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concern DE DOCUMEirroc

REFERENTES A LA

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de Opeíací

DE LAS AUTII^L-AS

ordenados por el Con traalmirarítc

PASCUAL GERVERA Y TOPETE:

EL FERROL

IMPRENTA DE «EL CORREO

GALLEGO»

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1899.

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DOCUMKNTOS

REFERENTES Á LA

ESCUADRA DE CERVEHA

Es propiedad del autor. Qiteda hecho el depósito que marca la Ley.

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coLECCiÉ DE nocuMEms

REFERENTES A LA

EsGuadia de Opcioiies

DE 3L.AS £lNT11u1^£l3

ordenados por el Contraalmirante

PASCUAL GERVERA Y TOPETE; 1^3 -t-i^

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EL FERROL

IMPRENTA DE «EL CORREO GALLEGO»

Sinforiano López, 139, y Itl

1899.

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Bancroft Lífcraíy

AL LECTOR

Poseedor de los documentos que siguen, he creído que debía publicarlos para que ilustren al público y puedan ser enseñanza para el porvenir y datos para la Historia.

Pensé primero, que fueran precedidos de una su- cinta relación de los hechos, pero considerando que son tan recientes y han afectado tanto á nuestro des- graciado País, que cualquier crítica pudiera degene- rar en pasión, he creído como mejor dejarlos solos, porque ellos explicarán muy bien todo lo ocurrido.

Quisiera haberlo hecho antes, pero mi condición de procesado me hizo desde luego aplazarlo hasta la terminación de la causa, y después ha pasado algún tiempo para obtener el permiso que era necesario, dada mi calidad de militar y la índole de los docu- mentos, que la mayor parte proceden del Ministerio de Marina ó le han sido dirigidos.

Por eso recurrí á S. M. con la instancia que copio, recayendo R. O. que también copio.

Va la colección en dos caracteres de letra; uno, el más pequeño, se refiere á los documentos impresos en cierto trabajo donde se han deslizado errores y omisiones; y el otro diferente, á los aportados por mí,

de cuya mayor parte poseo originales; y otros, son tomados de varias publicaciones y hasta de los Dia- rios de Sesiones de las Cámaras.

Si esta publicación contribuye á enmendar nues- tros errores para el porvenir, se habrán colmado mis deseos, que se cifran sólo en ser útil á mi Patria.

Madrid 30 de Agosto de 1899.

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ascuac L^eiu-cia,

Instancia.

Señora: Don Pascual Cervera y Topete, Contraalmirante de la Armada, á los RR. PP. de Y. M., con el más profundo respelo expone:

Que es notorio que por la destrucción de la Escuadra que mandaba en el combate del j de Julio de i8g8, se instruyó causa en la que recayó providencia del Consejo Supremo de Guerra y Marina, sobreseyendo respecto al exponente y otros más. Pero esta providencia, en la que sólo hubo un voto de ma- yoría, no parece suficiente para satisfacer d la opinión que, extraviada á raíz de los sucesos y mucho tiempo después, se manifestó en tina campaña muy viva contra el honor del expo- nente, el de la Escuadra que mandó y el de la Marina entera.

Al observar estos síntomas, trató el recurrente de dar una amplia explicación al País, para lo que solicitó y obtuvo ser ele' gido Senador por la provincia de Albacete, pero ni aun consi- guió que se discutiera el acta de su elección.

Declarado después procesado, creyó el exponente que no debía intentar hablar hasta que el tribunal hubiese pronuncia- do su fallo.

El recurrente posee muchos documentos originales y otros en copia, pero todos auténticos, y de entre ellos hay no pocos publicados con errores, y otros que se han impreso sin publi- carse, pero que los conocen muchos, con no menos errores que seguramente pueden extraviar la opinión.

Estos documentos, que tuvieron carácter de reservados la mayor parte, ya no tiene razón de ser el secreto por estar resta- blecida la paz, y su publicación corregiría muchos de esos erro- res, sirviendo de enseñanza para el porvenir.

Por todas estas razones

Suplica rendidamente á V. M. se le permita hacer, d su costa, una edición de los documentos aludidos para ilustración del pueblo español.

Es gracia etc. i8 Agosto pg.

HBÜL OHDSU

Dada cuenta á S. M. de la instancia promovida por V. E. el día 1 8 del actual en súplica de que se le permita hacer á su costa una edición de los documentos que obran en su poder referentes á la Escuadra que mandó en el combate naval de Santiago de Cuba el día 3 de Julio del año próximo pasado, S. M. el Rey (q. D. g.) y en su nombre la Reina Regente del Reino, conformándose con lo informado por el Asesor general de este Ministerio, se ha servido autorizar á V. E. para que publique todas las disposiciones emanadas del Ministerio de Marina, relativas á la Escuadra destruida en Santiago de Cuba. De R. O. comunicada por el Sr. Ministro del Ramo lo mani- fiesto á V. E. para su conocimiento y como resultado de su re- ferida instancia. Dios etc.^ Madrid 22 de Agosto de i8gg. El Subsecretario, Manuel J. Mozo.

Sr. Contraalmirante D. Pascual Cervera y Topete.

COLECCIÓN BE DOCQMEUTCC

REFERENTES Á LA

ESCUADRA DE OPERACIONES DE LAS ANTILLAS

El Ministro de Marina. Particular. Madrid Noviem- bre 28 ¡gy. Excmo. Sr. D. Pascual Cervera. Mi querido Ge- neral y amigo: Contesto á sus estimadas cartas, expresándole me parecen muy bien las instrucciones dadas á la Escuadra y cuanto me expone relativo á velocidades, diámetros y movi- mientos tácticos. Con gran satisfacción recibí el telegrama so- bre las pruebas de fuego verificadas en el Vizcaya, después de tantas dudas y opiniones diferentes; pero á pesar de ellas, creo no debemos entregarnos á una confianza sin límites, y su buen criterio sabrá restringir á todo lo posible el hacer uso de estas piezas (i) hasta que tengamos los nueves casquillos, que, se- gún me han prometido, empezarán á recibirse á principios de Enero. Continúo mis gestiones para armar los torpederos, pero se lucha con la falta de personal de Maquinistas, hoy au- mentada esta necesidad por los contratados que se van sepa- rando del servicio. Deseándole todas felicidades, etc. Segis- mundo Bermejo. Nada nuevo de Filipinas.

Santa Pola j de Diciembre 18 gy. Excmo. Sr. D. Segis- mundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Al llegar aquí recibí su muy grata del 2'^. Mucho me complace que haya us-

(i) Se refiere á las de 14 cm. de tiro rápido González Hontoria.

"lO-

ted encontrado bien las instrucciones que di á la Escuadra. El Oquendo quedó listo anteayer, porque le bastó destapar los registros de los condensadores. Estoy con V. en que de- bemos esperar los nuevos casquillos de 14 cm. para hacer ejercicio al blanco con esa artillería, y pienso correr la voz con arte que esperaremos para no disminuir nuestro repuesto. Me parecen pocos 1.500 casquillos, pues creo que lo menos nece- sitamos el doble, que es el cargo de estos buques. Para quitar todo motivo de comentarios á que no se haga fuego con los cañones de 14 cm., pienso hacerlo sólo con los de 28 cm. y otro ú otros días con los pequeños á un blanco de día y de no- che, si V. no dispone nada en contra. x\nteanoche hicimos un ejercicio con las exploradoras de este buque y el Teresa, que resultó interesante; las vedettes fueron descubiertas por los proyectores. Continuamos las experiencias con éstos para ver su mejor instalación. La interesantísima cuestión del radio de acción de estos buques, no podrá fijarse bien con los datos aportados en mi viaje, pero muy aproximadamente. Las cau- sas por qué no podrán fijarse son que el Teresa ha puesto unos consumos muy exagerados, sobre lo que hoy va á su Coman- dante una censura para los Maquinistas, y el Oquendo, por «un error de interpretación de una firase mía, no obró con arreglo á las instrucciones, pero tenemos los datos de este buque, que convienen con los que puede presumirse que tendría el Oquen- do, y no tardaré mucho en enviarle á V. el estudio correspon- diente. Pienso, como creo dije á V. en mi anterior, salir algu- nos días con la Escuadra; también pienso que hagan ejercicios de táctica los botes de vapor con los Oficiales, bajo la direc- ción de un Jefe. Y sin molestarle más, etc. Pascual Cer-

VERA.

El Ministro de iVIarina. Particular.— J/í^^^r^'í/, Enero g del p8. Exorno. Sr. D. Pascual Cervera. Mi querido Gene- ral y amigo: Acabo de recibir la visita, además de la Comisión Ansaldo, del Embajador de Italia sobre la artillería de 25 cen-

tímetros del ColÓ7t, haciendo entrever pueden suscitarse dis- gustos por este asunto. Como el informe del Centro Consultivo es completamente desfavorable á la admisión de los caño- nes 325 y especialmente del 313, su buen criterio comprende- rá que la Junta que V, preside debe proponerme soluciones encaminadas al modo de reemplazar estas piezas, aunque sea provisionalmente, por otras de otros sistemas. Por mi parte he dado á entender que si en muy breve plazo se ponen á pruebas otros dos cañones, que no sean el 325 y el 313, y estas prue- bas diesen resultados satisfactorios, podría el Gobierno termi- nar este enojoso asunto. Queda suyo, etc. SEGISMUNDO Ber- mejo.— Tenga presente, mi querido General, lo que es la pren- sa de este país, y el modo que tienen siempre de injuriarnos.

El Gobernador general de Cuba (Blanco) al M. de Ultramar (R. Girón).

Habana 8 Enero i8g8.

«(Elutre otras cosas). A Marina se deben dos millones y tercio que con- vendría liquidar para que puedan hacer servicio gran número de barcos que están Arsenal con averías sin poder repararlas por falta fondos.»

Acorazado Vizcaya.— Almirante.— Cíz^/í^^^/^íí 2g Enero de i8g8. Excmo. Sr. D. Segismundo Bermejo, Mi querido General y amigo: El telegrama que puse á V. ayer le informó que el Vizcaya está listo y encendido para salir en el momen- to que reciba las instrucciones y el dinero, única cosa que le falta, pues aun cuando todavía no han llegado tres ó cuatro personas de las que tenía con permiso mío, á las que se les ha telegrafiado y llegarán de seguida, el buque saldría sin ellos si llegan antes el dinero é instrucciones. Tiene á bordo cerca de 600 toneladas de carbón y sigue haciendo hasta que lleguen las instrucciones ó hasta rellenar. Ha encendido seis calderas y sigue llenando las otras cuatro con el agua que le traen. Tam- bién ha empezado á destilar para rellenar su aguada, y conti- nuará después para todas sus necesidades. Tiene cuarenta días

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de víveres. Se le ha reemplazado la cureña de 57 que en tiem- po de V. se envió á Plasencia de las Armas y aun no está á bordo, por otra del Lepanto. Le falta un Teniente de Navio porque he desembarcado á Alvargonzález , y como no hay d-e reemplazo en el Departamento, se lo voy á embarcar del Al- fonso, que con este arrechucho de nuestra salida va á quedar lastimado y hará falta atenderlo. Los otros dos cruceros de Bilbao, se están alistando también. El Teresa empezará hoy á hacer carbón y el Oqiiendo en cuanto caiga al agua, que será hoy, embarcará su pluma y de seguida hará carbón y mate- rias lubricadoras. El Teresa tiene sus materias lubricadoras á bordo. De aguada para estos buques estaremos socorridos, porque por gestiones de Bustamante y concesión del Capitán General, tendremos mañana en el Arsenal un grifo de la Com- pañía inglesa, que nos dará el agua á 1,16 pesetas metro cú- bico. He telegrafiado á Barcelona preguntando para cuándo tendremos la galleta. Si llega el carbón de Inglaterra, podrían rellenar los buques, pero en otro caso, siempre tendremos para llegar á Las Palmas. Como V. sabe muy bien, en la Escuadra no hay un cuarto de economía en ninguno de sus tripulante^, por lo que hacen falta dos cosas: Primera: Que se permita de- jar asignaciones á las familias, para no condenar á que tengan hambre quinientas ó seiscientas, lo que puede ser un mal hasta para la disciplina. Segunda: Que se nos consigne dinero en la Habana para poder vivir nosotros, porque si haciendo la cuen- ta de que hemos cobrado Enero, se pretende nivelarnos, pere- ceremos miserablemente. Sobre este vital asunto expido un te- legrama. El Furor podrá salir dentro de un par de días; el Te- rror necesita lo menos una semana para tener listas sus calde- ras. Dije al Capitán General lo que V. me encargó de los tor- pederos y dotaciones de la Vitoria. No hemos recibido aun la consignación de Enero, sobre lo que va un telegrama. Tene- mos inútiles tres botes de vapor y he pedido al Capitán Gene- ral los del Lepanto y dejarle éstos para que les arreglen las calderas y sirvan para ese buque. Faltan en la Escuadra cinco Tenientes de Navio y cinco Alféreces de Navio, y el Departa-

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mentó dice que no tiene. La principal falta recaerá sobre el Al- fonso y para remediarla en parte, voy á habilitar los cuatro Guardias Marinas próximos á ascender y que por esa razón trasbordo di Alfonso. Y no si me olvido algo. Suyo afec- tísimo, etc.— Pascual Cervera.

Cartagena jo de Enero de i8p8. Querido primo Juan Spottorno: Hace dos años próximamente que te escribí una carta sobre nuestro estado para entrar en una guerra con los Estados Unidos, rogándote la conservaras por si algún día era preciso sacarla á luz en defensa de mi memoria ó mía propia, al tocarse el triste desengaño que nos prepara la torpeza de unos, la concupiscencia de muchos y la impotencia de todos, aun de los mejor intencionados. Hoy tocamos otra vez uno de esos períodos que parecen el principio del fin, y te vuelvo á escribir para reiterar mi modo de ver en esto y explicar mi modo de obrar, suplicándote que unas esta carta á aquella y que ambas sean como mi testamento miHtar. La situación mi- litar relativa de España y los Estados Unidos ha empeorado para nosotros, porque estamos extenuados sin tener un cénti- mo, y ellos están muy ricos, y porque no hemos aumentado nuestro poder marítimo más que con el Colón y los cazatorpe- deros, y ellos lo han aumentado mucho más. Lo que siempre he dicho do nuestra industria, tiene su amarga confirmación en cualquiera cosa á que se mira. Ahí está el Cataluña con más de ocho años de empezado y aun no tiene ni la obra viva. Y eso aguijados por el peligro que no consigue despertar el patriotismo en casi nadie, mientras que la patriotería se ceba en el que elige por víctima, que quién sabe si mañana seré yo. Si esto sucede en este Arsenal, en los demás sucede lo mismo. Veamos la industria particular. La Maquinista Terrestre y Ma- rítima nos da la máquina del Alfonso XIII; Cádiz nos da el Filipinas, y si el Carlos V no es un desastre, tampoco resulta lo que debe , pues sacrificado todo al andar, le falta fuerza. ¡Y eso que sólo es española la ejecución! La Grana no termina

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sus buques, según me han dicho, y sólo estos barcos resultan buenos en su clase, pero aunque hechos en Bilbao, lo fueron por ingleses. ¡Qué desconsuelo! Porque pone de manifiesto que aun la victoria nos sería funesta. De lo enredoso de la admi- nistración, no hablemos, porque sus trámites nos matan. El Vizcaya lleva un cierre de 14 cm. inútil, declarado así hace dos meses, y yo no lo he sabido hasta anoche y eso ¡después de haberlo preguntado de oficio! ¡Cuántos casos podría citar! Pero no es mi propósito acriminar, sino explicar, por qué podemos y debemos temer un desastre. Pero como es preciso llegar al fin, y decir esto públicamente sería hoy un crimen, me callo y voy resignado á afi'ontar las pruebas á que Dios sea servido so- meterme. Tengo la seguridad de que llenaremos nuestros de- beres, porque el espíritu que reina es inmejorable; pero pido á Dios que esto tenga término sin que haya un conflicto que, de cualquier modo, creo nos sería desastroso. Te confío una inte- resantísima correspondencia que sostuve con el General Azcá- rraga, y que deseo y te suplico quede unida á esta carta y su hermana mayor. En ella verás la opinión de Azcárraga. Y sin más molestarte, queda tuyo afectísimo primo, cuyo honor con- fía en tus manos, Pascual Cervera. Cartagena dos de Ju- lio de mil ochocientos noventa y ocho. GiNÉS MoNCADA. Antonio Martí.

Acta. Don Ginés Moneada y Ferro, Ingeniero de Minas, y D. Antonio Martí y Pagan, Abogado, declaran bajo sus pa- labras de honor que en el día de hoy han concurrido á la casa de D. Juan Spottorno y Bienert, á ruego de éste, el cual les ha exhibido una carta, que han leído y en la que firman, del Ex- celentísimo Sr. Contraalmirante D. Pascual Cervera y Topete, dirigida al wSr. Spottorno en 30 de Enero de 1898. También han visto, sin leer más que los encabezamientos y firmas, una colección de documentos que el Sr. Cervera confió al señor Spottorno, compuesta de cartas de los Excmos. Sres. General Don Marcelo Azcárraga y Contraalmirante D. Segismundo

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Bermejo; copias de las cartas que el Sr. Cervera dirigió á di- chos señores, al Excmo. Sr. D. Segismundo Moret y Prender- gast y al Sr. Spottorno; otras copias de oficios dirigidos al Ex- celentísimo Sr. Ministro de Marina; acta original de la Junta de guerra celebrada en 20 de Abril de 1898 en San Vicente de Cabo Verde por los Capitanes de la Escuadra española; una opinión expresada en la misma Junta, suscrita por el Capitán de Navio Sr. D. Víctor M. Concas, y copia de un telegrama di- rigido por el Capitán de Navio Sr. D. Fernando Villaamil al Excelentísimo Sr. D. Práxedes Mateo Sagasta. De todos estos documentos se hace una relación detallada que firmamos hoy. Manifiesta el Sr. Spottorno que debe tener en Madrid, entre sus papeles, una carta de hará dos á tres años que le dirigió el señor Contraalmirante Cervera y Topete la que se hace re- ferencia en la de éste de 30 de Enero de 1898 que dejamos fir- mada) carta en la cual, como contestación á otra que el señor Spottorno dirigió desde Madrid al Sr. Cervera hablándole de asuntos de la Marina, decía en síntesis el Sr. Cervera desde Cádiz que veía venir por culpa de todo el país un desastre ma- rítimo en el que se acusaría al Almirante que mandase la Es- cuadra y que lo que se temía era que probablemente él (Cer- vera) sería el Persano acusado, así como se acusó á este Almi- rante italiano del fracaso de su Escuadra que se debía á toda Italia. Como hombres de honor dan fe de cuanto queda ex- puesto, en Cartagena á dos de Julio de mil ochocientos noven- ta y ocho.— GiNÉs MoNCADA.— Antonio Martí.

Cartagena s Febrero 18 g8. Excmo. Sr. D. Segismundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Llegó el Colón, que tuvo mal tiempo en el Golfo de León que le llevó una escala real, una canoa y otras cosillas, lo que no quise poner en el telegrama por no alarmar á los ignorantes. Aun no hemos co- brado las consignaciones de Enero, y como los suspensos de la Escuadra son tan pequeños, para que saliera el Vizcaya fué necesario meterle mano á los fondos particulares. En cambio

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el Departamento ya ha cobrado la mensualidad de Febrero. ¿No puede hacerse que la Escuadra no esté siempre poster- gada? Preciso es buscar remedio, si se aspira á mantener en ella el buen espíritu existente, y yo le ruego y suplico que ten- ga la bondad de poner remedio á este mal. El temporal del Colón ha puesto de manifiesto la necesidad de abrirle portas de desahogo para la mar y voy á ver eso en seguida. El Co- lón no lo voy á hacer rellenar de carbón, por las condiciones de sus carboneras, á menos que V. no ordene lo contrario. He recibido la R. O. corroborando el telegrama sobre las asig- naciones y V. me permitirá que insista en mi petición, sobre la que escribo á Moret. Y sin más molestarlo, etc. ^ Pascual Cervera.

Cartagena j de Febrero de i8g8. Excmo. Sr. D. Segis- miuido Moret. Muy querido amigo: Supongo que V. sabrá que al llegar yo á ésta me encontré al Vizcaya listo para salir, habiendo tenido el gusto de telegrafiar al Ministro de Marina, que lo mandaba encender. Cito esto, porque pone de manifies- to el buen espíritu de la Escuadra, que se extiende á todas las clases, como lo prueba el no haber faltado ni un hombre á la lista de salida, á pesar de tener muchos con licencia y de ellos algunos en aldeas de Galicia. En la Marina (y no hablo prin- cipalmente de los Oficiales, aunque no los excluyo) no hay ri- cos, y en cambio hay las numerosas clases de Contramaestres, Condestables, Maquinistas, Maestranza y Fogoneros, que no tienen otros recursos que sus sueldos que, en general, son mez- quinos, y con ellos han de atender á sus familia ; lo menos las dos terceras partes de este personal, pues no cuento á los sol- teros sin famiha. Tampoco cuento con los cabos de mar y ar- tilleros que pueden dejar á sus familias los premios de engan- che, por más que tengan el mismo derecho que los demás, pero tienen menos necesidad y aun cuando abogo por todos, quiero fundar mi argumento en la verdad. Esto hace que cada uno de estos buques, que salga de la Península, deje confiada á la Di-

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vina Providencia un centenar de familias, ¡y sin embargo nin- guno faltó! ¿Por qué? Seguramente confiaron en que su Ge- neral velaría por ellos y el Gobierno de S. M. acogería pater- nalmente -mi equitativa súplica. Pero telegrafié al Ministro de Marina suplicándole que el Gobierno autorizara el estableci- miento de asignaciones á las familias y me contestó que las disposiciones vigentes no lo permitían, por lo que puse el 31 el oficio de que le acompaño copia y que le suplico lea. Hoy recibo la corroboración del telegrama del Ministro de Marina, y en el que me dice que la concesión depende también de su Ministerio de Ultramar y que renueva las instancias que sobre ello tiene hechas; por esta razón molesto la atención de usted, sabiendo que encontraré disculpa en ocuparle unos minutos. Soy enemigo de molestar y tengo aversión á cierta clase de asuntos, y como prueba diré que cuando mi hijo Ángel estu- vo en Pekín agregado á la Legación nuestra para guardarla con el destacamento que mandaba, fué el único que cobró su sueldo en pesos mejicanos; ¡toda la Legación, menos él, cobra- ron en oro! Y aun cuando soy pobre, y por ende él también, no he molestado cuando el Ministerio de Ultramar le negó la justí- sima petición de cobrar como los demás (i). Pero hoy se trata de otra cosa; no son intereses míos ni de mis deudos, sino de mis subordinados, á quienes el General tiene el deber de aten- der. Suplico á V., pues, que llame la vista el asunto y haga se resuelva favorablemente, como es de justicia. Así lo espera de V. su afmo. amigo y servidor, etc.— PASCUAL Cervera.

Comandancia General de la Escuadra.— Es iado Mayor.— í^í'^í'^-

vado. Excmo. é Iltnio. Sr.: Aun cuando estoy seguro de que nada nuevo digo á V. E. I., creo que no huelga en los críticos momentos actuales hacer una exposición del estado en que está la Escuadra, sin más que ampliar los estados de fuerza y vida, en aquello que, por razones que no hay necesidad de exponer, no consta en ellos. De la Escuadra debemos rebajar el crucero Alfonso XIII, en pruebas desde hace tantos años, y al cual no parece hemos de tener el gusto de contar entre nuestros buques

(i) Trece meses después de la fecha de esta carta, ha sido indemnizado en par- te; cuarenta y cuatro meses después de terminada su comisión en (-liina.

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útiles, quedando reducida á los tres acorazados de Bilbao (i), el Colón, el Destruc- tor y los cazatorpederos Furor y Terror. Los tres acorazados de Bilbao están, al parecer, completos; pero V. E. I. sabe, por lo mucho que se ha ocupado de ellos cuando mandaba la Escuadra y después en su actual puesto, que la artillería de 14 centímetros, principal fuerza de estos buques, está prácticamente inútil, por el mal sistema de sus cierres de culata y la debilidad de los casquillos, de los cuales no hay más que los que existen á bordo. Al Colón, que es, sin duda alguna, el mejor de to- dos los buques que tenemos bajo el punto de vista militar, le faltan sus dos cañones gruesos, de lo que, por orden de V. E. I., me he ocupado con el General Guillen, á fin de buscar el posible remedio, si lo hay. El Destrnctor puede servir como aviso, por más que su andar resulta deficiente para serlo de esta Escuadra. Los cazatorpe- deros Furor y Terror están en buen estado; pero dudo que puedan hacer uso efi- caz de sus piezas de 75 milímetros. De los recursos exteriores que necesita una Es- cuadra se carece, con frecuencia, aun de los más necesarios. En este Departamento no hemos podido rellenar de carbón, y entre Barcelona y Cádiz sólo hemos podido obtener la mitad de la galleta que pedimos, y aun eso contando con 8.000 kilogra- mos que yo habia mandado hacer aqui. No tenemos cartas de los mares de América, y aunque supongo que estarán encargadas, hoy no podríamos operar. En cambio de este deficiente estado del material, tengo la satisfacción de hacer constar que el espí- ritu del personal es inmejorable y que la Patria encontrará en él cuanto quiera exi- girle. ¡Lástima que mejor y más numeroso material, con más recursos y menos tra- bas, no pongan á este personal en condiciones de llenar cumplidamente su cometido! Y sin alargar más este escrito, doy á V. E. I. la seguridad de que sean cuales fueren las contingencias del porvenir, estas fuerzas llenarán cumplidamente sus deberes. Cartagena 6 de Febrero de 1898. Excmo. é Iltmo. Sr. Pascual Cervera.

El Ministro de ^zx\xk2í.~Vkwh(Z-\5\.kv..— Madrid Febrero 6 de i8g8. Excmo. Sr. D. Pascual Cervera. Mi querido Ge- neral y amigo: Aprovecho el ser hoy domingo para contestar á sus estimadas cartas, empezando por la situación política: ésta en nada ha variado; seguimos siendo visitados en Cuba por buques americanos, siempre bajo las seguridades del (xobierno de los Estados Unidos que significa que éstas son de pura cortesía y amistad; si envuelven otro objetivo, tal vez el hacer una exhibición de sus buques que patentice su superioridad sobre los estacionados en aquellas colonias, su objeto está con- seguido; mientras, el núcleo de sus fuerzas navales se encuen-

( I ) He empleado esta denominación, por ser la oficial; pero nunca he tenido estos barcos por acorazados y creo funesto no designar los barcos con propiedad.

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tra, so pretexto de hacer maniobras navales, estacionado en las Tortugas secas y Cayo Hueso, debiendo durar éstas hasta pri- mero de Abril. Veremos lo que resulta de todo esto, que me hace cavilar mucho, procurando por mi parte el atraer á Espa- ña todos los elementos que se encuentran en el extranjero. Cuanto me dice del Vizcaya me es muy satisfactorio, y escri- biré á la Habana cuanto sobre dicho buque me expresa. Su despedida también. La comunicación oficial sobre el viaje del Colón me entera de las obras que se practican en él, habien- do telegrafiado al Capitán General para que con urgencia se las hagan, independiente de los imbornales que V. ejecuta pa- ra sí. El General Guillen se le habrá presentado: sus estu- dios no deben ser decisivos hasta ser conocidos por este Cen- tro, pues en ésta se ponen y se agitan influencias para la re- cepción de los cañones de 254 mm., pareciéndome vamos á tener una segunda edición, que procuraré evitar, de los caño- nes y montajes de 24 cm. del Regente; mañana veré un señor enviado por Perrone, que sin duda vendrá á tratar de esta ar- tillería, cuyo expediente sólo falta se vea en Consejo de Mi- nistros, para lo que sólo espero el resultado de la comisión en- viada á esa, esperando no se contraiga compromiso alguno con Canet.— Del parte de campaña de este buque, contesto dando gracias á su Comandante por su pericia marinera, é hizo usted muy bien en no alarmar, dado que sus averías son de fácil corrección y no imposibilitan al buque su salida. ^Deseo complacer á V. quitándole el Alfonso XII T, pero es preciso aguardar á sus definitivas pruebas oficiales y saber lo que pue- de rendir el buque; esto es, si puede considerarse como cruce- ro de Escuadra ó será preciso dedicarlo á exclusivos servicios; creo que por los antecedentes será esto último. Su relación sobre falta de Oficiales se la he trasmitido, recomendándosela, al Director del Personal; tenemos gran escasez de ellos y es- pecialmente de Alféreces de Navio; diez han salido este se- mestre y seis saldrán para el próximo; éstos son todos los bu- ques armados, y los que aun quedan en el extranjero, con do- taciones al presente muy reducidas. A sus peticiones sobre

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devengos he contestado telegráficamente no había sido por parte de este Centro demora, y si alguna existe es por los De- partamentos al hacer efectivos los libramientos, sin preferen- cias por aquí de ningún género. Su comunicación sobre asig- nación, apoyada por mí, se encuentra en Ultramar con igual interés que el que V. demuestra, pues trabajo me costó lo de los giros de Filipinas, por estar á 50 por 100; pero á pesar del tiempo transcurrido, aun no está normalizado este servicio; usted sabe perfectamente que en este Departamento Central no hay fondos de ninguna clase ni servicio administrativo para esta atención; por consiguiente, precisa que Ultramar nos los anticipe para reintegrar con el presupuesto de la colonia, pues carecemos de Caja de Ultramar, como la tiene establecida el Ejército, tomando como bases las Cajas de los Regimientos é Institutos armados. No creo haber olvidado nada de lo que me expresan sus cartas, y deseándole felicidades, se repite, etc. —Segismundo Bermejo.

Cartagena 8 Febrero j8()8. Exento. Sr. D. Segismundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Llegó el Ingeniero del Creuzot, pero me ha dicho que los primeros cañones esta- rán listos en todo el mes de Junio, y como tengo la creencia de que nunca cumplen lo que dicen, siempre será después, y no me parece esta solución aceptable. ¿Habría otros que poderle poner? Si los hubiera, sería lo mejor, y si no, los Armstrong, aunque no sean tan buenos como sería de desear. La dinamo del Colón puede arreglarse aquí; pero como la avería está en el inducido, y no tiene de respeto, le mando que pida un indu- cido más. Y no ocurre nada más, por lo que le dejo repitién- dome etc.— Pascual Cervera.

El Ministro de Marina.— Particular. -J/¿zí/r/¿//^<?í5ré:r¿? 8 de i8g8. Exorno. Sr. D. Pascual Corv era. Mi querido Ge- neral y amigo: Hoy le he puesto un telegrama para que aliste lo más pronto posible el Oquendo, que debe desempeñar igual

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misión que el Vizcaya en el Seno Mejicano, por acuerdo del Consejo de Ministros, debido á la opinión del Gobernador Ge- neral de Cuba, trasmitida por un cable cifrado de Manterola. Este será el último desprendimiento ó mejor expresado, aleja- miento de buques de esa Escuadra, pues si otra cosa fuera, iría usted con el María Teresa y algún otro buque de los que se le vayan incorporando y están en el extranjero, debiendo por el momento contar con el Colón y el Alfonso X///, aunque éste esté sometido á pruebas, pues estimo estar rñejor representada su insignia. He dado orden para que la Escuela se trasborde á la Navarra y al 2.° Jefe V. lo embarcará adonde estime con- veniente, pues los buques que visitan los puertos de Cuba, lo hacen sin otra representación que la de sus Comandantes. La división de destroyers y torpederos se reunirán en Cádiz y bajo la custodia del Ciudad de Cádiz, armado, pasarán á Cuba, y á la llegada de los otros destroyers, aun en Inglaterra, se incor- porarán á la Escuadra. Del Colón tengo en ésta una Comi- sión italiana, pero nada decidiré hasta saber el resultado de la Junta que V. preside. Si algo razonable y equitativo propusie- se, á muy corto plazo daré á V. cuenta, habiéndole dicho ter- minantemente que no pueden admitirse los cañones 325 y 313. He recibido su reservado, y sobre la artillería de 14 centí- metros no estimo á tan alto grado su pesimismo, pues las se- guridades del Coronel Sánchez y las pruebas de fuego efec- tuadas con el Vizcaya, demostraron que se habían exagerado mucho los temores que sobre ella se tenían; además espero que los nuevos casquillos los disiparán por completo. De carbo- nes quedarán en Cartagena dos mil toneladas, más el carbón ayer pedido; y de lo demás que refiere V., procuraré ir reme- diándolo en todo lo que sea posible. Quisiera ser más exten- so, pero puede V. creer que no tengo un momento, con tanto problema que resolver, y con tantos elementos en el extran. jero, que deseo atraer á España. Creo que los americanos reunirán ó reforzarán su estación en Europa, aunque para mi modo de apreciar, sus tendencias serán á las Canarias. Hasta otro día etc. SEGISMUNDO Bermejo.

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Cartagena p Febrero i8g8. Exono. Sr. D. Segismimdo Bermejo. Mi querido General y amigo: Ayer he recibido sus cartas del 6 y 7 y el telegrama cifrado mandando prepararse el Oquendo para comisión. En cuanto recibí el telegrama mandé á uno de mis Ayudantes para activar las cosillas que tie- ne en el Arsenal, y al Ordenador de la Escuadra que compra- ra los víveres de que por haber existencia en plaza no he que- rido traer hasta última hora, no habiendo acudido para esto al Departamento por temor á la eterna tramitación que todo lo embaraza. Yo espero que al llegarlas instrucciones estará en condiciones de encender, si tal es la orden, y mañana por la mañana puede salir. Pero si se ha de separar, como parece desprenderse del telegrama mandando trasbordar la Escuela de Artilleros al Navarra, preciso será darle dinero, pues usted sabe el cortísimo suspenso que tienen estos buques; esperaré á recibir las instrucciones y procederé según lo que V. ordene, gestionando lo conveniente, ó telegrafiando á V. si mis gestio- nes fueren estériles. Mucho agradezco á V. que me tenga al corriente de la situación política, peligrosísima por demás, y que tanto nos hace cavilar á todos por la falta de medios para hacer frente á la guerra con los Estados Unidos. No es tiem- po de lamentaciones ciertamente, y por eso no digo nada de cuanto se me ocurre, como seguramente se le ocurre á V. Mucho agradezco á V. que le sea satisfactorio lo que le he di- cho del Vizcaya, y que escriba V. á la Habana para que pue- da conservarse bien organizado como va. Mi despedida no fué enteramente como los periódicos han puesto, aunque esta vez no han cambiado la esencia de las cuatro palabras que les dije. Las falucheras del ColÓ7t deben quedar hoy listas. Quedo impuesto de cuanto me dice V. sobre la artillería gruesa del Colón, y se cumplirá lo que V. dispone. De sentir y lamentar es que haya siempre esas intrigas para todo, y por esa razón que las haya ahora para la admisión de los cañones de 254 mi- límetros, porque si al fin los tomamos, parecerá que se cede á imposiciones de mal género, y si la cosa urge, lo que ustedes pueden apreciar más que yo, me parece que habrá necesidad

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de aquella verdad del barquero, que el pan duro, duro, duro, más vale duro que ninguno, y si no tenemos otros cañones, y los que de éstos se tomen pueden disparar siquiera^2 5 ó 30 ti- ros, tomarlos aunque sean caros y malos y sin perder tiempo para que el barco esté armado cuanto antes y puedan estar oportunamente listas sus municiones.— Se me olvidaba decir á usted que el Oquendo sólo tiene 700 y pico de toneladas de carbón, porque no hay más en plaza. Tuve un telegrama de Moret sobre el asunto de las asignaciones que suplico á usted no deje de la mano.— Con los víveres haremos lo que V. man- da en su carta del 7. Creo que no se me olvida nada de inte- rés. Que le vaya á V. bien, etc.— PASCUAL Cervera.

Cartagena 11 de Febrero de i8g8. Exento. Sr. D. Segis- mundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Poco después de haber puesto á V. ayer mis dos telegramas cifrados sobre la artillería de 14 cm. de estos buques, y la gruesa del Colón, recibí sus cartas del 8 y del 9, que voy á contestar, al par que le expondré las novedades desde ayer. El Oquendo está listo para salir, salvo las cosas que le faltan y sin las cuales saldrá; sólo espero para mandarlo encender, recibir la contestación de usted al telegrama que le puse anoche preguntando si se le dan las mismas autorizaciones que al Vizcaya, y la cantidad que se le entrega, porque el Vizcaya llevó seis mil libras y pagó Febrero, y seguramente no hay tantos fondos en el De- partamento para que pueda ir como el Vizcaya. En cuanto termine ésta voy á ir á tierra á ocuparme de este tan intere- sante asunto. Si hemos de contar con el Alfonso, aun cuando ande poco, preciso es que se le dote de Oficiales y demás que le he quitado por la penuria que tenemos en todo, con el fin de que sea útil en cuanto sea posible. La Escuela de Artilleros está en el Navarra. El 2.° Jefe está en el Colón. El telegra- ma que sobre la artillería gruesa de éste puse ayer á V. es reflejo de mi conferencia con Guillen: hoy se reunirá la Junta y en seguida comunicaré á V. el resultado de la sesión, pero

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no creo difiera en nada esencial de mi telegrama de ayer. Que los cañones números 325 y 313 son malos y deberían desechar- se en circunstancias ordinarias, no hay la menor duda, pero si realmente *la necesidad apremia, como no hay otros, no parece que haya más remedio que procurar que nos los cambien y si no tomarlos, malos y todo. Ayer, el Ingeniero del Creuzot, decía que los dos primeros cañones de 24 no estarían listos hasta fin de Junio, si §e construían tal y como están proyecta- dos, pero si se le pone un zuncho de muñones se tardaría más; después hay que probarlos en el polígono, transportarlos al puerto donde los haya de montar el buque y montarlos. ¿Cuán- do se terminará esta faena? No es aventurado asegurar que de ningún modo será antes de Septiembre, plazo que me parece más de desecho que los cañones que nos ofrecen. Guillen vio si se le podían montar cañones de á 20 cm. y lo encontró im- posible en las torres actuales, y por tanto no parece que quede otro remedio que someternos á la dura ley de la necesidad y procurar sacar el mejor partido posible, ya sea que más ade- lante nos los cambien por otros, ya sea que los paguemos me- nos, ya que sólo los alquilemos, y de no aceptar alguna solu- ción en este sentido, resignarnos á que el buque esté aún ocho ó diez meses, lo menos, sin armar. Mientras la artillería de 14 centímetros continúe con los actuales extractores, me parece prácticamente de desecho, quizá más aún que los cañones del Colón, y esto no es pesimismo, sino hacerme cargo de la triste realidad; pero aplico á ella el mismo razonamiento que á los del Colón, y puesto que no tenemos otra, preciso es servirnos de ésta, y con ella nos batiremos si llega el caso, que más vale que no llegue. Sí; se pueden cambiar desde luego los cañones de este buque números 20 y 28 que Guillen dice que están completamente inútiles, para tener de lo malo, lo menos malo; y sucesivamente, cuando regresen el Oquendo y Vizcaya, los que Guillen señala en esos buques que, según creo, son hasta cuatro, y no seis como ayer se decía en el telegrama. Con esto y los nuevos casquillos, si es que llegan á tiempo, quedaremos lo mejor posible por el momento, pero como son paliativos exi-

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gidos por las circunstancias del momento, deben desecharse, como hace tiempo desean todos los que se ocupan de tan vital asunto, y tomando la lección de lo que nos pasa, no exponer- nos á otra. Esto lo sabe V. mejor que yo, porque se ha ocupa- do de esto más y antes que yo. Tengo siempre muy presen- te lo que es la prensa de este país, y así habrá V. observado como eludo, en mis telegramas, usar ciertas frases que alar- men, ni nada que pueda excitar las pasiones; en estas cartas íntimas, así como en lo reservado, ya es otra cosa, y creo que le debo mi opinión desnuda, sin ambajes ni rodeos.— Que Dios nos saque en bien de tanto enredo y sabe V., etc. Pascual Cervera.

Cartagena 12 de Febrero de i8g8, Excmo. Sr. D. Segis- mundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Listo el Oquen- do, saldrá después de medio día para que pueda cambiar los billetes grandes que se le han dado, por otros pequeños y pla- ta.— Lleva algún más dinero de las diez mil pesetas que decía el telegrama de V., no sólo porque materialmente no tendría bastante, sino por evitar el contraste de la comparación con el Vizcaya que llevó ciento cincuenta mil pesetas en oro. Lleva algunas faltas de reemplazo, y le autorizo para que compre lo más necesario en Canarias, si lo encuentra. Es del todo inad- misible la penuria que tiene este Arsenal. Deseoso estoy de que tanto éste como el Vizcaya rindan su viaje y estén incor- porados, ya al puerto de la Habana, ya en España, pero sin estar así sueltos en la boca del lobo. Como no ceso de pen- sar en la posible guerra con los Estados Unidos, creo que se- ría muy conveniente que se me dieran los informes posibles de lo siguiente: i.° Cómo están distribuidos los buques de los Es- tados Unidos y movimientos que hagan. i."" Dónde tienen sus puertos de aprovisionamiento. 3.*^ Las cartas, pianos y derro- teros de lo que pueda ser teatro de operaciones. 4.® Qué ob- jetivo han de tener las operaciones de esta Escuadra, ya sea la defensa de la Península y Baleares, ya la de Canarias ó la

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de Cuba, ó por fin el caso improbable de que fueran las costas de los Estados Unidos, cosa que no podría ser á menos de te- ner algún aliado poderoso.— 5.° Planes que el Gobierno tenga, en cada caso, para la campaña. Puntos dónde la Escuadra puede encontrar recursos y cuáles sean, porque es extraño que aquí, por ejemplo, no haya encontrado beta de cuatro pulga- das ni tubos de nivel para calderas, ni otras cosas tan senci- llas como éstas. También creo conveniente saber para cuán- do se cuenta con el Pelayo, Carlos V, Vitoria y Numancia y si éstos han de incorporarse á la Escuadra ó formar cuerpo in- dependiente de ella y cuál sea la combinación suya con nos- otros.- -Con el conocimiento de estas cosas podría yo ir estu- diando lo que convenga hacer, y llegado el día* crítico, se em- prendería sin vacilaciones la conducta que nos convenga se- guir, tanto más necesario para nosotros, cuanto que su Marina es tres ó cuatro veces más fuerte que la nuestra, y cuentan con la alianza de la insurrección de Cuba, lo que les pondrá en po- sesión de sus magníficos puertos, excepción de la Habana y tal vez de algún otro. Lo mejor de todo es evitar la guerra de cualquier modo, pero también es necesario que termine la si- tuación actual, porque esta tensión nerviosa no puede sopor- tarse mucho tiempo. Ya á estas horas tendrá V. el telegrama que le puse sobre la artillería gruesa del Colón, y nada tengo que añadir al acta que va por este mismo correo. Hoy me ocuparé, con Guillen, de la artillería de 14 cm. de estos buques en la que no son seis, como dije en mi telegrama, como me dijo Guillen, ni cuatro, como decía ayer en mi carta, sino cinco los que hay inútiles, y de ellos, dos en este buque, los cuales po- drían, desde luego, cambiarse por otros de los del Princesa. He hablado con Guillen de las frecuentes averías de los mon- tajes de los Nordenfelt de 57 mm., y me parece que el remedio sería quizá reemplazar los montajes por los que haya del siste- ma antiguo, toda vez que lo permiten las condiciones de resis- tencia de las cubiertas de estos buques. Y sin molestarlo más por hoy, etc. Pascual Cervera.

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Reservado.— El Ministro de Marina.— Particular.— il/¿í-

drid, Febrero 75 de 18^8. Exciiio. Sr. D. Pascual Cervera. Mi querido General y amigo: Paso á contestar sus estimadas cartas, que expresan con la sinceridad y buen deseo que yo agradezco, sus opiniones. Anoche se celebró Consejo de Mi- nistros, ocupándose del grave asunto Dupuy de Lome, acepta- da su dimisión que se extenderá sin la fórmula de «satisfecho del celo etc.» y con una ligera explicación quedará resuelto fa- vorablemente este enojoso incidente. Colón. —He recibido el acta de la Junta en que se expresa para el pronto artillado del Colón, el montar cañones de 252 mm. A. No se pueden admitir los propuestos números 325 y 313; de hacerlo, aunque con el carácter de provisional, sería promover un incidente ruidoso, pues el expediente sobre este punto es terminante, y llevado á las Cortes por excitación de la Prensa, nos colocaría en situa- ción muy desfavorable. Creo que bien pronto estará resuelto por la entrega de dos nuevos cañones que propondrá la casa Ansal- do, única con quien se debe uno entender, y esto se conseguirá á fuerza de tacto y de energía, combinación necesaria para que nos satisfaga cual corresponde á nuestro contrato. En mi en- trevista con el Embajador de Italia, en que me expresó las di- ficultades con que se encontraría el Gobierno italiano en las Cámaras si desechábamos los cañones del sistema que ellos habían aceptado, le contesté diciéndole: «No tengo inconve- niente en probarle á V. con datos técnicos no son admisibles las piezas que se nos quieren dar, pero bien puede la Marina italiana, por medio de la casa Ansaldo, el presentar otras dos» que probadas según nuestro programa, serían admitidas si los resultados satisficiesen.» Ahora bien; por varios conductos que este asunto está próximo á resolverse como todos desea- mos.—Artillería de 14 cm. Comprendo el defecto de los ex- tractores y la influencia que sobre el fuego rápido tiene. Este defecto no se puede subsanar por el momento. Usted mandó hacer unos de mano, medida que fué aprobada: los dos caño- nes del María Teresa se cambiarán, y sobre los casquillos nue- vos, Faura ha salido para Inglaterra, á quien he recomendado

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con gran interés este asunto. Los juegos de cartas pedidos están de camino. Los torpedos Bustamante, concedidos en el número que es posible, pues tengo que tener presente Filipi- nas y la Isla Cabrera. Sobre la Escuadra deseo sacarla del Departamento, pero es difícil por el momento hasta ver qué se resuelve sobre el Colón, pues me parece, que con menos de tres buques no debe ostentarse una insignia de Contraalmiran- te. A ella se agregará el Carlos V y el Pelayo, y el día que esto acontezca, su fuerza se ha multiplicado todo lo que está á nuestro alcance. Pasando sobre sus consideraciones de la guerra con los Estados Unidos, expresaré á V. mi pensamien- to.— En la Península y en las proximidades de Cádiz quedará una división compuesta de la Numancia, Vitoria, el Alfon- so XIII ó el Lepanto, los tres destroyers Audaz, Osado y Proserpina y tres torpederos. En Cuba, Carlos V, Pelayo, Colón, Vizcaya, Oquendo, María Teresa, tres destroyers y tres torpederos, que unidos á los ocho buques principales del Apos- tadero, tomarán la posición de cubrir las comunicaciones entre el Seno Mejicano y el Atlántico, procurando destruir á Cayo Hueso, donde tiene hoy principalmente su depósito de víve- res, municiones y carbón la Escuadra de los Estados Unidos. Si esto consiguiese y la estación fuera favorable, podría el blo- queo extenderse sobre sus costas del Atlántico, para cortar sus comunicaciones y comercio con Europa; todo esto salvo las contingencias que puedan resultar de encontrar V. comba- tes en que se decidirá quién puede quedar dueño del mar. A su formulario sobre este particular, V. conoce los antece- dentes que existen en el E. M. de este Ministerio, que puse á su disposición, incluso el ataque de Cayo Hueso, é iré dando á usted relación de dónde se encuentran los buques americanos y demás datos que me pide. También pongo en su conocimien- to que 1 2 ó 1 5 vapores se armarán como auxiliares de nues- tra Escuadra, independiente del corso, y con la mayor reserva le diré que si encontrase algún buque de verdadera represen- tación, crucero ó acorazado, se comprará si se encontrase listo para todo el raes de xVbril. - Mi vida es imposible, pues sobre

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todo lo que pesa en estas circunstancias sobre mí, se han uni- do las elecciones y los pretendientes á Diputados. Creo, mi General, que todas las energías y todo el buen deseo de los que vestimos el uniforme son pocos en previsión de los suce- sos que puedan ocurrir. —Es siempre suyo, etc. SEGISMUNDO Bermejo.

Cartagena i6 de Febrero de i8c)8. Exorno. Sr, D. Segis- mundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Recibo su grata de ayer, que me apresuro á contestar, dejándola abierta hasta mañana, por si hay algo nuevo de aquí á entonces. —Al grave asunto Dupuy de Lome, se une la noticia de la voladura del Mame, que me acaban de decir, y no ceso un momento de acordarme del Vizcaya, que hoy debe haber llegado á New- York. Dios haga que no cometan con él un atentado. Mucho me alegraré de que el asunto de la artillería áeXColón se arregle en buenas condiciones; la carta que le envié de Perrone hijo, quizás haya contribuido á ello. Como Guillen va á esa, nada diré á V. de la artillería de 14 cm. Mucho me alegraré de que se cambien los dos que se señalan de este buque. Yo no cuándo podrán incorporarse el Pelayo y Car/os V, pero sospe- cho que no llegarán á tiempo: del primero nada en absolu- to, pero del segundo tengo algunas noticias, por cierto no muy satisfactorias en cuanto al tiempo que tardará en estar listo. Me parece que padece V. algún error al sumar las fuerzas de que disponemos en el desgraciado caso de una guerra con los Estados Unidos. En la división de Cádiz creo que faltará la Numajicia. Con el Lepanto me parece qwe no se puede con- tar. Del Carlos V y Pelayo ya hablo antes. El Colón aun no está artillado, y si viene la guerra lo sorprenderá sin su arti- llería gruesa. Los ocho buques principales del Apostadero de la Habana, á que V. alude, son buques sin valor miUtar ningu- no y además muy cansados; de suerte que pocos servicios pue- den prestar. Esto no lo digo con el menor espíritu de contra- dicción, sino solamente para no hacerme ilusiones que tan ca-

—se- ras suelen costar. —Y puesto en la realidad, bien triste por cierto, se ve que nuestra fuerza naval, comparada con la de los Estados Unidos, está próximamente como i : 3, lo que me hace parecer un sueño que raya en el delirio, pensar, con esta fuerza, extenuados por tan larga guerra como hemos sosteni- do, en establecer el bloqueo de ningún puerto de los Estados Unidos. Una campaña contra ellos será hoy día defensiva ó desastrosa, á menos de contar con alianzas, en cuyo caso po- drían volverse las tornas. En asunto de ofensiva no podría- m.os hacer otra cosa que algunas razzias con los barcos rápidos para hacerles el posible daño.— Miedo da pensar en las resul- tas de un combate naval, aun cuando nos fuera ventajoso, porque ¿cómo y dónde remediaríamos nuestras averías? Yo, sin embargo, no rehusaré hacer lo que se juzgue preciso, pero me parece conveniente analizar la situación, tal cual ella es, sin hacerme ilusiones que puedan acarrear desengaños funestos. Dejo este penoso tema, y suspendo ésta hasta mañana. Hoy 17: Nada ha ocurrido de ayer hasta esta mañana, y no le molesto más. La voladura del Maine parece ocurrida en cir- cunstancias tales, que no dejan duda de ser debida al mismo buque; esto, sin embargo, tengo temores de que sea una nue- va complicación y que cree al Vizcaya una situación penosa. Dios no lo quiera.— Que le vaya á V. bien, etc. ^ PASCUAL Cervera.

El Ministro de Marina. Particular. Madrid, Febre- ro 2j de i8g8. Excmo. Sr. D. Pascual Cervera. Mi querido General y amigo: Dispénseme si no he contestado á V. antes á sus cartas, exponiéndole que á pesar de la catástrofe del Mai- ne, hasta el presente y á pesar de las notas pesimistas de al- gunos periódicos, nuestras relaciones con los Estados Unidos en nada han variado. Eulate, á quien fué preciso dar nuevas instrucciones para que disminuyese prudencialmente su per- manencia en New York y extremase toda clase de precaucio- nes, especialmente al tomar combustible, se ha conducido con

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un tacto exquisito, rehusando toda clase de fiestas, envolvién- dose en la fórmula de considerarse de duelo; pero, como siem- pre, existen para motivos de disgustos: Sobral, á quien he telegrafiado para que se venga inmediatamente, en sus inter- views con los reporters de los diarios americanos, hace apre- ciaciones desfavorables de la organización y disciplina de la Marina de los Estados Unidos, y empiezan las reclamaciones. ¡Cuánto afán, amigo Cervera, de exhibirse y hablar! Nunca se ve aquí que los agregados militares y navales residentes en Madrid, celebren esas conferencias con los periodistas, dando su opinión. Supóngase V. la que se armaría en este país si el de los Estados Unidos dijese que nuestra Marina no tenía or- ganización ni disciplina, ú otras cosas de esta índole. Pasan- do á esa Escuadra, se ha dado orden á Cádiz para la remisión de los tres cañones de 14 cm., y de los casquillos, según me comunican de Londres en breve se remitirá á Cádiz el primer lote. De los dos del Colón se ha comunicado á Ansaldo que no son admisibles los números 325 y 313, y que en muy breve plazo presente otros dos para someterlos á prueba, y como me consta que la Marina italiana está bien dispuesta en nuestro favor, espero una solución favorable. De todos modos, sabe us- ted que no soy partidario de cañones de ese calibre en que es- timo hay más de ilusorio que de real; además, pienso si esto no afectará á la estabilidad del Colón: para mi modo de pen- sar, la solución que hubiera deseado era la de los cañones de 20 cm., creyendo que la fuerza militar se desarrolla por los ca- libres medios por la multiplicidad del fuego: cañones mons- truos y torpedos son armas terribles, pero solamente en oca- siones determinadas. Recibirá V. los torpedos que me pidió en menor número, pues tengo presente la Isla Cabrera y Fili- pinas.—De sus preguntas de V. sobre el estudio de la guerra con los Estados Unidos, le he mandado la situación de los bu- ques armados y de estación de víveres, carbón, etc. Sólo tie- nen especial Cayo Hueso; los demás están en San Luis (Atlán- tico), y en sus Arsenales del Océano y del Seno Mejicano; sus buques están calculados por su calado para las barras que se

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extienden, como la de Nueva-Orleans, á gran distancia de las poblaciones. Mi situación, V. debe comprenderla; me multi- plico cuanto puedo para atraer á España los elementos de fuer- za que están en el extranjero: busco medios de desenvolver también nuestras fuerzas, buscando como primer término la velocidad, y como le he manifestado, aunque me juzgo algo optimista, es fijar dos centros de resistencia, uno en Cuba, otro en la Península; y si podemos contar hasta fines de Abril, pue- de ser que varíe nuestra posición. Nuestra actitud debe ser re- servada, y hasta donde sea posible, evitar todo conflicto con los Estados Unidos, pero considere lo impresionable de nues- tro país y el mal que nos causa una prensa imposible de do- minar.— Deseo también dar una situación a esos buques, pero el Teresa espera por los cañones de 14 cm. y el Colón por la solución de su artillería de 25 cm. Y\ Alfonso XIII, que aun- que no sea permanente el estar á sus órdenes, por ahora es preciso aceptarlo, pendientes sus pruebas. Si considera que el Colón está listo para hacer ejercicio al blanco, dígamelo y sal- drá para Santa Pola. Termino este precioso cuadro, con te- ner que buscar recursos para tener armados esos buques, en este país que tiene que mandar á Cuba mensualmente 16 mi- llones de pesos. Consérvese bueno, etc. —Segismundo Ber- mejo.— También me ocupo de víveres, carbón y artillería de reserva.

Reservado. Exc?no. é Iltmo. Sr. El Excmo. Sr. Jefe de E. M. General de] Ministerio, con oficio reservado de 19 del corriente, me remitió dos Memorias y dos Estados referentes á estudios llevados a cabo en la previsión de una guerra con los Estados Unidos. El examen detenido de estos documentos, seguido de medi- tación profunda, me han sugerido las siguientes reflexiones que someto respetuosa- mente á la elevada autoridad de V. E. I. Si comparamos la Marina de los Estados Unidos con la nuestra, contando sólo los buques modernos en estado de prestar ser- vicio, tomando los datos en cuanto se refiere á los americanos, de lo publicado en la Revista General de Marina, en su número de Diciembre, y en lo nuestro, del Es- tado General de la Armada, resulta que los Estados Unidos tienen los acorazados lowa, Indiana, Masachvsscts, Oregon y Texas, los cruceros acoraz^áo% Brook /y n y AWf'-17)r/í', los cruceros protegidos Atlanta, Minncanopn]is,BaItiwore, Charles-

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ton, Chicago, Cincinnaty, Columhia, Newark, San Francisco, Olimpia, Phila- dclphia y Raleigh y cruceros rápidos sin protección Detroit, Marhlehead y Montgo- mery, á la cual opondríamos nosotros, siguiendo su misma clasificación, los acora- zados Pelayo, Infanta María Teresa, Vizcaya y Oquendo , crucero acorazado Colón y cruceros protegidos Carlos V, Alfonso XIII ^ Lepanto, sin ningún cru- cero rápido sin protección, y esto suponiendo que estuvieran disponibles el Pelayo, qS. Carlos V y e\ Lepanto y dando el valor que se desea si Alfonso XIII. No cuento los demás buques, por su corto valor militar, inferior seguramente al que tie- nen los nueve cañoneros de i.ooo á 1.600 toneladas; seis monitores que aun tienen en servicio, el Ariete Katadin, el Vesuvius y los cazatorpederos y torpederos que dejo de contar en la Marina de los Estados Unidos. Creo que en esta forma está hecha la comparación de un modo juicioso. Comparando los desplazamientos, te- nemos para los acorazados 41.589 toneladas en los Estados Unidos, contra 30.917 nosotros; páralos cruceros acorazados 17.471 toneladas ellos, contra 6.840 nosotros; en los cruceros protegidos 51.098 toneladas ellos, contra 18.887 nosotros, y en cru- ceros rápidos no protegidos 6.287 ellos y nada nosotros, ó sea en total de Míirina útil para toda clase de operaciones 116.445 toneladas ellos, contra 56.644 toneladas nosotros, ó sea poco menos de la mitad.— En velocidad son nuestros acorazados su- periores á los suyos, pero no á sus cruceros acorazados; y en los demás tipos somos inferiores en andar. Comparando la artillería que montan, admitiendo que se pue- dan disparar cada diez minutos el número de tiros consignado en el respectivo esta- do, y que sólo disparen la mitad de las piezas de calibre inferior á 20 centímetros, y suponiendo que la eficacia de cada tiro de los calibres de 32, 30, 28, 25, 20, 16, 15, 14, 12, 10, 7 '5, 57, 4' 2 y 3 '7 esté representada respectivamente por los núme- ros 328, 270, 220, 156, 80, 41, 33, 27, 17, 10, 4, 2, I, que son las centenas de los cubos de los números que representan sus calibres, expresados en centímetros, tendremos que la fuerza de artillería de los acorazados americanos estará represen- tada por 43.822, y la de los nuestros, por 29.449; la fuerza de los cruceros acora- zados de los Estados Unidos se representará por 13.550, y la de nuestro Colón por 6.573; los cruceros protegidos de los Estados Unidos estarán representados por 62.725, y los nuestros, por 14.600; los cruceros, sin protección, de los Estados Unidos, tendrán su fuerza de artillería representada por 12.300. En resumen; según estos datos, la fuerza ofensiva de la artillería de los buques de los Estados Unidos estará representada por 132.397, y la de los nuestros, por 50.622, ó sea algo menos de los'2/g de la adversaria. Para llegar á esta conclusión desconsoladora, ya he expresado que ha sido necesario la buena voluntad de contar con el Pelayo y Car- los V, que probablemente no estarían á tiempo; con el Lepanto, que seguramente no lo estará, y con el Alfonso XIII, cuyo andar lo hace de una utilidad muy problemá- tica.— Ahora bien; para emprender cualquier operación seria en una guerra ma- rítima, lo primero que se necesita es asegurar el dominio del mar, batiendo las Escuadras enemigas, ó reducirlas á la impotencia, bloqueándolas en sus puertos mi- litares. ¿Podemos hacer esto con la de los Estados Unidos? Me parece evidente que no. Y. aun cuando Dios nos diera una gran victoria, contra lo que 'razonable-

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mente se debe esperar, ¿dónde y cómo rcmediariamos nosotros las averías sufridas? Es indudable que el puerto seria la Habana, pero ¿con qué recursos? Yo desconozco los que pueda haber alli, pero á juzgar por lo que ocurre en este Departamento, don- de uo hay nada absolutamente de cuanto nos pudiera ser necesario, es de creer que lo mismo ocurriría en todas partes, y que la consecuencia inmediata del primer gran combate naval sería la inacción de la mayor parte de la Escuadra para todo el resto de la campaña, fuere el que fuere el resultado de ese gran combate; y mien- tras tanto, el enemigo se repondría de sus pérdidas dentro de sus hermosos ríos y auxiliados por su poderosa industria y enormes recursos. Esta falta de industria y de repuestos, alejan la posibilidad de sostener una campaña ofensiva, que ha sido el objeto del estudio de las dos Memorias que se ha servido enviarme el Excelentísimo señor Jefe de E. M. Esas dos Memorias constituyen, á mi juicio, un estudio muy bien hecho de las operaciones que examina, pero les falta la base principal, (juc es el dominio del mar, primera necesidad para emprenderlas. Por eso no me parecen aplicables, á menos que no contáramos con alianzas que equilibraran siquiera nues- tras fuerzas navales con las de los Estados Unidos, para intentar, con un golpe deci- sivo, obtener dicho dominio. Si éste queda á merced de nuestros adversarios, in- mediatamente serán dueños de los puertos que deseen de la Isla de Cuba, que no es- tén fortificados, contando, como cuentan, con la insurrección, y en ellos se a¡)oyarán para sus operaciones contra nosotros. El trasporte de tropas á Cuba, se haría difi- cilísimo por lo aventurado del éxito, y la insurrección, sin el freno de nuestro Ejér- cito, que de día en día se iría aflojando, y con la ayuda de los americanos, crecería rápidamente, aumentando lo fatídico de su aspecto. Tristes son estas reflexiones, pero creo en un deber ineludible sobreponerme á toda consideración personal y exponer lealmente á mi Patria los recursos con que creo que cuenta, para que sin ilusiones se pese el pro y el contra, y después, por medio del Gobierno de S. M., que es su órgano legítimo, pronuncie su fallo, en la seguridad de que sus decretos encontrarán en todos nosotros enérgicos, fieles y decididos ejecutores, porque sólo tenemos un lema: i El cicmplifniento del deber. y> Dios guarde á V. E. I. muchos años.— Cartagena 25 de Febrero de 1898. Excmo. é Iltmo. Sr. Pascual Cer- VERA. Excmo. Sr. Ministro de Marina,

Cartagena 2^ de Febrero de 18 g8. Excmo. Sr. D. Segis- mundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Recibo su fa- vorecida del 23, y voy á responder á lo que en ella me pregun- ta é indica. Mucho me alegro de que nuestras relaciones con los Estados Unidos no hayan variado, porque creo que el rom- pimiento con ellos acarrearía una gran catástrofe para la po- bre España, que ya no puede más y no está preparada para tan rudo choque, que seguramente le sería funesto. Las Me-

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morías y estados que de oficio me remitió el E. M. General del Ministerio, me han sugerido reflexiones que mañana ó pasado enviaré también de oficio, como recibí los documentos que las motivan; porque conviene no hacerse ilusiones sobre nuestra situación, aun cuando estemos dispuestos y resignados á so- portar todas las pruebas que Dios se sirva enviarnos; que una cosa es tener energía y virilidad para afrontar lo que pueda venir, y otra hacerse ilusiones sobre los resultados que se pue- den esperar. La conducta de Enlate me ha gustado, y le he escrito á la Habana felicitándole. Un fastidio es lo de Sobral, y me cuesta trabajo creer en tanta indiscreción; más bien creo que serán nuestros numerosos y arteros enemigos los que in- ventarán todo eso.— wSegún carta que se ha recibido de Cádiz, los cañones de 14 cm. necesitan una pequeña operación para instalarse en los montajes de este buque, y quizás fuese más fácil eso en Cádiz.— Muy interesante es que lleguen y se car- guen los casquillos nuevos de 14 cm. para reemplazar los que tenemos. Mucho me alegraré de ver pronto listo al Colón y creo que tiene V. razón en que el buque valdría más con cua- tro cañones de 20 que con dos de 25, que son equivalentes en peso, pero que como ya está hecho con los de 25, así ha de mo- rir.— Recibí la R. O. sobre los torpedos, pero éstos aun no han llegado. Comprendo cuánto está V. trabajando y las amargu- ras que pasa, como las pasamos todos cuantos tenemos amor á nuestra Patria, y creo que realmente está V. optimista en todo cuanto se refiere á un rompimiento con los Estados Unidos, porque cree V. que si podemos contar hasta fines de Abril, va- riaría nuestra posición relativa, y me parece que se hace usted ilusiones, porque según noticias que yo tengo, para esa época no estarán listos el Pelayo ni el Carlos V, y al paso que vamos, es dudoro que lo esté el Colón. El Lepanto no lo estará y el Alfonso XIII ^Qxk loque actualmente es. \.2i Vitoria podrá estar lista para prestar servicio, pero la Numancia no. El Co- lón puede salir á tirar al blanco en cuanto se desee. Y sin más molestarlo, etc. PASCUAL Cervera.

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Cartagena 26 de Febrero de 18 gS, Exorno. Sr. D. Segis- 7nundo Bermejo.- -WS. querido General y amigo: Cuando recibí ayer su carta en la que entre otras cosas me preguntaba si el Colón podría salir á hacer ejercicios de tiro al blanco, al par que le contesté que el buque estaba listo, me ocupé de ver que se recargaran los casquillos que empleara, y resulta que no hay horno en que puedan recibir el recocido que necesitan ni aparato para recalibrar los casquillos, volviéndolos á las di- mensiones que pierden por la dilatación, de suerte que resul- tan inútiles las cargas de respeto que trajo, que son 72 por pieza. Para evitar esto, se ofrecen dos caminos: uno lento, que es traer los aparatos que hacen falta y construir el horno para recargar los casquillos; y el otro rápido, que es comprar cas- quillos para las cargas existentes, lo que puede hacerse de se- guida, porque la fábrica tiene existencias que nos cedería, pues se lo ha preguntado Moreu, y le contestó que tenía y los pre- cios, pero éstos llegaron ininteligibles. Por esta razón he tele- grafiado á V. proponiéndole la adquisición de los casquillos, que son 720 de á 15 y 432 de á 12.— Hoy va el oficio que le anuncié ayer: tristes y desconsoladoras son sus conclusiones; ¿pero estamos en el caso de hacernos ilusiones? ¿No debemos lealmente á nuestra Patria, no sólo nuestra vida, si es necesa- ria, sino la exposición de lo que creemos? Yo estoy hace tiem- po inquieto por todo esto: me pregunto si me es lícito callar- me y hacerme solidario de aventuras que causarán, si ocurren, la total ruina de España, y todo por defender una isla que fué nuestra y ya no nos pertenece, porque aun cuando no la per- diésemos de derecho con la guerra la tenemos perdida de hecho, y con ella toda nuestra riqueza y una enorme cifra de hombres jóvenes, víctimas del clima y de las balas, defendien- do un ideal que ya sólo es romántico. Y creo niíis: creo que esta opinión mía debe conocerla la Reina y todo el Consejo de IMinistros. Y sin molestarlo más, etc.— Pascual Cervera.

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El Ministro de Marina.— Particular.- -J/¿2;^;'/¿/, Febre- ro 28 de 1 8 () 8. —Ex ano, Sr. D. Pascual Cervera. Mi querido General y amigo: Recibido su Reservado y carta que trata también del mismo asunto, espero que se disipe un poco la pe- nosa impresión que me ha causado su lectura para contestarle sobre sus apreciaciones. Sobre casquillos del Colón, busco recursos de que carezco para dar solución á lo que me propo- ne.— Es suyo, etc. SEGISMUNDO Bermejo.

Cartagena j Marzo de 18 g8. Excmo. Sr. D. Segismundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Ayer he recibido su carta del 2 8, y siento muchísimo la penosa impresión que le han causado mis reflexiones; pero no me extraña, porque son bien dolorosas y todavía quizás por debajo de la realidad, pues así se deduce de todo cuanto se toca. En su misma carta de V. se ve la prueba, pues la dificultad para adquirir casquillos para el Colón, es la falta de recursos, en vísperas tal vez de em- prender la guerra contra la nación más rica del mundo. Se trata de recargar los usados; se pide así respecto de unos cuan- tos de 14 cm. que se averigua hay vacíos en este Departamen- to, y contesta que aquí no se pueden recargar. Y no quiero extremar más esto, porque no conduce á nada práctico; pero cuanto detalle se toca, pone de manifiesto tan pronto nuestra falta de recursos, tan pronto nuestros defectos de organización; pero, en resumen, nuestra falta de preparación para todo.— Yo he creído llenar un deber, diciendo sin ambajes ni rodeos, á quien debo decirlo, que es á V. y al Gobierno todo, por su conducto de V., cuál es mi opinión, y después venga la voz ejecutiva que será puesta en práctica con energía y decisión, y con resignación á lo que pueda venir. Que le vaya á usted bien, etc. PASCUAL Cervera.

El Ministro de Marina.— Particular y reservado.- J/^- drid, Alarzo 4¡g8. Excmo. Sr. D. Pascual Cervera. Mi que- rido General y amigo: Expresé á V. que cuando se calmase un poco la penosa impresión que me había causado la lectura de su Reservado y carta, le contestaría, lo que hago hoy por es- tas líneas, empezando por abrazar el estudio comparativo de las fuerzas de los Estados Unidos con las nuestras, que toma das en absoluto, como V. lo hace, omitiendo algunos de nues- tros buques en la Habana disponibles para combatir con los Estados Unidos, ponen en evidencia la diferencia de tonelaje, no tan excesiva como se desprende de sus líneas. El asunto, en nv concepto debe estudiarse bajo la distribución que actual- mente tienen las fuerzas de los Estados Unidos, teniendo pre- sente que les interesa el sostener las del Pacífico que protegen á San Francisco de California y el Arsenal de San Diego, así como sus valiosas líneas trasatlánticas que, pai^iendo del pri- mer punto, finalizan sus viajes en la Australia y China, prote- giendo á su vez las Islas Hawai que procuran anexionarse los Estados Unidos, con cuyo objeto mantienen fuerzas navales en ellas. Su buen criterio comprenderá que el viaje penoso y lar- go que estas fuerzas, entre las cuales se destaca el Oregon, tendrían que hacer para incorporarse á las del Atlántico, de- jando descubiertos estos servicios, no puede efectuarse sin que de ello se tenga conocimiento, del que hasta ahora se carece por completo; por consiguiente, debo referirme á la nota que es adjunta, y aunque ella demuestra deficiencias que el Gobier- no procura á toda costa compensar adquiriendo elementos, aunque sólo sea contando con la velocidad, no es en tan alto grado como se expone en relación con la Escuadra de los Es- tados Unidos del Atlántico. Indudable que para reconcentrar por nuestra parte este núcleo de fuerzas, necesitamos algún tiempo que estimo ser todo el mes de Abril. El Gobierno de Su Majestad conoce, desde que me hice cargo de este Departa- mento, la situación en que se encontraba nuestro gran núcleo de fuerzas navales, reformándose ó carenándose en el extran- jero, y atemperándose á esta exposición, ha procurado y pro-

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cura, por todos los medios posibles, en relación también con los intereses generales del país, el seguir en sus relaciones con los Estados Unidos una política de perfecta amistad, á pesar de haberse dibujado algunas veces puntos de no fácil solución; pero su buen criterio comprenderá y con ello deseo desvane- cer algunas apreciaciones que me hace sobre la Isla de Cuba, que aun ondea en ella nuestro pabellón y el Gobierno, inter- pretando los sentimientos patrios, aun á costa de tantos sacrifi- cios, desea que no se desmembre aquella posesión española de nuestro territorio, procurando por todos los medios posibles, ya políticos, ya internacionales, ya militares, el dar una solu- ción satisfactoria al problema de Cuba: ésta es la opinión do- minante del país, y á ella se atemperan todos sus actos. Ya le dejé dicho que el Gobierno conoce nuestra situación, razón por la que procura allegar todos los recursos posibles al puer- to de la Habana, fortificando ésta para que pueda ser base de nuestras fuerzas navales, dotándole de un dique que ya funcio- na y en el que podrán nuestros buques reparar sus desperfec- tos, pues estimo que lo que pueden llamarse averías, produci- das por la acción de un combate, éstas no se remedian ni por nosotros ni por nuestros enemigos en el breve período que se desarrollan las campañas militares internacionales, dados los intereses materiales que afectan. Los otros puertos de la Isla, tales como Cienfuegos, Cuba, etc., están dispuestos para ce- rrarse con torpedos. Nada suma V. en sus cálculos la influen- cia que pueden tener dotaciones homogéneas, instruidas y dis- ciplinadas, ante las mercenarias de los Estados Unidos, y su ilustración podrá sacar hechos históricos, evocando tristes re- cuerdos para nosotros, confirmando lo que le digo. Termino, no dudando un momento en que V. y todos nosotros cumplire- mos con el sagrado deber que nos impone la Patria, contes- tando á sus apreciaciones con las mías, deseando, como el que más, la Paz. De V., como siempre, etc. Segismundo Ber- mejo.

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ESCUADRA DEL ATLÁNTICO DEL NORTE

Combinación posible-

NeW' York . .

8.200

ton.^ Vizcaya

7.000

ton.«

Indiana ....

10.288

» Pelayo

9 900

»

Massachuset.

10.288

» Carlos V.

9.250

»

Texas

6.315

» Marta Teresa.. .

7.000

»

Brooklyn . . .

9.271

» Oquendo

7.000

»

lowa

1 1. 410

» Colón

6.800

»

Montgomery

2.000

Alfonso XIII...

4.826

>

Marblehead .

2.000

» M. Ensenada. . .

1.064

»

Detroit

2.094

Alfonso XII...

3.900

»

Nashmlle . .

1.07 I

» Ve?iadito

1. 189

»

M. Terror . .

3.600

»

Town

Aviso.

Reina Mercedes.

3.900

»

Infanta Isabel. .

1. 189

»

Toneladas .

66.537

62.818

5 torpederos:

término

me- 3 destroyers) Término medio di

dio de andar, 21 millas. 3 torpederos^ andar, 25 millas.

El Ministro de Marina.— Particular.— ^.r<;/;/¿?. Sr.D.Pas- ciuil Cervera. Mi querido General y amigo: Acabo de recibir telegrama de Ansaldo, en que me dice: «Ayer repetimos nues- tro encargo á los Sres. Armstrong de Elswich; telegrafían mandarán repuesto de los cañones por carta que le comunica- remos. La casa constructora pone gran empeño, pero sólo pue- de proveer casquillos en Agosto: hacemos nuevo encargo cer- ca de la Marina italiana.» G. Ansaldo. Sin más, queda de usted, etc. Segismundo Bermejo. Marzo ^ delgS.

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Reservado. Cartagena 7 Marzo 18 gS. Excmo. Sr. D. Se- gisimtndo Bermejo. ^Mi querido General y amigo: Ayer tar- de recibí su carta reservada del 4, á la que voy á contestar, pero antes me ha de permitir V. echar una ojeada general so- bre nuestra situación, tal como yo la veo. Que los propósitos de los Estados Unidos son llevarnos á la guerra, parece fuera de toda duda, y por eso urge cada día más estudiar las venta- jas ó inconvenientes que de ella podemos esperar. Inspirado en estas ideas, creí un deber de elevado patriotismo responder á la coniunicación oficial en que se me participaba la distribu- ción de los buques americanos y el estado de algunos puntos de sus costas, como lo hice por mi Reservado de 25 de Febrero próximo pasado. Hoy, con la mayor libertad que permite la forma confidencial, voy á ampliar mis ideas, al par que con- testo su carta. El examen de nuestras fuerzas, basado en lo que sabía y en recientes observaciones y noticias, no sólo me confirman en lo que dije, sino que aun lo ponen en peor térmi- no. He visitado la Vitoria, con la que contaba en mi Reservado, y de la visita he sacado la convicción de que no podemos contar con ella para el conflicto actual. Las noticias que tengo, tam- poco permiten contar con el Pelayo, Carlos V m Numancia (i) y, sin embargo, como no es opinión formada por observación propia, los dejo figurar en el adjunto estado, sólo porque usted los pone en el suyo. Cualquiera que sea el giro que se le al conflicto, ya sea la guerra, ya negociaciones directas, ya por mediación de un tercero, arbitro ó no, mientras más tarde en resolverse, peor para nosotros; porque si es la guerra, nos co- gerá más extenuados mientras más tarde llegue, y si es la ne- gociación, de cualquier género que sea, vendrá después que los Estados Unidos hayan planteado muchas más exigencias, cada vez más irritantes, á las que habremos tenido que ceder

(i) Esta predicción se realizó hasta tal punto, que después de firmada la paz ha tenido que volver el Pelayo á La Seyne para terminar las obras que suspendió; antes de firmarse la paz hubo que desmontar al Carlos V la batería de lo centíme- tros. La Numancia está en el Arsenal de la Carraca montando la artillería, que no puede aventurarse cuándo la tendrá lista. Ninguno de estos buques estuvo, pues, listo á la declaración de la guerra.

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para ganar tiempo, con la vana esperanza de mejorar nuestra situación militar. Y supuesto que nuestra situación no ha de ser mejor de lo que es, veamos qué podemos esperar de la gue- rra en tales condiciones. Insensato sería negar que lo que ra- cionalmente podemos esperar es la derrota, que podrá ser glo- riosa, pero no por eso dejaría de ser derrota que no5 haría per- der la Isla en las peores condiciones.— Aun suponiendo lo im- probable, es decir, que obtuviéramos una victoria, no por eso cambiaría el resultado final de la campaña, porque el enemigo no se daría por vencido; y es insensato que pretendiéramos vencer en riqueza y producción á los Estados Unidos, que se repondrían mientras nosotros agonizábamos, aun victoriosos, dando lugar á que el resultado final fuese un desastre. Sólo en el caso de contar con una poderosa alianza, podríamos as- pirar á obtener un resultado final halagüeño, pero sobre que sería necesario descontar el subido precio que tendría hoy para nosotros una alianza poderosa, aun así no haríamos más que aplazar algunos años el actual conflicto, que resultaría más agudo que hoy, como hoy lo es más que en la sublevación pa- sada.— Y aun admitiendo la conservación de Cuba, ésta nos costaría enormes sacrificios, originados por la necesidad de mantenernos armados hasta los dientes, y el problema se pre- senta como ya ha sido planteado por alguien: ¿Vale la Isla de Cuba la ruina de España? (Silvela en Burgos). No trato de la cuestión del corso, porque me parece que no hay ningún hom- bre que conozca la Historia, que valor alguno á las empre- sas de los corsarios, hoy casi imposibles por las necesidades de los buques modernos. Y aun cuando no doy gran importan- cia á ciertos detalles, por la poca influencia que pueden tener en los acontecimientos generales, me haré cargo de algunos que V. toca, para exponer mi punto de vista al contestar su carta como lo hago. El Estado que acompaño, me parece más exacto que el que trae su carta, y pone de manifiesto que nuestras fuerzas en el Atlántico son próximamente la mitad de las de los Estados Unidos, tanto en el tonelaje como en la potencia de su artillería.— Nunca he pensado en las fuerzas que

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los Estados Unidos tienen en el Pacífico ni en Asia, para el desarrollo de los sucesos en las Antillas, pero siempre he vis- to en ellas un gran peligro para nuestras Filipinas, que no tie- nen fuerzas que oponerles ni aun parecidas como una sombra. Y lo que es por sus costas del Pacífico, bien seguros están los Estados Unidos de nosotros. Me parece que se equivoca us- ted al creer que en todo el mes de Abril habrá variado nues- tra situación. Como digo al principio, tengo por seguro que no estarán disponibles el Carlos V, Pelayo, Vitoria y Numancia, y quién sabe cómo estaremos de municiones de 14 cm. Tam- bién parece seguro que á fin de Abril no estarán montados los cañones del Colón, de 254 mm. Y aun cuando yo me equivo- cara, entonces nuestra fuerza útil en las Antillas, sería el 49 por 1 00 de la americana en tonelaje y el 47 por 100 en artille- ría, y sólo seríamos superiores en cazatorpederos y torpederos, si todos llegan útiles allá. Yo no fijamente cuáles son los sentimientos patrios respecto de Cuba, pero me inclino á creer que la inmensa mayoría de los españoles desea la paz antes que todo: sólo que los que así piensan, sufren y lloran en sus hogares y no gritan como la minoría, que vive ó medra con la continuación de este orden de cosas; pero éste es asunto que no me incumbe analizar. Nuestra carencia de recursos es de tal naturaleza, que hace tres días se nos han caído al agua tres hombres, en ocasión de saludar á la voz, por haberse roto el nervio del toldo pedido hace cincuenta días, y que aun no se sabe cuándo será reemplazado. Sobre este interesante tema hay pasado más de un oficio. A los 43 días de darse el primer martillazo para construir el Hernán Cortés, estábamos con él en la mar. A los 5 1 días de haber pedido el cambio de tubos á la caldera de un bote (de vapor) del Teresa, aun no sabemos cuándo estará listo. En parecida proporción estarán los Esta- dos Unidos con nosotros para remediar las averías, aunque tengamos el dique, que sin duda es lo principal, pero no todo. Respecto de las dotaciones, no las conozco, pero lo mismo las reclutaban cuando vencían á nuestros antecesores de Trafal- gar, y ruego á V. que no vea en esto un argumento contra el

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suyo, porque esto acusaría una gran ligereza en mí, hablando de lo que no conozco: es simplemente una reflexión que se me ocurre. Estas son mis leales opiniones, y ante la salud de la Patria se las expongo á V., rogándole las trasmita al Gobierno. Si V. creyera útil que sea yo quien vaya á exponerlas, dispues- to estoy á ello en cuanto V. me lo indique. Y hecho esto, que descarga mi conciencia de un enorme peso, sólo me resta el deber, relativamente fácil, de conducir nuestras fuerzas á don- de se me ordene, en la seguridad de que todos han de cumplir con sus deberes.— Que le vaya á V. bien, y queda etc. PAS- CUAL Cervera.

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ESCTTADRA DEL ATLÁNTICO DEL NORTE

Comparación con la de los Estados Unidos.

ESPAÑA

Buques actualmente allí con algu- na protección, ó un andar de 15 mi- llas, sin protección:

NOMBRES

Desplnza-

Arlilleriii

Vizcaya

O (/tiendo.

AI. de ¡a Ensenada.

7.000 6.130 7.000 6.130 1.064 1. 1 00

[5.064 13.360

ESTADOS UNIDOS

Buques que la componen ac- tualmente, con alguna protec- ción, ó un andar *de 15 millas, sin protección:

NOMBRES

Dcspliizi- niientü.

A éstos pueden sumarse positivamente:

Infanta AI:-" Teresa. Cristóbal Colón . . . Alfonso XIII.

7.000 6.840

4.826

18.666 18.960

6.130 8.490 (1) 4-340

Mijineapolis . . Columbia

Dudoso que puedan sumarse por varias causas:

Pelayo 9-9 17

Carlos V 9-250

6.987

5-620

9.167 12.607

Philadelphia .

Dolphin

York' Town . .

En el Atlántico del Sur tienen el Cincvmiati .

Atlanta 3.000

Charles ton.. . 3.730

Chicago 4.500

Newark 4.098

4-324 1.485

1703

22.840

3.200

Arlilleri;

New -York., .

8.200

6.400

Indiana

10.288

9-304

Massachtiset .

10.288

9-304

Texas

6.315

4-550

Brooklyn ....

9.271

7.880

lowa

1 1. 410

8.360

Montgomery...

2.089

4.100

Marblehead . ,

2.089

4.100

Detroit. .....

2.089

4.100

Terror

3.600

2.896

65.639 60.994

7-375 4.790 7.375 4.790

14.750 9.580

4.270 4.570 4-470 6.740 7.640 700 3.320

31.710

4-795

Todos los demás buques tienen escasísimo valor militar, excepción hecha de los cazatorpederos y torpederos, de los que no se trata en este cuadro, como tampoco del Katahdin y Vesuvius.

(i) Sin los cañones de 25 cm., cuyo valor se representa por \.2l

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El Ministro de Marina.— Particular.— ^^<3;¿/r/¿/, ij Marzo del g8. Excmo. Sr. D. Pascual Cervera. Mi querido Gene- ral y amigo: Aprovechando ser hoy domingo, escribo á usted contestando á sus líneas reservadas sobre nuestras apreciacio- nes en relación con los acontecimientos que puedan desarro- llarse en Cuba, si fatalmente nos viésemos obligados á ello, pues enterado por el Gobierno de nuestras deficiencias, re- pito á V. lo que le decía en mi anterior, esto es, que sus actos se ajustarán con prudencia á sostener sus relaciones amistosas con el de los Estados Unidos, procurando por todos los me- dios el alejar y conjurar cualquier conflicto que pueda sobre- venir, estimando, por unanimidad, nuestra situación desfavo- rable.— Paso á ocuparme de los asuntos referentes á esa Es- cuadra, y á los refuerzos que puede recibir. Tengo telegrama de Ansaldo diciéndome que en este mes quedará resuelto el artillado de 25 cm. del Colón, presentando dos nuevos caño- nes en la Spezzia: también me dice haber pedido casquillos de 15 y de 12 á la Marina italiana. De casquillos de 14 cen- tímetros está de camino para Cádiz el primer lote y seguirán las remesas. Cartas de Ferrándiz me dicen que probará las máquinas para el 15 y que estará listo para salir á primeros de Abril, y para mediados de este mes me dicen estará listo tam- bién el Carlos K— Cuanto dicen los periódicos sobre compra de buques, es verdad, aunque por mi parte lo niegue; y lo nie- go, porque la publicidad ha hecho que las negociaciones sobre los dos cruceros del Brasil, que empezaron muy bien, hayan fracasado. Mis gestiones se dirigen sobre cruceros, torpederos y aun vapores que pasen de i.ooo toneladas y de más de 20 millas de andar, para sostener [nuestras comunicaciones. Pa- semos á la Escuadra, detenida en esa por no saber qué rumbo darle, que el más señalado es Cádiz; pero me encuentro que el Colon, si se realiza, como es de esperar, su artillado, tendrá que salir para Genova y sólo quedarán el María Teresa, el Alfonso XIII, que todavía tardará en terminar sus infinitas pruebas, y el Destructor. Las máquinas de calibrar y recar- ga se ha dispuesto se envíen á esa. Termino, pues: á su con-

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sidcrciciüii dejo lo penoso de mi labor: hoy, día festivo, dedica- do por el Señor al descanso, ha empezado mi tarea á las ocho de la mañana, para terminarla á las nueve con estas líneas. Consérvese bueno, y se repite etc. SegiSxMUNDO Bermejo.

Resfirvado. Cartagena i6 de Marzo de i8g8. Excelentí- simo Sr. D. Segismundo Bermejo. Mi querido General y ami- go: Ayer tarde fué en mi poder su favorecida del día anterior, por la que veo que V. coincide con mis apreciaciones acerca del conflicto que se cierne sobre nuestro desgraciado país, lo que no podía dejar de suceder examinando ambos el asunto con el deseo del acierto. Veo también que todo el Gobierno participa de esta opinión, pero temo que pueda haber algún Ministro que, sin dejar de creer que estamos en condiciones desfavorables, deslumhrado por los nombres de buques que lea en el Estado General, crea que la desproporción no es tan abrumadora como desgraciadamente es en realidad, y mucho más si nada sabe de nuestra penuria en todo cuanto se relacio- na con las necesidades de una guerra marítima, como son mu- niciones, pertrechos, carbón, víveres, etc., de lo que no tene- mos nada, en este Departamento al menos. Y si este mi te- mor fuese fundado, creo del mayor interés que todo el Conse- jo de Ministros, sin exceptuar absolutamente á ninguno, estén iniciados con toda claridad en nuestra triste y desconsoladora situación, para que no quede la menor duda de que la guerra nos conducirá seguramente á un desastre, seguido de una paz humillante y de la ruina más espantosa; razón por la cual es preciso no sólo eludir la guerra, sino buscar una solución cual- quiera que la haga imposible en adelante, porque de seguir así, el desenlace será tanto peor, cuanto más tiempo se tarde, sea cual fuere el camino por donde venga: la paz ó la guerra. De este razonamiento, que lo veo claro como la luz del día, se deduce que como no podemos ir á la guerra, sin caminar á un desastre seguro y horroroso, ni tratar directamente con los Es- tados Unidos, cuya mala fe es notoria, quizá no nos quede otro

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remedio que apelar á otros en forma de arbitraje ó mediación, como los adversarios acepten; pero este orden de consideracio- nes me aleja de mi papel que, como Jefe de la Escuadra, se li- mita á poner de manifiesto lo que militarmente ocurre, y hacer después lo que el Gobierno le mande, el cual Gobierno debe mandar con perfecto conocimiento de la situación.— Y antes de abandonar este tema, para seguir contestando á los demás puntos de su carta, permítame V. que le reitere lo que le dije en mi anterior, y no ha tenido contestación en la suya. Quizás sea bueno que yo mismo sea quien informe de palabra á los miembros del Gobierno: si así se cree, estoy dispuesto á ir á la menor indicación. Paso á ocuparme de los refuerzos que se puedan obtener, y de lo que de ellos se puede esperar. Mu- cho me alegraré de que Ansaldo cumpla lo que promete res- pecto á los cañones de 254 mm. del Colón. ¡Nos ha engañado ya tantas veces! Los casquillos de 1 4 cm. hacen absoluta falta: usted sabe que en este buque sólo hay 30, dentro de las tole- rancias establecidas por el General Guillen, y es de suponer que los cargos del Vizcaya y Oqiiendo estén lo mismo. Por ahora está entregando la casa 100 por semana, y suponiendo que los primeros hayan llegado ya á Cádiz ó lleguen uno de estos días, á razón de 100 por semana, llegaremos al mes de Octubre, y después cargarlos, remitirlos, etc.; de modo que aun cuando se apresure su venida, nunca llegarían á tiempo para el conflicto actual. Yo creí tener los primeros en Enero, y no los tendré hasta Abril. El Pelayo estará listo de máqui- na y podrá salir, pero ¿y la artillería mediana? Esa y el blin- daje tardarán, y si se le pudiese montar provisionalmente su antigua batería! Pero lo dudo, porque las portas no lo permi- tirían. Y á propósito del Pelayo: he oído que pa^a enviarle gente para que venga, ha sido preciso sacarla de la Vitoria, lo que es una prueba de nuestra excesiva penuria. Mucho me alegraré de que el Carlos Festé listo pronto, pero después creo que hay que montarle la batería de 10 cm. y hacer las pruebas. En la compra de barcos nunca he tenido confianza, porque las alharacas que se arman, ya nos hicieron perder el

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Garibaldi; ahora nos han hecho perder los brasileros, j, en resumen, no nos han dado más que el Colón, excelente buque, pero que aun no está armado, y el Valdés. Y suponiendo que todo fuera á pedir de boca y que la Providencia nos deparara una victoria, que á todas luces es improbable, estaríamos des- pués en el caso analizado en mi anterior, y que no reproduzco por evitar repeticiones. Me queda sólo que hacerme cargo de lo que me dice V. respecto al destino de la Escuadra. Yo creo que el Teresa debía estar en Cádiz, si allí se han de recargar los casquillos, y podría salir en cuanto tuviera montados los cañones que han venido de Cádiz.-- Realmente, si el Colón va á Italia, no estaría muy airosa la insignia, pero esta considera- ción no debe anteponerse á las conveniencias del- servicio, y si la disolución de la Escuadra lo aconsejare, podría yo arriar la insignia y desembarcar, salvo volver á arbolarla al reunirse de nuevo, en cuerpo de escuadra, los buques hoy dispersos, á menos que la reunión fuese cosa de pocos días. Esto se lo digo á V. para alejar toda idea de consideraciones personales, que yo siempre pospongo á los intereses del servici o. Por otra par- te, lo mismo está aquí la insignia, que en Cádiz: cuando llegó la Escuadra inglesa, había en el puerto tres buques: el Nava- rra con la insignia del Capitán General, éste con la mía y el Colón con la de Paredes. No le molesto más; crea V. que siento hacerlo tanto, pero la voz de la conciencia, que excita- da por el amor á la Patria me dice que cumplo así un deber elevadísimo, es la que me impulsa á hacerlo para ayudar tam- bién de este modo al antiguo y querido compañero á quien ha tocado en suerte llevar esta ptsada cruz. —Que le vaya bien, y disponga, etc. Pascual Cervera.

Cartagena jg Marzo de i8gS. Exorno. Sr. D. Segismundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Cuando recibí ante- anoche su telegrama cifrado, pedí rectificación del nombre del buque alistado, pero con la vehemente presunción de que era el Colón; ayer mañana lo hice entrar en la dársena y empezó

—so- de seguida á hacer carbón, que espero terminará hoy, á pesar de necesitar para el relleno más de 500 toneladas. Anoche, cuando recibí el otro telegrama cifrado, contesté á V. y le aña- diré que ya está este buque amarrado en la dársena, y vamos á empezar á embarcar las 180 toneladas que nos faltan para el relleno. Veremos si ambos buques pueden quedar listos para esta noche. El cañón que está listo, vamos á montarlo ahora, dentro de un rato. Es lástima no llevar los otros dos, que to- davía tardarán diez ó doce días en estar listos. De municio- nes de 14 cm. llevamos 78 tiros por pieza, y de ellos, sólo 30 cartuchos, dentro de las tolerancias señaladas por Guillen.— Ayer vi á Pedro Aguirre y le pregunté por los buques del Apostadero de la Habana, diciéndome que ¡no había más bu- que listo que el Vena dito! lo que le hice repetir varias veces. Me dijo también que el dique no funcionaba, y si eso no se co- rrige, preciso será pensar en el Vizcaya, que ya lleva ocho me- ses sin limpiar. Como no nada más que lo que ponen los telegramas de V., estoy muy perplejo, sin saber la orden que debo dar á los ranchos chicos. ¿Podría V. indicarme algo? Mu- cho se lo agradecería. Supongo que habrá V. recibido mi car- ta del 15, que confirmo. Y sin molestarle más, etc. PAS- CUAL Cervera.

El Ministro de Marina.— Particular. ~il/¿z¿/r/¿/, Marzo 21 del gS. Excmo. Sr. D. Pascual Cervera. Mi querido Gene- ral y amigo: Cuatro letras para continuar otro día. Me pre- gunta V. por la comisión del Colón: ésta es la siguiente: De- seando abreviar el itinerario trazado á la Escuadrilla de torpe- deros, se ha pensado para mayor auxilio de ella, que vaya el Colón hasta dejarla en Puerto Rico: como este buque no pue- de entrar en dicho punto, tomaría carbón en San Thomas para regresar á España por estar pendiente de su artillería. Toman- do parte en esta expedición dos Capitanes de Navio, irá el se- gundo Jefe de la Escuadra, que para algo está en ella. No aun si se realizará. Como es posible que cuando acabe de

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montar los cañones vaya á Cádiz, allí puede recoger las cartas y empezar á tomar casquillos. Es siempre suyo, etc. Segis- mundo Bermejo.

Cartagena ly Marzo i8g8. Excmo. Sr. D. Segis^nundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Ayer recibí su favo- recida del 24, y quedo listo esperando la orden de salir para Cádiz.

Como he dicho á V. en una de mis anteriores, llevo para Cádiz todos los proyectiles de 14 cm. que hay en este Depar- tamento, que son: 500 balas granadas,

333 granadas ordinarias de procedencia inglesa, 216 id. id. de Cartagena,

67 id. de segmentos de id. inglesa, 112 id. id. de Cartagena.

1.228 proyectiles.

El Departamento de Cádiz, al que pregunté el 2 1 los pro- yectiles que allí hay, me contestó ayer que tienen: 27 balas granadas, 460 granadas ordinarias, 150 id. de segmentos, 40 id. de acero, ó sean

677 proyectiles en total, que con los 1.228 que haya bordo embarcados en este Departamento, suman

1.905, pero como los casquillps que se han contratado, son 4.500 según creo, faltarán

2.595 proyectiles para cargarlos y eso si se emplean todos los existentes, de los que creo hay alguno de procedencia inglesa, muy defectuoso, y además habrá necesidad de un repuesto para recargar los que se disparen. El taller de proyectiles de aquí está parado, y si á V. no le parece mal, podría darse orden

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para que construya. Yo creo que el Colón debe hacer ejerci- cio al blanco, pero reposado, sin el aguijón de estar de viaje; vale la pena de detenerse un día, ó hacerlo salir de Cádiz ex- presamente para el objeto.— Y sin nada más por hoy, etc. Pascual Cervera.

Puerto Real 2 Abril i8g8. Exento. Sr. D. Segismundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Parece mentira que desde mi llegada no haya tenido tiempo de escribir á V. como deseaba, pero entre distancias y cosas que hacer, no he podi- do.— A pesar del mal tiempo, llegamos bien, y la avería del Colón fué de menos importancia de lo que creí al principio, sólo que ha inutilizado varios tubos y por eso he pedido á us- ted por telégrafo, se adquieran de Niclausse 50 que tiene listos. He mandado hacer los pedidos del carbón y materias lubrica- doras consumidas, para estar siempre listos para cualquiera eventualidad. Mis temores se realizan, porque el conflicto se aproxima en tren expreso y el Colón no tiene sus cañones gruesos, el Carlos V no está recibido y le falta la batería de 10 cm., al Pelayo le falta terminar el reducto y me parece que la artillería mediana, la Vitoria está sin artillería y de la Nu- mancia no hay que hablar. Pero en medio de todo vale más que se termine de una vez, porque el país no puede más y cualquier arreglo será bueno, por malo que parezca, si viene sin que tengamos que lamentar un gran desastre como puede suceder si entramos en la guerra con barcos á medio artillar, ya muy pocos en y con la falta de medios y sobra de trabas que tenemos. Embarcaré las municiones que vayan estando Hstas, y con los dos buques, tal como están, puede contarse á todo momento. La circunstancia de estar tan lejos el Vizcaya y el Oquendo produce no pocos inconvenientes, por lo que considero que si no se han de incorporar pronto, convendría separarlos de la Escuadra.— -Que le vaya á V. bien, etc. PAS- CUAL Cervera.

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El AL^aRANTE (Cervera). al Ministro (Bermejo).

Cádiz 4 Abril i8g8.

<'Creo que es muy peligroso continúe su viaje escuadrilla de torpederos. Como no tengo instrucciones, es conveniente que vaya á Madrid para recibirlas y formar plan de campaña. Me preocupan las Canarias, que están en situación peligrosa. Si durante mi ausencia fuese necesario que la Escuadra saliera, podría verificarlo man- dada por segundo Jefe.»

El Minlstro (Bermejo) al íVlmirante (Cervera).

Madrid 4 Abril i8g8,

«Recibido su telegrama cifrado. En estos momentos de crisis internacional, no se puede formular de una manera precisa nada concreto.»

El Ministro de Marina.— Particular.— ^M7^ del ^8.— Excmo. Sr. D. Pascual Cervera. Mi querido General y ami- go: Acabo de recibir su telegrama y su carta, y en estos mo- mentos de crisis internacional en que la diplomacia ejerce su acción, que se habla de una tregua y hasta de la situación de las respectivas fuerzas navales, nada puede formularse, nada concretarse. Otro día seré más extenso.— Siendo suyo, etc. Segismundo Bermejo.

Cádiz 6 Abril i8p8. Excmo. Sr. D. Segismundo Bermejo. Mi querido General y amigo: En el correo de anoche recibí su carta del 4, y antes había recibido su telegrama sobre el mis- mo asunto. Precisamente por el estado de ansiedad en que todos estamos, es por lo que interesa, y mucho, tener pensado lo que se ha de hacer, para no andar con vacilaciones, si llega el caso, sino obrar rápidamente con medidas que puedan ser eficaces, y no ir, como el famoso hidalgo manchego, á pelear con los moHnos de viento, para salir descalabrados. Si nues- tra fuerza naval fuese superior á la de los Estados Unidos, la cuestión sería muy sencilla, pues con cerrarles el paso, basta- ría; pero como no solamente no es superior, sino es, muy infe-

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rior, tratar de cerrarles el paso, ó sea presentarles una batalla naval, con carácter de decisiva, sería el mayor de los desatinos, porque sería buscar una derrota cierta, que nos dejaría á mer- ced del enemigo, que se apoderaría, si quería, de alguna buena posición en las Canarias, y tomándola por base de operaciones, aniquilar nuestro comercio y boml^ardear impunemente nues- tras ciudades marítimas. Por eso es indispensable pensar lo que se ha de hacer, y sin dar ningún paso previo ostensible, no va- cilar si llega el momento de obrar. A estas consideraciones obedeció mi telegrama, y mis ideas no han variado, porque nos coge sin plan, vendrán las vacilaciones, las dudas, y tras de la derrota, puede venir la humillación y la vergüenza. Usted apreciará estas manifestaciones francas y leales de un antiguo amigo y compañero que sólo desea ayudar al Gobier- no y acertar. Que le vaya á V. bien, etc. Pascual Cer- VERA.

El Gobernador General de Cuba (Blanco) al M. de Ultramar (R. Girón).

Habana 7 Abril

cMantiénese la opinión digna y sensata, aunque algo excitada por noticias inmi- nencia guerra. Se empieza á manifestar cierto disgusto por falta buques aqui, pues los que hay no pueden prestar servicio, y detención escuadrilla Cabo Verde deja in- defensas costas. V. E., que mejor que yo conoce situación internacional, dadas ac- tuales circunstancias, apreciará. conveniencia enviar buques.»

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera).

Madrid 7 Abril i8g8.

«Urge mucho salida; es preciso que sea mañana. Diríjase V. E. á San Vicente de Cabo Verde; asi que llegue tomará carbón y agua. Comunique con semáforo Ca- narias por si hubiese alguna novedad que noticiarle. Las instrucciones, que se am- pliarán, son, en esencia, proteger escuadrilla de torpederos que queda á sus órdenes, por estar en Europa Amazonas y San Francisco. No hay por ahora más buques americanos.»

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El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cádiz 7 Abril i8g8.

«Estos acorazados están listos para cualquier comisión. Ruego á V. E. me per- m ita insistir en la necesidad de concertar un plan general de campaña, á fin de evi- tar vacilaciones funestas. No dudo que el Gobierno tendrá formado su plan, que ne- cesito indispensablemente conocer, si he de aspirar á cooperar á él con toda eficacia.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cádiz 7 Abril i8g8.

«Mañana por la tarde efectuaré salida para Cabo Verde, donde la escuadrilla de torpederos quedará á mis órdenes. Como desconozco los planes del Gobierno y no se me dice qué he de hacer después, esperaré sus instrucciones cubriendo Canarias. »

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera).

Madrid y Abril i8g8.

«La premura de la salida, impide por el momento darle conocer plan que solici- ta, pero lo tendrá con todos sus detalles á los pocos días de su llegada á Cabo Ver- de, pues seguirá sus aguas un vapor abarrotado de carbón.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cádiz 8 Abril 1898.

«Recibido telegrama cifrado de ayer de V. E. Esperaré instrucciones en Cabo Verde.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cádiz 8 Abril i8g8. «Son las cinco tarde y estoy saliendo con el Teresa y Colón.-»

Cádiz 8 A bril i8gS. Excmo. Sr. D. Segismundo Bermejo. Mi querido General y amigo: He recibido todos sus telegra- mas.— Los barcos están listos y espero salir esta tarde. —He enviado ahora al Contador por el dinero á vSan Fernando, por-

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que el Capitán General me avisa de que allí lo han recibido.— En Cabo Verde esperaré las instrucciones que V. me ordena. La reproducción del telegrama cifrado, tiene una palabra dife- rente, pues dice que las instrucciones se ampliarán, y en el primero recibido decía se emplearán, por eso indicaba mi idea de cubrir las Canarias, pero ahora, esperaré, como digo. Sien- to mucho salir sin haber concertado ningún plan en sus líneas generales, para lo que tan repetidas veces solicité ir á Madrid; creo entrever, en el conjunto de los telegramas recibidos, que se persiste en la idea de que la Escuadrilla vaya á Cuba, y me parece una aventura que puede costamos muy cara, porque la pérdida de nuestra Escuadrilla y la derrota de nuestra Escua- dra en el mar Caribe, entraña un gran peligro para las Cana- rias y quizá el bombardeo de nuestras ciudades del litoral. No menciono la suerte de Cuba, porque ésta la tengo descontada hace mucho tiempo, y creo que una derrota naval precipitaría mucho su pérdida definitiva, mientras que sosteniéndose con los elementos que cuenta, quizás hiciera pensar á los Estados Unidos. No hay que hacerse ilusiones acerca de los refuerzos de nuestra Escuadra: si V. repasa nuestra correspondencia de hace dos meses, verá V., no que he sido Profeta, sino que me he quedado corto, y es preciso no hacerse ilusiones sobre lo que se puede hacer, que sólo es lo que sea apropiado á los me- dios disponibles. Y sin molestarlo más, etc. Pascual Cer-

VERA.

El Nlinistro de Marina.— Particular.— Af^^/nV/, Abril y del g8. Excmo. Sr. D. Pascual Cervera. Mi querido Gene- ral y amigo: Estamos en profunda crisis internacional, y aun- que no perdidas las esperanzas de una solución pacífica me- diante el deseo del Gobierno de evitar la guerra á todo trance, éste ha llegado á los últimos límites de las concesiones inter- poniendo las influencias de las potencias extranjeras; pero el Presidente de los Estados Unidos se encuentra envuelto en la ola que él mismo se ha creado, y que ahora trata de apaciguar.

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A usted, como Almirante de la Escuadra y por su prestigio en el Cuerpo, le corresponde ó ha sido designado por Dios para la ejecución de los planes que se han de desarrollar, encomenda- dos á su inteligencia y valor. Creo haber facilitado á V. cuanto me ha pedido y en mi mano ha estado concederle: si más no he hecho, es porque más medios no he tenido á mi disposición; mi conciencia en esto, como en todo, está perfectamente cum- plida.— En las instrucciones que recibirá, se dibuja un pensa- miento general, que V. con sus Capitanes desarrollará. Y ter- mino expresándole salude en mi nombre al personal á sus ór- denes, y confirmándole la confianza que S. M. y el Gobierno tienen en sus altas condiciones. Le abraza afectuosamente, et- cétera.— Segismundo Bermejo.

INSTRUCCIONES RECIBIDAS EN CABO VERDE

El Ministro de Marina (Bermejo) al Comandante General de la Escua- dra (Cervera).

Reservado. Excmo. Sr.: Aun cuando hasta la fecha no han variado las rela- ciones de amistad que median entre España y los Estados Unidos de la América del Norte, en previsión de posibles complicaciones y ante la probable presencia en aguas de Europa de los cruceros de aquella nación San Francisco y Amazonas, se hace indispensable proteger la primera división de torpederos que actualmente se encuen- tra de arribada en las islas de Cabo Verde; tanto por si- conviniere que continuara su viaje á las Antillas, como por si fuere necesario su regreso á Canarias. En su con- secuencia tan pronto reciba V. E. esta orden, saldrá con el buque de su insignia y el Cristóbal Colón para San Vicente de Cabo Verde, donde se incorporará á esa Escuadra de su mando la expresada división, que quedará, por tanto, á las órdenes de V. E. con el trasatlántico Ciudad de Cádiz que la acompaña. En San Vicente esperará V. E. las instrucciones que oportunamente se le comunicarán, y si las cir- cunstancias del servicio aconsejasen la salida de la Escuadra con la división de torpe- deros para Puerto Rico, lo hará V. E. teniendo en cuenta, que si antes de su salida se hubieren agravado las circunstancias presentes, llegarán á Cabo Verde ó bien los encontrarán á los rS" 30' de latitud N. y 53° 30' de longitud O. los acorazados Vizcaya y Oquendo. Dicho punto está tomado en la carta española general del Atlántico y á él procurará V. E. recalar con el objeto indicado. La protección que V. E. va á prestar á los torpederos, colocan á la división en condiciones mucho más militares, pudiendo encargarse cada acorazado de dos de aquéllos y el trasatlántico

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de otros tantos para los efectos de aprovisionamiento y demás auxilios que pudie- ran necesitar ^iurante el viaje, que en tal forma cabe realizar en menos tiempo y con mayor seguridad. Si las contingencias que son de temer permitiesen fijar el objetivo de la expedición, éste será la defensa de la isla de Puerto Rico, que tomará V. E. á su cargo en la parte marítima, combinando su acción con la militar, de acuerdo con el Gobernador General de la isla, pero sin olvidar que el plan de aquélla sólo puede corresponder á V. E., dada su innegable competencia, en su calidad de Almirante, para medir las fuerzas del presunto enemigo, apreciar la importancia de sus movi- mientos, asi como los recursos que pueden desarrollar los buques del mando de V. E. En el caso de que se trata, desplegará V. E. la Escuadra, sosteniéndose mutuamen- te las unidades tácticas que la componen, apoyadas éstas por los destroyers y torpe- deros, de manera que no se presente masa contra masa, á no ser que las fuerzas del enemigo fuesen iguales ó inferiores, en cuyo caso convendrá á V. E. tomar la ofen- siva.— Sobre estas bases debe descansar el plan de V. E., apreciando como factor principal la velocidad de nuestros buques que, por regla general, es inferior á la de los contrarios, y teniendo en cuenta que, probablemente, las fuerzas enemigas que operarán sobre Puerto Rico, llegado el caso, no excederán de siete buques, contando entre éstos tres auxiliares. Por si fuese necesario comunicar á V. E. alguna orden en su viaje desde ese puerto al de Cabo Verde, pasará á la vista del semáforo de Ca- narias (Punta Anaga). Para el aprovisionamiento de esos buques en San Vicente, se han dado las oportunas instrucciones al Comandante de la división de torpederos y en Puerto Rico encontrará V. E., si ha lugar, todo género de reciursos, incluso municiones. En todo aquello que con éstas sean compatibles, observará V. E. las instrucciones comunicadas al Jefe de la división para lo que con ella se relacione. De R. O. lo digo á V. E. para los efectos que proceden, y al propio tiempo cúm- pleme manifestarle que ante las graves circunstancias que atraviesa la nación en los actuales momentos, el Gobierno de S. M. lo espera todo del celo, pericia y patriotis- mo de V. E., y del valor innegable de cuantos han de secundar y obedecer sus acer- tadas órdenes. Dios guarde á V. E. muchos años. Madrid 8 de Abril de 1898. Segismundo Bermejo.

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 14 Abril i8g8.

«Fondeamos sin novedad. Estoy ansioso de conocer instrucciones y noticias. Su- plico telegrama diario. Tengo necesidad de mil toneladas de combustible para re- llenar.»

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Caíí? Verde.

Madrid 14 Abril i8g8.

«Noticias graves. Trasatlántico San Francisco sale para esa con instrucciones y dos mil toneladas de carbón. Esto no obsta para que empiece á tomar carbón del

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mandado comprar Jefe escuadrilla. Vizcaya Oquendo desde día 9 navegan para múrsele.»

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Cabo Verde.

Madrid 15 Abril i8g8.

«Continúa situación grave. Cámaras americanas violentos y humillantes discur- sos para nuestra Patria. Grandes potencias demuestran deseos de paz. Dicen confi- dencialmente de Washington que el. 13 salió Escuadra volante compuesta de New- York, Texas, Columbia, Minneapolis y Massachusetts, para evitar unión de nues- tros acorazados, dirigiéndose á esa. Dudo que sea así, por no haber declaración de guerra, pero de todos modos es preciso que esté prevenido. Provéase de todo lo ne- cesario y al llegar los acorazados alístelos inmediatamente.»

El Comandante General la Escuadra (Cervera) al Ministro de Ma- rina (Bermejo).

Comandancia General de la Escuadra. Estado Mayor. Excmo. Sr.: Cum- pliendo las órdenes de V. E. y según tuve el honor de telegrafiarle, salí en la tarde del 8 del puerto de Cádiz con el Colón y el Teresa haciendo rumbo á Punta Anaga (Isla de Tenerife), con cuyo semáforo comuniqué en la mañana del li, recibiendo la orden de V. E. de seguir mi viaje y la noticia de que las impresiones eran más favo- rables. A mi vez comuniqué á V. E. que no había novedad en la Escuadra. Al Co- lón, que me esperaba frente á la ciudad de Santa Cruz, le llevó un remolcador un oficio del Comandante de Marina trasladándome el mismo telegrama del semáforo y añadiéndome que la noche anterior nos había esperado un vapor sobre Punta Ana- ga para comnnicármelo. A las nueve de la mañana del día 1 1 hice rumbo á San Vicente de Cabo Verde, fondeando en Puerto Grande el 1 4 á las diez de su maña- na.— Aquí encontré á la primera división de torpederos, cuyo Jefe vino á ponerse á mis órdenes y á manifestarme que no ocurría en ella novedad. La navegación ha sido buena, con viento y mar del primer cuadrante, que fueron calmando á medida que descendíamos en latitud. La hice con velocidad de 1 2 millas, que oportunamen- te reduje á unas 1 1, con objeto de hacer la recalada de día y poder efectuar una bue- na descubierta. En ella tuve todos los fuegos encendidos y la gente en sus puestos de combate. Los consumos han sido exageradísimos en el Colón y bastante tam- bién en el Teresa, resultando que para poder recorrer unas 1.570 millas á la veloci- dad antes dicha, ha consumido el Colón unas 500 toneladas y el Teresa unas 400. Los consumos, en globo, por caballo-hora del Colón, han sido de 1,696 kilogramos á 12 millas y de 1,778 á 11, y los del Teresa de 1,155 Y ^^ i>347> respectivamen- te. Al llegar, sólo quedaban 550 en el Colón y 570 en el Teresa. Sobre otro punto, también de mucha importancia mihtar, debo llamar la atención de V. E.— Al re- flexionar sobre estos consumos tan elevados, atribuyo el del Colón, al sistema de

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calderas y á la poca práctica en su manejo, y el del Teresa á que fué muy pequeña la presión en las calderas para una máquina de triple expansión. Al ordenar que se elevara la presión que llevábamos de lOO libras á 150, me expuso el primer Maqui- nista Mayor las observaciones de que en comunicación aparte doy cuenta á V. E., y como abrigo el temor de que sean fundadas, he decidido no elevar la presión en las calderas de este buque sino en casos perentorios (i).

Al llegar, dirigi á V. E. el siguiente telegrama: «Fondeamos sin novedad. Estoy » ansioso de saber instrucciones y noticias. Suplico telegrama diario. Tengo necesidad »de combustible mil toneladas para rellenar.» En la tarde de ayer me notició el Ca- pitán del Cuidad de Cádiz haber recibido este otro, fechado en Cádiz el 14, á las dos y cinco minutos de la tarde: «Anoche salió vapor Sa^i Francisco de Las Pal- » mas con mil toneladas carbón para Escuadra; avíselo al Almirante. » En la mañana de hoy he recibido el de V. E. del mismo día (7-50 tarde), referente al mismo asun- to y á los acorazados Vizcaya y Oqtiendo, al que, después de oir al General segun- do Jefe y Comandantes, he contestado con el siguiente: «Por carbón piden cincuen- »ta y im chelines tonelada pagado en Londres; como urge mucho lo mando com- -*prar. Sin novedad.» Y al cerrar esta comunicación, que irá por un vapor que sale esta noche, recibo el otro telegrama de hoy (12-50 tarde), referente al movimiento de buques americanos. Dios guarde á V. E. muchos años. A bordo del Infanta María Teresa, San Vicente de Cabo Verde 15 de Abril de 1898. Excmo. Sr. Pascual Cervera.

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 16 Abril i8g8.

«Sin novedad. Por últimas noticias de su telegrama cifrado sobre Escuadra vo- lante americana, se prepara escuadrilla de torpederos para combatir, alijando el car- bón que estorba.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 17 Abril i8gS.

«Por temporal no hemos podido terminar embarco carbón comprado. San Fran- cisco no ha llegado; estoy impaciente por su tardanza. »

(i) El Maquinista Mayor manifiesta que ha observado que siempre que la pre- sión en las calderas excedió de 115 libras, se produjo alguna averia con especialidad en las frisas de unión de la tubería auxiliar de vapor, atribuyéndolo á la falta de juntas de expansión, lo cual unido á que los tubos de las calderas han perdido mu- cho en su resistencia y á existir algunas pequeñas fugas de agua en la costura de unión de los hornos con los frentes de las calderas que pudieran adquirir importan- cia elevando la presión en ellas, aconseja no hacer esto en circunstancias normales, porque la economía de combustible obtenida no compensaría el gasto de las repara- ciones y el entorpecimiento de los servicios.

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El Almirante (CEavERA) al Ministro (Bermejo).

Caho Verde i8 Abril 1898. 1: Llegó San Francisco.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde ig Abril 1898. ;Llegaron sin novedad Oquendo y Vizcaya.y>

San Vicente (Cabo Verde), ig Abril 1 8 g8. Excelentísi- mo Sr. D. Segismundo Bermejo. Mi querido General y ami- go: Ayer llegó el San Fraficisco y con él las instrucciones y su carta de V. Si el Oquendo y Vizcaya salieron realmente el 9 para acá, hoy traen diez días de viaje y deben llegar hoy ó mañana, pues no necesitarán más para andar las 2.400 millas que hay desde Puerto Rico aquí. Pero estoy pensando que qui- zá esa fecha 9 sea la del telegrama dándoles la orden, y no la salida, y en ese caso tardarán más. Las calderas del Ariete están prácticamente fuera de servicio; de suerte que el Ariete, en vez de ser un elemento de fuerza, es una pesadilla para la Escuadra, pudiendo ser útil sólo para una defensa local. La caldera del Azor tiene once años, y es de sistema locomotora, y ya está dicho todo sobre ella. A los cazatorpederos Furor y Terror se les cierra la proa en cuanto trabajan, habiéndosele roto á alguno las buzardas. Villaamil ha atendido á consolidar esto, como ha podido. Al Pintón no le ocurre, porque ya le ocurrió en el viaje de Inglaterra, y consolidó la proa en el Fe- rrol.— Yo no si en San Juan de Puerto Rico puede refugiarse bien la Escuadra; y si no fuese así y el puerto de Mayagüez no pudiera cerrarse, estaría en malísimas condiciones. Para juzgar definitivamente de esto, esperaré la llegada del Vizcaya, por lo bien que Eulate conoce Puerto Rico. Las Canarias me pre- ocupan siempre, y es preciso cerrar el puerto de la isla Gra- ciosa, fortificándolo, así como la isleta que domina el puerto de la Luz, en Gran Canaria. Por las instrucciones de V., parece

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descartado el pensamiento de que la Escuadra vaya á Cuba, lo que me parece muy sensato; y respecto de Puerto Rico, mu- chas veces me he preguntado si deben amontonarse allí todas nuestras fuerzas, y me parece que no. Si Puerto Rico es fiel, no será bocado tan fácil para los yankees; y si no lo es, segui- rá fatalmente la suerte de Cuba, al menos en lo que se rela- ciona con nosotros. En cambio, me preocupan las Filipinas, como digo antes de las Canarias, y, sobre todo, la posibilidad de bombardeos sobre nuestra propia costa; cosa que no es impo- sible, dada la audacia de los yankees, y teniendo cuatro ó cin- co barcos de andar superior á los nuestros. Por todo esto, va- cilo acerca del partido que debo tomar, y que no tomaré sin la venia de V. y el consejo de los Capitanes de la Escuadra, como V. me indica en su carta. Y dejo ésta hasta mañana, por si ocurre algo. Aquí llegaba, cuando vinieron á avisarme que estaban los acorazados Vizcaya y Oquendo á la vista, y, en efecto, tuve el gusto de verlos entrar y abrazar á sus Co- mandantes, que traen sus tripulaciones con buena salud y el mejor espíritu; pero el Vizcaya necesita imperiosamente dique, como que en la travesía de Puerto Rico aquí ha gastado 200 toneladas más que el Oquendo, lo cual se traduce en una dis- minución en su velocidad que estimo en tres á cinco millas, y en una disminución del 25 al 30 por 100 en el radio de acción, con lo que se pierde la ventaja que tan oportunamente apunta usted en sus instrucciones. Ya están haciendo carbón; pero va lento, porque estamos de prestado, lo que es cosa mala. ¡Có- mo ha de ser! Hasta mañana. Está entrando el correo, que sale de seguida y cierro ésta. Por lo que nos ha sorprendido, no va parte de oficio, pero no ignora V. nada. Que le vaya á V. bien, etc.— PASCUAL Cervera.

El Gobernador General Puerto Rico (Macías) al M, de Ultramar (R. Girón).

Puerto Rico 20 Abril iSgS.

«(nutre otras cosas). V. E. y Ministro Guerra conocen escasos recursos de que dispongo y convendría saber qué hacen nuestras fuerzas navales. Desconoz- co situación nuestra Escuadra.»

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Comandancia General de la Escuadra. Estado Mayor.— Exce- lentísimo Sr.: A mi llegada á este puerto tuve el honor de dar cuenta á V. E., con fecha 15, de mi viaje. Consecuente á sus ordenes, adquirí y repartí entre el Colón y Teresa las 700 toneladas, únicas que he podido adquirir en tierra, al precio exhorbitante de 5 1 chelines. También adquirí, en previsión, para poder surtir al Colón, Oqtiendo y Vizcaya, el aceite de máquinas que he podido encontrar (unos 700 litros de oliva y 500 mineral), A la par gestioné el auxilio de barcazas para el desembarco del carbón del San Francisco, obteniéndolas, aunque no en el número que fuera de desear.— El 18, al medio día, entró el San Francisco, y el 19, al ama- necer, comenzó su descarga. El Capitán me entregó las instrucciones anunciadas por V. E. Sobre el desembarco de su carbón se suscitó por la Aduana la dificultad de querer cobrar derechos; pero fué solventada por el Gobernador de estas islas, previa consulta telegráfica á su Gobierno. El 19, á las once de la mañana, fondea- ron sin novedad el Oqtiendo y el Vizcaya; el segundo concurrió á meter carbón en seguida, trabajando de noche. Al Oquendo, que tiene unas 200 toneladas más, no fué posible empezar á dárselo hasta la mañana siguiente. Seguirá el aprovisionamien- to con toda la rapidez posible.— En los acorazados no ha ocurrido novedad. En la división de torpederos se han notado pequeños desperfectos en las consolidaciones de las proas del Terror y Fttror, que hemos remediado provisionalmente. (Al Pintón se le hizo este trabajo en Ferrolj. El Ariete tiene en mal estado sus calde- ras; y este torpedero, lejos de ser útil, viene á constituir un estorbo. Sus máquinas están muy delicadas. Por separado ratifico á V. E. todos los telegramas que desde mi última comunicación le he dirigido. El estado sanitario de la Escuadra es bue- no.— Dios guarde á V. E. muchos años. A bordo del Infanta Marta Teresa, San Vicente de Cabo Verde 20 de Abril de 1898. Excmo. Sr.— Pascual Cer-

VERA.

El Comandante General de la Escuadra (Cerveua) al Ministro de Ma- rina (Bermejo).

Comandancia General de la Escuadra. Estado Mayor. Excmo. é Ilustrí- simo Sr.: Adjunto tengo el honor de remitir á V. E. I. copia del acta de la reunión de Jefes que por indicación de V. E. convoqué hoy. La premura del correo no me permite ampliarla como lo haré en el próximo. —Dios guarde á V. E. I. muchos años. San Vicente (Cabo Verde) 20 de Abril de 1898. Excmo. Sr. —Pascual Cervera.

JL CO^^

Reunidos por orden del Excmo. Sr. Comandante General de la Escuadra, bajo su presidencia, á bordo del crucero Cristóbal Colón, el segundo Jefe de la misma y Capitanes de Navio con destino en ella, sometió á discusión el Sr. Presidente la Si- guiente pregunta: «En las circunstancias actuales que atraviesa la Patria, ({conviene

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»que esta Escuadra vaya desde luego á América ó cubra nuestras costas y Canarias, »para desde allí acudir á cualquiera contingencia?» Se cambiaron diversas opiniones para esclarecer las consecuencias de una campaña por nuestra parte en las Antillas, evidenciándose las deficiencias grandes de nuestras fue: zas navales en relación con las del supuesto enemigo, y así mismo se convino en los escasísimos recursos que ac tualmente presentan, tanto la isla de Cuba como la de Puerto Rico para servir de base de operaciones. Tenido esto en consideración, y no ocultándose los incon- venientes graves que á la Nación reportaría un descalabro de nuestra Escuadra en Cuba, por dejar entonces casi impune la venida de la del enemigo sobre la Penínsu- la é islas adyacentes, se acordó por unanimidad llamar la atención del Gobierno por medio del siguiente telegrama: «Comandante General de la Escuadra al Minis- y>tro de Marina: De acuerdo con segundo Jefe y los Comandantes de los buques, ^propongo ir al punto que se indica ó indicará: Canarias. Ariete tiene en mal esta- »do calderas, la del Azor es muy vieja. Vizcaya necesita entrar en dique para pin- » tar fondos si ha de conservar su velocidad. Canarias quedaría libre de un golpe de »mano y todas las fuerzas podrían acudir con toda prontitud en caso necesario á de- »fender la madre patria.» A bordo del crucero Colón, 20 de Abril de 1898. Pas- cual Cervera. José de Paredes. Juan B. Lazaga. Emilio Díaz Moreu. Victor M. Cencas. Antonio Etilatc. Joaquín Bustamante. Fernando Vi- llaamil.

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Cabo Verde.

Madrid 20 Abril ¡Hg8.

«Comisión mixta Cámaras americanas aprobaron intervención armada declaran- do Cuba ser libre á independiente. Créese firmará hoy Presidente la resolución. Urge alistarse.»

El Almirante (Cervera) ai. Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 20 Abril i8g8.

«Si V. E. aprueba ir Canarias, ruego envíe dicho punto en seguida todos los torpedos.»

Reservado. Excmo. é Iltmo. Sr.: Por la premura del tiem- po no pude ayer comentarle el Consejo habido ayer á bordo del Colón, limitándome á enviarle copia del acta levantada. Cerca de cuatro horas duró el Consejo, en el que todos los to- nos fueron de la más pura y correcta disciplina, y caracteriza- dos por el espíritu levantado que anima á toda la Escuadra y

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muy especialmente á estos distinguidos Jefes que tanto hon- ran á España y á la Marina, y que me ha cabido la suerte de tener por compañeros en estas críticas y solemnes circunstan- cias. El natural impulso de marchar decididamente al enemigo, entregando la vida en holocausto de la Patria, era la primera nota que se dibujaba en todos; pero, al mismo tiempo, el es- pectro de la Patria abandonada, insultada y pisoteada por el enemigo, orgulloso con nuestra derrota, que no otra cosa pue- de obtenerse, en definitiva, yendo á buscarlos á su propio te- rreno, con fuerzas tan inferiores, les hacía ver que tal sacrificio, no sólo sería inútil, sino contraproducente, puesto que entre- gaba la Patria á un enemigo procaz y orgulloso, y Dios sólo sabe las funestas consecuencias que esto podría tener. Yo les veía la lucha que sentían, poniendo en frente estas ideas, pues todos mostraban gran repugnancia de no marchar, desde lue- go, al enemigo, y terminar de una vez; pero, como digo antes, el espectro de la Patria pisoteada por el enemigo, se sobrepo- nía, é inspirándose en ese valor de arrostrar las censuras y, tal vez, el sarcasmo y la acusación de esa masa inconsciente que ignora todo cuanto se refiere á la guerra y en particular á la naval, que cree que el Alfonso XII ó el Cristina pueden opo- nerse al lowa ó al Massachusets, expresamente declaraban, en tonos mu}^ enérgicos, que el interés de la Patria exigía ese sa- crificio de nuestra parte. Reparo tuvo alguno de los presen- tes en emitir opinión ninguna, y sólo limitarse á hacer lo que el Gobierno de S. M. se sirviese disponer; pero como eso, to- dos, absolutamente todos, estamos, no sólo dispuestos á hacer- lo, sino que no cabe ni mencionarlo siquiera, pronto cesó en sus escrúpulos; y si menciono esto, es sólo para que V. E. tenga una relación exacta de todo lo ocurrido. Uno de los Jefes, no por cierto el más exaltado, sino que puede decirse que repre- senta el término medio de la opinión que dominó en el Conse- jo, ha escrito, por orden mía, sus ideas, y acompaño á V. E. I. copia de su escrito, que dice, mejor que yo pudiera hacerlo, lo que estos Jefes piensan: quítesele algo por algunos, y añáda- sele bastante por otros en los tonos que lo inspiran, y se tiene

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exacta idea de lo que piensan estos distinguidos Jefes. Y cre- yendo cumplido mi propósito de dar á V. E. I. una nota exac- ta de lo ocurrido, con lo cual lleno un deber, le reiteróla segu- ridad del excelente espíritu de todos.— Dios etc. —21 de Abril de 1898.— Excmo. é Iltmo. Sr. Pascual Cervera.— Exce- lentísimo Sr. Ministro de Marina.

Documento que se cita.

Capitán de Navio D. Víctor M. Concas, Comandante del acorazado Infanta María Teresa. Sobre los asuntos presen- tados á consulta por el señor Almirante de la Escuadra, en la Junta de guerra celebrada á bordo del acorazado Cristóbal Colón, opina: i.° Que las fuerzas navales de los Estados Uni- dos son tan inmensamente superiores á las nuestras en núme- ro y clase de buques, blindaje y artillaría y en preparativos hechos, y estando en tan ventajosa situación por la insurrec- ción de Cuba, la posible de Puerto Rico- y la aun latente de Oriente, que tienen elementos suficientes para atacarnos en las Antillas, en la Península y sus islas y en Filipinas, y puesto que no se ha atendido á aquel Archipiélago, que era quizás lo más urgente para limitar nuestro campo vulnerable, y lo que se hubiera conseguido con un solo acorazado, hoy, todo lo que sea dividir nuestras fuerzas, siendo, como son, tan contadas, y apartarse de los mares de Europa, envuelve un error estraté- gico, que traería la guerra á la Península, con un desastre es- pantoso en nuestras costas, pago de enormes rescates y qui- zás pérdida de alguna jsla. Apenas se inicie la salida de esta Escuadra para las Antillas, es de indiscutible evidencia, pues ya se ha iniciado más de una vez, que la Escuadra volante americana saldrá para Europa; y aunque no se propusiera más que una razzia ó una demostración contra nuestro litoral, la justa alarma de toda España traería el regreso obligado de esta Escuadra, que forzosamente llegaría cuando ya el cnemi-

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go hubiera sacado todo el fruto de su impune victoria. Los únicos tres buques de guerra que quedan para la defensa de la Península, el Carlos, V, el Pelayo, cuyas reformas no están terminadas, y el Alfonso XIII, de escasísimo andar y éste sin garantía, no bastan para la defensa de la costa de España y de ningún modo para Canarias: sin que agreguen ninguna fuerza militar á nuestra Armada, ni el yate Giralda, ni los vapores Germania y Normania, cuya adquisición se ha nótificad-o ofi- cialmente, buqués de ninguna utilidad para el combate. 2.° El plan de defender la isla de Puerto Rico, abandonando á la de Cuba á su suerte, es de todo punto irrealizable, pues si la Escuadra americana destroza de propósito una ciudad de la última isla, á pesar de todos los planes del Gobierno sobre esta materia, y así fuera el mayor disparate, el Gobierno mismo se verá obligado, por la opinión en masa, á lanzar esta Escuadra contra la americana, en las condiciones y en el sitio que á ésta le plazca escoger. 3.° Aun suponiendo que se hubiera resuel- to la defensa de Puerto Rico, como única, la travesía, hoy, des- pués de declarada la guerra de hecho, sin un puerto militar donde reorganizarse á la llegada, y sin una Escuadra nuestra que distraiga á la del enemigo, que se supone hará áSan Tho- mas su base de operaciones, es un error estratégico, tanto más deplorable, cuando se ha dispuesto de meses y aun de años para acumular en las Antillas Jas fuerzas necesarias. Lo que parece probable, de las noticias adquiridas, e.; que los recursos acumulados en San Thomas deben ser para hacer el enemigo su base de operaciones en las cercanías de nuestras indefen- sas Vieques; todo lo que constituye una responsabilidad en el viaje, que debe quedar toda al Gobierno de S. M. 4.° Reuni- dos estos tres acorazados, y el Crislóbal Colón sin sus cañones de romper, á los dos que quedan en la Península y á los pocos y viejos torpederos <iue nos restan, se puede defender nuestro litoral desde el Guadiana á Cabo Creus, con las Baleares y Ca- narias, gracias á la distancia del enemigo de su base de ope- raciones, pero defensa que será seguramente encarnizada si el enemigo acumula aquí sus buques más modernos; pero sin que

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sea posible evitar que las costas de Galicia y del Norte de Es- paña sufran más ó menos, si el enemigo trae consigo una di- visión ligera, ni aun ataques de horas en las mismas costas protegidas, pues los buques son muy pocos para dividirlos. 5.° Sensible es que no haya buques suficientes para atender á todas las necesidades, pero el deber y el verdadero patriotis- mo obligan á presentar, frente á frente, los recursos que nos dio el país y las necesidades que las circunstancias acumulan sobre la patria en peligro. 6.^ Por último, opina: Que, con el mayor respeto, debe someterse la situación militar al Sr. Mi- nistro de Marina, reiterando la más profunda subordinación á las órdenes que comunique, y el firme propósito de realizar, con la mayor energía, los planes de operaciones que dicte á estas fuerzas, con completa abstracción de las consecuencias, que, una vez hechas presentes, quedan al cargo y responsabi- lidad del Gobierno de S. M.— San Vicente de Cabo Verde 20 de Abril de 1808.— VÍCTOR M. CONCAS.

El Ministro (Bermejo) al Almirantk (Cervera). Cabo Verde.

Madrid 21 Abril i8g8.

«Torpedero ^r^V/í? puede regresar á España remolcado por Sa7i Francisco. Déle instrucciones que considere conducentes.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 21 Abril i8g8.

«Mientras más medito, es mi convicción (1) que continuar viaje á Puerto Rico será desastroso. Para Canarias podrá salirse mañana. El carbón se embarca despacio, porque hay escasez de medios. Los Comandantes de los buques tienen igual opinión y algunos más enérgica que yo. Necesito instrucciones.»

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Cabo Verde.

Madrid 21 Abril i8g8. «Como Canarias está perfectamente asegurada y conoce V. E. telegramas de Washington sobre salida próxima de Escuadra volante, salga con todas las fuerzas

(i) Este es el texto en el impreso aludido; pero el texto real que envié desde Cabo Verde, dice; «Mientras más niedito, mayor es mi convicción, etc. (Sigue igual.)»

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para proteger isla Puerto Rico que está amenazada, siguiendo la derrota que V. E. se trace, teniendo presente la amplitud que las instrucciones le conceden y que le re- nuevo. La frase «salgo para el Nortey^ me indicará su salida, debiendo ser absolu- ta la reserva sobre sus movimientos.» (i)

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Caho Verde 22 Abril i8g8.

«He recibido telegrama cifrado referente á Ariete; San Francisco tardará lo menos cinco dias en hacer el alijo del carbón. Por la razón de que el Ariete pue- de cooperar á la defensa de Canarias, suplico á V. E. repita la orden de que vuelva á España. Sus calderas no pueden resistir navegaciones largas, pero están útiles para defensa local. Reitero mis telegramas cifrados sobre destino ulterior Escuadra.»

El General en Jefe (Blanco) al M. de la Guerra (Correa).

Habana 22 Abril

«(Entre otras cosas)- Espiritu público muy levantado; reina verdadero entusiasmo en todas clases, pero no debo ocultar á V. E. que cuando se convenzan de que no viene nuestra Escuadra, el decaimiento será grande y es posible se verifi- que una reacción desagradable. Ruego á V. E. me diga si puedo infundirles alguna esperanza más ó menos inmediata llegada Escuadra.»

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Caho Verde.

Madrid 22 Abril

«El Gobierno pregunta incesantemente por su salida. Es muy urgente la verifi- que cuanto antes, advirtiéndole que Ariete debe ser remolcado á Canarias por San Francisco. »

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 22 Abril i8g8.

«He recibido telegrama cifrado con la orden de seguir para Puerto Rico. A pe- sar de persistir en mi opinión, que es opinión general de los Comandantes de los

(i) a este telegrama se le ha suprimido en el impreso la última parte, que dice así: «La Nación, en estos momentos stipretnos en que se declara la guerra, acom- paña d esa Esc7iadra en expedición y la saluda con entusiasmo. i>

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buques, haré todo lo que pueda para avivar la salida, rechazando la responsabilidad de las consecuencias.» (i)

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 22 Abril 1 8 gS.

«No tengo conocimiento situación de los buques enemigos, ni en qué se funda lo que dicen las instrucciones. Suplico á V. E. que me mande cuantas noticias pueda.»

El Almiuante (Ceiiveua) al Ministro (Behmejo).

Cabo Verde 22 Abril iSgS,

«Oficialmente no se sabe si se ha declarado la guerra, y es de absoluta necesidad saberlo para tratar como enemiga a la bandera americana.»

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera).

Madrid 22 Abril iSgS.

«Si hubiera estado declarada la guerra, se lo hubiera comunicado; pero existe de hecho el estado de guerra, pues la Escuadra americana empezará mañana bloqueo Cuba. Los buques de la Escuadra volante, de que hablé á V. E. sin tener después más noticias, son los que deben bloquear á Puerto Rico y no han salido aún de Hampton-Roads. El fundamento de las instrucciones es encomendar á V. E. la de- fensa marítima de Puerto Rico. No se han recibido hoy noticias especiales (jue comunicarle. »

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 22 Abril i8g8.

«Necesito instrucciones precisas á las que poder arreglar mi conducta en el caso de no estar declarada oficialmente la guerra á la salida. »

(i) a este telegrama falta en el impreso la última parte, que dice asi: <-< Agra- decemos saludo Nación, cuya prosperidad es nuestro único anhelo y d nombre de todos manifiesto nuestro prof7i7ido amor d la Patria.»

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El Ministro (Bermejo) al Almirante {CBnYEiiA). —Cado Verde.

Madrid 22 Abril i8g8.

«Recibido su segundo telegrama. No puedo darle instrucciones más concretas que las que tiene, dejándole en libertad para la derrota que ha de seguir, burlando, si es posible, el encuentro de la flota enemiga para arribar á cualquier punto de la isla de Puerto Rico. El Ciudad de Cádiz le acompañará con todo el carbón posible.»

San Vicente (Cabo Verde) 22 Abril 18 g8. Excelentísi- mo Sr. D. Segismundo Bermejo. Mi querido General y ami- go: Aun no he contestado su carta del 7, que me trajo el San Francisco, porque aun cuando después le he escrito, no la te- nía á la vista. La sorpresa y estupor que ha causado á todos estos Comandantes la orden de marchar á Puerto Rico, es im- posible de pintar, y en verdad, tienen razón, porque de esta expedición no se puede esperar más que la destrucción total de la Escuadra, ó su vuelta atropellada y desmoralizada, cuan- do aquí, en España, podría ser la salvaguardia de la Patria. Es un error creer que las Canarias están seguras, lo cual sólo es verdad si se refiere ese aserto á Santa Cruz, Las Palmas y algún otro lugar; pero ¿lo está la isla Graciosa, por ejemplo? Pues si los yankees se apoderan de ella y fortifican el puerto del río, obtienen una base de operaciones, para las que hagan contra España, y seguramente no serán los batallones quienes los echen de allí. Eso es imposible (ahora al menos) con la Es- cuadra en Canarias, pero será inevitable con la Escuadra des- truida.— Habla V. de planes; y por más que he hecho para que se formaran como era juicioso y prudente, no he obtenido la menor satisfacción á mis deseos, hasta el punto que si hubie- sen sido otras las circunstancias, habría pedido mi pase á la Reserva, como lo pediré (si Dios me saca con vida de ésta) el día en que haya pasado el peligro. Aun lo pediría hoy, sin im- portárseme un bledo que me tacharan de cobarde, si ese paso mío no produjera en la Escuadra el deplorable efecto de una deserción de su Almirante al frente del enemigo. ¡Que me ha facilitado cuanto he pedido! El Colón no tiene sus cañones

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gruesos, y yo pedí los malos, si no había otros; las municiones de 14 cm. son malas, menos unos 300 tiros; no se han cambia- do los cañones defectuosos del Vizcaya y Oquendo; no hay medio de recargar los casquillos del Colón; no tenemos un torpedo Bustamante; no hay plan ni concierto que tanto he de- seado y propuesto en vano; la consolidación del servomotor de estos buques, sólo ha sido hecha en el Teresa y el Vizcaya, cuando han estado fuera de España; en fin, esto es un desas- tre ya, y es de temer que lo sea pavoroso dentro de poco. ¡Y quizás todo podría aun cambiar! Pero presumo que ya es tar- de para nada que no sea la ruina y desolación de la Patria. Comprendo que tenga V. la conciencia tranquila, como me dice en su carta, porque V. es una persona buena á carta cabal; pero reflexione V. en lo que le digo, ¡y verá cuánta razón ten- go! —Reuní mis Capitanes, como V. me indicaba, y el extracto de lo que opinaron fué por telégrafo, así como después, de ofi- cio, envié copia del acta, y por este correo va un oficio que la comenta. Nada tengo que añadir. —El Vizcaya no anda nada ya, y es un grano que le ha salido á la Escuadra. Y no lo molesto más; considero ya el acto consumado, y veré la mejor manera de salir de este callejón sin salida. —Que le vaya á us- ted bien, etc. Pascual Cervera.

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 22 Abril i8g8.

«Suplico á V. E. que me permita insistir en lo desastrosas que conceptúo las con- secuencias de nuestro viaje á América para el porvenir de la Patria. Asi opinan to- dos estos hombres de honor. Suplico á V. E. que lea este telegrama, asi como toda mi correspondencia oficial y confidencial al Presidente del Consejo para tranquilidad de mi conciencia.»

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Madrid 22 Abril 18 g8, 6 tarde.

«Por efecto fuerzas flexión dos golpes mar Audaz desde segundo mamparo dobló proa ángulo recto babor. Se le avisa para que refuerce V. en lo posible proas destroyers.»

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El Ministro (Bermejo) al x\lmira.nte (Cervera).

(Estación Palacio). Madrid 23 Abril i8p8. Medio día.

«Reúno Junta Generales. Aguarde su resolución. Díga- me si están armados torpederos inmediatamente.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Caho Verde 23 Abril i8g8.

«Es conveniente que en puertos principales Antillas, donde estos buques pudie- ran arribar, haya agentes de confianza para darme noticias auténticas y tener crédi- tos abiertos.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 23 Abril i8g8.

«Recibido telegrama cifrado ayer tarde. Se trabaja durante la noche llenar las carboneras; ya dije faltan recursos para ello. Aun quedan 800 toneladas y tardaré tres días. Antes salida necesito conocer si se ha declarado la guerra.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 23 Abril i8g8.

«Torpederos listos para batirse; destructores también, salvo cañones de 75; en su lugar llevan carbón. Pueden montarlos en breves horas. »

A.CT-A.

de la Junta de Generales de la Armada, celebrada en el Ministerio de Marina, bajo la

presidencia del señor Ministro del Ramo, Contraalmirante D. Segismundo Bermejo,

el día 23 de Abril de 1898.

Asisten el señor Almirante D. Guillermo Chacón y Maldonado; los Vicealmiran- tes D. Carlos Valcárcel, D. José M.' Beránger, D. Eduardo Butler y D. Fernando Martínez; los Contraalmirantes D. Manuel Pasquín, D. José Navarro, D. Antonio de la Rocha, D. Ismael Warleta, D. Manuel Mozo, D. Manuel de la Cámara, Don Eduardo Reinoso y D, José de Guzmán, y los Capitanes de Navio de primera

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clase D. José Gómez Imaz, D. Antonio Terry, D, Joaquín Lazaga, D. Joaquín Cin- cúneguL y D. Ramón Auñón.

Abierta la sesión á las tres de la tarde, expone:

El señor Ministro la situación en que el pais se encuentra ante el estado de guerra con los Estados Unidos del Norte de América, la distribución y estado de nuestros buques y las noticias que tiene de los enemigos, y lee las instrucciones que dio al Almirante de nuestra Escuadra para su salida de Cádiz, instrucciones que no recibió hasta llegar á Cabo Verde por haberse apresurado dicha salida en virtud de órdenes telegráficas posteriores.

El Sr. Berdnger dice que si la explicación hecha por el señor Ministro, no tie- ne otro objeto que informarnos de lo ocurrido, lo agradece y se da por enterado; pero si es para pedirle parecer sobre lo hecho, debe abstenerse de exponer aquello en que no está conforme, por respetos de disciplina, reservándose su libertad para juzgarlo donde tenga derecho á hacerlo.

El señor Ministro contesta que hasta ahora no ha hecho más que exponer la situación; pero que conocida ésta, ruega á los Generales de la Armada que le ayu- den con su consejo acerca de lo que estimen más conveniente para el plan de campa- ña que ha de seguirse.

El Sr. Pasquín dice que sin menoscabo de la disciplina pueden los concurren- tes exponer sus opiniones, puesto que para ello han sido convocados, que la cuestión más que técnica es de Gobierno, y á éste compete formar los planes de campaña; que esto no obsta para que si el señor Ministro quiere darlo á conocer, cada uno ex- ponga su opinión; pero que antes de hacerlo, importa saber si es el Gobierno quien nos convoca como Junta de guerra ó es sólo el compañero quien nos invita á expo- ner nuestras opiniones particulares, porque en el primer caso, cada cual es responsa- ble de las que emita, y en el segundo no tienen otro valor que el de consejos de amigo; y que, de todos modos, habiendo sido convocados sin expresar el objeto, no ha podido traerse ninguna preparación para exponer planes de la importancia y gra- vedad del que se nos pide.

El señor Ministro expone que el plan que tiene el Gobierno era enviar la Es- cuadra que está en Cabo Verde juntamente con la primera división de torpederos á Puerto Rico, y confiar á su Almirante la defensa de aquella isla que considera más expuesta á los ataques de los enemigos, por estar menos artillada, ser de costa más abierta y estar menos guarnecida para el caso de un levantamiento; que á la vez pen- saba conservar en España los demás buques disponibles para enviarlos en momento oportuno adonde fiíere necesario; pero que las instrucciones dadas al Almirante y recibidas en Cabo Verde no habían llegado á cumplirse por haber hecho éste obser- vaciones en contra de aquel plan, que no estima acertado.

Suscítase un breve incidente entre los señores Berdnger y Butler, sosteniendo el primero la posibilidad de que ciertas manifestaciones, á que atribuye gravedad, trasciendan al exterior, y afirmando el segundo, que la seriedad de los concurrentes asegura por completo la reserva de lo que se discuta.

El Sr. Chacón pregunta si la Escuadra tiene ya la orden de salir de Cabo Ver-

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de, como de público se dice, pues si la salida se ha verificado no hay para qué dis- cutirla.

El señor Ministro contesta que se dio la orden de salida, pero no se ha verifi- cado aún, porque las observaciones del Almirante, reforzadas con el parecer de los Comandantes de los buques, son para él motivo de meditación, y no la ha reiterado después de aquéllas, porque cree conveniente darlas á conocer al señor Presidente del Consejo.

El Sr. Beránger dice que desea que conste que se nos consulta después de ro- tas las hostilidades y que ya no es hora de pedir consejo; que nunca hubiera aconse- jado la reunión de la Escuadra en Cabo Verde, ni la constitución de la escuadrilla de buques heterogéneos, en que los unos entorpecen la marcha de los otros é impo- sibilita á los destroyers de realizar lo que hubieran podido hacer solos; que hubiera preferido á la reunión de una Escuadra relativamente numerosa, dejar á los buques sueltos ó en pequeñas divisiones que obrasen con mayor libertad para buscar ó rehuir los combates, según su conveniencia; que ya no podía pensarse en retroceder, pero que el avance á Puerto Rico podía hacerse reunidos ó subdivididos y con di- versas derrotas y aun enviar alguna fuerza á las Bermudas para obligar al enemigo á dividir las suyas; que cualquiera que fuese el plan adoptado, abrigaba la esperanza de que triunfaríamos por la bondad de nuestros buques, la pericia de los que los dirigen y el valor de sus tripulaciones, citando, en corroboración de su creencia, el hecho de que durante la guerra de la independencia de los Estados Unidos, se dio el caso de que once navios ingleses después de 42 días de bloqueo, hostilizados constantemente por lanchas cañoneras tripuladas por hombres de corazón, tuvieron que volverse á Inglaterra sin haber logrado su propósito.

El señor Ministro contesta que la formación de la escuadrilla se hizo en plena paz y con tiempo sobrado para llegar á Puerto Rico, no entrando en los planes del Gobierno su arribada á Cabo Verde, debido á causas posteriores y lamentables.

El Sr. Gómez Imaz dice que no conviene perder el tiempo en discutir lo suce- dido ni lo que debió suceder, sino adoptar una resolución sobre lo que ha de hacer la Escuadra, de hoy en adelante.

El Sr. Mozo dice que cuando el Jueves Santo, 6 de Abril, convocó el señor Mi- nistro á los Generales del Ministerio con un objeto análogo al presente, la mayoría opinó por la concentración en Cabo Verde; que él continuaba opinando que debían acumularse todas las fuerzas posibles, verificando la concentración en un puerto de Canarias; que la guerra había que hacerla en una defensiva activa con todos los re- cursos que pudieran facilitarse al Almirante de la Escuadra, ya que á él habían de dirigirse después todas las responsabilidades.

El Sr. Beránger dice que su opinión es diametralmente opuesta á la del señor Mozo, porque un encuentro desgraciado yendo la Escuadra reunida, sería nuestra ruina; que nunca debió verificarse la reunión en un puerto extranjero, y que ya que lo estaba, debía salir inmediatamente para las Antillas con los destroyers, dejando los torpederos en Cabo Verde para que regresen á Canarias.

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El señor Ministro dice que considera importante para la discusión dar á cono- cer el último telegrama recibido del Gobernador General de Cuba, manifestando que todos los españoles de aquella isla estaban animados del mejor espíritu para la re- sistencia; pero que esto dependía en gran parte de la esperanza que abrigaban del pronto regreso de la Escuadra á aquellas aguas, y que si ésta se hacía esperar ó se perdía esta esperanza, podía perderse á la vez el espíritu que animaba á la pobla- ción española.

El Sr. Auñón dice que aun siendo el último de los concurrentes y el que me nos luz podía aportar á la discusión, creía conveniente tomar parte en ella, más que para trazar planes de campaña que no podían hacerse sin la previa posesión de más datos que los aportados hasta entonces al debate, para encauzar éste á fin de que produjera algún resultado práctico y puntualizar el valor de las opiniones que se emitieran; que las primeras manifestaciones del señor Ministro tenían dos partes: la exposición de lo ocurrido hasta ahora, y la demanda de un consejo para el porvenir; que respecto á lo primero coincidía con el Sr. Beránger en creer que no habiendo sido consultados sobre lo que ya estaba hecho, ni pudiendo remediarlo, aunque nos pareciese mal, no había que hacer sino partir del momento actual, examinar serena- mente el porvenir, y no negar nuestro consejo al Ministro ni al compañero que nos lo pedía, que harto necesitaba, cualquiera que ocupase aquel puesto en los momen- tos actuales, consejeros que alentasen sus energías y confortasen su espíritu para lle- gar al término de la jornada, que sería la ocasión de que cada cual pidiese explica- ciones y exigiese responsabilidades en la forma y lugar á que tuviere derecho; que en cuanto á formar planes de campaña, aun partiendo de base forzada, y bajo el apremio de las circunstancias á que habíamos llegado, declaraba que no era empresa fácil, sin tener á la vista todos aquellos antecedentes que son indispensables para formar juicio de las posibles eventualidades, sin que pudiera tomarse como base el conocimiento superficial de las noticias, tantas veces erróneas, de la prensa; que al efecto, invitaba al señor Ministro á que expusiese el estado de aprovisionamiento de los buques que componían el núcleo reunido en Cabo Verde, y el tiempo necesario para que los que aun estaban en la Península, pudiesen entrar en campaña en re- gulares condiciones; que respecto á las instrucciones que hubiesen de darse al Almi- rante, estimaba que no debían ser concretas, sino respecto al objetivo que el Go- bierno se proponía, dejándole amplia libertad para desarrollarlo, según lo aconseja- ran las circunstancias del momento, porque las instrucciones que se diesen para cumplirlas quince días después y á dos mil leguas del centro directivo, ofrecían el inconveniente de tener que someterse forzosa é inoportunamente á ellas, ó tener que infringirlas, dejando al éxito que decidiese, si el que de tal manera procedía había de ser aclamado como héroe ó procesado como desobediente; y, por último, que ante la gravedad de las circunstancias, exhortaba si necesario era, á los respetables Almi- rantes y compañeros, á que con calma, sin pasión, haciendo por ahora abstracción de lo pasado, examinaran el porvenir y prestaran el concurso de sus luces en bien de la Patria y en auxilio de nuestros compañeros, sobre quienes estaba fija en estos momentos la atención del país, no bastante ilustrado sobre las verdaderas condicio-

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nes en que la fatalidad los lanzaba á los azares de una guerra tan desigual, en cuan- to á los recursos materiales.

El señor Ministro agradece los sentimientos que han inspirado las palabras del señor Auñón, y ofrece poner de manifiesto cuantos datos se consideren necesarios para fundar sobre ellos opinión respecto al porvenir. Dice que los dos acorazados que vinieron de Puerto Rico traían cuarenta y cinco días de víveres, y los que fue- ron de España treinta; que les había enviado 2.000 toneladas de carbón en un tras- atlántico y ordenado al Almirante que se repostase en Cabo Verde de todo lo que necesitara, y que, por consiguiente, consideraba á los cuatro acorazados en perfectas condiciones para emprender campaña de mar; que los tres destroyers estaban en iguales condiciones, y de los torpederos sólo dos podrían hacerse á la mar, porque el Ariete había llegado con las calderas inútiles; que el Carlos V no podía quedar habilitado por completo hasta los primeros días de Mayo, y el Pelayo lo estaría an- tes y el Alfonso XIII \o estaba; pero que el Carlos F" tenía en viaje buena parte del repuesto de municiones, sin que pudiera precisarse cuando las recibiría; el Pela- yo tenía un radio de acción tan limitado, que apenas podía ir con desahogo de Ca- narias á Puerto Rico, y el Alfonso XIII tenía tan escasa velocidad, que podía ser una remora para los movimientos de la Escuadra. En cuanto á la Vitoria, no la consideraba buque de Escuadra por su escasa marcha, y la Numancia, aunque ven- dría pronto á los puertos de España, no traía concluidas las obras de reforma, á con- secuencia de las huelgas, que las tuvieron paralizadas.

El Sr. Pasquin pide que se lean las comunicaciones del Almirante de la Es- cuadra en que razona los riesgos que prevé en la expedición á Puerto Rico.

El señor Ministro da lectura á un cablegrama del Almirante en que manifiesta su deseo de que conste su opinión y la de los Comandantes de los buques de que la recalada á Puerto Rico puede determinar un desastre para el porvenir de la Pa- tria; pero que, obediente al mandato, activa todos los preparativos para ponerlo por obra en el momento que se le ordene. Lee, además, su contestación, en que le dice que somete la resolución á una Junta de Generales de la Armada.

El Sr. Beráns^er manifiesta que el telegrama leído por el señor Ministro era de tanta gravedad, que, en su concepto, no hubiera debido leerse, y que después de co- nocido, insistía en que la Escuadra que se halla en Cabo Verde debía salir inmedia- tamente para las Antillas, cualesquiera que fuesen los azares de guerra que pudiera correr, de la propia manera que lo hizo Tegetof cuando se le ordenó atacar á una Escuadra superior austríaca en Lisa.

El Sr. Lazaga dice que él se ha preocupado de los planes de campaña y que, bueno ó malo, somete el suyo á la consideración de todos; que en un principio fué partidario de la diseminación, pero que después de conocido el cablegrama del Go- bernador General, ha modificado su opinión; qui el Carlo<; Pdebe silir inmediata- mente pai-a reunirse á la Escuadra, llevando á bordo los operarios que se ocupan en la instalación eléctrica para el movimiento de las torres: el Pelayo debe terminar su habilitación trabajando día y noche y adquiriendo, sin trabas, cuanto sea necesario; reunido en Cádiz con el Alfonso XIII y los dos destroyers que hay en España, d^-

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ben salir en busca de la Escuadra, fijando previamente un punto geográfico cien millas al O. de Cabo Verde, y unidas todas las fuerzas seguir á Puerto Rico, librar á su vista un combate en regulares condiciones, continuar por el S, de Santo Do- mingo y Cuba y aparecer sobre la Habana por el O. para tomar puerto en ella ó li- brar nuevo combate, si asi conviene, con las fuerzas bloqueadoras; los torpederos deben regresar á Canarias ó á España con los trasatlánticos; los cruceros Patriota y Rápido deben ser destacados á las Bermudas para distraer hacia aquella parte al- gunas fuerzas enemigas y dañar á su comercio.

El Sr. Cinctínegui opina que obligar á la Escuadra á permanecer en Cabo Verde ó en la mar hasta la llegada de los buques que han de reunirse en Cádiz, se- ria aplazar demasiado la presentación de nuestras fuerzas navales en Cuba; pero que puede enviarse desde luego la Escuadra que está en Cabo Verde á las Antillas y poco después la de España á las costas de los Estados Unidos para producir la alar- ma, atraer fuerzas en aquella dirección y acaso realizar alguna operación atrevida so- bre las poblaciones enemigas. Agrega, que la salida de Cabo Verde es una opera- ción imprescindible, porque de permanecer allí más tiempo, no tardaría en ser invi- tada á abandonar el archipiélago por el Gobierno portugués, en virtud de los debe- res de neutralidad.

El señor Ministro objeta que para las operaciones sobre la costa de los Esta- dos Unidos es un elemento importante la velocidad; que el Alfonso XIII la tiene muy escasa, el Pelayo tiene poco radio de acción, y ni éste ni el Carlos V pueden, por razón del calado, entrar á repostarse en Puerto Rico.

El Sr. Ihitler manifiesta que estando conforme con la necesidad de que la Es- cuadra salga pronto de Cabo Verde, cree que debiera anunciársele el propósito del Gobierno de reforzarla con los buques que quedan en España, á fin de infundirles alientos en la dificil empresa que van á acometer; que al General deben dársele fa- cultades para que obre según las circunstancias, porque si bien considera necesario que salgan para las Antillas, no deben ser llevados á un inútil sacrificio, que seria aun mayor por no tener en Puerto Rico los recursos necesarios para la reparación de averias.

El ■^eñor Alm:'rante Chacón expone la. dificultad de concertar opiniones tan di- versas; afirma que todas ellas no pueden tener otro carácter que el de consejos y nunca el de preceptos; cree que la opinión pública padece grave error al apreciar el valor ó eficacia de nuestra Escuadra, pero que, aun así, es necesario satisfacerla en cuanto tenga de razonable; que estima necesaria la salida de Cabo Verde, no sólo por las consideraciones que se deducen del cablegrama del Gobernador General de Cuba, sino por la expuesta por el Sr. Cincúnegui de no poder permanecer más tiem- po en un puerto neutral; que siendo práctico calcular de diez á quince días el tiempo necesario para el alistamiento de los buques que quedan en España, no puede dife- rirse por tanto tiempo la salida de la Escuadra de Cabo Verde, y, por consiguiente, debe dirigirse desde luego á las Antillas, aun á riesgo de tener que arrostrar las con- secuencias de un encuentro desgraciado; que si la Escuadra que bloquea á Puerto Rico se retira ó es vencida, allí puede esperar la nuestra el refuerzo que se le envíe

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para continuar á Cuba. Respecto á las operaciones del porvenir, es aventurado cuanto se d^'ga sin conocer el resultado de las primeras.

El Sr. Valcdrcel dijo que, en vista de las circunstancias y de la gravedad de la cuestión, entendía que la Escuadra que se halla en Cabo Verde, debe salir para las Antillas, no creyendo que deba esperarse á reforzarla con los buques que en Espa- ña se alistan, porque, según lo manifestado por el señor Ministro, necesitarán algu- nos días para emprender la marcha.

El Sr. Aimón expone su deseo de hacer constar que, como la primera vez que el señor Ministro habló de las opiniones manifestadas por el Almirante de la Es- cuadra no dio lectura completa del cablegrama, pudo hacer mala impresión entre los presentes; pero que de su texto integro se deducía con toda claridad que el señor Cervera había procedido correctamente al exponer su parecer, al propio tiempo que manifestaba hallarse pronto á cumplir con toda diligencia aquello mismo que en su conciencia creía perjudicial para el curso de las operaciones; que su manifestación no podía tener otro alcance que dejar consignada su opinión, previendo, acaso, que su muerte posible, y sin duda gloriosa, hiciera para siempre desconocida la que él con" sideraba previsora advertencia. Que respecto á la contestación que le había dado el señor Ministro, creía conveniente llamar la atención sobre la frase someto á la re- solución de una Junta, pues la Junta no podía ni debía tomar resoluciones, sino, á lo sumo, dar consejos, dejando por completo al Gobierno el deber de dictar resolu- ciones y aceptar la responsabilidad de ellas, ya fuesen ó no acordes con el consejo recibido.

El Sr. Gómez Imaz insiste en su parecer de que se procure la reunión de las Escuadras antes de exponerlas á un encuentro, porque el perjuicio del retardo de diez días, no es tan grande como el de un posible desastre.

El señor Ministro considerando el asunto bastante debatido, propuso que cada cual concretase su parecer, no en forma de voto para tomar acuerdos ni resoluciones» que en efecto correspondían al Gobierno, sino para condensar opiniones y poder apreciar cual era la dominante entre las diversas que se habían manifestado.

Procedióse á lo propuesto por el señor Ministro, dando por resultado el resu- men que á continuación se expresa:

RESUMEN

de las opiniones emitidas por los Generales de la Armada acerca de la pregun- ta que con carácter de consulta les formuló el señor Ministro de Marina el día 23 de Abril de i8g8, después de exponer la sitttación de nuestras fuerzas nava- les y los últimos cablegramas del Gobernador General de Cuba y del Coman- dante General de la Escuadra que se halla en Cabo Verde.

Pregunta.

Partiendo del estado actual de la guerra y de la situación de nuestras fuerzas} navales en Europa y Cabo Verde, ¿qué moviniiento deberá ordenárseles?

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Contestaciones por orden de moderno á antiguo.

Don Ramón Atiñón y Víllalón, Capitán de Navio de primera dase. Los cuatro acorazados y los tres destroyers que se encuentran en Cabo Verde, deben sa- lir inmediatamente para el mar de las Antillas y significando á su Almirante la ma- yor necesidad de defensa en que se halla la isla de Puerto Rico, debe dejársele en completa libertad de acción respecto á la derrota y recalada, y á los casos y circuns- tancias en que debe empeñar ó evitar combates, segiin el estado de abastecimiento en que lleguen, la importancia de las fuerzas enemigas que encuentre y las noticias que pueda adquirir ó puedan comunicársele antes de su arribo. Los tres torpederos que están en Cabo Verde, deben regresar á Canarias cuando y como les sea posi- ble, en condiciones de relativa seguridad. Los buques Pclayo, Carlos V, Alfon- so XIII, Vitoria, Patriota y Rápido, los destroyers que se hallan en Europa y los demás buques utilizables para la guerra que puedan adquirirse ó habilitarse, deben concentrarse en Cádiz y terminar rápidamente su habilitación, usando de todos los recursos extraordinarios que conduzcan á este fin, pero su ulterior destino no debe determinarse d pHori, sino con presencia de las circunstancias en que se halle la guerra en la fecha en que su habilitación triniine.

Don Joaquín Cincúncgiu y Marco, Capitán de Navio de primera clase. Opi- na lo mismo que el Sr. Auñón, agregando que convendría enviar simultáneamente á las costas de los Estados Unidos los cruceros Patriota y Rápido para sembrar la alarma, llamar la atención del enemigo sobre otros puntos, obligarle á dividir sus fuerzas y preparar la recalada de nuestra Escuadra en condiciones más favorables.

Don Joaqjiin Lazaga y Garay, Capitán de Navio de primera clase. Mantiene la opinión que ha sustentado en el curso del debate; pero si á pesar de ella, preva- leciese la de la salida inmediata de la Escuadra de Cabo Verde, deben incorpiirár- sele á lo menos el Alfonso XIII y los destroyers que están en España y verificarse simultáneamente la excursión de los cruceros Patriota y Rfpido á las costas de los Estados Unidos, si se hallan en estado de verificarla.

Don Antonio Terry y Rivas, Capitán de Navio de primera clase. Opina lo mismo que el Sr. Auñón.

Don José Gómez Tmaz, Capitán de Navio de primera clase. Present('i por es- crito su voto que dice así: «Que la Escnmlra rocíinccnirada ow Cabo A\TtU' no debía salir inmediatamente, sino cuando estuviesen listos el Carlos V, el Pelayo y los de- más barcos de que se pudiese disponer, á fin de reforzarla, bien directamente ó me- jor con movimientos estratégicos (un algo parecido á lo manifestado por el General Lazaga) para que el combate, ineludible, fuese ó tuviese lugar en las condiciones más favorables para nosotros; que reunidas las fuerzas, el General Cervera obraría en- tonces con la libertad de acción correspondiente á un Almirante.-*

Dotí Jost' Guzrnán v Galtit'r, Contraalmirante. (">pin:i como el Sr. Auñi'-n.

Don Eduardo Rcínoso y Diez dr Tejada, Contr:u\hnirinto. Opiii;i comc> el señor Auñón.

Don Manuel de la Cámara v l/t/ermoore, Contraalmirante. (^pina como el s^ñor Auñón.

Don Manuel Mozo y Dicz-Robles, Contraalmirante. Formuló por escrito su voto ó parecer que es el siguiente: «Si el Gobierno de S. M., por razones de interés supremo de la Patria, entiende que la Escuadra debe salir inmediatamente para Puerto Rico, el General que suscribe también lo cree. De otro modo opina que di- cha Escuadra debe ser reforzada, porque tiene la misma convicción del desastre que prevé su Almirante, y ese desastre, á la vista ó no de Puerto Rico, no habrá de contribuir seguramente á levantar el espíritu de los habitantes de aquella isla ni de los de Cuba.»

Don Ismael Warletay Ordovas, Contraalmirante. Opina como el Sr. Auñón.

Don Antonio de la Rocha y Aranda, Contraalmirante. Opina como el señor Auñón.

Don José' Navarro y Fernández, Contraalmirante. Opina como el Sr. Auñón.

Don Manuel Pasquín y de Juan, Contraalmirante. Opina como el señor xVuñón.

Don Fernando Martínez de Espinosa, Vicealmirante. Opina como el señor Auñón.

Don Eduardo Butler y Anguita, Vicealmirante. Los cuatro acorazados y los tres destroycrs que están en Cabo Verde deben salir inmediatamente para las Anti- llas con instrucciones de aceptar ó de evitar t:oml)ali\-í, según convenga; pero insis- tiendo en su convicción de que la unión es la fuerza, está conforme con lo expuesto por el General Lazaga respecto al aumento de buques, reforzando la Escuadra de Cabo Verde con todos los disponibles de alto bordo en la forma y en el punto que el Gobierno estime conveniente, pues cree que esto pviede hacerse sin perjuicio de la salida inmediata para las Antillas.

Don José Beránger y Rjiíz de Apodaca, Vicealmirante. Se ratifica en todo lo que ha expuesto desde el principio del debate, á saber: Que la Escuadra que está en Cabo Verde no debe en ningúa caso retroceder á Canarias y menos á España, sino que debe salir inmediatamente para las Antillas y utilizar los dcstroyers como exploradores para proporcionarse noticias antes de la recalada.

Don Carlos Valcdrcel y Ussel de Guimbarda, Vicealmirante. Opina como el Sr. Auñón.

Don Guillenno Chacón y Maldonado, Almirante. Opina que la Escuadra que se halla en Cabo Verde debe salir inmediatamente para las Antillas, antes que por precepto internacional se vea obligada á abandonar el puerto neutral en que se halla. El Almirante de ella debe llevar am])lia autorización para proceder conforme á las necesidades de la guerra y á las exigencias del honor nacional. Los buques que queden en España, deben reconcentrarse en Cádiz, terminar rápidamente su habilita- ción y hallarse dispuestos á cumplir instantáneamente las órdenes que el Gobierno crea deber comunicarles, según demande el curso de la guerra.

Y para que conste y por orden del señor Ministro de Marina, se levanta esta acta que firman los señores concurrentes.

Segismundo Bermejo. Guillermo Chacón. Carlos Valcdrcel. José Ma- ría Beránger. Eduardo Butler Fernando Martínez. Manuel Pasquín.

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José Navarro. Antonio de la Rocha. Ismael Warleta. Manuel Mozo. Manuel de la Cámara. Eduardo Reinoso. José de Guzmdn. José Gómez Imaz. Antonio Terry. Joaquín Lazaga. Joaquín Cincünegui. Ramón Auñón.

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Calo Verde.

Madrid 24 Abril i8g8.

«Oída la Junta de Generales de Marina, opina ésta que los cuatro acorazados y los tres destroyers, salgan urgentemente para las Antillas. Sometida esta opinión al Gobierno de S. M., la acepta, disponiendo se den á V. E. amplias facultades para dirigirse á las Antillas, confiando en su pericia, conocimiento y valor, pudiendo to- mar informes en aquéllas antes de recalar sobre Puerto Rico ó á Cuba, si lo estima- se más conveniente en vista informes recibidos. La derrota, recalada, casos y cir- cunstancias en que V. E. debe empeñar ó evitar combate, quedan á su más comple- ta libertad de acción. En Londres tiene á su disposición 15.000 libras. Los torpe- deros deben regresar á Canarias con los buques auxiliares, marcándoles V. E. la de- rrota. La bandera americana es enemiga.» (i)

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 24 Abril 1898.

«Mañana espero acabar el carbón. Torre barbeta popa Oqitendo no obedece puntería horizontal. Llevamos quince días buscando causas sin éxito alguno; conti- nuamos trabajando sin descanso.»

San Vicente (Cabo Verde) 24 Abril iSgS. Excelentísimo señor D. Segismundo Bermejo. Mi querido General y amigo: Acaba de llegar el telegrama mandándonos salir, y doy orden de trasbordar del Cádiz á estos buques carbón, víveres, gente y la artillería de los cazatorpederos, que está en el Cádiz. Pensaba haber salido sin rellenar del todo los buques, pero quedándose el Cádiz, no he querido salir sin la mayor cantidad de carbón posible. Veremos si puedo salir mañina.— Como ya és un hecho consumado, no insistiré sobre el juicio que me me-

(i) En el impreso aludido tantas veces falta el final de este telegrama, que dice: «Renuevo saludo entusiasta Patria y Gobierno.»

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rece. Quiera Dios que no sea profeta, como lo he sido cuando decía á V. que para fines de Abril no estarían listos el Pelayo, Carlos V, Vitoria y Numancia, ni el Colón tendría sus caño- nes gruesos, como no fueran los defectuosos, ni nosotros ten- dríamos municiones de 1 4 cm. de las nuevas para batirnos, et- cétera etc. Con la conciencia tranquila voy al sacrificio, sin explicarme ese voto unánime (i) de los Generales de Marina, que significa la desaprobación y censura de mis opiniones, lo cual implica la necesidad de que cualquiera de ellos me hubie- se relevado. Trigueros me ha anunciado la salida de un car- gamento de 5.700 toneladas de carbón para Puerto Rico, á donde debe recalar del 1 1 al 1 2 de Mayo, y tengo mucho te- mor de que vaya á caer en poder del enemigo. Se padece un error al suponer que yo soy dueño de empeñar ó evitar el com- bate á mi voluntad; con los nueve meses que hace que no lim- pia el Vizcaya y su permanencia en la Habana, está hecho una pótala y yo no lo debo abandonar. —Que le vaya bien, etc. Pascual Cervera. Hoy 27: Estoy desesperado con la len- titud del Cádiz, que está muy bien preparado para el pasaje y muy mal para carga. Creo que saldremos mañana.

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 24 Abril i8g8. ^Aprovechando detención he construido tapones calderas Ariete. Si queda listo

lo llevaré.)

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Cabo Verde.

Madrid 24 Abril i8g8.

« Gaceta hoy publica decreto estableciendo que pabellón neutral cubre mercan- cía, excepto contrabando guerra; mercancía neutral excepto contrabando guerra, no es confiscable bajo pabellón enemigo, y que Gobierno mantiene derecho conceder patentes corso, aunque por ahora sólo hará uso de cruceros auxiliares de la Marina militar. Para cumplir los puntos anteriores, buques de guerra y auxiliares ejercita- rán derecho visita alta mar y agvias jurisdiccionales enemigas.»

(i) En aquella fecha crei el voto unánime. Véase en el acta de la Junta de Ge- nerales que no lo fué.

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El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo)

Cabo Verde 24 Abril i8g8.

«He recibido telegrama urgente disponiendo salida Escuadra. Mañana, después de terminar carbón, cubrir bajas con gente del Cádiz y trasbordar artilleria de los cazatorpederos, cumpliré lo que ordena V. E.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 2¿ Abril i8g8.

«Pregunto si es cierto San Francisco, Amazonas están en Madera. Conteste Vuecencia directamente Capitán Cádiz por si saliera yo antes.»

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Cabo Verde.

Madrid 2S Abril iSg8.

«Los buques citados están en Hampton-Roads. Coluinbia. Minncapolis se cree navegan para Europa. Asegúranme que entre gente del carbón hay numerosos es- pías. Urge mucho su salida. Reserva absoluta de su dirección.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 25 Abril r8g8.

«Hay mucha marejada que impedirá terminar hoy trasbordo carbón y efectos del Cádiz.y

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Cabo Verde.

Madrid 2S Abril i8g8.

«Circunstancias las mismas. Escuadra volante no ha salido aún de Hampton- Roads. Las 15 000 libras se situarán en Inglaterra y hasta esa misma cantidad pue- de girar sobre Londres lo que necesite. Se comunicará Puerto Rico señal conve- nida con práctico.-» (i)

(i) Lo que va en bastardilla no está en el impreso.

El M. de España en Lisboa (Ayerbe) al de Estado (Gullón).

Lisboa 26 Abril i8g8.

«Ministro Negocios Extranjeros me ruega confidencialmente pregunte á Vue- cencia si puede manifestar el tiempo que permanecerá Escuadra en Cabo Verde, en- cargo que al mismo tiempo hace al Ministro de Portugal en Madrid, por si los Es- tados Unidos presentasen reclamación, como anuncia hoy un periódico.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 26 Abril i8g8.

«Se trabaja noche y día en el trasbordo de carbón y de los pertrechos de los ca- zatorpederos, pero adelanta poco, porque no permiten activar trabajo las escotillas del vapor trasatlántico. Aun faltan 400 toneladas. Los buques acorazados están con las máquinas preparadas para no dilatar la marcha, Villaamil sigue con la Escuadra. »

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 26 Abril i8g8.

«En vista de salida cruceros rápidos enemigos que V. E. anuncia, y dado poco andar. Cádiz y San Francisco, creo conveniente V. E. instrucciones directas Comandante Azor, Jefe de la expedición. »

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Cabo Verde.

Madrid 26 Abril 18 g8.

«Dada orden Londres enviar 5.000 toneladas carbón destino Curazao á dispo- sición V. E. ó Comandante Puerto Rico.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 27 Abril i8g8.

«Continúa trasbordo lentamente. Estoy desesperado, pero no es posible trabajar más á prisa; quedan por embarcar 300 toneladas de carbón.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 27 Abril i8g8.

«Salgo mañana por la tarde y deseo antes últimas noticias de la guerra y del cur- so sucesos en España. »

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El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Cabo Verde.

Madrid 28 Abril i8g8.

«Por si llegare á tiempo, digo á V. E.: Habana, como la parte N. de Cuba, sigue bloqueada; Puerto Rico, hasta ahora, libre; en aguas de Europa no existe buque enemigo; en España completa tranquilidad y unión. ( 1 ) Reitero entusiasta saludo de la Nación. Con mucha actividad se trabaja en alistar otros buques.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 28 Abril i8g8.

«A pesar de que se han hecho todos los esfuerzos, trabajando toda la noche, hasta mañana no podré salir. Trabajo muy duro impide adelantar lo que se desea. Quedó lista torre Oqtiendo.y»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Cabo Verde 2g Abril i8g8. c Salgo para el Norte.» (2)

El Comandante General de la Escuadra (Cervera) al Ministro de Mari- na (Bermejo).

Comandancia General de la Escuadra. Estado Mayor. Reservado. Ex- celentísimo Sr.: Con fecha 20 tuve el honor de participar á V. E. lo ocurrido hasta entonces en esta Escuadra. Continuó la descarga del San Francisco trabajando día y noche, y terminó el 24. Según ya he dicho á V. E. en comunicación aparte, falta- ron 180 toneladas de las 2.000 que debía conducir, á causa, sin duda, de la premu- ra con que el vapor las tomó y al mucho perdido en la descarga, por la gran canti- dad de polvo arrastrado por el viento, más el que caería al agua en el trabajo de noche. Algo semejante debe ocurrir en el Cádiz. He comprado todo, el aceite de máquina que he podido encontrar en plaza y quedan los buques bien pertrechados de estas materias. Sobre este punto me permito indicar á V. E. la conveniencia de que á los repuestos de carbón acompañen siempre los de materias lubricadoras en proporción. En la tarde del mismo dia 24 recibí la orden telegráfica de V. E. de salir para las Antillas y de separar de la Escuadra los tres torpederos y el Cuidad de Cádiz, y como los buques quedaban aún escasos de carbón y necesitaban llevar la mayor cantidad posible, ordené en el acto que tomaran unas 625 toneladas del

(i) Lo que va en bastardilla está suprimido en el impreso. (2) Frase convenida en telegrama del Ministro de 21 Abril.

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depositado en el Cádiz, asi como los repuestos de máquina y viveres, y se hizo el trasbordo de la artillería de 75 mm, y municiones de los tres destroyers que han de seguir conmigo. Las condiciones de las bodegas de este vapor; la escasez de mate- rial de transporte y la mucha marejada, han hecho esta faena muy penosa y dema- siado lenta; .pero he creído preferible perder estos pocos días ante la ventaja de en- contrarme mejor pertrechado á la recalada. Los buques salen con 1.080 toneladas cada uno de los del tipo Teresa, y con 1.270 el Colón. Este último buque consume notablemente más que los otros por la clase de calderas. Los destructores llevan unas 140 toneladas, 34 más que la cabida de sus carboneras, y con ellas tienen, apro- ximadamente, un radio de acción teórico de 2.800 millas, á razón de 10 por hora; pero, seguramente, tendré que darles más antes de recalar, á menos que el estado de la mar no me permita llevarlos á remolque, para lo cual tendré en cuenta su extre- mada debilidad de estructura. El Vizcaya, como á V. E. consta, está muy sucio; en su viaje, de diez días, de Puerto Rico aquí, quemó 200 toneladas más que el Oquendo. Este es un punto débil, pero como por ahora no le veo remedio, con- traté aquí con unos buzos su limpieza á flote, que no han podido efectuar más que en una fracción muy pequeña, y con los de la Escuadra hice limpiar las hélices y las tomas de agua de los fondos. Por la premura del tiempo y por la falta de espacio abordo de los acorazados, ya tan sobrecargados, dejo en el Cádiz 1.500 tubos de respeto de las calderas de los destructores. Si V. E. creyera que la campaña dura- rá lo bastante y ofrecerá oportunidades para cambiar los que se averien, le ruego los envíe á donde estime oportuno. Igual ruego le repito respecto á los torpedos Bus- tamante que, seguramente, me serían de gran utilidad. Los torpederos con el Ciu- dad de Cádiz y el San Francisco salen hoy conmigo. La expedición, según he co- municado á V. E., va al mando del Teniente de Navio más antiguo, que lo es el Co- mandante del Azor D. Claudio Alvargonzález. Por separado ratifico á V. E. los telegramas que le he dirigido desde mi comunicación anterior. Réstame sólo decir- le que el personal de la Escuadra no tiene novedad digna de mención y que todo él va animado del firme propósito de sacrificar su vida en el cumplimiento del deber. ¡Quiera Dios conceder á nuestras fuerzas éxito proporcionado á la justicia de nues- tra causa! Él guarde la vida de V. E. muchos años. A bordo, San Vicente de Cabo Verde 28 de Abril de 1898. Excmo. Sr. Pascual Cervera.

El Comandante General de la Escuadra (Cervera) al Ministro de Ma- rina (Bermejo).

Comandancia General de la Escuadra. Estado Mayor. Reservado. Ex- celentísimo Sr.: Con esta fecha doy las siguientes instrucciones al Jefe de la primera división de torpederos: «A unas 450 millas próximamente del puerto de Fort de France (Martinica), se destacará V. S. de la Escuadra, previa señal de última hora, con los cazatorpederos Furor y Terror, para dirigirse á dicho puerto con un andar de unas 20 millas, y adquirir en él las noticias que le tengo expresadas, volviendo

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luego á comunicármelas, para lo cual tendrá V. S. en cuenta que la Escuadra nave- gará corriendo al paralelo de la punta Sur de la Martinica, con una velocidad de unas ocho millas por hora. Conocedor V. S. de mis propósitos, obrará dentro de ellos con completa libertad de acción. Las sefiales de reconocimiento durante la noche se- rán la letra R del alfabeto Morse, hecha con el proyector, entendiéndose que el pun- to se representará manteniendo el haz luminoso durante un cierto intervalo á una elevación de 45°, y la raya un intervalo más largo á la misma elevación; entre una R y otra R se harán tres movimientos horizontales con el haz luminoso: el primero, por ejemplo, de izquierda á derecha; el segundo, de derecha á izquierda, y el terce- ro, otra vez de izquierda á derecha, ó viceversa. La contestación por parte de la capitana será la letra A . hecha en la misma forma, y los tres movimientos horizon- tales.— Para poder comunicar rápidamente las noticias que pueda traer, le incluyo adjunto un pliego de señales convencionales para esta sola ocasión. Además, po- drá comunicar con la clave A B 0755. En el improbable caso de que en el desem- peño de su comisión encontrase fuerzas enemigas, obrará según le aconsejen las cir- cunstancias, teniendo presente que su principal misión es la de comunicarme las no- ticias expresadas.» Lo que tengo el honor de trasladar á V. E. para su conoci- miento y aprobación. Dios guarde á V. E. muchos años. A bordo del Teresa, en la mar i.° de Mayo de 1898.— Excmo. Sr.— Pascual Cervera.

En la mar, j de Mayo de 18 g8. Querido Juan: Para nues- tra colección de documentos creo conveniente que tengas la adjunta copia de un telegrama de Villaamil á Sagasta, que te envío por dos cazatorpederos que destaco á la Martinica en busca de noticias. A bordo de los buques no hay novedad, y el espíritu es excelente. ¡Veremos la suerte que el Señor nos reserva! En definitiva no es dudosa, ¡pero si tuviéramos la suer- te de empezar dando un buen golpe! Dios esté con nosotros. Adiós; muchas cosas á Ips tuyos, etc. Pascual.

Telegrama.

Día 22 Abril 18 g8. Madrid. Práxedes Sagasta. Des- cífrese por clave Marina. Clave CD 4393. Ante trascenden- cia que tendrá para la Patria el destino dado á esta Escuadra, creo conveniente conozca V. por el amigo que no teme las censuras, que si bien como militares están todos dispuestos á morir honrosamente cumpliendo sus deberes, creo indubitable

que el sacrificio de este núcleo de fuerzas navales será tan se- guro, como estéril y contraproducente para el término de. la guerra, si no se toman en consideración las repetidas observa- ciones hechas por su Almirante al Ministro de Marina. (Fir- mado).—Fernando ViLLAAMIL.

El Comandante General de la Escuadra (Cervera) al Ministro de Ma RIÑA (Bermejo).

Comandancia General de la Escuadra. Estado Mayor. Reservado. Ex- celentísimo Sr.: Según tuve el honor de anunciar á V. E. en mi última comunica- ción del 28 próximo pasado, fechada en San Vicente de Cabo Verde, sali de aquel puerto al día siguiente con los cuatro acorazados y los tres destructores, dejando dis- puestos para hacerlo á los tres torpederos y vapores Cádiz y San Francisco. Al salir di al General segundo Jefe y á los Comandantes de los buques las instrucciones cuya copia es adjunta, asi como la de la alocución que dirigí á las tripulaciones, y que se les leyó fuera ya del puerto, siendo acogida con entusiasmo por todos. Des- pués de reflexionado maduradamente y en vista de la latitud de las instrucciones re- cibidas y de la situación verdaderamente excepcional en que se van á encontrar es- tas fuerzas, formé el propósito (que no di á conocer hasta después de la salida) de dirigirme á Fort de France (Martinica), para adquirir noticias, y si posible fuera, car- bón y víveres que me permitieran obrar con algún desembarazo. Con este objeto destacaré mañana, á unas 470 millas de dicho puerto al Terror y al Furor al man- do del Jefe de la primera división de torpederos, el cual llevará esta comunicación y el siguiente telegrama cifrado: «La Escuadra sin novedad; excelente espíritu. Vi- llaamil va adquirir noticias de qué dependerán las operaciones en lo futuro. Para dar la paga vencida se necesitan 570.000 pesetas. Lo que hay á bordo y en Londres suma 675.000; no quiero agotar todos los recursos, por lo que es necesario amplia- ción de crédito.» Al tener el honor de corroborarlo, me permito encarecer á Vue- cencia la necesidad de que se amplíe el crédito puesto á mi disposición, para que es- tas dotaciones que sólo han obtenido un anticipo para sus familias y para los ran- chos, puedan cobrar la paga de Mayó que ya hubiesen recibido de estar en España. La navegación no ha ofrecido hasta el día de hoy novedad digna de mencionarse, habiendo encontrado el tiempo bonancible propio de esta estación y latitud. Aun- que con algún recelo, hice el mismo día de la salida que tomaran los remolques los tres cazatorpederos y comencé á navegar á razón de 10 millas; pero, el haber faltado algún remolque y el temor de que se pudiera averiar, por efecto de las guiñadas, al- guno de estos frágiles buques, me hicieron reducir la velocidad á 7*2 millas con la que hemos venido hasta ayer mañana que la aumenté á 8. Para obrar así, he te- nido presente lo molesto y lento que también sería repostarlos de carbón en la mar, antes de la recalada; la conveniencia de que sus dotaciones lleguen frescas y en esta-

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do de prestar desde luego servicios útiles, y el pequeño ahorro de carbón que, con esta velocidad, realizarian los acorazados. Adjuntas incluyo también á V. E. copia de un bando que hoy reparto á los buques, dirigido principalmente á las clases su- balternas, de las instrucciones que he redactado para el ejercicio del derecho de vi- sita y de las que doy á Villaamil. Nada puedo adelantar á V. E. sobre mis futu- ros propósitos; sólo repetirle, que puesta mi confianza en Dios y animado del más vivo deseo de servir á la Patria, lo haré así hasta donde mis luces y mis fuer- zas alcancen. Dios guarde á V. E. muchos años. A bordo del Inf cuita María Teresa, en la mar, lat. N. i4°-42' y log. O. 4 4"- 2 6', 8 de Mayo de 1898.— Exce- lentísimo señor. —Pascual Cervera.

Instrucciones que se citan.

Comandancia General de la Escuadra. Estado Mayor. Excmo. Sr.: Con fecha 27 de Abril último, comuniqué á los Comandantes de los buques de la Escua- dra las siguientes instrucciones: «En el próximo viaje, la Escuadra marchará en el orden y con las distancias que expresa el adjunto croquis núm. i:

C 5 cables 4

/Vr^-- 7?

/ 5 cables ^s 1 / jg^ . ^

1\<

f/ I / ^^

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! / \ 45

©:„_! X- ^-l

7 5 cables 6 5 cables 5

Este orden se tomará desde luego á la salida, sin necesidad de señal previa, pe- ro con sujeción á lo preceptuado en la evolución núm. 15 (formar un erden estando los buques dispersos), de las instrucciones tácticas, las cuales quedarán desde luego en vigor. Se ha adoptado este orden para que cada destructor quede en fácil con- tacto con el acorazado á que está afecto. Cuando se ordene (que no será probable- mente antes de recalar ó avistar al enemigo), se formará como se representa en el

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croquis núm. 2, ó sea los acorazados en línea de fila, el Teresa á la cabeza y el Vizcaya á la cola, á la distancia que se marque, y los destructores en otra linea de

Vizcaya Colón

Oquendo

/5s~ _ -

Teresa _ _ -/SV- . -

I 4

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2

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1 S"

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. 0

Furor ó Plutón

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Terror

0

Plutón ó Furor

fila, endentada con la de acorazados, á sotafuego, guardando entre si las mismas distancias que aquéllos y las dos líneas la de seis cables, si no se previniese nada en contrario. Cuando se adopte este orden de fila, el Jefe de la División de des- tructores trasbordará á uno de ellos, y si llega el caso de combatir, los alejará de suerte que los proyectiles enemigos no les alcancen, ó sea raro, y observará las fases del combate para lanzarse oportunamente sobre el enemigo cuando vea la ocasión favorable para ello. Se le concede á aquél libertad completa de movimientos, y lo mismo á cada uno de los Comandantes para los casos en que, por una ú otra cau- sa no puedan ser dirigidos por su Jefe, encargándoles á todos que su ardimiento no les lleve á disparar antes de tiempo. Para-pasar del orden de viaje al de fila, se practicarán las evoluciones números 10 y ii de las Instrucciones, entendiéndose que el Teresa y el Oquendo constituyen un grupo, y el Colón y el Vizcaya otro. Los destructores seguirán por contramarcha los movimientos del cabeza - - Si se ha- ce la señal Z 96 (dar remolque etc.), los acorazados moderarán, previo el gallarde- te Z, hasta el andar mínimo (si no se previene otra cosa), y cada destructor se diri- girá desde luego á tomar el remolque del acorazado correspondiente. Cuando la ca- pitana disponga que se surta de víveres á los destructores, hará la señal Q 02, y éstos maniobrarán en consecuencia, previo el gallardete de ejecución; se ha de moderar, se indicará antes por señal, pero los Comandantes de los acorazados que- dan autorizados para hacerlo libremente sin ella, si lo conceptúan necesario. Cuan- do sean los destructores los que los soliciten, harán la señal Q 1 1, y con ella izada, se dirigirán desde luego á su acorazado. Si en vez de víveres se tratara de agua, se harán las señales Q 61 y Q 55, respectivamente, sin necesidad de señalar buque, y si de carbón, las J 76 y J 84. Cuando se vaya á recalar, se cambiará el orden de las ocupaciones de la gente en la forma siguiente: i ." La diana se tocará con la anticipación suficiente para que todo el mundo esté en su puesto de comba- te, y el buque listo para batirse, una hora antes de la salida del Sol y en ese estado permanecerá todo hasta que sea bien de día y, hecha una buena descubierta, se lle- gue al convencimiento de que es imposible una sorpresa. 2.° Entonces almorzará la gente. 3.° Después de almorzar se harán los ejercicios que convenga, por el

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tiempo necesario, y especialmente probar los diversos aparatos que puedan necesi- tarse en el combate. 4.° Descansará la gente hasta las diez, y á esta hora se harán las limpiezas. 5.° Después de comer la gente, descanso hasta las dos ó las tres, y las faenas que necesite el buque. 6.° A las seis la cena é inmediatamente después zafarrancho, q^edando en su sitio de combate todo cuanto no ofrezca riesgo. Los traveses de coys quadarán hechos y colocados con la mitad de ellos, sin las mantas, pues cada hombre tendrá la suya, quedando un coy para cada dos. Este cambio de régimen se ordenará de una vez para todas por la señal A 5 2. (Calar las redes protectoras).» Tengo el honor de trasladarlo á V. E. para su superior conocimien- to y aprobación, Dios guarde á V. E. muchos años. A bordo del Teresa, en la mar, 8 de Mayo de 1898. Excmo. Sr. Pascual Certera.

El Almirante (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Martinica 12 Mayo i8g8.

«La Escuadra sin novedad; excelente espíritu. Villaamil va adquirir noticias de que dependerán las operaciones futuras.— (i) Para dar la paga vencida se ne- cesitan syo.ooo pesetas. Lo que hay d bordo y en Londres suma 675.000. No quiero agotar todos los recursos, por lo que es necesario ampliación de crédito. t>

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Martinica (a).

Madrid 12 Mayo i8g8.

«Ha sabido con satisfacción Gobierno su llegada á ese puerto. Peninsula sin novedad. Telegrama recibido hoy anuncia ataque Puerto Rico por Escuadra ene- miga compuesta de New- York, Indiana, Terror y Puritan, dos cruceros, un tor- pedero y dos buques carboneros. Isla Puerto Rico está vigilada por los auxiliares Paris y Neiv- York. Almirante Habana dice ayer que estaban á la vista cuatro bi>- ques enemigos, uno en Matanzas y varios sobre Cienfuegos; hay noticia bombardeo Cárdenas por un acorazado, un monitor y otro buque, siendo rechazado enemigo. Ampliación crédito, otras 15.000 libras sobre la misma casa Londres.— Vapor ^/Z- cante debe encontrarse ahí, y otro vapor inglés con 3.000 toneladas debe llegar ese puerto á las órdenes Capitán Alicante. Puede disponer V. E. de ambos bu- ques. »

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Martinica (a).

Madrid 12 Mayo 18 g8.

«Por las últimas noticias, acorazado Oregon, acompañado del Maryjette y otro buque igual, están de viaje de Rio Janeiro á las Antillas. »

(i) En el impreso falta lo que va en bastardilla.

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El Ministro (Bermkjo) al Almirante (Ckrvera). Martinica (a).

Madrid 12 Mayo i8g8.

«Desde su salida han variado las circunstancias. Se amplían sus instrucciones para que, si no cree que esa escuadra opere ahi con éxito, pueda regresar Penínsu- la, reservando su derrota^y punto recalada, con preferencia Cádiz. Acuse recibo y exprese su determinación.»

ACTA

Reunidos el día 12 de Mayo en la cámara del Almirante, el General segundo Jefe de la Escuadra, los Comandantes de los cuatro acorazados, el Jefe de Estado Mayor y el de la primera división de torpederos, dio el Almirante conocimiento de las noticias adquiridas el día antes en Fort de France por el Jefe de la división de torpederos. Estudiada la situación, verdaderamente crítica, en que se encuentra la Escuadra, por la escasez de carbón, por haber negado este auxilio el Gobernador la Martinica, por tener noticias de que no lo hay en Puerto Rico, ni probable- mente en Santiago de Cuba, y por el mal estado de las calderas de los destructores de torpederos, uno de los cuales, el Terror, las tiene prácticamente inútiles, habien- do sido preciso enviarle esta mañana á Fort de France á esperar órdenes del Go- bierno, no encuentran otra solución, so pena de encontrarse con la Escuadra inmo- vilizada y, por lo tanto, presa fácil del enemigo, que dirigirse á Curazao, con la es- peranza de encontrar allí el carbón anunciado por el Excmo. Sr. Ministro de Mari- na en su telegrama del 26 de Abril. Y para que conste firmaron esta acta en la mar, frente al puerto de Fort de France (Martinica). Pascual Cervera. José de Paredes. Emilio Díaz Morete. Juan B. Lazaga. Antonio Eulate. Víc- tor M. Concas. Joaquín Bustamante. Fernando Villaa?nil. Es copia: CeR- VERA.

El Almirante (Cejrvera) al Ministko (Bermejo).

Curazao 14 Mayo i8g8.

«De acuerdo con segundo Jefe y los Comandantes de los buques, vine aquí con esperanza encontrar buque carbonero anunciado en el telegrama de 26 Abril. Bu- que carbonero no ha llegado y no he podido adquirir el que necesito, lo que crea conflicto del que veré cómo salgo. Sólo han permitido entrada dos buques, limi- tando permanencia 48 horas.»

(a) Ninguno de estos telegramas los conocí hasta mi llegada á España. El último lo sospeché en Santiago de Cuba.

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El Gobeenador General Cuba (Blanco) ai^ M. de Ultramar (E. Girón).

Habana 14 Mayo i8g8.

«Ruego á V. E. me diga con absoluta franqueza si viene Escuadra. Llegan has- ta mi telegramas, cuyo curso impido, que lo niegan, y yo necesito indispensable- mente saber la verdad para obrar en consecuencia. Excuso asegurar á V. E. que ab- solutamente nadie más que yo sabrá su contestación.»

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera). Curazao, (a)

Madrid 1$ Mayo 18 g8.

«Recibido su telegrama. Se ordena al trasatlántico Alicante, surto en Martini- ca (con carbón), (i) salga inmediatamente para esa. Si creyese no alcanzase el tiempo para esperarlo, telegrafié urgente Comandante (Terror) (i) para donde lo quiere, En vista su ida á Martinica, vapor encargado ir Curazao se ordenó fuese Martinica, ignorando si este último lia llegado.»

El Ministro (Bermejo) al Almirante (Cervera).— a^rasao. (a)

Madrid is Mayo i8g8.

«Si no pudiera esperar al vapor trasatlántico Alicante, deje órdenes en esa pa- ra que á su llegada pueda dicho buque dirigirse á donde V. E. ordene, asi como el vapor inglés Tiiickhand, que también lleva carbón.»

El Ministro (Bermejo) al Almirante {Qieísíy'e^'rk).— Curazao, (a)

Madrid i¿ Mayo i8g8.

«Nuestro Ministro desde Toronto, comunica siguiente telegrama hoy 15: Di- cen Escuadra enemiga mandada por Sampson estaba ayer en Puerto Plata.»

El Ministro (Bermejo) al Comandante Principal Puerto Rico (Yallarino).

Madrid is Mayo i8g8.

«Procure por todos los medios que lleguen á conocimiento Almirante Escua- dra, que está en Curazao, los telegramas que para él tiene, asi como noticias sobre

( 1 ) Las palabras entre paréntesis no llegaron en el texto del telegrama que se recibió.

(a) Estos tres telegramas no fueron conocidos hasta estar en Santiago de Cu- ba, donde se recibieron.

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situación Escuadra enemiga, y disponga inmediata salida del vapor inglés Roath^ si tiene carbón á bordo para la Escuadra.» (i)

El Comandante Gteneral de la Escuadra (Cervera) al Ministro (Bermejo).

Co?nandancia General de la Escuadra. Reservado. Excmo. Sr.: Por mi oficio fechado el 8 del corriente en la mar, conoce V. E. las pocas peripecias que ofreció nuestro monótono viaje á través del Atlántico, en el que todo lo sacrifiqué á que nuestros frágiles cazatorpederos llegaran frescos y en estado de prestar servi- cios útiles; pero nuestro buen deseo se forjaba ilusiones, pues no bien se pidió al Ftiror y al Terror que mantuvieran 24 horas los dos tercios de su andar en prue- bas, el segundo inutilizó sus calderas, poniéndonos en el duro trance de perder aun más tiempo y de dejarlo al fin en el puerto neutral de Fort de France de la isla Martinica, Por la copia del parte producido por su Comandante (documento nú- mero i), se enterará V. E. de lo ocurrido. Para mi fué una sorpresa tan grande co- mo desagradable, cuando en la amanecida del 1 1 encontramos á los cazatorpede- ros, ver al Terror hecho una boya, y el Furor custodiándolo para no dejarlo aban- donado en medio del mar, hasta tener la seguridad de que la Escuadra lo habia vis- to. Llegado que hubimos á él, lo tomé con este buque á remolque, y vufelta al an- dar lento, aun más que al principio, porque ya le faltaba resistencia á la guirnalda de que lo proveyó el Jefe de la escuadrilla para los remolques. De esta averia no diré más, sino que ha ocurrido en un buque bien mandado, que tiene un Maquinis- ta Mayor que goza de envidiable reputación, lo cual prueba la fragilidad de estos buques, que tienen un defecto peor todavia, que es la temperatura que se desarro- lla en ellos, insoportable para todos y muy expecialmente para los Maquinistas y fogoneros, que con frecuencia se asfixian. - El Jefe de la escuadrilla que, como sa- , be V. E. iba á Martinica en busca de noticias, salió con el Furor al amanecer del 1 1, y á la media noche del 1 1 al 12 se incorporó á la Escuadra bien repleto de noticias, pero todas malas, y habiendo tenido que vencer, entre otros muchos obs- táculos, la caza que le dio un crucero enemigo, demostrando este Jefe, Capitán de Navio D. Fernando Villaamil, una vez más en esta comisión, las raras dotes de in- teUgencia, iniciativa y sangre fría que le adornan. Las noticias que me comunicó, son las siguientes, que responden al cuestionario que le di cuando le confié la comi- sión: Que los buques enemigos bloquearon la parte O. de Cuba, desde Cárdenas á Cienfuegos, con el grueso de su Escuadra; que ahora, según noticias reservadas pe- ro casi seguras, están sobre Puerto Rico con su Almirante á la cabeza, y han de- bido bombardear la capital el 1 1 ; que Puerto Rico debe de estar bloqueado, y San- tiago de Cuba, libre; que hay dos cruceros auxiUares enemigos, que son el Haward

(i) Este telegrama lo he conocido mucho tiempo después de mi llegada á España.

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y el San Luis, uno en Guadalupe y otro en Martinica; que los americanos han es- tado posesionados de Puerto Plata, y que se cree lo estén de Sanamá; que la gue- rra de Cuba continúa lo mismo, y la última noticia era de un reñido combate en Sierra Maestra; que en España había crisis ministerial; que en Martinica no nos permitían hacer carbón, pero víveres, y que del extremo Oriente no liabía nada de particular. Además me trajo un fajo de telegramas públicos que contenían mu- chas noticias, destacándose entre ellas la destrucción de nuestra pobre Escuadra de Filipinas, desastre que no por ser gloriosísimo, deja de ser un gran desastre. En vista de tan graves noticias, y á pesar de que mis opiniones sobre el particular es- tán consignadas, quizá con suma desnudez, en mi correspondencia con el Gobierno, tanto telegráfica como de oficio, y en la confidencial con el Excmo. Sr. Ministro del ramo, creí deber llamar á la orden á los Comandantes y al segundo Jefe, á los cua- les expuse la situación, consultándoles lo que, en su concepto se debiera hacer; y, después de discutir tan trascendental cuestión, visto que nada práctico podíamos obtener en Martinica, donde sólo consumiríamos carbón, que no se repondría; que era una insensatez ir á Puerto Rico, porque sería proporcionar un triunfo fácil al enemigo; que apenas teníamos carbón para llegar á Santiago de Cuba con la velo- cidad que se impone en el mar de operaciones, y que tal vez no resistieran los ca- zatorpederos; todos unánimemente, opinaron que debíamos ir á Curazao en busca del carbón que nos anunció el telegrama de 26 de Abril, de lo cual se levantó acta, que aconíipaño en copia (documento núm. 2); (i) y, como yo participaba de la mis- ma opinión, nos dirigimos á esta isla, haciendo antes falso rumbo con dirección á Santo Domingo, hasta estar unas 30 millas de Martimca. Séame permitido en es- te punto hacer algunas reñexiones que expliquen mis^ operaciones y las justifiquen. Que en un sacrificio como el hecho por nuestros compañeros de Filipinas, queda el honor muy alto, no cabe la menor duda, y yo me complazco en enviarles desde aquí mi entusiasta saludo y la expresión de mi admiración; pero ¿tiene algún resul- tado práctico? Es evidente que no, como lo es también que oponiendo buques como el Castilla y el Cristina á buques modernos, no puede esperarse otro resultado que el obtenido, completamente contraproducente. Y así sucederá siempre que haya gran desproporción entre las fuerzas que se opongan, ya sea en el número de los buques, ya en su calidad ó en los pertrechos que tengan. Este doloroso resultado, justifica, pues, los crudos conceptos emitidos en mi antes citada correspondencia, so- bre la que no insisto más, porque rayaría en pesadez, que siempre es mala y mucho más dirigiéndose al superior, y paso á exponer las circunstancias del viaje. La tra- vesía, desde las aguas de Martinica á las de Curazao, no ofreció nada digno de mención. A las siete de la mañana del 14, á unas cinco millas de Curazao Chico, di orden á los destructores de que se adelantaran á tomar el puerto; pero á las ocho y media los vi parados frente á su boca. Al poco rato me señaló el Plutón: «En es- pera permiso del Gobernador;» paré la Escuadra, y poco después volvió el Phitón á decirme que sólo permitían la entrada á dos buques, lo cual me ratificó un prác-

(i) Esta acta va delante; página 93.

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tico que llegó al poco tiempo, exigiendo además nota previa de sus nombres, tri- pulación, armamento y carbón que necesitaban. Elegí el Teresa y el Vizcaya por ser los más escasos de combustible; di la nota pedida, expresando que cada buque necesitaba 700 toneladas, y volvió el práctico á tierra con ella. Di orden al Furor, que ya estaba con sus carboneras á plan barrido, lo rellenara el Colón, y de que éste, el Oqiiendo y el Pintón se mantuvieran fuera. El práctico regresó acompa- ñado del Cónsul de España, quien me añadió que la permanencia en el puerto se había de limitar á 48 horas. A las doce y media fondeé en él, y seguidamente pasé á conferenciar con el Gobernador, quien me manifestó, que ese era criterio impues- to por su Gobierno para ambos beligerantes. Acepté las 600 toneladas de carbón, únicas disponibles en plaza, y ordené la adquisición de víveres para completar 30 días por buque, de Capitán á paje. A las cinco de la tarde dirigí á V. E. el si- guiente telegrama cifrado que ratifico: «De acuerdo con segundo Jefe y los Coman- dantes de los buques, vine aquí con esperanza de encontrar buque carbonero anun- ciado en el telegrama cifrado de 26. Buque con carbón no ha llegado y no he po- dido adquirir el que necesito, lo cual crea conflicto del que veré como salgo. Sólo han permitido entrada dos buques, limitando permanencia á 48 horas.» De mis propósitos nada digo á V. E. porque no quiero confiarlos al papel, y porque, segu- ramente antes de recibir ésta, tendrá V. E. noticia telegráfica de cuales son. El em- barque de carbón es lento por falta de medios de embarque, pero me propongo sa- lir esta misma tarde, sea cual fuese la cantidad que tenga á bordo, pues aunque es grandísima la importancia que para tiene el combustible, no quiero pasar otra noche con la Escuadra dividida. Dios guarde á V. E. muchos años. A bordo del Infanta María Teresa, ei^'íj^puerto de Santa Ana de Curazao, á 15 de Mayo de 1898.— Excmo. Sr.— Pascual Cervera.

Documento que se cita.

Núm. I. Cazatorpedero «Terror». Comandancia. Excmo.Sr.: Cumplien- do órdenes de V. E., el día 9 á las diez de la mañana nos separamos de la Escua- dra en unióii del Furor, llevando á bordo al señor Jefe de la División. Navegába- mos con tres calderas y unas 18 millas, cuando, siendo la una y media, reventaron algunos tubos de las calderas de proa que se incomunicaron y apagaron. Encendi- mos la cuarta, que se comunicó media hora después y, cuando estuvieron frías las averiadas, se reconocieron, emprendiendo la composición de la número 2, que había sufrido menos. Al amanecer se concluyó de taponar los tubos rotos, encendiéndo- se y comunicándose á las ocho y media de la mañana. A las diez y media de la misma se quedaron las tres sin agua ni vapor, apagándolas con baldes y llamando al Furor para que nos remolcara. Reconocidas, empezamos á componer la núme- ro 2, en la que, ya lista, levantamos vapor á las siete de la mañana, dirigiéndonos hacia la Escuadra, que se avistaba en aquel momento. Lo que en cumplimiento de

mi deber tengo el honor de manifestar á V. E. para su conocimiento y fines que procedan. Dios guarde á V. E. muchos años. A bordo, en la mar, á 1 1 de Mayo de 1898. Excmo. Sr. Francisco de la Rocha. Es copia: El Jefe de Estado Ma- yor.— Joaquín Bustamante.

El Comandante Gteneral de la Escuadra (Cervera) al Mi- nistro (Bermejo).

Comandancia General de la Escuadra. Estado Mayor. Reservado. Ex- celentisimo Sr.: Creo de mi deber, con motivo del cambio de Gobierno, llamar la atención de V. E. Hacia las deficiencias principales con que esta Escuadra ha sali- do á campaña. La falta principal en este buque, que es general en toda la Escua- dra, es la de municiones de 14 cm. que ofrezcan confianza, de las cuales habrá en- tre todos los buques unas 620 cargas délas 3.000 escasas que constituyen los car- gos. En el Vizcaya hay, además, dos cañones de 14 cm. y uno en el Oquendo que tampoco merecen confianza y están mandados cambiar por otros. -De los estopines hay gran número qne ofrecen pocas garantías de seguridad por defectos de origen. En la Escuadra no hay ni uno de los 60 torpedos Bustamante que se mandó que tuviera. El Colón no tiene sus cañones gruesos ni tampoco aparatos para recali- brar y cargar los casquillos déla artillería de 15 y 12 centímetros. El Vizcaya no limpia desde Julio y eso le ha hecho perder su andar en términos que sólo puede llegar hoy á unas 13 ó 14 millas, lo cual hace perder á esta Escuadra la única ven- taja que podría tener sobre la enemiga, porque no debe abandonar á tan importante buque. Y con esto termino, no porque no haya otras cosas, pero de un interés más pequeño con relación á la campaña, y no es mi objeto molestar á V. E., sino ponerle de manifiesto el estado real de estas fuerzas. Dios guarde á V. E. muchos años. Abordo del Teresa, Santa Ana de Curazao, 15 Mayo de 1898. Excelentí- simo señor. Pascual Cervera.

El Gobernador General de Cuba (Blanco) al M. de Ultramar (R. Gi- rón) (a).

Habana 17 Mayo i8g8.

«(Descifre V. E. por mismo).- -Interrogado por General Marina si había recibido noticias sobre situación nuestra Escuadra, me dice recibido de Puerto Rico telegrama cifrado y reservado manifestando se dirige telegrama á Fort de France di- ciendo al General de nuestra Escuadra se amplían sus instrucciones para que si no puede operar aquí con éxito pueda regresar Península; y como de acontecer esto, la situación aquí sería de todo punto insostenible y no me seria posible evitar una re- volución sangrienta en esta capital y en toda la isla, donde están ya los ánimos ex traordinariamente excitados con la tardanza de la Escuadra nuestra, ruego á Vueccn-

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cía me diga si es cierta la citada orden de retirada á la Península, y caso de serlo, medite el Gobierno la gravísima trascendencia de ese acuerdo, que podría ser causa de una página de sangre y de baldón, derrumbándose nuestra historia, y de la pérdi- da definitiva de esta isla y de la honra de España. Si nuestra Escuadra es batida, au- mentaría aquí la decisión para vencer ó morir; pero si huye, el pánico y la revolución son seguros.»

El GOBERNADOIl GENERAL PUERTO RlCO (MaCÍAS) AL M. ULTRAMAR (R. Gl-

RÓN. (a).

Ptierto Rico i8 Mayo i8g8.

«Orden vuelta Escuadra á Península, hará caer por tierra entusiasmo isla y su espíritu levantado después primer combate. Dirán habitantes, España les abandona y situación puede ser gravísima. Cumplo deber sagrado manifestándoselo.»

k

El Gobernador General de Cuba (Blanco) al M. Ultramar (R. Girón) (a)

Habana ig Mayo i8g8 (g m.)

«Está entrando en Santiago de Cuba nuestra Escuadra á cuyo Almirante felicito en este momento por su llegada y habilísima derrota.»

El Ministro^dé Estado (Gullón) al de Marina (Auñón). (a)

Ministerio de Estado. Excmo. Sr.: El señor Ministro de S. M. en Ca- racas, en despacho núm. 79, de 18 de Mayo último, dice á este Ministerio lo si- guiente: «El viernes 13 del corriente, circuló por esta ciudad el rumor de que la Escuadra española estaba en el puerto de Higuerote de esta República, sin poder- se averiguar el fundamento de esta noticia, porque, á causa de la revolución que aun asóla este país, no hay telégrafo para comunicar eon aquel punto. Inquieto con estas noticias, recibí el sábado 14 un telegrama de nuestro inteligente y activo Vicecónsul encargado del Consulado de España en Curazao, Sr. Morris E. Curiel, diciéndome que la Escuadra española, compuesta de seis vapores, estaba frente al puerto. En el acto telegrafié me comunicase noticias con frecuencia y expedí á V. E. un telegrama cifrado, que decía: «Escuadra (española á la) vista hoy (de) Curazao,» á fin de que el Gobierno de S. M. supiese cuanto antes donde estaba di- cha Escuadra. El Sr. Morris me telegrafió el mismo día 14 a las 6h 451" de la tarde, que entraban en el puerto el hifanta María Teresa y el Vizcaya, quedan- do fuera el Oqiiendo, Cristóbal Colón y los cazatorpederos Plutón y Fnror. El domingo 15 supe que la Escuadra buscaba carbón, y que les había vendido 500

(a) Los telegramas anteriores y esta comunicación, no los conocí hasta mucho después de mi vuelta á España.

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toneladas, únicas que había en aquel puci-to, el Capitán Smitli, Cónsul de los Esta- dos Unidos; el cual, reprendido severamente por su Ministro aqui, le había contes- tado que el carbón no era suyo, sino de un amigo, del cual consiguió por patriotis- mo, que no les vendiera más que el que ya habían embatcado al recibir sus que- jas, que eran unas 300 toneladas. Espero recibir el correo de Curazao para rati- ficar ó rectificar estos datos y otros que he obtenido, de los cuales parece resultar que la Escuadra tomó muchos víveres, y que los cazatorpederos tenían repletas sus carboneras. También se me avisó que el Ministro Americano había telegrafiado á Washington y á su Despatch Boat que tienen en San Thomas, que la Escuadra norteamericana esperase á la nuestra en el Canal de la Mona (entre Santo Domingo y Puerto Rico); en el acto lo telegrafié á Curazao, de donde me contestó el Cónsul á las cinco y media de la tarde, que había dado el aviso y que la Escuadra estaba saliendo. Como yo sabía que á la Escuadra norteamericana se la esperaba en Cu- razao, donde desde el día 13 tiene el Almirante Sampson dos telegramas aguardán- dole, y que la Compañía del cable francés ha telegrafiado á sus agentes en I.a Guayra, Puerto Cabello y Curazao, abriendo un crédito ilimitado para telegrafiar á dicho Almirante, expedí una persona de confianza que llevase instrucciones preci- sas á nuestro Cónsul en la Guayra, Sr. Perera, y encargándole tuviese preparado uno de los prácticos del puerto, que son casualmente españoles, para que si se avis- taba nuestra Escuadra lo despachase en el acto, para prevenir al Almirante Sr. Cer- vera de todo esto, así como de que en el puerto de Guanta, al lado de Barcelona de esta República, hay carbón disponible. Tuve conocimiento, reservadamente, a(|ucl mismo día 15, de que el corresponsal aquí de Neiv-York Herald, había recibido un telegrama de este periódico pidiéndole telegrafiase si la Escuadra española estaba en Barranquilla (Colombia), lo que prueba que ya calculaban en los Estados Uni- dos que nuestros buques estaban sobre las islas de Sotavento y Colón. Todos los informes reservadísinios los he obtenido por diferentes personas ansiosas de probar- me su adhesión á España, y ninguna de estas confidencias ha costado un solo cén- timo á esta Real Legación. El 16 me telegrafió el Cónsul de Curazao que el Vi- cecónsul de España en Puerto Plata (Santo Domingo), le avisaba la llegada de la flota norteamericana; y en el mismo día dirigí á V. E. un telegrama cifrado dicien- do: «Escuadra española compuesta (de) seis buques, ha conseguido (en) Curazao so- lamente 300 toneladas (de) carbón, zarpando ayer avisada por (que) flota de los Pistados Unidos (la) está esperando (en el) Canal (de la) Mona.» «Flota de los Es- tados Unidos está en Puerto Plata (y es) esperada (en) í^i^urazao y Venezuela. Car- bón disponible en Guanta.» Hoy me ha trasmitido el Cónsul en Curazao un te- legrama de nuestro Cónsul general en Sanio Domingo con clave 74, que aquél no tiene, descifrado por el señor Secretario de esta Real Legación que, afortunadamente, posee admirablemente las claves del Ministerio del digno cargo de V. E. para cifras; decía: «Flota enemiga salió sábado Samaná,» y no entiendo si este telegrama se refiere á un movimiento anterior ó nó, á la llegada el 16 (lunes) de dicha flota á Puerto Plata. También he recibido un telegrama del señor Gobernador General de Puerto Rico, preguntándome si tengo clave núm. 74, al que, confiando en los conocí-

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mientos de criptografía del Secretario de esta Real T.egación, Sr. Mariategui, he contestado que sí. En cambio, el Cónsul en Curazao lia recibido y me ha trasmiti- do un telegrama del Sr. Comandante General de la Habana, Contraalmirante Man- terola, y otro del Sr. Comandante General de Marina de Puerto Rico, uno ayer y otro hoy, en clave naval, que ni él ni yo hemos podido entender. He prevenido á una y otra autoridad me telegrafíen en clave del Ministerio de Estado, sin obtener respuesta hasta ahora. Ha llegado hace ocho días á esta capital un Oficial norte- americano, como agregado militar á la Legación, y él y su Ministro trabajan mu- cho, haciendo el primero excursiones al vecino puerto de la Guayra; pero no les pierdo de vista y haré cuanto pueda para desbaratar sus planes.» De R. O. co- municada por el Sr. Ministro de Estado, lo traslado á V. E. para su conocimiento y efectos oportunos. Dios guarde á V. E. muchos años. Palacio 17 de Junio de 1898. El Subsecretario, Z. Polo de Bernabé.

El Ministro (Auñón) al Comandante dkl «Terror* (Martinica) y al de Marina de Santiago de Cuba (i).

Madrid ig Mayo i8gS.

«Si tviviesen medios de comunicar con Almirante nuestra Escuadra, manifiéstele que Gobierno anula telegrama sobre vuelta á España.»

El M. de España en El Haya al de Estado (Gullón) (2).

El Haya ig Mayo i8g8.

«Ministro plenipotenciario Estados Unidos ha llamado la atención del Gobier- no holandés sobre la cantidad de carbón facilitado en Curazao á Escuadra española, creyendo fueron más que las 400 toneladas. Insistió en que la isla no se convierta en base de operaciones.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba ig Mayo iSgS.

«Esta mañana ha entrado en este puerto la Escuadra. Tengo necesidad limpiar máquinas y calderas, viéndome obligado á permanecer aquí algunos días; además, necesitaré más combustible del que existe. »

El Almirante (Cervera) al Capitán General de Cuba (Blanco).

Santiago de Cuba ig Mayo 18 p8.

«Hoy he fondeado en este puerto desde donde le saluda

(i) Este telegrama lo conocí en Santiago de Cuba el día 20.

(2) No conocí este telegrama hasta mucho después de mi vuelta á España.

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toda esta Escuadra, deseosa de cooperar á la defensa de la Pa- tria.»

El Almirante (Cervera) al Comandante General Apostadero (Manterola).

Santiago Cuba ig Mayo iScjS.

«Esta mañana he fondeado en este puerto, teniendo el gus- to de quedar á su disposición.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera). Cuba.

Madrid ig Mayo i8g8.

«Encargado Ministerio felicito V. E. y Escuadra por hábil maniobra. Ordeno General Apostadero provéale de cuanto necesite. Proceda acuerdo Gobernador Gene- ral y déme frecuentes noticias.»

Capitán General de Cuba (Blanco) al General Lina- res.— Cuba.

Habana ip Mayo i8g8,

«Sírvase V. E. manifestar señor Almirante Cervera, que le felicito por su feliz llegada y habilísima derrota y le ofrezco mi cooperación en todo y por todo, excusando decir á Vuecen- cia que se la preste desde luego y en absoluto. Mis últimas no- ticias son: Escuadra Sampson en Samaná y Puerto Plata. Es- cuadra volante en marcha de Charleston á Cayo Hueso, donde calculo debe hallarse hoy.»

Comandante General Apostadero (Manterola) al Al- mirante (Cervera). Cuba.

Habana ig Mayo i8g8,

«Recibido su telegrama; al saber su llegada por Coman- dante Marina, me apresuré á felicitarle en nombre de todos por su feliz arribo. Por noticias recibidas. Escuadra americana

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de evolución debía salir para Cayo-Hueso unida á la de Samp- son buscar á la nuestra. Bloquean esta capital un trasporte dos cruceros y un cañonero.»

El Capitán General de Cuba (Blanco) al M. de la Guerra (Correa) (i).

Habana 20 Mayo i8g8.

«Según dije á V. E. llegó á Santiago de Cuba Escuadra Cervera, menos Terror que quedó Martinica con Alicante, ambos bloqueados por buques enemigos que los acechan. Escuadra sin víveres ni carbón que toma allí, donde no podrá permane- cer mucho tiempo, pues se expondrá á ser bloqueada, completamente incomunicada, limitando escasos recursos plaza. Si hubieran venido con ella Pelayo, Carlos Vy flotilla torpederos, podría intentar algo importante y contribuir poderosamente de- fender islas; pero, reducida como viene, tiene que evitar choque, limitándose á maniobras que no la comprometan y que no podrán ser de grandes resultados. Tampoco ha traído ningún trasporte con carbón y víveres, que tan útiles nos hubie- ran sido, así como armas y municiones.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago Cuba 20 Mayo i8g8.

«Pienso alistar los buques en el menor tiempo posible, porque á mi juicio San- tiago de Cuba pronto estará en situación difícil si no se le envían recursos.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera). Cuba.

Madrid 20 Mayo 18 g8.

«Anunciase invasión de la isla de Cuba para últimos días de la próxima sema- na (con 28.000 hombres). Apostados buques enemigos al Sur de Santiago de Cuba y San Thomas, y próximos Martinica para apresar Terror y Alicante. (El enemi- go supone poder defensivo Puerto Rico muy débil.)» (2)

El Comandante General Apostadero (Manterola) al A LMiRANTE (Cervera).— Cuha.

Habana 20 Mayo 18 g8.

«Urge mucho avisar al Almirante de la Escuadra sale hoy mismo vapor inglés con tres mil carbón Cardiff para Curazao,

( i ) Este telegrama lo conocí mucho después de mi vuelta á España. (2) Lo entre paréntesis no fué trasmitido á Santiago de Cuba.

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según orden superior, llevando telegrama urgente Ministro de Marina; cónsul San Thomas dice Escuadra enemiga refor- zada otra Cayo-Hueso marcha al encuentro nuestra en la di- rección Martinica.»

El Almirante (Cervera) al Comandante General Apostadero (Manterola).

Santiago de Cuba 20 Mayo 18 pS.

«Estos buques necesitan recorrer la máquina. Desconozco composición de las Escuadras enemigas y distribución de sus demás fuerzas navales cuyas noticias agradeceré á V. E. También suplico á V. E. que me diga si ha recibido municio- nes de 14 ú otros pertrechos para esta Escuadra y si Cienfue- gos tiene recursos y comunicación por tierra con esa capital. Me parece que hace falta enviar en seguida aquí carbón y mu- chos víveres. Agradecemos mucho la felicitación de V. E. y personal de este Apostadero.»

El Comandante del «Terror» al Almirante (Cerve- ra).— Cuba.

Fort de France 20 Mayo 18 p8,

«Concluida composición calderas.»

El Almirante (Cervera) al Comandante del «Terror»

Suntiago de Cuba 20 Mayo 18 g8.

«Felicito á V. por composición calderas. Cuando pueda tras- ladarse á Puerto Rico con relativa seguridad, salga; pero ten- ga entendido que actualmente hay buques enemigos aposta- dos en San Thomas, para perseguirlo y al Alicante. Avise al Alicante. >^

105— El Ministeo (Auñón) al Almirante (Cervera).— o^^a.

Madrid 21 Mayo i8g8.

«Recibido su telegrama. Digame si recibió carbón suficiente {\) y si tiene noti- cias del Terror. En Londres tiene á su disposición 30.000 libras.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Oervera).— C'MZ'a.

Madrid 21 Mayo i8g8.

«Se apremia á nuestros trasatlánticos de Martinica y Puerto Rico para que le lleven carbón y al Jefe Marina comisionado en Kingston (Jamaica), al que se le pre- viene se ponga á sus órdenes.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).— a^ía.

Madrid 21 Mayo i8g8. «Me comunican que flota Sampson salió del puerto de Cayo Hueso anoche.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 21 Mayo i8g8.

«Felicitamos á V. E. por su elevación al Ministerio, de la que esperamos gran- des resultados. Santiago de Cuba está muy escaso de víveres, y si no los recibe sucumbirá. Como esta Escuadra es muy inferior á la americana, no podremos acep- tar un combate decisivo, que seria derrota segura, y si somos bloqueados antes de hacer carbón (¡ue está (escaso) dificultoso^ (2) sucumbiremos con la plaza. Si vienen víveres se podrá resistir mientras duren. »

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera). Cuha.

Madrid 21 Muyo 18 g8.

«Su Majestad me manda que en su Real nombre felicite Vuecencia por pericia demostrada y salude tripulaciones Es- cuadra, cuyos movimientos sigue con interés.»

(i) En el impreso falta lo que va en bastardilla.

(2) En el impreso falta lo que va en bastardilla, y sobra lo entre paréntesis, para que sean los textos originales.

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El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuha 21 Mayo 18 p8.

«Ayer se ha recibido telegrama del Terror participando es- tar compuestas sus calderas. Lo he mandado vaya Puerto Rico, si se presenta la oportunidad, notificándole los enemigos que están acechando actualmente.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago Ctiba 21 Mayo 18 p8.

«Ruego á V. E. se sirva manifestar á S. M. nuestra profun- da gratitud y adhesión aspirando sólo á hacernos dignos de sus distinciones.»

El Capitán General Cuba (Blanco) al General (Li- nares).— Cuba.

Habana 21 Mayo 18 g8.

«Diga Almirante Cervera que buque inglés con carbón sa- lió ya Curazao para Santiago de Cuba y puede V. E. después utilizar dicho barco para víveres.»

El Comandante General Apostadero (Manterola) al Almirante (Cervera).— Ce^^^^?.

Habana 21 Mayo 18 g8.

«Guantánamo, la Mulata, Cárdenas, Matanzas, Mariel y Ñipe tienen torpedos Bustamante, el último dudoso. Cienfue- gos y Habana torpedos eléctricos.»

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El Comandante General Apostadero (Manterola) al Almirante (Cervera).

Habana 21 Mayo 18 g8.

«Cienfuegos tiene recursos y comunicaciones por tierra con esta capital. Anticipo esto y mañana satisfaré demás pregun- tas.*

El Comandante General Apostadero (Manterola) AL Almirante (Cervera).

Habana 21 Mayo 18 p8.

«Las fuerzas enemigas se componen de siete cruceros, y son: Brooklyn, Massachusetts, Minneapolis, Cohimbia, New- York, Indiana, Yowa y Oregon. Próximo á llegar dos de 6.000 toneladas que son Texas, Puritan; cinco de tres á cua- tro mil; siete de una á dos mil; seis torpederos de 127 á 180 y algún más crucero que se han visto sobre Habana y Cienfue- gos. Además crecido número de remolcadores 'y trasportes, mejor ó peor armados, pero de buena marcha, número que se hace pasar de 60, sin que me sea posible negar ó afirmar. Ahora tenemos frente al puerto, crucero New- York é India- na, Puritan y otros cinco cruceros, seis cañoneros y dos avi- sos.— Sólo hay depósito 150 cargas cañones 14 centímetros. 25 medias cargas de 28. Tres cajas estopines para el Vizcaya. En i.° de Abril dije al Ministro con clave A B 0553: «De los 55 buques que componen esta escuadra, 32 son lanchas de au- xilio poco útiles aun para la policía de la costa, referida sólo á las expediciones filibusteras; los dos cruceros están completa- mente inútiles, Alfonso XII sin movimientos propios. Reina Mercedes de sus 10 calderas, siete inútiles y tres poco menos. Marqués de la Ensenada, Isabel II y Venadito, sólo este úl- timo navega, los otros no pueden moverse en un mes. Maga- llanes tampoco puede encender los fuegos; los cañoneros con- vertidos en cruceros, para lo que no fueron construidos, han perdido su marcha, que constituye su primordial defensa.

lO^

Trasporte Legazpi, andar máximo siete millas. De los cañone- ritos de Inglaterra creo excusado decir nada V. E.» Visto Rei- na Mercedes, dará idea de mis fuerzas. Infanta Isabel y Mar- qués de la Ensenada, quedarán listos breves días; los cañone- ros torpederos Martín A. Pifizón, Nueva España, Marqués de Molins y Vicente Y. Pinzón, pueden utilizarse, mejor di- cho, moverse. Víveres para dos meses esta escuadra y la del digno mando de V. E. Carbón nuestro 9.000 toneladas y em- bargado el de particulares que llegará á 20.000. Confiado en su llegada con toda la Escuadra y numeroso convoy de víveres, pertrechos de todas clases y escuadrilla de torpede- ros, su arribo tal como es, me obliga á expresarle la necesidad de saber y poner en conocimiento del Capitán General si vie- nen más buques y convoyes, para caso de no poder contar con nada más que lo que tenemos, combinar un plan con V. E. y dicha autoridad para unir lo que poseemos del modo más efi- caz que aconsejen las circunstancias; no se dispone para ello de un solo buque de marcha, ni nuestro, ni particular, y el de más andar, el Santo Domingo, por rumbo en sus fondos está en dique. Espero su contestación.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auísón),

Santiago de Cuba 22 Mayo i8g8.

«He tenido necesidad de contratar fogoneros para aumentar dotaciones, insufi- cientes para este servicio extraordinario.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera). -- Ctiba.

Madrid 22 Mayo 18 g8.

«Reitero mis telegramas 26 Abril y 12 Mayo diciéndole en cada uno que tiene á su disposición en Londres, casa Mildred Goyeneche 15.000 libras.»

log—

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuha 22 Mayo i8g8.

«Continuamos limpiando las máquinas y calderas, que es de absoluta necesidad. Estamos haciendo carbón que no hay bastante para rellenar, pero si llega el vapor de carga salido de Curazao, rellenarem.os y sobrará algo. Del Terror trasmi- tí noticia telegráfica ayer.»

El Almirante (Cervera) al Comandante General Apostadero (Manterola).

Santiago Cuha 22 Mayo i8g8.

«He recibido su telegrama cifrado notificándome lastimo- so estado de sus fuerzas navales. Creo que no podrán venir más de España, porque no quedaban disponibles más que Carlos V, Alfo7iso XIII y algunos cazatorpederos y torpede- ros. Pelayo creo que no tendrá instalada su artillería mediana. Podrían venir con recursos alguno de los vapores trasatlánti- cos adquiridos, que creo son cuatro y andan bien. Mi venida ha sido algo casual, pues conforme á las instrucciones debía ir Puerto Rico. De convoy creo que no se haya pensado nun- ca, puesto que siempre se me ha hablado que aquí encontra- ría de todo. Quizá estas ideas hayan cambiado con la crisis Ministerial.»

Capitán «Alicante» (Genis) al Almirante (Cervera).

Fort de France 22 Mayo 18 g8.

«Marqués Comillas díceme salga para ahí dejar carbón; el Comandante cazatorpedero dar aviso de parte V. E. que bu- ques enemigos apostados para perseguirme. Ruego á V. E. de darme instrucciones para hacer viaje.»

I lO

El Almirante (Cervera) al Capitán «Alicante; (Genis).

Santiago Cuba 22 Mayo 18 g8.

«No salga por ahora.»

El Comandante principal de Puerto Rico (Vallari- No) al Comandante Marina Santiago Cuba.

San Juan 22 Mayo 18 p8.

«Vapor inglés Restamel tres, mil toneladas Cardiff para Escuadra, salió ayer Curazao para ese puerto; anda siete millas.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera). Cuba.

Madrid 23 Mayo 18 g8.

«Apruebo aumento fogoneros. Salió carbón Puerto Rico para esa. Hay 3.000 toneladas en Cienfuegos. Salió Escuadra enemiga Almirante Schley de Cayo Hueso para Sur Cuba día 20 noche y después la de Sampson. Créese (cuatro) monitores y algunos cruceros guardan canal de Yucatán. Si vapor trasatlántico armado Alfon- so XIII llega con carbón y víveres, puede, si le conviene, incorporarlo Escuadra: dígolo Comandante General del Apostadero. Si imposibilidad pasar canales convi- niera rodear ó hacer diversión sobre costa enemiga, puede hacerlo, mas no se consi- dere obligado.»

El Capitán General Cuba (Blanco) al M. de la Guerra (Correa).

Habana 23 Mayo iSgS.

«Ayer reforzado enemigo línea bloqueo hasta 2 i barcos, de ellos tres acoraza- dos; hoy hay solamente seis. Tres acorazados frente á Cienfuegos.»

El Capitán General Cuba (Blanco) al General (Lina- res).— S. de Cuba.

Habana 2j Mayo i8g8.

«Hoy 12 buques enemigos frente Cienfuegos.»

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El Capitán General Cuba (Blanco) al General (Lina- res)— S. de Cuba.

Habana 2j Mayo i8g8.

De los barcos que ayer había frente Habana, se han dirigi- do hacia barlovento, acorazado Indiana, crucero acorazado New- York, crucero Afontgo?nery, aviso Dolphin, cañonero grande Wilmington y otros cruceros.»

El Capitán General Cuba (Blanco) al General (Lina- res).— S. de Cuba.

Habana 2j Mayo i8g8.

« Desde las diez de esta mañana está libre de barcos ene- migos casi todo horizonte Habana, quedando sólo cuatro ca- ñoneros poco importantes á barlovento; los que faltan salieron hacia dicha dirección de barlovento.»

El Capitán General Cuba (Blanco) al General (Li- nares).— S. de Cuba.

Habana 2j Mayo i8g8.

«Tengo confidencia desde Montreal de que Escuadra Schley sale para Sur de Cuba, después Sampson y que cuatro monitores y algunos cruceros guardan estrecho Yucatán. No hay novedad en Puerto Rico, y ayer salió para ese puerto des- de Curazao vapor inglés con carbón. Me limito á trascribirlo á V. E., y ya le he participado los barcos que había frente Ha- bana esta tarde.»

El Almirante (Cervera) al Comandante principal Puerto Rico (Vallarino).

Santiago Cuba 2j Mayo i8g8.

«El vapor trasatlántico que no salga por ahora.»

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El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 24 Mayo i8g8.

«Pronta la Escuadra dejar el fondeadero en busca recursos de que carece, he reunido á los Comandantes de los buques, quienes (i) unánimes opinan: Que dado andar máximo de esta Escuadra reducido á 14 millas por lo sucio Vizcaya; el poco carbón que tenemos; situación Escuadras enemigas y condiciones del puerto, el pe- ligro cierto de la salida es muy superior á las ventajas que pudiéramos obtener al- canzando Puerto Rico (i) único puerto (más próximo) (2) á donde podríamos diri- girnos. Levantada acta que yo he firmado; esperaré ocasión más favorable si se pre- senta. Mientras tanto, aprovecharemos los recursos posibles y de acuerdo con el Co- mandante General (i) í¿¿ la división eiército, contribuiremos defensa puerto y la plaza. Para abastecer ésta se necesita forzar el bloqueo con buques rápidos veinte millas (i) durante la noche, conviniendo dia y hora para enviar (2) (un bote) fuera del puerto (2) (con) práctico y tener canal franco; por eso he ordenado vapores tras- atlánticos de Puerto Rico y Martinica no salgan pues (i) segura?neftte (2) (según las noticias) serían apresados.»

ÜCT A

El día 24 de Mayo de 1898, llamados por el Almirante, se reunieron en la cámara de éste, el General segundo Jefe, los Comandantes de los acorazados, el Jefe del E. M. y el de la primera división de torpederos.

El Almirante dio conocimiento de las noticias recibidas desde la tarde de ayer, procedentes del General Gobernador de la isla, del Comandante General del Apostadero y del Go- bierno de S. M., que aseguran que la Escuadra del Almirante Schley salió de Cayo Hueso el día 20 del corriente con rum- bo al Sur de la Isla de Cuba, y que la Escuadra del Almiran- te Sampson se encontraba ayer á la vista de Cienfuegos, com- poniendo cada una de ellas fuerza muy superior á la de esta Escuadra, y como quiera que la permanencia durante el día de ayer de cuatro buques á la boca del puerto, prueban la exactitud de las noticias, expuso la necesidad de oir las opi-

(i) Las palabras y frases en bastardilla no están en el impreso. (2) Las que están entre paréntesis no se pusieron en el telegrama que se ex- pidió.

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niones sobre lo que pudiera hacerse que fuese más acertado con la Escuadra.

Las disposiciones tomadas desde el día de ayer, fueron las convenientes para salir al amanecer con rumbo á Puerto Ri- co, donde se habían puesto los telegramas necesarios para de- tener en aquel puerto al buque carbonero y al trasatlántico Alfonso XIII, que eL telegrama del Gobierno ponía á disposi- ción de la Escuadra.

La situación de las fuerzas enemigas, su número é impor- tancia, hicieron que unánimemente se considerase imposible la realización de este plan, dado que el andar máximo de esta Escuadra puede calcularse en catorce millas, por ser éste el del Vizcaya, como consecuencia del estado de suciedad de sus fondos, teniendo en cuenta que los buques sólo han podido repostarse de la tercera parte de su combustible, consideran- do que las condiciones del puerto obligan en la salida á que ésta se efectúe uno á uno á poca velocidad, lo que pudiera obligar á tener que retroceder al que, ó los que primero salie- sen, aunque sólo fuese para un reconocimiento, con la consi- guiente pérdida de fuerza moral, todos los Jefes expresados fueron de opinión de que el peligro cierto de la salida era muy superior á las pocas ventajas que pudieran obtenerse lo- grando alcanzar el puerto de San Juan de Puerto Rico, hacía considerar necesario abandonar este proyecto y el continuar en este puerto repostándose de todo lo necesario y de que haya existencias, con el fin de utilizar cualquier circunstancia que pudiera presentarse para salir del puerto, hoy bloqueado con fuerzas tan notoriamente superiores.

Todos los Jefes expresados fueron igualmente de opinión de que la situación en que hoy se encuentra esta Escuadra, la obliga á permanecer en este puerto.

Pascual Cervera.^José de Paredes.— Juan B. Lazaga, Víctor M. Concas. Fernando VülaamiL— Joaquín Busta- manle. Antonio Eulate. Emilio Díaz Moreu.

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El Capitán General Cuba (Blanco) al General (Li- nares).—.V. Cuba,

Habana 2^ Aíayo 18 p8,

« Oregon llegó Cayo Hueso; Escuadra volante marcha so- bre Santiago de Cuba y Sampson piensa llegar también ma- ñana si aviso no le notifica movimiento Escuadra Cervera. Si éste no gana horas podría verse encerrado.»

El Comandante del «Terror» al Almirante (Cervera)

Fort de France 24 Mayo iSp8. «Mañana madrugada salgo.»

Centro Consultivo de la Akmkdk.—- Particular. Madrid 24 Mayo i8g8. Excmo. Sr. D. Pascual Cervera. Mi querido General y amigo: Sólo le pongo estos renglones para darle mi más sincera enhorabuena por haber llegado con feli- cidad á ese puerto de Santiago de Cuba con la Escuadra de su digno mando, pudiendo asegurarle que mi alegría al saber su llegada á esa ha sido muy grande, porque pensaba inevita- ble el encuentro con alguna de las dos Escuadras enemigas que cruzaban por esos mares, y como ambas son muy supe- riores en fuerzas á la de su mando, era de temer que, aunque gloriosamente, fuera vencida y destrozada.

Gracias á su hábil derrota, á sus acertadas disposiciones y sobre todo á la Divina Providencia, no tenemos hoy que la- mentar la vida de numerosas víctimas y de los mejores bu- ques de nuestra escasa Marina.

Por ello le felicito de todo corazón, lo mismo que á todos los tripulantes á sus órdenes y pido á Dios continúe favore- ciéndolos.

Consérvese bueno, sírvase dar mis cariñosos recuerdos á su hijo Ángel y cuente siempre con el afecto de su afectísimo amigo, q. b. s. m. Antonio de la Rocha.

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Madrid (La Concepción) i6 de Noviembre de i8g8, Ex- celentísimo Sr. D. Antonio de la Rocha. Mi querido General y amigo: Devuelta de la isla de Cuba, recibí anteayer su cari- ñosa carta de 24 de Mayo, que he agradecido mucho y que me ha causado mucho gusto por ser un documento precioso en primer término para y después para V. y todos los Ge- nerales que en la Junta magna votaron la ida de la Escuadra á las Antillas.

Ayer estuve en el Ministerio para dar á V. las gracias y hablarle de esto, y no lo encontré, sintiendo la causa de ello y por eso le escribo, en la imposibilidad de ir hoy ni mañana á su casa, para desearle alivio é iniciarle lo que pienso de su carta y lo que me propongo hacer.

La carta es interesantísima para mí, porque al decir usted (\ue pensaba inevitable el encuentro con alguna de las dos Es- cuadras enemigas qiie cruzaban por aquellos mares, y como eran ambas muy superiores en fuerza á la de mi mando, era de temer que, aunque gloriosamente, fuera ve?icida y destrozada, se demuestra que no era sólo mi opinión, sino también de mis compañeros, y aleja por completo toda duda de que nosotros fuimos empujados á segura destrucción, punto que á me importa mucho aclarar.

Es importante para V. y sus compañeros de voto, porque al demostrarse que á pesar de que creían ustedes que la Es- cuadra marchaba á la derrota, votaban ustedes que saliera, se pone de manifiesto que no la ignorancia ni la ligereza, sino móviles mucho más elevados eran los que impulsaban á uste- des, y aun cuando yo creo que esos móviles no han debido hacer variar sus votos de ustedes, es consolador ver ese espíri- tu de sacrificio en el Cuerpo, aun cuando hubiera de hacerse por otros que los votantes.

Falta decir á V. lo que me propongo hacer, que no es otra cosa que conservar su carta como valiosa joya, y hacer que su contenido conste en mi declaración.

Y repitiéndole cuanto le deseo el alivio, queda suyo afectí- simo amigo y compañero, q. b. s. m. Pascual Cervera.

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El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Ctiha 2^ Mayo 18 g8.

«Estamos bloqueados; califiqué desastrosa nuestra venida para los intereses Patria. Hechos empiezan darme razón. Con la desproporción de fuerzas es absolutamente imposible ninguna operación eficaz. Tenemos víveres para un mes.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).--^'. Cuba.

Madrid 2^ Mayo 18 g8.

<■ Recibido su telegrama A D 0391. Apruebo su determina- ción confirmándole facultades amplias que tiene así como con- fianza Gobierno. La Escuadra no debe ser sacrificada inútil- mente.— Estudio atrer los buques enemigos á sus costas. No te- nemos buques 20 millas, pero si supiese de alguno, use facul- tades amplias para realizar la operación que propone. ¿Sabe usted el paradero del « Furor>y destructor?» (i)

El Capitán General de Cuba (Blanco) al General (Li- nares).—^, de Cuba.

Habana 2^ Mayo 18 p 8.

« Urgente.— Telegramas particulares de los Estados Uni- dos dicen se proponen encerrar nuestra Escuadra ahí y con- vendrá vigilar la boca para evitar la realización de tal propó- sito.»

El Almirante (Cervera) al Comandante General de LA División de Ejército de S. de Cuba (Linares).

Reservado. Excmo. Sr.: Tengo el honor de acusar á Vue- cencia recibo de sus dos oficios reservados sobre los movi- mientos de las Escuadras enemigas, por los que le doy mu-

(i) Este telegrama, que es contestación al mío del día 24, página 112, ha sido suprimido totalmente en el impreso.

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chas gracias. Lamentable es en extremo que la Escuadra no saliera ayer, encendida como estaba; pero noticias llegadas del Gobierno afirmaban que la Escuadra Schley había salido para aquí en la noche del 20 y le seguía la de Sampson, por lo que todos los Capitanes de Navio de esta Escuadra opinaron uná- nimemente que la salida era improcedente, y por la penuria de carbón que tenemos mandé apagar los tres quintos de las calderas.— Como estos buques necesitan muchas horas para encender, no estarían listos antes de la noche, y ya sería tar- de, con la agravante del consumo, no despreciable, de carbón. Por estas razones no queda por ahora otro camino que seguir, que tomar posiciones, conforme convenimos ayer, para defen- der el puerto y la plaza, si intentan forzar la entrada. Ya es- tá el Colón en su sitio y dentro de un rato estará éste; los otros irán entre esta tarde y mañana, por la necesidad de tomar agua para las calderas. Pienso procurar aprovechar otra oca- sión, si se presenta, pero como no puedo aspirar con tan cor- tas fuerzas, á realizar ciertas operaciones, todo se reducirá á cambiar de puerto, donde también seré bloqueado. Es de sen- tir que la mala suerte me haya traído á este puerto, tan falto de recursos, y que elegí de preferencia, porque como no ha- bía sido bloqueado, lo suponía abundante de víveres, carbón y pertrechos de todas clases; y aun cuando siempre creí que se- ría bloqueado, me lisonjeaba tener así inutilizada la mayor par- te de la flota enemiga, único servicio eficaz que se puede espe- rar de esta reducida y mal armada Escuadra. Suplico á Vue- cencia trasmita estas explicaciones al Excmo. Sr. Capitán Ge- neral, como representante supremo de la Nación, para que co- nozca las causas de mi aparente inacción. Dios guarde á Vue- cencia muchos años. Santiago de Cuba 25 de Mayo de Excelentísimo señor. Pascuai Cervera.

El Comandante General de la División de Ejército (Linares) al Almirante (Cervera).

Reservado.— Excmo. Sr.: He recibido el atento escrito de Vuecencia sirviéndose acusar recibo de otros dos míos ante-

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riores y manifestándome su deseo de que el Excmo. Sr. Ca- pitán General de la Isla conozca las razones que ha tenido Vuecencia para no zarpar de este puerto con la Escuadra de su digno mando, las cuales he trasmitido á la referida autori- dad por medio del cable, procurando extractar fielmente el contenido de dicho escrito. Lo que tengo el honor de parti- cipar á V. E. para su conocimiento, remitiéndole copia del ca- blegrama expedido. Dios guarde á V. E. muchos años. San- tiago de Cuba 25 de Mayo de 1898. Arsenio Linares.

Copia que se cita.

Santiago de Cuba 2 ¿ Mayo 18 p8.

Al General en ]-£.¥¥..— Habana.

«Trasmitidas á Cervera noticias V. E. de ayer y madruga- da hoy relativas situación Escuadras americanas, me contesta de oficio para conocimiento V. E. en síntesis lo que sigue: «Lamenta en extremo no haber zarpado ayer amanecer. Acuerdo unánime quedarse fué motivado noticias directas Go- bierno asegurándole Escuadra Schley había salido noche 20 rumbo Santiago Cuba seguida de la de Sampson, obligándole penuria carbón apagar tres quintos calderas. Encender de nuevo, acabar aguada, no le permitiría salir antes entrada no- che, lo cual considera ya improcedente. Decídese por ahora permanecer aquí, rectificando fondeadero barcos, disposición rechazar enemigo si intentara forzar canal. Siente mala suer- te háyale traído este puerto falto de recursos, que eligió cir- cunstancia no estar bloqueado, suponiéndolo abundante ví- veres, carbón, pertrechos todas clases. Aunque después hubie- ra sido bloqueado, le lisonjeaba tener inmovilizada mayor par- te flota enemiga, único servicio eficaz que puede prestar con su reducida y mal armada Escuadra. Procurará, añade, apro- vechar ocasión salida si se le presenta para cambiar de puerto donde también será bloqueado, porque no puede intentar otra

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clase de operaciones. Da á V. E. anteriores explicaciones co- mo representante supremo Nación, para que conozca causas de su aparente inacción. Linares. Es copia. LINARES.

El Capitán General de Cuba (Blanco) al M. de la Guerra (Correa).

Habana 26 Mayo i8g8.

«(Entre otras cosas). Parece que ayer fué apresado, cerca de Santiago de Cuba, un vapor inglés que llevaba carbón nuestra Escuadra. El Terror burló bu- ques americanos en Martinica; ya está en Puerto Rico.»

El Capitán General de Cuba (Blanco) al M. de la Guerra (Correa).

Habana 26 Mayo i8g8.

«Almirante Cervera resuelto permanecer por ahora Cuba, vista superioridad enemigo, escasez carbón y deficiencia armamento de sus barcos. Hablase alistarse otra Escuadra Cádiz; si asi fuera, sería indispensable vinieran con ella transportes con víveres y carbón, y los cañones, fusiles y municiones pedidas á V. E.»

El Ministro de Marina (Auñón) al Almirante (Cer- vera).—-y. Cuba.

Madrid 26 Mayo 18 g8.

«Sírvase trasmitir Comandante General de esa plaza (Li- nares) siguiente telegrama del Ministro Guerra: Dígame pa- ra cuanto tiempo tiene víveres y si podría recibirlos por tierra, indicándome en este caso á que puerto más próximo podrían enviarse. He preguntado Capitán General si está esa plaza bloqueada también por tierra y no me contesta, necesitando saber para medidas abastecimiento y otras. Dígame si recibió clave de guerra para comunicar con este Ministerio contestan- do con ella ó por medio Jefe de la Escuadra si no la tiene.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 26 Mayo 18 g8.

Sírvase trasmitir Ministro Guerra siguiente: «Podrá sub- sistir Cuba hasta mediados Julio. Se consumen 350 mil racio-

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nes al mes personal; 20.000 maíz, cinco libras una ganado. Brigada Guantánamo abastecida hasta mediados Junio, con- sume 200 mil raciones personal; nueve mil maíz ganado. Baracoa y Sagua Tánamo puertos costa Norte; abastecidos ^asta fin Agosto, tienen 900 y 700 hombres respectivamente sin ganado. Además se necesitan medicamentos para hospi- tales, especialmente quinina, bismuto. Cuerpos en Enero ac- tual recibieron consignación Abril año anterior. Generales, Jefes, Oficiales, Comisiones activas, nueve pagas en descubier- to con circunstancia, tres de una vez, recibidas en billetes no circulables aquí. ^Existe bloqueo por tierra que rompen tro- pas cada vez que salen, pero no pueden recibirse raciones más que en puertos referidos para respectivas fuerzas. No he re- cibido clave para comunicar con V. E. Tengo gestión hecha para traer Cuba, Guantánamo^ víveres dos meses de Halifax Canadá y reses repúblicas Sur. -No espero consigan burlar bloqueo extremado desde llegada Escuadra. Es indispensa- ble envío alpargatas cerradas 1.800 pares Baracoa, 1.400 Sa- gua Tánamo, 24.000 Cuba y 16.000 Guantánamo. Linares.»

El Capitán General de Cuba (Blanco) al General (Li- nares).—^. Cuba,

Habana 26 Mayo 18 g8,

«Comunique Almirante Cervera: Me entero comunica- ción V. E. conducto General Linares agradeciéndole mucho su atención. Me parece que si se me hubiese concedido inter- vención asunto de tal interés, se hubiera logrado mejor éxito, pues nadie mejor que yo pudiera haberle participado estado puertos isla y situación Escuadras enemigas diariamente, da- tos que hubieran podido ser muy útiles V. E. para realizar sus planes; pero nada se me previno de su derrota ni estaciones y nunca pude comunicar con V. E. aunque procuré hacerlo el 13 a Puerto Rico por si tocaba allí enterándole situación bar- cos enemigos, como lo hago desde su llegada ese puerto. Lamento con V. E. que estas causas y deficiencias armamen-

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to barcos, le hayan colocado en situación poco lisonjera, sien- do de sentir no le hayan acompañado algunos trasatlánticos de andar con víveres y carbón, que es lo que más falta le ha- ce, á mi juicio; pues sin él no le será posible intentar movi- miento alguno, de los que su reconocida pericia y valor le inspirarán seguramente. Hablase de estar lista en Cádiz para salir otra Escuadra, lo cual podría resolver problema, pero lo dudo, y si viene también sin carbón ni víveres, valdría más no viniese. De todos modos yo tengo en V. E. profunda confian- za y lo espero todo de sus talentos y patriotismo. Su tarea, co- mo la mía, es dura, pues tenemos que hacerlo todo con bien escasos recursos. Cuente V. E. para todo conmigo y con Li- nares, que vale mucho, y confiemos en Dios. Recibido noti- cia llegada Terror Puerto Rico salvando todas dificultades.»

El Almirante (Cervera) al Ministro Marina (Auñón)

Santiago de Cuba 26 Mayo 18 g8.

«Sírvase trasmitir Ministro Guerra siguiente: Continuación cable anterior, ruego envío 12.000 trajes rayadillo Cuba, 7.000 Guántanamo; i.ooo Baracoa; i.ooo Sagua Tánamo, con corres- pondiente todos doble muda interior, camisa, camiseta, calzon- cillo.—(Linares).

ÜCTiL

El día 26 de Mayo de 1898, llamados por el señor Almiran- te se reunieron en su cámara el General segundo Jefe, los Co- mandantes de los acorazados, el Jefe de E. M. de la Escuadra y el de la División de torpederos.

El Almirante dio conocimiento de las últimas noticias re- ferentes á los movimientos de las Escuadras enemigas y pidió opiniones sobre la conveniencia de salir hoy, aprovechando la circunstancia del mal tiempo reinante; por unanimidad se con- vino que se debía salir para Puerto Rico y se dio orden de en-

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cender todas las calderas y estar listos para las cinco de la tarde.

A las dos de la tarde señaló el semáforo la presencia de tres buques enemigos, lo que, unido á lo que aclaraba el tiem- po, decidió al Almirante á volver á convocar á los Jefes citados. Entonces se suscitó la duda, ya apuntada en la reunión de la mañana, de si la marejada reinante permitiría la salida franca de los buques.

Para resolverla, se llamó al práctico llamado Miguel, que es el que ha piloteado á la capitana, el cual, según opinión del Capitán del puerto, es el más inteligente de todos excep- ción del mayor, que se halla enfermo).

Este práctico dijo que no encontraba dificultad para sacar á cualquier hora del día ó de la noche con el tiempo reinante al Teresa, al Vizcaya y al Oquendo, que sólo calan de 7,10 á 7,20 metros, pero que la salida del Colón, que cala 7,60, po- dría ofrecer dificultades á causa de una laja de muy poca ex- tensión que hay sobre la punta del Morrillo, en la que sólo hay 27 y medio pies ingleses de agua. Para que formara me- jor juicio sobre el estado de la mar, se le envió á la boca y re- gresó diciendo que creía muy probable que á causa de la ma- rejada tocara el barco (diera una culada, en términos vulga- res) sobre la referida laja. En tal estado, el Almirante hizo la siguiente consulta en el supuesto de que la Escuadra ha de salir toda sin dejar en el puerto más que á los cazatorpederos: ¿Conviene arrostrar los riesgos de avería del Colón ó no efec- tuar la salida en espera de que se presenten mejores circuns- tancias?

Hecha así la pregunta, opinaron por la salida los señores Concas y Bustamante por las razones que más adelante expo- nen y opinaron que no se debía salir todos los demás señores menos el Almirante, que se reservó su opinión, y de orden suya se levantó la presente acta.

José de Paredes. Antonio Eulate. Juan B. Lazaga. Emilio Díaz Moreu. Fernando Villaamil.

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Voto particular.

Las razones que he tenido para opinar por la salida inme- diata de la Escuadra, á pesar del dicho del práctico Miguel, son las siguientes: Mi impresión sobre la situación probable de las Escuadras enemigas, es la que, reasumiendo las suyas, for- muló el Almirante. Hoy es casi seguro que no están sobre este puerto; mañana es casi seguro que lo estarán. Partiendo de es- ta base, que creo muy fundada, he raciocinado del modo si- guiente: Nuestra Escuadra, bloqueada por fuerzas superiorísi- mas, tiene poquísimas probabilidades de salir unida forzando el bloqueo. El hacerlo cada buque á la ventura no encaja bien en mi modo de sentir y me parece expuesto á perder alguno ó algunos buques. El salir francamente á presentar combate me parece hasta inhumano, por lo seguro de la derrota, é im- político, porque sería proporcionar un triunfo fácil al enemigo. Fuera de esto, no se me alcanza más recurso que el capitular como la plaza, cuando al cabo de un mes ó poco más nos en- contremos faltos de víveres, pues estamos completamente blo- queados por mar y por tierra. Y esta solución última es para más inadmisible aún que las anteriores.

Esta es, á mi juicio, la situación en que se encuentra la Es- cuadra, y ante su inmensa gravedad, opto por la salvación de tres de sus buques, aun corriendo el riesgo de la pérdida ma- rinera del cuarto, tanto más cuanto que no creo tan inminente esta pérdida; pues los prácticos siempre dejan un margen de seguridad ó resguardo y lo mismo hacen los hidrógrafos. El Colón cala, según manifestó su Comandante, 7,60 metros, que son 24,93 pies ingleses. La laja, según el práctico, tiene 27,50 y es de cortísima extensión (según indicaba, materialmente menor que la manga del salón del Almirante). Queda, pues, un margen de dos y medio pies ingleses largos y la marejada no me pareció excesiva esta mañana, que estuve en la boca del puerto y soplaba más el viento. Pudiera, pues, suceder que el Colón pasara sin que le cogiera un golpe de mar sobre la laja, y aun cuando le cogiera y tocara, no por eso sería segu-

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ro que la avería resultante le imposibilitara de seguir viaje y, sobre todo, repito que, dentro del orden de las probabilidades, creo preferible que el Colón (el que á mi juicio hubiera debido salir al último) se quedara perdido en la boca del puerto, á lo que temo que nos espera. Esta es mi opinión que deseo en verdad sea equivocada, pero me la dicta mi conciencia y no puedo reservarla. —y¿?¿2;^e//;2 Bustamante.

Aceptando por completo el voto del Capitán de Navio se- ñor Bustamante, agregaré que la Escuadra enemiga que viene de Cienfuegos y que esperábamos esta mañana, detenida se- guramente por el temporal, puede estar aquí al amanecer, des- de cuyo momento el bloqueo habrá que romperlo contra fuer- zas inmensamente superiores, aun sin contar con la otra Es- cuadra que se anuncia que viene por el canal viejo.

Para hacerse cargo de la gravedad de la situación de la plaza, hay que tener en cuenta que al Ejército y á la Marina se le deben once meses de sueldo, que el primero debe casi tanto de sus provisiones y que el comercio no quiere aumen- tar la deuda, estando como está la retirada en la mente de to- dos y de hecho la Hacienda fuera de nuestras manos por la autonomía. Por consiguiente, Santiago de Cuba, bloqueado por tierra y por mar, está sitiado por mismo, que es el bloqueo más efectivo, pues no hay víveres ni nadie hace nada por traer- los. Por consiguiente, la capitulación se impondrá en un plazo brevísimo, arrastrando con ella á la Escuadra.

Del mismo modo que el Capitán de Navio Bustamente, considero muy lejano el peligro del Cristóbal Colón, y si bien en tiempo ordinario no debiera salir, y quizás ni haber entrado, hoy las circunstancias imponen que se corra el riesgo, hasta de pérdida total, que considero remotísimo, pues el plazo de veinte ó veinticinco días que nos quedan, no es suficiente para esperar ni una ocasión ni un cambio de circunstancias. San- tiago de Cuba Mayo 26, i^g^.— VútorM. Concas.

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Considero que las circunstancias no son tan extremadas para exponernos á perder el Colón por la mar que hay en la laja, en que la Gerona, de menos calado que él, perdió parte de la zapata, y en espera de que calme la mar y se presente otra ocasión, se suspende la salida. Cervera.

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 27 Mayo i8g8.

«Ayer pensé forzar el bloqueo aprovechando temporal, pero el mejor práctico opinó que el Colón corría gran riesgo de tocar en una laja que hay en la boca del puerto, donde Gerona perdió zapata. No encontré justificado correr este riesgo, sus- pendiendo salida de acuerdo con segundo Jefe y Comandantes, excepto Jefe Estado Mayor y el del Infanta María Teresa que opinaron en contrario. Aquí no hay buques suficientemente rápidos para forzar bloqueo.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).

Madrid 28 Mayo i8g8.

Recibido su telegrama día 27 (i).— Adviértole que el enemigo intenta sumer- gir cascos entrada del puerto.»

El General en Jefe (Blanco) al M. de la Guerra (Correa).

Habana 28 Mayo i8g8.

«(Entre otras cosas). Aunque V. E. tiene ya noticias directas Santiago de Cuba, creo oportuno manifestarle que aquella división es la que he procurado aten- der mejor á causa alejamiento Habana y probabilidades ataque ó bloqueo america- nos é insurrectos, reforzándola hasta cuatro batallones, tres escuadrones, una bate- ría montaña Krupp, cuatro compañías ingenieros, diez piezas posición, cuarenta y siete plaza y correspondientes tropas auxiliares. Además de las partidas de víveres satisfechas aquí en letras de cambio contra el Ministerio, le he remesado 166.000 pesos oro, 10.000 plata, 100.000 billetes y le he situado 100.000 pesos en Madrid y 10.000 libras en Birminghan; de todo lo cual y de otros particulares referentes á la defensa, tengo dada cuenta á V. E. detalladamente de oficio. Donde urgen más las provisiones es en Gibara y Nuevitas. Presencia Escuadra Cervera hecho mu- cha impresión americanos, que han puesto siete barcos sobre Santiago de Cuba.» (2)

(i) Lo que va en bastardilla no está en el impreso.

(2) Hay la seguridad de que lo que llegó á Santiago de Cuba fué mucho menos.

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El Capitán General de Cuba (Blanco) al M. Guerra (Correa).

Habana 28 Mayo i8g8.

«Dice General Linares que llegaron ayer doce buques enemigos frente Cuba á unas 15 millas, desapareciendo hacia O. menos uno.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 28 Mayo i8g8.

«El puerto está bloqueado por Escuadra enemiga más poderosa que la nuestra y estamos en acecho para aprovechar la ocasión de forzar el bloqueo. Mientras, tenemos vigilancia para frustrar propósitos enemigo. En estas condiciones el com- bate sería desigual, por lo que procuraré evadirlo si puedo. El carbón se embarca despacio.»

El Almirante (Cervera) al Comandante General Di- visión Ejército Cuba (Linares).

Excmo. Sr.: He recibido el oficio de V. E. fecha 26 en que me trasmite las reflexiones del Excmo. Sr. General en Jefe, al que suplico muchas gracias en mi nombre por todo. Yo veré si puedo salir de ^ste mal paso, pero me desespera la len- titud del carbón y sin una razonable provisión, nada se puede intentar. Vigilamos constantemente la boca del puerto y creo que cualquier empresa contra nosotros, fracasará por las disposiciones de V. E. y concurso nuestro. Ojalá tuviéramos los medios que hacen falta. Dios guarde á V. E. muchos años. Santiago de Cuba 28 de Mayo de 1898.— Excelentísi- mo señor Pascual Cervera.

El ("apitán General de Cuba (Blanco) al M. Guerra (Correa)

Habana 2g Mayo i8g8.

«Según noticias traídas prisioneros cangeados, ha causado sensación Estados Unidos llegada nuestra Escuadra á Santiago de Cuba, y culpan de falta de pericia á sus Almirantes. Ayer hubo doce barcos sobre Santiago; esta mañana han marcha- do la mayor parte hacia el Oeste.»

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El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 31 Mayo i8g8.

«Los buques enemigos han disparado unos 60 tiros, pareciendo hacer reconoci- miento. Hicieron fuego Brooklyn, lowa, Massachusets, Texas, Amazonas y cru- cero auxiliar; contestaron baterías y Cristóbal Colón. El crucero auxiliar se retiró, probablemente con avería. Desde tierra vióse, al parecer, caer dos proyectiles en lowa. Nosotros sin novedad.»

El Ministro de Marina (Auñón) al Almirante (Cer- vera).

Madrid ji Mayo i8g8.

<L Diputados, Senadores y Comisiones Andalucía, me en- cargan envíe afectuoso saludo V. E. y su Escuadra, (i)

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba i." Junio i8g8.

«A la Escuadra de bloqueo han llegado grandes refuerzos. Para tener proba- bilidades éxito al forzar el bloqueo, será conveniente procurar que se alejen los cruceros acorazados Brooklyn y New- York, llamándoles la atención hacia otra parte.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).

Madrid 2 Junio i8g8.

«Recibido (telegrama 31 Mayo) B C 5448. (2) Sti Majestad me manda felici- tar á V. E. y combatientes de su Escuadra; también les felicitamos el Gobier- no. Anunciase propósito desembarco proximidades esa plaza.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 2 Junio i8g8.

Suplico á V. E. que presente nuestra profunda gratitud á S. M. (2) (La) Escuadra de bloqueo tiene veintiún buques, de ellos seis acorazados. La plaza ca-

(i) Este telegrama está suprimido en el impreso. (2) Lo que va en bastardilla no está en el impreso.

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rece de artillería moderna, por lo que he ofrecido dos cañones de 75 del Terror que están á bordo.»

El Almirante (Cerverá) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cíiba 3 Junio i8g8.

«Esta madrugada un acora;cado y un vapor mercante intentaron forzar el puer- to. Los cazatorpederos y exploradoras que estaban en la boca, rompieron fuego, si- guiendo Reina Mercedes y las baterías que con la artillería de aquel buque hay montadas en la Socapa. Vapor mercante fué echado á pique; acorazado rechazado. Han'sido cogidos prisioneros un Teniente de Navio y siete marineros. Nosotros sin novedad por fuego enemigo y con algunas averías en las instalaciones de los caño- nes de 75 de los cazatorpederos.»

El Ministro de la Guerra (Correa) al General en Jefe (Blanco).

Madrid ^ Junio 18 g8.

«La situación muy seria de Filipinas nos obliga á mandar allí buques y refuerzos de tropas tan pronto como sea posible. Con objeto de poder contender con la Escuadra del enemigo en Manila, será indispensable mandar allí una Escuadra que no sea inferior. Ahora hay allí sólo dos buques de guerra, y uno de ellos creo que no puede pasar el canal. La única cosa que podemos hacer es enviar todos los barcos de la Escuadra de Cervera, que puedan salir de Santiago, pero antes de adop- tar una resolución en este sentido, el Gobierno desea conocer su opinión con respecto al efecto que podría producir esto en el pueblo de Cuba, la retirada de la Escuadra de Cervera. Es- te movimiento sería sólo temporal, y una vez conseguido el objeto en Filipinas, la Escuadra volvería á Cuba sin pérdida de tiempo y fuertemente reforzada.» (i)

El Gobernador General Cuba (Blanco) al M. de la Guerra (Correa).

Habana 4 Jzmio 18 g8.

«Faltaría á mi deber si ocultase V. E. que salida estos momentos Escuadra Cervera producirá en la opinión tan funesto efecto, que dudo pudiera dominarse si-

(i) Este telegrama no está en el texto á la letra por no tenerlo original, pero es público y en el Diario de Sesiones ha salido.

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tuación de fuerza que de seguro provocaría. Los voluntarios, excitados ya hoy por insuficiencia Escuadra Cervera y contenidos sólo esperanza llegada segunda Escua- dra de un momento á otro, se sublevarían en masa al saber que en vez de refuerzos se retiran los pocos barcos que hay. La represión tendría que ser sangrienta; la acti- tud para esc caso del Ejército, dudosa, y segura la pérdida de la isla, ante la horri- ble conflagración que aqui surgiría.»

El Almikantí: (Cerveka) al Minlstro (Auñón),

Santiago de Cuba 6 Junio i8g8.

«Escuailra enemiga, fuerte de diez buques, ha bombardeado este puerto duran- te tres horas, siendo contestada por las baterías boca del puerto, entre las que figu- ran los cañones del Reina Mercedes. Hemos tenido: muertos, segundo Comandan- te Reina Mercedes y cinco (marineros) (i) más (2); heridos. Alférez de Navio Mo- lins (y) (i) once (marineros) [i) más y cinco contusos (2). Ejercito ha tenido un muerto; heridos un Coronel (de Artillería) (i), cuatro Oficiales y 17 tropa. Ignora- mos pérdidas del enemigo. Reina Mercedes ha sufrido mucho; Vizcaya recibió dos proyectiles; Furor un proyectil (en la) (i) carbonera sin avería seria. En las obras defensa desperfectos sin importancia militar. Después (2) Escuadra enemiga cañoneó otros puntos de la costa.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 6 Junio i8g8.

«Temo (juc el enemigo llegue á obstruir boca del puerto; nosotros no podemos impedirlo por su gran superioridad. Suplico á V. E. me instrucciones.»

El Comandante General Apostadero (Manterola) al Almirante (Cervera).

Habana 6 Junio i8p8.

«Recibo del Ministro Marina el cable siguiente: Recibido telegramas S. Majestad me manda que en su Real nombre fe- licite defensores Santiago Cuba.»

(i) Lo que va entre paréntesis no estaba en el original.

(2) Lo que va en bastardilla no está en el impreso y ín el original.

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El Ministro (Auííón) al Almirante (Cervera),

Madrid 8 Junio iSgS.

«Siendo imposible prever y resolver desde aquí con oportunidad todos los casos que pueden ocurrir en la campaña, el Gobierno, que conoce los medios de que Vue- cencia dispone, las cualidades que le adornan y las amplias facultades de que está investido, confía en que hará de ellas el uso más acertado en cada caso, y estimará que ha llenado su difícil misión si deja satisfechas la letra y el espíritu de nuestras Ordenanzas.» (i)

ÍLCTÜ

El día 8 de Junio reunió el Almirante en su cámara á los Jefes de la Escuadra para oir sus opiniones respecto á la si- tuación de ésta. Invitados á hacerlo, lo hicieron por el orden y en el sentido siguiente:

Bustamante opinó, habidas en cuenta todas las circunstan- cias de existencia de víveres, error en superioridad de las fuerzas enemigas, etc., etc., porque se debía resueltamente aprovechar este obscuro de luna para efectuarla salida, y pues- to que la situación durante la noche de la Escuadra enemiga y las dificultades para la salida le parecen impedir que la Es- cuadra salga en masa, que se efectúe en la forma siguiente: los cazatorpederos primero con rumbo al Sur, pasando á toda velocidad por los costados, ó mejor dicho, proximidades del Texas y los tres acorazados gruesos. Poco después saldría el Colón., que es el buque más andador de los cuatro, con rumbo al OSO. contra el Brooklyn que acostumbra á situarse en es- ta ala. Después el Teresa por el ESE. y más tarde el Vizca- ya y el Oquendo. Cree que de este modo se produciría confu- sión en la Escuadra enemiga que permitiría salvar cuando me-

(i) Ordenanzas Generales de la Armada. Trat. 3.", Tít. I, Art. 153. «Debe- rá combatir hasta donde quepa en sus fuerzas contra cualquier superioridad, de mo- do que, aun rendido, sea de honor su defensa entre los enemigos. Si fuese posible, varará en costa amiga ó enemiga antes de rendirse, cuando no haya un riesgo próxi- mo de perecer el equipaje en el naufragio; y aun después de varado, será su obliga- ción defender el bajel, y finalmente quemarle si no pudiese evitar de otro modo que el enemigo se apodere de él. »

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nos, el cincuenta por ciento de la nuestra, solución muy pre- ferible en su opinión á la que entrevé de verse estrechado por falta de víveres y que no quiere admitir. Opinó también que la Escuadra debe prepararse descansando unos días, sobre todo los cazatorpederos, cuyas tripulaciones es milagroso que resistan las fatigas del servicio nocturno diario, que vienen desempeñando. Además cree ventajoso por todos conceptos (uno de ellos, el de cansar al enemigo) el que se le haga fuego siempre que se ponga á tiro, sobre todo á los proyectores con que exploran las inmediaciones de la boca durante las horas de obscuridad. Y por fin, en su ignorancia de las medidas adoptadas por el Almirante, opinó porque antes de intentar- se la resolución extrema que propone, se diese conocimiento preciso al Gobierno de S. M. de la situación gravísima en que se encuentra la Escuadra. Dada la forma en que ésta había de salir, cree que el punto de reunión debiera ser la Habana, en vez del de Puerto Rico, que prefiriría á salir toda la Es- cuadra reunida.

El Capitán de Navio Concas opinó, que si desaparecía uno de los cruceros rápidos Brooklyn ó Nezü- York, debía inten- tarse la salida inmediatamente. En caso contrario, debe inten- tarse la salida en las cercanías del novilunio, siempre con la Escuadra unida y toda á un mismo rumbo, contando que el grueso de las fuerzas se aguanten como hasta la presente á cinco ó seis millas de la boca del puerto.

El Excmo. Sr. General segundo Jefe, y los Capitanes de Navio Comandantes del Colón, Oquendo, Vizcaya y el de la primera división de torpederos, opinan que dada la impunidad con que cuenta la Escuadra bloqueadora por la escasa defen- sa de la boca del puerto que le permite acercarse á una milla de ella, siempre que lo considera conveniente, dadas las con- diciones del puerto, cuya salida se ha dificultado por la situa- ción del Merrimac y en la que necesariamente ha de emplear- se un tiempo tal, que permitiría concentrar sobre la boca fuerza siempre muy superior, aunque el enemigo no se aper- cibiese de la salida del primer buque que la emprendiera, no

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debe intentarse la salida mientras subsistan las circunstancias presentes, y por el contrario, tomar todas las medidas milita- res que los recursos permitan para reforzar las defensas de la boca del puerto, con el fin de precaver un ataque con torpe- deros ó embarcaciones menores que pudieran presentarse en ella protegidos por un buque ó más de combate, y resistir con la Escuadra en este puerto, reteniendo ante él la mayor par- te de la fuerza naval enemiga, como el servicio más importan- te que puede prestar para la defensa general de la isla. Con- sideran igualmente conveniente poner al abrigo los cazatorpe- deros, para permitir, no sólo descanso á sus tripulaciones, sino evitar que con un golpe de mano pudieran ser abordados en un ataque de noche con embarcaciones menores.

José de Paredes. Juan B. Lazaga. Víctor M. Concas.-— Emilio Díaz Moreu. Antonio Enlate. Fernando Villaamil. Joaquín Bustamante.

PJl Almirante (Cervera) al Mixlstro (Auñón).

Smitiago de Cnha g Jimio i8(j8.

«Llamé Comandantes á la orden con objeto de oir sus opiniones sobre las ope- raciones ulteriores. Segundo Jefe y Comandantes Colón, Oquendo, Vizcaya y di-. visión torpederos, opinaron que no debe salirse por la superioridad de la Escuadra de bloqueo; Comandante Teresa opinó que, en el caso de separación ó retirada Brooklyn y A^ew-York^ debe salirse inmediatamente y, de todos modos, en el novi- lunio, aunque continúe reunida la Escuadra. Jefe de E. M. opinó verificar salida in- mediatamente dispersando nuestra Escuadra. Los buques están con la máquina encendida para aprovechar la primera oportunidad, pero siendo demasiado cstrcclio bloqueo y la Escuadra enemiga cuatro veces superior, dudo mucho (i) que se pre- sente.»

El Almirante (Cervera) al Coatandante General Ejército S. Cuba (Linares).

Excmo. Sr.: En la noche última he observado por mis- mo desde la batería alta de la vSocapa, la posición de la Escua-

(i) La palabra imicho fué suprimida en el impreso.

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dra enemiga, y me he convencido de que es absolutamente imposible el que ésta de mi mando pueda salir desapercibida, á favor de la obscuridad de la noche, mientras la artillería de la costa no consiga alejar á los buques que con sus proyec- tores eléctricos iluminan constante y completamente la boca del puerto. Dios guarde á V. E. muchos años. Santiago de Cuba II Junio 1898.— Excmo. Sr.— PASCUAL Cervera.

El Comandante General Ejército S. Cuba (Linares) AL Almirante (Cervera).

Excmo. Sr.: Toda vez que V. E. en persona ha observado en la noche de ayer, la posición de la Escuadra enemiga, y adquirido el convencimiento de la imposibilidad de salir de es- te puerto la nuestra, desapercibida para el contrario, mientras la artillería de la costa no consiga alejar á los buques que con sus proyectores iluminan constantemente y por completo la boca, le ruego me manifieste si considera eficaz al expresado objeto el fuego de los cañones Hontoria de 16 centímetros, que son los de mayor alcance entre los emplazados en las baterías de la costa, para poder en su consecuencia, dar las correspondientes órdenes al Comandante de la batería alta de la Socapa; pero como no conviene producir alarmas inne- cesarias en el vecindario, hacer consumo inútil de municiones ni menos evidenciar ante nuestros enemigos lo limitado de nuestros elementos de defensa y ataque, si no ha de lograr- se favorecer la salida de la Escuadra, me permito hacer á V. E. presente, por si estimara oportuno tenerlo en cuenta, que, sobre la población se divisan claramente los haces de luz, y por lo tanto, á la distancia á que de ordinario se sitúan de noche los barcos americanos, habría que agregar cuando me- nos, los 7 ú 8 kilómetros que separan á Cuba de la costa, dis- tancia total á la cual podría colocarse la Escuadra enemiga, sin dejar de iluminar con sus focos eléctricos la entrada de la bahía. Dios guarde á V. E. muchos años. Santiago de Cu- ba II de Junio de 1898. Arsenio Linares.

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El CoMANDANrE General Ejército S. Cuba (Linares) AL Almirante (Cervera).

Excmo. Sr.: El General en Jefe en cablegrama de las I i'' 25'" de la mañana de hoy, me dice: «Recuerdo á V. E. que en el caso de verse atacado por tierra, pueden ser un podero- so auxiliar para rechazar enemigo las compañías de desem- barco de la Escuadra, con sus excelentes cañones de campa- ña que no dudo facihtará el C. A. Cervera, para el mejor éxi- to de la defensa, que estoy seguro ha de ser gloriosa, y que unidos elementos División y Escuadra, triunfarán de los ame- ricanos.»— Lo que tengo el honor de trasladar á V. E. para su conocimiento, significándole que contesto al Excmo. Sr. Ge- neral en Jefe en el sentido de que ya V. E. me había ofrecido sus elementos de desembarco.— A la vez ruego á V. E. que si llegara el caso, una compañía de desembarco puede esta- blecerse en la Socapa, otra en Punta Gorda, otra en el mue- lle de la Cruces y la restante en Punta Blanca; todas ellas con el número de piezas apropiadas al objeto que V. E. juzgue conveniente. Dios etc. Santiago de Cuba 12 de Junio de 1898.— Arsenio Linares.

El Almirante (Cervera) al Comandante General Ejército S. Cuba (Linares).

Excmo. Sr.: He recibido la comunicación de V. E. fecha, de ayer, referente á las columnas de desembarco de esta Es- cuadra, y tengo el gusto de reiterar á V. E. mi aquiescencia previa y completa, á prestar cuantos auxilios sean necesarios para la defensa de la plaza. Dios etc. Santiago de Cuba 1 3 Junio 1898. Pascual Cervera.

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 14 Junio i8g8,

«El enemigo hizo anoche algunos disparos. Esta mañana volvió á cañonear de- fensas de la boca del puerto durante 30 minutos. Tenemos heridos leves Alférez

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de Navio Bruquetas, y dos más en la batería Socapa. Vizcaya recibió un proyectil sin consecuencias. Ejército tres heridos leves (i).»

El Almirante (Cervera) al Ministro (AuRón.)

Santiago de Cuba 1 6 Junio i8g8.

«Esta noche proyectil al parecer dinamita reventó entre dos aguas cerca del Plu- tón ocasionándole averías que se están reconociendo. Al amanecer, el enemigo hizo un nutrido fuego de cañón durante una hora y más lento treinta minutos, retirán- dose después. - He tenido Alférez de Navio Bruquetas y ocho heridos; dos muer- tos.— Ejército un Oficial y ocho heridos; un muerto. Diurante la noche hizo fue- go Vesuvius; esta mañana ocho buques.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 1 6 Junio i8g8.

"c Tengo sospecha de que el enemigo ha fondeado torpedos en (este) (2) la boca del (i) puerto, por lo que he dispuesto minucioso reconocimiento dirigido por Bus- tamante. Aimque caros y malos, he comprado vi veres que alcanzará (hasta) (2) a (i) fin de Julio por lo menos.»

El Capitán General Cuba (Blanco) al M. de la Guerra (Correa).

Habana 20 Junio i8g8.

«Sensible ha sido que la independencia de que goza Escuadra Coivera me haya impedido intervenir en sus operaciones, no obstante pesar sobre mi sus consecuen- cias, pues han variado por completo, á causa de entrada y permanencia (de aquélla) en Santiago de Cuba, el nuevo objetivo y aspecto de la campaña, las existencias de \-iveres y de carbón y el aprovisionamiento de algunas plazas. Si por lo menos hu- biese tratado ponerse acuerdo conmigo, con General Linares y con el General del Apostadero, es posible que entre todos hubiéramos encontrado más ventajosa solur ción, en un principio, que las que hoy se ofrecen, que son: ó esperar resultado des- igual combate dentro puerto, ó romper linea enemiga para tomar otro cualquia:a, Haiti ó Jamaica, donde quedaría nuevamente encerrado; preferible quizá venir á Cienfuegos ó Habana cosa posible aun en esos momentos ó tomar rumbo á Es- paña, de no reforzarse, que seria lo mejon todo, menos s^;air encerrado en Cuba, expuesto á rendirse por hambre. La sitiiación es gravísima y no dudo que el Go- bierno de S. M. ordenará en tan criticas circunstancias lo que sea más oportuno al bien de la Patria y al honor de nuestras armas, haciéndole respetuosamente presen- te la conveniencia de unificar la acción militar en la presente guerra, disponiendo

( 1 ) Las palabras en bastardilla fueron st^>rimidas en el impreso.

(2) Lo que va entre paréntesis no está en el original.

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resida en mi autoridad el mando en Jefe de todas las fuerzas de mar y tierra desti- nadas á estos mares.»

El Capitán General de Cuba (Blanco) al M. de la Guerra (Correa).

Habana 20 Junio i8g8.

«Me preocupa, cuanto V. E, puede figurarse, situación división Cuba, solare la que hoy pesa principal acción enemigo atraído por permanencia aquel puerto Es- cuadra Cervera á la que se propone impedir salida. AUi está, pues, empeñado honor nuestras armas y suerte nuestros mejores barcos que deben salvarse á toda costa. Para contrarrestar sus esfuerzos dispongo todos auxilios posibles. He organi- zado convoy marítimo de municiones á Manzanillo desde donde utilizarán todos me- dios imaginables para hacerlas llegar á Cuba; refuerzo por lo pronto á Linares con una brigada de esta División, que marchará por el interior en combinación fuerzas aquel convoy víveres y municiones, formando con ambas Divisiones el cuarto Cuer- po de Ejército al mando de dicho General, que dispondrá asi libremente de 1 9 ba- tallones, cinco escuadrones, siete compañías Ingenieros, artillería montada divisio- naria y guerrillas movilizadas y demás unidades afectas Divisiones, para maniobrar como crea oportuno sobre enemigo interior y exterior; esperando con estas disposi- ciones sostener guerra con éxito en aquel territorio sin desguarnecer los del centro. Villas y Occidente, constantemente amenazados también.» (i)

El Capitán General de Cuba (Blanco) al M. de la Guerra

(Correa).

Habana 20 Junio i8g8.

«Sesenta barcos (americanos) con cuerpo desembarco frente á Santiago de Cuba. General Linares manifiesta que si Gobierno no tiene medios abastecerlos enviando una Escuadra sobre costas Estados Unidos, objeto distraer parte de la americana que les ataca, para que pueda salir la nuestra ó la que vengí. romper bloqueo com- binación salida Cervera, las circunstancias se encargarán solucionar conflicto y su comportamiento de justificar desenlace. Por mi parte he hecho y haré cuanto humanamente sea posible para ayudarle, empresa difícil por la absoluta incomunica- ción en que se encuentra, dominando el mar por completo el enemigo.»

El Almirante Cervera al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 20 Junio i8g8.

«El vigía me ha participado que hay á la vista sesenta buques enemigos, de ellos siete acorazados modernos.»

(i) Es de notar que á Santiago de Cuba no llegó ningún auxilio' del exterior, si se exceptúa la columna Escario, que llegó sin víveres.

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El Comandante General Apostadero (Manterola) AL Almirante (Cervera).

Habana 22 Jufíio 18 g8.

«El Ministro me dice hacer el pedido municiones por nú- mero, clases y calibres, lo que manifiesto á V. E. para lo que le convenga.»

El Almirante (Cervera) al Comandante General Apostadero (Manterola).

Santiago de Cuba 22 Junio 18 g8.

«En la actualidad bloqueados y sitiada la plaza, es tarde para hacer el pedido municiones que en España hice muchas veces. Ya seguramente no pueden llegar con oportunidad, puesto que en estos días se ha de resolver la cuestión. Los seis séptimos de las municiones de 14 son de desecho; los es- topines de poca confianza, y nos faltan los torpedos. Estas son las principales deficiencias. Si el Gobierno tuviese medios de enviarlos de modo que lleguen esta semana, quizá sería tiempo.»

El Almieante (Cekveka) al Ministro (Auñón) (1)

Santiago de Cuba 22 Junio 18 g8. «El enemigo (ha desembarcado) desembarca por Puata Berracos. Como la cues- tión ha de resolverse en tierra, voy á desembarcar las tripulaciones de la Escuadra, hasta donde alcancen los fusiles. La situación es muy critica.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).

Madrid 23 Junio i8g8.

<!• Regreso de Departamentos. Recibo DC8041, DCgg48, CD48g2, CD48go{2). El Gobierno aplaude propósito salida (aprovechando) (i) en primera ocasión propi- cia que deja á su arbitrio. Llegaron viveres á Cienfuegos. Enviaré expedición por tierra á Santiago y se enviarán cruceros auxiliares costa enemiga.» (3)

(i) El texto original no tenia la frase que va entre paréntesis y en cambio te- nia las que van en bastardilla.

(2) Estos cuatro telegramas á que alude son los anteriores, pues nótese que desde el dia 8 no había habido noticias de Madrid.

(3) Los cruceros auxiliares nunca fueron á la costa enemiga.

-138- El Almirante (Ceevera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Ctiha 23 Junio i8g8.

«El enemigo se ha apoderado ayer de Daiquirí; hoy seguramente ocupará Sibo- ney, á pesar de brillante defensa. El curso de estos sucesos es muy doloroso, aun- que previsto. Han desembarcado tripulaciones Escuadra para ayudar Ejército. Ayer salieron cinco batallones de Manzanillo; si llegan á tiempo, prolongarán la agonía, pero dudo mucho que salven la plaza (de la catástrofe). (Dudando) Como es absolu- tamente imposible que la Escuadra (pueda salir) escape en estas condiciones, pien- so resistir cuanto pueda y destruir los buques en último extremo. Aunque otros son responsables de esta situación insostenible, acarreada á pesar de mi gran oposi- ción, es muy doloroso ser actor (encadenado) en estas.-» (i)

El Comandante General Apostadero (Manterola) al Almirante (Cervera).

Habana 2 j Junio 18 pS.

«Capitán General asegura que esa Escuadra y la plaza es- tán ya muy escasos de víveres, en términos de limitar la ra- ción del marinero á galleta y la del soldado á arroz, y aun eso durará poco. Siendo así, tan grave situación puede empeorar, por si falta de víveres llegara á rendir la plaza ó abandonarla su guarnición dirigiéndose hacia el O., en cuyo caso faltando raciones en esa Escuadra, puerto bloqueado y en poder del enemigo la plaza, la situación de V. E. sería muy grave. Ante este caso quise enterarme y pregunté Comandante Marina si- tuación bloqueo de noche. Tan cerrado lo he encontrado que, sólo veo una probabiHdad de ciento, para poder burlar la vigilancia, pero necesario es hacer algo, intentar mandar tres ó cuatro buques chicos por si alguno logra el objeto, pero co- mo V. E. en esa debe ver eso más claro que yo, no quiero obrar sin consultar con V. E., por si ve otro modo de obrar, que hiciera variar la situación, suplicándole se sirva contestar- me con su opinión.»

(i) El texto original no contiene las palabras entre paréntesis y en cambio tie- ne las que van en bastardilla, con lo que se altera mucho el sentido.

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El Almirante (Cervera) al Comandante General Apostadero (Manterola).

Santiago de Cuba 24 Junio 18 g8.

«Creo imposible que ningún buque pueda forzar el blo- queo actualmente en este puerto. Con los víveres que tene- mos llegaremos á fin de Julio, pero creo que antes habrá ter- minado el sitio. Están fondeados torpedos Bustamante, pero hay entrada por O. de cayo Smith. Felicitamos por comba- te brillante Isabel II. >^

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Ctiba 24 Junio i8g8.

V. Recibido C D 48g8, (día 23). —Llamé (i) inmediatamente segundo Jefe, Coman- tes acorazados y de la División de torpederos, para pedirles opinión sobre lo que podríamos hacer en estas circunstancias. Unánimemente opinaron no Ha sido ni es posible la salida; entonces les he leído telegrama de ayer que hicieron suyo, por lo que lo confirmo. Tengo pocas noticias del. enemigo, pero nuestras fuerzas conti- núan replegándose sobre la plaza.»

ÜLCTii

El día 24 de Junio, reunidos en la cámara del señor Almi- rante, el General segundo Jefe y los Capitanes de Navio que firman, no asistiendo el Jefe de E. M. por estar en tierra con fuerzas de marinería, dio lectura dicho señor Almirante de un telegrama del Ministro de Marina fecha de ayer, recibido hoy, en el que dice que el Gobierno aplaude el propósito de salida en primera ocasión; y después de exponer cada uno su opi- nión, sobre la situación presente, acordaron de la más com- pleta unanimidad, declarar que, desde el día 8 ha sido y con- tinúa siendo absolutamente imposible dicha salida.

Y dada lectura por el señor Almirante del telegrama pues- to ayer al señor Ministro exponiéndole esta circunstancia y la

i) Estas palabras en bastardilla han sido suprimidas en el impreso.

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posibilidad de que en muy breves días sea preciso destruir los buques, acordaron con la antedicha unanimidad, hacer suyo cuanto se expresa en dicho telegrama, como manifestación exacta de las penosas circunstancias en que se encuentran es- tas fuerzas.

Firmando esta acta á los efectos correspondientes á bordo del crucero Infanta María Teresa. Santiago de Cuba á 24 de Junio de 1898.

José de Paredes.— Juan B. Lazaga. Fernando Villaaniil. Emilio Díaz Moreu. Antonio Eidate. Víctor M. Con- cas, Secretario, Jefe de E. M. interino.

El M. de la Guerra (Correa) al Capitán General de Cuba (Blanco).

Madrid 24 Junio

«Según acuerdo Gobierno, prevendrá Ministro Marina á General Cervera, que Escuadra de su mando, sin destino definido hasta ahora, lo tenga en esa isla para cooperar á su defensa, y ya en ese caso, ejerce V. E. sobre ella, como sobre las de- más fuerzas navales que operan en territorio de su mando, las facultades que termi- nantemente le atribuyen Ordenanzas del Ejército y Armada, confirmadas por Real Orden de 29 Octubre 1872.» #

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).

Madrid 24 Jn7iio i8g8.

«Para dar completa unidad á la dirección de la guerra en esa isla, considérese Vuecencia mientras opere en aguas de ella, como Comandante General de Escua- dra de operaciones y proceda en sus relaciones con el General en Jefe conforme Real Orden de 13 Noviembre 1872, dictada por este Ministerio y artículos Orde- nanza que menciona; pudiendo desde luego ponerse en comunicación directa con di- cha autoridad y cooperar con la Escuadra á la realización de sus planes.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuba 2 S Junio i8g8.

«Aunque siempre me he considerado subordinado del General en Jefe, doy á Vuencencia las gracias por esta disposición que da fuerza legal á las relaciones ya

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establecidas y, dando unidad á las operaciones (militares, relévame) me relevará (i de tomar por mismo resoluciones extremas de la mayor gravedad. »

El Comandante General Ejército (Lintares) al Almi- rante (Cervera).

Excmo. Sr.: He regresado á la plaza. Columna á mis ór- denes fué atacada por tropas americanas de consideración, combinadas con partidas rebeldes; dos veces ayer y otra esta mañana, con artillería, siendo rechazadas con muchas bajas vistas, pues se presentan al descubierto. Las nuestras siete muertos, 20 heridos graves, entre ellos tres Oficiales y varios leves y contusos. Se ocuparon municiones y una esclavina de paño con botón de metal con águila. Hoy en la marcha efectuada no nos han hostilizado, sin embargo, de las buenas posiciones que pudieron haber ocupado. —La circunstancia de las lluvias, tener las tropas todas al descubierto produciéndo- se enfermos y la de no poder tomar la ofensiva, hasta la lle- gada de refuerzos, me han resuelto á replegar la defensa á las exteriores del recinto de la plaza. Dios etc. Santiago de Cuba 24 de Junio de 1898.— Arsenio Linares.

El Almirante (Cervera) al General en Jefe (Blanco).

Santiago de Cuba 2$ Junio i8g8.

«Ministro de Marina ordena me ponga á las órdenes de V. E. según lo manda- do en Real Orden 13 Noviembre 1872, lo que hago con el mayor gasto. Creo de mi deber exponer el estado de la Escuadra. De 3.000 cargas para cañón Hontoria de 14, sólo 620 son de confianza, las demás han sido clasificadas inútiles, no habién- dose reemplazado por faltar existencias á la salida; dos cañones Hontoria de 1 4 del Vizcaya y uno del Oqttendo no ofrecen confianza, habiéndose mandado cambiar por otros; el mayor número de los estopines ofrece poca confianza; carecemos de torpedos Bustamante; al Colón le falta su artillería gruesa; Vizcaya está muy sucio y ha perdido su velocidad; Teresa, no tiene cañones de desembarco y los del Vizca- ya y Oqiiendo (están) son (2) inútiles; tenemos poco carbón y víveres para todo Ju-

(i) El texto original contiene las palabras que van en bastardilla, y no contiene las que van entre paréntesis.

(2) El original dice son y no (están).

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lio. Escuadra de bloqueo es cuatro veces superior, por lo que la salida sería nuestra destrucción absolutamente segura. Tengo mucha gente en tierra para reforzar la guarnición, de la que me considero solidario.- -Creo deber decir á V. E. que el 23 dirigí al Gobierno el siguiente telegrama: El enemigo se ha apoderado ayer de Daiquiri; hoy, seguramente, ocupará Siboney, á pesar de brillante defensa. El curso de estos sucesos es muy doloroso, aunque previsto. Han desembarcado tripulacio- nes Escuadra para ayudar Ejército. Ayer salieron cinco batallones de Manzanillo; si llegan á tiempo prolongarán agonía, pero dudo mucho que salven la plaza. Como es absolutamente imposible que la Escuadra escape en estas condiciones, pienso resistir cuanto pueda y destruir los buques en último extremo. Esto expresa mi opinión de conformidad con los Comandantes de los buques. Espero instrucciones de Vue- cencia. »

El Comandante General de la División de Cuba.— 2^ Junio de i8g8. Excmo. Sr. D. Pascual Cervera.

Mi querido General y amigo: En cable cifrado que recibí anoche, me dice el General en Jefe entre otras cosas, lo si- guiente: «Ruego á V. E. diga al Almirante Cervera que de- searía conocer su opinión y sus propósitos, opinando yo que debería salir de ahí cuanto antes para donde juzgara conve- niente, pues situación en ese puerto es á mi juicio la más pe- ligrosa de todas. Anoche sólo había ahí siete barcos de gue- rra, y en Cienfuegos tres y aquí nueve, á pesar de lo cual for- zaron con facilidad línea de bloqueo el Santo Domingo y el Montevideo, que salieron á las dos de la madrugada. Si per- diéramos la Escuadra sin combatir, el efecto moral será horri- ble dentro y fuera de España.» Y sin otra cosa etc.— Arse- Nio Linares.

Santiago de Cuba 2^ Junio 18 g8. Excmo. Sr. D. Arse- nio Linares. Mi querido General y amigo: Recibo su intere- sante carta de hoy, que me apresuro á contestar. El Gene- ral en Jefe tiene la bondad de desear conocer mi opinión, y voy á darla tan explícita como debo, pero concretándome á la Escuadra, que creo es lo que se me pide. Creo á la Escuadra perdida desde que salió de Cabo Verde, porque me parece in- sensato pensar otra cosa, dada la desproporción enorme que

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hay entre nuestras fuerzas y las enemigas. Por esa razón me opuse enérgicamente á la salida, y aun creí sería relevado por alguno de los que opinaban en contra mía. No pedí mi rele- vo, porque me parece que eso no lo puede hacer ningún mili- tar que recibe orden de marchar al enemigo. Desde que lle- gué aquí V. sabe la historia. Si yo hubiese salido para Puer- to Rico, cuando un telegrama del Gobierno me hizo cambiar, mi situación sería la misma, sólo que habría variado el teatro que sería Puerto Rico, sobre cuya isla habría caído la avalan- cha que ha venido á ésta. Yo creo que el error ha consistido en enviarla aquí. Dice el General en Jefe que se ha forzado el bloqueo, y añadiré á V. que yo, con un barco de siete mi- llas, entré en Escombreras, y permanecí allí hora y media, estando ocupado por la Escuadra cantonal; pero <hay paridad en esto y las circunstancias actuales? Sin duda no. La salida de aquí ha de hacerse uno á uno; no cabe ardid ni disfraz, y la consecuencia de ello, absolutamente segura, es la ruina de todos y cada uno de los barcos con la muerte de la mayor parte de sus tripulantes. Si yo creyera que hay probabilida- des de éxito, aunque fueran remotas, lo hubiera intentado á pesar de que, como digo antes, sólo hubiera cambiado el tea- tro de la acción á menos de haber ido á la Habana, donde tal vez la cosa hubiera cambiado. Por estas razones, para que fuera en algún modo útil mi fuerza, ofrecí á V. desembarcar- las al mismo tiempo que el General en Jefe hacía á V. idénti- ca indicación. Hoy, como antes, considero la Escuadra per- dida y el dilema es perderla destruyéndola si Cuba no resis- te, contribuyendo á su defensa, ó perderla sacrificando á la vanidad la mayor parte de su gente, privando á Guba de ese refuerzo, lo que precipitará su caída. ¿Qué debe hacerse? Yo, que soy hombre sin ambición, ni pasiones locas, creo que lo que sea más conveniente, y declaro, del modo más categóri- co, que la horrible y estéril hecatombe que significa la salida de aquí á viva fuerza, porque de otro modo es imposible, NUNCA sería yo quien la decretara, porque me creería res- ponsable ante Dios y la Historia, de esas vidas sacrificadas

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en aras dbl amor propio, pero no en la verdadera defensa de la Patria.— Hoy las circunstancias mías han variado en el or- den moral, porque he recibido esta mañana un telegrama que me pone á las órdenes del General en Jefe en cuanto se refie- re á las operaciones de la guerra; por tanto á él toca decidir si desembarca 1-as dotaciones ó marcho al suicidio, arrastrando al mismo tiempo á estos dos mil hijos de España ó ee emplean del modo, que lo están.- Creo dejar contestada su carta, y me alegrará de que en esta ct)ntestación no se vea más que la noble y leal expresión del parecer de un viejo honrado que lleva 46 años de servir á su País como ha potlido. Quedo" suyo etc. Pascual Cervera.

El Almirante (Cervera) al General en Jefe (Blanco).

Santiago de Ctíba 25 Junio iSíjH.

«Después de puesto mi anterior telegrama, recibo carta General Linares, trasmi- tiendo telegrama de V. E. deseando conocer mi opinión. Ya va indicada en mi an- terior, y la amplio ahora. No es exacto que la Escuadra de bloqueo haya estado . nunca reducida á siete buques; sólo los seis principales representan más de triple fuerza que los cuatro míos. La falta de baterías que mantengan á distancia la Es- cuadra enemiga, hace que esté siempre cerca de la boca del puerto, que iluminan, imposibilitando toda salida que no sea á viva fuerza. En mi juicio la salida implica seguramente la pérdida de la Escuadra y del mayor número de sus tripulantes, de- terminación que yo no tomarla nunca por mí, pero si Y. E. me lo ordena lo ejecuta^ re. La pérdida de la Escuadra se decretó, en mi juicio, al hacerla venir ¡)ara aquí, de modo que no me ha sorprendido esta dolorosa situación. V. E. ordenará si mar- chamos á este sacrificio que creo estéril.»

El Gkneral en Jefe (Blanco) al Almirante (Cervera).

Habana 26 Junio i8g8.

«Recibidos sus dos telegramas. Agradezco mucho satisfacción que expresa que- dar á mis órdenes; yo me considero en ello muy honrado y deseo vea en el compañero más que al Jefe. Me parece exagera V. E. algo dificultades salida; no se trata de combatir, sino de escapar de ese encierro en que fatalmente se encuen- tra Escuadra, y no creo imposible, ajn-ovcchando circunstancias oportunas, en noche obscura y con mal tiempo, poder burlar vigilancia enemigo y huir en el rumbo que

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crea V. E. más apropósito; pues, aun en el caso {de que) se apercibiera, de noche el tiro es incierto, y aunque sacara averias, nada representaría comparadas con sal- vación barcos. Me dice V. E. que es segura pérdida Santiago de Cuba, en cuyo caso destruiría barcos, y esta -es razón de más para aventurarse á salir, pues siempre es preferible al honor de las armas, sucumbir en un combate donde puede (haber) mu- chas probabilidades de salvarse; además, no' es segura tampoco la destrucción de los barcos, pues podría suceder como en la Habana el siglo pasac^o, (cuando) en que ' los ingleses nos pusieron ;por condición en la capitulación la entrega de la Escuadra que estaba encerrada en el puerto. Por mi parte, repito, que creo muy difícil, por fuerte que sea Escuadra enemiga, que saliendo (Cn noche obscura y escogiendo opor- tunidad, reducción ó alejamiento parcial de buques enemigos y forzando máquina en dirección preconcebida, puedan ellos, aunque, se aperciban, caAisar tanto daño. Prueba de ello la salida del Santo Domingo y Montevideo de este puerto con nue- ve en la línea de bloqueo, la del Purísima, de Casilda, con tres, y la entrada del Reina Cristina en Cienfuegos con otros tres. Bien que el caso de esa Escuadra es más arduo, pero esos precedentes guardan proporción. Si esos cruceros llegan á ser apresados en cualquier forma dentro del puerto de Cuba, el efecto *en el mundo entero será desastroso, y la guerra podrá darse por terminada en favor del enemigo. Hoy todas las Naciones tienen la vista fija en esa Escuadra, y en ella se cifra la honra de la Patria, como estoy .seguro lo comprende V. E. El Gobierno opina del mismo modo, y el dilema no ofrece duda á mi juicio, tanto más, cuanto que" abrigo gran confianza en el éxito, dejando completamente á discreción de V. E., cuyas do-., tes rayan á tanta altura, la derrota que ha de seguir, y si algún barco ha de quedar ])or poca marcha. Como dato favorable, diré á V. E. que Comandante crucero ale- mán Giers, ha expresado la opinión de que puede efectuarse salida Escuadra.sin ex- ponerse á grandes riesgos.

El Ministro (Auí5ón) al Almirante (Cervera).

Madrid 26 Junio i8g8.

«Gobierno estima que en caso extremo á que se refiere en cablegrama del 23, antes de destruir nosotros mismos nuestra Escuadra en puerto, debe intentarse sal- vación total ó parcial, por salida nocturna, como opinaron algunos Jefes de esa Es- cuadra en juntas 26 Mayo y jo Junio, y anunció V. E. en 28 Mayo. Dígame si desembarcó tripulaciones á petición autoridad militar, y si cumplido auxilio reem- barcaron.— El objeto de mi cablegrama del 24 que agradece, no es el bien perso- nal, sino el mejor servicio de la Nación. Evite comentarios que (ocasionan) se le atribuyen (i) interpretaciones desfavorables.»

(i) I.a palabra (ocasionan) no está en el original, y si las que van en bastar- dilla.

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El Almirante (Cervera) al Minlstro (Auñón).

Santiago Cuba 2^ Junio i8g8.

«Recibo C D 4ogy (telegrama anterior). Siento mucho incurrir en el des- agrado del Gobierno por (lo oportunamente dicho) opinión dicha hace mucho tiem- po, y á V. E. desde telegrama cifrado fecha 21 Mayo. Tal cual está bloqueada boca del puerto, es la salida durante la noche más peligrosa que de día, porque es- tán más cerca de tierra. Desembarco tripulaciones ha sido petición autoridad mili- tar por indicación del General en Jefe. Pido su reembarco, pero dudo mucho que se pueda efectuar antes de que lleguen refuerzos. Su A D 04gi (telegrama del 24) asi como todos los actos de V. E. tiene por objeto el mejor servicio, pero no quita re- sulte en mi beneficio,, porque no (será á mi á) (i) soy yo quien (se deberá) (i) decide la inútil hecatombe que se prepara.»

El Almirante (Cervera) al General en Jefe (Blanco).

Santiago de Cuba 2 y Junio i8g8.

«Recibo su cable y doy muchas gracias á V. E. por las benévolas frases que me dedica. Debo acatar los juicios de V. E. sin discutirlos, mucho más habiéndole da- do mi opinión, formada después de madura reflexión. Siempre he creído que hay muchos marinos más hábiles que yo y es muy sensible que no pueda venir algu- no de ellos á tomar el mando de Escuadra, quedándome yo subordinado suyo. Considero el telegrama de V. E. como la orden de salida y en su consecuencia pido al General Linares el reembarco de las fuerzas que por indicación de V. E. han des- embarcado. Suplico á V. E. que confirme la orden do salida, porque no está explí- cito y sentiría mucho no interpretar bien las órdenes de V. E. »

El General en Jefe (Blanco) al C. General S. de Cuba (Linares).

Habana 2^ Junio i8g8.

«(Entre otras cosas). Dígame sinceramente su opinión sobre Escuadra, si cree puede salir y cuál solución le parece mejor.»

El Almirante (Cervera) al General en Jefe (Blanco).

Santiago de Cuba 28 Junio i8gS.

«El General Linares me contesta que no es posible reembarcar mis fuerzas has- ta llegada tropas de Manzanillo.»

(i) Lo que va en bastardilla es lu que consta en el texto original, que no tie- ne lo que va entte paréntesis.

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El General en Jefe (Blanco) al Almirante (Cerverá) Cuha.

Habana 28 Junio i8g8. (i)

«(Personal y reservado). Recibide telegrama V. E. anoche. Deseoso de mejo- rar todo (lo) posible situación Cuba, me ocupo con afán en remitirle raciones; si lo consigo (y puedo enviar) podré enviarle más refuerzos, prolongando así defensa, quizá (venga) levantamiento sitio, salvación Escuadra; de no conseguirlo, se impone, como V. E. comprende bien, que ésta abandone ese puerto á pesar dificultades que reconozco. Mi resolución, por lo tanto, que desearé satisfaga V. E., es la siguiente: La Escuadra permanecerá ahí y sin apurarse ni precipitarse, puesto que aun tiene raciones, acechará la ocasión oportuna para salir, dirigiéndose á donde V. E. juzgue conveniente; pero en el caso de que los acontecimientos se agravaran hasta el punto de creerse próxima la caída de Santiago de Cuba, la Escuadra saldrá resueltamente» lo mejor que pueda, confiando su destino al valor y pericia de V. E. y de los dis- tinguidos Jefes que la mandan, que, indudablemente, confirmarán con sus hechos la reputación de que gozan. Acuse recibo.»

El Almirante (Cervera). al General en Jefe (Blanco).

Santiago de Ctiba 2 g Junio i8g8.

«Recibido telegrama de V. E. Suplico repetición desde la palabra «agravaran» hasta el punto que le sigue, que está ininteligible. Todo lo demás se ejecutará en cuanto sea posible, porque la escasez de carbón lo dificulta. Estos buques necesitan doce horas para encender, y si están encendidos y listos para aprovechar cualquier ocasión, gasta cada uno 15 toneladas por día. Pero creo entender la síntesis de su orden. Si se puede aprovechar una ocasión favorable, hacerlo, y si no, á última hora, saHr, aun cuando sea segura la pérdida de la Escuadra. También pueden ve- nir dificultades de que se apoderen de la boca del puerto.»

El General en Jefe (Blanco) al Ministro de Marina (AuíÑón).

Habana 30 Junio i8g8.

«De acuerdo con lo prevenido por V. E. tn telegrama de 24 del corriente, he dictado al Almirante Cervera las instrucciones siguientes: «La Escuadra podrá per- manecer ahí, sin apurarse ni precipitarse, puesto que aun tiene raciones, y acechará la ocasión oportuna para salir, dirigiéndose á donde V. E. juzgue conveniente; pero en el caso de que los acontecimientos se agravasen hasta el punto de creerse próxi- ma la caída de Santiago de Cuba, la Escuadra saldrá resuelta, lo mejor que pueda,

(i) El telegrama recibido contiene lo que va en bastardilla, y no lo que va en- tre^ paréntesis.

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confiando su destino al valor y pericia de V. E. y de los distiní^uldos Jefes que la mandan que, indudablemente, confirmarán con sus hechos la reputación de que go- zan.»— Lo digo á V. E. para su debido conocimiento, rogándole me inanincste si las antedichas instrucciones merecen aprobación Gobierno.»

Ei> Ministro (Auñón) al Comandante General Apostadero (Manterola).

Madrid if Julio iSgS.

«Trasmita á General en Jefe que Gobierno aprueba sus instrucciones a Almiran- te Cervera.»

El Almirante (Cervera) al Teniente General Co- mandante EN Jefe del 4.'' Cuerpo de Ejército de Santiago de Cuba (Linares), (i)

Excmo. Sr.: Tengo el honor de trasladar á V. E. un caíble que he recibido del E. S. General en Jefe que dice así: «Reci- bido telegrama V. E. anoche. Deseoso de mejorar todo posi- ble situación Cuba,

confirmarán con sus hechos la re- putación de que gozan.» Le suplico en consecuencia que si cree alguna vez que puede llegar el desgraciado caso que pre- vé el telegrama, se sirva avisarme con anticipación suficiente para que pueda embarcar la gente que tengo en tierra, y ha- cerme á la mar en cumplimiento de lo mandado -Dios etc. S. de Cuba 30 Junio 1898.— Pascual Cervera.

El Comandante en Jefe del 4.° Cuerpo de Ejército (Linares) al Almirante (Cervera).

Excmo Sr.: En contestación del atento oficio de V. E. tras- ladándome un cable del Excmo. Sr. General en Jefe, en vir- tud del cual se sirve V. E. rogarme le avise cuando la plaza se halle en peligro de caer en poder del enemigo, tengo el ho- nor de manifestar á V. E. que, como se trata de plaza abierta.

(i) Esta nueva denominación se dio al General Linares por esos días.

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que para defenderla se han hecho movimientos de tierra en las alturas inmediatas y líneas de atrincheramiento sobre su re- cinto de alambrada, no es posible determinar el momento de avisar á V. E., pues desde que se inicia el ataque, se corre el riesgo de que potente columna rompa la extrema línea, ocu- pada por la circunstancia de tener desplegadas todas mis es- casas fuerzas, sin reservas para acudir á los puntos que resul- ten más amenazados. Sin embargo de lo expuesto, procura- ré tener á V. E. al corriente del curso del combate por más que aquellos momentos, si fuera desfavorable, no son los más apropósito para efectuar el reembarque de sus fuerzas. Dios etcétera.— Santiago de Cuba i.*^ Julio 1898.— Arsenio LI- NARES.

El Almirante (Cervera) al General en Jefe (Blanco).

Santiago de Cuba Julio i8g8.

«Como continuación á mi cable de ayer, pongo en conocimiento de V. E. que el General Linares me contesta que, como se trata de plaza abierta con sólo movi- mientos de tierra y alambrada, no es posible determinar el momento de avisarme por correrse el riesgo de que potente columna rompa la linea ocupada por tener des- plegadas todas sus escasas fuerzas, sin reservas para acudir á los puntos más avan- zados; que sin embargo, me tendrá al corriente del curso del combate, por más que si fuera desfavorable, aquellos momentos no son los más á propósito para efectuar el reembarque de mis fuerzas. Como sin ellas no pueden salir estos buques, á los que espera tan rudo combate á la salida que en mi juicio serán destruidos ó apre- sados, como tengo expresado á V. E , (y) pudiera llegar el caso de no poder cumpli- mentar sus órdenes, lo pongo en su conocimiento, suplicándole instrucciones.»

JLCTA.

El día I de Julio, á las siete de la noche, llamados por el Almirante los Jefes que suscriben, dio lectura de los telegra- mas cruzados con el General en Jefe desde la Habana, en los cuales aquél dispone que apesar de las observaciones hechas sobre el desastre que espera á la Escuadra á la boca del puer- to, salga ésta á viva fuerza y á todo evento en caso de ser in-

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minente la pérdida de Santiago de Cuba. Seguidamente dio noticia de las operaciones militares verificadas en el día de hoy, en que el enemigo se ha opoderado del poblado del Ca- ney y de la meseta de San Juan, y preguntada la opinión de los Jefes de referencia sobre si consideraban que era llegada la ocasión en que dicho General en Jefe dispone la salida, ma- nifestaron por unanimidad absoluta que consideraban que ha- bía llegado la ocasión en que el General en Jefe dispone la salida; pero que para ello es absolutamente imposible intentar la salida sin embarcar la gente que está en tierra defendiendo la plaza, que es hoy más de las dos terceras partes de la ma- rinería y que al mismo tiempo y según oficialmente ha mani- festado el Jefe de este Cuerpo de Ejército, no puede prescin- dir de este socorro, pues carece en absoluto de reservas y de fuerzas con que relevarlos en la extensa línea que defiende. Como consecuencia de lo anteriormente expuesto entienden que para coadyuvar con la mayor eficacia y condiciones de éxito para la defensa de la plaza sería conveniente obstruir la entrada del puerto.

José de Paredes. ^Juan B. Lazaga. Fernando Vülaamü. Víctor M. Concas. Antonio Enlate. Emilio Díaz Moreu.

El Almirante (Cebvera) al General en Jefe (Blanco).

Santiago de Cuha Julio i8g8 (n).

«Por el General Toral conoce V. E. la jornada de hoy. Cree evidente que la re- tirada de mis fuerzas desembarcadas, implica la pérdida inmediata de la plaza. Sin ellas no puedo intentar la salida. Yo creo lo mismo que Toral y nuestra salida pa- recería una fuga que á todos repugna. Asi opinan también mis Capitanes. Suplico las instrucciones que le he pedido.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Santiago de Cuha Julio i8g8.

«El enemigo atacó hoy rudamente plaza, con fuerzas muy superiores; ha hecho pocos progresos, porque la defensa ha sido brillante; pero tenemos 600 bajas, entre

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ellas Comandante General Ejército herido grave, un General brigada muerto, Capi- tán Navio Bustamante herido grave. Las tripulaciones no se han reembarcado por- que arrastrarla la inmediata pérdida de la plaza. He pedido instrucciones al Gene- ral en Jefe.»

El General en Jefe (Blanco) al Almirante (Cervera). Cuba.

Habana /." Julio i8g8 (10-30 n.J

'i (Urgentísimo. Clave LJ. Vistos progresos enemigos á pesar heroica de- fensa guarnición y de acuerdo con la opinión del Gobierno de S. M., reembarque Vuecencia tripulaciones y, aprovechando la oportunidad más inmediata, salga con todos los barcos de esa Escuadra, quedando en libertad de seguir derrota que consi- dere oportuna, autorizándole para que deje ahí alguno de ellos que por su poca marcha ó circunstancias no ofreciera probabilidades de salvación. Debo advertir á Vuecencia para su noticia, como nformación y sin carácter de prevención, que en Cienfuegos sólo hay tres barcos y nueve aquí, ninguno de importancia.»

El General en Jefe (Blanco) al Almirante (Cervera).- Cuba.

Habana i." Julio i8g8 (10-45 n.)

«.(Urgente. Clave O). Ampliando mi telegrama anterior de esta noche, pre- vengo á V. E. apresure lo posible su salida de ese puerto antes que el enemigo pu- diera apoderarse de la boca.»

El General en Jefe (Blanco) al C. General S. de Cuba (Toral).

Habana i." Julio i8g8 (10-55 «•y'

«(üutre otras cosas). Es indispensable concentrar las fuerzas y prolongar todo cuanto se pueda la defensa, procurando á toda costa que enemigo no se apode- re de la boca del puerto antes que salga la Escuadra, que deberá salir lo antes po- sible para no tener que rendir ni destruir los barcos.»

El General en Jefe (Blanco) al M. de la Guerra (Correa).

Habana i.° Julio i8g8.

«Almirante Cervera se preocupa para abandonar puerto en cuya operación teme quede destruida Escuadra, y pide nuevas instrucciones. Le contesto de acuerdo te- legrama V. E. número 90, que abandone aquél, aprovechando oportunidad más in- mediata, antes que enemigo ocupe boca. »

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El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).

Madrid i!' Julio i8g8.

«Participóle que nuestros carboneros Alicante y Re memh ranee están en Mar- tinica; Marie y Burton en Guadalupe.»

El Almirante (Cervera) al General en Jep^e (Blanco).

Santiago de Ctcba 2 Julio i8g8 (madrugada) .

<. (Urgente). Recibo sus telegramas urgentes de anoche; envío á mi Jefe de Estado Mayor para que los muestre al General Toral, y mando encender para salir en cuanto se reembarque mi fuerza.»

El General en Jefe (Blanco) al Almirante (Cervera). Cuba.

Habana 2 Julio i8g8 (5-10 m.)

«(Urgentísimo). En vista estado apurado y grave de esa plaza que me- parti- cipa General Toral, embarque V. E. con la mayor premura tropas desembarcadas de la Escuadra y salga con ésta inmediatamente.»

El Almirante (Cervera) al Comandante General accidental del 4.° cuerpo de ejército s. de cuba (Toral).

Excmo. Sr.: Después de los telegramas del excelentísimo señor General en Jefe, que le enseñó esta mañana mi Jefe de Estado Mayor, acabo de recibir el siguiente: «En vista esta- do apurado salga con

ésta inmediatamente. »^-Lo que tengo el honor de trasladar á V. E. á fin de que sus órdenes para poder cumplimentar inmediatamente la del General en Jefe. Dios etc. Santiago de Cuba 2 de Julio de 1898.— Pascual Cervera.

El Comandante General accidental 4.° Cuerpo de Ejército (Toral) al Almirante (Cervera).

Excmo. Sr.: Enterado del cablegrama del General en Jefe dirigido á V. E. disponiendo el reembarque de las fuerzas de

lóa- la Escuadra, ordeno con urgencia que la compañía que se ha- lla en San Miguel de Parada, vaya á embarcar en San José; la de Mazamorra en Socapa; la de Cruces en el muelle de es- te nombre; la que (está) entre los fuertes del Gasómetro y Hor- nos, en Punta Blanca y el resto de las fuerzas de Marina des- embarcadas, en el muelle Real. Lo que tengo el honor de comunicar á V. E. para su conocimiento y efectos de embar- que de las referidas compañías. Dios etc. Santiago de Cu- ba 2 de Julio de 1898.— JOSÉ Toral.

El GrENERAL EN JeFE (BlANCO) AL C. GeNKRAL S. DE CuBA

(Toral).

Habana 2 Julio 18 g8.

«Recibido cablegrama de V. E. de la i^ 3011 de la madrugada de hoy que con- testo, reiterándole las instrucciones que he dado á V. E. en mi último telegrama de. esta madrugada, Es indispensable concentrar las fuerzas y prolongar cuanto se pueda la defensa, impidiendo enemigo se apodere boca del puerto antes salida Es- cuadra, que ordeno al General Cervera en vista estado plaza que V. E. me partici- pa, para evitar rendición ni destrucción barcos. Si V. E. con esas valerosas tropas ptrdiera dar lugar á llegada brigada Escario ó Pareja, mejorarla mucho situación; pe- ro si ésta fuera tan crítica que imposibilite continuar la defensa, reunirá todas las tropas y habitantes leales, procurando abrirse paso, retirándose sobre Holguin ó Manzanillo, inutilizando lo que no pueda llevarse, quemando y destruyendo cuan- to deje á retaguardia, sin que quede al enemigo el menor trofeo de su victoria, con- fiando en todo caso en que V. E. sabrá adaptar cumpHmiento mis instrucciones eon estado plaza y fuerzas.»

El o. General S. de Cuba (Toral) al General en Jefe

(Blanco).

Santiago de Ctiba 2 Julio iSgS.

«Arnanecer reanudó enemigo ataque plaza, que continúa á la vez que á pobla- do Cuebitas, sobre línea férrea, y al Cobre, induciendo esto último á creer haya si- do detenida columna Escario por fuerzas desembarcadas Aserradero. A petición Almirante Cervera, ordeno urgente reembarco tropas Escuadra, debilitando en mil hombres defensa, pues fuerza Asia llegada madrugada y resto Constitución, ape- nas completan bajas tenidas ayer. Situación cada vez más insostenible.»

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El General en Jefe (Blanco) alC.GeneralS.de Cuba (Toral).

Habana 2 Julio i8g8.

«Recibido telegrama V. E. de la una y media. Comprendo situación difícil, pero no desesperada. Si Escario ó Pareja se incorporaran, mejorará mucho. De todos modos, sostenga V. E. la plaza á toda costa y antes capitulación procure unirse con alguna de aquellas fuerzas, dejando heridos y enfermos hospitales asistidos Cruz Roja; población no deberá destruirse á pesar lo que anoche le dije. Lo esencial es que Escuadra salga en seguida, pues si se apoderan de ella americanos, España es- tará moralmente vencida y tendrá que pedir la paz á merced del enemigo. Una pla- za perdida puede recobrarse; la pérdida de la Escuadra en estas circunstancias es decisiva y no se recobra. No deje V. E. de telegrafiarme comunicándome los suce- sos y sus impresiones.»

El Capitán General de Cuba (Blanco) al M. de la Guerra (Correa).

Habana 2 Jtdio i8g8.

«(Entre otras cosas). He ordenado salga Escuadra inmediatamente, pues si se apodera enemigo boca puerto está perdida.»

El C. General Apostadero (Manterola) al Ministro (Auñón).

Habana 3 Julio i8g8.

«Comandante Marina Cuba me dice: «Salió nuestra Escuadra, sosteniendo fue- go vivísimo, que no se oye ya, con la enemiga; parece ha conseguido romper el blo- queo, dirigiéndose al Oeste.»

El C. General'S. de Cuba (Toral) al General en Jefe (Blanco).

Santiago de Cuba 3 Julio i8g8.

«Llegó anochecer columna Escario. Enemigo ha hostilizado esta mañana dife- rentes veces á nuestras fuerzas, causándonos Comandante Asia Ramón Escobar muerto, y siete heridos tropa. Presentáronse esta tarde en Socapa varios náufragos de los destroyers y un marinero del Maria Teresa, manifestando éstos que ya fuera vista puerto perdióse dicho crucero y que Oquendo llevaba fuego á bordo; después han llegado más tripulantes del Alaría Teresa. Se ignora paradero Almirante Cer- vera. Comunicaré á V. E. más detalles cuando los conozca. Por manifestación Ofi- cial torpedista no responder de los torpedos eléctricos de primera linea y sólo de cuatro de la segunda y haberse inutilizado dos y necesitar otros dos reparación de

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los siete Bustamante, considero fácil que enemigo fuerce boca puerto y dispongo su cierre, como «lije á V. E. Comandante Marina informa que ningún buque mercan- te podría lograrse y propone sumergir crucero Reina Mercedes, si bien advierte no impedirá paso á buques de nueve á trece pies calado. Consulto V. E. si se puede hacer operación. »

El Almirante (Ceuvera) al General en Jefe (Blanco). (1).

Playa del Este 4 Julio i8g8.

«En cumplimiento de las órdenes de V. E.¡ salí ayer mañana de Cuba con toda la Escuadra y después de un combate desigual contra fuerzas más que triples de las mías, toda mi Escuadra quedó destruida, incendiados y embarrancados Teresa Oq7te7ido y Vizcaya, que volaron; el Colón, según informes de los americanos, em barrancado y rendido; los cazatorpederos á pique. Ignoro aún las pérdidas de gente, pero, seguramente, suben de 600 muertos y muchos heridos, aunque no en tan gran^ de proporción. Los vivos somos prisioneros de los americanos. La gente toda ra yando á una altura que ha merecido los plácemes más entusiastas de los enemigos Al Comandante del Vizcaya le dejaron su espada. Estoy muy agradecido á la ge- nerosidad é hidalguia con que nos tratan. Entre los muertos está Villaamil y creo que Lazaga; entre los heridos Concas y Enlate. Hemos perdido todo y necesitaré fondos.»

El Gene bal en Jefe (Blanco) al M. de la Guerra (Correa).

Habana S Julio i8g8.

«Almirante Cervera me trasmite por telégrafo desde Playa del Este con esta fe- cha lo siguiente: «Sali ayer mañana de Cuba con toda la Escuadra, etc. etc. (Sigue como el anterior).»

El Comandante General Apostadero (Manterola) al Mi- nistro (Auñón).

Habana 5 /iilio i8g8.

«Ultimo parte trasmitido Comandante Marina Cuba, las noticias eran insegu- ras; hoy madrugada recibí estos dos: Están llegando tripulantes del María Teresa; refieren que este buque, Oquendo, Phttón y Furor embarrancaron con fuego á bordo; que Colón y Vizcaya se perdieron de vista sin ser perseguidos por enemi- go.— Han llegado hasta este momento 108 del Plutón, Furor y Teresa, entre

(i) Este telegrama lo envié por conducto del Almirante Sampson, rogándole lo expidiese, y por esta razón no lo recibió el General en Jefe hasta el dia siguiente.

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ellos Oficiales ningún Jefe. Ignoro noticia cierta Almirante; sobre esto último pe- di aclaración, que no recibí todavia. Extraoficialmente me dijeron anoche, decían es- taba prisionero en buque enemigo.— Comunicaré como siempre cuantas noticias oficiales reciba.»

El Comandante General Apostadero (Manterola) al Minlstro (Auñón).

Habana 6 Jítlio i8g8.

«Sin comunicación con Cuba; últimos cables recibidos, los dos trasmitidos ayer. Por ruego, General en Jefe me facilitó el siguiente, con la salvedad de que él no ordenó General Cervera saliera de Cuba á las 9'» 4511 mañana, hora que lo efec- tuó: «Según orden de V. E. salí ayer mañana de Cuba, etc., etc.» (Sigue como el de la página 155).

El Comandante Geneeal Apostadero (Manterola) al Mi- nistro (Auñón).

Habana 8 Julio i8g8.

«Comandante Marina Cuba comunica: «Según noticias que parecen fidedignas, los cuatro acorazados, dos torpederos, sucumbieron combate día 3. Muertos Co- mandante Oquendo, marineros, soldados; heridos Comandante Teresa^ Jefes, Ofi- ciales; ilesos los dos Generales, muchos prisioneros, todos éstos en camino Estados Unidos. Créese enemigos utilizaran Colón. Esta población amenazada inminente bombardeo mar y tierra si no capitula. Enemigo nos ha cortado el acueducto; di- cen no nos escasearán mucho los víveres, pero las municiones. P'amilias huye- ron, población desierta. Estamos cercados por mar y tierra; considero próximos su- cesos graves, sangrientos, decisivos. Joaquín Bustamante muy mejorado (i). Veinticuatro buques enemigos. Total tripulantes Escuadra llegados hasta ahora 153, entre ellos Manuel Bustamante y José Caballero, únicos Oficiales; Guardia Marina Ramón Navia. Furor se fué á pique; los otros buques embarrancados con fuego á bordo; causa probable, las granadas enemigas. Estuvimos con cable interrum- pido, razón carencia mis noticias. Comunicaré las que vaya recibiendo.»

(i) El Capitán de Navio D. Joaquín Bustamante, Jefe de Estado Mayor de la Escuadra, desembarcó mandando las columnas de la Escuadra que lo hicieron para ayudar á la defensa de Santiago de Cuba. En el combate del día i.° de Julio estu- vo al frente de sus fuerzas, matándole primero su caballo, y quedando á pie, con- tinuó con un arrojo y heroísmo que todos ensalzaron, hasta que cayó herido de un balazo en el vientre. Falleció el 19 de Julio en el hospital de Santiago de Cuba. Sus restos han sido sepultados en San Fernando en el Panteón de Marinos Ilustres.

157 PARTE DEL COMBATE

El Almirante (Cervera) al General en Jefe (Blanco).

Ikcmo. é Iltmo. Sr.: En cumplimiento de las órdenes de V. E. I., con la evi- dencia de lo que había de suceder y tantas veces había anunciado, salí de Santiago de Cuba con toda la Escuadra que fué de mi mando, en la mañana del 3 del corrien- te Julio.

Las instrucciones dadas para la salida eran las siguientes: El Infanta María Teresa, buque de mi insignia, había de salir el primero, siguiéndole sucesivamente el Vizcaya, Colón, Oquendo y destructores. Todos los barcos tenían todas sus cal- deras encendidas y con presión. Al salir el Teresa empeñaría el combate con el enemigo que estuviera más apropósito, y los que le seguían procurarían dirigirse al Oeste á toda fuerza de máquina, tomando la cabeza el Vizcaya. Los cazatorpede- ros habían de mantenerse, si podían, fuera del fuego, expiar un momento oportuno para obrar, si se presentaba, y tratar de escapar con su mayor andar, si el combate nos era desfavorable. Los buques salieron del puerto con una precisión tan gran- de, que sorprendió á nuestros enemigos, quienes nos han hecho muchos y muy en- tusiastas cumplimientos sobre el particular. Tan pronto como salió el Teresa rom- pió el fuego á las 9^ 3501 sobre un acorazado que estaba próximo, pero dirigiéndo- se á toda fuerza de máquina sobre el BrooMyn, que se encontraba al SO. y que nos interesaba tratar de poner en condiciones de que no pudiera utilizar su superior andar. Los demás buques empeñaron el combate con los otros enemigos que acu- dían de los diversos puntos donde estaban apostados. La Escuadra enemiga cons- taba aquel día de los siguientes buques frente á Santiago de Cuba: New- Yorli, in- signia del Contraalmirante Sampson, Brooklyn insignia del Comodoro Schley, loiaa, Oregon, Indiana, Texas y varios buques menores, ó mejor dicho, trasatlán- ticos y yates armados. - Realizada la salida se tomó el rumbo mandado, y el com- bate se generalizó con la desventaja, no sólo del número, sino del estado de nues- tra artillería y municiones de 14 centímetros que conoce V. E. por el telegrama que le puse al quedar á sus órdenes. Para no era dudoso el éxito, por más que al- guna vez creí que no sería tan rápida nuestra destrucción.

Al Infanta María Teresa, un proyectil de los primeros le rompió un tubo de vapor auxiliar, por el que se escapaba mucho, que nos hizo perder la velocidad con que se contaba; al mismo tiempo otro rompía un tubo de la red de contra incendios. El buque se defendía valientemente del nutrido y certero fuego del enemigo, y no tardó mucho en caer entre los heridos su valiente Comandante Capitán de Navio D. Víctor M. Concas, que tuvo que retirarse, y como las cir- cunstancias no permitían perder un segundo, tomé por mismo el mando di- recto del buque, esperando ocasión de que pudiera llamarse al segundo Coman- dante, pero ésta no llegó, porque el combate arreciaba, los muertos y heridos caían sin cesar, y no había que pensar en otra cosa que en hacer fuego en tan- to que se pudiera.

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En tal situación, teníamos fuego en mi cámara, donde debieron hacer explosión algunos de los proyectiles que allí había para los cañones de 57 mm.; vinieron á participarme haberse prendido fuego al cangrejo de popa y caseta del puente de popa, al mismo tiempo que el incendio iniciado en mi cámara se corría al centro del buque con gran rapidez, y como no contábamos con agua, fué tomandto cada vez más incremento, siendo impotentes nosotros para atajarlo. Comprendí que el Duque estaba perdido y pensé desde luego en dónde lo vararía para perder menos vidas, pero continuando el combate en tanto que fuera posible.

Desgraciadamente, el fuego ganaba terreno con mucha rapidez y voracidad, por lo que envié uno de mis Ayudantes con la orden de que se inundasen los pañoles de popa, encontrándose éste ser imposible penetrar en los callejones de las cámaras á causa del mucho humo y del vapor que salía por la escotilla de la máquina donde también le fué absolutamente imposible penetrar, á causa de no permitir la respira- ción aquella abrasadora atmósfera; por tanto fué necesario dirigirnos á una playita al O. de Punta Cabrera, donde embarrancamos con la salida, al mismo tiempo que se nos paraba la máquina; era imposible subir municiones ni nada que exigiera ir bajo la cubierta acorazada, sobre todo á popa de las calderas, y en tal situación no había que pensar más que en salvar la parte que se pudiera de la tripulación, de cuya opinión fueron el segundo y tercer Comandantes y los Oficiales que se pudieron reunir, á los que consulté si creían que podía continuar el combate, contestando que no.

En tan penosa situación, habiendo empezado las explosiones parciales de los de- pósitos de las baterías, di orden de arriar la bandera é inundar todos Jos pañoles; la primera no pudo ejecutarse á causa del terrible incendio que había en la toldilla, habiéndose quemado al poco rato. Ya era tiempo: el fuego ganaba con mucha ra- pidez y apenas hubo el suficiente para abandonar el buque, cuando ya el fuego llega- ba al puente de proa, y eso ayudados por dos botes americanos que llegaron como tres cuartos de hora después de la embarrancada.

Entre los heridos están el Teniente de Navio D, Antonio López Cerón y Alfé- rez de Navio D, Ángel Carrasco y faltan el Capitán de Infantería de Marina D. Ili- ginio Rodríguez, al que creo mató un proyectil, el Alférez de Navio D. Francisco Linares, el segundo Médico D. Julio Díaz del Río, el Maquinista Mayor de primera clase D. Juan Montero y el de segunda D. José Melgares, cuyo cadáver salió á la pla- ya.— El salvotaje se hizo tirándose al agua los que sabían nadar, intentando tres ve- ces llevar una guía á tierra, lo que sólo se consiguió á última hora y ayudados por los dos botes americanos de que llevo hecho mención. Nosotros arriamos iin bote que parecía bueno é inmediatamente se fué á pique, y se echó al agua un bote de vapor, que sólo pudo hacer un viaje, porque también se fué á pique por efecto de las averías que tenia, al intentar volver á bordo segunda vez, quedando agarrados á él los tres ó cuatro hombres que lo llevaban y que se salvaron unos á nado y otros los recogió un bote americano.

El Comandante, ayudado por buenos nadadores, había ido á tierra; el segundo y tercero dirigían á bordo el embarco, y necesitándose dirección en tierra, cuando ya

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venían los botes americanos, yo me fui á nado, ayudado por dos cabos de mar llama- dos Juan Llorca y Andrés Sequeiro y mi hijo y Ayudante, Teniente de Navio D. Án- gel Cervera.

Concluido el desembarco de la gente, fui invitado por el Oficial americano que mandaba los botes de seguirle á su buque, que era el yate armado Gloucestcr, á don- de fui acompañado de mi Capitán de bandera, herido, de mi hijo ayudante y del se- gundo del buque, que fué el último que lo abandonó.

Durante este período, el aspecto del buque era imponente, porque se sucedían as explosiones y estaba para aterrar á las almas mejor templadas. Nada absoluta- mente creo que pueda salvarse del buque, y nosotros lo hemos perdido todo, lle- gando la inmensa mayoría absolutamente desnudos á la playa. Pocos minutos des- pués que el Teresa, embarrancaba el Oquenio en una playa como á media legua al Oeste de él, con un incendio parecido al suyo, y se perdieron de vista por el Oeste el Vizcaya y el Colón, perseguidos por la Escuadra enemiga. Según me ha mani- festado el Contador del Oqiiendo, único Oficial que está en el mismo buque que yo, la historia de este desgraciado buque y su heroica tripulación es la siguiente, que tal vez se rectifique algo, pero sólo en detalles, no en el fondo de los hechos.

El desigual y mortífero combate sostenido por este buque, se hizo más desigual aún porque al poco tiempo de comenzado, un proyectil enemigo entró en la torre de proa matando á todo el personal de ella, menos un artillero que quedó muy mal herido. A la batería de 14 cm., barrida por el fuego enemigo desde el principio, sólo le quedaron dos cañones útiles con los que continuó defendiéndose con una energía incomparable. También la torre de popa quedó sin su Oficial-Comandante, muerto por un proyectil del enemigo que entró al abrir la puerta para poder respi- rar, porque se asfixiaban dentro. No conoce el Contador la historia de la batería de tiro rápido, y sólo sabe que disparaba, seguramente, lo mismo que toda esta valien- te tripulación. Hubo dos incendios: el primero, que se dominó, ocurrió en el solla- do de proa, y el segundo, que se inició á popa, no se pudo dominar, porque ya no daban agua las bombas, quizá por las mismas causas que en el Teresa.

Los ascensores de municiones de 14 cm., faltaron desde el principio, pero no faltaron municiones en la batería, mientras que pudo batirse, por los repuestos, que á prevención, se habían puesto en todos los buques. Cuando el valiente Coman- dante del Oqtcendo vio que no podía dominar el incendio y no tenía ningún cañón en estado de servicio, fué cuando se decidió á embarrancar, mandando previamente disparar todos los torpedos, menos los dos de popa, por si se acercaba algún buque enemigo, hasta que llegado el último extremo, mandó arriar la bandera, minutos des- pués que el Teresa y previa la consulta á aquellos Oficiales que estaban presentes. Los Comandantes segundo y tercero y tres Tenientes de Navio habían ya muerto. El salvamento de los supervivientes fué organizado por su Comandante, que ha per- dido la vida por salvar la de sus subordinados. Hicieron una balsa, arriaron dos lan- chitas, únicas embarcaciones que les (quedaban útiles, y últimamente fueron auxilia' dos por embarcaciones americanas, y según me dijo un insurrecto con quien hablé en la playa, también les auxilió un bote que éstos tenían. Sublime era el espec-

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táculo que presentaban estos dos buques; las continuas explosiones q.ie se sucedian sin cesar, no acobardaban á estos valientes, que han defendido sus buques hasta el punto de no haber podido ser hollados por la planta de ningún enemigo. Cuando fui invitado por el Oficial americano á seguirlo, según digo á V. E. I. anteriormen- te, di instrucciones para el reembarco al tercer Comandante D. Juan Aznar, á quien no he vuelto á ver desde entonces. Al llegar al buque americano, que era el yate armado Gloiicester, encontré alli una veintena de heridos, pertenecientes en su ma- yor parte á los cazatorpederos, los Comandantes de éstos, tres Oficiales del Teresa., el Contador del Oquendo y nos reunimos entre todos hasta 93 personas, pertene- cientes á las dotaciones de la Escuadra. El Comandante y Oficiales del yate nos recibieron con las mayores atenciones, esforzándose por atender á nuestras necesida- des, que eran de todo género, porque llegábamos absolutamente desnudos y ham- brientos; me manifestó el Comandante, que como su buque era tan pequeño, no podía recibir aquella masa de gente, é iba á buscar un buque mayor que los embar- cara.— Los insurrectos, con quienes yo había hablado, me habían dicho que con ellos tenían unos 200 hombres, entre los que había cinco ó seis heridos, y me aña- dieron de parte de su Jefe que si queríamos irnos con ellos, les siguiéramos y nos auxiliarían con lo que ellos tenían, á lo que les contesté que dieran las gracias á su Jefe y le dijeran que nosotros nos habíamos rendido á los americanos; pero que si tenían Médico, les agradecería que curara á una porción de heridos que teníamos en la playa, algunos de ellos muy graves.

Al Comandante del yate le comuniqué esta conversación con los insurrectos y le supliqué reclamara nuestra gente, lo que me prometió, enviando al efecto un desta- camento con bandera. También envió algunos víveres de que tan necesitados esta- ban en la playa.

Seguimos después hacia el O. hasta encontrar el grueso de la Escuadra, de la que se destacó el crucero auxiliar París, y nuestro yate siguió hasta frente á Cuba, donde recibió órdenes, con arreglo á las que, unos fuimos trasbordados al lowa y otros lo fueron á otros barcos, de ellos, los heridos al buque hospital.

Durante mi permanencia en el yate, pedí á los Comandantes de los cazatorpede- ros noticia de la suerte que les había cabido, teniendo el sentimiento de saber su triste fin.

De lo ocurrido al Furor, puede V. E. I. enterarse detalladamente por la adjun- ta copia del parte de su Comandante; en él encontró una muerte gloriosa el Capitán de Navio D. Fernando Villaamil, y el número de bajas acredita cómo se ha condu- cido este pequeño buque, cuyo Comandante también fué herido levemente.

También acompaño á V. E. I. copia del parte que me ha producido el Coman- dante del Pintón, quien también está herido en un pie y cuyo buque tiene en este día una historia tan gloriosa como su compañero, y ambos como no puede pedir más ni el más exigente.

Cuando llegué al lowa, donde fui recibido con toda clase de honores y conside- raciones, tuve el consuelo de ver en el portalón al bizarro Comandante del Vizcaya, que salió á recibirme con su espada ceñida, porque el Comandante del loiva no qui-

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so que se desprendiera de ella en testimonio de £u brillante defensa. Adjunta es también copia del parte que me ha producido, por el cual vendrá V. E. I. en conoci- miento de esta historia tan parecida á la de sus hermanos Teresa y Oquendo, lo que prueba que los mismos defectos han producido las mismas desgracias, habiendo sido todo cuestión de tiempo.

En el lowa estuve hasta el 4 por la tarde en que fui trasbordado al San Luis, donde encontré al General segundo Jefe y Comandante del Colón.

Cuando estando aún en el loiva, se incorporó el Almirante Sampson, le pedí permiso para telegrafiar á V. E, I., haciéndolo en los siguientes términos:

«En cumplimiento de las órdenes de V. E., salí ayer mañana de Cuba con toda la Escuadra, y después de un combate desigual contra fuerzas más que triples de las mías, toda mi Escuadra quedó destruida, incendiados y embarrancados Teresa, Oquendo y Vizcaya que volaron; el Colón, según informes de los americanos, em- barrancado y rendido; los cazatorpederos á pique. Ignoro aún las pérdidas de gente, pero seguramente suben de 600 muertos y muchos heridos, aunque no en tan gran- de proporción. Los vivos somos prisioneros de los americanos. La gente toda rayan- do á ima altura que ha merecido los plácemes más entusiastas de los enemigos. Al Comandante del Vizcaya le dejaron su espada. Estoy muy agradecido á la genero- sidad é hidalguía con que nos tratan. Entre los muertos está Villaamil y creo que Lazaga; entre los heridos Concas y Eulate. Hemos perdido todo y necesitaré fon- dos.— Cervera. 4 de Julio 98.»

En cuyo telegrama hay que rectificar la suerte del Pintón, que no fué echado á pique, sino que, sin poderse sostener á flote, consiguió embarrancar como V. E. I. ve- rá en el parte de su bizarro Comandante.

Una vez en el San Luis, el General segundo Jefe y el Comandante del Colón me enteraron de su triste suerte, produciendo el primero el parte de que acompaño copia también, absteniéndome de comentarios, que huelgan respecto á un parte pro- ducido por este distinguido General, de hechos ocurridos fuera de mi vista.

Réstame decir á V. E. I., para completar los rasgos característicos de esta lúgu- bre jornada, que nuestros enemigos se han conducido y se conducen actualmente con nosotros, con una hidalguía y delicadeza que no cabe más; no sólo nos han ves- tido como han podido, desprendiéndose de efectos no sólo del Estado, sino de pro- piedad particular, sino que han suprimido la mayor parte de los «hurras > por res- peto á nuestra amargura; hemos sido y somos objeto de entusiastas felicitaciones por nuestra acción, y todos, á porfía, se han esmerado en hacernos nuestro cautive- rio lo más llevadero posible.

Ignoro aún las pérdidas de gente, por estar repartidos en diversos buques, pero estarán en las ideas que hace concebir el telegrama antes inserto.

En resumen: la jornada del 3 ha sido un desastre horroroso, como yo había pre- visto; el número de muertos es, sin embargo, menor del que yo temía; la Patria ha sido defendida con honor y la satisfacción del deber cumplido deja nuestras con- ciencias tranquilas, con sólo la amargura de lamentar la pérdida de nuestros queridos compañeros y las desdichas de la Patria.

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A bordo de este buque hay, además del segundo Jefe y yo con nuestros Ayu- dantes, un Jefe, cuatro Oficiales y 32 individuos del Infanta María Teresa; el Con- tador y 35 individuos del Oq tiendo; los tres Comandantes, 11 Oficiales, siete Guar- dias Marinas y 347 individuos del Vizcaya; los tres Comandantes, 14 Oficiales y 191 individuos del Colón; el Comandante, el Maquinista Mayor y 10 individuos del Furor; el Comandante, un Oficial y 1 9 individuos del Pintón, y el Teniente de Navio de primera clase D. Enrique Capriies, á quien embarqué de trasporte en el Vizcaya cuando dejó el mando de la Provincia.

De toda esta gente envío á V. E. I. relaciones que continuaré cuando tenga no- ticias de los demás.

También acompaño á V. E. I. relación de los Jefes, Oficiales y Guardias Mari- nas muertos, heridos, contusos y desaparecidos y otra de los heridos no Oficiales que hay en este buque; la gran masa de heridos está á bordo del buque hospital que es el vapor Solace.

Como comprendo que V. E. I. podrá tener dificultades para transmitir esta co- municación, me permito enviarle un traslado al Excmo. Sr. Ministro de Marina.

De los hechos particulares, dignos de mención, que no afectan al conjunto de la acción, daré parte por separado, á medida que los vaya conociendo.

Dios guarde á V. E. I. muchos años. En la mar, á bordo del San Luis, 9 de Julio de 1898.— Pascual Cervera.

Parte del Colón.

El General 2.° Jefe (Paredes) al Almirante (Cervera)

Excmo. Sr.: Tengo el honor de trasladar á V. E. I. el parte que del combate y suerte habida al acorazado Colón el día 3 del corriente, me comunica su dignísimo Comandante, que dice asi:

«Cumpliendo las órdenes recibidas, salí con el buque de mi mando, ocupando el puesto designado, del puerto de Santiago de Cuba, estando tanto avante con el Morrillo á las 9'' 45 "^ de la mañana, rompiendo el fuego contra el loioa, (jue era el buque más próximo en el momento de la salida.

Cinco minutos más tarde, siendo el buque más avanzado de la línea enemiga el Brooklyn, ordené á las baterías que todos los fuegos se dirigieran sobre él y lo que fuera posible contra el Oregon, (jue se hallaba por la aleta de babor y al que no podía dedicarse atención por la falta de cañones de caza y retirada. Así se efec- tuó, disparando contra dicho buque 184 disparos con los cañones de 15 centímetros y 1 17 con la batería de 12 cm., teniendo la seguridad de haber hecho blanco con un diez por ciento denlos tiros.— Desde luego vi que ni el Brooklyn ni el Oregon, que emprendieron la caza, podían alcanzarme y se (quedaban más rápidamente el prime- ro que el segundo y continué cerca de la costa haciendo rumbo al Cabo Cruz. A. la

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una de la tarde empezó á bajar la presión de calderas, disminuyendo las revolucio- nes de 85 á 80, empezando, jior tanto, á ganarme en andar el Oregon, que poco tiempo después rompió el fuego contra el buque con sus cañones de caza de grueso calibre, al que sólo pude contestar con disparo del cañón número 2 de la batería, guiñando al efecto lo necesario, aunque esto acortase la distancia. En vista de esto y vista la seguridad absoluta de ser apresado por el enemigo, de acuerdo con Vue- cencia, por no ser conveniente distraer á ningún Jefe y Oficial de sus destinos, dada la extructura y disposición de las escotillas, que representaba una pérdida de tiem- po muy necesario y con el ánimo de aprovechar hasta el último momento la ocasión, si se presentaba, de hacer fuego, y con el fin de evitar llegase el de ser apresado, resolvimos embarrancar y perder el buque y no sacrificar estérilmente las vidas de los que se habían batido con el valor heroico, la disciplina y serenidad que Vue- cencia ha podido apreciar por mismo, y como consecuencia del acuerdo se hizo proa al río Tarquino, en cuya playa embarranqué, con velocidad de 1 3 millas, á las dos de la tarde. Ya varado el buque y reunidos los Jefes y Oficiales, todos manifes- taron su conformidad á lo hecho, por comprender que de seguir, aunque no fuera más que momentos, corría inminente peligro de caer en poder del enemigo y ser un trofeo de guerra que era necesario á lodo trance evitar.

Poco después quedamos prisioneros de guerra del Brooklyn cuyo Comandante se presentó á bordo poco tiempo después. Durante el combate he tenido un muer- to y veinte y cinco heridos, cuya relación acompaño á V. E. como resultado de los proyectiles del enemigo, que aunque nos alcanzaron en gran número, no hicieron averías en la parte protegida del buque.

Es cuanto tengo que poner en conocimiento de V. E., expresando al mismo tiempo mi convicción, que todos y cada uno han cumplido con su deber en las di- fíciles circunstancias en que se efectuó la salida, las desventajosas del combate por la superioridad del enemigo y la deficiencia grande de los medios de ataque de mi buque.»

Y yo por mi parte, como testigo de los sucesos, réstame sólo manifestar á Vue- cencia Ilustrísima, que en medio de nuestra pena por la pérdida de los buques y del personal digno y heroico, cabe la satisfacción de que todos han cumplido con su sagrado deber de defender su bandera y Patria, demostrando una vez más que la Marina española puede sucumbir, pero jamás con la deshonra.

Todos á bordo del Colón fueron dignos imitadores de nuestros antepasados, imposible es recomendar á ninguno de sus dignos tripulantes, rayaron en el heroís- mo, mas seria dejar de cumplir con un sagrado deber si no expresara á V. E. I. que su valiente Comandante colocóse á una altura que no hay frases que expresarlo puedan, sólo que honra al Cuerpo en que sirve.

Dios guarde á V. E. muchos años. En la mar á bordo del San Lnísy 6 de Julio de 1898. ^JosÉ DE Paredes.

164 Parte del «Oqnendo.»

El Teniente de Kavío (^Calandria) al Almirante (Cervera).

Excmo. Sr.: El Oficial que tiene el honor de dirigirse á V. E., es el más anti- guo de los de la dotación del acorazado Almirante Oquendo que sobrevive al combate del día 3 de Julio último, por lo que se cree en el deber de dar cuenta á Vuecencia de lo ocurrido en él, en el buque de su destino y pone en su superior conocimiento lo que sigue: Iniciado el movimiento, se tocó zafarrancho de combate, y el Oficial que suscribe pasó á ocupar su puesto, que era la caseta de observación de torpedos del puente de popa, desde la cual pudo observar los movimientos de la Escuadra enemiga, encontrándose ésta á la salida del buque, navegando en linea de fila, rumbo al O. y en cabeza el crucero Brooklyn. Una vez franco el canal, se si- guieron las aguas del matalote de proa y se-rompió el fuego por la banda de babor, siendo constantemente hostilizado por los buques enemigos, especialmente por el acorazado lowa y el crucero Brooklyn, siendo éstos también los que preferentemen- te fueron batidos por nuestras baterías, por pasar á juicio del que suscribe á una distancia de ellos inferior á 3.500 metros. Se continuó navegando hasta dejar al lowa algo retrasado por la aleta de babor, pero al alcance de su artillería, encon- trándose en estos momentos el Brooklin por la amura de la misma banda, y los de- más buques navegando por la popa del Io7va á distancia. Esta era la situación de la Escuadra enemiga al ser avisado por el tubo acústico de haber incendios en las cámaras de torpedos de popa, viendo, al salir de la caseta, que las llamas salían por la escotilla de Oficiales situada en la toldilla, y comprendiendo era imposible do- minar aquél, por las proporciones que tenia, fui al puente de proa á dar cuenta al señor Comandante, en el momento en que ya se disponía á varar el buque, gober- nando sobre estribor, y temiendo que los torpedos de proa explotasen en el mo- mento de la varada, si ésta era muy violenta, por ir completamente listos, lo mis- mo que los de los demás tubos, indicó al señor Comandante la conveniencia de que se dispararan, operación que se efectuó en la cámara de proa por el Alférez de Na- vio D. Alfredo Nardiz y personal á sus órdenes.

En el momento que el buque embarrancaba, llenas de muertos y heridos las cubiertas, la artillería inútil y devorados por el incendio, el señor Comandante or- denó al que suscribe arriara la bandera, pero tanto por la poca energía con que dio la orden, como por la vacilación natural en los que debían ejecutarla, no hubo lu- gar á que la triste orden se cumpliese; el fuego que en y.quel momento tenía gran- des proporciones, quemó la driza y la bandera cayó entre las llamas.

Esto es cuanto el que suscribe ha podido apreciar del combate, por estar, por su destino, aislado del resto del buque; los demás detalles que incluyo á continua- ción, son reconstituidos de las noticias y datos adquiridos posteriormente.

Las órdenes dadas á las dos baterías y torres, fueron graduar las alzas á dis- tancia que variasen desde 2.400 á 3.200 metros; al cuarto disparo de cañón núme- ro 6 de 14 centímetros, saltó el cierre, roto por el eje de giro, matando é hiriendo á

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los sirvientes y dejando cie^^o al artillero; á los pocos momentos eran tantas las ba- jas en la batería superior, entre las que se contaban, el Comandante de la misma, Teniente de Navio D. Enrique Marra-López y el Alférez de Navio D. Juan Díaz Escribano, ambos heridos, que sólo los cañones 2 y 4 pudieron ser cubiertos, con- tinuando haciendo fuego, hasta que rotos los dos ascensores, y en la imposibilidad de subir proyectiles con aparejos, por impedirlo los incendios declarados en las cámaras centrales de popa y proa, se continuaron disparando los proyectiles que es- taban en cubierta, que á falta de otros conductores acarreaban el Teniente de Na- vio D. Enrique Marra-López, el Guardia Marina D. Quirino Gutiérrez y el tercer Condestable Antonio Serrano Fació. La batería de tiro rápido quedó en su mayor parte destruida, desmontados varios cañones y muertos ó heridos casi todo su per- sonal, y entre los muertos el segundo y tercer Comandantes.

En la torre de proa al disponerse para hacer el tercer disparo, entró un proyec- til por entre el cañón y la cañonera y destrozando parte del carapacho, mató al Co- mandante de ella, Teniente de Navio D. Eugenio Rodríguez Barcena y al tercer Condestable Francisco García Pueyo y dejó muy mal herido al artillero de primera José Arenosa Sixto, rompiendo además las tuberías y aparatos. En la de popa tam- bién fué muerto por un casco de granada su Comandante, el Teniente de Navio don Alfonso Polanco y Navarro. Una granada que entró en la cámara de torpedos de popa, dejó fuera de combate á todo su personal, y á los pocos momentos, explo- tando otra en la central de popa, ocasionó bastantes bajas, entre ellas el Alférez de Navio D. Emilio Pascual del Pobil, que fué herido.

Dispuesto por el señor (^^omandante la inundación de los pañoles á consecuen- cia de los incendios, trasladó esta orden el Teniente de Navio D. Tomás Calvar al primer Maquinista D. Juan Pantín, el que fué á cumplimentarla á la cámara central de proa, donde estaban ardiendo los maleteros de la gente, consiguiendo inundar los pañoles de proa, no pudiendo inundar los de popa por el voraz incendio que consumía el comedor y camarotes de Oficiales, las taquillas de las clases y las des- pensas. Este incendio se comunicó seguidamente á la plataforma de popa por las maderas incendiadas del piso y comedor de Oficiales, que caían por la escotilla del ascensor y hubiera ocasionado el inmediato incendio y voladura del pañol de 14 cen- tímetros, si el tercer Condestable Germán Montero y el marinero Luis Díaz, no hu- bieran tapado sus escotillas, primero con cuarteles de madera y después con camas mojadas, y no consiguiendo, á pesar de sus esfuerzos, desmontar el ascensor para arriar la tapa de la escotilla, abandonaron la plataforma cuando les era imposible permanecer en ella, cerrando antes los pañoles de 28 centímetros.

Después de varado el buque y por orden de su Comandante, se pararon las má- quinas, se abrieron las seguridades y se desalojaron las máquinas y calderas, empe- zando el salvamento; para llevarlo á cabo, hubo qne renunciar á los botes grandes, por impedir el incendio arriarlos y estar otros inutilizados, consiguiéndose echar al agua el chinchorro, que se fué á pique, utilizándose con éxito las dos lanchitas y te- niendo lugar hechos distinguidos, de los que, así como de los ocurridos en combate, doy cuenta á V. E. por separado.

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Al arrojarse al agua el que suscribe, quedaban en el castillo el señor Comandan- te, el Alférez de Navio D. Alfredo Nardiz, algunos individuos de marinería, el pri- mer Contramaestre D. Luis Rodríguez y el primer Maquinista D. Juan Pantln; es- tos dos últimos aseguran que después de mi salida, el señor Comandante, (jue rehu- saba salvarse, cayó, por i'dtimo, en cubierta, llevándose las manos al pecho, presa, al parecer, de un ataque de disnea y auxiliándolo, cubrieron su cuerpo con una bande- ra al creerlo cadáver, de lo que tuve noticia á bordo del vapor Haward.

El buque quedó varado á una distancia de lo ó 12 millas, próximamente, de la boca del ])uerto de Santiago de Cuba.

Es cuanto tengo el honor de poner en conocimiento de V. E. en cumplimiento de mi deber. Dios guarde á V. E. muchos años. Camp Long, Portsmouth Navy Yard 20 Julio de 1898. Excmo. Sr.— Adolfo Calandria.

Parte del «Vizcaya.

El Capitán de Navio (Eulate) al Almieante (Cervera).

Excmo. Sr.: En cumplimiento de las órdenes recibidas de V. E., en la mañana del 2 del presente procuré alistar el buque para poder salir á las cuatro de la tarde; pero como el reembarco de la primera Compañía no empezó hasta esa hora, eran las seis y media cuando el buque se encontró dispuesto para salir á la mar. En ese mo- mento se arboló la bandera de combate por los Oficiales, á quienes arengué con el recuerdo de las obligaciones que impone la Ordenanza y los actos heroicos realizados por nuestros predecesores en esta honrosa carrera. Seguidamente, precedida de un exordio, recibimos de rodillas la bendición del Padre Capellán. Con la bandera ar- bolada esperamos las últimas órdenes de V. E. y á las nueve de la mañana del si- guiente día 3 estaba el buque listo para seguir las aguas del buque insignia. A 9^1 de tiempo verdadero se dio avante para seguir al Teresa y á las 9 y 30, reba- basada la punta de la Socapa, se dio toda fuerza y gobernó con arreglo á lo que Vuecencia se sirvió prevenirme de antemano. Desde este momento, Excmo. Sr., se rompió el fuego contra los buques enemigos, que muy nutrido en un principio, fué decreciendo en la batería de 14 cm. por los defectos de sus cañones y cargas, de los que ya V. E. tiene conocimiento. A pesar de esos defectos, el entusiasmo y la in- teligencia de los Oficiales que las dirigían y la excelente disciplina de sus dotacio- nes hicieron que, en las dos y media horas que duró el combate, dispararan los de la banda de babor 150 tiros, habiendo hecho el que más 40 disparos y de 25 para arriba los demás, á excepción de uno que sólo pudo hacer ocho. Las averías de estos cañones fueron muchas, pero muy especialmehte las ya conocidas de escupir las agujas, no cerrarse el cierre y no entrar los proyectiles. Cañón hubo que para poder disparar su carga se probaron antes siete, y otro que pasó de las ocho y que siempre entró en batería á fuerza de trabajos y golpes. En la batería baja fué

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siempre el fuego muy nutrido en las dos primeras horas, pero después fué tal el nú- mero de ]:)royectiles enemigos que entraron é hicieron averías en las piezas de bario- fuego, ó sea de babor, que todas quedaron inútiles y la mayor parte desmontadas.

El número de bajas en la batería alta fué tal que, cuando aún disparaba uno de los cañones, ya no había gente que lo cubriera; y en la batería baja llegó momento en que por no haber sirvientes ni conductores para los cañones, hubo necesidad de disminuir la que se dedicaba á extinguir los continuos incendios que se desarrolla- ban, causa que, unida á que la tubería de contra-incendios quedó inútil por los tiros enemigos, hizo que aquéllos tomasen tal incremento que no fuese posible el extin- guirlos. Se puede asegurar que el número de víctimas en ambas baterías era, á las dos horas de empezar el combate, de jo á 8o, en su mayoría muertos, y entre ellos el Comandante de la baja Teniente de Navio D. Julián Ristory y Torres, quien por su bravura merece un puesto de honor en los anales de la historia de nuestra Marina.

Por la valiente arremetida que al empezar el combate dio al enemigo el buque insignia, no fuimos en un principio tan castigados de sus proyectiles, pues solamen- te dos de sus buques acorazados nos hacían fuego; pero en la segunda hora, ya fui- mos el blanco de cuatro: el Broolklyn por babor, Oregon por la aleta de la mis- ma banda, lowa por la popa y el New- York por la aleta de estribor, pero muy cerrado á la popa, de modo que solamente con el cañón de 28 cm. de esta extremi- dad se podía responder lowa y New- York. Los cañones de reductos de estri- bor pudieron disparar contra el New- York cuatro ó cinco tiros el de proa y popa; pero como aquel buque, después de hacer fuego por su banda de babor, guiñaba á la popa, resultaron muy inciertos.

Eran las 9^ 35'" cuando ya fuera del puerto y arrumbados á montar Punta Ca- brera, recibimos el primer tiro del enemigo, y á las iih 501", cuando ya sin poder hacer fuego con ninguna de las piezas de babor, traté de probar si el Brooklyn, que era el que más nos acosaba por babor y el que estaba más cerca, nos esperaría para arremeterle, y con dicho objeto se guiñó á dicha banda; pero aquel barco hizo lo mismo, indicando que no quería emplear más que su artillería. El que suscribe, herido en la cabeza y espalda, fué obligado á retirarse, para ser curado, en estado casi exánime por la pérdida de sangre, pero resignando el mando por el momento en el segundo Comandante, con instrucciones claras y concretas para no rendir el bar- co y vararlo ó incendiarlo antes que aquello pudiera suceder. En la enfermería me encontré al Alférez de Navio D. Luis Fajardo, que le estaban curando de una heri- da muy grave en un brazo, y al preguntarle qué tenía, me dijo «que le habían herido un brazo, pero que aún le quedaba uno para la Patria.»

Ya estancada la sangre de mis heridas, subí de nuevo al puente y vi que el se- gundo Comandante había ordenado arrumbar á la tierra para varar, pues no sola- mente no había cañones que pudiesen disparar y un incendio en la popa había to- mado tal incremento que era imposible pensar en dominarlo, sino que vino á com- plicar más esta triste situación la iniciación de otro incendio en la plataforma de proa, producido por haber reventado un tubo de vapor y la explosión de una ó va- rias calderas del grupo de proa. A pesar de que el segundo Comandante, Capitán

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de Fragata D. Manuel Roldan y Torres, había obrado con arreglo á las instruccio- nes y si cabe sin haberse excedido, reuní inmediatamente á los Oñciales que estaban más próximos, entre ellos al Teniente de Navio de primera D. Enrique Capriles, y les pregunté si había alguno entre ellos que creyera se podía hacer algo más en de- fensa de la Patria y de nuestro honor y unánimemente respondieron que no cabía hacer más. Inmediatamente, para impedir que la bandera de combate pudiera ser- vir de trofeo al enemigo, ordené al Alférez de Navio D. T.uis Castro que izara otra y arriara aquélla para ser quemada, operación que se efectuó con toda diligencia. A las I2l> i5m y bajo un fuego nutridísimo de los cuatro acorazados ya dichos, varó el que fué crucero Vizcaya en los bajos del Aserradero y en condiciones que era imposible su salvamento, no sólo por la disposición del buque sobre los bajos y la Índole de éstos, sino que también sabía habían de explotar todos los pañoles, si bien dando tiempo para el salvamento, como sucedió. Varados, ordené al segundo Co- mandante que dispusiera todo para un salvamento inmediato, y éste, con algunos Oficiales, fueron á tratar de arriar botes, pero como me diese cuenta de que sólo había uno útil, dispuse que éste fuese empleado con preferencia en trasportar heri- dos, y autoricé para que todo el que supiese nadar y tuviese salvavidas ó algo que flotase lo suficiente para ma ntercrlo, pudiera echarse al agua y tratar de tomar los arrecifes del bajo que estaba á unos 90 metros de la proa. Este salvamento se hizo con todo orden á pesar del espectáculo imponente que presentaba el buque ardien- do, explotando los repuestos de artillería y fusil y elevándose las llamas por encima de las cofas y chimeneas y con las planchas del costado al rojo. En el último bote de heridos fui embarcado por el tercer Comandante y Oficiales y trasportado á tie- rra, y allí me recogió un bote americano, que me condujo al lowa, dándome cuenta después el segundo Comandante de que á bordo no habían quedado más que los muertos, pues él "había dirigido el salvamento á popa de los que allí se habían refu- giado á última hora y á quienes mandó tirar al agua agarrados á cabos que preven- tivamente se amarraron con toda seguridad, y en esta disposición esperaron él y los demás á ser recogidos y que efectivamente lo fueron por el bote de á bordo. Exce- lentísimo señor: el comportamiento del Comandante, Oficiales y dotación del lowa, que fué el barco á que nos condujeron los botes americanos, fué en extremo delica- do.— Fui recibido con la guardia formada: al querer entregar mi sable y revólver á su Comandante, no los quiso recibir porque no me había rendido á su barco sino á cuatro acorazados y que no tenía derecho á él.

El comportamiento de los Oficiales y dotación fué brillantísimo, y muchos hechos heroicos que se registraron serán motivo de recemendación especial si V. E. en su día lo ordenase.

De los heridos conducidos al lowa, murieron cinco al poco tiempo de llegar, y se hizo su entierro con los mismos honores que emplean los americanos con los su- yos, formando la guardia y haciendo tres descargas de fusilería, entierro al que asis- tieron todos los prisioneros y que fué dirigido por el Capellán del que fué Vizcaya.

Es todo cuanto tengo el honor de participar á V. E. al notificarle la pérdida de mi buque, en combate con cuatro muy superiores, sin que se haya arriado la bande-

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ra y sin que el enemigo haya posado su planta en él, ni aún para el salvamento, fal- tando á su dotación en el día de hoy 98 individuos.

Dios guarde á V. E. muchos años. En la mar, á bordo del vapor San Luis, pri- sionero de guerra, á 6 de Julio de 1898. An ionio Eulate.

Parte del «Furor.

El Teniente de Navío dk primera clase (Carlier) al Almirante (Cervera)

Excmo. Sr.: A las nueve y media de la mañana del 3, y previa orden del Jefe de la escuadrilla de torpederos que venía á bordo, desatracamos del muelle de las Cruces de Santiago de Cuba y nos pusimos en movimiento siguiendo las aguas del Oquendo, y a-ntes de llegar á Punta Gorda empezamos á sentir el fuego del comba- te entre la vanguardia de nuestra Escuadra y la enemiga, y caer cerca del buque varios proyectiles.

Poco después, en la boca del puerto, dispuso el Jefe meter á estribor y seguir á toda fuerza de máquina hacia el O. las aguas de la Escuadra, rompiendo el fuego sobre el enemigo, recibiendo desde los primeros momentos enorme cantidad de dis- paros de la mayor parte de la Escuadra enemiga, alcanzándonos proyectiles de todos los calibres.

Inmediatamente empezamos á sentir los desperfectos y bajas causadas por tan nutrido fuego, ocurriendo éstos en el orden siguiente: rotura de un tubo de vapor en la máquina; destrucción del cilindro de media de estribor; inundación de la po- pa y hundimiento de ésta; rotura de una caldera; mayores destrozos en la máquina; destrucción de las tres calderas restantes; fuego en varios sitios del buque, siendo el de mayor intensidad el de la camareta de maquinistas, bajo la cual estaba el pañol de granadas, y por último, rotura del servo-motor del timón y guardines; todo esto fué ocurriendo progresivamente y en muy poco tiempo, sin que durante él dejáse- mos de hacer fuego sobre el enemigo, notando ya sobre la cubierta gran número de heridos y algunos muertos.

A las lol» 4511 próximamente, y en vista de todo lo expuesto que vio y puse en conocimiento del Jefe de la escuadrilla, dispuso embestir á tierra, lo que no pudi- mos conseguir, y considerando el barco perdido y no pudiendo dominar el fuego que invadía la popa y centro, y teniendo más de la mitad de la dotación fuera de combate y el barco sin gobierno ni máquina, dispuso el Jefe arriar la bandera y los botes, y que en éstos y con los salvavidas se fueran á tierra los que pudieran hacer- lo, cuya orden di al segundo Comandante, alcanzando algunos proyectiles á varios de los que á nado se dirigían á tierra.

Cesado el fuego enemigo, atracaron á bordo dos botes de un yate americano, en el que embarcamos los pocos que quedábamos á bordo, sin que el enemigo hiciera más que pisar la cubierta, y al darse cuenta de la situación, embarcar precipitada-

lyo-

mente, temiendo una explosión., como así sucedió poco después de desatracar del barco, el cual se fué á pique como á una milla larga de tierra.

Reconstituida la lista de la dotación, compuesta de 75 hombres, han quedado ilesos II individuos; 8 muertos han podido identificarse; 10 heridos han sido reco- gidos, y de los 45 individuos restantes que figuran en lista como desaparecidos, aunque algunos quedaron muertos en cubierta y no fué posible su identificación y otros lo fueron en el agua, abrigo la esperanza, que deseo ver confirmada, de que una parte de ellos haya ganado la tierra.

Entre los muertos identificados tengo el sentimiento de comunicar á V. E. que figura el que fué mi digno Jefe, el distinguido y brillante Capitán de Navio D. P'er- nando Villaamil.

Todo lo que pongo en conocimiento de V. E. en cumplimiento de mi deber.

A bordo del San Ltds 8 de Julio de 1898. Diego Carlier.

Parte del Pintón,

El Teniente de Navio de primera clase (Vázquez) al Almirante (Cervera)

Excmo. Sr: En cumplimiento á las órdenes recibidas del señor Jefe de la Divi- sión de torpederos, á las <^ 30'" de la mañana del 3 del actual, largué las amarras dadas al muelle de las Cruces y maniobré convenientemente para dejar el puerto de Santiago de Cuba.

Sobre el pequeño poblado de Cinco Reales me encontraba cuando empecé á no- tar la calda de proyectiles, consecuencia natural del combate trabado entre la van- guardia de nuestra Escuadra y la americana; continué siguiendo exactamente las aguas del Furor, según orden recibida, y una vez próximo á desembocar, rompi el fuego contra los buques más próximos y di avante á toda fuerza; con una lluvia de proyectiles fui saludado al encontrarme fuera del puerto y de gobernar hacia el Oeste. Asi empezó el combate, recibiendo más fuego á medida que avanzaba é iba entran- do en el centro de la Escuadra americana.

Próximamente á las lo^ 45111 un proyectil de grueso calibre atravesó el sollado de la marinería, se inundó rápidamente y metió al buque de proa; casi al mismo tiempo, otro ú otros proyectiles chocaron contra las calderas de proa y las explota- ron y otro entró por el pañol de municiones de mi cámara y además de producir una via de agua, trajo consigo un incendio en dicho lugar.

En las circunstancias señaladas, seguí navegando aún, aunque con velocidad no crecida, y siempre duramente hostilizado por los americanos, á cuyo fuego no dejé de contestar; mas viendo que por momentos el buque se hundía por el agua entra- da á proa, en la cámara de caldeías y en la mía, consideré que el buque no podía tardar en sumergirse y traté de embarrancar en una pequeña playa que tenía próxi- ma; mandé meter sobre estribor y entonces noté la falta de gobierno, por haberse

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inutilizado el servo-motor y roto uno de los guardines; continuó el buque su mar- cha avante y embistió contra las rocas, destrozando por completo su proa. Por esta parte saltó á tierra una parte de la dotación por disposición mia al tratar de hacer el salvamento, otros se echaron al agua por estribor, ganando algunos- la tierra; en- tonces abandoné el puente, fui á mi cámara, tomé el paquete de cuanto reservado tenia, recibido de V. E. y del señor Jefe de la División de torpederos, y ésto, unido al cuaderno de señales de reconocimiento número 32 y al Código y clave Perca, lo arrojé al agua, arriando después la bandera. Seguí hacia proa y ya no me fué posi- ble ganar la tierra por esa parte, por haber cambiado el buque de posición, llamé á la canoa que con algunos hombres iba para tierra y embarcando en ella pude tomar las rocas, sintiendo á poco una explosión y poco después el buque quedaba sumer- gido hasta la cubierta.

Cesado el fuego de los americanos, mandé izar un trapo blanco, viniendo á re- cogernos un bote de aquéllos, que nos condujo á uno de sus buques.

De la dotación nos encontramos presentes 2 1 individuos, entre éstos cinco heri- dos; los restantes componen el número de los muertos y desaparecidos, según la re- lación que ya tuve el honor de dar á V. E.

Es cuanto tengo el honor de poner en el superior conocimiento de V. E. en cum- plimiento de mi deber.

En la mar, á bordo del San Luis, 6 de Julio de 1898. Pedro Vázquez.

El General en Jefe (Blanco) al Almirante (Cervera).

Received at Portsmouth. N, H. i^' 52^^ P. M.July ii-i8g8. Dated Washington D. C. ii.

To admiral Cervera. Portsmouth N. H.

<(.Thefollowing telegram has hee^t received for you /rom the Capitain General of Cuha. «Insistiendo en mi deseo de aliviar la suerte de esos heroicos defensores de la Patria que tan valerosamente han sucumbido en desigual combate, y á quienes, como á V. E., rindo un tributo de admiración, le rue- go me manifieste la cantidad que necesita y donde he de si- tuarla, á cuyo fin, para ganar tiempo, me dirijo también al Cónsul francés en New-York. Copio igualmente á continua- ción la primera parte del manifiesto que el 4 de Julio dirigí al pueblo de Cuba, con motivo de aquel suceso, que dice así: Ha- bitantes de la isla de Cubaj no siempre al valor acompaña la fortuna. La Escuadra española mandada por el Contraalmi-

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rante Cervera, acaba de realizar el acto de heroísmo más gran- de, quizás, que registran los anales de la Marina en el presen- te siglo, combatiendo contra triplicadas fuerzas americanas; ha sucumbido gloriosamente en los mismos momentos en que la considerábamos salvada del peligro que la amenazaba den- tro del puerto de Santiago de Cuba. El golpe es rudo, pero sería impropio de pechos españoles desmayar, etc., etc. » LoNG, SecyNavy.»

El Almirante (Cervera) al General en Jefe (Blanco).

Portsfnouth N. H. ii Julio iSpS.

«Recibo cable V. E. que agradecemos mucho. La gente desembarca aquí donde permanecerán, quedando con ella cin- co Oficiales de guerra, dos Médicos, dos Capellanes, un Guar- dia-marina. Los Oficiales seguimos á Annapolis, donde nos reunirán. Como todo absolutamente lo hemos perdido, necesi- taremos unos sesenta mil duros oro por el momento.»

El General en Jefe (Blanco) al Ministro de Marina (Auñón).

Habana ii Jiilio i8g8.

«Cónsul en Jamaica dice que V. E. espera detalles pérdida Escuadra. En cable- grama feclia 3 corriente, di á V. E. y á Ministro Guerra, de su salida de Santiago de Cuba, en los mismos términos en que la comunicaba el Comandante de Marina y General División, Posteriormente, con fecha 5, di traslado Ministro Guerra del parte del Contraalmirante Cervera del mismo dia, participando destrucción Escua- dra. Ninguna otra noticia oficial he recibido acerca de tan desgraciado suceso que embarga por completo el ánimo de todo buen español, no pudiendo, por lo tanto, participar á V. E. los detalles que desea, no mereciéndome tampoco crédito lo que por la prensa americana circula con variedad. Todo indica, sin embargo, que el de- sastre ha sido menor de lo que he supuesto en un principio respecto á las bajas su- fridas, especialmente en el número de muertos.»

El Ministro (Auñón) al Comandante General Apostadero (Mantehola).

Madrid 11 Julio i8g8. «Para aclarar dudas compruebe y trasmita literalmente cuatro primeras palabras del telegrama dirigido por Almirante Cervera á General en Jefe desde playa del Este.»

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El General en Jefe (Blanco) al Almirante (Cervera).

From Playa del Este, to Admiral Cervera.— Care Comman- dant Naval Station Portmouth New Hanpshire.

July 12 i8g8.

«Flagship New- York off Santiago 12. The following te- legram was receivedfrom General Blanco for y ou. Me ente- ro con profundo sentimiento telegrama V. E. ayer y admiro comportamiento Jefes, Oficiales y dotaciones. Quizás habien- do elegido otra hora para salir hubiera sido distinto el resul- tado. Sampson asegura en su parte no haber sufrido más que tres bajas. ¿Es eso posible? Dígame V. E. los fondos que nece- sita y como he de situarlos y cuente V. E. como todos los Je- fes, Oficiales y tropa á sus órdenes, con la expresión del más vivo interés y el deseo de aliviar su situación cuanto de de- penda. (Signed). Blanco.— Admiral Sampson.» (i)

El Almirante (Cervera) al General en Jefe (Blanco).

Portsmouth N, H. 1 2 Julio 18 g8.

«Recibo el telegrama que V. E. me expidió á playa del Este, de donde me lo comunican. Profundo dolor me causa que todos mis actos merezcan la censura de V. E. Me lison- geo de justificarlos en su día, así como los hechos se han encar- gado de demostrar que no exageraba cuando emitía mi opi- nión á V. E., que también censuró. La saUda de noche no hubiera ahorrado la pérdida de la Escuadra y seguramente hubiera triplicado el número de muertos, todo en el caso de que hubiera podido realizarla, lo que dudaban los prácticos. Muchas gracias por sus ofrecimientos y en mi telegrama ante- rior ya le pedía sesenta mil pesos oro. »

(i) Este telegrama debió expedirse en la Habana el día 506.

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El Almirante (Ceuvera) al Ministuo (Auñón).

Annapolis Md. 1 6 Julio i8g8.

«Acabamos de llegar, segundo Jefe, 43 entre Jefes, Oficiales y Guardias-mari- nas. En Portsmouth quedaron las clases y gente con cuatro Oficiales de guerra, dos Médicos, dos Capellanes y un Guardia-marina. En el hospital de Norfolk hay 48 heridos.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).

Madrid 18 Julio 18 g8.

«El Ministro de Marina saluda respetuosamente á prisioneros españoles. De Habana enviáronle fondos.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Annapolis Md. 12 Agosto i8g8. (i)

«Presumo que al firmarse (la) {2) preliminares paz tendremos inmediata liber- tad, si esto ocurre sin haber recibido instrucciones, pienso contratar pasaje girando importe contra V. E. ó Comisión de Londres.»

El Comandanle General Apostadero (Manterola) al Ministro (Auñón).

Habana 17 Agosto i8g8.

«En cumplimiento (de las) órdenes (de) V. E. Contesto su cable (de II Julio).» (3)

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).

Madrid 17 Agosto i8g8.

«Si prisioneros recobran libertad incondicional, puede contratar pasaje regreso, prefiriendo, en igualdad (de) condiciones, bandera nacional, y siendo posible, un bu- que á Ferrol y otro á Cádiz y Cartagena, girando importe.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Annapolis Md. 18 Agosto 18 g8.

«Díaz Moreu ha obtenido permiso Gobierno americano y sale para Madrid. Tam- bién regresa Médico Jurado gravemente enfermo acompáñale Capellán Riera.. v

(i) Recibido en Madrid el 16.

(2) El original tenía la ^lúdhxz. preliminares y no (la).

(3) Véase el telegrama, página 172.

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El Almirante americano (Mac-Nair) al Almirante (Ceryera.)

Academia Naval de Annapolis (Md.) Agosto 20, i8g8. Señor Contraal- mirante D. Pascual Cervera. Muy señor mió: Tengo el honor de poner en co- nocimiento de V. E. que el Gobierno de los Estados Unidos pondrá en libertad al Almirante Cervera y Oficiales á sus órdenes, mediante la condición de que empeñen su palabra de honor en la forma usual, bastando la del Almirante en lo referente á las clases de tropa y marineria. No puede concedérseles la libertad en ninguna otra lorma. Llamo la atención de V. E. acerca del hecho de haber sido puestos en liber- tad y de haber empeñado su palabra en la forma que se indica, próximamente 20.000 hombres, de los cuales algunos han regresado ya á España, siendo éste el procedimiento seguido por el General en Jefe de las tropas de los Estados Unidos que operaron en Santiago de Cuba. »

El Contraalmirante (Cervera) al Almirante americano (Mac-Nair).

Excmo. Sr.: El Código penal de la Marina Militar de España define como delito y pena, la aceptación de la libertad bajo palabra de no hacer armas durante la gue- rra; por tanto, nosotros no podemos hacerlo, y tengo el honor de ponerlo en conoci- miento de V. E. De esto doy parte á mi Gobierno. Quedo etc. Annapolis 20 de Agosto de 1898. Pascual Cerveiia..

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Annapolis Md 20 Agosto i8g8.

«Oficialmente me comunican que Gobierno americano nos dejará en libertad si damos })alal)ra de no hacer armas durante la guerra, como lo han hecho los veinte mil hombres de Santiago. He contestado que no podemos porque nuestro Código penal considera como delito este hecho. Suplico á V. E. me instrucciones.»

El Teniente de Navío de primera (Capriles) al Ministro (Auñón).

Annapolis Md 20 Agosto i8g8. «No aceptaré libertad bajo palal^ra ni aún autorizado por V. E.»

El Ministro (Auñon) al Almira?íte (Cervera).

Madrid 23 Agosto i8g8.

«Apruebo negativa de Olicialcs prisioneros á recobrar libertad bajo pakvbra de no hacer armas, y advierta Teniente de Navio primera Capriles que, aunque otra sea

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su intención, resulta irrespetuoso su aviso al admitir la posibilidad de que el Gobier- no autorice lo que el Código pena.

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).

Madrid 28 Agosto i8g8. cManifieste en qué concepto vienen piaz Moren, Jurado (y) Riera.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón)

Annapolis Md. 2g Agosto 18 g8.

«J virado marchó enfermo; Riera para cuidarle. Detalles oficio 12 corriente {i) En libertad Moreu, no intervine.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Annapolis Md. 31 Agosto i8g8.

«Gobierno americano nos concede libertad incondicional. Procedo á buscar va- pores para transporte con arreglo órdenes de V. E.»

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).

Madrid Septienihre i8g8.

«Puede V. E. contratar vapores necesarios regreso prisioneros, pero, por razo- nes sanitarias, diríjanse si un solo buque, á Santander, y si dos, uno á Santander y otro á Vigo.»

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Annapolis Md. 3 Septiembre i8g8.

^«Comisión que envié New York ha contratado transporte gente por 11. 185 li- bras, pagaderas á la vista en Londres, orden Krajewski Pesant y C."* Giro contra la Comisión de Marina. Avisaré salida. »

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cervera).

Madrid 4 Septiembre i8g8.

■m •' ; Aprobado flete y siendo un solo buque, diríjase Santander y avise salida.»

(i) , Lo que va en bastardilla no está en el impreso.

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El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Nueva York 8 Septiembre i8g8.

«Llegaron heridos (de) Norfolk embarcando (en) City (of) Rome; mañana llega- rán Oficiales de Annapolis. Pasado saldrá vapor para Portsmouth (y) recogerá grue- so gente. Yo salgo ahora para preparar embarque.» (i)

El Almirante (Cervera) al Ministro (Auñón).

Portsmouth 12 Septiembre i8g8.

«Salimos. Probable llegada (el) 2 1 . Suplico instrucciones para que Coman- dante Marina pasaporte Jefes (y) Oficiales para sus casas, excepto los que, nombra- dos por mi, llevan inmediato cargo expedición.

El Almirante (Cervera) al General en Jefe (Blanco). Portsmouth N. //. 12 Septiembre 18^8. «Salimos para España.»

El Contraalmirante (Cervera) al Ministro de Marina (Auñón).

Excmo. Sr.: Al volver á pisar la tierra de nuestra amada Patria, creo de mi de- ber condensar en una relación, lo más breve posible, la historia de lo ocurrido des- de el desastre del 3 de Julio al día de la fecha. No molestaré la atención de Vue- cencia con los muchos trasbordos que en los primeros días tuvimos que hacer, limi- tándome á consignar que todos los prisioneros quedamos divididos en tres grupos: uno, al que yo pertenecía, en el crucero auxiliar San Luis; otro, el más numeroso, en el crucero auxiliar Harvard, y otro, el menos numeroso, pero compuesto de los heridos y enfermos más graves, que estaba en el buque-hospital Solace.

Ya tuve el honor en el parte del desgraciado combate del 3 de Julio, de mani- festar á V. E. la piedad y cortesía con que nos recibió el enemigo, sólo interrumpida en un desgraciado incidente ocurrido en €í Harvard (2), del que me ocuparé en ofi- cio aparte, y algún pequeño rozamiento ocurrido en Portsmouth N. H., que no me- rece especial mención. El Gobierno americano habla preparado en la isla Se^vey

( 1 ) Lo que va entre paréntesis no estaba en el original y en el impreso; al contrario lo que va en bastardilla.

(2) Este oficio no se inserta por no creerlo necesario. Está en el impreso cita- do. El incidente á que se alude, fué la muerte de seis marineros y otros muchos heridos, de los cuales algunos murieron después, producida por los genttñelas ame- ricanos en la madrugada del 5 de Julio.

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un campamento compuesto de barracas de madera para las clases, marinería y tro- pa; es decir, para todo el que no fuese Oficial vivo y efectivo, á los cuales nos des- tinaba la Academia Naval establecida en Annapolis Md., con excepción de todos los heridos y enfermos más graves que debían ir al Hospital de Marina de Norfolk Va. La primera expedición que llegó fué la del San Luis, en la que venia yo, que fon- deó en Portsmouth N. H. el lo de Julio, en cuyo día tuve conocimiento de los pun- tos á que se nos destinaba. Solicité por medio del Captain Goodrich, Comandante del San Luis, que con la gente que había de acampar en la isla Seavey quedaran algunos Oficiales, y que nosotros lleváramos á Annapolis Md. algunos marineros para que nos sirvieran de criados, lo cual fué concedido por el Gobierno americano, y en su consecuencia nombré á los Tenientes de Navio D. Antonio Magaz, de la antigua dotación del Vizcaya; D. Feraando Bruquatas, de la del Teresa; D. Adol- fo Calandria, de la del Oqiiendo, y D. Antonio Cal, de la del Colón; al" Alférez de Navio D. Carlos Boado, de la del Pintón, y al Guardia-Marina D. Enrique Morris, para que sirviera de intérprete por su dominio del inglés, los cuales quedaron to- dos, menos Calandria que no estaba en el San Luis, sino en el Harvard. También quedaron los primeros Médicos D. Salvador Guinea y D. Alejandro Lallemand, se- gundo D. Gabriel Montesinos y los Capellanes D. Matías Biesa y D. Antonio Gra- nero, para asistir á los muchos enfermos que teníamos y atender á las necesidades espirituales de todos. Durante nuestra permanencia en Portsmouth N. H. recibi- mos la visita del señor Obispo de Portland y Cura de Portsmouth, cuya caridad no tengo palabras con que poder expresar. En Portsmouth estuvimos hasta el 14 que salimos para Annapolis, donde fondeamos el 16, en cuyo día lo hizo el Solace en Norfolk, y desembarcó sus heridos y enfermos, de lo que di cuenta telegráfica á Vuecencia. El Harvard tuvo el 4 de Julio por la noche el incidente á que antes he aludido; fondeó el 15 en Portsmouth, desembarcó el Teniente de Navio Calan- dria, primer Médico D. Adolfo Núñez y la gente, fondeando en Annapolis en la tarde del 20 que desembarcaron los Jefes y Oficiales que en él venían. En Anna- polis fui recibido con los honores correspondientes á mi empleo; me dieron para vivir una casa bien amueblada donde he permanecido todo el tiempo con el Capitán de Navio de primera clase D. José ds Paredes y uno de mis Ayudantes, con la ser- vidumbre necesaria para estar muy bien; los Jefes y Oficiales fueron bien alojados y tratados siempre con la mayor consideración; el Gobierno americano tuvo la aten- ción de nombrar Superintendente de la Academia al Contraalmirante Mac-Nair para que yo no estuviera á las órdenes de un Oficial de menor categoría; en una pa- labra, en Annapolis Md. hemos estado atendidos y bien tratados como quizá la Historia no registre nada igual en el trato á prisioneros.

Cuando ya estuvimos instalados y tuve la ropa indispensable para poder hacer- lo, pensé visitar á nuestra gente, solicitando al efecto permiso del Gobierno ameri- cano para ir á Norfolk Va., y concedido que fué, el 4 de Agosto salí de Annapo- lis Md., llegando al amanecer del 5 á Norfolk, donde fui recibido con las mayores atenciones, creo que por orden expresa del Gobierno americano. Pasé el día con los enfermos y heridos, algunos gravísimos, y por la noche emprendí el viaje de regrc-

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so, llegando á Annapolis en la mañana del siguiente. En el hospital encontré á to- dos bien tratados, atendidos y considerados, y tuve gusto de conocer á Mr. Arthur

C. Humphreys, que fué nuestro Vicecónsul hasta que estalló la guerra, que ha sido el amigo y consuelo de nuestros heridos, y después me ha servido para el transporte de ellos á New-York, con el fin de embarcar en el City of Ro>ne, lo que se ha he- cho por sus gestiones desinteresadas tan bien y tan económico, como yo no podía imaginar. Creo deber recomendarlo á V.E.I. Ya en AnnapoHs, solicité permiso pa- ra ir á Portsmouth N. H., y el Gobierno se apresuró á concedérmelo y dar instruc- ciones para que se me atendiera. El 12 de Agosto salí de Annapolis Md. llegan- do á Portsmouth á las once de la mañana del día 13 siguiente, encontrando en la estación un Teniente de Navio, que me esperaba por orden del C. A. Carpenter, Superintendente del x\rsenal, quien me invitó á que me alojara en su casa con mi Ayudante, un Contador que llevé para distribuir una paga, y el Alférez de Navio

D. Narciso Diez, á quien llevé para relevar á D. Carlos Boado, que estaba muy de- licado de salud, de lo que me excusé por ser demasiada carga. El espectáculo aquí variaba, porque no sólo no encontré el bienestar de Annapolis, sino que me pareció que ni la consideración de Norfolk, al revés: desde luego saltaba á la vista que se carecía de bienestar material, y en las relaciones con nuestros enemigos, creí ver ro- zamientos, y hasta en alguien el deseo de hacerles sentir, especialmente á los Ofi- ciales, que eran prisioneros, haciéndoles sufrir las amarguras de su triste suerte, sin llegar nunca al agravio abierto, pero sin duda no llenando los deseos y seguramente el espíritu que reinaba en las altas esferas gubernamentales. Respecto á la parte material, diré á V. E. I. que el número de casetas construidas para alojamiento de la gente era de i o, de 1 00 pies de largo por 1 5 de ancho, de suerte que el terreno cubierto era de 15.000 pies cuadrados; como teníamos más de r.500 hombres, re- sultaban para cada caseta 150, y por hombre sólo 10 pies cuadrados. Los Oficia- les tenían una sola caseta, cuyas dimensiones no recuerdo, pero que estaba ocupada toda alrededor con los camastros, que no merecen el nombre de camas; en crujía te- nían una mesa, alargada por unas tablas, y para sentarse, indecorosos restos de si- llas, sacados no de donde. Con el mejor arte que pude, le hice ver esto al Almi- rante Carpenter, y en honor á la verdad, debo decir que al salir yo dos días después, ya tenían sillas, se construía otra caseta para comedor, y estaban dadas las órde- nes para tapar tanta rendija como tenía la antigua caseta. Salí de Portsmouth N. lí. el 16 de Agosto, llegando á Annapolis Md. en la tarde del siguiente día. El 20 de Agosto me pasó el Almirante Mac-Nair la carta que acompaño á V. E. marcada con el número i, y que contesté con el documento número 2 (i), participando á Vue- cencia lo ocurrido en telegrama, al que V. E. contestó aprobando la contestación. En vista de la decisión del Gobierno americano de que diéramos la palabra, y no pudiendo hacerlo con arreglo á nuestras leyes, creí deber pasarle al Almirante Mac- Nair las cartas números 3 y 4 (2) que acompaño en borrador, en (jue trataba respec-

(i) Ver página 175.

(2) Dejan de insertarse varios de los documentos citados por no creerlos nece- sarios.

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tivamente de los inválidos y de los fogoneros contratados en Cuba y que tienen de- recho á que se les envié alli. También me participó el Almirante Mac-Nair en carta marcada con el número 5, que estuviéramos preparados para dejar la Acade- mia. Aparte de esto no ha habido más incidentes que los que han muerto después de desembarcar, de que envío lista, y la venida á España del Capitán de Navio don Emilio Díaz Moreu, primer Médico D. Antonio Jurado y Capellán D. José Riera, de que tiene V. E. conocimiento. El 31 de Agosto me escribió el Almirante Mac- Nair una carta notificándome que el Gobierno americano nos dejaba en libertad en los términos que indica, y en el acto nombré una Comisión compuesta del Tenien- te de Navio de i." clase D. Juan B. Aznar y Contador de Navio D. Eduardo Urda- pilleta, para que pasara á New-York á buscar pasaje, según las órdenes de V. E., y que pasara un Médico también á New-York para que se comprasen las medicinas que no tuviese el vapor, y pudieran hacer falta, y yo, con mis Ayudantes, me dispuse á dar una vuelta á última hora para orillar las pequeñas dificultades que se pudieran presentar. Antes de seguir adelante he de hacer presente á V. E. que por todas partes donde hemos pasado nos han demostrado las mayores simpatías á nuestro in- fortunio, convirtiéndose éstas, á veces, en imponentes manifestaciones.— He recibi- do muchas visitas y muchos servicios de personas de distinción, y algunas de muy elevada jerarquía, y en Annapolis todo el vecindario ha sido muy bueno para nos- otros.— El Almirante Mac-Nair y todo el personal á sus ordene?, se ha distinguido por su cortesía exquisita, por lo que creí deber ponerle una carta de que acompaño minuta. Para el orden de la expedición tenía nombrados á los Tenientes de Navio de primera D. Juan B. Aznar y D. Carlos González Llanos, Tenientes de Navio D. José Butrón y D. Lorenzo Milá, Capitán de Artillería D. ]\Ianuel Hermida, Al- férez de Navio D. Enrique de la Cierva y Guardias-marinas D. Juan Muñoz y don Raimundo Torres. A todos los demás Jefes y Oficiales que me lo han pedido les he permitido irse á España, sin darles para ello socorro ninguno, y son los que cons- tan en la unida lista. De ello también puse telegrama á V. E. Ya todo prepara- do en Annapolis Md., me pareció conveniente dar una vuelta por Norfolk, New- York y Portsmouth N. H., antes de que el vapor estuviese listo, y así lo hice, ale- grándome de ello, pues zanjé pequeñas dificultades que tal vez hubieran entorpeci- do la marcha del vapor, haciéndonos pagar estadías. De los fogoneros contratados en Cuba pidieron irse 20, y sólo fueron los 19 que expresa la adjunta lista, con pa- saje á la Habana, y oficio al Excmo. Sr. General del Apostadero, rogándole los ha- ga continuar á Cuba.. Con nosotros había 29 prisioneros del Ejército, entre ellos ocho Oficiales, y pedí instrucciones al General en Jefe con arreglo á las cuales, seis marcharon á la Habana, y el resto han venido con nosotros. Todos han recibido al- gún socorro, de que estaban muy necesitados. En Portsmouth N. H. ha sido pre- ciso dejar al marinero de primera José María Vilar Toimil, porque los Médicos ma- nifestaron que su traslación á bordo constituía un peligro inminente para su vida. Dejé al señor Comodoro Geo. C. Remey, cincuenta dollars para sus gastos y la car- ta de que acompaño minuta. La Comisión nombrada para el flete del vapor, lo hi- zo en los términos que indica el contrato de que remito á V. E. copia. En los tér-

I»I-

minos previstos, ayudados muy eficazmente por las autoridades americanas, se hizo todo el embarco sin incidente alguno, sin faltar nadie, y á las doce del dia 1 2 estába- mos en movimiento, camino de la Patria, retratándose en todos los semblantes la alegría que á todos embargaba. La travesía se ha realizado con un tiempo hermoso y todo el mundo ha ganado extraordinariamente y muy en expecial los enfermos, cuyo número que eran más de 300 cuando yo llegué á Portsmouth N. H., se ha reducido á 180, y los que quedan están mejor, en general; de suerte que muy pocos tendrán que salir en camilla, y con la satisfacción de no haberse muerto ninguno en la travesía. Tampoco ha habido ningún desorden ni ha sido preciso amonestar á nadie. Nos han acompañado cuatro miembros de la Cruz Roja, cuyos nombres constan en la adjunta relación y que se han conducido muy bien.

Adjuntas son las listas del personal que viene, que en todo suman dos Genera- les, ocho Jefes, 70 Oficiales y Guardias-Marinas, 1.574 clases, marinería y tropa pertenecientes á la Marina, y dos Oficiales y 2 1 individuos de tropa pertenecientes al Ejército. Antes de cerrar esta larga historia, permítame V. E. que le manifies- te que los Oficiales que han estado en Portsmouth N. H. con la gente, se han con- ducido de un modo admirable por el tacto, paciencia y prudencia que han tenido; del personal sanitario y Capellanes, ya en oficio de 1 1 de Agosto manifesté á Vue- cencia sus méritos, que hoy confirmo. Y de algunos otros que también han contraí- do especiales méritos, se enterará V. E. por la adjunta copia de un oficio del Te- niente de Navio D. Antonio Magaz, que era el Oficial más antiguo. El Teniente de Navio de primera clase D. Juan B. Aznar, y el Contador de Navio D. Eduardo Ur- dapilleta, han desempeñado la comisión de fletar el vapor de la mejor manera posi- ble, dado el estado del mercado. Este Contador Urdapilleta ha demostrado ser uno de los mejores Oficiales de su Cuerpo, lo que tengo mucho gusto en consignar. Dios guarde á V. E. muchos años. Santander y Septiembre 20 de 1898. Exce- lentísimo señor. Pascual Cervera.

El Geneeal en Jefe (Blanco) al Almirante (Cervera). (i)

Ejército de operaciones en Cuba. E. M. G. Excelentísi- mo señor: Acabo de recibir el parte que, fechado en la mar el 9 de Julio último, se sirve V. E. dirigirme, del combate soste- nido por la Escuadra á sus órdenes en aguas de Santiago de Cuba el día 3 del mismo mes contra fuerzas navales de los Es- tados Unidos, y al trasladarlo hoy mismo al Ministro de la Gue- rra para conocimiento del Gobierno de S. M., le digo lo si- guiente:

«Excmo. Sr.: En el día de hoy he recibido del señor Almi- rante D. Pascual Cervera el parte documentado que en copia

(i) Este oficio lo recibí en Madrid á poco de mi vuelta de los Estados Unidos.

I«2-

acompaño á V. E. del combate que sostuvo en aguas de San- tiago de Cuba el 3 de Julio próximo pasado, fechado en la mar el 9 del mismo mes. Si la pública notoriedad del hecho no bastase para encarecer el bizarro comportamiento de nuestros marinos en aquella jornada, sobraría con la lectura de ese do- cumento para apreciar el valor, la serenidad y la abnegación de que dieron relevantes pruebas en aquel rudo combate, con- tra fuerzas muy superiores, tanto los Generales, Jefes y Oficia- les, como las dotaciones de los barcos, que si por desgracia no vieron coronados con la victoria sus valerosos esfuerzos, acre- ditaron una vez más las virtudes militares que atesora la Ma- rina española, dando el más alto ejemplo de heroísmo. En atención á lo expuesto, juzgo que se han hecho acreedores á una señalada recompensa por su distinguido comportamiento, así el señor Contraalmirante Cervera, como los Comandantes de los barcos que componían la Escuadra y cuantos en él to- maron parte, rogando á V. E. se sirva inclinar el ánimo de Su Majestad la í^eina (q. D. g.) para que se digne otorgárselas.»

Nada tendría que añadir á lo que anteriormente dejo con- signado que no fuera para tributar nuevos elogios al bizarro comportamiento de V. E. y de la Escuadra á sus órdenes y la- mentar con este Ejército y con la Nación entera el sacrificio de tantas vidas inmoladas en aras del honor nacional; pero como quiera que en el primer párrafo de su escrito expresa Vuecencia un concepto del que no puedo menos de hacerme cargo, siquiera sea en breves palabras, cúmpleme manifestar- le que, si en él se trata de hacerme responsable de los resulta- dos de aquella desgraciada función de guerra, acepto de ante- mano cuantas responsabilidades puedan caberme por efecto de las órdenes que, guiado por los más patrióticos fines, creí con- veniente dictar á V. E. desde que me cupo la honra de tener á mis órdenes la Escuadra de su digno mando.

Dios guarde á V. E. muchos años. Habana 7 de Agosto de 1898. Ramón Blanco. Excmo. Sr. Contraalmirante Don Pascual Cervera.

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El Almirante (Cervera) al General en Jefe (Blanco).

Excmo. Sr.: Hasta anoche no ha sido en mi poder el res- petable oficio de V. E,, fecha 7 de Agosto, que aun cuando viene sin firmar lo tengo desde luego por verdadero, en razón de haberme llegado junto con la carta confidencial fecha 1 5 del pasado Septiembre, en la que me anuncia su remisión por haberse extraviado el que me envió á los Estados Unidos.

Doy á V. E. muchas gracias, no sólo en mi nombre, sino en el de todos los que fueron mis subordinados, por el pie que puso á su traslado al Excmo. é Iltmo. Sr. Ministro de la Gue- rra, de mi parte del desgraciado combate del 3 de Julio.

Y respecto al que para pone V. E., creo deber ex- plicar el alcance y motivos que me impulsaron á poner en ca- beza de mi parte el concepto que motiva lo que V. E. se sirve decirme. Séame antes permitido decir que no quiero acriminar á nadie, ni echar tampoco responsabihdades sobre nadie, sino únicamente declinar las que d priori pudieran caer sobre y no me correspondan.

Es lo cierto que nosotros hemos aceptado una guerra con los Estados Unidos, para la cual no estábamos preparados, por- que nos faltaban Escuadras, que es con lo que se defienden las colonias, habiendo sido éste el tema de una interesante corres- pondencia oficial y confidencial que sostuve con el Gobierno antes de que la guerra fuese inminente é inevitable. -

Es cierto también que cuando esta guerra llegó á ser in- evitable, quise formar un plan de campaña y el Gobierno me negó que viniese á Madrid con tal objeto.

Mis ideas sobre este particular eran que de todos modos habíamos de perder Cuba, y si destruían mi Escuadra, única fuerza naval de consideración con que contábamos, á la ruina de mi Escuadra seguiría una paz humillante con muchas más pérdidas; los hechos me han dado la razón en esto.

Para conservar la Escuadra, era preciso atraer al enemigo, lejos de su base de operaciones, á donde no podría llevar todas sus fuerzas y nosotros tendríamos las nuestras reunidas y con más recursos; pero nunca pude exponer estas ideas, que expli-

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can por qué me opuse enérgica y tenazmente á la salida para las Antillas.

Esa salida fué la señal de nuestra pérdida, como he teni- do el honor de decir á V. E. en un telegrama, así que nada me sorprendió que ocurriera y por eso mi encabezamiento.

Quizás si yo no hubiese salido, se hubiera reembarcado Shafter, porque así me lo han asegurado en los Estados Uni- dos, y yo así lo creía entonces, por más que eso sólo hubiera prolongado algunos días la agonía de Santiago de Cuba, cuya plaza vi perdida desde el momento que llegué, como se lo anuncié al Gobierno en telegrama de 2 1 de Mayo, dos días después de mi entrada.

Explicado el encabezamiento de mi parte, que no tiene por objeto echar responsabilidades sobre nadie, sino declinar las que creo que no me corresponden, sólo me resta reiterar á Vuecencia las gracias por las lisonjeras frases que nos dedica.

Dios guarde á V. E. muchos años. Madrid 8 de Octubre de 1898. Excmo. Pascual Cervera. Excmo. Sr. Gene- ral en Jefe del Ejército de operaciones en Cuba. Habana.

El General en Jefe del Ejército de la Isla de Cuba. Particular. Habana Septiembre i¿, 18 p8. Excelentísimo se- ñor D. Pascual Cervera. Muy señor mío y distinguido Gene- ral: Tan luego como recibí su telegrama de despedida de Ports- mouth, le contesté deseándole buen viaje; pero ya se había us- ted embarcado, como podrá ver por el despacho adjunto (i), por lo cual me tomo la libertad de escribirle para cumplir ó corresponder á aquel deber de cortesía.

No si al fin recibiría V. mi comunicación fecha 7 de Agosto próximo pasado, acusándole recibo del parte que tuvo V. la bondad de dirigirme el 9 Julio anterior, y por si así

(i) The International Ocean Telegraph Co. Septiembre 12, i8g8. Exce- lentísimo señor General Blanco. Dicen de Portsmouth que su despacho de hoy para el Almirante Cervera queda sin entregar por haberse marchado interesado para España en el vapor City Romc antes de recibirse el cable.

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no fuera y estando en el deber de hacerlo, le acompaño un du- plicado de la referida comunicación.

Y ya que tengo la pluma en la mano, permítame V. que le conteste hoy también á un concepto de uno de sus telegramas, que no creí deber hacerme cargo de él por telégrafo y mucho menos en aquellos momentos.

Me decía V. que nunca me habían merecido sus actos más que censuras: yo no he censurado á V. nunca, mi General; por el contrario, siempre le he prodigado las alabanzas que se me- rece, antes y después de su venida á Cuba.

Y recordará V. que apenas llegado, ya le saludé felicitán- dole por su habilísima derrota. Después, podrá haber habido disidencia entre el modo de pensar de ambos; censuras, ningu- na, por lo menos de mi parte; pues no creo tome como tal una frase de mi carta, dictada en uno de los instantes de mayor amargura que he pasado en mi vida, bajo la impresión de aque- lla gran desgracia nacional y en la que me limitaba á expresar una duda, (i)

De todos modos, y aunque V. no necesita de mi apoyo, ni el mío podrá servirle de nada, pues aquel golpe me ha herido á más que á V., tenga V. la seguridad de que estaré siem- pre á su lado y al lado de la Marina, cualquiera que sean las vicisitudes de los calamitosos tiempos que corremos y la acti- tud que V. mismo guarde respecto á mí.

Con este motivo y deseando á V. sinceramente todo géne- ro de felicidades, se ofrece como siempre suyo afmo. atento seguro servidor q. b. s. m.— Ramón Blanco.

Madrid y de Octubre de i8g8. Excmo. Sr. D. Ramón Blanco. Muy señor mío y respetado General: Anoche recibí su favorecida de 15 de Septiembre próximo pasado, junta con el oficio de 7 de Agosto, que por cierto se olvidaron de ponér- selo á V. á la firma. Hoy contesto también el oficio.

Innecesario era que me hubiese V. enviado la nota que me remite de «The international Ocean telegraph C.*^», porque

(i) Dicha carta no llegó á mi poder.

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¿había yo de dudar nunca de su exquisita cortesía? Eso no era posible.

No he sido yo solo quien vio censuras en algunos de los telegramas de V. y muy especialmente en el que me dirigió á Santiago de Cuba, que no tengo á la vista porque aun no he recibido los documentos que dejé en dicha ciudad en previsión del desastre, en el cual me decía V. que creía que exageraba, y otra porción de cosas que do reproduzco por no hacerlo de memoria y no hacer muy larga esta carta que siento no pue- da ser breve para no molestarlo, mucho.

Usted recordará que le contesté que yo debía acatar sus juicios y no discutirlos, porque me parece que un subalterno no puede ni debe hacer otra cosa, y si después en otro telegra- ma apunté á V. la imposibilidad de salir de noche, fué sólo á tí- tulo de información que debo ampliar ahora.

Como Santiago de Cuba carecía de artillería, en el sentido moderno de la palabra, pues aparte de los cañones del Merce- des, montados en la Socapa y Punta Gorda, no había más que dos piezas Krupp de 9 cm., ineficaces contra los buques, y obu- ses y cañones absolutamente de desecho, el enemigo no se pre- ocupaba si se acercaba, haciéndolo mucho por las noches, que quedaban como una pina en las inmediaciones de la boca.

Durante la noche tenían siempre un buque, que relevaban cada tres ó cuatro horas, á menos de una milla de distancia de la boca, manteniéndola constantemente iluminada, y por si eso no bastara, tenían otros buques pequeños más cerca y botes de vapor lamiendo las puntas de la boca. Alguna vez cambia- ron estos botes fuego de fusilería con nuestras fuerzas.

En estas condiciones, era absolutamente imposible salir de noche, porque en un canal tan estrecho, deslumhrados por tan vivo resplandor en los ojos, no habría podido seguirse la canal, y habríamos perdido los buques, embarrancados unos y abor- dados otros con sus propios compañeros.

Y aun suponiendo que consiguiéramos salir, antes de estar fuera el primero, ya habríamos sido descubiertos y batidos des- de el primer momento por los fuegos convergentes de toda la

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Escuadra, y acerca de la eficacia de ese fuego, puede juzgarse por lo ocurrido con el Reina Mercedes en la noche del 3 al 4 de Julio.

En cambio, de día, la Escuadra enemiga estaba más disper- sa y aun tenía algunos buques ausentes, como lo estaba el Masachussets el 3 de Julio.

Contando, como yo contaba, con el desastre seguro, mi ta- rea se reducía á tener el menor número posible de muertos y evitar que los buques cayeran en poder del enemigo, cum- pliendo, como se cumplió á la letra, un artículo de las Orde- nanzas de la Armada que en un cable me citó el Ministro de Marina.

Si Santiago de Cuba hubiera estado siquiera regularmente artillado, la Escuadra enemiga habría estado siempre á cinco ó seis millas, lo menos, y entonces no habrían podido alum- brar la boca del puerto con eficacia, y en esa zona podríamos haber maniobrado con algunas, aunque remotas probabilida- des de éxito.

Alude V. en su carta á una frase de otra, que no he recibi- do, y mi telegrama de Portsmouth, sólo fué respuesta al que me puso V. contestando el mío de 4 de Julio, en el que hay una frase que poco más ó menos dice: «Si la salida hubiera sido á otra hora, quizás el resultado hubiera sido distinto»; repito que no tengo á la vista los telegramas y rectificaré las pala- bras que no sean empleadas.

Confieso que en esta fi-ase vi una nueva censura y me com- plazco en ver en su carta que no fué esa su intención, aunque resultó tal á juicio de algunas, muy pocas, personas á quienes consulté.

Doy á V. muchas gracias por el apoyo que me ofrece, y aun más por los generosos términos en que lo hace.

Y aun cuando mi actitud ya va expresada en el oficio, creo deber aquí exponerla con más amplitud.

Nunca he tenido, ni en cabe, rencor contra nadie, y mu- cho menos contra la respetabilísima personalidad de V.; por consiguiente, no pienso atacar á nadie; pero tengo necesidad

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de defenderme de tanto como aquí se ha dicho contra mí, y eso lo haré, sintiendo mucho si indirectamente resulta alguien atacado.

Si sólo se tratara de mí, aquí haría punto final y pediría mi pase á la Reserva, que es mi aspiración hace ya tiempo; pero al llegar á España encuentro á la Nación extraviada en parte, acerca del juicio de estas cosas en sus relaciones con el porvenir, y á la Marina, ofendida por los ataques de que ha sido objeto tan injustamente, y que me mira con atención y fijeza encarnando en mis asuntos su honor mancillado; y no puedo hacer traición á la Marina y mucho menos á la Patria.

Por eso, después que mi conducta haya sido juzgada, ó la causa sobreseída, publicaré toda mi correspondencia, y si no me faltan las fuerzas, formaré el juicio crítico de todo lo ocu- rrido, no descendiendo á personalidades, sino inspirándome en los intereses de la Patria y los peligros que entreveo para las Canarias, Baleares y Ceuta. Si de esto se derivara (no lo quie- ra Dios) alguna personalidad, no sería mía la culpa.

Y al terminar ésta, permítame V. que le ofrezca el testimo- nio de mi respeto profundo, quedando suyo afmo. seguro ser- vidor y subordinado, q. b. s. m. PASCUAL Cervera.

APÉNDICES

que justifican por solos muclias de las afirmacio- nes contenidas en el texto.

Instrucciones para la expedición de la Escuadra de Reserva á las costas de Amé- rica (27 de Mayo.)

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cámara).

Excmo. Sr.: Terminado el armamento de esa Escuadra del digno mando de V. E., y abastecida de víveres y carbón, dis- pondrá V. E. su inmediata salida para el puerto de Las Pal- mas, donde, sin pérdida de tiempo, repondrá sus consumos de máquina y tomará la cantidad de víveres que V. E. juzgue ne- cesaria, con arreglo á los respectivos destinos de las diversas unidades. En Las Palmas organizará V. E. la Escuadra en tres divisiones: la primera, compuesta del acorazado Carlos V, cru- ceros Rápido, Patriota y Meteoro y aviso Giralda (i), queda- rá al mando inmediato de V. E.; la segunda, constituida por los

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Carlos V.

Rápido

Capacidad de carboneras.

Consumos diarios áii,2 2mill.sporb.^

ídem á 15 millas.

2.000 toneladas. 2.362 » 2.749 1.945 436 »

70 toneladas. 66

Se ignora. 99 23

169

158

Se ignora.

236

48

Patriota ........

Meteoro

Giralda

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acorazados Pelayo y Vitoria y destroyers Osado, Audaz y Pro- scrpina, estará á las órdenes del Comandante más antiguo, que lo es el del Pelayo, Capitán de Navio D. José Ferrándiz y Niño; y la tercera, de la que formarán parte los cruceros auxiliares Buenos Aires, Antonio López y Alfonso XII, será mandada por el Capitán de Navio D. José Barrasa y Fernández de Cas- tro. De dicho puerto saldrá la Escuadra reunida, y con el fin de que sus movimientos ulteriores no puedan ser sorprendidos» bien hará rumbo á las Antillas hasta separarse suficientemen- te de las Canarias y de la derrota más frecuentada por los bu- ques que cruzan aquellas aguas, ó bien evolucionará á la vista de las islas, simulando ejercicios tácticos, en espera de la no- che, durante la cual cada una de las divisiones, previa la or- den de V. E., tomará la dirección que convenga á los fines que á continuación se detallan: La primera, del mando de V. E., arrumbará á las islas Bermudas, y á distancia conveniente de ellas destacará V. E. un buque rápido para que adquiera en Hamilton las posibles noticias, además de las que el Gobierno cuidará de comunicarle por conducto de nuestro Cónsul D. Jo- sé García Acuña, residente en dicho puerto, sobre la situación, número y calidad de las fuerzas enemigas distribuidas á lo lar- go de sus costas del Atlántico; bien entendido, que la comu- nicación con las Bermudas debe reducirse á dicho buque y tan sólo por el tiempo indispensable para el objeto indicado, pa- sando el resto de la división lejos de la vista de tierra, para que su presencia en aquellas aguas sea inadvertida. Tenien- do en cuenta las noticias que adquiera y rehuyendo el encuen- tro con fuerzas superiores, recalará V. E. sobre el punto de la costa de los Estados Unidos que considere más conveniente, á ser posible Charleston, para llevar á cabo de Sur á Norte, una serie de actos de hostilidad, cuya energia graduará V. E. se- gún las circunstancias, tanto contra posiciones fortificadas, co- mo sobre todos aquellos lugares que por su importancia indus- trial, militar ó comercial justifiquen y hagan fructuosa la ope- ración.— Flamo á V. E. la atención respecto á la conveniencia de que el recorrido por la costa sea de Sur á Norte, como dejo

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indicado, porque siendo Cayo-Hueso la principal base de ope- raciones del enemigo, las fuerzas que éste destaque para opo- ner á las de V. E. irán en su seguimiento y no á su encuentro, como sucedería en el caso contrario. V. E. determinará hasta qué punto haya de llevar las hostilidades, atento á que el ob- jeto de éstas no es sólo tomar represalias de los actos injustifi- cados del enemigo contra nuestras costas, sino principalmente llamar su atención hacia el Norte, dividir sus fuerzas y facili- tar los movimientos de la tercera división, al propio tiempo que los de la Escuadra del Almirante Cervera. Podrá conve- nir á V. E., pero no se le impone como un deber, remontarse hasta una latitud que le permita destacar á Halifax un cruce- ro para que el Teniente de Navio D. Ramón Carranza, comi- sionado en el Canadá, pueda comunicarle las noticias que á prevención haya adquirido.— Cumplido sobre la costa ameri- cana el fin propuesto y siguiendo la derrota que ofrezca á Vue- cencia mayor seguridad, procurará, si razones de más peso no se oponen, recalar al Norte de la isla Mariguana ó de las Tur- cas, para recoger en estas últimas las noticias que el Gobierno cuidará de hacer llegar á V. E. y desde esa ventajosa posición podrá dirigirse, según le convenga y á su elección, á la costa Sur de Cuba por el freu de punta Maisí para tomar el puer- to de Santiago de Cuba, rodear hasta el de la Habana, ó por el Norte de los Cayos tomar el de San Juan de Puerto Rico. Las presas que á su paso pudiera hacer durante esta expedi- ción, si las condiciones del buque ó la naturaleza del carga- mento lo mereciesen, las despachará V. E. para la Península, convenientemente marinadas ó las incorporará á la división, según los casos; y si la utilidad que ofreciesen no compensara los cuidados que demandan, preferible será deshacerse de ellas echándolas á pique ó dándolas fuego, después de trasbordar á esos buques lo que considere aprovechable, y en todo caso su personal y banderas, armamento portátil y documentación.

La segunda división, tanto para que su separación del res- to de la Escuadra permanezca ignorada el mayor tiempo po- sible, como para que pueda acudir en caso necesario al punto

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de la Península ó de Canarias, donde su acción defensiva lo reclame, se mantendrá cruzando entre los paralelos de 30 736^ Norte, el meridiano de Oeste y la costa de África, de diez á doce días á contar desde la fecha en que empezó á ma- niobrar con independencia, que es el tiempo probable que tar- dará V. E. en arribar á las costas de América, pasado el cual vendrá la división á las aguas de Cádiz á recibir órdenes. La tercera división, al separarse de la insignia de V. E., se dirigi- rá á cortar, por la latitud de cabo San Roque, la derrota de los buques que desde los puertos de la costa Oriental de los Estados Unidos van á la América del Sur ó al Pacífico, y de los que vienen de retorno. En esa misma derrota se manten- drá cruzando hasta la latitud de 1 Norte, todo el tiempo que su radio de acción (medido por el del buque que lo tenga me- nor) le consienta, contando con el regreso. El objetivo de esta expedición será hacer al enemigo el mayor número posible de presas, respecto á las cuales se atendrá el Comandante de la división á lo que antes dije á propósito de las que pudiera ha- cer V. E. Tanto en caso de avería como en cualquier otro fortuito que forzara á tomar puerto á alguno de los buques de esta división, encargará V. E. que si hay posibilidad de elegir, se preferencia á las colonias francesas. Con una antelación prudencial, destacará el Jefe de estas fuerzas uno de sus bu- ques á Eort de Franco (Martinica), donde recibirá órdenes del Gobierno y adquirirá las noticias que puedan interesarle; pe- ro, si por causas imprevistas no encontrase á su llegada las ór- denes que dejo anunciadas, se entenderá que la división debe regresar al puerto de Las Palmas, siguiendo la derrota más corta, después de dar un prudente resguardo á las fuerzas ene- migas si el poder de éstas impone esa necesidad. El Gobier- no desea que, tanto V. E. como los Jefes de la segunda y ter- cera división, cuando naveguen independientes, procedan den- tro de las líneas generales que quedan trazadas, con toda la li- bertad de acción que sea necesaria para asegurar el propósito; en la inteligencia de que habrá cumplido mejor el que más da- ño cause al enemigo con menos exposición de las fuerzas pro-

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pias. Si las vicisitudes de la navegación brindasen á Vuecen- cia ocasión oportuna para reunirse con la Escuadra del Almi- rante Cervera, lo hará desde luego, quedando ambas fuerzas unidas hasta que el Gobierno resuelva ó hasta que ambos Ge- nerales, de acuerdo ó prevaleciendo la decisión del más anti- guo, hallasen conveniencia en nueva separación. En los pun- tos á que arribasen ó en los encuentros que tuviesen, así como en las visitas, reconocimientos y capturas que hiciesen, se atendrán, V. E. y sus subordinados, á los preceptos del dere- cho internacional, procurando evitar todo motivo de reclama- ción de las potencias neutrales. La Reina y el Gobierno con- fían en que esta expedición encomendada al celo de V. E. y de sus subordinados, será realizada en términos que alcancen el aplauso de la Nación y sirvan como gallarda muestra de lo que puede suplir á la escasez de medios materiales, la activi- dad, la inteligencia y el buen deseo puestos al servicio del Rey y la Patria. Madrid 27 de Mayo de

II

El Almirante (Cámara) al Ministro (Auñón).

Cádiz ^ Junio 18 ^S.

«Puedo asegurar á V. E. que todos cooperan conmigo para inmediato alistamiento, que si no marcha con la rapidez desea- da, sólo obedece á dificultades imposibles de vencer por la me- jor voluntad.— Reitero qué Rápido y Patriota sólo pueden lle- var en depósitos de carbón y bodegas 3.000 toneladas de car- bón á lo sumo. Carlos V rellenará cuanto pueda mientras duran obra s artillería de i o, pues antes estaba en calado prue- bas velocidad. Paso conferenciar con Capitán General De- partamento después de haber inspeccionado buques, para ori- llar cuantas dificultades se presenten y para lograr deseos Vue- cencia que son los míos, prometiéndome mucho la próxima se- mana.»

- 194— III

El Ministro de la Guerra (Correa) al de Marina (Au- Ñón). Cádiz.

Madrid (sin fecha) (mediados Junio) .

(El Gobernador militar de Cádiz trasladó al Ministro de Ma- rina, el siguiente telegrama recibido del de la Guerra):

^l( Descifre V. E. por si mismo). Sírvase manifestar á Mi- nistro Marina, con toda reserva, que he recibido gravísimas noticias de Filipinas y que Gobierno considera necesaria ur- gente salida Escuadra ó parte de ella ya alistada, á fin de cal- mar ansiedad opinión, levantar espíritu fuerzas que combaten, sabiendo salida refuerzos.»

IV

El Ministro de Marina (Auñón) al Comandante Gene- ral DE LA Escuadra de Reserva (Cámara).

I ¿ Junio i8g8.

.Excmo. Sr.: Terminado el armamento de la Escuadra del digno mando de V. E., abastecida de víveres y carbón, provis- tos los buques de sus correspondientes certificados de arqueo por la regla primera y embarcados en los transportes las tro- pas y repuestos que se expresan en la adjunta nota, dispondrá Vuecencia su inmediata salida con rumbo al SO. y en hora conveniente para que con esta dirección anochezca sin haberse alejado del Estrecho de Gibraltar. Después de anochecer de- jará V. E. en libertad, para que sigan con independencia las respectivas comisiones que tienen del Ministerio de la Guerra, á los trasatlánticos Alfonso XII y Antonio López, y con el res- to de la Escuadra y del convoy embocará el Estrecho de Gi- braltar cOn la velocidad necesaria para que al amanecer se en- cuentre ya en el Mediterráneo y fuera de la vista de los vigías de aquella plaza.— Asegurado este propósito, dejará en liber- tad á los transportes carboneros cuyo andar no les permita se-

195—

guir á la velocidad de la Escuadra y hará rumbo á Suez, pro- curando evitar en lo posible la vista de las tierras. Se procu- rará que el consumo en los buques de gran calado se vaya pro- porcionando metódicamente, á fin de que al llegar á Suez va- yan igualados en lo posible, á fin de facilitar el paso del Canal en condiciones reglamentarias, sin necesidad ó con la menor necesidad de trasbordo ó desembarco de pesos. —Llegada á Port-Said y noticiadas á este Ministerio por el cable las condi- ciones en que llega la expedición y las facilidades ó dificulta- des que se ofrezcan para pasar el Canal y medios que puedan emplearse para vencer estas últimas, si las hubiera, se le tras- mitirán órdenes de continuar ó modificar la comisión que lleva. En el primer caso ó en el de no haber medio de comunicación con el Gobierno, rellenará los destroyers del combustible ne- cesario para que puedan regresar á Mahón, y les ordenará di- rigirse en conserva á dicho punto directamente ó con las esca- las que estime necesarias. Hecho esto, pasarán los demás bu- ques el Canal, tomarán los prácticos y personal árabe que con- sidere necesario para aliviar el duro trabajo de los fogoneros en el Mar Rojo, y eligiendo el punto de sus costas ó de la isla Socotora, ó cualquiera otra que considere adecuada para el ob- jeto, completará los víveres y combustible de los buques, to- mándolos de los carboneros de menos andar, si se le hubieran incorporado, y dejando á éstos el necesario para el viaje de retorno, los despachará para Cartagena. Si no se hubiesen in- corporado los carboneros de poco andar ni tuviese noticias de ellos, podrá tomar el combustible de los que acompañan á la Escuadra y seguir viaje, dejando á los primeros, si fuese posi- ble, sin daño de la necesaria reserva, instrucciones para su en- cuentro con la Escuadra ó para su permanencia en Suez ó re- greso á España, según estime conveniente. De^e la altura de Socotora se dirigirá V. E. á las islas Laquedivas por si, en alguna de ellas tuviese proporción de resguardarse- para com- pletar el carbón de la Escuadra, y desde allí, si, no tuviese ne- cesidad de tocar ó de destacar algún buque á los puertos de Ceilán, continuará su viaje en la forma que luego se dirá.—

196

En cualquier punto en que queden alijados los buques carbo- neros que acompañan á la Escuadra, podrá despacharlos para la Península ó al punto más próximo en que puedan renovar su carga, indicándoles, en este caso, dónde podrán reunírsele de nuevo. Desde las Laquedivas podrá hacer su derrota, eli- giendo, según las circunstancias, entre embocar por el Norte del Estrecho de Malaca para volver á rellenar de carbón en algún fondeadero de la costa Norte de Sumatra ó por el Es- trecho de la Sonda para tocar en Singapoore ó en Batavia, si lo cree necesario, continuando por una ú otra ruta á Labuan en Borneo, ó finalmente, correrse por el Sur de Sumatra y Java para entrar en el Estrecho de Lombok y dirigirse directamen- te á Mindanao, renunciando á la escala de Labuan. Si opta- se por una de las dos primeras derrotas, podrá comunicar en Labuan con Madrid, dar á conocer el estado en qué llegan los buques y recibir la confirmación ó reforma de estas instruc- ciones, después de lo cual podrá dirigirse con la Escuadra reunida ó destacar buques, según sea á su juicio más eficaz, á Balabac, Joló, Basilan ó Zamboanga, reforzar con las tropas expedicionarias los destacamentos ó ponerse en comunicación, si hubiese medio, con las autoridades de Manila para combinar las operaciones ulteriores. Siendo el ' objeto principal de la expedición el afianzamiento de nuestra soberanía en el Archi- piélago filipino y muy aventurada toda suposición acerca del estado en qué se encontrarán las islas en la fecha relativamen- te remota en que ha de verificarse su arribo á Mindanao, po- drá V. E. desde este punto adoptar por todas aquellas reso- ciones que se encaminen á procurar el éxito total ó parcial de esta empresa, según las circunstancias, ya socorriendo las Bi- sayas, ya costeando el Archipiélago por el E. para verificar el desembarco de las fuerzas en la contracosta de Luzón, si las condiciones del terreno en la parte más próxima á la Laguna 3^ á Manila permiten verificarlo, ya rodeando la isla por el Nor- te para operar sobre Subic ó Manila, si las noticias que adquie- ra sobre las fuerzas enemigas le permiten arrostrar su encuen- tro en condiciones en que no sean de notoria inferioridad y

-197—

aun destacando el convoy de tropas con mayor ó menor escol- ta ó sin ella, si así conviniera, para mayor facilidad de movi- mientos ú ocultación del verdadero propósito^ Lograda que sea la comunicación con el Gobernador General de Filipinas, procederá de acuerdo con él y dentro de los medios de que disponga para cuanto conduzca á la defensa ó reconquista del Archipiélago, pero procurando maniobrar mañosamente como la Ordenanza recomienda, para evitar encuentros notoriamente desfavorables, considerando como punto esencial evitar el sa- crificio inútil de la Escuadra y dejar siempre á salvo el honor de las armas. El Gobierno, que se halla penetrado de lo difí- cil de la misión que se le confía y de la deficiencia délos me- dios de que ha sido posible proveerle, traza á V. E. estas líneas generales como expresión del objetivo final que se propone; pero dejándole en completa libertad de separse de ellas siem- pre que las circunstancias le hagan apreciar más probabilida- des de éxito procediendo de distinta manera. Si en el curso de la navegación tuviese necesidad de hacer arribadas por ave- rías ú otras causas, tendrá presente la conveniencia de prefe- rir las posesiones francesas y aun las del reino del Siám. Las presas que á su paso pudiera hacer durante la expedición, las marinará, incorporará á la Escuadra, despachará á puerto es- pañol ó destruirá por fuego ó barreno, según las circunstan- cias, y el aprovechamiento que tengan ó impedimenta que re- presenten, después de trasbordar á los buques de la Escuadra lo que considere aprovechable y en todo caso su personal y banderas, armamento portátil y documentación. El Gobierno desea que, tanto V. E. como los Jefes de los buques ó grupos que en ocasiones determinadas puedan operar fuera de su vis- ta, procedan dentro de las líneas generales que quedan traza- das, pero con toda la libertad de acción que sea necesaria para asegurar el propósito, en la inteligencia que habrá cumplido mejor el que más daño cause al enemigo con menor exposi- ción de las fuerzas propias, y de que S. M., el Gobierno, la Na- ción y la propia conciencia quedarán satisfechos si cada cual en su esfera se atiene en todos sus actos á la letra y el espíri-

tu de nuestras Ordenanzas. En los puertos á que arribase ó en los encuentros que tuviese, así como en las visitas, recono- cimientos y capturas que hiciese, se atendrá V. E. y sus subor- dinados á los preceptos del derecho internacional, procurando evitar todo motivo de reclamación de las potencias neutrales. Algunos días después de la partida de la Escuadra, será des- pachado para incorporarse á ella en Suez el trasatlántico Isla de Luzón con víveres, carbón, materias lubricadoras, pertre- chos y personal que haya quedado por enfermedad ú otras causas, á cuyo buque puede trasbordar las tropas que condu- ce el Buenos Aires para dejar á éste más expedito y desem- barazado para las operaciones militares que convenga enco- mendarle.— La Reina y el Gobierno confían en que esta expe- dición, encomendada al celo de V. E. y de sus subordinados, será realizada en términos que alcancen el aplauso de la Na- ción y sea gallarda muestra de lo que puede suplir, á la esca- sez de medios materiales, la actividad, la inteligencia y el buen deseo puestos al servicio del Rey y de la Patria. De Real orden lo digo á V. E. para su cumplimiento. Dios guarde á Vuecencia muchos años. Cádiz 15 de Junio de 1898. Ra- món AUÑÓN.

[QQ-

Nota que se menciona.

Grupo A.— Buques combatientes que han ^€^^^y^' ^-

llegar al término de la expedi-^^'^r^^/

ción . . K"'^'''.^/'''

\Rapido.

Grupo B.— Buques combatientes que han dei'^^^^'

regresar desde el Canal {Usado

\Proserpina.

Grupo C.-Buques transportes de tropas. . - Á^^J^' ^'^^''•

I Colón.

Grupo D.-Buques transportes de carbón. . . )^J>'^^donga

pan Agustín. \San Francisco,

Grupo E.—Buques destinados á diferentes co-H^^^"^? ^J^/

misiones que saldrán con la Es-M^^^f,'^ ^^Z^^' . cuadra y se separarán de ella. . . Y^^^''^^'

Orden de marcha.

© Audaz.

(!> Osado.

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2

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Pros er pina.

Giralda.

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Piélago.

I Pelayo.~2 Carlos F.— 3 Patriota.—/^ Rápido.—^ Buenos Aires.— 1> Panay.—^ Colón.— "^ Covadonga.—g San Francis- co.—10 San Agustín. ~\\ Alfonso XII. \ 2 Antonio López.

■200

V

El Almirante (Cámara) al Ministro (Auñón).

Port-Said jo Jitnio i8g8.

«Después de cuatro días de estar esperando resolución del Gobierno egipcio para trasbordar carbón al Pelayo, nos prohi- be el trasbordo y nos intima abandonar inmediatamente todos sus puertos. En vista aspecto crítico de la cuestión, y de acuer- do con Ministro España que está en Port-Said y Cónsul, pro- curo ganar tiempo hasta recibir instrucciones amplias telegrá- ficas V. E., pues de aventurar hoy pasar Canal sin poder hacer carbón aquí ni en Suez, tendría que llevar á remolque Pelayo todo Mar Rojo por no haber hasta Bab-el-Mandeb puerto á propósito para trasbordarlo. Si para evitar conflictos interna- cionales me fuera imposible mantenerme aquí hasta recibir instrucciones V. E., saldría á Mediterráneo y aguardaría fuera aguas territoriales, sobre máquina en espera sus telegramas.»

VI

El Comandante General de la Escuadra (Cámara) al Ministro (Auñón).

Comandancia General de la Escuadra de Reserva. Esta- do Mayor. Excmo. Sr. —Desde el i6, día de nuestra salida de Cádiz, hasta el de la llegada á este puerto, el tiempo ha sido inmejorable, la salud del equipaje y su espíritu animado excelente, habiendo podido practicar á diario por mañana y tarde todos los ejercicios militares. El 17, el Patriota, Rápi- do y Buenos Aires tomaron á remolque á los tres destroyers, remolque que faltó diferentes veces en el curso de la navega- ción, y en la tercera singladura, el que daba el Buenos Aires al Proserpina de tal manera que perdiendo el cable de acero se vio imposibilitado dicho buque de remolcarlo de nuevo. Ordené entonces que el Carlos V lo tomase á remolque, lo que efectuó sin novedad. Como ya he tenido el honor de decir á

2o:

Vuecencia, á todos faltó el remolque diferentes veces, debido á la mala disposición y poca solidez de la guirnalda que lleva- ban los destroyers; los buques remolcadores proporcionaron carbón y víveres á los que remolcaban, faena que se efectuó siempre con la posible rapidez y sin más inconveniente que el de moderar la velocidad de la Escuadra. Los destroyers tuvie- ron diferentes averías en sus máquinas, que remediaron con los recursos de á bordo y que sólo fueron de alguna importan- cia en el Audaz, al que faltó el vastago de la bomba de aire, lo que lo detiene en este puerto para fundir otro. En este buque insignia ocurrieron averías de escasa importancia en los apara- tos de alimentación y en la bomba de aire de la máquina de babor, lo que se remedió sin dificultad. El 26 por la mañana, próximos á Port-Said, una niebla espesísima nos obligó á mo- derar la máquina durante una hora, forzamos una vez pasada y á las II y 20 embocamos la canal, quedando amarrados á mediodía. Dios guarde á V. E. muchos años. A bordo del Pelayo, Port-Said i.° de Julio de 1898. Excmo. Sr. Ma- nuel DE LA Cámara.

VII

El Ministro (Auñón) al Almirante (Cámara). ^¿í^/íí- gena.

Madrid 2 ¡;^ Julio 18 pS.

«Reincorporados á su Escuadra los cazatorpederos salga para Cádiz con Pelayo, Carlos V, Rápido, Patriota, Buenos Aires y cazatorpederos, navegando aterrado para que pueda ser visto desde poblaciones españolas, ostentando ante ellas bandera nacional, iluminada de noche por focos que dirigirá también á poblaciones. Si encuentra guardacostas, comunique con ellos. Avíseme anticipadamente hora salida. Los carbone- ros que hayan descargado ó trasbordado el carbón bueno que tenían, pueden seguir Cádiz con Escuadra ó sueltos.^)

■» » ^ «

INCIDENTE DEL "HARVARD'

El Contraalmirante (Cervera) al Almirante ameri- cano (Mac-Nair) Superintendente de la Academia

Bancroft Lítrarji

Excmo. Sr.: Cuando llegué á Portsmouth N. H., leí en los periódicos que en el Harvard había ocurrido un aconteci- miento que costó la vida á seis de mis marineros, resultando otros muchos heridos. Como conozco, por una parte, el espí- ritu de disciplina que tiene mi gente, cuya conducta es inme- jorable, y por otra parte veo por mismo la generosidad y extremada cortesía con que nos trata la nación americana, lo que he tenido el gusto de expresar por escrito al señor Almi- rante Sampson y Captain Goodrich y me complazco en con- signar aquí, no di crédito á esta noticia, que supuse era una de tantas invenciones como diariamente se ven en la prensa. Pero al llegar ayer el Harvard, me enteré, con sorpresa, de que lo ocurrido es cierto. Siempre es gravísimo un hecho que cuesta la vida á seis inocentes, y si éstos reúnen la cali- dad de ser además inofensivos prisioneros de guerra, la gra- vedad se aumenta como no se ocultará á V. E. Dado el es- píritu de justicia y generosidad que reina en esta nación hacía nosotros, prisioneros como estamos, debo creer y creo que se habrá abierto una amplia é imparcial información que tenga por objeto depurar los hechos y hacer justicia al par que pre- venga la repetición de otros como el de que tengo el senti- miento de ocuparme. Si la generosidad del Gobierno ameri- cano llegara hasta informarme de la investigación que se ha-

204

ya hecho y de si se han examinado hombres de los míos ó so- lamente lo han sido sus matadores, así como de las medidas adoptadas, yo quedaría sumamente agradecido á esta nueva deferencia. Si además se me autorizara para comunicarlo á mi Gobierno con las reflexiones que me sugiera su lectura, todo el mundo civilizado reconocería en esto un progreso gigante en el derecho de gentes. Si el Gobierno americano no juzga conveniente acceder á mi ruego, no volveré á tratar del asun- to mientras permanezca prisionero. Suplico á V. E. dispense cuanto le molesto, siquiera porque sólo inspiran estas líneas el amor á la justicia y á mis subordinados. Dios guarde á Vue- cencia muchos años. Annapolis Md., 21 Julio de 1898. PAS- CUAL Gervera.

El Contraalmirante (Gervera) al Almirante ameri- cano (Mac-Nair) Superintendente de la Academia Naval.

Excmo. Sr.: Gon fecha 2 1 de Julio próximo pasado, tuve el honor de dirigir á V. E. una carta en la que trataba del inci- dente ocurrido en el Harvard que costó la vida á seis de mis marineros y fueron heridos otros de los que algunos han muer- to después. -V. E. tuvo la bondad de enviarme una carta del Excelentísimo Sr. Ministro de Marina, en la que dicho señor tuvo á bien decirme que cuando fuese posible proceder á la reunión de testigos se me informaría de ello. No es la impa- ciencia, ni mucho menos la duda quien pone la pluma en mi mano, porque sería un agravio á la nación americana y no de- seo incurrir en esa falta; es simplemente el deseo de contribuir, en lo que pueda, al esclarecimiento de la verdad en pro de la justicia, remitiendo á V. E. copia del parte que m'e produjo el Teniente de Navio de primera D. Juan Aznar, y que va adjun- to.— Por no molestar la atención de V. E. no se lo he enviado antes, pero ahora que leo en los periódicos que vuelve de Guba el Regimiento á que pertenecían los soldados que hicieron fue- go sobre mis hombres, he creído que era llegado el momento

205~

oportuno de hacerlo. Dios guarde á V. E. muchos años.- Annapohs Md., 29 Agosto 1898.— Pascual Cervera.

Documento que se cita.

«Excmo. Sr.: Como persona más caracterizada de los pri- sioneros recogidos por el crucero auxiliar de los Estados Uni- dos Harvard, tengo el honor de dar cuenta á V. E. de todo lo sucedido desde el momento en que me separaron de Vuecen- cia en la playa. Una vez en tierra toda la gente que quedaba del Infanta María Teresa, incluso los heridos, nos dirigimos hacia el interior de la manigua, en donde encontramos un si- tio despejado donde estar al resguardo de las explosiones del buque, y en el que podríamos establecer un campamento si hubiéramos de pernoctar. A las 3^ de la tarde próximamente apareció un Teniente de Navio de la Marina americana, acom- pañado de una pequeña fuerza armada de marinería y con ví- veres en abundancia para más de un día, el cual nos anunció» después de preguntar con gran insistencia si habíamos sido maltratados por los insurrectos, que quedábamos bajo la pro- tección de su bandera hasta el siguiente día que vendría á re- cogernos un buque grande. Dicho buque, que resultó ser el Harvard, llegó aquella misma tarde y envió sus botes á reco- gernos, haciéndose el embarque con alguna dificultad á causa de la mar que ya rompía bastante. Estando en la operación del embarco, llegaron unos 250 hombres del Oquendo, que habían estado detenidos en el campamento del cabecilla insurrecto Cebrero, los cuales también fueron recogidos por el Harvard. Llegados á.este buque á las nueve de la noche, se proveyó á cada Oficial de una muda de faena y zapatos y se nos señaló alojamiento en la cámara de primera clase, dándonos la orden de que debíamos permanecer en los alojamientos desde las diez déla noche hasta las seis de la mañana, sin que pudiéra- mos durante el día comunicar con las clases y marinería que habían sido colocados á popa en la cubierta superior. Los he -

-2o6-

ridos fueron curados aquella noche en la cubierta del buque por los Médicos del mismo, ayudados por los del Oquendo, Guinea y Parra, y trasbordados en la mañana del siguiente día 4 al buque-hospital Solace. A pesar de haberlo gestionado con ahinco, no fué posible conseguir que separasen las clases de la marinería, continuando todos reunidos, acorralados se puede decir, á popa vigilados por soldados voluntarios del Massachusets. En este día 4 se hizo la lista de todo el perso- nal prisionero, la cual, con las alteraciones ocurridas hasta el día del desembarco en Portmouth N^H., tengo el honor de in- cluir á V. E. A las dos de la mañana del día 5, estando en mi camarote, fui llamado á la cámara del Comandante del buque. Captain S. Cotton. Este señor, en presencia del segundo Co- mandante, me manifestó su pesar por los graves acontecimien- tos que habían ocurrido á bordo hacía una hora y que dieron por resultado la muerte, á mano airada, de algunos prisioneros. Según las averiguaciones hechas por el Comandante y que me comunicó, lo sucedido fué lo siguiente: Un prisionero, á las 1 1^ 30™ de aquella noche, traspasó hacia proa los límites que tenían señalados por medio de unos cabos tendidos de babor á estribor. El centinela le ordenó que retrocediera, y mostran- do resistencia á hacerlo le hizo fuego. Al ruido se despertaron los 600 hombres, que, repito, estaban amontonados á popa y se levantaron con la natural excitación; la guardia, que esta- ba sobre las armas, les ordenó que se sentaran, y como no obedecieran les hizo una descarga, que produjo cinco muertos y unos 1 4 heridos; dando también lugar á que mucha gente se tirara al agua. Estos últimos fueron recogidos por los botes del buque. Después de haber terminado de hablar el Coman- dante, le hice presente lo que deploraba el hecho; que, desde luego, podía asegurar que nuestra gente era incapaz de haber dado lugar á que se la hiciera fuego; que la desobediencia al centinela primero y á la guardia después, sería debida al des- conocimiento del idioma y que si la guardia en vez de ser de voluntarios hubiese sido del Ejército regular, seguramente no hubiera ocurrido nada. Como durante el tiempo que permane-

í —207—

necimos en el Harvard no se nos permitió comunicar con nuestra gente, no he podido enterarme por ella de lo ocurrido aquella noche. Solamente pude hablar un momento con el Contramaestre de víveres del Teresa, y éste me dijo que la gente se había levantado asustada creyendo que lo que había era fuego á bordo. Como todos los testigos se encuentran en Portsmouth, creo que no sería difícil averiguar con exactitud lo ocurrido, que resultará, sin duda alguna, un atropello, á juz- gar por las demostraciones de sentimiento por lo ocurrido, que me hizo alguno de los Oficiales del buque. Los heridos fueron curados por nuestros Médicos y trasbordados al si- guiente día á un buque-hospital, excepto uno que falleció aquella misma noche. Al medio día del 5 fueron arrojados al agua los cadáveres de los seis infelices fusilados la noche anterior. Al acto asistieron formadas las brigadas del buque con su? Oficiales á la cabeza, toda nuestra gente formada y la guardia militar del buque, que presentó las armas durante la ceremonia é hizo tres descargas al caer al agua los cadáveres. Estos estaban cubiertos con la bandera española y recibieron nuestras oraciones y la bendición del Capellán del Teresa, an- tes de dárseles sepultura. Hasta el día 7 no se pudo conse- guir que empezaran á separar las clases de la marinería, sien- do instaladas aquéllas en la cámara de tercera clase y los ca- bos de mar en los sollados de emigrantes con la facultad de subir á cubierta á popa. A todos se les dio una muda de ropa interior, jabón y una toballa. Desde la noche en que nos re- cogieron hasta el día 8 estuvimos navegando entre Altares y Punta Cabrera. El día 8, á medio día, fondeamos en Playa del Este y se empezó á hacer carbón. Por la tarde embarcaron como prisioneros cuatro Oficiales y 200 hombres del Cristó- bal ColÓ7i y desembarcaron los voluntarios del Massachusetts, que fueron reemplazados por 40 hombres de Infantería de Ma- rina.— A las 4'^ de la tarde del día 10 salimos para Ports- mouth, en cuyo puerto fondeamos á las 7 •' 3 o"Me la mañana del día 15. En este viaje empezaron á presentarse muchos ca- sos de fiebre en nuestra gente con fatal desenlace en algunos

2o8-

de ellos, que fallecieron en las fechas que V. E. puede dignar- se ver en la relación que se acompaña; á las nueve de la ma- ñana del día 1 6 desembarcaron para el Arsenal todas las cla- ses y marinería con el Teniente de Navio D. Adolfo Calan- dría, excepto 55 enfermos que quedaron á'bordo en observa- ción y. que desembarcaron el día 1 8 con los Médicos Guinea y Lallemand. A las 5^ 30"^ de este día, salimos á la mar y fon- deamos en este puerto de Annapolis á las cinco de la tarde del día de ayer. Antes de terminar, me creo en el deber de hacer presente á V. E. las muchas atenciones y deferencias que con nosotros tuvo el Comandante del Harvard, Capitán de Navio señor Cotton, que trató de hacer nuestra estancia en su buque lo menos penosa posible. Es todo cuanto tengo el honor de poner en conocimiento de V. E. en cumplimiento de mi deber- Dios guarde a V. E. muchos años. Annapolis, Naval Acade- my 21 de Julio de i'^^^'^.—Juan B. Aznar,TQmQx\t<d de Navio de primera clase. Es copia. Cervera.

El Secretario del Departamento de Marina de los Estados Unidos al Contraalmirante Cervera.

Excmo. Sr.: El Superintendente de la Academia Naval ha presentado en este Departamento traducciones de la carta de Vuecencia del 29 último y del informe del Teniente de Navio de primera D. Juan Aznar que en aquella se menciona, respec- to al desgraciado incidente ocurrido á bordo del vapor de los Estados Unidos Harvard en la noche del 4 de Julio último, del que resultaron muertos y heridos algunos marineros españoles, prisioneros de guerra á bordo del citado buque. Al recibir su primera comunicación, la del 2 1 de Julio, acerca de este asun- to, dirigió inmediatamente este Departamento una carta al ho- norable Secretario de la Guerra, fechada el 23, con copia de la carta de V. E. y de todos los demás documentos referentes á este asunto que aquí obraban. Esta providencia se tomó por- que, si bien el incidente ocurrió á bordo de^ un buque de gue- rra, reconoció este Departamento que los disparos fueron he-

209

chos por hombres que pertenecían al Ejército. Al propio tiem- po se pedía opinión al Secretario de la Guerra sobre si en el asunto procedía una investigación mancomunada ó si ésta ha- bría de ser hecha por aquel Departamento solamente. Como no se recibió contestación, este Departamento dirigió subsi- guientemente, en 1 8 de Agosto último, otra comunicación so- bre la materia. Creo conveniente agregar, que ayer se trasmi- tieron copias al Honorable Secretario de la Guerra, de la car- ta de V. E. del 29 de Agosto y del informe del Teniente de Navio de primera Aznar, llamando su atención hacia la ante- rior correspondencia y pidiéndole con eficacia una pronta re- solución del asunto en vista de la premura que éste presenta, puesto que los prisioneros españoles que dependen de este Departamento van á ser entregados pronto y, además, el re- gimiento á que pertenecen los hombres que hicieron los dis- paros pudiera ser disuelto en breve. En conexión con esto es procedente añadir que, cuando ocurrieron los hechos que se están tomando en consideración, el Comandante del Harvard instruyó una información sobre las circunstancias del suceso, cuyos resultados se comunicaron al Contraalmirante Sampson, Comandante en Jefe de la Escuadra, el cual, después de estu- diar el asunto, consideró que no era necesaria ulterior inda- gación.— Renovando á V. E. la expresión del sincero pesar, que se le manifestó en carta de este Departamento, fechada en 23 de Julio último, porque haya ocurrido incidente tan des- graciado, y asegurando á V. E. que han de darse los posibles pasos para promover, en lo que á este Departamento corres- ponda, cuantas^^investigaciones pudieran ser necesarias y opor- tunas respecto al asunto, queda de V. E. con el mayor res- pecto.— Char H. Allen. Acting Secretary. Washington i.^ Septiembre de 1898. (i)

( I ) Ya en España, recibí el resultado de la información que por orden del Mi nisterio de la Guerra hizo el Oñcial del Cuerpo Jurídico Militar Mr. Edgar Dudley, con motivo de este sangriento y desgraciado incidente, de la que han deducido que se trataba de un hecho fortuito, no habiendo responsabilidad por parte de nadie. Todos estos documentos los remití al Ministerio de Marina.

H

ÍNDICK

DE LOS DOCUMENTOS MAS IMPORTANTES

Documentos anteriores á la guerra.

Páginas.

8 Enero i8g8 Cablegrama del General Blanco al Ministro

de Ultramar sobre el estado económico de

la Marina en Cuba 1 1

30 Enero 18 g8 Carta del Almirante al Sr. Spottorno y Acta

en que se acredita conservaba éste en su poder ima colección de documentos entre- gados por el Almirante I3ái5

3 Febrero i8g8 Carta del Almirante al Ministro Moret sobre

la necesidad de conceder asignaciones á los individuos de la Escuadra 16

6 Febrero i8g8 Oficio del Almirante al Ministro, exponiendo

el estado de la Escuadra 17

16 Febrero i8g8 Carta del Almirante al Ministro de Marina,

sobre la situación de las fuerzas navales

de España 29

2$ Febrero i8g8 Oficio del Almirante al Ministro, sobre esta-

do comparativo de las fuerzas navales de

ambos paises 32

26 Febrero i8g8 Carta del Almirante al Ministro, acentuando

el oficio anterior y pidiendo que su opi- nión fuese conocida de la Reina y Conse- jo de Ministros 36

4 y 7 Marzo i8g8 Cartas cruzadas entre el Ministro y el Almi-

rante, estableciendo la comparación de

fuerzas 38 á 45

16 Marzo i8g8 . Carta del Almirante al Ministro, expresando

entre otras cosas la necesidad de eludir la guerra y evitar el concepto equivocado que habla sobre las fuerzas navales 47

■212

Páginas.

4 Abril i8g8 Telegrama del Almirante al Ministro, pidien- do ir á Madrid para concertar plan de cam- paña y contestación del Ministro 53

4 y 6 Abril i8g8 Cartas del Almirante y el Ministro sobre los

telegramas anteriores. 53

7 Abril i8g8 Telegramas del Almirante al Ministro insis- tiendo en la necesidad de concertar plan de campaña, y contestación del Ministro.. 55

De Cádiz á Cabo Verde.

8 Abril i8g8 Instrucciones recibidas en Cabo Verde 57

ig Abril i8g8 Carta del Almirante al Ministro sobre estado

de los buques y situación internacional ... 61

20 Abril 18 g8 —Acta expresando la opinión del Almirante y

sus Capitanes sobre destino ulterior de la Escuadra 63

21 Abril i8g8 Oficio comentando el Acta anterior 64

21 Abril i8g8 Telegrama del Almirante al Ministro insis-

tiendo en la opinión anterior, y contesta- ción del Ministro 68

22 Abril i8g8 Telegrama del Almirante al Ministro recha-

zando la responsabilidad de la orden de salida para Puerto Rico 69

22 Abril i8g8 Telegrama del Almirante al Ministro, pregun- tando si se habla declarado la guerra y con- testación de éste 70

22 Abril i8g8 Interesante carta del Almirante al Ministro. . 7 1

22 Abril 18 g8 Telegrama del Almirante al Ministro insis-

tiendo en las consecuencias desastrosas de la salida para América y pidiendo sea co- nocida del Presidente del Consejo toda su correspondencia oficial y confidencial. ... 72

23 Abril i8g8 Telegrama del Almirante al Ministro pregun-

tando si se ha declarado la guerra 73

23 Abril i8g8 Acta de la Junta de Generales de la Armada

celebrada en Madrid 73

24 Abril i8g8 Telegrama del Ministro al Almirante sobre la

Junta de Generales, comunicando además

ser enemiga la bandera americana 82

24 Abril i8g8 —Carta del Almirante al Ministro, contestación

al telegrama de salida para las Antillas. . . 82

213

Páginas.

25, 26, 27 y 2S Abril g8. Telegramas del Almirante al Ministro sobre

las dificultades para el embarco del carbón. 84 á 86

De Cabo Verde á Curazao y Santiago de Cuba.

5 Mayo i8g8 Carta del Almirante al Sr. Spottorno remi- tiendo copia de un telegrama de Villaamij^ á Sagasta 88

12 Mayo 18 gS Acta de la Junta de Capitanes, celebrada fren- te á Martinica 93

14 y 15 Mayo i8g8. . . . Telegrama del Almirante al Ministro, de lle-

gada á Curazao y contestación de éste. . . 93 y 94

15 Mayo i8g8 Parte de campaña hasta la llegada á Curazao. 95

Santiago de Cuba.

ig y 20 Mayo i8g8. . . . Telegramas del Almirante al Ministro mani- festando llegada á Santiago de Cuba, esca- sez de carbón y situación dificil de la plaza. 10 1 y 103

21 Mayo i8g8 Telegrama del Almirante Manterola, expre-

sando lamentable estado de las fuerzas na- vales del Apostadero 107

22 Mayo 18 g8 Telegrama del Almirante, contestación al atí-

terior 109

23 Mayo i8g8 Telegrama del Ministro al Almirante notician-

do salida Escuadras enemigas. no

24 Mayo i8g8 - -Telegrama del Almirante al Ministro dando

cuenta estado de la situación y acuerdo de

la Junta de guerra 112

24 Mayo i8g8 Acta de la Junta de guerra habida sobre la si- tuación 112

24 Mayo i8g8 Carta del Contraalmirante Rocha felicitando

por la llegada á Santiago de Cuba y su contestación Ii4yii5

25 Mayo i8g8 Telegrama del Almirante al Ministro notifi-

cando bloqueo y contestación de éste .... 116

26 Mayo 18 g8 Acta de la Junta de guerra para discutir posi-

bilidad de salida 121

28 Mayo i8g8 -Telegrama del General en Jefe al Ministro de

la Guerra, sobre recursos enviados á San- tiago de Cuba. 125

214

Páginas.

3 Junio i8g8 Telegrama del Almirante al Ministro noti- ciando operación del Merrimac 128

3 y 4 Junio iSg8 Telegrama del Ministro de la Guerra al Gene-

" ral en Jefe sobre operaciones de la Escua- dra y contestación de éste 128

8 Junio i8q8 Telegrama del Ministro al Almirante sobre fa- cultades cpncedidas á éste 130 ,

8 Junio i8g8 Acta de la Junta de guerra expresando opi- nión sobre salida Escuadra ,. 130

II Junio i8g8 Oficio del Almirante al General Linares, pi- diéndole que las baterías de la boca alejen por la noche á la Escuadra en^niga y con- testación de éste ; . . 132

22 Junio i8g8 Telegrama del Almirante Manterola, trasla-

dando otro del Ministro ordenando se ha- ga pedido de líiuntcipnes y contestación . . 137

23 Junio i8g8 Telegrama del Almirante al Ministro sobre

progresos hechos por el enemigo y sus pro- yectos ante el estado de la situación 138

24 Junio i8g8 Acta de la Junta de guerra habida con motivo

de las posibilidades sobre salida 139

24 y 25 Junio i8g8. . . . Telegrama del Ministro al Almirante ponien-

do la Escuadra á las órdenes del General Blanco. Contestación 1 40

25 Junio i8g8 Telegrama del Almirante al General en Jefe

poniéndose á sus órdenes y expresando

estado Escuadra 141

25 Junio i8g8 '■ Carta del General Linares al Almirante tras- mitiéndole deseo del General Blanco de conocer su opinión. Contestación 142

25 Junio i8g8 Telegrama del Almirante al General en Jefe

ampliándole su opinión v 144

26 Junio i8g8 Interesante telegrama del General en Jefe al

Almirante sobre la salida 144

26 y 27 Junio i8g8. . . Telegrama del Ministro al Almirante sobre la

'salida y contestación 145 y 146

2y Junio i8g8 —Telegrama del Almirante al General Blanco,

contestando al suyo del 26 sobre la pri- mera orden de salida 146

28 y 2g Junio i8g8. . . . Telegrama del General en Jefe al Almirante dándole instrucciones para la salida y con- testación 147

215

Páginas.

/." Julio i8g8 Telegrama del Ministro de Marina al General

en Jefe, aprobando las instrucciones para '^ la salida de la Escuadra . 148

[ulio i8g8 Acta de la Junta de guerra habidíu^^on motivo

de la orden de salida •. ^49

1 ° Julio i8g8 Telegrama urgentísimo del General en Jefe al

Almirante dándole la orden de salida .... 151

/.' [ulio 18 (j8 Telegrama urgente del mismo ordenándole

apresure la salida 151

2 Julio i8g8 Telegrama urgentísimo del General en Jefe al

Almirante ordenándole salga con la mayor •■ premura 152

Salida de Santiago de Cuba.

4 Julio i8g8 . . Telegran\a del Almirante^ al General en Jefe

dándole cuenta del combate sostenido á la

salida 155

g Julio i8g8 Parte del combate. 157

12 y 13 Julio i8g8. . . . —Telegrama del General en Jefe al Almirante contestándole al suyo sobre el combate. Contestación de éste . 173

En Annapolis.

20 á 23 Agosto i8g8-: . . —Comunicaciones sobre concesión de libertad

bajo palabra 175

31 Agosto 18 q8 Libertad incondicional 176

En España.

20 Scptiemhre i8gH, . . Parte á la llegada á Santander. . 181

7 Agosto i8g8 Oficio del General en Jefe al Almirante pen-

sándole recibo del parte del combate. ... 181

8 Octubre i8g8 Oficio del Almirante al General en Jefe con-

i83«

75 Septiembre i8g8 . . . Carta del General Blanco al Almirante con que acompañaba su oficio acuse de recibo del parte del combate. Contestación 184

Apéndices que justifican por solos muchas de las afirmaciones con- tenidas en el texto 189

Incidente del Harvard, 203

ERRATAS MÁS IMPORTANTES

Página

Linea.

19 24

57 58 62

II y 12 29

7y8

15

8

137

.8

145

32

151 159 164 171

13

9

18 26

177

30

Dice.

para

Sí; se

cumplida

inferior

antes de las Canarias

Enviaré

10 Junio

n formación

as Brooklin Capitain

Nota (2)

Dehe decir.

por

Si se

tranquila

superior

antes, las Canarias

Envíase

Aunque en el texto original pone 10

Junio, se refiere al Acta del día 8,

pues el I o no hubo Junta.

información

las

Brooklyn

Cap tai n

^Al final se han insertado las comuni-

caciones referentes á este suceso.

ADICIÓN

Carta del Almirante Cervera á D. Juan Spottor-

no y Biernet.— Citada en la carta y acta de las

PÁGINAS 13 Y 14 DEL TEXTO. (l)

Puerto Real 14 de Marzo de /á*p6.— Querido Juan, hace tres días recibí la tuya del 9. (2)

El conflicto con los Estados Unidos parece conjurado, ó por lo menos aplazado, pero puede resucitar cuando menos se lo piense, y cada día me confirmo más en que sería una gran calamidad nacional.

Como no tenemos apenas Escuadra, á donde vaya ha de ir toda, porque fraccionarla sería en mi juicio el mayor de los disparates, pero el segundo quizá sea enviarla á las Antillas, dejando indefensas nuestras costas y el Archipiélago filipino. Por mi parte, no envidio la triste gloria, si gloria puede haber en ser vencido á ciencia cierta, de perecer á la cabeza de la Escuadra; si me toca, tendré paciencia y cumpliré con mi de- ber, pero con la amargura de considerar mi sacrificio estéril y antes de ir, han de oir esto que te digo Beránger y Cánovas.

Todavía, si nuestra corta Escuadra estuviera bien dotada de todo lo necesario, y sobre todo bien adiestrada, podría in- tentarse algo, pero dices muy bien que no hay más muni- ciones que las de los pañoles, y yo añado que peor que eso es la falta de organización en todos conceptos, hija de muchas

(i) Hecha ya la impresión de todo el libro, remite el Sr. Spottorno esta carta citada en otra del 30 de Enero de 1898 que va en la página 13 y en el Acta inser- ta en la 14. No pudiendo ya encabezar el libro,, como debiera, se pone al final de él.

(2) Los puntos puestos representan cosas de familia.

■— 2lS

causas entre las que descuellan la absurda economía de car- bón, el continuo pase de los buques de una situación á otra y las exigencias locales.

No me extraña lo que me dices respecto á mi persona, porque Beránger me cree su enemigo, y en verdad que yo no soy enemigo suyo ni de nadie. Soy, sí, enemigo del sistema que conduce á este desorden y á esta desorganización, y me acuerdo instintivamente del Almirante Byng ahorcado en Plymouth por una cosa parecida, Persano después de Lissa, Mathews exonerado después de Cabo Sicié, Bazaine condena- do á muerte después de Metz y ahora Baratieri que viene á ser juzgado en Consejo de Guerra y ya se adelanta que será condenado á muerte ó á reclusión perpetua.

Y esto es que, cuando los pueblos están desorganizados, sus gobiernos (que son el producto de esa desorganización) lo es- tán también, y cuando viene un desastre lógico, no quieren ser sus causas verdaderas, sino que siempre gritan ¡traición! y buscan al pobre víctima que expía las culpas que no son suyas. Por estas razones estuve muy vacilante antes de acep- tar la faja, pero ya que la acepté, pecharé con las consecuen- cias que esto trae, y como te digo antes, cumpliré con mi de- ber, pero recordaré las palabras de Jesucristo, y no por tanto como por la pobre España diré: «Señor, si es posible pa- se de nosotros este cáliz....»

Butler me parece muy buena elección, pero lo compadez- co como á cualquiera que le toque.

Estas cosas no es ocasión nunca de divulgarlas, y menos ahora, por lo que te encargo gran reserva sobre lo que te di- go, pero al mismo tiempo te suplico que no rompas esta car- ta, sino que la guardes por si conviniera alguna vez conocer mis opiniones de hoy.

Adiós etc tu primo. Pascual.

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LA TIERRA Y LOS HOMBREA

POR

elíseo reclus

TRADUCCIÓN ESPAÑOLA BAJO LA DIIÍECCIUN

ILMO. SR. D. MARTIN FERREIRO

ñeorfitario general de la Sociedad Geográfica de Madrid é individuo correspond de la Real Academia de la Historia.

AMERICA CENTRAL

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