UC-NRLF C 2 büS 75ñ i ;^ ^■i. :^ '"^•^^.'^í^.:-*..'., ' . •. '. .,.- -i, '-.,.-_ *i " r: -.^ ' ■ ■ '\ ^* . . -i .■..-:ir ':•« ^*'^<*. * y '^ I'* -h <*• ..' i X' % Gninr of m f.lfp.'',.., írc 3nDia$. HISTORIA GENERAL Y NATORAL DE US INDIAS, ISLAS Y TIEaRA-FIRME DEL MAR OCÉANO, , . El CAPITÁN fiOfíZAlO FERNANDEZ DE OVIEDO Y VALDÉs! W PRIMER CRONISTA DEL NUEVO MUNDO. PUBLÍCALA LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA, COTEJADA CON EL CÓDICE ORIGINAL, ENRIQUECIDA CON LAS ENMIENDAS Y ADICIONES DEL ALTOR, £ ILUSTRADA CON LA VIDA Y EL JUICIO DE LAS OBRAS DEL MISMO POR D. JOSÉ AMADOR DE LOS RÍOS, lüiliviihio artede {Quinq., /." Parte, Est. I2,íol. 204. Cod.orig.de la la Hist. gen. y nat. de Ind. dice el mismo Oviedo , ha- Bibliot. Nacional , Ff. 104). blando del año 1548: «Una cosa diré aquí que aun- 7 Narrando Oviedo el famoso desafio del capí- «que he setenta años , etc ;» y después anadia: é los lan Benavides y el comendador Urquillas , acaeci- compli en el mes: de agosto en que estoy; pero esta do en Zaragoza, escribe*. «Súpclo lan menuda- cláusula que subrayamos , fué después borrada por «mente porque la villa de Cortes en Navarra era en él, aunque puede leerse fácilmente en el original. «essa sa^on de doña Leonor de Soto, duquesa de (Real Acad. de la Hist., Cod. de Salazar, tom. I, fo- «Villahermosa, mi señora, madre de don Alonso lio 181, enmendado 128). «de Aragón, duque de Villahermosa, m¡ señor, 5 El secretario Juan de Oviedo, era Señor efe «que me crió , al qual yo servíanles que sirvies- Casasrubios del Monte , y habiéndose declarado por «se al príncipedon Juan.» {Bat. y Quinq., Y. 59, /b- la Beltrancja , le fueron confiscados sus bienes por »lio 457.) En otra parte decia; «Porque el duque los Reyes Católicos, luego que vencieron estos al de »de Villahermosa , el segundo duque, era su her- Porlugal y á los parciales de doña Juana. El señorío «mano (de don Juan de Aragón, duque de Luna) y de Oviedo fué donado á Gonzalo de Chacón, favorito «me avía criado» {Bat. y Quinq. 187 vto.). de los Reyes, de quien le hubieron después sus he- 8 Hablando de los mozos de la cúmara del rederos, saliendo por tanto desús primitivos posee- príncipe don Juan , y apuntando los nombres de dores. Acaso por no despertar estos desagradables todos, se pone Oviedo en el último número, diciendo: XIV VIDA Y ESCRITOS Tenia entonces el príncipe trece anos de edad, pues que habia nacido en junio de 1478, dos meses antes que Gonzalo; y esta favorable circunstancia, á que se agregaban el abierto genial y la reverente solicitud del mozo, fué causa de que le prefiriese don Juan entre todos sus servidores, asistiendo Oviedo y tomando parte en sus lecciones durante el dia, y entreteniéndole en los ocios de la noche con la lectura de los historiadores y moralistas. Dos años contaba Gonzalo al servicio del príncipe, cuando abatido y quebran- tado el imperio de los granadles, rindióse aquella poderosa metrópoli á los es- fuerzos de Isabel y de Fernando. Procuraban los Reyes que el príncipe don Juan tomase enseñanza , como heredero de ambas coronas , en los ejemplos de la go- bernación y de la guerra : era la conquista de Granada la mas difícil empresa que en muchos siglos acometieron las armas españolas; y el Rey Católico, que en el otoño de 1490 habia ya armado caballero al príncipe ante los muros de aquella opulenta ciudad, asentado el cerco y fortalecidos los reales en el siguiente año, quiso que asistiese al ejército la Reina Isabel con todos sus hijos, á fin de quitarla última esperanza de salvación á los sarracenos. Siguió, pues, la corte Gonzalo Fer- nandez de Oviedo , y todavía en su adolescencia , tuvo la fortuna de conocer alli los mas ilustres varones que ala sazón florecían en España, y de presenciar los mas heroicos hechos, que iba ya recogiendo cuidadosamente, formando asi el in- apreciable tesoro de sus obras '. Conoció alli también á Cristóbal Colon , pobre y oscuro mareante , á quien la Providencia encaminaba á Granada, para ofrecer á la Reina la mas alta ocasión que han visto las edades. Oviedo, que se prendaba de lodo lo grande y extraordinario, no le perdió de vista desde aquel momento; y enterado con diligencia de su pasada vida, apuntaba cuidadoso todos los contra- tiempos que en la córtele sobrevenían. La rendición de Granada, en que hicie- ron intervenir los Reyes Catóhcos al príncipe don Juan , puso término á tan peli- grosas dilaciones , partiendo al cabo la feliz expedición de la isla de Saltes el 5 de agosto de 1492 , no sin que Oviedo formase el decidido propósito de escribir sq historia *^. «Tenían en mi liempo 8,000 nirs. de quitación y » 12,000 en la despensa, que por tercios de quatro )7cn qiialro meses les pagaban , en dineros , cada ))nn año.» (Off. de la Casa Real de Casi. , Bibliot. Nacional, Cod. T. 88: Quinq. , ¡11.^ Part. , Est. 23.) Prescoll , Irwing , Ticknor , Ternaux y oíros es- critores exirangeros asientan que fué page , ya del príncipe don Juan , ya de los Reyes Calúlicos : se- mejante error, á que tal vez dio origen el mismo Oviedo, diciendo que se habia encontrado pagemu' chacho en la conquisía de Granada {Hist. gen. de In- dias , /.* Parte, lib. II, cap. 7) , queda enteramente desvanecido, cuando se advierte que esta frase solo determina la tierna edad que entonces tenia, siendo muchos los pasages de sus obras en donde hace relación del oficio que en la cámara de don Juan desempeñaba {Ad. á los Off. de la Casa Real: Hist. gen. de Ind., lib. VI, cap. ^). Debe sin embargo advertirse que el deslino de mozo de cámara era nuevamente creado, cuando se concedió á Oviedo, siendo considerado como cargo de distinción , pues que se exigia la nobleza. 8f Al mencionar Gonzalo Fernandez la loma de Granada, el descubrimiento del Nuevo Mundo, la expulsión de los judios y la herida del Rey Catoli-» co , escribe: « Assi que, no hablo de oydas en nin- ))guna deslas quatro cosas sino de vista , aunque ))las escriba desde aqni , ó mejor diciendo , ocur- wricndo á mis memoriales, desde el mismo tiempo Mescriptas en ellos» {Hist. Gen. y Nat. de Ind., l.^ Par- te, libro 11, cap. 7). iO En el pruhcmio que puso Oviedo al Suma" rio de la Natural Historia de las Indias, decia, dan- do al César noticia de sus trabajos literarios : aTodo »lo qual y oirás muchas cosas desla calidad muy «mas copiosamente yo tengo escripto y está en los DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XV Echados los cimientos á la gobernación del nuevo reino y arrojados de España los judies, partieron entre tanto los Reyes Católicos de Granada la vuelta de Ara- gón, llevando en su compañía á las infantas y al príncipe don Juan, sus hijos. En Zaragoza permanecieron algunos meses, hasta que en el de octubre se encami- naron á Barcelona, donde estuvo el Rey á punto de ser víctima de la traición ó tle la demencia. «Viernes, siete dias del mes de diciembre (escribe Oviedo, les- »t¡go ocular del hecho), un villano natural del lugar de Rcmensa del Principado ))de Cataluña, llamado Juan de Cañamares, dio en Barcelona una cuchillada al «Rey Católico en el pescueco , tan peligrosa que llegó á punto de muerte : del »)qual traydor fué hecha muy señalada justicia, no obstante que segund paresció, él »estaba loco é siempre dixo que si le matara, que él fuera rey»". Aun no conva- lecido de la herida , tuvo don Fernando nueva ocasión de admirar la clara previsión de la Reina Católica, respecto de la existencia del Nuevo Mundo. El ilustre ge- novés , tenido antes por loco , llegó á Barcelona en abril del siguiente año , pre- sentando á los Reyes larga y brillante muestra de las riquezas que la desconocida América atesoraba: en pago de tan extraordinario servicio, no solamente alcanzó las mayores honras, conforme alas capitulaciones asentadas, sino que obtuvo la gracia, por él solicitada , de que sus hijos fuesen recibidos en el número de los pages del príncipe '*. Era esta favorable coyuntura á los planes de Oviedo, que solo contaba quince años, y no la desaprovechó por cierto: el respeto que Cristó- bal Colon le habia inspirado , se convirtió en acendrado cariño para con sus hijos. Distinguido por el príncipe , fué á Oviedo fácil empresa el iniciarse en la amistad de los jóvenes Diego y Fernando, inquiriendo de su padre por este camino cuanto ha- l3Ía sucedido en aquel viage, cuyo fruto era el descubrimiento de tan peregrinas re- giones. Mas aunque muchacho, habia ya aprendido Gonzalo que no debe la verdad histórica recogerse en una sola fuente , y á fin de comprobar los hechos que apuntaba, procuró informarse también de los hermanos Pinzones, y en especial de Vicente, con quien desde entonces sostuvo amistosa correspondencia ". Esta «originales y chrónica que yo escribo desde <5|ue tu- »vc edad para ocuparme en semejan le materia, as«¡ »)de lo que passó en España desde el año 1490 has- tia aqui, como fuera deila» (Historiad, primit. délas Ind. occid , por don Andrés Gonz. Barcia, tomo I). En el capítulo 30 del lib.L y último de la III.^ Parle de la fíist. Gen. y Nat. de Ind. escribía después: «Doy i>(á Dios) infinitas gracias por la misericordia que «conmigo ha usado, pues sin elegancia de cir- »cunIoquios ni afeytes ni ornamentos de rethórica, ))sino llanamente lia dexrdo llegará tal estado esta General y Natural historia de Indias, conforme á «verdad, la qual ha que continúo desde el tiempo «que estas parles se descubrieron por el primero al- »nu"rante don Chripstóbal Colom, año de i492 hasta «el présenle de 1548; y pueshá einqüenta años que wen eslo entiendo , creer se debe que es historia». i i Historia General y Natural de Indias, 1." Par- te , libro II , cap. 7. i2 «Mas como era prudente hombre (Crislóba' »€olon) luego que á España fué con las nuevas del wprimero descubrimiento, suplicó á los Pieyes Ca- wlhólicosque oviessen por bien q le sus hijos el «príncipe don Juan los rcscibiese por pajes suyos... »E assi el príncipe don Juan tracto bien á estos sus ))hijos y eran del favoreseidos c anduvieron en su «casa hasta que Dios le llevo á su gloria en la cib- »dad de Salamanca año de 1407» {Hist. Gen. y Nat. de ind. , I." Parte , lib. IH , cap. 6). 13 Narrando lo ocurrido en los primeros viages que hizo Colon á las Indias , dice Oviedo: « Allende »de lo que, fuy informado dellos c otros del primero )ycamino, assi como de Vicente Yañez Pintón, que »fué uno de los primeros pilólos de aquellos tres her- wmanos Pin9ones, de quien queda hecha mención; «porque con este yo tuve amistad hasta el año de »lí)14 que murió» (Hist. Gen. y Nat. de Ind., I.'Par- lc,lib. 11, cap. 13). XVI VIDA Y ESCRITOS juiciosa conducta , digna de edad madura , ha sido no obstante causa de que algu- nos escritores tengan á Oviedo por sospechoso , en cuanto á la historia de Colon se refiere **. Dispuesta entre tanto la segunda expedición del almirante, soli- citaron seguirle muchos criados de la casa Real , amigos ó conocidos de Gonzalo, á quienes rogó que le comunicasen cuanto hallaran digno de memoria. En este mismo año de 1495 conoció y trató en Barcelona á donFrey Nicolás de Ovan- do *', comendador de Lares, que en 1502 fué nombrado gobernador de la Isla Española, cuya capital recibió de sus manos considerables aumentos. Restituyóse en 1494 la corte á Castilla, y con ella Gonzalo Fernandez ^*, de quien don Juan, su señor, se mostraba de dia en dia mas aficionado. Concerta- das entre tanto las bodas del príncipe y de la princesa Margarita, hermana del archiduque de Austria, determinaron los Reyes Católicos en 1490 ponerle casa y rodearle de la juventud mas ilustre y de los mas experimentados caballeros. Oviedo, que no habla salido aun de la esfera de mozo, logró entonces que el mis- mo príncipe don Juan le encomendase, con título firmado de su mano, la custodia y llaves de su cámara, cargo deque se manifestó aquel honrado y satisfecho ". a Washington Irving en sn Vidayviagesde Cris- tóbjl Colon (.4/)endtce n.° 28), "ño titubea cn"áscgii- rar que no debe confiarseen la historia de Oviedo en materias relativas al almirante, suponiéndole, como al piloto Hernán Pérez Maleo, partidario de los Pin- zones. Para desvanecer esta idea ofensiva á Oviedo, cuya sinceridad y afecto á Colon se reconoce desde las primeras líneas de su obra, nos bastaría citar las siguientes palabras: «Godos son y españoles los »que estas nuestras Indias hallaron , vasallos de »V. M. y de la corona real de Castilla , guiados por »la industria de aquel memorable almirante primero ))dellas, don Chripstóbal Colom , cuya memoria no »)puede aver fin , porque aunque todo lo escripto y »por escrcbir en la tierra perezca , en el cielo se per- )>peluará tan famosa historia... De cuyos subceso- Mres deste almirante, me paresce y es razón que «quede un continuo y perpetuo acuerdo en vuestra «Sagrada Magestad y en todos los reyes de Castilla» »para honrar y gratificar y conservar la sub9es¡on de »Colom y su casa y sostenerla y aumentarla y esli- »marla, como joya propria y ornamento de sus rey- »nos , pues fué causa de tantos bienes y que Clirips- ))to y su fé cathóHca en estas Indias se sirviesso y «aumentasse» (Hist. Gen. y Nat. de Ind., II.' Parte, lib. I, Proh.). Quien de esta manera habla ¿podrá te- nerse por sospechoso ?.. Pero Oviedo, sobre quien se ha querido echar el borrón de la ingratitud , es el primor escritor que tiene la gloria de haber conside- rado á Colon acreedor á que se le erigiese una estatua, y no de cualquier manera, sino una estatua de oro. (( Por cierto (dice) aquella estatua llamada holosphi^ ))raton y la otra de Leonino, que fué el primero de »los hombres que en el templo de Delphos puso á ))sí mismo una estatua de oro ma9Íco, muy mejor la wmcresce don Chripstóbal Colom , primero descu- Mbridor é inventor dcs'as Indias y primero almiran- ))le dellas en nuesíros tiempos ; pues no como Leo- wnino, que mostrando el arle oratoria allegó el oro »de su estatua, sino como animoso é sabio náula ))é valeroso capitán nos enseñó este Nuevo Mundo, ))tan colmado de oro que se podrían aver fecho m¡- »llares de estatuas, etc.» {Hist. Gen. y Nut. de In- dias, l.^Psule ,\\h. VI, cap. 8). Necesario ha sido que trascurran tres siglos para que se tribute á Co- lon el homenage (y mas humilde ciertamente) que Oviedo le pretendía rendir á mediados del si- glo XVI. Mas si quedase todavía duda del entusias- mo con que habla siempre de Cristóbal Colon , oi- gamos la declaración que hace en otra de sus obras, respecto del descubrimiento de las Indias: «El qual «servicio (exclama) hasta hoy es uno de los mayo>- «res que ningún vasallo pudo hacer á su príncipe y »tan útil á sus reinos , como es notorio: y digo tan »útil, porque hablando la verdad, yo no tengo por ncastellano ni buen español al hombre que esto ))desconosQÍessen (Sum. de la Nat. Hist. de las Ind. Proh.). 15 Bat. y Quinq., Bibliot. Nacional, Cod. K. i30, fol. 383 vuelto. i6 Offifios de la casa Real de Castilla. Bibliot. Nacional , Cod. 205, fol. 3. 17 «En Almazan, año de 1496, se le dio casa »al príncipe don Juan, mi señor, porque los que «de antes de esso le servíamos, estábamos asenta- »dos en los libros de la Reyna Cathólica , é nuestros «títulos firmados de S. A. é no del príncipe.» Y en otro lugar: «También tuve las llaves (de la cáma- «ra) en los postreros días de la vida del principe» (Officios de la casa Real de Castilla. — Quinq., IIÍ." Parte, Est. 23). Hablando también Oviedo de un collar de oro encontrado en Almazan en i 496; DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XVII En marzo de 4497 aportó á Santander la hija del emperador Maximiliano, en la misma armada que liabia llevado á Flandes á la infanta doña Juana , desposada ya con Fciipc. Saliéronla á recibir el Rey Católico y el príncipe con numeroso y lu- cido acompañamiento: proponíase don Juan festejarla galante y rendido, y tuvo por discreción el presentarse á su vista, ostentando entre atrevido y recatado la cifra de su nombre. Fió la ejecución de este proyecto á Gonzalo de Oviedo, el cual go- zaba ya reputación de entendido en las artes del diseño ; «y cómo se satisfizo de »la cifra, que estaba de letras antiguas mayúsculas latinas, le dijo: — Di, Oviedo, «¿entiendes lo que dicen essas letras que vas dibuxando?.. A lo cual le respondió Gonzalo: «Señor, piensso que dicen Margarita. Estonces el príncipe se sonrió, y »dixo: Pues mira, guárdate del diablo; no lo digas ni enseñes á hombre delmun- )>do "». Esta escena, que por una parte descubre la inocente galantería de don Juan , basta por otra para darnos á conocer el aprecio íntimo que hacia de Gon- zalo. Avistáronse al fin los dos príncipes en Reinosa, y veláronse en Burgos en los primeros días de abril , con las mayores fiestas y regocijos que jamás se vieran en España: las mas generosas damas y los mas poderosos magnates compitieron, según el mismo Oviedo nos refiere, en la pompa y gala de sus joyas y atavíos y en la magnificencia y numeroso séquito de sus casas, como quienes procuraban hacer público el placer de sus corazones por tan deseado acontecimiento ". Breves fueron, por desgracia del suelo español, tantas alegrías y esperanzíis: el príncipe don Juan, que apenas contaba diez y nueve años, adoleció en Salaman- ca de tan aguda fiebre, que le acabó en trece días, espirando el 4 de octubre, cuando no se habían terminado aun los regocijos en algunas villas y ciudades de los reinos. Hondo sentimiento produjo en todas tan infausto suceso , y mayor que- branto causó entre los fieles servidores del príncipe , cuya brillante corte se des- vaneció como por encanto, acogiéndose unos al retiro de la clausura, muriendo otros de tristeza y partiendo otros á extrañas regiones , para buscar tal vez en la guerra el fin de sus días. Gonzalo Fernandez de Oviedo eligió el último partido. «Mi descontento (dice) me llevó fuera de España á peregrinar por el mundo, «habiendo passado por mí muchos trabaxosy nescessidades, en diversas partes dis- »curricndo, como mancebo, á veces al sueldo de la guerra y otras vagando de unas «partes y reynos en otras regiones **. » Anduvo asi por toda Italia , teatro en aque- llos días de las proezas de los tercios castellanos y de la pericia del Gran Capitán; y guiado siempre de los saludables avisos que en la infancia habia recibido , huyó cuidadosamente de los malos y viciosos , procurando el trato de los buenos é ilus- tres. Ni le abandonó tampoco su grande afición á los estudios: su amor á la pin- tura le acercó á Vinci , Ticiano , Michael Angelo y ürbino , príncipes de aquella encantadora arte : su inclinación á las ciencias y á las letras le indujo á solici- precisamenle en los días en que se dio casa al prín- 18 Bat. y Quinq. Bibliot. Nacional, Cód. K. 81 cipe, dice: «Yo tuve esle collar en mi poder, por- fól. 56. «que tuve las llaves de la cámara del príncipe» 19 Bat. y Quinq. — Hist. Gen. y Nat. de Ind., {Hist. Gen. y Nat. de Ind., I.* Parte, libro VI, capí- III.* parte, lib. X, cap. 6. tulo 8). 20 Quinq. , III." Parte, Est. 23, Ff. 106, fol. 48. TOMO I. 3 XVIII VIDA Y ESCRITOS tar la amistad del docto Pontano, y de los no msnos celebrados ingenios Serafín del Águila y Jacobo de Sannazaro , padre de la poesia bucólica italiana ^' : su predilección á los trabajos históricos le impulsó á estrechar relaciones con todos los hombres señalados en armas , notando cuanto veia , y encomendándolo ya á la memoria, ya ala pluma. Oviedo no desaprovechó par tanto un solo día, du- rante su permanencia en ItaUa ; y para hacer mas fecundas sus tareas , se dio al estudio de la lengua toscana , enriquecida por tantos y tan esclarecidos escrito- res , buscando al mismo tiempo y adquiriendo los libros que mas convenian á su propósito , algunos de los cuales conservó hasta los últimos años de su vida ^^ Tres habia pasado desde la muerte del príncipe don Juan sin permanencia ni rumbo seguro , ya alistado en las banderas españolas , ya al servicio del duque de Milán , ya en el palacio del marqués Francisco de Gonzaga , cuando publicado en 1500 el jubileo, tomó la vuelta de Roma, con intento de ganar, como católico, las indulgencias concedidas á los fieles por el Sumo Pontífice. Conoció allí á don Anto- nio de Acuña, que servia entonces en la cámara de Alejandro VI, y que tanto figuró veinte años adelante en las comunidades de Castilla ^' ; presenció las desavenencias y sangrientos choques ocurridos entre los suizos del duque Valentín y los cuerpos españoles que militaban en la guardia del Papa ^* ; asistió al famoso duelo de Fer- rerde Lorca y el castellano de Arehe, donde se reprodujo fielmente uno de aque- llos desafios, narrados con frecuencia en los libros de los Amadíses y Esplandia- nes ^; y depositando todos estos hechos en sus curiosos diarios, partió para Ñapóles, terminada ya la cuaresma. Solicitó, al llegar á esta corte, entrar al servicio del rey don Fadrique , de quien fué bien recibido y tratado , creyendo con esto repa- rar la inolvidable pérdida del príncipe de Castilla. «Pero como me estaban (dice) »otros trabajos esperando, reservados en mi poca ventura , siguióse que el siguiente »año aquel buen rey perdió su reyno, dividiéndole España y Francia ^'.)) Era el reino de Ñapóles desde siglos anteriores blanco de la política francesa, que habrá encontrado siempre insuperable barrera en el esfuerzo de los españo- les. Codiciaban ahora su posesión , alegando cada cual privilegiado derecho , el rey don Fernando y Luis XII; y temerosos de empeñarse en nuevas guerras, ó ya reconociendo la necesidad de reunir sus fuerzas contra el turco , enemigo formi- dable de la cristiandad, resolvieron, al asentar las paces, que el Abruzo y la Cam- paña quedase por el de Francia , con título de rey de Ñapóles , y se llamara el CatóUco duque de la Pulla, con el señorío de Calabria. Despojado en tal manera el desdichado don Fadrique , no faltaron consejeros que le incitaran á la vengan- za , proponiéndole que trajese en su ayuda contra los cristianos, que asi le vili- pendiaban, las temidas armadas del turco; pero aquel infeliz príncipe rechazó in- 21 Quinq., !.• Parte, Est. 44, fol. 103. «punto mi tiempo» (Quinq., IH.* Part., Est. 23). 22 «Discurrí por toda Italia, donde me dito- 23 Relación de lo sucedido en la prisión de »do lo que yo pude á saber é leer y entender la len- Francisco de Francia , etc. — Cod. X. 227, fol. C9 »gua toscana , y buscando libros en ella , de los vio. )>quales tengo algunos que ha mas de 55 años (es- 24 Quinq., III.' Part., Est, 45, fol. 74. wcribia en el de 1555) que están en mi compa- 25 Quinq., III." Parí., Est. 23, fol. 48 y sig. »ñia, desseando por su medio no perder de todo 26 Quinq., Ib. DE GON. FER. DE OVIEDO. XIX dignado intento semejante , declarando que en nada tenia la corona , si habia de ser recuperada á tan infame precio ^. Resignado con su desgracia , reunió al Hn don Fadrique la Real familia en la cámara de la Reina yiuda , y con lágrimas y sollozos les manifestó su dolor é infortunio , despidiéndose tiernamente de todos. «Aquesto (escribe Oviedo) turó bien cuatro horas, y de alli se salió el rey, y al » tiempo que salia, como yo estaba en la puerta y le servia en la cámara, dixo- ))me: Oviedo, la Reyna, mi hermana, quiere que vais con ella, y yo os lo » mando por amor mió ; porque se le ha ido su guardarropa á los franceses (que wha veynte é ginco años que la sirve desde que la criaba), y quiere que len- ))gais su cámara, porque os criasteis en la del señor príncipe de Castilla. Haceldo »assi, que todo parará en bien, y presto volveremos todos á Ñapóles. Lo que yo «sentí con la misma angustia de la muerte, é hincado de rodillas, le supliqué »que oviesse por bien que yo fuesse á morir donde S. M. fuesse. É él dixo : Ha- »ced lo que yo digo: que aunque vais con la Reyna, mi hermana, no m.e de- »xais de servir ^.)) Mientras el triste D. Fadrique embarcaba los restos de aquel naufragio político, para refugiarse en la isla de Isela , la princesa doña Juana , que pocos años antes cenia la corona de Ñápeles ^ , partía de esta capital con toda su servidumbre en siete galeras , que al mando de don Iñigo López de Ayala habia enviado el Gran Capitán, para que la llevase á Sicilia. Iba Oviedo en su compañía, y arri- bada á Palermo aquella escuadrilla en los primeros días de agosto de 1501, permaneció al servicio de la Reina por el espacio de diez meses , tiempo en que procuró cultivar la amistad de Gonzalo Fernandez de Córdoba, no descuidando el acaudalar sus memoriales, ya con la relación de las hazañas de tan ilustre cau- dillo, oídas de su propia boca, ya con peregrinas noticias de aquella celebrada isla, ya finalmente con la narración de los sucesos, de que era testigo^ En mayo de 1502 se daba nuevamente á la vela la reina doña Juana , dirigiéndose á la ciudad de Valencia , á donde llegó en el término de ocho días , teniendo el placer de estrechar alli en sus brazos á su anciana madre , que habia salido á recibirla. Pasados algunos meses , dio Oviedo cumplida cuenta de la cámara , puesta á su cuidado , y con licencia de doña Juana , se despidió de su servicio , encaminán- dose á Madrid , su patria , no sin tocar antes en Zaragoza , ciudad en que á la sazón se hallaba, teniendo Cortes, el Rey Católico 30 27 Después de dar noticia de este consejo , del cual disuadió al rey don Fadrique con muy cristia- nas razones don Frey Luis Garrapho, caballero de la Orden mililar y hospitalaria de San Juan de Jerusa- len , dice Oviedo : « Bien creo que pocos chronis- »las han hecho memoria de esla calhólica é sánela "determinación del rey don Federique: ni osmara- wvilleis , letor , que yo tan puntualmente os la haya Hcontado y sabed que servia en su camarade «ayudante de cámara , é uno era yo de los que «guardábamos la puerta mas próxima á su real per- «sona é oy muy bien lo que en aquel consejo se «tracto y os tengo dicho» {Quinq. , U." Part., Est. 34, Cod. Ff. 205, fol. 75 vto.)- 28 Epílogo Real y Pont. , edad VI. Reyes de Ña- póles, Bibliot. Nacional, Cod. orig. S. 33, f. 376 vto. 29 La Reina doña Juana , que era sobrina del Rey Católico , habia sido esposa de Fernando II de Ñapóles , muerto sin hijos en 1496 : sucedióle en el trono su lio don Fadrique, último rey de aquella di- 30 El erudito don Joseph Alvarez Baena, en sus Hijos ilustres de Madrid, tomo II , pág. 3o5, se ex- prosa del siguiente modo, al dar noticia de estos XX VIDA Y ESCRITOS Llegado á Madrid , de donde faltaba mas había de cinco años , enamoróse de Margarita de Vergara , una de las mas hermosas mitgeres que ovo en su tiempo en el reino de Toledo , con la cual contrajo matrimonio mas mancebo y con menos hacienda que fuera menester , puesto que frisaba ya en los veinte y cuatro años, gastados en servicio de magnates, principes y reyes ". Corta fué no obstante su ventura : apenas contaba diez meses de casado , cuando sobrevino á su esposa tan azaroso parto , que hubieron de extraerle el feto en pedazos , quedando tullida y expirando al poco tiempo entre agudos dolores '*. Grande amargura produjo en Oviedo aquella desgracia , que aun recordaba cuarenta y cinco años después con lágrimas y suspiros ''; y despechado de su mala suerte , volvió de nuevo al ejer- cicio de las armas. Ofrecióle ocasión oportuna la entrada que hicieron por el Ro- sellon los franceses, rotas las paces de 1500. Pusiéronse los enemigos sobre Sal- sas en número de veinte mil combatientes, mandados por el mariscal de Bretaña; y defendida aquella fortaleza por don Sancho de Castilla , general de la frontera, fue- ron rechazados bizarramente en cuantos asaltos intentaron. Urgia , sin embargo, socorrer el castillo , y concertado el Rey Católico con don Fadrique de Toledo, á quien tenia confiada la guarda del Rosellon , corrió contra los franceses , que to- mados entre ambos ejércitos , huyeron precipitadamente , aunque superiores en número, dejando en poder de los españoles artillería, municiones y bagage. Cupo á Oviedo parte en esta singular victoria de nuestras armas , obtenida en oc- tubre de 1503 ^*; y terminada en tan breves días aquella amenazadora campaña, siguió la corte del Rey CatóHco , quien habia ya resuelto aprovecharse de su fide- lidad en otro linage de servicios. La acertada política del Gran Capitán, que por aquel tiempo tenia allanadas casi toda la Pulla y la Calabria, le habia aconsejado apoderarse de Tárenlo, donde se for- tificaba el primogénito de don Fadrique. Pocos meses tardó esta ciudad en recibir las banderas españolas, procediendo tan afortunado caudillo de tal manera que el mis- sucesos, (artículo de Gonzalo Fernandez de Ovie- »pocos meses después que ove dado cuenta de la do (a) de Valdés): «Habiendo muerto en la flor de su «cámara , con licencia de la reina , mi señora, fuy Medad el año de 1496 el príncipe (don Juan) , pasó »á Madrid, mi patria» (Quinq., líl^ Parte, Est. 23: »á servir (Oviedo) á Federico , rey de Ñapóles , en Bat. y Quinq. Y. 59. fol. 4o2 ). Oviedo no fué , pues, «donde estaba en 1507; y despedido de alli , volvió guarda-alhajas de la reina Germana, sino de la rei- »á España , y fué guarda de las alhajas de la reina na doña Juana de Ñapóles. El error de Baena ha si- wGermana y del Rey don Fernando.» Ni el príncipe do, no obstante , seguido por los aulores del Diccio- don Juan murió en 1496, pues que se casó en abril nario universal de Hist. y Geog., tom. V, pág. 457 de 97, ni Oviedo pasó á servir desde luego, como {Madrid, 1848). Baena supone , al rey don Fadrique , ni estaba en 31 Hist. Gen. y Nal. de Ind., I." Parte, lib. VI, Ñapóles en 1507, ni fué guarda de las alhajas de la cap. 38. — Quinq. , ///." Part. Est., 23. reina Germana. Los dos primeros hechos quedan 32 Hist. Gen. y Nat. de Ind. , I.^ Parte, lib. VI, plenamente ilustrados en las notas que anteceden: cap. 38. respecto de los dos siguientes, bastarános copiar las 33 Ib. palabras textuales de Oviedo, con lo cual no quedará 3í «Yo estuve essa noche en el campo , y tuve ya duda alguna de las equivocaciones en que Alva- «creydo que, segund la dispusÍ9Íon de aquel passo rez Baena incurre: «En el mes de mayo de 1502, «estrecho, en que los franceses estaban entre la »en otra armada, tornó á navegar la Reina , mi se- »monlaña y los esfagnos de agua salada , que po- »ñora , y dentro de ocho dias fuymos en España, «eos franceses salieran de alli Con las vidas» Bat. y «en Valencia del Cid , donde estaba su madre ( la Quinq., Y. 59 , fol. 383 vto.—Off, de la Casa Real «reina doña Juana, hermana del Rey Católico), y de Castilla. E. 205). DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XXI mo don Fernando de Aragón solicitó pasar al servicio de los Reyes Católicos. No titubeó el Gran Capitán en acoger el ofrecimiento del duque de Calabria , como quien le habia provocado ; y haciéndole en nombre de los Reyes las mas lisonge- ras promesas , dio orden á Juan de Conchillos para que en una galera le llevase á España. Llegó el duque á Madrid, donde á principios de 1505 fué recibido por Isabel y Fernando , como hijo de rey ; y el Católico , que daba todo su valor á tan feliz conquista, procuró rodearle de caballeros é hidalgos de su entera con- fianza , poniendo con este propósito los ojos en Oviedo , en quien demás de la lealtad tantas veces probada , concurria la circunstancia de haber ya servido al duque en casa del rey, su padre ". De esta manera volvió Gonzalo Fernandez de Oviedo á verse ligado á la corte de España, abandonando su proyecto de la milicia. La llorada muerte de la Reina Isabel, ocurrida en noviembre de 1504, vino entre tanto á ser fecunda ocasión de disturbios y desavenencias, llevando al Rey Católico al extremo de pretender echar por tierra con sus propias manos el edifi- cio de la unidad politica, levantado por él á tanta costa. Fiel se mantuvo Oviedo, en medio de aquellos trastornos , al Rey Fernando , quien aficionado á sus estu- dios y erudición, le insinuó en Toro, donde hacia Cortes en 1505, el deseo de que recogiese y compilase cuantas noticias concernian á los reyes de España des- de los tiempos mas remotos ". Consagró Gonzalo Fernandez todas sus vigilias á este intento, que solo pudo ver realizado veinte y siete años adelante; y devoto siempre del Rey Católico, asistió en Dueñas á su casamiento con doña Germana, siendo después testigo de las entrevistas y diferencias entre suegro y yerno (don Fernando y don FeHpe) , el cual pasó al fin de esta vida en setiembre de 1506, á tiempo en que el Rey Católico , desconfiando del Gran Capitán , se habia partido para Ñapóles. Las continuas tareas literarias, á que por natural inclinación se en- tregaba Oviedo, no le libertaron de que pensara de nuevo en contraer matrimo- nio, siendo ahora mas afortunado que la vez primera, pues que en 1509 le nació un hijo que habia de sucederle con el tiempo en sus empleos y trabajos. Cambió entre tanto con la ausencia del Gran Capitán el aspecto de las cosas de ItaHa, y repuestos los franceses de sus pasadas rotas, volvieron con mayor co- rage á tentar la suerte de sus armas. La costosa batalla de Ravena , dada el vier- nes santo de 1512, despertó al Rey Católico de sus perjudiciales recelos y des- confianzas respecto de Gonzalo Fernandez de Córdoba, á quien pensó de nuevo enviar á Italia, para saldar aquella sangrienta quiebra. «Fué elegido (dice el mis- 35 « Yo fui criado un tiempo del rey Federique »dc Ñapóles , padre del dicho duque (de Calabria), ))e' le serví en la cámara hasta que salió de Ñapóles, ))é assi mesmo fuy después en Castilla uno de los «criados que por 'mandado del Rey Calhólico sirvie- ))ron al mesmo señor duque , y doméstico de Su »Ex9elen9Ía)) (Relac. de lo subíed. en la prisión del Rey Francisco de Francia , etc. , f. i 9). 36 En el proemio que puso Oviedo á su Ca- tálogo Real de Castilla , dirigido á Carlos V, es- cribía: «El qual (catálogo) yo comen9é á copilar »el año de d505 de la Natividad de Nuestro Señor, ))conos9Íendo que el Sereníssimo Rey don Fernan- ))do, Vdc tal nombre, vuestro abuelo, desseaba una Mcopilacion semejante». Y al final de la misma obra dice: «Este trabaxo..., como en otra parle ten- ))go dicho , comencé estando el Rey Cathólico don «Fernando, V de lal nombre, en la cibdad de Toro, «haciendo alli Corles, año del Señor de 1505 años» {Bibl. del Esc, Cód. orig. H-j- 7). XXII VIDA Y ESCRITOS ))mo Oviedo) por el Rey Católico por general, para volverá Italia el Gran Capitán, wel qual quiso servirse de mi de secretario. Y para yr con él y ponerme en orden, )»vendi parte desso que tenia, porque en lo demás mi mugcr, viviendo, atendies- »se la fortuna de ambos: y en caballos y armas y ataviar mi persona y criados, wgasté lo que no cobré , y fuy á Córdoba , donde fuy del Gran Capitán graciosa- «mente acogido y le escrebí algunos meses , hasta que de alli se partió para yr á »Loxa desdeñado y gastado y despedido de la jornada. Y yo con su licencia me volví ))á la corte del Rey Cathólico , gastada mi hacienda y perdido el tiempo ; porque á »mi no me estaba á propóssito la yda á Loxa, ni de comencar á servir al Gran «Capitán ni á otro señor de España» ^^. No habian trascurrido muchos meses desde que se restituyó Oviedo á la corte, cuando decretada por el Rey Católico la expedición de Pedrarias Dávila, deter- minóse á pasar con él á las Indias, ganoso de reponer su malparada hacienda. Alistóse con este intento entre los hidalgos que tomaban parte en tal empresa, di- rigiéndose luego á Sevilla, donde debia hacerse el grueso de la gente para la ar- mada. En aquella capital permanecieron los expedicionarios todo el resto del año de 1513 y parte del siguiente, tiempo en que falleció Juan de Queicedo que iba proveído en el oficio de Veedor de las fundiciones del oro de la Tierra-Firme ; y noticioso de ello don Fernando, nombró para sucederle á Gonzalo Fernandez de Oviedo '*. Apercibida al fin la armada, que se componía de veinte naos y carave- las, salió del puerto de Sanlúcar el 11 de abril de 1514, no sin que antes se vie- ra á punto de zozobrar la nave en que el nuevo Veedor iba embarcado '^. 37 Quinq., IV Parí., Est. 4.-Id. , III.* Part. Esl. 23. 38 Notables son por cierlo los errores en que lian caído la mayor parte de los biógrafos que han hablado de Oviedo , al tratar del oficio que le confió el Rey Católico en t514. Mr. Ternaux en su fíiblio- íheque Amcricaine (Paris d837) asienta que fué á hs Indias con el enripleo de Director délas minas de Sanio Domingo, error á que hubieron de inducirle los autores de la Biographie universelle ancienne et moderne (tom. XXXII, págs. 310 y H, Paris 1822), quienes aseguran que el Rey Católico le nombró Di- rector de las minas de la isla de Hayli , en pago de sus servicios en Ñapóles. Verdad es que antes de que esto se escribiera le habian hecho ya Moreri y los autores áoX Diclionaire hislorique porlatif (lo- mo II, pág. 337, colum. i.^, Paris i732) Intendente ó Inspector General del comercio en el Nuevo Mundo, bajo el reinado de Carlos V. Pero lo mas censurable de todo es que Mr. George Ticknor, autor de la flpreciable obra titulada: History of Spanish Litera- ture (Londres, 1849, tomo I, Período lí, cap. VI), haya perdido de vista al erudito Baona y al respe- table don Martin Fernandez Navarrele (Colee, de Viag. Españ. , tom. I , inlrod.) diciendo que fué Oviedo nombrado en 15i3 Veedor de las fundicio- nes del oro de Santo Domingo. Quien intentaba analizar la Hist, Gen. de Indias y las Quinquagenas, razón tenia para no incurrir en semejantes inadver- tencias. Oviedo dá noticia de sus empleos en dife- rentes pasages de una y otra obra , y sobre todo en el lib. X, cap. i de la II.' Parle de la Hist. Gen. y Nat. de Ind., esplica cómo y por qué fué nombrado Veedor de las fundiciones del oro de la Tierra-Fir- me ; cargo que desempeñó , según en su lugar ad- vertiremos, hasta el año de 1532, bien que en el de 1523 se viese obligado á trasladar su casa y fa- milia á la Isla Española. 39 « Aquesta armada salió con muy buen tiem- »po del puerto de Sanlúcar de Barrameda, domingo ))de Carnestolendas año de 1514, y después que la «nao capitana estaba quatro ó cinco leguas en la »mar , saltó el tiempo al contrario y hubo de dar la » vuelta: la postrera nao que salió del puerto, era «aquella en que yo yba , y aun quedaba otra surgi- ))da en que el contador Diego Márquez estaba, que «nunca se quiso desamarrar Y cómo los pilotos «del rio habian dexado yr las naos fuera en la mar «y se habian tornado á Sanlúcar en sus barcos, y la «mar andaba brava, forzosamente hizo tornar el «tiempo el armada al rio ; y la nao en que yo yba, «assi como avia salido la postrera hubo de entrar la «primera, y al enlrar por la barra , dio ciertos gol- «pes en tierra y nos hubieranjos de perder por falla DE GOiNZ. FERN. DE OVIEDO. XXllI Hasta aquella época liabia recorrido Oviedo las mas ilustradas cortes de Euro- pa , conociendo y tratando en ellas á los hombres eminentes que en la república de las ciencias y las letras florecían. Roma, Florencia y Ñápeles hablan excitado su admiración con la multitud y brillo de sus monumentos , gloria de las artes que en aquel privilegiado suelo aspiraban á eclipsar la fama de Atenas. La corte de Castilla , acaso la mas poderosa del continente, con sus espléndidas fiestas, con sus vistosas justas y torneos, le habia familiarizado al fausto y la opulencia. Cami- naba ahora, guiado de su desgracia, á las desconocidas regiones de América, don- de en lugar de los sabios le estaban esperando gentes bárbaras y salvages; en lu- gar de las suntuosas ciudades, inmensos y abrasadores desiertos; en lugar de la magnificencia y lujo de las cortes, la desnudez, el hambre y la miseria. ¡Contras- te singular por cierto el que debia presentarse á su vista!.. Pero si aparecía vio- lenta la comparación entre la cultura del mundo antiguo y del nuevo mundo , no menos peregrino era el desusado espectáculo que iba á desplegar á sus ojos aque- lla rica y varia naturaleza , virgen todavia á la codicia de los hombres y á las espe- culaciones de la ciencia. Todo habia de ser nuevo para Oviedo dentro de breves meses, excitando poderosamente su imaginación, despertando con mayor fuerza aquel indefinible deseo de examinarlo y anotarlo todo y avivando al par el propó- sito ya concebido en 1492 de escribir la historia de las Indias. Hombres, religión, ritos, tradiciones, costumbres, todo era distinto en América de cuanto en Euro- pa conocía , no habiendo mayor conformidad en los árboles , plantas , flores y ani- males que poblaban los bosques y estendidas llanuras. Mas no era Oviedo en aque- lla armada el único español que debia con el tiempo contarse en el número de los soldados historiadores, mas celebrados por su pluma que por su espada: en eUa, y tal vez en el mismo barco , iba también Bernal Diaz del Castillo , quien ya en edad madura, llegó á poseer, en premio á sus servicios, una de las mas pingües enco- miendas del reino de Méjico. Al tomar partido bajo la conducta de Pedrarias Dávila, se hallaba Bernal Diaz apenas entrado en la primera juventud : Gonzalo Fernandez de Oviedo rayaba en los treinta y seis años : el primero felto de experiencia , mo- zo no formado todavia, comenzaba entonces su carrera, sin que alcanzara vali- miento alguno entre aquellos conquistadores: aleccionado el segundo en la gran- de escuela de Italia y protegido de la corte , llamábale á intervenir en los nego- cios de la conquista no solamente su pericia de soldado, sino también la obliga- ción de su empleo. »de piloto ; y quiso Dios ayudarnos por su mtseri- »donde aviamos salido» (Hist. G^n. y Nat., 11." Píir- wcordia y que quassi pendiendo de un bordo por te , lib. X , cap. 6). »el agua surgimos dentro del rio Guadalquivir , de XXIV VIDA Y ESCRITOS II. Próspero viage de Oviedo. — Su arribo á Sania María. — Su desembarque en el Darien. — Codicia y Urania del Pedrarias. — Desolación del Darien. — Resuélvese Oviedo á volver á España para quejarse del gobernador de Castilla del Oro y del Obispo. — .Pretenden ambos ganarle. — Parte Oviedo de la Tierra-Firme. — Pénenle es- pías el Pedrarias y el Obispo. — Los oficiales reales de Santo Domingo le encargan la conducta de los quintos de la Corona. — Preséntase Oviedo en la corle del rey Católico. — .Muerte de este monarca. — Resuélvese el Vee- dor á pasar á Flandcs , para querellarse al nuevo Rey, — Remítele este á los gobernadores de España. — Pensamiento político de Cisneros sobre el gobierno de las Indias. — Retirase Oviedo á su casa de Madrid. — Venida del rey don Carlos á España , y vuelta de Oviedo á la corle. — Su desavenencia con el licenciado Bartolomé de las Casas. — Torna Oviedo á la Tierra-Firme bien despachado. — Muerte del gobernador don Lo- pe de Sosa y desconsuelo del Veedor. — Recíbenle el Pedrarias y los suyos con encubierta enemistad. — Aban- dona el Pedrarias la ciudad del Darien. — Resuélvese Oviedo á protegerla.— Es nombrado Teniente del Gober- nador.— Pierde su segunda muger. — Su gobierno. — Tramas de sus enemigos. — Destituyele el Pedrarias d<^ la tenencia. — Su nombramiento de procurador del Darien, — Intentan sus adversarios asesinarle. — Residencia de Oviedo.— Castigo del asesino. — Oviedo se embarca secretamenle para España. Oecha á la vela la armada de Pedrarias DAvila , arribó á los niieVe dias á la isla de la Gomera , donde se gastaron veinte en abastecerse de lo necesario , tornando lueo^o á la mar con tan próspero tiempo, que el 5 de junio locó en la Dominica, y lle^ó el 1^ al puerto de Santa Marta , en que comenzaba la gobernación de Cas- lilla del Oro. Mandó alli el Pedrarias saltar en tierra parte de la gente , y con ella á Gonzalo Fernandez de Oviedo (quien demás del oficio de Veedor, llevaba el car- go de escribano general) , y ahuyentados los indios que en la costa pretendian es- torbar el desembarque , tomó posesión de aquellas regiones , en nombre de los reyes de España. Estendido el oportun") auto que autorizó Oviedo, dio el Pedrarias orden que entrasen trescientos hombres la tierra adentro, para reconocerla ; y como Iraia prevenido que no fuesen maltratados los indios, sin que primero se les hiciera el requerimiento ordenado por el Rey Católico y rompiesen ellos las hos- tilidades, cupo á Gonzalo Fernandez la obhgacion de leerles, no sin grave ries- go de su persona, aquel intrincado y estéril formulario *. Solo alcanzaron los es- pañoles á conocer en esta entrada la fiereza y brio de aquellos naturales y el géne- ro de flechas herboladas con que herian á sus enemigos. Vuelto el Pedrarias á las naves el 15 del mismo junio , entró el 30 en el golfo de Urabá ^ , surgiendo al siguiente dia en el puerto de Santa Maria del Antigua , donde fué recibido y pues- to en posesión de la justicia y gobierno por Vasco Nuñez de Balboa , no sin que «á poco empezaran á sentirse los rumores de rompimiento , que á vueltas de mil i Advertido Oviedo del poco fruto de aquel re- wmos algund indio en una jaula, para que despacio querimiento, poco inteligible aun para los doctos en ))lo aprehenda y el señor obispo se lo dé á enten- leologia , dijo á Pedrarias, después de terminada wder» {Hisl. gen. y nat. de Ind. , II." Parle, lib. X, la refriega: «Señor, parés9eme que estos indios cap. 7). »no quieren escuchar la theologia de este requerí- 2 Quinq. , III.* Parte, Est. 23. — JRsL gen. y «miento , ni vos tenéis quien se lo dé á entender: nat. de Ind., III." Parle, lib. X , cap. 8 : III.' Parte, »mande Vueslra Merced guardallo hasta que tenga- lib. 18, cap. 3. DE GON. FER. DE OVIEDO. XXV contradicciones y mudanzas costaron la vida á este célebre descubridor y valiente soldado. No liabian pasado muchos meses , cuando trocada la codicia del Pedrarias en crueldad y la crueldad en tiranía , llegó á ser aborrecido, tanto de los españoles que tenian poblada la villa del Darien, como de los que con él vinieron. Subió juntlamente la imprevisión y mal gobierno hasta el punto de acabarse los basti- mentos que se trageron de España , sin que se pensara en reponerlos ; y aban- donado el cultivo de los campos , y presa los maizales de horrible langosta , fue- ron aquellos pobladores afligidos por el horrible azote del hambre , viéndose obli- gados, para salvar las vidas, á desamparar en gran número la misma tierra, don- de reinaban antes la paz y la abundancia. «Muchos de los que fueron en aquella ))armada (escribía Oviedo algunos años después) huyeron de la tierra, y algunos »se volvieron á España , é otros se passaron á estas nuestras islas Española , é »Cuba, é Jamáyca, é Sanct Johan; é en espacio de siete ii ocho meses eran mas ))los muertos é ydos que los que quedaron en la tierra. Y en aquellos que vinieron wavia tanto descontentamiento , que ninguno estaba de su voluntad , y aun el go- «bernador y obispo y oficiales desampararan la tierra , si con buena color é sin «vergüenza lo pudieran hacer '.» Cansado Oviedo de presenciar tantas injusticias, crueldades y tiranías como el Pedrarias y los suyos ejecutaban , asi en los indios como en los españoles , formó la hidalga resolución de volver á España , para dar noticia de todo á su rey , y vivir en tierra mas segura para su conciencia y vida. Procuró estorbárselo el Pedrarias, obligándole á hacer residencia , como escribano general que era en nombre del secretario Lope de Conchillos ; mas publicada aquella por el espacio de sesenta dias , y no resultando queja alguna contra Ovie- do , hubo de acudir , aunque en vano , á los halagos y promesas , temeroso de que el Rey Católico fuese informado de cuanto en el Darien pasaba. Tuvo igual recelo el Obispo don fray Juan de Quevedo , pastor mas dado á la codicia que á la práctica de las virtudes evangélicas y al cuidado de sus ovejas , y acudió tam- bién á ganar en la última hora la voluntad de Oviedo , quien se vio de pronto erigido en arbitro entre aquellos dos poderosos rivales. Cargáronle ambos de cartas para el Rey y su Consejo , declarándose mutuamente contrarios á la bue- na gobernación de Castilla del Oro , y rogáronle uno y otro que asi lo manifes- tara al Rey Fernando , en lo cual no tenia por qué violentarse Oviedo , pues que tal era el motivo que á España le traia. Partió al fm de la Tierra-Firme á prin- cipios de octubre de 1515, lleno su corazón de enojo contra el Pedrarias y el obispo , bien que enriquecida su mente con la observación y estudio de aquellas regiones , cuyos inaccesibles boscages y estensos lagos habia recorrido , y acau- dalados sus memoriales con la relación de las entradas y conquistas hechas en aquel período , y la descripción de las peregrinas costumbres de los indios *. 3 Hist.gen. ynat.de Ind., 11." Parle, 1. X,c. 9. ))que yban á aquellas enlradas (las expediciones 4 I." Parle, lib. III, cap. 5 y Í2.—Uh. V, c. i.— »que se hacían desde el Darien), los quales torna- Lib. Vííl , cap. 28. « Yo proveía los escribanos del «dos dellas , me enlregaban los procesos é diligen- wjnzf^ado del e:oberaador v del alcalde mayor y los »cias que avian hecho los capitanes; y sabia lo que TOMOl. 4 XXVI VIDA Y ESCRITOS Dudosos quedaron tanto el Gobernador como el Obispo de la disposición con que Oviedo habia escuchado las quejas de ambos , y para asegurarse de su con- ducta, resolvieron , cada cual por su parte , enviar una persona que espiara todos sus pasos y penetrara, si fuese posible, sus intenciones. Designó el Pedrarias con este propósito al capitán Rodrigo de Colmenares, soldado mas diestro en lides cortesanas que en campales refriegas , y nombró el Obispo á fray Diego de Tor- res, provincial de la Orden de San Francisco, muy señalado por su astucia y por su facilidad en disponer todo género de intrigas. En una misma caravela salieron los tres del Darien , no pasando muchos dias sin que Oviedo comprendiese el oh-* jeto de la expedición del capitán y del fraile. Juntos y amigos fueron, no obstan^ te , hasta la ciudad de Santo Domingo de la Isla Española , donde se detuvo Ovie- do algunos dias, para recoger ciertos millares de pesos de oro que el tesorero Mi- guel de Pasamente y los oficiales reales de aquella Isla enviaban al Rey Catóhco. Encomendáronle al mismo tiempo el mando de la nave que debia conducir aque- llos caudales, y dióle ademas el tesorero, para que al Rey los ofreciera en su nombre , seis indios caribes y otras tantas indias mozas , con treinta papagayos, seis panes de azúcar, labrada en la Española, y quince ó veinte trozos de cañafís- tola ; presente mas precioso en verdad por lo peregrino que envidiable por lo es- pléndido ^. Faltó paciencia al capitán Colmenares para esperar á Oviedo , y dióse luego á la vela, aprovechando la partida de ciertas naves que volvian á España: no asi el franciscano Torres, quien abroquelado en el convento de su Orden que en la ciudad de Santo Domingo ya existia, averiguó entendido cuanto hizo Ovie- do, resuelto á seguirle en la misma caravela que él mandaba. Larga y trabajosa fué la navegación que hicieron, tardando setenta y cinco dias desde Santo Domin- go á la isla de la Madera , donde hubo de quedarse en tierra el religioso Torres, á causa del recio temporal que aUi les sobrevino. Embarcado, sin embargo, á pocos dias en otra caravela , y no pudiendo resistir mas las molestias de tan pe- noso viage, pasó de esta vida, cuando tocábalas costas españolas, entrado ya en la bahía de Cádiz. Seguia Oviedo entre tanto su derrota á España, y llegado á Sevilla en los pri- meros dias de diciembre, encaminóse sin dilación alguna á Plasencia, ciudad en que á la sazón se hallaba el Rey Católico. Tenia este determinado pasar á la ca- pital de Andalucía, á fin de reponer su quebrantada salud en aquel templado suelo ; y aunque recibió contento al antiguo mozo de cámara del príncipe don Juan, holgando mucho de las cartas y nuevas que le traía, asi como del presente »en sus viages avian hecho , por fé de los escriba- »nos, que yo avia enviado con cada capitán» {Hist. gen. y nat. de Ind., 11/ Part., lib. X, cap. 9). 5 «Pocos dias antes quel Cathólico Rey don Fer- wnando pasasse desta vida, le truxc yo á Plasen- »cia seys indios caribes, de los flecheros que comen «carne humana, seys indias mo9as, la muestra del »acúcar que se comen9aba á hacer en la Isla Espa- ))ñola , cañafísfola y Ireynta pnpagayos» (Stim. de la Nal. Hist. de Ind., cap. 3!; Colee, de Barcia). «Me dio (el tesorero Miguel de Pasamonte) cartas é ^crédito y envió seys indios é seys indias muy bion «dispuestos , ellos y ellas caribes , y muchos papa- »gayos y seys panes de acucar, y quince ó veynic «cañutos de cañafístola , que fue el primer acucar y Mcañafísfcla que el Rey vido de aquestas partes y ))lo primero que a España fue» {Hisl. gen. y nat. de Ind., 11.-' Parle, lib. X, cap. -11). DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XXVII de los indios caribes , azúcar , cañafistola y papagayos , no quiso entonces oirle en las cosas que á la gobernación tocaban , mandándole que diera al secretario Conchillos memorial de cuanto conviniese proveer, y que compareciera en Sevi- lla, donde seria oido y despachado. Pidióle Oviedo licencia para visitar de paso á su familia, y dirigióse sin mas tardanza á Madrid, sabiendo en esta villa la muer- te del Gran Capitán , y llegándole dentro de breves dias la infausta noticia del fallecimiento de don Fernando , acaecido el 25 de enero ^. Acaso hubiera bastado este fatal suceso para desanimar á cualquiera otro que en lugar de Oviedo se encontrara; pero resuelto, como estaba, aponer enmienda en los males de la Tierra-Firme, determinóse á partir para Flandes, con el inten- to de informar á don Carlos de todo cuanto tenia pensado decir al Rey Católico. Estábanle en esta navegación reservados nuevos trabajos : embarcado en Portuga- lete y arrojado por una borrasca á la costa de Laredo , tornó á probar fortuna , sin mas favorable éxito , pues que ya en mitad del camino , se vio forzado á dar la vuelta á España, no pudiendo tomar puerto hasta la Coruña, desde donde le lle- vó su piedad á visitar la casa del Apóstol Santiago. «Dentro de tercero dia (escri- »be) tornamos á la Coruña é nos embarcamos é seguimos la via de la canal de Flan- »des, y estando ya dentro della, nos dio tiempo contrario é nos sacó fuera ; é con j^mucho trabaxo é mayor ventura pedimos tomar las islas de Gorlinga , y en una ))dellas esto vimos ocho dias, haciendo vida peor que la de las Indias, porque no »avia alli sino una fortaleca , ruinada y yerma , del rey de Inglaterra y quatro ó »cinco chocas pajicas, é no tales como los buhios de acá (de América) con mu- »cho. Con todo avia vino; pero tan caro y mas que aqui le bebemos. Tenian un >ípoco de harina, de que hecimos unas tortillas que cocimos en el rescoldo ó ))cenica : otra cosa de comer no la temamos ; pero avia conejos é algunos balleste- »ros de la nao mataron algunos. Y en esta penitencia estovimos ocho dias ó diez, «esperando el tiempo ; é viamos desde alli la isla de Inglaterra é seys ó siete lu- »gares: é si por caso no pudiéramos aferrar aquellas isletas, fuéramos la vuelta do «Irlanda é pudiera ser que dende á un año no volviéramos á Flandes ^.)) Cesó por último tan recio temporal, y aprovechándose del buen tiempo, pudieron to- mar tierra en Calés, encaminándose desde alli á Bruselas, á donde llegó Oviedo mediado ya el mes de agosto. Fué en esta capital bien recibido por don Carlos , quien enterado de su deman- da, ordenó al gran Canciller de Borgoña que le oyese ; pero no atreviéndose este á proponer resolución alguna en asunto tan arduo como peregrino, dispuso el nue- vo rey que se diera orden á los gobernadores de España, los cardenales don fray Francisco Ximenez de Cisneros y Adriano de Utrecht, para que examinasen el memorial por Oviedo presentado. Ordenaba también don Carlos, satisfecho de la conducta de este leal vasallo, que se le pagasen los gastos, ocasionados en tan largo viage, y que fuera igualmente gratificado por sus buenos servicios. Dióse 6 Mariana, Hist. gen. de España,V\h. XXX, cap. A 108. — Hist. gen. y nat. de Ind., II.* Parte, Ub. X', 27. — Carta de Oviedo, fecha 23 de octubre 1537; capítulo H. Real Xcad. de la Hisl., Colee, de Muñoz, tom. 81, 7 Hist. gen. y nat. de Ind. ttt supra. XXVIÍI VIDA Y ESCRITOS Oviedo por contento con este despacho, y cuando se preparaba para volver á Castilla, deparóle la suerte al capitán Rodrigo de Colmenares, que se disponia también á dejar á Bruselas, remitido, como él, álos gobernadores de España. Ha- llábale Oviedo enfermo y menesteroso, y olvidando en aquel momento la causa de su venida á Europa y su privanza con el Pedrarias, dolióse de su infortunio, llevándole consigo á Castilla y socorriéndole con mano generosa. Poco mas de tres dias duró esta vez la navegación que antes habia costado á Oviedo cuatro meses de trabajos y peligros ®, no pareciendo sino que el mar se ablandaba á sus ruegos, avivando asi la esperanza que le habian hecho concebir la conocida rectitud y acrisolada experiencia de Cisneros. Mas dominado este gran pohtico por el pensamiento de someter á un nuevo régimen la administración y gobierno de las Indias , enviando á aquellas partes los priores gerónimos de la Me* jorada , San Juan de Ortega y Montamarta *, aunque puso Oviedo en sus manos la cédula del rey don Carlos y el memorial de las cosas del Darien , no obtuvo respuesta ni despacho alguno , viendo con profundo dolor cuan infructuosos ha- bian sido todos sus esfuerzos , para remediar los males que á la Tierra-Firme afli- gían. «Yo les di á aquellos reverendíssimos Cardenales (exclama) la remisión y »memorial que he dicho , y les supliqué que me oyessen , como el rey , nuestro )íseñor , lo mandaba ; pero nunca fuy dellos respondido ni oydo , ni despachado en ))COsa que tocasse á aquella tierra , ni á la paga é gratificación que Su Magestad ))mandó hacerme ; y assi la tierra se quedó con sus trabaxos y otros que se aug- »mentaron cada dia , y yo con los mios , y con mas de dos mil castellanos mc- »nos que gasté en aquellos viages. ¡Sea Dios servido de todo *'^l» Hasta aqui las quejas de Oviedo. Pero no fueron los gobernadores mas accesibles á Rodrigo de Colmenares , quien advertido del poco efecto de los pasos del Veedor , y cansado de seguir inútilmente la corte , quiso tentar fortuna por otra via, y abandonando los negocios del Pedrarias , se pasó al reino de Ñapóles. Tal fué el término que tuvieron aquellas negociaciones, en que animaba á Oviedo el noble deseo de la prosperidad de las Indias , y habia movido á los procuradores de Pedrarias y de Quevedo el interés particular de sus patronos ó la esperanza del propio en- grandecimiento. 8 « Estuve en csle camino quassi qiialro meses . »cion de lo mismo al gran Clian de Borgoña , é fuy ))é gasté é Irabaxé mas que si dos veces viniera »remilido al cardenal don fray Francisco Ximenez; «desde Sevilla á esta cibdad de Sancto Domingo: á »y porque no se lo remitieron á él solo, nunca quiso ))ia vuelta torné, desde Gelanda á Portugalete, en »oyr nada , y porque estaba ya puesto en enviar ))tres dias» (Hist. Gen. y Nat. de Ind. , ut supra), »9Íerlos frayles liierónimos, que nunca salieron de 9 Estos priores eran fray Luis de Figueroa, fray »esta cibdad (Santo Domingo) ni entendieron cosa Alonso de Santo Domingo y fray Bernaldino de Man- »de la Tierra-Firme. Mandó Vuestra Magestad que zanedo (Hist. gen. de la orden de San Gerónimo, »yo fuesse gratificado é se mepagassen mis gastos; por fray José de Sigüenza, III. " Parte, lib. I, cap. 23). «pero tampoco se hizo esso como lo otro: y porque A" i6 . X , íO Hisl. gen. de Ind., 11.^ Parte ,^cap. i i . «Yo pre- wno me anduviesse diciendo verdades, quédeme con Msumí un tiempo de avisar á Vuestras Magestades »aver perdido el tiempo , que fueron quassi tres ))de muchas verdades, y hallé vivo al Rey Cathólico, waños, y con mas de mili é quinientos ducados de »de gloriosa memoria, en tiempo que si viviera mas, »mi hacienda gastados en caminos» ( Carta al Real »yo piensso que fuera muy servido de lo entender; Cons. de Ind. , fecha. 2o de octubre de d337. Colee. »é murió dende á poco , é fuy á Flandes , é di reía- de Muñoz , tom. 81, A. 108). DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XXIX Perdida ya la de alcanzar justicia, y despechado del poco fruto de sus preten- siones , se retiró Gonzalo Fernandez al seno de su familia , resuelto acaso á re- nunciar para siempre al bienestar que le habia brindado América. Pero teníalo dispuesto la Providencia de otro modo. En setiembre de 1517 aportaba el nuevo rey á Villaviciosa de Asturias , y el cardenal Cisneros salía á recibirlo hasta Roa, donde le llegó un correo de don Carlos, mandándole que no pasara adelante. Fué este un golpe mortal para el octogenario arzobispo , que afligido , al verse trata- tado con semejante desden , cayó en tan hondo abatimiento , que expiró el 8 de noviembre del mismo año , tildando la posteridad con la nota de ingrato al prín- cipe , á quien habia conservado ilesa , en medio de los mayores contratiempos , la corona de sus abuelos. Andaba por este tiempo en la corte don Diego Colon, pleiteando con el fiscal del Consejo de Indias sobre los privilegios concedidos á su padre é invalidados por el acuerdo de Cisneros ; y Uegado don Carlos á Cas- tilla , ya fuese en odio al mando del cardenal , ya por amor á la justicia , resti- tuyó á don Diego en las prerogativas del almirantazgo , y ordenó que volviesen á España los priores gerónimos. Alentado con esta determinación, dejó Oviedo su retiro , en el cual no habia por cierto desperdiciado el tiempo , aumentando y or- denando sus diarios , mientras ponia en castellano el peregrino libro de don Qla- ribalte , que dos años después dio á la estampa en Valencia " . A principios de 1518 se presentó , pues, de nuevo en la corte con el mismo empeño que en 1515 le habia traído de América ; y aunque no existia ya el obs- táculo de los priores , gastó otros dos años con igual fortuna, hasta que en 1519 logró en Barcelona ser oído y bien despachado. Mas no sin que su natu- ral franqueza y desenfado le atrageran para lo porvenir duras é irreconcíHables ojerizas. Hallábase en aquella populosa ciudad por el mismo tiempo el licencia- do Bartolomé de las^^ Casas , procurando la gobernación del rio y provincia de Cu- maná en la Tierra-Firme : dolíase este clérigo , como se dolía Oviedo , del mal tratamiento que los indios recibían , y llevado de un celo verdaderamente evan- gélico , habia venido , como Oviedo , á querellarse y buscar el remedio de tantos males. Pero las Gasas se apartaba del Veedor de las fundiciones del oro en que solo pedia este para el Darien un gobernador experto y justificado y un obispo que , ageno de codicia , pensara únicamente en reglar la conducta de sus cléri- gos , mientras pretendía aquel que se echaran de las Indias gobernadores , capi- tanes y soldados ; comprometiéndose á conservar la tierra de Cumaná en el ser- vicio y poder de los reyes de Castilla , sin mas aparato que unos cuantos cente- ii Es notable la aversión que manifestó después que dexassen de leer Gonzalo de Oviedo á ios libros de cabalieria: no con- y también de se vender tenlo con anatematizarlos en diferentes pasages de la essos libros de Amadís , etc. Hist. gen. y nat. de Ind. , como fabulosos y nocivos á la verdad, les dedica algunos recuerdos del mismo En la Eslanza iO de la III. " Parte de las mismas genero en los Off. de la Casa Real, exclamando en la Quinquagenas truena de nuevo contra los libros de Estatiza 44 de la I." Parle de las Quinquagenas: cabalieria, cuya lectura debia estar entonces en su Sánelo consejo seria mayor fuga. XXX VIDA Y ESCRITOS nares do sencillos labradores y unos cincuenta caballeros de cruces rojas, que sirviendo á los indios de escudo, amparasen también á los que debian cultivar los campos *^. Todo lo confiaba las Casas de la mansedumbre y natural bondadoso de los indios: Oviedo, que conocía su fiereza y que tenia inequívocos testimonios del terrible efecto de sus flechas herboladas , todo lo esperaba por el contrario de la prudencia de los gobernadores y capitanes, de la continencia y abnegación del clero , de la ausencia absoluta de los legistas , y finalmente de la discipHna de los soldados y de la morigerada conducta de los pobladores. Todo esto creyó logra- do el Veedor , respecto del Darien , con la muerte del obispo Quevedo " y con el nombramiento de don Lope de Sosa , que debia reemplazar al Pedrarias en la go- bernación de Castilla del Oro ; pero teniendo la doctrina del hcenciado las Casas por aventurada y peligrosa á la quietud de las Indias, y no pudiendo consentir, como soldado , que se metiese á tratar del oficio de la conquista persona tan poco experimentada en aquel género de guerra , se opuso franca y enérgicamente á la pretensión del clérigo , manifestando que en lugar de convertir los indios , como pensaba, era aquello llevarles armas á su propia tierra para que matasen ci los cris- tianos indefensos. La contradicción de Oviedo , á que se arrimó el voto de los con- sejeros de Indias y la opinión de cuantas personas respetables hablan pasado íil Nuevo Mundo , ofendió en tal manera al Hcenciado las Casas , que no solamente le vio desde entonces con declarada aversión, sino que ni aun después de su muerte llegó á perdonarle la ofensa de no haber pensado como él , respecto de la conquista. Bartolomé de las Casas triunfó , sin embargo , de sus opositores , merced al favor de Laxao y los privados flamencos ", viniendo al poco tiempo á mostrar la malha- 42 Oigamos al mismo licenciado Barlolomé de wpaña , el qual me escribió que le atendiesse en la las Casas narrar estos hechos, replicando á Oviedo «corle, y assi lo hice, porque me holgara yo mu- y á Gomora, respecto de los mismos: «Loqueen »cho de decir en su presencia lo que avia dicho «esto hay (dice) es que para que los indios de aque- «en Flandes é en el Consejo : é llegó á la corle , y «Has tierras (Cumaná) que lan escandalizados y mal- «desde á muy pocos dias murió cerca de Barce- «tratados estaban (hasta entonces no se habían re- lona». {Hist. gen. y nal. de Incl., 11." Parte, lib. X, «helado) creyessen y no pensassen que les avia caf. 11). «de fallar palabra por parle del rey nuevo que avia 14 « Quedaron también (observa las Casas ) hu- «venido á reynar á Castilla, como muchas veces se «millados Gonzalo Hernández de Oviedo y los de- «les avia quebrantado la fé y palabra en lo que les «mas que avian partido entre sí la tierra que al clé- «prometian los españoles ; pares9ióle al clérigo que «rigo se avia encomendado, mayormente Oviedo, «assi como avia de certificar de parle del rey cosas «que por ser lan del obispo, pensaba tener en el nc- «nuevas , como eran que avia sabido los escándalos «gocio mas parle» {llist. gen. de Ind., lib. III, capí- «y daños que avian res^ibido y le avia pesado mu- ^ulo 141). El obispo Fonseca era protector del Pedra- «cho dello , y que por tanto enviaba á él para que rías, y Oviedo había venido á denunciar las arbitra- «dende en adelante no tuviessen temor alguno que riedades y tiranías de este. ¿Como, pues, habían de «les avía de suceder agravio de los pasados y que ser tan amigos el Veedor y Fonseca?. . . Bartolomé de «él los avia de defender; que assi convernía que las Casas añadía en otro lugar, hablando de sus pa- «mostrasse el clérigo y los cinqüenla que para ca- trocinadores : «Tornado avía el rey á aquellos rey- «ballcros avia de escoger, ser gente nueva y dife- »nos, y con él eran venidos los caballeros y príva- «rente de los pasados , y por aquella señal lodos los »dos que lo avian favorescido ( al clérigo ) ; y esto «conosciessen. Y porque no tuvo lugar de señalar «páreselo después, porque los mismos, desque su- «ios cinqüenla, como por la historia se ha visto, no «píeronlo que le avia sucedido (su perdición y de «dio la cruz á alguno: él se la puso, elc.« {Hisl. «los suyos en Cumaná), le escribieron que tornasse gen. de Ind., lib. III, cap. 159). «allá (á la corte), y que ternía mas favor para con el 13 «Don fray Juan de Quevedo (escribía el Vee- «rey que antes avia tenido; y el mismo Papa Adria- dor, refiriéndose al año de 1519) era llegado á Es- «nolambien le mandó escribir; sino que llegaron las DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XXXI dada suerte de los que osaron seguirle , el fundamento de los temores de Oviedo ^* Habia este solicitado entre tanto la gobernación de la nueva provincia de Santa Marta, una de lastres en que. acababa de ser dividida Castilla del Oro, obtenién- dola sin otra dificultad, en pago de sus largos servicios; pero descando como las Casas, que cesaran las violencias cometidas contra los indios, pidió, llegado el momento de las capitulaciones, que se le concedieran cien hábitos de Santiago, los quales habian de recaer en otros tantos hijosdalgo de conocido y antiguo lina- ge. Proponíase Oviedo por este camino que fuesen los indios bien tratados y redu- cidos á la fé catóhca, poblándose la tierra de hombres de honra y de buena casta, los cuales con esperanza de los hábitos y beneficios á ellos anexos, mirasen con amor la provincia y curasen de su prosperidad, como de cosa propia **. A esta de- manda se opusieron algunos consejeros de Indias , declarándola perjudicial á los intereses y dignidad del trono , puesto que podria llegar á hacerse en aquellas partes muy poderosa la Orden de Santiago , y no estaban aun muy lejanos los tiem- pos en que era temida de los reyes su influencia. Pero Oviedo , que ó no alcanza- ba entonces la fuerza de estas razones políticas , ó creia firmemente que era aque- lla la única manera de lograr la fácil conquista y quieta posesión de tan belicosas regiones, insistió en su propósito, renunciando por último la gobernación de San- ta Marta , luego que hubo de convencerse de que no venia el Consejo en conceder la petición de los hábitos. Mas si no quedó en esta parte enteramente satisfecho de la corte, dábanle motivo para no tener queja las diferentes cédulas que respecto del Darien habia alcanzado. Nombrado ya gobernador Lope de Sosa , procuró quitarle el estorbo del consejo de los oficiales reales, y obtuvo la competente cédula para que gobernase solo: convencido de que la insaciable codicia de los mismos oficiales era causa de ve- nalidades , vejaciones y escándalos , logró que se les vedara tomar parte en todo género de grangerias ; sabeedor por experiencia propia de que la ninguna respon- sabilidad de los quilatadores del oro daba ocasión á continuos fraudes, hizo que se expidiera cédula real, para que no tuvieran las puntas ni el toque, sin fianzas. Ninguna ley reconocía la casa de fundición del oro, y quedó por su celo sujeta á previsoras ordenanzas , gozando al mismo tiempo de amplios fueros : quejáronselo los pobladores del Darien del crecido derecho de almojarifazgo y recabó la fran- quicia de cuatro años para toda la tierra : parecíales , finalmente subido el diezmo del oro de las minas, y tuvo Oviedo la fortuna de reducirlo al quinto en el espacio de cinco años. Regidor perpetuo de Nuestra Señora del Antigua, escribano gene- ral de la provincia, receptor por S. M. de las penas de Cámara; hé aquí los car- gos y mercedes, que en desagravio de los pasados sinsabores, se concedieron á fines de 1519 al Veedor délas fundiciones del oro de la Tierra-Firme"; man- dándose al mismo tiempo á todos los adelantados y gobernadores de las Indias ))carlas quando ya no podia determinar de sí» {Hist. i6 Hist. gen. y nat. de Ind., II.''' Par(e, 1. VJJ, gen. de Ind., lib. III, cap. 139). c. 1 y 4. iS Véase el cap. S del lib. XIX de esla I.* par- 17 /&. 11." Parle, lib. X, cap. 14. le de la Hisf. gen. y nat. de Ind. XXXII VIDA Y ESCRITOS que le diesen relación verídica de sus hechos , á fin de que pudiera dar cima á la Historia General, que tenia comenzada. Disponíase ya á dejar la corte , donde se hallaba congregado todo lo mas ilustre de España , para felicitar al nuevo Rey de romanos , á tiempo que llegó á Barcelona la noticia de haber degollado el Pedrarias , como traidor , y confiscado sus bienes al adelantado Vasco Nuñez de Balboa. Exagerados por el Gobernador los crímenes que á este alentado descubridor y sus cómplices se achacaban , y abultadas por demasías riquezas que se les suponían, pues que hubo de creerse en la corte que pasaban de cien mil pesos de oro , expidió el Consejo de Indias cédula á favor de Gonzalo de Oviedo , para que tomara cuentas y cobrase los bienes de aquellos sentenciados "; mandando por otra, dada en Molins del Rey el 24 de diciembre, que se le abonaran 15,000 mrs. para ayuda de los gastos de su pasage y el de su familia **. Despachado en esta forma , partió por último de Barcelona , y ve- nido á Madrid , dispuso lo conveniente para el viage , en que debían acompañarle su muger, dos hijos y ocho criados^. Con esta pequeña comitiva salió de Madrid por marzo de 15'20, embarcándose en Sevilla á principios del siguiente abril en la caravela del maestre Pedro Rodríguez , y dirigiéndose á la Gran Canaria , en busca del nuevo gobernador Lope de Sosa, que había tenido antes el mando de aquellas islas. Supo alli Oviedo que este celoso caballero iba ya adelante con los oficiales de justicia que al Darien llevaba, y tornóse luego á lámar, para seguir- le , logrando tan próspero viento que , habiendo tocado en la isla de Santo Do- mingo , donde le detuvo ocho días un inesperado y poco grato accidente ^' , arri- bó al puerto de San Juan en la noche del 24 de junio. «Hallé alli (escribe) otra )>nao , de la qual supe la muerte de Lope de Sosa , que yo sentí en el ánima , por- »que me hallé é tuve por mas preso que si me viera en tierra de moros ; porque »en la verdad yo había procurado y hecho todo lo que en mí fué para que Pedra- »rías fuese removido. E no me engañé en ello, ni me desembarcara, sí no fuera ))por mi muger é hijos; pero cómo no pude hacer otra cosa, atendí á me enco- wmendar á Dios y esperar su socorro: que otro no lo tenia ^^». De esta manera, cuando iba á recoger el fruto de sus largos trabajos, cuando daba por realizada la salvación del Darien , veía desvanecidas todas sus esperanzas , encontrándose en situación mas comprometida y arriesgada que en 1515. Mas ya estaba jugada la suerte , y no era posible volver un paso atrás : Oviedo envió el siguiente día un criado suyo al Pedrarias para noticiarle su arribo ; y al saberlo, dispuso el gobernador que saheran á recibirle el bachiller Diego del Cor- 48 Informe dado por Oviedo al Consejo de In- dias en 1S24 sobre Pedrarias y su g'obierno {Real Acad. de la Hist. , Colee, de Muñoz. A. 103). 19 Esta cédula fué obedecida por el tesorero Matienzo en 2 de marzo de i 520. {Real Acad. de la Hist., Colee, de Muñoz, tom. 85). 20 Céd. de 24 de Diciembre, ut supra. 21 Al describir Oviedo los manzanillos ponzoño- sos de la isla de Santo Domingo , refiere que vinien- do en 1520 á la Tierra-Firme, y hallándose en aquella ciudad alojado rn una posada, en cuyo cor- ral habla algunos de los referidos manzanillos, co- mieron sus dos hijos de las almendras y purgaron tanto que cayeron desmayados , llegándose á dudar de sus vidas {Hist. gen. y nat. de Ind., I.* Parle, lib. X, cap. 4). 22 Hist. gen. y nat. de Ind., 11." Parle, lib. X, cap. 14. DE GON. FERN. DE OVIEDO XXXIII ral y Diego de Maldonado , para asegurarle de su benevolencia y amistad , mani- festándole que holgaba mucho de su llegada , y que le honraria y ayudaria como á propio hijo ú hermano ^. Con esta seguridad, aunque no sosegado del todo, saltó Gonzalo Fernandez en tierra, dirigiéndose inmediatamente á la ciudad, pa- ra visitar al Pedrarias, quien pasó en cambio á la posada en que la muger del Veedor se habia hospedado , á prodigarle toda clase de corteses cumplimientos. Presentó después Oviedo las cédulas y provisiones del Real Consejo de Indias , y aunque se dio el Pedrarias por servido de la relativa á su gobierno , que no se ha- bia por cierto ganado para él ; aunque Diego del Corral y los regidores , cuyos nombramientos perpetuos llevaba , manifestaron no poca sorpresa a vista de tales mercedes, no solamente esquivaron el dar á Oviedo las gracias por ellas, sino que ni aun le satisficieron los derechos del despacho de los correspondientes tí- tulos. En tanto los oficiales reales , á quienes se cerraba el camino del logro, prohibiéndoles todo linage de grangerías, recibieron al nuevo regidor, si no con abierta ojeriza, al menos con poco disimulado desvio. Estas ostensibles muestras de desafecto causaron en Oviedo hondo disgusto , confirmándole hasta cierto pun- to en sus recelos; y añadiéndose á todo la desgracia que dos meses después de llegado al Darien le sobrevino, perdiendo uno de sus hijos, que apenas contaba ocho años, estuvo muchas veces determinado de tornarse á España en la misma nave que le hahia llevado, y lo hubiera sin duda puesto por obra, si la necesidad y la vergüenza no se lo estorbaran. Pero si hasta entonces solo habian dado el gobernador y los oficiales leves •indicios de su encubierto enojo, bien pronto vino su conducta á poner á Ovie- do en el trance de arrostrar públicamente su enemistad y malquerencia. Era Santa Maria del Antigua cabeza de Castilla del Oro, y en tal concepto habia pro- curado el Veedor que recayesen sobre esta ciudad las franquicias y mercedes otorgadas por la corte; pero ya porque no convenia al Pedrarias ni á los oficiales la vigilante fiscalización de Oviedo, quien reclamaria en todo caso el cumphmien- to de las reales provisiones , ya porque en odio á Vasco Nuñez de Balboa inten- tara el gobernador despoblar aquella comarca , ó ya en fin porque urgia á unos y otros recoger los despojos de la costa del Sur, para ponerlos en salvo, antes que viniese otro gobernador de España ; resolviéronse á trasladar á Panamá el asiento de la gobernación, reduciendo casi á la impotencia al Regimiento del Darien, pues que el tesorero Alonso de la Puente y el contador Diego Márquez eran regidores perpetuos de los nombrados á solicitud de Oviedo. Requirió este á Pedrarias, ma- nifestando los daños , que al procomunal y al servicio de los Reyes con semejante determinación se ocasionaban; mas no bastaron reflexiones para retraer al gober- nador y oficiales de un intento, á que los inclinaba su insaciable codicia. Pedra- rias dejó por su teniente en el Darien á Martin de Estete, hombre de ninguna experiencia en letras ni en armas, casado con una criada de doña Isabel de Bo- badilla, muger del mismo Dávila. 23 Ut supra TOMO I. 5 XXXIV VIDA Y ESCRITOS El resultado de esta desacertada resolución no pudo ser mas fatal al Darien: al- zóse la tierra con los desafueros de Estete, y viéndose reducidos los españoles casi al recinto de la ciudad, comenzaron á abandonarla, temerosos por una parte de comprometer sus haciendas, y llamados por otra de los nuevos repartimientos que en Panamá les hacia el Pedrarias. Pero asi como iba creciendo el número de los que desamparaban la tierra , asi se afirmaba Oviedo en la determinación de protegerla , y mientras los mas llegaban hasta el punto de arruinar las casas alli labradas, se empeñaba en fabricar para si una tal y tan costosa que ninguna has- ta aquel tiempo había en la Tierra-Firme como ella ^*. Entre tanto llegó á Pana- má el oro recogido en la parte del poniente, y deseando el Pedrarias fundirlo y quin- tarlo , mandó á Oviedo que se presentara en aquella ciudad á ejercer su oficio, saliendo con este intento del Darien en agosto de 1521. No quiso el Ayuntamiento perder esta ocasión de reclamar la observancia de las últimas reales cédulas y provisiones que habian ya caido en desuso, y para este efecto dio á Gonzalo de Oviedo poder bastante, seguro de que no habia de faltarle resolución en seme- jante demanda. Asi sucedió por cierto: verificada la fundición y sacado el quinto de la corona, requirió el Veedor nuevamente al Pedrarias, haciéndole responsa- ble de todos los males que aquejaban al Darien y declarando, en nombre de su Ayuntamiento , que por su causa se despoblaba y perdia aquella ciudad , la mas principal y rica de cuantas existian en la Tierra-Firme. Tomó Oviedo testimonio público del requerimiento, y disponíase ya á tornar al Darien, cuando escogitado el medio de comprometer y arruinar al Veedor, cuya integridad y firmeza de carác- ter tanto le ofendian, le propuso Pedrarias Dávila hacerle su teniente, con lo cual' se daria la ciudad por contenta y se sostendria la tierra , puesto que él no podia por entonces abandonar aquellos mares. No desconoció Oviedo el lazo que se le armaba ^*, y aunque dudó primero si aceptaria cargo , en que no era posible ganar mucha honra, acordándose de que aquella ciudad se despoblaría enteramente y y per- deria él su hacienda, sí no habia quien de ella se doliese, se resolvió al cabo á ser- vir la tenencia, en nombre de S. M., reservándose siempre sus oficios de Veedor de las fundiciones, Regidor perpetuo y Receptor general de la real cámara y fisco. A principios de noviembre del mismo año volvió, pues, al Darien, hecho ya capitán de aquella comarca, donde le estaban aparejados nuevos quebrantos. Aco- metida su muger de aguda fiebre , durante su ausencia , apenas llegó á tiempo pa- 24 «Yo hice una casa en la cibdad de Sánela «María del Antigua del Darien que me costó wmas de 1,500 pesos de buen oro , en la cual se pu- «diera aposentar ún príncipe, con buenos aposen- »tos altos é baxos é con un hermoso huerto de mu- wchos naranjos é otros árboles , sobre la ribera de ))un gentil rio que pasa por aquella cibdad» (Hist. Gen. y Nat. de Ind., I." Parte, lib. Vi , cap. 1). «É wassi como otros la desamparaban (á la ciudad del »Darien) comencé yo á labrar é dexé la traza é di- wneros á mí muger para que hiciese mi casa» {Hist. Gen. y Nat. de Ind., II.* Parle, lib. X, cap. 14). 25 «En la hora que se me dio la provisión (dice wOviedo) por la qual avia de gobernar aquella cib- ))dad é ser capitán de aquella provincia, dixo Pe* wdrarias á algunos que por mi mal avia tomado »aquel cargo ; y assi fué ello^ porque mi condición »de hombre libre no pudo comportar cosas feas é «torpes» {Hist. Gen. y Nat. de Ind., ut supra). DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XXXV ra cerrarle los ojos, siendo imponderable la tristeza que produjo en él tan impre- visto acontecimiento. «Con el dolor de pérdida tan triste para mí (exclama), »transporlado é fuera de sentido, viendo muerta á mi muger que yo amaba mas «que á mi, estuve para perder el seso, porque demás de tan dulce compañía y ser ))mi desseo vivir en el estado matrimonial, como cristiano, no era acostumbrado á »las mancebas que mis vecinos tenían y aun algunos duplicadas*'.» Rendido, no obstante, aquel justo tributo al amor conyugal, pensó Oviedo en las cosas de su tenencia, con el firme propósito de cortar de raíz los envejecidos abusos y castigar severo los crímenes que diaria é impunemente se cometían. Persiguió, pues, á los amancebados; prohibió los juegos de naipes, mandando quemar por mano del pre- gonero todas las barajas que se encontraron en la ciudad ; castigó á los blasfemos; amonestó y multó á los escribanos públicos para que se abstuvieran de sus fraudes y rapiñas, y defendió bajo graves penas que se maltratasen las mugercs indias, cargándolas como acémilas ; adoptando otras disposiciones no menos acertadas ^ , que si bien merecieron la aprobación de los hombres honrados, comenzaron á grangearle el aborrecimiento de los malos y viciosos. A tal punto los habían lleva- do la impunidad y falta de justicia de las pasadas gobernaciones! Mas si solícito se mostró el Veedor en cuanto á la moral y á las buenas costum- bres tocaba, no desplegó menor actividad en cuanto á la prosperidad material se referia. Después de concertar la mayor parte de las diferencias que sobre deudas existían entre los vecinos, poniendo de su casa mas que palabras y para avenir y amistar las partes ; después de establecer de su propia hacienda el abasto de car- ne para la ciudad; y finalmente, después de haber sometido la limpia del oro á régimen menos duro, procuró abrir pacíficamente el comercio con los indios cari- bes , logrando en pocos meses que armasen á su ejemplo no pocos vecinos del Darien piraguas y caravclas , para segundar su industria ; con lo cual se recogieron en la ciudad mas de 50,000 pesos de oro, sin riesgo alguno de los españoles y con beneplácito de los indios. Pero al mismo tiempo que estas nuevas exaspera- ban en Panamá la codicia y saña del gobernador y los suyos , ofrecíales la justifi- cación de Oviedo frecuentes ocasiones para desautorizarle y malquistarle. No ha- bía delincuente que se acogiese á Panamá, que no obtuviera impunidad completa: no había penado que apelase de las sentencias del Veedor, que no lograra ser ab- suelto y premiado con heredamientos y distinciones. Por esta sondase vio en breve personalmente odiado de cuantos malhechores vagaban por aquellas partes, sin que le sirviese de escudo el asentimiento de de los buenos ^^ Y no fueron por 26 Ib. y Nat. de Ind., I." Parle, libro XIF, capítulo iO). 27 Una de las ordenanzas mas provechosas á 28 «Junio con esto (escribe Oviedo hablando la ciudad y provincia del Darien, fué sin dúdala »de su gobernación) fuy temido jtiez, por no haber que hizo Oviedo para exterminar los tigres que in- «disimulado los pecados públicos, ni dexado de ha- festaban aquellas comarcas con grave daño de los ))9er justicia, aunque templada fuesse; é cada uno ganados, obteniendo el mejor resultado de este «sabia que no tenia nada en mí para se quedar sin acuerdo. Al que presentaba la cabeza de un tigre, »pena é moderada corrección , si culpado fuesse: se le daban cuatro y cinco pesos de oro {Sum. »de lo qual no poca indignación contra mí formaron de la Nat. Hist. de Ind., cap. 21: Hist. Gen. «algunos, porque al que yo castigaba , si apelaba» XXXVI VIDA Y ESCRITOS cierto los clérigos, que tan sueltos andaban desde la prelacia de don fray Juan de Quevedo , los que menos odio mostraron contra el Veedor , no pudiendo sufrir que un soldado osara amonestarles y reducirlos á prisión, para que se apartaran de los escándalos carnales y de las vedadas rapiñas. Juan Pérez de Zalduendo, deán de Santa Maria, hombre de pocas letras y de menos honestas costumbres, to- mando por suyas las ofensas del clero, en el cual contaba deudos muy cercanos, y Cristóbal Muñoz, escribano á quien Oviedo perseguía, como Receptor del fisco, fueron, pues, los cabezas de aquella especie de facción que contra 61 se levantaba, animada de profundos é inestinguibles rencores , y que solo podia darse por satis- fecha con su ruina y muerte. Brevemente salieron á plaza los tenebrosos planes que contra el Veedor se fra- guaban. Alzados en los bosques y montañas desde las entradas del bachiller Cor- ral y la tenencia de Estete, negábanse los caciques de Bea, Corobari y Guaturo á acudir con sus rentas al fisco y á los comendadores , llegando á tal extremo el desprecio de los cristianos, que dio el primero cruel muerte al capitán Martin de Murga , quien , desoyendo los avisos de Oviedo , y fiado en las promesas del caci- que , habia osado penetrar en el interior con otros cuatro españoles , que fueron asimismo alevosamente asesinados. Quiso el Veedor tomar enmienda de aquel desacato, recelando que la impunidad ensoberbeciera á los caciques, y dispuso luego que el capitán Juan de Ezcaray, con hasta cuarenta hombres, fuese á cas- tigar aquella ofensa y rebehon de los indios. Mas cuando ya se apercibian para sahr los españoles del Darien, fué esta resolución públicamente contradicha por el bachiller Corral, que acordado con Zalduendo y Muñoz, y deudo cercano de los caciques de Bea y Corobari *', procuraba por una parte evitar la perdición (le los indios, labrando por otra la de Oviedo. Inútiles fueron los esfuerzos de este para que la expedición por él acordada, partiese contra el cacique de Bea: el deán , el escribano y el bachiller trabajaron de manera que los cuarenta soldados que antes se habian ofrecido voluntarios para la interpresa , llegaron á amotinar- se contra su capitán , quien presentándose á Oviedo le dijo : « Señor , espantado »estoy de tanta mudanca como hay en esta cibdad , porque ayer todos estaban ))de buen propóssito , y en esta noche passada han mudado la voluntad y paresce ))que los llevan á la horca, é no veo hombre en dispusigion de ir conmigo ^®». Disimuló el Veedor , forzado de la necesidad , aquella abierta rebelión , no sin que diese orden para procesar y descubrir á los promovedores de ella ; y cómo resul- tara ser uno de \qs principales el bachiller Corral , á quien los testigos cargaron de otras muchas culpas , temeroso de que hallara absolución en el tribunal del Pedrarias, determinóse , con el acuerdo del Hcenciado Sancho de Salaya, que iba ))le absolvía el gobernador y le daba dineros» (Hist. que Oviedo habia tomado de castigar á los caciques Gen. y Nat. de Ind., l.^ Parle, l'ib. X, c&p. i^). rebeldes. Corobari , que llevaba ya el nombre de 29 El bachiller Diego del Corral tenia encomen- cristiano, se habia levantado antes otras dos veces, dados la madre, la muger y los hijos de Corobari, logrando que se le perdonase, lo cual sirvió solo de quien era pariente muy cercana la india Elvira, para inducirlo á nuevas rebeliones, en la cual tenia varios hijos. Asi ligado por el inte- 30 Hist. gen. y nat. de Ind., ut supra. res y por el parentesco, se oponia á la resolución DE GON. FERN. DE OVIEDO. XXXVII por alcalde mayor de la costa del Sur, á enviarle á España cargado de grillos y acompañado de Luis de Córdoba , hombre perjudicial á la república por sus des- boneslas costumbres, cuyo hijo Simón Bernal servia en casa del Zalduendo. Desembarazado de tales estorbos , volvió Gonzalo Fernandez de Oviedo la vista al castigo délos revueltos caciques, haciendo de manera que en breves dias tuvo en su poder ó hizo justicia de Corobari, el cual, no solamente confesó la complicidad del bachiller , sino que declaró también que , aun después de la muer- te del capitán Murga, habia sostenido con los insurgentes íntimas relaciones ^'. Muerto Corobari, el mas temible de los caciques de la comarca, dirigióse Ovie- do contra Guaturo , que tenia su asiento á veinte y ocho leguas de Santa Maria del Antigua , y dióse tan buen recaudo , que le hubo fácilmente á las manos con su familia y principal caudillo, llamado Gonzalo, haciendo en ambos singular es- carmiento. Aquietada asi la provincia, tornó el Veedor á la ciudad del Darien, donde pensaba recoger el fruto y galardón de sus trabajos ; pero le estaban alli esperando nuevas asechanzas y peligros. Recelando tal vez que acabase por triun- far de sus enemigos, ó ya cediendo á las instigaciones de Zalduendo y sus con- sortes , habia escrito el Pedrarias al Regimiento , retirando á Oviedo sus poderes, y dándolos al bachiller Corral , cuya remisión á España no era llegada aun á su noticia. El ofendido Veedor, que todo lo esperaba de la conducta del Pedrarias y de las tramas de los adversarios que le habia granjeado su malhadada tenencia, no pudo sin embargo resistirse á la indignación , viendo cuan infame premio re- cibian sus servicios ; y cuando le mostraron en el Regimiento las cartas del go- bernador, abandonando la silla de la presidencia, y ocupando la que como á re- gidor le correspondia , exclamó en esta forma: «Este es mi lugar que el César »me dio, y desde aqueste serviré yo á Sus Magostados, como su oficial y no como »teniente del señor gobernador ; y en todo lo que yo le pudiere contentar al señor «gobernador con mi persona é lo que yo alcancáre que sea en servicio de mi rey »y en pro é utilidad desta repúbhca, lo haré como lo tengo jurado y soy obli- »gado». Con la destitución de Oviedo, envió Pedrarias Dávila al Darien un peregrino man- damiento, ffara que eligiese la ciudad procurador que la representara en la junta ge- neral que de todas las poblaciones de Castilla del Oro se proponia hacer, á fin de nombrar alli otros procuradores que residieran constantemente en la corte de Es- paña. Pagado el Regimiento de los importantes servicios que el Veedor acababa de prestar á la ciudad y provincia, no titubeó en designarle para este honroso cargo , logrando á fuerza de ruegos que lo admitiera , y dándole cumplidos pode- res. Mas divulgado este acuerdo, subió á tal punto la saña del deán y sus amigos, 31 «Confesó que sabia la muerte del capitán Mar- »la muerte del capitán Martin de Murga. Por lo qual ))lin de Murga é que se lo avia dicho el bachiller Cor- »dixo públicamente el liceh9Íado Salaya que, si el «ral en una estanca que tenia media legua de la cib- «bachiller Corral no fuera partido, que públicamente «dad é que ahí se avian visto é comido juntos al- «merecía ser quemado con su ca9ique Corobari, por «gunas veces el bachiller y esle cacique: lo qual era «Iraydor enemigo de los chripstianos» (Hist. gen. y «en tiempo que se velaba la cibdad , por temor del nat. delnd., 11." Parle, lib. X, cap. 16). «mismo Corobari y del cacique de Bea, después de XXXVIII - VIDA Y ESCRITOS que se resolvieron á echar el resto eu el asunto , para que se anulasen los poderes dados al caído teniente del Pedrarias, poniendo en su lugar sugeto de su hechura. Y cómo ya eran duchos en promover asonadas, hicieron fácilmente que unos po- cos osados se presentaran en el ayuntamiento, acaudillados por el procurador del concejo, primo de Zalduendo, el cual tomando, de su autoridad, el nombre y voz de todos los vecinos, pidió que se revocara el nombramiento hecho unánimemente por el cabildo, sometiendo de nuevo la elección al voto de los pobladores. Cono- ció Oviedo la urdimbre de aquella tenebrosa tela '^, y deseando probar ásus ene- migos que en nada les temia, rogó al ayuntamiento que aceptara la propuesta del procurador del concejo: la votación verificada en el mismo dia, no solamente le proclamó representante del Darien, sino que exasperando mas y mas al Zalduendo y los suyos, los arrastró al camino del crimen. Era para ellos de sumo interés y urgencia el evitar que el Veedor se presen- tara en la junta de Panamá, recelosos, como culpados, de que descubriera alh sus torcidas maquinaciones: poníales espuelas la sed de venganza, y para conseguirla tan completa como deseaban , dispusieron de común acuerdo que aquel criado del deán, cuyo padre habia echado Oviedo de la tierra, dándose por sentido del Zal- duendo, sohcítára entrar á su servicio, para asesinarle en su propia casa, cuando le hallase dormido ^^ Pero salióles vano este depravado intento , negándose el Veedor á recibirle, como á hombre^sospechoso y agraviado , con lo cual subió á tal punto su ira que no repararon ya en los medios , resolviéndose á aprovechar la primera ocasión, por pública que fuese. Tenia Oviedo fletado un barco y ade- rezado su viage al Nombre de Dios, no solamente para ejercer su cargo de procurador en Panamá, sino también para presentarse en la residencia que al go- bernador se tomaba, á fin de reclamar por el rey, por la ciudad del Darien y por sí propio los perjuicios, que el Pedrarias habia causado á todos con su arbitrario gobierno. Dispuesto á darse á la vela, hallábase un viernes 19 de setiembre de 1522 á la puerta de la iglesia de San Sebastian, hablando con uno de los alcaldes ordinarios de la ciudad, cuando aquel Simón Bernal , criado del Zalduendo y en- cargado de dar cima al proyectado crimen , juzgó llegado el momento que espia- ba. Pero oigamos al mismo Oviedo referir este alevoso atentado: «Quando este ))llegó (Simón Bernal) donde el alcalde é yo nos paseábamos delante de la iglesia, «quitóse el bonete, acatándome, é yo abaxc la cabeca, como quien dige: bien seays ^venido; y arrimóse á una pared frontero déla iglesia. Y el alcalde en esta sacón ))me rogaba que diesse la vara del alguacilazgo de aquella cibdad á un hombre de »bien (porque yo tenia poder para proveer de aquel offi^io , quando conviniesse, ))en nombre del alguacil mayor, el bachiller Encisopor su absencia, que estaba en »España y era mi amigo) ; é dixe al alcalde que me placía de hacer lo que me ro- 32 «Loida esta petición en Regimiento y en mi wlicto , y ser hecho sobre asechanca y sobre pens- «presencia, dixe que bien pares^ia que todo aque- «sado, y dixo que quando avia procurado de vivir »llo era fabricado por el deán» {Ut supra.). wconmigo, era por me malar durmiendo ó como me- 33 Refiriendo Gonzalo Fernandez la confesión »jor le pares9iesse » {Hist. gen. y nat. de Ind. , li- de Simón Bernal, se expresa asi : «Confesó su de- bro X, cap. <9). DE GON. FERN. DE OVIEDO. XXXIX »gaba, porque me parescia que era buena persona aquel, para quien me pedia la »vara del alguacilazgo. Y en este instante llegó por detras el Simón Bernal con ))un puñal luengo y muy afilado, aunque traia otra espada ceñida, é dióme una wgran cuchillada en la cabeca y descendió cortando por debaxo de la oreja sinies- ))tra é cortóme un pedaco grande de la punta é huesso de la quixada y entró hasta »media mexilla , é fué tan grande é honda la herida que me derribó é dio conmi- ))go en tierra; y al caer dióme otras dos cuchilladas sobrel hombro izquierdo; é »todo tan presto que antes que el alcalde le viesse ni yo me reconos^iesse , era «hecho lo ques dicho. Y el malhechor echó á huir la calle adelante, no querién- »dose acoger á aquella iglesia, á par de donde estábamos (porque si alli se entrá- »ra, fuera preso), sino fuesse á la Iglesia Mayor, donde el deán y otros clérigos, ))sus amigos é valedores le atendían, para le favores^er, como lo hicieron. Assi ))CÓmo cay en tierra atordido , dixe : Válgame la madre de Dios ; y miré atrás é ))vile aleado el puñal, é dándome priessa á levantarme, dixe: ¡Oh traydor! ¿por- »qué mo has muerlo?... E puse mano á la espada que tenia ceñida debaxo de una wloba cerrada que tenia vestida, tomando el pomo por encima de la ropa, medio ))sin sentido, é tal que no conosci bien al que me hirió por la turbación de la vis- ))ta.... E estando de esta manera herido, me llevaron á mi casa é pedí á mucha wpriessa un confesor, porque conosci bien el peligro en que estaba : é venido un «barbero cirujano, cómo me vido, no me queria curar, é dixo que para qué avia »de curar un hombre muerto; é con importunación de los que alli estaban, me cu- »ró , sin esperanca de todos los que me vieron que pudiesse vivir tres horas. É yo «no sentí la cura ni hablaba : é desde á mas de cuatro horas que estaba curado é «echado en la cama, volví á tener algund sentido é torné á pedir el confesor, é »me confesé é dixe por auto ante un escribano que perdonaba, é perdoné á quien «me avia muerto é á todos los que en ello avian seydo, porque Dios me perdo- «nasse á mí , pues se puso en la cruz por mi redempcion y de todos los peca- «dores» '*. Con asombro de sus enemigos que le daban por muerto , sanó en breve el Veedor de las heridas, no sin que en lo mas recio de su dolencia protestara ante el escri- bano Pedro de Rojas que habia ido al Darien á publicar la primera residencia del Pedrarias , para que si no podia presentarse en ella al tiempo señalado, no se si- guiera perjuicio á sus intereses ni á los del fisco, pues que subían á 10,000 pesos de oro los cargos que contra el gobernador formulaba. Restablecido al fin, viósc á poco sujeto á juicio de residencia , la cual fué pregonada en el Darien por Juan de Carvallo, á quien hizo el gobernador su teniente, porque sabia que no era de- voto del Veedor, el cual le habia multado y perseguido por varios delitos. Diez mil pesos de oro exigió Carvallo de fianzas á Gonzalo Fernandez de Oviedo, para seguridad de su persona, no pareciendo sino que, al estrecharle de este modo, se procuraba incitarle á la fuga ; pero cómo no podia allegar aquella suma tan cre- cida , ni se tenia tampoco por culpado , dejóse echar grillos dentro de su propia 34 Ib., cap. 17. XL VIDA Y ESCRITOS casa , quedando en ella reducido á prisión , hasta que viéndole flaco y enfermo, es- ofreció el mismo teniente á quitarle los hierros, obhgándole en cambio á deposi- tar 1,000 pesos de oro, con la pena de pagar otros 5,000, si quebrantaba la clausura. Venido por último el juez de residencia , que lo era el licenciado Juan Rodríguez de Alarconcillo , contestó Oviedo victoriosamente á todos los car- gos que se le hacian, siendo de ellos absuelto, con no poco desp3cho de sus ene- migos, quienes después délo pasado, osaron todavía pedirle en nombre del bachi- ller Corral sesenta marcos de oro, en desagravio de los perjuicios que le habia causado en su hacienda, con remitirlo á España. Nada se atrevió á fallar Alarcon- cillo sobre este punto, y ya fuese por seguir la justicia, ya porque el bachiller Corral se hallaba en la corte , acordó enviar esta causa al Real Consejo de Indias, asi como otro proceso, instruido á sohcitud de una muger, á la cual mandó Ovie- do azotar y sacar los dientes, como perjura ^\ Vagaba entre tanto por aquellos contornos el asesino Simón Bernal , echado por Zalduendo y sus amigos de la iglesia (que no otro pago tienen los traidores) y sentenciado por los alcaldes del Darien á ser mutilado de la mano derecha y del pié izquierdo. Oviedo que en el primer momgnto le psrdorió generoso, agraviado de nuevo por la conducta de sus enemigos, mostróse parte en la causa, y acudió para que le hiciera justicia al juez Alarconcillo, quien at3nlidas las graves cir- cunstancias del crimen, revocó aquella sentencia de los alcaldes, fallando el pro- ceso en rebeldía y condenando á Bernal al último suphcio , con perdimiento de sus bienes. Supo luego el asesino cuanto ocurría, y mas sañudo contra el Vee- dor , juró darle muerte en su propia casa ; pero traíale la Providencia por este camino á pagar todos sus delitos , pues avisado secretamente de su intento , no solo desbarató Oviedo todos sus planes , sino que resuelto á apoderarse de él, para lo cual obtuvo el mandamiento oportuno , dióse talos trazas , que le encon- tró al cabo, metido dentro de una pipa, en cierta nave que iba á hacerse en aquel instante á la vela para Jamáyca. No dejaron el deán y sus consortes de moverse para impedir que le sacaran del Darien , pero sin fruto alguno : con- ducido á la villa de Acia, confesó plenamente su crimen, con lo cual dio Alar- concillo sentencia definitiva, confirmando la de los alcaldes de Santa Maria del An- tigua, que fué sin mas ejecutada, á los ocho meses no cabales de cometido el ase- sinato. Simón Bernal murió á los tres dias en la cárcel , á donde le volvieron para el pago de las costas '^ No habían trascurrido veinte y cuatro horas de la ejecución, cuando tuvo Oviedo nuevo aviso del género de amistad que el gobernador le profesaba. Noti- cioso este de que Bernal habia sido apresado y de que era Alarconcillo el juez de la causa , envió á toda prisa un correo , mandándole que se inhibiese de ella , y 3o Esta muger habia delatado á sii marido co- pilulo i9 deliibro X, de la 11." Parle, que ya hemos mo asesino, sin probarle el crimen de que le acu- citado repelidas veces, y al cual remitimos á los lec- saba (Ib., cap. í8). tores; no creyendo oportuno recargar estos pasages 36 Oviedo refiere menudamente todas las cir- con la repetición de aquellos pormenores, sin que cunislancias de la prisión de Simón Bernal en el ca- lográramos tampoco dar mas interés á este escrito DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XLl íivocándola á sí , como juez y autoridad suprema en aquellas parles. Tarde vi- no sin embargo esta diligencia , bien que el mensagcro traia andadas cuarenta leguas en poco mas de. diez y seis horas ^^: cuando llegó á la villa de Acia, ha- lló al licenciado y á Gonzalo de Oviedo, que saliendo de misa, pasaban casual- mente delante del palo en que se veian clavados el pié y la mano del asesino , y que era por cierto el mismo, donde pocos meses antes se contemplaba con asom- bro la cabeza del ilustre descubridor Vasco Nuñez de Balboa. Mandó Alarconcillo leer públicamente aquella orden del Pedrarias, y declarando en el acto que se apartaba del proceso , en cuanto al descubrimiento y castigo de los cómplices, pidió Oviedo testimonio de esta declaración , protestando en debida forma contra el procedimiento del gobernador, a quien hizo responsable de los daños y perjui- cios que se le ocasionaran, los cuales montaban ya á dos mil pesos de oro. Mas perdida toda esperanza de justicia, cansado de sufrir persecuciones, y expuesto á cada instante á nuevas asechanzas , resolvióse Oviedo á recurrir al Real Consejo de Indias , y recogiendo secretamente parte de su hacienda y toda su familia (que ya había contraído nuevo matrimonio), se embarcó el 5 de Julio de 1523 en el mismo bergantín que le trajo del Daríen, y protestando dirigirse al Nombre de Dios, torció el rumbo hacía la isla de Cuba, alejándose de aquellas costas, teatro de sus trabajos y desgracias , con el mismo deseo y la misma esperanza que en 1515. Pero no habían sido estériles aquellos tres años para sus empresas literarias: en medio de las penosas tareas de sus oficios ; entre el cúmulo de contratiempos que le sobrevinieron ; enfermo , perseguido y despechado , hallaba siempre Ovie- do placer y contentamiento en sus tareas históricas, siendo verdaderamente pro- digioso el tesón con que las proseguía y el fruto que obtenía de sus vigilias. Cuan- do se embarcaba en el puerto de Acia , era acaso su mayor cuidado el de poner en salvo sus numerosos manuscritos , entre los cuales contaba ya la crónica y vi- da de los Reijes Católicos, que insertó después en su Catálogo Ucal de Castilla y la Historia general y natural de Indias, comprensiva de todos los acontecimientos acaecidos hasta el año de 1523, en que se hallaba ^^ 37 Replicando el meiisagero de Pedrarias Dávila al licenciado Alarconcillo que al recibir la orden del gobernador , le reprendió por haber llegado tarde, creyendo que se habria dormido en el camino, dijo: «Si me he dormido ó no mande Vra Mrd. que se »me dé por leslimonio á qué hora llego aqui; por- ))que pueden ser Ires ó qualro horas que amanesció »é después de vísperas parlí de Panamá» (Hist. gen. y nat. delnd., II.* Parle, lib. X, cap, 19). 38 Cuando en 1523 presentaba Oviedo al empe- rador Carlos V el Sumario de la Natural Historia de las Indias , decia , hablando de sus trabajos lite- rarios : «Distinguiendo la crónica y vidas de los Ca- nthólicos Reyes don Fernando y doña Isabel, de glo- «riosa memoria, hasta el fin de sus dias, de lo .que «después de vuestra bienaventurada sub9esion se ))ha ofrescido». Estas palabras de Oviedo han dado TOMO' I. sin duda motivo á que el erudito anglo-americano Mr. George Ticknor tenga por obras distintas y es- peciales las Crónicas no completas de los Reyes Ca- tólicos y de Carlos V; pero debe advertirse que estos trabajos forman parte, según queda notado, del Ca- tálogo Real de Castilla, en que se ocupaba Oviedo desde 150o. Al final del Sumario observa: «Yo he ))escrito en este breve sumario ó relación lo que de «aquesta Natural historia he podido reducir á la «memoria y he dexado de hablar en otras cosas mu- «chas, de que enteramente no me acuerdo ni tan al «propio, como se pudieran escrebir, ni expresarse tan «largamente, como están en la General y natural nhistoria de Indias , que de mi mano tengo eserip- »la... lo qual tengo en la cibdad de Sancto Domingo «de la Isla Española, etc.» {Historiad, primil. de las Ind. occid., por don Antonio González Barcia, 1. 1). G XLII VIDA Y ESCRITOS III. Peligroso viage de Oviedo. — Preséntase en la corte. — Su acusación contra el Pedrarias. — Contradicción del bachiller Corral y doña Isabel de Bobadilla. — Ofrécele el Consejo de Indias la gobernación de Santa Marta. — Rehúsala y obtiene la de Cartagena. — Trabajos literarios de Oviedo. — Destitución del Pedrarias. — Pedro de los Ríos. — Vuelve el Veedor á la Tierra-Firme. — Halla despoblado el Darien. — Residencia del Pedrarias — Indemnización de Oviedo. — Muerte de Juan Pérez Zalduendo. — Invasión de Rodrigo Bastidas en la goberna- ción de Cartagena. — Renuncíala Oviedo y pásase á la de Nicaragua. — Es nombrado el Pedrarias gobernador de esta provincia. — Intenta Oviedo retirarse á su casa. — Residencia de Pedro de los Rios. — Las ciudades de Panamá y Santo Domingo envian á Oviedo como procurador á la corte.— Llega á España.— Éxito de su procuración. — Nómbrale el Cesar cronista de las Indias. — Vuelve al Nuevo Mundo. — Es elegido alcaide de la fortaleza de Santo Domingo. — Dánle sus poderes para la corte la Audiencia y el Regimiento de esta ciu- dad.— Satisfactorio efecto de su nueva procuración. — Impresión de la I.* Parte de la Historia general y natural de Indias. il O bien se habia dado á la vela Gonzalo Fernandez de Oviedo , para buscar en España la justicia que se le negaba en el Nuevo Mundo , cuando aquejado de agu- das y continuas fiebres, y demagrado por las dolencias anteriores, llegó á tal punto de abatimiento, que todos cuantos le servian desconfiaron de su vida. Agregábanse á esto las frecuentes borrascas que en aquella travesia le afligieron, siendo tan recios los vendábales que embravecían las ondas y combatían la cara- vela (poco segura ademas por ir comida de la broma), que á cada momento te- nian delante de sus ojos el abismo. «Finalmente (escribe el mismo Oviedo en su nlibro de los Naufragios), nos vimos en tanto peligro, que de hora en hora espe- «rábamos la muerte; y yo mas que otro , porque demás de lo que he dicho, yba »muy enfermo, tanto que queriendo un marinero aprovecharse de un serón de «esparto que alh estaba debaxo de un colchón , en que yba yo echado , le dixo un «criado mió : No tomes el serón : que ya veys quel capitán está muriéndose , y «muerto, no hay otro en que envolverlo y echarlo á la mar. Lo que yo oy y en- ))tendi muy bien; y ásenteme en la cama enojado con mi criado, é dixe : Saca »e5se serón de ahy y dásele á esse hombre : que no me tengo de morir en la «mar , ni querrá Dios que me folte sepoltura en su sagrada Iglesia. Y desde essa «hora tuve alguna mejoría *». Doliente y trabajado aportó Oviedo á Santiago de Cuba , donde se hallaba á la sazón el adelantado Diego Velazquez , quien no solo le recibió afectuoso , sino que viéndole en tan lastimero estado, le hospedó en su propia casa, haciendo cuanto estuvo de su parte para que se repusiera de su enfermedad , y festejándole genero- so. Quince- dias permaneció el Veedor en compañía de Velazquez, logrando en este tiempo reparar algún tanto su quebrantada salud , y aprovechando aquella propicia ocasión, para recoger noticias y relaciones sobre el descubrimiento del Yucatán y la i Hist. Gen. y Nat. de Ind., III." Parte, libro XII, proh. DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XLIII expedición de Juan de Grijalva: cuando ya se disponía á parlir, rogóle encare- cidamente el adelantado que llevase al César las nuevas de aquel descubrimiento hecho á su costa , encargo que recibió gustoso el Veedor y que desempeñó fiel- mente, como hombre agradecido ^. En la misma caravela (que habia ya ven- dido en Cuba) pasó á la Isla Española con todos los suyos, desembarcando en el puerto de la Yaguana, desde el cual se encaminó por tierra á la ciudad de Santo Domingo, en que halló al almirante don Diego Colon, apercibiéndose para ir á España , á donde el Emperador le habia llamado. Mucho celebró don Diego la llegada de su antiguo y cariñoso amigo , cuyas desventuras supo indignado con- tra el Pedrarias y sus secuaces ; y después de prodigarle todo género de cuida- dos , ayudándole á establecer su casa y familia en aquella ciudad, le brindó con su propia caravela , de que era maestre el experimentado piloto Juan López Ar- chuleta, saliendo juntos del puerto el 16 de setiembre de 1523. Pero si difícil y trabajosa habia sido la navegación que trajo Oviedo desde Acia hasta Santiago de Cuba , no mas bonancible fué el viage que en compañía de don Diego Colon hizo á España. Pocos días navegaron con próspero tiempo : asaltados en mitad del Océano por súbita borrasca , en vano procuró el diestro Archulcta defender aquella pequeña nave de la furia de los vientos y de las olas. Arreciaba por momentos la tempestad, faltaban las fuerzas á los cansados marineros, crujía por todas partes la mal segura caravela , y saltaban las ondas de banda á banda, llenando de pavor á Colon y á Oviedo , quienes juzgaron llegada en aquel instante su última hora. Ya habían arrojado al mar parte del mas precioso cargamento; ya el maestre, abandonado el timón, habia declarado la necesidad de alijar hasta de la ropa , encomendándose todos al Hacedor Supremo , cuando plugo á este di- sipar los vientos y aquietar las aguas, tornando la esperanza y la alegría al pecho de aquellos afligidos españoles que pocos minutos antes se lloraban náufragos '. Libres de tanto peligro, y favorecidos por amigas brisas, avistaron al fin con jú- bilo extraordinario las costas de la península ibérica , montando la barra de San- lúcar el 5 de noviembre , y dirigiéndose luego á Sevilla , emporio entonces de las artes y del comercio. No se detuvo Gonzalo Fernandez de Oviedo en esta ciudad muchos días : no- 2 Cuando narra Oviedo la expedición de Juan de Grijalva , se expresa, respecto de este punto, en los siguientes términos: «Y como. he dicho en el li- ))bro 11 desta I.'* Parte, pues Su Mag-estad manda «que me den relación verdadera todos sus goberna- »dores de las cosas destas Indias, esto tengo yo sig- wnado é por testimonio que me fué dado por el le- «nieiite Diego Velazquez , passando por aquella isla wFernandina el año de mili é quinientos é veynte é ))tres; é yo llevé este testimonio á España, ásu rue- ))go, para dar noticia deste descubrimiento suyo é »de otras cosas á la Qesárea Mageslad» {Hist. gen. ynat. de Ind., I." Parle, lib. XVII, cap. \1). 3 Curiosa es por cierto la circunstancia que re- fiere Oviedo de esta peligrosa navegación en el ca- pítulo 4.° de su libro de los Naufragios, último de la General historia: «En una nao (dice) en que yo me «hallé el año de mili é quinientos é veynte é tres «años en el mar Océano, de la qual era maestre Juan »Lopez de Archulelaque hoy vive, yéndonos ane- wgando é quassi perdidos, alijando de la ropa y car- »ga, yba un man9ebo , criado del almirante don »Diego Colom , durmiendo y roncando tan descan- Hsadamente como si estoviera en Toledo, Llamábale Hclalmirantede quandoenquando, y decíale:— Sanc- ))la Cruz (que assi se llamaba), ¿no vees que nos ane- Mgamos?... ¿Por qué no despiertas, traydor, y le «encomiendas á Nuestro Señor?... Y el mancebo res- wpondia y decia: — Señor, ya lo veo. — E inconli- wnenti tornaba á roncar». XLIV VIDA Y ESCRITOS ticioso alli de que el César tenia su corte en Vitoria para alentar las operacio- nes del ejército, que bajo la conducta del Condestable don Iñigo Fernandez de Velasco, se hallaba sobre Fuente-Rabia, fortaleza de que se apoderaron los fran- ceses durante los disturbios de las Comunidades , se dirigió á aquella ciudad, mo- vido no solamente por el deseo de librar la Tierra-Firme de lá opresión del Pe- drarias , sino aguijoneado también por las graves ofensas personales que de sus manos habia recibido. En Burgos encontró al Real Consejo de Indias que se pre- paraba á trasladarse al lado del César, siendo tal la impaciencia que le aquejaba por representar sus querellas, que tuvo á mal agüero aquella partida. — Siguió, no obstante, á los señores del Consejo (que no habia de vencer el desaliento á quien sobraban la voluntad y la constancia) , y resuello á pasar la plaza de im- portuno hasta ser oido , llegó á Vitoria á principios de 15^4 *. Pero cumpliósele su esperanza mas fácil y prontamente de lo que pensaba : servíale la ilustre me- moria del príncipe don Juan de protector escudo, y abríansele á su nombre, co- mo al influjo de misterioso talismán, las puertas de magnates y prelados: el mis- mo César , que ya en Bruselas y Barcelona habia oido de su boca las quejas contra el gobernador de la Tierra-Firme, y que recordaba complacido su leal- tad para con el príncipe , su tío , luego que hubo de enterarse del propósito de su venida , no solamente previno al Consejo que le hiciese justicia , sino que le concedió en su cámara especial audiencia. Oviedo expuso al Emperador y á su Real Consejo todos los trabajos y persecuciones que habia padecido desde su par- tida de Barcelona en 1520, y presentando los poderes que traia de la ciudad del Darien, pidió, en nombre de la misma, nuevo gobernador para aquella desventu- rada provincia. Ordenóle el César, oida su demanda, que presentase al Consejo por escrito su relación y querellas contra el Pedrarias, lo cual verificó el Veedor inmediatamente , como quien veia lograda la ocasión de que su rey supiera las vejaciones, inhumanidades y tiranías, de que era víctima tan rica y vasta región del Nuevo Mundo *. 4 Don fray Prudencio de Sandoval , en su His- toria del Emperador Carlos V, 1.* Parle , lib. XI, párr. 24 (Amberes Í681) , dice, aludiendo á las no- ticias que trajo Oviedo de la Tierra-Firme : «Vinié- ronle también (al Emperador) cartas y relaciones de las navegaciones y conquistas de Indias , assi de las tierras y provincias de la Nueva España, como de Tierra-Firme y Nicaragua y oirás partes della , que en aquellos dias se hablan conquistado, trayendo los naturales al conocimiento del verdadero Dios, como lo escriben Gonzalo Hernández de Oviedo y otros dolos y curiosos coronislas». (Véase también el ca- pítulo 20 del lib. X de la 11." Parle de la Hist. gen. y nat. de Ind.—Bat. y Quinq., K. 130, fol. 3 vio.) 5 Hé aqui como empieza Oviedo esta importan- te relación : «Al tiempo que besé las reales manos »de Su Magestad , le dixe cómo yo le servia de «Veedor en Tierra-Firme, dó es gobernador Pe- «drarias, é que venia desde allá á dar noticia á Su »Mages!n;l de cómo aquella tierra está perdida é «destruyda é robada, é han passado épassan en olla ))muchas crueldades , de que Dios é Su Magostad se wdessirven é la tierra se pierde , seycndo , como en ))la verdad es , lo mejor de lo descubierto ; é todo »eslá escondido é ocultado á Su Magostad y su Con- Msejo.... E díxome Su Mageslad que á Vras. Mrds. «hablasse é dixesse todo aquello que sabia ó me ))paresc¡esse de las cosas de aquella tierra , de don- »de vengo , para que Vras. Mrds. se informassen , »é que Su Magestad lo mandarla luego remediar é «proveer, como conviniesse. É cumpliendo con el «mandamiento de Su Magostad é con lo que debo «á su real servicio y á mi consciengia, digo, etc.». (Arch. gen. de Siman., Patr. Real, Arca de Indias, leg. 7. — Real Acad. de la Hist. , Colee de Muñoz, tom. 76, A. 103). DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XLV Duros eran en verdad los cargos que formuló Oviedo contra el Pedrarias; pues no solamente le negaba en su informe las cualidades mas precisas para la gober- nación, tildándole de flojo, inconstante, codicioso, díscolo y sembrador de ciza- ña (con lo cual babia sido causa de continuas desavenencias y escándalos), sino que le acusaba también de injusto, arbitrario, cruel, venal é hipócrita, declarán- dole como usurpador, é inobediente al rey y á su Real Consejo. Pero estas califi- caciones lejos de ser bijas del enojo que el Veedor atesoraba en su pecho, ve- nían hasta cierto punto comprobadas por la simple exposición de los sucesos, á que se referia. Apandillado el gobernador con los oficiales reales, que á su ejemplo abandonaron el Darien, ni habia obedecido las cédulas de 1519, permitiendo en contrario el tráfico inmoral , en que aquellos se ejercitaban y admitiéndolos á su consejo; ni remitido á España los quintos de la corona, pretestando gastos ex- traordinarios ^; ni guardado las provisiones reales en el repartimiento y trato de los indios, haciendo violenta y falaz aplicación del requerimiento ordenado por el Rey Católico ^. Y si consintió, débil ó mal intencionado, que los oficiales rea- les maltrataran á los indios, mudando á su placer los repartimientos, con lo cual crecían por demás sus haciendas y la del mismo Pedrarias; si toleró que su pri- mo, el capitán Gaspar Morales, pasara á cuchillo trescientos de aquellos desdi- chados , sin perdonar edad ni sexo , cebando asi su desenfrenada rapacidad ; si dejó impune la alevosía de Renito Hurtado, el cual vendió como esclavos los indios de carga que le diera, bajo seguro, el cacique de Careta; si no castigó la inhumani- dad de Pedro de Cárdenas que asó por su placer dos mugeres indias de encomien- da; y si apadrinó finalmente al capitán Francisco de Medina y á otros muchos desalmados que, sobre saltear y aperrear indios caribes, osaron también vender en pública almoneda no pocos de los que habían ya recibido las aguas del bautismo; no mas humano y justo se mostró con los españoles que ó se oponían á su volun- tad y de los suyos ó no se doblaban fácilmente á la lisonja. Acusábale asimismo el ofendido Oviedo de haber tomado para silas islas de Oto- que y Terarequi ó de las Perlas, pertenecientes ambas á la corona, haciendo en ellas inmoderado logro , sin participación legítima de la real cámara y en daño de lodos los pobladores, á quienes vedó allí la pesquería. Pero sí debió este cargo 6 Es sobre manera importante", para ilustrar la historia de la conquista , lo que en la Relación hecha por Gonzalo Fernandez de Oviedo de los males causados en Tierra-Firme por el gobernador Pedrarias se dice, respecto de la inversión de cau- dales : « Las pagas que se le hacen ( al g-obcrnador) ))de gente serian excusadas , pues ninguna tiene ni ))la hay para ninguna nescessidad, por razón de las ))dichas pagas ; é assi hácense copias vanas , é por «aquellas libra el contador é paga el tesorero: é se- «ria n-.ejor, ya que las oviesse de llevar, dárselo de asalario que por esla via : que paresce qucs untarse ))la cebada su dueño ; é dessofra manera seria mer- «ced c sonaría mejor el salario , seyendo mayor». 7 Las palabras de Oviedo son en esta parte har- to significativas: después de recordar el objeto que el rey don Fernando se propuso, al disponer que se hiciera á los indios el requerimiento , de que lleva- mos hecha mención arriba , observaba: «Esto se »ha fecho desla manera: que primero eran saltea- ))dos, é después de presos e' atados se les leia ; é »con esto eran dados por esclavos ó repartidos é «vendidos. É nunca hasta hoy se ha fecho ni guar- »dado la fuerza del dicho requerimiento ; é para ver »si esto es assi , llamen ó tomen un indio que me- ))jor entienda nuestra lengua , ú veráse que ninguna »cosa entiende del requerimiento ». XLVI VIDA Y ESCRITOS llamar seriamente la atención del Consejo de Indias, no era por cierto menos grave el que fulminaba el Veedor de las fundiciones del oro en las siguientes pala- bras: «Entre las culpas que halló (el Pedrarias) á Vasco Nuñez, para le degollar, »es a ver tomado el dicho Vasco Nuñez una marca de las con que marcan el oro, »á su suegro Verdugo , que era Veedor de la dicha Tierra-Firme (que creo que »le llaman Silvestre); pero no obstante esso, envió el dicho gobernador Pedrarias wdesde Panamá al Darien por un cuño de los que tenia el Veedor Gonzalo Fer- ))nandez de Oviedo, é lo tuvo en su poder eltiempoqueleparescióé lo pudo hacer, ))é marcar pudo el oro que le paresciesse, abscondidamente». Y no menos re- prensible aparecía el Pedrarias en la Relación de Oviedo , respecto de las cosas del esclarecido y malogrado descubridor del mar del Sur : ya desde su llegada al Darien habia obligado á este á venderle su casa por menos dinero del que valia en renta ; y cuando después de degollado , se apoderó de sus bienes , en nombre del fisco, repartió los indios que le quedaban entre doña Isabel de Bobadilla, su mu- ger, y los criados de esta, separándolos asi del grueso de la hacienda del adelan- tado, la cual puso en poder de Martin de Estete. Aquellos ponderados cien mil pe- sos de oro que en Barcelona despertaron con razón la solicitud del Real Consejo de Indias, vinieron á quedar reducidos á la insignificante suma de tres mil, que diezmados de nuevo por el administrador y los escribanos del proceso , dieron por último resultado dos mil castellanos *, pagados principalmente en recibos y otros papeles, lo cual bastaba sin duda á poner en claro la integridad de los oficiales y apadrinados del gobernador de Castilla del Oro ®. Mas para que el ruido de estas violencias y rapiñas jamás llegase á la corte de España, negábase astutamente el Pedrarias á permitir que saliera de la Tierra-Firme español alguno que no se le confesara parcial , ofreciéndose á decir maravillas de su gobierno : á tal extre- mo llegaron la arbitrariedad y la impudencia , que se apoderaba de cuantas car- las iban y venian de las Indias, á fin de que por ningún camino fuera en la corte conocida su conducta ^". Oviedo , cuyo principal deseo , aunque personalmente injuriado, era la salva- ción del Darien , terminaba su Relación, proponiendo al Real Consejo de Indias los medios, que en su juicio debian adoptarse para evitar la ruina de aquella desdi- 8 Tenia cada casfeí/ano el peso de un adarme, y fué establecido en América por los primeros conr quistadores, para el cobro y paga del oro , compu- tándose por el valor de dos pesos y medio de Es- paña ó dos pesos fuertes de América , y equivalen- te á un escudo de oro del doblen de á ocbo antiguo (Alcedo , Dice. Geog. Hist. de las Ind. occ, tom. V, pág. 48 del Voc. de lasvoc. prov. de la Am.). 9 Oviedo , que habia ejercido el cargo de Re~ ceptor de las penas de Cámara, y que tuvo ademas el especial de tomar las cuentas de los bienes de "Vasco Nuñez, deciaen su Relación al Consejo: Etal ))maña se dio el dicho Estete é escribanos , que él »é ellos se llevaron de los dichos tres mili caslclla- «nos mas de los mili dcllos , pagando solamcnle «con papeles, é sin cobrarlos ni pagar en dineros». JO «É tómanse las cartas é no se dan á quien »van, é las que de allá vienen, tómanse porque Su- wMagestad ni su Consejo no sepan verdad: é assi ))no osan escribir ni avisar de cosa que allá passe». Tales son las palabras con que denunciaba Oviedo en su Relación tan inaudito abuso , á que anadia el Pedrarias , para mas oprimir y obligar á los espa- ñoles , el de apoderarse de los instrumentos púb i- cos, que convenían á sus codiciosos intentos: el Veedor escribía: «Algunas escripturas é registros Horiginales que él quiera tener en su poder, es nes- Mcessario que se le den ; porque el que gelas impí- wde, no se halla bien dello; é si dá conoscimienfo. »dellas, es de muy mala gana ú no lo dá.» DE GOiNZ. FERN. DE OVIEDO. XLVII chada comarca: «Assi que (escribía) para lo de Tierra-Firme conviene que Su «Magostad determine una de descosas, y son: perderlo ó ganarlo. Para perderlo, «ninguna cosa se podría buscar, ni penssar, ni proveer mejor que dexarlo estar ))de la manera que ello se está : é para ganarlo é atajar tantos daños é dar orden »cómo Dios é Su Magostad sean servidos é la tierra remediada, háse de proveer «quel que gobernare aquella tierra , sea hombre de buena sangre é que tenga celo )>é fin prencipal del servicio de Dios é del Rey é que sea amigo de justicia é hombre wpara trabaxar por su persona é non de sobrada cobdicia, ni cargado de hijos, é )>de edad convenible para el seso é para los trabaxos. E que este tenga, dó quiera »que estoviere , una ó dos personas de buena consciencia é letras ; é que por su «persona visite ambas costas, é los pueblos dellas; é si nescessario fuere (que si wes é mucho), torne á tomar las residencias á los jueces passados, que no serán de «poco interesse para la hacienda de Su Magostad : é que demás desso , tenga siem- wpre en el Darien un teniente que sea persona de letras é buena consciencia , que «administre justicia en la costa y pueblos del Norte , é otro en la costa é pueblos «del Sur.» Tal era el bello ideal de Oviedo, que no pudo ver realizado en tantos años de contradicciones y desgracias ". i{ Después de conocer las persecuciones que padece Gonzalo Fernandez de Oviedo por de- fender la ciudad y provincia del Darien de las injusticias del Pedradas y de los suyos ; des- pués de notar los principales cargos que le diri- ge en la enérgica Relación presentada al real Con- sejo de Indias , no se comprende cómo se ha con- fundido el nombre de Oviedo entre los asoladores de la Tierra-Firme y los destructores y despoblado- res del Darien por un escritor coetáneo suyo, que le dirige sobre este punto severos y formidables cargos. Bien se advertirá que hablamos del licencia- do Bartolomé de las Casas. «Que Oviedo (dice) ha- «ya sido partícipe de las crueles tiranías que en »aquel reyno de la Tierra-Firme que llaman Casti- ))lla del Oro se han hecho desde el año catorce que «fué no á gobernallo, sino á destruillo Pedrarias, ))hasta este de diez y nueve , confiésalo el mismo é «véndelo al rey por servicios señalados». Oviedo no confiesa tal , ni podia confesarlo ; pues que en 151o habia dado la vuelta á España para de- nunciar , como lo hizo , aquellas tiranías , sobrevi- niéndole todo lo que dejamos referido en la 11." Par- te de este escrito , hasta que á fines de 1519 lo- gró derribar, aunque sin fruto, al Pedrarias, de quien le hace las Casas ayudador y cómplice. Lo que Oviedo confiesa, cuando habla de sí, y no respecto de los cinco años desde 1514 á 1519, sino refiriéndose al tiempo en que tuvo la tenencia del Darien , es que se ocupó cuando convino asi en el desempeño de sus oficios , como en la conquista y pacificación de algunas parles de aquella tierra, con las armas sirviendo á Dios y al su Rey, como su ca- pitán y vassallo (Prohemio del libro I, de la 1." Parte de la Ilist. Gen. y Nat. de Jnd.). • El obispo de Ciudad Real de Chiapa , añade sin embargo: «Llamaba también sus indios los repar- wtimienlos que tenia sojuzgados con las violen- «cias y entradas que se han referido arriba , en las »quales y en los robos que por ellas se hacían, tenia «Oviedo su parte, como la tenia Pedrarias que des- «gobernaba la tierra , y los otros oficiales del rey «con el Sr. obispo». Mas adelante proseguía las Ca- sas : «Solo vido (Oviedo) y se halló y participó en «las tiranías y destruycion de aquella Tierra-Firme «9Ínco años que en ella estuvo , según queda dicho, «de los males y perdición que hizo é ayudó á hacer, «concedérnosle que será muy cierto testigo ; mas «no dice él ni decía cosa delios , sino en quanlo «fuere de infamia y en detrimento de los indios y «en excusación y justificación de sus crueldades y «de sus consortes, y ambición y cudicia» [Hist. Gen. de las Indias, libro III, capítulo 141). Una ob- servación sola bastará para desvanecer todas estas acusaciones: Oviedo llegó á la Tierra-Firme en ju- nio de 1514, y no pudiendo sufrir los desmanes del Pedrarias y del obispo , se partió para España en octubre de 1515. ¿Cómo, pues, si estaba en Es- paña y representando contra ellas , ejerció en el Darien aquellas ominosas tiranías en los restan- tes cuatro años? Por cierto que si Oviedo hubie- ra sospechado que tan reverenda persona , como las Casas , le habia de acusar con tal dureza y agru- ra por haberse expuesto á mil peligros, desafiando y arrostrando en tantas ocasiones la saña del Pe- drarias y de los suyos , habria sin duda desmayado en el meritorio intento que le trajo á España dos veces , y que le movia en lo24 á fulminar tan seve- ros cargos contra el gobernador de Castilla del Oro, Lejos, pues, de disculpar las crueldades é injusli- XLVIII VIDA Y ESCRITOS Mediado el mes de marzo de 1524, trasladó el Emperador á Burgos su corte, cuyos pasos siguió el Veedor, resuelto, como estaba, á que se le hiciese justicia. Pero al mismo tiempo que exponía ante el Real Consejo de Indias los cargos ya indicados contra el Pedrarias y los suyos, esforzáb:inse doña Isabel de Bobadilla y el bachiller Corral en contradecirle, procurando dar á entender al mismo Consejo que seria grave inconveniente, para la conquista y posesión de aquellas regiones, remover de su cargo al gobernador, cuya pericia é intehgencia eran grandemen- te ponderadas. Andaban en todo el oro y las perlas de la Bobadilla, la cual, como sobrina de la célebre marquesa de Moya, hallaba entrada en todas partes, y no ha- cian menor efecto las gestiones del astuto bachiller, quien demandaba personalmen- te á Gonzalo de Oviedo , para que le pagase los daños producidos en su hacienda con el extrañamiento de Santa Maria del Antigua; acto que calificó el Real Conse- jo de arbitrario, condenando al Veedor en cien mil maravedís, por no haberle remitido, como debiera, al tribunal superior del Pedrarias. Abster>íase, sin em- bargo, el Consejo de absolver á Diego del Corral de los dehtos castigados por Ovie- do; y mientras entendía en proveer lo mas acertado, respecto de la gobernación de Castilla del Oro, mandaba que, tanto el Veedor como el bachiller, se presen- taran en tiempo oportuno á dar sus descargos ante el juez de residencia, que de- bía pasar á la Tierra-Firme *^. Pero no desmayó Oviedo por este contratiempo, que le acarreó mas bien su lealtad que su injusticia; y si halló castigo donde bus- caba premio , no por eso se dio por vencido. Iba entre tanto muy despacio el principal asunto que le había traído á España; cias, de que habla las Casas, fué el mayor y mas constante anhelo del Veedor el que llegaran á oidos del rey y de su Consejo : esta gloria, puesto que lo es, nadie puede disputársela, pues contra todo gé- nero de declamaciones , aparecerá siempre la irre- sistible fuerza de los sucesos y el irrecusable testi- monio de los documentos que, como la Relación, he- cha por Gonzalo Fernandez de Oviedo , de los ma- les causados en Tierra-Firme por Pedrarias , son bastantes á destruir cualquiera acusación mejor fun- dada. Lo notable de lodo esto es que un hombre, corry) don fray Bartolomé de las Casas , que vio á Oviedo en Barcelona en 1319, ignorara ú olvidara tan fácilmente todos los hechos sobre que habia do recaer su terrible censura. Que esta , por injusta é infundada que fuese, habia de producir nuevos errores , lo prueba la lectura de los artículos biográ- ficos de Oviedo que se han escrito fuera y aun den- tro de España. Los autores de la Biographie uni- verselle ancienne et moderne (tom. XXXII, pág. 310 y \i) ignorando enteramente las circunslancias de la vida del Veedor, llegaron hasta el punto de lan- zar contra él el siguicnie anatema: «L'abominablc «lyranie d'Oviedo envers ees insulaircs, diminua ))Considerablement leur nombre en tres peu de temps; ))elpour se juslifier des cruautésqu'il exorcait envers )>eux, il eul la mauvais foi d'avancer dans ses es- » crils que les hailiens etainl disolus, mcchants et ))en tont dignes de rexterminalion». Esta calumnia, á que da lugar el suponer que Oviedo fué al Nuevo Mundo como Director de las minas de Santo Domin- go, no se hubiera indudablemente formulado, sin la injusta y arbitraria acusación de las Casas, quien no se atuvo á la verdad de los hechos , como debiera, para condenar á Oviedo c6íVa/o;pero propagado el error sin correctivo alguno , asientan en nuestros dias otros escritores , y entre ellos Mr. Ternaux, las mismas imposturas manifestando que ail parait que sa cruauté fit périr un grand nombre d'indigénes» (Bibliothéque américaine, París, i837). Lástima es que escritores españoles , curándose poco de la verdad histórica , hayan repetido sin otro examen, que Oviedo señaló su administración, comointcndcn- tede Hayti, con exacciones violentas, y que para jus- tificarse, calumnió á toda la población india (Diccio' nario univer. de Hist. y Geog., Madrid, 184á Acia, diciendo que alli estaban perdidos y que «orden para que despoblase aquella tierra y sacase »no avia alli indios que les pudiessen dar , é que en ))lo que habia y lo llevase á Panamá, como lo hizo, »las otras poblaciones los avia , é todos estaban r¡- »y cada vecino levantó su casa ». Si del contexto de »cos , é que él los enriques9er¡a mas : é volvióse á la misma Historia general y natural de las Indias no wPanamá él y el obispo. Desde á dos ó tres meses resultase que ninguno de los hechos apuntados por «adelante se despobló el Darien por el mes de sep- Baena pudieron acaecer, la seguridad con que los »lienibre del año de 1524... é quemaron (los indios) expone podría acaso producir la duda aun en el ánl- »la mayor parte de aquella cibdad , y entre las otras mo de quien mas seguridad tuviera en el conoci- »casas la mia , que era tal como en otra parte he di- miento de los referidos hechos. Pero ni Oviedo es- ))cho , en la cual y en mis heredades y hacienda taba en el Darien en 1519 , ni fué en aquel año te- «perdí mas de seys mili castellanos» [Hist. gcti. y niente del Pedrarias, ni despobló este aquella ciudad nat. de Ind. , 11." Parte, lib. X, cap. ^2). No sa- liasta 1324, ni se hallaba el Veedor en América, bemos, pues, á qué atribuirlos errores de Baena, cuando se consumó semejante atentado , ni tuvo en que sigue en parle un doclo escritor de nuestros él parle alguna directa ni indirectamente. Oviedo dias , diciendo: «En 1S19 se hallaba de teniente de trabajó por el contrario para evitarla ruina de aquc- «Pedrarias Dávila en el Darien , donde hizo dislin- lla población, en la forma que dejamos-manifeslado; «guidos servicios» (Navarrete, Colee, de Viag. esp.> y al volver en d526 al Nuevo Mundo, escribía tomo I, Introd.). Mas sea cual fuere el origen de lo siguiente: «Llegado el gobernador Pedrarias al estas inexactitudes, no nos es dado dejarlas sin el «Darien , después que se ovo visto con el nuevo oportuno correctivo. LIV VIDA Y ESCRITOS poniéndole varias demandas personales, que ascendian á la crecida suma de 8,000 pesos de oro , lo cual redujo al Pcdrarias al extremo de buscar intercesores para con el Veedor , quien resentido de las injurias pasadas, y receloso de que hu- biera sido participante en los consejos del Zalduendo, se resistió por algún tiempo á las súplicas de sus amigos. Deseaba, sin embargo, poner término á tan enojosas contiendas , y viniendo finalmente á concierto , fué indemnizado por el Pedrarias con setecientos pesos de oro y dos marcos de perlas, precediendo formal juramento de que no hahia sido en dicho ni en hecho ni consejo para que el Veedor fuese asesinado ^. Como prenda de seguridad común , y para evitar nuevas que- rellas , celebróse entre ambos cierta concordia, autorizada por escribano público, en la cual se imponia la multa de 2,000 pesos de oro al que primero la quebran- tase ^^. Mas si levantaba mano de las cosas del Pedrarias , no desislia Oviedo de la acción que contra los cómplices de Simón Bernal le correspondia ; y cuando ya se preparaba á pedir justicia contra el deán, para lo cual habia traido de España es- pecial provisión del Consejo , plugo á la Providencia librarlo de estas nuevas al- tercaciones con el fallecimiento de Juan Pérez Zalduendo ^'. Terminadas asi aquellas desavenencias , pensó Oviedo en disponerse para partir • á Cartagena , y con este propósito rogó á Salmerón que le recibiese las cuentas del resto de los bienes del adelantado Balboa , entregándose del corto alcance que á favor del fisco resultaba. Ocupábase en esto con la mayor diligencia, cuando lle- garon á Panamá las nuevas de que Rodrigo de Bastidas , enemistado con el Vee- dor por cartas de malos terceros , habia saqueado la isla de Codego , apoderándo- se de quinientos indios , los cuales fueron vendidos en Cuba , San Juan y la Espa- ñola. Mucho enojo causó en el de Cartagena esta conducta del gobernador de Santa Marta , que asi atrepellaba los mandatos del César , invadiendo el territo- rio de agena gobernación , y maltratando tan impíamente á los indios que á otro estaban encomendados. Era ya imposible, después de aquel atentado, el reanudar la resfriada amistad del Bastidas ; y aunque habia gastado parte de su hacienda en apercibirse para la jornada , se dirigió Oviedo al Emperador y á su Consejo de In- dias, quejándose amargamente de tan desleal proceder, y renunciando al propio tiempo la gobernación de Cartagena, cuya comarca se habia puesto en armas con aquel incalificable rebato ^'. Despedido asi de semejante empresa, tornó Gonzalo Fernandez de Oviedo á ejercer el cargo de Veedor de las fundiciones del oro, 2o Hist. Gen. «/ iVaí. de /ñd., lí." Parte, lib X, Mlraicion» (Hist. gen. y nat. de Ind., ut supra) ^ cap. 24. 28 Después de referir Oviedo la invasión que hi- 26 Ib. zo Rodrigo de Bastidas en la provincia de Cartage- 27 « Quedábame (dice Oviedo ) mi recurso con- na , añade: «Como yo supe aquesto en la cibdad de »lra aquel deán ; é yo llevaba provisión para que «Panamá , escrebí á Sus Majestades é á los señores ))fuesse con él oydo ajusticia: é quando en ellaqui- «del Consejo Real de Indias , quexándome de Bas- »se entender, se murió, é quiso Dios que lacuen- »tidas; é despidiéndome de la gobernación, supli- ))la que yo pensaba pedirle, la diesse allá ante su di- ).qué que la diessen á quien fuesse su servicio, aun- »vina Magcslad, á la cual plega averie perdonado: »que avia gastado dineros, comencando á aparejar- wque en verdad él me hizo mucliodaño, y como era »me. E assi enojado, alcé la mano de la ncgocia- whombre idiota y sin letras, él se movió por consejo »9Íon)) {Ilist. gen. y nat. de Ind. , 11." Parte, lib. Vil, ))de aquel bachiller Corral , para me hacer matar á cap. 3). DE GON. FEUN. DE OVIEDO. LV de que aun no se habia desprendido , y deseando salir del teatro de sus desgracias é infortunios , pasóse á la gobernación de Nicaragua , que desempeñaba enton- ces su deudo Diego López de Salcedo , permaneciendo alli sin contratiempo algu- no , hasta que vino á inquietarle de nuevo la presencia de Pedrarias Dávila ^. Mucho trabajó y logró la Bobadilla en el Consejo de Indias desde abril de 152G; pues que no solo hizo olvidar el mal efecto de los cargos, fulminados por Oviedo contra su esposo, sino que, aun sin terminar la residencia de su gobernación de Castilla del Oro , se le proveyese en la de Nicaragua , con daño y mengua del Sal- cedo. Ofendió á este sobremanera tan desusado acuerdo del Consejo , y aun- que pudiera resistir su ejecución , atendiendo á que no era todavia espirado el tiempo de las capitulaciones, entregó el oficio al Pedrarias, quien al verse de nuevo en el mando , olvidó la concordia de Panamá , molestando al Veedor , en odio del Salcedo, con nueves disgustos y quebrantos. Escarmentado de las desave- nencias pasadas, y advertido de que iba la edad aumentando la codicia y tiranía del octogenario gobernador, resolvióse Oviedo á vivir lejos de él; y recorriendo las ciudades de Granada y León y las poblaciones de Guacama, Teocatega, Ma- nagua , Matinari y otras muchas , procuró completar de esta manera sus estudios y observaciones sobre los árboles, plantas, aves y animales de la Tierra-Firme, no perdiendo de vista el examen de los inmensos y pintorescos lagos de Xaragua y de Lenderi , ni los maravillosos volcanes del Masaya ^. Seis años se habian cumplido desde que dejó Oviedo su familia en la Isla Es- pañola , sin que entre tantos afanes tuviese el consuelo de estrechar ni una vez en sus brazos á sus tiernos hijos. Pasaba ya de medio siglo su existencia, y apagado algún tanto en su pecho aquel espíritu aventurero que animó su juventud, reco- nocía la necesidad del sosiego que solo puede á esta edad encontrarse en el ho- gar doméstico; volviendo por tanto todas sus miradas á la ciudad de Santo Do- mingo, á donde le llamaba el cariño de sus hijos y de su esposa. Resuelto, pues, á dar la vuelta á Panamá , á fin de recabar de Pedro de los Ríos la oportuna li- cencia para realizar su intento , embarcóse en el puerto de la Posesión á fines de mayo de 1529; pero si daba el deseo alas á su imaginación, sobreviniéndole eternas calmas en mitad del Océano , veíase siempre á igual distancia de Pana- má, adoleciendo al cabo de penosas cuartanas, que hubieron de poner en riesgo su vida. Dentro del golfo de Orotiña reconoció el maestre Juan Cabezas que no ofrecía la caravela seguridad alguna para proseguir la navegación, dado que el 29 Hisl. gen. y nat. de Ind. , II.* Parte , libro X, cap. 2d). 30 En carta dirigida por Oviedo al Emperador, en 17 de julio de 1539, fechada en Santo Domingo, manifiesta que el dia de Santiago de 1529 (25 de ju- lio) observó por el espacio de cuatro á cinco horas el monte é fuego de Massaya, é otro día siguiente vio el lago de Lenderi que era cosa de mucha admira- ción. Después añade: «Está en Nicaragua esse mon- ))te de Massaya ; mas hay otros montes que sale de- wllos mucho humo , y en algunos tiempos fuego, é «hay innumerable acufre por aquella tierra , é rios ))é arroyos calientes que salen de los dichos mon- otes, assi como de uno questá cerca de la cibdad ))de León , dos leguas á par de la laguna grande, ó ))otros tres montes queslán juntos que se llaman Ma- »ribios» (Real Acad. de la Hisl. , Coleo, de Muñoz, lom. 81, A 108.— ///sí. gen. y nat. de Ind., III." Par- le, lib. IV, cap. 4). LVI VIDA Y ESCRITOS viento se moviese; y forzados á tomar tierra en el puerto de Posessí, no sola- mente encontraron comido por la broma el timón , sino también podridas dos ta- blas del costado de la cara vela, siendo verdaderamente milagroso el que no se hu- bieran sumergido en el mar , durante la travesía de cien leguas que llevaban an- dadas. Reparado el barco , mas bien por la industria del piloto que por los medios que el arte le prestaba , diéronse de nuevo á la vela , llegando á Panamá á los cinco meses de haber salido de la Posesión , sin que hubiera triunfado Oviedo de las tenaces fiebres que le persiguieron en todo aquel tiempo y que le molestaron algunos meses después mas de lo que deseara '^ No sospechaba el Veedor que habia de encontrar en Panamá trocadas las cosas de la gobernación de Pedro de los Rios en la forma en que estaban. La insacia- / ble codicia de su muger, doña Catalina de Saavedra, y la excesiva blandura de su carácter fueron causa de que menudearan las quejas elevadas al Real Consejo de Indias, acordando este enviar, para que le tomase residencia, al Hcenciado Antonio de la Gama , el cual habia aportado á Panamá pocos dias antes que Ovie- do. Un año duró la residencia de Pedro de los Rios, quien no creyendo justas las resoluciones de la Gama, partió luego de la Tierra-Firme, para seguir su derecho ante el Real Consejo, dejando en el Nuevo Mundo á la avarienta doña Catalina. Disponíase con esto el Veedor á pasar á la Isla Española , cuando el Regimiento de Panamá que tan claras pruebas tenia de su hidalga entereza , temiendo el favor que gozaba Pedro de los Rios , le suplicó que aceptase sus poderes para represen- tarlo en la corte, demanda á que hubo de ceder no sin repugnancia, pues que harto ya de arrostrar sin fruto enemistades de poderosos , solo ambicionaba vivir pacificamente en el seno de su familia '^. Al fin se embarcó Oviedo en los postreros dias de setiembre de 1550, haciendo escala en Santo Domingo, para dar un abra- zo á su esposa é hijos, y arribando prósperamente á la península ibérica á me- diados de diciembre del mismo año. Ardia por este tiempo en Alemania el fuego de la protesta, amenazando consu- mir con sus llamas todo el Imperio; y deseoso el César de poner término á tan crudas disensiones, procuraba, cual príncipe católico, reducir con su presencia á los partidarios de Lutero; ardua y dificilísima empresa, cuyo éxito hubo de librar- 31 Hist. Gen. y Nat. de Ind. , I.' Parle , cap. 2. de Panamá es en la Hist. gen. y nal. de Indias : d¡- III." Parle, lib. L, prohem. ce asi: «De alli (de Nicaragua) torné a Panamá, 32 En carta escrita al César por el Regimiento «donde estuve mas de un año, en el qual tiempo de Panamá en 30 de junio de 1533 , se hacia refe- »hizo residencia Pedro de los Rios , porque se die- rencia á este cargo de Oviedo, diciendo: «Hemos »ron del é de su muger tantas quexas en el Real «suplicado otras veces con Gonzalo Hernández de «Consejo de las Indias , que no le turó el officio «Oviedo y otros, á quien dimos poderes, varias co- «tres años.... Y en la verdad no dio la cuenta , co- «sas, etc.» (Real Acad. de la Hist., Colee, de Muñoz, »mo á él conviniera, é fuesse á España en segui- tom. 79, A 106). En la carta que dejamos citada del «miento de su justicia é dexú alli á su muger. E por mismo Oviedo se aludia á la misma procuración con «ruego de aquella cibdad, como yo estaba para me estas palabras : «Después venido ala Española y «venir á esta de Sancto Domingo, después que vol- «enviado procurador á la corte por las cibdades de «vi de Nicaragua á Panamá , fui importunado que «Sancto Domingo y Panamá , estando Vuestra Ma- «fuesse á España y acepté el poder, etc.» (11." Par- . «gestad en Ralisbona, etc.» Pero donde no deja du- te, lib. X, cap. 2o). da del objeto con que le dio sus poderes la ciudad DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. LVII se por último á la suerte de las armas. Gobernaba entre tanto en España la Empe- ratriz doña Isabel, asistida de don Juan Tavera, arzobispo de Santiago y presi- dente del Consejo de Castilla , varón cuyo gran talento y extremada prudencia le hablan conquistado, con el amor de los reyes, el respeto de la muchedumbre. En Avila se hallaba la corte, á tiempo que Pedro de los Rios y Gonzalo Fernandez de Oviedo llegaron de América , dirigiéndose entrambos á aquella ciudad , animados de diverso propósito. Solicitaba el primero echar por tierrales cargos que contra él aparecían : deseaba el segundo que aprobase el Consejo las sentencias del licen- ciado la Gama; y para salir adelante con su intento, comenzó cada cual sus tra- bajos, acudiendo al auxiho desús antiguos valedores. Traia Oviedo mejor causa, y no era en consecuencia de extrañar que obtuviese también mejor fortuna : vista la residencia de Pedro de los Rios por el Consejo , no solamente fué destituido de la gobernación de Panamá, sino que se le condenó á pagar á la real cámara derla suma de pesos de oro, prohibiéndole que volviese al Nuevo mundo ^^ Cumplido en tal manera el objeto de la procuración de Panamá, trató el Vee- dor con igual diligencia de obtener el favorable despacho de los asuntos locales que á su paso por la Isla Española le encargó el Regimiento de Santo Domingo. Habia recogido en esta ciudad parte délos apuntamientos, que desde 1505 tenia hechos para formar la compilación que en Toro le encargara el rey don Fernando; y mientras alcanzaba la resolución de aquellos negocios, dedicóse asiduamente al examen y coordinación de sus minutas y memoriales, dando por resultado de sus largas vigilias la primera parte del Catálogo Real, que comprendiendo desde la población de España hasta los reinados de don Juan II de Castilla y don Juan II de Aragón, logró ver terminada en oO de abril de 1552, delarando al propio tiempo que solo le faltaba sacar en limpio las dos siguientes ^*. Apre- tábale entre tanto el deseo de poner término á sus peregrinaciones , y érale con- trario á la salud el clima de España , acostumbrado ya á la templanza de Améri- ca ^^ : movido de ambas causas , á que se agregaba su avanzada edad , determinó- se á renunciar la plaza de Veedor de las fundiciones del oro de la Tierra-Firme, suphcando al Consejo que se dignara proveerla en su hijo Francisco González de 33 Ib. 34 «E lo acabe (el Catálog-o Real de Cas(illa) en «Medina del Campo el postrero dia de abril de mili é Mquinienlos é treinta y dos años: plega á Jhesu- wChripsloque á su servicio y alabanca y para gloria »y honor de España sea lodo lo qucstá dicho y que »me dexe sacar en limpio la I! .'' y III.' Parle, pues que ))lo mas que en ellas se contiene está escripto por mí ))cn mis mili memoriales ; porque en la verdad hay «muchas cosas que ver en lo que ha passado desdel ))rey don Johan II de Castilla y don Johan II de Ara- ))gon, donde aquesta parte se concluye hasta el «tiempo presente» (Cód. del Escorial, fol. 427). 35 En el mismo Catálogo Real (fol. 13 vuel- to) , decia : aDesde el año passado de mili é quj- «nientos é catorce hasta el presente de mili é qui- TOMO I. «nienlos e' treinta y dos años, yo he servido á los wCalhülicos Reyes passados é sirvo á Sus Mages- ))lades y tengo al presente mi muger é hijos en «aquella tierra; y en este tiempo héydo y tornado «tres ve9es y passado seis el gran mar Océano , y «con la ayuda de Dios , piensso tornar á aquella «patria nueva á usar el officio que allá tengo de «Veedor de las fundiciones del Oro. Y piensso ya «acabar de esta vez , volviéndome Dios á mi casa, «mis caminos y peregrinaciones en ella, assi por- «que mi edad no pide ya mas romerías , romo por- «que España no me seria á mi proposito é salud tan «convinicate, por los temporales della é desconvi- «niencia del verano con el invierno , de los quales «extremos las Indias carecen.» 8 LVlII VIDA Y ESCRITOS Valdés, joven que á la sazón contaba escasamente veinte y tres años. Mas no solo obtuvo Gonzalo Fernandez de Oviedo la gracia que para su hijo habia pedido: pagado el gobernador del Consejo de su incansable laboriosidad y justo aprecia- dor de sus obras, propuso al César el nombramiento de cronista general de Indias para Gonzalo, pensamiento que mereció la aprobación del rey, mandando que, co- mo hombre consliluido para reposar, descansase ya en su casa, recoligiendo y escri- biendo con mayor sosiego la comenzada historia de aquellas regiones '^ Seme- jante distinción, que le restituia al seno de su familia, apartándole de la azarosa vida que hasta entonces habia llevado , colmaba todos sus deseos y esperanzas. Contento y satisfecho volvió, pues, al Nuevo Mundo en el otoño de 1532, siendo recibido con singular aprecio por el Regimiento y ciudad de Santo Domingo, cuyos encargos habia desempeñado con honra suya y provecho de sus nuevos conciudadanos. Bien pronto hallaron estos ocasión de manifestarle su gratitud y afecto. A prin- cipios de enero de 1533 pasaba de esta vida Francisco de Tapia, alcaide de la fortaleza de aquella ciudad; y mientras era designado por el César nuevo teniente, pusiéronla en manos de Oviedo los oficiales reales y magistrados de la Audiencia, seguros de que no desagradaría esta resolución á la corte ". En efecto; restituido á España el Emperador, confirmó por cédula de 25 de octubre del mismo año el nombramiento hecho en Oviedo, concediéndole todas las prerogativas y dere- chos que habia gozado el Tapia ^^ Con igual fecha le escribia el mismo Soberano, resolviendo las dudas manifestadas por él en carta de 17 de mayo, sobre la for- ma en que debia remitir al Consejo los cuadernos de la Historia General y Nalu- 36 Dando Oviedo noticia de su renuncia del em- pleo de Veedor y nombramiento de cronista escribe: «Desde el año de mili é quinientos é catorce hasta Mal que passó de mili é quinientos é treinta y dos, «serví al Rey Calhólico , don Fernando y á la Ca- «Ihólica é Sereníssima reyna , doña Johana , su «hija y á la Qesárea Magestad, nuestros señores, »de su Veedor de las fundiciones del oro en la «Tierra-Firme; y Su Magestad queriendo que mi hi- »jo , Francisco González Valdés , le sirva en el mis- «mo ofíigio , le hizo merced del , por mi renuncia- »cion é suplicación: y mandó que yo, como hom- »bre constituido en edad para reposar, descansasse «ya en mi casa, recoligiendo y escribiendo con mas «reposo, por su Real mandado, estas materias é «nuevas historias de Indias» {Hist. Gen. y Nat. de nind. , I." Parte, lib. VI, cap. 8). 37 El Regimiento de Santo Domingo decia al Emperador, en carta escrita á 23 de enero de 1533, sobre este punto: «Murió Francisco de Tapia , le- «nienle de la forfaleca desla cibdad, y su officio he- «mos depositado en Gonzalo Fernandez de Oviedo» (Real Acad. de la Hist. , Colee, de Muñoz , t. 79, A. d06). El mismo cronista declaraba , al referir este hecho , lo siguiente: «El qual (Francisco de Tapia) »mur¡ó el año que passó de mili é quinientos é «treinta y tres , y en tanto que la Qesárea Magestad «proveyesse de alcayde de esla forlalcca , los oydo- «res desta Audiencia Real é los officiales que Sus «Magestades aqui tienen, la depositaron é pussie- ■»ron en poder del capilan Gonzalo Fernandez de «Oviedo y Valdés, vecino desta cibdad , auclor é «chronisla desta historia, como antiguo criado de la «casa real» {Hist. gen. y nat. de Ind., I.* Parte, li- bro IV, cap. \). 38 En carta, dada en Monzón á 25 de octubre de 1533 , decia el Emperadora Gonzalo de Oviedo, respecto de la tenencia del castillo de Santo Domin- go, las siguientes palabras: «El depóssito que en «vos se hizo de la forlaleca dessa cibdad , en tanto «que mandáramos proveer della á quien fuéremos «servido, me paresce bien; y con esta fecha os man- «do enviar cédula, para que durante el tiempo que «la luviéredes, se haga con vos lo que se hacia con «el alcayde Tapia, en la paga de vuesiro salario y «de la gente» (Real Acad. de la Hist., Colee, de Mu- ñoz , lom. 91, A. 118). Desde este tiempo debe, pues, ser considerado Oviedo como tal alcaide, sien- do verdaderamente extraño que, tanto el erudito Baena como el respetable Navarrete , aseguren que no fué nombrado para este oficio hasta el año de 1533. DE GON. FERN. DE OVIEDO. LIX ral de Indias , obra á que se habia consagrado desde su vuelta á Santo Domingo con singular empeño ^*. Mandábale el monarca al propio tiempo que enviase en el primer navio , que para España saliera de la Isla , el cuaderno ó tratado, donde se proponia demostrar , según tenia ofrecido , que pertenecieron las Indias en la antigüedad á los reyes de Iberia ; empresa que acometida por Oviedo con menos razón que patriotismo , despertó en aquellos dias el enojo de Fernando Colon , y le atrajo después la ojeriza de los eruditos *^. Pero no se pierda de vista, para comprender lo que la opinión de Oviedo significaba, el móvil que le impulsó á formularla, fundándose en la inoportuna autoridad de Aristóteles, Ensebio, San Isidoro , el Beroso y Teófilo de Ferrara. Habíanse levantado entre España y Por- tugal graves contiendas sobre la línea divisoria de la conquista que á uno y otro reino pertenecía en las Indias: nada se concluyó en la junta mixta de Badajoz, celebrada en 1524, y mientras los reyes de ambas naciones temían ó esquivaban el rompimiento , hacíanse españoles y portugueses cruda guerra , con no peque- ñas vejaciones de los naturales y daño propio. Al fin se asentaba que des- de las islas de Cabo Verde y las Azores , trescientas leguas al Occidente , se ti- rase una línea de polo á polo , quedando asi definitivamente dividido el imperio de aquellos desconocidos países. Mas insistiendo los portugueses en que les correspondía todo lo del Oriente , designado á los españoles , exasperó esta pre- tensión el patriotismo de Oviedo á tal punto, que para cortar aquella especie de nudo gordiano, concluyó asegurando que las Indias se habian sabido y poseído au' tiguamenle por los reyes de España **. Las pruebas que alegaba para convencerlo, ni eran tan sólidas como pretendía , ni hicieron tampoco valedera en la corte aquella opinión , que severos historiadores calificaron después de vana , dañosa y lisongera *^. Justo es reconocer , sin embargo , que no podía ser mas sana ni pa- triótica la intención de Oviedo. Laudables fueron en tanto sus esfuerzos para poner la fortaleza , cuya guarda se le había confiado, en verdadero estado de defensa. Habíala recibido en com- 39 El Emperador escribía: « Vi lo que me decís gun él mismo refiere (Nota 36); llamándonos por »que se os mandó que cada año envíasedes al núes- tanto la atención el ver la seguridad con que Alvarez ))tro Consejo Real de las Indias un traslado de todo Baena y después el sabio Navarrele asentaron que »lo que tenéis escriplo y de todo lo que fuéredes fué electo, para desempeñar aquel cargo, después wacrescetando , y que mas creéis que se os mandó de 1S3S. Lo notable de todo es que tanto en el enca- Mpor daros á entender que en lo que escribíades no bezamiento como al final de la I.* parle de la Histo- ))haya dilación , que no porque Nos ni nuestro Con- ria gen. y nat. de Ind., publicada en d533, se in- Msejo queramos ver cada año una misma cosa, si titula Oviedo cronista de las cosas de las Indias , lo Mcon lo que se acrescentare aveis de enviar también cual no vieron ú olvidaron sin duda aquellos apre- ))lo primero. Y porque nuestra intención es ver lo ciables escritores, cuando creyeron que se le habia ))que hasta aqui ha passado , y que se continúe lo conferido después de dicho año tan honorífico oficio. »porvenir , me suplicáis sea servido que quanlo á lo 40 Hist. del Alm. de las Ind., don Cristóbal Co- nde hasta aqui , lo enviéis de una vez, y que se va- Ion , escrita por su hijo don Fernando. — Historiad. ))ya acrescenlando lo que suboediere ; y pare's^eme primit. de las Ind. Occ, lomo 1, págs. 8 y 9 , co- ))bien que, como decís, lo vays enviando como fué- lumnas 2.* y 1.* «redes escribiendo, sin tornar á enviar lo que una 41 Uist. gen. y nat. de Ind., I.' Parle, lib. II, ca- BVez oviéredes enviado» {Colee, de Muñoz , to- pilulos 2, 3 y 8. mo 91, A 118). No queda duda de ningún género de 42 Véase la nota de la pág. 1.^ de esta I." Parle, que Oviedo era lal cronista desde el año 1532 , se- LX VIDA Y ESCRITOS pleto abandono: sin armas, sin municiones ni pólvora , inútil hubiera sido inten- tar la resistencia en caso de asedio, el cual no habria tampoco podido ser muy duradero, pues que se carecia en el castillo del agua necesaria para soportarlo. Oviedo reparó los muros, limpió y barreó los fosos, se abasteció de municiones y de armas, abrió en la esplanada un ancho algibe, y llamó á la fortaleza un lom- bardero acreditado, á quien señaló el salario de 20,600 mrs. , sueldo superior al que disfrutaba él mismo como alcaide *'. Nada omitió en suma para hacerse dig- no de la confianza de sus compatriotas y de su rey, sin dolerse jamás de su ha- cienda, que como su vida, estaba pronta á gastarse en servicio de la repúbHca **. Alentaba todos estos trabajos con tesón comparable solo al afán con que dedica- ba sus vigihas al cumplimiento de sus obhgaciones, como cronista, cuando los inau- ditos desmanes y tiranías de García de Lerma, gobernador de Santa Marta, vinie- ron á llenar de escándalo al Regimiento y Audiencia de Santo Domingo , alte* raudo la no gozada paz que tanto codiciara Oviedo. Noticioso este de las quejas y formidables acusaciones que contra el Lerma fulminaban, asi los propios como los extraños, habíale escrito en 1555, para apartarle con tiempo de la senda que le llevaba al despeñadero; mas no hicieron efecto alguno aquellos amistosos avi- sos, siendo cada día mas frecuentes y terribles los crímenes, de que se le culpaba. Ni fueron por cierto mas eficaces las amonestaciones de la Real Chancilleria , la cual ordenó por último que se le formara el oportuno proceso, de que resultaron probados todos los robos , desacatos y maldades antes denunciados , sentencián- dole á pagar al fisco gran suma de pesos de oro. Era , pues , necesario acudir al Consejo de Indias, para que se impusiese al rebelde Lerma, la pena á que le hizo acreedor su torcida conducta ; y el Regimiento y la Audiencia de Santo Domin- go volviéronse al par al cronista, para suplicarle que admitiese los poderes del -primero y el crédito de la segunda, demanda á que cedió Oviedo, vencido del noble deseo de libertar aquella comarca de tan ominosa tirania ^. Partido para España , arribó á Sevilla en el verano de 1554, á tiempo que disponía Gerónimo de Ortal su expedición para el descubrimiento del Orinoco ^^ y llegado á la cór- 43 Curiosos son los pormenores que en carta de 31 de mayo de 1337, dirigida al Emperador, daba Oviedo sobre el orden por él establecido, en el pago de salarios de los que servían con él en la fortaleza de Santo Domingo: «Mi salario (observaba) es de »veynte mili mrs. y el del lombardcro veynte mili «seyscienlos : el qual nunca tuvo alcayde alguno en «esta, sino yo, llevándose los dineros: é llamaban wlombardero á un negro, lo qual yo no tengo de nhacer; pues de seys hombres otros, que se pagan wá once mili seyscientos mrs. cada uno, no hay «hombre que por ellos quiera estar en la fortaleca, «ni puedep sostenerse con ellos en ninguna parte. »Y para suplir aquesto págalo mi hacienda, porque wninguno tengo sin le dar de comer demás del di- «nero , y á lo menos básele de dar á cada hombre «una carga de caíabí cada mes, que vale cada una »un peso de oro, que son doce pesos en un año... E wlongo demás desso qualro negros ala continua en «casa : que si por estos no fuesse, no me podria va- »ler, que en ninguna cosa de mi hacienda entien- »den , sino en traer agua á la fortaleca los dos de- ))llos de la otra parte del rio, y en dos caminos se les »va el dia , porque el agua del algibe es fecha cal y »no para beber, etc.» (Real Acad. déla Hist., Colee, de Muñoz, lom. 8 i, A 108). 44 En la misma carta de 31 de mayo de 1S37 anadia : «Concluyo con que lo que tengo es lo que »me da de comer, y desto lo mas gasto en servir á «vuestra Magostad; y assi gastaré lo que me que- wdáre de la vidaé déla hacienda». 43 Hist. gen. y nat. de Ind., 11." Parte, lib. VII, cap. 8. 46 Id. id. lib. V, cap. 7. DE GON. FER. DE OVIEDO. LXI te , que se hallaba á la sazón en Valladolid , expuso ante el Consejo las causas de suviage, presentando el proceso y sentencia contra elLerma, y logrando que se designara al oidor Rodrigo Infante, para que le tomase residencia de todos sus ac- tos. Garcia de Lerma murió al poco tiempo, agoviado bajo el peso de sus críme- nes , sin que satisficiese las fuertes y numerosas demandas de sus agraviados, en- tre quienes se contaban los oficiales reales , lanzados por el del territorio de San- ta Marta. No quiso Oviedo desaprovechar el tiempo ni el viage , y terminada la primera parte de la Historia general y natural de Indias , presentó al Consejo los últimos cuadernos por él escritos , solicitando su examen y aprobación , á fin de darlos luego á la estampa con los anteriores. Pero los grandes sucesos que á principios de 1555 turbaron la paz de la cristiandad, fueron sin duda causa de que no vie- se cumplidos sus deseos tan pronto como apetecia. En 28 de febrero salia el César de Madrid con el intento de dar calor á los grandes aprestos navales que se hacian en el Mediterráneo contra el poder de Barbarroja, permaneciendo la familia real en aquella villa , donde recibió el cronista nuevo testimonio de la predilección con que se recordaban sus antiguos servicios. Deseaba por entonces el Emperador que el principe don Fehpe se criase y sirviese como se habia criado y servido el primogénito de los Reyes Catóbcos; y con este propósito dio orden á su partida para que , oyendo á los mas ancianos caballeros de Castilla que ílorecieron en la corte de aqliellos Soberanos, se estableciese la casa del príncipe. Muchos perso- nages fueron consultados al intento, contándose entre ellos el respetable conde de Miranda, don Juan de Estúñiga y Avellaneda; pero remitiéndose todos á Gon- zalo Fernandez de Oviedo, cuya intimidad con el príncipe don Juan y cuya ex- traordinaria memoria eran universalmente elogiadas , mandóle llamar don Felipe, á fin de que informara á su ayo, don Fernando de Estúñiga, del orden y etiqueta establecidos para la casa del malogrado príncipe de Asturias *^. Informó Oviedo, como se le ordenaba, escribiendo una breve relación, donde consignó el régimen y forma del servicio y cámara del hijo de Isabel la Católica, y abrigó desde en- tonces el pensamiento , que realizó doce años mas tarde , de componer el pre- cioso tratado de los Officios déla casa Real de Castilla *^. Y no permanecía tampoco ocioso respecto de las demás tareas literarias por él emprendidas ; declaraba en 1552, al concluir la primera parte del Catálogo Real, que tenia ya entonces acopiados los materiales y aun estendidas las minu- 47 «En el año de 1535 en esta villa de Madrid, »donde yo nasgí (docia al príncipe don Felipe) me «hallé al tiempo que el Emperador, nuestro Señor, ))parliü desdella para efetuar la gloriosa empresa ))de Goleta é de Túnez en África.... é dende ádos ó ))lrcs dias que Su Magestad era salido de aquí , me wenvió á llamar Vuestra Allcca, para que yo infor- wmára á don Fernando de Slúñiga, Comendador ma- ))yor de Castilla, su ayo, c le dixesse lo que me ))acordasse de la orden que se tuvo en la casa ó ser- w vicio del príncipe donjuán, mi señor; porque se- wgund el Comendador mayor estonces me dixo, la «voluntad del Qcsar fué que Vuestra Allcoa se crias- »se é sirviesse de la manera que se crió é sirvió el «príncipe, su tío ; é que por la información que el «Comendador mayor tenia, todos aquellos con quie-- «nes habia hablado, inquiriendo lo que en este caso ))Se debia saber é inquirir, se avian remitido á mí é «con ellos el conde de Miranda, don Juan de Stú- »»iga é Avellaneda, su hermano, etc.« {Off. de la Casa Real deCast., Introd.) 48 Introd. á la II.* Parte de los mismos. LXII VIDA Y ESCRITOS tas de la segunda y tercera parle dé este importante monumento histórico ; y en 1535 se determinaba á darle cima, completando la relación de los principales acontecimientos, desde la muerte de don Juan II hasta el año de 1534, en que la cristiandad celebraba el advenimiento de Paulo III á la silla apostólica *®. Daba á la segunda parte el titulo de Epilogo fíeal de Castilla, y apellidábala tercera con el de Epilogo imperial y pontifical, formando de este modo la historia general de los reyes de España, emperadores y pontífices romanos que hasta aquella edad habian florecido. Aprobada entre tanto en todas sus partes la primera de la Historia gene- ral y natural de Indias, y obtenido el privilegio del Consejo Real para su impresión, encaminóse Gonzalo Fernandez de Oviedo á Sevilla, donde á fines de setiembre vio terminada la edición de aquella obra , en que llevaba ya invertido el largo pe- ríodo de cuarenta y tres años de no interrumpidas vigihas. El efecto que la His- toria general produjo no pudo ser mas universal ni lisongero : poníanse en ella de manifiesto los grandes misterios de aquella naturaleza tan rica y espléndida co- mo desconocida por los sabios del antiguo mundo ; dábanse peregrinas noticias so- bre la religión, los ritos, las costumbres de aquellos hombres, cuya existencia se habia puesto constantemente en duda ; explicábanse las prodigiosas virtudes de aquellos árboles y plantas jamás sospechados por los naturalistas ; hacíanse pinto- rescas descripciones de aquellos lagos , ríos y montañas , en cuyo seno se escon- dían tantos y tan maravillosos tesoros; y ponderábase finalmente el extraordi- nario esfuerzo de aquellos primeros navegantes, que luchando con las 'olas en mi- tad del Océano, habian logrado arrancar de las tinieblas la existencia de un mun- do, llevando á tan remotas regiones los católicos estandartes de Castilla. Las ciencias filosóficas y naturales, la medicina, la cosmografía, la náutica y aun la milicia acudieron á la Historia general de Indias para pedirle enseñanza, logran- do al poco tiempo ser traducida en las lenguas toscana y francesa , alemana y tur- ca , latina , griega y arábiga , honra hasta entonces no alcanzada por obra alguna moderna, y de que el mismo Gonzalo Fernandez de Oviedo se manifestó des- pués altamente satisfecho ^. 49 Oviedo escribía en el mismo Epilogo: «Desde ))ei primer año que tuvo principio el reyno de Espa- ))ña hasta esle del nascimienlo de Chripslo de mili c »quinienlos é Ireynta é cinco , en que esle Epilofjo ))y sumaria relación se escribe, son passados tres ))mill é septecientos años». En otra obra decia, alu- diendo á esta segunda parte del Catálogo Real: «Y ))su Qesárea Majestad se quiso servir de aquel trac- »lado , que era de quinientas ó mas hojas de marca )>real , y desta mi mano y letra; y alli dixe lo que vi ))y alcancé de aquella bendita Reyna á su nielo, el ))año de mili é quinientos c Ircynla y cinco , al «tiempo que Su Majestad Cathólica se partió para «África, quando lomó lo de Goleta y Túnez» (Quinq., 111.' Parte, Est. iO). 50 Hablando el mismo Oviedo del efecto que produjo la publicación de la primera parte de su Hist. gen. y nat. de Ind. , aseguraba que aquel li- bro estaba ya en lengua toscana , y francesa, é ale- mana, é latina, c griega , é turca, é arábiga, di- ciendo: aunque yo la escrebi en castellano (11.* Par- te, lib. XIV, cap. 54). DE GON. FERN. DE OVIEDO. LXIII IV. Torna Oviedo por la quinta vez al Nuevo Mundo. — Envidia de Gaspar de Asludillo.— Muerte desastrosa de Francisco González de Valdés. — Aparición de piratas en los mares de Ame'rica. — Proyecto de fortificación de Oviedo.— Repara el castillo de Santo Domingo. — Ármale de gruesa artillería. — Emigración de los españoles al Perú, — Funestos resultados para la Isla Española. — Procura Oviedo promover , con su ejemplo , el desar- rollo de la agricultura. — Enfermedad peligrosa que en 134Í padece. — Intenta volver á España. — Suspende su viage por mandado del César. — Alonso López Cerrato. — Sus arbitrariedades en el gobierno de la Isla Es- pañola.— Es nombrado Oviedo procurador coíitra el Cerrato. — Llega á la corte. — Dificultades y obstáculos de su procuración. — Retírase á Sevilla , mientras el capitán Alonso de la Peña pasa á Alemania, en busCa del César. — Entrégase á las tareas literarias. — Vuelve á la corte sin fruto alguno, respecto de los negocios públi- cos.— Restituyese á Sevilla. — Carta del infante don Fernando. — Llega Peña de Alemania , ya depachado. — Peligros y disgustos de Oviedo en Santo Domingo. — Dedícase exclusivamente á los trabajos históricos. — Remite al príncipe don Felipe las Quinquagenas. — Nómbrale el Regimiento nuevamente su procurador. — Último viage á España. — Comienza la impresión de la segunda parte de la Historia de Indias. — Su muerte. Ucho veces habia atravesado Oviedo la vasta extensión del Océano, cuando en 1555 dio á luz la primera parte de la Historia General y Natural de Indias *: im- primíase el oO de setiembre el último pliego , y con igual fecha dirigia la dedica- toria al cardenal don frey Garcia Jofre de Loaysa , no sin que recordara en ella su cargo de procurador , pidiendo para las Indias prelados doctos y de buena casta , y jueces íntegros y enemigos de codicia. Al fin daba en aquel invierno la vuelta á la Isla Española, arribando al puerto de Santo Domingo sin contratiempo alguno el H de enero del siguiente año de 1556 ^, siendo recibido por la Audiencia y Regimiento como quien tan cumplida cuenta habia dado de la procuración , ya atendiendo al bienestar de sus conciudadanos, ya promoviendo cuantos medios favorecían el aumento de población en aquella ciudad é Isla. Habia con este propósito suplicado y obtenido del Real Consejo de Indias cédula 1 Todos los escritores que bandado noticias receít; error en que hubo de caer el erudito Raena, si- de Gonzalo Fernandez de Oviedo aseguran de una guiendo la autoridad de Quintana , Gil González, el manera que no parece dejar entrada á la duda, que P. Sarmiento , don Nicolás Antonio , Pinelo y don habia cruzado á su muerte, acaecida en 1557, ocho Lúeas Cortés (cuya preciosa Biblioteca publicó con veces las vastas llanuras del Océano; y sin embargo su nombre Gerardo Herneslo), quienes por no incurren en manifiesto error, cuando esto asientan. haber podido tal vez examinar las obras MSS. del Oviedo, que en 153o publicaba la primera par- Alcaide de Santo Domingo, se atuvieron , sin mas te de su Historia general y natural de Indias, se- examen , á lo que habia él mismo dicho de sus gun queda apuntado, decia en el proemio de la viages en 1533. misma, con este propósito: «Yo acumulé todo lo que 2 Refiriendo Oviedo la desgracia de Simón de Al- ))aqui escribo de dos mili millones de Irabaxos y cazaba y el mal efecto de su expedición á las regio- ))nes9ess¡dades y peligros en veynte é dos años é nes australes, dice: «Yo hablé en esta cibdad (Santo wmas que há que veo y experimento por mi persona «Domingo) á estos que escaparon deste viaje y ar- westas cosas , sirviendo á Dios é á mi rey en estas »mada de Simón de Alcaeaba, y su hijo era moco de »lndias , y aviendo ocho veces passado el grande «trece ó catorce años; donde allegué á los once dias ymar Océano^K Después del año citado de 1335 hizo «del mes de enero de mili é quinientos é treynla y Oviedo los cuatro viages, de que damos noticia en »seys, tornando yo de España, después déla prime- esta IV.* parte, siendo por tanto inexacto el supo- «ra inipression de la primera parle desla Historia» ncr que solo habia paseado el mar Océano por ocho (II.* Parte, lib. III, cap. 3). LXIV VIDA Y ESCRITOS y merced de 30,000 maravedís por vida para el primer vecino de Santo Domingo que en una sementera cogiese cien fanegas de trigo ' , y era asimismo portador de otras gracias y privilegios, encaminados todos á igual fm; pues que el descubri- miento y conquista de otras regiones, despertando con sus riquezas la codicia de aquellos habitantes, comenzaba ya á despoblar las feraces comarcas donde primero asentaron su planta los españoles. Mas si el Regimiento y la Audiencia quedaron satisfechos de la conducta del Alcaide, no faltaron hombres envidiosos y desal- mados que intentaran malquistarle con los moradores de Santo Domingo y con la corte de España , tildándole de haber procurado únicamente su provecho , y decla- rando como ilegítimas las dietas que durante su residencia en la península había disfrutado *. Pero estas quejas que osó elevar al mismo César el Veedor de las fundiciones Gaspar de Astudillo, lejos de producir el efecto que este se proponía, solo contribuyeron á poner de relieve la honradez de Oviedo, acarreando al Astu- dillo la justa animadversión y desprecio que merecía por sus torpezas. A tal punto llegaron estas, que dos años después dirigían al Emperador el almirante y regi- dores de Santo Domingo las siguientes palabras : « Gaspar de Astudillo es hombre «bullicioso y de mal vivir. Fué á essos reynos poco menos que desterrado , y tuvo »maña para venir de veedor de las fundiciones , veedor del Audiencia y regido- ))res, tres officíos que con cada estaría contento qualquíer vecino honrado. El está «procesado por varios delíctos y sentenciado á desdecirse públicamente ó ser «traydo á la vergüenza; cosas que hacen infame. Por cierto fraude en quilatar »el oro, mandó V. M. llamarle preso á esse Real Consejo y que el officio de vee- »dor del Audiencia no lo tuviesse y se depositasse en el Alcayde Gonzalo Fer- «nandez de Oviedo; pero no falta quien le sostiene. SupHcamos á V. M. provea ))sus officíos en otras personas dignas : que es afrenta para los buenos un tal hom- »bre en semejantes empleos. Háse casado tres veces con tres mugeres, sacadas de lugares públicos»^. Tal era en suma el detractor de Oviedo. La favorable acogida que alcanzó en el Consejo de Indias la Historia general y el éxito extraordinario que obtuvo en la repúbHca de las letras, eran en tanto para el Alcaide nuevo y eíicaz estímulo , alentando mas y mas sus tareas históricas, que iban tomando cada día mayores dimensiones. No satisfecho de lo publicado, dedicóse desde su llegada á la Isla Españala á ilustrar con peregrinas é importantes adiciones aquella primera parte , enriqueciéndola al par con la narración de los 3 Juan Ramos , escribano de número de la ciu^ dad de Sanio Domingo , que informaba en 31 de mayo de ÍS37 al Real Consejo de Indias sobre la necesidad de fomentar eficazmenle en la Isla Espa- ñola la agricultura , decia entre otras interesantes razones : « Píira aumento de población en esta is- ))la, seria lo principal que se cogiese pan y vino. En ))lo de las viñas se dá orden cómo dentro de poco ))haya cantidad de vino. En lo del trigo dio V. M., ))á suplicación de Gonzalo Fernandez de Oviedo, ))cédula haciendo merced de 30,000 maravedís por «vida al primero que en una sementera cogiese cien «banegas». Esta importante concesión no llegó, sin embargo á aplicarse (^árcA. gen. de Jnd., Cart.,l. 24). 4 Astudillo decia, hablando de la procuración de Oviedo: «La cibdad poco provecho ovo , é se le de- »bieran mandar volver los mili pesos que llevó de- »lla mal llevados. Es mi enemigo , y fatígame de «mili modos con relaciones y pleitos » {Arch. gen. de Ind., Cart., leg. 24). (5) Este importante documento , cuya fecha es de 20 de julio de 1538, está firmado por el Almi- rante y los regidores Diego Caballero , Francisco Dávila, Alonso de la Torre y Alvaro Caballero (Real Acad. de la IJist. , Colee, de Muñoz, tomo 81, A 108). DE GOiNZ. FERN. DE OVIEDO. LXV acontecimientos que sucesivamente acaecían y llegaban á su noticia. Ni descuidó tampoco la prosecución de la segunda y tercera , valiéndose de la real cédula que imponía á gobernadores y adelantados el deber de comunicarle las relaciones de los nuevos descubrimientos , con lo cual ensancbaba insensiblemente el círculo de sus tareas, bien que alejaba de esta forma el día de la terminación de las mis- mas. Consagrábase á tan laudables estudios con admirable constancia, cuando recibidas por él las relaciones de los descubrimientos y conquistas del mariscal Diego de Almagro, halló en aquel peregrino documento la triste nueva de la de- sastrosa muerte de su hijo. Seguía Francisco Fernandez de Valdés el ejército de Almagro, como veedor de la Tierra-Firme, oficio heredado de su padre; y afli- gidos los expedicionarios del hambre y del frió , tornábanse desde Chile la vuelta de Catama, arrostrando en tan largo y penosísimo camino todo linage de tra- bajos y privaciones , ya trepando inaccesibles montes , ya atravesando inmensos desiertos , ya salvando con esfuerzo maravilloso pestilenciales pantanos. Llegaron al rio de Arequipa, entrado el mes de noviembre de i 536, é iba tan hinchado y furioso, que apenas osaban pasarle los mas valientes nadadores, temiendo con razón el mariscal que llegara á desbaratársele del todo la gente con aquel grande é inesperado peligro. Y no fué pequeña su amargura, en medio del ge- neral sobresalto, al contemplar la catástrofe del veedor, que arrebatado de im- proviso por la impetuosa corriente , luchaba en vano para ganar la opuesta orilla, desfalleciendo al cabo y desapareciendo entre las olas. Imponderable sentimiento asaltó á Oviedo al recibir en tan extraña manera aquel terrible golpe , contras- lando solo la magnitud de su dolor con la piadosa conformidad cristiana que des- plegó en tan duro trance. Contaba Francisco Fernandez de Valdés la edad de veinte y siete años, y dejaba, al morir, dos huérfanos en poder de su padre, quien no gozó tampoco en su vejez el consuelo de verlos crecer ambos á su lado, pues que á los pocos dias de sabido el desastre del veedor, pasó á mejor vida el hijo varón de este , cuando apenas rayaba en los cinco años *. Pero si estas desgracias afligieron hondamente el ánimo de Oviedo, pagado á la naturaleza el indispensable tributo, buscó en las tareas de la milicia la paz y sosie- go interior que esta vez le habian negado las vigilias históricas, si bien jamás pudo abandonarlas. Entregábanle en 1552 el castillo de Santo Domingo casi desmante- lado y destruido, y procuró entonces con singular esmero fortificarlo: en 1555 exponía la necesidad de su armamento al Real Consejo de Indias , y juraba en 6 Al referir Oviedo el paso de! rio de Arequipa, dice: «Se ahojjó en él el desdichado Francisco de nValdés, veedor de Tierra-Firme , hijo del capitán «Gonzalo Fernandez de Oviedo , chronista desla Ce- ymeral historia de Indias; porque pueda mas al «propóssilo dolerse con los demás, y le quepa lanía «parle deslas desaventuras. Y porque su dolor no ufuesse sencillo , le quedaron un niño é una niña, «hijos del veedor: é desde á pocos dias después que «supo la desventurada muerle del hijo ahogado, le TOMO I. «llevó Dios el nielo en edad de cinco años en esta «cibdad de Sánelo Domingo de la Isla Española. «Bendito sea Dios por lodo!... Y aunque, seyendo «como soy hombre pasible , y la falta de tales deu- «dos no puede dexar de lastimarme, sin duda la ma- «yor pena que siento es llevar Dios aquel mancebo «en la flor de su edad de veynte é siete años, con «lal manera de muerle, etc.» {Hist. Gen. y Naf. de Ind., III." Parte, lib. IX, cap. (i). LXVI VIDA Y ESCRITOS manos del doctor Beltran, decano del mismo, que solo pedia lo necesario ': des- de sií vuelta á la Española ni un solo dia dejó de atender al reparo de la fortale- za, aguijoneándole en semejantes faenas la aparición de algunos piratas que, amenazando la seguridad de aquellas tierras, comenzaban ya á infestar los ma- res de Occidente. Tal acontecimiento, que difundió en América grande alarma y sobresalto , despertó en el Alcaide de Santo Domingo una actividad prodigiosa ; y no contento con solicitar de nuevo para su castillo la artillería de grueso calibre que desde 1535 tenia pedida ', reprodujo ante el Consejo el proyecto de fortifi- car las islas y costas de la Tierra-Firme, levantando en el Nombre de Dios, Puerto Belo, isla de Bastimentos, embocadura del Chagre, Cartagena, Santa Marta, es- trecho de Magallanes y otros muchos puntos de no menor importancia, respeta- bles fortalezas que pusieran tan ricas y dilatadas comarcas al abrigo de los corsa- rios , haciendo asi temida y respetada en todas partes la bandera española *. Ni olvidaba el celoso Alcaide la necesidad de formar algunas escuadrillas que anduvie- ran reconociendo la mar constantemente , á fin de restituir la confianza á los mer- caderes, que no osaban ya salir de los puertos **, y de evitar al propio tiempo todo género de violencias y pillage. Mas aunque proponía Oviedo un plan vasto de for- tificación, segundándolas instancias hechas por él los años pasados, no perdía de vista que era su principal deber la custodia y defensa del puerto de Santo Do- mingo, insistiendo una y otra vez en sus leales reclamaciones ". Había sido cau- sa la impericia ó el abandono de sus predecesores de que al lado del castillo se fabricaran algunos edificios , los cuales , sobre cerrar el puerto á la fortaleza , im- pedían el que pudiese jugarse la artillería, para defenderlo de cualquiera agresión extraña. No titubeó, pues, el Alcaide en proponer la demolición de aquellas ca- 7 En caria de 31 de mayo de 1537 decía Oviedo citados , eran Puerto-Rico, San Germán é isla de ía al Emperador, respecto de este punto, «AI liem- Mona, donde podían tener fácil abrig-o los saltea- ))po que estuve en la corle de Vuestra Mages- dores y piratas : hablando de la isla de San Juan ))lad , el dolor Beltran , uno de los mas antiguos observaba que deberían levantarse varias fortalezas ))de su Real Consejo de Indias, en presencia de en loda la costa del Norte, procurando que fuesen «todos los del Consejo , porque yo dixe en cierto de mas efecto que la comenzada á fabricar en Puer- «memorial la nescessidad questa casa tenia é tiene to-Rico, de la cual afirmaba que aunque ciegos ta »de armas e' municiones , me tomó juramento para edificaran, no la pudieran poner en parte tan sin «que , só cargo del , dixesse las cosas mas nesces- provecho. »sarias , porque no se liicíessen gastos excesivos, é 10 «En esle punto que escribo esta caria están »yo dixe, só cargo de juramento , lo que me pares- wen esle puerto quatro naos cargadas, que lo que «ció que no se podía excusar, é lo proveyeron» «llevan vale sobre cinqüenla qüentos, é no osan sa- {Real Acad. de la Hist. , Colee, de Muñoz, tom. 81, »lír á la mar, porque hay nueva que andan ciertos A. 108). «navios de fran9eses por aquí cerca». 8 En la misma carta , citada en la nota anterior, H Cuando en 1&35 estuvo Oviedo en Espai'ía, escribía: «Ydo á Sevilla, los oficiales de la Casa de no solamente manifestó al Real Consejo de Indias «contractacion me dieron creo que gínqüenta duca- cuanto habia hecho ya en beneficio de la fortaleza, »dos , de que yo compré ciertas lancas é laucones, cuya tenencia le estaba encargada , sino que le ex- , né hice hacer veynte barriles de pólvora é otras co- puso repetidas veces la necesidad de artillar y mu- »sas de las que vuestro Real Consejo proveyó ; é nicionar dicho castillo , á fin de evitar cualquier »dexé haciéndose quatro piceas de artillería para rebato. Sobre este punió son dignos de consultarse «esta casa , y hasta agora ninguna cosa de todo ello los dos extensos Memoriales de Oviedo que se »se ha traydo , ni tengo una arroba de pólvora». conservan originales en el Arch. Gen. de lud., Gob. 9 Los punios que, en concepto del ^'caide, de- de la Española , legajo 3, núm. i. bian fortificarse en aquellas islas , ademas de los ya DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. LXVÍl sas, levantadas por algunos magistrados de la Real Chancillería *^, ponderando cuerdamente los peligros que amenazaban la ciudad é isla , si no se acudia pron- . lamente al remedio. Nada proveyó sin embargo el Consejo en cuanto Oviedo so- licitaba, teniendo acaso por exagerados los temores, que muy en breve justi- ficaron las correrías hechas en 1537 y 58 por los piratas franceses, con grave escándalo de aquellas tierras y notable perjuicio de la corona. Pasado ya el es- panto de semejantes excursiones , y reconocida por el Alcaide la oportunidad de sus demandas, escribia al Emperador sobre tan importante asunto en los siguien- tes términos: «Lo que conviene, ante todas cosas, es que Vuestra Magostad mande ))labrar de hecho esta fortaleca en la punta adelante de donde agora está doscien- ))tos pasos, é que le quede todo su sitio franco é libre dende la casa del dotor «Infante hasta la mar — é que en la otra punta del rio se haga una muy buena »torre, donde esté constante vela é media docena de tiros — Hecha la fortaleca »é torre ¿será por esso guardada esta isla?... Digo que no; porque no es menor )>falta que en otras partes della, en especial en los puertos prencipales, assi co- ))mo en la villa de Acua é en la Savana é en Puerto-Real é en Puerto de Plata é ))Otras partes, haya fortalecas é recabdo en ellas; porque está visto que si una ar- wmada de propóssito viniesse é se assentasse en qualquiera de los puertos, ¿quién ))les excusaria después de se enseñorear de parte de la isla y hacer guerra?» " El Real Consejo de Indias mandó por último proveer de artillería gruesa el casti- llo, cuya tenencia estaba confiada á Gonzalo de Oviedo **, sin que en lo demás diese muestras de aceptar sus avisos, quedando por tanto* expuestos aquellos rei- nos á la rapacidad extrangera, que no escaseó desde entonces Hnage alguno de asechanzas. Aumentaba también todos estos peligros la numerosa emigración- de los pobla- dores que al reclamo de las riquezas del Perú , abandonaban tanto la Isla Espa- cola como la de Cuba y San Juan, volando tal vez en busca de una muerte segura, puesto que las discordias de Almagro y de Pizarro , traían yermadas y sangrientas tan felices regiones. Reconocíalo de este modo el Alcaide de Santo Domingo , y ya 12 «Vuestras Mageslades (decía el Alcaide en 3 i «puede aprovecharse del artillería, como podría, »de mayo de 1537) hicieron merced al lÍ9en9Íado »quitando las dichas casas. Apercibo dello á Vues- wEspinosa de cierto solar dentro de los solares de la »tras Magestades, é digo que aunque las manden lo- «fortale^a, é no se le debiera dar ni él pedirlo, por- »mar é pagar á sus dueños , conviene mucho á su «que está la casa que en el solar que digo se ha «real servicio». {Real Acad. de la Hist., Colee, de «fecho muy perjudicial, é es padrastro ella é otra Muñoz, tom. 81, A 108.) ))de un clérigo para esta casa de Vuestras Magesla- 13 Carta de 24 de mayo 1538, Colee, de Muñoz, «des. Me di^cn que una vez las mandaron derribar tíí supra. »é después cesó é se mandó otra cosa: yo digo á 14 «En el año de 1538 mandó la Cathólica Ma- » Vuestras Magestades que quien les informare que no «gestad proveer de artillería gruesa é muy hermosa «se deben quitar ó derribar las dichas casas , no mi- «esta fortaleca suya que está á mi cargo , é se tru- »ra bien vuestro real servÍ9Ío, ni quiere questa casa «xeron culebrinas de á septenla quintales é mas »sea lo que ha de ser ó no lo entienden los que tal «cada una, de bronce, é cañones de cinqüenfa é cin- «dixeren. Ya el lÍ9enciado las vendió; é suyas ó «co, é medias culebrinas de á quarenta é algo me- «agenas, é aunque fuessen mias, no dexaría de de- «nos». {Hist. gen. y nat. de Ind., 1.' Parte, lib. VJ, »cir la verdad; porque quitan gran parte de la vista cap. 5.) »de la mar é entrada del puerto á esta rortale9a é no LXVIll VIDA Y Escalios que no le era dado evitar lo primero, movido de su lealtad éliidalguia, habia pro- curado restablecer la antigua amistad é inteligencia entre aquellos conquistado- res, mostrándoles cuan errados andaban en sus odios, con los cuales labraban torpemente su perdición , atrayendo sobre sus cabezas la indignación de su rey y el desprecio de los buenos ". Pero ningún efecto produjo esta patriótica solicitud en el ánimo empedernido de aquellos capitanes, y Oviedo se creyó en consecuencia obligado á dar noticia al Real Consejo de Indias de los escandalosos crímenes, que inundando de sangre española el imperio de Atabaliba, arrebataban al comercio y á la agricultura innumerables brazos, ofendiendo la moral y relajando todos los vín- culos sociales con tan pernicioso ejemplo. Cundieron, pues, á tal extremo los males de América y en especial de la Isla Española, ya aflijida por el azote de los piratas, ya mermada por la furia de la emigración, ora abandonada de sus pastores, ora desamparada de sus jueces, que después de baber clamado Oviedo por la vuelta del prelado, solicitando la creación de un procurador mayor de la ciudad, el nom- bramiento de cuatro jurados y la conservación del fiel ejecutor , oficio que se ha- bia suprimido con poco acuerdo *^, exclamaba en esta forma, dirigiéndose al Cé- sar el 24 de mayo de 1558: «La justicia de Vuestra Magostad ni se hace ni se «cumple , en especial en esta isla é cibdad , donde nunca se paga cosa que se »deba ni se castiga ladrón que haya, porque la Audiencia está sola con un solo oy- ))dor, viejo y heredado en la tierra y en el officio». Y no mas grata perspectiva presentaron los negocios de la Isla Española en los siguientes años , que gastó el Alcaide en la prosecución de sus trabajos históri- cos ", sin apartar la vista de los cuidados de su tenencia, promoviendo al mis- mo tiempo cuantas mejoras agrícolas le aconsejaba su talento observador y le inspiraba el deseo de la prosperidad de sus compatriotas. Poseía Oviedo á ori- llas delHayna, rio que pasaba á tres leguas de Santo Domingo, uno de los mas pingües heredamientos de aquellas riberas; y deseoso de alentar con el ejemplo los esfuerzos de los pocos labradores que el descubrimiento del Perú y Nueva Espa- lo En caria escrita en Sanio Domingo el 2o de octubre de í537 , dando cuenta al Real Consejo de Indias de las desavenencias de Almagro y Pizarro, observaba Oviedo: «Yo he escriplo á estos capita- «nes lo que me paresce y quánta razón lernán ))Vras. Mrds. de los mandar ordenar, sino se orde- »náren, y que miren muy bien quien los conseja y »que por ningundinleresse ni pasión no se apar- Mten de la paz ni den causa en un pelo en que Vues- »lra Magostad sea deservido : é héselo escriplo muy »á la verdad é mis cartas lo dirán , é como amigo »quc los he Iractado é tuve hacienda antes quellos »y no tengo nescessidad de ninguno dellos; y »piensso que si me creyeren que ellos acertaran, »y léngolos por hombres que no erraran en la vo- «luntad ni en la obra el servÍ9Ío de Vuestra Ma- wgestad , si malos consejeros no los hicieran errar». Lo mismo repella en carta de 9 de diciembre de aquel año) Real Ac. déla líist. C. de Muñoz, t. 8 1 , A. IOS). 16 C.^ría de 9 de diciembre de lo38. Colee, de Muñoz, ut supra. 17 Al retocar el capítulo 7 del libro IV de la I." Parte, dccia el Alcaide de Sanio Domingo: «Aqui «llegué con esta materia, quando esto se escribía »en limpio en fin de marco de 1339». En el capítu- lo 20 dt'l libro VI de la íl.'' Parle observaba: «Ya »todo lo que en estos Iraclados se acrescentáre »desde aqueste año de i541 años ó poco antes, hade »ser á la jornada, segund las cosas subcedieren y »llegáren á la noticia del chronisla, hasta la impre- »sion deslas historias». Al final del capítulo 16 del hbro V de la misma parle , apuntaba: «Aqui llegó »esla historia en el mes de agosto de lo45 años». De donde claramente se deduce que no dejaba Oviedo de acrecentar sus trabajos hislóricos sobre las Indias , prosiguiéndolos con admirable constan- cia, según observaremos adelante. DE GOiNZ. FERN. DE OVIEDO. LXIX ña había dejado en la Isla, ensayaba el cultivo de cuantas plantas, frutas y cerea- les juzgaba provechosos, logrando con frecuencia los mas satisfactorios resulta- dos **. Divcrtia de esta manera los ocios de sus oficios, siendo al par consultado de los capitanes y descubridores que pasaban por aquella ciudad en demanda de la Tierra-Firme, cuando á principios de 1541 vióse acometido de aguda y penosa enfermedad , poniéndole á los bordes del sepulcro y dejándole tan flaco y que- brantado que hubo menester, para fortalecerse, de larga y esmerada convale- cencia ^*. Restablecido ya algún tanto y temeroso de no poder dar á la estampa, si le asaltaban de nuevo las fiebres, la segunda parte de la Ilisloria General de In- dias, concluida en aquella sazón, solicitó licencia del Emperador y su Consejo para venir á España con propósito de publicar lo escrito, obteniéndola tan cumplida y pronta , como deseaba ; pues que el éxito alcanzado por la primera parte hacia apetecible la impresión délas siguientes, en que deberian referirse maravillosos descubrimientos y portentosas conquistas. En 1.° de m^arzo de 1542 escribia Oviedo al virey de Nueva España, don An- tonio de Mendoza, á quien tenia pedidas relaciones de lo ocurrido en aquellas par- tes, rogándole que se sirviese remitírselas antes de mayo, á fin de utilizarlas convenientemente en la edición que preparaba. Mostrábase el Alcaide resuelto á no tornar á las Indias hasta dejarlo todo impreso ^"; y apercibido para el viage, bien que no tan pronto como al virey. había manifestado , solo aguardaba ya el día de la partida, cuando recibió tres cartas del Emperador, concebidas en unos mis- mos términos, las cuales bastaron á desbaratar por entonces todos sus proyectos. Avisábale el César desde Monzón, en 50 de agosto, de haber roto la guerra con España el rey Francisco I, invadiéndolos Estados de Italia, y amenazando en- trarse en la Península por la parte de Perpíñan , al propio tiempo que infestaba el Mediterráneo con sus armadas y las de Barbarroja, su aliado, y alentaba á los protestantes de Alemania, llamando al turco sobre Ungría. Preveníale en conse- cuencia que atendiese con el mayor cuidado y vigilancia á la custodia del castillo que le estaba encomendado y á la defensa del puerto y ciudad de Santo Domin- go, mandándole que suspendiese su intentado viage, lo cual verificó Oviedo, co- mo obediente y fiel vasallo , dedicándose desde aquel momento á reparar las forti- ficaciones, á fin de que no le tomase desprevenido cualquier desagradable acon- tecimiento ^*. Grandes temores combatieron el ánimo del Alcaide, durante esta i8 Hist. Gen. y Nat. de Ind., 1.=' Parte, lib. Vil, cap. i. 19 Hist. Gen. y Nat. de Ind., 1.=" Part., lib. IV, cap. 23. 20 Dirigiéndose Oviedo al virey de Méjico en la fecha citada le decia, hablando de su historia; «Yo »tengo licencia del Emperador, nuestro señr r, pa- nra llevar á Su Majestad Calhólica lo escriplo , y Mes muy desscado en España é fuera della; y ando «alistando mi partida , y espero con ayuda de Nues- ))tro Señor que será en todo el mes de mayo ; y no »piensso volver acá hasta dejarlo todo impresso» (Hist. Gen. y Nat. de Ind., II.* Parte, lib. XIV, cap. 53). 21 ((Estando para partirme (escribe), res^ebí tres «letras de un tenor ó duplicadas de la Cathólica wMagestad, fechas en Monzón de Aragón, á los Htreynta de agosto del año que passó de mili é qui- wnientos é quarenla y dos, en las quales me man- »dó que tuviesse el cuidado y vigilan9ia que Su «Magestad de mi persona confia é como soy obli- »gado, en la guarda é fortificación desta fortale9a de ))Ia cibdad de Sánelo Domingo , que á mi cargo es- »lá, en que yo resido en su real servi§io; porque LXX VIDA Y ESCRITOS nueva guerra , en que iban á reproducirse las antiguas pretensiones de aquellos dos poderosos rivales que con tan denodado esfuerzo y tesón aspiraban al dominio de Europa; y mientras las banderas españolas tremolaban victoriosas en Alema- nia, Flandes é Italia, rechazando al par y desbaratando á los franceses, turcos, alemanes y africanos, guardaba Oviedo celoso y entendido aquella preciosa llave de América, dispuesto siempre é castigar con las armas toda invasión extraña, si bien se dolia de que, por no haberse aceptado en años anteriores sus consejos, no pudieran ahora presentar las islas y costas de Tierra-Firme igual resistencia. El portentoso esfuerzo y corage de los españoles triunfaba por último de todos los enemigos del César, comprando Francisco I la paz de Crespio, publicada en 9 de setiembre de 1544, con la renuncia de todo derecho á los Estados de Italia y pa- tronato de Flandes ^^. En los primeros meses del siguiente año supo Oviedo la concordia asentada entre el Emperador y el Rey, no mas duradera por cierto que las anteriores, y volvió des- de luego á entender en su proyectado viage, enriquecidas la primera y segunda parte de la Historia general y natural de Indias , con nuevos y mas peregrinos do- cumentos ^'. Favorecía los deseos del Alcaide la necesidad en que la ciudad é Isla se encontraban de reclamar justicia contra la dureza y arbitrariedad del licenciado Alonso López Cerrato, enviado á fines de 1545 por el Real Consejo, para tomar residencia á los oidores y presidente déla Chancilleria de Santo Domingo y gobernar aquella provincia; siendo ya insufribles las vejaciones y demasías con que fatigaba á sus habitantes. Movido el Regimiento de la afrenta y daño común, resolvióse final- mente á elevar sus quejas á la corte, poniendo de relieve los vicisitudes y penalidades que tenian reducida al último extremo tan envidiable comarca, y recordando las sú- plicas délos años pasados, hasta entonces de todo punto infructuosas. Nombró con este intento sus procuradores á Gonzalo Fernandez de Oviedo , de cuya lealtad y entereza habia recibido tantos y tan claros testimonios , y al capitán Alonso de la Peña, honrado y discreto regidor de Santo Domingo ^*, quienes recibidas las ins- ))la guerra está rompida , é fué principiada por el wrey de Francia con la Cathólica Mageslad é sus «reynos é señoríos. Y desla causa , como obediente ))é fiel alcayde é criado , cossé en mi camino . y po- «niendo en efelo lo que el Emperador, nuosiro se- »ñor, me mandó , lie oslado quedo, aguardando ))el liempo é su real servicio» (Hist. Gen. y Nat. de Ind., IL" Parle, lib. XIV,' cap. 54). 22 El artículo octavo de la concordia de Crespio, estaba concebido en los siguientes términos: «Que ))el rey (Francisco) haga cession é Iraspassacion rata «firme , como la hizo en la concordia de Madrid y wen otras , de cualquier derecho que pretenda tener »al reyno de Ñapóles , Sicilia, Milán, condado de »Arte, derecho de patronazgo que tuvo en Flandes, ))Artoes, Islas, Duaco, ürchiaco , Tornay, Mortan- nga y San Amando» (Fray Prudencio de Sandoval, Hist del Emjierador Carlos V, II. ° Parle, lib. XXVI, párr. 27). 23 Explicando Oviedo las causas ya indicadas de la suspensión de su viage, añade: «Assi estas »malerias (la historia de Indias) se han suspendido «quanlo á la impresión dellas ; pero hánse augmen- »lado é cada dia cresoen en su discurso hisloríal» {Hist. Gen. y Nat. de Ind., II." Parte, lib. XIV, cap. 54). Lo mismo repite en otros muchos lu- gares. 24 La ciudad y Regimiento de Sanio Domingo escríbia al Consejo de Indias en 13 de julio de 1540: «A lanías relaciones como esta cibdad ha hecho de »los trabaxos y fatigas de qualro años á esta par- »te y súplicas para su remedio, con el ausen- »cia de Su Mageslad y otras ocupaciones, nada »se ha provehido. Esta nuestra tierra está á punto ))de perderse. Enviamos procuradores al alcayde «Gonzalo Fernandez de Oviedo, coronista de Su »Magestad, y al capitán Alonso de la Peña. Favo- wrczcánles Vras. Mrds. en sus pretensiones» {Rea 'DE GON. FERN. DE OVIEDO: LXXI trucciones del Regimiento y oportunas credenciales, salieron de la Isla Espa- ñola entrado el mes de agosto de 1546, arribando á Sanlúcar en los últimos dias de octubre , no sin que en la navegación dejaran de experimentar riesgos y trabajos. Mediado ya el mes de noviembre , llegaron el Alcaide y el capitán á la corte, la cual estaba á la sazón en Madrid, causándoles hondo disgusto la ausencia del César, que empeñado en las guerras religiosas de Alemania, tenia confiada la go- bernación de estos reinos al príncipe don Felipe ^. Presentaron , no obstante , al Real Consejo de Indias sus poderes, y procediendo con arreglo á la instrucción que traian , le expusieron el lamentable estado en que dejaban la Isla Española, grandemente acrecido con la publicación de las ordenanzas formadas en Vallado- lid el año de 1542 ^^. Instaba el buen despacho de las pretensiones del Regimien- to de Santo Domingo, entre las cuales no era la menor la remoción del Cerrato; y para conseguirla , pusieron ambos procuradores en juego todo su antiguo vali- miento. Anhelaba el Alcaide ganar la voluntad del principe, y noticioso de que no le desplacería el ver amphada la breve relación que en 1535 compuso de su orden, describiendo algunos oficios de la casa y cámara del primogénito de los Re- yes Católicos, consagróse asiduamente á este trabajo, viéndolo terminado antes de que pasase el príncipe al Aragón , donde pensaba tener cortes de aquel rei- no ^' Oviedo aprovechaba la propicia coyuntura de presentar á don Felipe su Acad. de la Hist., Col. de Muñoz , tom. 84, A. 121). Narrando el mismo aícayde las arbitrariedades y dureza de Cerralo, observa: «A mí no me eslá «bien hablar en esío , porque la cibdad de Sánelo «Domingo me envió á mí é al capitán Alonso de la »Peña, por sus procuradores á España, é con su «poder é instrucción, por el mal concepto que de «Cerrato é de su riguridad la cibdad tenia» (Hist. Gen. y Nat. de Ind., I.* Parte, lib. V, cap. 12). 23 «El año de 1546 fuy procurador desta cibdad «de Sancto Domingo é Isla Española á la corte, é «hallé en Madrid al Sereníssimo príncipe don Phe- «lipe, nuestro señor, que gobernaba en ausencia». {Quinq. , 11^ Parte. Est. 32.) 26 Las ordenanzas de Valladolid , aconsejadas y solicitadas por don fray Bartolomé de las Casas, si bien eran encaminadas á un fin santo y benéfico, no por eso dejaban de ofender los intereses de los pobladores de América. «Fray Bartolomé de las Ca- «sas, frayle de la Orden de Santo Domingo, que fué «obispo de Chiapa (decia el de Pamplona en su His- ntoria de Carlos V), dio memoriales al Emperador, «diciendo que los indios eran muy mal tratados de «los españoles, que les quitaban las haciendas y «las vidas cruelmente : que los ponían en minas y «pesquerías y trabajos, donde perecían y las lier- « ras se asolaban, como lo estaban ya grandes is- »las. Apretaba fray Bartolomé de tal manera que si «se hiciera lo que él quería, no fuera España se- «ñora de las Indias. Opúsosele el doctor Juan Gine's «de Sepúlveda, eoronista del Emperador y sucape- «llan, hombre grave y doctísimo... Tuvieron disputas «y conclusiones, y el Emperador por el celo santo «que en todo tenía , mandó que ningún indio se pu- «diesse echar en las minas , ni á la pesquería de las «perlas, ni se cargassen, salvo en las partes que no «se pudíesse escusar, y pagándoles su trabajo : que «se tasassen los tributos que habían de dar á los es- «pañoles : que todos los indios que vacassen, por «muerte de los que agora los tenían , los pusiessen «en la corona real : que se quitassen las encomien- «das y repartimientos de indios que tenían los obís- «pos , monasterios y hospitales , y otros officiales «del reyno , y particularmente se quitassen en el «Pírú á todos los que hubiessen sido parte y culpa- «dos ea las passiones entre don Francisco Pizarro «y don Diego de Almagro ; y estos indios y rentas «se pusiessen en cabeza de Su Mageslad. Esta or- «denanza se llevó muy mal y la ejecución della le- «vantó las gentes del Pírú , etc.« (II." Parte, 1. XXIV, párr. 24). Justo es reconocer que el celo que anima- ba al obispo de Chiapa es digno de lodo elogio : lo que no lo merece igualmente son los medios por él cscogilados y propuestos al Emperador , lo cual demostraron bien pronto los acontecimientos. Sen- sible nos parece que para evitar la opresión de los indios, se fuese al extremo de prodigar sin fruto al- guno la sangre española. 27 En las Adiciones que en 1548 puso Oviedo á los Offigios de la Casa Real {íol. 1), escribía: «En LXXII VIDA Y ESCRITOS curioso tratado de los Officios de la Casa Real de Castilla, para recordarle há- bilmente los males que fatigaban la Isla Española, expresándose de este modo: « É porque mi edad no es ya ni estos frios de Madrid (donde nasci) para hombre «que há treynta é cinco años que está sirviendo á Sus Magostados é á V. A. é »sus progenitores en Indias , suplico humilmente que en los negocios é nesces- ))sidades de la muy leal cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española del mar «Océano, por cuyo procurador estoy en esta corte de V. A., mande remediar «aquella tierra con brevedad é que sea socorrida con tiempo con el favor é jus- «ticia que en su nombre atiendo , y que el Real Consejo de Indias me despache, «pues á ninguno vá tanto en la substenlacion é buena gobernación de aquella «tierra como al ceptro real de Castilla ^^». Nada alcanzó Oviedo por entonces , á pesar de este y otros esfuerzos no me- nos acertados , en que hubo también de probarse la discreción del capitán Alon- so de la Peña. Al fin se movia la corte de Madrid, encaminándose el príncipe á Monzón, donde tenia convocadas las cortes aragonesas; y siguiéndole los Con- sejos hasta Aranda de Duero, establecieron alli sus audiencias, á fin de estar prontos al gobierno de Castilla, viéndose por tanto los procuradores de Santo Domingo forzados á trasladarse á dicha población, para continuar sus comenza- das diligencias. En Aranda permanecieron todo el resto del verano de 1547, tiempo en que fueron resueltas por el Real Consejo de Indias algunas demandas de la Isla Española, remitiéndose las mas arduas á consulta del rey don Carlos, que en aquellos dias se hallaba en Augusta celebrando dieta del imperio. Seme- jante determinación del Consejo advirtió al capitán y al Alcaide de la necesidad en que estaban de acudir á Alemania , si habian de obtener verdadero resultado de su procuración ; y como ni la edad ni la salud de Gonzalo de Oviedo le con- sentian hacer aquel viage, conformándose ambos procuradores en que pasara Alonso de la Peña á la corte del César, retiróse el Alcaide al Andalucia, huyen- do los penetrantes frios de Castilla ^^. Llegado á Sevilla, punto mas propio que otro alguno para la inquisición de noticias de América , pues que la casa de contratación llamaba alli á los capi- tanes, descubridores y mercaderes que del Nuevo Mundo volvian, dedicóse á coordinar las relaciones que en Madrid le habia dado Alvar Nuñcz Cabe- »el año de i53o en la villa de Madrid , donde ñas- en <5í6 formó el libro de los Officíos , aumenla- ))cí y me crié, envié al príncipe don Plieüpe una re- do en ÍSÍ8, según notaremos adelante. «lacion de cinco ó'seys fojas , en que dixe breve-' 28 OffiQÍos déla Casa Real, etc., fol. 4, Cód., E. «mente aquello de que yo me acordé , y creo que 20o de la Bibliot. Nacional. »no fueron inútiles las cosas que aquella caria con- 29 «É cómo el año passado de 1S47 el príncipe, Mlenia para la casa y ordinario servicio de Vues- «nuestro señor , dende Madrid se fué á tener corles «Ira Alteza Después que en el mes de noviem- wen Aragón y los Consejos se fueron á Aranda de ))bre de mili é quinientos é quarenta y seys pro- «Duero, después que alli estuve despachado de al- Mximo passado, llegue á esta corle, he sabido «gunas cosas é se remitieron otras á consulta de la »que será Vuestra Alteza servido de mí, si re- «Cesárea Magostad, esperando de Alemania algu- «novasse ó despertasse mi memoria, exercilán- »na respuesta de despachos é viendo que se lardá- ndola en escrebir lo que loca á los offiQÍos de la «han, por mi edad, huyendo del frió , me fuy al »Casa Real de Castilla , etc.» De donde se deduce «Andalucía». (Ib., íol. 23.) «que en ío35 fué una carta ó breve relación lo que DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. LXXIII za de Vaca , relativas á las expediciones de la Florida y Rio de la Plata , donde tantas y tan inauditas fatigas habia padecido aquel valeroso y experimentado cau- dillo '**. Amenizaba el Alcaide estas sabrosas tareas , trayendo á la memoria los recuerdos de su juventud , y acaudalando con ellos el tratado de los Officios de la Casa Real, no sin que procurase activar las negociaciones de su procuración, manteniendo activa correspondencia con el capitán Alfonso de la Peña y con sus amigos y valedores de Monzón y de Aranda '*. En estas ocupaciones gastó Oviedo los restantes meses de 1547 y parte del siguiente, traduciendo también de len- gua toscana la piadosa obra, titulada Reglas de la vida espiritual é secreta theolo- gia , libro que impreso en el mismo año, bajo la inspección del traductor, obtuvo el mas desgraciado éxito ^^. A principios de agosto debian reunirse en Valladolid los procuradores de las ciudades para celebrar las cortes alli convocadas por el prín- cipe don Felipe , quien á ruego de su padre , gravemente enfermo, se preparaba á dejar estos reinos, encomendando su gobernación al principe Maximiliano, velado ya con la infanta doña Maria. Supo el Alcaide que era esta la ocasión señalada por el Emperador para montar la casa del principe de Asturias á la borgoñona, desau- torizando asi la etiqueta grave y sencilla de los Reyes Católicos y olvidado el antiguo proyecto de seguirla ; y deseando estorbar aquellas novedades , partióse luego á Valladolid , donde presentó á don Felipe las Adiciones á los Officios de la Casa Real, en que se completaba el cuadro del servicia y corte de aquellos esclareci- dos monarcas. Ningún efecto produjo en esta parte la solicitud de Oviedo: el dia 15 del referido agosto se comenzó el principe á servir á la borgoñona, repar- tiendo los oficios de su palacio entre los mas ilustres magnates de Castilla ^^ Pero si vio el Alcaide malogrado el tiempo consumido en aquellas tareas y des- deñado el generoso impulso que le sacó de Sevilla, no por eso fué inútil su pre- sencia en la corte para su procuración y empresas históricas. Pocos dias pasaron desde su llegada, cuando se recibieron en Valladolid las nuevas del levantamiento y tiranías de Gonzalo Pizarro , quien desbaratado al fin por la constancia y pru- dencia del presidente Pedro de la Gasea, habia sido degollado en el valle de Xa- quixaguana, para escarmiento de traidores. Vinieron con estas cartas algunas re- 30 Hist. Gen. y Nat. de Ind., TI." Parle, lib. XVI, cap. 7. 31 «E llegado á Sevilla, acordé de acomular ))otros Offigios de la Casa Real en el tiempo que va- »caba c' me faltaba que escrebir é mensajeros para «las inteligencias de Alemania ó Monzón é Aranda» (Ad. á los Off., utsupra). 32 «E assi lo restante del año (d547) lo passc al «fuego (en Sevilla) é lo que del venidero é presente ))de 1548 no hizo calor... lo gasté en esto (en escri- »b¡r las adiciones á los Offigios) y en la impression ))de aquel devoto libro de las fíeglas de la vida espi- nritual é secreta theologia , que yo passé é traducí »de la lengua toscana en esta nuestra castellana: en ))lo qual el imprcssor ganó pocos dineros é yo nin- » gunos; pero ambos despendimos bien el tiempo , el TOMO 1. »qual está de manera que no buscan los mas de los »hombres libros que aprovechen al ánima, sino trac- ))tados que tengan essa y el cuerpo ocupados en leer «devaneos, por su passaliempo , y es tan mal pas- ))sado , que es de averíos lástima á los que en essas «vanas liciones gastan la vida» {Ut supra). 33 Cristóbal Calvete de Estrella, criado del mis- mo príncipe don Felipe, docia sobreesté punto «que el duque de Alva vino de Alemania con orden del Emperador Carlos V para poner ki casa del príncipe don Phelipc á forma y uso de la casa de Boryoña». Después añade que los mayordonios del príncipe (era el mayor el mismo duque de Alva ) salieron muy galanes y muy ric; nenie vestidos , y lo mis- mo los genlüos hombres de la boca y do la casa, etc. {Viaae del pri'iríie don Phelipc, fol. 12). 10 LXXIV YIDA Y ESCRITOS laciones de todo lo ocurrido en tan sangrientas revueltas, apareciendo evidente que habian sido principal causa de ellas las ordenanzas de Valladolid , contrarias al bienestar de los pobladores, y la dureza y poco tino del virey Vasco Nuñez Vela, vencido y muerto en Quito por elPizarro. Aprovechó Oviedo el mal efecto de las ordenanzas para inclinar el ánimo del Consejo , que ya blandeaba , á su mo- dificación, y con no menor diligencia adquirió en breve las relaciones remitidas por don Alonso de Montemayor y otros pobladores del Perú, las cuales halló en manos del magnífico caballero Pedro de Mejia, cronista, como él, del Empera- dor Carlos V, y á quien le unian ya amistosos lazos ^*. Terminadas las cortes, sa- lió el principe de Valladolid el 1.° de octubre, dirigiéndose á Barcelona con áni- mo de pasar á Flandes, mientras tornaba Oviedo á Sevilla, para esperar allí la vuelta del capitán Alonso de la Peña. Desesperado de la tardanza , bien que atento siempre á recoger cuanto im- portaba á la prosecución de la Historia general de Indias, cuya nueva impre- sión habia suspendido , no solamente por la ausencia del Emperador , sino tam- bién por el deseo de abrazar todos los sucesos que iban llegando á su noticia ^', comenzaba ya á flaquear su constancia , á tiempo que recibió una carta del infante de Castilla y Rey de romanos, en la cual le manifestaba el placer hallado en la lectura de la primera parte publicada en 1535, rogándole al par que no levan- tase mano de aquellas tareas, hasta cumplir lo que en la misma habia prometi- do ^*. Fué esta súplica de don Fernando supremo mandamiento para el xVlcaide, 34 Hisl. Gen. y Nat. de Ind. III.' Parle , lib. XI, caps. 10 y il). 3o No podemos menos de llamar la atención de los lectores sobre un hecho que parece contradic- torio de estos asertos y cuya explicación no es tan fácil como deseáramos. Hablamos de la edición de la 1.* Parte de la Historia general , hecha en Sala- manca con estos títulos: aCrónica de las Indias. — La Historia general de las Indias, agora nueva- mente impressa, corregida y emendada, i 347 — y la conquista del Perú». Es digno de notarse cier- tamente que no haga Oviedo mención alguna de esta edición en sus manuscritos, aumentados en 1548 (según vá apuntado), manifestando por el contrario en multitud de pasages que se prepara- ba en dicho año á hacer la segunda y no la terce- ra impresión de la referida I.' Parte. — No deja sin embargo de ser extraño el que se advierta al frente de esta edición que iba corregida y enmendada; por- que si bien no se expresa que lo fuese por el autor, la circunstancia de hallarse este en España , aunque no consta que pasase en 1348 á Salamanca, dá oca- sión á creer que no hubiera consentido á nadie po- ner la mano en una obra propia, traducida ya á tantos idiomas. Hay otra circunstancia en la impresión de Salamanca que debe, en nuestro concepto, tenerse presente: en la de Sevilla de 1333 se dccia, al final del libro de los Naufragios: «Lo qual todo fué visto »y examinado en el Consejo Real de Indias, y le fué »dado (á Oviedo) previlegio para que ninguna otra npersona lo pueda imprimir , sino él ó quikn su po- »DER oviERE, SO gravcs pcnos» . En la de Salamanca se omite .esta cláusula subrayada, expresándose so- lo «que se acabó de imprimir en la muy noble cib- »dad de Salamanca, en casa de Juan de Junta, á »dos dias del mes de mayo de mili y quinientos y wquarenta é siete años», tiempo en que Oviedo se hallaba en Sevilla. De todas estas observaciones , á las cuales debe añadirse la de haberse impreso jun- tamcnlc la relación de la conquista del Perú , es- crita por Francisco de Xercz, lo cual no hubiera hecho ni consentido Oviedo en manera alguna, pues que la tenia él ya escrita, se deduce sin violencia que no hizo por sí la edición referi- da de 1347, si bien pudo dar su consentimien- to, introduciendo al par algunas enmiendas y cor- recciones. Puaiera también deducirse del silencio absoluto de Oviedo y sus continuas referencias á la segunda impresión que preparaba en 1348, cu- yas copiosas adiciones van incluidas en la presen- te, que no la tuvo tampoco por tan autorizada co- mo la de 1333, lo cual aumenta notablemente la estimación de esta en el aprecio de los eruditos. 36 Refiriéndose Oviedo á su avanzada edad, enfermedades y vicisitudes que le habian estorbado sacar á luz la II. * parte de la Historia general , ana- dia : « Pero no por esso me excusaré de continuar «estas vigilias^ y agora mucho mas, porque junto DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. LXXV quien en el mismo año de 1548 consignaba en la Historia General las siguientes palabras ; «En la brevedad de mis dias , diré lo que fuere Dios servido que por mi »se continúen estas materias; donde con mis canas, passado ya de los sesenta é ))nueve años que ha que vivo, ningún dia se me passa fuera desta ocupación (al- ))gunas horas) , trabaxando lodo lo que en mí es y escribiéndolo de mi mano, con ))desseo que antes del último dia de los que me quedan , yo pueda ver corregido »y en limpio impresso lo que en todas tres partes de aquesta General historia de ^^Indias yo tengo notado. Y en tanto que el sol me tura, estoy agora en este año ))de mili é quinientos é quarenta y ocho, dando orden cómo en este año ó en el si- wguiente se reimprima esta primera parte , acrescentada y enmendada y mas or- »nada que estuvo en la primera impression : é assi mismo se imprimirá la segun- ))da , y yo quedaré continuando la tercera , en la qual no me faltará voluntad para «concluirla , pues que está una grand parte della escripta en minutas» ^^. No se habia terminado el año , y ya el Alcaide de Santo Domingo (llegado á Sevilla con los despachos de Alemania el capitán Alonso de la Peña) , se preparaba para res- tituirse á la Isla Española, teniendo aun en aquellos últimos dias la fortuna de aumentar los datos , adquiridos en Valladolid sobre el levantamiento de Gonzalo Pizarro, con la relación de Diego Centeno, que Pedro de Mejia le enviaba ^*. El resultado de la procuración , bien que algo costoso por el tiempo gastado en ella, no podia menos de satisfacer los deseos del Regimiento de Santo Domingo: tanto el licenciado Cerrato como su compañero Alonso de Grageda fueron removidos de la Chancilleria y quedaron sujetos á residencia , volviendo á la Isla Española, con título de Arzobispo y capitán general, el antiguo presidente don Alonso de Fuen- mayor , querido y deseado de aquellos pobladores ^^. En los primeros dias de 1549 se embarcaban el capitán y el Alcaide, la vuelta de América, nombrado el último regidor perpetuo de la ciudad de Santo Domin- go, á donde llegaron á fines del mes de marzo, siendo agasajados y honrados por el Regimiento, que veía en ellos los salvadores de aquella comarca. Mas bien pronto vinieron á turbar el contento y satisfacción de Oviedo nuevos sinsabores y pehgros. Cercano ya á los setenta y un años, tuvo la amargura de verse insultado y ))Con servir en ello á la Calhólica Magostad del Em- documenlos que recogió en Valladolid en el mes de aperador rey, nuestro señor, y hacerlo por su agosto: «E las cartas, que el chronista di^e que allí ))mandado y como su chronista en estas parles é ))vido de capitanes é personas del conoscidas é de «Indias, me manda la Magestad Sereníssima de su «crédito, en muchas cosas concuerdan con esta rela- ))hermano el infante de Castilla don Fernando , Rey wcion que en Sevilla vino á sus manos en el mes de ))de los romanos y de Ungria y Bohemia, por su car- «diciembre de -1548)). Y luego añade : «Estando en »la messiva que no cesse de escrebir lo que ofrescí «Sevilla , atendiendo que abonancen los tiempos pa- «en la primera parte', teniénrJose por servido dello, »)ra volverse á la cibdad de Sancto Domingo de la ^á lo cual tampoco puedo faltar, haciendo lo que «Isla Española, con los despachos que de la (^esú- «debo a su real servicio , como faltarme á mí mes- «rea Magestad é del príncipe , nuestro señor, ha ne- »mo, negándome yo los alimentos para vivir» «gociado para la buena gobernación de aquella tier- {Hist. Gen. y Nat. de Ind. , 11.^ Parte, lib. IIÍ, »ra , é á cabo de escribirse é continuarse estas his- ppq]^ \ «lorias hoy lunes, tres dias del mes de diciembre 37 Ib. I.° Parle , lib. VI , proh. "del dicho año, etc.» (Hist. Gen. y Nat. de Ind., III.* 38 Al dar cuenta Oviedo del levantamiento y Parle, lib. XI, cap. -14). traición de Gonzalo Pizarro , dice, mencionando los 39 Ib., I." Parte , lib. V , cap. 12). LXXVI VIDA Y ESCRITOS aun amenazado de muerte por un racionero de la catedral , llamado Medrano, quien no solamente osó maltratar sus hidalgas canas , sino que á riesgo de pasar por sacrilego , llevó su odio hasta el extremo de quitar las armas del Alcaide de su enterramiento y capilla , labrados en la misma iglesia y pertenecientes al ma- yorazgo , fundado por él en aquella isla *". En 14 de abril siguiente se hacia ante la Audiencia la información de aquel atentado, dándose el Alcaide por satisfecho con la reparación completa que obtuvo, siendo el racionero multado y condenado á restituir en su primer ser el sepulcro y capilla **. Pasado este nublo, que derramó no poca ponzoña en el corazón del cronista, y asentado de nuevo en su casa y fortaleza, volvió los ojos á sus colosales proyec- tos literarios, resuelto á darles cima con la voluntad de un mancebo y la perseve- rante madurez de un anciano. Era una de las obras que mashabia acariciado Ovie- do desde que presentó al César el Catálogo Real de Castilla, un tratado sóbrela no- bleza y casas principales de España, considerado por él como el complemento de aquella larga historia , é interrumpido desde 1 545 por la promesa que Florian de Ocampo hacia en el mismo año de pubHcar las ilustraciones que tenia recogidas so- bre los linages españoles. Cansado de esperar inútilmente, ó mas bien convencido de que no era fácil á Ocampo el cumplimiento de su palabra *^ , determinóse á dar la última mano á esta importante obra , en la cual allegó tantas y tan peregrinas noticias, respecto de las costumbres y proezas de sus coetáneos, que no sinrazón podria ser considerada como uno de los monumentos que mas fielmente reflejan el glorioso reinado de los Reyes Católicos. Dióle el título de Batallas y Quin- quagenas , dividiéndola en cuatro gruesos volúmenes ; y proponiéndose , á ejem- plo de Hernán Pérez de Guzman, formar en ellos copiosa y rica galeria de re- tratos , trajo á consecuencia los ascendientes y descendientes de cada personage, como quien habia conocido casi todos los hombres de Estado de los reinos de León y Castilla, Navarra y Aragón , Granada y Cataluña *^ Terminada esta pre- ciosa obra, procuró también dar cabo á otra, no menos interesante y útil al es- clarecimiento de la historia nacional, la cual, empezada desde 1520, tenia ya bosquejada y recogida en minutas el año de 1532, cuando presentó á la corte 40 El mayorazgo, fundado por Oviedo en la Isla Española , pertenece hoy al señor don Manuel Se- queira y Caro , residente en la Habana , habiéndolo heredado este caballerro del último poseedor don Francisco Javier de Caro y Torquemada , consejero que fué del Real y Supremo de Indias, ya abolido. 41 Real Acad. de la Hist., Colee, de Muñoz, to- mo 8o, A H2. — Arch. gen. de Ind., Cart., leg. 24. 42 El Alcaide de Santo Domingo escribía sobre este particular lo siguiente : « Desseo ver lo que tie- wne prometido esse coronista (Florian de Ocampo) «desde quince de diciembre de mili é quinientos é wquarenta y tres, y no me maravillo que tarde tan- »to en cumplir su palabra, aunque estamos ya en »el año de mili é quinientos é cinqüenta, porque »mas me maravillaré si él cumple lo que díxo en el wprohemio ó prólogo de los qualro libros de la pri- »mera parte de la Crónica general de España que «recopila eseauctor» {Bal. y Quinq., Cod. K., 130, fol. 180). Lo mismo manifiesta en elfol. 221 del mis- mo códice, y lo repite en otros lugares. 43 En la estanza 22 de la III." Parte de las Quin- quagenas decia Oviedo : «Y no os maravilléis si en «alguna de las cosas que hasta aqui he escripto «yo hablo mas puntualmente que otro lo haria, por- «que á la verdad pocos hombres de Estado (y digo «muy pocos) hay de estos reynos'de Castilla y de «León , Galicia, Navarra , Granada, Aragón, Va- «lencia é Cataluña que yo no los haya visto é conos- «cido á ellos ó sus padres ó abuelos». DE GONZ. FERiN. DE OVIEDO. LXXVII la primera parte del Catálogo Beal de Castilla **. Intitulábase aquel escrito Libro del blasón de todas las armas y teniendo por objeto el investigar los orígenes de cuantas 'empresas y blasones ilustraban la nobleza española; tratado en que mostró Oviedo vasta y sazonada lectura, confesándose partidario de la ciencia heráldica , la cual comenzaba por aquellos dias á ser considerada y cultivada con empeño, por la misma razón que, vencida y dominada la grandeza en el campo de lo s hechos , acudia á los recuerdos de sus mayores para justificar con las glo- rias de aquellos su representación y valimiento en el Estado. A estos meritorios trabajos consagraba el Alcaide de Santo Domingo sus vigi- lias , sin que olvidase un punto la Historia general , á cuya terminación estaba obli- gado como cronista, ni se creyera excusado de retocar el Catálogo fíeal de Casti- lla, añadiéndole la narración de la última campaña, sostenida por el César contra los luteranos , campaña en que habia don Carlos conquistado los envidiables títulos de experto caudillo y magnánimo príncipe *'. Pero si no era la nieve de los años bastante á apagar en su pecho aquel amor á las letras , que desde la infancia le ha- bia aumentado , tampoco las tareas historiales le impedían el acudir á los negocios púbhcos, á que sus cargos de alcaide y regidor le llamaban. El lastimoso estado que presentaba la Isla Española en 1546, no habia cambiado desgraciadamente con las provisiones alcanzadas dos años después por el capitán y el cronista: ni la población se aumentaba , ni florecía la agricultura , ni se reformaban las costum- bres, ni lograba la justicia señorear aquella desventurada provincia, presa de bastardas pasiones , engendradoras de todo linage de abusos. En vano clamó Ovie- do , ya como regidor de Santo Domingo , ya como Alcaide y cronista de las Indias, por el ahvio de aquellos males : atenta la corte de España á los grandes aconteci- mientos que turbaban la paz del catolicismo , y deslumbrada sin duda por los triun- fos del César , meditaba tal vez en el remedio y prosperidad de aquellos opulen- tos dominios, cuando venían las flotas cargadas de oro á sacarla de sus frecuen- tes apuros. Un suceso, en sumo grado fatal para la Isla Española, movía al Alcai- de en 8 de febrero de 1554 á importunar de nuevo á la corte, para represen- tarle la horfandad que amenazaba á los pobladores de Santo Domingo. Acometido el Arzobispo gobernador de mortal dolencia, ninguna esperanza de vida daba á aquellos habitantes, que en medio de sus tribulaciones y quebrantos acudían siempre á él , como á padre soHcito y cariñoso , bastando el prestigio de su voz para consolarlos y fortalecerlos. Oviedo (á quien distinguía el Arzobispo entre to- dos los regidores de la capital , no tanto por la solicitud que siempre había mos- trado en bien de aquellas regiones , como por su edad y madura experiencia), acaso mas dolorido que otro alguno, bien que atento siempre á la prosperidad 44 «Todo esto que loca á las banderas de ar- «copiosamente notado». {Catálogo Real de Casli- «mas , si yo tuviere vida para acabar de sacar en la, fol. 7). ))limpio el Libro general de Armas que muclio liem- 43 Cuando refiere el Alcaide las causas que es- wpo há yo escrcbí , de lástima de ver las ynorancias torbaron su venida á España en d 542, observa: «que en ella andan en estos reynos, se verá asaz «Después que de Moncon partió César passó en LXXVIII VIDA Y ESCRITOS común, creyó oportuno prevenir el ánimo del Consejo sobre esta nueva calamidad, adelantándose á manifestarle que no senlaria mal la dignidad de Fuenmayor al Obis- po de San Juan , don Rodrigo de Bastidas , cuyos servicios y los de su padre le hacian acreedor á la gratitud del César *^. Pudiera tal vez inclinarle á dar este paso el deudo que ya le unia al hijo del capitán, que en 1527 le estorbara pose- sionarse de la gobernación de Cartagena; pero aunque apareciese interesado, eran tantas y tales las prendas del Obispo , y se habia consagrado con tan esmerada so- licitud á labrar la felicidad de sus feligreses , que bien merecia disculpa la sana intención del Alcaide. Al cabo plugo á la Providencia alargar los dias del Arzo- bispo , restituyendo la esperanza perdida á los moradores de la Isla Española , que veian en la muerte del gobernador su total ruina. Todo el año de i 554 lo pasó, no obstante, el Regimiento de Santo Domingo en sú- plicas y demandas dirigidas al Consejo de Indias, y encaminadas á evitar que se des- poblara totalmente la Isla Española , considerada solo como escala y factoria de las regiones últimamente descubiertas en la Tierra-Firme. Unió Oviedo su voz á la de sus compañeros no con mayor fortuna que en los años anteriores, y cansado al fin de tan inútil y larga porfía , pensó en restituirse á España , deseoso de terminar sus dias en el suelo donde habia nacido. Mas no quiso impetrar esta gracia de la corte, sin conquistarla primero con sus merecimientos ; y en aquella edad , cuando pare- cia que le hubiesen ya abandonado las fuerzas intelectuales, emprendió una de sus mas preciosas obras, capaz de arredrar por su extensión é importancia á quien se encontrara en la virilidad mas entera. Proponíase en este peregrino tratado, que dividió en tres partes, corregir las costumbres de la juventud, presentando á su vista heroicos ejemplos, dignos de ser imitados; y dándole el título Quinquagenas, recogió en ellas todo el fruto de su nestoriana experiencia, poniendo al mismo tiempo en contribución sus apuntamientos, diarios y minutas. Admirado sin du- da el mismo Oviedo de conservar á los setenta y siete años el vigoroso alien- to de la juventud, hacia gala de su ancianidad en diferentes pasages de di- cha obra, manifestando de paso su perseverancia en los trabajos históricos: «Entended, letor (exclama), que há dias que en estas y otras materias escribo y )}hablo, y no desde ayer, sino sin muelas y dientes me ha puesto tal exercicio. »De las muelas, ninguna tengo, y los dientes superiores todos me faltan, y un «pelo en la cabeca y la barba hay que blanco no sea , y en septenta y siete años «constituido, vivo hasta que el Señor de la vida sea servido. Y desde el año de mili ))é qua trocientes y noventa, seyendo de doce años, page muchacho, fuy llevado ))á la corte de los Sereníssimos é Cathólicos Reyes, don Fernando y doña Isabel de «inmortal memoria, y empecé á ver y conoscer la caballería y nobles y principa- «les varones de España» *^. El Alcaide de Santo Domingo que escribió , tanto esta »Aleman¡a é en aquellos sus Estados que por alli Gen. y Nat. de Ind., 11." Parte, lib XIV, cap. 54). Mliene, le dio Dios los buenos subccsos que en la 46 Real Acad. déla Ilist. Col. de Muñoz, to- «segunda parte que escrebi del Cathúlogo Real de mo 87, A. 114. nCaslilla desde el cap. IV adelante podrá ver, en- 47 Quinq., III.^ Parte, Est. 22. wlendcr c conoscer quien sano juicio tuviere» {Ilisl. DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. LXXIX como todas las demás obras que salieron de su pluma, sin salario ni remunera- ción alguna, dirigía al príncipe don Felipe la primera parte de las Quinquagenas en 10 de enero de 1555 *', dando fin á la tercera en 24 de mayo de 1556 **. Al remitirla, rogaba al heredero de Carlos V que se dignara mandar verla y examinar- la, á fin de que se imprimiera y sirviese de correctivo á los libros de apócrifas lecturas. Pero al mismo tiempo que de esta manera procuraba grangearse la benevolencia del príncipe , acudía al Real Consejo de Indias para suplicar que en gracia de sus- largos servicios, se le admitiese la dejación que hacia de la tenencia del castillo, que gobernaba desde 1532 , señalando para que le reemplazara á su yerno Rodrigo de Rastidas, deudo muy cercano del obispo del mismo nombre. Propicio el Conse- jo á esta demanda del cronista , quien había por otra parte alegado, para retirarse á España, la necesidad de dar á la estampa la Historia general de Indias, conce- dió á Rastidas la afcaidia de Santo Domingo , dando á Oviedo licencia para que pasase á la península y conservara el carácter de regidor de aquella ciudad, hon- ra que agradeció sobremanera, mostrándose de ella satisfecho hasta la muerte'". Preparábase ya á emprender el último viage, cuando reconocida por el Regi- miento la conveniencia de hacer guerra á los indios caribes , que andaban orgu- llosos con la emigración de los españoles, resolvióse en 10 de abril á dar á Ovie- do sus poderes, para que alcanzase la oportuna Ucencia del Consejo, encargo que desempeñó con la eficacia por él acreditada en las pasadas procuraciones , obte- niendo la provisión sohcitada '*. A principios de junio de 1556 se alejaba, pues, el cronista de aquellas regiones , donde tantos trabajos y amarguras habian entur- biado los sueños de su fehcidad, y donde tanto habia estudiado y aprendido, ga- noso de comunicarlo á los demás hombres. Perseguíale, al separarse de tan pri- vilegiado suelo, el sentimiento de haber luchado en vano para vencer los obstácu- •48 Al final de la dedicatoria , dirigida al prínci- pe don Felipe, se lee: «Fecha en la muy noble y wrnuy leal cibdad metropolitana de Sánelo Doniin- »go de la Isla Española del mar Océano... y acaba- »da de escrebir dia de Sanct Pablo , primero her- «mitaño , á diez dias del mes de enero de mili é »quin¡entos é cinqüenla y cinco años de la Natividad ))de Nuestro Redemplor, de mi propia y cansada «mano y seyendo complidos seplenta y siete años ))de mi edad». 49 La IIL* Parle de las Quinquagenas termina con estas palabras: « Acabé de escrebir de mi mano este «famoso Iractado deja nobleca de España, domingo «primero de Pascua de Pentecostés, XXIV de mayo «de 1356 años. Laus Deo. Y de mi edad 79 años.« Asi está en el códice autógrafo que existe en la Bi- blioteca Nacional, lanías veces citado; pero Oviedo hubo de padecer aqui involuntario error, pues que habiendo nacido en agosto de 1478, solodebia cum- plir en igual mes de Í5S6 los setenta y ocho años de su vida. Debe, no obstante, llamar la atención lo que sobre su edad habia dicho un año antes en la dedicatoria de las mismas Quinquagenas , según se advierte en la nota que precede: de donde se infiere, á ser cierto que en iO de enero tenia ya cumplidos los setenta y siete años , que nació en los primeros dias de este mes y no en agosto, como expresamente ha- bia dicho en la Historia general de Indias. De todas eslas dudas nos hubiera sacado la partida de bau- tismo del mismo Oviedo, que hemos buscado en las parroquias de Santa Maria y San Pedro de esta corle con la mayor diligencia, bien que inútilmente, por no existir en dichas iglesias libros de asientos an- teriores á lósanos de 1550 y 52, según nos mani- festaron los encargados de uno y otro archivo. 50 En 4 de mayo de 1558 solicitaba Rodrigo de Bastidas , yerno de Oviedo , la plaza de regidor que habia desempeñado este hasta su fallecimiento Era entonces Bastidas alguacil mayor de la Audiencia, en nombre de Francisco de Rojas, menor de edad, á quien el rey tenia hecha merced de aquel cargo. 51 Arch. gen. de Ind. , Gobierno de la Isla Es- pañola , leg. II, núm. 13. LXXX VIDA Y ESCRITOS los que se oponían á la prosperidad de sus compatriotas , y doliéndose del abatí- miento en que la Isla Española se veia postrada, iba á prestarle el último servicio. En aquella tierra tan querida dejaba finalmente las únicas prendas de su cariño: á ella se volvian por tanto las miradas de aquel buen padre y honrado ciudadano, que caminaba á buscar su tumba en el suelo patrio, donde descansaban también las cenizas de sus mayores. Oviedo llegaba á España en el otoño de 1556, llenándose de admiración, al sa- ber los grandes acontecimientos que estaba presenciando el antiguo mundo: el vencedor de Italia , el valeroso domador de los turcos , el debelador de los galos, verdes todavia los lauros de Alemania , depuesta la púrpura y grandeza , vivia re- tirado en el monasterio de Yuste , y cansado ya de triunfar de los reyes de la tier- ra, ambicionaba solo el perdón de sus culpas, conquistando la eterna bienandanza. Sorprendió á Oviedo este maravilloso cambio, temiendo tal vez que pudiera ser contrario á la realización del único proyecto que en su ancianidad abrigaba , el cual se reducia á dar á luz la Historia general y natural de Indias corregida , au- mentada y mas exornada , según tenia prometido en diversos pasages de la mis- ma ^^. Guiado de esta idea , se encaminó á Valladolid , donde á la sazón se hallaba la corte , gobernando estos reinos la princesa doña Juana , hermana del rey don Felipe , y presentados al Consejo los poderes de Santo Domingo y los cuadernos de la historia, mientras lograba el despacho de su procuración, obtenia el per- miso para dar á la estampa aquella obra , concebida en los primeros albores de su juventud, compuesta en medio de los vaivenes y azares de su larga vida, y ter- minada á las puertas del sepulcro. Con aquella fé y singular constancia, que ha- bia sido siempre norte y sosten de todas sus empresas, acometió, pues, Oviedo la de imprimir la Historia general, comenzando por el libro vigésimo de la misma, primero de la segunda parte ; pero estaba decretado por la Providencia que no gozara en vida de la fama que le auguraban sus escritos. Apenas impreso el ex- presado libro , se vio asaltado de tan agudas fiebres que , postrando su cansada aunque vigorosa naturaleza , le acabaron en breves dias, suspendiéndose por tanto la impresión de la Historia general, que ha permanecido inédita y desconocida en parte, aun de los eruditos, hasta nuestros tiempos. Gonzalo Fernandez de Oviedo, mozo de cámara del príncipe don Juan, soldado en Italia y familiar del rey don Fadrique, secretario en España del Gran Capitán Gonzalo Fernandez de Córdoba, veedor de las fundiciones del oro y mas adelante regidor y teniente del Darien en la Tierra-Firme, gobernador electo de la provincia de Cartagena, primer cronista de las Indias, alcaide de la fortaleza y regidor de Santo Domingo ^^ pasaba en Va- * .' 52 En el proemio del lib. I de la II.' Parle de la bien que sin aumentar el número de los cincuenta Hist. Gen. liabia escrito : « No se dexarán (las tres libros, en que tenia divididos sus trabajos, «partes) de continuar é cresccr en algunos libros 53 Gonzalo Fernandez de Oviedo fué también ))que están pendientes lo que se supiere para ello en tesorero del i\W que de las entradas pertenecía á wmisdias, ni de acreseenlar mas libros en la ler- la rcdcos párrafos) no pudo para ellos ser mas próspero que seyendo vengidos, y mo- »rir por no padesQer los males que merecian ^». Pero si con tanta aspereza y pa- sión juzgaba las comunidades, no aparecia mas blando respecto del clero, á quien acusa de interesado , ignorante , bullicioso é hipócrita : « Como no trabajan por lo «que deben (exclamaba por último), sino por lo que dessean, lo que dessean es »tener vida de viciosos y honra de virtuosos, hijos como casados y auctoridad co- »mo castos , vanidades como mundanos y reputación como religiosos. Assi que, la «Iglesia sirve á ellos y ellos á la carne, y la carne al demonio ^"«. Oviedo apos- trofaba después á los príncipes cristianos con no menos vigor , echándoles en cara su disipación y tiranías; y desplegando á menudo todas las galas de la verdadera elocuencia, llegó por este escrito á merecer en su tiempo el dictado de docto ". III. «Relagioa de lo subgedido en la prisión del Rey Frangisco de Francia des- eque fué traydo á España, y por todo el tiempo que estuvo en ella hasta que el Em- »perador le dio libertad y volvió á Frangía, casado con Madama Leonor, hermana »del Emperador Carlos V , Rey de España : escrita por el capitán Gongalo Fernandez »de Oviedo , alcayde de la fortalega de la cibdad de Sancto Domingo de la Isla Es- wpañola, y coronista de la Sacra Cesárea Magestad del Emperador Carlos V y de la «Sereníssima Reyna doña Johana , su madre » ( i523 ). Esta relación , contenida en un tomo en A.° de 165 folios y letra al parecer de fines del siglo XVI ó principios del XVII, con la marca X. 227, mas bien que á dar cuenta de lo ocurrido en la prisión del rey Francisco I , se dirige á narrar cuanto en la corte sucede en todo aquel tiempo. En esta parte aparece Oviedo como un exactísimo y veraz testigo , mereciendo por tanto ser consultado por los eruditos é historiadores, para apreciar las caballerescas y gallardas costumbres de nuestros abuelos , y aquel hidalgo espíritu que los animaba , en medio del la- mentable desbordo, de que se duele el mismo Oviedo en su Respuesta al Almi- 9 Cap. IV de la Respuesta. 10 Cap. Vil de id. li En el códice que dejamos mencionado se ha- lla expresada esla calificación , del sig-uienle modo: ((Epístola moral que el señor Almirante de Castilla en- ))vió á un hombre docto, con su respuesta». De don- de naturalmente se deduce que tal era el concepto formado entonces sobre el mérito de la Respuesta de Oviedo. Después de terminada esla , se encuen- tra en el mismo códice un poema, compuesto de se- tecientos cuarenta y cinco versos de arte menor, con este título : « Obra nuevamente compuesta sobre el naufragio que á la armada del invictíssimo é ca- thólico señor el Emperador y rey , nuestro señor, le suhgedió en la conquista de Argel en el mes de sep- tiembre del año 1S41». El carácter de la letra de este opúsculo, muy parecida á la de Oviedo , fué sin duda causa de que el erudito don José Var- gas Ponce sospechara {Real Acad. de la Ilist., Colec.de Vargas Pon., tomo 3, B. 214) que pu- do ser obra del Alcaide de Santo Domingo. Mas como este sfe hallaba , al verificarse la expedi- ción de Argel, en la Isla Española, y el autor del poema reCerido huWa como testigo de vista , no parece dejar duda de que no fué escrito por Oviedo. Después del naufragio de Argel hay er el indi- cado volumen otro pocmita sobre d .«ffco de Romai acaso debido al mismo autor del precederle. XXXVIIl VIDA Y ESCRITOS rante. La Relación de lo subgedido en la prisión del Rey Francisco es por otra parte el mas duro capítulo de acusación contra aquel monarca , pues que agasa- jado, servido al extremo, y cuidado con la mayor solicitud durante su peligrosa enfermedad, según menudamente refiere el Veedor de las fundiciones, faltó lue- go á su palabra de caballero , olvidando tantas y tan singulares finezas *^. IV. «Oviedo ; de la Historia natural de las Indias, ó Sumario de la Natural Histo- ria de las Indias y^ (1o2o). Este repertorio, dirigido principalmente á dar á conocer al Emperador las cosas de América, se halla distribuido en ochenta y seis capítulos, en los cuales, des- pués de tratar de la navegación de España á las Antillas y de los naturales de esta» islas, asi como de sus costumbres y manjares, pasa Oviedo á describir los indios de la Tierra-Firme, bosquejando también sus ritos, costumbres y ceremonias, y exponiendo las peregrinas noticias que habia recogido sobre los animales , aves é insectos, árboles, plantas y yerbas de tan distantes regiones. Terminada es- ta parte, que tanto interés ofrecía entonces á las ciencias zoológica y botánica, menciona Oviedo las minas de oro de la Tierra-Firme , y mostrándose entendido en el laboreo de ellas , pondera sus riquezas , describiendo , por último , la pes- quería no menos envidiable de las perlas, que tanto abundaban en aquellos mares. El Sumario de la Natural Historia acaba mostrando el camino de la mar del Sur, y descubriendo al César la facilidad de acudir por el estrecho de Mao-a- Uanes al comercio y contratación de las Malucas. Dado á la estampa por la vez primera en Toledo, según en otro lugar advertimos, fué traducido á la leno-ua latina por el docto Urbano Chauveton, logrando en toda Europa el aplauso de los eruditos , y reimprimiéndose últimamente por don Andrés González Barcia en el to^ mo I de los Historiadores primitivos de las Indias occidentales *^. 12 La relación de lo subgedido en la prisión del ^^ ^"^^'' ^^Y eslá escrila con soltura y no carece de rey Frangisco se halla comprendida en los 122 pri- elegancia, mereciendo por otra parle la estimación meros folios del códice citado : desde el 223 co- ^^ l^s eruditos , por la veracidad que toda ella mienza otra relación distinta, la cual trata de la respira. guerra y famoso sitio de Ñapóles de 1528 , abrazan- ^^ El autor del diccionario de los Hijos ilustres do desde el saco de Roma hasta la terminación de ^^ Madrid, asienta que es esta producción de aquellos memorables sucesos. Este discurso no Oviedo una «relación sumaria de su Historia de In- puede en modo alguno atribuirse al primer ero- dias,» error que ha dado sin duda motivo á que el nista de las Indias, quien en el folio 88 de la /íe- distinguido escritor anglo-americano Mr. George lacion de lo subQcdido , etc., se expresaba en los si- Ticknor se adelante á decir que «en 1325, hallándo- guienles términos: «Como la historia ha satisfecho se (Oviedo) en Toledo, ofreció á Carlos V un Suma- whasta la coronación de la Qesárea Magestad del Em- fio de la Historia de la Españolan (History ofSpa- wperador é Rey , nuestro señor , queda agora de sa- "**^ Literature, tom. 1, Período lí, cap. VI, Londres, «lisfacer á los otros sub^esos é cosas que en los 1849). Ni Oviedo comprendió en el Su?nano, de que »qualro años siguientes ocurrieron.... é porné una tratamos, la relación de los hechos militares y polí- »rela9Íon que en Roma se escribió é se envió al se- ticos de la conquista, como en la Historia general, ni )»reníssimo Duque de Calabria.... por el doctor Mi- menos se atuvo al territorio de la Isla Española, pun- BcerMay, embaxador por Su Magestad en la corte to que en 152o no podia conocer lo bastante para es- ))romana y uno de los del Consejo de Aragón , per- cribir su historia, pues que solo habia estado de paso Msona grave é digna de crédito. La data de su carta en aquella comarca. Conocedor entonces de las cosas »fué en Roma, 1.* de octubre de 1532». La relación de la Tierra-Firme, se refiere principalmente á tan DE GOxNZ. FERN. DE OVIEDO. LXXXIX V. « Calhálogo Real de Castilla , y de todos los Reyes de las Españas é de Nápo- »les y Secilia, é de los Reyes y señores de las casas de Frangía, Austria, Holanda y «Borgoña: de donde proceden los quatro abolorios de la Cesárea Magestad del Em- » parador don Carlos, nuestro señor: con relagionde todos los Emperadores y Summos «Pontífices que han subgedido desde Julio Cesar, que fué el primero Emperador, y «desdel Apóstol Sanct Pedro, que fué el primero Papa, hasta este año de Chripslo «de MDXXXllaños» (y 1535). Esta obra , conocida también con el título de Historia general de Emperadores, Pontífices, Ucycs, etc., es una de las mas apreciablcs de Oviedo, tanto por su extensión, como por su importancia: consérvase en la Biblioteca del Escorial, es- crita toda de mano del mismo autor, y señalada con la marca h-j-7. Consta de cua- trocientos cincuenta y un folios, inclusos los veinte y cuatro que ocupa el índice y se halla compartida en cinco divisiones, con los siguiente títulos: 1." «Cathálogo de los Reyes de Castilla y del antiquísimo origen del castillo de »sus armas: de donde procedieron todos los Reyes de las Españas, copiladoporGon- «zalo Fernandez de Oviedo y de Valdés, y dirigido á la Sacra, Cesárea, Real é Ca- »thólíca Magestad del Emperador de los chripstianos, nuestro Rey de las Españas: é »del origen é subgesionde todos sus quatro abolorios, con relagion de todos los Eni- «peradores y Summos Pontífices.» 2." « Colupnas de las estirpes é casas reales de Castilla é de León é Aragón é «Navarra, é Ñapóles é Portugal é de Borgoña é Flandes, é Holanda: é assi mismo la «conseqüengia imperial desde Julio César hasta el Emperador, nuestro señor, donCái- «los V de tal nombre; é concluirse há con los Summos Pontífices desde el glorioso «Apóstol Sanct Pedro hasta el Papa Clemente VII que hoy vive, nuestro Sancto «Padre.» 3." «Sumaria relagion del Cathálogo de los Reyes de Frangía para traher á con- «seqüencia las casas é Estados de Austria é de Borgoña é Flandes é Holanda é Habs- «burgia, que de la dicha casa real de Francia desgienden, que son los solares é abo- » lories paternos del Emperador don Carlos, nuestro señor.» 4.' «Epílogo imperial de los Clésares desde Cayo Julio César, el primero dellos, «hasta la Cesárea, Sacra é Cathólica Magestad del Emperador rey don Carlos V de «tal nombre, nuestro señor.» « Sumaria relación del Cathálogo de los Summos Pontífices del glorioso trono r; * «é silla apostólica, dende el Apóstol Sanct Pedro, espejo y vicario primero en la «Iglesia de Dios, é sus subgesores hasta nuestro muy Sancto Padre Clemente VII que «al presente es Papa de toda la monarchia é religión chripsliana» ^*. vastas provincias en cuanto se contiene en el referi- do Sumario , empleando solo los siele primeros ca- pítulos en hacer una breve reseña tanto del asiento y moradores de Hayli, como de algunos de sus mantenimientos y aves, y destinando el octavo á dar una ligerísima idea de la isla de Cuba. Todo lo demás se refiere al estudio de la historia natural res- pecto de la Tierra-Firme, y solo el capítulo que de- dica el Veedor á hablar del «estrecho y camino que TOMO I. «hay desde el mar del norte á la mar austral que d¡- «cen del sur,» es el que puede ofrecer algún inte- rés político. ¿Por qué hombres de tan señaladas prendas y erudición incurren en tamaños errores?,. Don Nicolás Antonio no hace mención de esta obra en el artículo de Oviedo (Vid. Bibliot. Hisp. nova, tom. I, págs. 5S4 y 5o, Ed. de Midiid 1783). H El Catálogo Real de Castilla termina con los siguientes versos: 42 XC VIDA y ESCRITOS Por la simple exposición de las divisiones del Catálogo Real, se notará fácil- mente cuan grande es la importancia ds este trabajo histórico, hallándose en él plenamente confirmadas cuantas observaciones llevamos expuestas sobre el mérito literario de Oviedo. La cronologia que establece respecto de los primitivos reyes, basada en la autoridad del Beroso, de fray Juan Annio de Viterbo y de los falsos cronicones, es solo comparable á la seguida por el benedictino Argaiz en su Co- rona Real de España por España , fundada en el crédito de los muertos *'. El Veedor de las fundiciones del oro que no acierta á rechazar las fábulas fraguadas sobre tan oscuras edades, movido de su natural candor, señala la existencia de veinte y cuatro reyes, descendientes de Jafet y de Tubal; y si bien no dejan de asal- tarle en este punto arduas y racionales dudas, todas las desvanece el ejemplo del dominicano, á quien seguia entonces y pensaba seguir para en adelante al pie déla letra. Mas si dominado de este espíritu, incurre Oviedo en tan ciegos erro- res, cuando trata de los tiempos primitivos; si al recorrer la historia romana, manifiesta que no ha hecho un estudio profundo de los escritores griegos y lati- nos que trataron de la Península ibérica, dirigiéndose principalmente á fijar la cronologia del Imperio, no sucede lo mismo cuando llega á la historia de la edad media, período estudiado por él con mayor detenimiento que otro alguno de sus coetáneos. Desde que se acerca á la conquista de Toledo, acontecimiento de alta significación en los anales de la civilización española , parece que le anima ya es- píritu distinto: Oviedo no habia hecho sus estudios registrando los archivos, ni sacando á plaza otros testimonios , coetáneos de los sucesos que refiere; pero ha- bia leido y examinado cuantas crónicas se escribieron en los siglos XIII , XIV y XV , y cotejándolas entre sí y comparando sus narraciones y depurando los hechos dudosos *^, logró establecer un método claro y sencillo en la exposición histórica, enlazando la de Castilla con las de Aragón y Navarra, acaso con mas arte que el diHgente Garibay , quien pudo sin duda emplear mas abundantes medios en sus ta- Á España pobló Tubal ^^^^ mas notables, siguiendo el orden alfabético. Jacobo la convirtió ^^ ^^- "^^ ^^^'''^ P°^ ^'^'^^' ^^^S^o , 1668. y Rodrigo la perdió ^^ Hablando el primer cronista de las Indias de por sentencia divinal, '^^ autores que habia consultado , para componer y Colom la cnriquescíó; ^^ Catálogo Real, observaba : «Epilogando , pues , y pero su fama inmortal «concordando la diversidad é variedad de lo que Carlos Quinto se la dio «muy difusamente he hallado en las Chrónicas de «España , assi en la que llaman General Historia, «como en las que antiguamente escribieron el Arzo- Despues de esta estrofa puso Oviedo la siguiente »bispo don Rodrigo y el Obispo de Tuy y el Bur- nota, á que hemos aludido ya en otra parte: «gense y el Obispo de Falencia , y en la que inler- « Paulo, Papa III de tal nombre, subcedió á Cíe- wpretó del arábigo Abembiquo y en las. que moder- «menfe VII. No se puso su rela9lon , porque agora «ñámente han escriplo y copilado Hernando del Pul- «en el mes de septiembre deste pressenle año de »gar y Mossen Diego de Valera y el Palentino y «mili é quinientos é treynta y qualro años fué »Antonio de Lebrixa y el Sículo y otros historiado- «assumpto á la silla apostólica. Plega á Dios que «res modernos destos nuestros tiempos, todas las «sea por bien é para su sancto servicio.» — Des- «quales y otras muchas he visto para copilar este pues de esta advertencia y pasadas tres hojas en nEpilogon (Proh. del mismo, Cód. S. 33 de la Bi- blanco, comienza la tabla de las cosas y nom- blioleca nacional). DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XCI reas. No recibieron las de Oviedo poca ilustración con el auxilio de los árboles ge- nealógicos que emplea para esclarecer sus invesiigaciones y explicar los entron- ques de la casa real de Castilla con las de Francia, Ñapóles y Alemania, punto prin- cipal á donde se encamina ; pudiendo asegurarse por último , que el Catálogo lical de Castilla es el tratado mas completo de la historia de España y de sus relaciones con los demás Estados de Europa , de cuantos hasta fines del primer tercio del si- glo XVI se escribieron. Completa esta preciosa obra el Epilogo ¡leal , Imperial y pontifical , que parece formar la segunda y tercera parte del Catálogo , y comprende desde el reinado de don Juan II de Castilla y don Juan II de Aragón hasta el año de 4555, en que Oviedo lo dio por terminado , según dejamos en otro lugar advertido ". Insertó en el Epilogo la crónica de los Reyes Católicos que tenia escrita en 1525 '*, y íibra- zó asimismo la relación del reinado de don Carlos , añadiendo , ya en los últimos años de su vida , la de los hechos memorables á que dio cima el Emperador en su campaña contra los sectarios deLutero. Digno de la mayor eslima es el Alcaide de Santo Domingo en esta parte del Catálogo, donde aparece como autor original y testigo de vista de la mayor parte de los sucesos que narra, siendo verdadera- mente sensible que por la índole misma de su proyecto no se extendiera á bos- quejar con mas detenimiento el reinado de los Reyes Católicos. Curiosos y pere- grinos son no obstante los datos que recogió sobre las rentas reales de Castilla, tanto ordinarias como extraordinarias (á que se agregaban las de los maestrazgos de las Órdenes militares incorporados á la Corona y las de Indias) , cuya suma total ascendia á 2.250,000 ducados. Y no son menos interesantes las noticias que 17 Debemos adverlir aqui , para mayor ¡luslra- especie de don Nicolás Anlonio , ponen enire ellas cion, que Oviedo debió sin duda variar, después del un Memorial de algunas cosas de la Coránica de año 1532, en que presentó en la corte la I." Parte del los Reyes Católicos don Fernando y doña habel y Catálogo Beal, el plan que, al concebirlo, habia Ira- de la Coránica del Emperador don Carlos. Eslo ha- zado. En el prohcmio de dicha I." Parte decia: «La ce el erudito Baena, y á esto se inclina el aiiglo- wpressente es dende el primer rey de España hasta americano Ticknor , según queda apuntado en otro »fm de la vida de don Johan II ; é la segunda ha de lugar de este bosquejo; pero el circunspecto don Nico- »ser del hasta el pressente , y la última de las casas las Antonio, de qui n tomó el primero la noticia, no «illustres y generosos varones que debaxo de vues- solamente coriiprendió el Catálogo y Memorial refe- »lro señorío y servicio militaron». Se vé , pues, que ridos en un mismo párrafo de su Biblioteca, sino que el primer pensamiento de Oviedo fué incluir en el manifestó la dudas que tenia respecto de este punto, Coíá/ogo TJeanas casas y hombres célebres de Cas- diciendo después de poner el título del memorial: lilla , pensamiento que realizó mas adelante en oira «Cujus initium est,ut suppelat unde cum catalogo, si obra , que habremos por tanto de considerar como »venit ad manus, conferrepossis: Reynando en Casti- nalural complemento del Catálogo. Ha el rey don Enrique IV, etc.» (Bibliot. Nova,tom. I. 18 Si el examen del Catálogo Real no bastase á pág. 555). Tan legítima y racional duda de aquel dejar probada esta observación , las frecuentes de- docto bibliólogo se convirtió después en una afirma- claraciones de Oviedo sobre el plan de dicha obra y cion, que hoy rechaza la crítica, ilustrada ya con el el recuerdo de que desde el año de 1505 se ocupaba, examen del mismo Catálogo. Lo que de todo se de- por mandado del Rey Católico, en recoger los datos duce es que de las obras de Oviedo se hubieron de que utilizó en ella, serian suficientes á disipar toda sacar, á trozos, diferentes traslados, poniendo ca- duda sobreesté punto. Y sin embargo, ya sea por- da copiante al que extractaba el título que mejor que no se han reconocido estos dalos, ya porque hubo de parecerle, lo cual veremos mas adelante la segunda parte del Catálogo Real se ha considera- confirmado, al dar cuenta de las Batallas y Quinqua- do como obra distinta , es lo cierto que los escrito- genas y de la Historia general y natural de Indias. res que dan razón de las de Oviedo , tomando cs!a XCII VIDA Y ESCRITOS trae Oviedo sobre las rentas de los comendadores de las expresadas Ordenes , de los cabildos y prelados , de los grandes y mayorazgos , y finalmente de los monas- terios y cpnventos ; contribuyendo todos estos datos estadísticos á darnos la mas cabal idea de aquella nobleza y clero, que tanta parte alcanzaban en la gober- nación del Estado ''. VI. « Libro de la Cámara Real del príncipe don Juan y offigios de su casa é ser- vigio ordinario» (1546 y 154-8). De este curioso tratado existen , tinto en la biblioteca del Escorial , como en la patrimonial de S. M., en la Nacional y en la de la Real Academia de la Histo- ria varias copias, sacadas en diferentes tiempos. En la biblioteca patrimonial de S. M. se conserva, no obstante, el ejemplar autógrafo, de que habla el erudito Baena, bien que no pudo escribirse, como habrán tenido ya ocasión de nolar los lectores, en 1540, según este biógrafo supone. Conocido el objeto de Ovie- do al componer tan interesante libro, fácilmente se comprenderá que ha de ser un precioso depósito de noticias relativas á la vida interior de la corte del prín- cipe y aun de los Reyes Católicos, lo cual basta para recomendarlo grandemente á la estimación de los estudiosos. Oviedo , que recordaba complacido aquellos pri- meros dias de su juventud , procuró completar en las Adiciones á los O f ¡icios la idea que se proponia dar de aquella corte , en donde tan bien avenidos se mostra- ban el fausto y la opulencia con la sobriedad y la economía ^. VII. «Reglas de la vida espiritual y secreta theologia». [Sevilla, por Domingo de Robertis, 8.°, 1548). Traducida por Oviedo esta obra meramente ascética, y dada á luz por él mismo, según queda ya anotado , movióle su desgraciado éxito á lanzar contra sus coetá- <9 El resultado lolal, que ofrecen los datos esta- del sereníssimo príncipe don Juan, de gloriosa mo- díslicos que en este lugar del Epílogo presenta Ovie- moría , primogénito heredero de los muy altos é Ca. do, es el siguiente: Rentas de la corona 2.250,000 thólicos Reyes don Fernando y doña Isabel, hecho ducados: rentas de los grandes d. 728,000 ducados; por Gonzalo Fernandez, do la cámara de Su Alto- id. de mayorazgos 951,000 ducados; id. del clero za en loiln. 4." «Ofíicios de la Casa Real de Casti- superior secular 1.490,000 ducados; id. de los mo- lia , por el capitán Gonzalo Fernandez de Oviedo y nasterios y conventos (no completos) de León y Cas- Valdés». 5." «Tratado de la Cámara Real del prín- tilla 960,000 ducados. La razón individual de estas cipe don Juan , los officios de su casa y servicio or- rentas no puede ser mas curiosa é interesante. diñarlo , compuesto por Gonzalo Fernandez de Ovie- 20 Muchas son las copias que hemos examinado do y Valdés , su mozo de cámara y llaves». Otras del Libro de la Cámara Real del principe: solamente tantas copias hemos registrado en la Biblioteca pa- en la Biblioteca Nacional se conservan cinco trasla- Irlmonial de S. M. , advirtiéndose en ellas como en dos con los siguientes títulos : i.° «Gobierno y offi- las de la Nacional y las dos que se custodian en la oíos de la cassa del príncipe donjuán , hijo de los Real Academia de la Historia que los Irasladadores Reyes Calhólicos don Fernando y doña Isabel; por han variado á su placer el título que le puso Ovie- Juan (Gonzalo) Fernandez de Oviedo , su mozo de do, no siendo mas fieles respecto del texto. El có- cámara , 1548». 2." «Libro de la Cámara Real del dice original que dejamos citado, regalado á Cár- príncipe don Juan y offi9Íos de su casa y servioio los IV por don Antonio Pisón , según expresa Bae- ordinario , compuesto por Gonzalo Fernandez de na, forma un tomo en 4.°, marcado S. 2, esl. G., Oviedo y Valdés». 3.° «Instrucción de la Casa Real plut. 6. DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XCIII neos la acusación de que se pagaban estos de los libros perniciosos y mundanos mas que de los útiles y religiosos; pero esta acusación no puede con justicia recaer de lleno sobre una época en que se leian con avidez las obras de fray Luis de Granada, y era escuchada con entusiasmo la inspirada voz del venerable fray Juan de Avila, apóstol de Andalucia. Sin embargo, como no ha sido posible haber á las manos ejemplar alguno de esta traducción de Oviedo, parece acertado el sus- pender aqui todo juicio sobre ella. VIII. « Batallas y Quinquagenas , escripias por el capitán Gongalo Fernaudez de Oviedo , criado del príagipe don Johan, hijo de los Reyes Cathólicos, y coronisla ma- yor de las Indias, del Emperador Carlos V » (1530). Aunque el Alcaide de Santo Domingo no hubiese escrito mas que esta obra, bastada ella sola para conquistarle lugar señalado entre los primeros genealogis- tas españoles. Trazadas en el Calcilogo Real las ascendencias del monarca , no tuvo por terminada tan ardua tarea sin presentar igualmente cuantas noticias ha- bía atesorado, durante su larga vida, sobre las casas ilustres de España y los generosos varones que bajo los estandartes del César militaron. Tal fué el pensa- miento que dio vida á las Batallas tj Quinquagenas; pero Oviedo, para quien este propósito era solo una ocasión de hacer gala de sus esquisitas investigaciones históricas y de su no vulgar experiencia , pretendió emular los esfuerzos de los esclarecidos autores de los Claros varones y las Generaciones y semblanzas y til- dándoles de parcos ó mal contentadizos, por el corto número de los personages incluidos en sus obras ^'. La de Oviedo «está dividida, según observa el erudito »Clemencin, en Batallas, Quinquagenas y diálogos entre el Alcaide, que es el «autor, y un tal Sereno, que le pregunta de ordinario y da ocasión á que se re- »fieran la historia , prosapia , armas , rentas y divisas de alguno de los persona- ))ges notables de España y á veces de toda una familia. Con este motivo, apenas 2i Oviedo decía, después de achacará los Iras- lad adores ó trasquiladores de las minutas ú original de Hernando del Pulgar , lo siguiente: «Pero olvi- »dar á muchos me parescc mayor delicio é incom- »porlab!e, c hacer un quaderniilo ó libro muy bre- ))ve, é llamarle de les Claros varoties é no h&hlar ))sino de veynle é siete personas , esto es lo que yo ))no sé disculpar; y algunos de aquellos no claros ni ))aun limpios de todo esto... E en esse mesmo error, ))quanto al poco número, incurrió Hernán Pérez de »Guzman, señor de Batres , puesto que no dio título »de Claros varones á su obra....; pero esta muestra MÜamaba en su Adif^ion el doctor Lorenco Galindez »dc Carvajal Claros varones , y contados con el rey «don Henrique y la reyna doña Cathalina, su mu- ))ger , d el infante don Fernando que ganó á Anle- »quera y fué rey de Aragón y con el rey don Juan II »é hasta parar en el condestable de Castilla , maes- »tre de Sancliago don Alvaro de Luna ; en todos ))los que memora y escribe son Ireynta y tros per- »sonas é capítulos breves: por manera que ambos wtractados de essos auclores son sesenta , menos ))uno ; y hasta aqui tenemos vos é yo ciento diez é «nueve y no avenios escriplo la quarta parte de «nuestros días». Y después af.ade : «Por uno de los «que puso Pulgar , pudiera yo poner Ireynta... no- «sotros pornemos mas de trescientos castellanos, si «la muerte no me ataja». (Bat. y Quinq., Y. 59, fol. dl3 vuelto.) Pero Oviedo perdía de vista respec- to de Hernando del Pulgar que no es lo mismo cla- ros que poderosos varones , y que aquel distinguido escritor aspiró á presentar únicamente beneméritos, mientras él atendía también á la antigüedad y lim- pieza de linage : Pulgar juzgaba como un crítico: Oviedo escribía mas principalmente como un genea- logísta: debiendo también tenerse presente que los reinados en que florece , fueron mas fecundos en grandes hombres que los anteriores. XCIV VIDA Y ESCRITOS »hay suceso pequeño ni grande del tiempo de los Reyes Católicos y de los años «inmediatos de que no se haga mención, con tal multitud de relaciones parti- »culares , anécdotas y noticias de todas clases , que es un verdadero tesoro pa- »ra la historia de aquellos tiempos ; y como escrito por un testigo de vista tan «fidedigno, adquiere mas derechos á la estimación y aprecio de los curiosos» *^. Tan clara idea de las Batallas y Quinqaagenas , dada por aquel docto académico, no ha sido parte á estorbar que distinguidos historiadores de nuestros dias for- men sobre ellas equivocados juicios , confundiéndolas con las Quinquagenas es- critas algunos años después, siendo en verdad notable que, aun procediendo equi- vocadamente , casi todos hayan seguido á Clemencin, al quila tar el mérito de tan importante obra ^^ Lástima es que no exista de ella ningún códice completo , lo cual hizo mani- festar al autor del docto Elogio de la Reina doña Isabel , que no había apariencias de que Oviedo la concluyese enteramente, conforme al plan que se había propuesto. 22 Memorias de la Real Acad. de la Hist., to- mo VI, ilust. iO, págs. Í23 y 24. 23 Mr. W. Prescott , respetable escritor anglo- americano , que en su Historia del reinado de los Reyes Católicos da algunas noticias de Oviedo y sus obras , y reconoce en las Batallas y Quinquagenas el mérito que realmente tienen , creyendo sin duda' describir esta obra , inserta el título de las Quin- quagenas de que hablaremos después , añadiendo para completar la idea de las Batallas la nota final que pone el Alcaide de Santo Domingo en la ter- cera parte del códice autógrafo de dichas Quinqua- genas. Después añade: «Esta curiosísima obra está wescrta en forma de diálogos, en los cuales el in- ))terlocutor principal es el mismo autor : contiene una «noticia muy completa y ciertamente prolija de las «principales personas de España, de su linage, ren- »tas y armas , con un caudal inagotable de anécdo- ntas de la vida privada». Y mas adelante prosigue: «Ademas de los tres tomos en folio que existen en »la Biblioteca Nacional de Madrid , de que se sacó »la copia que tengo en mi poder, Clemencin, que «elogia con exageración esta obra, como propia pa- »ra ilustrar el reinado de Isabel , cuenta otros tres, wdos existentes en la biblioteca particular del rey y »uno en la de la Academia». A la verdad que Pres- cott ha debido ser torpemente engañado por quien le remitió la copia que dice tener en su poder, para incurrir en tales inexactitudes : de otra manera seria imposible el que diese razón de una obra, apropián- dole el título y atribuyéndole citas sacadas de otra. Si no creyésemos en su probada honradez y veraci- dad , todavía pudiera sospecharse que solo vio , y muy de prisa, lo que dejó Clemencin escrito, puesto que este docto académico habló de ambas produccio- nes de Oviedo y copió el título y algunos fragmentos de las Quinquagenas , sin atribuirlos á las Batallas ni menos confundir ambas obras. Pero si Prescott, escritor que solo hizo mérito de esta obra incidi'n tal- mente , merece alguna ceiisiira , por haber caldo en semejante desliz, mas culpable nos parece Mr. Geor- gcTicknor, quien tratando de propósito estas ma- terias, escribe en su Historia de la literatura espa- ñola, ya citada: «La otra obra notable de Oviedo «(solo lleva examinada Ticknor hHist. gen. de Ind.) «fruto de su ancianidad , está consagrada á los afec- «tuosos recuerdos de su pais nativo y de los hom- »bres distinguidos que había conocido en él. Intitú- wlala Las Quinquagenas , y consiste en una serie de «diálogos en que con poco método y orden , da mi- «nuciosas noticias de las principales familias que fi- «guraron en España en tiempo de los Reyes Cató- «licos y Carlos V , mezcladas con anécdotas y es- «pecies que no sin cierta ostentación de vanidad «propia pueden pasar por unas memorias de su lar- »ga y atareada vida. Por el diálogo sobre el Carde- »nal Jiménez y por otros, parece que se ocupaba «en esta obra el año de 1545 ; pero la fecha que cita »mas en estas conversaciones imaginarias , es la de «1550; y al fin de ellas declara terminantemente «que concluyó las Quinquagenas en 24 de mayo de «1550 , á los 79 años de edad.» Oviedo no declara en las Batallas y Quinquagenas, obra de que habla aquí Ticknor, semejante cosa: donde lo decíaro ter- minantemente es en las Quinquagenas que tenían un objeto distinto , como notaremos en su lugar corres- pondiente. Una de dos: ó estos aprecíables escrito- res han examinado las Batallas y Quinquagenas de que intentan dar noticia , ó no : si lo primero ¿por qué confundirlas tan lastimosamente con las Quin^ quagenasl... Si lo segundo ¿por qué aventurarse á dar razón de ellas?... Y dado este último caso ¿por qué no siguieron á Clemencin, que hizo mención de ambas producciones de Oviedo de una manera clara y distinta?... DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XCV atendiendo á la avanzada edad en que se hallaba ^. En la bibloleca Nacional se conservan tres códices, señalados con las marcas Y 59, K 81 y K 150, de don- de hemos tomado muchas de las noticias empleadas en este bosquejo , parecién- donos indudable que con el examen comparativo de estos y de los dos manuscritos de la biblioteca patrimonial de S. M. y «1 que se guarda en la Academia, habrá de venirse en conocimiento de lo que realmente ha llegado á nuestros dias de las Batallas y Quinquagcnas 25 24 Los temores del entendido Clemencin pare- cen quedar justificados, cuando leemos en las Quin- qvagenas: «Hánme aprovechado mucho para salir wcon este Iraclado ó Quinquagcnas oirás que escri- »bí mas largamente, dialogando de la nobleza y ca- »sas principales de España, en que digo sus funda- wdores é rentas é armase sus genealogías é sushis- ))lorias é casos intervenidos á aquellos de quien allí ))traclo (en qualro gruesos volúmines); y en cada wcasa, de quien tracto, comienco por el señor della »que yo vi, y dialogando se traen á conseqüencia »los ascendientes y descendientes. Obra en que yo »he gastado mucha parle de mis dias y noches y no. »he acabado por dos cosas : la una porque he te- wnido esperanca de yr á morir á España, para per- »fec¡onar algunos passos en lo moderno de aquellas «cosas que se tractan en la III." Parle de las Quin- nquagenas dialogales : lo otro que me ha detenido es «una promesa que hizo el coronista Florian Docam- »po, donde dice en su prohemio de la primera parte ))de la Crónica de España... que Iractará entre otras «cosas una relación de las parentelas é linages de «España, efe» {Quinq. , 111.' Parle, Est, 22). No deja , pues, duda esta confesión de Oviedo de que, si en iSSO daba la úilima mano á las Batallas y Quinquagcnas , el año de 1SS5 ó S6, en que escribía la III. ' de las Quinquagcnas no dialogales, tenia determinado retocar y aun añadir alguna parte de aquellas , siendo probable que no consiguiera termi- narlas , pues que pasó de esta vida á poco tiempo de su vuelta á España , muy ocupado por olra parte con la Historia general de Indias. 25 El erudito don Nicolás Antonio, y con mayor seguridad don José Alvarez Baena, atribuyen á Oviedo una obra titulada: Memorial de la vida y ac- ciones del cardenal don fray Francisco 2'imenez de asneros , asegurando ambos que se conservaba en el colegio de San Ildefonso de Alcalá. Don Nicolás Antonio manifestaba que de esta producción del Al- caide de Sanio Domingo se hablan aprovechado Alvar Gómez de Castro, en su historia latina de Cis- neros y el franciscano fray Pedro de Quintanilla en su Archetipo de virtudes, refiriéndose al Archivo Complutense que puso Quintanilla al final de su obra. Deseosos nosotros de apurar la verdad de estos asertos , hemos registrado cuantos papeles se con- tienen entre los documentos, de que se valió Alvar Gómez de Castro y dejó al colegio de San Ildefonso, para que se guardasen en su archivo (tetera »io- numenta.... scriniis complutcnsis Scholce aservanda tradidit), y solo hemos encontrado algunos extrac- tos sacados , según se expresa , de la Historia de Oviedo , nombre que lleva también el Catálogo Real, según queda oportunamente advertido. Los extrac- tos indicados tratan del inquisidor Lucero y de lo que toca á los presos de Córdoba, y déla desembar- cacion del rey don Carlos. Ni en los índices antiguos ni en los modernos , que se custodian en la Univer- sidad de esta corle , á donde se trasladaron la libre- ría y archivo del colegio de San Ildefonso , hay no- ticia de que existiera el indicado Memorial, pare- ciéndonos que el error de don Nicolás Antonio , á quien copió Baena , proviene de lo que fray Pedro de Quintanilla dice en su Archivo Complutense. Las palabras de este laborioso franciscano son las si- guientes : « Dejó (Oviedo) una relación ó memorial «en nuestros archivos de la última gobernación del «siervo de Dios, etc.» (pág. 77, edic. de Palermo, I6S3). Perode este testimonio de Quintanilla no es posible deducir lógicamente que Oviedo escribió una obra separada y distinta del diálogo sobre el cardenal Cisneros, inserto en las Batallasy Quinquagcnas, ni menos que le dio el título citado por don Nicolás An- tonio y por Baena. Aun cuando el autor de\ Archetijw no aludiera con la expresión dejó en nuestros archivos á la generalidad de los del reino, refirie'ndose á los de la orden de San Francisco á que el cardenal h;ibia pertenecido, tampoco se podrá sacar en claro que hablaba del colegio de San Ildefonso de Alcalá, por- que entonces se hubiera expresado en otros términos mas particulares. No existiendo en el archivo del ex- tinguido colegio , ni constando de sus índices que haya existido el Memorial de la vida y acciones del Cardenal , y siendo tan vaga la referencia de Quin- tanilla , en que se apoyó, don Nicolás Antonio , nos inclinamos, pues, á creer que la relación ó memorial vista por aquel laborioso franciscano no es olra cosa que el diálogo que dedica Oviedo á Cisneros en las Batallas y Quinquagcnas, donde atesora en efecto cu- riosos datos sobre la gobernación de tan ilustre pre- lado, si no es ya la parte que en el Catálogo Real consagra á dar cuenta df la regencia del mismo. No dejaremos de advertir por último respecto de los diá- logos ác\?ís Batallas, que trasladados conmuchafre- cuencia, sin expresar los nombres de los interlocuto- res , ha podido esto ser causa de que se tengan por XCVI VIDA Y ESCRITOS IX. « Traclado gensral de todas las armas é diferengias dellas, é de los escudos é diferencias que en ellos hay, é de la orden que se debe guardar en las dichas ar- mas, para que sean giertas no falsas , é de las colores é metales que hay en armería, é de las reglas é circunstancias á este efeto convinientes » (1550 ó 51 ). Este tratado , compuesto de once libros , y recogido cuidadosamente de mul- titud de autores, es sin duda digno de aprecio, tanto por lo claro y metódico, como por lo curioso y recóndito de las noticias que encierra respecto de la he- ráldica, parte tan principal de los estudios históricos. Desgraciadamente solo he- mos podido haber á las manos el libro primero, que dividido en veinte capítu- los , presenta claras é interesantes nociones sobre la manera de hacer los escu- dos de armas, sus colores y metales, su significación é importancia, asi romo también sobre la legitimidad de los timbres y divisas que podían emplear los caba- lleros y nobles de Castilla. Los diez libros restantes tenían por objeto el estudio y aplicación de «diversidad de armas, é historias, é figuras, é banderas, é di- visas, é otras muchas cosas» pertenecientes atan útil materia, que ilustró Ovie- do con oportunos dibujos y pinturas, según expresa en el proemio del libro pri- mero que tenemos á la vista. Considerado, pues, este tratado con relación á las demás obras del Alcaide de Santo Doiiingo , creemos conveniente observar que no desmerece de ellas, contribuyenJa en contrario á completar la idea que nos da en todas, déla época en que florece, pues que la ciencia del blasón tenia en- tonces una significación verdadera en el Estado. Lástima es que solo hayamos po- dido examinar hasta ahora el primer libro de este peregrino tratado, que menciona el mismo Oviedo en diferentes pasages de las demás producciones : el códice que posee la Real Academia de la Historia , está señalado con la marca E. 2i, gra. 5.% núm. 00, y encierra también parte las Batallas y Quinquagenas. X. « Libro de linages y armas que escribió el capitán Gongalo Fernandez de Ovie- do y Valdés, coronista del Emperador Curios V y de las Indias »( 1551 ó 52). No carece tampoco de interés este tratado , que ha venido últimamente á po- der de la Real Academia con la selecta biblioteca de don Luis de Salazar , custo- diada en otro tiempo en el monasterio de Monserrate. Y decimos que no carece de ínteres, porque si bien no da Oviedo á cada artículo la extensión que induda- blemente requería un Nobiliario general, la circunstancia de señalar las relacio- nes y enlaces de las principales familias y personages por él conocidos , objeto único que tal vez se propuso , es bastante para que pueda ser consultado con pro- vecho. Hállase marcado con la letra C , núm. 24, y puede tal vez considerárse- le como una segunda parte de la obra anterior, atendida la semejanza de la ma- teria de que tratan una y otra ^^ tratados distintos é independíenles entre sí, como pa- ser considerado como la segunda parle del Trata- rece en alguna de las copias que hemos consultado. do general de todas armas, porque no puede ser íití Decimos que puede el Libro de los linages mayor !a semejanza de la materia que uno y otro DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. XCVII XI. «Las Quinquagenas de los generosos é ¡Ilustres é no menos famosos reyes, príncipes, duques, marqueses y condes é caballeros é personas notables de España: que escribió el capitán Gongalo Fernandez de Oviedo y Valdés, Alcayde de Sus Ma- gestades de la fortaleza de la cibdad é puerto de Sancto Domingo de la Isla Españo- la , coronista de las Indias , islas é Tierra-Firme del mar Océano , vegino é regidor desta cibdad, é natural de la muy noble é leal villa de Madrid » ( 1553 y 1556). El objeto de esta obra , principalníienle encaminada á « corregir los vicios y loar »las virtudes» , es distinto del que se propuso el Alcaide de Santo Domingo al es- cribir las Balallas y Quinquagenas ya mencionadas. En estas aspiraba solo á tras- mitir á la posteridad las hazañas y hechos heroicos de sus coetáneos: en las Quinquagenas intentaba «memorar los famosos varones de nuestra España», que habían florecido tanto en armas como en letras y virtudes. Acaso el propósito de generalizar este trabajo , quitaba á las Quinquagenas aquel interés vivo y palpi- tante de las Balallas ; pero al mismo tiempo les daba mas variedad y extensión, trayendo á la memoria cuantas acciones generosas , cuantos dichos célebres, cuan- tas difíciles empresas ilustraron los fastos de la historia nacional desde las mas remotas edades , sin olvidar en tan gloriosa copia ni á los mártires de Cristo , ni á los sectarios de Mahoma , ni á los descendientes de Judea. Sirvióle de modelo para esta producción la Suma de varones ilustres , recopilada por Juan de Sede- ño, bien que «tenía ya escrita mucha parte de las Quinquagenas, cuando hubo á las manos dicha Sumay> , y solo le aprovechó el ejemplo de Sedeño para dar alguna mas amenidad á sus trabajes. «Con este propóssíto (escribe Oviedo en el proemio »de la I.' Quinquagena) procedí en lo comencado, é mezclé é ingerí los famosos ©señores y varones antiguos y modernos, y compuse en todo siete mili é quinien- »tos versos en estilo común y nuevo ^ , distintos en tres Quinquagenas, que son «primera , segunda y tercera partes , cada parte ó Quinquagena de cinqüenta es- »tanzas , é cada estanza de cinqüenta versos » ^. Esta distribución , tan diferen- te de la que dio el primer cronista de las Indias á las Balallas , facihta gran- demente la lectura de las ciento cincuenta estanzas, de que se compone toda la obra (fuera de lo acrecentado á la III.' parte) , aunque altera el orden cronológi- co de los sucesos en ella referidos. Como depósito de noticias, siempre recónditas y exquisitas , como repertorio de hechos memorables , donde no se ha negado la contiene. Siendo el objeto de este el dar una idea general del blasón, sus diferencias y aplicacio- nes, y concretándose aquel á referir los enlaces de las familias ilustres de España, apuntando al par las armas que á cada cual correspondían , na- tural parece por tanto que puedan formar estos dos tratados parle de una sola obra. Nuestra observa- ción no pasa , sin embargo , de ser una congelura mas ó menos fundada. 27 Oviedo, que sin tener verdaderas dotes poe'- ticas, quiso también dospunlar los aceros de su in- genio en el lenguage de las musas, decia respecto del estilo común y nuevo , empleado en sus versos: TOMO I. «Assi como llaman tercia rima al estilo en que o| wDanthe escribió su Comedia é Fran9isco Petrarca »sus Triumphos de tres en tres versos, puesto que »aquellos son de arte mayor de once é doce si(a- ))bas, é aquestos mios son de arle con)un é baxo de «siete é de ocho sílabas ; pero el nombre se aplica waqui á la respondencia segunda rima, como tengo «dicho : é los versos de los poetas alegados é los de «aquellos que aquel estilo siguen , los llaman tercia nrima, como es notorio entre la nascion italiana é «en especial en la toscana lengua que es de las vul- «gares italianas la mejor». {Quinq , 1." Parle, Est. 4.) 28 Prohemio á la I." Quinquagena, 13 XCYllI VIDA Y ESCRITOS entrada á las proezas debidas á las ilustres matronas castellanas , bien puede ase- gurarse que son las Quinquagenas dignas del mas alto aprecio , hallando en ellas abundante motivo de estudio cuantos se consagren al de la historia de nuestro suelo, ya civil, ya mihlar, ya religiosa, ora política, ora literaria. Los códices originales de esta importante y curiosísima obra , escritos de mano del mismo Oviedo, se custodian en la Biblioteca Nacional, signados con la mar- ca Ff. 104, 105 y 106, siendo al parecer los mismos que poseía el duque de Medina de las Torres, cuando don Nicolás Antonio compuso su Dibliolhcca Nova 29 XII. «Historia General y Natural da las Liiias, Islas y Tierra-Firme del mar Océano» (1Ü35 y 1557). Llegamos á dar razón de la obra mas acariciada ^° por Oviedo durante su larga vida y á la cual parecen agruparse todas las que produce su fecundo ingenio, sien- do al propio tiempo el principal objeto de las presentes tareas. La Historia Ge- neral , que no conocida del todo , ha bastado á colocar el nombre de su au- tor entre los historiadores clásicos de Indias ^' , ya que se ha logrado completar- la, no solamente merece la estimación de los doctos, por ser la primera que so- bre el Nuevo Mundo se escribe , sino por haberse trazado y llevado á cabo en medio de los mayores contratiempos y en aquellas mismas comarcas que hollaban por vez primera plantas españolas. Bajo este punto de vista será difícil encontrar en la república de las letras otra producción, que ofrezca mayor ínteres ni pre- sente mas espontaneidad y frescura. Sorprendido Oviedo por el magnífico espec- táculo de aquella poderosa y pintoresca naturaleza, todo excita su curiosidad, todo despierta su entusiasmo, impulsándole á su contemplación y estudio. Si hu- biera nacido poeta, habría cantado á la manera de Ercilla la belleza y templan- za de aquel cielo, la casi fabulosa riqueza de aquellas elevadísimas montañas, el curso magestuoso de aquellos anchurosos ríos , la furia de aquellos desatados tor- rentes, la portentosa variedad de aquellos gigantescos árboles y peregrinas plan- tas, la vistosa copia de aquellas aves matizadas de mil colores, la bravura de aque- 29 Después de poner el título , aunque no com- wescripto de la General y Natural historia de las pleto délas Quinquagenas , decía: «Cujus exem- •» Indias , y slas y Tierra-Firme del mar Ogéano lo wplar, ut videtur, anliquis conscrlptum superioris »he dedicado á la (^esárea Real Magestad del Eni- ))S2ecul¡ characteribus miniarioque opere distinctum «perador rey , nuestro señor, cuyas son. Digolas »adservar¡ lego in bibliotheca excellenlissimi , dum «tres partes , en que hay cinqüenta libros, que se »in vivís esset , ducis Medinse-Turríum , ídque tri- »yrán imprimiendo en tanto que yo la quarta escri- »bus voluminibus divisum {Bihl. Nova, tom. I, »bo , porque es historia corriente mas larga que m¡ pág. 35S). «vida» (Quinq. I.* Parte, Proh,). No queda, pues, 31 Don Martin Fernandez Navarrete, Colección duda en que, ya celoso de su obligación como tal de Viages españoles , tom. I , intr., pág. 73. cronista, ya inclinado naturalmente á estas inves- 30 Para prueba de esta observación bastará ad- ligaciones , nunca apartó Oviedo la vista de la His- vertirque terminadas en 1553 las tres partes que torta de Indias , empresa en que, aun cargado de han venido á nuestras manos, pensaba Oviedo aña- años, mostró el mismo tesón que en su virilidad ha- diruna cuarta , para recoger todos los sucesos que bia desplegado, iban llegando á sus oídos : «Todo lo que tengo yo DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. IC líos animales que poblaban las selvas, y finalmente las agrestes y singulares cos- tumbres de aquellos hombres, que tan admirable contraste presentaban con los moradores de Europa. Pero Oviedo, á quien no concedió la Providencia ni el mcns divinior ni el os magna sonalvrum, dotado de un talento de observación comparable solo á su exquisita diligencia, si no prorumpe en ardorosos cantares, se aplica á la investigación y detenido examen de cuantos objetos le rodean, y ya siguiendo el ejemplo de Plinio, ya procediendo de propia autoridad , observa, com- para y analiza toda clase de fenómenos, procurando comunicar á sus lectores la mas completa idea de ellos. El Alcaide de Santo Domingo, que no podia someter sus especulaciones á los principios de las ciencias naturales, porque aun en el es- lado en que estas se encontraban en el siglo XVI, no le era dado alcanzar sus misterios, si no logra establecer una clasificación severa de los árboles y plantas, de las aves y animales , asi terrestres como marinos , de los metales y piedras preciosas que atesoraba el suelo de América , atiende sin embargo á su individual descripción, señalando menudamente sus formas y perfiles, y apuntando al mis- mo tiempo las virtudes medicinales de cada planta ó insecto , sin omitir tampo- co en esta útil y nueva tarea las calidades nocivas de cuantos objetos menciona. Y si este tributo paga el Veedor de las fundiciones á la naturaleza, rectifi- cando á menudo los errores de los doctos '*, no llaman menos su atención las cos- tumbres de aquellos naturales. Ora revelando sus creencias religiosas y ciegas su- persticiones, ora bosquejando sus ceremonias, matrimonios, duelos y funerales, ya apoderándose de sus tradiciones trasmitidas de padres á hijos en sus bailes y poesias, ya pintando sus juegos y diversiones públicas, pretende Oviedo darnos á conocer aquellos pueblos, cuyos muebles, tragos, joyas y armas inquiere y es- ludia prolijamente, sin omitir la descripción de sus grangerias y mercados , ni me- nos olvidar las continuas y feroces guerras que entre si mantenian, en las cuales usaban de toda astucia y crueldad, mostrándose pintados de mil colores para cau- sar mayor espanto á sus enemigos. Ni calla el primer cronista de las Indias las groseras pasiones y abominables vicios de aquellos moradores , anhelando para ser tenido por imparcial y verídico , poner de manifiesto las buenas prendas que en ellos descubre, bien que se muestre á menudo condolido de que los aviesos instintos de la barbarie llegaran á estinguir en sus corazones los generosos afec- tos y dulzura que parecian ostentar en la infancia. Estudio tan oportuno y aun necesario, cuando se iban á presentar frente á frente dos razas distintas, en di- verso grado de cultura, abriendo naturalmente las puertas á la relación de la conquista , prueba de una manera inequívoca que no desconocía Oviedo las prin- cipales condiciones de una historia , destinada á patentizar á Europa cuanto en- 3"2 Véase el cap. IV del lib. XV de la 1." pai- de visla: Pedro Mártir, seguía las relaciones de los le y otros varios pasag-es, en que rectifica las primeros conquistadores, que ni podían tener la inexaclitudes del docto latinista Pedro Mártir de experiencia de quien había consumido su vida en Angleria , cometidas en su libro De Orbe novo , res- las Indias , ni se habían dedicado de propósito ai pecto de las propiedades de las plantas y árbo- estudio de aquella rica y varia naturaleza, como lo les que describe. Oviedo hablaba como testigo hizo el primer cronista. C VIDA Y ESCRITOS cerraba en su seno el Nuevo Mundo. Mas ya fuera porque procurase dar á su lectura aquella diversidad, tantas veces por él apetecida, ya porque la misma fa- tiga é irregularidad con que recibia los datos, le impidiese someterlos á un plan maduro é inalterable; es lo cierto que la crítica de nuestros dias, al par que aprecia y agradece tan interesantes inquisiciones, echa de menos cierta cohe- sión y armenia en la exposición de las costumbres de los indios , no hallando mayor enlace en la narración de los descubrimientos y conquistas , que ni se re- fieren siempre en orden cronológico , ni guardan entre si la conveniente relación para que pueda comprenderse sin dificultad su influencia recíproca. Pero en cambio de esa vaguedad é incertidumbre del plan seguido por Oviedo, lo cual es causa de que se detenga á veces demasiado al dar noticia de los suce- sos, mientras pasa otras rápidamente por ellos, no puede menos de llamar la atención el noble afán con que procura, en medio del cúmulo inmenso de infor- maciones y diarios contradictorios que llegan á sus manos , inquirir la verdad de los hechos, borrando una y mil veces de los libros ya terminados aquellas rela- ciones que, por sospechosas ó apasionadas, no le inspiraban confianza ^. Ni po- día suceder otra cosa en los primeros momentos de la conquista , en que abulta- ba la imaginación todos los hechos, y donde quiera fingía el deseo portentos y maravillas, brindando á capitanes y soldados con una felicidad , que se trocaba con frecuencia en amarga desventura. Grande era por cierto la empresa de Oviedo, el cual no titubeaba en manifestar que le «faltaría el tiempo é la pluma é las manos é la eloqüencia... para concluir ))una mar tan colmada de historias»; pero ni carecía de la perseverancia verdadera- mente heroica que se había menester , para llevarla a cabo, ni se hallaba tampo- co desprovisto de aquellas dotes que recomiendan los historiadores á la estima- ción de los doctos. DoHéndose de que la ciega codicia de los españoles los arras^ trára á una perdición segura, reprueba la insensatez de los capitanes que sin pe- ricia ni conocimiento alguno de los países, á donde conducían sus soldados, entra- ban en porfiada lucha con la misma naturaleza, acabando su miserable vida en medio de la insurrección , y dejando entregados á la desesperación mas horrible 33 Sobre este punto escribiael Alcaide de San- McanQen mas claridad en la historia que entre ma- to Domingo: «Una de las cosas que á mi me »nos tengo; pues se me vienen á ellos avisos é inte- »han dado mas fatiga , buscando informaciones é wligencias para polir é perlecionar algunos passos "inquiriendo otras materias , no ha seydo tanta la «notables que atrás quedan escriptos, segund fuy »que siento en escribirlas todas de mi mano , aun- «informado é que hasta aqui no eran bien entendi- «que passan de tres mili pliegos de papel los que he «dos en parles, por haber seydo no perfetos ni aten- «borrado y emendado y reescripto una é dos é «tos considerantes los que me dieron noticia dellos.., «mas ve9es, quando me han fatigado algunos torpes «Y como solo Dios es el que sabe y puede entender «y otros groseros y otros apasionados y otros ver- «á todos, yo como hombre podría ser engañado ó «daderos, entre los quales diversos relatores he «no tan al proprio informado como conviene ; pero «andado midiendo é averiguando é atendiendo al «oyendo á muchos , voy conociendo en parte algu- » verdadero discurso que sigo en las cosas donde «nos errores, é assi voy é yré emendando donde «soy ausente é constreñido á creer á otros ó á qui- «convenga mejor distinguir lo que estuviere dubdo^ «tarles el crédito por mi estimativa« (Hist. Gen. , «so é desviado de lo derecho«. Lo mismo declara II." Parle, lib. XÍII, cap. 3). En el siguiente libro, en otras muchas partes , ponderando las dificulta- cap. 54, anadia: «En verdad paresce que Nuestro des é inconvenientes con que luchaba para llevar á «Señor permite que mis ojos no se cierren é que al- cabo tan ardua empresa. DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. CI á los que, engañados de sus palabras, osaban seguirlos. Indignado contra los que, sembrando la cizaña entre los españoles, atendían únicamente á su logro, mien- tras ensangrentaban con bandos y motines el suelo donde apenas babian asentado su dominio, señala la presencia de los legistas y doctores como una de las mavores plagas y calamidades del Nuevo Mundo; condenando al propio tiempo la soltura de aquellos clérigos y religiosos que , olvidados sus votos de castidad y pobreza , es- candalizaban con sus vicios y excitaban con su mal ejemplo la codicia y torpeza de la muchedumbre. Animado de un celo verdaderamente evangélico, afea y re- prende la dureza de los que maltratábanlos indios, truena contra la crueldad de los que por aumentar sus haciendas los fatigaban y consumian, y acusa enérmca-. mente á los que, faltando á la piedad cristiana é injuriando la humáííiíí^, "líaciarí' ostentación de tiranos, ensañándose alevosamente en los indefén^ok y réndídó.V.: Oviedo, que no podia ser indiferente al entusiasmo que despertaban en los espa- ñoles las colosales empresas llevadas diariamente á cabo por un puñado de héroes; que, aun siendo testigo de tantas proezas, se mostraba no pocas veces sorpren- dido á vista de aquel indomable esfuerzo ; y que veia en todas partes el dedo de la Providencia, guiando los estandartes de la cruz, atribuye á justo castigo del cielo los desastres que sobrevienen á los capitanes que llevaban delante de sus banderas el exterminio, y aun admitido el derecho de conquista, vé cumplida la ley de la expiación en cuantos , abusando de las armas , las manchaban por lujo ó las movian por repugnante fiereza. Tales son los principios á que se ajusta el primer cronista de las Indias en la Historia general que examinamos. Pero ni la severidad de sus juicios, ni la digni- dad de que á menudo se reviste, anhelando apartar de la conquista del Nuevo Mundo los pocos borrones con que osó manchar la codicia aquellas brillantes pági- nas de gloria, fueron bastantes á libertarle de las acusaciones de otro historiador coetáneo , cuya manera de enjuiciar conocen ya los lectores. Don fray Bartolomé de las Casas, varón digno por otra parte de respeto, que movido de santo y cris- tiano celo se había constituido en procurador de las Indias, no solamente le con- funde entre los que oprimían y asolaban aquellas comarcas, sino que apurando el diccionario de las injurias, le prodiga los títulos de «infam.ador, temerario, falso, wembaydor, inhumano, hipócrita, ladrón, nialvado, blasfemo y mentiroso», de- clarando su Historia general como sospechosa , y llegando al extremo de asegurar que solo había «escrito fuera de aquello del Darien, por relación de marineros ó »desoladores». Mas no advertía que aun en la historia de Castilla del Oro por él aprobada , deponía la verdad de los hechos contra tan airada censura '*. Oviedo es- cribía como historiador, no como panegirista; y al bosquejar las costumbres de los indios, al mencionar sus sacrificios y ceremonias, al tratar de sus vicios y virtu- des, ni le aconsejó su imparcialidad que los absolviese de la nota de antropófagos, 34 Respecto de los sucesos del Darien , bastará el primer cronista de las Indias, pueden consultarse recordar solamente cuanto en la 11/ y III.* Parte de los capítulos 23, i4i, 142, 143, iU, 145 y 159 del este bosquejo llevamos notado: respecto de las libro III de la £ítsíono(ie /ndtas, escrita por el mis- acusaciones que lanza el Obispo de Chiapa contra mo las Casas. CII VIDA Y ESCRITOS ni creyó justo ocultar sus sangrientas idolatrías , ni le pareció tampoco digno el disculparlos del vergonzoso crimen de sodomía por ellos cometido. Pero si con- signó en su historia todos estos hechos, no por eso dejó de apiadarse de aquellos hombres, que desposeídos de la luz del EvangeHo, habian yacido hasta entonces en tan profunda oscuridad, aspirando á sacarlos de la barbarie que asi los reba- jaba y envilecía. El obispo de Ciudad Real de Chiapa no escribía como historia- dor: dominado de un pensamiento noble y humanitario, bien que exagerando su aplicación de una manera inusitada, solo tenia por norte de sus escritos la alaban- za de los indios, á quienes ansiaba sacar déla servidumbre, mirando por tanto con honda ojeriza cuanto se oponía á su proyecto *'. ' Mab rio^rá áolo esto loque le exaltaba respecto del Alcaide de Santo Domingo: 'e« t5t9;sel>abián encontrado frente á frente el sacerdote y el soldado en el Real Consejó do Indias: el sacerdote pasó después á América para realizar el nuevo plan de conquista por él ideado, teniéndola desgracia de llevar al matadero aquellos hu- mildes labradores, entre quienes pensaba repartir las cincuenta cruces rojas otor- gadas por el Consejo. El soldado que habia predicho aquella catástrofe, escribió des- pués la historia de tan desventurada expedición , tratando tal vez con excesiva dure- za al Hcencíado, que acogiéndose al retiro del claustro, procuró ponerse á cubierto de la indignación que habia levantado su crédula inexperiencia. Oviedo, que en 1555 tenia ya conocimiento de que el dominico las Casas escribía también sobre la historia de América, mientras le motejaba ásperamente por haber tomado oficio que 110 sabia, le invitaba á que diese á luz sus trabajos, de esta manera: «Digen que »él (las Casas) escribe por su passatiempo en estas cosas de Indias y en la calidad ))de los indios y de los chripstianos que por estas partes andan y viven; y seria ))bicn que en su tiempo se mostrasse, porque los que son testigos de vista lo apro- ))bassen ó respondiessen por sí. Dios le dé su gracia para que muy bien lo ha- »ga, etc.» '*. Algunos años adelante abandonaba las Casas la clausura y volvía á la corte con determinación de reducir á práctica su proyecto: el Alcaide de San- 35 Las Casas va laii lejos en este empeño, que no titubea en atribuir con creces á los españoles los vicios que Oviedo y lodos los historiadores primiti- vos del Nuevo Mundo señalan en los indios. Flablando de sus mentiras decía: «Y cerca deslo, como también «tienen exper¡en9ia de infinitas mentiras de los es- «pañoles y que nunca les han guardado fé que les «prometan ni verdad, hay dichos de Indios dignos ))de considerar. Preguntando españoles á indios, y ))no una vez acaesció, sino mas, si eran chripstia-' ))nos, respondió el indio: Si, señor: yo ya soy po- » quito chripstiano (dixo él) , porque ya saber yo »un poquito mentir: otro dia saber yo mucho «mentir y seré yo mucho chripstiano». Esto, sobre ser altamente ofensivo y contrario al carácter nacio- nal, pone solamente de manifiesto el punto á que conduce la exageración de una idea , aun siendo tan plausible como la que invocaba las Casas (cap. d44). La pluma se resiste á descubrir hasta el extremo que llega el Obispo en este género de disculpas: veamos, no obstante, como al rechazar las declaraciones he- chas por Oviedo, respecto á las preocupaciones y vicios de los indios , deja caer sobre los españoles la injuriosa sospecha de que tuviesen participación en ellos : « Si le decian (los que en virtud de cédu- ))la real daban relaciones al Alcaide) que eran (los «indios) idólatras y sacrificaban diez hombres, «añidia que eran diez mil , é imponiéndoles abonii- «nables vicios que ellos (los que informaban á Ovie- »do) no podían saber sino siendo participantes ó ncómplices en ellos, elc.« (cap. iH). El Obispo ol- vidó que existían mil medios, mas honestos por cierto, para averiguar tan reprensibles torpezas, sin que hubiese nunca necesidad de acudir á semejantes argumentos. 36 Bist. Gen. y Nat. de Ind., L» Parte, lib. XIX, cap. S, ed. de Sevilla. DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. - CIH lo Domingo, que escribía á la sazón la segunda parle de su historia, fué invilado por el obispo don Rodrigo de Bastidas, á solicitud del ya electo de Chiapa, para que modificase la relación qie babia hecho de lo ocurrido á este en Cumaná con sus /Jardos ínt/í7cs; pero desdeñando Oviedo dar satisfacción semejante, manifestó al obispo Bastidas que debia don fray Bartolomé sacar á luz su historia , pues que estaban en parte donde se podria fácilmente probar la verdad de todo ". El Obis- po las Casas no solamente esquivó el salir á la liza que Oviedo le ofrecia, sino que habiendo fallecido nueve años después que el Alcaide, en cuyo tiempo hubo de escribir el libro líl de su historia , dispuso que no se diese esta á la estampa sino mucho tiempo después de su muerte. No era por tanto el único motivo que agitaba contra Oviedo la pluma de las Ca- sas el celo evangélico que le impulsaba á solicitar la libertad de los indios , aun á costa de lanzar la esclavitud contra los negros del África, tan dignos por cier- to de excitar la caridad cristiana como los moradores de América ^. Ni podia tampoco ser esta la causa de su destemplada agrura, cuando el Veedor de las fundiciones del oro, si no acudia como religioso á la enseñanza y doctrina de los indios, se había empeñado, como cristiano , en su defensa hasta el punto que lle- vamos en otro lugar referido. Las Casas se dejaba, ya en su vejez, arrastrar del enojo que abrigó desde su juventud contra el primer cronista de las Indias, sin considerar que aquella misma piedad y dulzura que tanto recomendaba á los cris- tianos, debian moderar su lenguaje para darle la autoridad que ambicionaba. Pero si duras parecen bajo este punto de vista las calificaciones con que designa á Ovie- do y su historia , mas notable es todavia el considerar el poco fundamento con que procede: todas las relaciones, todas lascarlas, todas las historias que han líe- gado á nuestra edad del tiempo de la conquista , todos los monumentos pertene- cientes á los antiguos americanos que estudia hoy y explica la ciencia arqueológi- ca, dan razón de sus costumbres y preocupaciones, confirmando de una manera irrefragable las observaciones de Oviedo, quien apelaba también al testimonio de los monumentos para apoyar su relación, buscando en la historia de la gentihdad disculpa á tan lastimosos errores ^. Por qué, pues, tanta destemplanza en perso- 37 Ib., 11." Parte, lib. XIV, cap. S4. «milia» (cap. 141). Por manera que el Obispo de 38 Hé aquí el lamentable fruto de la exagera- Chiapa, que se apoyaba en el Evangelio para im- cion de un sentimiento altamente noble y generoso. petrar y defender la libertad délos indios, daba Las Casas , para quien la servidumbre de los indios por bien empleada la esclavitud en otros hombres, era un crimen , no reparaba en que los negros de como si el Salvador del mundo no hubiese expirado África eran tan hombres como los americanos, y en la cruz por todas sus criaturas. pedia para ellos la esclavitud, como único medio de 39 Para prueba de las irrefragables que Oviedo salvar á sus protegidos. Tan familiar llegó á ser en tenia de los vicios contra natura de los indios, él esta ¡dea, que la hizo triunfar al cabo , no con- bastará citar aqui lo que él mismo refiere acerca de tentándose con admitir la esclavitud de los negros, los abominables simulacros de aquel nefando acto sino reconociendo también la de los sarracenos que traian pendientes del cuello , asi hombres como aprisionados en las guerras. Hablando de los indios mugeres: «Yo vi uno de estos joyeles del diablo, que tenia Oviedo encomendados en la Tierra-Firme, »que pesaba veynte pesos de oro, hueco , vaciado dice: «Aquellos esclavos no eran cierto los que he- »é bien labrado , que se ovo en el puerto de Sanc- wredó de sus padres, ni los prendió en la batalla de »la Marta en la costa de Tierra-Firme año de mili ))los moros de Berbería , ni eran negros , porque »é quinientos é catorce , quando alli tocó el armada «entonces ningún negro traer á estas Indias se per- »quel Rey Cathólico envió con Pedraiias Davila , su CIV VIDA Y ESCRITOS na tan calificada, tratándose de la averiguación y probanza de semejantes he- chos?.. Tan frágil y deleznable es el barro que vestimos que no puede resistir al soplo de la contradicción, sin que lo quiebre el golpe de la ira. Oviedo, que en todas partes protesta decir verdad, parecía ya en 1555 adivinar la enemistad que se le preparaba, cuando al hablar de las falsas historias decia: «Líbreme Dios de tamaño delicto (de la mentira), y encamine mi pluma á que «con verdad, ya que el buen estilo me falte, siempre diga y escriba lo que sea «conforme á ella y al servicio y alabanca de la misma verdad, que es Dios , «nunca me desacordando de la propriedad y costumbre que tiene la corra para «passar el hielo: la qual..., quando quiere passar los rios ó lagunas heladas, ja- «más lo hace sino quando va ó viene al pasto. E porque es animal de muy sótil «oyr, antes que passe, pone la oreja sobre el hielo, y de aquella manera arbitra «qué tan gordo está , y si es sufigiente para sostenerla á cuestas, y passa sin pe- «ligro. Pues desta manera sé que no se hundirán mis tractados, porque passan )>por la puente de la verdad , ques tan recia y poderosa que sosterná y perpetuará «mis vigilias, que son en alabanca del Hacedor... Yo no escribo por passar estos «hielos de los murmuradores sin causa, sino porque voy al pasto de la obediencia »é voluntad que tengo de servir á Dios en ello y á mi rey, por cuyo mandado me «ocupo en esto; y de aqui arbitro y entiendo que puedo passar seguro y sin calumnia «quanto á la medula y fructo de escrebir lo gierto» *®. Hasta aqui Oviedo. Mas no se crea por esto que la Historia General carece de inexactitudes y errores, hijos unos de la vaguedad misma de las relaciones que , no los marineros , como en desprecio de su autor dice las Casas, sino los adelantados y gobernadores le remitían , y causados otros por el extraordinario entusiasmo que despertaban en los españoles los fenómenos que diariamente se ofrecían á su vista. En cuanto no se ocultó á la del Alcaide de Santo Domingo , necesario es confesar que resaltan en su narración tanta naturalidad y sencillez, tanto candor y frescura, que no es po- sible dudar de la exactitud de lo que entonces niega ó afirma. Háse hablado generalmente de su estilo y lenguaje, tildándole de bajo y ras- trero; y aunque no es Oviedo uno de aquellos escritores que empeñados en le- vantar la lengua castellana á la elevación con que aparece en las obras de fray Luis de Granada , Fernán Pérez de Oliva, Ambrosio de Morales, Juan de Ávila v «capitán general, á Caslilla del Oro: é cómo se j)lruxo á montón el oro que alli se lomó é lo lleva- »ron después á fundir ante mí , como oficial real «veedor, lo quebré con un martillo é lo machaqué «por mis manos sobre un tas ó yunque, en la casa «de la fundición en la cibdad del Darien» (Hist. Gen. y Nat. de Ind., I.* Parte, lib. V, cap. 3). Véase, pues , cómo no habia necesidad de participación ni complicidad alguna para saber semejantes aber- raciones, confirmadas por desgracia en otros mil monumentos. 40 Proh. del lib. XVIII de la I." Parle de la Hist. Gen. y Nat, de Ind. — Oviedo repite en otras muchas partes que faltandp «á su pluma la gra9ia y orpa- «mentó de palabras , le da por guia á Dios , á quien «pide que le favorezca, nunca desacordándose que el «Santo Job dice: Mientras tura mi aliento en mí y el «espíritu de Dios en mis narices no hablarán mis la- «bios maldad, ni mi lengua pensará la menlira«. (Proh. del lib. VI de la I.* Parle.) Tan firme era en esta parte su honradez que exclama , al narrar las sangrientas enemistades de Almagro y Pizarro: «Solamente quiero acordar al lelor que he septenla «años é que todo el dinero que ambos adelantados »tovieron no bastaría á hacerme escrebir mentira (si «yo sé que lo es) ni a dexar deponer aqui la Verdad »(si no la ignoro). (Proh. del lib. IX de la III.* Parle.) DE GONZ. FERN. DÉ OVEDO. CV tantos otros como ilustran con sus nombres el siglo XVI , todavia debe advertirse que merece el aprecio de la critica , por la soltura y pintoresca variedad de su frase , que sabe á menudo salpicar de lumbres y matices, bien que ese mismo empeño le conduzca involuntariamente al defecto contrario á la sencillez y exce- siva llaneza, de que se le acusa. La pedanteria que afea alguna vez el estilo de Oviedo , no proviene sin eiíibargo de afectación en su lenguaje : cuando se deja llevar de aquel irresistible deseo que asalta á casi todos sus coetáneos , preten- diendo ostentar una erudición no sazonada , entonces altera de pronto el aspecto de la frase , é intentando levantarla , llega al extremo de tropezar en la hinchazón y oscuridad que tan lejanas aparecen siempre de la claridad y lisura con que ex- pone los hechos. Pero si pudiera tal vez presentarse algún ejemplo que acre- ditara, mas que el mal gusto de Oviedo, la inexperiencia y poca sobriedad de su erudición , menor trabajo seria necesario emplear para señalar multitud de pasages, en que no solamente se muestra correcto y esmerado, sino que raya también en los limites de la verdadera elocuencia. Oviedo, aunque mas instruido que el común de los escritores populares de su tiempo , no puede en modo alguno clasificarse entre los eruditos que le echaban en cara el no haber compuesto la Historia general de Indias en la lengua de Horacio y de Virgilio *^. Escribia para ser entendido de todos ; narraba las glorias de su nación; sabia que era tenida la castellana por la mejor de todas las lenguas vulgares *', y no quiso privar á los es- pañoles del conocimiento de las inauditas proezas á que sus compatriotas daban cima en el distante suelo del Nuevo Mundo. Llegamos , pues , al término de nuestra tarea : destinadas las cuatro partes precedentes á bosquejar la vida del primer cronista de las Indias, hemos pro- curado presentarle cual en la historia aparece ; luchando siempre con nuevos infortunios, y condenado siempre á llevar una existencia errante y laboriosa. Acaso será difícil encontrar en la repúbHca de las letras quien, en medio de tan- tos sinsabores y dolorosas vicisitudes, haya consagrado mas largas vigilias al estu- dio: testimonio irrecusable de esta verdad son las obras que sumariamente de- jamos examinadas. Su importancia histórica, superior sin duda á la hteraria , no solamente las recomienda á la estimación de los hombres entendidos, sino que es- tá exigiendo el que se pongan en manos de todos, pues que todos hallarán en ellas utiHdad y enseñanza. No se obtendrá poca de la publicación de la Historia general de Indias. Fruto de sesenta y cinco años de observaciones , encierra 40 El Alcaide de Santo Domingo dedica el ca- "escribió á los hebreos , porque mejor fuesse dellos pítulo 30 del lib. XII, último de la Hist. Gen., á res- «entendido; y en fin esta es regla universal: que to- ponder á los que, preciados de doctos, le tildaban de »dus los escriptores caldeos , hebreos , griegos y no haberla escrito en latin. Oviedo les decía que "latinos en aquella lengua escribieron en que mas debieran acordarse «que Moysen y David y los otros «pensaron ser entendidos y en que mas aprovecha- wescriplores y sanctos prophetas que escribieron la »ron á sus proprios naturales». El buen sentido de «vieja y sánela Scriptura, en su propria lengua es- Oviedo triunfó por fortuna de la pedanteria de los «cribieron, y Sanct Malheo en su lenguage hebreo seudo-iatinos de su tiempo. ))su sancto Evangelio y el bienaventurado Sanct Pa- 41 El primer cronista de Indias decía , con cier- wblo escribió en su lengua materna la Epístola que ta vanagloria , dando razón de su estilo y Jenerua- TOMO I. ^ U CVl VIDA Y ESCRITOS multitud de noticias y hechos , ó enteramente desconocidos , ó no muy generali- zados aun entre los eruditos , cuyo conocimiento vendrá a ilustrar por tanto los estudios históricos , á que parecen inclinarse los mas distinguidos escritores de nuestros dias. No le auguramos sin embargo el extraordinario éxito que en 1555 obtuvo la primera parte, traducida á tantos idiomas como el mismo Oviedo nos refiere *^, inserta en parte por el sabio geógrafo Juan Bautista Ramusio (con quien mantuvo su autor larga correspondencia) en el tomo III de sus Navegacio- nes, y extractada por los mas sabios médicos de Italia, para enriquecer las biblio- tecas de los escritores señalados en tan útil como benéfica ciencia *^ Han pasado ya tres siglos, durante los cuales se han hecho muchas y muy profundas investi- gaciones sobre las cosas de América , imponiéndose al mismo tiempo á los que se consagran al cultivo de la historia mas estrechas condiciones, y aspirando esta dificilísima ciencia á mas elevados fines ; pero aunque la Historia general y natural de Indias no satisfaga hoy todas las exigencias de la critica, siempre presentará á nuestra vista el maravilloso efecto que en nuestros abuelos produjo el espectácu- lo de un Nuevo Mundo , y descubrirá á los extraños mil ignorados tesoros 44 j e : « Si algunos vocablos extraños é bárbaros aqui ))se hallaren, la causa es la novedad de que se wtracta ; y no se pongan á la cuenta de mi roman- Mce: que en Madrid nascí y en la casa real me edu- ))qué, y con gente noble he conversado, y algo he ))leydo, para que se sospeche que avré entendido ))mi lengua castellana , la qual de las vulgares se y)tiene'por la mejor de todas» (Proh. del lib. I de la I.* Parte de la Hist. gen. y nal. de Ind.). 42 La traducción que mas boga ha alcanzado en la república literaria , y que ha llegado á nuestras manos , es la francesa , dada á luz en liJoC con este titulo: «Histoire naturelle el general des hides, is- ))les el Ierres fermes de la grande mer Occane , tra- wduile du caslillan en francés par Joan Poleur. Pa- ))ris, 1550, par Michel Vascosan». Don Nicolás An- tonio cita esta traducción , fijando su publicación en el año de 1535. 43 La importancia que los mas distinguidos mé- dicos dieron desde la aparición de la J." Parle de la Historia general de Indias á los capítulos en que Oviedo trataba de las virtudes medicinales del gua- yacan y palo santo, insertándolos en las mas selec- tas colecciones de Scriptores de morbo gálico , ha sido causa de qae el nombre del primer cronista de Indias ocupe también en la Historia de la medi- cina un puesto distinguido. Muchos son los escrito- res extrangeros que al dar noticia del origen y de- sarrollo de las enfermedades venéreas, presentan el testimonio de Oviedo, como autoridad bastante para resolver la enmarañada cuestión de si existían en el antiguo continente desde tiempos remotos,© se propagaron á Europa con el descubrimiento del Nuevo iMundo. Entre los nacionales han tratado en nuestros dias esta cuestión don Antonio Her- nández Morojon en su Historia bihliografica de la medicina espailola , don Anastasio Chinchilla en sus Anales históricos de la medicina y don Jo- sé Gutiérrez de la Vega en su Historia de la sífi- lis , que precede á la edición española del Tra- tado completo de las enfermedades venéreas de Mr. Fabre (Madrid, d8o0). Todos estos escritores loman en cuenta el testimonio de Oviedo, dándole el va- lor que realmente tiene ; mas no lo hizo asi un autor español del pasado siglo, don Antonio Sánchez Val- verde, qui^nen su América vindicada de haber sido madre del mal venéreo (Madrid, 1785) se apartó de esta opinión general , llegando al extremo de mo- tejar á Oviedo con los títulos de inventor de cuentos y buboso cirujano, y pensando humillarle con el de mozo de cámara del principe don Juan , cosa de que él tanto se pagaba. Los apodos de Valvorde, que han dado acaso origen á la calumnia, de que hicimos mención en la nota 1.^ de esta V." parte, solo prueban que carecía de razones, lo cual han demostrado después hasta la evidencíalos escritores arriba mencionados. La circunstancia de haber cir- culado los extractos referidos , sin referirse su proce- dencia, ha contribuido sin duda á que sean tenidos por tratados distintos, cuando en suma solo forman los capítulos 2 y 3 del libro X y eU7 del libro XVI de la L" Parte de la Historia general y natural de Indias. 44 Algunos de los tratados correspondientes á la IL" y 111.^ parle de la Historia general son ya conocidos en la república de las letras. Don Nicolás Antonio hace relación de la Historia del estrecho de Magallanes, que dice haberse dado á luz en d5o2, bien que no se publico hasta -1557, pues que no es oira cosa que el libro I de la 11." Parte, vigé- simo de la Historia general , en otro lugar ci- tado. También menciona este doclo bibliólogo un DE GONZ. FERN. DE OVIEDO. GVII libro de la Navegación del rio Marañon, Inserto por Ramusio en el lomo III Navigationum, y los dos Ira- lados ya referidos del Palo del guayacan y palo san- to. Pero si este erudilo escritor manifestó que eran estos opúsculos, en su concepto, fragmentos de la Historia general ( hujus universalis Historiaj fragmenta sunl forsan quse de diversis rebus Indi- cis opuscula inscribuntur ) , no dudó el autor de los Hijos ilustres de Madrid en señalar los dos últimos escritos como obras distintas y separa- das de dicha Historia , afiadiendo el siguiente tí- tulo de olra producción , no mas diferente de aque- lla que las ya citadas: Historia de las cosas sucedi- das en su tiempo en las Indias. ¿Qué otra cosa era, pues, la Historia general, de que da Baena noticia por separado?,... ¿dónde vio el códice de este nue- vo escrito? Ala verdad que no acertamos á ex- plicar las causas de tanta inexactitud y falta de cir- cunspección en hombres , cuyos trabajos lilerarios merecen por otra parle la mayor estima. >- epístola dedicatoria. Sigúese una carta missiva , con que el chronista y auctor destas historias envió este volumen é primera parte dellas , assi como se acabaron de emprimir , al re- verendíssimo é illustríssimo señor , el cardenal de España don fray Garcia Jofre de Loaysa, presbítero cardenal del titulo de Sancta Susanna, obispo de Sigüenca, confesor de la Cesárea Magostad, presidente del Consejo Real del Imperio occi- dental de las Indias, islas é Tierra-Firme del mar Océano, etc. * REVERENDISSIMO E ILLUSTRÍSSIMO SEÑOR. JCiScríbese que los árboles que ni se plantan, ni producen fructo, son estimados por infelices y dañados en la religión. Pues cotejado con los hombres inútiles que por su floxedad no aprovechan á otros, parésgeme que los tales son muy seme- jantes á lo quel Plinio dige de los árboles que es dicho *. También es de haber consideración (para mas culpar los hombres) á que aquellos son dotados de la ra- zón é industria y tienen voluntad é libre arbitrio para inquirir y saber conoscer lo malo y elegir lo bueno, y los otros animales vegetativos ó sensitivos á quien falta essa razón, son mas desculpados, pues natura los hizo tales en mas ó en me- nos grado unos de otros , segund sus efetos , pero totalmente no son inútiles , pues como dice Job: Nihil in térra sine causa fit.'^ En verdad , Reverendíssimo principe , yo he desseado siempre no ser de aquellos mas olvidados en el trabaxo que á mi persona se pudiesse recrescer , para escoger segund la flaqueca de mi ingenio por qué via podria, sirviendo á la Cesárea Magos- tad , emplear bien el tiempo y assi despender mi sudor y vigilias que quien las oyesse, tuviesse de qué loar á Dios por sus maravillas y que no le paresgiesse mi * Cuando en i 548 daba Oviedo la última mano á cedió en la presidencia del Real Consejo de Indias, la 1.' Parle de la Historia general , no solamente gobernado en el referido año de 1548 por don Luis era pasado ya de esta vida el cardenal don fray Hurtado de Mendoza. Ve'ase respecto de este punto Garcia Jofre de Loaysa , del Orden de Santo Do- el Prohemio del libro VII de esta I.^ Parte, mingo, sino que habia muerto también el conde de 1 Plinio, lib. XVI, cap. XXVII. Osorno don Garci Fernandez Manrique , que le su- 2 Cap. V. ex IJlSTOUiA GENEUAL Y NATURAL cuydado mal exercitado , ni yo ser contado por árbol inútil y que en alguna ma- nera ayudando á otros, diesse yo causa con lo que escribo, que los que leyeren en estas materias sean aprovechados con tal ocupación ; pues de nescessidad han de dar infinitas gracias y loores al Hacedor de tantas maravillas, conosciendo á su Dios y oyendo las cosas que aqui he escripto, tan particularmente, como aqui las digo y ellas son. A este propóssito con una mi natural inclinación y desseo, ha llegado esta primera parte de la General y natural historia de Indias al estado en que Vuestra Señoría Reverendíssima aqui puede ver : la qual después que fué vista y examinada en el Real Consejo de Indias, que debaxo de la presidencia de Vuestra Reverendíssima Señoría milita, con la real licencia y auctoridad del mis- mo Consejo vine á esta cibdad de Sevilla á la hacer emprimir. En lo qual assi en en el tiempo, como en la costa dcsta primera impression yo he trabaxado y despendido harto mas de lo que será el interesse que por los tales libros oviere. Por el qual yo no me detuviera en esto, ni dexára de averme tornado á las In- dias, sino tuviera respecto á otro mas cierto y mayor galardón ó premio: el qual es penssar que demás de cumplir lo que Su Magestad Cesárea me tiene manda- do (en copilar estas materias), creo que sirvo á Vuestra Señoría Reverendíssima en ello, y se da noticia al mundo de muchas cosas que serán gratas á los oydos de los prudentes; en expecial seyendo certificados que ante tan alto mare magno y excelencia de la persona de Vuestra Señoría Reverendíssima, y de tanta aucto- ridad y sciencia, é tan experimentada é informada y exercitada en oyr cada dia las cosas deste imperio de Indias (á quien Vuestra Señoría Reverendíssima man- da y gobierna con tan amplíssima potestad y rectitud), hayan mis mal ornados renglones referido parte de lo que de tan nuevas é verdaderas historias, aqui va acumulado hasta que el cumplimiento de la segunda y tercera partes dellas sal- gan á luz, quando Vuestra Señoría Reverendíssima lo permitiere, y me diere li- cencia para ello. Y pues la Cesárea Magestad está al pressente fuera de España , gocando de sus inmortales triumphos , como agora nuevamente añadió Nuestro Señor á sus me- morables y gloriosos tropheos (aviendo conquistado por fuerca de sus armas la muy poderosa y antigua Cartago, que agora de los modernos es dicha Túnez), y aunque aqui se hallara, quiere su Cesárea Magestad que todo passe y se ofrezca en las manos de Vuestra Señoría Re-verendíssima; cumpliendo yo con su real man- dado , y con el muy gierto desseo que siempre tuve y terne de servir á Vuestra Señoría Reverendíssima, suplico haya por bien que, comoá servidor de su casa, sea acepta esta mínima ofrenda , y por su mano notificada á C^ésar. Y vuestra señoría mande favorescer lo escripto y el escriptor con aquella clemencia que suele ha- cernos mercedes á todos los que en Indias vivimos , los quales siempre hallamos en Vuestra Señoría Reverendíssima padre y amparo verdadero en las nescessida- des, é favor é ayuda para nuestros trabaxos, assi todos en general quantos en aquellas partes están , como los que de nosotros por aqui vienen , en especial los que hablan verdad. Y porque desta va colmada mi obra , y muy pobre ó falta de estilo é palabras artificiales, yo la pongo con aquella reverencia y acatamiento DE INDIAS, epístola DEDICATORIA. CXI que se debe suh umbra alarum tuanim, é assi la resciba Vuestra Señoría Reve- rendíssima. Por cierto , Reverendíssimo Señor, muchas veces quedo admirado , quando me acuerdo que estando Vuestra Señoria Reverendissima en la corte romana exercitan- do la gobernación del mundo é Iglesia de Dios (como tan grande y excelente pi- lar es en ella), tuvo por bien la Providencia Divina de tornarnos á Vuestra Señoria Reverendissima á nuestra España para nuestro bien é favor destos reynos ; y que en ventura de César juntamente con el ayuda del Consejo y prudencia de Vuestra Señoria Reverendissima , parescepor la obra que Nuestro Señor ha acrescentadolas victorias de la Cesárea Magestad y se aumentan mas cada dia, y aun las cosas de las Indias é sus riquecas paresce que crescen á vuestra sombra. El servicio de Dios en ellas floresce : las repúblicas de chripstianos que allá hay se ennoblescen: los reynos de España se enriquescen, y todo va de bien en mejor; y es forcado que assi sea y que cada dia tantos bienes se multipliquen, pues Vuestra Señoria gobierna aquellas partes, de que resulta tanto provecho á ellas y á estas. Y no sin causa alumbró Jesu-Chripsto el corazón de César, para encomendar á Vuestra Se- ñoria Reverendissima su imperio occidental de Indias, puesto que en todos sus Es- tados é señoríos se da á Vuestra Señoría tanta parle que ninguna cosa sin su acuer- do é parescer se determina que de importancia sea. Y porque al tiempo que esta primera parte de la General é natural historia de Indias fué vista y examinada en el Real Consejo de Indias , Vuestra Señoria Reverendissima estaba con la Cesárea Magestad en Rarcelona y á esta causa no la pudo ver entonces, la envió con esta mi suplicación que arriba dixe, pues la vido el illustríssimo señor conde de Osorno, don Garci Fernandez Manrique, que en ausencia de Vuestra Señoria Re- verendissima suele presidir en el mismo Consejo, y en su presencia se le da parte en todo por el gran ser de su persona á quien meritamente Qésar tiene por uno de los grandes de España mas aceptos en su consejo secreto y en todo lo demás. E assi mismo vieron é corrigieren la dicha historia las otras personas que assisten en el mismo Consejo de Indias debaxo de la presidencia de Vuestra Señoria Reve- rendissima, que son el muy magnífico señor el dotor Reltran, que en antigüedad tiene alli el primero lugar é voto, persona de tan grandes letras é curso como en España é fuera della es notorio; y el muy reverendo y generoso señor el licencia- do Xuarez de Carvajal , sapientíssimo varón é debdo cercano de Vuestra Señoría Reverendissima; y el muy reverendo señor dotor Rernal, en quien tan grandes é reposadas letras están colocadas; y el noble caballero el licenciado Gutierre Ve- lazquez. Todos quatro escogidos é perfetos ingenios é bastantes para tan grandes é importantes negocios como administran juntamente con el muy magnífico é no- ble señor el secretario Johan de Samano, caballero de la Orden militar de Sanc- tiago, y no inferior á los que he dicho ni el último, con cuyo paresger los ne- gocios han el efecto que conviene ; porque desde su tierna edad se crió en la ne- gociación y proveymientos de los despachos de las Indias: é tan instruto está en las cosas dellas que ninguno de quantos allá vivimos las alcanca mas suficiente- mentQ, demás del mucho crédito que su Cesárea Magestad le da é con Vuestra CXII HISTORIA GENERAL Y NATURAL Señoría Reverendissima tiene muy dinamenle. — Con esta compañía de tan seña- ladas é sufigíentes personas, alumbradas por Dios é de la comunicación é resplan- dor de Vuestra Señoria Reverendissima, son gobernadas nuestras Indias, en cuyo nombre é como el menor de los vasallos que Sus Magestades en ellas tienen , é como procurador que soy de la Isla Española é cibdad de Sancto Domingo é tan antiguo en los trabaxos de la conquista é pacificación de aquellos reynos (que aunque fuy sin alguna cana á aquella tierra, estoy cubierto dellas), suplico á Vues- tra Señoria Reverendissima se acuerde, como suele, de continuar las mercedes que á las Indias hace , y en especial á aquella nuestra cibdad é isla en la tener muy en la memoria en todo lo que le tocare, pues que es la madre é principio é fun- damento de todas las repúblicas de chripstianos que hay en Indias. Y especial- mente en dos cosas: la una en que los perlados que para allá se proveyeren, sean dotos y de buena casta é de aprobada y experimentada vida é virtudes, é que residan en sus obispados ; é lo mismo digo que se guarde en las cleciones de los jueces de la justicia é oílíiciales de la real hacienda , porque aunque hasta agora, por la bondad de Dios y aviso de Vuestra Señoria assi se ha mirado, si en esto oviesse descuydo, visto está qué tales andarán las ovejas, si los pastores á quien fueren encomendadas no fueren quales los han menester ; é tanto es mayor el pe- hgro, quanto el camino es mas luengo y Vuestra Señoria Reverendissima tan apartado de lo ver, é tanta dubda como ocurre en saberse acá la verdad. Y por esto querria yo. Monseñor Reverendíssimo , que Vuestra Señoria, primero que estos pastores é ofllciales acullá passassen , fuesse de vista informado de sus per- sonas é calidades , porque no oviesse nescessidad de llamarlos después para su castigo ; y la consQiencia real del ^ésar é la de Vuestra Señoria Reverendissima é dessos señores del Consejo mas sin escrúpulos estovicssen , é los vecinos de aque- llas partes mas seguros é pacíficamente viviéssemos á gloria é alabanca de Jesu- Chrispto, el qualla reverendissima é illutríssima persona y estado de Vuestra Se- ñoria largos tiempos prospere en su santo servicio. De Sevilla á treynta dias del mes de septiembre de MD é XXX é V años. ÍYVO exGíll-^- ^^^■ 1a^ rY\K7^vO ¿^Ov . 5 - ^ e/X-^ I^omienga el primero libro deste volumen. El qual consiste en el prohemio óinlro- ducion desta primera parte déla General y natural historia de las Indias : dirigido á la Sacra, Cesárea, Cathólica y Real Magestad del Emperador, Rey nuestro señor. S. Ces. Calh. R. M. E scribe el Albulensis , por otro nombre dicho el Tostado, sobre la declaración que hizo de Ensebio De los tiempos el glo- rioso doctor de la Iglesia, Sant Hieróni- mo , que los etíopes se levantaron de á par del rio Indo. Aquesta Etiopia, parte della es en Assia y parte en África. Pero los etíopes orientales en la India son : la qual según Isidoro (Ethimol., lib. XIV, cap. III, de Assia) ovo este nombre del rio Indo : India vocata ab Indo flumine. El qual auctor antes desto dige que el mar Roxo en el Oriente resgibe en sí el rio Indo : In- dus fluvius orientis qui rubro mari accipi- tur. Esta es la parte de la Etiopia oriental; pero en la cosmographia moderna (y es- perimentada) yo hallo señalado y puesto el rio Indo , no como los auctores suso TOMO I. dichos escriben ; sino quinientas ó mas leguas adelante del mar Roxo y del mar de Persia; y entra en el Océano en la cos- ta déla cibdad , llamada Lima , en la boca del qual está el reyno de Cambaya , entre el qual rio Indo y el rio Ganges está la India mayor, ó India mas oriental, que es muy lexos, como he dicho, del mar Roxo, y mas al levante que no son los etío- pes , contra quien digen que fue enviado á pelear Moysen, como capitán de los egipcianos. Mas después fueron estos etío- pes buenos chripstianos , é como di- ce el Tostado en el lugar de suso alega- do , convertidos á la fe por sanct Ma- theo, apóstol. Y el comiengo de la con- versión les fué el sancto Eunucho, ma- yordomo déla reyna Candagis , baptizado 4 2 HISTORIA GENERAL Y NATURAL y enseñado por sanct Phelipe , apóstol. Quiero significar y dar á entender por verdadera cosmographia , que aqui yo no tracto de aquestas Indias que he dicho; sino de las Indias , islas é tierra firme del mar Océano , que agora está actualmente debaxo del imperio de la corona real de Castilla, donde innumerables é muy gran- des reynos é provingias se incluyen ; de tanta admiración y riquezas , como en los libros desta Historia general é natural des- tas vuestras Indias será declarado. Por tanto, suplico á Vuestra Cesárea Magestad haga dignas mis vigilias de poner la men- te en ellas ; pues naturalmente todo hom- bre dessea saber , y el entendimiento ra- cional es lo que le hage mas excelente que á otro ningún animal : y en esta ex- ^celencivX .ea |^§emejante á Dios en aquella 'parte qiie eí áixo^ Hagamos el hombre á :i^i/e.5^íi^a;wi%e?i.y. sefhe/a/ifa. Desta causa no se contenta nuestra voluntad, ni se satisfófo nuestro ánimo con entender y especular pocas cosas , ni con ver las or- dinarias ó próximas á la patria , ni den- tro della misma. Antes por otras muy apartadas provincias peregrinando ( los que mas participan deste lindo desseo), pospuestos muchos y varios peligros , no cessan de inquerir en la tierra y en la mar las maravillosas é innumerables obras que el mismo Dios y Señor de todo nos enseña (para que mas loores le demos), satisfaciendo la hermosa cobdicia desta peregrinación nuestra. Y nos declara, por lo que vemos del mundo , que quien pu- do hager aquello es bastante para todo lo que del no alcangamos, assi por su grandeza, como por la poca diligengia nuestra, é principalmente por la flaqueza humana , de que los mortales están vesti- dos; de que resultan otras causas é in- convenientes que pueden impedir tan loable ocupación, como es ver con los ojos corporales lo que hay en esta com- pusigion á ellos visible (allende délo que es contemplativo) de la universal redon- dez, á quien los griegos llaman cosmos c los latinos mundo. En el qual mucho me- nos déla quinta parte algunos cosmógra- phos quieren que sea habitada : déla qual opinión yo me hallo muy desviado , como hombre que fuera de todo lo escripto por Tholomeo , sé que hay en este imperio de las Indias , que Vuestra Cesárea Mages- tad y su corona real de Castilla posseen, tan grandes reynos é provincias y de tan extrañas gentes é diversidades é costum- bres y gerimonias é idolatrías, aparta- das de quanto estaba escripto (desde áb initio hasta nuestro tiempo): que es muy corta la vida del hombre para lo po- der ver, ni acabar de entender ó conjec- turar. ¿Quál ingenio mortal sabrá comprehen- der tanta diversidad de lenguas, de hábi- to, de costumbres en los hombres destas Indias? Tanta variedad de animales, assi domésticos como salvajes y fieros? Tanta multitud innarrable de árboles, copiosos de diversos géneros de fructas, y otros es- tériles, assi de aquellos que los indios cul- tivan, como délos que la natura de su propio ofigio produge, sin ayuda de ma- nos mortales? Quántas plantas y hiervas- útiles y provechosas al hombre? Quántas otras innumerables que á él no son co- nosgidas, y con tantas diferengias de ro- sas é flores é olorosa fragangia? Tanta diversidad de aves de rapiña y de otras raleas? Tantas montañas altísimas y fér- tiles , é otras tan diferenciadas é bravas? Quántas vegas y campiñas, dispuestas pa- ra la agricoltura, y con muy apropia- das riberas? Quántos montes mas ad- mirables y espantosos que Ethna ó Mon- gibel, y Vulcano, y Estrongol (y los unos y los otros de baxo de vuestra mo- narchía)? No fueran celebrados en tanta manera los que he dicho por los poetas é histo- riales antiguos, si supieran de Massaya, DE INDIAS. LIB. I. y Maribio , y Guaxocingo , é los que ade- lante serán memorados desta pluma, ó escriptor vuestro. Quántos valles, é flo- restas, llanos y deleitosos! Quántas cos- tas de mar con muy extendidas playas é de muy excelentes puertos ! Quántos y quán poderosos rios navegables ! Quán- tos é quán grandes lagos ! Quántas fuen- tes frias é calientes , muy gercanas unas de otras ! E quántas de betum é de otras materias, ó licores! Quántos pescados de los que en España conosgemos , sin otros muchos que en ella no se sa- ben ni los vieron ! Quántos mineros de oro é plata, é cobre! Quánta suma pre- ciosa de marcos de perlas é uniones que cada dia se hallan! ¿En quál tierra se oyó ni se sabe que en tan breve tiempo y en tierras tan apartadas de nuestra Eu- ropa , se produgiessen tantos ganados é granjerias y en tanta abundancia, como en estas Indias ven nuestros ojos , traí- das acá por tan amplíssimos mares? Las quales ha resgebido esta tierra , no como madrastra, sino como mas verdadera madre que la que se las envió ; pues en mas cantidad é mejor que en España se hagen algunas dellas , assi de los gana- dos útiles al servigio de los hombres, como de pan y legumbres, é fructas, y agúcar, y cañafistola; cuyo principio des- tas cosas en mis dias salió de España , y en poco tiempo se han multiplicado en tanta cantidad , que las naos vuelven á Europa á la proveer cargadas de agúcar, é cañafistola y cueros de vacas. E assi lo podrían hager de otras cosas que acá están olvidadas , é aquestas Indias, antes que los españoles las hallasen, produ- gian é agora produgen; assi como al- godón , orchilla , brasil , é alumbre , é otras mercadurías , que en muchos rey- nos del mundo las dessean y serian gran- de utilidad para ellos. Lo qual nuestros mercaderes no quieren, por no ocupar sus navios sino con oro, é plata, é perlas, é las otras cosas que dixe pri- mero. Y pues lo que deste grandíssimo é nuevo imperio se podria escrebir es tan- to é tan admirable la lecion dello , ella misma me desculpe con Vuestra Cesárea Magestad , si tan copiosamente como la materia lo requiere no se dixere : baste que, como hombre que ha los años que he dicho que miro estas cosas , ocuparé lo que me queda de vivir en dexar por memoria esta dulce agradable. General é natural historia de Indias, en todo aquello que he visto, y en lo que á mi noticia ha venido é viniere, desde su primero descubrimiento , con lo que mas pudiere ver y alcangar dello en tanto que la vida no se me acabare. Pues la clemengia de Vuestra Cesárea Magestad, como á criado que en estas partes le sir- ve é persevera con natural inclinación de inquerir (como he inquerido) parte destas cosas, ha seydo servido mandar- me que las escriba y envié á su real Consejo de Indias, para que assi como se fueren aumentando é sabiéndose, assi se vayan poniendo en su gloriosa Chróni- ca de España : en lo qual Vuestra Ma- gestad , demás de servir á Dios , nuestro señor, en que se pu' lique é sepa por el restante del mundo lo que está debaxo de vuestro real ceptro castellano, hage muy señalada merged á todos los reynos de chripstianos en darles ocasión con este tractado para que den infinitas gragias á Dios , por el acregentamiento de su sáne- la fé cathólica. La qual con vuestro sancto é chripstianíssimo gelo cada dia se aumenta en estas Indias; y esto será un glorioso colmo de la inmortalidad de vuestra perpetua é única fama ; porque no solamente los fieles cristianos teman que servir á Vuestra Cesárea Magestad tanta benignidad, como es mandarles comunicar esta verdadera y nueva his- toria, pero aun los infieles é idólatras HISTORIA GENERAL Y NATURAL que fuera destas partes en todo el mun- do oviere , oyendo estas maravillas, que- darán obligados para lo mismo , loando al hagedor dellas , por serles tan incóni- tas y apartadas de su hemispherio é ho- rizontes. Materia es, muy poderoso señor, en que mi edad é diligengia, por la gran- deza del objecto é sus circunstancias , no podrán bastar á su perfecta difinicion, por mi insufigiente estilo é brevedad de mis días. Pero será á lómenos lo que yo escribiere historia verdadera é desviada de todas las fábulas que en este caso otros escriptores, sin verlo, desde Espa- ña á pié enxuto , han presumido escre- bir con elegantes é no comunes letras latinas é vulgares , por informaciones de muchos de diferentes juygios , formando historias mas allegadas á buen estilo que á la verdad de la cosa que cuentan; por- que ni el ciego sabe determinar colores, ni el ausente assi testificar estas mate- rias, como quien las mira. Quiero certificar á Vuestra Cesárea Ma- gostad que yrán desnudos mis renglones de abundancia de palabras artificiales, para convidar á los letores ; pero serán muy copiosos de verdad, y conforme á esta, diré lo que no terna contradicion (quanto á ella) para que vuestra sobera- na clemencia allá lo mande polir é limar. Con tanto que del tenor é sentencia de lo que aquí fuere notificado á vuestra grandeza, no se aparte la intención y obra del que tomare cargo de enmendar la mia , digiéndolo por mejor estilo ; si- quiera porque no se ofenda mi buen des- seo , ni se me niegue el loor del trabajo que en tanto tiempo y con tantos peligros yohcpadesgido; allegando y inquiriendo por todas las vias que pude saber lo cier- to destas materias, después quel año de mili é quinientos y trege de la Natividad del redemptor nuestro , Jesu-Chripslo, el Cathólico rey don Fernando , de gloriosa memoria , abuelo de Vuestra Cesárea Ma- gestad, me envió por su veedor de las fundigiones del oro á la Tierra-Firme; donde assi me ocupé quando convino en aquel oficio , como en la conquista y pa- cificagion de algunas partes de aquella tierra con las armas , sirviendo á Dios y á Vuestras Magostados (como su capitán y vassallo ) en aquellos ásperos pringipios que se poblaron algunas cibdades é villas que agora son de chripstianos : donde con mucha gloria del real ceptro de España , alli se continua é sirve el culto divino. En la qual conquista los que en aquella sa- gon passamos con Pedrarias Dávila , lu- gar teniente é capitán general del rey Ca- thólico , é después de Vuestras Magosta- dos, seriamos hasta dos mil hombres, é hallamos en la tierra otros quinientos é mas chripstianos, debaxo de la capitanía de Vasco Nuñez de Balboa en la cibdad del Darien (que también se llamó antes la Guardia) , é después santa Maria del An- tigua , la qual cibdad fué cabega del obis- pado de Casulla del Oro, é agora está despoblada , é no sin gran culpa de quien fué la causa; porque estaba en la parle que convenia para la conquista de los in- dios flecheros de aquellas comarcas. Y destos dos mil y quinientos hombres que he dicho , no hay al presente en todas las indias ni fuera dellas qnarenta hombres, á lo que yo creo ; porque para servir á Dios y á Vuestras Magostados , y para que viviessen seguros los chripstianos que des- pués han ydo á aquellas provincias , assi convenia , ó mejor digiendo era forgado que se higiesse. Porque la salvajez de la tierra y los ayres della y la espessura de los hervajes y arboledas de los campos, y el peligro de los ríos é grandes lagar- tos é tigres, y el experimentar de las aguas é manjares, fuesse á costa de nues- tras vidas y en utilidad de los mercade- res é pobladores, que con sus manos la- vadas agora gozan de muchos sudores De indias, lib. i. 5 ajenos. Y porque estando Vuestra Cesá- rea Magestad en Toledo , el año que pas- só de la Natividad de Chripsto de mili é quinientos y veinte y cinco años, yo es- crebí una relación sumaria de parte de lo que aqui se contiene ; é de aquella fue su título: Oviedo , De la natural historia de las Indias; mas aqueste tractado se llamará General y natural historia de las Indias; porque todo lo que en aquel sumario se contiene se hallará en este y en las otras dos partes, segunda y tergera del, me- jor y mas copiosamente dicho , assi por- que aquello se escrebió en España , que- dando mis memoriales é libros en esta cibdad de Santo Domingo de la Isla es- pañola (donde tengo mi casa) , como por- que yo hé visto mucho mas de lo que has- ta entonges sabia destas materias en diez años que han pasado desde que aquello se escribió; experimentando con mas atengion lo que á este efecto convenia mas particularmente ver y entender. Y demás desto , es de notar que todo lo que aquel repertorio ó sumario contiene, avrá en este tractado y sus partes acres- gentado, é otras cosas grandes é muy nuevas, de que alli no podía yo hager memoria, por no averias visto, ni sa- bido. Assi que , muy poderoso Señor , por las causas que de suso dixe , justo es que tales historias sean manifiestas en todas las repúblicas del mundo ; para que en todo él se sepa la amplitud é grandeza destos Estados, que guardaba Dios á vues- tra real corona de Castilla en ventura y méritos de Vuestra Cesárea Magestad, debaxo de cuyo favor y amparo ofrezco la presente obra é humilmente supUco, en pago del tiempo que en esto he tra- bajado, é de la antigüedad que en vues- tra real casa de Castilla me dan quarenta y mas añoS (que ha que soy del número de los criados de ella) sea servido de aceptar mis libros; porque aunque estos que aqui yo escribo , no son de mucha industria ó artificio , ni de calidad que re- quieran prolixa oración , é ornamento de palabras, no han sido poco laboriosos, ni con la facilidad que otras materias se pueden allegar é componer escriptos: pero es á lo menos muy aplagible lecion oyr y entender tantos secretos de na- tura. Si algunos vocablos extraños é bár- baros aqui se hallaren , la causa es la no- vedad, de que se tracta; y no se pongan á la cuenta de mi romange, que en Ma-^ drid nasgí y en la casa real me crié y con gente noble he conversado, é. algo he leydo , para que se sospeche que avré entendido mi lengua castellana, la qual de las vulgares , se tiene por la mejor de todas; y lo que o viere en este volumen que con ella no consuene , serán nombres ó palabras por mi voluntad puestas, pa- ra dar á entender las cosas que por ellas quieren los indios significar. En todo recompense Vuestra Magesíad con mi desseo las faltas de la pluma : pues dixo Plinio de la suya en el prohemio de la Natural historia , que es cosa difícil ha- ger las cosas viejas nuevas , é á las nue-* vas dar auctoridad, y á las que salen de lo acostumbrado , dar resplandor, é á las obscuras , luz ; y á las enojosas , gragia ; é á las dudosas , fé. Basta que yo he dessea- do y desseo servir á Vuestra Cesárea Ma- gestad y contentar á quien viere mi obra; y si no lo he sabido hager , loarse debe mi intención. Conténtese el letor con que lo que yo he visto y experimentado con muchos peligros, lo goza él y sabe sin ninguno ; y que lo puede leer, sin que padezca tanta hambre y sed, é calor, é frió, con otros innumerables trabajos, desde su patria , sin aventurarse á las tor- mentas de la mar, ni á las desventuras que por acá sepadesgen en la tierra ; sino que para su passatiempo y descanso haya yo uasgido, y peregrinando visto estas HISTORIA GENERAL Y NATURAL obras de natura (ó mejor diciendo, del maestro de la natura); las quales he es- cripto en veinte libros que contiene esta primera parte ó volumen: y en los que hay en la segunda y tergera partes , en que al presente estoy ocupado , las qua- les tractarán de las cosas de la Tierra- Firme. Verdad es que el último libro, que ago- ra se pone aqui por el número veynte, so passará después en fin de la tercera parte , porque es de calidad que sirve á todas tres ; el qual se llama De los infor- tunios y naufragios , de casos acaespdos en ias mares destas Indias. Todos estos li- bros están divididos, segund el género é calidad de las materias por donde discur- ren ; las quales no he sacado de dos mili millares de volúmines que haya leydo, como en el lugar suso alegado Plinio es- cribe , en lo qual paresge que él dixo lo que leyó; é algunas cosas dige él que acresgentó, que los antiguos no las en- tendieron, ó después la vida las falló; pero yo acumulé todo lo que aqui escri- bo de dos mili millones de trabajos y nes- gessidades é peligros en veynte é dos años é mas que ha que veo y experimento por mi persona estas cosas , sirviendo á Dios é á mi i^y en estas Indias, y avien- do ocho veges pasado el grande mar Océano. Mas porque en alguna manera yo en- tiendo seguir, ó ymitar al mismo PHnio, no en degir lo que él dixo (puesto que en algunos lugares sean alegadas sus auc- toridades, como cosa deste jaez universal de historia natural) ; pero en el distinguir de mis libros y géneros dellos , como él ^0 fizo, confesaré lo que él aprueba en su introducion ; donde dige , que es cosa de ánimo vicioso y de ingenio infelige, querer mas ayna ser tomado con el hur- to que volver lo que le fue prestado, máxime aviéndose capital de la usura; pues por no incurrir en tal crimen, ni desconocer al Plinio lo que es suyo (quan- to á la invención y título del libro) yo le sigo en este caso . Una cosa terna mi obra apartada del estilo de Plinio, y será relatar alguna parte de la conquista destas Indias, é dar razón de su descubrimiento prime- ro, é de otras cosas, que aunque sean fuera de la natural historia , serán muy nescessarias á ella , para saber el prin- cipio é fundamento de todo, y aun para que mejor se entienda por donde los Ca- thólicos Reyes, don Fernando y doña Isa- bel, abuelos de Vuestra Cesárea Mages- iad, se movieron á mandar buscar es- tas tierras (ó mejor digiendo los movió Dios). Todo esto y lo que tocare á particula- res relaciones yrá distincto é puesto en su lugar conveniente, mediante lagragia del Espíritu Sancto é su divino auxiho, con protestación expressa que todo lo que en esta escriptura oviere, sea debaxo de la correpcion y enmienda de nuestra sáne- la madre Iglesia apostólica de Roma , cu- ya migaja y mínimo siervo soy; y en cu- ya obediengia protesto vivir y morir. Pero porque todos los celosos del honor y ver- güenza propia temieron la murmuración de los detratores , y no solamente Plinio (que fué tan famoso auctor) , mas tantos que no se pueden contar , y también el Sancto rey David temia des to , quand o rogaba á Dios que le librasse de la lengua dolosa, con mas justa razón debo yo te- mer lo mismo ; pues los muertos y los au- sentes no pueden responder por sí. Y co- mo Plinio alegó aquel dicho de Plancho, quando dixo que los muertos no comba- ten ó contienden, sino con las máscaras, quiero yo , demás desso , degir á los que desde Europa , ó Assia , ó África me re- prendieren, que adviertan á que no esto en ninguna dessas tres partes (segund se pue- de sospechar de lo que está visto y des- cubierto de la mar austral y la vuelta que DE INDIAS. LIB. I. va dando por ella la tierra hacia el norte é cabo del Labrador) ; é pues los letores me han de escuchar desde tan lexos , no me juzguen sin ver esta tierra, donde es- toy y de quien tracto ; y que les baste que desde ella escribo en tiempo de innume- rables testigos de vista , y que se dirigen mis libros á Vuestra Cesárea Magostad, cuyo es aqueste imperio , y que se escri- ben por su mandado , y que me dá de comer por su chronista destas materias , y que no he de ser de tan poco entendi- miento que ante tan altíssima y Cesárea Magostad ose degir el contrario de la ver- dad , para que pierda su gragia y mi ho- nor ; y que demás desso , no son cosas las que aqui se tractan para ambiciosos ho- nores de particulares personas, con pa- labras é ficiones aplicadas por esperanza de ser gratificado de ninguno de los mor- tales ; antes conformándome con aquella verdadera sentengia del sabio que dige: que la boca que miente, mata el ánima, espero en Dios que guardará la mia de tal peligro , é que , como fiel escriptor, seré del remunerado por la amplíssima liberalidad de su clemengia é real mando de Vuestra Cesárea Magestad , cuya glo- riosa persona largos tiempos nuestro Se- ñor favorezca é dexe gozar de la total monarchia , como vuestro exgelso cora- zón lo dessea é vuestros leales y verda- deros subditos desseamos , é toda la uni- versal república chripstiana ha menester, amen. Pues entre todos los príncipes que en el mundo se llaman fieles y chripstianos, solo Vuestra Cesárea Magestad al presen- te sostiene la cathólica religión é Iglesia de Dios , é la ampara contra la innumera- ble é malvada seta é grandíssima poten- cia de Mahoma; poniendo en exilio su principal cabega y Gran Turco , con tan- ta efusión de sangre turquesca, y con tan señaladas victorias en la mar y en la tier- ra , como en los años passados de mili é quinientos y treinta é dos , y de treinta é tres años se vido ; estando callando otros reyes chripstianos], esperando en qué pa- rarían vuestros subgesos; é dio nuestro misericordioso y justo Dios tal evento é salida á tan inmortal triumpho, que en quanto oviere hombres jamas será olvi- dado ; y assi será en la celestial vida acepto y remunerado que Vuestra Cesá- rea Magestad sea glorificado con los bien- aventurados rey Ricaredo, primero de tal nombre , y su hermano sanct Hemer- gildo, mártyr, de los quales tan larga dependengia y origen trae vuestra real prosapia é silla de España; y de quien hablando el Burgensis dige que entrando en España sessenta mili frangeses , envió desde Toledo el rey Ricaredo á Claudio, su capitán general , y los venció , é mató é prendió la mayor parte dellos : y por tanto dixo : Nulla unquam in hispaniis vic- toria viator vel similis invenitur. Lo mismo escribe el argobispo don Rodrigo , á quien en esto siguió el Burgensis, y mejor lo pudieran degir estos exgelentes varones, si vieran lo que obraron vuestros capita- nes y vasallos el año de mili é quinientos é veinte é cinco años contra el rey Fran- gisco é su caballería é poder de Frangía en la prisión de su persona , é de los ma& é mas principales de sus rey nos y Esta- dos en el gerco de Pavia, ó si vie-^ ran lo que se espera que ha de obrar Dios en vuestra buena ventura é invicto nombre. Todo esto se quede para vuestros ele- gantes chronistas que allá están y gozan de verlo , y ellos lo escriban : que acá en estos tan apartados- reynos , aunque los que amamos vuestro real servigio no vea- mos lo que es dicho de estas grandes vic- torias de Vuestra Cesárea Magestad, tan- ta parte deste plager resgibimos , como le han de tener los que aman á su príngi- pe , según deben como leales subditos y chripstianos j porque en la verdad no crea 8 HISTORIA GENERAL Y NATURAL que se pueden degir tales, los que dexa- Persona é vida; pues en ella consisten las ren de dar continuas gragias á Dios por nuestras , é todo el bien de la chripstiana el acrescentamiento de vuestra Cesárea religión. Comienza el segundo libro de la General y natural historia de las Indias. PROHEMIO. i ara que mas ordenadamente esta grande , é natural , é general historia de las Indias se entienda, conviene hager distinción de mis libros ; y en el prohe- mio ó principio de cada uno dellos en- tiendo dar particular é sumaria relación de las materias que se han de tractar y escrebir en cada uno , ó á lo menos de lo mas substancial. E assi digo que en este segundo se seguirá la historia en conti- nuación del primero é precedente libro 6 prohemio ; digiendo el motivo é inten- ción con que yo prosigo , cumpliendo lo que por la Cesárea Magestad me está mandado. E junto con esto diré en qué manera sigo , ó mejor diciendo quiero ó desseo imitar al Plinio , é tocaré breve- mente las opiniones que hay sobre á quien él enderezó su Natural Historia. E assi mismo diré la opinión que yo tengo gerca de averse sabido estas islas por los antiguos, é ser las Hespéridos: é probarélo con historiales é auctoridades de mucho crédito. E diré quien fué don Chripstóbal Colom, primero descubridor é almirante destas Indias , é por qué via é forma se movió al descubrimiento dellas: y en qué tiempo fueron halladas por él, y lo que le acaesgió en el primero é se- gundo viajes que hizo á estas partes é lo que descubrió en ellas de cada viaje, é de la donación é título apostólico quel Summo Pontífice hizo destas Indias á los TOMO I. Reyes Cathólicos , don Femando é doña Isabel é á sus subgessores en los reynos de Castilla y de León (no obstante que antiquíssimamente fueron de España se- gún mi opinión). E diré quién fueron al- gunos caballeros é hidalgos que primero se hallaron en la conquista é pagificacion desta Isla Española , é de los trabajos que los chripstianos passaron en ella , en tan- to que el almirante fué á descobrir la isla de Jamáyca ; y del origen de la enferme- dad de las búas , é de quatro cosas muy notables que acaesgieron el año de mili é quatrogientos é noventa édos años que estas Indias se descubrieron ; é la orden del camino é navegacioii que se hage desde España á estas partes , y del cres- ger é menguar de la mar é su fluxo é refluxo , é del nordestear é noruestear de las agujas de navegar, é otras particula- ridades convenientes al discurso de la historia, como mas largamente consta de los siguientes capítulos. Y porque dixe en el primero libro que he passado el mar Océano ocho veges, las siete fue- ron antes que esta octava viniesse, á pre- sentar este tractado á nuestro gran Cé- sar, como lo he hecho; é plagiendo á nuestro señor, la novena será volviéndo- me Dios á mi casa á servir á Sus Mages- tades é á escrebir en limpio la segunda é tergera partes destas historias. iO HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO I. De las opiniones que hay cerca de á quién dirigió Piinio su libro de la Natural Historia: é también relatando en parte sumariamente las materias, de que se ti-acta en este libro segundo. JtLscribió Piinio treinta é siete libros en su Natural Historia é yo en aquesta mi obra é primera parte della veynte, en los qua- les como he dicho en todo quanto le pu- diere imitar, entiendo facerlo. El primero délos suyos fué elprohemio, enderegan- do lo que escribió á Tito , emperador, aunque otros tienen que á Domiciano, y no falta quien diga que á Vespasiano. Yo no tengo nesgessidad desso , pues no escribo de auctoridad de algún historia- dor ó poeta , sino como testigo de vista en la mayor parte de quanto aqui tracta- ré ; y lo que yo no oviere visto , dirélo por relación de personas fidedignas, no dando en cosa alguna crédito á un solo testigo, sino á muchos, en aquellas cosas que por mi persona no oviere experimen- tado. Y dirélas de la manera que las en- tendí y de quién, porque tengo gédulas y mandamientos de la Cesárea Mages- tad , para que todos sus gobernadores é justicias, é ofigiales de todas las Indias me den aviso é relación verdadera de todo lo que fuere digno de historia por testimonios auténticos, firmados de sus nombres é signados de escribanos pú- blicos, de manera que hagan Je. Por- que como gelosos príncipes de la verdad é tan amigos della , quieren que esta His- toria Natural é General de sus Indias se escriba muy al proprio. Porque como dige Piinio (lib. Y. cap. II.), aunque paresge claro el camino ó via de se poder enten- der la verdad, es difícil, porque los hom- bres diligentes se cansan ó enojan de in- vestigar lo gierto; é por no paresger igno- rantes, no se avergüengan de mentir. Y es gran peligro transcorrer en mucho crédito, quando quien es auctor de lo fal- so es hombre grave é de auctoridad. Por cierto yo veo cosas escripias desde Es- paña destas Indias que me maravillo do lo que osaron los auctores degir deltas, arrimados á sus elegantes estilos , seyen- do tan desviados de la verdad como el cielo de la tierra; y quedan disculpados con degir: assi lo oí, é aunque no lo vi, entendílo de personas que lo vieron é dieron á entender; de manera que se osó escrebir al Papa é á los reyes é príncipes extraños. Pero lo que yo aqui diré , no quiero contarlo á los que no me conosgen , ni á los que viven fuera de España; é por tan- to , dico ego opera mearegi, écomo quien la relata á su Rey proprio é ante tan al- ta Magestad. Pues Piinio contó su pro- hemio por primero libro, sea assi mi in- troducion pregedente en quien comien- gen los mios, é aqueste llamemos el se- gundo. Dixe que Piinio enderegó su Natural Historia á Tito, emperador, é podrá pares- ger á algunos queme contradigo, porque en aquella sumaria relación de cosas de Indias que escrebí en Toledo el año de mili é quinientos é veynte é ginco , dixé que lo quel Piinio escribió de semejantes materias lo dirigió á Domiciano, empera- dor (y de tal opinión soy). Y para satis- fager á los que desta inadvertengia qui- sieren culparme, porque á mi paresger no lo es, digo que yo oy sobre la misma quistion al Pontano en Ñapóles, año de mili y quinientos, el qual en aquella sagon era tenido por uno de los littera- tíssimos y doctos hombres de Italia, y este tenia que Piinio escribió á Domicia- no é no á su hermano Tito , y para ello DE INDIAS. LIB. II. CAP. I. W daba sufigientes razones. Pero demás de lo que algunos historiales escriben, es de otro paresger el Antonio de Florengia, el qual alega que Vine, in Specu. hist. (lib. XI, cap. LXVII,) hablando en Pli- nio y su General é Natural Historia , dige assi: Hic scripsit de historia naturali libros XXXVII, quos Vespasiano cum epistola prcemissa direxit. Por manera que esta es otra tergera opinión , conforme á la cual Plinio dirigió sus libros al emperador Vespasiano, é no á ninguno de sus hijos. Dexemos aquesto, é tornemos á nuestro principal intento é propósito. Digo quel segundo libro de Plinio tracta de los elementos y estrellas, é planetas y eclipses, y del dia y de la no- che , é de la geometría del mundo é sus medidas , é de los vientos , é truenos , é rayos; é de los quatro tiempos del año; y de prodigios é portentos ; y dónde y cómo se conjelan la nieve y el granizo; y de la natura de la tierra é de su forma; y qual parte della es habitada. (Aunque en lo que dice de ser inhabitable la tór- rida zona ó línea equinocial , él se en- gañó también como los que tal escribie- ron : pues que es muy habitada , por lo que hoy vemos en la Tierra-Firme destas ludias ; é aun Avigena assi lo creyó , é dio razón para ello , é no sintió otra cosa en contra como natural philósopho é cierto, mas que todos los que en este ca- so han escrito é dicho otra cosa). Y tam- bién hizo mención de los terremotos y en qué tierra no llueve , y dónde conti- nuamente tiembla la tierra , é como' eres- ge é mengua la mar, é relata algunos miraglos de fuego. De aquestas cosas é otras muchas que él dige , las que oviere semejantes á ellas en esta historia de Indias se dirá en las provingias ó tierras, donde oviere algo que notar de tales materias , é por tanto no las expressaré en este mi segundo li- bro. Mas notificaré en él la persona y ser de don Chripstóbal Golom , primero inven- tor é descubridor é almirante destas In- dias; é diré de su origen, y del primero, segundo, tergero é quarto viajes que hi- zo á estas partes; por lo qual aviendo respecto á sus grandes servigios, los Ca- thólicos Reyes, don Fernando é doña Isa- bel , que ganaron los reynos de Granada é Ñapóles, &c., le higieron merged del Estado é título de almirante perpetuo de sus Indias , é después del á sus subgesso- res , é le fueron dadas las armas reales de Castilla y de León, é otras mezcladas con ellas é con las quél se tenia de su linage, en cierta forma como adelante se dirá. E fue hecho noble con título de don para él é sus desgendientes. Y también se di- • rá de qué forma se ovo en el descubri- miento que hizo en parte de la Tierra-Fir- me, la qual creo que no es menor que todas tres juntas, Assia, África, Europa, por lo que la cosmographia moderna nos enseña. Pues en lo que se sabe hay de tierra continuada desde el estrecho que descubrió el capitán Fernando de Maga- llanes , que está déla otra parte déla lí- nea equinogial á la banda del polo antar- tico , hasta el fin déla tierra que se sabe, la qual llaman del Labrador, que está á la parte de nuestro polo ártico ó septen- trión , andando lo qué es dicho costa á costa, son mas de cinco mil leguas de tierra continuada ; lo qual paresgerá al letor cosa impossible, aviendo respecto alo que boja ó tiene de circunferengia to- do el orbe. Pero no es de maravillar, viendo la fi- gura que la Tierra-Firme tiene ; porque está enarcada de semejanga de un señue- lo de cagador , ó como una herradura de un caballo: é considerando la parte é forma en que está assentada esta otra mi- tad del mundo , entenderá muy bien cual- quiera mediocre cosmógrapho que es muy posible ser taa grande , como he dicho , la Tierra-Firme. En algunas cosas délas que 42 HISTORIA GENERAL Y NATURAL en esta primera parte yo escribo, no seré largo, por ser notorias. Y también diré algunas opiniones que hoy viven gerca de aqueste descubrimiento, é de donde ovo notigia destas tierras este primero descubridor dellas , estando tan incónitas é apartadas de todo lo que Tholomeo é otros cosmógraphos escribieron. Pero no daré en este caso mas crédito (ni tanto) á lo que el vulgo ó algunos quisieron afir- mar; porfiando que desta tierra é mares otro fue descubridor primero , como a lo que la misma obra y el^ efecto del dicho almirante consintieren. Porque en la ver- dad , aunque otra cosa se pudiesse presu- mir de los contrarios indigios ó fábulas, para estorbar el loor de don Chripstóbal Colom, no deben ser creydos. Suya es esta gloria , y á solo Colom , después de Dios, la deben los reyes de España passa- dos é cathólicos, é los presentes y por venir. Y no solamente toda la nasgion dé- los señoríos todos de Sus Magestades;^ mas aun los reynos extraños , por la gran- de utilidad que en todo el mundo ha re- dundado destas Indias, con los innumera- bles tesoros que de ellas se han llevado é cada dia se llevan , é se llevarán en tanto que haya hombres. CAPITULO II. Del orig^en é persona del almirante primero de las Indias , llamado Chripstóbal Colom , é por qué v¡a (* manera se movió al descubrimiento dellas , segund la opinión del vulgo. vluieren algunos degir que esta tierra se supo primero grandes tiempos ha , y que estaba escrito é notado dónde es , y en qué paralelos; é que se avia perdido déla memoria délos hombres la navega- ción é cosmographia destas partes , y.que Chripstóbal Colom , como hombre leydo é docto en esta sgiengia , se aventuró á des- cobrir estas islas. E aun yo no esto fuera desta sospecha , ni lo dexo de creer, por lo que se dirá adelante en el siguiente capítulo. Mas porque es bien que á hom- bre, que tanto se le debe, pongamos por pringipio é fundador de cosa tan grande como esta , á quien él dio comiengo é in- dustria para todos los que viven y des- pués del nos vinieren; digo que Chripstó- bal Colom , según yo he sabido de hom- bres de su nasgion , fue natural déla pro- vingia de Liguria, que es en Italia, en la qual cae la cibdad é señoría de Genova: unos digen que de Saona , é otros que de un pequeño lugar ó villaje, dicho Nervi, que es á la parte del levante y en la costa de la mar, á dos leguas déla misma cib- dad de Genova ; y por mas cierto se tie- ne que fue natural de un lugar dicho Cu- gureo , gerca déla misma cibdad de Ge- nova. Hombre de honestos parientes é vida, de buena estatura é aspecto, mas alto que mediano , é de regios miembros^ los ojos vivos é las otras partes del ros- tro de buena proporción : el cabello muy bermejo , é la cara algo engendida é pe- coso : bien hablado , cauto é de gran in- genio , é gentil latino , é doctíssimo cos- mógrapho; gracioso, quando quería; ira- cundo , quando se enojaba. El origen de sus predesgessores es de la cibdad de Pla- gengia en la Lombardia , la qual está en la ribera del rio Pó, del antiguo é noble linaje de Pelestrel. Viviendo Dominico Colom, su padre, este su hijo, seyendo mangebo é bien doctrinado , é ya salido de la edad adolesgente, se partió de aque- lla su patria, é passó en Levante, é an- duvo mucha parte ó lo mas del mar Me- diterráneo, donde aprendió la navega- DE INDIAS. LIB. II. GAP. II. 43 cion y exercigio della por experiengia; é después que algunos viajes fizo en aque- llas partes , como su ánimo era para mas extendidas mares é altos pensamientos, quiso ver el grandíssimo mar Océano, é fuesse en Portugal. E allí vivió algún tiempo en la cibdad de Lisbona, desde la qual é de donde quiera que estuvo siempre, como hijo grato, socorría á su padre viejo con parte del fructo de sus sudores ; viviendo en una vida assaz limi- tada, é no con tantos bienes de fortuna que pudiesse estar sin assaz nesgessidad. Quieren degir algunos que una carave- la que desde España passaba para Ingla- terra cargada de mercadurias é bastimen- tos, assi como vinos é otras cosas que para aquella isla se suelen cargar (de que ella caresge é tiene falta), acaesgió que le sobrevinieron tales é tan forgosos tiem- pos é tan contrarios , que ovo de nesges- sidad de correr al poniente tantos dias, que reconosgió una ó mas délas islas des- tas partes é Indias ; é salió en tierra, é vi- do gente desnuda déla manera que acá la hay, y que cessados los vientos (que con- tra su voluntad acá le truxeron ) , tomó agua y leña para volver á su primero ca- mino. Digen mas: que la mayor parte de la carga que este navio traía eran bas- timentos é cosas de comer , é vinos ; y que assi tuvieron con qué se sostener en tan largo viaje é trabajo ; é que después le hizo tiempo á su propósito y tornó á dar la vuelta , é tan favorable navegación le subgedió, que volvió á Europa, é fue á Portugal. Pero como el viaje fuesse tan largo y enojoso , y en especial á los que con tanto temor é peligro forgados le hi- eieron , por presta que fuesse su navega- ción, les turaría quatro ó ginco meses ( ó por ventura mas ) en venir acá é vol- ver á donde he dicho. Y en este tiempo se murió quasi toda la gente del navio, é ño salieron en Portugal sino el piloto, con tres ó quatro ó alguno mas de los mari- neros , é todos ellos tan doUentes , que en breves dias después de llegados, mu- rieron. Dícese junto con esto que este piloto era muy íntimo amigo de Ghripstóbal Co- lom , y que entendía alguna cosa de las alturas , y marcó aquella tierra que halló de la forma. que es dicho, y en mucho se- creto dio parte dello á Colom , é le rogó que le figiesse una carta y assentase en ella aquella tierra que había visto. Dígese que él le recogió en su casa, como ami- go, y le hizo curar , porque también ve- nia muy enfermo ; pero que también se murió como los otros , é que assi quedó informado Colom de la tierra é navega- ción destas partes , y en él solo se resu- mió este secreto. Unos digen que este maestre ó piloto era andaluz ; otros le ha- cen portugués ; otros vizcaíno ; otros di- gen quel Colom estaba entonges en la isla de la Madera , é otros quieren degir que en las de Cabo Verde , y que allí aportó la caravela que he dicho , y él ovo por esta forma notigia desta tierra. Que esto passase assi ó no, ninguno con verdad lo puede afirmar ; pero aquesta novela assi anda por el mundo entre la vulgar gente de la manera que es dicho. Para mí yo lo tengo por falso , é como dige el Augusti- no : Melius est dubitare de ocultis , quam litigare de incertis. Mejor es dubdaren la que no sabemos , que porfiar lo que no está determinado. u HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO III. En que se tracta déla opinión que el auetor é coronistadesta Natural é General Historia de las Indias tiene cerca de averse sabido y escriplo por los antiguos, dónde son estas Indias , é cómo é con quién lo prueba. Üiii el precedente capítulo se dixo la opinión que el vulgo tiene gerca del des- cubrimiento destas Indias : agora quiero yo degir lo que tengo creydo desto , é cómoá miparesger Chripstóbal Golomse movió, como sabio é docto é osado varón, á emprender una cosa como esta , de que tanta memoria dexó á los presentes é ve- nideros; porque conosgió, y es verdad, que estas tierras estaban olvidadas. Pero bailólas escripias, e para mí no dudo averse sabido é posseydo antiguamente por los reyes de España. E quiero degir lo que en este caso escribió Aristótiles, el qual dige que después de aver salida por el estrecho de Gibraltar liágia el mar Atlántico , se dige que se halló por los car- taginenses, mercaderes, una grande isla que nunca avia seydo descubierta ni habi- tada de nadie , sino de fieras é otras bes- tias ; por lo qual ella estaba toda silves- tre y llena de grandes árboles é rios ma- ravillosos é muy aparejados para navegar por ellos , muy fértil é abundosa en todas las cosas que se pueden plantar é nasger, ú nasgidas, cresger engrande ubertad; pero muy remota é apartada de la tier- ra firme de África y por muchos dias de navegación. A la qual, como llegassen al- gunos mercaderes de Cartago , como por ventura movidos de la fertilidad de la tierra é por la clemengia del ayre , co- mengaron allí á poblar é assentar sus si- llas , ó pueblos é lugares. Por lo qual mo- vidos los cartaginenses é su Senado, man- daron pregonar só pena de muerte , que ninguno de ahy adelante á aquella tierra ossase navegar ; é que á los que avian ydo á ella los matassen , por razón que era tanta la fama de aquella isla é tierra, que si esta passasse á otras nasgiones que la sojuzgassen ó á otro de mas imperio que los cartaginenses , regelaban que les seria muy gran contrario é inconveniente contra ellos é contra su libertad. Todo esto que es dicho, pone en su re- portorio fraterTeophilus deFerrariis, Gre- monensis, Vüíb regularis sacri ordinis pre- dicalorum, siguiendo lo que escribió el Aristótiles : De admirandis in natura au- ditis. Esta es gentil auctoridad para sos- pechar que esta isla que Aristótiles dige podría ser una destas que hay en nuestras Indias , assi como esta Isla Española , ó la de Guba; ó por ventura parte de la Tierra-Firme. Esto que es dicho no es tan antiguo como lo que agora diré ; porque segund la cuenta de Ensebio , De los tienv- pos, tresgientos é gincuenta é únanos antes del advenimiento de Ghrispto , nuestro re- demptor, fueron Alexandre é Aristótiles . Pero en la verdad, segund las historias nos amonestan é dan lugar que sospechemos otro mayor origen de aquestas partes ; yo tengo estas Indias por aquellas famosas islas Hespéridos (assi llamadas del duodé- cimo rey de España, dicho Héspero) . Y pa- ra que aquesto se entienda é pruebe con bastantes auctoridades, es de saber que la costumbre délos títulos ó nombres que los antiguos daban á los reynos é provingias, procedieron después de la división délas lenguas é la fundación de la torre de Ba- bilonia ; porque entonges todas las gen- tes vivían juntas , é allí fueron divididas é se apartaron con diferentes lenguajes é capitanes, presupuesto como es verdad, que todas las gentes se despargieron é sembraron sobre la tierra como la Sacra Escriptura nos lo acuerda en el lugar de DE INDIAS. LIB. II. GAP. III. 4o Susso alegado. Dige Isidoro [Ethim. lib. IX, cap. II) : que los assirios ovieron nombre de Assur , é los de Lidia de Lido ; los he- breos de Heber; los ismaelitas de Ismael: de Moab desgendieron los moabitas ; de Amon los amonitas ; de Canaam los ca- naneos; de Saba los sabeosj deSidonlos sidonios ; de Jebus los jebuseos ; de Co- mer los gaalatas y galos ; de Tiras los tra- ces; del rey Perseo los persas; los cal- deos de Gaseth, hijo de Nacor," hermano de Abraham; los fénicos de Fénix, herma- no de Cadmo; los egipcios de Egipto, su rey; los armenios sedixeron assi de Ar- menio su rey, que fué uno de los com- pañeros de Jason ; los troyanos de Troo, su rey ; los sicionios de Sicion, su rey; los archadios de Archadio su rey , hijo de Jú- piter ; los argivos de Argo ; los macedo- nios de Emacion, su rey; los de Epiro de Pirro su rey , hijo de Achiles ; los lacede- monios de Lacedemon, hijo de Júpiter; los alexandrinos de Alexandre Magno, su rey , que edificó aquella cibdad de Ale- xandria ; los romanos de Rómulo su rey, que edificó la cibdad de Roma : é assi á este propósito se podrían degir otros muchos que el mismo Isidoro trae á conseqüengia en el lugar de susso ale- gado. Esta costumbre quedó desde los pri- meros capitanes ó caudillos que, como dixe de susso, se apartaron en diversas lenguas desde la tierra de Senaar, que es adonde se edificaba aquella torre de Ba- bilonia. Pues conforme á esto sabemos por Beroso ' , que Hibero , segundo rey de España , hijo de Tubal , dio nombre al rio Hebro, donde las gentes de aquella ribera se dixeron hiberos; é según el mismo Beroso dige, Brigo fué el quarto rey de España , del qual se dixeron los brigos ; é créese que corrupto el vocablo é poniendo por b ph se dixeron phri- gios los del reyno de Frigia, que después se llamaron troyanos de Troo, su rey : de lo qual se colige aver ávido su primero origen los troyanos de los brigios hispa- nos. Porque dige Plinio (lib. V, c. XXXIII) que hay auctores que escriben que de Eu- ropa fueron los brigos, de quien fueron nombrados los phrigios ; pues luego bien se dige de susso que los de Frigia é tro- yanos ovieron de España su fundamento é pringipio. Tornando á nuestro discurso, segundel mismo Beroso , digo que Híspalo fué no- veno rey de España , y este dio nombre al rio Hispalis , ó á Sevilla, que es la mis- ma Hispalis , é los moradores de su ribe- ra se dixeron híspalos , que fueron gen- tes venidas de Scithia ; los quales truxo consigo Hércoles, como lo dige el argo- bispo don Rodrigo. El qual Híspalo sg cree ser hijo del dicho Hércoles Libio (no del fuerte ó thebano que nasgió quasi se- tegientos años después). Al qual Híspalo subgedió Hispan, de quien se dixo Espa- ña. Y este Hispan fué nieto de Hércoles Li- bio susso dicho , que fué , según Beroso dige, antes que Troya se edificasse dos- gientos é veynte é tres años, é mili é sete- cientos é diez antes quel Salvador del mundo viniesse. Y assi como deste tomó \ Cuanto refiere Oviedo en este capítulo rela- tivo á cosas de España en tiempos tan remotos, de- be tenerse por fabuloso , especialmente lo que funda y apoya en la autoridad de Beroso, de cuyo libro di- ce Mariana {Hist. Gen. deEsp., lib. I, c 7) , que fue ocasión de hacer tropezar y errar á muchos : libro (añade) compuesto de fábulas y mentiras... sin sa- ber bastantemente disimular el engaño. Por esta cre- dulidad censuró con mucha acritud este pasage de Oviedo don Hernando Colom , ascg"urando que in- terpretó mal el texto de Aristóteles {Vida del Alm., c. IX). El cronista Antonio de Herrera en sus Dis- cursos {Disc. XV, pág. 264) impugnó muy de pro- pósito el sistema ú opinión que adoptó Oviedo , y dice que este escribió desde la Española al Consejo de las Indias, ofreciendo enviar la prueba de que aquella isla habia sido poseída antiguamente por los reyes de España ; que el Consejo contestó que hol- garía de ver la averiguación que ofrecia, y queja- más pareció ; y que después lo locó en su Histeria 16 HISTORIA GENERAL Y NATURAL nombre España, se cree que también se nombró de los otros nueve reyes primeros de sus nombres dellos. Assi que este fué el décimo rey de España. Cuenta el arzo- bispo don Rodrigo que Hércoles susso di- cho truxo consigo á Athlante , que fué Qerca de los tiempos de Moysen. El qual Athlante dige Beroso que no fué mauro, si- no italiano; y que tenia un hermano llama- do Héspero, segund que escribe Higinio. Al qual Hércoles Libio dexó por subgessor y heredero en España; é reynó, segund Be- roso dige, diez años , porque el Athlante italiano lo echó del reyno , é lo hizo yr á Italia, como dige el dicho Higinio; é por esto prueba él que Italia y España se di- gen Hesperias deste rey Héspero, y no de la estrella , como fingen los griegos. Este rey Héspero quiere Beroso que co- mengase á reynar en España, subgediendo á Hércoles egipcio , antes que Troya fues- se edificada giento é setenta é un años, é antes que Roma fuesse fundada seys- gientos é tres , que seria antes que nues- tro Redemptor fuesse vestido de nuestra carne humana mili é seysgientos é gin- euenta é ocho años. Assi que por lo que tengo dicho queda probado que las pro- vingias é reynos tomaron antiguamente los nombres de los príngipes é señores que las fundaron ó conquistaron , ó po- blaron , ó heredaron cuyas fueron. Eassi como de Hispan se dixo España , é des- pués , mudado el nombre , de Héspero se llamó Hesperia , assi de todos los demás se colige que las tierras, donde rey naron, tomaron los nombres de aquellos reyes que las posseyeron. Ávido aquesto por cierto presupuesto , volviendo á lo que aqui hage á nuestro caso , digo que de .Héspero duodécimo, rey de España como está dicho, se nombró Hesperia. Dige el Abulensis (lib. III, cap. LXXIX) sobre Eusebio De los tiempos , que fueron tres Athlantes; uno de Archadia é otro de Mauritania , que vulgarmente llamamos Marruecos , y que Héspero fue hermano deste segundo , y que ambos passaron en África á la parte de Occidente en tierra de Marruecos, é que el uno dellos tuvo el cabo de África contra Occidente , y que el otro tuvo las islas gercanas , que llaman las islas Fortunadas , é los poetas las lla- man Hespéridos, nombradas de Héspero. Mas yo creo quel Tostado se engañó en pensar que los poetas digen Hespéridos á las Fortunadas ó de Canaria , ni tampoco los hfstoriales ; porque dice Solino ( capí- tulo LXVIII , De mirabilibus mundi ) estas palabras: Ultra Gorgades Hesperidum insu- Ice sunt , sicut Sebosus afirmat , dierum qua- draginta navigatione in íntimos maris sinus receserunt. Estas Gorgades , según Tho- lomeo é todos los verdaderos cosmógra- phos, son las que agora se llaman de Cabo Verde generalmente , y en particu- lar se digen por los modernos isla de Ma- yo , Buena Vista, la de la Sal , la del Fue- go , isla Brava, etc. Pues si desde las Gorgades en navegación de quarenta días están ó se hallan las Hespéridos , no pue- den ser otras , ni las hq^y en el mundo, si- no las que están al hueste ó poniente del dicho Cabo Verde , que son las de aques- tas nuestras Indias; las quales están dere- chamente al Occidente de las Gorgades, y de nesgessidad se han de hallar en los qua- renta dias de navegación, ó en poco mas ó menos tiempo , como Seboso dige ; é assi Colom las halló en el segundo viaje que higo, volviendo á estas partes, quando reconosgió la isla Desseada , é Mariga- lante , é las otras islas que están en aquel paraje, como en su lugar se hará particu- lar mengion. Y en lo que dige Seboso de quarenta dias de navegación , está muy general , tratando no solo de la Española , sino de ledas las Indias Occidentales; pqro esta opinión la tuvo siempre Herrera por vana , dañosa y lisonge- ra , como procuró demostrarlo en el citado Discurso. DE INDIAS. LIB. II. CAP. III. n bien medido é considerado el camino, é si agora acaesge navegarle algunas veges en menos tiempo , puédelo causar el ser mejores los navios, é los hombres mas expertos é diestros agora en el navegar que en aquella edad ó sagon que él lo dixo. La isla Desseada , que se dixo de suso está derechamente al Occidente del Cabo Verde é de las islas Gorgades, que Solino por Seboso testifica ; é hay desde la isla de Sanctiago, que es una de las mas occiden- tales de Cabo Verde (ó Gorgades) hasta la Desseada seysgientas leguas pocas mas ó menos. Es de tanto crédito esto, que di- ge Solino , que conformándose con él, quasi lo mesmo dige y escribe Plinio (lib. VI , cap. XXXI ) , aprobando la mis- ma opinión é auctoridad ; pues dige que Estacio Seboso pone desde las Gorgades hasta las Hespéridos navegación de qua- renta dias, de lo qual se colige quel Tos- tado inconsideradamente dixo que los poetas llaman Hespéridos á las islas For- tunadas (é si los poetas tal tienen, ellos se engañan como en otras cosas muchas); porque desde las Gorgades á las Fortuna- das no hay sino dosgientas leguas ó menos, lo qual no seria navegación de quarenta dias , como los auctores de suso alega- dos digen. De manera que los poetas na tuvieron por las Hespéridos sino á estas islas de nuestras Indias , quanto mas que dige Isidoro (lib. XIV, cap. VI, Ethim.): Hesperidum insulcB vocatce á civüate Hespe- ride, qu(B fiuntin finibus Maurüamce, sunt enim ultra Gorgades sücb sub Athlanteum lil- lus in inlimis maris finibus, etc. No dis- crepa esta sentengia con lo que se tocó de suso de Beroso , alegando á Higinio, que Athlante y Héspero fueron hermanos, é no de Mauritania , sino de ItaUa ; y deste Héspero se dixo Hesperia, España, é no de la estrella, y que Italia y España deste rey se nombrassen Hesperias. E assi digo yo que, pues tuvieron á TOMO I. Mauritania , que aquella cibdad quel Isi- doro dige ( llamada Hespérido ) que dio nombre á las islas Hespéridos ( que fue si- tuada en el fin de Mauritania) , está claro que la fundaría é nombraria assi el mis- rey Héspero , y que él daría también su nombre á las dichas islas ; pues dige assi mesmo que las islas Hespéridos son ultra Gorgades, en los fines de los íntimos mares, y en esto se concuerda con los auctores suso dichos é con Seboso; é por tanto las mismas islas Hespéridos son estas islas de las Indias de España. ítem; Ambrosio Galepino en su tractado de dictiones latinas é griegas dige assi: Hesperides apellatce sunt Hesperi, fratris Athlantis: las Hespéridos son llamadas é se nombraron assi de Héspero , hermano de Athlante. De forma que se entiende de tan verdaderas é auténticas auctoridades que las Hesperides están en navegación de quarenta dias al poniente de las Gorga- des ó islas de Cabo Verde , que son las mismas, como los auctores que he dicho quieren. E assi como España é Italia é aquella cibdad, que se dixo en Mauritania, se nombraron Hespéridas y Hespérido de Héspero , rey duodécimo de España , assi las islas que se digen Hespéridos , é que señalan Seboso é Solino , é Plinio é Isi- doro segund está dicho , se deben tener indubitadamente por estas Indias , é aver seydo del señorío de España desde el tiempo de Héspero , duodécimo rey della, que fue , segund Beroso escribe , mili é seyagientos é ginquenta é ocho años antes quel Salvador del mundo nasgiesse. Y por- que al presente corren de su gloriosa Na- tividad mili é quinientos é treynta é ginco años, sigúese que agora tres mili é giento é noventa é tres años España é su rey Héspero señoreaban estas islas ó Indias Hespéridos ; é assi con derecho tan anti- quíssimo , é por la forma que está dicha, ó por la que adelante se dirá en la prose- cugion de los viajes del almirante Chrips- 18 HISTORIA GENERAL Y NATURAL tóbal Golom , volvió Dios este señorio á España á cabo de tantos siglos. E paresge que, como cosa que fue suya, quiere la di- yina justigia que lo haya tornado á ser é lo sea perpetuamente, en ventura de los bien- aventurados é Cathólicos Reyes, don Fer- nando é doña Isabel , que ganaron á Gra- nada é Ñapóles, etc. ; en cuyo tiempo é por cuyo mandado descubrió el almirante, don GhripstóbalColom, este Nuevo Mundo ó parte tan grandíssima del, olvidada en el universo : la qual después, en tiempo de la Cesárea Magostad del emperador, nuestro señor , mas largamente se ha sa- bido é descubierto, para mayor amplitud de su monarchia. Assi que, fundando mi intengion con los auctores que tengo ex- presados , todos ellos señalan á estas nuestras Indias. E por tanto yo creo que conforme á estas auctoridades (ó por ventura á otras que con ellas Golom po- dría saber), se puso en cuy dado de bus- car lo que halló, como animoso experi- mentador de tan ciertos peligros é lon- guíssimo camino. Sea esta ú otra la ver- dad de su motivo : que por qualquier consideragion que él se moviese, em- prendió lo que otro ninguno hizo antes del en estas mares , si las auctoridades ya dichas no oviessen lugar. CAPITULO IV. Que Irada como Chripslóbal Colom fue el que mostró á navegar los españoles por las alturas del sol é norte , d de cómo fué á Portugal é otras parles á buscar quien le ayudasse al descubrimiento desVas Indias, é le favoresciesse para ello , é cómo ovieron nolicia de su persona los Cathólicos Reyes, don Fer- nando é doña Isabel, por cuyo mandado hizo este descubrimiento. JCjs opinión de muchos ( é aun la razón lo enseña é amonesta que se crea ) que Ghripstóbal Golom fue el primero que en España enseñó á navegar el amplíssimo mar Océano por las alturas de los grados de sol y norte. E lo puso por obra ; por- que hasta él, aunque se leyesse en las escuelas tal arte , pocos ( ó mejor dicien- do ninguno ) se atrevian á lo experimen- tar en las mares ; porque es sgiengia que no se puede exergitar enteramente, para la saber por experiengia y efecto , sino se usa en golphos muy grandes é muy desviados de la tierra. E los marineros é pilotos é hombres de la mar hasta enton- ges arbitrariamente hagian su ofigio, se- gund el juigio del nauta ó piloto ; pero no puntualmente ni con la razón que hoy se hage en estas mares, sino como en la mar Mediterránea , y en las costas de Es- paña é Flandes, y en toda Europa y Áfri- ca , é restante del mundo , donde no se apartan mucho do la tierra. Mas para na- vegar en demanda de provingias tan apartadas, como estas Indias están de Es- paña , é servirse el piloto de la razón del quadrante, requiérense mares de mucha longitud é latitud, como aquestas que hay de aqui á Europa ó á la Espegieria que tenemos al poniente de la Tierra-Firme destas Indias. Movido, pues, Golom con este desseo, como hombre que alcangaba el secreto de tal arte de navegar (quanto á andar el camino), como docto varón en tal sgiengia , ó por estar gertificado de la cosa por aviso del piloto que primero se dixo qu0 le dio notigia desta oculta tier- ra en Portugal , ó en las islas que dixe (si aquello fué assi); ó por las auctorida- des que se tocaron en el capítulo antes deste , ó en qualquier manera que su desseo le llamasse; trabajó por medio de Bartolomé Golom, su hermano , con el rey Enrique VII de Inglaterra (pa- dre de Enrique VIII que hoy alli rey- na) que le favoresgiesse é armasse para descobrir estas mares occidentales; ofre- DE INDIAS. LIB I. CAP. IV. 49 ciéndose á le dar muchos tesoros en acresgentamiento de su corona y Esta- dos , de muy grandes señoríos é reynos nuevos. Informado el rey de sus con- sejeros , y de personas á quien él come- tió la examinacion desto; burló de quanto Golom degia , é tuvo por vanas sus palabras. El qual no desconfiado por esto , assi como vido que alli no era aco- gido su servigio , comengó á mover é tractar la misma negogiacion con el rey don Juan, segundo de tal nombre en Por- tugal; é tampoco fió del, aunque ya era Golom casado en aquel reyno , é se habia hecho natural vassallo de aquella tierra por su matrimonio. Pero por esso no se le dio mas crédito , ni el rey de Portugal quiso favoresger ni ¡ayudar al dicho Golom para lo que degia. De ma- nera que determinó de irse en Gastilla; y llegado á Sevilla , tuvo sus] inteligengias con el ilustre y valeroso don Enrique de Guzman , duque de Medina-Sidonia ; y tampoco halló en él lo que buscaba. E movió después el negogio mas larga- mente con el muy ilustre don Luis de la Cerda , primero duque de Medina Geli, el qual también tuvo por cosa fabulosa sus ofrecimientos, aunque quieren degir algunos que el duque de Medina Geli, ya queria venir en armar al dicho Golom en su villa del Puerto de Sancta Maria , y que no le quisieron dar ligengia el Rey é Reyna Gathólicos para ello. Y por tanto, como no era tan alto señorío sino para cuyo es , fuesse Golom á la corte de los sereníssimos é Gathólicos Reyes, don Fer- nando é doña Isabel ; y alli anduvo un tiempo con mucha nesgessidad é pobrega, sin ser entendido de los que le oían , pro- curando que le favoresgiessen aquellos bienaventurados reyes y le armasen al- gunas caravelas, con que en su real nom- bre descubriesse este Nuevo Mundo , ó partes incónitas del en aquella sagon. Y como esta empresa era cosa en que los que le escuchaban no tenían el concepto é gusto, ó esperanga que solo Golom te- nia del buen fin de su desseo , no sola- mente se le daba poco , mas ningún cré- dito , y aun teníase por vano quanto de- gia. Y turóle quasí siete años esta im- portunación, hagiendo muchos ofresgi- mientos de grandes riquegas y Estados para la corona de Gastilla. Pero como traía la capa rayda (ó pobre), teníanle por fabuloso y soñador de quanto degia é ha- blaba ; assi por no ser conosgido y ex- tranjero y no tener quien le favoresgiesse, como por ser tan grandes y no oydas las cosas que se proferia de dar acabadas. Ved si tuvo Dios cuydado de dar estas Indias cuyas son ; pues rogados Inglater- ra é Portugal con ellas , y los duques que he dicho, no permitió que alguno de aquellos reyes tan poderosos , ni los du- ques tan ricos que dixe, quisiessen aven- turar tan poca costa , como la que Golom les pedía; para que descontento de aquellos príncipes, fuesse á buscar los que halló tan ocupados , como á la sagon estaban , en la sancta guerra de los mo- ros del reyno de Granada. Ni es de maravillar si tan Gathólicos Rey é Reyna , movidos á buscar ánimas que se salvassen (mas que tessoros y nuevos Estados , para que con mayor ocupagion y cuydado reynassen) acordaron de fa- voresger esta empressa y descubrimien- to. Ni crea ninguno que esto se podía escusar á su buena ventura ; porque no vio ojo , ni oyó oreja , ni subió en cora- gon de hombre las cosas que aparejó Dios á los que le aman. Estas y otras muchas venturas cupieron en aquellos buenos reyes nuestros , por ser tan ver- daderos siervos deJesu Ghripstoydesseo- sos del acresgentamiento de la sagrada rehgion suya. Y por tanto la voluntad divina les dio nolígia de Ghripstóbal Go- lom ; porque el mismo Dios mira todos los fines del mundo , y vé todas las co- HISTORIA GENERAL Y NATURAL sas de debaxo del cielo. Y quando llegó la hora que tan grande nego^^iacion se concluyesse, fué por estos términos. En aquel tiempo que Colom, como di- xe, andaba en la corte, llegábase ácasa de Alonso de Quintanilla , contador ma- yor de cuentas de los Reyes Cathólicos (el qual era notable varón y desseoso del acresgentamiento y servigio de sus re- yes) , y mandábale dar de comer y lo nesgessario por una compasibilidad de su pobrega. Y en este caballero halló mas parte é acogimiento Colom que en hombre de toda España , é por su res- pecto é intergession fué conosgido del reverendíssimo é ilustre cardenal de Es- paña, argobispo de Toledo, don Pedro Gongalez de Mendoga, el qual comengó á dar audiengia á Colom, é conosgió del que era sabio é bien hablado , y que da- ba buena ragon de lo que degia. Y túvo- le por hombre de ingenio é de grande habilidad; é congebido esto, tomóle en buena reputación, é quísole favoresger. Y como era tanta parte para ello, por medio del cardenal y de Alonso de Quintanilla fué oydo del Rey é de la Rey- na ; é luego se pringipió á dar algún cré- dito á sus memoriales y peticiones, é vino á concluirse el negogio, teniendo los Reye& CathóUcos gercada la grande y muy nombrada cibdad de Granada, año de mili é quatrogientos é noventa é dos años de la Natividad de nuestro Redemp- tor. Y desde aquel real é campo aque- llos bienaventurados príncipes le despa- charon á Colom en aquella villa , que en medio de sus exércitos fundaron, llama- da Sancta Fé; y en ella, y mejor digien- do en la mesma sancta fé , que en aque- llos coragones reales estaba, ovo prin- gipió este descubrimiento. No contentándose aquellos sanctos príncipes con sola su empresa é con- quista sanctíssima que entre las manos tenían , con que dieron fin á la subjecion de todos los moros de las Españas ( don- de habían estado en despecho y ofensa de los chripstianos desde el año de siele- gientos y veynte que la Virgen parió al Salvador , como muchos auctores en con- formidad escriben); pero demás de re- dugir á España toda á nuestra cathólica religión , propusieron de enviar á buscar este otro Nuevo Mundo á plantarla en él, por no vacar ninguna hora en el ser- vigío de Dios. Y con este sancto propó- sito mandaron despachar á Colom, dán- dole sus provisiones y gédulas reales , pa- ra que en el Andalugia se le diessen tres caravelas del porte y manera que las pi- dió, y con la gente é bastimentos que convenia para viaje tan largo , y de que ninguna gertinidad se tenia mayor quo el buen gelo é sancto fin de tan crips- tianíssimos príncipes ; en cuya ventura é por cuyo mandado tan grande cosa se comengaba. Y porque avia nesgessidad de dineros para su expedígion , á causa de la guerra , los prestó para fager esta primera armada de las Indias y su des- cubrimiento, el escribano de ragion, Luis de Sanct Ángel. Y esta primera capitu- lación é assiento que el Rey é la Reyna tomaron con Colom , fué en la villa de Sancta Fé , en el real de Granada , á diez y ocho de abril de mili é quatrogientos noventa é dos años , la qual pasó ante el secretario, Juan de Coloma. E fuéle confirmada la dicha capitulación por un real privilegio , que le fué dado desde á trege dias que se contaron treinta do abril en la cibdad de Granada del dicho año de noventa é dos. Y con este des- pacho partió Colom donde es dicho y fuesse á la villa de Palos de Moguer, donde puso en orden su viaje. DE INDIAS. LIB. II. CAP. V. 21 CAPITULO V. Del primero viaje y descubrimiento de las Indias, hecho por don Cliripstóbal Colom , primero descubri- dor dellas/por lo qual dignamente fué hecho almirante perpetuo destas mares é imperio de las Indias destas parles. wydo aveys cómo y de qué manera é por qué rodeos vino Ghripstóbal Colom á ser, conosgido de los Reyes Cathólicos, don Fernando y doña Isabel, estando sóbrela cíbdad de Granada con sus exércitos : é como le mandaron despachar y le dieron sus provisiones reales para ello , y se fué á la villa de Palos de Moguerpara princi- piar su viage. Debeys saber que desde alli pringipió su camino con tres carave- las : la una é mayor dellas llamada la Ga- llega ; y las otras dos eran de aquella vi- lla de Palos, é fueron bastegidas y ar- madas de todo lo nesgessario. Y segund la capitulación que con Colom se tomó, avia de aver después una degena parte en las rentas y derechos que el rey oviesse en lo que fuesse por Colom descubierto ; é assi se le pagó todo el tiempo que él vi- vió , después que descubrió esta tierra , é assi lo gozó el segundo almirante, don Diego Colom, su hijo, é assi lo goza don Luys Colom, su nieto, tergero almirante que al presente tiene su casa y Estado. Antes que Colom entrasse en la mar algunos dias, tuvo muy largas consulta- ciones con un religioso llamado fray Juan Pérez , de la Orden de sanctFrangisco , su confessor ; el qual estaba en el moneste- rio de la Rábida (que es media legua de Palos hágia la mar). Y este frayle fué la persona sola de aquesta vida , á quien Co- lom mas comunicó de sus secretos ; é aun del qual é de su sgiengia se dige hasta hoy que él resgibió mucha ayuda é buena obra, porque este religioso era grande cosmó- graplio. Con el qual estuvo en el mones- terio , que es dicho de la Rábida , algund tiempo, y él lo fizo yr al real de Grana- da, quando se concluyó su despacho y en- tendió en ello. Y después se fué Colom al mesmo monesterio y estuvo con el fray- le comunicando su viaje é ordenando su alma é vida , y apergibiéndose primera- mente con Dios y poniendo como cathó- lico en sus manos é misericordia su em- presa, como fiel chripstiano , y como ne- gogio en que Dios esperaba aer tan ser- vido por el acresgentamiento de su repú- blica chripstiana. Y después de se aver confessado, resgibió el sanctíssimo sacra- mento de la Eucaristía , el dia mesmo que entró en la mar ; y en el nombre de Je- sús mandó desplegar las velas y salió del puerto de Palos por el rio de Saltes á la mar Océana con tres caravelas armadas, dando pringipio al primero viaje y des- cubrimiento destas Indias, viernes tres dias de agosto, año del nasgimienlo de nuestro Salvador de mili y quatrogientos y noventa é dos años, con la buena ven- tura, efectuando este memorable hecho movido por Dios, el qual quiso hager á este hombre arbitrario é ministro para tan grande é señalada cosa. Destas tres caravelas era capitana la Gallega, en la qual yba la persona de Co- lom: de las otras dos, la una se llamaba la Pinta , de que yba por capitán Martin Alonso Pingon ; y la otra se degia la Ni- ña, é yba por capitán dellaFrangisco Mar- tin Pingon , con el qual yba Vigente Ya- ñez Pingon. Todos estos tres capitanes eran hermanos é pilotos é naturales de Palos , é la mayor parte de los que yban en esta armada eran assi mismo de Palos • HISTORIA GENERAL Y NATURAL Y serian por todos hasta giento y veynte hombres ; con las quales , después que estas tres caravelas se dieron á la mar, tomaron su derrota para las islas de Ca- naria , que los antiguos llaman Fortuna- das. Las quales estuvieron mucho tiem- po que no se navegaban ni se sabian na- vegar , hasta que después en tiempo del rey don Juan , segundo de tal nombre en Castilla, seyendo niño y debaxo de la tutela de la sereníssima reyna doña Ca- talina , su madre , fueron halladas é tor- nadas á navegar é conquistarse estas is- las por su mandado é ligen^ia , como mas largamente se escribe en la Chrónica del mesmo rey, don Juan segundo. Después de lo qual muchos años, Pedro de Vera, noble caballero de Xerez de la Frontera, é Miguel de Moxica, conquistaron la gran Canaria en nombre de los Cathólicos Re- yes, don Fernando y doña Isabel , y las otras , excepto la Palma y Tenerife , que por mandado de los mesmos reyes las conquistó Alonso de Lugo , al qual higie- ron adelantado de Tenerife. Esta gente de los canarios era de mu- cho esfuergo , aunque quassi desnuda y tan silvestre , que se dige é añrman al- gunos, que no tenian lumbre ni la tuvie- ron hasta que los chripstianos ganaron aquellas islas. Sus armas eran piedras é varas, con las quales mataron muchos chripstianos hasta ser sojuzgados é pues- tos, como están, debaxo de la obediengia de Castilla , del qual señorío son las di- chas islas. Y están dosgientas leguas de España las primeras ; é la isla de Langa- rote é la del Fierro á dosgientas é qua- renta ; por manera que todas ellas se in- cluyen en espagio de ginqüenta é ginco ó sessenta leguas pocas mas ó menos. Y es- tán assentadas desde veynte é siete has- la veynte é nueve grados de la línea equi- nogial á la parte de nuestro polo ártico: la última isla deltas ó mas occidental está del hueste al leste con el cabo de Boja- dor en África , é á sessenta é ginco leguas del. Son todas estas islas fértiles é abun- dantes de las cosas nesgessarias á la vida del hombre, y de muy templados ayres. Pero ya de la gente natural que avia, cuan- do fueron conquistadas hay poca, mas todas están muy pobladas de chripstia- nos. E allí , como en lugar apropiado y para la navegación al propósito , llegó Colom, continuando su primero descubri- miento destas Indias, con las tres carave- velas que tengo dicho , é tomó allí agua é leña é carne é pescado é otros refres- cos , los que le convino para proseguir su viaje. El qual efectuando con su ar- mada, partió de la isla de la Gomera á seys dias de septiembre de aquel año de mili é quatrogientos é noventa é dos años, é anduvo muchos dias por el grande mar Océano, fasta tanto que ya los que con él yban comengaron á desmayar é quissie- ran dar la vuelta; é temiendo de su ca- mino, murmuraban de la sgiengia de Co- lom y de su atrevimiento , é amotinába- sele la gente é los capitanes , porque cada hora cresgia el temor en ellos é men- guaba la esperanga de ver la tierra que buscaban. De forma que desvergongada- mente é público le dixeron que los avia engañado é los llevaba perdidos ; y que el Rey y la Reyna avian hecho mal é usa- do con ellos de mucha crueldad, en fiar de un hombre semejante , é dar crédito á un extranjero que no sabia lo que se degia. E llegó la cosa á tanto que le gertifica- ron que si no se tornaba, le farian vol- ver á mal de su grado, ó le echarían en lámar, porque lesparesgia que él estaba desesperado, é degian que ellos no lo querían ser, ni creyan que pudiesse sa- hr con lo que avia comengado ; y por tanto á una voz acordaban de no seguir- le. En esta sagon é contienda hallaron en la mar grandes praderías (al paresger) de hiervas sobre el agua, é pensando que era tierra anegada é que eran perdidos DE LNDIAS. LIB. II. GAP. V. 23 doblábanse los clamores. Y para quien nunca avia visto aquello sin dubda era cosa para mucho temer; mas luego se passó aquella turbación, conosgiendo que no avia peligro en ella, porque son unas hiervas que llaman salgazos , y se andan sobre aguadas en la superficie de la mar. Las quales segund los tiempos é los agua- jes subgeden , assi corren é se desvian ó allegan á Oriente ó Poniente , ó al Sur, ó á la Tramontana ; y á veges se hallan á medio golpho , é otras veges mas tarde y lexos ó mas gerca de España. E algunos viajes acaesge que los navios topan muy pocas ó ninguna dellas , y también á ve- ges hallan tantas que , como he dicho, pa- resgen grandes prados verdes y amari- llos ó de color jalde , porque en estas dos colores penden en todo tiempo. Salidos pues deste cuydado y temor de las hiervas , determinados todos tres ca- pitanes é quantos marineros allí yban de dar la vuelta, é aun consultando entre sí de echar á Colom en la mar , creyendo que los avia burlado ; como él era sabio ó sintió la murmuragion que del se hagia, como prudente , comengó á los confortar con muchas é dulges palabras , rogándo- les que no quissiessen perder su trabajo é tiempo. Acordábales quanta gloria é provecho de la constangia se les segui- ría, perseverando en su camino : prome- tíales que en breves dias darían fin á sus fatigas é viaje con mucha é indubitada prosperidad ; y en conclusión les dixo que dentro de tres dias hallarían la tierra que buscaban. Por tanto que estuviessen de buen ánimo é prosiguiessen su viaje , que para quando degia , él les enseñaría un Nuevo Mundo é tierra , é avrian concluy- do sus trabajos é verían que él avia di- cho verdad siempre , assi al Rey é Rey- na Cathólícos como á ellos ; é que si no fuesse assi, higíessen su voluntad y lo que les paresgíesse , que él ninguna dubda te- nia en lo que les degia. Con estas palabras movió los corago- nes de los enflaquegídos ánimos de los que allí yban á alguna vergüenza , en es- pegial á los tres hermanos capitanes pi- lotos que he dicho ; é acordaron de hager lo que les mandaba , y de navegar aque- llos tres dias é no mas, con determina- ción y acuerdo que en fin dellos darían la vuelta á España, si tierra no viessen. Y esto era lo que ellos tenían por mas gierto ; porque ninguno avía entre ellos que pensasse que en aquel paralelo é ca- mino que hagían , se avía de hallar tierra alguna. E dixeron á Colom que aquellos tres dias que él tomaba de término é les asignaba, le seguirían ; pero no una hora mas, porque creían que ninguna cosa de quantas les degia avía de ser gierta ; y en una conformidad todos, rehusaban pasar adelante, digiendo que no querían morir á sabiendas , y que el bastimento y agua que tenían no podía bastar para tornarlos á España sin mucho peligro , por bien que se reglasen en el comer é beber. Y como los coragones que temen, ninguna cosa sospechan que pueda afloxar sus fa- tigas, en espegíal en exergígío de nave- gación y semejante , ningún momento cessaban en su murmurar , amenagando á su pringipal capitán é guía. Ni él tampoco reposaba ni cessaba un punto de confor- tar é animar á todos á la prosecugion de su camino ; é quanto mas turbados los vía , mas alegre semblante él mostraba, esforgándolos é ayudándolos á desechar su temerosa turbación. E aquel mesmo día que el almirante Colom estas palabras dixo, conosgió realmente que estaba gerca de tierra en semblante de los celajes de los cielos ; é amonestó á los pilotos que si por caso las caravelas se apartassen por algún caso fortuito launa de la otra, que passado aquel trange corríessen há- gia la parte ó viento que les ordenó, para tornar á redugírse en su conserva. E co- mo sobrevino la noche, mandó apocar las 24 HISTORIA GENERAL Y NATURAL velas y que corriessen con solos los trin- quetes baxos ; é andando assi , un mari- nero de los que yban en la capitana , na- tural de Lepe, dixo: lumbre!., tierra!.. E luego un criado de Colora , llamado Sal- cedo, replicó diciendo: «Esso ya lo ha di- cho el almirante, mi señor;» y encontinen- te Golom dixo : «Rato ha que yo lo he di- cho y he visto aquella lumbre que está en tierra. » Y assi fue: que un jueves , á las dos horas después de media noche , lla- mó el almirante á un hidalgo dicho Es- col)edo , repostero de estrados del Rey Cathólico, y le dixo que veía lumbre. Y otro dia de mañana, enesclaresgiendo, y á la hora que el dia antes avia dicho Colom , desde la nao capitana se vido la isla que los indios llaman Guanahani , de la parte de la tramontana ó norte. Y el que vido primero la tierra , quando ya fue de dia , se llamaba Rodrigo de Triana , á onge dias de octubre del año ya dicho de mili é quatrogientos y noventa y dos. Y de aver salido tan verdadero el almiran- te, en ver la tierra en el tiempo que avia dicho , se tuvo mas sospecha que él es- taba certificado del .piloto que se dixo que murió en su casa , segund se tocó de suso. Y también podria ser que viendo determinados á quantos con él yban para se tornar, dixesse que si en tres dias no viessen la tierra se volviessen , confiando que Dios se la enseñarla en aquel térmi- no que les daba, para no perder trabajo é tiempo. Tornando á la historia, aquella isla que se vido primero, segund he dicho, es una de las islas que digen de los Luca- yos ; y aquel marinero que dixo primero que veia lumbre en tierra , tornado des- pués en España , porque no se le dieron las albricias , despechado de aquesto , se pasó en África y renegó de la fé. Este hombre, segund yo oy degir á Vigente Yañez Pingon y á Hernán Pérez Matheos, que se hallaron en este primero descu- brimiento, era de Lepe, como he dicho. Assi como el almirante vido la tierra, hincado de rodillas é saltándosele las lá- grimas de los ojos del extremado plager que sentia , comengó á degir com Ambro- sio y Augustino : Te Deum laudamus , Te Dominum confitemur, etc.; y assi, dando gragias á nuestro Señor con todos los que con él yban , fue inextimable el gozo que los unos y los otros hagian. Tomábanle unos en bragos , otros le besaban las ma- nos , é otros le demandaban perdón de la poca constangia que hablan mostrado. Algunos le pedian mergedes é se ofres- gian por suyos. En fin , era tamaña la leti- gia é regogijo , que abrazándose unos con otros, no se conosgian con el plager de su buena andanga; lo qual yo creo bien, porque sabiendo como sabemos los que agora vienen de España é los que de acá vuelven allá que el viaje é camino es seguro y gierto, no tiene comparación otro plager con el que resgiben los que ha dias que navegan, quando ven la tier- ra. Ved qué tal seria el de los que en tan dubdosa jornada se hallaron, viéndose certificados y seguros de su descanso. Pero aveis de saber que por el conti a^ rio digen algunos lo que aqui se ha dicho de la constangia de Golom , que aun afir- man que él se tornara de su voluntad del camino y no lo concluíe , si estos herma- nos Pingones no le Ingieran yr adelante ^ é diré mas , que por causa dellos se hizo el descubrimiento , é que Golom ya giaba y queria dar la vuelta. Esto será mejor remitirlo á un largo progesso que hay entre el almirante y el fiscal real , donde á pro é contra hay muchas cosas alegadas, en lo qual yo no me entremeto ; porque como sean cosas de justigia y por ella se han de decidir , quédense para el fin que tuvieren. Pero yo he dicho en lo uno y en lo otro ambas las opiniones : el letor tome la que mas le ditare su buen juygio. Tardóse el Almirante en llegar desde las DE INDIAS. LIB. II. CAP. VI. 25 islas de Canaria hasta ver la primera vido, en el mes de octubre del año de tierra que he dicho treinta é tres dias; mili é quatroQientos é noventa y dos pero él llegó á estas islas, primeras que años. CAPITULO VI. Cómo el almirante descubrió esta Isla Española, é dexó en ella treinta é ocho chripstianos en tierra del rey ó cacique Goacanagari , en tanto (jue llevaba las nuevas del descubrimiento primero destas parles; é cómo volvió á España en salvamento. Jtin aquella isla que he dicho de Gua- nahani ovo el almirante é los que con él yban vista de indios é gente desnuda , é allí le dieron notigia de la isla de Cuba. E como paresgieron luego muchas isletasque están juntas y en torno de Guanahani, comentaron los chripstianos á llamarlas Islas Blancas (porque assi lo son por la mucha arena), y el almirante les puso nombre las Princesas, porque fueron el principio de la vista destas Indias. E ar- ribó á ellas , en especial á la de Guana- hani , y estuvo entrella y otra que se di^ e Caycos; pero no tomó tierra en ninguna dellas, segund afirma Hernán Pérez Ma- theos, piloto que hoy día está en esta cib- dad de Sancto Domingo , que dige que se halló allí. Pero á otros muchos he oydo degir quel almirante baxó en tierra en la isla de Guanahani é la llamó Sanct Sal- vador , é tomó allí la possession ; y esto es lo mas gierto y lo que se debe creer dello. E de allí vino á Baracoa , puerto de la isla de Cuba de la vanda del norte ; el qual puerto es doge leguas mas al po- niente de la punta que llaman Mayci; é allí falló gente , assi de la propia isla de Cuba, como de las otras que están al norte opuestas , que son la isla Guanahani que tengo dicho, é otras muchas que allihay, que se llaman islas de los Lucayos gene- ralmente todas ellas , no obstante que ca- da una tiene su propio nombre y son mu- chas ; assi como Guanahani , Caycos , Ju- meto, Yabaque, Mayaguana, Samana, Guanima, Yuma, Curatheo, Ciguateo, Ba- TOMO I. hama ( que es la mayor de todas) , el Yu- cayo y Nequa, Habacoa é otras muchas isletas pequeñas que por allí hay. Tornando á la historia, llegado pues el almirante á la isla de Cuba donde he dicho, saltó en tierra con algunos chrips- tianos , y preguntaba á los indios por Ci- pango , y ellos por señas le respondían y señalaban que era esta isla de Hayti, que agora llamamos Española. E creyendo los indios que el almirante no acertaba el nombre , degian ellos: Cibao , Cihaol , pen- sando que por degir Cibao degia Cipan- go ; porque Cibao es donde en esta isla Española están las minas mas ricas y de mas fino oro. E assi el almirante con las tres caravelas , guiado por los indios , de los quales algunos de su grado se entra- ron en los navios , se embarcó en aquel puerto de Baracoa de Cuba , é vino á es- ta isla de Hayti , que agora llamamos Es- pañola , y de la parte ó banda del norte surgió en un muy buen puerto , é llamóle Puerto Real. Y á la entrada del tocó en tierra la nao capitana , llamada la Galle- ga, é abrióse; pero no peligró ningún hombre : antes muchos pensaron que ma- ñosamente la avian hecho tocar, para de- xar en la tierra parte de la gente, como quedó. E allí salió el almirante con toda su gente , é luego vinieron á habla é con- versagion con los chripstianos muchos in- dios de paz de aquella tierra, la qual era del señorío del rey Guacanagari (que los indios llaman cacique, assi como los chripstianos decimos rey), con el qual se 2G HISTORIA GENERAL Y NATURAL trató luego la paz é amistad. Y él vino á ella muy de grado , y se vido con el al- mirante y los chripstianos muy doméstica- mente é muy continuo, y se le dieron algu- nas cosas de poco valor (entre los chrips- tianos, pero de los indios muy estimadas), assi como cascabeles , alfileres , agujas é algunas cuentas de vidro de diversas co- lores ; lo qual el cacique é sus indios con mucha admiración contemplando, mostra- ban apreciarlo y estimar, y holgaban mu- cho de que algo assi se les daba , y ellos traian á los chripstianos de sus manjares é cosas que tenian. Viendo el almirante que aquesta gente era tan doméstica^ paresgióle que segu- ramente podria dexar allí algunos chrips- tianos para que en tanto que él volvia á España aprendiessen la lengua é cos- tumbres desta tierra . E figo hager un cas- tillo quadrado, á manera de palenque, con la madera de la caravela capitana ó Ga- llega, que es dicho que tocó al entrar del puerto, é con faxina é tierra lo mejor que se pudo fabricar en la costa á par del puerto éarragifesdél, en un arenal. E dio orden el almirante á treynta é ocho hom- bres, que allí mandó quedar, de lo que avian de hager en tanto que él llevaba tan prósperas nuevas de su descubri- miento á los Reyes Cathólicos, é tornaba con muchas mergedes para todos , ofres- giéndoles complidos galardones á los que assi quedaban. Y nombró entre aquellos por capitán á un hidalgo llamado Rodri- go de Arana , natural de Córdoba , é man- dóles, que le obedesgiessen como á su per- sona. Y para si aquel muriesse en tanto que él volvia, señaló otro , é para después del segundo nombró otro tergero ; de for- ma que nombró dos para después de los dias del primero. Y dexó con ellos á un maestre Juan , girujano , buena persona: é amonestó á todos que no entrassen la tierra adentro , ni se desacaudillassen, ni dividiessen, ni tomassen mugeres, ni diessen pesadumbre ni enojo alguno á los indios por ningún caso , en quanto possi- ble les fuesse. Y como se perdió la nao capitana, passósse el almirante á la ca- ravela llamada la Niña, en que yban Frangisco Martin é Vicente Yañez Pingon. Mas como de la quedada de aquesta gen- te no le plugo al capitán de la otra cara- vela Pinta , llamado Martin Alonso Pin- gon , hermano de estos otros , contradí- xolo todo quanto él pudo; é degia que era mal hecho que aquellos chripstianos quedassen tan lexos de España, seyendo tan pocos , é porque no se podrían pro- veer ni sostener y se perderían. Y á este propósito dixo otras palabras, de que el almirante se resabió , y sospechóse que le quisiera prender; y el Martin Alonso, con temor que ovo desta sospecha , se salió á la mar con su caravela Pinta é fuese al puerto de Gragia, veynte leguas al leste ú oriente apartado del dicho puer- to real. Y en tanto que el almirante tar- dó en la obra que dixe de aquel castillo, súpose de los indios de la tierra, donde estaba el Alonso Martin é la otra carave- la; é luego los otros dos hermanos Pin- gónos que estaban con el almirante, pro- curaron de le recongiliar é volver á la gragia del almirante, é acabaron con él que le perdonasse. Y él lo figo assi por muchos respectos, y en espegial porque la mayor parte de quantos hombres de la mar tenia, eran parientes é amigos destos Pingónos hermanos y de una tierra , y es- tos tres eran los mas pringípales. Y assi como le perdonó, le escribió una carta muy generosa, como en el caso convenía, é mandó que aquel puerto se llamasse puerto de Gragia, é assi se nombra hasta agora. E los indios que llevaron la carta volvieron otra, respondiendo Martin Alon- so al almirante é teniéndole en merged el perdón ; é assi se congertaron para que en gierto día el Martín Alonso, desde don- de estaba con aquella caravela, y el al- DE INDIAS. LIB. II. CAP. VI. n mirante con la otra, se fuessen á juntar en la Isabela , é allí saltaron todos en tier- ra muy conformes. Aquel assiento de la Isabela es en la misma costa diez é ocho leguas ó poco mas al leste de Puerto Real. No fué poca maravilla para los indios ver cómo por las cartas los chripstianos se entendian ; y llevábanlas puestas los mensajeros en un palillo, porque con te- mor é acatamiento las miraban, y creían que cierto tenían algún espíritu é habla- ban, como otro hombre por alguna dei- dad é no arte humana. Juntos el almirante é su gente, y que- dando los treynta é ocho hombres donde se dixo, tomaron agua y leña y lo que mas pudieron de los bastimentos desta tierra, para que mas les lurassen los que les que- daban de los que truxeron de Castilla ; é salieron de la Isabela, el qual nombre el al- mirante puso á aquella provincia é puerto en memoria de la Cathólica Reyna, doña Isabel. E desde allí ambas caravelas fueron á Puerto de Plata , el qual nombre le puso g1 almirante ; é después fueron á puerto de Samana (assi llamado por los indios). E desde Samana, que es en esta Isla Espa- ñola de la banda del norte, tomaron estas dos caravelas su derrota para Castilla con mucho plager, encomendándose todos á Dios é á la buena ventura de los Cathó- licos Reyes de España , que tan grandes nuevas esperaban, aunque no confiados de la SQÍeiigia de Colom , sino de la mi- sericordia de Dios. E llevó deste camino el almirante nueve ó diez indios consigo, para que como testigos de su buena ven- tura besassen las manos al Rey é á la Reyna , é viessen la tierra de los chrips- tianos é aprendiessen la lengua , para que quando aquestos acá tornassen , ellos é los chripstianos que quedaban encomen- dados á Goacanagari y en el castillo que es dicho de Puerto Real, fuessen lenguas é intérpretes para la conquista é pagifi- cagion é conversión destas gentes. Eassi como Dios, nuestro Señor, fué servido que estas tierras se descubriessen , y que pa- ra hallarlas oviese Seydo próspera é acer- tada la navegagion deste primero viaje y en breve tiempo; assi tuvo por bien é permitió que fuesse favorable la vuelta, é llevó en salvamento este primero descu- bridor destas Indias á España. E fué á reconosger las islas de los Agores, é á quatro dias de margo de mili é quatro- gientos é noventa y tres entró en Lisbo- na , desde donde se fué al puerto de Pa- los, adonde se avia embarcado quando comengó esta jornada , é no estuvo des- de que partió desta isla fasta que en Cas- tilla tomó tierra sino gincuenta dias. Pe- ro estando ya gerca de Europa , por tor- menta, se apartaron launa caravelade la otra, é corrió el almirante á Lisbona y el Martin Alonso á Bayona de Galigia. E después cada navio destos tomó su ca- mino para el rio de Saltes , é de caso en- traron en un mismo dia ; y entró el al- mirante por la mañana é la otra caravela llegó en la tarde. E porque se tuvo sos- pecha que por las cosas passadas el al- mirante faria prender al Martin Alonso Pingon, salióse en una barca del navio, assi como entraba á la vela , é fuesse don- de le paresgió secretamente, y el almi- rante luego se partió para la corte con la grande nuevade su descubrimiento. Y como el Martin Alonso supo que era ydo fuesse á Palos á su casa, é murió desde á pocos dias, porque yba muy doliente. Tardó el almirante en reconosgcr la primera tierra destas Indias en las islas de los Lucayos , segund he dicho , desde que de España partió quassi tres meses, y en volver á España y en lo que acá se detuvo otros tres , y en todo estuvo en la venida é vuelta seys meses, diez dias mas ó menos. Tornando á la historia , digo que des- pués que Colcm salió en Palos ccn les in- dios que llevaba destas islas , de los qua- 28 HISTORIA GENERAL Y NATURAL les UQO se le avia muerto en la mar , to- noche , y en recelo, como lo suelen lia^er mó los seys que yban sj^inos, é dexó allí los que son prudentes é sabios pilotos, dos ó tres que estaban dolientes , é fues- se á la corte de los Gathólicos Reyes á darles cuenta de su prosperidad, é de lo que Dios acresQentaba en los reynos é se- ñoríos de Castilla : la qual nueva no se esperaba en tan breve tiempo, porque en la verdad fué cosa de admiragion, se- gund lo que después tardaban otras naos é caravelas en venir é volver desde acá hasta que esta navegagion se fué mejor es. Que bien veo que los hombres de la quando descubren y van por mares que no se saben ni han navegado. En esto que á los hombres de la tier- ra é que no han cursado la mar no les paresgerá por ventura bien , ó no tan sa- broso de mi obra , tengan respecto á que yo escribo para los unos é los otros , é tome cada uno lo que hage á su gusto ó propóssito, é lo otro déxelo para cuyo entendiendo. E aun hoy que se sabe me- jor , seria assaz dos navios andar lo que aquellos anduvieron en tan breve tiem- po ; puesto que , como digo , agora está la navegagion entendida, y estonges la an- duvieron á tiento , é con la sonda siem- pre en la mano , é apocando las velas de mar me culparían , si no pusiesse é apun- tasse lo qae es para ellos ; y los caballe- ros y gente exergitada en la tierra ^jue no entendieren algunos términos de la navegagion , con que me conviene dar cuenta destas cosas de lámar, passen ade- lante: que aquello no les impide lo demás. CAPITULO VII. De qualro cosas nolaWes en el año de mili é qualro9Íentos y nóvenla é dos años; é de quando el al- niiranle don Chripslóbal llegó á la corte de los Reyes Calhólicos, don Fernando é doña Isabel, é do las mer9eflc3 que le fieieron, después que volvió á España del primero descubrimiento délas Indias; é la ra9on porque se debe creer que eti estas partes fué predicado el Evangelio por los apósloles ó por al- guno dollos. t^on menor auctoridad enseña el que habla las cosas que oyó , quel que dige las que vio. Esto Sanct Gregorio lo dige sobre los capítulos catorge é quinge de Job ; mas yo no lo traygo aqui á conse- qüengia solamente por los que aquestas cosas de Indias las han escripto desde España por oydas, sino dígolo porque hablaré aquí de las de España desde las Indias. Mas hay en ello lo uno'é lo otro; porque aunque vivo acá, vi lo que acaesgió acullá ; y porque no es fuera de mi propósito , digo que fué muy notable en España el año de mili é quatrogientos é noventa é dos años. En el qual á los dos dias del mes de enero tomaron los Gathólicos Reyes , don Fernando é doña Isabel , la muy nombrada é gran cibdad de Granada. El mismo año, en fin de ju- lio, echaron los judíos de sus reynos. El mismo año viernes, siete dias del mes de degiembre, un villano natural del lu- gar de Remensa del Pringipado de Cata- luña, llamado Juan de Cañamares, dio en Bargelona una cuchillada al Rey Ca- thólico en el pescuego, tan peligrosa que llegó á punto de muerte : del qual traydor fué hecha muy señalada justigia, no obstante que, segund paresgió, él esta- ba loco , é siempre dixo que si le matara, que él fuera rey. Y en aquel mesmo año descubrió Colom estas Indias, é llegó á Bargelona en el siguiente de mili é qua- trogientos é noventa é tres años, en el mes de abril, é falló al Rey assaz flaco, pero sin peligro de su herida. Aquestos notables se han traydo á la memoria , para señalar el tiempo en que Í)E INDIAS. LIB. II. CAP. Vil. 29 Colom llegó á la corte, en lo qual yo hablo como testigo de vista, porque me hallé paje muchacho en el gerco de Gra- nada , é vi fundar la villa de Sancta- Fé en aquel exército , é después vi entrar en la cibdad de Granada al Rey é Reyna Gathólicos , quando se les entregó ; é vi echar los judies de Castilla y estuve en Bargelona, quando fué ferido el Rey, co- mo he dicho; é vi allí venir al almirante, don Chripslóbal Colom , con los primeros indios que destas partes allá fueron en el primero viaje é descubrimiento. Assi qué no hablo de oydas en ninguna des- tas quatro cosas, sino de vista; aunque las escriba desde aquí, ó mejor digien- do , ocurriendo á mis memoriales desde el mismo tiempo cscriptas en ellos. Vol- vamos á nuestra historia. Después que fué llegado Colom á Bar- gelona, con los primeros indios que des- tas partes á España fueron ó él llevó , é con algunas muestras de oro é muchos papagayos é otras cosas de las que acá estas gentes usaban ; fue muy benigna é gragiosamente resgebido del Rey é de la Reyna. E después que ovo dado muy lar- ga é particular relagion de todo lo que en su viaje é descubrimiento avia passa- do , le figieron muchas mergedes aquellos agradesgidos príngipes é le comengaron á tractar como á hombre generoso y de Estado, é que por el grand ser de su persona propria tan bien lomeresgia. Mas á mi paresger (só la protestagion por mi hecha en el prohemio ó libro I) , di- go que en aquestas nuestras Indias justo es que se tenga é afirme que fué predi- cada en ellas la verdad evangélica, y primero en nuestra España por el apóstol Sanctiago , é después la predicó en ella el apóstol Sanct Pablo , como lo escribe Sanct Gregorio ^ E si desde nuestra Casti- lla se cultivó acá é transfirió la notigia del Sancto Evangelio en nuestros tiempos, no gessa por esso que desde el tiempo de los apóstoles no supiessen estas gentes salvajes de la redempgion chripstiana é sangre que nuestro Redemptor , Jesu Chripsto, vertió por el humano linage: antes es de creer que ya estas generagio- nes é indios destas partes lo tenían olvi- dado; pues que In omnem terram exivit sonus eorum , et in fines orbis terree ver- ba eorum. Conforme á lo que es dicho del psalmista David ^, dige Sanct Gre- gorio sobre el capítulo diez y seis de Job estas palabras : la Sancta Iglesia há ya predicado en todas las partes del mundo el misterio de nuestra Redemp- gion. Assi que, estos indios ya tuvieron notigia de la verdad evangélica y no pue- den pretender ignorancia en este caso: quédese esto á los teólogos , cuya es esta materia. Pero quiero degir, que puesto que de nuestra sancta fé cathólica acá oviessen ávido notigia los antegessores destos indios, ya estaba fuera de la me- moria destas gentes ; y assi fué gran- díssimo servigio el que á Dios higieron los Reyes Gathólicos en el descubrimien- to destas Indias. Y grande fué el mérito que adquirió nuestra nación en ser por españoles buscadas estas provingias, é tantos reynos de gentes perdidas é idó- latras, por la industria y en compañía, y debaxo de la guia del primero almirante, don Chripstóbal Colom, reedificando é tornando á cultivar en estas tierras tan apartadas de Europa la sagrada passion é mandamientos de Dios y de su Iglesia ca- thólica ; donde tantos millones de ánimas gozaba, ó mejor digiendo, tragaba el infier- no ; y donde tantas idolotrías é diabólicos sacrifigios y ritos que en reverencia de Satanás se fagian muchos siglos avia, ges- sassen; y donde tan nefandos crímenes y pecados se exercitaban, se olvidassen. 1 Moralium , lib. XXXí , cap. XXXVJI. 2 Psalm. XVIII. 30 HISTORIA GENERAL Y NATURAL En esto se podría degir tanto que en muchas historias no se pudiesse acabar de relatar los méritos de los Reyes Cathóli- cos, don Fernando é doña Isabel, y de sus subgessores, por la continuagion del sáne- lo celo y obra para la conversión destas gentes. Porque en la verdad , por su real voluntad y expressos mandamientos é muy continuado cuydado, siempre han proveydo en el remedio de las ánimas destos indios, y en el buen tractamiento dellos. Y si en este caso algo ha faltado, es á causa de los ministros; y no tiene la culpa otro sino el que acá viene por gobernador ó perlado , y en esto se des- cuyda ; pero no tura mas su negligengia de quanto tarda de llegar á notigia de (^ésar ó de su Real Consejo de Indias, donde luego se provee con grande aten- ción en el reparo y enmienda, como con- viene. Yo en la verdad la principal causa de lo que en este caso puede haber mal subcedido , ó no también efectuádose co- mo fuera ragon , tampoco la quiero dar á los oficiales ó ministros de tan sancta ó pía obra , como es doctrinar esta ge- neración de indios ; sino á ellos mismos, cspegialmente por su incapacidad y ma- las inclinaciones; porque es cierto que son muy raros é aun raríssimos aquellos que en tanta multitud dellos perseveran en la fé: antes desligan della, como el granigo de las puntas de las laucas. Es menester que Dios ponga en esto su ma- no , para que assi los que enseñan como los enseñados, aprovechen mas que has- ta aqui. Vuelvo á la historia. Seys indios llegaron con el primero almirante á la corte á Bargelona, quando he dicho ; y ellos de su propria voluntad ó consejados, pidieron el baptismo, é los Cathólicos Reyes por su clemencia se lo mandaron dar; é juntamente con sus Altecas, el sereníssimopríngipe don Juan, su primogénito y heredero, fueron los padrinos. Y á un indio que era el mas principal dellos , llamaron don Fernando de Aragón, el qual era natural desta isla Española é pariente del rey ó cacique Goacanagari. E á otro llamaron don Juan de Castilla , é á los de demás se les die- ron otros nombres , como ellos los pidie- ron, ó sus padrinos acordaron que se les diesse, conforme á la Iglesia Cathóli- ca. Mas á aquel segundo que se llamó don Juan de Castilla , quiso el príncipe para sí y que quedase en su real cassa, y que fuesse muy bien tractado é mira- do, como si fuera hijo de un caballero principal, á quien tuviera mucho amor. E le mandó doctrinar y enseñar en las cosas de nuestra sancta fé , é dio cargo del á su mayordomo Patino ; al qual in- dio yo vi en estado que hablaba ya bien la lengua castellana , é después dende á dos años murió. Todos los otros indios volvieron á esr- ta isla en el segundo viaje que á ella hi- zo el almirante ; al qual aquellos gratís- simos Príncipes Cathólicos hicieron seña- ladas mercedes , y en especial le confir- maron su previlegio en la dicha Barcelo- na á veinte é ocho de mayo de mili y quatrocientos é noventa é tres. Y entre otras, de mas de le hacer noble é dar tí- tulo de almirante perpetuo destas Indias á él é á sus subcessores, por via de ma- yoradgo , y que todos los que del depen- diessen , é aun sus hermanos , se llamas- son don , le dieron las mismas armas rea- les de Castilla y de León , mezcladas y repartidas con otras que assi mesmo le concedieron de nuevo ; aprobando é con- firmando de su auctoridad real las otras armas antiguas de su linaje. E de las unas é las otras formaron un nuevo y heiTüOso escudo de armas con su timbre é divisa, en la manera é forma que aqui se contieneysevee patente. (Lám. 1,fig. 1.) Ün escudo con un castillo de oro en campo de goles ó sanguino con las puer- DE INDIAS. LIB. II. CAP. VII. 31 tas é ventanas azules é un león de púr- pura ó morado en campo de plata con una corona de oro , la lengua sacada , é rarapante , assi como los reyes de Casti- lla é de León los traen. Y aqueste casti- llo é león han de estar en el chieph ó ca- bega del escudo ; en la parte derecha , y el león en la siniestra ; y de allí abaxo las dos partes restantes del escudo todo han de estar partidas en mantel , y en la par- te derecha una mar en memoria del grande mar Océano : las aguas al natural azules y blancas , é puesta la Tierra-Fir- me de las Indias , que tome quasi la cir- cunferencia deste quarto; dexando la parte superior é alta del abierta , de ma- nera que las puntas desta tierra grande muestran ocupar las partes del mediodía é tramontana. E la parte inferior, que sig- nifica el Occidente , sea de tierra conti- nuada , que vaya desde la una punta á la otra desta tierra ; y entre aquestas pun- tas lleno el mar de muchas islas grandes é pequeñas de diversas formas; porque esta figura, segund está blasonada en este quarto , es de la manera que se pueden significar estas Indias. La qual tierra é islas han de estar muy verdes é con mu- chas palmas é árboles , porque nunca en ellas pierden la hoja sino muy pocos; é ha de haber en esta Tierra-Firme muchos matiges é granos de oro , en memoria de las innumerables é riquíssimas minas de oro que en estas partes é islas hay. E por esta pintura, si el letor no quedó bien informado de lo que se tocó en el primero capítulo , lib. II , de la grandeza é forma del assiento de la Tierra-Firme, lo podrá algo mas claramente entender, é yo tornaré á difinir estas armas de que agora se tracta. E digo que en el otro quarto siniestro del escudo hay ginco án- coras de oro en campo azul , como insig- nia apropriada al mismo ofigio é título de almirante perpetuo destas Indias; y en la parte inferior del escudo las armas de la prosapia del linage de Colom , convie- ne saber ; un chieph ó cabeza , ó parte alta de goles , vel sanguina , é de allí abaxo una banda azul en campo de oro; é sobre el escudo un baúl de Estado al natural, de ocho lumbres ó vistas, con un rollo y dependengias azules é de oro, y sobre el baúl por timbre é gimera un mundo redondo con una cruz engima de goles , y en el mundo pintada la Tierra- Firme é islas , de la manera que están de suso blasonadas ; é por defuera del escu- do una letra en un rótulo blanco, con^ unas letras de sable, que dicen: Por Castilla é por León nuevo mundo halló Co- lom. Assi mismo por respecto del almiran- te, higieron los Reyes Gathólicos adelan- tado desta isla Española á don Bartolomé Colom , su hermano ; y le higieron otras grandes mergedes , que»por evitar proli- xidad aqui no se digen , como mas lar- gamente paresge por su previlegio real que le congedieron , é yo he visto algu- nas veges. CAPITULO VIII. Del segundo viaje quel almirante primero, don Chripstóbal Colom, hizo desde España á esta isla de Hayti ó Española , é de cómo halló muertos los cripslianos que avia dexado en tierra del rey Guacanagari , é de la concession quel Papa Alexandre VI hizo destas Indias á los Reyes Cathólicos , don Fernando é doña Isabel^ é sus subcessores en los reynos de Castilla y de León. Y del descubrimiento de las islas de los indios flecheros , llamados caribes , é otras cosas notables. ¿iluién hay que no sepa que dio el Se- y que crió las ánimas de los hombres pa- ñor las cosas terrenas para nuestros usos, ra los suyos , como nos lo recuerda Sanct 32 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Gregorio ? * Ássi pues , conforme á es- to , los bienaventurados Reyes don Fer- nando é doña Isabel, desseando que las ánimas destos indios fuessen pa- ra Dios, mandaron quel almirante don Chripstóbal Colom volviesse á esta isla de Hay ti ó Española con una muy buena ar- mada, en que vinieron algunos caballe- ros é hidalgos de su casa real é otros no- bles varones é hombres de claros linajes, desseosos de ver esta nueva tierra é las cosas della. E ovieron primero aquellos sanctos príncipes la merged é congession destas Indias por elSummo Pontífige, assi porque con mas justo título su sancto propósito se efectuasse (que era ampliar la religión chripstiana, como siervos de Dios), aunque para esto no tuviessen nes- gessidad , tomaron ligengia é título del vicario de Christo, á quie» ellos siempre con fiel coragon tuvieron obediengia , co- mo por ser estas mares é imperio de la corona é conquista de Castilla , é averse solamente los Cathólicos Reyes don Fer- nando é doña Isabel ocupado en este memorable é sancto exergigio; quanto mas que por lo que tengo dicho , ya mu- chos siglos antes fue este señorío de los reyes de España. Y assi el Papa dio al Rey é Reyna é sus subgessores en los rey- nos de Castilla y «de León estas Indias, é todo lo demás , fabricando una línea de polo á polo, por diámetro desde gient leguas adelante de las islas de los Agores y de las de Cabo Verde , y desde allí discurriendo al poniente todo lo que en el mundo se hallasse, de que no tuviesse actual possession algún príngipe cripstia- no. Después de lo qual, fue convenido é assentado entre España é Portugal que desde las dichas islas que dixe de suso, tresgientas é setenta leguas dellas al Occi- dente, se higiesse una línea de polo á po- lo , é lo que quedasse entre esta línea é la que se dixo primero fuesse de Portu- gal; y de aquilos portugueses interpre- tan que les queda todo lo del Oriente, en lo qual se engañan. De manera que conforme á la bula ó donagion apostóHca, hecha á Castilla é á los Reyes della, se comprehenden todas las islas de la Espe- gieria é de Maluco é Bruney , donde se coje la canela , con toda la Espegieria é lo demás del mundo , hasta tornar por el Oriente á la línea primera que se dixo del diámetro , significada á las gient le- guas de las islas de los Agores é de Cabo Verde. Y esto, como he dicho, cae en la parte assi congedida á los Reyes Cathó- licos , de gloriosa memoria , é pertenesge á la corona de Castilla. Pero porque estas cosas están aproba- das por el vicario de Dios é de la sagra- da Iglesia , no es nesgessario degir otra cosa, sino que yo he visto un treslado, auc- torizado y signado, de la Bula apostólica, la data de la qual dige : Datis Romee apud sanctum Petrum, auno Incarnationis Do- mini millessimo quadrigentessimo nonages- simo tertio, quarto nonas maü, ponlifi- catus nostri anno primo. Pues conforme á lo amonestado por el Sancto Padre en su bula é donagion apostólica, gerca del cuy- dado que se debe tener en la conversión de los indios , vinieron religiosos, perso- nas de aprobada é sancta vida é letras; en espegial fué escogido para esto fray Buil , de la Orden de sanct Benito , natu- ral de Cataluña. Al qual el mismo Sancto Padre dio pleníssimo poder para la ad- ministragion de la Iglesia en estas partes, como perlado é cabega de los clérigos é religiosos que en aquesta sagon acá pas- saron , para el servigio del culto divino é conversión destos indios. E truxeron los ornamentos é cruges é cáliges é imagi- nes , é todo loque era nesgessario para las iglesias é templos que se higiessen. Y en i Libro XXXI, capítulo X, sobre el capílu- k) XXXIX de Job. ÜE INDIAS. LIB. II. CAP. VIII. 33 la bula susodicha apostólica amonestó é mandó el Papa , en virtud de sancta obe- diencia al Rey é á la Reyna , que envias- sen para lo que es dicho á estas In- dias buenos varones é temerosos de Dios, doctos y expertos para instruiré enseñar los habitadores destas nuevas tierras en la fé cathólica y en buenas cos- tumbres, con la debida diligencia que para tan sancta é ardua cosa convenia. E assi conforme á esta amonestagion del Summo Pontífice é al sancto gelo que los Cathólicos Reyes tuvieron , para complir por su parte loque en ellos era, en complimiento de lo que es dicho, buscaron en todos sus reynos tales per- sonas como eran nesgessarias , assi de eclesiásticos como de seglares. E con una muy hermosa armada é lucida é no- ble compañia de gente, qual he dicho, se partió el mesmo año el aknirante de la corte , desde la cibdad de Barcelona para la provingia de Andalugia ; é llega- do á la cibdad de Sevilla, comengóse allí á juntar la gente , é las naos é caravelas en la bahía de Cáliz para esta flota. Des- de allí , hecho su alarde é dada la orden é derrota á cada capitán é á los maestres é pilotos para su viaje, con la buena ventura salió con su armada á la vela, miércoles veynte é ginco dias del mes de septiembre de mili é quatrogientos y no- venta y tres años. Y al quarto del alba soltó las velas la nao capitana é lo mis- mo higieron todas las otras naos y cara- velas , que eran por todas diez y siete ve- las en que avia mili y quinientos hombres de hecho, muy bien aderegados y provey- dos de armas é munigiones y bastimen- tos y de todo lo nesgessario ; la qual gente vino al sueldo real. Y en esta ar- mada vinieron personas religiosas y ca- balleros é hidalgos y hombres de honra y tales quales convenia para poblar tier- ras nuevas y las cultivar sancta y recta- mente en lo espiritual é temporal ; y co- TOMO 1. mo por tan chripstianíssiraos príncipes proveydo , muchos criados de su casa real, y á todos los mas de los pringipales dellos los víy conoscí. Y algunos al pre- sente hay vivos en estas Indias y en Es- paña, aunque son ya muy pocos los que quedan dellos. Tornando la historia al camino , digo que el almirante como mas diestro en la navegagion , por la experiengia del pri- mero viaje , truxo mas derecha é justa su derrota en este segundo. Y la prime- ra tierra que halló é reconosgió fué una isla que él nombró, assi como la vido , la Desseada; conforme al desseo que él y todos los de su flota traían de ver la tier- ra. Y assi mismo se vio luego otra isla, é llamóla Marigalante , porque la nao ca- pitana en que el mismo almirante venia se llamaba assi : é puso nombre á todas las otras islas que están en aquel para- ge de norte á sur , ó de polo á polo; con- viene á saber , á la parte de la tramon- tana, primera é mas gercana isla, Guada- lupe , la Barbada , el Aguja , el Sombrero é otras ; é mas gercanas á ella , el Ane- gada, desde la qual al poniente están muchas isletas que llaman las Virgines, é mas adelante está la isla Boriquen (que agora se llama Sanct Juan, la qual isla es muy rica é de las mas notables , co- mo se dirá adelante en su lugar). A la parte austral de la dicha isla Desseada, la mas próxima á ella es la isla Dommi- ca, á la qual el almirante nombró assi, porque en domingo fué vista. Y los To- dos Sánelos es otra isla , y mas al me- diodía está Malinino : la qual han queri- do algunos chronistas degir que era po- blada de amagonas , é otras fábulas muy desviadas de la verdad, como paresge por sus tractados , é se ha después ave- riguado por los que avemos visto la isla y las otras de su parage ; y es todo falso lo que desta se ha dicho quanto á ser po- blada de mugares solamente, porque no 5 u HISTORIA GENERAL Y NATURAL lo es ni se sabe que jamas lo fuesse. Hay otras islas por allí , assi como Sancta Lu- i^ia , Sajict Chripstóbal , los Barbados y otras que no hagen mucho al caso , por- que son muchas y pequeñas. Pero quan- do se diga del descubrimiento de la Tier- ra-Firme, se dirán otras que hay entre aquestas que he nombrado; é la costa de Tierra-Firme destas que he dicho é otras que están con ellas, assi como Libuqueyra, á la qual los chripstianos llamamos Sancta Cruz ; é el chronisla Pedro Mártir la llama Áyay\Y\asáe al par della todas olas mas estaban pobladas de indios flecheros lla- mados caribes, que en lengua de los in- dios quiere degir bravos é osados. Estos tiran con hierva tan pestífera y enconada que es irremediable , é los hombres que son heridos con ella, mueren rabiando é habiendo muchas vascas é mordiéndose sus proprias manos é carnes, desatina- dos del dolor grandíssimo que sienten. Y quando alguno esrapa, es por sobrada dieta, é dihgengia de algunas medicinas apropriadas contra pongoña, de las quales hasta agora acá se veen pocas que apro- vechen. Pero lo mas gierto quando algu- no sana, es por ser fecha la hierva de mu- cho tiempo , ó por faltarle alguno de los materiales pongoñosos, de que es com- puesta , como adelante se dirá ; porque en diversas partes, diversa manera de hager esta hierva tienen los indios. Estos flecheros destas islas que tiran con hier- va, comen carne humana , excepto los de la isla de Boriquen. Pero demás destos de las islas, también la comen en muchas partes de la Tierra-Firme , como se di- rá en su lugar. Y aquesto mismo dige Plinio ^ que hagen los antropóphagios en Scythia : el qual auctor dige assi mismo ^ que demás de comer carne humana, be- ben con las cabegas ó calavernas de los hombres muertos, y que los dientes con los cabellos dellos traen por collares; y destos tales collares he yo visto algunos en la Tierra-Firme. Tornemos á nuestra historia é camino: que para lo que se toca de suso é de otras criminales costumbres de los indios en su lugar se dirá mas largamente. Digo pues assi: que reconosgidas estas primeras islas Desseada y las que están mas gercanas á ella, passó el almirante é su armada, prosi- guiendo su viaje, entre las unas é las otras, después que ovieron tomado agua en una dellas: é ydos adelante, reconosgieron la isla de Boriquen, que como se dixo de su- so, es agora llamada Sanct Juan. E aquesta es la mayor isla de las que hay en aquel pa- raje é mas pringipal , de cuyo sitio é me- dida é assiento é gente , y de lo que hay desde España fasta ella y á las que tengo dicho, se fará espegial mengion en su lugar^ quando convenga. E no entienda el letor, como lian querido afirmar algunos que han escripto estas cosas de Indias , que todas estas islas que he nombrado, las descubrió el almirante en este segundo viaje ; por- que aunque halló la Desseada é las que, viendo aquella, era forgado que assi mis- mo se viessen, por ser tan propincas unas con otras; después, andando el tiempo, se hallaron é se conquistaron por diversos capitanes , y se descubrieron las mas de- llas por la continuagion de la navegagion destas mares. Tornando á nuestro propósito é cami- no , digo que después que passó esta ar- mada de la isla de Boriquen ó Sanct Juan, vino á esta de Hayti, que llama- mos Española , é tomó puerto en ella el mes de degiembre del mesmo año de mili ó quatrogiontos ó noventa é tres años, en Puerto de Plata, que es de la banda del Norte. E desde alli fué por la costa aba- 1 En su primera década, cap. II. 2 Lib. VI, cap. XVII. 3 Lib. VII, cíip. II. DE INDIAS. LIB. II. GAP. VIH. 35 xo al Occidente ala Isabela, é de allí pa- só á Monte-Chrispto , donde señoreaba el rey Goacanagari, que es á donde agora se llama Puerto Real. La qual tierra pos- seía un hermano suyo, á quien él avia dado aquella provingia ; é alli avian que- dado los treynta é ocho hombres que dexó el almirante en el primero viaje, quando descubrió esta tierra é isla ; á los quales todos avian muerto los indios, no pudiendo sufrir sus exgessos , porque les tomaban las mugeres é usaban dellas á Su voluntad, é les hagian otras fuergas y enojos , como gente sin caudillo e desor- denada. E avíanse apartado unos de otros, uno á uno é dos á dos, é quando mas tres ó quatro juntos, por diversas partes la tierra adentro por donde que- rían , continuando su desorden ; é como los indios los vieron assi divisos é se- parados, acordaron de los matar, des- confiando de la vuelta del almirante é creyendo que no avian de volver jamás otros chripstianos: é assi acabaron aque- llos pocos que entre ellos estaban des- partidos, dándoles enojo. También fué la causa ser naturalmente la gente desta tierra de poca ó ninguna prudengia , por- que nunca tienen respecto á lo porvenir. Murieron aquellos treynta é ocho chrips- tianos , segund después se supo de los mesmos indios, por lo que es dicho y porque no quissieron estar quedos en el assiento que el almirante los avia dexa- do. El qual, como fué gertificado de la verdad, se volvió á poblar en la Isabela; é hizo alli un pueblo de la gente que truxo, que como se dixo de suso serian mili é quinientos hombres, é puso nombre á aquella gibdad Isabela, en memoria de la sereníssimaéCathólicaReyna doña Isabel. Aquesta fué la segunda poblagion de chripstianos que hubo en las Indias é sa fundó en esta isla de Hayti (que agora llaman Española). E hasta el año de mili é quatrogientos é noventa é ocho turó aquella república, por quel primero pue- blo que ovo fué aquel de los treynta y ocho chripstianos que quedaron del pri- mero viaje ; é desde la Isabela se passó después toda aquella vegindad á esta cibdad de Sancto Domingo, como ade- lante diré. Pero porque de la culpa do los antiguos que supieron destas islas (si son las Hespéridos , segund yo creo por lo que al pringipio en el segundo capítulo se dixo) no nos alcange parte, por no escrebir la forma de la navegación , an- tes que á mas se progeda , será bien que se diga esto, para que en ningún tiempo se pueda ignorar ó perder este camino; el qual se navega de la manera que en el siguiente capítulo será declarado, con- forme á la verdad de las alturas del sol é norte é de la regla de las modernas car- tas y experimentada cosmographia. CAPITULO IX. Del viaje que desde España se hace para eslas ludias, é de la manera é forma que se tiene en la navega- 9¡on, é del árbol maravilloso de la Isla del Hierro, que es una de las islas Fortunadas, que agora llaman las Canarias. JCinla cibdad de Sevilla tiene el empera- dor rey de España, nuestro señor, su real casa de Contractagion para estas Indias, é sus ofigiales en ella ; ante los cuales las naos é caravelas, gente é mercaderías. é todo lo que á estas partes viene , se registran é visitan. E con su ligengia, la gente se embarcan con los capitanes é maestres en el puerto de la villa de Sant- Lúcar de Barrameda , donde entra en el 36 HISTORIA GENERAL Y NATURAL mar Océano el rio de Guadalquivir , que los antiguos llamaron Bétis , del nombre de Beto, sexto rey de España, segund afirma Beroso. E desde allí siguen su viaje para las Islas de Canaria , que los cosmógraplios llaman Fortunadas, que son estas: Lancarote, Fuerte Ventura, Gran Canaria, Tenerife, la Palma, la Gomera, el Hierro; de las quales hage re- lación Solino en aquel su tractado de Mirabilibus Mundi, é mas copiosamente Plinio, aunque no pone tan particular- mente, como hoy sabemos, aquel miraglo de la Isla del Hierro, la qual él llama Ombrio. Y porque es cosa mucho de sa- ber, diré lo que en esto he entendido de algunas personas fidedignas, é aun por- que es notoria cosa. La Isla del Hierro no tiene agua dulge de rio, ni fuente, ni lago, ni pogo, y es habitada, é todos los días del mundo la provee Dios de agua celestial, no llo- viendo. La qual le da desta manera. Ca- da dia del mundo , desde una hora ó dos antes que esclarezca hasta ser salido el sol , suda un árbol que alli hay, é cae por el tronco del abaxo, é de las ramas é ho- jas del mucha agua; estando continua- mente en aquel tiempo una nube peque- ña ó niebla sobre el árbol , fasta quel sol, dos horas después del alva ó poco me- nos , está encumbrado , é la nube desapa - resge, y el agua gessa de caer. Y en el tiempo que es dicho, que pueden ser quatro horas poco mas ó menos tiempo, en una balsa ó laguna hecha á mano pa- ra esto, allégase tanta agua al pie del ár- bol , que basta para toda la gente que en aquella isleta vive , é para sus ganados é bestias. La qual agua que assi cae, es muy excelente é sana. Esta isla y la de la Gomera son del conde don Guillen Peraga, vassallo de sus Magestades. E todas las otras ginco islas de las Cana- rias ó Fortunadas , son de la Corona real de Castilla , excepto la que llaman Lan- garote que es de un caballero de Sevilla, llamado Fernandarias de Sayavedra. Es- ta del Hierro es pequeña isla , é yo la he visto ya tres veges, viniendo á estas In- dias. Está leste al hueste con el mar pe- queño que llaman en África, puesta al Occidente en veynte é siete grados é medio de la equinogial , de la banda de nuestro polo ártico. Tornando al viaje deste camino de nues- tras Indias, digo pues que de una destas siete islas, en espegial de Gran Canaria, ola Gomera, ó la Palma, (porque están en mas derecha derrota y al propósito, é son fértiles é abundan de bastimentos, y de lo que conviene á los que esta lar- ga navegagion hagen), toman alli los na- vios refresco de agua é leña , é pan fres- co é gallinas , é carneros é cabritos , é vacas en pie, é carne salada é quesos, é pescados salados de tollos é galludos ó pargos f é de otros bastimentos que con- viene añadirse sobre los que las naos sa- can de España. Aquel espagio é golpho de mar que hay desde Castilla á estas islas , se llama el Golpho de las Yeguas, á causa de las muchas dellas que alli se han echado. Porque como es tempestuo- so mar, en mucha manera mas que desde alli adelante hasta las Indias , é de mas peligro, acaesgió en los pringipios que esta tierra se poblaba, que trayendo los ganados é yeguas desde España, todas las mas dellas se quedaron en aquel gol- pho, por tormentas, ó por se morir en el viaje ; y de ser tan dificultoso de pas- sarlas, comengaron los hombres de la mar á llamarle el Golpho de las Yeguas. E assi se le puso este nombre é se ha quedado con él, porque las que llega- ban vivas hasta las islas de Canaria , las tenian por navegadas ó puestas en salvo. Mas también pudieran llamarle el golpho de las vacas, pues no murieron menos que de las yeguas de la mesma ma- nera. DE INDIAS. LIB. II. GAP. IX. 37 Tardan desde España hasta estas is- las las naos ocho ó diez dias poco mas ó menos comunmente. Y llegados allihan andado dogientas é ginqüenta leguas, (digo hasta la del Hierro) , porque desde aquel paraje tomamos nuestra derrota pa- ra estas partes. Y á vista desta isla se si- gue el camino en demanda de la isla Desseada , ó de alguna de las que se di- xo en el capítulo antes deste que están en su paraje; é lardan veynte é ginco dias poco mas ó menos, hasta ser con la tierra de las islas, llamadas La Dessea- da, Todos Sanctos, Marigalante , Gua- dalupe, ó la Dominica, ú otra alguna de las próximas á estas, segund el tiempo les hage , ó como es prudengia del piloto en saber guiar su navio; puesto que ha acaesgido algunas veges passar las naos de noche ó por tiempos forgosos adelan- te, ó por estar gerrado el horigonte, discurrir entre estas islas, sin ver alguna dellas hasta dar en la isla de Sant Juan ó en esta Española, ó en la de Jamáyca (que agora se dige Sanctiago que está mas al poniente), ó por caso en la de Cuba, que es la mas occidental de todas las que tengo dicho. E algunas veges por culpa ó desventura de los pilotos é marineros ha ávido navios que en nin- guna de todas estas islas han tocado, é se han passado de largo hasta la Tierra- Firme, y los menos destos se salvan. Mas hagiéiidose el viaje con piloto bien enseñado é diestro (de los quales ya hay muchos), siempre los mas reconosgen á una de las primeras islas que tengo di- cho. E hasta alli se navegan desde las islas de Canaria setegientas é ginqüenta leguas (aunque en algunas cartas de na- vegar ponen algo mas y en otras me- nos); pero desta cantidad que he di- cho de setegientas é ginqüenta leguas, poca puede ser la diferengia. Desde alli hasta llegar á esta cibdad de Sancto Do- mingo de la isla de Hay ti (que agora lla- mamos Española) , navegan otras giento é ginqüenta leguas. Assi que desde España hasta aqui hay mili é giento é ginqüenta, ó mili é dosgien- tas leguas poco mas ó menos. Esto se- gund las cartas de navegar que agora se tienen por mas córrelas é mejores que las passadas; porque en otras solian poner mili é Iregientas leguas , y en algunas mas. Pero como cada dia se va mejor enten- diendo este camino , los mas tienen que aqueste viaje es de mili é dosgienlas le- guas poco mas ó menos. Mas á causa del nordestear é noruestear de las agujas, as- si en el arbitrar este defecto de la aguja de marear , como por las continuas mu- dangas de los tiempos é corrientes de las aguas, muchas mas leguas se andan en este camino de lo que es dicho, las mas veges para venir á estas partes , é muchas mas á la vuelta, para volver á España; porque es otra derrota é navegación la que se hage para yr desde acá á Europa, como aqui diré. Tárdanse desde España á esta cibdad de Sancto Domingo comunmente treynta é ginco é quarenta dias , no tomando los ex- tremos de los que lardan mucho mas ó lle- gan muy mas presto de lo que he dicho; porque yo no digo sino lo que las mas ve- ges acaesge. En la vuelta van desde aqui á Castilla en ginqüenta é ginco dias pocos mas ó menos , puesto que el año de mili é quinientos é veynte é ginco , estando la Cesárea Magostad en la cibdad de To- ledo , fueron dos caravelas desde aques- ta cibdad de Sancto Domingo hasta en- trar en el rio de Sevilla, en veynte y ginco dias. Pero no se ha de tomar desto lo que raras veges contesge , sino lo que es mas ordinario, pues los extremos no son de seguir. También solian tardar las naos en volver á España tres y qualro meses, por- que porfiaban á hager el camino é derrota que para acá avian traydo. E assi algu- nas veges peligraban é se tardaban do- %i HISTORIA GENERAL Y NATURAL blado tiempo; lo qual agora está mejor entendido , é como mas diestros los pilo- tos en esta navegación , corren los navios la vuelta del Norte , é van en demanda de la isla Bermuda (que también se llama la Garga) que está en treynta é tres gra- dos, é algunas ve^es la veen é otras no. Pero quando en esta altura se hallan las naos , dexan la derrota que hasta alli lle- vaban la vuelta del Norte, é corren al leste la vía del Oriente , porque esta isla está del leste al hueste , como Alamor en África ; é desde Agamor á Sanct-Lúcar, donde entra Guadalquivir en la mar , hay ochenta leguas poco mas ó menos. Esta manera de navegar mostró la experien- cia, porque después que los navios se ponen en los treynta é tres grados , son quassi ordinarios los vientos norueste é norte, con que van mas ayna que por es- totra via que acá vinieron las naos. Aque- lla isla que se dif;e la Bermuda ó la Gar- fia, he yo visto á tiro de lombarda della, estando puesta la proa de la nao á ella é corriendo ya en ocho bragas de fondo. Es isla pequeña é créese que está despobla- da; é yo yba determinado de hager salir alli diez ó doge mancebos con sus armas y que echassen media dogena de puercos y puercas de los que llevábamos para nuestro matalotaje ó bastimento , para que alli se criassen é higiessen carne para que en algún tiempo sirviesse. Y estando apa- rejando de echar el batel fuera de la nao para lo que es dicho, faltónos el tiempo al contrario de mi propóssito, algo es- forgado , é fizónos desviar la vuelta de nuestro camino. Es tierra que no es alta aunque tiene un lomo mas alto que toda la otra tierra; y hay muchas gaviotas é otras aves de agua por alli, y muchos pe- xes voladores , de los quales se dirá en su lugar. Tiene aquestos dos nombres, porque la nao que la descubrió se llamaba la Gar- fa, y el capitán que alli yba se degia Juan Bermudez, elqnal era natural de Palos. Muchos peligros acaesgieron en los pringipios ó primeros años que estas In- dias se hallaron , assi al venir acá como volviendo á Castilla, como en esta otra navegagion de Tierra-Firme, é cada dia acaesgen cosas de notar á los que nave- gan. E porque ovo cosas señaladas de que miraglosamente escaparon algunos, de- girse há algo desto adelante en el libro último , porque no se interrompa la ma- teria deste camino de España. El qual afirman todos los que muchas veges le han andado , é son hombres que han ex- periengia en las cosas de la mar , que es la navegación del mundo mas segura en- tre quantas se saben del mar Océano. Desde aquesta Isla Española atraviessan las naos que de aqui parten , ó en esta tierra tocan para Tierra-Firme, en siete y ocho y diez dias y en mas , segund á la parte donde van guiadas ; porque la Tier- ra-Firme es muy grande , y hay diversas navegagiones ó derrotas para ella. Y por- que aun no es tiempo para hablar en su descubrimiento , quiero guardar esto para lo degir adelante en su lugar proprio. So- lamente digo en este caso , que quien desde la isla del Fierro , de quien queda fecha mención (que es una de las siete Fortunadas ó de Canaria, y tan notable por su agua), fuere en demanda de la costa ó Tierra-Firme, y á buscar aquel gran rio llamado Marañon (que está en ella), fallará á la Tierra-Firme y aquella costa, navegando seysgientas leguas ó menos, como mejor lo podrá entender quien fue- re curioso por la moderna y experimen- tada cosmographia destas Indias. Pues Tholomeo , antiguo é gierto cosmógrapho, no habló cosa alguna de la Tierra-Firme, é lo que se dixo de Aristótiles é Solis no é Plinio é Isidoro, en el capítulo II deste libro, aquellas auctoridades islas Hespéridos digen , y en islas hablan y no en Tierra-Firme. A lo que yo alcango (só enmienda de los que otra cosa ovioron DE INDIAS. LIB. II. CAP. IX. 39 leydo), para mí bien creo que el almirante primero, don Chripstóbal Colom, no co- mentó este descubrimiento á lumbre de pajas ; sino con muy encendidas é claras auctoridades é verdadera notigia destas Indias. Pero porque no quiero ser ávido por corto , diré dónde están estas islas é tierras nuevas , quando hablare en qual- quiera parte dallas. Y satisfaciendo particularmente lo que toca á este camino, digo que los que su- pieren medir, hallarán que la isla Des- seada (que es la primera en cuya deman- da las naos vienen de España é hagen su derrota para estas Indias), está en catorge grados de la línia equinogial, á la parte de nuestro polo ártico ; é las de demás á ella próximas, todas están en nuestro ho- rizonte deste mismo polo : algunas á los lados de la Desseada hágia mediodia , y dellas á la parte septentrional, segundque ya las tengo nombradas en el cap. IV, deste lib. II. Esta Isla Española de la parte que mira al austro, y en espegial en esta cibdad de Sancto Domingo , dista de la equinogial diez y ocho grados , é á la par- te ó costa del Norte está en veynte grados é algún poco mas en alguna parte, y en otras mucho menos , por las entradas que la mesma tierra desta isla tiene, ensan- chándose y encogiéndose conforme á la proporgion é figura suya. Assi que desde diez y ocho hasta veynte es la mayor la- titud della ; de forma que podrá ser el anchura treynta é siete leguas, é de lon- gitud tiene giento y veynte leguas ó gien- to y treynta poco mas ó menos. De las otras islas de demás y de la Tierra-Firme, en sus proprios lugares é historias mas me déteme. Alguno de los que bien entienden la cosmographia y la disputan y enseñan complidamente , estándose en la tierra , y no sabiéndola por vista y experiengia, di- rán que he dicho un grande error en esta plática deste viaje, porque dixe que la isla del Hierro, donde se apunta é prinr gipia esta derrota, está en veynte y siete grados y medio , é que la isla Desseada es la que las naos vienen á buscar prime- ro, y que está en catorge. Y que esta Isla Española, por la parte del mediodia, y esta cibdad de Sancto Domingo están en diez y ocho grados , é que lo mas an- cho desta isla por la parte del norte está en veynte grados ; de forma que paresge que á lo menos se abaxan quatro grados mas de lo que conviene, para tomar esta isla, por lo menos. Y cada grado de nor- te á sur ó de polo á polo tiene diez y siete leguas é media. Assi que setenta le- guas se aparta del paralelo desta Isla Es- pañola, dexándola á la parte del norte, y es assi verdad. Pero quien , después que toma los diez y ocho grados, no se abaxa hasta los catorge , errarla mucho en ello, después que ha navegado veynte dias con mediano tiempo. Porque sin tomar- los, yria por los diez y ocho á dar en las islas que llaman las Vírgines , ó mas afue- ra ; é alli hay muchos baxos é peligrosa entrada entre las islas. E si se fuesse en diez y nueve ó en veynte, por ventura por poco de tiempo contrario é por los defectos del aguja de marear (que se di- rán en el capítulo siguiente) , no tomarla esta isla , é por las corrientes yria á dar en las islas de los Lucayos, ó en la de Cuba , como hizo el almirante en su pri- mero viaje. E para excusar muchos in- convenientes é peligros , é porque el em- bocamiento de las islas es mas segura entrada en los catorge grados hasta quin- ge, tiénense á este número, procurando siempre que sea de quinge abaxo; por- que después de entradas las naos por tal paralelo entre las islas de la Desseada é la que llaman el Antigua é las que por alli hay, lo demás que resta del camino, á causa de las corrientes , muy presto se anda, é toman á plager esta isla. Esto que he dicho no se puede apren- 40 HISTORIA GENERAL Y NATURAL der en Salamanca, ni en Boloña, ni en París, sino en la cátedra de la gisola, que es aquel lugar donde va puesta el aguja de navegar, é con el quadrante en la mano ; tomando en la mar ordinaria- mente las noches el estrella , é los dias el sol con el astrolabio. Porque como dige el italiano: altro volé la tabla que tovalla bianca, digo yo que otra cosa quiere tam- bién la navegación que palabras ; porque aunque los manteles estén blancos, no co- merán los convidados con solo esso, ni porque uno estudie la cosmographia é la sepa muy mejor quel Tholomeo , no sa- brá, con quantas palabras están escriptas, navegar hasta que lo use. Ni el que lee medicina curará, como debe, al enfermo hasta que experimentado sea para catar el pulso , é por él entienda los paroxis- mos é términos que se deben proveer en la dolengia. Y dessa misma manera el pi- loto diestro, mirando el pulso de su gi- sola , que es aquella calamita mixta en el aguja, le enseña el norte, y el quadrante su altura , y el astrolabio la del sol ; é su experiencia le acuerda cómo ha de tem- plar las velas é gobernar sus marineros tí gente , y la sonda le enseña las hondu- ras. E criado desde paje en la mar, qué- dale el ofigio tan fixo, quanto le basta su natural; porque aunque pequeños entren en el arte, no salen todos pilotos, ni quan- tos estudian no llegan á ser graduados de doctores. Pero puédese tener por cosa muy averiguada que el que no se cria en la mar desde muy pequeño pajegico, nun- ca salió perfecto marinero. Con esto con- suena un proverbio cortesano que suelen degir los curiosos: el que no fué paje, siem- pre huele á agemilero. Quiero degir, que assi como desde niños se han de criar los pajes, hijos de los buenos, en la corte é palagio para ser valerosos é bien cria- dos é gentiles cortesanos , é no tener par- te de grosseros, assi los que han de ser marineros aprobados, es menester que en tierna edad comiengen á padesgerlos tra- bajos de la mar, para no desmayar ni es- tar acobardados en el tiempo de los afor- tunados ó peligrosos naufragios, é para que salgan diestros pilotos. Y esto baste quanto al camino , y quanto al segundo viage quel primero almirante fizo, conti- nuando este descubrimiento, é quanto á la verdadera navegagion destas mares desde Europa. CAPITULO X. Del cresccr y menguar del mar Mediterráneo y del mar Océano; en qué parles crcs^e y meng'ua, como el Mediterráneo , y en qué costas mucho mas. M. ues se ha movido la plática del exer- gigio de la navegación é destas mares de acá, no es cosa para dexar en olvido, ni de pequeña admiración , lo que agora di- ré , que he visto dé la mar Océana en el fluxo ó pefluxo de su cresger é menguar; porque hasta agora ningún cosmógrapho ni astrólogo, ni hombre experto en las cosas de la mar, ni algund natural de mu- chos, á quien lo he preguntado, me han satisfecho ni dado ragon conveniente de la verdadera causa que pone en efecto lo que mis ojos muchas veges han visto , y es el misterio aqueste. Muy señalada cosa es el estrecho tan famoso de Gibraltar, donde están aque- llos dos montes que los fabulosos grie- gos dixeron que Hércoles Thebano abrió, llamados Calpe é Ábila , dexando el uno en África y el otro en Europa , para que el mar Mediterráneo se comunicasse con el Océano. Desde aquella puerta, siguien- DE INDIAS. LIB. II. CAP. X. 4.1 do al Levante en todo lo que el mar Me- diterráneo é Adriático, y Egeo (y los otros que son miembros ó partes de aque- lla agua toda que desde Gibraltar al Le- vante hay salada entre África e Assia é Europa desse mar Mediterráneo), nocres- Cc, ni mengua la mar comunmente mas ni menos de lo que en Valengia ó Bar- celona é Italia ; y quando algo mas de lo ordinario sale, es poco espagio mas por algunas señaladas tormentas. Pero ges- sando aquellas, tórnase á su orden ó tiem- pos ordinarios del invierno y del verano. Desde el estrecho afuera este mar Océa- no cresge é mengua mucho en la costa de África é Europa, como lo han visto ó veen cada dia los que miran la mar por la costa del Andalugia y Portugal , é Ga- ligia , é Asturias y las Montañas, é Viz- caya, é Guipúzcua, éNormandia, é Bre- taña , é Inglaterra , y Flandes , y Alema- ña y todo lo demás opuesto al Norte ; de tal forma que es sin comparación ó en grandíssima manera mas lo que el Océano cresge donde he dicho. Digo mas , que por el mismo mar Océano (desde donde mas cresge de las partes que he dicho), partiendo en una nao , é llegando á las islas de Canaria , assi en ellas como en las islas que he dicho destas Indias, y en quanto he tractado dellas hasta el capí- tulo presente, y desla parte acá de la Tierra-Firme se ha fecho mengion , y en todas las costas della que miran al Norte, en mas de tres mili leguas, no cresge ni mengua el agua de la mar mas ni me- nos de lo que en Barcelona é dentro del estrecho mar Mediterráneo. Y desta mis- ma manera en esta Isla Española y en la de Cuba , y en todas las otras destas mares, conforme al mar de Italia: que es poquíssimo, á respecto de lo que el gran- de mar Océano cresge en las costas de .España é Inglaterra é Flandes, etc. Noten bien los letores todo lo que está dicho, para que se com prebenda mejor lo TOMO I. que agora se dirá. No obstante lo que de suso es apuntado, digo que este mis- mo mar Océano, en la cosía que la Tier- ra-Firme tiene opuesta al Mediodía , ó parte austral , en la cibdad de Panamá é desde alli á la parte del Levante ó Po- niente de la misma cibdad éde la isla de las Perlas (que los indios llaman Terarc- qui) y en las islas Taboga ó Toque , é todas las otras que llaman de Sanct Pablo é las demás de aquella mar del Sur al Poniente, en mas de tresgientas leguas que yo he navegado por aquellas costas, eres- ge é mengua tanto la mar, que quando se retrae, paresge que se pierde de vista en algunas partes. Pero sin duda son dos leguas ó mas las que se aparta en luga- res algunos, desde la cibdad de Panamá é por la costa occidental della. Esto he yo visto muchos millares de veges. Otro notable maravilloso en la mesma materia, é de lo que mas se deben los hombres maravillar, y es al mismo pro- póssito de lo que está dicho. Desde la mar det Norte á la del Sur , en que tan gran diferengia hay en el cresger é men- guar de la mar, hay poco camino de costa á costa, atravesando la tierra desde la cibdad del Nombre de Dios que está desta parte de Tierra-Firme mirando el Norte, hasta la cibdad de Panamá, que está al opósito en la misma Tierra-Firme, miran- do el Sur; porque no hay mas de diez y ocho ó veynte leguas de través, é por donde el sol las anda no debe aver do- ge, porque la tierra es muy áspera é montuosa. De manera que, pues todo lo que es dicho de ambas costas de Tierra- Firme es un mismo mar Océano , cosa es aquesta para contemplar y especular los que á semejantes secretos son inclinados y dessean entender cosas é secretos de tanta admiración. Con algunas personas de grandes le- tras he todo aquesto platicado : no me han satisfecho, ó porque no lo alcangan, 42 HISTORIA GENERAL Y NATURAL K) porque no se lo he sabido dar á en- tender é no lo han ellos como yo visto. Pero para mí, yo me satisfago, acordán- dome que el que estas cosas de admira- ción permite, sabe obrar estas y otras incomprensibles maravillas que al enten- dimiento humano no se conceden sin es- pecial gracia. Yo he puesto aqui esta quis- tion , como testigo de vista : do la absolu- ción dolía no he sido digno hasta agora; mas en la verdad mucho holgaría de verla decisa. Visto he en Plinio lo que dice * afirmando que en muchas maneras cresce é mengua la mar ; mas que la causa del sol é de la luna procede. E da para ello ciertas racones de los cursos destos dos planetas : é también dice que los cresci- mientos del mar Océano son mayores que aquellos del Mediterráneo; y para ello dice que lo puede causar ser mas animoso en el todo que en la parte, ó porque su grandeza mas esparcida , sien- ta mas la fuerca del planeta , la qual se l)uede mas extender , é trae á su propó- sito otras racones. Y en el miSmo li- bro segundo de su Natural Historia ^ dice que en algunos lugares fuera de ra- Con cresce é mengua la mar, porque los planetas no nascen á un mismo tiempo en todas las tierras ; y que por esso in- terviene que el crescer de la mar no es ucrto, como hombre que conoscia la disposición del tiempo. E por no le creer ni dexar entrar aqui, se per- dió el armada é mucha gente. A la sa^on que el comendador de La- rez , don frey Nicolás de Ovando , de la Orden é caballería militar de Alcántara, passó é esta cibdad é isla , no era co- mendador mayor de su Orden : que des- pués estando acá, vacó la encomienda ma- yor de Alcántara por muerte de don Alonso de Santillan , y el Rey Gathólico le envió el título é merged de la enco- mienda mayor al dicho comendador de Larez que acá estaba algunos años avia. Y por tanto no le llamaré en todo lo que del se tractáre sino comendador mayor. El qual, por mandado del Rey é Reyna Cathólicos, vino á esta isla con treynta na- ves é caravelas é muy hermosa armada, é vinieron con él muchos caballeros é hi- dalgos é gente noble de diversas partes de los rey nos de Castilla é de León. Porque en tanto que la Cathólica Reyna doña Isabel vivió, no se admitían ni de- xaban pasar á las Indias sino á los pro- prios subditos é vasallos de los señoríos del patrimonio de la Reyna , como quie- ra que aquellos fueron los que las Indias descubrieron , é no aragoneses , ni cata- lanes, ni valengianos, ó vasallos del pa- trimonio real del Rey Gathólico. Salvo por especial merged , á algún criado é persona conosgida de la casa real se le daba ligengia, no seyendo castellano; porque como estas Indias son de la coro- na é conquista de Gastilla, assi quería la sereníssima Reyna que solamente sus vassallos passassen á estas partes é no otros algunos, si no fuesse por les fager muy señalada merged ; é assi se guardó fasta el fin del año de mili é quinientos é quatro que Dios la llevó á su gloria. Mas después el Rey GathóUco, gober- nando los reynos de la sereníssima Rey- na doña Juana, su fija, nuestra señora, díó licencia á los aragoneses é á todos sus vassallos que passassen á estas partes con ofigios é como le plugo. Y después la Gesárea Magestad extendió mas la li- gencia , é passan agora de todos sus se- ñoríos é de todas aquellas partes , é vas- sallos que están debaxo de su monar- chia. Partió pues el comendador mayor des - de España, año de mili é quinientos y dos años , é llegó á esta cibdad de Sancto Domingo á quinge de abril de aquel año, estando poblada esta vegindad de la otra parte desterioOgama. E luego fué obedes- cido por gobernador; y el comendador Bobadilia, que lo avia seydo, dio orden en su partida , porque los Reyes Gathóli- cos le removieron del cargo é le dieron ligengia que se fuesse á España, tenién- dose por muy servidos del en el tiempo que acá estuvo, porque avia retamenteé como buen caballero hecho su ofigio en todo lo que locó á su cargo. E assi se partió para Gastilla en la flota é armada DE INDIAS. LIB. III. CAP. Vil. /o en que avia venido el comendador ma- yor ; mas como avian sacado mucho oro, llevábanse en aquel viaje sobre gien mili pesos de oro fundido é marcado , é algu- nos granos gruesos por fundir , para que en España se viessen. Porque aunque ya otras ve^es se avia llevado oro para los Reyes Cathólicos é de personas particu- lares , nunca hasta entonces en un viaje avia ydo tanto oro juntamente, fundido ó por fundir y en algunos granos señala- dos , entre los quales yba un grano que pesaba tres mili é seysgientos pesos de oro ; é al paresger de hombres entendi- dos y expertos mineros , degian que no tenia de piedra tres libras , que son seys marcos, que montan tresgientos pesos. Assi que descontado lo que podría aver de piedra , quedaria el grano en tres mili ó tresgientos pesos de oro , y era tan grande como una hogaga de Utrera. Y porque dixe en la memoria que escribí en Toledo , año de mili é quinientos é veinte y ginco años , que este grano pe- saba tres mili é dosgientos pesos , é aque- llo se escribió sin ver mis memoriales , é teniéndome atrás de lo que pudiera degir en muchas cosas , ahora digo , pues es- toy donde hay muchos testigos vivos que vieron aquel grano , que pesaba algo mas de tres mili é seysgientos pesos , segund que dixe de suso , con piedra é oro. El qual halló una india de Miguel Diaz , del qual se dixo que fué causa que esta cib- dad se poblasse aqui de la otra parto des- te rio ; é porque este tenia compañia con Frangisco de Garay, quedó el grano por entrambos , é sobre lo que montó el quin- to que pertenesgió al Rey , sacados los derechos , se les pagó la demasía , é que- dó el grano para el Rey y la Reyna ; é llevándole en aquella armada, se perdió. Y era tan grande, que assi como la india que le halló lo enseñó á los chripstianos mineros, ellos muy alegres acordaron do almorzar ó comer un lechen bueno é gor- do, é dixo el uno dcllos: «Mucho tiempo ha que yo he tenido esperanga que he de comer en platos de oro, é pues deste grano se pueden hager muchos platos, quiero cortar este lechen sobre él . » E assi lo hizo ; é sobre aquel rico plato lo co- mieron, é cabia el lechen entero en él , porque era tan grande como he dicho. Tornando á la historia , partió el co- mendador Bobadilla en fuerte hora é con mala ventura , é con él Antonio de Tor- res , hermano del ama del príngipe , que era capitán general de la flota en que el comendador mayor avia venido. Y estan- do para partir, acaesgió que uno ó dos dias antes que el armada saliesse deste puerto , llegó el almirante primero don Ghripstóbal Colom con quatro caravelas, que venia á descobrir por mandado de los Reyes Cathólicos , é traya consigo á don Fernando Golom, su fijo menor. Y como llegó á una legua deste puerto de Sancto Domingo, envió allá el comenda- dor mayor un batel con ciertos marine- ros , é créese que estaba avisado de su venida é aun prevenido para que no en- trasse aqui. Y como el almirante sintió es- to , envió á degir al comendador ma- yor que pues no quería que entrasse en lo que a\ia descubierto , que fuesse como lo mandaba : que él no pensaba que de aquello se servían los Reyes Cathólicos; mas que le pedia por merged al comen- dador mayor que no dexase salir el ar- mada deste puerto , porque el tiempo no le paresgia bien , y quél se yba á buscar puerto seguro , pues aqui no le fallaba ni le acogían. E assi se fué con sus carave- las á Puerto Escondido y que es en esta isla á diez leguas desta cibdad de Sancto Domingo , en la costa ó banda del sur al occidente , é allí estuvo hasta que passó la tormenta que adelante diré. Y después de passada, atravessó desde allí para la costa de Tierra-Firme , é descubrió lo 76 HISTORIA GENERAL Y NATURAL quese dirá adelante en su lugar. Otros vo el almirante hasta que passó la tor- digen que se fué á Agua, é que allíestu- menta. CAPITULO VIH. De lü que descubrieron en la costa de Tierra-Firme los capitanes Alonso de Hojeda y Rodrigo de Bastidas. m el tiempo que estuvo en España el almirante primero, se siguió quel capitán Alonso de Hojeda, con el favor del Obispo don Juan Rodríguez de Fonseca , que era pringipal que entendia en la gobernagion destas Indias , vino á descobrir por la costa de Tierra-Firme , é truxo su derro- ta á reconosger debaxo del rio Marañon, en la provingia de Paiia, é llegó á tomar tierra ocho leguas engima de donde ago- ra está la poblagion de Sancta Marta , en una provingia que se degia Cinta. Y era allí cagique uno llamado Ayaro, el qual quedó de pages é muy amigo de los chripstianos , al qual después tomó por engaño, éno bien fagiéndolo, otro capitán dicho Ghripstóbal Guerra. Esto fué año de mili é quinientos y uno. Pero no fueron solos estos armadores ; porque el capitán Rodrigo de Bastidas corrió desdel cabo de la Vela ( donde el almirante avia lle- gado quando descubrió la costa de Tier- ra-Firme) , é passó adelante al poniente, como se dirá en su lugar. Porque sin cul- pa mia no podría callar lo que á mi no- tigia ha venido de lo que señaladamente ha hecho cada uno en estas partes que sea digno de acuerdo; por tanto digo que Rodrigo de Bastidas salió de España año de mili é quinientos é dos con dos cara- velas desde el puerto ó bahía de la cibdad de Cádiz , á su costa é de Juan de Ledesma é otros sus amigos ; é la primera tierra que tomaron fué una isla , que por ser muy fresca é de muy grandes arbo- ledas , la llamaron Isla Verde , la qual is- la está á la banda ó parte que hay desde la isla de Guadalupe hágia la Tierra-Fir- me, é gerca de las otras islas que en aquel paraje hay. E de allí levantados estos navios , fueron por la costa de la Tierra-Firme , é platicando con los indios en diversas partes della, ovieron hasta quarenta marcos de oro , é discurrieron por la costa, la via del poniente, por de- lante del puerto de Sancta Marta desde el cabo de la Vela , é por delante de rio grande. Y mas adelante descubrió el mismo capitán Rodrigo de Bastidas el. puerto de Zamba , é los Coronados , que es una tierra, donde todos los indios della traen muy grandes coronas. Y mas al occidente descubrió el puerto que llaman de Cartagena, y descubrió las islas de Sanct Bernaldo é las de Daru , é las que llaman islas de Arenas , que están en frente é cerca de la dicha Cartagena. Y de ahy passó adelante é descubrió á Isla Fuerte , que es una isla llana dos leguas de la costa de Tierra-Firme , donde se fage mucha sal é buena. E mas adelante está la isla de la Tortuga : esta es muy pequeña é no poblada : é mas adelante descubrió el puerto del Cerní , y passó mas adelante é descubrió la punta de Ca- ribana, que está á la boca del golpho de Vrahá , y entro dentro del mismo golpho é vio los isleos ó farallones que están en la otra costa frontera junto á tierra en la provingia del Darien. Y como allí llegó, acabó de descubrir las giento é treynta leguas que he dicho , poco mas ó menos, que hay desde el cabo de la Vela hasta allí. E quando el agua fué de baxa mar, hallóla dulge en quatro bragas donde pu- do estar surgido, é llamó golpho Dulce aquel que se llama de Vrabá ; pero no vi- do el rio de Sanct^uan , que también le DE INDIAS. LIB. III. CAP. VIII. 77 llaman Rio Grande , que entra por siete bocas ó siete bracos en el dicho golpho, el qual es causa que se torne dul^e en la jusente ó menguante el agua de la mar; y en mas espacio de doge leguas de luen- go é otras quatro é cinco y en partes seis de ancho que hay de costa á costa , den- tro en el dicho golpho de Vrabá ; de lo qual y del dicho rio se dirán mas parti- cularidades adelante, porque yo he esta- do algunos años en aquella tierra En es- te viaje yba por piloto principal Juan de la Cosa , que fué muy exgelente hombre de la mar. E:i aquel golpho estuvieron estos ar- madores algunos dias, é como los navios estaban ya muy bromados é facian mu- cha agua, acordaron de dar la vuelta é atravesaron á la isla de Jamáyca , donde tomaron refresco. Y de alli fueron á la isla Española , y entraron en el golpho de Xaragua, é allí perdieron los navios que no los podian sostener: é salió la gente en tierra , é fuéronse á la cibdad de Sancto Domingo , donde fallaron al comendador Bobadilla , que ya tenia preso al almirante. E también prendió al di- cho capitán Bastidas , porque habia res- catado con los indios de la misma isla Española, y envióle preso á España en el mismo navio quel almirante fué lleva- do ; porque la una prisión é la otra fue- ron quasi á un tiempo. Pero luego el Rey é la Reyna le mandaron soltar , é por es- te servicio que fué grande é fecho á pro- pria costa del mismo capitán Rodrigo de Bastidas é otros sus amigos, como he dicho, los Cathólicos Reyes le Agieron merced de ginquenta mili maravedís de juro de por vida en aquella tierra é pro- vincia del Darien. Todo lo que descubrió Bastidas en este viaje fasta la punta de Caribana es de indios flecheros é de la mas regia gente de la Tierra-Firme, é tales son desde el cabo de la Vela al oriente fasta la punta de las salinas é Bo- ca del Drago ; é todo lo quel primero al- mirante avia descubierto en Tierra-Fir- me. E tiran en toda la dicha costa é islas della con hierva muy mala é inremedia- ble; é si hay remedio, los chripstianos no le saben. En su lugar se dirá de qué ma- nera ó con qué materiales fagen los in- dios esta ponzoñosa hierva ; é por no me detener agora en esto, tornaré al almi- rante é á su descubrimiento. CAPITULO IX. Que Iracfa de cómo se perdió el armada con el comendador Bobadilla, é del último viaje é descubrimiento que fizo el almirante don Chripstóbal Colom en la Tierra-Firme. JLlicho tengo, en el capítulo VII deste libro, cómo el almirante llegó gerca del puerto desta cibdad, viniendo de Es- paña para yr á descubrir lo que descu- brió en su último viaje de la Tierra-Fir- me , yendo á buscar el estrecho quél de- gia que avia de fallar para passar á la mar austral ; en lo qual se engañó , por- que el estrecho quél pensaba ser de mar, es de tierra , como se dirá adelante. Pe- ro no le fué dado lugar por el comenda- dor mayor para que enlrassc en este puerto desta cibdad de Sancto Domin- go: por lo qual después el almirante en- vió á avisar quel tiempo estaba de ma- nera que le paresgia quel comendador Bobadilla , é la armada que con él esta- ba aparejada para yr á España , en nin- guna manera debia partir desta cibdad; mas como no se le dio crédito, subgedió dello lo que aqui diré. Y el almirante, como prudente nauta, se acogió á Puer- to Escondido; é passada la tormenta, tiró su camino para el descubrimiento de la 78 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Tierra-Firme ; é córao ya él tenia notigia qüel capitán Rodrigo de Bastidas avia descubierto hasta el golpho de Urabá (que está en nueve grados é medio, la punta de Caribana , que es á la boca de aquel golpho) , passóse adelante á des- cobrir la costa de Tierra-Firme mas al poniente ; lo qual en este capítulo se di- rá , porque no quiero olvidar la muerte del comendador Bobadilla é del capitán de la flota, Antonio de Torres, hermano del ama del príncipe , lo qual passó des- ta manera. Partieron estos caballeros de aqueste rio é puerto desta cibdad de Sancto Do- mingo, por no aver tomado el consejo del almirante. E salida el armada á la mar, ocho ó diez leguas de aqui, dióles tal tiempo que de treynta naos é caravelas no escaparon mas de quatro ó ginco , é dieron al través todas las de demás por estas costas , é muchas se hundieron é las tragó la mar, que jamás paresgieron, é anegáronse mas de quinientos hombres, entre los quales eran los mas principales los que tengo dicho , é assi mismo aquel Roldan Ximenez que se avia algado con- tra el almirante é adelantado, su herma- no; é se ahogaron assi mismo otros gen- tiles hombres hidalgos é muy buens gen- te. E allí se perdió aquel grano de oro que dixe que pesaba tres mili é seysgien- tos pesos, con mas de otros gient mili pe- sos de oro y otras muchas cosas : assi que fue muy gran pérdida y mala jornada . El almirante, como conosgió el tiem- po, recogióse al Puerto Escondido, el qual nombre él le puso ; é desde allí, assi como fué passada la tormenta , atra- vessó la vuelta de la Tierra-Firme, é no corrió riesgo, segund paresgió por el efe- to ; porque descubrió debaxo de lo que tengo dicho que costeó Bastidas , segund yo oy á los pilotos Pedro de Umbría é Diego Martin Cabrera , é Martin de los Reyes, y á otros que se hallaron en ello. lo que agora diré. El almirante fué á re- conosQcr la isla de Jamáyca, y de allí passó y fué á reconosger el cabo de Hi-^ güeras y las islas de los Guanaoces (una de las quales se dige Guanaxa) , y fué á Puerto de Honduras, á la qual tierra lla- mó é puso nombre Punta de Caxines; é de allí fué al cabo de Gragias á Dios , y tiró la vuelta del levante la costa arriba de Tierra-Firme , y descubrió la provin- gia é rio de Veragua , é passó á otro rio grande que está mas al oriente , é llamó- le rio de Belén. Este está una legua de] rio que los indios llaman Yebra, que es el mismo de Veragua ( la qual se cree que es una de las mas ricas cosas que hay en todo lo descubierto); y de ahy subiendo la costa al oriente, llegó á un gran rio , é llamóle rio de Lagartos. Este es el que agora los chripstianos llaman Chagre, que nasge gerca de la mar del sur , aunque viene á fenesger en la del norte , é passa á quatro leguas de Pancmá. Y de aUí dis- curriendo, llegó á una isla que está junto á la costa de la Tierra-Firme, é llamóla isla de Bastimentos , é á Puerto Bello , é de allí passó por delante del Nombre de Dios (el qual nombre puso después á aquel puerto el capitán Diego de Nicue- sa, como se dirá en su lugar). E passó el almirante al rio de Frangisca é al puer- to del Betrete ; é de allí subió hasta el golpho de Secativa , é llamóle golpho de Sanct Blas ; é subió mas por la costa has- ta las islas de Pocorosa , é allí llamó el almirante á aquello el Cabo del Mármol. Por manera que deste camino , que fué el último quel almirante fizo á estas par- tes , descubrió de la Tierra-Firme giento é noventa ó dosgientas leguas de costa, poco mas ó menos. E desde allí atravessó á la isla de Ja- máyca , la qual está del cabo de Gragias á Dios la vuelta del nordeste gient leguas. E allí se le perdieron los dos navios, que los traya ya muy cansados é bromados; DE INDIAS. LIB. lil. CAP. IX. é de quatro que avia llevado , el uno de- xó perdido en el rio de Yebra (que es en la provingia de Veragua) , y el otro le de- xó en la mar, porque no se podia tener sobre el agua ; porque en aquellas costas de Tierra-Firme, como hay muchos ó grandes rios , assi hay mucha broma en ellos, é presto se pierden los navios. Pero en treynta dias que atravessaron fué á reconosger la tierra de Omohaya , que es en la isla de Cuba de la banda del sur, quasi al fin de la isla , donde ago- ra está poblada la villa de la Trinidad : é desde allí fué á Jamáyca, donde, como es dicho , perdió los otros dos navios , é dio con ellos gabordando en la costa don- de agora digen Sevilla. E desde allí dio notigia de su venida al comendador ma- yor, que estaba en esta cibdad de Sáne- lo Domingo , con una canoa que envió de indios, y en ella á Diego Méndez, su criado , que es un hidalgo , hombre de honra, vegino desta cibdad, que hoy dia vive. El qual se atrevió á mucho, por ser la canoa muy pequeña, é porque fágil- mente se trastornan en la mar tales ca- noas , e no son para engolfarse ninguno que ame su vida, sino para la costa é gerca de tierra. Pero él, como buen cria- do é homl}re animoso , viendo á su señor en tanta nesgessidad , se aventuró é de- terminó é passó toda la mar que hay des- de aquella isla á esta con las cartas del almirante, para quel comendador mayor le socorriesse y enviasse por él. Por el qual servigio (que en la verdad fué muy señalado, quanto se puede encaresger) el almirante siempre le tuvo mucho amor, é le favoresgió : é sabido por el Rey Ca- thólico le hizo mergedes , é le dio por ar- mas la misma canoa, por exemplo de su lealtad. E sin dubda en aquellos pringi- pios meterse un hombre en la mar con sus enemigos, seyendo cc^üo son tan grandes nadadores y en barca ó passaje tan peligroso é ingierto , fué cosa de gran- de ánimo y de señalada lealtad é amor que á su señor tuvo. Y cómo el comen- dador mayor vido las cartas del almiran- te , envió luego una caravela á saber si era verdad , é para ver de la manera que estaba el almirante é sentir la cosa , é no para lo traer. Pero el Diego Méndez com- pró un navio de los dineros del almirante é bastegióle y envió por su señor , en que vino á esta isla , en tanto quel Diego Mén- dez fué á Castilla á dar notigia al Rey é Reyna Cathólicos de lo quel almirante avia fecho en aquel viaje. No es razón de dexar en silengio lo que al almi- rante intervino en aquella isla , después de aver enviado á Diego Méndez á esta, como es dicho, á dar notigia de su que- dada allí , porque es cosa memorable y para ser notado lo que agora diré. Es de saber que assi de los trabajos que su gente é marineros avian passado en este descubrimiento, como en aver passado por tan diferentes regiones é con tan malas comidas é falta de reposo , avia muchos enfermos ; é los que estaban sa- nos se le amotinaron, indugidos á ello por dos hermanos que allí yban, llama- dos Frangisco de Porras , capitán de un navio de aquellos, é Diego de Porras, contador de aquella armada: los quales tomaron todas las canoas que los indios tenían , é publicaron que el almirante no quería yr á Castilla , porque les avia di- cho que esperassen la respuesta de Diego Méndez y que enviasse navios que los llevassen á todos. Pero ellos, mal acon- sejados , no queriendo obedesger su man- dado , se fueron é metieron en la mar, pensando atravessar é venir en las ca- noas á esta Isla Española ; é aunque mu- chas veges lo tentaron, no pudieron salir con su intengion : antes porfiándolo, se anegaron algunos de los compañeros que á estos seguían; por lo qual acordaron los que dellps quedaron, de volver donde el almirante quedaba , con determinagion 80 HISTORIA GENERAL Y NATURAL de le tomar los navios que le oviessen venido. Mas en tanto que los algados é desobedientes entendian en lo que es di- cho, cobraron salud los que avian que- dado enfermos y en compañía del almi- rante, aunque eran pocos en número. Y como fué entendida la maligia, mandó el almirante al adelantado don Bartolo- mé , su hermano , que saliesse al campo ü resistir el mal propóssito de los contra- rios : é peleó con ellos é los desbarató é vcngió é mató tres ó quatro dellos, é otros muchos quedaron heridos. E aquesta fué la primera batalla que se sabe aver ávido entre chripstianos en estas partes é In- dias; y el Frangisco é Diego de Porras fueron presos. Antes que esta batalla é diferengias subgediessen , como los indios vieron que los que estaban sanos de los chripstianos se avian ydo é dexado al almirante , é que los que con él avian quedado eran pocos y enfermos no les querían dar de comer ni otra cosa alguna. E viendo es- to el almirante, hizo juntará muchos de los indios é dixoles que si no le daban de comer á él é á los chripstianos, que tuviessen por gierto que avia de venir muy presto una pestilengia tan grande que no quedasse indio alguno dellos, é que por señal desto é de la pestilengia é vertimiento de sangre que avria en ellos, veri an tal dia (que él les señaló), é á tal hora, la luna hecha sangre. Esto dixo él, porque como era gentil astrólo- go , sabia que avia de ser eclipse de la luna, quando les avia dicho. Llegado pues el tiempo , como vieron los indios eclipsada la luna , creyeron lo que el al- mirante les avia dicho , é muchos dellos fueron, dando voges é llorando, á pedir perdón é rogar al almirante que no estu- viesse enojado ; é diéronle á él é á los que con él estaban quanto querían é avian menester de sus mantenimientos , é sirviéronle muy bien. En aquesta manera de vida trabajosa estuvo el almirante é los chripstianos que le quedaron un año, durmiendo é habitando en los navios que estaban al través , anegados hasta la cubierta dentro del agua de la mar junto á tierra, é dentro del puerto donde agora está la villa de Sevilla, que es la pringipal po- blagion de aquella isla. E alli gerca fué la batalla que es dicho , y el puerto se dige Sánela Gloria. Passado lo que es di- cho , llegó la caravela que Diego Méndez envió por el almirante ; y quando se em- barcaba en ella , lloraban los indios por- que se yba , porque pensaban que él é los chripstianos eran gentes celestiales. Llegado el amirante á esta cibdad de Sancto Domingo, estuvo algunos dias descansando aqui; é festejóle el comen- dador mayor, é túvole en su posada, fasta que después se partió el almirante en los primeros navios que fueron á Es- paña á dar cuenta al Rey Cathólico de lo que avia fecho en este su postrero des- cubrimiento de parte de la Tierra-Fir- me. E de aquel camino después que vol- vió á Castilla , como ya era viejo y en- fermo é muy apassionado de gota, mu- rió en Yalladolid , año de la Natividad de Ghripsto de mili é quinientos y seis años , en el mes de mayo , estando el Rey Cathólico en Villafranca de Valcagar, á la sagon quel sereníssimo Rey don Felipe é la sereníssima Reyna doña Juana, padres de la Cesárea Magostad, nuestros seño- res, venian á reynar en Castilla. Assi que muerto el Almirante donde he dicho, fué llevado su cuerpo á Sevilla al moneste- rio que está de la otra parte del Guadal- quivir, llamado las Cuevas, de la Orden de la Cartuxa, é alli se pusso en depósi- to. Plegué á Dios de le tener en su glo- ria'... porque demás de lo que sirvió álos Reyes de Costilla, mucho es lo que todos los españoles le deben; porque aunque en estas partes han padesgido é muerto DE INDIAS. LIB. III. CAP. IX. 81 muchos dellos en las conquistas é pagi- ficagion destas Indias , otros muchos que- daron ricos é remediados ; é lo que me- jor es, que en tierras tan apartadas de Europa, é donde el diablo era tan servi- do é acatado , le hayan los chripstianos desterrado della, é plantado y exorgitado la sagrada fé cathólica nuestra é Iglesia de Dios en partes tan remotas y extra- ñas é de tan grandes rey nos é señoríos, por medio é industria del almirante don Chripstóbal Colom. Y que demás desto, se hayan llevado é llevarán tantos te- soros de oro , é plata , é perlas , é otras muchas riquezas é mercaderías á Espa- ña: por lo qual ningún virtuoso español se desacordará de tantos benefigios co- mo su patria resgibe é han resultado, mediante Dios , por la mano de aqueste primero almirante destas Indias. Al qual subgedió en su título , é casa y Estado el almirante don Diego Colom , su hijo : el qual casó con doña María de Toledo , so- brina del ilustre don Fadrique de Tole- do, duque de Alva, de buena memoria, fija de su hermano don Fernando de To- ledo , comendador mayor de León en la Orden militar de Sanctiago. En la qual ovo el almiradte don Diego Colom al almirante don Luys Colom, que des- pués heredó su casa y Estado y al pre- sente lo tiene , é ovo otros fijos en esta señora. CAPITULO X. I)e la gobernación del comendador mayor, don Frey Nicolás de Ovando, é de cómo se passó la vecindad desla cibdad, que estaba de la olra parte del rio, adonde agora está, y de las iglesias y perlados dellas que ha ávido y hay en esta isla Española, é de los edificios desta cibdad de Sánelo Domingo y oirás cosas notables desla Isla. JL orque en la segunda parte destas his- torias se continuarán los descubrimientos de los particulares armadores , solamente digo que el año de mili é quinientos y quatro Juan de la Cosa é otros sus con- sortes passaron con quatro navios á la costa de la Tierra-Firme, y en ella y en algunas islas cargaron de brasil y esclavos. En el qual tiempo también otro capitán , llamado Chripstóbal Guerra, armó é passó á la Tierra-Firme á extragar lo que pudo ; y del mal subgesso de los unos é los otros se dirá en su lugar convinien- te: é assi mesmo de la desventurada muerte del capitán Diego de Nicuesa , y del primero descubrimiento de la mar del Sur , hecho por Vasco Nuñez de Bal- boa, y del mal fin é nombre con que acabó sus dias. Pero porque todo esto es del jaez de la segunda parte de la Natu- TOMO I. ral é general historia destas Indias, de- girlo he donde mejor quadre é sea mas conviniente la relagion dello. E por tan- to volveré á esta Isla Española é cibdad de Sancto Domingo , donde llegó el co- mendador mayor , don Frey Nicolás de Ovando (estando la poblagion de la otra parte deste rio), á los quinge del mes de abril de mili é quinientos y dos años, 6 se fué el comendador Bobadilla con la armada, segund es dicho , é aquel mismo año vino el almirante don Chripstóbal Colom á fager el descubrimiento de Ve- ragua é parte de la Tierra-Firme ; é apor- tó después en Jamáyca, do quedaron sus caravelas perdidas, é vino aquí en el mes de septiembre de mili é quinientos y quatro años. Pero lo gierto es que el al- mirante vino el mismo año é desde á poco tiempo que el comendador mayor 82 HISTORIA GENERAL Y NATURAL acá estaba, porque en los mismos navios quél vino, se tornaba á España el comen- dador Bobadiila; é aquellos se perdieron por no aver tomado el consejo del almi- rante, segund lo he dicho. Assi que, tornando á la historia, digo que después que ahy llegó Colom, veni- do de Jamáyca, ovo una tormenta que los indios llaman huracán á los doge dias del mes de septiembre que derribó todas las casas é buhios desta cibdad , ó la mayor parte deltas. Mas porque des- pués, passados algunos años, ovo otras dos tormentas ó huracanes mayores de que mas largamente se dirá adelante , no diré aqui mas en esto del huracán. E ya esta cibdad la avia hecho passar donde agora está el comendador mayor; é de alli adelante se comentaron á edificar é labrar casas de piedra é de buenas pa- redes y edifigios. Pero yo no le pienso loar aver passado aqui la cibdad, ni averia quitado de la otra costa ó ribera deste rio, donde primero fué fundada; porque en la verdad de nesgessidad se- ria mas sano asiento é vivir del otro ca- bo que de aqueste, porque entre el sol 6 aquesta cibdad passa el rio de la Oga- ma; é assi las nieblas de la mañana, lue- go quelsol aparesge, las derriba ó trastor- na sobre esta cibdad. Demás de aqueste defeto , que es muy grande , el agua de una muy buena fuente, de donde se pro- vee la mayor parte desta poblagion, está en frente della de la otra parte del rio, ó los que no quieren beber de los pogos que no son buenos, ó no hagen traer agua de otras partes lexos , van alli por agua. E como este rio es muy hondo, no tiene puente ; é á esta causa , aunque hay una barca ordinaria que la cibdad paga é tiene para passar á quantos quisieren yr ó venir é atravessar el rio á pie ó á ca- ballo, es menester tener un esclavo ó mas otros mogos ocupados solamente en proveer la casa de agua de la dicha fuente. Assi que grande inconveniente es también; mas dio lugar á esta inadver- tengia del comendador mayor ser muy possible traerse el agua á esta cibdad desde un rio que se llama Hayna , que está á tres leguas de aqui, de muy bue- na agua é pueden fager que venga á la plaga desta cibdad é á todas las casas que aqui hay : con lo qual seria una de las poblagiones muy buenas del mundo, é assi cessaria el defeto del agua. E tam- bién pudo caussar la mudanga deste pueblo que siempre los gobernadores nuevos quieren enmendar las obras de los passados, ó dar forma cómo se ol- vide lo que los antegessores en el ofigio obraron, para escuresger la fama del que passó. Pero con estos inconvinientes que he dicho desta cibdad, tiene otras cosas bue- nas. Lo primero está aqui una iglesia ca- thedral, cuya erecgion se fizo por el Ga- thólico Rey don Fernando é la sereníssi- ma Reyna doña Johana , su fija , nuestra señora; y el primero obispo della fué don fray Gargia de Padilla, de la Orden de Sanct Frangisco , el qual no passó á estas partes , porque vivió poco después que fué obispo; y el segundo fué el maestro Alexandro Geraldino. Este fué romano é buen perlado y -de sana intengion. El ter- gero obispo desta sancta iglesia é obispa- do de Sancto Domingo , que hoy tene- mos , es don Sebastian Ramírez de Fuen- te Leal , presidente que fué de la Audien- gia Real que aqui reside, el qual es assi mismo obispo de la iglesia de la cibdad de la Concepgion de la Vega, en esta misma isla de Hayti ó Española , que está treynta leguas la una cibdad de la otra. Mas para que mejor se entienda la unión destas dos iglesias é obispados, es de sa- ber que quando fué hecho el primero obis- po desta cibdad, fray Gargia de Padilla, fué hecho el primero obispo de la cibdad de la Concepgion de la Vega, don Pero DE INDIAS. LII3. III. CAP. X. 83 Suarez de Doga. Y aqueste fué el primero obispo que passó á esta isla é á las In- dias destas partes ; e después de los dias de aquel, no proveyeron de obispo de la Vega á otro alguno. Y estando vacantes ambas iglesias , la de la Vega en este su primero obispo, don Pero Suarez de De- Ca, é aquesta de Sancto Domingo en su obispo segundo, que fué el maestro Ale- xandro Geraldino, la Cesárea Magestad quiso unir entrambas iglesias cathedrales debaxo de una mitra é solo un obispo , á causa que, seyendo dos perlados, era poca renta , é juntas las iglesias, es buena co- sa. E assi proveyó Su Magestad de per- lado en quien entrambos obispados esíu- viessen ; y este fué fray Luis de Figueroa, prior del moneslerio de la Mejorada , de la Orden de Sanct Hierónimo, que es una legua de la villa de Olmedo. Y estando las bulas concedidas é despachadas por el Pa- pa el año de mili é quinientos é veynte y quatro, antes quel despacho viniesse de Roma, murió el eleto en el monesterio su- yo que he dicho de la Mejorada; é la Cesá- rea Magestad después desto hizo la misma merced, quel mismo eleto tenia, á don Sebastian Ramírez de Fuente Leal, obispo que hoy tenemos, en el qual fueron unidas ambas iglesias en un perlado , é la pre- sidencia desta Real Audiencia é Changi- lleria que aqui reside. Y después que en esta cibdad estuvo un poco de tiempo, le mandó la Cesárea Magestad que passasse á la Nueva España con el mismo cargo de la presidengia, para reformar aquella tierra. Y esto baste quanto á los perlados, é fablemos en la propria iglesia : la qual, de mas de tener las dignidades é canóni- gos é racioneros que conviene , é todo lo demás concerniente al servicio del culto divino , es muy bien edificada en lo que está fecho, é acabada, será sumptuosa é tal que algunas de las cathedrales de Es- paña no le harán ventaja; porque es de fermosa é fuerte cantería , de la qual hay aqui assaz canteras ó veneros de piedra junto á la cibdad, en la costa deste rio, quanta quieren, E assi está aquesta cib- dad tan bien edificada , que ningún pue- blo hay en España, tanto por tanto, mejor labrado generalmente, dexando aparte la insigne é muy noble cibdad de Barce- lona; porque demás deste aparejo grande que he dicho de la piedra, é toda la bue- na cal que al propóssito de la fábrica es menester, hay muy singular tierra para tapiería , é hádense tales tapias que son como muy fuerte argamassa. E assi hay aqui muy buenas é muchas casas princi- pales , en que cualquier señor é grande se podria aposentar ; é aun algunas de- llas son tales que en muy buenos pueblos de los de España he yo visto la Cesárea Magestad aposentado en casas no tales, quanto á la labof deltas, y en muchas que en sitio é vista no se igualan con estas. Es aquesta cibdad toda tan llana como una mesa , é al luengo della , de norte á sur, passa el rio de la Ogama, que es navegable, hondo é muy hermoso á cau- sa de las heredades é jardines é labran- Cas que en sus costas hay , con muchos naranjos é cañafístolos é arboledas de fruc- la de muchas maneras. A la parte que esta cibdad tiene el mediodía, está la mar batiendo en ella , de forma quel rio é la mar cercan la mitad ó mas parte desta cibdad. E á la parte del poniente é del norte está la tierra , donde se extiende mas la población de hermosas calles é muy bien ordenadas é anchas , é tiene de parte de la tierra muy hermosos pra- dos y salidas. En conclusión , que en vis- ta é asiento y en lo que es dicho no hay mas qué pedir; puesto que no está tan poblada ni de tanta vecindad como estu- vo el año de mili y quinientos é veynte é cinco , quando yo fize relación á su ma- gestad desta cibdad en aquel Sumario re- portorio que escrebí de cosas de Indias, á causa que lodo lo desta vida sana y 84 HISTORIA GENERAL Y NATURAL adolesge ; é uiiiclios que se han hallado ricos se han ydo á España, é otros á poblar en otras islas é á Tierra-Firme, porque desde aqui se ha descubierto é poblado é proveydo siempre lo mas de las Indias, como desde cabega é madre é nudridora de todas las otras partes des- te imperio. También han sido causa de se aver ydo mucha gente de aquesta isla las grandes nuevas que en diversos tiempos han venido de los descubrimientos nue- vos del Perú é otras partes : é como los liombres son amigos de novedades é des- seaa presto enriquesger , muchos dellos (en espegial los que ya estaban aqui asen- tados) han agertado á empobresger, por no reposar. El puerto desta cibdad es doge ó quin- ge pasos de tierra, donde surgen las naos; é las casas que están en»la costa del rio están assi gercanas de los navios como en Ñapóles , ó en el Tíber de Roma , ó en Guadalquivir en Sevilla é Triana. Y en quatro bragas de agua, tan gerca como he dicho , surgen naos grandes de dos gavias , y otras algo menores se allegan tanto á la tierra que echan una plancha, é sin barca, por la plancha, botan en tier- ra las pipas é toneles , é también toman la carga. Hay desde donde surgen las naos hasta la boca de la mar é comiengo de la entrada del puerto, tiro é medio de escopeta ó poco mas; y entrando en el rio dentro á par del puerto está un cas- tillo assaz fuerte para la defensión é guar- da del puerto y de la cibdad : el qual edi- ficó el comendador mayor don frey Ni- colás de Ovando en el tiempo de su go- bernagion. Pero porque no se olvide tan señalada particularidad, ni pierdan las gragias los que las meresgen por prime- ros edificadores , digo quel que primero fundó casa de piedra é al modo de Es- paña en esta cibdad , fué Frangisco de Garay , é después del frey Alonso del Vi- so, de la Orden é caballería de Calatra- va, y el tergero fué el piloto Roldan, en las Quatro Calles, y el quarto fué Juan Fernandez de las Varas : después y tras los que he dicho , se pringipió la fortaleza é se fizieron otros edifigios , é se hagen é labran cada dia por el gran aparejo de los materiales que hay para la fábrica. CAPITULO XI. Da la veataja y difereacia que el auclor pone de esta Isla Española á las islas de Secilla é Inglaterra : é las .razones que para ello expresa. Jjien conozco que toda comparación es odiosa para algunos de los que escuchan lo que no querrían oir; é assi acaesgerá á algunos letores seguíanos é ingleses con este mi tractado , en espegial con lo que podrán ver en este capítulo , en el qual torno á degir lo que he dicho y escrito otras veges , y es : que si un príncipe no tuviesse mas señorío de aquesta isla sola, en breve tiempo seria tal, que higiesse ventaja á las islas de Segilia é Inglaterra; porque lo que aqui sobra á otras provin- gias liarla muy ricas. Y porque he puesto la comparagion en dos islas de las ma- yores y mejores de los chripstianos , ra- zón es que diga qué me movió á poner la comparagion en ellas. Díxelo, porque aquellas dos islas é ca- da una dellas son muy ricas é notables reynos, é porque son muy conosgi- das. Díxelo, porque esta Isla Española es donde hay muy ricas minas de oro, é muy abundantes, é continuas, que sola- mente se enflaquesgen, quando los hom- DE IJNDIAS. LIB. 111. GAP. XI. 85 bres dexaii de exergitarse en ellas. Dí- xelo , porque aviendo venido en nuestro tiempo las primeras vacas de España á esta isla, son ya tantas, que las naves tornan cargadas de los cueros dellas ; é ha acaesí^ido muchas veges alangear tres- vientas é quinientas dellas , é mas ó me- nos , como place á sus dueños , é dejar en el campo perder la carne, por llevar los cueros á España. Y porque mejor se en- tienda esto ser assi , digo quel arrelde de carne vale á dos maravedís. Díxelo, por- que assi mismo se truxeron las primeras yeguas del Andalugia , y hay tantos ca- baüos é yeguas, que han valido á qua- tro é á tres castellanos, é una vaca paridera un castellano, y un carnero un real. Yo digo lo que he visto en esto de los ganados, é yo los he vendido de mi hacienda en la villa de Sanct Juan de la Maguana á este presólo é menos. Deste ganado vacuno é de puerco se ha hecho mucho dello salvaje; y también de los perros é gatos domésticos que se truxe- ron de España hay muchos dellos bravos por los montes. En esta isla hay tanto algodón que la natura produge , que si se diessen las gentes á lo curar y labrar, mas é mejor que en parte del mundo se haria. En la isla del Xio , que es en el archipiélago la pringipal que tienen genoveses , es una de sus mas principales riquezas é gran- gerias el algodón , y aqui no curan de- llo. Hay innumerable cañafístola en esta isla ; y muy hermosas arboledas della , y en gran cantidad continuamente se car- ga para España é otras partes , y es muy buena é vale el quintal á quatro ducados y menos. Hay tanto agúcar, que entre Jos ingenios que muelen é los que se la- bran (que molerán presto) , hay en sola esta isla veynte ingenios poderosos , que cada uno dellos es muy rico y hermoso heredamiento ; sin otros trapiches de ca- ballos. E continuamente van las naves cargadas é muchas caravelas con adúcar á España , é vale aqui el arroba á duca- do y á peso y á menos , y es muy bue- no ; y las mieles y sobras que del agúcar acá se pierden é se dan á los negros é tra- bajadores, serian en otras partes un gran tesoro. Hay en estas islas mucho brasil: é non curan dello, por no Irabaxar en ir á lo sacar é cortar en las sierras que llaman del Baoruco , é porque hay otras cosas muchas en que ganar y emplear el tiem- po, sin tanto trabaxo é con menos costa. Hay exgelente color de aguí y mucho, aunque acá lo estiman poco; puesto que no es menos bueno que el que nuestros pin- tores llaman de acre. Hay muchos y muy grandes montes é boscajes de los árbo- les del guayacan , que puesta esta made- ra ó leños del en la playa del puerto des- ta gibdad, vale el quintal á sesenta mara- vedís é á veges á real de plata ; é hay en muchas partes del mundo donde vale á dos é á tres reales la libra : é yo lo Jie visto vender en Medina del Campo á dos reales la libra , y aqui es tenido en poco por la mucha abundancia que hay dell(5, y es muy exgelente y maravilloso árbol, por las grandes curas y diversas enfer- medades que con este palo se curan é con el agua del. Todas las cosas que se siembran é cultivan en esta isla, de las que han venido de España , las mas se dan é han multiphcado muy bien. En lo que di- xe de los ganados hay hombres é ve- ginos desta cibdad de á siete y de á ocho y de á diez y doge mili cabegas de vacas, y tal de á diez é ocho ó veynte mili cabegas é mas , y aun veynte y cin- co é treynta y dos , y si dixere quarenta y dos hay quien las tiene : que es una dueña viuda, honrada hijadalgo, llamada María de Arana, muger de un hidalgo que se de- cía Diego Splano, que ha poco tiempo que murió. Y porque quando la primera vez se imprimió esta primera parte, dixe quel señor obispo de Venecuela , que 86 HISTORIA GEiNERAL Y NATURAL agora lo es de Sanct Johan, don Ro- drigo de Bastidas , tenia diez é seys mili cabegas deste ganado , digo que al pre- sente en este año de mili é quinientos é quarenta é siete años tiene veynte é fin- co mili cabegas ó mas de vacas. De los carneros y yeguas hay mucho ganado assi mismo. De los puercos se han algado é ydo al monte tantos, que andan á grandes rebaños fechos monteses salva- jes , assi dellos como de las vacas , por- que los pastos son muchos é muy ordi- narios. Las aguas muy buenas: los aires templados y el verano y el invierno de tal manera , que hay poca diferencia en todo tiempo de los dias á las noches : y el tiempo del invierno es sin frió , é la calor del verano no es demasiada. Y la isla es grande, donde se pueden bien ex- tender los ganados é las gentes con sus labrangas , porque boja su circunferengia de aquesta isla tresgientas é ginquenta leguas , pocas mas ó menos , costa á costa terrena, é aun algunos digen quatrogientas. En esta isla se han fecho innumerables naranjos é gidras é limas é limones dul- ges é agros, y es tan bueno todo que lo mejor de Córdoba ó Sevilla no le hage ven- taja , é haylo siempre. Hay muchas higue- ras é granados, é solamente se han dexado de dar en esta tierra las fructas é árboles de cuesco : é aunque podrá alguno degir con verdad que hay olivos dentro en esta cibdad, é algunos dellos hermosos é gran- des, digo que es assi ; pero son estériles, porque no llevan otra fructa alguna, sal- vo hojas. Hay muy buena hortaliza assi de lechugas é rábanos y berros , como de perexil é culantro é hiervabuena é gebo- lletas é coles de las que llaman llantas ó vergas napoUtanas é abiertas , como de los repollos gerrados ó murgianos. Há- gense también las berenjenas que les es tan natural é á su propóssito esta tierra, como á los negros la Guinea ; porque acá se hagen muy mejor que en España , y un pié de una berenjena tura dos y tres años émas, dando siempre berenjenas. Há- gense también los fesoles que es muy grande su abundangia , y es muy gentil legumbre (estos se llaman en Aragón ju- dias). Hágense buenos nabos algunas ve- ges, é zanahorias é muchos pepinos. Hay melones de Castilla muy buenos é la ma- yor parte de todo el año : é lo mismo ha- gen los higos, que la mayor parte del año los hay pocos ó muchos como los melo- nes; pero en su tiempo ordinario son mayores é mejores. Poco tiempo há que por la diligengia de un vegino desta cib- dad se han fecho muchos cardos : como cosa nueva los vendió bien; poro des- gragiados é amargos é aparejados para los codigiososde beber, porque á la ver- dad este manjar ó granjeria no es tal acá, como en las tierras frias de nuestra Es- paña, ni los nabos é las zanahorias. En conclusión que todas las cosas que he dicho que se truxeron de España, aquellas se dexan de hager é multiplicar de que los hombres se descuidan é no curan ; porque el tiempo que las han de esperar, le quieren ocupar en otras gran- jerias gruesas é de mas provecho é para enriquesger mas pronto (y en espegial los que en estas partes no tienen pensa- miento de permanesger ni quieren desta tierra, sino desfructalla é volverse á sus patrias) , dánse á la mercaduría ó á las minas, ó á la pesquería de las perlas, é á otras cosas con que presto alleguen ha- gienda, con que se vayan. E por tanto ningunos ó muy raros son los que quieren ocuparse en sembrar pan ó poner viñas , porque los mas que por acá andan , tie- nen esta tierra por madrastra (aunque á muchos hales ydo muy mejor que en su propria madre). Pues no se piense que, si falta pan é vino de Castilla, que es por culpa de la tierra: se ha probado algunas veges el pan é se ha hecho muy bien ; é assi mis- DE INDIAS. LIB. III. CAP. XI. 87 ino las ubas como se puede ver en muy buenas ubas de muchas parras que hay en esta cibdad : é aunque no se hubieran traydo de Castilla los sarmientos, muchas ubas de parras salvajeses hay en la isla é dellas se pudieran plantar y enxerir: que assi se cree que ovieron principio todas las del mundo. Quanto mas que yo vi en el mes de hebrero del año de mili é quinientos é treynta y nueve, que un vegino desta cibdad higo sacar de la pla- ga una canasta de ubas de un majuelo ó viña nueva que tiene en la ribera de Nigua, quatro leguas y media ó ginco de aqui ; é se vendieron á dos reales de pla- ta la libra hasta en quantia de nueve ó diez pesos de oro , y este fué el mismo de los cardos que se dixo de suso. Assi que las ubas é pan que faltan en la tier- ra, es á culpa de los moradores della. Por manera que la comparagion que toqué de aquellas tan famosas islas, por lo que está dicho, se puede miiy bien ver y entender quánta ventaja esta nuestra Isla Española les hage á entrambas , é á cada una de- llas , examinadas todas las particularida- des dichas é otras muchas mas que se podían degir. Avia en esta isla de suyo , que no se truxeron de España ni de otra parte, mu- chas buenas hiervas como las de España: que acá por los campos ellas se hagen sin industria de los hombres , como lo podrá ver el letor en el libro ÍX desta his- toria , porque alli se tracta esta materia. Dixe de suso que vale el arrelde á dos maravedís de la vaca en esta cibdad, é todas gentes no entenderán qué cosa es arrelde ni qué presgio es el maravedí, si no fuere español el que lo leyere. Y para que esto se entienda, digo que un dine- ro ó jaqués de Aragón , ó un dinero de Itahaes un maravedí é medio, é un qua- trín romano es tanto como un maravedí, é quatro cavaluchos de Ñapóles valen tanto quanto un maravedí ; y una arrelde es peso de quatro libras, é cada libra es peso de diez é seys ongas. Y desta ma- nera seré entendido de los ítaHanos é de otras gentes muchas, por lo que he dicho; é conosgerán quán barato vale aqui la carne , puesto que es de las mejores que puede aver en el mundo. Gallinas como las de Castilla no las avia; pero de las que se han traydo de España, se han fe- cho tantas que en parte del mundo no puede aver mas; porque raras veges sale huevo falto de quantos se echan á una gallina de los que ella puede cobrir con sus alase cuerpo. Assi que, generalmente yo he tomado lo que hage al caso de mi comparagion y desta isla é cibdad é de la iglesia pringipal della, que está con su clero é dignidades é canónigos é ra- gioneros é capellanes bien doctada. Assi mismo hay en esta cibdad tres mo- nesterios, que son SanctFrangisco é Sáne- lo Domingo é la Merged: los quales por la orden que los he nombrado assi son antiguos , ó primeramente fundados ; é to- das tres casas de gentiles edifigíos, pero moderados é no tan curiosos como los pringipales de España , aunque el de la Merged no está acabado; pero supringipio es muy suntuoso é se cree que será el mejor edificado. En estos monesterios digo (hablando sin ofensa de ningún mo- nesterio de quantos hay por el mundo de aquestas tres Órdenes), que hay en estos de aqui personas de tanta religión é gran exemplo que bastarían á reformar todos los otros monesterios de otros muchos reynos , porque son sanctas personas y de gran doctrina. Hay assi mismo un muy buen hospital, bien edificado, é doctado de buena renta, donde los pobres son cu- rados é socorridos , en que Dios es muy servido. Hánse fecho agora nuevamente unas escuelas para un colegio (donde se lea gramática é lógica, é se leerá philo- sophia é otras sgiengias), que á do quiera sería estimado por gentil edifigío , é cada 8Í HISTORIA GENERAL Y NATURAL (lia se ennoblesge mas esta cibdad en edi- ficios de casas é las iglesias é moneste- rios, é fortalezas continuamente edifican. Reside en esta cibdad la corte de la Audiencia é Changilleria real , debaxo de cuyajurisdigionno solamente está aques- ta isla Española , pero todas las que he dicho están con mucha parte de Tierra- Firme. Reside aqui assi mismo el señor almirante don Luis Colom, duque de Veragua é de las islas é bahia de Cere- baro, marqués de la isla de Jamáyca, nie- to del primero almirante, don Chripstóbal Colom, que descubrió estas partes , é hi- jo del segundo almirante , don Diego Co- lom. Desde aquesta isla han salido la mayor parte de los gobernadores é capi- tanes que han conquistado é poblado la mayor parte de lo que los chripstianos poseen en estas Indias , como se dirá mas largamente en sus lugares é partes que convengan ; pero tomando exemplo é principio é dechado en la industria del primero descubridor deste nuevo mundo (ó parte tan grandíssima del). Assi que, tornando á mi propósito de la compara- ción fecha desta isla con las de Ingla- terra é Segilia, á consecuencia de lo qual he traydo todo lo que está dicho, digo assi mismo que no se han acabado de degir otras particularidades desta tierra que se podrán notar de los capí- tulos adelante escriptos, porque aqueste no sea prolixo , é aun porque la breve- dad del tiempo no ha dado lugar á sa- berse otras cosas muchas que adelante se sabrán. E porque la orden no se per- vierta é vaya reglada , assi en lo que to- ca á los árboles , como á los animales , é al pan é agricoltura de la propria isla , é á otras materias é particularidades de medigina , é de los ritos é gerimonias , é costumbres desta gente de Indias; y en cspegial desta isla, de que agorase tracta, hay mucho mas que degir é notar, allen- de do lo que está dicho y escripto hasta aqui. Por tanto iré distinguiendo é parti- cularizando lo que hasta el tiempo presen- te ha venido á mi notigia ; y porque toda comparagion semejante suele ser odiosa, é algunos querrán responder por su mis- ma patria, é podrá degir el inglés que no se debe admitir lo que digo, en per- juigio de su isla, que de tantos tiempos es habitada de reyes, é príngipes, 6 gente noble é belicosa, é tan fértil, é rica é poderosa , é con otras muchas par- ticularidades y exgelengias que se le pue- den atribuir; assi como dos argobispa- dos , Canluarensis et Evoracetisis é diez y nueve obispados, é ginqüenta cibdades, é la pringipal dellas Londres, que es una de las famosas de la chripstiandad, é giento é treinta y seis villas é sesenta y tres provingias , é ducados , é señalados barones é príngipes debaxo de la admi- nistragion é señorío de un rey tan po- deroso é de tantos reyes desgendiente, po- drán degir que quarcnta años después de la destruigion de Troya fué su fundagion inglesa, y que por tanto debe pregeder á todas las otras islas. Podrá degir el sc- giliano que ovieron su origen de los ibe- ros é de Sicano su capitán , del qual se llamó Sicania , al qual subgedió Siculus, Neptuni filius , é que es copiosa de exge- lentes cibdades, antiquíssimas é nobles, assi como Megina, Siracusa, Palermo é otras, é de muchas villas, é varones muchos, de títulos é gente noble, é fer- tilíssima de pan é vino , é todo lo que es menester para el uso de los hombres; é situada en el coragon de Europa ; é assi á su propósito traerán á su Diodoro Sí- culo é otros auctores aprovados que largamente han escripto en su favor, é por tanto dirán que ninguna otra isla le debe pregeder. Ninguna cosa desas é de otras muchas que se pueden degir en loor de Segilia é de Inglaterra , no con- tradigo; pero ha de considerar el letor, que todas esas cosas hagen á mi propós- DE INDIAS. LIB. III. CAP. XI. 89 sito, pues desde tantos siglos aquellas islas están pobladas de gente de razón é con corte de príncipes é Reyes tan señalados, como en la una y en la otra ha ávido: que tanto mas se debe estimar nuestra isla, pues siempre ha estado en poder de gente salvage é bestial , é que su pringipio se puede contar desde el año de mili é quatrogientos é noventa y dos años que los primeros chripstianos aqui vinieron con el primero almirante don Ghripstóbal Colom , que en este de mili é quinientos é quarenta y siete son ginqtien- ta é finco años; y en tan breve tiempo estar las cosas desta isla en el estado que es dicho , háse de tener en mucho é atri- buirse á solo Dios , é á la buena ventura de los Reyes Cathólicos de España , y al invictíssimo Emperador don Carlos su nieto , nuestros príncipes , é á la diligen- cia é virtud de sus milites y vassallos castellanos, con cuya industria é armas se ha poblado, é mediante nuestro Señor, siempre se va mas ennoblesgiendo. Pas- semos á las otras cosas de nuestra his- toria. CAPITULO XII. De la gobernación del comendador mayor de Alcántara, don Frey Nicolás de Ovando, é de las partes de su persona y rectitud, é de las poblaciones é villas que hizo é fundó en esta Isla Española. \luien oviere continuado la legión des- te tractado , visto avrá que queda dicho que el año de mili é quinientos é dos de la Natividad de Chripsto , nuestro Salva- dor, llegó á esta cibdad de Sancto Do- mingo de aquesta Isla Española (que aun estaba de la otra parte del rio) el co- mendador mayor de Alcántara , don Frey Nicolás de Ovando , y también avrá sa- bido cómo se fué y se perdió con el ar- mada el comendador Frangisco de Boba- dilla , que primero avia gobernado esta isla. Por tanto dígase agora qué persso- na filé este subgessor en la gobernagion, y qué manera tuvo en el cargo é ofigio en tanto que acá estuvo. Por gierto, se- gund lo que á muchos testigos fidedi- nos he oydo, é á los muchos que hoy hay que digen lo mismo , nunca hombre en estas Indias le ha fecho ventaja , ni mejor exergitado las cosas de la buena gobernagion , y tuvx) en sí todas aquellas partes que mucho deben estimar los que gobiernan gente ; porque él era muy de^ voto é gran chripstiano , é muy limosne- ro é piadosso con los pobres : manso y TOMO 1. bien hablado con todos; é con los des- sacatados tenia la prudengia é rigor que convenia : á los flacos é humildes favo- resgia é ayudaba, é á los soberbios al- tivos mostraba la severidad que se re- queria aver con los transgressoree de las leyes reales. Castigaba con la templanga y moderagion que era menester; é te- niendo en buena justigia esta isla, era de todos amado é temido. E favoresgió á los indios mucho ; é á todos los chrips- tianos , que por acá militaban debaxo de su gobernagion , tracto como padre , é á todos enseñaba á bienvivir: como caba- llero religioso y de mucha prudengia, tuvo la tierra en mucha pazé sosiego. Quando á esta isla llegó, halló la tier- ra pagífica, salvo la provingia que lla- man Higuey; y en breve tiempo la alla- nó é hizo justigia de los rebeldes y cul- pados. Después, siendo avisado que la cagica Anacaona , muger que avia seydo del cagique Caonabo, con otros muchos cagiques tenian acordado de se algar é apartar del servigio de los Reyes Cathó- licos, é de la amistad de los chripstia^ 90 HISTORIA GENERAL Y NATURAL nos , é dejar la paz que tenían con ellos é matarlos en la provingia de Xara- gua é sus comarcas ; prendió muchos de- llos, é á mas de quarenta caciques, me- tidos en un buhio , les hizo pegar fuego é quemáronse todos. Y también se hizo justigia de Anacoana , é passó assi : que teniendo el comendador mayor informa- ción de la traigion acordada el año de mili é quinientos y tres , fué con septen- ta de caballo é doscientos peones á la provingia de Xaragua, que estaba en lo secreto algada , por consejo de Anacaona, la qual para ello estaba confederada con otros muchos cagiques. E gertificado desto el gobernador , mandó que un domingo los chripstianos jugassen á las cañas; é que los caballeros viniessen apergebidos , no solamente para el juego , mas para las veras é pelear con los indios assi mismo, si conviniesse , é assi se hizo. Aquel domingo después de comer , es- tando juntos todos aquellos cagiques é pringipales indios de aquella comarca confederados , dentro en un caney ó ca- sa grande , assi como la gente de caba- llo llegó á la plaza , llamaron al comen- dador mayor , para -que viesse el juego de cañas; al qual hallaron que estaba jugando al herrón con unos hidalgos, por dissimular con los indios é que no en- tendiessen que de su mal propóssito él tenia aviso; é luego vino alli aquella cagica Anacaona é su hija Aguaymota é otras mugeres pringipales. E Anacaona dixo al comendador mayor que ella ve- nia á ver el juego de cañas de sus caba- lleros chripstianos ; é que aquellos cagi- ques que estaban juntos , lo querían assi mismo ver é le rogaban que los higiese llamar. E luego el comendador mayor les envió á degir que viniessen alli; é dixo que primero los queria hablar é darles giertos capítulos de lo que avian de hager; é mandó tocar una trompeta y juntóse toda la gente de los chripstia- nos é higieron meter á todos los cagi- ques en la posada del comendador ma- yor, é alli fueron entregados á los capi- tanes Diego Velazquez é Rodrigo Mexia Treíllo ; los quales ya sabían la voluntad del comendador mayor, é higiéronlos atar todos; é súpose la verdad de la traygion, é fueron sentengiados á muer- te. E assi los quemaron á todos dentro en un buhio ó casa, salvo á la dicha Anacaona que desde á tres meses la mandaron ahorcar por justigia. Y un so- brino suyo , que se llamaba el cagique Guaorocaya , se algo en la sierra que di- gen Baoruco, é el comendador mayor envió á buscarle é hagerle guerra giento é treinta españoles que andovieron tras él hasta que lo prendieron é fué ahorca- do. Después de lo qual, se hizo la guerra á los indios de la Guahava é de la Sa- vana é de Amigayahua é de la provingia de Guacayarima, la qual era de gente muy salvage. Estos vivian en cavernas ó espeluncas soterrañas é fechas en las peñas é mon- tes : no sembraban , ni labraban la tierra para cosa alguna, é con solamente las fructas é hiervas é rayges que la natura de su proprio é natural ofigio producía, se mantenían y eran contentos, sin sentir nesgessidad por otros manjares , ni pen- saban en edificar otras casas, ni aver otras habitagiones mas de aquellas cue- vas, donde se acogían. Todo quanto te- nían , eso que era de cualquier género que fuesse , era común y de todos , exgepto las mugeres , que estas eran distintas , é cada uno tenia consigo las que queria ; é por cualquiera voluntad del hombre ó de la muger se apartaban , é se congedian á otro hombre , sin que por eso o viese gelos ni rengillas. Aquesta gente fué la mas sal- vaje que hasta agora se ha visto en las Indias. En esta guerra estuvo con gente de pié é de caballo seys meses el capitán Diego DE INDIAS. LIB. III. CAP. XII. 91 Velazquez hasta el mes de hebrero de mili é quinientos é quatro que se acaba- ron de conquistar las provincias que es dicho, é assi quedó pacífica la isla. El castigo que se dixo de suso de Ana- caona é sus secazes fué tan espantable cosa para los indios , que de ahy adelan- te assentaron el pié llano , é no se rebe- laron mas : y en memoria de aquesto , y para que aquella provincia estoviesse en paz, fundó alli una villa el comendador mayor que se llamó Sánela Maña de la Vera Paz , gerca del lago grande de Xa- ragua , en la qual villa yo estuve el año de mili é quinientos é quinge ; y era muy gentil pueblo é de gente de honra , y avia en él muchos hidalgos , y porque os- laba desviado del puerto y de la mar, se despobló después , y se passó aquella ve- cindad á otra villa que fundaron á par de lámar, que se llama Sánela Maña del puerto de la Yaguana. Antes desto avia fundado esta cibdad de Sancto Domingo , donde agora está, y passó la poblagion della aqui ; la qual en esa otra costa ó parte del rio estaba pri- mero, é hizo labrar esta fortaleza, y dio la tenencia della á un caballero , su so- brino , llamado Diego López de Salgedo; é repartió y dio los solares deste pueblo é hizo hager la traga del como está. E fundó el hospital de Sanct Nicolás desta cibdad ; é dotóle de muy buena renta que Iwy tiene en los mejores edifigios de ca- sas de renta que hay en esta cibdad : la qual renta han acresgentado otras limos- nas de personas devotas. Fundó assi mis- mo el. comendador mayor de Alcántara la villa que se llama la Buena Venlura , que está ocho leguas desta cibdad. Fundó la villa de Sanct Juan de la Maguana en la costa del rio de Neyva , que es quasi en el medio desta isla á la parte de las sier- ras , quarenta leguas desta cibdad , y otras quarenla está del puerto de la Yaguana ó villa de Sancta Maria del Puerto. Fun- dó la villa del Puerto de Plata , la qual está quarenta é quatro leguas desta cib- dad en la costa del norte. Fundó á Puer- to Real en la misma costa , que es adon- de el primero almirante, quando descu- brió esta isla, dexó los treynta é ocho hombres, que falló muertos quando volvió el segundo viaje. Fundó la villa de Agua, que está veynte é quatro leguas desta cibdad, y es buena cosa por los ingenios de agúcar que hay en ella y en su comar- ca. Fundó la villa de Lares de Guahaba; fundó la villa de Higuey ; fundó la forta- leza de la villa de Yaquimo ; fundó la vi- lla de la Sabana. Por manera que fizo es- ta cibdad de Sancto Domingo y su forta- leza y otras diez villas de chripstianos, segund tengo dicho; porque las que el primero almirante, don Chripstóbal Co- lom, fizo é fundó, fueron aquella primera poblagion de los treynta é ocho chrips- tianos, donde quedó por capitán Rodrigo de Arana , la qual se llamó la Navidad , é fué el primer pueblo cathólico en esta isla ; y después en el segundo viaje que vino fundó la cibdad llamada Isabela, de donde ovo pringipio esta cibdad, quando estuvo del otro cabo deste rio. Porque alli truxo la gente de la Isabela el ade- lantado don Bartolomé Colom, hermano del dicho almirante , como en otras par- tes está ya dicho. Fundó assi mismo el al- mirante primero la cibdad de la Congep- gion de la Vega é fundó las villas de Sanc- tiago y del Bonao. Mas porque los Cathólicos Reyes, don Fernando y doña Isabel, siempre des- searon que estas tierras se poblassen de buenos , pues de todo lo que tiene buen pringipio se espera el fin de la misma ma- nera, entre los proprios criados de sus casas reales , de quien mas conogimiento y experiengia tenian, escogían y los en- viaban á esta isla con cargos é ofigios, porque se ennoblesgiessen y oviessen pringipio y mejor fundamento y origen n HISTORIA GENERAL Y NATURAL las poblagiones della, y principalmente esta cibdad , no de pastores , ni salteado- res de las sabinas mugeres , como los ro- manos figieron , sino de caballeros y per- sonas de mucha hidalguía é noble san- gre, y aprobados en virtudes y chrips- tianos perfetos y castigos, que están en la otra vida, y otros que al presente es- tán y viven en esta cibdad y en las otras poblaciones desta isla. Y porque esto tu- viesse mas cumplido efeto , tenian aque- llos príngipes en la memoria aquella auc- toridad de Sanct Matheo * que dige : Non potest arhor mala bonos fructus faceré. Pues porque no puede el mal árbol hager buen fructo , como dige el EvangeUsta , y por- que un poco de levadura corrompa toda la masa, segund dige el apóstol Sanct Pablo % mandaron el Rey y la Reyna ex- presamente que en Sevilla sus ofigiales de la casa de Gontractagion ( que alh residen para el proveimiento é tracto destas In- dias ) , no dexassen passar á estas partes ninguna persona sospechosa á nuestra sancta fé cathólica (en espegial hijos ni nietos de quemados ni de recongiliados), y assi se ha guardado y guarda ; é si por caso algunos hay de los tales , échanlos de la tierra. Y assi por este cuy dado de los Gathólicos Reyes, como por los lin- dos desseos y valerosos ánimos de los mismos españoles , han passado á todas las Indias deste imperio muchos caballe- ros é hidalgos y gente noble, y se han avegindado en esta isla, y en espegial en esta cibdad de Sancto Domingo y en las otras islas y Tierra-Firme. Dixe aquesto á propóssito que cada uno de los dos gobernadores , el comendador Frangisco de Bobadilla , y el comendador mayor de Alcántara, don frey Nicolás de Ovando , eran caballeros é hombres prin- gipales y de limpia sangre , y con cada uno de ellos , é antes con el primero al- mirante y después , vinieron otros íau- chos hombres de linage é personas seña- ladas y prudentes y de grandes habilida- des , para los ofigios y cargos reales, é administragion de la justigia , é para la conquista é pagificagion é poblagion des- te mundo oculto, que acá estaba tan ol- vidado é lexos de Europa é de Assia é África. E demás de las personas que en algunos capítulos quedan nombradas, é délas que se nombraren, quando conven- ga por sus obras é méritos , digo como tengo dicho que de los criados proprios y conosgidos en la casa real se solian ele- gir é proveer para los ofigios destas par- tes. E assi vino Miguel de Passamonte, criado antiguo del Rey Gathólico , por te- sorero á esta cibdad, en el mes de no- viembre del año de mili é quinientos y ocho ; hombre de auctoridad y experien- gia en negogios , docto é gentil latino, honesto é apartado de vigios. Y es opi- nión de algunos que nunca conosgió mu- ger carnalmente, aunque passó de aques- ta vida constituido en edad é bien viejo. Este fué mucha parte para la buena go- bernagion desta isla, assi en el tiempo que la gobernó el comendador mayor , como después hasta que este tesorero murió; porque siempre tuvo mano en la hagien- da real y en las cosas de la gobernagion, porque en todo se le daba parte é lugar, por mandado del Rey Gathólico, con quien tuvo tanto crédito que bastó á ser causa de parte de los trabajos del segun- do almirante don Diego Golom, assi por su mucho crédito como por cosas quel tiempo ofresgió , de lo qual se dirá algo brevemente en el lugar que convenga á la historia é orden della. Assi que este tesorero fué en la verdad proprio ofigial de tan alto Rey , y como han de sor los que en semejantes ofigios é cargos esto- vieren. Y assi con enviar á estas partes, i Cap. VII 2 Prima ad CorinL V. DÉ INDIAS. LIB. III. CAP. XÍI. 93 ségund he dicho , los Reyes CathóUcos y después la Cesárea Magostad, personas conosgidas se hago mejor su servigio , y quando no son tales , ni el suyo ni él de Dios ( que es lo que mas se avia de mi- rar). Y aquesto ello mismo se dige, quan- do es digno de enmienda. Volvamos al comendador mayor , que por bueno é reto que fué no le faltaron trabaxos ; pues que estando en pagífica paz é común concordia de todos los chripstianos é pobladores destas partes, halló é tuvo tantos murmuradores como el primero almirante ; y revolviéronle de tal manera con el Cathólico Rey ( seyen- do ya la Cathólica Reyna yda á la gloria), que le quitó el cargo y le envió á llamar. Y en la verdad no por deméritos suyos, sino porque ninguna cosa ha de estar lar- go tiempo en un ser en esta vida ; puesto que lo que aquel caballero aqui estuvo fué harto menos de lo que acá le qui- sieran é fuera menester. A su yda dio mu- cha causa esta fortaleza de Sancto Do- mingo , é la cobdigia que della . tuvo Ghripstóbal de Tapia , veedor de las fun- digiones del oro en aquesta isla , criado que avia seydo del obispo de Badajoz , don Juan Rodriguez de Fonseca , que en aque- lla sagon (desde España) gobernaba es- tas Indias, é fué de aquesta manera. Assi cómo el comendador mayor labró esta fortalega de esta gibdad , dio la tenengia della á un su sobrino , llamado Diego López de Salgedo, buen caballero; é cómo el veedor Ghripstóbal de Tapia vi- do fecha esta fuerga , escribió al Obispo, su señor , é fuéle fecha merged de la te- nengia, por su favor. E quando presentó el título al comendador mayor obedesgió la provission , é quanto al cumplimiento, dixo quél informaría al Rey Cathólico, é en fin se haría lo que su Alteza fuesse servido. De manera, que no le admitió al cargo ó alcaydia; y escribió al Rey cómo aquel era veedor é le bastaba el ofigio que tenía , sin que se le diesse la fortaleza; é por tanto respondió el Rey, suspendiendo la merged de la tenengia, por quel comendador mayor alegaba quél la avia fecho é que tenia merged de las tenengias de todos los castillos é fuergas en tanto quél gobernasse ; y que el Rey no debía innovar aquello en su perjuigio, pues le avia muy bien servido. Después estuvo preso el veedor Tapia en la misma fortaleza, por algunas pala- bras que dixo contra el comendador ma- yor ; y cómo el negogio era proprio é to- caba á él é á su sobrino , Diego López de Salgedo, á quien tenia encomendada la fortaleza , mandó á su alcalde mayor, el ligengíado Alonso Maldonado , que ovíesse ínformagion de los desacatos é soberbias palabras mal dichas del veedor, Ghripstóbal de Tapia, contra él , é higíes- se justigía. El qual dicho alcalde mayor, fecha la pesquisa, le envió con ella á España remitido : pues cómo en aquel tiempo era el obispo, don Juan Rodriguez de Fonseca, todo el todo de las cosas destas Indias , el qual solamente con el secretario Lope Conchillos proveya las cosas destas partes , y ambos oran priva- dos y personas muy ageptas al Cathólico Rey, aprovechó poco lo quel comenda- dor mayor escribió ó altercó sobre este caso. E assi, por industria del veedor Ghripstóbal de Tapia é del obispo , se tu- vo forma que un trinchante suyo, quél avia criado, llamado Frangisco de Ta- pia, hermano del dicho veedor, fuesse proveydo de alcayde desta fortaleza con un buen repartimiento de indios , é assi vino acá con el título de la alcaydia. Poco antes desto avia fecho merged el Rey Cathólico al secretario Lope Conchi- llos de la escribanía mayor de minas ; y mandó que todos los que fuessen á sacar oro, llevassen una gédula firmada del te-- niente que en este ofigio toviesse Con- chillos y de los otros ofigiales del Rey, só 94 HISTORIA GENERAL Y NATURAL graves penas ; é que por aquella licencia ó gédula se le diessen á Conchillos tres tomines de oro , que son giento y sesen- ta y ocho maravedís, é otros derechos de todo lo que se registrasse é de los navios que saliessen desta isla : é fasta entonces dábanse las gédulas de minas de valde é gragiosamente. E demás des- to, mandóle el Rey dar giertos indios de repartimiento al secretario Conchillos, por razón del ofigio de la escribania ma- yor de minas. Quando se presentaron las provissiones, obedeciólas el comendador mayor ; mas quanto al complimiento su- plicó é suspendió la ejecución dellas, pa- ra lo consultar é informar al Rey ; é dió- le á entender quanto perjuicio era tal impusigion é derechos en una tierra tan nueva. E el Rey oyólo é suspendió la co- sa por entonges , é remitiósela al mismo comendador mayor ^ y tassó las tales li- gengias en la mitad de los giento é sesen- ta y ocho maravedís , é quedaron en tres reales de oro, que son ochenta y quatro maravedís , para el mismo secretario Con- chillos ; pero siempre el comendador ma- yor tuvo sospecha que no le avia de ser buen amigo el secretario Conchillos , por le aver fecho perder la mitad de lo que primero se le avia mandado dar por aquellas Ugengias. Y assi por estas dos ocasiones, el obis- po por sus criados los Tapias , y el se- cretario Conchillos por sus derechos, cre- yó el comendador mayor que ambos avian sido mucha parte para quel Rey removiesse, como removió, del cargo desta gobernagion al comendador mayor, y se diesse á don Diego Colom , segundo almirante é primogénito heredero del pri- mero almirante, descubridor destas Indias, don Chripstóbal Colom ; porque andaba importunando al Rey que* le diesse el cargo , conforme a sus privilegios y ca- pitulagiones que su padre avia fecho con los Cathólicos Reyes, guando descubrió estas partes. Y el Rey , assi por esto, co- mo porque el duque de Alva, don Fadrique de Toledo , su primo , era la mas acepta persona al Rey que avia en sus reynos, é favoresgia al almirante don Diego, por- que era casado con su sobrina , doña Ma- ría de Toledo , hija del comendador ma- yor de León , don Fernando de Toledo, bastaron estas cosas para quel comenda- dor mayor de Alcántara fuesse quitado de la gobernagion. Porque en la verdad, se tenia por gierto que ninguna cosa oviera que en aquella sagon el duque de Alv^a pidiera con alguna color de justigia , que le fuera negada ; porque no tan solamen- te el Rey le amaba por el deudo grande que avian, pues las madres fueron herma- nas, hijas del almirante de Castilla, don Fadrique Enriquez; mas allende de ser el Rey y el duque primos hermanos , el año de mili é quinientos é seys años , quando el Rey don Phelipe, de gloriosa memoria, é la sereníssima Reyna doña Johana, nues- tra señora, padres de la Cesárea Magostad, vinieron á heredar é reynar en Castilla, por fin de la Cathólica Reyna doña Isa- bel, ningún deudo, ni amigo, ni vassa- 11o tuvo el Rey Cathólico en aquellos tra- bajos é mutagion de estado , tan propin- quo ni tan determinado en le seguir é servir como fué el dicho duque de Alva; y por esta razón era muy agepto al Rey. Porque aunque entonges salió de Castilla y se passó á sus reynos de Aragón , é fué á Ñapóles , assi como llevó Dios después al Rey don Phelipe en el mismo año de mili é quinientos y seys , la Reyna doña Johana , nuestra señora , por sus passio- nes y enfermedades, no quiso ni pudo gobernar sus reynos , é siempre dixo que quería que los gobernasse su padre; y á su ruego é suplicagion de todos los pueblos pringipales de Castilla y de León , el Rey Cathólico volvió á España, y tornó á tomar la gobernagion de los reynos de su hija. E cómo el duque de Alva se avia tan bien DE INDIAS. LIB. III. CAP. XII. 95 señalado en su servigio , siempre le amó y le tuvo gerca de sí , y le hizo muchas mergedes á él é á sus hijos é deudos. Pues cómo el almirante don Diego Go- loni se casó con doña Maria de Toledo, que como es dicho era sobrina del Rey y del duque , assi por este respecto co- mo por satisfacer á la demanda del al- mirante é á los servicios de su padre el Rey Cathólico, le proveyó y mando venir á esta isla ( y passó é vino aqui con su muger ) , é mandó al comendador mayor de Alcántara que se fuesse á España. E assi se hizo, no sin pensar que el obispo don Juan Rodriguez de Fonseca , y el se- cretario Lope Conchillos le avian ayuda- do á echar de aqui, por lo que es dicho. Ni tampoco salió desta tierra sin mucho sentimiento de la mayor parte de quan- tos en ella vivian ; porque ( como se ha dicho en otra parte ) era muy gran varón de república é muy reto : honraba á los buenos , como era razón ; é á los de me- nos calidad era muy manso y gracioso, é á todos los que bien servían , favores- gia y ayudaba ; é á los indios hagia muy bien tractar, é assi era muy amado de todos en general. En conclusión, fué tal gobernador, que en tanto que haya hom- bres en esta isla, siempre avrá memoria del; porque veo que todos los que en él hablan de los que le alcanzaron é vieron, hoy en dia le sospiran é digen, que por la propria infelicidad desta tierra , salió de- lld , cuya partida fué muy llorada y sos- pirada algunos años. Otra cosa notable se me acuerda de aqueste caballero ; por- que segund es pública y notoria y loable, era imposible olvidarla ; y es quél tenia muy buena renta. E assi desso quél tenia, como comendador mayor de la Orden militar é caballería de Alcántara , como de los salarios que con esta gobernación llevaba , tenia ocho mili ducados de renta en cada un año ó mas, segund yo lo supe de Diego López de Salgedo, su sobrino, y de otras personas que gerca del estu- vieron. Estos despendió él de manera que lo que medró en esta tierra con el cargo que tuvo fué quinge casas de pie- dra que hizo, muy bien edificadas, en la calle desta fortaleza desta cibdad en am- bas haceras ; é las seys que están juntas de la una parte, dexó á los pobres del hospital de Sanct Nicolás , quél fundó ; é las otras nueve dexó á su Orden é con- vento , como buen religioso. E quando se ovo de partir desta cibdad , le pres- taron quinientos castellanos para su ca- mino ; porque de no ser cobdicioso , gas- tó quanto tenia con los pobres é nesces- sitados, por heredarse en el cielo, donde se cree que está por la clemencia de Dios y sus buenas obras , que fueron ta- les , que no dan lugar á sospechar lo con- trario. Tornando á la historia , digo que de la subcession de la gobernación desta isla, que passó del comendador mayor en el almirante segundo don Diego Golom , se tractará en el libro siguiente, con otras cosas , que para aquel libro son anexas á la continuación de la historia. Este es el quarto libro de la Natural y general historia de las Indias , Islas y Tierra- Firme del mar Océano. El qualtracta de la gobernación é trabajos del segundo almi- rante , don Diego Colom , é de otros juegos é justigias que ha ávido en esta Isla Es- pañola hasta el presente tiempo ; é de otras cosas convinientes al discurso de la historia. PROHEMIO. Jt ues que es ya tiempo que se dé con- clusión á las cosas de la gobernagion é gobernadores que ha ávido en esta cib- dad de Sancto Domingo é Isla Española é sus anexos, é hay hasta el presente; fecho aquesto, passaremos á las otras cosas que serán de mas agradable re- creagion á los letores. Y por tanto diré en suma, primero y en pocas hojas, en este libro quarto lo que falta de explicar destas tales materias , por llegar á las que son de admiragion é de grandes nove- dades, no oydas jamás. E para esto diré aqui la venida á estas partes del almi- rante segundo , don Diego Colom ; é to- carse han las mudangas que ha ávido en la gobernagion desta isla é otras hasta el tiempo presente. E diré lo que alcange de la persona é méritos deste segundo al- mirante y su muerte ; y de la subgesion de su hijo , don Luis Colom , tergero al- mirante y agora nuevamente duque de Veragua é de la Bahia é islas de Cereba- ro, marqués de Jamáyca, por nueva con- gesion y merged perpetua de la liberali- dad de la Cesárea Magostad del Empera- dor Rey, don Carlos, nuestro Señor. E degirse há quándo ovo pringipio el Au- diengia é Changilleria real que reside en esta cibdad de Sancto Domingo , y tam- bién se hará memoria de la venida de los reverendos priores de la Orden de Sanct Hierónimo á esta isla, é lo que higieron; é no dexaré en olvido otros juegos que ha ávido en la misma Real Audiengia é los que hay al presente. E continuarse há la narragion de otras cosas nesgessarias á la historia. DE LNDIAS. LIB. IV. GAP. I. 97 CAPITULO I. Donde se Iracta de la venida del segundo almirante, don Diego Co!om, á csla cibdad de Sancfo Do- mingo, puerto de la Isla Española, é de las mudanoas que ha ávido e:i la gobernación della é otras cosas. Uíxose en el libro precedente que el año de mili e quinientos é seys vino á reynar en Castilla el sereníssimo Rey, don Plielipe , é cómo el mismo año le llevó Dios á su gloria. Digo pues assi , que tor- nando á Castilla desde Ñapóles el Cathó- lico Rey don Fernando á gobernar los reynos della por la sereníssima Reyna, doña Johana, su hija (nuestra Señora), intergedió don Fadrique de Toledo, du- que segundo de Alva, para que el Rey le diesse esta gobernación al almirante don Diego Colom; e aun antes que el Rey Cathólieo partiesse de Ñapóles para Es- paña, se la otorgó por sus cartas, segund yo lo oy degir al mismo almirante , estan- do en Hornillos la Reyna doña Johana, nuestra Señora , desde á pocos meses que estaba viuda. E gessó la venida de don Fernando de Velasco (tio del condestable de Castilla, don Bernaldino de Velasco), al qual pocos dias antes que el Rey don Phelipepassasedestavida, se la avia con- cedido esta gobernación. Assi que, des- pués que el Rey Cathólieo acordó de ad- mitir al segundo almirante, é ovo por bien que acá pasasse , llegó á esta cib- dad de Sancto Domingo con su muger la vissoreyna , doña Maria de Toledo , á diez dias de julio, año de la Natividad de Chripsto de mili é quinientos é nueve años , muy bien acompañado é su casa poblada de hijosdalgo. E con la visso- reyna vinieron algunas dueñas é donge- llas hijasdalgo , é todas ó las mas dellas que eran mogas se casaron en esta cib- dad y en la isla con personas pringipales é hombres ricos de los que acá estaban, porque en la verdad avia mucha falta de TO.VO I. tales mugeres de Castilla; é aunque al- gunos chripstianos se casaban con in- dias pringipales, avia otros muchos mas que por ninguna cosa las tomaran en ma- trimonio, por la incapagidad é fealdad dellas. E assi con estas mugeres de Cas- tilla que vinieron, se ennoblesgió mucho esta cibdad, é hay hoy dellas 6 de los que con ellas casaron hijos ó nietos , é aun es el mayor caudal que esta cibdad tiene é de mas solariegos , assi por estos casamientos, como porque otros hidalgos é cibdadanos pringipales han traydo sus mugeres de España. E está ya esta cib- dad aumentada en tan hermosa repúbli- ca , que es cosa para dar muchas gragias á Dios ; acordándonos que donde el dia- blo era tan solemnigado sea Jesu-Chrips- to en tan breve tiempo alabado é servi- do, con tal cibdad é con los otros mora- dores chripstianos de la isla é pueblos della. Volviendo á nuestro propóssito , digo que assi como el almirante salió de la nao , vínose á possar en la fortaleza des- ta cibdad de Sancto Domingo , donde el alcayde , Diego López de Salgedo , que á la sagon la tenia, fué causa que el al- mirante se entrasse , no porque le dexa- se él entrar en ella de su grado, pero su descuydo dio lugar á ello ; porque estan- do fuera de la cibdad quando llegó el al- mirante y la casa no bien guardada, ni estorbándolo alguno , se entró en esta for- taleza con su muger é criados. En la qual sagon estaba en la isla, la tierra adentro, apartado desta cibdad el comendador mayor, al qual no pesó poco desque su- po que el almirante estaba en la fortale- i3 98 HISTORIA GENERAL Y NATURAL za. Y llegado á esta cibdad, cómo era prudente , mostró que holgaba de la ve- nida del almirante é obedesgió lo que el Rey Cathólico le mandaba, que era que se fuesse para él á España, á le dar'cuenta de las cosas de acá ; é assi se partió de esta cibdad por el mes de septiembre del mismo año de mili é quinientos y nueve. Francisco de Tapia, criado del obispo Fonsecay su hermano el veedor, Chrips- tóbal de Tapia , venian ambos con el al- mirante y muy encargados á él por el obispo; é desde á pocos dias que aqui llegaron, presentó el Francisco de Tapia el título é merged que traia de la tenen- cia y alcaydia de esta fortaleza. Pero di- latósele el entregamiento della , y fuéle dado aviso al Rey Cathólico de cómo el almirante se avia entrado en la fortaleza; é envióle á mandar, só graves penas, í[ue luego que viesse su real mandamien- to, se saliesse fuera é la entregasse al te- sorero, Miguel de Passamonte, para quél to viesse esta casa hasta tanto que el Rey proveyesse lo que fuesse su servicio. E assi el almirante , vista la voluntad é man- dado del Rey, luego se salió de la forta- leza y la entregó al tesorero, y se fué i'i possar á la casa de Francisco de Garay. E desde á finco ó seys meses que el te- sorero Passamonte tenia esta fortaleza, la entregó, por mandado del Rey, al al- cayde Francisco de Tapia , estando aun el almirante en la casa de Francisco de Garay , su alguacil mayor que fué en es- ta cibdad , del qual adelante será fecha mas particular mengion. Assi que, Fran- cisco de Tapia quedó pacífico alcayde en la tenencia de esta fortaleza , é le fueron dados doscientos indios muy buenos con ella , allende del salario , con que después fué rico. El qual murió el año que passó do mili é quinientos é treynta y tres años. Y en tanto que la Cesárea Magostad pro- veyesse de alcayde desta fortaleca, los oydores desta Audiencia Real é los oficia- les que Sus Magestades aqui tienen la depositaron é pusieron en poder del ca- pitán, Goncalo Fernandez de Oviedo y Valdés, vecino desta cibdad, auctor é chronista desta Historia, como en antiguo criado de la casa real ; al qual después la Cesárea Magostad le hizo merced de la tenencia desta fortaleza , é la tiene al presente como su alcayde. Tornando al propóssito primero, digo que el comendador mayor siguió su ca- mino , é con él el licenciado Maldonado, su alcalde mayor; el qual, segund la pú- blica voz é fama de su persona é obras, fué uno de los mejores jueces que han passado á las Indias: é assi como era hi- jodalgo é virtuoso, assi administró su oficio rectamente, siendo amado, temido y acatado. No fué tirano cobdicioso, ni dexó de hacer justicia , assi en el tribu- nal como fuera del , é á doquiera que se le pedia ; tanto que en las calles é can- tones por do yba, a venia é concertaba las partes y deshacia los agravios y excusaba las contiendas en quanto podia , sin dar lugar á gastos de papel y tinta ; la qual con otros jueces suele doler é costar mas que la sangre de los descalabrados. Lle- gado el comendador mayor á España, fuesse á Madrid , donde halló al Rey Ca- thólico , año de mili é quinientos é diez años, el qual lo rcscibió muy bien é mos- tró aver holgado de verle, é le tracto con mucha urbanidad é placer. Porque, demás'? de ser mucha la bondad y clemencia del Rey, era el comendador mayor su criado antiguo, é de la Cathólica Reyna ; la qualN^^ por caballero virtuoso y bien acostum- brado , le puso en el número de aquellos primeros caballeros que los Reyes Ca- lliólicos escogieron en todos sus reynos, para que sirviessen al príncipe don Johan, su hijo primogénito y heredero , é que toviesse á par de su real persona ca- balleros experimentados , virtuosos y de buena sangre. Y este comendador mayor ^^ DE INDIAS. LIB. IV. CAP. I. 99 fué uno de aquellos escogidos que gerca del estovieron fasta que llevó Dios al prín- cipe á su gloria ; y era entcnges comen- ^ dador de Larez. Assi que, y do de acá en España , aunque él sospechaba que el obispo Fonseca ni el secretario Gonchi- llos no le avian de ser amigos, por las causas que están dichas , no fué por eso mal acogido del Roy: antes después que le ovo bien oydo é se informo del de lo- do lo de aquestas partes, se dixo muy público que le avia pesado al Rey por le aver removido del cargo , porque acá le echaron luego menos é le lloraban mu- chos. E si no se muriera, desde á poco tiempo después que de acá fué, se creía que el Rey le tornara á enviar á esta tier- ra, por la ncsgessidad que ovo de su persona, con mayores poderes por las co- sas que después sub^cdieron. Concluyendo en las cosas del comen- dador mayor, continuaré el subgeso de las del almirante don Diego Colom, que en la verdad fué buen caballero é cathó- lico; mas no le faltaron trabajos en el tiempo que gobernó esta tierra , ni falta- rán á los que la gobernaren , por todas estas causas que agora diré. Lo primero, de aqui á España hay muchas leguas, é suélese degir que de luengas vias etc.; y aunque fuesse mas corto el camino, el dia de hoy, por nuestros pecados, anda ofendida é olvidada la verdad en la ma- yor parte de las lenguas ; y aunque se quieran escudriñarlas verdades, no hay tiempo para saberse lo cierto deltas; y quando algo se sabe en Castilla , que re quiera proveerse, quando acá llega lo proveydo es tarde, y el que queda lasti- mado, nunca suelda su dolor. Lo otro, porque como su padre descubrió esta tierra , no han faltado en ella aficionados á él é á sus subf esores (en especial de aquellos que por su mano fueron gratifi- cados); y cómo subcedió la gobernación después del primero almirante en el co- mendador Francisco de Bobadilla, y des- pués en el comendador mayor de Alcán- tara , don frey Nicolás de Ovando , é lo- vieron servidores é amigos que de su ma- no é por sus buenas obras les quedaron obligados, é aqueste segundo almirante truxo otros criados é amigos que se alle- garon á su casa , á los quales gratificó y encomendó buenos indios é los favores- gió; de todas estas mezcladas volunta- des se fundaron muchas passiones, é en- gendróse una contención desvariada é vana , é dieron á entender al Rey Calhó- lico que en esta cibdad é isla avia par- cialidades , en que los unos se mostraban señaladamente por servidores é aficiona- dos al almirante, don Diego Colom , é que los que á estos repugnaban , se llamaban del Rey. Y daban á entender los unos é los otros, por suscartas, lo que les páresela. Resultó desto que assi cómo el almi- rante era visorey, é las justicias eran puestas por él , é los repartimientos de los indios por su mano repartidos , acor- dó el Rey Cathólico que en esta cibdad de Sancto Domingo se pusiessen ciertos letrados, é que estos se llamassen jue- ces de apelación , é conosciessen , como superiores , é se apelase del almirante é de sus tenientes é alcaldes mayores, é de otras justicias qualesquier, para los tales jueces. Parescióle al almirante que sus poderes é previlegios se le limitaban por los tales jueces, é quexábase desta compañía ó superioridad que le ponían: é sobre estas cosas subcedieron otras de tal forma, que él envió á pedir residencia sobre los tales jueces, é á quexarse de tan nuevo oficio en su perjuicio. Y ellos también y el tesorero, Miguel de Fassa- monte , le armaron de tal manera que el Rey Cathólico envió á mandar al almi- rante que fuesse á España ; y estuvo allá algún tiempo , en el qual negoció poco é gastó mucho. En la qual sacón vino por juez do residencia, para .tomar cuenta al 100 HISTORIA GENERAL Y NATURAL ligengiado Marcos de Aguilar, alcalde ma- yor del almirante é á sus ofigiales, el li- (^CQQÍado Johan Ibañez de Ibarra ; el qual desde á pocos dias que aqui estuvo mu- rió él , y el secretario Cávala que con él \ema á entender en aquellos negogios. Y por la muerte de Ibarra vino después, año de mili é quinientos y quinge, el li- gengiado Chripstóbal Lebrón ; el qual por la ausencia del almirante y por cosas que subgedieron , tomando la residencia , es- tuvo un tiempo quasi absoluto en la go- bernación. Y lo que á esto dio después mas oportunidad , fué que desde á poco tiempo después que el almirante llegó á la corte , llevó Dios al Rey Cathólico , año de mili é quinientos y diez é seis años. Antes que adelante se proceda, es bien que se escriba (é avian de ser las letras de oro) de un dicho que dixo la Cathólica Reyna , doña Isabel , de la ca- lidad desta tierra é gente della ; porque con este dicho tan grande é natural phi- losophia acabare de fundar mejor lo que dixe de suso, expressando las causas, por donde nunca han de faltar trabajos á los que gobernaren en las Indias. E lo que dixo aquella sereníssima Reyna fué aquesto : Quando el primero almirante, don Chripstóbal Colom , ovo descubierto estas Indias , estando un dia dando parti- cular razón al Rey é á la Reyna de las cosas destas partes, dixo entre otras co- sas ó particularidades, que los árboles en esta tierra, por grandes que sean, no me- ten hondas debaxo de tierra sus raiges, sino poco debaxo de la superficie. Y assi es la verdad , porque allende de aquella corteza ó temple que tiene la superficie del terreno (que puede ser medio estado ó poco mas), poquíssimos y raros árboles lle- gan las raiges un estado de hondo; porque alli adelante , ó antes hallan la tierra seca é cálida, quanto mas ahondan; y cómo en lo alto está húmeda, en aquello poco se sustentan los árboles é se extienden é multiplican é espargen tantas raíges ó mas que tienen ramas ; pero , como es dicho , no entran en lo hondo de la tier- ra. Verdad es que el árbol de la caña- fistola solo en estas partes llega hasta el agua con las raiges; pero tales árboles no los vido Colom ni los avia desta ca- ñafístola, hasta que andando el tiempo, se comengaron á hager de las pepitas de la cañafístola que se truxo para medegi- na , no obstante que en la mayor parte de las Indias hay cañafístolas salvajes, como se dirá en su lugar. Assi que tornando á la historia, cómo la Reyna oyó lo quel almirante avia di- cho , preguntóle que á qué atribula el no meter los árboles sus raiges en la tierra, sino tan poco como degia ; y él replicó que cómo en estas Indias llueve mucho é hay muchas aguas naturales que tiemplan la haz é superfigie de la tierra , que aque- llo era la causa que los árboles , con po- ca hondura , se extendiessen en raiges é no las metiessen en la calor de lo muy baxo de la tierra , que de nesgessidad ha- llarían en lo hondo , por estar en tal cli- ma esta tierra ; é por esso avia de ser mas cahente en lo hondo é quemar las raiges que allá baxassen : las quales sin- tiendo esto, naturalmente se extendían por donde esta misma naturaleza las guia é les conviene extenderse, para su nutri- miento. Después que la Reyna le ovo es- cuchado, mostró averie pessado lo que avia oido , é dixo estas palabras : E?i es- sa tierra, donde los árboles no se arraigan, poca verdad y menos conslancia avrá en los hombres. Por gierto quien conosgiere bien estos indios, no podrá negar que la Reyna Cathólica habló lo que es dicho, sino como mas que philósopho natural, y no adevinando , sino digiendo la misma verdad y como passa. Porque esta gene- ragion de los indios es muy mentirosa c de poca constangia, como son los mu- chachos de sevs ó siete años, é aun no DE INDIAS. LIB. IV. CAP. I. ^Oi tan coQslantes. E assi creo yo que á al- gunos chiipstianos se les ha pegado har- to (lesto , en espegial á los mal inclina - dos ; porque otros muchos hay de mucha prudencia y los ha ávido en estas partes; mas también han venido otros acá de tal suerte que bastaran para revolver á Ro- ma é á Sanctiago , como lo suelen de^ir los vulgares. Que se deba creer lo que di- go de los indios, pruébasse porqueta ex- periencia é obras de algunos lo mostra- ron , y por los mestizos , hijos de chrips- tianos é de indias; porque con grandís- simo trabaxo se crian é con mucho ma- yor no los pueden apartar de vicios é malas costumbres é inclinagiones á algu- nos. Y para lo que apunté que han pas- sado acá algunos que no debieran venir, esso se comengó á remediar por los Ca- thólicos Reyes é su Real Consejo , en pro- curar que los que á estas partes viniessen, fuessen personas escogidas. Y assi sede- be pensar que no se moverían ni darian lugar á semejantes mudancas tan Cathó- licos Reyes, como los passados, ni la Cesárea Magostad después por ligeras in- formagiones, ó dañadas voluntades de particulares , sino con muy pensado é sa- no acuerdo é doterminagion , assi en la mudanga que se hizo del almirante pri- mero como en las de demás; puesto que como los reyes son hombres , pueden er- rar como hombres : en espegial que la mayor infeligidad ó mas ordinaria que se atribuye al ceptro real , es que pocos le digan al príngipe la verdad , é que si le fuere dicha, que no lacrea. Esta desven- tura anda tan junta con el reynar, como la misma corona real. Pero hay en esto otra cosa de mas poderío que á lo que es di- cho contrasta , por donde se crea que to- do aquesto ni está en mano de los hom- bres ni en descuido ó infeligidad total de los príncipes; pues que no se puede negar aquella auctoridad del sabio , que dige * que el coragon del rey está en la mano del Señor, nuestro soberano Dios. E assi ave- mos de tener por gierto que estas cosas de tanta ímportangia para la fe é para la re- pública chrípstiana, é donde tantas gentes de indios han de ser gobernados é indus- triados, que todos los errorefe^ó-áóe/ta- mientos, que en los goberoajdóre^ é eo-. bernados ha ávido, que -no.''é6." siir'pef4* misión é causa oculta ; é para mí yo assi lo pienso, só mejor enmienda. No me quiero detener mas por el presente en aquesto. Volviendo á la historia , digo que es- tando las cosas desta isla en el estado que está dicho, como llevó Dios á su gloria al Cathólico Rey don Fernando (su nieto el príncipe don Carlos, nuestro se- ñor , estaba en Flandes ) , mandó en su testamento el Rey que gobernasse á Castilla é León é sus reynos el cardenal don fray Frangisco Ximenez de Gisneros, argobispo de Toledo , en tanto quel prín- gipe , nuestro nuevo Rey é Señor , é sub- gessor de los reynos de España , venia á tomar la possesion della : el qual luego que supo la muerte del Cathólico Rey , su abuelo, no solamente aprobó la goberna- gion del cardenal , pero envióle de nue- vo muy mas bastante é pleníssimo poder para la administragion é gobernagion de sus reynos y Estados, en tanto que su Alteza venia á España. i Cor rc(j¡s in manu Domini : Proverb.^ cap. XXI, 102 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO II. En que se Irada de la persona ¿ grand ser del cardenal, don fray Francisco Ximenez de (^üsneros, aicobis- po de Toledo , gobernador de España; y de algunas cosas que en su tiempo subcedieron ; é como por su mandado, vinieron á gobernar eslas Indias Ires padres reverendos, priores de la Orden de Sancl Hierónimo, d con ellos el licenciado Alonso Qua^o , é oirás cosas notables. Üil cardenal don frey Francisco Ximenez de Qisneros , arzobispo de Toledo , fué gran varón, y lo que le turó el cargo de la gobernación de los reynos de Castilla y de Léóíi (que fué después que llevó Dios ¡al^ R05^. Gathólico , don Fernando, que por su testamento lo mandó , en tan- to que su nieto el Rey don Garlos venia á España), y hasta que murió, lo hizo tan bien , que tuvo en paz los reynos , aun- que se comentaron algunas novedades é asonadas de gentes , en espegial sobre el prioradgo de Sanct Johan en Gastilla y en León , en la possession del qual esta- ba don Diego de Toledo , hijo del duque de Alva. E pedíalo é llamábase prior don Antonio de Stúñiga , hermano del duque de Béjar ; y estos dos duques , el uno por el hijo y el otro por el hermano , tenian competengia , é comentaron á tomar las armas de la una é de la otra parte. Pero el frayle cardenal, se dio tal recabdo en su ofigio de gobernador real , que no les convino á los unos ni á los otros llegar á rompimiento , ni osaron hager cosa que al Rey despluguiesse. E el cardenal se apo- deró del prioradgo , y le tuvo de su ma- no en nombre del Rey hasta que su Alte- za , después que vino á España , conger- tó á ambos priores é partióles la renta é vassallos de aquel estado é dignidad ; é al uno dio lo del reyno de Gastilla é al otro lo del reyno de León , con tal regres- so y aditamento, que muriendo el uno, se tornasse la parte del tal defuncto al que vivo quedasse dellos. E assi intervino después ; porque murió el prior don An- tonio de Stúñiga, é quedó en todo el prioradgo don Diego de Toledo. Dexemos aquesto , é tornemos á nues- tras Indias , las quales , assi como los otros reynos , estaban á cargo del carde- nal ; y en aquella misma sagon estaba en la corte de España el almirante don Die- go Golom , negogiando lo que le conve- nía , é también avia procuradores por es- ta cibdad de Sancto Domingo é Isla Es- pañola. Pero cómo el cardenal, desde mucho tiempo antes, tenia larga notigia de las cosas destas partes, acordó para el bien dellas de buscar tres religiosos de la Orden de Sanct Hierónimo , personas de grand auctoridad é letras é de aproba- da vida ; y enviólos á esta cibdad de Sancto Domingo , con muy bastantes po- deres para gobernar las Indias. Estos re- ligiosos fueron fray Luis de Figueroa, prior del monesterio de la Mejorada , que está á una legua de Olmedo ; y aqueste fué el mismo que dixe ( en el libro ter- gero) que murió estando eleto é conge- didas por el Papa las bulas para la unión deste obispado de Sancto Domingo y del obispado de la cibdad de la Gongepgion de la Vega , y le enviaba la Gesárea Ma- gestad para estas dignidades é obispados, como obispo de ambas iglesias, é por presidente desta Real Audiengia; pero atajóle la muerte , y por ventura fué me- jor para su ánima , que es de creer, por- que era tenido por sancta persona : é mu- rió el año de mili é quinientos é veynte é quatro. Mas como de suso dixe, él avia acá passádo primero por mandado DE INDIAS. LIB. IV. CAP. II. 403 del cardenal , el año de mili é quinientos e diez y seis años , juntamente con los otros dos religiosos que con él vinieron, iguales en el poder é gobernación : que fueron fray Alonso de Sancto Domingo, prior del monesterio de Sanct Johan de Ortega, que es á quatro leguas delacib- dad de Burgos; y el otro fue fray Ber- naldino de Manganedo , prior de Monta Marta , que es á dos ó tres leguas de Ca- mera. Y llegaron á esta cibdad de Sancto Domingo poco antes de pasqua de Navi- dad del año de mili é quinientos é diez y seis años , é apossentáronse en el mones- terio de Sanct Frang;isco. Y notaron mu- cho que estando en maitines con los frayles franciscos, la noche de Navidad, ovieron tanto calor que sudaron. Y aquel dia á comer les dieron los frayles ubas frescas y higos acabados de coger de las parras y higueras ; las quales fructas y ca- lor son acá comunmente en tal tiempo; cosa jamas oyda ni vista en los rey nos de España ni en toda Europa. Aunque se lee, segund dige el maestro Olchod en la glos- sa que hizo sobre la Esphera, que tenien- do un sancto varón en Inglaterra un de- monio apremiado en cierta clausura, y desseando el demonio verse libre de aquella prisión , prometió á aquel sancto hombre la noche de Navidad de le traer higos frescos de las Indias , si le libertas- se de aquel encerramiento en que estaba. E assi con esta condición libertado el de- monio , en muy breve espagio de tiempo le truxo los higos frescos que le prometió; de lo qual aquel sancto varón quedó muy maravillado, conjecturando la grand tem- planza de tiempo que avria donde se avia cogido tal fructa, con la diferencia é rigor del frió que en el mismo tiempo era en Inglaterra, donde era natural; creyendo que tierra tan templada y en tal tiempo era muy propinqua y gercana al paraiso terrenal. Pero no creo yo que los higos serian destas nuestras Indias, por- que no los ovo en ellas hasta que de Es- paña se truxeron las higueras : ubas bien podría ser , porque assi en esta isla como en otras y en la Tierra-Firme son natu- rales. Tornando al propósito de la venida destos padres reverendos, que como he dicho, vinieron por visoreyes é gober- nadores destas partes, enviados por el cardenal de España, que á la sagon presi- dia con los Consejos Reales en la gober- nación de todos los rey nos de España, por su Magostad ; el qual con muy íntimo desseo de proveer e remediar las muchas querellas y agravios que destas partes yban ( de que continuo se quexaban los vassallos españoles y los naturales tam- bién destas Indias) , eligió en toda la Or- den de Sanct Hierónimo estos tres reli- giosos que es dicho , para en todo lo que conviniesse al estado de la tierra é buen tractamiento é conservación de los in- dios, naturales destas partes todas de nuestras Indias , islas ó Tierra-Firme del mar Océano, é para que supiessenlas passiones de acá entre los chripstianos, é lo pusiessen é toviessen en todo concier- to. De manera que en lo de adelante se acertasse é proveyesse, como al servicio de Dios, nuestro Señor, mas conviniesse, y para que laconsciencia del Rey se satisfa- ciesse é la tierra se remediasse. Con estos padres religiosos fué elegido por juez, en las cosas de la justicia civil é criminal, el licenciado Alonso Cuaco, el qual estando ya acá los padres hierónimos , llegó á es- ta cibdad desde á poco tiempo , en el si- guiente año de mili é quinientos é diez é siete años , á ocho de abril , miércoles de la semana sancta. Al tiempo que los reli- giosos llegaron , como en aquel tiempo la muerte del Rey Cathólico era reciente, los jueces de apelación que aqui residían, que ya se llamaban oydores , é su audi- torio ya se decia Audiencia Real , é otras personas desta cibdad principales, qui- f04* HISTORIA GENERAL Y NATURAL siéronse informar de la venida de aque- ilos padres hierónimos (nunca vistos en estas partes hasta entonces) , é de los po- deres que traillan é á qué venían ; y ellos como prudentes, mostraron el poder que les era dado, y luego fué obedesQido. E comentaron á entender en sus ofigios y cargos, hasta en tanto que el licen- ciado Cuago vino pocos meses después, como es dicho. Lo qual assi mismo causó mas admiración , porque llegado é pres- sentado en las casas del cabildo desta cibdad con sus poderes, maravilláronse mucho, é aun dio temerá algunos, vien- do que en el despacho de los negocios é pleitos civiles é criminales avia de aver brevedad ; 6 que segund la forma destos poderes, se avian de acabar é fenescer aqui, sin apelación ni otra dilación para Su Magestad en los reynos de España , y para que tomasse residencia á los oydo- res, que eran á la sacón los licenciados Marcelo de Villalobos , é Johan Ortiz de Matienco , é Lúeas Vázquez de Ayllon , y que también la tomasse á todos los otros gobernadores , jueces é justicias ; é para que tomasse cuenta é ragon á todos los oficiales de Su Magestad y escribanos de minas , é otras personas que oviessen te- nido cargos é oficios en todas estas par- tes , é con muy crescido salario. Por ma- nera quél fué por el cabildo rescebido é obedescido para en todo lo contenido en sus poderes ; é comencé luego á enten- der en las residencias de los oydores é de los otros jueces é justicias é goberna- ción , é hizo sus processos é los cerró é sentenció. Hizo hacer algunos edificios públicos; reparó los caminos é cárceles que estaban abiertas , ó no como conve- nían, é proveyó juntamente con el regi- miento desta cibdad, cómo oviesse una barca de passaje (que hoy hay para el lio é puerto desta cibdad para la otra banda della ) , con otras obras públicas y provechosas á la república. La gobernación destas qualro personas por la forma que es dicha, fué asaz buena lo que turó , y aquellos padres lo hicieron lo mejor que Dios les dio á entender; pero también entendieron en remover indios. El remover los indios ha seydo una cosa de las mas peligrosas que acá ha ávido para la conciencia de los gobernadores: lo que estos padres en este caso hicieron fué sancto , porque los quitaron á todos los caballeros y privados, á quien el Rey Cathólico avia mandado darlos, y no los dexaron á ningún ausente , é diéronlos á los pobladores é vecinos de la isla: é hi- Ciéronlos reducir en pueblos , á causa que les fuessen mejor administrados los sacra- mentos estando juntos , é fuessen infor- mados de las cosas de nuestra sancta fé. Sobre este servicio de los indios ha ávido muy grandes altercaciones en derecho en- tre famosos legistas , é canonistas é theó- logos, religiosos, é perlados de mucha sciencia é conciencia ; diciendo si deben servir ó no estos indios, é si son capaces, ó no: é si esos á quien se encomiendan los tienen con buena conciencia, ó no; é con qué calidades é limitaciones se deben ad- mitir, ó concederse tal tutela. Pero cómo han seydo muy diferentes en las opinio- nes en esta disputa , ningún provecho se ha seguido á la tierra ni á los indios. Ha- llaron estos padres hierónimos grandes quexas por causa de un repartimiento ge- neral que Rodrigo de Alburquerque, primo del licenciado Luis Capata (que á la sacón era el mas principal en el consejo del Rey), avia feciio con parescer del tesorero Mi- guel de Passamonte : este Rodrigo de Alburquerque era vecino de la cibdad do la Concepción de la Vega en esta isla, é con favor del dicho licenciado ovo pro- visión del Rey Cathólico para repartir los indios con parescer y voto del tesorero Miguel de Passamonte, y con facultad de poder enmendar otro repartimiento que avia fecho antes el almirante, don Diego DE INDIAS. LIB. IV. CAP. 11! 105 Colom. Pero tantas é raas quexas resul- taron desta enmienda, como de lo que el almirante avia primero fecho é repartido; y en la verdad esto es de calidad que del postrero repartidor de los indios ha de aver mas qu^as , aunque sea mejor mirado que lo primero ; porque el mudar la costumbre (y especial en los indios); es cortarles la cabega , é assi quedó la tierra muy dagnificada en toda esta isla. Y cómo estos padres hierónimos eran ser- vidores de Dios , pensando de lo enmen- dar, lo remendaron, e pussieron los in- dios en pueblos (quitándolos de sus asien- tos): que fué harto daño, porque todos estos remedios resultan en mayor perdi- ción de aquesta gente. Porque cómo los chripstianos vian tantas mudanzas e no avia seguridad que les avian de turar los indios y dexárselos , ó los trabajaban de- masiadamente, ó no los tractaban como los tractáran , si no temieran estas revo- lugiones que tan á menudo se hagian. E aunque algunos comedidos é cathólicos lo higiessen bien , otros los desfructaban é acosaban de manera (con excesivos tra- bajos é de otras formas) que presto se morian. Pero assi cómo se redugieron á pue- blos, les sobrevinieron unas viruelas tan pestilenciales, que dexaron estas islas é las otras comarcanas, Saiict Johan, Ja- máyca é Cuba asoladas de indios, ó con tan pocos , que paresgió un juigio grande del cielo. Débese creer que la intengion de aquellos tres religiosos hierónimos fué sancta , é yo assi lo tengo por gierto; porque quitarlos á los caballeros é pri- vados ausentes fué sanctíssimo , é si al- gunas mudangas higieron ó proveyeron, fué con gelo caritativo, por aprovechar á los mismos indios , y que mejor é mas tiempo se sustentassen. E si los quitaban á los señores é caballeros que se estaban en España , gogando destos sudores ilí- gitos é sirviéndosse dellos , por mano de criados é de cobdigiosos mayordomos, dábanlos estos padres á los veginos é po- bladores de la isla , é á los que avian pagificado é conquistado la tierra é la poblaban. Pero esta gente destos indios de sí misma es para poco , é por poca co- sa se mueren ó se ausentan é van al monte; porque su pringipal intento (é lo que ellos siempre avian hecho antes que los chripstianos acá passassen) , era comer, é beber, é folgar, é luxuriar, é idola- trar, é exerger otras muchas sugieda- des bestiales; de las quales é de sus ri- tos é gerimonias se dirá en su lugar ade- lante. CAPITULO III. De cómo la Cessárea Majestad dio licencia en cierta forma al almirante don Diego Colom , que (ornasse á esta cibdad de Sancto Domingo d IslaEspañola, é otras cosas. Uespues que el Rey don Carlos , nues- tro señor, vino en buena hora á España, el año de mili é quinientos é diez y sie- te, é fué después en el de diez é nueve elegido por Rey de los romanos é futuro Emperador (la qual nueva supo Su Ma- gostad en la cibdad de Bargelona) , esta- ba alli el almirante don Diego Colom, TOMO I. entendiendo en su despacho , é litigando con el fiscal real sobre sus preheminen- gias é previlegios. E sin desgidirsse la causa, le dio Su Magestad ligengia el año de mili é quinientos y veynte en la Coruña, desde donde Su Magestad so embarcó á la sagon para volver á Flan- des : é por aquella ligengia volvió el al- ÍOG HISTORIA GENERAL Y NATURAL mirante don Diego Golom á esta cibdad engierta forma, el qual estaba en Espa- ña desde el año de mili é quinientos é quinge, ginco años avia. Pero non obs- tante su venida , todavia quedó esta Au- diengia como real Ghangilleria en su prehemiaengia é superioridad, y de la misma manera se despachaban ya los ne- gogios que á ella concurrían, como ago- ra lo hagen, aunque después acá se le ha traydo el sello real. Poco antes avia el Emperador, nues- tro señor, enviado á llamar á los padres hierónimos que se fuessen á España ; é assi lo higieron algunos meses antes que el almirante aqui volviesse , teniéndose Su Magostad por muy servido dellos en lo qué tocó la gobernagion : porque en la verdad aprovecharon mucho é dieron industria (con que se aumentaron los in- genios de agúcar desta isla) , én favoresger á los que los fundaban, é ayudaban á los buenos veginos, é los allegaban, como personas notables é de buen gelo é sancto propósito. Pero es de saber que quando continuaron estos religiosos y el ligengiado Alonso Guago esta jurisdigion é gobernagion, acaesgió que estos pa- dres llegados á esta isla , é informados de los graves daños é muertes que so- brevenían á los indios naturales destas partes (que estaban encomendados á ca- balleros é perlados que residían en Es- paña é que tenian favor, é aun algunos dellos á cargo los negogios del Estado destas partes); porque cómo los indios eran traclados por criados é mayordo- mos de los tales caballeros, y por ellos desseado el oro que se cogia con las vi- das destos indios é gente miserable, es- crebian á las personas pringipales de acá é á sus mayordomos que les enviassen oro; y cómo todos los pringipales oíi- giales de acá eran favoresgidos de aque- llos señores , el fin de todos ellos era ad- quirir, y enviar y resgebir oro, por lo qual se daba exgessivo trabajo é mal tractamiento, á esta causa, álos indios; é morian todos ó tantos dellos, que de los repartimientos, que cada qual tenia en número dedosgientos é tresgientos indios, brevemente este númer^ era consumido y acabado , é tornado á rehager de los otros indios que estaban encomendados á los casados é veginos destas partes. En manera que los repartimientos de los pobladores se yban diminuyendo, é los de los caballeros acresgentando; y de los unos y de los otros , todos morian con el mal tractamiento: que fué potíssima causa para grand parte de su total des- truigion é acabamiento. Pues cómo los caballeros fueron gertificados de cómo los padres hierónimos les avian quitado los indios, enviaron luego á la Gessárea Magostad (que á la sagon aun estaba en sus señoríos de Flandes é no era veuido á España) , é díxosse que ganaron gierta gédula ó provission , enderesgada al li- gengiado Guago, para que él conosgiesse desta causa é restituyesse todos los in- dios que se les avien quitado á los caba- lleros ausentes, y que primeramente les estaban encomendados. Pero ello no se hizo , ni se les restituyeron ; porque in- formado el Rey de la verdad , ovo por bien lo que estaba hecho ; é aviendo res- pecto á no dar causa para que aquella miserable gente é indios que á los caba- lleros de Gastilla estaban encomendados, con el mal tractamiento que les era he- cho, en muy breve peresgiessen , si les fuessen restituidos. Gomo Su Mageslad lo mandaba , sobreseyó el ligengiado en la execugion de las provisiones á él diri- gidas, é informó á Su Magostad de lo que agerca desto passaba , é de cómo los mas destos indios se avian quitado á personas que avian seydo conquistado- res en esta isla, y estaban casados é avegindados en ella, é que los tenian é tractaban como á hijos ; é cómo después DE INDIAS. LIB. IV. CAP. III. 107 que les fueron quitados y puestos en po- der de los mayordomos de los caballe- ros, y que no tenían respecto á mas de sacar oro para enviar á Castilla á sus señores (que yba teñido con la sangre des- tos indios), todos ellos peresgian, y los españoles , cuyos fueron , sin ellos que- daban destruidos, é desamparaban la tierra; é la población de aquesta isla se destruía é desmínuia. De lo qual cer- tificado Su Magestad , tuvo en mucho servigio lo hecho, é disimuló en la im- portunación de los que pedían los in- dios. Pues cómo esto llegó á notigia de los caballeros , sintiéronlo mucho por perder gran cantidad de oro , que en cada año con el trabajo destos indios les era envia- do ; y por esto tuvo creydo el ligengiado ^uago que no fallaron en España soligí- tadores para ser removido del cargo. E vino proveído para le tomar resídengía el ligengiado Rodrigo deFígueroa, hom- bre asaz astuto y no poco cobdigíosso, segund después paresgió por los cargos que en su resídengía le fueron fechos é probados (como adelante se dirá). Assi que, llegado á esta isla, el año de mili é quinientos y veynte, con las informagio- nes que traía de España contra el ligen- giado Cuago, halló acá muy grand parte para le destruir en algunos de los prin- cipales desta isla. E comengóse la resí- dengía, é apergibiéronse en ella todas las cibdades é villas desta isla é de las otras comarcanas, é fuéronle pueslas muchas demandas é acusagiones gíviles é criminales, é de muy exgesívas cantida- des ; pero él se dio tan buen recabdo en la defenssa de su limpiega que finalmen- te todos los pleitos conclusos, con otros muchos que se dexaron de seguir, se sentengiaron por el ligengiado Rodrigo de Figueroa en favor del ligengiado Cua- go; aunque fué muy perseguido de los criados é servidores de aquellos caballe- ros, á quien se avian quitado los indios, como ya se díxo (con acuerdo de los pa- dres hierónimos), en no se los querer tor- nar, el ligengiado Cuago, mandándolo Su Magestad (por mas le servir). Y es de saber que el ligengiado Figueroa fué pe- dido por los enemigos de Cuago , y es- cogido como persona muy rigurosa para que le destruyesse; y aunque él vino con intengion de no le perdonar alguna cosa ó culpa, por venial que fuesse, nunca pudo ni ovo lugar de le ofender por la retitud que avia usado en su ofigío. Estando las cosas en estos términos, y el ligengiado Cuago viéndose entre sus émulos é personas , que por lo que ten- go dicho é casos que resultan contra los buenos juegos que administran justigia, en alguna manera como desfavoresgido y sin cargo, aunque con mucho favor de todos los pobres y de aquellas personas á quien avía administrado justigia en sus pleitos é causas; é viendo aun á otros muchos que tomaban las piedras en las manos contra él , á exemplo de nuestro Redemptor \ ascendióse de todos ellos é pasóse á la Isla de Cuba, con poder que le dio el almirante don Diego Colom, para la gobernar ; en el qual ofigío se ovo, como adelante se dirá en el lugar que convenga. Assi que ydo el ligen- giado Cuago á Cuba, quedó absoluto en la gobernagion desta isla aquel juez de resídengía, llamado el ligengiado Ro- drigo de Figueroa, el qual no dexó de qué se le pudiessedar gragiasen quanto acá estuvo , puesto que no le turó tanto el cargo como él quisiera. Yo passé por esta cíbdad , el año de mili é quinientos y veíate, yendo á la Tierra-Firme, é su- pe de los desta cíbdad, é aun de algu- 1 Job, cap. VIH. 1Ü8 HISTORIA GEiNEiUL Y NATURAL nos de los principales della, que era juez muy perjudicial é cobdigiosso ; é dixe á quien esto me degia, que por qué no daban notigia de aquello á Su Mages- tad , para que lo mandasse remediar , é fuéme respondido estas palabras: «¿Có- mo nos han de creer , que nosotros le pedi- mos?» Luego bien dixe de suso que avia seydo juez granjeado é pedido por apas- sionados contra Cuago. Y assi este juez, como conosgia él de sus obras que no avia de permanesger en el cargo que te- nia , recogió todo el oro é perlas que él pudo asir, é fuesse á España (ó mejor digiendo higiéronle yr, porque su cobdi- gia era insagiable, é su conversagion no de juez que se debiesse comportar); porque después que en esta cibdad le fué tomada residengia é le pusieron muchas demandas en ella , é acusagiones crimi- nales, fué condepnado en muchas de ellas é apeló para el real Consejo de In- dias, que reside en la corte de Su Ma- gestad , é alli se vído su residengia : de la qual resultó una sentengia contra él, pronungiada en la cibdad de Toledo, año de mili é quinientos é veynte é ginco, bien rigurosa é fea; condenándole en quatro tantos de cohechos é robos que avia llevado en esta cibdad de Sancto Do- mingo é en esta Isla Española , con otras condenagiones de penas pecuniarias , no bien sonantes, é privándole de tener ofigio de juzgado real. La qual senten- gia original yo vi é ley firmada de los señores del Consejo Real de Indias en aquella misma sagon en Toledo; des- de donde este ligengiado se fué á Se- villa en fiugia de un amigo suyo, natu- ral de Camera, de donde era: el qual gobernaba la casa del duque de Medi- na Sidonia , y este se llamaba el comen- dador Alonso de Sotelo , el qual le me- tió por letrado de la casa é estado de Medina Sidonia, donde murió desde á poco tiempo. CAPITULO IV. En que se fracla la rebelión de los negros é del castigo que el alniiranle, don Dieg-o Colom , hizo en ellos , etc. Fi ué un caso de mucha novedad en esta isla , é pringipio para mucho mal (si Dios no lo atajara) la rebelión de los negros; y no seria razón que cosa tan señalada se dexase de escrebir , porque si se callasse la forma de cómo passó, también se ca- llarla el servigio que algunos hombres de honra de aquesta cibdad en ello higieron. Y porque esta culpa no se me pueda dar, ni se crea que queda por mi de inquerir la verdad del fecho , diré lo que en este caso he podido saber de personas que en ello pussieron las manos; y tenga por gierto el que lee , que si algo se dexa de degir , que será por falta de los que informan y no del que escribe. Assi que, diré lo sustangial deste movimiento y al- teragion de los negros del ingenio del al- mirante, don Diego Colom: que por sus es- clavos fué pringipiado este algamiento (y no por todos los que tenia) ; é diré lo que del mismo almirante é de otros caballe- ros é hombres pringipales supe desta ma- teria; y es aquesto. Hasta veynte negros del almirante, y los mas de la lengua de los jolophes, de un acuerdo , segundo dia de la Natividad de Chripsto, en pringipio del año de mili é quinientos é veynte édos, saheron del ingenio é fuéronse á juntar con otros tan- tos que con ellos estaban aliados en gier- ta parto. E después que estovieron juntos DE INDIAS. LIB. IV. CAP. IV. 109 hasta quarenta dellos , mataron algunos chripstianos que estaban descuydados en el campo , é prosiguieron su camino para adelante, la via de la villa de Agua. Sú- pose luego la nueva en esta cibdad , por aviso que dio el ligengiado Chripslóbal Lebrón que estaba en un ingenio suyo; y sabido el mal propóssito é obra de los negros , luego cabalgó el almirante en se- guimiento dellos, con muy pocos de ca- ballo y de pié. Pero por la diligengia del almirante é buen provehimiento desta Audiencia Real, fueron tras él todos los caballeros é hidalgos , é los que ovo de cabíiilo en esta cibdad é por la comarca; y el segundo dia después que aqui se su- po , fué á parar el almirante á la ribera del rio de Nigao , é alli se supo que los negros avian llegado á un hato de vacas de jMelchior de Castro , escribano mayor dé minas , é vegino desta cibdad , nueve leguas de aqui; donde mataron á un cliripstiano , albañir que estaba alli la- brando , é tomaron de aquella estangia un negro é doge esclavos otros indios, é robaron la casa ; y hecho todo el daño que pudieron, passaron adelante, hagien- do lo mismo y pesándoles de lo que no se les ofresgia, para hagerlo peor. Después que en el discurso de su viaje ovieron muerto nueve chripstianos , fue- ron á asentar real á una legua de Ocoa, que es donde está un ingenio poderoso del ligengiado Cuago , oydor que fué en esta Audiengia real ; con delerminagion que el dia siguiente, en esclaresgiendo, pensaban los rebeldes negros de dar en aquel ingenio é matar otros ocho ó diez chripstianos que alli avia, érehagerse de mas gente negra. E pudiéranlo hager, porque hallaran mas de otros giento é veynle negros en aquel ingenio ; con los quales si se juntaran , tenian pensado de yr sobre la villa de Agua y meterla á cu- chillo y apoderarse de la tierra , juntán- dose con otros muchos mas negros que en aquella villa hallaran de otros inge- nios. E sin dubda se juntaran á su mal intento , si la Providengia Divina no lo remediara de la manera que lo remedió. Assi que, llegado el almirante á la ri- bera de Nigao , como he dicho , é sabi- dos los daños ya dichos que los negros yban hagiendo por el camino que lleva- ban, acordó de parar alli aquella noche, porque la gente que con él yba reposasse, é los que atrás quedaban le pudiessen al- cangar, para partir de alli otro dia al quarto del alba , en seguimiento de los malfechores. Es de saber que entre los que alli se hallaron con el almirante es- taba Melchior de Castro, vegino desta cib- dad , al qual avian fecho en su hagienda y estangia el daño que se dixo de suso; é cómo le dolia su proprio trabajo (de- mas é allende del general de todos que se aparejaba) , acordó de se adelantar con dos de caballo , sin degir cosa alguna al almirante ; porque creyó que si le pedia ligengia , no se la daria ni le dexaria yr tan solo adelante, quedando el 'almirante é gente donde es dicho. E secretamente se salió del real é fué á su estangia é hato de sus vacas , y enterró el albañir que alli avian matado los negros, é halló su casa sola é robada : alli se juntó con él otro chripstiano de caballo, é determinó de yr adelante: é desde alli envió á degir al al- mirante que él se yba en seguimiento de los negros con tres de caballo que con él estaban, y que le suplicaba que le envias- se alguna gente, porque él yba con deler- minagion de entretener los negros, en tan- to que los chripstianos con su señoría lle- gassen , puesto que él y los que con él yban eran pocos. Sabido esto por el al- mirante le envió luego nueve de caballo é siete peones, los quales le alcangaron; é juntados con Melchior de Castro , fue- ron por todos doge de caballo , é siguie- ron á los negros hasta donde es dicho que estaban. Entre esta gente de caballo A\0 HISTORIA GEiNEIUL Y rsATUIUL que el almirante envió á tener compañía á Melchior de Castro, para detener los ne- gros rebelados , fué el pringipal Francis- co Dávila, vegiuo desta cibdad (que ago- ra es uno de los regidores della] ; é pro- siguiendo su camino, al tiempo que el lugero del dia salía sobre el horizonte, se hallaron á par de los negros : los quales, assi como sintieron estos caballeros , se acaudillaron é con gran grita , fechos un esquadron, atendieron á los de caballo. Los caballeros , viendo la batalla apare- jada, sin atender al almirante por las causas que es dicho, é no esperar que los negros se juntassen con los de aquel ingenio, determinaron de romper con ellos , é embragaron sus daragas, é pues- tas sus langas de encuentro , llamando á Dios y al apóstol Sanctiago , todos doge de caballo fechos un esquadron , de po- cos ginetes en número , pero de animo- sos varones, estribera con estribera, á rienda tendida, dieron por medio del ba- tallón contra toda aquella gente negra, que los atendió con mucho ánimo para resistir el ímpetu de los chripstianos; pe- ro los caballeros los rompieron, épassa- ron de la otra parte. Edeste primero en- cuentro cayeron algunos de los esclavos; pero no dexaron por esso de juntarse en- continente, tirando muchas piedras é va- rase dardos, é con otra mayor grita aten- dieron el segundo encuentro de los ca- balleros chripstianos. El qual no se les dilató, porque no obstante su resistengia de muchas varas tostadas que laucaban, revolvieron luego los de caballo sobre ellos con el mismo apellido de Sanctia- go, é con mucho denuedo dando en ellos, los tornaron á romper passando por me- dio de los rebelados : los quales negros, viéndose tan emproviso apartados unos de otros é con tanta determinagion é osa- día de tan pocos é tan valientes caballe- ros acometidos é desbaratados , no osa- ron esperar el tergero encuentro , que ya se ponia en execugion. E volvieron las espaldas, puestos en huyda por unas pe- ñas é riscos que avia gerca de donde este vengimiento passó, é quedó el campo é la victoria por los chripstianos , é alli tendidos muertos seys negros, é fueron heridos dellos otros muchos; y al dicho Melciiior de Castro le passaron el brago izquierdo con una vara y quedó mal he- rido. E los vengedores quedaron alli en el campo hasta que fué de dia , porque como era de noche y muy escura é la tierra áspera é arborada en partes, no pu- dieron ver á los que huian , ni por don- de yban ; pero sin se apartar del mismo lugar donde esto avia passado , hizo lla- mar Melchior de Castro, por voz de un vaquero suyo; al negro é indios suyos que le avian robado los negros de su es- tangia ; é luego cómo conosgieron la voz del que los llamaba , los recogió é se vi- nieron todos, porque estando ahy gerca escondidos entre las malas é de oirle é conosgerle en la voz se aseguraron , y se fueron é su señor con mucho plager. Assi como fué de dia claro , Melchior de Castro é Frangisco Dávila é los otros pocos de caballo que en este trange hon- roso se hallaron, se fueron al ingenio del ligengiado Alonso Cuago á reposar. E lle- gó el almirante , é la gente que con él yban aquel dia quasi á hora de vísperas; y de lo que hallaron fecho todos los chripstianos dieron muchas gragias á Dios, nuestro Señor, por la victoria ávida: porque aunque estos negros rebelados no eran de mucho número , yban encamina- dos con su mala intengion é obra donde dentro de quinge dias ó veynte, no yén- doles á la mano , fueran tantos y tan ma- los de sobjuzgar, que no se pudiera ha- ger sin gastarse tiempo y muchas vidas de chripstianos. Sea Dios loado por el buen subceso desta victoria, que en cali- dad fué grande. El almirante mandó á Melchior de Cas- DE INDIAS. LIB. IV. CAP. IV. 111 tro que se viniesse á esta cibdad de Sáne- lo Domingo para que se curasse , como lo hizo; y quedando el almirante en el campo , hizo buscar con tanta diligencia los negros que avian escapado de la ba- talla y eran culpados, que enginco óseys dias se tomaron todos, é mandó hager justicia dellos é quedaron sem' rados á trechos por aquel camino, en muchas hor- cas. Pero como los que escaparon de la batalla se avian metido en partes áspe- ras, fué nesgesario que los siguiesse gente de pié, de la qual fué por capitán Pero Ortiz de Maliengo, el qual los siguió é peleó con ellos é mató á algunos é pren- dió á aquellos, de quien se hizo la jus- ticia que he dicho. Y en la verdad este hidalgo se ovo como muy varón en esto, segund la dificultad é aspereza de la tier- ra, donde los alcangó é desbarató á los fugitivos. Por manera que la diligengia de Melchior de Castro, mediante Dios y el esfuerzo dél y de Frangisco Dávila, que fué en su ayuda é socorro , por ca- pitán, como es dicho, de aquellos ocho caballeros que juntados con Melchior de Castro todos fueron doge de caballo, sa- lió el vengimiento á tan buen fin é vic- toria, como es dicho, y el castigo ovo perfecta execugion por el animoso exe- -cutor que siguió los negros é mató parte dellos é prendió los restantes, para colo- callos en la horca é horcas. Y fecho este castigo , el almirante se tornó á esta cib- dad : en lo qual él cumplió muy bien con el servigio de Dios y de Sus Magestades y con quien él era ; y desta manera que- daron los negros que se levantaron pe- nitengiados, como convino á su atrevi- miento é locura , é todos los demás es- pantados para adelante y gertificados de lo que se hará con ellos, si tal cosa les passare por pensamiento , sin que se tar- de mas en castigarlos de quanto se tar- dare la ventura suya en descubrir su mal- dad. CAPITULO V. De como el ahniranle don Diego Colom volvió á España , por mandado de la Cesárea Majestad , y de có- mo el licenciado Lúeas Vázquez de Ayllon , oydor desla Audiencia Real, fue' á cierta gobernación de Tier- ra-Firme, donde murió, y de cómo se han subcedido oíros jueces é oydorcs en esta Real Audiencia , é otras cosas que locan á la historia. 'icho se ha de a manera que el almi- rante segundo , don Diego Colom , vol- vió á esta cibdad de Sancto Domingo, donde estaban por juegos en estachangi- lleria éAudiengia Real los lig.engiados que primero se dixo, llamados Margólo de Vi- llalobos, Johan Ortiz de Matiengo, Lúeas Vázquez de Ayllon, é Chripstóbal Le- brón , que estaba yaresgebido por oydor. E cómo no faltaron contiendas entre el almirante é los oydores sobre las cosas de la jurisdigion , fué el ligengiado Ayllon á España , assi sobre eso , como sobre sus negogios proprios, é á procurar gierta gobernagion é descubrimiento en la Tier- ra-Firme , á la banda del norte ( que no debiera). E Su Magostad le hizo merged de la capitania general é gobernagion , é le dio el hábito de Sanctiago. Y después que estuvo en la corte é hizo allá rela- gion de las cosas de acá , envió Su Ma- gostad á llamar al almirante , don Diego Colom, porque avian ydo algunas que- xas dél , y de quien el almirante mas enojo y quexa tenia era del ligengiado Ayllon, porque creía que le avia fecho daño con sus i nform agiónos, seyendo mucho su amigo. Y assi se partió desta 112 HISTORIA GENERAL Y NATURAL cibdad de Sancto Domingo á diez y seys dias de septiembre de mili é quinientos é veynte é tres años. Llegado en España, se fué á la corte del Emperador , nuestro señor, á donde llegó el año siguiente de mili é quinientos é veynte é quatro , en el mes de enero , estando Su Magostad en la cibdad de Vitoria. E luego el almi- rante comenzó á entender en sus pleytos é negogios , hasta que SuMagestad, des- pués, en el año de mili e quinientos ó veynte y ginco, se partió de Toledo para Sevilla; y al tiempo que el almirante partió de Sevilla para la corte, que fué en el mes de diciembre de mili é qui- nientos é veynte é tres , en la misma sagon venia el ligengiado Ayllon para Sevilla de camino para esta isla. Y ve- nido aqui , hizo después aquella su ar- mada para aquella su gobernación que he dicho ; de donde nunca volvió , y mu- rió allá desde á poco tiempo que llegó con otros muchos , que de mal conseja- dos le siguieron , después de aver gasta- do mucha parte de su hacienda. Y en la verdad él se ocupó en lo que le complia no meterse, porque aqui estaba rico é honrado , y era uno de los oydores desta Audiengia Real que en esta cibdad reside, y de los mas antiguos en ella; é no conten- to desto , buscó la muerte para sí é para otros , de la manera que mas particular- mente se dirá en la segunda parte destas historias ; porque destos descubrimientos de la Tierra-Firme hay muchas historias y cosas que notar , las quales se reservan para en su lugar , y quando lleguemos á ellas se dirá de cada una en particular lo que convenga en sus lugares proprios, porque son cosas que tocan á la segunda parte desta General y natural Historia de Indias. Tornando al propósito de los jueges, digo que ydo el ligengiado Ayllon , que- daron residiendo en esta Chancilleria por oydores los ligcngiados que primero di- xe, Villalobos, Matiengo, é Lebrón ; é no desde á mucho tiempo fué á España el li- gengiado Matiengo , é le proveyó Su Ma- gostad de oydor en la Nueva España. Desde á poco tiempo murió el ligengiado Villalobos ; por manera que quedó esta Audiengia con solo el Ugengiado Lebrón. Desde á poco fué proveído por oydor el ligengiado Alonso Cuago , del qual tengo dicho que vino á esta cibdad con los pa- dres hierónimos, á quien tomó residen- gia el ligengiado Figueroa ; y hecha aque- lla , fué por gobernador á Cuba, en nom- bre del almirante ; y desde aquella isla passó á la Nueva España ; y en el camino se perdió en las islas de los Alacranes , y de allí escapó miraglosamente é prosi- guió su camino ; y Hernando Cortés le dio cargo de la justigia de la Nueva España; y estando allá gobernándola , fué preso y traydo á la isla de Cuba, á hager allíre- sidengia del tiempo que allí fué juez , é la gobernó ; é dio tal cuenta de sí como adelante se dirá, donde se tractará de muchas cosas notables que por él passa- ron en el último libro de los Infortunios y naufragios. Assi que por su retitud é servi- gios é persona la Cesárea Magostad, como gratíssimo príncipe, informado de la ver- dad , y viendo que á su real servigio con- venia que tal juez aqui en esta Real Au- diengia assistiesse, como hombre que tanta experiengia tenia de las cosas des- tas partes , se quiso servir del por su oy- dor, é le mandó aqui residir: hasta la qual clecgion de su persona passaron por este caballero muchas desaventuras y tra- baxos , y grandes experiengias de su pa- giengia. Después de lo que es dicho , entró por oydor el ligengiado Gaspar de Espino- sa, en lugar del ligengiado Villalobos. Este vino assi mismo por juez de resi- dengia , la qual tomó á los oydores é á las otras justigias, é fué un tiempo abso- luto é solo en la gobernagion, aunque no DE INDIAS. LIB. IV. CAP. V. 113 bien quisto de algunos, puesto qije assi mesmo otros degian bien del. Y no me maravillo de cosa que oyga degir de juez en estas partes ; porque demás de ser so- lo Dios el que podria contentar á todos, siempre en las tierras nuevas son peligro- sos semejantes ofigios , assi para el cuer- po, como para el ánima. Passada la re- sidencia, quedaron juntamente en esta Real Aaudiengia los ligengiados Lebrón y ^uago y Espinosa; pero desde á poco tiempo se passó á vivir á la Tierra -Fir- me , donde tenia giertos indios de repar- timiento , que le servian , desde que allí avia seydo alcalde mayor de Pedrarias Dávila , en la provingia que llaman Cas- tilla del Oro , como mas largamente se dirá, quando de aquella tierra se tráete y escriba. Ido Espinosa donde he dicho, entró en su lugar en esta Audiengia el doctor Rodrigo Infante , é porque ya era muerto el ligengiado Chripstóbal Lebrón, entró en su lugar el ligengiado Johan de Vadillo, que estaba en esta cibdad de Sancto Domingo desde el año de mili é quinientos é veynte y ginco , entendien- do en las cuentas y debdas delahagien- da real ; y estos tres oydores , conviene saber, ligengiado Cuago, doctor Infante, y el ligengiado Johan de Vadillo , residie- ron en esta Real Audiengia , é goberna- ron esta isla é otras, conosgiendo de las apelagiones de mucha parte de la Tierra- Firme , juntamente con el muy reverendo é noble señor el ligengiado , don Alon- so de Fuenmayor, presidente por Sus Magostados, que llegó á esta cibdad en el tiempo que adelante se dirá: el qual al presente es obispo desta Sancta Iglesia . CAPITULO VI. Del subeesso é vida del segundo almirante, don Diego Colom, después que volvió á España é llegó á la corle en la cibdad Vitoria, é hasta que murió en la Puebla de Montalban, é otras cosas, concer- nientes al discurso desta historia. Uicho se ha cómo el almirante segun- do , don Diego Colom , fué por mandado de la Cessárea Magostad á España é lle- gó á la corte en el mes de enero del año de mili é quinientos é veynte y quatro, estando el Emperador, nuestro señor en la cibdad de Vitoria; é alli entendió luego en sus negogios é pleytos con el fiscal real (que de tiempo atrás pendían), todo el tiempo que Su Magostad é su Consejo Real de Indias estuvieron en aquella cibdad, é después en la de Bur- gos , é después en Valladolid , é después en Madrid, é últimamente en la cibdad de Toledo hasta el año de mili é qui- nientos é veynte y seis , que Su Magostad se partió de alli para Sevilla. En la qual sagon el almirante avia adolesgido é es- TOMO I. taba ya muy enfermo é flaco : é con todo su trabajo é indispusigion , partido Su Magostad , se quisso ir tras él , é acor- dó de hager su camino por Nuestra Se- ñora de Guadalupe. Y dos dias antes de su partida, le dixe que me paresgia que no agertaba en ponerse en tan largo ca- mino , estando tal como estaba , é assi se lo dixeron otros sus smigos é servidores, consejándole que , pues estaba en Tole- do , donde no faltaban médicos singula- res ni mediginas , é las otras cosas que conviniessen para se curar , que no se fuesse en manera alguna , porque su mal no se aumentasse; y que se estoviesse quedo, hasta que convalesgiesse é to- viesse salud. E respondió que se sentía mejor, y que eo penssar que yba hágia 45 414 HISTORIA GENERAL Y NATURAL las Indias , do estaban su muger é hijos, y en yr á Sevilla la corte , le paresQia que estaba ya sano ; y que él se queria yr por nuestra Señora , Sancta María de Guada- lupe , porque esperaba que ella le daria esfuergo para tal jornada; y que en su bendita casa queria tener novenas, y desde ella yrse tras el Emperador, nues- tro señor. Y aunque le fué replicado, estorbándole su partida, no aprovechó, porque avia de ser su fin , donde Dios lo tenia ordenado. E assi continuando su voluntad, determinó de hagersu camino, é partiósse de Toledo un miércoles, veyn- te y uno de hebrero de aquel año de mili é quinientos é veynte y seis , y en una li- tera ó andas llegó aquel dia á una villa de don Alonso Tellez Pacheco , que se llama la Puebla de Montalban (que es á seis leguas de Toledo). E alli le aquexó luego el mal de tal manera , que el jue- ves siguiente ordenó su ánima, como ca- thólico chripstiano , el qual se avia con- fessado é comulgado el dia antes , que fué el mismo que de Toledo partió ; y el viernes , que se contaron veynte y tres de hebrero , á las nueve horas de la noche, espiró con mucha contrición é acuerdo, dando gracias á Dios Nuestro Señor, é con grandíssima pagiengia é atención encomendándose al Redemptor é á su gloriosa Madre, dio el espíritu á Dios; y assi se debe creer que su ánima fue á la celestial gloria. E quiso Nuestro Se- ñor que para su consolagion é ayudarle á bien morir , se hallassen quatro religio- sos de la Orden de Sanct Frangisco con él; porque desta religión era muy de- voto , y estos estuvieron alli acordándo- le lo que á su salvagion convenia hasta la última hora é punto. Assi cómo espi- ró , sus criados tomaron su cuerpo é lle- váronle á Sevilla al monesterio de las Cuevas, de la Orden de Cartuxa, é pus- siéronle alli en depósito , junto al cuerpo de su padre , el almirante primero don Chripstóbal Colom. Desta manera que es dicho acabó el almirante , don Diego Co- lom, esta misserable vida. E subgedió en su casa é título , su hijo mayor don Luis Colom, tergero almirante en este Estado é casa suya. CAPITULO VIL Be la subeesion del tercero almirante deslas Indias, llamado don Luis Colom, é de cómo su madre, la vireyna, fué á España á seguir los pleitos que su marido el almirante, don Diego Colom, Iraclaba con el fiscal real sobre sus privilegios ; y de cómo vino por presidente á esta Audiencia Real el obis- po de aquesta cibdad de Sancto Domingo é de la Concepción de la Vega, don Sebastian Ramírez de Fuenleal. V>4Ómo en esta cibdad se supo la muer- te del almirante , don Diego Colom , lue- go se llamó almirante su hijo mayor don Luis Colom , que á la sagon seria de po- co mas de seis años , ó no los avria . Y pocos dias antes avia venido á esta isla por juez de residengia, el ligengiado Gaspar de Espinosa , como tengo dicho, y en tanto que aqueste juzgado le turó él gobernó aquesta isla ; y después , co- mo en otra parte queda dicho , se pas- só á la Tierra-Firme. A algunos plugo de su y da y otros le quisieran para mas tiempo ; pero esto es común cosa á los que son gobernados : aborresger á quien los manda é dessear nuevos juegos, é assi no le faltaron los murmuradores que tovieron otros que gobernaron antes que él , como no faltarán á los presentes y venideros. En aquel tiempo estaba aquesta Sanc- ta Iglesia sede vacante, y mucho antes DE INDIAS. LIB. IV. CAP. VII. 113 assi mismo el obispado de la cibdad de la ConQepgion de la Vega, é la Cessá- rea Magostad avia fecho merged de am- bas, debaxo de una mitra, al reverendo padre , Fray Luis de Figueroa , prior de la Mejorada, de la Orden de Sanct Hie- rónimo, é murió estando eleto, é aun como tengo dicho, estando concedidas á despachadas las bulas. E por su fin acordó Su Magostad de proveer de am- bas dignidades é obispados, é de la presidencia desta Real Audiencia é Chan- cilleria al licenciado don Sebastian Ra- mírez de Fuenleal (del qual assi mis- mo se dixo en el pregedente libro) , por persona conviniente para lo espiritual é temporal; é para que el servigio de Dios é de Sus Magestades y el bien des- tas partes , muy bien se mirasse , assi por su buena congiengia é letras, como por su grande experiengia. E assi Su Magos- tad, como estaba bien informado de su persona é obras, le escogió é envió á esta cibdad , donde residió , exergitando sus ofigios , como buen pastor para las ánimas, é buen presidente é gobernador para todo lo demás. Pero cómo las cosas de la Nueva Es- paña tenian mucha nesgessidad de se ordenar é bien gobernar , envióle á man- dar Su Magostad que fuesse allá , como presidente de aquella Audiengia Real que reside en la gran cibdad de México , pa- ra lajustigia de aquellas partes é reynos; é assi mismo tuvo ambos obispados. Pe- ro assi cómo llegó aqui, desde á poco tiempo salió desta Audiengia el ligengia- do , Gaspar de Espinosa , porque él mis- mo diz que lo avia suplicado ; pero la verdad dello fué que en Tierra-Firme tenia en la gobernagion de Castilla del Oro un cagique é buenos indios que le servian , desde el tiempo que él avia en aquella tierra seydo alcalde mayor de Pedrarias Dávila. E los de aquella go- bernagion se quexaban é degian que Sus Magestades no debian consentir qael li- gengiado Espinosa ni otro alguno que estoviesse ausente , toviessen indios ; por manera que se fué á vivir á la cibdad de Panamá , donde le servia el cagique Pa- cora é su gente é indios , é llevó allá su muger é hijos. E después quel Perú se descubrió, passó allá, donde murió en demanda deste oro que á muchos mas ha quitado las vidas en estas partes , que no remediado ni hartado. Tornando al nuevo almirante, digo que assi como la visoreyna , doña María de Toledo , supo la muerte de su mari- do el almirante don Diego Colom , é le ovo mucho llorado é fecho el sentimien- to é obsequias semejantes á tales per- sonas (porque en la verdad esta señora ha seydo en esta tierra tenida por muy honesta y de grande exemplo su perso- na é bondad , é ha mostrado bien la ge- nerosidad de su sangre); determinó de yr en España á seguir el pleyto que su marido tenia sobre las cosas de su Esta- do con el fiscal real , y llevó consigo á su hija menor, doña Isabel, y al menor de sus hijos , llamado don Diego ; y dexó en esta cibdad á su hija mayor, doña Phelipa (la qual era enferma é sancta persona) y al almirante don Luis, y á don Chripstóbal Colom, sus hijos harto niños. Y cómo la vireyna fué en España, desde á pocos días , casó la hija menor que consigo llevó, doña Isabel Colom, con don Jorge de Portugal, conde de Gelves, é alcayde de los alcágares de Sevilla. Llegada á la corte, halló y do al Emperador á Italia á su gloriosa corona- gion en Boloña , é por la ausengia de Su Magostad, ovo de residir é atender á sus pleytos é negogios en la corte de la Emperatriz , nuestra señora , de gloriosa memoria , soligitando á los señores del Consejo de Sus Magestades en los nego- gios del almirante don Luis, su hijo. E i 10 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Su Magestad la tracto muy bien, é la favoresQÍó, é fué resgebido don Diego Colom, su hijo menor, por page del se- reníssimo príngipe , don Phelipe, nues- tro señor, é mandaron Sus Magestades dar quinientos ducados de ayuda de costa en cada un año al almirante, don Luis, en las rentas reales de aquesta isla. Pero porque para la segunda impres- sion desta primera parte ó historia, vamos añadiendo y enmendando lo que le com- pete y el tiempo va obrando, digo que esta señora visoreyna, continuando su buen propóssito é siguiendo la justigia que pretendía por parte de sus hijos , li- tigando como quien ella era, é acordando á César, después que volvió de Italia, el grande servigio , é no como él otro ja- más fecho á príngipes, como lo hizo el pri- mero almirante , vino esta pendengia á se congertar. E el Emperador, nuestro se- ñor , descargando las reales congiengias de sus padres y abuelos y suya , como gratíssimo príngipe, hizo al almirante, don Luis, duque de Veragua é del golpho é islas de Cerebaro en la Tierra-Firme, é dióle la isla de Jamáyca con mero y mix- to imperio é título de marqués della; é demás deso , le hizo merged de diez mili ducados de oro de contado en cada un año , situados en las rentas reales é de- rechos desta Isla Española , é el alguagi- ladgo mayor desta cibdad , con voto en el regimiento della é confirmagion del ofigio de almirante perpetuo destas In- dias , assi en lo descubierto como en lo que está por descobrir. E todo lo que es dicho con título de mayoradgo perpetuo entera é indivisiblemente para el dicho almirante é sus subgessores , sin que se pueda enagenar ni salir de sus legítimos herederos. E demás desso, mandó Su Magestad dar de merged un qüento de maravedís de renta en cada un año en sus derechos reales, por todos los dias de sus vidas, á doña María é doña Johana Co- lom , hermanas del almirante, para ayuda á sus casamientos, é otras mergedes. E dio Su Magestad el hábito de Sanctiago á don Diego Colom , menor hermano del almi- rante , con gierta renta en aquella Orden mihtar. Lo qual todo fué negogiado é concluido con la diligengia de tan buena é prudente madre , como ha seydo la vi- soreyna á sus hijos , á quien sin dubda ellos deben mucho ; porque aunque esta satisfagion pendiesse de los méritos é ser- vigios del primero almirante , mucho con- sistió el efecto destas mergedes y su con- clusión en la soligitud desta señora, é en su bondad é buena gragia , para lo saber pedir é porfiar. A lo qual ayudó asaz el mucho é gercano debdo que la visoreyna tiene con Sus Magestades; porque su pa- dre della y el Rey Cathólico fueron pri- mos , hijos de dos hermanas , ambas hi- jas del almirante de Castilla, don Fadrique Enriquez. Luego que se ovo dado el assiento que es dicho en los letigios del almirante, ca- só la visoreyna á doña Johana Colom, su hija con don Luis de la Cueva , hermano del duque de Alburquerque tergero; el qual don Luis fué capitán de la guarda de la persona de César é muy agepto á Su Magestad, é muy valeroso caballero. Tornando á la gobernagion desta isla é Audiengia Real, digo que ydo el obispo presidente á la Nueva España , segund he dicho , pesó á muchos dello , é á otros plugo; porque los unos no le quisieran tan justo, y los otros le quedaron des- seando ; y sirvió tan bien en aquel cami- no en las cosas de la Nueva España, que pocos le loan al presente , por las orde- nagiones ó paresger que digen que dio de quitar los indios á los conquistadores, de que han resultado é ávido muchas no- vedades en aquella tierra : lo qual , me- diante la prudengia del visorey , don An- tonio de Mendoga, avisado Su Mages- DE INDIAS. LIB.IY. CAP. Vil. Ul fad de la verdad , lo proveyó de manera que , revocando algunas cosas de las que el obispo dexó en su tiempo , aquellas tierras se han remediado y mucho asse- gurado. Con que después que Su Mages- lad hizo visorey dellas al señor don An- tonio de Mendoga , mandó ir al obispo á Castilla, le hizo merged del obispado de León , é le hizo su presidente de la Real Audiencia é Chancilleria que reside en la villa de Valladolid, por ausengia del qual ydo de aqui , quedó esta Audiengia real de Sancto Domingo con los tres oydores que he dicho , el ligengiado Alonso Cua- go, é el doctor Rodrigo Infante, y el li- gengiado Johan de Vadillo : los quales después gobernaron esta isla, con par- te de la Tierra-Firme, como personas de experiengia é letras , é tales como con- viene ser en tan alto ofigio é tribunal, residiendo en esta cibdad de Sancto Do- mingo hasta los catorge de digiembre de mili é quinientos é treynta é tres años, que llegó á esta cibdad el muy reveren- do é noble señor, el ligengiado Alon- so de Fuenmayor, por presidente de Sus Magostados en esta real Chancilleria, don- de fué resgibido al ofigio é gobernagion, é presidiendo con los oydores que es di- cho. Desde á algún tiempo por la tiranía de Gargia de Lerma, gobernador en Tierra-Firme de la provingia de Sancta Marta , fué allá por mandado de Sus Ma- gostados, á le castigar el doctor Infante; é después que tornó aqui desde á poco tiempo, murió. El ligengiado Vadillo fué á tomar residengia á Pedro de Heredia, gobernador de Cartagena, é quedó esta Audiengía con el presidente é el ligengia- do Guago , hasta que el postrero dia del mes de mayo del año que passó de mili é quinientos é treynta y ocho años, llegó á esta cibdad el ligengiado Alonso de Cer- vantes , al qual envió Su Magostad por su oydor en lugar é por fin del doctor Infan- te. Después de lo qual, á los trege de margo del año siguiente de mili é qui- nientos é treynta y nueve, llevó Dios al ligengiado Alonso C^uago, é quedó esta Audiengia con el señor presidente é con el ligengiado Cervantes, hasta que Su Magos- tad proveyesse á otro, é que volviesse Va- dillo, ó quien Su Magostad fuesse servido. Aqui llegué con esta materia , quando esto se escribía en limpio, en fin de margo del año de mili é quinientos é treynta é nueve : en el qual tiempo se tenia avi- so que Su Magostad Cesárea avia fe- cho merged al señor presidente, el ligen- giado don Alonso de Fuenmayor, de los dos obispados desta isla, como los tuvo el presidente passado (que son el de aquesta cibdad y el de la cibdad de la Congepgion de la Vega), méritamente. Dios le dé gra- gia para ambas administraciones, porque assi como son diversos los gladios espi- ritual é temporal , assi es menester muy mayor cuidado , y con mas trabaxo y ve - la la administragion para quel clero é los seglares se conserven. Pero como Dios ha de ser la guia , él le dará á este señor el favor que conviene , para que en todo agierte ; pues que es letrado é de buena casta, é naturalmente noble persona, é goloso del servigio de Dios é de Sus Ma- gostados. Después de lo ques dicho , vino por oydor de Sus Magostados desta real Audiengia el ligengiado Guevara, en lugar de Cuago, é tornó Vadillo de Tierra-Firme. Mas porque es tiempo de passar á otras materias de dulge legión é de muchos se- cretos de naturaleza, acábesse lo que que- da pordegir de aquesta isla, que son co- sas notables é no dignas de preterir ni dexar en olvido. E para dar mas parti- cular razón de lo que atrás se tocó del agúcar, quiero degir como ovo origen en esta isla, antes que passemos á otras par- ticularidades, pues que aquesta es una de las muy importantes é ricas grangerias destas partes , y aqui mayor que en nin- guna provingia de todas las Indias. 118 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO vm. Que Iracta de Iss ingenios é trapiches de a9Úcar que hay en esta Isla Española , y cuyos son y de qué manera ovo principio esta rica granjeria en aquestas parles, y primefo en esta isla. Jr ues aquesto del agúcar es una de las mas ricas grangerias que en alguna pro- vincia ó reyno del mundo puede aver, y en aquesta isla hay tanta é tan buena y de tan poco tiempo acá assi exergitada é ad- quirida; bien es que aunque la tierra é fertilidad della, y el aparejo grande de las aguas é la dispusigion de los muy grandes boscajes de leña para tan gran- des y continuos fuegos, sean tan al pro- póssito (como son) para tales hagiendas, que tanto mas sean las gragias y el pre- mio que se debe dar á quien lo enseñó é puso primero por obra. Pues todos to vie- ron los ojos gerrados hasta que el bachi- ller Gongalo de Velosa, á su propria cos- ta de grandes y exgesivos gastos, se- gund lo que él tenia , é con mucho tra- bajo de su persona, truxo los maestros de agúcar á esta isla , é hizo un trapiche de caballos é fué el primero que hizo ha- ger en esta isla agúcar ; é á él solo se de- ben las gragias, como á pringipal inventor de aquesta rica grangeria. No porque él fuesse el primero que puso cañas de agú- car en las Indias , pues algún tiempo an- tes que él viniesse muchos las avian puesto é las criaban é fagian mieles de- ltas ; pero fué , como he dicho , el pri- mero que hizo agúcar en esta isla , pues por su exemplo después otros higieron lo mismo. El qual, como tuvo cantidad de caña , hizo un trapiche de caballos en la ribera del rio de Nigua, é truxo los ofi- gialcs para ello desde las islas de Cana- ria, é molió é hizo agúcar primero que otro alguno. Pero la verdad desto inquiriendo , he hallado que digen algunos hombres de crédito é viejos , que hoy viven en esta cibdad , otra cosa , é afirman que el que primero puso cañas de agúcar en esta isla fué un Pedro de Atienga , en la cibdad de la Congepgion de la Vega , y que el al- cayde de la Vega, Miguel Ballester , na- tural de Cataluña, fué el primero que hizo agúcar. E afirman que lo higo mas de dos años antes que lo higiesse el bachiller Ve- losa ; pero junto con esto digen que lo que hizo este alcayde fué muy poco , é que todo lo uno é lo otro ovo origen de las cañas de Pedro de Atienga. De ma- nera que de la una é de la otra forma, esto que está dicho es el fundamento ó pringipio original del agúcar en esta isla é Indias ; porque deste comiengo que á ello dio Pedro de Atienga, se multiplicó para llegar esta grangeria al estado en que agora está , é cada día se aumenta y es mayor , puesto que de quinge años á esta parte algunos ingenios han quebrado é se deterioraron por las causas que en su lugar se dirá ; pero otros se han perfigio- nado. Tornemos al bachiller Velosa é su trapiche. Assi como por aquel se fué mejor en- tendiendo esta hagienda, juntáronse con él el veedor, Chripstóbal de Tapia, é su hermano el alcayde desta fortaleza, Fran- gisco de Tapia , é todos tres higieron un ingenio en el Yaguate , legua é media de la ribera del rio de Nigao ; é desde á al- gún tiempo se desavinieron , y el bachi- ller les vendió su parte á los Tapias. Des- pués el veedor vendió la suya á Johan de Villoría , el qual después la vendió al al- cayde , Frangisco de Tapia , y quedó en solo él este primero ingenio que ovo en esta isla. Como en aquel tiempo ó prin- gipios no se entendía tan bien, como con- DE INDIAS. LIB. IV. CAP. VIII. 119 venia, la nesgessidad que tales hagiendas tienen de muchas tierras y de agua é le- ña é otras cosas que son anexas á tal gran- geria (de lo qual todo alli no avia tanto, como era menester) , despobló el alcay- de , Frangisco de Tapia, aqueste inge- nio , é passó el cobre ó caldereras é pe- trechos é todo lo que pudo á otro mejor assiento en la misma ribera de Nigua , á ginco leguas desta cibdad, donde hasta quel dicho alcayde murió, tuvo un muy buen ingenio , é de los poderosos que hay en esta isla. Porque no se repita muchas veges lo que agora diré , ha de notar el letor en este ingenio para todos los otros por este aviso , que cada ingenio de los poderosos é bien aviados , demás é allende de la mucha costa é valor del edifigio é fábri- ca de la casa , en que se hage el agúcar, é de otra grande casa en que se purga é se guarda, hay algunos que passan de diez é doge mili ducados de oro é mas, hasta lo tener moliente é corriente. Y aunque se diga quinge mili ducados no me alargo , porque es menester tener á lo menos continuamente ochenta ó gient negros é aun giento é veynte é algunos mas, para que mejor anden aviados; é alli gerca un buen hato ó dos de vacas de mili ó dos mili ó tres mili deltas que co- ma el ingenio ; allende de la mucha costa de los ofigiales é maestros que hagen el agúcar, y de carretas para acarrear la caña al molino épara traer leña, é gente continua que labre el pan é cure é riegue las cañas, é otras cosas nesgessarias y de continuos gastos. Pero en la verdad el que es señor de un ingenio libre é bien aviado , está muy bien é ricamente here- dado ; é son de grandíssima utilidad é ri- queza para los señores de los tales inge- nios. Assi que, este fiíé el primero ingenio que ovo en esta isla ; é es de notar que hasta que ovo agúcares en ella, las naos tornaban vagias á España , é agora van cargadas della é con mayores fletes de los que para acá traen , é con mas ganangia. Y pues esta hagienda so comengó en la ribera del Nigua , quiero degir los demás ingenios que están á par del mismo rio. Otro poderoso ingenio hay en la misma ribera del del rio Nigua que es del tesore- ro, Estovan de Passamonte, é sus herede- ros, que es uno de los mejores é mas po- derosos desta isla , assi en edifigio como en lo demás , de muchas aguas é montes y esclavos y todo lo que le conviene : el qual está siete leguas desta cibdad. En la misma ribera de Nigua, mas baxo del que se dixo de suso , está otro inge- nio muy bueno que hizo Frangisco Tos- tado , á seys leguas desta cibdad , que quedó á sus herederos , é es muy gentil hagienda é tiene todo lo que le es nes- gessario. En esta misma ribera de Nigua hay otro ingenio de los mejores é mas poderosos desta isla , el qual está gerca de la boca de la mar , á quatro leguas y media desta cibdad de Sancto Domingo: el qual es del secretario , Diego Caballero de la Ro- sa, regidor desta cibdad; heredad en la verdad mucho de ver y de presgiar, assi por su assiento, como por otras calidades que tiene. Engima de la ribera de Nigua , en el rio que llaman Yaman, ocho leguas desta cibdad , está otro gentil ingenio , que hi- zo Johan de Ampies , ya defunto , factor que fué de Sus Magostados y regidor des- ta cibdad ; el qual es agora de doña Flo- rengia de Avila é de sus herederos del dicho factor. Otro ingenio y de los mejores desta isla , tiene el duque almirante, don Luis Colom. Pero porque esta grangeria de agúcar é ingenios della se comengó en la ribera del rio Nigua, por degir todos los que hay en ella, é otro que con ellos con- fina, que son los ginco de suso nombra- 120 HISTORIA GENERAL Y NATURAL dos , no se puso el del almirante al prin- cipio , como es razón que, en todo lo que toca á Indias, pregeda su persona á todos, pues que quantos tienen de comer en ellas é lo han ganado con ellas le deben el primero lugar; pues su abuelo fué cau- sa de todo lo que en estas partes se sabe é lo enseñó é descubrió para todos los que lo gozan. Pero como he dicho, por llevar la materia ordenada , fué nesges^ sario hablar primero en el ingenio del al- cayde , Francisco de Tapia , é tras aquel proseguir en lo que está dicho; y porque quando este del almirante se hizo, ya avia otros ingenios en esta isla. Aqueste fun- dó y edificó el segundo almirante , don Diego Colom , á quatro leguas desta cib- dad , donde digen la Isabela Nueva ; y después su muger la señora visoreyna, doña Maria de Toledo, lo passó donde agora está , que es en mejor ássiento é mas gerca desta cibdad , desde el qual en tres ó quatro horas , este rio abaxo , en barcas traen el agúcar , é lo meten en las naos : que es muy gran calidad é ventaja á quantos ingenios acá hay. Otro ingenio fundaron los ligengiados Antonio Serrano , regidor que fué desta cibdad , é Frangisco de Prado , que des- pués fué del contador, Diego Caballero, regidor que fué desta cibdad , y al pre- sente, por nueva merged de la Cesáiea Magestad, es mariscal desta isla. El qual, como acordó de se yr á España , desam- paró el dicho ingenio é se perdió ; por- que como fué fundado por letrados le- gistas y de semejante materia el Bartulo no les dexó algún documento , erraron el arlifigio ; porque ni comprehendieron las calidades que avia de tener tal grange- ria, ni sus bolsas eran bastantes para la sostener ni aviar el ingenio. Quanto mas que por la incomoditad del ássiento , era la costa mayor que la ganangia ; é cómo el segundo señor desta hagienda la en- tendió mejor, la desbarató después que se aprovechó de lo que pudo della , assi de los negros é vacas , como de parte de los petrechos, y como prudente, quiso mas perder la parte quel todo. Otro ingenio se fundó á tres leguas desta cibdad , y un tiempo se pensó que fuera muy bueno , porque assi lo mostró é molió cantidad de agúcar; pero también fué fundado sobre leyes, gerca de la ri- bera de Hayna. El qual edificaron el li- gengiado Pero Vázquez de Mella y Este- van Justinian , genoves ; y después de la vida del uno é del otro, quedó á sus he- rederos, é se perdió á causa del age- quia é agua que le faltó , é porfiando á la tornar é traer del rio de Hayna, se gas- taba mucho tiempo é hagienda. E assi acordaron los herederos de partir las tier- ras é los negros é las vacas é petrechos éUodo aquello de que se podian aprove- char , é dexaron el exergigio del agúcar por no se acabar de perder en tal gran- geria é compañía. Pero después Juan Baptista Justinian le tornó á reparar é quedó con la casa é ha fecho en ella un trapiche de caballos, en que al presente se muele agúcar é cada dia será aumen- tado é rica hagienda , si le dan recabdo de caballos. Otro ingenio fundó Chripstóbal de Ta- pia , veedor que fué de las fundigiones del oro en esta isla é regidor desta cib- dad , ya defunto : el qual quedó á Fran- gisco de Tapia , su hijo , á quatro leguas de aquesta cibdad , donde digen Itabo, que es un arroyo. E después de los dias de Chripstóbal de Tapia , su hijo Frangis- co de Tapia no lo pudó sostener é lo des- amparó, porque era mas la costa quel provecho: assi que este ingenio se per- dió, como los susodichos. Tienen otro muy gentil ingenio los he- rederos del tesorero , Miguel de Passa- monte , el qual está en la ribera del rio Nigao , ocho leguas desta cibdad de Sáne- te Domingo ; é es uno de los mejores des- DE INDIAS. LIB. IV. CAP. VIII. Í2Í ta isla y de los que permanesgen : le po- demos contar por el octavo ingenio. Alonso de Avila , contador que fué en esta isla por Sus Magestades , é regidor desta cibdad , hizo otro muy buen inge- nio , á ocho leguas desta cibdad en la ri- bera de Nigao ; el qual quedó á su hijo y heredero, Estovan Dávila, é á su her- mana, é es muy gentil hacienda. Otro muy buen ingenio fundó é tiene Lope de Bardegia, vegino desta cibdad: el qual está en la ribera de Nigao , á nue- ve leguas desta cibdad de Sancto Domin- go, yes de las muy buenas hagiendas que acá hay desta calidad. Otro ingenio , y de los mejores de to- da la isla y de los muy poderosos , fundó el ligengiado Guago , oydor que fué por Sus Magestades de la Real Audiengia que en esta cibdad reside : el qual está en el rio y ribera que llaman Ocoa, diez é seys leguas desta cibdad de Sancto Domingo; y es una de las buenas hagiendas destas partes , y quedó después de los dias del ligengiado á su muger, doña Phelipa, é á dos hijas suyas , llamadas doña Leonor é doña Emerengiana Guago, con otros muchos bienes é hagiendas. Y es opinión de algunos (que de aquesta grangeria son diestros) que solo esté ingenio, con los negros é ganados é petrechos é tierras é todo lo á él anexo, vale al presente so- bre ginqüenta mili ducados de oro , por- que'está muy bien aviado. Eyo le oy de- gir al ligengiado Guago que cada un año tenia de renta con el dicho ingenio seys mili ducados de oro ó mas , y aun pen- saba que le avia de rentar mucho mas adelante. El secretario, Diego Caballero de la Rosa , demás del ingenio que se dixo de suso que tiene en la ribera de Nigua, tiene otro muy bueno á veynte leguas desta cibdad , en término de la villa de Agua : el qual ingenio está en la ri- bera del rio llamado Gepigepi, y es TOMO I. ' muy gentil heredamiento é provechoso. Jácome Castellón fundó otro muy buen ingenio en término de la villa de Agua, en el rio ó ribera que llaman Bia , á veyn- te é tres leguas desta cibdad de Sancto Domingo ; é después que fallesgió Jáco- me, quedó el ingenio é todos los otros sus bienes á su muger , doña Frangisca de Isásaga, é sus hijos; y es muy buena ha- gienda é provechosa , no obstante que no ha andado este ingenio assi aviado como convenia, por la muerte de Jácome de Castellón. Fernando Gorjon , vegino de la villa de Agua, tiene otro ingenio de agúcar en la misma villa , veynte é tres leguas ó veyn- te é quatro desta cibdad de Sancto Do- mingo : el qual heredamiento es muy útil é provechoso á su dueño , é de mucha estimagion. Un trafiiche de caballos hizo en la mis- ma villa de Agua el chantre , don Alonso de Peralta, dignidad que fué en esta sancta iglesia de Sancto Domingo , é des- pués de sus dias quedó á sus herederos . Los tales edifigios no son tan poderosos como los de agua, pero son de mucha costa , porque lo que avia de hager el agua , revolviendo las ruedas , para la molienda de agúcar, lo hagen las vidas de muchos caballos que son nesgessarios pa- ra tal exergicio ; y esta hagienda quedó á los herederos del chantre é á Pedro de Heredia, gobernador que es agora en la provingia de Cartagena en la Tierra- Firme . Hay otro trapiche de caballos en la misma villa de Agua que es de un hom- bre honrado , vegino de alli , que se lla- ma Martin Gargia. En la villa de Sanct Johan de la Ma- guana , quarenta leguas desta cibdad de Sancto Domingo , hay otro ingenio po- deroso , que es de los herederos de un vegino de alli , que se llamó Johan de León , é de la compañía de los alemanes 46 -122 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Velgares que compró la mitad deste in- genio. En la misma villa de Sanct Johan de la Maguana , está otro muy bueno é po- deroso ingenio que fundaron Pedro de Vadillo , y el secretario Pedro de Ledes- ma y el bachiller Moreno, ya defuntos; y quedó á sus herederos , y es muy gen- til é rica hacienda. Onge leguas desta cibdad , á par de la ribera é rio que llaman Cacuy , hizo é fun- dó Johan de Villoría , el viejo , un muy buen ingenio , é su cuñado Hierónimo de Agüero , ya defuntos : la qual hacienda quedó á los herederos de ambos , é assi mismo á los herederos de Agostin de Bi- naldo , ginoves , que tiene parte en este ingenio assi mismo. El mismo Johan de Villoría hizo é fun- dó otro ingenio de los muy buenos des- ta isla, en el rio é ribera que llaman Sá- nate , veynte é quatro leguas desta cib- dad de Sancto Domingo, en término de la villa de Higuey : el qual quedó des- pués de sus dias á sus herederos é á doña Aldonga de Agebedo, su muger, y es rico heredamiento. El ligengiado Lúeas Vázquez de Ayllon, oydor que fué en esta Audiencia Real de Sancto Domingo, éFrangisco de Rehalles, ya defuntos, edificaron un muy buen ingenio é poderoso en la villa de Puerto de Plata , que es quarenta y ginco leguas desta cibdad en la banda é costa del Norte : la qual hagienda agora tienen al presente sus herederos. Dos hidalgos naturales de la cibdad de Soria , que se llaman Pedro de Bar- rionuevo é Diego de Morales , veginos de la villa de Puerto de Plata, higieron otro muy buen ingenio en aquella villa; y es muy gentil heredamiento. En la misma villa de Puerto de Plata higieron (é hay) un buen trapiche de ca- ballos , Frangisco de Barrionevo , gober- nador que fué de Castilla del Oro, é Fernando de Illiescas , veginos de aque- lla villa, y es muy buena hagienda. En la misma villa de Puerto de Plata tienen otro trapiche de caballos , Sancho de Monesterio, húrgales, y Johan de Aguillar; y es muy gentil heredad. En la villa del Bonao, diez é nue- ve leguas desta cibdad de Sancto Do- mingo , está otro buen ingenio de agú- car, que tienen los hijos de Miguel Jo- ver , catalán , é Sebastian de Fonte , é los herederos de Hernando de Garrion; y es buena hagienda. El ligengiado Chripstóbal Lebrón , oy- dor que fué en esta Audiengia Real , hi- zo otro ingenio en un muy gentil y pro- vechoso asiento, diez leguas desta cib- dad de Sancto Domingo , á donde digen el Árbol Gordo : el qual heredamiento es muy bueno , é quedó á sus herederos. Otro buen ingenio avian pringipiado en la ribera del rio Quiabon , á veynte é quatro leguas de esta cibdad de Sancto Domingo, Hernando de Carbajal é Mel- chior de Castró , en un muy gentil assien- to ; pero este edifigio gessó , porque es- tos deshigieron la compañía, é porque se les hizo lexos, ó porque les paresgió que la costa era mucha hasta le tener aviado : en fin no permanesgió. Por manera que , resumiendo la rela- gion destos ingenios é ricos heredamien- tos de agúcar, hay en esta isla veynte ingenios poderosos molientes é corrien- tes é cuatro trapiches de caballos. E hay en esta isla dispusigion para edificar otros muchos, é no se sabe de isla ni reyno alguno, entre chripstlanos ni in- fieles , tan grande é semejante cosa des- ta granjeria del agúcar. E continuamen- te las naos que vienen de España, vuel- ven á ella cargadas de agúcares muy buenos; é las espumas é mieles dellos que en esta isla se pierden y se dan de gragia, harían rica otra gran provingia. Y lo que es mas de maravillar deslas DE INDIAS. LIB. IV. CAP. YIII. 123 gruesas haciendas, es que en tiempo de muchos de los que vivimos en estas par- tes , y de los que á ellas passaron desde tréynta é ocho años á esta parte , nin- gún ingenio destos hallamos en estas In- dias , y que por nuestras manos é indus- tria se han fecho en tan breve tiempo. Y esto baste quanto al agúcar é ingenios della; y no es poco gentil notable para la comparación que hige poco antes des- ta Isla Española é su fertilidad , á las de Segilia é Inglaterra. Otros ingenios hay , aunque son po- cos, en las islas de Sanct Johan é Ja- máyca, é en la Nueva España, de los quales se hará memoria en su lugar con- viniente. El presgio que vale al presente aqui en esta cibdad de Sancto Domingo es un pesso , y á tiempos algo mas de un pesso é medio de oro, é menos, leal da- do , por cada arroba de veynte é ginco li- bras, é las libras de diez é seis ongas. Y en otras partes desta isla vale menos , á * causa de las otras costas é acarretos que se han de pagar hasta lo condugir al puerto , en este año de mili é quinientos é quarenta y seis años de la Natividad de Chripsto, nuestro Redemptor; con lo qual se da fin á este libro quarto , porque la historia se continúe en otras co- sas desta Natural e general historia de Indias. Este es el quinto libro de la primera parte de la Natural y General historia de las Indias , Islas y Tierra-Firme del mar Océano : el qual tracta de los ritos é gerimonias é otras costumbres de los indios, é desús idolatrías, é vigios, é otras cosas. PROHEMIO. JCin el libro tercero desta Natural His- toria se expresaron algunas causas . por qué se acabaron é murieron los indios de aquesta Isla Española , y también se repitió algo de la misma materia mas adelante en el primero capítulo del quar- to libro , hablando en la calidad destos indios. Y porque mejor se entienda que esta culpa é castigo está pringipalmente fundado en los delitos é abominables cos- tumbres é ritos desta gente , se dirán al- guna parte dellos y de sus culpas en aques- te libro quinto. Por lo qual fácilmente se puede colegir la retitud de Dios , é quán misericordioso ha seydo con esta gene- ración , esperando tantos siglos á que se enmendassen. Pues ninguna criatura de- xa de conosger que hay un Dios todo- poderoso , y por tanto dige el psalmista: ((los gielos recuentan la gloria de Dios , é las obras de sus manos denungian el firma- mento *. Quanto mas que, como en el se- gundo libro dixe, que la Sancta Iglesia ya tenia en todo el mundo predicado en todos las partes del el misterio de su redempgion; pues estas palabras dixo Sanct Gregorio Magno, doctor de la Iglesia ^, el qual tomó el pontificado é silla de Sanct Pedro , año del Señor de quinientos y noventa, é la tuvo é go- bernó catorge años ^; y Frangisco Pe- trarcha en aquella Summa que escribió de las vidas de los Summos Pontífiges, dige que Gregorio tuvo la silla apostó- Hca trege años y seis meses é diez dias. Sigúese que subió Sanct Gregorio al gielo, año de seysgientos é quatro; y aunque el postrero año de su vida se acabara de predicar en todas las partes del mundo (como él dixo) el misterio de la redempgion nuestra , han passado des- pués hasta que Colom vino á estas par- tes (año de mili é quatrogientos y no- venta y dos años) ochogientos é ochenta y ocho. Y después que vino Colom á es- tas Indias , é passaron los chripstianos á ellas, corren hasta el presente año de mili é quinientos y quarentaé ocho, otros gin- qüenta y seys años mas , que serian no- vegientos é quarenta y quatro años des- i Coeli enarrant gloriam Dei et ofera maiiuum qus anuntiant firmamcntum (Ps. XVIII). 2 Morales, lib. XIII, cap. X. 3 Eusebio, De temporibus. DE INDIAS. LIB. V. CAP. I. 125 pues de Sanct Gregorio. Y por tanto es- tas gentes debrian ya de aver entendido una cosa en que tanto les va (icomo es sal- var sus ánimas) , pues no han faltado ni faltan predicadores é religiosos golosos del servigio de Dios , que se lo acuerden, después que las banderas de Chripsto y del Rey de Castilla passaron acá , puesto que lo tuviessen olvidado , ó que de nue- vo se les tornasse á enseñar. Pero en fin , estos indios (por la ma- yor parte de ellos), es nasgion muy des- viada de querer entender la fé cathólica; y es machacar hierro frió pensar que han de ser chripstianos , sino con mu- cho discurso de tiempo , y assi se les ha paresgido en las capas (ó mejor digiendo) en las cabegas: porque capas no las traían, ni tampoco tienen las cabegas como otras gentes ; sino de tan resgios é gruesos cascos, que el pringipal aviso que los cripstianos tienen , cuando con ellos pelean é vienen á las manos , es no darles cuchilladas en la cabega, por- que se rompen las espadas. Y assi co- mo tienen el casco grueso, assi tienen el entendimiento bestial y mal inclina- do, como se dirá adelante, espegifi- cando algunos de sus ritos é gerimo- nias , é idolatrias , é costumbres , é otras particularidades que al mismo propóssi- to ocurrieren é yo tuviere notigia dellas hasta el tiempo presente. Y aunque es- to se haga é note en aqueste libro, no se dexarán de degir algunas cosas de las gerimonias é ritos, con otros, á don- de quadren en otras partes destas his- torias. CAPITULO I. Que Iracta de las imág-enes del diablo que tenían los indios, é de sus idolatrias , é de los areytos é bayles cantando, é la forma que tienen para retener en la rnemoria las cosas passadas que ellos quieren que queden en acuerdo á sus subeesores y al pueblo. Jl or todas las vias que he podido , des- pués que á estas Indias passé , he pro- curado con mucha atengion , assi en es- tas islas como en la Tierra-Firme , de sa- ber por qué manera ó forma los indios se acuerdan de las cosas de su pringipio é antegesores , é si tienen libros , ó por quáles vestigios é señales no se les olvi- da lo passado. Y en esta isla, á lo que he podido entender , solos sus cantares, que ellos llaman areytos ^ es su libro ó memorial que de gente en gente queda de los padres á los hijos, y de los pre- sentes á los venideros , como aqui se di- rá. Y no he hallado en esta generagion cosa entrellos mas antiguamente pintada ni esculpida ó de relieve entallada , ni tan pringipalraente acatada é reveren- giada como la figura abominable é des- comulgada del demonio, en muchas é diversas maneras pintado ó esculpido, ó de bulto con muchas cabegas é colas é difformes y espantables é caninas é feroges dentaduras, con grandes colmi- llos , é desmessuradas orejas , con en- gendidos ojos de dragón é feroz serpien- te, é de muy diferengiadas suertes; y ta- les que la menos espantable pone mucho temor y admiragion. Y ésles tan sogiable é común , que no solamente en una par- te de la casa le tienen figurado , mas aun en los bancos, en que se assientan. (que ellos llaman duho), á significar que no está solo el que se sienta, sino él é su adverssario. Y en madera y de barro y de oro, é en otras cosas, quantas ellos pueden , lo esculpen y entallan , ó pintan regañando é ferogíssimo, como quien él 126 HISTORIA GENERAL Y NATURAL es. Al qual ellos llaman gemi, y á este tienen por su Dios, y á este piden el agua , ó el sol , ó el pan , ó la victoria contra todos sus enemigos y todo lo que dessean ; y pienssan ellos que el gemí se lo da, quando le plage ; é aparesgiales fecho fantasma de noche. E tenian gier- tos hombres entre sí que llaman buhüí, que servían de auríspiges ó agoreros ade- vinos; é aquestos les daban á entender que el gemí es señor del mundo é del gielo y de la tierra y de todo lo demás, y que su figura é imagen era aquella tan fea como he dicho , y mucho mas que se sabrá penssar ni degir ; pero siempre di- ferente , y como la hagian en diversas maneras. Y estos gemis ó adevinos les degian muchas cosas , que los indios te- nian por giertas , que vernian en su fa- vor ó daño : é aunque muchas veges sa- liessen mentirosos, no perdían el crédi- to , porque les daban á entender que el ^emi avia mudado consejo, por mas bien suyo ó por hager su propria voluntad. Estos , por la mayor parte , eran grandes hervolarios é tenian conosgidas las pro- piedades de muchos árboles é plantas é hiervas ; é como sanaban á muchos con tal arte , teníanlos en gran veneragion é acatamiento , como á sanctos : los quales eran tenidos entre esta gente como en- tre los chripstianos los sagerdotes. E los tales siempre traían consigo la maldita fi- gura del gemi , é assi por tal imagen les daban el mismo nombre que á ella , é los degian gemies , allende de los degir buhi- tis. E aun en la Tierra-Firme, no sola- mente en sus ídolos de oro y de piedra y de madera , é de barro , huelgan de poner, tan descomulgadas y diabólicas imágenes , mas en las pinturas que sobre sus personas se ponen ( teñidas é perpe- tuas de color negro , para quanto viven, rompiendo sus carnes y el cuero , jun- tando en sí esta maldita efigie), no lo dexan de hager. Assi que , como sello que ya está impresso en ellos y en sus coragones, nunca se les desacuerda averie visto ellos ó sus passados, é assi le nombran de diverssas maneras. En esta Isla Española gemi , como he dicho , es el mismo que nosotros llama- mos diablo ; é tales eran los que estos in- dios tenian figurados en sus joyas , en sus moscadores, y en las frentes é lugares que he dicho , é en otros muchos , como á su propóssito les paresgia, ó se les an- tojaba ponerle. Una cosa he yo notado de lo que he dicho y passaba entre esta gen- te: y es que el arte de adevinar ( ó pro- nosticar las cosas por venir ) y quantas vanidades los gemies daban á entender á esta gente , andaba junto con la medigi- na é arte mágica ; lo qual paresge que concuerda con lo que dige Plinio en su Natural historia ^ , confesando que , bien que sea el ''arte mas fraudulento ó enga- ñoso de todos, ha ávido grandíssima re- putagion en todo el mundo y en todos siglos. Ni se maraville alguno aquesta arte aver adquirido tan grandíssima auctori- dad , porque ella sola abraga en sí otros tres artes , los quales sobre todos tienen el imperio de la vida humana. Porque pringipalmente ninguno dubda este arte aver venido de la medigina , como cosa mas sancta é mas exgelente que la me- digina , y en aquesta forma á sus promes- sas, muy desseadas y llenas de halagos, averse juntado la fuerga de la religión. E después que aquesto le subgedió , juntóse con esto el arte matemática , la qual pue- de mucho en los hombres , porque cada uno es desseoso de saber las cosas futu- ras é por venir, é creen que verdadera- mente se puedan entender del cielo. Assi que , tal arte aviendo atado los sentidos 1 Plin., lib.XXX,cap. I. DE INDIAS. LIB. V. CAP. I. 127 de los hombres con tres ñudos , ha llega- do á tanta sublimidad ó altura , que aun hoy ocupa la mayor parte de la gente , y en el Oriente manda á rey de reyes ; é sin dubda allí nasgió en la región de Persia, y fué el primero auctor deste arte Zo- roastres , en lo qual todos los escriptores concuerdan. Todo esto que he dicho es de Plinio ^ á propósito de lo qual dige Isidoro en sus Ethimologias que el prime- ro de los magos fué Zoroastres , rey de los batrianos ^. Por manera que en estas partes de nuestras Indias muy extendida está tal vanidad , é junto con la medigina la traen y exergitan estos indios, pues sus médicos principales son sus sacerdo- tes adevinos, y estos sus religiosos les administran sus idolatrías y gerimonias nefandas y diabólicas. Passemos á los areytos ó cantares su- yos , que es la segunda cosa que se pro- metió en el título deste capítulo. Tenían estas gentes una buena é gentil manera de memorar las cosas passadas é anti- guas ; y esto era en sus cantares é bay- les, que ellos llaman areyto , que es lo mismo que nosotros llamamos baylar can- tando. Dige Livio que de Etruria vinieron los primeros bayladores á Roma , é orde- naron sus cantares , acordando las voges con el movimiento de la persona. Esto se hizo por olvidar el trabajo de las muer- tes de la pestilencia, el año que murió Camilo ; y esto digo yo que debía ser co- mo los areytos ó cantares en corro destos indios. El qual areyto hagian desta mane- ra. Quando querían aver plager, gele- brando entre ellos alguna notable fiesta, ó sin ella por su pasatiempo , juntábanse muchos indios é indias (algunas veges los hombres solamente , y otras veges las mugeres por sí) ; y en las fiestas genera- les , assi como por una victoria ó vengi- miento de los enemigos , ó casándose el cagique ó rey de la provingia, ó por otro caso en que el plager fuesse comunmente de todos , para que hombres é mugeres se mezclassen. E por mas extender su alegría é regogijo , tomábanse de las ma- nos algunas veges, é también otras tra- bábanse brago con brago ensartados , ó assidos muchos en rengle (ó en corro assi mismo), é uno dellos tomaba el ofi- gio de guiar ( ora fuesse hombre ó mu- ger), y aquel daba giertos passos ade- lante é atrás, á manera de un contrapás muy ordenado, é lo mismo (y en el ins- tante) hagen todos, é assi andan en tor- no , cantando en aquel tono alto ó baxo que la guia los entona , é como lo hage é dige, muy medida é congertada la cuenta de los passos con los versos ó palabras que cantan. Y assi como aquel dige, la moltitud de todos responde con los mis- mos passos , é palabras , é orden ; é en tanto que le responden, la guia calla, aunque no gessa de andar el contrapás. Y acabada la respuesta , que es repetir ó degir lo mismo que el guiador dixo , pro- gede encontinente, sin intervalo, la guia á otro verso é palabras , que el corro é todos tornan á repetir; é assi sin gessar, les tura esto tres ó quatro horas y mas, hasta que el maestro ó guiador de la dan- ga acaba su historia ; y á veges- les tura desde un día hasta otro. Algunas veges junto con el canto mez- clan un alambor, que es hecho en un madero redondo , hueco , concavado , é tan grueso como un hombre é mas ó me- nos , como le quieren hager ; é suena co- mo los alambores sordos que hagen los negros; pero no le ponen cuero, sino unos agujeros é rayos que trasgienden á lo hueco , por do rebomba de mala gra- gia. E assi , con aquel mal instrumento ó i PIin.,lib. XXX,cap. I. 2 Isid. Elhim. , libro VIIT, capítulo IX, De magis. Magorum primus Zoroaster, rex Batria- norum. m HISTORIA GENERAL Y NATURAL sin él , en su cantar (qual es dicho) di- gen sus memorias é historias passadas , y en estos cantares relatan de la manera que murieron los caciques passados , y quántos y quáles fueron , é otras cosas que ellos quieren que no se olviden. Al- gunas veges se remudan aquellas guias ó maestro de la danga ; y mudando el to- no y el contrapás , prosigue en la misma historia , ó dige otra ( si la primera se acabó) , en el mismo son ú otro. Esta manera de bayle paresge algo á los cantares é dangas de los labradores, quando en algunas partes de España en verano con los panderos hombres y mu- geres se solazan; y en Flandes he yo visto lo mesma forma de cantar , baylan- do hombres y mugeres en muchos cor- ros , respondiendo á uno que los guia ó se antigipa en el cantar, segund es di- cho. En el tiempo que el comendador mayor don frey Nicolás de Ovando gober- nó esta isla , hizo un areyto antel Ana- caona, muger que fué del cagique ó rey Caonabo ( la qi^al era gran señora ) : é andaban en la danga mas de trescientas dongellas , todas criadas suyas , mugeres por casar ; porque no quiso que hombre ni muger casada ( ó que oviesse conos- gido varón ) entrassen en la danga ó areyto. Assi que tornando á nuestro pro- pósito , esta manera de cantar en esta y en las otras islas ( y aun en mucha parte de la Tierra-Firme) es una efigie de his- toria ó acuerdo de las cosas passadas, assi de guerras como de pages , porque con la continuagion de tales cantos no se les olviden las hagañas é acaesgimientos que han passado. Y estos cantares les quedan en la memoria, en lugar de libros de su acuerdo ; y por esta forma resgitan las genealogías de sus cagiques y reyes ó señores que han tenido , y las obras que higieron , y los malos ó buenos tempora- les que han passado ó tienen; é otras co- sas que ellos quieren que á chicos é grandes se comuniquen é sean muy sabi- das é ñxamente esculpidas en la memo- ria. Y para este efecto continúan estos areytos , porque no se olviden , en espe- gial las famosas victorias por batallas. Pero en esto de los areytos, mas ade- lante (quando se tráete de la Tierra-Fir- me) se dirán otras cosas ; porque los de esta isla, quando yo los vi el año de mili é quinientos é quinge años , no me pa- resgieron cosa tan de notar, como los que vi antes en la Tierra-Firme y he visto después en aquellas partes. No le parez- ca al letor que esto que es dicho es mu- cha salvajez , pues que en España é Italia se usa lo mismo , y en las mas partes de los chripstianos (é aun infieles) pienso yo que debe ser assi, ¿Qué otra cosa son los romanges é cangiones que se fundan sobre verdades, sino parte é acuerdo de las his- torias passadas? A lo menos éntrelos que no leen, por los cantares saben que estaba el Rey don Alonso en la noble cibdad de Sevilla, y le vino al corazón de ir á gercar Algegira. Assi lo dige un romange, y en la verdad assi fué ello : que desde Sevilla partió el Rey don Alonso Ongeno, quando la ganó, á veynte é ocho de margo, año de mili é tresgientosé quarenta é quatro años. Assi que ha en este de mili é quinientos é quarenta é ocho dosgientos é quatro años que tura este cantar ó areyto. Por otro romange se sabe «que el Rey don Alon- so VI hizo cortes en Toledo para cumplir de justigia al Cid Ruy Diaz contra los con- des de Carrion ; y este Rey murió prime- ro dia del mes de julio de mili y giento é seys años de la Natividad de Chripsto. Assi que han passado hasta agora quatro- gientos quarenta é dos años hasta este de mili é quinientos é quarenta é ocho, y antes avian seydo aquellas cortes é riep- tos de los condesde Carrion; y tura hasta agora esta memoria ó cantar ó areyto. Y por otro romange se sabe que el Rey don Sancho de León , primero de tal nombre DE INDIAS. IJB. V. CAP. I 129 envió á llamar al conde Fernán González, .su vassallo, para que fuesse á las cortes de León : este rey don Sancho tomó el reyno año de nuevegientos é veynte é quatro años de la Natividad de Chripsto, é reynó doge años. Assi que, murió año del Redemptor de nuevegientos é treynta é seys años: por manera que ha bien seysgientos doge años este de mili é qui- nientos é quarenta é siete que tura es- te otro areyto ó cantar en España. Y assi podriamos degir otras cosas muchas semejantes y antiguas en Castilla; pero no olvidemos de Italia aquel cantar ó areyto que dice : A la mia gran pena forte dolorosa , aílicla é rea diviserunl veslcm mea * et super eam miserunt sorte. Este cantar compuso el sereníssimo rey don Federique de Ñapóles, año de mili é quinientos é uno , que perdió el reyno , porque se juntaron contra él , é lo partieron entre sí, los Reyes Cathólicos de España, don Fernando é doña Isabel , y el rey Luis de Francia, antegessor del rey Frangisco. Pues haya que tura este cantar ó areyto de la partigion que he dicho quarenta é siete años este de mili é qui- nientos é quarenta é ocho , é no se olvi- dará de aqui á muchos. Y en la prisión del mismo Rey Frangis- co se compuso otro cantar ó areyto que dige: Rey Francisco, mala guia desde Francia vos truxisles ; pues vencido d presso fuistes de españoles en Pavia. Pues notorio es que esto fué assi é passó en efecto , estando el Rey Frangis- co de Frangía sobre Pavia con lodo su poder, é teniendo gercado é en grand nesgessidad al invengible é valeroso ca- pitán, el señor Antonio de Leiva, que por el Emperador Rey, nuestro señor, la defendia , é seyendo socorrido del exér- gito imperial de César ( del qual era vi- cario é pringipal capitán el duque de Borbon , é juntamente en su compañía se halló Mingo Val, caballerizo mayor évi~ sorey de Ñapóles , é el valeroso marqués de Pescara , don Fernando de Avales é de Aquino, é su sobrino el marqués del Guasto é otros exgeléntes milites) un viernes veynte é quatro de hebrero , dia de Sancto Mathias apóstol, año de mili é quinientos é veynte é ginco, el proprio rey de Frangía fué preso, é juntamente con él todos los mas príngipales señores é varones , é la flor é la caballería é po- der de la casa de Frangía. Assi que, can- tar ó areyto es aqueste : que ni en las historias se olvidará tan gloriosa jornada para los tropheos y triumphos de César y de sus españoles, ni los niños é viejos de- xarán de cantar semejante areyto, quanto el mundo fuere é turare. Assi andan hoy entre las gentes estas é otras memorias muy mas antiguas y modernas , sin que sepan leer los que las cantan é las resgi- tan, sin averse passado de la memoria. Pues luego bien hagen los indios en esta parte de tener el mismo aviso, pues les faltan letras, é suplir con sus areytos é sustentar su memoria é fama; pues que por tales cantares saben las cosas que ha muchos siglos que passaron. En tanto que turan estos sus cantares é los contrapases ó bayles , andan otros indios é indias dando de beber á los que dan- gan , sin se parar alguno al beber, sino meneando siempre los pies é tragando lo \ Asi está escrito en el original , y de este mo- do conciertan el consonante del segundo y tercer verso: sin embargo , se halla falsificada lastimosa- TÜMO I. mente la índole de la lengua latina , alropellandose la concordancia que debe ligar las voces vcstem, meam y eam. Tampoco debe decir sorle, sino sortes. 17 430 HISTORIA GENERAL Y NATURAL que les dan. Y esto que beben son cier- tos bevrages que entre ellos se usan , é quedan, acabada la fiesta, los mas dellos y deltas embriagos é sin sentido, tendidos por tierra muchas horas. Y assi como al- guno cae beodo , le apartan de la danga é prosiguen los demás ; de forma que la misma borrachera es la que da conclu- sión al areyto. Esto quando el areyto es solemne é fecho en bodas ó mortuorios ó por una batalla , ó señalada victoria é fiesta; porque otros areytos hagen muy á menudo, sin se emborrachar. E assi unos por este vigió , otros por aprender esta manera de música , todos saben es- ta forma de historiar, é algunas veges se inventan otros cantares y dangas se- mejantes por personas que entre los in- dios están tenidos por discretos é de me- jor ingenio en tal facultad. La forma quel alambor , de que de suso se hizo mengion, suele tener es la que está pintada en esta figura [Lámina 1 .", fig. 3." y 4."): el qual es un tronco de un árbol redondo , é tan grande como le quieren hager, y por todas partes está gerrado. salvo por donde le tañen , dando engimá con un palo, como en atabal que es sobre aquellas dos lenguas que quedan del mis- mo entre aquesta señal semejante [lámi- na ^."ffig. 5.*). La otra señal, que es co- mo aquesta [Lámina 1.', ^g. 6.*) , es por donde vagian ó vacuan el leño ó alambor quando le labran ; y esta postrera señal ha de estar junto con la tierra , é la otra que dixe primero de suso, sobre la qual dan con el palo ; y este alambor ha de estar echado en el suelo , porque tenién- dole en el ayre no suena. En algunas par- tes ó provingias tienen estos alambores muy grandes y en otras menores de la manera que es dicha , y también en al- gunas partes los usan encorados, con un cuero de giervo ó de otro animal (pero los encorados se usan en la Tierra-Firme); y en esta é otras islas, como no avia ani- males páralos encorar, teníanlos alam- bores como está dicho. Y de los unos y de los otros usan hoy en la Tierra-Fir- me, como se dirá adelante en la segunda parte, quando se tocare la materia misma ú otra, donde intervengan alambores. CAPITULO II. I>e los tabacos ó ahumadas que los indios acostumbran en esta Isla Española é la manera de las camas, en que duermen. U saban los indios desta isla entre otros sus vigios uno muy malo , que es tomar unas ahumadas, que ellos llaman tabaco, para salir de sentido. Y esto hagian con el humo de gierta hierva que, á lo que yo he podido entender, es de calidad del bele- ño ; pero no de aquella hechura ó forma, segund su vista , porque esta hierva es un tallo ó pimpollo como quatro ó ginco pal- mos ó menos de alto y con unas hojas anchas é gruesas , é blandas é vellosas, y el verdor tira algo á la color de las ho- jas de la lengua de buey ó buglosa (que llaman los hervolarios é médicos). Esta hierva que digo, en alguna manera ó gé- nero es semejante al beleño , la qual to- man de aquesta manera : los cagiques é hombres pringipales tenían unos palillos huecos del tamaño de un xeme ó menos de la groseza del dedo menor de la ma- no, y estos cañutos tenian dos cañones respondientes á uno , como aqui está pin- tado (Lá??2ji>?a 1.*, fig. 7.*), é todo en una pieza. Y los dos ponian en las ventanas de las nariges é el otro en el humo é hier- va que estaba ardiendo ó quemándose; y estaban muy lisos é bien labrados , y que- maban las hojas de aquella hierva arrebu- DE INDIAS. UB. V. CAP. II. 134 jadas ó envueltas de la manera que los pajes corte.sanos suelen echar sus ahuma- das : é tomaban el aliento é humo para sí una é dos é tres é mas veges , quanto lo podían porfiar, hasta que quedaban sin sentido grande espacio , tendidos en tierra, beodos ó adormidos de un graveé muy pessado sueño. Los indios que no al- canzaban aquellos paUUos, tomaban aquel humo con unos cálamos ó cañuelas de carrizos, é á aquel tal instrumento con que toman el humo , ó á las cañuelas que es dicho llaman los indios tabaco , é no á la hierva ó sueño que les toma (como pensaban algunos). Esta hierva tenian los indios por cosa muy presgiada, y la cria- ban en sus huertos é labranzas para el efeto que es dicho ; dándose á entender que este tomar de aquella hierva é zahu- merio no tan solamente les era cosa sa- na, pero muy sancta cosa. Y assi cómo cae el cagique ó principal en tierra, to- mante sus mugeres (que son muchas) y echante en su cama ó hamaca , si él se lo mandó antes que cayesse ; pero si no lo dixo é proveyó primero, no quiere sino que lo dexen estar assi en el suelo hasta que se le passe aquella embriaguez ó adormecimiento. Yo no puedo penssar qué plager se saca de tal acto, si no es la gula del beber que primero hagen que tomen el humo ó tabaco , y algunos beben tanto de gierto vino que ellos hagen , que an- tes que se zahumen caen borrachos; pero quando se sienten cargados é hartos, acu- den á tal perfume. E muchos también, sin que beban demassiado, toman el tabaco, é hagen lo que es dicho hasta dar de es- paldas ó de costado en tierra , pero sin vascas, sino como hombre dormido. Sé que algunos chripstianos ya lo usan, en espegial algunos que están tocados del mal de las búas, porque digen los tales que en aquel tiempo que están assi trans- portados no sienten los dolores de su en- fermedad, y no me paresge que es esto otra cosa sino estar muerto en vida el que tal hage : lo qual tengo por peor que el dolor de que se excusan , pues no sa- nan por eso. Al presente muchos negros de los que están en esta cibdad y en la isla toda, han tomado la misma costumbre, é crian en las hagiendas y heredamientos de sus amos esta hierva para lo que es dicho , y to- man las mismas ahumadas ó tabacos; por- que digen que, quando dexande trabajar é toman el tabaco, se les quita el can- sangio. Aqui me paresge que quadra una cos- tumbre vigiosa é mala que la gente de Tragia usaba entre otros criminosos vi- gios suyos, segund el Abulensis escribe sobre Ensebio De los tiempos * , donde di- ge que tienen por costumbre todos , va- rones é mugeres , de comer alrededor del fuego , y que huelgan mucho de ser embriagos , ó lo paresger : é que cómo no tienen vino , toman simientes de algunas hiervas que entre ellos hay, las quales echadas en las brasas, dan de sí un tal olor que embriagan á todos los presentes, sin algo beber. A mi paresger esto es lo mismo que los tabacos que estos indios toman; mas porque de suso se dixo que quando algún pringipal ó cagique cae por el tabaco, que lo echan en la cama, si él lo manda assi hager , bien es que se diga qué camas tienen los indios en esta Isla Española , á la qual cama llaman hamaca; y es de aquesta manera. Una manta texida en partes y en par- tes abierta, á escaques cruzados hecha red, porque sea mas fresca, y es de al- godón hilado (de mano de las indias), la qual tiene de luengo diez ó doge palmos y mas ó menos y del ancho que quieren que tenga. De los extremos desta manta i Abulensis, lib. IIT, cap. 168. 435 HISTORIA GENERAL Y NATURAL están asidos , é penden muchos hilos de cabuya ó de henequén (de los quales hilos se dirá adelante en el capítulo X del li- bro VII). Aquestos hilos ó cuerdas son postizos é luengos, é vánse á concluir cada uno por sí en el extremo ó cabos de la hamaca, desde un trancahilo (de donde parten), que está fecho como una empulguera de una cuerda de ballesta, é assi laguarnesgen, asidos al ancho de cor- nijal á cornijal, en el extremo de la ha- maca. A los quales trancahilos ponen sen- das sogas de algodón ó de cabuya bien fechas ó del gordor que quieren : á las quales sogas llaman hicos, porque hico quiere degir lo mismo que soga , ó cuer- da; y el un hico atan á un árbol ó poste y el otro al otro, y queda en el ayre la hamaca , tan alta del suelo como la quie- ren poner. E son buenas camas é limpias, é como la tierra es templada, no hay nes- Qessidad alguna de ropa engima, salvo si no están á par de algunas montañas de sierras altas , donde haga frió : é como son anchas é las cuelgan floxas, porque sean mas blandas , siempre sobra ropa de la misma hamaca, si la quieren tener engima de algunos dobleces della. Pero si en casa duermen , sirven los postes ó estantes del huhio, en lugar de árboles, para colgar estas hamacas ó camas : é si hage frió, ponen alguna brasa sin llama debaxo de la hamaca, en tierra ó por alli Qerca, para se calentar. Pero en la verdad al que no es acostumbrado de tales ca- mas, no son aplacibles, si no son muy anchas ; porque están la cabeza é los pies del que duerme en ellas, altos y los lomos baxos y el hombre enarcado , y es que- brantado dormitorio ; pero quando tienen buena anchura, échanse en la mitad de- llas de través, y assi está igual toda la persona. Para en el campo, y en especial don- de oviere arboledas para las colgar, me paresge que es la mejor manera de ca- mas que puede ser entre gente de guer- ra ; porque es portátil , é un muchacho se la lleva so el brazo , y el de caballo por caparazón ó coxin de la silla. Y en los exérgitos no serian poco provechosas en España é Italia é otras partes , porque no adolosgerian ni morirían tantos, por dor- mir en tierra en los inviernos é tiempos tempestuosos. Y llévanlasen estas partes é Indias los hombres de guerra dentro de unas gestas con sus tapadores ligeras, que acá se llaman havas , y en otras partes destas Indias se digen patacas, segund se dirá adelante, las quales hagen de los hihaos, é assi van guardadas é limpias; é no duerme la gente en tierra tendidos, como en los reales de los chripstianos se hage en Europa é África é otras partes . Y si acá esto no se higiesse, por ser la tierra tan húmeda , seria mayor peligro este que la misma guerra; é si la he sa- bido dar á entender, esta cama es desta manera que aqui está pintada. [Lám. 1.', h- 8-") CAPITULO III. De los matrimonios de los indios , é quántas mugeres tienen ; en qué grados no toman mugeres , ni las conos9en carnalmenle ; c de sus vicios é luxuria, é con qué manera de religiosidad cogían el oro, é de la idolatría destos indios, é otras cosas notables. iXáse dicho en el pregedente capítulo ban , puesto que en la verdad este acto la forma de las camas de los indios des- que los chripstianos tenemos por sacra- ta Isla Española : dígasse del complimien- mentó , como lo es , se puede degir en to dellas que es el matrimonio que usa- estos indios sacrilegio , pues no se debe DE INDIAS. LIB. V. CAP. lll. 133 degir por ellos: los que Dios ayunta no los aparte el hombre * ; pues ante se debe creer que los ayunta el diablo , se- gund la forma que guardan en esto; y como cosa de su mercadería, los tenia ira- puestos de manera que en esta isla cada uno tenia una muger é no mas (si no po- dia sostener mas); pero muchos tenian dos é mas, y los caciques ó reyes tres é quatro é quantas querían. El cagique Behechio tuvo treynta mugeres proprias, é no solamente para el uso é ayuntamien- to que naturalmente suelen aver los ca- sados con sus mugeres; pero para otros bestiales é nefandos pecados, porque ei cagique Goacanagari tenia giertas muge- res, con quien él se ayuntaba, segund las viveras lo hagen. Ved que abomina- ción inaudita, la qual no pudo apren- der sino de los tales animales; y que aquesta propriedad é uso tengan las vi- veras escríbelo el Alberto Magno : De proprietatibus rerum ^, é Isidoro en sus Ethimologias ^, y el Plinio * en su Natural Historia, y otros auctorcs. Pero muy peo- res que viveras eran los que las cosas ta- les hagian , pues que a las viveras no les congede natura otra forma de engendrar, é como forzadas vienen á tal acto ; pero el hombre que tal imitaba, ved si le viene justo lo que Dios le ha dado, donde tal cosa se usó ó acaesgió. Pues si deste rey ó cagique Goacanagari hay tal fama, claro está que no seria él solo en tan nefando é sugio crimen ; pues la gente común lue- go procura (y aun todo el reyno) de imi- tar al príngipe en las virtudes ó mesmos vigios que ellos usan. Y desta causa sus culpas son mayores é dignas de mayor punigion , si son inventores de algún pe- cado ó delicio ; y sus méritos y gloria es de mayor exgelengia é premio , quando son virtuosos los que reynan ; é dando en 1 Quos Deus conjunxit , homo non separet. Math. 19. 2 De proprielatib. rer, lib. III, cap. 100. sus mesmas personas loables exemplos de ^ virtudes, convidan á sus subditos á ser mejores, imitándolos. Assi que, lo que he dicho desta gente en esta isla y las comarcanas es muy pú- blico , y aun en la Tierra-Firme , donde muchos destos indios é indias eran sodo- mitas , é se sabe que allá lo son muchos dellos. Y ved en qué grado se presgian de tal culpa , que como suelen otras gentes ponerse algunas joyas de oro y de pres- giosas piedras al cuello , assi en algunas partes destas Indias traian por joyel un hombre sobre otro , en aquel diabólico é nefando acto de Sodoma , hechos de oro de relieve. Yo vi uno destos joyeles del diablo , que pessaba veynte pesos de oro, hueco, vagiado é bien labrado, que se ovo en el puerto de Sancta Marta en la costa de Tierra-Firme, año de mili é qui- nientos é catorge , quando alli tocó el ar- mada quel Rey Cathólico envió con Pe- drarias Dávila, sü capitán general, á Cas- tilla del Oro ; é cómo se truxo á montón el oro que alli se tomó, é lo llevaron después á fundir ante mí, como ofigial real veedor de las fundigiones del oro, yo lo quebré con un martillo é lo macha- qué por mis manos sobre un tas ó yunque en la casa de la fundigion, en la cibdad del Darien. Assi que , ved si quien de tales joyas se presgia é compone su persona , si usa- rá de tal maldad en tierra, donde tales arreos traen , ó si se debe tener por cosa nueva entre indios : antes por cosa muy usada é ordinaria é común á ellos. Y assi aves de saber que el que dellos es pa- giente ó toma cargo de ser muger en aquel bestial é descomulgado acto , le dan luego ofigio de muger é trae naguas , co- mo muger. Yo querría, quando en algún passo se 3 Isid. lib. XII, cap. 8. 4 Pli. lib. X, cap. 62. 134 fflSTORIA GENERAL Y NATURAL toca algún nombre, extraño á nuestra len- gua castellana, satisfacerle sin passar ade- lante, por el contentamiento del que lee; y á este propóssito digo que las naguas son una manta de algodón que las muge- res desta isla , por cobrir sus partes ver- gonzosas , se ponían desde la ginta hasta media pierna , revueltas al cuerpo ; é las mugeres principales hasta los tovillos : las dongellas vírgines , como he dicho en otras partes, ninguna cosa se ponían ó traían delante de sus partes vergonzosas, ni tampoco los hombres se ponían cosa alguna ; porque, como no saben qué co- sa es vergüenga , assí no usaban de de- fensas para ella. Tornando á la materia deste pecado abominable contra natura, muy usado era entre estos indios desta isla ; pero á las mugeres aborresgíble , por su ínte- resse mas que por ningún escrúpulo de congíengía , y aun porque de hecho avia algunas que eran buenas de sus perso- nas , sobre ser en esta isla las mayores bellacas é mas deshonestas y libidinosas mugeres que se han visto en estas Indias ó partes. E digo que eran buenas é ama- ban á sus maridos , porque quando algún cagíque se moría, al tiempo que le en- terraban , algunas de sus mugeres vivas le acompañaban de grado é se metían con él en la sepoltura ; en la qual metían agua é cagahi consigo (que es el pan que comen) é algunas fructas. Llamaban los indios desta isla athebeane nequen la mu- ger hermosa é famosa que viva se en- terraba con el marido; mas quando las tales no se comedían, aunque les pesas- se, las metían con ellos. E assí acaesgió en esta isla , quando murió el cagique Behe- chío (grand señor, como se dixo en su lugar) que dos mugeres de las suyas se enterraron con él vivas , no por el amor que le tenían ; mas porque de enamora- das del no lo hagian de su grado, for- gadamente é contra su voluntad las me- tieron en la sepoltura vivas , y cumplie- ron estas infernales obsequias por obser- var la costumbre. La qual no fué general en toda la isla, porque otros cagiques, quando morían, no tenían essa forma; sino después que era muerto , le faxaban todo con unas vendas de algodón texi- das, como gínchas de caballos, é muy luengas, y desde el pié hasta la cabeca lo envolvían en ellas muy apretado, é hagian un hoyo é alh lo metían, como en un silo , é poníanle sus joyas é las cosas que él mas presgiaba. Y para esto en aquel hoyo , donde avía de ser sepulta- do, hagian una bóveda de palos, de for- ma que la tierra no le tocasse , é asentá- banlo en un duho (que es un banquillo) bien labrado , y después lo cubrían de tierra por sobre aquel casamento de ma- dera é rama ; é turaban quínge ó veynte días las endechas que cantaban é sus indias é indios hagian, con otros muchos de las comarcas é otros cagiques prín- gipales, que venían á los honrar. Entre los quales forasteros se repartían los bie- nes muebles del cagique defunto , y en aquellas endechas ó cantares resgítaban las obras é vida de aquel cagique, y de- gían qué batallas avía vengído , y qué bien avia gobernado su tierra, é todas las otras cosas que avia hecho , dignas de memoria. E assí desta aprobagion que en- tonges se hagia de sus obras, se formaban los arey tos é cantares que avían de quedar por historia , segund ya se dixo de los areytos en el capítulo primero deste libro. Mas porque se ha fecho memoria de Anacaona, que fué la muger mas prin- gípal desta isla en su tiempo, es bien que se sepa que toda la sugíedad del fue- go de la luxuria no estuvo solamente en los hombres en esta tierra , puesto que fuesse en ellos mas abominable. Esta fue una muger que tuvo algunos actos seme- jantes á los de aquella Semíramis, reyna de los asírios, no en los grandes fechos DE INDIAS. LIB. V. CAP. ÍII. i3'ó que de aquella cuenta Justino ^ ni tam- poco en hager matar los muchos, con quien se ayuntaba, ni en hager traer á sus dongellas paños menores en sus ver- gonzosas partes , como de aquella reyna escribe Johan Bocagio *. Porque Anacaona ni queria sus criadas tan honestas , ni des- seaba la muerte á sus adúlteros; pero queria la moltitud dellos , y en muchas suciedades otras libidinosas le fue seme- jante. Esta Anacaona fue muger del rey Caonabo y hermana del rey Behecchio: la qual fue muy disoluta, y ella y las otras mugeres desta isla, aunque con los in- dios eran buenas ó no tan claramente lu- xuriosas , fácilmente á los chripslianos se congedian é no les negaban sus perso- nas. Mas en este caso esta cagica usaba otra manera de libídine , después que murieron su marido y su hermano, en vida de los quales no fue tan desvergon- zada ; pero muertos ellos, quedó tan obe- desgida é acatada , como ellos mismos ó mas. Hizo suhabitagion en la tierra é se- ñorío del hermano, en la provingia de Xa- ragua, al poniente é fin desta isla, é no se hagia mas de lo que ella mandaba ; por- que puesto que los cagiques tenian seis é siete mugeres é todas las que mas que- dan tener, una era la mas pringipal é la que el cagique mas queria , y de quien mas caso se hagia , puesto que comiessen to- das juntas. E no avia entre ellas rengi- lla ni diferencia , sino toda quietud é igualdad, é sin rifar passaban su vida debaxo de una cobertura de casa é junto á la cama del marido : lo qual paresce cosa imposible , é no congedida sino so- lamente á las gallinas é ovejas , que con un solo gallo é con un solo carnero mu- chas dellas, sin mostrar gelos ni murmu- rar, se sostienen. Pero entre mugeres es cosa rara , y entre todas las nagiones de la generagion humana, estas indias é la gente de Tragia guardan tal costumbre; é parésgense estas dos maneras de gen- tes en muchos ritos é cosas otras, como mas largamente adelante se dirá , porque aunque entre los moros é otros infie- les en algunas partes usan tener dos é tres é mas mugeres, no gesan entre sí sus envidias é murmuragiones é gelos, con que dan molestia al marido é á sí mesmas. Assi que, tornando á nuestra historia, entre las muchas mugeres de un cagique siempre avia una singular que pregedla á las otras, por generosa ó mas querida, sin ultrajar á las demás ni que ella desesti- masse ni mostrasse señorio , ni lo tovies- se sobre las otras. E assi era esta Ana- caona en vida de su marido é hermano; pero después de los dias dellos fué , co- mo tengo dicho , absoluta señora 6 muy acatada de los indios ; pero muy desho- nesta en el acto venéreo con los chrips- tianos , é por esto é otras cosas semejan- tes quedó reputada y tenida por la mas disoluta muger que de su manera ni otra ovo en esta isla. Con todo esto, era de grande ingenio , é sabia ser servida é acatada é temida de sus gentes é vassa- llos, é aun de sus veginos. Dixe de suso que las mugeres desta isla eran continentes con los naturales, pero que á los chripstianos de grado se congedian ; é porque salgamos ya desta sugia materia, me paresge que quadra con esto una notable religiosidad que los in- dios guardaban en esta tierra , apartán- dosse de sus mugeres , teniendo castidad algunos dias: no por respeto de bien vi- vir ni quitarse de su vigió é luxuria , si- no para coger oro ; en lo qual paresge que en alguna manera querían imitar estos in- dios á la gente de Arabia, donde los que cogen el engienso ( segund Plinio ) * , no 4 Justino, lib. II. 2 Johan Boca9Ío , De las ¡llust. mugeres. i Plin, lib. Xn, cap.XIV. 436 HISTORIA GENERAL Y NATURAL solamente se apartan de las mugeres, pe- ro enteramente son castos é inmaculados del coyto. El almirante don Cliripstóbal Colom, primero descubridor destas par- tes , como cathólico capitán é buen go- bernador, después que tuvo noticia de las minas de Cibao, é vio que los indios cogian oro en el agua de los arroyos é rios sin lo cavar , con la gerimonia é re- ligión que es dicho, no dexaba á los chripstianos ir á cojer oro, sin que se confessassen é comulgassen. Y degia que pues los indios estaban veynte dias pri- mero sin llegar á sus mugeres ( ni otras) é apartados dellas, é ayunaban, é degian ellos que quando se vian con la muger, que no hallaban el oro; por tanto que, pues aquellos indios bestiales hagian aquella solepnidad , que mas razón era que los chripstianos se apartasen de pecar y confessassen sus culpas , y que estan- do en gragia de Dios , nuestro Señor, les daria mas complidamente los bienes tem- porales y espirituales. Aquesta santimo- nía no plagia á todos, porque degian que quanto á las mugeres, mas apartados es- taban que los indios, los que las tenian en España; é quanto al ayunar, que mu- chos de los chripstianos se morían de Iiambre é comian rayges é otros malos manjares , y bebian agua ; y que quanto á la confession, que la Iglesia no los cos- treñia sino una vez en el año por Pascua de la Sancta Resuresgion, é que assi lo hagian todos é algunos mas veges ; é que pues Dios no les pedia mas , que le de- bía al almirante bastar lo mismo é de- xarlos buscar su vida, é no usar con ellos de tales cautelas. E assi lo atribulan á otros fines , que por aventura seria bien possible no le passar por pensamiento; pero á los que se confessaban é comul- gaban no les negaba la ligencia para ir á coger oro ; mas á los otros no les consen- tía ir á las minas : antes los mandaba cas- tigar, si yban sinexpressa ligengia suya. Del reyno ó cagicado é Estados destos indios he seydo de muchos informado que se heredaban é subgedian en ellos, é venia la herengia al hijo mayor de qualquiera de las mugeres del señor ó cagique ; pero si después que tal hijo he- redaba, no avia hijos, no venia el Esta- do al hijo de su hermano , sino al hijo ó hija de su hermana, si la tenia ó tuvo; porque degian que aquel era mas gierto sobrino ó heredero (pues era verdad que lo parió su hermana) , que no seria el que pariesse su cuñada, y el tal seria mas verdadero nieto del tronco ó mayoradgo. Pero si el cagique moria sin dexar hi- jos ni hijas, é tenia hermana con hijos, ni ellos ni ellas heredaban el cagicado, si habia hermano del cagique muerto que fuesse hermano de padre , si por el padre venia la hagienda ; y si venia por la ma- dre, heredaba en tal caso el pariente mas propínquo á la madre, por aquella via que progedia ó venia la subgession del seño- río é hagienda. No paresge esto mucha bestialidad ó error , en espegial en tierra donde las mugeres eran tan deshonestas é malas, como se dixo de suso. Los hom- bres, aunque algunos eran peores que ellas , tenian un virtuoso é común come- dimiento é costumbre, generalmente en el casarse ; y era assi , que por ninguna manera tomaban por muger ni avian agesso carnal con su madre , ni con su hija , ni con su hermana , y en todos los otros grados las tomaban é usaban con ellas , siendo ó no sus mugeres ; lo qual es de maravillar de gente tan inclinada é desordenada en el vigió de la carne. E á tan bestial generagion es de loar tener esta regla guardada inviolablemente, y si algún príngipe ó cagique la quebranta, es ávido por muy malo é comunmente aborresgido de todos los suyos é de los extraños. Pero entre algunos que tienen nombre de chripstianos en algunas partes del mundo se habrá quebrantado algunas DE INDIAS. LIB. V. CAP. III. 13' veges , y entre judies é gentiles no me- nos , como se prueba en la Sagrada Es- criptura con Amon y Thamar, su herma- na *. Suetonio Tranquilo áige assi en la vida de Cayo Calígula : Cum ómnibus so- roribus suis stupri consueticdinem fegü '; é en aquel Siiplementum chronicarum dige que el emperador Cayo Calígula usaba con dos hermanas suyas , y de una de- llas ovo una hija que también la forqó el mismo padre. La hija le perdona Ensebio, é dige que Cayo con sus hermanas ovo ayuntamiento é las desterró á giertas is- las ^. Y en el mismo SupUmento de chró- nicas se escribe hablando de la gen- te de los parthos que , dexando aparte la debida castidad, usaban los naturales usos con sus propias hijas é hermanas é otras mugeres en debdos estrechos é á ellas conjuntos * ; pero en este caso uno de los mas malos príngipes, de quien se escriben tales exgesos, es el emperador Cayo Ca- lígula , de quien de suso se hizo memoria; y quien mas particularmente lo quisiere saber, escuche á Suetonio Tranquilo, que escribió su vida , é mire lo que dige *. El Tostado sobre Eusebio De los tiempos ® dige , alegando á Solino en el Polihysior, que los que no tienen leyes algunas, no usan de matrimonio , mas son todas las mugeres comunes, como entre los gara- manthas, que son ethiopgos; y el mismo Tostado , alegando á Julio Celso , dige aver seydo en otro tiempo costumbre en- tre los ingleses que seys dellos casassen con una muger juntamente. Esta costum- bre no la aprobara en estos tiempos nues- tros el rey Enrique VIII de Inglaterra: antes pienso yo que la mandara él guar- dar al contrario. Pero no hablemos en los extraños, pues que hoy viven algunos en nuestra Espa- i Regumll, cap. XIK. 2 Suplementum chronicarum , lib. VIH. 3 Eusebio, De tcmporibus. 4 Suplementum chronicarum , lib. VIL TOMOl. ña, ó son naturales della , é yo he visto é conosgido dos destos , y aun tres , que cada uno dellos se casó con dos herma- nas ; y destas siempre moria la primera ante que casassen con la segunda : y tam- bién he visto dos hermanos casados con una muger , siendo vivos todos tres; y también he visto un religioso de la Orden militar de Calatrava , que es la misma del Cistel , después de ser muchos años pro- fesso, que dexó la Orden que tenia é tomó la de Sanctiago é una muger casada , é a viendo ávido hijos de su marido, le dexó é tomó el mismo hábito de Sanctiago, é so casó con el otro comendador que dixe que primero fué de Calatrava. Pero para estas cosas tan regias é raras veges usadas, in- terviene una ligengia é auctoridad del SummoPontífige, Vicario de Chripsto, que todo lo puede dispensar : lo qual él con- siente, quando le es fecha tal relagion que por muy legítimas causas é nesgessarias, é por evitar otros mayores daños, aprueba los tales matrimonios. Y assi creo yo que lo avrá fecho con los que yo he visto; pero plega á Dios que hayan dicho verdad á Su Sanctidad, porque él siempre dige aquel fiat, clave non errante. Pues luego no es tanto de maravillar, si entre esta gente salvaje de nuestras Indias de España ovo los errores que he dicho. Mas en esso poco que yo he leido , la gente que á mi me paresge ser mas con- forme á estos indios, en el uso de las mu- geres, son los de Tragia ; porque escribe el mismo Abulensis "^ que cada hombre tiene en aquella tierra muchas mugeres, é que aquel se tiene por mas honrado que mas mugeres tiene ; é que las mu- geres destas que mas aman á sus mari- dos, vivas se echaban en el fuego, quando quemaban el marido defunto ( como era 5 Cap. De libídine ejus cum ómnibus soro-,' ribiis. G Abulensis , lib. III, cap. 106. 7 Abul. , lib. íll , cap. 167. J8 138 HISTORIA GENERAL Y NATURAL su costumbre quemarse los cuerpos de los hombres en aquella tierra después que morían. Y la que esto no liagia era tenida por muger que no habia guarda- do castidad á su marido , pues ya tengo dicho que en estas nuestras Indias de su grado se enterraban vivas algunas muge- res con sus maridos , siendo ellos muertos. Y en el capítulo siguiente dige este mismo auctor que -esta gente de Tragia sacrifica hombres de los estrangeros , é que con las calavernas de los muertos hagen vasos pa- ra beber sangre humana é otros bevrages. Isidoro en sus Elhimologias ^ dige que esto es mas fabuloso é falso que no ver- dadero ; lo qual yo pienso que él no dub- dára , si supiera lo que hoy sabemos de los caribes en estas islas é de la gente de la Nueva España , é de las provincias de Nicaragua , é de las provingias del Perú, é aquellos que viven en la Tierra Firme, debaxo de la equinogial é gerca de alli, assi como en Quito , é Popayan , é otras partes muchas de la Tierra Firme , donde es cosa muy usada sacrificar hombres, é tan común comer carne humana como en Francia , é España , é Italia comer car- nero é vaca. Quanto mas que en esto del comer carne humana dige Plinio ^^ que entre los sgithios hay muchas generagiones que se substenlan de comer carne humana, é que en el medio del mundo , en ItaUa é en Segilia fueron los gíclopes é estrigo- nes que hagian lo mismo , é que nueva- mente de la otra parte de los Alpes en Frangía (ó á la banda del Norte) sacrifi- caban hombres. Pero dexemos esto del comer carne humana é un hombre á otro, para en su lugar adelante: que desto en la segunda parte, quando se tráete de la Tier- ra-Firme , hay mucho que degir; é volva- mos al error de los indios en esto de las mugeres. Digo que se podrían traer á conseqüengia otras generagiones de gen- tes tan culpadas en esta materia , y aun- que entre chrípstíanos no es de buscar tamaño delicto, no dexo de sospechar que podría averse cometido por algún temerario desacordado , ó apartado de la verdadera fé cathólica ; y por esta misma razón estoy mas maravillado destos indios salvages que tan colmados de vigios es- tan, no averse errado en esto de las mu- geres, ayuntándosse con las madres ahi- jas ó hermanas, como en las otras sus culpas que es dicho. Ni tampoco se ha de pensar que lo dexaban de hager por algún respecto virtuoso , sino porque tie- nen por cosa gierta y averiguada los in- dios desta isla (y de las á ella circuns- tantes), que el que se echa con su ma- dre, ó con su hija, ó hermana, muere mala muerte. Si esta opinión, como se dige , está en ellos fixada , débese creer que se lo ha enseñado la expiriengia. Ni es de maravillar que los indios estén me- tidos en los otros errores que he dicho, ni que incurran en otros-mas los que des- conogen á su Dios Todopoderoso y ado- ran al diablo en diversas formas é ídolos, como en estas Indias es costumbre entre estas gentes ; pues que, como he dicho, en muchas cosas é partes pintan , y entallan, y esculpen en madera y de barro , y de otras materias hagen un demonio que ellos llaman gemí, tan feo é tan espantable como suelen los cathólicos pintarle á los pies del arcángel Sanct Mi- guel ó del apóstol Sanct Bartolomé ; pero no atado en cadenas, sino reverengiado: unas veges asentado en un tribunal, otras de pies , y de diferentes maneras. Estas imágenes infernales tenían en sus casas en partes y lugares diputados é obscuros que estaban reservados para su oragion: é aUi entraban á orar é á pedir lo que desseaban, assi agua para sus campos y heredamientos, como buena símentora. 1 Isidoro , üb. IX , cap. ÍI. 2 Plin., Ub. VII, cap. 2. DE INDIAS. LIB. V. CAP. III. 139 é victoria contra sus enemigos ; y en fin alli pedían é ocurrían en todas sus nesge- sídades, por el remedio dellas. E alli den- tro estaba un indio viejo que les respon- día á sabor de su paladar , ó conforme á la consultación habida con aquel, cuya mala vista alli se representaba : en el qual es de penssar que el diablo, como en su mi- nistro, entraba é hablaba en él; y cómo es antiguo estrólogo^ debíales el dia que h'abia de llover , ó otras cosas de las que ja natura tiene por ofigio. A estos tales viejos hagian mucha reverengia , y eran entre los indios tenidos en grand reputa- ción , como sus sacerdotes y perlados ; y aquestos eran los que mas ordinariamen- te tomaban aquellos tabacos ó ahumadas que se dixo de suso , y desque volvían en sí degian si debía liagerse la guerra ó di- latarla ; é sin el paresger del diablo (habi- do de la forma que es dicho), no empren- dían , ni hagian cosa alguna que de ím- portangía fuesse. Era el exergicio prin- cipal de los indios desta isla de Haytí ó Española , en todo el tiempo que vacaban de la guerra ó de la agricoltura é labor del campo, mercadear é trocar unas cosas por otras , no con la astugía de nuestros mercaderes, pidiendo por lo que vale un real muchos mas , ni hagíendo juramen- tos para que los simples los crean ; sino muy al revés de todo esto y desatinada- mente , porque por maravilla miraban en que valíesse tanto lo que les daban como lo que ellos volvían en presgío ó trueco; sino teniendo contentamiento de la cosa por su passatíempo, daban lo que vaUa giento por lo que no valia diez ni aun gínco. Finahnente, que acontesgió ves- tirlos y darles los chrípslíanos un muy gentil sayo de seda ó de grana , ó muy buen paño , é desde á poco espagío , pas- sado un día ó dos, trocarlo por una agu- jeta , ó un par de alfileres : é assi á este respecto todo lo demás barataban , y lue- go aquello que avian ávido lo tornaban á vender por otro disparate semejante, va- liendo ó no valiendo mas ó menos prés- elo lo uno que lo otro ; porque entrellos el mayor intento de su cabdal era hager su voluntad, y en ninguna cosa tener constancia. El mayor pecado ó delicio que los indios desta isla mas aborresgían é que con mayor riguridad é sin remisión ni misericordia alguna castigaban , era el hurto ; é assi al ladrón por pequeña cosa que hurtasse, lo empalaban vivo (como di- gen que en Turquía se hage), é assi lo de- xaban estar en un palo ó árbol espetado , co- mo en assador, hasta que alhmoria. Y por la crueldad de tal pena pocas veges acaes- Cia a ver en quien se executasse semejan- te castigo; mas ofresciéndosse el casso, por ninguna manera , ni por debdo ó amistad era perdonado ni disimulado tal crimen; y aun quasi tenían por tan grande error querer interceder ó procurar que tal pena fuesse perdonada ni promutada en otra sentencia, como cometer el mismo hurío. Ya se desterró Sathanás desta isla : ya cessó todo con cessar y acabarse la vi- da á los mas de los indios, y porque los que quedan dellos son ya muy pocos y en servicio de los chrípstianos ó en su amistad. Algunos de los muchachos y de poca edad destos indios podrá ser que se salven, si creyeren é baptizados fue- ren , como lo dice el Evangelio * . Assi que, salvarse han los que guardáronla fé cathólíca, é no siguieren los errores de sus padres é antecessores. Pero ¿qué di- remos de los que andaban aleados algu- nos años há, seyendo chrípstianos, por las sierras é montañas con el cacique don Enrique é otros principales indios, no sin vergüenza é daño grande de los d Marcum, cap. XVI. — Qui credideril el bapli- zalus fuerit , salvus crit : qui vero non credideril, condemnabílur. no HISTORIA GENERAL Y INATURAL chripstianos é veginos desta isla? Mas porque aqueste es un passo notable é re- quiere particularizarse, tractarse ha la materia en el capítulo siguiente, para que mejor se comprehenda el origen desta rebelión é á'qué fin la truxo Dios con ía clemengia de la Cesárea Magestad de. Emperador Rey, don Carlos, nuestro se- ñor, é por la prudengia de su muy alto é Real Consejo de Indias. CAPITULO IV. De la rebelión del cacique Enrique e' la causa que le movió para ello , é de la rebelión de íos negros. Jlintre otros cagiques modernos é últi- mos desta Isla Española ovo uno que se llamó Enrique, el qual era chripstiano baptizado , y sabia leer y escrebir , y era muy ladino é hablaba bien la lengua cas- tellana. Este fué desde su niñez criado é doctrinado de los frayles de Sanct Fran- gisco, é mostró en sus pringipios que se- ria cathólico é perseverarla en la fé de Chripsto. Después, seyendo mangebo, se casó , é servia á los chripstianos con su gente en la villa de Sanct Johan de la Maguana , donde estaba por teniente del almirante , don Diego Colom , un hidal- go llamado Pedro de Vadillo, hombre descuydado ensuofigio dejustigia, pues por su negligengia, ó poca prudengia, so siguió la rebelión deste cagique: el qual se le fué á quexar de un chripstia- no , de quien tenia gelos ó sabia que te- nia que hager con sumuger, lo qual este juez no tan solamente dexó de castigar, pero demás desso tracto mal al querellan- te é túvolo presso en la cárgel , sin otra causa, porque quiso complager al adúl- tero. Y después de aver amenazado é di-> cho algunas palabras desabridas al Enri- que, le soltó ; por lo qual el cagique se vino á querellar á la Audiengia Real que en esta cibdad de Sancto Domingo resi- de, y en ella se proveyó que le fuesse fe- cha justigia : la qual no se le hizo, porque el Enrique volvió á la misma villa de Sanct Johan remitido al mismo teniente Pedro de Vadillo , que era el que le avia agraviado, é le agravió después mas, porque le tornó á prender é le tracto peor que primero. De manera que el Enrique tomó por partido el sofrir, ó á lo menos dissimular sus injurias é cuernos por en- tonges , para se vengar adelante , como lo hizo en otros chripstianos que no le tenian culpa. Y después que avia algunos dias que este cagique fué suelto , sirvió quieta é sosegadamente hasta que se de- terminó en su rebeUon é algamiento; y quando le paresgió tiempo , el año de mili é quinientos é diez é nueve, se fué al monte con todos los indios que pudo re- coger é allegar á su opinión , y en las sierras que llaman del Baoruco é por otras partes desta isla anduvo quassi trege años. En el qual tiempo salió de través algunas veges á los caminos con sus indios é gen- te é mató algunos chripstianos; é robán- dolos , les tomó algunos millares de pe- sos de oro ; y otras veges algunas , de- mas de aver muerto é salteado á otros, hizo muchos daños en pueblos y en los campos desta isla, é se gastaron muchos millares de pesos de oro, por le aver á las manos, é no fué possible hasta que Dios lo permitió. Porque él se dio tal recabdo en sus saltos, que salió con todos los que hizo , por la poquedad de aquellos que lo avian de remediar; pues está claro que quando estaba esta isla próspera de in- dios (y eran tantos que no se pudieran contar), no aviendo sino tresgientos es- pañoles en esta tierra , ó menos , los des - DE INDIAS. LIB. V. CAP. IV. Uf Iruiari é sobjuzgaban por continuas ba- tallas y rencuentros; é estando poblada de chripstianos, anduvo este Enrique é otro capitán indio , llamado Tamayo , ai- gados é con poca gente, hagiendo muchos daños, salteando é quemando pueblos é haciendas de los chripstianos é matando hombres con sus agechanzas. Quiero degir que era la causa desto. Quando los chripstianos, seyendo pocos, vengian é destruian á los indios (que eran muchos) , dorraian sobre las daragas ó rodólas con las espadas en las manos , y estaban en vela con los enemigos. Quan- do Enriquillo hagia esas cosas , dormian los chripstianos en buenas é delicadas camas , envueltos en grangerias de agú- car y en otras en que las personas é me- morias andando ocupadas , no les dexa- ban libremente entender en el castigo de los indios rebelados con la atengion é di- ligengia que se requería : é no se avia de tener en tan poco, en espegial viendo que cada dia se yban é fueron á juntar con este Enrique é sus indios algunos negros; de los quales ya hay tantos en esta isla, á causa destos ingenios de agúcar , que paresge esta tierra una efigie ó imagen de la misma Ethiopia. Por gierto si el almirante , don Diego Colora, el año de mili é quinientos é veyn- te é dos años, no fuera tan presto en el remedio de la rebelión de los negros que en aquella sagon desde su ingenio é ha- gienda se pringipió , como se dixo en el libro pregedente , pudiera ser que fuera nesgessario reaquistar esta isla de nue- vo é que no dexáran chripstiano á vida, como lo tenian pensado, é aun como lo yban poniendo por obra los negros alga- dos. Para lo que tocaba á la rebelión del cagique Enrique, la Cesárea Magestad é los señores de su Real Consejo de Indias, viendo que las armadas é gastos que esta cibdad é isla avia fecho contra él eran muchos é de ningún provecho , enviaron gente de guerra con el capitán Frangisco de Barrionuevo (que después fué gober- nador en Castilla del Oro, en la Tierra- Firme), para que higiesse la guerra á este Enrique. E aun después que aquella gen- te llegó , un pringipal indio ó capitán del Enrique , llamado Tamayo , hizo giertos saltos é daños é mató un chripstiano é á otro cortó la mano derecha é lo dexó vi- vo; é al mismo pobre soldado le oy yo degir después que quando fué preso, é el Tamayo mandó á otro indio que le cor- tasse la mano, porque tuvo compassion del de verle muy mozo (que á mi pares- ger quando yo le vi sin la mano podría aver diez é seys ó diez é siete años) , él le rogó que no le cortassen la mano de- recha, sino la ezquierda ; é el Tamayo le dixo assi: «Bachiller soys: agradesged que no os matan é aved pagiengia.» Pero estas alteragiones de los indios es poco ó ningún temor para los chripstianos en la verdad, é tienen remedio, é muy pres- to le tuvo este algamiento , quando de he- cho se quiso remediar ; porque Su Ma- gestad Cesárea envió á mandar que de su parte se le diesse seguro á este Enri- que é á los otros indios que con él esta- ban rebelados , para que redugiéndose él y ellos á su real servigio , fuesse perdo- nado y bien tractado ; é no queriendo ve- nir á su obediengia por bien de paz, le fuesse fecha la guerra á fuego é á sangre muy en forma ; de manera que no faltas- se el castigo á proporgion de sus méri- tos. Y aquesta Audiengia Real entendió luego en ello, segund Su Magestad se lo mandó , con esperanga del buen subgcso que nuestro Señor dio en ello; y lo que se siguió se espegificará en el capítulo si- guiente. Pero porque dixe de suso que de no aver fecho justigia á este cagique el te- niente Pedro de Vadillo, subgedió su re- belión (assi es notorio en esta isla) , pa- resgerá al que esto oyere que por mis pa- U2 HISTORIA GENERAL Y NATURAL labras queda aquel hidalgo obligado á alguna culpa , digo que ya la que él tuvo (en aqueste caso) él lo ha pagado ; por- que tiene Dios cargo de punir é castigar los que los jueges del suelo dissimulan y no castigan , y aun á las veges se executa su divina sentengia en los mismos jueges, como le acontesgió á este : que yendo desde aquesta cibdad á España en una nao, entrando por la barra del rio Gua- dalquivir, á par de Sanct Lúcar, se per- dió la nao en que yba , y él y el maes- tre Frangisco Vara y otros muchos se ahogaron y con mucha riqueza ; y assi es- cotó este juez la sinrazón fecha al ca- gique Enrique. Dios aya piedad de su ánima y de las de aquellos que alli pa- deá^ieron. Tornando á lo que se propuso en el título deste capítulo IV, creer se de- be por lo que está dicho que los indios desta isla tenían otros muchos mas ritos é gerimonias de las que de suso se han apuntado ; pero como se han acabado , é los viejos é mas entendidos dellos son ya muertos, no se puede saber todo total- mente como era. Masquanto á lajustifi- cagion que dixe de su finé acabamiento, quando se tractáre de la Tierra-Firme en la segunda parte destas historias , se di- rán muchas mas cosas é abominagiones de sus ritos é gerimonias é idolatrías; porque en aquellla tierra he yo gastado mas tiempo, y hay mucho mas que es- crebir della ; porque es grandíssima tier- ra é de diverssas lenguas é costumbres é habitada de gentes muy diferentes en su manera de vivir. CAPITULO V. Del subceso de la rebelión del ca9Íque Enrique , que después se llamo don Enrique , porque assi lo nom- bró Su Magestad en una caria que le envió , y de cómo el capitán Francisco de Barrionyevo se vido con él, e' fué reducido al servicio de Sus Majestades, y se asentó la paz con él y sus indios. i orque en los capítulos de suso se ha dicho cómo Su Magestad envió al capi- tán Frangisco de Barrionuevo á esta isla, para requerir á Enrique que se redugies- se á su real servigio , ó se le higiesse la guerra á fuego y á sangre , y no con la tibiez é espagio de antes ; digo assi que esta Audiengia Real, visto el manda- miento de César, quissó tomar el pares- ger de las personas pringipales desta cibdad, é se juntaron para platicar en la forma que se debía tener en la pagifica- gion ó guerra de aqueste cagiqíie Enri- que. Y después de se aver consultado, se acordó que el mismo capitán Frangis- co de Barrionuevo , fuesse primero á ten- tar la paz , é si no se pudiesse aver , que se usasse de los remedios de las armas; porque primero fuesse ante Dios fecha esta diligengia en justíficagion de la con- giengia de la Cesárea Magestad y de sus vasallos para todo lo que subgediesse , y que las muertes y daños que redundas- sen de la guerra, no se pudiessen im- putar ni atribuir á los chripstianos. Y pa- ra este efecto partió de aquesta cibdad de Sancto Domingo á buscar al Enrique á los ocho de mayo de mili é quinientos é treinta é tres años en una cara vela, con que salió del puerto de esta cibdad é con él treinta é dos hombres chripstia- nos é otros tantos indios para les ayudar á llevar las mochilas ; y fué por la costa abaxo desta isla al poniente, por la ban- da del Sur, de puerto en puerto. Y porque la caravela no podía ir muy junto á lier- DE INDIAS. LIB. V. CAP. V. 143 ra, llevaba por la costa un batel con gente, y llegó á la villa de Yaquimo baxo de las sierras del Baoruco , y en todo el camino no halló rastro alguno, ni humo, ni indicio de que se pudiesse presumir dónde se pudiesse hallar este cacique é su gente. E inquiriendo esto por la cos- ta, entrando en la tierra ó volviendo á la mar muchas veges, gastó en esto dos meses de tiempo ; é al cabo , habiendo un dia salido en tierra , subió por la cos- ta de un rio, é halló una estangia de in- dios despoblada de gente; pero avia en torno della comida de conucos ( que son labranzas de indios) , é no consintió que se tomasse cosa alguna por no alterar: que bien entendió que los indios de aquella estancia debian ser idos á pescar ó á cagar, ó montear, ó donde les con- viniesse. Y visto esto, se tornó á la mar é acordó de enviar por giertas guias á la villa de la Yaguana ; é traydas estas , en- vió un indio dellas con una carta al mes- mo Enrique (porque aquella guia degia que sabia donde estaba), y este indio nunca más tornó , ni se supo que se hi- zo. Y cómo vido el capitán que esta guia ó lengua no tornaba á cabo de veynte dias que la avia enviado , aóordó de ser él mismo mensajero é yr en persona con otra guia que le quedaba ; é con treynta hombres chripstianos fué á buscar es- te cagique adonde aquella india degia que Enrique tenia sus labrangas é que le hallarían. E habiendo caminado tres dias y medio , hallóse una labranga ; é andan- do á buscar agua para beber , hallaron quatro indios, los quales se tomaron to- dos; y de aquellos sé supo que Enrique estaba en la laguna que llaman del Co- mendador Aybaguanex; (que era un indio que assi se llamaba en tiempo passado, quando gobernó esta isla el comendador mayor don Frey Nicolás de Ovando): la qual laguna estaba ocho leguas de alli , de mal pais , y de tierra muy mon- tuosa é gerrada de espinos y arboledas é matas tan espessas como acá suelen ser; y él determinó de yr allá. Antes de llegar á la laguna que es di- cho, topó el capitán é los que con él yban un pueblo muy bueno é de muchos é bue- nos buhios ó casas, y tal que en los liempos passados pudieran muy bien vi- vir en él mili é quinientos indios : en el qual se creyó que estaría Enrique é que sería tornado de la laguna, donde en la verdad él estaba , hagiendo sus caliólas ó ahumadas , que los indios toman , que assimismo llaman tabacos, como atrás se dixo en el capítulo II. E hizo noche el capitán con los que llevaba , á me- dia legua del pueblo que es dicho ; é al quarto del alba, el dia siguiente , dio so- bre él y llegado al pueblo , no se halló gente alguna; mas halláronse aparejos de casa , según los indios los tienen : de forma que claramente paresgia ser po- blado y estar la gente fuera del lugar. E mandó el capitán que no se tocasse en cosa alguna , exgepto algunas calabagas que se tomaron para llevar agua por la falta que della hay por aquella tierra. Desde alli hasta la laguna avia un cami- no , fecho á hacha y á mano , que podía yr una carreta y venir otra por la anchura del ; y por alli , según se mostraba , lle- varon los indios trege canoas que tenían hasta la laguna : las siete grandes y las seis pequeñas. E siguiendo por este ca- mino el capitán é los chripstianos que con él yban , oyeron los golpes de una hacha dentro del monte (que ya era mon- taña alta é tierra andadera ) , é sentidos aquellos golpes , hizo sentar la gente , é desde alli proveyó de enviar por todas partes indios , de los que llevaba manssos, que tomassen en medio al que golpeaba ó hagia leña dentro en lo emboscado y espesso del monte ; é assi se hizo é fue tomado un indio, que estaba cortando leña. Es de notar que en todo el camino U4 HISTORIA GENERAL Y iNATÜRAL del monte hasta alli no avian en parte al- guna hallado que estoviesse cortado un palo ni rama ; porque el Enrique , como hombre apercebido y de guerra , lo tenia assi mandado, só pena de la vida, á sus indios , y lo executaba en el que lo con- ti'ario hagia. Después que este indio fue tomado , el capitán Francisco de Barrio- nuevo se retruxo á un lado, dentro en la montaña , fuera del camino , dejando su guarda, donde le paresgió que con venia, para que la gente que passase no tamas- se rastro ni sintiessen que andaban por alli cripstianos. E informóse de aquel indio en qué parte é dónde estaba don Enri- que: el qual les dixo dónde le hallarían, pero que avian de ir gerca de media le- gua por de dentro de la laguna, en algu- nas partes hasta la rodilla el agua , y en otras hasta los sobacos é algo mas é me- nos ; y que de la otra parte avia peñas é mangles muy gerrados y espessos ( que son árboles de gierta manera muy texi- dos y dentro del agua en las costas ma- rinas), y que el camino era muy malo. E informados muy bien de la dispusigion é passos por donde avian de ir , estaban á legua é media del Enrique ; é partieron luego de alli el capitán é su gente fuera de camino, y llegados ala laguna, fueron vistos de unos indios que estaban fuera della en tierra: los quales en el instante se comengaron á apellidar é dar voges, é se recogieron hasta doge indios, que podrían ser, en las canoas que es dicho; las quales alli tenian, é comengaron á dar golpes con los nahes ó remos en las canoas , porque los chripstianos sinties- sen que estaban dentro ya en ellas los in- dios , los quales degian á voges : A la mar, capitán; á la mar, capitán. Y él no quiso responder , aunque los chripstianos le degian que respondiesse ; pero él re- plicó é dixo : «Esos indios tienen capitán é no sabemos si le llaman á él ó á mí.» E tornaron á dar voges é dixeron : Señor capitán de la Magestad, á la mar, á la mar. En tongos el capitán salió de la sa- vana ó monte , echando por los lados del camino por dó yba, algunos compañeros de sus soldados, por yr en orden é saber si avia mas gente de la de Enrique en al- guna gelada. Este nombre savana se dige á la tierra que está sin arboledas, pero con mucha é alta hierva, ó baxa. Assi que, de la manera que dicha es , llegó el ca- pitán é los que con él yban á la costa é agua de la laguna ( la qual tiene de gir- cunferengia doge leguas) : é alli hablo con los indios de las canoas é les pre- guntó que dónde estaba Enrique , porque le yba á hablar en nombre de Su Mages- tad, é á le dar una carta real suya. E preguntóles si avia alli venido el indio ó guia primera que avia enviado solo, co- mo ya está digho ; é dixeron que no avia ido alli tal indio , pero que ya sabian que era venido un capitán que enviaba la Ma- gestad. Entonges el capitán Frangisco de Barrionuevo les rogó que tomassen una india que él llevaba , que avia estado un tiempo antes con el mesmo Enrique , é le conosgia muy bien , para que della se in- formasse de su venida ; é con mucha im- portunidad la resgibieron , digiendo que avria enojo su señor Enrique. Y entró la india en la laguna, dándole el agua hasta la cinta ; é tomáronla en una de aquellas canoas é dixeron que ellos la llevarran á su señor Enrique, é assi lo pusieron en efecto. Y fecho esto , el capitán é los chrips- tianos se apartaron de alli quanto un tiro de baUesta , é entráronse á la savana ó campo raso ( por su seguridad) , donde durmieron aquella noche. Otro dia si- guiente , dos horas después de salido el sol , volvieron dos canoas , en que vino un indio pringipal capitán del dicho En- rique (con doge indios), llamado Martin de Alpharo , muy pariente del Enrique , y el mas agepto á él. E traia la india que DE INDIAS. LIB. V. CAP. V. U5 es dicho ; é salieron todos en tierra con sus langas y espadas , é apartóse un po- co de los chripstianos Frangisco de Bar- rionuevo , é abragó á este indio capitán é á todos los indios que con él salieron á tierra : los quales se tornaron luego á sus canoas , salvo aquel pringipal que quedó en tierra, hablando con Barrionuevo. E era bien ladino , é hablaba la lengua cas- tellana sufigientemente: el qual dixo al capitán nuestro, que le pedia por merged el señor Enrique , que porque él estaba mal dispuesto , que se fuesse allá ; el qual pensó que aquello se le enviaba á degir, para conosger del si su yda era por bue- na amistad, ó fraudossa aquella visita- gion ; porque el camino y entrada eran ta- les, que si mostrara algún temor ó rége- lo de la yda, sospecharan Enrique é su gente que los querian engañar ó prender. E por quitarles tal sospecha, se determinó el capitán Barrionuevo de yr allá , aunque contra la voluntad de los mas de los que con él yban ; porque regelaban , segund la dispusigion é passos del camino (que avian de passar) , que los podrian los in- dios matar ó aprovecharse dellos muy á su salvo. Pero el capitán Barrionuevo, non obstante esso , tomó consigo hasta quin- ge hombres ( los que le paresgió escoger de los chripstianos), é dexó alli los demás con los indios manssos que avia llevado; é siguió su camino por donde le quiso guiar el Martin de Alpharo , por tales passos é viaje , que era bien aparejado para temer el evento é fin de la jornada que hagian. E aun assi lo yban algunos de los chrips- tianos que llevaba digiendo é murmuran- do , porque era muy áspera tierra é muy gerrada y espesa de árboles é manglares y espinos: é indubitadamente los mas de los compañeros penssaban que no avian acertado en creer á aquel indio , é de pa- resger de los mas, se tornaran. Pero su capitán conosgió la flaqueza de algunos de su compañía , é díxoles lo que se si- gue, por animarlos é que no le de- xassen. CAPITULO VI. Del razonamiento que el capitán FranQisco de Barrionuevo hizo á ciertos compañeros que con él yban por un camino sospechoso é áspero, yéndosse á ver con ei cacique Enrique , llevando por guia á un ca- pitán del mismo Enrique. «oeñores: yo vine acá con vosotros, no á mas de servir á Dios é al Emperador, nuestro Señor ; é no será bien que se co- nozca temor en ninguno de vosotros, pues que soys hidalgos é personas experimen- tadas en mayores peligros. Quanto mas que aqui no hay de qué temer , y el que quisiere tornarse, vuélvasse donde que- dan nuestros compañeros, é aguárdeme alli : é el que oviere gana de me seguir é hager lo que debe , haga lo que yo ha- go; porque yo no tengo de volver un passo atrás , aunque penssasse escapar de TOMO I. morir : que á esto vine é venís , y á ga- nar honra é no á perderla.» E assi seyendo él el delantero, prosiguió su camino, llevando una espada en la ginta , é una langa gineta en la mano , é sin otras armas defensivas ni ofensivas, é con un jubón de cañamago ó angeo é unos garahuelles é unas antiparas de bi- tre de las rodillas abaxo , é unos alpar- gates calgados. E desla manera que he dicho , como buen capitán é animoso ca- ballero, exortando los que con él yban, todos ellos le siguieron é llegaron á una i9 U6 HISTORIA GENERAL Y NATURAL caleta ó ensenada ó ancón, que estaba no mas de hasta dos tiros de ballesta de donde Enrique estaba. E de cansado del trabajoso camino , se assentó debaxo de un árbol, é desde alli vido en la vuelta del ancón de la mesma laguna á Eurique é los indios que con él estaban. E tuvo mucha razón de descansar , porque hasta llegar alli, muchas veges avian andado á gatas é rastrando por debaxo de los ár- boles é matas ; y también lo hizo porque demás de tomar aliento él é los que con él yban (debaxo de aquella disimulagion), pudiesse entender é conjecturar mejor la dispusigion de aquella tierra donde esta- ba, para lo que le conviniesse hager, si al- guna nesgessidad le ocurriesse. Y desde alli hizo atravessar por el agua á un mes- tizo que con él yba é al indio capitán Martin de Alpharo , é mandóles que le di- xessen á Enrique que él yba cansado é que por esso avia parado alli, é no por otra causa: é que si el Enrique se rege- laba , que mirasse que no avia razón pa- ra que temiesse , pues veya como él avia llegado alli con aquellos pocos chripstia- nos que con él estaban. Pero que sidesto no se aseguraba, que él se tornaría á sa- lir á la savana ó á lo raso, y él podría venir con sus canoas á le hablar segura- mente ó como él quissiesse hagerlo ; por- que él yba de parte de Su Magostad á le hablar é traer en paz á su servigio , é le queria el Emperador, nuestro Señor, por suyo , é hagerle mergedes , é le traia una carta de Su Magostad ; é que no temiesse de cosa alguna, porque César le perdona- ba todas las cosas passadas, viniendo él á su servigio é obediengia , como lo ve- ría por su real letra que le escribía. E assi á este propósito otras palabras exortato- nas, á la paz é amistad convinientes , le envió á degir ; y cómo el mestizo y el ca- pitán Martin de Alpharo llegaron al En- rique é le refirieron lo que es dicho , lue- go él comengó á dar mucha priessa á sus indios , é llamábalos bellacos , porque no se daban priessa é no avian abierto el camino. E luego tornaron aquel mestizo é capitán (que es dicho) donde Barrionue- vo estaba , é le dixeron que fuesse él é su gente toda: el qual envió luego á lla- mar á los que avia dexado atrás de los españoles en la savana con los indios mansos; é llegados, él comengó á yr há- gia donde estaba Enrique por el camino que ya estaba hasta él abierto. E los in- dios que le abrian, passaron de alli ade- lante, abriendo é prosiguiendo su tala hágia donde los chripstianos avian que- dado, los quales ya venian hagiendo lo mismo. Llegado el capitán Frangisco de Barrionuevo, con los chripstianos, donde Enrique estaba, avia aUi un árbol grande de buena sombra, é debaxo del estaba una manta de algodón tendida en tierra ; é assi cómo se vieron , fué el uno para el otro, é se abragaron con mucho plager, é assidos de las manos , se fueron á sentar sobre aquella manta. E alli lle- gó á abragar al capitán Barrionuevo Ta- mayo , pringipal indio (y el que mas daño por su persona hagia en esta isla), y después deste abragó á todos los otros indios de Enrique , que eran seis capita- nes pringipales , inferiores é criados des- te cagique Enrique , é los otros indios res- tantes, gandules é hombres de guerra, que serian hasta septenta hombres bien dispuestos , é los mas dellos con langas y espadas y rodelas. Las quales traian al rededor del cuerpo , desde los sobacos hasta las caderas, rodeados muchas vuel- tas de hicos ó cuerdas de algodón , jun- tas y espessas, en lugar de coragas, y embixados todos ó pintados de gierta co- lor roxa, como almagre, ó mas subida color, que se llama hixa, con muchos pe- nachos, é puestos en orden, como suelen estar en las batallas é guerra. E mandó el capitán Frangisco de Barrionuevo as- sentar á los chripstianos á un cabo, apar- DE INDIAS. LIB. V. CAP. VII. 147 lados un poco del , y Enrique mandó á sus indios qu&se sentassen al otro cabo. Fecho aquesto , el capitán Francisco de Barrionuevo , con mucho plager é gentil semblante, le hizo un ragonamicnlo en la manera siguiente. CAPITULO VIL Del raconamienlo que hizo el capitán Fraii9Ísco de Barrionuevo al cacique Enrique, quando le dio una caria de Su Mag-eslad, é quedaron assenladas las paces. «Hinrique, muchas gragias debéis dar á Dios, nuestro Señor, por la clemencia y misericordia que con vos usa en las raergedes señaladas que os hage el Em- perador Rey , nuestro Señor, en se acor- dar de vos , y os querer perdonar varios yerros é reduciros á su real servigio é obediengia, y querer que como uno de sus vasallos seays bien tractado, y que de ninguna cosa de las passadas se ten- ga con vos memoria ; porque os quiere mas enmendado y por su vasallo y ser- vidor , que no castigado por vuestras cul- pas , porque vuestra ánima se salve y sea de Dios, y no os perdáis vos é los vuestros; sino que como chripstiano (pues resgebistes la fé y sacramento del sancto baptismo), seays resgebido con to- da misericordia, como mas largamente lo veréis por esta carta que Su Magostad, hagiéndoos estas mergedes que he dicho y las que mas os hará, os escribe.» — Y acabado de degir esto , se la dio , la qual Enrique tomó en la mano é tornósela á dar é le dixo que le rogaba que se la le- yesse: que él se fiaba del, porque tenia malos los ojos; y assi era verdad. Entonges Frangisco de Barrionuevo la tomó é leyó alto , que lodos los que allí avia lo podian oyr y entender (los indios que entendiessen nuestra lengua); y leida, la tornó á dar á Enrique é le dixo: «Se- ñor don Enrique , besad la carta de Su Magostad é ponedla sobre vuestra cabe- ga.» Y assi lo hizo el luego con mucho plager ; y el capitán le dio encontinente otra Carta de seguro de la Audiengia Real é Changilleria de Sus Magestades, que reside en esta cibdad de Sancto Do- mingo , sellada con el sello real y le di- xo assi: — «Yo vine á esta isla por manda- do del Emperador Rey , nuestro Señor, con gente española de guerra , para que con ella y toda la que mas hay en aques- ta isla , os haga guerra. E mandóme Su Magostad que de su parte os requiera primero con la paz para que vengáis á su obediengia y real servigio ; y si assi lo higiéredes, os perdona todos los yerros y cosas passadas , como por su real carta ya aveis sabido. Y assi de su parte os mando é requiero que lo hagáis , porque haya lugar que se use con vos tanta h- beralidad y clemengia. E mirad que soys chripstiano, é temed á Dios é dalde infi- nitas gragias é nunca le desconozcáis tanta misericordia , pues que os da lugar que os salvéis , y no perdáis el ánima ni la persona; porque aunque hasta aqui él os ha guardado de los peligros de la guerra, ha seydo porque quando os al- gastes, tuvistcs alguna causa para apar- taros de aquel pueblo, donde viviades; pero no para desviaros del servigio de Dios y de vuestro Rey : porque en fin, si á notigia de Su Magostad llegara que aviados resgebido algún agravio, sed gierto que lo mandara muy enteramente remediar y castigar, de manera que fué- rades salisffecho y contento. Pero ya que todo aquello es passado , os digo é ger- tifico que si agora no venís de coragon 148 HISTORIA GENERAL Y NATURAL y de obra á conosger vuestra culpa y á obedesgerá Su Magestad, perdonándoos como os perdona, que permitirá Dios que os perdáis presto , porque la soberbia os traerá á la muerte. Y quiero que se- páis que la guerra no se os hará, como hasta aqui se os ha fecho, en eí tiempo passado; ni os podréis esconder, aunque fuessedes un corí ó un pequeño gusano, de debaxo de la tierra ; porque la gente de Su Magestad es mucha, y el poder real suyo el mayor que hay en el mundo. Y entraros han por tantas partes, que de lo mas hondo y escondido os sacarán. Y acordaos que hage trege años ó mas que no dermis seguro ni sin sobresalto é con- goxa é temor grande, assi en la tierra como en la mar: é que no lo aveis con otro cagique que tan pocas fuergas tenga como vos ; sino con el mas alto é mas poderoso señor é rey que hay debaxo del gielo; á quien otros reyes y muchos rey nos obedesgen, é temen é le sirven. Y creed , que si Su Magestad fuera infor- mado de lo gierto , que ha mucho tiem- po que vos fuérades enmendado ó cas- tigado, si no viniérades á su merged; porque es de su real é cathólica costum- bre y clemengia mandar primero amo- nestar que castigar á quien le dessirvió algún tiempo ; pero hecho este cumpli- miento, ninguna cosa desta vida basta para defender á ningún culpado de su ira é jusligia. E assi os digo que ni tampoco creáis que si viniéredes (como creo que verneis) á conosger lo que se os ofresge, e á ser el que debéis en vuestra obe- diengia é servigio, que os conviene por ningún caso deste mundo tornar á la rebelión en ningún tiempo; porque su indignagion seria muy mayor , y el cas- tigo executado en vos y en vuestra gen- te con mayor rigor ; porque hallareis muy buen tractamiento en sus goberna- dores y justigias, é ningún chripsliano os enojará que dexe de ser punido é castigado muy bien por ello. Por tanto, algad las manos al gielo, é dad infinitos loores á Jesu-Chripsto por las mergedes que os hage , si hígiéredes lo que Su Ma- gestad os manda , é yo en su real nom- bre os requiero ; porque si amáredes vuestra vida é la de los vuestros , ama- reis ^su real servigio é la paz , librareis vuestra ánima é las de muchos, é daréis seguridad á vuestra persona é á las do todos aquellos que os siguen. E Su Ma- gestad terna memoria de vos , para hage- ros mergedes, é yo en su nombre os da- ré todo lo que oviéredes menester, y os otorgaré la paz é seguro ; é capitularé con vos cómo viváis honrado, y en la parte que os pluguiere escojer en esta isla , con vuestra gente y con toda aque- lla libertad que gogan los otros vasallos chripstianos é buenos servidores de Su Magestad. Assi que, pues me aveis en- tendido , degidme vuestra voluntad , y lo que entendéis hager.» A todas estas palabras , el cagique En- rique estuvo muy atento é todos los in- dios é los chripstianos , é con mucho si- lengio ; é cómo el capitán Frangisco de Barrionuevo ovo acabado de hablar, res- pondió Enrique assi: — «Yo no desseaba otra cosa sino la paz , y conozco la mer- ged que Dios y el Emperador , nuestro Señor, me hagen en esto, y por ello be- so sus reales pies y manos; é si hasta agora no he venido en ello , ha seydo á causa de las burlas que me han hecho los chripstianos, é de la poca verdad que me han guardado , y por esto no me he ossado fiar de hombre desta isla.» E di- giendo esto, dio muchas disculpas parti- culares é quexas de lo que con él se avia fecho , relatando desde el pringipio de su algamiento. E dicho aquesto, se le- vantó é se apartó con sus capitanes, y mostrándoles las cartas que es dicho, habló un poco espagio con ellos gerca de su determinagion ; é se volvió á Bar- DE INDIAS. LIB. V. CAP. VII. U9 rionuevo, donde estaba , é se dio asien- to é conclusión en ki paz , é hablaron en muchas cosas congernientes á ella. Y el cacique Enrique prometió de la guardar siempre inviolablemente; é dixo que re- cojeria todos los otros indios que él te- nia y é que andaban de guerra por algu- nas partes desta isla; é que quando los chripstianos le higiessen saber que an- daban algunos negros algados, los haria tomar, é que si fuesse nesgessario, él mismo yria á lo hager, y enviaría capi- tanes á ello , para que los tornassen é los truxessen atados á poder de los chripstianos, cuyos fuessen tales negros. De alli adelante sus indios todos le lla- maban don Enrique , mi señor , porque vieron que en la carta Su Magostad le llamaba don Enrique. Hecho esto , el cagique don Enrique se fué á comer con su muger, é llevó con- sigo alguna gente de la que alli tenia, é quedaron sus capitanes á comer con el capitán, Frangisco de Barrionuevo. Des- pués en la tarde volvió don Enrique ; é pidió que se le diesse facultad para te- ner dos alguagiles del campo , é se los señalasse Barrionuevo en los mismos in- dios del don. Enrique, é se les tasasse lo que se les avia de dar por su trabajo de cada negro , y por cada indio de los que se les huyessen á los chripstianos , é los alguagiles los recojiessen. E assi lo tassó Barrionuevo , y le dixo que si quería ga- nados é otras cosas, que lo dixesse: que él se lo haria dar ; y el don Enrique res- pondió quél no tenia tierra alli, donde tener ganados , por ser tan gorrada y ás- pera; pero que quando oviesse comi- do aquellos conucos é labrangas que por alli tenia é baxasse á la tierra lla- na, teniendo mas coníianga en esta paz , que entonges los podría tener é los criaría. Fecho aquesto , dio el capitán ligengia á los chripstianos para que con los indios de don Enrique higiessen sus ferias é true- cos de lo que les pluguiesse, é assi lo hi- gieron de algunas cosas de poca impor- tangia é valor ; porque oro decian que no lo tenian , ni se vido en todos ellos cosa alguna de oro. Después quando fue hora, genaron los capitanes indios con el capi- tán Frangisco de Barrionuevo , é don En- rique estuvo presente é no quiso comer ni beber (creyóse que de régelo). Des- pués que fue passada la gena , se fué don Enrique , adonde tenia su muger , é los chripstianos con su capitán se salieron del bosque á dormir fuera en la savana ó raso (donde primero no lexos de alli avian asentado su real, como ya se di- xo de suso) ; é aquella noche los chrips- tianos estovieron en vela , é higieron la guarda que convino hasta que fue dedia. Desde á poco que el sol era salido , vino don Enrique á la misma savana , donde el capitán é los chripstianos estaban , é truxo consigo hasta ginqüenta hombres, é los mas dellos desarmados , é algunos con espadas ; é alli se despidió don En- rique del capitán nuestro , abragándole con mucho plager , é á él primero é des- pués á todos sus capitanes ; é don Enri- que assi mismo con mucha alegría abragó é todos los chripstianos ; é dio un capi- tán é un otro indio de los suyos , para que fuessen hasta la mar, adonde avia quedado la caravela. E alli holgaron un dia: é oviéransse de matar, bebiendo vi- no, este capitán é indio de don Enrique, porque como no lo tenian acostumbrado é les sabia bien , entraron tanto en ello que les revolvió en los vientres la cahoba que avian tomado ; de manera que llega- ron á punto de morir ( lo qual no fue poca congoxa para los chripstianos, porque sin culpa suya en tal sagon fuera incon- viniente muy grande, si murieran de aquella bebedera), é con algunos remedios que se les higieron é darles á beber agei- teéhagerlos vomitar, escaparon. Desen- 150 HISTORIA GENERAL Y NATURAL viñados é tornados en sí, aunque no ar- repentidos de lo que avian bebido, el ca- pitán Frangisco de Barrionuevo les dio ro- pas y vestidos á estos dos indios, é también para los otros capitanes, é assi mismo en- vió otras ropas de mas presgio de seda para don Enrique , con otras cosas de las que le paresgió y llevaba , porque mas plager y seguridad toviesse de la nueva paz é amistad contraída con los clirips- tianos. E truxo consigo Barrionuevo has- ta esta gibdad un indio principal que don Enrique mandó venir con él , del qual se liaba para que viesse á los señores oydo- res desta Audiengia Real , é ofigiales de Sus Magestades , é á los caballeros é hi- dalgos é veginos desta gibdad ; é oyesse é viesse pregonar la paz, como lo vido hager primero en todos los otros lugares é villas por donde passó ( después que sahó de la caravela) hasta llegar aqui, donde se hizo lo mesmo. E al dicho in- dio se le dio muy bien de vestir é se le liizo el tractamiento que era razón : el qual, como astuto, en aquellos días que estuvo en esta cibdad, entró en muchas casas , ó en las mas de las pringipales, para sentir los ánimos é voluntades que se sentían en todos desta paz , ó para probar mas vinos, porque luego le da- ban colagion é á beber, y le mostra- ban todos que avian mucho plager é hol- gaban de la paz , é amistad de don En- rique. Después de lo qual, proveyó esta Au- diencia Real é ofigiales de Su Magestad que con este indio volviesse una barca é ciertos chripstianos , para lo llevar á don Enrique : al qual enviaron muy buenas ropas de seda é atavíos para él é para doña Mengía, su muger, y para sus capi- tanes y otros indios pringipales ; é otras joyas é refrescos de cosas de comer, é vi- no, é ageite, é herramientas é hachas para sus labrangas , puesto que don Enrique no pidió otra cosa sino imagines ; de que se colije que la fée no estaba en él de todo punto desarraigada ó extinta, ni la crian- ga que tuvo en su niñez con los rehgio- sos del monesterio de Sanct Frangisco desta gibdad. Pero porque á esta Real Au- diengia é ofigiales de Su Magestad é al capitán Frangisgo de Barrionuevo pares- gió ser conviniente cosa, hagiéndose la paz en nombre de tan alta Magestad co- mo el Emperador, Rey nuestro Señor, le enviaron lo que es dicho , juntamente con giertas imagines de devogion , para tener este cagique mas obligado é retifi- car la paz , é lo asentado con él , y tam- bién porque estos indios son gente de poca capagidad , é no puestos en los pri- mores de la verdad, é honra, é gircuns- tangias della, que otras gentes miran é observan, quando semejantes pages se hagen é contraen con los enemigos. Ni tienen aquella constangia que es menes- ter, ni sienten las menguas, é afrentas con el dolor é injuria que otras nagiones; ni aman la verdad , ni la tienen en tanto como debrian. Y por todos estos y otros respectos, convino que fuessen muy ani- mados é halagados, para fixar esta amigi- gia, nuevamente adquirida, con les dar algunas cosas é traerlos mañosamente á la benivolengia é converssagion de los chripstianos , y para que paresgiesse y estos indios conosgiessen que no se hagia caso , ni se tenia cuenta con sus errores é cosas que este cagique, don Enrique, é sus capitanes é indios hasta entonges avian cometido, después de su rebeUon. Esta paz se ha conservado después hasta el tiempo presente ; y en la verdad era muy nesgessaria , porque estaba esta isla perdida, á causa del algamiento deste ca- gique , é no se osaban ya andar los ca- minos hágia aquella parte, ni yr desta há- gia la Yaguana , si no yban cantidad de chripstianos juntos y apergebidos. La ver- dad es que Dios é Su Magestad fueron muy servidos de esta paz , assi por lo que DE INDIAS. LIB. V. CAP. VU. 451 está dicho é otras muchas causas, como porque se baptizassen los niños que avia é los que mas subgediessen entre esta gente de don Enrique, los quales en aquella sagon eran muchos. Una de las cosas que mejor me han paresgido en este hombre, es que dixo, quando estas pages con él se assentaron , que una de las cosas, de que él tenia mas pena é dolor, era por- que aquellos muchachos estaban por bap- tizar , é otros muchos eran muertos sin baptismo: que es señal que le quiso Dios remediar y que se salvassen él y los de- mas. Quédanme de degir dos cosas que se dirán en el siguiente capítulo : la una en honor é gratificagion desle caballero, Frangisco de Barrionuevo , para complii- con mi ofigio de fiel escriptor, continuan- do la verdad de la historia ; y la otra en lo que toca á don Enrique. CAPITULO VIII. Que tracta de dos parlicularidades que se dexaron de decir en el capítulo de suso: la una en lo que toca al servicio y méritos de Francisco de Barrionuevo , y la otra en la honrosa paz é recón9Íliacion do don Enrique al servicio de Sus Majestades. t^Iaro está que el servigio que en esto hizo Frangisco de Barrionuevo á Dios é á Sus Mageslades, en la paz é amistad por él contrayda y acabada con el cagique don Enrique , y el pro y utilidad que re- sultó á esta isla y á otras partes de fuera della, que está muy bueno de entender, y quán digno es de mergedes. Porque aunque se deba tener por gierto que todo lo que tan bien en estos tiempos se agier- ta es en la buena ventura de tan ventu- roso Emperador é Señor, como tenemos; no por esso dexó de meresger mucho tan prudente capitán, y que con tanto es- fuerzo é gentil ánimo se determinó de en- trar, á donde fuera fácil cosa perderse él y los que con él yban , segund la dispu- sigion y braveza de las montañas ásperas y gerrados y salvages montes tan traba- josos de andar : que si oviesse en Espa- ña algo á que lo comparar, muy mejor se estimarían los peligros destas partes. Pe- ro figúraseles á los que estas cosas desde allá las oyen ó leen , que esto será como una Sierra Morena, ó la de Monserrate, ó los puertos de Sanct Johan de Lusa, ó los Alpes para passar á Italia , ó los de Alemania para desgender á Lombardia, ó las sierras de Abrugo é Tallacogo en el reyno de Ñapóles, ó las montañas de Gas- cuña. Todo lo que he dicho, y lo que en España llaman fragosso y áspero , es co- mo cotejar lo blanco con lo prieto ú otro mas diferente y encaresgido extremo. E aun assi, probando la salvajez destas par- tes , veo que los hombres que acá lo sa- ben por experiengia , ni han tornado á sus patrias (sino muy raros) , ni acá tam- poco les ha turado la vida , sino muy poco tiempo. Porque demás de la des- conveniengia que el gielo acá tiene con lo de Europa (donde nasgimos estos que por acá andamos) , assi en las influen- gias como en las diferengias de los ay- res y vapores y temple de la tierra, nin- guna manera de manjar hallamos en es- tas partes, que fuesse como aquel que nos dieron nuestros padres. El pan de rayges: las fructas salvages ó no co- nosgidas ni conformes á nuestros estó- magos : las aguas de diferentes gustos: las carnes, ningunas se hallaron en esta isla , sino aquellos gozques mudos que he dicho é otros pocos animales , é muy diferentes á los de España ; y algunos de tal vista que son mas para temer que para i 52 HISTORIA GENERAL Y NATURAL (lessear quien no los conosge , assi como aquellas sierpes que llaman y vanas , cu- lebras é lagartijas. Desto tal abundancia se halló en los principios questa tierra se conquistó, y aun también faltaron es- tos malos mantenimientos á los primeros conquistadores; pero no faltaron las en- fermedades que tengo dicho. Y cómo to- das estas cosas avia probado este capitán desde que fué mangebo é soldado en la conquista de la isla de Sanct Johan (alias Boriquen) , y en la Tierra-Firme al sep- tentrión en la Florida, é otras parles, supo darse maña para lo que está dicho. Sin dubda yo creo que si á ello fuera uno que de España viniera nuevamente, nunca la paz se concluyera , y aun en los de por acá no se pudiera hallar quien me- jor lo agertára , puesto que hay muchos que lo higieran muy bien. Pues ved si ha costado dinero esta guerrilla de don En- rique en trege años, pues paresge por las qüentas é libros que destos gastos hay desta guerra, que montan mas de quarenta mili pesos de oro los que se han gastado de parte de Su Magostad y de la isla en esta contienda de don Enrique ; y lo que peor paresge de todo es que se sospechó que algunos holgaban que esto se ando- viesse assi , é que nunca se acabasse de ver esta paz. Bien se debe creer que de tal plager no podrían partigipar sino dos géneros de hombres , y serian los que en tal error incurriessen los que podrían aver parte del sueldo , assi como soldados pobres para sostenerse con tal guerra , ó los que pussieron la mano ascondidamente en tal pecunia, por indirecta vía. Todos los otros á quien pluguiesse que esto no se aca- basse, yo no los avría por chrípstianos ni servidores de su rey, sino del dia- blo ; y á los tales y los que antes dixe, por mas enemigos que al mismo don En- 1 Proverb. cap. XVII, rique. Y assi á esos el mesmo demonio y el tiempo, y mejor dígiendo, aquel á quien ninguna cosa es oculta , les paga sus desseos malos, quando menos se catan. Por manera que bien mostró este capi- tán, FrangiscodeBarrionuevo, sernuman- tino é de buena casta, y tener la experien- gia que convenia para acabar este negogio tan sabia é prudentemente , como se aca- bó por su persona y esfuergo ; porque como he dicho de suso , otro se volviera del camino, quando vido que los que con él yban, murmuraban é se arrepentían de la jornada que hagían. Pero él, como va- ron de buen ánimo é prudente , dio en su empressa el fin que he dicho , acordán- dose que aunque dige Salomón que la gloria del hombre viene del honor de su padre *, escribe Boegío que si la pro- pria virtud nohageá uno noble, que no lo hará la nobleza paterna. Ovidio dige que aquL*lla virtud, la qual no avemos de nos, no se puede degir nuestra ; é aquel que desgiende de buen padre, se presume que es de buena natura. Pero dexada esta disputagion, digo que este capitán por ambas causas hizo lo que hizo , obligado por ser hijodalgo , satisfagiendo á sus an- tegessores y no olvidando á sí mismo, en contínuagion de su hidalguía é propria virtud de su persona. Llámele numantino, porque es natural de la cíbdad de Soria, la qual yo tengo que es la que los anti- guos llamaron Numangia (ó Numangía fué por alU gerca) , porque dige Plínio ^ que Duero es de los mayores ríos de España, é que nasge gerca de Numangia; é Clau- dio Tholomeo en el cap. VI de la II ta- bla de Europa pone á Numangía, é dice luego allí estas palabras: (y Y sin que se busquen las auctoridades de los passados , los ojos de los hombres que hoy viven lo han visto* é sabido , para lo poder testificar , é notar, é verificar por los invictos reyes passa- dos de nuestra España , é por los Cathó- licos Reyes don Fernando é doña Isabel (nunca vengidos é siempre vengedoresj 1 Piiii.,lib. XXXIII, c;ip- 3. 2 Tito Livio, Década primera, lib. IV, cap. XV. 180 mSTORIA GENERAL Y NATURAL que ganaron á Granada, Ñapóles, Na- varra é Bugía, é otros reynos, é descu- brieron este Nuevo Mundo destas Indias, y por los tropheos y triunphos de la Ce- sárea Magestad del Emperador Rey, don Carlos, nuestro señor: el qual ha seydo digno, mediante la divina clemencia (que le hizo meregedor de sus buenas ventu- ras y nuestras), de ser señor de tan vale- rosa nasgion, para que veamos al presen- te, como se vee , la bandera de España celebrada por la mas victoriosa, acatada por la mas gloriosa, temida por la mas po- derosa, y amada por la mas digna de ser querida en el universo. Y assi nos ense- ña el tiempo é vemos palpable lo que nunca debaxo del gielo se vido hasta agora en el poderlo é alta magestad de algún príngipe chripstiano ; y assi se de- be esperar que lo que está por adquirir y venir al colmo de la monarchia univer- sal de nuestro Qésar, lo veremos en bre- ve tiempo debaxo de su geptro ; y que no faltará reyno , ni secta , ni género de fal- sa creengiaque'no sea humilliada y pues- ta debaxo de su yugo y obidiengia. Y no digo solo esto por los infieles; pero ni de los'que se llaman chripstianos , si de- xaren de reconosger por superior, como deben y Dios tiene ordenado, á nuestro César; pues le sobran osados milites y gentes , y no le han de faltar riquezas que les reparta, assi de sus grandes Es- tados de Europa y África, como desta otra mitad del mundo que comprehenden sus Indias. ¿Puede ser cosa mas clara y visible para verificagion de lo que digo de su potengia y tesoros que averie dado sus capitanes y gente en la mar austral des- tas Indias (en un dia solo), el año de mili é quinientos é treynta y tres, con la pri- sión del rey Athabaliba, quatrogientos mili pesos de oro de valor, en oro é pla- ta de solo su quinto, é quedar un millón é seisgientos mili pesos de oro de valor, en solos estos dos metales, para partir entre los pocos españoles que alli se ha- llaron? Y ved quán pocos en número fue- ron estos chripstianos, que el caballero cupo á nueve mili castellanos de oro de parte, é tal ovo que á quinge é veynte é ginqüenta mili, si era capitán; y el mas mínimo infante á pié, á tres é á quatro mili pesos de oro de parte, sin muchas é muy ricas é presgiosas esmeraldas, co- mo se dirá mas particularmente en su lugar, en la tergera parte destas histo- rias. ¿Quálsacode Genova?., quál de Mi- lán? quál de Roma? quál prission del rey Frangisco de Frangía? quál pressa ó despojo grande del rey Moteguma en la Nueva-España?.. Ya todo lo de Cortés pa- resge noche con la claridad que vemos, quanto á la riqueza de la mar del Sur; pues que el rey Athabaliba tan riquíssimo, é aquellas gentes é provingias, de quien se esperan é han sacado otros millones muchos de oro, hagen que parezca poco todo lo que en el mundo se ha sabido ó se ha llamado rico, en comparagion de lo que vemos en gente , que ni tiene saetas con hierva, ni saben qué cosa es pólvora, ni otros remedios ó petrechos de guerra, para se defender ni ofender. Assi huyen de un caballo aquellas nasgiones , como el diablo de la cruz. Por esta isla aportaron tinajas de oro que mis ojos vieron y otras muchas co- sas é picgas de gran peso y admiración, nunca oydas ni escripias ; y á España se llevaron muchas (y grandes tesoros) en Se- villa , é las vieron tantos que no se terna por dudoso, ni es fábula ó novelar de gragia lo que digo , ni lo que adelante se dirá en esta materia de las cosas de la Tierra -Firme, é tierra é mares australes en la tergera parte desta Historia Gene- ral. Y es notorio que al tiempo que Cé- sar quisso partir de la villa de Madrid, en pringipio de margo de mili é quinien- tos é treynta é ginco años , para juntar DE INDIAS. LIB. VI. CAP. VIII. 18 su armada y exérgilos en Bargelona con- tra los infieles africanos, llegaron á Se- villa quatro naos, que otra carga no lle- llevaron sino oro é plata , en que avia sobre dos millones de pesos de oro de valor en estos dos metales. Pues ya se sabe que antes avia ydo el capitán Her- nando Pigarro con otra nao cargada de oro é plata. Pues el año de mili é qui- nientos é treynta é ocho años, el arma- da de César (de la qual era capitán ge- neral el comendador Blasco Nuñez Vela) sábese que de Su Magostad é de perso- nas particulares llevó otro millón y qui- nientos mili pesos ó mas de valor en oro é plata, allende de otras muchas naos ricas que han ydo á España, desde el tiempo que Athabaliba fué preso á esta parte. Solo una cosa quiero apuntar y no la olvide el que lee ; y es que assi como á todos quantos en el mundo han escripto semejantes materias faltó el objeto , y no pudo ningún escritor hallar tanto que degir , como él supiera relatar ó notificar en verdadera historia ; assi por el opós- sito es á mi historia la falta que tiene mi lengua y habilidad. E faltará el tiempo, é la pluma é las manos é la eloqüen- gia, no solamente á mí ; mas aquellos fa- mosos poetas , Orpheo , Homero , Hesio- do, Píndaro, no pudieran bastar á tan encumbrada labor. Ni allende de los poetas, los mas eloqüentes oradores pu- dieran concluir una mar tan colmada de historias, aunque mili Cigerones se ocu- paran en esto , á proporgiou de la abun- dantíssima é quassi infinita materia des- tas maravillas é riquezas que acá hay é tengo entre manos que escrebir. Mas es- pero , siendo Dios servido é supliendo él mis faltas, degir y expressar en la segun- da y tergera partes destas historias , todo lo que dellas se deba referir, á muc,ho contentamiento de los hombres de doc- trina , y á buen gusto de las otras gentes. Y para entonges quedarán estas cosas del Perú , pues son del jaez é historia de la Tierra-Firme; y por las señas que he dado desta victoria que ovo el comen- dador , Frangisco Pigarro , gobernador del Perú por Sus Magestades, se le acor- dará al letor de buscar lo demás en la tergera parte , quando se tráete del Perú é mar del Sur. E no ha seydo descon- veniengia lo que aqui se ha tocado , pa- ra traer á mi propóssito los tesoros de nuestro César, é el aparejo que Dios le ha dado , para quitar algunas soberbias señaladas en el mundo , é ponerle en la paz é justigia que por su mano todos los fieles y cathólicos chripstianos esperan conseguir é gogar. Porque ala verdad el mundo ha estado de manera que los me- nos sabian á qual opinión se allegassen de las de Heráclito é Demócrito. Mas qué digo yo? Los que en esta dubda estaban , eran los cargados de años y de mas prudengia, porque en los tales, aunque las cosas subgediessen de qual- quier manera , supieran conformarse con el tiempo; pero por la mayor par- te prevalesgia la opinión de Heráclito , é pocos se reian como Demócrito *. Esto bastaba para los doctos; pero porque es- cribo en Indias, y no menos para vul- gares ó no leidos, digo que Heráclito philósopho fué de Epheso, cibdad en Ássia , é por continuo estudio , sin maes- tro, fué siugularíssimo varón; é cómo De- mócrito de continuo reia de la estulligia ó locura de los hombres, assi por el opóssito Heráclito lloraba, movido á com- passion de la misseria humana ; é viendo las malas costumbres de sus cibdadanos, habitaba en los montes en soledad. Quiero degir que como este oro es cob- digioso, en tanto que turó la discordia 1 Diógenes Laercio , libro IX. 182 HISTORIA GENERAL Y NATURAL entre España é Frangía , vinieron acá al- gunos cosarios, al olor destas riquezas: algunos agertaron á llevar dineros é oro para hagellos ricos con la hagienda de algunos descuidados , y otros se perdie- ron por acá en esa demanda y dexaron las vidas, y aun allá en su Bretaña é Normandía no les faltaron trabajos, has- ta que plugo á Nuestro Señor que se con- cluyó la tregua, é subgedieron las vistas entre la Qesárea Magostad é el chrips- tianíssimo rey, Frangisco de Frangía, mediante la intergession é auctoridad de nuestro muy Sancto Padre, el Papa Pau- lo III de tal nombre , vicario de Glirips- to. Y assi plagerá á Nuestro Señor que la paz se conserve é aumente ; pues en ella consiste el bien de todos los fieles , por- que de la guerra Dios se dessirve é su Iglesia é república padesge : y desta de hasta aqui bien se puede responder lo que Sophonisba respondió á Petrarca, como él lo dige en un tergeto , por estas palabras: Et ella : allro vogl' io che tu mi mostré S' África pian se; Italia non ne rise: Domandalene pur l'hislorie voslre *. V. Tornemos á nuestra historia , y diré de qué forma acá se coge este oro por nuestros españoles, que á la verdad no es con la facilidad que los frangeses lo pensaban llevar ; sino con mucho tra- baxo , é con la ventura que Dios da á cada uno. Yo dixe en el libro III de un grano de oro que pesó tres mili é seys- gientos pesos de oro , que se perdió en la mar, é se avia hallado en esta isla; y esto solo debe bastar para que se crea que donde aquel crió Dios , no le hizo solo ni se le acabó el poder, ni el arte á la natura en aquel grano , ni deja de aver grandíssima cantidad de oro. Pero por- que quiero satisfager, en lo demás pue- do yo ser creido é testificar en esta ma- teria mas que otro ; pues que desde el año de mili é quinientos é catorge hasta el que passó de mili é quinientos é treyn- ta y dos serví al Rey Cathólíco , don Fer- nando, y á la Cathólíca é sereníssima Reyna doña Johana, su hija, y á la Ce- sárea Magostad, nuestros señores, de su veedor de las fundigíones del oro en la Tierra-Firme. Y Su Magostad , querien- do que mi hijo, Frangisco González de Valdés, le sirva en el mismo ofigio, le hizo merged del por mi renungiagion é supli- cagion; y mandó que yo, como hombre constituido en edad para repossar, des- cansase ya en mi casa, recoligiendo y escribiendo con mas reposso por su Real mandado estas materias é nuevas histo- rias de Indias. Y desta causa sé muy bien y he muchas veges visto cómo se saca el oro é se labran las minas en estas Indias: y porque esto es en todas ellas de una manera , é yo lo he hecho sacar para mí con mis indios y esclavos en la Tierra- Firme , en la provingia é gobernagion de Castilla del Oro ; é assi he entendido de los que lo han cogido en estas é otras islas que se hage de la misma forma; pues que es común el arte é general, de- girlo he aqui en este libro VI (que yo llamo de los depósitos) , por no lo repetir después en otras partes. VI. En muchas riberas é partes desta Isla Española se halla oro , assi en las sierras é ríos que llaman de Cibao (rio muy famoso en esta isla por la riqueza de su oro), como en el Gotuy, de los quales de suso se hizo mengion. Y tam- bién se saca en las minas que llaman de Sanct Chripstobal , y en las minas viejas é otras partes ; pero no acostumbran co- ger el oro á do quiera que se halla , á causa de ser la costa grande que en ello se pone de bastimentos é otros aparejos,, i Triumpho de Amor, cap. 11. DE INDIAS. LIB. IV. CAP. VIII. 483 assi como de las compras de los esclavos, y herramientas y bateas, y otras cosas; sino donde haya tanto que se supla la costa y sobren dineros , y sea tal la ga- nangia, que puedan medrar los que en este exergigio entienden. Porque de ha- llar oro poco ó en cantidad vista, se está la diferengia ; y lo poco en muchas par- tes lo hallan, y si se siguiese lo poco, mas seria perder tiempo y dineros , que no hallarlos. Este oro no es do quiera que se halle tan fino ni igual de ley que no tenga mas ó menos quilates de bondad , si en diver- sas partes se coge , aunque sea lo uno é lo otro de un mesmo rio, é que haya sa- lido de un mesmo nasgimiento ó minero. No hablo aqui en el oro que se ha ávido por rescates, ó en la guerra, ni en lo que de su grado ó sin él han dado los indios en estas islas ó en la Tierra-Firme; porque esse tal oro ellos lo labran é lo suelen mezclar con cobre ó con plata , y lo aba- xan , segund quieren , é assi es de dife- rentes quilates é valores. Mas hablo del oro virgen , en quien la mano mortal no ha tocado ó hecho essas mixturas, como adelante diré en el progesso desta mate- ria. Y a veis de entender que este oro vir- gen se halla en los rios del agua y en las costas dellos y en el monte y en las que- bradas y en savanas , como agora lo iré particularigando é distinguiendo cada co- sa destas por su parte. Y tenga el que lee memoria que digo que se halla el oro en una destas tres maneras : en savana, ó en arcabuco, ó dentro del rio é agua. Ya podria ser que el rio ó quebrada ó arroyo estén secos é hayan mudado su curso , ó por qualquier causa que sea, les falte agua; pero no por eso dexará de aver oro, si por alli lo ovo en el curso que tuvieron las aguas. Llaman savana los indios , como en otro lugar lo tengo dicho , las vegas é cerros é costas de ri- beras , si no tienen árboles , é á todo ter- reno que está sin ellos, con hierva ó sin ella. El arcabuco es boscaje de árboles en monte alto ó en lo llano : en fin , todo lo que está arbolado es arcabuco. Y en qualquiera destas maneras que se halle el oro , tienen la orden que agora diré para lo sacar. Los hombres mineros , expertos en sa- car oro, tienen cargo de alguna quadrilla de indios ó esclavos para ello ( suyos ó ágenos, andando por su proprio interés ' se é hagienda suya , ó por su soldada con ellos). Y este tal minero, quando quiere dar catas para tentar é buscar la mina que ha de labrar, si las quiere dar en sa- vana ó arcabuco , hage assi. Limpia pri- mero todo lo que está sobre la tierra de árboles ó hierva ó piedras , é cava con su gente ocho ó diez pies (y mas y me- nos en luengo ) , y otros tantos ( ó lo que le paresge en ancho), no ahondando mas de un palmo (ó dos igualmente) ; y sin ahondar mas , lavan todo aquel lecho de tierra é cantidad que ha cavado en aquel espagio que es dicho, sin calar mas baxo. Y si en aquel peso de un pal- mo ó dos halla oro, sigúelo; é sino, des- pués de limpio todo aquel hoyo , ahonda otro palmo , é lava la tierra assi igual- mente , como hizo la que sacó del prime ro lecho ó cata primera. E si tampoco en aquel peso no halla oro , ahonda mas é mas por la orden que he dicho , palmo á palmo , lavando toda la tierra de cada le- cho (ó tiento de cata), hasta que llegan á la peña viva abaxo. E si hasta ella no topan el oro , no curan de lo buscar mas alli, é vánlo á buscar á otra parte. Mas donde lo hallan en aquella altura ó peso, sin ahondar mas en aquella igualdad que se topó el oro , lo siguen ; é si el oro va para abaxo, assi mismo van tras él, é con- tinúan su labor hasta aver labrado toda la cantidad de la mina : la qual ya tiene establesgida gierta medida , é hay orde- nangas reales que declaran el terreno é 184 HISTORIA GENERAL Y NATURAL cantidad de la mina é territorio de cada una en la superfigie de la tierra. E de aquella medida adentro, que es en quadra ó quassi , pueden para abaxo ahondar quanto quisieren. Ovo un tiempo diez é ocho pasos en quadra por mina , é tam- bién en otra sagon ovo veynte , é mas é menos ; porque esto se hage por orde- nangas que hay para ello , é no son mas perpetuas de quanto le plage al que la justigia gobierna. E como conviene , se- gund el tiempo, assise acorta ó alargad compás que debe tener la mina. Pero assi cómo uno halla la mina , es obligado á los ofigiales reales notificarlo , y en espegial al veedor y ante el escribano mayor de minas , porque se le mida é señalen la mina con estacas , é le pongan límites, porque otros puedan tomar minas á par de aquel primero que la descubrió. E aquel terreno que tiene ó le cabe á la mina , no puede otro alguno entrar ni to- car en él, para sacar oro, sin cometer hurto é incurrir en otras penas que se executan sin alguna remission. Mas alli, á par donde se acaba ó passa la raya de la mina del primero descubridor, luego desde alli adelante señala é hinca esta- cas , é toma otra mina hágia la parte que quiere juntarse con la primera , el que primero viene. Y aun aqui quadra bien el proverbio que dige : « Quien há buen vegino , há buen malino; » porque aquel descubridor primero avisa al que quiere ayudar é tomar por vegino , é apossen- tarlo á par de sí. E comunmente las mas veges , quando la mina es rica , lo suele ser la que es su vegina , aunque no sea en tanto grado ; y también acaesge que ^gierta á ser muy mas rica que la pri- mera. También se ve muchas veges que uno coge mucho oro en una mina , y en la que está á par della no se halla grano. Una de las cosas en que se ven palpables las venturas de algunos hombres é quán diferengiadas son , es en esto de las mi- nas; porque acontesge que hay dos, ó tres y seys y diez é mas minas en un término ó costa de un rio ( ó quebrada) y sacar todos buen oro: é avrá entro ellos uno que, aunque tenga mas é mejor g-3nte , no saca ni topa oro alguno , ó muy poco. Y por el contrario, se ve as- saz veges que uno solo halla harto oro, é muchos otros alli gerca no cogen algu- no, ni lo hallan, como poco há acaesgió en la isla de Sanct Johan á un Fulano do Meló, portugués, que sacó en poco tiem- po gingo ó seys mili pesos de oro , y mu- chos mineros otros que cogían oro alli á par del , no lo sacaban , aun para pagar la costa que hagian buscándolo. Dexe- mos esto : que ninguno ha de ser mas rico ni mas pobre de lo que Dios tiene ordenado; y por ventura los que menos oro cogen , son mejor librados ; porque les guarda Dios otras riquezas mayores á los que con su voluntad se conforman é le aman , é quieren conosger. Estas minas de savana ó halladas en tierra, siempre se han de buscar gerca de algún rio ó arroyo ó quebrada de agua, ó laguna ó balsa ó fuente , donde el oro se pueda lavar é limpiarlo de la tier- ra. Dixe de suso que se ha de lavar la cata de la mina un palmo ó dos en hon- do : no se ha de entender que ha de ser dentro de aquel tal hoyo que se higiere en la cata é propria mina: que si alli, dó se cava la tierra, se lavasse, mas seria ha- ger barro ó lodo que otra cosa. Pero toman aquella tierra poco á poco fuera de la mina , é llévanla al agua ó arroyo donde se han de lavar , é alli purgan ó limpian la tierra con el agua, é ven si hay oro en las bateas (que son gierto instrumento con que la tierra se lava ) , é para lavar esta tierra é labrar la mina hagen assi. Po- nen giertos indios á cavar la tierra en la mina dentro , é aquello llaman escopetnr (que es lo mismo que cavar); é de la tierra cavada hinchen bateas de tierra , é DE INDIAS. LIB. VI. CAP. VIIÍ. Í85 oíros iudios toman aquellas bateas con la (ierra é llévanlas al agua, en la qual es- tán assentados las indias é indios lavado- res; é vagian aquellas bateas que Iruxe- ron en otras mayores que tienen los que lavan en las manos , é los acarreadores vuelven por mas tierra , en tanto que los lavadores lavan aquella que primero se les truxo. Estos que lavan por la mayor parte son mugeres indias ó negras; por- que el ofi<;io del lavar es de mas impor- tancia é mas sgiente y de menos trabaxo que el escopetar ni que acarrear la tier- ra. Estas mugeres ó lavadores están as- senfadas orilla del agua, é tienen las piernas metidas en el agua hasta las ro- dillas ó quassi, segund la dispussigion del assiento é del agua; é tienen en las ma- nos sendas bateas assidas por dos assas ó puntas que tienen por assideros, y des- pués que en la batea tienen la tierra que se les trae de la mina para lavarla , mue- ven la batea á balanges , tomando agua de la corriente con gierta maña é fagi- lidad é vayven que no entra mas can- tidad de agua de la que el lavador quie- re , é con la misma maña é arte , y en- continente que toma el agua, la vagian por otro lado é la echan fuera; é tanta agua sale quanta entra, sin que falte agua dentro , mojando é deshagiendo la tierra. La qual se va á vueltas del agua que se despide de la batea ; é robada poco á po- co la tierra , llev^ándola tras sí el agua, como el oro es pessado , váse siempre al fondo ó suelo de la batea , é como queda de todo punto la batea sin tierra é queda el oro limpio, pónelo el lavador á parte, é torna á tomar mas tierra é lávala, se- gund que es dicho , etc. E assi continuando esta manera é la- bor, cada uno de los que lavan saca al dia lo que Dios es servido , segund á él plage que sea la ventura del señor de los indios é gente que en tal hagienda y exer- gigio se ocupan. Hásc de notar que para TOMO L un par de indios que laven son menester dos personas que sirvan en traerles tier- ra , é otros dos que caven ó escopeten é rompan la tierra 6 hinchen las bateas de servigio ( porque assi se llaman, del servi- gio aquellas bateas, en que se lleva la tierra desde los que la cavan hasta los que la lavan). Estos indios tstan en la ocupagion del oro , sin los otros indios é gQnte que ordinariamente atienden á las heredades y estangia, donde los indios se recogen á dormir y genar, y tienen su habitagion é domigilio : los quales andan en el campo, labrando el pan y los otros mantenimientos, con que los unos y los otros se sustentan y mantienen. Y en aquellas tales estangias é moradas hay mugeres continuamente que les guisan de comer y hagen el pan , y el vino (donde lo hagen de mahiz ó del cagabi), y otras que llevan la comida á los que andan en la labor del campo ó en la mina. De ma- nera que quando se pregunta á uno que quántas bateas tiene de lavar en la mina, y responde que son diez , aveis de en- tender ordinariamente que el que tal al- canga tiene ginqüenta personas de traba- jo , á razón é respecto de ginco personas por balea de lavar, non obstante que con menos cantidad de gente algunos las traen ; pero esto que he dicho se entien- de quanto á lo conviniente é nesgessario para andar las bateas bien servidas [Lá- mina 2.*, fg. 4."). Sácasse oro de otra manera en los rios é arroyos ó lagunas de agua ; y es desta forma. Si es laguna, procuran de la ago- tar, siendo pequeña y que se pueda ha- ger; y después labran y lavan aquella tierra del suelo y cogen el oro que en ella hallan , segund se dixo de suso. Pe- ro si es rio ó arroyo el que se ha de la- brar, sacan el agua de su curso , é des- pués que está seco, en medio de la ma- dre , por donde primero yba el agua, assi como lo han xamurado (que en len- 24 1SG HISTORIA GENERAL Y NATURAL gua ó eslilo do los qu3 son mineros plá- ticos quiere degir agotado , porque xa- murar es agotar) , hallan oro entre las piedras y hoquedades y resquicios de las peñas, y en aquello que estaba en la ca- nal de la madre ó principal curso del agua, por donde primero yba el rio ó arroyo. Y á las veges , quando una madre destas acierta á ser buena, hállasse mucha canti- dad de oro en ella; porque abierta algunas veges á lo echar la corriente en hoyos, donde no lo pudo llevar el agua adelante. Háse de tener por cierto ( segund pa- rcsge por el efecto) que la mayor par- te del oro nasge en las cumbres é ma- yor altura de los montes; pero críasse y engéadrasso en las entrañas de la tierra; é assi como lo pare ó echa fuera de sí, por la abundancia de la materia en las cumbres, las aguas de las lluvias después, poco á poco, con el tiempo lo traen y aba- xan á los arroyos y quebradas de agua que nasgen de las sierras; non obstante que muchas veges se halla en los llanos que están desviados de los montes. E «¡uando esto acaesge , todo lo circunstan- te es tierra de oro , é se halla mucha cantidad por todo aquello. Pero por la mayor parte é mas continuadamente se halla el oro en las haldas de los gorros y en los rios mismos é quebradas, porque ha mucho tiempo que se recoge en ellos. Assi que, por una destas dos maneras que he dicho se saca el oro comunmente en estas Indias. También se halla algunas veges que la vena del oro no corre al luengo para se hager lo que es dicho en las minas do tierra ó fuera del rio ; sino para abaxo, hacia el gentro derechamen- te ó en soslayo, baxando en unas partes mas que en otras, y esto no es muy dis- forme de lo que está dicho , porque el oro, aunque salga por la superfigie, no nasge alli , sino en las interiores é secretas partes de la tierra. Y en tal caso hágense las minas en forma de cavernas é pozos ó cuevas, y siguiendo el oro , vánlas apun- tando, porque son peligrosas é cubiertas debaxo de la tierra; é suelen hundirse al- gunas veges é matar la gente que las labra, é destas ha ávido hartas en la Isla Española . VIL Desta forma que se ha dicho en el párrafo do suso debieran de ser las minas que antiguamente y muy riquísimas ovo en España, segund Plinio escribe *: el qual digo que debaxo de tierra los que buscaban el oro apuntaban é ponían cuen- tos ó columnas de madera para sostener las cavas ; é digo que los montes estériles de España, los quales ninguna cosa produ- gen, son fértiles de oro. Digo mas, que los españoles en Asturias é Galigia é Lusitania sacaban veynte mili libras do oro cada año ordinariamente , y afirma assi mismo que daba la mayor parte dello Asturias. E ma- ravillado Plinio de aquesto , digo que no se halla en alguna parte del mundo, don- de semejante abundangia de oro oviesse turado tantos siglos. Pues donde tanta cantidad de oro se sacaba no es mucho que sospeche yo que aquel collar de oro que dixe que se halló en Asturias, fuesse de la gierva de Sertorio , ó do alguno de los giorvos de Julio César, que también residió un tiempo en España. Assi que, segund el auctor alegado , minas mas ri- cas avia en nuestra España que acá en estas Indias é en nuestra Isla se han vis- to. Quanto mas que allende del oro avia, é hoy hay en España muchos mineros do plata y se saca en gran cantidad: é sin eso , otros mineros ricos tiene de hierro, é agoró, é coloros, é alumbres, é már- moles fuertes, é alabastros (do que gran- des tesoros se multiplican); no solamente pai'a la cámara é hagienda real de la Ce- sárea Magostad, mas assi mismo para muchos caballeros particulares , sus vas- { Plinio, libro XXXlII. capílnlo 4. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. VIH. 187 salios , cuyos son algunos mineros de los que tengo dicho. Para mi opinión yo tengo á España por una de las ricas provincias que hay en el mundo ; é para colmar sus riquezas quiso Dios darle por hagieuda accesoria esto- tras riquezas de nuestras Indias. Mas por- que yo no tracto aqui de lo de allá (que aquesto por el mismo Plinio * , y Estra- bon ^, é Trogo Pompeyo (cuyo abrevia- dor es Justino ^, é Solino De mirahilibus mundi*)r é aquel glorioso doctor Isidoro en sus Ethmologias ^, é todos los aucto- res auténticos que en España hablan, está escripto muy verdadera é complidamen- te) ; sino de las cosas que en estas Indias hay , que yo he visto y veo , é quantos acá vienen no lo ignoran, tornemos á nuestra historia del oro. Digo que quan- do se labra alguna ribera de rio ó que- brada , ó en el mismo rio , dentro en las madres (segund es dicho) , siempre los que lo sacan mas baxo (digo el agua ayu- so) lo hallan mas fino, tanto que en me- dia legua que estén unos lavadores mas baxos que otros , tiene un quilate ó mas de ventaja é fineza ; porque quanto mas corrido es el oro, tanto mas alto y de mas subida ley es. Pero los que lo sacan mas alto, el rio arriba, andan mas gerca de los nasgimientos del oro , y cogen mas comunmente en cantidad : de lo que se colige que ese espacio que corre es en mucho tiempo é años , para subir el qui- late é refinarse mas. Y que esto sea assi verdad (aunque no hay nesgessidad de auctoridades agenas , en lo que acá se ve cada dia , é yo he visto innumerables ve- tes) , el mismo Plinio ^ áige que por gol- pearse el oro en el curso del rio , se afi- na y pule. Hay otra cosa que es mucho de notar , y es que como se coge el oro sin averie tocado el fuego , estando assi 1 P:í., lib. XXXIII, cap. 4. 2 Eslrabon, lib. III. 3, Justino , lib. XXXXIV. virgen , mas hermoso é lindo color é lus- tre tiene que después que por los hom- bres es fundido é labrado : de lo qual se comprehende claramente , y nos enseña natura, quánto mas perfectas son sus obras que las que artificio humano menea y exergita. Para que se entienda y crea que el oro nasge en lo alto, y que se abaxa después á lo baxo , hállase un in- digio muy evidente que testifican los car- bones de la leña, y es aqueste. El carbón se dige que no se pudre debaxo de la tier- ra ; y yo assi creo que es verdad por es- pegial propriedad suya, ó á lo menos si no es en el de todas maderas , tengo por gierto que en algunas hay este previle- gio, porque acaesge labrando algunas minas en las haldas de algún monte (ó en el comedio ú otra parte del) , é rom- piendo la mina en tierra virgen é avien- do ahondado quatro ó ginco cstsdos 6 mas y menos , se hallan allá debaxo , en el pesso que hallan el oro , carbones, y antes que topen con él algunas veges. Y esto es en tierra que se juzga por vir- gen , é lo está assi para se romper é ca- var; é están los tales carbones tan fres- cos , como si el dia antes de hallarlos se mataran del fuego : los quales no [)udie- ron alh nasger ó entrar, segund natura, sino en el tiempo que la superfigie de la tierra, do se hallan, estaba en el pesso que los carbones, después entre el oro,, ó allá debaxo se hallan; y denibáudolos- el agua de lo alto vinieron á parar é que- dar alli. E cómo después llovió otras innu- merables veges (como es de creer) , cayó de lo alto mas y mas tierra, hasta tanto que en discurso de muchos años é siglos fué cresgiendo la tierra, que el agua llevó sobre los carbones , aquellos estados ó cantidad que hay al pressente que se la- bran las tales minas , desde la superfigie- 4 Solino, cap. 34. 5 Isid., lib. XIV, cap. 4. 6 Pii , lib. XXXIII, cap. 4. 188 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Iiasta donde se topan esos carbones. Aver allí basado los carbones de la manera ([ue he dicho , se prueba assi mismo , por- que yo he visto en Tierra-Firme , seyen- do veedor de las fundigiones del ore, traer ante mí dos mineros (en diversos tiempos) dos garbillos ó anillos de oro la- brados de los que suelea traer las indias é indios en las orejas, redondos como anillos : los quales se avian sacado é ha- llado , á vueltas del oro virgen debaxo de la tierra en mas de dos ó tres estados; los quales no podian alli aver entrado, sino de la forma que entraron los carbo- nes , como es dicho. Deslo se puede pre- sumir que los tales garcillos ó anillos (pues eran labrados) ss perdieron en algún tiempo muchos siglos antes, é las aguas con el discurso de los años los pusieron debaxo de la tierra , donde se hallaron. Y cómo el oro no se corrompe, estaban enteros, é de tan buen lustre como si aquel mesmo dia se acabaran de labrar, 6 yo los tuve ambos anillos en mi poder. Dixe de suso que quanto mas ha corrido el oro desde su nas^íimiento hasta donde en el rio se halla, tanto mas está liso y polido y de mas quilates ó fino en ley: assi digo por el contrario que quanto mas Qerca se halla de su vena ó nasgimienlo, aviendo venido al rio, tanto mas crespo é áspero es é de menos quilates é valor (}uc tuviera aviendo corrido, segund es dicho: é mucho mas se menoscaba é mengua al tiempo que se funde é mas agro está , é mas fuego é carbón ha me- nester é mas tiempo para lo fundir que no lo ques mas fino. Y assi como en di- versas partes se saca el oro , assi es de diversos quilates, é mas alto ó baxo uno que otro, é pocas veges ó ninguna lo de una provingia es como lo de otra, en peso é valor, é color, é bondad. VIII. Algunas veges se hallan granos grandes y de mucho pesso sobre la tier- ra, y á veges debaxo del la, y el mayor de todos los que hasta agora en aquestas Indias todas han visto los chripstianos, fué el que tengo dicho que se perdió en la mar, al tiempo que se ahogó el comen- dador Bobadilla, ó otros caballeros, é mucha gente , quando se perdió la flota que desta isla yba á España , como se di- xo en el libro III , cap. VII : el qual pes- saba tres mili é seysgientos pessos. Lo qual si Plinio supiera , y de otros muchos granos que yo he visto que se han halla- do de la misma manera, mejor dixera por estas Indias lo que dixo en favor de Dal- magia, por estas palabras : <(Es rara feli- cidad que se halle el oro en la superficie de la tierra , como de 'próximo intervino en la Dalmaria en el principio de Ñero, donde cada dia se fundian cinqúejita libras, etc. *. Recogiéndome á nuestra historia, digo que yo vi en esta cibdad de Sancto Do- nimingo, año de mili é quinientos é quin- ge , en poder del tesorero , Miguel de Passamonte , dos granos de oro , que el uno pessaba siete libras, que son septe- gientos castellanos, y el otro cinco, que son quinientos castellanos de oro, de veynte é dos quilates y medio ; y en la Tierra-Firme he visto otros muchos gra- nos de giento é dosgientos, é tresgientos castellanos, e algo mas y menos, é ha- llados assi mesmo sobre la tierra. Pero muchas veges he visto gogarse mucho mas los mineros y señores de las minas con el oro menudo que con el granado ; por- que es la mina mas turable é abundante é se saca mas oro della que do la que paresge el oro en granos. E haylo algu- nas veges tan menudo ó volador que es menester juntarlo con el azogue. Y pues que los extranjeros no sabrán, leyendo aquesto , qué peso es el del castellano que acá en Indias degimos un peso , di- 1 Pliii., lüj. XXXIII, cai). i. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. VIII. 189 go que un peso ó un castellano es una misma cantidad, que pesa ocho tomines, e un ducado pesa seys; de manera que el peso monta é tiene una quarla parte mas de peso que el ducado. IX. Un notable grande se me ofres- QG, que muchas veces me han dicho hom- bres muy expertos en sacar oro ; y es que ha acaesgido yr siguiendo la veta ó vena del oro por la via que él camina en las in- teriores de la tierra ó peña ; é tan delga- do como un hilo, ó un alfiler, é donde hal!a alguna hoquedad para, é hincha to- do aquello hueco , ó concavidad , é alli se hage el grano gruesso , é passa ade- lante por los poros de la tierra ó peña por donde la natura le guia; y acaesge to- marle el minero en aquel viaje que lleva (ó por do corre el tal oro debaxo de tier- ra) , é hallarle tan blando como gera blan- da, é torgerle tan amorosa é fácilmente entre los dedos, como gera quassi líqui- da, y en el punto que le da el ayre se en- duresge. X. Pues hasta aqui se ha tractado de las minas del oro, y demás desso se ha dicho al propóssito del oro todo lo que mas me ha paresgido que se debia escre- bir; quiero antes que passe la historia adelante á otras materias (como en lugar apropiado á esta), degir como los indios saben muy bien dorar las piegas é cosas que ellos labran de cobre é de oro muy baxo. Y tienen en esto tanto primor y exgelengia , y dan tan subido lustre á lo que doran , que paresge que es tan buen oro , como si fuesse de veynte é tres qui- lates ó mas , según la color en que que- da de sus manos. Esto hagen ellos coa giertas hiervas , y es tan grande secreto que qualquiera de los plateros de Euro- pa, ó de otra parte , donde entre chrips- tianos se usasse é supiesse , se ternia por riquíssimo hombre , y en breve tiempo lo seria con esa manera de dorar. Este no- table no pertenesge á esta isla ni otras de las comarcanas; porque no se hage sino en la Tierra-Firme, é allá se vé mucha cantidad de oro baxo dorado de la manera que he dicho; pero por ser al propóssito, quise hager aqui mengiou desla particularidad (en este libro de los depósitos). Yo he visto la hierva, é indios me la han enseñado ; pero nunca pude por halagos , ni de otra forma sacar de- llos el secreto , é negaban que ellos lo hagian, sino en otras tierras muy lexos, señalando al Sur ó parte meridional. XI. No es cosa para quedar en ol- vido lo que intervino á tres labradores que vinieron á esta Isla Española , natu- rales de las Garrovillas, que quisieron experimentar su fortuna : los quales sa- lieron de España en compañía en una nao , é llegaron á esta cibdad de Sancto Domingo en tiempo que el comendador mayor de Alcántara gobernaba esta isla. E venidos aqui , assi como se desembar- caron , pidieron luego una gédula que los ofigiales del rey daban, para yr á sacar oro (porque sin esta ligengia nin- guno puede y rio á buscar), é con esta fué- ronse á las minas nuevas que están á siete leguas desla cibdad. Y después que alli estovieron ocho ó quinge dias , ca- vando é como hombres de poca expe- riengia trabajando en buscar oro, sin aver hallado alguno, estando un dia muy arrepentidos de su venida acá , y sentados debaxo de un árbol á merendar y tomar un poco de aliento y reposso, para volver á su exergigio ; comengaron á hablaren su venida á esta tierra, con- doliéndosse de sí mismos y expresaban sus cuytas, como lo suelen hager los hombres baxos y de poca suerte é ruin ánimo , que no saben comportar callando sus faltas é miseria é se remiten á la len- gua. El uno dcgia que avia vendido los bueyes de su labranga , con que traba- jando , sostenía su pobreza en Castilla , é vivia tan bien como otro labrador de los^ 190 HISTORIA GENERAL Y NATURAL de su tierra. El otro con la mesma pas- sion acudía, dÍQÍendo que avia vendido el dote de su muger é lo que él tenia, con que en una nesgessitada (pero re- possada vida) se sustentaba con su mu- ger é hijos, y que se via desterrado de- lta y dellos, y sin esperanga de volver ú donde los avia dexado en mucha pobre- ra , á causa de su ausengia. El tergero no sentia menos dolor que entrambos ; é también daba de sí la mesma quexa que los otros, digiendo que para qué avia nasgido é otros desvarios tales; é des- pués que ovo dicho mas querellas contra sí que sus compañeros , por aver venido á esta tierra , comengó á blasfemar é mal- degir á Danao , que fué el primero que de Egipto condugió naves en Gregia * , por- que primero navegaban las gentes con vigas ó maderos atados juntamente , lo qual fué invengion del Rey Erithra en el mar Roxo ; y no loando á Jasson , que digen que fué el primero que usó nave luenga, escupía contra Amocle, inven- tor de las galeas triremes ; vituperaba los cartagineses , inventores de las galeas quinque-remi ; injuriaba á los feniges, por aver enseñado la navegagion, ob- servando el curso de las estrellas, con todos los otros que tal arte aprendieron; é sobre todos oraba mal siglo á Colom que el camino destas Indias enseñó. Y después que se hartó de hablar desati- nos, tornó en sí con un poco de mas ánimo , viendo que sus lamentagiones eran por demás é comengó á consolar á sí é sus compañeros, é degia que «e?i una hora no se avia ganado Zamora, y que Dios es grande, y lo que no avian hallado, él se lo daría, quando le plu- guiesse, para que se volviessen á sus tierras á descansar é consolar á sus mu- geres é hijos , é alegrar á sus parientes é amigos. E á este propóssito hablando, y los otros y él á menudo sospírando en^ ternesgidos sus ojos , y aun con algunas lágrimas acompañados, vido uno dellos, á mas de veynte passos de donde esta- ban, relugir por el sol un grano de oro, y levantóse digiendo: «Aun podría ser que se nos quitasse este rencor.» Y fué donde le guió la claridad de la rever- veragion que el rayo solar hagia en el oro , é halló un grano de quince ó veyn- te pessos de oro , é comengó á saltar de plager , besándole y dando gragias á Dios. E sus compañeros acudieron á parti- gipar de la mesma alegría, é miran- do á una parte é á otra, hallaron otros muchos granos mayores é menores. Y por no me detener , digo que sobre la superíigie de la tierra y escarvando, co- mo hombres menos diestros que ven- turosos, se descalgaron giertas bolas ó borgeguis, é hinchéronlos de gra- nos de oro en que avia quassi tres mili castellanos ó pessos de oro é vinieron á esta cibdad, no gessando de rogar á Dios por el ánima de Colom , é bendí- giendo el arte de los marineros y de quien primero se quexaban. É dieron notigia desto al comendador mayor, que era gobernador como he dicho; pero fué quando no lo pudieron encobrir, porque las minas estaban ya acotadas por el rey. Y como estos hombres eran de gerca de su tierra del comendador mayor, quí- solos ayudar, é no llevar por el rigor porque gogassen de su ventura, pues Dios se la avía dado : antes los favores- gíó aquel buen gobernador, el qual con toda esta cibdad ovieron extremado pla- ger con la nueva y efeto de tan ricas minas; porque hasta entonges no se avía visto tanto oro, junto con tanta facilidad y brevedad, allegado assi. Y no se pudo acabar con estos hombres que quisíessen i Plin., lib. Vil, cap. LVI. DE INDIAS. LIB VI. CAP. VIH. 491 sacar mas oro^ ni estar mas en la tierra; Q como eran villanos, é gente de cor- tos pensamientos, pares^iéndoles que con aquello que tenian eran muy ricos y fue- ra de nesgessidad , y que era mucho mas de lo que meregian sus personas, en la misma nao que avian venido, se tornaron á España. En estas minas sacó después el ligen- giado Begerra, médico vegino destacib- dad, ginco ó seys mili pesos de oro, é después se tomaron aquellas minas por el rey; y como erannasgimientosdeoro, sacáronse muchos millares de pesos de oro para los Reyes Cathólicos. Dio causa esta nueva que en breve tiempo (por lo que en España predicaron estos de las Garrovillas ) viniessen muchos labradores ó otros hombres de mas calidad á esta isla á experimentar su dicha. E muchos dellos murieron en la demanda , é tam- bién otros ha ávido remediados que se hi- gieron ricos ; porque en fin no sacan to- dos oro con igual ventura : que á unos paresge que se les va el oro á la mano y de otros huye , como suele acaesger en otras cosas de hagiendas , en que los hombres entienden. E con esto que he dicho me paresge que he complido con lo que toca á los metales desta Isla Espa- ñola, después que haya dicho lo que he sabido y es notorio en lo de la plata: de lo qual en la primera impression deste tracta- do passo con silengio , por no estar gerti- ficado que la avia en esta isla. Agora digo que en las minas del Cotuy se ha hallado é se han fecho algunas piezas é vasos ó copas della en poca cantidad; pero en efeto se halla é la hay, y muy buena, é al pressente algunos veginos se ocupan con su gente é negros en la sacar 6 eñ cantidad. Pues he seydo largo en este capítulo porque la materia lo sufre, y eranesges- sario hagorse assi , quiero acordar al que me oye que, como prudente letor, quiera colegir deste capítulo y lo que contiene, qué grandíssimo tesoro avrá ydo á Espa- ña desta isla y de las otras que están po- bladas de cbripstianos y de la Tierra- firme ( después que estas tierras se des- cubrieron ) en oro puro é virgen , sin aver en otra nascion alguna ( primero que en españoles) entrado. Y no tan solamente para los reyes de España (cuyo es este imperio é riquíssimo señorío), sino mu- cho mas para sus vassallos é subditos, (porque el rey no lleva sino el quinto de sus derechos, y en algunas provingias por hager merged á sus vassallos no lle- va sino diezmo ó menos); allende de los muchos quintales de plata que del Perú é de la Nueva España se han llevado , y sin innumerables marcos de perlas y al- jóphar, y sin otras granjerias grandes é de mucha importangia que hay en estas tierras , de que tantos provechos resultan en el mundo todo. Por gierto aquella es- tatua llamada Holosphiraton \ y la otra de Leonino , que fué el primero de los hombres que en el templo de Delphos puso assi mismo una estatua de oro ma- giga ( que fué en la septuagéssima olim- piade ) , muy mejor la meresge don Chripstóbal Colom , primero descubridor é inventor destas Indias , y primero al- mirante deltas en nuestros tiempos ; pues no como Leonino que, mostrando arte oratoria , allegó el oro de su estatua , si- no como animoso é sabio nauta é vale- roso capitán , nos enseñó este Nuevo Mundo , tan colmado de oro , que se po- drían aver fecho millares de tales esta- tuas con el que ha ydo á España y con- tinuamente se lleva. Pero mas diño es de fama y gloria por aver traydo la fé ca- thólica donde estamos , é á todos estos indios en que por la gragia de Dios, nues- tro Señor , cada día se aumenta la reli- 1 Plinio, libro XXIII , capitulo 4. 492 HISTORIA GENERAL Y NATURAL gion chripstiana. Ved de quánto mérito aquel, cuya industria fué principio de é inmortalidad es el nombre é ánima de tanto bien. CAPrruLOix. Cómo el historiador prueba que en oirás parles del mundo se usaron los sacrifi9¡os de matar hombres é ofrescerlos (entre los antiguos) á sus dioses , y en muchas partes assi mismo se acostumbró comer carne humana, y al présenle se hace en muchas partes de la Tierra-Firme destas Indias y en algunas islas. Ln muchas partes de la Natural Historia de Plinio dige que comen los hombres carne humana * , assi como los antropó- phagios, que son gente de los sgythas- Y el mesmo auctor dige questos antropó- phagios , ó comedores de carne humana, beben con las cabegas de los hombres ó calavernas; y que los dientes, con los cabellos de los que matan , traen por co- llares, segund que escribe Isigono Nigen- se. Esta gente dige Plinio que habitan diez jornadas sobre Borístenes. Estos collares tales he visto yo muchas veges al cuello á algunos indios en la Tierra-Firme ; en la qual , en muchas par- les della , comen carne humana é sacri- fican hombres é mugeres é niños, é en todas edades, y también la comen en las islas gercanas á estas, de quien he trac- lado. Y donde puntualmente se sabe yes ordinario tal delicio, es en la Dominica y la de Guadalupe y Matinino y Sancta Cruz y otras por alli comarcanas. El Tos- tado (alias Abulensis) sobre Eusebio De los tiempos^, tractando de las costiimbres de la gente de Tragia , dige que entre otras cosas , las quales son mas fabulosas que verdaderas destos de Tragia, es una que á los extrangeros que ellos prenden, los ofresgen á sus Dioses , matándolos é hagiendo dellos sacrifigio , etc. Pero en Tierra-Firme, sin fábula ni ficgion, sino con mucha verdad , se puede testificar lo mismo ; y porque de suso dixe que Plinio en muchas partes de su historia tracta desta materia, tráela en el libro XXVIll, hablando de las mediginas de hombres é de animales grandes, é dige que en esta materia quiere comengar del hombre, bus- cando en él la utilidad del hombre, bien que grand dificultad en esto haya, é dige assi: «Beben los pueblos la sangre de los gladiatores [id est de los esgremidores ó acuchilladores) , para huyr del mal ca- duco (ó gota coral que comunmente de- gimos) , puesto que nos dé no poco hor- ror ó espanto, quando vemos que las fie- ras en el mesmo teatro la beben» '. Este teatro era un lugar diputado para los jue- gos, donde los gladiatores se mataban combatiendo, é también otros animales. Assi que, prosigue este auctor é dige: «Mas aquesta mesma sangre digen aver mas eficagia contra el morbo ya dicho ó enfermedad , si se bebe caliente , chupan- do la herida del hombre (aun no muerto), é el ánima juntamente con la sangre ; lo qual sea lígito aver dicho con ánimo mas feroz , que no es el ánimo de todas las fieras. Algunos buscan la medula ó tué- tanos de las piernas, y clgelebro, id est, los sesos de los pequeños niños de teta. E muchos hay de los griegos que han des- cripto el proprio sabor de cada miembro humano, ninguna cosa olvidando hasta las cortaduras de las uñas , como si juz- gassen que sea ó paiezca sanidad tornar- se de hombre fiera é diíjno de enferme- i Pli., üb. Vil, cap. 2. 2 Abul.,iib. III, cap. Í68. 3 Pli., üb. XXVlIl, cap. 1. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. IX. 193 dad é no de gragia de medicina : lo qual no se hace sin gran degepgion ó engaño, si no aprovecha. Es esgelarada ó malva- da cosa mirar solamente las interiores del hombre, luego ¿quánto mas será comer- las?» Todo lo susodicho es de PUnio en el lugar alegado , y caso que dixesse de suso chupar el ánima con la sangre , vis- to es que la ánima no se puede chupar é' es inmortal, é PUnio no lo ignoraba. Pe- ro como hombre , á quien no satisfagia, ni agradó talmedegina, dige que, pues es maldad mirar las interiores partes del hombre, que será mucho mas, sin com- paración, comerlas. Y donde tracta lo que es dicho, toca otras cosas muchas á este propóssito , en que no me quiero detener, ni aqui lo di- xera, sino para que se entienda que no solamente los indios son los cul¡¡ados en esta culpa; y lo que tocare á ello, yo lo diré mas largamente en la segunda parte y tergera desta Historia natural de Indias y assi quando se tráete de Nicaragua é Na- grando , é de la Nueva España , como de otras provincias , donde tal crimen se ha exergitado. Solamente lo truxe aqui para complir con el título deste sexto libro de los depósitos ó diversas materias ; porque no le falte aquesta, que tan diversa é apar- tada es de todas , y muy usada entre los indios caribes, é los que lis man choro- tegas, y otras nasgiones destas gentes sal- vages é crudos. E no sin causa permite Dios que sean destruydos ; é sin dubda tengo que por la moltitud de sus delictos los ha Dios de acabar muy presto , si no toman el camino de la verdad , y se con- vierten; porque son gente cruel, y apro- vecha poco con ellos castigo, ni halago, ni buena amonestación. Son sin piedad, é no tienen vergüenza de cosa alguna: son de péssimos desseos é obras, é de ninguna buena inclinación. Bien podria Dios enmendarlos; pero ellos ningún cui- dado tienen de se lo suplicar , ni de se corregir ni enmendar para su salvagion. Podrá muy bien ser que los que dellos mueren niños, se vayan á la gloria, si fue- ren baptizados ; pero después que entran en la edad adolescente muy pocos des- sean ser chripstianos , aunque se bapti- zen ; porque les pare=ce que es trabajosa orden , y ellos tienen poca memoria é assi quassi ninguna atención en lo que les con- viene, é quanto les enseñan , luego ó muy presto se les olvida. Bien puedo decir yo y otros aquesto : que los avemos criado á algunos destos desde niños, é cómo llegan á edad de conoscer mugeres, ó ellas conoscen á ellos carnalmente, dán- se tanto á tal vicio, que ningún bien, ni otra cosa tienen en tanto prescio , como este pecado de su libídine, é usar de crueldad ; é assi los va pagando Dios, conforme á sus méritos. ¿Mas qué diremos que en el medio del mundo, ó lo mejor del que es ItaHa y en Secilia, fueron los que llamaron -cí- coples y los lestrigones? Y también de la otra parte del Alpe se sacrificaban hom- bres, segund Phnio escribe *; y en Fran- cia ovo tal costumbre, é Tiberio, empe- rador, se la quitó, como el mesmo auc- tor lo acuerda. Y no menos culpados fueron en esto los ingleses ; y porque no puedan decir los unos ni los otros que yo se lo levanto , quiero decirles las pa- labras puntuales que escribe Plinio , ha- blando en el arte mágica, y en estos dia- bólicos sacrificios : «En el año de septe- Cientos é cinqüenta é siete después de la edificación de Roma, en el consulado de Cornelio Léntulo y de Publio Licinio Crasso , fue hecha una deliberación en el Senado, en que se mandó que ningún hombre fuesse sacrificado , é por un cier- to tiempo no se celebró abiertamente tan TOMO I. i Pli., lib. VII, cap. 2, 25 194 HISTORIA GENERAL Y NATURAL prodigioso sacrificio ; mas en Frangia se sacrificaba hasta nuestro tiempo (que fue hasta el tiempo de Plinio). Empero Tibe- rio ^ésar quitó esta generagion de ade- viuos é médicos ; pero ¿qué diré yo que aquesta arte passó el mar Ogéano é llegó á Inglatecra é alli Xue gelebrada con tan- ta gerimonia, que paresgia que los in- gleses lo avian enseñado á los de Per- sia? etc. *» Esto que he dicho dige Pli- nio , y no yo ni otro , de quien frangeses ni ingleses sospechen que les levantan esta mala é infernal costumbre que en algún tiempo sus antepasados usaron. Passemos á las otras cosas de nuestra Historia General de Indias : que quando sea tiempo, mas puntualmente se dirá desta materia en las provingias que en tal delicio han partigipado , é se usó ó usa tamaño crimen. CAPITULO X, Que Irada de la diversa costumbre que en estas parles tienen los gallos é los capones en el cantar é tomar las gallinas , é assi incsmo los gatos en sus ayuntamientos , lo qual no es como lo usan en Europa, etc. JLiOS gallos en España é otras partes mu- chas de los chripstianos (é aun assi pien- so yo que en Europa toda y en la mayor parte de lo que se sabe) cantan á media noche y quando quiere amanesger , é aun algunos é los mejores cantan tres veges ó en tres partes de la noche ; conviene á saber : la primera después que es de no- che dos ó tres horas, é la segunda pun- tualmente á media noche , y la tercera é última vez cantan un quarto de hora an- tes de la aurora , ó que quiera amanes- ger. Esto es muy común á quantos quisie- ren mirar en ello. En estas nuestras In- dias hagen su ofigio ó cantar de otra ma- nera ; porque algunos dellos cantan á prima noche, ó dos horas después de anochesgido, y otra hora antes que ama- nezca , ó sea de dia ; pero nunca á me- dia noche. Otros cantan á la primera guarda ó vigilia, é no cantan mas en al- gún otro tiempo de la noche , hasta que otro dia se pasa, é tornan á cantar á aquella misma hora que suelen. Por ma- nera que , como tengo dicho , unos can- tan la primera é última vez ó una dellas, é nunca jamás á media noche, é los mas, por la mayor parte , acá cantan hora é media ó dos antes que el sol salga ó pa- rezca en el horigonte; é otros, ó los mas, algo mas gerca del dia, é no lo dexan ni gessan de cantar de rato en rato , hasta que el sol es salido é levantado sobre el horigonte mas de una langa, al paresger. Los capones acá tienen la misma orden que los gallos en el cantar ; é aunque los capen , no dexan la mayor parte dellos de cantar, como si no los caponaran, aunque su canto no es tan regio ni claro como el del gallo. E demás desto , no dexan , porque les falten los granos , de tomar las gallinas , como el gallo ; y sin aver gallo visto las gallinas , ponen hue- vos, de la conversagion ó compañía de los capones. Esto se ve en esta tierra, y yo lo quise experimentar en esta forta- leza : é pollas que se crian sin que vean los gallos, teniéndolas aparte é criándose con los capones , han fecho lo mismo, de la manera que lo tengo dicho. Mas dí- genme estas mugeres de mi casa é otras, á quien lo he preguntado , que los tales huevos no valen nada para echar las ga- llinas, ni sacan pollos con ellos. \ Plin. ,lib. XXX, cap. I. DE INDIAS. LIB. IV. CAP. X. 19íi Quañto á los gatos , digo que en Espa- ña é Frangía , é Italia , é Segilia , é todo lo que yo he visto de Europa é de Áfri- ca , quando ellos andan en gelo é los lla- ma la natural inclinagion para sus ayun- tamientos , es en el mes de hebrero por la mayor parte , ó quinge dias antes ó después del tal mes ; y en todo el otro tiempo del año están apartados de luxu- ria, y no se toman , ni por pensamiento, ó muy rarísimas veges se podría ver otra cosa. En estas Indias guardan los gatos otra costumbre : la qual es obrar en to- dos los meses y tiempos del año , y es con menos voges é gritos que en Europa: antes por la mayor parte callando , y no enojando los oydos de los vegínos , han sus ayuntamientos. Por gierto (para mí á lo menos), quando estudiaba de noche, ó por mi recreagion leia en España , mu- cho aborresgimiento y enojo me daban los gatos , al tiempo de sus pendengias ó amores; pero acá, como he dicho, or- dinarios les son todos los meses y tiem- pos para sus ayuntamientos, é sin gritos ni voges. Y asi se han multiplicado mu- cha cantidad dellos y se han ido al mon- te, ó por esos arcabucos ó boscajes, y se han hecho salvajes; porque hallan mu- chos ratones é lagartijas que comer y en que se geben; y assi olvidan las casas é nunca vuelven á ellas. E lo mismo han hecho los perros., de los quales hay tan- tos en esta isla , que hagen mucho daño en el ganado. Pero la experiengia ha mostrado el remedio que aquesto tiene, y es que después que el gato ó el perro son de tres ó quatro meses é antes , cor- tantes las orejas, y sosiegan en casa, por- que si salen al campo, éntraseles el rogío de las hiervas y el agua en las orejas , ó lloviendo, é ésles mucho sinsabor; é assi acójense á lo cubierto, é no se van al monte. CAPITULO XI. De un monstruo que ovo en esta Isla Española en el tiempo que se escrebia en limpio esta Historia Na- tural, de dos niñas que nascieron juntamente pegadas, en esta cibdad de Sancto Domingo; é cómo fue. ron abiertas , para ver si eran dos ánimas é dos cuerpos ó uno. JLl Antonio Sancto , argobispo de Flo- rengia , en la tergera parte de su histo- ria , describiendo el año de mili é tres- gientos é catorge , dige que aquel año en el territorio del valle de Amo , nasgió un muchacho con dos cabegas, y fué lleva- do á Florengia á Sancta María de la Es- cala , y que á cabo de veynte dias mu- rió *. De lo qual yo comprendo que pues á aqueste sancto varón (é por tal canonigado, é puesto en nuestros tiem- pos en el cathálogo de los sanctos) le paresgió que con las otras sus historias era bien hager mengion de lo que en su tiempo acaesgió , que no será fuera de mi propóssito y Natural y general historia de Indias hager mengion yo de otro monstruo que en ellas se vido, en el tiem- po que yo escrebia estas materias ; pues que lo vi , y es cosa muy notable é dig- na de ser sabida en el mundo , porque una obra de natura, y que raras veges acaesge, no quede en olvido. En espe- gial que del nuevo monstruo que yo aqui escribo , se deben alegrar los que lo vie- ron , y los que aquesto leyeren en que- dar gertificados que subieron dos ánimas al gielo á poblar aquellas sillas que per- i El Ant. de Floren9¡a , lib. III , § 7, en la tercera parle de su hist. 196 HISTORIA GENERAL Y NATURAL dio LuQÍfer y sus secages. Pues dos ni- ñas que juntas nasQieron , resgibieron el sacramento del baptismo , conforme á la Iglesia, é vivieron ocho dias naturales, de tal forma compuestas , sin fealdad ó defecto asqueroso de los que natura sue- le mostrar en los monstruos humanos, dexaron grand admiragion á quantos las vimos. Allende dé lo qual eran tan bien proporgionadas estas criaturas, que cada una dellas fuera muger hermosa, vi- viendo, si no estuvieran assi juntas. Viniendo á particularigar el caso , di- go que en esta cibdad de Sancto Domin- go de la Isla Española , jueves en la no- che, diez dias de julio de millé quinien- tos é treynta é tres años, Melchiora, muger de Johan López Ballestero , vegi- no desta cibdad, naturales de Sevilla, parió dos hijas juntas, pegadas la una con la otra, de la manera que adelante diré: las quales luego otro dia siguiente por la mañana yo las vi, juntamente con la jus- iigia é algunos regidores, é otras perso- nas pringipales , y muchos veginos nues- tros y otros forasteros y estantes en esta cibdad, é algunos religiosos é personas sgientes. Y estando la madre en la cama, presente su marido , á contemplagion de los que he dicho , desenvolvieron aque- llas criaturas ; y desnudas, vi que estaban desde el ombligo arriba pegadas por ios pechos hasta poco antes de las tetas; de forma que ambas tenian una vid , ú om- bligo común y solo para las dos. Y de alli arriba pegadas las personas hasta los estómagos ó poco mas alto ; pero des- tintas las tetas , é los pechos é todo lo demás de ahy arriba , con cada dos bra- gos é sendos pesqüegos é cabegas gra- giosas y de buenos gestos. E del ombli- go abaxo estaban separadas cada una por sí ; pero este ayuntameiento no era de derecho en derecho, sino algo ladeado, como adelante diré. Cómo las ovieron desenvuelto é quitado de las faxas, co- mengaron ambas á llorar, y después quando las cubrieron , calló la una , y la otra todavia lloró un buen espagio. De- gia su padre que, assi como nasgieron, las avia hecho baptizar á un clérigo , y que á la una llamaron Johana é á la otra Melchiora; é á cautela dixo el clérigo, baptigada la una (quando baptizó la otra): «Si no eres baptizada, yo te baptizo.» Porque él no se supo determinar si eran dos personas é ánimas, ó una. Siguióse después á los diez é ocho dias del mes é año ya dichos , que á cau- sa que la noche antes estas niñas ó monstruo estaban muertas , sus padres vinieron en consentimiento de las abrir; y puestas en una mesa, el bachiller Johan Gamacho, óptimo girujano, en presen- gia de los doctores de medigina, Her- nando de Sepúlveda é Rodrigo Navarro, las abrió con una navaja por á par del ombligo , é les sacó todas las iateriores; é tenian todas aquellas cosas que en dos cuerpos humanos suele aver , conviene á saber: dos asaduras, é sus tripas des- tintas é apartadas, é cada desriñones, é dos pulmones, é sendos coragones, é hígados, é en cada uno una hiél, ex- gepto que el hígado de la una é de la otra estaban juntos y pegados el uno al otro ; pero una señal ó línia entre ambos hígados, en que claramente se paresgia lo que pertenesgia á cada una parte. E assi abiertas estas criaturas, paresgió que el ombligo ó vid que en lo exterior era uno al paresger, que en lo interior é parte de dentro se dividía en dos caños ó vides , é cada una dellas yba á su cuer- po é criatura , á quien pertanesgia , aun- que por defuera , como he dicho , pares- giesse uno solo. E desde la dicha vid para abaxo estaban estas niñas distintas, é apartadas una de otra por sí , en vientres y caderas é pier- nas é todo lo demás que puede tener una muger tan perfectamente , como si DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XI. lo- cada una estoviera por sí suelta y sepa- rada. Y desde la vid ó ombligo para arriba estaban pegadas las personas has- ta la boca del estómago ó poca cosa mas ; é cada una tenia dos tetas , é la mayor de las niñas tenia por el costado derecho mas pegada la persona que por el siniestro á la otra niña. Assi que, la parte derecha de la mayor con la sinies- tra de la menor estaban mas allegadas é juntas que por la otra parte ó costados; mas muy distintas y enteras conosgida- mente cada una por sí. Y en lo demás y desde donde las costillas se juntan so- bre la boca del estómago para arriba, estaban asidas hasta medio pecho , é lo demás suelto é apartado é destintos sus pechos y bragos é cuellos é caberas, sin faltar en las manos é pies ningún dedo, ni uña , ni otra parte particularidad al- guna á ninguna destas criaturas. Pre- guntando al padre desta monstruosidad á qué hora avian fallesgido sus hijas, dixo que la noche antes á media hora antes que anochesgiesse avia expirado la ma- yor, é que desde á una pequeña hora ex- piró la otra , y que otro tanto tiempo an- tes avia nasgido , y mostrádosse primero la mayor antes que la segunda nasgies- se. De forma que tanto vivió en esta vi- da, fuera del vientre, la una como la otra: é todo lo que vivieron fueron ocho dias naturales de la forma que es dicho. Fué preguntado si estas criaturas en el tiem- po que vivieron , si mostraban alguna di- ferencia en el alimentarsse , y en los otros sentimientos é obras : dixo que algunas veges la una lloraba y la otra callaba; é aquesto yo lo vi, quando la pVimera vez á mí é á otros muchos se enseñaron ó las vimos, como he dicho de suso. E di- xo mas: que algunas veges dormia la una y la otra estaba despierta, y que quando la una purgaba por baxo ó hagia orina, que la otra no lo hagia , y que también acaesgia hager lo uno y lo otro en un tiempo ambas criaturas, é á veges se an- tigipaba la una de la otra. Por manera que muy claramente se conosgia ser dos personas é aver alli dos ánimas é di- verssos sentidos, aunque no las abrieran; pero después se verificó mas, seyendo abiertas. E assi la una con nombre de Johana é la otra de Melchiora , passaron desta vida á la gloria gelestial , donde plega á Nuestro Señor que las veamos. Yo las vi, como he dicho vivas, é las vi abrir después de muertas : é paresgeme que es muy mayor notable ó admiragion é caso menos veges visto , ni oydo que el que se tocó de suso que escribe el Anto- nio de Florengia, y lo uno y lo otro para dar gragias á Nuestro Señor é notificarsse á los presentes y porvenir. CAPITULO XII. De algunas fuentes en general , y de una en especial , que está en la mar , al poniente desta isla , ^erca de la isla de la Navaja. hjn esta materia de las fuentes é lagos aquel tractado de sus Ethmologias, De di- é rios hay mucho que degir , y por mu- versitale aquarum * ; é bien pudiera yo cho que yo escriba no será tanto como lo hager un libro distinto , é no fuera el mas que escribió Plinio en el segundo libro de breve de los desta mi Natural y general su Historia natural * , ó el Isidoro en Historia de las Indias , ni de menos admi- 1 Plin. , lib. II, cap. 2. 2 Isid.,Ub. XIII, cap. 13. Í9S HISTORIA GENERAL Y NATURAL ragioQ que otros. Mas cómo en las par- tes é provingias ó islas del discurso destas historias, yo he escripto algunas cosas en particulares lugares destas fuentes , é ha- ré lo mesmo en la segunda é tergera par- te , quando se tráete de la Tierra-Firme, no hay nesgessidad de libro particular para solo este efocto. En el libro II, ca- pítulo IX, escribo de aquella fuente é árbol maravilloso de la isla del Fierro, que es una de las de Canaria , y en el li- bro XVII , capítulo VIH , escribo de una fuente de betún que hay en la isla de Cu- ba ó Fernandina , y en el libro XIX, ca- pítulo II , escribo de otra fuente de betún ó cierto licor que hay en la isla de Cu- bagua , ó isla de las perlas , que cada una destas fuentes en su espegie é manera son maravillosas y muy notables. Agora diré de otra fuente que está en la mar, cerca de la isla Navaca , al poniente des- ta Isla Española , la qual novedad cabe é quadra muy bien con el título deste sexto libro de los depósitos. Esta isla Navaga es una isla despoblada é pequeña , é está en el camino é mar que hay entre aques- ta Isla Española é la de Jamáyca ( alias Sanctiago ) , é á doge leguas de la una é de la otra , poco mas ó menos : la qual dista de la línia equinogial algo menos de diez é ocho grados y medio. A media le- gua desta isla Navaga dentro en la mar, hay giertos baxos , é allí en ellos , deba- xo del agua de la mar , viéndose á ojo las piedras y el suelo, entre aquellas pe- ñas bien un estado de hondo en el agua salada , se levanta engima del agua de la mar un golpe ó caño de agua dulge de muy buena agua (lo qual es cosa mucho de ver y de maravillar, y de las raríssi- mas obras de la natura); y es mas gruesso aquel caño ó golpe de agua que el brago de un hombre , y levántasse tanto esta agua dulge sobre la otra agua salada , que se puede muy bien coger la dulge. Yo no la he visto; mas quando esto escribí, es- taba en esta cibdad un cibdadano honra- do, nuestro vegino , hombre de crédito é antiguo, que se llamaba Esteban de la Roca, que testificó averia visto é estado á par della , é bebido de la mesraa agua; y fué uno de los hombres á quien en es- tas partes se daba mucho crédito , el qual passó desta vida después que la primera vez se imprimió esta primera parte desta Natural Historia de Indias. Y después en el año que passó de mili é quinientos é quarenta y uno fui informado de muchas fuentes semejantes (ó quassi) á esta de la Navaga , que se levantan é surgen é es- tán dentro de la mar, é la horadan é sa- len fuera sobre el agua salada á borbo- llones , como mas largamente podrá el letor verlo en el tractado particular que habla de las cosas de la gobernagion é provingias de Yucatán, en el lib. XXXII, cap. II: que son cosas muy notables lo que dexo de degir aqui , pues que des- tas fuentes é de las otras que de su- so se apuntaron está adelante mas par- ticular relagion , en sus proprios nasgi- mientos. CAPITULO XIII. De una fuente caliente que passa debaxo de un rio dulce é frió en la isla Dominica : la qual el auctor ha experimentado, é estado dos veces alli , donde vido lo que en este capítulo di9e. JL ues se ha movido la materia, quiero ble é puédese tocar, la qual está en la traer á la memoria del letor otra fuente, isla Dominica ; y esto no lo testificaré por sobre que muchos hombres suelen passar otro auctor alguno, sino por la experien- é pissarla sin la ver. Assi que, es invisi- gia mia propria , lo qual es desta mane- DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XIII. 199 ra. Dicho tengo en otras partes que la isla Dominica es una de las islas de los indios caribes , la qual dista de la equi- nogial catorge grados desta parte de la línia hágia nuestro polo ártico , y en la parte del poniente della tiene una bahia buena y un muy buen rio que llaman el Aguada, donde los mas navios que á esta Isla Española vienen de Castilla, quando alli tocan, toman aguas; mas muy sobre aviso é con las armas en la mano, por los indios bravos caribes que en aquella isla hay. Yo estuve en tierra dos dias y me- dio é dormí dos noches á par deste rio que digo , el año de mili é quinientos é catorge , quando tocó alli el armada, con que el gobernador Pedradas Dávila con dos mili hombres ó mas, passó á la Tierra- Firme: después de lo qual, el año de mili é quinientos é veynte é seys, estuve otra vez en el mismo puerto , é salí en tierra é estuve quassi un dia entero á par del mismo puerto en este rio del Aguada, quando passó á Tierra-Firme el goberna- dor Pedro de los Ríos , subgessor que fué de Pedrarias en la gobernagion de Castilla del Oro ; y ambas veges vi y experimen- té loque agora diré. Este rio, alli donde entra en la mar, será de veynte passos de ancho , poco mas ó menos , y en lo mas hondo del , que es alli á la boca , no lle- ga á los sobacos (donde es mas hondo); é junto á la costa ó tierra á la parte del norte está tan caliente debaxo del agua, que baxando la mano é tomando un puño de arena, paresge que toma hombre otro tanto rescoldo ó geniza muy engendida, quassi á no se poder sufrir. Eassi está el agua muy caliente alli debaxo hasta un palmo ó poco mas sobre la arena ; y la otra agua que el rio trae por desuso es fresca é buena , é tan gentil agua de be- ber, como la hay en todas estas Indias. Por manera que alli debe responder al- gún arroyo ó caño de agua caliente : lo qual yo creo bien, porque hasta tresgien- tos pasos ó menos de alli apartado , en la misma costa de la mar é hágia la banda aparte que he dicho del norte, está un arroyo caliente que no se puede beber; é gerca de aquel un estaño ó lago tan vuel- to é turbio que paresge de color de una lexia amarilla : é debe ser todo aquello mineros de agufre é ageche , de que se puede sospechar que progeden todas aque- llas aguas calientes. Yo probé á meter una calabaza debaxo de aquel rio frió, bien tapada é la destapé alU debaxo don- de se séntia que estaba aquel calor é are* na caliente é tomé en ella alguna de aque- lla agua, y la tapé allá abaxo porque al subir no se mezclasse con ¡a fria , é salió tan caliente que no se podia quassi sofrir en la boca. E púdose muy bien experi- mentar lo que he dicho, porque alli do esto hay , es orilla del rio , y donde está no mas honda el agua que poco mas de hasta la rodilla . Este rio es de oro , é yo lo he catado , quando la última vez en él estuve , é vi giertas puntas de oro , y se cree que debe ser muy rico. Es de gente que no está conquistada y es tierra muy áspera la de aquella isla , é muy gor- rada de árboles y palmares en lo que de- lla he yo visto á la costa de lá mar, y quanto della se paresge ; mas como ten- go dicho, destas materias de las fuentes se dirá mucho mas en los libros é partes donde se escriban las cosas de la Tierra- Firme. 200 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XIV. De olro depóssilo ó notable quel auctor pone aquí en este libro Vi, por ser cosa no usada ni vista en otra parle, sino en una isla pequeña é muy junta á la tierra de Gilolo en la Especiería, hasta que ven- ga su tiempo de hablar y escrebir lo de aquellas partes : en la qual isleta no hay almendros algunos, é se hallan innumerables almendras, sin que las lleven alli ningún hombre humano, ni navio por in- dustria de las gentes : lo qual es de aquesta manera. rJLay una isleta en la Espegieria, gerca de Gilolo, metida enlamar, yes peque- ña é de muchas arboledas de las que na- tura produge ; mas ningún almendro hay en ella ni otia fructa útil jal uso de los hombres , ni alli la llevan por mar algu- nos navios. Y sobre no a ver, como di- go , almendros , se pueden coger almen- dras á hanegas ó costales llenos. Y lo que es mas de maravillar es que si hoy las cogen todas, mañana, digo otro siguien- te dia, hallan muchas mas. E son inago- tables en el tiempo que tal fructa hay en las otras partes, donde nasgen é hay almendros. Esto podria paresger fábula compuesta ó cosa tenida por imposible y es vista por nuestros españoles; é sélo de los mismüs que han estado en aque- llas partes , y han comido muchas veges de las mismas almendras en la misma is- leta. La qual está un grado é algunos mi- nutos de la línia equinogial á esta parte hágia nuestro polo ártico , segund fui in- formado del capitán Andrés de Urdane- ta , natural de Salvatierra , en la provin- gia de Guipuzqua , é de Martin de Islares, natural de la villa de Laredo. Estos dos hidalgos passaron á la Espegieria en el armada quel Emperador, nuestro señor, envió con su capitán general , el comen- dador Fray Gargia de Loaysa , de la Or- den de Sanct Johan de Rodas , el año de mili y quinientos é veynte é ginco ; y es- tovieron allá algún tiempo é son perso- nas de crédito é que dan muy puntual ra- zón de lo que vieron , é del subgesso de aquella armada, como mas largamente se dirá en la segunda parte, quando se tráete de aquella materia. . Preguntándoles yo de qué manera pas- saban ó yban aquellas almendras á aque- lla isleta (pues degian que en ella no nasgian , ni avia almendros ni otros ár- boles que tal fructa llevassen), diéronme una respuesta que se dexa creer y enten- der ; é que en España se vee no en al- mendras, mas en bellotas lo que quiere paresger á esto. Y es que innumerables palomas torcagas comen aquellas almen- dras quando están quajadas, éengima de la cascara tienen aquella otra cubierta verde é digisten con la calor de su bu- che aquella primera cortega verde, é no pueden gastar la cascara ques dura : é pássanse de noche á dormir á la isleta grandíssimas bandas destas palomas, é tullen ó echan por baxo esas almendras, gastada , como he dicho , la primera cu- bierta ó cortega. E cómo son tantas, des- piden tanta fructa desta que traían en el papo , que me gertificaban este capitán é el Martin de Islares que á costales se po- dían coger estas almendras cada dia. Y preguntando yo si eran propriamente al- mendras como las nuestras de España, me replicaron que no eran verdaderas almendras , mas que tenian mas semejan- ga con ellas que con otra fructa alguna de las de Castilla en el sabor é en la ma- nera de la cascara é durega della , salvo que son muy mayores. E assi como es passada la noche, luego en esclaresgien- DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XIV. 201 do , se van las palomas de la isleta é van á se pasger á la tierra grande de Gilolo; é quando el sol se va á poner , se vuel- ven á dormir á la isleta que es dicho. CAPITULO XV. De una ave ó páxaro extremado y mucho cosa de ver , quesle capitán Urdaneta, de quien se hizo men- 9Íon en el capítulo de suso, le dio al chronisla é auctor destas historias, del qual no le supo el nombre. JCiScribiendo yo en limpio estas historias de la primera parte para la segunda im- pression , se siguió que aportó á esta cib- dad de Sancto Domingo , el adelantado de Guatimala , don Pedro de Alvarado, en compañia del qual yban el capitán An- drés de Urdaneta é Martin de Islares; porque segund el adelantado degia, pen- saba armar aquel mismo año en la mar del sur, para la China é otras partes; y estos hidalgos , como dixe en el prege- dente capítulo , han estado algún tiempo en la Espegieria , é son personas de buen entendimiento, é los comuniqué esos dias que en esta cibdad estuvo el adelantado. Y yo holgué mucho del conosgimiento de tales personas; porque este capitán, de- mas de entender muy bien el arte de la mar é las alturas , hablaba bien ; y como sabio, daba á entender qué cosas son aquellas tierras é islas é Espegieria é lo que vido en aquellos años ó tiempo que por allá anduvo. E sin dubda de su ex- periengia é persona se cree quel Empe- rador ha de ser muy servido ; y el ade- lantado , efectuándose su armada , puede resgebir grandes avisos , para donde él piensa yr ó enviar sus navios. Este capitán me dio un plumage ó pe- nacho que es mucho cosa para ver é loar á Dios que le crió ; y es un páxaro ó ave, quél no supo ni su compañero Islares nombrarle , ni yo tampoco sabré descri- bir ni dar á entender su lindeza é extre- mada pluma de todas las que en mi vida he visto , é la mas galana é polida * . En fin, es cosa mucho mas para la ver que no dispuesta para comprehenderla por mi relagion, porque sin duda me paresge que es la cosa de quantas yo he visto que mas sin esperanga me ha dexado de saberla dar á entender con mis palabras. Degian estos hidalgos que esta ave é otras, co- mo ella , son muy estimadas entre aque- llos príncipes é personas pringipales de la India de la Espegieria ; é que vale allá el uno de estos páxaros ginqüenta é ses- senta ducados ; é que de otras tierras muy lexos los llevan assi enteros muertos é adobados é conservados con su pluma, sa- cada la carne, que debe ser poca, porque él es menor que un tordo; é es entre aque- lla gente una mercadería muy presgiada é rara, é si no son los reyes é capitanes ó personas de mucho ser , no las alcangan otros ; y aunque algunos las puedan pa- gar , no se las osaran poner por penachos sino las personas que he dicho. Esta es una ave , á lo que yo puedo comprehen- der, del tamaño de un tordo ó mas que un zorzal; pero como está seco é sacada la carne, paresge menor. Mas assi se me figura á mí que podría ser estando vivo, é antes mas que no menos. Su plumage pringipal del cuerpo é cola es de un muy hermoso é lindo color leonado , é la cola es de hasta diez plumas derechas é tan luengas, como un xeme: y de engima del nasgimiento de la cola tiene otras dos plumas de quatro palmos de luengo , é i Llámase este páxaro Mamieco diatta, lo qual supo después el auctor, como lo hallarás en la TOMO I. segunda parte, libro XX, capítulo I. 26 202 HISTORIA GENERAL Y NATURAL donde son mas gruesas (ques en su nas- ^imiento é poco mas adelante), son de la grosera de un alfiler de los gruesos, é de allí hasta el cabo é extremos se van adel- gagando que paresgen dos hilos, y son leonadas escuras que vuelven al negro color. E tentadas entre los dedos, son as- períssimas, como sierra; é no tienen pelo ninguno como otras plumas , sino gerca de los nasgimientos é poquito ; é toda la otra longitud dellas áspera, é delgadas, como digo : que cada pluma destas dos paresge un hilo. El pecho y el lomo es, como he dicho, leonado, é de los pies no sé dar qüenta porque no los tiene: verdad es que tentando con los dedos, se paresgen ó se sienten dos tocongitos de huesos, de donde debian formarse las piernas é pies. La cabega es tan grande, como de un tordo , é la pluma della ama- rilla que tira á color naranjado ; y el papo es verde dorado de muy extremada é linda color ; y un flueco de pluma muy espesa é corta que paresge poco mas alto que un tergiopelo y muy negro, de donde nasge el pico , el qual es tan grande co- mo de una picaga y derecho y avivado. Las alas son lo que no sé discantar ni aun relatar llanamente ; y no son de ma- nera que á mi paresger sea posible ques- ta ave vuele, porque aunque cada ala tiene muchas plumas é de dos palmos y medio ó mas luengas, é cada una dellas tiene aquel pelo ó pelos que las otras aves tienen apretados para retener el ayre, son en estas raros é apartado cada pelo de otro, como los dientes de un peyne es- carpidor y muy delgados y sotiles, y ca- da pluma dellas tiene la canal ó lomo de cabo á cabo leonado. E los pelos que le acompañan (que digo que son ralos como escarpidor) son blanquíssimos, é cada pelo ó pelico destos blancos es otra plumica delgadíssima , de manera que paresge que guardan cada pluma la forma de las ho- jas de los heléchos , que es una hoja con muchas hojas menores. Y estas plumicas sotiles se van desminuyendo , quando lle- gan al extremo de aquel lomo pringipal ó leonado sobre que está armada cada pluma. Hay otras plumas en cada ala é mas afuera (donde suelen las otras aves tener las plumas que se llaman cuchillos), y estas son de la manera ó hechura de las que he dicho ; pero son de una color de amarillo mixto con blanco, de manera que juntas paresgen y muestran mas el color jalde , y cada una por sí paresgen quassi blancas. En conclusión, yo confieso que no avrá pintor que lo pinte, por lo que he dicho; pero leydo esto á par del páxaro, se me figura que he dicho algo ; y assi lo he escripto mirándole, y dando gragias á Dios questas aves crió. Para mí yo la tengo por la mas extremada en su plu- mage é gentileza de todas las que yo he visto , y de la que mas me he admirado. Ella es de tal artífice y mano hecha que se puede y debe creer que no se le aca- bó el arte en esta : ni sus obras puede pintor ni escultor ni orador expresar tan al natural, ni perfectamente dar á enten- der ingenio humano, como ellas son. Concluyo con que á la ^esárea Mages- tad, quando mejor vestido ó armado puede estar para mejor mostrar su exgelente dispusigion en una muy pringipal y so- lemne fiesta, bastaria tal penacho para en compañía de todo el oro é perlas é piedras pregiosas del mundo. Y á la ver- dad yo me atreviera á servir á Su Ma- gestad con este páxaro ó pluraage , sino que del mismo capitán que me le dio en- tendí que avie traydo otros, con que sir- vió á César, ó están en su cámara. Y por- que no sé lo que tardaré en llegar con mi historia á la Espegieria , quise poner con los otros depóssitos en este sexto libro lo que he dicho deste páxaro ; y aunque se quede aqui, no será inconveniente, por- que no se impidan las otras cosas de mas calidad, quando dellas se tráete. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. NV. 203 Después de escripto esto, he visto gier- tos retratos de Suluman Otoman [rex tur- corum) con una gelada á manera de tiara, de quatro coronas de oro con muchas é muy ricas perlas é piedras presgiosas , y encima por penacho en la cumbre della, un páxaro destos ó tal , como lo he pintado, puesto por penacho : de que se colige que, pues un príngipe tan grande alli le puso , que la estimagion que he dicho de suso , es válida é mucho mas y mas en Turquia. Este páxaro di yo después á un amigo mió que passó por esta cibdad é fué al Perú. Assi que, se puede degir que des- pués de muerto, anduvo é voló ó navegó mas que mientras fué vivo este páxaro, sin comparagion. Después , en el mes de septiembre de mili é quinientos é quarenta y tres , vino á esta cibdad de Sancto Do- mingo de la Isla Española un hidalgo por- tugués, comendador de Chripstus, é tru- xo otro páxaro tal como el que tengo di- cho , é lo dio á un su amigo , llamado Melchior de Torres, que aquí vive. E aqueste comendador degia muchos cuen- tos é particularidades notables deste pá- xaro ó aves semejantes , que eran cosas que se pudicn dexar de creer : en espe- gial que degia que estas aves sallan del paraíso terrenal, las quales creo quél ni vio salir de allá ni quien se lo dixo. Este degia que avie estado en Calecut é en la Espegieria , de donde avie traydo este páxaro é le ovo muerto , como avria el capitán Urdaneta los ques dicho. CAPITULO XVI. De 9ierta goma ó cola de árboles que hay en la goberna9¡on de Nicaragua en la Tierra-Firme , é de cierto en9Íenso de la provincia de Venecuela. Jr aresgerle ha al letor desvariada cosa la manera apartada é tan diferente del progeder de unas cosas en otras en los capítulos deste libro VI , segund sus gé- neros. Ved lo que se acaba de escre- bir en el pregedente capítulo de la extre- mada' hermosura é plumas de aquel pá- xaro de la Espegieria, y que he salta- do á hablar agora de una gierta goma que aqui se dirá. Mas si al letor se le acuerda de lo que dixe en el prohemio ó introdugion deste libro, paresgerle ha quel descongierto es congierto é buena orden , para que ninguna cosa se olvide de aquellas que se deben escrebir; y por tanto llamo yo á este libro el depossüario ó archivo de depóssitos. Hay en la gobernagion de Nicaragua una provingia que se llama Salteba, don- de los chripstianos tienen una buena vi- lla ó cibdad que se nombra Granada , la qual está junto á la laguna grande , que los indios llaman Ayaguabo é los chrips- tianos la llaman Mar dulge. Alli hay unos árboles que echan una goma que paresge ájiime blanco ó engienso, é huele muy bien ; é puesta al fuego se derrite, é der- retida es muy singular cola para pegar cosas quebradas , assi como platos é es- cudillas ; é aun para entalladores es sin- gular , é suelda muy bien , é están mas seguras las piegas por las partes que se ovieron soldado con la dicha goma , que por otra ninguna. En la provingia de Veneguela en la Tier- ra-Firme hay giertos árboles que echan gierta goma de sí é la tienen en muchas partes sobre la corlega , que paresge na- tural engienso , é assi huele como en- gienso, quemándolo. E acostumbran los indios en aquella tierra, quando algún señor ó indio pringipal se muere, que 204 HISTORIA GENERAL Y NATURAL queman deste engienso ó goma por per- fume , é le meten en la sepoltura en una gesta alguna cantidad deste engienso; é cómo los chripstianos saben que en muchas partes de la Tierra-Firme los ca- ciques é indios pringipales se suelen en- terrar con su oro é joyas , andando en esta demanda, han hallado en algunas sepolturas algunas esportillas destas con aquel engienso, é aunque ha mucho tiem- po que alli se metieron , no está dañado ni corrompido. CAPITOLO XVII. Del humo que los indios sacan en la provincia de los Chondales en la gobernación de Nicaragua , é ha^en del tea para carbón , é tinta para pintar los esclavos : el qual carbón ó polvos del llaman los indios tile. JCjn esta Isla Española y en algunas par- tes de la Tierra-Firme hay pinos natura- les , como los de España ; y en la gober- nagion de Nicaragua , entre los indios chondales , en aquellas sierras hay pina- res. E una de las grangerias en que se exergitan, es sacar de la tea de los pinos un humo, de que hagen unos polvos, assi como los que sacan los plateros del olio para debuxar, é envuelven este polvo (ques como un carbón muy molido), en unas hojas de biahos , é hagen un bollo tan luengo como un palmo é mas, é gruesso como la muñeca de un brago : é segund es la cantidad deste polvo ó hu- mo, assi tiene el presgio. E Ilévanlo al tiánguez , ques el mercado donde se jun- tan los indios é indias en sus plagas para mercadear é sus contractagiones ; é alli baratan este polvo por otras cosas ó por almendras, ques su moneda común. Y el efeto para que es aqueste polvo, es para herrar indios por esclavos con aquella invengion que á sus amos les paresge , y también para se pintar por gala otros. Este polvo es negríssimo , é llámasse en aquella lengua tile. La manera de usar del es cortando con unas navajudas de pedernal la cara ó brago que quieren herrar sotilmente, co- mo entre cuero é carne, é lo cortado polvorizarlo con este humo, assi fresca la cortadura, é por gima embarrarlo con el humo, é en breve es sano, é queda la pintura negra é muy buena, é es perpe- tua la pintura para los dias que vive el que assi es herrado. Pusse esto aqui con los otros depósi- tos ; pero no entendáis , letor , porque se dixo de suso embarrado , que ha de tener barro ó ponérsele, sino del mismo humo henchir de aquel polvo todo lo pintado, por engima, é dexarlo assi estar, sin lle- gar á ello , ni lo lavar hasta que por sí mismo se despida : é si lo quisiéredes limpiar sea lavándolo de suso desde á ginco ó seys dias que se pintó , é liviana la mano ; porque de ahy adelante que- dan fixas las figuras é pintura que es dicha. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XVIII. 205 CAPITULO XVIII. Por el qual se prueba que las pon9oñosas viandas é cosas que á los hombres son no9¡vas é mortales , son á oíros animales en estas partes é Indias útiles é provechosas é grato mantenimiento. JLn el libro VII , capítulo II , se tractará de la yuca , é de quán bastante muerte es para los hombres, si comen el fructo de- 11a , assi como está en el campo , ó si gustan el ^umo della. E en aquesta nuestra Isla Española cómenla las vacas y los ra- tones, y aun mas de la que querríamos; pues nos destruyen las heredades é nin- gún daño á tales animales hage , por mu- cha que coman della. En el capítulo VI del libro XXI de la segunda parte se tracta de la hierva con que los indios flecheros se exergitan en la costa de Tierra-Firme , que es irreme- diable; é uno de los mas potentes ma- teriales que en ella echan , es el gumo de aquellas manganillas de que se tracta en el libro VIII, capítulo XII desta primera parte ; é no obstante eso , como mas lar- go lo escribo , en el capítulo VI del li- bro XXI, podéis ver, letor, que no ma- tan á los cangrejos estas manganillas, é matan los cangrejos que las han comido al hombre que come tales cangrejos. CAPITULO XIX. De una novedad notable y contraria en la prospectiva á la mayor parte de lo que nos enseña la vista en las mas partes del mundo. M, .uy común es á nuestra vista que lo que está lexos paresge menor mucho que lo que es la cosa. En la provingia de Ve- neguela , en Tierra-Firme , que la Cesá- rea Magestad tiene encomendada en go- bernagion á los Alemanes Velgares , hay lo que agora diré en contrario de lo que sedixo de suso, en gierta parte de aque- lla provingia , donde desde lexos las co- sas paresgen mucho mayores de lo que son; y es desta manera. En el camino que hay desde la cibdad de Coro , yendo al cabo de Sanct Román , que los indios llaman á aquella provingia Paraguana, es un cabo que sale á la mar veynte y ginco leguas ó mas , y en el pringipio es de an- cho una legua pequeña , é váse ensan- chando algo mas, pero en poca canti- dad, é tiene de longitud ocho leguas ó nueve. La mayor parte destas leguas ó tierra lava eí agua de la mar, quando son aguas vivas ; y después quel agua se ha quitado , queda aquella tierra quel agua bañó muy llana é lisa , é desocupada de hierva é piedras é otra cosa alguna, é tan escombrada é limpia , como está un pliego de papel muy bien tendido ; é que- da la arena blanqueando un poco , como salitrales ó tierra tocada de sal. Cosa es maravillosa lo que diré. Vinien- do un hombre por el camino , si acaso otro viene al opóssito por el mismo cami- no ó llanura , tanto quanto la vista puede devisar, en comengándose á paresger , le paresge al que mira quel que viene es tan grande como un mástel de una nao. Y es verdad que se multiplica la cosa al pares- ger, ora sea hombre, ó caballo, ó pie- dra, ú otra cosa que vean de aquella manera y forma que se multiplica la som- 206 HISTORIA GENERAL Y NATURAL bra , quando se quiere poner el sol ( por el suelo) ques mucho mayor la sombra que señala que la cosa que es). E assi se aumenta é pares^e mayor en aquella lla- nura ques dicho , la cosa en grandeza ; y esto tanto es á la mañana, como á medio dia, é en qualquier tiempo é hora del dia. E quanto mas la cosa se ve de le- xos , paresge mucho mas alta , é quanto mas á ella se agerca hombre, tanto me- nor paresge. Esto se ha mirado y experi- mentado de muchos con toda atengion, por cosa muy notable. E passando esta llanura, la tierra se ensancha en mucha cantidad , é hay mon- tes é arboledas é cuestas é valles, é alli la cosa no paresge sino como en otras partes. En trege de julio de mili é qui- nientos é quarenta años, ante el reve- rendíssimo señor, el señor presidente de la Audiengia é Ghangillería Real que re- side en esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española, el ligengiado, don Alonso de Fuenmayor, obispo desta cib- dad , lo juraron en mi presengia, segund está dicho, Alonso de la Llana, mer- cader natural de la cibdad de Burgos, é Frangisco Nuñez , natural de la cibdad de Plasengia , estantes en esta cibdad ; é di- xeron que era verdad lo que es dicho, é que ellos lo avian visto muchas veges ser assi. E después sin essos testigos, lo digen otros muchos que lo han visto é experi- mentado, é entre ellos Lázaro Bejarano, vegino desta nuestra cibdad, hombre de honra é digno de crédito , que há poco que estuvo en aquella tierra, dige lo mis- mo. E aunque acaesge, queriendo burlar á alguno que no lo sabe, yendo su ca- mino adelante, dejar un sombrero en tierra ó hager poner una piedra no ma- yor que un palmo, sin que el novigio en la tierra lo vea; é desque están aparta- dos un tiro ó dos de ballesta, volviendo la cabega atrás, paresger que es un bulto tan grande como un buey ó un caballo ; é cómo la tierra es rasa é no aver visto al passar cosa ninguna, hagen sus apuestas sobredio, digiendo: hombre es, ó caba- llo es , ó piedra es ; é volviendo á ver la cosa, yrse ella en la vista resumiendo é achicando , hasta quedar en su ser é ta- maño , veynte veges menor ó mas de lo que les avie paresgido desde lexos. CAPITULO XX. De la hierva que los indios de Nicaragua llaman yaat, é en la gobernación de Venecueia se dice hado , y en el Perú la llaman coca , é en oirás parles la nombran por oíros nombres diversos , porque son las len- guas diferenles. Acostumbran los indios de Nicaragua é de otras partes , donde usan esta hierva yaat, quando salen á pelear ó quando van camino, traer al cuello unos ca- labaginos pequeños ú otra cosa vacua en que traen esta hierva seca, curada e quebrada, hecha quassi polvo, é pónense en la boca una poca della , tanto como un bocado , é no la mascan ni tragan ; é si quieren comer ó beber, sácanla de la boca é pónenla á par de sí sobre alguna cosa que esté limpia, é entonges paresge lo que paresgenlas espinacas cogidas. Quan- do han comido é vuelven á caminar, tor- nan á la boca la misma hierva ; porque demás de ser gente mezquina é sugia , es cosa esta que la estiman entre sí, é es buen rescate para la trocar ó vender por otras cosas, donde no la alcangan, ni la hay: é trayda assi en la boca, la mudan de quando en quando de un carrillo á otro. El efeto della es que disgen los in- DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XX. 207 dios questa hierva les quita la sed y el cansaugio; y juntamente con ella usan gierta cal hecha de veneras é caracoles de la costa de la mar , que assi mismo traen en calabacitas; é con un palillo lo revuelven é meten en la boca, de quando en quando, para el efeto ya dicho. E aunque totalmente no les quite la sed ni el cansancio , digen ellos que se quita, ó mucha parte dello , é que les quita el do- lor de la cabega é de las piernas : é están tan acostumbrados en este uso, que por la mayor parte todos los hombres de guerra é los monteros é caminantes é los que usan andar al campo , no andan sin aquesta hierva. En la provincia de Vene- guela é otra parte la siembran é cultivan é curan con mucha diligengia é cuydado en sus huertos , é cogen la simiente do- lía , é después cogen las hojas é en ma- nojos las secan é guardan. Eecha unos tallos ó vastagos tan altos como tres ó quatro palmos ó poco mas, assi como los bledos ó malvas; pero esos asti- les ó vastagos , cogida la hoja , ques el fructo, échanlos por ahy; é digen que si la comiessen ó tragassen que los mala- ria : antes ella sirve á tener húmeda é fresca la boca é la lengua é sin flegma; pero quando la dexan, se enxuagan bien la boca é lo echan, porque no les quede cosa alguna della. Sé de vista que co- munmente essos indios, á vueltas de sus provechos ó virtudes desta hierva é de aquella cal , aunque sean mangebos los que la usan, tienen malas dentaduras de sugias é negras , é podridas muchos dellos. CAPITULO XXI. De las minas nuevamente halladas en la isla Fernandina , por olro nombre llamada primero Cuba , donde se ha descubierto 9ierta vena de melal que es oro, c plata é cobre. El t\ año passado de mili é quinientos é quarenta se publicó que en la isla Fer- nandina , alias Cuba , se descubrió gierta vena é minas nuevamente halladas por un hidalgo natural de Medellim , en Ex- tremadura, vegino de la villa de *, en aquella isla, llamado Vasco Porcallo de la Cerda : la qual vena ó metal digen que es de tal manera , que en un quintal de tal materia salen quinge libras de cobre muy bueno, é doge ongas de muy fina plata, é quinge pessos de oro fino. Y es el venero é minas desto en grandíssima cantidad en una montaña: por manera que es cosa de muy grand riqueza, lo qual no afirmo ni contradigo hasta quel tiempo mas manifieste esto. Pero ya es- tamos siete años adelante é la nueva é fama de lo que es dicho, tornósse si- lengio é cayó en olvido , como cosa in- gierta, á lo menos en mucho menos que se avia dicho. 1 En el original se halla en blanco el nombre de esta villa , siendo ya imposible el averiguarlo , por la poca importancia de la mina que descubrió el hidalgo Porcallo de la Cerda. 508 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XXII. Que Iracta de la gente llamada chacopati, á la qual los españoles llaman magueyes , los quales nuncn beben en toda su vida , sino alguna vez ó raríssimamente. HiD la Tierra-Firme, gercaXe la pro- vincia de Araya, hay una geVte á la qual los españoles llaman agoreros, á causa de gierta fructa assi llamada; y gerca desta gente hay otra que llaman magueyes , á causa de gierta planta que llaman maguey, que es muy útil en aque- lla tierra, como mas largamente se dirá en el lib. XI, cap. XI . E aquesta gente magueyes llaman los naturales de aque- lla tierra chacopati: aquestos despencan aquella hierva , é la cabega ó gepa della cuégenla é hagen gierto manjar de assaz substancia , con que se sustentan , é de las hojas sacan el gumo por sudor de fuego á manera de destilarlo ; é aquel licor be- ben aquellas gentes , porque agua nunca la ven ni la tienen, salvo de la mar, que no se sufre bebería. Caresgen de ríos, que no los tienen , ni fuentes , ni lagos, ni pogos , ni en toda su vida beben agua, exgepto quando llueve : que alli acaesge muy pocas veges en el año , é algunos años no llueve poco ni mucho. Mas quan- do alguna vez llueve , é en algunos ho- yos de la tierra se hagen charcos , beben alli algunos destos indios , como lo haría un perro ó otro animal, topando aquella agua acaso ; pero no porque les pene ni tengan cobdigia del agua, por estar, como están, criados é habituados ano la beber jamás. Assi que, la costumbre está con- vertida en natura ó su natural en la cos- tumbre. Estos indios de los chacopati é otros de aquellas comarcas, quando la luna está eclipsada, júntanse contra ella é tíranle muchas saetas , creyendo que está enojada contra ellos, é que los ha de destruir á ellos é todos sus bienes: por lo qual luego dan orden en trocar é cambiar quanto tienen, é lo baratan unos con otros , porque son de opinión que, mudando las cosas de un dueño á otro, las aseguran é las apartan de aquel peligro que tenian ó esperaban de per- derlas, si aquesto no higiessen. E aun van de unos pueblos á otros, á hager los mismos cambios é truecos con sus veginos é con quien pueden, hasta que no les queda jo- ya ni otra cosa sin baratarla: el qual cambio , assi como en castellano se dige trocar , é en la lengua desta Isla Españo- la se dige serra , en lengua destos ma- gueyes ó chacopati el trocar quiere de- gir uchibican. CAPITULO XXIII. En el qual se Iracta un depóssilo ó nueva manera de culebras poncoñosíssimas , que hay en la isla Mar- garita, que las llaman de los cascabeles, é oirás vívoras ó culebras que les quieren imitar con un casca- bel, é muy poncoñosas en la provincia de los Alcázares. ILn tanto que llega el tiempo de hablar en las cosas de la isla Margarita , en el lib. XIX é cap. XIV, quiero poner aqui un depóssito ó acuerdo, para mi memoria, de unas culebras de la mas extrema manera de pongoña que nunca oy ni leí peor DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XXIII. 209 animal, y es assi. En la isla Margarita hay unas culebras pongoñosíssiraas que dentro de tercero dia muere aquel á quien muerden, é se le saltan ó rebientan los ojos de la cara al herido. Son pinta- das ; poro mirada assi á primera vista ó desde lexos toda junta, paresge que tira su color á pardo , porque aquellas sus pinturas son escuras é no se ven , sino desde Qerca della. La mayor de aques- tas culebras es de ginco ó seys pies de luengo, é de ahy para abaxo. Tiene esta serpiente en la cola ó ginco ó siete ñudos redondos é destintos , que paresgen que están como ensartados: é quando anda este animal, suenan como proprios é ver- daderos cascabeles sordos, el qual soni- do paresge que la benigna natura (y me- jor digiendo Dios) con su misericordia le dio, para aviso de los hombres humanos, porque se guarden della, oyendo aquellos cascabeles. Muy menos cruel fuera su veneno si, en picando, matara inconti- nente, que quedando penando aquel que muerde el espagio é tiempo que es dicho para perder la vida en el término que digo, é perdiendo los ojos é sin remedio de alguna medegina. Esto es como está dicho é visto por muchos testigos de vista , é aun en esta nuestra cibdad de Sancto Domingo hay hombres de honra é dignos de crédito que dello dan testi- monio, y que algún tiempo han seydo veginos ó estantes en aquella isla Mar- garita, Otras culebras hay en la provin- gia de los Alcázares, en la Tierra-Firme, con un cascavel é una uña en el extre- mo é fin de la cola , muy pongoñosas é inremediable su herida, como mas lar- gamente podrá el letor verlo en el li- bro XXIII, cap. VII, en la segunda par- te destas historias. CAPITULO XXIV. En que se tracta olro depóssilo para mi memoria, que pertenesce al lib. XIX, de dos animales que hay en la isla deCubagua, uno de tierra é otro de agua, y es de aquesta manera que aquí se dirá é cada cosa dellas muy notable. Jrlay en la isla de Cubagua unas arañas muy chiquitas en su tamaño , pero el do- lor que causan á quien muerden , es tan grande que no tiene otra comparagion igual , sino la que se dirá de otro animal de agua; y si turase la passion que cau- san estas arañas , no seria mucho que el que está herido ó picado della desespe- rasse y él mismo se matasse, por afloxar su pena muriendo , por no atender tan cruda passion. Pero no hay en este pe- ligro mayor remedio ni consuelo que la esperanga y experiengia que ya se tiene de llegar al término en que gessa su fati- ga, para ser libre el que assi está trabaxa- do; porque en tanto que el dolor perse- vera, las vascas y Irabaxo que padesgen, TOMO I. sin se afloxar ni mitigar la pena por cosa alguna , es cosa incomportable, sin que pueda comer, ni beber, ni repossar un punto el pagiente hasta el dia siguiente á la propria hora que fué picado. Y quando ha gessado el dolor , queda tal el que ha padesgido que en dos ni tres dias no puede tornar en sí ni á su pri- mero estado , puesto que deste mal nin- guno muere. Hay un pescado ó animal en la mar, que no es mayor que un dedo pulgar de la mano y pintadillo de pecas é rayas blancas é otras amarillas, é lláma- se talara ; y al que pica en el agua , co- mo acaesge algunas veges picar á algún indio , el que está herido hage tantas vas- cas é siente tan grandes dolores , é pas- 210 HISTORIA GENERAL Y NATURAL sion incomportable, como lo que se ha dicho que sienten los picados del araña que de suso se dixo, sin gessar hasta otro dia siguiente que el agua de la mar está en el mismo ser menguante ó cresgiente que estaba, al tiempo que picó este ani- mal. De forma que tura aquella passion é dolor del un animal é del otro veyn- te é quatro horas naturales puntualmen- te, sin que aproveche remedio alguno en el que está lastimado , hasta que pas- se el tiempo que es dicho ; é aquel com- pUdo, ningún peligro hay en ninguna destas dos cosas. CAPITULO XXV. De los juncos ó palmas que, llevados á España é á otras parles por el mundo, sirven de báculos ó bordones para los hombres de auctoridad é para los viejos é hombres ancianos, é aunque en muchas parles de las In- dias los hay é se nascen de por sí, cuéntase aqui dónde los crian é siembran é cuHivan, é para qué efetos. I^osa es común, ó que en muchas parles de las Indias se halla, esta manera de bor- dones ó báculos que en España los llaman juncos de las Indias ; y destos yo diré largamente, en el libro X y capítulo VIII de la primer aparte, lo que hage al caso de su forma y manera questos juncos son. Pero no se dirá alli una cosa que á mi notigia ha venido pocos dias há, y que aqui escrebiré , porque aunque há tantos años que vivo en Indias , nunca lo supe hasta el año que passó de mili é quinien- tos é quarenta y uno , y no pensaba yo questos juncos se cultivaban ni hagian en parte alguna con diligengia humana , sino del proprio ofigio de la natura donde á su propóssito fuesse. Y salido yo de una enfermedad que en el año que he dicho tuve , de que quedé muy flaco y con nes- gessidad de un báculo hasta convalesger, un amigo mió é vegino me pressentóuno destos juncos para mi propóssito, hombre digno de ser creido ; y me dixo que lo tenia desde que se halló con el capitán Diego de Ordaz é Gerónimo Dortal en el descubrimiento del gran rio de Huyapari, donde á los indios es común é ordinaria cosa en el pueblo, que llaman ellos Arva- cay, plantar ó sembrar é coger estos jun-r COS. Y el efeto pringipal para que son é en lo que se sirven dellos, es para levan- tar las falcas ó costados de sus canoas, juntando unos á par de otros , muy bien ligados ; y assi hagen cresger en alto las paredes ó costados de sus navios ó ca- noas , porque son muy á propóssito é úti- les para ello , assi porque son ligeríssi- mos , como porque de ninguna otra ma- dera ni ligagon podrían hagerlo tan pres- to ni que mejor ni tan bueno fuesse, como de los dichos juncos. Y entre aquella gente es una buena mercadería é rescate é muy nesgessaria para los que navegan en canoas , para hagerlas de mayor porte é sin detrimento de la canoa. Y esto bas- te aqui quanto los juncos , pues que co- mo es dicho , en el lugar alegado estará relatado lo demás. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XXVI. 211 CAPITULO XXVI. En el qual se tracta un notable que es razón que por cosa memorable se ponga en este libro, para que me- jor se entienda la abundan9ia de la carne que hay en esta Isla Española y la que se mata cada dia que es de carne ordinariamente. JJiSta cibdad de Sancto Domingo no lle- ga á seysQientos veginos al presente, que es el año de mili é quinientos é qua- renta y ocho en que estamos , é ya tuvo mas veQindad ; pero nunca estuvo tanto edificada. Y cómo quier que es poca po- blagion , se matan cada dia quarenta no- villos é vacas en la carnesgeria que se pessan, é con la carne del rastro llegan á ginqüenta reses un dia con otro , y vale el arrelde á dos maravedís : que es cada .arrelde dos libras de á diez éseysongas. Matan é córaense en esta cibdad treynta é treynta é ginco carneros cada un dia, é vale el arrelde á diez é seys maravedís. Mátanse é péssause al mismo presgio cada un dia veynte terneras. Mátanse é pés- sanse cada dia diez ó doge puercos, é vale el arrelde á veynte maravedís. Assi que, son por todas giento é diez é siete cabegas destos quatro géneros ó forma de ganados ó pocos menos , é aun á ve- ges mas de lo ques dicho : la qual can- tidad no hay pueblo en España , por grande que sea , en que tanto ganado se pesse. Y como en otras partes la his- toria lo acuerda , es mucha cantidad la que del ganado vacuno se mata é alan- gea en el campo, é se deja perder la carne , por salvar los cueros para los llevar á España, é por aprovecharse del sebo. CAPITULO XXVII. En el qual se tracta de las dos especies ó maneras de esmeraldas que se Kan hallado en la Tierra-Firme, de las quales se han llevado muchas en cantidad , de diversas estimaciones é préselos, é aun asaz dellas de mucho valor han discurrido por Europa é otras partes del mundo, que destas nuestras Indias se han trans- portado, por muchos reynos, en tanta manera que la grande abundancia é número dellas ha fecho dismi- nuir el valor de tales gemmas. E n aquel tractado De proprietatibus re- rum * están escriptas muchas y grandes propriedades y virtudes de la esmeralda, y entre otras dige que acresgienta las ri- quezas é da hermoso hablar é guarda de la gota coral : quando es colgada al cue- llo guarda la vista , é la conforta quando es flaca. Restriñe los movimientos de- lectables de los luxuriosos , é restituye la memoria perdida, é vale contra las fan- tasmas é las ilusiones del demonio : apa- gigua las tempestades é estanca la san- gre , é vale á los adevinos , como se dige en el Lapidario. Con qualqiiiera cosa de las ques dicho queste auctor , ó mejor di-- giendo la experiengia , me haga verdad de la esmeralda , me paresge que no hay dinero que se le iguale. No hay aspecto de alguna color mas jocundo, é como miramos de voluntad las hojas verdes é las hiervas , tanto mas de grado vemos las esmeraldas , porque ninguna cosa ver- de es mas verde que ellas, en su compa- ragion : é son entre las gemmas ó piedras 1 Lib. XVÍ, cap. 87. 2Í2 HISTORIA GENERAL Y NATURAL presgiosas las que hinchea los ojos é no los cansan : antes quando son cansados, por aver mirado otra cosa, los recrean. Ni tienen los ojos mas agradable restau- ragion para aquellos que entallan las gem- mas, porque con aquella verde lenitud ó halago mitigan el cansangio, é assi mis- mo hagen ver por mas luengo espagio, dando, por reflexión, su color al ayre gir- cunstante. Nerón miraba las batallas de los gladiatores en una esmeralda. E son de doge maneras: é las deSgithia sonnobilíssimas, denominadas de la tierra donde nasgen , é ninguna otra es mas dura ni con menos vigios : é las batria- nas , como son próximas á las ques di- cho , assi les son en el loor iguales ; y di- gen que se recogen en las conjunturas de las piedras , pero que son menores que las sgithias. En fin, después que ha di- cho Plinio de otras espegies de esmeral- das , concluye que las egipgias tienen el pringipado*. Dige mas: algunas no se deben horadar, porque son de perfeta bondad, é por esso quieren mas aynaha- ger de aquellas cilindri que gemma ó piega, como aqui se dirá, que no piedra engastada, porque en las tales es suma- mente alabada la longura. Algunos creen que nasgen angulosas ó esquinadas, é que sean mas gragiosas horadándolas, porque se les quita la medula de la blan- cura, é con el oro que se les pone se cas- liga é enmienda la causa de la transpa- rengia é hágesse mas densa é perfecta. Todo lo dicho es de auctoridad del auc- lor alegado , y muchas mas cosas escribe en su último libro de la Natural Historia, tractando de las esmeraldas. Isidoro en sus Ethimologias sigue en la mayor parte de lo ques dicho al Plinio. Este sancto doctor , declarando en sus Ethimologias ^ este vocablo é figura de celindro , la pin- ta é pone asM. Cilindrus est figura quadra-^ ta, habens superius semicirculum insoli- dum, ita {Lámina 2.', fig. 5.'): pero yo no tomo por tal figura lo quel PUnio dixo de suso , sino por lo que lo toma el Antonio de Lebrija en su Vocabulista [Cilindrus, i, por coluna ó cosa rolliza en luengo); pero dexadas estas opiniones aparte , digo que en esos ni en otros auctores no he hallado particularidad que sea totalmente tan satisfactoria en esta materia é nasgi- miento de las esmeraldas , como lo que han visto nuestros españoles (y he com- prehendido de las esmeraldas destas nues- tras Indias): diré mi paresgeren ello, re- mitiéndome del todo á los que con mas experiengia é curso las han tractado. Y di- cho lo que he oydo, y dada relagion de lo que he visto , ocurran los lapidarios á su experiengia é doctrina , é sírvanse desto en lo que fuere á su propóssito. En el libro XXVI, cap. XIII, se hallará adelante escripto lo que entendí de dos capitanes, mis amigos, é personas co- nosgidas é de crédito , é también lo supe de otros que assi mesmo vieron sacar es- meraldas en la gobernagion del nuevo reyno de Granada, donde nasgen é está la mina dellas. Y también hallares, letor, en el libro XXXXVI, en el cap. XVII, otra espegie de esmeraldas muy desemejantes en su nasgimiento, porque las primeras que digo están en la provingia de los Al- cágares, en la jurisdigion del cagique So- mindoco é de otro que se llama Te?ia , é las que dixe del libro XXXXVI son en Puerto Viejo , en el Perú, las primeras, esto es, en la jurisdigion de Somindoco: é de la misma forma se hagen en tierra del Tena , y aun estas eran las mayores é mejores ; pero por gierto terremoto se hundió aquel monte ó parte, donde en Tena sacaban esmeraldas. Sácanse en una sierra cavando , é después sueltan el agua que tienen para ello retenida en 1 Plin. , lib. último , cap. 6. 2 Isid., lib. XVÍ_, cap. 7. De viridioribus gemmis. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XXVII. 213 charcos ó pozas que hagen, quando llue- ve , é con ella lavan la tierra de la peña cavada, é cómo el agua la roba é lleva, descúbrense é paresgen las esmeraldas. Estas todas son prolongadas, como cañu- tos por la mayor parte , pero magigos é de seys ángulos é caras é muy duras, puesto que partigipan asaz de una trans- parencia cristalina. Destas me han dicho algunos testigos que por experiengia lo han visto , en espegial el capitán Gómez de Corral, quel fuego no las corrompe (á las que son limpias dellas), é aun se ofres- gia á lo experimentar en mi presengia. Mas aun quél tenia muchas esmeraldas, yo no quise ageptar tal prueba , porque no pensasse que ponia en dubda sus pala- bras ; y también le oy degir que las que limpias no eran, se rompian con el fuego. De las segundas esmeraldas que dixe de suso en el lugar alegado que se crian en el Perú (libro XXXXVI) , en guijar- ros ó piedras como marmoleñas , en las entrañas ó interiores de los guijarros ó piedras semejantes, digo quel nasgimien- to dellas , hasta el tiempo pressente , á los españoles oculto es; y tengo creydo que debe ser mucha verdad assi , porque soy informado de hombres de crédito que me han dicho é otros me han escripto que ellos las han hallado dentro de tales pie- dras. Y con esta mi opinión é verdad es conforme una esmeralda que yo uve destas, é la tuve un tiempo fecha una cuenta redonda é horadada, assi como se ovo de los indios, que en parte della pa- resgia piedra cristaUna ó espegie de gui- jarro blanco transparente , y en otra par- te della mostraba ser muy fina esme- ralda y que se podia sacar della una pie- ga, digna de un anillo para un príngipe ó señor grande. Con la qual tuve otra es- meralda en una sortija ó anillo engastada que me costó dosgientos é ginqüenta pes- sos de oro, é no la diera por quinientos: é si no oviera tanta abundangia de esme- raldas (que de las dos provingias que he dicho han resultado é llevádose á Espa- ña) , yo estimarla la mia en mas de mili pessos de buen oro ; porque de mas de su limpieza é hermosura es gran pieza é quassi tamaña como la mitad de la uña del dedo mas gruesso de la mano de un hom- bre , é es gruessa asaz , segund su gran- deza. Estas últimas llaman de Puerto Vie- jo, porque alli venia la contractagion de- llas, antes que los chripstanos ganassen la tierra , é por aquella comarca se han ávi- do. Mas sospéchase questas esmeraldas se hallan en la tierra é señorío del cagi- que Tangarala , é de gerca de un gran rio assi llamado ; en la costa del qual se pobló la cibdad de Sanct Miguel, ques á seys leguas de Puerto Viejo, queslá desla parte ó promontorio de Sanct Loren- go , algo mas de un grado de la otra parte de la línia equinogial : de manera que las primeras que están de esta parte en los grados que he dicho, se deben llamar es- meraldas de Somindoco , é las que están del otro cabo , que son las últimas é me- jores , se deben llamar de Tangarala, en tanto que mas notigia sea dellas. Y por mas me gertificar de lo que he dicho, hige labrar á un lapidario itaHano, llamado Roco, la cuenta que he dicho que tuve redonda, y aun dos cuentas esme- raldas ; y se sacaron piezas en toda per- fegion y verdor , y también sacó este la- pidario de las mismas cuentas algunas esmeraldas , no tan finas , é otras piezas blancas de las mismas cuentas. Cosa es que para mí fué nueva vista é satisfato- ria de lo que tengo dicho de suso. He traydo aqui esto á conseqüengia de los depóssitos diversos ó materias diferen- tes de que tracta este libro VI, porque me paresge que lo que he dicho de las esme- raldas es notable , pertenesgiente á este libro , assi para considerar las diversida- des quel Plinio é otros auctores escriben de tales gemmas, como porque ningún su HISTORIA GENERAL Y NATURAL auctor he hallado que de vista pueda tes- tificar cosa tan al propóssito é ])astante de las esmeraldas, como lo que tengo di- cho : de las quales se han llevado muy ricas piezas á España , é de mucho valor, de la una é de la otra parte que he dicho que se han hallado en estas Indias. Para mi opinión yo tengo en mas estimagion las segundas esmeraldas, de que he trac- tado , que llaman de Puerto Viejo ó de la Nueva Castilla, ó como digo de Tanga- rala , non obstante que puntualmente no se sabe hasta aqui , que estamos en el año de mili é quinientos é quarenta é ocho, su nasgimiento, aunque algunos sospe- chan é otros creen que son de la costa del rio de San Johan , que es g erca de Puerto Viejo , é está aquel rio en dos gra- dos é alguna cosa mas desta parte de lalí- nia equinogial. Pero porque las que llaman de Granada ó de los Alcázares ó Somin- doco ó Tena ó Bogotá , mejor lo enten- dáis, letor, digo quel nuevo reyno de Granada se dio por nombre á aquella pro- vincia por los chripstianos que la descu- brieron; é otros le llaman los Alcázares. El mayor señor de la provincia se degia Bogotá ; é á la parte de Bogotá hágia el norte, está el cagique Tena, do se solian sacar las ricas é mejores esmeraldas. E á la parte de Bogotá , hágia mediodía , está la otra mina de esmeraldas en tierra del cagique Somindoco : assi que de la una mina á la otra hay veynte leguas, é en medio de ambas minas estaba aquel gran señor, llamado Bogotá, é todas tres par- tes están quassi en triángulo , é es un va- lle hermoso é fértil; para subir al qual siempre se va encumbrando la tierra poco á poco desde muchas leguas, como quien fuesse desde Sevilla á Burgos ; é assi con- cluyen nuestros españoles que lo han vis- to , que hasta llegar al dicho valle ó se- ñorío del Bogotá, se va la tierra algando é se passan muchas é altas sierras. Y esto baste quanto á las esmeraldas. CAPITULO XXVIII. En que sumariamenle se tracta un depóssito, que mas largamente se podrá ver en sus lugares apropri- dos, é donde la natura en estas Indias ha mostrado é produce algunas fuentes é nascimientos de betum de diversas maneras. JL ráctase en el libro XVII , cap. VII , de una fuente ó minero de betum que hay en la isla de Cuba , alias Fernandina , que es cosa muy notable ; pero no nueva en el mundo, porque como al letor constará por lo que alU puede leer , otras fuentes tales escriben auctores graves é de cré- dito que hay en otras partes. Pero cómo este libro VI es de depóssitos , é paresge que conviene que haya en él una rela- gion de la generalidad ó particulares no- vedades de las cosas que en estas Indias se descubren , parésgeme que aquesta de los veneros ó manantiales ó fuentes de betum no se debe preterir ni dexar de re- ferirse aqui por cosa muy notable. E digo assi que hasta el pressente tiempo del año de mili é quinientos é quarenta y dos sabemos que hay tales betumes ó licores, señaladamente en aquestas partes que agora diré. En la isla de Cubagua, que también se llama de las Perlas ; en la isla de Cuba , alias Fernandina , está otra fuen- te ó venero de betum; en la Nueva Es- paña hay otra en la provingia de Panuco, é otras dos fuentes hay en la punta de Sancta Elena, que la una dellas es como perfecta trementina. Otro lago de betum está en la provingia de Veneguela : otro pozo hay de betum en la gobernagion del nuevo reyno de Granada, en la tierra de los indios bravos, que llaman Panchcs. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XXVIII. SH5 Assi que hasta el pressente se saben en estas nuestras Indias siete fuentes ó ma- nantiales de betum; é muy diferentes los unos de los otros, de los quales todos nuestros españoles , ó de la mayor parte dellos , se han aprovechado para brear navios , non obstante que segund lo que de los indios se ha podido saber , son apropriados tales licores á muchas pas- siones, é son medicinales, como se di- rá en sus lugares é partes apropriadas, quando en cada parte ó isla , donde es- tan, se tractáre su historia mas puntual- mente. CAPITULO XXIX. Del temblor de la mar, é del fundamento ó (ierra que debaxo della está juntamente, ó en un instante tem- blor de ambos elementos. »3on las cosas del mundo y de la natura tan grandes é de tanto valor é soberana in- vestigación para los despiertos ingenios, que ningún buen entendimiento las puede oyr ni considerar sin grande gogo é deleta- gion del espíritu inteletual. Y aun no son poco provechosas en los cathólicos varo- nes , pues á los tales y aun á los infieles causan una ocurrengia de memoria que los lleva al Hacedor y causador de todos los bienes y de todo lo creado y elemen- tado para darle gragias y loores de sus maravillas ; porque como dijo David: «Señor, no hay otro semejante á tí ^)) Cierta cosa es, que manifiestamente yer- ra aquel que á la natura le da gragias, ni se maravilla de cosa que obre , sino á solo aquel que la ordenó é compusso de tal manera , que ella pueda naturalmente obrar aquello que, por acaesger raras veges, nos paresge milagro. Una cosa diré aqui que, aunque hé setenta años, nunca antes avia llegado á mi notigia se- mejante acaesgimiento , y al presente el capitán Johan de Lobera, que está en esta gibdad é puerto de Sancto Domingo, me ha dicho , y también lo dige un maes- tre de una caravela llamado Johanes , na- tural del condado de Vizcaya, é ambos testifican averse hallado en lo que aqui se dirá. Después quel adelantado don Pe- dro de Alvarado , viniendo de Castilla, passó por esta gibdad é llegó á la Tierra- Firme é gobernagion de Honduras , envió al dicho capitán Johan de Lobera con tres navios á estas islas. E después que se hi- gieron á la vela en la Tierra-Firme é na- vegaron para venir aqui, dióles tiempo contrario é hízoios andar temporigando muchos dias : é la víspera de Sancta Ca- thelina, veynte é quatro de noviembre de mili é quinientos treynta é nueve años, á causa quel tiempo no abonangaba para seguir su viaje , estaban todos tres navios apartados uno de otro é puestos al payro, por no se derrotar ni perder lo que avian caminado , é hallábanse quarenta leguas ó mas apartados de la gran costa de la tierra é de donde avian partido. El norte ventaba mucho siete dias avie, sin gessar un punto , que en esto estaban aguardan- do la mudanga del tiempo; y esperando otro mejor tembló la mar , é assi creyeron que lo hizo la tierra que debaxo de sí te- nían. Esto fue entre las onge é las doge horas de la noche , y de tal manera , que todos los de los navios pensaron que avian dado en algunos baxos , y ocurrie- ron á las sondas é no hallaron suelo ; y espantado del caso el capitán Johan de i Domine , non esl similis lui. Paralip. , cap. 17. Si6 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Lobera , se hizo á la vela, atinando á los faroles que cada navio tenia , para se re- coger ó entender, é arribó con la nao capitana sobre un navio de los de la con- serva por hablarle, é preguntó á este maestre Johanes (que assi mismo al pre- sente está en esta cibdad) que qué le pa- res^ia que debian hacer, y el maestre le dijo: «Señor, no sé qué hagamos ; ha- gerse há lo que vuestra merged manda- re.» Entonces el capitán, Johan de Lo- bera, replicó é le dixo : «¿Parégeos que debemos arribar la vuelta de Tierra-Fir- me?» E el maestre respondió que le pa- resgie que lo debian hager, pues que la mar ya no los sofria , que habia tembla- do, é el tiempo estaba muy metido en su contraste. E assi acordaron de arribar, é fueron la vuelta de tierra, é caminaron lo que les quedaba por passar de aquella noche , é el dia siguiente todo de Sancta Cathelina é la noche con mucho norte, é el otro dia adelante por la mañana llega- ron al cabo de Higueras. E salidos en tierra supieron que en la misma sagon que passó lo que está dicho de aquel temblor, tembló assi mismo mucho la tierra de aquella provingia , é se siguió grandíssimo daño en las heredades é en el campo. Paresgióme notable cosa é dina de ponerse entre las diversidades de co- sas queste libro VI tracta , puesto queste maestre Johanes dige que otra vez le acaesgió lo mismo en Levante en el ar- chipiélago; é caso que á marineros no sea oculto esto , para mí ha seido cosa nueva oyrlo, y assi será á otros muchos, en espegial á los que no han tanta noti- gia de las cosas de la mar ; porque mo- verse allá debaKO della la tierra é temblar en tanta hondura, como aquellos navios tenian debaxo de las quillas, é sentirlo de tal manera que les paresgió avian to- pado en rocas ó dado al través, caso para espantar é no de poca contempla- gion é admiragion es á los que lo oye- ren. Bien sé que escribió Plinio ' que tiem- bla la tierra variamente é hage maravillo- sas operagiones ; porque algunas veges derriba los edifigios , é otras , abriéndose la tierra, los traga: otras veges echa fue- ra alguna altura ó muela de territorio: otras veges rios ; otras fuego é cálidas fuentes , é alguna vez revuelve el curso de los rios. El terremoto es acompañado de sonido , el qual paresge ó mormurio ó bramido ó grito humano ó rumor de ar- mas , segund la calidad de quien lo res- gibe é la forma de la caverna de donde sale ; porque en la via estrecha es ronco, é en la torgida ribomba , y en lo húmido ondea, y muchas veges sin terremoto se oye el sonido. Ni en una misma manera se conmueve la tierra ; mas ó tiembla ó alanga el abertura que hage el terremoto. Alguna vez queda mostrando lo que ha tragado, é otras veges se rehinche, de ma- nera, que ninguna señal queda de las cibdades ó tierras sorbidas. El mismo auctor alegado dige, antes de lo ques di- cho , lo que sigue : «Yo estimo no ser dubdoso que los vientos son causa de los terremotos: ni jamás tiembla la tierra, si la mar no está quieta é el ayre tranquilo, quel vuelo de las aves no se sostenga, porque es removido todo espíritu que le lleva. Ni jamás hay terremoto sino quan- do el viento es rincluso en las venas de la tierra ; porque assi es el terremoto en la tierra, como el tronido en la nube, ni es otra cosa el abertura de la tierra de lo ques la nube, quando al salir del rayo se abre , porque el viento engerrado quiere salir á lugar libre ^.» Aplicando lo ques di- cho de Plinio á nuestro propóssito é á lo que los testigos alegados digen que les subgedió, cotejado lo que tan alabado auc- tor escribió desta materia en su Natural 1 Plin., lib. Il.cap. 82. 2 Plin., lib. II, cap. 81. DE liNDíAS. LIB. VI. CAP. XXIX. t\ historia , veo que no se conforma con nuestro caso; porque pues Plinio dige que jamás tiembla la tierra si la raar no está sosegada y el aire tranquilo , y es- tos otros contestes digen que la mar an- daba muy alta y el viento muy excesivo é grande , é la noche toda con muchos truenos é relámpagos é tiempo tempes- tuoso; muy diferente es é desviado lo quel Plinio dige de lo que nuestros testigos afírmau. Assi como do supo este caso, es de creer que hay otras muchas parti- cularidades quel no alcangó, é quel mun- do nunca gessará de enseñar novedades á los que vivieren , y mucho mas en es- tas Indias que en otras partes ; porque los secretos dellas están menos entendi- dos ni vistos con tanta experiengia por los chripstianos é hombres de sgiengia seme- jante. CAPITULO XXX. De un depósilo é nueva manera de atabales é alambores é hasta agora nunca oydos ni vistos, cx^eplo en Zisca, capitán herético de los bohemos heréticos. U n depóssito se me ofresge de una nue- va manera de atabales que en la parte austral destas nuestras Indias se han ha- llado y visto , lo qual en la continuagion destas historias estará mas largamente escripto en sus lugares apropriados , assi quando se tráete de la gobernagion de Popayan en el libro XLV, como en el li- bro XLVI de la última parte destas his- torias. Mas por ser cosa muy notable ha- ger los hombres atabales, ó ser los hom- bres atabales, degirse ha aqui en suma lo que en esto passa : é diré primero una cláusula del testamento del herético Zis- ca, capitán muy señalado délos heréticos de Bohemia , porque quiere paresger á lo que los indios hagen en algunas pro- vingias (no lexos sino muy gerca) de la línia del equinogio. Escribe Eneas Silvio Picolomineo, natural de Sena, cardenal de Sancta Sabina, en su Historia de Bohemia * , que seyendo herido de pesti- lengia en un castillo, llamado Priscovia, el herético capitán Zisca , por permisión de Dios (segund se debe creer) , mu- rió aquel aborresgible monstruo, cruel, espantable , enojoso , contra el qual , no bastando poder humano, bastó para ma- talle solo el dedo de Dios. Digen que Zisca, estando enfermo, fué preguntado dónde le enterrarían, é respondió que le desollassen después de muerto, y echa- sen la carne á las aves é bestias , é del cuero higiessen un atabal, é le llevassen ante sí, como capitán, quando fuessen á pelear, é que en oyendo los enemigos el son del atabal, huirían. Lo que con este tal atabal se con- forma en las partes que he dicho des- tas nuestras Indias es lo que agora di- ré. Quando fué preso Alabaliba, prín- gipe muy poderosso é rico , huyó un capitán suyo de Caxamalca ó desde su real de Atabaliba, con ginco ó seis mili indios, é algósse con la provingia de Quito , é traia unos hijos de Ataba- liba que allá estaban. E Atabaliba es- tando preso, envió por ellos á un herma- no suyo , y este no queriéndoselos dar, le mató é le hizo sacar todos los huesos por gierta parte, quedando el cuerpo en- tero é lo hizo atabal: de tal manera, que la una parte del atabal , ó mejor digien- do atambor, eran las espaldas, é la otra TOMO 1. i Lib. III. ?8 218 HISTORIA GENERAL Y NATURAL parte era la barriga. E curada la cabega, é piernas, é pies, é brazos, é manos, é lo restante del cuerpo estaba entero co- mo preñado é fecho atabal ó atarabor co- mo es dicho : lo qual hizo por asegurar su tirania, é por atemorizar á otros á quien amenagaba que no le seyendo obe- dientes, los convertirla en semejantes alambores. Estando en esta cibdad de Sáne- lo Domingo de la Isla Española el ca- pitán Sebastian de Benalcágar, quan- do yba á su gobernación de Popayan , el año que passó de mili é quinientos é qua- renla, yo platiqué con él algunas veges, como con hombre que se avia hallado en la conquista de las provingias de Quito é Popayan , é de aquellas partes austra- les é señorios de Atabaliba. E cómo ha muchos años que nos conosgemos é somos amigos, como tales, sogiablemente é de grado me informó de muchas cosas que yo desseaba gertificarme ; y entre otras le pregunté por el atabal ó alambor que es dicho , y me dixo que él avia visto el mesmo atabal , é que era muy gran ver- dad aver assi passado como es dicho. Y me dixo mas: que lo tal es cosa muy usa- da en aquellas partes, é que vido en una poblagion pringipal, llamada Lile, que es en la gobernagion de Popayan (la qual está en dos grados y medio desta parte de la línia equinogial), en solas tres casas seysgientos é ochenta atabales se- mejantes al que es dicho. E aquestos ta- les instrumentos de música los hagen de los enemigos que vengen ó pueden aver; é quanto mas valeroso es el capitán ó señor de aquellos que en aquellas partes tienen señorío , tanto es mayor el núme- ro que tiene de tales atabales , é es un gran testimonio de su esfuergo é cruel- dad, de lo qual muchos se presgian. Y ningún atabal de los que de otros ani- males se hagen , les aplage , ni otra músi- ca han por tan suave é grata á sus ore- jas, como aquesta. E assi quando hagen sus areytos é fiestas, esos atabales se ta- ñen, é los tienen por un muy exgelente ornamento de su Estado, é por grande auctoridad de su potengia. Ved , letor, qué gerimonias les dá á entender el diablo, que son grandeza é de honrosa reputa- gion , porque cada dia crezca la república infernal é no falten homegidios , con que se vierta sangre humana, é se ofrez- ca al demonio en sacrifigio : de lo qual él se huelga mucho, como mas largamente lo dige el Tostado, exge- lente doctor , relatando las causas por qué Busiris sacrificaba los extrangeros, por hager plager ó servigio á sus Dio- ses, é porque le prosperassen en Es- tado i. CAPITULO XXXI. De una propriedad délos ganados corea de la línia equinoeial , que es cosa muy notable. \^uito está ginco ó seis leguas (segund fui gertificado del capitán Sebastian de Benalcágar y de otros), de la otra banda ó parte de la línia equinogial , á ochenta leguas de Popayan, de tierra doblada; é Popayan está en dos grados y medio des- ta parte de la equinogial, é el rio que llaman Angasmayo parte los términos de Quito é Popayan. Cosa es maravillosa que los giervos é ganados que están de la parte de Quito no passan el dicho rio á estotra parte, aunque por muchos va- 1 Abul. sobre Eusebio Z)e /05 íícmpoí, lib. II, cap. 4C1, DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XXXI 219 dos que tiene lo podrían hager, ni los que nasgen é están destotra banda tam- poco atraviessan el dicho rio para la otra parte hágia Quito. Otra cosa notable quie- ro referir aqui , la qual supe assi mismo del gobernador Benalcágar , el qual me gertificó que los giervos en la provincia de los Alcázares (hágia Sancta Marta) son chicos , é hágia la parte de Levante son grandes , no estando mas de un pequeño monte en medio. Estas cosas é secretos de la natura, son ocultas las causas, puesto que los efetos son vesibles. Assi como en Sigoro * , isla donde no entran perros, é llevándolos de otras partes, va- gabundos se andan por la ribera é se mueren , en muchas partes de la Tierra- Firme , assi como en Sancta Marta é en Nicaragua é en el golpho de Orotiña, todos los perros que son naturales de la tierra no ladran (de los quales yo he vis- to muchos); pero los nuestros que han lle- vado españoles ladran, como lo suelen ha- ger en España. Tenupsisambri , provingia es de Assia, donde todos los animales de quatro pies son sin orejas , é assi mismo los elephantes^. Quién puede saber ni con- jecturar la causa por qué una gente de la India llamada pandara , la qual habita en los valles , vive dosgientos años , y en la juventud son canos , y en la vejez tienen el cabello negro?' O por qué en otra par- te nasgen los hombres con cola pelosa é son velogíssimos , é otros con tan gran- des orejas que cubren todo el cuerpo con ellas? Estas cosas, como dige Pli- nio, c otras semejantes , produge la na- tura de la generagion de los hombres, las quales á ella dan juego y á nosotrps nos paresgen miraglos. Y assi mismo se ven en los otros animales las diferen- gias que se han dicho de suso, é otras que no se pueden acabar de escrebir, sin prolixidad. Pero , como mi intento no es degir las que por otros auctores están es- criptas, sino las que en estas nuestras Indias vienen á mi notigia, que son nota- bles, he traydo á conseqüengia las que truxe aqui del Plinio , para que el letor se acuerde que esta materia es grande, é que en otras partes del mundo hay assi mismo otras muchas cosas, de que se pueden tanto ó mas maravillar los hu- manos, como de las que se han dicho destas Indias , y assi tengo por giertas las unas é las otras. CAPITULO XXXIL De los vasos hechos de cabe9as de hombres ; y tráctase aqui en espe9ial de uno que tuvo el gran prín- cipe Atabaliba, é de lo que dio por un gato, é de lo que dio á un español por causa de un gavilán. U n depóssito (y aun tres) porné en este capítulo XXXII, en tanto que llega la his- toria á su tergera parte ó volumen, donde se tractará de las co?as del gran príngi- pe ó rey Atabalíba. Y porque ha pocos días que tengo notigia de un tractado nuevamente escripto por un caballero de Sevilla, llamado Pedro Mexía, é á su li- bro llama Silva de varia legión, no se puede negar que el auctor es docto y su obra provechossa , y el estilo no menos elegante que subido en quilates de mu- cho valor; y conozco yo de su ingenio y letras que bastan á esa obra é otra mayor. Mas diré dos cosas aqui, antes que diga i Plin., lib. VI, cap. 28. 2 Plin., lib. VI, cap. 30. 3 Plin., lib. Vil, cap. 2. 220 HISTORIA GENERAL Y NATURAL los tres depóssítos que ofresgí de suso: la primera es quel nombre ó título del libro me pares^e muy bien acomulado é puesto muy al proprio é qual le debe te- ner un volumen semejante ; porque assi como en él se tractan muchas é diversas cosas, é en la silva ó bosques son dife- rengiados los árboles é plantas que pro- ducen, é los animales é aves que en ellos habitan ése crian, assi le dio el nombre, conforme á la traga é materias que en su mente (del escriptor) estaban ya elegidas y notadas y bien vistas por él , para que desechando ó desviando la prolixidad de los originales (como prudente copilador), cogiendo la flor de tantas é tan suaves memorias é de tan notables legiones, viés- semos en breves renglones lo que muchos é grandes volúmines contienen. La se- gunda cosa que me ocurre, ó en que este nuevo tractado Silva de varia lecion me ha dado causa de hablar en su loor y en el primor de su auctor , es averie topado su industria un nombre que paresge pe- regrino ó no visto antes y solo , y en la verdad es muy usado , porque como dige el sancto doctor Isidoro en sus Elhimolo- (jias\ quiero degir que esa varia legión tiene otro título é nombre proprio , y es Comentarios) y assi lo que escribió César, dictador, se llama Comentarios de César^ porque sumariamente escribió sus pro- prios fechos. Y esto que yo escribo en este libro VI de la Natural Historia de Indias, el mismo y proprio nombre que se le puede dar, es Comentarios ; puesto que assi como este caballero , Pedro Me- xia, huyendo del proprio nombre, dio á su obra otro tan proprio como el mismo, é la llamó Silva de varia lecion , assi yo quando intitulé este sexto libro , por no le llamar Comentarios, le nombré Libro de los Depóssitos. Y lo que tuve escripto del i Commentaria dicta , quasi cum mente. Sunt eniminterpretationes, ut commentajuris, commenta Evamjdii. Nam quicquid brcviter componilur, com- se imprimió el año de mili é quinientos é treynta é ginco años, y después se ha acresgentado en él todo lo que esta se- gunda impresión tiene mas que la prime- ra , que es mucho , y cada dia puede ser mas; porque estos tractados ó comenta- rios son de calidad que nunca faltará qué recoger para recreagion de los hombres que dessean saber y no se apartan de tan loable y virtuoso exergigio, como es leer, con tanto que esa ocupagion sea en li- bros provechosos y verdaderos y no pa- negy ricos, in cujus compositione homines multis mendaciis adulantur , como el mis- mo Isidoro en el lugar alegado lo dige. Tornando al primero propóssito de los depóssitos, digo que en el capítulo IX deste VI libro dixe algo de lo que escribe Plinio de giertos vasos, que los antropó- phagios usan , que hagen de las cabegas de los hombres que matan, y dige estas palabras: «Los antropóphagios y come- dores de carne humana ó de hombres (de los quales avernos dicho) , están diez jornadas engimade Borísthenes, é beben con las cabegas ó calavernas de los hom- bres , é los dientes con los cabellos traen por collares , segund escribe Isigono *. Muchas cosas se hallarán en estas mis historias de Indias, por donde se deba creer la maldad destos indios en el co- mer carne humana. Mas por un vaso que he sabido que tuvo aquel gran príncipe Atabalida , se puede creer lo demás : el qual era la cabega de su hermano, la qual vagiados los sesos é interiores par- tes della muy bien , y de dentro muy li- sa, y el brocal de su gircunferengia he- cho de oro muy bien labrado é fino , te- nia el cuero superior con los cabellos muy llanos é negros y curados, de manera que estaban muy lijos en este vaso, con quel Atabaliba bebia en las fiestas; y era mentarium dicüur ; quod vero elongatur,expoiit%o nominalur. üb. VI., cap, 8. 2 Plin., lib. Vil. cap. II. DE INDIAS. LIB. Vi. GAP. XXXíí. 22 f una de las maá presgiosas joyas de su cá- mara é tesoros y de mas reputagion. El segundo depóssito es, que entre los españoles que se hallaron en la prisión de Alabaliba , uno dellos tenia un gato des- tos caseros: é acaso un día vido el Ala- / baliba como tomó un ratón, y holgóse tanto de verlo, que rogó al dueño del gato que se lo diesse, é dióle por el gato mas de mili pessos de oro; y de ahy adelan- te, quando queria aver plager, traíanle ratones, é él soltaba el gato é los toma- ba, é era para él una caga de mucho porte é risa. Quanto al tergero depóssito , es de sa- ber que un hidalgo de los del exérgi- to del gobernador, don Frangisco Pi- garro, tomó un gavilán é hízole manso, é cagaba con él gergetas é tórtolas é otras aves : y ver aquesto fué para Alabaliba una cosa de que él se maravilló , é dixo que los hombres que tal sabían hager á enseñar á las aves é domarlas, que todas las cosas del mundo les eran possibles é sabrían ser señores del mundo , pues ha- gian alguagiles para tomar las aves. Y en veges le dio á aquel hidalgo, por causa del gavilán, mas de dos mili pesos de oro , é queria que aunque se le oviesse dado, lo tuviesse é curasse aquel gentil hombre que lo avia hecho , é que cada dia se lo truxese delante de sí. E se hol- gaba mucho de lo ver, é le hizo luego hager unos cascabeles de oro é guarnes- gerle como ave de tan gran príngipe , que á la verdad lo fué muy grande é tan va- leroso, como en su lugar se dirá, quando se tráete en la tergera parle de la con- quista de la Nueva Castilla é de aquellas partes australes. Y no fué pequeño de- licio matar un señor semejante, y en es- pegial por la forma que lo mataron. CAPITULO XXXIII. De las mugeres que en las Indias viven en repúblicas é son señoras sobre sí, á imitación de las Ama- zonas: é pónense aqui dos depóssilos hasla que en la segunda parle de la General historia lleguemos á los proprios lugares é provin9Ías, donde tales mugeres habitan , é alli se diga mas copiosamente lo que en esto hay que escrebir. I linos é Escolopytho fueron desterra- dos de su patria*; losquales, llevando consigo gran moltilud de mangebos , se passaron á Capadogia á par del rio Ter- modonle , é tomaron los campos Temis- girios , é alli acostumbraron á robar á los veginos; mas después los pueblos los ma- taron. Las mugeres, viéndose desterradas é viudas , lomaron armas , é primero de- fendiendo su tierra é hagiendo guerra, osaron por maravilloso exemplo de todos los tiempos, hager su república sin mari- dos ; desechando los veginos por no se casar, porque no seria llamado matrimo- nio, sino servitud, é assi se reglan, des- pregiándose de tener marido. E á tal que no paresgiesse que la una tenia ventaja á la otra, mataron á aquellos que avían quedado en casa , é higieron venganga de los muertos maridos con la muerte de los vivos. Después por fuerza ávida la paz, á tal que no fallasse su generagion , co- mengaron á luxuriar con los veginos, ésí nasgian algunos hijos varones, matában- los, é las hembras exergitaban en sus costumbres , no teniéndolas en ogio ni en el arte de la lana ocupadas , sino en ar- mas é en caballos é caga ; é quando eran pequeñas, quemábanles la teta derecha, á tal que no les diesse estorbo al tirar con 1 Justino, lib. II. 223 HISTORIA GEINERAL Y NATÜIUL el arco , por lo qual las llamaron amaco- nas. Estas ovieron dos reynas , Marpesia é Lampedo, etc. Este fue el origen de las que ama- zonas se llamaron, segund mas larga- mente lo escribe Justino en la Abrevia- ción de Trogo Pompeyo , é llegó su estado á ser muy grande. Otra cosa me mara- villa mas que lo ques dicho , porque esas amazonas conservaban é aumentaban su república , con aver ayuntamiento con hombres en giertos tiempos; pero repú- blica de hombres sin aver ayuntamiento con mugeres é vivir castamente é turar é ser siempre mayor su pueblo , esto es de mucha mas admiragion , y sabido el caso es muy posible, segund PHnio lo escribe, el qual dige, hablando del lago Apháltide, desta manera: «En la ribera del poniente está la gente de los esenios, los quales huyeron en todo de los malos: es gente en todo el mundo maravillosa; viven sin mugeres é sin alguna libídine, sin pecuina. No vienen á menos, porque de tiempo en tiempo van á vivir con aques- tos aquellos que, cansados por la adversa fortuna, siguen las costumbres de aque- llos ; por lo qual há muchos siglos que tura aquella gente , entre la qual ninguno nasge. ¡Tanto les es fértil á ellos el tedio ó enojo de la vida de los otros!» * Todo es del auctor alegado. Al propóssito de lo que está dicho en ambas particularidades, diré quanto á los depóssitos que ofresgí de suso dos notables memorias de mugeres. Y es la primera , que andando el gobernador Ge- rónimo Dortal en la Tierra-Frme, hallaron él é los españoles en muchas partes pue- blos, donde las mugeres son reynas ó ca- cicas é señoras absolutas , é mandan é gobiernan é no sus maridos , aunque los tengan; y en especial una, llamada Oro- comay , que la obedesgen mas de treynta leguas en torno de su pueblo , é fué muy amiga de los chripstianos. E no se servia sino de mugeres , y en su pueblo é con- versagion no vivian hombres , salvo los que ella mandaba llamar para mandarles alguna cosa ó enviarlos á la guerra , como mas largamente se dirá en el libro XXIV, capítulo X. Quando el capitán Ñuño de Guzman é su gente conquistaban la Nueva Galigia , tovieron nueva de una población de mugeres, é luego nuestros españoles las comengaron á llamar amagonas. Anti- gipóse un capitán llamado Ghripstóbal de Oñate á suplicar al capitán Ñuño de Guz- man, su general , que le higiesse merged de aquella empressa é pagificagion de aquellas amagonas: é el general se lo congedió , é fué con su capitanía en bus- ca dellas , é en un pueblo en el camino fué muy mal herido é otros españoles descalabrados de giertos indios que les salieron al encuentro , á causa de lo qual este capitán y los que con él yban, no passaron adelaínte. E llegado alli el ge- neral, pidióle la empressa el maestre de campo, llamado el capitán Gongalo López, para yr al pueblo de las mugeres , é otor- góselo : é quiso después el mismo gene- ral ver estas mugeres, é llegados allá sin resistengia, entraron, con su grado, en el pueblo do viven , llamado de ^igualan (llámanle assi porque en aquella lengua desa provingia quiere degir Giguatan pueblo de mugeres), é á los españoles dié- ronles muy bien de comer é todo lo nes- gessario de lo que tenían. Aquella repú- blica es de mili casas é muy bien orde- nada ; é súposse dellas mismas que los raangebos de la comarca vienen á su cib- dad quatro meses del año á dormir con ellas , é aquel tiempo se casan con ellos de prestado é no por mas tiempo , sin ocuparse en mas de las servir é conten- tar en lo que ellas les mandan que hagan 1 Plin., lib. V, cap. i8. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XXXIII. £23 de dia en el pueblo ó en el campo ; é las noches dánles sus proprias personas é camas : en el qual tiempo cultivan é siem- bran la tierra de mahizales y legumbres, é lo cogen e lo ponen en las casas, don- de han seydo hospedados. E complido el tiempo ques dicho , ellos todos se van é vuelven á sus tierras, donde son natura- les; y si quedan esas mugeres preñadas, después que han parido envian los hijos á sus padres , para que los crien ó hagan dellos lo que quisieren; é si paren hijas, retiénenlas consigo é criánlas para au- mentagion de su república. Tienen tur- quesas ó esmeraldas en cantidad é muy buenas. Pero el proprio nombre no es Ciguatan de aquella 6ibdad, como de su- so se dixo , sino Ciguatlam, que quiere degir pueblo de mugeres. De las otras sus particularidades se dirá mas por extenso en el libro XXXIV, cap. YIII. Yo me quise después en España informar del mismo Ñuño de Guzman, gerca desto destas mugeres, porque es buen caballero y se le debe dar crédito; é me dixo que es burla, é que no son amagonas, aunque algunas cosas se decian destar sobre sí; é quél passó adelante é tornó por alli , é las lialló casadas, é que lo tienen por va- nidad. Digo yo que ya podrie ser que, pues las halló casadas, fuesse en el tiem- po desos sus allegamientos ; pero dexe- mos eso, é passemos adelante. Pues yo he complido con los depóssitos que he dicho , quiero degir gerca de lo que se dixo de la gente de los esenios, de quien Plinio escribió lo ques dicho. Y porque no os maravilléis, letor, deso, os traeré á la memoria otras generagiones de gentes que vos y yo y otros muchos avernos visto semejantes, que se aumentan é viven muchos tiempos há, sin compañía de mugeres; y aun assi mismo os acordaré de otras congregagiones, que viven é per- severan y nunca faltan , de mugeres que viven sin compañía de hombres , para lo qual digo assi. Demás de lo que Sanct Isidoro di- ge en sus Ethimologias *, ya sabemos quel convento se toma por el lugar don- de muchos concurren ; y assi entiendo yo que muchos conventos é lugares hay que todos son de hombres religiosos y viven sanctamente sin compañía de mugeres : y muchas mugeres y conven- tos del las que están sin hombres , y se sostienen largos tiempos há, como lo tes- tifican los benitos é bernardos é car- tujos y las otras sanctas órdenes de reli- giosos por sí é religiosas por sí. Y assi debieran de ser esa ó esas comunidades de los esenios , los quales pone el auctor ques dicho en parte de la Judea ; y judíos castos debieran de ser; pero no de la sanctidad ni bondad de las comunidades ó conventos de religiosas ó religiosos chripstianos, que como aquellos, huyendo de los malos é pecadores mundanos, se apartan é engierran á servir á Dios, é viven ellos sin mugeres y ellas sin varo- nes, é castamente y en toda honestidad. E no vienen á menos, porque de tiempo en tiempo van á vivir en tal compañía aquellos que se cansan de la adversa for-. tuna , é quieren servir á Dios é dexar el mundo , é hagen profession con los que antes tomaron el hábito de la religión; por lo qual há muchos siglos é tiempos que permanege tal gente , sin que entro ellos ni ellas nazcan otras criaturas; por- que les es de mucha fertilidad y exgelengia el apartamiento de las costumbres de la gente seglar. Y quando, por industria é so- ligitud del diablo, alguna incontinengia é feo pecado se comete por algún profeso,- ni le falta arrepentimiento ni penitengia al propóssito de su delito y para remedio de . su ánima. Passemos á los otros depóssitos. 1 Cives vocatique in unum coeuntes vivat, etutita comes et ornatior fíat et tutior. Ethim., lib. IV, c. 4. 2*24 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XXXIV. De tres depóssitos é otros laníos animales vistos en la Tierra-Firme , los dos dellos en la provin9Íade Pa- ria , y el tercero en muchas parles de la Tierra-Firme. JL linio, hablando en los animales de agua , dige que la torpédine tocada con un asta ó verga, aunque sea desde ie- xos della , hage atormentar qualquier fuerte ó valiente brago é á todo veloge pié para correr * ; pero no dige este auc- tor la forma deste animal. Y nuestros es- pañoles que en estas Indias le han topa- do, no le sabian el nombre; pero digensu forma é manera. E assi este depóssito se- rá mejor entendido é el animal conosgi- do , de lo qual se tractará mas largamen- te en el libro XXIV, cap. XIII, donde hallareis , letor , que en el rio de Huya- pari se tomó un pescado como morena, pintado , tan gruesso como la muñeca del brago de un hombre , é tan luengo como quatro palmos : é tomósse con una red , é sacado en tierra , en tanto questuvo vi- vo , tocándole con una langa ó espada ó un palo , quanto quier que apartado esto- viesse quien le tocaba , en el instante da- ba tanto dolor en el brago , é lo atormen- taba é adormesgia con tal dolor, que convenia presto soltarle. Esto probaron muchos españoles, é tantos se quisieron informar deste secreto , que apretando el pescado hagiendo la experiengia, le ma- taron , é después que fué muerto se mu- rió tal propriedad con él, é no daba algún dolor ó empacho á quien le tocaba. Otro animal hay en la Tierra-Firme en muchas partes della, que son unas zorrillas de tal hedor que es incomportable. Son de color bermejo é de mal pelo, é tamañas como una pequeña raposa ó garduña ; y si passa este animal á barlovento , quel viento passe por él é después toque al hombre , aunque esté desviado un tiro ó dos de ballesta, le comunica un grandís- simo é aborresgible hedor: é da mucha pena , porque paresge que penetra la per- sona hasta las entrañas, por espagio de una octava parte de una hora, é mas é menos , segund la distangia , ó como es- te animal está arredrado. Acaesge, topán- dole en el campo, alcangarle los perros; pero pocas veges le matan , porque en dándole un alcange , dá de sí aquel hedor tan grande, y de tal manera, quel perro se aparta del atónito é aborresgido y mi- rándole mal contento : é revuélcasse en tierra por desechar de sí aquella iníigion hedionda que le ha pegado, é váse á buscar el agua, por desechar aquella pes- tilengia; y esto le tura algunos dias. Y quando alguno de pié ó de caballo le to - ca con la langa , sube súbito por el asta el hedor , é infigiona el brago é el hom- bre é la ropa , é suelta luego la langa é escupe, é vasca, é no se le quita aquel hedor é asco por algunos dias , ni le sabe bien lo que come; é es menester fregar é sahumar la langa muchas veges é la ro- pa, para desechar aquella mala infigioné hedor : é assi mismo la silla del caballo queda con la misma infigion, é el caba- llo pierde el comer por algunos dias, co- mo mas largo se escribirá en su tiempo, en el lugar alegado. Un animal pequeño hay en la provin- gia de Paria, del qual assi mismo se dirán mas particularidades en su lugar, en la segunda parte destas materias; pe- ro sola una cosa, la mas notable del, quise poner en este depóssito ; y es que la corriente del pelo la tiene al contra- l Pl¡n.,Ub. XXXII, cap. <. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XXXIV. 225 rio de los otros animales, porque pas- sándole la mano desde. la cabera has- ta el fin de la cola es á redropelo é so le levanta , é llevando la mano al contra- rio, desde la punta de la cola hasta el ho- cico, se allana el pelo. Duerme todo el dia, si no le recuerdan para darle á comer, é vela toda la noche sin parar , buscando que coma, y anda silvando. Llámanle los indios de la costa de Paria bivana. El pescado llamado accipensier solo entre to- dos los otros tiene vueltas las escamas al revés, hágia la boca ^ Por estas varieda- des es hermosa la natura , é quiere algu- nas veges conformar las cosas de la mar con las de la tierra , assi como la torpé- dine con las zorrillas que se dixo de su- so, é el acgipensier con la bivana. El mismo auctor escribe que giertas cabras tienen el pelo contra la cabega ó al con- trario 2, que es lo mismo que dixe arriba del animal bivana. Gomo eri otras partes lo he prometido , todas estas cosas é de- póssitos estarán mas copiosa é largamen- te relatadas, en sus lugares é provincias é libros apropriados. CAPITULO XXXV. De uaa nueva manera de arma ofensiva que usan cierta gente del Rio de Paranagua^u, que otros llaman Rio de la Plata, ó Uámanse los guaranias. I or impossible cosa tengo poderse sa- ber ni alcangar todas las maneras quel arte militar tiene é usan las gentes en sus guerras, assi para defenderse de los ene- migos , como para ofenderlos : y assi como ignoramos las nasgiones extrañas, assi nos son ocultas sus costumbres en la guerra y en la paz. Aqui se porná un de- póssito, en tanto que llegamos al Rio de la Plata, é es para mí muy nueva cosa la que diré , y assi creo que lo será á otros mu- chos que mas que yo avrán visto é oydo. Tengo averiguado con muchos testigos de vista, que ciertos indios que en el Rio de la Plata se llaman los guaranias usan cierta arma , y no todos los indios son hábiles para ella sino los que he nombra- do : ni se sabe si este nombre guáranla es del hombre ó de la misma arma , la qual exercitan en la caga, para matar los ve- nados , y con la misma mataban á los es- pañoles, y es desta forma. Toman una pelota redonda de un guijarro pelado, ta- maño como el puño, e aquella piedra átanla á una cuerda de cabuya y tan luenga como ginqüenta pasos é mas ó menos, é el otro cabo de la cuerda átanlo á la muñeca del brago derecho, en el qual traen revuelta la cuerda res- tante holgada, exgepto quatro ó ginco pal- mos della, que con la piedra rodean é traen alrededor, como lo suelen hager los fundibularlos. Mas assi como el que tira con la honda , rodea el brago una ó dos veges antes que salga la piedra , estotros la mueven alrededor en el ayre con aquel cabo de la cuerda deque está asida diez ó doge vueltas, para que con mas furiosidad é fuerga vaya la pelota: é quando la suelta , en el instante ex- tiende el indio el brago , porque la cuerda salga libremente, descogiéndose sin algún estorbo. E tiran tan gierto co- mo un diestro ballestero , é dan adonde quieren á ginqüenta pasos é mas é me- nos, hasta donde puede bastar la traylla: é en dando el golpe, va con tal arte guia- da la piedra , que assi como ha herido da \ Plin.,l¡b. IX, cap. Í7. TOAlü I. 2 Plin. , lib. VIII, cap. 6Í. 29 226 HISTORIA GENERAL Y NATURAL muchas vueltas la cuerda al hombre ó caballo que hiere , é trábasse con él de manera en torno de la persona ó bestia á quien tocó, que con poco que tira el que tiene la cuerda atada al brago , da en el suelo con el hombre ó caballo, á quien ha herido ; y assi acaban de matar al que derriban , muy á su salvo del cagador ó míUte que tal arma usa. Dixéronme por gierta cosa experimentada é vista, que entre mas de dos mili hombres que á aquella tierra fueron con el capitán ge- neral , don Pedro de Mendoga , entre los quales avie muchos sueltos é mañosos, ninguno se halló que supiesse tirar aque- llas piedras , segund los indios, aunque innumerables veges muchos españoles lo experimentaron : ni lo agertaron á hager, como mas largamente lo escribiré en el libro XXIII , en el capítulo VI , en que esto é otras cosas de aquella tierra aus- tral estarán escripias. CAPITULO XXXVI. De una ave de rapiña ó monstruo de las aves , que caca en la tierra d pesca en la mar é en los rios. JLf e todas las aves que yo he visto ó ley- do que son de rapiña, ninguna me ha dado tauta admiragion como una que se porná aqui en este depóssito , y de quien mas Jargamente estará escripto en el li- bro XIV, capítulo VIII. En las islas des- te nuestro golpho hay giertas aves que los españoles las llaman agores de agua, y yo llamo á tal ave monstruo entre las aves. Ni he visto ni oydo ni ley do otra su semejante ni tan notable entre todas las de rapiña , y muchas veges se ha visto y es notoria en esta nuestra Isla Española y en la de Sanct Johan é otras islas. Yo no la he visto; pero supe lo que agora diré de Pedro López de Ángulo é del ca- pitán Johan de León é del adelantado Johan Ponge de León é otros que la han visto cagar en la tierra é pescar en la mar, é la han tenido en sus manos: los quales contestes me gertificaron ques del tamaño de una gavina, é el plumaje quassi de aquella manera , como blanco mezclado de pardo, y el pico como de gavina é mas agudo. Mantiénese de ca- gar en la tierra y de pescar en el agua. Tiene el pie izquierdo como de ánade ó pato , é con aquel se sienta en el agua quando quiere , é la mano derecha es como de un gran agor ó de un sacre ; é quando los pescados salen cerca de la superfigie del agua, déxase caer de alto donde anda volando, é con aquella mano de presa apaña algún pez, é á veges se va con él á lo comer sobre un árbol, é otras veges se está assentada en el agua con el pie que tiene como pato, é come su pescado , ó se lo va comiendo en el ayre, volando. En la tierra se geba de al- gunas aves pequeñas , é quando esas ó el pescado no puede aver , toma lagartijas, con que satisfago su hambre. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XXXVIÍ. 227 CAPITULO XXVÍI. De una nueva forma que tienen los indios de la gobernación de la Nueva Castilla en adobar é preparar el pescado é ha9erlo cecial sin le echar sal alguna. Jtjste depóssito ó nueva legión me pa- resge ques una cosa no óyela ni vista an- tes ni escripia de otra provingia alguna de la forma que en la costa de Sanct Mi- guel, en la Nueva Castilla, los indios adoban el pescado é lo hagen gegial, sin le echar sal ; y es desta manera. Abren el pescado é cavan en tierra hasta un palmo en hondo , é cúbrenlo alli de tier- ra, é está assi enterrado ginco ó seis dias, é á cabo dellos sácanlo curado, é sale mejor quel muy buen pescado gegial de Galigia ó Irlanda , é tan enxuto ; é se tiene después assi todo el tiempo que quieren. Esto se hage donde he di- cho , en la qual tierra nunca llueve ; é á donde adoban é curan el pescado , co- mo está dicho , es apartado de la cos- ta de la mar ginqüenta pasos mas ó menos. CAPITULO XXXVIII. En el qual se tracla un caso peligroso é experimentador de la grandíssima habilidad que tuvo un veci- no en la cibdad de Panamá en nadar , y fué de tal manera que salvó su vida , donde hubiera muy po- cos en el mundo que dexáran de ser ahogados , si lo mismo les acaeseiera. JHín el capítulo XXXII hige memoria de aquel nuevo tractado que un caballero docto ha escripto , llamado Silva de varia legión , y en la verdad á mi gusto es una de las que mas contentamiento me han dado de las que he visto en nuestra len- gua castellana. Y entre las otras gentile- zas y admirables casos que han passado hage memoria del nadar de un hombre, de donde le paresge que tuvo origen la fábula del pexe Nicolao ^; é trae áconse- qüengia algunas historias de grandes na- dadores , y en espegial de un hombre lla- mado el pege Colan , natural de la cibdad de Cathania en Segilia , é de otros, como lo podres ver letor en el tratado que he dicho. Y estoháseydo causa para acordar- me de poner aqui un depóssito, en tanto que llegáremos al libro XlIIdesta parte pri- mera de la General historia de las Indias, porque alli en el capítulo XII lo entien- do escrebir mas largo. Supe, y fué assi verdad, que á un hombre de bien llamado Andrea de la Roca , vegino de la cibdad de Panamá , le acaesgió un caso que me hace pensar que en el exergigio del nadar dexó á este hombre experimentado y aprobado por el mayor nadador que hoy vive, ni ha habido grandes tiempos ha. A mi paresger todo lo que aquel caballe- ro Pedro Mexía escribe en su Silva de varia legión de aquellos grandes nadado- res que alli pone , todo es poco en com- paragion de lo que agora diré; porque de nadar un hombre por su plager ó por nesgessidad, hay mucha diferengia á lle- varlo atado é arrastra ado debaxo del agua por la fuerga de un grandíssimo animal i Silva devana legión, cap. 23, I parle. ns HISTORIA GENERAL Y NATURAL marítimo , que los tales son de tanta ve- locidad, que ningún ligero caballo ógier- vo en la tierra no es tan suelto ni ligero. Visto yo he muchas veges en ese grande mar Ogéano yr una nao cargada de todas velas é con mar bonanza é largo é regio viento , é tal que en un dia puede andar Qiea leguas é mas , é andan los tiburo- nes, é los marraxos, é toñinas, é los do- rados é otros pescados á par de la nao , é le dan muchas vueltas en torno, é andan tanto é mas mucho que la nao , quanto un hombre muy ligero correrá mas que un niño de tres años; y me paresge que es mucho mas, sin comparación, lo que tales pescados corren mas que las naos, por muy veleras que sean. Pues ávido esto por máxima, oyd, letor, un caso que en esta materia del nadar es muy extre- mado y para espantar; y muchos son al presente que saben lo que agora diré , y que ellos y yo conosgemos á este Andrea de la Roca : el qual , como hombre de la mar, tenia cargo, como mayordomo, de andar mirando los indios de la pesque- ría de las perlas en la isla de Terarequi, que es en la costa de la mar del Sur , á quinge leguas de Panamá. Un dia por su plager quisso yr á pescar, como otras ve- ges, por harponar algún buen pescado desde una canoa, é vido una raya ó man- ta é tiróle el harpon.con una buena as- ta é hirió la manta: la qual incontinente con la mayor presteza que degirse puede, viéndosse herida se metió para el pro- fundo del agua , é el cordel del harpon saliendo tras el pescado con el mismo ím- petu , desastradamente se asió de tal forma al un pié del Andrea , que le arre- bató é llevó tras sí fuera de la canoa; é arrastrando le llevó la raya apartado de la canoa mas de una legua. E en aquella legua se puede degir que nadó mas de quingie , porque muchas veges le metió la raya ginqüenta é gien bragas debaxo del agua ; é tuvo tanto esfuergo é aliento é sentido, que como era man- gebo regio é grandíssimo nadador, se supo asir del cordel , para que el pié pu- diesse , afloxando algo la cuerda , sacarle del lago en que yba asido. Pero á lo que en esto se pudo alcangar , segund el jui- gio de los mas , fué que cómo el harpon se travo bien con los huesos de la raya, é la herida bastó á la matar, en aquel es- pagio que corrió arrastrando al pescador, ella desangrada , se dibilitó é afloxó des- pués su curso , é él tuvo lugar de se des- asir é dexar la cuerda. Yo tengo por mas gierto que su maña ni su habilidad del ni de otro no bastara , para dexar de se aho- gar, si no fuera socorrido de la Madre de Dios , á la qual segund él mismo me dixo después , se encomendó tan devo- tamente , como su nesgessidad lo reque- ría. E de donde sacó el pie del cordel á la superfigie del agua subió mas de treynta bragas, é se fué nadando hágia donde vido su canoa mas de una legua apartada del con sus indios, los quales le recogieron desde á mas de dos horas después que la raya le sacó della. Esto passó el año de mili é quinientos é diez y nueve donde es dicho. Y porque podrá paresger dubdosso á muchos poder estar un hombre debaxo del agua tanto tiem- po, y en espegial con tanta nesgessidad é trabaxo , platicando yo con él en esto, me dixo que mas de veynte veges entró debaxo del agua é salió engima. Pero á muchos es público en aquella tierra que todas las veges que este hombre quería estar una hora debaxo del agua, lo hagia; mas cómo yo no lo he visto, aunque le he tractado é le conozco , no quiero , en esto del tiempo de estar debaxo del agua, persuadir al letor que lo crea ni que lo dubde.Mas seyendo, como es verdad, lo que está dicho , por ahy se debe enten- der la habilidad que este hombre tenia en tal exergigio. La manta ó raya me dixo que era tan grande, como un repos- DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XXXVIII. 229 tero que estaba colgado en casa del go- bernador Pedrarias Dávila , donde está- bamos , quando él me informó de lo que es dicho, el año de mili é quinientos é veyntey uno, en la dicha cibdad de Pa naraá: que por lo menos podria tener dos varas y media de ancho y tres de cayda, que son quarenta é quatro pal- mos en gircuy to ; y assi por esta gran- dor grande destas rayas, les quitan los marineros su nombre é las llaman mantas. CATIPIJLO XXXIX. De dos cosas notables de Margarita de Vergara , muger que fué del historiador destas materias: la una que nunca escupió, é la otra que en una noche se tornó cana, seyendo muy rubia é hermosa muger é de veynle é seis ó veynte é siete años. JLic^yendo esta Silva de varia lecion quef escribió el noble á muy enseñado caba- llero Pedro Mexía, honroso varón á su nasgion é patria, de la muy noble cibdad de Sevilla , de donde es natural , é de cla- ra é generossa sangre , pero despertador de trabaxos mios (que aunque algunos son passados no pueden salir de mi me- moria en tanto que el ánima estoviere en esta mi flaca é pecadora persona), y es- tos se regentaron, quando leí el capítulo XXVIII de su tractado * , é topé alli cómo Antonia, hija de Druso Romano, que en toda la vida nunca escupió. Esto aunque mucho tiempo há é mas de quarenta y í^inco años que lo leí la primera vez, é muchas después en Plinio , nunca lo tuve por tan gierto como después que me casé con Margarita de Vergara, de la qual oso degir, porque hoy viven muchos que la conosgieron, que fué una de las mas hermosas mugeres que en su tiempo ovo en el reyno de Toledo y en nuestra Ma- drid: la qual, demás de su buena dispu- sigion corporal , fué tan acompañada de virtudes , que el menor bien que tenia, fué la hermosura exterior, en que á todas sus veginas hizo ventaja viviendo. Y có- mo Dios la quisso doctar para la gloria, en- que por su missericordia confio que ella está por sus méritos , assi por falta de los mios, la llevó á la otra vida para que yo quedasse en esta sin ella, por un caso que adelante diré, que ni puedo hablar en él sin lágrimas, ni dexar de sospirar por ello en quanto yo viva. La auctoridad que este caballero Pedro Mexia dige en su tractado, téngolayopor de PhnioV y assi comoOtavia nunca es- cupió, asi mi Margarita lo mismo. Y por- que su padre é otras personas me lo di- xeron , yo estuve todavía dudoso é sobre aviso en tanto que Dios me la prestó, que fueron algo mas de tres años , y nun- ca yo ni otra persona de mi morada la vido escupir. Vengamos á mi desventura y suya , y á la fin que hizo , é á las súbi- tas canas que le vinieron, y esto también ha acaesgido á otras personas. Y en es- pegial me acuerdo que don Diego Osorio fué preso en Sevilla é puesto en la torre del Oro , é dixéronle ó él creyó que otro dia le avian de cortar la cabega, por mandado de la Reyna Cathóhca, doña Isabel ; y aunque era mangebo y sin te- ner cana alguna , en una noche se le tor- naron los cabellos y barbas tan blancos, como un armiño. Esto es muy notorio, é yo lo vi , porque antes que fuesse preso le conosgí , y me hallé en la corte paje é l Silva de varia legión , í parte. 1 Plin. , lib. Vil , cap. 29. 230 HISTORIA GENERAL Y NATURAL muchacho, é le vi después suelto é ca- no , por lo qual se ponia una cabellera é se hagia la barba á menudo : é ha muy poco tiempo que murió sirviendo de maestresala á la Emperatriz, nuestra se- ñora , de gloriosa memoria , estimado mucho por buen caballero é sabio. Mar- garita mia después que nos casamos , se hizo preñada , é á los nueve meses vino á* parir un hijo; é fué tal el parto , que le turó tres dias con sus noches , é se le pvie- ron de sacar , seyendo ya el niño muer- to : é para tener de donde le asir , por- que solamente la criatura mostró la parle superior de la cabera , se la rompieron é vaciaron los sesos , para que pudiessen los dedos asirle, y assi salió corrompido é hediondo , é la madre estaba ya quassi finada. El caso es que ella vivió, aun- que estuvo seis ó siete meses tollida en la cama , muriendo é penando. Mas en aque- lla trabajosa noche , postrera de su mal parto , se tornó tan cana é blanca su ca- bera , que los cabellos que paresgian muy fino oro se tornaron de color de fina plata. Y en verdad mis ojos no han visto otros tales en muger desta vida ; porque eran muchos é tan largos , que siempre traia una parte del trangado doblada, porque no le arrastrassen por tierra, y eran mas de un palmo mas luengos que su persona , puesto que no era muger pe- queña , sino mediana y de la estatura que convenia ser una muger tan bien propor- cionada y de hermosura tan complida co- mo tuvo. Y porque ni yo la sabría loar á su medida , ni lo demás seria al propós- sito de nuestra historia , passemos á las otras cosas que competan á este li- bro VI. CAPITULO XL. De un depóssilo notable é memoria de las cinco naos mas famosas que en el mundo , desde su principio hasta nuestro tiempo, se saben , é son de todas las que ha ávido las mas nombradas. E. islo que agora se dirá, tengo yo reser- vado para tractar dello en la segunda parte desta general historia en el li- bro XX é en el capítulo III. Pero para con- tinuagion deste libro de los depóssitoses apropriado y conveniente notable hager- se memoria de las mas famosas naves que en el mundo ha ávido y de que mas memoria se hage ; y hallo yo que son gin- co las pringipales é que á todas las otras pregeden hasta nuestro tiempo. La pri- mera es aquella arca que mandó Dios á Noé que higiesse, donde con su muger é sus tres hijos é tres nueras escaparon del diluvio universal y general , con las qua- les ocho personas fué restaurado el lina- ge humano *. Desta arca ó nao se nota su grandeza é forma é navegagion é su artifigio divino , pues que fué fecho por mandado de Dios, para el efeto ques di- cho , y por tanto es la mas noble y la que pregede á todas las otras. La se- gunda nao fué aquella de Jason , en la qual fué á la conquista del vellogino del oro , la qual victoria consiguió por medio de los amores de Medea ^. La ter- gera nao fué aquella que hizo Sosi, que otros llaman Sisore , rey de Egipto, cu- ya grandega fué de dosgientos é ochen- ta cobdos de luengo , de madera de ge- dro, dorada por defuera toda y por de dentro plateada , la qual dedicó al Dios de Thébas. Desta se nota su grand magnifigengia é riqueza ; pero no su na- i Génesis , cap. VI é Vil. 2 Mclham. , lib. VU. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XL. 231 vegagion é viages , pues en eso no ha- blan * . La quarta nave famosa llamo yo á aquella en que el almirante primero des- tas nuestras Indias, don Chripstóbal Co- lom descubrió estas partes é islas, llama- da la Gallega , de la qual se hizo mención en el libro II, capítulo V destas historias; de la navegagion de la qual se ha segui- do plantarse la fe é religión chripstia- nas en nuestras Indias. La quinta nao famosa digo ques aquella nao Victoria, en que el capitán Johan Sebastian del Cano bojó ó gircuyó el mundo; é es la que mas luengo viage hizo de todas quantas se sabe que hayan navegado has- ta nuestro tiempo, desde que Dios hizo el mundo ; pues fué á la Espegieria é islas de Maluco , e passó por el famoso estre- cho de Magallanes , é fue la via del po- niente hasta la dicha Especiería , é carga- da della, volvió por la via del Oriente é tornó á España. Assi que, anduvo todo lo que en la gircunferengia é redondez del mundo alumbra ó corre el sol , por aquel paralelo ó camino questa nao hizo: lo qual fué cosa que nunca fué escripia ni vista ni oyda antes ni después, hasta el tiempo pressente.2 Y esto baste quanto á este depóssito , porque mi propóssito es en este variar de historias que siempre se comprehenda en ellas algo del jaez de nuestras Indias. CAPITULO XLI. En el qual se tracla un caso notable del amor que una india tuvo á su marido , é cómo rogó con muchas lágrimas al auctor destas historias que perdonasseá su marido(al qual mandó ahorcar), é que ahorcassen á ella. Y pónense otras comparaciones al propóssito del amor excessivo que unas personas han mostrado con otras. n algunas partes destas historias he dicho quán gratas me son las compara- giones que por buenos auctores yo puedo aplicar ó son al propóssito de lo que es- cribo. Aqui quadra muy bien el intenso amor y entrañable que escribe Valerio Máximo ' del amor de los casados , donde cuenta que en la casa de Tiberio Graco fueron tomadas dos serpientes ó culebras, la una macho y la otra hembra ; y los adevinos le gertificaron que si dexaba yr al macho y mataba la hembra , que Cor- nelia su muger morirla desde á pocos dias , é que si mataba el macho y dexa- ba yr la hembra , quél moriría muy pres- tamente. Él tuvo en mas la vida de su muger que la suya misma, é assi mandó matar el macho y dexar la hembra , y por tanto no sé si Cornelia fué mas bien aven- turada, en tener tal marido , que desdi- chada en lo perder : é concluye el auctor alegado que murió Graco desde á poco é su muger quedó viva. Sanct Augustin es- cribe que un amigo suplicó é demandó á un príncipe que le matasse con su amigo quél mataba K Estando yo por capitán é jusligia en la cibdad de Sancta María del Antigua ^ Diodoro , lib. II. 2 En la margen derecha del códice original, y al fin ya de este capítulo, se léela siguiente nota, cu- riosa é importante , por referirse á la primera nave que dio ia vuelta al mundo : «Esta nao Victoria estuvo varada en tierra en Se- villa en la güerta de las Atarazanas del rey : y alli Ja vide el año de mili é quinientos é ochenta , que se fabricaban barcas , para la jornada de Porlu- gah della han quedado algunos pedazos vivos.» Se ignora quien pudo ser el autor de esta peregri- na noticia : por el carácter de la letra se advierte, sin embargo, que hubo de escribirse la preinserta nota muy afines del siglo XVÍ ó á principios ya del XVII 3 Valerio Max., lib. IV , cap. VI. Del amor de los casados. 4 Aug., lib. VIII de las confisiones, cap. 6. 232 HISTORIA GENERAL Y NATURAL del Darien , el cagique de Vea é sus in- dios mataron al capitán Martin de Mur- ga, á quien estaban encomendados é le servian , é sobre seguro é buena amis- tad fengida , assi al capitán como á otros chripstianos , los mataron estando co- miendo , aviéndoles mostrado mucho amor é fechóles buen acogimiento. E des- de á pocos dias se rebeló otro cagique de la comarca, llamado Guaturo, é se confe- deró con los malfechores , é tenian acor- dado de venir sobre aquella cibdad, é que- marla , é matar á todos los chripstianos que alli vivíamos. Este cagique de Guaturo tenia un capi- tán que se llamaba Gongalo , y era bap- tigado, aunque no de buena voluntad, segund paresgió por el odio que en su pe- cho tenia con el nombre chripstiano ; pero era muy valiente , é el cagique no hagia mas ni su gente toda de lo queste capi- tán Gongalo quería é mandaba. Y cómo yo tuve notigia de su rebelión , salí á bus- carlos , como mas largamente se dirá en la segunda parte, en el libro XXIX, ca- pítulo XVI. Y díme tal recabdo, que los prendí con parte de su gente en una sier- ra muy áspera donde estaban algados; é en un monte que llaman el gerro de Bue- na-vista , fué ahorcado aquel capitán Gon- galo , porque era en un paso é gerca de las lagunas de Vea , donde avian muerto al capitán Martin de Murga é otros espa- ñoles , que con él padesgieron. Y al tiem- po que se estaba fijando la horca , la mu- ger de aquel capitán Gongalo , con mu- chas lágrimas, me estuvo rogando que ahorcasse á ella y perdonasse á su mari- do. Y desque vido que yo negué su pe- tigion é la justigia se executó en él , co- mengó á me rogar é importunar mucho, é dixo que, pues no avia querido hager lo que me avia pedido , que á lo menos le congediesse que en la misma horca que- dasse ella con su marido ahorcada de la una parte, é quede la otra pussiesen dos hijos que tenian muchachos de ocho hasta diez años , é que á par della se pussiese colgada una niña de ginco ó seys años, su hija. E cómo vido que yo respondí que no se avia de hager, é que ella ni sus hi- jos no tenian culpa ni avian fecho por qué muriessen ( y en la verdad , yo qui- siera que este indio fuera tal, que se pensara que avria enmienda en él ; pero los españoles que alli se hallaron , todos degian que con la muerte de aquel se aseguraba la tierra), assi como la lengua ó intérprete le dio á entender lo que yo degia, éque no quería queestamugerni sus hijos muriessen como ella degia , ni les fuesse fecho mal , cessaron sus lágri- mas é limpiósse los ojos é dixo : «Capi- tán, sábete que yo consejé á mi marido que higiesse rebelar al cagique y que ma- tasse á todos los chripstianos , y que yo tengo mas culpa que todos , é mi marido en todo se consejaba conmigo é no hagia mas de lo que yo le degia.» Y cómo su desseo era morir é no querer vida sin su marido , é conosgí que ella se levantaba aquello por complir su desseo é dar al diablo su ánima, no quise venir en aque- llos partidos, é proseguí mi camino dan- do la vuelta para el Darien , donde se higo la misma justigia del cagique , con lo qual se aseguró la provingia. Pero es de notar que, después que aquella mu- ger vido que no pudo conseguir sus pe- tigiones, tornó á sus lágrimas primeras; é visto que los indios de aquella entrada yo los mandé repartir entre los españo- les que en esto se hallaron , cómo se dio cargo á dos hidalgos que hiciessen el re- partimiento , cupo la india é su hija á un compañero , é los muchachos sus hijos á otros, entonges la madre, dando gritos, vino á mí é me dixo estas' palabras : «¿Tú, señor, no me dexiste que yo ni mis hijos no teníamos culpa? Pues si eso es assi, ¿por qué me quitas mis hijos é los das á otros, é los apartas de mí?» Entonges DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XLI. 233 yo tuve forma cómo ella é sus hijos é hija quedassen con un dueño y en un buen ve- ginodeaquella cibdad , porque fuessen bien tractados. Grande amor fue el que mos- tró tener esta muger á su marido; y co- mo ella lo dixo muchas veges , el que te- nia á sus hijos no era por averíos parido ni ser su madre , sino por averíos engen- drado su marido, á quien ella tanto amó. Tornando á Valerio Máximo, y alo que d'iQQ que los adevinos le pronosticaron de las culebras , pues la vida consistía en el soltar y no matar , y la muerte del ó de su muger, en la quál quissiese matar, yo las soltara ambas , si los auríspices no dixeron que forgadamente avia de morir el uno de los dos, y que aque- lla elegion de quál dellos seria estaba en su determinación. Pasemos á otras cosas. CAPITULO XLII. De un notable depóssito , é compara9Íon de las crescienles y menguantes del rio de Huyapari con el Nilo. D 'el rio Nilo escribe Isidoro en sus Ethi- mologias * , que inunda é riega la tierra del Egipto é la hage fecunda. Lo mismo dige en su Natural Historia ^Plinio, é que assi es por su causa fértil el Egipto , e quesegund sus cregientes, assi es el año mas ó menos abundante ó estéril. Un de- póssito quiero aqui poner de otro rio que hay en estas nuestras Indias muy pode- roso , que es muy semejante en sus cres- gientes al Nilo : de lo qual yo he visto é hablado á muchos testigos de vista que digen lo que aqui diré, y aun algunos dellos están en esta nuestra cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española, hom- bres de crédito. Pero mas largamente se tractará esto en el libro XXIV de la se- gunda parte destas historias, en el capí- tulo III , donde se hage mengion del gran rio llamado Huyapari, é de lo que por él navegaron nuestros españoles con el ca- pitán Diego de Ordaz : el qual cresge é mengua veynte estados ó bragas , é co-» mienga á cresger en el mes de mayo é lo continúa hasta el mes de octubre , é de ahí adelante abaxa menguando por la misma orden hasta el raes de mayo. Assi que, cresge seys meses é lunas é otros tantos mengua; en tal manera , que una nao en que fueron con la cresgiente la dexaron en un estero junto al dicho rio, é después la hallaron en seco mas de dos leguas y media dentro en tierra , en una savana ó campo que apenas se paresgia la nao entre la hierva ; y para llegar hasta alli avia ydo por engima de los ár- boles, y desde ella, subiendo el rio arriba, cogían la fructa dellos é cortaban ramas para poder passar. Quando este rio cres- ge, anega los campos de ambas costas, hasta muy gerca del pueblo llamado Ar- vacay. E quando mengua el rio van los indios tras el sembrado hasta que está en su curso; é desque va cresgiendo, van ellos comiendo desde lo postrero que sembraron , hasta venir á lo que está á par ó mas gercano de sus casas. E assi usan de las simientes en su agricoltura, como ven que les conviene é deben ser tardías é tempranas en sus géneros , se- gund el tiempo que tienen é les queda pa- ra gogar deltas. Y por imitar mas este rio al Nilo , se crian é hay en él muchos la- gartos ó cocatrices de veynte pies ó mas de luengo ; é llámelos cocatriges, porque mandan é mueven tan fácilmente la man- í Isidoro, lib. XIII, cap. 21. TOMO I. 2 Plin. , lib. V, cap dO 30 234 HISTORIA GENERAL Y NATURAL díbula alta como la baxa. Otras muchas de saber é son anexas á las historias cosas se dexan aqui de degir deste rio, de la segunda parte é proprias del li^ para en su lugar, que son muy dignas bro XXIV. CAPITULO XLIIL En el qual se tracta de la diversidad de las lenguas destas Indias , islas é Tierra-Firme del mar Océano. U n caballero llamado Pedro Mexía, na- tural de la cibdad de Sevilla , de noble progenie y varón docto , que al presente vive , en un su tractado intitulado Silva, de varia lecion , pone un capítulo , y es el XXV de la primera parte , y dige cómo al pringipio del mundo todos los hom- bres hablaban una lengua , y quál lengua fue esta, é por qué vino la confusión de las lenguas , é qué tal é dónde fue la tor- re de Babilonia ; é que si dos niños se criassen, sin les hablar nada, quál lengua se cree que hablarían. Y de todo lo ques dicho da suficientes y verdaderas rabo- nes y aprobadas auctoridades con la Sa- grada Escriptura é otros auctores graves y auténticos en lo que dige. Bien he vis- to yo lo que en esta materia se tracta en el Génesis * quél alega , y assi mismo lo quel Isidoro en sus Elhimologias nos acuerda, donde dige: «Linguarum diver- sitas exorla est in cedificatione lurris , post diluvium '.» Y afirma este doctor sancto, que fue una sola lengua la que lodos los hombres hablaron antes de la fundagion de quella torre de Babilonia ; y muchos auctores tienen quel número de las len- guas fue septenta é dos , con que se divi- dieron los hombres en aquel edifigio é torre que labraban, é desde alU se ex- tendieron, por el número ques dicho, en otras tantas quadrillas ó capitanías , como fueron las dichas septenta y dos lenguas. Sanct Augustin díge que la lengua pri- mera antes del diluvio fue hebrea, é que aquesta quedó en el número de las otras en la división ques dicha , é permanesgió en los progenitores de Heber, del qual se llamaron hebreos ^. Dexemos todo ésto : que para el de- póssito que este capítulo es á mi propós- sito, solamente es este número de septen- ta é dos lenguas , de las quales , segund la verdad lo permite , ovieron origen to- das las que al presente hay en el mundo, que me paresge á mí que son inconta- bles , assi por la distengion en que el Isi- doro las va discantando é particularizan- do en sus Elhimologias, en el libro IX de suso alegado , assi como la hebrea é lati- na é griega, ática, dórica, jónica, eolia, prisca, siria, caldea, puesto que estas dos últimas consuenan con la hebrea, por- que le son veginas. Dige mas este doc- tor *: que destas septenta é dos lenguas se hinchieron, cresgiendo, todas las provin- gias é las tierras , assi de hebreos como de caldeos é batrianos é scithas é ethio- pios é egipcios é áfricos é fénicos é sido- nios , etc.*: que me paresge que es mucho mas número quel de las septenta y dos lenguas. Pero puesto que para excluir ó desechar mi opinión (quanto á ser el nú- mero que al presente hay en el mundo muy mayor é incontable) , quieran degir que todas essas lenguas que exgeden ó son mas \ Gen. , cap. XI. 2 Elhim., Lib. IX, cap. I De linguis geniium. 3 August. , De civitate Dei. Lib. XVI, cop. H. A LXXII lotidemquc linguaj per torras esse cce- perunt, quoeque , crescendo, provincias et Ínsulas inipleverunt. Elhim., lib. IX, cap. lí. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XLIII. 235 de septenta y dos son miembros ó partes que desgienden é son ramos dellas; assi como la lengua italiana é la castellana, que son descendientes e salidas de la len- gua latina ¿qué podremos degir á las len- guas tan diferenciadas é apartadas unas de otras que hay en estas nuestras Indias, donde no se entienden mas ni tanto los indios de una provincia con los de la otra de lo que se entiende un vizcayno con un tudesco ó con un arábigo? Cosa es maravillosa que en espagio de una jor- nada de ginco ó seys leguas de camino y próximas y reginas unas gentes con otras, no se entienden los unos á los otros in- dios, como mas largamente por estos tractados é General historia de Indias po- dres llenamente, letor, informaros, y po- déis creer que, segund la innumerable ge- neragion destos indios, estas diversida- des de sus lenguas han seydo las pringi- pales armas, con que los españoles se han enseñoreado destas partes, juntamente con las discordias que entre los naturales dellas continuamente avia. Porque de otra manera imposible cosa fuera, á mi ver , aver podido sobjuzgar é traer á la obediengia é á la unión de la república chripstiana tanta parte destas generagio- nes en tan apartadas regiones de nuestra Europa. La primera lengua con quel pri- mero almirante , don Chripstóbal Colom, descubridor destas partes, topó, fué la de las islas de los Lucayos , é la segunda la de la isla de Cuba , y la tergera la de esta isla de Hayti ó Española, de las quales ninguna se entiende con la otra. Esto en el primero viage y en el segundo quel al- mirante hizo alas Indias. Después, quan- do descubrió la gran costa de la Tierra- Firme é de los caribes , topó é vido otras lenguas muchas é muy diferentes entre sí, assi como las de los caribes flecheros é otras nagiones que alli hay, diferentes en las lenguas y en los ritos é gerimonias é en sus creengias é costumbres, en tanta manera y en tantas partes, que lo que está visto hasta el tiempo presente es incon- table , y lo que está por ver é saberse es muy á la larga , é para que los venideros tengan mucho mas que escrebir de lo que yo he podido comprehender destas ma- terias. En la lengua que llaman de Cue- na, que es gran provingia, hay muchas diferengias de vocablos ; y sin esa len- gua, de lasque yo he visto por la Tierra- Firme hay lengua de Coyba , lengua de Burica , lengua de Paris , lengua de Ve- ragua, Ghondales, Nicaragua, Choro- tegas, Orogi, Orotiña, Guetares, Ma- ribios, é otras muchas que, por evitar prolixidad, dexo de nombrar, é porque mas por extenso se hallarán en estos mis tractados. Las quales todas pienso yo que son apartadas del número de las septen- ta y dos (puesto que creo que de al- guna ó algunas dellas ovieron pringi- pio) , y también no dubdo que muchas, después de la torre de Babilonia hasta agora, se han inventado é acresgentado por los hombres , y que les es natural esa invengion, como lo dige Pero Mexía en el capítulo alegado de su Silva , que los ni- ños paresge que con nuevos vocablos pi- den é quieren sinificar algunas cosas: y aun como lo vemos entre la gente rús- tica que los aldeanos paresge que usan otro lenguage diferengiado de la gente cibdadana, de donde son sufráganos. Pues si los rústicos domésticos con su rubs- tigidad , y los niños con su inogengia , y aun los mudos con sus señas , se esfuer- gan á ser entendidos por nuevo lenguage ó apartado y diferente , de pensar es que los que tienen habilidad é los hizo Dios de altos ingenios, que avrán constituido nuevas formas de hablar, para ser enten- didos y entenderse con los suyos, y para que no los entiendan los extraños ó sus adversarios ; y de aquesto han resultado las gifras y nuevos caracteres é vocablos, para huyr de las cautelas é asechangas de 236 fflSTORIA GENERAL Y NATURAL los enemigos, ó para aver victoria deilos é enseñorearlos. y cómo la malicia de los humanos sea tan grande y el mundo lleno deilos y della, de pensar es questa gente in- fiel, y en quien el demonio ha seydo señor por tantos siglos , les haya ense- ñado con el tiempo , gogando de tan- tas ánimas, essas diversidades de lengua- ges, hallando aparejo tan manifiesto é abierto para los engañar, é estando estas gentes tan faltas de defensas hasta nues- tro tiempo, en que Dios los ha querido so- correr con la lumbre de su sagrada fé, en la qual plega á él que siempre se au- mente la religión chripstiana. Y esto bas- te quanto á las lenguas de los indios , assi tocado en general, pues que como quise sinificar de suso , mas puntualmente se hallará en esta General Historia de Indias, en sus discursos é partes apropriadas á esta materia. CAPITULO XLIV. De 9Íertos capitanes memorables en el mundo por el mucho valor de sus personas, y todos ellos tuerto». Uíomo en otras partes deste libro VI ó de los depóssisos he dicho y fecho men- íiion de un tractado nuevamente copila- do y escripto por el muy enseñado y doc- to caballero , Pedro Mexía , natural de la poderosa é insigne cibdad de Sevilla , el título del qual es Silva de varia legión; yo hallo quel mismo nombre podemos dar á este, en que yo tracto destos depóssitos é historia de Indias. Y porque entre las co- sas que aquel caballero memora de cosas notables, que de una misma manera acaesgieron, mas en unos lugares que en otros y á unas tierras y hombres , como mas largamente lo expresa, toca giertos capitanes é dige assi: «Fueron ex^lentes capitanes Anibal Cartaginés, y el rey Phelipe, padre de Alexandro, y el rey Antígono, padre de Demetrio , é Sertorio romano , é Viriato español , y en nues- tros tiempos Federico, duque de Urbino, é aun algunos deilos se paresgieron en las condigiones y maneras en la guerra, y en una cosa quisieron ser todos igua- les : que todos fueron tuertos é perdieron el uno de los ojos por desastre. Y tam- bién los pudiera hager siete, si se ha de dar crédito á aquel tractado intitulado Su- plementum chronicarum*, el qual dige que Ligurgo , príncipe de Lagedemonia , pro- hibía en sus leyes que no se tuviese iñu- cha soligitud en allegar riquezas; y por esto digen algunos que todos los ricos se levantaban contra él, y resgibió dello muchas injurias, de manera que le saca- ron un ojo. Assi que, si Ligurgo fué tuer- to, no sé cómo le olvidaron, pues que fué uno de los señalados varones del mundo . » A este propóssito de tuertos , digo yo que pudieran muy bien memorar con los gran- des capitanes tuertos que ha dicho este auctor, á otro nuestro español, igual á ellos en la desdicha, que perdió el un ojo en una batalla , de que quedó vengedor, el qual es el adelantado , don Diego de Almagro . Pero á los seys famossos tuertos que es dicho, este seteno hizo mucha ventaja en dos cosas, en espegial: la una, que passó mayores y mas exgessivos traba- xos que ninguno de los que dicho en sus empressas, y las comportó é se ovo en ellas, como valerosso capitán, aunque fueron de mayores peligros é nesgessida- i Lib. IV. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XLIV. 237 des en estas Indias que las que Catón en África experimentó ; y la otra, en que pregedlo y hizo ventaja á los que es di- cho y á otros , fué en que su liberalidad é franqueza fué tan grande que jamás consintió que se le passasse dia, sin hager mercedes (después que tuvo possibilidad parahagerlas) , ni que hombre alguno del mundo se partiesse del descontento, si menester avia su socorro : é aun sin se lo pedir, era tan continuo en el dar, que contaba por perdido el tiempo en que no se le ofresgia ocassion para repartir lo que tenia con sus milites é amigos pres- sentes é aussentes, é con todos aquellos que él podia ayudar. E dexados los re- yes aparte , que pueden é suelen dar Es- tados é provincias é vassallos á quien los sirve é les plasge , con los quales yo no le pienso comparar en algunas parti- culares é grandes mercedes, assi co- mo las que hizo el rey don Johan, II de tal nombre en Castilla , á don Alvaro de Luna (que le hizo condestable de Castilla é maestre de Sanctiago , é le dio muchas villas é castillos para él é sus herederos); é el rey don Enrique IV, su hijo , que hizo á don Johan Pacheco marqués de Villena é maestre de Sanc- tiago , é á don Beltran de la Cueva du- que de Alburquerque é conde de Le- desma , y assi podría degir de otros príngipes que higieron señores á otros; pero torno á degir que en una cosa este adelantado me paresge que á los modernos é antiguos hizo ventaja en lo que dio de contado á muchos en oro, é plata é joyas, é mas ordinariamente , esso que la vida le turó , después que, como he dicho, él tu- vo que dar. Y digo después que tuvo, porque yo le vi pobre compañero é sin oro ni plata , é después sus cosas subge- dieron de manera que él é su compañero el adelantado , don Frangisco Pigarro, lle- garon á tanto que en el mundo no se sa- bia , ni pienso que avia otros dos varo- nes (que reyes no fuessen), tan ricos , ni que tanto oro é plata pudiessen dar á quien les pluguiesse : y de estar en sus personas tan diferentes y desproporgio- nadas voluntades y condigiones tanto quanto fueron amigos y conformes, se- yendo pobres , tanto y mas fueron ene- migos en su prosperidad , y el uno tan escaso como el otro liberal. Assi median- te sus diferengias y malas lenguas de ter- geros que entre ellos se mezclaron, el uno y el otro higieron malos fines, como la historia mas largamente lo contará en la tergera parte destas materias , donde quadrarán mas al propdssíto los subges- sos de cada uno dellos. Lo que aqui se ha dicho, solamente lo truxo ámi memo- ria el número de los tuertos que el auc- tor susodicho hizo de seys varones no- tables, y porque este adelantado sin dubda alguna es muy digno de poner- le en el número de tan señalados ca- pitanes é príngipes tuertos por el se- teno ú octavo. Y dado que la infehci- dad de su muerte fué causada por sus enemigos , é mas por envidia que por culpa ni méritos de su persona, mu- rió como cathólico con pregón de justi- gia muy injusta , y sin ser juez para con- denarle quien le dio la muerte que des- pués han otros escotado , y aun se espe- ra que alcanzará á mas personas. 238 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XLV. De eierlos notables que el historiador pone aquí en depóssito , hasta que en los libros é partes que con- venga se escriban mas largamente , que son semejantes á lo que muchos auctores han tocado , y uno en espe9ial de las guáranlas, que es arma nunca vista ni usada en otras parles, sino donde el auctor la pone en estas Indias : ninguno ha escriplo de tal arma. lTj.uy á mi gusto ha seydo un tractado que se dige Silva de varía legión , que po- co tiempo há salió impreso por la vigilia é diligengia del docto é noble caballero Pedro Mexía , el qual dige en la segunda parte, cap. XXIV, que un Dionisio, hijo de Júpiter y de Proserpina, fué el prime- ro que domó toros , según Diodoro Sícu- lo *, é que según Plinio, en su Natural His- toria ^, fué Eriges, natural de Athenas, é otros tienen que Triptolemo. Y á este propóssito dige Pedro Mexía que no de- bió ser uno , sino que el ingenio y nes- gessidad humana en diversas partes lo halló é imaginó: de manera que unos fueron inventores en unas partes y otros en otras , y assi dige Trogo Pompeo ' que Abides , rey que fué de España , comen- QÓ á domar toros é á arar con ellos. To- do esto dige este caballero alegando los auctores que es dicho. Parésgeme tan bien su opinión, endegir que en diversas partes fueron diversos los auctores ó in- ventores, que no solamente lo creo en lo que dige , mas assi lo tengo creido en otras cosas ; y á este mismo propóssito quiero yo degir aqui lo mismo en lo que escriben de los inventores de las fre- chas y de las hondas. Y no quiero creer á Plinio * que dige que Scy the , hijo de Júpiter, halló el arco y las saetas, y otros las atribuyen á Perseo , hijo de Perseo, y que el dardo con amiento le inventó Etholo , hijo de Marte. Las velas , dige 1 Diod., lib. rVéV. 2 Plin., lib. VII, cap. 56. 3 Just.,lib. XLIV. assi mismo Plinio, "que halló ícaro pa- ra navegar, é el árbol y entenas Dé- dalo. Yo veo que en estas nuestras Indias, que no es menos antigua tierra en su creagion, ni mas moderna gente que esos inventores que se han nombrado de suso en muchas , partes acá son comun- mente frecheros los indios , y no se pue- de probar ni se debe creer que lo apren- dieron de Scy the ni de Perseo. É assi mismo tiran muchas varas con amientes, y aun algunos señores los traen de oro é otros de plata, y no lo aprendieron de Etholo. Y assi mismo los indios en algu- nas partes usan en sus navios ó canoas é piraguas traer árboles é entenas é ve- las , sin que los haya enseñado ícaro ni su padre Dédalo. Vegegio ^ dige, que los de Mallorcas fueron inventores de las hondas , y assi mismo lo dige Isidoro en sus Ethimologias ^, que los de las Islas Ba- leares fueron inventores de la honda, que son los mismos mallorquines. Yo veo que en muchas partes destas nues- tras Indias , es común arma la honda , y no se podría probar , ni tampoco es de creer que tal exergigio le supieron acá de los de Mallorca. Mas tengo por gier- to que de aquella arma llamada guára- nla , que los indios usan en las comar- cas y costas del rio de Paranaguagu, (alias rio de la Plata) , nunca los chrips- tianos la supieron ni leyeron , ni los mo- 4 Plin., lib. VII, cap. 44. 5 Veg., lib. I, cap. 16. 6 Lib. XVIII, cap. 10. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XLV. 239 ros la alcanzaron , ni los antiguos ovie- ron della notigia , ni se ha oydo ni visto otra en todas las armas ofensivas tan dificultosa de exergitar; porque aun don- de los hombres la usan , los menos son hábiles para la exerger. Y pues ya se di- xo su forma, y qué cosa son estas gua- ranias en el capítulo XXXV , no quiero tornarlo aqui á repetir , por no cansar al letor con una misma legión. CAPITULO XLVI. De un notable mucho de notar de la mudanca de los tiempos en esta cibdad de Sánelo Domingo, é Isla Es- pañola, y aun en las otras partes destas Indias que se han poblado de los chrlpstianos. JLstas tierras que los chripstíanos en estas Indias han hollado , habitándolas (como es notorio á todos los que ha al- gún tiempo que por ellas andamos), puesto que desde el año de mili é qua- trogientos noventa y dos hasta este de mili é quinientos quarenta y ocho , no son mas de ginqüenta é seys años ( y yo vi á Colom , primero almirante y descubridor destas partes, y á los mas de los prime- ros pobladores , digo de los pringipales hombres que acá passaron estonges , y aun de los que han venido después con cargóse ofigios mas señalados); muy tro- cadas las veo en aquellas provingias por donde yo he andado , y cada dia lo están mas, en quanto álos temporales del frió y de la calor , y cada dia , quanto mas van é mas corre el tiempo , tanto mas templada ó menos calor hallamos ; y en esta opinión todos comunmente los es- pañoles , que algún tiempo por acá vi- ven son conformes, é lo digen. Yo he platicado con algunos hombres doctos y naturales sobrestá materia , y en lo que concluyen es que assi se va do- mando y aplacando la región y riguridad della con el señorío de los españoles , co- mo los indios y naturales hombres y ani- malias, y todo lo demás desta tierra; y es muy natural y ragonable cosa y evi- dente que assi sea, porque como esta tierra es humidíssima, y no era assi ho- llada ni abierta , sino muy arborada y emboscada , y con tanto curso de años poseída de gente salvaje , siempre se au- mentaban los boscajes , y sus caminos eran como sendas de conejos, ó muy ra- ros avia que caminos fuessen. Sus edifi- gios de pocas maderas , para agotar tales espesuras : ningunos ganados tenian por grangeria , y si algunos avie en la Tierra- Firme era solamente en el Perú de aque- llas ovejas grandes, de que hage mengion el libro XII, cap. XXX. Mas después que la palabra evangé- lica (desde el tiempo que digo) acá fué repredicada, han seydo tantas é tales las grangerias y edifigios y la moltitud de los ganados, que se ha abierto y desabahado é tractado de tal manera la tierra , y en espegial esta isla , que co- mo solian hallar las maderas para fabri- car los templos é casas á par desta cib- dad , es menester agora traerlas de do- ge y mas leguas y con mucha costa. Pero dexemos esta manera de madera; si no que de la común para el fuego ha sey- do tanta la que han gastado y gastan los muchos ingenios de agúcar , que no se puede creer sin lo ver ; y como la solian tener á la puerta , agora la van á buscar lexos , é cada dia la han de buscar y ha- llar mas apartada de los ingenios é casas del agúcar. Los ganados , en espegial el vacuno, son poderosos animales, é sus alientos é grandes rebaños rompen el ay- re é le aclaran é abren mucho los vapo- 240 HISTORIA GENERAL Y NATURAL res , y hay , como he dicho en otra parte, hombres en esta cibdad de á veynte é veynte é ginco mili cabegas de aqueste ganado , y de aqui para abaxo de quince é doge é diez mili ; y assi abaxando , de tal forma quel que tiene mili é dos mili ca- begas, quassi no le cuentan ni han por del número de los que se llaman ricos de ga- nado. Y demás de lo doméstico, es in- contable el ganado que se ha hecho sal- vaje , assi de vacuno como de puercos y caballos (de que hay assi mismo mucha cantidad doméstico) que todos estos dis- curren por unas partes y otras. Allende de lo qual las otras hagiendas y hereda- mientos del campo de los veginos de la cibdad é de todas las villas é poblagiones desta isla, donde hay todo lo ques dicho, hallan estos que en esta materia platican que es mucha causa de adelgazarse los ayres é purificarse , y de domarse la tier- ra, como antes dixe. Dige Plinio ' hablan- do en el obelisco de Campo Margio , por donde los romanos conosgian en la som- bra las horas del dia , estas palabras: «Mallio, matemático, acresgentó engima una pelota dorada , en la qual summi- dad la sombra se recogiesse en sí mes- ma , segund los varios é diversos incre- mentos , los quales echa la mas alta par- te : lo qual como digen entendieron de la similitud de la cabega del hombre. Aquesta observagion del dia, de treynta años acá , no muestra la verdad ; ó por- quel curso del sol no sea aquel mismo, mas que se haya mudado por alguna ra- zón del gielo , ó porque la tierra univer- salmente se haya alguna cantidad movi- do de su genlro , como yo oygo , que aun en oirás regiones se comprehende.» Todo lo dicho es de Plinio. Al propóssito desta mudanga, aplicando lo ques dicho con los temporales de aquestas nuestras Indias, (juiero degir en este capítulo un notable. que aunque no es para todas las gentes ó gustos de los que no leen, ó no son dados á la contemplagíon de las cosas natura- les , me paresge á mí ques un passo para mirar é atender en él con espíritu sotil, y aun de los avisados ó expertos en el estudio de los movimientos gelestes; pues que yo y otros que somos faltos dessas le- tras y curso de estrólogos , lo vemos aqui continuar y aumentarse de dia en dia mas y mas: y es que de los tiempos atrás después questas partes chripstianos las conosgen (ques breve dilagion) hasta el presente , hay mucha diferengia, y tanta, que quassi ya aqui en esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española no traemos menos ropa acuestas que en Es- paña traeríamos ó allá se trae ; y en los meses de octubre y de noviembre , que hay aguas y corre el viento norte, no sabría mal el gamarro algunos dias á quien lo toviesse , ni otro enforro de los que en el invierno en Castilla se usan; puesto que aqui vivimos diez é ocho gra- dos desta parte de la línia equinogial , é no menos. Y no solamente en esta cib- dad, pero en la Tierra-Firme en Nicara- gua , questá en trege grados , y en la cib- dad de Panamá, questá en ocho y medio, es grandíssima la diferengia de cómo es- taba aquella tierra quando se comengó á poblar de españoles á cómo está agora: y lo mismo digo de la cibdad del Darien, de como la hallaron el adelantado Vasco Nuñez de Valboa y el bachiller Engiso y los que allí se avegindaron primero, á có- mo estuvo después, quando se despobló el año de mili é quinientos é veynticuatro, y avíasse comengado á poblar el año de mili é quinientos y nueve. Assi que en quinge años que fué tractada estaba tan mudada y trocada, que era muy grande la diferengia y aun la salud de los vegi- nos mucho mas asegurada , como la ex- i Pün.,üb.XXXVí,cap. 20. DE INDIAS. LIB. VI. GAP. XLVII. 241 periengia lo mostró á los que viraos lo uno y lo otro; y aunque yo no me hallé al prin- cipio , oy á los primeros, é puedo testificar desde el año de mili é quinientos é calor- ge hasta que fué despoblada, por mi mal y de otros muchos. Sea Dios loado por todo. CAPITULO XLVII. De 9ierlas aves que no ponen mas de un huevo , y hay muchas dellas. 11 0 me paresge ques de poner en olvido un notable depóssito que aqui se porná, hasta que mas largamente en un capítulo espegial se diga en el libro dirigido á las aves. Ni para los que no lo han visto se- rá de poca admiragion oyr que hay aves que no ponen mas de un huevo : de las quales nuestros españoles vieron é co- mieron muchas en la isla de Sancto Tho- mé, como mas largamente adelante, en el libro XX de la segunda parte destas historias, en el cap. III, se escribirá, quando se tráete del viaje de la Espegie- ria. Y sin dubda es gran novedad, por- que por la mayor parte y mas común y mas generalmente las aves ponen dos huevos ó muchos , digo de aquellas que no son domésticas, sino que en gierto tiempo se anidan para aumentar su ralea ó generagion , assi como las palomas é otras aves que andan pareadas , é como los papagayos; porque aunque estos élas palomas andan en bandas é muchas en compañía , alli, aunque sean muchas ó pocas, siempre andan de dos en dos ma- cho é hembra. Otras aves hay que ponen mas y mas huevos uno á uno y en diver- sos dias, y llegados á gierto número crian sus hijos , assi como las golondrinas y los tordos y vengejos é otros. É otras aves hay que multiplican mas é sacan de una ni- dada muchos, assi como las perdiges y aun nuestras gallinas caseras , ánsares é ánades. Pero poner solo un huevo é no mas, é aquel sacarle no lo he oydo sino de las que he dicho de la isla de Sancto Thomé y de otras que hay en esta nuestra Isla Española que los indios las llaman papayrios. Estas que llaman papaygio, son aves noturnas, y las que primero se di- xo de la isla de Sancto Matheo, no son no- turnas; pero las unas é las otras son aves de agua é que se mantienen de pescar, y son de patas semejantes á las ánades ó ansarones , pero como es dicho deseme- jantes en sus crias; porque los ánsares é ánades ponen muchos huevos uno á uno, é después que han acabado de poner, sa- can sus pollos, como las gallinas é los pa- vos é otras muchas aves que guardan tal costumbre ó manera en su aumentagion; mas poniendo un solo huevo, no lo he oydo jamás sino de aquellas aves de la isla de Sanct Matheo y destas que he di- cho que hay en esta nuestra Isla Espa- ñola. TOMO I. 31 242 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XLVIÍI. En que se traeta del remedio que nuevamente é de poco tiempo acá es hallado para curarse las heridas de las flechas con hierva, con que tiran los indios , que hasta saberse este secreto era incurable, é por la ma- yor parte todos ó los mas morian , como por estas historias está probado. E dícese la manera, por donde la clemencia divina permitió queste remedio se supiesse. Los que han leydo , no ternán por cosa nueva en los sueños averse notificado é revelado muchas cosas que después el tiempo, saliendo verdaderas, les dio auc- toridad. Esto de muchos tiempos está es- cripto, assi como del sueño de Hécuba, que soñó que paria un fuego que quemaba á Troya, é estaba preñada de su hijo Pá- ris*: é assi fue él suficiente tigon para la ruina de Troya , pues por aver robado á Helena , muger del rey Menalao , se mo- vieron los príngipes de Gregia para su destruigion. Assi mismo del sueño del rey Astrage se escribe ^ que soñó que del cuerpo de su hija é heredera nasgie una parra ó sarmiento , cuyos pámpanos ha- gian sombra á todalaAssia. Y susadevi- nos , interpretando este sueño , le dixeron que significaba que su hija pariría un hijo que le avia de quitar el reyno , y assi se cumplió ; porque Ciro , su nieto , le quitó el reyno, como mas largo lo escribe Jus- tino en la Abreviación de Trogo Pompeyo. Quandoovo de nasger el Dante, famoso poeta, su madre soñó que estaba en un verde é florido prado á par de una fuen- te cristalina , é que debaxo de un laurel paria un hijo, el qual, con los granos é fructa de tal árbol é con el agua de aque- lla fuente, un tiempo se criaba, é en bre- ve cresgia é era pastor ; é queriendo to- mar de las ramas del laurel , caia é súbi- to se levantaba, no hombre, mas con- vertido en pavón. Este sueño interpreta Johan Bocagio, y mas largamente Cris- toforo Landino en el comento que hi^o sobre la comedia del Dante ; y dige quel pastor se entiende por la philosóphica é theológica doctrina, é las plumas del pavón por el ornado poema del Dante , é la fuente é el lauro por la encumbrada é alta poesía. Y desto no se debe maravi- llar ninguno , porque muchas veges é en varias regiones é siglos han acaesgido prodigios que han pronungiado la exge- lengia de alguno que esté por nasger. De Marón se lee que su madre, una noche antes que le pariesse, soñó que paria un ramo de laurel , é que en breve tiempo cresgia lleno de flores é fructa'. También se lee en la historia del glorioso Sanc- to Domingo, cómo su madre soñó estan- do preñada del que paria un perro, man- chado blanco é negro, con una hacha ar- diendo en la boca ; y la pronosticagion que con obra resultó de su sueño , fué la predicagion deste sancto doctor , lumbre é resplandor de la fé cathólica , é funda- dor de la sagrada Orden de los Predica- dores de la verdad evangélica contra la heregía é apostasía. É el perro se en- tiende por la fidelidad queste animal tie- ne en exgelengia sobre todos los otros animales irragionales con su señor, y la color del blanca y negra , denota el há- bito desta religión: lo blanco signifi- ca la limpiega é castidad, é lo negro la firmega é constangia de la cathóli- ca perseverangia que en la chripstiana república este bienaventurado tuvo, é 1 Chron. Troyana: Dares, phrigio; Dictis, grie- go: Homero. 2 Just. , lib. I. 3 Xristophoro Landino. DE liNDIAS. LIB. VI. GAP. XLVIII. 243 la que tienen todos los que le siguen. Mas lo que aqui paresge que quadra con lo que propuse primero del remedio con- tra Iff hierva , es el sueño de Alexandre Magno, del qual dige Quinto Curgio * que, combatiendo con los del rey no de Sambi, aquellos trayan las espadas entosicadas, é al que herían, moría súbito ó muy pres- to , sin poder los médicos comprender la causa , siendo la herida ligera ó pequeña. Herido assi Tholomeo, estaba Alexandre con mucha pena por ello, porque le que- ría mucho , y aun porque se sospechaba que era su hermano , é hijo del rey Phe- lipo. Vencido Alexandre de un sueño pro- fundo, quando despertó, dixo que en vi- sión le paresgió la imagen de un dragón , el qual traía en la boca una hierva é se la daba para el remedio del venino, é re- feria la color é forma de la hierva , é afir- maba que la conosgeria, si le fuesse tray- da ; la qual se halló, porque muchos la buscaban , é hízosela poner sobre la lla- ga , é súbito le quitó el dolor , é en bre- ve tiempo sanó. En el mismo caso habla Justino^, é dige que, arribando Alexan- dre á la cibdad del rey Ambigero , aque- llos cibdadanos fabricaron saetas avele- nadas, y usando deltas, entre otros he- ridos fué Tholomeo herido de tal mane- ra, que ya paresgia que era muerto; é que le fué enseñada al rey Alexandre (dormiendo) una hierva para el remedio del venino, la qual venida, encontinen- te , fué Tholomeo librado ; con tal reme- dio fué salva la mayor parte del exér- gito de Alexandre. Aunque estos auc- tores paresge que discrepan en la ma- nera de la historia , ambos concluyen quel aviso, por donde este remedio de tal hierva se supo, fué el sueño de Ale- xandre. Pues de otro sueño de un hidalgo, nuestro español, quiero yo poner aqui un notable que me paresge que progedió de la miserícordia divina; pues que hasta se. saber lo que aqui se dirá, han peli- grado é son muertos muchos españoles con la hierva de los indios flecheros, lla- mados caribes , y los que han padesgido, por la mayor parte murieron, hagiendo vascas é rabiando , mordiendo sus pro- prias manos é bragos , é muy cruelmen- te. Y este bien y socorro que Dios ha en- viado para esto, se supo desla manera. Estando el año que passó de mili é qui- nientos é quarenta años en la isla de Cu- bagua un hidalgo, natural de la villa de Medina del Campo , llamado Gargía de Montalvo , hijo de Juan Vaca , goberna- dor que fué de Elche é otras villas en el reyno de Valengia , por el duque de Ma- queda, soñó una noche que le avian da- do un flechago los indios caribes , y que estando assi herido y creyendo presto perder la vida, como otros quél avia vis- to morir assi heridos, avia tomado por remedio de se echar en la herida polvos de solimán vivo, é soñaba que estaba assi atada la pierna: é muy temeroso, en- comendándose á Nuestra Señora, Sánela María del Antigua, despertó con mucha alteragion , tanto que los que le vieron assi, le preguntaron que qué avia é qué temor era aquel que tenia , é se allega- ron á él, para le esforgar é ayudar á de- sechar su espanto. É el Montalvo, retor- nando en sí , como se vido sin herida é conosgió que de aquel sueño era su tur— bagion , comengó á dar gragias á Dios é á su bendita Madre , é contó lo que avia soñado , é dixo quél proponía de probar aquel remedio con el primero que viessp herido de la hierva , porque en su ánimo tenia assentado que sanaría quien assi se curasse. Ysegund yo fui informado de per- sonas de crédito , y en espegial de un re- verendo y devoto religioso , llamado fray 1 Hisl. Alex. Magn. , lib. IX. 2 Jiisí. , lib. XII. 244 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Andrés de Valdés , de la Orden de señor Sanct Francisco , digno de entero crédito y de muchos años mi conestido , que me escribió desde la misma isla , donde en essa sagon residía , que aquel hidalgo so- ñó lo ques dicho tres veges, que para el remedio de la hierva era bueno el soli- mán ; y que después passó el mismo Mon- talvo á la Tierra-Firme, é flecharon los indios á un compañero de los que con él yban, é abriéronle el flechago é fregá- ronle la herida con solimán; y escapó. É está ya tan experimentado este remedio, que, assi como en Castilla acostumbraban los soldados, en el tiempo de la guerra de los moros, traer alriaqueras contra la pongoña de la hierva (vedegambre), assi agora acá los que siguen la guerra con- tra aquellos indios flecheros, traen con- sigo solimán molido. E dígenme algunos que han visto curará heridos, después de aquesta revelagion ó sueño de Mental vo, que ninguno peligra, si es socorrido pres- to ; y que la forma de la cura es que le chupan la herida presto, todo lo possible, é le abren el golpe un poco mas y le hin- chen la llaga de polvo de solimán molido, é se la atan é le ponen al enfermo do esté apartado é guardado del ayre : é ha de tener dieta , y dentro de quatro ó ginco dias le sale de la herida una raiz, como uña ó un callo , é después aquel hoyo que queda se encarna é se cura , como otra llaga ó común herida , é presto queda sin lesión alguna. Por manera quel solimán ataja é hage que la pongoña de la hierva no progeda adelante en su rigor, sino que torne atrás é se resuma é convierta en aquella uña, é que ninguno que herido sea, peligre, exgepto si no fuesse herido en el vientre ó hueco del cuerpo , donde no se pudiesse efectuar el remedio é cura ques dicho. É ya los hombres que siguen la guerra donde hay flecheros, andan tan confiados en esta medigina, que no tienen en nada la pongoña de esa hierva. Cosa ha seydo muy notable, é lo es, para dar infinitos loores á Dios, por tan señalado socorro y merged, como ha hecho á los chripstianos en mostrarles á se curar en esta tan difi- cultosa guerra y peligro tan manifiesto é de tanta importangia, que osodegir que después del almirante , don Chripstóbal Cülom, que fué el primero descubridor destas nuestras Indias , no ha passado á ellas otro hombre mas útil para la con- servagion de los chripstianos é milites desta conquista, como Gargia deMontal- vo y su sueño ó revelagion, digiendo me- jor. Mas por tanto las gragias á solo Dios se den é á su misericordia, de cuya bon- dad é clemengia ha resultado notoria- mente tanto bien, porque, como dige el reverendo maestro en santa theologia, Pedro Ciruelo, én aquel catliólico trac- tado que escribió en reprobagion de las supersligiones y hechicerías*: los sueños vienen á los hombres por tres causas, es á saber : natural , moral y theologal , y destas tres la última es la que aqui hage al propóssito , de la qual dige que la theo- logal y sobrenatural es, quando los sueños vienen por revelagion de Dios o de al- gún ángel bueno ó malo, que mueve la fantasía del hombre y le representa lo que le quiere degir. Desta manera dige la Sagrada Escriptura que en la ley vieja Dios hablaba á los profetas, quando dor- mían ^; y el Evangelio dige que el buen ángel de Dios aparesgia entre sueños á Joseph , esposo de la Virgen , Madre de Jesu-Chripsto, nuestro Redemptor, é des- pués aparesgió á los Reyes Magos, dur- miendo ellos , y los avisó para que no tor- nassen al rey Heredes ^: y el diablo, entre i Reprobación de las supersticiones y hechice- rías, II parle, cap. 6. De los sueños. 2 Numeri, cap. 12. 3 Malh., op. 2. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XLVIH. 245 .Sueños, habló al gran nigromántico Balan, para que fuesse á maldecir y encantar al pueblo de Dios *. Y de la misma manera habla en sueños á los nigrománticos y adevinos que tienen pacto público ó se- creto con él , y les revela muchas cosas, para que adevinen lo que ha de venir. La diferencia que hay entre estas dos mane- ras de revelagiones es aquesta. Que en la revelagion do Dios ó del buen ángel no se hage mengion de cosas vanas, ni acaes- ge muchas veges, sino por alguna cosa de laucha importancia y que pertenesge al bien común del pueblo de Dios, y con la tal visión queda el hombre muy certi- ficado que es de buena parte, porque Dios alumbra el entendimiento del hom- bre y le certifica de la verdad. Mas en los sueños de los nigrománticos y adevi- nos no hay tal certidumbre , y vienen mu- chas veces y sobre cosas livianas y que- da el hombre gegado y engañado del dia- blo. Todo lo dicho es del maestro Ciruelo alegado de suso. Por manera que redu- ciendo la sentencia desto á nuestro caso, podemos decir que fué revelación de Dios ó del buen ángel la de nueslro Mon- talvo . Passemos á otras materias, y desta nin- guno se descuyde, para que si nescessidad le ocurriere, se sepa aprovechar de lo que aqui tengo escripto , ó para ayudar con este aviso á quien lo oviere menester, pues será caridad muy bien empleada en- tre chripstianos. Después de aver escripto lo ques di- cho , hallándome en España , en el mes de noviembre de mili é quinientos é qua- renta y siete, yo me informé del mis- mo Garcia de Montalvo , é me dixo ser verdad é aver seydo el mesmo queste remedio del solimán enseñó , é que sub- Cedió de la manera que está dicho por la voluntad é misericordia de Dios. CAPITULO XLIX. En que se traclan diversas é peregrinas historias é materias que han ocurrido en partes muy apartadas, é han tenido con otras en muy desviadas provincias mucha conformidad é semejan9a ; y de ser las unas anliquíssimas están olvidadas á los que no leen, y las que agora se ven tales, parescen nuevas, sin lo ser en el mundo. Tócansc lindas é sabrosas leciones en este capítulo, d tales que darán mucho contentamien- to á los letores. n este depóssito se dirán algunas co- sas que paresgerán nuevas , y yo las cuen- to por viejas y olvidadas. Quadran en parte á nuestras materias de Indias; y aunque en la verdad algunas ternán se- mejanca ó imitación de otras que fuera de España y de nuestras Indias han acaes- C¡do, no es de maravillar, por la anti- güedad del tiempo que passó desde que las primeras passaron hasta que se en- tendieron las segundas. Assi como lo que se cuenta de la lealtad é calhólico co- medimiento que usó el infante don Fer- nando (que ganó á Antequera), con el niño rey don Johan (el II de tal nom- bre en Castilla) , su sobrino : que quando murió el Rey don Enrique III , hermano del dicho infante , en Toledo , quedó su hijo , el príncipe don Johan, de edad de veynte meses, é si quisiera el infante su tic pudiérase hacer rey de Castilla; y ninguna contradicion toviera, segund es- taba bienquisto é muy amado, por el va- lor é gran ser de su persona. Y no pudo la cobdicia tanto obrar en él como su lealtad; y salió por Toledo, muerto el i Numcri, cap. 22. 246 HISTORIA GENERAL Y NATURAL rey , con el pendón real , digiendo á vo- ges: «Castilla, Castilla por el rey don Johan, mi señor *.» El qual niño estaba en Segovia con la reyna doña Cathalina, su madre, como mas largamente las cliró- nicas del rey don Enrique é don Johan lo cuentan. El caso fué peregrino y á prín- cipe chripstiano conviniente ; pero muy semejante á la lealtad que usó Ligurgo, príncipe de los lagedemonios, que muer- to su hermano, el rey Polidete, los lage- demonios tovieron creydo quél se higiera rey; mas cómo la reyna quedó preñada, non obstante que le consejaron que se hi- giesse señor, é que fué por la reyna, su cuñada, requerido que la tomase por mu- ger, é que ella haria de manera que la preñez no saliesse á luz, nunca su buen propóssito se mudó. Antes cómo Ligurgo oyó lo que la reyna degia, como pru- dente disimuló y le dixo quél holgaría de casarse con ella ; pero que no queria que pusiesse su vida en aventura , exortán- dola á que tuviesse pagiengia hasta que pariesse , é que él ternia manera para que lo que nasgiesse fuesse muerto en secre- to, é sin peligro della se podria hager su voluntad. Con esta esperanga templó la exgelerada locura é infame é cruda peti- gion de la reyna, é puso guardas é aviso secreto sobre ella , para que cómo paries- se, fuesse tomada la criatura, porque no higiesse en elía alguna maldad tan cruel é deshonesta madre. E assi cómo llegó el ti(?mpo, parió un hijo , el qual luego fué llevado delante de Ligurgo, que estaba comiendo con giertos señores pringipales de aquel señorío, é cómo le vido, tomó el niño en brazos é dixo : «Lagedemonios, nasgido es nuestro Rey.» E abaxóse de la silla real , é inclinándose al niño con mu- cho acatamiento, le puso en ella é nom- bróle Carilao , de lo qual todos los gir- cunstantes fueron muy alegres , loando la grandeza é justigia del ánimo de Ligurgo. Caso que como temeroso de Dios é calhó- lico príngipe el infante don Fernando to- viesse mas razón de usar tan virtuoso é memorable acto é de tan inmortal acuer- do , no dexaré de creer quél oviese ley- do lo que aquel gentil higo para imitarle. Pero esa legión no bastara, si no estovie- ra en sus entrañas perfigionada su leal- tad , por falta de la qual muchos se ha- llaran en aquel tiempo (y no menos en este), que pusieran la vergüenza y el áni- ma á todo riesgo, como lo han fecho otros antiguos y modernos, por verse se- ñores de menores Estados , quanto mas podiéndose hager rey de Castilla , donde tantos rey nos é señoríos se incluyen. Passemos al esfuergo de los magedo- nios , de los quales se escribe "^ un caso muy notable ; y es que yendo contra ellos los líricos é los de Tragia , los pussieron en tan extrema nesgessidad que eran cons- treñidos de huyr, siendo muerto su rey: y en el mayor peligro cresgió su ánimo é tomaron el hijo de aquel rey que esta- ba en la cama, é pussiéronlo contra los enemigos , é pelearon con tanto esfuer- go, que aunque les faltaba el favor é ayuda real del rey defunto , mataron é vengieron é echaron de la tierra todos sus adversarios, con victoria del nombre raagedonio. A esto me paresge á mí que pode- mos comparar (y aun anteponer), la lealtad é gloria de los caballeros é hi- dalgos é memorable república de la cib- dad de Avila, en nuestra España , y digo assi. En el tiempo que el rey don Alon- so, VII de tal nombre en Castilla (rey assi mismo de Aragón), yerno del rey don Alonso VI que ganó á Toledo , por- que fué cassado con su hija doña Urraca, i Chrónica del rey don Enrique III: Chrónica del rey don Johan II. 2 Supplementum Chronicarum, lib. IV. DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XLIX. 247 reyna de Castilla, la qual primero avia seydo muger del conde don Remon de Tolosa, é avia ávido en ella un hijo que assi mismo se dixo Alonso VIII, * el qual era muy niño é estaba en Avila; 6 queriendo el padrastro apoderarse de él é de la cibdad , fué contra Avila , pi- diendo que le obédesgiessen por rey. La cibdad respondió que ella tenia rey: é porque el aragonés, é aun muchos de los castellanos que seguían su opinión , de- bían que el rey niño era muerto , pusso gerco sobre aquella cibdad con mucho ri- gor; é los gercados pidieron término para selo mostrar, con que levantasse el gerco que tenia sobre Avila, é que si dentro de dos messes no mostrassen al niño é rey, que le entregassen la cibdad é le diessen la obediengia. É el rey de Aragón assi prometió délo complir por su parte, é los de la cibdad dieron en rehenes sesenta caballeros de la flor é mas escogidos de Avila. E luego los gercados con este asien- to, enviaron secretamente por su rey á la Nava, donde lo criaban; é recogido en la cibdad , dixeron al rey de Aragón que si les volvia sus rehenes , le mostra- rían al rey niño, con tanto que no ovies- se fuerga ni fraude, sino que asegurado el campo , estoviessen de tres á tres ca- balleros ó hasta tresgientos por tresgien- tos. É cómo el rey de Aragón vido que no podría hager su voluntad é que sus cau- telas eran entendidas, hizo matar los re- henes, é mandó que vivos en calderas fuessen cogidos parte dellos , en un lugar que por tan señalada crueldad hasta el pressente tiempo , desde entonges , se lla- ma las Hervengias ; donde desde la cib- dad pudiessen ver los que padesgian, é los gercados oviessen mas espanto. É otra parte de las rehenes reservó para los combates é llevarlos atados en la delan- tera , creyendo que assi tomarla la cib- dad; pero no dexaron los gercados en el combate de matarlos : lo qual visto, él rey de Aragón, levantó el gerco con de- terminagion de tomar otros pueblos de la comarca é destruir la tierra. Entonges los de Avila enviaron á Blasco Ximeno, ca- ballero muy señalado por su esfuergo, para que reptasse al rey de Aragón , por cruel é quebrantador de su palabra , pues les avia assi muerto sus rehenes. Con es- te caballero fué un su sobrino é del mismo nombre, é hallaron al rey en un lugar que se llamaba Diagiego ( é ahora se di- ge Sanct Johan de la Torre), é Blasco Xi- meno le dixo desta manera: «Si algund rey debe ser reptado por fealdad que co- meta, la cibdad de Avila, é yo en su nombre, riepto á vos , el rey de Aragón, don Alfonso, por lo que aves fecho é co- metido contra vuestra palabra é seguri- dad que distes é no guardastes : é soys obligado de hager la enmienda á la cib- dad de Avila , é debéis dar un caballero ó dos ó mas, quantos quísiéredes, hasta tresgientos , é otros tantos dará la cibdad de Avila por su parte , que con armas iguales harán bueno lo que digo : é los matarán, ó echarán del campo, ó harán confessar con sus bocas, rindiéndose, vuestra notoria culpa ; y desto hago tes- i El autor se aparla aqui de la cronología mas ge- neralmente seguida por nueslroshisloriadores, admi- tiendo en el número de los reyes de León y Castilla á Alfonso de Aragón j cuyo matrimonio con doña Urraca fué causa de escándalos y trastornos. Con- viene advertir , para inteligencia de los hechos nar- rados por Oviedo en este capítulo, que el nieto de Alfonso VI , coronado Emperador en las ciudades de León y Toledo (de donde vino á esta última el título de Imperial), se halla comunmente desig- nado por nuestros cronistas é historiadores con el número VII y no con el VIII , que llevó Alfonso, el de las Navas de Tolosa. El respeto debido á la opi- nión de Oviedo, nos retrae de introducir aqui en- mienda alguna, debiendo advertir, no obstante, que habiendo señalado primero al Emperador con el número Vil, alteró después este, por juzgar sin du- da que tal era el mas exacto modo de contar los royes de León y Castilla , conocidos con el nombre de Alfonso. 248 HISTORIA GENERAL Y NATURAL tigos á todos los que delante de vos , el rey de Aragón, me oyen.» El rey aten- dió todo lo que es dicho; mas resgibió tanto enojo de oyrlo , que aunque avia dado ligengia para que aquel caballero hÍQiesse su embaxada , con mucha ira los mandó matar, Estonges el caballero mangebo echó mano á la espada, pensan- do matar al rey, porque vido que sus caballeros hagian é ponian por obra lo que les era mandado , é cargaron tantos sobrél que allí le higieron pedagos, E en tanto que en esto se ocupaban, el tio se pudo apartar de allí é subió en su ca- ballo , pensando salvarse ; pero alcangá- ronle , porque salió de Cantiveros al tra- vés un hermano del rey de Aragón é otros caballeros para le ataxar é pren- der. E cómo Blasco Ximeno conosgió que no podia yrse , volvió la cara é ade- resgó de yr contra el hermano del rey, é matóle , é alli mataron al mismo Blasco Ximeno. Y en memoria deste fecho, se pusso ahy una piedra que llamaban el hi- to , la qual estuvo mucho tiempo á don- de aquel caballero fué muerto : é cada un año yban alli los caballeros de Avila é ju- gaban cañas é daban de comer á todos los pobres que ende se hallaban, en me- moria é por obsequias de aquel buen ca- ballero, su patriota. Después en el tiem- po que en Avila fué corregidor Bernaldo de Mata, que yo conosgí, se pusso alli una cruz en forma de humilladero , en- tre Cantiveros é Honliveros. Deste Blas- co Ximeno quedaron otros caballeros sus desgendientes , é dellos desgendió Vasco Ximenez , al qual fué fecha merged de Navalmorcuende por el Congejo de Avi- la , é fué confirmado el privilegio por el rey don Alonso XI que ganó á Algegi- ra. Assi que, se ha de colegir de lo que está dicho, como mas largamente se pue- de ver en la Chrónica del rey don Alonso VIH, el qual se mandó llamar Empe- rador, que los de Avila le criaron, épor le tener seguro, en tanto que fué niño, le pussieron en aquella sumptuosa é gran torre llamada el cimorro de la iglesia mayor. É ordenó aquella cibdad que pa- ra sus gastos le diessen de cada yunta (que labrasen de tierra), tres gelemines de trigo ; é quedó esta costumbre , é dende adelante lo llevaron assi los otros reyes que subgedieron en Castilla, hasta que fué fecha merged desta renta á las mon- jas de Sanct Clemente de Avila , é des- pués se passó á Sancta Ana, de lo qual tienen previlegio, é hoy dia eogen aque- lla renta é se llama las quartillas. Des- pués este rey don Alonso VIII confir- mó á Avila sus previlegios é alcaydias é ofigios, é por exgelengia de su fidelidad, mandó que se llamasse Avila del Rey, ó dióles que truxese la cibdad por armas la figura ó torre del dicho gimorro de oro en campo de goles vel sanguino , con un rey que tiene puesta su corona é un geptro real en la mano , parado á una ventana de aquel gimorro , donde á él le tovieron é criaron , desde la qual le mos- traban públicamente, para que viessen que era vivo contra lo que publicaba su padrastro, el rey de Aragón. E también les dio previlegio que aquesta cibdad pudiesse dar vasallos é jurisdigion, é que la cibdad presen tasse é el rey é reyes, sus subgessores, confirmasen tales mer- gedes. De aqui resultó que viéndose los de Avila tan honrados , muchos dexaron sus apellidos (aunque eran nobles é an- tiguos) é se llamaron de Avila , como al pressente se llaman los caballeros de las dos mas pringipales casas de aquella cib- dad, lo qual les confirmó el rey don Sancho el Desseado. Muchas cosas gene- ral é particularmente se pueden degir con verdad, en loor de los caballeros é hidalgos de Avila ; mas parésgeme que basta lo dichoque aqui se ha traydo, pa- ra comparagion de lo que higieron los magedonios con su rey niño, como de DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XLIX. 249 suso se hizo mengion. Passemos á otras cosas que serán loable recreagion para los que se quissieren ocupar en las saber é oyr con atengion. Ocurren á mi memoria dos notables é antiquíssimas historias, y como se ha di- cho de las que quedan de suso escripias, assi las que agora escribiré tienen con- formidad en alguna manera. Dige Livio * que Tarquino Superbo, rey de los roma- nos, teniendo guerra con los de la cib- dad de Gabina, é no los pudiendo sob- juzgar, acordó por fraude é una nueva manera de cautela , de conquistarlos. Y para esto, congertósse con uno de sus tres hijos, llamado Sexto, el qual se fué á Gabina , fingiendo que huía de la cruel- dad de su padre, é que se yba á valer con el socorro é favor de aquella cibdad. É tales palabras habló contra el rey , su padre , é tal compasión le tovieron , que demás de le dar crédito, le hicieron su capitán general ; é él hizo la guerra con- tra su padre , mostrándosse valerosso en las armas, é de mucha prudencia é buen consejo en los fechos que emprendia. É con mucha liberalidad repartia los des- pojos é ganancias que se adquerian en los recuentros é escaramugas contra ro- manos; de manera que en breve tiempo fué muy acatado é querido de los de Ga- bina : é quando le paresgió que era tiem- po, envió un mensajero á Roma al rey, su padre , dándole aviso cómo él tenia Ga- bina á su voluntad , é que viesse lo que quería que se higiesse. Estonges Tarqui- no no respondió palabra al mensajero, porque no se fió del , sino entrósse en un corralejo que estaba de dentro su apos- sento, é mostrando que penssaba en la respuesta: é tras él se entró el mensajero, é el rey con un palo que tenia en la mano, hería é abatía á tierra las mas altas ca- begas de ciertas papáveras ó dormideras que avia en el corralejo, é andaba paseán- dosse sosegado é sin degir cosa alguna. É el mensajero no le pidió respuesta , é se volvió á Gabina é contó á Sexto lo que avia dicho á su padre é lo que avia vis- to , é díxo que le avie paresgido quel rey no avia querido responder, por ira ó ene- mistad ó de soberbio. Sexto entendió bien aquella respuesta muda , é comenzó á buscar causas injustas contra los prín- gípes Gabínos, acusándolos falsamente por los infamar é enemistarlos con el pueblo menudo , é á muchos condenó á muerte, é á otros higo matar públicamen- te, é á otros, de quien no podía hallar causa para que muriessen , los higo ma- tar secretamente , é muchos huyeron é hígolos pregonar: é los bienes de los unos é de los otros repartió al pueblo menudo, la qual gente plebea con este ardid ni sentían el engaño , ni la perdígion de su cibdad, la qual despojada de consejo é de hombres de auctoridad , Sexto la en- tregó á su padre, el rey Tarquino, sin con- tradigion alguna. A este propóssito se dirá aqui otra cosa que en España intervino al rey don Ramiro de Aragón ^, el monge , el qual fué professo de la Orden de Sanct Be- nito y de orden sacro , é por faltar los subgessores en la silla real de aquel rey- no, como persona á quien el geptro ve- nía de derecho , fué compelído por el Papa, é por la obediengia ageptó la go- bernagion é corona real , año de mili é giento é diez y nueve años de la Nativi- dad de Chrípsto, nuestro Redemptor. Pe- ro como desde muy muchacho entró en la religión ques dicha , fué muy cathólico chrípstiano en todas sus cosas, é inoraba las desenvolturas é profanidades, de que los legos é gente del palagio se presgian; ^ Tito Livio, década I.', libro I, capítulo Ai é 42. TOMO I. i Ch fónica del rey don Ramiro de Aragón , el monge. 32 250 HISTORIA GENERAL Y NATURAL é por esto era tenido por grosero é en poca estimación de sus principales varo- nes é subditos. É acaesQió que queriendo dar una batalla á los moros , é que esta- ban ya las banderas para se mover é tra- var el fecho de las armas, le pusieron una daraga en la mano siniestra y una langa en la derecha , é él preguntó que con qué avia de tener las riendas del ca- ballo, pues tenia ambas manos ocupadas: é un caballero, burlando, le dixo que con la boca ; é assi tomó las riendas con los dientes , é batió las piernas é arreme- tió , entrando con mucho denuedo en la batalla , de la qual é de los enemigos in- fieles fué vengedor. Assi por esto, como por otras cosas, cómo sabia poco del arte militar, burlaban del los suyos, como de inhábil. Estonges él, viéndose muy es- carnegido, escribió una carta con un men- sajero al abad de Sanct Ponge, que le avia criado é era hombre de buen seso é asaz prudente , pidiéndole su paresger é con- sejo. El abad, leyda la carta, entróse en un huerto con el mensajero , é con un cu- chillo comengó de cortar por el pié las mayores é mas altas hiervas (otros digen que las coles mayores), é desque esto ovo fecho , por un buen espagio de hora, di- xo: «Tornaos al rey, vuestro señor, é de- gilde que se esfuerge con Dios siempre é le sirva : que yo y estos religiosos siem- pre hagemos oragionporél.» El mensaje- ro se tornó al rey é le dixo quél avia dado su carta é no le traía respuesta , é contóle lo quel abad avia fecho en el liuerto. E esto entendió el rey que era muy prudente respuesta , é luego envió á llamar á todos los pringipales señores é caballeros del reyno de Aragón para la cibdad de Huesca, hagiéndoles saber quél queriahager una campana, con su conse- jo dellos, que la oyesen en toda Aragón. Estas sus cartas fueron muy reydas; pero juntáronse é vinieron á donde el rey es- taba , é entró con ellos en una sala secre- ta , donde tenia gente armada , digiendo que queria tomar sus votos uno á uno ; é el que entraba no salia, porque luego le era cortada la cabega. Y desla forma higo degollar quinge grandes de aquel reyno; é puestos en torno á la redonda , hechos un corro , higo llamar á los hijos é here- deros de los que assi estaban muertos, é díxoles: «Catad ahy la campana que avrés oydo degir que yo avia de hager, que so- nase en todo Aragón é aun fuera de mi reyno : yo he complido mi palabra ; é lo mismo digo que será fecho de vosotros, si no fuéredes muy leales é obedientes.» E de allí adelante fué éste príngipe muy acatado é servido de chicos é grandes en todo su reyno, por el consejo de aquel abad ques dicho: el qual yo creo bien que avia visto á Tito Livio , é que tenia bien entendido cómo se avia de curar aquel menospregio que del rey don Ra- miro hasta alli se avia fecho. Este rey fué hijo del rey don Sancho de Aragón é de la reyna doña Sol , hija del Cid Ruy Diaz , é hermano del rey don Alonso é del rey don Pedro, re- yes de Aragón , de los quales este mon- go fué el derecho subgessor. Y no es de maravillar que , á vueltas de la fraylia, le quedasse parte del ánimo de tan va- liente é invicto capitán , como fué el cancto Cid Ruy Diaz, su abuelo. Veis aqui, señor letor, cómo tienen semejan- ga las vergas ó hiervas altas quel abad de Sanct Ponge cortaba con las papáveras ó hamapolas quel rey Tarquino derribaba en el corralejo, delante del mensajero de su hijo, Sexto Tarquino. Otro notable quiero aqui poner , que muchas veges heleydo en Valladolid, que ni me paresge muy cathóHco epitaphio, ni dexa de paresger aqueste que diré de don Pero Niago á otro que se puso en el sepulcro de Sardanápalo , último rey de los asirlos, y es desta manera. En la igle- sia de Santistevan , en la pared por do DE INDIAS. LIB. VI. CAP. XLIX. 251 fuera de la iglesia , está un bulto de un caballero , que yo no sé quién fué , y es muy notado por un epigrama ó letrero que tiene, y dige assi: Yo soy don Pero Niago que en lo mió me yago: lo que comí é bebí goe las yracas , que son hiervas en general , porque yraca quiere de9ir hierva , las quales los indios co- men en sus potajes. »5on los indios muy amigos de comer hiervas cogidas , y en Tierra-Firme llá- manlas yracas , que es lo mismo que de- QÍr hiervas ; porque aunque son conosgi- das entre ellos é tienen sus nombres pro-» prios é particulares , quando las nombran juntas digen yracas , que es lo mismo que degir hiervas. É las que tienen por sanas y experimentadas para su comer, juntas de muchos géneros, las cuegen y hagen un potaje que paresge espinacas guisadas , y echan assi mismo flores de otras, é assi toda aquella mezcla llaman ellos yracas, é assi hagen sus potajes. A lo menos en Tierra-Firme , donde algunos chripstia- nos ó por nesgessidad y hambre , ó por- que otros son amigos de probarlo todo, estiman este potaje é lóanle é aun le con- tinúan, digen que se hallan bien con él, y ellos acresgientan en este potaje calabagas é axi (que es la pimienta que tengo dicho) , é quando tiene todo esto, es buen pota- je. Este nombre yraca es de la lengua de Cueva , en Tierra-Firme, en la goberna- gion de Castilla del Oro , y en estas islas y en la Tierra-Firme hay muchas dife- rengias de lenguas de una gente á otra, é una cosa tiene muchos nombres, é tam- bién diversas cosas tienen un mismo nom- bre; y querer escudriñar este, seria nunca acabar. Y ved en quanta manera es la di- ferengia : que alli donde á las hiervas llaman yracas seyendo muchas, llaman á la muger y7'a, y á la mangeba yra- cha. Passemos á lo demás de la agricol- tura. CAPITULO XIII. De la planta é fructa que los indios llaman lirenes en esta Isla Española. JLiiren es una fructa que nasge en una planta que los indios cultivan , é aun al pressente algunos de los españoles en sus labrangas en esta Isla Española; y es hier- va ó planta que se extiende y echa ramas, como se dixo de los ajes é de las batatas, é debaxo de tierra echa su fructo, que es blanco é del tamaño que dátiles grues- sos (é algo mayores y menores), é tienen una cascara muy delgada , é cada fructo destos pende ó está asido de una vergue- ta delgada, de que está colgado de la ra- ma : é aquella vena que le tiene al liren, es no mas gruessa que un alfiler común ó delgado. Estos lirenes cuecen los in- dios, é quando es tiempo desta fructa hay mucha por las plazas que la sacan á vender, assi cogidos los lirenes ; é quí- tanle aquella corteguela de engíma , que es muy mas delgada é mas blanda que 280 HISTORIA GENERAL Y NATURAL una cascara de una castaña , é queda de dentro el liren blanco y es de buen sa- bor. No he visto en España , ni en otra parte , fructa ni sabor á que compare es- tos lirones. En fin son de buen sabor é no de mucha substancia. Hay en esta é otras islas mucha fructa desta, y en algunas partes de la Tierra-Firme destas Indias. CAPITULO XIV. De las pinas que llaman los chripstianos , porque lo parescen : la qual fructa nombran los indios yayama, é á cierto género de la misma fructa llaman boniama , é á otra generación dicen yayagua , como se dirá en esto capítulo non obstante que en otras partes tiene otros nombres. Oay en esta Isla Española unos cardos, que cada uno dellos lleva una pina (ó mejor digiendo alcarchopha) , puesto que porque paresge pina las llaman los chrips- tianos pinas, sin lo ser. Esta es una de las mas hermosas fructas que yo he visto en todo lo que del mundo he andado. A lo menos en España , ni en Frangía , ni In- glaterra , Alemania , ni en Italia , ni en Segilia , ni en los otros Estados de la Ce- sárea Magostad , assi como Borgoña, Flandes, Tirol, Artues, ni Olanda, ni Gelanda , y los demás , no hay tan linda fructa , aunque entren los milleruelos de Segilia , ni peras moscaretas , ni todas aquellas fructas exgelentes que el rey Fer- nando , primero de tal nombre en Ñapó- les , acomuló en sus jardines del Parque y el Parayso y Pujo Real : en la qual fué opinión que estaba el pringipado de todas las huertas de mas excelentes fruc- tas de las que chripstianos poseían ; ni en la Esquiva Noya del duque de Ferra- ra , Hércoles , metida en aquella su isla del rio Pó ; ni la huerta, portátil en car- retones, del señor Ludo vico Esfforga , du- que de Milán, en que le llevaban los ár- boles cargados de fructa hasta la mesa y á su cámara. Ninguna destas, ni otras muchas qué yo he visto , no tuvieron tal fructa como estas pinas ó alcarchophas, ni piensso que en el mundo la hay que se le iguale en estas cosas juntas que agora diré. Las quales son: hermosura de vista, suavidad de olor , gusto de exgelente sa- bor: assi que de ginco sentidos corpo- rales los tres que se pueden aplicar á las fructas , y aun el quarto , que es el pal- par, en exgelengia partigipa destas qua- tro cosas ó sentidos sobre todas las fruc- tas é manjares del mundo, en que la di- ligengia de los hombres se ocupe en el exergigio de la agricoltura ; y tiene otra exgelengia muy grande , y es que sin al- gún enojo del agricultor, se cria é sos- tiene. El quinto sentido , que es el oyr, la fructa no puede oyr ni escuchar ; pero podrá el letor, en su lugar, atender con atengion lo que desta fructa yo escribo, y tenga por gierto que no me engaño, ni me alargo en lo que dixere della. Porque puesto que la fructa no puede tener los otros quatro sentidos que le quise atri- buir ó significar de suso , hásse de en- tender en el exergigio y perssona del que la come, y no de la fructa (que no tiene ánima , sino la vegetativa y sensitiva , y le falta la ragional, que está en el hom- bre con las demás). La vegetativa es aque- lla con que cresgen las plantas, y todas las criaturas semejantes : la sensitiva , es aquel sentimiento del benefigio ó daño que resgibe ; assi como regando ó lim- piando é escavando los árboles é plantas, sienten el favor é regalo, é medran é cresgen , é olvidándolos , ó chamuscan- do, ó cortando, se secan é pierden. De- xemos esta materia á los expertos, é tor- nemos á lo que quise degir. Mirando el hombre la hermosura desta DÉ INDIAS. Lin. Vil. CAP. XlV. n\ fructa , goga de ver la compusigion é adornamento con que la natura la pintó é hizo tan agradable á la vista para re- creagion de tal sentido : oliéndola goza el otro sentido de un olor mixto con membrillos é duraznos ó melocotones , y muy finos melones, y demás exgelengias que todas essas fructas juntas y separa- das , sin alguna pesadumbre ; y no sola- mente la mesa en que se pone , mas mu- cha parte de la casa en que está, seyendo madura é de perfeta sagon, huele muy bien y conhorta este sentido del oler maravillosa é aventajadamente sobre to- das las otras fructas. Gustarla es una cosa tan apetitosa é suave, que faltan pala- bras en este caso , para dar al proprio su loor en esto; porque ninguna de las otras fructas que he nombrado, no se pue- den con muchos quilates comparar á es- ta. Palparla, no es á la verdad tan blanda ni doméstica , porque ella misma paresge que quiere ser tomada con acatamiento de alguna toalla ó pañiguelo ; pero puesta en la mano, ninguna otra da tal contenta- miento. Y medidas todas estas cosas y particularidades , no hay ningún mediano juigio que dexe de dar á estas pinas ó car- chophas el pringipado de todas las fruc- tas. No pueden la pintura de mi pluma y palabras dar tan particular razón ni tan al proprio el blasón desta fructa , que sa- lisffagan tan total y bastantemente que se pueda particularizar el caso , sin el pingel ó debuxo , y aun con esto serian menes- ter las colores, para que mas conforme (sino en todo en parte) se diesse mejor á entender que yo lo hago y digo , por- que en alguna manera la vista del letor pudiesse mas partigipar desta verdad: non obstante lo qual, pornéla, como su- piere hagerlo , tan mal debuxada como platicada [Lám. 2.", fig. 10."); pero pa- ra los que esta fructa ovieren visto, bas- tará aquesto, y ellos dirán lo demás. Y para los que nunca la vieron sinoaqui, no TOMO I. les puede desagradar la pintura, escu- chando la lectura; con tal aditamento y protestagion , que les gertifico que si en algún tiempo la vieren, me avrán por desculpado , si no supe , ni pude justa- mente loar esta fructa. Verdad es que ha de tener respecto é advertir el que qui- siere culparme en que aquesta fructa es de diversos géneros ó bondad ( una mas que otra), en el gusto y aun en las otras particularidades: y el que ha de ser juez, ha de considerar lo que está dicho , y lo que mas aqui diré en el progesso ó dis- cante de las diferengias dcstas pinas. Y si, por falta decolores y del debuxo, yo no bastare á dar á entender lo que querria saber degir, dése la culpa á mi juigio, en el qual á mis ojos es la mas hermosa fructa de todas las fructas que he visto y la que mejor huele y mejor sabor tiene; y en su grandega y color, que es verde, alumbrado ó matigado de un color ama- rillo muy subido; y quanto mas se va madurando mas participa del jalde é va perdiendo de lo verde , y assi se va au- mentando el olor de mas que perfetos melocotones , que partigipan asaz del membrillo : que este es el olor, con que mas similitud tiene esta fructa , y el gus- to es mejor que los melocotones é mas gu- moso. Móndasse alrededor é hágenla ta- jadas redondas ó chullas, ó como quie- re el trinchante, porque en cada parte al luengo ó al través tiene pelo é gentil corte. En estas islas todas es fructa qual tengo dicho y muy común , porque en to- das ellas y en la Tierra-Firme las hay , y como los indios tienen muchas y diversas lenguas, assi por diversos nombres la nombran : á lo menos en la Tierra-Firme en veynte ó treynta leguas acaesge aver quatro ó ginco lenguas; y aun esso es una de las causas pringipales porque los pocos chripstianos en aquellas partes se sostienen entre estas gentes bárbaras. Dexemos esto para en su lugar, é torne- 36 282 HISTORIA GENERAL Y NATURAL mos á esta fructa de las pinas ó alcarcho- phas : elqual nombre de pinas le pusieron los chripstianos, porque lo paresgen en alguna manera , puesto que estas son mas hermosas é no tienen aquella robustigidad de las pinas de piñones de Castilla ; por- que aquellas son madera ó quassi , y es- tas otras se cortan con un cuchillo, como un melón , ó á tajadas redondas mejor, quitándoles primero aquella cascara , que está á manera de unas escamas relevadas (que las hagen paresger pinas) ; pero no se abren ni dividen por aquellas junturas de las escamas como las de los piñones. Por gierto, assi como entre las aves se esmeró natura en las plumas, con que vis- te á los pavos de nuestra Europa , assi tuvo el mesmo cuidado en la compusigion y hermosura desta fructa mas que en to- das las que yo he visto sin comparagion, é no sospecho que en el mundo hay otra de tan gragiosa ó linda vista. Tienen una car- nosidad buena, apetitosa é muy salisffac- toria al gusto : é son tamañas como me- lones medianos , é algunas mayores , é otras mucho menores, y esto causa que no todas las pinas (aunque se paresgen) son de un género ó sabor. Algunas son agras, ó por ser campesinas é mal culti- vadas , como por ser el terreno descon- vinieúte, ó porque en todas las fructas acaesge ser mejor un melón que otro , y una pera que otra , y assi de todas las demás, y por el consiguiente una pina hage gran ventaja á otra pina. Pero la buena no tiene comparagion con ella otra fructa en las que yo he visto , ávi- do respecto á todas las cosas que he di- Jcho , que consisten en ella. Bien creo que avrá otros hombres que no se con- formen conmigo; porque en España y otras partes del mundo unos porfían que los higos son mejores que las peras, é otros que el membrillo es mejor que el durazno é las peras é higos ; é otros que las uvas mejor que los melones y las otras que he dicho : é assi á este propóssito cada qual es mas inclinado á su gusto, é piensa que el que otra cosa dige, no lo siente tan bien como debria. Pero dexa- das sus settas ó afigionados paladares (que aun estos pienso yo que son tan diferen- tes, como los rostros humanos de los hom- bres unos de otros) , si sin pasión esto se juzga , yo pensarla que la mayor parte de los juegos serian de mi opinión con esta fructa, aunque como menos della que otro. Torno á degir que es única en estas cosas juntas: en hermosura de vista, en sabor , en olor ; porque todas estas partes en un subjeto ó fructa no lo he visto assi en otra fructa alguna. Cada pina nasge en un cardo asperís- simo y espinoso y de luengas pencas é muy salvaje , é de en medio de aquel cardo sale un tallo redondo, que echa so- la una pina , la qual tarda en se sagonar diez meses ó un año ; é cortada , no da fructo mas aquel cardo , ni sirve sino á embaragar el terreno. Podrá degir alguno que, pues es car- do, porque no llaman alcarchopha esta fructa : digo que en mano fué de los pri- meros chripstianos que acá la vieron darles el un nombre ó el otro , y aun de mi paresger mas proprio nombre seria degirla alcarchopha , aviendo respecto al cardo é espinos en que nasge, aunque paresge mas pina que alcarchopha. Ver- dad es que no se parte totaliter de ser alcarchopha, ni de las espinas, porque en la coronilla engima de la pina nasge é tiene esta fructa un cogollo áspero, é adórnala mucho en la vista ; é algunas tienen, allende desse, otro, é algunas dos é mas de tales cogollos junto al pegón donde ella está pegada con el tallo del cardo é nasgida. Y para plantar otros cardos é pinas , estos tales cogollos son la simiente ó subgession desía fructa; porque tomando aquel cogollo que la pi- na tiene engima (ó qualquiera otro de DE INDIAS. LIB. VIL CAP. XIV. 283 los que están pegados al pegón della) é híncanlo en tierra dos ó tres dedos en fondo, dexando descubierta la mitad del cogollo, luego prende muy bien , y en el discurso del tiempo que he dicho há- dese otro tal cardo cada cogollo , é dá otra pina tal como he dicho. Las hojas desle cardo quieren paresger algo á las de las gaviras , salvo que estas son mas luengas é mas espinosas , ó no tan gor- das ó corpulentas. Esta fructa seria en mas tenida, si no oviesse tanta abun- dancia della. Las pinas de Tierra-Firme tengo yo por mejores é mayores que las destas is- las. No se tiene esta fructa, después que acaba de madurar , de quinge ó veynte dias adelante ; mas el tiempo que está sin se corromper é podrir es exgelente . Pues- to que algunos la condenan por colérica, yo no sé desso lo gierto ; mas sé que despierta el apetito , é á muchos que por hastio no pueden comer les restituye la gana para ello , é les dá aliento é volun- tad á se esforgar á comer é repara el gusto. Su sabor mas puntual, ó á lo que mas quiere paresger, es al melocotón, é huele juntamente , como durazno é mem- brillo; mas ese sabor tiénele la pina mez- clado con una mixtión de moscatel , é por tanto es de mejor sabor que los meloco- tones. Solo un defecto le atribuyen algu- nos , por el qual no agrada complida- mente á todos gustos ; y es que el vino, aunque sea el mejor del mundo, no sabe bien bebido tras la pina, é si assi su- piera , como sabe con las peras asaderas ú otras cosas que con el beber tienen aprendido los que son del vino amigos, fuera única á su paresger de los tales : é creo que esta es la causa por qué acá no están bien algunos con esta fructa. Ni tampoco sabe bien el agua, bebiéndola tras la pina ; y esto que á algunos pares- ge tacha é grand dificultad , me paresge á mi que es exgelengia y grand previle- gio, para darla á los hidrópicos é amigos del beber. También digo que la carnosi- dad desta fructa tiene sotiles briznas, co- mo las pencas de los cardos que se co- men en España: pero mas encubiertas mucho al paladar é de menos empacho ó estorbo en el comerla , y por esto no son útiles á las engiasé dentadura, quan- dose continúan á comer muy á menudo. En la Tierra-Firme, en algunas partes, los indios hagen vino destas pinas , é tiénesse por sano ; é yo lo he bebido y no es tal como el nuestro con mucha parte, por- que es muy dulge , é ningún español ni indio lo beberá, teniendo del de Castilla, aunque el de España no sea de los muy escogidos vinos. Dixe de suso que estas pinas son de diversos géneros y assi es verdad , en es- pegial de tres maneras. A unas llaman yayama; á otras digen boniama; é á otras yayagua. Esta postrera generagion es al- go agrá é áspera é de dentro blanca é vinosa : la que llaman boniama es blanca dentro é dulge, mas algo estoposa : la que llaman yayama es algo en su propor- gion prolongada é del talle de la que aqui he pintado, é las otras dos mane- ras ó géneros, de quien he hablado, son mas redondas. Assi que, esta última di- cha yayama es la mejor de todas ; é de dentro es la color amarilla escura, y es muy dulge é suave de comer é de quien se ha de entender lo que está dicho, en loor de aquesta fructa. En algunas partes hay de las unas é de las otras, salvajes, que se nasgen por sí en el campo en grandíssima moltitud; pero las que se labran é cultivan son mejores, sin com- paragion, é reconosgen bien el beneíigio del agricultor é son mas delicadas. Al- gunas se han llevado á España , é muy pocas llegan allá : é ya que lleguen no pueden ser perfectas ni buenas , porque las han de cortar verdes é sagonarsse en la mar , y dessa forma pierden el crédito. 284 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Yo las he probado á llevar, é por no se aver agertado la navegación , é tardar muchos días, se me perdieron é pudrie- ron todas , é probé á llevar los cogollos é también se perdieron. No es fructa sino para esta tierra ú otra que á lo menos no sea tan fria como España. Verdad es que el mahiz , que es el pan destas par- tes, yo lo he visto en mi tierra , en Ma- drid, muy bueno en un heredamiento del comendador, Hernán Ramírez Galindo, aparte de aquella devota hermita de Nuestra Señora de Atocha (que ya es monasterio de frayres dominicos). Y tam- bién lo he visto en la cibdad de Ávila, como lo dixe en el capítulo I deste li- bro VII ; pero en el Andalucía en mu- chas partes se ha hecho el mahiz , é por esso soy de opinión que se harian estas pinas ó cardos, llevando los cogo- llos que he dicho puestos y de tres ó quatro meses presos acá, en estas partes. CAPITULO XV. Que tracla de la frucla llamada imocona, la qual se cria sin la industria de los hombres. JLjI verdadero agricultor, maestro de la natura, produce de su liberalidad inmen- sa una fructa que se dige imocona y en esta Isla Española é otras partes destas Indias : la qual asada sabe á la yuca de la Tierra-Firme , ó á la que acá llaman boniata, que no mala. La hoja tiene como la diahutia , aunque no tan ancha , pero mas prolongada; y es sana fructa, é los indios no la tienen por la inferior de to- das : antes la estiman é han por de las mejores á su gusto. CAPITULO XVI, De los g^uayaros , ques una fructa como cherevias. JLiOs guayaros es una frucla que paresge cherevías, é son assi mismo rayges, como imocona en su producgion , y echan fue- ra de tierra un bexuquillo ó vergueta alta. Y el guayaro es blanco, como la che- revía , y násgense de sí mismos sin alguna diligencia ni trabaxo de los hombres , é hay muchos en algunas partes desta isla; é en otras son muy deseados, porque les son agradables á su gusto destos indios. CAPITULO XVII. De la fructa que los indios llaman cauallos. ViAUALLOS llaman los indios en esta Isla Española una fructa ques como lirenes; mas estos cauallos son algo mayores é nasgen en tierras flacas é delgadas , é es sano manjar é agradable á los indios. Es fructa salvaje é nasgida é criada por solo el cuydado de la natura , de la qual é otras muchas fructas salvajes que tenian los indios desta tierra conosgidas, se aprovechaban mucho para su manteni- miento, quando andaban en el campo é continuaban la guerra apartados de sus casas é asientos: é assi no les fal- taba qué comer en todos los liem- DÉ INDUS. LIB. VIL CAP. XVII. 285 pos, por la notÍQÍa mucha que tenían ses del año se hallan é son produ- destos manjares , que en diversos me- gidos. CAPITULO XVIII. Que tracta de los resoles que los chripslianos llaman : de los quales hay muchas maneras en las Indias. JLios indios tenian esta simiente de los fásoles en esta isla y otras muchas y en la Tierra-Firme mucho mas , y en especial en la Nueva España é Nicaragua é otras partes, donde en mucha abundancia se coge tal legumbre. Desta simiente hage espegial mención Plinio *, é llámalos fa- givoies: en Aragón se llaman judías, y la simiente de los de España y de los de acá es la misma propriamente ; pero en algunas partes se cogen en grandíssima abundancia. Yo he visto en la provingia de Nagrando ( ques en Nicaragua , á la costa de la mar del Sur), coger á gente- nares las hanegas destos fásoles ; y tam- bién en aquella tierra é en otras de aque- lla costa hay otras muchas maneras de fásoles , porque demás de los comunes, hay otros ques la simiente amarilla, é otros pintados de pecas. É otra legum- bre tienen que son como habas; pero muy mayores, é algo amargas, comién- dolas crudas: é de las unas é de las otras hagen los indios sus simenteras ordina- riamente. Y alli en Nicaragua hay mas cuydado en esto de la agricoltura que en parte de quantas yo he estado en las In- dias ; y porque aqui quadra bien lo que he visto de aquellos indios en sus hagas, asside mahiz, como de algodón ó de yuca ó de qualquier otro mantenimiento que en el campo tengan sembrado , degirlo he; pero no sé si estos indios tienen noligia que dige Plinio por estas palabras : «Yo sé que los tordos é páxaros se echan del mijo é del panigo, soterrando á los qua- tro cantos del campo una hierva, el nom- bre de la qual es incógnito ; é es cosa maravillosa que ningún páxaro alli en- tra ^. » Esto queste auctor dige, me paresge á lo que muchas veges yo vi en aquella provingia de Nicaragua en diversas he- redades: que á los cornijales dellas te- nian puesto los indios giertos palillos ata- dos, é también algunas hojas rebujadas en otras partes, ó pedreguelas, ó otras señales conosgidas, é la hierva de en torno hmpia, ó algunos trapillos de al- godón. É en fin, paresgian estas cosas hechas con arte ó por algún respeto, ó de las aves , ó porque granasse lo sem- brado ó no se abuchornasse , ó por otros fines que yo no sé juzgar ; y en esto tal los que se ocupaban eran en espegial unas viejas mal encaradas é disformes. É en aquella tierra hay mucha cosa de he- chigeros, é no sospechábamos los chrips- lianos que se hagia esto sin ayuda ó su- perstigion del demonio ; porque pregun- tados á los indios é indias á qué pro- póssito lo hagian, respondían diferente- mente é degian que era bueno hagersse aquello. Y porque , quando se hable de aquella tierra en particular, se dirá mas desta materia , quédesse para en su lugar. i Plin., lib. XVIII, cap. 12. 2 Plin.,l¡b. XVIII, cap. n. 28G HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XIX. El qual tracta de una fructa que se llama ñames ; digo nnames. 11 AME es una fructa extrangera é no natural de aquestas Indias, la qual se ha traydo á esta nuestra Isla Española é á otras partes destas Indias : é vino con esta mala casta de los negros , é háse fe- cho muy bien , é es provechosa é buen mantenimiento para los negros , de los quales hay mas de los que algunos avrien menester, por sus rebeliones. Estos nna- mes quieren paresger ajes ; pero no son tales, é son mayores que ajes comun- mente. Córtanlos á pedagos, é siembran soterrándolos un palmo debaxo de tier- ra , é nasgen ; é assi vinieron los prime- ros , é después de la planta é rama que hagen, se han multiplicado mucho en las islas que hay pobladas de chripstianos, é assi mismo en la Tierra-Firme ; é es buen mantenimiento. Este es el libro octavo de la primera parte de la Natural y general historia de las Indias, islas é Tierra-Firme del mar Océano: el qual tracta de los árboles fructíferos, por el capitán Gonzalo Fernandez de Oviedo , capitán de la fortaleza y cibdad de Sancto Domingo ycoronista del Emperador y Rey, nuestro señor. PROHEMIO. Jr^linio en su libro XII de la Natural historia tracta de los árboles odoríferos, y en el XIII tracta de los árboles fo- rasteros y extraños , y de los ungüen- tos y otras particularidades muchas y se- cretos de medigina, porque él escribe de todas las partes y auctores del mun- do que á su noticia llegaron, y de lo que leyó de muchos : y assi como en su historia quiso ó se esforzó comprehender el universo, tuvo mas que degir de lo que yo podré aqui acomular, porque lo que yo digo y escribo es de sola mi plu- ma y flaca diligengia (y destas partes), y él rescribe lo que muchos escribieron y lo que él mas supo ; y assi tuvo menos trabaxo en tales acomulagiones. Habla en su libro XIV en las vides , y en el XV en los árboles fructíferos, y en el XVÍ en los árboles salvajes, y en el XVII di- ge de los árboles insertos , ó inestati (que es lo mismo que inxerir). Todos estos seys géneros que él reparte en essos li- bros, entiendo yo comprehender en ginco, que serán el VII pregedente y este VIH, y en los tres siguientes ( ó al menos lo que acá yo o viere alcangado de tales ma- terias). Y si tantas aqui no se escribieren, será por ser la tierra nueva á nosotros , é aun la mayor parte della secreta en cosas semejantes , y por tanto será poco lo que en esta primera parte se pueda dello es- crebir, á respecto de lo que se espera sa- ber adelante. Y porque no sea la legión tan breve, con solo aquello que en la pri- mera impression tuvo, se dirá assi mismo lo que de tales materias hasta el presente tiempo yo oviere alcangado en ellas , assi en las islas como en la Tierra-Firme. Porque como es grandíssima parte deste mundo aquella tierra, ó una mitad del, é de muchos reynos colmadas estas In- dias, assi avrá mas que degir en cada una destas cosas todos los dias que yo viviere (é aun en los del que me subge- diere en estocase), y se podrán yr acres- gentando en estos ginco libros de la agri- coltura de acá. Quiero, pues, hager en este presente li- bro VIII, en el capítulo I, una breve rcr 288 HISTORIA GENERAL Y NATURAL lagion en que se expressen los árboles y plantas que se han traydo de España, que en esta isla ni en el imperio destas Indias no las avia ; y después proseguiré por los árboles que son acá naturales y fructífe- ros (de qualquier género que á mi notigia hayan llegado), de los que hay en aquesta Isla Española y en la Tierra-Firme , por- que las materias de un género anden jun- tas ; y en quanto á los árboles salvajes é de otras maneras se tractará adelante en el libro IX , pues que es la materia dife- rente é apartada. Pido al letor que donde le paresgiere corta mi información, tenga respecto al trabaxo con que se inquieren estas cosas en partes nuevas, y donde tantas diversidades y géneros de mate- rias concurren, y al poco reposo que los hombres tienen, donde les faltan aque- llos regalos y oportunidad , con que otros auctores escriben en las tierras pobladas de gentes polidas é prudentes, é no entre salvajes, como por acá an- damos, buscando la vida, y agertando cada dia en muchos peligros para la muerte. CAPITULO I. Que trac la de los árboles que se han traydo á esta Isla Española desde Europa á nuegtra España, c! qual capítulo contiene on9e párrafos ó partes. I. XI ánse traydo á esta Isla Españo- la naranjos, desde Castilla; é hay acá tan- tos, que se han aumentado dellos innu- merables muy buenos, dulges é agros (assi en esta cibdad de Sancto Domingo, como en todas las otras partes de la isla, donde hay poblaciones de chripstianos, en sus heredamientos é jardines é donde quieren ponerlos), y lo mismo hay en las otras islas y en la Tierra-Firme , donde hay poblaciones de españoles. II. Hay muchos limones, é Urnas, é muchos gidros, y de todo esto que es di- cho mucha cantidad , y muy bueno todo; y tal, que no le hage ventaja el Andalu- cía en todos estos agros é géneros que he dicho en ambos párraphos. III. Hay muchas higueras, y de muy buenos higos , los quales hay en la mayor parte del año muchos ó pocos , y en es- pegial en su tiempo en mucha abundan- cia en e^ta cibdad , y en sus heredades, y assi en las otras partes desta isla ; y hágense muy bien estos árboles , é los hi- gos son de los que en Castilla llaman go- denes y en Aragón y Cataluña de burja- Cote. Son los mas de simiente colorada ó roxa, aunque algunos hay de simiente l)lanca, pero no tantos con mucha parte. Estas higueras pierden acá la hoja, y es- tán parte del año sin ella , lo qual hagen acá muy pocos árboles ; y en el mes de hebrero comiengan á brotar é poner hoja, é se tornan á vestir della en la primave- ra ó mes de margo, é de ahi adelante. Mas estas higueras se envegesgen acá muy presto, é desde á seys ó siete años es menester poner otras, porque deste tiempo adelante valen poco é dan poca fructa é peor. IV. Hay muchos granados dulges é agros, é de muy buenas granadas, assi en los huertos desta cibdad como en los heredamientos, y en las otras villas é po- blagiones desta isla. V. Hay membrillos (ó bembrillos) as- si mismo traydos de Castilla ; pero no se hagen muy bien, ni en la cantidad é abundangia que las otras fructas que se ha dicho de suso ; é son pequeños, é no muy buenos , porque son ásperos é nu- dosos. Créese que con el tiempo serán mejores. VI. Hay palmas que se han puesto en DE INDIAS. LIB. VIII. CAP. I. 2?;<) esta cibdad, y en muchas heredades y partes desta isla , de los cuescos de los dátiles que acá se han Iraydo , y háden- se muy hermosas é llevan dátiles; pero po los saben acá curar, y por tanto , aun- que algunos los comen , no son buenos ni en períígion, y créese que es por no los saber curar, é no por falta de las palmas. VII. Hay muchos y muy hermosos ár- boles de cañafístola , que los latinos lla- man caxia, assi dentro en esta cibdad, como en las heredades y en muchas par- tes de la isla. Estos son hermosos é gran- des árboles: no se truxeron de España ni tan poco los avie en esta isla ; mas sembráronse las pepitas de la cañafístola é hiriéronse tan bien que hay ricos here- damientos de tales arboledas, é ovo mu- chos mas que se destruyeron é secaron, á causa de las hormigas , como se dirá ade- lante en el capítulo I del libro X. Es de creer que estos árboles se han fecho tan bien , porque acá hay cañaíístolos salva- jes en esta y otras islas y en la Tierra- Firme , y es común árbol en estas Indias; salvo que la cañafístola que llevan estos otros salvajes es muy gruessa é quasi va- na. Pero estos que se han fecho por la industria de los chripstianos llevan muy buena cañafístola , como ya está sabido en España é otras partes por el mundo, por la mucha que las naves han llevado y llevan cada dia desta é otras islas: su hoja es luenga é de la color é verdor de las hojas de los nogales de Castilla, é tan luengas , pero mas angostas é delgadas. Y diré aqui una particularidad que he no- tado en esto , y es que todos los árboles y plantas que he visto , de qualquier gé- nero que sean , todas sus hojas fenes^en en una que está en el extremo ó punta de la rama , y la cañafístola en dos , de la manera que aqui lasdebuxo [Lám. 3.', fig. 1.*); porque me paresge un notable para mirar en él , pues que en esto se ex- TOMO I. trema é no parcsge á los otros árboles (exgepto que el lentisco en España fcnes- gen sus ramas assi mismo en dos hojas, como la cañafístola). La flor que echan es- tos árboles es amarilla é quiere pares^cr algoá la de la ginesta ó retama: estando con fructo, paresgen muy bien cargados de aquellos cañutos desta cañafístola , y háse fecho en tanta abundancia que, como se dixo en el libro III , vale el quintal á qua- tro ducados ó menos en esta cibdad. El primero árbol que destos ovo en esta isla fué en el monesterio de Sanct Francisco de la cibdad de la Congepgion de la Ve- ga ; é por exemplo de aquel se pusieron otros, é se aumentaron é higieron estos heredamientos é granjeria, que es muy buena é provechosa é rica , é las naves que tornan á España, siempre llevan mu- chas pipas llenas de cañafístola. Este ár- bol es uno de los que acá pierden la hoja; y de la cañafístola salvaje hay en Tierra- Firme mucha, é es quassi al doble mas gruessa de la que yo he comido , y es bien purgativa , é la pepita es como la de la común , é la cascara del cañuto es mas gorda al tres doble de la otra. Quie- re paresger garroba en el talle y hechura sobre redondo : tiene lomo é barriga de dos verdugos gruessos sobre redondo, é unas venas por engima , como verdugos, y es muy buena. Acuerdóme que el año de mili é quinientos é veynte y siete , á legua é media ó dos de Panamá , en la costa austral hágia poniente , dó digen el rio de los Mahizdes, se hallaron algunos árboles destos , é yo vi la cañafístola de- llos é la comí , é era buena , é de la ma- nera que lo he dicho. VIII. Hánse puesto é hay en esta cib- dad muchas parras de las de Castilla é llevan buenas uvas, y es de creer que se harán en grande abundancia, si se die- ren á ellas, entendiendo bienio que han menester ; porque como la tierra es hú- meda, luego que ha dado la parra el 37 200 HISTORIA GENERAL Y NATURAL fructo , si luego la podan , luego torna á broctar, y assi se esquilman mucho é se envejesQen presto. Estas se truxeron de Castilla, pero sin ellas , allende de las de la cibdad , hay muchas parras de las mis- mas en los heredamientos é poblagiones destas islas, traydas, como he dicho, de España. Non obstante lo qual, digo que en esta isla , como en otras, y en muchas tierras ó partes de la Tierra-Firme hay muchas parras salvajes de uvas, y de muchas dellas he yo comido en la Tier- ra-Firme ; é es cosa muy común , é assi creo que fueron todas las del mundo en su principio , é que de las tales se tomó el origen para las cultivar e hager me- jores. IX. Hay en esta cibdad algunos oli- vos grandes é hermosos árboles, que assi mesmo fueron traydos de España ; pero son los que digo estériles , é no llevan fructo sino de hojas , y también los hay en algunos heredamientos é otras partes desta isla; pero como he dicho, sin fruc- to. Y es gran notable que todas las fruc- tas de cuesco que se han traydo de Es- paña y otras partes á esta isla, por mara- villa prenden , y si prenden , no llevan fructo alguno, sino hojas. Pervierto yo he traydo cuescos de duraznos , y de me- locotones é alvérchigos de Toledo, é ci- ruelas de frayle , y de guindas é geregas, é piñones , é todos estos cuescos he fe- cho sembrar en diveras partes y here- dades : ninguno de todos ha prendido. Plinio dige * que los olivos en la India son estériles, é que no produgen otro fructo sino aquel que hage el olivo sal- vaje ; de manera que estos nuestros oli- vos desta isla son mas estériles que los que Plinio dige de India; porque si aque- llos, como él dige, dan el fructo que los olivos salvajes (ó agebuches) , los de acá no llevan sino solamente hojas. X. Hay una fructa que acá llaman plátanos; pero en la verdad no lo son, ni estos5on árboles, ni los avia en estas In- dias, é fueron traydos á ellas ; mas que- darse han con este improprio nombre de plátanos. Siémbranse una vez é no mas, porque de uno se multiplican muchos , é va en ellos aumentándose una subges- sion grandíssima ; porque, como el plá- tano mas antiguo ha procreado tres ó quatro é seys é mas hijos alrededor de sí, lleva un ragimo é fructo que hace, é aquel corlado, sécasse la planta que lo echó ó produgió. É porque no embarage ni tarde en se secar, assi como cortan el fructo , ques á manera de un ragimo, cortan el tronco desta planta , porque no es mas de provecho ni lleva mas , é lue- go pierde su virtud , é queda en los hi- jos é subgessores que han nasgido alre- dedor. Dixe de suso questos no son plá- tanos ; porque la forma del plátano , se- gund lo que del escriben, es muy dife- rente é de otra manera. Estos de acá tienen las hojas muy grandes é muy an- chas é son altos, como árboles, é há- gense algunos tan gruesos en el tronco como un hombre por la gintura , é como el muslo otros , é assi algunos algo mas ó menos , segund la fertilidad ó terreno en que se ponen : é desde abaxo arriba echan unas hojas longuíssimas , algunas de doge palmos é mas é menos de longi- tud , é de tres y quatro palmos de lati- tud y mas y menos, segund son; las qua- les muy fácilmente rompe el viento en muchas partes, quedando entero el lomo ó astil de la mesma hoja. Esta planta es toda como un cogollo , y en lo alto del nasce un ragimo , el tallo del qual es grueso, como la muñeca del brago, que progede é va encaminado desde la me- dula ó mitad de todas las hojas, é en aquel tallo al extremo ó fin dél es el fruc- 1 Pün., lib. XII, cap. C. DE INDIAS. LIB. VIII. CAP. I. 291 lo, un racimo con veynte ó treynta é gia- qüenta, é algunos con giento é mas é menos fructos, que aqui llaman plátanos. É cada un fructo destos es mas ó menos luengo que un palmo , segund la fertili- dad de la planta é de la bondad de la tierra donde nasQió , é de la groseza de la muñeca del brago algunos é menos, porque también el gordor del fructo es á proporgion del tamaño ó longitud suya, porque en algunas partes que se siem- bran se hagen muy menores [Lám. 3.' fig. 2.'). Tiene esta fructa una cortega no muy gruesa, pero correosa é fágil de romper ó desollar , é de dentro es todo una medula que paresge un tuétano de vaca. Háse de cortar el ragimo desta fructa , assi como un fructo de los que están en el ragimo se comienga á liager amarillo, é después el ragimo entero cuélganlo en casa, é alli se madura toda la fructa del (ó todos los plátanos que en el ragimo liay). Esta es muy buena fructa , é quando se curan estos piálanos abiertos al sol , hendiéndolos con un cu- chillo en dos mitades al luengo , é dán- doles sendas cuchilladas , ó cada dos á cada mitad , cortando la fructa al luengo hasta la cascara é no rompiendo la cas- cara ó cuero , hágense en el sabor, quan- do están curados , muy semejantes á los higos passos , y aun mejores ; en el hor- no asados, sobre una reja ú otra cosa se- mejante, son muy buena é sabrossa fruc- ta, é paresge un género sobre sí, como lo es de una conserva melosa é de muy buen cordral é suave gusto. Assi mesmo cogiéndolos en la olla con la carne, es muy buen manjar ; pero no ha de es- tar el plátano mucho duro para lo co- ger con la carne , ni muy maduro , ni se ha de echar sino quando esté la carne quassi cogida, é desollado; porque en uno ó dos hervores ó en poco espagio de tiempo se cuegc el plátano. Comidos crudos, después que maduran, es muy gentil fructa , y no es menester comer con ella pan ni otra cosa , y es de exge- lente sabor é sana é de gentil digistion: que nunca be oydo degir que higiesse mal á ninguno. Llevándolos por la mar, turan algunos dias , é hánsede coger para esto algo verdes ; é lo que turan sin se podrir ó dañar (que es doge ó quinge dias), sa- ben mejor en la mar que en la tierra (como hagen las cosas desseadas, donde menos se pueden aver). El tronco ó co- gollo que lleva esta fructa é dio el ra- gimo que he dicho , tarda un año en lle- var é hager su operagion é fructo, y en aquel tiempo ha procreado y echado en torno de sí quatro é ginco é seys é mas ó menos hijos ó cogollos ( herederos en el mismo offigio y efeto que está dicho); por- que después que aquel ragimo del fructo es cortado, cortan, como tengo dicho, el plátano ó planta que le dio , porque no sirve sino de embaragar é ocupar la tierra sin dar otro provecho , é los hijos que he dicho , cresgen mas é van por su discurso hasta que hagen lo mismo que el padre ; é hay tantos é multiplican do manera, que nunca faltan é siempre se aumentan. Son humidíssimos, é quando alguna vez los quieren arrancar ó quitar de alguna parte de rayz, sale de allí tanta agua del assiento do estaban , que paresge que toda la humedad é agua de los poros de la tierra tienen atrayda á su gepaérayges. Las hormigas en estas par- tes son muy amigas destas plantas é se allegan mucho á ellas, por lo qual en esta cibdad se arrincaron muchos , porque no se podían aqui valer un tiempo con las hormigas. Esta fructa es continua en todo el tiempo del año ; mas como tengo di- cho , no es por su origen natural destas partes, ni se les sabe el nombre proprio; mas de lo que agora diré. Quanto á la verdad no se pueden llamar plátanos (ni lo son); mas aqueso que es, segund he oydo á muchos, fué traydo osle linagc de 292 UISTOiUA GENERAL Y NATURAL planta de la isla de Gran Canaria , el año de mili é quinientos y diez y seys años, por el reverendo padre fray Thomas de Berlanga , de la Orden de los Predica- dores , á esta cibdad de Sancto Domin- go; é desde aqui se han extendido en las otras poblagiones desta isla y en to- das las otras islas pobladas de chripstia- 1103 , é los han llevado á la Tierra-Firme, y en cada parte que los han puesto , se han dado muy bien ; é en las heredades que en esta isla tienen los vecinos hay mucho número incontable destos pláta- nos , porque son muy provechosos é se gastan quantos hay con la gente , é aun es muy buena renta para sus dueños, porque ninguna costa ponen en los criar. Truxéronse los primeros , segund he di- cho , de Gran Canaria , é yo los vi alli en la misma cibdad en el monesterio de Sanct Francisco el año de mili é qui- nientos é veynte , é assi los hay en las otras islas Fortunadas ó de Canaria. É también he oydo degir que los hay en la cibdad de Almería en el reyno de Grana- da , é dígese que de alli passó esta plan- ta á las Indias , é que á Almería vino del Levante é de Alexandría , é de la India oriental. He oydo á mercaderes genoves- ses é italianos é griegos que han estado en aquellas partes, é me han informado que esta fructa la hay en la India que he dicho, e que assi mismo es muy común en el Egipto, en especial en la cibdad de Alexandría, donde á esta fructa llaman musas. Assi mismo dige el chronista Pe- dro Mártir en sus Decadas * , que esta fructa se llama musas, é que él la vido en Alexandría, y dige que no son pláta- nos, ni puede alguno con verdad degir otra cosa. Escribe Ludovico de Vartenia, bolones, en su Ilinerario, que enCalicut hay aquesta fructa, é dige que alli la llaman malapolatida ; pero dige que no son mas altas estas plantas que im hom- bre ó poco mas, y en lo otro lodo que tengo dicho, las describe segund lo he yo fecho: y también dice que es de tres suertes esta fructa : la una ciancapalon , é la segunda é mejor llama gadelapalon y é la tergera suerte dige que no es tal. Tam- bién digo yo que en esta isla esta fructa no es toda de una bondad , porque unos fructos destos hay mejores é mas sabro- sos que otros de la mesma fructa ; mas aquesto puede yr en el terreno é dispu- sigion de la tierra, como acaesge en to- das las otras fructas en España y en otras partes. É la tierra estéril é flaca, é la gruesa demasiadamente regia hagen bastardear los fructos; é cada género de fructo quiere la tierra á su propóssito, é es aqueste un primor muy nesgessario en que los agricultores deben ser expertos, gerca del conosgimiento de los sitios é calidades de las tierras, en que han de sembrar ó plantar sus mieses ó arboledas é lo demás. Y porque de suso dixe que no son verdaderos plátanos estos, á quien tal nombre acá se les dá , téngolo yo assi por gierto, pues que Plinio dige ^, que los árboles plátanos fueron traydos á Italia, y que por el mar Jonio vinieron á la isla de Diómedes é de alli á Segilia, é de Segilia á Italia, y también dige que los ovo en España, en el tiempo que á Ro- ma fué presa. Dige mas: que en Ligia un plátano está sobre una fuente en forma de domigilio ó cabana , á manera de es- pelunca ó cueva de ochenta é un pie , cu- briéndola de muchos ramos que pares- gian árboles é ocupaban el campo con longuíssima sombra , etc.: y dige que Mu- giano , que fué tres veges cónsul (é nue- vamente legado de aquella provingia), es- cribió que avia comido debaxo de aquel plátano con diez é ocho compañeros , é que ovo espagio ancho ó largo lugar de- \ P. Múrlir, (lee. YII , cap. 9. 2 Plin., lib. XIÍ,cap. !.♦. DE INDIAS. LIB. VIII. CAP. I. 293 baxo de las hojas del para estar cada uno seguro de todo viento é lluvia etc. Dige mas : que en Gorthina , yibdad de Candía, hay un plátano á par de una fuente, el qual no pierde jamás la hoja, é que la fabulosa Gregia dige que Júpi- ter dcbaxo deste plátano durmió con Europa, y concluye que el mayor loor que se dá á este árbol es que el vera- no defiende del sol, etc. De todas estas propriedades é partes que Plinio esgribe del plátano, se colige que estos que acá se llaman plátanos no lo son, ni de aque- llos que él habla ninguna manera de fruc- ta ni utilidad se comprehende, sino bue- na sombra ; y estos otros que acá tene- mos llevan la fructa que he dicho, é som- bra no la pueden dar (que buena sea) uno solo, sino muchos y espesos, porque no tienen ramas, sino solamente aquellas hojas é rotas las mas dellas. Ni tampoco pueden estos nuestros defender á nadie del sol ni del agua : antes paresge que llueve mas debaxo dellos, porque las mismas hojas hagen innumerables gote- ras , porque pocas están del todo ente- ras, sino rompidas en muchas partes, fe- chas tiras al través. Y pues aquel pláta- no de Candia no perdia jamás la hoja, estos de acá no le paresgen, porque tan- las y mas tienen secas que verdes, por- que las primeras se van secando, é mar- chitas, se caen , é las mas altas van crcs- giendo , y en cabo de un año todo ente- ro acaba su curso é su vida, como he di- cho , é queda la subgesion en los hijos ó cogollos semejantes á el que ha echado. Por manera que estos, de que aqui he tractado , é de que tanta cantidad é uti- lidad hay en estas partes , no se deben de tener por plátanos, ni por árboles, ni lo son sino plantas : y estas vinieron acá por la diligencia y medio de aquel reverendo padre fray Thomás de Ber- langa , al qual méritamente la Cesárea Jíagestad le hizo merged del obispado de Castilla del Oro en la Tierra-Firme; por- que en la verdad es muy religiosa per- sona y de grande exemplo , y cabe muy bien en su persona tal dignidad , porque ha seydo muy provechossa en estas par- tes su doctrina, para las cosas del servi- gio de Dios, Nuestro Señor, é por tal fué escogido, estando él bien apartado y descuydado de pedir, ni procurar el ca- pelo. XI. Las cañas dulges de que se hage el agúcar (de que tan grandes hereda- mientos é ingenios de agúcar han resul- tado en esta Isla Española é otras partes destas Indias), se truxeron de las islas de Canaria, como mas largamente se dixo en el libro IV : las quales , aunque no son árboles , por concluir con este capí- tulo, me paresgió hager aquesta breve relagion dellas y de su utilidad, que ha seydo y es muy grande en esta isla. Y con esto passemos á hablar en los árboles que son acá naturales destas parles. CAPITULO II. De los árboles íruclíferos é naturales de aquesta Isla Española , é primeramente de los hobos. OBO es árbol grande y hermoso , fresco é de buen ayre é sombra muy sana. Hay mucha cantidad destos árboles en esta é otras islas y en la Tierra-Firme. La fr uc- eóme giruelas pequeñas, y es amarilla : el cuesco es muy grande, segund la propor- gion ó tamaño de la fructa, porque tiene poco que comer , é no es útil sino dañó- la es buena é de buen sabor é olor, y es so manjar á la dentadura, quando usa» 294 HISTORIA GENERAL Y NATURAL mucho della, por causa de giertas briznas que tienea los cuescos pegados: é de nesgessidad, comiendo esta fructa, passaa las encías por aquellas briznas , quando quiere hombre despegar del cuesco lo que se come desta fructa ; pero es sano manjar é de buena digislion , é aunque se coman muchos, se come poco. Los co- gollos de las ramas deste árbol , echados en el agua é cogiéndola con ellos, es muy buena para hager la barba é para lavar las piernas , é de gentil olor. Las casca- ras é cortegas deste árbol hoho , cogidas é lavando las piernas con aquella agua, aprieta mucho é quitan el cansa ngio al que de caminar está cansado, y es salutí- fero baño. Y quando en el campo tienen los hombres nesgessidad de dormir, pro- curan que sea debaxo del hobo , porque su sombra defiende del sereno é no dá pesadumbre ni dolor de cabega, como otros muchos árboles lo suelen hager : é assi los que andan en la guerra, como los que con los ganados acostumban andar en el campo ó los caminantes, siempre buscan estos hobos, donde han de dormir, para colgar sus hamacas , ó poner sus camas debaxo de hobos. Esta fructa es en el sabor algo di- ferengiada, porque hay algunos hobos que dan la fructa dulge é otros algo agrá. Quieren algunos degir (y aun el chronista Pedro Mártir assi lo escribe), que aquesta fructa é árboles son miraho- lanos , y estos son á los que él dá esto nombre en sus decadas. Pero como él nunca los vido, ni los comió, ni passóá estas partes, assi se engañó en esto, co- mo en otras cosas muchas que escribió, ó mejor digiendo , le engañaron los que tales cosas le dieron á entender. Nues- tros médicos é boticarios, de los quales han acá venido espegiales hombres (assi como el ligengiado Begerra , y el doctor Miger Codro, venegiano, y el ligengiado Barreda, y el doctor Rodrigo Navarro, y el doctor Sepúlveda , el ligengiado Bur- gos, el ligengiado Formigedo, el ligengia- do Cueva é otros doctos varones en la medigina) , nunca tal dixeron ni afirma- ron ; ni son mirabolanos , ni espegie de- llos. Mas esta disputagion se quede para los médicos : que ya que los quieren hager mirabolanos (aunque no lo sean), no será este el mayor daño de la medigina, ni la postrera mentira de las que debaxo de su bandera militen; porque en estas cosas de la medigina passan grandes inadver- tengias y mas peligrosas que en arte al- guna de quantas los hombres exergitan: é hasta que un médico agierta á curar, liage mas exgesos que ha leydo renglo- nes en su ofigio , ni en otros , y es el da- ño siempre á costa de vidas agenas. Podrásse con verdad degir deste árbol otra propriedad vista y experimentada ca- da dia que lo quissieren hager ó la nesges- sidad lo permita : que quando en el cam- po no se halla agua, por la qual falta acaesge morir los hombres de sed (como quier que el agua es tan pringipal parte de la sustentagion de la vida), si oviere destos árboles , caven en las rayges de- llos , é cortando un tronco de la rayz é aquel poniendo en la boca, y por el otro extremo ó cabo del tal raigón teniéndole alto levantado con el puño , él dará tan- ta agua que baste á quitar de trabaxo á qualquier sediento, porque luego gotea, é desde á poco espagio á chorro cae el hilo del agua de la tal rayz. Esto he yo probado é otros muchos con la misma sed é nesgessidad, y esto se aprendió de los indios. Este árbol pierde la hoja é está mucha parte del año sin ella, hasta que después que llega la primavera se comienga á vestir de hojas, é entrando en el mes de abril está en gierna el fructo dél, é aun está la hoja pequeña , y entre aquesos pocos árboles que en estas par- tes pierden la hoja, este hobo es uno del! os. DE INDIAS. UB. VIII. CAP. III. 295 CAPITULO III. Del árbol llamado caymito , é de su frucla é diferencias della , d de la nueva forma ó diferen9iada manera que su hoja tiene con todos los otros árboles. V^AYMiTO es un árbol el mas conosgido en el mundo para quien una vez le ovie- re visto; porque sus hojas tiene quassi redondas, é de la una parte están ver- des é de la otra de una color que pares- ge que están secas ó como chamuscadas; é assi aunque esté entre mucha espessura de árboles , se conosge y es muy diferen- (íiado entre todos ellos. Echa una fructa morada prolongada é tamaña, como el trecho que hay en un dedo de coyuntu- ra á coyuntura ; pero no tan gruessa co- mo el dedo , sino poco mas que un cañón de una pluma de un buytre. De dentro es blanca como leche é gumosa, é quando se come, es aquello de dentro como leche o gumosa , mas espessa que leche y pe- gajosa. Estos árboles en esta Isla Espa- ñola é otras llevan esta fructa , como he dicho. En la Tierra-Firme esta fructa del caymito es redonda é tamaña como una pelota de jugar á la pelota chica ó poco menor, y esta es la diferencia que hay en esta fructa de aqui á la de los caymi- tos de la Tierra-Firme : en lo demás el árbol é la hoja é todo lo que es dicho, es de una misma manera. Fructa es sana é de buena digestión , y en estas plagas de Sancto Domingo se vende harta della en el tiempo que la hay. La madera de este árbol es regia é buena para labrar, si la cortan en menguante é la dexan algunos meses curar, é que no se labre verde, segund digen carpinteros é los maestros de tal arte. Una propriedad tienen las hojas deste árbol muy singular, y es que aquella parte dellas que paresge seca (é no lo es), sino leonada, es algo vellosa , é á quien con aquella parte se acostumbrare á estregar los dientes , se los limpiará , é páralos muy blancos. CAPITULO IV. Del árbol llamado higiiero. El acento de la letra u ha de ser luengo, ó de espacio dicho, de manera que no se pronuncien breve, ni juntamente estas tres letras gue, sino que se detenga poquita cosa enlrelaw y la e, é diga hi..gu..ero. Digo esto, porque el letor no entienda higuero, ó higuera de higos. iIigÜero es árbol grande , como los mo- rales de Castilla é mas é menos. La fruc- ta que llevan, son gierta manera de cala- bagas redondas é algunas prolongadas: é las redondas son muy redondas , de las quales los indios hagen tagas é otras va- sijas, para beber é otros servigios. El palo ó madera deste árbol es regio é bueno para sillas de caderas y de las pequeñas, é para fustes de sillas ginetas é otras co- sas. Es flexible ó correoso é fuerte, é paresge en el pelo , después de labrado, granado ó espino. La hoja deste árbol es luenga y estrecha , é lo mas ancho della es en el extremo ó en la punta , é desde ella va disminuyendo para abaxo ai pe- gón, donde está assi asida, como aqui la debuxo. Comen los indios, aviendo nesgessidad , esta fructa , digo lo de dentro della , lo qual es de la misma manera que la calabaga quaxada , quando está verde : curándolas y sacándoles lo 196 HISTORIA GENERAL Y NATURAL de dentro , para hager algún vaso de la higuera, le queda al tal vaso el lustre é manera de calabaga , é no son otra cosa sino calabazas de la forma ó género que he dicho. Esta fructa ó calabagas son tan grandes las mayores, como una olla que quepa dos agumbres é mas de agua , é de alli para abaxo hasta no ser mayores que un puño gerrado ; é assi hagen della sus vasijas del tamaño que lo sufre la gran- deza de cada una. Estos árboles son co- munes é ordinarios en esta y en todas las islas é Tierra-Firme destas Indias. Mas porque en algunas provingias los vasos que desta fructa ó calabagas se hagen, son pregiosos é lindos , y demás desso hay otra diferengia misteriosa en las hojas , é en la primera impression prometí de lo degir en la segunda parte desta Historia General de Indias y paresgiéndome des- pués que es mejor que estas materias es- ten juntas , dixe en el prohemio deste libro VIII que en él diria lo que tocasse á la Tierra-Firme. Y cumpliendo mi pa- labra , digo que la común hoja del hi- güero es luenga y estrecha, y lo mas an- cho della es en el extremo ó fin de la hoja , é desde alli va disminuyendo para abaxo al pegón do está asida , segund se dixo de suso , é aqui se ve patente en esta [Lám. 3.' fig. 3.'). Mas hay otros hi- güeros en la Tierra-Firme diferengiados, no en el fructo ,. ni en cosa de lo ques dicho , sino solamente en la hoja , ques desta manera [Lám. 3." fig. 4.") , hecha una cruz cada una hoja , como aqui yo la he debuxado ; porque me paresge un notable muy señalado, en que paresge el testimonio de la Cruz , é que no la han podido ignorar estas gentes. Estos árboles higüeros que tienen las hojas todas fe- chas cruges, he yo visto en la provingia de Nicaragua , é señaladamente en Na- grando, donde está la cibdad de León, é otras partes de aquella tierra ; y maravi- llado yo destas hojas , cogí algunas para las mostrar en España, como las mostré, y aun al pressente están algunas dellas en mi poder. Pero donde he dicho hay mu- chos árboles destos, y alli en Nicaragua llaman á este árbol guacal , y los vasos presgiosos de las higueras se hallaron en el Darien y en el golpho de Urabá, con sus asideros ó asas de oro en estas higueras, y ellas tan lindas , que sin dubda ni re- proche se podía dar de beber con las tales higueras á qualquier rey poderoso. Y estas venían por aquel rio grande de Sanct Johan , que entra en el golpho de Urabá , por vía de comergio. CAPITULO V. Del árbol llamado xagua , y de su fructa y de la tinta que se ha5e della. A.AGUA es un árbol hermoso y alto , y he visto hager del y he tenido hermosas as- tas de langas, tan luengas é gruesas como las quieren hager: es madera mas pessa- da que el fresno, y muy común en esta isla é otras y en la Tierra-Firme. Son árboles altos é derechos é de la forma de los fresnos ; hermosos en la vista , é las astas que se hagen son de linda tez é co- lor entre pardo é leonado sobre blanco. En esta isla , aunque hay árboles destos, no son tantos ni tales , como en Tierra- Firme, en la provingia de Cueva ó Casti- lla del Oro , para hagerse las astas que he dicho. Echa una fructa tan grande como dormideras, é muy semejante á ellas , salvo en las coronillas , que la xa- gua no las tiene. Es buena de comer quando está madura é sagonada ; de la qual fructa se saca agua muy clara , con DE L\DIAS. LIB. VIH. CAP. V. go- la qual los indios é indias se lavan las piernas, é á veges toda la persona, quan- do sienten las carnes floxas del cansan- gio. É también por su placer se pintan con esta agua, la qual, demás de ser su propria virtud apretar é restringuir poco á poco , se torna tan negro todo lo que la dicha agua ha tocado, como un fino é polido agabache , ó mas negro : la qual tinta por cosa alguna no se puede quitar, sin que passen quinge ó veynte dias ó mas; é muchas veges lo que toca en las uñas, nunca dexa de ser negro hasta que se mudan , ó cortándolas poco á poco, como van cresgiendo é se acaba de mu- dar toda , si una vez la dexan enxugar en el agua de la xagua después de pues- ta : lo qual yo he algunas veges probado, porque los que en Tierra-Firme avemos andado en la guerra, d trabaxado en aquellas parles, á causa de los muchos rios que se passan , es muy provechosa la xagua para las piernas , porque como he dicho , aprieta. Suélensse hager burlas á mugeres, ro- giándolas descuydadamente con agua de xagua, mezclada con otras aguas oloro- sas ; porque desde á poco les salen mas lunares de los que querrían , é la que no sabe el secreto ó de qué causa le proge- den las tales manchas, pénenla en con- goxa de buscar remedios ; todos los qua- les son dañosos é aparejados mas para se quemar é desollar el rostro ó pecho, do estovieren tales mangillas ó lunares, que no para guaresger dellos, hasta que hagan su curso é passen los veynte dias, segund dixe de suso , é poco á poco por sí misma se vaya quitando la tinta. Quando los indios han de yr á pelear, en la Tierra-Firme, píntanse con esta xa- gua é con la bixa, que es otra pintura roxa á manera de almagre ( pero mas fi- na color de roxo). Y también las indias se afeytan, quando quieren bien paresger, con la una ó con entrambas colores; y en la verdad á mis ojos poco mejor pa- resgen que diablos, quando assi están afeytadas ó ellos pintados. Y demás de ser la bixa pegajosa , mezclan con ella gier- tas gomas, porque pegue mejor, y. huelen mal y á los indios les es grato aquel olor. / CAPITULO VL De la bixa. Esle no es árbol , sino planta ó arbusto, é por sí mismo é de la natura producido, como son todos los q_ue he dicho , y también los plantan los indios. JOixA. Este es arbusto ó planta, produ- gido de sí mismo por industria é obra de la natura, como todos los que he dicho. Pero también este é los otros los plantan los indios, quando quieren; y puse aqui este, porque vino á propóssito de lapin-w tura de los indios con la bixaé la xagua. Esta planta ó bixa hay en esta é las otras islas é en la Tierra-Firme, é son tan al- ias como estado y medio de hombre, ó poco mas ó menos. Tiene la hoja quassi de la manera del algodón , y echa unos iructos en capullos que quieren paresger TOMO 1. á los del algodón , salvo que por de fuera tienen un vello grosezuelo, por giertas venas que de fuera señalan los aparta- mientos ó partes que de dentro tiene el capullo , dentro del qual están unos gra- nos colorados, ó roxos, que se pegan como gera ó mas viscosos ; é de aquellos hagenunas pelotas los indios con que des- pués se pintan las caras, é lo mezclan con giertas gomas, é se hagen unas pinturas como bermellón fino , é de aquella color se pintan las caras y el cuerpo, de tan buena gragia que paresgen al mismo dia- 38 298 HISTORIA GENERAL Y NATURAL blo. É las indias hagen lo mismo, quando quieren hager sus fiestas é areytos ó bay- les , y los indios, quando quieren pares- ger bien , é quando van á pelear , por paresger feroges. Después aquesta bixa es muy mala de quitar hasta que passan muchos dias ; mas aprieta mucho las car- nes é digen que se hallan muy bien con ella , é aun tiene un bien ó sirve á los in- dios en esto : que quando están assi pin- tados , aunque los hieran , como es la pintura colorada é de la color que le sale la sangre , no desmayan tanto como los que no están pintados de aquella color roxa ó sanguina ; y ellos atribúyenlo á la virtud de la bixa , é no es sino por ser assi de color sanguina , con la qual no paresge tanta la sangre, como se paresge en otro indio que no estéembixado. Ella es pintura que, demás de su mal paresger, no tiene buen olor , á causa de las gomas ó cosas con que la mezclan. Mas para pelear é mostrarse feroges en la batalla se pintan de tal color; y no debemos mucho maravillarnos de aquesto , pues los ro- manos, quando triunphaban, yban en el carro en silla dorada , con vestidura pal- mada y el rostro tinto de roxo, á imita- gion del elemento del fuego. Assi lo dige Ghripstóphoro Landino * en la exposigion ó comento que hizo á la Comedía del Dante. De manera que estas gentes salva- jes de acá ya tovieron á quien imitassen en Roma, con estas desvariadas pinturas; y no solamente los romanos antiguos tu- vieron tales costumbres , pero los britá- nicos ó ingleses mas complidamente, pues todos solian teñirse con gierto ungüento de color bixio ó colorado , porque daba mas horrible aspecto en el combatir. Assi lo escribe aquel grand Julio Qésar en sus Comentarios ^ : é aun otros vigios escribe destos ingleses de tanta é mas admiragion que los errores de los indios, pues dige el mismo César que diez é doge dellos tenian una muger común, mayormente hermanos con hermanos é padres con hi- jos ; é quando los hijos nasgian, eran te- nidos por de aquel que primero avia to- cado la esposa. Por gierto peores cosas ó semejantes , ó ninguna como esta he oy- do degir de gente del mundo , ni he ley- do ni visto tan extraña é salvaje costum- bre en alguna generagion de todo lo que se ha usado ó usa en el mundo. — Torne- mos á la historia de Indias. Digo que es- ta bixa es color estimada acá entre estas gentes desta isla é otras muchas en la Tierra-Firme, para los efetos que tengo dicho. CAPITULO VIL Del árbol llamado guaguma é de su frucla. Ijuaguma es un árbol grande que echa una fructa como moras, é quassi es la ho- ja como la del moral, pero menor. É ha- gen los indios un bevraje desta fructa que engordan con él como puercos; é para esto , echan la fructa en agua é de aquella, mezclada con esta fructa majada. se hage aquel bevraje , y en pocos dias, usándolo, se paran gordos los indios, é aun los caballos, quando lo quieren be- ber, porque otros no lo quieren. La ma- dera de aquestos árboles es liviana mu- cho , é de ella hagen los indios en la Tier- ra-Firme los palos ó bastones de carga, i Chripstóphoro Landino , sobre el canto XXIX del Purgatorio de la Divina Comedia. 2 Comcnlarios de ^csar , libro V. DE INDIAS. LIB. YIII. CAP. VII. como se dirá en su lugar , ó como lo di- xe en el libro pregedente, capítulo IX. Este árbol es común en todas las Indias: digo común , porque se halla en estas is- las y en la Tierra-Firme , y es uno de los mejores árboles ó leña que se puede ha- llar , para hager pólvora muy buena : lo qual yo he experimentado para la muni- 299 Qion desta fortaleza de la cibdad de Sáne- lo Domingo , y polvoristas que muy bien lo entienden, digen que ninguna madera hay tal en todo lo que han visto como esta, para hager una pólvora la mejor que pueda ser , aunque se haga del salge de Alemania , ni de sarmientos ni vergas de avellano. CAPITULO VIII. Del árbol llamado guama é de su fracta. Ijüama es un árbol grande é de la mas común é abundante madera que hay en esta Isla Española , é de la que mas se gasta, á causa de los cogimientos de las calderas en que se cuege el agúcar en los ingenios ; porque es madera, de que se halla mucha cantidad é grandes árbo- les é de buena lumbre , é no pesada ó mala la lumbre ó resplandor de ella, ni regia de comportar á la cabega. Su fructa es como unas algarrovas anchas é mayores que las de España é quas- si del sabor dellas. Los indios las so- lian comer , y aun los chripstianos, con nesgessidad. Yo la he visto muchas ve- ges esta fructa y la he probado ; pero parésgeme ques mas para los gatos mo- nillos que no para hombres. Hay la assi mismo esta fructa é árboles en otras is- las , y en la Tierra-Firme : tiene den- tro de aquellas vaynas que hage unos granos tamaños como avellanas, cubier- tos de una poca de carnosidad blanca é de buen sabor, é una pepita mas inte- rior; mas aquella pepita no se come, por- que amarga. CAPITULO IX. De los árboles é fructas llamados hicacos. JtiiCACO es un árbol que en la hoja quie- re paresger mucho al madroño, y muy desemejante en la fructa. El árbol no es mayor que el del madroño : la fructa del hicaco es unas manganas pequeñas: al- gunas son blancas é algunas coloradas ó roxas, é otras quassi negras. No es de las muy buenas fructas , ni tampoco es mala, ni dañosa. El cuesco es grande, segund la poca cantidad del fructo (porque es poco lo que hay que comer), é háse de despe- gar royendo bien , é por tanto no es buen manjar para las engias. Aquella poca car- nosidad que tiene de comer es blanca mucho , é nunca se despega tan presto que no sea menester volver á ello, quassi rumiando, para despojar el cuesco. La tez desta fructa ó cortega tiene alguna simi- litud con la piel de la cara de las monas; porque por moga que sea la mona pa- resge vieja en las rugas , y assi las man- ganas destos hicacos ó fructa siempre es- tán llenas de rugas por frescas quesean. Son buenos los hicacos para fluxo de vientre, y es árbol salvaje este y todos los que he dicho en este libro VIII, na- 3ao HISTORIA GEiNERAL Y NATURAL turales en esta é otras muchas islas y en la Tierra-Firme; y ellos se nasgen por sí , é hinchen parte de los boscajes é sel- vas , aunque algunos dellos también se cultivan, é hombres que se deleytan de toda agricoltura, los labran é hágense de mejor fructa. Son amigos estos árboles del ayre de la mar , é por la mayor par- te siempre se hallan gerca de la costa de la mar, ó no muy desviados della; y assi se hagen en tierras muy livianas ó are- nales. CAPITULO X. Del árbol llamado yaruma é de su fructa. jL arüma es un árbol muy grande é á manera de higuera loca , é tiene muy grandes é trepadas hojas , mayores que las de las higueras de España, é quié- renles imitar en la hoja. Echan una fruc- ta tan larga , como un dedo de la mano que paresge lombriz gruessa : é es dulge esta fructa, é es tan grande este árbol como un mediano nogal , é algunos des- tos árboles son tamaños, como nogales grandes. La madera no es buena, porque es hviana é hueca é frágil. Eslimaban mucho los indios aquestos árboles é de- gian que eran buenos para curarsse de las llagas : lo qual yo no he visto experimen- tar, como otras cosas que se dirán en su lugar , ni he dexado de oyr á chrips- tianos, hombres de crédito, lo que he di- cho , é loándolos , é aun gertificándome que ellos lo avian experimentado en sus perssonas. E digen que es como un cáus- tico , é que majados los cogollos tiernos de las puntas de las ramas deste árbol, los han de poner sobre la llaga , é aun- que sea vieja, le comen la carne mala, é la ponen en lo vivo é sano é la desenco- nan , é continuándolo , la encueran é to- talmente sanan la llaga. Hombres hay en esta cibdad fidedignos que afirman ha- berlo hecho assi é sanado. Árboles son estos de que hay muchos, assi en esta isla como en otras muchas, é en la Tierra- Firme , é son de buena sombra é gentil paresger. Las hojas son por la una parte verdes , é de la otra tienen una color de pardo claro que quiere paresger blanco. CAPITULO XL Del árbol llamado macagua , é de su fructa é madera. ItJIacagüa es un gentil é grande árbol. Su fructa es como aceytunas pequeñas: el sabor es como de geregas. La madera deste árbol es muy buena para labrar: tiene la hoja muy verde é fresca. É por- que muchos de los árboles destas partes se paresgen en la hoja, dexo de degir en algunos qué particularidades tienen en las hojas, salvo en los que las tienen ex- tremadas, ó muy diferentes de los otros. Porque mejor se entienda , quiero degií* que en estas Indias hay millones de ár- boles que tienen las hojas muy semejan- tes, é de la manera que el nogal, salvo que ó son mayores ó menores, ó algo mas ó menos anchas , ó mas gruessas ó delgadas , ó mas ó menos verdes ; é de- baxo desta generalidad se paresgen mu- chos árboles unos á otros , non obstante lo qual , los hombres del campo que trac-> DE INDIAS. LIB. VÍII. CAP. XI. 3at táii éstas cosas, los saben destinguir é conosger, ó en la cortega ó espessu- ra de las hojas , ó en la fructa , ó en la flor é otras particularidades, en que se apartan é diferengian é se dan á co- nosger. CAPITULO XII. Del árbol aguba é de su exlremada frucla. AguBA es árbol gentil é grande: su frucla es extremada ó apartada de todas las que yo he visto : sabe á germeñas , y sale della tanta leche (é muy pegajosa) que para la comer han de echar la fructa en agua é alli estrujarla entre los dedos, para que no se pegue á los labios. Y es aquella leche, como la que les sale á los higos verdes por los pegones, é aun mas enojosa ; y echándosse , como he dicho en agua, y estrujando el fructo ó expri- miéndole , luego aquella leche se despi- de ó se cae en el agua, é es de muy gentil gusto la fructa. Estos árboles son grandes y es una de las mejores made- ras que hay en esta Isla Española , é mas regia é fuerte; y también los hay en otras islas muchas y en la Tierra-Firme. CAPITULO XIII. í)el árbol llamado guiabara , que los chripstianos llaman uvero. U VERO llaman los chripstianos al árbol que los indios llaman guiabara. Este es buen árbol é de gentil madera , en espe- gial para hager carbón para los herreros é plateros é otros ofigios ; y cómo son árboles copados y extendidos en ramas y no derechas, aunque son gruessas y es regia la madera, no son para fábricas de casas, sino para tajones ó gepos de carnigerias é otras cosas , porque vigas ni alfarxias no se pueden sacar destos árboles. Es la madera muy semejante á la del madroño , é assi colorada; pero es mas regia. La fructa son unos ragimosde unas uvas ralas desviadas unas de otras, é de color como rosado ó moradas é bue- nas de comer, aunque el cuesco que tienen es muy grande, segund el tamaño de las uvas ó granos é lo poco que tie- nen que comer; é los mas gordos son como avellanas con cascara. Tienen la hoja de la manera que aqui está debuxa- da [Lám. 3.', fig. 5.'), la qual por ser tan diferente é señalada hoja entre todas las otras , la pusse aqui. Es la mayor ho- ja destas como un palmo de ancho ó algo mas, é de ahy abaxo menores. En el tiempo que en esta isla é otras , é aun en la Tierra-Firme, se continuaba la guerra, cómo no traian los chripstianos á la ma- no el papel é tinta , servíansse destas hojas, como lo higieran de papel é tinta. Esta hoja es verde é gruessa , é tan gor- da como dos hojas juntas de yedra ; é las venas son coloradas ó moradas é delga- das, é con un alfiler ó un cabo de agu- jeta se puede escrebir lo que quissieren en estas hojas del un cabo é del otro, es- lando verdes é cortadas del árbol aquel dia : é las letras paresgen blancas rascu- ñadas é tan diferentes de la tez de la ho- ja que queda entre las letras , que es muy legible é clara letra la que en estas hojas assi sehage. É assi escripias las hojas, en- 302 HISTORIA GENERAL Y NATURAL viábanlas con un indio , donde los espa- ñoles se las mandaban llevar; é va bien escriplo de una parte é otra sin que se horade la hoja. Aquellas venas que tienen , aunque el lomo de enmedio que subgede derecho del pegón es al- go groseguelo, las otras ramas ó ve- nas todas son delgadas, y de manera que no dan empacho ni estorbo al es- crebir. CAPITULO XIV. Del árbol llamado copey , en las hojas del qual pueden assi mismo escrebir. \_j0PEY es un árbol muy bueno é de gentil madera , é tiene la hoja assi como se dixo en el capítulo de suso del árbol guiabara ó uvero. Mas el copey es mayor árbol mucho , é la hoja menor que la del guiabara; pero es mas gruessa doblada- mente é mejor, ó mas apta para escrebir en ella de la manera, que tengo dicho en el capítulo antes deste, con un alfiler ó un cabo de una agujeta : é las venas destas hojas son mas delgadas é no empachan tanto, al escrebir, como las de suso. Y en aquellos primeros tiempos de conquista desta é otras islas hagian los chripstianos naypes de las hojas del copey, para jugar con ellos , é se perdían é ganaban asaz dineros con tales naypes , por no tener otros mejores, y en estas hojas debuxa- ban los reyes y caballeros é sotas é pun- tos, é todas las otras figuras é valores que suele aver en los naypes , como yo pinté aqui estos ginco oros [Lámina 3.*, figura 6." ). Y cómo son gruesas estas hojas, sufríen muy bien lo que en ellas assi se pintaba ; y el baraxarlas , des- pués que las quadraban é hagian nay- pes, no las rompía. La fructa deste ár- bol no la he visto, aunque he visto muchas veges las hojas é los mismos ár- boles. CAPITULO XV. Del árbol llamado gaguey é su frucla. VIagüey es un árbol que echa una fruc- ta, como higos , y no mayor que avella- nas; y de dentro es como un higo de Castilla , blanco , é lleno de unos grani- ces menudíssimos y de buen sabor. Este árbol , aunque su madera no es de las buenas, no es inútil, porque de las cor- tegas del se hagian en el tiempo passado sogas é cuerdas por los indios é aun los chripstianos , é assi mismo alpargates, quando les faltaban los de cáñamo ó no venían de Castilla: y aunque viniessen, eran harto buenos los que se hagian de las cortegas destos árboles, é turaban mucho. La verdad es que ninguna cosa cria natura superfina ó sin algún prove- cho, y si para unas cosas no sirven otras, es por no saberlas aplicar. m INDIAS. LIB. Yin. CAP. XVI. 303 CAPITULO XVI. Del árbol que los indios llaman 9¡bucan é de su frucla. ViiBüCAN es un árbol de los buenos que hay en estas partes , el qual tiene la hoja como salge , y echa una fructa como ave- llanas blancas , é de dentro della tiene menudíssimos granitos que paresgen lien- dres; pero aunque la comparagion sea tal, ó estos granitos sean como sal tan me- nudos, como he dicho , la fructa es dulge: é si la comparación paresge fea, díxelo assi, porque algunos le llaman á este man- jar la fructa ó árbol de las liendres. Su madera deste árbol es asaz buena , é son árboles frescos é que paresgen bien. No ha de entender el letor por este nombre gibucan que es aquella talega ó prensa en que se exprime la yuca, para hager el pan cagabi, este árbol, ni hecha del; porque como estos indios eran cortos é lo son de vocablos, de una misma manera llaman diverssas cosas. Ved en esto qué tiene que hager ó qué similitud la talega ó prensa, en que se purga é escúrrela yuca, rallada para hager el pan cagabi, con este árbol , ó qué tiene que hager aquel ani- mal maldito é menor que pulga que se entra en los pies , llamado nigua, con el rio Nigua. Y no es de maravillar, si entre estas gentes salvajes hay tales faltas en la lengua , pues que el portugués al cuchillo llama faca, y á una hacanea assi mismo le llama faca; y el castellano, por honrar á una dueña y degir que es sabia, la llama cuerda , é también llama cuerda á una de un arco ó ballesta, ú otra cuerda común. Y aun , si queremos buscar entre otras lenguas é gentes, se hallarán los mismos defectos : non obstante lo qual, la lengua y lenguas de los indios son brevíssimas. Y dixe lenguas, porque son muchas é muy diferentes unas de otras. CAPITULO XVII. Del árbol guanábano é su fructa. IjcANABANo cs uu árbol de gentil pares- ger , hermoso , grande é alto árbol , é su fructa hermosa é grande , como melones en la grandeza , porque son tamañas las guanábanas, y verdes; é por de fuera tie- nen señaladas unas escamas, como la pi- na, mas lisas aquellas señales é no le- vantadas, como las de las pinas. Es fructa fria é para quando hage calor , é aunque se coma un hombre una guanábana en- tera, no le hará daño. El cuero ó cortega es delgado , como el de una pera , ó poco mas, é la fructa é manjar de dentro es como natas, ó manjar blanco al pares- ger , porque hage alguna correa. Esta comida ó manjar se deshago luego en la boca, como agua, con un dulgor bue- no ; y entre aquella carnosidad hay asaz pepitas grandes, como las de las calabagas, pero mas groseguelas, de color leonadas escuras. Son , como he di- cho , altos é grandes é hermosos árbo- les , é muy frescas é verdes las hojas, é quassi de la hechura de la hoja de la li- ma. La madera es razonable; pero no regia. 304 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XVIII. Del árbol llamado hanon é su fructa. H^ [anón es un árbol, el qual é su fructa tienen mucha semejanza con el guaná- bano , de que se tracto en el capítulo an- tes deste. En grandeza del árbol , y en la hoja y en el talle y fagion de la fruc- ta, é en el paresger , como en la carno- sidad é pepitas, se paresgen en gran ma- nera , salvo en dos cosas; y pues no pinté de suso la guanábana , en esta figura se comprende ella y el hanon [Lámina 3.", fig. 7.'). Pero el hanon es la fructa muy mejor, aunque es muy menor; y á mi gus- to mucha ventaja hage en el gusto el ha- non á la guanábana , aunque á algunos oygo contradegirme , ó porque tienen mas avinado el gusto que yo , é lo gustan con mas apetito , ó por ventura tienen mas áspero el paladar , ó sienten con mas ha- bilidad que yo estas diferengias. Bien es verdad que yo mas amistad he tenido con la fructa que con la carne , ni otros man- jares. La guanábana es verde, y el ha- non es amarillo , y assi tiene la una fruc- ta como la otra las escamas y el manjar de dentro , aunque á mi paresger no tan aguanoso como la guanábana , sino algo mas espesso es lo que se come , é de me- jor gusto , como he dicho , si no me en- gaño. La madera deste árbol es como la del de suso, pero de poca estimagion, allende de la fructa , por la qual los in- dios en sus asientos é heredades los es- timan é tienen por de los mejores árbo- les que ellos tienen. CAPITULO XIX. Del árbol llamado guayabo é su fructa. E. i\ GUAYABO es un árbol que los indios presgian , y hay mucha cantidad destos árboles en esta é otras islas é en la Tier- ra-Firme, y es fructa de buen olor é sa- bor é paresge bien , é la madera es bue- na. Hay muchos guayabos salvajes; pero son menores que los que se cultivan, en lo qual tienen mucho cuydado los indios. Son tan grandes árboles estos, como los naranjos; pero mas ralas é despargidas las ramas , é la hoja no tan verde , ni tan grande ; algo mayor que la del laurel y mas ancha , é mas gruessa , é mas levan- tadas las venas. Son de dos espegies; mas todos los guayabos llevan una ma- nera de pomas, ó manganas, prolonga- das algunas, é otras redondas. Unos ár- boles destos echan esta fructa colorada, rosada por de dentro, é otras son blan- cas ; y de fuera las unas y las otras son verdes , ó amarillas , si las dexan mucho madurar: y porque estando muy madu- ras no son de tan buen sabor , é aun hín- chense de gusanos , cógenlos algo ver- des. Son algunas tan gruessas, como gran- des camuesas, é menores también; y aunque estén verdes por de fuera, hay al- gunas de tal género que no dexan de es- tar maduras por esso. Son de dentro ma- gigas , é divididas con gierta carnosidad" en quatro quartos ó apartamientos ataja- dos de la carnosidad , que es la que está en el gircuyto de la misma fructa: y en aquellos quarterones está la carnosi- DE INDIAS. LIB. VIII. CAP. XIX. 305 dad desta fructa, que hay dentro de- llos , llena de unos granillos duríssimos y tráganse, y es buena fructa y de bue- na digestión ; é son buenas para el flu- xo del vientre , é restriñen, quando se comen no del todo maduras, que es- ten algo durillas, para que Qesse el fluxo del vientre. Entre aquellos granos que he dicho é la cortega tiene la carnosidad tan gruessa como un cañón de agúcar é me- nos , segund son grandes é pequeñas , é de la misma carnosidad son aquellos ata- jos , é lo que está entrellos; mas los gra- nillos están dentro de los quarterones. Llámasse esta mangana ó poma guayaba, porque el árbol se llama guayabo : cada guayaba tiene una coronilla de unas ho- jitas pequeñas que fágilmente se le caen. La cortega desta fructa es delgada , co- mo de una pera ó germeña , é assi se monda. Es árbol de buena sombra é gen- til madera para muchas cosas menudas, é no para vigas , ni estantes , ni alfar- xias , porque las ramas y el tronco son desviados é torgidos. Tiénesse acá esta fructa por buena , y es común en muchas partes destas Indias , y mejores en unas provingias que otras , puesto que por los montes é boscajes se hallan estos ár- boles ; mas los que son salvajes, son pe- queños é la fructa pequeña. Hay gierto género de guayabos que huele la flor dellos como jazmines ó mejor , é quiere paresger la flor á la del agahar, puesto que no es tan gruessa la del guayabo. Los indios ponen estos árboles en sus heredamientos , é lo mismo hagen los chripstianos ; mas quien no ha acostum- brado á comer tal fructa , no se agrada- rá della, hasta que la continúe, por cau- sa de los granillos : que es menester que se vegen á tragallos con los otros traba- jos de estas partes ; pero este no lo es, sino buena fructa. Son árboles que pres- to envejesgen , é cómo passan de seys años son viejos, é la fructa lo enseña, porque es menor cada año é se va dis- minuyendo en la . grandega della é apo- cándose, é aun el sabor siempre se em- peora é hage mas áspero : é por tanto son de reponer ó plantar otros nuevos gua- yabos, y en buen territorio; porque es árbol que reconoge mucho la buena tier- ra y agradesgido en su fructificar , se- yendo bien cultivado , y pocas veges se hage bien en las tierras delgadas. CAPITULO XX. Del árbol mamey d de su fructa, llamada assi mismo mamey. M-. AMEY es uno de los mas hermosos ár- boles que puede aver en el mundo , por- que son grandes árboles é de muchas ra- mas é hermosas é frescas hojas , é de lin- do verdor é copados é de buena gragia. Son tan grandes, como nogales de Espa- ña é menores; mas las ramas no tan despargidas como nogal, sino mas reco- gidas. La hoja es del tamaño de la del nogal , ó mas , y de la fagion que aqui está debuxada [Lám. 3.*, fig. 8.'), y es mas verde de la una parte que de la otra , é mas gruessa que la del nogal , é tan luen- TOMO I. ga, como un palmo de longitud, é á pro- porgion la latitud ó anchura ; pero del talle que aquesta que aqui está figurada. La fructa deste árbol es la mejor que hay en esta Isla Española : es de muy buen sabor é echa su fructa redonda ; é muy redonda , por la mayor parte , é alguna algo mas prolongada ; mas en lo general todos tiran á redondo, y algunos debaxo desta regla se descompassan é tienen bur rnjones, en espegial los que no son de un cuesco, sino demás. Háylostan grandes como dos puños é como un puño é meno- 39 306 HISTORIA GENERAL Y NATURAL res. La cortega es como leonada é algo áspera é semejante á la cortC(^a de las pe- ragas, pero mas dura é mas espessa. Al- gunos fructos destos tienen un cuesco é otros dos, é algunos tres juntos; pero des- tintos en el medio del pomo ó fructo ma- mey, á medida de pepitas cubiertas con una telilla delgada , é aquellas pepitas de la color é tez de una castaña mondada. E aun cortándolas, son assi como castañas estas pepitas ó cuescos en la carnosidad, é tan semejantes á castañas que no les falta sino el sabor; el qual estas pepitas ó cues- cos tienen amarguíssimo, como una hiél: é sobre ella , como he dicho, está una te- lilla delgada, entre la qual é la cortega primera está una carnosidad de color leo- nada ó quassi, que pende en amarillo , é sabe á melocotón ó duraznos, ó es de mejor sabor , salvo que no es tan gumo- so como el durazno, ni huele assi. Esta carnosidad que hay en esta fructa entre la pepita é la cortega es tan gruessa co- mo medio dedo, poco mas ó menos (en los mayores) , é en otros menos , segund es grande ó chico el mamey. En esta mes- ma fructa é árbol del mamey hay mucha diferengia en diversas partes é regiones destas Indias , y en la primera impression referí la materia, para quando hablasse en las cosas de la Tierra-Firme. Agora que es llegado el tiempo é que esta primera parte enmendada é acresgentada se reim- prime (é también la segunda é tergera), háme paresgido que porque las materias anden juntas , que se pongan de manera que el letor no ande á buscar mis pro- mesas ; sino que cada género de cosa ten- ga junta la materia , é assi en aquesta del mamey digo que en esta é otras islas los hay de la manera que está dicho de su- so , pero hay otros. En la provingia de Bórica, donde aques- tos árboles hay en mucha cantidad, é cada mamey es como un melón , ó como la cabega de un hombre é menores, é tienen mucho mas que comer que los destas islas , é es mejor fructa. Bórica es en la gobernagion de Castilla del Oro, en la costa de la mar del Sur, mas al po- niente de Panamá, quassi gient leguas: mas adelante al poniente en la provingia de Nicaragua, hay mucha copia destos árboles, é muy grandes (y de la misma manera los hay en estotra costa, en la provingia é gobernagion de Honduras): é la fructa es mejor que todos los mame- yes ya dichos ; porque cortada una taja- da, quien no supiere lo que es, sin la ver partir de la fructa , viéndola fecha taja- das en un plato , juzgarla há por carne de membrillos, de lo de Valengia muy bue- no , aunque no sabria tanto al agúcar; pero tiene un sabor presgiosso é cordial, é para tenerse en mucho. La madera es muy hermosa , é gruessa mucho ; mas tura poco tiempo , é no es fuerte ni para ede- figios ni fuera dellos, porque estos árbo- les se envejesgen presto é se pierden é secan é es menester plantallos de nuevo, si quieren gogar de tales árboles , porque no passan de doge ó quinge años en su bondad. En Nicaragua llaman los indios al mamey gapot , é á otra fructa que allí hay que los chripstianos llaman nísperos, llaman los indios de Nicaragua munonga- pot : la qual yo tengo por la mejor de to- das las que he visto en las Indias é fuera deltas , como largamente lo diré adelante en el capítulo XXII deste VIII libro. É hay assi mismo en la misma provingia de Nicaragua otra fructa que los nuestros es- pañoles llaman giruelas sin lo ser, é los indios la llaman ¿cocoí , de la qual se trac- tará en el siguiente capítulo, porque aquella y estos mameyes son apropria- dos á las llagas en gierta manera ; é alli se dirá de qué forma vino á mi notigia tal secreto , lo qual yo supe de quien lo tenia experimentado. La pepita del ma- mey, secada al fuego é molida, se saca della gierto licor , como ageyte ó man- DE IJNDIAS. LIB. VIII. CAP. XX, 307 leca , é es muy buena para guisar de co- mer con ella, la qual se cuaja é se hiela como manteca, y es muy cordial , é sír- vense della algunos chripstianos que la saben sacar de la manera que he dicho. Pero háse de moler primero , é puesta al fuego, sale aquella manteca ú olio della, y estos cuescos estando secos, los raen é echan aquello que se raspa dellos en las llagas é las curan muy bien. CAPITULO XXI. De los árboles que los chripsUanos llaman 9Ífuelo en la provincia de Nicaragua, é de su frucla, de la qual ha9en buen vino é otras particularidades : el qual árbol los indios llaman xocot. ^\ocoT es un árbol en la provincia dé Nicaragua , de la fructa del qual los in- dios hagen muy buen vino , é los chrips- tianos llaman á estos árboles giruelos, é á la fructa giruelas. Mas en la verdad, á mi juigio, no lo son, sino hobos colora- dos; porque en todo é por todo el árbol é la fructa es como lo que tengo dicho y es- cripto del hobo , exgepto questa fructa es colorada é tiene un poco de mas carno- sidad quel hobo. El cuesco es el mismo; el árbol é la hoja el mismo , é assi la pierde en gierto tiempo. El vino que desta fructa se hage, es mediocre é se tiene un año , y á mi paresger es mejor que la gidra de manganas en Vizcaya. Y pues he dicho que son hobos estos giruelos ó xocotes, quédame de degir un notable grande deste árbol. Estando yo en la provingia de Nicaragua el año de mili é quinientos é veynte y nueve años, se si- guió que un martes, dos dias de hebrero de aquel año , dia de la Purificagion de Nuestra Señora la Virgen Sancta María, un religioso de la Orden de Sancto Do- mingo, llamado frey Diego de Loaysa, baptigó á un cagique señor de la plaga é gente de Ayatega , que estaba encomen- dado é servia á un hidalgo, llamado Gon- galo de los Rios , é fué padrino en este baptismo del dicho cagique el capitán Gongalo de Badajoz : é pusiéronle nombre á este cagique don Carlos ; é assi mismo se bapligaron muchos niños é algunos viejos de aquella plaga de Ayatega , que son de la lengua de Nicaragua. Este ca- gique algund tiempo antes tuvo guerra con otros indios de la lengua de los chondales, é en gierta batalla ó recuen- tro le desbarataron sus enemigos é le de- gollaron é dexaron por muerto : lo qual se le paresgia bien en la garganta rom- pida, é paresgia que estaba con mu- chas costuras é señales de la degolladura, por la qual él degia que se le salia lo que comia. É paresge ser que , aunque le cor- taron la orgánica é otras interiores par- tes de la garganta é le dexaron sus ene- migos por muerto, sus indios recobraron su cuerpo por fuerga darmas, é lo lleva- ron herido como es dicho , é sin le coser cosa alguna , le llevaron quassi muerto á la dicha su plaga: é quitada la cortega en un pie ó tronco de un giruelo destos, ras- caron aquello que entre la flor ó tez de la cortega é el árbol hay , no tocando exy la madera sino en la yema de la dicha cortega hasta la madera regia , é de aque- llas raspaduras le echaron en la herida, é con aquello soldó é sanó; é degia él que avie algo mas de tres años que avia passado lo ques dicho. Yo le vi é hablé, é estuve á su baptismo é comí aquel dia en aquella plaga, con aquel reverendo pa- dre é con el Gongalo de los Rios é el contador, Andrés de Ceregeda é el capi- tán, Gongalo de Badajoz. É el cagique que he dicho so baptigó de su grado é hagia 308 HISTORIA GENERAL Y NATURAL baptizar los que he dicho de su gente, é allí se contó é tracto lo que tengo di- cho , é assi lo degia el mismo cagique é otros de sus indios que lo vieron. É de- Qian mas por cosa muy gierta : que la misma propriedad questos giruelos tienen para el mismo caso , tiene el árbol dicho mamey, si de la misma manera que es di- cho se rae, é que obrará lo mismo. Por gierto oydo el caso, era cosa para espantar verle al cagique la garganta é los hoyos é burujones que tenia, por donde le avien degollado , como él é otros de sus indios pringipales lo contaban. Estos giruelos é las geybas é los que digo que pierden la hoja, son pocos. Mas estos giruelos la acaban de echar en todo el mes de ene- ro, é en tanto que la desecha, se hinche é carga de fructa, é están ya maduras las giruelas é quassi comidas, quando el árbol echa la hoja : é viene esta fructa la primera en el mes de abril , é tura dos é Ires meses. É algunas destas giruelas son amarillas , pero la mayor parte son coloradas. Hágese assi mismo buen vi- nagre destas giruelas, é buena salsa verde con ellas é con las hojas del axi. CAPITULO XXII. Del árbol que los chripstiados llaman níspero, al qual los indios de la provln9¡a de Nicaragua llaman munon- capot , é su fructa excelente. IfiCiNONgAPOT es un árbol grande como un nogal é de muy linda é regia madera, é la fructa es tan grande ó mayor que ca- muesas , é de aquel talle , prolongada é también redonda; é la color es como pardo ó leonado , algo asperilla , pero delgada como de una mangana, é assi se monda. La carne es leonada é tiene las pepitas leonadas, é tamañas ©mayo- res que las de la calabaga : la hoja del árbol es como de peral , mas puntiaguda é algo menor. Esta fructa llaman los es- pañoles nísperos, sin lo ser, porque pa- resgen algo en la color al níspero. En el árbol nunca maduran , é cójenlos quan- do están grandes, tan duros como pie- dras , é maduran como las servas , po- niéndolos sobre paja , é aun sin ella, metiéndolos en un cántaro ó en una olla de barro , é desde á ocho ó diez dias ma- duran. Esta fructa es la mejor de todas las fructas , á mi juigio , é otros muchos digen lo mismo ; porque es del mas lindo sabor é gusto que se puede penssar, é yo no hallo cosa á que se pueda comparar ni que se le iguale. En metiéndola en la boca , tan presto como el diente la sien- te, encontinente que entre la dentadura se comienga á partir , al momento sube un olor á las nariges é cabega , quel al- galia ó almizque no se le iguala , y este olor ninguno le siente ni huele sino el mismo que come la fructa. Tiene tal di- gestión , que aunque se coman muchos nísperos ó fructa desta, ningún empacho ni pessadumbre dan mas que si no los oviessen comido. En aquella provingia de Nicaragua esta fructa está en poder de los indios de la lengua deloschorotegas. En fin , con esta fructa , ninguna de las que yo he visto en las Indias ni fuera dellas en toda mi vida , se le iguala en el gusto , y en lo que tengo dicho desla fructa ; é la misma fructa é árboles hay en la gobernagion de Honduras , que es en la costa del Norte en la Tierra-Firme. DE INDIAS. LIB. VIH. CAP. XXIII. 30a CAPITULO XXIII. Bel árbol llamado ácana, é de su fructa del mismo nombre. Ácana es un árbol grande, é la hoja quassi como la del peral : la fructa es ta- maña como un huevo é de aquella he- chura , é huele muy bien , como una ca- muesa, é assi está amarilla é tiene el cuero ó cortega delgada. El sabor e» como proprio queso; y aun si mucho se trae en la mano, huele á queso > é es buena fructa é de buena diges- tión. CAPITULO XXIV. De las parras salvajes de aquesta Isla Española , é otras islas é de la Tierra-Firme. D 'onde se hizo mengion de los árboles é plantas traydos de España , dixe que avia en esta cibad de Sancto Domin- go, muchas parras é que llevan buenas uvas ; y assi es la verdad , é las hay en los heredamientos, é en muchas partes é pueblos desta isla, que se truxeron los sarmientos de Castilla. Allende desso digo que , assi en esta isla como en las otras deste golpho y en la Tierra-Firme, hay muchas parras salvajes é que llevan buenas uvas tintas , de las quales yo he comido muchas veges (digo buenas para ser salvajes). Y estas parras es cosa co- mún averias en estas Indias, é assi creo yo que de tales parras ovieron pringipio todas las uvas, do quiera que las hay, é que es planta común en el mundo , y esto no se debe dubdar; y pues la na- tura proveyó en dar en estas partes esta planta , de creer es que la tierra es há- bil para ellas, y que serian muy buenas si la industria de los hombres las ayu- dassen é supiessen nuestros agricultores entender lo que conviene para cultivar- las, segund los climas é regiones en que acá están. En esta tierra no se engepan, como en nuestra Castilla en el reyno de Toledo ; mas súbense en alto abragadas á los árboles, y piensso yo que se hariao muy buenas heredades dellas de la for- ma que en Italia, en el reyno de Ñápeles, ponen los vinos grecos é parrales dellos, arrimados á los salges é otros árboles; é aun en Bargelona é Cataluña he yo visto algunos destos parrales ó viñas sobre ar- boledas. Mas en Campania (que es lo que agora se llama tierra de labor, en ef reyno de Ñápeles), hay muy buenas vi- ñas é uvas destos parrales gerca de. aquella cíbdad , como de las de Averssa, é Capua, é Sorrento, é Soma, é otras muchas partes de aquel reyno , y en Lom- bardia é otras partes de Italia. Quiero degir que se harían bien acá esas viñas altas con las proprias plantas ó parras de acá, sabiéndolas curar ; porque yo he vis- to acá en las Indias un pié de una parra destas tan gruesso ó mas que el brago de un hombre regio, é no tengo dubda, ni dexo de creer, que donde la natura de su offigio produge estas cosas semejantes, que mejor se harán, ayudando en ello los hombres , por el regar é otras diligen- gias que los hombres alcangan de los se- cretos de la agricoltura , assi como el eu- xerir, el podar, el estercolar, excavar é regar á sus tiempos , y otras cosas muchas 340 HISTORIA GENERAL Y NATURAL que se podrían degir, conforme á la doc- trina del Gresgentino * y de Columella ^, que largamente tragtó desta materia , é Theophrasto en sus Tractados de las plan- tas ' , é aun Virgilio en sus Geórgicas *, é Plinio en su Natural Historia ' , é otros muchos auctores graves . Y sin dubda la culpa de no aver acá muy buenas viñas, ni está en la planta , ni en la tierra tal defecto , sino en la industria humana , é floxedad de los hombres ; pues vimos en esta Isla Española que el almirante don Diego Golom tuvo una viña , de donde á espuertas ó canastas se traian las uva&, y él estaba muy puesto en esta granjeria, é cómo fué á España, ó por descuydo de sus mayordomos, ó no andar su dueño en ello, se perdió. Y antes que el almi- rante (en la isla de Jamáyca) tuvo otra viña un hidalgo llamado Antonio de Bur- guillos , é dióse tanto á ella que la truxo á tales términos , que le dio uno ó dos años en cada esquilmo dos ó tres pipas de buen vino ; é cansósse el agricultor é la viña también, é perdiéronse él é ella: él en descuydarse de otras granjerias mas provechosas é giertas , por entender en esta y é la viña porque no fué entendida. Ha poco tiempo que en la plaga de esta cibdad se vendieron muchas libras de uvas asaz buenas , á dos reales de plata (que son ochenta é ocho maravedís) cada libra; y digo muchas , por ser la cosa nue- va, é en una hora ó dos se higieron nueve ó diez pesos de oro del presgio destas uvas , y se vendieran muchas mas , si las oviera. Estas se truxeron del ingenio de Nigua, del secretario Diego Caballero de la Rosa , con la industria del qual se ha fecho una gentil viña é granJe en aquel su heredamiento : é tiénese espe- ranga questo se entenderá mejor cada dia; y en verdad el secretario é todos los que en estas cosas tales se exergitan , son de loar é dignos de mergedes , é buenos po- bladores. É no seria poco bien para esta cibdad é toda la isla que tal hacienda se substentasse é permanesgiesse ; porque una de las cosas que acá es mas nesge- saria (y de continuo gasto) es el vino , y por maravilla baxa el arroba de un peso de oro, que son quatrogientos é cinqüen- ta maravedís. Passemos á otras materias y dexemos ervino á estos taberneros, que mas ganan en ello que los mercaderes flo- rentinos en sus brocados ó telas de oro. CAPITULO XXV. De las far^amoras de aquesta Isla Española é otras parles. iTiuchas gargamoras hay de las de Es- paña en esta Isla Española y en las otras islas de acá y en la Tierra-Firme; y caso que como es assi verdad, estas no se puedan contar por árboles en España é otras partes de Europa , no lo dexan de ser acá, porque tienen mas gruessos tron- i Crescentino , lib. IV. 2 Columella, lib. III, cap. 2. 3 Theophrasto, lib. ÍI. eos é ramas, é se levantan mucho mas que las de Castilla, é no se pueden de- xar de juzgar por árboles, segund su gran- dega. Las gargamoras é fructa que llevan, es como las de CastiUa , aunque menores é del mismo sabor é no menos espinosas las ramas é de la misma hoja. 4 Georg' , lib. 11. 5 Plin. , lib. XVII. DE INDIAS. LIB. VIII. CAP. XXVI. 3H CAPITULO XXVI. De los cardones en que nas^e la fmcta que llaman pitahaya. í iTAHAYA es una fructa tamaña como un puño gerrado poco mas ó menos, y esto es su común grandeva , Nasge en unos cardos muy espinosos y extremados á la vista , porque no tienen hoja , salvo unas ramas ó brazos luengos que sirven en lugar de rama é de hojas : los quales son de quatro esquinas, é mas luenga cada rama ó brago destos que una bra- gada de un hombre, y entre esquina y esquina una canal, y por todas las es- quinas y canales, á trechos nasgidas unas espinas fieras y enconadas, tan luengas como la mitad de un dedo mayor de la mano ó mayores , de tres en tres y de quatro en quatro espinas. Y entre es- tas hojas ó ramas, que son tales co- mo es dicho, nasge esta fructa llama- da pitahaya , la qual es coloradíssima co- mo un carmesí rosado, é quiere sig- nificar escamas en la cortega, aunque no lo son, é tiene el cuero gruesso , é aquel cortado con un cuchillo (que fágilmen- le se corta), está por de dentro llena de granillos , como un higo ; mas esos es- tán mezclados con una pasta ó carnossi- dad que ella y ellos son de color de un fino carmesí : é toda aquella mixtión de los granillos é lo demás todo se come, y lo que toca , lo para tan colorado como lo suelen hager las moras, é mas. Es sana fructa é á muchos les sabe bien ; pero yo escogería otras muchas antes que á ella. Hage en la orina lo que las tunas, aunque no tan presto ; pero desde á dos horas que se comen dos ó tres dellas, si orina el que las comió , paresge verdadera san- gre lo que echa. No es mala fructa ni da- ñosa y es de buen paresger á la vista. Los cardones, donde nasgen estas pitaha- yas, es cosa fiera é de mucha salvajez la forma dellos : los quales son verdes é las espinas pardas ó blanquiscas, y la fructa colorada, como he dicho é segund aqui la he debuxado {Lám. 3.', fig. 9.*). Para sa- car una pitahaya de donde está nasgida, no ha de ser apriessa ni sin buen tiento é buen cuchillo, porque aquellos cardos son jun- tos, espesos y muchos y muy armados. Otras pitahayas hay, ni mas ni menos ellas y los cardos como las que está di- cho de suso, sin discrepar en cosa alguna ni en el sabpr , sino solamente en la co- lor; porque estas otras son amarillas y lo de dentro es blanco lo que se co- me é los granillos son negros , y es- tas tales no hagen hager mudanga en la orina. Yo he hecho tinta de las prime- ras y escripto con ella, y es de exge- lente color entre morado é carmesí claro. CAPITULO XXVII. De unos cardos altos é derechos mayores que lna9as de armas (c aun como picas luengas), quadrados y espinosos , á los quales llaman los chripstianos 9Írios , porque parecen 9Írios ó hachas de cera , excepto en las espinas é altura dellos : los quales llaman los indios de Venezuela dados. JLjos cardones que los chripstianos lla- man girios en esta isla, haylos assi mis- mo en otras muchas y en la Tierra-Fir- me. Estos son una manera de cardos muy espinosos é salvajes , que no hay en ellos parte de donde se puedan tocar, sin muy 312 HISTORIA GENERAL Y NATURAL fieras espinas , non obstante que la na- tura se las pone por orden é á trechos unas de otras con mucho congierto é compás repartidas en su compusigion. Ellos son muy verdes é tan altos como una langa de armas , é algunos como una pica , é otros muy menores , é tan grue- sos como la pantorrilla de un hombre, que ni sea gruesa ni delgada. Nasgen juntos é muy derechos, como aqui en esta hoja los he querido significar [Lám. 3.'^gf. 10.') en este debuxo é pin- tura dellos. Llevan estos cardos una fructa colorada, como un carmesí, del ta- maño de una nuez, dulge é buena de co- mer, llena de innumerables granillos é muy coloradíssima , é tiñen los labios é las manos lo que alcanga el gumo' della. No es fructa para dessear, ni es de mal gusto ni se dexa de comer, quando está madura é bien sagonada. Estos cardones , después que han cres- ^ido todo lo que han de cresger , enve- jésgense como todas las cosas desta vida, é sécanse , y otros que han procreado están verdes á par de los viejos secos: de manera que los nuevos están verdes y las espinas pardas , é los mas antiguos é viejos están secos , é los unos é los otros en un esquadron. No he podido alcangar á saber de qué se servían los indios destos cardones. En la Tierra-Firme, en la provingia de Nica- ragua , no están estos cardones fuera de los heredamientos de los indios ; y para solamente la fructa , me paresge que no es cosa para curar mucho della , y por esto sospecho que para mayor efeto ó por alguna espegial propriedad los con- servan allá: é assi debiera de ser ello acá , quando esta isla estaba poblada de indios, puesto que en los montes é ar- cabucos ó bosques hay muchos destos cardones en esta isla. Pero lo que agora está hecho monte era en el tiempo passado muy habitado , adonde esta fructa é car- dones se hallan. Lo que yo he podido comprehender en esto no es mas de lo que tengo dicho , é por ventura esta fruc- ta que á mí me paresge no substangial ni de suave sabor , debe tener otro gusto en el paladar de los indios , ó seria para otros efetos que no alcangan los chrips- tianos hasta agora : á lo menos en esta isla yo no he podido inquirir mas de lo que tengo dicho en este caso. Después de aver estado yo informado, por vista de ojos, de lo que he dicho des- tos árboles , digo que el muy reverendo señor obispo de Sanct Johan , que pri- mero lo fué de Veneguela, vino á esta cibdad de visitar aquel su obispado de Veneguela, donde hay muchos destos cardones ; é dige que allá es muy buena fructa la que llevan ó produgen , la qual llanan dacto, é críanse gerca de la costa. Pero aquellos digen este perlado é otros que nasge un pie é cresge quatro ó ginco palmos é mas, hasta ocho poco mas ó menos ; é de aquel tronco salen estos as- tiles derechos, como aqui están pintados: é dan una fructa en seys meses del año, é comiengan por abril ó mayo, é es del grandor de una mangana mediana este fructo , é toda la cortega cubierta de es- pinas ; é quítansela , é lo de dentro es de comer é quassi como pitahaya ; pero esta es mejor en el sabor. É estos giriales ó árboles no son en aquella provingia tan grandes como los desta isla , en la altura ni en redondo , é la madera es flaca é liviana é de poco ó ningún provecho por sí misma, y porque no es traclable, á causa de sus muchas espinas. Por manera, que con el tiempo se ha sabido esto que agora acresgenté en la relagion des- tos cardones, é por bien que se es- criban estas cosas, siempre se enten- derán mejor de los que después de mí las escribieren , porque el tiempo y la experiengia enseñarán otras particulari- dades. DE INDIAS. LIB. VIH. CAP. XXVIII. 313 CAPITULO XXVIII. De los cardos de las tunas c su frucla , la qual en la prov¡n9ia de Venezuela en laTicrra-Fírme se llama comoho. i ues se ha dicho de los cardones ó gi- rios en el capítulo de suso , é primero dixe de otros cardos de las pitahayas, parésQeme que, como en lugar apro- priado, es bien que se diga aqui de otros cardos que llaman tunas , é la fructa que echan tiene el mismo nombre. Y porque adelante, en el libro X, se dirá del árbol de las soldaduras , tened , letor , memoria destas tunas , porque tienen mucha seme- janga las hojas destos cardos con las del árbol que digo : ni estoy fuera de opinión que estos mismos cardos se convierten en aquellos árboles; é ya que aquesso no sea, porque en la verdad la fructa es muy diferenciada , mas en la vista dan á entender que han algund dd)do , por la semejanga grande que se tienen en las hojas y en las espinas. Estos cardos ó tunas llevan unos muy donosos higos (que es su fructa) largos é verdes , é algo en partes colorado por defuera el cuero dellos, é tienen unas coronillas hundidas, como las níspolas de Castilla. É de dentro son coloradas mu- cho , que tiran á rosado , llenas de gra- nillos como los verdaderos higos, é assi es la cortega de aquesta fructa como la del higo, ó poco mas gruessa. Son de buen gusto é de buena digestión , é vén- denlos en la plaga desta cibdad continua- mente, por buena fructa. Los cardos en que nasgen, tienen las hojas algo redon- das é muy gruessas y espinossas , é por los cantos y en lo llano dellas á tre- chos están sus fieras é enconadas pun- tas tres ó quatro ó mas juntas, y assi repartidas en su número en muchas partes essas espinas. Y es tan gruessa la TOMO 1. hoja como la mitad ó tergera parle del gordor de un dedo de la mano de un hombre , é cada hoja es tqn grande como una mano (abiertos é tendidos los dedos), é algunas menores, porque vancresgien- do, é de una hoja nasgen otras en los cantos , é de la otra otras , é assi se van arborando é levantando estos cardos ó tunas hasta ser tan altos como hasta la rodilla , ó tres palmos de altura, poco mas ó menos. Y en esta manera de se yr au- mentando en la forma del cresger, y en las mismas hojas y espinas, é en se yr con- virtiendo las hojas en ramas, paresgen al árbol de las soldaduras que dixe de suso. Llamé donosa esta fructa , porque co- miendo ginco ó seys higos destos, es tal burla para quien nunca los ha comido, pa- ra le poner en mucho cuydado é temor de la muerte , sin aver en ello peligro al- guno; y como hombre que lo he probado, diré lo que me acaesció la primera vez que comí estas tunas : que en verdad yo diera quanto tenia por hallarme donde me pudiera consejar é confesar mis cul- pas, é comunicar espiritual é temporal- mente lo que convenia á la salud de mi ánima é de mi persona é inquerir el re- medio para la vida, y fué desta manera. El año de mili é quinientos é quinge , vi- niendo yo de la Tierra-Firme á esta gib- dad de Sancto Domingo , después que me desembarqué en el fin desta Isla Españo- la , viniendo por la provingia de Xara- gua , venían en mi compañía el piloto Andrés Niño é otros compañeros; y cómo algunos dellos eran mas pláticos en la tierra que yo, é conosgian esta fructa, com íanla de buena gana , porque en el 40 314 HISTORIA GENERAL Y NATURAL campo hallábamos mucha della. É yoco- mengé á les hager compañía en el man- jar , é comí algunas dellas , é supiéronme bien ; y guando fué hora de parar á co- mer, apeémonos de los caballos á par de un rio , en el campo , é yo apárteme á verter aguas , é oriné una gran cantidad de verdadera sangre ( á lo que á mí me paresgia), y aun no osé verter tanta quanta pudiera ó me pedia la nesgessi- dad , pensando que se me podría acabar la vida de aquella manera ; porque sin dubda creí que tenia todas las venas del cuerpo rompidas, é que se me avia ydo la sangre toda á la bexiga , como hombre sin experiengia de la fructa, é que tan poco alcangaba á entender la compusigion é orden de las venas , ni la propriedad de las tunas que avia comido. É cómo que- dé espantado é se me mudó la color por mi miedo , llegósse á mí el Andrés Ni- ño ( el qual fué aquel piloto que sé per- dió después en la mar del Sur en el descubrimiento del capitán Gil Gongalez de Avila , como se dirá en su lugar) , el qual era hombre de bien é mi amigo , é queriendo burlar conmigo , díxome : «Se- ñor, parésgeme que tenéis mala color. ¿Qué tal os sentís? ¿Duéleos algo?» Y es- to decíalo él tan sereno é sin alteragion, que yo creí que, condoliéndosse de mi mal, degia verdad. Respondíle assi: «A mí no me duele nada ; mas daría yo mi caballo é otros quatro por estar en Sancto Do- mingo é gerca del hcengiado Barreda, que es gran médico ; porque sin dubda yo debo de tener rotas quanlas venas ten- go en el cuerpo.» É dicho esto, él no pu- do encubrir mas la risa , y porque me vi- do en congoxa ( y á la verdad no era po- ca), replicó riyéndosse: «Señor, no te- máis: que las tunas hagen que pensseis esso , y quando tornéis á orinar, será me- nos turbia la orina con mucha parte, y á la segunda ó tergera vez no avrá nada desso, ni avreís menester al lígengiado Barreda que decís, ni avrá causa que deys los caballos que agora prometíades.» Yo quedé consolado y en parte curado, aunque no del todo, hasta que entre los de la compañía vi que avia mas novi- gios espantados de la misma manera , y que estaban en el mismo trabaxo. Y des- de á poco vimos por la experiengia que Andrés Niño degia la verdad ; é yo me hallé tan ufano como si oviera saUdo del mayor peligro deste mundo , porque nun- ca desseé morir con nombre de gula , ni como vigíoso : antes muchas veges dexé de comer, teniendo grande nesgessidad, por no comer algunas cosas que he visto en estas partes que comían otros hombres. Assi que , volviendo á nuestro pro- póssito , la burla y la fructa es mucho do- nayre, é no de poco espanto para quien no ha experimentado esta fructa de las tunas , de las quales en muchas partes desta isla están los campos llenos ; é con estos cardos vardan en esta cibdad las paredes de los corrales de las casas é de los huertos [Lámina 3.", figura 11.*). É no dexan de dar allí sobre las tapias su fruc- ta, echando primero unas flores amari- llas é después las tunas , y prenden como grama , é son peores mucho que los cam- brones de España é de mas enconadas espinas. En las otras islas de Sanct Johan, é Cuba , é Jamáyca he visto assi mismo estas tunas ó cardos y en otras islas , y es cosa común en estas Indias. Las hojas son verdes , é las espinas pardas , é la fructa qual tengo dicho. Quando la co- men, tornan los labrios é las manos, en todo lo que alcanga el gumo dellas, como lo suelen dexar las moras de Castilla , é tarda tanto en se quitar aquella color de donde se ha pegado , é aun mucho mas que la tinta de las moras. Esta fructa y aun el cardo en que nasge, se llama co- moho en la provingía de Veneguela , é es mondándola como una mora : tiene buen sabor , é en aquella tierra los indios ha- DE INDIAS. LIB. VIII. CAP. XXVIII. 315 gen vino desta fructa destas tunas ; pero este comoho es mas sabroso mucho que las tunas , y como es dicho es^ linaje de tunas , sino que son menores que las des- ta isla é mejor sabor. Y el vino ques dicho, es tinto, de la color de vino tinto de uvas. CAPITULO XXIX. De la fructa que llaman managua. u, na fructa que se dige managua ha ve- nido nuevamente á mi notigia en esta Is- la Española, la qual es salvaje é no cul- tivada sino por la diligencia natural de los elementos , que no menos cuydado y arte obraron en esta que en las otras co- sas ó plantas naturales destas Indias. Es- ta es una fructa muy pequeña ; pero no sin admiragion^ porque su vista es gra- ciosa é paresgen germeñas chiquitas no mayores que pelotas de arcabuges é assi redondas : son verde^ nasgen en unas ramas, apartada cada rama por sí é cada una libre. Quiero degir que el árbol es la rama é la rama sola el árbol, é no mas alta cada rama dellas que un brago ten- dido de un hombre , de tres ó quatro pal- mos de luengo , derecha , y paresge un mimbre. Son estas fuctas dulges é de buen sabor al gusto , é su hoja es como la de los mimbres é olivos , pero juntas ó gercanas unas hojas de otras en dos hi- lados ü órdenes continuadas en cada ra- ma: é su verdor es muy gentil, é son al- go menores estas hojas que las del lau- rel; é entre aquellas hojas á los nasgi- mientos dellas, nasgen estos granos ó fructa cada uno por sí en aquella verguita uno mas alto que otro, quatro, é ginco, é seys , é mas é menos en cada pié ó ver- gua. El sabor desta fructa es muy mejor que de uvas moscateles é muy semejante á ellas en el gusto [Lám. 3.', p,g. 12.'). Un notable hay desta fructa experimen- tado é visto por muchos; y es que estos granos ó fructas, después que maduran, se caen en tierra , é aquellas son las me- jores é mas sagonadas , é saben muy me- jor que las que con la mano se quitan de la rama : é quando ellas están para se caer, provee natura que la hierva to- da que está en torno desta rama ó pie desta fructa , se agosta é seca un palmo en torno para que cayga en lo limpio é desocupado. Fructa es muy presgiada en esta isla , quando la hallan ; porque como he dicho, es de muy gentil é suave sabor é muy delicada al gusto , é muy sana é digna del plato del mas alto príngipe de la tierra. CAPITULO XXX. Del árbol llamado cacao, é algunos le llaman cacaguate, é su fructa é bevraje é a9eite. Ecómo su fruc- ta en algunas partes sirve por moneda é se hallan por ella todas las cosas que entre los indios se tractan, « oirás particularidades destos árboles. hj\ árbol, llamado cacao ó cacagual, no otras partes. Pónesse aqui porque estén es árbol destas islas, sino de la Tierra- juntas las materias, como en otro lugar lo Firme. Hay estos árboles en la Nueva tengo dicho; y este es el árbol de todos España é en la provingia de Nicaragua é el mas pres^iado entre los indios, y su 3IG HISTORIA GENERAL Y NATURAL tesoro. Y los cagiquesy señores que al- canzan estos árboles en sus heredamien- tos , tiénenlos por muy ricos calachunis ó príngipes, porque al pringipal señor llaman calachuni en lengua de Nicaragua, que es tanto como degirle rey, y tam- bién se llama teyte , que es lo mismo que calachuni ó rey. El árbol en la madera é cortega , é hoja , es ni mas ni menos que naranjo, é de la misma tez é frescor é grandega , exgepto que las hojas del na- ranjo en su nasgimiento é pegón tienen una manera de coragon pequeño , é de aquel se funda la hoja. Esos coragones faltan á la hoja del cacao , é en lo demás es assi la una como la otra. Mas porque yo desseo mucho la pintura en las cosas de historia semejantes , é que en nues- tra España no son tan usadas, quiero aprovecharme della para ser mejor en- tendido, porque sin dubda los ojos son mucha parte de la informagion destas co- sas, é ya que las mismas no se puedan ver ni palpar, mucha ayuda es á la plu- ma la imagen dellas. Y assi á este pro- póssito , quiero aqui debuxar estos árbo- les como yo supiere hagerlo [Lám. 3.*, jig. 43.' y 14.*), porque aunque no vayan tan al propóssito, como yo querría, bastará la significación del debuxo y mis pala- bras para que otro los sepa poner mas al natural. Echan por fructa unas magor- cas verdes é alumbradas en parte de una color de roxo, ó son tan grandes como un palmo é menos, é gruesas como la muñeca del brago ó menos é mas á pro- porgion de su grandega. De dentro son magigas, como una nuez, quando se quaxa ó como una calabaga ó higuera, é en aquella pasta ó cantidad quaxada hay quatro órdenes de almendras de alto á ,. baxo ; assi que cada magorca tiene veyn- te é treynta almendras é mas é menos. É assi como va madurando la fructa , assi se va enxugando aquella carnosidad que está entre las almendras, é ellas quedan sueltas en aquella caxa , de donde las sa- can después é las guardan é tienen en el mismo presgioé estimagion que loschrips- tianos é otras gentes tienen el oro é la moneda ; porque assi lo son estas almen- dras para ellos , pues que por ellas com- pran todas las otras cosas. De manera que en aquella provingia de Nicaragua, un conejo vale diez almendras destas, é por quatro almendras dan ocho pomas ó nísperos de aquella exgelente fructa que ellos llaman munongapot ; y un esclavo va- le giento, é mas é menos almendras des- tas , segund es la piega ó la voluntad de los contrayentes se congiertan. Y porque en aquella tierra hay mugeres que dan por presgio sus cuerpos , como entre los chripstianos las públicas merelriges y viven desso (é á tal muger llámanla gua- tepol , que es lo mismo que degir mere- trix ó ramera), q^en las quiere para su libidinoso uso^ les dá por una carrera ocho ó diez almendras, como él é ella se con- giertan. Quiero, pues, degir que ningu- na cosa hay entre aquella gente , donde esta moneda corre , que se dexe de com- prar é de vender de aquella misma ma- nera que entre los chripstianos lo suelen hager con buenos doblones ó ducados de á dos. Y aun en aquellas almendras hay sus fraudes para engañar unos á otros, é meter entre alguna cantidad dellas, las falsas é vanas: y esto hágesse, quitándo- les aquella corlegica ó cascara que tie- nen aquellas almendras, como las nues- tras, é hitícliándolas de tierra ó de otra cosa , e gierran aquel hollejo tan sotil- mente que no se conosge , é para enten- der el engaño el que las resgibe , quando las cuenta , pássalas una á una e póneles el dedo (índex) ó próximo al pulgar so- bre cada una , é por bien que esté embu- tida la falsificada , se entiende en el tacto, é no está tan igual cómala buena. Destas almendras los señores é pringipales hagen cierto herraje , como aqui se dirá , que DE INDIAS. LIB. VIH. CAP. XXX. 317 ellos tienen en mucho : é no lo usan sino los poderosos é los que lo pueden hager, porque la gente común no osa ni puede usar con su gula ó paladar tal bevraje; porque no es mas que empobreger adre- de é tragarse la moneda ó echalla en don- de se pierda. Pero los señores calachunis é varones principales úsanlo , porque lo pueden liager, é les dan tributos destas tales monedas ó almendras, demás de las tener de su cosecha é heredamientos. É deste bevraje é otros servicios é raedigi- nas é propriedades deste cacao se dirá adelante algo ó lo que yo he podido com- prehender. Pero quiero primero degir de la mane- ra que crian ó cultivan estos árboles, co- mo cosa que tanto presgian, y es assi. Que después que los han plantado en la tierra que les paresge que es fértil é á su propóssito , en sitio é agua aUi gerca para los regar á sus tiempos ordinarios; y puestos por sus liños é en compás é des- viados unos de otros diez ó doge pies, porque mejor se alimenten del terreno; -porque cresgen é cópanse de tal manera que debaxo dellos todo es sombra é el sol no puede ver la tierra, sino en pocas partes entre las ramas. Y porque acaesge que algunos años el sol los suele abuchor- nar é escaldar de manera que el fructo sale vano ó no quaxa é se pierde, para remedio desto, tienen puestos entre estas arboledas otros árboles que alli llaman los indios yaguaguyt, é los chripstianos de la madera negra, que cresgen quassi al doble que los del cacao é los defienden del sol é les hagen sombra con sus ra- mas é hojas , é los van mondando é qui- tando los bragos é ramas, como van cres- giendo para que suban derechos á este propóssito : los quales árboles son de tal natura, que viven mucho mas que los del cacao é nunca se pudren ni caen , ó es una de las mas fuertes maderas que se saben. Estos echan muy hermosas flores, digo los de la madera negra, é como ro- sadas é blancas á manogitos, como el hi- nojo , é huelen bien, é su fructo son unas arvejas que echan unas lentejas algo meno- res que los altramuges y duríssimas : nun- ca pierden la hoja é son árboles que los indios presgian , assi para lo ques dicho, como para hager sus gercas á sus here- dades , é para la madera de sus casas ó buhios , porque digen ellos que ni perege ni pudre en tiempo alguno. Yo deshige una casa de sacrifigios en Nicaragua , un quarto de legua ó menos fuera de la cib- dad de León, en la plaga del cagique Mahomolombo, que me servia; é por qui- tarlos de aquellos ritos é sacrifigios é ge- rimonias diabólicas , quitábamosles aque- llos templos quellos llaman en la lengua de Chorotega , de la qual generagion es aquella plaga é gente, teyopa, que quie- re degir lo mismo que casa de la oragion. Y hige llevar á León los postes de la ma- dera , que todos eran desta que he dicho de la negra, é hige en mi casa una ca- balleriza para mis caballos : é queriendo yo saber del cagique é los viejos quién avien hecho aquel templo é casa , degian que eran passados muchos años ; é por lo que se podia comprehender eran mas de giento é muchos mas , é estaba la ma- dera que estaba debaxo de tierra , que era mas de un estado de hondo , tan ver- de é fresca como si estonges se cortara, élas hachas saltaban é se desportillaban, labrándola. Muchas veges me acuerdo por esta madera de aquella Arca fcederis del Testamento Viejo * del leño llamado se- tim , la qual era imputrible , é de la mes- ma madera fué fecho el altar del Señor. Yo no sé si esta madera negra de Nica- ragua es setim; mas sé que los indios tienen por cosa gierta que nunca se pu- 1 Exodi liber, cap. XXXVII. 318 HISTORIA GENERAL Y NATURAL dre niperesQe, si no la queman; é assi lo digen ellos. En esta Isla Española pien- san que es la misma la que llaman cor- baña y en lo qual no me afirmo. Tornando á la fructa del coco ó cacao ó cacagual , porque de todas tres mane- ras le nombran , digo que quando lo co- jen é están saponadas las almendras del, es de hebrero adelante: é hasta en fin de abril se cogen aquellas maQorcas ó vay- ñas en que se crian , é después que sacan las almendras de alli, pénenlas al sol al- gunos ratos del dia para que se curen , é para lo beber tienen esta forma. Tuestan aquellas almendras, como avellanas, muy tostadas , é después muélenlo ; é cómo aquella gente es amiga de beber sangre humana, para que este bevraje parezca sangre, échanle un poco de bixa , de for- ma que después se torna colorado : é mo- lido el cacao sin la bixa, paresge de color pardo. É después que está muy bien mo- lido en una piedra de moler, passado é remolido quatro ó gincoveges, echándo- le un poco de agua al moler, bágese una pasta espesa, é aquella massa guárdasse fecha un bollo: é quando lo quieren beber, hade haber passado, después que se molió, quatro ó ginco horas á lo menos para es- tar bueno , é mejor desde la mañana á la noche, é mejor está para otro dia; é assi se tiene ginco óseys dias é mas. É aque- lla pasta tiéndensela por los carrillos é barba é sobre las nariges que paresge que van embarrados de lodo ó barro leona- do, é alguno muy roxo porque mezclan bixa con ello : é después que lo han assi tendido ellos é las mugeres , aquel pien- san que va mas galán que mas embarra- do va ; é assi se van al mercado ó á ha- ger lo que les conviene , é de rato en rato chúpanse aquel su ageyte, tomándolo po- co á poco con el dedo. Ello á la vista de los chripstianos paresge y es mucha su- giedad ; mas á aquellas gentes ni les pa- resge asqueroso ni mal fecho ni cosa inú- til , porque con aquello se sostienen mu- cho, é les quita la sed é la hambre é los guarda del sol é del ayre la tez de la ca- ra. É dígen los indios quel que ha bebi- do el cacao en ayunas, que aunque aquel dia le pique alguna víbora ó culebra ve- nenosa, de las quales hay muchas en aquella tierra, que ningún peligro de muerte corre. Para beberlo echan á la cantidad de treynta almendras molidas un (juartillo de agua , é deslíenlo en ella con la mano, trayéndolo al rededor, como puchegilla ; é desfecho en aquella agua en una higuera ó taga , toman otra ó el vaso en que lo quieren beber é pónenle vagio en tierra, é teniendo en las manos la higuera, en que está desleído el cacao, échanlo á chorro desde dos palmos de alto, ó poco mas ó menos, en el vaso que estaba vagio en que lo han de beber: é levanta una espuma alta por gima , é assi lo beben , é paresge que bebe hom- bre gurrapas , é por tanto paresge asque- roso al que no lo ha bebido. Mas al que lo usa, parésgele bien, é es de buen sabor é saníssimo bevraje: é quedan los labros é en torno de la boca parte de aquella espuma, é quando es colorada que tiene bixa, paresge horrenda cosa, porque pa- resge sangre propria : é quando no la tie- ne, paresge pardo, é de la una é otra ma- nera es súgia vista. Pero hállanla muy provechosa los chripstianos , é los indios se presgian mucho desío , é lo tienen por estado é señorío, é dígen que es la mejor cosa del mundo é mas dina de estímagion. ítem: toman el cacao (en la provin- gia de Nicoya , é en la isla de Chira , é dende adelante donde lo alcangan) , é tuéstanlo mucho, segund de suso se díxo, é muélenlo en una piedra muy limpia con un poco de agua , é hagen una pella de aquella pasta como el puño , después que quatro ó ginco veges ha seydo molido ó passado por la moledera. É una india tie- ne puesta una olla de hasta dos agumbres DE INDIAS. LIB. VIH. GAP. XXX. 319 é media ó tres que quepa, y echa en ella un poco de agua que aun no sea canti- dad de medio quartillo della ; y échese alli la dicha pella molida fecha pasta del dicho cacao , é con una caña delgada de un carrizo tráyganlo á una mano é á un son ó compás en un tenor , sin afloxar ni dar prisa , sino como es dicho é no con furor, porque se daña, ni con tan poco espagio que se pegue é queme. É el fuego sea lento é dulge de una mane- ra hasta el fin , que sea brassa é no lla- ma , é cómo se va cogiendo, hirviendo, assi se va espessando, é assi han de yr echándole muy poquita agua, de quando en quando. Esto ha de hager una india, é otra ha de ser la que esté moliendo al- mendras : é cómo la moledera haya fe- cho otra pella de la ala que mege la olla, échela como la primera sobre lo que primero entró á cogerse ; é desta manera hagiendo siete ú ocho pellas , se puede gastar en esto un tergio de gelemin de almendras en todo el cacao que entra en la olla, que siempre ha estado hirviendo, é megiéndolo con la cañuela é echando agua poco á poco. De manera que assi en el agua, con que se molió, como en la que se le echó , al cogerse , echen é gasten dos agumbres é poco mas do agua. É acabado de echar toda la massa, está co- giendo unquarto de media hora, ola oc- tava parte de una hora, hasta que se es- pesa: é estonges quítanlo del fuego é déxanlo enfriar hasta que quede tibio ó algo mas caliente que tibio. É estando assi, toman una venera ó una cuchara , é de aquella massa assi cogida echan can- tidad de una traviesa de mano, que po- drán ser ginco ó seys cucharadas , en una higuera grande que quepa agumbre y me- dia de agua poco mas ó menos : é sobre aquella pasta ó magamorra hinchen la higuera grande de agua , é luego se sube el agey te de suso é pónenla sobre un ger- co texido de palmas (que son como aque- llos de alaton que usan poner, en Flandes, en la mesa sobre que ponen los platos ó escudillas con el manjar caliente, por- que no queme los manteles). Enton- ges la india , muy lavadas las manos, pone la palma sobre aquel ageyte é pé- gasele á ella , é de la palma escurre lo espeso en un bote ó vaso, do quieren po- ner este ageyte ó licor presgioso : el qual alli después se hiela é enduresge desde á ginco ó seys horas, é se para colorado de la color de la bixa, si se la echaron al moler , é si no la echaron , está amarillo de color de oro. Quando los indios prin- gipales é los señores beben deste cacao cogido , es poco á poco , de manera que ninguno da sino un trago ó dos, si es pringipal : é si mas diesse en presengia del señor calachuni , sería ávido por vi- gióse é mal comedido. El calachuni ó tey te da tres ó cuatro tragos , é pénese de aquel graso por los labrios é toda la barba , é paresge que está untado con agafran desleydo grueso , é reluce como manteca. Este olio es sancta cosa para mu- chos males é dolengias é llagas. La ex- periengia que desto tengo es que, yen- do yo por tierra, desde León de Nicara- gua á la provingia de Nicoya, en una jornada de aquellas paré á dormir junto á la costa de la mar , un dia á puesta de sol ; é cómo pensé madrugar el dia si- guiente, quise ver antes que anoches- giese el dia que alli llegué , un paso es- trecho por donde avia de pasar á caba- llo, porque aunque madrugasse á prose- guir mi camino, lo oviese visto : é están- dolo mirando sobre una peña, en que ba- tía la mar , vino una ola que me pares- gió que me podría embestir , é salté pres- to á un cabo por me apartar , é la peña era brescada é tenia puntas, é yo estaba descaigo ; é salióseme el zapato del pie ó di en una punta de la peña é abrióme el pie quassi desde los dedos al calcañar. 320 HISTORIA GENERAL Y NATURAL por medio de la planta , y quedé muy mal herido y á mas de sesenta leguas, por andar del camino despoblado hasta Nicoya , é sin girujano ni otro remedio sino el de Dios , salióme mucha sangre, é víme tal , que yo creí que de muerto ó perder el pie y quedar muy coxo no pe- dia escapar. Estando en este trabaxo, acordóme que un criado mió é dos ne- gros é giertos indios mios llevaban un togino ó dos salados para el camino , é en el cobertor de una olla de cobre hige echar un poco de aquel togino del lardo é freyrlo bien , é con aquello hígeme que- mar bien la llaga , que tenia en partes un dedo ó mas de hondo ; é aunque se res- tañó algo la sangre (después de me aver salido mucha), no fué de todo punto. Es- tonges una negra mia dixo que , pues los indios degian que aquel ageyte del cacao era bueno para llagas é yo lo llevaba, que me pusiesse dello , y assi lo hige : ni tenia otra cosa con que curarme, é der- retido un poco, maxaba unas hilas, éde cabo á cabo llena la llaga dellas , ponia engima otros paños mojados en lo mismo. Siguiendo mi camino é llevando la pier- na colgada, anduve desta manera mas de sesenta leguas hasta Nicoya , donde descansé diez ó doge dias ; é á cabo de veynte é ginco estaba gorrada é sana la llaga , é yo sin aver tenido agidente al- guno. Mas quedóme en medio de la planta una durega é bulto levantado, tan grueso como una avellana , é no podia andar sin bordón, é en tocando con aquello en tierra sentia mucha pena é dolor, é andaba, poniendo de aquel pie solamente la punta é coxqueando. El pa- resger de mis amigos era que me pusies- se á discregion de médicos é girujanos, los quales no perderían nada conmigo ni yo ganara nada con ellos : acordé de no lo hager ni dexar de traer alli puestos continuamente paños untados en aquel ageyte ; y plugo á la Madre de Dios que á cabo de sesenta dias ó pocos mas que fuy herido , estaba desfecha é resolvida aquella carne que alli se avie añudado, é ninguna señal me quedó en el pie mas que si nunca alli oviera ávido mal algu- no. Por gierto yo diera de buena gana quinientos castellanos, por verme assi sano como me dexó este olio ; y assi doy infi- nitas gragias á Nuestro Señor: que su missericordia usó conmigo esta piadad, é acaso llevaba aquel poco de ageyte; pero llevaba mas de dos hanegas de aquellas almendras , é en una isla que se dige Pocosi , que está en el golpho de Orotiña, las hice hager todas ageyte á aquella negra mia que lo sabia muy bien hager, É aun después llevé parte dello á España , é en Avila di una redomica dello á la Emperatriz, nuestra señora , que en gloria está; é preguntándome Su Magos- tad si era bueno para llagas , dixe lo que he dicho que sabia por experiengia. Molido el coco ó cacao é cogido con un poco de agua, se hage exgelente aceyte para guisar de comer é para muchas cosas; é acuerdóme que en la plaga que llaman Mambacho estaba alli un italiano, buen compañero é amigo mió, llamado Nicolá, é en este camino passé por alli antes de me aver acontesgido lo ques dicho, é me dio muy bien de genar á mí é á mi gente mucho pescado é huevos, é guisa- do todo con este ageyte : é preguntán- dole yo que de dónde avia aquella man- teca , me dixo que no era manteca , sino deste ageyte del cacao, é que para heri- das era exgelente cosa , é lo avia él ex- perimentado algunas veges, estando heri- do, é que en qualquier mal ó dolor ó granos ó hinchagon ó postemas á todo aprovecha; lo qual yo creo muy bien, por lo que vi en mi pie. Y pues se ha dicho de suso algo largo del cacao, quiero que no se dexede degir otra forma de sacar el ageyte del que se usa en Tabaraba é Cheriqui é por aquella DE INDIAS. LIB. VIH. CAP. XXX. 321 tierra, y esdesta manera. Toman aquellas almendras é tuéstanlas ; y no se les puede dar otro nombre mas proprio que almen- dras, porque assi son, como las almendras de los almendros de Castilla, salvo que no son tan luengas , poca cosa , é al paresQer perfetas almendras son; pero gustadas assi enteras , son algo amargas , é tirada aquella cascarica delgada que tienen, co- mo la almendra mondada ó hollejo , no están enteras , é ábrense por partes sin parescer que se rompe , sino que se des- pega una cosa de otra , é assi paresge que es como de cosas juntadas unas con otras. Quando están quaxadas en aquellas ma- jorcas en que nasgen , algunos indios co- men la majorca é las almendras junto, quitando á la magorca la cortega con tan- to gordor, como una pluma de escrebir, é se comen lo restante. Yo lo he probado: á mi paresger no es buen manjar ni sa- broso , aunque los indios le loan por cosa muy sana. Assi que, tornando al propós- sito , tostadas las almendras , móndanlas de aquella cascara delgada , é muélenlas dos ó tres veges sin gota de agua alguna: antes de su propria humedad está asaz líquida la pasta, é en tanto que se muele, ponen á un fuego dulge y lento una ollica que quepa una agumbre de agua, poco más ó menos , é hinchen de buena agua limpia la olla hasta las dos partes: é des- pués que ha hervido un poco despagio, echan el cacao en ella (questá molido como es dicho), écon una caña delgada ó un paUto muy limpio menéanlo al rede- dor, hasta tanto que levantando el pali- llo ó caña una é dos é mas veges, se vé questá cogido después que ha hervido bien; é vésse que está cogido en que en el palillo ó caña no queda nada pegado del cacao , que sale limpio , 6 todo está líquido é cogido é corre, como agua. Fe- cho aquesto , dan con la caña en medio de la masa ú olla, para abaxo, golpes pa- sico, como para que se abra ; é por allí sale arriba luego el ageyte, é con una cuchareta sotilmente cójesse poco á po- co , guardando que no coja el cacao con el ageyte, porque el ageyte es la flor é virtud pringipal , é lo que ya queda del cacao es agessorio é de menos valor. É assi aquello que se coje con la cuchara, se pone aparte. Después que desta forma que he dicho se ha sacado lo mas que ha seydo possible , langan en una higuera, que está aparte fuera del fuego con agua limpia , el dicho cacao , después de saca- do del el ageyte , la mitad ó el tergio ó quarta parte del cacao , é en otra é otras higueras lo demás ; é revuélvenlo , é lue- go se sube sobre el agua el ageyte que quedó , que no se pudo sacar con la cu- chara, é aquello bebido , assi fecho aquel caldo , es exgelente é saníssimo. É si quieren sacar aquel ageyte , que como di- cho es, avia quedado , toman una pluma sotilmente , é á de suso cójenlo lo mejor que pueden; porque luego se pega á la pluma, andando sobre aguado, é sacuden la pluma donde lo quieren recojer , é se despide della el ageyte , é vuelven por lo demás. Pero esto no sale tan limpio del agua é del cacao, como lo que primero se dixo ; é el agua é cacao que queda , sa- cado el ageyte , bébese é es muy saníssi- mo. En ayunas vale contra pongoña, é tienen los indios por averiguado que aviéndolo bebido aquel dia , si son pica- dos de víbora ó de otra serpiente , es cu- rable la tal mordedura. Yo tengo por ave- riguado para mí , segund la mordedura de las culebras cortas es pongoñosa, que al tergero dia é antes muere el que es mor- dido della : que deben ser tiros ó áspides mas gierto , segund lo que se escribe del áspide , ques culebra menor que la víbo- ra, é la una é la otra pongoñosíssimas : é contra esse é todo venino tienen los in- dios por bastante remedio el cacao. TOMO I. 41 322 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XXXI. Del árbol llamado ,paco c su fructa. Jr ACÓ, en la lengua de Cueva, en Castilla del Oro, quiere degir esclavo; mas en Nicaragua é en las islas del golpho de Orotiña é en otras partes es una fructa tamaña como un puño gerrado é algo ma- yor , prolongada é de color pardo , é también de color verde ; pero la fruc- ta destos árboles que tiran al color ver- de es mas redonda é paresge membri- llo. La cortega es del gordor de la grana- da ; pero mas blanda mucho , é aquella quitada, tiene una carnosidad envuelta en una estopa que se está pegada é no se quita del cuesco: é mordiendo en él, sá- casse la carne, é queda aquella estopa pe- gada en el cuesco é de punta. Y también quando la cascara se quita, sale algo de la carnosidad sin el estopa. Esta fructa es dulge é de buen sabor , é sana , é es fría. El cuesco es muy gruesso ; de manera que lo que hay que comer es muy poco, é él no se paresge con aquella estopa. Los árboles desta fructa no son menores que los nogales de España, é la hoja es del talle de la del nogal , pero muy me- nor. La madera é sombra destos árboles es muy buena : llámasse el árbol é la fruc- ta un mismo nombre, ques paco. El que llamé cuesco desta fructa no lo es , sino pepita ; é aquella estopa está pegada en una cascara regia é como nerviosa, é dentro de aquella está una pepita grande que la ocupa toda , la qual tiene paresger de castaña inxerta mondada , ó como son las pepitas de las peras de Tierra-Firme. Esta pepita no es de comer , porque es duríssima é amarga, é los indios no la tienen por cosa buena ni nesgessaria , ni la comen esta pepita , salvo la fruc- ta que es dicho paco , é léanla de sana. CAPITULO XXXII. Del árbol tembixque é su frucla, alias tembate. JL EMBiXQüE es un árbol , é no de los que dexan de estimar los indios en la provin- gia de Nicaragua ; antes lo presgian por su fructa. Son árboles medianos é frescos, y echan unos capullos redondos , é par- tidos ó divididos por parte de dentro , é en cada apartamiento de aquellos una pe- pita redonda é blanquíssima, algo mas gruessa que piñones , é de aquel tamaño, é cubierta con una cascara negra é del- gada , é aquella quitada es muy mejor al gusto que los piñones de Castilla. Mas hánsede comer pocos dellos, porque dan dolor de cabega , é entre los chripstianos se aprovechan dellos é los confitan : é no es menester comer cantidad, porque cau- san fluxo de vientre , é aun con dolor de tripas; mas comidos una dogena ó dos dellos, no ingitan á hager cámara, ni co- midos en el pringipio del pasto. También los hay en algunas islas é en otras partes de la Tierra-Firme. DE INDIAS. LIB. VIII. CAP. XXXIII. 323 CAPITULO XXXIII. Del árbol que en esla Isla Española llaman papaya, y en la Tierra-Firme los llaman los espafioles los hi- gos del masfuerco, y en la prov¡n9Ía de Nicaragua llaman á lal árbol olocoton. JCin la costa del poniente de la Tierra- Firme , partiendo del puerto del Nombre de Dios , la costa ábaxo , en la provingia de Quebore é en Veragua é en las islas de ^erebaro é en otras partes de aquella costa, hay unas higueras altas y dere- chas é de solo un pié derecho é sin ra- mas , é en lo alto echan unas hojas tre- padas é mas anchas mucho que las de las higueras de Castilla, con unos pegones largos de media braga ó mas: é la fructa que llevan son unos higos tan grandes como melones , é menores assi mismo, los quales nasgen pegados en el tronco pringipal de la higuera en lo alto delia é en cantidad, é tienen la cortega ó cuero delgado , é todo lo demás es de una car- nosidad espesa, como la del melón (aun- que no tan magiga) . Es de buen sabor é córtasse á revanadas, como un melón; y en el medio deste higo ó fructo tiene las pepitas , las quales son menudas y ne- gras y envueltas en una manera de ma- teria é humor de la forma que lo están las de los membrillos , aunque mas viscosas, é son tanta cantidad esas pepitas , como un huevo de gallina , é mas é menos, se- gund la grandeza del higo. É aquellas pepitas se comen é son sanas y del mis- mo sabor ni mas ni menos que mastuer- go , é el higo es dulge sin las pepitas ; y por esto los chripstianos llaman en la Tierra-Firme á esta fructa higos del mas- tuergo. É donde primero los hallaron fué en tierra del cagique Quebore , donde los hay tan grandes como ollas medianas ó como grandes melones de España ; é un hidalgo, llamado Alonso de Valverde, en cuya encomienda estaba aquel cagique de Quebore , los llevó estos higos al Darien, donde los chripstianos los sembraron de aquellas pepitas é en otras muchas par- tes, é se truxeron á esta é otras islas é se han fecho muy bien, é aqui los llaman papayas, é sin los llevar á Veragua é otras partes de la Tierra-Firme , los hay é muchos; é en la gobernagion de Nica- ragua llaman esta fructa olocoton , é una provingia hay entre la provingia de Na- grando é la provingia de Honduras que se dige Olocoton, donde hay muchas des- tas higueras. Pero donde mayores se han visto estos higos es en Quebore , puesto que en Nicaragua é Tegoatega é otras partes hay grandes é muchos destos hi- gos. Estas higueras hagen un pié ó tron- co, gruesso como un hombre por la gin- tura , é mucho mas é menos , algunas , é derecho sin rama alguna : é estos que son solos, sin echar ramas, son los que mas viven deslas higueras; pero hay otras de la misma fructa que después quel pié ha subido un estado de un hombre ó mas en su altura, echa otras ramas una ó dos é tres , é algunos hasta seys , é de este nú- mero abaxo y derechas para arriba é no tendidas ni trastornada á parte alguna si- no para lo alto , siguen é cresgen mucho mas altos que langas de armas , é algu- nos como dos langas. La cortega deste árbol (al qual yo tengo mas por planta que no por árbol) , es gruessa como un dedo, é lo de dentro ó madera del es tierno é fofo , é el coragon es hueco de alto á bajo, é si dan en el árbol con una espada , para probar su fortaleza de cada golpe corta un palmo ó mas, porqués muy fofo; é de qualquier golpe pequeño que 324 HISTORIA GENERAL Y NATURAL se le dé, se seca. Estos vastagos que as- si echan derechos, echan en la cumbre unas hojas, muchas con luengos pegones é no ramas , é cada hoja es de dos palmos ó mas de ancho, trepada é gentil é ver- de; é el astil que desdel árbol á ella tiene, es de tres é qualro é ginco é aun seys palmos luengo , é los higos que he dicho nasgen de las ramas (digo hojas) para aba- xo, pegados en el árbol altos asidos de sus pegones, y también por aquel tronco abaxo. Estos higos se forman de giertas rosas blancas que primero echan estas hi- gueras. É cómo un vastago destos echa todos los higos que ha de echar (é aque- llos maduran), sécase aquel tallo.ó vasta- go que no echa mas fructo , é los herma- nos hagen lo mismo, uno no mas el si- guiente año, é sécase; é el otro año si- guiente el que nasgió mas tarde, hage lo mismo ; é assi si ginco ó seys hijos su- ben de aquel tronco , tantos años viven por la orden que he dicho , llevando uno dellos su año é no dando fructo los otros, sino en aquel año que le cabe la vez. É complida la tanda d« todos , todo el ár- bol é tronco pringipal se secan, y aun an- tes quel postrero muera, los hermanos que han echado , están secos , é los que no han llevado están verdes é echan hojas, é no fructa , sino por la orden ques di- cho ; é ponen los indios de la simiente otros antes que aquellos se acaben. Los que con solo un pié se crian é no echan hijo alguno destos , viven tanto como los hijos todos del otro género que he dicho, é en ginco ó seys años, siempre cada año lleva estos higos ; pero cada año los da menores , é al sexto año menudos é no buenos , é de alli adelante no vale nada é se pierde. Madura esta fructa en el ár- bol é no juntamente , sino uno á uno ; é acaesge estar uno maduro é amarillo co- mo gera , é los otros todos verdes é du- ros. Algunos destos higos son redondos, é otros son prolongados, é la higuera que los echa redondos, no echa alguno luengo; ni la que los echa luengos, nin- guno echa redondo , porque son distintas naturas é castas desta fructa ; mas en el sabor é en todo lo demás, todos son una misma cosa. CAPITULO XXXIV. Del árbol llamado tembixque é de su fructa en la Tierra-Firme. Ue suso en el capítulo XXXII se trac- to del árbol é fructa tembixque , é aqui se tractará de otro que aunque se quieren paresger en el nombre, son muy diferen- tes. Tenthixque es un árbol grande, como un gran nogal é muy verde, é la hoja como de laurel ; mas esta es mas verde é mas ancha , é en los asientos é pueblos de indios de Nicaragua, en espegial en Tegoatega é Guagama é otras plagas , los indios ponen en sus casas estos árboles, porque son de muy sana sombra é quie- ren paresger hayas, salvo que son mas copados. Su fructa es algo mayor que las ageytunas gruessas ó gordales de Sevi- lla , é aun como nueges pequeñas ; é es- tas son verdes é tienen el hollejo como de giruela ó poco mas gruesso. E cuegen esta fructa, é cogida la comen, é es buen manjar sano é dulge , é tiene de dentro un cuesco liso, como una ageytuna de las pequeñas, é dentro de aquel cuesco una pepita dura é amarga. DE INDIAS. LIB. VIII. CAP. XXXV. 325 CAPITULO XXXV. Del árbol caoba é su frucla. iLn la provincia de la Nueva Castilla, que por error el vulgo llama Perú , por- que ignora la verdad ( porque el Perú es mucho mas acá , é la Nueva Castilla es aquella donde fué señor Atabaliba , aquel grand príngipe de quien tantos tesoros se han ávido, é en cuyo señorío está por go- bernador de la Cesárea Magestad, el mar- ques, don Frangisco Pizarro); alli, pues, en aquel señorío hay ciertos árboles que el árbol é la fructa se llama coaba; el qual árbol es grande é gruesso é de muy regia madera. La hoja déles como la del ginjol que en Castilla llaman serval. La fructa que hage es tan luenga como dos é aun tres palmos de luengo é gruessa como la muñeca del brago de un hom- bre, ó poco menos. El manjar que tiene dentro es una pasta dulge é de buen sa- bor é gumosa , é á trechos tiene cuesoos que quieren paresger havas verdes, é entre cuesco é cuesco hay un buen bo- cado de aquel manjar ó fructa , que e& muy buen pasto. É estos fnictos quieren paresger garrovas, sino que son mu- cho mayores que garrovas , como es di- cho. Es fructa sana é que los indios de aquella tierra la tenian é presgiaban por muy buena fructa , é los chripstia- nos no la tienen en menos estimagion, porque demás del gusto, es prove- chosa. CAPITULO XXXVI. De ios ciruelos é giruelas de doblados cuescos que hay ertla Tierra-Firme, en la Tierra Austral. rLn la Tierra Austral , en la provingia é gobernagion de la Nueva Castilla, que por la Cesárea Magestad gobierna el marqués, don Frangisco Pizarro, hay giertos árboles que los españoles llaman giruelos de dos cuescos : los quales son grandes árboles , é su fructa es propria- mente como giruelas , é cada una dellas tiene dos cuescos ; é cómenlas los indios é los chripstianos assi mismo, aunque son de un sabor menos que bueno , é la carnosidad desta fructa pégase á los dientes. En fin , no es manjar para des- searle , y en espegial los devotos de Ba- co , porque el vino sabe mal , siendo be- bido tras esta fructa, aunque el vino sea muy bueno ; pero con sus tachas, la co- men los que no tienen otra mejor. CAPITULO XXXVII. í)el árbol llamado hicomas ó de su frucla en la Tierra Austral. H icoMAS es un árbol grande é hermoso en la Tierra Austral é gobernagion de la Nueva Castilla (de la otra parte de la li- ma equinogial): el qual lleva una fructa que quiere paresger mucho á los mem- brillos de la provingia de Castila del Oro, 326 HISTORIA GENERAL Y NATURAL assi en los cuescos , divididos en tres ó quatro partes , como en lo demás (de los quales membrillos se dirá mas larga- mente en el siguiente libro IX , en el ca- pítulo XXII). Esta fructa dicha hicomas es de buen sabor lo que della se come é sana, é hay mucha della, en aquellas partes * . CAPITULO XXXVIII. Del árbol llamado yaguaffuy , que los chripslianos llaman de la madera negra , en la Tierra-Firme é pro- vinQÍa de Nicaragua» JLagüaguyt es la mejor madera é mas fuerte que se halla en grandes partes : el qual árbol é su fructa é flores é otras par- ticularidades suyas , se dixeron en el ga- pítulo XXX , donde se tracto del cacao ó cacaguat , para defensa del qual se ponen estos árboles del yaguaguyt , y por esso no hay aqui mas que degir del de lo que allí se dixo. Es árbol imputribile, porque el tiempo no le corrompe, aunque mu- chos tiempos é años esté só tierra ni fuera della: es duríssimo é tan pesado que no se sostiene sobre agua, sino luego se va á fondo, como si fuese de piedra é de fierro. Pússele aqui, porque me pares- ció que se le hagia sinragon á él (é aun á mí) en le dexar entre renglones é no memorado por sí aparte, aunque como he dicho, parezca que donde se tracto del está como agessorio para aquel efeto de defender del sol é ayre el cacao. Pero aunque esso sea assi , este es el mejor ár- bol que se sabe para postes , que en es- tas partes llaman estantes , é para hayti- nales en los edifigios de las casas; é aun- que los chripslianos le llaman en Nicara- gua madera negra , no lo es , sino berme- ja como leonada , é el coragon della es negro , que paresge propriamente en esso al guayacan. CAPITULO XXXIX. De una fructa que llaman yaguaraha , é nas9e en unos cardones , e olra que se di^e agoreros. JLia mayor parte de la isla de Cuba- gua es un boscaje , gerrado de unos car- dones altos de estado y medio ó dos, tan gruessos como la pantorrilla de la pierna. Estos en gierto tiempo, cada año, llevan una fructa de dos maneras de for- ma de higos; los unos colorados ó roxos, é los otros blancos : los colorados tienen la simiente muy menuda, como de mos- taza é llaman los indios á esta fructa ya- guaraha. Es muy buena al gusto é sano mantenimiento é fresco, y en el cardo. en que nasge, está cubierta esta fructa de espinas á manera de castañas, é quando madura , cáense las espinas é ábrese é quedan como higos. El otro género de fructa, en cardones de la misma manera, es de fuera verde é quieren paresger dá- tiles (pero son mas gordos), é lo de den- tro es blanco, é la simiente como grani- llos de higos: é quando se comen, que están bien sagonados , sabe ó sube á las nariges un olor de almizcle ó mas suave. A esta fructa llaman los indios agoreros. i Digno es de nolarse que el autor suprimió en gobernación é sus anexos de Nicaragua , porque, este lugar el capítulo XXXVIII , en que trataba como él mismo expresó al margen , en otro libro délas encinas é bellotas que hay en la provincia é estaba dicho é mas largamente. DE INDIAS. LIB. VIII. CAP. XL. 327 CAPITULO XL. De la fructa llamada macao. JCjü la isla de Cubagua y en la Margari- ta hay una fructa que llaman macao, que quiere paresger á las castañas en el sa- bor, é es tamaña como aQufeyfas. Esta fructa tiene el cuesco duro , é cuégenlo é muélenlo en piedras , é hágese un pan que sabe á bellotas. CAPITULO XLI. De la fnicla llamada cutipris. Utra fructa hay en la isla Margarita que se llama cutipris que sabe á uvas mosca- teles , é es tamaña como las uvas grues- sas que en el reyno de Toledo llaman jahenes. Esta fructa tiene un cuesco pe- queño, é engima de todo un hollejo; é no hagen daño, aunque coman mucho desta fructa. CAPITULO XLII. De la fructa llamada chuare, é olra que se di^e pauxi. Hay otra fructa en la isla de la Marga- rita que se llama chuare, que es como higos pequeños de Castilla : é otra hay que se dige pauxi que es de diversos ta- maños, é son como giruelas. CAPITULO XLIII. Del árbol llamado mamón é de su frucla, de la qual, faltando el mahiz, hael árbol que en estas islas é en la Tierra-Firme nuestros españoles llaman cedro. Jtlay en esta Isla Española é en otras y en la Tierra-Firme giertos árboles que, porque huelen bien, los llaman los chrips- tianos gedros ; pero en la verdad no creo que lo son los mas dellos, y porque tie- nen una manera de mejor olor que otros árboles , han querido nuestros artífiges é carpinteros darles este nombre. Es buena madera para labrar é hager caxas é guar- nigionesde puertas é ventanas é otras la- bores , é es leño en que no hage tanto daño la broma ó carcoma : c por esto quisieron algunos degir queste árbol es libre de tal enfermedad ó daño , é que no entra en él broma ; é engáñanse mu- cho , pues que se ha probado muchas ve- ges é se ve lo contrario , é assi aqueste como los otros padesgen este defecto; por- que aunque al gusto ó tiento de la lengua del hombre paresge mas amargo este ár- bol que otros, no es el gusto de la broma é del hombre una misma cosa. Bien es verdad que há pocos meses quel piloto Bartolomé Carreño trnxo de la isla de 340 HISTORIA GENERAL Y NATURAL la Bermuda á esta cibdad de Sancto Do- mingo muy hermosas to^as ó troncos muy gruesos de árboles que acá se lla- man gedros , y estos passan é hagen mu- cha ventaja á todos los que en estas par- tes hasta agora se han visto de buen olor, é se higieron é hay en esta cibdad muy gentiles mesas é caxas : de los quales ge- dros desta isla yo tráete en el libro II, capítulo X*, donde mas largamente se puede el letor informar destos gedros y de otras cosas de aquella isla Bermuda; y destos gedros que assi huelen hay mu- chos é grandes en el golpho de Urabá é en el Darien y en Castilla del Oro é otras partes. CAPITULO VIH. Del roble de aquesta Isla Española é otras partes destas Indias. E n esta Isla Española y otras y en la Tierra-Firme hay muy grandes robles na- turales é como los de España , é de muy regia madera ; é la hoja es asi como la de los robles de Castilla. Uestes, y de otro árbol que tractaré en el capítulo si- guiente, se hagen los husos y exe& é rue- das de los ingenios de agúcar en esta Isla, é las vigas para las prensas, que son muy luengas é gruesas é á quatro esquinas labradas, de septenta é ochenta píes de luengo é de diezéseys palmos en quadro ó redondo é gintura , después de labrada la viga. Que es muy grand cosa, é son piegas muy hermosas de ver por su grosega é longitud ; é como tengo dicho, es muy fuerte é buena madera, y á mi ver yo la tengo por una de las mas lin- das que hay en el mundo : lo qual nos han enseñado agora nuevamente la silla episcopal é las otras que con ella están en el coro de la iglesia mayor desta cib- dad de Sancto Domingo de la Isla Espa- ñola , que son desta madera é de la que * El autor hubo sin duda de olvidarse de que en el capítulo X del libro II solo trató del cresQcr y menguar del mar Mediterráneo y del mar Ogéano; manifestando las parles en que esto se verificaba, sin hacer mención de la isla Bermuda , ni de los ce- dros que produce. Solo habla de esta isla en el ca- pítulo IX del mismo libro ; pero no se detiene á dar de ella los pormenores que en csle pasage indica, se dirá en el siguiente capítulo del cao- ban. Y digo que, á mi paresger, son sillas que en el coro de las iglesias de Toledo é Sevilla metropolitanas , serian estima- das é tenidas en mucho ; porque los as- sientos é espaldar destas sillas son deste roble y la guarnigion é colupnas é perfiles de caoban, é labradas de exgelentes escul- turas, al romano, de medio relieve : é que- da lo ques de roble de una color mas que pardo é muy vegina á color blanco ó como plateado, é lo ques de caoban muy colo- rado , ques como un morado que tira á la color de púrpura. En fin, á mis ojos ello es rica madera é la mejor cosa que he visto para semejante edifigio é para qual- quiera cosa, en que la quissieren poner. Pero para labrar este roble , se requiere que esté mucho tiempo cortado é enxuto é curado , porque de sí es humidíssimo é ha de tener salida toda aquella agua é estar muy curado. É si oviere diez años que se cortó, es muy bueno; é si mas, muy mejor. según pueden ver los lectores. Acaso para la se- gunda impresión que tenia proyectada pensarla introducir, como lo hizo en otras partes, algunas adiciones para tratar las materias que aqui apun- ta ; adiciones que no llegó sin embargo á insertar, pues no constan en ninguno de los códices que se han consultado. DE INDIAS. LIB. IX. CAP. IX. 31 f CAPITULO IX. Del árbol llamado caoban desla isla Española. V>iAOBAN es un árbol de lo§ mayores é mejores é de mejor madera é color que hay entre todos los desta Isla Española, la qual madera es asaz colorada, é hágense della muy hermosas puertas é mesas , é caxas , é tablagon para lo que quieren , é muy Undas vigas, é tan gruesas é luen- gas como las quieren ó las pide la obra. En todas las partes del mundo seria esti- mada esta madera , é es muy regia , é há- dense della muy hermosas é grandes vi- gas para las prensas de los ingenios del adúcar (como se dixo en el capítulo pre- cedente del roble), é los exes, é husos, é ruedas , é todo lo demás que quisieren liager desta madera ; é para los madera- mientos de los edefigios de las casas en esta cibdad é otras partes desta isla es la mejor, porque demás de ser recia es her- mosa é de linda tez. Verdad es que, se- gund los pueblos destas partes son mo- dernos , ella se pierde presto de la broma ó carcoma. Esto puede aver causado no la cortar en sagon é tiempo convenible , ó no la dexar enxugar, é labrarla é as- sentarla verde en los edefigios, sin se cu- rar é passar tiempo sobre ella, después de cortada. Pero esto se va cada dia en- mendando en las labores , é se corta en las menguantes de las lunas; é los que pueden, la dexan curar é la tienen de dias é tiempo cortada , é como digo, siempre se va todo mejorando ; pero la madera es una de las mejores que hay en esta is- la , é también la hay en otras islas y en la Tierra-Firme. CAPITULO X. Del therebintho desla Isla Española. Iluieren algunos degir que en esta Isla Española hay therebinthos , y en la Tier- ra-Firme, y no me maravillaría dello. Deste árbol se hage la trementina, segund algunos afirman. Por las senas quel Pli- nio * nos da deste árbol, yo los he mira- do, y parégenme muy diferentes estos que acá llaman therebinthos de los quél escribe ; porque dige quel macho es sin fructo , y que el árbol femenino ó hembra es de dos espegies, é que la una hageel fructo colorado ó roxo , tamaño como una lenteja , é que la otra le hage amarillo , é que madura al tiempo que las vides ma- duran, é que no es mayor que una hava, de jocundo olor: tocándole, siente de re- sina , é que nasge en el monte de Troya. É dige que en Magedonia es pequeño ár- bol , é lleno de troncos , y que en la tier- ra de Damasco es grande , é que su ma- dera es flexible é dura asaz , é de hermo- so é negro esplendor , é que hage la flor de la forma que el olivo , pero roxa é las hojas sueltas ; é que produge giertas pe- lotas, de las quales salen animales , como los mosquitos que cantan , é un licor vis- coso é como resina é como de la corte- ga. Dige que en Siria el macho produce i Plin., lib. XIV, cap. 5. 342 HISTORIA GENERAL Y NATURAL engienso é la hembra es estéril. Tiene la hoja como olivo é algo mas luenga é pe- losa , é siempre los pegones de las hojas están al contrario entre sí : é los ramos son delgados é cortos , é de aqueste se hagen los pelos blancos : su simiente es semejante á las lentejas , é tórnasse roxa quando las uvas : es llamado engienso, y es nesgessario en las mediginas. Todo lo susodicho dige Plinio , y helo escripto tan largo, porque ya que no fues- se therebintho este que algunos acá lla- man therebintho, por estas señas que po- ne este tan famoso auctor, estén avisa- dos los que por acá andan para mirar en ellas : que no dudo yo aver estos é otros muchos éxgelentes y nesgessarios árboles por acá , é topar c on ellos é no los co- nosger. Es gierto que yo he muchas veges ocu- pádome inquiriendo este árbol (por mi persona ) , hallándome por estos caminos é boscajes en diversas partes destas In- dias , y el que congierta en una señal, se desacuerda en otras. É assi por una sola que ven los que no tienen experiengia en las cosas , le congeden el nombre, assi co- mo si tuviesse todas las partes é gircuns- tangias que Plinio dige ; pero yo he visto questos mosquitos é otros los produgen ó salen acá de algunos árboles , é de otros salen mariposas , é de otros cocos ó gor- gojos é otros animalejos de diversas ma- neras en sí : y también diversos árboles crian los mesmos animales. Estos there- binthos de acá ó qualesquier árboles que ellos sean é assi se llamen , no tiene ma- yor auctoridad que averíos llamado assi quien le plugo ; pero mucho les falta pa- ra quadrar con las cosas de suso apunta- das por Plinio, porque aunque echan re- sina, no es trementina, ni la simiente ó fructa tampoco se determina ó conforma. Son grandes estos árboles , é los mosqui- tos que he dicho muy amigos é continuos por ellos. La simiente que dige Plinio no la tienen, ni es su fructa de tal forma , é para mí yo no la tengo por therebintho hasta que mas averiguado esté ó mejor entendido, é la experiengia y el tiempo nos lo enseñen. Verdad es que Plinio no pone sola una espegie de therebintho en lo que de suso se ha dicho ó expressado de lo que escribe, sino quatro diferengias; porque dige de los de la selva Ida de Troya, é de los de Magedonia, é de Da- masco , y de Siria ; y pues que él pone quatro , no sé yo si la natura se contentó con essos pocos, ó si él ynoró los de- mas. El tiempo lo dirá: que yo bien creo que es mas lo que Plinio no escribió des- tas materias que lo que supo dellas, pues- to que hasta agora es ávido por el mayor auctor é mas abundante de quantos han escripto de la natural historia. Porque demás de ser copilador de todos los auc- tores de hasta su tiempo , él añadió asaz materias é cosas al mismo propóssito, co- mo muy atentado escriptor é prudente investigador de los secretos é diversida- des de tal natura de historia, como por sus treynta y siete libros paresge. CAPITULO XI. Del árbol llamado Qeyba, en cspe9¡al; é otros árboles grandes. jCju los capítulos, donde se tracto del ro- ble é del caoban, se dixo de su grandega, y en la Tierra-Firme hay muchos árboles dessos é de otros mayores. Y en verdad si yo hablasse estas cosas, sin aver tantos testigos de vista , con temor lo diria ; pues que la costumbre de los murmuradores no se contenta con repunar á lo que de DE INDIAS. LIB. IX. CAP. XI. 343 sí propio parece dubdoso; mas aun á lo que es notorio, contradicen. Mas como sé de mi condigion é obra que hablo verdad, no es inconviniente que el ynorante me muerda , porque menos sangre sacan los perros que ladran al viento. Digo, pues, queá una legua de la cibdad del Darien, por otro nombre llamada Santa Maria del Antigua, passa un rio harto ancho é muy hondo, que se llama el Cutí : é los indios antes que aquella tierra ganassen chrips- tianos, tenian echado por puente un árbol grueso que atravesaba aquel rio de parte á parte, que tomaba toda la latitud desde la una barranca á la otra, y estaba en parte que continuamente le passabamos para yr á las minas é á nuestras hacien- das , y era muy luengo é gruesso aquel árbol; mas avia tiempo que estaba alli, é y base abaxando en la mitad del; é aun- que passabamos por engima , era en un trecho del, dando el agua gerca de la rodilla , y siempre cada año se baxaba po- co á poco mas , á causa que el rio roba- ba la tierra de las barrancas , en que el palo estribaba. Por lo qual el año de mili (3 quinientos é veynte y dos , seyendo yo justigia y capitán en aquella cibdad , hige echar otro árbol pocos passos mas abaxo del susodicho , que la natura proveyó de criarle junto á la una barranca é costa del rio ; é cortado quassi todo , fué derriba- do , quedando alguna cosa por cortar al pié ( porque por alli le alimentasse la tier- ra en su propio nagimiento , é se conser- vasse mas tiempo é mejor): é caydo, atravessó todo el rio , é sobró de la otra parte mas de ginqüenta pies ; é el rio te- nia de anchura mas de giento. Este árbol tenia, donde mas grueso era, diez y seys palmos ó mas , y quedó engima del agua mas de dos cobdos sin tocar en ella , fe- cho muy buena puente : al qual hige echar barrotes á trechos , é sobre aquellos un passamano : assi que por la una parte te- nia una baranda é era gentil puente.- É al caer, que cayó la cabega del árbol , é dio á la otra parte del rio , derribó é des- gajó otros árboles é ramas de los otros que estaban en la otra costa del rio , é descubrió giertas parras de uvas (de las que se hizo mengion en el capítulo I del libro pregedente), y eran de las ne- gras y muy buenas para ser salvajes; de las quales comimos muchas, mas de ginqüenta hombres que alli estábamos. Este árbol que he dicho , á respeto de otros muchos que en aquella tierra hay y en otras partes de la Tierra-Firme , era delgado, non obstante que assi caydo co- mo estaba, no dexaba de cresger, porque como le quedó parte de la rayz , por allí se alimentaba , é cada año era menester Hmpiar é cortar los pimpollos y ramas que echaba en el trecho que tomaba la puente ó el rio ; é la gima é copa que es- taba en tierra, estuvo siempre fresca é verde. Dige Plinio * que los ladrones de Ale- mania hagian naves de un leño solo , el qual concavaban , é algunas de aquellas llevaban treynta hombres. A este pro- póssito digo que en la provingia de Car- tagena , antes que se poblasse de chrips- tianos, é por aquella costa se hagian ca- noas, que son las barcas de los indios en que navegan , é tan grandes algunas, que yban giento é aun giento é treynta hombres en una dellas. Y son de una piega ó solo un árbol , é de través al an- cho dellacabe muy holgadamente una pi- pa atravessada , quedando á cada lado della lugar por donde puedan muy bien passar la gente de la canoa. É algunas son tan anchas que tienen diez é doge pal- mos de bordo á bordo, é las traen é nave- gan con dos velas , que son la maestra é el trinquete. Las quales velas son de i Plin.Jib. XVI, cap. 41. 314 HISTORIA GENERAL Y NATURAL muy buenas telas de algodón ; y estos ta- les navios llaman piraguas. En aquel re- portorio que yo escribí é se imprimió en Toledo el año de mili é quinientos é veynte y seys , dixe que el mayor árbol que yo avia visto en la Tierra-Firme ni en las Indias hasta entonges , fué en la provincia de Guaturo, yendo yo á buscar el cagique de aquella tierra que se avia rebelado del servigio de Sus Magestades, al qual yo prendí : é pasando con la gen- te que conmigo yba por una sierra muy alta y muy llena de árboles , en lo alto della topamos un árbol, entre los otros, que tenia tres pies ó rayges ó partes del en triángulo , á manera de trévedes , é dexaba entre cada uno destos tres pies abierto mas espagio de veynte pies, é tan ancha é alta cada lumbre destas, que una muy ancha carreta y envarada (de la manera que las usan en el reyno de To- ledo, al tiempo que cojen el pan) cupiera muy holgadamente por qualquiera de to- das tres lumbres ó espagio que quedaba de pie á pie. Y en lo alto de tierra, mas espagio que la altura de una langa de ar- mas, se juntaban todos tres palos ó pies, é de alli arriba eran uno solo ó un árbol ó tronco sin división alguna : el qual su- bía muy mas alto en una piega sola (antes que despargiesse ramas), que no es la tor- re de Sanct Román de Toledo. Y de aque- lla altura arriba echaba muchas ramas grandes. Algunos después subieron por aquel árbol, é yo fuy uno de ellos: y des- de adonde llegué por él , que fue hasta gerca de donde comengaba á echar bra- gos ó las ramas , era cosa de maravilla ver la mucha tierra que desde alli se pa- resgia hágia la parte de la provingia de Abrayme. Tenia muy buen subidero este árbol, porque estaban muchos bexucos rodeados á él , que hagian muy seguros escalones. Era cada uno de los tres pies sobre que estaba fundado é nasgia el ár- bol, mas gruesos de cada veynte pal- mos; é después que todos tres pies en lo alto se juntaban en uno , aquel pringipal era de mas de quarenta é ginco palmos en redondo. Yo le puse nombre á aque- lla montaña la Sierra del árbol de las tré- vedes. Después que yo escrebí lo que he dicho deste grande árbol, he visto otros muchos y muy mayores. Y á mi paresger las geybas son los mayores árboles por la mayor parte que todos los destas In- dias; y este árbol es de dos géneros, uno que pierde la hoja , é otro que nunca la dexa ó siempre está verde. En esta Isla Española ovo una geyba, ocho leguas desta cibdad , donde ha quedado el nom- bre de árbol gordo, del qual yo oy hablar muchas veges al almirante, don Diego Colom , é le oy degir que él con otros ca- torge hombres, tomados de las manos, aun no acababan de abragar aquella gcyba que llamaban árbol gordo. Este árbol pe- resgió é se pudrió , é muchos viven hoy que le vieron é digen lo mismo de su grandega. Para mí no es mucha admira- gion, acordándome de los que he visto mayores, en la Tierra-Firme, destas mis- mas geybas. Otro árbol grande de aques- tas geybas ovo en la villa de Sanctiago, en esta Isla Española; pero el uno é el otro son mucho menores que los que se hallan en la Tierra-Firme de aquestas geybas. Y porque en la provingia de Nica- ragua son los mayores arboles que yo he visto hasta agora , y que exgeden mucho á todos los que he dicho , diré solamen- te de una geyba que vi muchas veges en aquella provingia, no media legua de la casa é assiento del cagique de Fhecoa- tega , á par de un rio del assiento del ca- gique de Guagama , que estaba encomen- dado á un hombre de bien, llamado Mi- guel Lúeas , ó de sus compañeros Fran- gisco Nuñez é Luis Farfan. El qual árbol yo le medí por mis manos con un hilo de cabuya , é tenia de gircuyto en el pie treynta é tres varas de medir, que son DE INDIAS. LIB. IX. CAP. XI. 345 giento é treynta ó dos palmos : é porque estaba orilla de un rio, no se podía me- dir por lo mas baxo agerca de las ray- Ces, é seria sin dubda mas de otras tres varas mas gorda : que los unos é los otros palmos, bien medido, tengo que en todo serian treynta é seys varas , que tienen Qiento é quarenta é qualro palmos de va- ra. Lo quales la mas gruesa cosa de ár- bol de todos los que yo he visto. La madera destos árboles ó geybas es fofa é fágil de cortar é de poco peso é no es para labrar ni liager caso della para mas de dos efetos. El uno es su lana, é el otro la sombra que hagen grande, porque son grandes árboles é de muy tendidas ramas, y sana, y no pesada como la som- bra de otros árboles que hay en estas In- dias , que notoriamente son dañosos; assi como la del árbol de que se hage la hier- va, con que tiran sus flechas los indios ca- ribes. La fructa destos árboles es unas vaynas tamañas como el dedo mayor de la mano, é tan gordas como dos dedos, redondas é llenas de lana delgada , que después de maduras se secan é abren por sí mesmas por la calor del sol: é después el viento lleva aquella lana , entre la qual están giertos granillos , que es su simien- te, como están otros entre el algodón. Esta lana me paresge á mí ques cosa no- table , y la fructa de la geyba es á ma- nera de los cogombros amargos de Cas- tilla, salvo questos fructos de la geyba son mayores é mas gruesos ; pero el ma- yor no es mas luengo quel dedo mayor de la mano:é quando es maduro, ábresse al luengo en quatro partes, é con el primero viento váse la lana (que ninguna otra co- sa tiene esta fructa dentro de sí), é pares- ge que ha nevado por todo aquello que la lana ha alcancado á cobrir la tierra. Es aquesta lana cortica, éparésgeme que no se podría hilar; mas para almohadas de cama ó coxiues de estrado (no se mo- jando), es una lana única en la blandura é sin ninguna pesadumbre en la cabega, y para lechos de príngipes la mas deli- cada é de estimar de todas las lanas : es una seda y mas delgada que las sotiles hebras de seda. Assi que, ninguna pluma ni lana ni algodón se le iguala ; pero si se moja, hágese toda pelotas y se pierde. Yo lo he experimentado todo esto , y en tanto questa lana no es mojada , ninguna hay tal como ella para coxines ó almoha- das de cama. Acostumbran los indios en Nicaragua tener lugares diputados para el tiánguez , que quiere degir mercado, donde se juntan á sus conlractagiones é ferias é truecos , é alli tienen dos, tres é quatro árboles destas geybas para hager sombra ; y en muchas plagas ó tiánguez dos ó tres geybas ó qualro bastan para dar sombra á mili é dos mili personas , é assi ponen las geybas, segund es mucho ó poco el concurso de la plaga ó tián- guez. Aqueste árbol assi grande que en esta isla llaman geyba , como he dicho, se llama en la provingia de Nicaragua poxot,Y en otras partes tiene otros nom- bres. CAPrruLO XII. Del árbol d manzanillo, con cuya IVucla los indios caribes flecheros liazen la hierva con que tiran é pe- lean , la qual por la mayor parle es inf emediable. rLn esta Isla Española , en la costa del Tiburón, en la costa de la mar y en otras Poniente della , en las sierras de la punta partes partes desta isla é de otras islas de Sanct Miguel, que otros llaman del deste golpho, y en mucha parte de la TOMO I. ^4 346 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Tierra-Firme , á la banda del Norte , en especial desde Paria , é aun desde la boca del Drago é la isla de la Trenidad al ocgi- dente hasta el golpho de Sanct Blas , é Qerca del puerto del Nombre de Dios, que son mas de tresQientas leguas de costa, innumerables manzanillos hay, de los qualeslos indios caribes acostumbran con otras mixtiones ponzoñosas hager aquella diabólica hierva, con que tiran sus flechas. Estos son unos árboles parrados ó ba- xos comunmente, é algunos hay altos mas que tres estados de un hombre i é son muy copados é llenos de hoja , la qual quiere paresger á la del peral. E estos ár- boles se cargan mucho de una fructa de unas manganillas de muy buen olor , ta- mañas como germeñas , pero redondas, aunque algunas hay prolongadas é con un poco de color roxa matigadas , que les da buena gragia en la vista ; mas son malas é pongoñosas ellas y el árbol en sus efetos. En esta isla los indios no sabian hager esta hierva ni la usaban ; mas la fructa no hay hombre que la vea, si no la conosge , que le falte deseo de se hartar della , porque su vista é olor es para con- vidar á ello. Y está probado por muchos é muchas veges , que de echarse algunos hombres á dormir descuydadamente de- baxo de aquestos árboles , no los conos- giendo, en poco espagio que les ture el sueño á la sombra de tal mangano , quan- do se levantan, es con grandíssimo dolor de cabega é hinchados los ojos é las ge- jas é raexillas. E si por caso el rogio des- te árbol toca en la cara, es como fuego é levanta é abrassa los cueros en quanto alcanga; é si cae en los ojos, ó los quie- bra ó giega ó pone en mucho trabaxo é peligro de los perder. La leña deste ár- bol engendida, no hay quien mucho espa- gio la comporte , porque luego da mucha pesadumbre; é es tanto el dolor de ca- bega que causa , que presto hage arre- drarse los gircunslantes que estovieren al- rededor , tanto que sean hombres como otro animal qualquiera. Plinio dige, dando por auctor á Sextio*, que los griegos llaman á gierto árbol simi- lace, é que en Arcadia es de tan potente veneno que mata al que duerme ó come debaxo del. Pusseaqui esto porque pares- ge á los manganillos de acá, de quien aqui se tracta. Mas con todas sus malas pro- priedades, diré lo que contesgió á un ca- ballero de mi tierra, deudo mió, é mange- bo natural de Madrid , llamado Gongalo Fernandez del Lago, que al presente vive, el qual passó á estas partes; é el año de mili é quinientos é quinge fue desde aquesta cibdad de Saneto Domingo con gierta armada á hager la guerra á los in- dios caribes de la isla Gibuqueyra , que agora se llama SanctaCruz: é continuán- dose la guerra , é con harta nesgessidad de bastimento, vengido de su gula, co- mió ginco ó seys destas manganillas, é ningún mal le higieron ;' é comiera mu- chas mas, si no se lo estorbaran los otros chripstianos , digiéndole quién es aquella fructa, lo qual él no creia, é la loaba é dixo assi: «Yo no sé lo que os decis; pe- ro á mí muy bien me han sabido estas manganillas , é si no me dixérades que eran malas, no dexára de comerlas has- ta hartarme dellas. » En fin , que daño ni ningún movimiento higieron en su persona ni estonges ni después , y hoy es vivo. Creo yo que escapar él deste error é de tan pestífera fructa, fué la causa la que hage que la vedegambre no mate á los que la comen, si no topa con alguna sangre ; porque desta hagen la hierva los ballesteros en España , é á algunos dellos he oydo degir que la comen é se purgan con ella é que es muy buena purga, si no topa sangre en quien descargue su pon- i Plin. lib. XVI, cap. iO. DE INDIAS. LIB. IX. CAP. XII. 347 Coña; y assi debe ser en estas mangani- llas. Pero á este gentil hombre las man- ganillas, caso que no le higieron mal, tampoco le provocaron á purgar, al qual yo le hablé en esta cibdad el mismo año que le avie acaesgido lo ques dicho, é le pregunté si era verdad que avia comido esta fructa, como me avian dicho, é él dixo que era verdad é que avie passado de la manera que aqui lo he escripto. CAPITULO XIII. Del árbol que en eslas parles se liene por tharay, porque le pares9e mucho en la hoja; pero llamante en esta Isla Española cohobo. JL HARAY en España es muy conosgido, é hállasse comunmente en los sotos é ribe- ras de muchos rios , assi como en Tajo, Duero , Hebro , Guadiana , Guadalquivir. É en otras muchas riberas de España le he yo visto este árbol tharay ; mas todo el tharay que yo he visto en España, es muy pequeño en respecto de los árboles que en estas Indias hay muy grande» é muy altos é gruesos é de* grandes ra- mas, que en la hoja son ni mas ni me- nos que los verdaderos tharayes de las riberas que dixe de suso. Y uno destos es aquel árbol que tengo dicho de las qüentas del xabon , é otros que no las llevan, é son en la hoja conformes. Mas la madera destos de acá no es tan ma- giga ni pesada como el tharay de Espa- ña , porque esta es algo fofa é ligera, mas del todo no es mala madera. É algunos destos árboles, ni los que acá paresgen al tharay en la hoja, no son de un géne- ro; porque como he dicho, algunos lle- van aquella fructa para xabonar , é otros llevan unas arvejas ó havas negras é re- dondas é duríssimas é no para comerlas hombre ni algund animal. É aqueste co- hoba lleva unas arvejas que las vaynas son de un palmo é mas é menos luen- gas , con unas lentejuelas por fructo que no son de comer , é la madera es muy buena é regia. CAPITULO XIV. De los árboles del helécho en esta Isla Española é otras islas é en la Tierra-Firme: V>4 0sa es muy común el helécho en mu- chas partes destas Indias é islas é Tierra- Firme del mar Ogéano, y de muchas ma- neras, é también lo hay como lo de Castilla de las sierras de Segovia é otras partes de España , é hay lo de otro muy mayor , é hasta tanto que las ramas son no menores que una langa luenga ó mas. Pero allende de todos estos heléchos, hay otros, que yo cuento por árboles, tan gruesos como grandes pinos é muy al- tos , é las hojas son de la misma hechura que la de los heléchos de España, puesto que muy mayores é assi de aquella f¿i- gion é hechura que cada hoja es otras mu- chas hojas , é cada una de aquellas es- otras menores, como está mejor de en- tender á quien ha visto bien los heléchos que no á quien esto leyere, sin aver en ellos mirado. Digo, pues, que de la pro- pria forma tienen la hoja estos árboles, é son muy frescos , é por la mayor parte crian en las costas de los arroyos é que- bradas, en las sierras é montes donde hay agua. Mas los unos é los otros que he dicho (ó los mas dellos) están muy ro- deados de bexucos é cuerdas é otras ve- nas que quieren paresger en la hoja á las yedras é otras hiervas semejantes que con estos árboles se intrincan é abragan . 348 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XV. De los árboles del brasil que hay en esta isla é otras, é en la Tierra-Firme. JDrasil es árbol muy conosgido é útil é provechosso á los tintoreros de paños é lanas é á los pintores , é para otras co- sas , é hay mucho en algunas partes de la Tierra-Firme, para cargar quantas na- ves quissieren dello. Y assi mismo lo hay en algunas islas de la costa de la Tierra- Firme , é háylo en esta nuestra Isla Es- pañola, no lexos, sino á par del lago de Xaragua é por aquellas sierras. Es árbol no muy alto ni derecho : su color es mo- rada , después ques fecho rajas que tira al morado ó color de púrpura ; é en la provincia é montañas del cabo de Sanct Miguel, que otros llaman del Tiburón, hay muclios árboles destos. Quieren pa- resger enginas , pero mas delgados é tor- cidos é no tan altos comunmente. La cas- cara salta de regia en el árhol , é la hoja es acarrascada y no áspera. Pero donde mayor cantidad hay desta leña é árboles de brasil es en la gran costa de la Tier- ra-Firme , á la banda de nuestro polo ár- tico , de grandíssimos boscajes desde el grande rio Marañon la costa arri- ba hágia el Oriente. É porqués árbol tan conosgido é notable , no diré mas del, pues hay muchos que tienen expe- riengia de sus utilidades é provechos y efetos de sus colores é propriedades, que podrán mejor testificar sus opera- giones. CAPITULO XVL Del árbol llamado corbana. Vjorbana es un árbol que se halla en esta isla ó otras muchas partes destas In- dias : es poderoso árbol é de fortíssima madera tanto , que de fuerte ninguno de los que acá se saben es su igual; é es tan regio de labrar , qu6 se tuergen ó sal- tan los filos de las hachas, partiendo ó la- brando esta madera. Yo he fecho hager en esta fortaleza de Sancto Domingo (que por Sus Magestades tengo) algunos exes de carretas de culebrinas é otros tiros de artillería regios desta madera, por ser tan fuerte como es , en lo qual ninguna engina ni roble se le iguala. É demás desso tiene otra grand propriedad , y es que nunca se pudre debaxo de tierra, hin- cada una viga ó un poste ó palo deste árbol , segund muchos digen ; pero como lodo ío de acá es moderno, no se sabe por experiengia aquesto , sino por aviso de indios. Algunos que labran casas, han comengado á maderadas desta corbana; porque de la que mas se usa , ques el caoban, ya se sabe que presto peresge, no obstante que^ con sus tachas, se labra el caoban por la mayor parte. Mas si esta otra del corbana adelante se halla buena é el tiempo la aprueba, en mucha esti- magion será tenida para los edefigios. Su hoja es delgada é luenga , é echa unas- flores gentiles blancas algo rosadas , é su fructa es como arvejas ; en las quales es- tan ginco ó seys ó mas lentejas llanicas é algo mayores que lentejas, y duríssimas. Destos mismos árboles piensso yo que son los que hay en la Tierra-Firme en la DE INDIAS. LIB. IX. CAP. XVI. 341? |)rovingia de Nicaragua ; é allá los chrips- tianos llaman á tales árboles madera ne- gra, de la qual los indios usan para ha- Qer sombra á otros árboles que ellos pres- tían mucho , que llaman cacao ; porque difen que ni se envejecen ni se pierden estos árboles de la madera negra , que piensso yo ques la misma corbana : de la qual madera negra é de su perpetuidad de- baxo de tierra se dixo en el libro prece- dente, quando se tracto de los árboles del cacao, que también se llaman cacagual. CAPITULO XVII. Del árbol llamado cuya. \^ üYA es un árbol grande é de muy her- mosa é fuerte madera , é quassi ó poco menos regia que la corbana , de quien se tracto en el capítulo de suso ; pero esta es mejor de labrar é de mas linda tez: del qual se hagen hermosas vigas, é si con el tiempo prueban bien é son mas turables quel caoban, en mucho serán tenidas. Algunos que edifican, lo comien- zan á usar, é ponen algunas vigas, para ver con el tiempo cómo prueban. En lo que mas se gasta al presente esta made- ra es en guarnigíones de herramientas é gepillos é otros instrumentos para encor- porar ó engastar herramientas de guvias é barrenas é magos , por su mucha du- rega é lindo lustre. Y deste árbol hige yo poner un exe á una carreta de una grue- sa culebrina de las desta fortaleza , que passa de septenta quintales debronge; é la sostiene tan gallardamente é sin hager sentimiento alguno, aunque es muy fu- rioso tiro , que piensso yo ques única tal madera para semejantes cosas ; porque segund el peso del tiro , es delgado el exe , y no se pudo hager mas grueso por no enflaquesger la cureña ó caxa en que está la piega ; y non obstante esso , suple muy bien , y se cree que será mas tura- ble que de otra madera alguna. Y por esta piega podrá el alcayde que me sub- gediere, entender lo que yo no viere, para su aviso. CAPITULO XVIII. Del árbol llamado marta. M [aria es un árbol de los grandes que hay en esta Isla Española , y el nombre es muy sanctíssímo. Mas los indios en el agento no le nombran como nosotros; antes se díferengia , porque ellos des- pués que han dicho matñ , dígen a con un poco de pausa entre la penúltima sí- laba é la última. Esta es buena madera, é hágense della muy gentiles canoas , que son las barcas de los indios ; é yo la he tenido en esta cibdad que me traia por este rio de una heredad mia treynta ha- negas de mahiz , allende de algunos ha- ges de leña é hierva é otras cosas , é siete ú ocho negros que la bogaban ; por manera, que descargada, podían bien an- dar en ella mas de treynta personas. Mas otras mucho mayores al doble hay desta madera y de un solo árbol. Para edefigios no es tan buena madera como otras , porque fuera del agua no tura tan- to, ni su fructo es bueno ni se come: antes amarga , é no es para los hom- bres. 350 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XIX. De otros árboles útiles que hay eu esta isla é otras y en la Tierra-Firme , llamados giguas. VJiGUA es un árbol asaz conviniente en estas partes, por las utilidades que del se siguen. Es fresco en su hoja: su fructa Ro es buena. Para lo que es provechosa la madera deste árbol, que es asaz gran- de, son los fustes de las sillas ginetas, porque es flexibil la madera é muy lige- ra, é para cosas de poco peso es muy singular leño. Y entre los otros prove- chos á que sirve y es muy apropriado material, es para la cosa mas perjudigial de todas quantas el ingenio de los hom- bres ha hallado é inventado, para abre- viar la vida é ruynar los edefigios é muros é casas fuertes, mediante la pólvora. En la qual yo he fecho experimentar, en es- ta cibdad de Sánelo Domingo de la Isla Española, á los artilleros que Su Mages- tad tiene en esta fortaleza el carbón desla C'igua ; y el carbón deste árbol es exgelente y se hage muy singular pólvo- ra con él , y le loan por el mejor que se pueda hallar ó aver para esto que he dicho. CAPITULO XX. Del árbol que en la provincia de Nicaragua llaman los indios nanzi. 11 icaragua es una provincia , de quien se tractará particularmente en la tergera parte destas historias, y es provincia muy pringipal é en que hay mucho que degir. Mas porque esta materia de los ár- boles salvajes esté junta , digo que entre otros árboles que en aquella tierra yo vi, hay uno que el nombre me paresge y es sugio, y en aquella lengua de Nicaragua no quiere degir lo que en la castellana suena y peor aplican los nuestros espa- ñoles. Llámanle nanzi: son árboles me- dianos en el altura^ é ásperos, torgidos é no de hermosa vista. La hoja es peque- ña é menor que de engina, aunque no espinosa , mas quassi de aquella forma. La fructa que lleva, son unas majuelas amarillas é no desplagibles al gusto, é su sabor declina mucho ó paresge man- jar de queso: ni es oloroso,* ni dañoso, ni para hager mucho caso del. Hay mu- chos árboles destos en muchas partes; é donde yo he visto mas es en aquel monte de Masaya (de quien en su lugar adelante, en la tergera parte, hay mucho que de degir). Los indios llaman este ár- bol é la fructa nanzi. É esta fructa es de la manera que he dicho, en muchas par- tes ; mas en otras son tan grandes como bodoques pequeños. Alguna fructa des- ta es agrá é otra dulge , é la mejor do- lía es en los llanos ó vegas de la pro- vingia de Nicoya. Este árbol es como el del brasil: pero no es el mismo brasil como algunos pienssan: é con él dan co- lor al algodón é á lo que quieren teñir en la provingia de Nicaragua los in- dios. HE INDIAS. LIB. IX. CAP. XXI. 351 CAPITULO XXI. De dos cosas notables en las maderas c árboles desla Isla Española y de las oirás islas é Tierra-Firme. jnLníes que á mas se progeda, pues que ]a materia (leste libro y árboles salvajes de nesgessidad ha de yr aumeatáudosse, assi como con el tiempo se fueren expe- rimentando las cosas deste jaez , quiero degir dos cosas notables , pues no impi- dirán al proceso é orden que llevo en Ja narración de la historia. Y pues lo que diré es general é toca á estas nuestras islas é á la Tierra-Firme; la una es que muy pocos son los árboles que en estas partes pierden las hojas. Y assi como en Assia é África é en nuestra Europa y en lo restante del mundo fuera destas nues- tras Indias, son pocos los árboles que mantienen la hoja é la tienen continua- damente , assi acá por el contrario jamás están sin ella ni la pierden en algún tiempo, sino algunos é muy pocos. Dige Plinio * que el olivo, laurel, pal- ma , mirtho , ciprés , pino , yedra , ni el rododendro no pierden jamás la hoja, é pone assi mismo trege árboles salvajes que tampoco la pierden, assi como abe- te, lárice, pinastro, ginebro, cedro, therebintho , box, sschio, aquifolio, al- cornoque, naxo, tliaray, corbegolo (es- te corbegolo piensso yo que debe ser mimbre) é otros. De manera que pone por todos veynte é uno, y entre los es- terpos que no se les cae la hoja pone la caña y el rovo. Este rovo es carrigo ú otra tal espegie. En fin que son en núme- ro veynte é tres. É dige que en el terri- torio taurino, donde fué lacibdad Sibari, avia una engina que no perdia jamás la hoja , ni metia antes de la mitad del ve- rano. Assi que, todos los que el Plinio ex- pegifica son veynte é quatro géneros los que no pierden la hoja , non obstante que el mismo auctor dige que á los susodi- chos se les caen las hojas, exgepto en lo alto. Mas quiero yo degir de los árboles destas partes al contrario de lo que dige Plinio ; y es que no piensso yo que se ha- llarán en las Indias seys árboles que pierdan la hoja ni la dejen de tener con- tinuamente: y de los que á mi notigia al presente me ocurren , solos quatro son los que yo sé que en estas Indias la pier- den. El uno es los giruelos de Nicaragua y los hobos , y dixe quatro , porque en mi opinión estos dos son de un género, é que no lo sean, serian ginco los que la pierden. É el otro es las higueras de Gas- tilla, é aun estas totalmente no pierden toda la hoja, porque verdes ó secas, al- cangan las nuevas algunas hojas en el árbol que le quedan del año passado, que también se caen venidas las nuevas. El otro es el árbol de la cañafístola , é el otro algunas geybas. Con todo , dige el mismo Plinio que es tanta la fuerga del sitio ó lugar, que en torno á Memphis de Egipto é de Elephan- gie ni en Thebayda á ningún árbol ni vid se le cae la hoja. De manera que en estas particulares provingias dige lo mesmo que por estas Indias hay ó vemos en esto, si yo lo he sabido entender; porque aun destos que he dicho que acá pierden la hoja, los dos son forasteros é traydos poco ha por nosotros de España, assi como las higueras é la cañafístola. Passemos á la otra particularidad ó notable que me queda de degir de las 1 Plin. ,Hb. XVI, cap. 19. 352 HISTORIA GENERAL Y NATURAL maderas destas partes é de su fragilidad. Es cosa muy notable é asaz dañosa en las maderas desta Isla Española que a viendo, como hay en esta cibdad de Sancto Do- mingo, muy buenos edefigios, segund lo poco que ha questa tierra se comentó á poblar é á labrar las casas della , están ya las maderas de las puertas é las vigas de los sobrados ó casas dobladas , é todo lo que es de leña tan menoscabado é comi- do de broma é comixen é carcoma , é tan envegesQidas é penetradas todas las ma- deras , que ha fecho é hage mas impres- sion el tiempo en ellas ( para su daño) en un mes, que en España suele hager en dos años. Bien tengo creydo questos de- fetos que paresgen en los primeros edefi- gios destas partes, harto dello debe pro- geder, como en otro lugar lo he dicho, de no aver sabido cortar las maderas en su tiempo debido ó sagon conviniente , é de las labrar verdes é no enxutas , y tam- bién de no tener experimentados los gé- neros de las maderas. De forma que la experiengia ha de ser el desengaño desto y la que enseñe los hombres con el tiem- po, y este ha seydo acá muy corto. An- tes es de maravillar cómo están muchas cosas tan adelante é gerca de ser enten- didas de todo punto en esta cibdad , se- gund lo que tiene edificado , é seyendo tan moderníssima poblagion. Por esta misma razón se cree que todas estas difi- cultades é otras semejantes de las made- ras y edefigios ternán ya mucha enmienda en lo presente é por venir , pues de los mismos defetos toman su pringipio los avisos, para que la gente de buen enten- dimiento, como mas enseñada, provea en lo venidero. É conosgidamente son mejores mucho las maderas é la labor, é lo que se edifica al presente que no en el tiempo passado , quando aun á los mas de los árboles no se les sabia el nombre. Y agora, como cada dia se aumentan las labores é se ennoblesgen é magnifican los edefigios, puesto que son muy costosos todos los materiales , y la mayor costa de todas es la broma , no obstante essa , se mejoran mucho las moradas, aunque el comixen , no tan solamente corrompe é passa las maderas, pero los muros de piedra é paredes de tierra ( que creo que son en esta cibdad de Sancto Domingo de las mejores del mundo comunmente), todo lo trasgiende é penetra. Ya los que se ocupan en cortar la madera, guardan las menguantes de la luna é tienen mejor entendido el género de los árboles , é as- si cada uno los aplica mas sabiamente á lo que le conviene. CAPITULO XXII. De los árboles que los chiipstianos llaman en la Tierra-Firme membrillos, aunque no lo son, é d¿ la frucla que llevan. H ay en Castilla del Oro , en la provin- gia de ^emaco , ques dentro del golpho de Urabá , é en otras muchas partes de la lengua de Cueva , en la Tierra-Firme, assi en la costa del Norte como en la del Sur, en muchos arcabucos ó selvas é bos- cajes salvajes , unos árboles que quieren parésger sus fructas membrillos, porque son de aquel tamaño é assi amarillos : los quales cada membrillo ó fructo destos son redondos é como el puño grandes, y al- gunos mayores, é quitantes la cortega con un cuchillo (la qual y el membrillo amar- gan) é hácenlo quartos, é partidos en dos partes, de dentro tienen quatro aparta- mientos , é en cada uno una pepita amar- DE INDIAS. LIB. IX. CAP. XXII. 3í)3 guíssima que echan amal , é lo róstanle del membrillo échanlo en la olla con la carne ó sin ella, con bergas ó con otras cosas que quieran guisar, é son muy buen manjar é sanos , é de buen sabor , é sustangiossos, é grand mantenimiento ; é no es vianda pesada ni ventosa, é de buena digestión , con tanto questén bien cogidos. Los árboles , en que nasgen , no son grandes ni son pequeños. Tienen mas semejanza de plantas que de árboles, é hay mucha cantidad dellos , y en la ma- yor parte del año se hallan. CAPITULO XXIIf. De los perales salvajes de la Tierra-Firme \. jlel animal llamado bivana. tLn el libro XXIV , en el capítulo XIII, de tres animales extremados tengo acor- dado de hager alli mengion á gierto pro- póssito que alli se ha de tractar; y el uno de ellos es animal de agua é los dos son terrestes , y destos ya se ha dicho en este libro en el cap. XVII que cosas son las gorrillas hidiondas. Quiero agora su- mariamente degir del tergero llamado bivana, pues que é este libro compete principalmente tal materia. En la pro- vincia de Paria é en otras partes de la Tierra-Firme, hay un animal llamado bi- vana, pequeño é de buen paresger, ta- maño como un gato destos caseros de Castilla, corto de piernas é bragos; mas de buena vista é no bravo ; la cabega pequeña é el hogico agudo é negro ; las orejas levantadas é apergebidas ; los ojos negros é la cola luenga é mas gruesa que la de los gatos ó mas poblada é re- donda, igual hasta el cabo della. Las raa- negicas é los pies con cada ginco dedos corticos, é las uñas negras é como de ave, pero no fieras ni de presa , mas prontas ó hábiles para escarvar. Es cosa de ver y de contemplar deste animal , espegial- mente que la corriente del pelo la tiene TOMO 1. al revés de todos los otros animales de pelo que yo he visto , porque passándo- le la mano por engima desde la cabega hasta en fin de la cola, es arredropelo ó pospelo é se le levanta el pelo , é llevan- do la mano sobre él desde la punta de la cola hasta el hogico , se le allana el pelo [Lám. 5.% fig. 5.*). Tiene forma de un lobico pequeño , pero es mas lindo ani- mal é quiérele paresger algo: la color del es como aquellas manchas que á las mugeres descuydadas les hage el fuego en los gamarros, quando se les chamusca el pelo é queda aquello quemado , como entre bermejo é amarillo ó como la color de un león. Mas el pelo deste animal es muy delgado é mucho é blando como la- na cardada ó seda ; pero en el lomo esta color se va declinando á lo pardo , é lo demás del es de la color que dixe pri- mero. Todo el día duerme sin despertar, si no le recuerdan para darle de comer, é toda la noche vela é no gesa de andar buscando que comer, é anda silvando en un tono baxo. En aquella costa de las perlas que llaman Paria , llaman los in- dios en su lengua á este animal bivana. De dia aunque vé , él se anda escon- 53 418 HISTORIA GENERAL Y NATURAL diendo de la luz, y su plager es escuri- dad. Y porque huelgo mucho, quaudo to- po en algund buen auctor cosas que pa- resgen á las que escribo , digo que Pu- nió * entre las diferentes maneras que es- cribe de las cabras , pone unas que llama orige , é por otro nombre son dichas ca- moze é de algunos son llamadas soh. Es- tas dige que tienen el pelo contra la ca- bera ó al revés : que es lo mesmo que tengo dicho deste animal, llamado bi- vana. CAPITULO XXX. De las ovejas é ganados domésticos que hay en la tierra austral , en Tierra-Firme , en la gobernación de la Nueva-Castilla, donde fué rey Alabaliba. Jtíin la Nueva Castilla é gobernación del marqués, don Francisco Pigarro, donde fué rey é señor el riquíssimo Atabahba, tienen los indios tres maneras de ovejas: unas pequeñas como cabras de Guinea, é otras algo mayores , é otras mayores que todas. Las grandes son del tamaño de asnos pequeños ; pero son enxutas de piernas , é el cuello luengo é muy seme- jantes á los camellos, salvo questas no tienen corcoba, como el camello ; mas en pies é manos é todo lo demás , muy se- mejantes son á los camellos : rumian co- mo ovejas , é son tales , que los indios se sirven dellas de cargarlas é llevar en ellas lo que les plage , con quel peso sea moderado. Ya estas ovejas se vieron en España , porquel mismo marqués las llevó á Castilla, donde son ya notorias; é en esta cibdad hay algunas que se han tray- do de aquella tierra. En la tierra llana llaman á este animal col , é en la sierra le digen llama , é al macho ó carnero destos llaman urco, é al cordero mm-, é son lindos animales á la vista, é muy mansos é domésticos. Las que son las medianas de los tres géneros que he di- cho , esas son las que tienen la lana muy fina, que paresge seda, de que los in- dios hagen muy rica ropa. A mí me dio el adelantado don Diego de Almagro una de aquestas ovejas mayores en la cibdad de Panamá , é la embarqué en una cara- vela en el Nombre de Dios , é viniéndo- me por la mar, se murió en aqueste gol- pho é nos la comimos ; é es á mi pares- ger una de las mejores carnes del mundo. Las otras dos maneras de ovejas de aque- lla tierra yo no las he visto [Lám. 5.' Digen algunos veginos desta cibdad de Sancto Domingo que han estado en aque- lla tierra , que las unas é las otras es muy buena carne. Son de las colores que son las ovejas en España , blancas é negras, é mezcladas de ambas colores , é la lana es llana é no merina, é por la mayor parte las grandes son rasas é el pelo baxo , aunque en los lomos tienen mas larga la lana. Las medianas son berme- jas é blancas, mezcladas en estas dos co- lores juntas é cada una por sí : de las pe- queñas , que son mas salvajes , se acaes- ge ver bravas en el campo piaras de quinientas é mili dellas juntas, é muy finas, negras. Estasque he dicho que son grandes , assi mismo las hay en el rio de la Plata, de su embocamiento adentro en aquella tierra , como adelante se dirá en el libro XXIII, capítulo VIL i Plin.,lib. VIII, cap. Ci. DE INDIAS. LIB. XII. CAP. XXXI. 419 CAPITULO XXXI. Del animal llamado guacabitinax. vIüACABiTiNAX es uü animal de quatro pies, tamaño como un podenco, é el pelo es raso é como giervo pardo , é las pier- nas delgadas é lisas de la manera del venado, é assi hendidas : la cabega tiene como un lechen, é el hogico como de conejo é los dientes : no tiene cola : de- sollado, tiene la manteca como puerco, é son muy buen manjar. Hagen sus cuevas en los terreros como conejos , é hay mu- cha cantidad dellos en las islas questan cerca de la isla de las Perlas y en la isla de las Culebras , gerca del rio de San Johan : la qual isla unos la llaman la Fe- lipa é otros la digen la Gorgona. É hay otros animales, tamaños como cochinos de un año é maravillosos de comer, é de los mejores sabores de carne que por essas partes hay , é son ni mas ni menos que los susodichos , exgepto que son al- gunos dellos pintados de diverssas colores entre pardo é negro , como suele acaes- ger en las ovejas ó giervos. CAPITULO XXXII. De los animales que los indios llaman tarucos en la Nueva Castilla , á los quales llaman en Italia mufros , y en España no creo que los hay. 11 ay en la Nueva Castilla, donde fué rey y señor el riquíssimo Atabaliba, é gobernador aquel infelige marqués, don Frangisco Pigarro , unos animales del tamaño de giervos, é de uña hendida é en todo y por todo son como gier- vos, lalvo quel pelo es mas áspero é mucho mas espeso é no tienen cuernos. É no los comen los indios , é son á la manera de los animales que llaman en Italia mufros , é andan en grandes mana- das de ginco é seys mili dellos juntos é mas é menos, é los indios de aquella tierra llaman á este animal taruco. Vistos á prima faz, paresgen proprios giervos sin cuernos; pero considerados con mas es- pagio, son muy diferentes , porque huelen mal á monte , é el hogico es quassi como de puerco ; por lo qual , algunos que con mas atengion los han considerado, los llaman puercos gervales. CAPITULO XXXIII. Del animal llamado guabiniquinax. U n animal hay llamado guabiniquinax, que es algo mayor que un conejo , é tie- ne los pies de la misma forma , é la cola es como de ratón é luenga, é el pelo mas derecho como texon : el qual les qui- tan é quedan blancos é buenos de comer. Témanse estos animales en los mangla- res questan nasgidos en el agua en la 420 HISTORIA GENERAL Y NATURAL costa de la mar, é allí duermen en lo alto; é los que los van á cagar, meten la canoa debaxo del mangle , é meneando el árbol hágenlos caer en el agua, é sal- tan los indios de la canoa é los toman. resger como zorros , é son tamaños como una liebre. La color es parda mixta con bermejo ; la cola poblada , é la cabega como de hurón. Hay muchos dellos en la costa de la isla Fernandina, por otro La manera destos animales quieren pa- nombre llamada Cuba. CAPITULO XXXIV. Bel animal llamado mjre. Ayre llaman á un animal que es tan grande como un conejo ; es de color par- do entre rubio , el hogico agudo , y es muy duro de comer; mas por eso no dexan de llevar á la olla ó assador á quantos se toman dellos en la isla de Cuba, donde se hallan muchos destos animales. Y tienen una propriedad, y es que después de cogidos , aunque mucho mas los cuegan, no están por esso mas tiernos de comer, ni tampoco porque mucho los assen. CAPITULO XXXV. Del animal llamado adine. íVdines llaman los españoles á giertos animales que hay en la Tierra-Firme, en muchas partes della, y en expegialen el rio que llaman de Sancta Cruz desta parte del estrecho de Magallanes, en la tierra austral, donde hay muchos destos adi- nes. É son como lobos é ahullan como lobos ; é usan de una defensa maligiosa, de que natura los ha proveydo para su remedio, y es que quando algund balles- tero los quiere tirar, ó algund cagador los sigue é va tras ellos , algan la pierna é arrojan la orina muy regia hágia el que los molesta : é es tan malo é hidiondo en extremo el olor de aquella orina é tan aborresgible , que no hay hombre hu- mano que pueda yr adelante , del asco é mal contentamiento dé tal hedor; y assi entretienen al cagador é sus canes, que todos le dexan yr , é él huye é se esconde y escapa de semejante peligro y muerte. CAPITULO XXXVI. De los leones g^randes de color pardilld. A esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española vino el contador Johan de Cágeres, natural de la villa de Madrid, el qual en su offigio de contador sirve á Sus Magestades en la gobernagion de la Nueva Castilla é partes australes que go- bierna el marqués, don Frangisco Pigarro: é truxo de allá un león nuevo é muy manso, pero grande , de color pardo cla- ro, de muy gentil pelo, é hermoso ani- DE INDIAS. LIB. XII. CAP. XXXVÍ. 421 mal , é de lindos ojos , é muy armado de dientes é uñas , é de regios miembros : el qual me le dio é yo le tuve algunos dias en esta fortaleza de Sus Magestades, que está á mi cargo : é yo le di después al Rmo. señor don Alonso de Fuenmayor, Obispo desta cibdad é de la cibdad de la Vega , presidente del Audiencia Real que aqui reside ; y en su casa está hoy este león , el qual en espagio de quatro meses ha mucho cresgido. É aunque es muy manso á natura con los hombres , no quiere ser tocado sino mañosamente ; mas al perro ó gato que se le agerca, presto le hage pedagos , y aun sospecho que cada dia será peor su conversagion. Destosía- les leones hay muchos en aquellas par- tes. CAPITULO XXXVII. De los osos, como los de España. Bogotá es un título supremo de digni- dad sobre todos los otros señores, en giertas partes de la Tierra-Firme que ago- ra llamamos el Nuevo rey no de Granada; é en aquella tierra he sabido de los capi- tanes Johan de Junco é Gómez de Corral, é de otras personas que se deben creer, que hay muchos osos de los mismos que hay en nuestra España en todo y por to- do , é todos los otros animales que hay en Castilla del Oro. Y estos osos digen que son muy osados contra los perros y cagadores , y que es menester con ellos, para los matar no menor diligengia y es- fuergo que para montear los de España, y muy buenos lebreles y ventores con ellos. Y también hay osos y muchos en la tierra septentrional, en espegial en la Florida , en aquello que anduvo el go- bernador Hernando de Soto , como se di- rá mas largamente en el libro XVII desta primera parte. CAPITULO XXXVIIL Del animal aserrador. u no de los animales que á mi notigia han venido é hay en esta Historia gene- ral, es el que los chripstianos y milites que en las Indias han andado , hallaron en la tierra septentrional que sedige la Florida, quando passó á la conquistar é morir en ella el adelantado Hernando de Soto, pa- ra mas maravillarse los hombres de tal bestia é propriedad de animal , nunca en otro oyda semejante cosa. Digen los que por aquella tierra anduvieron, que hay un animal como texon , pero mas corto de piernas y mas ancho de lomos , que tie- ne una cola como sierra , é donde quiera que habita tiene todos los árboles aserra- dos , como si con una sierra los derribas- sen. Assi lo hallares adelante escripto en el libro XVII en el capítulo XXX. * Véase la ñola puesla al final del capítulo XXVIII del espresado libro XVII. 422 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XXXIX. Del animal que se llama coQumaÜe. I^OQDMATLE 86 llama un animal en len- gua de Nicaragua y en la Nueva España, el qual es tamaño como un gato de los caseros de España : é tiene el pelo como marta gallega en el cuerpo , é en la bar- riga tira á bermejo. Las corbas de las piernas son el calcañar, é el pié largo ; é tiene uñas regias, pero no nogivas: la cabega tiene muy aguda , é luengo el ho- gico, é de muchos é espesos dientes. Háylos en muchas partes de la Tierra- Firme , é tienen la cola luenga é rolliga como gato; pero mas larga que gato, é á trechos toda ella diferengiada en el pelo; que el un trecho es de la color é pelo del lomo, é el otro trecho del pelo de la bar- riga, é paresge bien. Es animal muy man- so, si no se enoja, porque enojado muer- de regiamente, en espegial sobre la comi- da: é es muy alegre animal é retoga mucho con quien conosge. Yo truxe uno dellos hasta la villa de Madrid , año de mili é quinientos é quarenta y siete años, e le di á un caballero asturiano, mi pariente. CAPITULO XL. De las vacas de la tierra septentrional. JHLay en la Tierra-Firme é parte septen- tentrional, á las espaldas de la provingia que llaman la Florida, segund me han gertificado los que en aquella tierra del norte han andado , muchas vacas y toros monteses , que comunmente son mayores reses ó animales que nuestro ganado va- cuno. Tienen los pescuegos muy llenos de lana , é la cabega traen algo mas baxa que nuestras vacas de España ; y desde las corbas ó medias piernas abaxo hasta las uñas, están assi mismo con mucha la- na , é todo lo restante de sus cuerpos es raso el pelo. Las colas tienen largas é de la manera de nuestras vacas, é las uñas hendidas al proprio ; pero los cuernos tie- nen puntiagudos, é el uno contra el otro, é de la mandíbula baxa le cuelga una gran barba de aquella lana ques dicho. Los toros ó machos tienen una corcoba alta sobre los hombros en la cruz ó jun- tura alta , é las hembras no tienen la di- cha corcoba. La lana ó pelo de lo res- tante del cuerpo es como merina espesa. No anda ni se mueve á passo portante ó de andadura ni galope , sino á la par, como acá baria un caballo maniatado; pero son sueltos é ligeros animales é muy salvajes é innumeraules en cantidad. La carne dellos es buena, é el cuero es muy regio , é la color de todos ellos es de leo- nado escuro. Hay destos animales en mu- cha parte de la Tierra-Firme , al norte ó parte septentrional, como tengo dicho, y porque el letor mejor me entienda se po- ne aqui su figura [Lám. 5.*, ^g. 7.*). Este es el libro déQÍmo tergio de la primera parte de la Natural y General historia de las Indias , Islas y Tierra-Firme del mar Ogéano : el qual tracta de los animales de agua. PROHEMIO. ÍTj.aravillosas son las obras de Dios , é muy diferentes en géneros las cosas ani- madas en diversas provingias é partes del mundo , assi en sus espegies é formas, co- mo en su grandega é proporgion , y en sus efetos é particularidades ; y en tanta ma- nera que ni de los animales de la tierra, ni de los pescados é animales del agua, no se puede acabar de escrebir ni saber por diligengia humana, ni han bastado las vidas de los hombres, que en esto se han ocupado , á degirlo todo , ni faltarán co- sas que notar á todos los que son vivos ó vernán después de nos. Y por tanto di- rá aqui en este libro dégimo tergio de los animales del agua que hay en estas mares é islas destas Indias, y en espegial en esta de que aqui se tracta. Porque en esta materia yo prosiga assi mismo el estilo de Plinio , como en otras cosas , é aunque no lo diga tan bien como él, hablaré, á lo menos conforme á verdad, y como testi- go de vista en las mas cosas, de que aqui se higiere mengion; é uo tan solamente en aver visto tales pescados, pero avien- do comido de los mas dellos , para que también pueda en el gusto , como en la forma dellos testificar lo que he podido comprehender é considerar destas cosas. Assi que el letor oyga con atengion , é aviendo por máxima lo que tengo dicho, entienda que no lee fábulas, ni cosas aqui acomuladas , por passar tiempo en hablar con ornada oragion ó estilo , co- mo algunos hagen , porque de todo esto caregen estos tractados , é solamente son escriptos para notificar verdades y se- cretos de la natura, llana é verda- deramente escriptos , á gloria é loor de Dios. 424 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO I. De los pescados del mar é de los rios , é de la manera que los indios pescan , é de los que hay en general en el agua dulce ó salada. iLl manjar mas ordinario de los indios é á que ellos tienen grande afigion, son los pescados de los rios é de la mar : é son muy diestros en las pesquerías é ar- tifigios de que usan, para los tomar ; por- que assi como en España pescan algunos con caña, de la mesraa manera los in- dios lo hagen con varas delgadas é do- mables é quales convienen para ello , é con cuerdas é volantines é con redes de algodón é muy bien hechas, lo mas con- tinuamente. Y también con corrales é atajos hechos á mano de estacadas en los arragifes , donde la mar en las costas cresge é mengua y en partes á esto apro- priadas ; y también desde sus canoas ó barcas que son de la manera que tengo dicho é mas particularmente se dirá ade- lante. Y también usan de gierta hierva que se dige baygua , en lugar de belesa ó barbasco: la qual desmenuzada en el agua , ora sea comiendo della el pesca- do , ó por su propria vertud , penetrando el agua, embeódanse los pescados é des- de á poco espagio de tiempo se suben sobre el agua , vueltos de espaldas ó el vientre para suso , dormidos ó atónitos sin sentido, é los toman á manos en gran- díssima cantidad. Esta baygua es como bexuco, é picada é maxada aprovecha para embarbascar é adormeger el pesca- do, como he dicho. Pero demás del pescado que assi matan en los rios, toman de las otras maneras que dixe de suso, grande can- tidad. Y á mi creer estos pescados de acá son mas sanos que los de Espa- ña, porque son de menos flema, pe- ro no de tan buen sabor, puesto que acá los hay muy buenos; assi como ligas grandes y pequeñas , é xureles , é ber- mejuelas, é moxarras, guabinas, palo- metas, dihahacas, sávalos, robalos, par- guetes, corbinetas , cornudas, pulpos, tollos , cagones , sardinetas , agujas , len- guados, agedias, salmonados (no digo salmones), hostias, almejas, é marisco de muchas maneras; langostas, cangre- jos, xaybas, camarones, rayas muchas, y en algunas partes muy grandes; an- guilas, morenas , muchos é muy grandes, tiburones, lobos marinos, tortugas muy grandes é otras pequeñas , que los indios llaman hicoteas, muchas doradas (este es uno de los buenos pescados de la mar); pexe vihuela, pescados voladores muchos é no de la forma de los que en las mares de España llaman golondrinos , pero muy menores: é de cada cosa ó género de los que he dicho , muchos y en gran- de cantidad. Muchos marraxos é votos, toñinas, ballenas asaz. Pero no curemos de extender mas esta materia en la ge- neralidad , pues todos estos pescados hay en las mares de España ; y los que de- llos son de rios , en los rios de allá assi mesmo. Vengamos, pues, á la espegíalidad ó particular relagion de algunos de los que es dicho de suso é hay en estas partes; porque este libro no solamente ha de ser- vir en esta parte primera de aquesta Natural Historia de Indias ; pero escusar- me ha de replicar en la segunda ó tornar á reescrebir muchas cosas de estas á que me podré referir , quando convenga ha- blar en ellas en los libros de adelante. Mas porque dixe debaxo desta generalidad DE INDIAS. LIB. XIII. CAP. I. 425 que los indios pescan con varas, imitan- do al pescar de caña de España, é con cuerdas ó volantines. Digo que estas dos maneras de pescar aprendieron ellos de los chripstianos , porque los indios no tenian anguelos. Assi que, dexadas estas dos maneras de pesquería, aparte de las otras que he dicho, sin ellas se aprovecha- ban é pescaban continuamente de otras formas, é también con xudrias é con cierta manera de garlitos en los rios . Assi que, vengamos á los particulares pescados. CAPITULO II. De las ballenas que hay en las cosías é mares deslas Indias é islas é Tierra-Firme. Oegund Plinio * tracta de los animales de agua, muy grandes animales son las ba- llenas. Pero yo no puedo tan libremente hablar en la mensura ó grandeva que él les da, porque no las he medido ni visto en tierra; pero en la mar he visto mu- chas que, segund la estimativa de los hom- bres de la mar, é á lo que muestran en el agua, langándola en alto (de forma que paresQen desde algo lexos alguna vela de navio) , júzgase que no son menores que las que andan por las costas de Es- paña y matan en ella. Destas muchas ve- ges las he hallado é visto en estas mares del Norte entre aquestas islas é Tierra- Firme; é también en las costas que la Tierra- Firme tiene de la banda del Sur, €omo mas particularmente lo escribiré, quando de aquella tierra , en la segunda parte desta natural historia, prosiguiere- Todos los hombres que en estas mares de acá he oydo hablar en esta materia, digen que las ballenas que acá hay son los mayores animales de agua; mas no he sabido que en las Indias se haya muer- to alguna dellas, ni halládose el ámbar gris, que segund opinión de algunos pro- gede dellas, á coitu ceti. Piensso yo que aquel animal llamado physiter , que como dige Plinio ^ se levanta sobre el agua en forma de coluna, ése hage mas alto que las velas de los navios , é después echa por la boca un diluvio de agua, debe ser ballena , porque su exergigio della es ha- ger lo mismo. É á este propóssito diré lo que vi, é otros muchos conmigo , en la boca del golpho de Orotiña, que es dos- gientas leguas al ocgidente de la cibdad de Panamá , en la costa que la Tierra- Firme tiene mirando á la parle austral. El año de mili é quinientos y veynte é nue- ve , saliendo una caravela (en que yo yba) de aquel golphete á la mar grande, para yr á la cibdad que he dicho , gerca de aquel embocamiento andaba un pex ó animal de agua muy grande , é de rato en rato se arboraba ; é lo que mostraba fuera del agua, que era la cabega é dos bragos , é de alli abaxo parle del cuer- po , mas alto era que nuestra caravela é sus másteles mucho. É assi levantado, da- ba un golpe consigo en el agua é torna- ba á hager lo mismo desde á poco espa- gio ; pero no langaba agua por la boca alguna, puesto que al caer, hagia saltar asaz de las ondas sobre que caia: y un hijo deste animal ó semejante á él , pero mucho menor, hagia lo mismo, siempre desviándose del mayor; é á lo que los marineros é los que en la caravela yban, degian , por ballena é ballenato los juzga- ban. Los bragos que mostraban eran muy grandes , é algunos degian que las balle- nas no los tienen ; pero lo que yo vi es i Plin., lib. IX, cap. 3. TOMO I. 2 Plin., lib. IX, cap. 4. 54 426 HISTORIA GENERAL Y NATURAL lo que tengo dicho , porque yba dentro en la caravela. É alli yba el padre Lo- rengo Martin , canónigo de la iglesia de Castilla del Oro , y el maestre é piloto era Johan Cabegas , é alli yba assi mismo un hidalgo, dicho Sancho de Tudela, con otros que alli se hallaron , é son vivos, que podrán testificar lo mismo , porque nunca querría en semejantes cosas dexar de dar testigos. A mi paresger cada bra- go de aqueste animal arbitraba yo que seria de veynte é ginco pies de luengo, é tan gruesos los bragos, como una pipa. É la cabega mayor que catorge ó quinge pies de alto , é mas ancha ella y el resto del cuerpo de otros tantos. Y levantába- se en alto , y era lo que mostraba mas que ginco estados de un hombre media- no en alto. Y no era poco el miedo que teníamos todos , quando se agercaba al navio en aquellos sus saltos, porque nues- tra caravela era pequeña ; é á lo que po- dimos sospechar este animal paresgia que sentía letigia del tiempo futuro que pres- to saltó en gran vendabal ó poniente: el qual viento fue mucho á nuestro propós- sito é navegagion , con que en pocos dias llegamos á la cibdad de Panamá. CAPITULO III. Del pexe llamado vihuela é de sus armas. rLl pexe ó pescado llamado vihuela es grande animal , é la mandíbula ú hogico alto ó superior del es una espada orlada de unos colmillos ó navajas de una parte é de otra , tan luenga como un brago de un hombre, é algunos mayores é me- nores , segund la grandega é cuerpo des- te animal que tales armas tiene. Yo le he visto en el Darien , en la Tierra-Fir- me , tan grande que un carro con un par de bueyes tenia harta carga é peso que traer en él desde el agua hasta el pue- blo. Estas espadas que digo, están llenas de unas puntas de huesso magigas é re- gias é muy agudas ó pungantes de una parte é otra de la espada , con la qual no se le para pescado delante, sin que le mate. Y también hay estos pescados en las costas desta é de las otras islas destas partes. Estos pescados me digen á mi los hombres de la mar que los hay en Espa- ña; pero sin estas puntas ó púas en las espadas. No sé si lo crea , porque en al- gunos templos en España las he visto colgadas; pero no sé de dónde las han llevado ó si las hay en el mar de Espa- ña assi fieras : mas acá en estas mares de las Indias é Tierra-Firme muchas destas he visto de la manera que tengo dicho. Son buenos pescados de comer; pero no tales como los pequeños dellos mismos é de otros de los menores de otras espe- gies , porque por la mayor parte los pes- cados muy grandes no son sanos acá, á lo que yo he entendido , é las mas ve- ges se comen por nesgessidad , exgepto e\ manatí y que aunque son muy gran- des, son muy buenos é sanos : del qual manatí se dirá mas adelante en su lu- gar. DE INDIAS. LIB. XIII. CAP. IV. 42: CAPITULO IV. De los pexes voladores que se hallan en el grande golpho del mar 09éano , viniendo de España á es- tas Indias. Alguno preguntará la causa por qué di- go que estos pescados voladores se ha- llan á la venida á estas partes en el gran- de mar é golpho del Ogeano , é no dixe á la vuelta desde aquestas Indias á Es- paña ó Europa. Y por sacar desta dub- da al letor, digo que aunque á la vuelta se hallan los mismos pescados , assi co- mo á la venida, no son tantos en mucha manera, ni los navios vuelven por el mis- mo rumbo ó derrota que acá vinieron , é á la banda del Norte na hay tantos como por estotra via hágia el Sur, ó parte de la Tierra-Firme. Hállanse desde tan peque- ños como un abejongico, hasta tamaños como grandes sardinas. Estos, quando las naves van corriendo en su viaje é á la vela , se levantan de una parte y de otra á manadas grandes é pequeñas; pe- ro en ellos es grandíssimo é incontable el número destos peges voladores; y de un vuelo acaesge yr á caer espagio de dosgientos passos , é mas é menos ; é acaesge algunas veges caer dentro en las naos , é yo los he tenido vivos en las ma- nos é los he comido. Y son muy buen pescado al sabor, exgepto que tienen mu- chas espinas delgadíssimas : de gerca ó un poco mas baxo de las quixadas les salen dos alas delgadas é de la forma de aquellas alas, con que nadan los peges é barbos en los rios ; pero son tan luengas como es todo el pescado que las tiene , é aquestas son sus alas. Y en tanto que aquellas tardan de se enjugar con el ay- re, quando assi saltan fuera del agua, tan- to se pueden sostener de un vuelo ; pero assi como son enxutas (que es á lo mas el espagio ó trecho que tengo dicho), caen en el agua é tórnanse á levantar, é ha- gen lo mismo ó se quedan debaxo é no salen. Es muy buen pescado de comer, aunque tiene muchas espinas, como dixe de suso; pero son tan delgadas que aun- que se traguen algunas , ni hagen mal ni mucho empachan. É son de muy buen sabor, é tienen la cabega algo redonda como albures , é la color del lomo es co- mo aguí, de la color que está el agua quando el cielo está muy claro y deso- cupado de nubes é sereno : esto es, quan- do estos peges son de gerca de la Tierra- Firme, porque los que están mas engol- phados en la mar, no son tan aguíes. En las mares de España me digen á mí los marineros que hay destos pescados mis- mos y de otros mayores que vuelan é se llaman golondrinos; pero yo nunca los he visto allá, en quantas veges he ydo é venido por este camino , ni tampoco aun- que desde España fui en Flandes é volví á Castilla por la mar. En lo de por acá destas Indias , yo escribo lo que he visto y experimentado destos pexes voladores. 428 HISTORIA GENERAL Y iNATURAL CAPITULO V. De la grandeca de los lobos marinos , é de las colores diferentes dellos , é otras particularidades. M. .uchos lobos marinos é muy grandes hay en estas mares destas Indias , assi por entre aquestas islas , como en las costas de la Tierra-Firme. Estos son de los mas ligeros é prestos animales que hay en la mar, é son enemigíssimos é persegui- dos de los tiburones ; pero para un lobo se juntan muchos tiburones , como se dirá adelante. Salen los lobos á dormir en tierra en muchas islelas ó partes de las costas : é tienen tan profundo é pesado sueño é roncan tan regio , que desde lexos se oyen ; é assi , muchas veges durmien- do, los matan de noche. Estos animales paren dos tobillos , é los crian con dos tetas que tienen entre los bracos, ó dos aletones grandes que tienen en lugar de bragos. Tienen el pelo de sobre sí muy hermoso , como un tergiopelo muy lindo 6 muy negro, ó oíros de color bermejo, é otros pardos é de otras colores. Dixe que es hermoso el pelo, porque hagen mucha ventaja á todos los lobos marinos de España ó pieles dellos. Entre el cuero é la carne ó pescado , digiendo mejor , ó parte ques magra deste animal, tiene una grossura, todo él entorno, tan ancha como una mano ó altor de ginco dedos, todo rodeado , é á par del cuero de una gordura, de que se saca ageyte muy bue- no para arder en los candiles , é para guisar huevos é otras cosas, sin ningún rangio ni mal sabor. É lo demás deste pescado es bueno para comer ; pero abor- resge presto, si se continúa algunos dias. Son muy fieros animales, é como dixe de suso, grandes enemigos de los tiburo- nes. Pero uno por uno no se le allega el tiburón , porque el lobo es grande , é hay algunos de diez é siete pies é mas de luengo é de ocho en redondo (por la parle ques mas ancho), é muy armados de dientes é colmillos ; é los tiburones, aunque son grandes , no lo son tanto ni se osan combatir con los lobos , si no se juntan muchos dellos contra un solo lobo, é para le matar á su salvo, usan de aquesta astugia. Júnlanse muchos tiburones, é donde ven un lobo solo , van á él porque el lobo los atiende é no les há temor ni los estima ; y hechos en ala muy orde- nada para su batalla, le rodean, é sube la una punta é la otra de los tiburones, para geñir é tomar en medio al lobo. É después que le han rodeado , sin perder tiempo sale un tiburón de los mas deno- dados de través ó por detrás , é dale un bocado ; y encontinente todos los demás afierran é le golpean , soltando é toman- do' á bocados, y el lobo en ellos hage mucho daño en los que alcanga ; pero como son muchos , en poco espagio le hagen pedagos, sin dexar cosa del por comer. Y en tanto questa batalla tura, andan con tanto ruydo y el agua saltan- do para arriba tan alia como un niástel de una caravela , de las gapaladas é gol- pes que dan con las colas, que es cosa mucho de ver. É aUi donde ha seydo esla pelea, queda el agua de la mar hecha san- gre de la que salió del lobo , é aun de los tiburones quél hirió en el tiempo que le combatían. Esto no se puede ver tan fágilraenle ni tan particular, como lo tengo dicho , si no es por ventura , ó mejor di- giendo, por desventura, segund acaesgió al ligengiado Alonso Cuago , oydor que es al presente en esla Audiengia Real, que reside en esla cibdad de Santo Domingo de la Isla Española, quando él y otros DE INDIAS. LIB. XIII. GAP. V. 429 chripstianos estuvieren perdidos en las islas de los Alacranes, é vieron muchas veges lo que he dicho , como mas larga- mente se dirán los trabaxos deste licen- ciado é de los que alli se hallaron en el último libro de los naufragios. Pero por- que es cosa para notar lo que agora diré deste animal lobo marino , digo que las gintas é correas que se hagen del cuero del para geñirse los hombres ó para bol- sas ó para lo que quieren , que quando quier que la mar está baxa, el pelo se allana, é quando está alta, se alga. Cosa es muy experimentada , y que en qual- quiera ginta ó parte del cuero del lobo marino se ve cada dia ; é todas las mu- dangas que la mar hage, se conogen en el pelo destos animales. Por lo qual yo creo , y por lo que se dixo de suso del parto 6 hijos que crian á las tetas, que aquestos que llamamos lobos marinos , son los mismos que el Plinio * llama viejo marino en su Natural Historia. Demás desto, dige el vulgo que , para los enfermos del dolor de los lomos , son muy buenas ginturas aquestas del cuero destos lobos : é á la verdad , ellas pares- gen bien á la vista , en espegial las que son negras y de lobo viejo , porque son mas pobladas de pelos mas espessos. Y esto baste quanto á los lobos marinos de estas partes. CAPITULO VI. De los Uburones y de su grandeca, é de cómo se toman, é otras parlicularidades destos animales. Jr uesto que en las mares é costas de España hay tiburones, é no sea hablar en animal no conosgido , diré aqui lo que he visto en este gran golpho del mar Ogéano y en estas costas de las islas é Tierra-Firme destas Indias. Acaesge mu- chas veges , viniendo las naves á la vela ó andando en su navegagion engolpha- das ó por las costas destas Indias , que los marineros matan muchas toñinas é votos é marraxos é doradas é destos ti- burones é otros pescados con harpones é fisgas é anguelos de cadena, é assi usan del instrumento de cada cosa destas, como lo requiere la forma del pescado ; pero dexemos los demás, pues quel capítulo se intituló para los tiburones , y destos se diga algo. Porque aunque en las ma- res de España, como he dicho, los hay, son por acá mas comunes , é mas particularmente vistos é muertos á me- nudo ó continuamente, á causa desta na- vegagion ; é aquestos , aunque también se harponan é les tiran, quando son pe- queños con la fisga, con los mayores es menester otra forma para los matar, por- que son grandes pescados é muy ligeros en el agua , é muy carnigeros é golosos. Quando vienen alas naos, andan sobre- aguados é muy gerca de la superfigie del agua: assi que muy claramente se ven, entonges ponen los marineros por la po- pa de la nao un anguelo de cadena , tan grueso como el dedo pulgar , é tan luen- go como un palmo é medio ó mas, encor- vado, como suelen ser los anguelos: é las orejas de aqueste harpon , son á la pro- porgion de la grossega ques dicho , é al cabo del asta del anguelo tiene tres ó quatro ó mas eslabones de hierro grue- sos , y del último dellos atada una cuer- da ó soga de cáñamo tan gruesa , como i Plinio, lib. IX, cap. 17. 430 HISTORIA GENERAL Y NATURAL dos ó tres veges el anguelo, é ponen en él un grande pedago de pescado ó de togino ó carne qualquiera , ó parte de la assadura de otro tiburón , si le han pri- mero muerto ; porque en un dia he visto tomar diez dellos, é no querer matar todos los que pudieran. Assi que , tornando á la manera de cómo los pescan , va la nao corriendo con todas sus velas , é los ti- burones andan tanto é mas que ella, por buen tiempo que lleve, é la siguen é van sobreaguados, comiendo la bassura é inmundigias que se echan de la nao. Y es tan suelto el tiburón , que da alrede- dor de la nao las vueltas que él quiere, é passa adelante é torna atrás tan fágil- mente, mas suelto ó con mas curso é ve- logidad que la nave corre, quanto cor- rerá un suelto hombre mas que un niño de quatro años. Y acaesge seguirla nao, sin la dexar dosgientas leguas é mas ; é assi podria lodo lo que él mas quisiesse. Pues yendo por popa, rastrando el angue- lo , segund es dicho , como el tiburón lo ve, trágalo todo ; é cómo se quiere des- viar con la presa, por el tirar de la nave atraviésasele el anguelo é pássale una quixada , é préndele. Y son algunos de- llos tan grandes , que son menester doge é quinge hombres , para le meter en la nao. Y cómo le llegan , tirando de la cuer- da que he dicho, á la nao, da con la cola tales golpes en ella, que paresge que ha de romperla é meter las tablas della den- tro; pero assi como le han subido sobre la cubierta , un marinero prestamente con el cotillo de una hacha le da en la cabe- ga tales golpes , que presto le acaba de matar. Hay algunos de doge pies é mas de luengo , y en la grossega por mitad del cuerpo tiene seys é siete palmos é mas en redondo. Tienen muy grande boca á proporgion del cuerpo , é algunos des- tos tiburones é aun los mas tienen dos órdenes de dientes en torno continuada- mente , la una gerca de la otra ; pero cada gircuyto destas dentaduras por sí é destinto , é muy espessos é fieros , y al- menados estos dientes en partes en un mesmo diente, como sierra, hechas pun- tas. Muerto el tiburón, hágenle lonjas é tassajos delgados , é pénenlos á enxugar por las cuerdas de las xargias de la nave por dos ó tres días é mas , colgados al ayre. Y después se los comen cogidos ó assados é con aquella salsa común de los ajos : también lo comen fresco , é yo los he comido de la una y de la otra mane- ra; pero los pequeños, que llaman ha- quetas , son mejores. Es buen pescado para la gente de la mar é de grande bastimento para muchos días, por ser grandes animales ; pero no es tan bueno para los pasajeros é hombres no acostumbrados á la mar. Es pescado de cuero, como los cagones é tollos; losquales y el dicho tiburón paren otros sus seme- jantes vivos, como los lobos marinos é como los manatís , de quien adelante se dhá : de los quales ninguno puso Plinio en el número de los pescados que dige en su Historia natural que paren , exgep- to del lobo marino , á quien Plinio * llama viejo marino. El qual auctor dige que los animales de agua que son vestidos de pelo, no paren huevos , sino animales: assi como son pistre , ballena , viejo ma- rino , á los quales llama vacas marinas; é dige que en su pelo se conogen las cre- gientes é menguantes de la mar, como lo dixe de suso, en el capítulo pregeden- te de los lobos marinos. Estos tiburones ni los tollos , ni los cagones , ni los ma- natís no tienen pelo , sino cuero , é paren otros sus semejantes vivos. Tornando pues á los tiburones , estos animales muchas veges salen de la mar é suben por los ríos, é no son menos peligro- 1 Plin. , lib. IX, cap. 17. DE INDIAS. LIB. Xlli. CAP. VI. 431 sos que los lagartos grandes en la Tierra- Firme, porque también los tiburones se co- men los hombres é las vacas y las yeguas, é son muy dañosos en los vados de los rios é donde son avegados ó están ya gebados. Muchos destos tiburones he visto que tienen el miembro viril ó generativo do- blado. Quiero degir que cada tiburón tie- ne dos vergas ó un par de armas , cada una tan larga como desde el cobdo de un hombre grande á la punta del mayor de- do de la mano , é algunos mayores é me- nores , á la proporgion ó grandeza del tiburón ; pero el tiburón que es de siete ú ocho pies de luengo , é de ahy adelan- te, tiene estas armas del tamaño que he dicho. Yo no sé si en el uso dellas las exergita ambas juntas en el coyto, ó cada una por sí , ó en diversos tiempos ; por- que esta particularidad (digo el exergigio ó coyto) ni lo he visto ni oydo ; pero he visto matar muchos dellos, é todos los machos tienen estos instrumentos para engendrar, como he dicho, doblados, é las hembras sola una natura. De que se colige que es mas potente para regebir que el macho para obrar. Cosa común es ser congedida tal potengia al sexo femi- nil ; y acaesge que matando algunas hem- bras, poco antes del tiempo en que avian de parir, les hallan en el vientre muchos tiburones pequeños. É yo he visto algu- nas á quien se han hallado algunos ; pero no en tanta cantidad quanto he oydo mu- chas veges degir al ligengiado Alonso ^uago , oydor que es en esta Audiengia Real , que él vido sacar del vientre de una destas animalias treynta é ginco ti- burongillos , estando este ligengiado é otros chripstianos perdidos en las islas de los Alacranes, como lo escribo adelante, en el último /i6ro de los naufragios : el qual es caballero é hombre de mucha auctoridad , y á quien se le debe dar cré- dito , é sin él á otros muchos que lo tes- tifican, aunque no en tanto número. CAPITULO VII. De los animales llamados marraxos. M. [arraxo es un animal mayor que el ti- burón é mas fiero , pero no tan suelto ni presto. Quieren en algo paresger á los ti- burones, porque son assi mesmo animales de cuero , pero como digo son mayores; é métanlos assi mesmo algunas veges con anguelos de cadena, segund se dixo en el capítulo de suso; pero no son buenos pa- ra comer , aunque algunos marineros no lo dexan de probar , en espegial si basti- mentos les faltan. Destos he yo visto con nueve órdenes de dientes, unos en torno de otros la boca gircuyda, é disminuyén- dose los unos de los otros , é á diferengia mayores unos que otros ; y es cosa mu- cho de ver esta nueva forma de dentadu- ra. Las mas veges, aunque los toman é los matan , no los comen é los echan á la mar, porque como he dicho, sin nes- gessidad no los comen. En España los hay en las mares della de la mesma manera, segund hombres de la mar lo digen. 432 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO VIII. De las tortugas ó hicoteas desta Isla Española. JLias tortugas de la mar son muy gran- des. Estas he visto yo muchas veges es- tar sobre aguadas engima de la superficie de la mar , en el grande Ogéano dormi- das , é passar la nave corriendo cargada de todas sus velas , é junto con la tortu- ga, é no lo sentir ni despertar; é assison lomadas algunas dellas durmiendo mu- chas veges. También las he visto engima del agua de dos en dos , tan embebegidas en el coyto ó acto venéreo , que los ma- rineros echados á nado las trastornan é meten en las caravelas. En la costa de la Tierra-Firme, y en espegial en la villa de Acia é otras partes , las he visto de siete y de ocho palmos de luengo en la concha superior ó alta, y el ancho de quatro y de ginco é mas palmos, á pro- porgion de la longura ó longitud , é tan grandes algunas, que ginco é seys hom- bres tienen que hager en llevar una sola dellas á cuestas. Estas son de la forma que los galápagos ó tortugas terrestres de Es- paña , salvo que son de la grandega que he dicho. Salen de la mar á poner sus huevos en tierra en los arenales de las playas , é hagen un hoyo en la arena , é cúbrenlo con ella mesma, después que le han henchido de sus huevos en número de tresgientos , ó quinientos, ó mas ó me- nos dellos. Los quales después alli debaxo salen por la calor del sol é providengia de la maestra natura, ad putrefactionem, con- vertidos en otras tantas tortugas. Estos huevos , quando las matan ( de los quales las hembras acaesge estar llenas), son muy buenos. Son redondos é todos son yema , sin clara ni cascara , é tamaños co- mo nueges los mayores , é de aquesta grandega abaxo menores, é algunos de- llos muy menudos , como se suelen hallar en una gallina. Quando los chripstianos ó los indios hallan rastro destas tortugas por el arena ( que van hagiendo con aquellos sus ale- tones), siguen aquella traga ó vestigio, y en topándola, trastórnanla con un palo , é déxanla estar assi de espaldas , porque no se puede mas mover después que está trastornada, por su grandíssima pessa- dumbre, é van á buscar mas, é assi acaes- ge tomar muchas, quando ellas salen á deshovar en tierra, como he dicho. Los que no las han visto ó no han ley- do, penssarán que en estas y otras cosas yo me alargo ; y en la verdad antes me tengo atrás, porque soy amigo de no per- der mi crédito y de conservarle en lodo quanto pudiere. Y para este efeto busco testigos algunas veges en los auctores an- tiguos, para que me crean como auctor moderno é que hablo de vista , contando estas cosas á los que están apartados destas nuestras Indias, porque acá quan- tos no fueren giegos, las veen. Y para es- te efeto quien dubdare lo que he dicho destos animales, infórmese de PJinio \ y degirle ha que en el mar de India son ta- mañas las tortugas , que el huesso ó co- bertura de una basta para cobrir una ha- bitable casa. É dige mas: que entre las is- las del mar Roxo navegan con tales con- chas, en lugar de barcas. Y el que fuere informado deste y otros autores, verá que yo no digo aqui tanto como ellos escri- ben; mas puédelo testificar mejor que 1 Plin., lib. IX, cap. 10. DE INDIAS. LIB. XIII. GAP. VIII. 433 Piinio , pues que él no dige averias visto, é yo digo que estas otras las he comido muchas veges , y es cosa tan común é notoria que no hay acá cosa mas expe- rimentada ni mas continuamente vista. Son muy buen manjar e sano , é no tan enojoso al gusto como los otros pesca- dos, aunque se continúe. Las hicoteas ó menores tortugas , de que se hizo de suso mengion , la mayor deltas será de dos palmos de luengo , é de alli abaxo menores. Estas se hallan en los lagos y en muchas partes de aques- ta Isla Española ; y cada dia se venden por essas calles é plagas de esta cibdad de Sancto Domingo , é son sano manjar. É son una gierta espegie de tortugas, é ninguna diferengia hay en la forma de- ltas, sino en el tamaño é grandeza; á estas pequeñas llaman los indios hicoteas. CAPITULO IX. Del manatí y de su grandeza é forma, é de la manera que algunas ve^es los indios tomaban este grande animal con el pexe reverso^ é otras particuJaridades. M. Lanatí es un pescado de los mas nota- bles é no oydos de quantos yo he leydo ó visto. Destos , ni Piinio habló, ni el Al- berto Magno en su Proprietatibus Renim escribió, ni en España los hay. Ni jamás oy á hombre de la mar ni de la tierra que dixesse averíos visto ni oydo , sino en estas islas é Tierra-Firme de estas In- dias de España. Este es un grande pesca- do de la mar , aunque muy continuamente los matan en los rios grandes, en esta isla y en las otras destas partes. Son mayores mucho que los tiburones é marraxos, de quien se dixo de suso en los capítulos pregedentes , assi de longitud como de latitud. Los que son grandes son feos, é paresge mucho el manatí á una odrina de aquellas, en que se acarrea é lleva el mosto en Medina del Campo y Arévalo é por aquella tierra. La cabega de aqueste pescado es como de un buey é mayor: tiene los ojos pequeños , segund su gran- deza. Tiene dos tocones con que nada, gruessos, en lugar de bragos é altos cerca de la cabega ; y es pescado de cuero y no de escama, mansíssimo, é súbese por los rios é llégase á las orillas é pas- ge en tierra, sin salir del rio, si puede desde el agua alcangar la hierva [Lám. 5.', fig. 8.*). En Tierra- Firme matan los ba- TOMO I. llesteros estos animales y á otros muchos pescados con la ballesta desde una barca ó canoa, porque andan sobreaguados, é dánles con una saeta con un harpon , é lleva el lange ó asta una traylla ó cuerda delgada de hilo delgado y regio. Y des- pués de herido, váse huyendo, y en tanto el ballestero le dá cuerda ; y en fin del hilo que es muy luengo , pónete un palo ó corcho por boya ó señal que no se hun- die en el agua. É desde que está desan- grado é cansado é vegino á la muerte, llégase á la playa ó costa , y el ballestero va cogiendo su cuerda ; é desde que le quedan diez ó doge bragas por cojer, li- ra del cordel hágia tierra , y el manati se allega hasta que toca en tierra é las hon- das del agua le ayudan á se encallar mas; y entonges el ballestero é su com- pañía ayudan á le botar de todo punto en tierra y á le sacar del agua, para le lle- var á donde le han de pesar ó guardar. Y es menester una carreta con un par de bueyes, segund son grandes pescados. Algunas veges, después que el manatí viene herido, segund es dicho, hágia tier- ra , le hieren mas desde la barca con un harpon grueso enastado , para le acabar antes, é después de muerto, encontinen- te se anda sobre el agua. Creo yo que 5S 434 fflSTORIA GENERAL Y NATURAL es uno de los buenos pescados del mun- do y el que mas paresge carne ; y en tan- ta manera paresge vaca , viéndole corta- do, que quien no le o viere visto entero ó no lo supiere, mirando una piega cor- tada del , no sabrá determinarse si es va- ca ó ternera ; y de hecho lo terna por carne , y se engañarán en esto todos los hombres del mundo , porque assi mesmo el sabor es mas de carne que de pescado, estando fresco. La gegina é tassajos des- te pescado es muy singular é se tiene mucho, sin se dañar ni corromper. Yo lo he llevado desde aquesta cibdad de Sáne- te Domingo de la Isla Española hasta la cibdad de Avila en España , el año de mili é quinientos é treynta é un años, estando alli la Emperatriz, nuestra señora. Y en Castilla paresge esta gegina que es de la muy buena de Inglaterra quanto á la vista ; pero cogida paresge que come hombre muy buen atún , ó mejor sabor que de atún es el que tiene. Finalmente, es muy singular é presgioso pescado , si lo hay en el mundo. En este rio Ogama, que passa por esta cibdad, hay hiervas en algunas partes cubiertas del agua gerca de las costas, y el manatí pasge alli é vén- le los pescadores , é desde barcas ó ca- noas le harponan. También los matan con redes regias , hechas como conviene para los tomar. Estos animales tienen giertas piedras ó huessos en la cabega entre los sesos ó meollo : la qual pie- dra es muy útil para el mal de la hijada, segund acá se platica é afirman personas tocados de tal enfermedad ; é para esto digen que muelen esta piedra, después de la aver muy bien quemado : é aquel polvo molido é gemido, tómalo el pa- giente después que amanesge por la ma- ñana en ayunas tanta parte dello , como se podrá tomar con una blanca ó con un jaqués de Aragón en un trago de muy buen vino blanco ; y bebiéndolo assi al- gunas mañanas continuadamente, quíta- se el dolor é rómpese la piedra é hágela echar hecha arenas por la orina , segund he oydo á personas que lo han probado y de crédito. Visto he buscar con dili- gengia esta piedra á muchos, para el efe- to que he dicho. Suele tener un manatí dos piedras destas entre los sesos, tama- ñas como una pelota pequeña de jugar, é como una nuez de ballesta , pero no redondas; y algunas dellas son mayores de lo que he dicho, segund la grandeza del animal ó manatí. Mas para mí yo piensso que la mesma propriedad deben tener las piedras que tienen las corvinas é los besugos é otros pescados en las ca- begas, si creemos á Plinio, el qual dige que se hallan en la brancha del pescado en la cabega quassi piedras , las quales bebidas con el agua, son óptimo reme- dio á la piedra é mal de hijada ^ . Destos mánatís hay algunos tan grandes que tienen catorgeé quinge pies de luen- go é mas de ocho palmos de grueso. Son geñidos en la cola , é desde la gintura ó comiengo della hasta el fin y extremos della se hage muy ancha é gruesa. Tiene solas dos manos ó bragos gerca de la ca- bega, cortos, é por esso los chripstianos le llamaron manatí , puesto que el chronis- ta Pedro Mártir dige ^ que tomó el nom- bre del lago Guaniabo, lo qual es falso; é assi como en esta Isla Española le qui- taron su nombre é le dieron este, assi en la Tierra-Firme que hay muchos des- tos pescados , los nombran diverssamen- te , segund la diferengia de los lenguajes de las provingias, donde los hay en aque- llas partes. No tienen orejas , sino unos agujeros pequeños por oydos. El cuero paresge como de un puerco que está pe- lado ó chamuscado con fuego. Es la co- 1 Plin.,líb. XXXII, caps. 5 é iOO. 2 Pedro Mártir, déc. I, cap. 8. DE INDIAS. LIB. XIII. CAP. IX. 435 lor parda é tiene algunos pelicos raros; y el cuero es tan gordo como un dedo, é curándolo al sol se hagen del buenas correas é suelas para gapatos é para otros provechos. Y la cola del, de la gintura que he dicho adelante , toda ella hágenla pedagos é tiénenla quatro ó ginco días ó mas al sol (la qual paresge como nervio toda ella), é desque está enxuta, queman- la en una sartén (ó mejor digiendo) fríen- la é sacan della mucha manteca, en la qual quassi toda se convierte , quedando poca givera ó cosa que desechar de ella. Y esta manteca es la mejor que se sabe para guisar huevos fritos, porque aun- que sea de dias, nunca tiene rangio ni mal sabor , y es muy buena para arder en el candil, éaun se digequees mede- ginal. Tiene el manatí dos telas en los pechos el que es hembra, é assi pare dos hijos é los cria á la teta. Lo qual nunca oy degir sino deste pescado é del viejo marino ó lobo marino. Una pesquería hay destos manatís ó de las tortugas en la isla de Jamáyca y en la de Cuba , que si esto que agora diré no fuesse tan público é notorio , é no lo oviesse oydo á personas de mucho cré- dito , no lo osaría escrebir. Y también se cree que en esta isla Española , quando ovo muchos indios de los naturales de- lla, también se tomaban estos animales con el pexe reverso. Y pues ha traydo el discurso de la historia á hablar en este animal manatí, mejor es que en este ca- pítulo se diga que en otra parte. Para lo qual es de saber que hay unos pescados tan grandes é mayores como un palmo, que llaman pexe reverso, feo al pares- ger, pero de grandíssimo ánimo y en- tendimiento : el qual acaesge que algu- nas veges es preso entre las redes, á vuel- ta de otros pescados. Este es un buen pescado é de los mejores de la mar para comer, porque es enxuto é liesso é sin flema , ó á lo menos tiene poca : é mu- chas veges los he yo comido para lo po- der testificar. Quando los indios quieren guardar é criar algunos destos reversos para su pesquería , témanlo pequeño é tiénenlo siempre en agua salada de la mar, é alli le dan á comer; é lo crian doméstico hasta que es del tamaño é grandeza que he dicho ó poco mas , y apto para su pesquería. Eutonges lléven- le á la mar en la canoa ó barca é tiénenlo alli en agua salada é átanle una cuerda delgada (pero regia) : é quando veen al- gún pescado grande, assi como tortuga ó sávalo , que los hay muy grandes en estas mares , ó alguno destos manatís ó otro qualquier que sea que acaesge andar sabreaguados, de manera que se pueden ver ; toma el indio en la mano este pes- cado reverso é halágalo con la otra é dí- gele en su lengua que sea manicato , que quiere degir esforgado é de buen cora- gon , é que sea diligente , é otras pala- bras exortatorias á esfuergo , é que mire que ose aferrarse con el pescado mayor é mejor que alli viere. Y quando vee que es tiempo y le paresge , le suelta é langa liágia donde los pescados grandes andan; y el reverso va, como una saeta, é afiér- rase en un costado con una tortuga ó en el vientre ó donde puede , é pégase con ella ó con otro gran pescado : el qual, cómo se siente estar asido de aquel pe- queño reverso , huye por la mar á una parte é á otra; y en tanto el indio pes- cador alarga la cuerda ó traylla de todo punto, que es de muchas bragas, y en fin della está alado un palo ó corcho por señal ó boya, que esté sobre el agua. É en poco progesso de tiempo el pescado manatí ó tortuga, con quien el revei'so se aferró , cansado , se viene la vuelta de tierra á la costa : y entonges el indio pes- cador comienga á coger su cordel en la canoa ó barca ; é quando tiene pocas bragas por coger , comienga á tirar con tiento poco á poco, guiando el reverso é 436 HISTORIA GENERAL Y NATURAL prisionero con quien está asido, hasta que se llega á la tierra , é las mismas ondas de la mar le echan fuera. É los indios que en esta pesquería andan, saltan en tierra , é si es tortuga la trastornan aun- que no haya tocado en tierra la tortuga, porque son grandes nadadores , é la po- nen en seco ; é si es manatí, le harponan é hieren é acaban de matar. Y sacado el tal pescado en tierra, es nesgessario con mucho tiento é poco á poco despegar el reverso : lo qual los indios hagen con dulges palabras é dándole muchas gra- cias de lo que ha hecho é trabaxado , é assi le despegan del otro pescado grande que tomó. É viene tan apretado é fixo con él que si con fuerga lodespegassen, lo romperían ó despedazarían el reverso. É assi desta forma que he dicho se to- man estos tan grandes pescados, de los quales paresge que la natura ha hecho al- guagil é verdugo ó hurón para los tomar é cagar á este rev erso : el qual tiene unas escamas á manera de gradas, como el pa- ladar ó mandíbula alta de la boca de un hombre, ó de un caballo, é poralli unas espinas delgadíssimas é ásperas é regias con que se afierra con los pescados quél quiere. Y estas gradas ó escamas llenas destas puntas tiene el reverso en la ma- yor parte del cuerpo por de fuera , y en espegial desde la cabega á la mitad del cuerpo por el lomo é no en la parte del vientre, sino de medio lomo arriba; é por esso le llaman reverso, porque con las espaldas se ase é afierra con los pescados. Es tan liviana esta generagion de aquestos indios, que tienen ellos creydo por muy gierto que el 'pexe reverso en- tiende muy bien el sermón humano é to- das aquellas palabras quel indio le dixo animándole , antes que lo soltasse , para que se aferrasse con la tortuga ó manatí^ ú otro pescado, é que también entiende las gragias que después le da por lo que ha hecho. Y esta ynorangia viene de no entender ellos que aquello es propriedad de la natura , pues que sin les degir nada desso , acaesge muchas veges en esse grande mar Ogéano, é yo lo he visto asaz veges, tomarse tiburones é tortugas é sa- lir los reversos pegados con los tales pes- cados ; é por despegarlos dellos hagerlos pedagos. Délo qual podemos colegir que no es en su mano despegarse, después que están pegados por sí mismos , sin algún intervalo de tiempo, ó por otra causa que yo no alcango ; pues que es de creer que quando el tiburón ó tortuga es toma- do, debrian huyr los tales reversos que están pegados, si pudiessen. El caso es que, como dixe de suso, para cada ani- malhay su alguagil. Una cosa diré aqui notable que he yo visto todas ocho veges que he atraves- sado este grande mar Ogéano, viniendo de España é volviendo á ella en este ca- mino de Indias ; é assi piensso yo que lo dirán todos los que aqueste viaje ovie- ren navegado. Y es, que assi como en la tierra hay provingias fértiles é otras es- tériles , de la misma manera creo yo (por lo que he visto) que debe ser en todas las mares, porque acaesge algunas veges que corren los navios ginqüenta é gient é dosgientas é muchas mas leguas, sin po- der tomar un pescado ni verle. Y en otras partes en el mismo mar Ogéano, donde esto que he dicho se vee , se ha- llan tantos que paresge que está la mar hirviendo de pescados , é matan muchos dellos. Llaman los indios de aquesta Is- la Española á la mar bagua (no digo bay- gua, porque baygua es aquel barbasco, con que toman mucho pescado , segund tengo dicho, sino bagua es el nombre de la mar en esta isla). Otras cosas muchas se podrían de- gir de otros pescados é de los can- grejos é sus diferengias muchas , é de las langostas que assi mesrao hay en esta isla; pero como son cosas comu- DE INDIAS. LIB. XIII. CAP. IX. 437 íies á todas las otras partes destas In- dias , no lo digo aqui : é también por- que los cangrejos, aunque los hay de agua , también los hay de tierra en estas partes, é hay mucho que degir dellos; y por tanto lo dexo para ha^er capítulo particular adelante de las diferentes ma- neras de los cangrejos, quando se escri- ban las cosas de Tierra-Firme , en la se- gunda parte de aquesta Natural historia de Indias. Ni tampoco escribo ni digo de las perlas , porque aunque á esta cibdad é isla se han traydo é traen mucha can- tidad dellas, no se pescan en esta isla, sino en otras islas pequeñas en la costa déla Tierra-Firme é otras partes: é tam- bién esta materia de perlas toca á la isla de Cubagua , en la qual se tractará en el libro XIX. É assi la dexo para en su lu- gar. CAPITULO X. De las ranas é sapos, é cómo los indios los eomen. \ O avia determinado de no hablar en este libro en los sapos ni en las ranas , é que- ríalos poner con otros géneros de anima- les ; pero pues me paresge que ya el man- jar de las ranas no se desprecia en Espa- ña , y ha llegado hasta la tabla de nuestro gran César , no es razón que tal título no le sirva á este animal, para que yo le co- loque é ponga tras tan excelente pescado, como es el manatí é los otros , de quien he hablado. Creo que el origen desta auc-» toridad que estaba guardada á las ranas, se le dio Mercurio , gran chanciller de la Cesárea Magestad del Emperador Rey, nuestro señor: al qual yo oí degir (en la cibdad de Vitoria , año de mili é quinien- tos é veynte y quatro , un viernes , co- miendo con el dicho gran changiller el excelente señor don Fernando de Ara- gón , duque de Calabria , é trayendo á su mesa un plato de ranas guisadas) que avia enviado la semana antes otro plato dellas al Emperador, y que le avia dicho que le avian sabido muy bien ; pero que no le entendia enviar mas, porque no quería que si por otra causa Su Magestad adolesgiesse , que echasse la culpa á sus ranas : que pues las avia probado é dicho bien dellas , quél se las mandasse guisar quando le pluguiesse. Y no me maravillo que el gran chanciller truxesse este man- jar á España , pues que era italiano, don- de há gran tiempo que se usa comer las ranas , é son buen manjar. Y muchos años antes las comí yo en Mantua , é Ro- ma, y Ñapóles é otras partes de Italia; y públicamente las venden en las plagas, como manjar sano y de buena digestión é gusto. De aquestas ranas hay muchas en esta Isla Española y en todas las otras partes destas Indias ; pero no las comen en esta isla , porque no lo han acostum- brado. De los sapos quiero hablar aqui, por la semejanza que tienen en su forma con las ranas , aunque ellos son muy mayores émas feos, por su hinchagon. Muchos hay en esta isla , é no creo que harían prove- cho á quien los comiesse, aunque en la Tierra-Firme los comen en muchas par- tes é islas de la costa austral. É yo tenia una esclava de aquella tierra , é no ha muchos días que comió uno destos sapos en una hagienda mia , é créese que otra cosa no la mató , porque desde á pocos dias que ovo comido un sapo, se sintió mala, y en quatro ó ginco dias se murió. Y ella debiera pensar que los sapos desta isla no son dañosos, como los de su tierra, á quien los come. También los de España 438 HISTORIA GENERAL Y NATURAL son ponzoñosos é malos , é tanto peores quanto son de mas fría tierra, Gríanlos é ilénenlos atados á gebo en algunas partes de la Tierra-Finne , para los comer des- pués por muy presgiado manjar. Yo los he visto comer algunas veges á los indios en aquella tierra , é no vi en mi vida man- jar que mas asco me diesse ni que peor me paresgiesse : de lo qual se reian mu- cho los indios , porque les paresgia gran- de ynorangia la mia no paresgerme bien tan aborresgible pasto á mis ojos é tan grato á su paladar é gusto. Esto se quede para en su lugar , porque no se truequen las materias ni se quiten del sitio que de- ben tener; porque este manjar es de la Tierra-Firme , é degir se ha dónde le es- timan é usan del tan comunmente , como en España el pan, ó la vaca , ó otra co- sa de las mas comunes al mantenimiento de los hombres. Comienza el libro dégimo quarto de la Natural y general historia de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Ogéano : el qual tracta de las aves. PROHEMIO. l_jontinuando la Historia natural é gene- ral destas Indias , conviene que se haga expresa mengion de las aves que hay en estas islas, de las que son semejantes á las de nuestra España y Europa. É dicho esto , verné á hablar en la espegialidad de aquellas que á mi paresger allá no las hay, ó si hay algunas dellas, será con las diferencias que adelante se dirán. Verdad es que en este libro y aun en los prece- dentes, donde he tractado de animales terrestres é de los pescados, é también en el pressente'de las aves , muchas co- sas se añadirán en cada uno dellos é de los otros de quien adelante se tractará en esta primera parte, quando se escriba la segunda y tergera é las cosas de la Tier- ra-Firme. Pero quiero agora hager una breve y nueva relagion de las aves que hay é se veen en el viaje , que se hage desde España á estas Indias y desde ellas á España : é después diré de las otras co- sas en particular , porque con mas orden se regiten las cosas que son dignas de se memorar ; porque todo es muy nuevo á los que no navegan , é á los que en las mares de Italia y canal de Flandes é de otros golphos pequeños ovieren navegado. CAPITULO I. Kn el qual se tracta de las aves que se veen por la mar en el viaje que se ha9e desde España á estas Indias é desde ellas á España, é de las que se toman en las naos é caravelas, siguiendo sus viajes. wuando de España venimos á estas In- dias, véense por todo el viaje unos páxa- Tos negros muy grandes voladores , é an- dan á rayz ó junto á las ondas de la mar, y es cosa mucho de ver su velogidad é quan diestros andan , assi como suben ó baxan las ondas, aunque haya fortuna é ande brava la mar , por tomar aquellos pescados voladores que dixe ( en el li- bro XIII, capítulo IV), ó otros algunos pescados. Aquestas aves, quando quieren, se assientan en el agua é témanse á le- 440 HISTORIA GENERAL Y NATURAL yantar á hager su ofíiQio, como he dicho. Llámanlos los marineros patines , é son pequeñas aves. Véense assi mismo en este viaje unas aves blancas del tamaño ó mayores que palomas torcagas. Son grandes volado- res, é tienen la cola luenga é muy delga- da, por lo qual le llaman rabo de junco; é véense las mas veges á medio camino, ó andada algo mas de la mitad de la na- vegación hágia estas partes. Pero ave es de tierra , segund todos digen , é yo assi creo que todas las aves son de la tierra, pues de nesgessidad se han de criar en ella é nasger fuera del agua. Algunas des- tas aves no son del todo blancas , digo destas que llaman rabo de junco; pero tienen el plumaje mezclado con pardo. É tienen la cola como paloma , algo mas corta é redonda , é de la mitad della sale una pluma delgada é luenga , mas de un palmo mayor que todas las de la cola ; é assi, quando va volando, toda la cola pa- resge una sola pluma luenga , é por esto se le dio el nombre que tiene; pero quando en el ayre quiere tullir , abre la cola , é assi muestra las otras plumas menores della. La tergera vez que vine á estas In- dias, vimos muchos hombres una destas aves toda blanca , y en la mitad del ca- mino é mar que hay desde España á las islas de Canaria, en el golpho que llaman de las Yeguas : de lo qual todos los ma- rineros se maravillaron mucho é dixeron que nunca avian visto ni oydo degir que semejantes aves se oviessen visto tan ger- ca de España ; porque donde mas con- tinuamente se suelen ver es á tresgientas é gincuenta leguas ó poco mas, antes de llegar á las islas Dominica, é la Desseada, é la de Guadalupe , é las de aquel para- je que están á giento é ginqüenta le- guas antes que lleguen á esta gibdad de Sancto Domingo de la Isla Española. Las aves destas que tienen el pluma- je blanco, tienen el pico colorado é los ojos , é los cuchillos de las alas negros. Quando las naos están á dosgientas leguas ó menos, viniendo en demanda destas Indias desde España , se ven otras aves que llaman rabihorcados. Estas son grandes aves al paresger é vuelan mu- cho , é lo mas continuo andan altos ; son negros é quassi de rapiña. Tienen muy largos é delgados vuelos , é muy agudos los codos ó encuentros de las alas , en los quales y en la cola son mas conosgi- das aves en el ayre que todas las que yo he visto, estando altas. Tienen la cola mayor é mucho mas hendida que los mi- lanos, é por esto los llamaron rabihor- cados. Algunas destas aves tienen la co- lor de un negro, que tira á pardo rubio, y el pecho é la cabega blanca y el papo abutardado de leonado. Y el vuelo suyo es como el del milano , quando vuela ses- go, porque estos rabihorcados poquíssi- mas veges baten las alas : las piernas tie- nen delgadas é amarillas é cortas, é los dedos como de paloma. Hay otros destos que, como se dixo de suso, son todos ne- gros, é tienen el pico luengo, los unos ó los otros mayor que el de una gavina, mas de aquella mesma hechura , al cabo ó extremo del algo grosseguelo é retor- nado un poco para abaxo. Yo he visto estas aves mas de dosgientas leguas den- tro en la mar; pero en la Tierra-Firme hay muchos mas sin comparagion que no en estas islas. Digen los indios de la provingia de Cueva , que el unto y enxundias de aques- tas aves es muy bueno, para deshager las señales del rostro é de las heridas, é para ungiones de piernas ó bragos que se secan , é para otros males y enferme- dades. Tómanse con dificultad, sino es en algunas isletas yermas, donde suelen criar, siendo nuevos. En la cibdad de Pa- namá , año de mili é quinientos é veynte y nueve , acaesgió que uno destos rabi- horcados baxó á un corral , donde avia DE INDIAS. LIB. XIV. GAP. I. 44 í muchas sardinas á curar ai sol, porque estas aves son amigas de tal pescado , é por caso un negro le dio, con un palo que se halló en la mano , tal golpe en una ala que se la quebró é cayó alli : y era de los grandes , é yo lo tuve en las ma- nos, é la carne del, después de pelado, era poco mas que la que tiene una palo- ma, y estando con la pluma liage muy mayor bulto que un milano. É son los vuelos de esta ave tan grandes que no pudiera yo creer lo que alli vi por expe- riengia á ninguno que tal me dixera; porque muchos hombres de buenos cuer- pos, extendidos los bragos, probaron si al- cangarian con su braga de punta á punta de las alas deste rabihorcado que he di- cho, teniéndolas abiertas é tendidas, é con mas de quatro dedos ninguno alcan- gó : é quien los vé volando altos en el ayre, ternia lo que digo por cosa no creedera. No ignoraba Plinio * que las aves todas que han grandes alas, tienen pequeño cuerpo. Hay otras aves que se hallan en la mar ogéana, que se llaman páxaros bobos. Estos son menores que gaviotas : tienen los pies como ánades é pósanse en el agua, quando quieren. Hállanse viniendo de España, quando las naos son á giento é menos leguas de las islas primeras des- tas Indias que he dicho ; é viénense estas aves á los navios é siéntanse en las ga- vias y entenas , é son tan bobas y espe- ran tanto que las toman muchas veges á manos, ó con un lago en la punta de un dardo ú otra asta corta. Son negros é sobre esta color tienen la cabega y espal- das de un plumaje pardo escuro : no son buenos de comer, é tienen mucho bulto en la pluma, en respeto de su poca carne: dessuéllanlos los marineros é cómenlos cogidos ó assados. Estando con la plu- ma, son quassi tan grandes como una pa- loma , é después de pelados, quedan muy menores que una paloma pelada. Tienen las alas luengas, é son de dos maneras ó espegies estas aves , porque las unas tienen el plumaje que he dicho, é las otras le tienen pardo que tira á color ne- gra, é la frente pardilla y el pico é los ojos negros , y las piernas é manos assi mesmo ; pero de hechura de las de los pa- tos, y el pico algo luengo é delgado. Yo he comido destos segundos é son buenos; pero hánlos de dessollar primero , non obstante lo qual tienen algund olor de pescado. Son tan simples que muchas ve- ges acaesge que saca un hombre el brago tendido fuera del navio é se assientan en la mano , en siendo de noche, penssando que es algund palo ; é de aqui se les dio el nombre de bobos. Tienen los ojos her- mosos é negros; y el mas proprio grandor de aquesta ave es como el de los grajos de España, é aquel pardo que tienen tira algo á leonado. Tómanse muchos entre estas islas é la Tierra-Firme. Topan assi mesmo las naos, desque están ya gerca de las Indias , otras aves que llaman alcatraces: estos son de muchas maneras. Algunos del tamaño de los cuer- vos marinos é otros algo menores : algu- nos negros que tiran al color pardo , é otros pardos é blancos alcoholados, é de otros plumajes. Otros hay negros pardos que tienen las cabegas blancas con algu- nas plumas en ellas coloradas. Todas es- tas aves, dichas alcatrages, salen mucho á la mar , é todas tienen los pies como ánsa- res ó ánades, porque son aves marítimas y exergitadas en lapesqueria, y es el pesca- do su espegial é ordinario mantenimiento. Assi que, estas ginco maneras ó di- ferengias de aves se hallan desde Es- paña á las Indias, demás de muchas ga- viotas é algunas gavinas; pero gerca ó junto á las islas de Canaria , é á las de TOMO I. 1 Pün., lib. X, cap. 19. 56 442 HISTORIA GENERAL Y NATURAL acá de las Indias y en las costas de la Tierra-Firme, porque las gavinas é ga- viotas no se apartan mucho de la tierra. Otras aves de la tierra se hallan en la mar é se toman de cansadas , á la vuelta que las naos que van destas partes están gerca de España. Las que yo he visto to- mar en los navios, en que yo he ydo y me he hallado, son aquestas: ñevaticas délas que nunca sosiegan con la cola é son blancas é negras pintadas; tordos, co- gujadas , pinchicos de los que suelen po- ner en las jaulas ; cernícalos , esmerejo- nes, halcones, no tengo en memoria de que ralea porque sé poco de getreria; y otras aves de otras raleas é formas : las quales subiéndose en alto vuelo querien- do atravessar desde el Cabo de Sanct Vigente ó parles postreras é mas occi- dentales de España é del fin de Europa para se passar en África , ó desde África para España, cánsanse é acójense á las gavias délas naos, que acaso atraviessan; é cómo se hage de noche, témanlas á ma- nos los marineros. Y aquesto baste quan- to á las aves que se topan, quando esta navegagion se hage, segund é dónde tengo dicho. CAPITULO II. Que tracta de las aves que hay en esta isla semejantes á las de nuestra España, que son acá naturales assi mismo y desta tierra. R Lay en esta isla de Hayti ó Española muchas palomas torcagas, é de las gori- las por consiguiente ( pero menores las unas é las otras que las de España cada una en su espegie); tórtolas muy buenas, de tres ó quatro maneras , é unas mayo- res que las^otras; golondrinas, mayores que las de España ; pero no tienen rubio el cuello ni las cabegas , ni la cola tan hendida , y el canto de las golondrinas de acá es mas sordo é no tal como el de las de nuestra España , ni crian tan do- mésticamente en las casas acá; é debe ser porque há poco tiempo que acá se han fundado casas de piedra. Con todo ya comiengan á criar en la iglesia mayor desta cibdad y en el monesterio de los fray les de Sancto Domingo desta cibdad. Hay assi mismo vengejos y en mucha cantidad; gargas reales; gárgolas; hal- cones; neblís é muy buenos, algo mas negros que los que en España é Italia suelen yr ; agores grandes é muy hermo- sos ; águilas pequeñas ; guaraguaos ; es- tos no los hay en España , pero páselos aqui porque son de la condigion é offigio de los milanos, no porque les parezcan en mas del offigio del hurtar los pollos, porque en el plumaje, ni división de la cola, ni en la cabega no les paresgen. Pero son muy armados , y el plumaje des- tos guaraguaos es como el del borní, salvo que estos tienen los ojos colorados. Lechugas; alcatrages de muchas maneras; águilas blancas de agua (digo de agua, porque se exergitan en la pesquería); cau- dones; gaviotas; gavinas, pero pocas; gallillos; calamones; gernícalos; carpin- teros, del tamaño de los gorgales ó tor- dos. Tienen estos carpinteros el cogote colorado , y engima de la cola también coloradas algunas plumas , é todo el res- to es pintado al través, á carreras negras é verdes cada una por sí , y el verde tira algo á amarillo. Aquestas aves hagen en las palmas y otros árboles un agujero con el pico , é de dentro labran é vacuan lo que les conviene dexar hueco, en que ha- gen sus nidos é morada. No sé si es aqueste el páxaro que en España se dige DE INDIAS. LIB. XIV. CAP. II. 443 pito , porque he oydo degir que el pito cria assi. Hay muchas ánsares de passo bravas y es el passo dellas por degiem- bre. Muchos páxaros hay acá de los que en España andan por los sotos, é cantan bien (que no les saben acá los nombres), é también hay ruyseñores que en el canto son cosa de oyr y de muy dulge meiodia, aunque no hagen tantas diferengias, como los de España, ene! cantar. Hav innume- rables cuervos marinos, é los esmerejo- nes son de todas raleas. Hay aberramias; pero las destas Indias tienen el plumaje de color encarnado y el pico no tan luen- go, como las de Castilla. Todas estas aves, de que he hecho mengion en este capí- tulo, son naturales en esta isla, assi como en España , é todas ellas las hay en estas islas , y en la Tierra-Firme estas é otras muy mas en abundangia. CAPITULO III. De las aves que se han traydo de España , que en esta isla é Indias no las avia. E iánse traydo á esta isla é á las otras comarcanas é á la Nueva España é á la Tierra-Firme muchas gaUinas é gallos de los nuestros de España , é hánse hecho muy bien y en grande abundangia , é hay muchos é muy hermosos capones y en gran cantidad en todas estas partes é In- dias. Hánse traydo muchas palomas duen- das , é críanse bien é hay muchas dellas en esta cibdad, en muchas casas y en los heredamientos é otras partes de aquesta Isla Española , donde hay poblagiones de chripslianos. Hánse traydo algunos pavos de los de Castilla; pero no se hagen ni multiplican bien, como en España. Y lo mesmo digo de las ánsares de Castilla, porque las que acá vienen no multipli- can ni se dan tan bien como allá, aunque hay algunas ánades de las caseras de Castilla que se han traydo assi mismo , é hánse hecho muy bien é hay muchas de- llas, puesto que destas hay acá naturales infinitas, pero mas chiquilas. CAPITULO IV. De las aves que hay en esta Isla Española , las quales no hay en España ni allá se crian; E Lay muchas maneras de papagayos en esta isla , assi de los verdes, tamaños ó mayores que palomas (que tienen un flueco de plumas blancas en el nasgimien- to del pico), como de los otros del mismo tamaño é verdes que tienen aquel flueco que he dicho, pero colorado , como un carmesí. Hay otros menores, de colas luengas , é los codillos ó encuentros de las alas é los sobacos colorados , é todo el restante dellos verde , é aquestos se llaman xaxahcs. Otros hav de otras ma- neras , assi en esta como en las otras is- las; pero porque en la Tierra-Firme hay mucha mas cantidad é diversidad destos papagayos , alli se dirá lo que aqui no se fage; porque á la verdad, en esta isla no los hay tantos ni de mas diferengias de las que se dixo de suso. Verdad es que hay unos paxaritos todos verdes , no ma- yores que los xilgueritos de Castilla; pero aquellos, aunque sean verdes, no son papagayos. Creo yo que en la Tierra- Firme passan de giento é mas diferengias 444 HISTORIA GENERAL Y NATURAL en los plumajes de los papagayos , é lo- dos ó los mas dellos son muy conformes ó quassi en la hechura, exgepto en el ta- maño é colores de plumas ; pero en los picos y en la torpega y hechura de los pies , muy semejantes los unos á los otros. Hay assi mesmo en esta isla unos paxari- tos tan negros como un terciopelo negro, muy bueno ; é son tan pequeños , que nin- gunos he yo visto en Indias menores, ex- gepto el que acá se llama páxaro mos- quito : el qual es tan pequeño , que el bulto del es menos harto ó asaz que la cabega del dedo pulgar de la mano. Este no le he visto en esta isla ; pero dígenme que aqui los hay , é por esso dexo de ha- blar en él , para lo degir donde los he visto, que es en la Tierra-Firme, quando della se tráete. Otros páxaros hay de mu- chas colores é que cantan muy bien é de diferentes voges o manera de cantar : é porque desto basta lo que está dicho, diré de algunas aves en particular, que son mas notables é cosas para encomen- dar á la memoria. CAPITULO V. De los páxaros comuneros, ó que viven muchos junios en comunidad. Jtlay en esta isla un género de páxaros algo menores que los que en Castilla lla- man gorriones ó pardales , é parésgenles algo en el plumaje é diligengia, éson no menos astutos ó maligiosos. Estos son de grande ánimo en quadrilla é ayuntamien- to. Su color é plumaje es pardillo gris, y hagen un nido tan grande ó mayor que los que suelen hager las gigüeñas en los campanarios é torres de Castilla. Estos hagen de rama de tal manera compues- tos y entretexidos é regios , que es admi- ragion grande, segund estas aves son chi- quitas: é alli dentro en aquel su nido tienen sus diferengias ó divididos aparta- mientos é geldas, donde distintos crian; y por lo menos tiene un nido de aques- tos dosgientos ó tresgientos páxaros. Ési por caso atraviessa por ahy gerca alguna ave de las grandes , aunque sea de ra- piña , como los guaraguos que tengo di- cho que se comen acá los pollos (é aun las gallinas), salen á esquadrones estos páxaros con gran ruydo , é golpéanle tan atrevida é denodadamente , que no hay abispas ni otra cosa semejante tan eno- josa ni tan continua , hasta que la ha- gen huyr, é aun aviéndole dado assaz repelones é sacádole las plumas. Final- mente , que gerca de donde aquestos ni- dos están; assi se guardan é apartan las otras aves dellos, como se apartan los hombres de los abisperos. Yesgierto que es cosa mucho de ver, quando tienen alguna diferengia destas con los cami- nantes, digo con las otras aves de passo que acaso se agiertan por alli á buscar la vida. CAPITULO VI. De los alcaíra^es grandes que hay en esta Isla Española y en todas las otras islas y cosías de la Tierra-Firme. Uicho y escripto tengo algunas diferen- gias de aves que están debaxo del nom- bre de alcatrages , é de algunos de aque- llos hay en las costas de la mar en Espa- ña; pero de los que agora diré, yo no los he visto ni creo que ahy haya , sino en DE INDIAS. LIB. XIV. CAP. VI. 44o estas partes , ni he oydo degir que los haya en otras. Son estos alcatraces, de quien agora hablo, como grandes ansaro- nes, é son todos pardos, é las plumas mayores de sus alas son negras en los cuchillos amaestras. Los pies tienen como de patos; pero tienen esta diferencia: que tienen un garrón en los talones, é desde aquel tienen continuada aquella tela de la pata á los otros dedos. Assi que, aquella pala es muy mayor que lo seria sin aquello , ó que lo son las patas de los ansarones. Tiene un pico tan grande como dos palmos de luengo, é á par de la cabega es tan ancho ó mas que una mano de hombre , é desde alli se va disminu- yendo hasta la punta ó fin del pico ; pero en el extremo , donde es mas delgado, queda mas ancho que el dedo pulgar, é de alli declina algo para abaxo, de ma- nera de uña. É aquello de la parte supe- rior del pico todo es duro , é la mandí- bula baxa se abre tanto é hace un papo que le va hasta el pecho : é cómo tiene el cuello grande , yo he visto algunas ve- ges meterle en el papo un sayo de un hombre, é algunas veges una capa, é al- gunas veges dos y tres jubones é gapatos é bonetes media dogena dellos. Son en el pecho de plumaje blanco , é quando vue- lan llevan cogido el cuello y el pico pe- gado , de manera que paresge que no tie- nen pescuego. En fin , esta ave puesta en tierra y extendido el cuello , paresge mu- cho á una grande ave que yo vi en Flan- des , en Bruselas , en el palagio del Em- perador Rey, nuestro señor, año de mili é quinientos diez y seys ; é acuerdóme que la llamaban hay na , y que estando un dia comiendo Su Magestad en la gran sala , le truxeron en su Real presengia de comer á aquella ave en una caldera de agua giertos pescados vivos , é los comió assi enteros , como estos alcatrages que digo suelen hager los que toman. Aquella ave yo creo que era de mar , é tales te- nia los pies é todo lo demás, como estos alcatrages en quien yo hablo , salvo que no tenia el papo que digo que tienen los de acá ; pero era mayor ave aquella y de mas hermoso plumaje é mayor pico, pero no le abria tanto; porque como tengo dicho, no tenia aquella el papo de la forma que estos alcatrages de acá. Los quales, quando vuelan , se suben en alto é tienen muy buena vista, é déxanse caer juntadas las alas en la mar, é viene hecho un ovillo , y del golpe que dá, como es grande, salta mucho el agua para arriba , y él toma el pexe é sale luego para suso sentado en el agua, é trágaselo. É tórnase á levantar é subir en alto , é hage otra é otras muchas ve- ges lo mesmo : é desta manera anda pes- cando en las costas y en los rios , dó en- tran en la mar, y en el de aquesta cib- dad cada dia muchos dellos junto á la ribera : é digo tan junto , que há pocos dias que un escudero de los que yo aquí tengo en guarda desta fortaleza de Sancto Domingo , buen ballestero , tiró á un al- catraz destos desde dentro desta casa , é le quebró un ala , estando sentado en una peña, al pié de la fortaleza. Y estos hombres de casa en mi presengia le me- tieron en el papo un sayo de un paje mió, con harto faldaje é mangas anchas; y no era de los mayores el alcatraz, porque no era viejo; y esto es muy notorio acá: que una capa, si está unpocorayda, ylo que tengo dicho les cabe en el papo á estas aves. É assi quando los matan, les hallan en el vientre, y ellos por sí en siendo heridos regetan é langan el pes- cado que avian comido ; é algunas veges es tanto, que podrían largamente comer dos hombres é tres con otro tanto. Al- gunas veges con nesgessidad los chrips- lianos han comido estos alcatrages; pero no los han por buen manjar , porque sa- ben al pescado é huelen mucho al ma- risco. 446 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO VIL De las aves nolurras que hay en esta Isla Española. E Lay en esta isla unas aves mayores que vengejos , é las alas tienen y el vuelo de k mesma forma , é vuelan con tanta ve- logidad é con aquella manera de voltear, subiendo é desgendiendo , dando vueltas en el ayre . É no salen ni se veen sino al tiempo que el sol se entra debaxo del horizonte , é también algunas veges si el sol no paresge, por estarcí gielo nubloso: poco antes que él sea puesto también sa- len, assi como lo hagen los murciélagos, é andan toda la noche ; é de quando en quando algunas veges chillan en gierta forma que se oyen desde lexos dellos. No sé como los llaman los indios en esta tierra ; pero he visto muchas aves destas en la Tierra-Firme, salvo que en el plu- maje son algo diferentes. En aquella bre- ve suma que escrebí en Toledo destas cosas de Indias los llamé páxaros notur- nos ; mas aquellos son muy enemigos de los murgiélagos é ándanlos golpeando é persiguiendo , y es cosa para holgar mi- rar su contraste. Pero estos otros de acá en esta isla no van tras los murgiélagos, ni son tan grandes aves , é también en el plumaje difieren, puesto que no en la caga de los mosquitos. Los murgiélagos de aquesta isla son pequeños é no hay muchos y engiérranse presto, á mi pares- ger. Hay assi mismo muchas lechugas en esta isla, y en los pueblos, é dó hay buhios de paja ; pero son menores lechu- gas asaz que las de Castilla , porque las de acá son como un gernícalo torguelo ó menores. Hay buhos, pero muy chiquitos é no mayores que las lechugas que he dicho, é assi con aquellas orejas ó cuer- nos levantados en la cabega y del proprio plumaje, é los ojos pequeños á pro- porgion del cuerpo; pero muy claros, co- mo los buhos de España. Mochuelos hay assi mismo , pero pequeños como las le- chugas é buhos que he dicho, é aun algo menores; é assi los ojos, como los tienen los de Castilla. CAPITULO VIII. De las grúas y perdices ó tórtolas de la isla de Cuba ó Fernandina. Oay en la isla de Cuba innumerables grúas de las mismas que se suelen ver en España, digo de aquel plumaje é gran- dega é canto : las quales son naturales de aquella isla, pues crian alli, é los mu- chachos é los que quieren traen á los pueblos infinitos huevos ó grullitos de las savanas ó campos donde crian, y en to- do el año hay aquestas aves en aquella isla. Hay assi mismo unas perdiges peque- ñas , que á mi paresger en el plumaje y en el murmurar dellas paresgen tórtolas; pero mucho mejores en el sabor. É té- manse en grandíssimo número é tráenlas vivas bravas á casa, y en tres ó quatro dias andan tan domésticas, como si alli fueran nasgidas y engordan en mucha manera, é sin dubda es un manjar muy delicado é suave en el sabor ; é algunos le loan é tienen por mejor que el de las perdiges de España, assi porque no son de menos apetito al gusto , como porque son de mejor digestión. No son mayores que las tórtolas de Castilla é tienen al cuello un collar del mismo plumaje; pero DE INDIAS. LIB. XIV. CAP. VIII. 447 negro como el de la calandria, aun- ñola, é los mas de los años, ó á lo me- que algo mas baxo para el pecho é mas nos no passa del tergero , hay passo- ancho. Hay assi mismo en la isla de de aves, como se dirá en el capítulo Cuba las mismas aves que en la Espa- siguiente. CAPITULO IX. Del passo de las aves que suelen passar por la isla de Cuba, é muy ordinariamenle los mas años alravies- san la mar que hay enlrella y la Tierra-Firme; e' passan sobre la Tierra-Firme la vuelta del viento Sueste. IJixe en el capítulo de suso que aqui diria del passo de las aves. Digo que quassi al fin de la isla de Cuba sobrella passan muchos años innumerables aves de diversos géneros é vienen de la parte de hágia el rio de las Palmas que confi- na con la Nueva España é de la vanda del Norte sobre la Tierra-Firme, é atra- viessan sobre las islas de los Alacranes é sobre la de Cuba, y passado el golpho que hay entre estas islas y la Tierra-Fir- me, passan á la mar del Sur. Yo las he visto passar sobre el Darien, que es en el golpho de Urabá , é sobre el Nombre de Dios é Panamá en la Tierra-Firme, en diversos años : é paresge que va el gielo cubierto dellas , y tardan en passar un mes ó mas; é hay desde el Darien al Nom- bre de Dios ó Panamá ochenta leguas grandes. É yo he visto este passo en to- das tres partes en la Tierra-Firme algu- nos años : é vienen de hágia la parte de Cuba é de donde tengo dicho é atravies- san la Tierra-Firme, é paresge que se van hágia lo mas ancho de la tierra la via del Sueste. Y pues que no vienen continuada- mente un año tras otro, é no las vemos volver en ningún tiempo del año hágia el Poniente ó Norte , creo que las que tornan á venir después, son aquellas mes- mas , ó las que quedan dellas ó progeden de las primeras, é dan la vuelta al uni- verso é le gircuyen en rededor por el ca- mino que he dicho. Este viaje hagen en el mes de margo por espagio de veynte é treynta dias é mas é menos desde la mañana hasta ser de noche : é va el gielo quassi cubierto de innumerables aves muy altas , en tan- ta manera que muchas dellas se pierden de vista , é otras van muy baxas respeto de las mas altas ; pero harto mas altas que las cumbres é montes déla tierra. É van continuadamente en seguimiento ó al luengo desde la parte del Norueste ó del Norte septentrional , como he dicho, á la del Mediodía, y de alU para arriba al Sueste : é atraviessan todo lo que del gielo se puede ver en longitud de su via- je , que hagen estas aves , y en latitud ó de ancjiura ocupan muy grande parte de lo que se puede ver del gielo. Las que destas aves mas baxan para tierra, son unas aguilillas negras é otras medianas, pero también águilas reales, é otras aves de muchas maneras é algunas muy gran- des : ó todas ellas paresgen de rapiña, aunque las diferengias dellas son muchas y los plumajes diversos de algunas, en las que quieren abaxar, porque en las altas no se puede considerar la pluma ni dis- gernerlola vista. Mas en la forma del vo- lar é batir las alas y en la grandega é di- ferengia de su talle é proporgion é tama- ño se conosge claramente que son de muchas é diversas raleas é géneros. Pero porque aquesto deste passo de aves toca á las cosas de la Tierra-Firme , quede lo demás para quando se tráete della, en la segunda parte desta Historia general é na- tural de Indias. 448 HISTORIA GENERAL Y iNATüRAL CAPITULO X. De una ave, ó quassi monstruo entre las aves, que hay en esta Isla Española y en las otras islas destas partes. iluise guardar para este último capítulo de las aves desta Isla Española y de las Ciras á ella gircunstantes una ave, muy nueva cosa á mis ojos é por mí nunca oyda , ni leyda otra semejante en parte alguna del mundo ; y á mi paresger es cosa muy notable é de admiración , y acá en estas partes y en espegial en es- tas islas muchas veges vista é notoria. Esta es una ave del tamaño de una gran- de gavina , y el plumaje quassi de aque- lla forma blanco, mezclado de pardo , y el pico de la manera de la gavina ; pero mas agudo. Esta ave se puede degir que es de rapiña en el campo y en el agua; porque assi puede mantenerse é cagar en la tierra, como pescar en la mar é los rios. Tiene el pié izquierdo como ánade ó pato y essotros páxaros ó aves que andan en la mar, y con aquel se assienta, quando quiere, en el agua é se está sobrella co- mo un ánsar ó ánade : é la mano dere- cha es de presa, como la suele tener un buen agor ó un sacre, ó una de las aves que mejor armada puede estar de uñas. Y quando los pescados salen sobreagua- dos y gerca de la superfigie del agua, es- ta ave se dexa caer de alto, donde anda volando, é afierra con aquellas presas é uñas de la mano derecha el pescado : é si quiere estarse sobre el agua sentada con el otro pié que tiene como de pato, se está queda é come su pescado ; é si no lo quiere hagerassi, levántase é llé- vaselo en las uñas é cómeselo en el ayre á vuelo ó sobre una peña ó árbol, donde le paresge é quiere sentarse. Yo no he visto ni oydo ni leydo cosa tan desse- mejante ni tan apartada de todas las otras aves del mundo, como aquesta, ni en tanto extremo diferengiada ; porque, como he dicho es ave de tierra é de mar , porque segund algunos digen, también se geba en la tierra de algunas aves pequeñas ó de lagartijas é otras cosas ó manjares ter- restres semejantes. En esta isla y en la de Sanct Johan y las otras destas par- les se han visto y se veen muchas veges aquestas aves : los chripstianos las lla- man agores de agua. ComienQa el libro dégimo quinto de la primera parte de la Natural y General his- toria de las Indias , Islas y Tierra-Firme del mar Ogéano : el qual tracta de los aní- dales insectos. PROHEMIO. JLjos animales insectos ó Reñidos , assi como gigarras, hormigas, abispas y sus semejantes, serán la materia, de que se tractará en este dégimo quinto libro, los quales , como dige Plinio ^ , es opinión de algunos que no alientan ni tienen san- gre. Llámalos insectos, porque son corta- dos ó regintos en el cuello , ó en el pe- cho , ó en las otras partes ó lugares de sus coyunturas ; y maravíllase mucho có- mo en tan pequeña cosa puede aver al- guna ragon ó potengia ; é quán inextri- cable ó no comprehensible es la perfigion de los tales, porque dige que ¿dónde pudo colocar la natura tanto sentido en el mos- quito, dicho gangal (que es el que canta), puesto que hay otros menores? Dónde les puso la vista ; dónde el gusto ; dónde el olor; dónde engendró tan terrible voz, en comparagion de tan pequeño cuerpo? Con qué subtilidad le pegó las alas é le higo aquellas luengas piernas, y el vientre ayuno y desseoso de sangre humana , ó con qué artifigio le agugó el aguja, é aun- que aquella es tan sotil que no se vee, es capaz, para horadar la piel, é aca- nalada, para chupar la sangre? Qué dien- tes (de los quales da testimonio el son) ha dado al tarlo para horadar qualquie- ra leño duro , porque ha querido que se apagientede madera? Mas nosotros nos maravillamos de los hombros de los ele- phantes, con los quales llevan las tor- res, é de los cuellos de los toros, é de la rapiña de los tigres, é de las crines de los leones ; y non obstante esto, la na- tura es assi dotada en los pequeños como en los grandes. Y por tanto ruega el Pli- nio en el pringipio de su libro XI á aque- llos que leen sus cosas, que puesto que mu chos destos animales sean en despregio- no hayan en fastidio las cosas que dellos él refiere ; porque en la contemplagion de la natura no puede ser cosa superfina. Por gierto todo lo que es dicho fué considerado é apuntado, como de va- ron tan señalado é doto ; pues que en las obras de natura tan maravillosas cosas vemos por nuestros ojos é tocamos con nuestras manos , que una sola basta á te- TOMO I. 1 Plin., lib. XI. 57 450 HISTORIA GENERAL Y NATURAL ner la mente del hombre en grandíssiraa admiragion. Pero acordándonos de quán- to poder es el Maestro que essa potencia dá á la natura , para lo que por su dispen- sagion del ella obra ; y que el solo Omni- potente es, de donde progede todo, é que es Dios el que dá la vida y el ser á todas las cosas criadas , y el que infunde é dis- pensa todos estos efetos é obras que Pu- nió atribuye á la natura ; no hay de que nos maravillemos en cosa que él haga ni el hombre vea , acordándonos de su in- finita oranipotengia : ni nos avemos de ocupar en tal admiragion, sin darle infini- tas gragias de todas sus obras , y de la merged señalada que hage al que da co- nogimiento para penssar en ellas para es- te efeto, é las considera con tal adita- mento , que de las criaturas vistas ó por tales tractados é auténticos auctores es- criptas, se levanten nuestros coragones á amar á quien las crió , y es servido de nos las comunicar, para que mejor le sir- vamos. Pues no á la natura (como Plinio y los gentiles) quiera ningún calhólico re- ferir las gragias destas maravillas; sino al Maestro de la natura, al qual plega darme gragia , que en las cosas que ten- go escripias é las que en este y en los libros siguientes desta Natural y Ge- neral Historia de Indias escribiere , siem- pre diga y escriba con verdadera inten- gion y obra lo que he visto é alcangado destas materias. Porque en la verdad, mi pringipal desseo é intento es servir á Dios é á mi Rey , en colmar este volumen de verdaderos renglones , é no de las fábu- las que he visto escripias desde España en estas cosas de Indias ; pues que sin desviarse mi pluma de lo gierto , nunca le faltará que escriba de que se maravi- llen los hombres. É assi, efectuando la verdadera historia , diré brevemente qué animales destos insectos ó geñidos hay en en esta isla, semejantes á los de nuestra España , é quáles no he visto en ella , é los que hay acá, é de las propriedades que de los tales ovieren venido á mi no- tigia. Puesto que en esta primera parte será poco lo que puedo escrebir, hasta que en la segunda é lergera parles, trac- trando de la Tierra-Firme, se colmen é aumenten todas estas materias, por la mucha abundangia que alli hay dellas. CAPITULO L De los animales inseclos que hay en esta Isla Española , é prlmeranienXe de las hormigas y del coinixen. JLlige aquel único auctor de la Natural Historia * las opiniones que algunos tie- nen , digiendo que las hormigas é abispas é los semejantes no tienen sangre; por- que quien no tiene coragon ni hígado, no tiene sangre, é assi no alienta quien no tiene pulmón. É desto nasge grande con- tengion, porque vemos el murmurar de las abejas y el cantar de las gigarras; é assi dige Plinio que quando contempla la na- tura, ella le persuade á que ninguna cosa estime ser increyble de sus obras. Y des- pués que en esta disputagion ha dicho al- gunas cosas, como natural investigador de tales secretos , dige que confiessa que no tienen sangre, como otros animales. Assi como la serpiente, la qual, en lugar ó en cambio de la sangre tiene tinta, é la púr- pura tiene aquel xugo con que se tiñen las vestiduras, assi aquel humor que han estos insectos, qualesquier que sean, le han en lugar de sangre. É dige mas el sobredicho auctor: que cada uno estime lo que le paresgiere , porque su propóssito i Plin.,ljb. Xí, cap. 3. DE INDIAS. LIB. XV. CAP. I. 451 de Plinio es mostrar las cosas que en la natura son manifiestas, é no de juzgar las causas ocultas. A este propóssito digo que mi in- tención es degir lo que sé y he visto en aquestas cosas é no dexar de degir lo gierto, porque se maraville ó dexe de se maravillar el que desde lexos me es- cuchare ó leyere mis renglones: ni quie- ro tampoco ponerme á conjecturar de qué progeden los efetos de las novedades que recuento , porque ni soy tan philó- sopho para comprehenderlos, ni me quie- ro detener en argumentos; sino conforme á la vista, diré lo que he podido compre - hender ó he sentido en estas materias. A las quales dando pringipio en las hormigas , digo que hay muchas en es- ta Isla Española, y en aquesta cibdad de Sancto Domingo muchas mas de las que querríamos, é sin comparagion mu- chas menos de las que ha ávido. Porque en el año de mili é quinientos é diez y nueve y dende adelante, por espagio de dos años é mas, ovo tantas que higieron erandíssimo daño en toda esta isla en los heredamientos , destruyendo é quemando los cañafistolos é naranjos é otras arbo- ledas provechosas, que aun hasta hoy tu- ra el daño, puesto que (loores á Dios) gessó aquella moltitud. Ni tampoco en la sagon que ovo esta plaga se podía vivir en las casas, ni tener cosa de comer al- guna que luego no se cubriessede hormi- gas menudíssimas é negras. É si algund tiempo turara , no fuera mucho que nos acontesgiera en aquesta isla lo que en Es- paña, donde se despobló una cibdad, por el escarvar de los conejos, ó en Tessalia lo mesmo, por los topos, ó en Frangía, donde fué dexada otra cibdad, por la moltitud de las ranas, y en África por la multitud délas langostas; y Amida, cib- dad de Italia , fué perdida por las cule- bras, é assi otros pueblos é provingias por semejantes plagas otras , segund Pu- nió nos lo acuerda. Todavía no faltan hormigas : antes hay mas de las que avia menester esta tierra; pero hay otras algo bermejuelas é pequeñas que son inimi- gíssimas las unas de las otras; y no sin ser mucho á nuestro propóssito. Y es co- sa maravillosa que en un heredamiento, donde acaesge aver las unas é las otras, paresge que parten la tierra, é de hecho la tienen dividida , porque está muy se- ñalado é conosgido el terreno é sitio que poseen las unas, sin hager daño, é lo que las otras ocupan, destruyendo; y de aque- llos límites las buenas no dexan passar á las que son dañosas. Yo digo lo que to- dos en esta cibdad é isla saben , é aun lo que podré mostrar en una heredad mía, una legua desta cibdad ; é assi se podrá ver en otras muchas partes y hereda- mientos desta isla. Ni es fuera del propóssito en que hablo , ni de la devogion de los chrips- tianos lo que acaesgió en esta cibdad, en el tiempo que estuvo esta isla en el mayor trabajo é nesgessidad é quassi pa- ra se despoblar por causa de las hor- migas, para que el letor é los que aquesto oyeren sepan que los verdaderos remedios son de Dios , y los envía por su misericordia é intergession de sus sáne- los; y fué desta manera. Viéndose los chripstianos, que en esta isla viven , tan molestados de la moltitud de las hormi- gas , acordó esta cibdad de escojer un sancto por su defensor, al qual se vota- ron ; y para la elecgion del, echaron suertes quál seria , por mano del muy re- verendo y devoto en Chripsto padre, el obispo Alexandre Geraldino. El qual di- xo missa solemne de pontifical , é des- pués de aver consagrado, assi cómo ovo acabado de algar el Sanctíssimo Sacra- mento, hecha por él é por todo el pue- blo muy devota oragion , abrió un libro del cathálogode los sanctos, para que es- ta cibdad é isla toviessen por abogado ist HISTORIA GENERAL Y NATURAL contra esta plaga de las hormigas el sáne- te ó sancta que Dios diesse por suerte. É cayó al glorioso Sanct Saturnino (el qual cae á los veynte y nueve de no- viembre), glorioso mártir e obispo: el qual nasgió en Roma é fué de tanta sanc- tidad que lo envió el papa á Tholosa, y en entrando por la puerta de la cibdad, todos los ydolos enmudegieron, é dixo uno de los gentiles que si no mataban á Saturnino, que no avrian respuesta de sus dioses; por lo qual le ataron á los pies de un toro que lo arrastrasse é cruel- mente despedagasse , como mas larga- mente paresge en la historia de su glo- rioso martirio. Y después que aqueste sancto dio Dios por abogado á esta cibdad, cessó la plaga destas hormigas é se disminuyeron de manera que fué tolerable el daño suyo , é poco á poco siempre han sido menos, por la clemengia divina é intergession deste abogado é mártir bienaventurado. Noto yo deste misterio que el obispo Alexan- dre Giraldino era romano é devotíssimo perlado , é que aqueste mártir fué de su patria romana: item , que como dige su historia, enmudegieron los ydolos, y que en estas partes todos los indios fueron ydólatras. De que se colige que significa la advocagion deste sancto , que quiere Dios que sea confundida é dissipada la ydolatria en estas partes, é su sancto nom- bre é cathólica fé ensalzada, á su loor é alabanga ; y que en esto entiendan é se ocupen los cathólicos, para que todas las plagas cessen y la yra del Señor se miti- gue é aparte de nos. Tornando á la historia, digo que el géne- ro de las hormigas en esta isla es muy di- verso é de muchas maneras , é como he dicho, dañosas algunas para los agúcares é las otras hagiendas. Hay otras hormigas mayores que ningunas de las que he dicho, é son bermejas, é pican mucho, é dan do^ lor; pero presto se passa , si no son mu- chas las que pican ; pero dexan un ardor por do passan como fuego, con gran esco- gimiento. Y aquestas son assi mesmo da- ñosas para las hagiendas del campo ; pe- ro son pocas, é no las hay en todas par- tes. Otras hay mayores que ningunas des- tas é son negras , é aquestas son las que se convierten en aludas , é á temporadas les nasgen alas, é son tantas, que anda el ayre lleno dellas. Hay otras que se lla- man comixen , las quales son pequeñas, é tienen las cabegas blancas, é son muy peijudigiales en los edefigios, assi en los muros é paredes , como en las maderas é cubiertas é suelos de las casas. Estas sa- len de la pared, como minero que paresge que mana, y la penetran é discurren por lo edificado é por donde les paresge , é por los maderamientos , é llevan hecho un camino ó senda de bóveda é hueco, tan grueso como una pluma de escrebir é algunas veges como el dedo ó algo me- nos , y este camino relevado sobre la pa- red ó muro ó por donde passan. É donde se para esta su labor ó van á dar estas sendas, se engepan é hagen un ayunta- miento de la mesma materia ó pasta de que son estas sus trancheas ó bóvedas, lan grande como la cabega de un hombre, é como una botija que quepa media é aun una arroba de agua é mas. É algunas ve- ges , quando en árboles hagen estas sus poblagiones, las hagen tan grandes quan- to un hombre lo podrá abragar ó poner los bragos en gircuyto. En fin , destruye las casas , y es menester tener cuydado de quemar é desarraygar este gomixen> porque es muy dañoso. Esta viaé camino é casas que hagen son de una materia que no- hay quien la entienda , de color quassi prieta , é muy seca , é fágilmente tocándola con un palo ó con el dedo se rompe , si se la quieren quebrar ; pero son tantas é tan prestas , que muy presto tor- nan á edificar lo que Jes han rompido destos sus artifigios. Pero alli donde es el DE INDIAS. LIB. XV. CAP. I. 453 raayor ayuntamiento , hagen sus nidos é crian , é alli pudregen é hagen fágil la pa- red ó madero, sobre que fundan ó hagen su assiento , é lo dexan abrasado é hecho un panal , lleno de agujeros , esponjoso é hueco; é peores son ó de la mesma manera para las casas, que la polilla para el paño. Hay otra manera de comixen ú hormi- gas que hagen estas mesmas vias cubier- tas é aquellos ayuntamientos grandes donde crian , salvo que son sus edefigios mas conosgidamente materia de tierra , é son mas claros de color pardo , que pa- resgen de tierra , aunque no lo es total- mente. Este otro comixen es de otra for- ma el animal, porque no es una hormiga propria , como se dixo de las de suso del otro comixen, sino la mitad es hor- miga y la otra mitad es un gusanillo ó for- ma de medio gusano que traen de la ginta abaxo , é metido aquello que paresge gu- sano en una cosilla á manera de cascara blanca que llevan rastrando , tamaña co- mo un grano de genteno ó poco mas. É no es menos dañoso este comixen quel de suso para las casas y edefigios é made- ros; pero no tanto para las labores de piedra é tapias, como el primero. Con to- dos sus daños, tiene un bien este comixen; y es que se crian muy bien los pollos con él , é de los campos se traen é despegan de los árboles aquellas sus grandes pelo - tas ó moradas de su habitagion , é tray-r das á casa, quiébranlas delante los pollos, los quales muy presto se las comen é ago- tan , y engordan con ellas y se crian muy bien con este manjar. Todas las hormi- gas y comixen son generagiones de mu- cha diligengia é amigas de república , é assi paresge que viven en ayuntamiento, é su manjar es común entre ellas. Y para se conosger su diligengia é lo que puede la continuagion suya , digo que aunque passen por una piedra duríssima , por do acostumbran hager su senda, la señalan é se conosge su via é camino. Mas porque destas y otras hormigas hay mucho que degir en la segunda parte , donde escre- biré las cosas de la Tiera-Firme , passe- mos ahora adelante, en lo que toca á esta Isla Española, destas materias é semejan- tes animales. CAPITULO II. De la escolopendra ó cionlo pies, y de las diferentes maneras deste animal , y de ios gusanos de muchos pies . Hay en esta Isla Española muchas ma- neras de escolopendras ó giento pies, por- que unos hay delgados é tan luengos co- mo un dedo , é de aquella mesma manera que los de España, é aquestos pican é dan assaz dolor. Hay otros menores é mas gruesos é vellosos , é son mas pongoño- sos é muy pintados y enconados, é tienen la cabega colorada. Algunos otros, aun- que son pintados y vellosos, tienen la ca- bega negra é unas rayas ó listas negras de luengo á luengo ; é aquestos se tienen por los peores. Hay otros muchos gusa- nos y de diferentes maneras é de muchos pies; pero los tales se acaban presto, porque estos no vienen, sinoquando llue- ve é hage mas calor de la acostumbrada, é assi, cessando aquella, no paresgen; mas en tanto que turan, cómenselos mahi- gales é hagen daño en los heredamientos. Hay otros gusanos tan luengos como me- dio dedo , é delgados , y de muchos pies, y relugen mucho de noche , y dan clari- dad á par de sí , por donde passan , y se veen desde ginqüenta ó gien passos des- viado: é no resplandesge todo el gusano,. 454 HISTORIA GENERAL Y NATURAL sino los nBsgimJentos ó junturas de donde les salen los bragos del cuerpo , é aquella claridad es muy clara. Hay otros gusanos que son en todo lo que es dicho á estos muy semejantes en el tamaño é relum- brar de la forma ya dicha ; pero tienen otra gran diferengia, y es que la cabega relumbra assi mismo , pero la claridad de la cabega es como muy viva é colorada y engendida brasa. En esta cibdad de Sancto Domingo he visto muchas veges algunos de los giento pies ó escolopendras tan luengas ó mas como un palmo , é tan anchas como un dedo; é gierto en verle paresge que es de temer. Es velloso é tiene unos perfi- les ó rayas de color leonado , de donde les salen las piernas , y ellas é los cuer- nos leonados, y el cuerpo de una color mas escura. No he visto quexar á ningu- no de su bocado, aunque es animal de mala vista ; é yo no le querria ver, por- que aunque no haga daño, paresge que no se puede sospechar del sino mal , y que hará peor que otros. Hállase muchas veges por las casas desta cibdad; mas como tengo dicho, nunca oy que á nin- guno picasse. CAPITULO IIí. De las abispas, y calabrones, y moscas, y tábanos, y sus semejantes. iTlucha ragon fuera que primero que al- guna cosa de las que se han dicho en este libro XV, se escribiera de las abejas, pues ques animal tan provechoso é tan nota- do en el mundo, y de que tanta utilidad se sigue de su fructo, assi como es la miel y la gera , cosas muy nesgessarias é dignas de estimagion. Pero en esta Isla Española no hay abejas ni las he visto ni he oydo degirque las haya. En la Tierra- Firme si hay muchas y de muchas mane- ras é diferengias , assi en el animal é for- ma de la misma abeja, como en el sabor é color de la miel y en la diferengia de la gera. Quando se tráete de aquellas par- tes, se dirá todo lo que en ello oviere yo visto, que es mucho. Agora diré de las abispas que hay en esta isla, que son muchas é ma- las é pongoñosas é dan mucho dolor, quando pican. Andan muchas en los campos é bosques por los árboles, é son assi como las de Castilla é algo ma- yores; y las alas sobre lo amarillo tie- nen en las puntas algunas dellas un poco de color leonado. Estas hagen sus panales en los árboles ; pero ni son de gera ni tienen miel , sino secos como los hagen en España é dó quiera que hay abispas. Las que llaman calabrones j dige Plinio * que crian ó hagen sus geldas de- baxo de tierra ; y dessas hay hartas en esta isla, é las que pican destas, escuege ó duele mucho mas que el dolor de las otras abispas. Moscas hay de muchas nerasma , y de las de España que solia aver poquíssi- mas ó quassi ningunas, ya las hay e muchas, aunque no tantas como en Es- paña; pero mas enojosas é porfiadas é pican mas regio. Hay otras menores y estas no las hay en todos tiempos , como las que dixe primero. Hay otras mos- cas que andan por los árboles y por el campo: unas verdes é pequeñas y otras de tantas maneras é diferengias, que es cosa para no se poder acabar de escre- bir; pero entre las otras hay unas mos- cas verdes é pintadas, tamañas como abe- jas é crian en tierra é hagen en el suelo i Plin.Jib. Xf, cap, 2i . DE INDIAS. LIB. XV. GAP. III. 435 unos agujeros é con los bragos delante- ros cavan la tierra , é assi como van ca- vando, echan lo que cavan con las pier- nas postreras fuera del agujero ó cueva que hagen. Muchas destas hay en esta cibdad de Sancto Domingo por los cor- rales é palios de las casas , porque como el terreno es quassi arenisco, pueden ha- ger la labor que he dicho. Estas moscas matan gigarras de las verdes é peque- ñas y otros animalejos semejantes , é trácnlos volando en peso é mátenlos en sus cavernas , é después que han traydo alguna presa de las tales gigarras ó un es- carabajuelo metido en su cueva , salen é van por mas, é no gessan en estos cami- nos. De que se colije que esta provisión que hagen de mantenimiento, debe ser para el tiempo de adelante. Porque estas moscas no paresgen en todo el año, sino quando las lluvias son pocas é la tierra se comienga á humedesger, é hage unos soles abochornados que paresge que ar- de el tiempo mas, por las aguas que digo. Hay tantas maneras de abejones y de escarabajos muy diferengiados en colores y en el tamaño, que es materia en que con verdad se podria mucho escrebir y á mi paresger sin provecho las palabras que en ello se gastassen. Hay los negros, leo- nados; otros que tiran algo al aguí, y otros de muchas mixtiones de colores jun- tas y de muchas formas : algunos se vie- nen de noche á la lumbre de la candela, como la farfala ó mariposa en Castilla, de las quales hay otras infinitas maneras de- ltas, desde tan chiquitas como las que digo que se entran en los ojos, como mosquitos , hasta ser tan grandes como la mano extendidos los dedos. Algunas de- ltas son todas aguíes de la mas exgelente color é subido aguí que se puede ver; otras son amarillas todas; otras hay mix- tas de mucha variedad de colores é labo- res. Acaesge algunas veges, quando vie- nen las aguas, que en un instante, quando no se catan los hombres, anda el ayre lleno de mariposas, é aquellas se tornan después gusanos que hagen asaz daño en las heredades. Unas destas son todas blancas algunos años, y otras son blan- cas é negras , y otros años tienen otras diferengias é colores. Hay muchos abe- jones de unos que hay en España por los sotos é riberas de los rios , que son luen- gos como la mitad de un dedo , y delga- dos , é las cabegas gruesas é con dos pa- res de alas. Y estos en España son con- tinuos donde he dicho ; pero no en gran cantidad. É assi los hay acá raros; pero también muchas veges por las aguas vie- nen de sobresalto ó emproviso tantos, como de las mariposas que he dicho. Mosqui- tos hay muchos, é tantos en algunas tem- poradas que dan fatiga, en espegial en unos tiempos mas que en otros, é no con todos vientos ; mas en el campo en algu- nas partes hay tantos que no se pueden comportar, y los peores de todos son unos meuudíssimos que llaman xixeneSy que es gierto que passan la caiga algunos dellos , é pican mucho. Pulgas hay, pero pocas, é no en todos tiempos; éson mu- cho menores, por la mayor parte, que las de Castilla ; pero pican mucho mas é son peores. En aquella relagion que escrebí en To- ledo , año de mili é quinientos é veynte y ginco , dixe de los animales pequeños é importunos que se crian en las cabegas é cuerpos de los hombres , que muy po- cas veges los tienen, venidos á estas par- tes, sino es alguno, uno ó dos: y aquesto raríssimas veges, porque después que passamos del paraje de las islas de los Agores hágia estas partes , se acaban los que los hombres traian de España ó cria- ban hasta alli , é poco á poco se despe- dían. É después acá no los criaban, sino algunos niños que acá nasgen, hijos de chripstianos ; pero los indios sí y muchos en los cuerpos y en las cabegas. Dixe mas; 150 HISTORIA GENERAL Y NATURAL que tornando á Europa, llegados en aquel paraje de las mesmas islas de los Azo- res se tornaban á cobrar, como si alli nos estuviessen esperando : é cargaban mu- chos, é con trabajo se agotaban por la limpiega é mudar camisas á menudo, has- ta que se tornaban al ser , ó como pri- mero , segund la diligengia ó complission de cada uno. Y quando aquello escrebí, avia yo experimentado en mi persona é visto en otros lo mesmo que alli dixe, quatro veges que avia passado el mar Ogéano. Yo dixe verdad é lo que vi; pe- ro ya son ocho veges las que he andado este camino , porque después vine á las Indias é volví a España y torné á esta cibdad de Sancto Domingo, é después lomé á España ; y en esta vez postrera y en la penúltima he visto otra cosa y que nunca faltaron en todo el camino , é mu- chos , é tantos que eran mucho trabajo y enojo. No sé en que está este secreto , ó si esta plaga se ha atrevido también al camino, ó si los tiempos lo causan; porque yo vi , como he dicho , que no era nesgessario moscador en esta tierra al tiempo del comer ; é agora halo de aver todo el año para las moscas. É assi como estas se han multiplicado , lo han hegho estos otros animales; pero no se cree que hay animal que tenga pelo exen- to de aqueste mal, sino el asno éla ove- ja. Acaesgido há en el mundo nasger tan- tos en la cabega de los hombres, que de semejante sugiedad Sila , dictador , y Alcmeon, poeta griego, murieron. Plaga es que daña hasta las aves , como mas largamente lo escribe Plinio en su His- toria natural. De las garrapatas hay acá muchas , en espegial en el ganado vacuno desta Isla Española en el campo , é también en los bueyes que tiran las carretas; pero pocas en los perros. De las pequeñas que hay en Tierra-Firme en el campo, digen que no las hay en estas islas , é no es poco bien para los hombres; porque en el tiempo que turó la conquista de Castilla del Oro, bien traian qué contar é qué desgarrapatar los hombres de guerra, co- mo se dirá quando della se tráete, en la segunda parte ó volumen de aquesta Ge- neral historia de Indias. Arañas hay en esta isla de muchas ma- neras de diferengias, é algunas dellas pongoñosas, é otras muy grandes é ta- mañas, como el gerco que se puede hager entre el dedo pulgar y el que está próxi- mo á él , que llamamos índex. Digo so- lamente el cuerpo, allende de lo que to- ma é ocupa con las piernas. Hay otras no muy pequeñas que paresgé que tie- nen figura de rostro humano en alguna manera, aunque bien mirada, es otra co- sa de lo que assi á prima vista parcsge: la qual tiene muchos rayos en torno, de la manera que pintan un sol. Otras mu- chas arañas grandes é pequeñas hay por los campos con muchas diferengias las unas de las otras; é assi hagen diferen- tes maneras de telas: é tales las hay que paresge aquella su labor una sotilíssima é verdadera seda verde. Langosta suele aver en estas islas é Tierra-Firme algunos años, lo qual los indios y aun loschripstianos tienen á in- feligidad é por cosa de mucho trabajo. Porque destruyen los mahigales y here- dades, y suele aver mucha en extremo, quando algún año viene; pero es cosa ordinaria aver algunas destas animalias. Y de los grillos saltadores lo mesmo ; é aquestos son dañosos, porque roen é ho- radan la ropa é vestidos , quando se crian en las casas. Hay de los otros que can- tan, muchos, é unos mayores que los otros, assi en el cuerpo como en el sonido é voges. Hay unos gigarrones de muy luengas piernas é delgadas é verdes que los ni- ños en España llaman gervaticas. Estas langostas también las comen los indios é DE INDIAS. LIB. XV. CAP. III. las han por ua muy buen manjar, en es- pecial en la Tierra-Firme , donde ningu- na cosa viva perdonan ni niegan al gusto ó paladar, como se dirá en su lugar, en la segunda parte desta Historia Natural de nuestras Indias. CAPITULO IV. De los animales nas§¡dos en la madera y engendrados de diversas maneras, y de la broma. Animales hay que por la lluvia se en- gendran en la tierra é otros en la made- ra: ni solamente estos nasgen assi, pero aun los tábanos donde hay mucho hu- mor, é como dige Plinio *, dentro del hombre nasgen lombriges é gusanos y en las carnes muertas. Mas ¿para qué quiero yo probar con Plinio ni otro antiguo auc- tor las cosas que cada dia vemos é son notorias á todos los hombres? Volvamos á estos animales que se engendran en la madera, que no es pequeña pestilencia en estas partes; y á estos tales gusanos llamamos broma ^ en espegial á aquellos que en los navios se crian de las gintas abaxo y en los planes dellos é donde to- can las aguas ; é labran é comen de ma- nera que sin ver su labor, no se puede creer ni encaresger: é hablaré en esto, como testigo de vista é como en cosa que es acá muy común. Digen algunos que este gusano se entra en el agua en los navios: otros creen que se cria en la propria madera , é aquesto creo yo mas é que la humedad del agua é dispusigion del leño é la potengia del sol son los ma- teriales, de que se forman con el tiempo tales animales naturalmente en estas par- tes , porque sin aver esto en los navios, se vé lo mesmo en las pipas é vasijas de madera que tienen agua ó vino. El caso es que, de qualqtiiera manera que esíe gusano se engendre , es muy chiquito co- mo un hilo de seda muy delgado é pe- queño; é después royendo se hagen tan gruesos como el dedo , é paran las tablas de los navios como un panal de abejas ó como una esponja, todo comido é de tal manera que, salidos después á la mar, se anegan las naos é se han perdido muchas veges la gente é marineros. Y es cosa que anda muy á la mano é lo vemos acaesger mas veges de las que querría- mos. Desta espegie ó género es el tarlo,, que es aquel gcfsano que en Castilla se llama carcoma que hage la madera polvo é la trasgiende é destruye : cosa es muy vista é notoria. Y de la mesma manera, cómo esta tierra es muy humidíssima , se pierden presto las maderas eii esta cibdad de Sancto Domingo y en estas islas otras, pobladas de chripstianos , después que las han puesto en los edefigios ; y es mas vieja una casa acá (en quanlo á la made- ra) en treynta años que en España en giento. Esto se vé por estas casas nues- tras que todas son modernas y de poco tiempo acá fundadas, y están como he di- cho tales las maderas , que en Casulla es- tovieran mejores con el pino que allá se usa, aunque oviera giento é ginqüenla años que se edificaran. Dige el protono- tario Pedro Mártir, en la chrónica ó deca- das que escribió destas cosas de Indias (sin las ver), el qual tractado intituló de Orbe novo , que hay giertos árboles que por su amargor no los come la broma acá én estas partes. Lo qual seria muy provechoso, si fuesse verdad ; pero yo he estado en aquella tierra quél dige c no TOMO 1. i Plin., lib. XI, cap. 33. 58 438 HISTORIA GENERAL Y NATURAL hay tales árboles, ni hasta agora se co- nosgen en estas partes maderas ni árbol alguno que esté exento , ó se pueda de- Qir libre de la broma ; porque hay tanta y es tan dañosa para los navios y edeíi- gios , que si tal leño oviesse , seria muy conestido é le ternian en mucho, é no se podria caer de la memoria si una vez tal árbol se supiesso, ni seria poco exer- citado ; pero yo lo tengo por fábula é no cierto. É quien tal le dixo, no lo podria^ hager verdad , á lo menos hasta en fin de los dias de tal auctor , ni hasta el tiempo presente , que há tres años que le llamó Dios. Él le tenga en su gloria: que en la verdad yo creo que él desseaba escrebir lo gierto, si fielmente fuera informado; mas como habló en lo que no vido , no me maravillo , que sus decadas padezcan muchos defetos. CAPITULO V. •De las cucfiracas que en el Andalucía llaman fólulas. J_jas fótulas son unas cucaragas leona- das , é assi del tamaño de las que hay prietas en el reyno de Toledo ; pero estas otras son mas lixeras é vuelan quando quieren, é son importunas é incontables é de mal olor. É pocas caxas ó arcas de ropa se pueden excusar dellas , porque luego se meten dentro é aun dañan la ropa. Digen algunos que estas no las avia en esta cibdad de Sancto Domingo ni en esta isla de Hayti ó Española, é que vinieron de España, con las caxas de los mercaderes ; é assi hay muchas en todas las partes que en estas Indias hay poblagiones dechripstianos. En toda Es- paña yo no las he visto sino en el Anda- lugía , é desta otra parte de la Sierra Mo- rena hágia el Andalugia, gercaya de Cór- doba y de Sevilla , é muchas mas en las costas é puertos del Andalugía é del rey- no de Granada , porque no me paresge que se quieren llegar á tierras frias. Tie- nen unas alas, como los escarabajos, con que cubren otras que están debaxo de aquellas, muy delgadas; é todas son de color leonado , como tengo dicho , pero unas mas escuras que otras. CAPITULO VL De los animales que no tienen espiráculo, por donde purgar lo que comen c dfgisten , sino por la propria bo- ca, por donde se alimentan. Oage un capítulo Plinio , en su Natural Historia*, de los anímales que no han por donde purgar, sino la misma boca, por donde se pasgen é sustentan. É dige que este es en espegial un animal que hinca la cabega en la sangre y se harta hasta que rebienla ; é dige que tales animales los crian los bueyes é perros. Por estas señas piensso yo que son las garrapatas, de las quales yo hige breve mengion en el cap. III de suso ; pero pues que el ca- so lo ha ofresgido , digo que demás deste animal hay otro que tiene la misma pro- priedad. Y son las sanguijuelas bermejas i Plin. , lib. XI, cap. 34. DE INDIAS. LIB. XV. CAP. VI. 459 qtre de muy pequeñíssimas y delgadas si alguno la bebe , á vueltas del agua, é se le pega en la garganta , se hage tan gruesa como un dedo. Y aun algunos se acos- tumbran sangrar con ellas , é se las po- nen en el brago ó en la pierna donde les plasge ; é alli se hagen grandes é gruesas é luengas, como un dedo, no siendo pri- mero tan luengas como una uña del de- do y delgadas como un hilo. Esto es co- sa que se vé cada dia é se puede probar; e yo he visto la experiengia dello en un hidalgo , amigo mió : el qual no se sintien- do bien dispuesto, aporque tenia cos- tumbre de se sangrar con sanguijuelas, se pusQ en mi presengia dos dellas en un brago, é desde á menos de hora y media estaban tan gruesas é tan luengas, como un dedo de la mano , llenas de san- gre; é quitaba aquellas é ponia otras, hasta que se sacó desta forma la sangre que á él le paresgió, é después atóse aquellas roturas , como se suele hager á una sangría, con unas vendas de liengo. É digo mas : que aviendo hecho esto, aquel mismo dia , andando negogiando por la villa , se le soltó una venda des- las , sin que lo sintiesse hasta que tuvo toda la manga de la camisa y aun la del jttbon con mucha sangre , é oviérase de hallar burlado. Esto que he dicho, yo lo vi destas sangrías de las sanguijuelas; pero no se dixo aqui deste animal , sino porque tampoco tiene salida para la pur- gagion de lo digirido, como la garrapata. Y también hay acá destas sanguijuelas é de las que no son roxas. Muchas veges tuve yo á locura á aquel hidalgo lo que hagia, en se sangrar de la manera que he dicho con las sanguijuelas ; pero después desde á mucho tiempo lo hallé escripto en Pu- nió '. El qual dige que hagen estas san- guijuelas el mesmo provecho que las ventosas é que son medeginales, para ali- gerar el cuerpo de la sangre ; pero que es inconveniente, porque cada año en el mes- mo tiempo se requiere hager la mesma medegina ó sangría. Y también dige que alguna vez dexan hincada la cabega é hagen la herída insanable, é mataá mu- chos, como intervino á Messalino, patrigio é consular, el qual se las avia puesto ea las rodillas. Y para esto se temen que no sean roxas ó coloradas , é por tanto dige este auctor que es bueno que se corten con las tixeras, etc. Hay otro animal , se- gund los que escriben, que tampoco tiene espiráculo en la parte inferior ó convi- niente para la purgagion, é aqueste es el cocodrilo. Passemos á los otros animales.^ CAPITULO VIL De los escorpiones que hay en esta Isla Española y liis oirás destas Indias. H ay en estas islas, Indias é Tierra-Fir- me escorpiones, que son los mismos que en Castilla degimos alacranes , y en algunas partes destas hay muchos dellos. Dige Plinio ^ de aqueste animal, que ma- ta después que pica, en espagio de tres dias , y que su herida es siempre mortal en las vírgines é quassi en todas las hem- bras. É dige otras particularidades, de las quales faltan las mas á los alacranes destas partes, porque acá no es su bo- cado mortal , puesto que duele mucho tanto tiempo quanto passe un quarto de hora, é algunas veges mas. Y á mí me han picado muchos destos escorpiones en estas partes , y en mí he experimentado \ Plin., iib. XXXir, cap. 6. 2 Plin., Iib. XI, cap. 2i5. 4G0 HISTORIA GENERAL Y NATURAL que unos dan mas dolor que otros. Y aquello también debe de consistir en es- tar el hombre ayuno ó harto , ó puede ser en lo estar el mesmo alacrán; pero dequalquier manera que ello sea, ningún lor la picadura de la abispa, como la del alacrán en estas Indias, é de algunas abis- pas por mayor. Aunque á mi parescer, como quien lo uno é lo otro ha probado, tura mas tiempo el dolor de la picadura hombre peligra acá, ni muger tampoco del alacrán, por esso. É yo tengo por tan grande do- CAriTULO VIII. Do las moscas ó mariposas é scmojanlcs animales que vuelan é relucen de noche ; y en especial de una deslos que en esla isla le llaman los indios cocuyo. M uchas moscas ó mariposas y escara- bajos hay en estas islas todas, que relu- cen de noche é andan volando, assi como aquellas que en Castilla llaman lu- ciérnagas y de otras maneras , que an- dan en el verano , lo qual hagen assi mis- mo en estas partes quassi en todo tiem- po , porque acá hay poca diferencia del dia á la noche , é siempre es templado el tiempo , porque no hay demasiada ca- lor é pocas veges se siente frió , sino es corriendo el viento del Norte ó Septen- tiion en esta Isla Española, é á par de algunas sierras, que hay muchas. Assi que destas lugiérnegas acá hay muchas 6 de diversas maneras ; pero pequeñas. Mas hay una en especial que se llama co- cuyo , que es cosa mucho de notar. Este es un animal muy noto en esta Isla Es- pañola y en todas las otras cercanas á olla: el qual es de especie de escaraba- jo, é tan grande como la cabega del dedo pulgar ó algo menor. Tiene dos alas du- ras , debaxo de las quales están otras dos mas delgadas, que guarda y encubre con las de engima, quando dexa de volar: tie- ne los ojos resplandecientes, como can- delas, en tal manera que por donde passa volando , torna el ayre vegino tan claro, como lo suele hager la lumbre ; é si á pri- ma noche hagiendo escuro, traen un co- cuyo en la mano , lodos los que desde lexos le vieren é tuvieren nesgessidad de engender alguna candela, vernán pens- sando que es otra engendida, á tomar allila lumbre. En tal guisa que engerrado en una cámara escura, resplandege tan- to que se vee muy bien leer y escrebir una carta; é si juntan quatro ó ginco des- tos cocuyos é los atan ó ensartan , sirven tanto como una bastante lenterna en el campo, ó por los montes, é do quiera, siendo noche bien escura. Quando la guerra se hagia en esta Isla Española y en las otras islas , se servían destas lum- bres los chripstianos é los indios, para no se perder los unos de los otros. Y en es- pegial los indios , como eran mas dies- tros para tomar estos animales, hagian collares dellos, quando querían ser vistos desde una legua é mas desviados. É assi en el campo y en la caga de noche, con estos cocuyos hagen los hombres lo que les conviene, sin que el ayre ó viento re- gio ó agua alguna les quite la lumbre ni dexen de ver por donde van. Quando yban de noche á saltear los hombres de guerra en esta isla, poníase el adalid ó la guia qu© yba delante, en seyendo no- che escura , un cocuyo en la cabega é servia de pharol á toda la otra gente que le seguia. Esta claridad que tiene en los ojos este animal, la tiene assi mismo en el lomo, ó quando abre las alas para vo — DE INDIAS. LIB. XV. CAP. VIIL 4G1' Jar ó va volando, muestra mas claridad por lo que descubre que está debaxo de- Ilas, é con aquello dá la mesma luz que los ojos ; é junta la una con la otra , es mayor claridad, quando vuela. Acostum- bran tener presos é retenidos estos co- cuyos, para el servicio de las casas é qb- nar de noche á su resplandor , sin aver nesQessidad de otra lumbre. É assi lo ha- Qian también en el tiempo passado algu- nos chripslianos, por no gastar sus dine- ros en ageyte para los candiles, que era en aquella sagon muy caro , ó porque no lo avia. Y quando veian que por enfla- quesgerse el cocuyo , ó por la congoxa de su prisión , se amortiguaba ó yba des- fallegiendo aquella virtud resplandesgien- te, soltábanlos é tomaban otros para otros dias siguientes. Estregaban é flo- tábanse los indios la cara é los pechos con gierta pasta que hagian destos cocu- yos; é quando estaban en sus fiestas é querian aver plager, espantando á quien estaba descuydado ó no sabia lo que era, paresgia que estaba engendido en fuego todo lo que assi estaba untado de aque- lla materia ó cocuyo. Assi cómo este ani- mal se va enflaquesgiendo ó muere, assi poco á poco se va consumiendo aquella claridad hasta que de todo punto se aca- ba y resuelve en ninguna. É aquesto baste quanto á las lugiérnegas é animales que resplandesgen , de los quales todos , é de los gusanos que dan claridad assi mes- mo , creo yo que este cocuyo tiene el pringipado en lo que es dicho. Comienga el libro dégimo sexto de la^ Natural y general historia de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Ogéano: el qual tracta de la conquista y poblagion de la^ isla de Boriquen, á la qual los chripstianos llaman agora isla de Sanct Johan. PROHEMIO Jl ues conviene, para conclusión de la primera parle desta General historia de Indias, dar particular razón de las otras islas, pues lie recontado lo que he po- dido ver y entender de la principal de- llas , llamada por los indios Hayti é por los chripstianos Española; passemos á la de Boriquen , que agora se llama Sanct Johan, pues que en la verdad es muy ri- ca é fértil y de mucha estimación. Y co- mo mas brevemente pudiere, después que haya dado fin á este libro XVI , passaré á otras islas notables , de quien tractaré en los libros siguientes. Y después diré de las demás, exgepto de aquellas que están muy gercanas de la Tierra-Firme, porque de las tales en la segunda parte será hecha mengion, en el lugar que con- venga. Y por no dar pesadumbre á los letores con la repetigion de una mesma cosa , bastará que en aquello que oviere, semejante á lo que está dicho, me refiera á la Isla Española , porque en muchas co- sas tienen semejanga assi en las aves co- mo en los animales y en las pesquerias y otras particularidades. Y porque mejor se entienda , no seguiré á algunos auctores antiguos que se contentaron, quando es- cribieron de alguna provingia, con degir las que están próximas á aquella para la dar á entender, é que como notorias, se entendiessen las unas por las otras; pe- ro haré yo lo mesmo , que es como mos- trar los aledaños ó linderos , é también diré en qué paralelo ó altura é grados está assentada esta isla é las otras en quien hablare, é quánto distan de la equinogial, que es el mas gierto medir, ó entender de todos en este caso. É si esto higieran los que escribieron deslas islas Hespéridos ( que yo por tales las tengo, por las ragones que tengo ale- gadas en el tergero capítulo del II libro desta primera parte) , no se perdiera la navegagion ni vinieran agora á tenerlas por Nuevo Mundo , como intitula Pedro Mártir sus decadas De orhe novo , y lo es- cribió destas nuestras Indias. Porque ni esto de acá es mas nuevo ni mas viejo de lo que son Assia, África y Europa. Pero porque en ninguna destas tres parles, en que los antiguos cosmógraphos dividen el mundo, no pussieron esta tierra é gran- des provingias é reynos de nuestras In- DE INDIAS. LIB. XVI. PUOIIEMIO. 468 (lias , paresgióle al dicho auctor que sus decadas y él tractaban de mundo nuevo. Vista cosa es que África ni Europa no pueden ser estas Indias , pues que el rio Nilo divide la África de la Assia por la parte oriental , y por el Poniente la ro- dea el Océano , é assi mesmo por el Me- diodia. Y dase en la cosmographia del Tholomeo todo lo demás de la otra parte del Nilo á Assia, pues Europa también tie- nen los antiguos que la divide de Assia el rio Thanais, é por la parte austral tiene el mar Mediterráneo, é por el Occidente mucha parte della gircuye assi mesmo el mar Océano, é á la parte superior del Norte tiene el mar congelado é los mon- tes Hyperbóreos, é al Levante tiene á Sar- magia é Sgithia y el mar Caspio , que es todo de Assia, etc. Pues visto é muy no- torio está que estas nuestras Indias en ninguna manera pueden ser parte de Eu- ropa ni de África, por lo que tengo di- cho de sus límites ; y que si han de te- ner partigipagion de alguna de las ti-es, ha de ser con Assia. Y esto, quando es- toviesse averiguado que la última tier- ra que en Assia estoviesse al Oriente é delante del reyno de la China, ú otra que estoviesse ó haya mas oriental , se jun- tasse con la parte mas ocgidenlal de la Tierra-Firme destas nuestras Indias, que es lo que está mas al Poniente de la Nue- va España, que acá llamamos. La qual, como no está toda descubierta aun , no se sabe si es mar ni tierra en el fin , ó si está toda por alli rodeada del mar Ogéa- no , lo qual yo mas creo ; é mi opinión é de otros hasta agora mas sospecha me da que no es parte de Assia , ni se junta con la que Assia llamaron los, antiguos cos- mógraphos. Antes se tiene por mas gier- to que la Tierra-Firme destas Indias es una olra mitad del mundo , tan grande ó por ventura mayor que Assia, África y Euro- pa ; é que toda la tierra del universo está dividida en dos parles , y que la una es aquello que los antiguos llamaron Assia é África y Europa, que dividieron de la manera que he dicho ; y que la otra parte ó mitad del mundo es aquesta de nues- tras Indias. Y desla manera tuvo razón Pedro Mártir de llamarlo Mundo Nuevo, conforme á la noligia ó razón que die- ron los antiguos é por lo que agora pa- resge que ynoraron ellos, é vemos no- sotros. Porque, como tengo dicho en oirás partes (y probado) que estas islas son las Hespérides, la Tierra-Firme ñola cuento por las Hespérides , sino por una mitad ó mayor parte de dos pringipales que con- tiene el universo todo. Y que sea verdad esta cosmographia de mi opinión , es la causa ver palpable la pintura de todo lo descubierto, é cómo nos enseñan las agu- jas del marear la línia del diámetro pun- tualmente en las islas de los Agores, co- mo mas largamente lo toqué en el li- bro II. É desde aquellas al Oriente llamo yo la una mitad de todo el orbe , en la qual consisten Assia , África y Europa; é desde las mesmas islas al Ocgidente la otra mitad, en que caen nuestras Indias é la Tierra-Firme. La qual abre una boca en figura ó forma de señuelo de cagador, é la punta que tiene al Norte es la tier- ra que llaman del Labrador , que está en sessenta grados ó mas apartada de la equinogial; y la punta que tiene al Me- diodía, está en ocho grados de la otra parle de la línia equinogial, la qual pun- ta sollama el Cabo de Sanct Augustin. Y partiendo de la una punta para la otra, tierra á tierra, seria menester navegar por tal costa mas de tres mili leguas en la gircunferengia de la parte interior, ó por de dentro de las dos puntas del se- ñuelo. Mas queriendo andarlo por defue- ra , de punta á punta , por la parte que rodea la mar esta grande tierra , aviendo de bojar ó entrar por el eslrecho que descubrió el capitán Hernando de Maga- llanes (si como dixe de suso no se junta 4G4 HISTORIA GENERAL Y NATURAL con Assia, pues de mi opinión es todo agua, é abracada del mar Ogéano), mas de seys mili leguas avria de caminar quien tal camino higiesse, é se han de hallar en la gircunferengia de la Tierra- Firme , por ío que se muestra de la nue- va cosmographia. Porque desde la dicha punta ó Cabo de Sanct Augustin corrien- do á la parte austral, se dilata esta Tier- ra-Firme hasta el dicho estrecho de Ma- gallanes, que está en grnqüenta é dos grados é medio. Pues entrad, cosmógra- phos, por el estrecho que digo, é yd á buscar tierra á tierra el cabo del Labra- dor á la parte del Norte , é vereys si se- rá doblado el camino , el que por de fue- ra de estas puntas se avria de andar, que el que dixe por la parte de dentro desta tierra. Quanto mas que ni por de dentro ni por de fuera de las puntas, no está sa- bido puntualmente ni descubierto lo que hay, puesto que la mayor parte está vis- ta en lo que está entre la una é la otra punta por de dentro , é vienen á ser es- tas nuestras islas como mediterráneas, conforme á lo que tengo dicho , é á lo que nos enseñan las cartas modernas de navegar. Pues de aquestas islas que es- tán al Occidente de la línia del diámetro en nuestras Indias , ó mas al Poniente de las que se digen de los Agores, escrebiré particularmente , en especial de las que están pobladas de chripstianos , demás é allende de la Isla Española, que es la mas pringipal é de quien he tractado en los libros precedentes. Estas que agora quiero distinguir, son la isla de Boriquen , é la que los indios llaman Cuba y los chripstianos Fernandi- na , é la quarta será Jamáyca , que ago- ra se llama Sanctiago: la quinta será Cu- bagua , que los chripstianos llaman Isla de las Perlas, ó la Nueva Cáliz. Otras dos hay pequeñas que también hay en ellas algunos chripstianos, pero pocos, que son la que llaman la Margarita, gcr- ca de la de Gubagua, y la otra es la Mo- na, que está entre esta Isla Española á la de Sanct Johan. Y de cada unadellas se dirá alguna cosa, é primero de la Mona, pues que para yr desde aquesta isla de Hay ti ó Española á la de Sanct Johan, dicha por otro nombre Boriquen , ha de passar la mente é aun los navios que lo andovieren por la isleta dicha Mona. É assi con el auxilio soberano , como haya complido con estas particulares islas que he nombrado , se dirá en general de las de demás en su lugar , para dar conclus- sion á la primera parte desta General é natural historia de Indias: en la qual, aunque hay muchas novedades é cosas de notar, se verán muchas mas é mayo- res en la segunda ó tergera partes, si Dios fuere servido de me dexar escrebir en limpio lo que tengo notado de la tier- ra firme ó mitad del universo que tengo dicho de suso ; porque en la verdad son cosas que nunca se oyeron ni pudieron ser escripias hasta nuestros tiempos por otros auctores antiguos , ni alguno dellos habló en esta tierra. Porque lo que dixes- seen otras partes de las islas Hespéridos, no obligan á ser la Tierra-Firme las pa- labras de Solino de Mirabilibus mmdi, ni los otros auctores que con él se confor- man en la navegación de los quarenta dias desde las islas Gorgades ó de Cabo Verde. Pues que desde aquellas á la Tier- ra-Firme, mas próxima aellas, se podria navegar en mucho menos tiempo. DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. I. 465 CAPITULO I. En que se Irada del assienlo de la isla de la Mona é de la de Boriquen , que agora se Hama isla de Sanct Johan, y otras particularidades. Ajlaman los indios Boriquen á la isla que agora los chripstianos llaman Sanct Johan, la qual está al Oriente desta Isla Espa- ñola , veynte é ginco ó treynta leguas. Y en la mitad deste camino está la isla de la Mona, en diez é siete grados de la lí- nia equinogial, á la parte de nuestro polo ártico : la qual isla de la Mona es muy pequeña isleta , é baxa é llana que po- drá tener de gircunferengia tres leguas poco mas ó menos; pero es fértil y ha- bitada de pocos chripstianos é algunos indios , y está á cargo de Frangisco de Barrionuevo, que poco há fué por go- bernador de Castilla del Oro. Hay en día mucha pesquería é tiene buena agua ; é la granjeria della es de pan del cagabi que he dicho , que es el pan de los in- dios, é buen mahiz. Hay muchos é bue- nos cangrejos de los colorados , que son mejores que los otros. Y hay muy buena hortaliza é hágense alli muy singulares melones de los de Castilla ; pero como es poquita tierra , de lo que mas sirve es en lo que he dicho, y también porque algunas naves hallan alli agua, quando vienen con nesgessidad della. No pararé mas en esto por yrá la de Boriquen ó Sanct Johan que está otras doge ó quinge leguas adelante, mas al Oriente de la Mona ; en la punta de la qual, alOcgidente, tiene un isleo redon- do é alto , que se llama Qicheo , el qual es deshabitado; pero lamesma isla de Sanct Johan tiene de longitud ginqüenta é gin- co leguas , pocas mas ó menos ; y de la- titud hasta diez y ocho ó veynte , donde es mas ancha. É de ahy abaxo en algu- nas partes doge é quinge , segund la for- ma é figura que tiene. TOMO I. La parte ocgidental della está en ditíz é siete grados, é por la parte del Norte quassi en diez é ocho , é assi vá del leste al hueste. Por la parte del Norte es costa brava , exgepto la bahía donde agora es- tá el pueblo pringipal de ella : todo lo demás es peligrosa costa, por ser tra- viessa del Norte. Por la parte del Oríente tiene muchas islas pequeñas é baxas lla- madas las Virgines, é por la parte austral tiene otras islas pequeñas al luengo de la costa , y al Ocgidente tiene el isleo del Cicheo que dixe de suso , é aquesta Isla Española, segund he dicho. Es aquesta isla muy rica de oro , é háse sacado en ella en grand cantidad, é se saca conti- nuamente , en espegial en la costa ó van- da del Norte. De la parte que esta isla tiene mirando al Sur , es muy fértil de mantenimientos de mucho pan de cagabi é de mahiz é de todo lo demás que los indios cultivaban é tenian en la Isla Es- pañola ; y es de muy buenas pesquerías, á causa de lo qual vivía é señoreaba en aquella parte el mayor señor de la isla, al qual obedesgian otros muchos cagiques. Hay assi mesmo en esta costa del me- diodía muchos é buenos puertos. En las aves é animales é pescados é árboles y en el traje ó hábito y en la manera de la gente , no difieren en cosa alguna de lo que tengo dicho de la Isla Española , ex- gepto que estos indios de Sanct Johan eran flecheros é mas hombres de guerra; pero assi andan desnudos é son de la mesma color y estaturas. Y la manera de las barcas ó canoas es assi , como se ha dicho en lo que he escrípto de la Isla Española ó Hay ti, y lo que oviere dife- 69 46G HISTORIA GENERAL Y NATURAL rente á ella se dirá adelante en algunas cosas particulares. Pero antes que á es- tas vengamos , diré de la manera que fué conquistada esta isla por los chripstianos, juntamente con algunas cosas notables que en la pagificagion della passaron. Esta isla tiene quassi por la mitad de- lla, tan luenga como es, una hermosa sier- ra con muchos é muy buenos rios é aguas en muchas partes della; pero el mayor é mas principal entra en la vanda de la mar del Norte é se llama Cayrahon) otro se dige Tayniahon en la mesma costa mas al Oriente ; otro llaman Bayamon , el qual entra en la bahía que confina con la isla, en que está assentado el pueblo pringi- pal , llamado la cibdad de Sanct Johan de Puerto-Rico. Porque una ria de agua sa- lada passa de la mesma mar á la dicha ba- hía é dexa dividido aquel espagio é tér- mino en que está al un canto , y en lo mas alto de la costa la dicha cibdad lla- mada, como la isla, Sanct Johan; y es cabega de obispado é gentil poblagion , y avrá en ella hasta gient veginos gon una iglesia catedral , de la qual aun vive el primero obispo llamado don Alonso Man- so, religiosa persona é buen perlado. El qual fué sacristán mayor del sereníssimo príngipe don Johan, mi señor, y des- pués que el príngipe passó desta vida, fué por el Cathólico Rey elegido á esta dignidad é obispado en el mesmo tiempo que fueron eregidas las iglesias é obis- pados de la Isla Española , año de mili é quinientos é onge años , y ha seydo hom- bre de grande exemplo é sancta persona. Hay en esta cibdad de Sanct Johan un muy gentil monesterio de la Orden de los Predicadores, é muy bien edificado, aunque no de todo punto acabado. El rio mas oriental en la mesma costa y al le- vante de la dicha cibdad se llama Luysa; donde tuvo su assiento una cagica que fué después chripstiana é se llamó Luysa, la qual mataron los indios caribes, como se dirá adelante. Y el mas ocgídentaírio se dige Canuy ; pero el mayor de toda la isla es Cayrabon, como tengo dicho. Ala parte ocgidental desta isla está una villa que se dige Sanct Germán , en que avrá hasta ginqüenta veginos : el puerto della no es bueno , porque es un ancón ó bahía grande desabrigada , en la qual entra un rio que se dige Guaorabo. Y en la mesma costa del poniente hay otros rios, assi como el Aguada é Culihrinas, entre los quales estuvo ya un pueblo llamado Soto- mayor. Y de la otra parte de Sanct Ger- mán hágia el Sur, en la mesma costa del Poniente están Mayagueoo é Corigueoo, rios, é mas adelante está la punta que llaman el Cabo Roxo.Y de la vanda del Sur, su- biendo desde el Ocgidente , está primero una bahía donde estuvo un pueblo que se llamó Guanica ; y mas al leste está otra bahía redonda y de buen puerto, llamado Yauco; y mas oriental está el rio de Ba- ramaya; é mas adelante está el rio que llaman Xacagua , en frente del qual está una isla llamada Ángulo (puesto que ella es redonda). Y mas al levante, cassi en medio de esta costa del Sur, están las sa- linas, é delante de ellas está el rio de Guayama; y mas al oriente está otro rio que se dige Guaybana; y mas adelanto otro que llaman Guayaney; y mas ade- lante otro que se nombra Macao , y ade- lante , en la frente ó parte de la isla que mira al Levante , está otro rio que se dige Fajardo. Todos estos rios de la vanda del Sur é también los de lo parte del Norte penden é han sus nasgimientos en la mon- taña ó sierra que tengo dicho, que va por medio de la isla del leste al hueste , de luengo á luengo de la tierra toda , é por sus vertientes reparte los rios que tengo dicho : los quales por la mayor parte son pequeños ; mas algunos de ellos son bue- nos rios, pero todos inferiores ó menores que el que se llama Cayrabon , que está de la parte del Norte ; é aquesta costa es DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. I. 467 la mas rica de oro en la isla. Y cómo el ayre es templado y las aguas naturales las que tengo dicho , es toda la isla ferli- líssima; é assi abunda de muchos ga- nados de todas las maneras que los hay en la Isla Española, de vacas y ove- jas é puercos, é caballos, é todo lo que en los libros precedentes queda es- cripto, en loor de Hayli ó Isla Espa- ñola . CAPITULO II. Cómo por mandado del comendador mayor de Alcántara, don frey Nicolás de Ovando, gobernador de la Isla Española , se comencó á poblar de chripslianos la isla de Boriquen (que agora llamamos de Sancl Johan), por mano del capitán Johan Pon^e de León , y de otras particularidades á esto con9erníentes. Uespues que el comendador mayor, don frey Nicolás de Ovando , vino por gobernador á la Isla Española , é ovo con- quistado en ella é pagificado la provincia de Higuey , que es á la parte mas orien- tal de toda la isla , y mas vegina á la isla de Boriquen ó de Sanct Johan , de quien aqui se tracta, puso por su teniente en aquella villa de Higuey á un capitán hombre de bien é hidalgo, llamado Johan Ponge de León. El qual yo conosgí muy bien , é es uno de los que passaron á estas partes con el almirante primero, don Chripstóbal Golom, en el segundo viaje que hizo á estas Indias : é cómo se avia hallado en las guerras passadas, te- níase experiengia de su esfuergo y per- sona y era tenido por hombre de con- fianga y de buena habilidad. Y cómo este avia sido capitán en la conquista de Hi- guey, tuvo notigia desde aquella provin- gia é alcangó á saber de los indios que en la isla de Boriquen ó Sanct Johan avia roncho oro. Y sabido, comunicólo en se- creto con el comendador mayor , que á la sagon residía en la Isla Española : el qual le dio ligengia para que passasse á la isla de Sanct Johan á tentar é saber qué cosa era ; porque aunque la isla ya se sabia y avia sido descubierta por el al- mirante primero , no estaba conquistada ni pagífica. Y para este efeto, tomó un caravelon con gierta gente é buenas guias de indios , é fué á la tierra del pringipal rey ó cagique de aquella isla , el qual se llamaba Agueybana , como el rio que se dixo de suso : del qual fué muy bien re- gebido y festejado , dándole de aquellas cosas que los indios tienen para su man- tenimiento , é mostrando que le plagia de le conosger é ser amigo de los chripslia- nos. Y su madre é padrastro del cagique mostraron que holgaban mucho con los chripslianos ; y el capitán Johan Ponge puso nombre á esta cagica doña Inés , y á su marido don Frangisco , y á un her- mano della hizo llamar Añasco , porque el mesmo indio quiso que lo llamasen como á un hidalgo que yba con el Johan Ponge, que se degia Luys de Añasco. Y al mesmo cagique Agueybana le puso nom- bre Johan Ponge, como se llamaba el mesmo capitán que digo; porque es de costumbre de los indios en estas islas, que quando toman nueva amistad , toman el nombre proprio del capitán ó persona, con quien contraen la paz ó amigigia. Este cagique era buena persona é muy obediente á su madre ; y ella era buena muger, é cómo era de edad, tenia noti- gia de las cosas acaegidas en la conquis-* ta é pagificagion de la Isla Española, ó como prudente continuamente degia é consejaba á su hijo é á los indios que fuessen buenos amigos de los chripslia- nos , si no querían todos morir á sus ma- nos. Y assi, por estas amonestagiones, el hijo se anduvo con el capitán Johan Pon- 468 HISTORIA GENERAL Y NATURAL ge, y le dio una hermana suya por ami- ga , y le llevó á la costa ó vanda del Norte de aquella isla , y le mostró algunos rios de oro , en especial el que se dige en aquella lengua Manatuabon , y otro que llaman Qebuco, que son dos rios ricos, de los quales el capitán Johan Ponge hizo coger oro, é Iruxo gran muestra dello á esta Isla Española al comendador mayor, dexando en la isla de Sant Johan algunos chripstianos muy en paz é amis- tad con los indios. Y quando Johan Pon- ge llegó á esta cibdad de Sancto Domin- go, halló que ya era venido el segundo almirante , don Diego Colom , y que es- taba removido de la gobernagion el co- mendador mayor. É vino entonges con el almirante un caballero que avia seydo se- cretario del sereníssimo rey don Felipe, llamado don Chripstóbal de Sotomayor, que yo conosgí muy bien , hijo de la con- dessa vieja de Caminan, y heredero del conde de Caminan : el qual don Chrips- tóbal era hombre generoso é noble, al qual el Rey Cathólico enviaba por gober- nador de la isla de Sanct Johan ; pero el almirante no dio lugar á ello, aunque con él avia venido , ni le consintió que- dar en aquella isla, é vínose aqui á esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Es- pañola, desde la qual el capitán Johan Ponge se volvió á Sanct Johan y llevó allá á su muger é hijas; pero excluydo del cargo , porque el almirante envió allá por su teniente é alcalde mayor á Johan Cerón, é por alguagil mayor á Miguel Diaz , del qual en otras partes se ha he- cho mengion: é aquestos dos goberna- ron quassi un año aquella isla. Y cómo el comendador mayor era ydo ya en Es- paña , fizo relagion de los servigios de Johan Ponge , é negogió con el Rey Ca- thólico que le diesse la gobernagion de aquella isla , é assi le envió la provisión real para ello. El qual, por virtud della, fué admitido al offigio de gobernagion como teniente del almirante , don Diego Colom; pero puesto por el Rey, porque le paresgió que assi convenia á su ser- vigio ; y desde á pocos dias que tomó el cargo Johan Ponge, prendió al alcalde mayor Johan Cerón y al alguagil mayor Miguel Diaz, por algunos exgesos, de que los culpaban ; y enviólos presos á España, para que se presentassen en la corte ante el Rey Cathólico, é higo su alcalde mayor á don Chrisptóbal de Sotomayor. Al qual, en lo ageptar , siendo tan generoso é ha- gerse inferior en tal offigio ni otro de Jo- han Ponge , é aun porque no era bien tractado , ó él é muchos se lo tuvieron á poquedad , como en la verdad lo era; porque demás de ser de tan clara é noble sangre, poco tiempo antes avia seydo se- cretario del Rey don Phelipe, nuestro señor, como tengo dicho; y el Johan Ponge era un escudero pobre quando acá passó , y en España avia sido cria- do de Pero Nuñez de Guzman , hermano de Ramiro Nuñez , señor de Toral. El qual Pero Nuñez , quando le sirvió de page Johan Ponge , no tenia gien mili marave- dís ó poco mas de renta, puesto que fuesse de ilustre sangre; y después fué ayo del sereníssimo señor Infante don Fer- nando, que agora es rey de los romanos. Quiero degir, que de la persona de don Chripstóbal á la de Johan Ponge avia mucha desigualdad en generosidad de sangre , puesto que el Johan Ponge es- taba reputado por hidalgo y tuvo persona y ser para lo que fué después , como se dii-áenla prosecugion de la historia. Assi que, los que avian ydo con el capitán Johan^ Ponge , como los que llevó don Chripstóbal , todos le tuvieron á mal aver ageptado tal cargo; y por esso, como corrido dello, é reconogiendo su error, dexó el offigio é no lo quiso, como arre- pentido ; pero no sin ser culpado en lo aver tomado. Desde á poco tiempo el ca- pitán Johan Ponge vino á esta cibdad de DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. II. 469 Sancto Domingo é truxo consigo al ca- cique Agueybana para ver las cosas desla Isla Española, la qual en aquella sagon estaba muy poblada de indios y de chrips- tianos. É si este cagique Agueybana ó su madre vivieran , nunca oviera rebelión ni las maldades que subgedieron en los indios de Sanct Johan ; pero desde á poco tiem- po murieron madre é hijo , y heredó el señorío un hermano suyo , el qual na- turalmente era malo é de peores des- seos. Y este estaba encomendado á dotí Ghripstóbal de Sotomayor por reparti- miento, y púsole su nombre é llamábanle don Ghripstóbal ; y era tan buen caba- llero su amo, don Ghripstóbal de Sotoma- yor y tan noble, que quanto él tenia daba á aquel traydor de su cagique , en pago de lo qual y de las buenas obras que le hizo , le mató muy crudamente de la ma- nera que adelante se dirá ; assi por com- plir con el odio que á su señor é á los. chripslianos tenia , como porque en la verdad esta gente destos indios á natura es ingrata y de malas inclinaciones é obras ; é por ningún bien que se les haga tura en ellos la memoria ni voluntad para agradesgerlo. CAPITULO III. Que tracta del primero pueblo de chripslianos que ovo en la isla de Boriquen ó Sanet Johan , é por qué se mudó adonde se hi90 después. Jfcju el tiempo que Johan Ponge gober- naba lo isla de Sanct Johan , higo el pri- mero pueblo que los chripstianos tuvie- ron en agüella isla á la vanda del Norte, é púsole nombre Gaparra. En el qual pue- blo higo una casa de tapias, é andando el tiempo higo otra de piedra ; porque en la verdad , era hombre inclinado á poblar y edificar. Mas este pueblo , por la indis- posiglon del assiento , fué malsano é tra- bajoso , porque estaba entre montes y giénegas, é las aguas eran agijosas, é no se criaban los niños. Antes en dexando la leche , adolesgian é se tornaban de la color del agije , y hasta la muerte siem- pre yban de mal en peor, y toda la gente de los chripstianos andaban descoloridos y enfermos. Estaba este pueblo una legua de la mar , el qual intervalo era todo de giénegas é muy trabajoso de traer los bastimentos á la villa , el fundamento de la qual ó su pringipio fué el año de mili é quinientos é nueve. Y estuvo aquella república ó villa en pie doge años poco mas ó menos , hasta que después se mudó adonde al presente está , que es una vi- lleta puesta en la mesma bahía donde las naos solian descargar ; pero adonde se mudó y está agora el pueblo es muy sano, aunque en la verdad las cosas nesges-^ sarias son dificultosamente ó con mucho trabajo ávidas , assi como buena agua , é la leña, é hierva para los caballos é para cobrir las casas ; porque los mas se sir- ven destas cosas é otras por la mar, con canoas é barcas* 470 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO IV. Del pueblo de Guanica , é por qué se despobló e' se hizo otro que se llamó Sotomayor , é del levantamiento é rebelión de los indios , é cómo mataron la mitad de los chripstianos que avia en la isla de Sancl Johan , y del esfuer9o é cosas hacañosas del capitán Diego de Sala9ar. Hintrante el año de mili e quiaientos é diez años fué la gente que don Chripstó- bal de Soto Mayor llevó é otros que pas- saron desde aquesta Isla Española á la de Sanct Johan , é higieron un pueblo que se dixo Guanica que es quassi al cabo de la isla , donde está una bahía que se cree que es una de las mejores que hay en el mundo : é desde allí descubrieron finco rios de oro, á ginco leguas del pueblo de Guanica , llamados Duijey , Ho- romico, Icau, In, y Quiminen. Pero en es- te pueblo ovo tantos mosquitos que fue- ron parte muy bastante para lo despo- blar , é passóse aquella gente é veginos al Aguada que se dige, al hues-norueste, é llamaron á este otro nuevo pueblo ó assiento Sotomayor. Y estando en este pueblo , se algaron los indios de la isla un viernes quassi al pringipio del año mili é quinientos é onge, estando los indios é los chripstianos en mucha paz , é tuvie- ron aquesta forma para su rebelión. Ellos vieron que los chripstianos estaban der- ramados por la isla , é assi cada cagique mató los que dellos estaban en su casa ó tierra; por manera que en un naesmo tiempo mataron ochenta chripstianos ó mas. Y el cagique Agueybana, que tam- bién se degia don Gripsthóbal , como mas pringipal de todos , mandó á otro cagique dicho Guarioaex, que fuesse por capitán é recogiesse los cagiques todos é fuessen á quemar el pueblo nuevo llamado Soto- mayor. Y para esto se juntaron mas de tres mili indios; y cómo todo lo de alre- dedor del pueblo hasta él eran arcabucos y montes gerrados de arboledas , no fue- ron sentidos hasta que dieron en la villa , puesto que un indio niño los vido é lo dixo; pero no fué creydo. É assi cómo dieron de súbito ovieron lugar de pegar fuego al pueblo é mataron algunos chrips- tianos , é no quedara ninguno con la vi- da, si no fuera por un hidalgo que en aquella villa vivia llamado Diego de Sa- lagar : el qual demás de ser muy devoto de la Madre de Dios y de honesta vida, era muy animoso hombre y de grande esfuergo. Y cómo vido la cosa en tan mal estado é á punto de se perder todos los chripstianos que quedaban alli, los acaudilló é puso tan buen coragon en los que estaban ya quassi vengidos , que por su denuedo é buenas palabras , los esfor- gó é persuadió á que con gran ímpetu é osadía, como varones, se pusiessen á la resistengia ; é assi lo higieron , y pelearon él y ellos contra la moltitud de los ene- migos , de tal manera que los resistió , é como valeroso capitán á vista de los con- trarios, recogió toda la gente de los chripstianos que avian quedado é los lle- vó á la villa de Caparra , donde estaba el capitán Johan Ponge de León, que co- mo he dicho ya era gobernador de la is- la : é todos los que alU fueron , dixeron que después de Dios, Diego de Salagar les avia dado las vidas. Quedó desto tan- to espanto en todos los indios , y en tan- ta reputagion con ellos la persona de Die- go de Salagar, que le temían como al fuego , porque en ninguna manera podían creer que oviesse hombre en el mundo tan digno de ser temido. Verdad es que antes desto ya el mesmo Diego de Salagar DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. IV. Í7A avia hecho otra experiencia de su perso- na con los indios , é tan grande que si ellos penssáran hallarle en la villa deSo- tomayor , no osaran yr allá , aunque co- mo he dicho eran mas de tres mili. Pero porque passemos á lo demás , pues se ha tocado del esfuergo é persona deste hi- dalgo , diré otro caso muy señalado del, donde ovo pringipio la reputagion é con- gepto en que los indios le tenian é por- qué le temian , é fué esta la causa. Un cagique que se degia del Aymanio tomó á un mangebo chripstiano , hijo de un Pe- ro Xuarez de la Cámara, natural de Me- dina del Campo , é atólo , é mandó que su gente lo jugasen al batey (que es el juego de la pelota de los indios) , é que jugado, los vengedores lo matassen. Esto seria hasta tres meses antes de lo que tengo dicho que higieron en la poblagion de la villa de Sotomayor; y en tanto que comian los indios , para después en la tarde hager su juego de pelota , como lo tenian acordado sobre la vida del po- bre mangebo , escapóse un muchacho, in- dio naboría del preso Pero Xuarez , é fuesse huyendo á la tierra del cagique de Guarionex, donde en esta sagon estaba Diego de Salagar: é cómo el muchacho lloraba, pesándole del trabaxo é muerte en que dexaba á su señor, el Salagar le preguntó que dónde estaba su amo , y el indio le dixo lo que passaba: é luego el Salagar se determinó de yr allá á morir ó salvarle, si pudiesse; mas el muchacho temiendo no queria volver ni guiarle. Entonges Diego de Salagar le amenagó é dixo que lo mataría, si noybacon él y le enseñaba donde tenian los indios á su amo ; de manera que ovo de yr con él , é llegado gerca de donde estaban, esperó tiempo para que no le viessen hasta que diesse en los indios. Y entró en un ca- ney ó buhío redondo, á donde estaba ata- do el Xuarez , esperando que acabassen los indios de comer para lo jugar, é ju- gado lo matar; y prestamente Diego de Salagar le cortó las ligaduras con que es- taba atado, édíxole: «Sed hombre éhaged como yo.» Écomengó ádar por medio de tresgientos indios gandules ó mas, con una espada é una rodela , matando é hi- riendo con tan gentil osadia y efeto, co- mo si tuviera alli otros tantos chripstia- nos en su favor , é hizo tanto estrago en los indios, que aunque eran hombres de guerra , á mal de su grado le dexaron yr con el dicho Xuarez ; porque como Die- go de Salagar hirió muy mal á un capi- tán de la mesma casa, donde aquesto passó, los otros desmayaron en tanta manera que el Salagar y el Xuarez sa- lieron de entre ellos, segund es dicho. Y después que estuvo bien apartado de los contrarios enviaron tras él mensa- geros, rogándole que quisiesse volver, porque le querían mucho por ser tan va- liente hombre, é que le querían conten- taré servir en quanto pudiessen. El qual, oyda la embaxada , aunque de gente tan bárbara é salvaje , determinó de volver á saber qué le querían los indios ; mas el compañero, como hombre que en tal tran- ge é tan al cabo de la vida se avia visto, no era de paresger que volviessen : an- tes se hincó de rodillas delante de Diego de Salagar é le pidió é rogó que por amor de Dios no tornasse , pues sabia que eran tantos indios , y ellos dos solos DO podian sino morir , é que aquello era ya tentar á Dios y no esfuergo ni cosa de se hager. É Diego de Salagar le respon- dió é dixo. «Mirad, Xuarez, si vos no quereys volver conmigo ydos en buen hora que en salvo estays ; mas yo tengo de volver é ver que quieren estos indios, y no han de penssar que por su temor lo dexo.» Entonges el Xuarez no pudo hager otra cosa sino tornar con él, aunque de mala voluntad; pero cómo era hombre de bien é tenia la vida por causa del Sa- lagar , acordó de le seguir é la tornar á 472 HISTORIA GENERAL Y NATURAL peligro, en compañía de tan osado varón é que también meneaba el espada. Y tor- naron juntos , é hallaron muy mal herido al capitán de los indios ; é Diego de Sa- ladar le preguntó qué queria , y el capitán ó cacique le dixo que le rogaba que le diesse su nombre é que con su voluntad oviesse por bien que le llamassen Sala- dar como á él, é que queria ser su ami- go perpetuo , é le queria mucho : é Die- go de Salagar dixo que le plagia que se Uamasse Salagar, como él. É assi luego sus indios le comengaron á llamar Salacar, Saladar ; como si por este consentimien- to se le invistiera la mesma habilidad y esfuergo del Diego de Salagar. É para pringipio desta amistad é por la merged que se le hagia, en dexarle de su grado tomar su nombre, le dio quatro naborías ó esclavos que le sirviessen é otras joyas é preseas, y se fueron en paz con ellas los dos chripstíanos. Desde entonges fué tan temido de los indios Diego de Salagar que, quando algund chripstiano los ame- nagaba, respondían. «Piensas tú que te tengo de temer, como sí fuesses Sala- gar.» Viendo pues Johan Ponge de León, que gobernaba la isla , lo que este hidalgo avía hecho en estas dos cosas tan señala- das que he dicho, le higo capitán entre los otros chripstíanos é hidalgos que debaxo de su gobernagion militaban, y otros fue- ron mudados ; é aunque después ovo mu- dangas de gobernadores , siempre Diego de Salagar fue capitán é tuvo cargo de gente hasta que murió del mal de las búas . É aunque estaba muy doliente , lo lleva- ban con toda su enfermedad en el cam- po, é dó quiera que yban á pelear con- tra los indios; porque de hecho penssaban los indios , que ni los chripstíanos podían ser vengídos ni ellos venger dónde el capitán Diego de Salagar se hallasse , é lo primero de que se informaban con to- da dílígengia era saber si yba con los chripstíanos este capitán. En la verdad fue persona , segund lo que á testigos fi- dedignos y de vista yo he oydo, para le tener en mucho; porque demás de ser hombre de grandes fuergas y esfuergo, era en sus cosas muy comedido é bien criado é para ser estimado do quiera que hombres oviesse , é todos le loan de muy devoto de Nuestra Señora. Murió después de aquel trabajoso mal que he dicho, ha- gi'^ndo una señalada é pagiente peniten- gíá, segund de todo esto fuy informado en parte del mesmo Johan Ponge de León y de Pero López Ángulo y de otros ca- balleros é hidalgos que se hallaron pres- sentes en la isla, en la mesma sagon que estas cosas passaron , y aun les cupo par-^ te destos é otros muchos trabajos. CAPITULO V. Que tracta de la muerte de don Cbripstóbal de Sotomayor é oíros chripsUanos; é qómo escapó Johan Gon-^ calez, la lengua, con quairo heridas muy grandes, é lo que anduvo assi herido en una noche, sin se curar, é otras cosas tocantes al discurso de la historia. 1. ornando á la historia del levantamien- to de los indios, digo que después que los príngipales dellos se confederaron pa- ra su rebelión , cupo al cagíque Aguey- bana, que era el mayor señor de la isla, }ie matar á don Chripstóbal de Sotoma- yor , su amo , á quien el mesmo cagíque servía y estaba encomendado por repar- timiento, segund tengo dicho, en la casa del qual estaba ; y jugáronlo á la pelota ó juego que ellos llaman del batey , que es lo mesmo. É una hermana del cagíque DE INDIAS. LIB. XVI. CA?. V. i73 que tenia don Ghripstóbal por amiga , le avisó é le dixo: «Señor, vete de aqui: que este mi hermano es bellaco y le quie- re matar.» Y una lengua que don Ghrips- tóbal tenia , llamado Johan Gongalez , so desnudó una noche e se embixó ó pintó de aquella ungion colorada que se dixo en el libro VIII, capítulo VI, que los in- dios llaman bixa, con que se pintan para yr á pelear , ó para los arey tos y cantares y quando quieren paresger bien. É cómo el Johan Gongalez venia desnudo é pin- tado y era de noche y se entró entre los que cantaban en el corro del areyto , vio é oyó cómo cantaban la muerte del don Ghripstóbal de Sotomayoré de los chrips- lianos que con él estaban; é salido del cantar, quando vido tiempo y le pares- Ció, avisó á don Ghripstóbal é díxole la maldad de los indios é lo que avian can- tado en el areyto é tenían acordado. El qual tuvo tan mal acuerdo , que como no avia dado crédito á la india cacica, tam- poco creyó al Johan Gongalez : la qual lengua le dixo : «Señor, esta noche nos podemos yr, é mirad que os va la vida en ello : que yo os llevaré por donde no nos hallen.» Pero cómo su fin era llega- do, no lo quiso hager. Gon todo esso, assi como otro dia amanesgió , estimula- do su ánimo é como sospechosso, acordó de se yr; mas ya era sin tiempo : é dixo al cagique que él se quería yr donde es- taba el gobernador Johan Ponge de León, y él dixo que fuesse en buena hora , y mandó luego venir indios que fuessen con él y le llevassen las cargas é su ropa , é dióselos bien instrutos de lo que avian de hager ; é mandóles que quando viessen su gente, se algasen con el hato é lo que llevaban , é fue assi : que después de ser partido don Ghripstóbal , salió tras él el mismo cagiquecon gente, é alcangóle una legua de alli de su assiento, en un rio que se dige Cauyo. É antes que á él llegassen, alcangaron alJohan Gougalez, la lengua, TOMO 1. é tomáronle la espada é d ¡érenle giertas heridas grandes , é queríanle acabar de matar; é cómo llegó luego Agueybana, dixo la lengua, en el lenguaje de los in- dios : «Señor , ¿por qué me mandas ma- tar? Yo te serviré é seré tu naboría:» y entonges dixo el cagique: «Adelante, ade- lante, á mi dalihao (que quiere degir mi señor, ó el que, como yo, se nombra), de- xa ese bellaco. » É assi le dexaron, pero con tres heridas grandes é peligrosas , y passaron y mataron á don Ghripstóbal é á los otros chripstianos que yban con él (que eran otros quatro) , á macanagos; quiero degir con aquellas macanas que usan por armas, é flechándolos. É hecho aquesto , volvieron atrás para acabar de matar al Johan Gongalez, la lengua ; pe- ro él se avia subido en un árbol é vido cómo le andaban buscando por el rastro de la sangre, é no quiso Dios que le vies- sen ni hallassen; porque cómo la tierra es muy espessa de arboledas y ramas , y él se avia desviado del camino y embos- cado, se escapó desta manera. É fuera muy grande mal si este Johan Gongalez alU muriera , porque era grande lengua: el qual, después que fue de noche, baxó del árbol é anduvo tanto que atravcssó la sierra de Xacagua , é créese que guia- do por Dios ó por el ángel , é con favor suyo, tuvo esfuergo é vida para ello, se- gund yba mal herido. Finalmente él sa- lió á Goa , que era una estangia del rey; pero él creia que era el Otuao , donde penssaba que lo avian de matar , porfjue era tierra algada é de lo que estaba rebo- lado; pero su estimativa era hija de su miedo con que yba ; é avia andado quin- ge leguas mas de lo que se penssaba. É como alli avia chripstianos, viéronle; y él estaba ya tal é tan dessangrado y enfla- quesgido, que sin vista cayó en tierra. Pero cómo le vieron tal, socorriéronle con darle algo que comió y bebió y cobró al- gund esfuergo é vigor, é pudo hablar, 60 474 HISTORIA GEINEHAL Y NATURAL aunque con pena, é dixo lo que avia pas- sado. É luego higieron mandado al capi- tán Johan Ponge, notificándole todo lo que es dicho : el qual luego apergibió su gen- te para castigar los indios y hagerles la guerra. En la qual sagon llegó el Diego de Salagar con la gente que avia escapado con él, segund se dixo en el capítulo de suso. É luego Johan Ponge envió al capitán Mi- guel de Toro con quarenta hombres á bus- car á don Chripstóbal , al qual hallaron enterrado ( porque el cagique le mandó enterrar) y tan somero ó mal cubierto que tenia los pies de fuera. Y este capitán é los que con él yban higieron una sepultura, en que lo enterraron bien , é pusieron á par della una cruz alta é grande. É aqueste fue el pringipio é causa de la guerra con- tra Agueybana é los otros indios de la isla de Boriquen, llamada ahora Sanct Johan. CAPITULO VI. De los primeros capitanes que ovo en la conquista é pacifica9Íon de la isla de Boriquen, que agora llama isla de Sanct Johan. se J. ornando Miguel de Toro é los quaren- ta chripstianos que con él fueron á en- terrar á don Chripstóbal y á los otros quatro españoles que con él fueron muer- tos , el gobernador Johan Ponge entendió en ordenar su gente y estar envela, para se defender con los pocos chripstianos que avian quedado, en tanto que era so- corrido é le yba gente desde aquesta Isla Española , para lo qual higo tres capita- nes. El primero fue Miguel de Toro, de quien he dicho de suso : el qual era hom- bre regio é para mucho , é avia seydo ar- mado caballero por el Rey Cathólico (puesto que él era de baxa sangre), por- que en la Tierra-Firme avia muy bien probado como valiente hombre, é con su esfuergo avia honrado su persona, en compañía del capitán Alonso de Hoje- da. El otro capitán que Johan Ponge hi- zo fue Diego de Salagar, de quien es fecha mengion en el capítulo de suso. El tergero capitán fue Luys de Alman- sa. A estos tres capitanes fueron consi- nados cada Ireynta hombres, é los mas dellos coxos y enfermos; pero sacaban uergas y esfuergo de su flaquega , por- que no tenian otro remedio sino el de Dios y de sus manos; acordándose de aquella grave sentengia de Séneca * don- de dige «que es locura temer lo que no se puede excusar.» Stultum est timere quod vitare nonpossis. Avian pues muer- to los indios la mitad de los chripstianos, como ya tengo dicho, ó los mas é la mas lugida gente: é con los que quedaban, que podrían ser giento por todos, Johan Ponge siempre se hallaba con ellos, y de ios delanteros ; porque era hombre ani- moso é avisado é solígito en las cosas de la guerra ; é traía por su capitán general y teniente é por su alcalde mayor á un hidalgo, llamado Johan Gil. É assi lo fue después de su gobernagíon, hasta que la isla fue pagificada, é sirvió muy bien; porque aun después de passada la guerra de la isla de Sanct Johan , á su costa la hagía á los caribes de las otras islas co- marcanas, que son muchas, é los puso en mucha nesgessidad; en tal manera que no se podían valer con él y le temían mucho. En este exergigio de los caribes traía consigo por capitanes á Johan de León , hombre diestro en las cosas de la mar y en la tierra, y en las cosas de la guerra , de buen saber y gentil ánimo. Y i In libro de remediis fcrluiíorum. DE liNDIAS. LIB. XVI. CAP. VI. 475 el otro capitán que traia el teniente Johan Gil era un Johan López, adalid, y otros hombres de bien de los que avian queda- do de la guerra de Sanct Johan , que por ser diestros y do buen ánimo , dó quiera que se hallaban , hagian muy bien lo que convenia al exergigio de la conquista do los caribes, en la mar y en la tierra. CAPITULO VIL Que Iracta de algunas personas señaladas por su esfuer9o , y de algunas cosas á esto concernientes en la guerra é conquista de la isla de Sanct Johan. Jr arésgeme muy digno de culpa el es- criptor que olvida ó dexa de degir algu- nas cosas particulares de la calidad de las que en este capítulo se escrebirán; porque aunque el pringipal intento de la historia sea enderegado á otro fin , en espegial en esta, que es hager pringipal memoria de los secretos é cosas que la natura produge en esta& nuestras Indias naturalmente, también consuena con el título de llamarla general historia recon- tar los méritos de los conquistadores des- tas partes , porque á lo menos, si queda- ron sin galardón ó pago de sus trabaxos y méritos , no les falte por culpa de mi pluma é pigricia la memoria de que fue- ron é son muy dignos sus hechos , por-» que en la verdad es mejor satisfagion que otras ; y en mas se debe tener lo que se escribe, en loor de los que bien vivieron é acabaron como buenos é valerosos, que quantos bienes les pudo dar ó quitar for- tuna. É porque de mi parte no quede en silengio algo desto , digo que ovo mu- chos hidalgos é valerosas personas que se hallaron en la conquista de la isla de Boriquen, que agora se llama Sanct Johan. Y no digo muchos en número, pues que todos ellos eran poca gente; pero porque en essa poca cantidad de hombres los mas dellos fueron muy varo- nes y de grandíssimo ánimo y esfuergo. Rara cosa y presgioso don de la natura, y no vista en otra nagion alguna tan co- piosa y generalmente congedida como á la gente española; porque en Italia, Fran- gía y en los mas reynos del mundo sola- mente los nobles y caballeros son espe- gial ó naturalmente exergitadosé dedica- dos á la guerra , ó los inclinados é dis- puestos para ella ; y las otras gentes po- pulares é los que son dados á las artes^ mecánicas é á la agricultura é gente ple- bea, pocos dellos son los que se ocupan en las armas ó las quieren entre los ex- traños. Pero en nuestra nagion española no paresge sino que comunmente todos los hombres della nasgieron pringipal y cspegiahnente dedicados á las armas y á su exergigio , y les son ellas é la guerra tan apropriada cosa , que todo lo demás les es agessorio , é de todo se desocupan de grado para la miíigia. Y desta causa, aunque pocos en número, siempre han hecho los conquistadores españoles en es- tas partes lo que no pudieran aver hecho ni acabado muchos de otras nasgiones. Ovo pues en aquella conquista un Se- bastian Alonso de Niebla, hombre la- brador, y que en España nunca hizo si- no arar é cavar é las otras cosas seme- jantes á la labor del campo : el qual fué varón animoso , regio, suelto, pero ro- busto , é junto con su robustigidad que en sí mostraba á prima vista en su sem- blante , era tractado de buena conversa- gion. Este salió muy grande adalid, y osaba acometer y emprendía cosas , que aunque paresgian dificultosas y ásperas, salía con ellas victorioso. É cómo era hombre muy suelto y gran corredor atre- víasse á lo que otros no higicran, porque 476 HISTORIA GENERAL Y NATURAL junto con lo que he dicho de su persona era de tan gran fuerga , que el indio á quien él asia era tanto como tenerle bien atado , estando entre sus manos ; y desía causa , quando fué entendido de los in- dios é ovieron conosgimiento de la espe- riengia de su persona , temíanle mucho. Pero al cabo , como en la guerra nasgen pocos, y el offigio delía es morir, assile intervino á este hombre hazañoso por ser muy denodado; y el año de mili é qui- nientos é veynte y seys le mataron en una provingia que se llama del Loqmllo, en la isla de Sanct Johan , donde aqueste Sebastian Alonso de Niebla tenia su ha- gienda y assiento ; y su muerte progedió desobrarle esfuergo, é fue puesta en efe- to de aquesta manera. Este hombre es- taba quassi enemigo y desavenido con un hidalgo vegino suyo , llamado Martin de Guiluz, vizcayno, vegino agora de la cibdad de Sanct Johan de Puerto Rico, é de los pringipales de aquella cibdad ; é cómo otras yeges solian los indios caribes de las islas comarcanas venir en canoas á saltear, acaesgió quo entraron en la is- la é dieron en una estangia é hagienda los cabellos é ios sacaba de entre íoá otros é los daba y entregaba á sus ne- gros, é volvía por otros. É uno que assi avia tomado, tenia en la mano una flecha hervolada, é aqueste le mató; porque cómo fe llevaba assi á vuela pié assido por los cabellos, dióle con la flecha á manteniente, é acertó á le herir á par de una ingre , y de aquella herida murió después : é cómo se vido herido , él mató al indio é otros siete ú ocho assi mismo, é volvió con su despoja é dióle á su due- ño Martin de Guiluz. É cómo la hierva, con que aquellos indios tiran sus flechas, es muy pestífera y mala , murió de aque- lla herida; pero como cathóli<;o chrips- tiano, é repartió muy bien quanto tenia á pobres é personas nesgessitadas , y en obras pías. É desta manera acabó , de- xando mucho dolor é lástimü en todo» los chripstianos y españoles que avia ei* esta isla , porque ea la verdad era hom- bre que les hagia mucha falta su persona, y era tal que se hallan pocas veges tales hombres; é porque demás de ser muy varón y de gran esfuergo , temíanle mu- cho los indios , y estaba en grande estima del Martin de Guiluz, y cómo lo supo Se- é reputagion con ellos é con los chrips- bastian Alonso , é oyó degir que los in- dios caribes flecheros llevaban robada la gente que el dicho Martin de Guiluz te- nia en su estangia é hagienda y quanto tenia, luego Sebastian Alonso á gran priessa mandó á un negro suyo que le ensillase un caballo , é dixo : « No plega Á Dios que digan que , por estar yo mal con Martin de Guiluz, le dexo padesger é perder lo que tiene, é dexo de yr, ha- llándome tan gerca, contra los que le han robado. » É assi subió luego á caballo, é llevó consigo dos ó tres negros suyos é un peón chripstiano , y fué en seguimien- to de los indios caribes , é los alcangó y peleó con ellos, é los desbarató é quitó la cabalgada , é prendió quatro dellos ; y desde engima del caballo los lomaba por líanos; porque como se dixo de^ suso, era grande adalid y tenia mucho conocimien- to en las cosas del campo é déla guerra. En compañía deste andaba otro hom« bre de bien, llamado Johan de León, de quien atrás se dixo. Este imitaba asaz á Sebastian Alonso, porque era muy suel- to é buena lengua y de buenas fuergas é osado. Y en las cosas que se halló , que fueron muchas, assi en la tierra como en lámar, se señaló como hombre de gen- til ánimo y esfuergo; pero el uno y el. otro fueron mal galardonados de susser- vigios é trabaxos, porque en el reparti- miento de los indios no se miró con ellos> ni con los buenos conquistadores como se debiera mirar. Y al que algo dieron ,^ fué tan poquita cosa que no se podían DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. VIL 477 sostener con ello; porque es costumbre que unos gogen de los sudores y traba- xos de otros ; y que el que meresge mer- cedes sea olvidado y no bien satisfecho, y que los que debrian ser olvidados, o á lo menos no son tan dignos de la remu- neración , aquellos gogen de las mayores partes é galardones que no les compe- ten. Este offigio es el del mundo, é los hombres hagen como hombres; pero sus passiones no los dexan libremente hager lo que debrian , porque mejor entenda- mos que es solo Dios el justo y verdade- ro galardonador. É assi nos enseña el tiempo , que ni los que lo repartieron , ni los otros á quien lo dieron injustamente, lo gogaron sino pocos dias; y ellos y ello ovo el fin que suelen aver las otras cosas temporales ; y plega á Dios que sus ánimas no lo escoten en la otra vida, donde ya están los mas. Otro Johan López, adalid, gran hom- bre en las cosas del conosgimiento del campo, pero no de tal ánimo. Este olfigio de adalid es mas artifigioso , y de mas saber sin comparagion en estas partes que en España ; porque esta tierra acá es muy gorrada é llena de arboledas , é no tan clara ni abierta, como la de Castilla y de otros reinos de chripstianos. Pero pues está movida la materia de los adalides, diré aquí de uno que yo conosgí, un hecho notable y al propóssilo de aqueste ofigio. Ovo en la Tierra-Firme de Castilla del Oro un hidalgo , llamado Bartolomé de Ocon , que passó una sola vez por gierta parte de montes muy espessos y gerra- dos ; y desde á mas de siete años fué por otras tierras á parar, con giertos compa- ñeros, muy gerca de donde en el tiempo passado que he dicho avia estado ; é yban alli ginco ó seys hombres de los que se avian hallado en el primero viaje ó en- trada ; é toda la tierra era tan emboscada y espessa de árboles que apenas se veya el gielo ,. ni aun podían quassi cami- nar, sino hagiendo la via con las espadas y puñales , é todos los que alli estaban penssaban que yban perdidos é no co- nosgian á dónde guiaban , ni á dónde de- biessen continuar su viaje; y estando jun- tos y en consejo de lo que debian hager, dixo Bartolomé de Ocon: «No temays, hi- dalgos : que menos de dosgientos passos de aqui está, en tal parte, un arroyo (se- ñalando con el dedo, que no veían ni era possible verse por la espessura de los árboles é matas), donde agora siete años viniendo de tal entrada , nos paramos á beber; é si quereys verlo, vengan dos ó tres de vosotros conmigo y mostrároslo hé» . Y es de saber que no tenían gota de agua que beber, é yban con la mayor nesgessidad del mundo de topar el agua, ó avian de peligrar de sed é morir al- gunos, segund yban desmayados. É assi fueron de aquellos que primero se avian hallado alli; é llegados al arroyo que todo yba enramado é cubierto, se sentó en una piedra á par del agua é comengando á be- ber, dixo; «Assentado yo en esta misma piedra, merendé con vosotros ahora siete años é veys alli el peral , donde cogimos muchas peras é agora tiene hartas. » É assi los compañeros por la piedra que era grande é conosgida , como por el peral y otras señales y árboles , é por el mismo arroyo, vinieron en conosgimiento que era assi , y que algunos dellos avian estado alli otra vez, como he dicho : de lo qual no poco quedaron maravillados é socorridos con el agua. Todos dieron muchas gra- gias á Dios , y no fué poco el crédito que desto y otras cosas semejantes alcangó este Bartolomé de Ocon; porque en la verdad en este caso paresgia que tenia gragia espegial sobre quantos hombres en aquellas partes andaban , puesto que en lo demás era material y no de mejor ra- zón que otro ; antes era tenido por gros- sero. Pero tornando al propóssito de los 478 HISTORIA GENERAL Y NATURAL conquistadores de la isla de Sanct Johan, digo que aquel Johan López , adalid , de quien se ha tractado de suso , aunque era gran adalid, era crudo y no tan esfor- zado como astuto guerrero con; los in- dios. Ovo otro mancebo de color loro , que fué criado del comendador mayor don Frey Nicolás de Ovando , al qual llama- ban Mexía ; hombre de buen ánimo é suel- to é de vivas fuergas , al qual mataron los caribes en el Haymanio de Luysa , é á la mesma Luysa , cacica principal , la qual le avisó é le dixo que se fuesse , y él no lo quiso hager, por no la dexar sola, é assi le frecharon ; y estando lleno de sae- tas é teniendo una langa en la mano , pu- so los ojos en un pringipal de los caribes y echóle la langa é atravessóle de parte á parte por los costados , habiendo primero muerto otros dos indios de los enemigos é herido á otros. É assi acabó sus dias. Ovo otro hombre de bien que se de- gia Johan Casado, buena persona é la- brador llano ; pero gentil adalid é dicho- so en muchas cosas de las que empren- dia y hombre de buen ánimo. Assi que, estos que he dicho, en espegial, higieron muchas cosas buenas ; pero sin ellos ovo otros hombres hijosdalgo é mangebos, que aunque no tenian tanta experiengia, no les faltaron los ánimos para se mos- trar en la guerra tan hábiles y esforga- dos quanto convenia. Destos fué uno Frangisco de Barrionuevo , que agora es gobernador de Castilla del Oro, del qual se hizo mengion en la pagificagion del ca- gique don Enrique; é aunque en la guer- ra de la isla de Sanct Johan él era man- gebo, siempre dio señales de sí, de lo que era, como hombre de buena casta. Otro hidalgo dicho Pero López de Ángulo, é Martin de Guiluz, é otros que seria lar- ho degirse particularmente, se hallaron en aquella conquista, que aunque su edad no era tan perfeta como su esfuer- go é desseos, siempre obraron como quien eran , é por ningún trabaxo dexa- ron de mostrarse tan prestos á los peli- gros, como la nesgessidad y el tiempo lo requerían. É por ser tan valerosa gente, aunque como he dicho poca en número, se acabó la conquista en favor de nues- tra fé y en mucha victoria de los conquis- tadores españoles que en esta guerra se hallaron , á los quales socorrieron desde aquella Isla Española con alguna gente, y se juntaron mas, en tiempo que el so- corro fué muy nesgessario. É también fue- ron algunos que nuevamente venian de Castilla: los quales por buenos quesean, es menester que estén en la tierra algu- nos dias, antes que sean para sofrir los trabaxos é nesgessidades, con que acá se exergita la guerra , por la mucha diferen- gia que hay en todas las cosas y en el ayre é temple de la tierra , con quien es menester pelear primero que con los in- dios , porque muy pocos son aquellos á quien no prueba y adolesge. Pero loores á Dios. Pocos peligran desta causa, si soa bien curados. CAPITULO VIII. Cómo¡los indios tenian por inmortales á los chripstianos, luego que passaron á la isla de Sanct Johan , é có- mo]^acordaron de se al^ar , é no lo osaban emprender hasta ser 9ertificados si los chripstianos podian morir ó nó. Y la manera que tuvieron para lo experimentar. 1: or las cosas que avian oydo los indios de la isla de Sanct Johan de la conquista y guerras passadas en esta Isla Española, é sabiendo , como sabian ellos , que esta isla es muy grande y que estaba muy po- blada é llena de gente de los naturales DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. Vlll. 479 della , creían que era impossible averia sojuzgado los chrisplianos, sino porque debían ser inmortales , é que por heridas ni otro desastre no podían morir; y que como avian venido de hágia donde el sol sale, assi peleaban; que era gente geles- tial é hijos del sol , y que los indios no eran poderosos para los poder ofender. É cómo vieron que en la isla de Sanct Johan ya se avian entrado y hecho seño- res de la isla, aunque en los chripstíanos no avia sino hasta doscientas personas pocas mas ó menos que fuessen hombres para tomar armas , estaban determinados de no se dexar sojuzgar de tan pocos , é querían procurar su libertad y no servir- los ; pero temíanlos é penssaban que eran inmortales. É juntados los señores de la isla en secreto, para disputar desta mate- ria , acordaron que antes que se movies- sen á su rebelión, era bien experimentar primero aquesto , y salir de su dubda , y hager la experiengia en algún chrípstíano desmandado ó que pudiessen aver aparte é solo ; y tomó cargo de saberlo un caci- que llamado Urayoan , señor de la provin- QÍa de Yaguaca , el qual para ello tuvo esta manera. AcaesQÍóse en su tierra un raangebo, que se llamaba Salgedo é pas- saba á donde los chripstíanos estaban, y por manera de le hager cortesía é ayu- darle á llevar su ropa , envió este cagi- que con él quinge ó veynte indios , des- pués que le ovo dado muy bien de comer é mostrádole mucho amor. El qual yendo seguro é muy obligado al cagique por el buen acogimiento , al passar de un rio que se dige Guarabo , que es á la parte ocgidental , y entra en la bahía en que agora está el pueblo é villa de Sanct Ger- mán , dixéronle : « Señor, quieres que te passemos , porque no te moxes» ; y él di- xo que sí, é holgó dello, que no debiera, siquiera porque demás del peligro noto- río , en que caen los que confian de sus enemigos , se declaran los hombres que tal hagen por de poca prudengia. Los in- dios le tomaron sobre sus hombros , para lo qual se escogieron los mas regios y de mas esfuergo , y quando fueron en la mi- tad del río , metiéronle debaxo del agua y cargaron con él los que le passaban é los que avían quedado mirándole , por- que todos yban para su muerte de un acuerdo, é ahogáronle; y después que estuvo muerto, sacáronle á la ribera y cos- ta del rio , é decíanle : « Señor Salgedo, levántate y perdónanos : que caymos con- tigo, é y remos nuestro camino.» É con estas preguntas é otras tales le tuvieron assi tres días , hasta que olió mal , y aun hasta entonges ni creían que aquel estaba muerto ni que los chripstíanos morían. Y desque se gertificaron que eran mortales por la forma que he dicho , higiéronlo sa- ber al cagique , el qual cada día enviaba otros indios á ver si se levantaba el Sal- gedo ; é aun dubdando si le degían ver- dad, él mismo quiso yr á lo ver , hasta tanto que passados algunos días, le vieron mucho mas dañado é podrido á aquel pecador. Y de allí tomaron atrevimiento é confianga para su rebelión , é pusieron en obra de matar los chripstíanos , é al- garse y hager lo que tengo dicho en los capítulos de suso. < CAPITULO IX. De las batallas c recuentros mas principales que ovo en el tiempo de la gueira é conquista de la isla de Sanct Johan , por otro nombre dicha Boriquen. JLf espues que los indios se ovieron re- belado é muerto la mitad ó quassi de los chripstíanos, y el gobernador Johan Pon- ge de León dio orden en hager los capi- 480 HISTORIA GENERAL Y NATURAL tañes que he dicho é poner recaudo en la vida y salud de los que quedaban vi- vos , ovieron los chripslianos y los indios la primera batalla en la tierra de Aguey- bana, en la boca del rio Caoyuco, á don- de murieron muchos indios , assi caribes de las islas comarcanas y flecheros , con quien se avian juntado , como de los de la tierra que se querían passar á una ¡s- leta que se llama Ángulo , que está cerca de la isla de Sanct Johan á la parte del Sur, como lo tengo dicho. É dieron los chripslianos sobre ellos de noche al quar- to del alba, é hicieron grande estrago en ellos , y quedaron deste vengimiento muy hostigados é sospechosos de la in- mortalidad de los chripstianos. É unos indios degian que no era possible si no que los que ellos avian muerto á traycion avian resucitado ; y otros degian que do quiera que oviesse chripstianos, hagian tanto los pocos como los muchos. Esta batalla venció el gobernador Johan Ponge, aviendo para cada chripstiano mas de diez enemigos; y passó desde á pocos dias después que se avian los indios algado. Desde alli se fué Johan Ponge á la villa de Caparra , y reformó la gente é capitanías con alguna mas compañía que avia , y fue luego á assentar su real en Aymaco, y envió á los capitanes Luys de Añasco é Miguel de Toro á entrar desde alli con hasta ginqüenta hombres , é supo cómo el cagique Mabodomoca estaba con seysgientos hombres esperando en gierta parte , y degia que fuessen allá los chrips- tianos , que él los atenderla é ternia lim- pios los caminos. É sabido esto por Johan Ponge, envió allá al capitán Diego de Salagar , al qual llamaban capitán de los coxos y de los muchachos ; y aunque pa- resgia escarnio por ser su gente la mas flaca , los cuerdos lo tomaban por lo que era razón de entenderlo , porque la per- sona del capitán era tan valerosa , que suplia todos los defetos é flaqueza de sus soldados , no porque fuessen flacos de ánimo, pero porque á unos faltaba salud para sofrir los trabajos de la guerra , y otros que eran mangebos , no tenían edad ni experieugia, Pero con todas estas dificultades llegó donde Mabodomoca es- taba con la gente que he dicho , é peleó con él, é hizo aquella noche tal malanga é castigo en los indios, que murieron dellos giento é ginqüenta, sin que al- gund chripstiano pelígrasse ni oviesse he- rida mortal , aunque algunos ovo heridos; y puso en huyda los enemigos restantes. En esta batalla Johan de León , de quien atrás se hizo memoria , se desmandó de la compañía por seguir tras un cagique que vido salir de la batalla huyendo , é llevaba en los pechos un guanin ó piega de oro de las que suelen los indios prin- gipales colgarse al cuello : é cómo era mangebo suelto, alcangóle é quísole pren- der; pero el indio era de grandes fuer- gas , é vinieron á los bragos por mas de un cuarto de ora , é de los otros indios que escapaban huyendo, ovo quien los vi- do assi trabados en un barranco, donde estaban hagiendo su batalla , é un indio socorrió al otro que estaba defendiéndo- se del Johan de León , el qual porque no paresgiesse que pedia socorro, oviera de perder la vida. Pero no quiso Dios que tan buen hombre assi muriesse , y acaso un chripstiano salió tras otro indio , é vi- do á Johan de León peleando con los dos que he dicho , y en estado que se viera en trabaxo ó perdiera la vida : entonges el chripstiano dexó de seguir al indio , é fuele á socorrer, é assi mataron los dos chripstianos á los dos indios , que eran aquel cagique, con quien Johan do León se combatía primero , é al indio que le ayudaba ó le avía socorrido. Y desta ma- nera escapó Johan de León del peligro, en que estuvo. Ávida esta victoria é vengimiento que he dicho, assi como esclaresgió el día, DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. IX. 48i llegó el gobernador Jolian Ponge de León trabaxado, en espagio de tiempo de dos por la mañana con la gente que él traia horas é media ó tres que avian peleado é la relroguarda, algo desviado del capí- con los enemigos. De lo qual todos los tan Diego de Salagar, é no supo cosa al- chripstianos dieron muchas gragiasáNues- guna hasta que halló los vengedores be- tro Señor porque assi favoresgia é ayu-- biendo y descansando de lo que avian daba miraglosamente á los chripstianos. CAPITULO X. De otra guacábara ó recaen 1ro que ovieron los españoles con los indios de la isla de Boriquen ó de Sancl Johan. JLfespues que se passó la batalla, de quien se tracto en el capítulo pregedente , jun- táronse la mayor parte de todos los indios de la isla de Boriquen ; é sabido por el gobernador Jolian Ponge, ovo nueva cómo en la provingia de Yagueca se hagia el ayuntamiento de los contrarios contra los chripstianos , é con entera determinagion de morir todos los indios ó acabar de matar todos los chripstianos, pues eran pocos y sabían que eran mortales, como ellos. Y con mucha diligengia el goberna- dor juntó sus capitanes é pocos mas de ochenta hombres, y fué á buscar álos in- dios, los quales passaban de onge mili hombres; y cómo llegaron á vista los unos de los otros quassi al poner del sol , as- sentaron real los chripstianos con algunas ligeras escaramugas; y cómo los indios vieron con tan buen ánimo é voluntad de pelear los españoles , y que los avian ydo á buscar, comengaron á tentar si pudieran de presto ponerlos en huyda ó vengerlos. Pero los chripstianos comportando é resis- tiendo, assentaron á su despecho de los contrarios, su real muy gerca de los ene- migos , é salían algunos indios sueltos y de buen ánimo á mover la batalla ; pero los chripstianos estuvieron quedos y en mucho congierto y apergibidos junto á sus banderas , y salían algunos mangebos sueltos de los nuestros , y tornaban á su batallón , avíendo fecho algún buen tiro de asta ó de ballesta. Y assi los unos y los otros temporigando, esperaban que el contrarío pringipíasse el rompimiento de la batalla ; é assi atendiéndose los unos por los otros , siguióse que un escopetero derribó de un tiro un indio , é creyóse que debiera ser hombre muy pringipal, porque luego los indios perdieron el áni- mo que hasta aquella hora mostraban , é arredraron un poco atrás suexergíto, don- de la escopeta no alcangasse. É assi có- mo la misma noche fué bien escuro se retiró para fuera el gobernador, é se sa- lió con toda su gente , aunque contra vo- luntad é paresger de algunos , porque pa- resgia que de temor rehusaban la batalla; pero en fin á él le paresgió que era ten- tar á Dios pelear con tanta moltitud é po- ner á tanto riesgo los pocos que eran , y que á guerra guerreada, harían mejor sus hechos que no metiendo todo el res- to á una jornada: lo qual él miró co- mo prudente capitán , segund paresgió por el efeto é subgesso de las cosas ade- lante. TOMO I. 61 482 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XI. Cómo el gobernador Johan Ponce acordó de yr á descubrir por la vanda ó parle del Norle, é fue ala Tierra-Firme en la costa de las islas de Bimini ; é halló la i sla dicha Bahamá ; é cómo fue removido de la gobernación é volvieron á gobernar los que él avia enviado presos á Castilla; y de otros gobernadores que ovo después en la isla de Sanct Johan. JL a tenia el gobernador Johan Ponge de León quassi conquistada é pagífica la isla de Sanct Johan , aunque no faltaban al- gunos sobresaltos é acometimientos de los indios caribes, los quales eran resis- tidos, é Johan Ponge estaba muy rico. É cómo las cosas llegaron á este estado, si- guióse que aquel alcalde mayor del al- mirante, llamado Johan ^eron, y el al- guagil mayor Miguel Diaz, que Johan Ponge avia enviado presos á España , ne- gogiaron sus cosas é libertad ; y su prin- gipal motivo , demás de desculparse á sí, fue culpar á Johan Ponge, digiendo que demás de los aver injustamente preso, él avia cometido otras culpas y hecho otros errores mayores. É aquestos eran favo- resgidos por el almirante, porque como Johan Ponge era afigionado al comendador mayor , é por su respecto avia ávido el cargo contra la voluntad del almirante, y echado sus ofigiales de la isla , y enviá- dolos en prisiones, sintiéndose desto, procuró que Johan Ponge fuesse removi- do, pues que el almirante era goberna- dor é visorrey, é degia que aquella adml- nistragion de la justigia en la isla de Sanct Johan le pertenesgia, por susprevilegios. É mandó el Rey Cathólico que volviessen á la isla de Sanct Johan é se les entre- gassen las varas é offigios ; é assi torna- dos, quitaron el cargo al dicho Johan Pon- ge , porque finalmente el Rey mandó que el almirante pusiesse alli los ofigiales de justigia que él quisiesse. É sabido esto por Johan Ponge, acordó de armar é fue con dos caravelas por la vanda del Nor- le, é descubrió las islas de Bimini, que están de la parte septentrional de la isla Fernandina; y estonges se divulgó aque- lla fábula de la fuente que hagia rejove- nesger ó tornar mangebos los hombres viejos : esto fue el año de mili é quinien- tos y doge. É fue esto tan divulgado é ger- tificado por indios de aquellas partes, que anduvieron el capitán Johan Ponge y su gente y caravelas perdidos y con mucho trabajo mas de seys meses, por entre aquellas islas, á buscar esta fuente: lo qual fue muy gran burla degirlo los indios, y mayor desvario creerlo los chripstianos é gastar tiempo en buscar tal fuente. Pero tuvo notigia de la Tierra- Firme é vídola é puso nombre á una par- te della que entra en la mar, como una manga , por espagio de gient leguas de longitud, é bien ginqüenta de latitud, y llamóla la Florida. La punta ó promonto- rio de la qual está en veynte éginco gra- dos de la equinogial de la vanda de nues- tro polo ártico , y se extiende y ensancha hágia el viento Norueste : la qual tiene á par de la dicha punta muchas isletas y baxos, que llaman los Márlyres. En tanto que el capitán Johan Ponge andaba en su descubrimiento, el almi- rante, don Diego Colom, por quexas que le dieron de Johan Cerón é Miguel Diaz, les quitó el cargo de la gobernagion de Sanct Johan , é puso alli por su teniente al comendador Rodrigo de Moscoso. É aqueste estuvo poco tiempo en el cargo, y también ovo muchas quexas del , aun- que era buen caballero : por lo qual el al- mirante acordó de yr á aquella isla de Sanct Johan, é proveyó de su teniente en DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. XI. 483 elía á un caballero llamado Chripstóbal de MendoQa , hombre de buena sangre y casta , é virtuosa persona é conviniente para el cargo , é aun para otro que fuera mucho mayor: el qual tuvo en paz y jus- ticia la isla , y en las cosas de la guerra é conquista de los caribes se mostró muy buen capitán é como hombre valeroso y de mucho esfuergo é ánimo , todas las ve- ges que convino y el tiempo se ofresQió. Porque no solamente los hombres de- ben ser loados é gratificados, conforme á sus virtudes y méritos ; pero aun de los brutos animales nos enseñan los que bien han escripto, que es razón é cosa nes- gessaria, y no para olvidar, lo que algu- nos han fecho; porque demás de nos ma- ravillar de lo que fuere digno de admi- ración é pocas veges visto ú oydo, es grande la culpa que resulta de lo tal á los hombres de razón, quando no hagen lo que deben , pues que los brutos anima- les se diferengian é aventajan en las vir- tudes é cosas que obran, y aun á algunos hombres sobrepujan en buenos actos y hazañas. ¿Qué mas vituperio puede ser para un cobarde que ganar sueldo una bestia entre los hombres, édar aun per- ro parte y media, como á un ballestero? Este fue un perro llamado Becerrillo , lle- vado desta Isla Española á la de Sanct Johan, de color bermejo, y el bogo de los ojos adelante negro , mediano y no alindado ; pero de grande entendimiento y denuedo. É sin dubda, segund lo que este perro hagia, penssaban los chripstia- nos que Dios se lo avia enviado para su socorro; porque fue tanta parte para la pagificagion de la isla, como la tergia par- te dessos pocos conquistadores que an- daban en la guerra, porque entre dosgien- tos indios sacaba uno que fuesse huydo de los chripslianos , o que se le enseñas- sen , é le asia por un brago é lo constre- ñía á se venir con él é lo traia al real, ó adonde los chripslianos estaban : é si se ponia en resistengia é no queria venir, lo hagia pedagos , é hizo cosas muy seña- ladas y de admiragion. É á media noche que se soltasse un preso , aunque fuesse ya una legua de alli, en digiendo : «Ido es el indio, ó búscalo» , luego daba en el rastro é lo hallaba é traia. É con los indios mansos tenia tanto conosgimiento como un hombre, y no les hagia mal. Y entre muchos mansos conosgia un indio de los bravos , é no paresgia sino que te- nia juigio y entendimiento de hombre (y aun no de los negios) , porque como he dicho, ganaba parte y media para su ama como se daba á un ballestero en todas las entradas que el perro se hallaba. É penssaban los chripslianos que en llevar- le yban doblados en número de gente é con mas ánimo , y con mucha razón, por- que los indios mucho mas temian al per- ro que á los chripslianos; porque como mas diestros en la tierra, ybanse por pies á los españoles é no al perro : del qual quedó casia en la isla de muy exgelenles- perros, é que le imitaron mucho algunos dellos en lo que he dicho. É yo vi un hija suyo en la Tierra-Firme , llamado Leongi- cOj el qual era del adelantado Vasco Nu- ñez de Balboa , é ganaba assi mismo una parte , é á veges dos , como los buenos hombres de guerra, y se las pagaban al dicho adelantado en oro y en esclavos. É cómo testigo de vista, sé que le valió en veges mas de quinientos castellanos que le ganó, en partes que le dieron en las entradas. Pero era muy espegial é hagia todo lo que es dicho de su padre. Pero tor- nando al becerricOf al fin le mataron los caribes, llevándolo el capitán Sancho de Arangó: el qual por causa deste perro escapó una vez de entre los indios heri- do é peleando todavía con ellos; y echó- se el perro á nado tras un indio , é otro desde fuera del agua le dio con una fle- cha hervolada yendo el perro nadando tras el otro indio, é luego murió; pera 484 HISTORIA GENERAL Y NATURAL fué causa que el dicho capitán Sancho de Arango y otros chripstianos sesalvassen; é con gierto despojo los indios se fueron. Sabido esto por el teniente Chrips- tóbal de Mendoga que gobernaba ía is- la por el almirante, como tengo dicho, salió de la viUa de Sanct Germán con hasta ginqiíeota hombres de aquella ve- cindad, aunque la mayor parte dellos eran mangebos, puesto que también avia algunas reliquias de los hombres de la guerra passada , assi de los adalides que se dixo de suso , como de algunos hom- bres escogidos y experimentados. Y em- barcáronse en una caravela con dos bar- cos é alcanzaron los indios é higieron un hecho de memoria ; porque junto á una isleta que está mas al Oriente de la de Sanct Johan, llamada Bieque, pelearon con ellos quassi toda una noche, y mataron al cagique capitán de los indios que se degia Yahureybo , liermano de otro cagi- que llamado Cagimar, que primero é po- cos dias antes le avian muerto los chrips- tianos en la misma i&la de Sanct Johan en otra batalla, a viendo venido á saltear. El qual estando abragado con él un hidalgo, llamado Pero López de Ángulo é punan- do de matar el uno al otro , salió de través ím Frangisco de Quindes, é oviera de ma- lar á entrambos porque con una langa passó al indio de parte á parte , é poco faltó de no matar también al Pero López. Este Cagimar era valentíssimo hombre é ínuy estimado capitán entre los indios, tí por vengar su muerte, avia venido el hermano á saltear á la isla de Sanct Johan, é avia herido al capitán Sancho de Arango é otros chripstianos que esca- paron por causa del perro begerrillo que mataron : lo qual no fué pequeña pérdi- da , porque aunque se murieran algunos chripstianos, no lo sintieran tanto los que quedaron, como faltarles el perro. Assi que, yendo el capitán ó gobernador, como he dicho, tras los malechores, los alcan- gó é mató al cagique é otros muchos de los indios, é prendió algunos y les tomó las piraguas á los caribes é tornó victo^ rioso á la villa de Sanct Germán é re- partió muy bien y á voluntad de todo» la presa. Y envió una délas piraguas que tomó á esta cibdad de Sancto Domingo al almirante don Diego Colom : la qual era muy grande é muy hermoso navio para del arte que estos son. Pero porque de las cosas de aquel perro seria larga narragion lo que con verdad se podría del escrebir, no diré aquí sino una sola que no es de preterir, porque la supe de testigos de vista que se hallaron pres- sentes, personas dinas de crédito, y fué aquesta. La noche que se dixo de la gua- gábara ó batalla del cagique Mabodomoca, á la mañana antes que el gobernador Johan Ponge llegasse , acordó el capitán Diego de Salagar de echar al perro una india vieja de las prisioneras que alli se avian tomado ; é púsole una carta en la mano á la vieja , é díxole el capitán: «An- da, vé, lleva esta carta al gobernador que está en Aymaco» que era una legua pe- queña de alli : é degíale aquesto para que assi cómo la vieja se partiesse y fuesse salida de entre la gente, soltassen el perro tras ella. É cómo fué desviada po- co ma& de un tiro de piedra, assi se hizo, y ella yba muy alegre, porque penssaba que por llevarla carta, la libertaban; mas soltado el perro luego la alcangó , é có- mo la muger le vido yr tan denodado para ella, assentóse en tierra y en su len- gua comengó á hablar, é degíale: «Per- ro, señor perro-, yo voy á llevar esta carta al señor gobernador», é mostrábale la carta ó papel cogido, é degíale: «no me hagas mal, perro señor.» Y de hecho el perro se paró como la oyó hablar , é muy manso se llegó á ella é algo una pierna é la meó, como los perros lo suelen hagei* en una esquina ó quando quieren orinar, sin le hager ningún mal. Lo qual los DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. XI. 485 cliripstianos tuvieron por cosa de miste- rio, segnnd el perro era fiero y denoda- do ; é assi el capitán , vista la clemengia que el perro avia usado , mandóle atar, é llamaron á la pobre india é tornóse para los chripstianos espantada, penssandoque la avian enviado á llamar con el perro. y temblando de miedo se sentó , y desde á un poco llegó el gobernador Johan Pon- ge; é sabido el caso, no quiso ser menos piadoso con la india de lo que avia sido el perro , y mandóla dexar libremente y que se fuesse donde quissiese , é assi lo- fizo. CAPITULO xir. Del reparlitnienlo de los indios de la isla de Sanct Johan , y de lo que en ello se siguió. JtLstando la isla de Sanct Johan pacífi- ca, y encomendados los indios á quien los debia tener , paresgióles á los que tal procuraron que, yendo alli quien higiesse el repartimiento de nuevo, los sabría me- jor repartir entre los veginos que quien los avia visto servir é conquistar la isla. Fué para esto enviado allá un juez de resi- dencia, llamado el ligengiado Velazquez, á quien culpaban digiendo que fué enga- ñado por los ofigiales é procuradores del pueblo; porque, como fueron señalados por personeros y factores ó soligitadores los que tenian mas avivadas y despiertas las lenguas , que no trabaxadas las per- sonas en la pagificacion é conquista de la tieri'a, como sagages, procuraron de dexar á los que lo meresgian sin galardotí, por- que á ellos é á sus amigos se les diesse lo que los otros avian de aver. É tuvie- ron tales formas para ello, que entre otras cosas dieron al juez muchas memo- rias cautelosas que él debiera entender de otra manera, ó al revés, digiendo que los unos eran labradores , y los otros de baxa suerte, no se acordando que los que estas tachas ponian pudieran muy mejor é con mas verdad apropriarlas á sí mes- mos , que no á los otros de quien mur- muraban ; pues se desacordaban de los virtuosos hechos y denuedos é servigios de aquellos contra quien hablaban. Los quales , á su propria costa é sin sueldo alguno, avian ganado é conquistado la isla con mucho derramamiento de su pro- pria sangre, é mas de la de los enemigos aviendo muchos, é no quedando en pie para la gratificagion la mitad de los ver- daderos conquistadores , y no les avien- do dado para su substentagion mas de pa- labras é vanos prometimientos, ofres- giéndoles que entre ellos se avian de re- partir los indios , como en la verdad ello fuera muy justo que assi se higiera ; mas hízose al revés, é assi los dio á quien quiso, y no á quien debiera. Fué este li- gengiado el primero que entró en aquella isla , sin el qual é sin los que después fueron con estos títulos de letras, estuvo mejor gobernada la tierra , é paresgióse bien en el teniente Ghripstóbal de Men^- doga , pues ninguna demanda se le puso ni persona alguna se quexó dél : antes le lloraba aquella isla, quando se le tomóre- sidengia, viendo que le quitaban el car- go. Pero assi van estas cosas, que á ve- ges permite Dios que por los pecados del pueblo se les quiten los buenos jueges, ó por méritos de los tales jueges los aparte Dios de donde ternian ocasión para errar é ofender á sus congiengias. É assi pa- resgió por la obra que después sobre es- tas novedades é mutagiones de goberna- gion, ninguna cosa ha ganado aquella isla, por las diversas costumbres de los que alli han tenido cargo de justigia-. É «86 HISTORIA GENERAL Y NATURAL y do Chripslóbal de MendoQa en España ^ estovo mas honrado é le dio la (lesárea Magestad el hábito de Sanctiago y le dio de comer , como á uno de los caballeros de su Real casa , donde regibió mayores mercedes y con menos peligros, y en su patria é no tan apartado acá en este Nuevo Mundo. CAPITULO xni. De la muerte del adelantado Johan Ponce de León, primero conquistador díe la isla de Boriquen, que agora llaman Sanct Johan , y otras cosas tocantes á la mesma isla. JL/icho se há cómo Johan Ponge de León fué removido del cargo é gobernagion de Ja isla de Sanct Johan , y de cómo fue á descubrir á la vanda del Norte , é cómo anduvo en busca de aquella fabulosa fuente de Bimini , que publicaron los in- dios que tornaba á los viejos mogos. Y esto yo lo he visto (sin la fuente) , no en el subgeto é mejoramiento de las fuer- gas; pero en el enflaquegimiento del sexo, é tornarse en sus hechos mogos y de poco entender : y destos fué uno el mismo Jo- han Ponge, en tanto que le turó aquella vanidad de dar crédito á los indios en tal disparate, é á tanta costa suya de arma- das de navios y gentes , puesto que en la verdad él fué honrado caballero é noble persona é trabaxó muy bien en la con- quista é pagificagion de aquesta Isla Es- pañola y en la guerra de Higuey; y tam- bién fué el primero que comengó á po- blar é pagificar la isla de Sanct Johan, como tengo dicho , donde él é los que con él se hallaron padesgieron muchos tra- baxos , assi de la guerra como de enfer- medades é muchas nesgessidades de bas- timentos é de todas las otras cosas nes- gessarias á la vida. Halló, pues, como ya he dicho , este capitán aquella tierra que llaman la Florida , é tornó á la isla de Sanct Johan , é fué á España , é dio relagion de todo al Rey Cathólico: el qual, aviendo respecto á sus servigios, le dio título de adelantado de Bimini y le hizo otras mergedes , para lo qual le aprovechó mucho el favor de su amo, Pero Nuñez de Guzman, comendador ma- yor de Calatrava , ayo del sereníssimo in- fante don Hernando, que es agora la Ma- gestad del rey de los romanos. É después se tornó á la isla de Sanct Johan é armó de mas propóssito para yr á poblar en aquella tierra de su adelantamiento y go- bernagion que alli se le dio , é gastó mu- cho en el armada é volvió de allá desba- ratado y herido de una flecha , de la qual herida vino á morir á la isla de Cuba. É no fué solo él quien perdió la vida y el tiempo y la hagienda en esta deman- da : que muchos otros por le seguir, mu- rieron en el viaje é después de ser allá llegados, parte á manos de los indios , é parte de enfermedades ; é assi acabaron el adelantado y el adelantamiento. CAPITULO XIV. Del pueblo llamado Daguao , que hizo poblar el almirante, don Diego Colom , en la isla dé Sanct Johan'. JInformaron al almirante, don Diego Co- Sanct Johan seria bien hagerse un puc- lom, que en una provingia de la isla de blo, adonde llaman el Daguao, porque se DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. XIV. 487 creía que aquella tierra era rica de mi- nas ; y determinado en ello , envió allá para fundar la poblagion á un hidalgo, llamado Johan Enriquez , con gierta gen- te: el qual era pariente de la vireyna, muger del almirante , y el pueblo se hizo en lo mas rico de la isla, é Juan Enri- quez fué alli teniente por el almirante. Pero por floxedad de los que alli esta- ban , ni se dieron maña á substentar el pueblo ni á buscar las minas , é al cabo se despobló por los caribes en breve tiem- po. É después de despoblado, se hallaron gerca de aquel assiento muchos rios é ar- royos ricos de oro ; pero cómo está muy á mano é aparejado para rescebir daño de los caribes é han hecho por alli mu- chos saltos en veges , á esta causa no se sostuvo aquella villa. Mas si el oro se des- cubriera, quando alli ovo pobIa(?ion, siem- pre permanesgiera el pueblo é fuera muy gran seguridad de toda la isla , porque estaba en parte muy conviniente , y en tierra muy fértil de labranzas é pastos é oro rico é buenas aguas. É aun quieren algunos degir que ninguna poblagion pu- diera aver tan al propósito de los chrips- tianos, como fuera aquella. Este pueblo se llamó Sanctiago; pero como he dicho, turó poco su poblagion. CAPITULO XV. De los gobernadores que ovo en la isla de Sanet Johan , después que íi^li fué por juez de residencia el I¡- «eenciado Velazquez. JLlicho se ha cómo el ligengiado Velaz- quez fué por juez de residengia á la isla de Sanct Johan : el qual se ovo de tal manera en el offigio , que ovo muchas quexas del, por lo qual fué por Su Ma- gestad proveydo de juez de residengia para aquella isla el ligengiado Antonio de la Gama, é aqueste hizo lo que supo. El qual después se casó con una dongella llamada doña Isabel Ponge , hija del ade- lantado Johan Ponge de León, de quien aveis oydo que gobernó é pobló primero aquella isla ; é diéronle grande dote con ella, é avegindóse en la tierra, é tuvo cargo de la gobernagion de la isla por el Rey, en tanto que le turó el offigio de juez de residengia. Después de lo qual, tornó el cargo á cuyo era; y el almirante, don Diego Colom, puso por su teniente á Pe- dro Moreno, vegino de aquella isla , del qual tampoco faltaron quexas , aunque no tantas como de algunos de los que primero avian gobernado. Y en este tiem- po se siguieron muchas passiones entre Antonio Sedeño, contador de aquella isla, y el tesorero Blas de Villasancta. Y ambos anduvieron en la corte el año de mili é quinientos y veynte y tres é veyn- te y quatro é mas tiempo , pleyteando é acusándose ante los señores del Consego Real de Indias , para que oviesse lugar aquel proverbio que dige : Riñen las co- madres, y descúhrense las verdades. Y en- tre las otras querellas deste Villasancta no olvidaba al ligengiado de la Gama, por lo qual se mandó al ligengiado Lucas Vázquez de Ayllon , oydor desta Audien- gia Real de la Isla Española , que á la sa- gon estaba en Castilla negogiando una gobernagion ( donde después fué á mo- rir), que se viniesse por la isla de Sanct Johan y entendiesse en aquellas diferen- gias de los ofigiales, é tomasse residengia al Pedro Moreno y al ligengiado de la Gama , é asái lo hizo. É ya el de la Gama avia enviudado é acabado el primero ma- trimonio , y se avia casado segunda vez con Isabel de Cágeres, muger que avia 488 HISTORIA GENERAL Y NATURAL seydo de aquel Miguel Díaz, de quien en en otras partes se ha hecho mengion : la qual estaba muy rica muger , y aqueste vsu segundo marido fué proveydo después por juez de residen^^ia á la Tierra-Firme, á la provingia y gobernación de Castilla del Oro , donde hizo lo que se dirá ade- lante en la adrainistragion de aquel offi- gio, quando se tráete de las cosas de aquella tierra, en la segunda parte de aquesta historia. Assi que, después que el ligengiado Ayllon les tomó residengia, tornó al cargo de la isla de Sanct Johan el teniente Pedro Moreno , é lo tuvo é go- bernó aquella isla hasta que murió: des- pués de la muerte del qual tiene hasta agora el mismo offigio el teniente Fran- gisco Manuel de Olando, el qual es buen caballero y noble persona , y que ha muy bien gobernado , y hage su offigio muy en conformidad de aquellos pueblos é como conviene al servigio de Dios y de Sus Ma- gestades , é mas al propósito de la tierra que lo han fecho los letrados, porque de lo uno y lo otro se ha visto la expe- riengia muchas veges. É no sin causa Sus Magestades en Castilla del Oro y en otras partes mandan que no passen le- trados ni procuradores , porque conogi- damente son pestilengiales para hagiendas agenas, y para poner en contienda á los que sin ellos vivirían en paz. Y estos car- gos de justigia yo no los querria ver en los que mas leyes saben , sino en los que mas justas congiengias tienen ; y pocas diferengias puede aver entre los veginos que no las sepan averiguar buenos jny- gios, si el juez tiene sano el pecho é ger- rada la puerta á la cobdigia , sin que Bar- tulo ni otros doctores entiendan en ello. CAPirULO XVI. De diversas particularidades de la isla de Sanct Johan. P, ues se ha dicho de la gobernagion de la isla de Sanct Johan y de las cosas que passaron en los pringipios de su conquis- ta é poblagion , quiero degir en este ca- pítulo algunas particularidades, convi- nientes á la relagion desta isla y de los indios della. Estos indios eran flecheros; pero no tiraban con hierva, é algunas veges pas- saban los indios caribes de las islas co- marcanas flecheros en su favor contra los chripslianos ; y todos aquellos tiran con hierva muy mala , é tal que es inreme- diable hasta agora , pues no se sabe curar. Algunos digeu que no comian carne humana los desta isla , é yo lo pongo en dubda ; pues que los caribes los ayuda- ban é conversaban con ellos, que la comen. La gente desta isla es lora y de la es- tatura y forma que está dicho de los in- dios de la Española , sueltos y de buena disposigion en la mar y en la tierra, pues- to que son para mas los de la isla de Sanct Johan, ó mas guerreros, é assi an- dan desnudos. En las ydolatrías del gemí y en los areytos é juegos del batey y en el nave- gar de las canoas y en sus manjares é agricoltura y pesquerías, y en los edefi- gios de casas y camas, y en los matri- monios é subgession de los cagicados y se- ñorío , y en las herengias y otras cosas muchas, muy semejantes los unos á los otros. É todos los árboles, y plantas, y fructas, é hiervas, é animales, y aves, y pescados , é insectos que hay en Hayli ó en la Isla Española , todo lo mismo se halla en la de Boriqueu ó isla de Sanct DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. XVI. 489 Johan , é assi mesrao todo lo que por in- dustria é diligencia de los españoles se ha hecho é multiplicado en la Española de ganados , desde ella se passaron los primeros á Sanct Johan , y se han hecho muy bien , é lo mesmo de los naranjos é granados é higueras é plátanos é horta- liga acosas de España. Pero alli en Sanct Johan hay un árbol que llaman el palo sánelo, del qual^co- mo cosa muy digna de particular me- moria , se hará adelante un capítulo , en que se diga alguna parte de sus exge- lengias. Hay un ingenio de agácar que hizo Thomás de Castellón , ginovés , que que- dó á sus herederos, no sin pleytos é liti- gios la herencia ; pero en quien quedare, digen que es gentil heredamiento. Estos indios de Sanct Johan, é co- munmente todos los de las Indias, en- cienden fuego con los palillos , como atrás queda dicho. Tienen muy buenas salinas en la parte que tengo dicho de la costa ó vanda del Sur, é muy buenos rios é aguas é minas muy ricas de oro, de las quales se ha sacado muy gran copia de oro y continuamente se saca. Hay mas aves co- munmente que en la Isla Española ; pero no dexaré de degir de gierta caga que nunca la vi sino de aquella isla, ni aun lo oy degir que en otra parte del mundo se diessen á ella. Y estos son unos mur- giélagos que los comen los indios ( é aun ios chripstianos hagian lo mismo en el tiempo que turóla conquista), y están muy gordos , y en agua muy caliente se pelan fágilmente é quedan de la manera de los paxaritos de cañuela é muy blan- cos é de buen sabor, segund los indios digen : é no niegan los chripstianos que los probaron é comieron muchas veges por su nesgessidad , é otros hombres por- que son amigos de probar lo que veen que otros hagen. Finalmente, esta isla es muy fértil é rica e de las mejores de las que hay pobladas de chripstianos hasta el pressente tiempo. CAPITULO XVII. Del árool del palo sancto é de sus muy excelentes propriedades. JCjI árbol que en las Indias llaman palo sancto , digo que en opinión de muchos es uno de los mas exgelentes árboles del mundo, por las enfermedades é llagas é diversas passiones que con él curan. Muchos le tienen en la verdad por el mesmo que guayacan , ó por espegie ó género del, en la madera y medula ó co- ragon y en el peso é otras particularida- des y efetos mediginales, puesto que aqueste palo sancto ha hecho mayores experiengias ; porque demás de se curar con él el mal de las búas, como con el guayacan é muy mejor, cúranse otras en- fermedades muchas que no se sanan con el guavacan, como mas particularmente tüMO 1. los médicos que del usan , lo saben apli- car , y otras personas por la experiengia que ya se tiene. Pero solamente diré yo aqui lo que vi hager ó experimentar en un enfermo tocado del mal de las búas, y que desde á mucho tiempo que las tu- vo, vivia con una llaga vieja en una pier- na muchos años después, y de quando en quando se le refrescaban sus trabajos y le daban muy mala vida , é ya él la te- nia por incurable. El qual usó desta re- gepta que agora diré. Púrgase el doliente con pildoras de regimiento , que creo que llaman de fumus terree, las quales se to- man, passadala media noche: é después que ha purgado , come de un ave y bebe 62 490 HISTORIA GENERAL Y NATURAL un poco de vino muy aguado ; y desde á dos dias que esto ha hecho , échase en la cama, y entre tanto come templada- mente y de buenas aves pollas. É assi echado en la cama, ya ha de estar hecha el agua del palo sancto, la qual se hage desta manera. Toman un pedazo del palo é pícanlo menudo, quanto pudiere ser, y ponen en una olla nueva libra é media del palo assi picado , con tres adumbres de agua, y pénenlo en remojo desde prima noche hasta otro dia de mañana , y en seyendo de dia , cuégenlo hasta que el agua ha menguado la tergia parte. Y estonges to- ma el paciente una escudilla de aquella agua assi cogida, tan caliente como la pudiere comportar : é después que la ha bebido, cúbrese muy bien, é suda una ho- ra ó dos , é después hasta medio dia be- be de la misma agua., estando fría, quan- tas veges quiere é pudiere; é quando quisiere comer ha de ser un poco de un rosquete de vizcocho., ó unas passas po- cas y cosas secas. El caso es , que la die- ta y beber harta agua de la manera que he dicho, es lo que hage al propóssito: assi que, hasta medio dia se ha de hager lo que tengo dicho , y después sacar aquella agua y verterla , y después echar otra agua fresca en el palo mismo , como avia quedado sin echar mas palo , y co- gerlo otra vez con la segunda agua , y de aquella fria beber entre dia. Y ha de estar el pagiente muy sobre aviso en estarmuy abrigado, quanto pudiere, y en parte que el ayre no le toque ; é assi continuarlo hasta que sea llegado el si- guiente dia. Y el segundo dia se ha de echar á mal aquel palo que estaba en la olla , y en aquella tornar á echar otro tan- to palo é agua con la misma medida 6 hager todo lo mismo que es dicho del pri- mero dia ; é assi de dia en dia continua- damente hager todo lo que tengo dicho hasta que passen doge ó quinge dias. É si se sintiere flaco en el comedio deste tiempo , puede comer de un pollito chi- quito ; y ha de ser la comida para sus- tentar é no para mas ni hartar, porque como he dicho, complidos doge ó quinge dias, sentirá mucha mejoría é obra has- ta noventa dias , que cada dia le yrá muy mejor. É quando oviere acabado de to- mar esto el tiempo que he dicho, come- rá pollas pequeñas, é assi como fuere convalesgiendo, yrá mejorando é aumen- tando poco á poco la comida. Algunos usan, después de passados los quinge dias que han tomado el agua del palo, tornarse á purgar ; pero ha de estar muy sobre aviso en no comer cosas agedas ni vinagre , ni verdura , ni pescado , ni aver ayuntamiento con muger en aquellos tres meses. Los que tienen llagas, lávanlas con aquella agua que es dicho , é límpianlas con un paño é después de enxutas, tor- nan á huntar la llaga con la espuma que hage el agua en el cogimiento , que tie- nen recogida para ello, é pénenle sus hilas blancas y engima sus paños blancos é limpios , é no de camisa de muger. É sanan de llagas (que por gierto yo las he visto sanar desta forma) tales que se tenian ya por incurables , por ser muy viejas é muy enconadas y denegridas que ya paresgian mas de espegie de cán- ger é de Sanct Lágaro, que otra cosa. Para mi opinión yo tengo por muy sancta cosa esta medegina deste árbol ó palo sancto que digen. DE INDIAS. LIB. XVI. CAP. XYIII. 491 CAPITULO XVIII. De otras partiouIaFÍdades de la isla de Sanct Johan , con que se dá fin al libro décimo sexto. M. Luchas cosas quedan dichas en los ca- pítulos pregedentes, en general de aques- ta isla de Sanct Johan , é muchas otras referí á lo que tengo escripto de la isla Española. Pero ocurre á la memoria una gierta goma que hay en aquesta isla de Sanct Johan que nunca lo oy de otra parte alguna, é informado de Johan Ponge de León y de otras personas de honra que lo pudieron muy bien saber, digen que gerca de las minas que llaman del Loquillo , hay gierta goma que nasge en los árboles , la qual es blanca , como sebo, pero muy amarga, é sirve para brear los navios, mezclándola con ageyte, sin otra mixtura. Y es muy buena , por- que como es amarga , no entra en ella la broma, como en la brea de la pez. Los indios y aun los chripstianos llaman en aquella isla á esta goma tabunu- co, y es muy exgelente para lo que he dicho, quando se puede aver en tanta cantidad. É con esto se da conclusión á las cosas desta isla de Sanct Johan , has- ta el presente tiempo é año de mili é qui- quientos é treynta é cinco. Comienga el libro dégimo séptimo de la Natural y general historia de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Ogéano: el qual tracta de la isla de Cuba^ que agora llaman Fernandina. PROHEMIO JCiD el primero viaje que el almirante primero, don Chripstóbal Colom, hizo á estas Indias, como ya lo tengo dicho en otras partes desta historia , la primera tierra que descubrió fueron las islas Blan- cas, y comengáronlas á llamar assi, por- que como son de arena paresgian blan- cas; pero el almirante mandó que se 11a- raassen las Princesas, porque fueron el principio de la vista é descubrimiento destas islas y de todo lo de las Indias. É arribó ala que llaman Guanahani , que es- tá en medio de las isletas Blancas ó Prin- cesas , en el mes de noviembre de mili é quatrogientos é noventa y dos años de la Natividad de Jesu-Chripsto , nuestro Re- demptor. Esta isla de Guanahani es una de las que los indios llaman de los Luca- yos , que están de la isla de Cuba á la parte del Norte opuestas; y de allípassó á la de Cuba, que está sessenta leguas de la que he dicho. Pero porque este li- bro XVII y pressente tractará principal- mente desta isla de Cuba , que por otro nombre se llama la Fernandina (en me- moria del Cathólico Rey don Fernando, quinto de tal nombre en Castilla), diré primero sus límites é assienfo , y despnes' passaré á la particular historia della. Po- drán algunos degir que ¿cómo siendo esta isla descubierta primero que la Española é que la de Sanct Johan , vengo á hablar en ella después de lo que tengo escripto de essotras, quanto mas siendo tan gran- de é tan digna de no ser antepuesta á ella la de Sanct Johan?... Para esto diga que la verdad es que, si mi intención fuera hablar primero de las mas orientales é mas veginas , ó puestas hágia la parle de España , primero avia de hablar de la de Sanct Johan , que está mas al Oriente, y después de la Española , é tras ella avia- de escrebir de la de Cuba , ques mas ocgi- dental que todas ; pero yo no curé desta orden, porque no es de substangia, ni tampoco hage al caso que Cuba fuesse descubierta pocos dias antes que la Es- pañola (que los indios llaman Hay ti). Pe- ro como mas fundamento é pringipal po- blación de las de chripstianos é mas no- ble provingia é mayor isla que todas las que hasta agora acá se saben en estas partes , hablé primero en la forma é par- ticularidades de la isla de llayli ó Espa- DE INDIAS. LIB. XVII. PROHEMIO. 4-93 ñola, y después en la de Sanct Johan , é agora escribiré desta de CUiba , ques la mas occidental de todas tres; no obstan- te que yo guardo á cada una dellas la orden é verdad de su descubrimiento, quando vengo á hablar en ellas. ¥ por- que los que tienen letras de cosraogra- phia, entiendan mejor su sitio é límites, pomelos conforme á los grados é altura del polo , para que mejor é mas puntual- mente se comprenda su assiento : é diré qué pueblos de chripstianos hay en esta isla , é cómo y por quién fué conquista- da é pacificada , é qué gobernadores ha ávido en ella , y cómo é por quién desde aquesta isla se descubrieron Yucatán y la Nueva España. É assi mismo se dirá de los animales é pescados desta isla, y de las grandes culebras é serpientes que alli se hallan , é de los árboles é plantas assi mesmo , é de la forma de la gente natural della, é de algunos ritos é gerimonias que usan en su ydolatria y en sus matrimonios é manera de vivir, é de otras particularidades é cosas notables de aquesta isla. CAPITULO I. De la descrip9ion (fe la isla de Cuba ó Fernandina , por las alturas é grados de su assiento é por sus aleda- ños mas cercanos. Jjistá la isla de Cuba de aquesta Isla Es- pañola veynte leguas , que son ochenta millas , á razón de quatro millas por le- gua. Desde la punta ó promontorio que llaman Maygí , que es lo mas oriental de la isla de Cuba hasta la punta ó promon- torio de Sanct Nicolás , que es de esta Isla Española, tiene de longitud quassi trescientas leguas á la verdad, puesto que en muchas cartas no le atribuyen sino doscientas é veynte, é algunos le dan mas é otros menos. Pero de los que han andado por tierra é han caminado todo lo que hay en la isla de longitud , dicen que son trescientas leguas ó muy pocas menos , segund yo lo oy muchas veces al adelantado Diego Velazquez, que fué mu- chos años alli capitán general y teniente de gobernador por el almirante : y lo mis- mo oy al licenciado Alonso Guaco , que también lo fué un tiempo , y ha costeado é andado la isla ; pero mas largamente fuydesto informado del capitán Pamphilo de Narvaez, que acabó de conquistar es- ta isla é anduvo por toda ella mas que otro, é mas particularmente la vido. É sin estos, otros muchos le dan trescientas leguas de longitud , é de latitud tiene sesenta é cinco leguas donde es mas an- cha , que es atravessando desde la punta de los Jardines á la punta que llaman de Yucanaca. Y aun aquesta traviessa no es mucho derecha que Norte á Sur: antes participa también del Sudueste al Nordes- te quassi medio viento. En todo lo demás por la mayor parte es angosta , é terna de traviessa ó en ancho veynte é cinco leguas , é veynte , é de alli para abaxo menos, porque es luenga é angosta. La punta de Maycí que tiene al Oriente, está en veynte grados é medio , é la parte mas austral della , que está á los Jardines (que son unas islas muchas é de muchos baxos peligrosos) está en poco mas de diez y nueve grados de la línia equinocial , á la parte de nuestro polo ártico , y la parte de aquella isla, que es á la vanda del Norte ó Septentrión , está en veynte é dos grados é medio en la punta de Yucanaca. Y la punta de Sanct Antón, que es la parte mas occidental é fin de la dicha is- la , está en veynte y un grados é medio. Esto que es dicho es su assiento é verda- deros límites desta isla : la qual , como 494 HISTORIA GENERAL Y NATURAL he dicho, de la parte del Levante tiene aquesta Isla Española , é por el Poniente la tierra de Yucatán é de la Nueva Espa- ña, que son provincias ó partes de la Tierra-Firme , é de la parte del Mediodía tiene la última é mas occidental tierra des- ta Isla Española, en todo lo que discurre al Poniente la punta que llaman de Sanct Miguel , que otros impropriamente llaman cabo del Tiburón. É tiene assimismo al Sur la isla de Jamáyca , é las islas que llaman de Lagartos , é las que he dicho de los Jardines ; ó por la parte del Norte tiene las islas de los Lucayos é de Btiüi- ni é la provincia que llaman la Florida en la Tierra-Firme. Estos son los aleda- ños de la dicha isla de Cuba ó Fernandi- na, la qual por la mayor parte della es toda muy áspera é montuosa é doblada tierra : é hay en ella muy buenos ríos, ri- cos de oro é de muy buenas aguas é mu- chas , é hay assi mismo muchas lagunas y estaños dulces , e algunos salados , que por evitar prolixidad no escribo , por pas- sar á las otras cosas é particularidades de la historia. CAPITULO II. De los pueblos prin9Ípales de la isla de Cuba ó Fernandina , y de oirás cosas particulares delíá. JLFe suso dixe en el precedente prohe- mio deste libro XVII cómo el primero al- mirante, después que tocó en las islas de Bimini , passó á esta de Cuba ; pero en- tonces él vido poca parte della , é vínose á esta Isla Españolia, discurriendo por la costa de Cuba desde el puerto de Bara- coa, que es la vanda del Norte della has- ta la punta de Maycí> que pueden ser doce ó trece leguas : la qual punta, como se dixo en el capítulo antes deste, es la parte mas oriental de la isla. Pero en el segundo viaje que el almirante hizo des- de España á estas partes , año de mili é quatrocientos é noventa y tres, vino á esta Isla Española derecho , é fundó la cibdad de la Isabela, de la qual pobla- ción después se hizo é principió esta cib- dad de Sancto Domingo : é desde aquella cibdad Isabela partió con dos caravelas, con intención de ver qué cosa era Cuba, é fué por la vanda del Sur , é descubrió de camino la isla de Jamáyca , de la qual se hará particular mención en el siguiente libro. Assi que, tornando á nuestro pro- póssito , salió el almirante de la Isabela con las caravelas que he dicho é con la gente é bastimentos que le páreselo, é vido en su viaje la isla de Jamáyca , que agora se llama Sanctiago: la qual está veynte é cinco leguas de la punía de Sanct Miguel desta Isla Española , y des- de aquella hay hasta Cuba á la parte del Sur otras veynte é cinco á la punta de los Jardines , é bojó , segund algunos afirman, toda la isla. Otros dicen que no llegó hasta el fin della ni le vido el cabo, é que desde allí se tornó á esta Isla Es- pañola; pero vido de Cuba mucho mas de lo que avia visto el año antes, en el primero descubrimiento. Esta isla de Cu- ba es la que el chronista Pedro Mártir quiso intitular Alpha , a , é otras veces la llama Johana ; pero acá ninguna isla hay que tales nombres tenga ni se los den chripstianos ni indios. Antes desde algund tiempo mandó el CathólicoRey don Fer^ uando que se le diesse el nombre de su Alteca, y él mismo la intituló Fernandina, por la propria memoria de tan sereníssi- mo é bien aventurado Rey , en cuyo tiem- po se descubrió ; é á la Española llama- ron la primera- provincia é pueblo que en ella ovo de chripstianos Isabela , por de- DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. II. 495 vogion e memoria de la sereníssima é Ca- thólica Rey na, doña Isabel. El pringipal assiento é pueblo desta is- la Fernandina es la cibdad de Sanctiago, en que avrá hasta dogientos veginos : la qual tiene un muy hermoso puerto é se- guro , porque desde la boca de la mar hasta la cibdad hay quassi dos leguas, y entran las naos por pequeña puerta en el puerto: é no es rio, sino brago salado de la misma mar , y de dentro se ensancha é hage muchas isletas , é pueden los na- vios estar quassi sin amarras, é hay gran- des pesquerías entrestas isletas de den- tro del dicho puerto. Esta cibdad que he dicho, tiene una iglesia cathedral , de la qual fué el primero obispo fray Bernaldo de Mesa , de la Orden de Sancto Domin- go , y después del lo fue un capellán ma- yor de la sereníssima Madama Leonor, hermana de la (¡lessárea Magostad , reyna que fue de Portugal , é agora lo es de Frangía : el qual obispo era assi mismo délos Predicadores, y era flamenco. Y el tergero obispo fue otro religioso de la misma Orden de los Predicadores , muy reverenda persona y predicador de la ^es- sárea Magostad , el qual se llamó fray Mi- guel Ramirez. Tiene buena renta é bien dotados los canónigos é dignidades é ca- pellanes que sirven la dicha iglesia. Otras villas hay en aquella isla , assi como la villa de la Habana , que es al ca- bo de la isla , á la vanda del Norte ; é la villa de la Trinidad , que está de la van- da del Sur; y la villa de Sancti Spiritus, é la villa del Puerto del Príngipe ; é la villa del Bayamo , que está á Ireynta le- guas de la cibdad de Sanctiago. Pero ya en estas villas hay muy poca poblagion, á causa que se han ydo los mas veginos á la Nueva España y á otras tierras nue- vas; porque el offigio de los hombres es no tener sosiego en estas partes y en to- das las del mundo , é mas en aquestas In- dias , porque como todos los mas que acá vienen, son mangebos é de gentiles des- seos, é muchos dellos valerosos é nes- gessitados , no se contentan con parar en lo que eslá conquistado. Tornemos á la historia. Estas pobla- giones que he dicho son las que hay en la isla de Cuba ó Fernandina. Vengamos á las otras particularidades, y en espe- gial se diga agora lo que hage al caso de la conquista é pagificagion della , porque con mas orden se progeda en lo que que- da por degir. CAPITULO III. De la conquista é pacifica9Íon de la isla de Cuba ó Fernandina, é de los gobernadores que ha ávido en ella, é del descubrimiento primero de Yucatán, de donde procedió descubrirse la Nueva España. Jl oco tiempo antes que el comendador mayor de Alcántara , don fray Nicolás de Ovando, fuesse removido de la goberna- gion de aquestas partes, envió con dos caravelas é gente á tentar si por via de paz se podría poblar de chripslianos la isla de Cuba ; é para sentir lo que se de- bía proveer, si caso fuesse que los indios se pusiessen en resistengia. Y á esto en- vió por capitán á un hidalgo llamado Se- bastian de Ocampo , el qual fue á aque- lla isla é tomó tierra en ella; pero hizo poco, é no desde á mucho que allá esta- ba vino á gobernar estas partes el almi- rante segundo destas Indias , don Diego Colom , y el comendador mayor se fue á España. É después el almirante envió á Cuba por su teniente á Diego Velazquez, natural de Cuellar, que era uno de los que á estas partes vinieron primero con 496 HISTORIA GENERAL Y INATüRAL el almirante viejo , don Chripstóbal Co- lora, en el segundo viaje que acá vino, año de mili é qualrogientos é noventa y tres años ; é aqueste Diego Velazquez fue el que comenQÓ á poblar é conquistar la dicha isla é dio pringipio á la fundagion de la cibdad de Sanctiago é á otras vi- llas. Y cómo era hombre rico é so avia hallado en la primera conquista desta Is- la Española , é su persona estaba bien re- putada, diósele crédito é quedó quassi absoluto en Cuba é comengó, como he dicho, á fundar los pueblos de suso loca- dos, é pagificó aquella isla é púsola de- baxo de la obediengia real de Castilla , en el qual tiempo se higo mucho mas riquís- simo. Después de lo qual vinieron los frayles Hierónimos que el cardenal fray Frangisco Ximenez de Cisneros, gober- nador de España , envió á esta isla é cib- dad de Sancto Domingo , y con ellos por justigia mayor al ligengiado Alonso Cua- go, como en otras partes queda dicho; é con su acuerdo é por las muchas quexas que avia contra Diego Velazquez , fue á le tomar residengia el ligengiado Guago, en nombre del almirante don Diego Co- lora. Y después que la ovo hecho, que- dósse assi suspenso de la gobernagion, pero muy rico hombre : é residía en ella el juez de residengia , que era el hgen- giado Guago, porque ya quando él allí fue , ya avia hecho él residengia en Sáne- lo Domingo. Pero aunque Guago admi- nistró justigia en Cuba, tampoco faltó quien se quexasse del al almirante, por lo qual acordó de passar en persona á ver la verdad ; é fueron con él dos oydo- res de aquesta Audiengia Real, que resi- de en esta cibdad de Sancto Domingo, que fueron los ligengiados Margelo de Vi- llalobos é Johan Ortiz de Matiengo; pero quando estos llegaron, averiguada la ver- dad , no hallaron tantas culpas en ^uago, como se degian. É cómo ellos no tenian comission para le tomar residengia , ni él avia ydo allí proveydo por esta Audien- gia Real, el ligengiado C^uago no higo re- sidengia , porque aunque la higiera, fuera ninguna é la avia de tornar á hager en mandándolo Su Mageslad ó su Real Con- sejo de Indias. Pero tomó el almirante las varas, é con aquellos oydores enten- dió en otras cosas tocantes á la reforma- gion de aquella isla , y el almirante vol- vió el cargo al mismo Diego Velazquez, que estaba suspenso desde que alli avia ydo el ligengiado Alonso Guago. Hecho aquesto , el almirante é los oydores que he dicho se tornaron á esta Isla Española. Aquesta buena obra é las que mas avia hecho el ahnir^nte á Diego Velazquez se las pagó desta manera. Que cómo él avia pagificado la mayor parte de aquella isla, y en su nombre la acabó de conquistar el capitán Pamphilo de Narvaez , buena persona é diestro en la guerra , é de los primeros pobladores de aquella isla (del qual se dirá mas en su l^jgar adelante); pagífica la isla, é repartidos los indios por mano de Diego Velazquez^ sacóse mucho oro , porque es isla de muy ricas minas: é lleváronse ganados desta Isla Española é hánse hecho alli muy bien to- das aquellas cosas que tengo dicho que se han aumentado acá , de árboles é plan- tas é hiervas é de lodo lo que de Espa- ña se ha traydo , ó desde aquesta isla á aquella se ha llevado. Y en esto dióse mucho recabdo Diego Velazquez , é cómo era mañoso, no solamente qneria las gra- gias de lo que él hagia , pero aun de lo que la tierra , por su propria fertilidad , pro- dugia. En tín que la isla llegó á estar muy próspera é bien poblada de chripstianos é llena de indios , é Diego Velazquez muy rico: é tuvo manera é tales tergeros á par del Rey Gathólico, con la amistad que con él tenia el tesorero de esta isla , Miguel de Passamonte, á quien se le daba un gran crédito , que aunque el almirante quisiera remover del cargo á Diego Ve- DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. VIII. 491 tezquez úo pudiera. É assi entró por su mauo en Cuba, é quedóse por mantene- dor con el offigio aprobado por el Rey; mas todavía en nombre é como teniente del almirante. Después de lo qual, continuando su gobernación Diego Velazquez , año de mili é quinientos diez y siete , armaron en aquella isla, consuligengia, para yr á descobrir algunos de los mas antiguos conquistadores della , que fueron Fran- cisco Hernández de Córdoba, é Chripsló- bal Morante , é Lope Ochoa de Caygedo, é fué nombrado por veedor un Beroar- dino Iñiguez. Los quales, con giento é diez hombres , llevando por piloto princi- pal á un Antón de Alaminos, con tres na- vios que armaron á sus proprias despen- sas, se higieron á la vela desde el cabo de Sanct Antón , que es lo último al Oc- cidente de la isla, é corrieron la via del Sudueste , que es el viento que está en- tre Mediodía é Poniente. É dende á seys dias que dieron pringipio á su navega- gion, vieron tierra, é avrian andado hasta sessenta é seysó septenta leguas: é aquella tierra que primero vieron era de la pro- vingia de Yucatán, en la costa de la qual avia algunas torres de piedra no altas. Estas son las mezquitas é oratorios de aquellas gentes ydólatras : estos edefigios estaban assentados sobre giertas gradas, las quales torres estaban cubiertas de paja , y en lo alto de algunas de ellas avia verduras de árboles de fructa , pe- queños, como guayabos é otras arbole- das. Vieron gente vestida de algodón con mantas delgadas é blancas é con gargi- llos en las orejas é con patenas é otras joyas de oro al cuello , é también con camisetas de colores , assi mismo de al- godón ; é las mugeres cubiertas las cabe- gas é pechos , é con sus naguas é unas mantas delgadas, como velos, en lugar de tovalla ó manto. Entre estas gentes se ha- llaron cruges, segund yo oy al piloto que TOMO I. he dicho , Antón de Alaminos ; pero yo téngolo por fábula, é si las avia, no piens- so que las harian por penssar lo que ha- gian, en hagerlas, pues que en la verdad son ydólatras, y cómo ha paresgido por la experiengia , ninguna memoria tenian ó avia entre aquella generagion de la cruz ó passion de Christo, é aunque cruges oviesse entre ellos , no sabrían por qué las hagian; é si lo supieron en algund tiempo (como se debe creer), ya lo avian olvidado. Tornando á la historia , assi cómo estos chripstianos ovieron lengua des- tas gentes, é vieron que la costa de aquella tierra era grande , acordaron de dar la vuelta á dar la nueva de lo que avian visto ; porque cómo vieron tan po- blada la tierra é tan grande , no se atre- vió tan poca gente á quedar en ella ; pero anduvieron todavía hasta llegar á una provingia, llamada CampecAo, donde vie- ron un lugar de hasta tres mil casas con gente innumerable , que sallan á la costa maravillados de ver tan grandes navios como los nuestros ( puesto que eran pe- queñas caravelas) , y estaban espantados assi en ver la forma de las velas , como de las xargias é de todo lo demás ; y mu- cho mas quedaban admirados de oyr al- gunos tiros de lombardas , é ver el humo é olor del gufre: todo aquello les daba imaginagion que era lo mismo que los truenos é rayos que caen de las nubes. Con todo esso, salieron algunos chrips- tianos en tierra, é higiéronles fiesta, mos- trando plager de los ver , é truxéronles de comer muchas é muy buenas aves, que son no menores que pavos é no de menos buen sabor, y otras aves, assi como codorniges , é tórtolas , é ánades, é ánsares , é giervos , é liebres , é otros animales. Pero porque, quando se hable particularmente desta Tierra-Firme , se dirán todos los géneros de animales é aves, passemos á lo demás. Este lugar 63 498 HISTORIA GENERAL Y iNATURAL ó pueblo que he dicho, le puso nombre el capitán Frangisco Hernández, é se nom- bró el Cacique de Lágaro ( porque el dia de Sanct Lágaro allegaron los chripstia- nos á aquesta tierra), á denotar que como Christo nuestro Salvador resusgitó á Lá- zaro, assi yban los chripstianos con su sagrada fé á despertar é resusgitar estas gentes de muerte á vida , de perdidos á salvarlos é reducirlos á la religión chrips- tiana. üe alli passaron hasta quinge le- guas adelante , y llegaron á otra provin- cia que los indios llaman Aguanil, y el principal pueblo della se dige Moscobo, y el rey ó cagique de aquel señorío se lla- ma Chiapoton. É penssaron que, como los indios que be dicho , no les hicieron mal, antes se alegraron de su venida, que assi lo higieran estos otros ; pero no estaban desse paresger: antes no querían que los chripstianos saltassen en tierra, é mostrábanse feroges en manera de re- sistengia con sus arcos é flechas , y ellos pintadas las caras é frentes de colores di- versas ; é penssaron una cautela para ma- tar á los chripstianos, é fué aquesta. Di- xéronles que entrassen por agua (que se la pedian los nuestros); pero que estaba lexos, desviada de la costa dentro en tierra , y enseñábanles el camino de gier- tas sendas estrechas é sospechosas; é cómo vieron que los chripstianos rehusa- ron de yr adelante por el agua, é sintie- ron que eran entendidos , comengáronlos á flechar , é los españoles se defendieron animosamente é mataron é hirieron algu- nos de los contrarios ; pero como los ene- migos eran muchos , fuéles forgado tor- narse á embarcar y mas que de passo, porque les mataron veynte chripstianos é hirieron mas de otros treynta ; é assi mismo fué herído el capitán Frangisco Hernández , é si adelante passáran , nin- gún chripstiano quedara con la vida. É assi, como mejor pudieron, se recogieron á los navios , y aun con mucho trabajo é con la pérdida que es dicho. Hecho aques- to, se tornaron estos primeros descubrido- res de aquella tierra á la isla Fernandina, de donde avian salido ; é aqueste fué el pringipio de se descobrir la Nueva España. Tornando á la gobernagion de Diego Velazquez é otras cosas de Cuba , poco hay que degir demás de los descubri- mientos é armadas que el gobernador Diego Velazquez hizo , é que me paresge que perdió el tiempo é la hagienda que avia allegado, para hager rico é de buena ventura al marqués del Valle , don Fer- nando Cortés, como se verá adelante en el discurso de la historia. Mas porque no tengamos á qué volver á las otras cosas particulares de aquella isla é de su ferti- lidad , brevemente se relatarán en el ca- pítulo siguiente , pues las mas dallas es- tan entendidas por lo que queda dicho y escripto de aquesta Isla Española é de la de Sanct Johan. CAPITULO IV. De las cosas en general, é de la rique9a é fertilidad de la isla de Cuba ó Fernandina, é oirás parliculari- dades della. Lja gente de la isla de Cuba ó Fernan- dina es semejante á la desta Isla Espa- ñola , aunque en la lengua difieren en muchos vocablos , puesto que se entien- den los unos á los otros. El Irage es el mismo con que nasgen , é no son ellos ni las mugeres mas vestidos de lo que está dicho. La estatura, la color, los ritos é ydolatrías, el juego del batey ó pelota, todo esto es como lo de la Isla Española; DE rNDÍAS. LIB. XVII. CAP. Vlll. 499 pera en los casamientos son diferentes, porque quando alguno toma muger , si es cacique , primero se echan con ella todos ios cagiques que se hallan en la fiesta ; é si es hombre pringipal el que ha de ser novio, échanse con ella primero todos los principales ; é si el que se casa es plebeyo, todos los plebeyos que á la fies- ta vienen , la prueban primero. É después que muchos la han probado, sale ella sa- cudiendo el brago, el puño cerrado é al- io, digiendo en alta voz: Manicato, ma- nicato : que quiere degir esforgada ó fuer- te é de grande ánimo, quassi loándose^ que es valerosa é para mucho. En la ma- nera de se gobernar por príngipes ó ca- giques , assi mismo son de una forma , y en otras muchas costumbres, como se dixo de la Española , puesto que en al- gunas cosas pocas sean apartados ó dife- rentes ; pero en general son conformes y lo mismo en sus vigios é libídine , é poca verdad ó ninguna , é ingratos j é no quie- ren ser mas chripstianos de lo que estotros todos , aunque el chronista Pedro Mártir, informado del bachiller Engiso, dige ma- ravillas de la devogion é conversión de un cagique de Cuba que se llamó el Co- mendador, é de su gente. Yo no he oydo cosa de aquello , aunque he estado en aquella isla ; é por tanto me refiero en esto á quien lo vido , si assi passó. Pero yo lo dubdo, porque he visto mas indios que el que lo escrebió ni que el que se lo dixo ; y por la experiengia que tengo de aquesta gente, creo que ningunos ó muy pocos dellos son chripstianos de su gra- do ; é quando alguno se torna chripstia- no que es hombre de edad , es mas por antojo que por gelo de la fé; porque no le queda sino el nombre, é aun aquel se le olvida presto. Possible es aver al- gunos indios fieles; pero yo creo que muy raros. De los ganados que hay en Cuba é se truxeron de España, hay muchos é há- gense muy bien. Y de los árboles de Es- paña é hortaliza digo lo mismo ; é assi hay aquellos árboles é plantas é hiervas naturales de la tierra que tengo apunta- lado é particularmente dicho desla Isla Española ; pero hay mas en Cuba mucha cantidad de ruvia, que es naturalmente produgida é de aquella isla é muy bue- na. Hay todos los pescados é animales insectos ó geñidos, é todas las otras co- sas de Hay ti ó de la Isla Española, ex- geptoen lo de los agúcares, porque aun- que se han hecho muy bien las cañas é se haria el agúcar como acá, no se han dado á ello , á causa de estar gerca el fin de aquella isla de la Nueva España; é cómo se acabó de conquistar la isla, lue- go se fué mucha gente de lia á la Nueva España , en espegial que como tengo di- cho , desde allí se hizo el primero des- cubrimiento. Y desde alli salió la segun- da armada con el capitán Johan de Gri- jalva , é la tergera con el capitán Hernan- do Cortés, é la quarta con el capitán Phamphilo de Narvaez, é todos quatro por mandado del teniente Diego Velaz- quez. É assi quassi se despobló la isla de Cuba, é acabóse de destruir en se morir los indios, porlas mismas causas que fal- taron en esta Isla Española , é porque la dolengia peslilengial de las viruelas que tengo dicho , fué universal en todas estas islas. É assi los há quassi acabado Dios, por sus vigios é delitos é ydolatrías. Sus areytos é cantares son , como en esta is- la; y esta manera de bayles é cantar es muy común en todas las Indias, aunque en diversas lenguas. Sus camas son hama- cas de la manera que lo tengo dicho , é sus casas de la misma forma hechas que atrás quedan pintadas é relatado. El ma- yor pecado en aquella isla era hurtar, é assi castigaban tal delito , como dixe atrás ; y su religión de los indios de Cu- ba es adorar al diablo, dicho gemí. La luxuria, con lasmugeres tenían porgea- 500 HISTORIA GENERAL Y NATURAL tilega, é con los hombres eran abomina- bles sodomitas. Casábanse en los grados que he dicho , é dexaban las mugeres por pequeñas causas, é las mas veges ellas á ellos; algunas méritamente, por ser ellos contra natura inclinados , é otras por no perder ellas tiempo en sus vigios é libídine. Los reyes ó cagiques toman quantas mugeres quieren , é los otros las que pueden dar de comer é sostener. Son muy grandes pescadores é cagado- res de aves é de pescados con el pexe reverso , é de las ánsares bravas con las calabagas , como se dirá, quando se trac- te de la isla de Jamáyca. Es isla de muy buen oro y háse sacado mucho en ella : hay mucho cobre é muy bueno ; porque de- mas de ser muy averiguada cosa, puede aver pocos meses que un Alonso del Cas- tillo, natural de Yepes, tierra de Toleda, calderero , de ginco quintales de la vena en que hizo la experiengia , sacó tres: el qual degia que es mejor de labrar este cobre que todos los cobres que él avia visto. La qual vena ó minero está en una sierra á tres leguas de la cibdad de Sanc- tiago. Volviendo á lo demás, digo que en esta ista los mantenimientos de la gen- te natural della, son los mismos de la Española, é tienen la misma forma en las cosas de la agricoltura ; é hay todas aquellas plantas ,^ é fructas é legumbres. É ovo los animales mismos que en la Es- pañola, de quatro pies ; pero también hay al presente otros que son mayores que conejos, é tienen los pies de la misma manera, salvo que la cola es como de un ratón, larga y el pelo mas derecho como texon , el qual les quitan é quedan blancos é buenos de comer. Estos se to- man en los mangles que están en la mar , durmiendo en lo alto ; é meten la canoa debaxo del árbol, y meneando el árbol, caen en el agua, é saltan lo indios de la canoa y en breve se toman muchos dellos. Este animal se llama guahiniqui- nax : son como gorros é del tamaño de una liebre, de color pardo, mixto con berme- jo. La cola poblada é la cabega como de hurón, é hay muchos dellos en la costa de laislaFernandioa, de quien aqui se tracta. Y también hay otro animal que llaman atjre, tamaño como un conejo , de color entre pardo y bermejo , y es muy duro de co- mer; pero no los dexan por esso de lle- var á la olla ó al assador. Hay assi mis- mo en Cuba los mismos pescados que en la Española é las mismas aves é otras que se dixeron ya en otro lugar é proprio li- bro. Es tierra templada; pero mas fria que no esta Isla Española , porque como he dicho donde se tracto de su assiento é límites, está la parte septentrional della en veynte é dos grados é medio de la equinogial. CAPITULO V. De las serpientes ó culebras de la isla de Cuba ó Fernandiha. JcLn la isla de Cuba hay muchas cule- bras é de muchas maneras é diferengias é lagartijas é alacranes y escolopendras é abispas , é todas estas é sus semejan- tes, segund se ha dicho de la Isla Espa- ñola, en los libros pregedentes. Pero en espegial en las culebras se han visto en la isla de Cuba muy mayores culebras 6 sierpes, porque se han muerto algunas tan gruesas ó mas que el muslo de un hombre, y tan luengas conao veynte é ginco é treynta pies é mas; pero son muy torpes é mansas é no enconadas , é cómenlas los indios : é halla nles muchas DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. V. 501 ve^es en el buche seys é siete é mas de tragado enteros, aunque son mayores que aquellos animales que he dicho que se conejos, llaman guahiniquinax , juntos, que han CAPITULO VI. De las pelotas redondas, como'piedras de lombardas, que natura produ9e é se hallan en la isla de Cuba ó Fernandina. H [ay un valle en la isla de Cuba que tu- ra quassi tres leguas entre dos sierras ó montes , el qual está lleno de piedras re- dondas, como de lombardas, guijeñas, é de género de piedra muy fuerte , é re- dondíssimas en tanta manera, que con ningún artifigio se podrian hager mas iguales é redondas , cada una en el ser que tiene. É hay de ellas desde tamañas ó menores que pelotas de escopetas; é de ahy adelante, de mas en mas grossor cre- ciendo, las hay tan gruesas como las qui- sieren para qualquier artillería, aunque sea para tiros que las pidan de un quin- tal, é de dos é mayores, ó de la grosseza que las quisieren. É hállanse de aquestas piedras en todo aquel valle, como minero de ellas, é cavando las sacan, segund que las quieren ó han menester; y muchas dellas están assi mismo sobre la superfi- cie de la tierra , y en espegial á par del rio que llaman de la Venta del Contramaes- tre j que está quinge leguas de la cibdad de Sanctiago, yendo á la villa de Sanct Salvador del Bayamo , que es la via del Poniente. Y porque de suso se hizo men- gion del minero de pez que hay en la isla de Cuba^ é quiero que el letor quede mejor informado de aquello , lea el capí- tulo siguiente. CAPITULO VII. De la fuente ó minero de betún que hay en la isla de Cuba ó Fernandiiw. EnlacostadelNortedelaislaFernan- dina del Puerto del Príngipe está un mi- nero de pez , la qual se saca en lajas é pedagos de muy buena pez ó brea ; pero háse de mezclar con mucho sebo ó agey- te , y hecho aquesto es qual conviene, pa- ra empegar ó brear los navios. Yo no he visto esta fuente ó minero , aunque he es- tado en aquella isla ; pero es muy noto- ria cosa , é súpolo del adelantado Diego Velazquez , que tuvo mucho tiempo car- go de la gobernagion de aquella isla , é súpelo del capitán Pamphílo de Narvaez, el qual acabó de conquistar la isla ; é sd- pelo de los pilotos Johan Bono de Que- xo é Antón de Alaminos , é de otros caba- lleros é hidalgos, dignos de crédito, que vieron muchas veges la misma pez ó brea que he dicho é donde ella nasge: é todos la aprobaban por buena é sufigiente para brear los navios. La pez della he yo visto y me la enseñó é dio un pedago della Diego Velazquez , que yo llevé á España año de mili é quinientos é veynte y tres, para la enseñar allá. Esto no es cosa nueva seeund PHnio •, \ Plin., lib. lí, cap. d06. 5(r2 HISTORIA GENERAL Y NATURAL pues que escribe que Aspháítide, lago de Judea, produge betún. Y en un pueblo ó provincia que llama Corambi Plinio^ di^e que all¡ gerca hay una fuente de be- tume. Y no es solo Plinio el que tiene por possible aver fuentes de beturae , ó las que tengo con él alegadas , pues Quinto Curgio * áige que en la cibdad de Memí hay una grande caverna ó cueva donde está una fuente , la qual mirablemente es- parce copia grande de betún ; de mane- ra que es fágil cosa creer que los muros de Babilonia pudiessen ser murados de be- tume, segund el dicho auctor díge. Parés- geme que por estos dos auténticos histo- riales tenemos notigia del lago Aspháítide é de las fuentes de Corambi é de Memí, que son tres partes donde se halla este betún. Mas en estas nuestras Indias diré yo de otras seys fuentes ó mineros que hagenlo mismo: una de las quales ó mi- nero qwe basta tanto, es la que he dicho que hay en esta isla de Cuba, é otra que hay en la Nueva España , en la provin- cia de Panuco, cuya betún quieren al- gunos degir que es mejor que el de la isla de Cuba ; y otras dos fuentes hay de betún en la proviugia del Perú, en la mar Austral de la Tierra-Firme, en la punta que llaman Sánela Elena, y aun la una destas digeu que es de trementi- na : la quinta fuente está en la isla de Cu- bagua, de otra gierta forma de belun; y otro lago de betún está en la provingia de Veneguela ; y no dexo de creer que se han de hallar otras, porque la Tierra- Firme es otro medio mundo. Destas, de que se ha hecho aqui mengion , escrebiré mas particularmente, quando se tráete de la Tierra-Firme, en la segunda parte des- ta General y natural historia de Indias y y en el siguiente libro, quando se escriba de Cubagua , y espegial de cada una en la parte que está, quando della se tráete. CAPITULO VIII. Del segundo descubrimiento hecho por el adelantado Diego Velazqucz , y en su nombre el capitán Johan de Grijalva , desde la isla de Cuba , de 9iertas partes de la llueva España é sus costas é algunas islas nue- vamente halladas. JLrespues que Diego Velazquez , alcayde é capitán general , é repartidor de los cagiques é indios de la isla Fernandina por sus Magestades , é teniente en ella por el almirante visorey , don Diego Co- lom, supo lo que por el capitán Fran- cisco Hernández é sus consortes se avia descubierto de Yucatán, segund atrás queda ya dicho ; é tuvo algunas lenguas de indios de la propria tierra (nuevamen- te descubierta) , acordó de enviar una armada con el capitán Johan de Grijalva é con el piloto Antón de Alaminos , que avia seydo el que avia halládose en el descubrimiento del capitán Frangisco Hernández, para la enviar á las islas de Yucatán é Cogumel, é Coslila y á las otras islas á ellas comarcanas (pero Yucatán no es isla , aunque en aquellos pringipios penssaban que lo era, porque no es sino parte de la Tierra-Firme). É á los veyn- te de enero del año de mili é quinientos é diez y ocho eligió por capitán desla ar- mada á Johan de Grijalva , é por tesore- ro á Antón de Yillasaña; ó para esto tuvo ligengia de los padres Hieróuiraos que gobernaban estas partes : los quales mandaron que fuesse en esta armada , é por veedor, un caballero de Segovia, mangebo, llamado Frangisco de Pcñalo- 1 Plin.,lib. VI, cap. 29. 2 Quinto Curcio, lib. V. DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. VIII. ^03 sa , é con estos se juntaron hasta qua- renta caballeros é hidalgos é otras perso- nas en este número : é á los veynte y dos de aquel mes se embarcaron en tres ca- ravelas é un verganrin para yr al puerto que llaman de la Malanra , que es en la provingia déla Habana, de la misma isla de Cuba , para recoger alli la gente toda que avia de yr en este viaje , demás de la que es dicho , é para se proveer de los bastimentos é cosas que eran nesgessa- rias á su camino. Llamábase la nao ca- pitana Sancl Sebastian, é avia otra del mesmo nombre, é otra caravela se dc^ia la Trinidad y é un vergantin llamado Sane- iiago. Estos quatro navios salieron del puerto de la cibdad de Sanctiago á los veynte é QÍnco dias del mes de enero del dicho año , y fueron al puerto de Boyúcar, don- de recogieron quatro hombres diestros en la mar , é á los doge de hebrero del mismo año llegó esta armada al puerto de la Malanga ; é alli hizo el capitán alar- de de su gente á los siete de abril en la villa de Sanct Chripstobal de la Habana, é ovo entre todos giento é treynta y cua- tro hombres de nómina. Y en tanto que alli estuvieron, avian enviado el vergan- tin delante , para que esperasse los otros navios en el cabo ó punta de Sanct An- tón , que es en el fin de la isla Fernan- dina , é á los diez é ocho dias de abril, juntada toda la gente que de unas partes é otras de la isla se avian allegado, para yr en esta armada, el capitán general Johan de Grijalva eligió otros tres capitanes particulares é inferiores á él , y estos fue- ron Alonso Dávila, y el comendador Pe- dro de Alvarado é Frangisco de Monlejo. É hízose alarde de toda la gente que lle- vaban , é halláronse dosgientos hombres de nómina , assi de mar como de tierra, entre todos los que yban ; y estos se em- barcaron en los tres navios que se dixo de suso y en otro , nombrado Sancta Ma- ría de los Remedios ; assi que eran quatro por todos. Y un martes que se contaron veynte dias de abril del año ya dicho de mili é quinientos é diez y ocho, salió esta armada y gente ya dicha del puerto de la Malanga , para yr á la punta ó cabo de Sancl Antón , para tomar alli el vergan- tin que avia ydo delante ; hasta la qual punta hay septenta leguas; é desde alli lle- vaban penssado de tomar su derrota para la isla de Sancta Maria de los Remedios, que es adelante del cabo de Sanct Antón noventa ó gient leguas al Sudueste, quar- ta al Stir: é dióse por aviso á todos los pilotos por el pringipal dellos que guiaba la flota, que era el piloto Antón de Ala- minos , que para conosger la isla avian de ver delante della, dentro en la mar, tres isleos blancos de arena con pocos árbo- les. É assi cómo congedieron las velas al viento, dióles Dios buen tiempo, y el jueves siguiente llegó el armada al puer- to de Carenas , que es en la misma pro- vingia de la Habana , para recoger á al- gunos que se avian ydo alli á embarcar, é para tomar algunos bastimentos y echar fuera de los navios giertos indios mansos de los de la isla, que avian entrádose en los navios. Hecho aquesto, luego otro dia siguiente, veynte é tres dias de abril, salió el armada del puerto de Carenas , é prosiguió su viaje, y llegó á la punta del cabo de Sanct Antón primero dia de mayo, dia de Sanct Phelipe y Sanctiago, á hora de vísperas, donde pensaban que estaría el vergantin ; é no viéndole , sal- taron algunos hombres en tierra é halla- ron colgada una calabaga de un árbol, é dentro della una carta que degia assi : « Los que aqui vinieron con el vergan- tin, se tornaron con él, porque no tenian que comer.» Visto esto, acordaron de no se dete- ner , puesto que el vergantin les hizo mu- cha falta en las cosas que adelante subge- dieron; y encontinente aquel mismo dia 504 HISTORIA GENERAL Y NATURAL prosiguieron su camino é tomaron su derrota, segund la declaré de suso, para la isla de Sancta María de los Remedios. Y el lunes adelante, tres dias de mayo, reconosQieron tierra é vieron una costa llana , con un edefigio en una parte della quadrado , á manera de torre , blanca é baxa , la qual paresgia que tenia un cha- pitel, é gerca della al un costado se mos- traba un buhio ó casa cubierta de paja, é por ser dia de Sancta Cruz, se le puso nombre á esta isla Sancta Cruz , á la qual los indios llaman Cogumel. É assi yendo corriendo los navios por la costa adelante, vieron otro edefigio que paresgia otra torre, como la primera , é surgieron á dos leguas de una punta de esta tierra en una ensenada ; é poco antes que el sol se pu- siesse, vino hacia los navios una canoa con ginco indios, é pararon desviados de los navios , é mandó el capitán general á un indio que él llevaba, natural de la isla de Sancta Maria de los Remedios, que era lengua , llamado Julián ( y estaba en poder de los chripstianos desde el pri- mero viaje que he dicho que hizo á aque- lla tierra el capitán Frangisco Hernández, el año antes desto ) , que les dixesse que se allegassen á las caravelas sin temor alguno y les darían de los rescates que traian , é no les seria hecho desplacer ni enojo alguno. É assi se lo dixo la lengua á voges , porque estaban algo lexos ; pe- ro ellos ni respondieron ni quisieron lle- garse á los chripstianos : antes paresgió que estaban considerando los navios é armada , é desde alli se tornaron á tier- ra. En este tiempo paresgian por la costa de la tierra al luengo della muchas ahu- madas, á manera de apergebimiento é aviso para los de la comarca ; pero por- que se dixo de suso que se les ofresgian rescates, el pringipal rescate que los chripstianos llevaban era muy buen vino de Guadalcanal; porque desde el primero viaje hecho por Frangisco Fernandez se avia sabido que los indios de aquella tier- ra son inclinados á ello y lo beben de grado. Y no digo solamente en aquella tierra, pero en las mas partes de las In- dias que están descubiertas, donde una vez lo han probado , lo dessean estas gen- tes mas que cosa alguna que los chrips- tianos les puedan dar ; é lo beben has- la caer de espaldas, si tanto se les diere. Otro dia siguiente , martes quatro de mayo> vino una canoa con tres indios , é llegó gerca de las caravelas, y mandó el capitán á la lengua Julián que les hablas- se, y assi estuvieron hablando con la lengua y ella con ellos ; y desde á poco vino otra canoa con otros tres indios , é juntóse con la primera é continuóse la plática , digiendo el Julián lo que el ca- pitán le mandaba, é los de las canoas respondiendo é replicando. É desde á poco la una destas canoas se volvió á tierra y quedó la otra , y llegóse junto á la nao capitana , é desde la proa el capi- tán les mandó dar sendas camisas á los tres indios con una vara , y un poco de vino en una botija , lo qual resgibieron de grado, y entretanto la lengua les da- ba á entender que los chripstianos no le avian de hager daño , ni querían sino res- catar con ellos de su voluntad. É pre- guntáronles qué tierra era aquella, é di- xeron que era Cocumel, la qual es una de las islas comarcanas á la de Sancta Maria de los Remedios, y que la otra tierra que se paresgia hágia la parte del Norte ó tramontana, dixeron que era Yu- catán, á quien los chripstianos llaman Sancta Maria de los Remedios. Fuéles preguntado por la lengua si sabian adon- de estaban dos chripstianos que la lengua Julián degia que estaban en Yucatán , y respondieron que el uno dellos era muer- to de enfermedad y que el otro estaba vivo.É assi, ydas estas canoas, mandó el capitán que los navios se juntassen á la DE INDIAS. LIB. XVll. CAP. VIH. i)05 Ut>rra lodo lo que pudiessen, é assi se hizo. Estos doschipstianos, por quien pre- guntaban, avian quedado perdidos en el primero descubrimiento , é desseábanlos cobrar, assi por su salvación dellos mis- mos , como porque se presumia que sa- brian ya algo de la lengua 6 podrian mu- cho aprovechar. La isla de CoQumel, ques dicho, está en diez y nueve grados de la línia equi- noQial á la parte de nuestro polo , e ^er- ca de la costa de Yucatán. CAPITULO IX. Cómo el capitán Johan de Giijalva salló en tierra de la isla de Co9umel con parte de la gente que lleva- ba, y de lo que passó en el primer pueblo, donde lomó la possesion por Stis Magestades c reynos de Cas- tilla, é otras cosas. Mi Liércoles ginco días de mayo del año de mili é quinientos é diez y ocho, el ca- pitán general Johan de Grijalva hizo que los navios botassen fuera las barcas. É hecho assi , él entró con sus armas en la barca de la nao capitana con gierta gen- te, é lo mismo higieron los capitanes de los otros navios, para salir en tierra : é llegadas todas quatro barcas á la costa, mandó que ninguno saliesse deltas sin su ligengia é mandado , é assi se hizo ; y él solo saltó desde su barca en tierra el primero, é hincóse luego de rodillas é hi- zo una oragion breve y secreta á Nuestro Señor, é levantóse luego de pies é mandó que todos los que yban en las barcas sa- liessen dellas, é juntos todos en un cs- quadron , é con la bandera real de Espa- ña en medio, mandó á un escribano, lla- mado Diego de Godoy , que leyesse en alta voz un escripto que el capitán tenia en la mano , en el qual en efeto se con- tenia cómo el capitán Johan de Grijalva, en lugar é por mandado de Diego Ve- lazquez , gobernador é capitán de la isla Fernandina, por sus Allegas, avia veni- do con aquellos caballeros é hidalgos que estaban pressentes á descobrir las islas de Yucatán é Cogumel é Cigia é Gostila é otras á ellas comarcanas, que estaban por descobrir; é que pues á Nuestro Señor avia plasgido de averie dexado llegar á TOMO 1. aquella isla que era una de las sobredi- chas islas, é que hasta entonges no avia seydo descubierta; portante, que él en lugar de Diego Velazquez , y en nombre de los muy altos é muy poderosos sere- níssimos é cathólicos, la reyna doña Johana y el rey don Carlos, su hijo, nuestros señores, reyes de Castilla é de León, etc., é para su corona real de Castilla tomaba é aprehendía, é tomó é aprehendió la possesion é propriedad é señorío real é corporalmente de aquella Cogumel, é de sus anexos, é tierras é mares é todo lo demás que le pertenesge ó pertenesger podría. É hizo su auto de possesion en forma, segund lo llevaba or- denado, sin con tradigion alguna, é pidió- lo por testimonio al escribano que he di- cho ; y hechos los autos de possesion é convinientes, puso nombre á la isla Sancta Cruz, porque en tal día se avía descubierto , é á la punta de la misma is- la arriba declarada, mandó llamar Sanct Phelipe é Sanctiago. Y hecho aquesto, quiso yr el capitán, con la gente que con él estaba, en tierra hágia aquella casa que vieron primero en la punta que he dicho; pero no pudo ser , porque era tierra ane- gadiga en partes ; é por esto quiso yr por el agua , é tornóse con la gente á las bar- cas , é guiaron puestas las proas á la par- te de la casa , é vídose una canoa con 64 iKjSt 30G HISTORIA GENERAL Y NATURAL giertos indios que yba á los navios: é por saber lo que querían, dio el capitán é sus barcas la vuelta á la mar , donde es- taban sus caravelas, y entró en la capi- tana , é ya la canoa estaba junto al cos- tado de ella, é aun algunos de los indios dentro, hablando con los chripstianos ; y assi cómo entró el capitán le presenta- ron una vasija de miel , como la de Espa- ña , aunque algo agrá. Y el uno de aque- llos indios degian ser cacique ú hombre principal ; é por Julián, la lengua, les fué dicho por mandado del capitán que los chripstianos eran del rey de España, é que venian á ver aquella tierra que era suya : é dábanles de comer é no lo qui- sieron , é diéronles otras cosas é camisas é otras preseas, é tomáronlo. Preguntá- ronles que dónde tenian el pueblo : que lo queria yr á ver el capitán é los chripstia- nos; y el indio pringipal dixo que gerca estaba de alli , y que él holgaba dello: que fuesse á lo ver, y que él se queria sa- lir en su canoa á tierra, é que alli en la costa esperarla al capitán é á los crips- lianos, para los llevar á su pueblo. É que- dando assi congertado, la canoa se fué ; y el capitán y la gente comieron é salieron luego á tierra ; pero no hallaron al indio que los avia de guiar , y aunque estuvo la gente esperando en tierra, no vino. Y determinados los chripstianos de yr por giertas sendas que acudían á la costa de la mar, para ver si por ellas yrian al pue- blo , todas yban á fenesger en giénagas é pantanos anegadigos é no posibles para su propóssito ; é assi dieron la vuelta á los navios é hizo el capitán que se hi- giessen luego á la vela, por costear la isla é ver si podrían aver notigia de algund pueblo. É vieron por la costa junto á la mar , algunas casas pequeños , puestas á trechos unas de otras desviadas, blancas é tan altas como la estatura de un hom- bre, poco mas ó menos : las quales segund después paresgió eran casas de oragion. é donde los indios tienen sus ydolos, en quien adoran. Estas casas eran de cal é canto bien labradas ; é quassi puesto el sol, yendo los navios á la vela, sevidoen la costa un edeficio grande á manera de torre ó fortalega é mucha gente engima; é ya que era de noche, surgieron los na- vios un tiro de piedra de mano , poco mas, enfrente de la torre, é paresgian muchas lumbres engendidas gerca de la torre; y cómo no ovo lugar de salir á tierra, no se entendió en mas de hager muy bien la guarda á los navios toda la noche, has- ta que llegó el dia siguiente. É assi cómo esclaresgió, vino una canoa, jueves seys de mayo, é llegó á bordo con giertos in- dios. El capitán les hizo degir por la len- gua que él queria salir á tierra á hablar al cagique é ver su pueblo é darles de lo que trayan los chripstianos é holgarsse con ellos , si lo oviessen por bien : é res- pondieron que holgaban dello é que el calachuni (que quiere degir rey ó cagi- que) avria plager dello é de versse con él. É assi el capitán con sus quatro barcas é con la gente que pudo caber en ellas, salió á tierra é se desembarcaron al pié de la torre, que estaba junto al agua en la costa : la qual era un edeíigio de piedra, alto é bien labrado. En el gircuyto tenia diez é ocho gradas, é subidas aquestas, avia una escalera de piedra que subia hasta arriba , é todo lo demás de la tor- re paresgia magigo. En lo alto , por de dentro, se andaba alrededor por lo hueco de la torre á manera de caracol , é por de fuera en lo alto tenia un andén, por donde podian estar muchas gentes. Esla torre era esquinada y en cada parte te- nia una puerta, por donde podian entrar dentro, y dentro avia muchos ydolos; de forma que este edefigio se entendió bien que era su casa de oragion de aque- lla gente ydólatra. Tenian alli gierlas es- teras, de palma hechas lios, é unos hue- sos que dixeron que eran de un señor ó DE INDIAS. Llü. XVII. CAP. IX. 507 ea(achuni muy principal. En la cumbre d^sta torre, en el medio della, estaba otra torregilla pequeña , de dos estados en alto, de piedra é esquinada, é sobre cada esquina una almena , é por la otra parte en la delantera de la torre avia otra es- calera de gradas, como la que está dicho. En esta torre assi mismo hizo el capi- tán sus autos de posesión , é puso sobre ella la bandera real de España é tomó su testimonio é puso nombre á esta torre Sanct Jolian Ante Portam Lalinam ; é lue- go vino alli un indio principal, acompa- ñado de otros tres, é metió un tiesto con brassa é con giertos perfumes que olian muy bien. Este indio era viejo á tenia cortados los dedos de los pies , é echó muchos perfumes á los ydolos que dentro en esta torre estaban, é degia á altas vo- ges gierto cantar, en un tono igual, é dio al capitán é á los otros chripstianos sen- das cañas, que en poniéndoles fuego se quemaban poco á poco, como pivetes, é daban de sí muy suave olor; y luego den- tro en la torre dixo míssa el capellán que yba con el armada, llamado Johan Diaz; digo en lo alto de la torre, en un altar que alli se hizo sobre una mesa, é algu- nos indios estuvieron pressentes , y no poco maravillados hasta que la missa fué dicha. Assi cómo fué celebrado el culto divino é el sagerdote se desnudó , truxe- ron los indios al capitán giertas gallinas de las de aquella isla , que son grandes, como pavos, é no de menos buen gusto, é vasijas de miel, é se lo presentaron: el qual lo resgibió é se apartó con el pres- sente debaxo de un portal que estaba gerca de la torre, armado sobre unos pi- lares de piedra , é mandó traer algunas cosas , é hízoles preguntar por Julián la lengua, si tenian oro (al qual alli llaman taquín), é si lo querían rescatar por al- gunas cosas de las que alli les mostra- ron: é dixeron que si, é trayan unos guaniues que se ponen en las orejas é unas patenas redondas de guanin, é di- xeron que no tenian otro oro alguno sino aquello. Y el capitán é su gente entra- ron en el pueblo , que estaba ahy junto é avia casas de piedra é lo alto dellas cu- bierto de paja , é otros edefigios de mu- chas maneras de piedra , algunos moder- nos é de poco tiempo , é otros algunos que mostraban antigüedad, al paresgcr muy hermosos. Y estuvo el capitán espe- rando al cagique para le hablar, é nunca vino ni paresgió , porque dixeron que era ydo á rescatar , segund la lengua Julián degia, á la Tierra-Firme. Esta gente al paresger era pobre é miserable; pero porque el letor entienda qué cosas son guanines, para adelante digo que son piegas de cobre doradas ; é si algund oro tienen, es muy poco ó ninguno. Tornando á la historia , alli se vieron liebres como las de Castilla , é junto al pueblo , pero pequeñas : é estando mi- rando una dellas, é junta la gente de los chripstianos que con el capitán Johan de Grijalva avian salido á tierra, mandó pre- gonar só giertas penas que ninguno di- xesse á los indios á qué yban los chrips- tianos , salvo que se los remitiessen al capitán para que él se lo dixesse , é que ninguno les higiesse mal ni daño , ni los enojasse, ni burlasse con ellos, ni ha- blasseacon las mugeres, ni les tomassen cosa alguna contra su voluntad , ni res- catassen con algunos indios , ni resgi- biessen dellos cosa alguna , ni diessen causa á alterarlos é ponerles miedo ; y que si supiessen que algund indio queria rescatar oro , ó perlas , ó piedras presgio- sas , ú otra cosa alguna , lo llevassen al capitán para quél higiesse en ello lo que conviniesse, é que ningurid chripstiano se apartasse de su bandera ó quadrilla, ó de donde le fuesse mandado que esto- viesse , só graves penas. É publicadas é pregonadas estas é otras ordenangas , é aviendo hablado largamente con la gente: 508 HlSTOmA GENERAL Y NATURAL de aquel pueblo é eiiseñádoles su resca- te, é sabido de los indios que no tenían oro, se tornó este capitán é los chrips- lianos á embarcar en sus navios. Estas ordenangas ó capítulos é pregón no eran solamente para lo pressenle ni por tiempo limitado, sino para todo lo que turasse su oíligío é viaje deste capitán; é de al- gunas cosas destas, assi mandadas é or- denadas, no plugo á todos los que oyeron el pregón : antes muchos se resabiaron é quedaron mal contentos del capitán, por la regla en que los quiso poner. Hay en aquella isla de Cogurael ( alias Sancta Cruz) muchas colmenas, como las de Castilla , pero menores, é mucha miel é gera. Hay xarales, como en Castilla: de- bían los indios que avie liebres , é cone- jos, é puercos, é venados, segund la lengua Julián lo declaraba ; pero quanto á las liebres , como se dixo de suso , los chripstianos las vieron allí , é assi mis- mo la miel é aquellos pavos ó gallinas írrandes. CAPITULO X. Cómo el capilan Johan de Grijalva é su armada salieron de la isla de Cocumei, para yr á la isla de Sancta María de los Remedios , dicha Yucatán ; pero no isla, como estos penssaban, sino Tierra-Firme ; c lo que les intervino de una india que se vino Iras los navios para la cosía , la qual era natural de la isla de Jamáy- ca, é de los requerimientos que passaron entre el capitán é el piloto mayor, é cómo llegaron al pueblo det cacique Lácaro , é cómo pelearon con los indios sobre tomar agua. íIlssí cómo se embarcó el capitán Johan de Grijalva é la gente que con él avían saltado en la isla de Cogumel, esse mismo día se higieron á la vela , é comengaron á correr por la costa de aquella isla há- gia la parte, donde se paresgia la tierra que estos llamaban isla de Sancta María de los Remedios. É por serles el tiempo contrario é fallar agua á los navios, se ovieron de tornar á donde primero esto- vieron surtos, gerca del pueblo de la isla de Cogumel, llamado Sanct Johan Ante Portam Lalinam, para tomar agua; é có- mo los indios vieron tornar los navios de los chripstianos, huyeron todos del pue- blo é dexáronle vagio , con temor que ovieron , é ninguna cosa dexaron en las casas, salvo algund poco de mahíz é al- gunos ajes é mameyes é otras cosas de poco ó ningún valor. É allí se tomó toda el agua que los navios ovieron menester, de giertos xagueyes ó charcos (que son lagunajos fechos á mano é pequeños) : é tornada el agua, se tornaron á hager á la vela los navios, é yendo por la costa de esta isla de Cogumel, que, como es di- cho , ya se llamaba Sancta Cruz, un mar- tes, onge de mayo , requirió el piloto ma- yor, Antón de Alaminos, al capitán Johan de Grijalva que le dexase hager su ofíi- gio, en lo que tocaba á la navegagion, pues que él yba por piloto mayor del ar- mada , só gierlas proteslagiones ; y el ca- pitán respondió que era contento de lo dexar hager su offigio en todo lo que el piloto mandasse y dixesse, que convinien- te fuesse á la navegagion de aquella ar- mada , exgepto en aquellas cosas que el capitán viesse que él se apartaba ó era fuera de lo que debía hager. Yendo assi á la vela este dia , quedóse atrás una ca- ravela , é amaynó las velas gerca de tier- ra , é penssó el general Johan de Grijal- va que estaba encallada , é entró luego en la barca de su nao capitana con los que les paresgió , é fue á saber qué nes- gcssidad tenia aquel navio. É cómo lle- gó, dixéronle los del navio que avían vis- to un chripstiano desde aquella caravela, que avia venido por la costa mas de dos DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. X. 509 leguas tras ellos, llamándolos, é que por esso avian surgido por le recoger. El ca- pitán, oydo esto , fue la vuelta de tierra y llegado á la costa, vido quatro chrips- tianos desnudos dentro del agua , y con una india en una canoa ; y el capitán se alegró mucho penssando que eran chrips- tianos que estaban perdidos en aquella isla: é quando á ellos llegó , halló que eran todos de aquel navio que estaba surto, é degian que por mandado del capitán Alonso Dávila avian salido en socorro del chripstiano que degian aver visto; los quales avien salido á nado, é la india que con ellos estaba, era el chripstiano, que avien penssado que lo era , y que los venia llamando por la costa. É el capi- tán recogió estos chripstianos é los puso en aquella caravela , de donde avien sa- lido á nado ; é él se volvió á su nao ca- pitana , llevando consigo á la india : la qual dixo que era natural de la isla de Jamáyca , é que avia ydo á aquella isla con otros indios , é que á algunos dellos los avian muerto los indios de aquella tierra, é los que dellos avien quedado,, se avian ydo huyendo no sabia donde; é que á ella la avian tomado para se ser- vir della , é que como avia conosgido los chripstianos, se avia venido en pos de las caravelas, porque la gente de aquella tierra la Iractaban mal e no quería estar con ellos. El mismo día hizo otro requirimiento el piloto mayor, Antón de Alaminos, al capitán , en que dixo que él no estaba ni venia tal para que pudiesse dar buena cuenta del cargo que llevaba, ni estaba para ello , é que por tanto pedia é reque- ría que lo diesse á otra persona quien él quisiesse , é que desde entonges se disis- tia del cargo do piloto mayor. El capitán le dixo é respondió que ni él le quitaba ni queria quitar su cargo é ofBgio : antes le degia que lo higiesse , como era obli- gado, para que diesse buena cuenta de sí é de su offigio ; é assi en requerimien- tos se passó parte de aquel dia. Desto avia poca nesgessidad para la historia, porque son cosas de poca substangia y de menor sabor para el que lee ; mas son de calidad é aviso para los que navegan é tienen cargo de alguna armada para aprender á sofrir , porque es gierto que es menester mucho juigio é pagiengia pa- ra comportar un marinero descomedido (de los quales hay mas que no bien cria- dos). Ved que propóssito de piloto, y en qué tiempo se andaba en requerimientos: bien pudiera él topar con capitán, que le ahorcara de una entena. Passemos á lo demás. Digo que llegado el siguiente dia , se contaron trege de mayo y era dia de la Asgension , é llegó el armada á una bahía de la costa de Yucatán , é paresgia á la vista remate ó punta de la tierra , é en- traba entre unos baxos é isleos: é con trabaxo entraron los navios toando, pens- sando hallar salida , é surgieron porquel agua á cada passo era mas baxa , é avia menos fondo ; por lo qual el piloto ma- yor entró en una barca , para ver si avia salida, é no le paresgiendo que la avia, ni manera por donde yr adelante, se tor- nó al navio é dixo que avia poca agua, é que en algunas partes no avíe hallado sino una braga , é que penssaba que eran arragifes que llegaban á la Tierra-Firme. Estonges el capitán hizo juntar á todos los pilotos, é ávido su acuerdo, todos acor- daron que lo mas seguro^ era tornarse por do avian ydo , é que era mejor bojar la tierra por la vanda del Norte. A esta en- senada puso nombre el capitán la Bahia de la Asgension, porque aquel dia era su fiesta. Otro dia siguiente, quinge de ma- yo, salieron los navios de aquella bahía, volteando, é surgieron gerca de unos ar- ragifes , porque sobrevino la noche ; y el domingo siguiente acabaron de salir de aquellos baxos con harto trabajo , é fue- 5ia HISTORIA GENERAL Y NATURAL ron su camino por la costa de Yucatán. É el lunes siguiente en la tarde paresQió una punta, en que avia dos edefigios, co- mo torres , la una muy ancha , é la otra de manera de humilladero, como un cha- pitel sobre quatro pilares, é muy blan- cos: é también avia otros edeíigios, é to- da la tierra de hasta alli era llana, é den- de en adelante alta , é surgieron los na-- víos. É el lunes de mañana , diez y siete de mayo , passaron adelante , é á la no- che surgieron tras aquella punta, y el martes siguiente continuaron su navega- ción costa á costa , é gerca de tierra , é vieron un ancón, como bahía, que pares- gia que hagian dos islas. Y el miércoles siguiente, diez é nueve de mayo, par- tieron de alli é caminaron hasta el vier- nes siguiente , veynte é uno del mes , é á medio dia llegaron á una punta llana que se hagia en la tierra , é anduvieron aquel dia é la noche; é otro dia, sábado }wr la mañana , víspera de Pasqua del Spíritu Sancto , surgieron á par de unas playas de arena , é alli el piloto mayor desconoció la tierra , é dixo que el pue- blo de Lácaro quedaba atrás diez ó doge leguas, é que alli, donde estaban, era el pueblo de Ghampoton, donde avien muer- to la gente al capitán Francisco Fernan- dez el año antes, en el primero descubri- miento desta tierra ; é que dos casas que atrás quedaban en una punta era el pue- blo de Ghampoton. É porque traian ya grande nesgessidad de agua é no avia donde la tomar, acordaron de tornar atrás á buscar el pueblo de Lágaro , é si no pudiessen alli tomarla, que se tomasse en Ghampoton , penssando quel piloto ma- yor degia verdad : é assi volvieron atrás el domingo que se contaron veynte é tres dias de mayo , primero dia de Pasqua del Spíritu Sancto ; é aviendo andado bien seys leguas airas, hallaron los pilotos que no hagian buen camino y quel piloto ma- yor se eogañaba , e que el pueblo de Lá- garo estaba adelante, y que no avien bien reconosgido la tierra. Y el piloto mayor vino en conosgimiento de su error , é dixo que era verdad lo que los otros de- gian; é dixo mas, quel pueblo de Lágaro estaba de alli quinge ó veynte leguas ade- lante: é assi el lunes siguiente el capitán y el piloto mayor é el escribano se pas- saron al navio que se degia Sánela Ma- rio, de los Remedios , porque era menor ó pedia menos agua , é por se poder alle- gar mas con él á la tierra: é aquel dia en la tarde surgió, é con alguna gente el capitán salió en tierra á. ver si hallaría agua, porque avie dos ó tres dias que la gente bebia vino por falta della , é no la hallaron sino giénegas, é tornáronse á los navios. Otro dia, martes veynte é ginco de mayo , salieron de alli los navios en demanda del pueblo de Lágaro, y al tiem- po quel sol se entraba, llegaroa á surgir junto al pueblo, é desde los navios se veían en el pueblo é por la costa mucha gente, é toda la noche oían mucho ruy- do , como quien estaba en vela , é tañían alambores ó trompetas ó cosas que sona- ban, sin se poder determinarlo gíerto de lo que eran. Pero essa misma noche el capitán apergibió la gente, para saltar en tierra antes que fuesse de dia , al quarto del alba, por poder entrar mas sin peli- gro ; é assi puesto en vela , é orde- nando su salida, toda la noche con muy gentil ánimo é voluntad para lo quesub- gediesse, eslovieron esperando el tiem- po é la hora para se desembarcar, cómo les fuesse dada la señal por el capitán^, todos á punto de guerra, como gente que penssaban aver menester las manos é las armas. DE INDIAS. LIB. XVII. GAP. XI. bH CAPITULO Xí. Cómo el capilan Juhan de Grijalva é los oíros capitanes é gente de la armada saltaron en tierra á par del pueblo del cacique Lácaro , é de las cosas que passaron allí sobre tomar agua para los navios , é de la ba- talla que ovieron con los 'indios y gente de aquella tierra. iTAiércoles , veynte é seys días de mayo de mili é quinientos é diez é ocho, quas- si dos horas antes que fuesse de dia , al quarto del alba, el general Johan de Gri- jalva se embarcó en el batel de la nao capitana con toda la gente que pudo ca- ber en él; é mandó que los otros capita- nes particulares de los otros navios hi- giessen lo mismo en sus barcas con toda la gente que en ellas cupiesse , é assi sa- lieron en tierra lo mas secreto y sin ruy- do que les fué posible, é sacaron tres piezas de artillería, é muy congertada- mente sin ser sentidos salieron junto á una casa que estaba en la costa. Pero íiq- les que los chripstianos saltassen en tier- ra, salieron ciertos indios de á par de aquella casa , é passo á passo se fueron hágia su pueblo junto á la mar, callando, y paresgian ser muchos. Salido en tierra el general Grijalva é los otros capita- nes é gente junto á la casa, se assenta- ron dos tiros vueltas las bocas hágia don- de aquellos indios se avien ydo , é pu- siéronse guardas é gentinelas , é la otra gente estuvo junta é muy sobre aviso, en tanto que las barcas volvían á los navios por mas gente. Y en tanto que se hagia de dia claro , paresgian junto á la mar hágia el pueblo en frente de donde estos chripstianos estaban, un batallón de mu- chos indios hablando unos con otros no muy alto , pero bien se oyan : é quando quiso amanesger tornaron los bateles é barcas con mas gente de los nuestros, é desembarcados se juntaron con los que avien salido primero. É luego fué de dia é se vieron mejor los indios, los quales eran muchos é armados todos , unos con arcos é flechas , otros con rodelas é lan- gas pequeñas ; é hagian ademanes é mues- tras de querer acometer á los chripstia- nos, é amenagábanlos é señalaban que se fuessen é no pasassen adelante. Estan- do assi , dixo el general á los otros capi- tanes y á todos los chripstianos que él no venia á hager mal ni daño á aquellos in- dios , ni á otros algunos de las otras is- las , ni de quantas en el viaje descubries- se, ni á les tomar cosa alguna contra su voluntad ; é que á este efeto avia fecho pregonar giertas ordenangas , como atrás quedó dicho , segund á todos les era no- torio ; é que al pressente , por la extre- mada nesgessidad que tenian de agua, avian saltado en tierra , para la pedir á los Indios del pueblo de Lágaro y rogar- les que se la dexassen tomar pagándos- sela é dándoles por ella alguna cosa; de manera que ellos quedassen contentos, porque aquella gente é pueblo no se al- terassen , ni los chripstianos resgibiessen daño en la tomar; y que por tanto les mandaba y rogaba é requería, só las pe- nas que les tenia puestas , que ninguno se desordenasse ni saliesse de su batalla á hablar ni contractar con los indios ni á otra cosa alguna, sin su expresa ligengia; porque hagiéndolo assi , se haría lo que Sus Allegas mandaban , é lo contrario hagiendo, incurrirían en las penas que to- man puestas, é se executarian en los transgresores é inobedientes en todo y por todo, porque de otra manera no se podría efetuar lo que todos desseaban. En tanto que este ragonamiento hizo el 512 HISTORIA GENERAL Y NATURAL general á su gente , los indios perseve- raban en sus fieros é ademanes, liagien- do muestras de querer pelear y acometer á los chriptianos. Estonces el capitán mandó á la lengua Julián , que era na- tural de la misma tierra, que llamasse los indios y les dixesse que él ni los chripstianos no venian á les hager mal ni daño alguno ni á les tomar cosa algu- na, sino á ser sus amigos y darles de lo que traían. Y cómo los indios lo enten- dieron , salieron algunos dellos de entre la otra moltitud y llegáronse hágia los es- pañoles muy gerca , y la lengua les tornó á degir lo mismo que es dicho , é que los chripstianos no querian entrar en su pue- blo, si ellos no holgassen dello, ni que- rian sino agua para la gente é navios , é que se la pagarían , é que assi lo dixes- sen á su calachuni (que como tengo di- cho , assi llaman allí al rey ó cagique ó señor pringipal de todos). É luego les fué enseñado algund rescate é les dixeron para qué era cada cosa de lo que assi les mostraron , y diéronles algunas cosas ; é los indios respondian que su calachuni y ellos holgaban que tomassen agua, mas que tomada se fuesen , y que ellos tam- bién querian ser sus amigos , mas que no querian que entrassenen su pueblo. É la lengua, por mandado del capitán, replicó que assi se haria , y que tomada el agua, se embarcaría con su gente; y entonges aquellos particulares indios se fueron , y con las manos llamaban á los chripstia- nos que fuessen en pos dellos. La casa que he dicho era blanca y de piedra bien edificada; y debia ser casa de oragion, porque dentro della avia giertos gemís ó ydolos, en que aquellos indios adoran (que todos son ydólatras). Y el capitán general mandó á un clérigo que yba en el armada que dixesse missa, primero que de alU pasasse : é assi él se vistió para gelebrar é dixo missa, la qual los chrips- tianos oyeron con mucha devogion y á vista de los indios ; é después de acabado el offigio divino , movieron el general é su gente passo á passo en buena orden hágia donde los indios estaban , para yr á un pogo que alli avie de buena agua, é los indios hagian señas que se tornas- sen y no pasassen adelante ; é la lengua Julián les degia que no ,oviessen temor, que no yban sino á tomar agua. É luego tornaron á degir que fuessen ( segund la lengua degia ) , é assi llegó nuestra gente á un pogo que estaba en un llano peque- ño junto á la costa en frente del pueblo, é alli assentaron real en torno del pogo para tomar el agua : lo qual se puso lue- go por obra por los marineros y grume- tes que la sacaban , é la gente bebia de buena gana, porque venian con mucho desseo della, por la falta que les avia he- cho. Y por entre giertas arboledas é bos- caje que avia entre el pueblo é aquel llano paresgian muchos indios, é otros por delante de los árboles , armados de sus arcos é flechas en sus carcaxes, é al- gunos de aquellos archeros trayan dos carcaxes llenos de saetas : otros trayan rodelas é langas pequeñas é cortas , é por medio de los cuerpos trayan muchas vuel- tas de vendas ó listones de algodón tan anchos, como una mano (é torgidos que- daban tan gruesos como el dedo pulgar de la mano): y trayan dadas al cuerpo en torno de la persona veynte é treynta vueltas por la gintura ; é de aquel tal gi- ñidero pende un cabo con que cubren sus vergüengas , en tal manera , que con fagilidad pueden sacar después sus miem- bros para orinar, soltando aquel cabo del geñidero , ó para hager cámara , porque aquel cabo que ponen por braga viene por la horcajadura entre ambos los mus- los , desde las espaldas al vientre , á dar una vuelta ó atadura en las otras vueltas que están en torno del cuerpo. Esto pens- saban los chripstianos que traían en lu- gar de coragas ó armas defensivas ; pero DE INDIAS. Lm. XVII. CAP. XI. hU no es sino su acostumbrado hábito , y el gentil -hombre mangebo destos indios mas vueltas de Reñidor trae de la manera que es dicho. Verdad es que peleando, no les pesada tanto que la saeta ó herida diesse en tales ceñidores, como en las otras par- tes de la persona ; pero todo lo demás de los cuerpos traen desnudo. Esta gente de los indios estaban por la parte de engima del pueblo y por baxo del hasta la mar , que era todo claro y no avia monte, y tenían hecha una paliza- da, á manera de albarrada, para for- talesger el pueblo por aquella parte que esta defensa estaba : la qual seria de al- tura de un estado de un hombre poco mas ó menos, hecha de madera , muy bien puesta; é por de dentro ó de la otra parte della estaba mucha gente de indios, armados de la forma que es dicho, y también andaban algunos dellos por la parte de fuera. É comengándosse á tomar el agua é henchir giertas pipas della , de rato en rato venían indios desarmados al capitán general, é habían que la lengua Julián dixesse á los chripslianos que se fuessen , que no querían que estoviessen mas allí; é el capitán hagia que les res- pondiesse la lengua que, en tomándose el agua, se yrian , é que no les avian deha- ger mal ni enojo , é que assi lo dixessen á su calachuni , é que le rogaba que vi- niesse á verle , que le quería hablar é ser su amigo é darle de lo que trahía. É con esto se tornaban é degían que yban á se lo degir , é vueltos degian que luego ver- nía , é que tomassen agua é se fuessen los chripslianos , é paresgia que holgaban de la respuesta de los nuestros , é llega- ban á mirar á los chripstíanos é reíanse. É trahian algunas fructas de las que tie- nen, é tortillas é bollos de mahíz , é otras cosas de comer , y dábanlas á los chrips- tíanos , y en trueco desto daban ellos á los indios algunas conteguelas de vidro de colores é otras cosillas do poco valor, TOMO I. é lo resgibían con gran gogo, é yban con ello corriendo á los otros indios é se lo enseñaban los unos á los otros, co- mo maravillados de verlo , é assi torna- ban otros con mas cosas de comer ó mahíz, porque les diessen de aquellas qüentas; y al son de un tamborino é flauta que en el real de los chripstíanos se tañia , venían muchos dellos é mucha- chos á verlo tañer, é estaban espanta- dos de oyrlo , é algunos dellos ovo qne baylaron al son de la flauta. Pero de ra- to en rato no cessaban de degir que se fuessen los chripstíanos , é siempre el ge- neral con la lengua les daba por respues- ta que tomada el agua, se yrian , é otras buenas palabras, por no los enojar ni al- terar, é prometiéndoles que el día si- guiente se yrian. Y en esto vinieron gier- tos indios, y en ellos degían que venia un hermano del calachuni : al qual é á los que con él venían , les hizo degir el general, por la lengua Julián, cómo en los reynos de Castilla avia un muy podero- so rey y señor , cuyo vasallo él era y aquellos chripstíanos , é que en otra isla que se degia Haytí avia un gran señor que se degia el almirante , y en Tierra-Firme otro , y en la isla de Cuba otro, que se decía el señor Diego Velazquez (por quien el general y aquellos chripstíanos que allí estaban, venían por su mandado); y que en otras muchas islas y partes avia un gobernador, gran calachuni ó cagique, que hagia mucho bien y mergedes á la gente é indios de todas aquellas tierras y los favoresgían y defendían de todos sus enemigos : é que los tales gobernadores é almirante, é capitanes, é otros muchos señores é grandes gentes todos eran va- sallos del gran rey de Castilla , á quien muchas generagíones sirven é obedesgen; y que él á todos tiene en justígia y hage muchos bienes y mergedes , y que assi les haría á ellos, si querían ser sus amigos y vasallos ; y que si algo le diessen que se 65 oH HISTORIA GENERAL Y NATURAL lo pagaría, y que si tenían oro, perlas ó piedras presgiosas é otras cosas buenas é las querían rescatar , que lo truxessen é se les daría por ello otras joyas é pre- seas que los chripslíanos Irahían , é mos- tróseles muchas cosas de rescate para que lo viessen. É la lengua degia que res- pondían que sí traerían, é ybané tornaban indios é no trahían nada, salvo unas pa- tenas delgadas redondas de cobre dorado, que se las tornaron á dar é les dixeron que aquello no era oro ni valie nada ni las querían los chripslíanos. Por manera (¡ue de quanto truxeron, ninguna cosa se les tomó, sino una patena como de gua- nin , por la qual se dio rescate , con que fue contento el que la truxo. É degían que yban á llamar al calachuni para que hablasse al general, pero nunca vino: antes seyendo ya tarde, después de me- dio día , comentaron á amenagar de nue- vo á los chripstianos y embragaban sus rodelas é mostraban que querían pe- lear contra los nuestros, é comengaron á poner saetas é flechas en los arcos, é da- ban sílvos, é hagían fieros sin les aver dado causa alguna , y paresgía que que- rían comengar á pelear muchas veges con denuedo, é el general con la lengua pro- curaba de los aplacar, é requeríales que no comengassen la batalla ni otra fuerga tentassen contra él : que otro día á medio día se y rían los chripstianos todos. Édí- giéndoles esto , tornábanse á asegurar por otro poco de espagío. Los españoles estaban atendiendo pues- tos en orden de batalla, é asestados dos tiros medianos de bronge é una lombar- da de hierro hágia los indios , é dos es- copeteros é algunos ballesteros , é los de- mas españoles tenían espadas é rodelas, é algunos con langas ginetas é daragas, apergíbidos é sin se mudar de su escua- drón. Desde á poco tornaron los indios á sus vanas ferogídades , y fué tanta su des- vergüenza é temeraria osadía que cobra- ron de la pagíengia de los nuestros é de su sufrimiento, que comengaron á tirar algunas flechas contra los chripstianos: é los capitanes é los otros soldados degían que ya no era bien que tal bellaquería é descomedimiento se le comportasse á aquella gente bestial. Y el general los refrenó é hizo estar quedos á los chrips- tianos , é volvió con la lengua á les re- querir que no higiessen mal ni tirassen, porque sí no lo hagían assí, los chrips- tianos matarían muchos dellos, é que no querían sino tomar agua é yrse otro día luego , como les avia dicho. É hizo sus protestagíoncs con ellos, acordándoles que el rey mandaba que no se les hí- gíesse mal, sino fuessen los indios los agressores é malos, comengando la pelea; é aun tomó testimonio este general de sus protestagiones por medio é ínterpre- tagion de la lengua Julián. É dicho esto, estovieron quedos los indios , é se re- truxeron ya puesto el sol , é se comen- garon á yr unos en pos de otros á sa pueblo , é no salieron del por esta noche; mas velábansse con sus atabales é alam- bores toda la noche, é oíanse bogínas é otro son, á manera de trompetillas, é ha- gían otros estruendos, como de gente que estaba en vela. É los chripstianos pussieron el recabdo que les convino para su guarda é vela , é ordenadas sus rondas é gintínelas, como gente diestra é apergebida, passaron aquella noche, sin gesar poresso el exergigío de sacar agua, porque el pogo era ruin é no tenia mu- cha , é era menester espagío para hen- chir las vasijas é llevarlas á los navios. Otro día, jueves veynte é siete días de mayo, por la mañana se acabó de tomar el agua que les paresgió que bastaba á los que tenían cargo della,é los indios comengaron á salir del pueblo por entre los árboles é boscaje, é por la albarrada que es dicho, en grand número dellos y sin comparagion mas muchos de los que DE INDIAS. LIB. XVIÍ. CAP. XI. 513 se avian visto el dia de antes y armados de la manera que está dicho; y de entre todos salieron dos indios é comen^íaron á señalar con las manos á los chripstia- «os que se fuessen de alli y no estovies- sen mas dó estaban. El uno de aquellos indios se hizo mas adelante con una lum- bre engendida y en su lengua dixo gier- tas palabras, y púsola sobre una piedra é tornóse atrás para los otros de su hues- te; y el general Grijalva preguntó á Ju- lián, la lengua, qué cosa era aquello, é dixo que era guaymaro, sahumerio que ofresgian á sus ydolos , á quien habían oragion para que los hi^iesse victoiio- sos contra él y contra los chripstianos; é que assi lo acostumbraban , quando que- rían dar batalla á alguna gente, é que en acabándosse de arder aquella lumbre, comengarian la pelea é le acometerían sin falta, é assi paresgió por la obra des- pués. El general mandó á la lengua que les dixesse que no lo higiessen , pues que él no les avia fecho mal ni enojo algu- no, ni los chripstianos, é que estovies- sen quedos , que aquel dia en la tarde se yria con su gente; é assi se lo requirió muchas veges, como lo avia fecho el dia antes. É luego vinieron al real giertos in- dios con algunas gallinas é las dieron al general, y él las resgibió é halagólos é dixo que le truxessen mas; que él se las pagarla todas muy bien. Pero estando en esto, se acabó de arder aquella protesta- gion del fuego , é se comengaron encon- tinenle de alterar los indios que estaban á par del bosque é albarrada , y los que estaban con el general le dexaron y se fueron presto á los oiros, é dieron luego una grita grande é muchos silvos , tirando muchas piedras é flechas. De aquí se notan estas cosas que ago- ra diré. Lo primero, que esta gente, aunque salvaje , viendo entrar en su tier- ra gente extraña é con mano armada , no es de culpar su alteragiou , sino de loar su sufrimiento, é ya que con buenas pa- labras é por la industria del capitán es- peraron á que los chripstianos tomassen el agua, prometiéndoles que otro dia luego siguiente se yrian , é que tomada é llegado otro dia, lo diferian para la tar- de, usaron del remedio de las armas pa- ra no sufrir contra su voluntad los hués- pedes que no conosgian é á ellos eran tan nueva manera de hombres. Lo segun- do , es notable cosa aquella protestagion del sahumerio inviolable, pues que la lengua avisó que sin falta acabado de ar- der aquel fuego ó sacrifigio fecho á sus dioses, indubitadamente comengaria la batalla, como se hizo. El general hizo estar queda su gente é mandó que nin- guno se moviesse hasta quel artillería ti- rasse, é pidió por testimonio que él se defendía, porque le querían ofender aque- llas gentes bárbaras sin causa. É hizo luego llevar de alli á Julián, lengua, á los navios , porque no se perdiesse ó se fuesse , é mandó poner fuego á los tiros é encontinente arremetió el general é su gente, llamando á Dios y al apóstol Sanc- Uago contra los indios, é higiéronlos re- traer hasta los meter por el boscaje : é queriéndose retraer , porque en lo espeso de los árboles no resgibiessen daño de las flechas , cómo algunos españoles suel- tos se avian entrado en lo espesso tras los indios, porque no peligrassen, ovo de tornar el general á los socorrer á la ar- boleda. É alli estovieron revueltos pe- leando con ellos y ^ el general Johan de Grijalva salió herido, y con un diente menos y otro quebrado , y aun la lengua algo cortada de una flecha é con otras dos heridas en las piernas ó rodillas. É sacaron de aquel boscaje muerto un com- pañero que se degia Johan de Guetaria é otros muchos chripstianos salieron heridos, porque entre los árboles los indios pelea- ban á su sabor é huian, quando les conve- nia , é si no fuera por el artillería y cssos 516 HISTORIA GENERAL Y NATURAL pocos ballesteros y escopeteros que tenían Jos nuestros peligraran mas chripstianos, porque no se podían aprovechar de otras armas. Y créese que los tiros de pólvora y ballestas higieron mucho daño en los contraríos y mataron hartos indios , de los quales no se pudo saber la cantidad , aun- que vieron caer algunos, sino por el temor que se vido en ellos se entendió su tra- baxo; y no es de maravillar que se espan- tassen los que nunca avian visto ni oydo el artillería, pues que á los que la tractamos y á quien mejor la entiende, mas espanta. El general hizo llevar los españoles heridos á los navios, y él quedó en tier- ra para acabar de tomar el agua , por- que le dixeron que era menester mas de la que tenían, é hizo tornar á ar- mar el artillería poca que tenia á paír del pogo , é paresgian algunos indios á par del arboleda, é cómo soltaban al - gund tiro, todos se escondían. Estando ya el sol bien baxo salieron giertos in- dios desarmados á pedir paz, éel gene- ral mandó á uno de su compañía que les saliesse al encuentro é supiesse que que- rían ; é tornó digiendo que le paresgia q.uel calachuni quería paz é que no to- viessen enojo los chripstianos con ellos, é quel calachuni quería ser su amigo é les enviaría de comer é oro é vernia á ver al general : é dicho esto (si se supo entender), se tornaron los indios, é otras dos ó tres veges salieron aquellos indios, (íígiendo lo mismo. Estonges el general mandó á dos hidalgos, el uno llamado Antonio de Amaya, é el otro el comen- dador Pedro de Alvarado , capitán , que fuessen á hablar con ellos é viessen lo que querían: é fueron é habláronlos, é vueltos al general , truxo el capitán Alva- rado una máscara de palo, dorada por en- gima con una hoja de oro delgada , é di- xo que lo que avia entendido de las se- ñas de los indios era quel calachuni en- viaba aquella máscara, en señal de paz, ó quería ser amigo del general é de los chripstianos é que vemía á le hablar é traería mucho oro , é toda aquella tarde no hagian sino yr é venir con embaxa- das los indios : las quales ni los que las oyan las entendían, ni las respuestas de- Has los embaxadores , puesto que los unos é los otros hablaban , é como los mudos, con señas se esforgaban á dar á enten- der lo que cada parte degía. Después desto, el general mandó queí Antonio de Amaya y el escribano Godoy fuessen á degirles , como mejor supiessen darlo á entender, que no oviessen miedo: é llegaron hasta dentro de las albarradas, é paresgióles que degian ó daban á en- tender que su calachuni quería ser amigo del general é todos esos indios querían la mesma amistad con los chripstianos é mostraban mucho temor, é algunos dellos temblaban é degian que traerían de co- mer , é oro é vernia su calachuni á hablar al general; é á estos mensageros los ase- guraron por señas que no temiessen é fuessen al real, que no les harían mal alguno. É degian los indios que se fues- sen con ellos estos dos españoles é les darían de comer, y ellos tornaron al ge- neral, refiriéndole lo que es dicho. Acabada de tomar el agua, se pussie- ron los españoles en ordenanga de tres en tres, é á su passo acostumbrado, segund el estilo militar. El general é los capita- nes é gente dieron una vuelta en torna del pogo por aquel llano, é fueron has- ta la casa donde el día antes se avian desembarcado , y entraron en las barcas la gente que en ellas cupo é fueron á los navios , y el general quedó en tierra con los restantes hasta que volvieron las bar- cas, é se metieron en ellas é se fueron á sus caravelas , é ningunos indios salieron sino pocos hasta el pogo é de allí no pas- saron; y quandoel sol se puso, todos fós españoles estaban en los navios. El día siguiente por la mañana se Iiígíeron á la DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XI. 51 Ü1 / vela á buscar algund buen puerto para reparar un navio que hagia mucha agua, é anduvieron por la costa hasta el lunes adelante, postrero de mayo, que surgieron en una buena bahia entre unas isletas. Y en aquel puerto se tomó una canoa con quatro indios para lenguas , porque era de la misma tierra de Yucatán, donde estaban, y en cada navio hizo el gene- ral poner uno dellos , y el que paresgia el mas pringipal dellos quisso que estoviesso en su nao capitana, é pusiéronle nombro Pero Barba ( porque á todos quatro bap- tizaron por mano del capellán Johan Diaz é deste fué padrino un hidalgo lla- mado Pero Barba), é no ovo escándalo ni alboroto alguno en la tomada deslos indios, porque se hizo sin que los de la tierra lo supiessen. CAPITULO XII. Que Irada del assienlo é 9ircunfercn9ia de la tierra que eslos descubridores é el pilólo Anión de Alaminos llamaron isla de Yucalan (é por otro noml3re Sánela Maria de los Remedios) , é lo que el chronisla di^e en ello , despaos del pares9er deste piloto. Oi lo que aquí se dirá de la cosmogra- phia é assiento de la provingia de Yuca- tan no se conformare totalmente con fo que se dirá adelante , no es de maravi- llar; porque estas cosas que requieren medida justa é experiencia del tiempo (para que muchas veges y por muchos se entiendan), no se pueden de una vez assi perfetamente considerar ni en- tender , como se alcangan después, trac- tándose la tierra , y con mas espagio en- mendando é perfigionando lo que se debe y puede degirse con verdad. Mas porque no se niegue á los primeros su industria é sus méritos queden en memoria , diré en este caso lo que contenia la relagion que estos capitanes é piloto llevaron al adelantado , Diego Velazquez , la qual él envió al Emperador , nuestro señor , y es aquesta: El dia é año que es dicho , ante el ge- neral Johan de Grijalva é los otros capi- tanes , é los que alli se hallaron , dixo el piloto mayor desta armada, Antón de Ala- minos, estando junto á la mar en el ancón ya dicho (á que llamaron Puerto Desseado), en tierra , que él avia muy bien mirado lo que avia bojado de la isla de_ Yucatán, desde la bahia de la Asumpgion hasta el dicho Puerto Desseado , donde estaban, y hallaba que desde alli á la dicha bahia de la Asumpgion podria aver de travies- sa hasta veynte leguas, pocas mas ó me- nos : las quales dixo que no podian an- dar con aquellos sus navios, por ser grandes , segund la dispusigion del agua baxa para lo acabar de bojar , é para lo ver y andar eran menester verganlines muy pequeños (para esto les hizo gran- díssima falta el vergantin que se tornó desde el cabo de Sanct Antón). Y por tanto dixo que en su paresger y en quan- to él alcangaba y entendia por lo que avia visto desta navegagion , que desde la dicha bahia de la Asumpgion hasta el Puerto Desseado , es la traviessa de Yu- catán (que es la isla de Sancta Maria de los Remedios), é alli se fenesge é acaba, exgepto las veynte leguas pocas mas ó menos que dixo que podría aver de tra- viessa desde la una parte á la otra, é que alli la daba por bojada la dicha isla, 6 que no passa mas adelante. Y que esto que él lo hagia bueno , é lo daria á en- tender ante Sus Altegas , y ante Diego Velazquez, é ante todas las personas que 51» HISTORIA GENERAL Y NATURAL lo í'iiesso demandado; é que una isleta, donde estaban, era isleo ó jardin de la di- cha isla , y que por alli es todo isleos des- do alli á la bahía, por entre los quales va la mar del dicho puerto hasta la bahía que se mostraba adelante de aquella is- leta é junto á ella; ó cabe el mismo puer- to era tierra nueva y que nunca avie seydo descubierta ni vista por los chrips- tianos, y que en ella podía saltar el ca- j)itan general y tomar la posession, como de tierra nueva. É el general lo mandó íissi assentar al escribano deste descu- iM'imiento , dicho Diego de Godoy , ante ciertos testigos. Dige el chronísta que , segund lo que después ha paresgido por la experiengia, la traviessa que este piloto penssó que era mar baxa y de arragifes, no tie- ne salida , ni allega ni passa el agua des- de Puerto Desseado á la bahía de la Asumpgíon: antes es todo una tierra é eosta , por la qual seguramente se puede á pié é á caballo passar é andar. É aque- Ha provincia de Yucatán no es isla, sino la misma Tierra-Firma, é assí lo enseña la figura desta tierra en las cartas de na- vegar, y assí lo digen los que después han estado allí, é los pobladores españoles, de los quales yo he seydo informado é lo han andado é visto, caso que en aque- llos príngipíos este piloto é otros penssa- sen que Yucatán era isla é que por agua se podía bojar , é quisieron adevinar lo que no vían ni entendíen. La bahía de la Asumpgion puso este piloto Alaminos en diez é siete grados de la equinogíal, á la parte de nuestro polo ártico, é el Puerto Desseado é isleo prin- cipal del en diez é ocho, poco mas ó me- nos (y pudíérale dar diez é ocho é me- dio). La parte oriental de Yucatán (que es la isla dó está la punta de Calache), puso en veynte é un grados, y en esto se alargó un grado, porque otros cosmó- graphos é cartas le dan veynte grados é algo menos. Desde aquella punta, cor- riendo la costa abaxo al Ocgidenie por la vanda del Norte , tiene la tierra de Yu- catán de longitud por la costa ochenta é aun noventa leguas hasta otra punta que está mas de gínqüenta leguas antes del Puerto Desseado: la qual punta ó pro- montorio se llama Cabo Redondo, y des- de aquella punta de Calache hasta la isla de Cogumel, que está junto ala tierra de Yucatán , hay veynte leguas ; y desde el fin de la isla de Cogumel hasta la bahía de la Asumpgion hay noventa leguas, po- cas mas ó menos. De manera que la tier- ra de Yucatán bojará dosgientas y septen- ta leguas , poco mas ó menos , de mar y de tierra, contándose veynte en la tra- viessa que le daba aquel piloto, desde la bahia de la Asumpgion hasta el Puerto Desseado , que este e otros penssaron que era agua, como es dicho; pero en la ver- dad estas veynte leguas de traviessa , que el Alaminos sospechó que avia en aque- lla parte que Yucatán se junta con la Tier- ra-Firme , está averiguado é visto que son mas de gíento é gínqüenta leguas, y que es todo Tierra-Firme Yucatán é lo demás. Pero añadiendo en esto , digo que el fin de la costa que corre á tierra desde Co- gumel á la bahía de la Asumpgion , el fin de aquella hasta que vuelve la tierra (ó de donde comienga á yrla vista del Sues- te) , se llama Golpho de las Higueras , el qual comienga é está en diez é seys gra- dos desta parte de la equinogíal. Deslo se tractará mas largo en el libro XX , é para allí se quede. Tornemos á nuestra mate- ria é subgeso de Grijalva y desta armada.. DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XIII. :\\fj CAPITULO Xlll. En quo se tracta del subceso del general Johan de Grijalva y desta armada , desde que salió del Puerlo Desseado hasta que llegó al rio que llaman de Grijalva , que es en la cosía de la Nueva España. Oábado cinco de junio del mesrao año de mili e quinientos é diez é ocho, salió el capitán general desta armada de Die- go Velazquez, con las quatro caravelas, desde el Puerto Desseado, é siguió su viaje por la costa de la tierra adelante la via de Poniente (desde aquella isleta don- de estaba) , en demanda de aquella tier- ra que el piloto Alaminos avia dicho que era nueva tierra ; y el lunes adelante, sie- te de junio , se vido desde los navios un rio grande que salia de la tierra y entra- ba en la mar, á par del qual paresQió mu- cha gente de indios, y passaron los na- vios adelante, y llegaron á otro rio ma- yor mucho, y surgieron quassi á la boca, y no pudieron entrar en él por la mucha corriente que traia. Aqueste dia dixo la lengua Julián que degia el otro indio, llamado Pero Barba , que desde el pue- blo de Chan , á otro que se dige Chatel (la tierra adentro) , es la isla de Yucatán, é hay tres dias de andadura , y que en Chatel hay un rio que se coge mucho oro, é que de alli se trae todo el oro que los indios tienen ; é hay muchas sierras é montañas, y que de una costa á otra en la dicha isla hay ginqüenla y sesenta dias de andadura ; y que los indios que habi- tan la tierra adentro , quando algunas ve- ges salen de sus tierras y allegan á ver la mar , que assi como la ven luego echan lo que tienen en el estómago por la bo- ca ; y que hay muchos árboles grandes y muchos pueblos y grandes savanas ó ve- gas ; y que los indios que viven la tierra adentro no comen pescado , ni lo quie- ren , y que en la tierra desle Pero Barba se cortan las orejas sajándolas , sacrifi- cando ásusydolos. A mí meparesge, por lo que es dicho, que este indio Pero Barba decia, que este fue el primero hombre que á los chripstianos que alli yban, les dio notigia é señas de la mar del Sur, y que este in- dio no era á la sagon entendido de los españoles, porque todo aquello que es dicho que este indio deponía, era dar nueva de la otra mar austral é de la Nue- va España , que es aquella mesma costa en que, quando aquesto degia, les ense- ñaba , y donde estaban surtos : é assi es la verdad , como lo podrá ver el lelor adelante, en el discurso de la historia. Otro dia siguiente entraron los navios en el rio hasta media legua é no pudie- lon subir mas por la corriente, é por am- bas costas de la una é otra parte del rio avia grand moltitudde indios armados, de la manera que atrás queda dicho, de arcos é flechase rodelas y langas. Aques- te dia vinieron giertos indios en una ca- noa, que traian sus armas todas las que he dicho dentro en ella; y en la proa venia un pringipal que mandaba á los otros , é traia embragada una hermosa rodela, cubierta de muy lindas plumas de colores, y en el medio della una patena redonda que relugia como oro, y assi lo era. Este indio mandaba á los otros de la canoa , y el general Grijalva mandó á la lengua Julián que le hablasse, y dixo que no le entendían , ni él entendía á ellos lo que degían, é mandó al Julián que hablasse al otro indio Pero Barba (que era uno de los quo se lomaron en 520 HISTORIA GEiNEHAL Y NATUHAL Puerto Desseado) y le dixcsse lo que les avia él de degir, silos eateadiera, pues que el Pero Barba enteudia la lengua de aquellos indios de la canoa ; é assi se hi- zo. É después que les ovo dicho que los chripstianos querían ser sus amigos ó ve- iiian á estar con ellos é darles de lo que traían, se fué la canoa, y en la tardo tor- nó aquella é otra con el mismo capitán indio é otros que bogaban, é llegáronse al bordo ; é por la forma de interpretación destas dos lenguas dobles, refiriendo el capitán Grijalva á Julián, é Julián á Pe- ro Barba, y Pero Barba á los indios lo que les querían degir, se entendieron y congertaron para rescatar. Y lo quel ge- neral Grijalva hizo dará este indio prin- gipal ques dicho , é á los que con él ve- nían , fueron estas cosas : una medalla ; un espejo dorado ; dos sartas ó hilos de qüen- tas verdes de vidro; unas tixeras; un par de cuchillos (y estos tuvieron en mu- cho); un bonete de frisa; quinge dia- mantes aguíes (que son unos cañutos de vidro quadrados, del gordor de una pé- ñola de escrebir) ; un par de alpargates; veynte qüenlas pintadas, de vidro : todo lo qual entre los chripstianos era de muy poco valor é presgio, como se puede bien entender. Y lo que el indio dio en res- cate ó trueco de lo que es dicho, fueron, las cosas siguientes: una máscara de madera grande dorada , de la mesma ma- nera que se dora un retablo en Castilla con sisa, ú otro palo que se dore, y un penacho de plumas de papagayos con una avegica engima, puesta en un huesso que paresgia humano; é dixo aquel indio que otro dia vernia su calachuni é trae- rla muchas cosas. Los chripstianos les enseñaron vino, é no lo quissieron. Otro dia, jueves siguiente, volvió otra canoa congiertos indios, entre los qua- les venia uno que degian que era el se- ñor de lodos é calachuni , é truxo al ge-» neral Grijalva lo que se sigue : un cas- quete dorado de palo con dos cornegue- los engima ; una cabellera de cabellos ne- gros de hombre ó muger ; otra máscara de palo, é desde la nariz para arriba cu- bierta á manera de obra musáyca , muy bien assentadas todas aquellas piedras de color como turquesas , y de la nariz para abaxo cubierta de una hoja de oro bati- do, delgada; otra máscara de la misma manera que es dicho , pero la obra destas piedras teníala de los ojos arriba , y des- de ellos abaxo era cubierta de hoja de oro batido delgada, sobre madera, é las orejas della eran de la labor de la pedrería que es dicho; otra máscara de palo hecha á barras ó bastones de alto á baxo, las dos tiras eran de la pedrería que es dicho, é las tres restantes de ho- ja de oro batido delgada; una patena delgada con una figura de gemí ó diablo, cubierta engima de hoja de oro batido é en algunas partes della sembradas algu- nas piedras ; una tablica de palo con una punta, como testera de caballo de armas, todo cubierto de una hoja de oro delga- da con unas listas de piedras negras bien asentadas entre el oro ; quatro patenas de palo redondas, cubiertas de hoja de oro batido ; dos escargelones de palo ó guardas para las rodillas, en lugar de armadura , cubiertas de oro batido ; otras quatro armaduras para las rodillas de cortegas de árboles, cubiertas de oro ba- tido de hoja delgada ; otro escargelon de palo , cubierto assi mismo de hoja de oro; una cabega de perro cubierta de piedras y muy bien hecha; un espejo de dos lumbres con un gerco de hoja de oro ba- tido; un palo fecho amanera de tixeras, cubierto assi mismo de hoja de oro , del- gada; un penachico pequeño de cuero, cubierto de hoja de oro batido ; ginco ro- sarios de qüentas de oro redondas, en que avia giento é seys , pero el oro era poco por engima é de dentro eran de barro; otras quatro qüentas de oro huc- DE INDIAS, LIB. XVII. CAP. XIII. 9%\ cas; siete navajas de pedernal; dos pares de gapatos, como de cabuya ó hene- quén; siete tiras como collares de hoja de oro batido delgado, puesto sobre cuero ; una sarta en que avia veynte arra- cadas de oro con cada tres pinjantes de lo mesmo, puestas en tiras de cuero; otra sarta de las susodichas, é con otros pinjantes de veynte piezas; un par de axorcas delgadas, cubiertas de oro, de anchura de tres dedos cada una ; un par de guariqíies ó gargillos de oro para las orejas; un escargelon de hoja de oro delgado; un par de escudillas grandes redondas pintadas ; una rodela pintada^ cubierta de plumajes de colores; una ro- peta muy gentil, toda de plumas de colo- res; un paño de colores, como peyna- dor ; un penacho redondo de plumas de colores con unas flores , y un ave peque- ña euQima del mismo ; é todo lo que es dicho muy bien labrado y cosas mucho de ver. En recompensa de lo qual el ca- pitán Grijalva le dio á este calachuni dos camisas de liengo y un espejo pequeño dorado , y una medalla , y un cuchillo, y unas tixeras; unos Qarahuelles de pre- silla ; un paño de tocar , y un bonete , y un peyne ; ginco sartas de cuentas de vi- dro; otro espejo grande dorado; un par de alpargates ; una bolsa de cuero labra- da, con una ginta de lo mismo ; veynte é g^inco qüentas de vidro pintadas (esto era del rescate), sin lo qual ó allende desso le dio el capitán Grijalva un jubón de terciopelo verde y un collar de qüen- tas aguíes menudas , y una gorra de ter- giopelo. Y porque (como he dicho en otras partes desta historia), acostumbran los indios tomar los nombres de los ca- pitanes ó personas principales, con quien contraen la paz, assi se hizo con este calachuni, é quiso que le llamassen Gri- jalva: é luego sus indios degian Grijal- va , Grijalva , é muy alegres se entraron en su canoa y se fueron , é al rio se le puso el mismo nombre que al calachuni, é llamáronle los chripstianos rio de Gri- jalva , la boca del qual está en diez é ocho grados déla línia equinogial en es- te nuestro hemispherio ó parte de nuestro polo ártico. Procuróse que los navios su- biessen el rio arriba por ver el pueblo, porque les paresgió á los españoles que, segund la mucha gente, veian que debia de ser grand cosa , é segund la manera del calachuni ; mas la grande corriente no los dexó é assi se partieron otro dia siguiente, que se contaron onge de junio, prosiguiendo su descubrimiento* Este rio está é puede aver hasta él desde el Puer- to Desseado veynte é ginco ó treynta le- guas en la Tierra-Firme la vuelta del Po- niente , y el rio sale ó tiene la boca mi- rando á la tramontana ó Norte septen- trional. CAPITULO XIV. En que se Irada de la prosecución del descubrimiento é viaje del capitán Johan de Grijalva, c de lo que le subcedió, desde que partió del rio que hizo llamar Grijalva hasta que llegó ala isla de los Sacrificios. T iernes , onge dias de junio de mili é quinientos é diez é ocho años, salió el ar- mada del rio de Grijalva con sus quatro caravelas , é prosiguió la misma costa la via del Poniente, é toda la tierra pares- gia poblada é llena do edefigios y de gen- TOMO I. te gerca de la costa de la mar: é otro dia siguiente en la mesma costa envió el ge- neral una barca con giertos hombres , é yendo por la mar truxeron quatro indios de otra lengua , é mostrándoles oro los chripstianos de lo que va tenían, dieron á 66 522 inSTORIA GENERAL Y NATURAL entender por señas aquellos indios que en aquella tierra avia mucho de aquello, é qae lo cogían en los ríos , y que si los soltaban que ellos darian mucho oro de aquello que tenian. É á los quince del mes se tomaron otros quatro indios de la misma lengua en la costa , c por señas de^ian lo que los primeros avian dicho del macho oro : y penssando ellos que los chripstianos los avian tomado para los matar , lloraban los unos con los otros, cantando en gierlo tono que paresgia que so acordaban en el son ; é visto aquesto por el general, otro dia, miércoles diez é seys de junio , mandó soltar los seys indios destos ques dicho , é hízoles dar su canoa en que se fuessen , aviéndoles mostrado algunas cosas de rescate que se Jos prometió de dar trayendo oro , como ellos daban á entender que traerían , y que demás desso en volviendo, les darían los otros dos indios sus compañeros , que quedaban detenidos, como para seguridad ó fianga de su vuelta, para que todos juntos se fuessen después á su tierra. Otro dia diez é siete de aquel mes , assi cómo fué de dia paresgieron por la costa mu- chos indios con dos banderas blancas, é llamaban con ellas á los chripstianos : é el general , creyendo que eran los indios que avie fecho soltar, entró en las bar- cas con alguna gente para ver qué que- rían é si traían el oro que avian dicho; y cómo su costa es brava é avia gran re- saca de mar, díxeron los marineros que se les anegarían las barcas é la gente, si porfiassen de llegar á tierra. É por esso desde bien Qerca della hígieron señas á los indios para que fuessen á los navios, é que viniessen alli donde las barcas es- taban en sus canoas ; y cómo vido que ninguna deslas cosas querían hager, se lornó el capitán é gente de las barcas á sus navios , y prosiguieron su costa ade- lante. Hechos á la vela aqueste día, lle- garon junio á una bahía que se hage en- tre la Tierra-Firme y una isleta pequeña que está entre la bahía y la mar, é sur- gieron aUi con los navios: é estando assí, díxo el capitán Johan de Grijalva delante de muchos de los que en esta armada yban que el piloto mayor Antón de Ala- minos avia dado por bojada la isla de Yucatán, estando en Puerto Desseado, y que la costa é sierra , desde aquel puerto hasta donde estaban, era tierra continuada é paresgia otra tierra nueva, y que por tal se podía tomar en ella po- session , é que assi él como piloto , como todos los hombres de la mar, degían que todo aquello era de la costa de Tierra- Firme; é aun para lo saber mejor, hizo su informagion é tomó los paresgeres de los pilotos é de los que le paresgió que lo podían entender, é todos díxeron que aviendo respecto á las muchas é grandes sierras que veían por la costa adentro de tierra, é los muchos é grandes ríos que della salen á la mar de agua dulge, y que desde Puerto Desseado hasta la di- cha isleta, donde estaban surtos, avían corrido gíento é treynta é mas leguas por una costa, que todos la tenían, á todo su entender, por Tierra-Firme. É assi otro dia siguiente , diez é ocho días del mes de junio , viernes , el capitán general sal- tó en tierra en aquella islela con gíerta gente, é fué por un camino entre arbo- ledas, é algunas dellas paresgian ser de fructales , é vieron algunos edefigios de piedra antiguos á manera de adarves ruinados por el tiempo , y derribados en partes , é quassí en la mitad de la isla es- taba un edefigío algo alto , al qual subie- ron por una escalera de piedra : é subidos en lo alto estaba luego adelante de la es- calera que es dicho un mármol , é engí- ma del una animalía que quería paresger león, assí mismo de mármol, con un ho- yo en la cabega é la lengua sacada , ó junto á par del mármol avia una pílela do piedra assentada en tierra, toda sangríen- DE INDIAS. LIB. XVII. GAP. XIV. 523 ta , y delante della avia un palo hincado que declinaba sobre aquella pileta, y delante algo apartado estaba un ydo- lo de piedra en el suelo con un plu- maje en la cabega, vuelta la cara á la pila. Mas adelante estaban muchos paloSj como el que es dicho que caia sobre la pila, todos hincados en el suelo, é cabe ellos avia muchas cabiegas de hombres humanos y muchos huessos assi mesmo, que debian ser de aquellas pei-sonas, cu- yas cabegas alU estaban. Avia otros cuer- pos muertos , quassi enteros , que debian ser muchachos , que estaban quassi po- dridos é muy dañados : de la qual vis'a los chripstianos quedaron espantados^ porque luego sospecharon lo que podia ser, é preguntó el general auno de aque- llos indios, que era de aquella comarca ó provingia , qué cosa era aquella , é por las señas é lo que se pudo entender de- llas mostraban que aquellos defunctos los degollaban y sacaban el coragon con unas navajas de pedernal que estaban á par de aquella pila, y los quemaban con giertos hages de leña de pino que alli avia, y los ofresgian á aquel ydolo, y les sacaban las pulpas délos molledos de los bragos é de las pantorrillas é muslos de las piernas, é lo comian, é que aquestos sacrificados eran de otros indios , con quien tenian guerra. É assi les paresgió á nuestros españoles que ello debia ser é que sacrificaban alli algunos indios de aquella tierra ó provingia, y por esto el capitán general mandó, que se llamasse isla de los Sacrificios y hahia de Sacrifi- cios , alli donde los navios estaban surtos entre la isleta é la Tierra-Firme. Aqueste dia el capitán Johan de Grijalva , des- pués de se aver tornado á los navios, en- vió al capitán Frangisco de Montejo en una barca, con un indio de aquella tierra, para saber qué era lo que querían giertos indios que llamaban desde la costa, mos- trando unas banderas: é vdo allá, los que estaban en h\ costa, le dieron al ca- pitán Frangisco de Montejo muchas man- tas pintadas muy lindas, y él les pre- guntó por oro , y ellos le dixeron que á la tarde le traerían , é assi se tornó á los navios, é en la tarde vino una canoa con giertos indios que truxeron ricas mantas é dixeron que otro dia vernian con mu- cho oro, é fuéronse. Otro dia de mañana paresgieron en la playa de la isleta unas banderas blancas é llamaban á los chrips- tianos, y el general acordó de salir allá; é assi cómo saltó en tierra, halló hincados unos ramos de árboles, y debaxo dellos tendida una manta, y engima unas ca- goletas pequeñas llenas de aves cortadas^ con gierto caldo amarillo que paresgia que estaba guisado con espegias. Y cómo era viernes, ningún chripstiano comió de- 11o: é tenian unas torticas de mahiz ó de otra fructa envuelta con ello por pan; y tenian alli mahiz en magorcas tierno, que paresgia estar cogido para dar de comer al capitán y á los que con él avian sali- do, y otras fructas: é truxeron algunas mantillas de algodón teñido y repartié- ronlas por los que alli estaban de los nues- tros, é diéronles unos cañutos negros con sahumerios que tomaban como tabaco, é por señas dixeron al capitán que no se fuesse é que le traerían oro y otras cosas. É diéronles por siete mantas é dos tocas dos bonetes é dos mili qüentas verdes de vidro é tres peynes y un espejo ; y estan- do alli en la dicha isleta el capitán Gri- jalva, dixo al piloto mayor Antón de Ala- minos , en presengia de los otros capita- nes é algunos de los mas pringipales del armada, que ya sabia cómo él é los otros pilotos, y otras personas, avien dicho que aquella tierra grande que tenian pres- sente era tierra firme é no isla, é que él avie dado por bojada la tierra de Yu- catán, nombrada Sancta Maria de los Re- medios, é que esta otra tierra que lla- man Firme es tierra nueva , é por tanto 52 't IHSTOniA GENERAL Y NATURAL quería que diesse su parcsger, é díx.csse si seria bien seguir aquella costa liasla (|ue solamente les quedassen bastimentos para tornar á la isla Fernandina, para sa- ber mejor la verdad , ó si le paresgia que era bien desde alli dar la vuelta en de- manda de las otras islas para las desco- brir , porque otro dia siguiente queria saltar en aquella tierra é tomar, en nom- I)re de Diego Velazquez , la posession por Sus Magesladesé por Castilla. Y que pues aquesto tocaba á su cargo de piloto ma- yor , por ser cosa tocante á la navega- gion, que dixesse lo que le paresgia, por- que él, como capitán general, con los otros capitanes é hidalgos de la armada pu- diesse comunicar é acordar lo que convi- niesse; pues todos estaban en determi- nación de seguir por qualquier camino é derrota que el dicho piloto los llevasse, y tanto quanto los navios turassen é se podiessen sostener para poder tornar á la isla Fernandina. É dixo mas, que ya sabian todos como en aquella armada avia ciento é ginqüenta hombres, allende de los marineros é gente de la mar, y que pa- ra solamente bojar á Yucatán y descobrir las otras islas bastaran cada veynte é g'm- co ó treynta personas en cada navio con los marineros nesgessarios , y lo demás era cosa supérílua ; y que su paresger era ({ue uno de los navios, llamado la Trini- dad, pues no estaba para yr á descobrir, ([ue se debia enviar con parte de la gen- te á Cuba á dar relagion de lo que estaba hecho y descubierto, y para que se lle- vassen los indios que avian ávido , por- ([ue los tres navios restantes quedassen mas libres y desocupados , é los basti- mentos les pudiessen mas tiempo turar, y también porquel navio se aderesgasse, que hagia mucha agua , y no se perdies- se por donde andaban. Y deste mismo paresger que es dicho fueron los otros ca- pitanes é hombres príngipales, con quien aquesto se comunicó, á lo qual el piloto mayor respondió que él tiene dicho que ha dado por bojada la tierra de Yucatán é que aquella otra que alli velan la tenia él por tierra firme , por las grandes sier- ras que dentro della se veían , é por una sierra nevada que assí mismo veían eu ella , y por los muchos y grandes ríos de agua dulge que de aquella tierra avian visto que salían á la mar en lo que avian costeado , y por las diferengias de len- guas que avian visto en los indios, por- que en cada provrngia hablaban en dife- rente manera. Y que por todos estos res- pectos, á él le paresgia que no debían passar adelante, por muchas ragones que dio para ello , y por ser peligrosa la cos- ta, y que desde alli debían tomar lá der- rota en busca de otras tierras nuevas, pues avia aparejo para ello , y que era cosa escusada querer bojar aquella tierra é gastar los bastimentos en ello ; pues era tierra firme, é que como sabia, no ve- nían á bojar lo que hallassen , sino á to- mar la posession dello ; y que si aquella tierra era isla, que ya la avian descu- bierto ; é si era tierra firme , assí mis- mo ; mas que por sí ó por no , le paresgia que era bien entrar en tierra y tomar la posession della , y tomada podrían yr en demanda de otras islas é tierras nuevas; y que en lo de enviar el navio (que ha- gia agua) á la isla Fernandina, que le paresgia bien acordado , é que assí lo de- gia él también; y que debía aver ínfor- magion si estaba para poder yr á la isla, y si no que se adobasse y se enviasse, porque mas suelta é libre quedasse la com- pañía restante , para lo que se debiesse hager. É otro dia siguiente sábado, diez é nueve días de junio de mili é quinien- tos é diez é ocho años , saltó en tierra el capitán general, Johan de Grijalva, con parte de la gente , é tomó la posession de aquella Tierra-Firme, é hizo sus au- tos de posession en forma , é tomó sus testimonios en la (ierra que está enfrente DE INDIAS. LIB. XVII. GAP. XIV. 525 de la isla é bahia de los Sacrifigios, y puso nombre á aquella provingia Sanct Johan. Esta islela, segund la cosmographía é cartas de Diego Rivero é de Alonso de Chaves é otros cosmógraphos , está en veynle grados á la parte de nuestro polo ártico, y en los mesmos está la punta ó promontorio de la Tierra-Firme que está en la boca del rio del puerto de Villa- Rica, que después mucho tiempo se fun- dó (en tiempo de Hernando Cortés), como se dirá adelante en su lugar. CAPITULO XV. En que Iracta el capitán Johan de Grijalva aver lomado la posession por Diego Velazquez en nombre de Sus Mageslades y de su corona real de Castilla en la Tierra-Firme , en la provincia que se llama agora la Nueva España , y de lo que después sub9edió hasta que volvió el capitán Alvarado con la nueva de lo sub- ^edido en este descubrimiento hasta que salieron 9ierlas canoas á combatir el armada. Aviendo el capitán Johan de Grijalva saltado en la Tierra-Firme con los capi- tanes y gente que llevaba, en la provin- cia á que puso nombre Sanct Johan , to- mada la posesión é fechos sus autos en nombre de Sus Magestades y de su co- rona real de Castilla, como tengo dichoy siguióse que vinieron giertos indios de la Tierra-Firme, sin armas algunas, y en- tre ellos avia dos principales, el uno vie- jo é el otro mangebo , padre é hijo : los quales, como señores, eran obedesgidos de los otros de su compañía, é algunas veges el mangcbo se enojaba con sus in- dios, mandándoles algo, é daba palos ó bofetadas á los otros , é sofríanlo con mucha pagiengia , é se apartaban á fuera con acatamiento. É con mucho plager estos pringipales abragaban al capitán Grijalva é le mostraban mucho amor á él é á los chripstianos , como si de antes los conos- gieran y tovieran amistad con ellos; y perdian tiempo en muchas palabras que decian en su lengua á los chripstianos, sin se entender los unos ni los otros. Y el mas viejo destos indios mandó á los otros que truxessen unos bihaos , que son unas hojas anchas que nasgen de la ma- nera que los que acá llaman plátanos, sino que son muy menores , é hízolas tender debaxo de gierlos árboles que tenian puestos á mano sus indios para que hi- giessen sombra , é hizo señas al capitán que se sentasse sobre aquellos bihaos , y también quiso que se sentassen los chrips- tianos que á él le paresgió que debian ser mas pringipales é ageptos al general ; é hizo señas que se sentasse la otra gente toda por el campo , é el general mandó- los assentar; pero también proveyó en que oviesse buena guarda é atalayas, para que no incurriessen en alguna gela- da^ como ynorantes y desapergebidos. Y el general, con los que el indio pringipal señaló, sentados, dio este al general é á cada uno de los chripstianos que estaban sentados un cañuto engendido por el un cabo, que son fechos de manera que des- pués de engendidos poco á poco se van gastando é consumiendo entre sí hasta se acabar ardiendo sin algar llama, assi como lo suelen hager los pivetes de Va- lengia , é olian muy bien ellos y el humo que dellos salia : é hagian señas los in- dios á los chripstianos que no dexassen perder ó passar aquel humo , como quien toma tabaco. É al tiempo que llegaron á hablar al capitán , un poco antes de lle- gar á él los dos pringipales que es dicho, pusieron ambas palmas de las manos en tierra y las besaron, en señal de paz ó salulagion; pero cómo no avia lengua ni >26 líISTOniA GENERAL Y NATURAL 5c enleudian unos á otros, era muy tra- bajosa é imposible cosa entenderse; é assi como he dicho, habíanse señas é de- bíanse muchas palabras , de que ningund provecho ni inteligengia se podia com- prender. Y en tanto que esto passaba, yban y venian muchos indios mostrando mucho regogijo é placer con los chrips- tianos , é paresgia que muy sin temor ni régelo venian é se allegaban á nuestros españoles, como si de largo tiempo atrás se ovieran conversado , y assi con mucha risa é descuydo hablaban , é no acaba- ban , señalando con los dedos y manos, como si fueran entendidos de los que los escuchaban, y miraban. É comengaron á traer de sus joyas é dieron dos guariques ó arracadas de oro con seys pinjante», é siete sartas de qüentas menudas de bar- ro, redondas y doradas muy bien, é otra sarta menor de qüentas doradas é tres cueros colorados á manera de parches, é un moscador, é dos máscaras de pie- dras menudas , como turquesas , senta- das sobre madera de obra musáyca, con algunas-pinticas de oro en las orejas. En recompensa de lo qual se les dieron gier- tos hilos de qüentas pintadas y otras ver- des de vidro , y un espejo dorado , é unas servillas de muger, cosas que en Medina del Campo podria todo valer dos ó tres reales de plata ; é los indios que venian con estos pringipales , rescataban por su parte con los otros chripstianos mantas y almaygares y otras cosas. Y el capitán general les dio á entender (si supo) que le truxessen oro, enseñándoles algunas cosas de oro , y digiéndoles que los chripstianos no querían otra cosa ; y el indio viejo envió al mangebo pringipal por oro, á lo que se pudo entender, é dixo por señas que desde á tres días vol- verla, é que se fuessen los chripstianos á los navios é tornassen á aquel mismo lugar al término que degian que traerían el oro. Y quedó el viejo con otros indios de los que alli estaban , y entre ellos avi-a otro mang;ebo que también por señas de- gia que era su hijo ; pero no se hagia tanto caso deste como del oti'o que avia envia- do por el oro. É assi con muchos abra- gos y plager se quedó en tierra, y el ca- pitán é su gente se recogieron á sus na^- víos, é dixo el indio pringipal que otro dia de mañana él volvería al mismo lu- gar , é que assi lo higiessen los chrips- tianos. Otro dia siguiente, domingo veyn- te de junio , assi como fué de dia, ya el indio viejo é otros con' él estaban en la costa esperando , é con dos banderas blancas llamaban ; é assi cómo el general los vido salió á tierra con la gente que te paresgió, é cómo llegó, luego aquel prin- gipal viejo puso las palmas en tierra é se las besó é fué encontinente á abragar al capitán é le abragó, é le dixo é señaló que se fuessen mas adentro en tierra : é assi se hizo, é gerca de alli pararon en un repecho , donde estaba deshervada la tierra, y puestos ramos ébihaos, como el dia de antes , y se sentaron , é luego dio sendos sahumerios al capitán é chrips- tianos pringipales (ó pivotes), como los que se dixo de suso que se avie hecho en las primeras vistas. Y el general mandó al capellán de la armada que dixesse mis- sa en un altar que alli se puso , é se ge- lebró el offigio del culto divino, é los in- dios estovieron mirando muy maravilla- dos é atentos callando, hasta que fué di- cha la missa ; y quando se comengó tru- xeron una cagúela de barro con giertos sahumerios de buena olor, y pusiéronla debaxo del altar, y otra tal en medio del espagio que quedaba entre el sagerdote é la gente. É assi cómo fué dicha la mis- sa, truxeron giertos gesticos bien fechos, uno con pasteles de pan demahiz, llenos de carne cortada , tan menuda que no se supo entender qué carne era ; y otro de panegicos de mahiz y otros dos de bo- llos de mahiz, é presentáronlo al geno- DE 1^D1AS. LIB. XVII. CAP. XV. r.27 ral , é él lo dio á los compañeros que lo comiessen , 6 assi se hizo : é todos loa- ban aquel manjar , é paresgia que esta- ban con especias en el sabor aquellos pasteles , porque assi mismo por de den- tro estaban colorados é tenían mucho axí. É tras aqueste almuergo presentaron al capitán general tres pares de zapatos ó guiaras y una manta pintada y tres gra- nos de oro, hechos como suelen que- dar algunas veges en los suelos de ios crisoles donde se funde el oro , é una hoja de oro delgada á manera de trenca, é un jarro pintado , é otro grano de oro, como los que es dicho. El capitán les hizo dar un bonete, é un peyne, é un espejo, é un par de alpargates, é un sayo de pa- ño de colores de poco presgio, é otro es- pejo é unas servillas de muger, é unas tixeras , é una camissade presilla , é una bolsa con su ginta de cuero , é un cuchi- llo pequeño , é otros cuchillos menores, é tres pares de alpargates é algunos pey- nes , é giertos hilos de qüentas de vidro de colores, é assi otras cosillas que todo podria quassi valer dos ducados de oro. É resQebido con mucho plager, cómo los indios lo tuvieron , dixeron que otro dia volverían alli é seria venido el mangebo principal que avie ydo por el oro, y el viejo cagique é los suyos se quedaron en tierra é los españoles se tornaron á dor- mir en sus navios. Otro dia siguiente, que se contaron veynte é uno de junio lunes , en esclares- giendo , paresgieron muchos indios en la playa en el lugar acostumbrado , é con sus banderas blancas acostumbradas, é el capitán é los españoles salieron á tier- ra, é hizo el general poner una mesa y engima della muchas cosas de rescates de las que en los navios llevaban, É luego llegó aquel cagique viejo é muchos indios con él sin armas, é truxeron las cosas y rescate siguiente : quatro guariques ó gar- gillos de hoja de oro delgado ; un par de gapatos que los indios llaman gutaras, que son solamente las suelas con unas correas con que se atan desde los dedos al cuello del pié sobre los tobillos ó ú par dellos; dos sartas de qüentas, unas grue- sas é otras menudas, doradas por engima; dos guariques de piedras aguíes engasta- das en oro con cada ocho pinjantes de lo mismo; una cabega como de perro, que era toda una piedra roxa é blanca que piensso debia ser espegie de Calgido- nia, porque se han traydo muchas de aquellas partes ; otras diez é siete qüen- tas doradas gruesas; una axorca de oro tan ancha como quatro dedos; otra sarta de qüentas doradas, con una cabegita como de león, de oro; otrü sarta de las mismas qüentas en que avia veynte é siete ; otra sarta de septenta é tres qüen- tas doradas, y al cabo una rama de oro con un rostro de piedra guarnesgido de oro alrededor, con una corona de oro , y en ella una cresta de lo mismo y dos pin- jantes de oro; un gemí ó diablo de oro, en manera de hombre , é con un mosca- dor de oro é arracadas de oro en las ore- jas del , y en la cabega unos corneguelos de oro , é en la barriga una piedra en- gastada; una sarta de diez é ocho qüen- tas doradas. Por esto todo que es dicho se dio en recompenssa ó trueco un sayo de frisa , é una caperuga de lo mismo con una medalla , y una bolsa de cuero con su ginta, éun cuchillo, é unas tixeras é unos alpargates , y unas servillas de mu- ger; un paño de tocar; una camisa ga- yada; unos garahuelles; dos espejos; dos peynes; otras tixeras, é otra tal camisa é peyne, y otro cuchillo y otra caperuga; otro paño de tocar; giertas qüentas de vidros de colores ; y estas cosas que eran duplicadas assi como camisas é tixeras é cuchillos é caperugas que es dicho , era por causa de los pringipales indios que hagian el rescate ; pero todo quanlo se les dio no valia en Castilla quatro ó ciu; 528 HISTORIA GENERAL Y NATURAL co ducados, é lo que ellos dieron valia mas de mili. Después de lo qual , un miércoles veynte é tres de junio se tor- naron á rescatar otras cosas con los mis- mos indios , é fuéronles dadas cosas de mas valor que las primeras, porque dieron seys granos de oro, como en crisoles fun- dido , y siete collares de oro é una axor- ca de oro , é dos sartas de qüentas do- radas , é otra sarta de qüentas de piedras con cañutillos de oro entrellas , é otros dos coUaricos de oro , é otra sarta de qüentas y dos coUaricos de oro y otros dos en dos correas con sus arracadas é pinjantes de oro y otra sarta de qüen- tas doradas, y otras nueve qüentas, y un cabo de oro. Dióse de rescate por esto un sayo de paño baxo , de poco pres- gio aguí é colorado , é un bonete , é unas tixeras, é un cuchillo, é un espejo y una camisa de liengo , y un par de alparga- tes, y giertas sartas de qüentas de vi- dros de colores, que todo lo que se les dio no valia dos ducados de oro en Es- paña. Después de lo qual, jueves veynte é quatro de julio , salió el capitán de los navios á rescatar , en donde es dicho de la misma costa é provincia dicha de Sanct Johan: é vino el mismo cagique é le dio dos granos de oro que pesaron trege pe- sos , é un collarico de oro , é ginco sartas de qüentas doradas , é una máscara de pedrería , como las que se han dicho de suso, é nueve qüentas de oro huecas y un cabo de oro , y dio el cagique junto con esto al capitán Grijalva una india moga con una vestidura delgada de al- godón , é dixo que por la moga no que- ría premio ni rescate, é que aquella le daba gragiosa. É el capitán dio de resca- te por las otras cosas uo par de alparga- tes , y unas servillas demuger, y un cin- to negro con su bolsa , y un paño de ca- bega, é giertas sartas de qüentas de vidro de colores, que todo podria valer en Se- villa , ó en otra parle de España, quairo ó ginco reales. Algunos avrá que leyendo estos res- cates, querrían assi trocar sus hagiendas y todo lo que tienen : é mirado assi sin mas consideragion, cosa paresge de mu- cha ganangia, si dentro en nuestras ca- sas ello se trocasse , é nos diessen el oro en tan poco presgio ; pero entendido, co- mo se debe entender, é viendo adonde lo vamos á buscar , y considerados los trabaxos é peligros, de los quales los medios de los que andan en tales gran- jerias no escapan con las vidas, otra co- sa es de lo que suena , y mucho debe penssar en ello el que á tal exergigio po- ne su perssona; y pluguiesse á Dios que el ánima estoviesse segura , porque la iu- tengion de todos los rescatadores no es una mesma. Dexemos esto aparte, é tornemos á nuestra pressente materia , é á la ocupa- gion destos capitanes y españoles desta armada. Digo que quando la ventura lle- ga á la puerta del infelige, llama y aun porfía que la entiendan , y el que no es digno della, atapa los oydos, y por su ynorangia y desdicha ni la entiende ni la acoje, y pasasse de largo. Assi acaesgió á este capitán Johan de Grijalva , por no creer á ninguno de quantos le conseja- ron que asentasse y poblasse en aquella tierra que es dicha, y desde alli enviasse á pedir mas gente á Diego Velazquez , y á hagerle saber lo que está dicho : é to- dos los españoles se lo rogaron y reque- rían, y él y ellos fueran de buena ventu- ra; pero estaba guardada para otro, y para él la suya , que fué muy mala, como se dirá en su tiempo, quando se tráete de las cosas de Nicaragua , en la segunda parte destas historias. De manera que hechos estos rescates, con la mayor parte de todo lo que se ovo, exgepto algunas cosas que para su qüenla depossitó el capitán Johan de Grijalva en DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XV. o29 los oíros capitanes y otras perssonas, en- vió á la isla Fernandina al capitán Pedro de Aivarado, en aquella caravela que se ha dicho que tenia nesgessidad de se re- parar , é con éi ginqüenta é tantas per- sonas de aquella armada, assi de los que estaban enfermos , como de los que con- venían para gobernar y llevar el navio. Y demás de las joyas y oro que llevaba, le dio assi mismo la india que se dixo que avia dado este cagique en el último rescate ó vez que se vieron, é con esto envió la relagion particular al capitán Diego Velazquez , por cuyo mandado é á cuya costa se hizo esta armada é descu- brimiento, dándole entera relagion de to- do lo subgedido en el viaje hasta aquella hora , que fué el dia ya dicho, jueves veynte e quatro de junio , dia del glorio- so Baptista. É assi cómo el capitán Aiva- rado se hizo á la vela para la isla de Cu- ba , en este punto y hora el capitán Gri- jalva con el restante de la gente y tres navios que le quedaban, se partió de alli é siguió la costa adelante hágia el Ocgi- dente , por se gertificar si aquella era tierra firme ; é andando su camino á la vela, vieron giertos pueblos que paresgian grandes mucho y blanqueaban las casas dellos : é assi andovieron hasta el lunes siguiente , veynte é ocho de junio , quel piloto mayor Antón de Alaminos dixo al capitán Grijalva que ya sabia que le avia muchas veges dicho que aquella era tier- ra firme , y que cada hora se afirmaba mas en ello , y que los navios yban muy cargados de gente y bastimentos y el tiempo se gastaba en valde ; y pues ya tenia tomada la posession é fecho lo que era obligado, pues no yba á bojar, sino á descobrir é lomar posession délo que des- cubriesse , que assi por esto como por- que las corrientes eran muy grandes que yban con ellos , y que en la vuelta po- dían tener mucho peligro y dificultad pa- ra volver , y podrían faltar los bastimen- tos ; que su paresger seria volver en de- manda de la isla Fernandina y de algunas otras islas, si se pudiessen descobrir y to- mar la posession dellas. Y que este era su voto , y que convenia hagerse assi por lo que avia dicho , como porque el in- vierno venia gerca , y sospechaba que seria peligrosa navegagion en aquellas partes , ó podrían subgederles tales tiem- pos que la gente é los navios se per- diessen. El capitán, paresgiéndole que debia seguir el paresger del pilólo mayor, dixo que pues aquello le paresgia que era lo mas seguro é lo que convenia , que diesse la vuelta é higiesse lo que degia ; é assi volvieron las proas é tornaron por la misma costa que avian ydo , é salieron de la misma tierra é costa hasta catorge ó quinge canoas de guerra , y en ellas muchos indios con rodelas é langas é va- ras, é con arcos é flechas , muy lugida gente y con determinagion de combatir los navios desta armada ; el subgesso de lo qual se dirá en el siguiente capítulo con brevedad. CAPITULO XVI. En que se Iracta cómo salieron catorce ó quince canoas de guerra con muchos indios á combatir las (res caravelas que le quedaban al capitán Jolian de Grijalva, é de la batalla naval que ovieron, é cómo después salieron los españoles en el rio é puerto de Sanct Antón , á adobar la nao capitana , é cómo hallaron cier- tos indios de poca edad degollados é abiertos por los pechos. X-ilegadas las catorge ó quinge canoas de guerra con muchos indios, dispuestos TOMO I. y con determinagion de pelear con las tres caravelas que le quedaban al capi- G7 530 HISTORIA GENERAL Y NATURAL tan Johan de Grijalva ( porque la otra ya la avia enviado á dar relación en Cuba á Diego Veíazquez del subgesso deste des- cubrimiento , é con el oro é los rescates é indios que se avian ávido hasta la par- tida del capitán Alvarado), juntáronse muy osadamente con nuestros navios , y en- trados entre ellos, comentaron á les tirar muchas flechas , é aunque los chripstia- nos por señas los convidaban con la paz, no curaron desso ; sino prosiguiendo su denuedo temerario se daban mas priessa á despender fleclias contra los españoles: lo qual viendo el capitán , mandóles tirar tiros de artillería , y los ballesteros y es- copeteros higieron su offigio de tal mane- ra que mataron y hirieron algunos indios. Entonges ellos se dieron tanta é mas pries- sa á se desviar, como la avian traydo con sus canoas, é huyeron todo lo que les fue possible la vuelta de tierra , é los na- vios siguieron su camino é costa la via del Leste ó Levante hasta que passaron (segund los pilotos degian) á diez leguas antes de llegar al rio de Grijalva que se dixo antes, é surgieron alli un viernes, á nueve días de jullio. Y no pudieron su- bir lo que quisieran por el rio, á causa de las corrientes y serles el tiempo contra- rio; y estovieron alli aquel dia é el si- guiente hasta el domingo por la mañana (|ue acordaron de tornar atrás á buscar agua porque les faltaba , é volvieron has- la un rio quinge leguas , y el lunes si- guiente entraron en él , é hallaron puer- to , puesto que tenia algunos baxos á la entrada. É en la una é otra costa des- te rio avia muchos árboles de fructas de muchas maneras , é viéronse algunos puercos por el monte, é giervos aliebres: é púsose nombre é este puerto Sanct An- tón, é estuvieron alli tres dias , tomando agua y esperando tiempo , en la qual sa- gon vinieron giertos indios sin annas é truxeron quatro hachuelas en dos veges, de oro baxo é cobre mezclado , é dié- ronseles gierlas sartas de qüentas de vi- dro de rescate. É el viernes adelante, diez é seys dias de julio, se higieron á la vela estos navios desde aquél rio é puerto de Sanct Antón, é salió primero el menor de ellos é tras él la nao capitana, y er- ró la canal é dio sobre los baxos mu- chos golpes en tierra, é se vido en mu- cho peligro, y con trabaxo salió á la mar , hagiendo mucha agua ; por lo qual fué forgado tornarse al rnesmo puerto, porque no la podian sostener, que se anegaba, ni estaba para navegar; y para aliviarla , sacaron en las barcas parte de la gente, é pusiéronla en tierra en la costa y boca del mismo rio , y las barcas tornaron á ayudar á meter la caravela ó nao capitana ; y en tanto que estos pocos chripstianos estaban en la playa , vinie- ron de la otra parte algunos indios , y estaban fechos un esquadron pequeño, en que podría aver hasta veynte ó poco mas. Y de acuerdo destos chripstianos se apartaron quatro dellos con el veedor Frangisco de Peñalosa , y fueron por la costa arriba del rio hasta se parar en frente de aquellos indios que estaban del otro cabo del agua, porque por alli era mas angosto el rio , por ver si podrían entender mejor qué gente era aquella é qué hagian alli : é passaron de los indios á ellos tres ó quatro en una canoa , é tor- náronse á los otros. É viendo aquesto estos chripstianos (digo la mayor parte dellos), fueron adonde eslaban los qua- tro primeros á saber qué era lo que que- rían aquellos indios, y hallaron que les avian dado treynta y dos hachuelas de las que se dixo en el capítulo antes deste, todas enastadas é puestas en sus palos, é giertas mantas gruesas de algondon de poco valor, y también dieron una ta- gica labrada pequeña de oro , y un bote- gico de oro labrado , y una mangana do metal, hecha á manera de una guayaba ó poma. É dixeron que avian visto aque- DE ÍNDfAS. LIB. XVIL CAP. XVfi 531 líos quatro. ehripstianos primeros que los indios que estaban del otro cabo del lio , yban de un cabo á otro en la playa en un arenalejo; é que salia uno de jun- to con ellos y llegaba al agua é lendia los bracos, señalando con los puños Iiágia donde ellos estaban, y después hágia los quatro ehripstianos y después hágia los «avíos, é metia las manos en el arena y tornaba adonde estaban todos los otros, ó sentábansse todos é tornábansse á le- vantar, y andaban alrededor é yban ade- lante é traian un bulto envuelto en un lio, é lo avian metido debaxo de tierra. Y que esto avien fecho tres veges , que lo vieron los quatro ehripstianos prime- ros , y no sabían qué cosa era aquello ; é después de les aver dado las hachuelas y h) que es dicho, se fueron los indios todos, que no paresgieron; y en este medio tiempo la nao capitana entró en el puerto é los otros navios. Este mismo día se echaron menos los indios lenguas Julián é Pero Barba , que se avian y do: ved qué verso avrían fecho en sus in-» terpretagiones^ y qué intengion tenían de salvarse en la fé de Chripsto, y cómo avien entendido el sacramento del Bap- tísmo que avian tomado 1 Assi que, luego que los navios fueron surtos , saltó en tierra el capitán Grijalva é llevaron ante él las hachuelas é otras co- sas que es dicho, é dixéronle lo que avian . visto, é el capitán hizo pesar las hachue- las, é con ellas las quatro primeras , é todas pesaron mili é septegíentos é noventa pe- sos é gínco tomines, é la tagica é bote- gico de oro pesaron veynte é dos pesos é gínco tomines. É luego se assentó el real de los ehripstianos en la costa deste puer- to, é no quedó gente alguna en los na- vios, sino la que no se pudo excusar para los guardar : é hizo el capitán dar un pre-- gon é leer giertas ordenangas para que ninguno se apartasse del real ni hablasse en poblar, ni so juntassen en corrillos, ni ovíesse liga ni monipodio , ni se Irac- tasse cosa contra lo que él mandaba y ordenaba ; lo qual él hizo , porque sintió que se murmuraba del , y la gente avia gana de poblar é quedarse en aquellas partes. El domingo que se contaron diez é ocho de julio, después que en el real fué dicha missa en presengia de todos ios del exérgito, se leyeron é publicaron las ordenangas que es dicho. El lunes si- guiente vinieron en una canoa giertos in- dios é un pringipal que los mandaba , y llamaron desde aparte , é el capitán en- vió al tesorero y veedor y escribano é otros dos hidalgos á ver qué era lo que querían, é truxeron algunas pinas é ma- meyes é gallinas de las de la tierra , é degían por señas que traerían oro : é díé- ronles un sayo de colores á mitades, de paño grosero , é una camisa é un par de alpargates y unas servillas de muger y un bonete de mitades, é unas tixeras, é algunos hilos de qüentas devidro de co- lores , que todo podría valer un par de ducados ó poco mas. Y el pringipal se vistió la camisa é luego el sayo, é se - puso el bonete, é con el mayor plager del mundo él é sus indios se fueron , d¡- giendo que tornarían con oro. Y el miér- coles siguiente , veynte é uno de julio,, vinieron otros indios, é truxeron al ca- pitán dos hachuelas que pesaron giento é qqarenta y ocho pesos largos , y una taga de pedreguelas, en que avia ocho de ellas de color morado, é veynte é tres de otras , é giento é diez qüentas de ora^ huecas , y diez é nueve qüentas como de estaño , é una tagica como salero , que pesó quatro pesos é tomines. É díéronles giertas conteguelas, que podrían todas valer seys ó siete reales en España ; é un marinero truxo una hachuela , como las ~ de suso , que pesó ginqüenta é nueve pe- sos, que dixo que un indio suyo la avia ávido. Aqueste día , viniendo unos compañe-- ;32 HISTORIA GENERAL Y iNATCRAL ros del armada de pescar de la otra van- da del rio , truxeron ante el capitán unas tenagicas como las que usan las mugeres para se pelar las gejas, é un cascabel con unas alas fechas en él , é una cabera de gemí , é dos águilas con cada tres pin- jantes , y otro cascabel menor que el de suso y un cañutillo , como cabo , lo qual todo era de oro , é pesaron estas piegas nueve castellanos y un ducado. É dixe- ron que junto al rio en un arenalejo , en un hoyo cubierto de tierra é unas tunas ó cardos, engima avian hallado tres per- sonas enterradas de pocos dias , que es- taban degollados é abiertos por los pe- chos á la parte del coragon , á los quales hallaron aquellas piegas de oro que es dicho, y un gemí ó ydolo de metal que estaba todo con aquellos muertos. É lue- go el capitán mandó passar algunos de sus soldados con un escribano de la otra parte, para que mirassen aquellos defun- tos é viessen de qué forma estaban é le truxessen relagion dello : é passados de la otra parte del rio, hallaron tres muer- tos , el uno que paresgia de trege ó ca- torge años , é los dos do cada ginco ó seys, degollados é abiertos por los pe- chos y echados en un hoyo é cubiertos con arena y engima algunas tunas, por- í¡ue los chripstianos que les tomaron el oro, los avien tornado á cobrir. Y estaban en aquel arenalejo, donde avian estado los indios que se dixo de suso que die- jon las treynta y dos hachas é taga é bo- tegico de oro é que hagian aquellos autos ó ademanes ya dichos, al tiempo que se desembarcaron los primeros chripstianos en el puerto , y estaban frescos , que se paresgia bien que el viernes antes, quan- do se dixo que entraron los navios en aquel puerto , los avian degollado ó sa- criñcado. É todos los indios que avian venido en aquella costa á verse ó tractar con el capitán é los chripstianos todos traian cortadas, ó mejor digiendo, har- padas las orejas y corriendo sangre por la cara. Aquesto es cosa común en la Nueva España y en otras partes de Tier- ra-Firme, como se dirá mas largamente, quando se escriba la segunda parte desta General y natural historia de Indias; y este sajamiento de orejas es entre aque- lla gente como una compurgagion ó geri- monia para aplacar al demonio , é cosa muy religiosa é sancta entre los indios. Tornando al propósito é passo en que estamos, digo que no se determinaron estos españoles que fueron á ver aque- llos indios si eran hombres ó mugeres, por estar dañados é mucho hediendo , é no los sacar del hoyo en que estaban, sino solamente los descubrieron de un lio en que estaban arrollados, é assi se los dexaron é los tornaron á cubrir de are- na. Pero de creer es que si tuvieran mas oro, que aunque mas hedieran no que- daran con ello , aunque se lo ovieran de sacar de los estómagos ; porque la mal- vada cobdigia de los hombres á todo tra- baxo é asco y peligroso subgesso se dis- pone. CAPITULO XVII. Cómo el capitán, Johan de Grijalva, partió con los tres navios y armada del puerto de Sanct Anión , y cómo fué á Puerto Desseado , y cómo se hallaron unos ydolos é indÍ9Íos notorios de ser la gente de aquella tierra su9ia é culpada del pecado nefando contra natura , é ydólatras. M artes, veynte de julio, salieron los tres navios y chripstianos que andaban en este descubrimiento con el capitán Johan de Grijalva , del rio é puerto de DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XVII. S3a Sanct Antón , é lomaron la derrota para la isla Fernandina ; é después que andovie- ron hasta los diez é siete días de agosto con muy contrarios tiempos é faltándoles ya el agua , acordaron de volver á buscar la Tierra-Firme y hager aguada , porque no tenian qué beber, y no sabian adonde estaban. É tornando á buscar la tierra, la vieron un martes, diez é siete dias de agosto , é llegaron á un puerto que se hagia entre dos tierras, el qual es mas baxo de Puerto Desseado y entre medias del é del rio de Grijalva , é hizo el capitán llamar á este puerto el puerto de Térmi- nos, porque dixo el piloto que estaba entre ambas islas , é alli se tomó agua en unos xagueyes ; é avia en aquesta tierra mucha caga de liebres , y es tierra muy hermosa é vigiosa , y en tanto que alU estovieron los chriplianos tomando agua, vieron canoas cada dia atravessar con gente á la vela , que passaban á la otra tierra de la Isla Rica ó Yucatán. En la costa de aqueste puerto, bien media legua de donde estaban los navios surtos, avia dos árboles que estaban apartados ó solos , é debieran ser pues- tos á mano , y entre ambos árboles esta- ba á doge ó quinge passos un gemí de otro ó un ydolo. Por manera que se con- taron catorge ó quinge destos gemís ó ydolos de barro y unos tiestos ó cagúelas de barro con pies á manera de braserue- los para echar lumbre, que se creyó de- bía ser para sahumerios á los ydolos ó gemís ques dicho , porque avia en ellos geniga é tenian engienso ó gierta forma de resina que los indios usan para sahu- mar: é los chripstianos que lo fueron á ver, dixeron que avian hallado entre aquellos gemís ó yolos , dos personas he- chas de copey (que es un árbol assi lla- mado), el uno caballero ó cabalgando sobre el otro , en figura de aquel abomi- nable y nefando pecado de sodomia , é otro de barro que tenia la natura asida con ambas manos, la qual tenia como gircungiso. Esta abominagion es mejor para olvidada que no para ponerla por memoria ; pero quise hager mengion de- lla por tener mejor declarada la culpa, por donde Dios castiga estos indios é han- seydo olvidados de su misericordia tan- tos siglos há. Y como he dicho en el li- bro segundo desta primera parte , pues Su Magestad manda que me den relagion verdadera todos sus gobernadores de las cosas destas Indias , esto tengo yo signa- do é por testimonio que me fué dado por el teniente Diego Velazquez , passando yo por aquella isla Fernandina el año de mili é quinientos é veynte é tres: é yo llevé este testimonio á España á su ruego para dar notigia destc descubrimiento suyo é otras cosas á la Cesárea Magestad ; y no es este pecado entre aquellas mal aven- turadas gentes despresgiado , ni sumaria- mente averiguado : antes es mucha ver- dad quanto dellos se puede degir é cul- par en tal caso. Assi que tornando á la historia , tomada el agua que quisieron para su camino, es- te capitán é sus tres navios y gente sa- lieron deste puerto de Términos, un do- mingo veynte é ginco del mes ya dicho, y estuvieron alli hasta el viernes toman- do pescado (que hay mucho) y salándolo para su camino ématolotaje. 534 HISTORIA GENERAL Y NATURAL . CAPITULO XVllI. Cómo el capitán Johan de Grijalva partió con el armada de Puerto Desseado , é quisso yr por donde avian muerto la gente al capitán Francisco Henandez de Córdoba en la cosía de Yucatán en un pueblo que se •dice Champoton, y de lo que alli le acaesció , y de todo lo demás hasta que tornó á la isla de Cuba á dar cuenta de su viaje y descubrimiento al teniente Diego Velazquez é otras cosas convinientes al discurso de la histoi'ia. Oalida el armada de Puerto Desseado, guió la costa adelante de Yucatán para yr al pueblo de Champoton , á donde los indios en el primero descubrimiento ma- taron veynte é tantos chripstianos al ca- pitán Francisco Hernández de Córdoba, y le hirieron muchos mas. É ya el capi- tán Grijalva avia hecho giertas ordenan- gas de la manera que los chripstianos é su gente avian de tener con los indios, pa- ra que no los enojassen, só graves penas; é se las avia fecho notificar en el proprio Puerto Desseado , el qual está catorce ó quince leguas del pueblo de Champoton. Y el miércoles en la tarde , primero dia del mes de septiembre llegaron con sus navios á vista y enfrente del pueblo, éla caravela capitana surgió dos Teguas en la mar desviada de tierra en tres bragas de agua, é otro menor navio surgió una le- gua de tierra, é el otro tergero, que era fc'l menor de lodos , surgió á media legua de tierra, y no se osaron llegar mas á la costa, porque alli mengua mucho la Jiiar , porque los navios no quedassen en seco é corriessen peligro é riesgo, si al- gimd tiempo contrario subgediesse. Aquel dia hizo passar el capitán parte de la gente al vergantin ó navio menor que estaba mas gerca de tierra, para saltar al quarto del alba en la costa sin escándalo, porque le fué dicho al capitán que podian muy bien salir , é tornáronse las barcas á la capitana. Entre aquel navio menor é la costa, en la mitad de aquel espagio de loar que avia hasta tierra , estaba una is- l ?ta y en ella un farallón ó roquedo , so- bre el qual avia una casa blanca á mane- ra de fuerga ó castillo, é aquella noche se oía desde la caravela como avia alli indios é se velaban y tañian alambores. Y al quarto del alba antes del dia llegó el capitán con^ dos barcas cargadas de gente al navio pequeño ; y cómo vido que le avian engañado , pesóle de aver ydo, porque avia trabaxado mucho inútilmen- te, y quissiera no se aver detenido ni dexado su camino; pero, pues ya estaba alli, acordó de se yr á desembarcar á la isleta donde estaba aquel peñón, é assi lo hizo , y antes que fuesse de dia tornaron las barcas á la caravela pequeña por la otra gente y la llevaron á la isleta , é con el capitán avian ydo los artilleros é algu- nas lombardas é ballesteros y escopete- ros, essos pocos que tenian. Y antes que llegassen con las segundas barcadas, avian acometido los indios á los chrips- tianos, penssando gercarlos alli, é avian venido muchas canoas desde la Tierra- Firme é costa della, y con los tiros avian echado una á fondo , é muerto uno ó dos indios , é se avian ydo por donde vinie- ron á mas que de passo. Desde aquella isleta se veía el pueblo de Champoton, todo barreado de paligadas y albarradas y muchas arboledas, é sonaban muchos alaridos é boginas é alambores, é los in- dios que se mostraban, estaban armados de arcos é flechas é rodelas é langas. Y el pueblo está apoco trecho de la mar, é hagian grandes ademanes, mostrando que querían pelear , é por parte de abaxo del pueblo hay un rio por donde pueden sa- DE JNDIAS. LIB. XVII. CAP. XVIII. M o *» x)ÓO lir las canoas y gercar á los que saltassen en tierra; y viendo quán peligroso avia de ser el salir de los chripslianos en tier- ra, quisso tomar el capitán el paresger de los que alli estaban , después de aver di dicho los inconvinientes que le pares- gia que estaban aparejados: é algunos dixeron que assi les paresgia lo mismo á ellos, que no era bien salir, sino que se tornassen á los navios: otros degian lo contrario, y que era bien que saliessen: otros dixeron que ni eran de paresger que fuessen á dar en los enemigos, ni lo dexassen de hager; que ellos harian lo quel capitán mandasse. Y él viendo aquesto, dixo que él queria salir; pero que avia de ser con las ordenangas, é co- mo lo avia fecho saber á todos, é hízose- las tornar á leer otra vez en aquella is- leta. Visto aquesto, los mas dixeron que con tales condigiones no les paresgia bien la salida , ni sabia á qué avian de salir allá , ni querían yr al pueblo , y que no avian de guardar ningunas ordenangas, y que si yban, que avian devengará los chripslianos, que avian alli muerto al ca- pitán Frangisco Hernández , y quemarles el pueblo , y darles un castigo que nunca le olvidassen, y no dexar alguno con la vida , si purJiessen. El capitán , conosgida la buena voluntad de su gente, y que si lo comengaban , no lo podria atajar , dio orden cómo se tornassen todos á embar- car, y assi se hizo , é él quedó en tierra en la isleta para yr con las postreras bar- cas ; é quando los indios los veian yrsse entraban en el agua, con sus arcos, hasta los pechos , dando grita y hagiendo fie- ros, é tirando flechas perdidas á mas ti- rar , mostrándosse muy feroges y deno- dados. Pero como la dispusigion del lu- gar ni la voluntad del capitán no eran para atender, se higieron ala vela, un viernes tres dias de septiembre, y el do- mingo siguiente en la tarde llegaron á vis- ta del pueblo de Lágaro, donde acordaron de tomar agua para su camino , porque avia nesgessidad della. É porque la costa de adelante no era sabida , ni estaban giertos si podrían hallar agua en ella, mandó el capitán salir en tierra la gente con quatro tiros de pólvora , é los ba- llesteros y escopeteros; é surgidos los navios á media legua del pueblo , luego otro día de mañana saltaron en la costa parte de los chripslianos con los capita- nes particulares , é luego vieron indios sin armas que les señalaron con el dedo dónde estaba el agua; é llegados alli, les degian é señalaban mas adelante ; é lle- gados donde la segunda vez les enseña- ban , degian que mas adelante estaba el agua, y llegados allá, ñola hallaron: an- tes dieron en una gelada de donde salie- ron mas de tresgientos indios con arcos é flechas , é rodelas, é langas, é bien ar- mados, segund su costumbre, y comcn- garon á tirar flechas, é quisieran gercar é tomar en medio á los chripstianos. Es- tonges tiráronles dos ó tres tiros de arti- llería, é aunque huían, tornaban á tirar tras los españoles, los quales viéndose engañados, se tornaban hágia la costa á sus barcas. É cómo desde los navios los vieron volverse, salió el capitán general Johan de Grijalva con el resto de la gen- te, y en tanto que él llegaba á tierra ti- raron otra vez con los tiros , y assi gessa- ron los indios su bravear y no se lle- garon tan gerca, é ovo lugar de llegar el general é la gente toda : é durmie- ron aquella noche en tierra, é estu- vieron assi mismo el otro día siguiente é hasta el tergero , é tomaron toda el agua que quisieron , y la metieron en los navios, y también metieron mahíz que tomaron del campo ; porque avia muchos y muy hermosos mahizales, porque sí ca- so fiiesse que los otros bastimentos fal- tassen, que tenían ya pocos, se susten- tasscn con el mahíz hasta la isla Fernán- 53G HISTORIA GENERAL Y NATURAL dina. Fecho aquesto , se recogieron los chripstiauos en sus navios. El miércoles ocho dias de septiembre salió el armada de alli, y fué el bordo de la mar con no buen tiempo,, y por esso andaban los navios temporigando, é tor- naban á dar otro bordo para la tierra , é andando assi volteando desta manera has- ta el sábado, onge de septiembre, al poner del sol vieron una tierra nueva como ba- xos , y porque era tarde apartáronse de- Ha y dieron la vuelta aquella noche á la mar. Otro dia domingo volvieron so- bre aquella tierra , por ver qué era , é no vieron otra tierra mas de aquellos baxos é dixo el piloto mayor que debían ser arragifes de alguna isla nueva que debia estar por ahí gerca; é cómo los baxos es- taban al través de su camino , ovieron de tornar á dar la vuelta hágia Yucatán, pues que por alli no podian passar adelante, é volvieron hasta ver la costa de Yu- catán , é tomaron la tierra mas arri- ba del rio , que llaman de LagarloSy don- de digen el Palmar , y desde alli costean- do la isla, miércoles quinge de septiem- bre, siguieron todavía la costa hasta el martes siguiente, que se continuaron veynte é uno del mes. É atravesaron des- de una tierra que se dice Comi, segund los indios dixeron ; y aunque tenian po- ca agua, acordaron de atravesar con po- nerlo todo en la determinagion de Dios, porquel tiempo no era bueno ni espera- ban que tan presto lo seria: é el miérco- les adelante, veynte é nueve del mes, dia del Arcángel Sauct Miguel , por la mañana paresgió la tierra de la isla Fer- nandina , é vieron una parte de la que se dige el Marien , é otro dia siguiente lle- garon á estar enfrente del puerto de Ca- renas , y gerca de la tierra , é por saber el general si avia llegado en salvamento el capitán Alvarado que él avia enviado alelante , segund tengo ya dicho , salió en tierra con pocos, é entró en una estan- gia de unos veginos de la villa de Sanct Chripslóbal, é halló alU quien le dixo quel navio de Alvarado avia alli llegado en salvamento, aunque con harto traba- xo. Y estuvo essa noche en tierra Grijal- va, é otro dia luego se quiso tomar á los navios ; pero no los vido y penssó que avian decaydo con las corrientes , é assi por esto se entró en su barca él y los que con él avien salido , é anduvo todo el dia é la noche siguiente hasta otro dia por la mañana por la costa, que fué sábado dos dias de octubre que llegó, delante del puerto de Xaruco , á una estangia de Diego Velazquez ; é salido alli preguntó si avian visto los navios, é dixéronleque no : é á hora de las diez del dia pares- gieron enfrente del puerto que llamando Ghipiona, que es en la dicha estangia donde el capitán Grijalva avia llegado, como es dicho. Y desde aUi se entró en los navios , y cómo el tiempo era contra- rio, no les dexó tomar el puerto de Ma- langa , é assi andovieron dando bordos á un cabo y á otro hasta el lunes siguiente, quatro dias de octubre, que porque la gente yba muy fatigada, mandó el capi- tán que tomassen el puerto de Xaruco : é assi entraron en él en la tarde á puesta del sol , y el dia siguiente se desembar- có toda la gente en tierra , y cada uno se fué por su parte , exgepto algunos pocos que quedaron y se fueron con el capitán en el navio menor de todos, dicho Sancta María de los Remedios , hasta el puerto que llaman de Ghipiona. É desde alli fue- ron al que llaman de la Malanga , donde allegó á los ocho del mes, é el sábado adelante llegaron alli los otros navios , é hallaron alli al capitán Ghripstóbal de Olit , al qual el teniente Diego Velazquez avie enviado con un navio que ahy tenia con gente armada, é artillería, é basti- mentos , en busca del armada del capi- tán Grijalva. El qual dixo que avia alle- gado á la isla de Cogumel , é que avia lo- DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XVIII. «37 mudo la posession de la isla penssando que estaba por descobrir , é que desde ella avia ydo costeando la tierra de Yu- catán por la vanda del Norte, c avia lle- gado á un puerto que se hagia delante en una boca que se hage al cabo de la tierra, y segund los pilotos de la armada degian , debia de ser un puerto que está entre la misma Yucatán y Puerto Dessea- do : é que cómo no avia hallado rastro ni memoria del armada , que assi por es- to, como porque avia perdido las ánco- ras é no tenia buenas amarras ó cables, se avia tornado á la isla Fernandina , é avia allegado á aquel puerto de Matan- gas ocho dias avie. Estando alli el capitán Grijalva aderes- gando su partida é hagiendo meter bas- timentos en los navios , para yrse á la cib- dad de Sanctiago, donde estaba el te- niente Diego Velazquez, le dieron una carta suya en la qual le mandaba que lo mas pronto quél pudiesse le enviasse los navios, y dixesse á la gente que por quel aderesgaba á grand priessa para en- viar á aquella tierra que se avia descu- bierto, que todos los que quissiessen yr allá á poblar se esporassen alli hasta que él enviasse los navios (que seria muy presto) , y que de sus hagiendas de Diego Velazquez les seria dado todo lo que oviesse menester ; y assi lo envió á pro- veer é mandar que se les diesse á todos los que esto quissiessen atender, y escri- bió á los alcaldes y regimiento de aque- lla villa de Sanct Chripstóbal que les hi- giessen todo buen tractaraiento, Éassi al- gunos se quedaron alli, esperándola vuel- ta de los navios , para yr á poblar la Isla Rica, que es la tierra de Yucatán (é no isla , como entonges se penssaba) : otros algunos se fueron á sus casas con pens- samiento de volver , quando fuesse tiem- po. É luego fueron ios navios é capita- nes con el general Johan de Grijalva á la cibdad de Sanctiago é higiéronse á la ve- la viernes en la noche , veynte édos dias de octubre de aquel año de mili é qui- nientos é diez é ocho , los tres navios , é con ellos assi mismo el capitán Chripstó- bal de Olit con el otro navio que se di- xo : é hízoles muy contrarios tiempos , é assi tardaron algunos dias hasta llegar á Sanctiago, donde hallaron al teniente Diego Velazquez , al qual se le dio rela- gion de todo lo que se ha dicho que sub- gedió en este descubrimiento é camino que por su mandado hizo el capitán Johan de Grijalva. El qual quedó desfavoresgido de Diego Velazquez é mal quisto con la gente que llevó , porque no avia poblado en la rica tierra que avia descubierto; á causa de lo qual desdeñado , se passó á la Tierra-Firme á la provingia de Nicara- gua, donde en una nueva poblagion que hizo el capitán Benito Hurtado , que se llama Vülahermosa , por mandado del go- bernador Pedrarias Dávila , estando des- cuydados los nuevos pobladores, se alga- ron los indios é mataron al capitán Hur- tado é assi mismo á este capitán Johan de Grijalva é otros chripstianos, como se dirá en su lugar, en la segunda parle de la his- toria , quando se tráete de aquella tierra. TOMO 1. G8 538 niSTOniA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XIX. En que se tracta cómo el lonicnte Diego Velazquez envió por su capil(.n en el lencero descubrimienf»» á Hernando Corles, el qual qnedó despiios por gobernador de la Nueva España, é de la muerte del adeUm- tado Diego Velazquez. Algo ha seydo larga la relación deste segundo descubrimiento hecho por el te- niente Diego Velazquez , y en su nombre por el capitán Johan de Gnjalva, vecino que fué de la villa de la Trinidad en la isla Fernandina. Y porque aquesto se hi- zo á costa de Diego Velazquez , razón es que no se le quite su loor, pues que el tiempo y la fortuna le quitaron los otros premios é galardón é interesses que lo esperaban de tan señalados servigios, como el que en esto hizo, en que es opi- nión de muchos que que gastó mas de Qient mili castellanos, é fué causa esta erapressa que él muriesse pobre y des- contento , como adelante se dirá. Assi que, tornando á la historia, digo que tornada esta armada que es dicho á la isla Fernandina, acordó Diego Velaz- quez de enviar un clérigo capellán suyo á España con estas muestras del oro que es dicho , y con la relagion del viaje que avia hecho el capitán Johan de Grijalva, al sereníssimo rey don Carlos, nuestro señor; y este clérigo fué á Bargelona en el mes de mayo, el siguiente año de mili é quinientos é diez é nueve años, á la sagon que en aquella cibdad llegó la nue- va de cómo era Su Magostad elegido poi- Rey de los romanos é futuro Emperador (é yo me hallé alli en Barcelona en esíe tiempo). Este clérigo se llamaba Benito Martin, al qual yo conosgla muy bien, porque yo le passé conmigo á estas par- tes el año de mili é quinientos é catorce á la Tierra-Firme, desde donde después él se passó á la isla de Cuba ; é vi muchas de aquellas muestras y cosas, de que de suso se ha hecho mengion , que Diego Ve- lazquez enviaba á César. Por el qual ser- vigió señalado, Su Magestad le dio título de adelantado de todo aquello que avia descubierto , é se tuvo Su Magestad por muy servido del, como era razón, y le hizo otras mergedes é le escribió gene- rosamente , dándole las gragias por lo he- cho, é animándole para que continuassc aquel descubrimiento , como el Diego Ve- lazquez escrebia que lo entendía hager é lo ponia por obra; porque ya avia en- viado otra armada para continuar su buen propóssito en la converssion de aquellas gentes á nuestra sancta fé cathólica , y en las traer á la obidiengia de Sus Mages- tades é poner debaxo del señorío y pa- trimonio de la corona real de Castilla. Y assi fué la verdad, porque, como he di- cho, quando aquellas cosas envió coa aquel capellán, avia ya enviado otra ar- mada, de la qual fué por capitán y te- niente suyo Hernando Cortés, al qual no quitaré loor que él merezca en las cosas que adelante en la segunda parte desta General Historia le tocaren ; pero no apruebo lo que él y otros digen, porfian- do que Cortés y otros fueron á sus pro- prias despenssas á aquellas tierras, por- que aunque assi fuesse (que no creo, porque he visto escripturas é testimonios que digen otra cosa , y en mi poder está signado un treslado de la instrugion y poder que le dio Diego Velazquez para yr en su nombre), este loor por de Diego Velazquez y no de otro le tengo, pues él dio pringipio á todo lo que subgedió de la Nueva España, y descubrió della la DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XIX. 539 parte que he dicho en mas de giento y Ireynta leguas de costa ; y después se quedó con todo Hernando Cortés, porque el tiempo y su ventura y la desdicha de Üiego Velazquez por alguna dispensa- d-ion de arriba assi lo causaron, é porque há mucho que oygo aquel proverbio que dige: Matarás y matarle han: y matarán quien te matare. Digo esto porque Diego Velazquez no usó de mas cortesía con el ahnirante, don Diego Colom, en se le que- dar á su despecho con la gobernación de la isla de Cuba ó Femandina, con sus cautelas y formas que para ello tuvo, de la qual usó Hernando Cortés con Diego Velazquez para le dexar en blanco , y se quedar con el cargo de la Nueva Espa- ña. A ninguno dellos hay que loar en es- te caso, ni tengo por buen dicho aquello que dige Tulio en el /// De officns: «S¿ los derechos ó las leyes se han de quebrantar, ha de ser por alcanzar á reynar ' . Esto acostumbraba á degir aquel grand Julio César, puesto que Suentonio Tranquilo en la vida que escribió de ^ésar, atri- buye é dige: Euripidis ver sus, quos sic i'pse convertit ^. Mas me paresge auctori- dad para cobdigiosos y de larga cons- giengia, que para personas de buena con- fianza. Pero en fin, ninguno se puede CN^cusar de lo que le está aparejado é or- denado de Dios , y el offigio del mundo os levantar uno la liebre, y matarla otro. No sin causa dixo aquel poeta italiano, llamado Seraphin del Águila , en un so- neto suyo: »Qui esparge il seme et qui recogle il fructo.» quiere degir : unos espargen ó siembran la simiente, y otros cogen el fructo. Co- mo quier que esto passasse, digo que a viendo Diego Velazquez enviado á Gri- jalva á bojar á Yucatán, y aviendo con su armada bojado en ella lo que está di- cho, é aviendo descubierto la isla de Co- gumél, que nombró Sancta Cruz, é la otra isla de los sacriíigios diabólicos que he di- cho, é una parte déla Tierra-í'irme, lla- mada Ulua, á la qual llamó Sanct Johan, é puso nombre Sancta María de las Nieves á aquella tierra, desde donde envió al capitán Pedro do Alvarado con una ca- ravela é giertos rescates de oro é otras joyas é algunos chripstíanos que los in- dios avian herido , y otros enfermos; es de saber que quando Diego Velazquez se determinó de enviar á Hernando Cortés con otra armada , no se sabia nueva al- guna de Grijalva ni de la caravela que avia enviado con el capitán Chripstóbal do Olit á le buscar. Y en la instrucgion que le dio á Cortés, le mandó y encargó que lo buscasse, y que inquiriesse assi niismo dónde avia parado Chripstóbal de Olit con la otra caravela ; y le encargó mucho que en Yucatán procurasse de aver seys chripslianos que degia un in- dio de aquella tierra (dicho Melchior) que estaban alli mucho tiempo avia, y que avian aportado de gierta caravela que se avie perdido en aquella costa , é dióle al mismo Melchior, lengua que aquesto de- gia, para que fuesse con Cortés. Este poder é instrucgion que Diego Velazquez dio á Cortés le otorgó é dio en la cibdad de Sanctiago , puerto de la isla Femandina, á veynte é tres dias de oc- tubre de mili é quinientos é diez é ocho años ante Alonso de Escalante , escriba- no público y del consejo de aquella cib- dad. Y hecha la armada é bastegida de gente y armas y de todo lo nesgessario, passó Hernando Cortés á la Nueva Espa- ña con siete navios y tres vergantines i Si jus violandumcst, regnandi causa violan- 2 Naip si violandum esl jus , ¡mperii grafía vidandum cst: aiiis rebus pietalem colas. 540 flISTOlUA GENERAL Y NATURAL que Diego Velazquez le dio. Después de lo qual, en el año siguienle de mili é qui- nientos é diez é nueve, estando enseño- reado Cortés de parte de la tierra, no curó de acudir á Diego Velazquez que le avia enviado , ni le quiso dar la razón y cuenta de lo que avia fecho con título de su teniente (como lo era) ; sino envió al Emperador, nuestro señor, la relagion de las cosas que avia visto y muchas mues- tras é joyas de oro é hermosos penachos y plumajes, y un pressente muy rico de cosas mucho de ver y de gran valor con dos hidalgos, uno llamado Alonso Fer- nandez Puerto Carrero , é el otro el ca- pitán Frangisco de Montejo, de quien atrás se ha fecho memoria ; las quales co- sas yo vi en Sevilla quando las truxeron, quassi en fin de aquel año de diez y nue- ve, tornando yo á la Tierra-Firme, é avian llegado estos mensajeros é procu- radores de Cortés pocos días antes. Cómo Diego Velazquez esto supo , en- vió otra armada con el capitán Pamphilo de Narvaez, revocando los poderes dados á Cortés , digiendo que se le avia alga- do , y este passó en aquella tierra é dióse tan mal recabdo , que con buenas pala- bras Hernando Cortés tuvo tal forma que dio sobre él é le tomó descuydado é lo piendió , é al tiempo de la prisión le fue quebrado un ojo al Pamphilo de Narvaez, é le tuvo mucho tiempo después en prisión. Dióle mucha prosperidad é apa- rejo á Cortés este fecho para lo que ade- lante se siguió, porque á la sagon estaba en mucha nesgessidad de gente , é assi con aquella que llevó Pamphilo de Nar- vaez (que luego se juntó é obedesgió al vengedor) , como con la que allá estaba, conquistó é tomó la gran cibdad de Mé- xico ó Tenustican , y prendió á Montegu- ina, señor y rey de aquella provingia y '6i HISTORIA GEiNERAL Y NATURAL (lia , martes Ireynla del mes de septiem- bre llegaron á Agüe subjeto de Apalache, é tomáronse algunas mugeres; é son ta- les que una india tomó á un bachiller, lla- mado Herrera, que quedaba solo con ella é atrás de otros compañeros, é asióle de los genitales y túvolo muy fatigado é ren- dido, é si acaso no passáran otros chrips- tianos que le socorrieran , la india le ma- tara , puesto quél no queria aver parte en ella, como libidinoso, sino que ella se queria libertar é huyr. Miércoles primero de octubre salió el gobernador Hernando de Soto de Agile con su gente , é llega- ron al rio ó giénega de Ivitachuco, é hi- cieron una puente, é en un carrizal de la otra parte estaba una gelada de indios é flecharon tres chripstianos, é acabaron de passar aquella ciénega el viernes si- guiente á medio dia , é ahogóseles alli un caballo é fueron á dormir á Ivitachu- co é hallaron ardiendo el pueblo , que le avian puesto fuego los indios. Domingo Qinco de octubre fueron á Calahuchi , é tomáronse dos indios y una india é ta- sajos de venados en mucha cantidad , é alli se les huyó la guia que llevaban. Otro dia fueron adelante llevando por guia un indio viejo que los traia perdi- dos, é una india los llevó á Iviahica, ó hallaron algada toda la gente , é otro dia salieron de alli dos captianes é hallaron toda la gente algada. Johan de Añasco avia salido deste pueblo, é ocho leguas del halló el puerto donde Pamphilo de Nar- vaez se avia embarcado en las barcas que hizo. Esto se conosgió por las calavernas de los caballos y assiento de fragua y pesebres y morteros que tenian hechos para moler el mahiz, y por cruges he- chas en los árboles. É invernaron alli é estovieron hasta quatro de marzo del año de mili é quinientos é quarenta años , en el qual tiempo acaesQieron muchas cosas notables con los indios, los quales son valentíssimos hombres, y por lo que ago- ra se dirá podrá el discreto letor conjec- turar sus grandes ánimos é osadía. Dos indios salieron á ocho de caballo, y quemáronles dos veges el pueblo , y con geladas les mataron muchos chripstianos en veges, y aunque los españoles los per- seguían y quemaban , nunca quissieron venir de paz. Si á algunos indios corla- ban las manos y naríges, no hagian mas sentimiento que sí cada uno dellos fuera un Mugió Sgévola romano. Ninguno de- llos negó ser de Apalache por temor de la muerte. Y en tomándole, que le pregun- taban de á dónde era, respondía con so- berbia: «De á dónde tengo de ser?., soy un indio de Apalache.» Como quien daba á entender que le ofendía quien penssase que era de otra gente, sino de Apalache. Acordó el gobernador de entrar mas la tierra adentro, porque un indio mu- chacho daba grandes nuevas de lo que avia la tierra adentro ; y envió á Johan de Añasco con treynla de caballo por el capitán Calderón é la gente que avia quedado en el puerto, y quemaron los mantenimientos que dexaron y el pueblo, é vínose el capitán Calderón por tierra con toda la gente y Johan de Añasco vi- no por la mar con los vergantines y ba- teles hasta el puerto de Apalache. Sába- do diez 6 nueve de noviembre llegó Johan de Añasco al puerto, c luego se despachó Maldonado en los vergantines por la costa á descobrir puerto la vía del hueste-ocgidente. Y en este tiempo lle- gó el capitán Calderón con toda la gen- te, menos dos hombres y siete caballos que le mataron los indios en el camino. Maldonado descubrió un puerto muy bue- no y truxo un indio de una provingía questá junto á aquella costa, que se dige Achuse, é truxo una buena manía de martas gebellinas (aunque ya en Apala- che avian visto otras, pero no tales). Des- pachóse el capitán Maldonado para la Habana y salió de Apalache á veynte é DE INDIAS. LIB. XVII. GAP. XXIV. »• f» fLM seys de hebrero de mili é quiaientos é (juarenta años con ordenagion é manda- miento del gobernador que acudiesse al puerto que avia descubierto , y por aque- lla costa donde el gobernador penssaba acudir. La provincia de Apalache es muy fértil é abundantíssima de mantenimien- tos, de mucho maliiz é fésoles, é calaba - gas, é fructas diverssas, é muchos vena- dos, y muchas diverssidades de aves, y gerca de la mar para pescados que hay muchos y buenos, é es tierra aplagiblo aunque hay giénegas ; pero son tiesas por ser sobre arena. CAPITULO XXV. Cómo el gobernador Hernando de Solo é su gente partieron de íviahicaen demanda de Capachegui , é có- njo la guia que llevaban desque no supo mas deto que adelante avia, se hizo endemoniado; é Iráelansc di- versas cosas é muy notables. J_ja partida de Iviahica, en demanda de Capachequi, se comengó un miércoles tres dias de margo de mili é quinientos é quarenta años , é fué el gobernador con su exérgito á dormir al rio de Guacuca, é partidos de alli fueron al rio de Capa- chequi , al qual llegaron el viernes ade- lante temprano , é higieron una canoa ó piragua para lo passar, y era tan ancho el rio que Ghripstóbal Mosquera , que era el mejor bragero , con una piedra á su propóssito no alcangaba á lo passar. É lomaron las cadenas en que traian los indios con unas SS. de hierro regias jun- tadas; é fechas una cadena de todas, ata- ron el un cabo de la cadena de una van- da y el otro de otra para passar la pira- gua , é era tal la corriente que quebró la cadena dos veges; é viendo esto ata- ron muchas sogas é higieron dellas dos é ataron la una á la popa é la otra á la proa , y tirando de una parte y de la otra, passaron la gente y ropa. Para passar los caballos higieron sogas luen- gas , é atábanlos al pescuego ; y aunque la corriente los derribaba , tirando las sogas los sacaban, pero con trabaxo, y algunos medio ahogados. Éel miércoles, nueve de margo , acabó de passar todo el real el rio de Capachequi, y salieron á dormir á un pinar. É otro dia , jueves, llegaron al primero pueblo de Capache- qui, el qual era de mucho mantenimien- to; pero entre arcabucos ó tierra muy gerrada de arboledas , é por esso passa- ron á dormirá otro pueblo mas adelante, é toparon una mala giénaga junto al pue- blo , de mucha corriente , y antes de lle- gar é ella passaron muy gran trecho de agua á las ginchas y bastos de las sillas de los caballos , de tal manera que aquel dia no pudo acabar de passar todo el real á causa del mal passo. Alli se des- mandaron cient soldados con espadas y rodelas , y otros tantos indios los desca- labraron y mataron uno dellos , y mata- ran á todos, sino fueran socorridos. A los diez é siete de margo salieron de Capachequi, é fueron á dormir á la Fuente Blanca. Esta es una muy hermosa fuen- te , de gran golpe de agua y buena , é tiene pescado. É el dia siguiente fueron á dormir al rio de Toa , donde higieron dos puentes, é se ahogó el caballo áLo- rengo Suarez , hijo de Vasco Porcallo. É el domingo siguiente , veynte é un dias del mes, llegaron al passo del rio de Toa, é higieron dos veges puente de pinos, é la corriente grande las quebró , é hízose otra puente de tixeras en gierta forma que dio un hidalgo, llamado Ñuño de Tovar, de lo qual todos se reian , pero fué por í)0 6 UISTOIUA GENERAL Y íNATÜRAL verdad lo que aquel dixo ; é hecho , pas- saron muy biea con aquella industria, y el lunes acabó de passar todo el real , é fueron á dormir á un pinar, aunque en muchas partes divididos y mal ordena- dos. É el martes temprano llegaron á Toa , gran pueblo , é quiso el gobernador yr adelante , é no le dexaron. Miércoles veynte y quatro del mes salió de alli el gobernador á media noche secretamente con hasta quarenta de caballo, caballeros é hijos dalgo, y tales que por diversos respectos no los avia querido poner de- baxo de otro capitán : é caminaron todo aquel dia hasta la noche , que hallaron un mal passo de agua y hondo , y aunque era de noche le passaron, é andovieron aquel dia doQe leguas ; é otro dia , que fué Jueves Sancto de la Cena, por la ma- ñana llegaron á la población de Ghisi, é passaron un brago de un rio grande bien ancho ú vuela pie , y aun buena parte del á nado , é dieron en un pueblo que estaba en una isla deste rio , donde tomaron al- guna gente y hallaron de comer : é por ser el lugar peligroso , antes que vinies- sen canoas , se tornaron á salir por don- de avien entrado , pero primero almor- zaron de unas gallinas de la tierra que llaman guanaxas , y de lomos de vena- dos que hallaron assados en barbacoa, ques como en parrillas. É puesto que era Jueves Sancto, no ovo ninguno tan chrips- liano que tuviesse escrúpulo de comerla carne ; é llevólos alli el muchacho Perico que truxeron de Apalache por guia, é passaron á otros pueblos, é á un mal passo de una giénega se ovieran de ane- gar algunos caballos, porque los que echaron á nado con las sillas passaban sus dueños por un madero que atraves- saba la corriente del agua ; é passando assi un Benito Fernandez, portugués, ca- yó del madero é ahogóse. Este dia lle- garon á un pueblo donde vinieron indios principales por mensajeros de Ichisi , é uno dellos preguntó al gobernador , é la dixo tres palabras, una en pos de otra, desta manera : « Quién eres? qué quieres? á dónde vas? » E truxeron pressentes de cueros , mantas de la tierra , que fueron los primeros dones en señal de paz; todo lo cual fué Jueves Sancto y dia de la En- carnagion. A las preguntas del indio res- pondió el gobernador quél era un capi- tán del gran rey de España ; que en su nombre venia á darles a entender la fé sagrada de Chripsto , y á que le conos- giessen é se salvassen é diessen la obe- diongia á la iglesia apostólica de Roma é al Summo Ponlífige é Vicario de Dios que alli resside, é que en lo temporal conos- ciessen por rey é señor al Emperador, rey de Castilla, nuestro señor, como sus vassallos, é que les harían todo buen trac- tamiento é los ternia en paz é justigia, co- mo á los otros sus vasallos chripslianos. El lunes veynte é nueve de margo salie- ron de alli para Ichisi, y llovic? tanto, y cresgió de tal manera un rio pequeño, que si no se dieran mucha priessa á pasar, peligraran todos los del exérgito. Este dia salieron indios é indias á los resgebir: venian ellas vestidas de blanco, épares- gian bien , é daban á los chripstianos tortillas de mahiz é unos manojos de ge- bolletas ni mas ni menos que las de Cas- tilla, tan gordas como la cabega del de- do pulgar é mas. É fué aqueste un man- jar que les ayudó mucho de ahy adelan- te; y comíanlas con tortillas asadas y cogidas y crudas, y érales gran socorro, porque son muy buenas. El vestido blan- co, de que aquellas indias venian vesti- das, son unas mantas como de liengo basto y algunas delgadas : hagen el hilo dellas de las cascaras de los morales, no de la primera sino de la de enmedio ; é sábenlo benefigiar é hilar é aparejar tara- bien y lexerlo , que hagen muy lindas mantas , y pónensse una de la ginta aba- xo y otra atada por un lado y metida DE INDIAS. LIB. XVII. GAP. XXV. do, la cabega sobre los hombros, como aque- llos bohemianos ó egipgianos que suelen algunas veges andar vagabundos por Es- paña. Es tal el hilo, que quien se halló en esto me gerlificó que vido hilarlo á las mugeres dessas cascaras de morales, é hagerlo tan bueno como hilo de Por- tugal de lo mas presgioso que procuran en España las mugeres para labrar, y mas delgado y parejo alguno y mas re- gio. Los morales son ni mas ni menos que los de España, y tan grandes y mayores; pero la hoja mas blanda y mejor para se- da , y las moras para comer mejores y aun mayores que las de España , y tam- bién les aprovecharon mucho muchas ve- ges á los españoles, para se mantener. Llegaron aqueste dia á un pueblo de un cagique subjelo de Ichisi , bonico pue- blo y de harta comida , é dióles de lo que tenia de buena voluntad, é descansaron allí el martes, é luego el miércoles, úl- timo de margo , partieron el gobernador é su exérgilo , é llegaron al Rio Grande, donde tovieron muchas canoas, en que passaron muy bien é llegaron al pueblo del señor , el qual era tuerto , é dióles muy bien de comer é quinge indios para cargas. Y cómo era el primero que vino de paz, no le quisieron fatigar mucho, é estuvieron alli jueves primero de abril, é pusiéronles en el gerro del pueblo una cruz, é informáronlos con la lengua de la sanctidad de la cruz, é resgibiéronla é adoráronla con mucha devogion, á lo que mostraban. Viernes, segundo dia del mes de abril , partió este exérgito de alli é durmieron en el campo , é á otro dia llegaron á un buen rio , é hallaron bullios despoblados , é ahy llegaron mensageros de Altamaha é lleváronlos á un pueblo, donde hallaron abundancia de comida, é vino un mensagero de Altamaha con un presente, é el dia "adelante Iruxeron muclias canoas é passó el exérgito muy bien. É desde alli envió el gobernador á llamar al cagique Camumo,édixeron que comia é dormia é andaba continuamente armado, que nunca se quitaba las armas, porque estaba en la frontera de otro ca- gique llamado Cofitachequi , su enemigo, é (|ue no vendría sin ellas , é el gober- nador replicó é dixo que viniesse como él quisiesse ; é vino é dióle el goberna- dor una pluma grande é colorada con ar- gentería , é el cagique la tomó muy ale- gre , é dixo al gobernador : « Vosotros soys del gielo , y aquesta pluma vuestra que me days, puedo comer con ella : sal- dré á la guerra con ella; dormiré con mi muger con ella.» É el gobernador le dixo que sí, que todo lo podía hager. Este ^.a- mumo y essotros eran subjelos de un gran cagique que se dige Ocute. Y este de la pluma preguntó al gobernador que á quién avia de dar de alli adelante el tri- buto , si le daría al gobernador ó á Ocu- te. É el gobernador sospechó que esla pregunta fuesse dicha astutamente, é respondió que él tenia á Ocute por her- mano , que le diesse á Ocute su tributo hasta que el gobernador le mandassc otra cosa. Desde alli envió mensageros á llamar á Ocute , é él vino alli , é el go- bernador le dio un bonete de raso ama- rillo, é una camisa, é una pluma, é pú- sosse una cruz allí en Altamaha, é fué bien resgibida. É otro dia jueves , ocho días de abril , partió de ahy el goberna- dor con su exérgito , é llevó consigo á Ocute, é fueron á dormir á unos buhíos, é el viernes llegaron al pueblo de Ocute. É enojóse el gobernador con él , é tem- blaba de miedo ; é luego vinieron mucho número de indios con mantenimientos, é dieron quantos indios de carga quisieron los chripstianos, é púsosse una cruz, é resgibiéronla con mucha devogion á lo que paresgia , é adoráronla de rodillas, como vían que los chripstianos lo ha- gien. Lunes, doge de abril, partieron de Ocute é llegaron á Cofaqui , é vinierou 3o8 HISTORIA GENEIUL Y NATUllAL principales con dones. Era este cagique Gofaqui un hombre viejo , lleno de bar- bas , é gobernaba por él un sobrino su- yo. Vino ahy el cacique Tatofa é otro principal, é dieron su pressente é comi- da é tamemes lodos los que ovieron me- nester, que en aquella lengua lámeme ({uiere tanto degir como indio de carga. El jueves , quinge de aquel mes , comen- ró á desatinar aquel Perico , que era el indio muchacho que llevaban por guia desde Apalache, porque no sabia ya mas de la tierra, é hízose endemoniado, é súpolo hager tan bien , que los chripslia- nos penssaron que era verdad; é díxole un religioso que llevaban , llamado fray Johan, el Evangelio. Pero en efeto ovie- ron de tomar guias , que les dio Talofa, para yr á Cofitachequi por un despobla- do de nueve ó diez dias de camino. Esto maravillado muchas veges de la tahurería ó tesón ó pertinacia, ó sea cons- tancia, porque parezca mejor la continua- ción destos burlados conquistadores , de un trabaxo en otro , y de otro en otro mayor, y de un peligro en otros y otros, aqui perdiendo un compañero é alli tres, ó acullá mas y de mal en peor, sin es- carmentar. ¡ Oh maravilloso Dios , y qué ceguedad y embelesamiento debaxo de una cobdicia tan incierta y tan vana pre- dicación , como la que Hernando de Soto les podia decir á estos milites engañados que llevó á una tierra, donde nunca es- tuvo ni puso los pies en ella , é donde otros tres gobernadores mas expertos que él se avian perdido, que eran Johan Pon- ce, Garay é Pamphilo de Narvaez, que qualquiera dellos tenia mas experiencia que él en cosas de Indias , é eran perso- nas de mas crédito que él en esso; por- que él ni de las islas ni de la tierra del Norte ninguna cosa sabia sino de la go- bernación de Pedrarias , en Castilla del Oro é Nicaragua , é del Perú , que era otra manera de abarraxar indios; y pens- só que aquello de acullá le bastaba saber para lo de acá en la costa del Norte , y engañóse , como la historia lo dirá 1 Tornemos á la historia é camino desle capitán ó gobernador : que yo á él y á los tres que dixe de suso , y al licencia- do Ayllon , que también se perdió en essa tierra del Norte, bien los conoscí é ha- blé é comuniqué. Viernes, diez é seys del mes, fué este gobernador é su gente á dormir á un arroyo camino de Cofita- chequi , é otro dia passaron un grandís- simo rio , dividido en dos bracos , mas ancho que un gran tiro de arcabuz , é tenia muy malos vados de muchas lajas é daba á los estribos y á partes á los vas- tos : la corriente era muy recia , no avia hombre de caballo que osasse tomar peón á las ancas. Los peones passaron por mas alto del rio por mas hondo, desla ma- nera. Hacian una muela de treynta ó quarenta hombres asidos unos con otros, y assi passaban, teniéndose los unos á los oíros; y aunque algunos estovieron en mucho peligro , plugo á Dios que ningu- no se aliogó, porque con los caballos so- corrian , y dábanles el qüento de la langa ó la cola del caballo , é assi salieron to- dos é durmieron en un monte. Este dia perdieron muchos puercos que les llevó la corriente de aquellos que avian traydo mansos de Cuba. Otro dia, domingo, fueron á otro monte ó boscaje á parar , é otro dia , lunes , caminaron sin camino é passaron otro rio muy gran- de , é el martes fueron á dormir á par de un arroyo, y el miércoles llegaron á otro rio grandíssimo y malo de passar, el qual era dividido en dos bracos de malas en- tradas y peores salidas. É ya no llevaban los chripstianos que comer , é con grand trabaxo passaron este rio é llegaron á unos ranciios de pescadores ó monteros , é los indios que llevaba'n desatinaban, que no sabian camino ni los españoles tampoco, ni qué partido se tomassen, é entre ellos DE LNDIAS. LIB. XVII. CAP. XXV. 559 avia diversos pares^eres. Unos debían que tornassen atrás; otros degian que fuessen por otro rumbo ó por otra via, é el gobernador propuso, como siempre avia seydo, que era lo mejor yr adelante , sin saber él ni ellos en qué acertaban ni en qué lo erraban. É estando en este laberin- to perplexos, el viernes veynte é tros de abril envió el gobernador á buscar cami- nos ó pueblos desta manera: que Balta- sar de Gallegos fue el rio arriba la via del Norueste, é Johan de Añasco fue el rio arriba la via del Sueste con cada diez de caballo y rabión para diez dias. Y aquel dia vinieron otros capitanes de des- cobrir y no avien hallado nada. Y el sá- bado el gobernador envió á Johan Ruiz Lobillo con quatro de caballo la via del Norte, con rabión para diez dias; y man- dó malar de las puercas grandes que te- nían en el exér^ito , y daban de ragion una libreta á cada hombre de carne, y con ella las hiervas y bledos que ellos se buscassen, y assi suplían lo mejor que podian su nesgessidad, no sin grand con- futo étrabaxo, y los caballos sin comida alguna , y ellos y sus dueños muertos de hambre, sin camino, con muchas aguas de continuo llover, cresgiendo continua- mente los rios é ensangostándoseles la tierra é sin esperanza de pueblos ni sa- ber por donde los avian de yr á buscar, llamando é pidiendo á Dios misericordia. É remediólos nuestro Señor desla mane- ra: quel domingo, veynte é ginco deabril, vino Johan de Añasco con nueva que avia hallado pueblo y de comer, é ale- gró mucho la gente, é truxo lengua é guia, é assi gesaron las ragiones de la carne, é remediábase cada uno, como po- día, con hiervas incónitas é bledos, por- que la carne quedasse por buen respeto. É el gobernador determinó luego de se partir, y escripias unas cartas é puestas en unos calabagos, las enterraron en un lugar secreto , y en un árbol grande unas letras que degian donde las hallarían. É assi se partieron con Johan de Añasco un lunes veynte é seys de abril. Este dia con algunos de caballo (aunque pocos) llegó el gobernador al pueblo que se dige Hy- mahi, é el exérgito se quedó dos leguas atrás, los caballos cansados. Hallósse en este pueblo una barbacoa de mahiz y mas de dos cahiges y medio de pinol hecho, que es mahiz tostado. É otro dia llegó el real é dieron ragiones de mahiz é pinol; é avia infinitas moras, porque avia muchos morales é era el tiempo do- lías: que fue grande ayuda. Y también se hallaron en las savanas unos moretes que hay en Italia en unas hiervas y junto á tierra , que son como madroños sabro- sos y olorosos mucho , y aun en Galigia hay muchos destos. En el reyno de Ñá- peles se llama esta fructa fraoles, é es una delicada é gentil cosa, é se estiman. Y demás desso hallaron alli por los cam- pos infinitas rosas, é naturales como las de España ; y aunque no de tantas hojas por ser silvestres, no son de menos olor, sino mas fino é suave. A este pueblo lla- maron del Socorro. Otro dia llegó el capitán Alonso Ro- mo , que también avia ydo á desco- brir , é truxo quatro ó ginco indios , é nunca quiso ninguno conosger el pue- blo del señor ni descobrirlo , aunque quemaron uno dellos vivo delante de los otros, y todos sufrieran aquel marty- rio, por no descobrirlo. Olro dia, miér- coles, llegó Baltasar de Gallegos con una india é nueva de poblado. Otro dia ade- lante vino Lobillo con nueva de caminos, é dexó perdidos dos compañeros, é rí- ñeselo mucho el gobernador; é sin de- jallo reposar ni comer, le hizo volver á buscarlos con pena de la vida, si no los truxesse. Y fue mejor mandado y mejor fecho y proveydo que no quemar vivo el indio de los que truxo Alonso Romo, por no querer descobrir á su señor, por- SGO HISTORIA GENERAL Y NATURAL que á ese tal los romanos le pusieran una contra nadie, en especial contra un indio estatua memorable en el foro, y á chrips- que quiso morir por ser fiel á su patria y líanos no es congedida tanta crueldad á su señor; pero adelante se pagó todo. CAPITULO XXVI. Cómo el g'obernador Hernando de Solo fué al pueblo de Jalameco , e'^cómo la cacica, señora de aquella tier- ra, le festejó é ochó al cuello un hilo de perlas que ella traia al cuello , é cómo hallaron otras muchas , é por su culpa del gobernador quedó de hallar todas las que quisíesse* y cómo adelante se hallaron perlas en nos de agua dulce, é otras muchas particulardades, convinientes al discurso destas historias. N< I o se maraville el letor si tan puntual- mente el historiador progede por las jornadas y rios y passos que este adelan- tado y gobernador Hernando de Soto y su exérgito llevaron por aquellas provin- cias y partes septentrionales; porque en- tre aquellos hidalgos que en todo ello se hallaron, ovo uno llamado Rodrigo Ran- jel, de quien se ha fecho y adelante se hará mengion , que militaba en aquesse exérgito , que queriendo entender lo que via é cómo se le passaba la vida, escre- bia á la jornada , á vueltas de sus traba- xos, todo loque lessubgedia como sabio, y aun por su recreagion; y aun porque cada chripstiano lo debia hager para se saber confesar é traer á la memoria sus culpas, en espegial los que la guerra con- tinúan, y aun porque los que han traba- xado y passado por tan exgesivos traba- xos huelgan después, como testigos de vista , de lo comunicar y dar parte á sus amigos , y para dar razón de sí, como de- ben. Y assi este Rodrigo Ranjel vino, pas- sadas todas essas cosas ya dichas é las si- guientes, á esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española , é dio relagion en es- ta Audiengia Real ** de todas estas cosas, é le mandó é encargó que por escripfo dixesse é me diesse á mi razón de todo, para que, como chronista de Sus Mages- tades destas historias de Indias, se aco- mulasse é pussiese en el número dellas aquesta conquista é descubrimiento sep- tentrional se supiesse, pues tantas nove- dades é peregrinas materias concurren para deletagion del prudente letor, é aviso de muchos que por estas Indias se vienen á perder tras un goberdador que assi dispensa de vidas agenas, como por estas mis vigilias é renglones paresge. Vengamos al subgesso é continuagion de lo que entre manos tenemos é aqui se tracta. Viernes, liltimo de abril, tomó el gobernador algunos de caballo, los mas descansados, y la india que truxo Balta- sar de Gallegos por guia , é fué camino de Cofitachequi, é fuéá dormir cabe un rio grande y hondo, y envió á Johan de Añasco con algunos de caballo á procu- rar de aver algunas lenguas é canoas pa- ra passar el rio, ó tomó algunas: é oiro dia llegó el gobernador al passo enfren- te del pueblo, é vinieron pringipales in- dios con dones, é vino la cagica señora de aquella tierra , la qual truxeron prin- * No parece fuera de propósito el advertir aqui que el autor suprimió en el título de este capítulo las palabras siguientes: «é de los árboles que hallaron, »como los de España, é otros de aquella tierra de «Cofitachequi; é cómo passaron sdclantc y cómo «quedó un chripstiano, dicho Rodríguez é un negro »y otros esclavos on aquellas jornadas, c cómo lle- «garon á Chihá , donde hallaron pueblos Qercados é «llevaron dealli quinientos esclavos», etc. ** En este pasage se hallan también borradas las siguientes palabras , que por contribuir á ilus- Irar la verdad histórica, trascribimos: «almuyre- «verendo señor licenciado, Alonso López de Cerra- rlo, que on ella preside. >j DE IJNDIAS. LIB. XVII. GAP. XXVÍ. 561 QÍpales con mucha auctoridad en unas an- das cubiertas de blanco (de liengo delga- do) y en hombros , é passó en las canoas, é habló al gobernador con mucha gragia y desenvoltura. Era moga y de buen ges- to, é quitóse una sarta de perlas que traía al cuello é échesela al gobernador por collar ó manera de se congraciar é ganarle la voluntad; é passó todo el exér- gito en canoas é dieron muchos pressen- tes de cueros muy bien adobados y man- tas; todo muy bueno, é infinitos tasajos de venados y hostias secas, mucha y muy buena sal. Todos los indios andaban cu- biertos hasta en pies con muy gentiles cueros muy bien adobados , y mantas de la tierra, y mantas de martas cebellinas, y mantas de gatos de clavo, olorosas; la gente muy limpia y muy polida y natu-» raímente bien acondigionada. Lunes á los tres de mayo llegó todo el resto del real, é no pudo passar este dia todo hasta otro dia martes ; pero no sin costa é perdida de siete caballos que se ahogaron, de los mas gordos y regios que trabaxaban con- tra la corriente, é los flacos que se de- xaban yr al amor del agua, passaban mejor. A los siete de mayo viernes fué Baltasar de Gallegos con la mas gente del real á Ilapi á comer siete barbacoas de mahiz que dixeron estaban alli que eran depóssito de la cagica. Este mismo dia entraron el gobernador é Rodrigo Ranjel en la mezquita ú oratorio desta gente ydolatria, é desenvueltos unos en- terramientos hallaron unos cuerpos de hombres asados en barbacoa , los bustos é hueco é pescuegos , é bragos y piernas lleno de perlas ; y andándolas sacando, vido el Ranjel una cosa, como esmeralda verde é muy buena y mostróla al gober- nador é holgóse mucho : é mandóle que se asomase á la gerca é higiesse llamar á Johan de Añasco, contador de Sus Ma- gestades, y el Ranjel le dixo: «Señor no llamemos á nadie: que podrá ser queha- TOMÜ I. ya alguna buena piedra ó joya. É el go- bernador replicó , y aun algo airado, é dixo: Pues aunque la haya ¿aviémosla de hurtar? Venido que fué Johan de Añas- co , sacaron aquella esmeralda y era de vidro , y tras aquella otras y otras qüen- tas de vidro y rosarios con sus cruges. También hallaron hachas vizcaynas de hierro , en lo qual conosgieron que esta- ban en la gobernagion ó tierra, donde fué á se perder el ligengiado Lúeas Vázquez de Ayllon. Sacaron de alli ocho ó nueve arrobas de perlas ; é cómo la cagica vido que hagian los chripstianos mucho caso dellas, dixo: «Eso tenéis en mucho?.. Id aquiá Talimeco, pueblo mió, y hallareis tantas que en essos vuestros caballos no las podáis llevar.» El gobernador dixo: «Déxenlas estar, é á quien Dios se la die- re en suerte, Saoct Pedro se la bendiga»; y assi se quedaron. Greyóse que penssa- ba el tomar aquello para sí, porque sin dubda es lo mejor que vieron é de mejor dispusigion de tierra, aunque no pares- gió mucha gente ni mahiz , ni se detuvie- ron á buscarlo ahy. Hagíanse alli algunas cosas como de España, que debieran in- dustriar los indios que se le fueron al li- gengiado Lúeas Vázquez de Ayllon , por- que hagian caigas y borgeguies é anti- parras con unos lagos de cuero blanco, y ellas negras, é con pestañas ó gejas de cuero colorado , como si en España se ovieran fecho. En la mezquita ó casa de oragion de Talimeco , avia pectos, como de coseletes y capagetes hechos de cue- ros de vacas crudos y pelados, y de lo mismo muy buenas rodelas. Este Talime- co era pueblo de gran auctoridad, y aquel su oratorio en un geno alto y muy auc- torigado ; el caney ó casa del cagique muy grande y muy alto é ancho , todo estera- do alto y baxo con muy primas y hermo- sas esteras, y por tan buen arte assen- tadas que paresgia que todas las esteras eran una sola estera. Por maravilla avia 71 o6ü HISTORIA GENERAL Y NATURAL buhío que no estoviesse esterado. Tiene este pueblo muy buenas savanas y gen- til rio é monte de nogales y roble, pi- nos, enginas y arboledas del liquidám- bar, y muchos gedros. En aqueste rio se díxo que avia hallado Alaminos , natural de Cuba (aunque español), una punta de oro; é tal fama fué pública en el real en- tre los españoles, é por esso se cree que es tierra de oro, é que se hallaran por alii buenas minas. Miércoles, trege de mayo , salió el gobernador de Gofitache- qui , é en dos dias llegó á la poblagion de Chalaque; pero nunca se pudo acer- tar con el pueblo del señor , ni ovo indio que lo descubriesse , é durmieron en un pinar, á donde comentaron á venir mu- chos indios é indias de paz con pressen- tes y dones, y estuvieron alli dia de Pas- cua del Spíritu Sancto. É desde alli escri- bió el gobernador á Baltasar de Gallegos con unos indios á las barbacoas que se dixo de suso que avian ido á comer el mahiz , para que se viniessen tras el go- bernador. Y el lunes, diez é siete de aquel raes , partieron de alli é fueron á dormir á un monte , y el martes fueron á Gua- quili , é salieron los indios de paz é dié- ronles mahiz, aunque poco, é muchas gallinas asadas en barbacoa, y pocos perrillos, que es buen manjar. Estos son unos perros pequeños que no ladran , é los crian en las casas para los comer: tam- bién les dieron tamemes , que son indios que llevan cargas. É el miércoles siguien- te fueron á un carrigal , é el jueves á una savana pequeña, donde se les murió un caballo ; é llegaron unos peones de los de Baltasar de Gallegos, hagiendo saber al gobernador que venia gerca. Otro dia viernes fueron á Xuala , que es un pue- blo en un llano entre unos rios ; el ca- cique del qual era tan bien acondicio- nado , que les dio á los chripstianos quanto le pidieron; tamemes, mahiz, perrillos, petacas y quanto tenia. Petacas son unas gestas encoradas y también por encorar, con sus tapaderos, para llevar ropa é lo que quisieren. Y el sábado llegó alli Baltasar de Galle- gos con muchos enfermos y coxos, que los ovieran menester sanos, en espegial que ya lenian las sierras por delante. En aque- lla Xuala les paresgió que avia mejor dis- pusigion para dar catas é aver minas de oro que en quanto avian andado é visto en aquella parte septentrional. Martes, á veynte é ginco de mayo, salieron de Xuala é passaron aquel dia una sierra muy alta, é fueron á dormir á un montegillo, é otro dia miércoles á una savana , donde pa- desgieron grand frió , aunque eran veyn- te é seys de mayo ; é alli passaron el rio á la espinilla, por donde salieron des- pués en los vergantines que higieron, que salido á la mar , dige é señala la carta de navegar que es el rio del Spíritu Sancto: el qual, segund las cartas del cosmógrapho Alonso de Chaves, entra en una bahia grande, é su boca deste rio en el agua salada está en treynta é un grados desta parte de la línia equino- gial. Tornando á la historia , de alli donde es dicho que passaron el rio á la espini- lla, se les volvió la cagica de Cofitache- qui, que llevaban consigo, en pago del buen tractamiento que della avian rege- bido , é aquel dia se quedaron ( digíasse que con maligia) Mendogade Montanjes é Alaminos de Cuba ; é porque Alonso Romo traia aquel dia la relroguarday los dexó, le hizo el gobernador volver por ellos, é los esperaron un dia ; y llegados , quí- solos ahorcar el gobernador. En lo de Xalaque quedósse un compañero que se degia Rodriquez , natural de Peñafiel , y quedó un esclavillo indio de Cuba, ladi- no, que era de un hidalgo dicho Ville- gas , y quedósse un esclavo de don Car- los, berberisco muy ladino, y quedósse Gómez , negro de Vasco Gongalez , muy DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XXVI. 563 ladino : el Rodríguez fué el primero , y essolros mas adelante de Xalaque. Otro dia fueron á dormir á un robredal, é el dia siguiente á par de un arroyo grande que le passaron muchas veges; é otro dia vi- nieron mensageros de paz é llegaron tem- prano á Guasili , é diéronles muchos ta- memes, muchos perrillos é mahiz : é por ser esta buena parada, llamaban después los soldados en los dados casa de gua- sulí, ó buen encuentro. Lunes, que fué el último de mayo , salió el gobernador de Guasili , é fué con su exérgito á un robredal á par de un rio , é otro dia pas- saron por Canasoga é fueron á dormir al campo ; y el miércoles fueron á dormir á par de una giénega , y aqueste dia co- mieron muy grande infinidad de moras. Otro dia jueves fueron á par de un arro- yo grande gerca del rio que avien passa- do en la savana (donde se fué la cagica), que yba ya grande. Otro dia viernes fue- ron á un pinar é arroyo, donde vinieron indios de paz de Ghiaha é truxeron ma- hiz. É otro dia sábado de mañana passa- ron los españoles el rio muy ancho , por un brago del , é entraron en Ghiaha, que está en una isla del mismo río. Sá- bado, ginco de junio , fué el dia que en- traron en Ghiaha ; y como desde Xuala todo avia seydo sierra é traian cansados y flacos los caballos, y los chripstianos yban assi mismo fatigados , convino pa- rar é descansar alli : é diéronles abun- dangia de mahiz , que hay mucho é bue- no, é diéronles muchas magamorras ^ in- finito ageyte de nueges y bellotas , que lo saben sacar muy bien y es muy bue- no é les hagia mucha ayuda á su mante- nimiento , puesto que el ageyte de nueges quieren algunos degir que engendra al- gunas ventosidades ; empero es muy sa- broso. Estovieron los indios quinge dias con los chripstianos en mucha paz ; ju- gaban con ellos, y también entre sí; na- daban en compañía de los chripstianos, y servíanlos en todo muy bien. Algá- ronse después un sábado , diez é nueve del mes , por gierta cosa que el gober- nador les pidió ; y en fin , era que les pidió mugeres. Otro dia por la mañana el gobernador envió á llamar al cagique, é vino luego , é otro dia lo llevó el go- bernador consigo á hager volver la gen- te, y en efeto vinieron. En tierra deste Ghiaha fue donde pri- mero hallaron estos españoles los pue- blos gercados. Ghiaha les dio quinientos tamemes y se consintieron echar colleras é cadenas. Lunes veynte é ocho de junio saUó el gobernador é su gente de Ghiaha é passaron por ginco ó seys pueblos é fueron á dormir á un pinar , delante de un pueblo; pero tovieron mucho trabaxo alli en passar un rio que yba muy regio, é higieron puente ó reparo de caballos desta manera que agora se dirá, para que los peones no peligrassen. Y fue assi, que pusieron los caballos en el rio á la hila cola con cabega é que estoviessen que- dos quanto pudiessen , é sobre cada uno su dueño, é resgebian el ímpetu del agua, é por baxo, donde no hagia golpe el agua , yban los peones asiéndose á las colas , estribo , coragas é crines de uno en otro ; y desta manera passaron bien todo el exérgito. Otro dia, martes, pas- saron por un pueblo, é tomaron alli mahiz é passaron adelante á dormir en el cam- po. El miércoles siguiente passaron un rio, é luego un pueblo y otra vez el rio, é fueron á dormir al campo ; é el jueves salió el cagique de Goste á regebirlos de buena paz, é llevó los chripstianos á dor- mir á un pueblo suyo. É enojóse porque unos soldados le ranchearon , ó mejor di- giendo , le saquearon unas barbacoas con- tra su voluntad. É assi otro dia jueves, i Macamorra es lo mismo que puches ó polcadas. 564 HISTORIA GENERAL Y NATURAL yendo camino para su pringipal pueblo de Coste, se descabulló y dio cantonada á los españoles, é puso en armas su gen- te. El viernes , dos dias del mes de ju- llio , llegó el adelantado gobernador á Coste , el qual pueblo está en una isla de rio , que alli va grande y regio y de ma- la entrada : é passáronle los chripstianos por el primero braco sin peligro de nin- guno de los milites (que no fue poca ven- tura) ; é entróse el gobernador en el pue- blo descuydado y desarmado con algunos desarmados , y como los soldados lo te- nían por costumbre, comengaron á subir en las barbacoas, y en el instante que lo comengaron , los indios les comengaron á dar do palos y tomar sus arcos y fle- chas y salir á la plaga. El gobernador mandó que todos sufricssen é compor- tassen , por el evidente peligro en que estaban, é que nadie echasse mano á las armas; y él comengó á reñir con los sol- dados , y por disimular también daba á algunos de palos , é halagó al cagique é (líxole que no queria que los chripstianos les diessen enojo , que á la savana de la isla queria salir á aposentarse. É el cagi- que é los suyos fueron con él , é cómo fueron apartados del pueblo en lugar de- sembaragado, mandó echar mano al ca- gique é á diez ó doge pringipales, é pu- siéronlos en cadenas con sus colleras y amenagólos, é dixo que los avia de que- mar á todos , porque avian puesto mano en los chripstianos. De alli de Coste en- vió el gobernador dos soldados á ver la provingia de Chisca , que tenia grand fa- ma de rica, la via del Norte, é truxeron buenas nuevas. Alli en Coste se halló en un tronco de un árbol tan buena miel de abejas y aun mejor que en España la pue- de aver. En aquel rio se hallaron en al- gunas almejas que sacaron del para co- mer, algunas perlas, y fueron las prime- ras que essos chripstianos vieron de agua dulge, aunque en muchas parios de aque- lla tierra las hay. Viernes, nueve de jullio, salió el adelantado é su exérgito de Cos- te, é passaron el otro brago del rio é fueron á dormir al rio mesmo , é estaba Tali de la otra parte ; y cómo el rio va junto é grande no pudieron passarle , é creyendo los indios que passáran, en- viaron canoas y en ellas sus mugeres y hijos y ropa dtístotra parte bien desviado de los chripstianos; pero todo se lo to- maron de súbito, y como yban cami- nando con el agua hizo el gobernador que todo se les tornasse, lo qual fue cau- sa quel cagique viniesse de paz , y los passó de la otra parte en sus canoas, é les dio á los chripstianos lo que ovieron menester. Y assi lo hizo en su tierra, por donde después passaron; é estovieron alli el sábado, é diéronles tamemes, é par- tiéronse el domingo y durmieron en el campo. El lunes passaron un rio , y durmieron en el campo. El martes passaron otro rio , y el miércoles otro gran rio , y dur- mieron en Tasqui. Todos estos dias pas- sados desde que partieron de á par de Tali les hagia sacar el cagique de Tali de sus pueblos comarcanos al camino mahiz y magamorras y frísoles cogidos , y todo lo quél mas podia. El jueves fueron á otro pueblo pequeño é passaron otros pueblos , é el viernes entró el goberna- dor en Coga. Este es un gran cagique é de mucha tierra , y una de las mejores y mas abundosa que hallaron en la Flori- da; é salió el cagique á resgebir al go- bernador en unas andas, cubiertas de mantas blancas de la tierra , las quales andas traian en los hombros sesenta ó septenta pringipales suyos, y no otro in- dio de los plebeos ó comunes , y aque- llos que lo traian se remudaban de quan- do en quando , con grandes gerimonias á su modo. Avia en Coga muchas giruelas de las tempranas de Sevilla , muy buenas, y ellas y los árboles suyos assi como los DE INDIAS. LIB. XVII. GAP. XXVI. 565 de España. También avie unas manganas agras, como las que digen canavales en Extremadura, pequeñas. Estovieron alli en Coga algunos dias, en los quales se alga- ron los indios, y se dexaron al cagique en poder de los chripslianos con algunos prin- gipales, é fueron á los ranchear, é lomaron muchos que echaron presos en colleras de hierro é cadenas : y á la verdad , segund lo testificaron ojos de vista , era cosa de mucha lástima verlo; pero no se desacuer- da Dios de ninguna cosa mal hecha ni queda sin castigo, como la historíalo dirá. Un viernes , veynte de agosto , sa- lió el gobernador é su gente de Co- ga , é quédeseles alli un chripstiano que se degia Feryada, levantisco, é fueron á dormir aquel dia adelante de Talimu- chusy , é otro dia con mucha lluvia fue- ron á dormir á Itaba , gran pueblo á par de un buen rio , é alli rescataron al- gunas indias , que se las daban á trueco de espejos y cuchillos. Lunes treynta de agosto salió el gobernador de Itaba , y fué con su exérgito á dormir á un robre- dal , é el dia siguiente fueron á Ulibaha- li, muy buen pueblo , junto á un grande rio. É estaban muchos indios de mal arle aguardando , penssando de les quitar á los chripslianos el cagique de Coga, por- que eran subjettos á él ; y porque no se algasse la tierra ni les negassen les man- tenimientos, lo llevaban consigo, é en- traron en el pueblo á muy buen recabdo. É el cagique de Coga mandó que los in- dios dexassen las armas ; é assi se hizo, é les dieron tamemes é veynle indias , é fueron en paz , aunque se les quedó alli un hidalgo de Salamanca, llamado Man- gan© , é no se supo si de su voluntad ó si de desatino , yendo solo á ranchear, puesto quél yba á pié é aflexido , é avie requerido á otros soldados que se que- dassen, antes que le echassen menos: es- to no se supo gierto, pero díxose en el real después que faltó. También se le fué alli al capitán Johan Ruiz Lobillo un ne- gro muy ladino , que se degia Johan Viz- cayno. El dia que salieron deste pueblo, co- mieron muchas uvas , tan buenas como de viñas de España cavadas : en Co- ga y mas airas las avian comido muy buenas, pero estas de Ulibahali fueron las mejores. Deste pueblo de Ulibahali salieron los españoles é su gobernador un jueves á dos dias de septiembre , é fueron á dormir á un bonico pueblo cabe el rio, é otro dia, viernes, vino á Pia- chi , que está á par de un rio , é alli es- peraron á Lobillo un dia , el qual sin li- gengia avia ydo á buscar su negro, é ala vuelta riñó con él mucho el gobernador. El domingo salieron de alli é fueron á dormir al campo , é otro dia, lunes, fue- ron á Tuasi, donde les dieron tamemes é les dieron treynta y dos indias. Lunes trege de septiembre salió de alli el go- bernador , é fueron á dormir al campo , é el martes higieron otra jornada , é para- ron assi mismo en el campo , é el miér- coles fueron á un pueblo viejo que tenia dos gercas y buenas torres , y son desla manera aquellos muros. Hincan muchos palos gordos altos y derechos junios unos con otros : estos léxenlos con unas varas largas , y embárranlos por de dentro y por defuera , é hagen sus saeteras á tre- chos j y hagen sus torres y cubos repar- tidos por el liengo y parles del muro que le convienen; y apartados dellos, pares- gen á la vista una gerca ó muralla muy gentil , y son bien fuertes lales gercas. Otro dia, jueves, fueron á dormir á un pueblo nuevo junto al rio , donde reposa- ron aquel dia los españoles. É otro dia, sábado , fueron á Talisi , y hallaron alga- do el cagique y la tierra. Este pueblo es grande y fértil de mucho mahiz , y jun- to á un gran rio; é alli fué un mensajero de Tascaluga , poderoso señor y muy te- mido en aquella tierra , é luego fué un 566 HISTORIA GENERAL Y NATURAL hijo suyo , é mandó el gobernadoi' ca- balgar é que corriessea los de caballo é tocassen las trompetas ( mas por ponerles temor, que por hagerles fiesta con tal resgebimiento ) ; y al tornarse aquellos indios envió el adelantado con ellos dos chripstianos avisados de lo que avian de sentir y espiar , para tomar aviso é estar apergebido. A los veynte é ginco de sep- tiembre vino el cagique de Talisi , é dio lo que le pidieron , assi como tamemes, mugeres y mantenimientos, é desde alli enviaron é dieron libertad al cagique de Coga, para que se tornasse á su tierra: é yba muy enojado é lloroso porquel go- bernador no le quiso dar una hermana suya que le llevaban, é porque le avian á él trahido tan apartado de su tierra. Martes á ginco de octubre salieron de Ta- lisi é fueron á dormir á Casiste , ques un bonico pueblo á par del rio. E otro día, miércoles, fueron á la Gaxa, un pueblo ruin , ribera del rio , é á la raya de Ta- lisi é de Tascaluga. É otro dia, jueves, fueron á dormir á par del rio , é estaba del otro cabo del agua un pueblo que se llama Humatí; é otro dia, viernes, fue- ron á otra poblagion nueva, que se dige Uxapita ; é el otro dia , sábado , fueron á asentar su real una legua antes de llegar al pueblo de Tascaluga en el campo, é desde alli el gobernador envió mensaje- ro , y vino con respuesta que fuesse en buen hora, quando él quisiesse. Preguntando el historiador á un hidal- go bien entendido que se halló pressente con este gobernador é anduvo con él to- do lo que vido de aquella tierra septen- trional , que á qué causa en cada parte que llegaba este gobernador é su exérgi- to pedian aquellos tamemes ó indios de carga , é por qué tomaban tantas muge- res, y essas no serian viejas ni las mas feas ; y dándoles lo que tenian , por qué detenían los cagiques y pringipales , y á dónde yban que nunca paraban ni sose- gaban en parte alguna: que aquello ni era poblar ni conquistar, sino alterar é asolar la tierra é quitar á todos los natu- rales la libertad , é no convertir ni hager á ningún indio chripstiano ni amigo ; res- pondió é dixo : Que aquellos indios de carga ó tamemes los tomaban por tener mas esclavos ó servidores , é para que les llevassen las cargas de sus manteni- mientos, é lo que robaban ó les daban; é que algunos se morian é otros se huian ó se cansaban , é que assi avian menes- ter renovar é tomar mas : é que las mu- geres las querían también para se servir dellas é para sus sugios usos é luxuria, é que las hagian baptigar para sus car- nalidades mas que para enseñarles la fé: y que si detenían los cagiques é pringi- pales, que assi convenia para que los otros sus subditos estoviessen quedos é no les diessen estorbo á sus robos é á lo que quisiessen hager en su tierra de los tales. Y que á dónde yban ni el gober- nador ni ellos lo sabian , sino que su in- tento era de hallar alguna tierra tan rica que hartasse sus codibgias, y saber los secretos grandes quel gobernador degia que sabia de aquellas partes , segund muchas informagiones que se le avian dado. É que quanto á alterar la tierra é no poblar , que no se podia hager otra cosa hasta topar assiento que les satisfi- giesse. ¡Oh gente perdida, oh diabóUca cobdigia, oh mala congiencia, oh des- venturados míUtes, cómo no entendie- des en quánto peligro andábades , y quán desasosegadas vuestras vidas y sin quietud vuestras ánimas! ¿Cómo no os acordárades de aquella verdad , que de- plorando el glorioso Sanct Augustin de la miseria pressente desta vida, di- ge *: «esta vida es vida de miseria, ca- i Mcdil cnp. 21. DE INDIAS. LIB. XYII. CAP. XXVI. £67 duca é ingierta, vida trabajosa é no limpia, vida, Señor, de males, reyna de los soberbios, llena de miserias é de es- panto ; que no es vida ni se puede de- gir sino muerte, pues que en un mo- mento se acaba por varias mulagiones é diversos géneros de muerte? Oid, pues, letor cathólico, y no lloréis menos los in- dios conquistados que á los chripstianos conquistadores dellos , ó matadores de sí y de essotros , y atended á los subgesos déste gobernador mal gobernado , ins- truido en la escuela de Pedrarias de Avi- la , en la disipagion y asolagion de los indios de Castilla del Oro, graduado en las muertes de los naturales de Nicara- gua y canonigado en el Perú , segund la orden de los Pigarros ; y de todos essos infernales passos librado y ydo á España cargado de oro, ni soltero ni casado. supo ni pudo reposar sin volver á las In- dias á verter sangre humana, no conten- to de la vertida , y á dexar la vida de la manera que adelante se dirá ; y dando causa á que tantos pecadores, engaña- dos de sus vanas palabras , se perdies- sen tras él. Ved qué querría él mas de lo que le ofresgió aquella reyna ó cagica de Cofitachequi, señora de Talimeco, donde le dixo que en aquel lugar suyo hallaria tantas perlas que no las pudies- sen llevar todos los caballos de su exér- gito; y resgibiéndole con tanta humani- dad, ved cómo la tracto. Vamos adelante, y desta verdad que aveis leydo no se os olvide, como para en prueba de tantas perlas , como se le ofresgieron , ya lle- vaba este gobernador é su gente ocho ó nueve arrobas de perlas , é sabrés cómo las gogaron con lo demás. CAPITULO XXVII. En que se cuenta lo que le aconlesció al adelantado Hernando de Soto con el cacique de Tascaluca, lla- mado Actahachi , el qual era tan alio hombre que páresela gigante; é de las guacabaras é crudas batallas c asalto que dieron á los chripstianos en el Pueblo llamado Mabila é adelante en Chicaca. E cucntanse en este capítulo otros sabuesos á la historia convinientes y notables. omingo, diez de octubre, entró el gobernador en el pueblo de Tascaluga, que se llamaba Athahachi, pueblo nue- vo; é estaba el cagique en un balcón que se hagia en un gerro á un lado de la plaga , arrevuelto á la cabega gierta toca como almaygar, tocado como moro, que le daba auctoridad , é un pelote ó manta de plumas hasta en pies muy auc- torigado , sentado sobre unos coxines al- tos, y muchos pringipales de sus indios con él. Era de tan alta estatura como aquel Antonico de la guarda del Empe- rador, nuestro señor, y de muy buenas proporgiones, muy bien hecho y gentil hombre : tenia un hijo mangebo tan alto como él, pero era mas delgado. Estaba siempre delante deste cacique un indio muy bien dispuesto en pié, con un quita- sol en una vara que era como un mos- cador redondo y muy grande, con una cruz (semejante á la que traen los caba- lleros de la Orden de Sanct Johan de Rodas) en medio en campo negro , y la cruz blanca. Y aunque el gobernador en- tró en la plaga , y se apeó y subió á él, no se levantó, sino estúvose quedo y se- guro, como si fuera un rey , y con mucha gravedad. El gobernador estuvo un poco sentado con él, y desde á poco se le- vantó y dixo que se fuessen á comer y llevólo consigo, y vinieron indios á dan- gar; é dangaronmuy bien al modo de los labradores de España, de manera que era plager verlos. Á la noche quissiéra- se yr, é el adelantado le dixo que alli 568 HISTORIA GENERAL Y NATURAL avia de dormir : entendiólo y mostró que burlaba de tal determinagion , y seyendo señor darle á él tan súbita ley ó impedi- mento en su libertad, y dissimulando con el caso , despachó luego sus principales cada uno por sí , é él durmió alli á su pesar. Otro dia el gobernador le pidió tamemes y gien indias , é el cacique dio alli quatrogientos tamemes, y los demás y las mugeres dixo que daria en Mabila, provingia de un vasallo pringipal suyo, é el gobernador se contentó que la resta de aquella su injusta demanda se satisfi- giesse en Mabila. É mandó darle un ca- ballo y unos borgeguies y un manteo de grana por llevalle contento ; pero como el cagique le avia ya dado quatrogientos tamemes, ó mejor digiendo esclavos, é le avia de dar en Mabila gien mugeres, é los que mas quissiesen, ved que con- tentamiento le podian dar essos borge- guies é manteo é levarle á caballo, que penssaba él que yba caballero en un ti- gre ó en un ferogíssimo león , porque en mas temor estaban los caballos reputa- dos entre aquella gente. En fin, martes doge de octubre, salieron de aquel pueblo Atahachi, llevando el cagique, segund es dicho, é con él muchos pringipales y siempre el indio con el quitasol delante de su señor, y otro con un coxin ; é fue- ron aquel dia á dormir al campo. É otro dia miércoles llegaron á Piachi , ques un pueblo alto sobre un barranco de un rio enriscado , y el cagique del maligioso , é púsose en resistirles el passo ; pero en efeto passaron el rio con trabaxo , é ma- táronles dos chripstianos , é fuéronse los pringipales que acompañaban al cagique. En aquel pueblo Piachi se supo que avian muerto á don Teodoro y á un negro , que salieron de las barcas de Pamphilo de Narvaez. El sábado, diez y seys de octu- bre, partieron de alli é fueron á un mon- te, donde vino un chripstiano de dos quel gobernador avia enviado á Mabila ; é di- xo que avia mucha junta de gente en Mabila y armada. Otro dia fueron á un pueblo gercado, y vinieron mensajeros de Mabila que truxeron al cagique mucho pan de castañas, que hay muchas é bue- nas en su tierra. Lunes, diez y ocho de octubre, dia de Sanct Lúeas, llegó el gobernador á Mabila , aviendo passado aquel dia por algunos pueblos, que fué causa de detenerse la gente á ranchear y derramarse por paresger tierra poblada; é no llegaron con el gobernador sino quarenta de caballo en avanguarda, y puesto que estovieron un poco detenidos por no mostrar el gobernador flaqueza, se entró en el pueblo con el cagique, y todos se entraron con él. Higieron los indios luego un areyto, ques su manera de bay- le en danga y cantando. Estando en esto, vieron unos soldados meter hages de ar- cos y flechas dissimuladamente en unos guanos, é otros chripstianos vieron que lo alto y lo baxo de los buhíos estaba lleno de gente dissimulada. El goberna- dor fué avisado, é púsose su'gelada en la cabega, é mandó que saliessen todos á cabalgar é apergebir toda la gente que oviesse allegado : é apenas ovieron sa- lido , quando tomaron los indios las puer- tas de la gerca del pueblo. É quedaron con el gobernador Luis de Moscoso é Baltasar de Gallegos é Espíndola , capi- tán de la guarda é siete ú ocho solda- dos : é metióse el cagique en un buhío é no quisso salir del ; é luego comengaron á tirar flechas en el gobernador. Balta- sar de Gallegos entró por el cagique , é no queriendo salir, derribó un brago de una cuchillada á un pringipal. Luis de Moscoso esperábalo á la puerta por no le dexar solo , el qual estuvo peleando como caballero , é hizo todo lo posible, hasta tanto que no podiendo mas sofrir le dixo: «Señor Baltasar de Gallegos, sa- lios, sino dexaros hé, que no os puedo mas esperar.» En este tiempo avian ca- DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XXVII. 569 balgado Solís , vegino de Triana de Se- villa, é Rodrigo Ranjel, que fueron los primeros, é por sus pecados derribaron luego muerto al Solís. El Rodrigo Ranjel llegó gerca de la puerta de la villa al tiempo quel gobernador salia y dos sol- dados de su guarda con él , é sobrél mas de septenta indios, los guales se detovie- ron de temor del caballo de Rodrigo Ranjel , é queriéndoselo él dar, llegó un negro con el suyo : é mandóle al Rodri- go Ranjel que socorriesse al capitán de la guarda que quedaba atrás, el qual sa- lia bien fatigado é un soldado de la guar- da con él , é el de caballo hizo rostro á los enemigos hasta que salió de peligro. É volvióse al gobernador Rodrigo Ran- jel, é hízole sacar mas de veynte flechas que sobre sí llevaba asidas de las armas, que son unos sayos colchados de algo- don gruesos; é mandó á Ranjel que guar- dasse á Solís hasta sacarlo de entre los enemigos, porque no lo llevassen dentro, y el gobernador fuésse á recoger la gen- te. Ovo tanta vertud y vergüenza este dia en todos los que en este primero acometimiento é pringipio desta mala jor- nada se hallaron que pelearon por ad- miración, é cada chripstiano hagia su deber, como valentíssimo milite. Luis de Moscoso y Baltasar de Gallegos sa- lieron con los demás soldados por otra puerta. En efelo , los indios se quedaron con el pueblo y con toda la hagienda de los chripstianos y con los caballos que que- daban atados dentro , que mataron lue- go. El gobernador recogió todos los qua- renta de caballo que estaban alli, é llegá- ronse á una plaga grande delante de la puerta pringipal de Mabita, é alli salie- ron los indios , sin osar desviarse mucho de la gerca; épor sacarlos afuera, higie- ron que huian los de caballo al galope, apartándose bien de los muros, y los in- dios creyéndolo, desviáronse del pue- TOMO 1. blo é de la gerca en su seguimiento, cob- digiosos de emplear sus flechas : é quan- do fue tiempo , los de caballo dieron la vuelta sobre los enemigos , é primero que se pudiessen acoger, alangearon muchos. Don Carlos quiso llegar con el caballo hasta la puerta , é diéronle al caballo un flechago en los pechos, é no lo pudiendo volver , apeóse á sacarle la flecha é vino otra que le dio á él en la olla , sobre el hombro, de la qual, pidiendo confesión, cayó muerto. Los indios no osaron mas desviarse de la gerca. Estonges el ade- lantado gercóles por muchas partes hasta que se allegó el real todo , é entráronles por tres partes poniendo fuego , cortan- do primero con hachas la gerca : é el fue- go anduvo tal que se quemaron las nue- ve arrobas de perlas que traían é toda la ropa y ornamentos y cáliges y formas de hostias y el vino para degir misa, y que- daron como alárabes desnudos y con harto trabaxo. Avian quedado en un buhío las mu- geres chripstianas , que eran unas es- clavas del gobernador ; é algunos pa- ges , un frayle , un clérigo y un coginero é algunos soldados defendiéronse muy bien de los indios , que no les pudieron entrar hasta que los chripstianos llegaron con el fuego é los sacaron. É todos los españoles pelearon , como varones de grandes ánimos, é murieron dellos veyn- te é dos, é hiriéronles otros giento é quarenta é ocho de seysgientos é ochenta é ocho flechagos ; é matáronles siete ca- ballos é hirieron veynte é nueve otros. Las mugeres y aun muchachos de quatro años reñían con los chripstianos , y mu- chachos indios se ahorcaban por no ve- nir á sus manos, é otros se metían en el fuego de su grado. Ved de qué voluntad andarían aquellos tamemes. Ovo grandes flechagos , y de tan buena voluntad y fuerga enviados , que la langa de un hi- hidalgo , dicho Ñuño de Tovar , que era 72 570 HISTORIA GENERAL Y NATURAL de dos costaneras de fresno y muy bue- na , la passó una flecha por medio de parte á parte, como un barreno, sin as- tillar nada , y quedó la flecha hecha una aspa en la langa. Murieron este dia don Carlos y Frangisco de Soto , sobrino del gobernador, y Johan de Gamez de Jaén, é Men Rodríguez, buen hidalgo portu- gués, y Espinosa, buen hidalgo, y otro dicho Velez , y un Blasco de Barcarrota y otros muy honrados milites; y los he- ridos fueron todos los mas de la gente de bien é de honra. Matarían tres mili gandules, sin los quales fueron otros mu- chos heridos que los hallaban después muertos en los buhíos y por los caminos. El cagique nunca se pudo saber del muer- to ni vivo : el hijo hallaron alangeado. Passada la batalla de la manera que es- tá dicho, reposaron alli hasta el domingo catorge de noviembre , curando los heri- dos y los caballos, y quemaron mucha par- te déla tierra. Hasta que salieron de alli fueron los muertos todos , desde queste gobernador é sus exérgitos entraron en la tierra de la Florida, giento é dos chrips- tianos , y no todos á mi paresger en ver- dadera penitengia. El domingo, catorge de noviembre del año ya dicho , salió el gobernador de Ma- bila , y el miércoles siguiente llegó á un muy buen rio , é jueves veynte é ocho fueron por malos passos y giénegas y ha- llaron un pueblo con mahiz que se de- gia Talicpacana. Avian descubierto los chripstianos de la otra parte del rio un pueblo que les paresgia bien desde lexos é de gentil assiento, y el domingo á veyn- te é uno de noviembre halló Vasco Gon- galez un pueblo media legua deste que se llama Mogulixa , del qual avien pas- sado el mahiz todo de la otra parte del rio , é teníanlo en montones cubierto con esteras , é estaban los indios de la otra parte del agua, hagiendo fieros. Hízose una piragua que se acabó á los veynte é nueve dias del mes , é hízose un carre- tón grande para llevarla hasta Mogulixa, é echada al agua, entraron sessenta sol- dados en ella. Los indios tiraron innume- rables saetas ó flechas, mejor digiendo; pero cómo esta grand canoa llegó á tier- ra, huyeron é no hirieron sino tres ó qua- tro chripstianos. Tomóse bien la tierra y hallóse harto mahiz. Otro dia , miércoles , fue todo el real á un pueblo que se dige Zabusta, y por alli passó el rio en la piragua y con algunas canoas que se tomaron alli: é fueron á se aposentar en otro pueblo del otro cabo, porque arríba hallaron otro buen pueblo é tomaron el señor del que se degia Apafalaya , é llevá- ronle por guia é lengua, é llamóse esa ribera el rio de Apafalaya. Deste rio é poblagion salió el gobernador é su gen- te en demanda de Chicaga el jueves , á nueve de digiembre é llegaron el martes siguiente al rio de Chicaga, aviendopas- sado hartos malos passos y giénegas y ríos y frios. Y porque sepáis, letor, qué vida traían aquellos españoles, dige Rodrigo Ran- jel , assi como testigo de vista , que en- tre otras muchas nesgessidades de hom- bres que se passaron en esta empresa, vido en ella á un caballero , llamado don Antonio Osorio , hermano del señor marqués de Astorga, con una ropilla de mantas de aquella tierra rota por los cos- tados , las carnes defuera , sin bonete, la calva defuera, descaigo sin caigas ni ga- patos, una rodela á las espaldas, una es- pada sin vayna , los yelos y frios muy grandes ; y ser él tal y de tan ilustre ge- nealogía le hagia comportar su trabaxo y no llorar, como otros muchos, puesto que no avie quien le pudiesse socorrer, sien- do quien era y aviendo tenido en Es- paña dos mili ducados de renta por la Iglesia; y que aquel dia que este hidalgo assi lo vido, creía que no avie comido DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XXVII. 574 bocado , é avíalo de buscar por sus uñas, para genar. Yo no pude estar sin reírme, quando le oy dcQÍr que esse caballero avia dexado la Iglesia y renta ques dicho, por yr á buscar essa vida al son de las pa- labras de Soto ; porque conosgí yo muy bien á Soto, y aunque era hombre de bien , no le tenia yo por de tan dulge habla ni maña que á personas semejan- tes pudiesse él engañar. ¿ Qué queria un hombre tal de una tierra incónita é no sabida, ni el capitán que llevaba della sabia mas sino que se avian perdido en ella Johan Ponge de León y el ligengia- do Lúeas Vázquez de Ayllon é Pamphi- lo de Narvaez é otros mas diestros que Hernando de Soto?.... Y los que tales guias siguen, assi les ha de yr de nes- gessidad, pues hallaron partes donde pudieran poblar é descansar , é poco á poco calar é entenderse y entender la tierra. Vamos á lo demás: que poco tra- baxo es el desse caballero á respecto de los que mueren, sino se salvan. El rio de Chicaga halláronle que yba cresgido fuera de madre , y los indios de la otra parte puestos en armas , con mu- chas banderas blancas. Dióse orden en hager una piragua , y envió el goberna- dor á Baltasar de Gallegos con treynta de caballo, nadadores , que fuessen á buscar el rio arriba por donde le pudiessen pas- sar , é diesse de súbito sobre los indios; é fué sentido, é desampararon el passo, é assi passaron muy bien en la piragua un jueves á los diez é seys del mes : é adelantósse el gobernador con algunos de caballo, é llegaron muy noche al pue- blo del señor, é estaba toda la gente al- gada. Otro dia después llegó Baltasar de Gallegos con los treynta que con él fue- ron , é alli estovieron en Chicaga aquella Pasqua de Navidad , é nevó con tanta ventisca , como si esto vieran en Burgos, é con tanto ó mas frió. Lunes tres dias de enero de mili é quinientos é quarenta y uno , vino el cagique de Chicaga de paz, é dio luego guias é lenguas á los chrips- tianos para yr á Caluga , que tenia mucha fama entre los indios. Es Caluga una pro- vingia de mas de noventa pueblos (no subjecta á nadie ) , de gente feroz muy belicosa y muy temida , é próspera tierra en aquellas partes. En Chicaga mandó el gobernador que fuesse la mitad de la gente de su exérgito á hager guerra á Sacchuma , y á la tornada se hizo de paz el cagique Miculasa , é vinieron mensa- jeros de Talapatica. É en estos medióse discursos dessa guerra llegó el tiempo de caminar, é pidieron tamemes al cagique; é alborotáronse los indios entre sí de tal manera que los chripstianos lo entendie- ron, é quedaron que los darían para los quatro de margo que se avian de partir, é que aquel dia vendrían con ellos: la víspera del qual el gobernador cabalgó é halló los indios de mal arle , é conosció- se la ruin intengion que tenían , é vol- vióse al real, é díxo públicamente : «Es- ta noche es noche de indios ; yo dormiré armado y mi caballo ensillado.» É todos dixeron que harían lo mesmo ; é llamó al maestro de campo , que era Luís de Moscoso , é díxole que pusiesse aquella noche buen recabdo en la gentinela, pues era la postrera. El gobernador , en sa- liéndose, de donde él quedaba aquellos sus milites, con quien avia fecho essos apergebimientos , se echó desnudo en su cama , é no se ensilló su caballo ni otro, é todos en el real se echaron á dormir sin cuydado y desarmados. El maestro de campo puso para el quarto del alba tres de caballo , los mas para menos y de peores caballos de toda la hueste. Y el dia ya dicho, quatro de margo, que avien prometido de dar los indios tame- mes, en amanesgíendo (cumpliendo su palabra ) , entraron por el real en muchos esquadrones tocando alambores , como sí fuera en Italia , y poniendo fuego al real 572 HISTORIA GENERAL Y NATURAL quemaron é tomaron cinqüenta é nueve caballos, entre los guales tres dellos les passaron ambas espaldas con las flechas; y como gente descuydada se ovieron los chripstianos en este fecho , y pocas ar- mas , cotas , langas y sillas quedaron por quemar , y todos los caballos se fueron aventados , huyendo del fuego y de la grita. Solamente pudo cabalgar el ade- lantado , y no le fincharon el caballo ni él se abrochó el sayo de armas , y Tapia de Valladolid con él ; é al primero indio que alcauQÓ, que le dio unalangada, ca- yó sobre él con la silla ; y si los indios supieran seguir su victoria , este fuera el postrero dia de las vidas de todos los chripstianos de aquel exérgito , y el que diera fin á la demanda de los ta- memes. Luego los españoles se passaron á una savana una legua de aquel pueblo en que estaban , é tenian buhios é manteni- mientos , é assentaron real en una ladera é gerro , é diéronse priessa á assentar la fragua, é higieron los fuelles de cueros de osos ; é templaron las armas , é higie- ron fustes de sillas, y proveyéronse de langas , que avia por alli muy buenos fresnos , y dentro de ocho dias lo tuvie- ron todo aderesgado. Matáronles en la dicha Chicaga y quemáronles vivos hasta doge chripstianos. Martes quinge de mar- go , al quarto del alba , volvieron los in- dios sobre los chripstianos con determi- nagion de acabarlos , y dieron en ellos por tres partes ; y cómo la nesgessidad los avia hecho diligentes é estaban sobre aviso y en vela, pelearon con ellos vale- rosamente, é pusieron á los indios en huida , é plugo á Dios que los chripstia- nos no tuvieran mucho daño , aunque de los indios murieron pocos. Algunos espa- ñoles se mostraron este dia muy valien- tes de sus personas , y ninguno dexó de hager lo que debia, é mal aventurado fuera el que en tal tiempo no defendiera bien su vida y dexára de mostrar á los enemigos la virtud y armas de los chrips- tianos. CAPITULO XXVIIÍ. En que la historia cuenta otro recuentro de una albarrada , en que peleó el adelantado con los indios , é co- mo llegó á un rio muy grande, el qual passaron los chripstianos, é de una oración é raconamienlo que en favor de la cruz y de la fé hizo delante del adelantado y de los chripstianos el cacique de Casqui , y de la conten9Íon deste ca9ique con otro su enemigo, llamado Pacaha, sobre quál debia preceder al otro. Par- tieron de Uliangiie , y dícense muchas particularidades notables. iTJIartes veynte é seys dias de abril del año ya dicho de mili é quinientos é qua- renta y un años, partió el gobernador Hernando de Soto de la savana de Chica- ga, é fueron á dormir á Limamu , y estu- vieron alli buscando mahiz, porque los in- dios lo tenian escondido, é avian de passar un despoblado. É el jueves fueron á otra savana, donde tenian los indios fecha una albarrada muy fuerte , y dentro della mu- chos indios de guerra muy embixados y pintados todos de colores que paresgian muy bien (y aun paresgian mal, ó á lo menos les eran dañosos á los chripstia- nos) : é entráronles por fuerga el albarra- da , con algún daño que ovo de muertos y heridos de parte del adelantado y su exérgito , y mucho sin comparagion ma- yor de parte de los vengidos, é masovie- ra, si no huyeran los indios. Sábado, úl- DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XXVIII. 373 timo de abril, partió el exérgito del assiento de la albarrada, y caminaron nueve dias por despoblado é mal camino de montes é giénegas, hasta domingo ocho de mayo que llegaron al primero pueblo de Quizqui: é tomáronle de sobresalto, é cativaron mucha gente é ropa ; pero el gobernador los puso luego en libertad é se lo hizo lodo restituir , por temor de guerra, aunque no bastó para hager ami- gos essos indios. Una legua deste pue- blo se halló otro de mucho mahiz, é lue- go á otra legua otro assimismo con mu- cho mahiz: alli vieron el rio grande. Sá- bado veynte y uno de mayo se passó el real á una savana entre el rio é un pue- blo pequeño , é hicieron ranchos , é se comengaron á hager quatro piraguas pa- ra passardelaotra parte. Degian muchos dessos conquistadores, que era mayor rio aqueste quel Danubio. De la otra van- da del rio se juntaron hasta siete mili in- dios para defender el passo , y con has- ta dosgientas canoas, todas con escudos, que son hechos de cañas juntas , tales y tan texidas con tal hilo que apenas los passa una ballesta. Venian lloviendo fle- chas y el ayre lleno deltas, y con tal gri- ta que paresgie cosa de mucho temor; pero visto que no se dexaba la obra de las piraguas por ellos, dixeron que Pa- caha , cuyos eran , los mandaba quitarse de alli , y assi dexaron el passo desem- baragado. Y el sábado á ocho de junio, passó todo el real en las quatro piraguas aquella gran ribera, é dieron muchas gragias á Dios, porque á su paresger nin- guna cosa tan dificultosa se les podia ofresger. Luego el domingo fueron á un pueblo de Aquixo: martes, veynte y uno de junio , salieron de alli é passsaron por la poblagion de Aquixo , ques muy her- mosa ó de lindo assiento. Otro dia, miér- coles, passaron por el mas mal camino de ciénegas é agua que tovieron en todo lo que vieron de la Florida, é en esta jornada tuvo mucho trabaxo la gente. El otro dia siguiente , jueves, entraron en tierra de Quarqui é passaron por mu- chos pueblos, é otro dia viernes, dia de Sanct Johan , fueron al pueblo del señor de Gasqui , é dio comida é ropa á este exérgito , é el sábado entraron en su pue- blo: é tenia muy buenos buhíos, y en el pringipal sobre la puerta muchas cabegas de toros muy fieros , assi como en Espa- ña se ponen á las puertas de las casas de los caballeros monteros cabegas de puer- cos javalíes ú osos. Alli pussieron los chripstianos en un gerro la cruz : resgi- biéronla y adoráronla con mucha devo- gion , y digo con mucha devogion , por- que venian los indios giegos y coxos á pedir salud. La fé destos, degia Rodrigo Ranjel , que era mayor que la de los con- quistadores , si fueran doctrinados , é que higiera mas fructo en ellos que no les higieron essos chripstianos. El domingo, veynte é seys de junio, sa- lieron de alli para Pacaha, enemigo de Gasqui, é fueron á dormir á un pueblo é passaron otros. É el dia siguiente passaron una giénega , en la qual tenian los indios una puente bien hecha, ancha é de muy gentil arte; é el miércoles llegaron al pueblo de Pacaha, pueblo é señor de gran fama é muy estimado en aquellas partes. Era essa poblagion muy buena é muy bien gercada, é torreados los muros y con una cava á la redonda, y lo mas de- lla llena de agua que se le echa por una agequia que va desde el rio : tenia esse estaño infinito pescado y muy bueno de diverssas maneras. El cagique de Gasqui llegó á los chripstianos , al tiempo que entraban en el pueblo, y rancheáronle bravamente. En Aquixo é Gasqui y este Pacaha vieron los mejores pueblos que hasta alli avian visto , y mejor gercados y fortalesgidos , y de mas primores en la gente, exgepto la de Gofitachequi. Estando el adelantado é su gente al- 574 HISTORIA GENERAL Y NATURAL gunos dias en Pacaha , se higieron algu- nas entradas la tierra adentro , é el ca- cique de Gasqui se fué un dia quél vido oportunidad para ello sin pedir ligengia, por lo qual el gobernador procuró de traer de paz á Pacaha , é él vino en ello por cobrar un hermano suyo que le avian tomado los chripstianos á la entrada del pueblo : é dióse congierto con Pacaha para que fuessen á hager guerra á Gas- qui, lo qual plugo mucho á Pacaha. Pero tuvo aviso dessa determinagion Gasqui, é vino con ginqüenta indios de los suyos muy bien dispuestos : é traia un truhán delante de si por grandega , digiendo é hagiendo gragias , dando ocasión de mu- cha risa á los que le miraban. El gober- nador se mostró enojado é áspero por complager á Pacaha , é envióle á mandar que no entrasse en el pueblo : Gasqui le envió por respuesta , que aunque le cor- tasse la cabega, no dexaria de venir. Pa- caha pidió ligengia al gobernador para darle á Gasqui una cuchillada por la cara con un cuchillo que tenia en la mano que le avian dado los chripstianos , é el gobernador dixo á Pacaha que no higies- se tal cosa ni le higiesse injuria , porque se enojarla con él ; y mandó que vinies- se Gasqui á ver lo que quería , y porque le queria preguntar la causa por qué se avie ydo sin su ligengia. Llegó Gasqui é dixo al gobernador desta manera , se- gund lo re feria el intérprete Johan Ortiz é otros indios lenguas que ya el gober- nador é los chripstianos tenian : «¿Gomo, señor, es posible que aviéndome dado la fé de amistad, sin averte yo hecho ningund daño ni dado alguna ocasión, me querías destruir á mí, amigo tuyo y hermano? Dísteme la cruz para defen- derme con ella de mis enemigos , y con ella mesma me querías destruir. (Esto degia él, porque los indios de Pacaha, su enemigo , que yban con los chripstia- nos contra él , llevaban cruges en las ca- begas, altas porque fuessen conosgidos). Agora, señor, dixo Gasqui, que nos oyó Dios, por medio de la cruz; que las mu- geres y muchachos y todos los de mi tierra se pusieron de rodillas á ella á pe- dirle agua al Dios que dexiste que pa- desgió en ella , y nos oyó y nos la dio en grande abundangia y remedió nues- tros mahiges y simenteras; .agora que mas fé teníamos con ella y con vuestra amistad , nos querías destruyr aquellos niños y mugeres que tanto quieren á vosotros y á vuestro Dios. ¿Por qué que- rías usar de tanta crueldad sin te lo me- resger? ¿Por qué querías perder el crédito y confianga que de tí higimos , y querías ofender á tu mismo Dios y á nosotros, que por él, tá en su nombre, nos asegu- raste y regebiste por amigos y te dimos entero crédito, y confiamos del mismo Dios y de su cruz y la tenemos en nues- tra guarda y amparo y en la revereugia y acatamiento que conviene? ¿A qué fin, á qué propóssito te movías á hager ni penssar una cosa tan agraviada contra gente sin culpa y amigos de la cruz y tuyos?» Y dicho esto, calló. El gober- nador, los ojos enternesgidos y no sin dar señal de lágrimas , considerando la fé é palabras de aquel cagique , le res- pondió con los intérpretes delante de muchos milites chripstianos, que con atengion y no sin lágrimas , vengidos de caridad y fé , avian oydo lo ques dicho, y dixo assi : « Mira , Gasqui : nosotros no venimos á destruyros, sino á hager que sepáis y entendáis esso de la cruz y nues- tro Dios que tú me diges ; y essas mer- gedes que os ha hecho es poca cosa en respeto de otras muchas y muy grandes que os hará , si le amáis y creéis ; y assi lo ten por gierto , y lo hallareis y veréis mejor cada dia. Y cómo te fuyste sin mi ligengia , penssé que tenias en poco la dotrina que te aviamos dado ; y por el menospregio que tenias della te queria DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XXVIll. 575 destruyr, creyendo que con soberbia te fuiste , porque esta es la cosa que nues- tro Dios mas aborresge y por la que mas á nosotros nos castiga. Agora que vienes humilde, ten por gierto que te quiero mas bien de lo que pienssas ; y si de mí has menester algo , dímelo y verlo has, porque nosotros hagemos lo que nuestro Dios nos manda , que es no mentir ; y assi cree que te digo verdad , porque es muy grand pecado entre nosotros la men- tira. Y esta voluntad no me la agradez- cas á mí ni á los mios , porque si tú tie- nes la que diges. Dios Nuestro Señor manda que te queramos , como á herma- no, y que assi te hagamos las obras, por- que tú y los tuyos nuestros hermanos soys , y assi nos lo dige nuestro Dios.» Tan admirados estaban los indios des- to , como los chripstianos de lo que Cas- qui avia dicho. En esto se hizo hora de comer, y senlósse el adelantado y mandó sentar á entrambos cagiques, entre los quales ovo grand contengion sobre quál dellos se sentaría á la mano derecha del gobernador. Pacaha le dixo á Casqui: «Bien sabes tú que yo soy mayor señor que tú y de mas honrados padres y abue- los, y que me pertenesge mejor lugar que á tí.» Casqui respondió assi: «Ver- dad es que tú eres mas grand señor que yo, y tuspassados lo fueron mayores que los mios. Y pues este grand señor que aquí está dige que no avemos de mentir, yo no negaré la verdad; empero bien sabes tú que yo soy mas viejo y puedo mas que tú , y te engierro en tu gerca cada vez que quiero , y tú nunca has vis- to mi tierra.» En efeto, esto quedó en determinagion del gobernador , y mandó que Pacaha se sentasse á la mano dere- cha , porque era mayor señor y mas an- tiguo en Estado , é avia en él y en los suyos buenas costumbres y manera de gente cortesana á su modo dellos. Casqui avia trahido una hija, muchacha bonica, al gobernador. Pacaha le dio una muger suya fresca é muy honesta, y le dio una hermana y otra india pringipal. El go- bernador los hizo amigos y los abragó y mandó que se tratassen de una tierra á otra con sus mercaderías y negogios, y assi quedaron de lo hager ; y con esto se partió de allí el gobernador á los veynte é nueve de julio. Pero quisiera yo que, juntamente con las exgelengias de la cruz y de la fé que este gobernador les dixo á essos cagiques , les dixera quél era ca- sado é que los chripstianos no han de te- ner mas de una muger ni aver exgesso á otra, ni adulterar, ni tomara la hija mu- chacha que le dio Casqui, ni la muger propría y hermana otra, y otra pringi- pal que le dio Pacaha, ni que les que- dara congepto que los chripstianos, como los indios , pueden tener quantas muge- res é concubinas quisieren ; é assi como essos adúlteros viven, assi acaban. Passemos adelante : que á mi paresger en un cagique de tanta discregion como Casqui , bien paresgiera baptigarle é ha- gerle chripstiano á él é á su gente ; é me- jor fuera parar alli , que yr adelante á lo que la historia dirá. Ni alabo aver passa- do de Cofitachequi, por el mismo respeto é por lo que se ha dicho de aquella tierra. Assi que, salido este exérgito y su go- bernador de Pacaha , fueron á dormir á un pueblo de Casqui, é otro día al pue- blo pringipal del mismo señor de Casqui, por donde ya avian passado , é salieron de alli domingo, último dia de aquel mes, é fueron á un pueblo de aquella provin- gia. É el lunes primero de agosto llega- ron á otro pueblo questá á par del rio de Casquín que es brago que sale del grand rio de Pacaha, y es tan grande esse bra- go, como Guadalquivir. AUi vino Casqui é ayudóles á passar el rio en canoas el martes dos de agosto: fueron á dormir el miércoles aun pueblo quemado, y el jue- ves siguiente á otro junto al rio, donde 576 HISTORIA GENERAL Y NATURAL avia muchas calabazas y mucho mahiz é fresóles. É otro día, viernes, fueron á Quiguate , ques el mayor pueblo que vie- ron en aquella tierra, junto al rio de Gas- qui; é súpose después que aquel rio yba muy poblado abaxo (aunque alli noloal- cangaron á saber) é por esso tomaron el camino de Goligua un despoblado en me- dio. Viernes veynte é seys de agosto par- tieron de Quiguate en demanda de Goli- gua, é fueron á dormir á una giénega; y de giénega en giénega higieron su viaje de quatro giénegas é jornadas, en las quales giénegas ó estaños avia infinito pescado , porque todo aquello hinche el rio grande quando sale de madre. É el martes fueron al rio que digen de Goli- gua, é el miércoles assi mismo al mismo rio, é el jueves siguiente á Goligua, que fué primero de septiembre , é hallaron el pueblo poblado, en elqual tomaron mucha gente é ropa é infinita comida, y mucha sal. Es un gragioso pueblo entre unas sier- ras, en una barranca de un grande rio, é desde alli yban en medio dia á matar vacas, que hay muchas salvajes. El mar- tes seys dias de septiembre partieron de Goligua y passaron el rio otra vez , é el miércoles passaron unas sierras é fueron á Galpista , en la qual avia una fuente de agua de que se hagia muy buena sal, co- giéndola hasta que se cuaxaba. El jueves siguiente fueron á Palisma, é el sába- do diez de septiembre, saheron á dormir á un agua , y el domingo llegaron á Qui- xila, é repossaron alU el lunes, é fueron el martes á Tutilcoya , y el miércoles á un pueblo á par de un rio grande , é el jueves fueron á dormir á par de una gié- nega. É adelantósse el gobernador con algunos de caballo , y llegó á Tánico é otro dia fueron á la misma poblagion de Tánico, derramada y mucha y muy abun- dosa de mantenimientos. Algunos querían degir que era Gayase, de la qual avia mu- cha fama; pueblo grande é gercado, pero nunca le pudieron ver ni descobrir, é después les degian que lo avian dexado á un lado del rio. De alU fué el goberna- dor con trege de caballo é ginqüenta peo- nes á ver á Tula , y volvió de allá á mas que de passo, é matáronle un caballo é hiriéronle otros quatro ó ginco, é deter- minó de yr allá con elexérgito. No es de preterir ó dexar en olvido que alli en Gayase nuestros españoles cogian gestos de arena seca del rio é colaban el agua por ella , é salia hecha salmuera , é cogíanla é quaxábasse, é hagian assi muy singular sal y muy blanca y en toda bon- dad é sabrosa. Miércoles, ginco de octubre, salie- ron del assiento de Tánico ó Gayase y llegaron el viernes á Tula , é hallaron la gente algada ; pero mucho mantenimien- to. É el sábado por la mañana vinieron los indios á darles guagábara ó batalla: traian varas largas como langas , las pun- tas tostadas , y esta fué la mejor gente de guerra que los chripstianos toparon: é peleaban como desesperados , con el mayor esfuergo del mundo , é aquel dia hirieron á Hernandarias, nieto del maris- cal de Sevilla, é plugo á Dios que los chripstianos se ovieron tan valientemen- te, que no rescibieron mucho daño, aun- que llegaron los indios á ranchear el real. Miércoles, diez é nueve de octubre , par- tió este exérgito y el gobernador de Tula, é fueron á dormir á dos buhíos, é otro dia jueves á otro buhío , é el viernes á otro, en el qual murió Hernandarias de Saavedra, que yba herido desde Tula, é se pasmó ; é murió como caballero cathólico , encomendando su ánima á Dios. Otro dia sábado fueron á Gui- pana, que está entre unas sierras , junto á un rio , é desde alU fueron á dormir donde pudieron alcangar , y todo es sier- ras aquello desde Tula. Otro dia salieron de las sierras é entraron en llanos, é el lunes postrero del mes llegaron á un pue- DE INDIAS. LIB. XVII. CAP. XXVIII. 577 blo que se dige Quitamaya , y el martes primero de noviembre passaron por un poblegueio, y miércoles á dos de no- viembre llegaron á ütiangüe , que es una savana muy bien poblada que pa- resgiabien (*). (*) Aqui terminan las adiciones al libro XVII, contenidas en el códice autógrafo que tenemos á la vista , siendo indudable que se halla incompleto el presente capítulo. Mas sensible es todavía el que no se hayan podido haber á las manos los dos últi- mos de este mismo libro , añadidos (como los ocho anteriores), en los cuales trataba Oviedo de la muerte del gobernador Hernando de Soto y de los grandes trabajos y penalidades de su gente , dando al mismo tiempo curiosas é importantes noticias, asi de los animales , árboles y plantas , como de otros fenómenos de historia natural. El título y resumen de ambos capítulos son los siguientes: «Capítulo XXIX. — De la muerte del gobernador Hernando de Soto , é cómo fué jurado y obedescido en su lugar Luis Moscoso ; é cuéntanse los trabaxos destos conquistadores é otras cosas. — Desafio del ca9ique Quigudta á los chripstianos. — Fuentes de agua, de que se hace sal. — Ríos calientes é sal que se ha9e del arena. — Áspera é belicosa gente. — Cómo los chripstianos hÍ9Íeron siete verganti- nes para yrse é dexar la tierra , como la dexaron , é de la cres9iente de un rio que turó quarenta é tres días. Capítulo XXX é último. — Del sub9eso de la gen- te que quedó del gobernador Hernando de Soto , é otras particularidades. — De los animales de aquella tierra , é del mara- villoso animal , llamado el aserrador , é de los pes- cados , en espe9ial uno llamado pala. — De las fructas de aquella tierra é árboles de li- quidámbar é martas 9ebellinas é otras muchas par- ticularidades.» Estos capítulos ocupaban , según se advierte en la tabla que formó el mismo Oviedo , desde el folio 472 al 478 , ambos inclusive , no debiendo perderse de vista que cada folio constaba de dos páginas. TOMO!. 73 Gomienga el libro dégimo octavo de la piioiera parte de la Natural y General his- toria de las Indias , Islas y Tierra-Firme del mar Océano : el qual tracta de las cosas de la isla de Jamáyca, que agora se llama Sanctiago. PROHEMIO. AJOS que se han ocupado (como agora yo hago) en escrebir y dar no ligia al mundo é diversas nasgiones del , de al- gunas cosas naturales é no comunicadas á los ausentes , sino con los que las fue- ron inquiriendo y á buscar, á muchos peligros hasta verlas é considerarlas se ofresgieron , por los quales ha de discur- rir en la mar y en la tierra quien tal em- presa toma, assi por passar diversas re- giones y calidades tan diferentes como los elementos é composigion de la natu- ra tienen para su conformidad y artifigio natural con que Dios la formó , como por los inconvinientes que en las tales tier- ras y provingias é mares han de hallar forgosamente : assi como los manteni- mientos diferengiados, las aguas é ayres é templanga de los montes y llanos por donde discurren , no sanos ni á su pro- póssito; las animalías de tigres, leones, serpientes y otras nogivas ocasiones , é otras innumerables dificultades que no se podrían expressar en breves renglones. É ya que de todos los tales peligros sea libre el que tal exergigio toma , quien le escusará de los murmuradores : los qua- les , caso que hablen en lo que no en- tienden , y reprehendan lo que no alcan- gan ni sabrían hager; y que desgradez- can averies dado notigia de lo que yno- raban, no pueden acabar consigo de dexar de morder á quien meresge gra- gias y no los ofende. Pues ofresgido yo á estos trabaxos y reprehensiones , no de- xaré de escrebir sin ninguna jalangia ni temor de mi obra lo que he visto y en- tendido destas maravillosas historias tan nuevas y tan dignas de ser oydas. Den, pues, los vanos sus orejas á los libros de Amadís y de Esplandian, é de los que dellos penden que es ya una generagion tan multiplicada de fábulas, que por gierto yo he vergtienga de oyr que en España se escribieron tantas vanidades, que hagen ya olvidar las de los griegos. Mal se acuerda quien tal escribe y el que semejantes figiones lee, de las palabras DE INDIAS. LIB. XVIII. PROHEMIO. 579 evangélicas que nos enseñan que el dia- blo es padre de la mentira. Pues luego quien la escribe hijo suyo será. Líbreme Dios de tamaño delicio y encamine mi pluma á que con verdad (ya quel buen estilo me falte) , siempre diga y escriba lo que sea conforme á ella y al servigio y alabanga de la misma verdad ques Dios, en cuya esperanza yo he llegado hasta este libro XVIII , dando gierta re- lagion de lo que tengo dicho en los libros precedentes : y con su favor espero con- tinuarlo en el pressente y en los por ve- nir, no en fiugia de la eloqüengia y orna- mento de mi estilo (que todo le falta), pero arrimado al bordón de la misma y esclaresgida verdad, poco á poco, nunca me desacordando de la propriedad y cos- tumbre que tiene la gorra para passar el hielo: la qual en la provingia de Tragia, región muy fria, quando quiere passar los rios ó lagunas heladas , jamás lo hage sino quando va ó viene al pasto ; é por- que es animal de muy sotil oyr , antes que passe pone la oreja sobre el hielo , y de aquella manera arbitra qué tan gordo está, y si es sufigiente para sostenerla á cuestas y passar sin peligro. Pues desta manera , sé que no se hundirán mis trac- tados porque passan por la puente de la verdad, ques es tan regia y poderosa que sosterná y perpetuará mis vigilias, pues son en alabanga del Hagedor é Se- ñor de -todo lo hecho é criado , y de lo que es ó puede ser ; á quien ninguna co- sa es imposible, é antes faltan é faltarán lenguas que regiten sus maravillas , que materias y ocasiones para darle gragias. Yo no escribo por passar estos hielos de los murmuradores sin causa , sino porque voy al pasto de la obediengia é voluntad que tengo de servir á Dios en ello y á mi rey , por cuyo mandado me ocupo en esto ; y de aqui arbitro y entiendo que puedo passar seguro é sin calumnia, quanto á la medula y fructo de escrebir lo gierto. En lo demás confiesso que otros lo sabrían mejor hager, ocupando su tiem- po en estas materias; é viéndolas no desde Gregia ni desde las estufas ó jardi- nes que, segund los tiempos algunos auc- tores tuvieron para notar con reposo lo que compusieron ; porque en tales luga- res usan de la armenia de sus estudios y de los ingenios de que la natura les dio parte ; pero estas cosas de acá , con mu- cha sed, con mucha hambre ycansangio, en la guerra con los enemigos y en ella y en la paz con los elementos, contrastan- do con muchas nesgessidades y peligros, herido sin girujano , enfermo sin médico ni medeginas , hambriento sin tener que comer, sediento sin hallar agua, cansa- do sin poder alcangar reposo , nesgessi- tado del vestir y del calgar , é andando á pié quien sabria subir en un caballo; passando muchos é grandes rios sin sa- ber nadar. É á todas estas é otras innu- merables nesgessidades suple la clemen- gia de Dios y da industria á los nesgessi- tados, para salir della con su favor é mi- sericordia , como podrá verse por estas historias. Pues crea el letor que muchos de los que por acá andan é han experi- mentado todo esto , y lo que mas se po- dría degir, sabrían pelear con los turcos y dangar con las damas, quando convi- niesse , y hager en la guerra y en la paz lo que á su honor fuesse honesto é con- viniente. Porque aunque la nesgessidad los trae por estos destierros á vivir entre salvajes, essa misma los hage mas di- nos que á otros que nasgieron muy he- redados é viven á pierna tendida, no sabiendo mas que sus veginos , y en mu- cho reposo se dan á entender que cóm- prehenden desde sus camas , lo que no se puede aprender sino trabaxando , é burlan de los que , como valerosos y no dando á logro ni salteando en poblado, passan sus vidas en estas peregrinagio- nes. Dexemos aquesto y passemos á la S80 HISTORIA GENERAL Y NATURAL isla de Jamáyca, que los chripstianos agora llaman Sanctiago, que es uua de las islas pobladas de españoles : de la qual sumaria y brevemente se dirá lo que fertilidad , y de las otras cosas que á su historia convengan. É degirse han sus lí- mites é assiento, segund la verdadera cosraographia , é razón de las alturas del higiere al propóssito de su conquista y polo de nuestro horigonte. CAPITULO I. Que Iracta del primero descubrimienlo de la isla de Jamáyca , que agora se llama isla de Sanctiag-o. tunando el almirante don Chripstóbal Golom volvió de España la segunda vez que vino á esta Isla Española , fundó la cibdad de la Isabela. El qual pueblo se hizo ó comengó el año de mili y quatro- gientos é noventa y tres años, é des- de alli, como se dixo en el libro II, fué con dos caravelas á descobrir la isla de Jamáyca, é llevó consigo los caballe- ros y gente que le paresció de los que debaxo de su obediengia militaban. Y descubierta aquella isla vido , mas larga- mente á la de Cuba, como queda relata- do en el libro que digo ; pero porque en las otras islas do quien he escripto, lo primero ha seydo digiendo sus límites é assiento, no es razón que aqui falte la regla y orden con que he proseguido hasta aqui en esta general chrónica. É por tanto digo que desde la punta de Sanct Miguel, que algunos inconsideradamente digen del Tiburón , que es la parte mas ocgidenlal desta Isla Española , hasta la primera tierra de la isla de Jamáyca hay veynte é ginco leguas pocas mas ó me- nos al Poniente. Está aquella isla en diez é siete grados déla línia equinogial, é tiene de longitud ginqüenta é ginco le- guas pocas mas ó menos , y de latitud quassi la mitad de lo ques dicho , é assi lo cuentan ó miden los marineros y gen- te de la mar. Los de la tierra é veginos de la misma isla , en la qüal yo me he querido informar, digen que es mayor de lo que he dicho, y que lo han visto é andado muchas veces, y facen esta isla de septenta é ginco leguas ú ochenta de longitud, y de latitud digen que pue- de tener diez y seys ó diez y siete le- guas. Los diez y siete grados en que di- xe que está aquella isla, son de la parte del Sur; pero de la parte mas puesta al Norte ó tramontana está en diez y ocho grados, poco mas ó menos: la punta des- ta isla, que se llama punta de Morante, es lo mas oriental della ; é desde alli dis- curriendo la costa abaxo al Ocgidente por la vanda del Sur, llegan á Maynoa, y de alli baxan seys leguas hasta el puer- to de el Yaguabo ; y de alli se abaxa á la provingia de Añaya , é mas baxo está la villa de Oristan, y en fin de la isla está la punta del Negrillo que es lo último de la isla. De alli, dando la vuelta por la vanda del Norte, van á la villa dicha Sevilla, que es la poblagion pringipal de chrips- tianos. Y está quassi en el conmedio de la isla ; y de alli , yendo por la costa ar- riba , está una isla pequeña llamada Me- lilla , donde están los cagiques é indios que sirven á los chripstianos , é mas al Levante está el puerto dicho Guaygata, desdel qual , subiendo todavía la costa arriba, van al puerto de Antón, que es bueno y para muchos navios. Assi que esto que es dicho es la gircunferengia desta isla, en que podrá aver quassi gien- to é ginqüenta leguas, pocas mas ó me- nos, bojándola. De la parte del Medio- DE INDIAS. LIB. XVIII. CAP. I. 581 dia tiene las islas de Sanct Bernardo é la provincia de Cartajena de la Tierra- Firme , de donde dista ? iento é veynte leguas , pocas mas ó menos; y de la par- te del Norte tiene la isla Fernandina á veynte é ginco leguas lo mas gerca á la punta de los Jardines. É por la parte del Levante, desde la punta de Morante has- ta la primera tierra de la Isla Española, que es la punta del Tiburón , puede aver otras veynte é ginco leguas , como se di- xo de suso ; y al Poniente tiene á treyn- ta é ginco leguas , pocas mas ó menos, las islas que llaman de los Lagartos. Pe- ro porque estas son despobladas, digo que la tierra ocgidental que derechamente está en la Tierra-Firme del Leste al Hues- te con Jamáyca, es la tierra que de Yuca- tan es mas próxima á la bahia de la As- gension. Por manera questos aledaños é límites que he dicho tiene esta isla de Jamáyca, que agora se llama Sanctiago, la qual es muy fuerte , é hay en ella los árboles, y plantas, é hiervas que sedixo de la Isla Española ; é la gente de la mis- ma manera y lengua, y desnuda. Y es tierra abundante en todas las cosas que se ha dicho de las otras islas ; é tiene ri- cas minas , aunque no se ha sacado tanto oro, assi porque en esta isla de Jamáyca no se hallaron minas hasta el año de mili é quinientos é diez é ocho , como por la falta que ovo de la gente , que assi se murió é acabó como en la Española, é por las mesmas ocasiones y viruelas peslilen- giales. Sus gerimonias é matrimonios y manera de vida y sus armas, é todo lo de- mas fué y es como en esta Isla Española. Los ganados se han hecho muy abundan- temente, assi vacas, como ovejas y puer- cos y caballos de los que se truxeron de Castilla : en espegial de los puercos hay mucha moltitud , y los montes andan lle- nos de puercos salvajes : las aguas y los pastos son muy exgelentes.. La tierra es muy sana , y no tan sin montes como al- gunos han dicho y escripto sin verla; pues que en la verdad hay muchos, é mu- chos rios y lagos y de muy buenos y muchos pescados de todas las maneras que se ha dicho que los hay en las otras islas pobladas de chripslianos. Las prin- gipales granjerias que los españoles tie- nen en Jamáyca son ganados é camise- tas, y telas, y hamacas ó'camas de al- godón, porque hay mucho y bueno. É assi mesmo se han hecho muy bien las cañas dulges , é hay un muy buen inge- nio del adelantado Frangisco de Garay, que él hizo, y agora es de sus here- deros. El primero gobernador que passó á la isla de Jamáyca fué un caballero, llamado Johan de Esquivel , que passó á estas partes con el almirante primero don Chripstóbal Colom , en su segundo viaje, año de mili y quatrogientos y noventa y tres años: al qual después el almirante segundo, don Diego Colom, lo envió por su teniente é con gente á conquistar é pagiíicar aquella isla desde aquesta Espa- ñola en fin del año de mili y quinientos y diez y nueve años. El qual hizo su ofQ- gio como buen caballero é la conquistó é pagificó é puso debaxo de la obediencia de la corona real de Castilla, assi por fuerga de armas quando convino , como mansamente sin ellas por su buena in- dustria , excusando de verter sangre hu- mana , como geloso del servigio de Dios y de la manera que convenia hagerse. Des- pués de lo qual, desde á tres años ó poco mas tiempo, fallesgió este capitán, y el mismo almirante don Diego puso en su lugar á otro hidalgo dicho Perea; y aques- te lo fué poco tiempo , é fué removido del cargo, é puso el almirante á un hidal- go, natural de Burgos, llamado Camargo. Estando las cosas en este estado, fué á España Frangisco de Garay , alguagil ma- yor desla gibdad , é tomó gierto assiento con el Rey Cathólico don Fernando , de 582 HISTORIA GENERAL Y NATURAL gloriosa memoria , para entender á me- dias en las granjerias de los ganados é haciendas quel Rey tenia en aquella isla; é Francisco de Garay puso los suyos , é mandó el Rey al almirante que le diesse poder para que fuesse alli su teniente , y el ¡almirante se lo dio , assi por lo man- dar el Rey , como porque Frangisco de Garay era muy su amigo é servidor y ca- sado con una parienta suya, y era de los antiguos pobladores é primeros que pas- saron con el almirante viejo , su padre, á estas partes , año de mili é quatrogien- tos é noventa y tres. Assi como esta compañia fué assentada , en essa misma sagon fué enviado por thesorero de la misma isla Johan de Maguelo , para que resgibiesse por el Rey los réditos de las granjerias é hagiendas que por su mitad le pertenesgiessen. Este despacho se hizo en Valladolid , año de mili é quinientos é trege: después de lo qual, el año de mili é quinientos é diez é nueve, envió Fran- gisco de Garay á Bargelona á la Qesárea Magestad del Emperador , nuestro señor, un criado suyo , llamado Johan López de Torralva, con giertas muestras de oro, lo qual nunca se avia hallado en aquella is- la. Y el Emperador, nuestro señor, le hizo repartidor de los indios; é se tuvo por muy servido de Frangisco de Garay, y al mensagero Torralva hizo Su Magos- tad su contador de la isla. Antes desto Frangisco de Garay , por su industria é granjerias , fué en esta isla de Sancto Do- mingo rico hombre é muy aprovechado, é mucho mas lo fué después con esta compañia que tuvo en las hagiendas rea- les, de que resultó que estando muy próspero destos bienes que quita y dá la fortuna , se le aumentaron los desseos pa- ra su perdigion, de que subgedieron sus trabaxos é muerte ; é fué de aquesta ma- nera. - El año de mili é quinientos é veyntey tres Frangisco de Garay hizo una muy buena armada de navios y gente, é muy bien provehida , para passar á la Tierra- Firme á poblar en el rio que llaman de las Palmas en la provingia de Panuco, en lo qual se dixo que le fué muy contrario Hernando Cortés ; porque cómo supo que el Emperador avia hecho á Frangisco de Garay adelantado é gobernador de aque- lla tierra , adelantóse él á la poblar , é quando passó allá Frangisco de Garay, no le quisieron admitir al offigio los indios ni los chripstianos , é quisieron algunos degir que por industria de Cortés , aun- que él dio sus descargos en ello. En fin, que desbaratado Frangisco de Garay, fues- se á la cibdad de México , donde murió desde á pocos dias. Assi que y do Fran- gisco de Garay, quedó la isla de Jamáyca y esta en gobernagion del mismo almi- rante, é después en el almirante don Luis Colom é sus tenientes é ministros; porque en las quatro islas pobladas de chripstianos que he dicho , y en la de Cubagua , de quien adelante se tractará, tuvo la jurisdigion el almirante; pero de- baxo de la superioridad de la Audiengia Real y Changilleria que en esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española reside. Y esto baste quanto á la conquis- ta é gobernagion de Jamáyca y gente della: en la qual hay dos villas pequeñas pobladas de chripstianos: la pringipal se dige Sevilla , y está de la vanda del Nor- te, y la otra se llama Oristan , y está de la vanda austral : la iglesia pringipal está en Sevilla y con título de abadia , y en los tiempos atrás llegó á ser de buena renta en tiempo del chronista Pedro Már- tir , que la tuvo é fué abad alli. Agora no renta tanto , porque como en otra parte tengo dicho , estas novedades é nuevas de las riquegas é cosas que se descubren cada dia en la Tierra-Firme, han apoca- do mucho las vegindades de las islas to- das; pero no en méritos de ser olvidada ni tenida en poco esta isla de Sanctiago DE INDIAS. LIB. XVIII. CAP. í. 583 ó Jamáyca ; porque en la verdad es muy buena, é fértil, y sana, y de buenas aguas, y concurren en ella muchas cosas para la estimar por muy buena tierra y de lindos y seguros puertos , y de mu- chas y grandes pesquerias , é todo lo que se puede desear en las buenas provingias de Indias, segund las cosas que acá pro- ducen. Y porque la perdigion de Francis- co de Garay fué muy notable , y es uno de los adelantados que en estas partes debaxo deste título han acabado infelige- mente, quando se tráete de las cosas de la Nueva España, se dirá lo demás (por- que aqui no hage al propóssito desta isla mas de lo que se ha dicho) y que alli de- xó mucha hagienda á sus herederos y un muy buen ingenio de agúcar y otras ha- giendas. É también era heredado en es- ta gibdad de Sancto Domingo é regidor della ; pero mucho mas perdió é gastó que no dexó , á causa de aquel su cami- no y armada , yendo á poner su persona é ditado en aquella provingia de Panuco, sin la qual é sin la vida quedó malgasta- do su tiempo , la hagienda comida con amigos ingratos , dando exemplo á los cuerdos que en el adelantado Frangisco de Garay , y en el adelantado Diego Ve- lazquez , y en el adelantado Johan Pon- ge de León é otros adelantados é capita- nes destas partes quisieren poner los ojos. CAPITULO II. De otras particularidades de la isla de Sanctiago, que primero se llamó Jamáyca , y de la manera que los indios tienen pata tomar las ánsares bravas. JCin los ritos é gerimonias de la gente de la isla de Sanctiago no hablo , porque como he dicho en todo tenia esta gente la costumbre é manera que los indios de la isla de Hay tí y de Cuba; é assi eran ydólatras é culpados en los otros sus vi- gíes que he dicho ; y en los animales y aves y pescados é agricoUura é manteni- mientos , y en todo lo demás , y por esto no me deterné , por no dar pesadumbre al letor, con degirle lo mismo que en los libros pregedentes podrá aver visto. É assi tenian é tienen las mismas casas de morada, é todos aquellos árboles y fructas que he dicho. Pero porque donde tráete en el libro XIII de la manera que los indios tenian en tomar los manatís é las tortugas con el pexe reverso, dixe to- do lo que aqui se podría degir, no lo tor- no á repetir ; mas soy informado que Ja- máyca es la isla, donde mas se continuó aquella forma de nueva pesquería , jamás visto ni oydo tal arte sino en estas Indias é islas ; é también hagen inventores á los indios de Jamáyca ó Sanctiago de aque- lla sotil y gragíosa invengion que tienen para tomar las ánsares bravas, lo qual es de aquesta manera. En el tiempo que es el passo destas aves, passan muchas é muy grandes com- pañías deltas por aquella isla; y cómo hay en ella algunas lagunas y estaños, quando se posan en tierra para su pasto é descanso, assiéntanse á par destos la- gos. É los indios que por alli gerca vi- ven echan en el agua unas grandes ca- labagas vagias y redondas que se andan algunos dias por engima del agua , y el viento las lleva de unas partes á otras é las trae á las orillas ó costa de tierra. Las ánsares al pringipío se escandalígan é le- vantan y se apartan de las calabagas, viéndolas mover; pero como veen que no les viene daño de su movimiento, po- co á poco pierden el miedo ; y de día en dia, domesticándose con las calabagas, descóydanse tanto que se atreven á su- bir muchas destas ánsares engima de las 584 HISTORIA GENERAL Y NATURAL calabagas. É assi se andan con el viento sobre ellas á una parte y á otra , segund el ayre las mueve ; é quando los indios veen y conos^en que las ánsares están ya muy asseguradas é domésticas de la vista y movimiento é uso de las calaba- gas , pónese el indio una calabaza tal co- mo aquellas en la cabega hasta los hom- bros , y todo lo demás de la persona tie- ne debajo del agua , y por un agujero pequeño mira á donde están las ánsares: é pónese junto á ellas, é salta alguna en- gima; é cómo él la siente, apártase muy passo, si quiere, nadando sin ser enten- dido ni sentido de la que lleva sobre sí ni de otra ( porque en nadar está gente é indios son de mas habilidad de lo que se puede penssar de hombres); y quando está alsro desviado de las otras ánsares, y le paresge que es tiempo , saca la ma- no y ásela por las piernas y métela de- baxo del agua y ahógala y póneselá en la ginta , é torna de la misma manera á tomar otra y otras. Y desta forma y arte toman los indios mucha cantidad dellas. También sin se desviar de alli, assi co- mo se le assienta engima , la toma como he dicho y la mete debaxo del agua y se la pone en la ginta, sin que las de demás se vayan ni espanten , porque pienssan que aquellas tales se hayan ellas mismas gabullido por tomar algún pescado. Y desía causa no se alteran ni dexan los in- dios de tomar muchas. Passando yo por aquella isla, comí algunas ánsares assi en- gañadas , é son muy buen manjar : las quales son pequeñas y blancas , é como he dicho , en tiempo del passo dellas hay innumerables ; pero también entre el año se hallan algunas. Y también las toman algunas veges , enramándose el indio la cabega muy bien , y llégase nadando á la orilla de la laguna dó están las ánsares, y no falta alguna que se suba sobre las ramas quel indio lleva en su guirnalda, creyendo que es verdura ó géspede de la misma vera del agua , é cómo la siente acude tan presto con la mano que queda presa de la misma manera que las suelen tomar con las calabagas, como aquí está dicho. CAPITULO III. Cómo el licenciado Gil Goncalez Dáviia fue á tomar las cuentas ó residenQia á la justicia é officiales de la isla de Jamáyca por mandado de Sus Magestades. til año de mili é quinientos é treynta y tres llegó á esta cibdad de Sancto Do- mingo de la Isla Española un caballero letrado , natural de Toledo , llamado el ligengiado Gil Gongalez Dáviia , hombre de generosa y clara sangre, que por mandado de Sus Magestades avia ydo con el capitán Diego de Ordás á la conquista del rio Marañen , que es en la costa de Tierra-Firme : la qual empresa ovo infe- lige evento y conclusión , y el mismo Or- dás , yendo á España después de sus tra- bajos , murió en la mar por acabar con ellos, como mas largamente se dirá en la segunda parte desta Natural historia, Y cada uno de los que quedaron vivos ti- ró por su parte; é assi vino á esta cibdad este caballero , el qual desde aqui fue el mismo año por mandado de Su Magestad y Consejo Real de Indias á la isla de Sanc- tiago á tomar residengia al teniente é jus- tigias que alli hay por el almirante don Luys Golom , y á tomar cuenta de la Ha- gienda Real al thesorero Johan de Magüe- to é al contador Johan López de Torral- va , porque se degia que avia mucha nes- gessidad dello ; y que Su Magestad , in- formado desto , mandaba que este ligen- DE INDIAS. LIB. XVIII. CAP. III. 585 giado fuesse á lo que es dicho. Y aun porque en la verdad los oficiales que mucho tiempo se dexan olvidar en los cargos donde los intereses y ganangias son continuas, tienen nesgessidad de ser visitados y corregidos, y en esta Audien- gia Real avian venido muchas quexas de- llos. É assi passó á aquella isla el ligen- giado Gil Gongalez á lo que aqui digo , y para la reformagion de la justigia y cor- region de los ofigiales é cuenta que se les tomó donde el caso lo pedia. É con tanto se dá conclusión á la historia de Ja- máyca , ó isla que agora llamamos Sanc- tiago. Y aun assi mismo concluyó su vida en aquella isla el mismo ligengiado Gil Gongalez Dávila, exergiendo su cargo é sirviendo á su Rey. TOMO I. 74 Este es el libro dégimo nono de la Natural y general historia de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Océano: el qual tracta de las islas de Cubagua é la Margarita. PROHEMIO. 11 o hizo Dios cosa inútil ó sin provecho. Vido Dios todo lo que hizo é todo fué bue- no é por él aprobado *. Délo qual pode- mos colegir, y vérnoslo en efeto, que en las provincias que paresgen desiertas y estériles en estas partes é Indias (y en todo el universo), hay otros secretos y utilidades y abundancia de cosas que en las regiones estimadas por fertilíssi- mas se dessean y son de mucha estima- gion y presgio. Vemos la tierra cubierta (en algunos lugares) de gargas, abrojos y espinos; hallamos en sus entrañas ricos mineros de plata y oro y otros metales y provechos. Quanto mas que essos raes- mos abrojos , gargas ó espinos que dixe de suso , no caresgen de algunas virtu- des y propriedades , á que sirven é son convinientes. Muchos campos silvestres é ásperas montañas é partes deshabitadas é terre- nos sin pastos para los ganados están cu- biertos de orchilla, para dar tinta á los paños, ó con arboledas muy provecho- sas á otros efetos. No hay cosa errada ni mal compuesta en la natura, por quel Maestro y Hagedor della no pudo errar, ni hizo cosa desconviniente ó sin prove- cho , pues que hasta en las pongoñas y cosas nogivas hay secretos medeginales y exgelentes propriedades ; y quanto son mas varias y diferentes, tanto es mas her- mosa la natura. Aquella serpiente dicha tiro ^, cuyo bocado se dige ser sin reme- dio , es apropriada medegina contra to- das pongoñas , como se vé y está averi- guado, que puesta en aquella mixtura de cosas contra pongoña (á la qual cumpu- sigion llaman triaca ó tiriaca) una peque- ñíssiraa parte del tiro mezclada con las otras medeginales , las lleva todas al co- ragon , por su propriedad que es yr lue- go alU, é pone salud y remedio con la compañía que lleva , y guaresge al que ella sola mataría. Búscase de las culebras el unto; del perro que muerde los pelos. É assi al propóssíto sabiendo usar de la propriedad de tales secretos ninguna co- 1 Vidit que Deus cuneta quce fecerat , el erant valde tono.— Genes., cap. I. 2 Plin., lib. VJII, cap. 23. DE INDIAS. LIB. XIX. PROHEMIO. 587 sa se halla tan mala ni desaprovechada de quantas cria natura que en algo dexe de aprovechar. Assi á este propóssito ha- blaré en aqueste libro XIX en la isla de Cubagua, la qual es muy pequeña y es- terilíssima é sin gota de agua de rio ni fuente, ni lago ó estaño; y con esla y otras dificultades , sin aver en ella don- de se pueda sembrar ni hager manteni- miento alguno para servigio del hombre, ni poder criar ganados, ni aver algún pasto; está habitada y con una gentil re- pública que se llama la Nueva cibdad de Cáliz. Y ha seydo tanta su riqueza, que tanto por tanto no ha ávido en las Indias cosa mas rica ni provechosa en lo que está poblado de los chripstianos , é no tiene mas espagio ó territorio de tres le- guas de circunferengia (poco mas ó me- nos) , é digen muchos que lo pueden bien saber que desde el año de mili é quatro- gientos é noventa y seys años, que fué por el primero almirante don Chripstóbal Colom descubierta , hasta agora , se ha ávido de provecho en esta isla tanto va- lor de perlas é aljóphar, que han monta- do los quintos é derechos reales y el va- lor que á personas particulares ha redun- dado de la abundangia é grandíssima can- tidad dellas (que alli se han sacado), que es grandíssima la estimagion é presgio que esta granjeria ha tenido. El qual exer- gigio alli se exergita quotidianamente. Mas porque la historia lleve su orden, di- ré de su descubrimiento lo que he podido comprehender y ha venido á mi notigia desta isla; y también será fecha men- gion de otras islas y costas de mar, don- de en estas Indias se hallan perlas, y de algunas perlas particulares y de presgio que se han hallado , porque en este gé- nero de historia no nos quede para ade- lante que degir ni replicar , salvo señalar las provingias ó partes donde se hallan perlas, quando dellas se escriba ; porque assi en el pescarlas, como en otras parti- cularidades, todo es una mesma cosa. Verdad es que los nacarones son una gierta é diferengiada manera de conchas en que assi mismo nasgen perlas é aques- tos no se hallan en toda la isla ni en to- da la costa de la Tiera-Firme opuesta á la vanda del Norte; pero de la otra par- te que mira la costa della á la vanda del Sur ó Mediodía hay muchos en muchas partes. Y aunque se diga algo dellos, no se crea disconviniente á la materia de las perlas, pues que también las hallan é nasgen en estos nacarones : los quales no solamente sirven á los indios con las perlas y pescado que tienen, poro de agadas y palas para cultivar sus campos é heredamientos é huertos, como se dirá mas largamente en su lugar. Assi que, el letor tenga atengion , porque aunque Pli- nio habla largamente de las perlas * , y el Alberto Magno en el De proprieíatibus rerum ^, é Isidoro en sus Ethimologias ', (donde los curiosos podrán ver muchas cosas desta materia que aqui yo repitiré), diré otras de que ninguno destos exge- lentes auctores higieronmengion, ni otro auctor alguno de los que yo he leydo ; y podré como testigo de vista hablar en esto, porque hasta el tiempo pressente, pocos ó ningunos de los que han passado á estas partes han tenido mejores perlas que yo en algunas piegas señaladas en que perdí dineros de Ío que me costaron, porque no las pude sostener en mi po- der por algunas nesgessidades que me ocurrieron. Y estas joyas tales no se han de vender sino á quien las busca , y no buscando á quien las compre , como yo lo hige. Esto todo se dirá adelante. Volvamos al descubrimiento de Cubagua i Plin.,rib. IX, cap. 3». 2 De prop. rerum, lib. XVI, cap. 62. 3 Isid,, lib. XVI , cap. 10. 588 HISTORIA QENERAL Y NATURAL y sus perlas , porque alli se han hallado en guna , é alli se vieron las primeras en estas mucha cantidad mas que en otra parte al- nuestras Indias, de quien aqui se tracta. CAPITULO I. Del descubrimiento de la isla de Cubagua , donde se pescan las perlas , y donde se vieron [ rimero en estas Indias , y cómo tuvieron noticia dellas los españoles. Jbil tergero viaje é descubrimiento que hizo el primero almirante destas Indias, don Chripstóbal Colom , fué el año de mili é quatroQientos é noventa é seys años , el qual en el mes de margo partió de la bahia de Cáliz con seys caravelas muy bien armadas (como se dixo en el libro III), de las quales en la prose- cugion de su camino envió las tres de- llas á esta Isla Española, é con las otras tres continuó su descubrimiento. Con esta armada , fecho el almirante á la vela des- de la isla de Cáliz , tomó puerto desde á pocos dias en las islas de Canaria , don- de se proveyó de agua y leña é otras co- sas para su viaje , y desde alli corrieron en demanda de las islas de Antón , que comunmente se llaman de Cabo Verde, que son las mismas que los antiguos cos- mógraphos llaman las Gorgades, puesto que algunos digen que se llaman las Hes- pérides : lo qual yo niego , afirmándome en aquella auctoridad é auctoridades que alegué en el libro 11, capítulo III, por donde se prueba sufigienteraente que las Hespérides son estas islas de nuestras ludias. Pero dexemos esso aparte. Tornando al propóssito, digo que des- de las islas del Cabo Verde el almirante con sus tres navios corrió alSudueste hasta giento é ginqüenta leguas , segimd dige el piloto Hernán Pérez Mattieos (que hoy vi- ve é está en esta cibdad), é tomólesdes- pues una tormenta que les puso en tanta nesgessidad, que cortaron los másteles de las raesanas y echaron á la mar mu- cha parte de la carga; y se vieron en tanto peligro que se penssaron perder , y corrieron al Nor-norueste , y fueron á re- conosger la isla de la Trinidad. Pero esta tormenta que el piloto Hernán Pérez cuenta, no la aprobaba assi don Fer- nando Colom , hijo del almirante , que se halló en el mismo viaje con su padre : el qual me dixo que el trabáxo en que se vieron fué de calmas é calor tan grande, que la vasija se les abria y el trigo que llevaban se les podria , y de nesgessidad alijaron é se arredraron de la equinogial. Paresge que quien oyere degir que se apartaron de la equinogial por la calor, que es aprobar la opinión falsa que los antiguos tovieron , que degian que la tór- rida gona (que es la misma equinogial) es inhabitable por el exgesivo calor del sol ; y adelante quando se tráete de la mar austral , tengo de mostrar é escrebir que debaxo de la línia ó tórrida gona é á par della, desta é de la otra parte es habitada, pues cada dia nuestros espa- ñoles passan del un trópico al otro. Digo que don Hernando Colom degia bien, porque en la mar por do quiera que pas- se la dicha equinogial é gerca della desta ó de la otra parte no hay dubda , sino que hay mucha calor; é assi por esta causa , como él degia , se apartarían della en este camino. Pero en tierra, por don- de passa la misma línia del equinogio, proveyó el que todo lo ordenó , que es Dios , de poner por alli tales montañas é sierras, que no solamente están, pero á causa dellüs é del ayre son templadas las provingias é regiones por do passa la DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. I. 589 tórrida gona: mas aun, no faltan nieves é yelos grandes en algunas partes della é de lo que le es circunstante. Y esto es lo que no entendieron los antiguos , por lo qual, fundándose como naturales, les paresgia debitamente que no podia ser habitada la dicha equinogial por la mu- cha fuerga del sol. Tornemos á nuestra historia , porque en essotra materia , como digo , quan- do lleguemos á la equinogial , se dirá della mas largamente lo que está visto é se vee cada dia por nuestros españo- les. Assi que, reconosgiendo la isla de la Trinidad, dige don Hernando que este nómbrele puso el almirante, porque lle- vaba pensamiento de nombrar assi la pri- mera tierra que hallase , é siguióse que vieron á un tiempo tres montes gercanos ó al paresger poco distantes unos de otros, é llamó é nombró á la isla la Trinidad , y passó por aquel embocamiento é llamóle boca del Drago, é vióse la Tierra-Firme luego y mucha parte de la costa della, co^ mo mas largamente en otro lugar lo tengo dicho. É desde la punta de las Salinas en Tierra-Firme (dó es esta boca del Drago, que está en diez grados de la línia equino- gial á la parte de nuestro polo ártico) corrió el almirante por la costa de Tierra-Firme al Ocgidentey reconosgió otras islas , co- mo lo tengo dicho en el hbro III. De alli passó adelante y descubrió la Isla Rica, llamada Cubagua ( de la qual aqui se trac- ta), que los chripstianos al pressente lla- man Isla de las Perlas, donde después de algunos años se fundó la nueva cib- dad de CáUz, é alli es la pesquería de las perlas. Junto á esta isla está otra ma- yor, llamada la Margarita, porque assi la nombró el almirante. Hay desde la punta de las Salinas has- ta la isla de Cubagua ginqüenta leguas al Poniente, y es pequeña isla , y terna, co- mo tengo dicho, de gircunferengia tres leguas poco mas ó menos , é de longitud una y media, y de latitud una pequeña. Dista de la grand costa de Tierra-Firme quatro leguas á la primera tierra de la provingia que se dige Araya. Y porque en esta isla de Cubagua (como se dixo en el prohemio ) no hay agua , los que alli viven passan por ella á la Tierra-Fir- me , al rio que llaman Cumaná , que es » á siete leguas de la nueva Cáliz (cosa en la verdad trabaxosa); mas con la ganan - gia todas essas nesgessidades comportan los hombres á propóssito de sus intereses. Está Cubagua diez grados é quassi me- dio mas desviada de la equinogial en nuestro horigonte; y desde ella á esta cibdad de Sancto Domingo desta Isla Es- pañola puede aver giento y seplenta le- guas ó giento é ochenta , pocas mas ó menos. Está Norte Sur con la isla de Sancta Cruz de los Caribes á giento y diez leguas , la qual isla de Sancta Cruz está en la vanda del Norte. Por la parte de Mediodía tiene la Tierra-Firme á qua- tro leguas lo mas gercano della , é veyn- te é ginco leguas al Poniente tiene la isla Poregari. Assi que, esto que he dicho, es su assiento é límites é aledaños; pero la tierra mas propinqua de Cubagua es la isla Margarita, que he dicho que está una legua della, á la vanda del Norte. Todo lo demás que en este tergero viaje descubrió el almirante , queda di- cho en el III libro desta primera par- te, e no hay nescessidad de tornarlo á repetir aqui , sino lo que hace al pro- póssito destas dos islas de Cubagua e Margarita , hagiendo relagion de la ma- nera y ocasión por donde se supo que avia perlas alli, lo qual fué desta forma. Assi como el almirante surgió á par de Cubagua con sus tres caravelas , mandó á giertos marineros salir en una barca y que fuessen á una canoa que andaba pes- cando perlas, la qual, como vido que los chripstianos yban á ella , se recogió há- gia la tierra de la isla ; y entre otros ki- 590 HISTORIA GENERAL Y NATURAL dios vieron una muger que tenia al cue- llo una gran cantidad de hilos de aljóphar y perlas , grueso el aljóphar (porque de lo menudo no hagian caso los indios, ni tenian arte ni instrumento tan sotil con que lo horadar). Estonces uno de aque- llos marineros tomó un plato de barro de los de Valencia (que también llaman de Málaga), que son labrados de labores que relugen las figuras y pinturas que hay en los tales platos , y hízoie pedagos , y á trueco de los cascos del plato rescataron con los indios é india giertos hilos de aquel aljóphar grueso : e cómo les pa- resgió bien á aquellos marineros, llevá- ronlo al almirante, el qual, como enten- dió el negogio mas profundamente, pens- só de lo disimular ; pero no le dio lugar el plager que ovo en verlo , é dixo: «Di- go os que estáis en la mas rica tierra que hay en el mundo, y sean dadas á Dios muchas gragias por ello.» É tornó á en- viar la barca con otros hombres á tierra, é mandóles que rescatassen tanto aljó- phar ó perlas quanto cupiesse en una es- cudilla á trueco de otro plato hecho pe- dagos, como el que es dicho, y de algunos cascaveles. Y llegados á la isla rescata- ron con aquellos pescadores hasta ginco ó seys marcos de perlas y aljóphar, todo mezclado, de la forma que los indios lo pescan , grueso y menudo ; y tomó el al- mirante aquellas perlas para las llevar él ó las enviar á España á los Reyes Gathó- licos, don Fernando é doña Isabel, de gloriosa memoria. É no se quiso detener alli por no dar ocasión que los marineros y la gente que con él yban se cebassen en el desseo y cobdigia de las perlas, penssando de tener la cosa secreta hasta en su tiempo é quando conviniesse. É si quisiera pudiera rescatar entonges media anega de perlas , segund dige el piloto Hernán Pérez Matheos, que aqui está: el qual afirma que vido tanta ó mas canti- dad dellas; pero no quiso el almirante dar lugar á ello. Pues como en los mari- neros hay poco secreto , quando después algunos de los que alli se agertaron vol- vieron á España, publicaron lo que es di- cho en la villa de Palos , de donde á la sagon eran los mas de los marineros que andaban en estas partes. É súpose assi mismo en Moguer, é salieron de alli gier- tos armadores, veginos de aquella villa, que lo alcangaron á saber , llamados los Niños , entre los quales era un Per Alfon- so Niño ; y con una nao , tomando consi- go para esto algunos de los que se halla- ron con el almirante, quando avia descu- bierto aquella isla de las perlas, fué- ronse á ella y rescataron muchas é tor- náronse ricos á España (si pudieran salir con su salto). Verdad es que este Per Al- fonso tuvo ligengia para venir á estas partes á descobrir; pero diósele con con- digion que no se allegasse á lo quel al- mirante oviesse descubierto con ginqüen- ta leguas, lo qual no guardó, antes se fue derechamente á lo que estaba ya sa- bido , é hizo su rescate ; é quando dio la vuelta para Europa aportó en Galigia, don- de estaba por visorey Hernando de Vega, señor de Grajal (que después fue comen- dador de Castilla de la Orden militar é caballería de Sanctiago); y entre los que yban con el Per Alfonso , tovieron algu- nas diferengias con él , é degian que no avie partido bien con ellos el rescate é perlas, ni al Rey avia dado el quinto su- yo, como se le avie de dar. De forma qu e llegó á notigia del visorey é mandóle prender é tomó á él é sus consortes las perlas y el navio , como á personas que no avian guardado la forma de la ligen- gia, y envióle preso ala corte al Per Al- fonso é algunos de los otros , donde con mucho trabaxo ovieron su deliberagion. Dende en adelante se puso grand recabdo en la isla. Quisieron algunos degir que para la auctoridad é confianga del almirante fue DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. I. 59 mucho desvio este descubrimiento de las perlas , porque digen que se supo en Es - paña por los marineros que con él se bailaron, quando descubrió á Cubagua é las perlas, y por cartas de personas par- ticulares antes que por las suyas , lo qual otros niegan. Aquel Per Alfonso Niño é sus compa- ñeros llevaron hasta ginqüenta marcos de perlas que rescataron á trueco de alfile- res y cascaveles y cosas semejantes de poco valor, y muchas de aquellas perlas eran muy buenas é orientales é redon- das, aunque pequeñas, porque ninguna (scgund yo oy degir al mismo comenda- dor mayor) avia que llegasse á ginco quilates. Alli en aquella provincia de Cubagua é por aquella costa de Tierra-Firme lla- man á las perlas thenocas é también las digen cogixas, é otros nombres también les dan por las muchas y diferengiadas lenguas de aquella costa é islas. Y esto baste quanto al descubrimiento de Cu- bagua , é á la notigia que primeramente ovieron los chripstianos de las perlas en estas partes. CAPITULO II. De oirás muchas parlicularidades, c algunas dellas muy notables , de la isla de Cubagua; ^ de una fuente de betún que alli hay de un licor natural, que algunos llaman petrolio, é otros le dicen stercus demonis, é los indios le dan otros nombres. J^a isla de Cubagua, como tengo di- cho , es pequeña , é puede bojar tres le- guas , poco mas ó menos. Es llana , é el terreno en sí es salitral , y por tanto es- téril de todo género de buenas hiervas: ni tampoco hay árboles en ella , sino al- gunos de guayacan, pequeños ó enanos al respecto de los que en otras partes des- tas Indias hay. Otros arbolegillos hay baxos , á manera de gargales ó agebu- ches , sin algund fructo , é la mayor parte de la isla es un boscaje gerrado de unos cardones altos de estado é medio ó dos, tan gruesos como la pantorrilla de la pierna. Estos en gierto tiempo del año llevan la fructa de dos maneras , á ma- nera de higos , los unos colorados ó ro- xos é los otros blancos : los colorados tienen la simiente muy menuda , como de mostaga, é llaman los indios á esta fructa yaguaraha. Es muy buena fructa al gusto é fresca , y en el árbol , ó mejor di- giendo cardo , está cubierta de espinas á manera de castañas, é quando madura cáense las espinas é ábrense é quedan como higos. El otro género de fructa en cardones , de la misma manera es de fuera verde , é quieren paresger dátiles; pero son mas gordos , é lo de dentro es blanco, é la simiente como granillos á& higos; é quando se comen, que están bien sagonados , sale ó sube á las nariges un olor de almizcle ó mas suave. A esta fructa llaman los indios agoreros. Hay conejos en aquella isla , de buen sabor é muchos , como los de Castilla, aunque el pelo os mas montesino ó áspe- ro. Hay muchas yuanas y buenas. Hay unas aves que los españoles llaman fla- mencos, porque en España llaman assiá giertas aves ; pero estas de acá no lo son: antes la diferengia es aquesta. Son las de Cubagua tan grandes como un pavo ; el plumaje es de color como encarnado : las piernas delgadas é de quatro palmos de altura : el cuello de otros quatro palmos luengo , y delgado , como el dedo pulgar de la mano de un hombre : el pico de la hechura que le tienen los papagayos. Aliméntanse estas aves de pescado chi- 592 HISTORIA GENERAL Y NATURAL quito é marisco que aadau buscaada por las lagunas y estaños, é al rebalaje de la mar metidas en el agua lo que pueden apear por la costa. Graznan como ánsa- res é crian gerca de los lagos. Hay de los alcatrages grandes del papo é de otros de otras maneras. Otras aves hay pequeñas de agua y muchas dellas. Engierto tiem- po del año van á aquella isla de passo al- gunos halcones neblíes é otras aves de rapiña de otras raleas, é alcotanes, é otros que llaman acá guaraguaos , que son eorao milanos y de aquel offigio de hur- tar é tomar pollos donde los pueden aver , é por falta dellos se geban en la- gartijas. De los neblíes se toman algunos armándolos é se amansan presto, é se han llevado á España é han probado allá muy bien é los estiman. E)ntre las otras cosas que he notado desta isla diré aqui de dos animales en alguna manera y aun mucho semejantes en su pongoña : el uno es de tierra y es otro de la mar , cosa maravillosa y estra- ña , y son aquestos. Hay unas arañas muy chiquitas en su tamaño , pero el dolor es tan grande que no tiene otra compara- gion igual sino la que se dirá aqui de otro animal del agua , y si turase la pas- sion que causan estas arañas al que pi- can , no seria mucho quel que está pica- do della desesperasse ó muriesse cruda muerte ; pero no hay en este peligro ma- yor consuelo que la esperanga y expe- riengia que ya se tiene de llegar al tér- mino en que gessa su fatiga para ser li- bre el que assi está lastimado. Resulta de tal picadura quel ofendido hage muchas bascas é sufre gran trabaxo , sin aflojár- sele ni ser mitigado por cosa alguna, sin dexar comer ni beber ni reposar al pa- giente hasta el dia siguiente á la propria hora que fué picado ; y quando ha cessa- do el dolor queda tal el que ha padesgi- do, que en dos ni tres dias no puede volver en sí ni á su primero estado, pues- to que deste mal ninguno muere. Hay un pescado ó animal en la mar, que no es mayor que un dedo pulgar, y al que pica en el agua , como acaesge algunas veges picar algún indio , el que está herido ha- ge las mismas bascas é siente tamaños é incomportables dolores , como lo que se ha dicho que sienten los picados del ara- ña que se dixo de suso , sin gessar tal passion hasta otro dia siguiente quel agua de la mar está en el mismo ser men- guante ó cresgiente que estaba al tiempo que picó este animal. De forma que tura aquella passion é dolor del un animal é del otro veynte é quatro horas naturales, y el pescado ques dicho se llama talara ^ y es pintadillo de rayas é pecas blancas é amarillas, cada una de su color des- tintas. Hay en la isla de Cubagua y en las otras islas sus comarcanas muchas y grandes tortugas, tanto que de algunas dellas se saca tanta cantidad ó mas de pescado como tiene carne una ternera ó begerro de seys meses. Estas tortugas sa- len de la mar á tierra á desovar en su tiempo , y hagen un hoyo en el arena con las manos bien grande , é ponen allí mili é mili é quinientos huevos , é mas é me- nos , tamaños como limones buenos , é la cascara dellos es delgada como una teli- ca , é después que han desovado , cubren los huevos con la misma arena ; é quan- do son convertidos é animados, salen los tortuguitos como de un hormiguero , é vánse á la mar , questá ahy gerca de don- de nasgieron, é críanse en ella. Matan los indios estas tortugas con unos har- pongillos de un clavo, pequeños , que li- gan á un buen volantín ó cordel regio; é aunque son grandes animales y la herida es poca, porque les entra poco é no bas- taría á danificar ni ser presa la tortuga por tal causa, ella dá mas armas á su ofensor para su daño , porque assi como se siente herida, aprieta tanto la concha DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. II. 593 que fortifica el harpon tan firme que no se puede soltar; entonges el indio se echa al agua é trastorna la tortuga liágia arri- ba , é cómo está puesta de espaldas, no es para huir ni puede, é tirando de la cuerda del harpon é ayudando el que la trastornó, la meten los indios en la canoa. Tiene la isla de Cubagua buen puerto á la parte del Norte , y por delante della á una legua está la isla Margarita, la qual la gerca desde el Leste hasta el No- roeste , é por la otra parte la Tierra-Fir- me á quatro leguas, y gércala desde el Leste hasta quassi el Sur la tierra que se dige Araya. Tiene en la punta del Oeste una fuen- te ó manadero de un licor, como ageyte, junto á la mar, en tanta manera abun- dante que corre aquel betún ó licor por engima del agua de la mar , hagiendo se- ñal mas de dos y de tres leguas de la is- la, é aun dá olor de sí este ageyte. Algu- nos de los que lo han visto digen ser lla- mado por los naturales stercus demonis , é otros le llaman petrolio , é otros asphalto; y los queste postrero dictado le dan, es queriendo degir ques este licor del géne- ro de aquel lago Aspháltide, de quien en conformidad muchos auctores escriben ^ Aqueste licor de Cubagua hallan que es utih'ssimo en muchas cosas é para diver- sas enfermedades, é de España lo envian á pedir con mucha instangia por la expe- riengia que desto se tiene por los médicos é personas que lo han experimentado, á cuya relagion me remito. Verdad es que he oydo degir ques muy provechoso re- medio para la gota é otras enfermedades que progeden de frió , porque este olio ó lo que es, todos digen que es calidíssimo. Yo no lo sé, ni lo contradigo ni apruebo en mas de aquello que fuere visto que aprovecha y testificaren los que lo supie- ren , que será en breve , segund la dili- gengia con que es buscado este petroHo. Passemos á las otras cosas desta isla de Cubagua. En aquella isla han metido los espa ñoles algunos puercos de los que han lle- vado desta Isla Española é otras partes de la raga ó casta de Castilla , y también de los que llaman baquiras de la Tierra- Firme ; é á los unos é los otros les eres- gen alli tanto las uñas de los pies y ma- nos que se les vuelven para arriba hasta llegar á ser tan luengas en algunos dellos como un xeme ó quassi, de forma que se mancan que no pueden andar sino con pena é cayéndosse á cada passo. Los que en aquella isla viven llevan el agua para beber de la Tierra- Firme del rio de Cumaná, que está siete leguas de la isla, é la leña llevan de la isla Margarita. A la redonda de Cubagua y por de- lante della , á la parte del Levante es to- do plageles , é en ellos se crian las per- las en las ostias ó pescados assi llamados que las produgen : las quales son alli na- turales é desovan é crian en gran canti- dad, y por tanto se debe creer que serán perpetuas, aunque es nesgessario que sean esperadas é las dexen llegar á per- figion de se poder cojer, para que sean mas provechosas é mejores ; porque de la manera que la viña produge la uva , es á saber, en el pringipio quando gierne, assi en estas ostias ó conchas comiengan las perlas en el seno del pescado que dentro dellas se cria , y en aquella sagon é después está el grano tierno, como en leche, é por su discurso va enduresgien- do y engrandesgiéndose la perla , puesto que muchas tan menudas, como arena ó poco mayores, estén duras. Haseydo es- ta granjeria muy rica cosa, en tanta ma- nera que el quinto que se paga á Sus Ma- gestades de las perlas y aljóphar ha valido cada año quinge mili ducados y mas , no TOMO I. 1 Plin. , lib, V, cap. t7. Isidor., Ethim., lib. XIH , cap. i9. 75 S94 HISTORIA GENERAL Y NATURAL hablando en lo que se avrá hurtado por algunos: que su poca consgiengiay mucha cobdigia los hage determinar á su peli- gro para aver llevado encubiertos mu- chos marcos de perlas, y puédesse creer que no de las peores, sino de las mas es- cogidas y presgiosas. Cosa es, en que hasta el pressente tiempo no se sabe en todo el mundo ni se halla escripto que puntualmente en tan poco espagio ó can- tidad de mar tanta moltitud de perlas se hayan visto ni se hallen. El pescado de las quales, aunque es algo duro é de re- gia digistion , es bueno ; pero mejor en escaveche: y sin esse, hay mucha abun- dangia de pescados buenos en Cubagua é aun se traen salados en cantidad á es- ta Isla Española en algunas cara velas. Nunca fué aquella isla de Cubagua po- blada de indios por su esterilidad é falta de agua , y por esso venian á ella de otras islas y de la Tierra-Firme á pescar las perlas. Á fama de lo qual después los chripstianos desde aquesta Isla Española y desde la de Sanct Johan fueron á po- blar alli algunos é á rescatar perlas á trueco de \ino é cagabí é otras cosas, é se comengaron á hager buhíos , que fue- ron el pringipio de la poblagion de aque- lla isla. CAPITULO III. Eti que se tracta de ciertos relig-iosos que passaron á la converssion de los indios de la Tierra-Firme en la costa que está cerca de la isla de las Perlas , llamada Cubagua : los quales eran de las sagradas Órdenes de Sancto Domingo é Sanct Francisco , é fueron martir¡9ados é muertos crudamente por los indios. M2jn Cumaná, provingia de la Tierra- Firme , la mas próxima á la isla de Cuba- gua ó de las Perlas , fundaron el primero monesterio los frayles de Sanct Frangis- co, seyendo vicario dellos un reverendo padre, llamado fray Johan Gargés, na- tural franges, para procurar la convers- sion de aquellas gentes bárbaras é ydó- latras y que viniessen á nuestra sancta fe cathólica. Esto fué el año de mili é qui- nientos é diez é seys años. Aquel mismo año passaron á la Tierra-Firme dos reli- giosos dominicos á entender en la mis- ma converssion: el uno presentado en sancta theologia y el otro de los que en aquella tierra llaman legos. Estos segun- dos entraron en la tierra mas baxo al Poniente diez é ocho leguas , de donde estaban los Frangiscos, por una provin- gia que se dige Piritú, y dentro de- Ua en la parte que se dige Manjar los mataton los indios , en pago de su buen pesseo y de les predicar y enseñar la fé. Después de lo qual , el siguiente año de mili é quinientos é diez é siete años, otros religiosos de la misma Orden de Sancto Domingo, fueron á fundar otro monesterio en la Tierra-Firme en la pro- vingia que se dige Chirihichi, para redu- gir la gente de aquella tierra á la verdad y fé evangélica , é llamaron aquella casa Sancta Fé , é alU residían á ginco leguas de los Frangiscos que estaban en Cuma- ná. Estos dos moneslerios hagian mucho bien y caridad á los indios naturales de aquellas tierras , assi en lo que tocaba á sus personas , como en lo espiritual , si fueran dignos de lo conosger y rescebir; mayormente que los unos y los otros frayles trabaxaban y se desvelaban mu- cho con grande hervor y amor de cari- dad con los indios , assi para les dar á entender nuestra sancta fé cathólica é los apartar de sus ritos é gerimonias é ydo- latrías é vigiosas é malas costumbres, co- mo en curarlos de sus enfermedades é DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. III. 59í llagas con tanta diligencia é amor quan- to les era posible, por los ganar é atraer al sep^^igio de Dios y á la comunicagion é amistad de los chripstianos. En el qual tiempo en la isla de Ciibagiia avia espa- ñoles, aunque pocos, y aquessos lenian su habitación é moradas en toldos é cho- gas : los quales rescataban perlas con los indios naturales de la Tierra-Firme, que á ciertos tiempos del año passaban á la isla á aquella pesquería, para se mantener y provecer de las cosas que los españo- les por ellas Itis daban. Y en aquel tiem- po fué esta grangería é contractagion muy útil é provechosa á los nuestros , y estuvo la provingia y tierra que hay des- de Paria hasta Unari (que serán gient le- guas de costa en la Tierra-Firme), tan pagífica , que un chripstiano ó dos la an- daban toda, y tractaban con los indios muy seguramente ; y en el año de mili é quinientos é diez y nueve años ( quassi en fin del) , en un mismo dia los indios de Gumaná y los de Cariaco y los de Ghiribichi y de Maracapana é de Taca- rías y de Neneri y de Unari, vengi- dos de su propria maligia , y porque se sentian importunados de los chripstianos en los rescates que de los esclavos que de ellos procuraban de aver para hager- los pescar perlas , y aun porque tenien- do esclavos que se las diessen, gesaba en alguna manera la grangería de los in- dios libres que se las vendían ó rescata- ban , se rebelaron , y en espegial en la provingia de Maragapana mataron hasta ochenta chripstianos españoles en poco mas tiempo de un mes ; porque de ven- tura mala aportaron alli quatro caravelas descuydadas de la rebelión de la tierra, é ynorando la maldad de los indios , ase- gurados dellos, saltaban en las costas , é los mataban sin dexar alguno. Los pos- treros indios que se rebelaron fueron los de Cumaná , porque avia muchos dellos que eran amigos de los frayles , por las buenas obras que dellos avian resgebido; pero al cabo , como gente mala 6 ingra- ta, pudo mas la opinión de los pocos que la intongion de los que no lo quisie- ran ó que mostraban pesarles de tal co- sa. Finalmente, todos vinieron en la maldad conformes, é quemaron los mo- nesterios , y en el de Cumaná , de los frangiscos, mataron á un frayle que se degia fray Dionisio , é los otros sus com- pañeros huyeron en una canoa á Araya, é desde alli á la isla de Cubagua. Este fray Dionisio que es dicho que lo mata- ron , assi cómo vido quemar el moneste- rio , se apartó de alli , y no tuvo lugar ó sentido con su turbagion para huyr con los otros frayles, y estuvo dos ó tres días escondido en un carrigal , suplicando á Nuestro Señor se acordasse del y le echasse donde mas servido fuesse. É á cabo deste tiempo salió é acordó de se yr á los indios, porque entre ellos avia muchos, á quien avia hecho buenas obras y caridad , y ellos le tovieron tres días sin le hager algund mal ; y en todo esse tiempo estovieron aquellos infieles gas- tando palabras en diversos acuerdos y disputando de lo que harían deste frayle bienaventurado. Unos degian que le guar- dassen , y no muriesse : otros degian que con este padre harían paz con los chrips- tianos : otros insistían en su crueldad , é porfiaban que muriesse. En conclusión, de sus diferentes paresgeres, unánimes los congertó el diablo , y pudo tanto la maligia de un indio llamado Ortega, que se tuvieron todos á su consejo y mataron el frayle. Dixeron después los indios que fueron castigados por este delicto , que aquellos tres días que estuvieron en sus consultagiones hasta se determinar en la muerte deste mártir , siempre él estuvo en oragion hincado de rodillas ; é que quan- do le tomaron para executar su muerte, le echaron una soga al cuello y le arras- traron y higieron mili vituperios y escar- 596 HISTORIA GENERAL Y NATURAL nios y le dieron muchos géneros de tor- mentos ; y estando en su martirio les rogó á los malhechores que le dexassen hincar de rodillas y hager oragion á Dios, y que orando le matassen ó higiessen lo que quisiessen del. É assi como se lo otorgaron, puesto de rodillas en tierra, quiso imitar á nuestro Redemptor y ro- gar á Dios por aquellos que le mataban, digiendo: «Pater, dimitle illis, non enim sciunl quid faciunt *.» Y diciendo estas sanctas palabras é otras con mucha de- vogion y lágrimas, encomendando su alma á Jesu-Chripsto , estando assi de ro- dillas le dieron tal golpe en la cabega, que le mataron y enviaron á la gloria celestial á este beato Dionisio. Mas des- pués que le ovieron muerto, higieron tantas bellaquerías y sugiedades con este mártir, trayéndole arrastrando de unas partes á otras , que no son para escrebir. De los otros religiosos que estaban en Chiribichi ninguno dellos escapó, y ma- táronlos un dia estando el uno dellos ge- lebrando missa, y los otros en el coro offigiándola : é á sus criados mataron assi mismo , y hasta un machuelo de una anoria le asaetaron, y los galos que pu- dieron aver. A ninguno perdonaron ni vpisieron que quedasse con la vida. Y en ambos cabos ó monesterios quemaron las ymágines y cruges ; é á un Crugifixo de bulto que tcnian los frangiscos, le hi- gieron piegas é lo pusieron en los passos é caminos señalados , como se suele ha- ger al malhechor que la justigia hage quartospor algund grave delicto. Fueron muy insolentes é malvados, porque no ovo maldad ni género de crueldad que les viniesse á la memoria ó se les anto- jasse , que dexassen de poner por obra, como encruelesgidas beslias nogivas. To- maron la campana de los frangiscos é higiéronla pedagos menudos ; talaron los naranjos é quanto tenian en la huerta essos religiosos. Y hecho aqueste daño, se apergebian para passar á la isla de Cu- bagua , para dar sobre los chripstianos que alli estaban : en la qual sagon era alli alcalde mayor un Antonio Flores , el qual , sabida esla nueva , puesto que avia en la isla tresgientos españoles ó mas y muchos bastimentos, él y los demás acordaron de no atender á los indios , y embarcáronse en giertas caravelas que alli estaban y en los barcos con que acarreaban el agua ; é sin ver indios al- gunos desampararon la isla , dexando en sus proprias moradas muchas pipas de vino é muchas provisiones que comer y rescates y muebles de sus casas. Y vi- niéronse á esta Isla Española á esta cib- dad de Sancto Domingo , é no sin mucha vergüenga y vituperio suyo , y meresgie- ran ser bien castigados por su cobardía; y en espegial aquel alcalde mayor que era la cabega del pueblo, quanto mas que ovo algunos hombres de vergüenga é buena casta que le requirieron al An- tonio Flores que no desamparasse la isla, sino que atendiessen lo que viniesse has- ta que fuessen socorridos. Pero el alcalde no curó de sus palabras é proteslagio- nes: antes como se determinó de con- sentir en su temor, hizo otros errores muchos , é á giertos indios de pages que estaban alli entendiendo en sus rescíites, sus veginos y naturales de la isla Mar- garita , los prendió é se los truxo consi- go á esta cibdad de Sancto Domingo. Por manera que , por la poquedad de aquel Antonio Flores , quedó aquella parte de la Tierra-Firme y la isla de Cu- bagua desamparada de los chripstianos por estonges. É sabida su fuga, los in- dios passaron á la isla é robaron quanto hallaron en ella, é conosgieron que de miedo dellos se avian ydo , ó quedaron i Luc. XXII. DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. III. 597 señores de la tierra de todo punto hasta que se llegó el tiempo de su castigo. Y como quiera que algunos pocos de los que salieron de Cubagua por falla de capi- tán , eran hombres de bien é que higie- ran su deber, la mayor parte de los otros eran gentes inútiles, é que yban alli mas por el tráfago é rescates de las perlas, que no para usar las armas. Dige Flavio Vegegio * que assi co- mo el soldado bien exergitado dessea la batalla, assi y mucho mas el inexer- gitado tímidamente la huye. Y si el sa- ber la disciplina militar por verdade- ra negligencia viene á menos, entre el soldado y el villano del todo la dife- rencia muere. Y no es desconforme á lo questá dicho lo quel mismo auctor ade- lante dige en esta manera ^. «No tanto el número, quanto la suficiencia de los bien amaestrados, debe ser estimado.» Y assi como es general costumbre ser la gloria de la victoria principalmente atribuida con el triumpho al capitán, y la culpa atribuida por el consiguiente al principal del exército ó república, quando se mues- tra una flaqueca ó pérdida ú otro incó- modo semejante para se perder el exér- Cito ó el pueblo ó desampararse el cam- po ó la república, como estos de Cubagua hicieron , assi dicen las leyes militares y todas las otras bien ordenadas , y Vege- Cio con ellos ', « que á muchos se dé el temor é á pocos la pena.» Y assi lo re- quería este caso, de que aquise hatrac- tado. CAPITULO IV. Cómo el almirante, don Diego Colom, é Audiencia Real é officiales de Sus Mag-estades enviaron desde aquesta cibdad de Sánelo Domingo una armada con el capitán Goncalo de Ocampo á castigar los indios que avian muerto los religiosos é otros chripstianos en la Tierra-Firme , é á cobrar la isla de Cubagua, llamada por otro nombre Isla de las Perlas ; é de la venida del licenciado Bartolomé de las Casas, é otras cosas con9ernienles á la historia. JLlespues que en esta Isla Española vino á noticia del almirante , don Diego Co- lom y del Audiencia Real , que aqui re- side , y de los officiales que Sus Magos- tados para su hacienda en esta cibdad de Sancto Domingo tienen, la rebelión de los indios de la costa de Cumaná, é pro- vincias que se dixo en el capítulo prece- dente , y de cómo los chripstianos que avia en Cubagua la desampararon; con mucha solicitud é lo mas presto que ser pudo , acordaron é pusieron por obra de entender en el castigo , y de enviar allá un capitán con gente para ello y para que se cobrasse la isla é los malhechores fuessen punidos, segund sus graves deli- tos y culpas. Y para esto juntaron hasta trescientos hombres é los navios é cara- velas que fueron menester, é proveye- ron de armas y bastimentos é todo lo nescessario una armada , y enviaron por general capitán della á un caballero, ve- cino desta cibdad de Sancto Domingo, llamado Goncalo de Ocampo: el qual passó á aquella tierra con la gente que es dicho, año de mili é quinientos é veynte años, y fuesse derecho á la costa de Tierra-Firme. Y entre los otros capi- tanes particulares que alli yban fue uno Andrés de Villacorta , porque era platico en aquella tierra é hombre de experien- cia , é fue uno de los que requirieron al 1 De Re Militan, lib. II. 2 Lib. m. 3 Lib. III. 598 HISTORIA GENERAL Y NATURAL alcalde Antonio Flores que no desampa- rasse la isla de Cubagua , la qual nunca se perdiera, si fuera creydo. Esta armada, llegada á la costa de Tierra-Firme desde á pocos dias que sa- lió del puerto desta cibdad de Sancto Domingo, surgió en la costa que llaman de Maracapana , donde estaba un indio que se defia Gil González , que avia sey- do en matar los frayles y los chripstianos, y era bapligado él é otros muchos de los delinqüentes ; pero no agradesgian el baptismo ni eran chripstianos sino de nombre. Mas el capitán Gongalo de Ocam- po tuvo muy gentil manera para tomar algunos indios de los priugipales culpa- dos; é cómo los navios fueron vistos, encontinente que estuvieron gerca de tierra, los indios preguntaban á los chrips- tianos que de dónde venian , y respon- díanles que de Castilla, porque assi lo mandó responder el general, y hizo es- conder la gente de guerra debaxo de cu- bierta , que no paresQÍan sino los mari- neros, y aun no todos, é los indios re- plicaban diciendo uHaylí, HaylU, dando á entender que yban de aquesta Isla Es- pañola , que en lengua de los indios se llama Haytí : é los nuestros respondian aCastilla, CasliHay> , é mostrábanles co- sas de rescates é vino, que es lo que ellos mas estiman. É assi creyeron que los del armada no sabian cosa alguna de los chripstianos é frayles muertos , y que essas caravelas yban de España , é que también matarían á estos otros , como ynogentes, segund avian hecho con los de otras caravelas, como se dixo en el capítulo de suso ; é atreviéronse á entrar en los navios algunos de los principales de la costa , y degian al capitán que sa- liesse en tierra , y traíanle de comer de las cosas que ellos acostumbran de sus manjares , é hagian otras demostragiones de paz y de plager , fingiendo que holga- ban mucho de su venida é amistad. Y el capitán general, como astuto, les hagia muy buen semblante y los regogijaba ; y assi entreteniendo los indios, cuando le paresgió que era tiempo, dio la señala los suyos , é fueron presos algunos de los in- dios pringipales , de quien ya él llevaba relagion de sus nombres y delictos, y alli avia en el armada quien los conosgia : y en espegial fué preso aquel Gil Gongalez que es dicho, y ávida su confission, á esse é otros hizo ahorcar de las entenas de los navios , para dar exemplo á los tray- dores y rebeldes que estaban en la costa mirándolo , y con ellos al cagique de Cu- maná, llamado don Diego. É luego el general Gongalo de Ocampo hizo soltar y echar en tierra á la cagica doña Maria, muger del dicho cagique don Diego , que la llevaba consigo, é la avie traydo pre- sa el Antonio Flores que es dicho á esta cibdad de Sancto Domingo , y por causa desta muger se hizo después la paz con los chripstianos, como se dirá adelante. Assi que fecho lo que es dicho sabiamen- te é sin peligro alguno, se fué á la isla de Cubagua Gongalo de Ocampo , é puso su real apar del puerto, donde surgió, é desque ovo repossado él éla gente pocos dias, passó á la provingia de Cumaná é á los lagares, é hizo entradas en la tierra, é prendió muchos indios en diversas ve- ges, é justigió á los que le paresgió de- llos , y otros mató, quando se defendían por no ser presos. Y continuándose assi la guerra con toda riguridad, vino sobre seguro á assentar pages con los chrips- tianos el cagique don Diego , en lo qual fué medianera su muger, agradesgiendo su libertad ; y mediante aquesta paz se comenzó la poblagion de Cumaná junto al rio, desviado de la mar media legua, é nombró Gongalo de Ocampo al pueblo que alU se hizo Toledo, en el qual estu- vo este capitán y su gente algunos me- ses ; pero como este capitán no era sa- broso para la gente , antes estaban mal DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. IV. 599 con él los corapañeros , y hombres de guerra, y subgedió que después de lo questá dicho poco tiempo llegó á la cos- ta con giertos navios un clérigo llamado el hgeugiado Bartolomé de las Casas, con poderes muy bastantes é comisión de Sus Magestades para poblar alli , é traía capitulado sobre ello, segund mas larga- mente se dirá en el siguiente capítuío. Y desta causa , llegado aquel padre ligen- giado , ovo discordias y diferencias mu- chas entre él y el capitán Gongalo de Ocampo , y como la gente no estaba bien con el capitán , ni él con ellos , passóse Gongalo de Ocampo ala isla de Cubagua, y después la gente hizo lo mesmo , é des- ampararon el pueblo que avian hecho y nombrado Toledo, sin que en élquedas- se persona alguna. En el tiempo questos capitanes an- daban en sus rengillas, ó poco antes. proveyeron esta Real Audiengia y el almirante é offigiales de Sus Magesta- des que fuesse á Cubagua por tenien- te de gobernador Frangisco' de Valle- jo , vegino desta gibdad de Sancto Do- mingo, é mándesele que tornasseá po- blar aquella isla de Cubagua : el qual fué á ella con gente, é hizo un pueblo é re- partió solares á los veginos , é llevó con- sigo todos los indios que de la Margarita avia traydo á esta cibdad aquel Antonio Flores , con los quales puestos en libertad écon los de Cumaná, que volvieron, co- mo solian, á rescatar perlas con los espa- ñoles , y con algunos esclavos que se lle- varon de otras partes turante la guerra, "comengaron los veginos de Cubagua (y con su propria gente) á entender en esta granjeria de las perlas , porque vian que cada dia andaban los indios de peor ga- na en los rescates. CAPITULO V. Cómo el licenciado Bartolomé de las Casas fué con 9Íertos labradores á poblar á la Tierra-Firme en el rio de Cumaná , gerca de la isla de Cubagua , é lo que le subgedió dello á él é á los que le siguieron. JLil año de mili é quientos é diez é nue- ve, á la sagon que en Bargelona llegó la nueva de la elecgion de rey de romanos é futuro Emperador á la Cesárea Magos- tad del Emperador Rey, nuestro señor, don Carlos, semper augusto, yo me hallé en su corte sobre algunos negogios de la Tierra-Firme (de Castilla del Oro); é an- daba alli un padre reverendo, clérigo presbítero , llamado el ligengiado Barto- lomé de las Casas , procurando con Su Magostad é con los señores de su Conse- jo de las Indias , la gobernagion de Cu- maná , y de parte de la costa de la Tier- ra-Firme. Y para esto era favoresgido de algunos caballeros flamencos que estaban gerca de Su Magostad, y en espegial de Mosior de Laxao , que después murió se- yendo comendador mayor de la Orden y caballeria de Alcántara; el qual era uno de los ageptos privados de ^ésar. A cau- sa de lo qual , y porque este padre pro- metía grandes cosas y mucho interese y acresgentamiento en las rentas reales , é sobre todo degia que por la orden é avi- so que él daba , se convertirían á nuestra sancta fé cathólica todas aquellas gentes perdidas é indios ydólatras , é paresgia que su fin é intento era sancto , é porfia- ba que el obispo de Burgos é Hernando de Vega, y el ligengiado Capata, y el secretario Lope de Conchillos y los de- mas que hasta entonges en vida del Rey Cathólico don Fernando, de gloriosa me- moria, entendían en los cosas destas In- dias, avian errado en muchas cosas y 600 HISTORIA GENKRAL Y NATURAL engañado al Rey Cathólico de muchas maneras, aprovechándosse á sí mesmos de los sudores de los indios, y en los oílfigios y intereses destas partes ; y que aquestos señores consejeros tales, por sostener lo que avian hecho y errado, le eran contrarios , y no les paresgia bien lo que este padre degia ; y assi á este pro- póssito anduvo alli muchos dias, dando memoriales y peticiones. Y no sin mucha contradicción ; porque como aquellos con- sejeros queste culpaba, estaban pressen- tes, mostraron para sus desgargos los li- bros é lo que se avia proveydo en tiempo del Rey Cathólico , desde algunos años antes queste padre tomasse esta su fan- tassia, é todo paresgió sancto é bien pro- veydo é al propóssito de la buena con- servación de la tierra é estado destas partes , é como convenia para la con- verssion de los indios: de forma que Qé- sar quedó satisfecho é se tuvo por servi- do de todos los que este culpaba y eran parte grande en los negogios para le im- pedir al clérigo lo que pedia, y assi le turó algunos meses su porfía. Y ya quél vido que los del Consejo no podían ser por él dañineados, degia que aunque ellos lo oviessen bien proveydo, que to- do se avia mal entendido, é peor puesto en efeto, digiendo que la gente que se avia de enviar con él no avian de ser solda- dos, ni matadores, ni hombres sangrien- tos é cobdigiosos de guerra , ni bulligio- sos , sino muy pagífica é mansa gente de labradores, y aquestos tales hagiendolos nobles y caballeros de espuelas doradas, y dándoles el passaje y matalotaje , y ha- ciéndolos francos é ayudándolos para que poblassen, con otras mergedes muchas que pidió para ellos, como le paresgió. Lo qual todo le fué concedido , non obs- tante que los señores del Consejo , ó á lo menos el obispo de Burgos , don Johan Rodríguez de Fonseca , y otros que á su opinión se allegaron lo contradecían , y que algunos españoles , hombres de bien que á la sacón se hallaron en la corte destas partes y debieran ser creydos, desengañaron al Rey y á su Consejo en esto , y dixeron como aquel padre, des- seoso de mandar , ofrecía lo que no ha- ría, ni podía ser por la forma quél decía, é hablaba en tierra que él no sabía , ni avia visto ni puesto los pies en ella , é condenaron por liviandad todo lo quel clérigo afirmaba , y dixeron quel rey gas- taría sus dineros en valde, é los que fuessen con este padre yrían á mucho riesgo y peligro. Pero, como he dicho, Laxao pesó mas que todo quanto se di- xo en contrario. En fin, quel rey perdió lo que gastó por ser creydo este padre, y los que le siguieron las vidas en con- dición. Assi que, el Rey, nuestro señor, le mandó despachar y proveer, é por su mandado los de su Consejo é officíales de Sevilla le despacharon , como él lo supo pedir, é assi passó á la Tierra-Firme con hasta * hombres é personas chicas y grandes, labradores, á los quales todos dieron buenos navios y bastimentos, y todo lo nescesario, y rescates para la contractacion de los indios. Lo qual cos- tó á Su Magostad muchos millares de du- cados. El caso es que cómo este padre se avía criado en esta Isla Española , sabia muy * Ni en la primera edición de esta primera par- le , hecha en i 535, ni en el códice autógrafo que nos sirve de guia en la presente , se fija el número de los españoles que llevó consigo Bartolomé de las Casas. Francisco López de Gomora, capellán de Hernán-Cortés , asegura que se contaron sobre tres- cientos hombres en esta desdichada expedición ; á lo cual parece asentir el mismo Bartolomé de las Casas, cuando en el cap. 159 do su Historia ge- neral de Indias confiesa que iba autorizado para hacer cincuenta caballeros de cruces rojas , de entre los labradores que le acompañaban, y cuyo destino era solo cavar, según la expresión de as Casas. DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. V. 601 bien que los indios de Cumaná y de aque- llas provincias comarcanas estaban de pages , segund lo tengo dicho antes de su rebelión ; y él penssó que assi como á él se le fantaseó , que assi pudiera ha^er lo que avia inventado é dicho en Espa- ña. Y en tanto que él fue á entender en el negogio, los indios se rebelaron y ma- taron á los frayles Frangiscos é Domini- cos y otros chripstianos que he dicho; é ovo todas aquellas revolugiones, de que atrás se ha hecho mengion, y quando llegó á la tierra con aquellos sus labra- dores, nuevos caballeros de espuelas do- radas que él queria hager, quiso su dicha y la de sus pardos milites que halló al capitán Gongalo de Ocampo , que avia ya castigado parte de los malhechores , y poblado aquel lugar que llamó Toledo, y estaban las cosas en otro estado quel clé- rigo avia arbitrado. Mas como venia fa- voresgido y con tan grandes poderes, luego comengaron á contender y estar desconformes él y Gongalo de Ocampo, como he dicho. Y el clérigo dio orden cómo hizo luego una grand casa de ma- dera y paja, junto al sitio donde avia seydo el monesterio de Sanct Frangisco; y alli tenia alguno de los españoles que consigo traxo muy llenos de esperanga de la caballería nueva que les avia pro- metido , con sendas cruges roxas , que en algo querían paresger á las que traen los caballeros de la Orden de Calatrava, é tenia en aquella casa muchos bastimen- tos y rescates y armas que Su Magostad le mandó dar, é otras cosas muchas. Lo qual todo dexó alli , é vino á esta cibdad de Sancto Domingo é Isla Española á se quexar en esta Audiengia Real del capi- tán Gongalo de Ocampo. Y venido él y dexado por Gongalo de Ocampo el pue- blo é la tierra, los indios, viendo estas discordias entre los chripstianos, é per- suadidos de su propria cobdigia é mali- gia , con desseo de robar lo que en aque- TO.MO 1. lia casa avia , dieron sobre los chripstia- nos que alli estaban y mataron á quantos pudieron dellos , puesto que algunos es- caparon huyendo, acogiéndose á una ca- ravela que en esta sagon alli estaba. É los indios saquearon y robaron la casa, con quanto en ella avia : lo qual sacado della, pegaron fuego á aquel edifigio mal fundado, y quedó por estonges la costa toda fuera del poder de los chripstianos. Y porque en la isla de Cubagua avia algunos pocos de los chripstianos, y no eran parte para contender con los indios, no les consentían los indios llevar agua de la Tierra-Firme para su substentagion, y bebian de unas lagunas de la isla Mar- garita, de gierta agua hecha gieno, y aun aquella avian con mucha costa é dificul- tad. Assi que, como el capitán Gongalo de Ocampo se passó desde Cubagua á esta Isla Española , y se vino á su casa á esta cibdad de Sancto Domingo, é que- dó la gente que avia llevado consigo en aquella isla , Frangisco de Vallejo y Pero Ortiz de Matiengo, que eran alli alcaldes mayores en la sagon, procuraron con aquella gente de ganar el rio de Cumaná por tener agua que bebiessen ; y passa- ron algunas veges á ello , é todas les fue muy bien defendido , y no salieron con ello, porque son flecheros é tiran con hier- va y es gente los indios de aquella cos- ta astuta y guerrera. Y assi se estuvo aquella gente é chripstianos en Cubagua, como en fronteria y en guarda de la isla. El padre ligengiado Bartolomé de las Casas , cómo supo el mal subgeso de su gente, y conosgióel mal recabdo que avia por su parte en la conservagion de las vidas de aquellos simples é cobdigiosos labradores que al olor de la caballería prometida y de sus fábulas le siguieron; y el mal cuento que ovo en la hagicnda que se le encargó , y que él á tan mala guarda dexó , acordó que pues no tenia bienes con que pagarlo , que en oragio- 76 602 HISTORIA GEiNERAL Y NATURAL nes é sacrificios , metiéndose frayle , po- dría satisfager en parte á los muertos, y dexaria de contender con los vivos. É assi lo hizo y tomó el hábito del glorioso Sancto Domingo de la Observangia, en el qual está hoy dia en el monesterio que la Orden tiene en esta gibdad de Sancto Domingo. Y en verdad tenido por buen religioso : é assi creo yo que lo será me- jor que capitán en Gumaná. Digen que él escribe por su passatiempo en estas co- sas de Indias , y en la calidad de los in- dios y de los chripstianos que por estas partes andan y viven , y seria bien que en su tiempo se mostrasse , porque los que son testigos de vista lo aprobassen ó respondiessen por sí. Dios le dé su gra- gia para que muy bien lo haga : que yo creo que en esta su historia él sabrá de- gir mas cosas de las que yo he aqui re- sumido, pues passaron por él. Pero lo que es público y notorio en estas y otras partes aquesto es. Quiero degir que el que ha de ser capitán, no lo ha de ade- vinar sin ser exergitado y tener experien- gia en las cosas de la guerra, é por no saber él ninguna cosa desto , confiando en su buena intengion, erró la obra que comengó ; y penssando convertir los in- dios, les dio armas con que matassen los chripstianos ; de lo qual resultaron otros daños que por evitar prolixidad se dexan de degir. Y aquesto mismo ó su semejan- te acontesgerá y suele acontesger á todos los que toman el offigio que no saben; porque si él penssaba santiguando y con su buen exemplo pagificar la tierra, no avia de tomar las armas, sino tenerlas como en depósisto en mano de un capi- tán diestro , y qual conviniera para lo que subgediesse. CAPITULO VI. Del segundo provcy míenlo que se hizo para sojuzgar la cosía de Cumaná , y castigar los indios de sus re- beliones ya dichas , y de la forlaleca que alli se fundó para la guarda del rio de Cumaná , que cslá en la costa de la Tierra-Firme, é á siete leguas de la isla de las Perlas, llamada Cubagua. 'espues que el capitán, Gonzalo de Ocampo , volvió á esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española , el almiran- te, don Diego Colom , y los oydores desta Audiengia Real y los ofigiales de Sus Ma- gestades enviaron otro capitán á la con- quista de Cumaná , y aqueste fué Jacome de Castellón , vegino desta cibdad , assi para soldar los errores de los capitanes passados que he dicho , como para reco- ger la gente que avia quedado de la que llevaron el capitán Gongalo de Ocampo y el ligengiado Bartolomé de las Casas, aunque la menos útil era la de aquellos labradores, é muy pocos dellos queda- ron vivos. A aqueste capitán se le dio muy bastante poder para sacar toda la gente que avia en Cubagua y la capita- near, y hager la guerra á los indios de aquella costa de Tierra-Firme: el qual passó á la isla de Cubagua , donde llegó en el mes de octubre del año de mili é quinientos é veynte y dos, y recogió la gente de la armada que avia ydo con el capitán , Gongalo de Ocampo : é con el artillería y aparato de guerra nesgessario passó en fin del mes de noviembre si- guiente á la Tierra-Firme al rio de Cu- maná, y entró por él y apossesionóse en la tierra, é assentó su campo y real gerca de la boca del rio : el qual luego tuvieron los chripstianos libre é sin con- tradigion, y los moradores de Cubagua para su mantenimiento ; é desde alli co- mengó á hager la guerra á los indios que avian seydo en los malefigios y daños ya DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. VI. 603 relatados en los capítulos de suso, é hizo mucho castigo en los tales con muertes é prisiones de muchos , y envió cantidad de esclavos dellos á esta Isla Española, é cobró la possesion de la tierra y re- dugióla al servicio de Sus Magestadcs. É fundó en Cumaná gerca de la boca del rio un castillo fuerte de cal y canto con muy buen aposento y una torre , en la qual algo las banderas reales en comen- tando á ser fuerte, que fué á los dos dias de hebrero del año de mili é qui- nientos é veynte é tres, é llamósse al- cayde della, y después la Cesárea Ma- gostad del Emperador, nuestro señor, le proveyó del mismo officio y cargo de al- cayde. Y desde aquel tiempo adelante se comengó sin temor á fundar pueblo en la isla de Cubagua de propóssito , y llamóse la Nueva cibdad de Cáliz , porque con la seguridad de la fuerga y castillo que he dicho , y con entrar en aquella gran- jeria muchos indios buenos pescadores de perlas, ávidos en aquella guerra, los veginos fueron aprovechados mucho y se dieron á fundar su pueblo y casas de morada con mucho propóssito de cal y canto, y se fundó la iglesia muy bien la- brada ; y el primero que comengó á la- brar casa de piedra fué un hidalgo na- tural de Soria , que se dice Pedro de Barrionuevo. Después de lo que es di- cho, hizo el capitán Jacome de Caste- llón pages con los indios, é se abrió contratagion é comunicagion entre los chripstianos y ellos : la qual permanesge y es utilíssima y provechosa á ambas partes, é quedó la tierrra y costa sojuz- gada é la isla de Cubagua segura é muy exergitada en la pesquería y granjeria de las perlas. CAPITULO VII. De una tormenta é terremoto que súbitamente acaes^ió en la provincia de Cumaná en la Tierra-Firme , la qual tempestad derribó la forlaleca ó castillo que los chripstianos tenian , de que se hizo mención en el ca- pítulo de suso , é cómo se labró é se hizo otro castillo. JCjI año de mili é quinientos é treynta, en el mes de septiembre , en un dia se- reno é tranquilo, en un instante, á las diez horas del dia , en la provingia de Cumaná se levantó la mar en altura de quatro estados é juntamente dio la tier- ra un horrible bramido, é inundóse la tierra, sobrepujando la mar sobre ella, y encontinente comengó la tierra á tem- blar , é lo continuó por tres quartos de hora : del qual grandíssimo temblor cayó la fortalega que tengo dicho en el prege- dente capítulo , é abrióse la tierra por di- versas partes , é higiéronse muchos pe- gos , los quales produgian una agua negra que hedia á agufre. Hundiéronse muchos pueblos de indios , y de ellos murieron muchos , unos porque los mataban las ca- sas é otros que del miedo y espanto per- dieron las vidas. Abrióse una grande sierra , questá mas de ginco leguas des- viaba de la mar , y la abertura della fué tan grande que se vee desde á mas de seys leguas apartados della. Tornadas las aguas á sus límites , é aviendo por mira- glo escapado los chripstianos que esta- ban en la fortalega , el alcayde , por no ser echado de la tierra y conservarla en servigio de Sus Magostados, con la gen- te que alli tenia consigo, hizo un baluarte y reparo á la redonda de una esquina de la fortalega que quedó en pié , y en aquel baluarte y reparo se sostuvo catorge me- ses , en los quales se edificó otra nueva fortalega gerca de la cay da. Y dexando después el reparo, se metió y passó en la 604 DISTOniA GENERAL Y NATURAL jortalega nueva. Esto fué en el año de las, y señorea el rio de Gumaná é parte mili é quinientos é treynta y uno. É de la provincia , que no se osan los indios aquesta fuerga es la que al pressente tie- mover ni hager los. atrevimientos v re- ne segura el agua para la isla de las Per- beliones que solianhager continuamente. CAPITULO VIH. En que Irala el chronista de algunas opiniones de los historiales antiguos cerca de las perlas , y de algu- nas particularidades dellas , y de algunas perlas grandes que se han ávido en aquestas Indias. Iluanto al descubrimiento é conquista de la isla de las Perlas y parte de la pro- vincia é costa de Gumaná en la Tierra- Firme, y otras particularidades convi- nienles al discurso de la materia , dicho se ha en los capítulos precedentes lo que convino á la historia. Ahora diré algo de las opiniones de los antiguos en lo que toca á las margaritas ó perlas , é aunque á algunos parezca cosa recia reprobar yo é contradegir lo que tan señalados y doc- tos varones afirman , no se maravillen los letores , porque ellos pueden degir ver- dad é yo también. Ellos, segund fueron informados de diversos auctores ó perso- nas de quien fundaron sus palabras, é yo de mis ojos y experiengia , de donde progeden las mias. Dige Isidoro * que las perlas se llaman uniones, porque se ha- lla una é nunca dos ó mas juntas, y con esto se conforma el Alberto Magno ^ en su tractado De proprietatibus rerum, y ambos auctores tienen que se engendran del rogio en gierto tiempo del año , é otras cosas digen quel curioso desta ma- teria podrá ver, si quisiere, en sus tracta- dos. Pero muy mas largamente lo escribe Plinio ', y mejor que ninguno de los auc- tores que yo he visto: el qual se confor- ma con los susodichos, ó mejor digiendo ellos lo pudieron aprender del en degir que se engendran del rogio , y básele de dar mas crédito, porque es mas antiguo. Esta manera de congepgion de las perias por el rogio es una de las cosas que yo no afirmo , y en que estoy dudoso , por lo que diré adelante. Y todos tres histo- riales concuerdan en que, segund la cali- dad del rogio que resgiben , assi son cla- ras ú obscuras ; de manera que digen que si es claro el rogio, assi lo es la peria, ó si turbio, turbia. É si es nublado quando congiben, digen que las perias son ama- rillas, porque son del ayre, y con el ay- re han mas propinqüidad que con lámar, y del ayre toman la color ó nublado ó se- reno. Pero en lo que digen essotros auc- tores del nombre de las perias ser dichas uniones, no se conforma Plinio con ellos en la ocasión del nombre , porque dige queElio Slilon escribe que en la guerra de Jugurta se puso á las margaritas, que eran supremamente grandes, este nombre de uniones ; pero no aprueba ser lo que digen los otros auctores, pues en el libro y capítulos de suso alegados depone de vista Plinio, é dige aver.él visto muchas veges en la oria ó extremo del nácar ó concha é quassi defuera y en algunas conchas quatro perlas juntas yaunginco. Él lo pudo muy bien degir, porque en estas partes , en espegial en la isla de Gubagua, de quien aqui se tracta , se han visto muchos granos mas de perias i Isid., Ethi., lib. XVI, cap. 10. 2 Alberto Magno, lib. XVI, cap. 62, 3 Plin., Ubi IX, cap. 35. DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. VIII. G05 é aljóphar menudo, y esto acontege gada dia. Pero todos los auctores concluyen que las perlas se envejesgen , y por tanto digo yo que ningún prudente debe hager mucho caudal de cosa que tan presto é tan manifiestamente nos enseña esta ver- dad é declinagion de hermosura. Digo caudal para tenerlas por joya que pueda turar largo tiempo , pues no es turable su resplandor. Y por esto no es heredad pa- ra guardar, porque cada dia pierde su vigor y vale menos , por se envejesger y arrugar, y de hora en hora son menos de estimar. Assi que, quanto mas frescas se pueden a ver, tanto mejores son, con- curriendo en ellas las otras calidades que han de tener para su valor. No curaré de degir otras particularidades muchas quel Plinio dige de las perlas en el lugar ale- gado , que son muy notables para oyr, assi de las que tuvo Julia Paulina, ma- trona del emperador Cayo Calígula, co- mo Cleopatra, reyna de Egipto. Pero acordaré á quien esto leyere que ovo Pedrarias de Ávila , gobernador de la Tierra-Firme , una perla que compró en mili é dosgientos pesos á un mercader, lla- mado Pedro del Puerto, en la cibdaddel Darien el año de mili é quinienios é quin- ge (el qual la avia comprado en una al- moneda al capitán Gaspar de Morales é á la gente que con él avia ydo á la isla de Terarequi, que es en lámar del Sur); y en lo mesmo quel mercader la compró la tornó á vender luego otro dia, éla dio á Pedrarias, porque nunca una noche que fué del mercader pudo dormir , acor- dándose del mucho oro que avia dado por la perla ; la qual pessaba treynta é un quilates , y es de talle de pera y de muy linda color é muy oriental. La qual después compró la Emperatriz , nuestra señora , á doña Isabel de Bovadilla, mu- ger que fué de Pedrarias : y en la verdad es perla é joya para quien la tiene y pa- ra ser en mucho estimada , como agora lo está. Pero yo tuve una perla redonda de peso de veynte y seys quilates , é tu- ve otra después de talle de pera, que ove en Panamá el año de mili é quinientos é veynte y nueve, que vendí en esta cib- dad de Sancto Domingo desta Isla Espa- ñola á iHi aloman de la gran compañía de los Belgares en quatrogientos é gin- qüenta castellanos. Estas grandes per- las se han hallado y otras en la mar del Sur en la isla de Terarequi; pero en es- totra isla de Cubagua, de quien aquí se tracta, no son tamañas, sino pequeñas, de dos y tres é quatro ó ginco quilates, ó poco mas la mayor dellas ; pero en per- figion algunas, é innumerable cantidad de aljóphar grueso y menudo y de todas suertes. Hay assi mesmo perlas en otras partes destas Indias, lo qual se dirá quan- do la historia fuere discurriendo ó to- cando en las provingias donde se hallan. Cuanto á lo que toqué de suso en que dixe ó quise significar que avia de re- probar ó contradegir lo que tan señalados auctores escriben en esta materia de las perlas, digo que yo tengo por imposible lo que digen quanto al engendrarse con el rogío , y ser turbias ó claras ni tampoco amarillas por los truenos; porque en una mesma ostia no son todas las perlas que tiene de una bondad é redondez , ni de una perfigion de color, ni de un tamaño' sino en diferente manera algunas. Lo otro, ¿cómo se puede probar lo que di- gen pues que muchas dellas se sacan de diez y de doge bragas de agua en hondo, donde muy pegadas é asidas con las pe- ñas en algunas partes están? ¿Quién las vido claras antes que atronasse, é des- pués vido que las mismas se avian tornado escuras y de los defectos ya dichos?... Dexemos esto creer á los que no sabrán contradegirlo; porque yo las he visto é tenido tan negras como agabache, é otras leonadas, é otras muy amarillas é res- plandesgientes como oro , é otras quaxa- 606 HISTORIA GENERAL Y NATURAL dase espesase síq resplandor, é otras quassi aguíes , é otras como agogadas , é otras que tiran sobre color verde, é otras á diversas colores declinando. É assi quanto mas diferentes y enfermas en la vista ó para menos estimar están, tan- to mas y de mayor estimación son las perfectas. É muy raras veges se hallan las que son dinas de se poner en estima ó regla de quilates para la vengion de- ltas. Pero en quanto á la forma de su ereagion, acuérdese quien esto lee de lo que se dixo en el cap. II deste lib. XIX, é aquello puede tener por muy gierto. Y también podria ser que en estas partes se formassen é criasen de una manera , y en el Oriente é donde digen Plinio é otros auctores que las hay se engendrassen de otra forma , ó por el rogío que ellos di- gen; porque natura en algunas partes hage en diferentes modos sus operagio- nes en un mismo género de criaturas. Conténtese, pues, elletor con lo dicho, y passemos á otra manera de perlas que se hagen y nasgen en los nacarones, de quien hige mengion en el prohemio , por- que de aquestos nunca lo ley ni lo he visto por algund auctor escripto , é yo los he llevado á España , é hay muchos dellos en la costa austral de la Tierra- Firme , en la provingia que llaman de Ni- caragua, y en las islas de Chara é Chira é Pocosi, é otras islas del golpho de Orotiña. CAPITULO IX. De los nacarones en que se hallan perlas en la provincia de Nicaragua é golpho de Orotiña é otras partes. JCin el golpho de Orotiña é islas que hay en él, assi como Chira é Chara é Poco- si é otras que son dentro del Cabo Blan- co en la costa de Nicaragua en la mar del Sur , he yo visto muchos destos na- carones, y de alli eran los que dixe de suso que avia llevado á España. Estos son una manera de conchas del talle que aqui está debuxado [Lám. 5.*, fig. 9.'), é son dos pegados, assi como las ostias lo están, é asidos por las puntas é algo mas, de manera que lo ancho es lo que se abre é gierran por sí mismos. Estos nacarones son grandes y medianos é menores; los mayores tan luengos como un codo has- ta en fin de los dedos , y el anchor de la pala de un palmo ó mas, y deste tamaño para abaxo. Tienen dentro gierto pesca- do ó carnosidad, como las ostias de las perlas; pero mucho mayor en cantidad, y á proporgion de la grandeza de las conchas, é no poco duro de digestión y regio. Y en la verdad quantas ostias y nacarones de perlas he yo visto , no es buen pescado ni tal para comer como las ostias de España con mucha parte , pero en fin todo se come. Estos nacarones por de dentro son de hermosa vista y lustre, é resplandescen como las hostias de las perlas en la parte mas delgada dellas, hasta la mitad de la longitud y de ahy adelante para lo mas ancho van perdien- do aquella color , y se convierte una par- te en una color de aguí muy fino y res- plandesgiente, y perlas espaldas de fue- ra son ásperos y acanalados, segund las veneras, pero de dentro son lisos. Las perlas que en estas conchas de los na- carones se hallan, no son finas ni de buen color : si turbias y algunas leonadas , é algunas quassi negras , é también se ha- llan blancas, pero no buenas. Estas veneras destos nacarones sirven á los indios de palas ó agadas para sus labores en algunas partes para la agri- coltura de sus campos y de sus huertos; DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. IX. 607 porque donde yo las he visto es la tierra muy polvorosa y no regia de cavar y vol- ver. Y enastan en un palo el nacarón por la punta, é sírvense de muy gentiles y provechosas palas , é hágenlas de las mayores ó menores é tamaño que quie- ren, porque las hallan segund las han menester ; é atado el astil con muy bue- nos hilos de algodón torgido , labran la tierra con aqueste instrumento. Los indios quando toman estos naca- rones para comer, no desechan las per- las que en ellos hallan por malas que sean , ni aun nuestros mercaderes tampo- co, quando se las dan; porque las mezclan con las buenas que se sacan en las ostias de las perlas linas, é assi vuelto todo lo venden mezclado, porque aprovechen en el peso al vendedor : que no es mas que en lugar de trigo revolver con ello genteno , ó con la gebada avena. Sirven á esta maligia , porque no hay ya offigio ni arte en que la astugia de los cobdigio- sos tractantesdexe de hallar medios para sus engaños. Assi que, aquestos son los nacarones , en que se comete el fraude que he dicho ; pero los que son diestros é han noligia destas cosas, no las pagan en igual pregio que las perlas ó aljóphar limpio ; y es verdad que en su espegie de los granos que nasgen en estos naca- rones son redondíssimos , y aunque las conchas son prolongadas, nunca ó muy raras veges lo son sus perlas , sino muy redondas : que parege cosa para dubdar por ser del talle que son estos nacaro- nes : antes las perlas de talle ó fagion de peras todas nasgen en las ostias redon- das. Passemos agora á degir la manera que los indios tienen en el exergigio de la pesquería de las perlas. CAPITULO X. El qual tracla de la manera que los indios é aun los chripstianos tienen para tomar y pescar las perlas. JOju esta isla de Cubagua, de quien aquí pringipalmente se tracta, es donde en estas partes é Indias mas se exercita la pesquería de las perlas, y hágese de aquesta manera. Los chripstianos que en esta granjeria entienden , tienen esclavos indios, grandes nadadores, y envíalos su señor con una canoa , y en cada canoa destas van seys ó siete ó mas ó menos nadadores donde les paresce ó saben ya que es la cantidad de las perlas ; y alli se paran en el agua, y échanse para abaxo á nado los pescadores hasta que llegan al suelo, y queda en la barca ó canoa uno que la tiene queda todo lo que él puede , atendiendo que salgan los que han entrado debaxo del agua. É después que grande espagio ha estado el indio assi debaxo, sale fuera engima del agua, é nadando se recoge á la canoa , y pres- senta y pone en ella las ostias que saca porque en ostias ó veneras ó conchas assi llamadas se hallan las perlas , ó en los na- carones que se dixo en el capítulo de suso ; las quales ostias trae en una bolsa de red, hecha para aquello, que el nada- dor lleva atada á la gintá ó al cuello. É assi entrado en la canoa, descansa un poco y come algund bocado , si quiere, y torna á entrar en el agua , y está allá lo que puede, é torna á salir con mas ostias que ha tornado á hallar , é hage lo que primero se dixo , y desta manera todos los otros indios nadadores puestos á es- te exergigio hacen lo mismo. É quando viene la noche ó les paresge que es tiem- po de descansar, recógense á la isla á sus casas , é entregan las ostias de todo 608 HISTORIA GENERAL Y- NATURAL su jornal al señor, cuyos son estos pesca- dores ó á su mayordomo , é aquel háge- les dar de genar, é pone en cobro las ostias. É quando tiene copia ó cantidad asaz, hage que las abran , y en cada una halla las perlas ó aljóphar; un grano ó perla en algunas conchas sola , y en otras dos é tres é quatro c ginco é seys é diez y mas y menos granos, segund natura alli los puso , é guárdanse las per- las é aljóphar que en las ostias se han hallado , é gómense el pescado dellas si quieren ó échanlo á mal ; porque hay tan- tas que aborresge tal manjar , é todo lo que sobra de semejantes pescados enoja. Quanto mas que, como tengo dicho, son muy duras de digestión é no de tan buen sabor como las ostias de nuestra España. Algunas veges que la mar anda mas alta de lo que los pescadores é ministros des- ta granjeria querrían , é también porque naturalmente quando un hombre está en mucha hondura debaxo del agua, los pies se levantan para arriba é con difi- cultad pueden estar en tierra debaxo del agua luengo espagio, en esto proveen los indios desta manera. Échanse sobre los lomos dos piedras, una al un costa- do y otra al otro, asidas de una cuerda, de forma que de la una á la otra queda un palmo ó lo que les paresge de inter- valo , y el indio queda en medio , é dé- xase yr para abaxo ; é como las piedras son pesadas, hágele estar en el suelo que- do , pero quando le paresge é quiere su- birse , fácilmente puede desechar las pie- dras é salirse. É tienen tanta habilidad algunos de los indios que andan en este offigio en su nadar, que se están debaxo del agua un quarto de hora de relox , é algunos hay que mas tiempo y menos, segund que cada uno es apto y sufi- giente en el arte que traen en esta ha- cienda. Otra cosa grande é muy notable me ocurre desta isla, y es que preguntando yo algunas veges á señores particulares de los indios que andan en esta pesque- ría si se acaban ó agotan estas perlas, pues que es pequeño el sitio ó término donde se toman é muchos los que las buscan , degíanme que se acababan en una parte y se passaban los nadadores á pescar en otra al otro costado de la mis- ma isla ó viento contrario y que des- pués que también acullá se acababan, se tornaban al primero lugar ó á alguna de aquellas partes, donde primero avian pes- cado é lo avian dexado agotado de per- las, y que lo hallaban tan lleno, como si nunca alli ovieran sacado cosa alguna: de que se infiere y puede sospecharse que son de passo , como Plinio quiere degir*, assi como lo son otros pescados, ó nasgen y se aumentan y produgen en lugares señalados. Pero caso que esto sea assi, hánse dado tanta priessa los chripstianos á buscar estas perlas, que no contentándose con los nadadores en las sacar , han hallado otros artifigios de rastros é redes , y han sacado tanta can- tidad , que se ha comengado á aver pe- nuria é faltaban ya y no las hallaban en abundangia, como primero; pero en poco espagio de tiempo que repose la gente, tornan á hallar muchas ostias en canti- dad. Esta pesquería en Cubagua es en quatro bragas ó menos , y en pocos lu- gares de aquella isla mas hondo. Pero en la isla de Terarequi de la mar austral en diez y doge bragas , segund se dirá quan- do hablemos en aquella isla y la de Oto- que , y en las cosas de la Tierra-Firme. Dixe de suso que son de passo , porque en el lugar alegado dige el Plinio que algunos digen que las perlas tienen rey como la enxambre de las abejas : el qual rey ó guia siguen las otras. É que aques- 1 Plinio.lib. IX,cap. XXXV. DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. X. 609 la tal concha principal es mayor que las otras , y mas hermosa , y de grande in- dustria en se guardar, y que todo el in- genio de los pescadores se enderesga á tomar la tal guia , porque lomada aquella es fágil cosa meter en la red las otras que han perdido , ó son privadas de la guia, rey suyo. Digo yo que si esto que dice Plinio acaesge y passa assi en otras partes, que en aquestas nuestras Indias ninguna notigia se tiene hasta agora de tales guias entre los indios ni los chrips- tianos. Es la perla tierna en el agua don- de anda; pero en saliendo fuera, súbito se enduresce , segund el mismo auctor lo dige. Esto no se puede negar , porque en estas partes se ha visto lo mismo , é por esto pienssan algunos que poco á poco se enduresgen ó se van hagiendo de la ma- nera que se dixo en el capítulo segundo, lo qual se ha alcangado con la experiengia. Pero otra cosa grande y para notar se me ofresge que ageptarán todos los que al- gund tiempo han residido en aquesta isla de Cubagua ; y es que en gierto tiempo produgen las ostias de las perlas un gier- to humor roxo ó sanguino en tanta abun- dangia, que tiñen el agua y la turban en la misma color; por lo qual algunos di- cen que les viene el menstruo, como á las mugeres su costumbre, quando digen que tienen su camisa. Todas las mas de las perlas que se crian entre peñas son ma- yores que las que se toman en plagóles y arenales , é tienen en la juntura de la ca- bega de la venera unos hilos á manera de ovas y algo verdes y de otras colores, con que están como por los cabellos ti- radas ó muy asidas con las peñas, y al- gunas dellas tan apretadas , que es me- nester que el indio tenga buena fuerga para las despegar, ó que lleve alguna cosa con que las arranque. Hállanse de muchas maneras é talle diferentes : unas de hechura de peras, y otras redondas, que es muy mejor, y oirás que la mitad tienen redondo é la otra mitad llano ; é aquestas llaman en aquestas parles as- sientos , y algunos las nombran panegi- llos : á estas tales llama Plinio lipanie. Otras hay torgidas é de todas las diferen- gias que puede aver en las piedras , y á las tales llaman acá piedras ó pedrería. Otras hay que por la una parte tienen buen lustre y paresgen como si fuessen muchas juntas y de otras figuras , y por el envés están huecas como bexigas. Esta manera dige Plinio que progede del tronar, porque se encogen é hagen en lu- gar de perla quassi como bexiga vagía de dentro, é aquesta tal se Wamei phisemata. Es conclusión de todos los lapida- rios y de los que escriben de estas mar- garitas ó perlas, é mas apuntadamente assi determinado por Plinio , que son de muchas hojas las perlas y que se rogan y gastan: lo qual nuestros ojos enseñan á quien lo quiere ver, que son assi como los ojos de los besugos , ó como una ge- bolla , hojaldradas é una camisa sobre otra, disminuyéndose su grossega hasta un punto en su mitad , un lecho ó corte- ga sobre otra , y assi por esta propriedad há lugar el arte de algunos expertos para las labraré polir, quando en las primeras hojas hay algún vigió ó pelo ú otra difi- cultad en la perla , si tiene cuerpo para ello y en la parte interior es capaz é lim- pia ó menos vigiosa. Pero pocas veges la mano del mas sotil hombre que en esto puede entender , la dexa tal como la que sale perfigionada de las manos ó artifigio de la natura ; y lo mismo digo del oro, porque nunca lo vi jamás tan bien labra- do que tuviesse tal color como aquella, con que se saca de las minas. Verdad es que á las perlas conviene lavarlas de quando en quando, porque se empañan trayéndolas, é quieren estar muy bien Iractadas. TOMO 1. 77 610 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XI. Que tracta del aviso que debe aver en los que compran perlas. lio parezca desconviniente al letor ni al mercador loque agorase dirá; porque pues es aviso para que las perlas se ven- dan mas sin engaño, diño es el chronista que aquesto dige que se le den gragias, por manifestar semejante fraude, para que la perla sana esté en su presgio , y la cascada quede en el suyo; pues que en una olla ó un vaso de poco valor se desechan las vasijas sospechosas. Esto que agora yo digo ó manifestaré la ex- periengia me lo enseñó , y aun con harta pérdida de dineros, por no lo aver enten- dido quando compré algunas perlas , ni lo vi hasta que desde á tiempo lo conos- gí. Muchas perlas passan por sanas que no lo son, é los ojos cebados de su buen resplandor é talle, é otras gircunstangias„ no mirando en lo demás ; se engañan,^ porque aunque estén cascadas é sentidas por algún golpe ó por otra ocasión no se vee su defeto, salvo poniéndolas entre los dedos al trasparente resplandor del gielo, dándoles el sol: é assi luego vereys algunas que están quebradas ó cascadas en lo interior é secreto ó medula de las perlas , ó si tienen algún pelo ó raga con- forme á esto, tan claramente que no ten- gáis nesgessidad de informaros de nin- gún lapidario ni experto maestro ó co- nosgedor deltas, para entender si son ne- tas é de algún vigió ó no , para que en- tendido é visto esto, mas sin escrúpulo entendáis en el presgio ó estimagion que se debe dar á las tales joyas ó perlas. Y esto baste quanto á esta materia. CAPITULO XII. De la gobernación de la isla de Cubagua, é cómo fue removida la tenencia del Castillo de Cumanái íja isla de Cubagua es gobernada por alcaldes ordinarios é regidores de los ve- ginos que hay en la gibdad de la Nueva Cáliz : é al pressente fue alli por juez de residengia el ligengiado Frangisco de Pra- do, vegino desta gibdad de Sancto Do- mingo , al qual enviaron Sus Magestades é los señores de su Real Consejo de las Indias ; é yendo por la mar á reformar aquella isla é hager lo que le era manda- do, le salteó un francés cossario gerca de la isla de Langarote , que es una de las de Canaria ó Fortunadas , é le tomaron quanto llevaba, é aun después que le prendió, fue herido por el descomedido capitán franges. El qual después que á este juez é á otros ovo robado los soltó^ y el ligengiado prosiguió su camino á Cu- bagua, donde ha estado hasta agora: en el qual tiempo tomó residengia á las jus- tigias passadas é removió de la tenengia de la fortalega de Cubagua al alcayde Jacome de Castellón , de quien se hizo mengion que avia fundado aquel castillo para assegurar aquella provingia é para la.guarda del rio de Cumaná. É puso la fortalega el dicho ligengiado en otro al-- cayde, como está hasta agora en tanto que Su Magostad provee á quien fuere servido de aquella tenengia ; porque die- ron á entender que era mucho el gasto que con esta fuerga se tenia , y que la. DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. XII. 611 villa la tomaría é ternia á su espensa. É no me paresge que S. M. fue de lo QÍer- to informado, como tampoco le informan, segund seria menester, en otras muchas cosas destas partes por ser el camino tan largo , é aun porque aunque se le diga verdad , quando llega la relación á su real acatamiento, es mudado el tiempo y es menester proveerse de otra manera. Y esta es una de las causas por donde se yerran algunas cosas por culpa del tiem- po é de la malicia de los diversos infor- madores que anda en medio. É no quiero hablar mas en esto, porque no seria ni es al propóssito de la Natural historia, aun- que lo seria para el natural remedio que las Indias avrian menester. CAPITULO XIII. De 9Íertos cossarios que han paseado á estas parles é Indias, y de lo que les ha ¡nlervenido en sus malos penssamientos. El ti año de mili é quinientos é veynte é siete años, un cossario inglés, só color que andaba á descobrir, vino con una grande nao la vuelta del Brasil en la cos- ta de la Tierra-Firme, é de allí atraves- só á esta Isla Española é llegó gerca de la boca del puerto desta gibdad de Sanc- to Domingo; y envió su batel equipado de gente, é pidió ligengia para entrar aqui digiendo que venia con mercaderias é á traclar , y en el instante el alcayde Frangisco de Tapia desde este castillo mandó tirar un tiro de pólvora á la nao, la qual se venia derecha al puerto. É cómo los ingleses vieron esto, retiráronse afue- ra y los del batel recogieron é fuéronse tras su nao. Y en la verdad el alcayde hi- zo error en lo que hizo , porque caso que entrara él armado, no pudiera salir sin voluntad desta gibdad y deste castillo. Por manera que viendo el resgebimiento que se les hagia, tiraron la vuelta de la isla de Sanct Johan , y entrados en la bahía de Sanct Germán ovíeron habla con los de aquella villa é pidieron bastimen- tos , quexándose de los desta gibdad, dí- giendo que no venían á enojar, sino á tractar con sus dineros é mercaderias si los acogíessen : é fuéronles dados algu- nos bastimentos, é su nao dio en pres- gio estaño de baxilla é otras cosas é fues- sesu camino la vuelta de Europa, donde se cree que no llegó porque nunca se su- po desta nao. Otro cossario franges, desde á poco tiempo ó en el siguiente año, só color de venir á tractar en la isla de las Perlas, vino á ella guiado por un mal español, natural de la villa de Cartaya , llamado Diego Ingenio , el qual como piloto guió á los frangeses ; pero no supo darles avi- so de lo que en semejantes casos tiene proveydo la Cesárea Magestad para guar- da de sus Indias, de mas del gentil es- fuergo de sus animosos españoles é natu- rales, é fue assi. Un hidalgo que vive en aquella isla, llamado el capitán Pero Or- tiz de Matiengo , é otros hidalgos é vegi- nos de la Nueva Cáliz , supieron de un vegino suyo que venia de la isla Marga- rita en una canoa , que avia ávido habla con este armado , el qual traía una nao grande é una caravela rasa portuguesa que avia tomado en la costa del Brasil, y un batax; é preguntando qué nao era aquella dixeron los frangeses que era la nao del Careo , é que venían de Sevilla. La nao del ^arco era venida ocho ó quin- ge días antes, é assi los de la canoa vie- ron que aquello era falso é que debía ser 612 HISTORIA GENERAL Y NATURAL armado, é convidaban á los españoles que entrassen á liager colagion en la nao por prenderlos é aver lengua del estado de la tierra; pero no lo liigieron assi, an- tes se desviaron con mucha diligengia é se fueron á la cibdad é dieron notigia desto é pusiéronse en vela. É luego otro dia amanesgió el cossario á par de la costa, y equipados los bateles, quiso sal- tar en tierra con su gente; pero fuetes resistido valerosamente de tal forma que no pudieron salir con su propóssito, é comengaron á lombardear la cibdad, é los de la cibdad á los enemigos ; é dié- ronse tan buen recabdo los nuestros que armaron sus vergantines é barcas en nú- mero de treynta ó mas , é con indios fle- cheros proveydos de aquella hierva mor- tal que por acá hay é con algunos tiros de pólvora , fueron á combatir la cara- vela , é aunque tenia mucha artillería é muchas pelotas de alquitrán, diéron- les tanta priessa que de la caravela ma- taron dos de los nuestros é de los fran- ceses murieron trege. É con esto gessó el combate por entonges, no gessan- do de andar en tratos los contrarios, pensando con sus formas gálicas enga- ñar los españoles ; pero saliéronse tres ó quatro vizcaynos é navarros que traian centra su grado , é fuéronse á la tierra é dieron notigia como aquellos frangeses eran ladrones é venían con pensamiento de se apoderar de aquella isla. Lo qual entendido , acordaron los de la cibdad de morir ó echar á fondo aquellos na- vios , é con mucha diligengia salieron en sus vergantines é baxeles é combatieron el batax, é tomáronle por fuerga de armas, con valor de mas de mili é quinientos ducados de ropa é con los prisioneros primeros. Fueron por todos treynta é ginco hombres muertos é presos de los contrarios. Hecho esto, la nao no osó atender, é siguiéronla hasta la perder de vista : la qual se fué á la isla de Sanct Johan é quemó el pueblo de Sanct Ger- mán , é de alli se fué la nao á la isleta de la Mona, donde penssó repararse é alli soltó la caravela de los portugueses , la qual se vino á esta cibdad de Sancto Do- mingo é dio notigia de todo lo que es di- cho. Y enconlinente armaron aqui una nao é una caravela, é fueron á buscar estos ladrones é halláronlos é pelearon con ellos dos dias continuos, é diéronles caga dos dias continuos , é aunque se fué á causa del tiempo é de la noche , se cree que por yr abierta se anegó en la mar. De esta manera se perdieron estos cos- sarios é se perderán quantos acá passa- ren de los tales é muy mejor al pressen- te, porque está ya todo prevenido de otra manera é con mayor recaudo é vi- gilangia. CAPITULO XIV. Que tracta de la isla de la Margarita. A la isla Margarita no hage al caso dar- le mas límites ó altura de lo que se dixo en el primero é segundo capítulos, por- que por alli quedan declarados sus ale- daños é assiento. Esta isla , como en otras partes está dicho , fué descubierta por el primero almirante don Chripstóbal Colom, quando se descubrió la isla de Cubagua, y él nombró á esta isla la Margarita, porque tan gercana le es la pesquería de las perlas á la una como á la otra quassi. Pero aquesta isla es muy mayor tierra, é tiene de gircunferengia treynta é ginco leguas poco mas ó menos , é hay en ella DE INDIAS. LIB. XIX. CAP. XIV. 613 im buen puerto é ancón de la parte del Norte ; y gerca de la parte que tiene al Leste hay unos isleos muchos , que se llaman los Testigos , y esta Norte Sur con la isla de los caribes , que llaman Sáne- la Cruz, é por la parle del Mediodía tie- ne la isla de Cubagua é la Tierra-Firme, de quien se ha tractado en los preceden- tes capítulos. Es buena isla é fértil, é hay en ella pocos indios é algunos chripstía- nos , debaxo de la gobernagion de doña Isabel Manrique , muger que fué del di- cho ligengiado : la qual gobernagion fué por la Cesárea Magostad encomendada al ligengiado Margólo de Villalobos , su oydor en esta Audiengia Real de Sánelo Domingo, ya defunlo. Y después quedó conforme á gierto assiento que con el li- gengiado mandó tomar la Cesárea Ma- gostad el año de mili é quinientos é veynte y quatro. Y después de los días del ligengiado se ha quedado assi en su muger y herederos. No hay otra cosa que degir desta isla , salvo que también ca- resge y es falta de agua como Cubagua, éno la tiene sino de xagüeyes é mala, é se la llevan, quando la han de beber bue- na, desdóla Tierra-Firme, del rio de Cu- maná ; pero es fértil de árboles ,é pastos para ganados, é otras granjerias, éagri- coltura de indios , assi como mahíz é otras cosas que ellos acostumbran cultivar. CAPITULO XV. De muchas islas en general que eslan desde la Tierra-Firme austral é aquestas islas de Cubagua é la Margarita hasta la isla de Sancl Johan, que los indios ¡laman Boriquen, é desde alli á la Tierra-Firme de la parte ó vanda del Norle é provincia de Bimini é la Florida, brevemente relatadas. jjébese acordar el letor que tengo di- cho en otra parte que, quando el almiran- te don Chrípslóbal vino el segundo viaje que hizo desde España á estas partes, año de mili é quatrogientos é noventa y tres años, reconosgió las islas Desseada, Mar- garilante é Guadalupe , é las que están en aquel paraje, puesto que después se supieron é bojaron mas particularmente, á causa de la guerra que los chripstianos tuvieron con los indios caribes flecheros deslas islas. Aqui solamente discurriré por ellas para memoria particular é ge- neral dellas: particular, para las nombrar, y general, para que se diga donde están. Pero porque no son habitadas de los chripstianos, y en todas ellas no hay can- tidad de indios , sino pocos é de los al- gados é huydos y á ellas acogidos de te- mor de los chripstianos, no se hageaqui tan larga é particular memoria como se haría é se sabria, si fuessen pobladas é pa- gíficas , é muy por menudo sabidos y en- tendidos los provechos é particularidades deslas islas, é también por que las mas están solas é sin gente. Y por tanto , co- mengando desde la isla de Cubagua, que es donde tengo dicho , está luego á una legua la isla Margarita ; é tirando la vía del Septentrión se hallarán los Testigos, é la Gragiosa , é los Barbados , é Sánela Lugia , é Malinino , é la Dominica , é la Desseada , é Marigalante , é Todos los Sánelos, é Guadalupe , y el Antigua , y la Barbada , y el Aguja , y Sánela Cruz, y el Sombrero , y Sancl Chrípslóbal , y el Anegada, y las Vírgines, y Boriquen, que es la isla de Sanct Johan. Todas ellas puestas en gienlo é sesenta leguas , pocas mas ó menos , corriendo desde la parle del Mediodía al Norte. Verdad es que al- gunas deslas islas están mas orientales que otras ; pero todas ellas se incluyen y están en el número de leguas que he di- cho hasta esta de Sancl Johan. La que es mas al Septentrión, en diez é siete grados 614 aiSTORIA GENERAL Y NATURAL y medio de la equinogial , que es la que llaman el Anegada, desde la qual se cor- re al poniente para la isla de Sanct Johan treynta é ginco leguas pocas mas ó me- nos. Y entre medias en este intervalo es- tán las islas de las Vírgines ; y desde la isla de Sanct Johan dicha Boriquen, cor- riendo al Norueste ginqüenta leguas , es- tán los baxos que llaman de Babueca , y llevando la misma derrota , adelante de los dichos baxos veynte é ginco leguas están las islas de Amuana , é mas ade- lante dellas está la isla Mayaguano , é mas adelante dessa está la isla Yabaque, é mas adelante está otra que llaman Mayaguon, y adelante otra isla que se dige Manigua, é delante están las islas de Guanahani é las Pringosas ó islas Blancas , é mas ade- lante la isla dicha Huno , é prosiguiendo la misma derrota ó rumbo (que quiere degir el mismo camino ) está otra isla di- cha Guanima , é mas adelante está otra que llaman Caguareo , é mas adelante es- tá la isla del Lucayo , grande gercado de assaz baxos , é al Oesnorueste del , quas- 61 al Poniente diez leguas , está la isla de Bahamá , desde la qual corriendo al Hues- te onge leguas , está la tierra de Bimini y la que llaman la Florida en la costa de la Tierra-Firme en la vanda del Norte. En todo esto que he dicho por el ca- mino que se ha declarado avrá desde la isla de Sanct Johan á la Florida tresgien- tas é ginqüenta leguas pocas mas ó me- nos. Bien es verdad que partiendo en demanda de una de las islas que es di- cho, no serian hechos los rodeos que hay, andándolas una á una, como se nombra- ron de suso ; pero lo que está dicho bas- ta para las memorar é saber dónde están todas ellas, que es desde diez é ocho grados de la isla de Sauct Johan hasta veynte é ocho en que está el Lucayo grande, que es la isla mas puesta á la parte septentrional de las que he dicho. Y las otras primeras que nombré é hay desde la costa de Cubagua hasta Sanct Johan ó Boriquen , están desde en diez grados en que está el rio de Cumaná en la Tierra-Firme é parte de Mediodía has- ta en diez é ocho en que está Boriquen, que es la isla de Sanct Johan , como ten- go dicho. Y con esto se concluye quanto á la pri- .mera parte desta General é natural histo- ria de Indias en estos diez é nueve libros.* * En la edición de Sevilla se leia , después tío estas palabras , refiriéndose Oviedo al libro con que aquella terminaba : «El siguiente , que es el número » veynte, tracta de los infortunios c naufragios de «casos acaescidos en las mares destas Indias. E » aqueste libro veynte que aqui será el último, se ha » después de poner en el fin de la tercera parte desta » Natural historia, que aun no está acabada de escri- »bir en limpio , é será el postrero de aqueelas histo- ))rias. Pero hasta que salgan todas tres partes dellas ))á luz, andará aqui puesto por conclusión desta «primera parte. É quando se acabe de escrebir lo » demás, ponerse há con lo que se oviere acrescen- » tado en tales materias , digo de las que fueren eon- wvinienles al mismo libro de Infortunios é nau- nfragios.» FIN DE LA PRIMERA PARTE. índice general. Advertencia V Vida y escritos de Gonzalo Fernandez de Oviedo, por don José Amador de los Ríos IX Epístola dedicatoria del Autor CIX Tabla sumaria de lo que tractan los diez é nueve libros deste primero volumen, é primera parte de la Natural é general historia de las Indias, yslas é Tierra-Firme del mar Ogéano del señorio é geptro real de los reyes é rey nos de Castilla é de León. LIBRO I. El prohemio enderes9ando la obra al Emperador Rey nuestro Señor LIBRO II. El segundo libro es continuando el prohemio é declarando el motivo con que se procede, c de la persona del primero al- mirante don Chripstúbal Colom , é sus des- cubrimientos é viajes, é de la ysla Bermuda é otras cosas : comien9a á cartas LIBRü IIÍ. De la guerra é conquista de la Is- la Española é otras particularidades della: comienca á cartas LIBRO IV. Que tracta de la gobernación é trabaxos del segundo almirante don Diego Colom é de otros jueces é justicias que ha ávido en la Isla Española: comienga á cartas. LIBRO V. Que tracta de los .ritos é 9erimo- nias é otras costumbres de los indios é de ' sus ydolatrias é vicios é otras cosas: comien- ca á cartas L^ LIBRO VI. Que tracta de diversas materias é géneros de cosas , é llámase assí mismo libro de los depósitos, é comienca á cartas. . LIBRO VII. Que tracta de agricoltura é de otras muchas cosas, é comienca á cartas.. . LIBRO VIII. Que tracta de los árboles fruc- tíferos, é comienca á cartas LIBRO IX. Tracta de los árboles salvages, é comienca á cartas LIBRO X. Que tracta de los árboles mede- Págt. l'agi. 9inales é de las plantas é sus propriedades: 1 comien9a á cartas 361 T.IBRO XI. que tracta de las hiervas, é si- mientes que se truxeron de España á la Isla Española é de otras naturales de la dicha ysla, é comien9a á cartas 372 ¿^, LIBRO XII. Que tracta de los animales que 9 avia en la Isla Española, quando fue descu- bierta é de otros que se llevaron de España, é assi mismo de los animales en general que 58 se han visto en las Indias: comien9aá cartas. 386 <—^ LIBRO XIII. De los animales de agua, é co- m¡en9a á cartas •. 423 ^HLIBRO XIV. De las aves é diversidades de- 96 lias, é comien9a á cartas 439 ¿-11BR0 XV. Que tracta de los animales insec- tos ó ceñidos, é comien9a á cartas 440 LIBRO XVI. Que tracta de la conquista épo- 124 ' bla9Íon de la ysla de Boriquen, al¡as,ysla de Sanct Johan Baptista, é comien9aá cartas. 462 LIBRO XVII. Que tracta de la ysla de Cuba 161 por otro nombre llamada Fernandina: co- mien9a á cartas 492 * 262 LIBRO XVIII. Que tracta de la isla de Ja- máyca que agora se llama Sanctiago, que 287 comien9a á cartas 578 * LIBRO XIX. Que es el último deste volumen 329 é primera parte, el qual tracta de las yslas de Cubagua é la Margarita, é comien9a á cartas. 586 Tabla de los capítulos de la primera parte de la General y natural historia de las In- dias , yslas y Tierra-Firme del mar Ogéano , é de todo lo que contiene en los diez é nueve libros deste volumen. LIBRO I. Comienca el libro primero deste vo- lumen: el qual consiste en el prohemio ó in- lrodu9Íon desta primera parte de la General y natural historia de las Indias, dirigido á la Sacra, Qesárea, Cathólica y Real Magestad del Emperador, Rey, nuestro señor LIBRO II. Prohemio Capitulo i. De las opiniones que hay, cerca de á quien dirigió Plinio su libro de la Na- tural Historia, é también relatando en parte sumariamente las materias, de que se tracia en este libro segundo 10 — Plinio dedica su Natural Historia á Vespa- siano H — Propóssito del auctor al seguirle, en la His- toria General de Indias. 12 — En loor del primer almirante de las Indias é descubridor deltas, don Chripstóbal Colom. ib. Capilulo u. Del origen é persona del almi- rante primero de las Indias, llamado don 616 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Págs. I'agt. Cripstóbal Colom é por qué via ó manera se movió al descubrimiento dellas , segund la opinión del vulgo ib. Capitulo iii. En que se tracla déla opinión que el auctor ó coronisladesla Natural é ge- neral historia de las Indias tiene cerca de averse sabido y escripto por los antiguos dónde son estas indias, é cómo é con quién lo prueba ^^ — Opinión del auclor sobre haber perlenescido estas Indias en los tiempos de Héspero á los reyes de España 16 Capitulo iv. Que tracla cómo Chripstóbal Colom fué el que mostró á navegar los es- pañoles por las alturas del sol é norte, é de cómo fué á Portugal é otras partes á buscar quien lo ayudasse al descubrimiento destas Indias, é le favoresciesse para ello , é cómo o vieron noticia de su persona los Calhólicos Reyes, don Fernando é doña Isabel, por cu- yo mandado hizo este descubrimiento 18 —Desecha el rey de Inglaterra las proposicio- nes que le hace Bartolomé Colom por en- cargo de su hermano Chripstóbal 19 — Desechan las proposiciones de Colom el Rey de Portugal y algunos Señores de España, ib. — Opinión que al principio se tuvo en Castilla cerca de Colom ib. — Protección dispensada á Colom por el Con- tador Alonso de Quintanilla 20 — Capitulaciones de los Reyes Calhólicos con Chripstóbal Colom ib. Capitulo v. Descubrimiento délas Indias he- cho por Chripstóbal Colom, primero descu- bridor dellas, por lo qual dignamente fué he- cho almirante perpetuo destas mares é im- perio de las Indias destas partes 21 — Partida de Colom del puerto de Palos ib. — Noticia de las islas Canarias y de sus habi- tantes 22 — Derrota seguida por Colom y molin de la gente de su armada id. — Descubrimiento de la isla llamada Guana- hani 24 Capitulo vi. Cómo el almirante descubrió es- ta Isla Española, é dexó en ella treinta é ocho chripstianos en tierra del rey ó cacique Goacanagari, en tanto que llevaba las nue- vas del descubrimiento primero destas par- tes, é cómo volvió á España en salva- mento 25 — Desembarque de Colom en la ysla de Cuba. ib. — Naufragio de la nao Capitana ib. — Edifica Colom una fortaleza en la Isla Espa- ñola , dexando en ella 38 hombres 26 — Cómo los indios se maravillan mucho de las letras é cartas é entenderse por ellas los chripstianos 27 — Vuelta de la armada del almirante á Europa, ib. Capitulo vii. De quatro cosas notables en el año de mili é quatrocientos y noventa é dos años, é de quando el almirante don Chrips- tóbal llegó á la corte de los Reyes Calhóli- cos don Fernando é doña Isabel, é de las mer- cedes que le ficieron, después que volvió á España del primero descubrimiento de las Indias, é la razón por qué se debe creer que en estas partes fué predicado el Evangelio por los apóstoles, ó por alguno dellos 28 — Un villano, natural de Remensa, da en Bar- celona una cuchillada al Rey Calhólico. . . . ib. — Llegada del almirante á Barcelona. ' 29 — Tiene el auclor por cierto que la verdad evangélica fué predicada en las Indias, antes del descubrimiento de Colom ib. — Incapacidad y malas inclinaciones de los in- dios 30 — Las armas concedidas á Colom por los Re- yes Calhólicos con otras mercedes que le hicieron ib. Capitulo viii. Del segundo viaje que el almi- rante primero don Chripstóbal Colom hizo desde España á esta Isla de Hayli, ó Espa- ñola, é de cómo halló muertos los chripstia- nos que avia dexado en tierra del rey Goa- canagari, é de la concesión que el Papa Alexandre VI hizo destas Indias á los Re- yes Calhólicos don Fernando é doña Isabel, é sus subeesores en los reynos de Castilla y de León, y del descubrimiento de los indios flecheros , llamados caribes , é otras cosas notables 31 — Demarcación entre Castilla y Portugal 32 — Dónde comen carne humana los indios. .. . ib. — Bula de concession dada por el Papa á los Reyes Calhólicos, ib. — Procuran los Reyes de Castilla la conversión de los indios ib. — Torna el almirante á las Indias é descubre otras y slas 33 — Flechas con hierva de los indios caribes. . . ib. — Cómo murieron los 38 hombres que el al- mirante dexó en su primer viaje en la Ma Española 34 Capitulo ix. Del viaje que desde España se hace para estas Indias, é de la manera é for- ma que se tiene en la navegación, é del ár- bol maravilloso de la isla del Hierro, que os una de las Fortunadas , que agora llaman las Canarias 35 • — Árbol maravilloso de la isla del Hierro. ... 36 — Para yr á las Indias se sigue otra derrota que para lomar en España 37 Capitulo x. Del crescer y menguar del mar Mediterráneo, y del mar Océano ; en qué parles cresce y mengua, como el Mediler- DE INDIAS. índice. 617 Páys. raneo, y en qué cosías mucho mas 40 Capitilo XI. Peí nordestear, é noruesfear de las agujas de marear, é de las mudanzas de la estrella del Norte, é de las qualro estre- llas, que llaman el crucero del Sur, ó de la línia del diámetro 44 Capitulo xii. De lo que hizo el almirante don Chripstóbal Coiom después que supo que los indios avian muerto los chripstianos que dexó en la Isla Española, el primero viajo, é cómo fundó la cibdad de la Isabela é la forlaleca de Sánelo Thomás, é cómo descu- brió la isla de Jamáyca, é vido mas parti- cularmente la isla é costa de Cuba, é délas primeras muestras de oro de minas que se llevaron á España 46 — De la calidad y ger de los marineros por la mayor parle 47 — El almirante dexó por Gobernador de la Is- la Española á su hermano don Diego 48 Capitulo xni. Que Iracta de los Irabaxos y guerras que passaron los chripstianos que quedaron con don Diego Colom e' con el adelantado don Bartolomé Colom en la villa de la Isabela, en lanío que el almirante fué á dcscobrir desde allí, y de lo que acaesció con cierlas tórtolas al aleayde Mnssen Pedro Margarile en la fortajeca deSancto Thomás, y de la población é fundamento de aquesta cibdad de Sánelo Domingo, á donde el almi- rante tornó después de aver descubierto á Jamáyca é otras cosas , ele 49 -—Los animales que avia en la Isla Española naturales de la tierra 50 =— Del origen del mal de las búas ib. — Las diferencias del primero almirante é Fray BuyI 53 Capitulo xiv. De dos plagas ó passiones no- tables y peligrosas que los chripstianos é nuevos pobladores destas Indiaspadeseieron é hoy padescen algunos. Las quales paásio- nes son naturales destas Indias é la una de- llas fué transferida é llevada á España y desde allí á las otras partes del mundo ?i5 —Del mal de la niguas 56 LIBRO III. Prohemio 58 Capitulo i. Que tracla de la guerra que tuvo el capitán Alonso de Hojeda con el cacique Caonabo, y de su prisión é muerte 59 —Los primeros hombres á caballo en las In- dias, é del gran lemor que los indios les te- nían ib. Capitulo 11, De la batalla é victoria que ovo el adelantado don Bartolomé contra el rey Guarionex é otros catorce caciques ó reyes, é cómo se apartó Pioldan Ximenez de la obediencia é compañía del adelantado don Bartolomé é del almirante primero GO TOMO I. Púas. Capitulo m. Que Irada de lo que en esta ysla passó en tanto que el almirante fué á España, é del ter9ero viaje é descubrimien- to quél hizo, quando halló la cosía (é gran- díssima parte del mundo incógnita) llamada Tierra-Firme generalmente , donde muy grandes reynos é provincias se incluyen, é de cómo descubrió assi mismo la ysla de Cubagua, donde es la riquíssima pesquería de las perlas, é de otras yslas nuevas que halló, y del subcesso de todo ello, con otras cosas adérenles á la historia C2 — Del cabo de la Vela, é hostiares de perlas. C3 Capitulo iv. De lo que el adelantado don Bartolomé hizo en tanto que el almirante fué á España hasta que él tornó á esta ^ibdad, dpspues que descubrió parte de la Tierra- Firme , é de la gobernación del ahnirante hasta su prisión , é de los reyes c señores que avia en esta isla ib. — Del socorro de los senfenfiados para la Isla Española C i — Los pueblos quel almirante hizo on la Isla Española , 65 — Los cinco reyes, ó señores principales de la Isla Española ¡b. Capitulo v. Que tracla del lago de Xarngua, y de otro lagoque está en las sierras é cum- bres mas altas desta ysla, y de la forma de la gente que en esta ysla se halló, é con qué armas peleaban, y qué gente son los cari- bes flecheros, y de la Sánela Vera Cruz de la Concepción de la Vega , 66 — Del lago de Biaulex 67 — De los indios llamados ciguayos flecheros. . ib. Capitulo vi. De la venida del comendador . ^^ Francisco de Bobadilla á gobernar esta Isla Española, é de cómo envió preso en grillos al almirante don Chripstóbal Colom, y al adelantado don Bartolomé édon Diego, sus hermanos , con él , é de los muchos indios que ovo en esla ysla y las causas por qué se murieron ó son quasi acabados 69 c — Causas de la muerle de los indios en la Isla Española H £ — De la contención é diversos paresoeres so- bre el tractamiento de los indios 72 .. Capitulo vil. De la venida del comendador mayor de Alcántara , dotí frey Nicolás de Ovando, el qual gobernó esta ysla, é de la partida del comendador Francisco de Boba- dilla, el qual con toda la floia se perdió en la mar con mucho oro, é del aviso que dio el almirante al comendador mayor, para que no dexasse salir la flota deste puerto, como hombre que conos^ia la disposición del tiempo. E por no le creer, ni dexar entrar aqui se perdió el armada é mucha gente ... 74 78 618 HISTORIA GENERAL Y NATURAL l'ágt. — Grano de oro que pesaba tres mil é seys- j fíenlos pesos, é se perdió en la mar 7.) ^ Capitulo vni. De lo que descubrieron en la ^ costa de Tierra-Firme los capitanes Alonso de Hojeda y Rodrigo de Bastidas 76 Capítulo ix. Que Irada de cómo se perdió el armada con el comendador Bobadilla, é del último viaje é descubrimiento que hizo el almirante don Chripstóbal Colomen la Tier- ra-Firme 77 — El molin de los Porras contra el almirante en Jamáyca, é primera batalla entre chrips- tianos en las Indias, é otras cosas 79 /.Capitulo x. De la gobernación del comen- ' dador mayor don frey Nicolás de Ovando, é de cómo se passó la vecindad destacibdad que estaba de la otra parte del rio, adonde agora esta, y de las iglesias y perlados de- llas que ha ávido y hay en esta Isla Espa- ñola , é de los edefícios desta cibdad de Sancto Domingo y otras cosas notables des- ta ysla... 8i Capítulo xi. De la ventaja y diferencia que el auctor pone de esta Isla Española á las yslas de Secilia é Inglaterra , é las razones que para ello expresa 84 — De la gran cantidad del ganado vacuno .... 85 / Capitulo xii. De la gobernación del comen- / dador mayor de Alcántara don frey Nicolás de Ovando, é de las partes de su persona é rectitud, é de las poblaciones é villas que hizo é fundó en esta Isla Española 89 — Castigo de Anacaona 90 — De la salvajez desta gente de la provincia de Guacayarima ib. — De la persona del tesorero Miguel de Pasa- monte 92 — Cómo fué removido de la gobernación el co- mendador mayor de Alcántara , é se dio al almirante don Diego Colom 93 — En loor del comendador mayor de Alcántara don frey Nicolás de Ovando 95 LIBRO IV. Prohemio 96 Capitulo i. Donde se tracta de la venida del segundo almirante don Diego Qolom á esta íibdad de Sancto Domingo é puerto de la Is- ia Española, é de las mudauQas que ha ávido en la gobernación della é otras cosas 97 — Entróse el almirante en la forlaleca de Sanc- to Domingo por descuydo del alcayde Die- go López de Salcedo ib. ■y — En loor del licenciado Maldonado, alcalde mayor del comendador mayor de Alcántara don frey Nicolás de Ovando 98 — La causa délos trabaxos de los que gobier- nan en las Indias 99 — De los jueces de apelación que ordenó el , Rey Calhólico que oviesse en esta cibdad de \ J'ágx. Sancto Domingo de la Isla Española ib. — Dicho de la Reyna Cathólica doña Isabel sobre la calidad de los árboles en las Indias é de los hombres 100 — Infelicidad del ceplro real 101 — Hexó el Rey Calhólico en su fin por gober- nador de España al Cardenal fray Francis- co Ximenez de (^isneros, arcobispo de To- ledo ib. Capitulo ii. En que se Irada de la persona é grand ser del Cardenal don fray Francisco Ximenez de (^isneros, arcobispo de To'edo, gobernador de España; y de algunas cosas que en su tiempo subcedieron, é cómo por su mandado vinieron á gobernar estas In- dias tres padres reverendos priores de la orden de Sanct Hierónimo, é con ellos el li- cenciado Alonso (^uaco é otras cosas nota- bles'. '. 102 —Quitaron los padres hierónimos los indios á los ausentes, á quien estaban encomenda- dos, é de la disputación si los Indios deben servir á los chripstianos ó no 104 Capitulo iii. De cómo la Qesárea Magestad dio licencia en cierta forma al almirante don Diego Colom para que tornasse á esta cib- dad de Sancto Domingo é isla Española é otras cosas 105 Capitulo iv. En que se tracta la rebelión de los negros é del castigo quel almirante don Diego Colom hizo en ellos, etc 108 — Alcamiento de los negros en la Isla Espa- ñola ib. — De Melchior de Castro, vecino de Sancto Do- mingo 109 — Batalla con los rebelados 110 Capitulo v. De cómo el almirante don Diego Colom volvió á España por mandado de la Qesárea Magestad, y de cómo el licenciado Lúeas Vázquez de Ayllon, oydordesla Au- diencia Real fué á cierta gobernación de Tier- ra-Firme, donde murió, y de cómo han sub- cedido otros jueces oy dores en esta Real Au- diencia, é oirás cosas que tocan á la his- toria 111 Capitulo vi. Del subcesso é vida del segun- do almirante, don Diego Colom, después que volvió á España é llego á la corle en la cibdad de Victoria, é hasta que murió en la Puebla de Montalban, é otras cosas concer- nientes al discurso de la historia H 3 Capitulo vu. De la subcesion del tercero al- mirante destas Indias, llamado don Luys Colom, é de cómo su madre la vireyna fué á España á seguir los pleytos que su marido el almirante don Diego Colom tractaba con el fiscal real sobre sus privilegios, y de có- mo vino por presidenle á esta Audiencia DE INDIAS. índice. 619 P'i9*- Pág$. Real el obispo de aquesta cibdad de Sánelo lad en una caria que le envió, y de cómo Domingo, é de la Concepción de la Vega, el capilan Francisco de Barrionuevo se don Sebastian Ramírez de Fuen-Leal 114 vido con él é fué reducido al servicio de —Cómo el Emperador hizo duque de Veragua Sus Mageslades y se asentó la paz con él y é marques de Jamáyca al almirante, ele hizo sus indios 142 otras mercedes con que se atajaron sus Capitulo vi. Del raconamienlo quel capilan pleylos , ele 116 Francisco de Barrionuevo hizo á pierios — Cómo fué por presidente á la Isla Española compañeros, que con él yban por un cami- ellicen^iadodon Alonso de Fuenmayor, que ♦ no sospechoso é áspero, yéndosse á ver después fue Obispo de Sánelo Domingo c de con el cacique Enrique , llevando por guia la Vega é al presente Arzobispo primero de á un capilan del mismo Enrique 145 aquesta isla, ele 117 Capitulo vii. Del raconamienlo que hizo el Capitulo viii. Que Irada de los ingenios é capilan Francisco de Barrionuevo al caci- Irapiches de acucar que hay en esta Isla que Enrique, quando le dio una caria de su Española, y cuyos son y de qué manera mageslad, é quedaron assentadas las paces. 147 ovo principio esta rica grangeria en aques- — Respuesta del cacique don Enrique al ca- tas partes, y primero en esta isla 118 pitan Francisco de Barrionuevo 148 LIBRO V. Prohemio 1 24 Capitulo viii. Que Iracta de dos particulari- — De los cascos de las cabecas de los indios. . 125 dades notables que se dexaron de decir en Capitulo i. Que Iracta de las imágenes del el capítulo de suso, la una en lo que loca al diablo que lenian los indios , é de sus ydo- 6ervÍ9Ío y méritos de Francisco de Barrio- latrías, é de los areytos é bayles cantando, é nuevo, y la olra en la honrosa paz é recon- la forma que tienen para retener en la me- ciliacion de don Enrique al servicio de Sus mona las cosas passadas que ellos quieren Mageslades 154 que queden en acuerdo á sus subcesorcs y Capitulo ix. De la venida de don Enrique é al pueblo. ib. sus indios cerca de la villa de Acua para ver Capitulo ii. De los tabacos ó ahumadas que é sentir en qué esladoestaba la paz é loque los indios acostumbran en esta Isla Espa- avia subcedido de un indio llamado Gonzalo ñola, é la manera de las camas en que que él avie enviado con el capilan Fran- duermen * 130 ciíco de Barrionuevo é otras cosas al dis- — Hamaca 131 curso de la historia anexas lo4 — Hico 132 — Sierra de los pedernales ib. Capitulo ni. De los matrimonios de los in- Capitulo x. De ciertos labradores que vi- dios, é quánlas mugeres tienen , é en qué nieron de España en este tiempo para po- grados no toman mugeres, ni las conoscen blar en Monte-Chripslo,yenPuerlo Real, en carnalmenle, é de sus vicios, é luxuria, é la costa del Norte desta isla por la solicitud conque manera de religiosidad cogian el de un vecino dcsla cibdad llamado Bolaños. 156 oro, é de la ydolalría deslos indios, é otras Capitulo xi. Cómo fué un padre religioso de cosas notables ib. la Orden de Sánelo Domingo desde aquesta — Joyeles de los sodomitas 133 cibdad de Sánelo Domingo de la Isla Espa- — Cómo se enterraban las mugeres vivas con ñola, á donde el cacique don Enrique estaba sus maridos 134 con sus indios á la Sierra del Baoruco, y es- — De la reyna Anacaona é su libídine 135 tuvo allá algunos dias , é del buen subceso — Del primero almirante, que no dexaba sacar de su camino 1 57 oro á los chripstianos, sin que se confesassen Capitulo xii. De la venida del licenciado é comulgassen 136 Alonso López (^erralo á esta cibdad de — Déla subcesionde los indios en su señorío ó Sánelo Domingo de la Isla Española á to- patrimoníos en esta Isla Española ib. mar residencia al Audiencia Real é á todas — Antigua costumbre de los ingleses, que ca- lasolras justicias desla cibdad éysia. É vino saban seis de ellos con una sola muger. . . 137 proveydo por oydor de la dicha Audiencia -r^Del ministro que los indios lenian para sus el licenciado Alonso de Grageda, é llegaron consultaciones con el diablo 138 con eslos nuevos oydores s'eynlc é seys ó Capitulo iv. De la rebelión del cacique En- veynle é siete naos de armada é de merca- rique, é la causa que le movió para ello, é dería, martes primero día de enero de mili de la rebelión de los negros 140 é quinientos é quarenta é quatro años 1 5S Capitulo v. Del subcesso de la rebelión del LIBRO VI. Prohemio 161 cacique Enrique, que después se llamó don Capitulo i. El qual Iracta de las casas y mo- Enriqíjc, porque assí le nombró Su Magcs- radas de los indios desla Isla Española por 620 HISTORIA GEiNERAL Y NATURAL Pags. olro nombre llamada Hayli 1j63 — Una casa pagina quel auctor hizo en Tierra- Firme que le costó mas de mili é quinientos pesos de oro i64 — Maderas que no se pudren debaxo de tierra. 165 Capitulo n. Del jueg^o del batey de los in- dios, que es el mismo que el de la pelóla, aunque se juega de olra manera, como aquí se dirá, y la pelota es de otra especie, ó ma- teria que las pelotas que entre los chripslia- nos se usan ib. — El hábito de los indios en la Isla Española. 166 Capitulo ni. Que tracta de los huracanes ó tormentas que ovo en esta Isla Española en la mar, y en la tierra muy señaladas y espantables y dañosas, después que los chripstianos passaron á estas parles, e' po- blaron estaysia, por lasquales dos fórmen- las ó huracanes se pueden entender todos los desta calidad 167 — Que los huracanes cesaron con poner el Santíssimo Sacramento en las iglesias de la Isla Española 168 Capitulo iv. Que tracta de los navios ó bar- cos de los indios que ellos llaman canoas, é en algunas yslas é parles las dicen piraguas, las quales son de una pieza ó de un árbol. 170 Capitulo v. Que tracta de la manera que los indios tienen en sacar y encender lumbre sin piedra, ni eslabón , sino con un palo torciéndole sobre otros palillos, como agora se dirá 171 Capitulo vi. De las salinas naturales y arti- ficiales que . tenian los indios en esta Isla * Española, llamada Hayli, antes que los chripstianos conquistassen estas partes, y de las que hay al presente 173 Capitulo vn. Que tracta de las riberas prin- cipales desta Isla Española, elqual sedes- tingue en diez párrafos ó partes 174 Capitulo viii. El qual tracta de los metales é minas que hay de oro en esta Isla Espa- ñola: el qual se divide en once capítulos ó partes, y decirse ha assi mismo de la mane- ra que se tiene en el cojer del oro, é otras particularidades notables é concernientes á la historia 176 — Un collar de oro que se halló en Asturias de Oviedo el año de 1496 177 —En loor de España é del Emperador Rey, nuestro señor 179 —Del Perú é de la prisión de Athabaliba 180 —Naos cargadas de oro é piala 181 — De Heráclito é Demócrito philósophos ib. — El tamaño ó cantidad de las minas de oro. . 184 — Donde nas9e el oro 186 —De las minas de oro antiguas de España. . . ib. —Anillos hallados en las minas del oro 188 Pág*. — Granos de oro grandes , ib, — Cómo doran los indios sobre cobre 189 — Délos labradores de las Garrovillas. ...... ib. — En loor del almirante primero don Chripstó- balColom 191 Capitulo ix. Cómo el historiador prueba que en otras parles del mundo se usaron los sacrificios de malar hombres é ofrescerlos (entre los antiguos) á sus dioses, y en mu- chas partes assi mismo se acostumbró co- mer carne humana, y al presente se hace en muchas partes de la Tierra-Firme deslas Indias y en algunas islas 192 Capitulo x. Que tracta de la diverssa cos- tumbre, que en estas partes tienen los ga- llos é los capones en el cantar é tomar las gallinas, é assi mesmo los gatos en sus ayuntamientos, lo qual no es, como lo usan en Europa, ele 194 Capitulo xi. De un monstruo que ovo en es- ta Isla Española en el tiempo que se escre- bia en limpio esta Historia natural, de dos niñas que nascieron juntamente pegadas en esta cibdad de Sánelo Domingo, é cómo fue- ron abiertas para ver si eran dos ánimas , é dos cuerpos, ó uno 195 Capitulo xii. De algunas fuentes en general, y de una en especial, que está en la mar al poniente desta isla, cerca de la isla de la Navaca 197 Caphulo xiii. De una fuente caliente que passa debaxo de un rio dulce é frió en la isla Dominica, la qual el auctor ha experi- menlado,é estado dos veces allí, donde vido lo que en este capítulo dice '. , . . 198 Capitulo xiv. De olro depóssito ó notable quel auclor pone aqui en este libro sexto por ser cosa no usada ni vista en olra par- le ; sino en una isla pequeña é muy junta á la tierra de Gilolo en la Especiería , hasta que venga su tiempo de hablar y escrebir lo de aquellas parles : en la qual isleta no hay almendros algunos, é se hallan innume- rables almendras, sin que las lleven allí nin- gún hombre humano, ni navio por industria de las gentes: lo qual es de aquesta manera. 200 Capitulo xv. De una ave ó páxaro extrema- do y mucho cosa de ver queste capitán Ur- danela,de quien se hizomen9Íon en el capi- tulo de suso, le dio al chronista é auctor des- tas historias, del qual no se supo el nombre. 201 Capitulo xvi. De cierta goma é cola de ár- boles que hay en la gobernación de Nicara- gua en la Tierra-Firme, é de cierto .eflcienso dejaj^rovincia de Venecuela 203 " Capitulo xvn. Del humo que los indios sa- can en la provinQia de Ips Chondales en la goberna9Íon de Nicaragua, é haQen d'él tea DE INDIAS. ÍNDICE. Págt. 621 Pógt. para carbón é liiila para pialar los esclavos, el qual carbón, ó polvos del llaman los in- dios lile 204 Capitulo xviii. Por el qual se prueba que las poncoñosas viandas é cosas que á los hom- bres son nocivas é mortales, son á otros ani- ¡■'^ males en estas parles é Indias útiles, é pro- ví«chosas, é grato mantenimienlo 205 Capitilo XIX. De una novedad notableycon* traria en la prospectiva á la mayor parte de • lo que nos enseña la vista en las mas par • les del mundo ib. Capitulo xx. De la hierva que los indios de y\ Nicaragua llaman yaat, é en la gobernación / /•\ de Venecuela se dice hado, y en el Perú Ja \ llaman coca, ¿en otras partes la nombran i por otros nombres diversos, porque son las ' lenguas diferentes •. 206 Capitulo xxi. De las minas nuevamente ha- lladas en la isla Fernandina por otro nom- bre llamada primero Cuba, donde se ha des- cubierto cierta vena de metal que es oro é plata é cobre 207 Capitulo xxii. Que tracta de la gente llama- da chacopati, á la qual los españoles llaman magueyes, los quales nunca beben en toda su vida, sino alguna vez ó rarísimamente. . 208 Capitulo xxm. En el qual se tracta un depós- sito ó nueva manera de culebras poncoño- síssimas que hay en la isla Margarita, que las llaman de los cascabeles, é otras vívoraa ó culebras que les quieren imitar con un cascabel é muy poncoñosas, en la provin- cia de los Alcácares ib. Capitulo xxiv. En que se tracta otro depós- sito para mi memoria, que perlenesce al li- bro XIX, de dos animales que hay en la isla de Cubagua, uno de tierra é otro de agua; y es de aquesta manera que aqui se dirá, é cada cosa dellas muy notable 209 Capitulo xxv. De los juncos ó palmas que llevados á España, é á otras parles por el mundo, sirven de báculos ó bordones para los hombres de auctoridad, é páralos viejos é hombres ancianos, é aunque en muchas parles de las Indias los hay, é se naseen de por sí, cue'ntase dónde los crian, é siembran, é cultivan, é para qué efelos , ele 210 Capitulo xxvi. En el qual se tracta un nota- ble, que es razón que por cosa mernorable se ponga en este libro para que mejor se en- tienda la abundancia de la carne que hay en esta Isla Española, é la que se mala ca- da dia que es de carne ordinariamente 2H Capitulo xxvn. En el qual se tracta de dos I especies ó maneras de esmerald^^ue se / han hallado en laTierra-Firme^^ de las qua- / les se han UevadcTmücTías "en cantidad, de diversas estimaciones, é prestios, é aun asaz dellas de mucho valor han discurrido por Europa é otras partes del mundo, que destas nuestras Indias se han transportado por muchos reynos, en tanta manera que la grande abundancia é número dellas ha fe» cho disminuir el valor de tales gemmas. . . . — Que son de do9e maneras las esmeraldas. . Capitulo xxviii. En que sumariamente se tracta un depóssilo que mas largamente se podrá ver en sus lugares apropriados, é don- de la natura en estas Indias ha mostrado é produce algunas fuentes é nascimienlos de betum de diversas materias Capitulo xxix. Del temblor de la mar, é del fundamento ó tierra que debaxo della está juntamente; ó en un instante temblor de am- bos elementos Capitulo xxx. De un depóssilo é nueva ma- nera de atabales é alambores, é hasta agora nunca oydos ni vistos, exceptoenQisca, ca- pitán herético de los bohemios herélicos. . — Seyscientos ochenta hombres hechos ata- bales Capitulo xxxi. De una propriedad de los ganados cerca de la línia equínocial, ques cosa muy notable Capitulo xxxii. De los vasos hechos de ca- begas de hombres, y tráctase aqui en espe- cial de uno que tuvo el gran príncipe Alaba- liba, é de lo que dio por un gato , é de lo que dio á un español por causa de un ga- vilán Capitulo xxxiii. De las mugeres que en las Indias viven en repúblicas, é son señoras sobre sí á imitación de las Amacenas, é pó- nense aqui dos depóssitos hasta que en la segunda parte de la General historia llegue- mos á los proprios lugares é provincias, donde lales mugeres habitan, é alli se diga mas copiosamente lo que en esto hay que escribir ; — De las comunidades, érepúblicas de las re- ligiones de ambos sexos Capitulo xxxiv. De tres depóssitos é otros tantos animales vistos en la Tierra-Firme: los dos dellos en la provincia de Paria, y el tercero en muchas partes de la Tierra- Firme — Del pescado Torpedine Capitulo xxxv. De una nueva manera de arma ofensiva que usan cierta gente del rio de Paranaguacu, que otros llaman rio de la Plata, é llámanse los guáranlas Capitulo xxxvi. De una ave de rapiña, ó monstruo de las aves, que caca en la tierra, é pesca en la mar é en los rios Capitulo xxxvii. De una nueva forma que 214 2t5 217 ib. 218 219 225 226 622 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Pág$. Púg.i. tienen los indios de la gobernación de la dellas 24 1 Nueva Castilla en adobar é preparar el jjes- Capitulo xlviii. En que se tracta del reme- cado é hacerlo 9e9ial, sin le echar sal al- dio que nuevamente é de poco tiempo acá y^ guna. .7 227 es hallado para curarse las heridas de las Capitulo xxxvui. En el qual se tracta un ca- flechas con hierva, con que tiran las indios, so peligroso, é experimentador de la gran- que hasta saberse este secreto era incura- díssima habilidad que tuvo un vecino en la ble é por la mayor parle todos ó los mas cibdad de Panamá en nadar; y fué de tal morían, como por estas historias está pro- manera que salvó su vida , donde oviera bado. E dícese la manera, por donde la clc- muy pocos en el mundo que dexáran de ser mencia divina permitió queste remedio se ahogados, si lo mismo les acaesciera ib. supiesse 2i2 Capitulo xxxix. De dos cosas notables de Capitulo xlix. En que se traclan diversas é Margarita de Vergara , muger que fué del peregrinas historias é materias que han historiador destas materias. La una que ocurrido en parles muy apartadas , é han nunca escupió, é la otra que en una noche tenido con oirás (en muy desviadas pro- se tornó cana, seyendo muy rubia é hermosa vincias) mucha conformidad é semejanca; y muger, é de veynle é seys, ó veynte é sie- de ser las unas antiquíssimas están olvida- te años 229 das ( á los que no leen); y las que agora se —Don Diego Osorio se tornó cano en una ven tales , parescen nuevas sin lo ser en el noche ib. mundo. Tócanse lindas é sabrosas leeiones Capitulo xt. De un depóssito notable é me- en este capítulo , é tales que darán mucho moriade las ^inco naos mas famosas que en contentamiento á los lelores 245 el mundo (desde su principio hasta núes- Capitulo l . De los depóssitos deste libro en tro tiempo) se saben é son de todas las que que se recaenta un caso muy notable que ha ávido las mas nombradas 230 acaesció en una placa de la provincia de Capitulo xLi. En el qual se tracta un caso Nicaragua, estando allí el auctor destas his- nolable del amor que una india tuvo á su tonas, la qual materia toca al arte mágica é marido, y cómo rogó con muchas lágrimas bruxos indios llamados texoxes , é trae al auctor destas historias, que perdonasse á á conseqüencia otras transformaciones de su marido (al qual mandó ahorcar), é que hombres en animales, que escriben algunos ahorcassen á ella; ypónense otras compara- auctores graves; é lo que en tales casos se clones al propóssilo del amor excesivo que debe creer 254 unas personas han mostrado con otras 23 1 Capitulo li. De un caso nuevamente venido Capitulo xlu. De un notable depóssito écom- á noticia del auctor destas historias, é nue- paracion de las crescientes y menguantes va materia é de admiración á quantos la del rio de Huyapari con el Nilo 233 oyeren, é supieren acaescida pocos días ha: Capitulo xliii. En el qual se tracta de la di- una nueva forma de montería en esta isla, versidad de las lenguas destas Indias, islas lo qual acaesció en el año de 1543 2üü c Tierra-Firme del mar Océano 234 Capitulo lh. En que se tracta la forma de un Capitulo xLiv. De ciertos capitanes memora- galo monillo, la mas nueva cosa, ó nunca bles en el mundo por el mucho valor de sus su semejante vista hasta nuestros tiempos, personas, y lodos ellos tuertos 236 el qual gato en parle era páxaro, ó ave, c Capitulo xlv. De cierlps notables que el his- cantaba como un ruyseñor ó calandria muy loriador pone aquí en depóssito, hasta que exeelenlemenle, é con muchas diferencias en los libros, é parles que convenga se escrí- en su melodía é canlar 258 ban mas largamente, que son semejantes á Capitulo liu. En que se tracta otra novedad lo que muchos auctores han tocado; y uno muy grande, é por mí nunca oyda , y acaso en especial de las guáranlas (que es arma sabida, y que no será de poca admiración nunca vista, ni usacja en oirás partes sino para dexar de contemplarla á los lelores y donde el auctor la pone en estas Indias) é x especulativos, y es acerca del menguar é ninguno ha escrípto de tal arma 238 crescer de la mar en la bahía de Sancl Ma- Capitulo xlvi. De un notable mucho de no- theos, en la gobernación de la costa del Perú. 2G0 lar de la mudanca de los tiempos en esta —Maravillosa novedad de ser dulce la agua cibdad de Sánelo Domingo é Isla Española; con la crescíente de la mar é amarga con la y aun en las otras partes destas Indias que menguante.. 261 se han poblado de los chrípslíanos 239 LIBRO VIL Prohemio 263 Capitulo xlvu. De ciertas aves que no po- Capitulo i. Del pan de los indios llamado nen mas de un huevo, y hay muchas mahíz, é de como se siembra y se coje, y DE INDIAS. ÍNDICE. 623 fiv ií I V^ X s / Pági. oirás cosas á eslo con<;ern¡enles ¿64_ — Remedio para el agua que hiede en la mar, para que se pueda beber é pierda el mal olor 267 Capitulo ii. Del pan de los indios que se llama cacabi, que es la segunda manera de pan que en esta Isla Española é oirás par- tes hacen los indios, y al presente assi mis- mo los chripstianos, y aun algunos lo usan mas quel mahiz, é lo tienen por mejor é se sirven mas dello, lo qual se hace de una planta que llaman yuca 268 Capitulo ni. De la planta é mantenimientos -^ de los ajes, que es otro grand manjar é bas- timento que los indios tienen, é cómo se siembra é se coje 272 Capitulo iv. De la planta é mantenimientos /i de las batatas , que es muy buen bas- timento, y de los mas estimados que los in- dios tienen, é cómo se siembran é cojen, é otras particularidades de aqueste manjar ó frucla 273 Capitulo v. Del mani, que es cierto género de fructa é mantenimiento ordinario que tienen los indios en esta Isla Española é, otras islas destas Indias ¡^S^\ Capitulo vi. De la planta dicha yahuita, y algunas particularidades della ^b Capitulo vii. Del axi, que es una planta de /que los indios se sirven é usan en lugar de pimienta, é aun los chripstianos la han por muy buena especie 275 Capitulo viii. De las calabacas que hay en f esta Isla Española y en todas las otras islas y Tierra-Firme 1 . 276 Capitulo ix. De los bihaos , que es cieita hierva (ó mas que hierva á mi parescer) que no se siembra ni cultiva , sino que la natura la produce, y es muy útil y provechosa á los indios en las cosas que aqui se dirá. . . 276 Capitulo x. De la cabuya y del henequén, e' de algunas particularidades de lo uno é de lo otro, que son dos cosas de hilo ó cuerdas muy notables 277 — Para corlar el hierro con el henequén ó ca- buya 278 Capitulo xi. Del maguey, que es otrahierva algo semejante á la cabuya: puede servir de mantenimiento en tiempo de nescessidad, é el principal efeto suyo es para hicos, id est, cordeles ó sogas muy buenas, é para otras cosas ib. Capitulo xii. De las yracas, que son hiervas en general, porque yraca quiere decir hier- va, las cuales los indios comen en sus po- tajes 279 Capitulo xiii. De la planta é frucla que los indios llaman lirenes en esla Isla Española, ib. Pitgi. Capitulo xiv. De las pinas que llaman los chripstianos, porque lo parescen, la qual fructa nombran los indios yayama, e á cier- to género de la misma fructa llaman bonia- ma, é á otra generación dicen yayagua, co- mo se dirá en esle capítulo, non obstante que en otras partes tiene otros nombres 280 Capilulo XV. Que tracta de la fructa llamada Imocona, la qual se cria sin la ihdustria de los hombres 284 Capitulo xvi. De los guayaros, ques una fructa como cherevías ib. Capitulo xvii. De la fructa que los indios llaman cauallos ib. Capitulo xvni. Que tracta de los fésoles que los chripstianos llaman: de los quales hay ^ muchas maneras en las Indias 285 Capitulo xix. El qual tracta dé una fructa que se llama nnames 280 LIBRO VIH. Prohemio 287 Capitulo i. Que Iracta de los árboles que se han traydo á esta Isla Española desde Eu- ropa é nuestra España, el qual capítulo con- tiene once párrafos ó parles 288 — Fray Tomás de Berlanga truxo los plátanos á las Indias, el qual fué después Obispo en Tierra-Firme 292 — En loor de Fray Tomas de Berlanga Obispo de Tierra-Firme 293 Capitulo ii. De los árboles fructíferos é na- turales de aquesta Isla Española é primera- mente de los hobos 293 Capitulo m. Del árbol llamado caymito, é de su fructa é diferencias della, é de la nueva forma ó diferenciada manera que su hoja tiene con todos los otros árboles 395 Capitulo iv. Del árbol llamado higüero. El acento de letra u ha de ser luengo, ó de espacio dicho, de manera que no se pronun- cien breve ni juntamente estas tres letras gyxc; sino que se detenga poquita cosa en- tre la tí y la e, é diga higüero. Digo esto por quel letor no entienda higüero, ó hi- guera de higos ib. Capitulo v. Del árbol llamado yagua, y de 3 su fructa, y de la tinta que se tíace della ... 296 Capitulo vi. De la bixa. Esle no es árbol, 5;^. sino planta ó arbusto, é por sí mismo é de \ 5 la natura producido, como son todos los que he dicho, y también los plañíanlos indios. . 297 — Matrimonios de Inglaterra 298 Capitulo vii. Del árbol llamado guacuma é de su fructa ib. Capitulo viii. Del árbol llamado guama é de su fructa 299 Capitulo ix. De los árboles é fructas llama- (^f, dos hicacos ib. Capitulo x. Del árbol llamado yaruma é de C<- 624 HISTOIUA GENERAL Y NATURAL rf bf Págs. SU fructa 300 Capitulo xi. Del árbol llamado macagua , é de sú fructa é madera ib. Capitulo xii. Del árbol acuba é de su estre- mada fructa 301 Capitulo xiii. Del árbol llamado guiabara, que los chripstianos llaman uvero. ib. — De la manera de escrebir en hojas de árbol, ib. Capitulo xiv. Del árbol llamado copey, en las hojas del qual pueden assi mismo es- crebir 302 Capitulo xv. Del árbol llamado gaguey é su fructa ib. Capitulo xvi. Del árbol que los indios llaman cibucán é de su fructa 303 Capitulo xvn. Del árbol guanábano é su fructa ib. Capitulo xviii. Del árbol llamado hanon é su fructa 304 Capitulo xix. Del árbol llamado guayabo é su fructa ib. Capitulo xx. Del árbol mamey é de su fructa, llamada assi mismo mamey 305 Capitulo xxi. Délos árboles que los chrips- tianos llaman piruelo en la provincia de Ni- caragua, é de la fructa, de la qual hacen buen vino, é otras particularidades, el qual árbol los indios llaman xocat 307 Capitulo xxii. Del árbol que los chripstia- nos llaman níspero, al qual los indios de la provincia de Nicaragua llaman munonca-» pot, é su fructa excelente 308 Capitulo xxiii. Del árbol llamado ácana éde su fructa del mismo 309 Capitulo xxiv. De las parras salvajes de aquesta Isla Española, é otras islas de la Tierra-Firme ib. Capitulo xxv. De las carcamoras de aquesta Isla Española é oirás partes 3 iO Capitulo xxvi. De los cardones e:i quenas- ce la fructa que llaman pitahaya 3H Capitulo xxvii. De unos cardos altos c de- rechos mayores que tancas de armas (e' aun como picas luengas), quadradosy espino- .sos, á los quales llaman los chripstianos ci- rios, porque parescen cirios ó hachas de cera, excepto en las espinas é altura dellos, ios qua- les llaman los indios doJ^finecuola (iauiios- . ib. Capitulo xxviii. De los cardos de las tunas c su fructa, la qual en la provincia de Ve- necuela en la Tierra-Firme se llama co- moho 313 Capitulo xxjx. De la fructa que llaman ma- nagua 315 Capitulo xxx. Del árbol llamado cacao, é al- / gunos le llaman cacaguate , é su fructa d bevraje é aceyte, é como su fructa en algu- nas partes sirve por moneda , e' se hallan fáp.i. por ella todas las cosas que entre los indios se tractan, é otras particularidades destos árboles Capitulo xxxi. Del árbol llamado paco é su fructa Capitulo xxxii. Del árbol tembixque é su fructa (alias terabate) , Capitulo xxxiii. Del árbol que en esta Isla Española llaman papaya , y en la Tierra- Firme los llaman los españoles los higos del masluerco, y en la provincia de Nicaragua llaman á tal árbol olocoton Capitulo xxxiv. Del árbol llamado tembix- que é de su fructa en la Tierra-Firme Capitulo xxxv. Del árbol caoba é su fructa . Capitulo xxxvi. De los ciruelos é ciruelas de doblados cuescos que hay en la Tierra- Firme é en la Tierra Austral Capitulo xxxvu. Del árbol llamado Hicomas é de su fructa en la tierra austral Capitulo xxxviu. Del árbol llamado yagua- guyt, que los chripsiianos llaman de la ma- dera negra en la Tierra-Firme é provincia de Nicaragua Capitulo xxxix. De una fructa que llaman yaguaraha é nasce en unos cardones, é otra que se dice agoreros. Capitulo xl. De la fructa llamada macao. . Capitulo xli. De la fructa llamada cutipris. Capitulo xlii. De la fructa llamada chuare, é otra que se dice pauxi Capitulo xliii. Del árbol llamado mamón, é de su fructa, de la qual faltando el mahiz hacen pan los indios en tiempos de hambre. Capitvlo xliv. Del árbol llamado cimiruco é de su fructa LIBRO IX. Prohemio Capitulo i. Del árbol que en esta Isla Espa- ñola llaman espino los carpinteros, é de qué se sirven del Capitulo ii. De los pinos que hay en esta Isla Española, semejan les á los pinos de Espa- ña, que no llevan pinas sino vanas Capitulo iii. De los nogales desta Isla Espa- ñola , Capitulo iv. De las palmas que hay en esta Isla Española, y en las otras deste golpho y en la Tierra-Firme Capitulo v. Del árbol de las qüentas del xabon Capitulo vi. Del árbol llamado mangle e' su fructa, é de los provechos é utilidad que dól se siguen Capitulo vii. Del árbol que en estas islas é en la Tierra-Firme nuestros españoles lla- man ^edro Capitulo vni. Del roble de aquesta Isla Es- pañola é otras partes dcstas Indias ib. 322 ib. 3-23 324 323 \ ib. 326 ib. 327 ib. ib. ib. 328 329 331 ib. ib. 332 338 ib. 339 3i0 DE INDIAS. índice. Capitulo xvii. Capitulo xviii. Capitulo xix. Págt. Capitulo ix. Del árbol llamado caoban dcsta Isla Española 341 Capitulo x. Del therebinlho desla Isla Espa- ñola ib. Capitulo xi. Del árbol llamado ceyba, en es- pe(!Íal ; é otros árboles grandes 342 — Puente de un solo árbol en el rio del Cutí ^ ^rea de la cibdad del Darien 343 — De la lana del árbol ^eyba 345 Capitulo xii. Del árbol ó man(¡'anillo,con cu- ya fructa los indios caribes flecheros hacen la hierva con que tiran é pelean, la qualpor la mayor parle es inremediable ib. —De Goncalo Fernandez del Lago 346 Capitulo xm Del árbol que en estas partes se tiene por tharay, porque le paresce mu- cho en la hoja ; pero Uámanle en esta Isla Española cohoba 347 Capitulo xiv. De los árboles del helécho en esta Isla Española é otras yslas é en la Tier- ra-Firme ibf Ca.pitulo XV- De los árboles del brasil que i { »¡ / hay en esta ysla é otras , é en la Tierra- Firme 348 Capitulo xvi. Del árbol llamado corbana. . . ib. Del árbol llamado cuya 349 Del árbol llamado maria. ... ib. De oíros árboles útiles que hay en esta ysla é otras y en la Tierra-Firme, llamados ciguas 350 Capitulo xx. Del árbol que en la provincia de Nicaragua llaman los indios nanzi ib. Capitulo xxi. De dos cosas notables en las maderas é árboles desla Isla Española y de las otras yslas é Tierra-Firme 35 i —Árboles que no pierden la hoja, segundPlinio. ib. —En las Indias solos seys arboles pierden la hoja ilí- — De la broma ó carcoma. . . . ; 352 Capitulo xxii. De los árboles que los chrips- lianos llaman en la Tierra-Firme membri- llos, aunque no lo son , é de la fructa que llevan ib* Capitulo xxni. De los perales salvajes de la Tierra-Firme 353 Capitulo xxiv. De pierios leños ó ester- pos salvajes, que relucen de noche, como fuego Capitulo xxv. De las encinas que el auctor dice que hay é vido en la Tierra-Firme, no lexos de la costa austral, en las haldas de la sierra que llaman de Oroci ib. —Manjar de los indios sapos ó alacranes 355 Capitulo xxvi. Del árbol llamado capera é de la fructa que lleva, que es una manera de almendras muy grandes ib. Capitulo xxvu. De ciertos árboles que hay en Nagrando, en la gobema9Íon de Nicara- ^ TOMO I. 626 Págt. 354 gua en la Tierra-Firme, que sirven sus fructas á lo mismo que las agallas, pa- ra ha^er tinta: á los quales árboles lla- man los chripstianos el árbol de la tinta; é de qué manera se ha9e la tinta con esta fructa.., 35(j Capitulo xxvui. Del árbol llamado guaco é su fructa, el qual árbol se halla en la Tierra- Firme ib. Capitulo xxix. De los árboles é fructa que los españoles Uanjan agoreros, en la Tierra- Firme 357 Capitulo xxx. De los árboles odoríferos de la Nueva Castilla ib. Capi-dulo XXXI. De los de la canela , en la provincia que llaman Quito en la tierra aus- tral 7:7.T. Capitulo xxxn. De los salces de la tierra austral Capitulo xxxni. Del árbol llamado damaha- gua, é de ciertas cortejas de árboles para sogas é euerdas 359 ^ Capitulo XXXIV. Del árbol llamado guac. . ib. LIBRO X. Prohemio 361 Capitulo i. Del árbol ó plañía con que se sueldan las quebraduras ó cosas rompidas en la persona del hombre 362 Capitulo n. Del árbol llamado guayacan, con que se cura el mal de las búas 363 — Facilidad con que los indios se curaban de las búas 364 Capitulo m. Del árbol del bálsamo que lla- man en esta Isla Española , donde aqueste licor se ha hecho jwimero que en otra parte alguna 366 — Quién fué el inventor deste bálsamo \h. ^ ^ — Opinión de Plinio sobre la calamita ó piedra yman 367 Capitulo iv. De los mancanillos de las ave- llanas para purgar 368 Capitulo v. De las plantas del algodón desta Isla Española 370 Capitulo vi. De las higueras de infierno que hay en esta Isla Española ib. Capitulo vii. De las cañas y carritos desta Isla Española ib. Capitulo vni. De los juncos que hay en esta Isla Española 371 LIBRO XI. Prohemio ; 372 Capitulo i. De las hiervas é plantas que se han traydo deEspaña á esta Isla Española é á otras partes destas Indias, é quáles ha- cen acá simientes é quáles no 373 Capitulo n. De las hiervas que hay en es- ta Isla Española, que son como las de España é que acá las avia , antes que los chripstianos passasen á estas partes, é son naturales de la tierra, é no se truxeron de 79 y 626 HISTORU GENERAL Y NATURAL Págs. Págs. 376 Castilla 374 Capitulo iii. De la hierva que los indios lla- man y, é de sus utilidades é propriedad. . . 375 Caí>itulo IV. De la planta que los indios lla- man goaconax y los chripstianos le llaman bálsamo, del qual se hace el bálsamo artifi- cial para las heridas é para otras enfermeda- des ; é decirse há de qué manera se hace aquel licor que en estas Indias llaman bál- samo Capitulo v. De la hierva ó planta llamada perebecenuc, é de sus excelencias é virtudes experimentadas 377 Capitulo vi. De la hierva que en esta Isla Española se llama curi-a; y aparto la a, porque assi se ha de acentuar 380 Capitulo vii. De cierta manera de lirios que hay en la Tierra-Firme, é de sus extrema- das flores de nueva forma 381 Capitulo viii. De la hierva que los indios de la provincia é lengua de Cueva, en la Tier- ra-Firme, la llaman perorica é de sus pro- priedades é efelos : la qual provincia es en la gobernación de Castilla del Oro 382 Capilulo IX. De la hierva llamada coygara- ca é de sus propriedades 383 Capitulo x. Del torongil de la Tierra- Firme 384 Capitulo xi. De la hierva maguey, la qual hay en la Tierra-Firme cerca de la provin- 9ia de Araya é de la gente que llaman ago- reros ib. Capitulo xn. Que tracta de la hierva mo- cot, assi llamada en la provincia de Nica- ragua 385 LIBRO XII. Prohemio 386 Capitulo i. Del animal llamado hutia 389 Capitulo ii. Del animal llamado quemi, é de su forma ib. Capitulo iii. Del animal llamado mohuy. ... ib» Capitulo iv. Del animal llamado cori 390 Capitulo v. De los perros que ovo en es- ta Isla Española é los que hay al pres- sente ib. Capitulo vi. De los mures ó ratones de aques- ta Isla Española é destas Indias 392 Capitulo vn. De la serpiente ó animal llama- do y., u.. ana, del qual género avia é hay muchas en esta ysla ib. Capitulo viii. De las serpientes ó culebras y lagartijas é lagartos desta Isla Española y otras partes 396 — Las culebras con que los indios hacen la hierva para tirar con las flechas 398 Capitulo ix. De los animales terrestres que truxeron de España á esta Isla Espa- ñola, de los quales acá no avia alguno líos 399 Capitulo x. De los animales que en la Tier- ra-Firme llaman los españoles tigres, é los indios los nombran en diversa manera, se- gund la lengua de aquellas provin9Ías, don- de los hay. — Que ningún discreto tome oficio que no le convenga, ni en conversación de bes- tias Capitulo xi. Del animal beori que los chrips- tianos llaman^ntas, y algunos los llaman vacas en la Tierra-Firme Capitulo xii. De los leones rasos que hay en la Tierra-Firme, en la goberna9Íon de .Qaa- tilla del Oro, assi en la costa del Norte, co- mo en la del Sur é en otras partes Capitulo xiii. Del gato cerval Capitulo xiv. De los leones pardos Capitulo xv. De las raposas de Tierra- Firme Capitulo xvi. De los lobos de la Tierra- Firme Capitulo xvii. De las eorrillas hidiondas de la Tierra-Firme Capitulo xviii. Perros gozques en la Tierra- Frme Capitulo xix. De los 9Íervos que hay en la Tierra-Firme , é gamos é coreos semejantes á los de España Capitulo xx. Que tracta de los puercos mon- teses de la Tierra-Firme, en diversas pro- vin9ias Capituló xxi. Del oso hormiguero en Casti- lla del Oro y en otras parles de la Tierra- Firme Capitulo xxii. De los conejos é liebres Capitulo xxiii. De los animales encuber- tados Capitulo xxiv. Del animal que en Castilla del Oro llaman perico-ligero los españoles , y en otras partes se llama la pereza Capitulo xxv. De los zorrillos pardos de la Tierra-Firme Capitulo xxvi. De los galos monillos Capitulo xxvn. Del animal llamado chur- cha i Capitulo xxviii. De las bardas que hay en la Tierra-Firme, é en espe9ial en la gober- nación de Castilla del Oro é en las provincias de la lengua de Cueva Capitulo xxix. Del animal bivana Capitulo xxx. De las ovejas é ganados do- mésticos que hay en la tierra austral , en Tierra-Firme, en la gobernación de la Nue- va Castilla, donde fué rey Atabaliba Capitulo xxxi. Del animal llamado guaca- bitinax Capitulo xxxii. De los animales que los in- dios llaman tarucos en la Nueva-Castilla, á 401 403 40 \ 4O0\ ib. \, 407 ib. ib. 40 \ ib N ib. 409 ib. 411 ib. 412 414 ib. 416 417 id. 418 419 DE INDIAS. ÍNDICE. / rúgs. los quales llaman en llalla muiros, y en Es- paña no creo que los hay ib. Capitulo xxxiii. Del animal llamado guabi- niquinax ib. Capitulo xxxiv. Del animal llamado ayre. . 420 Capitulo XXXV. Del animal llamado adine. . ib. Capitulo xxxvi. De los leones grandes de color pardillo ib. Capitulo xxxvii. De los osos, como los de España 421 Capitulo xxxviu. Del animal aserrador. ... ib. Capitulo xxxix. Del animal que se llama cocumatle 422 Capitulo xl. De las vacas de la tierra sep- tentrional ib. LIBRO XIII. Prohemio. 423 Capitulo i. De los pescados del mar é de los rios, é de la manera que los indios pescan, é de los que hay en general en el agua dul- ce ó salada 424 Capitulo n. De las ballenas que hay en las costas é mares deslas Indias é yslas é Tier- ra-Firme 425 Capitulo ni. Del pexe llamado vihuela é de sus armas 426 Capitulo iv. De los pexes voladores que se hallan en el grande golpho del mar Océano, viniendo de España á estas Indias 427 Capitulo v. De la grandeca de los lobos ma- rinos, é de las colores diferentes dellos, é otras particularidades 428 Capitulo vi. De los tiburones y de su gran- deca, é de cómo se toman, é otras particu- laridades deslos animales 419 Capítulo vii. De los animales llamados mar- raxos 431 Capitulo viii. De las tortugas ó hicoteas des- ta Isla Española . , 432 Capitulo ix . Del manatj y de su 'grandeza é forma, é de la manera que algunas ve- ces los indios tomaban este grande animal con el pexe reverso , é otras particulari- dades 433 — Opinión del auctor acerca de los mares 436 Capitulo^ x. De las ranas é sapos, é cómo los indios los comen 437 LIBRO XIV. Prohemio 439 Capitulo i. En el qual se tracta de las aves que se veen por la mar en el viaje que se hace desde España á estas Indias é desde ellas á España, e' de las que se to- man en las naos é caravelas, siguiendo sus viajes ib. Capitulo ii. Que tracta de las aves que hay en esta ysla semejantes á las de nuestra Es- paña, que son acá naturales assi mismo y desta tierra 442 Capitulo ui. De las aves que se han traydo 627 Pági. de España, que en esta ysla é Indias no las avia 443 Capitulo iv. De las aves que hay en esta Isla Española, las quales no hay en España ni allá se crian ib. Capitulo v. De los páxaros comuneros , ó que viven muchos junios en comunidad. . . 444 Capitulo vi. De los alcatraces grandes que hay en esta Isla Española y en todas las otras yslas y costas de la Tierra-Firme 445 Capitulo vii. De las aves noturnas que hay en esta Isla Española 446 Capitulo viu. De las grúas y perdices ó tór- tolas de la isla de Cuba ó Femandina 447 Capitulo ix^ Del passo de las aves que sue- len passar por la isla de Cuba, é muy ordi- nariamente los mas años atraviessan la mar que hay entrella y la Tierra-Firme; é passan sobre la Tierra-Firme la vuelta del viento Sueste ib. Capitulo x. De una ave, ó quassi mónstrao entre las ave^; que hay en esta Isla Españo- la y en las otras yslas destas partes 44S LIBRO XV. Prohemio 449 Capitulo i. De los animales insectos que hay en esta Isla Española, é primeramente de las hormigas y del comixen 450 — Abundancia de hormigas en la Isla Espa- ñola 451 Capitulo ii. De la escolopendra ó 9Íento pies, y de las diferentes maneras deste animal, y de los gusanos de muchos pies 453 Capitulo ui. De las abispas, y calabrones, y moscas, y tábanos, y sus semejantes 454 Capitulo iv. De los animales nascidos en la madera y engendrados de diversas mane- ras, y de la broma 457 Capitulo v. De las encarabas que en el An- dalucía llaman fotutas 458 Capitulo vi. De los animales que no tienen espiráculo, por donde purgar lo que comen é digisten, sino por lapropria boca, por don- de se alimentan ib. Capitulo vii. De los escorpiones que hay en esta Isla Española y las otras destas In- dias 459 Capitulo viii. De las moscas ó mariposas é semejantes animales que vuelan é relu- cen de noche ; y en especial de uno deslos que en esta isla le llaman los indios co- cuyo 4G0 LIBRO XVI. Prohemio 462 Capitulo r. En que se tracta del assiento de la ysla de la Mona é de la de Boriquen , que agora se llama ysla de Sanct Johan, y otras particularidades 468 — Rios principales de la ysla de Boriquen. . . . 4QQ Capitulo ii. Cómo por mandado del comcn-r 628 fflSTORlA GENERAL Y NATURAL Págs. dador mayor de Alcántara, don frey Nicolás de Ovando, g-obernador de la Isla Española, se comen9Ó á poblar de chripslianos la ysla de Boriquen (que agora llamamos de Sancl Johan), por mano del capitán Johan Pon9e de León, y de otras particularidades á esto con9ernientes 467 — Costumbre de los indios de llevar los nom- , I bres de las personas con quienes ha9en >i\ ^ amistad ib. Capitulo m. Que tracla del primero pueblo de chripslianos que ovo en la ysla de Bori- quen ó Sanct Johan, é por qué se mudó adonde se hi90 después 469 Capitulo iv. Del pueblo de Guanica , é por qué se despobló é se hico otro que se llamó Solomayor, é del levantamiento é rebelión de los indios , é cómo mataron la mitad de los chripstianos que avia en la isla de Sanct Johan, y del esfuerce é cosas hacañosas del capitán Diego de Sala9ar 470 — El capitán Sala9ar salva la vida á Pero Xuarez 471 Capitulo v. Que tracta de la muerte de don Chripstóbal de Sotomayor é otros chripstia- nos; é cómo escapó Johan Goncalez, la len- gua, con quatro heridas muy grandes , é lo que anduvo assi herido en una noche , sin se curar , é otras cosas tocantes al discurso de la historia 472 Capitulo vi. De los primeros capitanes que ovo en la conquista é pacifica9Íon de la ysla de Boriquen, que agora se llama isla de Sanct Johan 474 Capitulo vil. Que tracta de algunas personas señaladas por su esfuerce, y de algunas co- sas á esto concernientes en la guerra é con- quista de la ysla de Sancl Johan. . .* 473 ■ — En loor de la gente española ib. Capitulo viii. Cómo los indios tenian por in- mortales á los chripslianos, luego que pas- saron á la ysla de Sanct Johan, é cómo acor- daron de se al9ar, é no lo osaban empren- der hasta ser certificados si los chripslianos podían morir ó nó. Y la manera que tuvie- ron para lo experimentar 478 Capitulo ix. De las batallase recuentros mas principales que ovo en el tiempo de la guer- ra é conquista de la ysla de Sanct Johan, por otro nombre dicha Boriquen 479 —Que los indios creían aver resucitado los chripslianos muertos por ellos á traición . . . 480 Capitulo x. De olra guacábara ó recuentro que ovieron los españoles con los indios de la ysla de Boriquen ó de Sanct Johan 481 Capitulo xi. Cómo el gobernedor Johan Pon- 96 acordó de yr á descubrir por la vanda ó parle del Norte, é fué á la Tierra-Firme en PdffS. la costa de las yslas de Bimini ; é halló la ysla dicha de Bahamá ; é cómo fué removi- do de la gobernación é volvieron á gober- nar los que él avia enviado presos á Casti- lla; y de otros gobernadores que ovo des- pués en la ysla de Sancl Johan 482 —De- un perro que ganaba la misma ración que un ballestero 433 Capitulo xii. Del reparlimienlo de los indios de la ysla de Sanct Johan , y de lo que en ello se siguió ; 455 Capitulo xiii. De la muerte del adelantado Johan Ponce de León, primero conquistador de la ysla de Boriquen , que agora llaman Sanct Johan, y otras cosas locantes á la mesma ysla 486 Capitulo xiv. Del pueblo llamado Daguao, que hizo poblar el almirante, don Diego Co- lom, en la ysla de Sanct Johan ib . Capitulo xv. De los gobernadores que ovo en la ysla de Sancl Johan , después que alli fué por juez de residen9ia el licenciado Ve- lazquez. 487 Capitulo xvi. De diversas particularidades de la ysla de Sanct Johan 488 Capitulo xvii. Del árbol del palo sánelo é de sus muy ex9elentes propriedades 489 Capitulo xviii. De otras particularidades de la ysla de Sancl Johan, con que se dá fin al libro décimo sexto 49 j LIBRO XVIL Prohemio 492 Capitulo i. De la descripción de la ysla de Cuba ó Fernandina, por las alturas é grados de su asiento é por sus aledaños mas 9er- canos 493 Capitulo ii. De los pueblos principales de la ysla de Cuba ó Fernandina, y de otras cosas particulares della 494 Capitulo iii. De la conquista é pagificaeion de la ysla de Cuba ó Fernandina, é de los gobernadores que ha ávido en ella , é del descubrimiento primero de Yucatán , de donde pro9edió descubrirse la Nueva Es- paña 494 —Ingratitud de Diego Velazquez con el almi- rante don Diego Colom 496 Capitulo iv. De las cosas en general, é de la rique9a é fertilidad de la ysla de Cuba ó Fer- nandina, é otras particularidades della 498 Capitulo v. De las serpientes ó culebras de la ysla de Cuba ó Fernandina 500 Capitulo vi. De las pelotas redondas , como piedras de lombardas , que natura produce é se hallan en la ysla de Cuba ó Fernan- dina 501 Capitulo vii. De la fuente ó minero de betún que hay en la ysla de Cuba ó Fernandina. . ib. — Seys fuentes ó lagos, ó nas9Ímienlos debe- DE INDIAS. índice. 629 Pág$. lun en las Indias de España 502 Cap itulo vni. Del segundo descubrimiento hecho por el adelantado Diego Velazquez, y en su nombre el capitán Johan de Grijalva, desde la ysla de Cuba, de ciertas partes de la Nueva España é sus costas é algunas ys- las nuevamente halladas ib. Capitulo ix. Cómo el capitán Johan de Gri- jalva saltó en tierra de la isla de Cocumel con parle de la gente que llevaba, y de lo que passó en el primer pueblo, donde tomó la possesion por Sus Mageslades é reynos de Castilla, é otras cosas 505 Capitulo x. Cómo el capitán Johan de Grijal- va é su armada salieron de la ysla de C09U- mel, parayr á la ysla de Sancta Maria de los Remedios, dicha Yucatán; pero no ysla, co- mo estos pensaban, sino Tierra-Firme; é lo que les intervino de una india que se vino tras los navios para la costa, la qual era na- tural de la isla de Jamáyca, é de los reque- rimientos quepassaron entre el capitán é el piloto mayor, é cómo llegaron al pueblo del cacique Lácaro, é cómo pelearon con los in- dios sobre lomar agua 508 — Cómo el piloto mayor desconoció la tierra. . 510 Capitulo xi. Cómo el capilan Johan de Gri- jalva é los otros capitanes é gente de la ar- mada sallaron en tierra á par del pueblo del cacique Lácaro, é de las cosas que passaron alli sobre tomar agua para los navios , é de la batalla que ovieron con los indios y gen- te de aquella tierra 5 H — Armas de los indios 512 — Protestación del sahumerio 515 Capitulo xn. Que tracta del assienlo é cir- cunferencia de la tierra que eslos descubri- dores é el pilólo Antón de Alaminos llama- ron ysla de Yucatán ( é por olro nombre Sancta Maria de los Remedios), é lo que el chronista dice en ello, después del parcscer deste pilólo 517 Capitulo xiii. En que se Irada del subceso del general Johan de Grijalva y desta ar- mada, desde que salió del Puerto Desseado hasta que llegó al rio que llaman de Grijal- va, que es en la costa de la Nueva Es- paña 319 — Sacrificio de las orejas ib. — Primera noticia que ovieron los chripslianos de la mar del Sur , ib. — Rescates de Grijalva 520 Capitulo xiv. En que se tracta de la prose- cución del descubrimiento é viaje del capi- tán Johan de Grijalva, é de lo que le subce- dió, desde que partió del rio que hizo llamar Grijalva hasta que llegó á la ysla de los Sa- crificios 521 Pdgt. — Auto de posession 624 — Sierra Nevada en la Nueva España ib. — Primera posession que se lomó en la Nueva España ib- Capitulo xv. En que tracta el capitán Johan de Grijalva aver tomado la posession por Diego Velazquez en nombre de Sus Mages- . tades y de su corona real de Castilla en la Tierra-Firme, en la provincia que se llama agora la Nueva España, y de lo que después sub^edió hasta que volvió el capilan Alva- rado con la nueva de lo subcedido en este descubrimiento hasta que salieron 9ierlas ca- noas á combatir el armada 52S — Salutación de los indios con los sahume- rios ib. — Cómo acordó el capitán Grijalva dar la vuel- ta á Cuba Capitulo xvi. En que se tracta cómo salie- ron catorce ó quince canoas de guerra con muchos indios á combatir las tres caravelas que le quedaban al capitán Johan de Grijal- va, é de la batalla naval que ovieron, é có- mo después salieron los españoles en el rio é puerto de Sanct Antón , á adobar la nao capitana, é cómo hallaron ciertos indios de poca edad degollados é abiertos por los pe- chos 529 — Orejas sacrificadas, ó harpadas 532 Capitulo xvii. Cómo el capitán Johan de Grijalva partió con los tres navios y arma- da del puerto de Sanct Antón y cómo fué á Puerto Desseado, y cómo se hallaron unos y dolos é indicios notorios de ser la gente de aquella tierra sucia é culpada del pecado ne- fando contra natura, é ydólalras 532 Capitulo xviii. Cómo el capilan Johan de Grijalva partió con el armada de Puerto Des- seado, é quisso yr por donde avian muerto la gente al capilan Francisco Hernández de Córdoba en la costa de Yucatán en un pue- blo que se dice Champoton, y de lo que alli le acaesció, y de todo lo demás hasta que tornó á la ysla de Cuba á dar cuenta de su viaje y descubrimiento al teniente Diego Ve- lazquez é otras cosas convinienles al discur- so de la historia 524 Capitulo xix. En que se tracta cómo el te- niente Diego Velazquez envió por su capi- lan en el tercero descubrimiento á Hernando Cortés, el qual quedó después por goberna- dor de la Nueva España, é de la muerte del adelantado Diego Velazquez 538 — Instrucción que dio á Hernando Cortés el adelantado Diego Velazquez, quando le en- vió á la Nueva España ib. — Cómo envió Diego Velazquez otra armada con Pamphilo de Narvaez revocando los po- 630 HISTORIA GENERAL Y NATURAL ii deres á Corles Capitulo xx. De las cosas y subcession de la gobernación de la ysla de Cuba, alias Fer- nandina , después de la muerte del adelan- tado Diego Velazquez El concierto del pleyto del almirante con el fisco é la recompensa é mercedes quel Em- perador, nuestro señor, le hizo En loor de la señora vireyna doña María de Toledo, madre del almirante don Luys Co- lom Capitulo xxi. Cómo después quel almirante fué excluido de la jurisdicion de la isla de Cuba ó Fernandina por el assiento ques di- cho, é remuneración que Sus Magestades le hicieron , fué á gobernar aquella ysla Her- nando de Soto por capitán general de Sus Magestades , é con título de adelantado de la Florida Capitulo xxn. De la partida del- gobernador Hernando de Soto desde la ysla de Cuba, alias Fernandina, para la tierra septentrio- nal de la Tierra-Firme, é de la armada é gente que llevó para su descubrimiento , é del trabaxo que tovieron en su desembarca- eion, y qué número de caballos é otras co- sas llevó, y cómo se cobró un chripstiano, llamado Johan Orliz, que estaba perdido é andaba desnudo, como los indios ► . . . Capitulo xxin. Cómo la guerra se comentó á encender é se hizo crudamente, é cómo el teniente general se tornó á la ysla de Cuba, é cómo el gobernador partió de aquel puer- to del Spíritu Sancto la tierra adentro , é de lo que á él é su gente les acaesció hasta los diez de agosto del mismo año de mili é qui- nientos é treynla y nr.eve años — Crueldad de Vasco Porcallo Capitulo xxiv. Cómo e! gobernador, Hernan- do de Soto, prosiguiendo en su conquista, passó adelante, é cómo los indios le quisie- ron matar é prender por engaño , por liber- tar un cacique que llevaba consigo, é cómo un cacique le dio una bofetada al goberna- dor que le bañó los dientes en sangre : é Iráctanse otras cosas convinientes al discur- so de la historia ' — Esfuerzo de un indio que acometió al capi- tán Maldonado — Ardid de los indios para libertar al cacique Aguacaleyquen — Habla del cacique Uribitina, é lo que envió á decir á los suyos — Loque dixo el gobernador, ignorando el buen zelo de los señores del Consejo Real de Indias T-Balalla de una india con el bachiller Her- rera , 540 S41 543 ib. ^<'!?*- rpás. — En loor de la provincia de Apalache 555 Capitulo xxv. Cómo el gobernador Hernan- do de Soto é su gente partieron de Iviahica en demanda de Capachegui, é como la guia que llevaban desque no supo mas de lo que adelante avia, se hizo endemoniado ; é trác- tanse diversas cosas é muy notables ib. — Forma de passar un poderoso rio ib. — Embaxada de tres palabras 556 — Lieneo de cascaras de moral ib. —Cómo los indios adoraron é rescibieron la cruz 557 Capitulo xxvi. Cómo el gobernador Hernan- do de Soto fué al pueblo de Talimeco, é có- mo la cacica , señora de aquella tierra , le festejó é echó al cuello un hilo de perlas que ella traía al cuello, é cómo hallaron otras muchas, é por su culpa del gobernador quc- 544 dó de hallar todas las que quisiesse y có- mo adelante se hallaron perlas en rios de agua dul9e, é otras muchas particularida- des, convinientes al discurso destas histo- rias 560 — Manera de puente ó vado formado ceñios caballos 563 — Del cacique de Coga, gran señor, é las sinra- cones que se le hicieron 565 —Muros é torres ib. ib. — De qué manera enviaron al cacique de Co- ca é qué cortedad de gobernador 666 Capitulo xxvii. En que se cuenta lo que le acónteselo al adelantado Hernando de Soto con el cacique de Trascaluca , llamado Ac- tahachi, el cual era tan alio hombre que pá- resela gigante; é de las guacabaras é crudas batallas é asalto que dieron álos chripstia- 547 nos en el pueblo llamado Mabila é adelante ib. en Chicaca. E cuéntanse en este capítulo otros subcesos á la historia convinientes y notables 567 — Exemplo de las nescessidades en que los hombres se velan en Indias 870 — La j ornada de Chicaca ib. ' Capitulo xxviii. En que la historia cuenta otro recuentro de una albarrada, en que pe- leó el adelantado -con los indios, ó cómo 551 llegó á un rio muy grande, el qual passaron los chripstianos, é de una oración é racona- ib. miento que en favor de la cruz y de la fé hizo delante del adelantado y de los chrips- 552 tianos el cacique de Casqui, y de la con- tención deste cacique con otro su ene- 553 migo, llamado Pacaha, sobre quál debía preceder al otro. Partieron de Utiangüe, y dícense muchas particularidades nola- ib. bles.' 572 — Escudos hechos de cañas 573 554 — Cabecas de toros colocadas en las puertas. v^\/V DE INDIAS. índice. Págs. é cómo se recibió la cruz en el pueblo de Casqui ib. — Raeonamiento de un indio, señor principal. 574 — Respuesta del gpbernador al cacique Casqui. ib* — Manera de sal que hacian con el arena 576 — En loor de la g'ente de Tula ib. LIBRO XVIII. Prohemio 578 Capitulo i. Que tracla'del primero descubri- miento de la ysla de Jamáyca,que agora se llama ysla de Sancliago 580 —Los capitanes que ha ávido é tenientes en Jamáyca , ,, 58i — Primer oro que se halló en Jamáyca ib. — Viaje del adelantado Francisco de Caray á Panuco 582 Capitulo ii. De otras particularidades de la ysla de Sancliago, que primero se llamó Ja- máyca, y de la manera que los indios tie- nen para tomar las ánsares bravas 583 Capitulo m. Cómo el licenciado Gil Gonca- lez Dávila fué á tomar las cuentas ó resi- dencia á la justicia é offi9Íales de la ysla de Jamáyca por mandado de Sus Mages- lades 584 LIBRO XIX. Prohemio 586 Capitulo i. Del descubrimiento de la isla de Cubagua, donde se pescan las perlas, y donde se vieron primero 'en estas Indias , y cómo tuvieron noticia dellas los espa- ñoles 588 — La primera tierra que se descubrió de la Tierra-Firme por el almirante primero don Chripstóbal Colom en nombre de la corona de Castilla 589 — De Cubagua é su nueva cibdad de Cáliz é de la ysla Margarita, é de la costa de Tierra- , Firme é el rio de Cumaná é Araya é de las primeras perlas que los chripstianos vieron en las Indias ib. —Per Alfonso Niño 590 Capitulo ii. De otras muchas particularida- des, e' algunas dellas muy notables, de la isla de Cubagua; é de una fuente de betún que alli hay de un licor natural, que algu- nos llaman peirolio, é otros le dicen stercus demonis, é los indios le dan otros nom- bres 591 — De las aves é animales , é arañas ponzoño- sas é otras particularidades ib, — Cómo se crian é pescan las perlas é otras particularidades dellas 593 Capitulo iii. En que se tracta de ciertos re- ligiosos que passaron á la converssion de los indios de la Tierra-Firme en la costa que está cerca de la ysla de las Perlas , llamada Cubagua : los quales eran de las sagradas Órdenes de Sánelo Domingo é Sanct Fran- cisco, é fueron marl¡rÍ9ados é muertos cru- 631 Págt. damenic por los indios 593 — Rebelión de los indios que mataron muchos chripslianos, é del mártir Fr. Dionisio ib. — De la poquedad é cobardía del alcalde An- tonio Flores 596 V N Capitulo iv. Cómo el almirante , don Diego Colom, é Audiencia Real é officiales de Sus Magcslades enviaron desde aquesta cibdad de Sancto Domingo una armada con el capi- tán Goncalo de Ocampo á castigar los in- dios que avian muerto los religiosos é otros chripstianos en la Tierra-Firme , é á cobrar la ysla de Cubagua , llamada por otro nom- bre Isla de las Perlas ; é de la venida del li- cenciado Bartolomé de las Casas, é otras co- sas concernientes á la historia 597 Capitulo v. Cómo el licenciado Bartolomé de las Casas fué con ciertos labradores á po- blar á la Tierra-Firme en el rio de Cuma- ná, cerca de la ysla de Cubagua, é lo que le subcedió dello á él é á los que le si- guieron 599 — Otras particularidades con el dicho licen- ciado, é cómo se metió frayle 601 Capitulo vi. Del segundo proveymienlo que se hizo para sojuzgar la costa de Cumaná, y castigar los indios de sus rebeliones ya dichas, y de la fortaleca que alli se fundó para la guarda del rio de Cumaná, que está en la costa de la Tierra-Firme, é á siete le- guas de la ysla de las Perlas , llamada Cu- bagua 602 Capitulo vii. De una tormenta é terremoto que súbitamente acaesció en la provincia de Cumaná en la Tierra-Firme, la qual tempestad derribó la fortaleca que los chrips- tianos tenian, de que se hizo mención en el capítulo de suso, é cómo se labró é se hizo otro castillo 603 Capitulo viii. En que tracta el chronista de algunas opiniones de los historiales anti- guos cerca de las perlas, y de algunas par- ticularidades dellas, y de algunas perlas grandes que se han ávido en aquestas In- dias 604 — Dase noticia de algunas perlas grandes é particulares que se han ávido en las In- dias 605 Capítulo ix. De los nacarones en que se ha- llan perlas en la provincia de Nicaragua é golpho de Orotiña é otras partes 606 — Fraudes que se cometen en las perlas 607 Capitulo x. El qual tracta de la manera que los indios é aun los chripslianos tienen para tomar y pescar las perlas ib. Capitulo xi. Que tracta del aviso que debe aver en los que compran perlas 610 Capitulo xu. De la goberna9Íon de la ysla /I i 632 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Páffi, fmgs. de Cubagua , é cómo fué removida la te- Capitulo xv. De muchas yslas en general nen9ia del Castillo de Cumaná ib. que están desde la Tierra-Firme austral é Capitulo xm. De ciertos cossarios que han aquestas yslas de Cubagua é la Margarita passado á estas partes é Indias, y de lo que hasta la yslade Sanct Johan, que los indios les ha intervenido en sus malos pensa- llaman Boriquen, é desde alii á la Tierra- mientos 6H Firme de la parte ó vanda del Norte é pro- Capitulo XIV. Que tracta de la ysla de la vin^ia de Bimini é la Florida , brevemente Margarita «12 relatadas 613 r^m J. La ni. f. Z/f. fír F ^'rftt/.r. :# Tont.I. í.inii. 'I * J ^ T.it. iJr F. ¿""rauj: Toin I. itmt.y^ F Ciauj-lii Jrnp. 3IateH. Tom I. Lflin /*" i.ii ,i,-r/; Totii. ¡ Lnm .}" ^^«>«^'^%''5*WV // it. flf /.' rrriiu: ' ' ' ' '.'''}'.'• ' ERRATAS QUE SE HAN NOTADO. PAGINA. COLUMNA. LINEA. DICE. LEASK. XXIV 2 ... 42 ... III." Parle (bis)... .. II." Parte (bis) XL » ... Iy2 . . . es ofreció . . se ofreció LXIU...... » ... 19 . . . frey Garcia . . fray Garcia LXXII » ... 28 y 29 . , . huyen- de . . huyendo de XCV 2 ... 37 . . . se podrá . . se podria CVI 1 ... 48 . . . nacionales . . nacionales 1 1 ... 1 . . . Albulensis . . Abulensis 51 2 ... 1 . .. Enlon- . . Entonces 81 2 ... 12 , . . almiradte . . almirante 119 2 1 ... 8 ... 27 del del rio del rio 129 , . . haya . . há ya 16S » 2 ... 1 ... 18 ... lib. V . . ela lib VI 174 .. ella 193 » ... 1 . . lib. IV lib. VI 223 1 2 ... 45 ... 7 y 8 . . etutila et ut ita 235 . . Cuena . . Cueva 236 1 ... 15 . . depóssisos . . depóssitos 277 2 ... 27 . . manera Inacas manpra 311 » 2 ... 34 ... 40 . . lancas 345 . . partes partes . . hidaldo . . partes lidalgo 352 2 . .. 43 359 2 ... 22 .. suerle , suerte 363 1 ... 43 .. guagacan , . . guayacan 399 2 ... 22 . . ocho años . . once anos TOMO I. 80 RETURN TO the circulation desk of any University of California Library or to the NORTHERN REGIONAL LIBRARY FACIUTY BIdg. 400, Richmond Field Station University of California Richmond, CA 94804-4698 ALL BOOKS MAY BE RECALLED AFTER 7 DAYS • 2-nnonth loans may be renewed by calling (510)642-6753 • 1-year loans may be recharged by bringing books to NRLF • Renewais and recharges may be made 4 days prior to due date. DUE AS STAMPED BELOW ,1 OCT12 200L -mnnrm 12.000(11/95) FORM NO. DD6, 60m, 1 /83 BERKELEY, CA 94720 U.C. BERKELEY UBI cDSüasiaos J á. \- -■■y" -.,¿i"~