7 a Pcia ao O CUNA y AGN y 0 LES Sd Ñ Ñ yd De Ñ A ANA y SS : A A a O O + SS Seen A dc Añez tres N crmmcasr ctrco Ae SEUA LA NATURALEZA PERIODICO CIENTIFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL LIBRARY NEW YORK BOTA! CA! AÑOS DE 1869 Y 1870. MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y COMPAÑIA, BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUMERO 1. — 1870 UA LACAN DIRA O ARRIUAA OEA OLER LA NATURA LEZA PERIÓDICO CIENTÍFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL DISCURSO PRONUNCIANO POR EL SEÑOR INGENIERO DE MINAS DON ANTONIO DEL CASTILLO, PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD, EN LA SESION INAUGURAL VERIFICADA EL DIA 6 DE SETIEMBRE DE 1868. SEÑORES: Realizamos hoy el pensamiento que desde hace algunos años habia preocu-, pado nuestros ánimos. Nuestra asociacion para dedicarnos al estudio de los diversos ramos de la Historia Natural que nos sean predilectos, es un hecho que celebraremos de hoy en adelante con sumo agrado. Tenemos un vasto campo de investigaciones científicas útiles que explotar. La flora mexicana en su actual estado, aun no forma el conjunto de todas c2 las especies vegetales propias de nuestro suelo y clima. Dilatadas regiones se hallan inexploradas; y aunque es cierto que Mociño, Benpland y otros grandes botánicos han acopiado materiales preciosos y abun- dantes, no obstante, como la obra por construir es grande, se necesita de mu- == chos colaboradores. ¿Cuál esla vegetacion actual de México, nos pregunta el geólogo, para com- pararla con la vegetacion de épocas pasadas geológicas, á cuyo sepultamiento en las capas de la tierra se deben nuestros depósitos de carbon de piedra? 1 9) LA NATURALEZA ¿Cuáles son las regiones de nuestro país descritas botánicamente, para lle- gar á la resolucion de la cuestion anterior? ¿Cuáles son los vegetales útiles de esas mismas regiones, que no son toda- vía conocidos en el órden científico? ¿Qué diferencias notables presenta la vegetacion de nuestras diversas zonas geográficas y climatológicas? ¿Qué plantas útiles se podrán trasplantar de unas á otras con provecho de la sociedad? Es preciso caminar palmo á palmo en estas investigaciones, y re- cordar que nuestro territorio es inmenso. Facilitar los medios de trabajo con herbarios bien clasificados á los que con entusiasmo se alisten en nuestras filas, para emprender la resolucion de to- das estas cuestiones; estimularnos mútuamente, comunicándonos los resulta- dos de nuestras faenas; procurar difundir el gusto por la ciencia con nuestros escritos; dar á conocer los de los extranjeros y nacionales, ya sean antiguos ó modernos, son los fines de nuestra asociacion. No ménos interesantes son las cuestiones que se refieren á nuestra fauna actual, presentadas bajo las mismas fases que las anteriores. La zoología de México aun no está bien conocida. Los trabajos en este ra- mo de la Historia Natural son incompletos. Las grandes divisiones que comprende, requieren un gran número de cola- boradores, para que nos sean conocidos las diversas familias, géneros y especies que habitan nuestro territorio. Su comparacion con las indígenas del Norte y del Sur de nuestro continente, ofrece interes: es un campo vírgen del que se pueden recoger grandes cosechas. Comenzando desde los útiles mamiferos y descendiendo hasta los órdenes inferiores de la gran division de los animales vertebrados, tenemos que co- menzar por pasar su revista, estudiándolos, clasificándolos é inscribiéndolos en un catálogo. Vendrá despues de esto forzosamente, la determinacion de los géneros ó especies nuevas, el estudio de su osteología, costumbres, habitacion geográ- fica, y por último, el partido que la sociedad y la ciencia puedan sacar de ellos así comenzaremos á poner los fundamentos de la fauna mexicana. La fauna fósil nos dará á conocer aquellas especies, géneros ó familias que han desaparecido de nuestras regiones, y las que se han perdido completa- mente para el globo terrestre por la sucesiva renovacion de los séres orgáni- cos, que en cada grande época geológica, ó edad del mundo, ha acontecido. Así, por ejemplo, refiriéndonos á la época mas próxima á la nuestra, á la que los geólogos llaman post-terciaria, sabemos por los innumerables restos fósiles de elefantes, de mastodontes y de megaterios esparcidos en sus capas, LA NATURALEZA 3 que en ella predominaron los grandes mamiferos, y comenzaron á vivir el ca- ballo, el buey y la llama, que estos últimos han sobrevivido hasta la época actual; pero que se perdieron para el continente americano los dos primeros, y solo sobrevivió la última, confinada ahora á habitar las altas regiones del Perú: más claro, el mastodonte es un género extinguido para la época actual, porque no existen sino sus huesos fósiles, miéntras que el elefante, el caba- llo y el buey lo son para el continente americano, porque ántes de la conquis- ta no existian en él, sin embargo de quesus restos fósiles se han desenterrado en México, en el Norte y en el Sur de América; y la llama no fué conocida de los antiguos astecas ó de los mexicanos, no obstante que sus restos fósiles los hemos exhumado de las tobas volcánicas de la gran cuenca de México, llamada Valle, siendo un género nuevo á que se ha llamado Palauchenia mexicana, y por lo mismo algo distinta específicamente de la actual. Son tambien géneros extinguidos de la familia Equidea, el Equus angus- tidens, el Equus tau, y otros que aparecen nuevos, y cuyos restos fósiles se encuentran tanto en el Valle de México, como en las Pampas de Buenos Ai- res, porque no tienen representantes actuales en ambos continentes. El estudio de los moluscos es igualmente interesante, no solamente por la im- portancia de la determinacion de las especies conquillológicas que pueblan nues- tras costas, sino porque de su comparacion con las especies fósiles contenidas en las formaciones post-terciarias de las mismas costas, resultará la verdadera cla- sificacion de las que sean características de dichas formaciones geológicas. Para facilitar, pues, el estudio elemental de las ciencias de que nos venimos ocupando, y su aplicacion al conocimiento de nuestra fauna y geología, se ela- sificarán y arreglarán las colecciones de este Museo Nacional, para que sirvan de término de comparacion; y una vez conseguida una instruccion sólida con su auxilio, los mismos colaboradores las enriquecerán con ejemplares nuevos, así como enriquecerán igualmente á la ciencia con sus descubrimientos. La entomología ofrece particular interes por las variadas zonas geográficas que presenta el país para su propagacion. Apénas se han explorado algunas de ellas por eminentes entomologistas; mas el gusto por su estudio se ha comenzado á difundir, gracias al ejemplo de los infatigables colectores Sumichrast y Nieto. El mismo plan de trabajo ya indicado, se tiene que llenar en este ramo de Historia Natural, que trata de la gran division de los animales articulados; sin olvidarnos tambien que las capas de la tierra contienen sus insectos fósiles. Las colecciones entomológicas de este Museo se están ordenando, se elasi- ficarán en seguida, y prestarán así un auxilio para la comparacion de los gé- neros y especies que se colecten por nuestros colaboradores. h LA NATURALEZA Porlo que llevamos expuesto, y hemos trazado á grandes rasgos, se ve que la paleontología, que es la fauna fósil, por decirlo así, es el complemento de la zoología; y ayuda á ésta en el conocimiento de las gradaciones inferiores que enlazan entre sí á los diversos órdenes de séres; así como la ilustra, por el conocimiento de la extraña organizacion de algunos de ellos, que en las diver- sas épocas geológicas del mundo, han poblado las capas de la tierra. Con relacion á lo primero, voy á citar el ejemplo que últimamente ha lla- mado por su interes la atencion de los naturalistas. En las capas de Solen- hofen que pertenecen á la gran formacion geológica de las capas del Jura ó época jurásica, se ha encontrado un pájaro fósil de larga cola vertebra- da, 6 pájaro-reptil, que se ha llamado Archeopteryxa macrurus. La cola tiene 11 pulgadas de largo y 3 y media de ancho; y se compone de 20 vér- tebras, con una fila de plumas laterales de cada lado; cada par de plumas corresponde á una vértebra, divirgiendo en un ángulo de 43%, con excepcion del último par que se extiende á mas 3 y media pulgadas hácia atrás, alinea- do con la última vértebra. La mineralogía y geología, completan los ramos que comprende la Histo- ria Natural, y de ellas nos vamos á ocupar, bajo el punto de vista que nos hemos trazado. El cuadro de la mineralogía mexicana, ó el catálogo de las especies mine- rales que se encuentran en México, se ha publicado ya; nuevas especies se irán descubriendo, al paso que las investigaciones de los colectores mineralo- gistas se extiendan hasta nuestros estados mineros los mas remotos, para re- coger colecciones completas de sus distritos minerales. Pero la mineralogía especial de México, por decirlo así, requiere la des- cripcion particular de las especies que la forman, así como la enumeracion de las que son propias de cada distrito mineral; en una palabra, aun nos falta la descripcion mineralógica de muchos de nuestros distritos minerales. Con esto indicamos, desde luego, que nuestros trabajos deben extenderse á estos puntos, y que nos toca emprenderlos y perfeccionarlos. Intimamente enlazada está esta ciencia con la industria minera; y es bien sabido que ella forma la base de la prosperidad del país, el elemento de su fuerza y de su poder. Del conocimiento de las sustancias minerales que hay en nuestro país de- riva naturalmente el provecho que la sociedad puede obtener de ellas, y por consiguiente, cuáles son las que ofrecen interes de explotacion para el aumen- to de la riqueza pública. En cuanto á la geología, que se ocupa de la historia física de la tierra, de la composicion y estructura de las rocas que componen su costra y de los fó- LA NATURALEZA 5 siles que en ella se encuentran, y cuyo estudio es en parte el campo de apli- cacion de los anteriores ramos de la Historia Natural, debemos decir, con referencia á nuestro país, que solo es conocida la de algunos de nuestros dis- tritos mineros y su alrededor, y que la vasta extension de nuestro territorio, está esperando que los iniciados en la ciencia descifren por las medallas de la creacion sepultadas en sus capas, las épocas á que pertenezcan. Esta determinacion ó conocimiento de esas medallas ó fósiles, es de tanto mayor interes cuanto que se completará con ella la geología de Norte-Amé- rica, que impacientemente espera el mundo civilizado. La carta geológica de nuestro país será un monumento grandioso levanta- do á la ciencia, y es preciso desde ahora ir recogiendo los materiales, así co- mo ir adiestrando á los trabajadores que deban ocuparse de ella. Nuestro honor y el de nuestro gobierno están interesados en este tan pre- .cioso como útil trabajo, tanto por el adelanto de la ciencia misma y su necesi- dad para tener un conocimiento perfecto de nuestra riqueza mineral, cuanto porque no seria conforme con nuestra noble aspiracion que dejáramos á otras naciones el mérito de venir á recoger la gloria de la empresa. Con el objeto de seguir el propósito indicado, preparamos, arreglamos y clasificamos las colecciones mineralógicas, geológicas y paleontológicas de es- te Museo Nacional, y esperamos que el conjunto de todas las que lo forman, contribuirá en gran parte á allanar las dificultades que en las grandes obras científicas que acabamos de bosquejar, generalmente se presentan. Así, pues, nuestra Sociedad queda instalada bajo buenos auspicios: espera del Supremo Gobierno y de todos los mexicanos su proteccion, y hará todos sus esfuerzos para llenar el programa que se acaba de trazar para emprender aquellos trabajos, de los que la nacion quizá algun dia podrá sacar provecho. Yo por mi parte me felicito de pertenecer á La Sociedad Mexicana de Historia Natural que ahora inauguramos, y hago votos porque sus nobles é ilustrados fines lleguen á cumplirse. México, Setiembre 6 de 1868. 6 LA NATURALEZA SECCIÓN DE CIENCIAS AUXILIARES. — INFORME DE LA COMISION SOBRE LAS AGUAS POTABLES DE MÉXICO La Comision encargada de los trabajos analíticos promovidos por el Sr. Men- doza, relativos al agua potable conocida en esta capital con el nombre de agua delgada, tiene el honor de poner en conocimiento de la Sociedad los resulta- dos de sus investigaciones, los procedimientos que ha preferido y el juicio que ha formado con referencia á una cuestion de notorio interés, no solo para los habitantes de la capital, sino tambien para los de todas las poblaciones que consumen esa agua y la hacen conducir por cañerías de plomo. Y no es este el único servicio que prestará al público y á las autoridades la Sociedad de His- toria Natural al ocuparse del asunto, supuesto que la cuestion tiene una im- portancia general: ella ha sido y es cada dia mas y mas estudiada, pues el uso de las cañerías de plomo no está limitado al Distrito de México y á la Repú- blica mexicana, se extiende á innumerables países, en muchos de los cuales se hace uso de aguas potables cuya composicion es más á ménos análoga á la que aquí se consume. El estudio de las cuestiones de este género es por otra parte de un interés científico general. Se observa ademas, que no obstante los diversos trabajos emprendidos de tiempo muy atrás, por muchos de los químicos de mas nota, en los diversos países del globo, los modernos no dan por concluidos los relativos á la accion que puedan tener las aguas potables, ya sean conducidas por cañerías de plo- mo ó bien depositadas en vasijas cubiertas en su interior con láminas de este metal. En confirmacion de ello bastará recordará la Sociedad, que la dispo- sicion que tomó para que los comisionados que suscriben se ocuparan del asunto, fué promovido con motivo de que el Sr. Mendoza puso en conoci- miento de esta Sociedad, que habia leido en la química analítica de Muspratt, publicada en 1865, «que las aguas amoniacales y principalmente las que «contienen azotato de amoniaco, disuelven el plomo aun cuando aque- «llas contengan sulfato y bicarbonato de cal. » Tal observacion despertó en dicho señor el deseo de reconocer sien el agua delgada existian algunas sales amoniacales y si en efecto se hallaba disuelto alguno de los compuestos plumbiferos. La Sociedad no solo comprendió laim-- portancia de la cuestion, juzgó sin duda desde luego que era un obligatorio deber suyo, el llamar la atencion de las autoridades y del público, para lo LA NATURALEZA 7 cual necesitaba la plena prueba que solamente podian ministrar los escrupu- losos trabajos analíticos, convenientemente repetidos. Hé aquí la necesidad de nombrar una comision que se encargara de ellos, en union del socio que promovió el asunto. Y como por otra parte, el que esto escribe habia tenido hace muchos años que hacer un estudio práctico relativo á las mismas indaga- ciones, y no creía difícil, por varias razones, que hoy pudiera demostrarse la existencia de algun compuesto de aquel nocivo metal, no obstante el no ha- berlo descubierto en aquella época, era preciso repetir los trabajos, supuesto que los notorios adelantamientos de las doctrinas químicas, la mejora de los procedimientos analíticos, el aumento de nuevos reactivos y sobre todo la ma- yor perfeccion de los instrumentos, utensilios y aparatos, han elevado á esta clase de investigaciones á un grado de perfeccion tal, que por ella han sido borrados en estos últimos años, algunos de los cuerpos que hace muy poco figuraban en la lista de los simples; han sido descubiertos otros y se ha pre- cisado con mayor seguridad la verdadera naturaleza de diversos compuestos. Nada extraño seria, como se ha dicho, que hoy fuera apreciada la existencia de un cuerpo que entónces no fué posible el descubrir, ni lo será mas tarde, si por algun nuevo medio ó descubrimiento especial se hiciesen perceptibles fracciones menores de la que indicará la Comision. Tan frecuentes son estos casos, que en los mismos trabajos que ahora presenta se tiene un ejemplo y es el relativo á la existencia de compuestos amoniacales, no señalados ántes en el agua delgada y que ahora se han encontrado aunque no en todos, sí en algunos de los experimentos, lo cual es debido á la mayor exactitud del pro- cedimiento empleado esta vez y recomendado últimamente por prácticos de nota. La Comision debia dar y dió principio al desempeño del encargo que le fué confiado, trazando el plan que convenia seguir en sus investigaciones, fiján- dose en los métodos mas expeditos y seguros, y preparando los medios ma- teriales de que tenia que servirse. La mayor parte de los trabajos fueron ejecutados en el laboratorio de la Escuela de Medicina, sirviéndose de agua tomada de la misma cañería y no de la fuente: otros experimentos hechos en particular ó bien repetidos por los individuos de la Comision, manifiestan la empeñosa solicitud de adquirir cada uno la plena conviccion en los resultados: así es, que si en los que pasa á dar á conocer se hallare alguna inexactitud, ya sea en lo material ó en las deducciones consiguientes al des- empeño del encargo que le fué confiado, podrán hacerse todas las observa- ciones que ocurrieren, satisfechos los señores socios de que los deseos de la Comision están reducidos á que la decision que se diere sea tan exacta cual conviene á las cuestiones de esta naturaleza, y tan concienzuda cual lo exige 8 LA NATURALEZA la salubridad de las poblaciones y aun la de ellos mismos entre quienes hay dos enfermos cuyos padecimientos tienen algo de comun con los observados en los casos de envenenamiento por la accion lenta de los compuestos de plo- mo: se comprenderá por esto que para ellos la cuestion es á la vez de interés personal. Otro de los cuidados de la Comision fué el de alejar todos los accidentes que dieran al agua ó á los resíduos de la evaporacion alguno de esos compuestos ú otros que pudieran confundirse con los de plomo; accidentes que por remo- tos que parezcan son mas comunes de lo que generalmente se cree. Uno de ellos, y comunmente general, es el de la impureza del ácido sulfúrico, espe- cialmente cuando se prepara en el acto de usarlo ó en aparatos inadecuados, ya elevando la temperatura mas de lo debido ó ya omitiendo la lavacion es- erupulosa, lo cual da resultados engañosos de muy perniciosa influencia en las análisis delicadas. En cuanto á la estimacion de los reactivos empleados, solo tuvieron que ser considerados como principales los mas sensibles para descubrir el plomo y el mas propio para la apreciacion del amoniaco. Respecto á los primeros, la Comision dió la preferencia al ácido sulfohídrico puro, haciéndolo obrar sobre las soluciones acidificadas, pues ademas de que por regla general así debia hacerse, se aumenta la sensibilidad del reactivo y se aleja todo motivo de confusion, segun lo confirman los siguientes resul- tados. El ácido sulfohídrico descubrió 35557 del plomo contenido en la solucion salina y con 37:65 la presencia del sulfuro fué demasiado notable. Se hizo llegar una corriente de ácido sulfohídrico en siete libras de agua tomada del chorro de la fuente y ligeramente acidulado el líquido sin que apa- reciera reaccion alguna; mas bastó 155555 de hidrato de plomo, para que se notara la coloracion característica, pudiéndose afirmar en consecuencia, que el agua delgada no contiene una cantidad desal de plomo igual á la indicada esta vez por ese reactivo. El cromato neutro de potasa hizo sensible la existencia del plomo en la proporcion de 155533 y el bicromato, cuya sensibilidad aumentó con el áci- do acético, permitió descubrir 355/55 del metal. El ioduro de potasio no acusó con estas fracciones la presencia del plomo, y por lo mismo debe concluirse que la sensibilidad del ioduro es menor que la de los antedichos. En cuanto á los procedimientos empleados para descubrir el amoniaco, bastará decir, que fué adoptado y puesto en ejecucion el primero de los reco- mendados por Mr. Boussingault, y que los resultados obtenidos en la prime- ra experiencia fueron los siguientes: 93 G. (. de solucion ácida normal, que LA NATURALEZA 9 exigian de amoniaco para ser neutralizados 20,92 C. €. solamente necesitaron 19,15, de lo cual se deduce que debió producir el agua 1,77 €. C.; mas co- mo este producto fué el de cuatro litros de agua, resultan de amoniaco líqui- do para cada litro 0,4425 C. (. ó sea al estado anhidro, y en gramos 0,1266. Atendiendo á que los álcalis fijos producen amoniaco en presencia de las materias azotadas alterables, se creyó conveniente repetir el experimento con el agua sola y con la única modificacion de sustituir con el ácido clorohídri- co el sulfúrico usado ántes para la solucion normal: el producto de esta ope- racion fué tratado convenientemente para ensayarlo con el bicloruro de pla- tino; puesto éste, se creyó ver á la escasa luz crepuscular, el precipitado del -cloro-platinato amoniacal, lo cual indicaba que el amoniaco existia en el agua al estado de carbonato. Acto continuo se pasó al segundo tiempo de la operacion. Vuelta á poner la probeta en el aparato pneumático con otra cantidad igual de solucion clo- rohídrica normal, se agregaron á la misma agua que contenia el matraz, cuatro gramos de potasa cáustica, y se hizo marchar como ántes la Operacion: concluida ésta y reconocido el líquido de la probeta, resultó una cantidad igual de amoniaco, de cuyos datos puede inferirse que de los mil doscientos sesen- ta y seis diez milígramos de amoniaco anhidro producidos por un litro de agua, seiscientos treinta y tres corresponden al radical preexistente y otra cantidad igual al de nueva formacion producida por el efecto de la potasa so- bre las materias orgánicas contenidas en el agua ó por alguna sal amoniacal no volatilizable al hervor del líquido. Antes se ha indicado que la formacion del cloro-platinato amoniacal no fué tan clara que diera la debida seguridad, era preciso por tanto repetir la operacion, como en efecto se hizo, por tres de los que suscriben (Sres. Hay y Rio de la Loza D. L. y D. M.). Cien centímetros cúbicos de la solucion nor- mal clorohídrica empleada esta vez, exigia cuatro y cinco centésimos de amo- niaco líquido, para ser saturado. La cantidad de agua puesta para desprender el amoniaco fué de cinco litros, y concluida la operacion se encontró que la solucion normal necesitó 4.05 C.€. de amoniaco para ser saturada; es decir, que los cinco litros de agua nada produjeron de la base amoniacal; tampoco con la potasa como se habia hecho en la experiencia anterior. ¿Cómo explicar este hecho? ¿Será que por algunos puntos en los de union del aparato se escaparon los gases desprendidos sin llegar á la solucion nor- mal? No es de creerse esto, supuesto que pudo formarse el vacío y que se vie- ron atravesar los gases por el líquido de la probeta. ¿Será que hubo algun error en las medidas ó en el estado de concentracion de los líquidos clorohídrico y amoniacal, ó algunos de tantos accidentes aná- ) 10 LA NATURALEZA ' logos, nada raros en estas manipulaciones? Los encargados de ellas únicamen- te aseguran que no tuvieron conciencia de accidente alguno que despertara en su ánimo la duda, pues la marcha de la operacion fué regularizada. ¿Será, en fin, que la existencia de los compuestos amoniacales en el agua de que se trata no sea constante? Cuando se reflexiona que para llegar el lí- quido á la capital tiene ántes que recorrer algunas leguas por atarjeas descu- biertas, ya elevadas, ya al nivel de la tierra ó más bajas, de manera que fácil- mente se mezclan las aguas superficiales con las materias que arrastran de los lugares inmediatos; cuando se nota que los vecinos y los transeuntes tie- nen á su disposicion el agua y que en efecto se sirven de ella; no solo en el órden económico, sino aun en el industrial y como fuerza motriz; cuando se toma en cuenta la ubicacion de las vertientes, su elevacion, montuosidad y tantos otros accidentes más ó ménos favorables para la formacion del amo- niaco ó para la simple disolucion de sus compuestos ya formados, así como el de otras muchas sustancias de diversa naturaleza, se llega á comprender cuán variada deberá ser en cantidad y calidad la de las materias extrañas, contenidas en las aguas, sea en solucion ó en suspension. Convencido de ello el que esto escribe, no quiso dejar pasar la oportuni- dad que se presentó de buscar el plomo en el agua, un dia despues de hecha la limpia en el acueducto inmediato á la capital. Pudiera ser acaso que remo- vidas las lamas de la extensa arquería arrastraran las primeras aguas algunas materias que en el curso ordinario de ellas no llegaran hasta el lugar de don- de se habia tomado el agua reconocida. Los resultados de este nuevo exámen practicado conforme á los principios ya mencionados, fueron igualmente ne- gativos; no se descubrió vestigio alguno de plomo. Mas volviendo á la cuestion relativa al amoniaco, confesará la Comision, que los trabajos emprendidos no bastan para resolver con plena seguridad si existe ó no en el agua delgada; si su presencia es constante ó temporal; si se forma por sí en el curso del líquido ó le viene de las lluvias, del rocío, de las orinas de los animales, de los estiércoles y demás materias que como se ha dicho ensucian más ó ménos el líquido en el largo camino que recorre. Y si por otra parte es un hecho demostrado que ese radical alcalino se forma en un gran número de circunstancias, siendo de las mas comunes la coexisten- cia de los álcalis y las materias azotadas, así como la de los elementos quelo constituyen, especialmente si aparecen en estado alotrópico, se convendrá en la dificultad de dar una resolucion concienzuda, sin repetir los experimentos, inquirir varios datos y resolver previamente las interesantes cuestiones gene- rales indicadas. Pero como lo que ahora ocupa á esta Sociedad, como mas apremiante por LA NATURALEZA 11 el interés público, consiste en saber si existe ó no alguno de los compuestos de plomo en el agua potable, y solo tiene ésta con la del amoniaco una rela- cion de causa y no de esencia, bien puede encargarse únicamente de la pri- mera y dejar por resolver la segunda. La Comision seguirá por tanto dando á conocer algunos mas de los trabajos practicados, sin omitir aun los que aparentemente pudieran juzgarse contrarios á las conclusiones que pre- senta. ] Como punto general, y para evitar repeticiones dirá: que todas las veces que necesitó del agua que debia reconocer, fué tomada con las debidas pre- cauciones del chorro de la fuente, en vasijas bien limpias y sin intervenir la filtracion: Que para las varias evaporaciones se sirvió separadamente de una retorta de cristal, de una cápsula de porcelana, de una de plata, y por últi- mo de un cazo de cobre perfectamente limpio y jamás estañado: Que los re- conocimientos del agua ya concentrada, así como de las materias insolubles, las practicó, tanto acidulando el agua muy ligera y previamente, como em- pleándola en su estado natural: Que las cantidades de agua puestas á evapo- rar han sido: una de dos litros, otra de cuatro, de siete, y la principal de cin- cuenta, reducidas á un octavo, á un décimo y á un cincuentavo del volúmen: Que el agua empleada ha dado, á la temperatura y presion del laboratorio, exactamente un peso correspondiente al del volúmen; así es que medido cui- dadosamente un litro pesó un kilógramo, y por último; Que siempre que pa- ra ello no ha habido alguna contraindicacion, ó bien indicacion especial para el empleo de un ácido, usó de preferencia del acético puro. En dos de los reconocimientos practicados por la Comision, siendo el pri- mero el que hacia con el producto de la reduccion áun octavo, sospechó que en efecto pudiera contener el líquido sometido al exámen algun compuesto plumbifero. Una ligera coloración morena apareció con la solucion sulfohídri- ca, y pasado algun tiempo se observó una pequeñísima cantidad de precipi- tado negro, pero cuya naturaleza, con relacion á la base, hizo sospechar que fuera fierro. Parecerá extraño este juicio, sabiendo que el ácido sulfohídrico no precipita el fierro; mas como se suponia en el agua la existencia de com- puestos amoniacales, en cuyo caso podria formarse el precipitado, y como por otra parte hay otros varios compuestos que tambien hacen que se forme, no carecia de fundamento tal sospecha, apoyada además con el hecho deque tra- tado por el bicromato de potasa otra parte del líquido examinado, no indicó ni aun vestigios del plomo que se buscaba. No obstante, la Comision debia aspirar á la evidencia apoyada en hechos tan claros como bien definidos. Nuevas indagaciones practicadas con el producto de siete litros de agua evaporada y su resíduo, bastaron para persuadirla, que la coloracion y preci- 12 LA NATURALEZA pitacion eran producidas porel fierro procedente de la arcilla ferruginosa. Es- ta vez se hizo uso del amoniaco, del sulfohidrato de la misma base, del cro- mato y bicromato de potasa, del ácido sulfúrico, y por último, del carbonato de sosa para tratar convenientemente el resíduo insoluble. Nada de plomo, algun fierro, alúmina y cal, fueron las únicas bases descubiertas. Veamos lo que pasó con los productos obtenidos de los cincuenta litros del agua evaporada. Esta fué la concentracion hecha en cazo de cobre sin liga, bien limpio, y préviamente reconocido. No obstante estas precauciones, parecerá igualmen- te extraño que la Comision diera la preferencia á la vasija de un metal ataca- ble como es el cobre, y que presenta en sus reacciones varios de los carac- téres correspondientes al plomo, por pertenecer ambos al segundo grupo de los metales, es decir, á los precipitables por el hidrógeno sulfurado é insolu- bles en los sulfuros alcalinos. Mas sise recuerda la facilidad que hay para se- parar un metal del otro, y especialmente la propiedad de formar el plomo con determinados ácidos, sales insolubles que por el contrario las dan solubles con el cobre, será fácil comprender que por una parte la Comision no halló en esto inconveniente alguno, miéntras por la otra quedaba satisfecha la ne- cesidad que tenia de evaporar una gran masa de agua en el menor tiempo posible. Aun hay otra razon que ocurrió al que esto escribe, y fué la de es- tudiar y satisfacer prácticamente una de las doctrinas bien conocidas de mu- chos. El amoniaco y varias de las sales amoniacales, ejercen sobre el cobre y sus compuestos una accion poderosa, bien marcada y bastante característi- ca, especialmente al contacto del aire: éste habia de ejercer su influencia du- rante el tiempo de la evaporacion; y si el agua contuviera compuestos amo- niacales, presentaria á la vez el líquido concentrado, los caractéres propios de los compuestos amoniaco-cúpricos; mas como estos no aparecieron, preciso es concluir, que ó no hubo en toda esa grande masa de agua puesta á eva- porar, compuesto alguno amoniacal, ó es falsa la doctrina antedicha. Pero volviendo á ocuparnos de la marcha de la evaporacion, hay que no- tar que se hizo colocando el cazo bajo de la campana, aislándolo hasta del ho- gar, para que en el supuesto de hallarse el plomo no hubiera que atribuirlo á las influencias exteriores del laboratorio. Los cincuenta litros puestos pri- mitivamente, fueron reducidos á un litro; y como debe suponerse, quedó un residuo, no solo por los compuestos de naturaleza insoluble despues de la eva- poracion, sino tambien los que siendo por sí solubles, fueron precipitados por falta de vehículo. Separados esos residuos, bien lavados y tratados convenien - temente los insolubles en el agua, así como la solucion, fueron á su vez re- conocidos por los medios ya indicados, habiéndose obtenido los siguientes re- LA NATURALEZA 13 sultados. Pero ántes dará á conocer la Comision la cantidad de materias fijas obtenidas de los cincuenta litros de agua. 12 Procedentes del filtro y en gramos. . . . .2,843 22 Idem adheridos á las paredes del cazo. . . . 4,000 Total correspondiente á los cincueta litros, gramos. —. 6,843 Cuya cantidad corresponde por litro á 0,13686 gramos. Permitase á la Comision hacer notar que los resultados analíticos obteni- dos en 1854 con relacion al peso de las sustancias fijas, apénas difieren de las que ahora presenta, segun se ve por la siguiente comparacion. En 1869 se obtuvieron por litro, gramos. . . .0,13686 Ena iden a rl OSA OL Diferencia, gramos. . . .0,00815 Es claro que una diferencia de ochocientos quince cien milígramos en la cantidad de cincuenta litros, mas bien pudiera reputarse como confirmatoria de la exactitud de ambos trabajos ejecutados con quince años de diferencia. Pasemos á dar á conocer otros resultados. Puestos 100 C.C. del producto de la evaporacion con la cantidad necesaria de ácido acético y tratado despues por el ácido sulfohídrico, no se manifestó reaccion alguna, ni la hubo con la adicion de un poco de amoniaco. El resíduo insoluble en el agua fué disuelto por el ácido acético en la pro- porcion sobre mil partes de 0,333 y un decigramo de la parte disuelta 'dió con el ácido sulfohídrico en gramos 0,0005 de un sulfuro que por los medios bien conocidos quedó demostrado ser de cobre, con más alguna alúmina, pro- veniente de la accion del amoniaco. Se ha indicado que, además de los trabajos emprendidos por la Comision, hubo otros ejecutados en particular, siempre en solicitud del pleno conven- cimiento á que cada uno aspiraba. Entre esos trabajos señalará la Comision los siguientes. El Sr. Mendoza quiso asegurarse si en el agua gorda descubria algun com- puesto de plomo: á este fin trató convenientemente algunas de las incrusta- ciones ó depósitos procedentes de la evaporacion de dicha agua, y nada en- contró. El Sr. Herrera por su parte recogió con las precauciones debidas los depó- sitos arcillosos de las aguas, y en union del Sr. Rio de la Loza, D. Manuel, procedieron al reconocimiento: los resultados fueron claramente negativos; ni vestigio hallaron de compuesto alguno de plomo, 14 LA NATURALEZA Ñ El Sr. Hay estudió cuidadosamente algunos de los tubos conductores, fun- dado en el siguiente raciocinio: si existiere en el agua de que se trata la can- tidad de plomo que se ha dicho, ó aun cuando sea en una mucho menor, es claro que dejará en la superficie interna de los tubos, vestigios notables de la accion corrosiva del agua, cuyo efecto será tanto mayor cuanto mayor haya sido el tiempo que hubiere estado el metal en contacto con el líquido. Pues no obstante esto, se vió con la claridad que toca á la evidencia, como pueden notarlo los señores socios en los tubos que están á la vista, que léjos de per- der dichos tubos en espesor, habia aumentado éste con el sarro ó toba calcá- rea-arcillosa, la que barnizando el interior, deja la superficie metálica libre del contacto del líquido. Hay que advertir, que de estos tubos, uno ha estado en servicio durante diez años, y el otro treinta y seis. El Sr. Rio de la Loza, D. Manuel, se ocupó tambien de buscar el plomo en el agua gorda, pero nada le indicó la presencia de este metal. El que esto escribe hizo á su vez dos rectificaciones, concentrando por una parte dos litros de agua y por otra cuatro, reduciéndolos á un décimo de su volúmen: en el primero buscó el amoniaco, pero sin hacer uso de base al- guna y sí de ácido sulfúrico para formar una sal mas estable; y en el segundo el compuesto plumbifero: ni vestigios halló de éste; y aunque con aquel ob- tuvo un precipitado de cloro-platinato, no hubo indicacion alguna que reve- lara el desprendimiento del álcali. No obstante los datos que ministra el conjunto de los trabajos referidos, pretende la Comision ejecutar otros en esta sesion, que aunque sencillos, pres- ten materia bastante para que cada uno de los señores socios presentes pueda juzgar de los hechos, prévia la sobrevigilante autorizacion de los señores Se- eretarios, tanto en la procedencia y toma del agua, como en las manipulacio- nes preparatorias. Si como lo espera la Comision, correspondieren los resul- ados auténticos á los que ha mencionado, quedarán confirmadas las siguien- tes deducciones referentes á los trabajos ejecutados por los que suscriben. Primera. Que la existencia de sales amoniacales en el agua potable de la apital de México no es constante. Segunda. Que cuando se han hallado dichas sales se reconoció encontrar- se al estado de carbonato y en la proporcion de seiscientos treinta y tres diez- miligramos por litro. Tercera. Que una proporcion igual de amoniaco fué obtenida, despues de poner á el agua una poca de potasa cáustica. La Comision carece de datos para resolver si este amoniaco procedió de una sal fija preexistente en el agua, 6 de su formacion por el efecto de dicha potasa sobre las materias orgánicas contenidas en el líquido. LA NATURALEZA 15 Cuarta. Que con ninguno de los reactivos empleados ha logrado la Comi- sion descubrir en el agua ni aun vestigios de compuesto alguno de plomo, ni disuelto ni precipitado. 5 Quinta. Que las incrustaciones calcáreo-arcillosas que tapizan el interior de las cañerías, preservan probablemente al plomo de ser atacado por el agua aun cuando ésta contenga sales amoniacales. Será además útil el hacer una aplicacion en el órden higiénico, fundada en los resultados expuestos. Si es un hecho que los reactivos que han sido em- 1 pleados por la Comision, indican la existencia de 155355 de plomo y de una manera muy clara la de 55555, puede asegurarse, sin temor de errar, que las aguas examinadas no contienen esta cantidad, y que por lo mismo, aun cuando exista alguna menor no será nociva ála salud. En consecuencia, si más tarde se descubriere algun otro reactivo mas sensible, ú si se diereá conocer algun nuevo procedimiento, no por ello resultará falsa esta última proposicion. El relator cumple con un deber de justicia, recomendando á la Asociacion la constancia y laboriosidad del Sr. Hay, quien acompañado de D. Manuel Rio de la Loza, no omitió: trabajo alguno en las diversas manipulaciones que se Jjuzgaron necesarias para el desempeño de la comision que la Sociedad se dig- nó confiar á los que suscriben, quienes se darán por satisfechos si logran que ella se persuada del interés que han tomado por corresponder á los deseos que la animan. México, Mayo 3 de 1869.—Guillermo Hay.—Alfonso Herrera.—Ma- nuel Rio de la Loza.—G. Mendoza.—L. Rio de la Loza, Relator. ' 4 Habiendo acordado esta Sociedad que se agregara al escrito presentado por la Comision de ciencias auxiliares, la parte del acta referente á los trabajos prácticos que ejecutó en la sesion del dia 3 del actual, así como las deduecio- nes que ha formulado, fundándose en las experiencias ejecutadas en presen- cia de los socios, cumple la Secretaría con dicho acuerdo, copiando del acta los siguientes párrafos: «Sesion del 3 de Mayo de 1869. «Reunidos á las cuatro y treinta minutos de la tarde en el patio de la an- tigua Casa de Moneda los CC. Presidente Antonio del Castillo, Herrera, San- chez, Peñafiel, segundo Secretario, Cornejo, Mendoza, Urbina, Villada, Rio de la Loza, D. Leopoldo; López Monroy, Rio de la Loza, D. Manuel; Hay, y el Secretario que suscribe, manifestó el Sr. Rio dela Loza, D. Leopoldo, á nombre de la Comision de ciencias auxiliares, que deseando hacer algunos reconocimientos más que confirmen ó contraríen los varios ya ejecutados, creía 16 ; LA NATURALEZA conveniente que, fijando la atencion los señores socios en todas las manipu- laciones, y autorizándolas el señor Secretario, se hicieran constar los resul- tados en la acta de la presente sesion. «Al efecto, la Comision dió principio á los trabajos, disponiendo las balan- zas, reactivos y demás necesario, despues de lo cual fué pesado un gramo de acetato neutro de plomo y disuelto en un litro de agua destilada, á la que se agregaron unas gotas de ácido acético: es elaro que á cada c.c. de la solucion correspondia un milígramo de la sal de plomo. Despues se tomó un centíme- tro cúbico de este líquido, al que se añadieron nueve de agua para que cada c.c. de esta segunda solucion contuviera un diezmilígramo de la sal. Puesto en seguida en nueve c.c. de agua uno de la segunda solucion, resultaron diez c.c. de líquido normal, cada uno de los cuales contenia un cienmilígra- mo de la sal de plomo. «Por otra parte se dispusieron dos frascos de cristal semejantes y marca- dos en la parte correspondiente á la capacidad de tres litros: se tomó de la llave de la fuente el agua necesaria que fué puesta en ambos frascos hasta la marca; se acidularon ligeramente los líquidos con el ácido acético y se puso en cada vasija una cantidad indeterminada de solucion de hidrógeno sulfurado muy puro; luego se agregó á uno de los frascos un c.c. de la solu- cion plúmbica graduada á un cienmilésimo, y se percibió una solucion mo- reno-amarillenta, pero que fué dudosa para algunos de los asistentes: la adi- cion de un segundo c.c. del líquido normal y despues la de un tercero, au- mentó más y más la tinta oscura del líquido, siendo bien notable al tocar la solucion normal las primeras capas del líquido contenido en el frasco: en fin, puestos los siete c.c. que habian sobrado del líquido normal, la coloracion fué notable, pues no hubo quien dudara de la diferencia entre el líquido contenido en el frasco de prueba y el que únicamente habia sido acidulado con los áci- dos acético y sulfohídrico; de lo que dedujo la Comision, que, haciéndose muy claramente sensible por medio del reactivo empleado la presencia de un diez- milígramo de sal de plomo, y no habiéndose obtenido reaccion alguna con el agua potable tomada en la antigua Casa de Moneda, no cotiene ésta, que es la llamada delgada, ni un diezmiligramo de la sal metálica. «La Comision, en apoyo de esta conclusion, hizo acto continuo otras prue- bas semejantes, pero sustituyendo el ácido sulfohídrico con el bicromato de potasa, y los resultados fueron claros y concluyentes. «Terminados los trabajos prácticos y vueltos los socios á la sala de sesio- nes, se dió lectura al dictámen, despues de aprobada el acta de la sesion del 26 de Abril.» Es copia que certifico.—José Joaquin Arriaga, primer Secretario. LA NATURALEZA 147 FAUNA INDÍGENA EL ZOPILOTE. Las aves carnívoras figuran entre las mas comunes de México; su raza, más abundante que la caza que les sirve de manutencion, aun no ha sido diezma- da por lor cazadores, y forma parte de las especies que se pueden adquirir mas facilmente. En el continente americano, estos pájaros encuentran por todas partes un alimento abundante: los zopilotes en particular lo tienen allí con tal profusion, que su número es mucho mayor de lo que se puede creer, pues siendo los únicos encargados de limpiar la superficie del terreno de innume- rables restos de animales, han adquirido, merced á los servicios que prestan, el derecho de no ser molestados por nadie. Las especies que mas frecuente- mente hemos visto, son: el Cathartes aura y el Cathartes urubu. Los in- dios de México han llamado siempre á ambos zopilotl, palabra que los es- pañoles han trasformado en zopilote, y es la única empleada en toda la República.! Estos pájaros no aprecian únicamente la carne corrompida: su apetito se satisface perfectamente con carne ménos perfumada, y no es raro que ataquen á los animales enfermos ó agonizantes. Constantemente posados en lo mas al- to de los árboles ó volando á grandes alturas, siguen á los rebaños y los ob-= servan sin cesar. Cuando un buey, una mula ó un caballo cae, en el mismo instante los zopilotes se apresuran á rodearlo. Primero se acercan, forman despues círculos en el aire y quedan como suspendidos sobre su presa: obser- van sus movimientos y aguardan con una paciencia lúgubre á que la muerte acabe de cedérselas. Otras veces, cuando comienza la agonía del animal, es- tos pájaros traidores y asquerosos se aproximan, semejantes á arpías; se pa- ran en el suelo formando un círculo alrededor de la víctima, y la vigilan con una calma flemática que recuerda el espectáculo de un grupo de herede- ros rapaces, que aguardan con silencio y recogimiento el fin de un moribun- do. A medida que la vida se va extinguiendo en el animal agonizante, los grupos negros estrechan sus filas y se aproximan, aunque con desconfianza, á la víctima; en fin, cuando los movimientos de ésta son ya tan débiles que no pueden ofenderlos, saltan sobre el cuerpo y le abren el vientre con el pico. Frecuentemente los sacudimientos y las convulsiones del moribundo los alejan por un instante, pero muy pronto se familiarizan con estas escenas y no se es- pantan. Evitan las patadas saltando maquinalmente á los lados, y vuelven lue- 3 18 LA NATURALEZA go á la carga con calma y sin cólera y con una indiferencia. tal, que tiene algo de diabólica. Desde que raya el alba, estos grandes pájarosinvaden la ciudad de Veracruz, remueven los muladares y disputan con los perros los desperdicios de las coci- nas y de las carnicerías. Despues de haber limpiado la ciudad de todas las in- mundicias y de haberse satisfecho en este delicioso festin, van á dormir su siesta sobre las cruces de los campanarios, los barandales de los balcones y hasta en los quicios de las puertas. En un momento, las cúpulas de las iglesias, las cornisas de las torres, las estatuas y las molduras de los monumentos quedan cubiertos por ellos; bandadas numerosísimas se encuentran tambien en las sabánas. Este pájaro es el que mas llama la atencion de los viajeros, porque es el primero que ven cuando desembarcan, y porque la extraordinaria familiari- dad de sus costumbres forma notable contraste con la timidez y lo salvaje de nuestros pájaros de Europa. Es un error creer, que á la caida del dia el zo- pilote se aleja de las cercanías de los lugares habitados y que se retira á las rocas y á los árboles de las montañas, para pasar allí la noche. Duerme lo mas apaciblemente del mundo posado sobre los árboles de los patios y sobre las balaustradas de los balcones. Establece sus nidos sobre estos mismos árbo- les, y cuentan que en las cercanías de Veracruz anida en los agujeros de las paredes arruinadas ó sobre el suelo entre los matorrales. Sin embargo, prefiere para esto los árboles elevados de los lugares solitarios, particularmente aque- llos que vegetan sobre las rocas ó que se elevan en las barrancas ó en las caña- das. En la época de la puesta, suelen reunirse en gran número en aquellos lugares, y constituyen especies de sociedades que los mexicanos designan con el nombre de zopiloteras.? Esta ave es esencialmente doméstica, y lo es con mas justa razon que las de nuestros corrales, puesto que su instinto propio y no el trato del hombre es lo que la hace vivir en sociedad. Se podria sospechar que la paz completa en que se deja al zopilote es la causa única de su gran familiaridad. Pero hay evidentemente algo mas que esto: un verdadero instinto lo lleva á no temer al hombre, pues los otros buitres que tampoco son perseguidos, no abandonan por esto sus costumbres salvajes. Los zopilotes, al contrario, tienen de tal ma- nera el aspecto de las aves de corral, que muchos viajeros se han engañado. Desmarchais los ha tomado por gallos de India, acostumbrados á nutrirse con cuerpos muertos, y Beulloch los compara á grandes gallinas. Es un hecho que ninguna ave se domestica mas completamente que el zopilote, pero las inmundicias que tiene comunmente adheridas al pico, y el olor infecto que lo acompaña, hacen que se huya susociedad y se desprecien sus caricias, lo cual los preserva de ser encerrados en jaulas ó en los corrales.* LA NATURALEZA 19 En un país como México, donde los campos están llenos de bueyes y de ca- ballos, y los caminos recorridos por millares de mulas, les es muy fácil ad- quirir la subsistencia. Los cadáveres de los animales que sucumben á la ham- bre, á la sed ó á la fatiga, abundan por todas partes. En una época de seca he visto un grande espacio de terreno cubierto de cadáveres de reses muer- tas de hambre, y en tal número, que los zopilotes no eran suficientes para devorarlos ántes de entrar en completa putrefaccion. En compensacion, en los planíos arenosos de la mesa del Anáhuac, el cadáver de una mula es con frecuencia la manzana de la discordia entre los zopilotes, los perros y los coyotes. Diversos viajeros han pretendido que los Cathartes se reunen en bandadas para atacar á los animales grandes para devorarlos vivos; pero es necesario averiguar bien si son los Cathartes los que cazan de esta manera y no otros buitres mas cercanos á las águilas, pues los zopilotes tienen una calma y una pereza tales, que autorizan poco a suponerles semejante audacia. Este hecho, sin embargo, no seria imposible, si se vieran obligados por el hambre, pero en México jamás les puede faltar alimento, pues en todas las estaciones tienen banquetes opíparos. Se diria, al contrario, que un instinto particular les hace comprender si un animal se acuesta para dormir ó si cae exánime é imposi- bilitado de oponer resistencia. Miéntras que el buey se pasea libremente por la llanura no intentan atacarlo, pero si sufre el menor entorpecimiento en sus movimientos, los zopilotes acuden al instante. No es necesario que esté mo- ribundo; basta que se halle incapaz de defensa para que los Cathartes lo ro- deen y se preparen un convite acelerando los últimos momentos de la vícti- ma. En el campo hay la costumbre de amarrar las bestias de carga con una cuerda que se anuda alrededor del cuello del animal. Un dia vi una mula que habiéndosele desatado la cuerda, la arrastraba por un campo lleno de maleza. La cuerda se enredó entre dos ramas y la mula á fuerza de dar vueltas alrededor del arbusto se estrechó el lazo detal modo, que sucumbiendo á la fatiga y próxi- ma á ahorcarse, cayó al suelo. El ojo vigilante del zopilote descubrió pronto esta presa y al momento uno de ellos se cernia sobre el matorral. Habiendo visto caer á la mula se acercó á ella y le hizo en el vientre una herida del ta- maño del puño. Me aproximé entónces ignorando la causa de la caida del cua- drúpedo, y creyéndolo muerto, vi que la dificultad de respirar por lo apretado que tenia el cuello con la cuerda, era ló que le habia obligado á caer, y ha- biéndola desatado, se levantó y se encaminó á la caballeriza donde no tardó mucho tiempo en curarse. En mi concepto, el gusto de estas aves por la carne podrida no es sola- mente un negocio de preferencia, sino tambien consecuencia de una verda- 20 LA NATURALEZA dera necesidad. Esta carne es mas fácil de desgarrar, y probablemente á causa de la debilidad de sus picos atacan á los animales precisamente por la parte ménos resistente de todo el cuerpo. Puede ser tambien que siendo las entra= ñas lo que se descompone mas pronto, á ellas sea á las que primero se diri- jan en los cadáveres frescos, pues allí es donde se desarrolla primero el olor pútrido que tanto les agrada. Despues de haber devorado las entrañas, los zopilotes se alojan completamente en la cavidad que han formado, é instala- dos en el centro del cadáver, limpian á su sabor el esqueleto, rompen las carnes y caminan en el interior del cuerpo como los mineros en una galería. Devoran casi siempre todo el animal sin romper la piel, que acaba por cubrir sola- mente los huesos, y que liberta del sol á la carne, impidiéndole secarse miéntras queda un solo pedazo. Kolb ha hecho ya la misma observacion en los peque- ños buitres del Cabo de Buena-Esperanza. Cuando los zopilotes comen animales pequeños, despedazan los huesos con el pico y se los tragan juntamente con la carne. Me han hecho perder un buen número de esqueletos de animales que habia preparado con mucho trabajo y que habia puesto á secar al sol. Cuando me descuidaba, al instante un Ca- thartes se presentaba y le devoraba hasta el último hueso. Los zopilotes no saben huir con su presa en las garras; si se les perturba su comida, vuelan ó huyen corriendo sin llevarse nada, por lo que creo que ellos me privaron de los esqueletos cuya desaparicion me asombra aún. El instinto que impele á los zopilotes á atacar á las bestias de carga, hace que les teman los arrieros. Cuando una mula se separa de un hatajo y se pier- de, la siguen con la vista y muchas veces pronto consiguen su objeto. La mula suele atorarse en los arbustos, 6 bien se echa para descansar, y el peso de la carga le impide levantarse para poderse libertad de sus enemigos. Pro- bablemente si se viera un hombre tirado en el suelo y atado de piés y manos ó solo ligado á un árbol, los zopilotes vendrian á rodearle para cerciorarse de si estaba incapaz de defenderse. Se le aproximarian gradualmente y acabarian por matarlo abriéndole el vientre. Este hecho asombraria si se atendiera solo al tamaño de las aves, pero la experiencia parece probarlo. Recuerdo una his- toria que me contó mi guia, y voy á referirla, pues me parece digna de figu- rar en este artículo. Un arriero, encargado de una conducta de platas con destino á Veracruz, perdió á una jornada de esta ciudad una de sus mulas que se le extravió lle- vando una carga de cuatro mil pesos. Llegó el arriero desesperado á la casa de su consignatario, quien, despues de un momento de reflexion le aconsejó se volviera y observara á los zopilo- tes por el lugar en que habia perdido la mula. Lo hizo así el arriero, y alse- LA NATURALEZA 21 gundo dia percibió en lontananza una multitud de nuestros pájaros que daban vueltas á una gran altura sin alejarse del mismo sitio. Dirigióse el arriero hácia aquel lugar, y cuando llegó bajo el circulo que formaban los zopilotes, encontró á los cuatro dias de haberla perdido á su mula, viva aún, agobiada bajo el peso del oro y protegida de sus enemigos alados por un espeso bos- que de ramas espinosas. La facilidad extraordinaria con que los zopilotes descubren los cuerpos muertos aun en los lugares mas ocultos, naturalmente ha sugerido la idea de que son guiados en sus investigaciones por el sentido del olfato. La amplitud de sus narices demuestra hasta qué punto dicho sentido es fino en estas aves, pero él no basta por sí solo para explicar sus costumbres. Puede el olfato, es cierto, revelarles á grandes distancias la presencia de los cadáveres; pero ¿có- mo podria indicarles la direccion en tiempo de calma, si una vista perspicaz no les ayudase en sus pesquisas? La eran altura á la cual se elevan, demues- tra suficientemente que gozan de una potencia de vista prodigiosa. Frecuen- temente describen círculos á una distancia tan grande del suelo, que se ven como un punto imperceptible, y puede ser que suban aun mas allá de los límites de nuestra vision, para abarcar un espacio mas considerable. A esta altura, las corrientes ascendentes de la atmósfera pueden bien llevarles las moléculas olorosas esparcidas en sus capas inferiores; pero es probable que su vista penetrante es su mejor auxiliar en el descubrimiento de los cuerpos muertos. En fin, el sentido del oído adquiere en estos animales un alto grado de finura y les sirve tambien en sus investigaciones. Los zopilotes domesti- cados, por ejemplo, acuden de léjos cuando se chocan ligeramente dos va- rillas; siempre notan el ruido que se produce de esta manera y que es seme- jante al que se hace al despedazar huesos. Entónces se acercan por pura curiosidad y por darse cuenta de la causa del ruido. Todos los sentidos sirven simultáneamente á los zopilotes con igual finura para buscar sus alimentos: no debe uno asombrarse de su gran saga- cidad en descubrir los cadáveres, considerando que estas aves vuelan en par- vadas, que se elevan á una gran altura para poder percibir á distancias pro- digiosas á los otros zopilotes que exploran lo mismo que ellos; de manera que cuando un individuo de la banda percibe una presa, todos los otros viéndole precipitarse á ella, vuelan luego en su seguimiento. Todo el país está, por decirlo así, vigilado por estos innumerables pájaros, que unen todos sus es- fuerzos para la investigacion minuciosa de las inmundicias. Es necesario unir á estos medios una gran inteligencia, una habilidad rara en el descubrimiento de lo que puede servir para guiarlos. Astutos como el quebrantahuesos,* vi- gilan sin ser vistos, y su aparicion en muchas circunstancias es de una 22 LA NATURALEZA rapidez inexplicable; depende con frecuencia de una vigilancia preventiva mas bien que de la finura olfativa que los distingue. Por grande que sea la repugnancia que inspiran estas aves, son respetadas por los habitantes de América. En efecto, sus servicios son inmensos; y si mas adelante el crecimiento de la poblacion desarrolla en el país el gusto in- moderado de la caza que en Europa amenaza destruir á las aves pequeñas, es probable que los zopilotes no escapen á la suerte fatal que les aguarda. Hasta hoy felizmente nadie ha pensado hacerles la guerra si no son los ex- tranjeros recien desembarcados, para quienes la caza de un zopilote tiene todo el encanto de la novedad; pero semejante hazaña trae consigo su cas- tigo; apénas el valiente cazador levanta el fruto de su destreza, cuando un olor infecto le hace arrojar su presa: si su víctima solo está herida, tiende hácia él su cuello carnudo cubierto de repugnantes arrugas y de trozos de carne podrida cuyo aspecto haria provocar náuseas á un desollador de profe- sion. El naturalista que quiera preparar un zopilote, necesita ciertamente un valor á toda prueba. / He dicho ántes que los zopilotes pueblan las ciudades y sus cercanías, pero no solo abundan en estos grandes centros de poblacion: cosmopolitas por sus gustos, siguen la marcha del género humano y establecen sus penates en to- dos los lugares habitados. Su presencia es siempre la consecuencia necesaria de la del hombre. Luego que se funda una colonia, cierto número de zopi- lotes se radica en sus inmediaciones. En algunos distritos del país, la pobla- cion es muy vagabunda, emigra fácilmente de un lugar á otro. Siempre que tiene lugar esta traslacion, los zopilotes van á buscar fortuna por otra parte; así es que la aparicion de estas aves formando círculos en el aire, indica con seguridad la proximidad de lugares habitados ó de caminos concurridos, y despues de un largo aislamiento, el viajero saluda á lo léjos con júbilo á esta ave lúgubre que de cerca solo inspira horror y repulsion. Puede ser que no exista entre el mundo alado de México un sér mas cosmopolita que el zopi- lote: todos los climas le convienen, se le encuentra tanto en las mesas como en las tierras calientes de las costas. Cuando se sube á la meseta ya no se les ve en tan grandes parvadas; parece que no están allí sino porque la pre- sencia de los hombres y de los rebaños les ofrece una abundante nutricion, y su número mucho menor en estas regiones prueba que no han nacido para su clima riguroso. Ignoro hasta qué altura se elevan en las montañas, y creo que no habitan á una mayor de 8 a 9,000 piés; pero como en México los climas mas diversos están frecuentemente reunidos en límites muy estre- chos, sucede por lo regular que permanecen de noche en el fondo de cañadas calientes, y en el dia van hasta las montañas mas elevadas. Además, mas allá LA NATURALEZA 23 de 9,000 piés no se encuentran habitantes, y por consiguiente ni zopilotes. En la mesa del Anáhuac, las haciendas y ranchos se elevan en un terreno des- nudo, ordinariamente sin árboles, y probablemente por esta razon carecen de zopilotes, miéntras que en las tierras calientes desde léjos se ven los árboles de las calzadas y los caminos cubiertos de perfiles negros é inmóviles. Los grandes bosques nunca son habitados por estos animales; pero si en medio de uno de ellos se eleva una habitacion, muy pronto nuestros pájaros llegan de muchas leguas de distancia á establecerse allí. Se ve que la naturaleza ha apropiado admirablemente los zopilotes á las necesidades del hombre; esta ave es verdaderamente creada para bien del gé- nero humano y del país que habita: esta es una de las raras ocasiones en que comprendemos el objeto de la naturaleza apreciando la utilidad de un sér de a creacion. Este animal, encargado de impedir la formacion de miasmas des- truyendo rápidamente los cadáveres, existe en mayor número precisamente en donde un calor excesivo produce la putrefaccion rápida de las carnes. Es mé- nos abundante en la mesa central en que la descomposicion de los cadáveres es lenta, y en donde los miasmas raros y poco peligrosos no exigen un reme- dio tan pronto; falta completamente en donde no existe el hombre: en fin, vive en lugares en que causas generales vician el aire por una constante pu- trefaccion, como á los bordes del mar en que millares de cadáveres de ani- males son sin cesar arrojados á las playas. Si la cantidad de inmundicias au- menta por cualquier motivo, los zopilotes se multiplican tambien en número proporcional, de manera que siempre bastan para la destruccion de las ma- terias pestilenciales. De esta manera, el mal lleva en sí mismo su remedio, gracias á esta ley de equilibrio de la naturaleza que casi jamás falla. Un he- cho notable y que importa notar, es que los zopilotes son unos de los pocos animales salvajes cuyo número se ha aumentado por la presencia del hombre. Es evidente que ántes de la conquista, la especie debia ser ménos abundante que en la actualidad, pues aunque México fué probablemente mas poblado que ahora, los zopilotes no encontrarian su nutricion con la facilidad que hoy. La aclimatacion de los animales domésticos de Europa, laintroduccion de las razas bovina y equina, sobre todo, ha debido por lo ménos decuplar su nú- mero proporcionándoles un alimento abundante en los cadáveres que desde esa época siembran tan frecuentemente el terreno, y que el indolente habi- tante del país descuida enterrar, abandonando á la naturaleza siempre previ- sora, el cuidado de hacerlos desaparecer. La utilidad de estas aves no ha sido apreciada por Buffon, que hacia de nuestros zopilotes séres tan odiosos como los lobos, nocivos durante su vida é inútiles despues de su muerte. Losindios al contrario, han comprendido su utilidad desde tiempo inmemorial, y se ha 94 LA NATURALEZA trasmitido en ellos cierto respeto por este buitre, sin quelo hayan hecho ob- jeto de ningun culto supersticioso. Los europeos han sabido tambien apreciar sus servicios: dicen que los españoles los han aclimatado en la Isla de Cuba donde en la actualidad abundan; los ingleses los han llevado á Jamaica, protegiéndolos con las leyes, de suerte que pronto han venido á ser tan fa- miliares en las costas como en tiérra firme. No existen en Haití, en donde la desidia de los negros los hace mas necesarios que en ninguna otra parte. En este país las inmundicias y los restos de los asnos y de los caballos permane- cen tirados en medio de las calles ó á las orillas de las ciudades. Los cerdos son los encargados de limpiar el suelo; ellos reemplazan allí á los zopilotes, nutriéndose casi exclusivamente con cuerpos muertos. Tal alimento comu- nica, es cierto, á la carne de este mamífero un sabor desagradable, pero el paladar de los negros es poco delicado. La ausencia del zopilote en Santo Domingo demuestra cuán perezoso es, y hasta qué punto se fija en el distrito que explota, puesto que no ha atravesado el brazo de mar que separa á Cuba de Santo Domingo, adonde le llaman festines infinitos. Este hecho manifiesta cuán errónea es la suposicion de Buffon que pretende que ha atravesado el océano entre la Guinea y el Brasil. Ninguna ave es ménos viajera ni posée ménos que ésta el instinto de la emigracion. En México existen dos especies bien distintas de zopilotes. Una con la piel del cuello y de la cabeza negra, es la especie vulgar 6 el Urubu; la otra con estas partes del cuerpo rojas, es la 4ura.? Esta última se encuentra mucho - ménos repartida, y se le halla sobre todo en las tierras calientes y templadas. No vive en grandes parvadas como el Urubu, su pico es mas fuerte y ménos alargado, lo que explica sus tendencias mas solitarias. Esta especie es la única que he matado en las Antillas, é ignoro si el Urubu vive tambien en ellas. Se encuentra aún el zopilote real,ó que es negro y blanco; vive solitario, y parece ser muy raro. Los habitantes del país lo consideran como el rey de los zopilotes: pretenden que estos le ceden el paso con deferencia y se man- tienen inmóviles alrededor de la presa que él devora, sin tocarla jamás. No he tenido ocasion de rectificar este hecho, que se explica por el derecho del mas fuerte, sin recurrir á nada maravilloso. (Saussure: Observaciones sobre las costumbres de las aves de México, traducido por J. M. A.) LA NATURALEZA 25 NO LAUS:. ——o0 EAAAKÁ 1 Esta asercion no es exacta, pues el vulgo distingue las dos especies dándole á una el nombre de aura y á otra la de zopilote. 2 Los zopilotes no construyen nidos; depositan sus huevos en las anfractuosidades de las rocas ó de las paredes arruinadas: sus huevos son ovados, el cascaron de un blanco azulado cubierto ya con puntos de un tolor moreno rojizo, y otros violetas mas numero- sos hácia la extremidad mas gruesa, ó ya con manchas morenas y violetas; sus dimen- siones son en su mayor diámetro 0,1070 y en el menor varía de 0,1043 á 01045: los de la aura son muy parecidos en su forma y color, pero difieren por ser mas alargados y mas grandes; su mayor diámetro es de 0,1077 y el menor de 0,1048 á 0,1050. 3 Azara refiere varios ejemplos de zopilotes domesticados á tal grado, que acudian al llamamiento de sus amos: este hecho ha sido comprobado por las observaciones de otras personas. 4 Poliborus brasilensis. 5 Las auras, el zopilote comun y el real, pertenecen al órden de los Accipitres sub-ór- den Accipitres diurnos, tribu de los Vulturideos, familia de los Sarcoramphinos; los dos primeros al género Cathartes (Mliger), cuyos caractéres son los siguientes: pico largo, delgado, poco elevado, cubierto por la cera en los dos tercios de su longitud, ligeramen- te hinchado arriba de las narices, y en la base de su porcion córnea apical, comprimido en los lados; narices abiertas en la mitad de la cera, paralelamente á la longitud del pico; alas largas, obtusas; la 332 y 4% remera iguales entre sí y más largas que las otras; cola mediana, igual ó arredondada; piernas emplumadas hasta la rodilla; tarso de la lon- gitud del dedo medio, cubierto con escamas irregulares ó reticulado en su parte anterior, los dedos laterales, medianos, iguales y unidos al medio por una membrana; pulgar cor- to y débil; uñas poco fuertes con la punta embotada; cabeza, occiput y garganta sin plu- mas ni carúnculas, cubiertas con una piel membranosa y arrugada, sobre la cual se en- cuentra uno que otro pelo. El zopilote Cathartes foetens, (Chenu). Vultur atratus, (Idilson).Vultur brasilensis, (Lath). Catharista urubu (Vieill), tiene la cabeza y la parte superior del cuerpo, cubiertas con un algodon corto y áspero, no tiene crestas, ni carúnculas, ni arrugas en la piel; la cabeza, el cuello y la cara, son de un color negro violeta; el íris azafranado; el pico, negruzco en la base y blanco en la extremidad; plumaje uniformemente negro; el algodon que protege la piel, blanco; dedo anterior, muy largo; uñas, negras. Dumont de Ste. Croix. Parece que no tiene voz. La Aura. Cafthartes aura, Lath. Vultur, aura L. Vultur iota, Molina. Catharista aura, Vieill. Segun Dumont, difiere del zopilote por su menor talla, por el color de la piel, de la cabeza y cuello, que es rojo, y por el plumaje de un negro ménos pronunciado y mé- nos brillante. Tenemos además el Cathartes californianus, Latham, cuyo plumaje tambien es negro; las remeras secundarias, blancas en la extremidad; las tectrices morenas; la cabeza y cuello completamente desnudos, lisos y de un color rojizo, una raya negra atraviesa la frente, y otras dos el occiput; la garganta está rodeada en su base por un círculo de plu- mas negras y angostas; los tarsos son negros. 4 26 A LA NATURALEZA 6 El zopilote real es el Sarcoramphus Papa, de Dumeril. Las aves de este género, tie- nen el pico mediano, cubierto por una cera carunculada en el primer tercio de su longi- tud, hinchado en el último, y encorvado, formando un gancho en la punta; las narices se hallan en medio de la cera, son anchas, arredondadas y desnudas; las alas largas, pun- tiagudas; la 3% y 4% remera, iguales entre sí y más largas que las otras; la cola es me- diana, igual y casi cuadrada; las piernas se hallan emplumadas hasta las rodillas; los tarsos de la longitud del dedo medio, están guarnecidos de escamas reticuladas Ó arre_ dondadas; los dedos son medianos; los laterales, cortos y casi iguales, unidos al medio por una membrana y cubiertos con escamas regulares en toda su superficie; el pulgar es mucho mas corto que los otros dedos; las uñas son fuertes, ligeramente encorvadas, y poco aceradas; cabeza, cuello y frente desnudos; sobre la nariz se hallan algunas veces crestas más ó ménos desarrolladas. El zopilote real, Coscaquauhtli de los aztecas, es sin duda la mas hermosa especie de los Vulturídeos; la parte superior de su cuerpo, de color bermejo, claro y brillante, contras- ta muy bien con la inferior, de un blanco puro; el pico es negro en su base y rojo en el resto de su extension; íris blanco circundado de rojo; sobre la nariz se levanta una cresta carnuda y anaranjada, dividida en dos lóbulos, erizada de carúnculas dentadas, de una con- sistencia blanda y no erectiles; las fosas nasales grandes y ovales; la piel de la cabeza es vio- leta, cubierta en el occiput con pelos color de pizarra, rígidos y cortos; de la parte posterior del ojo parten gruesas arrugas que se unen á unas bandillas numerosas de un hermo- so anaranjado, situadas atrás de la cabeza; otros pliegues se dirigen hácia la garganta, sobre la que forman un collar elástico, en unos puntos de un rojo de fuego, en otros de un amarillo de oro ó grises, las mejillas son rojas con placas de un violeta oscuro; las partes laterales del cuello se hallan teñidas de rojo cinabrio, y la anterior, de color de oro; los tarsos son fuertes, azulados y reticulados. Los Sarcoramphus se elevan en los aires á una altura prodigiosa, desde la que distin- guen sin embargo con facilidad á los animales muertos, á los reptiles éinmundicias que les sirven de alimento. Viven por pares en las sabánas secas y calientes; no se reunen en bandadas sino cuando descubren algun cadáver ó algunas inmundicias, ó cuando se incendia algun bosque, en cuyo caso acuden de grandes distancias, se aproximan poco á poco al fuego y buscan entre las cenizas aun calientes, los cadáveres tostados de las serpientes, lagartijas, etc.: es muy fácil entónces cazarlos, pues en esos casos no temen los peligros, y el cazador puede acercárseles demasiado. Son aves sedentarias, cuyas excursiones no se extienden á mas de cinco ó seis leguas del lugar de su residencia, á no ser en algunas circunstancias excepcionales como la que acabamos de mencionar. No construyen nidos; sus huevos los depositan é incuban en las hendeduras de las rocas. La mayor parte de los datos consignados en estas notas han sido tomados de Orbingny, Lesson, Dumont y Vieillot. ArLronso HERRERA. LA NATURALEZA 27 EL MICROSCOPIO Y LA FOTOGRAFÍA APLICADOS AL ESTUDIO DE LAS CIENCIAS NATURALES, MEMORIA LEIDA POR EL SOCIO DE NUMERO, INGENIERO DON JOSE JOAQUIN ARRIAGA, EN LA SESION DEL DIA 8 DE FEBRERO DE 1869. Swammerdan naturalista holandés.—Sus trabajos entomológicos, aplicando el primero con este objeto, el microscopio.—Aplicacion de la fotografía al microscopio para obte- ner imágenes amplificadas de objetos pequeños.—Pruebas obtenidas pormedio del mi- croscopio compuesto.—Pruebas obtenidas con el auxilio del microscopio solar.—Mi- croscopio fotográfico de Nachet.—Megascopio de Chevalier.—La fotografía ha llegado á constituir en nuestra época un poderoso elemento para hacer con mas provecho el es- tudio de las ciencias naturales. Las ciencias naturales, Señores, no cuentan solamente entre sus adeptosá esos astros brillantes que como Buffon, Cuvier, Humboldt y otros, han ilu- minado al mundo con su saber y han recogido el fruto de sus tareas, disfru- tando del aplauso de la multitud y de una existencia embellecida por la riqueza y por los honores. Aquellas han tenido tambien sus mártires ignorados, sus héroes desconocidos, quesin vacilar han sacrificado su fortuna y su existencia para darlas mas brillo y esplendor. Verdaderos titanes de la ciencia, nose han ocupado ni de su propia gloria ni de su bienestar personal; sus aspiraciones han sido más nobles y más elevadas, puesto quese han consagrado á la inves- tigacion de los sublimes misterios de la naturaleza, para legará la humanidad sus importantes descubrimientos con verdadero desinterés y sin soñar siquiera -con la esperanza de un porvenir risueño. ¿Cuántos de ellos no han recogido por única recompensa las cadenas que los han aprisionado ó el polvo que ha caido sobre su memoria para borrarla? ¿Cuántos, despues de haber dotado al mundo de codiciadas riquezas, han sido los que ménos han disfrutado de ellas? Tal es la suerte que ha cabido á muchos genios á quienes generaciones ménos injustas han concedido más tarde los honores de que son tan dignos. Voy á hablaros, Señores, de uno de esos mártires que todo lo sacrificó, pa- ra enriquecer al mundo científico con uno de los mas grandiosos descubri- mientos que en nuestra época ha llegado á constituir un ramo importantísi- mo de las ciencias naturales. El fué el primero que cual otro Colon, y armado de una sola lente biconvexa, logró penetrar en el mundo de los séres infini- 298 LA NATURALEZA tamente pequeños. Sus curiosas investigaciones revelaron á los sabios, la com-= pleta organizacion del insecto y la admirable vitalidad del impalpable infuso- rio, ántes ignoradas, porque no se contaba con los medios necesarios para penetrar tan oscuros arcanos. Mas ántes de daros á conocer algunas particu- laridades de la vida del célebre naturalista, de cuyos trabajos voy á ocupar- me, permitidme una ligera digresion que considero necesaria para mi objeto. Hasta fimes del siglo XVI, los sabios que se consagraron al estudio de las ciencias naturales, tuvieron que atenerse al exclusivo testimonio de los senti- dos para fallar en sus investigaciones, sin contar para hacerlas mas precisas con auxiliar alguno. Era pues necesario, que sus trabajos fuesen defectuosos é incompletos; y multitud de objetos, ó se les pasaban inadvertidos, ó los juz- gaban de un modo erróneo auxiliados solamente de la simple vista que hasta cierto límite puede dar un fallo seguro. El mundo de los infinitos pequeños les era por consiguiente desconocido, y nada se sabia de la existencia de esos millones de séres que, obedeciendo á leyes sábias é inmutables, cumplen su misteriosa mision de propagarse y destruirse, para conservar como los séres de mas gerarquía, el órden y el equilibrío en los dominios de la naturaleza. El hombre, excitado por su insaciable curiosidad, buscó entónces para satis- facerla un auxiliar poderoso que le sirviese para penetrar en las ocultas regio- nes habitadas por séres imperceptibles: bien puede decirse que en aquella época se intentaba una locura, pretendiendo ver bajo un aspecto gigantesco todo lo pequeño, todo lo diminuto, con el fin de estudiarlo y analizarlo, y extender así el poder con que hoy dominan en las inteligencias las ciencias naturales. Mas para el genio elevado y perseverante nada hay imposible; lucha, sufre y espera, pero siempre llega á obtener el triunfo, muchas veces por largos años ambicionando. Aunque el uso de las lentes aumentativas fué conocido en épocas remotas, y en el siglo XIV ya se empleaban vidrios tallados en superficies esféricas para los trabajos de relojería y de grabado, es indudable que hasta principios del siglo XVII no tuvieron aplicacion en las ciencias naturales. A la Holan- da se debe la invencion de la lente biconvexa, y de allí la recibió el inmortal Galileo para formar el admirable aparato con que logró investigar los secre- tos del firmamento. En la Italia nació el genio de la astronomía, que ayuda- do del telescopio, se remontó á las regiones celestes para averiguar las mis- teriosas leyes que rigen al universo, y en la Holanda apareció pocos años despues el genio de la entomología, quien armado de un microscopio simple, logró no solo denunciar al mundo la existencia de los séres imperceptibles, sino que penetró los secretos de la economía animal para estudiar los miste- rios de la vida hasta en el insecto mas diminuto y despreciable. Swammer- LA NATURALEZA 29 dan, Señores, pues tal es el nombre de ese mártir de las ciencias naturales, fué el primero que dirigiendo hácia la tierra su microscopio simple, consiguió estudiar multitud de esos pequeños séres, que revestidos de los mas esplén- didos colores y viviendo con todas las cualidades de un sér perfecto, son tan dignos de nuestra admiracion por las funciones que desempeñan en el reino animal. 4 Amsterdan, esa ciudad mercante y bulliciosa, que heróicamente lucha con- tra las aguas que intentan aniquilarla, fué la patria de J. Swammerdan; su padre, boticario de profesion, era un avaro colector de todas las bellezas na- turales, que las embarcaciones holandesas trasportaban de las Indias Orienta- les y de las Occidentales. Plantas, insectos minerales, todo lo acopiaba con verdadera codicia, pero sin estudiar ni clasificar, y logró formar así, un caos con todos aquellos séres representantes del órden y de la armonía. En medio de aquel informe museo, comenzó á desarrollarse el espíritu de Swammerdan, y sus primeras impresiones las recibió, rodeado deinsectos cuyos metálicos ó aterciopelados colores, y cuyas formas fantásticas y extrañas excitaron su ima- ginacion. ¿Cómo no ser naturalista cuando se nace así? ¿Cómo no fomentar en el corazon el amor á la naturaleza, si todo lo que ella nos presenta es dig- no de ser admirado? Swammerdan llegó «por fin á constituirse desde niño, el creador de aquel mundo sin armonía, el organizador de aquel confuso y desorganizado gabi- nete, y encerrado en él, comenzó su iniciacion en los misterios de las cien- cias naturales, al mismo tiempo que para proporcionarse una profesion lucra- tiva cursaba las médicas en la Universidad de Leida. Pero el estudio de éstas, que tienen por único y exclusivo objeto el bien de la humanidad, queria ha- cerlo descansar sobre bases mas sólidas. De aquí nació en él el pensamiento de crear el método para el estudio de las ciencias naturales. Queria llegar al admirable organismo del hombre, recorriendo esa escala ascendente de la vi- da y de la sensibilidad que, comenzando en el infusorio, termina en el sér dotado de inteligencia y de sentimiento. «Tan delicados misterios, dice un es- critor,! no era posible penetrarlos con la simple vista, que con frecuencia nos conduce á graves errores. La creacion, por consiguiente, de una nueva ciencia médica presuponia la reforma de los sentidos y la creacion de la óptica.» Esto fué lo que hizo Swammerdan aplicando el microscopio al estudio de la entomología, para explorar el mundo de los séres pequeños y estudiar el organismo y la vitalidad de ellos. Al percibir por primera vez nuestro naturalista las ignoradas bellezas del mundo micrográfico, quiso avanzar en él hasta tocar los límites del infinito; 1 Michelet. 30 LA NATURALEZA mas para ello no le bastaba una sola lente, y le fué preciso crear el método del aumento sucesivo, con el uso perfeccionado en nuestra época de las len- tes de diversa curvatura. Cada obstáculo que en sus curiosas é importantes investigaciones se le presentaba, era vencido por una creacion nueva; y así, de invento en invento, llegó á salvar todas las dificultades que se le oponian para hacer con mas provecho sus estudios. Aun le faltaba luchar con un enemigo poderoso: la accion destructora del tiempo, que nada perdona y todo lo aniquila. Era preciso, pues, detener esa mano que todo lo pulveriza, y dar la apariencia de vida á séres inanimados, para conservarlos indefinidamente. Con este fin estableció el método de las inyecciones preservadoras, y obligó al tiempo, dice un naturalista, «á que se detuviera, y contuvo los estragos de la muerte. » Para disecar insectos pequeños, no usaba Swammerdan instrumentos de acero, pues se corria con ellos el peligro de lastimar las piezas anatómicas. Este inconveniente logró salvarlo, fabricando él mismo y con auxilio del mi- eroscopio, sus finisimos escalpelos, empleando para ello el marfil de prefe- rencia á los metales: dicha materia le proporcionaba la ventaja de reunir á la dureza, cierta suavidad que permite hacer las disecciones sin destrozar. Los incesantes y penosos estudios á que se habia consagrado el naturalista holandés, tuvieron al fin un éxito feliz. En el siglo XVI tuvo la gloria de participar al mundo científico la maternidad del insecto, presentando diseca= dos y descritos los ovarios de la abeja, y explicó tambien estas importantes funciones, estudiadas en la hormiga. Pero el trabajo mas notable de Swammerdan fué el relativo á las metamór- fosis. En él reveló con toda claridad, las fases misteriosas que presentan los insectos ántes de figurar como séres perfectos. «¿Quién se hubiera atrevido en aquella época, dice Michelet, á sostener que la oruga con ese lujo pesado de órganos digestivos que lleva consigo y sus patas gruesas y velludas, es la misma cosa que un sér alado, etéreo: la mariposa. Swammerdan se atrevió á decirlo, y demostró por la mas fina anatomía, que orugas, ninfas y mari- posas, eran tres estados del mismo sér, tres evoluciones naturales y legíti- mas de su vida.» Las diferencias que se observan en las metamórfosis de los insectos, sir= vieron á Swammerdan de punto de partida para establecer una clasificacion mas precisa y ménos defectuosa que las clasificaciones propuestas ántes que él por Wotton, Aldrovando y otros. A Swammerdan deben pues, las cien- cias naturales, dos trabajos importantes: la anatomía entomológica y la cla- sificacion de los insectos por las metamorfosis que sufren. Trabajos en verdad preciosos y que han sabido utilizarse por los naturalistas modernos. LA NATURALEZA 3 En vista de la ligera reseña que acabo de hacer respecto de las tareas cien- tificas emprendidas y terminadas con tanto lucimiento por el sabio naturalis- ta holandés, era de esperarse que la gloria y el bienestar material coronaran sus esfuerzos. No fué así. Su padre le retiró toda proteccion y le entregó á las eventualidades de la suerte. Los profesores de la Universidad de Leida miraron con envidia los progresos del jóven naturalista, y no le tendieron la mano para levantarle de su postracion y de su miseria. La Holanda, su pa- tria, permaneció fria é indiferente ante los heróicos esfuerzos de aquel genio que brillaba entre sus nieblas. En situacion tan precaria abandonó su país, se dirigió á Francia, y en Paris se hizo amigo del célebre Thévenot, que en su ca- sa de Issy dió sér á la Academia de ciencias. Puede decirse que Swammer- dan, asistiendo á las tertulias de los sabios que se reunian en la casa de Thé- venot, y en las cuales manifestó sus descubrimientos, contribuyó á la funda- cion de aquella célebre Academia. El suplicio del místico Morin acontecido en Paris en el año de 1664, y lo ocurrido con Galileo en Italia, fueron tal vez los motivos que en su ánimo influyeron para no radicarse en aquella capital, ni admitir las invitaciones que le hacia el gran duque de Toscana para que se estableciese en Florencia. Vuelto á Holanda, prosiguió sus tareas con extraordinario entusiasmo. Maslos resul- tados que obtuvo para sí le fueron del todo funestos: la dedicacion con que prosiguió sus trabajos micrográficos, pues observaba diariamente y en pleno sol desde las seis de la mañana hasta el medio dia, le debilitó la vista hasta quedar casi ciego: el afan con que escribia sus bellos artículos sobre entomo- logía y para cuyo trabajo empleaba las noches, las fiebres paludianas tan fre- cuentes en la Holanda, y su extremada miseria, acabaron por apagar aquella imaginacion privilegiada y aquel talento verdaderamente admirable. Pobre y enfermo, se arrastraba por las calles de Amsterdan, sin tener siquiera un lu- gar donde depositar sus preciosas colecciones, que en su espentosa situacion hacia ya el sacrificio de vender para procurarse la subsistencia. Ni las socie- dades científicas, ni los ricos aficionados á la Historia Natural, supieron apre- ciar aquel tesoro formado á costa de incesantes estudios. Sus colecciones pe- recieron dispersadas; sus manuscritos pocos dias ántes de morir los legó á Thévenot; de las manos de éste pasaron á las de Duverney, quien á su vez los vendió á Boerhave. Éste por fin los ordenó, y parte de ellos dió á luz con el título de Biblia nature, seu historia insectorum in certas clases re- dacta: obra en latin y en holandés que hasta hoy es indispensable para es- tudiar con fruto la anatomía de los insectos.! 1 Hay una edicion en dos volúmenes in folio de esta obra, traducida al frances, en la coleccion académica de Dijon. 32 LA NATURALEZA Tal fué el fin que tuvo el inmortal pero desgraciado Swammerdan, á quien con justicia debe llamársele el padre de la entomología. Aunque Malpighi, Leu- wenhoek, Hooke y otros naturalistas aplicaron tambien el microscopio á impor- tantes investigaciones, es indudable que los trabajos de Swammerdan son su- periores á los de aquellos, por el encadenamiento, por el órden y la minu- ciosidad con que fueron ejecutados. Lyonet siguió despues los pasos del sabio holandés, y un solo trabajo, la Anatomía de la oruga del saúce, le valió un nombre inmortal. Otros muchos naturalistas han seguido el mismo cami- no; otros más lo seguirán para ir descubriendo nuevas bellezas y nuevos mis- terios. ¡Ojalá que tambien muchos de mis ilustrados consocios lo sigan por el buen nombre de su país! México no será ingrato con los que hoy se empe- ñan por demostrar al mundo sus innumerables riquezas, como lo fué la Ho- landa con el sabio Swammerdan. Es indudable que las ciencias naturales comenzaron á tomar un vuelo rá- pido desde que este naturalista aplicó á su estudio el microscopio. Y desde entónces, este pequeño aparato, cual una antorcha luminosa, viene disipan- do errores y dando mayor caudal de conocimientos en los reinos de la natu- raleza. Sin él, Ehrenberg no hubiera determinado la naturaleza del trípoli de Bilin, compuesto de caparazas de infusorios, ni reconocido la existencia de millones de estos pequeños séres en estado fósil hasta en el polvo llevado por los vientos, ni visto con claridad las especies vivientes, cuyo océano consiste en una gota de agua. Ehrenberg, Huber, Straus, Robin y otros muchos na- turalistas, merced al microscopio, han legado á las ciencias admirables y asombrosos descubrimientos, pero á costa de un heróico sacrificio: la pérdi- da de la vista, por el uso continuado que de este aparato han hecho en sus de- licadas observaciones. Todos ellos, como Swammerdan, han quedado privados de ver la luz, en obsequio de otras inteligencias á quienes han iluminado con el esplendor de su saber. El microscopio ejerce ciertamente un poder irresis- tible, una fascinacion enérgica y poderosa sobre el naturalista que lo usa con frecuencia. Cada objeto que se examina encierra tantas bellezas y oculta tan- tos misterios, que es imposible dejar de admirar las unas y prescindir de pe- netrar los otros. Pero este delirio científico, ocasiona generalmente en el ob- servador, la pérdida del sentido de que mas necesita para sus importantes investigaciones. La ciencia, que camina siempre de mejora en mejora, ha llegado á per- feccionar de tal manera el microscopio compuesto de Jansen y el solar de Lieberkhún, que con el auxilio que ellos prestan, ya no puede el mundo mi- crográfico ocultar al sabio ni sus secretos, ni sus bellezas encantadoras. El observador puede colocar cómodamente en los aparatos modernos, el objeto S E S 20 ÚS EN (CR ss == WS o 2 ¡S===>5 ===) 0 PERIODICO CIENTIFICO ER DE LA eS il SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL —»£8 ENTREGA 2%—JULIO DE 1869. — ES Y OL yn OS So 3 Ls o l Y. MÉXICO Lado IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C2 fp BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. APLICACIONES QUÍMICO-INDUSTRIALES. NUEVO LIQUIDO PARA CONSERVAR LOS OBJETOS DE HISTORIA NATURAL. Multitud de experiencias se han hecho en estos últimos años con el objeto de en- contrar un sucedáneo del alcohol para la conservacion de los objetos de Historia Na- tural, pues este líquido es bastante caro, tiene el inconveniente de que con él se pierden generalmente los colores y las piezas delicadas se deforman. Entre las diversas sustancias ensayadas y con las que se han obtenido mejores resultados citaremos: el cloruro de zinc, el ácido carbólico, la glicerina, el cloruro de calcio, el acetato de alúmina y el ácido arsenioso. Aunque todas ellas poseen las | propiedades preservadoras en más ó ménos grado, sin embargo, la cuestion no ha sido resuelta, pues si es cierto que algunas son mas baratas que el alcohol, tambien lo es que el color y la forma de los objetos se pierde comunmente, sobre todo si estos son delicados. Mr. Varril propone la solucion que adelante diremos y que llena perfectamente bien las condiciones ántes enunciadas; con ella ha conservado la larva del Sphin quadrimaculata, con su forma natural, su delicado color verde y su apariencia tras- lúcida, lo que con el alcohol y las demás sustancias ya indicadas ha sido imposible: pescados, insectos, moluscos, hojas de plantas, etc., han sido tambien perfectamen- te conservados: los moluscos sobre todo llaman la atencion por lo bien que guardan la apariencia delicada de sus membranas semitrasparentes. El modo de preparar los objetos es el siguiente: Se hace una SOLUCION A.. 1 formada de Sallgema so 1 EA A A tae 40 onzas Nitrato de poa 4, Io NS E e sale 8 cuartillos Duplicando la cantidad de agua para la misma proporcion de sales, se obtiene la solucion A. 2, y triplicándola, la solucion A. 3. Por otra parte, se prepara la SOLUCION B. 1 con IN a A E O A 8 cuartillos SOCIO ARA EA A A 1 cuartillo As emato de pos E 1 onza Duplicando la cantidad de agua se obtiene la solucion B. 2. Para preparar los animales, si son insectos, ó mariscos no vertebrados, se colo- can en la solucion B. 1, á no ser que sean muy delicados, en cuyo caso se emplea la solucion B. 2, aunque sin ser condicion indispensable, es conveniente lavarlos ántes con agua fria, procurándose que no sobrenaden, pudiéndose emplear cualquier medio mecánico para evitarlo; despues de haber permanecido en esa solucion un número de horas variable, segun las dimensiones de los objetos y la temperatura del aire ambiente, se pasan á la solucion A. 3, en seguida á la A. 2, y por último, á la A. 1, permaneciendo tambien algunas horas en cada una de ellas. Se colocan las piezas en frascos adecuados que contengan la solucion A. 1, perfectamente fil- trada; los tapones se cubren con cera ó parafina disueltas en la esencia de tremen- tina, con el objeto de impedir que el líquido se evapore y cristalicen las sales. LA NATURALEZA 33 que quiera, para poderlo estudiar sin grande fatiga y sin que pierda el mas pequeño detalle. Noignorais, Señores, las grandes ventajas que para ello pro- porcionan el microscopio de inclinacion, el universal de Chevalier, el biocular de Nachet, y otra infinidad que puede decirse, nada dejan que desear, para hacer las observaciones con toda precision. No entraré en pormenores acerca de los aparatos que acabo de enumerar, ya porque os son bien conoci- dos, ya tambien, porque mi principal objeto es tratar una cuestion nueva de micrografía, y que en mi concepto es de grande interés para nuestros adelan- tos científicos. Indudablemente, los antiguos micrógrafos tuvieron que luchar con graves dificultades para reproducir por medio del dibujo los objetos que observa- ban. El microscopio simple, por poderoso que fuera, no podia presen- tarles los objetos con todos sus pormenores, y era preciso que á pesar de la exactitud que ponian en sus observaciones, algunos se les pasaran inadverti- dos. Además, el trabajo de copiar los objetos, fué hasta cierta época una ta- rea enojosa y molesta, ya por la posicion que estaba obligado á tomar el ob- servador por la verticalidad del microscopio, ya tambien por las bruscas y repetidas transiciones á que era necesario sujetar el órgano de la vista. Am- bos inconvenientes los tiene salvados la ciencia: con los microscopios moder- nos, como ya hemos dicho, nada puede quedar ignorado, por el aumento gradual y extraordinario que se puede obtener con ellos. La reproduccion de los objetos se consigue ahora de una manera fácil y sencilla. Si se usan con este fin los microscopios compuestos, se combinan con ellos pequeños apara- tos que proporcionan la ventaja de hacer los dibujos sin grande molestia. Tal es el objeto que tienen, como lo sabeis, las cámaras claras, inventadas por Wollaston, Seemmering y Amici. El microscopio solar ofrece bajo este aspecto una ventaja notable, puesto que la imágen producida por él y recibida en una pantalla de papel trasparente, puede calcarse tomando el contorno de aquella. Mas á pesar de proporcionar estos métodos de representacion de los objetos microscópicos un grande adelanto á la micrografía, aun quedaba el inconve- niente de no poder determinar con exactitud las sombras, para obtener el re- lieve de ellos. Reservado estaba, entre otros, al óptico Vicente Chevalier, sal- var esta última dificultad, y logró conseguirlo, aplicando la fotografía á los microscopios para obtener por su medio bellísimas reproducciones amplificadas é indelebles de objetos imperceptibles. Por medio de este utilísimo y admirable invento, los habitantes del mun- do micrográfico pueden figurar en hermosas láminas, para ser estudiados sin la fatiga que causan las observaciones, y sin el peligro de la pérdida de la vista por el uso frecuente del microscopio. D) 34 LA NATURALEZA Hé aquí lo que acerca de esta importante aplicacion de la fotografía á las ciencias naturales dice Arturo Chevalier: «La fotografía es el mejor medio para obtener hermosas reproducciones de objetos microscópicos. Las prime- ras pruebas de este género, fueron hechas en 1840 por mi abuelo Vicente Chevalier.* El procedimiento consiste, en recibir la imágen amplificada sobre una placa de vidrio preparada con colodion húmedo. Con el microscopio co- mun y de débil aumento pueden obtenerse reproducciones fotográficas. Bas- ta para esto, colocar en sustitucion del tubo del microscopio, una pirámide hueca de madera, que lleva en su parte inferior las lentes, y en la superior un vidrio opaco: estando el objeto iluminado, se arregla el foco hasta que la imágen retratada en el vidrio se presente con todos sus pormenores, despues se sustituye éste con una placa de vidrio preparada con colodion seco ó hú- medo. Las operaciones siguientes para obtener sobre papel la reproduccion, son del resorte de la fotografía. «Pero las mas bellas reproducciones se obtienen por medio del microscopio solar, recibiendo las imágenes amplificadas en placas de vidrio preparadas como queda dicho. Las primeras pruebas obtenidas con este microscopio fue- ron presentadas en 1840 á la Academia de ciencias de Paris. «En el año de 1863, añade Chevalier, dí á conocer á dicha Academia de ciencias, la aplicacion de las imágenes aumentadas á las piezas de anatomía. He presentado como prueba del buen éxito de esta aplicacion, una mano di- secada de 0,50 de largo, y un corte mediano del cuerpo humano del tama- ño natural. Las nuevas investigaciones que hago con este objeto, harán ver que estas grandes fotografías pueden ser muy útiles para los cursos públicos, los museos, los anfiteatros, reemplazando á las litografías y á los grabados, cuyo precio es elevado.» Desde que Vicente Chevalier presentó al mundo científico esta nueva apli- cacion de la fotografía, los constructores de microscopios se han empeñado en perfeccionarla combinando los aparatos micrográficos y fotográficos para llegar, como han llegado, á la creacion de un nuevo instrumento, digno de figurar entre las manos de los hombres amantes de las ciencias. El microscopio fotográfico ya es un hecho, y la invencion de este nuevo aparato, debe formar época en los anales de la Física y de la Historia Natural. Entre los microscopios de esta clase, el que en mi concepto merece aceptarse por su sencillez y por la precision con que indudablemente ha de dar las imágenes, es el construido por Nachet. Hé aquí, aunque sea de una manera imperfecta, la descripcion de este pre- cioso instrumento: 1 Las primeras pruebas que este óptico frances presentó, fueron hechas sobre placas metálicas, siguiendo el antiguo procedimiento de Daguerre. LA NATURALEZA 35 Un microscopio compuesto, está fijado verticalmente sobre la parte supe- rior de una cámara oscura, y la imágen del objeto colocado sobre el objetivo, va á fijarse sobre la placa de vidrio sensibilizada, que es horizontal. Esta dis- posicion es sumamente ventajosa para las manipulaciones, pues permite sacar pruebas bien iluminadas de cuerpos opacos, puesto que la luz cayendo verti- calmente, es recibida por un espejo cóncavo de Lieberkhún que está fijado á la parte superior del microscopio, y el cual la refleja sobre el objeto colocado ante el objetivo. No existe la platina como en los demás microscopios, y ésta se halla sustituida por dos placas de vidrio fijadas invariablemente, y sobre las cuales se coloca la que lleva el objeto cuya imágen se quiere obtener. Se ve que de esta manera no hay cuerpo alguno opaco que se oponga á que la luz llegue hasta el espejo. La precision de la imágen sobre el vidrio opaco de la cámara, se obtiene como en los aparatos comunes de fotografía, arre- sglando el foco por medio del movimiento de un tornillo. La cámara oscura está provista en su parte superior de un anteojo que parte de él queda en el interior de ella. El objeto que tiene este anteojo, es observar con él si la imá- gen se retrata en la cámara con toda exactitud. Conseguido esto, se sustituye el vidrio opaco con la placa sensibilizada, y se opera desde este momento como si se tratara de obtener un retrato. A los microscopios modernos de inclina- cion, puede agregarse tambien la cámara fotográfica, y la posicion de todo el aparato puede ser entónces horizontal. Las imágenes así obtenidas, tienen regular amplificacion; pero si se desea que ésta sea mayor, pueden emplearse los diversos aparatos amplificadores que usan los fotógrafos, entre los cuales merece mencionarse el Megascopio re- flector acromático de Chevalier. Este precioso aparato es una modificacion del microscopio solar, y la dife- rencia notable que hay entre ambos, es, que en el megascopio no se coloca como en aquel el objeto original, sino su imágen fotográfica obtenida en papel trasparente ó en vidrio; la amplificacion es idéntica á la que produce el mi- eroscopio mencionado. Para recibir la imágen amplificada producida por el megascopio, se hace uso de una caja semejante á la de la cámara oscura, pero abierta en sus lados anterior y posterior: el lado que da frente al megascopio debe permanecer abier- to; en el otro se coloca un bastidor que contiene una hoja de papel bristol bien restirada, y que sirve para ver si la imágen se presenta con toda limpieza y exactitud, lo cual se consigue arreglando el foco del megascopio. En los mo- mentos de la operacion, este bastidor es reemplazado por la hoja de papel sen- sibilizada, fija en un bastidor de madera. La caja que sirve para obtener las reproducciones, está colocada sobre un tripié comun, de manera que se la 36 LA NATURALEZA pueda acercar ó retirar, levantar ó bajar, segun necesite el operador. Obte- nido así el cliché en papel trasparente, las operaciones que se ejecutan para hacer aparecer la imágen, son las relativas á las pruebas negativas sobre pa- pel y que se hallan prescritas en los tratados de fotografía. La prueba ne- gativa sirve despues para producir las positivas sobre papel albuminado. Por los procedimientos que ligeramente he señalado, convendréis conmi- go, Señores, que la ciencia del microscopio casi toca a su perfeccion, merced á los admirables inventos de Niepce y de Fox Talbot, de Chevalier y de Na- chet. De hoy en adelante, en lugar de dibujos aproximados y tal vez imper- fectos, todo el organismo del reino animal y del reino vegetal podrá figurar en hermosas láminas fotográficas obtenidas con los inagotables recursos que en el siglo XIX nos proporcionan las ciencias y las artes. Si Swammerdan y Leuwenhoek con microscopios débiles é imperfectos lograron descubrir un campo vastísimo para hacer en él útiles y curiosas investigaciones, hoy que esos instrumentos tocan á su perfeccion, que se combinan y se aplican de mil maneras auxiliados ventajosamente por la fotografía, puede decirse con ente- ra confianza, que las ciencias naturales cuentan ya con un poderoso elemento para levantar el velo con que ántes ocultaba la naturaleza sus misterios. Si queremos engrandecerlas y desarrollar el estudio de ellas en nuestro país, es preciso que las cuestiones prácticas sean las que de preferencia ocu= pen nuestra atencion. La que acabo de proponer me parece que debe colo- carse en ese rango. Aprovechemos, siempre que nos sea posible, el precioso aparato que ha dado tanta gloria á los naturalistas que lo han empleado: de esta manera, cada uno de nosotros podrá explorar el mundo micrográfico, mundo vírgen todavía en México, y presentar trabajos verdaderamente úti- les, que llegarán á ser con el tiempo uno de los mas gloriosos timbres de nues- tra naciente Sociedad. Más felices que Swammerdan, contamos con el auxi- lio de la fotografía para dar á nuestras investigaciones todo el lucimiento de- bido, y lograremos formar así, atlas científicos en que figuren multitud de bellezas tal vez hasta ahora desconocidas. ¡Dichosos nosotros si logramos le- vantar por solos nuestros esfuerzos, tan glorioso monumento en honra de nuestra patria! Ninguna de estas grandiosas empresas se lleva á feliz término sin vencer obstáculos. Los estudios micrográficos y su aplicacion á la fotografía, exigen gastos no pequeños que aun no puede erogar nuestra Sociedad; pero este pensamiento no debe desalentarnos: nuestra perseverancia, nuestra union fraternal y nuestro amor por las ciencias, nos ayudarán eficazmente para que la Sociedad Mexicana de Historia Natural llegue á cumplir de una ma- nera digna su mision patriotica y bienhechora. LA NATURALEZA 7) FLORA MEDICA Á A AAA EL COPAL POR EL Sr, D. LEONARDO OLIVA, SOCIO CORRESPONSAL EN GUADALAJARA, AA AAA Bayo el nombre de Copal se comprenden dos especies de resinas bien distin- tas: la primera llamada de la India, que se distingue en dura y blanda: ella ha sido el objeto de una tésis presentada y sostenida por Mr. Eduardo Filhol en la facultad de ciencias de Paris: con el nombre de copal de India, hay el de Cal- cuta, Bombay, Madagascar, etc.; pero tres son sus variedades: el de Madagascar, India y una tercera que se cree originaria del Brasil ó del Africa meridional, provienen de algunos Hymen«ea de las leguminosas, llamados en Madagas- car Tandrou-voho ó Tandron-roho, de los cuales no carecemos, pues tene- mos el Hymenca Candolliana H. B. K. que crece en Santiago (canton de Te- pic) que se creyó referir al H. courbaril L. y que es llamado en mexicano Quapinolli (de quahuitl, árbol, y pinolli, harina, por la que lleva en sus vai- nas), el cual produce la goma succino del país ó cuapinole, que fué uno de los objetos de los estudios del infatigable Alzate: goma que es empleada en los barnices, y en la que dicho P. Alzate creyó reconocer el verdadero suc- cino: tenemos pues, que muestro succino es un verdadero copal de India, se- mejante al de Bombay, y por consiguiente lo que vamos á decir de éste, es aplicable á aquel: el copal de India que Filhol, dice, respecto del duro, que es trasparente, de color citrino, de consistencia dura, inodoro é insípido, es frio, ya liso, ya rugoso, contiene: 80,66 de carbono, 8,77 de oxígeno y 10,57 de hidrógeno, si es de Calcuta; si de Bombay, 79,70 de carbono, 10,40 de oxigeno y 9,90 de hidrógeno: y 79,80 de carbono, 9,02 de oxí- geno y 10,78 de hidrógeno, si es de Madagascar. El mismo Mr. Filhol de- duce de sus experiencias, que la resina copal expuesta al aire en polvo muy fino y á una temperatura elevada, absorbe oxígeno: que los productos de es- ta oxidacion son nuevas resinas que parecen derivadas del mismo radical que la resina primitiva; que las diversas variedades llamadas copal de India, tie- nen la misma composicion á corta diferencia; que el tal contiene cinco resi- ras que llama alpha, betta, gamma, delta y epsilon, de las cuales las mas oxigenadas son las mas solubles; que el copal blando ó tierno ofrece una com- posicion tal, que debe clasificarse en la misma série; que el copal es insolu- 38 LA NATURALEZA ble en alcohol y esencia de trementina, pero que puede hacerse soluble en ellos despues de absorber el oxigeno, y por último, que en el análisis de es= tas resinas debe cuidarse mucho de la accion del aire y del agua, porque po- dria suceder que creyendo analizar una resina que se ha aislado pura, por la accion de dichos agentes, no sea sino una mezcla. La segunda especie que se comprende bajo el nombre genérico de copal, es la que puede llamarse de México, y que nosotros llamamos sencillamente copal: ¿mas por qué esta voz copal se halla tanto en México como en la India, aplicada á una sustancia resinosa? Ya hemos advertido en otra parte semejantes coincidencias que tal vez pue- den ser útiles para deducciones importantes, si no es que tal nombre no se haya aplicado al de India, sino despues del descubrimieuto del Nuevo Mun- do: mas volviendo al copal, bajo este nombre designaban los antiguos mexi- canos, especialmente, la resina de las diferentes especies de copales, aunque tambien tomaban dicho nombre como genérico de resinas ó gomoresinas, me- jor que gomas como dice Hernandez; pues es un hecho que las sustancias á las que se les aplica actualmente, son de la naturaleza de las primeras y no de las últimas, lo que ademas se comprende, porque en su tiempo la palabra goma debió ser mas vaga, pudiéndose todavía añadir que quizá Hernandez tuvo presente el copal de India, al hablar del mexicano, y aquel puede consi- derarse por su orígen y naturaleza, como semejante á la goma tragacanto. A uno de los arbustos de que fluye nuestro copal, lo llamaban los mexi- canos Copalcoahaitl, voz compuesta que equivale á árbol (quahuitl), que da ó produce copal (copalli), invirtiendo las voces mexicanas. Segun los caracté- res diferenciales de cada vegetal de ellos, añadíanles palabras que los especi- ficaban; así, tenian éste que puede llamarse el tipo, pues si en otra parte he- mos dicho que tenian sus congéneros ó familias, aquí agregaremos que en ellos puede reconocerse tambien ordinariamente uno que parece constituir el tipo: poseían el copallicoahaitl patlahoac, de cuyo nombre la última voz que constituye su carácter específico, equivale al latifolia de los latinos: te- nian tambien el Copallquauhaiotl, el Tecopalli ó copalla montaña, el To- topocense, el Cuitlacopalla, el Tecopalla quahwitl pitzahoac, esto es, ár- bol (quahuitl) que produce copal (copalli), y que se da entre las piedras (Tetl) de hoja angosta (pitzahoac), el Xochicopalli, el Mizquizxochicopalli óTheuh- copalli 6 Teocopal, el Copalxocotl, etc.: estos vegetales en conjunto, no Ca- recen de algun carácter comun, genérico ó de familia, si mejor se quiere, aun cuando sea más ó ménos fugaz y poco ó nada científico, como lo son en general los primeros pasos en el avance de las ciencías; así es que mucho án- tes de que Magnol y tal vez ántes que otro alguno, los mexicanos tuvieron la LA NATURALEZA 39 idea de reunir diferentes vegetales en grupos, y así nos los han trasmitido: vemos, pues, que el fruto del copaljocote es notablemente resinoso, el miz- quixochicopali, segun Hernandez, dá una resina útil como cefálica, y que es aromática; aun el copalxihuitl que con el Theuhcopalli son los mas diferen- tes, es el uno una especie de salvia, que es bien sabido son aromáticas en ge- neral; y el otro, á lo que parece, una ombelifera de las que muchas lo son igualmente, sin contar con el copaljiote, el patlahoac, etc., que pueden con- siderarse como que constituían los verdaderos copales de ellos. El copal no solo era conocido de los mexicanos, sino de los otomíes, que le llamaban ngidni, y ngidri de los tarascos, etc. En cuanto á los copales conocidos ac- tualmente, principalmente en este Departamento, la mayor parte de los cua- les he visto, aunque de ninguno he logrado ver la flor, son los siguientes: el copal blanco, el copal chino, el copaljiote, el suchicopal, el copal de piedra, entre los que hay mucha semejanza, pudiendo mirarse como verdaderos co- pales, á los que podria agregarse el copalli ó tecopal, si como lo refiere De- candolle es el Elaphrium copalliferum Fl. mex.: además, hay el copaljote, el copalquahuitl pitzahoac que Sprengel refiere al coparfera o/ficinalisL., aun- que no está averiguado haya copáiberos en México, y el copalxihuitl que al- gunos refieren á la salvia formosa. El suchicopal, cuyo nombre está formado de xochitl flor, y copalla copal, esto es, copalla florenti, es llamado tambien copal de santo, lo que podria hacer sospechar que fuese el teocopal: debe referirse al Copalli quahualt, seu arbori gummifera copallifera de Hernandez, capítulo L, folio 45, edicion romana; cuya lámina, á pesar de ser imperfecta, es exacta, aunque por el nom- bre debe referirse á la especie del cap. VII, foja 49, del mismo autor, cuya especie, á lo que entiendo, no falta quien la refiera á una especie de verbe- na 6 lantana; las hojas de cuyas plantas, así como su aroma, le dan alguna afinidad con los copales, si bien en la lámina de esta última especie, podria reconocerse una compuesta, acaso una Montagneea etc.: en cuanto al nom- bre científico que le corresponda al suchicopal, aunque como llevo dicho no he logrado ver la flor, podria por las partes que presenta, tomarse como un He- liocarpus, el americana de las Tiliáceas, que como se ha dicho, es el copal de Veracruz, á lo que podria inducir su cápsula; pero sus hojas son imparipina- das, y su cáliz, á lo que parece, es gamosépalo; los Rhus son pentámeros; los Elaphrium, aun no bien conocidos, llevan un cáliz caduco y sus hojas son 4 6 5 pareadas; con todo, el E. ineequale le es muy parecido; pero es del Cabo de Buena Esperanza, tiene sus foliolos ovados, y el E. cofallaferum, Fl. mex., es de hojas pubescentes, foliolos ovados: resta, pues, sea un Amyrts; y aunque hasta no observar sus flores, etc., no puede decidirse, he formado 40 LA NATURALEZA una especie nueva, porque de cualquier modo deberá formarla, á no ser que fuera un género tambien nuevo, lo que no debilita el aserto, ó que fuera el Amyris anisata de Willd., aunque su olor no es realmente de anís, y el tal es de Guinea; tal vez por sí solo haya hecho crear las especies HE. meqeala A. Anisata D. €. y el E. copalliferum: Fl. mex. Es un arbusto de cosa de cinco varas de altura, con ramos alternos, de tron- co liso y recubierto de una epidérmis. Hojas imparipinadas, largamente pe- cioladas, peciolo comun alado, articulado, con el ala entera, que no comienza sino despues del primer par de foliolos y que se estrecha al punto de desapa- _ recer al nacimiento de cada par de ellos, de manera que parece una hoja tri- foliolada, cuyo impar sirve de peciolo á otra de la misma especie que sigue ar- riba, y así sucesivamente: cuando se cria en terreno ó temperatura impropia, la hoja es trifoliolada; pero si todo es á propósito, los foliolos son al número de seis pares á lo más, cuatro á lo ménos, y el impar que es del mismo tama- ño y figura que los otros, que son largamente acuminados, ovadolanceola- dos, festonados, lisos, lustrosos, trasparente-puntillados, ó glandulosos, de olor resinoso; cada foliolo presenta un nervio longitudinal, que lo divide en dos partes desiguales, siendo la superior mas ancha, las bases casi iguales. Flores en pedúnculos largos, ramificados, lisos, cilíndricos, el comun es axi- lar. Cáliz gamosépalo, persistente, dividido en cuatro dientes. Corola...... Estambres. .... Estilo... . Fruto, drupa oscuramente octágona ó irregular, pareciendo globulosa, algo acuminada al vértice; primero es verde, despues enrojece algo, presenta dos fases opuestas, deprimidas, estrías ligeras, lon- gitudinales: se abre en dos válvulas caducas, en igual sentido, quedando al caer las válvulas una carnosidad roja, semilunar, en cuyo centro está la se- milla de la que solo se ve la mitad, cuyo color es negro; su sarcocarpio es resinoso conteniendo un hueso ó núcleo lenticular, mitad fusco, mitad blan- co, con una película blanca y gruesa. Todas sus partes son de un olor aro- mático, pesado, florece en Estío, crece en Autlan, Ameca, Ahuacatlan, Co- lima y otros lugares calientes. Amyris copallifera: folúis imparipinnatis 6-jugis, longe petiolatis, petiolíis alatis, articulatis, foliolis ovato lan- ceolatis, inequalibus, crenatis, longe acuminatis, glabris, pellucido punctatis, pedunculis axillaribus. El copal blanco debe referirse, tanto por la lámina como por la descrip- cion, al copalliquauhaiotl, seu de leprosa arbore sudente copalla de Hern., cap. IL, foja 46, ed. rom.: él es parecido tambien en la descripcion, aunque no en la lámina, al del capítulo VIL foja 48 del mismo autor; mas por lo que respecta á su nombre científico, solo puede referirse al Rhus sehinowes: foliis pinnatis, glabris, foliolis oblongis, obtuse serratis, mMtidis, pan- LA NATURALEZA 41 nincula terminali supra decomposita. Willd; aunque sospecho que tal vez éste, el anterior, el siguiente y el de piedra, son verdaderos copales y del mismo género científico. Este arbusto, del tamaño del anterior, que flore- ce al mismo tiempo que él, que crece en los mismos lugares y de fruto se- mejante, lleva hojas semejantes á las del Perú (schimus molle L.), pinadas, lisas y oblongas, los foliolos etc.: es el que produce el copal del comercio, que se usa como succedáneo de la goma de limon en las oficinas de farmacia, miéntras que el anterior es usado mas bien como perfume por los indígenas, en los templos. No he llegado á examinar el copaljiote, apénas lo he visto de léjos; sin embargo, como segun lo que he oido decir de él, y segun lo que dice Hernandez, no se le asigna mas carácter diferencial que esa membrana epidérmica de que se reviste y despoja en seguida, lo que le mereció el nom- bre de copaljiote, y como ya hemos visto, al copal blanco le convenga tanto la lámina que trae Hernandez, como la descripcion del dicho copaljiote, y como segun entiendo tambien, el chino presenta esa membrana, acaso bajo el nom- bre de copaljiote estén confundidos el blanco y el chino ó colorado, ó lo que es lo mismo, ambos lleven el nombre de copaljiote, además del suyo propio, atendido ese carácter solamente; sin embargo, algunos pretenden sea realmen- te una especie distinta. El blanco lleva ese nombre por el color de su madera. El copal chino, llamado tambien copal colorado, presenta semejanza con la lámina del Tecopalquahuitl pitzahoac tepoztlant de Hern., cap. VIL, foja 48, aunque no con su descripcion, y sí con la del Cuitlacopali. Creo que muy bien pueda ser el Amyris bipinnata: folúis basi bipinnatis, foliolis numerosis, ovatis, integerrimis, pedunculis terminalibus, pilostusculas, folio longioribus, de la flora mexicana, aunque el que conozco es sencilla- mente de hojas bipinadas con impar por aborto y 5-pareada en cada vez. Su nombre de copal chino tal vez es debido á la forma que le dan sus hojas. El fruto es semejante al de los anteriores, florece como ellos y se cria en luga- res calientes. El nombre patlahoac le convendria por sus hojas. Dos sustancias se conocen bajo el nombre de copal de piedra, ambas re- sinosas: la una, producto de las abejas del país y de que ya he hablado (Lece. de Farmacol., tomo l, pág. 230, lece. 29 y sig.), y la otra, la resina que pro- duce el Tecopalli 6 tecopal llamado tambien probablemente Metzquaquitli que esel Rhussazatilis: folíis palmato 3-folioliatis, ramisque glabris, fo- liolis ovato-lanceolatis, acuminatis, yrosse serratis, racemis, axillari- bus, petioli longitudina D. Cl. Se ha dicho que el copal de Veracruz es el Heliocarpus americana L.; en cuanto á las especies que tenemos referidas, ninguna de ellas puede re- ducirse á un Heliocarpus, y mucho ménos al americano. 6 42 LA NATURALEZA y El copaljocotees un arbusto de las Sapindáceas, que creo merece formar una nueva especie y tambien un nuevo género bajo el nombre de 4molli, pues que sus especies hacen espuma como jabon, y sirven más ó ménos á título de tales: entre los caractéres que podrian asignárseles al género, estarian: cá- liz y corola de una pieza, divididos en cinco dientes. Estambres: filamentos diez, cinco alternos con las divisiones del cáliz, y cinco opuestos; cáliz y co- rola alternos entre sí. Fruto: drupa ovoide ó globulosa: la observacion debe descubrir otros muy notables, que omito anunciar, puesto que no han sido comparadas las especies entre sí. Estas serán el amole de bolita, el copal- jocote, el contasquahuitl y la bolitaria; el primero será el amolli vulga- ris; el segundo, el amolli copalxocotl; el contasquahuitl una tercera espe- cie; y el cuarto tan afin al primero la cuarta especie, ó tal vez una varie- dad de la primera; miéntras tanto, le llamaremos sapindus copalxocotl; es llamado en tarasco pompoaqua, en mexicano copalxocotl 6 copal de fruto agrio. Es un arbusto de cosa de seis varas de altura, ramoso. Hojas: compues- tas de diez pares de foliolos sentados ó casi sentados, opuestos, ovado-lanceo- lados, oblongos, borrosos, suaves al tacto, que terminan ordinariamente en dos foliolos unidos por su base, rara vez en impar. Inflorescencia irregular, á veces terminal: flores apénas pedunculadas, cáliz persistente, gamosépalo, dividido profundamente en cinco lacinias orbiculares, pubescentes, convexas por fuera, cóncavas por dentro, alternas con los pétalos y amarillo-verdosas. Corola gamopetala, partida profundamente en cinco lacinias ovado-acumina- das, verde-amarillentas, blanquizcas, convexo-cóncavas y adherentes al ova- rio. Estambres: filamentos diez, que nacen entre el ovario y los pétalos, li- neares, un poco encorvados hácia dentro á su extremo, cinco alternos con los pétalos y cinco opuestos. Anteras bilobuladas, basifixas. Ovario encarnado, lenticular, con un ombligo al centro, vestigio del estilo. Fruto: drupa ovoide, inversa ó globulosa, de cinco ángulos poco notables, de un color amarillo- verdoso en su mayor madurez, algo áspero, de epicarpio glanduloso, con un ligero barniz resinoso, y olor de la misma clase, aunque débil, revelando su sabor que es ácido, su sarcocarpio que es ménos acuoso y abundante que el de nuestra ciruela (Spondias lutea D. C.), contiene un hueso ó núcleo que pre- senta eminencias y cinco ángulos muy poco marcados, cinco cavidades ó ló= culos con tabiques completos y longitudinales, de cuyos lóculos, uno, dos y aun tres, abortan ordinariamente. Almendra blanca, con una epidérmis de color leonado bajo. Florece en Abril y Mayo, crece en Tepic, Autlan, etc. Hay de él dos clases á lo ménos. La resina que produce el copal blanco principalmente, se presenta en frag- mentos de tamaño y formas variables, semitrasparentes con algunos fragmen- LA NATURALEZA 43 tos de un blanco opaco y friables, pedazos tanto mas abundantes cuanto mas vieja es la resina, y tanto mas viscosos cuanto mas reciente; aspecto que de- ben á que han perdido cierta cantidad de aceite esencial. Todos ellos se pare- cen algo á almendras partidas; su color es ya semejante al de la goma saga- peno, ya al de la goma de limon, su olor es aromático, resinoso, pesado, que va á la cabeza; su sabor insípido, algo dulzacho, untuoso, suave, aromático, apénas amargo despues de algun tiempo que se ha tenido en la boca al de- glutir: es análoga á la resina elemi: está formada, á lo que parece, de resina y aceite esencial. Puede usarse como la resina elemi en lugar de la tacamaca y de la caraña, la analogía de cuyas propiedades además de estar demostra- da por la experiencia, lo confirma el orígen de estas últimas que provienen de Amyris, Icica ó Elaphrium. He visto la flor del copal chino, y presenta las flores como en verti- cilo al extremo de los pequeños ramos en manojos formados de seis y mas racimos con pedúnculos de 3 á 5 flores cada uno, mezclados con hojas jóve- nes ó tiernas, no habiendo alguno en el centro. Las flores son pequeñas, pe- dunculadas, el pedúnculo de ménos de media línea de longitud, cilíndrico. Cáliz partido hasta en su base en cuatro dientes lineares oblongos, alternos con las divisiones de la corola y verdosos. Corola de cuatro pétalos blancos ovado-agudos. Estambres: filamentos ocho; cuatro alternos con los sépalos; cuatro con los pétalos, más cortos que la corola: nacen alrededor del recep- táculo engruesado, disciforme entre él y los pétalos; todos son fértiles, llevan anteras amarillas subidas. Estigma: sentado, rojo oscuro al centro del recep- táculo. Los ramos son desordenados, con un barniz blanquizco, de corteza, moreno rojiza, rollizos. Hojas: ovado-agudas, algunas bipinadas á su base, pero otras son sencillamente bipinadas y presentan hasta 6 pares de pínulas: presentan vestigios de peciolo alado como el de suchicopal, lo que me trae la idea de que el género, acaso la familia con ley distinta ó la misma, es un ti- po fisiológico de forma, de tal naturaleza, que él solo segun ley, dadas cier- tas circunstancias, es capaz de dar las modificaciones todas, de todas las es- pecies posibles, ó en otras palabras, es el tipo ó forma fundamental, como el prisma, el hexaedro, el dodecaedro étc., lo son para las cristalizaciones de las sales; y sin embargo, cada uno es capaz de dar numerosísimas modificacio- nes: esta ley la creo aún desconocida; segun sea ella deben tener sus límites las especies. Es, pues, fuera de duda, que el copal chino es el Amyris bipin- nata D.C. aunque presenta algunas diferencias; que no es un Heliocarpus, ni Rhus, ni Elaphrium, ni Elaeodendron, etec., y que florece en estío, siendo por tanto mas probable que los otros son del mismo género. UTA LA NATURALEZA MINERALOGIA — A — LOS CRIADEROS DE AZUFRE DE MÉXICO Y SU EXPLOTACION POR ANTONIO DEL CASTILLO, INGENIERO DE MINAS. Los principales centros de la produccion del azufre en México, son los si- guientes, enumerados por el órden de su importancia: San Antonio Guascamán, en el Estado de San Luis Potosí; Mapimí, en el Estado de Durango; Taximaroa, en el Estado de Michoacan; Popocatepetl, en el Estado de México; Las Vírgenes, Territorio de la Baja California. Además, se sabe que existe el azufre sin que se conozcan las circunstancias porque no se explota, en los puntos siguientes: SAN MARCIAL. En San Marcial, del Estado de Sonora, camino para Bonancita. Segun no- ticias vagas, el azufre se encuentra en vetas en este lugar. XILITLILLA., En la vertiente oriental de la Sierra-Madre, Estado de Querétaro, en la ea- ñada y cerca de Xilitlilla. VOLCAN DE ORIZAVA, En el volcan de Orizava: este azufral debe ser del mismo carácter geoló- gico que el del Popocatepetl, que se describirá mas adelante. TLALCOZANTITLAN. En Tlalcozantitlan, del Estado de Guerrero. No se conocen las condiciones geológicas de su yacimiento. ZUMPANGO. En Zumpango, del mismo Estado. Se encuentra en capas y ojos, acom- pañado de yeso, ó armado en yeso? TEZIUTLAN. A un lado de Teziutlan, junto al pueblo de Chinahutla. Se encuentra cris- talizado en yeso. LA NATURALEZA 45 En gran número de parajes se manifiestan vapores sulfúreos ó gases sul- furoso y sulfídrico, y por condensacion de los primeros ó descomposicion de los últimos, se deposita azufre nativo en las hendeduras ó rajas de las rocas que atraviesan: las rocas de las paredes de estas rajas son tambien atacadas por dichos vapores, y por su descomposicion se producen tambien alumbres. Entre otros muchos de los parajes referidos, se pueden citar los siguientes: ATLIXCO. Atlixco, del Estado de Puebla, donde se encuentra azufre cristalizado en las rajas de una brecha traquítica. TEMASCALCINGO. Temascalcingo, partido de Ixtlahuaca, hacienda de Ixtapa, Cerro de Solís, en la falda Norte. El azufre en cintas atraviesa una roca alumbrosa. IXTAZIHUATL. Hácia el extremo Sur de la Sierra-Nevada del Ixtazihuatl, en el límite de la vegetacion, se descubre por lo alterado de la roca, y por las emanaciones de gas sulfídrico, una raja ó respiradero de vapor sulfúreo y de gases sulfu- roso y sulfídrico que corre con rumbo de Este á Oeste, y en las tierras de la roca alterada, y en las rajas».de la misma se encuentran costras cristalizadas de azufre. OJO DE AGUA DE SAN PABLO. En Puebla lo depositan al estado pulverulento las aguas hepáticas del Ojo de San Pablo. Las vetas argentíferas de la Baja California lo contienen cristalizado, y acom- paña tambien en el mismo estado á la plata nativa y á la sulfúrea, de los ri- cos frutos de las minas de Rancho del Oro, y á los de cobre gris argentifero de las minas de Tlachiaque, al Sur de Tepeyahualco en el Estado de Puebla, Estas localidades las citamos aquí, solamente por su interés científico, para formar colecciones mineralógicas. Pasando ahora á hablar de las principales azufreras, como se llaman co- munmente en el país á los criaderos de azufre y á los azufrales, comenzare- mos por los de San Antonio Guascaman. SAN ANTONIO GUASCAMAN. Se encuentra éste en terrenos de la hacienda del mismo nombre, que dis- ta de San Luis Potosí cosa de 40 leguas al Este, sobre las montañas de An- 46 LA NATURALEZA gostura; y segun las noticias que se nos han comunicado, el criadero forma capas extensas con diversas direcciones, y tambien cúmulos. Las capas que ahora se trabajan, corren cón rumbo de Norte á Sur, y se encuentran en el cauce de un arroyo, entre las montañas. Se han explotado desde el siglo pasado en que se descubrieron. Hay entre las capas, masas de calcedonia y de yeso. El yeso en que arma el azufre, está cristalizado, y entre éste y el azufre, hay agua que por su exposicion al aire libre se vuelve algo ácida. (Respecto de este y otros puntos, en las noticias que se nos han comunicado, puede ha- ber alguna mala explicacion que no es fácil rectificar sin visitar el criadero; es mas bien probable que las aguas de que aquí se trata, contengan ácido sulfúrico disuelto.) Las capas de azufre están como á 7,"31 debajo de la superficie de la tier- ra, y las labores han llegado hasta la profundidad de unos 18", sin que se desvirtúen ó desaparezcan. Estas noticias se refieren al año de 1866. El grue- so de estas capas es de 6,"40. Hasta ahora solo se han trabajado dos criaderos; pero hay otros muchos, y la cantidad de azufre contenida en ellos es inmensa. El sistema de labores puede perfeccionarse aun cuando el agua abunde en ellos. En el año de 1865 solo dos meses se trabajaron, durante los cuales los due- ños obtuvieron 2,500 quintales de azufre purificado; y en 1866 durante cua- tro meses de trabajo obtuvieron 5,000 quintales. Hay dos clases de metal de azufre, así llaman á los frutos: el rico y el pobre; que rinden, por término medio, un 33 por 100 en la purificacion. El precio del azufre purificado es de 1 peso 50 cs. la arroba, en la mina. Tambien se halla el azufre en otro lugar cerca de Guadalcázar, llamado Tapona; pero por su escasez no se explota. En la preparacion de ácido sulfúrico en el Apartado de la Casa de Moneda de esta capital, se ha estado empleando el azufre de este criadero por canti- dades de 2,500 quintales anuales, al precio de 8 pesos el quintal. MAPIMÍ.. Sobre las azufreras de Mapimí se carece absolutamente de noticias, y se ignora su constitucion geológica y condiciones de explotacion; mas por la ba- ratura de sus productos, se infiere que deben ser muy abundantes. En la poblacion de Mapimí, que está á cosa de 60 leguas al N. E. de Du- rango, se vende el azufre que viene de las minas, distantes todavía 20 leguas mas al Norte, de un peso á doce reales la carga de 12 arrobas. LA NATURALEZA 47 TAXIMAROA., En el Estado de Michoacan, al Sur de Maravatío, está el azufral llamado de Agua Fria, inmediato á la poblacion de Taximaroa. Las escasas noticias que se tienen de él, son las siguientes: Es probablemente un cráter en estado de solfatara, es decir, cráter de vol- can con vestigios todavía de actividad volcánica, por el desprendimiento de vapores sulfurosos y de gases sulfuroso y sulfídrico. Las capas arcillosas con yeso del fondo de la cavidad están penetradas de azufre. Las que se explotan son reemplazadas por las nuevas que se forman por depósitos de las aguas que la llenan, y así constituyen un criadero inago- table, siendo capaz de una extensa explotacion. Segun los datos recogidos en esta capital (y que debo al Sr. D. Maximino Rio de la Loza), resulta, que desde Abril de 1860 hasta Abril de 1866, ó en el espacio de seis años, el consumo de azufre de Taximaroa, ha sido de 1,463 quintales, lo que da para el anual 246,8 quintales. Pero la produccion de este azufre es mucho mayor, y comprende parte de los consumos de Morelia, Guanajuato y otras poblaciones, para la fabricacion de pólvora de minas y la de guerra. POPOCATEPETL. El fondo del cráter del Popocateptl viene á ser un verdadero azufral (sol- fatara en italiano). El desprendimiento de vapores sulfúreos, de vapor de agua y de gases sul- furoso y sulfídrico es continuo, y de la condensacion de los primeros entre los escombros de pómez y tierras del cráter, y de las reacciones entre los se- gundos, resultarán sin duda los productos azufrosos de que se obtiene el azu- fre puro, por la destilacion artificial de esos productos. En cualquiera parte del fondo del cráter que se cave, se encuentra azufre puro condensado; y recogiendo en vasijas los vapores sulfúreos se condensa tambien en ellas el azufre. Hay en el plan del cráter unos puntos mas productivos que otros, á los que llaman vetas; y á los conductos por donde se desprenden los vapores sulfúreos y gases, llaman respiraderos (las fumarolas de los italianos). El ma- yor tenia en 1857 6,5 de diámetro, y multitud de otros pequeños: parece que cambian de lugar á cada instante. Tambien se encuentran algunos char- cos de aguas ácidas, los cuales varian en número: unas veces hay muchos y otros ninguno, segun el testimonio de los trabajadores. En la época á quo 48 LA NATURALEZA nos referimos, habia un charco de 12" de diámetro y de 0,”40 en su mayor profundidad, segun la relacion del capitan de ingenieros L. Perez Castro, que. en union de los jóvenes alumnos de minería Beltran y Vuelta, formaron la primera caravana científica que se haya resuelto á descender al fondo del crá- ter para medirlo; y de cuyos informes, insertos en el Boletin de la Sociedad de Geografía y Estadística, tomo V, página 338, extractamos parte de es- tos datos. De cada respiradero se elevan columnas de humo que se notan desde la parte superior ó boca del volcan, y las cuales al desprenderse, pro- ducen una detonacion bastante fuerte aunque sorda. El fondo del cráter es de figura elíptica muy irregular, cuyo eje mayor tiene 240” de largo y el menor 170"; siendo su profundidad de 143,”85 aba- jo de la brecha en que está montado un malacate para descender al fondo. Las paredes interiores y el fondo, están cubiertos por rampas ó lomás, y por grandes peñascos que se hallan acumulados de la manera mas capricho- sa que imaginarse pueda. Los escombros que se derrumban al fondo del erá- ter van levantando éste con una vara al año, segun se regula por el Sr. D. Pablo Perez, que ha dirigido la explotacion del azufre por mucho tiempo. Es una tradicion popular que hubo una explosion, la cual dió: sus formas actuales al cráter, siendo anteriormente de mucha menor profundidad y fá- cil descenso. Esta tradicion ha dado lugar á suponer, que cuando la actual ca- vidad se haya colmado lo suficiente, volverá á haber otra explosion cuya con= jetura nos parece fundada. La explotacion se hace por medio de diez trabajadores que cavan y reco- gen el azufre en el fondo del cráter, y tienen que subirlo despues por una rampa de 100" de longitud y cosa de 25 430” de inclinacion, formada de es- combros y nieve hasta lo que llaman desenganchadero. Por cada arroba de azufre impuro que los trabajadores trasportan á ese punto, se les paga (50, 123) un real: los mas fuertes llegan á hacer hasta cin- co viajes, y á recoger 4 arrobas en cada uno, por lo que suelen ganar $ 2. 50; pero generalmente lo que alcanzan no pasa de diez á doce reales. Del desen- ganchadero se sube el azufre 62,"88 verticales hasta la plataforma del mala- cate, movido por cuatro peones que ganan ($0, 625) cinco reales diarios; y de este lugar lo suben otros 18" verticales mas, otros peones hasta la bre- cha; y de aquí, fuera ya del cráter, lo bajan los mismos peones hasta la Cruz, á una distancia como de 500% sobre un plano inclinado de nieve, cuya ope- racion se hace sobre cueros de res resbalando sobre ella con dos tercios de á 5 arrobas cada uno, que guia un peon sentado atras, por medio de un palo; á estas peligrosas bajadas llaman corridas. Desde la Cruz, donde comienza la region de las arenas, hasta el rancho de LA NATURALEZA 49 Tlamacas, á una distancia como de tres leguas, tienen que bajar el azufre los mismos peones llevando un solo tercio, y por toda esta faena se les paga cin- co reales diarios ($ 0,62%). Se ve, por la clase de los trabajos anteriores, que el mas penoso es el que se hace dentro del cráter por los peones que recogen el azufre, y tienen que subirlo por la peligrosa y escarpada rampa del fondo ya descrita, aspirando un aire mezclado con los gases desprendidos de los respiraderos, algunos de los cuales son deletéreos, como el sulfídrico por ejemplo. Las corridas son operaciones temerarias que cuestan la vida á muchos peones. En fin, la enorme altura absoluta de 5400” á que todos estos trabajos se ejecutan, deben hacer muy difícil la explotacion, como es fácil concebirlo, y es dudoso que se la pueda dar un gran desarrollo por otros medios mecáni- cos ó mineros. No seria, con todo, extraño á los esfuerzos de hombres del carácter del Sr. Perez (que un dia tuvo, por apuesta, la valentía de subir á encender en el pico mas elevado del volcan una lumbrada para sorprender en la noche con sus llamas á los espectadores de Amecameca), que llegue á emprenderse por alguno de sus sucesores en la explotacion del azufre, el montar dentro del crá- ter del mismo volcan, aparatos condensadores de los vapores sulfúreos, para recoger azufre flor, pues este procedimiento mecánico seria acaso mas reali- zable que el procedimiento minero de abrir un socavon que partiendo del ex- terior comunicara con el cráter en su fondo, segun se ha proyectado, porque las dificultades de la obra son de tal naturaleza, que la hacen impracticable. En efecto, nos parece que los gases con que se encontraria sofocada la exca- vacion, ó el cúmulo de nieves y tierras movedizas que pueden obstruirla en su principio, serian un obstáculo insuperable en su ejecucion. La explotacion de este azufral principia á fines de Enero y termina al co- menzar la estacion de aguas, hácia el mes de Junio. Los productos durante estos cuatro ó cinco meses, se regulan en 1,750 quintales de azufre impuro, que refinado por destilacion en el rancho de Tlamacas, dan por resultado 1,000 quintales de azufre puro. Fácilmente se comprende que las dificultades de la estacion y las del tras- porte, limitan la explotacion á solo los frutos ó productos ricos de azufre, des- echándose los pobres, cuya cantidad es inmensa. El consumo del azufre del Popocatepetl se hace principalmente en la ciu- dad de México, expendiéndose á 11 ó 12 pesos el quintal; y en Puebla, que dista 8 leguas del mismo rancho, vendiéndose á 10 ú 11 pesos. 50 LA NATURALEZA. VOLCAN DE LAS VIRGENES. Cerca de Mulegé, en la Baja California, se encuentra este criadero ó azu- frera, y las vagas noticias que tenemos de ella son las siguientes: El grupo principal que forma la Serranía de las Vírgenes, lo componen tres montañas cónicas, de las cuales la de en medio despide constantemente un va= por acre (probablemente gas sulfuroso ó sulfídrico) por su boca superior. En un radio como de 50” mas abajo de esta boca, el terreno está lleno de infi- nidad de aberturas por las que se desprenden vapores sulfúreos, de los que se condensa azufre puro en formas cristalinas (hebras ó agujas). De la mis- ma boca sale alguna agua acidulada con ácido sulfúrico en disolucion. Una quinta parte del terreno que compone la corteza consistente del volcan, con- tiene tierra azufrosa. Debajo de esta corteza hay una masa de lodo blanquiz- co y fino, la que se ha sondeado hasta una profundidad de 3", siendo su temperatura como de 90? centígrados. Hay tambien una mesa hácia el N. E. de este volcan, compuesta de un terreno volcánico, reventado, y atravesado en todas direcciones de vetillas de azufre. Al pié de la montaña existen unas nuevas que son el resultado de der- rumbes superiores y que comunican con el interior del volcan. Por las abras 6 hendeduras se desprenden vapores sulfúreos que obrando sobre la roca y : descomponiéndola, producen alumbres. Algunos comerciantes de Guaymas han explotado con interrupcion esta azufrera, exportando algunas toneladas de azufre para el extranjero, embar- cándolas por el puerto de Santa Cruz de Mayo, que es el mas inmediato á ella. Para concluir con estas breves noticias, que podrán rectificar y ampliar con utilidad los que tengan oportunidad de visitar los lugares descritos, ha- remos notar, con respecto á la produccion, que la dificultad de los medios de trasporte es el óbice que la limita. De lo que resulta, que miéntras en Mapi- mí vale el quintal de azufre 50 es., se compra en esta capital el de San An- tonio Guascaman á S ó 10 pesos. La produccion, por la circunstancia indicada de la falta de medios baratos de trasporte, no tiene mas límite que el consumo, y éste apónas puede esti- marse para toda la República, en unos 10 ó 12,000 quintales anuales. México, Abril 15 de 1869. LA NATURALEZA, 51 FAUNA INDÍGENA TASA ADICIONES AL ARTÍCULO EL ZOPILOTE. * Ya impreso el artículo que acerca de esta ave se publicó en el primer número de este periódico, se nos han comunicado algunos datos más sobre las cos- tumbres de estos interesantes animales. El Sr. general D. Vicente Riva Palacio ha observado que, cuando los la- bradores incendian los pastos secos, como acostumbran hacerlo en varias lo- calidades, si la marcha del fuego se detiene por cualquiera obstáculo, un va- llado ó una barranca por ejemplo, los zopilotes toman con el pico las brasas por el punto por donde todavía no arden, las trasladan al campo no incen- diado, arrojan sobre ellas hojarasca y soplan con las alas hasta que bien le- vantada la llama, el incendio de aquel campo es indudable. Inútil es decir, que su objeto es aprovecharse de los muchos cadáveres de los animales que en tales casos perecen. Esto, que tambien sabemos lo hacen los cuervos, demuestra hasta qué gra- do llega la inteligencia y astucia de los Cathartes. El estudio de las costumbres de los animales no es una cosa de mera cu- riosidad como generalmente se cree, sino de suma utilidad práctica; multitud de ejemplos podriamos poner para comprobarlo, pero por ahora nos basta ci- tar el siguiente que el mismo Sr. Riva Palacio nos ha referido. Los zopilotes siguen por lo comun á las tropas en campaña en todas sus marchas, y bien se puede decir que en una guerra como la que acaba de pasar, cada brigada tenia su seccion de zopilotes: este hecho sirvió á este señor durante sus cam- pañas más de una ocasion, pues la llegada de una parvada de zopilotes le anunciaba, ántes que los partes de los gefes, la aproximacion de alguna fuerza. Habiendo atado al cuello de varias de estas aves unas cintas blancas, se con- venció de que siempre eran las mismas las que seguian á una misma tropa. Las auras difieren tambien de los zopilotes, porque nunca penetran en las poblaciones, y miéntras que el zopilote visiblemente agita de tiempo en tiem- po sus alas cuando vuela, la aura parece que las tiene inmóviles y no hace mas que un ligero movimiento de oscilacion para dar vuelta; pero este lo ve- rifica con todo el cuerpo en general, de manera que por grande que sea la altura en que vuelen estas dos especies de Cathartes, es fácil distinguir á la una de la otra. 1 Véase la página 17. 52 LA NATURALEZA El Sr. D. Vicente Ordosgoiti, que ha observado á los zopilotes en las cos- tas de Túxpam en donde ha estado radicado algunos años, nos dice, que du- rante la estacion de la seca los bueyes y otros mamiferos acosados por la sed y por el calor abrasador de aquellos climas, se introducen en los pantanos, en los que algunas veces se atascan y no les es posible salir: tan luego como el ojo vigilante del zopilote los percibe en esta situacion, en parvadas numero- sísimas se precipitan sobre ellos, empiezan por sacarles los ojos, probablemen- te para que así les sea ménos fácil la defensa, y despues les despedazan el ano á picotazos para en seguida introducir por allí su horrible cabeza y de- vorarles las entrañas. Con respecto al zopilote real, el mencionado Sr. Riva Palacio nos dice que los que él ha visto difieren del Sarcoramphus Papa, por tener todo el cuerpo blanco, con excepcion de las extremidades de las alas y cola, que son negras: tal vez esta ave no sea mas que una variedad del Sarcoramphus Papa. El mis- mo señor ha confirmado la observacion de Saussure, de que cuando el zopi- lote real está devorando algun cadáver, los Cathartes se mantienen á distancia respetable, y ha visto á un Sarcoramphus matar á dos zopilotes comunes por haberse atrevido á comer al mismo tiempo que él: tan luego como el zopilo- te real concluye su comida se eleva en los aires seguido por un cortejo de Ca- thartes; llegado á cierta altura, lo abandonan para venir á devorar los restos del cadáver que él dejó, y no es seguido sino de unos cuantos que lo acom- pañan hasta su nido. Damos las gracias á los Sres. Riva Palacio y Ordosgoiti por sus curiosas é interesantes noticias, y deseamos que sea imitado su buen ejemplo, pues nos proponemos seguir publicando las costumbres no solo de las aves, sino de todos los animales de México que presenten algun interés, y para completar hasta donde sea posible ese estudio, nos serán muv útiles las noticias que nos suministren las personas que por hallarse radicadas en el campo, por sus via- jes, su espíritu de observacion ó por cualquier otro motivo, han tenido opor- tunidad de conocer las costumbres de algunos de los innumerables animales que forman nuestra fauna: de esta manera se reconocerán los errores en que han incurrido algunos naturalistas, que de paso solamente en nuestra patria no han tenido tiempo suficiente para hacer observaciones detenidas ó han sido mal informados: se prestará un verdadero servicio á la agricultura, pues conociendo las costumbres de las especies, será mas fácil destruir y ahuyen- tar á las nocivas y proteger y atraer á las útiles, y se quitarán las preocupa- ciones que el vulgo tiene en contra de algunos animales verdaderamente pro- vechosos. o Arronso HERRERA, LA NATURALEZA 53 HELMINTOLOGIA APUNTES PARA LA HELMINTOLOGIA MEXICANA Por D. AxtoNIo PEÑAFIEL, SOCIO DE NUMERO. La conchuela, enfermedad parasitaria de la raza bovina. —Su propagación en las aguas estancadas. — Pasa por tres generaciones para llegar á su completo desarrollo. — Insa- lubridad de las aguas del Valle de México.—Strongylus filaria, identidad de estos ento- zoarios mexicanos con los de Europa. — Causa probable de esta identidad. — Conclusion práctica. Saben los hacendados del Distrito de México, que la raza bovina que pasta en lugares fangosos, se enflaquece rápidamente; al enflaquecimiento sigue una diarrea constante que termina con la muerte: la causa de esta enfermedad es un parásito del hígado que designan con el nombre de conchuela. A los informes del señor administrador del hospital militar de esta capital, debimos el Sr. D. Francisco Montes de Oca y yo el haber comprobado por el exámen que hicimos de las entrañas de un animal, que la enfermedad causa- da por la conchuela es la misma que en Europa produce el distoma hepa- ticum. El hígado que observamos tenia una testura blanda y color violado; la sangre que brotaba de las incisiones era muy fluida y serosa; en el interior de los canales biliares habia una multitud de conchuelas diseminadas en di- ferentes partes como fragmentos ovalares de tallarin cocido. Es el mismo parásito del órden de los Tremátodes de Rudolphi, de la clase de los Cotylides de Gervais, que en griego se llama distoma, por las dos bocas ó ventosas que tiene y que á la simple vista se distinguen; douve en Francia, leberwumen Alemania, the liver fluke en Inglaterra, y bisciu- la en Italia. La conchuela es oval oblonga, plana como una hoja, con un pe- queño peciolo de color amarillo gris, de quince milímetros de largo y doce de ancho en los mas voluminosos, con dos ventosas, una anterior y otra en el vientre, poco distante de la primera; en su intermedio se observan con una lente ó el microscopio un órgano sexual prominente y cilíndrico, ó una pequeña abertura circular como si hubiera sido hecha con la punta de un al- filer: estos órganos están mas cerca de la ventosa del vientre que de la que ocupa el extremo anterior del animal. Antes de llegar á su completo desarrollo y de producir la enfermedad que diezma al ganado vacuno, el dístoma hepaticum comienza en las aguas es- 54 LA NATURALEZA tancadas ó en los terrenos pantanosos una serie de metamorfosis que han da- do á conocer los naturalistas alemanes, y que interesa no solamente al agri- cultor para la cria de sus ganados, sino tambien á la salubridad del hombre, En Egipto se ha observado en la vena porta humana el distoma hoemato- búm y en Europa el distoma hepático. E Los distomas son hermafroditas: problablemente puedan propagarse tam- bien por digenia: entre las diez y seis conchuelas que se extrajeron de un hí- gado enfermo, dos solamente tienen un órgano generador prominente; en los catorce restantes, en su lugar, hay una pequeña abertura circular. Si tal su- posicion pudiera ser verdad, seria temible su reproduccion; llevan en sí los medios de tener una prole prodigiosa en el hermafrodismo; sus huevos pro- ducen larvas que á su vez producen un saco lleno de animales: estos crecen y llegan á ser verdaderos distomas. Las larvas microscópicas del distoma eran consideradas aun hace poco tiem-= po, como infusorios con una vida y generación independientes: Múller les ha dado un nombre, Leucophrys (por las pestañas de que están cubiertos) y un género en la serie animal: las larvas producen en su interior un embrióforo, que se compone de un saco ó esporociste, que se mueve y nutre, que lleva un pequeño poro con que se fija en los moluscos é insectos de las aguas es- tancadas, que no tiene órganos reproductores, pero que él mismo es un re- ceptáculo de animales; por último, del embrióforo salen multitud de cerca- rias, semejantes por su forma á ranacuajos pequeñísimos que se trasformarán mas tarde en el hígado del ganado vacuno ó del hombre, en verdaderos dis- tomas. En resúmen, estos animales producen primero huevos; estos, larvas ó leucophrys; éstas, un embrióforo 6 sporocyste que á su vez da sér á nume- rosas cercarias á quienes falta un paso para su completo desarrollo. En es- tos diversos estados de huevo, embrióforo y cercaria, el distoma vive en el agua pantanosa como parásito de los animales que en ella habitan 6 de los vertebrados que la beben. Si Pitágoras hubiera asistido á esta fantasmagoría de la naturaleza, ¡cuántos delirios no hubieran brotado en la imaginacion ca- lenturienta de este filósofo! El Valle de México, con sus extensos lagos, con sus potreros medio sumer- gidos en el fango, forma el lecho mas cómodo para el desarrollo y multipli- cacion del distoma hepático. Hay lugares bien conocidos por la gente del campo, como los potreros de la hacienda de la Teja, San Juanico y la Ladri- llera cerca de esta capital, en que el ganado vacuno se enflaquece con rapi- dez y muere de diarrea persistente, en donde, segun la expresion vulgar, los animales se enconchuelan. En los brónquios y sus ramificaciones hallamos tambien una gran can- LA NATURALEZA 55 tidad de otros parásitos que como tapones de hilas mojadas los obstruían: eran strongilides del órden de los nematoides; el género y especie, Strongylus filaria, en griego, redondo, en aleman, pallisadenwurm; en italiano, strongulo. Es un nematoide blanco de cuerpo filiforme, alargado, adelgazado en sus extremos y sin estrias transversas; los labios de la boca llevan tres papilas po- co prominentes; la cola del macho termina por una bolsa trasparente, en don- de por medio del microscopio se distinguen diez radios cilindricos, enteros, simétricamente colocados en el extremo caudal: éste, en la hembra, se ter- mina en punta delgada. Uno de los machos tenia treinta y siete milímetros de longitud y la hembra sesenta y dos. Se sabe que estos entozoarios son ovo- vivíparos y que por sí solos han causado én Inglaterra la muerte de muchos animales útiles al hombre, constituyendo una verdadera epizotia. Los dos entozoarios que presento á esta Sociedad, han sido comparados cuidadosamente con los ejemplares alemanes que existen en el Museo nacio- nal. Si no corresponden en las dimensiones, es porque no se extrajeron todos los que contenian las vísceras que se examinaron, para obtener los ejempla- res adultos bien desarrollados; por otra parte, han sido medidos despues de permanecer mucho tiempo en alcohol, lo que disminuye mucho su tamaño. Se ignora la causa de identidad entre los helmintos de América yEuropa, entre los que se estudian en la Groenlandia y los del Asia. La naturaleza ha - señalado á los animales una topografía propia, unas veces en cinco y aun mas grados de latitud geográfica, otras en algunos centímetros de extension en el in- testino de un vertebrado. El camelus bactriamus está destinado para los ca- lientes arenales de la Arabia, en donde permanecerá siempre como un pre- sente del cielo para sus habitantes nómades; el camello será siempre el si- lencioso y triste compañero de las ruinas de Palmira como el íbis y el avestruz lo son de los destrozados obeliscos del Nilo. El camelo pardialis sale pocas veces del centro del Africa; los cafres no conocen la girafa: el majestuoso bú- falo del Cabo es el constante huésped del Africa meridional desde el Cabo has- ta Guinea: las cinco ó seis variedades principales del Bos Taurus son cosmo- politas, siguen al hombre desde el centro del Asia y el Norte de Alemania hasta los confines del mundo; la raza bovina sigue los pasos de la civiliza- cion en los climas ardientes de América y entre los hielos de la Groenlandia. Los animales inferiores tienen sus países propios; el Sclerostoma equinum vive en el intestino del caballo como en un amplio continente; el ascaris lumbricowles, muere cuando se aleja del intestino delgado del hombre para ocupar otro sitio en el mismo canal intestinal; el Strongylus filaria, habita principalmente en los brónquios del buey; el distoma, en el hígado de éste ó 56 LA NATURALEZA en el del hombre: la vida de estos entozoarios participa de la libertad en las aguas y de la esclavitud entre los órganos interiores de los vertebrados. Es muy probable que la raza bovina lleve consigo generaciones enteras de entozoarios á todos los países en que sigue al hombre. Los huevos del distoma ó sus cercarias llegan con el agua al intestino del buey sin que le causen daño los jugos del estómago, ó penetra en el hígado para desarrollarse allí, ó saliendo con los residuos de la digestion, va á las aguas pantanosas á ser ectoparásito de los animales acuáticos. Esta serie de emigraciones, este círculo constantemente recorrido, explica la facilidad con que todos los animales vertebrados conducen á todos los países los mismos entozoarios y el peligro que tienen tambien para el hombre las aguas pan- tanosas. Dando corriente á las aguas de los terrenos destinados para pastos, y evi- tando escrupulosamente que los ganados no hagan uso de las aguas estanca- das, se conseguiria disminuir y aun evitar la mortalidad de la raza bovina en México. El desagúe del Valle, entre los numerosos bienes que traerá á sus ha- bitantes, será aumentar su riqueza, dando terrenos fértiles á la agricultura, hoy cubiertos de lagunas tan insalubres como las Pontinas de Roma: facilitará la cria de ganados, evitando la insalubridad de los terrenos; dará, en fin, segu- ridad á la vida de los habitantes de México, terriblemente amenazada por los miasmas y los infusorios de sus aguas. La helmintología tiene muchos vacíos que llenar, no en interés de mera cu- riosidad científica, sino en beneficio de la agricultura y de la vida del hombre. Por fortuna hay ya pocos sabios que sonrian cándidamente de los descu- brimientos micrográficos. La ciencia, que ha llegado á calcular matemática- mente con el microscopio de Ehrenberg, en una línea cúbica, veintitres millo- nes de caparazones de infusorios fósiles en el trípoli de Bohemia, no puede ser un absurdo: á ella corresponde aclarar muchos puntos oscuros de salu- bridad general. México, 7 de Junio de 1869. Se conoce que un objeto ha permanecido el tiempo suficiente en cualquiera de LES soluciones, cuando cae al fondo. Para los animales vertebrados, con excepcion de los pescados, si son pequeños, se procede de la misma manera, dejándolos permanentemente en la solucion A. 2. Si el animal que se quiere conservar pesa dos Ó mas libras, entónces es necesa- rio hacerle varias inyecciones, empezando con la solucion B. 1, y concluyendo con la A. 1, óla A. 2, ó se sumergen simplemente en las diversas soluciones, despues de haberles hecho una incision profunda á un lado del vientre, empezando siempre por colocarlos en la solucion B. 2 — A — ARGAMASAS DURAS Y RESISTENTES. Para preparar una de estas argamasas se toman cuatro ó cinco partes de arcilla seca y en polvo fino, dos partes de limadura de fierro fina y que no esté oxidada; se añade una mitad de bórax; se mezcla todo lo mejor que sea posible, y con una poca de agua se forma una especie de papilla, que debe emplearse inmediatamente; despues de aplicada, los objetos se deben calentar gradualmente hasta el rojo blanco. Esta argamasa es muy dura, resiste perfectamente á la agua hirviendo y al calor rojo. OTRA ARGAMASA MUY DURA.—Se toman partes iguales de peróxido de manganeso tamisado y blanco de zinc bien pulverizado, se añade vidrio soluble (silicato de po- tasa) en cantidad suficiente para formar un líquido espeso que se debe emplear con la violencia que el anterior y es tan resistente como él. TS MEDIO DE DISTINGUIR LOS TEJIDOS DE LINO DE LOS DE ALGODON Y LA TRAMA DE UNO Y OTRO. Mr. Betger recomienda sumergir un pedazo de la tela en una lejía hirviendo de potasa cáustica formada con partes iguales de agua y de potasa, despues se expri- me el lierzo entre dos pedazos de papel: los hilos de lino se coloran en amarillo oscuro, los de algodon quedan blancos ó se tiñen de amarillo claro. M. Kuhlman emplea una solucion fria y concentrada de potasa cáustica: el algo- don se tiñe en ella de gris, el lino de amarillo anaranjado. M. Kindt utiliza la accion destructora del ácido sulfúrico concentrado y frio, que disuelve con mucha mayor rapidez los hilos de algodon que los de lino ó cáñamo. La experiencia ha demostrado que los hilos de algodon sumergidos en el aceite y exprimidos despues con fuerza, quedan opacos; el lino en las mismas circunstan- cias se-pone traslúcido.—A. H. TDS LI A LOS SEÑORES SOCIOS CORRESPONSALES. Para los pedidos que hagan del periódico, reclamaciones por no recibirlo opor- tunamente, y remision de cantidades por suscriciones, se dirigirán al primer Se- cretario de la Sociedad, D. José Joaquin Arriaga, que tiene su habitacion en la ca- sa número 26 de la calle de Donceles, ó al segundo Secretario D. Antonio Peñafiel que tiene la suya en la casa núm. 4 de la calle de Regina. í Los señores corresponsales se servirán hacer sus enteros por suscriciones, al fin de cada trimestre con la puntualidad posible. ! INDICE A. DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA $ FLORA MEDICA.—El Copal, por D. Leonardo Oliva, socio corresponsal en Guadalajara. i Ñ SA MINERALOGIA.—Los Criaderos de Azufre de México y su explotacion, por D. Antonio del Castillo, ingeniero de minas. 20 ! FAUNA INDIGENA —Adiciones al artículo El Zopilote, por D. A Herrera. HELMINTOLOGIA —Apuntes para la Helmintología Mexicana, por D. A, Peñafiel, socio de número. CONDICIONES DE LA SUSCRICION —=o— Este periódico se publica mensualmente por entlegas cuyo mínimum será de 16 púginas. Cada una vale 2 reales en México y 2% en los Estados, franco el porte. El pago se hará en el acto de recibir la entrega. LAS SUSCRICIONES SE RECIBEN EN ESTA CAPITAL: En la Botica de la Mariscala. 2 de Urbina, calle 32 de San Juan. » »n 3» J4el Hospital de Jesus. » “asa núm. 5 de la calle de la Puerta Fal- sa de Santo Domingo. Librería del Sr. Aguilar y Ortiz, 12 de Santo Domingo núm. 5. FUERA DE LA CAPITAL Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos nombres se ponen 4 continuacion, ATOTONILCO EL Gde.... D. Antonio Palacios. .. D. José María Ariza, CORDOBA onmeninarocccininnanonion ,, Apolinario Nieto. ¡y Ramon Almaráz, CUAUTLA MORIELOS.... » Josó María Cárdenas. a yy Francisco María Ran- GUADALAJARA. «yy Leonardo Oliva. sel GUANAJUATO. ... yy Alfredo Dugés. PUERTO DE LA PAZ (Ba- HUEJUTLA.... - yy Manuel T. Andrade. ja Califordia)..acocccmomnnssmos 1w José Fidel Pujol. JALAPA 000.0. o OA SAN LUIS POTOSL.. E SERSRES »» Lino Caraza, 3, Florencio Cabrera. DEON coccccacnnnos . 1, Cárlos Romero. TABASCO ono. ,, Manuel Mestre. MARAVATIO y Manuel Urquiza. TETECALA ... y Albino Celis. * MAZATLAN uyy Manuel Hidalgo. TIXTLA.... » Rafael Jimenez. BN y Mariano Guzman, TLAXCALA.. » Ramon de la Peña y MINERAL DEL CHICO. ,, Ramon Mancera. Peñúñuri. MORELDA o0nincnconos .. 31 Mateo Gonzalez. sw. 11 Luis Molina. ; +, Manuel Ortega Reyes. - yy M. Velazguezde Leon. A A A A PERIÓDICO CIENTIFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL , les E ZO AS oo Pol bh ENTREGA 3*-AGOSTO DE 1869. G1= s Ey ¡AV 2 AT eS ( pd si da : MEXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C: BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. FLORA DEL VALLE DE LOS ALREDEDORES DE MÉXICO Publicamos en seguida el dictámen formulado por una comision especial de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, nombrada con el fin de emitir su juicio acerca de la obra verdaderamente importante que ha comenzado á publicar el Sr. socio D. José María Velasco. E “Los que suscriben, nombrados con el ohjeto de“ dar su opinion respecto de la obra intitulada: “Flora.de los alrededores de México,” que ha comenzado 4 pu- blicar el Sr. D. José María Velasco, no necesitan demostrar 41os ilustrados miem. bros de esta Sociedad la importancia de esta clase de trabajos para los progresos de la botánica en México. Demasiado feliz ha sido el pensamiento del autor: á la. descripcion botánica de las plantas de este Valle, está asociada la buena ejecu- cion de láminas iluminadas, que además de amenizar el estudio científico, facili- tan la determinacion de los géneros y especies vegetales de una manera tan exacta como sencilla. Los dibujos de objetos de historia natural son la demostracion vi- va y perfecta de lo que se estudia: las personas que se dediquen á trabajos pro- fundos de la ciencia, lo mismo que los cursantes de botánica, hallarán en esa obra un poderoso auxiliar y un medio mas fácil y seguro de clasificacion, que en una descripcion pormenorizada. La interesante publicacion de que tratamos, formará el pedestal de la Flora de la República. Si en las demas poblaciones de nuestro país se siguiera el ejemplo del Sr. Velasco, pronto tendria México un trabajo que reclaman la ciencia y la civilizacion. Nosotros deseamos que el nombre de nuestro consocio el Sr. Velasco, figure dip- namente al lado de los de Mociño y Echeverría, tanto por las descripciones hotá. nicas, cuanto por la ejecución de los dibujos; y si los de este último han sido califi- cados de duros por los pintores ignorantes de la Historia Natural, por su exactitud y minuciosidad de los detalles, han sido justamente estimados por el Baron de Humboldt y De Candolle. Como hasta hoy no se han publicado mas que cuatro estampas de la obra ci_ tada, los que suscriben no pueden formar un juicio crítico de una obra que co- mienzan á conocer, aunque creen que el autor cumplirá debidamente lo que ofrece en su prospecto, reservándose para cuando termine la obra emitir el juicio que la Sociedad se ha servido pedirles; limitándose por ahora á recomendarle lo mismo que á los amantes del progreso científico de México, un trabajo digno de elogio bajo todas aspectos. México, Julio 12 de 1869.—Guillermo Hay.—Alfonso Herrera.—Antomio Pe- hafiel. LA NATURALEZA 57 DISCURSO SOBRE LA HISTORIA DE LA BOTANICA, EXTRANJERA E INDIGENA, POR EL SEÑOR DON LEONARDO OLIVA. La ciencia de los vegetales ó la Botánica, es una ciencia de todos los tiem- pos, acomodada á todos los climas, extendida á todas las naciones que pue- blan el globo, útil y necesaria á las razas todas y á todo el género humano: en la cuna de éste en todas las teogonías, se encuentra un paraiso que se hace notar por sus manantiales cristalinos, sus paisajes pintorescos, sus amenos verjeles, sus frondosas arboledas y sus deliciosos frutos: la ciencia, pues, de los vegetales que partiendo del paraiso, remontando á los tiempos bíblicos, atraviesa las generaciones, recorre todas las comarcas y llega hasta nosotros, presenta una importancia y cubre necesidades que no pueden ser desconoci- das por alguno: ella presta sus colores á la ferviente imaginacion del poeta y dá solaz y encanto al corazon enamorado de la cándida zagala, que corre pre- surosa gustando la aromática guayaba para esperar ansiosa en la colina á su bien amado pastor: ¿quién no ha respirado anheloso en una tarde de otoño el ambiente embalsamado por el huisache ó limoncillo, ó en otros tiempos por el chirimoyo y otros mil? Quitad si no á la naturaleza la inmensa clase de sé- res que constituyen el objeto de los estudios del botánico, y la tornaréis árida, triste, muerta: ellos son el signo indefectible del movimiento y de la vida; el reino vegetal constituye el eslabon misterioso que une á la naturaleza inerte con la naturaleza viva. Proponernos empero exponer paso á paso los progresos, y las ventajas de este ramo de la historia natural, seria una empresa dilatada. Diseñar á grandes rasgos algunos de los trabajos y enu- merar algunos de los hombres mas prominentes que han enriquecido la cien- cia, será lo único que recordar podamos, sin omitir lo que ataña á nuestro país. Laagricultura fué la primera ciencia natural de que se ocupó el hombre: «Cul- tivarás la tierra con el sudor de tu rostro.» Hé aquí la prueba: mas registremos sus primeras huellas entre los principales pueblos del antiguo continente y en seguida en nuestro país; hallaremos entre otros nombres los de Nerde, Kit- tah, Cussemeth, Betsalin y Louz que está reconocido ser el Nardo, Tri- yo, Sorgo, Cebolla y Almendro. Entre los egipcios se halla el árbol de Perséo, el de papel, la Escila y Sicómoro. De entre los griegos bastará tener presente el Erineos, Batos, Elate y Mekoon de Homero, que traen á la memoria al Ficus carica, Rubus spinosus, Pinus abies y Papaver sommiferum de los botánicos, estando llena por otra parte la mitología grie- 8 58 LA NATURALEZA ga de recuerdos de la ciencia de las plantas: traed si no á la memoria los nombres de Jacinto, las Hespérides, las Dríadas y otros mil; y en cuanto á los árabes, en Avicena se registran los nombres de Zenjebúl y Kabebeh; en el mismo, y en Serapion, el Khyar-chambar; en este último, el Fil- fil, y en Abulfaidi el Sal sin otros muchos: ellos corresponden al Zingi- ber ojfñcinale, Piper cubeba, Cassia fistula, Prper mgrum y Saccharum officinale de los botánicos, llamados comunmente Gengibre, Cubebero, Cañafistolero, Pimiento y Caña de azúcar. De entre los romanos, bas- ta consultar los trabajos de Virgilio, Columela, Dioscórides y Plinio; pe- ro los de Mathiolo Malpighio y los hermanos Bahuino no deben omitirse. Grew, Bobart, Ray y Camerario pusieron los primeros fundamentos del sis- tema sexual de Lineo, tan justamente célebre entre los naturalistas y portan- tos títulos ilustre, cuyos trabajos fueron tan vastos, y quien llegó á esta cien- cia á tan alto grado de perfeccion, que bien podria llamársele el padre ó prín- cipe de la botánica. Gmelin, Adanson, Jacquin, los Jussieu, los Decandolle, Brown, Richard, Don, Lindley, Palisot de Beauvais, Fée, Miquel, Moquin Tandon, figuran entre los modernos, perteneciendo á los viajeros Andrés Thevecio, Belonio, Rawolfio, Próspero Alpino, Gesnero. Matías Lobelio, na- cido en 1538, espuso los vegetales en cierto método natural, murió en Hi- ghate, cerca de Lóndres en 1616. Tomás Millington fué el primero que de- fendió y promulgó que hay diferencias de sexos en las partes fecundantes yfecundadas de los vegetales, y Jacobo Bobart con Nehemías Grew hizo experimentos con ese fin en el Lychnis dioica en 1681, cuyos óvulos puestos en una cápsula, no eran fértiles ó fecundos porque los filamentos ca= recian de anteras. Silvio Pablo Boccon refiere un ejemplo memorable de plantas hembras fecundadas por machos, lo que observó en Sicilia en un Pís- tacia. Roberto Morison distinguió muy bien á los vegetales: concedió flor y fruto á los musgos, semillas á los helechos, y creyó que los hongos no eran vegetales. Juan Ray defendió muy bien la funcion fecundante de las anteras, sancionó reglas que debian observarse para establecer el método de las plan- tas, las que repitió Lineo, como el que «no se muden los nombres;» «que los caractéres no sean oscuros ó únicamente microscópicos, sino claros y ma- nifiestos;» «que no se multipliquen y reunan muchos, sino los necesarios pa- ra establecer un género, etc.» Josef Piton de Tournefort, Bernabé Cobos, Pi- son, Marcgrave, Banisterio, Van-Rhede, Plumier, Rumphio, etc., merecen ocupar un lugar distinguido en los anales de la botánica. Entre los mexicanos su idioma es bastante rico para poderse designar, no solo las diferentes partes de los vegetales, sino aun sus mas variadas modifi- caciones: así, Mhuitl es yerba; Quahuitl árbol, Cimatl raíz en general; pe- LA NATURALEZA 59 ro á la que es carnosa la llamaban Xicamatl; Xochitl es la flor; Xuchigual- li el fruto; Patlahoac la hoja ancha; la estrecha Pitzahoac y Xilotl equi- vale á filamento ó cabello, etc., etc.; y así como en el antiguo continente algunos botánicos designaron por la terminacion griega eidos, vegetales que presentaban semejanza con otros sin ser los mismos, ó bien por la voz pseu- do, asilos mexicanos adjetivaban el vegetal modelo, terminándolo en ¿c, apli- cándolo al nuevo, ó le anteponian la palabra tepe y tenian su Quauhayotic, Ololtre, Tepetzapotl, Tepehoaxin, ete. El nombre que daban al fruto indica muy claramente que lo miraban como el complemento natural de la vegeta- cion; pero sobre todo, ellos estudiaban la utilidad de estos séres, y este era el punto mas fijo de su nomenclatura: no solo abarcaban cierto número de plantas bajo caractéres comunes, que muy bien podrian llamarse genéricos, como á las que sirven de hortaliza que les anteponian ó terminaban por la voz quilitl: á las trepadoras ó enredaderas las llaman mecatl ó mecapatli: de ahí Quauhmecatl, Cozolmecatl; á los vegetales resinosos los señalaban con la voz Ocotl ó por la palabra Copalli. Muy bien podria considerarse co- mo creado por ellos un género ó familia de los Tzapotl, comprendiendo ve- getales de fruto dulce, como los Tetzonzapotl, etc.; otro en que entra la pa- labra Xocotl para los de fruto ácido, como Texocotl: no puede ménos que distinguirse hongos en sus Nanacatl. Sus Tules ó Tollin corresponden al Cyperus ó afines. El género Tomatl es abundante en especies, todas muy afines; así su tipo el Tomail, es del género Physalis, lo mismo que el Cozto- maítl; el Xaltomatl del género Saracha; el Xitomatl del Lycopersicon; el Hwitztomatl del Solano, y el Coyotomatl del Nicandra. Los Challa cor- responden al género Capsicum, y los que llevan la voz Ayotli son calabace- ñas ó de fruto semejante, como los Crescentia, etc. Los vegetales cuyo nom- bre lleva antepuesta la palabra Huacalli, que significa Huacal y que botáni- camente podria traducirse por Espata, corresponden á los Aros, Caladios 6 afines. Segun el Dr. Lallave, de los muchos vegetales en cuya denominacion entra la palabra Chian, la mayor parte son especies del género Salvia: aque- llos en que entra la palabra Metl, agaves ó parecidas; donde Nochtli, cac- tos. Segun el Dr. Hernandez, los Titúmalos son llamados por los mexica- nos Tlalmemeyas, á diferencia de las Memeyas, que son plantas en gene- ral que dan jugo lechoso. Los aztecas cultivaban los vegetales en planteles mas vastos y completos que ningunos de los que entónces se usaban en el antiguo continente; niaun es inverosímil que la idea de los jardines de plantas de aquí la hayan toma- do los europeos, pues que no comenzaron á estar en uso en Europa, sino po- co tiempo despues de la conquista. Véase á Carli, citado por Prescott, 60 LA NATURALEZA Los nombres de Netzahualcoyotl y de Mocteuzoma, entre los antiguos me- xicanos, deben subsistir en los fastos de la ciencia, pues que ellos se dedica- ron al cultivo de este ramo del saber humano, y vemos que en efecto al úl- timo le está consagrado el género que se le erigió en la Flora mexicana bajo el nombre de Montezuma speciosissima, y que adoptado por el ilustre De- candolle se perpetuará bajo el de Rosa Moctezumee, habiéndolo intentado con el. del primero el Sr. Dr. D. Pablo María de Lallave con la Chia que fi- gura en la historia antigua mexicana, pues se sabe que á dicho Netzahualco- yotl, fugitivo, lo escondieron por Cuauhtitlan entre unas gavillas de chia que estaban asoleando, por lo que pensó llamarla salvia nezahualia, aunque no lo verificó. Francisco Hernandez, llamado justamente el Plinio de la Nueva España, y el célebre Gregorio Lopez, fueron dedicados á la botánica: el primero recogió, estudió y mandó dibujar una multitud de plantas pertenecientes á los fértiles climas del Anáhuac; pero en su obra, siempre inmortal, es necesario saber- lo, no siempre la lámina corresponde á la descripcion, pareciendo cierto que hubo trastorno, ya por el grabador, ya en el trasporte, etc., lo que no es de extrañarse vista la distancia, tiempo, etc., etc., á que debió hacerse la obra: al hablar tambien del cacomitl, que lo hace en un capítulo, se supone sere- refiere al silvestre, que es el comible; y al hablar del oceloxochitl, que lo hace en capítulo distinto, es de creerse se refiere al cultivado y de ornato; pero una y otra es la misma planta que aun no se ha erigido en especie dis- tinta. D. José Antonio Alzate y Ramirez opuso una tenaz resistencia, y aun ri- diculizó á los botánicos del jardin, con relacion al sistema de Lineo. Si po- nemos de una parte á los botánicos á cuyo frente estaba el gran Cervantes, y de la otra á Alzate, formado por sí mismo, la comparacion no puede mé- nos que ser desventajosa á este último: incurrió en errores groseros hoy; pero sus trabajos serán siempre vistos con aprecio por todos los amantes de la ciencia: en algunos de sus escritos campea la acritud, lo que tal vez hace entender, ó que no fué reconocido entónces todo su mérito, ó que acaso tu- vo envidiosos; y si la conciencia de su saber y dedicacion fueron más allá de lo que debia, ¿sus adversarios obraron bien? Pero rechazando el sistema de Li- neo, á que entónces todo se ajustaba, inutilizó hasta cierto punto sus traba- jos, que hoy podrian ser visados y revisados y de mil modos aprovechados, aunque no sepamos su extension; mientras que sus trabajos relativos á la botánica, algunos descansan en nombres vulgares, que las mas veces aisla- dos desorientan, si creemos, que al refutar la clasificacion lineana tuvo pre- sente lo fugaz y artificial del método, su poca utilidad, y que aunque el que LA NATURALEZA 61 seguia y los antiguos descansaban en pocos caractéres genuinos, estos eran mas útiles: no quiso adoptar, es verdad, el sistema de Lineo, que estaba en boga y fué un mal; pero aun en esto se puede decir que se adelantó á su si- elo, pues que tal vez fué uno de los primeros que hizo observar los defectos de la clasificacion puramente artificial de aquel gran genio. D. Vicente Cervantes, el mas notable botánico que ha poseído México, abrió él, el primero, el jardin botánico el 1 2 de Mayo de 1788, habiendo ya ántes descrito mas de cuatrocientos vegetales del país, en el jardin de Casa-Mata hasta entónces desconocidos. Por último, Fr. Juan Caballero, Larreáte- gui, Esteyneffer, Mayoli, Montaña, Mociño, Teran, los Cales, Lejarza, La- llave, son hombres que han impulsado á la ciencia: los nombres de algunos de ellos han sido ya grabados en sus fastos. Diremos por último, por pertenecer álos hechos dela botánica, queá la fe- cha creemos haya sido borrado ya, de entre los géneros, el Eysenhardia, de las leguminosas, y el Rosilla de las compuestas, á lo menos en Alemania: así lo ha prometido al menos el Sr. D. José Guillermo Schaffner, por ser el primero, el mismo género que el Varennea, y el segundo no otro que el Helenum mexicanum. EL PAJARO-MOSCA' POR M. BEULLOCH Trapucmo Y ANOTADO POR D. Jesus SANCHEZ, SOCIO DE NUMERO. —__oo Roo —— NiseuN objeto de historia natural, desde el descubrimiento de Colon, ha excitado mas la admiracion que este pequeño favorito de la naturaleza, des- conocido ántes de esta época en el antiguo mundo.? Aunque abunde en las regiones calientes, está sin embargo en todas partes de América y de susis- las, y bajo todos los climas, porque se le encuentra durante los meses de es- 1 El pájaro-mosca de los franceses, 4 quien en México dan el nombre de chupa—mirto (por mir to se comprenden varias especies del género Salvia); los españoles el de colibrí, pica=flor 6 tomine- lo; los ingleses el de pájaro—zumbador (Hunming-bird ); los holandeses el de lon/erkfe; y los in- dios mexicanos el de huitzitzilin, es la ave mas pequeña que se conoce. Pertenece al órden de los Páseres, sub-órden Deodactylos tenuirostros, tribu de los Trochilídeos. 2 La primera noticia acerca de estas aves data del año 1558, y se encuentra en “Las singulari- dades de la Francia antártica.” (Brasil actual.) 62 LA NATURALEZA tío, hasta en la bahía de Hudson y en todo el Canadá.! El capitan Cook ha traido bellos ejemplares de la bahía de Notoka, y yo añado ahora varias es- pecies nuevas de la mesa templada de México y de los bosques vecinos á las elevadas montañas de Orizava, Popocatepetl, etc.? Se puede afirmar sin temor alguno, que la naturaleza, tan fecunda y tan variada en sus producciones zoológicas, no ofrece ninguna familia que pue- da ser comparada por la elegancia de las formas, el brillo de los colores, el número y variedad de especies con ésta, la mas pequeña de las razas emplu- madas.* En mi antigua coleccion, las especies ascendian á cerca de 100, y todos los dias se descubren algunas mas.* En Jamaica me he procurado la mas pequeña de las variedades conocidas, cuyo tamaño es inferior al de una abeja; y en México he recogido varias especies nuevas, cuyos colores brillan con un lustre que no es inferior al de ninguna de las especies que ya se co- nocen. Como la historia natural y las costumbres de las numerosas especies que componen esta singular y pequeña familia son muy poco conocidas, las he observado con toda la atencion de que soy capaz, á fin de llenar algunos de los vacíos que quedan en las descripciones que se han dado. La primera vez que ví una de estas pequeñas criaturas, fué en el patio de la casa de Mr. Miller en Kingston (Jamaica). Se habia instalado sobre una gruesa rama de un tamarindo que estaba plantado muy cerca de la casa, y cubria con su 1 El Brasil y la Guayana parecen ser los lugares en que mas abundan estas aves, 2 Los colibrís prefieren el calor, no buscan la sombra, y temen excesivamente el frio. Aunque muchos viajeros hayan asegurado lo contrario, nunca se ha observado que se les encuentre en la es- pesura de las grandes selvas; habitan con preferencia los prados floridos, los arbustos de las sabánas, los jardines y los matorrales; se diria que les gusta brillar en el sol y confundirse con la turba res- plandeciente de insectos á los cuales la naturaleza les asemeja y de quienes está esmaltado el cam- po de los trópicos. La mayor parte de sus especies viven en pleno sol; pero hay otros que son más ó ménos erepusculares y que no se les ye sino por la mañana muy temprano ó á la caida de la tar- de. En México, en donde estos pájaros son muy abundantes, la pirámide florida del maguey (4ga- ve americana) y sus aromáticas guirnaldas los atraen mucho. Se les ve siempre en gran número al- rededor de este ramillete natural como otros tantos abejorros. Vuelan tocando los prados floridos, tre- pando sobre las flores, unidos á los melíferos y á las mariposas, y en la época de la floracion del maíz los campos están poblados de colibrís á ciertas horas del dia. Constantemente se percibe el murmu- llo de su vuelo, y el aire repite los agradables silbidos de sus agudos gritos, que se semejan en cuan- to al timbre, al sonido que produce el roce ó chasquido de dos floretes. Antes de la llegada del frio, emigran y van á buscar climas en los que el invierno no es sino una primavera: sin embargo, se elevan sobre las altas montañas. El viajero Bourcier los ha encontrado en el fondo del cráter del Pichincha, y yo he matado el calathorax lucifer en la sierra de Cuernavaca á una altura de mas de 9.500 piés.—( Saussure.) 3 El P. Alzate cogió una de estas avecillas en su nido, y habiéndola colocado en una balanza muy sensible con sus huevos, mido y la ramita en que éste se hallaba construido, pesó el total 2 ochavas, 1 tomin, 6 granos.—( Alzate, Gacetas literarias, tomo II, página 27.) 4 Las especies conocidas hoy son cerca de 350.—( Chenú.) LA NATURALEZA 63 sombra una parte del patio. Allí, sin inquietarse por el gran número de per- sonas que continuamente pasaban á poca distancia de él, permanecia tran- quilo casi todo el dia. En el árbol habia muy pocas flores y no era la estacion de la empolladu- ra; sin embargo, el pájaro conservaba obstinadamente la posesion de este do- minio, y luego que otra ave, aun diez veces mas grande que él, se aproxima- ba, la atacaba con furor, y despues de haberla desalojado, volvia al lugar que tenia costumbre ocupar y que se hallaba desprovisto de hojas en el espacio de casi tres pulgadas. Allí era donde el pájaro-mosca posaba constantemente.! Con frecuencia podia yo estar muy cerca de él, y observaba con delicia sus pequeñas operaciones de aseo, arreglando y aceitando sus plumas, y prestaba gustoso el oído á sus notas débiles, simples y frecuentemente repetidas. Ha- 1 Apesar de la pequeñez de su talla, los colibrís tienen un carácter muy áspero. Su debilidad no los hace ni tímidos ni afables. Atacan con furor á todo lo que se les opone, y dan combates encar- nizados á los séres de la creacion con quien están enemistados. Entre estos últimos, los esfinges son á los que detestan mas. Cuando una de estas inofensivas mariposas, dos veces mayor que el colibrí, se atreve á entrar á los jardines y se encuentra con uno de ellos, es preciso que le ceda el paso ó su derrota es segura. Al yerla el pajarillo da sobre ella y le ataca con el pico, como el Variral ataca 4 la ballena á lanzazos, si nos es permitido comparar los dos extremos de la creacion. El esfinge, moles- tado por esta agresion repentina, se retira hácia un lado, se aleja un instante y luego vuelve á sus apetecidas flores; pero su furioso enemigo vuelve á la carga y le separa de nuevo. Esto se repite va- rias yeces, hasta que al fin cansado de la resistencia del esfinge, el colibrí le sigue de arbusto en ar- busto y le obliga 4 huir en precipitada fuga. Sin embargo, el insecto no siempre es vencido en es- ta lucha tan desigual. Permanece con obstinacion en las praderas que le disputa el adversario, y despues de haber sido derrotado muchas veces, acaba por hacerse dueño de los sitios, cuando ade- lantado el crepúsculo obliga al ave á buscar su nido. Pero desgraciado de él si lento en su retirada no sabe huir del pájaro—mosca; éste, de cada golpe le arranca parte de su plumoso abdómen, y sus delicadas alas atravesadas de parte á parte por el pico del colibrí, laceradas entre sus mandíbulas, no bastando ya para sostenerle, cae en el suelo en el que mil voraces enemigos le despedazan. ¿Cuál es la causa de una enemistad semejante entre dos séres de la naturaleza que parecen naci- dos para nunca encontrarse, de los cuales el uno no aparece sino cuando el otro se retira, y que no come mas que despues de haber comido el adversario? ¿Por qué el pájaro-mosca ataca á la maripo- sa? Sin duda por celos. Este insecto que extrae el jugo de las flores, que se ciernesobre los arbústos, ¿se burla del pájaro cuyo modo de vivir es el mismo, ó bien el esfinge es un consumidor molesto al que hace la guerra como se la hacemos á las ratas de los campos?-.....ooooooooooosoosmm*.r.o Pero no es sobre tan ruines enemigos sobre quienes exclusivamente descargan su enojo estos pa- jaritos; tienen otros mas poderosos y á quienes les da mas trabajo vencer. En efecto; sucede algu- nas yeces que se baten con los gavilanes. Un buen observador afirma, que, en estos combates la ven- taja apénas disputada, acaba por dar el triunfo á los pájaros-moscas. En una lucha de esta especie, los colibrís tienen para escapar de las aves de presa, las cualidades del número, de su pequeñez, y sobre todo, de la violencia de sus movimientos y la irregularidad de su vuelo: se reunen algunos, se precipitan sobre su terrible enemigo y le hieren á los ojos. El halcon comprende tan bien su impo- tencia al frente de estos pequeños impertinentes, que huye inmediatamente y busca en el desprecio de estos pigmeos y en la nobleza de su vuelo majestuoso, la salvaguardia de su dignidad en un lan- ce comprometido.—(Saussure.—Traducido por L. Rio de la Loza.) 64 LA NATURALEZA bria podido cogerlo fácilmente; pero no quise cautivar á un huésped tan inte- resante y que me habia proporcionado tanto placer. En mis excursiones á los alrededores de Kingston, me procuré varios de la misma especie, otros de los de largas colas negras, y algunos, especialmente el que he mencionado, co- mo el mas pequeño que se ha descrito, y cuya voz es mas bella. Pasé algunas horas agradables en el lugar que ántes ocupaba el jardin bo- tánico de Jamaica; y bajo diversos árboles que crecen á una altura prodigio- sa, ví muchos pájaros curiosos, entre los cuales el pájaro-mosca se posaba sobre las ramas mas altas de una palma. Hacia oir desde allí su canto suave, doliente, en medio del conjunto mas extraordinario de bellas plantas exóti- cas é indígenas, y de árboles nativos de la isla y extranjeros, plantados sobre un suelo, ántes orgullo de la Jamaica, y que no es ahora mas que una sole- dad monótona. Como he dicho, los individuos de esta encantadora familia están dispersados en todo el continente americano y sus islas; cada comarca y cada isla producen sus especies particulares. Cerca de Kingston, 'solo en- contré cuatro, conocidas todas de los naturalistas. Pero en México son suma- mente numerosas, y la mayor parte nuevas ó no descritas. A mi llegada era dificil encontrar uno solo en los alrededores de la capital; pero en los meses de Mayo y Junio, los habia en abundancia en el jardin botánico en el centro de la ciudad, y por una pequeña recompensa, los indios me trajeron algunos vivos. Tenia cerca de setenta en jaula, que conservé algunas semanas á fuer- za de atenciones y cuidados; y si otros negocios no me hubieran ocupado, no dudo que me habria sido posible traerlos vivos 4 Europa. Lo que se dice de su ferocidad y desesperacion cuando son cogidos, y que se golpean la cabeza contra las verjas de la jaula hasta morir, no es cierto. Ningun pájaro se re- signa mas pronto á su nueva situacion. Es verdad que rara vez pliegan sus alas, pero no se les ve nunca exasperados. Quedan como suspendidos en el aire en un espacio que basta solamente para mover las alas; y la especie de zambido que hacen oir, proviene solo de la velocidad sorprendente con que ejecutan el incesante movimiento por el cual se sostienen durante varias ho- ras seguidas. En cada jaula habia yo puesto una pequeña copa de barro llena de agua azucarada de consistencia de jarabe, en la cual mojaba diversas flo- res, principalmente la corola amarilla en forma de campana, del grande aloe, cuyo pedúnculo próximo al tallo, siendo cortado, permite al líquido penetrar en la flor; el pequeño prisionero sumergia á cada momento su lengua larga y horquillada retirándola cargada de jugos. Esta accion, así como todas las de los pájaro-moscas, se hacia en general volando; pero algunas veces des- cendia sobre la flor, y parado sobre los pétalos, bebia el líquido melifero. Es probable que estos animales vivan de insectos; al ménos me he asegu- LA NATURALEZA 65 rado de que un gran número se nutre de esta manera, observándolos atenta- mente en el jardin botánico de México cuando perseguian á sus pequeñas presas, y en el jardin de la casa donde permanecí en Temascaltepec: allí ví á un pájaro-mosca tomar posesion de un granado durante un dia entero, y atrapar á todas las pequeñas mariposas que venian á las flores. Los naturalistas se han engañado al afirmar que estos pájaros viven exclu- sivamente de la sustancia sacarina contenida en las flores, porque yo los he visto muy frecuentemente coger moscas y otros insectos al vuelo, y disecán- dolos los he encontrado en su estómago.! Es cierto que dándoles una cantidad suficiente de esta nutricion y jarabe, miel, ete., se podria conservarlos en grandes jaulas: con las que yo hice mi experiencia eran muy pequeñas.? Aunque del mismo modo que el garganta-roja y otros pájaros de Europa, ellos sean al estado natural sumamente tenaces para impedir que otros indi= viduos aun de su misma especie se introduzcan en sus dominios, cuando es- taban cautivos y eran encerrados con ellos pájaros de diversas especies, nunca observé que estuvieran dispuestos á querellar; pero he visto á los mas pequeños tomarse libertades sorprendentes con los que tenian cuatro ó cinco veces su volúmen. Por ejemplo, cuando la percha estaba ocupada por el pája- ro-mosca de garganta-azul, el mexicano-estrellado, verdadero pigmeo en com- paracion del primero, se establecia sobre el largo pico de éste, y permanecia allí durante algunos minutos, sin que su compañero pareciera ofendido por esta familiaridad. La casa en que residí durante algunas semanas en Jalapa, de regreso á Veracruz, no tenia mas de un piso; y como la mayor parte de las habitacio- nes españolas, tenia un pequeño jardin, y el techo avanzando seis ó siete piés mas allá de la pared, cubria un camino que costeaba todo el largo de la ca- sa, dejando un corto espacio entre el tejado y los árboles que crecian en el jar- din. Las arañas habian hilado innumerables telas (que se extendian del bor- de de las tejas á los árboles) y tan compactas, que tenian la apariencia de un nido. Muchas veces observé con placer las peregrinaciones del pájaro-mosca á través de estos laberintos, y las precauciones que tomaba para meterse entre las telas é intentar coger las moscas que estaban aprisionadas en ellas. Sin 1 El naturalista Azara ha observado que en el Paraguay y en las orillas del Rio de la Plata, vi- yen muchos de estos pajaritos durante el invierno, y cuando no hay flores en el campo que pudieran ofrecerles sus dulces jugos. 2 La multitud de experiencias hechas con este objeto, prueban suficientemente que los chupa- mirtos no viven enjaulados mas de algunos meses. El hombre no conoce sus necesidades para po- derlas suplir de una manera artificial. 9 66 LA NATURALEZA embargo, como las grandes arañas no ceden su botin sin combate, el invasor se veía frecuentemente obligado á retirarse. La proximidad en que me halla- ba del teatro de estas evoluciones, me permitia examinarlas con la mayor exactitud. El ágil pajarillo daba unaó dos vueltas volando por el patio, como para reconocer el terreno, despues comenzaba su ataque deslizándose suave- mente bajo las redes del astuto insecto, y cogia por sorpresa las pequeñas moscas presas ó las que se habian debilitado forcejeando. Mas al pasar por las trampas angulares de la araña, le era necesaria mucha prudencia y des- treza. Con frecuencia tenia apénas el espacio necesario para el movimiento de sus alas, y la menor desviacion habria podido envolverlo en las mallas de la complicada red y causar su pérdida. No osaba invadir así mas que á las pequeñas arañas, porque las grandes se ponian en actitud de defender su ciudadela, cuando el asaltante se arroja- ba sobre ella como un rayo de sol; su ruta entónces no podia ser distinguida sino por la reflexion luminosa de sus brillantes colores. El pájaro empleaba generalmente diez minutos en su excursion; en seguida iba á reposar sobre la rama de un árbol, presentando al sol su pecho rojo estrellado, que brilla- ba con todo el fuego de los rubíes y excedia en esplendor á las diademas de los monarcas de Europa, para los cuales los restos de estos pequeños dia- mantes-plumas, tales como se ven en los museos, son objeto de admiracion. Sin embargo, los que han podido contemplarlos vivos, desplegando al sol sus pequeños copetes movedizos y el plumaje del cuello y de su cola, á la mane- ra de los pavos, no podrian mirarlos con placer bajo su forma inanimada. Yo he preparado casi doscientos ejemplares con todo el esmero posible: á pesar” de esto, no son mas que sombras de lo que fueron en vida. La razon es evi- dente. Los lados de las láminas ó fibras de cada pluma, siendo de color di- ferente al de la superficie, cambian cuando son vistos en una direccion oblí- cua ó de frente; y como cada lámina gira sobre el eje del tubo de la pluma, el menor movimiento del pájaro vivo, produce variaciones en los colores y presenta súbitamente los tintes mas opuestos. Así, el pájaro-mosca de Noto- ka cambia el color de su garganta cuando abre sus plumas, del anaranjado mas vivo al verde suave: el pájaro-mosca de garganta de topacio, hace lo mismo, y el mexicano estrellado pasa del carmesí brillante al azul.! 1. Pero lo que mas ha admirado siempre en los pájaros-moscas, además de su pequeña talla, es el esplendor y la rica elegancia de su plumaje, cuya magnificencia nada puede igualar, Muchas aves, en efecto, son notables por los colores que las embellecen y por la acertada combinacion de las tin- tas; pero casi siempre estos colores, por vivos que sean, son mates, miéntras que las plumas de los pájaros=moscas tienen el brillo extraordinario de los metales y de las mas preciosas piedras. Su cuerpo es por lo comun de un verde dorado con mezcla de reflejos diversos, de cobre ó de hierro, y este rico plumaje, que cambia bajo los rayos del sol, cubre algunas otras especies, tales como los Ja- LA NATURALEZA 67 Los dos sexos en varias especies, tienen un plumaje muy diferente, y á tal grado, que es difícil reconocerlos. El macho y la hembra del mexicano es- trellado no habrian podido ser conocidos si no se les hubiera visto constan- temente juntos, y si la diseccion no hubiera probado que son de la misma es- pecie. Empollan en México en los meses de Junio y Julio, y su nido es un be- llo ejemplo del talento arquitectural de estos pájaros.! Está construido con camares, los Curucas, etc. No sucede lo mismo con los adornos que se notan sobre la cabeza ó en el cuello de los pájaros=moscas y colibrís, pues que parecen caracterizar á un pequeño número de fa- milias: ninguna descripcion puede dar una idea exacta del lujo y de la riqueza de las tintas que afectan el brillo de las piedras mas raras. Ciertamente, cualquiera que sea la pompa con quese intente describir los cambiantes de la luzsobre estas partes, nunca se llegará á la verdad. Nose ha dicho por hipérbole que ciertas especies brillan como el fuego del rubí, que otras tienen sus vestidos bordados de púrpura y de oro, y adornados de zafiros; que la esmeralda, la amatista y el topacio las cubren de esplendor, haciéndolas parecer mas bien joyas salidas de mano del lapidario, que séres vivientes. ¡Con cuánta justicia Maregrave ha pin- tado uno de estos pájaros=moscas diciendo: Zn summa spendet ut sol! ¡Brilla como el mismo sol! Andebert se ha ocupado mucho en inquirir las causas de tan notable coloracion de plumaje; ha procurado demostrar por principios matemáticos, que era debida á la organizacion de las plumas y á la manera con que los rayos luminosos eran diferentemente reflejados al herirlas. Nosotros no nos extenderemos mucho sobre esta materia; diremos, no obstante, que esta coloracion es en primer lugar el resultado de los elementos contenidos en la sangre y elaborados por la circulacion, y que en segundo, la textura de las plumas desempeña un papel de grande importancia, por la manera con que la atraviesan los rayos luminosos, que son reflejados por las innumerables facetas que se advier- ten sobre una prodigiosa cantidad de barbillas. Todas las plumas escamosas que se asemejan al ter- ciopelo, 4 la esmeralda ó al rubí, y que se notan sobre la cabeza y el cuello de los Epímacos, de las Aves del Paraiso y de los Pájaros=moscas, se parecen por launiformidad que ha presidido á su for- macion: todas están compuestas de barbillas cilíndricas, duras, rodeadas de otras barbillas análogas, regulares, que á su vez constan de otras mas pequeñas; y todas estas barbillas tienen en su centro un surco profundo, de tal modo, que cuando la luz, como ántes que nadie lo ha dicho Audebert, se des” liza en sentido vertical sobre estas plumas escamosas, resulta que todos los rayos luminosos al atra- vesarlas, son absorbidos y producen la sensacion de lo negro. No sucede lo mismo cuando la luz es reflejada por estas mismas plumas, cada una de las cuales hace el oficio de un refractor, porque en- tónces por la disposicion molecular de las barbillas se produce el aspecto de la esmeralda, del ru- bí, etc., cambiando en muy diversos colores por las incidencias de log rayos que los hieren—(Dr. Chenú. Encyclopédie d'histoire naturelle.) 1 En la huerta donde he observado ú estas aves, habia varios ingertos de rosa amarrados con cordones de algodon. Los colibrís escogieron este material. Hembra y macho trabajaban todo el día: miéntras el uno arrancaba y escarmenaba con el pico los filamentos del cordon y los condu- cia rápidamente al árbol, el otro, quizás seria la hembra, los arreglaba y disponia simétrica y orde- nadamente, tambien con el pico, y con el pecho las oprimia y les daba la forma cóncava. A ratos desaparecian, volaban de flor en flor, chupaban su néctar, y volvian de nuevo al trabajo. Como no era posible que dia y noche estuviese yo en observacion, no puedo decir con fijeza los dias que di- lataron en construir este admirable lecho del amor, superior á los costosos tálamos que puede fabri- car el hombre; pero creo que no excedió de diez dias, porque el dia ménos pensado, y cuando yo creia que aun continuaban en su tarea, la hembra estaba ya llena de alegría y de regocijo cubrien- do sus huevecillos. 68 LA NATURALEZA algodon óú vello de cardos y tiene fijado al esterior, por medio de alguna sus- tancia glutinosa, un líquen blanco y plano muy semejante al nuestro.! La hembra pone dos huevos perfectamente blancos y muy grandes en pro- porcion con las dimensiones de su cuerpo. Los indios me han dicho que es- tos huevos eran cubiertos tres semanas por el macho y por la hembra alter- nativamente. Miéntras que crian á sus hijos atacan indistintamente á todos los pájaros que se acercan á su nido. Cuando están bajo la influencia de la cólera ó del temor, sus movimientos son muy violentos, y el ojo no puede seguir su vue- lo tan rápido como una flecha. Algunas veces se oye el sonido penetrante de su aleteo sin percibir al pá- jaro, y esta velocidad los conduce á su pérdida anunciando su aproximacion. Atacan los ojos de los otros pájaros, y su pico, puntiagudo como una aguja, es una arma verdaderamente peligrosa. Los celos los convierten en verdade- ras pequeñas furias: su garganta se infla, su copete, su cola, sus alas se ex- tienden; combaten en el aire con encarnizamiento, produciendo una especie de sonido agudo, hasta que uno de los rivales cae estenuado en tierra. Yo he sido testigo de una lucha de esta naturaleza cerca de Otumba, miéntras que caía una lluvia de la que cada gota me parecia capaz de derribar á aquellos pequeños combatientes. El nido, una vez concluido, presenta un conjunto admirable. Delicadeza, solidez, seguridad, per- feccion, nada le falta. El hecho que acabo de citar demuestra en el colibrí algo mas que instinto, quizá inteligencia, de que tal vez carecen muchos de los hombres que viven léjos de los focos dela civilizacion. ¿Quién enseñó al colibrí que entre todos los materiales que habia en la huerta ó campo donde vivia, el mas fino y el mas adecuado era el de los cordones de algodon con que estaban ca- sualmente atados los ingertos? ¿Qué especie de tacto, ya en el pico, ya en otra parte cualquiera, em- pleó para distinguir las fibras del cordon de otras igualmente suaves y finas que se encuentran en las plantas? El hecho se repitió, porque los cuatro ó cinco nidos que observé, estaban formados del mismo material, los cordones todos, escarmenados, y algunos habian desaparecido totalmente. Los fila- mentos estaban en lo interior arreglados con tal arte, que no presentaban ni una sola desigualdad: los bordes del nido, redondeados y suficientemente altos para que los huevecillos no rodasen á tierra, en la parte exterior, el nido estaba revestido de hojillas de plantas parásitas, pegadas al algodon con la miel de las flores, de la que no cabe duda, se sirven estos pájaros para formar con solidez lo que un arquitecto llamaria el cimiento de la casa. Uno de los nidos estaba construido en el ángulo que formaban dos ramas de un rosal; otro en uno de los primeros brazos de un manzano. Los vientos impetuosos balanceaban el nido sin descomponerle, y la madre, sacando las alas por fuera de los bor- des y colocada de manera que sus piés no tocaran los huevecillos, parecia no percibir el movi- miento, como nosotros no nos cuidamos de las vueltas rápidas y diarias de la tierra.—(M. Pagno El Colibrí, núms. 8, 9 y 10 del periódico El Año Nuevo). 1 Segun A. Ricord, uno de los materiales que se encuentra mas frecuentemente al exterior de los nidos de muchos chupa=mirtos es la tela de arañas. Les sirve para retener juntos los diversos materiales de su nido: para procurársela se les ye volar por los lugares en que abundan las arañas, y no para atacarlas ó comerlas como han creido muchos. LA NATURALEZA 69 Para dormir, frecuentemente se cuelgan por los piés, con la cabeza hácia abajo, á la manera de ciertos pericos. Estos pájaros eran los favoritos de los antiguos mexicanos.! Sus plumas servian de adorno para las magníficas capas del tiempo de Moctezuma, y pa- ra las pinturas en bordado tan alabadas por Cortés. Su nombre significa en el lenguaje primitivo del país, rayos ó cabellos de sol.? las señoras indias hacen todavía de estas aves una especie de adorno para las orejas.* 1 El ilustre Alejandro de Humboldt (Monumentos: de los pueblos de América), hablando de la religion de los mexicanos, dice: que la esposa del dios de la guerra, llamada Toyamique, condu- cia las almas de los guerreros muertos en defensa de los dioses á la casa del sol, y que allí los tras- formaba en colibrís. Saussure añade (Loc. cit.), que esta creencia no era al ménos una salvaguardia para los colibrís, pues los mismos mexicanos que veían en ellos la imágen divina de sus semejantes, los inmolaban en sus banquetes. 2 La palabra huitzitzilin con la que designaban los aztecas á este pájaro, significa segun el P. Alzate, Chupa-espinas: de hantz espinas y tzi/ín derivado de chupar. A este autor no le parece for- zada esta etimología en atencion, dice, á que todas las flores tienen estambres, que por lo regular son de figura de agujas, con las anteras en sus extremidades las mas agudas: los estambres pueblan lo interior de la flor adonde el huitzitzilin introduce su delgada lengua para chupar la miel. El Sr. D. Marcelo Gomez, miembro honorario de nuestra Sociedad, y bastante conocedor del idio- ma mexicano, no está conforme con la anterior etimología de Alzate: en su opinion, la palabra huitzitzilin viene de huitz del verbo venir, y tz1lin, sonido de timbre; por consiguiente, los mexica- nos daban al chupa—mirto un nombre muy parecido al que los ingleses le dan, huming-bird 6 pá- jaro-zumbador. En el Perú dan al mismo pájaro el nombre de Ouixista, cuya significacion es, segun Hernandez, “rayo de sol.” 3 El arte de formar mosaicos con las plumas de chupa—mirto, puede decirse que está casi per- dido. En el Museo Nacional de esta capital existen algunos; pero son de un tiempo posterior á la conquista y de escaso mérito. 70 LA NATURALEZA LIQUIDAMBAR —— 0 EIOIOKÁ APUNTES PARA LA FLORA Y GEOGRAFIA BOTANICA DEL ESTADO DE VERACRUZ FISICAMENTE CONSIDERADO: REGION ORIENTAL DE MEXICO, POR DON MANUEL GUTIERREZ LOZADA, SOCIO CORRESPONSAL EN JALAPA SINONIMIA Nombre del Prodromus y del Enchiridion; Liguidambar Styraciflua de Lineo. | Nombre de otros Autores: Liguidambar asplenifolia: Styraz. Nombre vulgar y de localidad: Liguidambar. Nombre indígena: Xochiocotzoquahuaitl: Xochiocotzotl: Olozotl. FITOGRAFIA. Frase específica.—Lineo, Gener. pl. 1290: Endlicher, Enchir. clase 26, Balsamifluae. Descripcion.—Arboles balsamiferos, raices pivotantes y rastreras muy ex- tensas, leñosas y duras, tronco desnudo y que llega á mas de 40 piés de al- tura, copa piramidal, ramos y hojas alternos, enteras ó lobuladas, color ver- de-claro y provistas de pelusa ó tomento rojizo en la axila de las nervaduras de la cara inferior, estípulas peciolares, fugaces y yemas florales precoces y odoríferas. Flores rodeadas de un invólucro tetráfilo, empizarrado y caduco, amentáceas; los amentos masculinos cónicos, prolongados ó casi globosos 6 casi raciniosos, los femeninos globosos. «Como complemento de la descrip- cion téngase presente la frase específica ó característica citada al principio.» Sub-especies y variedades.—Apénas pueden fijarse en pequeñas modifi- caciones accidentales, debido acaso á la exuberancia del desarrollo é indepen- dientes de su organismo característico específico, y que por lo general son debidas á condiciones de la estacion ó habitacion en donde ha crecido el vegetal. El liquidámbar tiene su porte y fisonomía especial, no afecta modificaciones orgánicas como es comun observar en plantas dependientes de un mismo géne- ro y aun si se quiere especie. Todo aparte de las aberraciones teratológicas que LA NATURALEZA 7 nos presenta la vegetacion en estas regiones, efecto de la variedad numérica y del comunismo en que crecen, ocasionando la hibridacion consiguiente. El gran Lineo nos ha trasmitido en su Gen. pl. el Liguidambar peregri- na, como habitante de esta zona: desde luego anticipamos no haber visto la especie ó variedad que determinó, por lo cual solo nos concretamos á la sty- raciflua, única que con ligeras modificaciones hemos tenido ocasion de es- tudiar. CLASIFICACION. Familia.—Amentáceas de Jussieu: Platáneas de otros, y últimamente Balsamífluas de Endlicher. Clase y órden.—Monoecia monadelphia de Lin. «Referencia á la Mo- noecia polyandria, por tener en la flor los filamentos separados, cortos y alesnados acompañados de escamitas.—(Obs. nuestra.)» GEOGRAFIA BOTANICA. Estacion.—Bosques y montes altos, terrenos cultivados, cañadas bajas, exposicion del E. y S. con variaciones accidentales. Habitacion.—Zonas caliente y templada, atmósfera más ó ménos húmeda. Especie aborígene, espontánea y comun en su zona y region. Las épocas de foliacion, floracion y madurez, están determinadas por las estaciones en que generalmente tienen lugar estas funciones orgánicas y sin que presenten anomalías notables, á no ser la deun poco de resistencia á las temperaturas bajas y algunas otras influencias que pueden considerarse como telúricas. APLICACIONES Y USOS. Como madera de construccion es de las mas estimadas, tanto por sus di- mensiones cuanto por la resistencia que su fibra opone á la alteracion que los - agentes exteriores ocasionan en otras; siendo notable que aun la misma albura tiene esta buena condicion; condicion que adquiere naturalmente ma- yores proporciones en el leño verdadero ó corazon del tronco. El ornato de los paseos y parques de recreo acepta el liquidámbar por su esbeltez, precioso follaje que afecta la forma cónica y hermoso color verde, señalándose entre sus afines los Platanus, Saliz y Populus que le hacen compañía en los expresados sitios. Su resina balsámica es apreciada como perfume, y purificada, se tiene co- mo un medio terapéutico colocado por la medicina entre los estimulantes, estomacales, sudoríficos y pectorales segun la forma bajo la cual se aplique: hoy se preconiza además como un excelente diurético y antigonorreico. 72 LA NATURALEZA OBSERVACIONES HISTORICO-CRITICAS. Esta corta familia, comprende tres especies bien determinadas y que fijan su representacion en las regiones cálidas y templadas de la América septen- trional como en la tropical de la India, extendiéndose más ó ménos en toda la zona oriental relativa. El Liguidambar Styracifiua de Lin. es espontáneo en la Luisiana y en to- da la Florida. En México se le considera aborígene y crece con especialidad en el descenso oriental de la mesa central, donde la temperatura y el estado hi- gromético de la atmósfera, le son favorables; suregion natural puede fijarse de 300 á 600 toesas sobre el nivel del mar, no extrañando por esto los descen- sos y ascensos de este límite. El Liguidambar Orientale de Mill. que tiene por patria á Chipre y el Asia menor. El Liquidambar altingiana de Blum. que crece en Java y otras islas de la Sonda y aun en parte de la costa meridional asiática. Lineo señala además como patria del Styracifiua, la Virginia en los Esta- dos-Unidos: ¿no será este el Liguidambar imberbe de H. Kew? Por las razones que dejamos asentadas, el liquidámbar ha sido objeto de aclimatacion, y merced álos esfuerzos y cuidados consiguientes, se puede de- cir que este hermoso árbol tiene ya carta de naturaleza en el continente eu- ropeo, en donde alcanza una vida y desarrollo más ó ménos determinados, segun que la estacion y habitacion en que lo cultivan tiene más ó ménos puntos de contacto con su patria de orígen. AMPLIACION. Las Balsamifluas deben su nombre al jugo balsámico, que semejante á la trementina de Venecia, destila por las incisiones hechas en el tronco y ra- mos de la planta, y cuyo producto natural es conocido con los nombres de Estoraque líquido; Ambar líquido y Lidambar; «Ocotzotl, Xochiocotzotl de los indigenas. » Hecha abstraccion de los diversos productos balsámicos que nos presenta el comercio con los nombres de liquidámbar ó estoraque líquido procedentes del Archipiélago malayo y de Trieste, obtenido éste del Liguidambar Al- tingiana de Blum., y aquel con el nombre de Copalme dado por el Liqui- dambar Orientale de Mill., nos fijamos en el que con los nombres indíge- nas ya expresados, producen los liquidámbares que crecen en nuestra region americana. ; Nuestros indígenas, con la indiferencia que los caracteriza, hacen la reco- LA NATURALEZA 73 leccion de este precioso y especial producto del modo mas inconducente, por lo cual no es de extrañar que presenten al mercado una sustancia impura, si de atender son los cuerpos extraños con que necesariamente ha debido mez- clarse en el período lento que exige su obtencion y siendo por consecuen- cia muy rara la vez, que no separemos por cortezas, leños, hojas, tierra, etc., etc. un 25 6 30 por 100 de la masa total. Compramos, pues, una sustancia como trementina, muy espesa, color agri- sado con algunas lágrimas blancas almendrillas y como veteada la totalidad. de gris oscuro, olor fuerte agradable, viscoso, algunas veces casi dura y te- naz, ya por la alteracion que ha sufrido óporla cantidad de despojos orgáni- eos que contiene. Llamaremos liquidámbar bruto á este estado. Una vez purificado por los medios conocidos varía en un todo el aspecto físico, presentándosenos como un producto natural resino-balsámico pareci- do á una trementina muy espesa ó resina blanda, opaco, gris-blanquecino, algo acaremalado, olor sui generis balsámico, sabor aromático dulce, algo ex- citante: abandonado por algun tiempo, experimenta las siguientes modifica- ciones: presenta en la superficie esflorescencias debidas á cristalitos de ácido benzoico, y más adelante, «si continúa expuesto al aire,» algo se solidifica ad- quiriendo trasparencia y perdiendo gran parte del primitivo olor. Si nos adelantamos en el círculo de las investigaciones y estudiamos esta sustancia químicamente, nos fijaremos como punto de partida en los trabajos de los Sres. Lepage de Gisors y Simon, y refiriéndonos á ellos diremos: que el producto de que nos ocupamos contiene aceite volátil, resina estira- cina ó resina neutra cristalizable, una materia verde especial, ácido benzoico y ¿cinámico? Es soluble en el alcohol, y en su reaccion con la cal ó mag- nesia adquiere solidez. Operando sobre el liquidámbar en su mayor estado de fluidez y pureza, y destilado con agua, se obtiene un aceite que Simon denomina styrol, siendo isomérico con la benzina. Tratado por el alcohol hirviendo el residuo de la destilacion, abandona aquel por enfriamiento, una resina cristalina que es la estiracina, y cuyafór- mula segun Bonastre, está representada por Có H38 05, Continuando los pro- cedimientos, y bajo la reaccion del hidrato de potasa, se obtiene el styroneo que cristaliza en agujas nacaradas de un olor agradable, fusibles á 33" y so- lubles en alcohol, éter y aun agua. Si el ácido sulfúrico y el peróxido de manganeso obran sobre la estiracina, se obtiene un resultado análogo á la esencia de almendra amarga. Admitido lo expuesto, y guiados por el deseo de comparar los estudios que hemos apuntado con los resultados que nos ofreceria el operar sobre una sus- A 74 LA NATURALEZA tancia recien obtenida del árbol que la produce, y al abrigo de las alteracio- nes que la distancia y otras causas pudieran ocasionar, nos hemos proporcio- nado el estoraque líquido mas puro y reciente, lo hemos sometido á una serie de procedimientos parecidos á los enunciados por los autores químicos que nos han precedido, y con satisfaccion nos hacemos cargo de aquellos resulta- dos, salvo pequeños accidentes que entendemos motivados por la condicion especial de la sustancia que sometiamos al ensayo. Tal por ejemplo en las reacciones por el ácido azótico, que nos ha dado un producto igual á la nitro- benzina ó esencia de mirvan, segun Collas, el cual no tememos clasificar co- mo un cuerpo afine, y en consecuencia racional representante de aquel com- puesto, si de atender son, la fórmula química y las aplicaciones á que ha da- do lugar. Jalapa, Diciembre 18 de 1868. ———0 5 00 TÉ DE MILPA POR DON GUMESINDO MENDOZA, SOCIO DE NUMERO Con este nombre se conoce la planta cuyas hojas desecadas se usan en esta capital y algunos otros pueblos del antiguo Estado de México, para sustituir el té de China: la infusion es aromática y de un sabor agradable. Considerado el té de milpa botánicamente, pertenece á la gran familia de las Compuestas, tribu de las Bidentéas, género Bidens y especie Tetrágona: Decandolle la des- cribe de la manera siguiente: Tallo lampiño tetrágono: hojas opuestas lanceoladas: las inferiores con dien- tes como los de una sierra: las superiores lanceoladas, íntegras, brevemente pecioladas, casi acuñadas: pedúnculos muy largos, solitarios: capítulos radia- dos: invólucros con escamas extralineares oblongas, subcoloridas: lígulas oblongas, acanaladas, bidentadas: aquenas oblongas biaristadas. Crece en los prados húmedos y en las zanjas de los alrededores de México. Coreopsis tetrá- gona de Lallave y Lejarza. Estos mismos autores dicen, que las aristas están armadas de dientes reflejados hácia abajo, y por lo mismo es Bidens. Las lí- gulas son amarillas. Es muy abundante, sobre todo en las tierras de labor, las milpas, de don- de le viene el nombre; y cuando una tierra de estas se deja de sembrar un año, se ve casi cubierta en toda su extension de esta planta, formando al tiem- LA NATURALEZA 75 po de su floracion una hermosa vista por sus flores amarillas mezcladas con las otras de la no ménos bella que llamamos girasol. Considerada por el uso á que se destinan sus hojas, segun queda dicho, era natural que se presentara desde luego esta cuestion: ¿tiene el té de milpa los mismos principios que el de China? Resolver esta cuestion ha sido el objeto de un trabajo analítico, cuyos resultados son los siguientes: 12 Tanino en abundancia. 22 Materia-grasa. 3 Aceite esencial concreto cristalizable. 45 Una materia nitrogenada. 3 Materia amarillo-rojiza y verde. El té de China contiene segun Peligot: 12 Tanino en proporciones notables. 22 Aceite volátil. 3 Un ácido graso. 42 Un ácido particular. 5 Una materia nitrogenada semejante á la caseina. 6? Materia colorante amarilla y verde. La simple comparacion entre los principios existentes entre una y otra plan- ta, hace ver, aun á las personas poco inteligentes, la casi igualdad de ellos, y por lo mismo hace comprender fácilmente, que la sustitucion empírica que el pueblo ha hecho del té de milpa por el de China, es racional: la análisis ha comprobado el hecho: las propiedades de ambas plantas, á pesar de ser de familias muy diversas, deben ser, si no iguales, sí muy semejantes por la similitud de sus principios. Reconocidos por el pueblo los hechos que quedan asentados, no faltarán con el tiempo una ó muchas personas que fijen su atencion en la planta objeto de este trabajo; y por su cultivo y demás cuidados necesarios para el corte mas á propósito de la hoja, la desecacion y conservacion etc., se le podrá dar una importancia mayor y hacerla una materia de comercio, así como, sin sa- ber cuándo ni por qué, otra persona desconocida la introdujo como sustan- cia útil al hombre. Los principios grasos, hidrocarbonados y nitrogenados que contiene el té de milpa y su abundancia, lo recomiendan como un buen forraje para los ani- males de ganado mayor: los agricultores inteligentes pueden aprovecharlo con ventaja para este objeto. La análisis cualitativa del Búdens tetrágona es sin duda alguna muy im- perfecta; pero el campo está abierto y cualquiera puede penetrar en él y ha- cer nuevos descubrimientos. 76 LA NATURALEZA OBSERVACIONES SOBRE UNA PRESUNTA ESPECIE MINERAL NUEVA NATIVA DE MEXICO, POR DON PEDRO L. MONROY, SOCIO DE NUMERO ALcunos meses há que al clasificar la notable coleccion de minerales del país perteneciente al Sr. Davidson, encontré una pequeña muestra cuya eti- queta la daba á conocer como un seleniuro múltiplo de plomo y de otros ele- mentos electro-positivos, procedente de la mina de Coneto, cerca de Duran- go. La clasificacion escrita en frances y precedida de la expresion Curiosité scientifique era de tal naturaleza, que aunque no se daba á conocer el mine- ral como especie nueva, forzosamente debia serlo atendida la enumeración de los elementos que se suponian componerlo. Con estos antecedentes, y disponiendo tan solo del pequeño ejemplar que tengo la honra de presentar á esta Sociedad, habiéndoseme facilitado en ca- lidad de prestado con este objeto, me dediqué á estudiarlo desprendiendo de su masa una pequeña parte exenta de matrices y acompañantes para tomar el peso especifico y efectuar algunas pruebas químicas. Sus caractéres mineralógicos son los siguientes: En la superficie reciente de fractura muestra un color intermedio entre el gris de acero claro y el blanco de antimonio, el cual varia por su exposicion al aire pasando lentamente por diversos tintes hasta el pardo de tumbaga, y en último resultado terminando con tomarse de negro de hierro: resplande- ciente de lustre metálico, y poco lustroso en aquella parte de la superficie que se ha tomado de negro: en masas cristalinas que dejan conocer la tendencia á la formacion de prismas cuya forma no ha podido determinarse: textura en unas partes desigual de grano pequeño y fino, y en otras imperfectamente ho- josa;, dureza de 3,75 á 4 de la escala de Breithaupt: muy dócil que pasa á dúc- til: raspadura lustrosa y el color del polvo es negro agrisado-oscuro: no tiz- na los dedos, aunque deja una huella restregándolo sobre papel, semejante á la que en iguales circustancias deja el plomo: se achata algo bajo el golpe del martillo ántes de romperse. Densidad 8.23. Desde luego la apariencia del mineral á primera vista, y sobre todo observándolo por la parte tomada, es la misma que la de la plata nativa. No conviniendo del todo estos caractéres á ninguna de las especies cono- LA NATURALEZA wby/ cidas, me fué preciso efectuar algunas pruebas químicas por medio del soplete, empleando 'una pequeña cantidad de la materia de que podia disponer. Dichas pruebas pusieron de manifiesto la presencia del bismuto y del teluro, hacien- do sospechar que son los elementos dominantes. Aunque la presencia del azufre, del arsénico y de la plata no quedó plenamente comprobada, tuve mo- tivos para presumir su existencia. He creido, pues, que la especie reconocida debereferirse á la del bismuto telural, miéntras tanto el análisis, haciendo ver su composicion, decide cuál es la clasificacion que debe dársele. El interes industrial de esta especie pro- viene por una parte de ser un mineral argentifero, y por la otra, de ser un acompañante de minerales auriferos. El Sr. D. Antonio del Castillo, tuvo ocasion de examinar el presente ejem- plar, y cree que hay una equivocacion en la etiqueta al fijar como proceden- cia de la muestra la mina de Coneto, pues segun asegura, posée con anterio- ridad ejemplares del todo idénticos, procedentes de las minas de Tapalpa en en el Estado de Jalisco. Es de opinion, además, de que dicha especie es nue- va, y ha propuesto á los Sres. Burkart y Rammelsberg, á quienes les ha re- mitido muestras, darle el nombre de Tapalpite, recordando con esto el lugar donde por primera vez se encontró. Es conveniente recordar, que el hecho de encontrarse alguna plata y azu- fre en el bismuto telural no es nuevo, pues el analizado por Mr. Wehrle pro- venido de Deutsch-Pilsen en Hungría tiene la composicion siguiente: Bismuto. 61.15 Teluro.. 29.74 Azufre... 2.33 e 07 95.29 Por las diversas análisis que he tenido á la vista y en ninguna de las cua- les aparece la plata, se viene en conocimiento de que la presencia de este ele- mento es accidental. Respecto del azufre, las circunstancias varían. Constan- temente entra en la composicion de las variedades analizadas, ó este elemento, ó el selenio, cuyos cuerpos se sustituyen entre sí, y en consecuencia, algunos mineralogistas al establecer la fórmula química del mineral suponen esencial la presencia del seleniuro ó del sulfuro de bismuto. Estudiando las diversas análisis de los bismutos telurales y las descrip- ciones dadas por el Sr. del Rio y por los mineralogistas alemanes, ingleses, 78 LA NATURALEZA franceses y americanos, se notan desde luego diferencias que hacen presu- mible el hecho de no estar perfectamente definida la especie, ó bien, de que bajo el nombre de una especie se han comprendido dos ó mas, caracte- rizadas por diferencias en las proporciones de los elementos que las compo- nen, correspondiendo esta variacion á los cambios de caractéres mineralógi- cos. Sin embargo, los sabios mineralogistas Mr. (+. Rose y Hausmann, sos- tienen la opinion de que la especie está compuesta de bismuto y de teluro en diferentes proporciones, y que los demás elementos son accidentales. No puede ménos que llamar la atencion que un mineral que se ha encon- trado cristalizado, se le pueda considerar tan variable en su composicion, so- bre todo cuando sus elementos se encuentran situados en puntos bien distan- tes de la escala electro-química, cuya circunstancia hace presumible la exis- tencia de compuestos binarios estables, formados porla conbinacion de ambos elementos. Como quiera que sea, la especie á la cual pertenece la nuestra que he te- nido la honra de presentar, es digna de ser estudiada para determinarla; y si por fin debe asimilarse á los bismutos telurales conocidos, bueno seria eje- cutar numerosas análisis para determinar cuál es la composicion mas estable con la cual en nuestras minas se presenta. El obstáculo con que he luchado en lo personal para completar el estudio, es la falta de ejemplares que puedan darme materia para el exámen químico completo. Ruego pues, á la Sociedad, que valiéndose de sus socios correspon= sales en Durango y en Guadalajara, pida ejemplares, para que ya sea queso- lo en las minas de Tapalpa ó ya sea que en estas y en las de Coneto, esté su criadero, se consigan los ejemplares mencionados. Igualmente ruego, se pidan los datos que puedan conseguirse respecto á su situacion y acompañantes en el criadero. México, Julio de 1869. LA NATURALEZA 79 ESTUDIO SOBRE LAS AGUAS DE DIVERSAS LOCALIDADES DE MEXICO POR M. LAMBERT, FARMACEUTICO La análisis completa de las aguas potables exige operaciones largas y de- licadas; tambien exige aparatos difíciles de trasportar y que no he podido pro- curarme en las diferentes localidades que he tenido ocasion de habitar en México. Determinar los principios mas importantes de las aguas, asegurarse que no contienen elementos dañosos, y que al contrario encierran los que las ha- cen de una digestion fácil y de un empleo ventajoso para los usos domésti- cos, ha sido el objeto á que me he limitado comunmente. ESTADO DE VERACRUZ.——AGUAS DE ORIZAVA. La primera region donde una permanencia prolongada me permitió hacer un estudio un poco detenido de las aguas, fué el magnífico valle de Orizava. Orizava, capital del distrito de este nombre!, está edificada sobre una de las mesas que forman como una serie de escalones desde Veracruz hasta Méxi- co. Esta mesa, que se extiende de los Fortines á las Cumbres, está compren- dida en la zona que lleva el nombre de tierras templadas. Su altitud es de 1,450 varas, 1,300 ménos que la llanura que está tras las montañas, y 400 más que las tierras que se extienden del Este al Sudeste. Es un verdadero valle formado por los ramales de la Sierra Madre. Está surcado por un gran número de corrientes que todas nacen al pié de las montañas cercanas. La mas importante es el Rio Blanco, que corre de Oeste á Este, y que tiene por afluentes el rio de Orizava, el de Escamela y los arroyos Caliente y de los Aguacates. Varios manantiales, un gran nú- mero de pozos, y sobre todo, frecuentes lluvias hacen del valle de Orizava uno de los mas fértiles de México. La temperatura média es de cerca de 21 grados centígrados: rara vez llega el termómetro bajo cero. La temperatura de las aguas potables, casi constante (16% á 18%), aun durante los mayores calores, las hace de un uso agradable. No diré nada de la naturaleza del suelo y de sus productos; esta cuestion 1 Perteneciente al Estado de Veracruz.—(N. T.) 80 LA NATURALEZA ha sido estudiada de una manera notable por uno de nuestros colegas, Mr. Thomas., Rio Blanco.—El Rio Blanco nace en las cumbres de Aculcingo. Pasa al Ingenio, lugar situado á una legua de Orizava, se dirige del Oeste al Este, rodeando la ciudad á distancia de media legua hácia el Sur. Su lecho es pro- fundo, sus escarpadas riberas están constituidas por enormes trozos de toba caliza. Antes de entrar á Orizava recibe varias corrientes pequeñas. En la fá- brica de Cocolapan recibe un arroyo formado por los manantiales de la lagu- na del Ingenio, y un poco mas abajo, en la garita de Jalapilla, al rio de Orizava. Este rio es la principal corriente del país; conserva su nombre hasta des- embocar al mar en Alvarado. El nombre de Blanco le viene sin duda del co- lor de sus aguas que están siempre blancas y como lechosas por la presencia de materias arcillosas excesivamente ténues, que aun despues de un reposo prolongado se depositan imperfectamente. Más abajo de Orizava, su corriente es muy rápida, forma en diversos lugares verdaderas cascadas; pero á medi- da que se adelanta hácia el mar se aumenta por una multitud de afluentes, y viene á ser casi navegable. El agua sometida á la análisis ha sido tomada á la altura de la garita de Puebla, sobre la embocadura del rio de la Laguna y del de Orizava. Es turbia; un reposo de varios dias no basta para que lle- gue á ser perfectamente clara. Su grado hidrotimétrico es 19; es alcalina, pues pone azul el papel de tornasol. El agua de cal produce un precipitado sensible; con el oxalato de amoniaco se obtiene abundante; además, se entur- bia por la ebullicion. Contiene por litro. Gramas. SUIZA É o ODA Uxido de fierro y ia: DADAS ¡CIAO UCA ROO Cloro. e ÍA MTICIOS Casa a es DOS Magnesia . . . a DD! Sosa y ácido carbónico en ad A a, La ausencia casi completa de ácidos diversos del carbónico nos autoriza á emitir la opinion, de que la cal y la magnesia se encuentran en el estado de carbonatos: esto explica por qué esta agua es incrustante. 1 El trabajo de M. Thomas se publica en la “Coleccion de Memorias de medicina y de farmacia militares.”—(Nota del autor.) (Continuará.) A LOS SEÑORES SOCIOS CORRESPONSALES. Les suplicamos que al terminar el primer trimestre, se sirvan remitir á los se- ñores Secretarios de la Sociedad, las cantidades que tengan por suscriciones á La NATURALEZA. Habiéndose agotado completamente la edicion de la 1* y 2* entregas de La NATURALEZA, no ha sido posible cubrir por esta causa los nuevos pedidos que han hecho los señores corresponsales. Teniendo esto en consideracion la Sociedad, ha acordado que se aumente el tiro de la presente entrega, y quese haga una reim- presion de la 1? y 22, las que oportunamente se les remitirán. Deseando varios miembros de esta Sociedad hacer un estudio en cuanto fuere posible, completo, de las “Cantáridas mexicanas,” los que suscriben excitan por la presente á los señores socios corresponsales y colaboradores, para que remitan ejemplares de las que les sean conocidas, y una noticia que contenga los puntos | siguientes: localidodes en que mas abundan dichos insectos—sus Nombres vulga-- res—vegetales que prefieran para vivir—remitir si es posible un tipo de estos— propiedas vexicantes más 6 ménos enérgicas que posean las cantáridas que les sean: conocidas. Los que suscriben esperan que los señores socios corresponsales y colaborado- res aceptarán esta invitacion, por lo cual les anticipan su agradecimiento. México, Julio 31 de 1869.—José Joaguin Arriaga, primer Secretario.—An- tomio Peñafiel, segundo Secretario. eS 2 —————___—_—_—_—— mn —__— APLICACIONES QUÍMICO-INDUSTRIALES —— IRAK BARNIZ IMPERMEABLE. Goma elástica cuanta se quiera, sulfuro de carbon cuanto sea suficiente para disolverla: una vez hecha la solucion, se agrega una poca de henzina, se filtra y evapora hasta que tome la consistencia de jalea, despues se vuelve á disolver en la cantidad necesaria de henzina.—(Journal de chimie.) —— OD OORKÁ : : COLA LIQUIDA. La cola líquida es útil para pegar muchos objetos y se puede usar aun para la porcelana, el vidrio y la concha. La fórmula siguiente es mejor que la que se pre- para con yinagre y ácido nítrico. Se toman tres partes de cola en pedazos pequeños, se ponen en ocho partes de agua y se dejan por algunas horas; se añade despues media parte de ácido clo- rohídrico y tres cuartas partes de sulfato de zinc, calentando todo durante diez 6 doce horas al haño de maría. Se obtiene así una cola que siempre está liquida y pega muy bien, e eS ÁS pa INDICE do DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA. DISCURSO SOBRE LA HISTORIA DE LA BOTÁNICA EXTRANJERA É INDIGENA, no 3 D. Leonardo- Oliva. E EL Pásaro-Mosca, por M. Beulloch, traducido y anotado por D. Jesus Sanchez, ' $ 9) socio de número. 3 LIQUIDAMBAR, por D. Manuel Gutierrez Lozada, socio corresponsal de Jalapa. S Tí DE MILPA, por D. Gumesindo Mendoza, socio de número. ) OBSERVACIÓNES SOBRE UNA PRESUNTA ESPECIE MINERAL NUEVA, NATIVA DE 2 México, por D. Pedro L. Monroy, socio de número. o ESTUDIOISOBRE LAS AGUAS DE DIVERSAS LOCALIDADES DE MéxrcO, por M. Lam- hert, farmacéutico. E CONDICIONES DE LA SUSCRICIÓN — == Este periódico se publica mensualmente por entregas cuyo mínimum será de 16 pásinas. Cada una vale 2 reales en México y 23 en los Estados, franco el porte. el pago se hará en el acto de recibir la entrega. y TAS SUSCRICIONES SE RECIBEN EN ESTA CAPITAL: En la Botica de la Maviscala. » de Urbina, calle 32 de San Juan. - » m5 del Hospital de Jesus. » » “asa núm. 26 de la calle de Donceles. , FUERA DE LA CAPITAL Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos nombres se ponen á continuacion. CORDOBA trote D. Apolinario Nieto. PACHUCA, CUAUTLA MORELO » José María Cárdenas. | PUEBLA... + D, Miguel Peñañel. 1)» Francisco María Ran- GUADALAJARA .. ax. y» Leonardo Ollva, gel. GUANAJUATO 4: ... yy Alfredo Dugés, PUERTO DE LA PAZ (Ba- HUEJUTLA, .«« y) Manuel T. Andrade, ja California) , José Fidel Pujol. JALAPA... Í $ Manuel Rivera. SAN LUIS POTOSI y Manuel Pereira. y Lino Caraza. L ,, Florencio Cabrera. ON oe ento 1” Cárlos Romero. TABASCO.. » Manuel Mestre, MARAVATIO.. y Manuel Urquiza. TETECALA... ,, Albino Celis, MAZATLAN + Manuel Hidalgo. ., Rafael Jimenez, MEXTITLAN.. + Mariano Guzman. «..« y Ramon de la Peña y MINERAL DEL GHICO. ,», Ramon Mancera, Peñúñuri. MORELTIA,. «.= y» Mateo Gonzalez. VERACRUZ 2 3, Luis Molina. : OAXACA + Manuel Ortega Reyes. | ZACATECAS... - y Miguel Velazquez de ORIZAVA.. José María Ariza, (NATURALEZA Y LS 4 PERIODICO CIENTIFICO DE La SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL 6 OR co OO ano o - —»£QENTREGA 45—SETIEMBRE DE 1869. 92 E Lo. so S S MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C: BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. , e 1500 A o ZE ge SS e E A | ACUERDOS SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. DIPLOMAS. En la sesion que celebró la Sociedad el dia 24 de Mayo del actual, acordó lo siguiente: A Artículo único. “Si á los tres meses de haber remitido 4 cualquiera persona el diploma de miembro de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, no ma- nifiesta la admició) del título de socio á la Secretaría, no se le considerará des- pues como individuo de aquella, á ménos que justifique que la falta ha dependido de alguna causa extraordinaria é involuntaria.” México, Setiembre 1? de 1869.—José Joaquin Arriaga, Primer Secretario. PRESIDENTES DE SECCIONES. En la sesion del dia 21 de Junio fueron nombrados: el Sr. D. Francisco Cor- dero y Hoyos, presidente de la seccion de Zoología; el Sr. D. Lauro Jimenez, de la de Botánica; el Sr. D. Miguel Iglesias, de la de Mineralogía, Geología y Pa- leontología; y el Sr. D. Leopoldo Rio de la Loza, de la de Ciencias auxiliares. Con motivo de estos nombramientos, la Sociedad acordó lo siguiente: Artículo único. “Las secciones de Zoología, Botánica, Mineralogía, Geología y Paleontología, y de Ciencias Auxiliares, celebrarán semanariamente juntas par- ticulares para organizar sus trabajos, bajo la direccion de sus respectivos presi- dentes. Estos, en las sesiones de la Sociedad, darán cuenta de las tareas cienti- ficas de las secciones, siempre que presenten interes, Ó cuando el presidente de aquellas les pida dichos informes.” : México, Setiembre 1? de 1869.—José Joaquin Arriaga, Primer Secretario. JUNTAS AUXILIARES. En la misma sesion del dia 21 de Junio, la Sociedad acordó lo que sigue: Artículo 1% “En todas las poblaciones de la República, donde residan dos ó mas socios, se establecerán Juntas auxiliares de la Sociedad Mexicana de Historia Natural. Art. 22 “Las Juntas auxiliares de las capitales de los Estados, se llamarán: Juntas auxiliares principales. Art. 32 “Estas se pondrán en comunicacion con las demás Juntas y socios aislados que residan en el Estado, y servirán de intermediarias entre aquellos y » LA NATURALEZA 81 APUNTES PARA LA GEOGRAFIA BOTANICA DE MEXICO POR DON ALFONSO HERRERA, SOCIO DE NUMERO —— O IIA «s Las plantas han sido clasificadas por familias fundándose en el conjunto de sus caractéres principales, y tambien por las localidades en que habitan, que es lo que constituye la base de la Geografía botánica. La segunda clasificacion, aunque por decirlo así, mas material que la pri- mera, se halla sin embargo ménos adelantada. Este fenómeno paradójico no solo es peculiar á la botánica, se verifica en todas las luchas de la inteligencia con la naturaleza. Allí donde el espíritu cria sus clases y sus abstracciones, se mueve con entera libertad y su marcha es mas rápida que cuando obrando sobre hechos concretos que se hallan fue- ra de él, tiene que oponer sus fuerzas limitadas á la barrera del infinito. Por esto las matemáticas, que son una creacion puramente humana, se han des- arrollado y perfeccionado mucho tiempo ántes que la física y la química. De los tres reinos de la naturaleza, el vegetal es el que desempeña el pa- pel mas importante y sin contradiccion el mas fecundo, puesto que es el gran receptáculo de la vida. El que nutre todo mediata óinmediatamente, á quien vuelven las moléculas de los séres organizados cuando mueren y se desagre- gan. El que mantiene sin interrupcion la circulacion de los fluidos asimilables de la tierra y de la atmósfera. Si su accion se paralizase ó destruyese, el rei- no animal se anonadaria, las fuentes de la alimentacion serian cegadas, la inanicion extenderia por doquiera los dominios de la muerte, toda organiza- cion seria destruida, todo foco vital se extiguiría. Bajo el punto de vista estético, los vegetales son el mas bello ornato de la tierra, ellos le forman el rico manto de verdura siempre antiguo y siempre nueyo que la envuelve. Las familias mas comunes y ricas en especies, las Gramíneas, las Cyperáceas, los Musgos, los Helechos, las Compuestas, etc., su- ministran el fondo general: las otras, peculiares de cada region, vienen á for- mar el bordado por la brillante y múltiple coloracion de sus flores. ¡Cuánto perderia de su hermosura el magnífico espectáculo del reino ve- 11 82 LA NATURALEZA getal, si todas las plantas crecieran indiferentemente sobre las distintas partes del globo! Afortunadamente no es así. Cada gran region tiene su vegetacion propia. Las plantas de las tierras calientes son distintas de las de las templa- das, y éstas de las de las frias. Los vegetales de América son diferentes de los del gran continente asiático. La vegetacion de las montañas no es la de los llanos. En fin, la flora de las épocas geológicas es muy diversa de la actual. i Las condiciones principales de la distribucion de las plantas sobre el glo- bo, son: las regiones, la altura sobre el nivel de los mares, los climas, la na- turaleza del terreno. Generalmente se cree que el clima es el único que influ- ye en las diversas floras, por la desigual distribucion del calor y de la humedad. Pero se demuestra lo contrario, observando la diversidad de vegetales que se encuentran en países que, gozando del mismo clima se hallan muy distantes el uno del otro. Sin embargo, hay algunas especies que son comunes á distintas zonas; al- gunas plantas herbáceas por ejemplo, se encuentran en la tercera parte ó en la mitad de la superficie de la tierra; otros vegetales hay que pueden natu- ralizarse ó aclimatarse en una region distinta, sea por un cambio de circuns- tancias naturales, sea por la accion perserverante del hombre. Pero los ejem- plos son verdaderamente poco numerosos é insignificantes, si se comparan con el inmenso número de plantas que cubren la superficie de la tierra. La América, separada de los otros continentes por extensos mares, posée muchas familias que le son peculiares, sobre todo en sus tierras calientes. Entre ellas citarémos, las Bromeliáceas, las Cácteas, las Cannáceas, las Papa- yáceas, las Cyclánteas, los Agaves, etc., sin que por esto dejen de encontrar- se muchas de las familias que viven en el antiguo continente. En nuestra patria, sobre todo, se encuentra una variedad tan grande y her- mosa de vegetales, que el sabio mas ilustre, el viajero mas distinguido, el Sr. Baron de Humboldt, no ha podido ménos que llamar á México su «Paraíso.» Antes hemos dicho, que las regiones, los climas, la altura sobre el nivel de los mares y la naturaleza del terreno, eran las causas mas poderosas que in- fluían sobre la fisonomía de la vegetacion. La extension de nuestro vasto ter- ritorio, lo quebrado y variado de su suelo, sus diversas alturas desde las costas tostadas por el sol abrasador de los trópicos, hasta las montañas cuyas cumbres coronadas de nieve se pierden entre las nubes, todo contribuye á que nuestra flora sea la mas variada y pintoresca del univeros. Pero desgraciadamente esta riqueza de nuestro suelo nos es muy poco co- nocida. La flora de México, hecha por nuestro sabio cuanto desgraciado com- patriota el Sr. Mociño, aun permanece inédita. Muchas de nuestras plantas, es LA NATURALEZA - 83 cierto, han sido dadas á conocer y descritas por viajeros eminentes y por me- xicanos ilustres; pero ¡cuántas son hoy todavía desconocidas! ¡cuántas han sido imperfectamente descritas! ¡de cuántas seignoran, no digamos sus pro- piedades, sino hasta la localidad en que viven! Si esto sucede respecto á muestra flora, la Geografía botánica de México ha de hallarse, como en efecto se halla, sumamente atrasada, pues el conoci- miento de la primera debe preceder necesariamente á la segunda. Sin embargo, se poseen ya algunos datos, que aunque demasiado incom- pletos, pueden servir de base para la formacion de una obra tan importante, aunque demasiado difícil en un país como el nuestro, en el que en una ex- tension de unas cuantas leguas se hallan los climas mas diversos. El establecimiento de las regiones climatéricas que á continuacion se ex- presan, lo hemos tomado de la obra muy poco conocida del Sr. Galleoti, in- titulada «Los Helechos de México:» hemos agregado algunos datos tomados del Baron de Humboldt y de otros sabios naturalistas que se han ocupado de las cosas de nuestro país. Ji Las regiones climatéricas de nuestro vasto territorio, desde las playas baña- das por las olas del océano, hasta el límite de las nieves perpétuas, pueden dividirse y caracterizarse de la manera siguiente: 1.—REGION CALIENTE, SITUADA AL PIE DE LA CORDILLERA; ELEVANDOSE DESDE LOS BORDES DEL MAR, HASTA UNA ALTURA ABSOLUTA DE 2,900 PIES, PUEDE SUBDIVI- VIDIRSE EN A. Sub-region caliente de la costa del Atlántico, caracterizada por sus bosques poco espesos, sus sabánas, su humedad poco abundante, tem- peratura média de 25% á 25,3 centíg.—Ocupa una banda estrecha á lo largo de la costa, presentando en algunos puntos, oasis fértiles y húmedos que pertenecen á la subregion siguiente. Region comparativamente árida y seca, en la que el hombre es atacado por multitud de insectos y por la fiebre amarilla. En ella se encuentran, entre otras, las plantas siguientes: Rhyzo- phora mangle. Convulvulus marítima. Castileja elástica. Lygodium polymor- fum. Achrosticum citrifolium. Aneimia adiantifolia. Polypodium cordifolium. B. Sub-region caliente de las barrancas y bosques húmedos.—Ter- «renos basálticos, conglomerados volcánicos, detritus diversos, temperatura mé- dia de 19" á 24%,3 centíg.: fertilidad suma, altura de 1,500 á 3,000 piés. En ella se encuentran varios árboles que le son peculiares, entre otros citarémos: S4 , LA NATURALEZA las grandes Mimosas, las Bygnoniáceas arborescentes, las Cordiáceas y multi- tud de sarmientos pertenecientes á las Polygóneas, Smilacíneas, Bygnoniá- ceas, Leguminosas y Compuestas. El Achrostichum crinitum, Psilotum tri- quetrum, y Ps. complanatum. Variolária amara. Pertusária comunis. Pteris arborescens. Asplenium minimum. Gleichenia glaucecens. Kumk. C. Region caliente de las costas del Pacífico.—Se eleva hasta la altu- ra de 2500 á 3000 piés, temperatura média 19% á 25% centíg., bosques hú- medos, barrancas profundas, vegetacion vigorosa hasta las playas, suelo ba- sáltico en Jalisco, granítico en Acapulco, gneísico y granítico en Oajaca. Como la rama occidental de la Cordillera Mexicana está mucho mas próxima al mar que la rama oriental, la humedad es mas constante y mayor en la primera que en la segunda, por consiguiente la vegetacion es mas exuberante y variada en aquella; los espesísimos bosques que se encuentran entre Tepic y San Blas bastarian para comprobarlo: entre las plantas características de esa region citarémos: el Ligodium Mexicanum, diversas especies de Jaquinia y Terminalia, Dinebra repens. H. B. Corypha nana. Cor. dulcis. H. B. Char- merops Mociñi. H. B. Bletia speciosa. Oncidium echinatum. 2 .——REGIONES TEMPLADAS. A. De las vertientes oceánicas de la cordillera oriental.—Region muy extensa: sus límites superiores difíciles de asignar, sobre todo en la parte de la cordillera que atraviesa el Estado de Oajaca. Caracterizada por una eterna primavera, una humedad excesiva, temperatura média de 150 á 190 cent., suelo generalmente basáltico en el Estado de Veracruz, calcáreo- esquitoso en el de Oajaca, en el que esta region presenta una mezcla curiosa de las plantas de las regiones frias; así, los Pinos descienden hasta 3,000 piés y por otro lado, el Simplocos coccínea, las Myrtíneas y Melastomas se encuen- tran hasta una altura de 7,000 piés. En esta region viven los helechos arborescentes y los liquidámbares, las Maxilaria Depii. M. aglomerata, M. aromática, Trichopilia tortilis, Miryca Jalapensis, Lycopodium Linifolium, Lin; Licopodium Thioides, Willd; L. cuspidatam, Lin; L. fruticulosum, Bory; L. flavellatum, Lin.; L. Stolonife- rum, Willd; Oplioglosum palmatum, Lin.; Marattia levis, Wild; Ancimia Heenkii, Osmunda spectabilii, Willd (peculiar de Jalapa); Polypodium eras- sifolium, Smilax mollix, H. B. Sm. cordifolia, Wild. B. Region templada de la vertiente de la cordillera occidental.—Es- ta region es muy extensa, gran parte de los Estados de Michoacan y de Ja- lisco y del territorio de Colima le pertenecen: en el Estado de Oaxaca se prolon- LA NATURALEZA 85 ga hasta las playas, sus límites superiores están aproximativamente á 6,500 piés. Su temperatura média es de 15% á 200 centíg.; suelo basáltico en Jalis- co y parte de Michoacan; calcáreo y arcilloso en el Sur de este Estado: el calcáreo cristalino, el gneis, el granito, y la sienita lo forman en las costas de Oaxaca. Hermosas palmeras abundan en esta region (pero nunca Chamedoreas), multitud de robles y orquídeas bellísimas. Aneimia pilosa, Gall; A. collina Radiiz An. hirsuta, Swar. C. Regiones templadas de las vertientes centrales y de los Llanos.— Region de las vertientes.—Las vertientes que forman las paredes de algu- nas mesas de México, todas aquellas que miran al Occidente y los llanos cen- trales, desde 3,500 hasta 6,000 piés de altura, pertenecen á esta region: las barrancas de Regla, el Real del Monte, Zimapan, Ejutla, las faldas y barran- cas de los alrededores de Guadalajara, de Tepic y San Luis Potosí, los desfi- laderos del camino de Sola y las gargantas de las montañas de las inmedia- ciones de Oajaca, etc., están comprendidos en ella. Temperatura média va- riable de 15% en las barrancas de Oajaca, de 20% en los alrededores de Gua- dalajara, Tepic y Mextitlan. Suelo de naturaleza diferente, calcáreo, basáltico, traquítico, porfírico y gnéisico. En ella abundan las Cácteas, Bromeliáceas terrestres y Mimosas. Aspidium abruptum. Sub-region de los Llanos.—Temperatura média de 18%421* centíg. Sue- lo generalmente árido y calcáreo. Region caracterizada por sus plantas gene- ralmente espinosas; Mimosas, Agaves, Cacteas, Euphorbiáceas, Bronnia spino- sa, Cereus semelis. €. Mortieri. €. Peruvianus. €. geometrizans. Maxiliaria nívea. Echinocactus Mirbelli. E. platycanthus. Gyrophora vellea. Borrera furfurácea. Romalina fraxinea. Alstremeria hirtella. Amarillis minuta, etc. 3.— REGIONES FRIAS. A. Region fria de la vertiente oriental de la cordillera.—Caracteriza- da por sus Pinos. Ericáceas arborescentes, sus Cruciferas y Ranunculáceas abun- dantes, por la falta completa de Acae y de Malpigiáceas; sus límites inferio- res alternan con las regiones templadas y oscilan entre 5,500 y 7,000 piés: de 7,500 piés al límite de las nieves perpétuas, se encuentra una serie de pequeñas regiones que presentan floras muy diferentes entre sí; así, entre 6 y 8,000 piés de altura (Pico de Orizava) se encuentran las últimas Smilax; en- tre 8 y 10,000 piés abundan las Pyroláceas y los Helechos; entre 10 y 12,000 piés los pinos y los grandes robles; á 12,000 piéslas encinas desaparecen; á 86 LA NATURALEZA la altura de 12 4 13,000 piés se encuentran entre las arenas volcánicas algu- nas Violas, Castilejas, Ranúnculus y Gramíneas. Suelo generalmente volcánico y calcáreo esquitoso. En esta region crecen las plantas siguientes: Ophioglosum reticulatum, Lin.; Botrichyum decompositum, Gall; Acrostichum muscosum, Willd; Acr. pumi- lum, Gall; Aer. lingua, Radii; Symnograma pilosa, Laelia albida, Xiphopte- ris serrulata. B. Region fria de los Llanos.—En ella están comprendidos el Valle de México, el de Toluca, los llanos de Guanajuato y Silao, los extensísimos de Zacatecas, San Luis Potosí y Durango, region general y comparativamente árida en donde crecen en abundancia los Agaves, el Prosopis dulce, diversos Cereus, Schinus molle, Chondrosium tenue, H. B.; Hordeum ascendens, La er- tia mexicana H. B.; Lusula alopecurus, Comelina pálida, €. tuberosa, Tra- descantia crassifolia, Tr. erecta, Echinácea heterophyla, Panvitalia procum-= bens. Senecio vernus, diversas Echeverrias, Ipomea arborescens, I. muricata. C. Regiones frias de la vertiente occidental.—Presentan casi el mismo aspecto que las regiones frias de la vertiente oriental: comprenden las mon- tañas del centro de México, que exceden de 7,000 piés de altura absoluta: las cumbres del Popocatepetl, del Ixtacihuatl, del Nevado de Toluca, del cerro de Ajusco, del de Cuitzeo, del de Tequila, los montes elevados de Pátzcuaro, los de Tancítaro y Colima, los distritos montañosos de la Mixteca alta, los pica- chos gnéisicos de Yolotepec cerca del Pacifico. Regionesque presentan diferencias vegetales geognósicas y climatéricas muy marcadas y que merecen un estudio especial. Los límites superiores de la vegetacion varian en las montañas mas elevadas del centro de México entre 11,500 y 13,000 piés: suelo variable, generalmente traquítico y volcánico en los picos elevados; porfírico y calcáreo al Norte de México; porfírico esquitoso y calcáreo en Guanajuato; basáltico en Michoacan y Jalisco; gnéisico, sienítico y calcáreo, en Oajaca. Como esta region debe subdividirse en otras varias por la diversa fisono- mía que presenta la vegetacion en las diversas localidades que comprende, solo mencionamos las plantas siguientes como mas características: Cheiroste- mon platanoides, Boubardia longiflora, Milleea biflora, Castileja Tolucensis. México, Agosto 2 de 1869. LA NATURALEZA 87 OBSERVACIONES SOBRE ALGUNOS COMBUSTIBLES MINERALES DE MEXICO, POR DON PEDRO L. MONROY, INGENIERO DE MINAS, SOCIO DE NUMERO. Enrrk las materias que son de primera necesidad para los usos industriales y domésticos, pueden contarse sin duda alguna los combustibles, cuya escasez li- mita de una manera extraordinaria el desarrollo de las industrias manufactureras y aun de las generatrices. La Gran Bretaña, que puede reputarse como la reina del comercio y de los mares, debe casi en su totalidad el esplendor de su industria y el desarrollo gigantesco de su comercio, á la enorme masa de hornagueras que salen de sus minas, y que proporcionan á un precio módi- co cuanto combustible es necesario para subvenir á un consumo inmenso. Increible parece cuál es la poderosa vitalidad que ha llegado á conquistar- se esa nacion, cultivando la parte que es posible de su suelo para aprovechar las riquezas susceptibles de producirse bajo la mano del inteligente agricul- tor; explotando sus variados criaderos metalíferos, y sobre todo, arrancando del seno de la tierra la hornaguera y el fierro, á cuyos elementos debe este país tan gran parte de su felicidad. El hierro y el carbon que pudieran tomarse como objetos despreciables, facilitan el material necesario para la formacion de unos artefactos que son la admiracion del mundo, y para engendrar una riqueza que no ha sido iguala- da por ninguna de esas naciones en cuyo privilegiado suelo se encuentran profusamente diseminados criaderos de oro y plata. Tan importante es la necesidad de proporcionarse combustible, indepen- dientemente del que podemos obtener del reino vegetal, que cuantas nacio- nes de Europa lo han llegado á encontrar en su territorio, se han apresurado a explotarlo para conservar las maderas como un elemento necesario para otros usos de mas importancia. A semejanza de Inglaterra, los Estados-Uni- dos deben hoy parte de su vitalidad al combustible que de su suelo se pro- porcionan. Increible parece que disponiendo México de una superficie territorial, no poco extensa, en todas partes su poblacion tenga que apelar al destrozo de los arbolados para proporcionarse en un año el combustible que en Ingla- terra y los Estados-Unidos se consume en unos cuantos dias. Sorprende á la verdad este hecho, tanto mas, cuanto que en gran parte de nuestras líneas li- torales y en varias porciones de nuestro territorio, los habitantes consumen 88 LA NATURALEZA en este uso el mas despreciable que se puede dar á los productos del reino vegetal, diversas especies de maderas preciosas tales como la caoba, la rosa, el ébano y el bálsamo, las cuales más ó ménos tarde las empleariamos en otros objetos que formarian uno de nuestros importantes ramos de riqueza. ¿Podemos acaso creer que los criaderos carboníferos son extraños á la cons- titucion de nuestro suelo? Ciertamente que no, supuesto que se nos pueden mostrar ejemplares de hornagueras procedentes de muy distintas localidades. ¿Acaso entónces podamos creer que esos criaderos sean incapaces de ex- plotarse por sus desfavorables condiciones geológicas, ó bien porque su situa- cion lejana de los centros de consumo no permite extraer esa materia propor- cionándole ventajas mercantiles al explotante en un artículo que no pude su- fragar el costo de largos y antieconómicos trasportes? Los pocos datos que tengo sobre muestras minas de carbon, no me permiten abordar una cuestion de tanta importancia para el porvenir de un país, llamado á ocupar un lugar distinguido entre todas las naciones del globo por un conjunto de circunstan- cias excepcionales caprichosamente reunidas por la naturaleza, la que parece haberse empeñado con solicitud maternal, en desplegar todo el brillo de sus esplendorosas galas, para dulcificar la vida de una familia de la humanidad á la cual todo parece sonreirle. Con objeto de cooperar á resolver una cuestion de esa entidad, pasaré á dar á conocer algunos datos que podrán ser de cierta importancia cuando se den á conocer de una manera circunstanciada los detalles geológicos y topográfi- cos de la existencia de nuestros criaderos de carbon. CARBON NEGRO APIZARRADO DE LAS CERCANIAS DE LA VILLA DE PANUCO, ESTADO DE VERACRUZ, Y DE LAS DE TANCASNEQUE, ESTADO DE TAMAULIPAS. Color negro de pez. Lustroso de un lustre de cera, perfectamente caracte- rizado. Textura hojosa más ó ménos perfecta y la transversa desigual, que tira á concoidea, pequeña é imperfecta. Dureza 2,5 de la escala de Breithaupt. Raspadura lustrosa, negra rojiza. Poco agrio, quebradizo. Al fuego se espon- ja, se funde y se aglutina, arrojando mucho humo y ardiendo con llama lar- ga y brillante. Su peso específico es de 1,214. Su composicion es la si- guiente: de AS o Parte volátil sin incluir el agua. . . . 41,600 IN AE ea Cenizas 00.00 ADOS: 100.000 LA NATURALEZA 89 Su poder calorífico, ensavado con el litargirio, resultó ser de 5108, prome- diode algunas experiencias; ó lo que es lo mismo, que la combustion deuna parte de este combustible, suponiendo perfectamente aprovechado todo el calor que B) produce, elevaria un grado centígrado la temperatura de 5108 partes de agua. El carbon puro, segun Despretz, bajo las mismas bases, es capaz de elevar un grado la temperatura de 7815 partes de agua. 8 8 CARBON NEGRO LLAMADO DE PEZ ( « PECHKOHLE» ) DE ENTRE XILITLA Y JACALA, ESTADO DE HIDALGO. Color negro rojizo. Poco lustroso de lustre de seda segun la direccion de las fibras, y de un medio entre seda y cera perpendicularmente á ellas. Tex- tura fibrosa muy fina que á veces no se percibe, y la transversal concoidea, pequeña é imperfecta. Dureza de 4. Poco agrio. Raspadura parda rojiza. Po- co quebradizo. Partes separadas en barras. Este carbon pertenece á una especie á la cual los ingleses suelen llamar Mineral carbon 6 Mineral charcoal, en razon de notarse en su textura el tejido de la madera que le ha dado orígen. Por el modo de comportarse al fuego, se le puede asimilar á la hornaguera grasa de los franceses. Se espon- ja mucho arrojando bastante humo de olor bituminoso y arde con llama lar- ga, dejando una ceniza gris-verdosa. Su peso específico es de 1,182. Su composicon es la siguiente: Caron st a bo OUs400 Parte volátil sin incluir el agua . . . 35,670 o eh ade 1 40,090 Cenas cad dla aida, 03) 100,000 Su poder calorífico ensayado como todos los demás, bajo las mismas ba- ses que el anterior, resultó ser de 4935. Creo conveniente llamar la atencion sobre la buena calidad de esta horna- guera, segun puede deducirse de su composicion y de su poder calorífico. El carbon artificial de madera, que como se sabe es muy higrométrico, y á la temperatura ordinaria absorbe del 12 al 25 por 100 de agua, ensayado direc- tamente sin previa desecacion, me ha resultado su poder calorífico de 8911 para el de encino y de 5889 para el de pino. 90 LA NATURALEZA LIGNITE DE XILITLA. Color negro de pez. Poco lustroso y centellante de lustre de cera. Textu- ra hojosaimperfecta, tendiendo la transversal á concoidea pequeña. Dureza de 1 á2. Raspadura negra. Quebradizo y poco agrio. Arde con dificultad, despidiendo el olor característico de madera ó de materias orgánicas en ig- nicion. Su peso específico es de 1350. Su composicion es la siguiente: Carbon e O Parte volátil sin incluir el agua. . . . 43,800 A A 000 Cemizaso Ad OSOS O 100,000 Para el poder calorífico dió 3434. CARBON DE PEZ DE JALAPA. Color negro agrisado que tiende al de pez. Lustroso de lustre de cera. Tex- tura general pizarreña de hojas gruesas, y la parcial concoidea pequeña y per- fecta. Dureza de 3. Raspadura lustrosa y de color negro rojizo, agrio, quebra- dizo. Se esponja al fuego, arroja bastante humo de olor bituminoso y arde con llama larga. Su peso específico es de 1,154. Su composicion es la siguiente: Carbon o a iaa 1 IO DAD 77 Parte volátil excluyendo el agua . . . 26,833 AU its MEUS ad AA O Cenizas Mina ln de o OS 100,000 Poder calorífico 4285. LA NATURALEZA 91 CARBON NEGRO APIZARRADO DE YAHUALICA, ESTADO DE HIDALGO. Color negro de pez. Lustroso que suele pasar á resplandeciente de lustre de cera perfectamente definido. Textura hojosa imperfecta, y la transversal des- igual que pasa á concoidea pequeña é imperfecta Dureza de 2,5. Agrio, que- bradizo. Raspadura negra rojiza y lustrosa. Se esponja poco al fuego, decre- pitando ligeramente y despidiendo humo de olor bituminoso, ardiendo a la vez con llama larga. Su densidad es de 1,226. Su composicion es la siguiente: Ca A lO 500 Parte volátil sin incluir el agua. . . . 36,137 LN e A O O EUA A ON cs llo e o 100.000 Su poder calorífico es de 4551. LIGNITE DE CHILPANCINGO, ESTADO DE GUERRERO. Dos localidades se citan en donde se encuentran criaderos de este lignite: la una está en el arroyo de Pezuapa, 1000 varas al Sudeste de la iglesia de Chilpancingo; y la otra está en terrenos de la hacienda de la Imágen, cer- cana á la poblacion citada. Las muestras procedentes de ambos criaderos se diferencian poco por sus caractéres mineralógicos. Las del primero son lus- trosas de lustre decera. Textura general pizarreña y la parcial concoidea, pe- queña y perfecta. Las de la segunda son poco lustrosas y mates de lustre de cera. Textura pizarreña perfecta. Porlo demás, ambos tienen un color de negro de pez á pardo de musgo, y una dureza de 3. Son ligeramente agrios, quebradizos y dan una raspadura lustrosa de color pardo rojizo. Sus contrale- chos están cubiertos de eflorescencias que no tienen sabor. Los demás carac- téres que paso á citar los asimilan. Resisten el fuego sin esponjarse, y arden con llama larga y un olor fétido, procedente de la mezcla de los vapores bituminosos y de los producidos por la torrefaccion de las materias orgánicas que contiene. Las cenizas que que- dan por resíduo son blancas rojizas. Su densidad es de 1,470. 92 LA NATURALEZA Su composicion es la siguiente: Carbon e SOU) Parte volátil sin incluir el agua. . . . 31,890 AQUA E A ao ora 000 CENIZAS MAA Arona an 100,000 Su poder calorífico es de 3128. LIGNITE APIZARRADO DE LAS CERCANIAS DE LA VILLA DE PASO DEL NORTE, ESTADO DE CHIHUAHUA. Color negro de cuervo que pasa á negro de terciopelo. Poco lustroso de lus- tre de cera, que por su exposicion al aire se pone mate. Textura general pi- zarreña, y la parcial hojosa perfecta en un sentido y en el otro concoidea pe- queña y perfecta. Dureza de 2 á 3. Algo agrio. Raspadura lustrosa de color pardo rojizo. Entre sus comisuras y contralechos está impregnado de óxido de hierro. Se esponja poco, dando escaso humo de olor fétido; arde con lla- ma larga y deja una ceniza parda rojiza. Su densidad es de 1,710. Su composicion es la siguiente: Carbon: a A 2 O Parte volátil sin incluir el agua. . . . 283,600 A a a OR DDO E o e a 00S 0 100,000 Poder calorifico 2847. He tenido ocasion de examinar, aunque no de sujetar á ninguna prueba química, otras muestras de carbon de la misma localidad y que se asegura proceden de capas que alternan con las de lignite que acaba de describirse. Sus caractéres son idénticos á los del azabache, por lo cual probablemente será un combustible mas rico en carbon y de mejor calidad que el ya descrito. LIGNITE DE SAN MARTIN TEXMELUCAN, ESTADO DE PUEBLA. Color negro de pez. Poco lustroso ó mate, presentándose bajo la forma de una masa terrosa. Textura general pizarreña y la parcial desigual de grano LA NATURALEZA 93 fino con tendencia á la concoida pequeña é imperfecta. Dureza de 2; poco agrio, quebradizo. Raspadura parda rojiza. Al fuego se esponja bastante, dan- do humo de olor fétido y ardiendo con llama larga. Su densidad es de 1,761. Su composicion es la siguiente: Caron A a ind 0230790 Parte volátil excluyendo el agua. . . . 48,305 NA A raras 000899 Cena a a mid 0d sr LS: 0 LO 100,000 Poder calorífico 3109. LIGNITE DE LAS CERCANIAS DE ZACUALTIPAN, ESTADO DE HIDALGO. Color negro de pez que pasa á negro de cuervo. Poco lustroso de lustre de cera. Textura general pizarreña, y la parcial concoidea pequeña y perfecta. Dureza de 2,5; poco agrio, quebradizo. Raspadura lustrosa parda rojiza y negra rojiza. Se esponja ligeramente al fuego, dando humo de olor fétido y ardiendo con llama larga. Entre sus comisuras se encuentra abundancia de arcilla teñi- da por peróxido de hierro. Expuesto á la intemperie se desagrega dejando una masa que casi llega á reducirse á polvo. Su densidad es de 1,508. Su composicion es la siguiente: Cao ad lb OOJ0 19 Materia volátil excluyendo el agua . . 31,657 LA A ao A A o O 100,000 Poder calorífico 3163. Si he de expresar mi opinion sobre este criadero carbonífero, que es el úni- co que conozco de cuantos van citados, debo decir que esta es desfavorable; pues dos son las capas de lignite que se encuentran engastadas en medio de una formacion arcillosa terciaria muy moderna, y aunque son constantes en su direccion, á la vez son demasiado angostas para poder creer que su explota- cion sea productiva. 94 LA NATURALEZA Para concluir, réstame manifestar ligeramente los procedimientos que se emplearon para estos ensayos, ejecutados en la Escuela práctica de minas del Colegio Nacional de Minería de esta capital, en 1860, por D. Manuel Urqui- za, D. José María César y por el que escribe estas líneas, alumnos entónces de ella. El peso de agua contenido en los carbones, se obtuvo desecando cantida- des pesadas y pulverizadas de ellos, en la estufa empleada para la desecacion de las sales en los laboratorios de química. Las materias volátiles se deduje- ron por la calcinacion de una parte pesada, haciéndolo en un crisol de por- celana encerrado en uno de barro lleno de carbon pulverizado, para evitar del todo la accion del aire sobre la materia por ensayar. La diferencia entre el total peso volatilizado y el del agua encontrado ántes, dió el de las partes volátiles, excluyendo la humedad. El peso de las cenizas se obtuvo por la completa combustion en el horno de ensayo por copelacion, de dósis deter- minadas de la materia. El poder calorífico, como ya se dijo, se determinó, haciendo uso del litargirio y tomando las precauciones que para estas prue- bas aconseja Mr. Berthier. México, Julio de 1869. AVES DEL VALLE DE MÉXICO. MEMORIA PRESENTADA POR EL SOCIO DE NUMERO, DON MANUEL M. VILLADA, Con LA COLABORACION DE LOS SEÑORES PREPARADORES DEL MusEO NACIONAL, DoN Antronio PEÑAFIEL Y DON JESUS SANCHEZ. ——-00 5500 — PRIMERA PARTE. Las aves nos interesan, no solamente por sus variadas y elegantes formas, por su canto melodioso y sus curiosas y poéticas costumbres, sino tambien porque son altamente benéficas en la naturaleza, ya sea facilitando la propa- gacion de los séres organizados, ya destruyendo los que por su fecundidad excesiva pudieran ser perniciosos; son útiles á las necesidades físicas y socia- les del hombre, y le pueden ser nocivas; por consiguiente, el estudio de las aves no es simplemente un asunto de curiosidad ó pasatiempo, sino de ver- dadero interes, fecundo en aplicaciones prácticas, que aumentan nuestros elementos de subsistencia y de prosperidad. LA NATURALEZA 95 La carne de las aves, es un alimento de buen gusto y de fácil digestion, y aun la que no se acostumbra comer, como la de las aves derapiña, no produce malos efectos; sin embargo, la de las aves acuáticas, principalmente en deter- minadas épocas del año, se desecha algunas veces por su olor nauseabundo, aunque por medio de ciertas preparaciones lo pierdan completamente: porel mismo motivo inspiran repugnancia las aves que se alimentan de cadáveres, aunque su carne nada tenga de nocivo. Las carnes negras son de mejor sa- bor que las blancas por su gusto excitante, pero son ménos digeribles. Tam- bien suministran un manjar agradable los huevos de muchísimas aves: como se sabe, este es uno de los primeros alimentos que proporciona la medicina á los convalecientes, y el que se aconseja á las personas de estómago delicado que no pueden soportar otro régimen; lo que se comprende con facilidad, pues es un alimento preparado por la naturaleza para la edad mas tierna y débil; en una palabra, para satisfacer las necesidades del embrion. La comodidad, el lujo y las artes, deben á las aves abundantes y útiles re- cursos: el plumon que cubre el vientre de estos animales, cuya textura es suave y delicada, procura abrigos que reunen en sí el calor y la ligereza: con las phamas ménos blandas pero elásticas, se fabrican mullidos lechos y cómo- dos asientos. Las aves han pagado el tributo de su ropaje al sencillo tocado del neo-irlandés, que adorna su áspera cabellera con una pluma, como á los profusos adornos que ha introducido el refinamiento del gusto en las socie- dades modernas: las plumas han servido de signos heráldicos y de distintivos de nobleza entre los pueblos salvajes como entre los civilizados: los antiguos guerreros coronaban sus morriones con penachos, y esta costumbre se con- serva todavía en los ejércitos europeos: las armaduras de los aztecas eran adornadas con profusion de elegantes y hermosas plumas; de éstas tambien se formaba el famoso cuachichli ó tocado de los monarcas mexicanos. Los orientales unen á sus turbantes las vistosas garzotas, cuya elevacion, ligere- za y amplitud las hace de un precio excesivo. Las tribus salvajes de ambos continentes se sirven de ellas para armar sus flechas de un tiro rápido y se- guro. Quedan muy pocos restos de un arte floreciente entre los aztecas y princi- palmente entre los tarascos de Michoacan; los mosaicos, fabricados con plu- mas de diferentes colores, que fueron la admiracion de la Europa en los tiem- pos de Sixto V y de Felipe II. «Nada tenian en tan alta estima los mexicanos, como los trabajos de mo- saico que hacian con las plumas mas delicadas y hermosas de los pájaros. Para esto, criaban muchas especies de las aves bellísimas que abundan en aquellas regiones, no solo en los palacios de los reyes, donde mantenian to- 96 LA NATURALEZA da clase de animales, sino tambien en las casas de particulares, y en cierto tiempo del año les quitaban las plumas para servirse de ellas con aquel fin, ó para venderlas en el mercado. Preferian las de aquellos maravillosos paja- rillos, que ellos llaman Ahutzitzilin, y los españoles pica-flores, tanto por su sutileza como por la finura y variedad de los colores. En estos, y otros lin- dos animales, les habia suministrado la naturaleza cuantos matices puede em- plear el arte y otros que él no puede imitar. Reuníanse para cada obra de mosaico muchos artífices, y despues de haber hecho el dibujo y tomado las medidas y las proporciones, cada uno se encargaba de una parte de la obra y se esmeraba en ella con tanta aplicacion y paciencia, que solia estarse un dia entero para colocar la pluma, poniendo sucesivamente muchas, y obser- vando cuál de ellas se acomodaba mas á su intento. Terminada la parte que á cada uno tocaba, sereunian todos para juntarlas y formar el cuadro entero. Si se hallaba alguna imperfeccion, se volvia á trabajar hasta hacerla desapa- recer. Tomaban las plumas con cierta sustancia blanda para no maltratarlas y las pegaban á la tela con tzauhtli, ó con otra sustancia glutinosa: despues unian todas las partes sobre una tabla, ó sobre una lámina de cobre, y las pulian suavemente, hasta dejar la superficie tan igual y tan lisa, que parecia hecha á pincel. «Tales eran las representaciones é imágenes que tanto celebraron los espa- ñoles y otras naciones de Europa, sin saber, si en ellas era mas admirable la viveza del colorido, ó la destreza del artífice, ó la ingeniosa disposicion del ar- te; «obras, dice el P. Acosta, justamente encomiadas, siendo cosa maravillo- sa cómo podian hacerse con plumas de pájaros, dibujos tan finos y delicados que parecian hechos con pincel; y ni el pincel, ni la pintura artificial, pueden imitar la viveza ni el esplendor que en ellos se veía. Algunosindios, sobresa- lientes en este arte, imitan con tanta exactitud por medio de las plumas, las obras del pincel, que no ceden á los mejores pintores de España...» Los mexicanos gustaban tanto de estas obras de pluma, que las estimaban en mas que el oro, y todos los historiadores que las vieron, no hallaban expresiones con que encomiar bastantemente sus perfecciones.» ! Por último, la pluma ha reemplazado al estilo de que se servian los he- breos y los romanos para grabar los caractéres de la escritura. Hay un punto mas importante que considerar en las aves y es el relativo á sus costumbres, para saber si por su género de vida y la alimentacion de que usan pueden ser útiles ó dañosas. Para resolver esta cuestion, es con- veniente dividirlas en frugívoras y carnívoras, segun que se nutran de vege- tales ó de animales; ya sea que usen de los frutos, semillas y otros elementos 1 Clavijero, tom. 1.9 pág. 374, edicion de 1826. LA NATURALEZA 97 delas plantas, ó que subsistan de otras aves, de peces y aun de cuadrúpe- dos. Las granívoras causan muchos perjuicios en dos estaciones: cuando se siembran y cuando se maduran los granos; ocasionan tambien bastantes da- ños en los graneros, introduciéndose por las aberturas que sirven para su ven- tilacion: los cuervos, por ejemplo, mo solamente se roban las mazorcas del maíz, sino que siguen con pertinacia al labrador cuando siembra para desen- terrar el grano y comérselo. Las aves que prefieren las yerbas, rompen los tallos tiernos, arrancan la planta, se comen el vástago y el grano que lo pro- duce: cuando la planta está crecida, lastiman su tallo y despedazan las hojas; muchas tienen inclinacion especial á los botones ó yemas próximas á abrirse; al- gunas asaltan las flores de los árboles causando grandes daños en las arboledas; otras los despuntan con lo que impiden su crecimiento: en esta seccion colo- caremos álos tugrillos, azulejos, la calandria arriera ó huertero que es tan afecta á las flores del membrillo y del peral, y otra multitud de pájaros de pico cónico y grueso: por último, el turbulento colibrí disputa á la indus- triosa abeja el néctar de las flores. Los frutos dulces tienen para las aves que con mas propiedad pueden llamarse fructívoras ó bacívoras un atractivo espe- cial; unas veces se comen la pulpa, otras el grano de los frutos blandos; tampoco se escapan á su voracidad los de cubierta dura y resistente: los gor- riones y cuitlacoches tienen predileccion por los frutos de los nopales, las calandrias por los de losárboles frutales; el pepitero abre los frutos, y el pi- co-chueco despedaza con las fuertes tenazas de su boca las bellotas de los encinos y los conos de los ailes, para estraer las semillas de que se alimenta. Las rapaces persiguen á las demás aves y aun á los cuadrúpedos, perjudi- cando á la caza en aquellos lugares en que están continuamente en acecho; algunas, de un carácter perezoso, rodean las habitaciones para llevarse las aves domésticas: se las ye muchas veces que establecen su mansion cerca de los palomares, en donde hostilizan ó ahuyentan á sus tímidos habitantes. Entre las que se alimentan de pescados, hay unas que los toman en la superficie de las aguas, otras se zabullen y los persiguen á cierta profundidad: las peque- ñas especies de este grupo se nutren de los huevos esparcidos en el agua y de los pequeños peces, despoblando en fin de todos modos los lagos y las playas. Hé aqui expuestos brevemente los males que causan las aves á los fines particulares del hombre; pero la mayor parte de estos males se encuentran compensados con la utilidad que le prestan, poniendo un límite á la multipli- cacion de los séres que deben estar en armonía con las leyes de equilibrio de la naturaleza. En efecto, la naturaleza es tan fecunda y las simientes tan abun- dantes, que bastan para la reposicion y el aumento de las plantas y para el alimento de los animales: si estos no consumieran la mayor parte; si diversos 13 98 ¡ LA NATURALEZA accidentes no disminuyeran su abundancia, la superficie de la tierra no podria contenerlas, se multiplicarian demasiado, y arraigadas en el suelo se dañarian unas á otras, interceptándose el aire, arrebatándose los jugos, con- cluyendo por destruirse mútuamente. Las aves son sin duda los agentes mas eficaces para mantener el equilibrio de propagacion de los vegetales: algunas parecen pasar los límites que les están prescritos, consumiendo los frutos des- tinados á las necesidades del hombre: de ellas podemos decir, aunque en me- nor escala, lo que un escritor frances díce de los insectos: «Al principio, sim- ples agentes de policía de la naturaleza, á fuerza de celo han llegado á ser sus tiranos; han decretado la pena de muerte contra los vegetales que tienden á invadirlo todo, pero para ellos, todos están en demasía. La naturaleza les ha- bia dicho: la vegetacion no debe invadir la tierra; el hombre debe moverse en ella con toda libertad, y sus ojos deben ver el firmameuto cuando levante la cabeza. .. pero bajo pretexto de cumplir con este mandato, se oponen áto- do cultivo.» El hombre debe destruirlas, cuando perjudican sus intereses; pero es nece- sario tener presente que los servicios que le prestan sobrepujan sin duda al mal que le hacen. Aunque el grano y las diferentes partes de las plantas sean su principal alimento, tienen cierta predileccion para los insectos que devo- ran en gran cantidad; y tal vez resulte, haciendo un análisis detenido, que oponiéndose á su multiplicacion,conserven las aves, de una manera indirecta, mayor número de vegetales que los que destruyen; preservando además el aire y el agua de la putrefaccion que podrian ocasionar los que mueren. Por esto son tan dignas de la atencion del hombre las aves insectívoras que son uno de los mejores elementos de policía universal. Respecto de las aves gra- nívoras, se puede añadir, que llevándose los granos de un lugar á otro y de- positándolos en la tierra con los residuos de su alimentacion, trasplantan, por decirlo así, los vegetales. Es cierto que las aves de rapiña destruyen á los animales destinados á la caza: que además del placer que proporcionan al hombre le son de grande utilidad, ó le perjudican mas directamente devorando algunas especies do- mésticas. Pero en cambio, ¿quiénes limpian los campos de los roedores que ocultos en la tierra impunemente destruyen los sembrados? ¿Quiénes devoran en nuestros climas ardientes á los reptiles venenosos? ¡Cuántas consideracio- nes no merecen del hombre las aves que se alimentan de cadáveres! Las aguas no podrian contener todos los peces que se producen cada año, si las aves piscívoras no consumieran una gran parte: el hombre explota tam- bien este instinto para dividir con ellas su alimento. Se puede decir, en favor de las especies acuáticas, en cuyas plumas ó cavidades del pico se pegan los LA NATURALEZA 99 huevecillos, que, pasando de un lago á otro, trasportan las diferentes especies de pescados, y esta es la causa por queen los lugares en donde nunca ha ha- bido depósitos de agua y que se forman con las lluvias, se ve nacer en ellos multitud de peces: la simiente la han llevado allí las aves que van á bañarse. El hombre aprovecha tambien el instinto maravilloso de estos séres privi- legiados: dotados de una exquisita sensibilidad, aprecian las mas ligeras va- riaciones atmosféricas, las perciben aun ántes de que el hombre tenga con- ciencia de ellas para prepararse á recibirlas. Desde las primeras edades del mundo arreglaban sus trabajos los labradores por las emigraciones de las aves: estas profetisas del bueno y del mal tiempo, originaron el arte adivinatorio. Los antiguos augures noiban fuera de camino, cuando fundaban sus pronósti- cos sobre las variaciones de la atmósfera, observando á las aves en aquella época en que era desconocido el barómetro. La proximidad de la primavera la anuncia el zenzontli con su melodioso canto: al llegar, es saludada por el zorzal que desciende de los montes á la llanura, y por el gracioso colibrí que comienza á libar el néctar de los cáctos. La infatigable golondrina tiende su poderoso vuelo desde remotos climas pa- ra llegar con el verano á la mesa del Anáhuac, y alejarse de ella cuando se aproxima la estacion de las nieves: en el otoño, la ganga se presenta recor- riendo velozmente las montañas y los valles, y haciendo resonar el aire con sus gritos. Las zarcetas, los patos, las apipiscas se precipitan en los lagos del Valle de México: cuando sus campos están desprovistos de verdura, son las mensajeras del invierno. En resúmen, se puede decir, con un distinguido escritor, que las aves per- judican nuestras conveniencias particulares; pero es probable que seamos re- compensados con usura. La naturaleza las ha destinado para poblar el aire; dar la vida y animacion que los demás séres difunden en otros elementos; para representar en la tierra la imágen de la felicidad, é inspirar en ella la alegría que sin ellas hubiera sido desconocida, y dejar oir sus armoniosos cantos, en donde solo se hubieran oído los gritos de las fieras; para consumir una parte de las simientes que hubieran sido demasiado abundantes y contener la ex- cesiva fecundidad de los insectos, de los reptiles y de los peces y evitar la in- feccion del aire que hubieran causado sus cadáveres; para disminuir el número de animales que se alimentan de las plantas; para ayudar á propagar las si- mientes de los vegetales, y trasportar, en fin, de unos lagos á otros, las dife- rentes especies de pescados. Júzguese por esto de la importancia de las aves y del lugar que ocupan en la naturaleza. El estudio pormenorizado de sus costumbres y el conocimien- to íntimo de su vida, darán á conocer al hombre las que le sean útiles 100 LA NATURALEZA para merecer su proteccion, y borrará esa perniciosa costumbre de nuestros labradores, que exterminan, sin discernimiento, aves quele pueden ser bené- ' ficas. De esta manera, los estudios ornitológicos podrán llevarse á un terreno verdaderamente práctico. ENTOMOLOGÍA. DESCRIPCION DE ALGUNOS MELOIDEOS INDIGENAS, POR EL DOCTOR DON EUGENIO DUGES, ProFESOR EN MEDICINA DE LAS FACULTADES DÉ Paris Y MÉxICO, MIEMBRO DE LA SocieDapD MexicaNA DE HistoRIA NATURAL. ———0 0 FOZ00—— INTRODUCCION. Deseando contribuir con nuestras pocas fuerzas al adelanto de las ciencias en la República mexicana, hemos escrito este Opúsculo para contestar á la in- vitacion que ha hecho la Sociedad de Historia natural, á todas las personas que en el ramo de ciencias naturales se interesen por el progreso científico de México. Nos ha parecido importante describir los caractéres generales de los Me- loideos como los indica el Sr. Th. Lacordaire en su Genera des Coleopteres (T. V, p. 648), y dar en seguida la descripcion de las especies conforme á su clasificacion. Estas especies se pueden dividir en tres secciones, segun la manera que hemos empleado para describirlas. 1.* Comprende las que se encuentran descritas en las obras que hemos te- nido á la vista y cuyos ejemplares no hemos podido proporcionarnos, conten- tándonos con copiar las descripciones; tales son, el Tetraonyz frontalis, las cantáridas, quadrimaculata, cuadrinervata, mylabrina, funesta, ru- feipenmas, obesa, erytrotora. 2.1 Las especies que ya han sido descritas; pero cuyos ejemplares nos han permitido dar una descripcion completa y pormenorizada; tales son, el He- nons conferta, el Treiodons Barranct, * la Horia maculata, los cantharis, 1 Especie dedicada al Sr. Dr. D. Antonio Peñafiel y Barranco, miembro de la Sociedad. Tomo1* LA NATURALEZA Lámn. 1 ES Ey _] Lit de Salazar Mc Gatan, Mí oa Meloideos. LA NATURALEZA 101 bifasciatus, fasciolata, eucera, cardinalis, cinctipenmis, terminata, punctum, y el nemognata versicolor. 3* Las especies que no hemos hallado descritas en las pocas obras que po- seemos: de ellas damos una descripcion cuidadosa y un nombre segun sus ca- ractéres. No queremos asegurar por esto que sean especies nuevas, atendien- do á que mucho se ha escrito ya sobre los coleópteros de la América del Nor- te. Existen en efecto, un gran número de Memorias escritas por el Sr. Lecon- te, de los Estados-Unidos, que no hemos tenido á la vista. Esperando mayo- res datos, las consideraremos provisionalmente como especies nuevas, por ser su estudio importante para la entomología y para la materia médica mexica- na. Estas especies son las siguientes: los tetraonyx femoralis y rufus; las cantáridas, variabilis, cupreola, sigmata, cinerea, ocellata, punctua- ta, nigra, nigrissima, rufipedes, ochreapennis y el zonútis rubra. Al terminar estos apuntes hemos hecho las reflexiones que nos ha sugeri- do el estudio de estos treinta y tres meloideos. Leon, 14 de Julio de 1869.—HEucento Duazs. CARACTERES GENERALES DE LOS MELOIDEOS. (Th. Lacordaire, Genera des coleopteres, tom. V, pág. 648.) Barba sostenida por un pedúnculo; lengiteta prominente, sinuosa ó biloba- da; dos lóbulos enlos maxilares, córneos, inermes y cetosos, algunas veces el interno casi nulo; las mandíbulas sobresalen raras veces de un modo notable delante del labro. Cabeza muy inclinada, con frecuencia doblada hácia atrás, repentinamente estrecha, con un cuello siempre despegado del protórax; ojos mas ó ménos grandes, escotados ó enteros; antenas de once artículos, raras ve- ces ménos, insertas lateralmente y delante de los ojos, excepto el género Pho- daga, de forma variable; protórax mas estrecho que los élitros, su prono- tum continuado con sus parapleuros. Elitros en lo general blandos, abrazan- do el cuerpo imperfectamente, sin repliegue epipleural. Caderas anteriores é intermedias sub-cilíndricas, muy grandes; las primeras contiguas, dirigidas hácia atrás; sus cavidades cotiloideas juntas, ampliamente abiertas hácia atrás; las segundas oblicuas, contíguas hácia atrás; las posteriores transversas, poco oblícuas, mas ó ménos cóncavas, salientes ensu vértice interno; piernas pro- vistas de espolones; los cuatro tarsos anteriores de cinco, los posteriores de cuatro artículos, el penúltimo casi siempre sencillo; ganchos divididos en dos partes, el inferior muchas veces muy delgado; excepcionalmente hay un dien- te en su lugar. Abdómen de cinco ó seis anillos, todos libres. 102 LA NATURALEZA TRIBU PRIMERA MELOIDEOS VERDADEROS. GENERO Henons. Lám. 1.*: fig. 3.2 Henons conferta (Say, Journal of the Acad. of Phila- delph. II, p. 281.) Longitud, 0”,018; latitud 0,007. Cabeza triangular, inclinada y aplanada; barba transversa, ensanchada y arredondada en la parte anterior de sus lados, con su borde anterior truncado, lengúeta casi córnea, sinuosa ó mas bien bilobada; maxilares de dos porcio- nes cuadradas, la esterna biarticulada con su segunda articulacion redondea- da hácia afuera, un poco encorvadas y cetosas; las mandíbulas ligeramente escotadas en la extremidad; sobresalen poco del labro. El labro es transverso, ensanchado y escotado por delante; palpos labiales con el último artículo bre- vemente oval, palpos maxilares con el último artículo deprimido y redondeado en la extremidad. Ojos medianos, sub-reniformes, poco salientes. Antenas bas- tantelargas, medianamente robustas, sub-cetáceas, con los artículos obcónicos, el primero alargado y grueso, el segundo muy corto, el tercero dos veces ma- yor que el siguiente, del cuarto al décimo disminuyen poco á poco, el undé- cimo mas largo que el décimo. Coselete poco mas largo que ancho, angosto por delante, ligeramente escotado en su base. Escudete pequeño en forma de triángulo rectilíneo. Elitros un poco mas cortos que el abdómen, convexos, juntos en los dos tercios de su longitud por una sutura recta, es decir, no imbricados, gradualmente ensanchados hácia atrás y oblícuamente truncados en la extremidad. Patas largas y robustas; caderas posteriores muy salientes en su vértice interno; piernas en figura de triángulo muy alargado; el espo- lon externo de las piernas posteriores ensanchado, obtuso y cóncavo en la ex- tremidad; ganchos divididos en dos porciones iguales. Este insecto es negro y opaco, cubierto de fina pubescencia pardusca y poco abundante; se encuentra en el suelo en la Sierra de Meayamitle en el mes de Junio. GENERO Treiodons. Lám. 1.*: figs. 1.2 y 2.? Treiodons Barranci. (Meloe Tucci? Peñafiel y Barranco). (Meloe tridentatus, Lauro Jimenez). (Gaceta Médica de México, tom. IL, núm. 16.) Long. del macho 0,018; lat. 0,007: long. de la hembra 07, 044; latie tud 07,010. LA NATURALEZA 103 Cabeza triangular, inclinada y aplanada; barba transversa, dilatada y redon- deada en sus lados, borde anterior truncado; lengúeta casi córnea, cetifor- me, escotada por delante. Maxilares con dos lóbulos cuadrados y cetosos, el externo biarticulado y en forma de gancho. Mandíbulas sobresaliendo poco del labro, sencillas en su extremidad, pero llevando en su lado interno tres fuertes dientes, uno formado por la punta y los otros dos abajo. Estos tres dientes se distinguen á la simple vista. Labro transverso, dilatado, escotado por delante, con sus ángulos anteriores arredondados; palpos labiales con su último artículo poco oval; palpos maxilares con su último artículo cilíndrico, deprimido y obtuso en su extremidad. Ojos medianos poco salientes, trans- versos, sub-reniformes. Antenas medianas con el segundo artículo muy cor- to, el undécimo alargado, cilíndrico y acuminado en su terminacion. Coselete pequeño, mas angosto que la cabeza y los élitros, plano encima, vertical á los lados y escotado en la base. Falta el escudete. Los élitros cubren una gran parte del abdómen del macho, pero apénas llegan al segundo anillo abdomi- nal en la hembra, imbricados, describiendo su borde interno una parábola. Abdómen voluminoso y blando; patas bastante largas y robustas, caderas muy salientes en su parte interna; piernas alargadas, espolon externo de las pos- teriores dilatado y truncado en la extremidad; tarsos tan largos como las pier- nas, los artículos de los anteriores un poco dilatados en el macho; ganchos amarillentos, divididos en dos porciones iguales. Este insecto es de un negro muy intenso y lustroso. Lo hemos encontrado en Silao, perteneciente al Estado de Guanajuato, en la alfalfa (medicago sa- tiva), en el mes de Junio; tambien se halla en Atotonilco el Grande, distrito del Estado de Hidalgo, en los sembrados de maíz, segun nuestro comprofe- sor el Sr. Peñafiel y Barranco. TRIBU SEGUNDA. CANTARIDEOS GRUPO 1.—HORIDEOS. GENERO Horia (Fab., tomo l, página 164.) Lám. 1.*%: fig. 4%. Horia maculata (Fab. Oliv. Col. TIL, 53 bis.) (Cucullus maculata, Sweder.) Long. 0",032; lat. 07,010. Cabeza muy grande, plana encima, inclinada, tan ancha como el cosele- te, principalmente en el macho, trapeciforme en el sentido transverso; epis- tomo ó capacete truncado casi al nivel de las antenas; barba ogival, pequeña; 104 LA NATURALEZA lengúeta bífida, con sus lóbulos divergentes; maxilares de dos lóbulos córneos, el interno pequeño, el externo grueso, grande y oval. Mandiíbulas grandes, más en el macho que las tiene de doble longitud que la hembra, con un dien- te. Labro pequeño, redondeado por delante; palpos labiales y maxilares con el último artículo oval. Ojos medianos, transversos, lunulados, sub-deprimi- dos. Antenas comprimidas que á lo mas alcanzan la base del coselete, con el primer artículo mediano, el segundo y tercero iguales y mas cortos que los siguientes, el undécimo un poco mas largo que el décimo, oblongo-oval. Go- selete poco convexo, cuadrado transversalmente, un poco angosto por delan- te, redondeado en los ángulos, escotado en arco en medio de su borde ante- rior. Escudete muy grande, representa un triángulo curvilíneo y alargado. Elitros largos, paralelos aisladamente, redondeados en su terminacion. Patas: comprimidas; muslos medianamente robustos; piernas con espolones cortos; tarsos largos, guarnecidos por debajo de pelos finos, el primer artículo y el último alargados. Ganchos robustos divididos en dos porciones, la superior retorcida y pectinada, la inferior delgada, más corta y soldada en su base con la precedente, cuerpo lampiño. Este insecto tiene la cabeza y el coselete de color leonado; los élitros del mismo color con una mancha en cada base en forma de herradura, reunién- dose en la sutura; dos manchas suturales, una en el primer tercio, y otra en el segundo, poco irregulares; otra en la extremidad, de la misma forma que la de la base, y por último dos laterales. Todas estas manchas son negras. Sabemos solamente que este insecto es de Colima, sin pormenores algunos sobre su género de vida. GRUPO III. CANTARIDEAS VERDADERAS. (Th. Lacordaire, gen. des col. T. V, p. 670.) GENERO Tetraonyz.. (Latreille, en Humb. y Bompl.: Obs. de zool. II. p. 160.) Esp. 1. Tetraonyz femoralis (nobis). —Lám. 1.*: fig. 8.2 Long. 0,”020; lat. 0,7009. Cabeza trigonal con el vértice ligeramente escotado, inclinada y aplanada; barba transversa, estrecha, truncada por delante, redondeada en sus lados. Lengúeta dilatada con el borde anterior escotado; maxilares de dos porciones, el lóbulo interno de la mitad de la longitnd del externo, ligeramente encor- vados, cuadrados y cetosos. Mandíbulas cortas y enteras en la extremidad. la Sociedad, para todos los trabajos científicos que ésta pidiere, Ó pa formar las colecciones de objetos de historia natural que necesitare. Art. 42 “Se nombrará una Comision del seno de la Sociedad para que se ocu- pe en formar el reglamento que han de observar las Juntas auxiliares.” En virtud de las anteriores disposiciones, los señores socios residentes en las capitales de los Estados, Ó en otras poblaciones, pueden reunirse para elegir de entre ellos un presidente é instalar su Junta auxiliar, sirviéndose participar in- mediatamente su existencia á la Sociedad. Estando para concluir la Comision de que habla el art. 4?, el Reglamento que se le encomendó, se remitirá impreso á las Juntas auxiliares, con la debida opor- tunidad. ] México, Setiembre 1? de 1869.—José Joaquin Arriaga, Primer Secretario. CORRESPONDENCIA a OrIizava.—Sr. D. J. M. A. y H.—Hemos recibido la cantidad que nos remi- tió yd. por susericiones á La Naturaleza, y que corresponde al primer trimestre. Lros.—Sr. D. C. R.—Hemos recibido en dos partidas la cantidad que nos re- mitió vd. por suscriciones 4 La Naturaleza, correspondiente al primer trimestre. PueBLa.—$Sr. D. F. M. R.—Por conducto del Sr. D. M. 1. recibimos la cantidad que remitió vd. por el primer trimestre de las suscriciones 4 La Naturaleza. TerecaLa.—Sr. D. A. C.—Contestamos la apreciable de vd., de fecha 22 del pasado, diciéndole: que recibimos la cantidad que nos remitió por suscriciones á La Naturaleza, y que corresponde al trimestre vencido. A LOS SEÑORES CORRESPONSALES. Esperamos que los que aun no hacen sus enteros por susericiones correspon- dientes al primer trimestre, se servirán hacerlos en la primera quincena del ac* tual; advirtiéndoles, que solo. cantidades poneDOs serán admitidas en sellos del Correo. Les participamos además, que el Segundo Secretario, D. Antonio Peñafiel, ha cambiado de domicilio á la casa número 4 de la calle del Montepío Viejo. INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA A APUNTES PARA LA GEOGRAFIA BOTÁNICA DE México, por D. Alfonso Herre- ra, Socio de número. : OBSERVACIONES SOBRE ALGUNOS COMBUSTIBLES MINERALES DE MÉXICO, por fe D. Pedro L. Monroy, ingeniero de Minas, socio de número. OS AVES DEL VALLE DE MÉXICO.—MEMORIA PRESENTADA POR EL SOCIO DE NUMERO D. MANUEL M. VILLADA, con la colaboracion de los señores pre- [((é paradores del Museo Nacional, D. Antonio Peñafiel y D. Jesus Sanchez, socios : de número. ENTOMOLOGIA.—DeEscrIPCION DE ALGUNOS MELOIDEOS INDIGENAS, por el Dr. D. Eugenio Dugés, profesor en Medicina de las facultades de Paris y Mé- xico, miembro de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, Í > —_—_—_—_—_— CONDICIONES DE LA SUSCRICION o — Este periódico se publica mensualmente por entregas cuyo mínimum será de 16 páginas. Cada una vale 2 reales en México y 23 en los Estados, franco el porte: El pago se hará en el acto de recibir la entrega. LAS SUSCRICIONES SE RECIBEN EN ESTA CAPITAL: En la Botica de la Mariscala. os) E) » » » le Urbina, calle 32 de San Juan. e » » » Jlel Hospital de Jesus. SA. » “asa núm. 26 de la calle de Donceles. 2 FUERA DE LA CAPITAL as Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos WS nombres se ponen á continuacion. NJ) CORDOBA ooconmnocacararannanazas D. Apolinario Nieto. PACHUCA.... D, Miguel Peñafiel. E CUAUTLA MORELOS..... ,, José María Cárdenas. | PUEBLA....... means y Francisco María Ran- yA GUADALAJARA .... » Leonardo Oliva. gel, - EN GUANAJUATO y, Alfredo Dugés. PUERTO DE La PAZ (Ba- e) HUEJUTLA.. «» y, Manuel T. Andrade. ja California)..nconccnnninnconos y José Fidel Pujol. Y JALAPA 1 » Manuel Rivera, SAN LUIS POTOSI. l en Manuel Pereira. E » Lino Caraza. », Florencio Cabrera. SN MA A E y» Cárlos Romero. y Manuel Mestre. CSS y Albino Celis. MARAVATIO.. ES . y Rafael Jimenez. ya +. y, Manuel Urquiza. . y» Manuel Hidalgo. MAZATLAN 8) MEXTITLAN... .- +) Mariano Guzman. q » Ramon de la Peña y Y RW) MINERAL DEL CHICO. ,, Ramon Mancera. Peñúñurl. (oa MORELIA. .- y Mateo Gonzalez. VERACRUZ... OAXACA ORIZAVA .. ;» Enis Molina. k ER - +, Manuel Ortega Reyes. | ZACATECAS.... »» Miguel Velazquez de «LXo » José María Ariza. Leon. EN Y) y PERIODICO CIENTIFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL == lO, Je Ne > Je A EI ADN 5d 6 , Ros A === ===> RÓS oe ¿OR ANO lo ZA, "2 ENTREGA 5%—OCTUBRE DE 1860. Ga 1 ia Y 9 5 ES E OS MEXICO . IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C? BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. . ZO UR JUNTAS AUXILIARES En la sesion que celebró el 7 del pasado la Sociedad de Historia Natural, acordó los siguientes artículos, para que con arreglo á ellos se instalen en los Estados las Juntas Auxiliares, y formen sus reglamentos especiales. Art. 12 Se establecerán Juntas Auxiliares en las Capitales de los Estados, donde hubiere tres ó mas socios corresponsales de la Sociedad. Art. 22 Estas juntas se reunirán por lo ménos dos veces al mes, tanto para dar curso á los trabajos pedidos por la Sociedad, cuanto para empren- der todos aquellos que en su concepto cooperen al adelanto de las ciencias. Art. 32 Las Juntas Auxiliares remitirán mensualmente, copia de las ac- tas de sus sesiones y de los trabajos que tengan concluidos, acompañándolos, si fuere posible, con tres ejemplares de los objetos de que se trate. Art. 42 Las Juntas Auxiliares tienen la facultad de organizar juntas me- nores en las localidades en que lo juzguen conveniente, contando de prefe- rencia para ello, con los socios corresponsales y colaboradores ya nombrados, ó proponiendo á la Sociedad con tal objeto para una y otra clase, á las perso- nas que á juicio de las Juntas Auxiliares sean dignas de esos títulos. Art. 52 Tambien darán cuenta en cada trimestre, de los trabajos de las juntas menores, y en todo caso, serán el medio de comunicacion entre ellas y la Sociedad. Art. 62 Las Juntas Auxiliares formarán sus reglamentos especiales con arreglo á las bases anteriores, y en consonancia con el reglamento general de la Sociedad. México, Octubre 1 S de 1869.—José Joaquin Arriaga, primer secretario. LA NATURALEZA 105 Labro transverso y sinuoso por delante. Ojos transversos, gruesos, poco es- cotados, casi enteros. Antenas mas largas que el coselete, con los artículos ligeramente obcónicos; el primero mediano, el segundo corto; desde el ter- cero hasta el décimo de la misma longitud; el undécimo poco mas largo que los otros y aguzado en su extremidad. Coselete transverso, trisinuoso en Su base, brevemente tubuloso por delante, ofreciendo tres depresiones en la ba- se. Escudete grande, triangular y alargado. Plitros mas anchos que el cose- lete cubriendo todo el abdómen, paralelos, redondeados y un poco dehiscen- tes en sus extremos. Patas robustas, muslos comprimidos, piernas un poco arqueadas; el espolon externo de las posteriores mas robusto que el interno; los artículos de los tarsos escotados desigualmente y cubiertos por debajo de un cepillo muy fino. Ganchos divididos, inermes, con sus divisiones iguales. Cuerpo cubierto de fina pubescencia. Este insecto es de un color leonado-dorado: su cabeza cubierta de puntos muy finos, es negra en su parte anterior desde los ojos; el labro y el episto- mo presentan en su borde algunos pelos amarillentos. El coselete y los éli- tros son de un color leonado tambien. El abdómen y las patas negros, excep- to los muslos que tienen su tercio medio igualmente amarillo. Este insecto nos ha sido remitido por un indígena, habitante del mineral del Cedro, y una sola vez lo hemos encontrado á orillas de Guanajuato. Esp. 2.—Tetraonyz frontalis. Chevrol. (Coleóp. de Méx. cent. L, fasc. 1, núm. 14.) Long. 0,016 á 0%,010; lat. 07,0085 á 07,005. Color-rojo-amarillento, pubescente; cabeza con puntos finos, estrecha é in- clinada, negra en su parte anterior desde los ojos; labro y capacete transver- sales, amarillentos en sus lados. Coselete de forma cuadrada, transversal, teniendo hácia atrás tres depresiones ligeras. Escudete grande, triangular, alargado. Élitros mas anchos que el coselete, redondeados en el Eon y en su extremidad. Patas y cuerpo por debajo negros. Se encuentra sobre el tabaco en Orizaba. No hemos tenido este insecto en nuestro poder. Esp. 3.—Tetraonyz rufus. (Nobis.)—Lám. 1.%: fig. 7.2 Long. 0%,009 á 01,012; lat. 07,004 á 07,005. Este insecto presenta todos los caractéres típicos del género Tetraonyz; caractéres ya descritos en el T. femoralis. 14 106 LA NATURALEZA Es de color leonado reluciente, con las antenas, las partes de la boca y el abdómen negros. Los muslos y las piernas son de color leonado, exceptuan= do su quinta parte de la extremidad, que es negra lo mismo que los tarsos. En los cerros de Guanajuato hemos encontrado este insecto viviendo en fa= milia sobre una malvácea. GENERO Cantharis. Esp. 1.—Cantharis bifasciatus. (Sturm.) C. octomaculata (Peñafiel y Barranco.) —Lám. 1.*: fig. 6.2 Longitud 0”,022 4 07,013; latitud 0,006 á 0,0035. Cabeza triangular, negra, con un punto rojo en medio; barba transversa re- dondeada en sus lados; lengíúeta cordiforme, escotada por delante y velluda: maxilares compuestos de dos porciones, una interna casi cuadrada formada de una reunion muy densa de pelos cerdosos, lo que ha hecho decir al Sr. Pe- ñafiel que era cortante, la externa, curva y cerdosa; mandíbulas fuertes algo en- corvadas, con la extremidad sencilla, presentando un diente en su parte mé- dia y provistas de una membrana; labro grande, cordiforme y escotado por delante; palpos labiales de tres artículos, uno muy pequeño, el segundo grande y triangular, el tercero triangular tambien, pero con sus ángulos redondea- dos; palpos maxilares de cuatro artículos, uno pequeño, el segundo y tercero triangulares, el cuarto alargado y ovoideo. Antenas negras de once artículos, el 1% grande, el 22 muy pequeño, el 3%un poco abultado; el 4” mas desarrollado de todos, puede inscribirse en una semicircunferencia; 5% 6% y 7* de la mis- ma forma, pero disminuyendo gradualmente; 8”, 9” y 10% moniliformes y mas pequeños que los precedentes; el 11*de doble tamaño del 10%, ovalar y pun- tiagudo: .en la hembra, las antenas son uniformemente moniliformes, pero au- mentando gradualmente de volúmen hasta su terminacion. Coselete cuadra- do, estrecho hácia adelante y redondeado en sus ángulos. Escudete negro, cónico y con sus ángulos tambien redondeados. Élitros mas anchos que el coselete, deprimidos lateralmente en la base, redondeados en los extremos. Abdómen compuesto de seis anillos en el macho y de cinco en la hembra; los terminales son normales en ella, pero en el macho presenta el anillo su- perior una parte alargada y ensanchada en su extremo, trozada rectamente en forma de hacha y el inferior dividido en dos porciones largas y agudas. Las patas posteriores tienen dos espolones; el externo es grande, curvo y cortado en la extremidad. Ganchos bífidos y amarillos. LA NATURALEZA 107 Este insecto es de color leonado, la cabeza es negra con un punto rojo, triangular en medio. El coselete es leonado, con cuatro manchas negras, dos grandes, simétricamente colocadas en su parte superior y dos un poco ante- ro-laterales, puntiformes. Los élitros son tambien amarillos, con dos manchas negras cada uno que los divide en tres porciones: las manchas anteriores se juntan en la sutura, cuadradas, pero un poco escotadas por delante; las pos- teriores tienen la misma forma y situacion, mas su escotadura mira hácia atrás; los élitros, por último, presentan dos nervaduras longitudinales. Las patas son de color moreno-negruzco, el abdómen completamente negro, ex- cepto las membranas conectivas de los dos primeros anillos superiores á los inferiores, que son amarillos como en todas las cantáridas. Se puede cosechar, segun el Sr. Peñafiel, en el mes de Setiembre sobre una planta que vulgarmente llaman rosilla, Bidens leucantha, en el pueblo del Puente perteneciente al Mineral del Chico, en Pachuca, y cerca de la capital de México; nosotros la hemos encontrado en el mismo mes sobre un Seymus, lla- mado vulgarmente Viola, viviendo en familia con la Fasciolata. Variedad. En esta única variedad los puntos superiores del coselete se alargan un poco hácia atrás, de modo que llegan á tener el doble de su an- cho; los dos anteriores no cambian en nada. Esp. 2, Cantharis fasciolata.—Lám. 1*: fig. 5.2 (Lauro M. Jimenez, Gaceta médica de México, T. IL, N. 16.) Long. 0,7022 á 0,7011; lat. 0,7006 á 0,7003. Esta cantárida presenta exactamente los mismos caractéres genéricos que la bifasciatus de Sturm; los mismos colores, la misma distribucion de las manchas, la misma conformacion de los últimos anillos del abdómen del ma- cho; solo se diferencia de la anterior por los colores del abdómen, pues en lugar de ser completamente negro, tiene su cara superior de un color rojo-mo- reno con fajitas transversas negras en el borde inferior de cada anillo, su ca- ra inferior es negra en su parte média y rojo-morena á los lados !. Variedad, A. Las variedades dependen principalmente de la diversidad de las manchas supero-anteriores de los élitros; este carácter solo, podia dar material para describir siete ú ocho variedades, pero creemos que será sufi- ciente decir, que en la primera la mancha superior se extiende hácia adelan- te, al grado que cubre todo el hombro, dejando solamente dos porciones ama- 1 La comision de Zoología encargada del dictámen de este trabajo, expondrá despues los fundamentos que ha tenido para considerar como variedades de una misma especie, la Contharis fasciolata del Sr. Jimenez y la bifasciatus de Sturm. 108 LA NATURALEZA rillas, la média y la terminal ó posterior, y que en otras va disminuyendo y estrechándose hasta formar una línea, un punto, ó desaparecer completamen- te, quedando solas dos manchás posteriores. Variedad, B. Consiste en que en algunos ejemplares el último anillo abdo- minal es enteramente rojo, y que en otros, el mismo color se extiende al pri- mero y segundo anillos. Esp. 3. Canth. quadrimaculata (Dejean.) (Cat.) C. Disparicornis. (Chev. * olim.) (Coleóp. de Mex., Cent. 1, fasc. 4. N. 79). Long. 07,013 á 07,019; lat. 07,004 á 07,006. Amarillenta; cabeza negra, inclinada, con un punto rojo en medio, pun- tuada y granulosa, cubierta de vello ceniciento; cuello atenuado, negro como las partes componentes de la boca; antenas insertas delante de los ojos, ne- gras en la hembra: artículos 3" y 7” rollizos y amarillos en el macho; el últi- mo oval y acuminado. Coselete escotado é inclinado hácia adelante, cuadra- do y redondeado en todos sus lados, realzado en su base, con cuatro puntos negros, de los cuales dosson centrales, gruesos, y un pequeño de cada lado en la orilla y hácia adelante; en la hembra los puntos laterales suelen des- aparecer algunas veces; surco longitudinal hondo, sin llegar al vértice, bastan- te puntuado. Escudete negro, cónico, truncado hácia abajo. Élitros amari- llos, mas anchos que el coselete, rugulosos, deprimidos en la base, largos, redondeados en su márgen, ménos en la sutura: cuatro manchas en medio, una en un tercio, la otra en los dos tercios de su longitud; las inferiores mas grandes; los élitros por último tienen tres nervaduras longitudinales poco aparentes, y la sutura y márgen poco realzados. Patas morenas en el macho, con excepcion del extremo superior de los muslos que es algo negro, oscu- ras ó negruzcas en la hembra, con las cuatro piernas y tarsos posteriores mo- renos. El cuerpo por debajo es negro, granuloso, hispido; extremo, lados y parte superior del abdómen bajo las alas, rojos. Se cosecha, segun Chevrolat, en Orizaba, sobre una flor blanca de una planta de la familia de las Compuestas que crece en los sembrados de maíz. Variedad B. ¿ Las manchas inferiores de los élitros se ensanchan y ex- tienden del lado del ápice. Variedad. C. ¿ Los élitros y los piés de esta variedad son enteramente amarillos. Variedad D. Morena negruzca, sub-pubescente; el coselete amarillo con los LA NATURALEZA 109 puntos medianos en forma de fajitas, los marginales de la forma comun. El surco longitudinal, negro desde la base hasta el medio. Esp. 4.—Canth. cuadrinervata. (Herrera y Mendoza.) (Gaceta Médica de México, t. 29, N. 17.) Cabeza amarillo-rojiza, con una línea negra en la frente, puntuada, pubes- cente; ojos negros, capacete cubierto de pelos amarillos; labio superior negro, palpos del mismo color cubiertos de pelos amarillos, con la última articulacion cilíndrica y roma; antenas cortas, negras, con la primera articulacion, amarilla en la base en los machos. Coselete convexo, del mismo color que la cabe- za, con cuatro puntos negros colocados transversalmente; en la parte poste- rior, sobre la línea média, una depresion muy notable. Escudete triangular» negro, con una mancha amarilla en el macho. Elitros amarillos, traslúcidos, lisos á la simple vista, puntuados vistos con la lente, con cuatro nervaduras longitudinales prominentes y unas manchas negruzcas en el tercio posterior, cuyo número, magnitud y situacion es variable. Tórax y abdómen negros, pu- bescentes; el último anillo abdominal amarillo en la parte superior, con tres manchas negras longitudinales; en la parte inferior solo el borde es amari- llo en las hembras, y en el macho hay dos manchas amarillas laterales. Cadera negra, cubierta de pelos blancos en su borde interno y en su extremidad inferior; muslo amarillo, rojizo, con los extremos negros, con pelos amarillos en su borde interno; piernas del mismo color que el muslo, llevando pelos negros en su borde y un espolon amarillo en su extremidad inferior; tarsos negros cu- biertos de pelos del mismo color; el primer artículo mas grande, sobre todo en las patas posteriores. Este insecto, que no hemos tenido á la vista, vive, segun los Sres. D. Al- fonso Herrera y D. Gumesindo Mendoza, en Pachuca, Real del Monte y Mine- ral delChico, del Estado de Hidalgo, sobre el garbancillo, Lupinus elegans, H. B., en los meses de Julio á Setiembre. Esp. 5.—Cantharis eucera.—(Chev. coleóp. de Méx., Cent. 1, fase. 3, núm. 36. (Klug. inédita.) Lám. 1*: fig. 9. Log. 0%,030 á 07,018; lat. 0,009 á 0,004. Cabeza cuadrada, poco estrecha en su parte inferior, inclinada oblícuamen- te hácia adelante, truncada en el vértice, algo convexa en la frente, aplanada, lisa, negra, roja en su parte superior, con un punto negro frontal (este punto es mas bien una línea negra que divide en dos la porcion roja); el color rojo se 110 8 LA NATURALEZA adelanta hácia la parte baja de la cabeza formando un ángulo anterior; arriba convexa y deprimida abajo; barba redondeada transversalmente; lengieta cor- diforme escotada por delante; maxilares de dos porciones; la interna cuadra- da, la externa un poco curva, guarnecidas de pelos rojizos; mandíbulas fuer- tes, con la punta escotada, sinuosas hácia adentro. Labro grande, ensanchado, redondeado en sus ángulos y escotado por delante; palpos labiales de tres artículos, el 1% pequeño, el 22 mas grande y triangular, el 3? grande y trian- gular tambien, pero alargado, trozado en línea recta en la extremidad; palpos maxilares de la misma forma, siendo el último oblongo, y ménos grueso en la hembra. Antenas moniliformes, de un negro lustroso; en la hembra de on- ce artículos: en el macho el primer artículo es grueso, el 2* pequeño, el 32 algo grande, triangular, con el ángulo superior y externo un poco mas gran- de que el interno, el 4* triangular con el ángulo superior é interno muy des- arrollado y agudo, 5% con el mismo ángulo prolongado en forma de cuadro, 6% de la misma forma, pero con la prolongación mucho mas estrecha, 7%, 89, 92 y 10% moniliformes, 11* ovalar y puntiagudo. Coselete un poco mas largo que ancho, derecho y realzado en su base, cortado oblícuamente hácia atrás de la cabeza, lo que le da aspecto anguloso en los lados; hácia la parte anterior de su longitud, es liso, lustroso y un poco aplanado. Escudete grande y trian- gular. Élitros deprimidos de cada lado del escudete, muy largos, doblemente mas anchos que el coselete; los hombros separados del coselete, derechos y re- dondeados sobre los élitros; estos últimos, paralelos, redondeados en la extre- midad, ménos del lado de la sutura, rugulosos y con una nervadura longitu- dinal poco aparente. Abdómen muy oscuro y negruzco; patas del mismo color; piernas medianas ensanchadas mas allá del medio, con una dilatacion curva en el extremo en el macho; tarsos largos, delgados en su nacimiento, guarnecidos por debajo de un cepillo de pelos: de los espolones de las patas posteriores, el interno es pequeño, el externo muy ensanchado y trozado oblícuamente en su extremidad; ganchos de dos divisiones, la superior mas grande y negra, la inferior amarilla. El color general de este insecto es el negro, ménos la mancha de la cabe- za y la membrana conectiva de los anillos abdominales que son rojas. Vive, segun Chevrolat, en Guatemala y México; nosotros la hemos recibi- do, y en gran cantidad, de Silao, en el Estado de Guanajuato. Existe tambien en los alrededores de México, Pachuca y Atotonilco el Grande. LA NATURALEZA 114 Esp. 6.—Cantharis cardinalis.—(Chev. Coleóp. de Méx., Cent. 1, n. 13, fasc. 1).—Lám 1.2: fig. 12.1 Long. 0%,018; lat. 07,005. Cabeza negra, velluda, con un punto hundido y rojo en medio; barba trans- versa con los lados algo angulosos; lengúeta cuadrada y escotada por delante. Maxilares de dos porciones; la interna redondeada en la extremidad, la exter- na mas grande y algo encorvada, velludas; mandíbulas grandes ligeramen-= te escotadas cerca de la extremidad; labro cordiforme escotado; ojos transver- sos; palpos labiales de tres artículos, los dos primeros pequeños y triangula- res, el último triangular, alargado; palpos maxilares de cuatro artículos, el 1" pequeño, el 22 mas grande que los otros, triangular, el 3% de la figura del anterior, 4% ovoideo y alargado. Antenas de once artículos, el 1% grande, 22 pequeño, 3" triangular, 4% grande, triangular, aplanado, con sus ángulos ro- mos, el supero-interno mas abierto, 5% triangular, encorvado hácia adentro, con el ángulo supero-interno casi en forma de gancho, puntiagudo; desde el 6” hasta el 10% moniliformes, 11% ovoideo y puntiagudo. Ojos tranversos. Co- selete un poco mas largo que ancho, ensanchado en medio, liso y con un sur- co por delante; escudete largo, negro; élitros un poco duros con dos costilli- tas. Abdómen negro de cinco anillos, el último superior normal, el inferior dividido. Patas negras, espolones de las piernas posteriores pequeños, la ex- terna mas fuerte que la interna; ganchos divididos en dos partes iguales. Este insecto ha sido encontrado en una planta trepadora; el ejemplar que tenemos nos fué remitido de Europa por el Sr. Boucard, sin ninguna indica- cion. Tiene este coleóptero todo el cuerpo negro, un punto rojo en la cabeza y los élitros color de carmin. Esp. 7.—Cantharis variabilis. (Nobis).—Lám. 1.*: lg. 14.2 Long. 0%,015 á 0%,010; latitud 07,005 á 0,003. Cabeza negra, inclinada, triangular, cortada rectamente en el vértice, don- de se ve una pequeña depresion; barba transversa, redondeada en sus lados; lengúeta grande, cordiforme y escotada por delante; maxilares formados de dos porciones, una interna pequeña, otra externa grande, curva, ambas cerdo- sas; mandíbulas fuertes encorvadas en la extremidad, con el diente basilar bastante desarrollado, guarnecidas de una membrana y con la punta sencilla; labro transverso, redondeado en sus bordes y escotado; palpos labiales de tres artículos, el 1* pequeño, el 2* triangular, alargado, el 32 ménos grande que 1 112 LA NATURALEZA el anterior, casi cuadrado con los ángulos romos; palpos maxilares de cuatro artículos, el 1 pequeño, el 22 mas grande, el 3% mas pequeño que el 22, am- bos triangulares, el 4% mas grande de todos, ovoideo, alargado y trozado oblí- cuamente en la extremidad; ojos negros, transversos y escotados. Antenas negras de once artículos, el 1 grande, el 22 pequeño, desde el 3% hasta el 10 moniliformes, aumentando progresivamente hasta el 11% que es de doble ta- maño que el que le precede y ovoideo y puntiagudo. Coselete amarillo, con dos puntos negros colocados simétricamente de cada lado de la línea média, cuadrado, con los ángulos redondeados, algo estrechos los dos anteriores. Escudete pequeño, triangular, con los ángulos romos. Elitros de doble ancho que el coselete, muy realzados en los hombros, cubriendo todo el cuerpo y redondeados en la extremidad posterior. Patas negras, normales; espolon ex- terno de las piernas posteriores, grande y cortado en la extremidad; ganchos morenos, divididos en dos porciones iguales. Abdómen negro, de seis anillos en el macho y cinco en la hembra. Vive en el mes de Setiembre en el Cayahuatl, Convolvulus arborea, y en gran cantidad en los cerros de Guanajuato. Variedad. Esta variedad es enteramente negra, y en lugar de los dos pun- tos negros que tienen los que son amarillos, hay dos tubérculos pequeños, ne- gros y lustrosos. Las dos variedades se copulan indistintamente, ó las negras entre sí ó el macho del tipo con la hembra de la yariedad, y recíprocamente: esta Circuns- tancia nos ha hecho darle el nombre de Variabilis. Esp. 8.—Cantharis cupreeola. (Nobis).—Lám. 2.*: fig. 6.2 Long. 0%,012; lat. 0”,0083. Cabeza inclinada, negra, cubierta de pelos cobrizos, con un punto rojo en medio y un surco, negro, profundo y longitudinal; barba transversa, redon- deada en los lados; lengúeta cordiforme, escotada y velluda; maxilares de dos porciones, la interna un poco curva, la externa curva y angulosa, ambas cerdosas; mandíbulas fuertes, con un diente cerca de la punta, que es sencilla, y una membrana interna; labro transverso, escotado; palpos labiales de tres artículos, el 1% pequeño, el 2* triangular y mas largo que los otros, 3% trian= gular, casi igual en volúmen al 4% que es casi cuadrado y trozado rectamente en la punta. Antenas de 11 artículos, el 1% grande, abultado hácia afuera, el 22 pequeño; desde el 3 hasta el 11% grandes; los primeros de esta serie apla- nados, disminuyendo gradualmente, presentando muy poca separacion en las articulaciones, de modo que tienen la apariencia de una hoja continua. Ojos LA NATURALEZA 113 transversales, cuello normal. Coselete campanuliforme, mas largo que ancho, algo estrecho por delante, con un surco longitudinal, negro y bien marcado; en el borde posterior hay una línea realzada, es poco escotado en ese lugar; escudete pequeño, triangular. Élitros mas anchos que el coselete, dejando á descubierto el pygidium y propigidium, redondeados en su extremidad libre. Abdómen de seis anillos; patas normales cubiertas de pelos cobrizos; espolo- nes externos de las piernas posteriores mas grandes que los internos; ganchos rojizos divididos. Este insecto es totalmente de color de cobre violado, excepto la línea real- zada del coselete y la sutura de los élitros que son un poco blanquizcas; el abdómen está tambien cubierto de pelos grises. El único ejemplar que hemos tenido ha sido encontrado sobre el Quiebraplato, Convolvulus variabilis, en los cerros de Guanajuato y por el mes de Julio. DISCURSO PRONUNCIADO POR EL Sr. D. Penro Lopez MoNroY, MIEMBRO DE LA SOCIEDAD Mexicaxa DE Hisrorra NATURAL, EN EL CENTÉSIMO ANIVERSARIO DEL NACIMIEN= TO DEL BARON DE HUMBOLDT, CELEBRADO POR LA SOCIEDAD DE GEOGRAFIA Y Es- TADISTICA, EN LA SALA DE ACTOS DEL COLEGIO DE MiNERIA, EL 14 DE SETIEMBRE DE 1869. SEÑORES: El ilustre nombre del sabio enciclopédico prusiano, ha servido de tema re- petidas veces para que los biógrafos nos tracen unas páginas llenas de vida, narrándonos los trabajos interesantes que pudo llevar á cabo en su espléndi- da carrera. Su nombre resuena diariamente en las academias científicas, y es difícil entrar al estudio de ciertas ciencias sin verle citado repetidas veces. Sin embargo de este recuerdo cotidiano y universal que diariamente se hace del Baron Alejandro de Humboldt, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadís- tica, justa apreciadora de su mérito, ha querido consagrarle á este su ilustre consocio, que por su marcado afecto quiso siempre distinguir á México, un recuerdo afectuoso de gratitud, un homenaje grandioso, hoy que distamos un siglo exacto del dia de su advenimiento al mundo. Invitada la Sociedad Mexicana de Historia Natural á tomar parte en tan bri- lante fiesta consagrada al explorador mas profundo de la naturaleza en nues- tro siglo, me ha tocado el alto honor de venir á representarla en la tribuna, 15 114 LA NATURALEZA para hacer presentes sus sentimientos de admiracion hácia tan ilustre per- sonaje. Al dirigirme á una asamblea tan culta y cuya ilustracion se ha puesto tan en relieve acudiendo á esta sesion, y al tener que hablar de un hombre á quien la fama le ha dado un prestigio universal, y que segun Mr. Thiers es una de las glorias de muestro siglo, ¿qué debo hacer? ¿acaso callar? Si he de pagar un tributo de admiracion hácia un hombre tan singular, ¿de dónde podria sa- car un asunto mas apropiado para llenar mi tarea, que de sus propios escri- tos? Si los grandes hombres desaparecen del mundo en virtud de una ley in- mutable de la naturaleza, sus obras los hacen sobrevivir para siempre; y su nombre, léjos de sepultarse entre el polvo de las generaciones, cada siglo lo trasmitirá al que le sigue, rodeado de nuevas aclamaciones y de nuevos tri- butos. El simple relato de los trabajos científicos del ilustre prusiano, constituye su mejor elogio. Los variados y profundos conocimientos que se reflejan en sus obras, le colocan en la primera línea de los sabios de nuestro siglo y al lado de los hombres mas eminentes que han brillado en los fastos de las ciencias y en los anales de la inteligencia humana. Quisiera, pues, presenta- ros á tan grande hombre en las distintas fases de su vida y de su prodigiosa actividad intelectual, frente á frente de los hombres que mas han admirado nuestras antepasadas generaciones; pero obligado por la necesidad á estrechar- me en un asunto tan vasto, me será preciso agrupar los rasgos mas promi- nentes de su carrera científica, para que admiréis cada vez mas á este hom- bre en gran manera excepcional. Al delinear rápidamente mi cuadro, procu- raré condensar en unos cuantos renglones la série de sucesos que la historia y los anales de las ciencias y de la civilizacion, consignarán en las páginas mas brillantes de nuestro siglo. Tócale á la Sociedad que ha promovido este acto solemne, aceptar mis homenajes de admiracion á suilustre consocio Ale- jandro de Humboldt; pues ciertamente es un verdadero prodigio encontrar en la historia científica de un hombre cuantos elementos necesito para presenta- ros mi cuadro. El valor casi me falta para llevar á cabo mi empresa, pues siento, como di- ce Horacio: que el genio ofusca, y que su peso agobia. Profundamente con- vencido de la escasez de mis fuerzas, confio en vuestra indulgencia para que mis palabras no se escuchen como la profanacion del grato recuerdo de un hombre, digno de nuestro respeto y admiracion como amantes de las ciencias, y de nuestra mas afectuosa gratitud como mexicanos. LA NATURALEZA dll Trasladémonos con la imaginacion á la época en que apareció Humboldt ejecutando sus trabajos, y representémonos un período notable en los fastos de las ciencias. La botánica y la zoología cultivadas con esmero por los Jussieu y los Decandolle, por Latreille, Geoffroy Saint Hilaire y Cuvier, hacian grandes progresos enriqueciéndose con numerosos descubrimientos: la mineralogia y la geología, impulsadas por el genio prodigioso de Abraham Gottlob Werner, y por los bellos trabajos del abate Haúy, salian del rango oscuro que ocupa- ban en la historia natural, para elevarse á la categoría de ciencias capaces de prestar sus servicios en ambos hemisferios. La astronomía y la física se asi- milaban los grandiosos trabajos de William Herschel, Laplace, Delambre, Ara- go, y de Franklin, Galvani y Volta. La química rejuvenecia con los Lavoisier, Bertollet, Vauquelin y Gay-Lussac, saliendo del carácter de empirismo en que se encontraba, y elevándose á la categoría de una ciencia destinada á pres- tar grandes servicios á la humanidad. La geodesia, enriquecida con los gigan- tescos trabajos practicados en diversos hemisferios y continentes, adelantaba con nuevas operaciones puestas en ejecucion; y en fin, la marcha de las cien- cias se encarrilaba en una magnífica via de progreso, abierta en su mayor par- te á causa de la influencia ejercida por la impetuosa actividad que recibió en Europa el movimiento intelectual en el siglo XVII. Sin embargo de que una de las revoluciones mas notables en los anales de las generaciones, conmovia el suelo de toda la Europa, el genio, no obstante, dejaba escapar su brillo en los distintos ramos del saber humano, como si estuviera colocado á mayor altura de aquella en que rugen las tempestades, bajo un cielo incapaz de ser empañado por las brumas que se agitan tan abajo de él. Hé aquí, pues, un período que enlaza las glorias de un siglo con las del que le sigue, y que reune y hace confraternizar á los hombres que constituyen la gloria de generaciones diferentes. Bajo tan felices auspicios, el genio nacien- te bien podia desplegar sus alas para lanzarse al ambiente de la inmortalidad. Con tantos grandes hombres, los arcanos de las ciencias estaban abiertos pa- ra la juventud sedienta de saber. Humboldt, muy jóven aún, impelido por una inteligencia penetrante, se lanza con vigoroso ardor al estudio de las ciencias: la historia, la bella litera- tura, la filosofía, la economía política, la historia natural; hé aquí las fuentes en donde sació por primera vez su ardiente sed de nutrir su inteligencia. Aman- te del estudio del pasado para buscar en él datos interesantes para el porvenir, se formó un gran fondo de erudicion en los distintos ramos del saber humano: dotado de una alma grande y de una sensibilidad exquisita, bien pronto se penetró de las bellezas multiplicadas que la naturaleza presenta en detalle y en conjunto, y entónces sus miradas se dirigieron á las ciencias naturales. my 116 LA NATURALEZA En su actividad no se limitó solamente al estudio, sino que comenzó sus primeros ensayos escribiendo sobre asuntos de la antigúedad, y dando á co- nocer el resultado de sus primeras observaciones recogidas en el estudio de la naturaleza; pero estos trabajos, por grande que haya sido su mérito, eran solo los primeros destellos de una inteligencia destinada á despedir vivos re= flejos en la esfera de las ciencias. A su salida de la escuela de Freyberg, habiéndose encargado de la direc- cion de las minas de las montañas de Fichtelgebirge, sus trabajos le obliga- ban á penetrar en las entrañas de la tierra y le limitaban el vasto horizonte que su genio necesitaba; pero no fué este un obstáculo para detenerle: la va- riada sucesion de las capas que formaban el suelo atravesado por las labores de las minas, y sobre todo, las impresiones de vegetales que en ella se en- contraban, como testigos de que la vida orgánica habia preexistido á la for- macion de esas rocas, fueron para él objetos de interesante estudio. Sus ob- servaciones sobre esos vegetales, las encontramos consignadas en su «Flora subterránea de Freyberg y aforismos de la doctrina fistológico-quimi- ca de las plantas.» Este trabajo, bastante notable, fué como la aurora literaria de Humboldt; en él campean el talento, la ciencia y un amor acendrado á la historia natu- ral, y dejan conocer sus primeras ideas sobre geografía botánica, sobre las asociaciones naturales de las plantas, y sobre la historia de sus emigraciones. Desde esta época comenzó á dedicarse al estudio profundo de la naturaleza: los animales, las plantas y las rocas, eran los objetos que mas llamaban su atencion; llegar al conocimiento de las leyes bajo las cuales están relaciona- dos estos séres y los vínculos eternos que ligan los fenómenos de la vida y los de la naturaleza inanimada, hé aquí unas cuestiones que se presentaban á su imaginacion de una manera viva. El descubrimiento reciente del galvanismo que preocupaba á los sabios de la Europa por sus efectos sorprendentes, llamó la atencion de Humboldt en 1795, y encontrando cierta analogía entre los efectos de la electricidad com- binados con los de la combustion lenta en el interior del organismo, y los principios de la vitalidad, comenzó una série de experiencias interesantes des- tinadas á dar luz sobre el gran fenómeno de la vida. Los resultados que ob- tuvo los consignó en su «Ensayo sobre la irritación de la fibra muscular y nerviosa, y sobre la accion química que sostiene la vida de los ani- males.» Este trabajo, Señores, era grandioso y manifestaba la superioridad de inte- ligencia de su autor; sin embargo, su esfera de accion era todavía limitada, y aun no comenzaba á desarrollar los proyectos que tenia concebidos. Habia LA NATURALEZA 117 popularizado entre sus compatriotas los trabajos practicados por Bertollet y Lavoisier, en Francia, trabajos que habian regenerado la química; habia pu- blicado memorias interesantes para la mineralogia descriptiva y física gene- ral; habia escrito informes muy importantes sobre las riquezas subterráneas de Fichtelgebirge; habia organizado bajo un pié notable el trabajo de las mi- nas que dirigia; habia fundado una escuela de minas en Steven; y en fin, el gran poeta Schiller le habia asociado á la redaccion del periódico literario Ho- ren, y no obstante, los trabajos que debian darle gran brillo, aun no les da- ba principio. Apénas su nombre comenzaba á resonar en el mundo literario, y ya las ciencias y la civilizacion le debian trabajos importantes. Inducido unas veces por su propio gusto y otras forzado por sus obligaciones á viajar, este sabio infatigable concibe un proyecto grandioso que hasta despues de medio siglo de largos viajes y de profundos estudios pudo llevar á cabo. Oigámosle cómo se expresaba algunos años ántes de abandonar el Viejo Continente: «He tenido la suerte de recorrer como wmineralogista una gran parte de las mon- tañas de Europa; he estudiado la naturaleza bajc muy diferentes puntos de vista, y me he propuesto escribir la física del mundo; pero mis grandes de- seos no están satisfechos, y conozco que aun son muy débiles estos cimientos para levantar un vasto edificio.»! ¡Qué proyecto tan gigantesco! ¡Cuántas di- ficultades hay que vencer para llevarlo á cabo! Sediento de explorar regiones desconocidas y lejanas, de hacer adquisicion de datos que enriquecieran las ciencias, de emplear su inmensa suma de co- nocimientos, y, sobre todo, preocupado profundamente con su proyecto, aban- donó á su país con el intento de viajar, teniendo la vista fija de preferencia en las regiones encantadoras de los trópicos, en esas regiones, donde una naturaleza vigorosa ostenta sus mas ricas y variadas galas. Las circunstancias le decidieron á fijarse en remontar el Nilo y en visitar unos países tan céle- bres en los fastos de la civilizacion humana. Contrariado en sus designios, formó un nuevo plan que tuvo la misma suerte del anterior: tercera vez pen- só en efectuar un viaje que debia conducirle á realizar sus designios del pri- mero, y contrariado de nuevo, un conjunto casual de circunstancias dió por resultado que abandonara las playas de la Europa para venir á visitar las regiones tropicales de la América. Pero dejemos á tan ilustre viajero acompañado de su sabio amigo Bonpland en su larga peregrinacion, haciendo preciosas observaciones sobre las corrien- tes marítimas, visitando las Islas Canarias, atravesando el Atlántico, visitan- do la América meridional, signiendo la corriente del caudaloso Orinoco, ex- 1 Carta á Mr. Pictet sobre la influencia del ácido muriático oxigenado, y sobre la irri- tabilidad de la fibra orgánica. 118 LA NATURALEZA plorando las imponentes cordilleras de los Andes, ascendiendo á los majes- tuosas volcanes del Tunguragua y del Chimborazo, visitando las ricas minas del Perú, penetrando por Acapulco á nuestro país, recorriéndole en distintas direcciones y recogiendo datos preciosos para darle á conocer al mundo civili- zado; y volvamos á verle en Europa arreglando la inmensa suma de datos adqui= ridos, dedocumentos y de mil y mil objetosacopiados, clasificándolos concienzu- damente en union de los primeros sabios de Europa que tenian á gran honra cooperar á un trabajo tan gigantesco; y en fin, veámosle publicando el resul- tado de unas observcaiones hechas en mas de cinco años de viajes contínuos. Bajo el título de viajes de Humboldt y Bonpland, publicó en un largo in- tervalo de años diversas obras clasificadas en seis secciones, redactadas las unas por él mismo, y las otras asociado con su ilustre compañero de peregri- nacion, y con algunos sabios prominentes de Europa. La primera seccion con= tiene la Relacion histórica de su viaje á las regiones equinocciales, y á ella pertenecen: la Relacion histórica, propiamente dicha, acompañada del atlas físico del Nuevo Continente, y el Ensayo político sobre la Isla de Cuba; las Vistas de las cordilleras y monumentos de los pueblos indi- genas de la América, acompañadas de un atlas pintoresco; y el Exámen crítico de la historia de la geografía del Nuevo Continente, y de los pro- gresos de la astronomía náutica en los siglos XV y XVI. La segunda sec- cion contiene: la Recopilacion de observaciones de zoología y de anato- mía comparada. La tercera, el Ensayo político sobre Nueva-España, acompañado de un atlas físico y geográfico. La cuarta, la Recopilacion de observaciones astronómicas, operaciones trigonométricas y medidas barométricas. La quinta, el Ensayo sobre la geografía de las plantas, acompañado de un cuadro físico de las regiones equinocciales; y la sexta, que es la mas voluminosa de todas, encierra toda la parte de botánica descripti- va, y contiene la descripcion de los Nuevos géneros y especies de plantas de la América eqguinoccial;una Monografía de lasmelastomeasy de las rhexias; la descripcion de las mimosas y otras plantas del Nuevo Continente, y la Sinópsis de las plantas equinocciales. Pero no fueron estos los únicos escritos relacionados consu viaje á los trópicos, pues su Ensayo geognóstico sobre la superposicion de las rocas en los dos hemisferios, sus inimitables y encantadores Cuadros de lanaturaleza y su Plan deuna Geografía física, consignan losresultados de otrasobservaciones. Preocupado con el estudio de la naturaleza, teniendo á la vista los magní- ficos cuadros que se presentan en las regiones equinocciales, y llevado por su propio genio de una esfera de fenómenos á otra esfera, todo lo sujeta al exámen, y los resultados nos los presenta en las numerosas obras que aca- LA NATURALEZA 119 bamos de citar. Contempla la tierra en esqueleto, y con mano maestra nos describe su constitucion geológica y los variados y extraordinarios fenómenos que se le presentan en las extensas llanuras y en los grupos de montañas cu- yas cadenas determina. Se fija en la forma y en el aspecto del terreno, y nos da á conocer su constitucion física, y la influencia que ésta ejerce sobre el cli- ma é hidrografía. Pasa á examinar los vegetales, y entónces ejecuta una cose- cha inmensa de especies y de géneros nuevos de plantas; entra á los detalles, pero no pierde por esto el conjunto; observa la distribucion geográfica y to- pográfica de los vegetales, y la fisonomía particular que estos le imprimen al país. De la vida orgánica, pasa á los animales y recoge los datos necesarios para ponernos á la vista un cuadro mas animado. Los séres dotados de vida, estando íntimamente afectados por el clima y porlas circunstancias meteoroló- gicas, penetra á la esfera de los fenómenos físicos, y al estudiarlos los enlaza con sus observaciones sobre la distribucion del calor y del magnetismo en la superficie de la tierra, y con las condiciones eléctricas de la atmósfera y el as- pecto del cielo. Para marcar el punto en donde ha abarcado un conjunto tan inmenso, determina su posicion astronómica y su altura absoluta, y enlaza por medio de operaciones trigonométricas cuantos puntos necesita fijar. Pero aun no es esto todo: ha contemplado hasta aquí el brillo de la naturaleza, pero no ha estudiado al hombre. Observa sus tipos, sus razas y sus castas, sus con- diciones sociales de existencia; se fija en las riquezas naturales que los tres rei- nos de la naturaleza le presentan, y las ventajas que de ellos aprovecha; estu- dia la industria y el comercio, fijándose especialmente en la agricultura y en la explotacion de las minas, toma nota de la cultura y de la civilizacion, y hace un exámen de la aptitud intelectual delos habitantes, de sus costumbres, de sus tendencias y de sus hábitos segun el clima y la constitucion del suelo, y pene- trando á las regiones del pasado, estudia las tradiciones y los monumentos, tra- tando de reconocer el orígen de esos pueblos sujetos á sus investigaciones. ¡Oh si me fuera permitido en tan cortos instantes daros á conocer todo el caudal de riquezas que las ciencias han adquirido con estas obras, cuánto po- dria deciros digno de llamar vuestra atencion! El memorable viaje de Hum- boldt y Bonpland, no tiene igual en los archivos científicos. Con los variados trabajos emprendidos con tanto celo y terminados con éxito brillante, no so- lo las ciencias recibieron grandes presentes, sino aun los países mismos que recorrió; pues dándoles á conocer el sitio que ocupaban en el globo, y mos- trándoles toda la riqueza de sus elementos, las ventajas de su posicion en me- dio de comarcas vírgenes, y las huellas dejadas por sus remotos antepasados, les abrió un sendero para reconocer los misterios del pasado y para encarri- larles en una marcha de prosperidad en el porvenir. 120 LA NATURALEZA Constantemente preocupado con su proyecto de escribir la física del mun- do, habia visitado el Nuevo Continente á uno y otro lado del Ecuador, para recoger en el variado espectáculo de una naturaleza admirable donde quiera, los datos necesarios para llevar á cabo su labor predilecta: de paso y para apro- vechar las ventajas de su posicion, habia recogido en todas partes cuantas ob- servaciones pudieran ser preciosas para las ciencias; pero todavía no estaba satisfecho de haber adquirido cuanto necesitaba; los cimientos eran aún dé- biles para levantar un edificio vasto; era preciso viajar de nuevo para acopiar nuevos datos que se agruparan á los que tenia adquiridos. Con esta mi- ra realizó en 1829 su viaje al Asia Central, viaje que desde largos años atrás quiso llevar á cabo, y que la mano de una fortuna esquiva le detuvo susci- tándole invencibles obstáculos. Despues de una larga peregrinacion á través de las grandes sábanas com- prendidas entre las cordilleras del Oural y del Altai, efectuada en compañía de los sabios Gustavo Rose y G. Ehrenberg, con objeto de explorar aquellas comarcas poco conocidas aún por el mismo gobierno ruso, regresó á Europa y publicó las observaciones de su viaje en la obra intitulada: «Investigacio= nes sobre las cadenas de montañas y sobre la climatología comparada del Asia Central.» Los resultados, aunque no fueron tan grandiosos como los que obtuvo en la América equinoccial; sin embargo, las ciencias y los países visitados hicie- ron adquisicion de mil observaciones preciosas. Al emprender su viaje al Asia central, era ya un sexagenario á quien la fuerza física no podia favore- cer para llenar los variados cuadros que su colosal inteligencia trataba de apreciar. El conjunto de este trabajo, ejecutado bajo el mismo tipo que el de la América, tiene una extension mucho menor. Despues de haber dado á luz los resultados de sus viajes á la América y al Asia; despues de haber enriquecido á las ciencias con millares de hechos in- teresantes, y despues de haber contemplado á la naturaleza bajo diferentes circunstancias, tiempo era de poner en planta su proyecto concebido tantos años atrás, y para la ejecucion del cual contaba con los materiales acopiados en lar- go tiempo de trabajos. A los setenta años emprendió definitivamente su labor, y á los noventa, le quedaba aún por escribir el último volúmen de su inmortal Cosmos, de ese monumento intelectual que le ha sido levantado á las ciencias y que será contemplado con asombro por las generaciones venideras. ¿A qué mas podria aspirar un hombre que habia profundizado casi todas las ciencias, enriqueciéndolas prodigiosamente con sus trabajos, y cuyo nom- bre se hallaba enlazado con las grandes empresas cientificas llevadas á cabo en su época? A LOS SEÑORES SOCIOS CORRESPONSALES Se les participa, que el primer secretario de la Sociedad, D. José Joaquin Arriaga, ha cambiado de domicilio á la casa número 4 del Puente del Correo Mayor. DE LAS MATERIAS INDICE CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA. —— ENTOMOLOGIA.—DescriPcION DE ALGUNOS MELOIDEOS INDIGENAS, por el Dr. D. Eugenio Dueés, profesor en Medicina de las facultades de Paris y Mé- xico, miembro de la Sociedad Mexicana de Historia Natural. (Contimuacion,) DISCURSO PRONUNCIADO POR EL Sk. D. PeDro LoPez Monroy, miembro de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, en el centésimo aniversario del naci-' miento del Baron de Humboldt, celebrado por la Sociedad de Geografía y Esta- tadística, en la sala de actos del Colegio de Minería, el 14 de Setiembre de 1869. CONDICIONES DE LA SUSCRICION —=o— Este periódico se publica mensualmente por entregas cuyo mínimum será de 16 páginas. Cada una vale 2 reales en México y 22 en los Estados, franco el porte, El pago se hará en el acto de recibir la entrega, LAS SUSCRICIONES SE RECIBEN EN ESTA CAPITAL: En la Botica de la Mariscala. 2» CORDOBA CUAUTLA MORELOS... GUADALAJARA. GUANAJUATO, HUEJUTLA.... JALAPA. LEON ...... MARAVA! MAZATLAN. MEXTITLAN Lo MINERAL DEL CHICO. ORIZAVA ... »» de Urbina, calle 32 de San Juan. » ¿Ael Hospital de Jesus. » “asa núm. 26 de la calle de Donceles. FUERA DE LA CAPITAL Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos nombres se ponen 4 continuacion. . Apolinario Nieto. José María Cárdenas. Leonardo Oliva. Alfredo Dugés. Manuel T. Andrade. Manuel Rivera. Lino Caraza. Cárlos Romero. Manuel Urquiza, Manuel Hidalgo. Mariano Guzman. Ramon Mancera. Mateo Gonzalez. Manuel Ortega Reyes. José María Ariza, PUERTO DE LA PAZ (Ba- ja California). tios SAN LUIS POTOS. TABASCO... TLAXCALA... VERACRUZ ZACATECAS.. , Miguel Peñafiel. Francisco María Ran- gel. José Fidel Pujol. Manuel Pereira. Florencio Cabrera, Manuel Mestre. Albino Celis, Rafael Jimenez. 5 Ramon de la Peña y Peñúñuri. Luis Molina. Miguel Velazquez de PERIODICO CIENTIFICO sl € DE LA . fl SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL ¿LOS a ON) PAN —"LOENTREGA 6*—NOVIEMBRE DE 1869.99 7 a E : MEXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C? BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. 1369 a IS Ad E===22 7 y EE ES CEA ZN A AAA AA a Ez — 7 === =Í 25] do as. > ass E £ al LA NATURALEZA 121 Como naturalista, enriqueció la historia natural con millares de observacio- nes nuevas. La zoología le debe interesantes trabajos de anatomía y fisiología comparadas, y varias memorias descriptivas de vertebrados y de moluscos: la historia del Condor, de ese gigante de las aves de rapiña, acerca del cual se ha- bian escrito tantas fábulas, se le debe á Humboldt; lo mismo que la del Guá- charo, de ese pájaro habitante de las cavernas de Caripe (perteneciente á un género criado por este sabio, y que hoy ha sido elevado al rango de familia), notable por diversas circunstancias. Como botánico, enriqueció la ciencia de los vegetales con millares de espe- cies muevas que describió valiéndose de un método mas perfecto que el usado hasta entónces, y llenando en mucha parte los grandes vacios que separaban unas especies de otras especies, unos géneros de otros géneros y aun unas fa- milias de otras familias, reuniendo los eslabones dispersos y todavía no cono- cidos de la inmensa cadena de los séres orgánicos. Creador de la geografía botánica, estima el número de vegetales que cubren la superficie del globo, estudia la influencia del clima sobre su distribucion, y nos pone de manifiesto que la predominancia de tal ó cual forma de plantas, le da á cada país su fiso- nomía particular; nos hace reconocer el Cabo de Buena Esperanza por sus Ericas y á México por sus Orquídeas; con los pinos y los sabinos nos tras- porta al Norte y á las cumbres de las elevadas cordilleras; con los encinos á las zonas templadas, y con los palmeros á las regiones tropicales. Como mineralogista, se le debe el descubrimiento de varias especies mine- rales nuevas, y como geólogo, la descripcion de multitud de criaderos metalí- feros completamente desconocidos en Europa, cuya importancia, bajo el punto de vista de su produccion y de sus notables condiciones de existencia, los co- locaba en primera línea; pero no es esto todo, se le debe además el estudio cireunstanciado y comparativo de la superposicion y agrupamiento de las varia- das rocas que asoman al exterior en la superficie de ambos hemisferios, y el de la direccion y posicion de los principales sistemas de montañas que forman el re- lieve mas prominente de muestro planeta, cooperando, en union de Leopoldo de Buch y de Elie de Beaumont, es decir, de los otros dos geólogos mas ilustres delisiglo, á fijar y extender en esta parte los dominios de la geognosia. Como astrónomo, determinó con exactitud la posicion geográfica de multi- tud de puntos en el viejo y nuevo continente, cuya situacion era completamen- te descónocida: geógrafo hábil, supo aprovecharse de multitud de datos con- fusamente mezclados segun su categoría de exactitud, para formar despues de sagaces investigaciones las cartas de los países que recorrió: estadista y eco- nomista inteligente y laborioso, pudo formar unos cuadros del mayor interés para dar á conocer la poblacion, el comercio, la industria y el movimiento de 16 122 LA NATURALEZA los pueblos, sin perder de vista las grandes cuestiones de economía política, cuya solucion, interesante para todas las naciones del globo, estaba pendiente por falta de los elementos necesarios: experto político, supo bosquejarnos las relaciones complexas entre el desarrollo físico y moral de los pueblos y su bienestar, con el clima, la constitucion física, la fisonomía del suelo y la po- sicion topográfica y geográfica. Creador de la arqueología, supo penetrar á las regiones oscuras y remotas del pasado, visitando las huellas de la indus- tria humana, estudiando las crónicas de los historiadores, y desempolvando manuscritos y geroglíficos para leer en los monumentos de una civilizacion, de la cual el tiempo ha dejado en pié solo unos restos, la marcha sucesiva de unos acontecimientos que tantos años atrás han trascurrido. Historiador lleno de filosofía y erudicion, supo recorrer las tradiciones de los pueblos, para bus- car mediante una crítica severa el fondo de verdad que pudieran contener. Físico sagaz, enriqueció extraordinariamente con sus variados trabajos una ciencia destinada á ensancharse prodigiosamente bajo un porvenir grandioso. Sus célebres observaciones sobre la distribucion del calor y del magnetismo en la superficie de la tierra; sobre la composicion del aire atmosférico y el incremento de la intensidad nocturna del sonido; sobre las corrientes maríti- mas y la accion periódica ó irregular de los vientos; sobre las variaciones re- gulares del barómetro y la caida de las estrellas errantes, y en fin, sobre tan- tos asuntos que por primera vez emprendió estudiar, haciendo reconocer leyes que aun no se vislumbraban, y extendiendo el horizonte de la ciencia hasta un límite muy lejano. Pero ¿cuántas páginas seria necesario escribir para enumerar unos trabajos dirigidos á la vez á tantos objetos, cada uno de los cuales era motivo para ha- cer adelantar las ciencias? Recogia hechos esparcidos, los clasificaba, los com- paraba y los agrupaba, y con unos materiales que parecian incoherentes, pre- sentaba á nuestra vista un conjunto sorprendente de fenómenos ligados por las leyes de la naturaleza, leyes que habian sido hasta entónces en parte descono- cidas. Viajero infatigable, habia aprovechado todos los instantes en observar cuanto pudo presentarse á su vista perspicaz: laborioso en el gabinete, reunia los preciosos elementos que habia recogido, para presentarnos una creacion nueva, reflejo de la ereacion animada á la cual le habia arrancado sus secretos. Su inteligencia colosal habia sabido abrazarlo todo; su memoria prodigiosa le pre- sentaba cuantos datos pudiera necesitar, agrupándole sus observaciones con todo lo que pudiera tener relacion ó analogía con ellas; su voluntad de hierro habia sabido vencer obstáculos, arrostrar peligros y sostener firme la cons- tancia necesaria para llevar á cabo unas empresas que serán la honra de nues- tro siglo. LA NATURALEZA 123 Al brillar en el ocaso de su vida, los reflejos de su inteligencia fueron aun mas vivos que cuando se encontraba en el zenit de su espléndida carrera. Ba- jo la enérgica presion de su genio, de su sabiduría, de su erudicion, de sus tendencias á la vez profundamente analíticas y sintéticas, de su carácter ge- neralizador y propagador de las grandes verdades que forman el principal re- lieve de las ciencias, y de sus vastas miras, teniendo en cuenta el provecho general del conjunto de la humanidad, nos concretó en unos cuantos volú- menes cuanto pueden encerrar de mas precioso los gérmenes de las ciencias. Si estas eran dominadas parcialmente por cada uno delos sabios especialistas, aunque sus adelantos eran grandiosos, faltaba un hombre que con los mate- riales acopiados emprendiese levantar un monumento digno del pedestal que estaba construido. El gigantesco cuadro que la naturaleza nos ofrece en el conjunto del uni- verso, habia sido estudiado detalladamente y de una manera minuciosa en sus distintas partes; pero faltaba aún el genio vigoroso, que profundizan- do todas las ciencias, observando con penetrante sagacidad cuantos objetos se presentasen á su vista, dotado de una sensibilidad exquisita para gozar de cuanto puede haber de mas apacible y de mas imponente, se levantase con el prodigioso vuelo del condor de los Andes, para examinar con noble avidez el conjunto de la creacion, y describirnos despues con un idioma fácil y en- cantador el espléndido cuadro del universo, con sus maravillosas armonías, con el admirable enlace de todas sus partes. ..... Hé aquí el objeto gigantesco llenado por el Cosmos: contemplad en él el cuadro de la naturaleza, y admirad esas páginas arrancadas al genio por la profunda admiracion del universo. ¿Qué género de elocuencia seria bastante para elevarse á la altura de Hum- boldt, tratando de hacer el cumplido elogio de su genio? ¿Qué podria yo de- cir digno de tan grande hombre, que fuera nuevo para vosotros ó desconoei- do para los que han penetrado en el santuario de las ciencias? Rodeado de todos los sabios, elogiado por los grandes poetas y literatos, honrado por los reyes y emperadores, agasajado por los gefes de las repúblicas, y admirado por to- dos los hombres, nos presenta un espectáculo que solo de tiempo en tiempo en la pausada marcha de los siglos suele tener igual. Si los espléndidos me- teoros del mundo físico se presentan tan de tarde en tarde, los del mundo in- telectual son aún mas escasos, y el recuerdo de su existencia basta para in- mortalizar todo un siglo. La enunciacion del pensamiento ha dado márgen entre todos los pueblos para que los grandes hombres revelen su existencia á sus contemporáneos; y si el genio de Humboldt supo darse á conocer desde bien temprano, fué pa- 124 LA NATURALEZA ra multiplicar las pruebas de su existencia. La coleccion de sus escritos es un conjunto magnífico de monumentos que será juzgado respetuosamente por el areópago de las generaciones venideras, como nuestros antepasados y contem- poráneos han juzgado las obras de la Grecia literaria y de la Roma artística. Tantos trabajos llevados al fin con un éxito tan brillante, tantos progresos que las ciencias le deben á sus trabajos, tanto prodigio de sabiduría y de in- teligencia, ¿noes cierto que formarán época en los anales de las ciencias y de la humanidad? ¿En dónde encontrariamos un émulo que pudiéramos presen- tar frente á frente de este hombre extraordinario? ¿Acaso en nuestra época? El respeto y admiracion sin igual que por todas partes le rodea, no deja duda que es el genio que marcha al frente de susiglo. Buscamos un ejemplo en el pasado, y nuestra vista fatigada por el intenso brillo de tantos genios como se nos presentan, apénas puede contemplar algunos que habiendo abrazado un árbol enciclopédico ménos robusto que el del siglo XIX, se hayan sobre- puesto á su época, y hayan sido como los brillantes centros de otros tantos sistemas planetarios, cuya luz percibimos sobre el dilatado horizonte formado por el océano de las generaciones. Aristóteles, Plinio el mayor, Francisco Bacon, Haller y Humboldt, hé aquí unos genios que encadenan el dilatado espacio de veintidos siglos; y que así co- mo los nombres de los unos han venido pasando á través de tantas generaciones hasta llegar á nosotros, el nombre de Humboldt atravesará las generaciones venideras, y vivirá asociado perpetuamente al recuerdo de todos los grandes hombres cuyo asiento se encuentra en el capitolio de las ciencias. Y bien, Señores, ¿tanto brillo no hace acreedorá Humboldt al respeto uni- versal de todos los pueblos entre los cuales se cultivan las ciencias, y sobre los que la civilizacion bate sus alas? Todas las naciones se apresuran á tribu- tar el homenaje mas cumplido á los hombres ilustres: los nombres de los sa- bios de la Grecia, los de los poetas, oradores é historiadores romanos; los de los sabios de la Edad Média y los de la época moderna, han llegado á nosotros llenos de homenajes, y los trasladarémos á nuestra posteridad con nuestros propios tributos: pues bien, al consignarse el nombre de Humboldt en la his- toria contemporánea, seamos los primeros en mostrarle nuestra admiracion, para que las demas generaciones vengan solamente á agregar sus ofrendas á las que nosotros le hemos presentado. Ofrezcámosle, pues, nuestros mas rendidos homenajes de admiracion, yre- cordemos que, cuando á este grande genio se le citaba el nombre de México, demostraba con palabras llenas de efusion todo el cariño que le profesaba. Si somos capaces de admirar al genio, mostremos que somos tambien capaces como mexicanos de corresponder á los sentimientos de una alma grande, ge- LA NATURALEZA 125 nerosa y noble. Esforcemos nuestra voz, y digámosle con el acento penetran- te de la verdad: «Ilustre Alejandro de Humboldt, como individuo de la gran familia humana te respetamos: amantes de las ciencias te admiramos; co- mo mexicanos veneramos tu memoria, y te ofrecemos, que tu nombre que- dará escrito con caractéres indelebles en las páginas mas brillantes de los ana- les mexicanos de las ciencias, » ENTOMOLOGÍA. DESCRIPCION DE ALGUNOS MELOIDES INDIGENAS, POR EL DOCTOR DON EUGENIO DUGES, PROFESOR EN MEDICINA DE LAS FACULTADES DE Paris Y MÉxICO, MIEMBRO DE LA SocieDaD MexicaNA DE HisToRIA NATURAL. ——— O 0 AKÁ (CONTINUA?). Esp. 9. —Cantharis milabrina. (Pyrota milabrina. Chev., Coleóp. de Méx. C. 1, fasc. 3, núm. 57.) Long. 0”,014; lat. 07,005. Cabeza un poco aplanada, convexa, alargada, inclinada; cuello estrecho, manchado de cada lado con un punto negro; labro grande, cuadrado; man- díbulas amarillas; palpos negros, muy securiformes y gruesos, obovalares en la hembra; ojos laterales, alargados, estrechos, prolongados por debajo de la cabeza; antenas insertas delante de los ojos, negras, alcanzando la base de los muslos posteriores, artículo basilar y principio del primero, amarillos. Go- selete una vez y média mas largo que ancho, estrecho é inclinado hácia ade- lante, con cuatro puntos negros cerca del medio, colocados trasversalmente; escudete tintinnabuliforme, amarillento; élitros redondeados en el hombro, en el vértice del márgen y sobre la sutura, paralelos, con dos manchas negras abajo de la base, una mas grande, algunas veces redondeada ó transver- sal cerca del medio, la extremidad, negra igualmente; están deprimidos cer- ca del coselete y finamente puntuados. Pecho, negruzco, amarillo en medio y á los lados; abdómen negro, anillado de amarillo; muslos y piernas, excepto * Véase la página 113. 126 LA NATURALEZA su vértice, amarillos; primer artículo delos tarsos posteriores, amarillo cerca de la insercion; cuatro ganchos iguales, unidos por pares, divergentes; tro- cánteres amarillos, posteriores gruesos. Por su descripcion parece un Milabris, del cual tiene el color y las formas. No hemos visto este insecto que fué encontrado en Túxpan. Esp. 10.—Cantharis funesta. (Lytta funesta. Chev. Coleóp. de M., €. 1, fasc. 3, núm. 58.) , Long. 0,010 á 0”,0165; lat. 0",035 á 07,006. Cubierta de un pelo fino, corto y ceniciento; cabeza negra, escavada y trun- cada hácia atrás, ménos vestida de pelos que el dorso, redondeada, un poco aplanada vista de lado, puntuada fuertemente; estos puntos son elevados en el borde, lo que la hace parecer rugosa; surco longitudinal poco profundo; li- nea honda entre las antenas; cuello estrecho, redondeado, puntuado; capace- te puntuado, cuadrado, un poco transverso, aplanado y recto por delante. Labro transverso, redondeado en los lados y anteriormente. Mandibulas y pal- pos negros, el último artículo oblongo y aplanado; las antenas alcanzan el vértice de las patas medianas, son negras y los primeros artículos un poco lustrosos. Coselete mas largo que ancho, la parte anterior es la mitad del an- cho de la base, truncado en los extremos, marginado delante con un surco en la base, costilla longitudinal en medio; escudete alargado, estrecho, con la punta redondeada, los lados en la base del élitro negros en algunos ejemplares. Élitros poco mas anchos que el coselete, muy ensanchados en el vértice, redondeados en el márgen y la sutura; mancha transversa, grande, negra, delante el extremo y ancha en medio, tocando apénas la sutura. Epi- pleuros nulos. Muslos y parte inferior del cuerpo de un ceniciento híspido; patas granulosas, extremidad de los muslos y piernas negros, lo mismo que los tarsos y trocánteres; dos espinas rígidas poco largas, en el vértice de las piernas. Encontrada en Orizaba. No hemos tenido este insecto á la. vista. Esp. 11.—Cantharis cinctipennis. (Lytta cinctipennis. Chev. Coléop. de Méx. C. 1, fasc. 3, núm. 59. Long. 0,013 á 0%,145; lat. 0%,0035 á 0",004. Cabeza negra, un poco aplanada, casi cuadrada, inclinada; surco longitu- dinal hendido, cubierto de pelos blancos lo mismo que la parte posterior de la cabeza; esta última escavada; barba transversa con sus lados agudos; len- LA NATURALEZA 127 gúeta cordiforme escotada ligeramente por delante; mandíbulas de dos por- ciones, la interna redondeada, la externa encorvada y aguda, cubiertas de cer- das muy fuertes; mandíbulas fuertes con un diente pequeño cerca de la pun- ta, que es sencilla, membrana interna; labro transverso, ligeramente escota- do; palpos labiales de tres artículos, el 1” pequeño, el 2% grande, triangular, el 32 ovalar truncado oblícuamente; palpos maxilares de cuatro artículos, el 1* pequeño, el 22 ménos grande que el 32 y el 4% este último obovalar trun- cado y el anterior triangular. Antenas negras de once artículos, el 1% grande, 22 pequeño, 3 doble del anterior, desde el 4% hasta el 10" alargado, el 11% ovoideo y puntiagudo. Ojos transversos; cuello estrecho; coselete negro, cua- drado, oblícuamente truncado en los ángulos anteriores, inclinado, recto y marginado hácia atrás, puntuado, con unsurco mediano y el márgen vestido de pelos blancos. Escudete punctiforme, blanco; élitros muy negros, un po- co mas anchos que el coselete, redondeados en la sutura y el borde, rodea- dos de una línea blanca formada de un plumon que se quita con facilidad; abdómen de seis anillos, negro y cubierto de pelos blanquizcos; patas negras, con la misma vellosidad; en las extremidades de las piernas posteriores hay dos espinas iguales y fuertes. Ganchos rojizos, divididos. Segun Chevrolat, se encuentra cerca de las minas de Zimapan: nosotros la hemos hallado en gran cantidad en los cerros de Guanajuato en una planta compuesta y en el mes de Julio. Esp. 12.—Cantharis Rufipennis.—(Chev. coleóp. de Méx., Cent. 1, fasc. 4, núm. 80,) Long. 0%,013; lat. 07,004. Negra, muy pequeña; cabeza truncada y redondeada en su vértice, escava- da hácia atrás, de un negro opaco; puntos muy grandes, profundos; surco longitudinal y otro transverso entre las antenas, cuello muy estrecho. Palpos y antenas negros: estas alcanzan la base de los muslos posteriores. Coselete un poco mas largo que ancho, arredondado lateralmente, estrecho hácia el cuello, recto en la base y delante; línea profunda en la base y realzada en la otra extremidad; surco longitudinal ancho, teniendo mas de una línea en el centro, liso en algunos lugares, y con puntos mas ó ménos separados, peque- ños y abundantes en la parte anterior. Escudete pequeño, negro, redondeado hácia atrás. Élitros de doble ancho que el coselete, rectos en la base, largos, paralelos, planos, redondeados en los dos lados del vértice, de un amarillo rojo, y teniendo cada uno tres costillas longitudinales; llevan ademas peque- ños tubérculos muy distantes entre sí. Parte inferior del cuerpo y patas negras, 128 LA NATURALEZA velludas. Cuatro ganchos amarillentos unidos por pares en los tarsos. Segun Chevrolat, este insecto se encuentra en los alrededores de México. Esp. 13, Cantharis obesa.—(Lytta obesa, Chev. coléop. de Méx., Cent. 1, fasc. 4%, núm. 81.) Long. 0,010 á 00135; lat. 0,0035 á 0,7005. Negra, pero enteramente cubierta de una seda corta, abundante y cenicienta. Cabeza convexa, ménos elevada y truncada que en las especies Quadrimacu- lata y Rufipennas, poco aplanada vista de lado; línea longitudinal estrecha, hendida, tocando una transversa entre las antenas; cuello estrecho y negro; mandíbulas y palpos negros; antenas del mismo color, gruesas en medio, el tercer artículo es el mas largo, sin ser muy prolongado; los últimos adelga- zados y acabando en punta alcanzan el medio de las patas intermedias. Ojos negros, ensanchados cerca de la base de la antena. Coselete un poco mas largo que ancho, cuadrado, truncado y surcado en su parte posterior, es- trecho oblícuamente en los lados anteriores, muy poco arqueado cerca del cuello, recto lateralmente; línea longitudinal hendida, es ménos ancho que la cabeza y un poco inclinado sobre ella. Élitros de doble ancho que el cose- lete, redondeados en los dos lados del vértice é inclinados en sus bordes. Patas cenicientas, excepto las rodillas, la extremidad de las piernas y los tarsos, que son negros. Tarsos anteriores con el primer artículo muy ensanchado, largo y redondeado hácia adentro; el primero de los posteriores es por lo ménos dos veces mas largo que el cuarto; ganchos divididos, opuestos en su nacimiento. Cuerpo muy velludo por debajo, de un color ceniciento mas claro que el de arriba. El macho es mas pequeño y mas angosto que la hembra. Segun los Sres. Herrera y Mendoza (Gaceta Médica de México, t. 20, N. 17), el macho presenta las antenas del modo siguiente: « Antenas del macho con el tercer artículo obcónico, casi tan largo como el primero, 4.* y 5.* de una forma se- mejante, pero mas pequeños; el sexto encorvado hácia adentro; sobre la parte média de su cara externa se inserta al sétimo, de tal manera, que forma un codo muy notable; tanto esta articulacion como las siguientes están cubiertas de un pelo igual al del cuerpo y sumamente adelgazadas.» Segun los mismos autores vive sobre la Ipomea variabilis; vulg. Quiebra plato, en Atotonilco el Grande. (Continuará.) .. LA NATURALEZA 129 OS PICOS ' POR H. DE SAUSSURE TRADUCIDO POR D. JESUS SANCHEZ, SOCIO DE NUMERO. Despues de haber descendido del Cofre de Perote, visité el antiguo volcan llamado Pizarro. Esta montaña singular en forma de pilon, que se levanta del plano de Perote como una isla se eleva del seno del mar, llama la atencion de los viajeros por la regularidad y gracia de su forma. Pero cuando uno se aproxima y comienza á trepar con dificultad por la falda de esta pirámide de lava, se experimenta una sorpresa inesperada al aspecto de la curiosa vegeta- cion que tapiza su suelo volcánico. Este pálido verdor, que se tomaria á lo léjos por el de los bosques, es debido á una gran cantidad de pequeños aga- ves, cuya verde estrella no llega mas que á 2 6 3 piés y las astas á 2 6 3 pul- gadas de diámetro. Entre estas especies de alcachofas de que están sembra- dos los blanquizcos arenales, una gran yuca proyecta sobre las traquitas azuladas de la montaña su sombra insuficiente, y toma el lugar de los árboles en un país en que esta produccion de la naturaleza ha llegado á ser un fenó- meno. Esta soledad seca y árida, que ningun ser viviente parecia animar, co- menzaba á impresionarme por su aspecto mudo y silencioso, cuando al avan- zar en este desierto erizado de espinas, mi atencion fué llamada súbitamente por una grancantidad de Picos, únicos habitantes de estos lugares deshabitados. Siempre se experimenta algun placer al encontrar la vida despues de haber recorrido lugares inanimados, y ya hacia algun tiempo que me encontraba en este caso. Bien pronto percibí, que el Colaptes rubricatus, tan notable por el brillo rojizo de sus alas, era el rey de estos lugares; y aunque se veian otras especies, él tenia el primer lugar, por su talla mucho mayor y por el número de sus representantes. Todas estas aves, grandes ó pequeñas, estaban en un movimiento extraordinario: reinaba en todo el bosque de aloes una gran agitacion, una actividad inusitada: ademas, la reunion de un gran número de Picos en un mismo lugar, tenia ya por sí mismo algo de insólito, porque la naturaleza asigna á estas aves costumbres solitarias y un gónero de vida que les prohibe, bajo pena de escasez de alimento, habitar en sociedad. Así, lé- jos de turbar á los habitantes de este lugar con un disparo intempestivo, me agazapé bajo la sombra poco hospitalaria de una yuca, y curioso indiscreto, observé sin moverme, lo que pasaba en esta república de volátiles. No pasé mucho tiempo sin penetrar el misterio. Los Picos iban y venian, 1 En México y en la América del Sur son conocidas estas aves con el nombre vulgar de Carpinteros.—(N. del T.) 17 130 LA NATURALEZA posando un instante en cada planta y volando en seguida. De preferencia se fijaban en las astas de los aloes; trabajaban un momento, hiriendo la ma- dera con repetidos golpes de sus agudos picos; despues volaban hácia las yu- cas, donde renovaban su trabajo, y volaban bien pronto á los aloes para co- menzar de nuevo. Me aproximé á los agaves y examiné sus tallos que encontré cribados de agujeros, colocados irregularmente unos arriba de otros. Estos agujeros correspondian evidentemente á un vacío interior; me apresuré á cortar y á abrir un tallo con el fin de examinar su centro. ¿Cuál seria mi sorpresa al descubrir allí un verdadero almacen de provisiones? La sagacidad que desplega la industriosa ave en la eleccion de este almacen y el arte que emplea en llenarlo, merecen ser descritos. Despues de haber Horecido, la planta del agave perece y se seca, mas que- da largo tiempo fija á la tierra y su asta forma una pértiga vertical, cuya capa exterior se endurece al secarse, miéntras que la medula interior se destruye gradualmente, y deja en el centro de este tallo un canal que ocupa toda su longitud. Este canal es el que eligen los Picos para guardar sus provisiones. Pero aun éstas son raras por su eleccion; no son ni insectos, ni larvas, ni otros alimentos de animales semejantes á los que las aves trepadoras prefie- ren y buscan bajo las cortezas, no; ellos pertenecen exclusivamente al domi- nio vegetal: son bellotas las que nuestras aves reunen para el invierno en es- tos graneros naturales. El canal central del asta de los agaves ofrece un diá- metro suficiente para dejar pasar uno de estos frutos segun su diámetro me- nor, de suerte que estos se depositan allí unos sobre otros, como las cuentas de un rosario, y cuando se corta este tubo siguiendo su longitud, se encuen- tra todo el canal central ocupado por una serie de bellotas. Sin embargo, este órden no es siempre tan perfecto: en los grandes agaves, el canal central es mas ancho, y las bellotas se acumulan con irregularidad. ¿Pero qué hace esta ave para llenar su almacen que se encuentra natural- mente cerrado por todas partes? En la solucion de este problema es donde su instinto parece admirable. Abre á fuerza de picotazos en la parte mas baja de la asta y en su superficie, un pequeño agujero redondo que comunica con la cavidad central. Aprovecha en seguida esta abertura para introducir por ella las bellotas hasta llenar la parte del canal situada bajo del agujero. El Pico practica entónces un segundo agujero sobre un punto mas elevado de la asta, por el cual llena el espacio de canal central situado entre los dos orificios. Abrirá despues un tercer agujero, todavía mas elevado, y continuará así lle- nando su almacen poco á poco, hasta llegar al punto de la asta en que el ca- nal, estrechándose, acaba por venir á ser muy reducido para dejar pasar las bellotas. Hay que notar que este canal de la asta no es ni bastante ancho, ni LA NATURALEZA 131 bastante libre para permitir á las bellotas recorrerlo al caer bajo la sola in- fluencia de la pesantez; el ave se encuentra obligada á empujarlas, y á pesar de su gran destreza no llega á llenar mas que una porcion de una ó dos pul- gadas del vacío central, lo que le obliga á aproximar sus agujeros considera- blemente, si quiere hacer el relleno de la asta desde la base á la punta. Esta obra no se hace siempre con la misma regularidad. Hay muchas astas cuya medula casi intacta ofrece apénas un vacío central, y además la porcion superior de estos tallos está casi siempre en el mismo caso. Necesitan entón- ces los Picos mas industria para llegar á alojar sus provisiones de bellotas, porque no encontrando cavidades suficientes donde poder acumularlas, se ven precisados á formarlas por sí mismos. Con este objeto hacen un agujero pa- ra cada bellota que quieren ocultar, y despues la colocan en el centro de la medula, en la cual han practicado una cavidad suficiente para recibirla. Así es que se encuentran muchos tallos en los que las bellotas no están acumu- ladas en un vacío central, sino alojadas cada una en el fondo de uno de estos agujeros de que está cribada la superficie de la asta. Este trabajo es rudo y ocasiona al ave muchas fatigas; le es necesaria una grande industria para hacer tales provisiones, pero en cambio la explotacion de los almacenes es mas fácil. El Pico no tiene que buscar su nutricion bajo capas de madera que tenga que romper; bástale introducir su largo pico en uno de los agujeros ya practicados para extraer su alimento. Parece, en este caso, que la naturaleza ha provisto á nuestra ave con un pico sólido, no para buscar su nutricion á través de la madera, sino para ocultarla allí. Las costumbres del Colaptes rubricatus,* aunque bien diferentes de las de los otros Picos, exigen sin embargo un pico idéntico al suyo, porque la madera periférica de las astas del aloes es muy dura, y solo con un instru- mento sólido se puede cortar. Mas no solo es notable la paciencia que des- plegan estas aves para llenar sus almacenes; la perseverancia que les es ne- 1 “En un artículo sobre las costumbres de varias aves de México, publicado en la **Bi- blioteca Universal de Ginebra,” Mr. de Saussure atribuye al Colaptes mexicanus el ins- tinto de almacenar colecciones de bellotas en las astas secas del maguey. Sin negar la verdad de los hechos interesantes referidos en este artículo, pues acompañamos al autor en sus excursiones al Pizarro, pienso que el ave á quien se le atribuye este instinto no es el Colaptes sino el Melanerpes formicivorus. “El último habita exclusivamente los lugares poblados de encinos. Cerca del Potrero (Córdoba), así como en la region alpina, encontramos troncos de encina perforados con pequeños agujeros dispuestos en líneas alrededor de su circunferencia. En cada uno de estos agujeros esta ave enclava sólidamente las bellotas á fuerza de picotazos. Otras ve- ces, hace su acopio de bellotas en el hueco que queda entre la corteza y la madera de los árboles secos. En vano he buscado el uso que hace esté ave de semejante depó- sito, Podriamos suponer que era en las localidades desprovistas de insectos, en las que 132 LA NATURALEZA cesaria para procurarse las bellotas, es tal vez mas admirable. En efecto, el Pizarro se eleva en medio de un desierto de arena y de corrientes de lava que no nutren ninguna encina. No pude descubrir de qué lugar traian nues- tras aves sus provisiones; es forzoso creer que las hayan ido á buscar á varias leguas de distancia, tal vez sobre la vertiente de la cordillera! Tal es el pro- cedimiento ingenioso que emplea la naturaleza para poner á los Picos al abrigo de los horrores del hambre, en un país árido durante los seis meses de in- vierno, y que un cielo siempre sereno seca en extremo. La sequedad trae la muerte de la vida vegetal, como entre nosotros el frio, y las plantas coriáceas de las sabánas que son la sequedad misma, no nutren los insectos necesarios: para la subsistencia de los Picos. Sin este recurso, nuestras aves no tendrian mas que emigrar ó morir de hambre. Era el mes de Abril, es decir, el quinto ó sexto de la estacion muerta, y los Picos se ocupaban entónces en sacar las bellotas de sus graneros. Todo me hace creer que son las bellotas mismas las que les sirven de nutricion, no las pocas larvas que ellas pueden contener: la manera con que las toman es tan digna de observarse como lo que precede. La bellota lisa y redondeada no puede ser cogida fácilmente, con los piés muy grandes del Pico. Entónces, con el fin de fijarla suficientemente para atacarla con el pico, recurre á un procedimiento de lo mas ingenioso. Practica en la especie de corteza que ro- dea los troncos secos de las yucas, un agujero suficiente para introducir en él la bellota por su extremidad ménos voluminosa. La coloca en este agujero y la introduce en él con su pico como una cuña en una muesca. Fijado asi el fruto, nuestra ave lo ataca á picotazos y lo despedaza con la mayor facilidad, porque cada golpe tiende á introducirlo y fijarlo mas. Los troncos de muchas yucas se encontraban por esta razon, cribados de agujeros, como las astas de los agaves. Cuando estos árboles perecen, la corteza que les cubre se des- prende del tronco, y su separacion deja entre ella y la madera del árbol un intersticio muy grande, que tambien puede servir de almacen, como el vacío central de las astas de los agaves. Nuestras aves, hábiles para aprovecharse de esta circunstancia, criban de agujeros las cortezas muertas, é introducen esta ave busca las larvas contenidas en las bellotas: ¿pero podremos imaginar que se to- me este trabajo en las localidades abundantes en insectos en toda estacion? ¿Y podemos suponer que un apetito de larvas, casi microscópicas, sea el motivo del asiduo trabajo para perforar la dura cubierta delas encinas? Aunque inconcebible esta explicacion, parece ha= ber sido la mas generalmente adoptada. En presencia de este hecho, citado por Saussure, no es de extrañar que haya atribuido la perforacion del maguey al Colaptes mexicanus, puesto que esta ave se encuentra en el Pizarro en compañía del Melanerpes formicivorus.” (The Geographical Distribution of the native birds of the department of Vera-cruz. By F. Sumichrast.) LA NATURALEZA 133 bellotas entre ellas y la madera. Pero este recurso no parece convenirles mu- cho, lo cual se comprende fácilmente, porque, siendo muy vasto el almacen, las bellotas caen al fondo de esta bolsa natural, y los Picos no saben cómo sacarlas despues. Así, levantando las cortezas agujeradas, en general no he encontrado mas que restos de bellotas caidas á lo largo de la madera cuando los Picos las despedazaban en los agujeros practicados al exterior. Las bello- tas intactas eran muy raras. Los procedimientos que acaban de ser descritos son notables. Hé aquí una ave que hace provisiones de invierno! Va á buscar á lo léjos una nutricion que no parece apropiada á su raza, y la trasporta á otras regiones donde crece la planta que le sirve de almacen. No la esconde ni en el hueco de los árbo- les, ni en las hendeduras de las rocas, nien las cavidades de la tierra, ni en ningun lugar que parezca ofrecerse naturalmente á sus pesquisas. Un pode- roso instinto le revela la existencia de una pequeña cavidad oculta en el cen- tro del tallo de una planta; penetra allí rompiendo la madera que la rodea, acumula sus provisiones con un órden perfecto, poniéndolas así libres de la humedad y en las condiciones mas favorables para su conservacion, al abrigo de las ratas y de las aves frugívoras, cuyos medios mecánicos no bastan para destruir la madera que las protege. No dudo que estos hechos se juzguen dignos de llamar la atencion de los ornitologistas, y recomiendo á los viajeros rectificarlos y completar la obser- vacion. Seria necesario saber la localidad en que los Picos van á recoger las bellotas. No se crian encinas mas que sobre la vertiente de la cordillera; pero hay cerca de diez leguas de esta vertiente al Pizarro, y no puedo creer que nuestras aves hagan sus provisiones á una distancia tan considerable. Seria necesario asistir al almacenaje; despues seguir al ave y averiguar si cada Pico conserva la propiedad del agave que ha preparado, ó si hurtos mútuos traen riñas entre los propietarios respectivos. Algunos Picos, perteneciendo á espe- cies mas pequeñas, habitan tambien la sabana del Pizarro; mas no he logrado saber si usan el mismo procedimiento. Enuna parte de la montaña, las innu- merables astas de los agaves secos habian sido trasformadas en almacen. A este depósito general era debida la afluencia de Picos en este lugar. Es probable que durante la estacion seca, estas aves se reunan en las localidades en que hay mu- -chosagaves, donde su nutricion está preparada, y que á la entrada de las llu- vias del estío se dispersen en los campos para buscar en ellos los insectos que la naturaleza les ofrece entónces en abundancia. 134 LA NATURALEZA RECETAS PARA TEÑIR LA SEDA, LA LANA Y EL ALGODON CON LOS COLORES DE LA ANILINA, DADAS POR EL FABRICANTE DE ESTAS SUSTANCIAS, Mx. Jean Ron Gerry. FUSCHINA CRISTALIZADA. Disolucion.—La fuschina se disuelve en el agua ó en el alcohol, adicio- nado con igual cantidad de agua. La solucion acuosa se hace añadiendo á una parte de fuschina, 200 partes de agua y calentándola hasta la ebullicion, te- niendo cuidado de agitarla constantemente. La disolucion en el alcohol no exige mas que 50 partes de este líquido para una de fuschina; basta agitarla para que se verifique, sin que sea necesario emplear el calor. Tintura.—Seda.—Para teñir laseda, basta sumergirla en la solucion an- terior, tibia, y agregar una muy pequeña cantidad de ácido tártrico. La lana se tiñe lo mismo que la seda, pero sin poner el ácido y calentando el líquido hasta la ebullicion. Cuando se quieren obtener tintes azulados, se procede de la manera siguiente: Se lavan 25 kilógramos, por ejemplo, con jabon y amoniaco; en seguida se les expone durante 3 horas al vapor de 2 kilog. de azufre, se sumergen despues en el baño de fuschina, agregán- dole una disolucion de 2 partes de sal de estaño en una de amoniaco. El algodon no se puede teñir sin el auxilio de un mordente: éste puede ser el que se emplea para el rojo turco, ó bien el siguiente: Para 25 kilog. de algodon, se mezclan 325 gramos de aceite de olivo y 85 gramos de ácido sulfúrico; se agita la mezcla durante un cuarto de hora, hasta que el aceite se halla trasformado en una masa morena, y se unen tres cuartos de litro de alcohol. Este mordente diluido en algunos litros de agua hirviendo, se echa en un baño tibio, en el cual se sumerge el algodon, que en seguida se seca con el auxilio del calor. Se puede emplear tambien otro procedimiento mas económico y sencillo: Para 25 kilog. de algodon se toma 1 kilog. de jabon de sebo, se le di- suelve en suficiente cantidad de agua, se vierte esta disolucion en un baño de agua caliente, en el que se sumerge el algodon durante un cuarto de hora, se lava tres veces y se le seca. Tintura.—Se vierten en un baño de agua caliente 250 gramos de nuez de agalla pulverizada, se sumerge seis veces en este baño el algodon prepa- LA NATURALEZA 135 rado con el mordente, como antes se ha dicho; despues se agregan 250 gramos de sal de estaño, se sumerge nuevamente el algodon ocho veces en este baño, y se lava despues tres ó cuatro veces; en seguida se coloca por es- pacio de un cuarto de hora en otro baño que contiene 150 gramos de fuschi- na, los que se van poniendo paulatinamente; se lava y seca. Impresion.—Para estampados sobre seda y sobre lana, se debe emplear la solucion alcohólica diluida con una poca de agua y espesada con goma: para la cadena de algodon, se espesa con una mezcla de goma tragacanto, goma arábiga y albumina (cinco partes de cada una de las primeras y una parte de la última). Para impedir la coagulacion de los colores de anilina en este caso, es conveniente agregar una poca de glicerina, lo que tiene además la ventaja, de mantener los tejidos ligeramente húmedos y así los colores se secan con mas lentitud adquiriendo mayor vivacidad. CEREZA. La diferencia entre la cereza y la fuschina consiste, como el nombre lo in- dica, en el tinte mas amarilloso de la primera. Con la cereza se obtiene fá- cilmente una serie de tintes, que con otras materias colorantes (la orquilla, la madera del Brasil, etc.) no se producen sino con suma dificultad. Disolucion.—Se hace como la de fuschina, teniendo cuidado de filtrarla. Tintura.—Seda.—Se añade á un baño caliente una pequeña cantidad de jabon; despues se víerte la disolucion de cereza en este baño y se tiñe á ca- liente; en seguida se lava con agua fria y se aviva el color á frio con un poco de ácido sulfúrico. Tejidos de lana.—Se disuelve 1 kilog. de cereza en 6 litros de ácido acé- tico ó de agua hirviendo, se vierte la solucion en 300 litros de agua, se hierve y filtra. Se toma la mitad de esta solucion, y se une al baño, por cada 5 kilog. de lana, 500 gramos de cremor de tártaro preparado, se mantiene el tejido en este baño hasta que el tinte esté suficientemente pronunciado. Si se quiere que tenga un color amarilloso, se une curcuma, y si azulado, sulfato de añil, el que se prepara disolviendo 1 kilog. de añil en 4 kilog. de ácido sulfúrico, y virtiendo en esta solucion 7 litros de agua. Para 30 kilog. de lana. se toma medio kilog. de cereza, 3 kilog. de ácido acético y 1250 gramos de disolucion de añil. Se puede tambien emplear el procedimiento siguiente, que es mas eco- nómico. Para 5 kilog. de lana, se toman 250 gramos de solucion filtrada de cereza, 136 LA NATURALEZA 125 gramos curcuma, 30 gramos bicromato de potasa, y sulfato de añil can- tidad variable, segun el tinte que se quiera dar, y se procede como en el an- terior. Lana en vellon.—Para teñir 50 kilog. de esta lana, de moreno claro, se toman 1; kilog. de bicromato de potasa y 750 gramos ácido sulfúrico, se mez- clan las dos sustancias y se hierve por espacio de una hora. Se prepara en seguida un baño con una solucion de 1250 gramos de cereza y 13 kilog. de amoniaco líquido, y se hierve diez minutos en este baño: se pronuncia mas el color con un cocimiento de campeche. Algodon.—Se tiñe lo mismo que con la fuschina, empleando los mismos mordentes. Impresion.—Seda, lana y algodon.—Se procede como con la fuschina: el carmin de añil reemplaza ventajosamente á la orquilla. MORENO. Disolucion.—Se hace con alcohol fuerte é hirviendo; se filtra. Tintura.—Seda.—Se prepara un baño acidifica con ácido sulfúrico á 409, se une un poco de jabon y se tiñe, elevando gradualmente la tempera- tura hasta la ebullicion; despues se aviva: se puede darle un tinte amarillo ó rojizo, añadiendo curcuma y algunas gotas de Parme Hofmann. Lana.—Se tiñe lo mismo á la ebullicion. Algodon.—El mismo procedimiento que con la fuschina. Cuero.—Este color da muy hermosos tintes al cuero; se aplica tibio des- pues de haber lavado con jabon el cuero y haberlo golpeado durante un cuar- to de hora. La impresion sobre seda, lana y algodon, como con la fuschina. AZULES SOLUBLES EN ALCOHOL. Disolucion.—Se toma alcohol fuerte; se mezcla el polvo con él y se pone en digestion durante algunas horas, teniendo cuidado de agitarlo de cuando en cuando; se calienta en seguida en baño de María y despues se filtra. Dejando reposar la disolucion un dia, los tintes son mas vivos: se necesi- tan 30 partes de alcohol para disolver los azules rojizos, y 40 á 50 para los verdosos. Se diluye esta disolucion en diez veces su volúmen de agua fria án- tes de emplearla en la tintura: se debe evitar el empleo de los vasos de zíne que descomponen el color. (Gonclwirá.) SUN dh z EN NO e li y) CNS ¿0 NS ¡e AS) QCOIRY Ke AS INDICE ENTOMOLOGIA.—DrscriPcIioN DE ALGUNOS MELOIDEOS INDIGENAS, por el. Dr. D. Eugeni io Dugós, profesor en Medicina de las facultades de Paris y Mé- e xico, miembro de la Sociedad Mexicana de Historia Nabural. (Contimucion) y LOS PICOS, por H. DA Saussure, traducido por D. Jesus Sanchez, socio de nú. mero. RECETAS PARA TEÑIR LA SEDA, LA LANA Y EL ALGODÓN, COb los coloros de la. Anilina. CONDICIONES DE LA SUSCRICIÓN O Este periódico. se publica mensualmente por entregas cuyo mínimum será de 16 páginas. Cada una vale 2 reales en México y 24 en los Estados, franco el A El pago se hará en el acto de recibir la entrega. LAS SUSCRICIONES SE RECIBEN EN ESTA CAPITAL: En la Botica de la Mariscala. » mn y. de Urbina, calle 32 de-San Juan. 2” 2» del Hospital de Jesus. » » casa núm. 26 de la calle de Donceles. FUERA DE LA CAPITAL Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos nombres se ponen 4 continuacion. j CORDOBA nioncrnancionoancas: D. Apolinario Nieto. ¡ PACHUCA. . Miguel Peñafiel. CUAUTLA MORELOS... » José María Cárdenas, | PUEBLA.. Trancisco María Ran- GUADALAJARA. - 1 Leonardo Oliva. gel GUANAJUATO. - y Alíredo Dugés, PUERTO DE LA PAZ(Ba- HUEJUTLA. - y Manuel TP, Andrade. ja California) ..msnsmmsmsnrs s José Fidel Pujol. TAPA REO » Manuel Rivera: SAN O a ») Eimo Caraza. ,) Florencio Cabrera. DON curccnnacen MARAVATIO, . y Cárlos Romero. TABASCO... - y, Manuel Urquiza. TETECALA +. yy Manuel Mestre, .» yy Albino Celis. . y, Rafael Jimenez. MAZATLAN ... + yy Manuel Hidalgo. TIEXTLA... $ MEXTITLAN . ,, Mariano Guzman. TLAXCALA. . ¡y Ramon de la Peña y MINERAL DEL CHICO. , Ramon Mancera. Peñúñuni. MORELIA OAXACA... ORIZAVA. Luis Molina. Miguel Velazquez de: Leon. , Meteo Gonzalez. VERACRUZ... Manuel Ortega Reyes. | ZACATECAS.. José María Ariza. E ADRIAN IDIDIDR y 7 5 AZ 09 rl Ne (e IP rd AA PERIODICO CIENTIFICO '; DELA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL s e 6 —ek0 ENTREGA 7*—DICIEMBRE DE 1869. Sa E ANA dd 3 s ? | MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C? BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. 1869 Sa DO! LENA IN (E 26 AO 6Y SOCIEDAD GEOLÓGICA DE FRANCIA. —— BA a : : dos La secretaría de la Sociedad Mexicana de Historia Natural ha recibido la siguiente carta, que en la sesion del dia 2 del presente se acordó se publicara: «Al primer Secretario de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, D. J.J oaquin Arriaga.—Secretaría. Paris, 16 de Setiembre de 1869 Senor: La Sociedad geológica de Francia ha recibido un ejemplar correspondiente al mes de Agosto del presente año, del periódico de la Sociedad Mexicana de Historia Na- tural, de la cual es vd. primer Secretario. Doy á vd. en nombre de la Sociedad á que pertenezco, las mas cumplidas gracias. Es para mí satisfactorio saber que en México se ha fundado una Sociedad de na- turalistas. La Sociedad geológica de Francia entrará en relaciones con ellos si vd. liene á bien remitir los ejemplares de La Naturaleza y una comunicacion para esta- blecer el cambio de publicaciones: la Sociedad geológica remitirá anualmente á vd. por el conducto que indique un grueso volúmen de su Boletin. Crea vd., señor, que es muy satisfactorio para los franceses el reanudar sus aso nes con los mexicanos, y cuando es la ciencia el medio de union y amistad entram- bos pueblos. Ñ Envio á vd. con mi carta un ejemplar de una carta geológica de los Estados-Unidos que publiqué hace quince años. He visitado Nuevo-México y Chihuahua en 1853, y+.- tengo un grande interes por los adelantos geológicos de México. Reciba vd. la espresion del respeto de su servidor.—Jules Marcow, Vicepresidente de la Sociedad geológica de Francia.—81, Boulevard St. Michel, á Paris.» El segundo Secretario de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, D. An- tonio Peñafiel, tiene su habitacion en la calle del Montepío Viejo nám. 4, lo que se avisa á los socios residentes en el extranjero para su correspondencia, así como para los cambios de publicaciones de México y Europa. ¡SOYSNIIO wop] *00IX9]Y £ ojenfeueno) wop] TLopI :open(eueno) oyen (gueno) “SOJU9T[LO SBAIOL[, “exelerepeno) Á oyenfeueno) “oyen (euene, “sogaed sepo] 107 "exe lepepeno) “exelepepenx) Á oyen[eueno) *O9IXI]A 9P INS *B.10U0S :oyenfeueno) 'OLVALVNVAD ro..onooonoo.os ¿ozuoyqnen() e... .oonooo.o “T[IZTUBIB() eee edombzJ e... ..o. . * 1I90I09 O) Pen. ++ mOZEp propesombrne[ye], 09.0.“ "enuoyZ() corsenerr ro Opa) O) eones yoo9dq nen) ... 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JESUS SANCHEZ. ARTICULO SEGUNDO. El estudio de las aves ha ocupado la atencion de numerosos y distingui- dos observadores. Aristóteles, el hombre extraordinario, á quien sus prodi- giosos trabajos en todos los ramos del saber humano elevaron á la inmor- talidad, debe ser señalado como el primero de los ornitologistas: la historia que trazó de las aves y de todo el reino animal en general, es un monumento que atestigua el poder de su genio; y aunque en sus escritos no se halla una verdadera clasificacion metódica de los séres organizados, el grande alcance de su inteligencia le hizo entrever los caractéres fundamentales del método natural. Estableció las grandes divisiones de las aves atendiendo á su género de vida; y esta clasificacion, apoyada tambien en otras consideraciones, ha sido conservada por Brisson y los ornitologistas modernos. Mas tarde, Plinio, el hombre mas laborioso que ha existido, hizo tentativas para clasificar las aves y algunas describió con exactitud; pero sus narraciones están desfigura- das con hechos falsos é imaginarios que rebajan el mérito de sus trabajos: despues de estos escritores ningun otro de la antigúedad merece mencio- narse. Como á mediados del siglo XVI, Gesner y Belon sacaron la ornitología del olvido en que yacia desde tan largo tiempo: en esa época ellos fueron los pri- meros que llamaron la atencion de los observadores hácia esta parte de la his- toria natural de que se han ocupado posteriormente multitud de naturalistas. - Los unos se dedicaron simplemente á describir las formas exteriores y en investigar las costumbres de las aves, designándolas con sus nombres vulga- res; los otros, embarazados con la multitud de objetos, procuraron por me- dio de los caractéres que juzgaron de mas interes, ordenarlos en grupos sis- temáticos. Entre los primeros el mas notable fué Buffon, que así como las costumbres de las aves pintó con su mágico pincel sus brillantes colores; fué un generalizador elocuente que inició á los hombres extraños á la ciencia en esta parte tan interesante de la historia de la naturaleza: en la actualidad las obras de Buffon han perdido su primitivo prestigio, pues no están ya en ar- monía con la exactitud y severidad que distinguen á las ciencias modernas. LA NATURALEZA 147 En pos del ornitologista frances vinieron Wilson y Audubon, maestro y dis- cipulo, dos profundos observadores, dos poetas naturalistas, que se des- tierran voluntariamente á los bosques solitarios de la América del Norte pa- ra sorprender los secretos de la naturaleza: su espíritu preciso, no satisfecho con las vagas generalidades de los escritores de su tiempo, los impulsó á po- nerse en íntima relacion con las aves para estudiar sus costumbres. El segun- do de estos naturalistas dió á conocer el fruto de sus trabajos en una obra colosal: la familia, el huevo, el nido, el árbol favorito de cada especie y aun el paisaje, todo está allí dibujado con admirable exactitud; es una lucha del gerio con la naturaleza: esa obra monumental demuestra, como dice Miche- let, que la verdadera y palpitante representacion de la individualidad es mas grandiosa que las obras forzadas del arte generalizador. Entre los escritores sistemáticos, Willugby abrió el camino, estableciendo una clasificacion que modificó la de Aristóteles: la fundó no solamente en las costumbres de las aves, sino tambien en la estructura de los órganos exterio- res; pero no hizo la aplicacion suficiente y generalizada de sus principios: in- teligencias superiores se necesitaban para llevar á cabo una empresa tan di- ficil: á ella se consagraron los esfuerzos de dos genios, Lineo y Cuvier. El naturalista sueco extendió sus admirables trabajos sistematológicos al grupo de las aves; el naturalista frances comenzó por bosquejar un sistema, que perfeccionó mas tarde con sus propias observaciones y las de otros es- critores, y destinado como sus demas obras, á formar época en la ciencia. Hé aquí el cuadro sinóptico de los órdenes ó divisiones superiores estable- cidos por estos autores: Accipitres. Rapaces. Pics. Páseres. ; Anseres Trepadores Lineo. Pi Cuvier p , Gralle. * |) Gallináceos. | Galline. "Zancudos. | Passeres. Palmípedos. Ambas clasificaciones están fundadas en los caracteres que presentan el pico y las patas; la de Cuvier está dispuesta en un órden mas lógico, siguien- do las gradaciones del organismo. Entre estas dos clasificaciones, que del método natural forman la base y el capitel de una colunma, pueden inscri- birse multitud de nombres ilustres, como los de Brisson, Moehring, Latham, Lacepede, Meyer, Temminck, Vieillot, y Blainville: sus trabajos perfecciona- ron el modelo de Lineo sin superarlo. 148 LA NATURALEZA El célebre Geoffroy Saint-Hilaire, siguiendo las huellas de sus predeceso- res, fundó su método en los caracteres de los miembros, y especialmente de las alas, juzgándolos de mas importancia que los tomados de los órganos di- gestivos, del pico, que es su manifestacion exterior. Las divisiones superio- res fundadas por este autor, son las siguientes: Ordenes. Rapaces. Páseres. Primer Tipo, Alipéneos. ; Gallináceos. | Zancudos. Palmipedos. Tnertes. Corredores. Segundo Tipo, Rudipéneos. Tercer Tipo, Impéneos. Mancos. Como se ve, tres son los tipos primordiales, segun que los miembros an- teriores estén conformados perfectamente para el vuelo, de un modo imper- fecto ó impropios para este acto. En el primer tipo están comprendidos los órdenes de Cuvier, quedando el de los Trepadores refundido en el de los Pá- seres. Esta clasificacion utiliza para el método las relaciones de órganos im- portantes bajo un punto de vista enteramente nuevo. Aquel sabio profesor introdujo un adelanto notable en el método natural de clasificacion, no solo de las aves, sino de todo el reino animal, y es, «sustituir á la clasificacion unilineal otra clasificacion por séries paralelas, compuestas de términos cuya analogía recíproca se pueda percibir, sea que se les exami- ne longitudinalmente en una série segun su órden de superposicion, sea que se les compare trasversalmente en muchas séries yustapuestas. Un ejemplo podrá aclarar estas abstracciones: sea 1n grupo N que comprende los tipos secundarios A, B, €, D; un segundo grupo y dividido de la misma manera en a, B, €, D; un tercero n con tipos homólogos a, b, c, d; un cuarto n en a, b, c, d, y así en seguida. Pues bien, es fácil comprender que las relacio- nes múltiplas que existen en todos estos términos se obtendrá, si por una par- te los términos de cada série longitudinal se superponen y si por la otra los términos homólogos de las diversas séries transversales se yustaponen;» es lo que realiza precisamente la clasificacion paralela, por la combinacion si- guiente bastante sencilla para entenderse á primera vista. » LA NATURALEZA 149 Nada mas comprensible que el paralelismo de estas series, sea que se les observe en el sentido vertical, sea en el horizontal, ó en el oblícuo.! Hé aquí la sinópsis de los órdenes que mas arriba han sido expuestos en serie unilineal. ALIPÉNEOS. RUDIPÉNEOS. IMPÉNEOS. Rapaces. 0. e NOS E Páseres .. A ¿ Gallmáceos: 20) Imertes asii S Hancudos ia Corredores pe a Palmípedos. . é ei riMancos: Los Inertes y los Corredores, análogos los primeros á los Gallináceos, y los segundos á los Zaneudos, están separados por los Palmípedos, que á su vez lo están porestos órdenes de los Mancos, que como ellos tienen los piés palmea- dos. La primera serie comprende los Alipéneos, la segunda los Rudipéneos, la tercera los Impéneos; estas series yustapuestas restablecen perfectamente las analogías cuando se estudia el cuadro en el sentido vertical ó en el transversal. Este nuevo sistema, verdaderamente filosófico, está fundado en las nociones siguientes admitidas por todos los naturalistas, y son: primero: que la serie animal no es contínua, sino que á cada paso se interrumpe por la falta de re- presentantes; segundo: que grados análogos de organizacion se hallan varias veces repetidos, tanto entre séres que pertenecen á diferentes clases, como entre los que componen cada una de ellas. La clasificacion de Cárlos Lucia- no Bonaparte, publicada en 1854, participa tambien de las miras filosóficas de la deGeoffroy Saint-Hilaire: aquel sabio ornitologista ha fecundizado hábilmente la doctrina de las series paralelas: es muy difícil aventurar un juicio sobre su 1 Lemaoudt. 150 LA NATURALEZA clasificacion que modifica tan profundamente la de Cuvier; pero sí se puede asegurar, que es de una importancia secundaria, para el método, el elemen- to fisiológico que establece las dos grandes subclases. Sin la justa aplicacion del nuevo sistema de clasificacion, su adopcion no ofrece mayores ventajas: hé aquí cómo se expresa el mismo Bonaparte. «La perfeccion en las clasificaciones naturales, consiste necesariamente en los cambios que en ellas se introducen: nada mas plausible cuando están ba- sados en estudios muevos, en exactas deducciones, en mejores apreciaciones, y sobre todo, en el descubrimiento de hechos nuevos. «La doctrina de las series paralelas adquiere cada dia nuevos desarrollos que traen consigo modificaciones correspondientes. Clases, órdenes, familias, géneros; la distribucion misma de las especies: todo parece resolverse en más y más series, poco más ó ménos como se verifica en un cristal que por la ro- tura se fracciona en partes, en las cuales el tipo primitivo se reproduce in- definidamente. «Muy sencillo para corresponder al órden real de la naturaleza, el sistema de las series paralelas se aproxima á él bastante para dar al espíritu que in- vestiga las relaciones naturales de los séres, los mas útiles recursos, y merece por consiguiente los esfuerzos de los naturalistas por el progreso que realiza respecto á la serie lineal. «Desde 1826 presentí la gran subdivision de las aves en dos subclases que denominé despues de Owen, con los nombres de Altrices, aves que crian á sus hijos, y Preecoces, aves que abandonan el nido al salir del huevo; el ra- dical del primero se refiere á las costumbres de los padres y el del segundo á las costumbres de los hijos. Pero no fué sino algunos años despues cuando proseguí el principio en sus últimas consecuencias, que me desprendí, en cuanto á los detalles, de la preocupacion de las clasificaciones generalmente recibidas, instituyendo nuevos órdenes y trasportándolos de una subclase á otra, como se ve en el siguiente cuadro, dispuesto en dos series paralelas y correspondientes: ALTRICES. PRECOCES. 1. Psittaci. 2. Accipitres. 3. Passeres. 4. Inepti. 5. Columbe. 9 . Galline. 6. Herodiones. 10. Grall.e. 7. Gavie. 11. Anseres. 8. Ptilopteri. 12, Struthiones. LA NATURALEZA 151 Asignando á los Struthiones el lugar que ocupan en este cuadro, me he guiado en parte por una propiedad muy notable y que parece pertenecer so- lo á las aves y es, que las especies aberrantes tienden á elevarse al lado de los mamiferos, al contrario de lo que sucede en estos, cuyas especies aber- rantes tienden á descender á los reptiles, y estos á los pescados, que igual- mente se degradan por su transicion tan conocida á los invertebrados.» En esta clasificacion el grupo de los Psittacus de Cuvier está colocado á la cabeza de la primera serie: las objeciones que se pueden hacer á esta inno- vacion son: primera: que este grupo no debe estar separado de los demas Trepadores, pues están íntimamente unidos por numerosas afinidades. Se- gunda: que á pesar de tener el conjunto de los órganos de los sentidos mas perfecto que las demás aves, el vuelo, que es el atributo mas importante de esta clase, es muy limitado respecto de otras muchas. La formacion del órden de las Columbee, como se verá mas adelante, los progresos de la cien- cia lo hacian indispensable, lo mismo que el órden de los /nepti que Cuvier coloca entre los Gallináceos, y que en la clasificacion que adoptamos hacen parte de los Struthiones. No dirémos lo mismo de las subdivisiones de los Zancudos en dos órdenes, Gralle y Herodiones, y las de los Palmípedos en Gaviz y Anseres, aunque en la clasificacion paralela esta separacion no es mas que virtual. A los Ptilopteri, á estas Focas de las aves, así como á los Struthiones, ninguno podria disputarles el rango de órden aparte y el lugar en que están colocados: estos dos órdenes ofrecen el paralelismo mas notable. El método de clasificacion del profesor Blainville ocupa un lugar preferen- te entre los métodos de clasificacion particular que se han propuesto hasta ahora: ha fijado la atencion sobre órganos cuyo lazo de union era poco co- nocido: la forma del esternon y sus anexos le ha servido para establecer ó confirmar las familias naturales en que se han dividido las aves, y ha lle- gado á curiosos é importantes resultados. Hé aquí cómo se expresa: « Pene- trado del principio, como la mayor parte de los zoologistas modernos, que en la clasificacion metódica de los animales ó en su separacion en diferentes gru- pos segun el mayor número de sus afinidades, la anatomía solo debe servir de base á los caractéres exteriores empleados por la zoología; estos, no de- biendo ser, por decirlo así, sino la traduccion de aquellos, he buscado desde hace largo tiempo en el estudio de la organizacion de las aves, cuál seria el órgano que, influyendo mas en su conjunto, y por consiguiente sobre sus há- bitos esenciales, podria servir para hacer cesar un gran número de vacilacio- nes que existen en las diferentes clasificaciones que se han propuesto hasta ahora. Se sabe, en efecto, que así como es fácil separar por caractéres ana- 1152 LA NATURALEZA tómicos y zoológicos este gran grupo de animales vertebrados de los demás, es bastante difícil subdividirlos de una manera precisa en grupos secundarios, y esto, por la poca apreciación que suministran sus caractéres exteriores: cons- truidos en efecto sobre un plan mas uniforme que los Mamiferos, no dejan, por decirlo así, al exámen, mas que el pico y las patas: en la sola considera- cion de estos órganos descansan pues los métodos ornitológicos. Por consi- guiente, es de suma importancia encontrar en el interior de estos animales un medio que sirva, ó bien para apoyar las clasificaciones establecidas, ó for- mar uno nuevo.» El P. Chenu se expresa con mucha exactitud en estos términos: «Siguien= do de una manera absoluta este sistema que encierra sin duda indicaciones muy importantes y las miras mas originales, en cuanto á ciertos grupos, lle- varia la confusion en el arreglo metódico de la ornitología, pues vendria á resultar que la potencia más ó ménos grande del vuelo seria su sola y única base.» La escuela alemana ha propuesto nuevamente un sistema, pero aplicable solo al grupo de los Páseres, basado sobre la estructura muscular de la la- ringe. Hé aquí cómo se expresa el Dr. Pucheran: «Esta base de clasifica- cion ofrece un inconveniente mayor que el que presenta el carácter indica- dor de la forma del pico: es esencialmente anatómico, y por esto mismo muy poco susceptible de manifestarse exteriormente por modificaciones aprecia- bles á la simple vista, así como es indispensable en la zoología.» Este nuevo elemento de clasificacion, así como los demás que se han men- cionado, asociados entre sí, servirán para ampliar el método natural y hacer- lo descansar en bases mas seguras. Lo mismo se debe decir de las divisiones establecidas por M. de Lafresnaye, fundadas en las costumbres de las aves: los prolijos estudios de este sabio ornitologista en mucho han contribuido para hacer adelantar el método natural. Por último, la forma de las plumas, especialmente la de las alas, ha sido objeto de un trabajo notable del infatigable Geofiroy Saint-Hilaire pa- ra la separacion de los géneros: « Buscando, dice, algunos caractéres nuevos que pudieran entrar como elementos de clasificacion ornitológica, he rela- cionado las diversas variaciones de la forma de las alas á dos grupos princi- pales, expresando sus condiciones con los nombres de ala aguda y ala obtusa, y dividiendo la primera en subaguda y sobre-aguda, y la segunda en subtusa y sobre-obtusa.»! 1 Ala sobre-aguda cuando la primera remera es igual ó mayor que la segunda; ala agu- da, la segunda mas larga que las demás; ala sub-aguda, la tercera igual á la segunda; ambas mas largas que las demás: ala sub-obtusa, la tercera igual ó mayor que la cuar- == LA NATURALEZA 153 Pocos han sido los naturalistas que se hayan ocupado de la ornitotomía; sin embargo, los mas célebres anátomo-comparadores han estudiado la or- ganizacion de las aves, y los paleontologistas, con el conocimiento de la os- teología, han llegado á descifrar la fauna ornitológica fósil. | La clasificacion que se ha adoptado en este trabajo para las divisiones su- periores, es la de Cuvier, modificada por uno de los mas instruidos ornitolo- gistas ingleses, Gray, quien divide las aves en ocho órdenes, que son: pri- mero: Rapaces ó Accipitres; segundo: Trepadores ó Macrodáctilos; tercero: Páseres; cuarto: Columbas ó Palomas; quinta: Gallináceos; sexto: Zancudos ó Ribereños; sétimo: Palmípedos ó6 Anseres; octavo: Estrutiones ó Anómalos. En esta division, el órden de los Trepadores sigue al de los Rapaces: este lugar le corresponde indudablemente, pues como ya se ha dicho, la tribu de los Psittacus ó Pericos, tan estrechamente unida con los demás Trepadores, está formada de aves que superan á las demás por la mayor perfeccion en el conjunto de los órganos de los sentidos. La creacion del órden de las Colum- bas es tambien racional; ellas se distinguen, como dice Chenu, por su aspec- to, por la manera de criar á sus polluelos, por la facultad de dilatar el esó- fago por el aire que en él introducen, por sus singulares testimonios de ter- nura, por la fijeza notable del número de huevos que ponen, por su modo de beber, y en fin, porun facies de tal manera típico, que hace imposible la confusion con cualquiera ave. Lo mismo decimos del órden de los Estru- tlones; era ya indispensable establecerlo para este grupo de grandes aves, que, excelentes corredoras, son incapaces para el vuelo: su organizacion tiene tantos puntos de contacto con la de los Mamíferos, que sirven de transicion entre ellos y las aves; confinadas á ciertas regiones, no forman parte de la Fauna que nos ocupa. Vamos á seguir un órden inverso al generalmente ad- mitido, comenzando por los Palmípedos, y terminando por los Rapaces, pues creemos mas lógico comenzar por los séres que están en el punto inferior de la escala animal. Para terminar, diremos algo sobre los conocimientos que tuvieron sobre las aves los antiguos mexicanos. Cuando el imperio azteca llegó al apogeo de su grandeza, la sabiduría y opulencia de sus reyes, fabricaron suntuosos edificios para criar multitud de animales y cultivar las plantas útiles á la medicina: allí se encontraban dis- tribuidas en apropiados departamentos, las aves de todos los climas, las de hermoso cantar y espléndido plumaje, así como los buitres que se ciernen en ta; ala obtusa; la primera muy corta, la cuarta mas larga que las demas: ala sobre-obtu- sa, la quinta igual á la cuarta ó mayor. 20 154 LA NATURALEZA las cimas de los Andes; trescientas personas cuidaban de ellas, observando sus costumbres y alimentándolas conforme á su género de vida, estudiando to- dos sus pormenores, al grado que, cuando Cortés conquistó la capital de Mé- xico, la ciencia zoológica, bajo el punto de vista del estudio de las costumbres de los animales, estaba mas adelantada en la patria de Moctezuma que en la misma Europa. | La observacion de los aztecas no perfeccionó sus conocimientos sintéticos hasta imponer nombres á las grandes divisiones, clases, familias y géneros de las aves; pero sí fijó el de mas de doscientas especies segun dice el Dr. Her- nández, y esta denominacion muchas veces es mas expresiva que la griega que contienen las obras de Lineo y de Buffon. Un pato conocido vulgarmen- te con el nombre de chigwiote 6 tziquiotl, sele designaba por su grito, pues grazna como cuervo; á otro de la misma familia, atapalcatl, por su color de barro cocido; á un podiceps llamaron los mexicanos acitla, liebre de agua, porque no vuela, pero sí corre y nada sobre el agua con una asombro- sa velocidad; quetzaltototl, que significa ave resplandeciente y preciosa, es mas propio que pharomacrus, que recuerda el plumaje largo, nombre aplicado por el ilustre naturalista mexicano D. Pablo de la Llave á la mas hermosa de las aves del continente americano; por último, el zentzontli 6 zentzontlatole, cuatrocientas ó infinitas voces, es la denominacion del rui- señor de México, del ave prodigiosa por la variedad de su canto que modula las notas burlescas de Verdi ó las sublimes armonías de Rossini. RECETAS PARA TENIR LA SEDA, LA LANA Y EL ALGODON CON LOS COLORES DE LA ANILINA, DADAS POR EL FABRICANTE DE ESTAS SUSTANCIAS, Mr. Jean Rob Grl6Y. (CONCLUYE). SEDA. Tintura.—Se acidifica el baño con ácido sulfúrico, se empieza á teñir á 40% y se aumenta gradualmente el calor hasta la ebullicion. Una vez obte- nido el tinte, se aviva en un baño de ácido hirviente, se lava, y en seguida LA NATURALEZA 155 se pasa la seda á un baño frio de jabon; se lava nuevamente y se aviva al ca- lor de la ebullicion para los tintes verdosos, y en un baño tibio para los otros. LANA. Para que el color quede igual y firme, es necesario ántes de aplicar el tin- te ponerla por espacio de treinta ó cuarenta minutos en el baño siguiente: LANA DE RECAMAR. Para diez kilógramos de esta lana se toman: 3/5 gram. bicloruro de estaño, 1 kil. alumbre, 625 gram. ácido sulfúrico. LANA CARDADA. Para 10 kilógramos de ella, se toman: 90 gram. bicloruro de estaño, 750 gram. alumbre, 500 gram. ácido sulfúrico. Se introducen en un baño ácido é hirviente y se aumenta el calor poco á poco, dejándolo hervir durante una hora, se aviva estando caliente. ALGODON. Se tiñe primero con azul de Prusia y despues se da el tinte con azul de anilina. Impresion sobre seda, algodon y lana, lo mismo que con la fuschina. AZULES SOLUBLES EN EL AGUA. Se disuelve una parte del color en 50 de agua hirviente y se filtra. La seda se tiñe de la misma manera que con los azules solubles en el alcohol. La lana se lava primero con jabon y sosa, se exprime y se sumerge en un baño débil y caliente de silicato de potasa; en seguida se da un baño frio y débilmente acidulado con ácido sulfúrico; de ahí pasa al mismo baño calien- te, al cual se une la solucion del azul. Se hierve hasta que se obtenga el tin- te deseado y se lava. 156 LA NATURALEZA e El algodon se tine como con los azules solubles en el alcohol. Impresion sobre seda y lana.—A la disolucion de goma se agrega una poca de glicerina y se procede á imprimir con el método comun. Para imprimir sobre algodon, se disuelven 25 gramos de azul soluble en 500 gramos de agua, se añaden 5 gramos de carbonato de sosa, se filtra la solucion y se unen medio litro de acetato de alúmina á 15% Baume y de 3 á 5 litros de solucion de goma arábiga ó de goma tragacanto: se imprime, va- poriza y lava con agua corriente. VIOLETAS SOLUBLES EN ALCOHOL. La disolucion se hace exactamente como la de los azules, observando las mismas precauciones. Una parte de violeta no necesita para disolverse com- pletamente mas que 20 6 30 partes de alcohol fuerte. Tintura.—Seda.—Se tiñe como con el azul, pero empleando ménos áci- do y sin avivar. Lana.—Se emplean los mismos mordentes que para el azul, empleando un poco ménos de bicloruro de estaño para los tintes rojizos. Se puede dar un tinte azulado con el mismo producto, agregando mas ácido y elevando mas la temperatura del baño, y rojizo, empleando ménos ácido y dejando enfriar la lana en el baño. Algodon.—Se prepara el algodon como si se fuera a teñir con fuschina; cuando esté seco, se introduce en un baño caliente acidificado con ácido sul- fúrico; se lava y tiñe en un baño caliente que centenga el color necesario y 125 gramos de bicloruro de estaño. Impresion.—Se practica exactamente como con la fuschina. VIOLETAS SOLUBLES EN EL AGUA. Disolucion.—Se disuelven en el agua hirviente, lo mismo que los azules. Tintura.—Seda.—Se comienza á teñir á un color muy suave en un ha- ño ácido, y se aumenta gradualmente la temperatura hasta la ebullicion. Para teñir la lana, sé procede lo mismo que para los azules solubles en el agua, y para el algodon como para los violetas solubles en el alcohol. Impresion.—Sobre seda y lana, lo mismo que para los azules solubles en el agua. Algodon.—Se disuelven al calor 10 gramos de violeta y 2 de sosa erista- lizada en 200 gramos de agua se filtran y se une despues del completo en- LA NATURALEZA 157 friamiento, 200 centímetros cúbicos de acetato de alúmina, se espesa con un litro de agua de goma, se imprime, vaporiza y lava. VERDE DE ANILINA EN PASTA Y EN POLVO Disolucion.—Se diluye la pasta con 5 6 diez partes de agua fria y un dé- cimo de amoniaco, se filtra y une al baño de tintura. El polvo se disuelve tri- turándolo con tres cuartos de su peso de amoniaco; la pasta que resulta se disuelve con facilidad en el agua fria. Este polvo se disuelve tambien en el alcohol concentrado ó hirviendo. -Tintura.—Seda.—Se acidifica el baño ligeramente con ácido sulfúrico, se sumerge en él la seda, se comienza á tenir á un calor suave, despues se eleva gradualmente la temperatura hasta la ebullicion, se deja enfriar la se= da dentro del baño. Lana.—Se coloca primero en un baño de hyposulfito de sosa, se tiñe en seguida como la seda, con muy poco ácido ó completamente sin él. Tra- tando con el silicato de potasa como para el azul, se fija el color mucho mejor. El algodon se tiñe lo mismo, preparándolo primero con un baño de tanino. Impresion.—Se espesa la pasta preparada con agua de goma, se vapori- za bien y se lava. NARANJADO (ORANGE) SOLUBLE EN EL AGUA. Para teñir seda y lana se agrega al baño un poco de ácido sulfúrico man- teniéndolo en ebullicion. ENTOMOLOGÍA. DESCRIPCION DE ALGUNOS MELOIDEOS INDIGENAS, POR EL DOCTOR DON EUGENIO DUGES, PROFESOR EN MEDICINA DE LAS FACULTADES DE Paris Y MkÉxICO, MIEMBRO DE LA SociebaD MexicaNA DE Historta NATURAL. (CONCLUYE) Esp. 14.—Cantharis terminata, Sturm. (Boucard, Cat.) —Lám, 2.2, fig. 2.1 Long. 0”,015; lat. 0,004. Cabeza triangular negra, un poco aplanada vista de lado, inclinada, con unz pequeña mancha roja en medio; barba transversa, redondeada en los la- 158 LA NATURALEZA dos; lengúeta cordiforme, escotada por delante; maxilares de dos porciones, la interna un poco redondeada, la externa mas grande y triangular, ambas setosas; mandíbulas fuertes, con la punta escotada y la parte interna provista de tres dientes y una membrana; labro transverso, escotado por delante; pal- pos labiales de tres artículos, el primero pequeño, el segundo mas grande, triangular, alargado; el tercero triangular con los ángulos romos; palpos maxi- lares de cuatro artículos de la misma forma que los labiales, pero mucho mas grandes. Antenas negras de once artículos, el primero grande, segundo pe- queño, desde el tercero al décimo cuadrados, alargados, el undécimo un poco mas grande que el décimo y ligeramente puntiagudo. Ojos grandes, negros, transversos y escotados. Coselete negro, campanuliforme, casi dos veces mas largo que ancho, mas estrecho que la cabeza y cubierto de pelos gruesos. Es- cudete punctiforme, negro. Élitros mas anchos que el coselete, redondeados en el vértice que parece un poco mas ancho que la base; de color de ocre con dos manchas negras ovalares que ocupan su tercio inferior y llegan hasta la extremidad, y cubiertos de un pelo muy grueso. Abdómen negro, de seis ani- llos; patas negras, normales; espolon externo de las piernas posteriores mas grande que el interno, lanceolar y romo; ganchos bífidos, rojizos. La cabeza y coselete son granulosos y cubiertos de pelos, los élitros muy velludos. Remitida por el Sr. Boucard sin indicaciones. Esp. 15.—Cantharis punctum.—Deyroles (Boucard Cat.) Long. 07,014; lat. 0,004. Cabeza negra, triangular, inclinada hácia adelante, puntuada, cubierta de algunos pelos cenicientos, surco longitudinal poco profundo, otro entre las dos antenas y una pequeña mancha roja en medio; barba transversa, redondeada en sus lados; lengúeta escotada ligeramente y cordiforme; maxilares de dos ló- bulos, redondo el interno, triangular agudo el externo, velludos ambos. Mandí- > O lo) > bulascon un pequeño diente cerca de lapunta; labro transverso, escotado; palpos labiales de tres artículos, el primero pequeño, el segundo grande, triangular, tercero triangular, curvo; palpos maxilares de cuatro artículos; el primero pe- queño, segundo grande, triangular, tercero triangular, cuarto mas grande obo- valar. Ojos negros, transversos. Antenas filiformes, negras de once artículos; el primero grande, el segundo pequeño, desde el tercero hasta el décimo alar- gados, disminuyendo gradualmente hasta el undécimo que es ovoideo, alargado y puntiagudo. Cuello normal; coselete campanuliforme, un poco escotado en su parte posterior, mas largo que ancho, estrecho hácia adelante, negro y cu- bierto de pelos cenicientos; surco longitudinal ligero bordado en la base. Es- LA NATURALEZA 159 cudete triangular, pequeño, cubierto de pelos cenicientos. Élitros largos, de- jando el pigidium y propigidium descubiertos, aquellos son negros, cubiertos de un pelo ceniciento abundante, redondeados en su extremidad y ofreciendo en su quinto posterior una pequeña mancha negra formada por la falta de pelos en esepunto. Abdómen de seis anillos, con pelos cenicientos; patas del mismo color, normales; espolones de las piernas posteriores con el externo mas gran- de; ganchos rojizos, divididos. Recibida del Sr. Boucard sin mas indicaciones. Esp. 16.—Cantharis Stigmata.—Nobis). Long. 0,010; lat. 07,003. ; Cabeza negra, inclinada, triangular, aplanada vista de lado, cubierta de pelos cenicientos, con un punto rojo en medio, y una línea pequeña y negra sobre el vértice; barba transversa, redondeada á los lados; lengúeta cordifor- me, escotada y velluda; maxilares de dos lóbulos, setosos, el interno un po- co curvo; el externo curvo y anguloso; mandíbulas fuertes, con un pequeño diente sencillo cerca de la punta y una membrana interna; labro transverso, escotado; palpos labiales de tres artículos, el primero pequeño, segundo trian- gular, tercero triangular, mas grande, casi cuadrado, cortado rectamente; palpos maxilares de cuatro artículos, el primero pequeño, segundo triangu- lar, mayor de todos; tercero triangular, cuarto mas grande que el tercero, obovoideo y cortado oblícuamente. Antenas negras, filiformes, de once ar- tículos; el primero grande, segundo pequeño; desde el tercero hasta el décimo disminuyendo y terminando en punta aguda el undécimo. Coselete campa- nuliforme, mas largo que ancho, poco angosto por delante, negro, cubierto de pelos cenicientos, surco longitudinal poco marcado, el borde posterior po- co escotado, con una línea realzada. Escudete pequeño, triangular, negro y velludo. Élitros mas anchos que el coselete, largos, cubriendo el abdómen, redondeados en su extremidad libre, negros y con pelos cenicientos; estos pelos en todas las partes del cuerpo se quitan con mucha facilidad, de modo que el insecto queda negro, habiendo siempre algunos puntos que quedan ve- lludos. Abdómen de seis anillos, negro, con pelos cenicientos, mas blanquiz- cos en el borde de cada anillo; patas negras, con pelos cenicientos tambien; tarsos normales negros; de los espolones, el externo mas grande; ganchos ro- jizos, divididos. Se encuentra en gran cantidad sobre el convolvulus variabilis (quiebra- plato) de cuyas flores se alimenta; cuando se le comprime suele arrojar por la boca un líquido violado. Mes de Julio; en Guanajuato. 160 LA NATURALEZA Esp. 17.—Cantharis cinerea (Nobis). Long. 0”,018; lat, 0,005. Todo el cuerpo cubierto de fina pubescencia; cabeza sin punto rojo, con un surco profundo, mandíbulas con la punta ligeramente escotada; coselete con un surco longitudinal profundo: los élitros dejan los tres últimos anillos del abdómen descubiertos, aunque esta circunstancia parece depender del es- tado de gestacion del único ejemplar que tenemos. Los demás caractéres son idénticos á los de la Stigmata, encontrándose en el mismo tiempo y lugar. Esp. 18.—Cantharis ocellata (Nobis). Long. 0,017; lat. 07,004. Cabeza negra, inclinada, aplanada vista de lado, cubierta de pelos pardos, que faltan en muchos lugares y forman puntos negros; una línea longitudi- nal negra y un punto alargado rojo en medio; barba transversa, redondeada en los lados; lengúeta cordiforme, escotada; maxilares de dos lóbulos, el in- terno pequeño, el externo mas grande, anguloso, encorvado, cubiertos de pe- los cerdosos; mandíbulas fuertes con un pequeño diente cerca de la punta que es sencilla y una membrana interna; palpos labiales de tres artículos, el primero pequeño, el segundo grande, triangular, tercero de la forma del anterior, pero mas pequeño que él; palpos maxilares de cuatro artículos; el primero pequeño, segundo y tercero triangulares, cuarto obovalado, trunca- do oblícuamente. Labro transverso, escotado. Antenas negras, filiformes, de once artículos; el primero grande, segundo pequeño, tercero grande tambien; desde el cuarto hasta el décimo disminuyen gradualmente hasta el undé- cimo que es grande y puntiagudo. Ojos transversos, escotados; cuello normal; coselete negro, cubierto de pelos pardos, con puntos negros, debidos como en la cabeza, á la falta del vello en varios lugares, es casi cuadrado, poco mas ancho que largo, poco angosto hácia adelante, con un surco longitudi- nal negro y una línea blanquizca realzada ensu borde posterior. Escudete pe- queño, cóncavo, pardo. Élitros mas anchos que el coselete, cubriendo todo el abdómen, redondeados en su parte libre, negros, cubiertos de pelos par- dos y con una multitud de puntos negros, redondos; abdómen de seis ani- llos, ofreciendo los mismos colores que los élitros; patas negras, cubiertas de pelos ligeramente rojizos; espolon externo de las piernas posteriores mas gran- de que al interno; ganchos divididos rojizos. Fué encontrada en una gramínea de la hacienda de la Noria, á cinco le- guas de la Piedad, en el Estado de Michoacan, por el mes de Junio. SECRETARTETA DE La SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. —— 00 E OO A LOS SEÑORES SOCIOS CORRESPONSALES EN LA REPÚBLICA Y EL EXTRANJERO. En este mes de Diciembre se concluirá la reimpresion del primer núme- ro y en Enero la del segundo, del periódico. de esta Sociedad: se remitirá in- mediatamente. Puerto be 1a Paz.—Sr. D. José Fidel Pujol.—Queda enterada esta Secre- taría de que remite vd. con el Sr. D. Antonio del Castillo una coleccion de objetos de Historia natural para la Sociedad, y en su nombre doy á vd. las mas expresivas gracias. Oajaca.—Sr. D. Manuel Ortega Reyes.—Se ha recibido el ¿Doo de una planta de la familia de las malváceas que vd. ha descubierto: por acuerdo de la Sociedad suplico á vd. remita la descripcion para que se publique, y uno Ó mas ej nenas para el herbario. Merzrrran.—Sr. D. Mariano Guzman.—Hasta hoy Sado decirá vd. que de los dos ejemplares de rocas que remitió, una de ellas es piedra litográfica, y tiene el inconveniente del color oscuro: es muy probable que en la misma formacion geológica haya de colores mas claros. Corra pe MichoacaN.—Sr. D. Crescencio Grarcía.—Se ea un des bajo de vd. sobre euforbiáceas de Michoacan y tres pesos setenta y cinco cen- tavos (3 pse 75 cs.), por una suscricion anual de La Naturaleza. Saw Luis Porost.—St. D. Manuel Pereira.—La Secretaría recibió treinta y Cinco pesos (35 ps.) por cuenta de suscriciones. TerecaLa.—Sr. D. Albino Celis. —Se han recibido tres pesos setenta y cua- tro centayos (3 ps. 74 cs.) por cuenta de suscriciones. México, 30 de Noviembre de 1869.—Antonio Peñafiel, segundo Se- eretario. “2 ICIONES DE LA SUSCRICION — - entregas cuyo poe ) 23 om; dos lados, franco E 1 la Botica de la Maristala. ye , de Urbina, calle 3% de San Juan. OS del Hospital: de Jesus, , > o Casá núm. 26 de la calle: de Donceles: . : eii o FUERA DÉ LA CAPITAL a a o ESTI Es Recibirán: las cds y el periódico los señores socios as cuyos nombres se ponen 4 continuacion. 5 . D. José María Ariza. ¿ATO TONFLCO- ER, Gde O JASNbO Palacios, + | ORIZAVA... a 1” Apolinario Nieto. PACHUCA. - y, Ramon Almaráz. E +, Francisco María Ran- ] 1, Teonardo Oliva. Ñ , A gel, Sua 00 », Alfredo Dugés, " [PUERTO DE LA: PAZ (Ba- p do » Manuel T. Andrade. | ja California)aiinin ys JOs€ Fidel Pujol: + y» Tosó María Cárdenas, | PUEBLA, ,, Manuel Rivera, SAN LUIS POTOSI... 1 y Manuel Pereira. 55 Lino Caraza. + tra y) Cárlos Romero. TABASOO....: de Manuel Mestre. MARAVATIO 0» y) Manuel Urquiza. TETECALA .. . y, Albino Celis, MAZATLAN ..... ... 3; Manuel Hidalgo. E so y, Rafael Jimenez. MEXTITLAN ... ,, Mariano Guzman. TLAXCATDA., e ) 7 y Ramon Mancera. Peñúñuri. + yy Mateo Gonzalez. VERACRUZ.. ... y, Luis Molina. Manuel Ortega Reyes. | ZACATECAS. am. y» M, Veolazquezde Leon. Ly PERIODICO CIENTIFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL TE ENTREGA Ea ENERO DE. DE 1870. a , LES MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y Ci BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. 1870. SECRETARIA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. ———0 HOOK Se ha recibido la siguiente carta, que por acuerdo de la Sociedad se publica: «Al primer Secretario de la Sociedad Mexicana de Historia Natural. —México. INSTITUTO SMITHSONIANO, Washington, 11 de Noviembre de 1869. Muy señor mio: Con sumo placer hemos recibido los ejemplares del periódico publicado por la Sociedad Mexicana de Historia Natural, y confiamos en que continuará apareciendo regularmente, formando una buena parte de los trabajos científicos del dia. Nos alegrarémos de contar á esa Sociedad en el número de aquellas con quienes hace- mos mútuos cambios, y de enviarle todas aquellas de nuestras publicaciones que le sean de interés. Incluimos por consiguiente nuestro catálogo para que haga vd. la. eleccion de ellas. Con mucho gusto ayudarémos á esa Sociedad á extender sus relaciones con las instituciones científicas compañeras, de América y Europa, y si vd. nos manda sus ejemplares para los cambios, dirigidos convenientemente, los trasmitiremos á cual- quiera parte del mundo, y recibirémos los retornos aquí sin ningun gasto para vdes.: este mismo servicio estamos haciendo ahora á todas las corporaciones cien- tíficas de Norte-América. Si vd. quiere hacernos conocer el número de ejemplares que hay disponibles para estos cambios, le proporcionaremos una lista de las So- ciedades que amigablemente corresponderán á sus deseos, enviándole sus obras en cambio. La distribucion podria ser hecha mas ventajosamente quizá, por volúmenes com- pletos y encuadernados correspondientes á cada año. Sin embargo, por nuestra parte deseamos, si no hoy inconveniente en ello, tener un ejemplar mensual remi- tido por el correo, y otro anualmente que nos servirá de reserva. Con respecto á los ejemplares para el cambio general, seria conveniente asegu- rarlos por medio del Ministerio de Estado, enviándolos por conducto del Ministro mexicano en Washington. El Instituto Smithsoniano está dispuesto á prestar cualquiera auxilio ó dar cual- quier aviso que necesite esa Sociedad para su progreso. - Soy de vd. su obediente servidor, Joseph Sturm, Secretario del Instituto Smith- soniano.» Es traduccion del original. —Antonio Peñafiel, segundo Secretario. -—_—_ LA NATURALEZA 161 Esp. 19. —Cantharis punctuata:—Nobis.) Long. 0”,010; lat. 0%,003. Cabeza inclinada, triangular, aplanada vista de lado, cubierta de pelos ce- nicientos, con puntos negros y una pequeña mancha roja; línea longitudinal, negra; barba transversa, redondeada en sus lados; lengúeta cordiforme esco- tada; maxilares de dos lóbulos, el interno curvo, lo mismo que el externo; éste un poco anguloso, aquellos cubiertos de pelos muy gruesos; mandíbulas con un pequeño diente cerca de la punta, que es sencilla y una membrana interna; labro transverso, escotado; palpos labiales de tres artículos, el primero pe- queño, segundo más grande, triangular, tercero casi cuadrado; palpos maxi- lares de cuatro artículos: el primero pequeño, segundo grande, tercero un poco más grande que el segundo y triangular con los ángulos romos; cuarto, casi cuadrado, grande, con los ángulos como el anterior; antenas filiformes de once artículos; el primero grande, segundo pequeño; desde el tercero has- ta el décimo disminuyen gradualmente; undécimo puntiagudo. Ojos trans- versos; cuello normal; coselete campanuliforme, más largo que ancho, an- gosto por delante, con un surco longitudinal provisto de pelos blanquizcos, cubierto aquel de pelos cenicientos y puntuado de negro; su borde posterior tie- ne una línea realzada cubierta de pelos blanquecinos. Escudete triangular, muy pequeño. Elitros mas anchos que el coselete, dejando el pigydium descubierto, redondeados en su extremidad, cubiertos de pelos cenicientos, puntuados de negro. Abdómen de seis anillos, cubierto del mismo vello que los élitros y co- mo ellos puntuados de negro; patas negras, normales, cenicientas; espolon externo de las piernas posteriores, poco mas robusto que el interno; ganchos divididos. Se encuentra en el mes de Julio sobre los cerros de Guanajuato, en el Convólvulus variabilis: como en la precedente los puntos negros son for- mados por falta de pelos; pero aquí son más pequeños y ménos nume- rOSOS. Esp. 20.—Cantharis mgra.—Nobis.) Long. 0%,017; lat, 0,0045. Cabeza negra, inclinada, triangular, aplanada, con un punto rojo en me- dio y una línea longitudinal ligeramente realzada; barba transversa, redon- deada en los lados; lengúeta cordiforme, escotada, velluda; maxilares de dos lóbulos casi del mismo tamaño, cuadrados y velludos; mandíbulas fuertes, 21 162 LA NATURALEZA con un pequeño diente cerca de la punta que es escotada; labro transverso escotado; palpos labiales de tres artículos: el primero pequeño, el segundo grande, triangular, tercero casi securiforme; palpos maxilares de cuatro artí- culos, el primero pequeño, segundo triangular, más grande que el tercero; éste triangular tambien; cuarto obovoidéo, truncado oblícuamente: antenas negras filiformes, de once artículos, el primero grande, segundo pequeño, tercero grande; desde el cuarto hasta el décimo disminuyen progresiva- mente; el undécimo es puntiagudo. Ojos transversos, escotados; cuello nor- mal; coselete negro, campanuliforme, más largo que ancho, angosto por delante, surcado longitudinalmente, y escotado en su borde posterior, que es un poco deprimido. Escudete muy pequeño, negro, triangular. Élitros mas anchos que el coselete, redondeados en su extremidad, negros, puntuados fina- mente lo mismo que la cabeza y el coselete, y cubiertos de pelos finos. Ab- dómen negro de seis anillos; patas negras normales; espolon externo de las piernas posteriores lanceolado y mas grande que elinterno: ganchos rojizos, divididos. Se encuentra en Michoacan, hacienda de la Noria, en los meses de Junio, Julio y Agosto, en una especie de convólvulus, vulgarmente conocida con el nombre de espanta lobo. Esp. 21.—Cantharis mgerrima.—(Nobis.) Long. 0,020; lat. 0%,006. Cabeza negra, triangular, plana é inclinada, con un punto rojo en medio; barba transversa con los lados redondeados; lengúeta cordiforme escotada; maxilares de dos lóbulos, encorvados, setosos; el externo mas grande que el interno; mandíbulas con la punta escotada, algo alargada en forma de gan- cho, la izquierda presentando un diente pequeño y agudo cerca de la punta: labro transverso, escotado, con los bordes redondeados; palpos labiales de tres artículos, el primero pequeño, el segundo triangular, alargado; tercero mas pequeño que el anterior, un poco securiforme; palpos maxilares de cua- tro artículos; el primero pequeño, segundo más grande, triangular, alargado; tercero triangular, de la mitad del volúmen del segundo; cuarto ovoidéo, do- ble del tercero, dilatado en la extremidad y con los ángulos romos: antenas filiformes de once artículos, el primero grande, segundo pequeño, tercero algo grande, triangular; desde el cuarto hasta el décimo un poco triangula- res y deprimidos; disminuyen gradualmente hasta el undécimo, ovoidéo, alar- gado y puntiagudo: ojos transversos, negros. Escudete negro, pequeño y triangular. Coselete cuadrado, muy angosto por delante, con una línea lon- LA NATURALEZA 163 situdinal poco profunda y un borde realzado en su parte posterior. Élitros negros, que cubren todo el cuerpo, redondeados en su extremidad. Abdómen negro, de seis anillos; patas negras, normales, con el primer artículo de los tarsos anteriores un poco dilatado, espolon externo de las piernas posteriores un poco mas fuerte que el interno: ganchos bífidos, morenos. Este insecto es de un color negro muy intenso y todo cubierto de una fina pubescencia que le da semejanza con el raso: lo hemos encontrado en una calle de Leon (Estado de Guanajuato) y suponemos que fué llevado con las cargas de alfalfa en el mes de Julio: tambien se halla en el Mineral del Cedro. Esp. 22.—Cantharis rufipedes.—Nobis.) Long. 07,010; lat. 0”,004. Cabeza inclinada, negra, aplanada, cubierta de pelos cenicientos, con un surco longitudinal y un pequeño punto rojo en medio; barba transversa, re- dondeada en los lados; lengúeta cordiforme, muy escotada, casi bífida, ma- xilares de dos lóbulos, velludos, con el esterno mas grande; mandíbulas sen- cillas; labro grande, escotado profundamente, con un punto triangular, rojizo, cuya base está en la escotadura; palpos labiales de tres artículos; el primero pequeño, segundo mas grande, triangular, tercero triangular; palpos maxi- lares de cuatro artículos, el primero pequeño, segundo, el mas grande, trian- gular; tercero, de la misma forma que el anterior; cuarto obovalar, truncado un poco oblícuamente; antenas negras, de once artículos, filiformes; el primero grande, con la base rojiza; segundo pequeño, con la base rojiza tambien; desde el tercero hasta el décimo disminuyen poco á poco, el undécimo mas grande que el décimo, puntiagudo. Ojos transversos; coselete campanuliforme, mas largo que ancho, angosto hácia adelante, cubierto de pelos cenicientos, con un surco longitudinal ligero y una línea blanquecina y realzada en su borde posterior. Escudete triangular, pequeño y negro. Élitros largos, mas anchos que el co- selete, negros, presentando en su extremidad una mancha moreno-rojiza, que se extiende hácia el lado externo y el sutural, cubiertos además de pelos ce- nicientos y con una línea mas clara extendida en medio de cada uno desde la base hasta la extremidad posterior. Abdómen de seis anillos, cubierto de pelos cenicientos; patas normales; trocánteres, muslos y piernas rojizos, tar- sos negros; espolon externo de las piernas posteriores mas grande que el in- terno; ganchos bífidos, rojizos. Michoacan, hacienda de la Noria, en el mes de Julio. 164 LA NATURALEZA Esp. 23.—Cantharis ocreaceipennis—(Nobis.) Long. 0”,015; lat. 0%,0035. Cabeza negra, inclinada, de forma triangular. El ejemplar único que de es- ta cantárida poseemos no tiene cabeza; y cuando estaba entera nuestra aten- cion no se habia fijado en el punto rojo que con tanta frecuencia se halla en las demas; por este motivo no podemos decir si lo tiene. Barba transversa, redondeada en los lados; lengúeta cordiforme escotada; maxilares de dos lóbulos curvos y velludos, siendo el externo mas grande; mandíbulas fuertes, con un pequeño diente cerca de la punta, que es senci- lla; labro transverso, escotado, redondeado en sus lados: palpos labiales de tres artículos; el primero pequeño, el segundo mas grande, triangular alar- gado, tercero un poco encorvado, triangular, cortado rectamente; palpos maxilares de cuatro artículos; el primero pequeño, segundo triangular y mas grande de todos, tercero la mitad del anterior, triangular; cuarto un po- co encorvado, triangular y mas grande que el tercero: antenas filiformes de once artículos; el primero grande, segundo pequeño; desde el tercero hasta el décimo disminuyen gradualmente, el undécimo mas grande que el décimo, ovalar y puntiagudo: ojos transversos. Coselete negro, campanuliforme, un poco mas largo que ancho, con un surco mediano, profundo, extendido desde el borde anterior hasta la mitad: hay de cada lado algunos pelos amarillentos.. Escudete negro, muy pequeño, triangular. Élitros largos, cubriendo todo el abdómen, mas anchos que el coselete, redondeados en su extremidad poste- rior, de color de ocre, cubiertos de puntos hundidos en donde se implantan pelos gruesos del mismo color. Abdómen negro de seis anillos, cubierto de pelos amarillentos; patas negras, velludas, el espolon externo de las piernas posteriores es muy grande y lanceolado; ganchos divididos, rojizos. Sobre el orígen de este insecto solo podemos asegurar que es de las cerca- nías de Guanajuato. Esp. 24.—Cantharis divirgata. Villada y Peñafiel, Gaceta médica de México. (T. 3. núm. 1.) Long. 0”,023; lat. 07,005. Los autores de la descripcion de este insecto la han modificado rectifican- do las erratas que tiene la impresion de la Gaceta médica. Negra y amarilla leonada; cabeza amarilla ocreada, triangular, plana vista LA NATURALEZA 165 de lado, lustrosa; línea longitudinal superficial, alguna vez con un pequeño punto negro en medio, ó en un lado; barba transversa, redondeada en los la- dos; lengúeta cordiforme escotada; maxilares de dos porciones, la interna cua- drada, la externa encorvada, cubiertos de pelos cerdosos; mandíbulas fuertes con un pequeño diente cerca de la punta, que es sencilla; labro transverso, escotado: palpos labiales de tres artículos, el primero muy pequeño, el segun- do alargado y estrecho, el tercero ménos largo que el precedente, pero mas ancho, securiforme; palpos maxilares de cuatro artículos, el primero triangu- lar alargado, muy pequeño, segundo prolongado, mas grande que el tercero, que es cuadrado, cuarto mayor de todos, obovoidéo, truncado; antenas filifor- mes de once artículos, cilindro-cónicos, el primero mas grande de todos, triangular alargado, rojizo, el segundo mas pequeño de todos, triangular, moreno-rojizo; desde el tercero hasta el décimo negros y disminuyendo pro- gresivamente de volúmen; el undécimo poco mas grande que el que le pre- cede terminado en punta. Ojos negros transversos: cuello anular, estre- cho. Coselete cónico, amarillo, estrecho y deprimido en su tercio anterior, convexo hácia atras, siguiendo el perfil las ondulaciones de una S; con cua- tro puntos negros situados transversalmente, los dos externos un poco adelan- te de los dos medios, una mancha semilunar en su cara inferior; surco lon- gitudinal poco profundo, mas deprimido en su extremo posterior, borde pos- terior del coselete realzado. Escudete pequeño, triangular, amarillo, con una línea média, negra, cerca de la base. Mesotórax y metatórax amarillos, con pequeñas manchas negras en la línea média inferior y á los lados. Elitros largos, mas anchos que el coselete, amarillos, redondos en su terminacion, con los hombros prominentes, y dos manchás negras en cada uno; ovalar y pequeña una, situada en la base y cerca de la sutura; la otra longitudinal par- te del ángulo humeral y termina en el extremo del élitro sin confundirse con él. Abdómen de seis anillos, amarillos, los cinco primeros con una faja ne- gra transversa por debajo: rótulas, trocánteres y muslos amarillos, rodillas y tarsos negros, piernas morenas; espolon de las piernas posteriores lanceo- lados é iguales; ganchos rojizos divididos. Algunas veces falta ó la mancha del ángulo escutelar del élitro ó las dos, percibiéndose solamente una ligera mancha negra cerca de la terminacion del élitro: otras veces hay una pequeña mancha cerca del escudete y otra en el extremo. . Se encuentra entre Yautepec y Cuernavaca, en el Estado de Morelos, en la flor de la calabaza: pepo macrocarpa de Richard. Se han hecho experiencias con este insecto que prueban sus propiedades epispásticas, tal vez superiores en muchos casos á la cantárida española, aun- 166 LA NATURALEZA que inferiores seguramente á las de la Cantharis eucera y el Treiodous Barranct. Esp. 25.—Cantharis erytrotoraz. Mendoza y Herrera. (Craceta médica de México, T. 3. núm. 1.) Negra; cabeza roja, excepto los ojos, el capacete y la boca que son de un negro mate; antenas tambien negras; en los machos el cuarto artículo casi tan grueso como el primero, pero comprimido formando un ángulo; el quin- to encorvado formando un ángulo sobre cuyo vértice se inserta el sexto: en la hembra las antenas no presentan nada notable: coselete del mismo color que la cabeza, con dos puntos negros en el centro y el borde cireundado con una línea negra; élitros con tres nervaduras poco aparentes, su superficie finamente puntuada: abdómen cubierto de pelos negros; los tarsos llevan en su parte interna cepillos de un color leonado. Vive en el Distrito de Tasco. No he visto este insecto. GÉNERO Zonatis. (Fab. Syst. Entom. p. 126.) Esp. 1.—Zonitis rubra.—(Nobis.) Long. 0,010; lat. 0”,004. Cabeza inclinada, trígona, muy prolongada, de un color rojo escarlata; barba roja, casi cuadrada con los lados curvos; lengieta cordiforme, bífida, amarilla; maxilares grandes de dos lóbulos, el interno casi cuadrado, el ex- terno curvo, grande muy velludo; mandíbulas muy largas, rojizas, agudas, sinuosas en la parte interna, guarnecidas de una membrana; labro grande, casi cuadrado, negro, un poco escotado por delante; palpos labiales de tres artículos, el primero pequeño, segundo mas grande, triangular; tercero obo- valar y truncado; palpos maxilares de cuatro artículos; el primero pequeño; segundo y tercero triangulares, cuarto obovalar, truncado rectamente. Án- tenas negras en forma de sierra, de once artículos, el primero grande, se- gundo pequeño, tercero doble del segundo, desde el cuarto hasta el octavo triangulares, noveno y décimo filiformes, undécimo ovoidéo, alargado y pun- tiagudo. Ojos negros, pequeños, poco transversos y apénas escotados: cue- llo rojo, muy grueso. Coselete rojo, campanuliforme, un poco mas largo LA NATURALEZA 167 que ancho, estrecho por delante, con una línea realzada en la base y un sur- co longitudinal cubierto de puntos hundidos. Escudete pentagonal, rojo, pe= queño. Elitros rojos, mas anchos que el coselete, paralelos en la sutura has- ta la extremidad, redondeados en el borde externo. Abdómen de seis anillos, toda su parte inferior roja lo mismo que la superior del último anillo. Pa- tas negras; espolones externos de las piernas posteriores mas desarrollados que los internos; ganchos divididos, la division superior fuertemente pectina- da, la inferior reducida á un pelo grueso. Este insecto es todo de un color escarlata magnífico, cubierto de un plu- mon que le hace parecer de raso. Lo hemos encontrado una sola vez cerca de Guanajuato. GRUPO V. NEMOGNATIDÉOS. (Lacordaire, gen. des coleópt.) GÉNERO Nemognatha. (Ulig. Magas. VI. p. 333.) Esp. 1.—Nemognatha versicolor (Chev. Col. du Mexique. C.1.f.4, n. 82.) Long. 0,012; lat. 0%,004. Cabeza. roja, ancha, truncada en el vértice hasta arriba de los ojos y pun- tuada; con varios hundimientos por delante, de los cuales uno es mas profun- do; lengúeta cordiforme un poco escotada; maxilares de dos porciones, la interna muy pequeña, la externa trasformada en un hilo amarillo mas lar- go que el cuerpo; mandíbulas fuertes, sobresalientes del labro, sencillas; labro transverso, cortado rectamente por delante; palpos labiales de tres artículos, el primero pequeño, el segundo y tercero ovalares y alargados; palpos maxi- lares de cuatro artículos, el primero pequeño, el segundo grande y triangu- lar, el tercero triangular, cuarto subovoidéo, truncado rectamente. Antenas en forma de sierra de once artículos; el primero grande, segundo pequeño, tercero grande, el cuarto de la mitad del tercero; desde el quinto hasta el dé- cimo triangulares é iguales, el undécimo largo, ovalado y puntiagudo. Ojos negruzcos, muy grandes, transversos: cuello estrecho, rojo. Coselete cuadrado, recto en la base, tambien en la parte posterior de los lados, porque la ante- rior es mas ancha, redondeado oblícuamente detrás del cuello, rojo, poco puntuado, con el surco longitudinal, poco profundo. Escudete ancho en su base, casi triangular, truncado y realzado en su vértice, puntuado por delan- 168 LA NATURALEZA te, línea longitudinal realzada. litros dos veces mas anchos que el coselete, redondeados en su extremidad libre, puntuados y violados. Abdómen de cinco anillos negros, excepto el último que tiene un poco de amarillo; cuerpo por debajo y patas negros: en muestro ejemplar estas partes son de color de ocre. Tarsos negros; espolones externos de las piernas posteriores mas grandes que los internos; ganchos divididos; la porcion interior filiforme, la superior presentando un diente en su parte anterior y la posterior pectinada. Este insecto ha sido encontrado al salir de la sierra de Mazamitle, en el Rancho de la Garita, sobre plantas de chile (capsicum) en Junio. Segun Che- vrolat se encuentra tambien cerca de México. TISTA DE LOS MELOIDÉOS CONTENIDOS EN ESTA MEMORIA.! Meloidéos verdaderos. Cantharis cinctipennis, Chevrol. Henous conferta, Say. Cantharis rufipennis, Chevrol. Treiodous Barranci, E. Dugés. Cantharis obesa, Chevrol. Cantharis terminata, Sturm. jantaridéos. | : E Cantharis punctum, Deyroles. Horia maculata, Fab. Cantharis stigmata, E. Dug. Tetraonyx femoralis, E. Dug. Cantharis cinerea, E. Dug. Tetraonyx frontalis, Chevrolat. | Cantharis ocellata, E. Dug. Tetraonyx rufus, E. Dug. Cantharis punctuata, E. Dug. Cantharis bifasciatus, Sturm. Cantharis nigra, E. Dug. Cantharis quadrimaculata, Dejean. Cantharis nigerrima, E. Dug. Cantharis quadrinervata, Herrera y | Cantharis rufipedes, E. Dug. Mendoza. Cantharis ochreaceipennis, E. Dug. Cantharis eucera, Chevrol. Cantharis divirgata, Villada y Peña- Cantharis cardinalis, Chevrol. fiel. : Cantharis variabilis, E. Dug. Cantharis erytrotórax, Mendoza y Her- Cantharis cupreola, E. Dug. rera. Cantharis mylabrina, Chevrol. Zonitis rubra, E. Dug. Cantharis funesta, Chevrol. Nemognatha versicolor, Chevrol. 1 La lista que antecede no contiene las erratas en los nombres de los meloidéos que sacó la impresion de esta Memoria en los números anteriores. , Lit de Salazar. Meloideos, LA NATURALEZA 169 NOTAS. —A >_——— 13 Treiodous Barrancr.—Hemos formado un nuevo género con el Meloe descrito por la primera vez por el Sr. Peñafiel y Barranco, sin tener en esto ninguna vacilacion, á pesar de las que habia tenido el Sr. D. Lauro Jimenez, * (Geceta médica de México, T. II. núm. 15) porque en el Genera des Coleopte- res de Th. Lacordaire, que es la obra mas moderna que sobre géneros de in- sectos se ha escrito, no hemos hallado ninguna indicacion siquiera remota de los tres dientes que presenta el meloe que forma nuestro nuevo género, y por euyo motivo hemos llamado Treiodous. La especie la hemos denomi- nado Barranca, del apellido del primer naturalista que hizo su descripcion y á quien suplicamos acepte tan justa dedicatoria. 22 Cantharis bifasciatus, fasciolata, quadrimaculata.—El exámen de- tenido de estas tres especies de Cantharis nos obliga á considerarlas como sim- ples variedades de una misma especie. Las tres presentan los mismos colo- res en la cabeza, en el coselete y los élitros; las mismas manchas dispuestas de la misma manera en los tres tipos, no hablando de las infinitas varieda- des que ofrecen. Vemos que la quadrimaculata tiene unos artículos de las antenas amarillos, la parte superior del abdómen y tambien una porcion de la inferior rojas, la fasciolata tiene los artículos antenales negros, pero el abdómen ofrece el mismo color rojo que la primera; en fin, la bifasciatus presenta, si es permitido decirlo así, caracteres negativos, porque las ante- nas y el abdómen son negros; las dos últimas tienen una misma y singular conformacion de los últimos anillos abdominales, lo que tal vez por olvido no fué señalado por Chevrolat en su descripcion de la guadrimaculata. Es muy frecuente encontrar juntas la bifasciatus con la fasciolata y en perfecta cópula, y aunque esto podria ser una prueba de hibridismo, da mu- chas'probabilidades para considerarlas como variedades. El número tan grande de las variedades, tres ó cuatro descritas por Chevrolat para la guadrima- culata, nueve ó diez que hemos visto de la fasciolata y una para la bifasciatus, vienen á corroborar nuestra opinion. De paso diremos que el nombre de esta cantárida nos hace creer que es esta variedad la que ha servido á Sturm para su descripcion y no la que bajo este nombre hemos descrito, sirvién- donos de un ejemplar clasificado que se nos remitió de Europa. Por todas estas razones creemos que estas tres cantáridas son variedades de una mis- Ina especie. 3? Nos ha llamado la atencion la frecuencia tan grande del punto rojizo 20 170 LA NATURALEZA que se encuentra en medio de la cabeza de las cantáridas; en 25 descripcio- nes lo hemos notado 13 veces, la eucera y la quadrinervata tienen la ca- beza roja: tal vez estos caracteres singulares sirvan mas tarde para ordenar esa multitud de insectos que lleva ese nombre que hoy se puede decir que es sinónimo de caos. 4? No hemos dado la descripcion de la Cantharis Nieti (Villada y Peñafiel, Gaceta médica de México, T. TIL. núm. 1.) porque el horror de este insecto por la luz, su alimentacion animal, la forma bilobada de los penúltimos ar- tículos de sus tarsos; sus ganchos enteros, caracteres todos que no pertene- cen á la familia de los Meloidéos, no nos han permitido incluirla en esta fa- milia. Solamente hemos experimentado el poder vesicante de la fasciolata, stig- mata, cinctipenmas y tetraonyza rufus; la primera posée la propiedad vesi- cante lo mismo que la eucera del país ó la vesicatoria de Europa. Dos insectos de la Horia maculata contenidos en tres cuartos de litro de alcohol, han sido suficientes para que al mojarse en él causaran un ardor molesto. Nuestro fin al emprender este trabajo, es contribuir para mas extensos es- tudios, que podrán ser fecundos en un país tan rico de productos naturales como la República mexicana. A A AX LA NATURALEZA 171 MELOIDÉOS INDIGENAS EXPLICACION DE LA LAMINA PRIMERA. Fig. 1.—Treiodous Barranci (macho).—Fig. 2. 1d. (hembra.)—a |, cabeza y antena.— 42, mandíbula.—a 3, lengiieta y palpos labiales.—a 4, maxilar y palpo.—a 5, coselete. Fig. 3.—Henous conferta.—b 1, cabeza.—b2, mandíbula.—b 3, punta.—b 4, lengiieta.— b 5, maxilar.—/b 6, coselete. Fig. 4.—Horia maculata.—c 1, cabeza y antena.—c 2, mandíbula del macho.—c 3, de la hembra.—c4, maxilar.—c 5, lengiieta.—c 6, palpo maxilar de la hembra.—c 7, palpo labial de la hembra.—c8, coselete.—c 9, gancho. Fig. 5.—Cantharis fasciolata.—a 1, cabeza y antena del macho.—a 2, lengiieta.—a 3, mandiíbula.—«a 4, escudete.—a 5, abdómen del macho, parte superior.—«a 6, id., parte in- ferior.—a 7, abdómen de la hembra, parte superior.—« 8, coselete.—a 9, seis variedades de élitros.—a 11, maxilar. Fig. 6.—Cantharis bifasciatus.—b 1, abdómen.—b 2, coselete (variedad). Fig. 7.—Tetraonyz rufus.—c 1, mandíbula. Fig. 8.—Tetraonyz femoralis.—d 2, muslo.—d 3, mandíbulas.—d 4, maxilar.—d 5, c0- selete.—d 6, escudete.—d 7, lengiieta.—d 8, cabeza y antena. Fig. 9.—Cantharis eucera.—a 1, cabeza y antena del macho.—«a 2, antena de la hem- ps 3, lengiieta.—a 4, maxilar.—a 5, mandíbula y su punta.—a 6, escudete.—«a 7, cO- selete. Fig. 10.—Cantharis nigerrima.—b 1, cabeza y antena.—b 2, escudete.—b 3, tarso ante- rior.—b 4, lengiieta.—b 5, maxilar.—b 6, mandíbula izquierda.—b 7, mandíbula derecha. b 8, coselete. Fig. 11.—Cantharis variabilis.—c 1, cabeza y antena.—c 2, lengiieta.—c 3, maxilar.— c 4, mandíbula.—c 5, escudete.—c 6, coselete (variedad). Fig. 12.—Cantharis cardinalis.—d 1, mandíbula.—d 2, lengiieta.—d 3, maxilar.— d 4, coselete.—d 5, escudete—d 6, cabeza y antena. EXPLICACION DE LA LAMINA SEGUNDA. Fig. 1.—Cantharis punctuata.—a 1, cabeza y antena.—a 2 mandíbula.—a 3, su punta. —a 4, maxilar.—a 5, lengieta.—a 6, coselete.—a 7, escudete. Fig. 2.—Cantharis ochreaceipennis. Fig. 3.—Cantharis cinctipenmis.—b 1, escudete. Fig. 4.—Cantharis rufipedes.—c 1, mandibula, cara superior é inferior.—c 2, labro.— e 3, lengiieta, cara inferior. Fig. 5.—Cantharis cinerea.—d 1, mandíbula. Fig. 6.—Cantharis cupreola.—c 1, palpo maxilar.—c 2, antena. Fig. 7.—Cantharis nigra.—b 1, cabeza y antena.—b 2 y b 3, mandibula y punta.—b 4, escudete.—b 5, maxilar.—b 6, coselete.—b 7, lengiieta. Fig. 8.—Cantharis stigmata.—a 1, cabeza y antena.—a 2 y 4 3, mandibula y su punta. —4 4, escudete.—a 5, maxilar.—a 6, coselete.—a 7, lengiieta. Fig. 9. —Cantharis punctum. Fig. 10.—Cantharis ocellata.—a 1, cabeza y antena.—a 2, maxilar.—a 3, mandíbula.— a 4. escudete.—a 5, lengiieta.—a 6, coselete. Fig. 11.—Cantharis terminata.—b 1, cabeza y antena.—b 2, maxilar.—b 3, mandíbula. —b 4, lengiieta.—b 5, escudete.—b 6, coselete. Fig. 12.—Nemognatha versicolor.—c 1, maxilar.—c 2, mandíbula.—c 3, escudete.—c 4, lengíeta.—c 5, gancho.—c 6, coselete.—c 7, cabeza y antena. Fig. 13.—Zonitis rubra—d 1, maxilar.—d 2, mandíbula.—d 3, escudete.—d 4, len gúeta.—d 5, gancho.—d 6, coselete.—d 7, cabeza y antena. AS p ; RNA RA , F h ' e 5 * , ' ' y 4 p? í 4 (e A 4 * y ” Ltd ' = A , J IFA O ” 14 4 A h ON 1 E an le 1) - 4 A E + d ] E de: mide y e ] G Ed A Pas A ei 1 Ae á boa p 7 gn Ar Sho y ha í a A E 4 vi | de TOA Blin LA NATURALEZA 173 APUNTES PARA LA HELMINTOLOGIA MEXICANA POR EL SR. D. ALFONSO HERRERA, SOCIO DE NUMERO. EL STRONGYLUS MICRURUS, ENFERMEDAD DEL GANADO, SUS SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO. HasrenDo muerto asfixiado, sin causa aparente, un toro perteneciente al Sr. D. Rafael Becerril, se hizo la autopsia con el objeto de averiguarla y se halló en la tráquea una verdadera maraña de lombrices y algunas aisladas en los bronquios, las que indudablemente originaron la muerte del animal. La presencia de estos parásitos llamó como era natural la atencion del Sr. Be- cerril y me los dió para que los examinase y versi era posible diagnosticar la presencia de estos helmintos, obtener los medios de destruirlos ó evitar su invasion. Multitud de animales muertos por causas iguales hacen interesante el es- tudio de estos parásitos, y la enfermedad es tan frecuente, que puede consi- derarse como una verdadera epizotia. Procediendo al exámen del helminto en cuestion, he encontrado los carac- teres siguientes: Cuerpo filiforme, adelgazado en las dos extremidades y cubierto de un te- gumento resistente, finamente estriado en el sentido transversal, formado por un tejido, cuyas fibras iguales, paralelas y dispuestas sobre muchos pla- nos se cruzan con cierta regularidad. Cabeza pequeña, arredondada y sin alas, boca pequeña, no córnea, provista de tres papilas muy cortas en su márgen; esófago musculoso, hinchado; intestino recto. El macho tiene cuatro centímetros de longitud; lleva en la cola una bolsa entera, con cinco radios profundamente hendidos; el pene es largo, filiforme y colocado en una vaina en medio de dos láminas algo festonadas. La hembra de doble longitud que el macho tiene la extremidad caudal mas delgada, cónica y puntiaguda; la vulva colocada adelante de la mitad anterior del cuerpo y el útero bilocular: es ademas vivípara. Si á estos caracteres agregamos que este helminto vive en los bronquios de un toro, no quedará duda de que es el Strongylus micrurus, de Mehlis, del tipo de los Nematoidéos. Hecha la descripcion científica del animal, vea- mos lo que dicen los mas distinguidos veterinarios, acerca de las causas, sín= 174 LA NATURALEZA tomas y tratamiento de la enfermedad verminosa de los bronquios produci- da por el Strongylus micrurus, parásito de los ganados equino y vacuno. En el estado actual de la ciencia se ignora cual es la causa del desarrollo de esta enfermedad; pues aunque antiguamente se habia creido provenir de un exceso de humedad en las praderas ó establos en donde vive el ganado, hoy está perfectamente demostrado por las observaciones de Mr. Vigny, que ni el régimen, ni la sequedad, nila humedad, ni el frio, ni el calor son la causa de esta afeccion, y que se desarrolla de la misma manera en los animales, bien que mal constituidos; y lo que parece influir positivamente, es la edad, pues los animales jóvenes son atacados de preferencia. La afeccion verminosa de los bronquios aparece generalmente por epizo- tia, y es sumamente contagiosa. Los animales infestados, dice Mr. Janné, arrojan una baba abundante sobre los pastos y los utensilios que sirven en los establos para dar agua al ganado; esta baba contiene pedazos de Strom- gylus y numerosas larvas: estas lombrices vivíparas se reproducen á millares y pueden vivir muchos dias fuera de los bronquios. Este hecho explica per- fectamente la trasmision fácil y pronta de la enfermedad de los animales in- festados á los sanos. La bronquítis verminosa ofrece, segun Mr. Devaine en su marcha y en sus síntomas, diferencias notables que están en relacion con el número de Stron- yy lus encerrados en las vias respiratorias. Cuando las lombrices se hallan en gran número, ocasionan una tos fuerte y sonora al principio, despues desgar- rante y entrecortada, con frecuencia acompañada de disnéa y sufocacion. Du- rante los paroxismos el animal tiene la respiracion precipitada, los flancos agi- tados, el pulso acelerado, la conjuntiva inyectada, levanta la cabeza, abre la boca, saca la lengua y la saliva escurre por la comisura de los lábios. En las crísis mas fuertes cae sobre un costado, los ojos están salientes, la mirada extraviada, con la boca abierta y la lengua de fuera; se agita en medio de las angustias de la asfixia. Estos paroximos se repiten cuatro y hasta diez veces en el dia. Algunos animales sucumben en uno de estos ataques. Cuando los Strongylus no son tan numerosos, los sintomas no son tampo-= co tan agudos, la tos es menos frecuente, una baba espesa y espumosa es- cutre por la boca y abundantes mucosidades por la nariz. El animal se de- bilita y enflaquece, los ojos se hunden, la conjuntiva y los lábios palidecen; los pelos caen, la piel se cubre de parásitos, el apetito que al principio se conservaba bien, se pierde, la diarrea sobreviene, algunas veces tambien la hemoptisis, las fuerzas se agotan, y en fin el animal sucumbe al marasmo. Esta enfermedad es generalmente lenta en su marcha y de duracion muy LA NATURALEZA 175 variable; cuando una pulmonía, una hemorragia ó la asfixia no abrevian su curso puede durar 2 6 3 meses. Las mucosidades expulsadas durante los accesos de tos suelen ser sangui- nolentos y contienen con frecuencia lombrices aisladas ó reunidas, «ue se pueden distinguir fácilmente, porsus movimientos, sobre todo si se las colo- ca en agua tibia. Como los Strongylus se trasmiten con tanta facilidad de un animal á otro, se debe separar inmediatamente de los demas al que se le noten algunos sintomas de esta afeccion, y tener mucho cuidado de no llevar á pastar á los ganados sanos á ningun potrero donde lo hayan hecho otros que esten infec- tados. El tratamiento de la enfermedad es sencillo y por lo comun eficaz; con- siste principalmente en la administracion de sustancias volátiles, que puedan penetrar en las vias respiratorias con el aire inspirado, ó en el empleo de me- dicamentos que contengan algun principio análogo que venga á exhalarse en la superficie de los bronquios. Mr. Despallans recomienda las emanaciones de éter sulfúrico, Mr. Delafond, las de esencia de trementina y éter, Mr. Morier las fumigaciones de asafétida, Mr. Vigny las de aceite empireumá- tico, Mr. Read las de alquitran y tabaco: podrian emplearse tambien las de los ácidos sulfuroso y fénico. Estas fumigaciones deben hacerse muchas ve- ces al dia, en el aire libre ó mejor como lo aconsejan Mr. Vigny y Read en un lugar cerrado, con la precaucion en este caso de no hacer uso para ellas de carbon ardiendo, sino de cenizas calientes ó de fierro enrojecido, para evi- tar los accidentes que pudieran originar el ácido carbónico y el óxido de carbon. Se ha obtenido tambien la curacion completa de algunos animales con la mistura de Janné á la dósis de una cucharada diaria en un vaso de leche. Por lo expuesto se ve, que esta enfermedad es conocida así como el ani- mal que la produce; pero entre nosotros parece que es la primera vez que se observa, aunque creemos que existe desde hace mucho tiempo y que ha per- manecido desconocida, por la falta de médicos veterinarios que la observen, debido esto á su escaso número en la capital, á su falta completa en el resto de la República, y sobre todo á la mala costumbre que tienen nuestros gana- deros de no ocurrir á ellos para la curacion de sus animales, sino á empíricos incapaces de hacer el diagnóstico de una enfermedad como ésta: además es muy comun en México por la falta de cuidados higiénicos el que los anima- les estén atacados del Distoma hepaticum al mismo tiempo que de el Stron- gylus micrurus, segun lo ha observado mi amigo el Sr. Peñafiel, y en ese caso atribuyen la enfermedad y muerte del animal al primero de estos parásitos, 176 LA NATURALEZA conformándose con esto, sin buscar si en otros órganos que el hígado, hay alguna lesion ú otro parásito, lo que seria de mucha importancia, pues ya que no es posible salvar á un animal en quien se hayan desarrollado estos dos. helmintos, debe por lo ménos evitarse á los otros el contagio de la bronquí- tis verminosa. He creido conveniente escribir estas lineas para llamar la atencion de nues- tros ganaderos sobre una enfermedad, que aunque tan comun y contagiosa, les es desconocida, originándoles su ignorancia pérdidas de consideracion y tal vez su ruina completa, cuando es tan fácil evitar estos males. México, Noviembre 29 de 1869. FAUNA INDÍGENA ——o 00 NOTAS SOBRE LAS COSTUMBRES DE ALGUNOS REPTILES DE MEXICO, POR M. F'. Sumicurast FAMILIA DE LOS IGUANIDEOS. Género Iguana, Lam. Sinonimia: Iguana rhinolopha, Wiegm; Iguana ver- de, de los criollos; Tileampo en la costa de Túxpan; Guchachi-gúela, de los indics zapotecos. Género Cyclura, Harlan. Sinonimia: Cyclura acanthura, Wiegm; Iguana negra, de los criollos; Guchachi-chévé, de los indios zapotecos.! Aunque las dos especies de Iguanidéos, cuya sinonimia precede, pertenecen á géneros diferentes, he creido deber reunir en un solo artículo los hechos que he podido recogér sobre su historia, á fin de hacer notar mejor los prin- cipales rasgos de organizacion y costumbres que han motivado la separacion de los géneros Iguana y Cyclura. Se hallan estas dos especies de reptiles en una gran parte del territorio me- xicano, y es, en toda la zona que se extiende por el litoral de los dos océa- nos, y se conoce con el nombre de tierras calientes. Las Iguanas, propia- mente dichas, están mas extendidas que las Cycluras en la costa oriental; circunstancia que se explica muy fácilmente por la razon de que esta parte del país, surcada de corrientes de agua y de lagunas más ó ménos extensas, cubierta además de una vegetacion exuberante, ofrece á los animales ribere- | Estos nombres indigenas son la traduccion literal de las palabras españolas Iguana verde é Iguana negra. El nombre zapoteco de Iguana es Guchachi: gijela significa verde y chévé negro. LA NATURALEZA 177 ños las condiciones biológicas mas favorables. El litoral del Pacífico es se- co y arenoso y conviene mejor á los hábitos mas terrestres de las Cycluras, y favorece su multiplicacion. La Iguana verde es muy semejante por su talla, forma y color á la Igua- na tuberculata del Brasil; como ésta, tiene los lados del cuello salpicados de tubérculos cónicos, una grande escama bajo el tímpano y una cresta en el lo- mo y cuello; pero se distingue en que la primera tiene tres ó cuatro esca- mas levantadas sobre el hocico. El color general del cuerpo de nuestra Igua- na es verde mas ó ménos oscuro, con bandas transversales, anchas é irregu- lares, de color sombreado; las partes inferiores son amarillentas; en los in- dividuos muy adultos, la cola se colorea de un bello tinte sanguíneo. Los dientes maxilares de las Iguanas tienen sus bordes finamente dentados en forma de sierra; esta conformacion conviene exclusivamente á un género her- bívoro, ó mejor dicho, filófago: siempre he encontrado en el estómago de los individuos que he preparado, hojas ó restos de bayas blandas como las del Goula-beri.! : La Iguana negra ó Cyclura varia mucho en el número é intensidad de las manchas ó bandas que se dibujan en el color del fondo: la descripcion si- guiente dará una idea exacta de la coloracion típica de esta especie. Macumo.—El color general es de un gris claro argentino mas vivo en las partes superiores y laterales del cuerpo, en donde las manchas están mas se- paradas y desapareciendo bajo la multitud de pequeñas manchas sombrías que cubren los miembros. La parte superior de la cabeza, la garganta y la parte interna de las patas están salpicadas de pequeñas manchas negruzcas é irregulares: las escamas rostrales tienen este mismo color. Una mancha lar- ga y ancha formada por la aglomeracion de numerosas manchitas negras, párte del borde superior del agujero del tímpano y cubre el lomo hasta de- trás de las patas anteriores; desde este punto, hasta el nacimiento de la co- la, se distinguen seis bandas transversales negras, formadas en los costados por manchas confluentes; despues de dividirse cada una en dos ramas, se reunen en la línea média del lomo con las del lado opuesto; sobre el pecho se extiende una gran mancha de un hermoso negro, que ocupa casi en- teramente el intervalo que separa las patas anteriores. Como se ha dicho, los miembros están demasiado cubiertos por encima de manchas negras, de tal ma- nera, que á primera vista parecen de este color y salpicados de anillos irre- gulares de un color claro: lo contrario sucede por debajo; la cola, del color 1 Este arbusto, muy abundante en las partes occidentales de México, produce bayas de sabor azucarado y consistencia viscosa que se emplean en la fabricacion del añil, para apresurar la fermentacion de la planta y la precipitacion de la materia colorante. 23 A LA NATURALEZA del fondo, está provista de diez ó doce anillos anchos y confusamente limi- tados, de un moreno negruzco; las escamas levantadas y comprimidas que forman la cresta dorsal, están coloridas alternativamente de gris y negro, se= gun las fajas que en ellas terminan. Las dimensiones del cuerpo son diversas, segun la edad de los individuos: el que ha sido descrito era un individuo adulto, y dió las medidas siguientes: longitud total, 0,75; del ano á la barba, 0,”27; de la rostral á las primeras escamas de la cresta dorsal, 0,07: debo añadir que estas dimensiones son de una Cyclura de talla mediana, y que con frecuencia se encuentran de ma- yores dimensiones. Los dientes maxilares de la Cyclura negra tienen el vértice trilobulado y los bordes laterales desprovistos de los dientes que se observan en las Iguanas; por esta particularidad son propios para triturar sustancias duras: en efecto, se encuentra en el estómago de las Cycluras bayas con huesos resistentes y aun insectos; se asegura tambien que las que viven cerca de los lugares ha- bitados, no desdeñan los excrementos humanos. Las Iguanas frecuentan mas comunmente las riberas que las Gycluras, lo cual queda demostrado por una sencilla comparacion de los órganos de estos dos saurianos; la cola de las últimas, redondeada y cubierta de espinas, les serviria de estorbo mas que de ayuda en el acto de la natacion; los primeros, al contrario, tienen la cola larga, delgada y aplanada lateralmente, apropiada, en fin, para la locomocion en el agua. Resulta de esta disposicion, que mién- tras las Iguanas permanecen invariablemente cerca de las aguas, las Gycluras pueden alejarse de ellas sin alterar en nada las condiciones de su existencia. Al atravesar los bosques bajos que se extienden indefinidamente en las vastas llanuras de la parte occidental de México, se encuentran de vez en cuando lugares desmontados, cuyo suelo, desnudo y lleno de grietas, indica que ha sido cubierto por las aguas en la estacion de las lluvias; algunos árboles mal desarrollados, cuyo tronco conserva aún las señales del lodo que los ha bañado, forman la única vegetacion de estos lugares salvajes. Allí van á bus- car los indios, en tiempo de cuaresma, á las Cycluras, cuya carne la conside- ran como un regalo: para lograr su intento, visitan con el mayor cuidado to- dos los agujeros, todas las hendiduras, y es raro que su vista penetrante no les haga descubrir alguno de estos pobres animales, objeto de su ambicion, metido en una de las cavidades; pero lo mas difícil consiste en hacerlo salir de esta prision, donde literalmente se halla incrustado: si el tronco no es muy grueso, algunos machetazos bastan; en el caso contrario, el indio, con esa paciencia característica de su raza, procura apoderarse del refractario, tirándolo de la cola poco á poco hácia afuera: una vez que lo ha tomado por el cuello, LA NATURALEZA 179 la infeliz Cyclura va á sufrir una operacion que le quita todo medio de defensa y toda esperanza de fuga. El cazador le abre la piel de las mejillas á lo largo de la mandíbula superior, con un cuchillo, pasa en seguida por la incision un pedazo de hejuco delgado y flexible, que ata fuertemente bajo la barba, de modo que paralice todos los movimientos de la mandíbula; hecho esto, despega á medias la última falange de uno de los dedos de las patas anteriores, y des- pues de unir uno con otro, con el tendon desnudo, las pasa detrás de la ca- beza; la misma operacion repite en las patas posteriores que cruza encima del lomo: agarrotado el animal de este modo, es incapaz de morder, arañar ni de hacer movimiento alguno. Tambien los cazan por medio de perros ense- ñados á perseguirlas, ó colocando á la entrada de los agujeros nudos corre- dizos fijados en la rama flexible de un árbol que cogen al animal por el cuello al salir de su agujero. En la parte occidental del istmo de Tehuantepec, en donde he recogido la mayor parte de estas notas, solo los huevos de la Iguana verde son conside- rados como alimentos; así es que los cazadores jamas toman á los machos, que designan con el nombre de Garrobos; la carne de la Cyclura negra la consideran, por el contrario, como un manjar excelente, y los huevos son muy apreciados por los gastrónomos indígenas: estos huevos son casi de la misma forma y tamaño de los de la Iguana verde; su mayor diámetro es de 0,031 y el menor de 0,”020. En varias hembras de Cyclura que he disecado del 15 al 20 de Marzo, he encontrado de 32 á 34 huevos perfectamente des- arrollados y colocados uno tras de otro en el doble oviducto que baja de los ovarios á la cloaca; el ovario contenia además un número casi igual de hue- vos ménos adelantados en su desarrollo, unos celor de naranja en forma de elipsoide aplanada, con una hinchazon lenticular en el centro; otros esféricos, mas grandes y trasparentes, como los de las ranas. Durante mi navegacion en el rio Goatzacoalcos fuí testigo de una singular operacion practicada sobre una Iguana hembra: habiendo conseguido uno de los indios que manejaban la canoa apoderarse de este reptil, le abrió el vien- tre, sacó con mucho cuidado los huevos, y despues de coser la herida, soltó al animal, «con la esperanza, decia, de volverlo á encontrar.» Desde media- dos de Marzo comienza á poner la Iguana verde en grandes agujeros hechos en la arena; uno solo de ellos contiene á veces hasta diez docenas que varias hembras depositan en comun; lo mismo se observa en la Cyclura, con la di- ferencia de que el número de huevos que se encuentran juntos no pasa de seis á siete docenas. La Iguana jóven se amansa fácilmente y se familiariza mucho con la per- sona que la cuida; las adultas, al contrario, jamas pierden su natural salvaje. 180 LA NATURALEZA Estos animales soportan una abstinencia prolongada sin que se observe, ni aun despues de mucho tiempo, una diminucion sensible en su peso; en mu- chos lugares los indigenas, aprovechándose de esta particularidad, guardan las Iguanas 'como provision para la cuaresma, durante mas de un mes des- pues de coserles la boca y atarles las patas. La Iguana verde no parece temer la vecindad del Aligator (Al. lucius, Cuv.), que abunda ordinariamente en los lugares que ella habita; la Cyclura negra, al contrario, parece temerles mu- cho. En una de mis cacerías en el rio Chicapa cogí una viva y la até en la proa de la piragua; habiendo conseguido desatarse, se arrojó inmediatamente al agua para ganar la orilla; pero habiendo visto, al llegar, á un Aligator ten- dido al sol en una pequeña playa arenosa, se volvió á la embarcacion, dando señales de un temor muy vivo. En esta ocasion tuve tambien ejemplos nota- bles de la persistencia de la vida en las Iguanas y de su fuerza muscular; va- rias á quienes les tiré, aunque literalmente llenas de agujeros de municion gruesa, tenian bastante fuerza para correr al rio y sumergirse despues de ha- berse arrojado desde arriba de los árboles en que estaban acostadas al sol, de una altura de mas de veinte ó treinta piés. Traduccion del Sr. D. Aniceto Moreno, socio corresponsal en Orizava. UNA ASCENSIÓN AL POPOCATEPETL POR LOS SEÑORES A. DOLLFUS, E. DE MONTSERRAT Y P. PAVIE. ABRIL 23 DE 1865. TRADUCCION DEL SEÑOR DON MIGUEL IGLESIAS, SOCIO DE NUMERO. Ex Popocatepetl, situado á 20 leguas al Sureste de México, con 19? 1' 54" de latitud Norte y 100% 53" 15” de longitud Oeste del meridiano de Paris, es el punto adonde concurren dos cadenas de montañas; la una, la Sierra de Cuernavaca, que separa el Valle del mismo nombre del de México, y la otra, la Sierra Nevada, que divide el Valle de México del de Puebla. La ascension puede ser intentada por varios lados, pero segun las noticias que nos dieron, el camino mas frecuentado hasta hoy es el que conduce de Amecameca al rancho de Tlamacas, y de aquí sigue por una vereda más ó ménos marcada sobre la nieve, hasta la cima del volcan. Fué pues, aquel camino el que seguimos para ir al rancho. LA NATURALEZA 181 Al partir de Amecameca se atraviesa un conglomerado pomoso, que se en- cuentra todavía á 700 ú 800 metros mas arriba: las pendientes, al principio suaves, llegan a ser, á medida que se sube, mas y mas inclinadas y dificultosas y la exuberante vegetacion del Valle de Amecameca, se reemplaza bien pronto con magnificos bosques de pinos y abetos que crecen abundantemente, hasta el punto de separacion del camino de Puebla y del que va al rancho. En este punto, que está á 3400 metros, poco más ó ménos arriba del nivel del mar, se vé la roca desnuda, pareciéndonos ser una traquita muy dura y cristali- na. Poco mas léjos, enormes trozos, de pórfido perfectamente cristalizados, parecen presentarse, y mas allá, los numerosos restos porfídicos encontrados prueban que la masa del volcan es casi enteramente compuesta de pórfido. El rancho de Tlamacas está situado á 3897 metros sobre el nivel del mar y casi en el límite de la vegetacion arborescente: los árboles que allí se ven están muy poco desarrollados y aun secos sobre su pié. La temperatura du- rante el dia no se eleva mas que á 8%, descendiendo á 0% en la noche. Estas observaciones fueron hechas en el mes de Abril, siendo mas que pro- bable que en Noviembre y Diciembre el frio sea mucho mas intenso. El hipsotermómetro indicó 879 para la temperatura de la ebullicion del agua. Al dejar el rancho de Tlamacas, se atraviesa aún en un espacio como de 100 metros, por entre los últimos abetos que cubren la montaña, y se llega á una zona de una arena negra violada, muy pulverulenta, y movediza, y en donde los caballos apénas pueden avanzar. Esta arena está compuesta de restos porfídicos y basálticos que sin duda han sido arrojados por el volcan en los momentos de sus erupciones: la aguja magnética no nos ha indicado la menor traza de fierro oxidulado. La nieve que cubre el cono, arriba de esta zona, nos haimpedido distinguir la roca que lo constituye, pero creemos que esta misma arena se extiende por todo el declive hasta el cráter. Esta hipó- tesis está por otra parte corroborada por el hecho de haber encontrado los mismos restos donde quiera que la nieve ha sido fundida. Saliendo de la selva y sobre esta zona arenosa se encuentran diseminados algunos matorrales de yerbas secas; poco á poco estos van desapareciendo viéndose solamente algunos musgos y líquenes: por fin no queda mas adelan- te ningun vestigio de vegetacion. La nieve llega poco despues comenzando en un lugar que llaman La Cruz, á causa de una gran cruz de madera co- locada sobre un monton de rocas. Es aquí propiamente hablando donde se encuentra el límite de las nieves perpétuas, ¿una altura de 4300 metros po- co mas ó ménos sobre el nivel del mar. En este punto todos los viajeros echan pié á tierra y suben por la nieve, serpenteando ligeramente, porque la pendiente tiene 24% ó6 25% de inclinacion, 182 LA NATURALEZA y no tarda en alcanzar 30% y 34, siendo por consiguiente bien penosa su as- cension: felizmente en esta estacion la nieve no está completamente conge- lada, y las huellas de los guias son muy útiles á los que las siguen, pues van formando una especie de escalera. Cuando se ha subido hasta 100 me- tros se comienza á sentir una grande dificultad para respirar; los pulmones son oprimidos, y cada paso, cada movimiento del cuerpo fatiga mucho y obli- ga á detenerse para tomar aliento: hay algunas constituciones débiles que no soportan el cansancio y malestar que se experimenta. La reverberacion del sol sobre la nieve es intensa, y es prudente proveer- se con anticipacion de vidrios opacos y velos para no añadir á la ansia y la fatiga, los vértigos que causa esta blanca sábana de nieve que rodea al viajero. Hemos podido observar, por otra parte, que se ha exagerado mucho cuan= do se ha hablado de los sufrimientos físicos inherentes á esta clase de ascen- siones. Para nosotros no ha habido hemorragias de ninguna especie, y los vestidos que usábamos apropiados al clima y bastante gruesos por consiguien- te, no nos han parecido demasiado pesados y aun hemos podido trasportar por nosotros mismos algunos instrumentos, ligeros es verdad, sin ser en gran manera molestados. Los indios acostumbrados á estas subidas pueden cargar sobre sus hombros una arroba (11 kilógramos) y ascienden muy rápidamente. Habiamos llegado casi á la mitad de nuestro camino con un bello sol y un tiempo bien claro. Dirigiendo hácia atrás nuestras miradas pudimos gozar del magnífico panorama que se presenta por el lado del Sur; Puebla estaba á nuestros piés y mas lejos se percibian claramente el Pico de Orizava y el cofre de Perote; el mismo Iztaccihuatl con su cúpula de nieve nos parecia desde la altura á que lo considerábamos, ménos elevado, y hemos podido com-= probar la ausencia de todo cráter en su parte superior. El Valle de México estaba cubierto por la neblina, y nosotros mismos no tardamos en ser envueltos por una bruma espesa que nos acompañó hasta la cima del volcan, adonde llegamos despues de 4 horas de caminar sobre la nieve. Los últimos pasos son bastante difíciles; la pendiente llega á ser de 40%, y el enrarecimiento del aire sigue siendo mayor, aumentándose por estas cau- sas la dificultad de la ascension. Desde el punto por donde se aborda el cráter no se puede uno hacer cargo de toda su profundidad, pero es fácil estimar su forma general. Esta es elíptica, teniendo el diámetro mayor unos 50 metros mas que el otro; el borde del crá- ter está constituido por una cresta muy irregular ya dentada y compuesta de rocas más ó ménos elevadas, ya simplemente combada; esta cresta es tam- bien muy estrecha, y un solo paso separa los dos declives, el interior y el ex- LA NATURALEZA 183 terior. Presenta dos cimas distintas: la una el Espinazo del Diablo, cuya al- tura barométrica observamos, y la otra el Pico Mayor, que es, como su nombre lo indica, el punto mas alto del volcan; nos ha parecido que este es unos 150 metros mas elevado que el Espinazo del Diablo. El Pico Mayor es casi inaccesible; sin embargo, si no hubiésemos sido asaltados por una violenta tormenta de nieve que se habia desatado á las dos horas de nuestra permanencia en el volcan, habriamos procurado ciertamen- te ascender á él. El mayor diámetro del cráter corresponde á las dos cimas ya nombradas: tiene unos 800 ó6 900 metros de largo y su direccion es S. 20” 0; N. 20? E. El diámetro perpendicular tendrá unos 750 metros, lo que da para la circun- ferencia del cráter 2,500 metros. Este, al partir de la cresta, está formado de tres partes bien distintas. 1.9 Un plano inclinado de unos 65” de pendiente. 2.” Un muro vertical de 70 metros de altura. 3.* Otro plano inclinado de 25” á 30 conduciendo al fondo del cráter. En suma, la profundidad média de aquel abismo será de 250 metros. En el lugar donde termina el primer plano inclinado y comienza el muro vertical, está dispuesto una especie de malacate de madera, al que está unida una viga que inclinada hácia la profundidad permite descender por medio de una cuerda. Este aparato, aunque bien sencillo, es muy poco sólido, y sin embargo, los indios que trabajan en la explotacion del azufre, no tienen otro medio para bajar. : Estábamos á punto de confiarnos á este peligroso aparato, cuando el tiem- po llegó á ser tan amenazador, que el guia nos anunció debiamos volver, pues si esperábamos solamente una media hora mas, nos seria imposible regresar al rancho: la nieve caía en gruesos copos y nada se distinguia á tres pasos de distancia. Felizmente habiamos podido ya convencernos de la existencia en el fondo del cráter, de cuatro fumarolas principales colocadas casi segun el mayor diá- metro y de las que se desprenden vapores que al salir producen ligeros sil- bidos: cerca de ellas hay abundantes depósitos de azufre. Vimos que se ha exagerado generalmente cuando se ha hablado de las dimensiones de estas fu- marolas, pues segun hemos podido juzgar no tienen las aberturas de donde salen, mas de 20 á 30 centímetros de diámetro. Además de estas grandes fumarolas se cuentan sobre los bordes del cráter siete emanaciones de gas, aunque ménos abundantes, de las que seis se ha- lan de un lado, es decir, al Este del diámetro mayor, siendo casi todas inac- cesibles, y la sétima del otro lado. 184 LA NATURALEZA A pesar del viento, de la nieve y de la temperatura que habia bajado has- ta 5% y 6? bajo cero, conseguimos recoger el gas de una de las fumarolas, situadas en el borde Sur del cráter; la temperatura de este gas era de 74% 1, y estaba en su mayor parte compuesta de vapor de agua, teniendo sin embar- go algunas trazas de ácido sulfuroso, que ha enrojecido débilmente el papel azul de tornasol: no hemos podido reconocer la presencia del hidrógeno sul- farado, ni por el olor, ni por el papel impregnado de acetato de plomo. Se refiere que en el fondo del cráter hay una oquedad llena de agua ácida y clorurada: cuando hemos efectuado nuestra ascension, esta oquedad estaba cubierta por la nieve y nos fué imposible verla. Sin embargo, sabemos que esta agua ha sido analizada ya por Mr. Lefort, y ha dado los resultados siguientes para un litro: Acido clorohídrico. . . . . . .114.009 gramas Acido sulfúrico. .(uiliab 20100 1. del DAA Aún do ciao 0 E OS 00 012-001) 07 Sosa: Moldes der 1 LoLlaR 0 BEEO es Cali magnesla lol ca Ad la pon ndicios Arsénico bucal land. insta: ala dieras Oxido. de,Blerro. 1110000001 1 0210,081 gramas Materias Orgánicas... a No hemos oído la mas mínima detonacion en el fondo del cráter, aunque debemos decir en honor de la verdad, que la mayor parte de los viajeros atri- buyen estas detonaciones, más ó ménos fuertes, á la caida de las piedras des- prendidas de las paredes, y durante nuestra presencia en este lugar no han llegado á desprenderse. El interior del cráter está formado por capas ó hiladas de rocas, constitu- yendo un muro muy regular de paredes verticales. En ciertas partes, estas capas están levantadas y despedazadas profundamente. Se notan allí varias especies de rocas de naturaleza bien distinta: al principio, en la parte inferior, capas de traquita muy compacta, rica en cristales de feldspato estriado, pro- 1 Esta temperatura de 74“ merece una atencion particular, porque debe notarse que en general la temperatura de las fumarolas disminuye á medida que se hallan mas ele- vadas. En la Guadalupe, al nivel del mar, la temperatura de ellas es de 1009: en la cima de la Azufrera, á 1500 metros de altura, es solo de 942: en Tenerife, á 3700 metros, no es mas que de 849: en fin, en el Popocatepetl, 4 5400 metros de elevacion, es de 749. Este hecho, observado ya por Mr. Ch. Sainte-Claire Deville, recibe aquí una completa confirmacion.—(/V. del T.) SEÑORES SOCIOS CORRESPONSALES DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. CIRCULAR. Tengo la honra de recordar á los señores socios corresponsales, por acuerdo de esta Sociedad, se sirvan remitir á esta Secretaría sus trabajos científicos conforme á las prescripciones del Reglamento, con el fin de reunir los mayores datos posibles sobre - la Historia Natural mexicana, así como colecciones de objetos, principalmente de los que tengan aplicaciones prácticas industriales ó medicinales, del reino animal, vege- tal ó mineral. Estos objetos vendrán acompañados de una relacion que contenga los nombres vulgares ó la sinonimia en las lenguas del país, su clasificacion si es posible, . los lugares en que se encuentren y los usos á que se destinen. La Sociedad tiene empeño en hacer un estudio minucioso de las maderas que con profusion abundan en el suelo mexicano, y que son riquezas desconocidas, muchas veces quemadas por la ignorancia de sus aplicaciones. Las muestras deberán tener por lo ménos dos decímetros de longitud y uno de grueso para estudiar su resistencia, densidad y aplicaciones: las semillas, frutos y floraciones en herbario servirán para la ; clasificacion, y por último, deberá hacerse una descripcion del árbol indicando su diá- metro en el tronco, su altura, y si es posible, el volúmen de madera que de él se pue- da utilizar. - Yucaran.—Sr. D. Juan Dondé.-——La Sociedad ha recibido el trabajo que tuvo vd. la bondad de remitir, y me encarga le manifieste que seria conveniente tener un di- -bujo con pormenores anatómicos para publicarlo, y medio kilógramo de la grasa que produce el Ni-in, para experimentar el barniz de que habla vd. en su escrito, con el objeto de preservar de la oxidacionlos instrumentos de cirugía, de física y astronomía. México, 31 de Diciembre de 1869.— Antonio Peñafiel, segundo Secretario. ——_—_—_—___—_—— dl ENTOMOLOGIA.—DescrIPCION DE ALGUNOS MELOIDEOS INDIGENAS, por el E Dr. D. Eugenio Dugés, profesor en Medicina de las facultades de Paris y Mé- FOR ra INDICE na DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA As e A aa eS ÁS xico, miembro de la Sociedad Mexicana de Historia Natural (Conclusion). APUNTES PARA LA HELMINTOLOGIA MEXICANA, porel Sr. D. Alfonso Herrera. —NOTAS SOBRE LAS COSTUMBRES DE ALGUNOS REPTILES FAUNA INDIGENA. DE MÉXICO, por M. UNA ASCENSION AL POPOCATEPETL por los Sres. A. Dollfus, E. de Montsorrát Se P. Pavie. F. Sumichrast. CONDICIONES DE LA SUSCRICION SS R— Este periódico se publica mensualmente por entregas cuyo mínimum será de 16 páginas. Cada una vale 2 reales en México y 24 en los Estados, franco el porte. El pago se hará en el acto de recibir la entrega. LAS SUSCRICIONES SE RECIBEN 29409 Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos EN ESTA CAPITAL: En la Botica de la Mariscala. de Urbina, calle 32 de San Juan. » del Hospital de Jesus. » » “asa núm. 26 de la calle de Donceles. FUERA DE LA CAPITAL nombres se ponen á continuacion. ATOTONILCO EL Gde.... D. MEXTITLAN. ” MINERAL DEL CHICO. » MORELJA... ... OAXACA Antonio Palacios. Apolinario Nieto. José María Cárdenas. Leonardo Oliva. Alfredo Dugés. Manuel T, Andrade, Manuel Rivera. Lino Caraza, Cárlos Romero. Manuel Urquiza. Manuel Hidalgo. Mariano Guzman. Ramon Mancera. Mateo Gonzalez. . | ZACATECAS... ORIZAVA .... ... D, José María Ariza, PACHUCA, . » Ramon Almaráz. PUEBLA. , Francisco María Ran- gel. PUERTO DE LA PAZ (Ba- ja California)...monommmmmo. » José Fidel Pujol. SAN LUIS POTOSL....... Í »» Manuel Pereira, ,» Florencio Cabrera. VERACRUZ... 07 "99 0/0 Peñúñuri. su» 3 Luis Molina. . 3, M. Velazquez de Leon. - y, Manuel Mestre. , Albino Celis. y Rafael Jimenez. . y Ramon de la Peña y c EN A DE E E 7 5 AN - —> + ED PEDO ESÁAA 2 ÁS Á GE GO En E = 2 DSZ ¡Sl Ps A St E) Eat) 1% AT E E ES -S o) NS SI $ | z Ea EOS > Ss y == ) PERIODICO CIENTIFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL de S EOS a OD PAR 8 ENTREGA 9%—FEBRERO DE 1870. Gy%- E SN $ Y MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y €? BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM, 1. 1870 NE e, == LH 5 € CA ES 5 a - AA UAES St AS Y 14 JUNTA DIRECTIVA PARA EL AÑO DE 1870. Presidente. Rio DE LA LozA LEOPOLDO. Vicepresidente. HERRERA ALFONSO. Primer Secretario. PEÑAFIEL ANTONIO, Montepío Viejo, núm. 4. N > p JO, Segundo Secretario. SANCHEZ JESUS, Puerta falsa de Santo Domingo, núm. 5. VILLADA MANUEL y GUTIERREZ MANUEL. COMISION DE PUBLICACIONES. Arriaga José Joaquin, redac- tor en gefe. Castillo Antonio. Tesoreros. —— 00 Herrera Alfonso. Ielesias Miguel. Jimenez Lauro. Peñafiel Antonio. Urbina Manuel. Villada Manuel. LISTA DE LAS PERSONAS QUE COMPONEN LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. Arriaga José Joaquin. Castillo Antonio del. Cordero y Hoyos Francisco. Herrera Alfonso. Almazan Pascual. Amador Juan. Barreda Gabino. Barragan José. Cornejo Ignacio. Alcaraz Ramon. Alvarado Ignacio. Acevedo Celso, Altamirano Ignacio. Andrade Agustin. Andrade E. J:, Puebla. Balcárcel Blas, Ministro de Fomento. Bezares Angel. SOCIOS FUNDADORES. Mendoza Gumesindo. Peñafiel Antonio... Rio de la Loza Manuel. Sanchez Jesus. SOCIOS DE NUMERO. Hay Guillermo. Telesias Miguel. Jimenez Lauro. López Monroy Pedro. Martinez Felipe. SOCIOS HONORARIOS. Bandera José María. Bustamante José. Carmona y Valle M. María. Contreras Manuel. Castelazo Ismael. Chimalpopoca Faustino. Diaz Porfirio, general, resi- dente en Oaxaca. Diaz Covarrúbias Francisco, Urbina Manuel. Villada Manuel. Manzano Jesus. 8 Rio de la Loza Leopoldo. Vivanco Ignacio. Diaz Covarrúbias J. de Je-- sus. Domínguez Manuel. Espinosa Luis. Fuentes y Muñiz Jesus. Fernandez Manuel. Fernandez Ramon. : Gomez Marcelo, residente en Tlahuac. sa a A A Y "7N19 e] e oU9uey Top 81109 Pp puoD 91012 uorejad9a e] 9P AUT E E DETY epa noroejagan Pop aun 209 se] 9p ant a]reJa [op 0014 4,02 "N—( 08 :S OJ9UIBIP ungas le]b1o jop 9109 Y que VIITVUNLVN VA o y OO], “Se0R ute] ap oyuezja A oo]eyo eoouesauay od esed amb vom e opuembrs qpodayeoodog Top Bu E] 19 0ID9] 3P 091S9709Í 2110) a 8 a sempryrod seturo) :02[e4) ap UeoIDA, 964 EAN *001X9|y ap eouano ej ap samenoeyseqo, [E] % G seorpojon sersos97 seno] MMM ES 'sOU1¿ So] ep Oy! ; ( 7 , pl “S2Q49x Se] ap op unr 291194 “seorojon seualy [2] QUO Sep 204) e] Seyuajoq “seymbes] “sopijog o semmape sep exed gomowu oog 10d Á “Serouejsp se] exe sopa Mo] 7 Lo d opotuipiao 1) sse]eos tds A E LA NATURALEZA 185 bablemente de oligoclaso, y en anfíbol descompuesto en parte. Arriba de es- tas capas traquíticas, más ó ménos regulares, están dispuestas capas basálticas bien caracterizadas: el basalto es tambien muy compacto y rico en peridoto. En fin, sobre estas capas se encuentran escorias muy porosas, de un color pardo violado, anunciando la presencia de una grande proporcion de óxido de fierro: estas escorias nos parecieron provenir de rocas porfídicas calcinadas. No terminarémos la historia de nuestra permanencia en el volcan, sin ha- blar de los efectos fisiológicos que se producen en estas grandes alturas. Apénas llegamos á la cumbre, cuando cesó la dificultad para respirar que nos agobiaba; nuestros pulmones no experimentaron opresion luego que per- manecimos algunos momentos en reposo. Sin embargo, sentimos todos una ligera exaltacion, que aumentó en algunos de nosotros al grado de causarnos violentos vahidos y dolores de cabeza: esta exaltacion puede compararse á la que produce la embriaguez; la sangre circula con rapidez y se pueden contar mas de cien pulsaciones por minuto. Creimos que seria una imprudencia ha- cer uso en estos momentos de bebidas alcohólicas, que parecia debian con- fortarnos en un medio cuya temperatura era tan baja, pero que ciertamen- te no harian sino aumentar el estado de excitacion nerviosa de que hablamos. EXPLOTACION DEL AZUFRE Y DE LA NIEVE. Los indios que habitan el rancho de Tlamacas, suben casi todos los dias á la cima del volcan para bajar de allí el azufre que recogen, los que permane- cen durante algun tiempo en el fondo del cráter. Se extraen sobre cuatro toneladas de azufre por mes, ó sean cuarenta y ocho toneladas por año: este azufre, despues de haber sufrido una destilacion en el rancho de Tlamacas, se vende en México y en Puebla al mismo precio que el azufre de Sicilia, siendo superior á éste en calidad. Respecto de la nieve, se le explota por el lado de zumba en algunas que- bradas mas accesibles que las que se encuentran del lado opuesto del volcan: se corta en trozos, y el propietario que tiene el monopolio la hace traspor- tar á México, en donde se vende de 4 á 6 reales la arroba, segun la es- tacion. Pondremos aquí las principales observaciones barométricas y dimensiones generales que pudimos tomar en el Popocatepetl. Altura sobre el nivel del mar. Amecameca. . ¿ . 2480 metros. Rancho de Tlamacas. . E ISS IAS Límite de la vegetacion arborescente al Este. . 3980 ,, EN 186 LA NATURALEZA Altura sobre el nivel del mar. Límite de la vegetacion herbácea al Este. . 4180 metros. Límite de las nieves (Abril) al Este-sud-este. . 4300), Entrada del cráter (lado del Sud-este) AO SA Espinazo del Diablo. . z y y O LS Diámetro mayor del cráter (aproximadamente). 800 ,, +: Diámetro menor ,, E AL DE Profundidad média. : a > ID NOTAS ADICIONALES. Creemos útil é interesante añadir aquí algunas noticias que hemos halla- do en el Boletin de la Sociedad de Geografía y Estadística de México, concernientes á las diversas ascensiones ejecutadas hasta hoy al Popocatepetl, así como las erupciones que ha hecho este volcan y los temblores de tierra que se han sentido en el intervalo de sus erupciones. Las ascensiones han sido ejecutadas en dos épocas bien distintas: la una comienza en tiempo de la conquista, 1519, y termina en 1529: la otra prin- cipia en 1772 y continúa hasta nuestros dias. La primera ascension fué emprendida en el año de 1519 por Diego Ordaz, soldado de Cortés, quien, segun la opinion de muchos historiadores, Prescott entre otros, habia subido al volcan con el objeto de recoger azufre para ha- cer pólvora. Se pretende tambien, y una carta de Cortés lo acredita, que esta ascension tenia por único objeto saber la causa del humo que salia del cráter: no dió mas resultado que el conocimiento aproximativo de las dimensiones del cráter é indicar la existencia del azufre en su fondo. Una segunda expedicion fué hecha por los soldados de Cortés en 1520 ó 1522: trajeron á este gefe muestras del azufre del volcan, sin que á ninguno de ellos le ocurriera calcular la altura. En 1524 Montaño y Mesa subieron al Popocatepetl, y sin bajar al fondo del cráter, sino solamente á 23 metros de la arista superior, pudieron recoger bastante cantidad de azufre, sobre 30 kilógramos: hoy no existe ya ninguna señal de azufre en este lugar. En 1772 Mr. Sonneschmidt subió al Ixtaccihuatl, pero no llegó á la cumbre del Popocatepetl; dió á conocer varias alturas barométricas relativas al pri- mero de estos picos, pero recogió muy pocos datos respecto del segundo. En 1803 Mr. de Humboldt, sin escalar el volcan, trató sin embargo de medir su altura, y aun determinar su posicion geográfica. Véanse las cifras que da: LA NATURALEZA 187 Altura sobre el nivel del mar. México. j ¿ , , , 22 IABÍTOS. Popocatepetl. . , A ó N SODA Ixtaccihuatl. . y y : o ESO, ») LIMITE DE LAS NIEVES. Minimum el mes de Setiembre. . y . 4500 Máximum en Enero. , : ; 3700 »”) 2» En Abril de 1827 Mrs. William y Federic Glennie partieron de México para efectuar la primera ascension verdaderamente científica que ha tenido lugar, provistos de todos los instrumentos necesarios para obtener resultados exactos. Desgraciadamente en aquel tiempo los guias consentian difícilmente en conducir á los viajeros á la cumbre del volcan, y solo despues de numerosas vueltas consiguieron llegar arriba áuna hora muy avanzada del dia. No pudie- ron por consiguiente ejecutar todas las observaciones que tenian proyectadas, y se contentaron con medir la altura del pico mayor y valuar muy aproxima- damente el diámetro del cráter. Véanse sus resultados. S Amecameca. ] Ñ Ñ ¿ . . 2510 metros. San Nicolás de los Ranchos. . . : LOIS Límite superior de los pinos (sur-sur-oeste del volcan). . 3 S Ñ . OLA Límite de toda vegetacion al norte. : ISO Base del Pico del Fraile. . . 4 AS Pico Mayor. j , . ; ; E Diámetro aproximativo del cráter. . e [5 010507 En Noviembre de 1827 Mr. Berbeck subió al Popocatepetl. Pocas noticias se tienen respecto de esta ascension, y la única altura barométrica que se haya mencionado es, para la elevacion del volcan, 3464 metros sobre Méxi- co: no se sabe en qué punto se hizo esta observacion. En Mayo de 1833 el baron Gros y Federico de Gerolt no llegaron sino á la base del Pico del Fraile, á la que calcularon una altura de 5142 metros sobre el nivel del mar: una espantosa tempestad que tuvieron que sufrir los precisó, á pesar de sus muchos esfuerzos, á descender. Estos señores habian intentado la ascension por el lado sur-oeste del volcan. 188 LA NATURALEZA En el mes de Abril del año siguiente los señores Gerolt, Gros y Egerton volvieron á emprender la misma ascension, siendo esta vez mas felices en sus investigaciones: no pudieron sin embargo determinar la altura del cráter por haberse roto el barómetro. Pondremos, pues, los resultados consignados en su Memoria. OBSERVACIONES BAROMETRICAS. AC A O OIM ROS Límite de la vegetacion en el declive Oeste. 4845 ,, Base delWBico del Erale 1 O E OBSERVACIONES HIGROMETRICAS. En el límite de la vegetacion á las seis de la tarde: Temperatura del aire. Temperatura del mercurio, Higrómetro de Daniell . . . .1%00 2222 CIMA DEL VOLCAN. Higrómetro de Daniell . . . . 0984 5900 OBSERVACIONES DE DIMENSIONES. Mayor diámetro del Nor-este al Sur-Oeste . . 1524 metros Menor diámetro. 1 e IO ON Profundidad del criterio ON PB) Los Sres. Gros y de Gerolt determinaron además la clasificacion de las plan- tas que crecen en el límite de la vegetacion: véase el resultado de sus es- tudios: Chelone gentianoides. Amaryllis minuta. Phacelia. Castilleja. Lupinus vaginatus. Ribes odoratum. Arenaria bryoides LA NATURALEZA 189 En fin, en Enero de 1857 una comision científica dirigida por los Sres. Sonntag y Laveirriére fué enviada á explorar el Ixtaccihualt y el Popocatepelt por la iniciativa del Sr. Siliceo, Ministro de Fomento en aquella época. Esta última expedicion ha sido hecha en excelentes condiciones, y los observado- res han podido dedicarse á numerosas investigaciones. El Sr. Sonntag subió al Ixtaccihuatl y determinó su altura: hizo tambien en union del Sr. Laveirriére, la ascension al Popocatepetl y pudo llegar hasta el fondo del cráter; reconoció las cuatro grandes fumarolas, tomó su temperatu- ra, que essegun él, de 71”. El fondo del cráter estaba cubierto en su mayor parte de nieve, y en los lugares donde esta no existia, se veía una arena fina, húmeda, cubierta de azufre sublimado y cuya temperatura variaba desde 6? hasta 407. Mr. Sonntag pasó una noche en la cumbre del volcan: tuvo que soportar un frio de 12? bajo cero, y padeció de tal manera, que al amanecer se apre- suró á bajar al rancho. OBSERVACIONES OBTENIDAS EN ESTA EXPEDICION. IXTACCIHUATL. Cinamas elevadas A A EA SIDO Arde A IA ADOS ALOO POPOCATEPETL. IEEE AR e ds a e OYE) Ranechoxde Ramacas 800 0) Espiral OSLO 0 o a LSO Hondo delicráter a ASAS NO Examadiámetrodelecráter o 80 OS Diámetro del fondo del cráter .. .. . .... . 29859 Otros viajeros han subido despues de 1857 al Popocatepetl, pero sus tra- bajos estando todavía inéditos, nos es imposible darlos á conocer. ERUPCIONES DEL POPOCATEPETL. Las diferentes erupciones de que.se conserva memoria, han tenido lugar en los años de 1519, 1548, 1571, 1592, 1642 y 1802.! 1 Faltan las erupciones de 1530 y 1664.—(N. del T.) 190 LA NATURALEZA Las erupciones de 1519 y 1848 parece que fueron las mas violentas: gran cantidad de cenizas fueron lanzadas, cubriendo los flancos de la montaña; den- sos y abundantes vapores salieron de la cumbre sin cesar dia y noche, y aun se percibieron vivas llamas. No hubo corrientes de lava, aunque por otra parte las pendientes rápidas del interior del volcan habrian sido un obstáculo para. su desarrollo. TEMBLORES DE TIERRA. Al lado de las erupciones tienen su importancia los temblores de tierra que se suceden en los intervalos de las erupciones, y son tanto mas violentos, cuanto mas lejana la época en que han tenido lugar aquellas. Los principales se han verificado en las fechas siguientes: Enero de 1653. El sacudimiento en direccion del Este al Oeste, fué tan violento, que se temió por la capital; duró de 40 á 46 segundos: muchos edi- ficios cayeron. Julio de 1667. Se produjo el movimiento de Norteá Sur y duró bastante tiempo: Puebla y México tuvieron que sufrir mucho por este temblor. Marzo de 1682. Temblor de tierra que duró un cuarto de hora: en mu- chas localidades se abrieron enormes grietas. Setiembre de 1698. Sacudimiento muy fuerte que destruyó muchas casas en México. Setiembre de 1754. Sacudimiento del Oeste al Este que duró 6 minutos, con muchas ondulaciones posteriores. Los habitantes se precipitaban en ma- sa á las calles: muchos edificios cayeron. En fin, en último lugar citarémos los temblores de Abril de 1845 y de Di- ciembre de 1864! que derribaron muchas casas en Puebla y México: este úl- timo se sintió con mayor intensidad al Este de Puebla. NOTA EXPLICATIVA DEL CORTE GEOLOGICO DE MEXICO A LA CUMBRE DEL POPOCATEPETL. El corte geológico de México al Popocatepetl tiene por direccion média la Sud-este, salvo las irregularidades del camino. En una distancia de 48 kilómetros, poco más ó ménos, hasta cerca del pue- blo de Tlalmanalco, se camina sobre tobas lacustres amarillas y blancas que constituyen todo el suelo del Valle de México. Algunos picos, eompuestos de rocas eruptivas, levantan por donde quiera sus cimas aisladas sobre una lla- 1 Debe ser el del 3 de Octubre y no Diciembre como dice el original.—(/. del T.) LA NATURALEZA 191 nura perfectamente nivelada. Se deja al principio, sobre el lado derecho, un creston porfidico llamado Peñon Viejo; poco despues La Caldera, hermoso volcan de doble cráter que se eleva á 284 metros sobre la llanura y principio de una pequeña cadena volcánica muy notable, orientada casi de Este á Oeste. Ala izquierda, cerca del pueblo de Ayotla, se halla el Cerro del Pino, cuya for- macion es quizá porfídica; despues, hácia la derecha y sucesivamente, se en- cuentran la isl« y cerro de Tlapacoya en el lago de Chalco, de consti.ucion probablemente porfídica tambien; la isla de Chalco es tal vez un vasto cráter de inmensa boca; en fin, el volcan de Chalco, montaña muy notable, com- pletamente abierta de un lado. Un poco ántes de llegar á Tlalmanaleo, en Miraflores, se comienzan á ver las primeras pendientes de un pequeño resalto, sobre el que las tobas lacus- “tres se elevan á una altura de 70 metros, respecto del llano: probablemente hasta este nivel llegaba el grande y único lago que alguna vez ocupó todo el Valle de México. A las tobas lacustres sucede una corriente de una lava ba- sáltica negra, muy pesada, y poco ó nada esponjosa, conteniendo numerosos fragmentos de peridoto; lava que tiene una direccion bien marcada hácia el Oeste, hasta una distancia de un kilómetro, y llega á un grupo de montañas que se elevan á la derecha y dominan á Tlalmanalco. Estas montañas, que son tres, presentan el aspecto característico de los conos volcánicos y están colocados segun una línea recta orientada E. 45? S.; direccion que prolonga- da va á encontrar por un lado el grupo de la Caldera y por el otro un peque- ño volcan situado cerca de Amecameca, y el cono mismo del Popocateptl. La corriente de lava parece provenir dela mas elevada de aquellas montañas, es decir, la que termina la pequeña cadena hácia el Oeste y figura una especie de arista, dominada por grandes rocas angulosas, descendiendo con una pen- diente suave del Sur-oeste al Nor-este, desde el medio del cono hasta la lla- mura: es interesante notar que estas lavas son las únicas que se encuentran en los alrededores del Popocatepelt, al ménos hácia este rumbo. Parece que el cono principal no dió mas que cenizas, pómez, lapillies, escorias: las lavas habian sido arrojadas por los pequeños conos de las monta- ñas que acabamos de citar. La corriente de lava está cortada por el camino que la atraviesa, siempre subiendo, hasta una longitud de 100 metros, donde se hallan las primeras casas de Tlalmanalco. Despues de haber pasado este pueblo, cuya plaza ma- yor está á 148 metros sobre el nivel dela llanura (2328 metros sobre el mar), se continúa subiendo algun tiempo mas, pero ya en medio de rocas de muy diferente naturaleza; pórfidos rojos, traquitas más ó ménos descompuestos, Una roca, negra con soberbios cristales de feldspato blanco, quizá una melafira 192 LA NATURALEZA del que parecen estar constituidas tambien, unos picos que dominan el cami- no hácia la derecha, formando una pequeña cadena dirigida rumbo al Sur. A los 190 metros arriba del Valle, se llega á un planio que se extiende al Sur, mucho mas allá de Amecameca y sobre el cual los pórfidos y otras ro- cas del mismo género desaparecen completamente, para hacer lugar á arenas volcánicas de color violado y á pómez blancas y amarillas en pequeños frag- mentos, colocadas en capas alternadas; á la izquierda, es decir, al Este, se apoyan los últimos contrafuertes de las cimas porfídicas que constituyen la ba- se del Ixtaccihuatl: á la derecha, el planío se extiende por un espacio de 24 3 kilómetros hasta el pié de la pequeña cadena que nace en Tlalmanalco. La poblacion de Amecameca, cuya plaza mayor es 200 metros mas alta que el Valle de México, 2480 metros sobre el nivel del mar, está dominada por una pequeña colina porfídica llamada el Sacromonte, que se eleva en medio de su valle, con una situacion pintoresca. Saliendo de Amecameca, se ca- mina hácia el Este por 5 ó 6 kilómetros hasta el pié de los poderosos con- trafuertes montañosos del Popocatepetl, sobre una meseta compuesta de are- nas volcánicas y pómez, y subiendo ligeramente; se deja á la derecha un pequeño cono perfectamente marcado, pero que no parece haya producido lavas. Tan pronto como se comienzan á subir las pendientes escabrosas que con- ducen á las altas regiones, se entra en el dominio casi exclusivo de los pór- fidos y de las traquitas; aunque á decir verdad, generalmente el excesivo des- arrollo de la vegetacion oculta completamente la naturaleza de la roca, y so- lo en algunas barrancas ó dislocaciones del terreno se dejan entrever los pór- fidos rojos ó las traquitas grises. Una llanura que se presenta repentinamente y que dirigiéndose hácia la derecha conduceá la localidad llamada la Cueva de las Calaveras, ofrece magníficos cortes: hemos recogido allí un pórfido piroxé- nico muy notable; el color de la roca esun pardo rojizo bastante oscuro, aun- que compacto; es de una testura un poco escoriosa, y los tres elementos que la componen se hallan repartidos en proporciones casi iguales, y son: una pasta feldspática rojiza, unos granos angulosos de piroxena negra y unos her mosos cristales de feldspato blanco, probablemente ortosa. A una altura de 3300 metros, los depósitos cineriformes del volcan reapa- recen, para reinar como dueños absolutos hasta el vértice de la montaña, no dejando entrever, sino á pequeños intervalos, las formaciones subyacentes. Un poco ántes de llegar al rancho de Tlamacas se atraviesa un contrafuer- te montañoso bastante alto, que presenta hácia el Este un magnífico acanti- lado, dominando una barranca profunda. Allí hemos recogido varios ejempla- res de rocas, y son: 1.*, un pórfido muy compacto de color oscuro, de pasta LA NATURALEZA 193 negra y rosada, conteniendo hermosos cristales de feldspato blanco y algu- nos indicios de piroxena: 2., una roca negra enteramente compuesta de pi- roxena y feldspato blanco, ambos cristalinos: 3.%, una traquita gris azulada, muy compacta con cristales de feldspato blanco y piroxena negra muy seme- jante á la de Volkenburg, Siebengegirge en Prusia. Esta arista llena de rocas, separa un vasto espacio cubierto de arenas vol- cánicas del planío, sobre el cual se halla establecido el rancho de Tlamacas á 3897 metros sobre el nivel del mar: esta arista se dirige al Este descendien= do progresivamente: al Oeste, se liga á una serie de alturas porfidicas que in- elinándose hácia el Sur, van á reunirse al macizo del Pico del Fraile, al co- no mismo del volcan, y en fin, al camino que conduce á la Cruz y de la que hablaremos despues. El Pico del Fraile se compone probablemente de pórfi- dos, así como la cadena á la cual dá nacimiento: un lugar que pudimos ob- servar nos proporcionó un bello ejemplar de pórfido de una pasta ya rosada ó ya de un negro violado, envolviendo cristales de feldspato blanco: una es- pecie de arista de rocas eruptivas compactas, circunscribe por tres lados el planío del rancho, donde solo aparecen los productos cineriformes. Hácia la extremidad Sur del planío se encuentra una profunda barranca, que naciendo de un arroyo que sale entre el Pico del Fraile y el mismo Po- pocatepetl, corre al principio de Sur á Norte, y despues, inclinándose al Orien- te, baja á la llanura del lado de Puebla. Esta inmensa barranca, es como de 25 metros de profundidad en su nacimiento, y como 100 metros á un ki- lómetro mas allá, permite estudiar las diversas hiladas ó capas que compo- nen los depósitos cineriformes de la planicie del rancho. En el punto donde pudimos observarla, tenia una profundidad de 30 metros y comienza por un plano inclinado de 5 á 6 metros, para continuar por una cortadura vertical de 25 metros poco más ó ménos. La parte inclinada está enteramente com- puesta de estas arenas finas, pardas ó violadas, que constituyen aparente- mente el suelo, tanto en la planicie del rancho como en los otros puntos ocu- pados por los depósitos cineriformes. Más abajo, en la fragosidad de la bar- ranca, se presenta primeramente una capa como de 3 metros de espesor, de una brecha compuesta de gruesos fragmentos negros, más ó ménos angulosos, de rocas quizá doleríticas, y de escorias negruzcas bastante esponjosas; des- pues otra capa de 5 ó 6 metros de grueso, de un conglomerado rojo de pór- fidos muy alterados y de traquitas: últimamente, otra capa como de 8 metros de ancho de pómez blancas en fragmentos bastante grandes. Es de advertir que esta formacion se extiende muy al interior, y sentimos no haber podido estudiarla en otro punto, en donde la barranca cortase mayor cantidad de depósitos. Pero de cualquiera manera, merece notarse la admirable regulari- 25 194 LA NATURALEZA dad de los lechos ó capas en los dos flancos de la barranca, tan conforme en su nacimiento como en puntos mas lejanos de su curso. Un talud producido por los derrumbes, que ocupa el fondo de la barranca, nos ha permitido recoger y examinar las diferentes rocas que componen las varias capas que forman las paredes. Las arenas pardas ó violadas presentan granos claros y oscuros, cuyo tamaño varía desde un diámetro de + de milí- metro hasta el de un polvo impalpable: la aguja magnética no indica en ellas la mas mínima partícula de óxido de fierro magnético; en el microscopio se descubre la presencia de pequeños cristales de ortosa blanca, perfectamente regulares y granos negruscos angulosos, pero no cristalinos: es de creer que estas arenas son debidas á la trituracion de las escorias. Estas se presentan en trozos redondeados de superficie rojiza; en las roturas se ve negra, salpicada de pequeños cristales de feldspato blanco; la testura es celular y en algunos puntos mas compacta, presentando el aspecto de las es- corias volcánicas. Las otras rocas de esta altura están compuestas en general de una pasta negra muy compacta, conteniendo pequeños cristales blancos de feldspato, negros de piroxena y verdosos de olivino probablemente. La su- perficie de los fragmentos es casi siempre perfectamente lisa y hasta cierto punto vitrificada y fundida: una masa presentaba una estructura de aparien- cia estratificada, estando cubiertas las junturas de las capas, de una materia rosada, un poco vitrificada. ; La siguiente capa encierra una porcion enorme de fragmentos elipsoidales, rojos, de pórfido muy alterado, semejante en todo al ladrillo cocido; en los trozos mas grandes, el centro está casi intacto; y es un pórfido de pasta ro- jizo, conteniendo cristales de feldspato blanco. El mismo nivel de la montaña presenta traquitas muy compactas de aspecto cristalino, de un color gris- amarillento, conteniendo cristales microscópicos de feldspato blanco y piroxe- na negra. Encontramos tambien una masa voluminosa, de pórfido perfecta- mente intacto, color pardo rojizo, con pequeños cristales blancos de feldspato, presentando una estructura notablemente extratificada. Es muy probable que esta roca, arrastrada por las aguas, provenga directamente del Pico del Fraile: algunas rocas negras mencionadas, están quizá en el mismo caso. Las pómez son generalmente muy ligeras y esponjosas; contienen peque- ños cristales de feldspato y piroxena, pero no merecen una mencion especial. Despues de haber atravesado la barranca á una altura de 4035 metros so- bre el nivel del mar, se sube aún algun tiempo por arenas volcánicas, hasta alcanzar la Cruz, á 4300 metros sobre el nivel del mar. Se ha dejado abajo, á 3980 metros, el límite de los pinos sobre la falda Norte de la montaña; á 4180 metros, el límite dela vegetacion herbácea, y se ha llegado al límite LA NATURALEZA 195 de las nieves: se encuentra allí una arista de rocas, que apoyándose al Oeste contra el cono propiamente dicho del volcan, corre hácia el Este hasta una distancia considerable, bajando progresivamente. Los trozos que la componen son negros y presentan casi todos una superficie lisa y vitrificada: son proba- blemente rocas traquíticas ó doleríticas, calcinadas y fundidas. Al partir de este punto, las cenizas arenosas vuelven á presentarse, y son las que se ven cada vez que la nieve deja por un instante de cubrir el terreno; se les percibe aún en la cumbre del volcan sobre el mismo labio del cráter, pero no tardan en ceder el lugar á las rocas compactas: éstas, son masas ne- gras, ligeramente vitrificadas en su superficie, presentando una testura com- pacta, un poco granulosaa, con pequeños cristales de feldspato blanco y man- chas verduzcas, quizá de olivino. Dichas rocas son muy visibles en el lugar llamado la Cueva del Muerto, en donde hemos recogido algunos ejemplares, habiendo razon para suponer que son las que constituyen la inmensa pared del cráter que da frente al Espinazo del Diablo. En el fondo del cráter, segun se puede ¡juzgar desde arriba, los productos cineriformes dominan de nuevo; pero tambien se ven allí grandes trozos de una roca negra análoga á la que forma las paredes, cubierta de una costra blanquizca compuesta de materias alteradas por las emanaciones ácidas y por las eflorescencias sulfurosas. NOSOLOGÍA DE LAS PLANTAS EL CHAHUISTLE. POR EL SEÑOR DON IGNACIO BLASQUEZ, SOCIO CORRESPONSAL EN PUEBLA Esra enfermedad tan temida de los agricultores por las pérdidas que les ocasiona cuando ataca á sus trigos, es ocasionada por un hongo parásito y su- mamente pequeño que se implanta y desarrolla comunmente debajo de la epidérmis de las hojas y tallos, y raras veces en las espigas de las gramíneas, prefiriendo el trigo, la cebada y la avena á los otros géneros de esta nume- rosa familia. Tambien lo he visto en las hojas del granado y del rosal, 196 LA NATURALEZA Hay dos especies de Chahwistle: en la primera, las manchas que cubren las plantas se presentan bajo la forma de pequeños puntos ovalares, de medio milímetro de diámetro en su eje mayor, ligeramente prominentes, amarillos y de aspecto pulverulento; los pequeños hongos que forman estas manchas, son casi esféricos y carecen de piececillo; esta especie de Chamvistle tiene el nombre científico de Uredo Rubigo vera; en la segunda especie, las man- chas son lineales, gruesas, paralelas en el sentido de las fibras de las hojas y tallos, de los cuales hienden la epidérmis y aparecen bajo la forma de un polvo abundante, de color anaranjado y que se vuelve mas oscuro, como el orin del hierro, con la edad: entónces es cuando los agricultores dicen que los trigos coloradean. Esta especie se distingue con el nomhre de Uredo Vil- morinea; sus esporos en vez de ser redondos como en el Uredo Rubigo vera, son ovalares y conservan con ellos el corto piececillo que los tenia pega- dos á la planta. Las diferencias son tan marcadas entre las dos especies, que es imposible el confundirlas. Es digno de notarse que estos Uredinéos solo crecen sobre el tejido utri- cular lleno de crómula ó materia verde, sin atacar nunca las fibras. Una y otra especie son nocivas á las gramíneas; pero la segunda induda- blemente ocasiona mayores males y extiende su devastacion á mas grandes distancias, contagiando comarcas enteras. Bastan dos ó tres dias á estos entófitos para adquirir todo su crecimiento sobre los trigos. Solo la diseccion de la planta y el uso del microscopio pue- den dar á conocer el principio de su nacimiento. ¡Cuántas veces los cultiva- dores aun no lo advierten; creen que las sementeras están sanas, y ya sus trigos están inficionados! Lo primero que se observa en los trigos atacados del Chahwistle es que los granos de crómula contenidos en las celdillas, pier- den su color verde y se disuelven, convirtiéndose en una sustancia gelatinosa y homogénea; á las pocas horas comienzan á aparecer unas pequeñas gra- nulaciones, las cuales siguen aumentando de volúmen hasta adquirir el diá- metro de veintisiete á treinta milésimos de milímetro, que es cuando rompen la epidérmis de las plantas y aparecen á la vista del cultivador, asombrado por su repentina aparicion. En todo el tiempo que permanecen estos hongos ocultos debajo de la epidérmis, conservan un color blanquecino, bastando dos ó tres horas para adquirir, expuestos al aire, el tinte rojizo que les es propio. y El Chahuistle daña á los trigos alterando sus tejidos é impidiendo sus fun- ciones; por esto se ve á las plantas bajo su influencia descolorarse y perecer: las cañas ó tallos cuando son atacados, no adquieren su completo crecimien- to, son mas pequeños, y con las espigas fofas y delgadas. Cuando se mani- LA NATURALEZA 197 fiesta sobre las primeras hojas de los cereales, no ocasiona ningun daño, puesto que estas primeras hojas perecen constantemente; pero cuando ataca á las que se desarrollan en la primavera, el Chahuistle es un verdadero mal. No se conoce bien su causa; pero de todas las opiniones, la mas proba- ble y mas generalmente admitida es la de que su desarrollo ha sido casi siem- pre observado despues de las lluvias continuadas de la primavera; es decir, que siempre que los terrenos estén sobrecargados de humedad y por consi- guiente en las plantas haya tambien abundancia de jugos, están expuestes al Chahanstle. Muchas veces aparecen sobre los trigos á un mismo tiempo las dos especies que llevo descritas. A veces el Chahwistle parece negro, pero este color es debido al desarrollo simultáneo de la Puccinia de las Gramíneas: Pucci- mia Gramiínum. Pers. y de la Puccinia coronata: Sonelodonta Graminas —Casr. El Chahuistle daña mas á la paja que al grano, haciendo los forrajes da- ñosos, y aun en algunas circunstancias mortales para los ganados. No se conoce hasta hoy ningun medio para impedir el nacimiento de estos entófitos. Como se les observa frecuentemente en lós lugares bajos y hú- medos, se debe, por medio de sangrías, favorecer el escurrimiento de las aguas estancadas. Algunos cultivadores hacen andar por algun tiempo á los gana-- dos menores dentro de los sembrados atacados del Chahuistle, y creen que, porque los animales salen cubiertos con los esporos del Uredo, ya evitaron 6 disminuyeron el mal; esta práctica es ilusoria. Cuando se advierte el Chahuis- tle en las plantas, ya el daño está hecho, y sin remedio. Otros agricultores han creido hacer desaparecer la enfermedad segando aun tiernos los trigos sobre los cuales se manifiestan los síntomas del Chahawistle. No han tardado en reconocer que esta operacion es inútil; ella no remedia el mal, y no hace mas que quitar las hojas que permanecen sanas, que sostienen la vida de las plantas y que deben perecer naturalmente si el Chahuistle es muy abun- dante. El drainage,' esta admirable práctica que se ha vuelto hoy de un uso tan general en Europa, nos parece el mejor, el único remedio que se puede aconsejar. Coneluyo proponiendo estas dos cuestiones: no habiendo generaciones es- pontáneas en los vegetales, 1% ¿Por dónde se introducen los esporídios ó 1 Palabra de orígen inglés y que equivale en castellano á canalizacion. Expresa la ac- cion de hacer correr el aguasuperabundante en los terrenos, practicando sangrías, atarjeas con tubos de barro poroso y sin vidriar, etc. Tambien se ejecuta esta operacion con las plantas cultivadas en macetas ó cajas, llenando el fondo de ellas con piedrecillas ó arena gruesa. 198 : LA NATURALEZA gérmenes del Uredo para desarrollarse interiormente en las plantas, por los poros ó estómatos de sus tallos y hojas? y 2% ¿Son absorbidos por las raices y llevados por el torrente de la circulacion á los lugares en que nacen?— DICTAMEN DEL SEÑOR DON LAURO MARIA JIMENEZ, SOCIO DE NUMERO. La Memoria remitida á la Sociedad por el Sr. Blasquez, de Puebla, con el titulo de Nosología de las plantas, y que se ocupa del chahuistle del trigo, ha venido á confirmar la idea que tenia yo emitida sobre esta enfermedad. Desde el año de 1865, describiendo el hongo que destruye las sementeras del maíz, llamé la atencion de los prácticos sobre la naturaleza de lo que se lla- ma en México chahuistle de las gramíneas; indiqué en el seno de la Sociedad Médica, que una causa semejante á la presencia de un hongo que habia en- contrado en una mazorca, podria ser la del mal peladero observado en Gua- najuato; idea que acaban de rectificar tambien ampliamente los trabajos re- cientes del Sr. Lobato, publicados en la Gaceta Médica, € indiqué lo que la observacion y la fisiología de las plantas suministraban de interesante, para precaver los resultados funestos de estos parásitos, cuando llegan á establecer sus dominios sobre los cereales que dan pan al pobre, y variados manjares á las gentes acomodadas. Las dos primeras especies de Uredo que recuerda en su Memoria el Sr. Blasquez, son en efecto las que mas comunmente constituyen la causa ó na- turaleza del chahuistle: en otras veces, no muy raras, se encuentran las otras de que hace mérito despues; y mas bien que éstas ó la Puccinia Graminum, Pers, y la Solenodonta Graminis, Casr., vagamente caracterizada, se ve desarrollarse y sin la condicion precisa de que se mezcle á las otras la Di- ceoma Triticichahuistlea que hace poco dí á conocer en el periódico men- cionado, y que fué la que ocasionó en este año la pérdida de muchos trigos. El número de las especies de estos huéspedes perjudiciales no es muy corto en la gramínea que me ocupa; varias se han descrito, y otras siguen descri- biéndose: en mi Memoria anterior doy á conocer una recientemente clasifi- cada por Mr. Tulasne, llamada Tilletia Caries. El nombre especifico de es- LA NATURALEZA 199 ta última, por otra parte, dá á entender que no es absolutamente cierto que el chahuistle dañe mas á las hojas que al grano: la regla solo es aplicable á las que son como las primeras del Sr. Blasquez; mas la carie debe destruir directamente la cariopsa. En mi concepto, ya no puede caber duda que en la mayoría de casos, á lo ménos cuando el chahuistle está constituido por man- chas ó gramulaciones que ensucian los tejidos de la planta, el mal lo ocasio- na un parásito: mas resuelto este punto, queda por recoger cuidadosamente las observaciones de los nuevos hechos que se presenten, dar la descripcion detallada y dibujo de los hongos que se examinen, investigar las condiciones y cireunstancias que hayan exigido su vitalidad y desarrollo, con el fin de des- cubrir el medio profiláctico deseado; y sobre todo, poder resolver si todas las especies de chahuistle que se conocen están bien determinadas, ó son unas respecto de las otras estados diversos de un mismo hongo observados en sus diferentes edades. La dificultad que hay para establecer en todas circunstan- cias una distincion neta entre los órganos de la vida vegetativa y los de la generacion y aun entre los cambios que sufren los séres simplemente celula- res con motivo de estas dos funciones del organismo, hacen muy probable el error, y se tome, como acabo de decir, estados diversos de un mismo sér por individuos diferentes; y de consiguiente se refieran á un gremio tambien dis- tinto. La parte relativa á la higiene la trata el Sr. Blasquez, proponiendo á la So- ciedad la solucion de las siguientes cuestiones: 2 ¿Por dónde se introducen los esporidios ó gérmenes del Uredo para desarrollarse interiormente en las plantas? ¿Entran por los poros ó estómatos de sus tallos y hojas? 2.2 ¿Son absorbidos y llevados por el torrente de la circulacion? No tengo observaciones propias que ilustren la materia; pero la experien- cia de algunos sabios fisiologistas enseñan que la primera via ó la de las raí- ces, siguen los esporos de los hongos que invaden á las plantas vivas, y so- lo se introducen por los huecos ó vacíos que ocasiona la putrefaccion, los que buscan su morada en los vegetales muertos. El método llamado drainage, de que habla el Sr. Blasquez y que puede denominarse de canalizacion, porque consiste en establecer canales de derra- me ó tubos para evitar la humedad, es ciertamente bueno y satisface á su ob- jeto, pero no es el único conocido: de varios puede disponer el agricultor, más ó ménos eficaces, que tienden á destruir el mismo inconveniente ó al mis- mo esporo del parásito, y en mis escritos se podrán ver algunos de estos medios. Por mi parte aprovecho la ocasion, para insistir en un pensamiento que 200 LA NATURALEZA tengo ya emitido, que en mi concepto puede ser de verdadera utilidad para corregir el mal. Es una verdad para mí indisputable, la analogía de estructura que tienen estos hongos y la que hay en las condiciones que requieren su vitalidad y re- produccion: es tambien cierto que algunos de ellos, ó por lo ménos los de un mismo género, viven en otras plantas, y tal vez con éstas su afinidad sea ma- yor; pues bien, contando con todos estos elementos, creo encontrar el reme- dio procurando á los hongos del trigo mejor terreno en otros vegetales del que puedan encontrar en esta gramínea. ; No veo razon para que la especies de Puccinia, por ejemplo, de las que se hace mérito en el trabajo que examino, encuentren repugnancia para formar sus colonias en los terrenos floridos donde viven tranquilas algunas de sus hermanas. No creo que el olor penetrante de la Mentha solo sea inocente para los esporidios cuadrangulares, cordiformes y castaños del Puccinia Men- the; y que las especies Anémones, Pruni, Spinose, Polygoni, Avicularie, Circariee, Juníperi, Potentillee, Mucronate, Rúbis, del mismo género, sean las únicas que encuentren saludable abrigo en medio de las flores melancólicas de la Anémona, de las drupas dulces del ciruelo, en las espigas humildes, pero vistosas, de un polígono, en las hojas de la Circaria, del Enebro y Poten- tilla: es natural que en alguna de ellas el Chahuistle encuentre mejor aloja- miento. Es un pensamiento concebido á priori, un esporo que libro á la ex- periencia y habilidad de los prácticos inteligentes para que en sus manos pro- lifere, ó de una vez con su muerte desvanezca mi ilusion, nacida del mejor deseo. Mas, disimuladme esta digresion que me habia apartado del dictámen que se me ha pedido: vuelvo á mi asunto declarando, que la Memoria del Sr. Blas- quez merece la honra de ser publicada en el periódico de la Sociedad. México, Diciembre de 1869. Garza Aurelio. Herrera y Perez Manuel. Herrera y Perez Rafael. Hernandez Francisco. - Hurtado Miguel. Telesias Angel. Jimenez Miguel. Lafragua José María. Lucio Rafael. Macotela Ramon. Mariscal lenacio. SOCIOS COLABORADORES. y Hernandez Menocal Francisco. Montes de Oca Francisco. Ordaz Luis. Pardo Emilio. Payno Manuel. Prieto Guillermo. Ponce de Leon Miguel. Ponce de Leon José María. Pimentel Francisco. Pimentel José. Pascua Dr. D. Ladislao de la. Peredo Manuel. HACIENDA DEL JARAL. Moncada Francisco. AGUASCALIENTES. Velazquez de Leon Mignel. CIUDAD VICTORIA. Tastañeda Zeferino. CORDOBA. Nieto Apolinario. Sartorius Cárlos. CUAUTLA MORELOS. Cárdenas José María. - DURANGO. Ponce de Leon Ramon. SAN FRANCISCO CALIFORNIA. Rosecrans W. $. GUADALAJARA. Oliva Leonardo. GUANAJUATO. Dugés Alfredo. HUAUCHINANGO. Andrade Felipe. HUEJUTLA. Andrade Mannel. JALAPA. Caraza Lino. Caraza Lorenzo. Hhuidrobo y Gonzalez Miguel. Lozada y Gutiérrez Manuel. Rivera Manuel. LEON. Romero Cárlos. Dugés Eugenio. SOCIOS CORRESPONSALES. LA PAZ (PUERTO DE). Pujol José Fidel. MAZATLAN, Hidalgo Manuel. MARAVATIO. Urquiza Manuel. MEXTITLAN. Guzman Mariano. MINERAL DEL CHICO. Mancera Ramon. MINERAL DEL ORO. Ramirez Santiago. MORELIA. zonzalez Mateo. ORIZAVA. Ariza y Huerta José María. Botteri Mateo. Toro Pedro María. OAXACA. Ortega Reyes Manuel. PACHUCA. Almaraz Ramon. PUEBLA. Blasquez Pedro. Blasquez Ignacio. Esparza Atanasio. Rangel Francisco María. Plowes Manuel. Rull Miguel. Sanchez Solis Felipe. Soriano Manuel. Soto Fernández Manuel. Uhthoff Gerardo M. Vértiz José María. Villamil Mariano Villada Cárlos. Villar Francisco. Zamacona Manuel María. Zamora Agustin. MÉxICO. Peñafiel Miguel. QUERETARO. Macormik Pedro. SAN LUIS POTOSI. Cabrera Florencio. Pereira Manuel. SAN MIGUEL ALLENDE. Hernandez Antonio. TAMPICO. Romero José María. TLAXCALA. Peña y Peñúñuri Ramon. TABASCO. Mestre Manuel. TETECALA. Celis Albino. TIXTLA. Jiménez Rafuel. VERACRUZ. Molina Luis, YUCATAN (MERIDA). Dondé Joaquin. Dondé Juan. Domínguez Norberto. Negron Francisco. Palomeque José María. Rendon Cárdenas Joaquin. ZUMPANGO. Cuatáparo J. N. DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA ' vIA S Una Ascension al Popocatepetl, por los Sres. A. Dollfus, E. de Montserraf y 0 P. Pavie. S 3 NOSOLCOGIA DE LAS PLANTAS.—El Chahuistle, porel Sr. D. Tenacio Blas- quez, socio corresponsal en Puebla. E E BDictámen del Sr. D. Lauro María Jimenez, socio de número. Suplico á los señores socios corresponsales encargados del fa periódico de la Sociedad Mexicana de Bistoria Natural, ten- gan la bondad de remitir á los secretarios las cantidades que = tengan en su poder, de suscriciones, sirviéndose hacerlo en; - efectivo, y en sellos del correo solamente las que no pasen Y 2 de cinco pesos... SS México, Enero de 1870. pi ANTONIO PEÑATTEL, SY Primer Secretario. y 0) (0 “e o A pon ES Si CIS: Ly e DIAS DS OA A 2 5 2 Y AL 16) Ta Y] A A pu) n= A] 2, PERIODICO CIENTIFICO DE La === —) SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL DE ZE A o CB PLN LD ENTREGA 10%*—MARZO DE 1870. $32 y) FDA ye do 56 <2 PA S pe e, de ar E Í MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C: BAJOR DE SAN AGUSTIN. NUM. 1. SECRETARLEA SOCIBDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. ——o 0 Con fecha 25 de Febrero se dirigió á los Sres. D. Joaquin y D. Juan Dondé, socios corresponsales en Mérida, la siguiente comunicacion, que por acuerdo de la Sociedad se publica: «Mérida.—5Sres. D. Joaquin y D. Juan Dondé: Esta Secretaria ha recibido la cantidad de diez. y seis pesos ($ 16) con que vdes. se dignan contribuir para los gastos de la Sociedad, y un bulto con larvas del Ni-in, erasa extraida de estos insectos, y algunos productos de esta sustancia. «La Sociedad de visto con suma satisfaccion los objetos que vdes. le remú- ten, y agradece sinceramente su generoso donativo. « El trabajo de vdes. sobre el Ni-in ha pasado á la comision respectiva, y proximamente se publicará. «Lo que tengo la honra de comunicar á vdes. por acuerdo de esta Sociedad. » Huauchinango.-—Sr. D. Felipe Andrade: Deseando uno de los miembros de la Sociedad estudiar los fentos del árbol conocido cor el nombre de «Du- razno de mono,» que crece en la sierra de Huauchinango, suplico á vd., en nombre de la Sociedad, se sirva remitir, tan luego como sea posible, alguna cantidad de estos frutos, ramas en floración. y las noticias que pueda vd. ad- quirir de la referida planta Guanajuato. —Sr. D). Eugenio Dugés: Las entregas sobrantes se servirá vd. retenerlas eu su poder, por si mas tarde se o nuevos suscritores. Los dibujos que pide vd. de su Memoria, se le remitirán con el próximo nú- mero del periódico.—Jesus Sanchez. segundo Secretario. LA NATURALEZA 201 BOTÁNICA. ESTUDIO SOBRE LA FAMILIA DE LAS CACTEAS DE MEXICO,* POR EL SEÑOR DON JOSE M. VELASCO, SOCIO DE NUMERO. Si. Cereus Serpentinus, Lagasca (vulg. Pitahaya.) La descripcion que presento á esta Sociedad del Cereus Serpentinus, á nombre de la sección de Botánica, la he hecho en vista de unos ejemplares que existen en el Baño de los Pescaditos de esta capital, comparando al mis- mo tiempo la que hizo Labouret de esta especie en su Monografía de las Cacteas. Esta planta es natural de México, pertenece á la tribu Cacteas Tubulosas, al género de las Cereastreas que tiene por caractéres: tallo cilíndrico ó angu- loso, tendido ó erguido; evolucion de las areolas ilimitada; inflorescencia apicilar, ovario exerto, y al subgénero Cereus, conocido por las hojas siempre confundidas en melgas; inflorescencia lateral? hácia la cima ó en la parte mé- dia del tallo, que es alargado; flor subinfundibuliforme; estambres libres y de la longitud del tubo; ovario y baya aculeíferas ó escamosas (Labouret, Monografía de las Cacteas): florece desde el mes de Junio hasta el de Octu- bre. Sus flores son grandes, blancas y muy odoriferas; se abren al anochecer y se cierran de las siete á las nueve de la mañana del dia siguiente, para no volver á abrirse mas; ofrecen un limbo de 18 á 22 cent. de diámetro; el cá- liz, que es adherente al ovario, está formado de un largo tubo de 13 cent. de longitud; su diámetro inferior tiene 18”” y 13%” el superior; es lampiño, de co- lor verde rojizo, guarnecido de escamas estrechas y pelosas en sus axilas; es- tá provista su epidérmis de dos clases de puntitos; unos pequeños y cerrados, visibles, con un ligero aumento, y otros ménos numerosos, blancos y per- 1 Al comenzar á tratar de la familia de que nos ocupamos, natural parece que se ha- gan las consideraciones preliminares á este estudio: no lo he creido yo así, y ántes bien, me ha parecido mas prudente hacer estas consideraciones mas tarde para mejor compren- sion de la Memoria, pues entónces procederemos de lo conocido á lo desconocido, del exámen de todas y cada una de las particularidades de cada género y especie á las cor- respondientes á toda la familia. 2 Siendo los subgéneros divisiones del género, creo que es indispensable agregar el Carácter de la inflorescencia de este subgénero, á la del género, pues la de éste es apici- lar y la de aquel lateral, y puede ocasionar dificultades en la clasificacion. 26 202 LA NATURALEZA ceptibles á la simple vista: las lacinias sepaloides son de color verde olivo; las petaloides algo purpúreas por fuera; lasinteriores, blancas, acuminadas y li- geramente dentadas en su ápice. Estambres mas cortos que el limbo, sus file- tes son blancos y están soldados á la base del tubo, que es melífero, y libres hácia la parte superior; anteras amarillas; el estilo es apénas mas largo que los estambres, blanco y con ocho divisiones; tiene de diámetro en toda su longitud 12"; ovario verde, provisto de areolas y aguijones rectos, de 4%” á 13%", de color purpúreo; los mas largos son blancos hácia la parte inferior. El fruto es una baya piriforme, su mayor diámetro tiene de 55 á 60%" y el menor de 45 á 50”; su color es rojo; cerca del ápice, que está coronado por algunos restos del perianto y cubierto de hacecillos de espinas desprendidas de los primeros sépalos que estaban sobre el ovario se notan algunos plie- gues formados por las escamas del cáliz; las areolas cubiertas de tomento blanco, conservan sus aguijones qúe son de 18421, y tienen de 4 4 3”" de longitud, algunos de color moreno y otros de color de ceniza; sobre la epi- dérmis se notan los puntitos ya descritos, con la diferencia que cambian de color; los grandes son amarillos en lugar de blancos. El epicarpo es interior= mente de color anaranjado: las semillas se ven envueltas por el sarcocarpo que está formado de celdillas poliédricas y salpicado de puntitos brillantes, ocasionados por la reflexion de la luz en las caras de las celdillas: este tejido, al comenzar el fruto sa madurez, toma un bellísimo color rojo que difícilmen- te se puede imitar con los colores que se emplean en la pintura; el color se oscurece despues sin perder su hermosura, debido esto únicamente á una mayor cantidad de materia colorante que adquiere el fruto en su completa madurez. Los granos son horizontales y tienen su funículo de 6 cent. de longitud y del mismo color del mesocarpo; la forma de la chalaza es semejante á la de las tapas de las guitarras; la testa es crustácea y tiene un bello color negro, la endopleura tenaz y de color gris; embrion anátropo, sin perisperma, cotile- dones carnosos y radícula muy pequeña. Su tallo es flexible, suberguido, ramoso con la edad, de 546 ab. de al- tura sobre 4 á 5 cent. de diámetro; de un color verde oscuro y los ramos jó- venes de un verde alegre; los surcos que atraviesan las melgas desaparecen muy pronto. Melgas 11, comprimidas, obtusas y casi rectas; areolas algo aproximadas, con intervalos de 15'"", pequeñas y cubiertas de tomento, blan- co al principio, y mas tarde color de ceniza; tienen de 11 á 14 aguijones ex- teriores, rectos, delgados y rígidos, de 6%" á 15%”, y uno central de 9%" á 24», todos de color rosado al nacer, despues blancos, mas tarde cenicientos, y uno que otro moreno: casi todos los aguijones están manchados en la punta de un color igual al de las espinas del maguey (Agave Americana). LA NATURALEZA 203 Haciendo una seccion transversal al tallo, no se nota la savia mucilaginosa que se desprende de muchas especies de esta familia; á primera vista se en- cuentra una zona leñosa, concéntrica é interrampida, envuelta por un tejido celular muy abundante, verde en la parte exterior y blanquizco en la interior: viendo estos hacecillos con el microscopio, se ven formados de fibras, vasos anillados y traqueas, desprendiéndose de ellos otros muy pequeños en direc- cion de las areolas, compuestos de los mismos elementos: la epidérmis, que es muy consistente, está perforada por una multitud de estómatos, que son los puntitos blancos que se notan á primera vista. | Los frutos de esta planta son muy apreciados en la capital, y son objeto de regalo por su rico sabor y escasez de ellos; suelen en las pulquerías compo- ner el pulque con este fruto, y lo prefieren al llamado pulque de tuna colo- rada. En Autlan de la Grana, me ha dicho una persona, que se encuentra esta misma especie con el nombre de Pitahaya, y que sus frutos los venden en Guadalajara muy baratos por su extraordinaría abundancia; que sus tallos tienen de altura de 4 á 5 metr. y 12 cent. de diámetro, y sus flores blancas ó amarillas color de oro; que en Tepic y Zapotlan el Grande se encuentran tambien, pero en ménos abundancia. Una señorita mexicana ha tenido la curiosidad de hacerse un aderezo con los granos del fruto, consiguiendo á poco costo un adorno agradable á la vista, FAUNA INDÍGENA <_x——— XÉ ———_——Á NOTAS SOBRE LAS COSTUMBRES DE ALGUNOS REPTILES DE MÉXICO POR M. F. SumIcHrasT: TRADUCCION DEL SEÑOR DON ANICETO MORENO, SOCIO CORRESPONSAL EN ORIZAVA, FAMILTA DE LOS IGUANIDEOS. (CONTINUACION.) Género Basiliscus, Lam. Sinonimia, Basiliscus vittatus, Wiegm; Pasa-rios de los criollos; Zumbichi de los indios zapotecos. Este hermoso animal, cuyas costumbres en nada recuerdan al sér fabulo- so que los antiguos habian bautizado con el nombre de basilisco, es comun en casi todas las orillas de los rios de las tierras calientes y templadas de Méxi- co. En la primavera, estacion de los amores, es mas fácil observarlo, y en- 204 LA NATURALEZA tónces tambien el macho se hace notable sobre todo por la elegancia de sus formas, la vivacidad de los colores de su piel y la gracia de sus movimientos. Tan luego como el sol ha calentado la atmósfera, abandona su retiro noctur- no y sale en busca desu presa: si al borde de la agua se levanta algun tron- co seco, es seguro encontrarlo allí de centinela en las horas mas calientes del dia, extendido voluptuosamente como para absorber la mayor cantidad posi- ble de calor solar, y en una quietud absoluta; pero si algun ruido llama su atencion, levanta la cabeza, hincha la garganta y agita rápidamente el casco membranoso de que está coronado su occipucio; su ojo penetrante, de un amarillo sombrío con manchas color de oro, interroga los alrededores; si el peligro es inminente, su cuerpo poco antes flojo y blando, se extiende como un resorte, y de un salto, tan rápido como el relámpago, se arroja al agua. Al nadar levanta la cabeza y el pecho; sus patas anteriores azotan el agua co- mo remos, miéntras que su larga cola lasurea como un timon: por esta cau- sa se les ha dado el nombre de Pasa-rios, que se aplica tambien, sinrazon, á una especie de un género vecino, el Corytophanes chamceleopsis. A fines de Abril, ó á principios de Mayo, la hembra pone en su agujero, al pié de un tronco de árbol, de 12 á 18 huevos, que abandona al calor del sol: por su forma y color, son idénticos á los de las iguanas; su mayor diá- metro es de 0,020, y el menor de 0,013; la incubacion dura algunos dias, y los pequeños se diferencian de los adultos por el color. El alimento del basilisco se compone esencialmente de insectos que caza con suma destreza. La edad y el sexo ocasionan algunas modificaciones en el color de los individuos: la membrana occipital y la cola que en las hembras y en las jóvenes, son de un amarillo verde olivo, se tiñen de un hermoso co- lor rojo de sangre en los machos viejos. Género Corytophanes, Boie; Sinonimia Corytophanes Chameelopsis, Dum.; Chamaelopsis Hernandesis, Gray; Chamceleo mexicanus, Hernandez. Si la especie de casco huesoso que adorna la cabeza de este reptil no fue- ra de naturaleza muy diferente de la que adorna la del basilisco, á primera vista se inclinaria uno á confundirlo con éste, tanto así se le asemeja por la forma del cuerpo. Pero en el basilisco, la prominencia occipital no consiste sino en un casco membranoso sostenido interiormente por una cresta sagital muy desarrollada y con las extremidades cartilaginosas, miéntras que en el Go- ritophanes está formado enteramente por una expansion anormal del hueso del cráneo: la facies de la especie que nos ocupa, ofrece algunos rasgos de semejanza con la del camaleon de Africa, y á esto es debido el nombre dado por Hernandez. LA NATURALEZA 205 El color del Corytophanes no ofrece esos brillantes tintes verdes, amarillos ó rojizos que se observan en la piel del basilisco, sino una mezcla de tintes oscuros, leonados, negros y blancos, pero que no son desagradables á la vis- ta: he observado que estos colores no son indiferentes á la accion de la luz. Uno de estos reptiles que he conservado vivo por mas de un mes, presentaba la particularidad de que su garganta, blanca durante el dia, tomaba en la no- che un tinte sombrío, así como las demas partes claras del cuerpo. Aunque de un natural muy vivo, se dejaba coger y acariciar: si se le pasaba varias ve- ces la mano por los costados, se acostaba inmediatamente como magnetiza- do: si se repetia la misma maniobra en el vientre, cruzaba las patas anterio- res y caía en una inmovilidad completa: se habia domesticado de tal manera, que corria á mi encuentro para tomar de mi mano las moscas y otros insectos que le agradaben. El Corytophanes no es animal de ribera como el basilisco y las iguanas; vi- ve únicamente en medio de los bosques entre las rocas, y con especialidad en los bosques de encino, en donde el color sombrío de su cuerpo, que se con- funde con el de las hojas secas, le permite poner emboscadas á los insectos de que se alimenta: es muy ágil, y cuando consigue fugarse es imposible apo- derarse de él, si no es á tiro: al correr, levanta el cuerpo casi verticalmente, azotando el suelo con la cola, lo que le da un aspecto bastante extraño. La credulidad de los indios no ha dejado de atribuir á este sér inofensivo y de rara figura, cualidades extraordinarias: temen mucho la picadura de las espinas que se hallan á los lados de la cabeza; preconizan la virtud de su cuer- po disecado, y colgado al cuello contra el mal de ojo, el are, y esa multitud de males sobrenaturales, hijos de una imaginacion sombría y supersticiosa. Los Corytophanes no son comunes en ninguna parte: la especie á que se refieren estas notas, habita las dos vertientes de la cordillera en puntos muy lejanos entre sí: los he encontrado en efecto cerca de la hacienda del Mirador y del Potrero, Estado de Veracruz; en las grutas del cerro de Santo Domingo, Istmo de Tehuantepec y en los bosques de la Gineta, Estado de Chiapas; los ejemplares que obtuve de estos lugares son del todo idénticos. Género Phrynosoma, Wagler; Sinonimia Phryonosma orbiculare, Wiegm; Camaleon de los criollos; Tapayaxin de los mexicanos. Este pequeño sauriano, tan curioso por su fisonomía como por sus costum- bres, debe á estas circunstancias el haber sido conocido por los primeros ob- servadores que han recorrido la República, y además haber andado en las di- ferentes clasificaciones de una en otra familia, hasta que al fin ha ocupado el lugar que le correspondia en la naturaleza, al lado de los Tropidolepis. 206 LA NATURALEZA El Frinosoma, particular á las regiones frias y secas de la mesa de Méxi- co, habita los lugares arenosos y expuestos al sol, el borde de los caminos y las colinas áridas, en donde el color terroso de su cuerpo le oculta fácilmen- te á las miradas. Mal conformado para la carrera, carece de esa vivacidad la= certiva que se ha hecho proverbial: su marcha es torpe y lenta: al verle ca- minar sobre la arena, se adivina que debe tener grande trabajo para procu= rarse el pan cuotidiano: su lengua, gruesa y pegada al paladar, no le permite lanzarla, como el verdadero camaleon, sobre los insectos que pasan á su al- cance: su vientre ancho y que se arrastra, le impide atrapar, como á la ágil lagartija, una presa que corre, ó á una mosca que vuela, como al impetuoso anolis. Para comer necesita que uno de esos pesados coleópteros de las are- nas tan mal organizados como él, venga, por decirlo así, á meterse en la boca de este melancólico cazador: esta sobriedad forzada, le ha valido de parte de los indígenas la reputacion de manterse con aire. Desprovisto de medios de defensa, se deja coger sin intentar siquiera morder la mano que lo ha tomado: varias veces he conservado vivos algunos de estos inofensivos animales: permanecian ordinariamente escondidos en un rincon de mi cuarto; y si llegaban á desaparecer, estaba seguro de encontrarlos dentro de mis za- patos ó en las bolsas de mis vestidos. He observado, en diferentes ocasiones, que poniendo en alcohol las hembras, salen inmediatamente los pequeños de la cloaca en número de 10 á 12: igual cosa he visto en una especie de un género vecino, el Tropidolepsis formosus, y creo que la mayor parte de las especies mexicanas de Tropidolepideos, los peculiares á las regiones frias al ménos, son tambien ovo-vivíparas. HISTORIA NATURAL MÉDICA. CUCURBITACEAS O CALABACEÑAS, POR EL SR. D. LEONARDO OLIVA, SOCIO CORRESPONSAL EN GUADALAJARA. La familia de las cucurbitáceas está caracterizada por A. P. Decandolle por sus flores hermafroditas, monoicas ó dioicas y axilares; cáliz gamosépalo; sépa- los cinco, más ó ménos unidos á su base entre sí, y mediante el receptáculo ó toro con los carpelos; corola con cinco pétalos libres entre sí Ó mas ó ménos unidos, distintos del cáliz ó raras veces casi continuos con él, naciendo del márgen del receptáculo, con su márgen entero, raras veces fimbriado, constantemente LA NATURALEZA 207 amarillos, blancos ó rosados; estambres cinco, libres ó mas frecuentemente triadelfos, raras veces triadelfos y singenesos, filamentos excepcionalmente peludos; antenas biloculares muy largas, flexuosas, casi nunca ovadas, Cor- tas; estilo una que otra vez casi nulo; estigmas de tres á cinco, bilobulados, gruesos, aterciopelados, raramente timbriados ó franjeados; carpelos tres 6 cinco, solitarios por aborto?, envueltos por el receptáculo y el cáliz, forman- do una peponida, con el nervio medio de los carpelos central y seminífero en su márgen externo; funiculo umbilical, hinchado hácia la semilla; arilo acuo- so, membranoso por la desecacion; semillas, lo mas frecuente, obovadas, comprimidas, fijadas á las paredes del fruto, dirigidas más ó ménos por el apice hácia el centro, con el márgen las mas veces hinchado, con su base y ápice bi ó trilobulado por la desecacion, con el hilo oblícuo hácia el ápice de la semilla, el espermodermo bruscamente perforado por los vasillos de los es- tigmas, con los vasillos nutricios circunvalando el márgen de la semilla; embrion recto, exalbuminoso, con los cotiledones foliáceos, palmatinervados, de radícula basilar dirigida hácia el ombligo; raíz anual 6 perenne, fibrosa ó tuberosa; tallo sarmentoso, herbácea ó fruticoso? muchísimas veces estriado; hojas quincunciales, palmatinervadas, muchas veces cubiertas de pelos redon- deados; zarcillos (acaso hojas abortivas?) solitarios, laterales, indivisos ó divi- didos; flores solitarias paniculadas ó en haces; bracteas casi siempre nulas; ramos naciendo entre las hojas y los zarcillos. Ha sido dividida por el mismo en dos tribus, la de las Nhandirobéas, que llevan zarcillos axilares, pedun- culares y flores dioicas; y las de las Cucurbitéas que los llevan laterales, es- tipulares y flores hermafroditas, dioicas ó monoicas: la primera conteniendo los géneros Fevillea de Lineo 6 Nhandiroba de Plumier, y el Zanonia L.; y la segunda los géneros Lagenaria, de Serres; Cucumis, L.; Lujfa, de Ca- vanilles; Benincasa, de Savi; Erythropalum, de Blume; Turia, de Fors- kal; Bryonia, L.; Sycios, L.; Elaterium, L.; Momordica, L.; Newros- perma, de Rafinesque; Sechium, de Brown; Melothria, L.; Tricosanthes, L.; Jolifa, de Bojes; Cucurbita, L.; Involucraria, de Serres; Muricia, de Loureiro; Anguria, L.; Zucca, de Comerson; Attasta, de Loureiro; Gro- novia, L., y Kolbia, de Palisot de Beauvais. La primera tribu tiene sus especies en la América intertropical, Santo Do- mingo, Turbaco, Brasil é islas Caribes, en Malabar, Zeylan y Java. La se- gunda en la India, Antillas, Africa, México, Brasil, etc. Nosotros poseemos especies de los géneros Lagenaria, Cucumis, Luffa, Bryomia, Sycios, Elaterium, Momordica, Sechium, Cucurbita y Gronovia. Las especies que no conozco absolutamente van señaladas con un 0. Tribu 2.* Cucurbitéas. Género Lagenaria Ser: «Cáliz campanulado con la- 208 LA NATURALEZA cinias subuladas ó anchitas, mas cortas que el tubo; corola blanca con péta- los ovados al reves, que nacen debajo del márgen del cáliz; flor masculina; estambres cinco, triadelfos, el quinto libre; flor femenina; estilo casi nulo, estigmas tres, gruesos, bilobulados, gramulosos; fruto tri ó quinque? locular; semillas obovadas, comprimidas, con el márgen hinchado y ápice bilobulado: flores monoicas.» Especie 1.* Lagenaria vulgar, Ser.; vulgarmente Bule. Cucúrbita lagena- ria, L.; Diagnogsis: «Blandamente pubescente, moscada, tallo trepador, zar- cillos 3 44 fidos; hojas acorazonadas, enteritas, peludo-subglaucescentes, biglandulosas en su base, con flores monoicas, estrelladas, muy abiertas, fas- ciculadas, con el conectivo cubierto de papilas oblongo-ovadas, agudas, con fruto pubescente, lampiños y muy lisos por la madurez, con carne blanca, co- mible: es muy comun, es anual. El Alacate 6 Acocote es la «L. vulg. var: $ con fruto ventrudo en la par- te inferior, cuello oblongo.» Muy comun como las otras variedades. Género Cucumis, L., Juss., Grert.; Colocynthis, Tourn; Rigocarpus, Neck. «Cáliz tubuloso campanulado, con lacinias subuladas, apénas de la longitud del tubo; pétalos unidos entre sí y apénas con el cáliz; flor masculina, estam- bres, cinco, triadelfos; flor femenina, estigmas tres, gruesos, bipartidos; pe- ponida 3 á 6 locular con semillas ovadas, comprimidas, no marginadas: flo- res monoicas ó hermafroditas, amarillas.» Especie 1.? D. €. Cucumis melo, L., vulgarmente Melonero. Diagnosis: «Tallo postrado en tierra, áspero, zarcillado; hojas arredondadas, anguladas, pecioladas; flores masculinas, con el tubo del cáliz subventrudo á su base, di- latado en el ápice, con estambres inclusos y anteras mas cortas que el conec- tivo; flores hermafroditas con anteras como en las masculinas; estigmas 344 cortamente bilobulados; fruto ovado ó subgloboso 8 á 12, surcado; carne azu- carada, amarilla ó blanca.» Es importado, cultivado con sus variedades reti- culatus, cantalupo y Maltesis, a f y. Especie 3.* D. C. C. sativus, L. vulgarmente Pepinero. Diagnosis: « Con tallo áspero, zarcillado; hojas acorazonadas, oscuramente 5 lobadas, peciola- das, con lóbulo terminal, con flores cortamente pedunculadas, subternas y mas grandecitas, con el tubo del cáliz de las flores masculinas, tubuloso-campanu- lado, con el limbo, patente encorvado, pétalos aguditos; frutos oblongas, sub- triquetros, casi lisos por la madurez, ordinariamente lustrosos, carpelos dis- tintos, separables por dentro.» Importado y cultivado con sus variedades a verde y B amarilla. Especie 14. D. €. €. citrullus, Ser. L. C. anguria, Duch.; vulgarmente C+- dracayota; Mex. Tzilacayotli. Diagnosis: «Muy peludo, tallo postrado en LA NATURALEZA 209 tierra, zarcillado; hojas obtusamente pinatisectas, subglaucescentes, flores so- litarias, semibracteadas, con bracteas oblongas; frutos subglobosos, lampiños, estrellado-manchados.» Probablemente pasó de la India á México ántes de la conquista; es anual. La sandía parece no ser mas que la variedad $£, con carne muy acuosa y rojiza. Especie 17. D. €. Cucumis maculatus Willd.; vulgarmente Pepinallo pur- gante. Diagnósis: «Con hojas acorazonadas, oscuramente anguladas, arredon- deado-obtusas, denticuladas, ásperas; frutos elípticos, angostados á su base, lampiños, los mas jóvenes con estrías anchas y verdes; maduros con man- chas blancas jaspeadas de verde, con el conectivo mucho mas largo que las anteras.» Crece en Colima y es cultivado en Tecolotlan. Descripcion.—Planta trepadora, de tallo áspero, tetrágono, de poco mas de una línea de diámetro, echando á distancia de cinco pulgadas, hojas, flores y zarcillos, alternativamente opuestos los de las diferentes distancias; zarcillos con piececitos de una pulgada de longitud, á cuya distancia se dividen en cuatro al mismo tiempo, bien largos y filiformes, arrollados en espiral; dos seguidos arrollados de izquierda á derecha, y los otros dos de derecha á iz- quierda; hojas con peciolo de una pulgada, peludo, acorazonadas, acuñadas en su base, con su limbo dividido en tres lóbulos lanceolados, de los que el del medio es mayor, mas alargado, y los otros dos, uno á cada lado de la base de la hoja, que son arrendondeados, de una y media pulgadas de longitud y poco ménos de latitud; flor masculina con pedúnculo de nueve líneas, pelu- do; cáliz gamosépalo campanulado 5 partido con las divisiones alengúetadas, que llegan hasta mas de la mitad de su tamaño, verdes; corola blanca, ga- mopétala, campanulada, de 5 divisiones profundas, obovadas, con venas ver- des al exterior; tres cuerpos ó adelfias con 5 estambres nacen de las paredes de la corola con anteras parabólicas de arriba abajo, con pólen anaranjado como las anteras, y granujoso; flor femenina, en la misma planta, con pe- dúnculo de dos líneas, peludo; cáliz gamosépalo, campanulado 5 partido, con cinco dientes, verde; corola gamopétala, tubulosa, tubo de cinco líneas; sus divisiones de tres líneas, de cinco dientes, por lo demas como la masculina; pistilo uno, con tres estigmas; en su ápice ahorquillados ó en forma de án- gulo, cuyo vértice está arriba; hay otras dos ó mas flores en cada ramillo que abortan; el fruto es una pequeña sandía ó meloncito (peponida) con pedúnculo de cuatro líneas de longitud y poco mas de una línea de diámetro; el fruto, de una y media pulgadas de longitud ó poco mas, por diez líneas de diámetro, algo áspero á su superficie, marcado con dos fajas longitudinales, blanquiz- cas; el interior es como el estropajo, trilocular, de tres tabiques longitudinales 21 210 LA NATURALEZA verdaderos, y tres falsos; formados por una membrana que le da la apariencia al fruto seco de panal; cada lóculo de los seis, contiene en cada serie quince loculillos con quince semillas, y en total noventa; semillas perfectamente cordiformes; florece en Setiembre y Octubre. Crece en Colima y es cultivado en Tecolotlan. Se dice que la infusion del fruto basta para purgar. Presenta algunas diferencias que atendidas, multiplicarian las especies. Especie 19.2 D. CG. Cucumis campechianus A. B. et K.; vulgarmente san- dillita (Guadalajara). Diagnósis: «Con tallo zarcillado; hojas acorazonadas, subrotundas, sinuado 5 lobadas, dentadas, lóbulos arredondados, el inter- medio muy grande; flores masculinas en racimos, pocas; tubo del cáliz vello- so con frutos. . . Acaso es una variedad del C. prophetarum, segun Spren- gel.» El fruto es de una á una y media pulgadas de longitud, jaspeado de blanco sobre el verde, es liso, de sabor de pepino. Crece en Guadalajara, Ahualulco, etc., y en las costas de Campeche: es anual. (Continuará.) ESTUDIO SOBRE LAS AGUAS DE DIVERSAS LOCALIDADES DE MEXICO POR M. LAMBERT, FARMACEUTICO: TRADUCIDO POR EL SEÑOR DON IGNACIO CORNEJO, SOCIO DE NUMERO. (CONCLUYE) El agua de Rio Blanco solo es empleada en Orizava como fuerza motrizen las fábricas de Cocolapan y de Jalapilla. Creo que su uso como bebida ofre- ceria ventajas, á causa de la pequeña cantidad de bicarbonato'calcáreo que contiene. Es necesario únicamente filtrarla ó dejarla asentar en un receptá- culo en donde quede en contacto con el aire. Rio del Ingenio.—En el Ingenio, á la derecha del camino de Puebla, se ve al pié de la montaña un hermoso manantial que forma una laguna pequeña, cuyas aguas son perfectamente limpias y que tienen un sabor fresco y agra- dable. Su temperatura se mantiene á 16” del termómetro centígrado. Su grado hidrotimétrico bastante elevado (45) explica por qué se les da tan poca estimacion en el país. En efecto, el jabon se disuelve imperfectamente, se enturbian mucho por la ebullicion, y las legumbres puestas á cocer en ellas se endurecen. LA NATURALEZA 211 Un litro de esta agua, tomado en el manantial, contiene 243 centímetros D%%) , cúbicos de gas ácido carbónico, á 0% y á 0,76 de presion. El residuo de este mismo litro de agua, desecado á 1209, pesó 0,8575. Es blanco, aunque se pone un poco moreno por la calcinacion, lo que indica , , indicios de sustancias orgánicas. La análisis dió: Gs. SilizábaL0RacTa Eeud 01:03060 Oxido! de Ferro. 20001000008 Gabteniqmaes all + 0 01200 Masnestezo. tl 07040 cido sulfárico:ost. de OSO Cloro 0 Brpelbdol animalicios: Sosa, cantidad indeterminada. Rio de Orizava.—Las aguas del Rio de Orizava provienen en su mayor parte de la fusion de las nieves del Pico del mismo nombre, por cuya circuns- tancia están poco cargadas de sales. Su grado hidrotimétrico no varia sino de 8” á 9” 5, deducido de un gran número de experiencias hechas en diver- sas épocas del año, ántes y durante la estacion de las lluvias. Este rio atra- viesa la ciudad de N. 0. áS. E., y va á unirse al Rio Blanco, en la garita de Jalapilla. Esta agua es la que surte las fuentes de la poblacion. La tóma está establecida al pié del cerro del Borrego, arriba de San Antonio, adonde llega por medio de un pequeño acueducto. Como este punto está bastante ele- vado, se han podido establecer en la ciudad varios surtidores. Durante el invierno, época en que las lluvias son raras, esta agua es enteramente clara ántes de llegar á la ciudad, y durante su curso absorbe aire atmosférico y ácido carbónico. Diez litros de agua evaporados en una cápsula de porcelana, dieron un re- siduo que, desecado á 1209, pesó 1,820, y calcinado moderadamente, tomó un ligero tinte. El agua contiene por litro: Gs. Slide so 04064 Oxido de fierro. ....... . . 0,003 Calrasgugs ed rd 04023 Magnesia. . 0.1.1... . 0,0085 Cloro usar do - . Indicios. Sosa, cantidad indeterminada. 212 LA NATURALEZA Como se ve, la proporcion de las sales es bastante corta en las aguas del Rio de Orizava; la siliza figura en ellas por mas de la mitad. En estío su tem- peratura no pasa de 19 á 20 grados. Solo contiene indicios de materias orgá- nicas; de suerte que durante la estacion seca, ofrece un precioso recurso á los habitantes. Desgraciadamente en la estacion de las lluvias, que dura mas de la mitad del año en Orizava, el rio, recibiendo todos los torrentes que des- cienden de las montañas, sus aguas se cargan de lama y de sustancias orgá- nicas, perdiendo entónces sus buenas propiedades, y creo pueden ser la causa de numerosas afecciones intestinales. La lama de este rio, excesivamente té- nue, se deposita con mucha lentitud. Está compuesta de: Gs. Silizai 0 a 20380 Alúmina ferruginosa. . . . ..0,05 Cal. aia bien 050S cido carbónico SOO6 Materias orgánicas, cantidades notables. Esta agua vuelve á adquirir su limpidez y excelentes cualidades por la fil- tracion. Arroyos, Caliente y de los Aguacates.—Estos dos arroyos atraviesan la ciudad de N. á S. Se forman al pié del cerro de Escamela, serpentean á poca distancia uno del otro y van á perderse en el Rio Blanco, á la altura del lugar de Soquitlan. El primero debe su nombre á la alta temperatura de sus aguas, que varias veces he encontrado de 22* 5, siendo la del aire de 19*. Aunque el segundo lleva otro nombre, posée el mismo grado de calor. Los reactivos señalan en ellas indicios de cloro, ácido sulfúrico y cal. No son usadas como bebida, sin duda por su elevada temperatura, y tambien porque contienen gran cantidad de sustancias orgánicas. Rio de Escamela.—Nace al pié del cerro del mismo nombre, atraviesa bajo un puente el camino de Córdoba y va á unirse al Rio Blanco, un poco abajo de Soquitlan. Esta agua goza, y con justo título, de bastante aprecio; es de una limpidez perfecta, su temperatura de 15% 5 es constante, y presenta todos los caractéres de una agua potable excelente. En el hidroti- metro marca diez grados, se enturbia ligeramente con el azotato de plata, el cloruro de bario y el oxalato de amoniaco. Por desgracia corre bastante léjos de la ciudad y á un nivel demasiado bajo para que se pudiera utilizar sin grandes trabajos en la alimentacion de las fuentes públicas. Manantial del Molino.—Debajo del puente llamado del Molino, cons- truido sobre el rio de Orizava, cerca del convento de San José, se halla un LA NATURALEZA 213 manantial muy abundante, cuyas aguas, que son las mas estimadas en esta comarca, brotan al pié de la escarpadura formada por el rio, muy encajonado en este lugar, sirviéndoles de receptáculo un agujero de algunos piés de diá- metro que le sirve de toma. Esta agua es muy cristalina; marca 7 grados al hidrotímetro; su temperatura es de 20% 5; solo acusa indicios insignifican- tes de materias orgánicas; da un ligero precipitado con el oxalato de amonia- co, y se enturbia por la adicion del azotato de plata y del cloruro de bario. Su composicion me parece idéntica con la del rio de Orizava, de la cual pro- cede tal vez por infiltracion. Durante la estacion de las lluvias, cuando las corrientes se enturbian, este modesto manantial presta los mayores servicios á la poblacion de Orizava, que deberia por algunos trabajos facilitar su en- trada y hacer un depósito conveniente. Aguas de pozos.—Existen en la ciudad de Orizava un gran número de pozos, cuya profundidad varia de tres á ocho metros, y que aunque están si- tuados á diferentes niveles, parecen alimentarse con la misma capa de agua. No contienen estas aguas sulfatos; manifiestan indicios de cloruros y una corta proporcion de cal. He determinado el grado hidrotimétrico de la de un cierto número de pozos, que son: Plaza del Mercado... . 80 Callede Dolorestp2nos ss 20080 Curato de la Concordia. ... 8%5 Plazael Carmen aora E iSuS Calle de las Tres Cruces. . . 8%5 CalterdelMCalvario io 05 Calle de San Juan de Dios. . 1195 Calle de San Gabriel... . . 1195 Calle de Vistahermosa. . . . 1195 Calle de Jalapilla. ........ 13 Esta tabla manifiesta que la cantidad de sales de cal va aumentando con la profundidad de los pozos! y á medida que se alejan de la base de las mon- tañas. El agua, teniendo un trayecto mayor que recorrer, se carga más y más de materias salinas en las capas qne atraviesa. Aguas de Querétaro.—Querétaro, capital del Estado de este nombre, si- tuada ú 54 leguas de México, tenia una importancia mayor que la que hoy 1 Segun lo que el autor deja entender en este párrafo, parece que comienza por nom- brar los pozos de menor profundidad y mas cercanos á las montañas.—(W. del T.) 214 LA NATURALEZA tiene, y encerraba una poblacion casi doble de la que cuenta actualmente. La ciudad está construida sobre la pendiente de una colina que, elevándose hácia la parte oriental, desciende insensiblemente del lado del Occidente y va - á perderse en un valle bien cultivado. Está limitada al Sur por la montaña del Cimatario, cuya vertiente es muy árida, y al Norte por las alturas del de Pathé, á cuyo pié se extiende el delicioso vallecillo de la Cañada, notable por su exuberante vegetacion. Del flanco de las colinas que circunseriben el pe- queño valle de la Cañada se desprende una gran cantidad de manantiales que forman un arroyo cuyas aguas fecundantes serpentean á través de las tierras cultivadas y de los jardines. Algunos de estos manantiales se reunen en un receptáculo de donde párte el célebre acueducto de dos leguas de largo que conduce el agua de Querétaro á la altura de Santa Cruz ó de Sangremala. Este acueducto, en parte subterráneo, atraviesa sobre sesenta y dos arcos, entre los cuales algunos tienen hasta veintiseis varas de altura, y reunen los lados opuestos de las colinas de la Cañada y de Santa Cruz, que forman el vallecillo citado ya. Esta obra gigantesca fué ejecutada de 1726 á 1728, de- bido al empeño y casi á expensas del marques de la Villa del Villar de la Aguila, quien por este hecho es considerado como el bienhechor de Queré- taro. La ciudad reconocida le ha erigido varias estatuas que adornan las fuen- tes públicas. Las aguas conducidas por este acueducto, son bastante abundantes para alimentar veinte fuentes públicas, entre ellas varias monumentales, así como para surtir algunos conventos y muchas casas particulares. En las dependencias del convento de Santa Cruz se encuentran los depósi- tos que distribuyen el agua á la ciudad. La que yo analicé fué recogida en el acueducto un poco ántes de su llegada al receptáculo. En 1792 D. Martin Sesé, profesor de la facultad de medicina de México, examinó el agua de la Canada, que pasaba por ser insalubre. Ignoro si pu- blicó entónces una análisis completa; solamente declaró que el agua era muy buena, aunque contenia una pequeña cantidad de alumbre y azufre. En 1852, D. Cárlos Marroquin, hijo de un farmacéutico distinguido de Querétaro, dió una análisis mas completa de esta agua. Debo á la bondad de su hermano el número del periódico el Federalista, del 23 de Febrero de 1852, donde se encuentran consignados los resultados de esta análisis, que son los siguientes: temperatura del agua en el receptáculo, 27 grados centí- erados: densidad comparada á la del agua destilada, 1.0658. En mil partes contiene: AS LA NATURALEZA 215 Materias orgánicas. . . 0.3000 Silizaoj20 0404 ART 0.1740 Sulfato de calvin. 0io 0.0220 Carbonato de potasa... 0.0507 Cloruro de sodio... . 0.0505 Sulfato de sosa... . 0.0708 Carbonato de sosa. . . 0.3320 O A 0.0640 AA bn 998.9360 Total. . . . 1000.0000 Fierro en cantidad inapreciable. El Sr. Marroquin ha ejecutado sus trabajos sobre el agua del acueducto y de las fuentes, y no ha encontrado diferencia en los resultados. Atribuye la gran cantidad de materias orgánicas á la multitud de plantas que vegetan en el interior de los receptáculos. No sé por qué método este químico determi- naria las sustancias orgánicas; pero la cifra que indica es del todo extraordi- naria, y una agua que contuviera por litro 0.53 de estas sustancias, seria jus- tamente reputada como malsana. Sin embargo, el Sr. Marroquin concluye diciendo que el agua de Querétaro es una de las mas puras que se conocen. En cuanto á las otras diferencias entre los resultados de esta análisis y la mia, ejecutada en 1864, pueden explicarse en gran parte por los importantes trabajos que últimamente se han ejecutado para mejorar la condicion de los manantiales, Es de una limpidez perfecta, nose enturbia ni aun durante la estacion de las lluvias, tiene un sabor que parece un poco insípido á causa de su elevada temperatura, He encontrado ésta de 25% 3 centígrados, siendo la del aire de 18%7. Marca seis grados al hidrotímetro. El azotato de plata, el cloruro de bario y el oxalato de amoniaco producen muy ligeros precipi- tados. Por falta de instrumentos no he podido apreciar la cantidad de aire y de ácido carbónico libre disuelto en esta agua; pero las numerosas burbujas de gas que se escapan cuando se calienta, indican que contiene bastante can- tidad. Siendo la cuestion de las materias orgánicas la que me pareció mas im- portante, voy á referir el procedimiento que usé para determinarlas. En una cápsula pequeña de porcelana puse á evaporar agua en el baño-maría, te- niendo cuidado de cubrirla con un embudo de vidrio. Desecado el residuo á 120, en un estufa, determiné su peso, y despues elevé la temperatura para 216 LA NATURALEZA destruir las sustancias orgánicas. En esta operacion los carbonatos pierden todo ó parte de su ácido carbónico; para restituírselos humedecí el residuo calcinado, con una solucion de carbonato de amoniaco, y despues de desecar á 120% pesé de nuevo. La diferencia entre ambas pesadas ó entre el peso del primero y el último residuo, me hizo conocer la cantidad de materias orgá- nicas. He encontrado por litro 0806. Los otros principios fueron determina- dos por los procedimientos ordinarios, obteniendo: Gs. Silicato dd AS O S020S A O OSA O) A DS Carbonatotde potasa... ni 0.0149 Id. dessosanoral DI OO RA. .0-06054 Td. de magnesia. tl 0.0029 Sulfatoyde lcalidas 0. ana Sia e A0E0 eee Cloruro:de'sodio10. pipa abusos ¿1.0000 Todo: fierrob mural dl orisdpao roll mdicios: Total, comprendiendo las materias orgánicas. 0.2022 En presencia de semejante resultado, puedo concluir, como los que se han ocupado de esta cuestion ántes que yo, pero con mas razon, que el marques del Villar ha hecho á Querétaro un inmenso servicio, conduciendo en abun- dancia por un magnífico acueducto el agua de la Cañada, cuyas cualidades no dejan nada que desear. Camino de San Luis Potosí á Monterey.—En la travesía de una á otra ciudad he podido, á fines de Julio de 1864, recoger algunas observaciones sobre la naturaleza de las aguas que he encontrado en varios puntos. Las no- ticias que recibí de los habitantes del país fueron tales, que me infundieron algun temor sobre la calidad de estas aguas, escasas en ese trayecto, sobre todo en la parte comprendida entre San Juan Vanegas y el Saltillo. En efecto, partiendo de Vanegas, se entra en una llanura árida, que es un verdadero desierto formado por una reunion de vastas planicies separadas unas de otras por colinas poco elevadas y completamente estériles. La tierra, abrasada por un sol ardiente, solo produce algunos arbustos raquíticos. No hay ni manan- tiales ni arroyos, sino únicamente charcos más ó ménos grandes, que llenán- dose durante la estacion de lluvias, en seguida se desecan poco á poco, y al mismo tiempo el agua se corrompe. Se han abierto en este desierto algunos grandes pozos, llamados norias, cuya multiplicacion podrá prestar grandes SEÑORES SOCIOS. Por inadvertencia no fueron puestos en la lista de los socios publicada en el número anterior, los señores siguientes: D. José María Velasco, socio de púmero: D. Blas Escontría, socio corresponsal en Tamaulipas; D. Fausto Acedo. D. José Bárcena y D. José G. Lobato, socios honorarios. Ultimamente han ingresado a esta Sociedad los Sres. 1). Basilio Moreno, en clase de socio de número, y D. Crescencio García en la de corresponsal en Cotija (Michoacan). AVISO. Estando ausente de esta capital el primer Secretario, D. Antonio Penñaltiel, las personas que tengan asuntos con esta Sociedad, se servirán dirigirse al segundo Secretario que suscribe, que tiene su habitacion en la calle de la Puerta falsa de Santo Domingo núm. 3. Los señores socios corresponsales remitirán en lo de adelante las cantidades que tengan en su poder al primer Tesorero, MD. Manuel M. Villada, calle del Puente de la Misericordia, núm. 3. —J. Sanchez, segundo Secretario. o | INDICE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA o —— ES A o (ns BOTANICA.—Estudio sobre la familia de las Cacteas de México, por el Sr. D. José M. Velasco, socio de número. FAUNA INDIGENA.—Notas sobre las costumbres de algunos reptiles de Mé- xico, por M. F, Sumichrast. HISTORIA NATURAL MEDICA.—Cucurbitáceas 6 Calabaceñas, por el Sr. D. Leonardo Oliva, socio corresponsal en Guadalajara. Estudio sobre las aguas de diversas localidades de México, por M. Lambert, far- macéntico. Y) AN ISO, da 0 S CONDICIONES DE LA SUSCRICIÓN O XÁ Este periódico se publica mensualmente por entregas cuyo mínimum será de 16 páginas. Cada una vale 2 reales en México y 23 en los Estados. franco el porte. El pago se hará en el acto de recibir la entrega. LAS SUSCRICIONIS SE EN ESTA CAPITAL: In la Botica de la Mariscala. de Urbina, calle 32 de San Juan. del Hospital de Jesus. . casa núm. 5 de la calle de la Puerta Fal- RECIBEN sa de Santo Domingo. Librería del Sr. Aguilar y Ortiz. 1% de Santo MORELIA. OAXACA cu.0.. ,, Mateo Gonzalez. , Manuel Ortega Reyes. CEN FEO ANA AA A D, AO TA (0 Y ILURRE RS INCAS E Domingo núm. 5. FUERA DE LA CAPITAL Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos Ne "ombres se ponen á continuacion. ; Lo) ATOTONILCO EL Gde.... D. Antonio Palacios. JORIZAVA ..... . D, Jos6 Marla Ariza. E CORDOBA cconconncnennons », Apolinario Nieto. PACHUC , Ramon Almaráz. e) ' CUAUTLA MORELO: , José María Cárdenas. LU ta o) Francisco María Ran- (87 GUADALAJARA » Leonardo Oliva. | gel. es eLo) GUANAJUATO.. y, Alfredo Dugés. PUERTO DE LA PAZ (Ba- ño al AUDIT rreaacannacra a) Manuel T, Andrade. ja California)... , José Fidel Pujol. pi Sy N JALAPA... y f ,, Manuel Rivera. SAN LUIS POTOSI....... $ ,, Manuel Pereira. 5 RÉ) U,, Lino Caraza. | ,, Florencio Cabrera. Í 2 DION coocrotoncaninns Cárlos Romero. TABASCO... . y, Manuel Mestre. (S > ES MARAVATIO.. y Manuel Urquiza. TETECALA: +, Albino Celis. li (EN) MAZATLAN +» Manuel Hidalgo. ,, Rafael Jimenez. 1 MEXTITLAN. 2. yy Mariano Guzman. ,, Ramon de la Peña y e MINERAL DEL CHICO. ,, Ramon Mancera. Peñúñuri. Luis Molina. HE IA A o E LD Dz ==> EE E E] Y A AAA XA NACÍ A A E sz E ÓN $950 LA , A: | € === PERIODICO CIENTIFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL as po Y ' | be ¿TOS co Oo A 89 ENTREGA 11*—ABRIL DE 1870. $9 a BS ANA NS id 5 hi s | oe? PE ¡E — MEXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C* BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. . > íá|/|/|/]3)>)>%>->)/0) AA — Y A da 0 <= 1809 y 0 JS] LO | ) e as b de E L a E dp: y A) LA NATURALEZA 217 servicios. Dichos pozos, provistos de un molinete que puesto en accion por un hombre ó por un caballo, da movimiento á una cadena sin fin guarnecida de cubos de cuero que toman el agua y la derraman en un recipiente. He reunido en forma de tabla mis observaciones diarias, que aunque in- completas, pueden dar una idea bastante aproximada de la naturaleza y cali- dad de las aguas de esta parte de México. Mirando este cuadro, se nota fá- cilmente, que estas diferentes aguas pueden dividirse en varios grupos: 1.%, los manantiales y los arroyos, caracterizados por su limpidez, su sabor agra- dable, no tener olor, la ausencia casi completa de materias orgánicas y una débil proporcion de principios minerales, suficiente para comunicarles las cua- lidades de una buena agua potable: 2.0, los pozos y las norias, cuyas aguas tienen un sabor más ó ménos salado, y contienen gran cantidad de cloruros y sales de cal que las hacen poco adecuadas para lavar y para cocer las le- gumbres: 3. los charcos, que alimentados directamente por las lluvias, contienen solamente indicios de sales minerales en disolucion, muchas ma- terias orgánicas y tierra en suspension: convenientemente filtradas y desin- fectadas por el carbon, pueden proporcionar una bebida bastante buena: en el país se contentan con depositarlas en vasos de barro, decantándolas cuando están bien claras: 4.*, la presa de Bocas; establecida entre dos alturas, for- ma un lago artificial muy profundo y de una grande extension: Dicho lago lleva la fecundidad á las tierras que lo rodean, por medio de canales, al mismo tiempo que proporciona á los habitantes una bebida saludable, que nunca les falta. La multiplicación de estas presas haria la riqueza del país. Las aguas de las norias y de los pozos mas cargadas de sales de cal y de cloruros, con- tienen de dos á tres gramos por litro. LA NATURALEZA *SO[BUITUE OP SOJSABPRO 10d OPTA Y 1 218 "e004 -o090d Any "PI “PI , “PI “PI “PI * 77 *RULIRIR() PJUT *“SoJURpunq y *juepunqe oyueyseg “PI “PI “PI “PI “PI 129 *** RPpRuoduI "e004 “SOLDIPUT “PI “PI ¡ouonEr “PI “PI e ETS “PI “PI Ll “PI “PI “PI 19 A ARES “jUBpunqr aq ueyseg 090 “PI “PI “PI :o1d uy] 'oL011y 1977 *RIÍSTABUONJ "2004 00d £nIÍx “0904 -O[NN “9]QUPriS y “01e.[0) "BIION ******RADMN TNSY PI “PI “PI "PI “PI “o1qm9 ÁnpAr “PI “vor A Top anbury, “PI “PI “PI “o[(Ppra3esa(y “PI "OTAN J, “PI “7 *UOLO BUIN YT 'SOJoIpaT 'sOpoIpuy "SoLo ÍpuT :operounudad 0004 ¡CeO uo A o ) “* “IOPTA[TS UTR I “yuepunqe sque3seg | yuepunqe ayueyseg | "soyurpunqe ÁnJg ¡Pr IES “OIt[O) "BLION OATES 00d nr "SOLOTPUuT “SO](ISU9S SOLMIPUT “PI opidrsuy or ury "[*PQURUe Se39Ue y UBn . 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Este manantial sale de una excavacion natural de algunos metros de pro- fundidad, y parece tener el mismo orígen que la agua de los pozos, cuyo ni- vel es sensiblemente el mismo. La análisis confirma esta opinion. Se dice que el agua de Monterey produce cólicos á causa de la presencia del cobre. Este grave inconveniente para su uso felizmente no está fundado. He evaporado cuatro litros de agua en una cápsula de porcelana, despues de la adicion de algunas gotas de ácido azótico; el residuo, calcinado para destruir las materias orgánicas, fué tratado por el agua destilada y acido azóti- co para disolver el cobre que hubiera podido ser reducido. El líquido de nuevo evaporado hasta la sequedad para arrojar el exceso de ácido, se volvió á tratar por el agua destilada. Esta disolucion no dió ninguna coloracion con el amoniaco ni con el ferro- cianuro de potasio: una aguja de fierro, sumergida en esta misma disolucion ligeramente acidulada, no ha cambiado de color, de lo que se deduce que no hay indicios de cobre. Los principios que he determinado son: siliza, cloro, ácido sulfúrico y cal. _ El residuo, que no pasa de algunas decígramas, se oscurece muy poco por la calcinacion, lo que indica una pequeña proporcion de materias orgánicas. El grado hidrotimétrico es 23. Esta agua contiene por litro. Gr. Cali ios AO5t08 za de ts 0030 Acido sulfúrico. . . . . . . 0.034 Cloro, indicios muy llas En suma, Monterey parece ventajosamente situado con relacion á sus aguas potables. Agua mineral sulfurosa de Monterey. A una legua de la ciudad, al pié de una pequeña colina, se encuentran varios manantiales de agua sulfurosa, habiéndose formado alrededor del principal, un estanque de algunos metros cuadrados. Una choza construida á un lado, provista de una mala cama y una mesa, constituye todo el establecimiento termal. El estanque tiene de 445 piés de profundidad; el agua brota del fon- 220 LA NATURALEZA do, y la sobrante se derrama por una abertura practicada en el muro; de ma- nera que se renueva sin cesar y conserva una limpidez perfecta. No se en= cuentra allí ningun depósito de azufre ni otros principios minerales; únicamente. el fondo y los bordes están tapizados de una sustancia gelatinosa (glairina) que acompaña casi siempre á las aguas sulfurosas. Del suelo se desprenden conti- nuamente numerosas burbujas de gas que llegan á reventar á la superficie; es- te gas contiene por 100, 97,5 de azoe y 2,5 de ácido carbónico, sin que mani- fieste indicios de oxígeno libre; la temperatura del manantial es de 41? cen- tígrados, siendo la del aire de 24”, y sus aguas tienen un sabor y un olor li- geramente sulfuroso. Hecho el ensaye sulfidrométrico en el manantial, dió 2 grados, que representan 0,8-0027 de ácido sulfídrico, ó en volúmen 1,7486; el agua agitada con polvo de plata comunica á ésta un tinte moreno, y en se- guida no acusa nada al sulfidrómetro: todo el azufre está, pues, en esta- do de ácido sulfídrico, de suerte que estas aguas pierden completamente su olor al cabo de poco tiempo. El residuo de un litro de agua desecado á 120 grados, pesó 0,8"-49 oscureciéndose por la calcinacion. La análisis de las materias minerales, dió: Gr. Cloruro de sodio. ... . .. . 0.074 os e e ADAMO) », de magnesio. . . . 0.019 Bicarbonato de cal. . .-.. . 0.207 se de sosa. . . . . 0.025 Sulfato de cal. 70. . 0 ODA Silicato de alúmina. . . . . 0.027 deci A 0083 Fierro, algunos indicios. Los pequeños manantiales, que están bastante cerca unos de otros, se tras- forman en baños naturales haciendo un agujero en la tierra; la composicion de sus aguas es la misma que la expresada anteriormente. Aguas de las Islas Marías. —Encargado de examinar varias muestras de agua de las Islas Marías, situadas entre San Blas y Mazatlan, he hecho la aná- lisis tan completa como lo permitió la poca agua que se puso á mi disposicion. El cuadro siguiente da á conocer, en resúmen, el resultado de mis inves- tigaciones. LA NATURALEZA 291 I | Aguas sulfurosas. la Aguas potables. | | COMPONENTES. Komo mmommoo—£É ola De la Tejería.! De la Casita. [De la Valeta. Magdalena. De la Casita. [De la Valeta. cido sulfidrico. ocn cion 13.99 9.62 | 350 Mido silícico:. 20 connco oo: 0075 | 0133 | 0034 0100 | 0075 Carbonato de cal. ..........-. 0.253 0.098 | 0.303 de 0.118 | 0.109 Carbonato de S0S2.--.--...--. 0.196 2.699 0.289 0.374 0.357 0.437 Sultatordelcalooiao les o ss 0.057 5 > 1.398 e 0.086 Sulfato de sosa: Isis 5 0.092 | Indicios. | 0.855 0.122 de Glozuro de sod10/- 2000 meio a. 0.142 0.102 0.285 0.650 0.102 0.263 Fierro y alúmina..........--- ES ata SUENOS A e Materias OrgániCaS.........-- Td. Id. Id. — [muysensiores. | Td. — [muy sensibios. gr. gr. gr. gr. gr. gr. O To 0.744 : 0.916 3.497 0.799 0.970 FAUNA INDÍGENA NOTAS SOBRE LAS COSTUMBRES DE ALGUNOS REPTILES DE MÉXICO POR M. F. SumIcHraAsT: TRADUCCION DEL SEÑOR DON ANICETO MORENO, SOCIO CORRESPONSAL EN ORIZAVA. (CONCLUYE) FAMILIA DE LOS VARANIDEOS. Género Heloderma, Wagler. Sin. Heloderma horridum, Wagl, Wiegm; Escorpion de los criollos; Tola-chini de los indios zapotecos. Este sauriano singular, único representante en México de la familia de les varanideos, habita exclusivamente la zona caliente que se extiende desde la vertiente occidental de la cordillera hasta las riberas del océano Pacífico: no sé que haya sido encontrado alguna vez en las costas del golfo de México. Sus condiciones de existencia lo confinan á los lugares secos y calientes, como los cantones de Jamiltepec, Suchitan, Tehuantepec, etc. Es tanto mas difícil estudiar las costumbres del Heloderma, cuanto que este animal, gracias á la vida sedentaria que le imponen sus hábitos semi-noctur- nos, escapa á una observacion continuada. Ademas, el miedo excesivo que inspira á los indígenas ha contribuido mucho á que su historia haya quedado en la oscuridad. La marcha de este reptil es excesivamente torpe y lenta á 222 LA NATURALEZA. causa de la poca robustez y longitud de sus miembros, por relacion al cuerpo, así como por la falta de flexibilidad de las articulaciones. En los individuos muy viejos y en las hembras ántes de la puesta, adquiere el vientre un gran desarrollo en el sentido lateral, y se arrastra en el suelo; deformidad que au- menta el aspecto repugnante de este extraño sér. Por lo comun los agujeros cavados en los árboles ó los montones de restos vegetales, sirven de retiro al Heloderma; en ellos permanecen la mayor parte del dia enroscados y en una inmovilidad casi absoluta; no sale de este entor- pecimiento sino en las mañanas, ántes de la salida del sol, ó por la noche, á la hora que los insectos terrícolas se arrastran en los senderos de los bosques. Su alimento se compone esencialmente de insectos ápteros, de lombrices, de miriapodos, de pequeños batracianos y á veces tambien de materias animales en putrefaccion; le gustan mucho los huevos de las iguanas, y no es raro en- contrarle rondando cerca de los agujeros que estos animales hacen en la arena, en donde abandonan sus huevos á la influencia de los rayos solares. El Heloderma es un animal terrestre en toda la acepcion de la palabra, y su organizacion está en íntima relacion con su género de vida; su cola pesada y redondeada, de ningun modo podria servirle de instrumento de natacion, y sus dedos cortos y gruesos no le permiten subir á los árboles. Así es que no debe buscarse este reptil en las cercanías de los rios, ni en la espesura de los bosques, sino en los lugares secos, ya en las orillas de aquellos ó en los antiguos desmontes, cuyo suelo está cubierto de restos vegetales, de troncos podridos y de gramíneas. Me inclino á creer, aunque sin tener pruebas posi- tivas, que este reptil permanece un tiempo más ó ménos dilatado en una es- pecie de letargo estival, bastante análogo al que se ha observado en el Aliga- tor en ciertos cantones de América: esta suposicion está apoyada, ademas de lo que he oido decir á los indígenas, en que durante la estacion seca (de No- viembre á Junio) se le encuentra muy rara vez; no así en tiempo de lluvias, que se le ve con frecuencia. El cuerpo del Heloderma exhala por lo comun un olor fuerte y nauseabun- do, cuya intensidad aumenta en la época de la cópula. Cuando está irritado arroja por la boca una baba pegajosa y blanquizca, secretada por las glándu- las salivares qne son muy desarrolladas. Si se le hiere, como por un movi- miento de cólera se arroja boca arriba, lo que ha hecho decir á los indios, y tienen como un precepto que debe seguirse en semejantes circunstancias, «que siempre se debe atacar al escorpion de frente, porque pica por detrás. » Esta maniobra singular que repite casi siempre que es amenazado, va acom- pañada de silbidos profundos y de una secrecion abundante de la saliva glu- tinosa de que hemos hablado. LA NATURALEZA. 223 Los indígenas consideran su mordedura como muy peligrosa, y la temen como á la de las serpientes mas venenosas, tales como el Tepoxo, * Botrops atrops ó el Masacoatl,? Atropos mexicanus. Me han citado en apoyo de es- ta pretendida propiedad venenosa un gran número de accidentes sobreveni- dos á consecuencia de la mordedura de este animal ó por haber comido su carne tomándola por carne de Iguana. Por desgracia los ejemplares del He- loderma que pude adquirir durantemi permanencia en las comarcas que ha- bita, estaban tan maltratados, que me fué imposible el poder verificar expe- riencias concluyentes: sin dar crédito alguno á la narracion de los indígenas, po dudo que la baba viscosa que le sale de la boca esté dotada de una acritud tal, que introducida en la economía, haya podido ocasionar algunos desór- denes. ' Lo grueso delos tegumentos y la dureza de los tubérculos escamosos de que están provistos lo hacen casi insensible á los golpes mejor acertados, y su muerte no es instantánea, sino por heridas profundas hechas por un ins- trumento cortante ó una arma de fuego. El movimiento muscular per- siste mucho tiempo despues de muerto el reptil; y si damos crédito á lo que cuentan los indios, se proloñgaria hasta 48 horas ó más, en la cabeza separa- da del tronco. El color de las manchas esparcidas en el cuerpo del Heloderma horridum . está sujeto á variaciones ocasionadas por la edad y la diferencia de localida- des: estas manchas pasan del amarillo blanquizco al rojo oscuro por una serie de tintes intermedios; su disposicion muy inconstante no puede suministrar caractéres descriptivos precisos; la edad produce tambien grandes cambios en la talla, que en algunos individuos llega hasta cinco piés. 1 El Tepoxo ó Tepocho es muy comun en la mayor parte de las regiones subalpinas de México; la especie está sujeta á un gran número de variaciones. 2 El Masacoatl significa serpiente-ciervo, de Masatl ciervo, y coatl, serpiente, cuyo nombre le ha sido dado á causa de las escamas levantadas en forma de cuernecitos que erizan el borde superior del párpado: este ofidiano, ménos comun que el anterior, habita tanto las regiones calientes y templadas como las frias. 224 LA NATURALEZA HISTORIA NATURAL MÉDICA. CUCURBITACEHAS O CALABACEÑAS, POR EL SR. D. LEONARDO OLIVA, SOCIO CORRESPONSAL EN GUADALAJARA. (CONTINUA). Género Luffa, Cav. «Flores masculinas en panoja, amarillas, con el tubo del cáliz hemisférico, lacinias mas largas que el tubo; pétalos libres, caedizos por la rotura de la base; estambres 5, desunidos, con anteras muy flexuosas. Flores femeninas solitarias con el tubo del cáliz oblongo-claviforme, con laci- nias mas cortas que el tubo; estambres casi abortivos; estigmas reniformes. Peponida, ovada, trilocular; semillas bilobuladas en su base, reticuladas?» Especie Lufla fricatoria. Fl. mexicana; vulg. Estropajo: cultivado. Género Bryonia, L., Juss., Gaert.; Solena Lom.; Cucumeroides, Gaert. «Flores monoicas ó dioicas; pétalos ligeramente unidos en la base. Flor mas- culina: cáliz 5 dentado, estambres triadelfos con las anteras flexuosas. Flor femenina: estilo trífido. Fruto ovado ó globoso, liso (¿acaso siempre?) oli- gospermo; semillas ovadas, poco comprimidas, más ó ménos marginadas: zar- cillos sencillos, raramente bifurcados. ; Especie 116.* D. €. Bryonia variegata, Mill; vulg., Ahwichichi, Tololon- chi, en Colima Aqualachti. Diagnósis. «Con hojas palmeadas, con laci- nias lanceoladas, punteadas por encima, por debajo lisas; frutos ovados, es- parcidos. » Descripcion.—Planta voluble, trepadora; hojas manchadas, con pelos rí- gidos; cáliz gamosépalo, partido profundamente en 5 lacinias estrechas, linea- les, lanceoladas y vellosas; flores amarillas; corola gamopétala, dividida en 5 lacinias como la de la calabaza; ovario ínfero; estilos 3, cortos y unidos; estigmas iguales ó mas grandes que los estilos, unidos tambien, con filetes ó estrías longitudinales algo flexuosas; fruto esférico ó un poco oblongo, man- chado, liso, del tamaño de una pequeña naranja, con la pulpa amarga: las semillas en emulsion se recomiendan contra la gonorrea. El nombre mexi- cano de ahuichichi viene de ahuic, hácia el agua, y de chichic, cosa amarga. Crece en Autlan, Ejutla, Tecolotlan y Colima: es anual. Género Sycios, L., Juss., Gaert., Syciodes, Tourn. Flores monoicas; flor masculina: cáliz 5 dentado, con dientes subulados; corola quinque partida; filamentos tres? (mas bien cinco triadelfos); flor femenina: estilo trífido, es- tigma gruesecito, trífido; fruto por aborto? monospermo, por lo regular cu- LA NATURALEZA 225 bierto de espinas, la semilla obovada; pedúnculos masculinos y femeninos, multiflores, y nacen con frecuencia de la misma axila. Especie 1.2 D. C. Sycios angulatus, L., vulg. Chayotillo, Sipuchi. Diag- nósis. «Con hojas acorazonadas, anguladas, provistas de pequeños dientes, ásperos; lóbulos acuminados; W á 5 zarcillos en umbela; flores masculinas co- rimboso-capitadas, con el pedúnculo comun largo; flores femeninas sesiles, aglomeradas en el ápice del pedúnculo; frutos ovados espinescentes y tomen- tosos, espinas algo ásperas; semillas truncadas en su base, muy obtusas en el ápice: es anual y comun en las cercas, tapias, ete: Especie 2.2 D. C. S. parvifloras, Willd. Diagnósis. «Con ramos lampi- ños, hojas acorazonadas, provistas de pequeños dientes, ligeramente ásperas; zarcillos 3 fidos, con las flores masculinas en racimos largamente pedicelados; femeninas, subcapitado-umbeladas, sesiles; frutos, coronados por el cáliz, persistente, de la magnitud de una semilla de naranja; semillas. ...» 0. Especie 4.2 D. €. S. microphillus. H. B. y K. Diagnósis. «Con ramos algo ásperos, hojas sinuado-acorazonadas, de 7 lóbulos, denticuladas, algo ásperas; zarcillos lampiños, trifidos; con flores masculinas largamente pedun- culadas y pediceladas; femeninas, capitado-amontonadas, casi sesiles; frutos erizados de pelos cerdiformes, del tamaño de una semilla de manzana; semi- llas. ...» Crece en el Jorullo á la altura de 540 hexápodas; es anual? 0. Especie 7.* Sycios triqueter. Moc. y Sessé, flor. mex.; vulg. Chayotillo, Diagnósis. «Con tallo obtusamente surcado; hojas acorazonadas, 5 lobuladas, lóbulos anchos, obtusos, subdenticulados; zarcillos ramosísimos, con los lóbu- los del cáliz y de la corola 3?; flores masculinas, racimosas, pedunculadas, agregado-subverticiladas; femeninas, sub-umbeladas; frutos inermes, alarga- dos, triquetros; semilla oblongo-cilindrica: es anual. Crece en Chilapa y en Tecolotlan en las cercas. El fruto tiene como una pulgada de longitud, es acuminado y trialado. Género Elaterium, L., Juss., Jacq.; Momordica, Neck. Flores monoicas, blancas ó amarillas. Flor masculina en racimos ó en corimbos; cáliz subpe- taloidéo, campanulado, con dientes apénas visibles; corola ligeramente gamo- pétala; filamentos y anteras, unidos. Flores femeninas solitarias ó naciendo con las masculinas en la misma axila; cáliz alargado, petaloidéo, con la base erizada ciñendo á los carpelos, con el cuello filiforme más ó ménos alargado, despues ensanchado, llevando la corola y estambres; estilo grueso; estigma en cabezuela; cápsula coriácea, reniforme, unilocular, de 2 4 3 valvas que se levantan por su elasticidad, polisperma; semillas. ....» Especie 1.* D. €. Elateriam gemellum. D. €. «Con hojas acorazonadas, subsagitadas, de cinco ángulos casi, con el de en medio acuminado, con zar- 29 226 LA NATURALEZA cillos bífidos, con flores masculinas largamente racimosas, con el cuello del cáliz largo, campanulado en el ápice, con pétalos ovados, ligeramente agudos, con frutos encorvados, triloculares, con aguijones distantes entre sí. Es anual: se le podria llamar Chayotillo aguijonado. Crece en Tecolotlan, en las cercas. Descripcion.——Tallo trepador, tetrágono, de dos líneas de diámetro, sem- brado de pelos ásperos y cortos como lana; de distancia en distancia, como cinco pulgadas, nace ya del mismo lado, ya sin órden, una hoja de 5 47 ló- bulos, de tres pulgadas de longitud del vértice á la base, y de cuatro hasta los lóbulos inferiores, de poco mas de tres pulgadas en su mayor anchura; peciolo de una pulgada, peludo, pelo algo áspero; el lóbulo mediano de la hoja es de forma de cuña invertida ó lanceolada, de dos pulgadas de longitud y dos de latitud en la base; los cuatro siguientes y laterales son mas cortos y mas anchos en su base; los dos últimos arredondeados, formando una espe- cie de oreja de cada lado; las hojas son enteras, blandas y acorazonadas; á la derecha y hácia dentro sigue una espiga de flores masculinas que decrece in= sensiblemente de diámetro hácia la punta, de diez pulgadas de longitud; cu- yas flores, ya alternas, ya esparcidas, comienzan á tres pulgadas de la base de la espiga, que es bastante floja; son caedizas, persistiendo solo los pedúnculos, que tienen dos líneas; en su terminacion, la espiga es algo densa, las flores son mas pequeñas, llegando hasta el completo aborto; á la izquierda y hácia dentro nace á la misma altura una espiga de flores femeninas de una pulgada de longitud, y las que son sesiles ó casi sesiles; sigue luego un zarcillo de poco mas de dos pulgadas, se divide en tres, el inferior es mas largo y contorneado en espiral de izquierda á derecha y de atrás adelante, el mediano es mas corto y delgado, lo demas como el anterior y así el de arriba: por lo regula? no ma- duran mas que uno ó dos frutos. En el vértice del tallo las espigas van decre- ciendo de longitud y se acortan las distancias de unas á otras. La flor masculina presenta un pedúnculo de cuatro líneas, cáliz soldado con la corola, partido en cinco dientes lineares, alternos con las divisiones de la corola, y ademas otros cinco adherentes á ésta; corola gamopétala, rotácea; de cinco á seis líneas de diámetro, de cinco partes blancas, ovales; estambres de un filamento, ó mejor uno monadelfo con tres, grueso; de antera globulosa de tres á cinco di- visiones poco profundas, formando una especie de hélice á su derredor; gló- bulos del pólen amarillos. Flor femenina sesil, con el ovario ínfero, piramidal, con los aguijones en gérmen y peludos; cáliz y corola como en la masculina, y de garganta pubescente como en ésta; pistilo único, con un estigma glo- buloso, deprimido de arriba abajo (formado de siete estigmas ó franjas para- lelas), con un ombligo en el centro, pomiforme, amarillo y lustroso. El fruto es una peponida sesil, cilindroide, angostándose en ambos extremos, erizada LA NATURALEZA 227 de aguijones; los de en medio son mas largos y punzantes, los últimos, tres cuartos mas cortos y punzantes tambien: es cuadrilocular, de lóculos longi- tudinales; semillas ovadas, negruzcas, labradas en relieve y obtusas en sus ex- tremos: florece en otoño. Especie 4.? D. C. E. hastatum. H. B. K. Diagnósis. « eo hojas acora- zonado-sinuadas, triangular-astadas, acuminadas, provistas de dientes, lige- ramente ásperas por encima; por debajo lampiñas; con zarcillos sencillos ó bifidos; con las flores masculinas en racimos pedicelados, pequeños; pétalos., peponida oblonga reniforme, punteado-erizada, bivalva, del tamaño de una aceituna, con seis semillas subrotundas, comprimido-planas, tridentadas en la base?» Crece en Pátzcuaro y cerca del Jorullo. 0. Especie 5.2 D. C. E. quadrifidum. Fl. mex. Diagnósis. «Con tallo, pe” dúnculos, peciolo y zarcillos pubescentes, hojas acorazonado-suborbiculadas, de siete ángulos; zarcillos bífidos, peludos; flores masculinas umbeladas, con el cáliz tubuloso, largo, articulado en la base, dilatado en el ápice, con el limbo apénas señalado; pétalos cuatro, lineares, lanceolados, agudos; flores femeninas cortamente pedunculadas, semejantes á las masculinas, con estilo filiforme, estigma ovado; frutos pelosos; flores blancas.» Crece en México. 0. Especie 6.*? D. €. E. brachystachyum. D. €. Diagnósis. «Con hojas tri- lobuladas, enterísimas, pestañosas, con el lóbulo medio oblongo acuminado, con flores amarillo-blanquizcas, las masculinas en espiga; con el tubo del cá- liz campanulado en su ápice, con el cáliz de las femeninas sumamente giboso, pelierizado, con cuello corto, campanulado en el ápice?; cápsula oblícua, en- corvada, erizada de ocho ó diez aguijones blandos y largos, bi ó trivalva y mayor que la de otras especies.» Crece en México. 0. Especie 7.2 D. €. E. torquatum. D. €. Diagnósis. «Con hojas acorazona- das, subpeltadas, 5 lobuladas, denticuladas, con el lóbulo terminal mas largo, acuminado; zarcillos 3 fidos, con flores blanquizco-verdosas, las masculinas en racimos, las femeninas solitarias, erizadas en su base, con cuello largo, campaniforme en su ápice; pétalos oblongos, obtusitos; cápsula oblonga, acuminada, bivalva, erizada de aguijones blandos.» Crece en México. (Continuará.) 228 LA NATURALEZA BOTÁNICA MICROGRÁFICA. —— EL CRIPTOCOCCUS DEL PULQUE, MEMORIA. LEIDA EN LA SOCIEDAD HUMBOLDT, EN DICIEMBRE DEL AÑO PASADO, POR EL SEÑOR DON JOSE BARRAGAN. SEÑORES: La fermentacion es un fenómeno que consiste en la descomposicion (ó por lo ménos cambio isomérico) de una sustancia orgánica bajo la accion de otra azotada é igualmente orgánica. La primera se llama fermentecible y la segun- da fermento. ñ Actualmente están estudiadas muchas especies de fermentaciones, siendo tal vez la alcohólica la mas antiguamente conocida. Con este nombre se llama aquella en la que el fermento separa los elementos del azúcar en dos com- puestos principales, ácido carbónico y alcohol. Lewenhoek, el ilustre fundador de las observaciones microscópicas, descu- brió un cuerpo organizado en el fermento de la cerveza. Más tarde se ha con- firmado esta observacion por todos los micrógrafos y se ha extendido á otros varios fermentos. Para unos, esos cuerpos organizados constituyen los fermentos; pero para otros, no son sino compañeros, digamos así, de las sustancias azotadas que constituyen los verdaderos fermentos. Los partidarios de ambas teorías com- baten con notable habilidad, pero todos están conformes en la existencia de esos séres organizados en las fermentaciones alcohólicas. No podia ser de otra manera, supuesto que el microscopio, con los adelantos que ha recibido en es- tos 30 6 40 últimos años, permite adquirir conocimientos tan exactos, como los que pueden tenerse con el buen uso de todos los sentidos. La bebida tan acostumbrada en la mesa central de México, elpulque, resulta de una fermentacion alcohólica. ¿Su fermento será, ó vendrá acompañado de un sér organizado? La presente Memoria tiene por objeto la solucion de esta cuestion. Puesta una gota de pulque entre dos vidrios en el foco de un microscopio de un poder amplificante de 150 á 200 diámetros, se distinguen en ella multi- tud de cuerpos de una forma circular; pero:su verdadera forma es la esferoidal, porque rodando sobre sí en las corrientes que aparecen en los primeros mo- mentos de la observacion, ó cuando intencionalmente se producen, siempre se YA MY LA NATURALEZA 229 ven circulares, y solo un cuerpo esferoidal tiene la propiedad de proyectarse constantemente sobre un plano como un círculo, cualquiera que sea la posi- cion que tenga respecto del ojo del observador. Para estudiar estos cuerpecillos esferoidales con mas prolijidad, se necesita disponer de poderes amplificantes mayores; los que he empleado en el presente estudio son de 300 á 1000 diámetros. Con ellos, no tardé en distinguir que la forma de estos cuerpecillos es variable; la de unos es de una esfera, la de otros es una elipsoide, y la de los mas, de un huevo; su superficie es lisa; ja- mas se distinguen en ella ni con la luz directa ni con la luz oblicua, puntos ni pliegues; los mas grandes tienen un diámetro de 8 milésimos de milímetro, pero los hay tan pequeños que apénas miden de uno á dos milésimos de mi- límetro. Por lo comun no se encuentran aislados, sino juntos, dos, tres y hasta cuatro; y de tal manera, que el conjunto de los diámetros, segun los cua- les se juntan, forma una línea flexuosa. Cosa digna de notarse: los pocos cuerpecillos aislados son por lo comun los de mayores dimensiones, miéntras que los mas pequeños siempre están reunidos á los mayores. Si se examinan uno por uno los diversos grupos, se notan cuerpecillos de diversas dimensio- nes reunidos á los mas grandes; de suerte que se puede deducir naturalmente que crecen por medio de yemas, esto es, que en la superficie de los mas grandes aparece primero uno pequeño, que va creciendo hasta igualarse al primero, poniéndose en disposicion de producir, del mismo modo, otro y otros cuerpecillos. Las paredes de ellos son blandas, porque cuando se comprimen entre sí pierden su forma redonda, viniendo á ser poligonales: así se les ve en los asientos del pulque, ó cuando se precipitan por medio del alcohol con- centrado. En estos dos casos no puede decirse que los corpúsculos han cam- biado de forma por otra causa que la mutua presion, porque aquellos que no se han amontonado y comprimido, conservan su forma primitiva. Los cuerpecillos son trasparentes, pero no de una composicion homogénea; porque haciendo descender lentamente el foco del microscopio para estudiar sus diversos planos, al llegar á su plano medio, se distingue una línea confusa y oscura, no concéntrica al contorno exterior: tal línea no puede provenir de otra causa que de la diversa refrangibilidad de la luz, la cual á su vez depende de que la masa de estos cuerpecillos es heterogénea. Para fijar esta observa- cion (la de la existencia de la línea interna oscura) de que depende el conoci- miento de su estructura, y para evitar toda ilusion, he cambiado cuanto me ha sido posible, todas las circunstancias: los he examinado con luz directa, con luz oblicua, empleando todos los grados de oblicuidad; con diversa intensidad de luz y con todos los aumentos de que he podido disponer. El resultado ha sido constante, siempre ha aparecido la línea circular, y siempre más ó ménos 230 LA NATURALEZA. confusa. Luego los cuerpecillos del pulque se componen al exterior de una sustancia, en el interior de otra. Esta conclusion se robustece hasta hacerse evidente, empleando diversos reactivos. : En efecto, tratados por el reactivo de Gerlack, que como se sabe se com- pone de carmin disuelto en amoniaco, y macerados un poco de tiempo en él, la parte exterior se colora ligeramente, apareciendo en el microscopio con un tinte oscuro y formando una zona igual en ancho á la cuarta ó sexta parte del diámetro de los cuerpecillos, miéntras el centro es enteramente trasparente y la línea de separacion es ahora perfectamente neta y marcada: así, pues, la diversa accion de estos reactivos sobre la parte exterior é interior de los cuer- pecillos, comprueba lo mismo que probaba ántes la diversa refrangibilidad. Otro tanto sucede empleando el nitrato ácido de mercurio, sobre todo en exceso y con una maceración de 30 6 40 horas. Entónces todo el cuerpecillo se colora con un tinte rojo pálido, pero la línea de separacion de las dos sus- tancias es sumamente Oscura. El método que emplea Schulz para separar los órganos elementales que componen la madera (utrículos, fibras y vasos), me ha hecho conocer mas ín- timamente la estructura de los cuerpecillos del pulque. Consiste este método en hacer obrar á la llama de una lámpara y en una probeta sobre un trocito de madera, agua, clorato de potasa, en cantidad iguál al trocito, y unas gotas de ácido azótico; bien pronto se verifica la reaccion con vivo desprendimien- to de gases: cuando el trocito de madera se ha reducido á pequeños fragmen- tos, se vacia todo en un poco de alcohol, repitiendo varias veces la lavadura. Esto mismo hice con el pulque, omitiendo solo el agua y operando en dos probetas: en una con poco clorato y en la otra con un exceso. La reaccion se verificó en la segunda probeta, como de ordinario; no hubo separacion de cor- púsculos, pero sí una especie de diseccion de los cuerpecillos de las mas con- cluyentes: habian perdido un tercio ó más de su volúmen; su forma esferoi- dal se habia alterado por dos aplanamientos, llevados á tal punto, que poco faltaba á algunos para tomar una forma discoidéa; por último apareció un nú- cleo muy pequeño y excéntrico, perfectamente distinto. La interpretacion de este hecho es clara: se habia vaciado y disuelto el contenido de ellos, resis- tiendo solamente la membrana y el núcleo á la accion reunida y poderosa de los ácidos azótico y clórico, y del calor llevado hasta la ebullicion. Este con- junto de observaciones y experimentos prueban que los cuerpecillos del pul- que son séres organizados, y que su organizacion consiste en una célula ele- mental; pero célula completa, esto es, compuesta de una membrana, de un contenido y de un núcleo. LA NATURALEZA 231 Omito referir las reacciones con otras sustancias; algunas, porque necesito rectificarlas, y otras, porque admitiendo varias interpretaciones, no conducen á un resultado positivo. No puedo pasar en silencio, sin embargo, el siguiente experimento: quise ver si las células del pulque se coloraban en una solucion muy subida de anilina azul; disolví esta sustancia en el pulque, en tal canti- dad que pareciese negro, por refraccion; la dejé en contacto algunas horas, y despues puse una gota en el foco del microscopio. El resultado fué verda- deramente sorprendente: sobre un fondo azul, solamente comparable á al- guno de los tintes que da la luz polarizada, aparecieron multitud de celdillas; unas que habian absorbido algo de la anilina, bastante para ser mas azules que el fondo; otras ménos abundantes, en tal cantidad, que su color era ne- gruzco; otras, en fin, y es lo mas notable, nada absolutamente, de modo que su color blanco contrastabá singularmente con el fondo azul. Esto prueba evidentemente la diversa vitalidad de las celdillas; unas absorben con avidez, las otras ménos, en las últimas terminó la endosmosis y tal vez la vitalidad. Respecto á la composicion química de estas celdillas, muy poco tengo que decir: no son de celulosa ni se encuentra en ellas este principio inmediato, porque tratadas por el iodo y el ácido sulfúrico no se coloran en azul: el mis- mo resultado negativo se obtiene con el reactivo de Schulz, que es una solu- cion iodada de cloruro de zinc. Lo único que hay de positivo es, que uno de sus principios remotos es el azote, porque se coloran en amarillo anaranjado con la tintura de iodo, y en rojo ó rosado con el nitrato ácido de mercurio. Las celdillas que he estudiado hasta aquí, no son los únicos cuerpos sóli- dos que nadan en el pulque; hay ademas algunos cuerpos pequenísimos, agi- tados del movimiento browniano, cuya pequeñez escapa á todo estudio, y fila- mentos sumamente tenues, flexuosos, de longitud muy variable, habiendo algunos ocho ó diez veces mas largos que la célula mas grande: lo único que puede asegurarse de estos filamentos es, que no tienen azote en su composi- cion, porque la tintura de iodo que colora tan perfectamente las células, no colora los filamentos. Estas gramulaciones y estos filamentos tienen incuestionablemente relacio- nes importantes con las células: los filamentos muestran, tal vez, el camino para llegar á saber de dónde viene este vegetal, y las granulaciones son pro- bablemente los corpúsculos reproductores que han recibido tan diversos nom- bres de los autores (sporidio, gonidio, semínula, etc.); y digo probablemente, porque no he llegado á ver con constancia su adherencia con las células. Depende esto, con toda verosimilitud, de que el pulque que he examinado, es el que se vende en la capital, que ha recibido una agitacion prolongada en su trasporte de los Llanos de Apam. 232 LA NATURALEZA Resumiendo ahora en una descripcion tan concisa como se acostumbra en Historia Natural, lo que hay de positivo sobre los corpúsculos del pulque, podemos decir que son: unas células de 0""008, esféricas ú ovoideas, á veces libres, pero mas comunmente reumidas, dos, tres, hasta cuatro, en una linea flexuosa: de consistencia blanda, trasparentes; compuestas de una membrana, un contenido y un núcleo, perceptibles distintamente solo con ciertos reactivos; crecen por yemas y se reproducen verosímal- mente por semínulas que se separan fácilmente de las células; viven en, el pulque y no están compuestas de celulosa y sí de uno ó varios prin- cipios azotados. De esta descripcion se deduce, que es un vegetal criptógamo y de los mas inferiores: en efecto, es vegetal, porque así se llama un sér organizado que se mutre, llega á cierto tamaño y forma determinada y se reproduce, pero que carece de sentimiento y movimiento espontáneo: es criptógamo, porque así se clasifican las plantas en las que no hay estambres ni pistilos: pertenece á las mas inferiores, porque no hay organizacion mas inferior que aquella en que todas las funciones de nutricion se confunden, como en el caso presente, en una sola celdilla. Apurando más la clasificacion, debemos buscar el lugar de esta planta en la familia de los líquenes, ó de los hongos, ó de las algas, por- que solo estas familias comprenden especies tan degradadas, por decirlo así, en la escala de la organizacion. Creo que pertenece á las algas; lo creo por- que vive constantemente, esto es, se nutre y se reproduce en un medio lí- quido; propiedad que solo se encuentra en esta familia. Los líquenes, dice Nylander, que se ha consagrado á su estudio, tienen dos caractéres comu- nes á todos ellos; vivir en la atmósfera y cierta energía de resistencia con- tra los agentes que combaten contra su vida: adheridos á una corteza ó á una roca, el calor puede secarlos, hacer cesar los fenómenos vitales; para otra cualquiera planta habria sido la causa de su muerte, pero para los líquenes no es mas que una suspension, una especie de sueño, porque si se les vuelve á la humedad, cualquiera que sea la estacion, recobran su energía y continúan vegetando. Compárense estos caractéres con los de nuestra criptó- gama, siempre viviendo en un líquido, yéndose al fondo primero y despues pudriéndose si se agota la materia sacarina que les sirve de alimento y se les deja despues al contacto del aire. Los hongos viven tambien y suelen vegetar en la superficie del agua, pero nunca en su interior. Queda, pues, bien clasi- ficado este vegetal entre las algas. ¿Pero cuál es su género? Recorriendo las numerosas divisiones y subdivisiones que Kutzing estable- ce en su Especies algarum, se llega fácilmente á colocarla en el género Cryptococcus. LA NATURALEZA 233 En efecto, pertenece á la que este autor llama clase de las /socarpeas, porque tiene una sola forma de órganos reproductores; á la subclase de las Malacophiceas, porque sus celdillas son blandas y no tienen como las Diatomeas una cubierta siliceosa; á la tribu de las Gynospermeas, porque sus semínulas ó gonidios, como los llama Kutzing, no están contenidos en un es- porangio; al órden de las Eremospermeas, porque las semínulas son superfi- ciales en la fronda ó phicoma, puesto que tan fácilmente se separan de ella; al subórden de las Micophiceas, porque son algas acromáticas, es decir, sin color y vegetan en una solucion; á la familia de las Cryptoceas, porque sus seminulas son pequeñas, sólidas, mucosas; y finalmente, al género Crypto- coceus, porque sus cuerpos gonímicos ó semínulas están reunidos en un stra- tum amorfo y difluente. Entre las 13 especies que describe Kutzing se encuentra el Cryptococcus de la cerveza, cuya característica es la siguiente: Cellulis achromaticis globosis aut aovatis, vesicula interna, magna, cava et hyalina notatis, diametro plerumque ;,; interdum ad 5. Estos caractéres convienen con los que da la observacion directa, esto es, sin el empleo de reactivos, en la criptógama del pulque. La única diferencia consiste en las dimensiones de sus diámetros respectivos, siendo de la mitad el diámetro de las células de la cerveza; diferencia que solo autoriza para ha- cer una variedad de la misma especie. Pero como no he estudiado, ni Kutzing tampoco, las células de la cerveza, empleando los reactivos ya mencionados, no puede asegurarse que tengan la misma estructura, y por consiguiente que pertenezca á la misma especie. Así es que hasta nuevo estudio podemos llamar al vegetal Cryptococcus del pul- que, sin resolver sea una especie nueva ó solo una variedad del Cryptococcus cerevicie. Conocida la estructura y determinado el género de este vegetal, ocurren diversas cuestiones, cuya solucion interesa al conocimiento íntimo del pulque, bebida de que tanto se usa y se abusa en México. Apunto las siguientes: 1.? El Cryptococcus del pulque, es el fermento mis- mo de esta bebida, ¿ó solo acompaña constantemente al verdadero fermento, 2.2 Resistiendo las células del Cryptococcus tan tenazmente, sin disolverse? á reactivos tan poderosos como el ácido nítrico, el nitrato ácido de mercurio, el ácido sulfúrico no muy concentrado, el amoniaco y otros, ¿se disolverán en los humores del tubo digestivo, es decir, se digerirán? ¿Contribuirán á la digestion de los alimentos, ó vendrán á ser arrojadas en las heces como materia inerte? 3.2 No admitiendo, como la mayor parte de los naturalistas, la generacion espontánea, ¿de dónde viene este vegetal al pulque? 30 234 LA NATURALEZA PLANTAS INDÍGENAS. ESTUDIO SOBRE EL CHAYOTE: POR EL SEÑOR DON ALFONSO HERRERA, SOCIO DE NUMERO. Los aztecas, segun refieren los historiadores, cultivaban esta planta con es objeto de utilizar sus frutos: es de presumirse, conocida la sagacidad que tenian para aprovechar todas las producciones naturales de México, que los tubérculos feculentos de que se halla provista, les sirviesen tambien como ali- mento. En su expresivo y dulce idioma le llamaban chayotli, que significa, segun me ha dicho el Sr. Sanchez Solís, calabaza erizada de espinas; el nombre con que hoy le conocemos es indudablemente una adulteracion del mexicano. El chayote es el Sechium edule, Swar; Chayota edulis, Jaquin; Sycios edu- lis, Sw. de la familia de las Cucurbitáceas; sus caractéres botánicos son los si- guientes: planta herbácea monoica, tallos trepadores, rollizos, estriados, lampiños; peciolo mas corto que el limbo de las hojas; éstas quincunciales acorazonadas, angulosas, lobuladas, con los lóbulos conniventes en la base y dentados, el terminal mas largo, acuminado; palmatinervadas; zarcillos 4-5 fidos, solitarios, laterales, uno de sus ramos mas largo y grueso que los otros: las ramas nacen en el espacio que média entre la hoja y el zarcillo. Las flo- res masculinas se hallan dispuestas en racimos, sus pedúnculos son tetrágo- nos, lampiños y estriados; cáliz subhemisférico, de un color blanco verdoso, coronado con 5 lacinias verdes, triangulares y acuminadas; en la parte externa del tubo se notan 3 bosas y 10 nervios verdes, y en la interna 10 fosetas y algunas papilas tambien verdes: tanto el tubo como las lacinias son lampiños; la corola de prefloracion valvar y del mismo color que el cáliz, se halla inti- mamente soldada con él; presenta 5 divisiones triangulares de desigual lati- tud, en sus dos caras se perciben nervios verdes longitudinales y paralelos; los estambres son monadelfos; el tubo estaminal presenta 4 ó 5 surcos que provienen de la soldadura de los filamentos, y algunas papilas verdes: en la parte superior se divide en 4 6 5 ramos divergentes que llevan las anteras; éstas son lineares, laberintiformes, encorvadas hácia dentro; pólen globoso. Las flores femeninas, pedunculadas y solitarias, nacen en la misma axila que LA NATURALEZA 235 el racimo de las masculinas; sus cubiertas florales son como las de éstas, y se hallan separadas del ovario por un pedicelo anguloso; el estilo es simple, el estigma peltado, bífido, con el márgen papiloso; ovario obovado, ligeramente comprimido, unilocular y uniovulado; en su superficie se notan algunos surcos longitudinales y multitud de papilas, en su vértice algunas gibosidades. El fruto es una baya obovada, algo comprimida, de un color verde al exterior, blanco verdoso en su parte interna, cubierta de papilas y cerdas rígidas que nacen de éstas; tambien se encuentran algunos surcos longitudinales mas aparentes en la base; en el vértice hay un gran surco trasversal y unas gibosidades muy aparentes. Semilla única, oval, comprimida, colocada hácia el vértice del fruto, abajo del surco trasversal, cubierta por un arilo acuoso; embrion recto sin al- búmen, radícula súpera, cotiledones foliáceos. Con los nombres vulgares de chayotitos, chayotito gachupin, upupo y cha- yote pelon, se conocen algunas variedades de esta especie, que difieren de ella en el fruto por sus menores dimensiones y la escasez ó falta completa de las cerdas que cubren su superficie, Las raíces del Sechium edule producen unos tubérculos muy Dd conocidos con los nombres mexicanos de chinchayote, chayotestle y camocha- yote; su peso suele ser hasta de 3 kilógramos; su forma variable, ya algo ci- líndrica, ya ovoidéa ó completamente irregular; su corteza hendida irregu- larmente; es de un amarillo sucio, y cubierta de multitud de pequeñas placas separadas por hendiduras poco profundas; el interior es blanco amarilloso, so- bre todo hácia la periferia. En 100 partes de tubérculos he encontrado los principios siguientes: NENA NA 00 Escala ao y o A . 20 00 Materia resinoide are delito en cil éter. . 00 20 EII VIII NANA ACA o Alumna esetale aa pala do eE . 00 43 A . 05 60 Materia extractiva, tartrato de potasa, Abt de sodio, sulfato de cal y siliza. . . . . . . . . 02 25 a o ZO 100 00 En diversos ensayos hechos con distintos tubérculos, he obtenido hasta 25 por 100 de fécula en unos casos y 18 en otros, lo que fácilmente se explica 236 LA NATURALEZA por la naturaleza del terreno en que ha crecido el vegetal, la época en que se ha cosechado el chinchayote, etc. La fécula puesta en el agua y examinada con el microscopio, se presenta bajo la forma de granos lenticulares muy semejantes á los del almidon de trigo, aunque de mayor diámetro, Sometida á la accion del agua hirviendo, forma engrudo fácilmente, el que visto con el microscopio, tiene el aspecto de una flema, en medio de la que se notan algunos granos no atacados y membranas en forma de odres, despedazadas en algunos puntos: el corto número de és- tas y la facilidad con que la fécula es atacada, demuestran su fácil digestion, En el fruto la cantidad de fécula apénas llega al 1 por 100; la albumina y la azúcar se encuentran tambien en pequeña cantidad: en cambio el agua la he hallado hasta en la proporcion de 89 por 100. El cultivo del chayote, segun lo que refiere Alzate, y los informes que he recogido, se hace de la manera siguiente. En el mes de Octubre se escogen los frutos mejor desarrollados y se colocan en alcorozados, ó se suspenden á una pared en un lugar cubierto: á los pocos dias comienza la germinacion; se aban- donan hasta principios de Febrero, en cuyo mes se hace la siembra, para lo cual se practican cavidades en la tierra; en cada una de ellas, que deben estar á un metro de distancia unas de otras, se colocan uno, dos, tres ó cuatro frutos, que se cubren con tierra, procurando no lastimar los retoños que quedan descubiertos; se abrigan estos con paja para precaverlos del frio, que los perjudica mucho, y se rodean con ramos espinosos para defen- derlos del ataque de los animales. Algunos cultivadores acostumbran despo- jar á los frutos de su parte carnosa al irlos á sembrar, y envuelven la parte restante con marañas de cabellos, que les sirvan de defensa contra los ataques de los insectos. Se riega con frecuencia cuando la siembra no se ha hecho en lngar muy húmedo y se disponen apoyos horizontales que se conocen entre nosotros con el nombre de camas, procurando que su exposicion sea al Oriente. En Agosto se empieza á levantar la cosecha de los frutos, y desde el segundo año de sembrada la planta se recogen tambien los tubérculos en los meses de Diciembre y Enero, teniendo cuidado de no maltratar la raíz principal, que debe producir nuevos retoños. No he tenido oportunidad de analizar las diversas tierras en que crece esta planta, ni de hacer análisis comparativas de tubérculos desarrollados en di- versos climas, tierras y alturas, para poder decir cuáles son las circunstan- cias mas favorables para su cultivo; pero tengo la esperanza de que otras per- sonas emprendan este trabajo y otros no ménos importantes sobre tan útil vegetal. El chayote es una de las plantas indígenas mas importantes; cosmopolita LA NATURALEZA. 237 como el hombre, vegeta perfectamente, tanto en los climas calientes de la zona tórrida, como en los templados y frios; su cultivo es fácil y sencillo; es una de aquellas plantas excepcionales de las que el hombre utiliza los tubérculos y los frutos á la vez; el agricultor no tiene que esperar largo tiempo para re- coger el fruto de sus afanes, puesto que á los pocos meses levanta la cosecha de numerosos frutos; al segundo año aprovecha estos y el chinchayote; ¿pero en qué cantidad? Segun los informes que he adquirido, cada planta produce de 80 á 100 frutos y de 20 á 25 kilógramos de tubérculos: sus hojas pueden emplearse como forraje, y sus flores son muy buscadas por las abejas. Basta sembrarlo una sola vez para aprovechar su cosecha durante siete años, sin tener que erogar mas gasto que el invertido en levantarla; no se halla expuesto á esas enfermedades tan comunes en la papa y en otras plantas alimenticias, que con frecuencia originan la ruina de los agricultores y aun el hambre en algunos pueblos miserables de Europa. Todo esto lo hace superior á la papa y á otros vegetales que nos sirven de alimento, pues aunque es cierto que cada mata ocupa algun terreno, tambien lo es que esto, en muchas localidades de la República, no tiene gran importancia, en atencion á lo extenso y poco cultivadas que están nuestras tierras, y sobre todo á que los productos, aun en aquellos puntos en que la poblacion es mas numerosa y por consiguiente cultivados todos los terrenos, los productos, digo, compensan con superabundancia el rédito del valor de la tierra y del capital empleado; * las camas, ademas, pueden colocarse de manera que ocupen mé- nos espacio, poniéndolas inclinadas, de modo que formen un ángulo con el suelo: tales son las ventajas obtenidas por el agricultor que se dedica á este cultivo. Si reflexionamos en las que le resultarian al pueblo, y sobretodo á la clase menesterosa el dia en que, como es de esperarse, se generalicen las siembras del chayote, es induda' le que se le hará un gran beneficio: los tu= bérculos, como ántes se ha dcho, contienen una gran cantidad de fécula, así como «lbumina y azúcar; por consiguiente pueden colocarse entre aquellos ailmentos que los fisiólogos llaman completos, por contener los principios ne- cesarios para la conservacion de la vida, es decir, los plásticos y los respirato- rios; por lo tanto, cuando se cultive en grande esta planta, podrán venderse muy bien á centavo la libra, y el pobre por esa miserable suma tendrá un alimento sano y nutritivo, que puede condimentarse de diversas maneras, lo mismo que la papa, á la que se parece mucho en el sabor. Serán tambien uno de los alimentos que sustituyan al maíz en la nutricion de la clase indígena, el 1 Nuestro apreciable presidente el Sr. Rio de le Loza, ha observado que cada año se duplica el capital invertido en la siembra de este importante vegetal. 238 LA NATURALEZA dia en que los agricultores, comprendiendo mejor sus intereses, cultiven este cereal en menor escala y utilicen esos millones de brazos, que en la actua- lidad no se emplean mas que en la pesada y laboriosa fabricacion de las tor- tillas, pues el chinchayote les ofrecerá un alimento de fácil y pronta prepara- cion, las indias podrán ocuparse de otros trabajos propios de su sexo, y se aumentará así la riqueza nacional. En la misma Europa esta planta podrá sus- tituir ventajosamente á la papa, en Irlanda y en todos aquellos pueblos en los que este tubérculo forma la base de la nutricion de los hombres, Bajo el punto de vista industrial, el chayotestle presenta tambien algun in- teres: su fécula es de facil digestion, y puede servir para la nutricion de los niños y de los enfermos, como sucedánea del arrowrot ó de esas otras féculas que pagamos tan caro á los extranjeros y que con frecuencia se hallan adul- teradas: ademas, puede tambien aplicarse á los mismos usos industriales y eco- nómicos que el almidon de trigo. Espero que los agricultores mexicanos hagan algunos plantios en grande del chayote, y creo que el buen éxito premiará sus esfuerzos. No debo terminar este incompleto trabajo sin dar ántes las gracias al Sr. D. Leopoldo Rio de la Loza, por los datos que me ha suministrado. HIPÓTESIS GEOLÓGICA. —— AO OA LOS ESTADOS DE EXISTENCIA DE LA TIERRA POR DON PEDRO LOPEZ MONROY, SOCIO DE NUMERO Las sublimes líneas de la primera página del Génesis hacen la narracion mas lacónica que puede imaginarse, de la creacion del universo. Nuestro globo apénas puede consi- derarse en el conjunto de ésta como un ente microscópico, como una molécula de ese in- menso todo, cuya maravillosa contemplacion hace abismarse á la inteligencia mas gran- diosa y atrevida. Dejemos tan inmenso cuadro y examinemos nuestra molécula planetaria, considerando su manera de existir en el mas remoto pasado y en el porvenir mas lejano que nos es dable imaginar. Bajo tres estados encontramos los cuerpos en la naturaleza: sólidos, líquidos y gaseo- sos. Esta division, no siendo absoluta, se le debe considerar como exacta solo de una ma- nera general. De la misma manera que consideramos dividido un intervalo de veinticua- tro horas en dia y noche, sin considerar el espacio de tiempo en que por intermedio del crepúsculo se ejecuta de una manera lenta la transicion de uno á otra, Ó vice versa, y cuyo espacio puede por iguales razones llevar uno ú otro nombre, igualmente existe en el estado viscoso y pastoso de los cuerpos, una transicion lenta del estado sólido al líqui- LA NATURALEZA 239 do, y en el de vapores bien aparentes á la vista y próximos á condensarse, una transi- cion del estado gaseoso al líquido. Esta manera de existir de cuantas materias nos rodean, ¿es acaso estable y perenne, ó está sujeta á cambios perfectamente perceptibles? ¿Quién será el que dude que la mayor parte de los sólidos pueden hacerse pasar á líquidos y aun á gases por la aplicacion del calórico, y que inversamente, ladoble accion de la presion y del frio mas intenso, que el químico y el físico pueden aplicar en sus laboratorios, no es suficiente para hacer pasar la mayor parte de los gases conocidos á líquidos y aun á sólidos? La manera, pues, de existir de los cuerpos, bien léjos de ser absoluta, esta subalternada á las condiciones de presion y temperatura bajo las cuales se encuentran. El agua comun, que en nuestros climas durante la primavera se encuentra en estado líquido, emitiendo solo escasos vapores, expuesta al vacio entra en ebullicion y violentamente se evapora, de la misma manera que bajo la presion atmosférica ordinaria hierve por la accion del calórico. Durante los inviernos mas crudos, su solidificacion nos demuestra que la tempe- ratura ha bajado de cero grados centígrados. Si como nos lo demuestra la física, el frio es capaz de disminuir la tension de los gases, su sola accion independiente de la presion, será bastante para condensarlos, y á la inversa, la aplicacion aislada del calor será bas- tante para cambiar el estado de los cuerpos. Bajo estas bases, imaginémonos, retrocediendo muchos millares de siglos, cuál seria el estado de nuestro planeta cuando su masa, estando en el estado de una incandescencia la mas viva de cuantas podamos figurarnos, se encontraba en fusion. El cuarzo, la cal, la “alúmina y el fierro, que son los elementos simples mas abundantes que componen su corteza sólida, aunque pertenezcan á la clase de cuerpos de los mas infusibles, se encon- traban fundidos en medio de toda la masa. La vida orgánica y la animal no existian, ni era posible que existieran siempre que los séres de esos rangos conservaran los tipos bajo los cuales se manifiesta en la actualidad la vida. Detengámonos por un momento y supongámonos presentes en ese estado de cosas tan extraordinario, en esa infancia tan singular del astro sin brillo que hoy recorre un espa- cio poblado de millares de otros astros luminosos aún, y sobre el cual vive el hombre al abrigo de una naturaleza que, sobre los restos imponentes producidos por la accion del fuego sobre las vertientes de unas montañas horribles en su esterilidad y llenas de quie- bras, de inmensas escabrosidades y de profundos precipicios, tendió un manto espléndido de verdura para encarnar un esqueleto que simbolizaba la desolacion y el reposo de la masa inorgánica que, despues de violentas conmociones, pasaba á permanecer en una inaccion aparente. En semejante estado de cosas, los físicos habrian podido reconocer solamente dos maneras de existir de los cuerpos: bajo la forma líquida y la gaseosa. Los sólidos no existian aún; de los que hoy conocemos como tales, parte formaban entónces un inmenso océano incandescente, sin fondo, sin islas y sin playas, y cuya masa líquida era la misma que la de todo nuestro planeta, y el resto, completamente volatilizado, y asociado á los vapores producidos por toda el agua que hoy forma los mares, los lagos y los rios, y á los elementos que componen nuestra actual atmósfera, constituía un am- biente denso, pesado é impenetrable á los rayos luminosos desprendidos de los demas astros. ' Un paso mas hácia el pasado, para aproximarnos hácia la época del caos. La terrible accion del primer agente criado, el calor, salido de la mano del Creador lo mismo que el magnetismo y la electricidad, simultáneamente con el nacimiento de la luz, concentrado - de una manera viva y enérgica sobre la materia, probablemente en el principio de las cosas hizo permanecer en el estado gaseoso cuantos cuerpos simples y compuestos cono» 240 LA NATURALEZA. cemos, siendo en consecuencia esa época el reinado de los vapores, único estado de exis- tencia de los cuerpos. Una elevacion de la temperatura de 100,000? centigrados, aplicada á la masa terrestre, seria bastante sin duda para volver á poner las cosas en el mismo es- tado. La irradiacion continuada en el inmenso vacío del espacio debió cambiar estas cir- cunstancias, de la misma manera que por una causa igual ha pasado nuestro globo de la fusion ignea al estado físico que hoy presenta, y en el cual, ateniéndonos á los datos que nos ministran la meteorología, la geología y la geografía fisica, permanecerá siempre que un cataclismo extraordinario no interrumpa esta marcha por centenares de siglos, hasta la llegada de la época en que el descenso de temperatura ocasionada por la irradia- cion, sufoque la existencia de la vida sobre su superficie. Contemplemos ahora ese porvenir lejano, é imaginémonos que el frio de las regiones polares ha invadido las zonas templadas y las regiones tropicales, y que al incremento de su intensidad, se debe la muerte lenía de cuantos séres animados conocemos. De las on- das del océano, de los mares mediterráneos y de los grandes lagos surgirán enormes mon- tañas de hielo, que en virtud de tener menor densidad que el agua, flotarán y caminarán impelidas por los vientos: supongámonos en fin, congeladas las aguas que aparecen en la superficie del globo, ¡cuánto habrá cambiado entónces el aspecto físico y la fisonomía de la tierra! Al lado de las cordilleras de pórfido y de traquita, se habrán formado entónces magnificas cadenas blancas y resplandecientes, que desprenderán reflejos deslumbrado- res heridas por los rayos de un sol brillante, constituidas por el cielo trasformado en foco, desnudas de vegetacion y llenas de picachos, de escarpas y de agujas que se lanzarán hácia un cielo de una diafanidad admirable. El perfil de esas cordilleras será mas ca- prichoso que el de las crestas del Monte Blanco en los Alpes, y que el de las montañas mas accidentadas del Himalaya y de los Andes. Multitud de cráteres volcánicos elevarán sus cimas cónicas, y periódicamente harán unas erupciones de aquellas aguas que en el seno de la tierra hayan dejado de congelarse, y que ásu salida, sobrelas vertientes de los volcanes, se congelarán como en la actualidad se congelan las lavas que vomitan el Vesu- vio y el Etna. Un paso mas hácia el porvenir, y sobre las montañas y llanuras de hielo, creciendo la intensidad del frio, formarán nuevos océanos el ácido carbónico, el oxigeno y el azoe de la atmósfora, liquidados por su accion. Nuestro planeta entónces estará circunvalado directamente por el vacio, y el reposo mas completo comenzará á reinar en toda la exten- sion de su superficie. Continuará la irradiacion en el espacio de una manera mas enér- gica, y entónces esos gases que se han liquidado se solidificarán y formarán nuevas mon- tañas y llanuras: los líquidos habrán desaparecido por completo y no se conocerá en la tierra otro estado que el sólido. Si los vapores y los líquidos reinaron ántes de que la vida se manifestase en nuestro globo, los sólidos reinarán cuando esta haya desaparecido para siempre. Concluyamos suponiendo en fin, que la temperatura ha llegado á descender hasta 100,000 centígrados, y supongamos (al físico y al geólogo) examinando la super- ficie de este planeta desnudo de vida y de todo movimiento y presentando solamente la imágen de la desolacion y la muerte. Sobre las vertientes de nuestras actuales montañas y sobre la superficie de nuestras llanuras, se apoyarán las cordilleras de hielo y enormes témpanos que ocupando una grande extension queden definitivamente asentados para for- mar el suelo de los grandes valles que deben reemplazar á los actuales. Los reinos vegetal y animal anonadados por la accion del frio, quedarán imperfectamente representados en sus restos fósiles, con las diferencias peculiares de todas las zonas y de todos los climas, y el hombre, la obra maestra de la creacion, además de dejar los restos de su propio cuerpo, quedarán sepultadas sus ciudades, sus monumentos, y sus mas encumbradas obras, bajo INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA BOTANICA —Estudio sobre la familia de las Cacteas de México, por el Sr. D. | José M. Velasco, socio de número. (Concluye.) ; FAUNA INDIGENA.—Notas sobre las costumbres de algunos ci de Mé- fa xico, por M. F. Sumichrast. (Concluye.) Ñ HISTORIA NATURAL MEDICA. sos 6 Calabaceñas, por el Sr. D | Leonardo Oliva, socio corresponsal en Guadalajara. Me ' BOTANICA MICROGRAFICA.—El criptococcus del pulque, por el Sr. D.Jo- 3 | sé Barragan, socio de número. : 5) PLANTAS INDIGENAS —Estudio sobre el Chayote, por el Sr. D. Alfonso %5 a Herrera, socio de número. HIPOTESIS GEOLOGICA.—Los estados de existencia de la tierra, por D. Pedro López Monroy, socio de número. | _—vnfns A A, ú < LAS sSUSCOCRICIONES SE RECIBEN EN ESTA CAPITAL: En la Botica de la Mariscala. » 9» 3) Je Urbina, calle 32 de San Juan. ; | » om 3 del Hospital de Jesus. E Ñ » y “asa núm. 5 de la calle de la Puerta Fal- E sa de Santo Domingo. Librería del Sr. Aguilar y Ortiz, 12 de Santo Domingo núm. 5. FUERA DE LA CAPITAL Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos nombres se ponen á continuacion. ATOTONILCO EL Gde.... D. Antonio Palacios. ORIZAVA... CORDOBA Alasid .... yy Apolinario Nieto. PACHUCA,. D. José María Ariza.. . y Ramon Almaráz. y» Francisco María Ran- sw José María Cárdenas. GUADALAJARA. » Leonardo Oliva. gel. la GUANAJUATO. y Alfredo Dugés. PUERTO DELA PAZ (Ba- , HUEJUTLA... - yy Manuel T. Andrade. ja Califordia)ecnmmsmmmo. » José Fidel Pujol. JALAPA "0 Manuel Rivera. SAN LUIS POTOSI... f ,, Manuel Pereira. » Lino Caraza. t y Florencio Cabrera, MON +, Cárlos Romero. TABASCO yy Manuel Mestre. Í MARAVATIO, y Manuel Urquiza. TETECALA .» yy Albino Celis. Ñ MAZATLAN. y» Manuel Hidalgo. . yy Rafael Jimenez. MEXTITLAN.. y, Mariano Guzman. ,» Ramon de la Peña y MINERAL DEL CHICO. y» Ramon Mancera. Peñúñuri. E MORETTIA...... yy Mateo Gonzalez. VERACRUZ.... + yy Luis Molina. Ñ OAXACA onnicoos , Manuel Ortega Reyes. | ZACATECAS... M, Velazquezde Leon, A A , | dba i ¡ PZA Ss E LA l NATURALEZA 6) 5 VER DASS e ===2 — SS E ee PERIODICO CIENTIFICO. == DE La SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL > ) kE EA 2 en 290 LAR ENTREGA 12%—MAYO DE 1870. Ey%- SS > 5 o op - MÉXICO y Lo IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C: : 2 BAJ0S DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. 1869 LA NATURALEZA 241 las enormes masas de las rocas que le eran posteriores, como las ciudades de Herculano y Pompeya con sus edificios y monumentos quedaron engastadas en las lavas devastado- ras del Vesubio. Guando el reinado de los cuerpos sólidos llegue á toda su plenitud, el reposo mas com- pleto existirá sobre la superficie de la tierra. La lluvia y cuantos agentes atmosféricos existen hoy habrán desaparecido, y en consecuencia la tierra perpetuamente conservará poco más ó ménos el aspecto y la fisonomía que le haya quedado impresa en la época en que se suspendieron los fenómenos que tienden hoy á modificarla. Nuestro planeta, con- vertido entónces en la tumba de la naturaleza animada, visto desde los demas astros, tendrá el mismo aspecto de reposo y de monotonía que se nota en la superficie de nues- tro satélite. Si en el principio las moléculas de la materia se repelian, tomando la espansion inhe- rente á los gases, al descenso de temperatura, dejando obrar á la atraccion mútua de esos elementos, pudieron reunirse los cuerpos en masas líquidas, cuya composicion química era la resultante producida por la presencia de los elementos simples obrando todos con- forme á la ley de las afinidades y á la estabilidad de los cuerpos producidos. Cuando los cuerpos sólidos sean los únicos que existan, la atraccion molecular habrá llegado á su máximum y el volúmen á su mínimum á consecuencia de la contracción; y sin embargo, en la distribucion química y mecánica de los elementos de toda la masa sólida, quedará impreso el sello de las leyes químicas que hayan obrado en las épocas anteriores y el del movimiento constante con que en otros periodos hacia entrar en movimiento á los cuer- pos inanimados una naturaleza llena de vida y cubierta con el ropaje de las mas esplen- dorosas galas. Si en el principio la tierra que habitamos era el teatro de unas escenas cuyo aspecto aterrador jamás podremos imaginarnos, en su fin la calma y el silencio mas grandioso será una escena mas imponente. En medio de este gran paréntesis, la inteligencia, la expresion mas brillante y espléndida de la vida, habrá aparecido como un meteoro secu- lar de vivísimos reflejos, entre cuya aparicion y desaparicion mediará solo un instante de esa especie de tiempo que las primeras líneas de nuestros libros sagrados llaman dias. FAUNA INDÍGENA UNA NUEVA ESPECIE DE AJOLOTE DE LA LAGUNA DE PATZCUARO, POR EL SR. D. ALFREDO DUGES, SOCIO CORRESPONSAL EN GUANAJUATO. Sin.: Siredon Dumerilii, Alf. Dug.; Achoque de agua, Pátzcuaro. Esta nueva especie de ajolote que dedico al Sr. D. Augusto Dumeril, Pro- fesor de Erpetología é Ictiología, en el Museo de Historia Natural de Paris, proviene de la laguna de Pátzcuaro: los habitantes de este lugar le llaman 31 242 LA NATURALEZA Achoque de agua, para distinguirlo del Bolitoylossa mexicana, Dum. y Bib., al que dan el nombre de Achoque de tierra. Una hembra tenia las medidas siguientes: Cabeza, long. 0,049; lat. 0,05; cuerpo, long. 0,088; lat. 0,045; cola y sacro, long. 0,125; altura de este ór- gano á la region anal, 0,029; agallas, la mas larga, 0,028; miembro anterior, 0,045; miembro posterior, 0,047. Color general de un rojo violeta mezclado de pardo; mucho mas claro en las partes inferiores y aun algunas veces la garganta y el pecho blancos; cos- tados con manchas blanquecinas; agallas negras. Membrana natatoria nacien- do como á la mitad del dorso, de un negro violado: en el macho comienza entre los hombros. Manos semipalmeadas, ó mas bien con palmeaduras re- currentes; patas palmeadas. Cabeza y dorso cubierto de puntos hundidos for= mados por las aberturas de las glándulas de la piel, que secretan un humor lactescente, amargo y de mal olor: cabeza como jibosa en la region pos- terior. Estos caractéres son muy suficientes para distinguir este Ajolote del Sire- don Humboldtúi y del Siredon Harlanút, ya conocidos. Admitiendo como cierto, segun parece deducirse de las experiencias del Sr. D. Augusto Dumeril, que los Ajolotes no son sino larvas de Urodelos, es probable que el que nos ocupa, deba trasformarse en un Ambystoma ú otro Batraciano de esta familia, diferente del que proviene del Ajolote de Méxi- co: será, pues, un Atepocate de Urodelo. Habiendo hecho un estudio anatómico de este animal, me ha parecido con- veniente dibujar algunos de sus órganos, y son los que están á la vista con su referente explicacion. Se notará que existen agallas y pulmones, y estos úl- timos aunque funcionan de una manera por decirlo así rudimentaria, no por esto dejan de ser órganos de respiracion que el Achoque emplea cuando su- be á respirar á la superficie del agua, lo que ejecuta con cierta regularidad, ó se le retira de este elemento: estos pulmones no tienen brónquios ni tráquea, los que probablemente se formarán al perder el animal sus agallas, para pa- sar al estado de Batraciano terrestre. Se'ven las aberturas del pericardio y en esta misma cavidad existe un orificio de comunicacion con la pared inferior de la faringe. Los oviductos son muy notables por su enorme tamaño y espesor. El in- testino poco desarrollado, así como la denticion, indican un animal insectívoro. En cuanto al sistema nervioso, he determinado sus partes despues de un maduro exámen, de investigaciones minuciosas y de la comparacion con las mismas partes de otro Batraciano. Me separo un tanto de la manera con que muchos naturalistas consideran la masa encefálica, y he fundado mis deter- -084YN971Vd 30 VNN9VI1 V1 30 31010PV 30 3193453 VAJNN YNN saón] q al oO] , VZATVENLVN Y7 O A A A A a LA NATURALEZA A 243 minaciones principalmente sobre la consideracion del orígen de los nervios. La oreja, situada en la parte superior de los huesos cuadrados ó timpáni- cos, consiste en una cavidad llena de un líquido mucilaginoso, teniendo en suspension un otolito cretáceo: este líquido está contenido en una bolsa mem- branosa (vestíbulo), sobre cuyas paredes se ramifican los filetes terminales del nervio acústico, así como lo hace el nervio olfativo en la bolsa pituitaria. Las demas particularidades están explicadas en las láminas. EXPLICACIÓN DE LAS FIGURAS. ——o 000 —— 1.—Hembra.—P, pulmones.—H, hígado.—V, vesícula biliar.—E, estómago y Y', ba- z0.—I, intestino.—R, recto lleno de materias fecales.—O, ovarios y huevos.—Ol, oviduc- tos. —CL, cloaca. 2.—La misma.—No se han dejado mas que los oviductos (dos: derecho éizquierdo) OL, para dejar ver sus extremidades libres ó pabellones OY' y su terminacion Ol2 en el recto del que se ha dejado un fragmento.—En CA se ven los cuerpos grasosos amarillos. 3.—La misma.—Solamente los cuerpos adiposos CA y los riñones RI: entre los cuerpos adiposos hay un fragmento de peritoneo: se han apartado estos órganos para ver sus vasos. 4.—La misma.—Cabeza vista de perfil. 5.—Macho.—C, corazon.—O, seccion del húmero.—H, hígado.—I, intestino.—V, ve- jiga urinaria.—CL, cloaca y próstatas muy grandes. 6.—El mismo.—Sin aparato digestivo.—E, principio del estómago.—P, pulmon dere- cho.—B, bazo.—T, testículos.—R, riñones.—V, vejiga.—VR, urétere terminando arriba de la cloaca.—SP, espermiductos desembocando de cada lado y un poco abajo del meato urinario.—A, ano.—CL, cloaca abierta: se ven los radios que forman los repliegues de la mucosa en donde despuntan los orificios delas glándulas de la próstata. 6.% bis, Riñon y canal deferente: algunos autores creen que es una próstata pelviana. 7.—Cabeza huesosa del macho vista de perfil. Al occipital adhiere el atlas, y debajo de los huesos timpánicos se ven los arcos branquiales cartilaginosos. 8.—Son los dientes superiores. 9.—El corazon amplificado.—OD, aurícula derecha.—0G, aurícula izquierda.—V, ven- trículo.—B, bulbo arterial. El corazon está colocado en una cavidad tapizada de una es- pecie de pericardio, y casi amoldada sobre el órgano: debajo de él se abren los orificios pulmonares como se veen la fig.6%, y detrás del bulbo está un orificio en comunicacion con la faringe, por donde puede pasar el aire: no hay laringe. 10.—Corte de algunas glándulas formando los cuerpos que llaman próstatas caudales, y que secretan un líquido mucoso.—B, su porcion periférica terminada en utrículo.—L, sus extremidades libres desembocando en la cloaca. 11.—Corte transversal del oviducto. Este órgano tiene un canal central pequeño y unas paredes muy gruesas formadas por utrículas alargadas que secretan la mucosidad que en- vuelve los huevos. 12.—Cabeza de tamaño natural. Por el lado izquierdo se ven los arcos branquiales, por el derecho los nervios principales.—1, nervio olfativo con sus ramificaciones en la mem- 244 ; LA NATURALEZA brana pituitaria.—2, trifacial.—3, óptico.—4, motor ocular externo.—5, facial.—6, acús- tico, ramificándose sobre la bolsa membranosa de un vestíbulo lleno de materia mucila- ginosa y conteniendo un otolito cretáceo.—7, nervio elosofaringeo?—8, lóbulos olfativos. —9, bemisferios.—10, glándula pineal.—11, lóbulos ópticos: entre ellos y la medula oblongada está el cerebelo, x.—12, medula oblongada y principio de la espinal.—13, el animal visto por encima. Hembra. HISTORIA NATURAL MÉDICA. CUCURBITACEHAS O CALABACEÑAS, POR EL SR. D. LEONARDO OLIVA, SOCIO CORRESPONSAL EN GUADALAJARA. (CONTINTA.) Género Momordica, L., Juss., Geert.; Amordica, Neck.; Poppya, Neck.; Ecbalium, L., C., Richard. « Flores monoicas, blancas ó amarillas, con el pedúnculo unibracteado (acaso siempre?). Flor masculina; cáliz quinquifido, con el tubo muy corto; corola quinquepartida; estambres triadelfos, con las anteras conatas. Flor femenina; filamentos tres? (mas bien cinco triadelfos), estériles; estilo trífido, ovario trilocular. Fruto muchas veces erizado (acaso siempre?); en la madurez, las valvas se levantan por su elasticidad; semillas comprimidas, reticuladas (acaso siempre?) Especie 1.* D. €. Momordica balsamina, L.; Charantia, Lob.; vulg., Alve- llana. Diagnósis. «Con hojas quinquelobo-palmeadas, dentadas, lampiñas, lustrosas; con frutos subrotundo-ovados, estrechados en ambos extremos, an- gulados, tuberculados, anaranjados, rompiéndose irregular y lateralmente; con una bractea acorazonada, dentada abajo del medio del pedúnculo, con el arilo rojo: » es anual. Descripcion.—Planta trepadora, de tallo peludo, con pelos rígidos; hojas alternas, pecioladas, hendidas profundamente en siete lóbulos, ó pinatifidas; pínulas irregularmente festonadas, cada feston con uno como rudimento de espina, blandas, lisas: huelen á Bule; peciolo acanalado; con zarcillo axilar, largo y espiral. Flores axilares; cada una presenta un cáliz gamosépalo, cam- panulado, dividido en 5 lacinias, blancas, lanceoladas; una corola gamopétala, dividida en 5 obovales, oblongas, unidas ligeramente por la base, amarillas, arrugadas; anteras tres, lineares, amarillas, unidas en un cuerpo, como for- mado de un filete que se dobla en toda su longitud sobre sí mismo, filamentos muy cortos; ovario coronado por los dientes del cáliz persistente; estigma tri- LA NATURALEZA 245 fido? Fruto como pepino amarillo, exteriormente crestado-tuberculoso; se- millas como las del Bule y engastadas lateralmente por uno de sus extremos en diferentes series; arilo rojo. Género Sechium, Brown, L., Juss., Lam. « Flores monoicas, amarillas; flor masculina y cáliz subquinquedentado, excavado de diez hoyuelos; corola íntimamente unida con el cáliz; estambres 4-5 monadelfos? libres en el ápice, divergentes, con anteras acorazonadas, distantes. Flor femenina; cáliz y co- rola como en la masculina; estambres nulos; estilo grueso; estigma subcapita- do, 3-5 fido. Peponida acorazonada al revés, monosperma, con semilla ova- da, comprimida. » Especie 1.? Sechium edule, Sw., Sycios edulis, Sw.; Chayota edulis, Jac.; mexicano, Chayotli. Diagnósis. «Con tallo rollicito, extriado, liso; hojas aco- razonado-anguladas, rugositas por debajo, con lóbulos conniventes, en su base dentados, con el terminal mas largo, acuminado; zarcillos 4-5 fidos; flores masculinas en racimos; femeninas, solitarias en la misma axila; frutos grandes, obovados, jibosos en el ápice, peludo-erizados: » es anual y comun. Tal vez el de Jalapa y el de estropajo son variedades y el pelon el S. ame- ricanum, Lam. Especie 3.2 D. C. S. palmatum, Ser. Diagnósis. «Con el tallo rollizo, ob- tusamente surcado, con zarcillos umbelados; hojas palmeado-lobadas, ásperas; con estípula ó bractea sesil, acorazonada, profundamente 3-lobulada; flores masculinas en racimos, con el pedúnculo comun corto, multifloro; filamen- tos monadelfos en la base, dilatados hácia el ápice; flores femeninas, gemi- nadas, casi sesiles; frutos aguijonados, verdes, de la magnitud de una ave- llana: » es anual, Crece en Acahualtampa. Género Cucurbita, L., Juss., Geert.; Citrullus, Nek.; Pepo y Melopepo, Tourn. «Flores monoicas; corola campanulada, amarilla, pétalos muy unidos entre sí y con el cáliz; flor masculina; cáliz hemisférico-campanulado; estam- bres cinco, triadelfos y singenesos, con las anteras bruscamente encorvadas en su base y ápice, por lo demas rectas y paralelas; flor femenina: cáliz obo- vado-claviforme, angostado hácia su ápice ó campanulado, y despues de la antesis siempre circuncidado debajo del limbo; anteras frecuentemente esté- riles; estigmas tres, gruesos, bilobulados. Peponida 3-5 locular; semillas ovado-comprimidas, con el márgen ligeramente hinchado. » Especie 1.* D. €. Cucurbita maxima, Duch.; €. potiro, Pers.; mex. Ayo- ¿li, Hern. Diagnósis. «Con hojas acorazonadas, muy rugosas, con el peciolo pelierizado, con el tubo del cáliz obovado, terminando en un cuello corto, con frutos globosos, sub-deprimidos, amarillos, rojos ó verdes: es anual. La que he observado presenta un cáliz de cinco sépalos estrechos, agudos, cubiertos 246 LA NATURALEZA de pelos rígidos; corola gamopétala dividida en cinco lacinias; estilos y estig- mas 4 á 6 en tubo. » Entiendo que la calabaza de que se hace el calabazate, es una especie ó variedad del género. Especie 11.2 D. C. Cucurbita fo*tidissima. H. B. K. vule., Calabacilla amarga. Diagnósis. «Con hojas ligeramente acorazonadas, ovadas, sinuado- anguladas, en la parte superior angostadas, dentadas; por encima estrigoso- pelierizadas, por debajo blanquizcas y velloso-pelierizadas; con flores femeninas axilares, solitarias, pedunculadas; con el cáliz en la parte superior infundibuli- forme-campanulado, con lacinias ovado-oblongas, agudas: » es anual. Crece en Guanajuato á 1080 toesas de altura, y en las orillas de Guadalajara, Ahua- lulco, etc. Género Gronovia, L., Juss., H. B. K. «Flores hermafroditas; cáliz infundi- buliforme, 5-partido, colorado; escamas petaliformes, 5-lineares, alternando con las lacinias del cáliz, brillantes; estambres cinco, libres, alternos con las escamas; ovario infero, estilo único, estigma subcapitado. Baya seca subglo- bosa, monosperma, coronada por el cáliz persistente y marchito. Planta tre- padora zarcillada?, adherente, con hojas casi de Brionia, con pedúnculos opuestos, casi en umbela, con flores en espiga, unilaterales, cimosas, sesiles y bracteadas. » (Concluirá.) QUÍMICA ANALÍTICA. SI AGUAS DE LA HACIENDA DE TENGUEDÓ, POR EL SR. D. GUILLERMO HAY, SOCIO DE NUMERO En el mes de Diciembre próximo pasado me fueron entregadas para su análisis tres clases de agua traidas de la hacienda de Tenguedó, cerca de Ac- topan, Distrito de Tula. Son aguas termales descubiertas recientemente, y nacen de dos manantiales. La primera que allí llaman agua caliente brota con una temperatura de 46923 centígr. (37%R.) y la que llaman fria tiene 28% (207R.) donde mana: á alguna distancia se reunen estas aguas en un de- pósito, y al entrar en éste tiene el agua caliente 35%c(28%R.) y la fria 18975 (MS?R.)* Las aguas sometidas al análisis fueron traidas á México en tres botijones 1 Las observaciones de las temperaturas del agua fueron tomadas repetidas veces por D. Trinidad Ordós, mayordomo de la hacienda. LA NATURALEZA. 247 grandes (damajuanas), y es evidente que el resultado del análisis, sobre todo en lo relativo á la cantidad de gases y á la de carbonato de cal que contenian primitivamente, no puede ser tan exacto como si los ensayes se hubieran he-- cho en la hacienda misma. Pero como su propietario el Sr. Villamil queria saber únicamente si estas aguas contienen algunas sustancias que pudieran perjudicar á las tierras de labor que riegan; la diferencia en la cantidad de gases y en la del carbonato de cal que se deposita constantemente de estas aguas no puede influir en el juicio que se habia de formar de ellas. Hé aquí, pues, la análisis y las observaciones que remití á dicho señor: Aguas de la hacienda de Tenguedó, Agua Agua del cerca de Actopan. caliente. |Agua fria depósito. ¡ Gramos. Gramos. Gramos. | Densidad 4 1795 centíg 1002,29 | 1001,99 | 1001,99 Res. dela evap. de 1 litro calentados á 120%c.| 1,988 1,86 1,95 UN LITRO CONTIENE: 0,303.1 | 0,082.8 YN 0,021 TA A NA 0,033 | 0,023.8 Ercanbenatorde cal aras caos oa dl 0,280 0,358.83 Sultato de Maonesit.ctoccodocos oooconcanioness 0,258 0,3892 AENA iO. 0,792 0,473.8 Sulato de BOSA cines iasns coa 2 0,244 0,307.9 Cloruro de sodio: tada ade 0,245 0,255.6 Carbonato de amoniaco , 0,001.8 | 0,003.9 Materias orgánicas 0,011 » 1,914.1 Al examinar las análisis del agua fria y caliente, se ve desde luego que el agua caliente contiene un 7% mas de sales fijas que la fria, y que por con- siguiente es de mejor clase: pero ademas he observado durante el tiempo que he tenido las aguas en mi poder, que se ha depositado mucho mas carbona- to de cal del agua fria que de la caliente, y así debe de ser, pues esa contie. ne mas ácido carbónico libre que al desprenderse hace que el carbonato de cal se deposite. El agua del depósito contiene mas carbonato de cal que el agua fria y mé- nos que el agua caliente, como es consiguiente por la mezcla de las dos aguas, sobre todo si estas llegan al depósito en cantidades casi iguales; pero he ob- servado tambien que deposita ménos carbonato de cal. La cantidad total de las sales no puede perjudicará la vegetacion; el ácido carbónico le es provechoso; y aunque las aguas no son muy potables, tampo- co contienen una fuerte proporcion de sales, pues no llega á dos milésimas, 248 LA NATURALEZA y evidentemente mucho disminuiria, si se emplease solo el agua fria, dejándola estancar algun tiempo en un depósito, y produciendo en ella, si posible fuese, algun movimiento para facilitar el desprendimiento del áci- do carbónico. Si la localidad lo permitiese, aconsejaria que se depositaran separadamen- te las aguas fria y caliente, y despues de algun tiempo, tomando 10 litros de agua de cada clase y evaporándolas cada una por su lado en un caldero de fierro ó cobre, los pesos de los residuos darian un punto de comparacion pa= ra formar un juicio, sobre cuál de las dos aguas seria preferible emplear. Un modo práctico para obtener el movimiento en las aguas, ya que seme ha asegurado que los niveles no permiten producir un salto ó caida artificial, es el establecer en los depósitos dos ú tres molinitos de aire, horizontales, que pondrian en movimiento unas ruedas de paletas que trabajarian conti- nuamente miéntras tuviesen viento, y que, por ser horizontales no tendrian que orientarse. El costo de estos aparatos, que cualquier carpintero algo in- teligente puede hacer, seria insignificante en proporcion de las ventajas que producirian. Segun lo expuesto, se pueden formular las conclusiones siguientes: 1.% Las aguas fria y caliente pueden servir para la agricultura si se con- servan algun tiempo en un depósito. 2.% El agua fria es de mejor clase que la caliente. 3.% Será muy provechoso para mejorar las aguas, producir en ellas me- cánicamente un movimiento cualquiera que facilite el desprendimiento del ácido carbónico. 4.“ Las experiencias ulteriores indicarán si es preferible depositar las aguas frias y calientes separadamente ó reunirlas en un mismo depósito. EL CEBORUCO. OBSERVACIONES SOBRE ESTE VOLCAN, POR EL SEÑOR DON A. CARAVANTES. Cerca de la villa de Ahuacatlan, en el territorio de Tepic, existe un volcan apagado ha muchos siglos y que á todo viajero que del interior del país se ha dirigido á los Estados occidentales de nuestra República ha llamado la aten- cion por la gran corriente de lavas que principiando del volcan mismo, baja Tomo 1%. LA NATURALEZA. Lamina 6 ROA SNA "A 1e/a HAS BO IUICOR LA NATURALEZA 249 sin interrupcion hasta atravesar el camino real que hay de Abnuacatlan á es- ta ciudad, á cuatro leguas de aquella villa, y que se conoce con el nombre de El Ceboruco.! Este volcan parece que ha estado en erupcion en tres épocas distintas, en que han mediado muchos siglos y que se distinguen por las lavas que ha ar- rojado en cada una de ellas. En la primera época hizo un derrame que se advierte hácia el Oriente, y casi sobre el camino que sale de Ahuacatlan para Ixtlan, cuya lava, muy se- mejante á la del Geboruco, está casi cubierta de tierra y con bastante vege- tacion. En la segunda hizo igualmente derrames al Norte y Poniente, y esta lava se halla apénas cubierta de tierra en algunas partes y con muy poca vegeta- cion. Y en la tercera, cuyo derrame al Sur se presenta mas á la vista del viajero, se conserva la lava negra y enteramente sin tierra ni vegetacion: este es el Ceboruco. Cuándo haya estado en actividad este volcan y hecho los derrames de lavas que llevo dichos, son acontecimientos de que no se tiene noticia ni por la historia ni por la tradicion. Mota Padilla, en su Historia de la conquista de la Nueva Galicia, y el P. Fre- jes su compilador, hablan de un punto que llaman Tetitlan, y que en idioma mexicano quiere decir «lugar de muchas piedras, » y es muy probable que se refieran á algun pueblo que existió inmediato al Ceboruco y no á la hacienda que hoy lleva este nombre y que se halla á tres leguas de él. Las revoluciones geológicas del globo, son un monumento perpétuo y de- ben servir para fijar las épocas cronológicas en la historia de los pueblos; mas siendo mudas y la tradicion oral corrompiéndose con las preocupaciones y des- cuidos de las generaciones, toca á la historia tomar nota de dichas revolucio- nes, con cuyo objeto trazamos estas líneas. El lúnes 21 de Febrero de 1870, percibieron los moradores de las inme- diaciones del volcan, ántes apagado, de Tetitlan 6 Ahuacatlan, una humareda ligera en el vértice de la montaña, la que fué tomando mayores proporciones hasta el miércoles 23, en que oyeron grandes ruidos, sintieron ligeros movi- mientos de tierra y vieron grandes cantidades de vapor y arena que despedia del cráter y que el viento lanzó á mucha distancia hácia todos rumbos, aun- que mas hácia el N. E. sobre los pueblos de Jala y Jomulco. Por la noche vieron salir fuego del cráter en cuatro ó cinco puntos de donde se levantaban gruesas columnas de vapor y arena. 1 Esta palabra, adulterada del idioma haitiano, parece indicar una formacion derocas esponjosas. 32 250 LA NATURALEZA. 4 En Tepic, luego se tuvo noticia de este acontecimiento, y desde las azoteas de las casas se veían en el dia esas columnas en todo semejantes á una nube. Esto nos llamó la atencion hasta emprender visitar el volcan para observar de cerca la erupcion. En efecto, el domingo 6 de Marzo pasamos la noche en el rancho Uzeta al S. O. del volcan. (Grandes ruidos se oyeron, semejan- tes al estruendo de las olas de la mar embravecida, y algunos silbidos como los que da el vapor de una locomotora; ademas, se veía fuego en el cráter, y gruesas columnas de humo negro. El lúnes 7, á las ocho de la mañana, acompañados de dos guías, el inge- niero D. Luis Figueroa, D. Manuel G. Vargas, D. Alejandro Andrade, el que esto escribe y un mozo, nos dirigimos al volcan, tomando el arroyo de Uzeta, que en la montaña lleva el nombre de los Cuates. En la junta de este arroyo con el de la Lechuguilla en la misma montaña, y á unos 500 metros del punto donde venia la lava que derrama del cráter, á las nueve y media de la mañana el termómetro centígrado marcó 251 al aire libre, y puesto en la arena hervida ó ceniza que tiene dicho arroyo marcó 74: los árboles de las márgenes de este arroyo se han secado por el calor. Esta lava fina ó arena hervida corrió por el arroyo á semejanza de la agua, el miér- coles 23 de Febrero al principiar con fuerza la erupción. Dejando nuestros caballos en el arroyo en parte donde no los molestara e] calor del piso, tomamos la ladera bastante pendiente y de una altura de 80 metros á la derecha del arroyo, subimos, y por la orilla de él, que forma una cuchilla de la montaña, llegamos á 100 metros de donde viene esa lava en forma de peñascos. ln este lugar, á las doce del dia, el termómetro centígr., al aire y sombra, marcó 299, al sol 40?. La declinacion de la aguja es 107 E. y la inclinacion 9 aproximativamente.! Desde este punto vimos avanzar len- tamente la lava empujada por vapor, llenando toda la entrada del arroyo y formando como un muro en figura de trapecio casi simétrico, cuya base su- perior es de 100 metros y su altura de 80. Este muro viene llenando entera- 1 Este dato debe rectificarse, porque siendo la declinacion 10? al E. no parece proba- ble que la inclinacion sea menor. Sabido es que á mayor latitud corresponde inclinacion mayor, y estando el volcan mas distante del Ecuador que México, mayor debe ser en aquel punto que en esta capital. La inclinacion en México por término medio de 1,431 observa- ciones que hice en 1866 y 67, es de 442 8' 29” (sexagesimales), muy diversa á la asigna- da en el presente trabajo. Se podrá decir que la accion volcánica ha influido mucho; pero admitiendo una perturbación, noes posible que esta la haya hecho descender al número asignado. En apoyo de lo que digo compárese la declinacion observada en el Ceboruco con la que obtuve en México: aquella es de 109 E. y ésta de 82 8' 13” (sexagesimales), término medio de 606 observaciones. Gomo se ve, la declinacion merece entera confian- za, por la pequeña diferencia que acusa, fácil de explicar, no pudiendo decir lo mismo de la inclinacion.—/qnacio Cornejo. LA NATURALEZA 951 mente el arroyo, y al avanzar se desprende de grandes porciones, las que caen con fuerte estrépito y se reducen en el suelo á pequeñas partes de escoria, y lo mas se levanta en forma de gruesa columna mezclada con tierra de color rojo que se derrumba de los costados del arroyo, y cuya columna se percibe á muchas leguas de distancia. Al desprenderse esas porciones, las piedras pe- queñas recalentadas chocando con otras, producen un sonido metálico. Todo este muro parece en ebullicion por el desprendimiento de gas, como en la cal cuando la apagan. Su color es blanco ceniciento, y su fuerza impul- siva es tan grande que va derribando el cerro que forma la caja del arroyo, “y vimos desprenderse grandes peñas y gruesos pinos que luego se incen- diaban. Despide un olor piritoso, y como el viento nos era favorable, no nos mo- lestaba el calor. Quisimos recoger algunos pedazos de esta lava, pero nos lo impidió lo ca- liente del suelo y no pudimos acercarnos mas. dl El cráter del volcan está casi en la parte mas elevada del cerro en una has ranca 6 hendidura que forman las crestas de aquel: es trasversal de Oriente á Poniente. La lava que arroja en grandes peñas sigue por un desfiladero ú arroyo hácia el Sur; luego toma el Poniente siguiendo por el arroyo de los Cuates. Siendo el cráter en forma de abra longitudinal y la fuerza de los gases sub- terráneos no tan grande para lanzar las lavas á los costados de la montaña, éstas, al salir, parte se derraman sobre la abertura, y entónces los gases ha- cen su salida por otro lugar y se ven levantarse dos ó tres columnas vaporo- sas á un mismo tiempo ó alternativamente. No habiendo, pues, ninguna co- lumna perpétua, sino apareciendo con interrupción, supongo que no hay una boca-cráter siempre abierta, sino que se obstruye con la misma lava, y en- tónces da salida al vapor por distintas partes: ademas, la forma de burbujas vaporosas de que se componen las columnas, indica que el vapor sale com- primido y filtrándose por las porosidades de la lava. Estas columnas que suben á bastante altura sin descomponerse por el ai- re, le dan una hermosa vista al volcan, porque son blancas como el algodon y se tiñen de carmin al ponerse el sol. Una que medimos era de 414 metros de longitud y 25 metros de anchura. Este volcan está situado á los 21? 25' lat. N. y 59 25'long. O. de Méxi- co. Su elevacion sobre el camino que pasa por Uzeta es de 408 metros, y sobre el nivel del mar 1,525 metros: Uzeta está sobre el niyel del mar 1,117 metros. Hoy que tan conocidos son los efectos del vapor de la agua cuya potencia 952 LA NATURALEZA admira, se encuentra sin mucha dificultad la explicacion de los temblores y volcanes, separándose de las antiguas teorías que explicaban estos efectos. En el caso que nos ocupa, creo que la fuerza del vapor desarrollada en el anti- guo volcan, es la que hace salir las lavas de sus entrañas, lanzar la arena por los aires, como en la erupcion del dia 23, hacer temblar la tierra de vez en cuan- do y producir truenos y silbidos como el pito de una locomotora. Este jui- cio se confirma con la descomposicion que sufre la luz, en el ocaso del sol, sobre los glóbulos de vapor de agua que forman las columnas que salen del cráter: son verdaderas nubes. En Tepic la declinacion de la aguja es 72 E. La atraccion magnética del volcan la lleva 3% mas (al E.); esto unido al olor piritoso (semejante á una fundicion de fierro) me hace suponer una gran cantidad de fierro en las lavas. Las arenas en ignicion que lanzó por el arroyo de los Cuates, y que el viento llevó á grandes distancias, son de siliza y alúmina. El movimiento progresivo de las lavas no es únicamente por el que les co- munica el vapor del interior del volcan y por la ley de gravitacion, porque entónces avanzarian solamente las que están en la parte superior, y no es así; sino que esta enorme mole camina con más ó ménos regularidad impulsada por una fuerza centrífuga que no puede ser otra que el vapor que impregna sus moléculas y el desarrollo de algunos gases. En una palabra, su progre- sion es semejante á la que tendria la espuma de un caldero que corriera por un plano más ó ménos inclinado. : El dia 15 de Marzo nuevos observadores visitaron el volcan y notaron que las lavas han caminado mucho en el arroyo de los Guates y son ya negras y basálticas. MINERALOGIA PIERROS METEORICOS DE MEXICO, POR EL SR. D. IGNACIO CORNEJO, SOCIO DE NUMERO Bajo el nombre de fierros meteóricos, se han designado las grandes masas de fierro y nikel encontradas en varios puntos de la tierra, y por caer de la atmósfera se les ha dado el nombre con que se conocen. Considerados mi- nineralógicamente, se dividen en dos variedades perfectamente caracterizadas: el fierro meteórico celuloso y en masa: la primera variedad tiene impresiones en todos sentidos, presentando celdillas llenas de una sustancia vítrea ama- LA NATURALEZA 238 rillenta y trasparente, bastante análoga al olivino y soluble en los ácidos. La segunda variedad no tiene celdillas, se asemeja al fierro forjado, y presenta indicios de cristalizacion; al romperse, se obtienen fragmentos que indican el crucero, y por el cual se llega a descubrir el sistema cristalino de este mi- neral. El orígen del fierro meteórico aun no está perfectamente conocido: hipó- tesis más ó menos ingeniosas se han inventado para explicar su presencia en la superficie de nuestro planeta. En el terreno de las suposiciones, cualquie- ra explicacion convence y satisface; pero al llegar á la práctica, comienzan las objeciones y dificultades, y es absolutamente necesario buscar otra solu- cion al problema que se trata de resolver. Nimás ni ménos ha sucedido con las teorías sobre el origen del fierro meteórico. : Al principio, cuando se comenzó á dar crédito á las muchas tradiciones que referian la caida de piedras meteóricas conteniendo dicho metal, se creyo se- rian arrojadas por los volcanes terrestres: la química, compañera inseparable de todas las ciencias de observacion, puso fuera de combate la teoría volcáni- ca, dando á conocer la composicion de las lavas terrestres absolutamente di- versa de la de los fierros meteóricos. Desde el siglo XVII los astrónomos y los geómetras se empeñaron en bus- car el orígen de los aerólitos en los volcanes de la luna, y como tomaron par- te en estas investigaciones sabios de primer órden, la teoría tuvo muchos partidarios. Desde 1660 Terzago* emitió la opinion que dió lugar á la teoría anterior, y Laplace, Poisson Biot y Olbers se ocuparon de verificar lo que habia dicho Terzago. Al tratar Arago esta hipótesis dice que se puede admi- tir como posible; mas Olbers, fundandose en la prodigiosa velocidad que trae- rian los cuerpos arrojados por la luna, no la admite. Despues de haber buscado la causa productora de los fierros metebricos, en la tierra y en la luna, varios físicos pensaron que podrian formarse por condensacion en la atmósfera que nos rodea. Para apoyar su opinion, decian que la cantidad de metales en estado de vapor que se escapa de la superficie de la tierra es inmensa, pues solo de los establecimientos metalúrgicos de Clauthal se elevan anualmente mas de diez millones de kilógramos de vapores compuestos de agua, plomo, fierro, zinc, azufre, antimonio, arsénico, etc.; agre- gan que varios de estos metales han sido encontrados en la agua de lluvia analizada por Brandes y Zimmermann. No contentos muchos sabios con las teorías anteriores, creyeron que los cuerpos que dan orígen á los meteoros ígneos se hallan esparcidos en el es- | Arago. Astronomie populaire.—Paris, 1857, tomo IV, pág. 218. 254 LA NATURALEZA .pacio, y la tierra los atrae en virtud de su mayor masa. Esta hipótesis fué sostenida por Halley Wallis Bergmam, y especialmente por Chladni, quien su- puso que eran masas cosmicas independientes de cualquier astro ó restos de algun antiguo planeta. La primera suposicion de Chladni ha sido la mas ad- mitida por la mayoría de los astrónomos y físicos, llegando á tener en mues- tros dias bastante verosimilitud. Los trabajos modernos han venido á confir- mar la suposicion de Chladni, pero reformada y con los atavíos que el ade- lanto de las ciencias han proporcionado en estos últimos años á todos los ramos del saber humano. El 11 de Febrero de 1867, Mr. Le Verrier, diree- tor del Observatorio astronómico de Paris, presentó á la Academia de cien- cias de aquella capital, una Memoria sobre el orígen de las estrellas errantes; y como a los fierros meteóricos se les asigna la misma causa, me ha pare- cido conveniente refundir en pocas líneas la teoría de Mr. Le Verrier. Des- pues de fundarla en lógicos raciocinios y elevados cálculos, concluye dicien- do: «Que existen á distancias enormes del sol infinidad de cuerpos cuya exis- tencia se ignoraba; pero que cayendo en un momento dado en la esfera de atraccion de un planeta poderoso, pueden ser arrojados en la órbita de dicho planeta.» ! Tales son, en resúmen, las distintas hipótesis que sobre el orígen del fier- ro meteórico han llegado á mi conocimiento. Paso á ocuparme de las pocas noticias históricas que he podido recoger sobre los encontrados en el territo- rio mexicano. Los Estados en donde se ha encontrado fierro meteórico han sido: Oaxaca, México, San Luis Potosí, Nuevo-Leon, Coahuila, Zacatecas, Durango, Chi- huahua y Sonora. De Oaxaca se conocen dos: el llamado de Yanhuitlan y el de la Mixteca: en el Estado de México se han recogido tres, conocidos con los nombres de Xiquipilco, Ocotitlan y Toluca: tambien se cita el de Ixtlahuaca, en el mismo Estado. En San Luis Potosí existió el de Charcas: en Coahui- la se dice de uno recogido en Santa Rosa: en Nuevo-Leon cayó una gran ma- sa en la hacienda de Potosí. En la ciudad de Zacatecas existia una masa de fierro meteórico hasta el año de 1860, no sé si correria la misma suerte que el de Charcas, el que se halla hoy en Paris. De Durango se citan tres: cua- tro en Chihuahua y dos en Sonora, en el presidio del Tucson. * El fierro de Yanhuitlan tomó su nombre del pueblo donde fué encontrado, y las noticias que de él se tienen se hallan en el periódico intitulado el Mosai- co Mexicano, impreso en México en 1840: en el tomo III, pág. 219 se lee lo siguiente: «El pueblo de Yanhuitlan está situado en la Mixteca Alta, á 1 L'Année Scientifique... par Louis Figuier. Paris, 1868, pág. 47. 2 Actualmente pertenece esta localidad á los Estados-Unidos. LA NATURALEZA ' 235 cuatro leguas de Teposcolula, como á 17? 29' de latitud boreal y 1? 47 de longitud oriental de México, sobre una elevacion de 7,000 piés ingleses res- pecto del nivel del mar. En el territorio de dicho pueblo hay un cerro que enidioma mixteco es llamado Degue-Yucunino, á cuyo pié, segun las relacio- nes de los mas antiguos vecinos, encontraron unos labradores al estar culti- vando la tierra, una extraordinaria piedra, cuya rareza llamó su atencion, y la condujeron en un carro hasta su pueblo; pero incapaces de conocer su orí- gen y su valor, la dejaron abandonada en una esquina, donde permaneció mucho tiempo. Su forma y su dureza estimularon al cerrajero Vicente Her- nandez á llevarla á su oficina para que le sirviera de yunque, y en efecto tra- bajó en ella algunos años muy léjos de imaginar que semejante utensilio hu- biera sido fabricado en los cielos.» Ademas de esto se agrega en la propia relacion que en 1825 fué reconocido el aerólito por el Sr. Arístides Franklin Morney, viajero inglés, quien lo analizó encontrando fierro, níkel y siliza, sin indicar las proporciones. Por la misma relacion consta haber sido saca- do de Yanhuitlan por los años de 1826 á 30, con objeto de conducirlo al Museo de Oaxaca; pero su excesivo peso hizo que se dejase tirado en el ca- mino. Parece que en 1864 la autoridad politica de Oaxaca lo remitió á esta capital para presentarlo al gefe del gobierno establecido entónces, quien dis- puso se colocara en el Museo Nacional, donde hoy existe. Como veremos adelante, este fierro fué estudiado por los Sres. D. Leopoldo Rio de la Loza y D. Antonio del Castillo. De los fierros de la Mixteca, Xiquipilco, Ocotitlan, Toluca é Ixtlahuaca, poco ó nada se conoce de su historia: del primero solo sé que fué llevado á Europa por el Sr. Burkart; el de Xiquipilco, fué conocido por nuestro com- patriota el infatigable Alzate, que en 1776 visitó este pueblo como se ve por la siguiente relacion que copio textualmente: * «Xiguipilco.—En este pue- blo, de la jurisdiccion de Ixtlahuaca, al Norte de Toluca, se encuentra el fierro vírgen ó nativo, tan puro, que sin otra preparacion que caldearlo, se labra cualquiera pieza, como lo tengo verificado en dos viajes emprendidos con el fin de registrar si se hallaban vetas de este mineral que serian de in- finita utilidad; pero mi observacion solo verificó que se encuentra en moles de varias figuras y tamaños, esparcidas por los campos, y los indios lo soli- citan cuando las primeras lluvias lavan la tierra: á la vista parecen piedras, porque el hierro está cubierto de una capa de ocre ó tierra marcial...» De los de Ocotitlan, Toluca é Ixtlahuaca, sé unicamente que fueron llevados á Europa, el segundo por el Sr. Humboldt; el de Ixtlahuaca nada mas lo he visto citado por el Sr. D. Miguel Velazquez de Leon. 1 Gaceta de 1784, páginas 201 y 202, 256 LA NATURALEZA De los de Charcas, hacienda de Potosí, Santa Rosa, Zacatecas y Durango, se tienen muy pocos datos: del primero tuvo noticia Alzate como se puede ver en el tomo II de sus Gacetas de Literatura, páginas 380 y 381 de la edi- cion de Puebla; despues fué visto por el mineralogista aleman D. Federico Sonneschmid, segun el baron de Humboldt. Este hermoso ejemplar se ha- llaba en uno de los ángulos de la iglesia de Charcas hasta la llegada de los franceses, quienes lo hicieron trasportar á Europa, estando colocado en el ga- binete de Geología del Museo de Paris, desde Marzo de 1867. El de la ha- cienda de Potosí, únicamente lo cita el Sr. del Rio en sus Elementos de Mi- neralogia, sin entrar en detalles. Del de Santa Rosa no he encontrado nin- gun dato histórico, sino su caida en 1850. El de Zacatecas fué dado á conocer en 1792 en una carta anónima publicada en la Gaceta de aquel año, pág. 39; pero con tantos errores, que el padre Alzate, creyendo antor de la citada carta al Sr. Sonneschmid, la atacó fuertemente, dando orígen la discusion á que Son- neschmid publicara la descripcion del meteorito. Al hablar del fierro meteó» rico de Durango tengo que hacer-algunas rectificaciones: el Sr. D. José Fer- nando Ramirez, en la descripcion del cerro Mercado, publicada en 1843, asienta que el baron de Humboldt se equivocó creyendo que dicho cerro era un aerólito, y que las muestras que el Sr. del Huyar dió á Humboldt como de Durango, tal vez serian del fierro de Zacatecas. Lo primero es exacto: el "Sr. Humboldt se equivocó; pero las muestras pueden muy bien haber sido, como cree 1). Federico Weidner, ' de las masas que vió en el referido Esta- do. Ademas de las razones que da el Sr. Weidner, se verá que las análisis de los fierros de Zacatecas y Durango son muy diversas. Por estas consi- deraciones me parece fuera de duda la existencia del fierro meteórico en Du- rango. Ademas de los fierros citados por el Sr. Weidner, se conoce el de San Francisco del Mezquital, en la misma localidad. Réstame decir algo de los fierros de Chihuahua y Sonora: del primer Es- tado se conocen cuatro: el primero recogido por el Sr. D. José Salazar llarre- gui entre Cuchillo Parado y Presidio del Príncipe: segun dicho señor, era atrac- torio, es decir, atraía uno de los polos de la aguja, y repelia el otro: en el lugar donde fué encontrado abundaban masas de menores dimensiones que el ejem- plar del Sr. Salazar: esta circunstancia indica que este fierro, como el de Xi- - quipilco, fué producido por una gran masa que se fraccionó al caer. El se- gundo existe en la hacienda de la Concepcion, del Sr. D. Juan Urquidi, 108 millas al Sur de la ciudad de Chihuahua; y los otros dos, segun el Sr. D. Eli- gio Muñoz, uno en la hacienda de San Gregorio, entre el Valle y el Parral, y el otro en un punto del desierto llamado Chupaderas, al Oriente de Jimenez. 1 Boletin de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, tomo IV, pág. 61. INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA FAUNA INDIGENA.—Una nueva especie de Ajolote de la laguna de Pátz- cuaro, por el Sr. D. Alfredo Dugts, socio corresponsal en Guanajuato. QUIMICA ANALITICA,—Aguas de la hacienda de Tenguedó, por el Sr. D Guillermo Hay, socio de número. FLORA MEDICA-INDIGENA.—Cucurbitáceas 6 Calabaceñas, por el Sr. D. Leonardo Oliva, socio corresponsal en Guadalajara. S EL CEBORUCO.—Observaciones sobre este Volcan, por el Sr. D. A. Caravantes. MINERALOGIA.—Los fierros meteóricos de México, por el Sr. D. Ienacio Cor- nejo, socio de número CONDICIONES DE LA SUSCRICION — A — Este periódico se publica mensualmente por e cuyo mínimum será de 16 páginas. Cada una vale 2 reales en México y 2% en Tos Yistados, franco el porte. El pago se hará en el acto de recibir la entrega. LAS SUSCRICIONES SE RECIBEN EN ESTA CAPITAL: En la Botica de la Mariscala. de Urbina, calle 32 de San Juan. » 5) del Hospital de Jesus. casa núm. 5 de la calle de la Puerta Fal- sa de Santo Domingo. Librería del Sr. Aguilar y Ortiz, 12 de Santo Domingo núm. 5. ” ” »” FUERA DE LA CAPITAL Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos nombres se ponen á continuacion. Mateo Gonzalez, Manuel Ortega Reyes. . JOs€ María Ariza, Ramon Almaráz. Francisco María Ran- AGUASCALIENTES ....... D. Luis Toscano. ATOTONILCO ELGRAN- | OAXACA... y Antonio Palacios. ORIZAVA... 03 Apolinario Nieto. PACHUCA. . y José María Cárdenas. | PUEBLA... CORDOBA .... CUAUTLA MORELOS GUADALAJARA ... + Leonardo Oliya. gel. GUANAJUATO... S Alfredo Dugés. | PUERTO DE La PAZ (Ba- HUEJUTLA. .- yy Manuel T. Andrade. ja California)..memcineimmms. » José Fidel Pujol. JADAPA. cuco A PEO a: A aca L,, Lino Caraza. E »» Florencio Cabrera. O to . ¡y Cárlos Romero. TABASCO...... . yy Manuel Mestre. MARAVATIO.. - sy Manuel Urquiza. TETECALA .. . y, Albino Celis. . ¡y Rafael Jimenez. y Luis Molina. - y Joaquin Ramos, MAZATLAN .. . y, Manuel Hidalgo. TETAS MEXTITLAN . LE y Mariano Guzman. VERACRUZ.. MINERAL DEL CHICO. ,, Ramon Mancera. ZACATECAS E ES G ER % ga Roe ' S 2 po “3 =P 0 ne Pe - PERIODICO CIENTIFICO e DI DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL co y 5 A y a 8 S PE es ¿OR NDS PA =0L0 ENTREGA 13*—JUNIO DE 1870. . E ? Í S ar? pa —Y MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C: BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. (o) . LA NATURALEZA 257 En Sonora se tiene noticia de la caida de muchos meteoros; pero como ve- remos despues, hasta 1865 se habian encontrado dos ejemplares en el Tucson. El primero que se recogió fué descubierto por los misioneros jesuitas, aun- que no se sabe el año; despues, en 1735, el Gran Capitan de las provincias del Occidente, D. Juan B. Anza visitó el aerólito, encontrándolo en un lu- gar de la Sierra Madre, llamado Los Muchachos; quiso trasportarlo al puer- to de San Blas y de allí á España; pero las dificultades que presentó el tras- porte le hicieron desistir de la empresa, abandonando el ejemplar que nos ocupa, en las inmediaciones del Tucson. Despues de la retirada de la guar- nicion española, fué colocado en una de las esquinas del pueblo, donde sir- vió como guardacanton. En 1852 fué descrito ligeramente por D. Juan R. Bartlett, acompañando su descripcion con una lámina. En 1857, el Dr. B. J. D. Irwin, del ejército de los Estados-Unidos, estando de guarnicion en el fuerte de Buchanan, al Sur del Tucson, viendo que nadie se fijaba en el ae- rólito, tomó posesion de él á nombre de los Estados-Unidos, ofreciendo re- mitirlo al Instituto Smithsoniano tan pronto como fuera posible. En Marzo de 1863 fué conducido de Sonora á San Francisco California, por D. Jesus Anza, y de este punto á Washington, donde existe hoy desde Noviembre del mismo año. El Instituto, en prueba de agradecimiento á los Sres. Anza é Ir- win, por su empeño en la adquisicion de este ejemplar, acordó se llamara Irwin-Anza. La otra muestra de Sonora es de la misma localidad que elan- terior, y probablemente estará ya en los Estados-Unidos, pues fué descubier- to en 1865 por el mismo Dr. Irwin. Antes de pasar adelante, diré que la mayor parte de los ejemplares de fier= ro meteórico que he citado, se hallan en el extranjero, ya en Europa ó en los Estados-Unidos. Segun el Catálogo publicado por A. Daubrée, profesor de Geología, en el Museo de Historia natural de Paris, existian allí hasta el 15 de Diciembre de 1864, los siguientes: de Toluca, pesando 2,*283; Zacatecas, 0,154; Durango, 0001; Tucson (Sonora), 0':032; Santa Rosa (Coahuila), 0,013. En esta capital existen varios fragmentos en poder de particulares. Pasemos á la última parte de este trabajo, es decir, al estudio físico, quí- mico y mineralógico de los fierros meteóricos; seguiré el órden que me he impuesto, comenzando por los fierros del Estado de Oaxaca y concluyendo con los de Sonora. El Sr. D. Leopoldo Rio de la Loza hizo el estudio físico-químico del fier- ro de Yanhuitlan, y segun dicho señor, su peso es de novecientas diez y seis libras, ó cuatrocientos veintiun kilógramos, quinientos ochenta y cinco gra- mos. Al hablar el referido señor de la composicion, lo hace en los siguientes términos: 33 258 LA NATURALEZA. 0 «Peso específico.—Tomado el del fierro, tal como resulta cortadoyportelicincel ha ido de 7.82441 Majado en frio dió. . ..-. : NARA 7.82993 Este peso está tomado en una lama de pista sensible á un diezmi- lígramo, con una masa de poco mas de doce gramos, y reducida la tempera- tura del agua á + 4* centígr. Composicion.—Cien partes han dado: Fierro estimado por el carbonato de barita y por el succi- nato de amoniaco... . DN Do Nikel apreciado por el bioxalato de no De pde Sa 0) Sustancias volátiles, estimadas por diferencia. . . . 0,36210 Arenas, conteniendo síliza libre; piroxena, en sus varie- dades negra, blanca y verdosa, y acaso algunas otras 3 y > 3 materias análogas . . . E A A DADO Carbono, estaa por el bióxido de mercurio. “.......1. 000018 Cal, separada por el sulfidrato y por el oxalato de amo- MAcoA A A A O PU OSLO Alúmina y abc, A O A O ADAL 100.00000» Del estudio mineralógico hecho por el Sr. D. Antonio del Castillo, resulta lo siguiente: lustre metálico; color gris de acero tirando á blanco de plata; figura irregular, con cuatro grandes caras curvas, indeterminadamente, ase- mejándola á una pirámide oblicua; dos pequeñas planas, truncando dos esqui- nas irregulares. Superficie de las caras escabrosa y con impresiones diversas; altura total 0,65 (el Sr. Rio de la Loza le da 75). Peso específico 7,802 á 17? centígr.; textura hojosa plana, y en las puntas ganchosa; dureza entre 7 y 8: retractorio. Limando la superficie perpendicularmente á la direccion de las hojas, y atacándolo ligeramente con ácido azótico, presentó unas figuras cuadriláteras rectangulares, y líneas quebradas ó sinuosas, de un aspecto par- ticular; pero no dió las figuras triangulares llamadas de Widmanstaetten. * El fierro meteórico de la Mixteca, así como los de Xiquipilco, Ocotitlan y Zacatecas, fueron estudiados en Alemania, segun consta por el trabajo pu- blicado en 1860 en los Anales Mexicanos, páginas 192 y siguientes, suscri- to por el Sr. D. Miguel Velazquez de Leon. Vamos á copiar dicho trabajo, cambiando únicamente el órden en que está escrito. 1 Boletin de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, tomo 10, páginas 661 á 672. , LA NATURALEZA 259 Fierro meteórico de la Mixteca.—«El Sr. Burkart, tan conocido en la República por las empresas mineras que dirigió, y por las diversas investiga- ciones científicas sobre la mineralogía y la geología de nuestro suelo, llevó á Europa varias muestras de hierro meteórico, y entre ellas del de la Mixteca, que ha examinado recientemente el Dr. Bergemamn.» «El peso específico de esta muestra es de 7,2 4 7,62, segun el Sr. Bur- kart, y de 7,58 segun el Dr. Bergemmann. Este hierro es pasivo; muchos fragmentos de él recientemente cortados y perfectamente lustrosos, perma- necen mucho tiempo sin alterarse y sin perder su lustre, cuando se sumer- gen en una solucion de sulfato de cobre, miéntras que otros pedazos separa- dos de la superficie exterior del aerólito, que no tienen lustre y están toma- dos de color gris oscuro, se cubren prontamente de una capa de cobre me- tálico.» «Para la análisis se emplearon cuatro gramos de hierro bien limpio, y se trataron con ácido clorhídrico, diluido en un aparato á propósito y á un ca- lor suave, hasta que cesó toda reaccion.» «El hidrógeno que se desprendia, se hizo pasar por una solucion de sulfa- to de cobre, en la que produjo un precipitado de sulfuro de cobre, que cor- respondió á 0,533 por 100 de azufre.» «Separado por el filtro el residuo insoluble en el ácido clorhídrico, la so- lucion no dió señales de contener metales precipitables por el hidrógeno sul- furado. En la solucion concentrada se peroxidó el fierro por medio del elo- rato de potasa, y se precipitó en el estado de succinato de fierro, correspon- diendo su peso á 86,857 por 100 de fierro metálico. En el óxido calcinado con carbonatos de potasa y sosa, se determinó la cantidad de fósforo, preci pitándolo como fosfato amónico magnésico, y correspondió el peso de esta sal á 0,070 por 100 de fósforo.» «En el líquido separado del óxido de fierro por filtracion, se determinaron el niquelo y el cobalto por el método de Liebig, separando el uno del otro por medio de la potasa y el ácido cianhídrico. La cantidad de niquelo resul- tó de 9,917 por 100, y la de cobalto 0,745.» «El residuo insoluble en el ácido clorhídrico pesaba 0,0388 gramos, ó 0,973 por 100. Era de color negro, pulverulento, y presentaba una que otra partícula brillante. Por medio del iman se separó una gran parte de las par- tículas negras brillantes, y en las que se echaba de ménos el color amarillo que caracteriza la Schreibersita. El peso de las partículas separadas por el ¡man era de 0,0180. En una porcion muy pequeña de ellas, se buscó por el soplete la presencia del cromo: los resultados fueron negativos.» «Los 0,0178 gramos restantes no se disolvieron en ácido clorhídrico, pe- 260 LA NATURALEZA ro sí en agua régia. Se evaporó fuertemente la solucion, se descompuso el residuo con carbonato de sosa, se secó y se calcinó; se trató con agua y en la solucion se precipitó el fósforo por una sal de magnesia, correspondiendo el peso del fosfato á 0,002 gramos de fósforo.» «Los óxidos de fierro y de niquelo se disolvieron en un poco de ácido clor- hídrico, y se separaron el uno del otro por el carbonato de barita. El nique- lo estaba en la proporcion de 0,005 gramos y el fierro en la de 0,010.» «La parte no magnética del residuo insoluble, consistia en un polvo negro y algo lustroso, en el que se distinguian por medio del microscopio, algunos puntos blancos y amarillentos. Pesó 0,0118 gramos: no se disolvió en agua régia, pero calentado en una hoja de platina, se quemó en su mayor parte, dejando una ceniza pardusca: era, pues, carbon. La ceniza se disolvió en áci- do clorhídrico, y consistia en óxido de fierro.» - «La composicion en cien partes de este hierro meteórico es: Fierro SAS Niquelo 9.917 Cobalto ie 0.745 FOSO ÓN 0.070 A A 0.524 carbon y fierro. ES ra 0.053 tósforo. Residuo insoluble . . . 0.975 0.451)0.132 niquelo. 0.265 fierro.» «Si se supone combinado el azufre con el fierro en el estado de Fe, sene- cesitan de este metal 0.941 para formar 1.494 por 100 de Fe, miéntras que los 85.916 restantes de fierro, y las cantidades de niquelo y cobalto, se acer- can á la combinacion de 9 átomos de fierro para 1 de niquelo.» «Se ve por la análisis anterior, que el hierro meteórico de la Mixteca es de la composicion que se presenta mas frecuentemente: que consiste en hier- ro niquelífero con carbon y cobalto, y que en su residuo insoluble en el ácido elorhídrico, existe la combinacion característica de fósforo, niquelo y fierro.» Hierro meteórico de Jiguipilco.—«El Sr. Stein de Darmstadt, que resi- dió algun tiempo en nuestro país, llevó á Europa varias masas que analiza- ron Berthier, Uricoechea, Boecking y Pugh. Los mas notables eran cuatro, que pesaban 5%, 13, 19% y 220 libras.» * «Están cubiertas de una capa de óxido, en la que se distinguen muchas hojillas amarillentas y de lustre metálico, de fosfuro de hierro y niquelo, que 2 «Una libra de Hesse equivale á 0.4677 kilógramos.» LA NATURALEZA 261 se ha llamado «Schreibersita:» tambien aparecen en la superficie muchas go- tas amarillas de percloruro de fierro, como las que se han observado en otros hierros meteóricos; sin embargo, no se presentan en las superficies pulidas ni en la textura reciente.» «Esta textura es manifiestamente cristalina, y despues de pulida y bien limpia, presenta las caritas triangulares observadas en el hierro de Elbogen, que han tomado el nombre de figuras de Widmanstedten.» «El trozo de hierro, que pesa 220 libras, no es pasivo, al disolverse en el ácido clorhídrico diluido, desprende hidrógeno y gas sulfhídrico, lo que in- dica que tiene mezclado protosulfuro de fierro. En varias pruebas se obtu- vieron 0.9 y 1.24 por 100 de un residuo negro, insoluble, que se compone de fosfuro de hierro y niquelo, grafita y granitos microscópicos de un mine- ral amarillento y otro incoloro.» «La análisis de este hierro dió al Sr. Pugh: error O O (LES 90.08 ADO 77.10 Cobalto O OO ESOO AA OS Cobre y estaño... . 0.03 Nair AO 03 Insoluble en QUE 1.24 Schreibersita . . .. . 0.56 Grafita y minerales inso- DIESTRA ARA ESA 99.88 La costra oxidada estaba compuesta de: ado de nero o O oO A A IA ELO) MA A e E Y Ll A A AAA ONO Mies me A ES 02 1H ElerTo metalico AO DS 06 Nu IN NP RAS COLO A Ae A ASOO Schrelersta o A BOSTON e AS MAI AO Grafita, cal, cloro y amoniaco. 99.108» 262 LA NATURALEZA «La superficie exterior de la masa de 19:% libras, estaba mucho ménos oxidada que la de la anterior; lo que se explica bien, porque esta última se encontró en el lecho húmedo de un arroyo. Contenia tambien hojillas de Schreiberista y gotitas de percloruro de fierro; pero lo que la distinguia so- bre todo de la anterior, era la presencia, aun en el interior de su masa, de pequeñas partículas de olivino verdoso, granugiento, y una dureza poco comun y mucho mayor que la del anterior.» «Tampoco este trozo es pasivo; pero no desprende gas sulfhídrico al disol- verse en el ácido clorhídrico. Diversas pruebas dejaron 0.568 y 1.58 por 100 de un residuo negro é insoluble, compuesto de fosfuro de niquelo y hierro, grafita y granitos traslucientes de un mineral incoloro, otro rojo de rubí y otro verdoso.» «Tres análisis de este hierro dieron los siguientes resultados al mismo Sr. Pugh: MO RIA SES NS SO IS /ASS Niquelo it O 0 9.0551. 1818901 64580) Cobaltos mas A 070 ALO LOMAS Fósforo... O 0620 OSA OS al Schreibersitan alla AO le ER A Manganeso... . y. 0:201 Sa 25 Grafita y minerales oleo OZ A 1.236 Cobre ypestaño A tazas» 99.409 «Se ve que este hierro se distingue por las grandes cantidades de fósforo y cobalto que contiene, y que pueden ser muy bien la causa de su gran dureza. » «Pugh Analysen von Meteoreisen aus México. Annalen der Chemie und der Pharmacie von Liebig, Wohler und Kopp. Band XCVI $. 383. 1856.» «Los otros dos trozos que pesaban 5% y 13 libras, han sido examinados por el Sr. Uricoechea. » «Se distinguen de los anteriores por no estar muy oxidados en la superfi- cie, y presentar en ella partículas de sulfuro de hierro gris amarillento.» «El hidrógeno que desprende este hierro al disolverse, huele á gas sulf- hídrico, y cuando se hace pasar su corriente por una solucion de plomo, da un ligero precipitado de sulfuro de plomo.» LA NATURALEZA 263 «El residuo insoluble y negro que deja en el ácido clorhídrico, pesó 4.11 por 100, y observado al microscopio manifiesta partículas cristalinas de lus- tre metálico, atraibles al iman y que son fosfuro de niquelo y fierro; tambien contiene granos trasparentes é incoloros de lustre de vidrio, otros de color verdoso que parecen de olivino: un solo grano se observó de color rojo rubí; y por último, un mineral trasparente y azul celeste que parece estar cristali- zado y se asemeja al jergon del Vesuvio.» «Cien partes de este hierro, segun la análisis del Sr. Uricoechea, contienen: o a ln 0044) EA A A Cobalto as a OA. Fosfuro de fierro y sigo A NET ASS FOSO. e ds e Mo O Nineralestnsolubles a dd Cobre, estaño, manganeso y azufre. . . . trazas.» 99.72 «El Sr. Berthier solo determinó en el hierro meteórico de Jiquipilco, que analizó, el fierro en cantidad de 91.38, y el niquelo en la de 8,62 por 100.» Uricoechea, Analyse des Meteoreinsen von Toluca. Amn der Chemie, und der Pharm. Band XCI. S. 249. 1854. Hierro meteórico de Ocotitlan.—«La masa que se examinó de este hierro pesaba 27 libras y estaba cubierta de una costra gruesa, semejante al hierro pardo, y que se desprendia fácilmente por sí sola del núcleo. La oxidacion de esta masa es mucho mas considerable que las de otros hierros, por ejem- plo, el de Jiquipileo. Las partes limpias de la masa presentan las mismas señales de cristalizacion que se han descrito anteriormente. En las rajas de la costra se observan gotitas de percloruro de fierro y uno que otro punto amarillo verdoso, que por su color se asemeja al hierro fosfatado verde (Grún- sisenstein), que Brongniart llama Dufrenite.» «En la costra oxidada y desmenuzable, se encuentran partículas aisladas, que á la simple vista dejan descubrir una buena dósis de fosfuro de niquelo y fierro. Este compuesto se presenta en hojitas delgadas de lustre metálico y color gris amarillento; son flexibles y elásticas; cuando se humedecen con ácido clorhídrico diluido, no desprenden hidrógeno, miéntras que el fierro que no contiene estas hojitas lo desprende prontamente y deja percibir la presencia del sulfuro de fierro que contiene, por el olor de gas sulfhídrico que acompaña al hidrógeno.» 264 LA NATURALEZA «3.46 gramos de este hierro meteórico, bien despojados de la costra oxi- dada y en el cual abundaban mucho las hojitas mencionadas, se disolvieron en ácido clorhídrico, haciendo pasar el hidrógeno por una solucion de cobre y determinando por medio del sulfato de cobre obtenido, la dósis de azufre que se supone combinada con el fierro en el estado de Fe.» «El peso del residuo insoluble en el ácido clorhídrico era 0.173 gramos ó 3 por 100. De estos, eran 0.003 gramos de un polvo negro mate y no mag- nético, que se quemaba sobre la lámina de platina, dejando una ceniza parda de óxido de fierro. Lo demas del residuo se componia en su mayor parte de fosfuro de fierro y de niquelo (separado por el iman), que al tratar el fierro por el ácido clorhídrico se separa al principio en la forma de hojillas, pero por una larga digestion forma escamitas muy pequeñas. Estas no se alteran calentándolas al contacto del aire, conservan su lustre, pero su color se os- curece: su peso específico es poco más de 7.0. Por todos los caractéres ma- nifiesta esta parte del residuo la mayor analogía con la Schreibersita tal como la ha descrito Lawrence Smith. Su análisis dió: Ph. 0.006, Ni. 0.016, y Fe. 0.146.» «Desechando el sulfuro de fierro mezclado, la composicion del hierro me- teórico de Ocotitlan es la siguiente, segun el Dr. Bergemann: Fierro. UG Lo SO POR ON Niquelo.00 IEA A ASA Cobalto. amo cb OSO EOStoro'? ARMAR RUY SMÉrOaZas: Cobrey 'magnesios 1. Mi ra: 0.07 carbon y fierro. 0.17 fósforo. 4.93 Residuo insoluble. . . . . . 3.00 0.46 niquelo. 4.22 fierro. «El Dr. Bergemann buscó en el hierro meteórico de Ocotitlan, sin encon- trarlos, los granos de olivino y de los minerales azul y rojo que observó Uri- coechea en el hierro de Jiquipilco.» El fierro meteórico de Toluca fué llevado á Europa por el Sr. Humboldt y analizado por el profesor Berthier, encontrando en 1000 partes, 0.914 de fierro y 0,086 de nikel.! El fierro meteórico de Charcas ha sido examinado por el profesor A. Dau- brée en 1867: segun él, tiene la figura de un tronco de pirámide triangular, 1 Traité des Esais par la voie séche. .. .par M. P. Berthier.—Paris 1848, tom. 11, pá- ginas 208 y 209. LA NATURALEZA 265 de un metro de altura, cuarenta y siete centímetros de ancho y treinta y sie- te de espesor, pesando 180 kilógramos. La densidad de este fierro es de 7.71; tratado por un ácido, aparecen con bastante claridad las figuras de Widmans- taetten; sometido á la accion del soplete de Schlesing, funde al calor blanco. La análisis hecha por St. Meunier ha dado en 100 partes: 93.01 de fierro, 4.32 “de niquel, indicios de azufre y de siliza, y 0,70 de un residuo insoluble: éste contiene agujas de lustre metálico muy magnéticas, de fosfuro de fierro y nikel, y una sustancia amorfa, negra y terrosa que parece ser grafita. La proporcion del fosfuro y de la sustancia amorfa es en 100 partes, 28.58 de fosfuro y 71.42 de la sustancia no magnética. Ademas de estos compuestos se halla protosulfuro de fierro, en forma de riñones, ocupando las cavidades que presenta la masa meteórica.! Las análisis de los fierros de Santa Rosa (Coahuila) y hacienda de Potosí no han llegado á mi conocimiento. El de Zacatecas, como ya dijimos, fué descrito en 1792, despues llevado á Europa y analizado por Clarke, quien encontró en 100 partes: 86.09 de fierro, 9.89 de nikel, 0,67 de eromo, 0,84 de azufre y 0.19 de magnesia. El Sr. Burkart tambien llevó á Europa muestras de este fierro, y lo analizó el Dr. Bergemann. Veamos lo que dice respecto á este fierro el ya citado Sr. Ve- lazquez de Leon: «No contiene partes terrosas, y el residuo insoluble que deja cuando se le ataca por el ácido clorhídrico, se presenta perfectamente homogéneo, aun cuando se le observe con el microscopio bajo un aumento de 200 veces el tamaño natural. Pudiera/suponerse que se habrian descompuesto pequeñas partículas de olivino, porque la solucion de fierro da indicios de magnesia; pero en este caso se hubiera encontrado tambien alguna porcion de síliza, la cual no habia, y ademas el tratamiento con ácido clorhídrico diluido se hizo á un calor muy suave.» «La composicion de este fierro es la siguiente: Heron aaa a ri OD 12e2 Niquelo. . ho 09.718 Cobalto prod 07 4eA Schreibersita. 1.05.» El Sr. Humboldt llevó á Europa fierro meteórico de Durango, que analizó Klaproth, encontrando, 96.73 de fierro y 3.75 de nikel, en 100 partes. En el mismo Estado de Durango, en San Francisco del Mezquital se re- 1 L'Année Scientifique.—Paris 1868, pág. 238. 0) d4 266 LA NATURALEZA cogió un fragmento que se halla hoy en Paris, donde le ha examinado el profesor Daubrée. Su forma es aplanada, su longitud de 28 centímetros, 13 en su mayor anchura y 7 de espesor. Atacando con ácido clorhídrico la su= perficie pulida, presentó imperfectamente las figuras de Widmanstotten. La densidad es 7.835 á 11” centígrados, segun M. Damour, que tambien hizo la análisis, y encontró: Pierre dan MOSS Nikelio atea ate 010599 Cobalto. ser e 00089 Fostoro loe at040023 0.9989 ! Las análisis de los fierros de Chihuahua y del Tueson aun no he podido encontrarlas, únicamente conozco la descripcion hecha por los norte-america- nos y publicada en los tomos del Annual Repporl of the Smithsonian Ins- titution for the year 1863 y 1865. Uno de los de Chihuahua, el de la ha- cienda de la Concepcion, descrito por Mr. Connolly, debe pesar, segun dicho señor, una tonelada; se halla enterrado y tiene de diámetro en la parte cer- cana al suelo, dos á tres piés (0%,696 á 1”,044), disminuyendo hasta su parte superior que se ve redondeada; presentando el conjunto la forma de un poste ó guardacanton. Hace mucho tiempo que fué analizado en el Colegio de Mi- nería, segun me ha dicho el Sr. Urquidi, pero no he encontrado la análisis. Los de San Gregorio y Chupaderas son tan grandes como el anterior; no sé si estarán analizados. El Irwin-Anza del Tucson tiene la forma de un anillo, mas pesado del lado en que se encuentra un poco aplastado, y presenta una cara usada, como si hubiera servido de yunque. El diámetro exterior es de 49 pulgadas (1%,24); el del centro 23 (0",58); el espesor de la parte mas gruesa del anillo tiene 9 pulgadas (0,22); su ancho es de 17% pulgadas (0”,44); su peso 1400 li- bras inglesas 6 522,333. El estudio físico-químico de este ejemplar fué en- comendado al profesor +. J. Brush de New Heaven. He llegado al fin del trabajo, tal vez habiendo enfadado con asuntos ya co- nocidos; pero sírvame la buena intencion con que lo he hecho; esto es, tener reunida en un solo cuadro, que pongo á continuacion, la mayor parte de las análisis de los fierros meteóricos de México. 1 Extrait des Comptes rendus de séances de l'Academie.—Paris, tom. LXVI. Mars de 1868. 267 LA NATURALEZA. “e3yea3 £ “e3geaS £| “eyyeaS £ 0L'0 08 leeeelrra loez rel Paz0 +20 OLEO Jerreeteeleo so *arqnosur onpisoy EE OIZIE'O |*"*** SO[IFPIOA SPIDULISNS ED Eee bods9006n lboJus jade loo99a90 da Bobsbodag Esadbsoa] pois adana pasoabass lbaborgsrsara]|bosggasgal a E “guoxoud “91H TZIIS Aa pia Pepa bos Poe Ei el pe A O O O "RJISIOLOMOS sidad! "eze. 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En mi concepto, ninguno hay mas interesante ni mas divertido á la vez, entre los que hasta hoy permanecen descuidados, que el estudio de las mons- truosidades animales, la Teratología, el último fruto de la gran ciencia de la organizacion. Ella no es, cual en su infancia, la hija de la supersticion mas ciega é igno- rante: los monstruos no son ya objeto de horror, ni presagian desdichas, ni son el indicio de la 474 del mas dulce y mas manso de los séres, EL SUPREMO Hacepor: no es tampoco la niña que avergonzada por los recuerdos de su desgraciado orígen camina vacilante y sin direccion determinada; es, sí, la jó= ven que se ha lanzado á las mas altas consideraciones de la filosofía natural, la predilecta hermana de la Zoología y de la Anatomía comparada, la gene- rosa amiga que ha cedido el arca de sus ricos tesoros á la pobre é hipotética Fisiología. La Teratología fué, por tanto, el estudio que elegí, y de ello vengo á daros una prueba describiendo un ciclope y haciendo las reflexiones que surgen naturalmente de su estudio y clasificacion. Este ejemplar, que ha tenido la bondad de proporcionarme el apreciable profesor de Farmacia D. Gumesindo Mendoza, pertenece á la familia de los PaQuinErMOS COMUNES, género cerdo, y al sexo masculino. LA NATURALEZA : 269 Desde el bregma hasta el nacimiento del rabo, mide 0,25. El tronco y los miembros están perfectamente conformados. Todavía conserva una larga por- cion del cordon umbilical, lo cual indica que era recien-nacido. DS La cabeza es monstruosa. Su diámetro longitudinal tiene 0”,075; el tras- verso 07,043. Solo existe una cavidad orbitaria, que está simétricamente situada debajo del coronal y arriba del labio superior. El párpado de ar- riba es angular y está elevado completamente. El inferior tiene la misma disposicion, pero sus lados son curvilineos. Los ángulos laterales distan en- tre sí 0,018: el superior del inferior, 0”,013. Detrás de ellos existe una ór- bita espaciosa, dentro de la cual está un ojo mas grande que uno de los dos que tendria el lechoncillo si su desarrollo hubiera sido normal. Apénas se percibe la esclerótica. La córnea es ovalar y está muy arrugada: su diámetro trasverso mide 0,015, y el vertical 0%,011. El óvalo que circunscribe á la córnea toca en los puntos correspondientes á los cuatro lados del romboide que forman los párpados. La opacidad de la córnea no permite ver el íris ni la pupila. En la línea mediana, y á 0,005 arriba del párpado superior, se encuen- tra un apéndice de 0”,034 de longitud, cilindroide y arrugado. Su base, que tiene 0%,01 de diámetro, está implantada en el centro mismo del arco de la bóveda orbitaria, se dirige hácia adelante, y despues forma un codo hácia arriba y un poco á la izquierda: por último, termina en una superficie irregu- larmente circular ó elíptica de 07,011 de diámetro, la cual desborda y forma 270 LA NATURALEZA una especie de labio. Dicha region tiene un color mas claro que el resto del apéndice. En la union de los dos tercios anteriores con el posterior, esa su- perficie presenta una hendedura trasversal undosa, por la que no se puede penetrar aun haciendo uso de un finísimo estilete. El apéndice referido es tegumentario, pero se siente que interiormente es huesoso ú osteo-cartilagi- noso desde la base hasta la mitad poco más ó ménos de su longitud total. A distancia de 0%,003 del párpado inferior nace el labio superior: éste se dirige hácia adelante y hácia arriba; se encorva, se estrecha, y por último termina en un apéndice vermiforme que tiene 0”,009 de longitud, 0,002 de diámetro, y es de un color mas claro que el resto de esa region. La boca está entreabierta. Dentro de ella se ve la lengua, que nada pre- senta de especial. En el borde del maxilar superior se encuentran uh diente incisivo mediano y los dos caninos. El inferior tiene dos incisivos y dos caninos. Las orejas están bien conformadas y se hallan en su sitio natural: cada una de ellas dista 0,033 del ángulo palpebral respectivo. Hay cerdas en el arco coronal, en el apéndice cilindroide, en el vermifor- me, y en uno que otro punto de la cabeza del animal. Atendiendo á varios de los pormenores que dejo consignados, y muy par- ticularmente á que en la cabeza de este monstruo existe un solo ojo que se halla situado al nivel de la línea mediana, y arriba de él un aparato nasal atrofiado que forma una especie de trompa, el cual nace en el centro del arco coronal, creo que pertenece á la clase de los MONSTRUOS UNITARIOS; ÓI- den I /autósitos); tribu IV, familia I /Cyclocephálicos); género Rhinocé- phalo. : REFLEXIONES. La familia de los monstruos cYcLOCEPHALICOS es una de las que tiene sus caractéres mejor determinados. La atrofia más ó ménos avanzada del aparato nasal, la conformacion más ó ménos viciosa de los dos de la vision, que se dirigen hácia la línea mediana y se confunden hasta aparecer uno solo y aun hasta reducirse al estado ru- dimentario ó desaparecer completamente, y la situacion normal de las orejas, caracterizan singularmente á esta familia, la I de la tribu IV, del órden 1 de los MONSTRUOS UNITARIOS. La reunion de las dos órbitas y la existencia de una trompa que nace arriba de la órbita comun en la base misma de la frente, son caractéres que no permiten confundir al género rhinocéphalo con los demas que pertene- LA NATURALEZA 271 cen á la misma familia, el eshmocéphalo, el cebocéphalo,'el cyclo y el sto- mocéphalo, ni mucho ménos con los que componen á la familia II de la misma tribu, Los OTOCEPHALOS. Persuadido una vez de que la clasificacion es justa, me parece necesario fijar qué grado alcanzó la rhinocephalía en este ejemplar. No obstante que esos grados pueden ser tantos cuantos puede marcar una paulatina degradacion, desde la existencia de los dos ojos dentro de una órbita comun, hasta la de uno que resulte de la fusion de ambos, tan bien conformado como otro normal; y desde allí hasta la existencia de una cavidad mediana, pero sin ojo, fácil me será precisarlo, ajustándome únicamente á la escala adoptada por los te- ratólogos modernos. Dicha escala tiene cuatro categorías perfectamente descritas por Morgagni, Tiedemann, Meckel, Liceto, Peyer, Geoffroy Saint-Hilaire, Eller, Roloff y otra porcion de anatómicos y teratólogos: primera, dos órbitas y dos ojos contiguos: segunda, una sola órbita con dos ojos: tercera, una sola órbita y dos ojos que se confunden y pierden ménos de sus dos mitades respectivas: cuarta y última, un solo ojo exactamente formado de dos mitades, pero de tal modo que no se diferencia de uno normal. Para decidir á qué grado llegó la anomalía en este rhinocéphalo basta examinar el ojo que existe. En el cerdo, como en los demas ungurlógrados, la córnea, el íris y la pupila tienen mayor extension trasversal que longitu- dinal; * mas nunca es tanta que la diferencia sea de 0,004, cual en el pre- sente caso sucede. Este exceso me hace creer que alcanzó el tercer grado, cuyo carácter es la existencia de una órbita dentro de la cual se encuentran dos ojos que se confunden perdiendo un poco ménos de sus dos hemisferios, de lo que resulta uno mayor que otro normal. Diré ahora las modificaciones anatómicas á que ha dado lugar en este caso la retrogradacion del desarrollo. Como se ve, la órbita está formada hácia arriba por la fusion de los dos coronales; lateralmente, por los malares, é inferiormente por la porcion de los maxilares superiores y de los palatinos que forman el piso de los meatos inferiores de las fosas nasales. Me es imposible fijar en qué estado se hallen las porciones de los sphenoides, que igualmente contribuyen á formar las paredes laterales externas de las órbitas, porque no he creido lícito inutilizar uno de los primeros ejemplares de esta anomalía con que va á contar desde hoy el Museo de anatomía patológica de nuestra Escuela de Medicina. Pero atendiendo al grado de fusion en que se encuentran los ojos, y auxiliándome 1 HoLLarD. Precis d'Anatomie comparée. Bruselas, 1836, p. 306. 272 LA NATURALEZA. , con los datos que suministran las observaciones de algunos teratólogos mo- dernos puedo decir, con gran probabilidad, que las citadas porciones están modificadas en su forma y soldadas tal vez con la porcion orbitaria del eoro- nal. Por lo que toca á los huesos que forman las paredes internas de las ór- bitas normales (los apófisis montantes de los maxilares superiores, las por- ciones correspondientes del ethmoides, y los unguis), faltan completamente, puesto que la órbita que existe está compuesta solo de las porciones que poco más ó ménos corresponden á las semi-pirámides externas que contribuían á formar en su orígen á las dos normales y que fueron aproximándose y fun- diéndose á medida que avanzaba la retrogradacion del desarrollo. Como ha pasado en casos análogos, las hendeduras spheno-maxilares deben haberse confundido igualmente. Por lo que respecta á los párpados, desde luego se comprende que están formados de las porciones mas externas que en su principio correspondian á los cuatro, las cuales hoy se hallan reunidas y forman dos ángulos muy ob- tusos cuyos vértices se encuentran al nivel de la línea mediana. Esto hace, como há poco decia, que la abertura palpebral tenga la figura de un romboi- des: sus ángulos superior é inferior son anómalos; los dos laterales ó exter- nos son normales. Tan rara disposicion hace tambien que los párpados sean insuficientes para cubrir al ovoide ocular. Apénas tienen, por otra parte, una que otra pestaña. Las cejas siguen una direccion paralela á los dos lados superiores del rom- boides palpebral, y solamente faltan en la base del apéndice cilindroide que forma la trompa. De todo lo expuesto, se pueden deducir fácilmente las modificaciones im- portantes que la retrogradacion del desarrollo imprimió á ambos ojos, á sus membranas, medios, músculos, vasos, nervios, aparatos lacrimales, y demas accesorios y contiguos. Iguales cambios deben haber ocurrido en el sistema nervioso, como se in- fiere muy naturalmente de la fusion de una gran parte de las porciones hue- sosas que en el estado regular contribuyen á formar la parte mediana ante- rior del cráneo, la interna de las órbitas y el aparato nasal, y del principio que estableciera Tiedemann,! apoyándose en varias observaciones personales. Las de Geoffroy Saint-Hilaire,? de Roloff, Eller y Meckel, prueban que en esta anomalía la parte anterior de los dos hemisferios cerebrales está sol- dada, cual los dos frontales en un solo coronal; que los dos ventrículos la- 1 Journal complem. des sciences med. Tomo XX, pág. 219. Memoria intitulada: Beo- bacht úiber Missbildungen des Gehinns und seiner Nerven. 2 Philosoph. Anatom. T. II, págs. 94 y 95. EDADES ES INDICE | DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA MINERALOGIA.—Los fierros meteóricos de México, por el Sr. D. Ignacio Cor- nejo, socio de número. (Concluye.) : TERATOLOGIA —Descripcion de un monstruo cíclope perteneciente al géne- ro Cerdo, nacido en Romita (Estado de Guanajuato), por el Sr. D. Juan Ma- ría Rodriguez, socio honorario. AVISOS. Por falta de papel no se imprimió esta entrega á su de- bido tiempo. - : Está hecha ya la reimpresion de la 1* y 2* entregas de este periódico. La litografia que corresponde al trabajo del Sr. Dugés, so- bre el Ajolote de Pátzcuaro, se repartirá en uno de los próxi- mos números. AE 4) y E A (14d a pel y 2) NO ( E > ===> A: === y 51 AG EROS e PERIODICO CIENTIFICO DELA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL Y ye | UN ==e=o > pi AS y TON ES A So E A, === —o£0 ENTREGA 14*—JULIO DE 1870. < ey A e a | no MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C2 BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. TRAS G E (Ú——-N == > y 20%) . LA NATURALEZA 273 terales forman uno mediano que se confunde con el cuarto; que la masa ce- rebral es mas pequeña; que las cireunvoluciones cerebrales y el cuerpo calloso faltan ó son muy imperfectos; que las modificaciones relativas á los nervios están en proporcion exacta con las que sufren los puntos de donde emergen; que los nervios ópticos se confunden en cierta porcion de su trayecto; que el ehiasma desaparece algunas veces, como se ve en la 1 y IV observaciones de Tiedemann;! que los nervios olfativos faltan, del mismo modo que falta la lámina cribada del ethmoides; que la arteria ophtálmica ordinariamente es única, aunque segun Jourdan? se suele encontrar doble sin embargo de que la: confusion de los ojos llegue á ser tan completa que resulte uno perfecto. La trompa, que en los cerdos constituye el aparato nasal, como tambien la parte mas saliente de la boca, es muy rudimentaria en este caso. Al tocar la base claramente se sienten dentro un hueso cilíndrico, y un poco mas arriba algunas porciones ósteo-cartilaginosas rudimentarias pertenecientes á los huesos y cartílagos nasales. Todo ello se encuentra cubierto por el tegu- mento externo, y termina, como llevo dicho, en una superficie irregular- mente circular, limitada por un redondel. Hay atresia completa de los con- ductos nasales, ó estos son tan capilares que no hay un estilete con que pueda reconocérseles. Solamente queda de ellos una hendedura ó surco trasversal undoso que marca el sitio donde estuvieron los orificios externos de las nari- ces de este lechoncillo. Finalmente, como en el cráneo y los ojos, en este aparato se nota tambien la fusion simétrica; de lo que resulta que todas las modificaciones que se ob- servan en la region mediana y superior de la cara y de la parte anterior de la cabeza son del propio género. Esta monstruosidad es una de las mas frecuentes en los animales. Confor- me resulta de un cuadro estadístico publicado por M. Isidoro Geoffroy Saint- Hilaire, hasta el año de 1837 habia podido personalmente observar todas sus variedades, en el perro, el gato, el conejo, el cerdo, el buey, y cuatro en el hombre, inclusive, 32 veces. Si se consultan las obras de los autores ya citados, y las de Coudere, Superville, Huschke, Ploucquet, Buffon, Lawrence y Riviére, se encontrarán tambien descritas en gran número; por lo que pue- de asegurarse que es una de las mejor estudiadas. En el cerdo es mucho mas frecuente que en otros cualesquiera animales, y en la hembra de éste más que en el macho. Algunas observaciones inducen á creer que la génesis de esta monstruosi- 1 Memoria citada. Obs. I y IV. 2 Tésis, pág. 29. 974 LA NATURALEZA dad y de las demas de esta familia depende de embarazos penosos, de fuer- tes emociones, de accidentes, golpes sobre la region del vientre: alguno ha creido que los partos tardíos las ocasionaban igualmente. En la especie hu- mana se ha observado la accion de las dos últimas causas en varios de los hechos referidos por Isidoro Geoffroy Saint-Hilaire, Duane, y Ol. Borrichius. Jourdan cuenta que la madre del rhinocéphalo que él observó, oyó hablar por la primera vez del ciclope Polifemo muy al principio de su embarazo, y que la descripcion de ese monstruo horrible, feo é inmenso /monstre horri- ble, hideux, immense) preocupó mucho la imaginacion de la pobre mujer. Esta asercion, y otras de la misma clase, hijas todas de una época anterior á aquella en que tuvo lugar la célebre discusion sobre las monstruosidades, promovida en la Academia de ciencias de Paris por Lemery en 1724, y por WixsLow en 1733, en la cual tomó parte muy activa Hanter en 1739; dis- cusion que marca una data gloriosa en los anales de la Teratología, y que ter- minó á la muerte del primero de estos tres célebres académicos; esta aser- cion, repito, no pasa de ser una vulgaridad desprovista de todo fundamento. La influencia de la imaginacion de los padres sobre el producto de la concep- cion nada tiene que ver en su desarrollo normal ó anómalo. Este error de que participaron los filósofos y los médicos mas ilustres de los pasados tiem- pos, ha sido ya victoriosamente combatido. Sin embargo, todavía es vulgar, y las gentes verán aún por mucho tiempo la influencia de la imaginacion de la madre en todas las deformidades y manchas que traiga un niño al nacer. Lo que sostiene y da pábulo á estas preocupaciones es el deseo de encontrar una causa para cada efecto; y como no es fácil dar con ella, se inventa siem- pre algo maravilloso, incomprensible, con lo que desde luego queda allanada toda dificultad. La propalacion de la fábula es obra del tiempo y de las ge- neraciones: por esa razon se perpetuaron durante tantos siglos las extravagan- cias de Empédocles y Demócrito, trasmitidas hasta nuestros dias por las obras de Plutarco y Aristóteles. Segun el primero, los monstruos se engendraban por la abundancia ó por la escasez del sémen, por la turbulencia ó perturba- cion del movimiento, ó porque se dividia en muchas partes, ó-porque se der- ramaba, etc., etc.! Demócrito decia:? monstra fieri ed causá, quod duo subeunt sémina, alternus antea, alternus postea, quos cum utero con- fundatur, event ut membra evalescant atque dissideant. En épocas todavía no muy remotas en que, como álguien ha dicho, cada uno estaba obligado á doblegar su pensamiento al yugo de la autoridad de 1 Tratado de las opiniones de los filósofos, por PLurarco. Lib. V, cap. 82 Traduc. por Amyot, in 82 1784. T. XII, pág. 534. : 2 ARISTÓTELES, De generatione animalium, Lib, IV, cap. IV. . LA NATURALEZA 275 sus predecesores, y en las que parece que cualquier frase ó palabra dicha con anterioridad adquiria para siempre el derecho de ser indisputable, grave crí- men habria sido intentar siquiera descubrir el sofisma y levantar la punta del tupido velo que encubria á la verdad. No es extraño, por tanto, que hombres del mérito de Haller, Maupertuis, Riolan, Paré y muchos otros cuyo saber y juicio han asombrado á la posteridad, apoyándose en las ideas de Empédocles, Epicuro, Platon y Aristóteles, refieran de un modo muy serio, que la mujer de un etiope que tuvo á la vista durante su embarazo una esta- tua de mármol blanco pariera muchos niños tan blancos como ese mármol; que Maupertuis sostuviera con algunos otros sabios que se tiñese de blanco y ántes de la cópula el vellon de los carneros, á fin de obtener corderos de ese color; que algun otro refiera que una señora parió á un niño afectado de labio leporino superior, porque durante el embarazo habia visto, ó tenido antojo de una liebre, ete., ete. El mismo Liceto, que fué el primero que elasificó los monstruos, aparece mas crédulo que otro alguno cuando asegura, apoyándose en Plutarco, que uno de los centauros de la antigúedad era hijo de un pastor y una burra; en Castanenda, que dos mellizos fueron hijos de una mujer que habia sido violada por unos monos; en varios escritores sue- eos y alemanes, que un hombre muy velludo habia sido hijo de un oso, y bisabuelo de Sueconio, rey de Dinamarca; en Del Rio y Riolan, que un hom- bre fué hijo de una vaca, y tenia por eso inclinaciones de tal, como pacer la yerba y rumiar. Liceto, en fin, asegura que Attila fué hijo de una mujer y de un perro.* Geoffroy Saint-Hilaire menciona el hecho que refiere Fossier (1771) con el tíulo de Caxarn-Cuar, en el que se trata de un monstruo que, segun este escritor, nació de un huevo de pata empollado por un gato....! Si fuese cierta la influencia de la imaginacion en el desarrollo del produc- to, muchísimos niños nacerian monstruosos, y se podrian realizar los ensue- ños de Claudio Quillet, aquel médico y poeta latino que escribió el poema intitulado: Callipedia, seu de pulchre prolis habende ratione, que él mismo publicó bajo el pseudónimo de Calvidius Letus (anagrama de su nom- bre) en 1655,* y los de Robert, autor de la Magalantropogenesia, ó arte de formar hijos que tengan talento; extravagante tésis inaugural sostenida en la Facultad de Medicina de Paris en 1803, y en la cual se encuentra el si- guiente pasaje: «Para mí es una verdad demostrada, que no es mas difícil «tener hijos de talento, que tener un caballo árabe, un podenco fino, ó un 1 Traité des monstres. Traduccion francesa. Holanda, 1708, páginas 251 y 252. 2 La Callipedia fué traducida del latin al frances, el año de 1749, por Monthenault d'Egly, y puesta en versos franceses, en 1774, por Lancelin de Laval. 976 LA NATURALEZA «canario de casta: »! ó lo que es mas original todavía, se podrian procrear hijos tontos, siguiendo las reglas que Paracelso ha dejado consignadas en su disertación intitulada: De generatione stullorum...... Há tiempo se agita la importante cuestion de saber por qué son tan fre- cuentes en ciertas especies las monstruosidades cyclocephalianas. M. Isidoro Geoftroy Saint-Hilaire, apoyándose en que no se observa muy comunmente en aquellas en quienes mas debiera esperarse, porque tienen el aparato nasal muy poco desarrollado, cree imposible la resolucion. Esta razon, sin em- bargo, pudiera servir para explicar el fenómeno. En los animales cuyo aparato olfativo es poco voluminoso, la compresion anómala casi nunca debe alterarlos visiblemente: mas no debe suceder lo pro- pio en aquellas especies que lo tengan muy grande, particularmente si la hembra lleva á la vez varios productos, como sucede en las puercas, que en Europa paren diez y ocho y veinte lechoncillos,? y en México, ocho y aun diez: en esta y otras especies de la misma familia, la aglomeracion de pro- ductos debe naturalmente estorbar el desarrollo regular de uno ó de varios en quienes la misma compresion impida la evolucion normal, con especiali- dad en las regiones que sean mas salientes y ménos flexibles, como la boca de los cerdos, por ejemplo. Mi instruido compañero y excelente amigo el Sr. Jimenez (D. Lauro), eree que son insuficientes las explicaciones anteriores porque no comprenden to- dos los casos, y porque al adoptarlas como exclusivas el teratólogo se detie- ne en la superficie del fenómeno, lo cual le impide llegar al verdadero punto de donde dimana. En su concepto, las anomalías y las monstruosidades, aun- que aparentemente son aberraciones de la naturaleza, no reconocen leyes di- ferentes de aquellas que presiden la organizacion normal. Para fundar sus asertos dice, que es indudable que las formas de un animal, el desarrollo de sus miembros, el alcance de sus sentidos y sus aparatos de mutricion, están bajo la dependencia del eje cerebro-espinal, conforme á la ley formulada por Cuvier, la cual no puede ser sustituida por otros principios, porque es eterna como el Hacedor Supremo que la dictó; que si con la profunda filosofía que esa ley encierra el eminente naturalista que acabo de citar logró varias veces determinar las especies y hasta los individuos, apreciando únicamente el en- lace que existe entre la estructura y desarrollo de un hueso y los centros 1 El extracto de la tésis de Robert (hoy muy rara) lo encontrará el lector en el tomo XXXII del gran Dictionaire des sciences médicales. Es obra de Virey, y tiene el mismo mérito que las demas de este aplaudido escritor. : 2 MUSEO PINTORESCO DE HISTORIA NATURAL, redactado por una Sociedad de profesores asociados á D. Eduardo Chao. Madrid, 1853. Tom. 22, pág. 23, col. 25 LA NATURALEZA 217 nerviosos; que si en esta ley estriba el método natural, por medio del enal no solo se llega al conocimiento de las partes exteriores del organismo viviente, sino que con su auxilio se alcanza hasta el de los órganos internos, con tal de que se aprecie debidamente la filiacion que existe entre unos y otros; que si el fisiólogo que la sabe interpretar puede remontarse del efecto á la causa, dándose cuenta de la funcion que estudia, sin necesidad de la diseccion ana- tómica; que si del propio modo puede el patólogo llegar á conocer el orígen de las perturbaciones que observa, euando con la misma antorcha procura alumbrarse en su camino; y que si, por último, la falta de inteligencia de esta ley expone á recurrir á sistemas artificiales, ¿por qué, pregunta, no han de explicarse con la misma ley las anomalías y las monstruosidades que nos ofrece la organizacion? En concepto del Sr. Jimenez, si se atiende al encadenamiento, ó mejor di- cho, á la filiacion que existe entre los caractéres físicos, anatómicos y fisio- lógicos, tanto el médico como el naturalista encuentran permeable y traspa- rente la cubierta exterior de los cuerpos que examinan; de donde infiere que en el método natural se tiene desde hace algun tiempo el mejor splachnos- copio. Casos hay en teratología, dice, que consisten en la ausencia de un ór- gano, en su incompleto desarrollo, ó en la fusion de dos similares: pues bien, en estos casos el fenómeno encuentra comunmente la razon de su existencia en una igual lesion por parte de los centros nerviosos de donde dimana su sér; que otras veces sucederá que una causa exterior y accidental impida el des- arrollo de un órgano, ó haga que retrograde del que hubiese alcanzado, atro- fiándose éste ya por una compresion directa, ó por la destruccion de los te- jidos que lo nutren, como v. g., cuando se atrofia la placenta, ó un producto se desarrolla en un claustro demasiado estrecho, lo cual, como se sabe, es bastante para detener su evolucion y determinar su aborto; pero que indu- dablemente no son estas las causas que mas influyen en la formacion de las anomalías y de las monstruosidades. Supuesta esta manera de ver, para el Sr. Jimenez es del todo evidente que la fusion de dos órganos simétricos, ó de porciones pares de un órgano, cuan- do se efectúa sin línea sensible de demarcacion, los reduce á la unidad en su estructura y en sus funciones, produciendo un efecto igual en los órganos que éstas ó aquellos tengan bajo su inmediata dependencia: en las órbitas y globos oculares, si son los tálamos ópticos los que se han fundido; y en la falta absoluta ó en el desarrollo incompleto del aparato olfativo, cuando fal- tan los centros grises ó los nervios olfativos, por ejemplo; y generalizando la regla, que los órganos sufrirán detrimento y tendrán alteraciones más ó mé- nos importantes, verdaderos vicios de conformacion, anomalías, y hasta lle- 278 LA NATURALEZA. £ garán á constituir verdaderas monstruosidades, siempre que en los centros nerviosos respectivos tengan lugar ciertos desórdenes que interrumpan ó des- truyan la influencia que ejercen sobre los órganos externos; cuyo principio está plenamente comprobado con las observaciones hechas por varios tera- tólogos. Yo acepto la ley formulada por Cuvier, porque, en efecto, multitud de he- chos comprueban que el eje cerebro-espinal es, en su mas lata generalizacion, todo el animal; y estaria porque él fuese el punto de partida para clasificar los sistemas orgánicos segun su órden y mayor utilidad, si examinando una porcion de los mismos hechos que han dado orígen á tan ingenioso proyecto no me hubiera convencido de que se le ha dado mayor extension de la que debe tener, ó cuando ménos que ha sido extemporánea su generalizacion. Porque si, en efecto, la influencia de los nervios es el todo y no se limita á un papel meramente pasivo, otro tanto puede decirse respecto del sistema arterial y del venoso, puesto que tienen igual eficacia en el papel que les está encomendado. El sistema nervioso, dice Geoffroy Saint-Hilaire, por sí solo no constituye lo esencial del sér, como los aparatos conductores de una má- quina eléctrica no son sus partes preponderantes.! La importancia de los sistemas que constituyen el organismo viviente, estudiada de una manera aislada é individual, por decirlo así, ha dado orígen á que unos consideren como preeminente al sistema nervioso, otros al arterial ó al venoso, otros al tejido celular y aponevrótico, y hasta ha lle- gado el caso de que se haya dado la preferencia al huesoso, por ser el que aisla al sistema nervioso, el que eficazmente separa sus partes mas principa- les, porque existe donde los nervios nacen y los resguarda protegiéndolos en sus puntos de partida, como lo comprueban el cráneo y cada vértebra. Geoffroy Saint-Hilaire? llegó á decir, que puesto que todo nervio estaba en- vainado en sus ramificaciones terminales en el tejido celular, tomando orígen en el sistema huesoso, y puesto que estos dos tejidos se encontraban sobre la misma línea llenando del propio modo las mas altas funciones de la organi- zacion; si este encuentro no era fortuito; si esa semejanza de usos depen- diese de la gran paridad entre los órganos; si entre unos y otros no hu- biese mas diferencias que el más y el ménos; si uno de ellos presentase un máximum de desarrollo, y el otro un mínimum de composicion, se ten- dria ya la explicacion de un hecho que siempre le habia parecido ex- traordinario, y que habia decididamente aceptado aunque sin compren- 1 Memoire sur plusieurs deformations du cráne de l'homme, lui 1'Academie des scien- ces, en Octobre de 1820, pag. 7. 2 Opúsculo citado, pág. 8. LA NATURALEZA. 279 derlo: la ¿mportancia y la predominancia del sistema huesoso sobre to- dos los demas. Los estrechos limites de esta Memoria no me permiten entrar en grandes amplificaciones respecto de este particular. En otra ocasion mas oportuna me ocuparé detenidamente de él, remitiendo entretanto á mis lectores á las tres Memorias sobre la organizacion de los insectos, y á la que acabo de ci- tar, las cuales pueden verse en el Journal complementarre du Dichonarre des sciences médicales, año de 1820, en los números correspondientes árlos meses de Febrero, Marzo y Abril, ó en los Annales générales des sciences physiques, de los mismos meses y año. Por ahora me conformaré. con dejar consignado que en mi concepto las anomalías y las monstruosidades son ori- sinadas por causas muy complexas, desconocidas en su mayor parte, y entre las cuales, pocas, muy pocas son las que pueden ser directamente demostra- das; que todas las teorías existentes, y nuestras reglas actuales, fundadas en los conocimientos hipotéticos de la fisiología, encerrados en esta única fuente, no han hecho más que imponer límites al pensamiento, y que el único ca- mino abierto al campo de la observacion es, como dice Geoffroy Saint-Hilaire, en su Memoria intitulada: Considerations d'0u sont dédurts des regles pour Pobservation des monstres et pour leur classification, leída en la Acade- mia de ciencias de Paris el dia 16 de Abril de 1821, el estudio de la orga- nizacion en sus actos irregulares, de la naturaleza sometida á la influencia de eiertos trastornos, embarazada en sus evoluciones, sorprendida, en fin, en los momentos de vacilacion y de impotencia. En efecto, en ese vasto teatro es en donde deben hacerse esta clase de estudios; y aunque las monstruosidades y anomalías conocidas y descritas hasta hoy nos hayan revelado mucho y muy importante, preciso es continuar demandando á las que sobrevinieren nuevos secretos, entre otros, el que se refiere especialmente á su etiología. Lo que acabo de consignar no quiere decir que yo erea que la organizacion extravagante de los monstruos esté sujeta á otros principios distintos de los que presiden la normal de los séres perfectos, no. Para mí, toda monstruo- sidad es el efecto, si no de una causa regular, al ménos de una sujeta á ciertas leyes invariables, supuesto que se presentan constantemente á nuestra consideracion con los mismos caractéres típicos que han servido para agru- parlas y clasificarlas metódicamente. La invariabilidad de efectos arguye la invariabilidad de las causas; y puesto que han podido establecerse géneros, familias y órdenes bien distintos, debemos admitir que existen unas mismas causas, y que éstas están sujetas á leyes invariables y eternas. Preciso es, por tanto, inquirir cuáles son las leyes del desarrollo anómalo de los séres 280 LA NATURALEZA organizados, para lo que no debemos conformarnos con recoger hechos y compararlos unos con otros, sujetándonos siempre á lo que prescriben los métodos existentes, por recomendados que fueren, sino haciendo lo que Geofiroy Saint-Hilaire aconseja en su Filosofía anatómica de las monstruo- - sidades humanas,! es decir, cambiando de estudios y modificando los proce- dimientos de observacion. Segun la relacion verbal que el conductor de esta pieza hizo al Sr. Men- doza, este rhinocéfalo nació vivo, y murió á resultas de un puntapié que al verlo le dió su dueño, exclamando: «es preciso matarlo, porque es hajo del diablo.» La experiencia enseña, en efecto, que los monstruos eyclocéfalos ordina- riamente nacen vivos, aunque su vida sea muy incompleta y pronta su muerte.? El rhinocéphalo descrito por Jourdan vivió dos horas agitado por vivas convulsiones. El descrito por Tiedemann duró en ese mismo estado hora y media. El de Ploucquet, media hora. El de Duane, veinte minutos. El cordero cyclocéphalo deserito por Albrecht, algunas horas. El perro de que habla Coudére, tres. Como se comprende, la causa que determina las convulsiones y la muerte, en estos casos, es la misma que la ocasiona en los enroPEs y en todos aquellos en quienes se confunden más ó ménos los hemisferios cerebrales. El estado incompleto y rudimentario del eje cerebro-espinal, punto de partida de la vida autonómica, reduce á todas estas monstruosidades á una condicion se- mejante á la de los anencéfalos. Antes de concluir, para amenizar la lectura de esta observacion, así como para despertar entre los estudiantes el deseo de dedicarse á este importante cuanto entretenido ramo de las ciencias naturales, quiero detenerme un poco en el motivo que segun se dice alegó el dueño de este animal para matarle. Esto servirá tambien para disuadir á la multitud de ciertas ideas erróneas que tiene acerca de las monstruosidades, y cuyo orígen se remonta hasta la oscura noche de los tiempos. La ley de las Doce Tanzas prescribia en Roma se diese muerte á los mons- truos. Los atenienses castigaban con excesivo rigor á los hermafroditas. Aristóteles decia que los monstruos eran errores de la creacion. Plinio, que eran juegos de la naturaleza, é inexplicables maravillas para el hombre, /u- dibria sibi, nobis miracula ingeniosa fecit natura.* En la descripcion del monstruo cuádruple que há poco hice por encargo 1 Edit. Paris, 1822, pag. 108. GrorrroY Sarnr-HiLarrE. Teratologie. T. IL, pag. 83, col. 22 Prini0. Hist. Nat. Libro VII, cap. II. 0) 29 LA NATURALEZA. LA NATURALEZA 281 de la Escuela de Medicina, consigné las trece causas que en concepto de Am- brosio Paré determinan la formacion de las monstruosidades. Entre ellas se cuenta la accion de los diablos y de los demonios, la que, con el pecado de bestialidad, admiten igualmente Aldrovando, Schemiot, Weinrich,!* y otros varios autores. «El demonio, segun dice Liceto,? puede hacer que degenere «el licor seminal de una especie en el de otro animal inferior; puede tambien «ejercer su maléfico influjo sobre un recien nacido, para que si no es real- «mente monstruoso aparezca como tal á los ojos de los demas.» Para los teratólogos del siglo XVIL y aun para muchos de los siglos anteriores, los monstruos servian para aumentar la gloria de Dios, demostrar su có- lera, ó presagiar una calamidad pública. Para varios de ellos fueron objeto de grandes meditaciones. En una disertacion intitulada: Dz moxsrro NATO LUTETIE, A. D. MDCV,* en el capítulo que comienza An, Romanorum pre- cepto, monstra interfici debeant? Jean Riolan dice: «En cuanto á los « monstruos que tienen figura de diablo, si se les dejare vivir, preciso es te- « nerlos encerrados y ocultos en una pieza. Si hubiere otros, mitad hombres «y mitad animales, que injuriasen á la naturaleza y al género humano /na- «ture et géneri humani facit injuriam), deben ser prontamente sacrifi- «cados. » Cuando se oye decir todo esto á tantas notabilidades, no debe causar exe trañeza escuchar de la boca de un campesino que es preciso matar á los mons- Puesto que los naturalistas y los médicos son en esta época los encargados de difundir más los conocimientos, ellos deben tomar mucho empeño en des- arraigar de una vez estas preocupaciones, que no dejan de causar serios dis- gustos en las familias. En cierta ocasion he sido solicitado para que expu- siese mi parecer acerca de un monstruo humano hemiacéphalo, que un marido presentaba como irrecusable prueba en una demanda sobre divorcio canónico que iba á promover contra sn mujer por el supuesto delito de bes- tialidad. Entónces pude notar cuán arraigados están todavía algunos errores aun entre las personas mas distinguidas por su ilustracion. No hace mucho que un buen amigo, respetable por su saber, me preguntaba si la monstruo- sidad cuádruple que há poco describí habia sido el producto de una union ilegítima?..... La vulgarizacion del estudio de la teratología, entre otras muchas ventajas 1 De causa parti monstrosi. Comentatio de ortu monstrorum, in 82 Marbourg Vratisi. —EPHEMERIDES DES CURIEUX DE LA NATURE. 2 Op. cif. 3 Paris: 1605. 36 282 LA NATURALEZA científicas trascendentales para varios de los importantes ramos de la Medi- cina y de la Historia Natural, traeria la de levantar el injusto anatema que pesa sobre las monstruosidades y quienes las engendran, con lo que cesaria el aniquilamiento, ó la ocultación, cuando ménos, de aquestos ricos materia les que son el punto de partida de muchos importantes descubrimientos que aun están por hacerse en beneficio de la humanidad. Para recorrer esta nueva vía, en México, seria bastante un ligero impulso: en cuanto á lo demas, obra seria del tiempo. La fe y el entusiasmo, gracias al Ser Supremo, no nos faltan. México, 8 de Marzo de 1870. FAUNA INDÍGENA INSECTOS DEL MAGUEY POR EL. SR. D IGNACIO BLASQUEZ, SOCIO CORRESPONSAL EN PUEBLA, TERIA AGAVIS. Este insecto corresponde al órden 6.* de su nombre, Lepidópteros; á la seccion 1.* de los Diurnos, á la primera tribu de estos, Papilionados, y al gé- nero Terta. - Su cuerpo, que tiene ocho milimetros de diámetro, es cilíndrico, de la longitud de las alas que tienen cuatro centímetros, y está enteramente cu- bierto de vello fino. La cabeza y el protórax son pequeños, y los ojos par- dos, grandes y salientes. Tiene los palpos cortos, cubiertos de pelos esca= mosos, y el último artejo es muy pequeño, desnudo, puntiagudo y duro. Las antenas son delgadas, mas cortas que el cuerpo, y están terminadas en una masa comprimida y en punta. Las alas, de ocho centímetros de envergadura, son muy delicadas y mas angostas que las inferiores. El cuerpo es de un eo- lor gris uniforme con reflejos brillantes como el plomo, y la superficie infe- rior de las alas es aplomada, salpicada de manchas pequeñas, negras y blan- LA NATURALEZA 283 cas. El fondo de la parte superior es amarillo rojizo claro con un ancho ribete negro y unas manchas del mismo color en el centro, y otras dos blancas y amarillas cerca de su extremidad. Las alas inferiores tienen una orla blanca en su circunferencia, el borde abdominal forma un pliegue, y la celdilla del disco es cerrada. La superficie de las cuatro alas está cubierta en su mayor parte de un vello largo tupido, marcándose muy bien en ellas los ner- vios: sus cuatro patas posteriores son mas largas que las delanteras; los mus- los están muy desarrollados, y así estos como las piernas son vellosos por su parte interna: el primer artejo de los tarsos es de igual longitud á la de los otros reunidos, apareciendo por esta causa un codo ó articulacion, como si las patas constaran de cuatro partes. Los últimos artejos están armados de dos garfios simples pequeñísimos, conteniendo un lóbulo en medio de ellos. Boisduval y Fabricio han descrito con los nombres de Terias Agave y Papilio Agave, una mariposa que conviene en muy pocos caractéres con la nuestra, y por lo mismo dudo sea la que acabo de describir. En los meses de Octubre y de Noviembre, las hembras depositan sus hue- vos en la superficie de las hojas del Maguey, que despues han de convertirse en alimento y morada de las orugas. Estos huevecillos quedan adheridos á la epidérmis de la penca, en virtud de la viscosidad de que nacen dotados al tiempo de su postura, y siempre se les observa dispersos y nunca en grupos. Tienen dos milímetros de diámetro; su figura es la de un cono truncado con un ligero hundimiento en su parte superior, y su color es de un blanco mate. Se conservan en este estado hasta los meses de Diciembre y Enero, y aun Febrero si la estacion de los hielos ha sido rigurosa; época en que aparecen ya las pequeñas orugas, las cuales se introducen en las hojas, permaneciendo en ellas ocultas hasta mediados del año. Estas orugas, durante cuatro ó cinco meses, perjudican notablemente al Maguey, porque se labran para vivir, un cilindro hueco como de cuatro decímetros de largo y uno ó dos centíme- tros de diámetro. Regularmente por los meses de Abril y Mayo, la gente del campo acostumbra comerlas por su buen sabor, buscándolas con ansia en los magueyales, porque es necesario advertir que no se encuentran ni en todas las pencas ni en cualquiera clase de Maguey. Aun los delicados paladares de las personas que habitan en las ciudades populosas se recrean con este manjar campestre, que ciertamente, bien condimentado, puede competir con muchos de nuestra cocina civilizada. Estas orugas son cilíndricas, rugosas y hasta de siete centímetros de largo y quince milímetros de diámetro cuando han llegado á su perfecto desarrollo. Constan de doce segmentos; son de un blanco sucio, de consistencia blanda y untuosa, excepto la cabeza y el apéndice que las termina, que son coriáceos y 984 LA NATURALEZA de color moreno oscuro. Son enteramente inodoras, y todo su cuerpo está salpicado de puntos pardos menudísimos y de los cuales nacen unos pelos cortos muy sutiles. Como tienen una piel diáfana, se ve muy bien el vaso dorsal con su movimiento de sístole y diástole. Alzate, en sus Gacetas, habló sobre esto, y no copiamos aquí su Disertacion por ser muy extensa. Carecen de cuello, su cabeza es esférica y el apéndice es aplanado, y está dividido en dos lóbulos trasversales. La naturaleza no les dió ojos por serles inútiles, puesto que viven en la oscuridad. Tienen seis patas verdaderas en figura de gancho y colocadas por pares en los tres primeros segmentos. Las falsas pa- tas son diez, callosas y situadas tambien por pares en los segmentos 6.9, 7.0, 8.%, 9.2 y 12. Tienen nueve estigmas de cada lado en los segmentos 1.0, 4.9, 5.9, 6.9, 7.9, 8.9, 9.9, 10. y 11.% Jamas se les ha visto cambiar de piel, y los indígenas las llaman Meocuillin: gusano del Maguey. Desde Junio hasta Agosto se trasforman en crisálidas, y para lo cual la su- perficie interior del cilindro en que viven lo endurecen y reducen á una sus- tancia leñosa hasta un espesor de dos ó tres milímetros, sin duda con el ob- jeto de que si la penca se seca y contrae, no las oprima en su habitacion y las haga perecer, ó tambien para encontrar un paso libre en el momento de salir convertidas en insectos perfectos. Estas crisálidas no son de forma an- gulosa, y se sitúan con la cabeza hácia arriba en el fondo del cilindro. En Agosto y Setiembre se desprende el insecto de su cubierta coriácea que lo habia tenido encerrado, y la rompe primero por la parte que corresponde á su cabeza en la línea ó sutura trasversal, que está marcada en la lámina con la letra a, y despues por el vientre en todo el espacio que ocupan las patas, permaneciendo unida á su abdómen la referida cubierta por otras ca- torce ó diez y seis horas, con la singularidad notable de que su dorso queda entero. Las alas se les forman dobladas al traves, como á los coleópteros, de- bajo de sus estuches. Aunque estas mariposas son diurnas, no nacen sino en la oscuridad de la noche. Las hembras son mas gruesas y velludas que los machos, ostentando sobre sus alas los colores negro, blanco y amarillo rojizo con mas viveza. Desde que ellas nacen tienen en el ovario formados los hue- vecillos del mismo tamaño con que los dan á luz en la época de la postura, siendo por lo regular ésta de veinticinco á treinta huevos. Por la relacion exacta que acabo de hacer, se verá que este insecto efectúa todas sus metamórfosis en el espacio de un año. LA NATURALEZA 285 BOMBYX AGAVIS. Este insecto corresponde al órden 6." Lepidópteros, á la seccion 3.2 Noc- turnos, á la primera tribu de estos, Bombicidos, y al género Bombyz. Su cuerpo es oblongo, velludo, de quince milímetros de largo y cuatro de diámetro, estando cubierto todo por las alas en los machos, y con su extre- midad descubierta en las hembras, debido esto á que las segundas tienen el abdómen mas voluminoso que los primeros. El tórax es globoso y muy ve- lludo, con el protórax bien marcado y sumamente angosto. Su cabeza es muy pequeña, con los ojos casi cubiertos por el vello. Los palpos son como en la generalidad de estos insectos y sin particularidad notable. Las antenas son bipectíneas en los dos sexos, de diez milímetros de largo, situadas de- lante de los ojos, y teniendo envuelta su base con unos pinceles de vello. La trompa es rudimentaria, lo que prueba que estos insectos pasan sin alimento el corto período de su existencia, como sucede con los Noctuelidos. Tiene seis patas de igual tamaño, los muslos y las piernas vellosas, cada una con cuatro tarsos y el último con dos pequeñas uñas. Las alas inferiores son mas pequeñas que las superiores, y éstas están inclinadas cuando el animal se halla en reposo: extendidas, miden treinta y cuatro milímetros de un extre- mo al otro, y tienen un fleco de vello en su orilla inferior. Todo el color del insecto es pardo oscuro por la parte superior y cenizo por abajo. El protórax es mas oscuro que el resto del cuerpo, los pinceles de que nacen las antenas son blanquizcos, los ojos negros mates, y las antenas de color moreno claro. Cada una de las alas superiores tiene dos líneas trasversales muy angostas, pardas y negras, y algunas mas pequeñas de los mismos colores cerca de los hombros. Desde estos hasta la extremidad, y por la orilla externa de las mis- mas alas, tienen una faja de un blanco sucio con algunas manchas negras. Las alas inferiores son blanquizcas. En los meses de Abril y Mayo hacen estas mariposas sus posturas sobre las raíces y tallos del maguey, y nunca en ninguna otra planta, escogiendo siempre de preferencia las especies que conocemos con los nombres de cha- chilmetl, comarron y sus variedades, y cozmetl. Depositan sus huevecillos en número de cuarenta á cincuenta en grupos de cinco ó seis, cubiertos con una sustancia pegajosa y del color y consistencia de la goma. Estos hueve- cillos son de la figura de un cilindro inclinado, de medio milímetro de diá- metro y de un milímetro de altura, de consistencia dura, con la superficie áspera, reticulada y de color de ocre oscuro. La parte inferior que les sirve de base está cubierta de una película blanquizca y delgada. La pequeña oruga 286 LA NATURALEZA dilata en desarrollarse y romper el huevo diez ó doce dias, pasados los cuales se sale de él y se introduce en las partes del maguey que le van á servir de alimento y morada por algun tiempo. Cuando han llegado estas orugas á desarrollarse enteramente, lo que su- cede en los meses de Julio y Agosto, son como de cuatro centímetros de largo y cinco milímetros de ancho, convexas por el dorso y planas por el vientre. Están compuestas de doce segmentos trasversales con un surco ligero en me- dio de cada uno de ellos; su color es rojo en la parte superior, amarillento en la inferior, y la cabeza y demas partes córneas de un color pardo oscuro; las mandíbulas son casi negras. La cabeza, las seis patas verdaderas y el apéndice ganchoso que tienen so- bre el último segmento, son de consistencia córnea; el resto del cuerpo es coriáceo. Dicho cuerpo generalmente es opaco, y solo se distingue en él el vaso dorsal con su movimiento de sístole y diástole. Aunque la cabeza de estas orugas no está separada por un cuello del resto del cuerpo, se distingue fácilmente á primera vista. Es de figura orbicular y con un lóbulo en el centro de su cireunferencia, formado por el labio supe- rior. Estas orugas carecen de ojos. El labio superior consiste en una pieza deprimida, trasversal, movible de adelante hácia atrás y unida á la parte anterior del epistomo; cubre comple- tamente los maxilares cuando el animal está en reposo, y su uso es retener los alimentos durante la masticacion. Las mandíbulas son de consistencia córnea, oblongas, cóncavas por su cara interna, con cuatro endentaduras cada una, opuestas como las piernas de unas pinzas y articuladas con las extremidades del labio superior. Los maxilares son dos, colocados debajo de las mandíbulas: están compues- tas de dos cilindros articulados, siendo de menor diámetro el superior, el cual termina en un apéndice pequeño, tambien articulado y palpiforme. Estos ór- ganos sirven para retener, en union del labio superior, la sustancia destinada á ser dividida. El labio inferior es de figura trapezoide y le faltan los pequeños palpos que ordinariamente acompañan á este órgano en la mayor parte de las orugas. Los palpos son dos, uno de cada lado, cilíndricos, terminados por un pelo, compuestos de dos artejos y situados en la base de las mandíbulas, exterior- mente. Las verdaderas patas son seis, córneas y de figura de gancho, colocadas por pares en los tres primeros segmentos del insecto; las falsas patas son ocho, retráctiles, y están colocadas tambien por pares en los segmentos del 7.* al 10.9, compuestas de muchos garfios. LA NATURALEZA 287 Estas orugas tienen nueve estigmas de cada lado, en medio de cada seg- mento y arriba de una faja que divide el dorso del vientre; están colocados en los segmentos 1.9, 4.9, 5.9, 6.%, 7.9 8.9, 9.9, 10.9 y 11. Estos estigmas son circulares y con su borde córneo. Tienen estos insectos algunos pelos sobre sus costados, en la cabeza y pal- pos; despiden un olor sui generis penetrante, y la muda de piel la hacen en diez ó doce horas, abriéndose por el vientre al desprenderse el insecto de ella. En todo el tiempo que permanecen en los tallos del maguey verifican tres mudas de piel, y ya sepultadas en la tierra y en el momento preciso de con- vertirse en crisálidas, experimentan su cuarta y última muda. Viven en comunidad en los nidos ó galerías que se fabrican en los tallos subterráneos del maguey, y en ellos se alimentan por cinco meses con la sus- tancia del mismo tallo, al cual dañan notablemente, porque lo petrifican y reducen á una sustancia roja. Vulgarmente llaman á estas orugas las gentes del campo chrlocuiles, te- coles ó gusanos colorados. Los meses que ya dejo dicho ántes de Julio y Agosto, son la época del año en que los dependientes de las haciendas buscan con afan estas orugas colo- radas para comerlas, preparadas del mismo modo que los gusanos blancos del Teria, aunque no son tan sabrosas como estos últimos. Luego que pasa la estacion de las lluvias y se anuncia el invierno, se salen estas orugas, en grupos, de los magueyes en que han vivido y se han alimen- tado por tanto tiempo, y se introducen en los agujeros que naturalmente se encuentran formados en la tierra. Arrojan una baba sedosa, con la cual for- man una tela gruesa y tupida que les sirve para cubrir la entrada y el fondo de los agujeros, donde pasan adormecidas y sin tomar ningun alimento la estacion del invierno.? A fines de esta estacion, por el mes de Febrero, y cuando se aproxima el tiempo en que deben trasformarse en crisálidas, se descoloran hasta quedar con una ligera tinta de un amarillo pálido. En los meses de Marzo y Abril se trasforman en crisálidas, para lo cual mudan por última vez de piel, como dije ántes. Estas crisálidas son desnu- das, carecen de ángulos, y su color es amarillo pajizo muy brillante. Los cuatro primeros segmentos del abdómen están como plegados y embutidos los unos en los otros, y armados en su borde de una multitud de espinas muy pequeñas. Supongo que éstas no son otra cosa que las mismas que for- maban las falsas patas de la oruga y que se han extendido en la erisálida. 1 He conservado por once meses algunas de estas orugas sin darles ningun alimento, y han permanecido vivas, con sus movimientos naturales y sin alteracion en su salud. He visto tambien otras de estas orugas atacar á sus compañeras para alimentarse con ellas. . 288 LA NATURALEZA Las patas se le forman al insecto sobre el dorso é inmediatas á las antenas, en estado aún de ninfa. Se les observan algunos movimientos en el abdómen, por medio de los cuales y con el auxilio de las coronas de espinas que ador- nan cada uno de sus segmentos abdominales, se arriman á la entrada de los agujeros para desprenderse de la cubierta que las ha tenido encerradas, lo cual ejecutan siempre rompiéndola primero por la parte que corresponde al pecho. Hacen esta operacion en las primeras horas de la noche, y pasadas dos ó tres horas pueden ya lanzarse al aire para efectuar la union de los dos sexos y propagar la especie. Como la cubierta de la crisálida es diáfana, al irse formando la mariposa aparece aplomada, por trasparentarse su color. En estas crisálidas se sigue con la vista el desarrollo del insecto. Solo vuelan estos lepidópteros en las altas horas de la noche, pues son muy torpes durante el dia; no ven absolutamente nada, y permanecen ocul- tos, miéntras alumbra el sol, en los lugares mas sombríos y debajo de las pencas de los magueyes. Este insecto realiza todas sus metamórfosis en el espacio de un año, como el Teria, aunque las hace en períodos y estaciones diferentes de los de este último. LYSTRA BOMBYCIDA. En la época en que las orugas del bombyx abandonan los magueyes para trasladarse á los agujeros en que deben convertirse en crisálidas, aparece un ' insecto del órden de los hemápteros, de la familia de los eicadarios y del género Lystra, que ataca y destruye un gran número de dichas orugas, sin lo cual sufririan mayores daños los magueyales. Continuamente se le ve en ese tiempo aplicar á ellas su largo rostro para extraerles la sustancia grasosa de que se componen. La Lystra tiene el cuerpo oblongo, grueso y corto. Su parte superior es amarillenta, esponjosa y recogida en pliegues á los lados del abdómen; la parte inferior de éste es coriácea, negruzea, con el bordo de sus segmentos rojo y terminado en un apéndice pediculado y de figura de alabarda. Todo el abdómen está envuelto en una sustancia blanca, algodonosa, que se des- prende con facilidad y es muy suave al tacto. El borde anterior del coselete se extiende sobre los hombros, y el escudo es triangular y descubierto.' Sus ojos son pequeños y salientes, las antenas muy cortas, esféricas, pediculadas, situadas en una depresion de la frente abajo de los ojos. El rostro es trímero, con el primer artejo encajonado entre las ancas de las dos patas delanteras, Sr uN dí Yo Eye) 9) (o A o A e , pe di DE 3 E. se ds e AD TERATOLOGIA. —Descripcion de un monstruo ciolope perteneciente al géne- , ro Cerdo, nacido en Romiia (Estado de Guanajuato), Eo el Sr. D. Juan Ma- de ría Rodriguez, socio honorario. (Concluye.) FAUNA INDIGENA.—lnsectos del Maguey, por el Sr. D. Henao sm, socio corresponsal en Puebla. CONDICIONES DE LA SUSCRICIÓN — Este periódico se publica mensualmente por entregas cuyo mínimum será 4 de 16 páginas. Cada una vale 2 reales en México y 2% en los Estados, franco el pose El pago se hará en el acto de recibir la entrega. "DEN LAS SUSCRICIONES Su RECIBEN EN ESTA CAPITAL: En la Botica de la Mariscala. de Urbina, calle 32 de San Juan. » 3» del Hospital de Jesus. casa núm. 5 de la calle de la Puerta Fal- sa de Santo Domingo. Librería del Sr. Aguilar y Ortiz, 12 de Santo Ñ Domingo núm. 5. A, »” »” » FUERA DE LA CAPITAL Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos nombres se ponen á continuacion. Mateo Gonzalez. AGUASCALIENTES ....... D. Luis Toscano. MORELLA.. +, Manuel Ortega Reyes. ATOTONILCO ELGRAN- OAXACA .... Mn ,, Antonio Palacios. ORIZAVA... . José María Ariza. CORDOBA cniccricoccrnnos , Apolinario Nieto. PACHUCA.. Ramon Almaráz. CUAUTLA MORELO; , José María Cárdenas. | PUEBLA. Francisco María Ran- GUADALAJARA .... , Leonardo Oliva. + z gel. GUANAJUATO . ¡yy Alfredo Dugés. PUERTO DE LA PAZ (Ba- + HUEJUTLA........ y Manuel T. Andrade. Ja California)...mmonomsmm. y» José Fidel Pujol. O A O NE SAN LUIS POTOSL..... o ar ena ” Lino Caraza. ,w Florencio Cabrera. y Cárlos Romero. 1, Manuel Mestre. + yy Manuel Urquiza. TETECALA .. y Albino Celis. . yy Manuel Hidalgo. TIXTDA...... .. y Rafael Jimenez, y» Mariano Guzman. VERACRUZ... . yy Luis Molina. Ramon Mancera. ZACATECAS sy Joaquin Ramos. DE La SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL ATAN 870. 6 29% AS (ás A de ENTREGA 15%— AGOSTO DE 1 > e MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C2 BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. 1870 ¡ oo crias AN A e a de 1 ñ my s ES Si > Wes a 1 NE e a z N » SS NE 4 10 1 e de) l A q pi A h E?” A EN yl ; V ? Ñ A pS + - y v A , ELA 5 yo , Y o A h y A IS A eps AA Y a Ñ ES ú E * LA NATURALEZA 289 y el segundo artejo muy largo. Las patas posteriores tienen las piernas muy largas; cada una de las seis patas consta de dos tarsos, y el segundo de estos tiene dos uñas: todas estas partes son de un color amarillo sucio con man- chas negras. En las articulaciones de los muslos con las piernas tienen al- gunas espinas. Las alas superiores son mas largas que las inferiores y de doble longitud que el cuerpo, reticuladas, semi-trasparentes y negras, con los hombros rojos. Las alas inferiores son trasparentes, reticuladas, blancas y eon una faja ancha, negruzca en su borde. Le he dado el nombre específico de Bombycida, por la voracidad con que persigne á las orugas del Bombywxw agavis, y porque creo que es especie nueva, desconocida de los naturalistas europeos, no estando por lo mismo clasificada. Este insecto es muy singular, ya por alimentarse exclusivamente de las referidas orugas, como por la sustancia algodonosa en que se halla envuelto su abdómen. VELIA AGAVIS. Este insecto corresponde al órden 4.%, Hemipteros; á la seccion 1.*, Hete- rópteros; á la familia 5.2, Hidrómetras, y al género Velra. Su cuerpo tiene veinte milímetros de largo y tres de ancho; la cabeza es muy pequeña en comparacion del cuerpo, y de figura romboidal; las antenas son tan largas como el cuerpo, filiformes, de cuatro artejos, siendo el segun- do y el cuarto muy pequeños y los otros dos bastante largos. Estas antenas nacen casi en la extremidad de la cabeza y delante de los ojos, que son late- rales, salientes y lisos. El pico le nace de la frente, y aparentemente consta de dos partes. El protórax es trapezoide, ensanchándose por la parte poste- rior, y tiene dos pequeñas prominencias semi-esféricas por la anterior. El escudo es triangular y pequeño. La parte superior de los élitros es casi de la consistencia de la inferior, y con venas salientes. Tanto los élitros como las alas, cubren enteramente el abdómen y sobresalen de él por su extremidad. Las patas anteriores y posteriores son mas largas que las medianas, y todas son muy delgadas. El primer par está situado en dos protuberancias del pro- tórax por su parte inferior, y los otros dos pares están separados del primero y colocados á los lados del abdómen. Todas las patas están cubiertas de vello fino, y constan de un solo tarso con dos pequeñas uñas. La parte superior de la cabeza, los ojos, las antenas, el rostro, el protórax, el escudo, los élitros y las patas son de color negro mate; todo el resto del insecto es rojo, lo mismo que la orilla del protórax y los hombros. En cada 37 290 LA NATURALEZA muslo tiene dos pequeñas manchas amarillas, y los seis segmentos del abdó- men están marcados con una línea de este mismo color y otra negra. Las alas son pardas. Los élitros de los machos tienen en su parte média unas manchas triangulares amarillas. Estos insectos se alimentan exclusivamente de la aguamiel de los mague- yes, sobre los cuales viven en gran número. EXPLICACIÓN DE LAS FIGURAS. . 1.—Crisálida del Teria Agavis vista por el dorso. 2.—Insecto perfecto (hembra) visto por arriba. 3.—Crisálida vista por el vientre. 4.—Insecto perfecto (hembra) visto por debajo. 5.—Oruga vista por el dorso: a, cabeza; b, apéndice caudal. 6.—Bombyx Agavis vista por arriba. 7.—Gtrupo de huevecillos. 8.—Uno aislado descubriendo su base. 9.—Insecto perfecto descubriendo las alas superiores. 10.—Su crisálida vista por el vientre. 11.—La misma por el dorso. 12.—Oruga vista por el dorso. 13.—£ystra Bombycida visto por arriba. 14.—Velia Agavis. 15.—Lystra Bombycida visto por debajo: d, ojos; e, antenas; e, sustancia algodonosa. APUNTES PARA LA MAMALOGIA MEXICANA —— O RNAAKÁ MEMORIA PRESENTADA POR MANUEL M. VILLADA, EN EL CONCURSO DE ADJUNTO Á LA CLASE DR BOTÁNICA Y ZOOLOGIA APLICADAS, DE LA EsCUELA NACIONAL DE AGRICULTURA. SEÑORES: Las investigaciones sobre las costumbres de los animales han sido casi abandonadas desde que la Anatomía comparada y la Embriología han ocu- pado la atencion de los observadores; pero es fácil comprender la importan- cia de un estudio tan fecundo como éste en aplicaciones prácticas. Él nos demuestra los maravillosos recursos que desplega la naturaleza para mantener á los séres organizados en un equilibrio indispensable á su existen- LA NATURALEZA 291 eia, y nos enseña á no contrariar sus leyes sino en ciertos límites, no sobre- poniendo á ellas un interes individual mal entendido que nos induce á supri- mir todo lo que no nos parece directamente útil, efectuando modificaciones radicales en el órden y proporciones de los séres. Este conocimiento tiene tambien un interes científico importante, y es, la limitacion de las especies que la Zoología descriptiva ha admitido sin conocer exactamente el género de vida de cada animal. Las dificultades que tiene que vencer el observador que se dedica á estas investigaciones, en muchos casos son insuperables; sin embargo, con las lu- ces de la Anatomía comparada y de la Fisiología, le es fácil delinear en cierto grado los fenómenos que se ocultan á una observacion directa: en efecto, los hábitos de los animales están en intima relacion con su organismo; esta de- pendencia constante que revela la Suprema inteligencia del Creador, permite descubrir una gran parte de las necesidades, del instinto y facultades de estos séres, cuya misteriosa existencia los cubre de un velo impenetrable. El carácter anecdótico que por lo comun han tomado esta clase de traba- jos, ha contribuido poderosamente á extender y aun á apoyar las creencias erróneas y supersticiosas que están en oposicion con la armonía y majestad de la naturaleza. Nuestro suelo, tan profusamente dotado por la mano de Dios en toda clase de producciones, ofrece un extenso campo de amenas y útiles observacio- nes, con especialidad en el Reino Animal, que muy poco ha sido estudiado. Cuando los conocimientos zoológicos se generalicen entre nosotros, los agri- cultores estarán mejor prevenidos contra los ataques de los animales nocivos, emplearán para destruirlos los medios convenientes en las circunstancias mas favorables, y protegerán eficazmente á los que les sean benéficos: se aprove- charán tambien multitud de especies interesantes que hasta ahora permane- cen en el estado salvaje, reduciéndolas á la domesticidad. A los pocos datos que se tienen sobre la Fauna indígena, voy á agregar unos cuantos más, no muy conocidos por cierto, y que se refieren á algunos Mamiferos de los mas comunes en México. El trabajo es incompleto, las consecuencias que de él se deducen son muy limitadas; mas las consideraciones que someramente he expuesto me deci- dieron á elegirlo. CARNIVOROS. 2.2 Familia, Viverridéos. Isidoro Geoffroy Saint-Hilaire. 1. Tribu, Ursianos. Saint-Hilaire.—2.? division, Sub-ursianos. Blainville. Género Procyon, Storr. Sin. Procyon Hernandezii, Wagler; variedad me- 292 LA NATURALEZA xicana de Saint-Hilaire; Maxtlaton de Hernandez; Apach 6 Mapach de los in- dios bárbaros de la frontera del Norte; Mapache ó Tejon, provincial. C. 6. Sistema dentario: incisivos 6; caninos Et; molares (4: en total cua- renta dientes. Incisivos alineados; caninos grandes y comprimidos de cada lado; los tres primeros molares, sencillos, triangulares, agudos y separados; los tres últimos tuberculosos; el cuarto presenta tres puntas en su borde ex- terno, el quinto casi enteramente tuberculoso y el mas fuerte de todos, y solo ofrece tubérculos. Cabeza triangular, ancha, terminada por un hocico agudo; ojos bastante abiertos, con las pupilas redondas; orejas cortas y ovales; len- gua suave. Cuerpo alargado, medianamente rollizo; miembros cortos, robus- tos, con cinco dedos en cada pata, armados de uñas fuertes y embotadas. El talon de las patas posteriores no se apoya enteramente en el suelo durante la marcha; esto hace que el animal no sea del todo plantígrado. Cola larga, aguda y no prensora. Seis mamilas ventrales y seis folículas en el ano. C. E. Cara blanca, con una faja ancha, trasversal, de un moreno casi negro, situada al nivel de los ojos y prolongándose atrás y abajo hasta cerca de las orejas,de dos y medio á tres centímetros en su mayor latitud: en su parte média se ensancha, cubriendo con una faja vertical del mismo color, la línea mé- dia de la frente y la nariz; ojos pardooscuros; orejas en su cara interna, blan- quizcas arriba y en su base amarillo-rojizas, de cinco centímetros de longi- tud; la extremidad de la nariz, negra; la abertura de la boca de una á otra comisura, de ocho centímetros; bigotes blancos, algo rígidos, de seis á siete centímetros. Dorso y parte superior de la cabeza, gris amarillenta con man- chones negros; una mancha amarillo-rojiza (no constante) sobre la nuca. Las partes inferiores, así como las piernas, de un blanco sucio; cola de un blanco amarillento, con seis ó siete anillos negros de dos y medio centímetros de latitud, negra en la punta y piramidal. La cara inferior de las manos y piés enteramente desnuda. La piel de este animal está bien provista de pelo, excepto en las piernas y parte inferior del cuerpo; la cola bastante poblada. El que cubre el cuerpo es de dos clases: uno interior, corto, suave, muy abundante y como lanoso, de un pardooscuro; el otro, que es el que está encima, es largo y delgado. Examinando este último aisladamente, el de la cabeza, dorso y cola, es blanco en la base, y moreno rojizooscuro en la punta; el de las partes inferiores y el de las piernas es blanco, pero que en su conjunto es agrisado, por dejarse entrever el color oscuro del fondo. Sus dimensiones (tomadas en tres individuos machos, en su completo des- arrollo), son las siguientes: cabeza, de la extremidad de la nariz á la base del cráneo, 14% cent.; desde este punto al nacimiento de la cola, 52 cent.; cola, LA NATURALEZA 293 34 cent.; miembros anteriores, 15%; posteriores poco más. Patas traseras, del talon á la punta de las uñas, 12 cent.; de ancho al nivel de la base de los dedos, 3 cent.; manos, de largo, 8 cent.; de ancho, 2%. La descripcion anterior corresponde al macho; la hembra es mas chica y su color ménos subido. El género Procyon está formado á expensas del Ursus de Linneo, del que se distingue por su corta talla, formas ménos pesadas y mayor agilidad en sus movimientos. Son animales tan inteligentes como los osos, pero ménos valerosos: es género exclusivamente americano. Se han adscrito á él tres es- pecies y algunas variedades; las primeras son, el P. lotor, el P. Hernandezú y el P. cancrivorus. El P. lotor, que se encuentra en los Estados-Unidos, se distingue del Her- nandezú por su cola ménos larga, ménos marcados y mas anchos sus ani- llos, y la cara inferior de las patas no del todo desnudas. - El P. Hernandezúi, del mismo tamaño que el anterior, carece como él de tintes rojizos, en lo que se distingue de la variedad mexicana que sí los tiene, y es la que he descrito. Esta variedad fué establecida por Saint-Hilaire y ob- servada por los naturalistas americanos de la Comision de límites, en la fron- tera del Norte. La nuestra proviene del Sur de México, y no concuerda exac- tamente con la variedad típica: podria instituirse con ella una sub-variedad. No he tenido ocasion de examinar la especie típica Hernandezú, é ignoro los puntos de su residencia; sin embargo, sospecho que á ella corresponde la del Valle de México. El P. cancrivorus de Sud América es la mayor de todas: la coloracion rojiza del pelo es mas subida y mas extendida; la cola es mas larga (algunas descripciones dicen que es escamada); la faja negra de la cara está reducida á una simple mancha alrededor de los ojos. Vive constantemente en la orilla de los grandes rios, y se alimenta de crustáceos, moluscos y pescados. El Mapache se encuentra en toda la República, especialmente en los lu- gares cálidos, en donde adquiere su mayor desarrollo. Con los datos que he adquirido, y con mis propias observaciones, voy á trazar la historia de sus cos- tumbres, fijándome solo en lo que ellas tengan de mas curioso é importante. Es un habitante perpétuo de las montañas, cuya vegetacion es abundante, y de donde solo baja durante la noche á hacer sus excursiones á los campos cultivados. Es semi-nocturno, pues en el dia se le ve andar en acecho en la espesura de los bosques, huyendo siempre de la luz. Construye sus madri- gueras en el interior de la tierra, en la falda de las montañas en los declives muy pendientes; algunas veces en el borde de los rios, arroyos, etc. Viven en comunidad, pero en manadas poco numerosas; lo mas comun solos el ma- 294 LA NATURALEZA cho y la hembra. En el Valle de México, la época de la brama es en los meses de Marzo y Abril, y en Agosto la hembra anda acompañada de su cria, muy tierna aún; de lo que se deduce que la gestacion no excede de cua- tro meses. Paren una vez al año: en cada parto, el número de hijos es de cinco á seis. No he observado en él la singular costumbre que tiene el P. lo- tor de los Estados-Unidos, de sumergir en el agua sus alimentos ántes de comerlos, y á la que debe el nombre de lavador; pero sí otra no ménos cu- riosa, y es, la de restregarlos entre las manos, oliéndolos varias veces ántes de llevárselos á la boca: estos actos, que revelan en ellos una excesiva lim- pieza y un gusto delicado, están en armonía con el notable desarrollo de su in- teligencia. Se alimentan de pequeños animales, sobre todo de raíces y frutas, pues trepan á los árboles con suma facilidad. Son muy afectos á comerse los elotes tiernos y aun á beberse el aguamiel: son excesivos los perjuicios que ocasiona en los plantíos de caña de azúcar, devorando en gran cantidad las raices de esta planta. Sus alimentos los toma con las dos manos, pues la poca flexibilidad de sus dedos no le permite afianzarlos con una sola. Para rascar introducen sus dos manos paralelamente y las vuelven hácia fuera, arrojando la tierra á uno y otro lado: esta operacion la hacen muy poco á poco, y á medida que profundizan, aproximan el hocico para oler: siempre que hacen uso de ellas, se sientan sobre las patas traseras, apoyándose en la cola, pero teniendo el cuerpo algo inclinado hácia adelante. Su voz es fuerte, pero la hacen resonar una que otra vez. Se echan al agua con entera confianza, pues nadan con suma facilidad. Cuando se les persigue y no pueden escapar, vuelven la cara y se ponen en actitud de defensa, pero sin arrojar grito nin- guno. Se defienden muy bien de los perros, y combaten no solo con los dientes, sino tambien á manotadas: solo un perro de grande talla puede ven- cerlos. Se amansa con facilidad y es susceptible de educarse: se acostumbra á toda clase de alimentos. Su carne es excelente para comer y muy buscada por los campesinos. De lo que antecede se deduce que el Mapache es un animal bastante no- civo á cierta clase de cultivos, por lo que es preciso destruirlo: esto se con- sigue por medio de trampas ó cazándolos en las noches de luna, apostando vigilantes en los parajes por donde acostumbra bajar de las montañas, y en las orillas de los rios. 3.2 Tribu, Mustelianos. Saint-Hilaire. Género Mustela, Lin.; Mustela frenata, Lichtensteim; Quauhtenzo? de los mexicanos (segun el Sr. Dugés); Onza, provincial. C. G. Sistema dentario: incisivos Ef; caninos E; molares (3: en su- LA NATURALEZA 295 ma 34 dientes; el segundo, incisivo de cada lado, está un poco atrás de los demas; los caninos son delgados y agudos; los falsos molares, cónicos y com- primidos: los carniceros trilobulados, con un tubérculo interno; el último, tu- berculoso presenta una corona embotada. Cabeza corta y ovalar, ligeramente aplanada arriba; maxilares superiores cortos. Pupila alargada trasversalmen- te como en los mamiferos crepusculares. Lengua suave. Orejas cortas y redondadas. Cuerpo muy largo, delgado y vermiforme, como arqueado 6 abovedado cuando el animal está en reposo. Miembros cortos y vigorosos, con cinco dedos en cada pata; uñas semi-retráctiles, ganchudas y aceradas. Provisto de pequeñas glándulas cerca del ano que secretan una materia cuyo olor es desagradable: su intestino carece de ciego. Su pelo es muy fino, suave y lustroso, uniforme en su coloracion, y las manchas que presentan son recortadas. C. E. El color general es moreno rojizo arriba, y blanco amarillento por de- bajo. Cara de un moreno rojizo casi negro, así como la cabeza, con una mancha cuadrangular blanca en medio de los ojos; arriba de estos y á los lados de la línea média de la frente, nace de vada lado una faja blanca de un centímetro y medio de ancho, que se dirige atrás y hácia abajo hasta confun- dirse con el color de la garganta. Orejas de poco mas de un centímetro y del color de la cara, así como los bigotes, que tienen de cinco á seis centí- metros de largo. Ojos negros. La abertura de la boca es de tres y medio centímetros. El dorso, las piernas y la cola es moreno rojiza; esta última ne- gra en la punta: por debajo, desde el hocico al nacimiento de la cola, así como las manos y piés, blanco-amarillentas. El pelo de este animal es corto y abundante; el de la cola es el mas largo: examinando cada pelo aisladamen- te, en la base es casi blanco, y en lo demas, del color que se ha señalado. Sus dimensiones (tomadas en individuos machos del Valle de México), son las siguientes: de la extremidad de la nariz á la base del cráneo, 6 cent.; de este punto al nacimiento de la cola, 27 cent.; cola, 22 cent.; las manos y piés sensiblemente iguales, son de 2 cent. de largo y 1% de ancho; miembros anteriores, 6 cent.; posteriores, 6%. La hembra es mas chica y su color ménos subido. La descripcion anterior corresponde á la Mustela frenatadel Valle de México; la de tierra caliente es de un moreno amarillento pálido y de mas corta talla. El antiguo género Mustela de Linneo ha sido dividido por los metodistas modernos en tres sub-géneros: Mustela, Putorius y Zorrilla: esta separacion está justificada por las diferencias que presentan en sus caractéres osteológi- cos, dentarios y aun exteriores: indicaré las de los dos últimos. En el primero hay un falso molar de más, tanto en el maxilar superior como en el inferior, 206 LA NATURALEZA respecto de los otros sub-géneros: en el segundo, el carnicero de abajo está provisto de un tubérculo interno que falta en el primero; su hocico es mas corto y mas grueso que el de éste: en el tercero su denticion corresponde á la del segundo, pero sus uñas son embotadas y mas propias para escarbar que para trepar en los árboles. En nuestra especie, la denticion corresponde por su número al sub-género Putorius, pero el carnicero de abajo está desprovisto de tubérculo interno; por el hocico se asemeja mas bien al sub-género Mustela. La consideracion de que las especies del Putorius son todas del Antiguo Mundo, me ha deci- dido, en esta duda, á colocarla en el que he indicado al principio. La Onza es muy comun en toda la República; habita de preferencia los llanos; hace sus nidos en el interior de la tierra, escogiendo los lugares en donde abundan las raíces; son sumamente extensos. Se alimenta mas comun- mente de raíces dulces y amiláceas, y frutas. En el Valle de México los del Garambullo, Rosa Moctezumee y los del Tejocote, Crateegus mexicanus, son los que prefiere; en las tierras calientes, las raíces de la caña de azú- car. Le sirven tambien de alimento los ratones del campo y los reptiles; los Cencuates ó Alicantes, Pythiophorus Deppet, son por lo regular víctimas de este animal, que llega á ahuyentarlos de sus madrigueras. Es un enemigo terrible de las aves de corral, y tiene la singular costumbre, como el Caco- mistle, de machacarles la cabeza con sus dientes para chuparles la sangre sin desprenderla del cuerpo, abandonando el resto sin tocarlo. Es animal muy ágil; sus movimientos son siempre rápidos; es de un ca- rácter cruel y sanguinario, aunque en mucho menor grado que las especies de Europa. Astuto para la caza y valeroso en el combate, ataca aun anima- les de mayor tamaño que él. Es susceptible de domesticarse, aunque con trabajo, y jamas llega á perder su natural ferocidad. Su cuerpo largo y del- gado le permite deslizarse por agujeros muy estrechos, y es lo que sin duda ha contribuido á mantener la preocupacion «de que se introduce por el ano de las bestias para devorarles las entrañas.» Durante la estacion del in- vierno suele retirarse á los graneros, y es entónces peligroso por los des- trozos que en ellos ocasiona. Es un animal solitario, y solo en la época de la brama se reunen el macho y la hembra. En el Valle de México se verifica en los meses de Abril y Mayo: paren de tres á cuatro. Su voz aguda, pero débil, se asemeja á la de las ardillas /Sciurus). Sus orines y excremen- tos son sumamente fétidos, y cuando se las mata para comerlas, la carne se im- pregna fácilmente de este mal olor; esto hace que se deseche como alimento. Las Onzas son animales mas útiles que nocivos para los labradores, pues aunque su régimen dietético es mas bien vegetal que animal, escogen por lo LA NATURALEZA 297 regular plantas silvestres para alimentarse y destruyen ademas algunos Roe- dores: verdaderamente no se les puede reprochar sino la guerra que hacen á los Cencuates, animales, como se sabe, tan inofensivos como benéficos, y á las aves de corral. En los plantios de caña de azúcar sí son enemigos temibles que se deben exterminar. Género Bassaris, Lichtensteim. Sin. Bassaris astuta, Lich.; Cacamiztli (la- dron de gallinas) de los mexicanos; Cacomistle, Cuapiote, provincial. C. G. Sistema dentario; incisivos £2£; caninos =!; molares Ef: en suma 40 dientes. Los incisivos y molares no ofrecen nada notable; caninos no muy aguzados; los molares se subdividen arriba y de cada lado, en tres falsos mo- lares, un carnicero y un tuberculoso. Cabeza afilada, lengua suave, pupilas ovales. Cuerpo alargado, miembros cortos, con cinco dedos en cada pata; uñas fuertemente arqueadas. Cola muy larga, sin bolsas odoríferas en el ano. C. E. Parte superior y lateral del cuerpo, así como la cabeza y parte ex- terior de los miembros, de un gris oscuro amarillento con manchas negras. Cara con dos manchas blanquizcas de cada lado sobre las cejas y las mejillas; orejas de 4 cent., blanquizcas en la punta, desnudas de pelo en su cara in- terna; nariz negra en su extremidad; ojos pardooscuros; bigotes de 5 á 6 cent., casi negros; abertura de la boca de 6 cent.; garganta, pecho, vientre é interior de los miembros, de un blanco amarillento; cola blanca con 6 6 7 anillos negros, interrumpidos por debajo, con la punta negra. Las dimensiones del macho son las siguientes: de la extremidad del hocico á la base del cráneo, 11 cent.; de este punto al nacimiento de la cola, 34 cent.; cola, 41 cent.; miembros, 8 cent. La hembra, como en las especies anteriores, mas chica y mas bajo su co- lor respecto del macho. El género Bassaris fué fundado por Lichtensteim con la especie que he des- erito, que es la única que lo representa: se le ha considerado como pertene- ciendo al grupo de los Ursianos, ó ya al de los Viverrianos ó al de los Mustelia- nos: del primero, basta un ligero exámen para desecharlo; del segundo tiene la denticion, que es idéntica, y del tercero la forma del cuerpo, la poca altura de los miembros y el pene igualmente desarrollado. Es un género de transi- cion que une íntimamente á las dos tribus, y que Chenu se decide á colocarlo al fin de los Mustelianos, por la sola consideracion de que los Viverrianos no encierran hasta ahora ningun género americano. El Cacomistle es un animal especial de México y muy conocido en todo el país. Busca siempre la compañía del hombre, y jamas construye para vivir 38 298 LA NATURALEZA un nido especial: en las ciudades tiene su morada en los edificios arruinados, entre los escombros ó en los agujeros de las paredes; en el campo vive entre las cercas de piedra y aun sobre los tejados de las habitaciones. Es esencial- mente nocturno, pues nunca hace sus excursiones durante el dia; anda con suma ligereza y siempre con la cola levantada verticalmente; trepa con facilidad aun por lugares casi inaccesibles. Su mirada es viva é inteligente y su figura no carece de gracia: los americanos de la frontera le dan el nombre de Gato- ardilla. En las ciudades, su alimento es las palomas y las aves de corral; solo la necesidad lo obliga á cambiar de régimen: al hablar de la Onza he in- dicado lo que aprovecha de estos animales, lo que debe atribuirse á un gusto. especial: en el campo es muy afecto á comerse la fruta, que le sirve mas bien de golosina. Es sumamente astuto, y con dificultad cae en las redes que se le tienden. Para dormir se enrosca como los gatos: esta costumbre se observa tambien en la Onza. En el Valle de México las hembras paren una vez al año: el número de hijuelos es de cuatro á cinco: el parto se verifica en Agosto. Su voz es silbadora y se asemeja á la de los Monos: son muy bulliciosos. Viven por lo regular separados unos de otros, y solo en la época de la brama se reunen el macho y la hembra. Cuando son pequeños es muy fácil domesti- carlos: son, en fin, animales nocivos que es preciso exterminar. México, Julio 4 de 1870. | DISTRIBUCION GEOGRAFICA DE LAS AVESDEL ESTADO DE VERACRUZ Y LISTA DE LAS ESPECIES EMIGRANTES, POR EL SEÑOR DON FRANCISCO SUMICHRAST. MEMORIA PuBLICADA POR EL INSTITUTO SMITHSONIANO.—TRADUCCION DEL SEÑOR DON ANICETO MORENO, SOCIO CORRESPONSAL EN ORIZABA. Solo citaré en este trabajo las especies de cuya determinacion estoy cierto y que yo mismo he podido observar, con muy pocas excepciones, en el lu- gar de su residencia. En un país en que la altura de muy pocos lugares ha sido determinada con exactitud, he tenido grandes dificultades para fijar los LA NATURALEZA 299 límites á que llega cada especie. He adoptado en esta obra las medidas de la Comision científica francesa, tomadas en su tránsito de Veracruz á México. Mas como nunca he tenido á la vista las observaciones originales de la Comi- sion, es posible que haya incurrido en algunos errores, que espero me serán dispensados por esta razon. He procurado trazar la distribucion de las aves del Estado de Veracruz, que me son bien conocidas, de manera que pueda servir de base á observa- ciones mas extensas. No dudo que cuando se haya hecho un catálogo de las aves indígenas, mas completo que éste, y cuando se hayan multiplicado las observaciones sobre el modo en que están distribuidas, se reconocerá, de conformidad con lo actual, la division en tres regiones, que en mi concepto caracterizan el Estado de Veracruz bajo el punto de vista zoológico. Estas tres regiones son generalmente conocidas con los nombres de caliente, templada y alpina. Todas se recorren subiendo desde el nivel del mar en Veracruz, hasta la cima cubierta de nieve del Pico de Orizaba. En esta obra he sido auxiliado por el profesor S. F. Baird con sus numerosos escritos, pues sin su ayuda me habria sido casi imposible preparar estas notas. TURDIDA. 1. Catharus melpomene. Cab. Vulg. Chepito. Regiones templadas y alpinas. 2. Catharus occidentalis. Sel. Vulg. Chepito. Region alpina. Estas dos especies de Catharus, tienen, con muy pocas variaciones, la misma dis- tribucion geográfica. Ambos habitan las porciones mas elevadas de la region tem- plada y de la zona mas baja de la alpina. El'C. occidentalis sube á una altura de 2500 metros en las montañas de Orizaba, miéntras que el C. melpomene baja hasta este lugar en la region templada; es decir, hasta una altura de 1200 metros, y anida en los jardines de esta ciudad. 3. Catharus mexicamus. Bp. Region templada. No habiendo podido procurarme en varios años mas que un solo individuo de esta especie, lo considero con razon como muy raro, y tal vez confinado á la region templada. 4. Turdus Auduboniúi. Baird. Vulg. Solitario. Region alpina. Esta especie es co- mun en los bosques de pinos de la region alpina del Distrito de Orizaba. Lo he encontrado en todas estaciones en Moyoapam, localidad cuya altura se aproxima á 2500 metros; sin embargo, tambien se encuentra cerca de Orizaba. 5. Turdus assímilis. Cab. Vulg. Mislo. Primavera real. Region templada y ca- liente. Juzgando por el gran número de localidades en que se encuentra esta espe- cie en el Estado de Veracruz, debe tener una grande área de distribucion, limitada, sin embargo, en ambas por una altura de 1300 metros, pues me he procurado ejemplares en la costa del Golfo, en los bosques de Muero, en el Potrero, cerca de 300 LA NATURALEZA Córdoba (590 metros), en Orizaba (1220 metros), etc.: aunque es una especie se- dentaria, no se encuentra siempre en la misma localidad, pues cambia con frecuen- cia de residencia en busca de bayas maduras que le sirven de alimento. 6. Turdus Grayi. Bp. Vulg. Primavera. Regiones caliente y templada. Tal vez esta es la especie mas abundante de todos los Turdid:ze mexicanos que habitan am- + bas regiones. No creo que pase de la altura de 1300 metros. 7. Turdus migratorius. L. Vulg. Primavera real. Region alpina. Coloco esta es- pecie entre los pájaros que residen en este Estado, por haber encontrado en el mes de Julio, 1868, á los jóvenes en parvadas numerosas en las montañas de Orizaba, á una altura de cerca de 2400 metros. Es uno de los tordos mas abundantes en la region alpina, frecuentando con especialidad los lugares destituidos naturalmente de árboles entre los bosques de pinos que anima con sus maneras vivas y la dulzura de sus notas. Un solo caso se ha dado de haber sido encontrado cerca de la ciudad de Orizaba en los últimos diez años. 8. Turdus infuscatus. Lafr. Vulg. Primavera del monte. Regiones templada y alpina. Las partes mas bajas de la region ártica y las mas altas y cubiertas de bos- ques de las templadas son la mansion favorita de este tordo. Es bastante comun en estas localidades al pié de las montañas, á una elevacion que varia de 1250 á 2500 metros. 9. Turdus pinicola. Region alpina. Una sola vez he encontrado este tordo en Moyoapam en las montañas al Norte del Valle de Orizaba, á una altura de 2500 metros, en los bosques de pinos. 10. Harporhynchus longirostris. Region templada. Comun en el Distrito de Ori- zaba, á una altura de 1000 á 2000 metros. 11. Mimus polyglottus. Bp. Vulg. Cenzontle. Regiones templada y caliente. Esta especie es una de las pocas que se encuentran en igual abundancia en localidades completamente diferentes, tanto en altura como en clima. Lo cierto es que se en- cuentra desde las playas del Golfo hasta las grandes llanuras de la meseta; pero solamente en los puntos descubiertos. Anida en las cercanías de Orizaba. 12. Melanotis cerulescens. Bp. Vulg. Mulato. Region templada. Comun en dicha region, pero pasa sus límites en lodas direcciones, habiéndole encontrado en ciertas localidades de la region caliente y de la fria, hasta una altura de 1300 metros. 13. Harpochynchus curvirostris. Cab. Nunca lo he encontrado mas que en la me- seta de México; y aunque se encuentra en algunos puntos muy elevados del Es- tado de Veracruz, no creo que las localidades citadas (Mirador, Córdoba y Orizaba) en la «Revista de los pájaros de N. América» sean exactas. De cualquiera manera que sea, solamente indicaré que su verdadero centro de habitacion es la meseta central, donde anida. 7 A las especies anteriores, que considero como indígenas en el Estado, debo aña- dir las siguientes, que solo se encuentran de paso. Turdus mustellinus. LA NATURALEZA 301 Turdus fuscescens. Una pequena Aylocichla, de la que solo he encontrado un ejem- plar, hace algunos años, en la region caliente, me parece que tiene todos los carac- téres del 7. fucescens, segun los asigna el profesor Baird en «Los pájaros de la Amé- rica del Norte,» y aquí la menciono solo de paso. Galeoscoptes carolinensis. CINCLIDA. 14. Cinclus mexricanus. Sw. Vulg. Tordo de agua. Region alpina. Especie esen- cialmente alpina, pero que sigue en su curso las corrientes de agua que bajan de jas cordilleras á la region templada. Fijarémos los límites de su distribucion á una altura que varia de 2000 á 2500 metros. SAXICOLIDA. 15. Sialia azurea. Sw. Vulg. Golondrina azul. Region templada. Aunque esta especie vive indudablemente en el Estado, se encuentra raras veces, si no es con intervalos, en la misma localidad: en estos períodos en que se presenta, es muy comun en toda la region templada, y de allí sube á lugares de una altura de casi 2000 metros. 16. Sialia mexicana. Sw. Region alpina. Parece que esta especie pertenece ex- clusivamente á la region alpina del Popocatepetl. La he encontrado en grandes par- vadas en los últimos límites de la vegetacion. Los lugares (Córdoba, Jalapa) indi- cados como muy abundantes en esta Sialia por Mr. Sclater, no son exactos; lo que probablemente es debido á los malos informes que le dió el colector. Nunca se le ha visto, que yo sepa, cerca de Orizaba, cuyo clima y producciones son análogos á los de las dos ciudades nombradas. PARIDE Y CERTHIADA. Todas las especies de esta familia que sé que habitan el Estado, están confi- nadas á la region alpina, de la que forman la fisonomía característica. Me limitaré exclusivamente á mencionar los puntos en que las he observado. 17. Lophophanes Wollweberi. Vulg. Mascarita. Region alpina. Montaña de San Diego, Valle de Orizaba, á 1850 metros de altura. 18. Parus meridionalis. Vulg. Mascarita. Region alpina. Moyoapam, cerca de Orizaba, á 2300 metros de altura. 19. Psaltriparus melamotis. Sel. Region alpina. Montañas de San Diego, á 1850 metros de altura. 20. Sitta carolinensis (vel aculeata). Gmel. Region alpina. El profesor Baird refiere á la S, carolinensis una especie cazada en Moyoapam (2500 metros), de la que le remití un ejemplar. La he encontrado tambien á una gran altura en el Popocatepetl. 302 LA NATURALEZA 21. Sitta pigmea. Region alpina. Esta pequeña especie sube hasta los últimos límites de la vegetacion en el Popocatepetl y Orizaba. 22. Certhia mexicana. Region alpina. Moyoapam, Popocatepetl y Orizaba. TROGLODYTIDZ. N 23. Campylorhynchus pallescens. Vulg. Matraca. Esta es la única especie del gé- nero que es peculiar á la region alpina en el Estado. El ejemplar de C. megalopterus, idéntico segun parece con el de €. pallescens, indicada por Mr. Selater como ha- bitando Jalapa, debe haberse colectado indudablemente en las montañas de las cer- canías. Cerca de Orizaba solo he encontrado el €. pallescens á una altura de 1500 á 2000 metros. 24. Campylorhynchus zonatus. Vulg. Matraca. Region templada. Aunque esta es- pecie pertenece á la region templada especialmente, suele sin embargo encontrarse en las tierras calientes al E. del Estado. Anida en los alrededores de Orizaba. El plu- maje de los jóvenes es tan diferente del de los adultos, que no es posible que una de las especies descritas por los autores, como la de cabeza negra, haya sido basada en los jóvenes del €. zonatus. El límite de su extension en altura no pasa de 1300 metros. En la «Revista de los pájaros de la América del Norte,» pág. 107, el profesor Baird ha caido en un error, por falta de datos exactos, respecto al lugar de habi- tacion del €. humilis, y cita el ejemplar, núm. 29,225, del Smithsoniam Museo como llevado de Orizaba. Esto no es exacto. El susodicho ejemplar es de Juchitan (Istmo de Tehuantepec), en donde lo conseguí en Marzo de 1862. Lo envié desde Orizaba al profesor Baird sin indicar su país, No es de sorprender que esta negligencia mia haya dado lugar á una equivocacion que hoy tengo ocasion de réctificar. 25. Catherpes mexicanus. Baird. Vulg. Saltapared. Region templada y meseta. Muy comun en la mesa de México, en donde probablemente tiene su principal cen- tro de propagacion. Se encuentra tambien en la parte templada del Estado de Vera- cruz. En Orizaba anida en las casas. Sus nidos, muy diestramente tejidos de tela de araña, están colocados en las hendeduras de las paredes viejas ó en los intersti- cios de las tejas en los techos de las casas. 26. Heterorhina prostheleuca. Regiones caliente, templada y alpina. Esta her- mosa especie, muy extendida en las regiones templada y caliente, se encuentra tambien en la alpina hasta la altura de 2000 metros, como lo he notado por los ejemplares que he colectado en Moyoapam en las montañas que se hallan al N. E. del Valle de Orizaba. El nido que he encontrado en los mismos lugares está formado de musgo entretejido con mucha habilidad. El interior de los que he exa- minado estaba todo formado de plumas verdes del abdómen del Trogon mexicanum. Está suspendido, ó mas bien, fijado á las ramas de los arbustos, y tan cuidadosa- mente hecho por su propietario, que se confunde fácilmente con un monton de musgo. 27. Phengepedius maculipectus. Regiones templada y caliente. Perteneciendo á LA NATURALEZA 303 las regiones expresadas, no se encuentra mas léjos que 1200 metros, casi á la mis- ma altura de Orizaba, en donde sin embargo es raro. 28. Troglodytes brunneicollis. Vulg. Sonajita. Region alpina. Es uno de los pá- jaros mas comunes en la region alpina. Altura, de 1200 á 1500 metros: vive con- finada en esta sola region. He obtenido cerca de Orizaba otras dos especies de Troglodytes, el T. aztecus de Baird y el Cistothorus stellaris, pero conozco imperfectamente su distribucion geo- gráfica, y por lo mismo solo las menciono aquí. SYLVICOLIDA. De las cuatro subfamilias Sylvicoline, Geothlypine, Icteriane y Setophagine en que Baird divide el grupo Sylvicolide (Revista de los pájaros de la América del N.), las tres primeras están representadas casi únicamente por especies emigrantes que solo vienen á pasar el invierno ó lo atraviesan en su paso por regiones mas meri- dionales en el Estado de Veracruz. Indicaré por su órden las especies que habi- tan en él, expresando el nombre de la localidad en que las he observado. Estas son las siguientes: 29. Parula superciliosa. Region alpina. Solo he encontrado esta hermosa “espe- cie en la region alpina, es decir, en los alrededores de Orizaba á 1800 metros, y en Moyoapam á 2500 metros en los bosques de pinos y de encinos. 30. Dendroica olivacea. Region alpina. Una de las especies mas características de la region alpina, y es comun en los bosques á una altura de 1500 á 3000 metros. 31. Geothlypis speciosa. A esta especie pertenece en mi concepto una especie de Geothlypis que se encuentra en la region alpina en las montañas de Orizaba y que pertenece á la coleccion de mi amigo D. Mateo Bottery. 32. Geothlypis poliocephala. Region caliente? Solo he conseguido un ejemplar de esta especie, cogido en los límites de la region caliente á una altura de cerca de 450 metros. No sé si es peculiar á esta region. 33. Granatellus Sallaci. Region caliente. Cazada en localidades calientes y templa- das. La he encontrado en el Potrero, cerca de Córdoba, á una altura de 590 metros. 34. Basileuterus rufifrons. Region templada. 35. Basileuterus culicivorus. Region templada. 36. Basileuterus belli. Region templada. Estas tres especies se multiplican especialmente en la region templada, traspa- sando sus límites tanto hácia la caliente como á la alpina: las he visto en las parles inferiores de la última á una altura de cerca de 2000 metros. Estos pájaros fre- cuentan los bosques espesos y sombríos y las barrancas. 31. Setophaga picta. Region alpina. Solo he encontrado esta especie á la altura de 1400 á 2000 metros. 38. Setophaga miniata. Vulg. Guajolotito. Regiones templada y alpina. Comun entre 500 y 2500 metros de altura. 304 LA NATURALEZA 39. Euthlypis lachrymosa. Region templada. Especie bastante rara, que parece haber elegido las localidades templadas y calientes á una elevacion de 500 á 1000 metros. Sus hábitos son diferentes de los de las otras Setophagine. Camina mas bien que posarse en los árboles; y cuando corre ó salta de la tierra, se confunde con los Formicaricide. De tiempo en tiempo se levanta á una pequeña altura, ha- ciendo piruetas, extendiendo la cola y dando un pequeño grito de placer. He ma- tado uno de estos pájaros en medio de una columna innumerable de Tepeguas (Ecilon mexicanum), que indudablemente estaba comiendo. He cogido varios en los bosques que cubren las rocas calcáreas de la Peñuela, cerca de Córdoba, á 700 metros de altura. 40. Cardellina rubra. Vulg. Cardelin. Region alpina. Esta es una de las espe- cies mas características de esta region. Se encuentra con frecuencia en los bosques de pinos, los que anima con el brillo de su plumaje y la graciosa viveza de sus movimientos. Es múy comun en las montañas de Orizaba, en 8 que llega á una elevacion de 2000 á 3000 metros. ESPECIES EMIGRANTES. Mmiotilta varia. Por todas partes del Estado en invierno. Parula americana. Orizaba. Helminthophaga celata. Orizaba. Helminthophaga ruficapilla. Orizaba. Helmitherus vermivorus. Montañas de Orizaba. Dendroica virens. En todo el Estado. Dendroica occidentalis. Moyoapam, 2500 metros. Dendroica nigrescens. Orizaba, rara. Dendroica coronata. En todo el Estado. Dendroica Audubonú. Tecamaluca. Cerca de Orizaba 1400 metros. Dendroica Blachburnie. Orizaba, muy rara. Dendroica «estiva. Rara en Orizaba, comun en la meseta. Dendroica dominica. Orizaba, donde llega por el 10 de Agosto. Seiurus aurocapillus. Orizaba y otros lugares. Sevurus noveboracensis. Orizaba y otros lugares. Geothlypis trichas. Orizaba. Icteria virens. Vulg. Arriero. Los datos que tengo acerca de esta especie no son bastantes para asegurar que los individuos que he visto pertenezcan realmente á la especie /. virens, mi si son emigrantes, ó bien pertenecientes á las que Bonaparte y Lichtenstein describen con los nombres de J. Velazquezúi y auricollis. Myoidioctes mitratus. Orizaba. Myoidioctes pusillus. En todo el Estado. Setophaga ruticilla. En toda la region caliente. se añ O e h A y e e E e E A DO E Po A ON e 50% SA : Deje 7 yy pá SO ES (8 E e : INDICE FAUNA INDIGENA, Insectos del Mana, por el Sr. D. Tgnacio, Disque, - socio corresponsal en Puebla. (Concluye.) Apuntes para la Bacalao Mexicana, porel Sr. D. Manuel M. Villada, socio de número. el Memoria sobre la Distribucion Geográfica de las Aves del Estado de Veracruz, A por el Sr. D. E. Sumichrast, traducida porel Sr. D. Aniceto Moreno, socio cor- A AE responsal en Orizaya. e CONDICIONES DE LA SUSCRICION —=o— Este periódico se publica mensualmente por entregas cuyo mínimum será de 16 páginas. Cada una vale 2 reales en México y 2% en los ados franco el porte. Hil pago se hará en el acto de recibir la entrega. LAS SUSORICIONES SE RECIBEN EN ESTA CAPITAL: En la Botica de la Mariscala. N de Urbina, calle 32 de Sha Juan. Sa adel Hospital de Jesus. » >, casa núm. 5 de la calle de la Puerta Fal- sa de Santo Domingo. Librería del Sr. Aguilar y Ortiz, 12 de Santo Domingo núm. 5. Y) »” 29) . FUERA DE LA CAPITAL ¿e Recibirán las susericiones y el periódico de señores socios corresponsales cuyos y) nombres se ponen á continuacion. y ose AGUASCALIEN TES +... D, Luis Toscano. MORELLA... + ¡y Mateo Gonzalez, 5 ATOTONILCO ELGRAN- OAXACA, y Manuel Ortega Reyes. DE... ...= y, Antonio Palacios. ORIZAVA D. Josó6 María Ariza. CORDO ... yy Apolinario Nieto. PACHUCA. » Ramon Almaráz, CUAUTLA. MORELOS O 1 José María Cárdenas. | PUEBLA .. yy Francisco María Ran: GUADALAJARA .. =.» yy Leonardo Oliva. gel. ' GUANAJUATO... a. yy Alfredo Dugés. PUERTO DE La PAZ (Ba- - A HUEJUTLA....... +. y Manuel T. Andrade. ja California)... » José Fidel Pujol. AA o na SAN LUIS PO y Lino Caraza. s» Florencio Cabrera. AO )»» Cárlos Romero. TABASCO... uu: 35 Manuel Mestre. MARAVATIO.. y Manuel Urquiza. TETECALA » Albino Celis. MAZATLAN .. ») Manuel Hidalgo. TIEXTDA ...... ... , Rafael Jimenez, MEXTITLAN. y Mariano Guzman. VERACRUZ. .w. yy Euis Molina. ZACATECAS... . y Joaquin Ramos. - IN q ESO SS SR (SE z* XENA S RS 2 ) da ER Fa 0 ay PA POS 9 l N ATUR ALEZA A S A E a A E PYR a —=—>2Y ===>) e ss E > E, PERIODICO CIENTIFICO A) AAA eo —=>5 “) DE La SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL 25 == ( É a : Cue ano PE =: SENTREGA 16*—SETIEMBRE DE 1870.939%— ? o 7 : ¡ MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C: BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. 1870 SECRETARIA: DK LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. CIRCULAR. Para formar la biblioteca y gabinete particulares de esta Sociedad, ha acordado se haga una invitacion á los señores socios de número, corresponsales y honorarios, para que se sirvan contribuir con las obras ú objetos de historia natural que gus- taren: para este fin, el señor Director del Museo Nacional ha cedido un local á pro- pósito en este establecimiento, en donde la Sociedad tiene sus sesiones. Lo que tengo la honra de participar á los señores miembros de la Sociedad de Historia Natural. Sr. D. Crescencio Garcia, socio corresponsal en Cotija (Estado de Michoacan) .— La tesorería de esta Sociedad ha recibido la cantidad de veinte pesos ($20), cin- co por suscriciones al periódico la Vaduraleza, y quince con que se digna vd. con- tribuir para los gastos de esta Asociacion. Por acuerdo de ella tengo la satisfaccion de dar á vd. las mas expresivas gracias por este donativo, manifestándole tambien que la Sociedad ve con sumo agrado los trabajos científicos con que se sirve contribuir para sus publicaciones. Sr. D. José Fidel Pujol, socio corresponsal en el puerto de la Paz.—Queda ente rada esta Sociedad de que ha establecido vd. un observatorio para facilitarle los datos necesarios sobre los fenómenos meteorológicos de ese lugar, y de que remi- te con el Sr. D. Antonio del Castillo una coleccion de objetos de historia natural. Se han recibido el periódico de vd. intitulado la Baja California, y parte de su trabajo sobre la Concha de perla, que pasó á la comision de Zoología. La Sociedad estima en alto grado el empeño que toma vd. por el probo de ella, y en su nombre doy á vd. las gracias. Sr. D. Leonardo Oliva, socio corresponsal en Guadalajara. —Esta Sociedad ha si- do informada por el Secretario que suscribe, de los importantes apuntes que ha for- mado vd. para ella, sobre la Flora del Estado de Jalisco, y me encarga que parti-. cipe á vd. que los recibirá con suma satisfaccion para publicarlos. Sr. D. Florencio Cabrera, socio corresponsal en San Luis Potosí. —Esta Asocia- cion ha recibido un feto-monstruo que remite vd. para su estudio, y el curioso ejemplar de peróxido de fierro destinado para su coleccion, por el que dá á vd. las debidas gracias.—Antonio Peñafiel, primer Secretario. LA NATURALEZA 305 HIRUNDINIDE. 41. Progne subis. Region alpina. Habita siempre en ella, á la que parece estar confinada. 42. Progne Leucogaster. Regiones caliente y templada. Esta especie, que se en- cuentra en las costas de los dos océanos, no se extiende en el Estado de Veracruz mas allá de 1200 metros. Anida en Orizaba en las torres de las iglesias y en los edificios viejos. 43. Petrochelidon Swainsonii. Region de la meseta. Esta especie, peculiar á la meseta central, no se encuentra en el Estado. 44. Hirundo horreorum. Region de la meseta. Lo mismo que la anterior. 45. Tachycineta thalassina. Regiones templada y caliente. Meseta. Se encuen- tra esta golondrina á todas alturas y por todas partes con mucha abundancia. 46. Tachycineta bicolor. La mesa de México es probablemente la mansion favo- rita de esta golondrina, y muy raras veces llega hasta Veracruz. 47. Stelgidopteryr fulvipennis. Esta especie es bastante distinta de la anterior. Creo que tambien el S. serripennis se encuentra en el Estado, al que viene en verano. El poder de locomocion y los instintos emigrantes que los hirundinide poseen en tan alto grado, hacen difícil fijar con exactitud su distribucion geográfica res- pectivamente. Entre los que hs mencionado, las dos especies de Progne son las únicas cuyos límites no están bien demarcados. VIREONIDA. 48. Neochle brevipennis. Region templada. Este pájaro, excesivamente raro, solo se ha encontrado en Orizaba por M. Bottery. En el trascurso de unos cuantos años solo pude adquirir unos cuantos ejemplares. 49. Vireosylvia flavoviridis. Region templada. R. alpina (?). La he encontrado á la altura de 1400 metros en las montañas de los alrededores de Orizaba. 30. Cyclorhis flaviventris. Vulg. Pájaro perico. Region templada. Comun en esta region, á una altura que no excede de 1300 metros. 31. Vireolanius melitophrys. Region templada. Todos los individuos, y no han sido muchos, que he visto de esta especie, han sido cogidos en el límite superior de la region templada, á una altura como de 1500 metros. Es probable que viva en la misma zona la Y. pulchellus, que nunca he encontrado, pero que ha sido cazada cerca del Mirador por M. Sartorius. Las dos especies que siguen, y que se encuentran en el Estado en verano, deben considerarse indudablemente como emigrantes. Vireosylvia solitaria. Vireosylvia gilva. 52. Vireosylvia Huttoni. Region alpina. Vive en el Estado. 39 306 LA NATURALEZA AMPELIDA 33. Ptilogonys cinereus. Vulg. Gorrion jilguero. Region alpina. Este pájaro pre- fiere la region expresada, aunque se le encuentra al pié de las montañas del Valle de Orizaba (1250 metros). En la region alpina sube á una altura de cerca de 3000 metros. 34. Myiadestes obscurus. Vulg. Jilguero ordinario. Region alpina. El lugar en que se multiplica esta especie me parece ser la expresada region, á una altura de 2500 metros. Sin embargo, se encuentra á veces á 1000 metros y aun mas abajo. 99. Myiadestes unicolor. Vulg. Jilguero fino, Clarin. Region templada. Como ave canora, esta especie es una de las mas notables de la region templada; frecuenta con especialidad las barrancas montañosas de los cantones de Orizaba, Jalapa y Zongolica. 56. Phenopepla nitens. Vulg. Reyecito. Meseta. Bien distribuida en toda la mesa de México, esta especie solo se encuentra en el Valle de Orizaba, á una altura de 1500 metros, y aun creo que rara vez. Es muy comun en Tehuantepec, Estado de Puebla cerca de México, etc. La única especie de esta familia que se encuentra por todas partes y en abun- dancia en el verano, es la Ampelis cedrorum, conocida con el nombre de Chinito, y muy apreciada por los epicúreos mexicanos. LANIDA. 57. Collurio excubitoroides. Vulg. Verdugo. Region templada y meseta. Esta es- pecie vive probablemente en la mesa de México, en donde es comun. En el Estado de Veracruz raras veces se le encuentra mas arriba de 800 á 1000 metros. No re- cuerdo haber encontrado un solo individuo en la region caliente. CAREBIDA. 58. Cereba carneipes. Region caliente; pero sube á la altura de 1200 metros y aun hasta Orizaba. 59. Diglossa baritula. Vulg. Pico-chueco, Melero. Region alpina. Considero esta region como el principal centro de propagacion de esta especie. La he encontrado hasta una altura de 3000 metros: no es muy rara en los puntos mas elevados del canton de Orizaba: sus hábitos y modos de alimentacion son análogos á los de los Trochilide. TANAGRIDA. 60. Pitylus poliogaster. Vulg. Pepitero. Region caliente. Especie peculiar á di- cha region, pero que sube hasta la altura de 1000 metros en el tiempo en que cier- tas especies de bayas están maduras. LA NATURALEZA. 307 61. Saltator magnoides. Region caliente. Confinado en esta region, rara vez pasa mas allá de una altura de 900 metros. 62. Saltator atriceps. Regiones templada y caliente. Se encuentra á la misma la- titud que el precedente, pero extiende sus correrías hasta la altura de 1200 metros. Se le encuentra cerca de Orizaba, donde nunca llega el $. magnoides. 63. Saltator grandis. Vulg. Yerbero. Regiones caliente y templada. Esta especie es casi tan abundante en ambas regiones, y á veces pasa los límites de la última. Realmente en el Valle de Orizaba sube á 1500 metros de altura. 64. Buarremon brunneinuchus. Vulg. Gargantilla, Barba-blanca. Regiones tem- plada y alpina. Esta especie, sin ser completamente característica de la region al- pina, pues se encuentra en la templada y aun en los puntos mas altos de la caliente, es mas abundante en los bosques y montañas á la altura de 500 á 2000 metros. 65. Buarremon albinuchus. Vulg. Frailecito. Region templada. Esta especie ca- racteriza verdaderamente esta region, por pertenecerle exclusivamente. Su zona de habitacion debe fijarse entre 600 y 1100 metros. 66. Chlorospingus ophthalmicus. Regiones caliente y templada. Ocupa la misma zona de la anterior. 67. Lanio aurantius. Region caliente. Especie peculiar á las tierras calientes, en las que nunca pasa de una altura superior á 400 6 500 metros. La he encontrado en San Uvero, cerca de San Andrés Tuxtla, en Omealca, etc. La fisonomía de este pájaro tiene cierta analogía con la de algunos Tyrannide. Lo considero mas insec- tívoro que la mayor parte de los Tanagride. 68. Phenicothraupis rubicus. Region caliente. 69. Phenicothraupis rubicoides. Region caliente. Estas dos especies son peculiares á esta region, cuyos límites traspasan raras ve- ces hasta la altura de 1000 metros. 70. Pyrango hepatica. Vulg. Colmenero. Regiones templada, alpina y caliente. Probablemente de todos los Tanagride de México, éste es el que tiene mas exten- sion geográfica. En efecto, se encuentra repartido en todo el país, desde el Golfo de México hasta la altura de 3000 metros. 711. Piranga bidentata. Region templada. 72. Pyranga erythromelena. Vulg. Mixto colorado. Region templada. Considero estas dos especies más ó ménos características de la region templada, porque todos los individuos que he podido procurarme han sido cogidos entre 600 y 1200 metros de altura. 713. Ramphocelus sanguinolentus. Vulg. Tordo mason. Region caliente. Esta her- mosa especie pertenece á la fauna de las tierras calientes, pero algunas veces se encuentra á una altura de 1200 metros. Su aparicion en una elevacion tan grande es por muy cortos períodos. 714. Tanagro diaconus. Vulg. Nevadito. Region caliente. Esta especie, que per- tenece tambien á la region caliente, sube sin embargo á veces á una altura de 1000 308 LA NATURALEZA metros. Este hecho no es de sorprender ni destruye la division geográfica estable- cida. Ciertas especies de pájaros, y especialmente los que se alimentan con bayas, habitan una region en el tiempo de la reproduccion y miéntras crian á sus hijos, y cuando estos ya son capaces de procurarse su alimento, dejan por corto tiempo su domicilio y á veces extienden sus correrías muy léjos de sus límites en busca de las bayas que le sirven de sustento. Estas observaciones son particularmente apli- cables á los Tanagride. 15. Tanagra abbas. Vulg. Cuadrillero. Regiones caliente y templada. Esta espe. cie se encuentra desde las costas del Golfo hasta Orizaba. Los Cuadrilleros, como casi todos los de esta familia, vuelan en pequeñas partidas y van continuamente de canton en canton en busca de bayas, cuya madurez tiene lugar en diversas épocas, segun las alturas de las localidades donde se producen. A este instinto, ó mas bien, á esta necesidad de cambiar temporalmente de domicilio, debe atribuirse la presen- cia, en lugares que están á una altura de mas de 1200 metros, de las tres siguientes. 76. Chlorophonia occipitalis. Region caliente. 77. Euphonia affinis. 1d. 78. Euphonia hirundinacea. Vulg. Higuerillero. Region caliente. Todas estas especies tienen su verdadero centro de propagacion en la region caliente. ” 79. Euphonia elegantissima. Vulg. Monjita. Regiones templada, caliente y alpina. Mas vagabunda aún que las especies anteriores, se encuentra á todas alturas, La he encontrado á 2000 metros en las montañas de Orizaba. 80. Euphonia Gouldii. Region caliente. El único individuo que he visto de esta especie procede de las tierras calientes á una altura de 500 metros. Se encuentran allí en la primavera otras tres especies de Tanagras, en el Fstado de Veracruz, pero creo que son emigrantes; y son: Pyranga rubra, Pyranga estiva, Pyranga ludoviciana. FRINGILIDA. 81. Hesperiphona Abeillii. Vulg. Pepitero. Region templada (?). He encontrado esta especie solo una vez en Orizaba en el mes de Agosto (?), y por lo mismo no puedo conocer exactamente los límites de su distribucion geográfica. Es probable que la region alpina del Estado de Veracruz cuente como una de sus especies el Hesperiphona vespertina. La he encontrado en Mayo de 1857 en los bosques de pino de Monte-Alto, como á 20 leguas de México. 82. Carpodacus heemorrhous. Vulg. Gorrion. Mesa central. Esta especie, co- mun en la mesa central, se encuentra tambien en las partes elevadas del Estado de Veracruz. 83. Chrysomitris notatus. Region templada. 84. Chrysomitris mexicamus. Vulg. Dominiquito. Region templada. Estas dos LA NATURALEZA 309 especies, aunque distribuidas en una gran parte de este Estado, tienen su principal desarrollo en la region templada. La última anida en los alrededores de Orizaba. 85. Chrysomitris pinus. Vulg. Dominiquito montero. Meseta central y region alpina. Estas especies se encuentran hasta la altura-de 2000 metros, y creo que nunca baja á ménos de 1000: frecuenta con preferencia la meseta . S6. Curvirostra americana. Vulg. Pico cruzado. Region alpina. Solo he encon- trado un individuo de esta clase en Moyoapam, que está en la region alpina de Ori- zaba á una altura de 2500 metros. - No sé si allí vive ó viene únicamente en el verano. 87. Plectrophanes melanomus. Meseta. Las grandes llanuras de la meseta son la mansion habitual de esta especie. De allí baja á lugares distantes hasta Orizaba, á 1220 metros. 88. Junco cinereus. Vulg. Echa-lumbre, Ixtentlimuyotzi. Region alpina. Espe- cie de las mas características de la region alpina: sube á una altura de mas de 3500 metros y no baja más de la de 2000. El nombre vulgar de Echa-lumbre le ha ve- nido de la creencia de que sus ojos son fosforescentes en la oscuridad. S9. Atlapetes pileatus. Vulg. Zanjero. Region alpina. Pertenece exclusivamente á esta region, y es comun en los bosques de pinos y encinos en la misma altura que el precedente. | 90. Hemophila rufescens. Vulg. Zanjero. Region templada. Comun en esta re- gion, en la que abunda más entre los 600 y 1500 metros de altura. En la alpina, entre 3000 y 4000 metros, es reemplazada por otra especie que creo esla Hiemo- phila superciliosa. Sw. Su nido, que se encuentra frecuentemente cerca de Orizaba, por lo regular es formado al pié de un arbusto, y contiene dos huevos enteramente blancos. Se sabe muy bien que en estos nidos es donde el Molothrus eeneus acos- tumbra abandonar á sus hijos al cuidado de otras aves, depositando sus huevos, que son blancos como los del Hemophila, pero mas gruesos y ménos ovalados. 91. Peucea Cassini. Region templada. Habita en el Valle de Orizaba. 92. Embernagra rufivirgata. Regiones caliente y templada. He encontrado esta especie en localidades muy distintas entre sí, de las que la una pertenece á la re- gion caliente y otra á la templada. En ésta llega hasta la altura de 1200 metros. 93. Guiraca melanocephala. Vulg. Guionchi, Tigrillo. Region alpina y meseta. Muy comun en la meseta: se le encuentra tambien en la region alpina 4.2500 me- tros, pero nunca baja á más de 1200 metros. 94. Guiraca conereta. Region caliente. Peculiar á esta region, cuyos límites raras veces traspasa. La hacienda de la Peñuela, cerca de Córdoba (750 metros), es el punto mas elevado en que la he encontrado en el Estado. 95. Cyamospiza parellina. Region caliente. La distribucion geográfica de esta es- pecie es análoga á la anterior, y su elevacion no pasa de 800 metros. 96. Cyamospiza versicolor. Vulg. Prusiano. Muy pocas ocasiones he podido rec- tificar la distribucion geográfica de esta especie, que es muy rara en el Estado de Veracruz, y solo se encuentra cerca de Orizaba. 310 LA NATURALEZA 97. Spermophila corvina. Region templada (?). Los pocos individuos que he visto de esta especie, se han encontrado cerca de Orizaba. 98. Spermophila Moreletii. Vulg. Frailecito. Regiones caliente, templada y me- seta. A todas alturas en el Estado de Veracruz, ménos quizá en la region alpina: tambien se le encuentra en la meseta. 99. Sycalis chrysops. Region templada (?). Coloco esta especie en la region tem- plada, por haber cogido cerca de Orizaba el único individuo que he visto. 100. Volatinia jacarina. Vule. Loquito. Regiones caliente y templada. En las zo- nas caliente y templada hasta 1300 metros. 101. Phonipara pusilla. Regiones templada y caliente (?). Comun en el Valle de Orizaba á 1400 metros. 102. Chameospiza torquata. Vulg. Gargantilla. Region alpina. Está limitada ex- clusivamente á esta region, y muy extendida en los bosques de pinos de las mon- tañas de Orizaba, en los que habita. Los límites de la zona en que se encuentra son de 1500 á 3000 metros. El plumaje y hábitos de este pájaro presentan una analogía notable con los del Buarremon brunneinuchaus. Ambos se posan en la tierra mas bien que en los árboles, y se encuentran juntos en las mismas localidades. 103. Pipilo maculatus. Vulg. Ruiz. Meseta y region alpina. 104. Pipilo fuscus. Vulg. Vieja. Meseta y region alpina. Ambas especies son comunes en la mesa de México. Se encuentran tambien, aunque en ménos número, en la region alpina, de la que nunca baja el primero á ménos de 1400 metros, y el segundo de 1200 metros. Ambos anidan en la meseta. Entre las especies residentes, incluiré otras dos que no son exclusivamente me- xicanas. 105. Peucea ruficeps. Region templada. 106. Spizella socialis. Region templada. ¿Esta especie se multiplica aquí como en los Estados-Unidos? Las siguientes son especies emigrantes y pasan el verano en el Estado. Passerculus alaudinus. Guiraca cerulea. Melospiza Lincolnit. Guiraca ludoviciana. -Coturniculus passerinus. Cyanospiza ciris. Euspiza americana. Cyanospiza cyanea. Cardinalis virginianus. Chondestes grammaca. ICTERIDA. 107. Molothrus «eneus. Vulg. Tongonito, Enmantecado. Regiones templada y ca- liente. Esta especie, muy comun y muy numerosa en individuos en las tierras tem- pladas y calientes del Estado, rara vez sube á la altura de 1400 metros. La costum- bre de depositar sus huevos en los nidos de otros pájaros, es un hecho sobre el cual Mr. de Saussure ha llamado la atencion de los naturalistas. (Bibl. Univ. G. 1858.) LA NATURALEZA 311 108. Sturnella (?). Vulg. Triguero, Chichilachia. Regiones caliente, templada y meseta. Una especie de este género está muy extendida en todo el Estado de Vera- eruz, donde creo que anida, por las observaciones que he hecho. No habiendo po- dido quedar plenamente satisfecho de las diferencias que existen entre ésta y otras especies descritas por los autores, solo la menciono de paso. 109. Zcterus Waglerúi. Vulg. Calandria. Region caliente. Es muy comun en el Distrito de Córdoba, á la altura de cerca de 1000 metros. 110. Icterus pustulatus. Vulg. Calandria. Region caliente. Habita las partes mas calientes del Estado de Veracruz. Estas dos especies de /cterus vienen tambien hasta los limites del O. y del S. del Estado, esto es, desde Tehuacan hasta las cos- tas del Pacífico, en donde son muy comunes. 111. Jcterus Audubonii. Vulg. Calandria. Region templada. 112. Icierus melanocephalus. Region templada. Estos dos /cterus se propagan en la region templada. Son muy comunes en el Dis- trito de Orizaba, donde anidan. 113. /cterus Parisorum. Vulg. Calandria india. Regiones templada y alpina. Vive especialmente en las partes templadas, donde anida; pero no está exclusiva- mente confinada á ella, pues se encuentra en la region alpina á una altura de 1600 metros, cerca de Orizaba, y en la meseta á una elevacion mayor. 114. Icterus cucullatus. Vulg. Calandria. Region caliente. Es rara esta especie á una elevacion superior á 600 metros. 115. Icterus mesomelas. Vulg. Calandria. Region caliente. Pertenece á esta re- gion, pero sube á más de 1000 metros. 116. Scolecophagus cyanocephalus. Vulg. Tordo. Meseta. Abunda particularmen- te en la meseta: rara vez se le ve en el Valle de Orizaba, á no ser en el invierno, y solo en este Distrito lo he encontrado. Llega regularmente en compañía de otro trupial que creo es el Molothrus pecoris. 117. Quiscalus macrourus. Vulg. Tordo. Regiones caliente, templada y alpina. Comun en todo el Estado, en el cual anida. En las cercanías de Córdoba y Orizaba vive en grandes reuniones. Un solo árbol se ve con frecuencia cargado con sus nidos. 118. Quiscalus Sumichrastiz. Vulg. Ocho. Regiones caliente y templada. Muy comun en estas zonas del Estado, hasta la altura de 1200 metros. Es un pájaro de los bosques y ménos sociable que los de su tribu. En la region caliente hay otro Quiscalus, cuyo plumaje es notable por el brillo de sus reflejos color de violeta y púrpura. Unicamente lo menciono aquí, no ha- biendo podido con certidumbre determinar la especie á que pertenece. 119. Ostinops Moctezuma. Zacua, Viuda. Region caliente. Confinada en esta re- gion, raras veces sube esta especie mas allá de 1000 metros de altura. 120. Ocyalus Waglerii. Region caliente. La primera vez que encontré esta espe- cie, fué en los grandes bosques de la Defensa á cerca de 900 metros de altura. Su 312 LA NATURALEZA canto, como el del Ostinops Moctezwma y el del Cassiculus melamicterus (costa del Pacífico), tiene un sonido metálico, y tan sonoro, que se oye á una gran distancia. 121. Cassiculus Prevostii. Vulg. Tordo veloz. Regiones caliente y templada. Comun en los bosques montuosos de ambas regiones, donde reside. Creo que no sube á más de 1000 metros. No llega á Orizaba. El Agelaius phenicius (?) se caza algunas veces cerca de Orizaba, pero presumo que es únicamente pájaro de paso. El /cterus spurius se encuentra en el Estado, pero segun todas las apariencias, no habita en él. (Concluirá.) HISTORIA NATURAL MÉDICA. CUCURBITACEAS O CALABACEÑAS, POR EL SR. D. LEONARDO OLIVA, SOCIO CORRESPONSAL EN GUADALAJARA. (CONCLUYE.) Especie única. Gr. scandens L. Jacq. Lam. G. Humboldtiana Roem. et Schultz. El fruto muy jóven es costillado. Es anual: crece en Veracruz. 0. ESPECIES AUN NO REFERIDAS A SUS GENEROS, ETC. Chayotillo septemfoliolado. Planta anual, de tallo trepador, con tres zar- cillos; hoja 7-foliolada (6 7-digitada?); los foliolos del centro mucho mayo- res, y el central mucho más; alengúetados, estrechos en ambos extremos; los de la base mucho mas cortos, como sinuados y festonados. Fruto conoidéo, contorneado en S, erizado-de aguijones blandos: es bilocular; partido huele á pepino; la flor es blanca, pequeña; el fruto del tamaño de una nuez, alar- gado y delgado: florece en Agosto y Setiembre; crece en Jalpan y Tecolo- tlan. Es de creerse sea una nueva especie de Elaterio, que deba colocarse entre el brachystachium y el torquatum, pues su cápsula es encorvada, pero de muchísimos aguijones y muy blandos: las flores semejantes, pero la cáp- sula es bivalva. Chayotillo quemador. Planta anual, de tallo trepador, á veces estriado, de una á dos líneas de diámetro, mas grueso en su parte inferior ó tronco, cu- bierto de pelos ásperos, que se adhieren á la ropa, ete., causando en los de- dos un ligero escozor; peciolo de una pulgada; lleva una hoja 5-lobulada de quince líneas de longitud hasta los lóbulos inferiores, y quince de latitud, acorazonada, enteros los lóbulos, con pelos ásperos como los del tallo: en su LA NATURALEZA 313 juventud es festonada y con pelos suaves, sedosos; los tres lóbulos superio- res son lanceolados, los dos inferiores redondeados; la distancia média de unas hojas á otras es de tres pulgadas. Inflorescencia en panojas pedunculadas; la panoja general subdividida en tres espigas, cada una de siete flores y una en medio de todas. Flor femenina ligeramente pedunculada, cáliz verde con cin- eo costillas longitudinales y cinco dientes alesnados; corola amarillo-blanquiz- ea, de cinco divisiones; estambres diez con sus filamentos provistos de ante- ras; pistilo uno, con su estigma redondeado. Flor masculina sesil, de cáliz 5-fido; cada division con una serie de pelos blancos en su cara anterior; ova- les; corola 5-partida; segmentos elípticos, estrechos en ambos extremos y de color amarillo bajo. Estambres; filamentos diez, cinco estériles, alternos con cinco fértiles que llevan anteras en forma de saeta ó en ángulo; insertas por su parte cóncava, de un color amarillo canario en el borde y una línea cen- tral negra y mas largos que las estériles; pistilo delgado, blanco, mas bajo que los estambres. Florece en Agosto, Setiembre, Octubre y Noviembre en Ejutla y Tecolotlan. Chayotillo (otra especie.) —Planta anual, tallo trepador, rollizo, 4-5 an- gulado y acanalado. Hojas pecioladas, laterales; peciolos de una y media pul- gadas; limbo acuñado-acorazonado, dentado-aserrado; dientes muy pequeños; de cinco lóbulos agudos, tres superiores, de dos y media pulgadas de longitud y latitud. Zarcillos cuatro, subdivididos, contorneados en espiral y en el mis- mo sentido. Inflorescencia en panoja; flores pedunculadas, aun las abortadas, fértiles cuatro. Cáliz tubulado y adherido á la corola, 5-dentado; dientes muy pequeños, agudos, llegando á la mitad de la campana de la corola; ésta 5-par- tida; las flores masculinas y femeninas mezcladas en una misma planta, pero distintas; las masculinas con diezanteras sesiles; las femeninas con un pistilo y diez estigmas. Florece en Agosto y Setiembre en Tecolotlan. Las Cucurbitáceas contienen mucílago, resina ó un principio amargo, pur- gante, y frecuentemente emético, que existe en la corteza y en la raíz. Las raíces perennes que contienen fécula no contienen el principio purgante y son alimenticias como el Chinchayote; hay otras purgantes. Los frutos son ali- menticios ó purgantes; sus semillas oleosas y emulsivas, solo difieren segun Decandolle en la mayor ó menor proporcion de sus principios. 314 LA NATURALEZA CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA FAUNA DE GUANAJUATO Recocnas EN 1864, POR EL SEÑOR DON ALFREDO Duaes, SOCIO CORRESPONSAL EN ESE EsTADo.! El corto trabajo que sigue no tiene la pretension ni de tratar siquiera la fauna de los alrededores de Guanajuato: se ocupa solamente de los animales que tienen relacion con el hombre, sea por la utilidad ó por los perjuicios que le causan. Para poner algun órden en estas indicaciones me ha parecido con- veniente establecer la siguiente division. 1.2 Animales domésticos. —2.% Animales salvajes útiles ó de recreo.— 3. Animales salvajes dañosos. 1.—ANIMALES DOMÉSTICOS. 1. Gato, Felis catus.—Poco hay que decir sobre este mamifero. La raza comun no se diferencia de la francesa sino en el pelo que generalmente es gris, más ó ménos amarillo, con fajas morenas ó negras. Algunos individuos de la raza Angora han sido importados, y parece que con probabilidades de propagarse, conservando sus caractéres peculiares. En esta localidad ningu- na de las partes de este mamifero ha sido utilizada. La rabia, al ménos que yo sepa, no se ha observado en estos animales. ? 2.2 Perro, Canis domesticus.—Existen algunas razas importadas y son por su órden de abundancia: las de Terranova, falderos, galgos, bracos, bull- dogs, perros de agua: en cuanto al perro callejero que proviene de la mezcla de diferentes razas, su aspecto participa del perro del pastor y del mastin. Ninguno de estos animales ha degenerado: la única observacion que hay que hacer es la ferocidad que distingue para las gentes de otra raza, aquellos que pertenecen á los indios. Ademas de estos perros, se encuentra el perro desnudo ó Xoloytzcuintli de Hernandez (Canis carib:eus), probablemente indígena, que tiene algunas 1 Este trabajo fué publicado en el Boletin de la Sociedad imperial de aclimatacion de Francia: damos de él solo un extracto que contiene los puntos esenciales de la Fauna de este lugar. (CG. de P.) 2 Hay un hecho auténtico observado en México, de haber trasmitido un gato la rabia á un hombre, por una mordedura. (€. de P.) LA NATURALEZA 315 veces pelos en la extremidad de la cola y en la frente; el color mas comun es el negro gris; pero se encuentran tambien de color de carne abronzado, con ó sin manchas morenas: el ladrido de este animal nada tiene de notable. Algunas personas lo estiman mucho y lo hacen acostar con los enfermos de reumatismo, por la preocupacion de que les quita y se apropia la enferme- dad. Este perro es muy impresionable al frio. En fin, el perro de Chihuahua ó /tzcuintepotzotli de Hernandez/Canis ame- ricamaus), se cria como el gozquillo de nuestras damas: este pequeño animal ladra poco ó nada. Cuando es de raza pura tiene el cráneo globuloso, ancho, sobre todo hácia atrás, muy grande respecto de la cara, y los parietales se se- paran hácia afuera en su base ántes de subir para formar la protuberancia pa- rietal que es muy saliente; la órbita es grande y el ojo prominente; el hocico corto, poco grueso y no remangado; la pierna es delgada y seca, el pié fino y alargado y las uñas inclinadas hácia adelante y muy descubiertas, la cola del- gada, semi-levantada y cubierta de pelo corto y fino como el del cuerpo, el con- junto recuerda un tanto las formas del galgo, excepto el cuello que es mas corto y la region lombar muy arqueada para que Hernandez diese á este animal el nombre de Canis gibbosus; pero sobre todo por su pequeñez, pues su altura en la region lombar solo llega á 0,*14. Si á esto se agrega una dulzura ha- bitual, poca inteligencia, poco apego, una vejez precoz y una gran sensibili- dad al frio, se tendrá casi el retrato de estos séres insignificantes. Los dos nombres mexicanos que da Hernandez desde la época de la con- quista, me parecen una prueba de que estas dos especies existian en México ántes de la llegada de los españoles, las que por otra parte permanecen en el mismo estado que tenian cuando escribia este observador tan exacto como concienzudo, á pesar de haber trascurrido tres siglos. A propósito del Canis americanus, debo decir que se le cree originario de las llanuras de Chihuahua en donde viviria al estado salvaje; pero habiendo te- nido oportunidad de observar un animal enviado de estos lugares bajo el nom- bre de perro de Chihuahua salvaje, reconocí inmediatamente el Cynomys lu- dovicianus, cuyo grito se parece á un débil ladrido. Es claro que ha habido aquí una confusion de nombres y de animales, y que el orígen del perro de que se tra- ta, no está demostrado por esta creencia, que queda sin ningun fundamento. Se envenena periódicamente á los perros en Guanajuato; para esto se sir- ven de un cocimiento de nuez vómica y de haba de San Ignacio, mezclado con yerba de la Puebla, Senecio canicida, con el que se hierve la carne: el efecto me ha parecido mas activo que el de la nuez vómica sola. La rabia es rara, y en un trascurso de catorce años no he sabido sino de cuatro ó cinco casos comunicados al hombre. 316 LA NATURALEZA En el campo se observan hibridos de perro y coyote: he visto uno de 32 años de edad y otro de 29, verdaderas excepciones, pero auténticas. Puerco.—Existen dos razas, de las que no me es posible dar los caractéres exactos; anotaré solamente que una de ellas, y es la ménos estimada, tiene el hocico muy prolongado y el pelo por lo comun corto y rizado, y las orejas rectas. En las haciendas se les deja en el campo durante el dia y solo en la mañana ántes de salir, y en la tarde á su llegada al chiquero se les ministra cierta cantidad de maíz. Estos animales destruyen una gran cantidad de ví- boras de cascabel, y jamas he oído decir que sufran algun accidente, proba- blemente porque tienen un modo especial de atacar á estos reptiles: los cam- pesinos pretenden que se ponen de rodillas para evitar el ser mordidos en las piernas. El cerdo está poco sujeto á la lepra, y por consecuencia se observan mé- nos casos de solitaria ¡Tenia solvum,, en el hombre, que los que se encuen- tran proporcionalmente en otros países: las dos causas mas frecuentes de muerte son los largos viajes bajo fuertes calores, cuando los cerdos son muy gordos y las grandes lluvias nocturnas que ahogan ó matan por el frio á los recien nacidos. Caballo /Equus caballus. L.)—La raza caballar de México es originaria de caballos padres andaluces introducidos en los primeros tiempos de la conquista: ciertas haciendas como las de Buenamé tuvieron mas tarde ára- bes, y algunos propietarios, ingleses. Modificadas las razas por cireunstan- cias locales muy variadas, forma hoy una á quien se le pueden atribuir los caractéres siguientes: talla poco elevada, cuello corto, orejas pequeñas, ca- beza cuadrada, que recuerda la de los caballos Camargos del litoral mediter- ráneo frances; grupa de mulo, cola caida y pegada á las nalgas, extremida- des finas, pero con los músculos y tendones poco marcados, mirada sin ex- presion; son apacibles, sóbrios, vigorosos, propios sobre todo para las mon- tañas, vivos, ágiles y ligeros; pero probablemente á causa de la débil presion atmosférica de las alturas se sufocan y contraen con facilidad enfisemas pul- monares /caballos asoleados) cuando se les hace corrermas de un cuarto de legua á escape; hay sin embargo sus excepciones. Se comienzan á introdu- cir en grande caballos padres árabes y anglo-americanos, que podrán mejo- rar considerablemente una raza por sí buena, pero mal dirigida por picadores poco inteligentes y llenos de preocupaciones. El vértigo abdominal y el tétanos son muy raros en Guanajuato: las princi- pales enfermedades son: los animales intestinales, el enfisema pulmonar, la disuria y la alopecia: ésta, que se acompaña de la caida de las pesuñas, pro- viene por lo comun de que los caballos se alimentan con paja que proviene E LA NATURALEZA 317 de terrenos de Irapuato y regados por las aguas de un arroyo que ántes ha pasado por Guanajuato. Ninguna razon científica plausible ha sido expuesta para explicar este he- echo que parece exacto, * aunque con este fin se hubiesen hecho investigacio- nes especiales ordenadas por el archiduque Maximiliano de Austria. El muer- mo es raro y la coriza frecuente y ordinariamente confundida con aquel; la afeccion de los ojos mas comun es el albugo; se observa tambien el infarto de las extremidades: en cuanto á los medicamentos, son bastante rústicos, pues se les hace beber á los caballos afectados de retencion de orina, un litro de agua, en la que se hace una infusion con una pata de grillo; pero uno de los buenos medicamentos que para esto he visto emplear, es el maguey /aga- ve americana y otros). En las úlceras de la region vertebral /mataduras) y en los dolores reumáticos se divide por la mitad una hoja de este vegetal, que se calienta algunas veces y se frota con ella la parte enferma. Mula.—Se puede decir de este híbrido, de una manera general, que es de talla mediana; sus piernas son finas, su cabeza bien modelada y regular, sus orejas poco alargadas, su pelo corto, por lo comun oscuro, algunas veces violado con rayas negras en las piernas: algunas son muy ligeras para cor- rer. Su pié firme, y su resistencia á la fatiga hacen que se empleen como ca- balguras, en muchos casos.? e Aves.—Las gallinas y palomas presentan los mismos caractéres que las ra- zas comunes de Europa: las primeras parecen, lo mismo quesus huevos, ser mas pequeños; algunas tienen la piel negra y se las considera, pero sin mo- tivo en mi concepto, de calidad inferior para la nutricion; se tiene ademas la creencia de que son capaces de cruzarse con las Chachalacas /Ortalida Mac Callii.) Guajolote.—Aunque originario de México, sus caractéres algo han cam- biado por la domesticidad: su reproduccion se continúa por los individuos do- mésticos, porque los salvajes, aun tomados en el nido, son difíciles de criar- se, pues rehusan todo alimento, se golpean la cabeza contra el suelo, y se 1 Posteriormente el Sr. D. José G. Lobato, profesor en medicina, ha hecho un estudio detallado de la endemia de Irapuato: este interesante trabajo se halla publicado en la Ga- ceta Médica de México: sus conclusiones demuestran que la endemia de ese lugar no es producida por sustancias minerales, resíduos del beneficio de metales que arrastran las aguas que pasan por Guanajuato, sino por una enfermedad especial de los cereales, cau- sada por una criptógama microscópica, que invade los diferentes órganos de las plantas: en una palabra, por un ergotismo producido por el Oidium abortifaciens. (C. de P.) 2 Se ha omitido lo relativo al buey, al carnero, á la cabra y demas mamiferos domés- ticos, porque los detalles que de ellos contiene la Memoria, no son del objeto de este pe- riódico. (€. de P.) 318 LA NATURALEZA dejan al fin morir de hambre si se les retiene cautivos. No describiré el guajolote salvaje, que es bien conocido; la manera de cazarlo es muy senci- lla: como tiene la costumbre para pasar la noche, de posarse en los árboles elevados en parvadas, se les acerca uno con hachas encendidas y se les dis- para uno á uno ántes de que tengan la intencion de huir: de dia es muy di- fícil matarlos á causa de su desconfianza. Entre las aves acuáticas no hay especies domésticas, y aunque se crian algunas, son por curiosidad y pocas veces como animales útiles. (Continuará.) MINERALOGÍA APLICADA BENEFICIO DEL CUARZO AURÍFERO EN EL MINERAL DEL ORO MEMORIA REMITIDA A LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL, POR EL SR, D. SANTIAGO RAMIREZ, SOCIO CORRESPONSAL EN ESE LUGAR. El mas general de los procedimientos metalúrgicos conocidos hasta ahora para la extraccion de la plata y el oro de sus diferentes minerales, es el mé- todo llamado de amalgamacion, que fundado en la grande afinidad que tienen dichos metales con el mercurio, consiste en poner este último en contacto con los primeros en cireunstancias favorables para formar una amalgama más ó ménos fluida, de la cual se separe el mercurio por la accion sucesiva de la pre- sion y del calor. Los detalles particulares que constituyen el procedimiento general, ólo que es lo mismo, el empleo de los medios que conducen á este resultado, varía con la naturaleza de los minerales, segun que el metal que se trata de bene- ficiar esté oculto ó químicamente retenido en una combinacion, ó simplemen- te adherido á su matriz que lo contiene en el estado nativo. En este último caso se encuentra el oro en el distrito mineral que lleva es- te nombre, cuyo metal está diseminado en partículas invisibles sobre el cuar- zo que le sirve de matriz, y que es la masa general de las vetas en que aquel LA NATURALEZA. 319 se encuentra, donde se reconoce puramente por los caractéres empíricos (pinta). No obstante este modo de ser, que es el comun, el oro se encuentra tam- bien ligado con la plata, que existe, parte en el estado nativo y parte en el de sulfuro, bromuro y cloruro, cuyos compuestos aparecen en la tentadura /pol- villos), y son fáciles de reconocer por los caractéres mineralógicos que se descubren despues de molidos y deslamados, siendo el principal de estos ca- ractéres el color. Cuando estos compuestos están en proporcion determinada, se distinguen y reconocen en el mineral pepenado /limpio) y aun en las labores ántes de separado de la roca. Concretando este estudio á los metales que entran inmediata y directamente á la amalgamacion, voy á hacer una reseña general del procedimiento emplea- do en el Mineral del Oro, exponiendo mi juicio y mis observaciones sobre él. La parte primera, y una de las mas importantes de todo beneficio, sea cual fuere el grado de sencillez que se le suponga, es la preparacion mecánica de los minerales, que en nuestro caso consta de cuatro partes distintas. La primera consiste en la tosca separacion que en las labores practican los mismos barreteros, sobre todo, cuando la pinta metálica es estrecha, ó cuando el metal está angosto, segun la expresion de los trabajadores: esta separacion la hacen generalmente á mano ó sirviéndose del marro cuan- do es necesario romper alguna piedra: la parte desechada es conducida á los puntos destinados á recibirla, ó bien se emplea en retacar camas, obs- truir pasos, cegar pozos, cerrar comunicaciones, etc.: el mineral es traspor- tado al tiro de manteo para su extraccion al patio. Allí se le somete á la do- ble operacion conocida con los nombres de quiebra y pepena, por la cual se reducen las dimensiones de los fragmentos grandes, y se separa de la par- te estéril—que es en seguida arrojada al terrero—aquella en que el metal es- tá, por decirlo así, localizado. Esta doble operacion, que es la segunda parte de la preparacion mecánica, tiene por objeto: 1. Facilitar las manipulacio- nes y operaciones posteriores, que serian muy embarazosas si los fragmentos fueran demasiado grandes. 2.? Hacer subir la ley del mineral quitándole la parte estéril, sobre la cual se repartiria el metal sin esta separacion. 3. Dis- minuir el costo del trasporte exterior y el granceo. 4.* No cargar á los ar- rastres sino la cantidad estrictamente necesaria de materia inútil, la que, puesta en exceso, haria la molienda incosteable. La tercera operacion es el granceo: por éste, el mineral recibiendo el gol- pe de la almadaneta sobre la chapa, se reduce á pedazos más ó ménos pe- queños, que saltando por el efecto del choque, caen á una criba colocada en 320 LA NATURALEZA plano inclinado y son agitados sobre ella, resultando de esta agitacion que los fragmentos que tienen 15 milímetros cúbicos, ó ménos, pasan por los agu- jeros de la criba y son recibidos en un cajon, de donde se llevan al grancero ó rezago, se pesan y se colocan segun su riqueza en oro y plata. Reducido el mineral á este estado, que se llama granza, se lleva á laga- lera para someterlo á la porfirizacion, que es la última parte de la prepara- cion mecánica, y á la amalgamacion que es la parte esencial del beneficio. El aparato en que tiene lugar esta doble operacion, es el muy sencillo y ge- neral conocido con el nombre de tahona ó arrastre, y consiste en una excava- cion circular de 0.35 de profundidad practicada en el piso de la galera, limitada por duelas ó camones de pino, tan estrecha y sólidamente unidos, que no permiten el paso á la luz é impiden por consiguiente la salida del agua. Es- ta excavacion está cubierta con piedra, la cual constituye el fondo, que es acaso la parte mas importante del arrastre. Su construccion varía segun que el arrastre se emplée solamente en la por- firizacion, ó que debe tambien servir para efectuar la amalgama; y aunen este caso hay diferencias esenciales, segun que se use el mercurio puro ó amalgamado con alguno de los metales que para esto se emplean /plata, co- bre 6 zinc) formando pella. En este último caso se construye el fondo po- niendo verticalmente y en contacto unas con otras las piedras llamadas tacos: su forma se aproxima á la de una pirámide rectangular, truncada, cuya base mayor vuelta hácia arriba, constituye el fondo propiamente dicho. Las dimensiones médias de un taco son las siguientes: Altura del tronco de la pirámide . . 0.35 metros. Area de la base mayor... 0. 0.45 Xx 0.10....,, Area de la cara de truncamiento . . 0.10 Xx 0.08 .,, En la construccion del fondo debe procurarse: 1.% Que los tacos queden colocados verticalmente; 2. Que sus caras libres se conserven á la misma altura, para que la superficie de molienda sea perfectamente horizontal; 3. Que estén fuertemente apretados unos por otros para evitar los movi- mientos que serian muy desfavorables; 4.% Que las caras de contacto de dos tacos contiguos, no sigan la misma direccion, pues de este modo se forma- rian canales en las que, depositándose la granza, no sufriria la friccion de la piedra. Como la forma de los tacos no tiene la regularidad geométrica que se le ha atribuido al definirla, quedan entre ellos grandes espacios que se llenan con fragmentos proporcionados de piedra de la misma clase, cuyos fragmentos, Sr. D. Mateo Botteri, socio corresponsal en Orizaba.—Por conducto del Sr. Casa” rin se recibieron tres cajas, conteniendo aves y mamiferos disecados, conchas, re- sinas y otros objetos, acompañados de su clasificacion respectiva, y con los que se sirve vd. contribuir para la formacion del _Museo de muestra Sociedad, la que agra- dece su estimable obsequio. Sr. D. Manuel Ortega Reyes, socio corresponsal en Oaxaca.—Por el correo ante- rior se remitieron los números que pidió vd. de la Naturaleza, para completar las suscriciones.—Antonio Peñafiel, primer Secretario. TESORERIA. Se han recibido por cuenta de suscriciones las cantidades siguientes, de las que aun no se habia acusado recibo: Del Sr. D. Leonardo Oliva, Guadalajara, veintidos pesos cincuenta centavos ($22 50 cs.) Del Sr. D. Mateo Gonzalez, Morelia, treinta y cuatro pesos ($34). Del Sr. D. Manuel Pereira, San Luis Potosí, treinta y dos pesos ($32). _Del Sr. D. Angel Cabrera, San Luis Potosí, treinta y nueve pesos treinta y tres centavos ($39 33 cs.) : ; Del Sr. D. Fidel Pujol, puerto de la Paz, cinco pesos sesenta y dos centavos ($5 62 es.) | NOTA.—Queda abonado en cuenta el cambio de situacion del dinero. —armiel M. Villada. A VISOS. El segundo Secretario D. Jesus Sanchez, ha mudado de habitacion á la casa nú- mero 2 de la 1* calle de la Santísima. : El despacho que se hacia de este periódico en la Botica de la Mariscala, conti- nuará haciéndose en la nueva Botica del Sr. Mendoza, situada en la calle de San Andrés. El primer Secretario que suscribe ha regresado á esta capital, y continuará des- pachando todos los asuntos concernientes á la Sociedad, en su domicilio, calle del Montepío Viejo, número 4. Los señores corresponsales se servirán dirigirse directamente para el arreglo de sus cuentas, al primer tesorero D. Manuel M. Villada, calle del Puente de la Mi- z 'sericordia, número 3.—Antonio Peñafiel, primer secretario. INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA A FAUNA INDIGENA.—Memoria sobre la Distribucion Geográfica de las Aves del Estado de Veracruz, por el Sr. D. Y, Sumichrast, traducida por el Sr. D, Aniceto Moreno, socio corresponsal en Orizaba. (Continuacion.) Consideraciones generales sobre la Fauna de Guanajuato, por el Sr. D. Alfredo Dugts, socio corresponsal en Guanajuato. MINERALOGIA APLICADA. —Memoria sobre el beneficio del Cuarzo Aurí- fero, en el Mineral del Oro, por el Sr. D. Santiago Ramirez, socio corresponsal en ese lugar. CONDICIONES DE LA SUSCRICIÓN ÁS — Este periódico se publica mensualmente por entregas cuyo mínimum será de 16 páginas. Cada una vale 2 reales en México y 23 en los Estados, franco el porte. El pago se hará en el acto de recibir la entrega. LAS SUSCRICIONES SE RECIBEN EN ESTA CAPITAL: En la Botica de San Andrés. : de Urbina, calle 3% de San Juan. +, del Hospital de Jesus. ., casa núm. 5 de la calle de la Puerta Fal- sa de Santo Domingo. Librería del Sr. Aguilar y Ortiz, 12 de Santo Domingo núm. 5. E ” FUERA DE LA CAPITAL Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos nombres se ponen ú continuacion. : AM - AGUASCALIENTES ...... D, Luis Toscano. MORELLA.... dio Mateo Gonzalez. ATOTONILCO ELGRAN- OAXACA... Manuel Ortega Reyes. DEN dais y Antonio Palacios. ORIZAVA . . José María Ariza, $ CORDOBA ..... y Apolinario Nieto. PACHUCA, Ramon Almaráz, CUAUTLA MORELOS » José María Cárdenas. | POEBLA.... pd Francisco María Ran- GUADALAJARA ... y Leonardo Oliva. gel, , GUANAJUATO y, Alfredo Dugés. PUERTO DE LA PAZ (Ba- HUEJUTLA - ,, Manuel T. Andrade. ja California)” »» José Fidel Pujol, JALAPA » Manuel Rivera, SAN LUIS POTOSI l ,, Manuel Pereira. y» Lino Caraza. »» Florencio Cabrera, DRON ao + y Cárlos Romero. TABASCO... ... y Manuel Mestre. MARAVATIO.. 1 Manuel Urquiza. TETECALA, «yy Albino Celis. MAZATLAN .... sy Manuel Hidalgo. TIXTLA .. . y, Rafael Jimenez. MEXTITLAN.. «yy Mariano Guzman. VERACRUZ. » Luis Molina, MINERAL DEL CHICO. , Ramon Mancera. ZACATECAS... Joaquin Ramos. PERIODICO CIENTIFICO DE LA ” SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL e Es ES ea Lo a) ENTREGA 17%*—OCTUBRE DE o > o, = MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C? BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. LA NATURALEZA 321 que se designan con el nombre de ripio, se fijan por golpes de mazo. Los pequeños intersticios que aun quedan, se llenan en seguida con la cabecilla y sirven de depósito á la pella, por lo cual se les designa con el nombre de ertaderos. Cuando solo se emplea el mercurio para efectuar la amalgama, los tacos tienen mayor seccion y se les llama de banco. Del centro de la excavacion en que se coloca el taco, se levanta un poste cilíndrico cuya base superior está redondeada, presentando la forma que afec- taria si se hubiera colocado sobre ella un casco esférico de la misma base. Esta pieza, llamada cepo, tiene 0.15 de diámetro y en su altura sobresale un poco de la cara del taco ó el fondo del arrastre. En su centro hay una excava- cion cuadrada de 0.065 por lado, en la que se ajusta el tejuelo, pieza de ace- ro templado, de la misma seccion, de 0.05 de espesor y de 2.5 libras de peso, pero ahuecada en su centro en forma cónica, á propósito para recibir el guijo: esta pieza, tambien de fierro, tiene la forma de un cono invertido cu- yo vértice descansa en la excavavion del tejuelo: en su base se ensancha en forma de cruz, por donde se fija al peon. La altura de este cono es de 0.15: las dimensiones de la cruz son proporcionadas, y el peso de 6 libras. El peon es una pieza de madera de forma prismática, que tiene 1.60 de longitud y 0.14 X0.14 de seccion: en su base inferior está labrado circular- mente y reforzado por un cincho de fierro que pesa 5 libras. El peon está sostenido en su base inferior por el guijo, y en la superior por una espiga cilíndrica introducida en la abertura circular de una pieza fija ála gualdra, que se llama maimona, y tiene 0.60 de longitud, 0.20 de latitud y 0.10 de espesor. us A 1.00 de altura, el peon está atravesado por dos piezas de madera colo- cadas perpendicularmente: la una se llama espeque y tiene 3.85 de longitud; la otra se llama cruz, y tiene 3.25. En las extremidades del espeque, que están equidistantes del centro, se colocan las mulas. Esta disposicion es ven- tajosa, en cuanto á que produce igualdad en el esfuerzo, puesto que las dos mulas obran sobre brazos iguales de palanca; pero en la práctica desaparece esta ventaja teórica por la falta de uniformidad en el movimiento, pues su- cede frecuentemente que caminando las mulas con diferente velocidad, la que va mas aprisa vence toda la resistencia, y la otra, por el contrario, va reci- biendo los golpes del espeque. Esta falta de uniformidad acelera la fatiga de los animales y determina un mal resultado en la porfirizacion, por cuya circunstancia en algunas hacien- das del país uncen las dos mulas en la misma extremidad, lo cual, si bien es cierto que destruye la igualdad en el trabajo motor, puesto que son desigua- : 41 392 : - LA NATURALEZA les los brazos de palanca en que trasmiten sus esfuerzos las mulas, se obtie- ne, en compensacion, la uniformidad en el efecto, pues colocadas de este mo- do marchan siempre al mismo paso. | En esta disposicion, las dos extremidades del espeque reciben diversos nombres: la que sobresale y lleva las mulas se llama cabeza del espeque, y la otra cola del espeque. Las mulasá su vez se designan con los nombres de capitana la de afuera, y de rueda la de adentro. La cara horizontal su- perior del espeque, así como la de la cruz está escamada, disposicion adop-= tada para asegurar las lias que fijan las piedras voladoras. Estas piedras, lla= madas tambien piedras de mano ó metlapiles, consisten en una masa pris- mática de pórfido igual al taco, que tiene por término medio 0.40 Xx 0.35 de seccion, y 1.25 de altura, cuyas dimensiones determinan un volúmen de 0.175 metros cúbicos: la densidad de este pórfido (término medio de 20 ex- periencias), es 2.59; así el peso medio de una piedra voladora es de 9.85 quintales (453.25 kils.) La cara de contacto, que es generalmente la menor de las dos laterales, para aprovechar el peso máximo de la piedra, se designa con el nombre de asiento, y se labra ligeramente para destruir las asperezas naturales de la piedra, sin lo cual la molienda no quedaria afinada y el fondo del arrastre se deterioraria muy pronto. En la cara adyacente, y cerca de la arista supe- rior, se fijan, haciendo unos taladros, las estacas que llevan las das. Cada arrastre tiene cuatro piedras, que se colocan dos en el espeque y dos en la cruz: en esta colocacion debe procurarse: 1% Que una de las piedras toque el camon y la inmediata el cepo, á fin de que el fondo sufra el mismo roza= miento, y experimente por lo mismo, ¡gd gasto en toda su extension; el es- pacio libre facilita la circulacion de la lama. 2% Que las lias estén convenien- temente inclinadas, para que se aproveche el mayor peso de la piedra; como el tiro en esta es oblicuo, se puede considerar como la resultante de dos fuer- zas, una vertical, que obrando de abajo arriba, es contraria á la pesantez, y se opone por consiguiente al efecto; y la otra horizontal, que por sí sola lo produce: y como el valor de esta componente está en funcion del coseno del ángulo de inclinacion de las lias, miéntras mayor sea este ángulo, menor se- rá su coseno, y menor tambien la fuerza cuyo valor determina, y en el caso de que las lias fueran verticales, esto es, que su ángulo de inclinacion fuera de 90%, la componente horizontal seria nula y la vertical obraria aisladamen- te, teniendo en suspension á la piedra, que no moleria. 3% Que el asiento es- té ligeramente inclinado en la direccion del movimiento, pues de otro modo no podria pasar la granza por debajo, y la piedra la desviaria en vez de mo- lerla. 4% No emplear todas las piedras nuevas, pues por perfecto que sea el LA NATURALEZA 323 pulimento de los asientos, nunca es el que se necesita para afinar la molien- da, cuyo grado solo se obtiene por el uso de algunos dias. Esta precaucion es mas necesaria en los arrastres nuevos ó recientemente enfondados. 5%Que las dos lias tengan la misma longitud, para que la piedra conserve en su movimiento, una posicion paralela al brazo que la sostiene. 6% Que las esta- cas estén, respecto de la piedra, en la direccion de las lias, pues estando oblícuas, quedan expuestas á romperse. 7% Que las lias tengan. la longitud conveniente, á fin de que no soporten otra resistencia que la debida al ro- zamiento. 8% Que las piedras mas pesadas estén en el espeque y tocando los camones. La pieza á que está fija la maimona y sostiene el peon, se denomina gual- dra: tiene 5. 90 de longitud, por 0:25X0, 15 de seccion, y está sostenida por dos piés derechos de 2.580 de longitud, por 0.25 Xx0.05 de seccion, .1la- mados esteos. Cada gualdra se ensambla con las inmediatas, lo cual determina bastante solidez en el conjunto. : Concluida la construccion del arrastre, todavía no se encuentra éste en dispo- sicion de servir, tanto por las asperezas de la cabeza del taco, cuanto por los huecos que quedan entre éste y el ripio, los cuales, por pequeños que sean, son siempre capaces de dejar pasar la granza, que no seria molida, y el mer- curio, que no podria ponerse en contacto con el mineral. Es, por lo mismo, necesario, preparar el arrastre; lo que se consigue cargándolo con jales de los obtenidos en los descargues anteriores, ó bien con tierras pobres, y po- niéndolo en movimiento con una ó dos piedras; de esta manera los jales se extienden sobre toda la superficie del arrastre, penetrando en los huecos mencionados y poniendo sucesivamente mayor cantidad, estos se van reta- cando hasta formar una superficie muy firme, si bien bastante elástica para recoger la pella á medida que se va formando. A esta operacion preparato- ria se le llama asentar el arrastre. Cuando el arrastre presenta una superficie rigurosamente pulida: cuando por el roce contínuo de las piedras se ha puesto fuera de duda la firmeza de su fondo: cuando todos sus huecos se han llenado con la cabecilla, y han si- do bien retacados, se pone una piedra más, y se carga granzon, del que re- sulta de cernir tierras, y que es mucho mas grueso que la granza obtenida en el mortero. El objeto de esta carga es acabar de destruir las asperezas que han quedado en el fondo. Cuando esta primera molienda se ha concluido, se carga granza beneficiable en la cantidad normal, que es de 5 quintales. Des- pues de seis ú ocho horas, cuando el mineral se presenta al tacto ligeramen- te áspero, y la lama presenta una superficie granujienta, se procede á em- pellar el arrastre. Esta operacion consiste en mezclar de 4 á 6 libras de 324 LA NATURALEZA pella de plata ó cobre, con el doble de su peso de cabecilla, y esparcir esta mezcla por igual sobre todo el fondo. Por un momento la pella se mezcla con la lama; pero despues, en virtud de su mayor gravedad específica, des- ciende hasta el fondo, donde es removida por las piedras, puesta en contac- to con el mineral que se está moliendo, y recogida, en fin, por la cabecilla depositada en los criaderos. La pella empleada generalmente en esta operacion es la de cobre: su pre- paracion está fundada en la mayor afinidad que tiene el fierro con el ácido sulfúrico, y en la accion electro-química que ejerce este metal sobre las sa= les disueltas. Así pues, si en una disolucion concentrada de sulfato de co= bre, se introduce una lámina de fierro, el cobre será precipitado bajo la for- ma metálica, quedando aquel en disolucion; el fierro se convierte desde luego en protóxido, cuya base, mas enérgica que el óxido de- cobre, desaloja á és” te, y conforme á las leyes de Berthollet, se combina con el ácido sulfúrico libre y se forma sulfato de fierro. Una cantidad de cobre equivalente á la de fierro, que ha entrado á sustituirle en la combinacion, queda libre. En la descomposicion mencionada hay desprendimiento de electricidad, y los dos metales (fierro y cobre) que se encuentran en presencia, obran conforme á sus propiedades eléctricas: el fierro que es electro-negativo con respecto al cobre, atrae á este metal, que extremadamente subdividido, se precipita so- bre aquel. Poniendo estos dos metales en contacto con el mercurio, el cobre se amal- gama, y la pella que resulta se separa fácilmente por el lavado del fierro á que queda adherida. El aparato en que se hace esta preparacion consiste en dos crisoles de fierro colocados en la plataforma de un macizo en que se encuentra el hogar, co- locado en la direccion de los crisoles, y la chimenea, del ladd' opuesto. La base de los crisoles es curva y se encuentra aislada, y como están ambos si- tuados entre el hogar y la chimenea, el tiro de ésta obliga á la llama á ba- ñarlos de lleno uniformando la distribucion del calor. En estos crisoles se calienta el agua necesaria para operar la disolucion, y cuando comienza á hervir, se pone el sulfato de cobre agitando el líquido para acelerar el efecto: se ponen tambien fragmentos de fierro de los que han ser- vido en las operaciones anteriores, y para que la precipitacion del cobre no se localice en el fondo, y tenga lugar en toda la masa, se suspenden á diver- sas alturas, láminas ó fragmentos grandes de fierro; siendo muy á propósito los frascos del mercurio. o La cantidad de sulfato de cobre empleado, depende de la cantidad de pella que se trata de obtener, y la de mercurio, está en relacion con el grado de LA NATURALEZA 325 sequedad que ha de dársele: ambas proporciones se determinan por el cálcu- lo y las consideraciones siguientes: El sulfato de cobre que se obtiene en las oficinas de apartado, contiene 36, 10 pS de agua, cuya cantidad representa 5 equivalentes; así es que la fórmula química de esta sal será: CuO. SO3 + 5H0 Cuyo peso será Cafe Jia o aición 395 60 OMAN os abambr 100: 1:00 SOstol ala chelas oñsD00:00, SEO) dy Sh de Mp. or eBO211500 CaOESOMEE SHO 09 E Aoc AS 0 En el cambio de bases indicado, la cantidad teórica de cobre que se ob- tiene, corresponde á 25.35 pS del sulfato empleado. Suponiendo, segun lo que antecede, que se trate de obtener pella de co- bre para 40 arrastres, que la ley de ésta en cobre ha de ser de 20 pS y que á cada arrastre se pongan 5 libras (2,300 kilógramos), la cantidad de pella necesaria será de 200 libras (92 kilógramos), de las cuales 40 (18.200 ki- lógramos) serán de cobre. Para obtenerlos se hará el siguiente raciocinio: Si 395.6 de cobre, están contenidos en 1558.0 de sulfato, 40 de cobre ¿en cuántas de sulfato estarán? Que conduce á la proporcion: 395.6 : 1558.1 : : 40: v=157.46 libras=72.431 kilógramos. Tal es la cantidad teórica de sulfato de cobre que se debe emplear para ob- tener la pella en las condiciones establecidas. La de mercurio será de 160 li- bras (73.73 kilógramos). En la práctica se aumenta un poco la proporcion de sulfato por la imperfecta descomposicion de esta sal. En vez de la pella de cobre se suele usar la de plata, que se obtiene en el beneficio de este metal cuando se usa alguno de los métodos de amalgama- cion. Esta sustitucion es ventajosa, 1” porque la pella de plata es más esta- ble, más elástica, y forma, por decirlo así, mas cuerpo que la pella de cobre: puede decirse que su poder absorbente es mayor: 2% porque el oro despren- dido de su matriz, al incorporarse á la pella de cobre, desaloja una cantidad proporcional de éste, por cuya razon hay mas dificultad para que aquel sea 326 LA NATURALEZA retenido, miéntras que en la pella de plata, no habiendo desalojamiento, esta retencion se verifica sin dificultad: 32 no habiendo este cambio, que natural- mente implica una pérdida decobre, la pella seca mas pronto, el empleo de mer- curio es mayor y el beneficio camina mas rápida y por lo mismo mas ventajo- samente. A estas diferencias se pueden agregar otras, en el mismo sentido, que no expongo por no haberlas visto confirmadas por experiencias directas. Sin embargo de estas ventajas reales, se dá la preferencia á la pella de co- bre, por una razon económica ó mercantil cuyas ventajas no son sino apa- rentes. Se dice que tardando seis meses próximamente para raspar los arras- tres, se tiene amortizado durante todo este tiempo el valor de la pella de pla- ta, que es mucho mayor que el de la de cobre; pero esta razon, mas bien aparente que real, queda destruida, si se atiende á que la pella de plata se recoge en su totalidad, miéntras que en la de cobre, este metal se pierde por completo: en consecuencia, la única pérdida efectiva es la del rédito corres- pondiente al valor de la pella en seis meses; pero esta pérdida es menor que la ocasionada por el cobre, como lo demostraré fácilmente. 200 libras de pella de plata al 20 pS contienen 160 libras de mercurio, que á 68 $ quintal, importan. $108 80 40 libras de plata, á 9 $ marco, importan. ....... 720 00 Importe de 200 libras pella de plata al 20p 3. . 828 80 Cuyo rédito al 6 pS anual en 6 meses, asciende á 24 864 Que es la pérdida efectiva. 200 libras pella cobre, en las mismas condiciones contienen 160 libras mercurio, que importan. . 108 80 40 libras cobre, que segun lo dicho ántes están con= tenidas en 157.46 de sulfato, cuyo valor á 14 $ quintalesides stas eos nal le 22 04 Rédito de 22.04 216 p3. +... gba 00 66 Reditoyde: 108:80 en: mesestins pc 3 26 Pérdida efectiva por el empleo de la pella de cobre. 25 96 Ab plata. 24 86 ,”) PB) > Diferencia en favor de la pella de plata. . ....... 110 Una vez empellado el arrastre, continúa en él la molienda, cuya carga se renueva todos los dias. LA NATURALEZA 327 La cantidad de mineral que puede moler un arrastre, siendo el mineral duro como lo es el cuarzo aurífero de la veta de San Rafael, es de 5 quinta- les, cuya carga se renueva todos los dias, poniéndole en el arrastre despues de descargado, y dejándole una pequeña cantidad de agua en esta operacion, para que la nueva carga se distribuya uniformemente desde el principio. La molienda se hace romper casi en seco, y solo se pone el agua necesa- ria para desagregar las partículas de mineral á medida que se van separando, y extenderlas en toda la superficie, uniformando el trabajo de las piedras y el rozamiento en el fondo. En este estado las partículas de oro, separadas de su matriz, se encuen- tran en el seno de una masa espesa, donde son agitadas por el movimiento de la piedra; y como lo es al mismo tiempo el mercurio que constituye la ceba, el contacto entre ésta y aquellas se verifica, y la amalgama se forma. Las mismas partículas, sean libres, sean amalgamadas, sufren la friccion con- tra el fondo, y allí se ponen en contacto con la pella puesta preliminarmen- te, que las retiene sin dejarlas separar. Si en este primer período de la molienda se pusiese agua en exceso, las partículas de oro, que son extremadamente pequeñas y delgadas, se escapa- rian á la superficie del agua y quedarian enteramente perdidas, pues no seria posible hacerlas atravesar las capas que las separan del fondo en que se en- cuentran la pella y el mercurio: si por el contrario, se dejare la masa muy espesa, el mineral no podria colocarse debajo de la piedra, la cual no hará otra cosa que empujarlo (á lo ménos en su mayor parte) en el sentido de su direccion: el mercurio se localizaria en determinados puntos, y no tendria un vehículo á propósito para extenderse y producir su efecto: es, pues, conve- niente, y aun se puede decir indispensable, cierto grado de fluidez que debe aumentarse á medida que la molienda va avanzando. : Durante las primeras diez horas solo se ponen de agua 0.75 del peso de la carga próximamente, graduándola de manera que la lama se mueva sin difi- cultad; pero no por sí sola, sino impulsada por el movimiento de la piedra. En este tiempo se procura que el movimiento sea uniforme y tenga una ve- locidad de 3% á 4 vueltas por minuto. Despues se puede y se debe agregar agua, cuya adicion no está sujeta á regla alguna, pues depende del estado en que se encuentra la lama, y esta adicion continúa hasta una hora ántes del descargue, en que se pone la última porcion para afinar la molienda. El em- pleo total puede valuarse en cuatro veces el peso de la carga. La adicion se hace por barriles, cada uno de los cuales contiene 8 arrobas. Terminada la adicion del último barril, se tientan uno por uno todos los arrastres, pasando la mano por el fondo y agitando entre los dedos el sedi- 328 LA NATURAEEZA mento depositado en él (que generalmente no existe), así como el que está en suspension en la masa de agua; y cuando es tan sutil que no se perciba al tacto, entónces se dice que la molienda está rendida, en cuyo caso se pro- cede á descargar. Esta operacion se hace trasvasando la lama del arrastre á un barril, por medio de una batea, y vaciando aquel en seguida en unos de- pósitos que comunican con una serie de canales. La última de las cuales va á desembocar á un recipiente de 12.05 largo, 4.20 ancho y 2.80 profundi- dad, que corresponde á 141.708 metros cúbicos, en que se deposita la la- ma. No obstante la precaucion que se toma al trasvasar el agua, de poner una lámina metálica /hoja) en el fondo para que no lo toque la batea, sue- len desprenderse pequeñas partículas de pella, que arrastradas por la corrien. te de la lama fluida, son detenidas por el mercurio, puesto con este fin en unas reposaderas, ó chuzas, que están colocadas de trecho en trecho en la serie de canales que tiene que recorrer la lama. La molienda de una carga de 5 quintales dura 24 horas. Para reconocer la marcha del arrastre, se raspan algunos de los criaderos, en una extension de un cuadrante de círculo, con un fierro que tiene la for- ma de una alcayata, y terminada en punta /clavo), y se deslama esta raspa- dura en una jícara con agua; agitando ésta convenientemente, la lama es ex- pulsada hácia afuera, quedando la pella en el fondo de la jícara: esto es lo que se llama una tentadura, y por los caractéres que ésta presenta, se viene en conocimiento del estado del arrastre. En los primeros dias de la molienda, la tentadura presenta un grado de fluidez casi tan perfecto, como si el mercurio estuviera puro, y las únicas mo- dificaciones consisten en que no toma la forma globulosa propia de este me- tal; su color es mas oscuro y su lustre ménos intenso: tocándolo con el dedo no subsiste la impresion de éste, y haciéndolo mover en la jícara deja cola, poco persistente. Cuando la pella presenta una superficie áspera, está en el estado sólido propiamente dicho, conserva la impresion del tacto, y oprimi- da entre los dedos, no deja escapar sino muy pequeña cantidad de mercu- rio; entónces marcha bien, y se sigue cebando, á fin de conservar la pella en la proporcion mas conveniente. Es claro que miéntras mas avanzado esté el arrastre, demanda mayor can- tidad de mercurio en la ceba, puesto que éste se ha de distribuir sobre una masa mayor. Lo mismo sucede cuando el metal que se muele es rico. Ademas de los caractéres que presenta la tentadura, y que aisladamente considerados solo sirven para saber que el arrastre necesita mercurio; para fijar la cantidad que debe emplearse, es necesario llevar en cuenta la ley del metal y la cantidad de carga molida. LA NATURALEZA 329 La ley média del mineral que se muele actualmente, es 3.73 adarmes por carga, que corresponde á 0.0045 por 100; la cantidad molida semanariamen- te en cada arrastre, es 10.33 cargas. Segun esto, al fin de la semana el ar- rastre debe haber asentado 38.73 adarmes de oro, y como segun el ensaye de los residuos, la pérdida es de 25 por 100, término medio, solo se recoge- rán 29.05 adarmes de oro, haciendo abstracción de la plata. Como la proporcion en que esta última se encuentra, es igual á 13% veces la cantidad de oro, se recogerán de este último metal 43.57 adarmes. Re- sulta, pues, una cantidad de oroche representada por 72.62 adarmes; y co- mo el mercurio debe entrar en la pella en la relacion de 80 por 100, será ne- cesario emplear 290.48 adarmes, esto es, 18 onzas, 2 adarmes, cuya canti- dad se distribuye en los seis dias útiles de la semana, segun el aspecto de la tentadura. - En la generalidad de los casos, la cantidad empleada suele ser menor, pues no estando una parte de la plata en el estado nativo no se puede amalgamar miéntras no esté destruida la combinacion que la retiene. : Cuando la proporcion de plata pasa de ciertos límites, se somete á un tra- tamiento especial, que varía con la naturaleza de la combinacion; pero sea cual fuere este tratamiento, demanda, para ser costeable, ménos ley relativa en los minerales, puesto que los gastos de tumbe, extraccion, trasportes, lim- pia, granza y porfirizacion están ya hechos, y solo quedan los del beneficio, lavado, quema y fundicion: estos dos últimos pueden evitarse, si se emplea la pella obtenida para empellar los arrastres. De poco tiempo á esta parte se ha introducido una modificacion en el tra- tamiento metalúrgico del oro, que consiste en emplear juntamente con el mercurio una pequeña cantidad de amalgama de sodium. La introduccion de este ingrediente está fundada en algunas de las propiedades descubiertas en él por su inventor, las cuales facilitan la amalgamacion del oro. Daré una ligera idea de este ingrediente y sus propiedades aplicables al presente caso. Hacia fines de 1864, el Dr. Wurtz en New-York, encontró que la dificul- tad que para amalgamarse experimentan ciertos metales, colocados en el ex- tremo negativo de la escala electro-química, desaparece, agregando prelimi- narmente al mercurio uno de los metales colocados en el extremo opuesto (los metales alcalinos), los cuales le comunican la accion polar en tan alto gra- do, que obrando sobre los metales ya dichos, aun á cierta distancia, los atrae con mucha energía y los retiene fuertemente, sin dejarlos separarse de la tri- ple amalgama que se forma. Por esta propiedad, la amalgama en que se observa, es llamada por su inventor «amalgama magnética.» La de so- dium es la que se emplea con el objeto indicado. 12 330 LA NATURALEZA Ademas de esta fuerza de atraccion, ó como una consecuencia de esta fuer- za, su adicion al mercurio le hace sobreponerse á las circunstancias que se oponen á la amalgamacion, cuando este metal se emplée puro, entre estas causas figuran: la resistencia natural (cuya causa es hasta hoy desconocida), que presentan las superficies del oro y de la plata cuando se encuentran en el estado nativo, sea cual fuere la magnitud de sus partículas; la existencia de una capa de grasa como la producida en las labores por el humo de las lámparas de los mineros; la presencia en los minerales de compuestos de azu- fre, arsénico, antimonio, bismuto y teluro, que formando una capa sobre la superficie del oro, le impiden ponerse en contacto inmediato con el mercu- rio. Esta adicion, ademas, preserva al mercurio del ataque que ejerce sobre él la presencia de ciertos cuerpos, tales como el sulfato de fierro, é impide la subdivision del mercurio, recogiendo la ls que se ha formado en las di- versas operaciones del beneficio, y evitando la pérdida mecánica originada por esta subdivision. Este compuesto tiene grande adherencia con los metales que no la tienen con el mercurio solo, tales como el hierro, el acero, el platino, el aluminio y el antimonio; aunque conviene hacer observar que esta adherencia, sin em- bargo de ser muy grande, no constituye una amalgama propiamente dicha, pues es fácil separar el mercurio mecánicamente. En los fragmentos de fierro desprendidos de las almadanetas, confundidos con la granza y puestos, entre ésta, en los arrastres, se observa esta adheren- cia, pues su superficie se presenta cubierta de una capa de amalgama de sodium. | Tales son, entre las propiedades de este compuesto, las que tienen aplica- cion en el beneficio del oro y de la plata. El método de Wurtz para el tratamiento metalúrgico de estos metales, con- siste en agregar al mercurio que se emplea, una centésima parte, ó ménos, de su peso de amalgama. Las circunstancias en que es conveniente esta adicion, no las determina, haciéndolas depender de muchas particularidades tales co- mo la temperatura, pureza y cantidad de la agua usada, la relacion entre las superficies y cantidad de mercurio, el método de manipulacion, y el apara- to empleado, la naturaleza del mineral, etc., ete., deja en una grande va- guedad este interesante punto. Deduce sin embargo, como resultado de experiencias directas, que cuando se emplea mucha agua, y ésta se renueva constantemente, la cantidad que se necesita de sodium, es menor que cuando el agua es poca y siempre la mis- ma; pues toma, en este caso, una reaccion alcalina, y el sodium se oxida y no obra. Lo mismo debe suceder si el agua contiene en disolucion ciertas sales, LA NATURALEZA 331 En la amalgama de sodium, se reconocen tres grados, marcados con los números 1, 2 y 3: la amalgama número 1 contiene 2 por ciento de sodium; la núm. 2, 4 por ciento, y 6 por ciento la núm. 3. La segunda, que es la que se emplea en el distrito á que me refiero, es sólida, de color gris de ace- ro oscuro, lustre semimetálico, semidura, untuosa y deja en los dedos una capa aceitosa, quebradiza y difícilmente fusible: por la percusion deja esca- par globulitos de mercurio que presentan los caractéres propios de este me- tal: se la trasporta y conserva en sacos de goma, encerrados en cilindros me- tálicos, en que éntra muy ajustada. Para ponerla en disposicion de emplearse, se la disuelve—en caliente—en 100 veces su peso de mercurio, se le agita fuertemente á fin de hacer la mez- ela tan perfecta y homogénea como sea posible y se encierra herméticamen- te, en frascos de fierro de los que sirven para trasportar el mercurio. Diaria- mente se toma la cantidad necesaria para cebar los arrastres, conforme á las indicaciones que en su lugar he mencionado. Se ha dicho, y se comprende fácilmente, que á medida que el beneficio avanza, la pella se va enriqueciendo, y por razon natural va aumentando en los eriaderos, y cuando éstos no pueden contenerla, se esparce sobre la ca- beza del taco, se divide por la friccion de las piedras, se adhiere á los frag- mentos de granza no porfirizados, y se pierde una parte que sale entre las lamas en el descargue. Este caso se presenta generalmente cuando el empleo de mercurio asciende á 20 libras, y entónces se procede á rasparlo, ponien- do 12 horas ántes 1 libra poco más ó ménos de mercurio puro, vuya adicion, llamada baño tiene por objeto recoger las partículas de pella, que, separadas por las cireunstancias dichas quedan en suspension con las lamas, y darles cierto grado de fluidez que impida su desagregacion, y por consiguiente su pérdida. Para raspar el arrastre, se comienza por descargarlo completamente, re- partiendo la última porcion de lama en otros arrastres, pues sale siempre con alguna pella, no obstante las precauciones tomadas; se quitan y lavan las pie- dras voladoras, dejando una que se hace girar por tres ó cinco minutos, pa- ra distribuir por toda la superficie, la lama que aun queda, y en seguida se limpia el fondo con una jerga, hasta dejarlo completamente seco. Hecho es- to, se raspan los criaderos hasta una profundidad de algunos centímetros, con el mismo clavo que se usa para sacar las tentaduras, y la raspadura que se obtiene—llamada flor por ser la mas rica, es llevada al lavadero. El pe- so de la flor que produce un arrastre, es de 13 á 15 arrobas. Con una barra se quita despues el ripio, y se profundiza más la raspa, con lo que se obtiene una nueva cantidad, ménos rica que la lor, llamada con- 332 LA NATURALEZA tra-raspa. En esta operacion se quita tambien el taco cuando está muy chi- co é inútil para rendir una nueva molienda. En este caso, se quita tambien la cabecilla depositada al pié del taco, que contiene siempre mercurio, y sue- le contener pella, aunque en pequeña cantidad: esta se reparte por pequeñas porciones, entre los arrastres en movimiento. Si el taco está aún servible, solamente se empareja, se pone nuevo ripio, se retaca con cabecilla y se asienta. El lavadero de que se hace uso, es el llamado de cajon, y consiste en un cajon rectangular de 3.50 metros de largo, 0.65 de ancho y 0.25 de profun- didad; que por uno de sus extremos recibe el agua cuya salida se gradúa con una llave, y por el otro comunica con una reposadera y una serie de cana- les escamadas é inclinadas ligeramente, que de trecho en trecho comunican con otras reposaderas cuyo objeto se manifestará adelante. La comunicacion entre el cajon y la reposadera, se intercepta por medio de una compuerta colocada á 0.50 metros de esta última, y limitado así el espacio, se pone la carga, se agrega próximamente 20 pS de su peso de mer- curio, y con una pequeña porcion de agua, para desagregar las masas que na- turalmente se forman, y hacer que el mercurio penetre por todas partes para recoger la pella con que se pone en contacto, se agita la mezcla durante al- gunos minutos. Poco á poco se va agregando agua, y continuando la agita- cion de la masa, que vá siendo mas y mas fluida, la pella, y el mercurio que le contiene, se depositan en el fondo, y las lamas, quedando en suspension en el agua, son arrastradas por la corriente y comienzan á rebosarse sobre la compuerta cuando el cajon está lleno. El agua que se rebosa, y las lamas que contiene, caen al espacio libre del cajon, en el que preliminarmente se pone mercurio diseminado, y allí son agitadas constantemente de manera que el mercurio queda siempre en contacto con las nuevas lamas, y puede, por lo mismo, recoger las pequeñas partículas de pella escapadas entre ellas: de allí pasan á la primera reposadera donde hay tambien mercurio en ella se agitan con el mismo objeto que en el espacio libre del cajon, y cuando se ha llenado resulta que como la fluidez es muy grande, la pella, y las lamas que pueden contenerla, caen al fondo en virtud de su mayor gravedad especifica, donde por la agitacion son desegregadas las lamas que ascienden á la super- ficie, efectuando el mercurio la amalgama de la pella. Pequeñas partículas de ésta, adheridas aún á las lamas, suelen separarse, porla misma agitacion, por los efectos de la fuerza centrífuga, y cuando comienzan á rebosarse, pa- san al tendal, en cuyas escamas hay diseminado mercurio, y en cuya exten- sion, así como en las demas reposaderas, se sigue agitando. Esta agitacion contínua es indispensable, pues sin ella la lama formaria una capa mas y mas LA NATURALEZA 333 gruesa sobre el tendal, la pella no se recogeria, y el contacto entre el mer- curio y las lamas que vienen despues no siendo posible, se perderia la pella en ellas contenida. Las lamas, despues de recorrer una extension de 10.85 metros y pasar por tres reposaderas, caen á una pileta de 2.55 metros de largo, 1.60 de an- cho y 0.95 de profundidad, y de alli pasan á un segundo tendal subterráneo dispuesto como el primero, de 58.80 metros de largo y provisto de repo- saderas, el cual comunica con el lamero de que se habló al tratar del des- cargue diario de los arrastres. El lavado de una carga de raspa dura generalmente tres cuartos de hora: al poner la segunda carga, se saca el mercurio del fondo del cajon para dis- tribuirlo uniformemente sobre toda la masa que se va á lavar: se reconoce su grado de espesor tomando un poco en una jicara, dejándolo reposar algunos segundos y decantándolo lentamente: cuando está muy espeso, la parte que va quedando en la jícara rueda con dificultad y se deja oprimir con el dedo: . en este caso se pone mayor cantidad de mercurio puro. Concluido el lavado, se reune en las reposaderas el mercurio del cajon y el tendal, se trasporta en unos frascos á propósito á unas bateas, donde cui- dadosamente se lava, se limpia y se seca para pasarlo ála manga. Esta cons- ta de dos partes esenciales: de un tubo de vaqueta, armado sobre dos ani- llos de fierro de diferente diámetro, que le dan una forma ligeramente cóni- ca; el menor de los cuales está hácia abajo y libre, y el mayor está fijo al techo de la azoguería por gruesas cadenas; y de una bolsa de lona de for- ma cónica, que por medio de un cordon grueso de cáñamo se fija al anillo libre. Dicha bolsa es la que recibe el mercurio. El peso de ésta ejerce su presion sobre la manga, y saliendo por sus poros en forma de lluvia, cae á un recipiente de cuero colocado debajo llamado tiburon. Cuando cesa la llu- via de mercurio, se comprime y golpea ligeramente la manga, que es lo que se llama apurarla, y de este modo se hace salir todo el mercurio que se pue- de separar por la presion. La pella que queda en la manga no es homogé- nea, pues la parte de abajo está menos seca que la de arriba, á causa de que las partículas de mercurio separadas de ésta, han atravesado aquella que- dándose en su masa por no haber bastado á expulsarlas de ella ni la presion ni el golpeo, y por esto, al sacarla, debe procurarse mezclarla cuidadosamen- te, á fin de hacerla tan homogénea como sea posible. Con la pella así mezclada, se hacen en unos moldes especiales, panes lla- mados marquetas ó bollos, que tienen la forma de un sector cilíndrico, que pesan próximamente 30 libras (13.874 kil.) y cuya ley média es de 23% 23 pS .- Para terminar la separacion del mercurio, que se ha comenzado por 334 LA NATURALEZA la presion, hay que aplicar, como se indicó al principio, la accion del calor. Esta operacion, que constituye la quema, se efectúa en un aparato compues- to de un vaso de bronce llamado crisol, fijo en un poste de mampostería y dispuesto á sostener cerca de su borde una pieza llamada candelero, forma- da por dos aros de fierro separados y sostenidos mutuamente por columnitas del mismo metal. El aro inferior descansa sobre cuatro apoyos fijos al crisol, y el superior recibe un círculo de fierro llamado plato, que tiene un agujero en el centro para dar paso á los vapores de mercurio, á medida que se des- prenden sobre el plato, se ponen los bollos que forman en su conjunto un cilindro, no obstante de no tocarse por sus caras, recibe el nombre de púña. Las caras de contacto de los bollos se separan por una capa muy sutil de co- pela. Todo esto se cubre con la capellina, que es una campana de bronce, de asiento perfectamente plano, que descansa en una ranura que tiene el crisol, al cual se adhiere mas fuertemente por medio de una mezcla de ceniza y agua, que hace la cerradura hermética é impide la salida de los vapores mercuria- les. Alrededor, y dejando un espacio anular de 0.25 metros, se forma una casilla de ladrillos refractarios, colocados de manera que dejen entrada libre al aire para la combustion del carbon que llena este espacio. El calor se aumenta muy poco á poco, para que el desprendimiento de mercurio no sea violento: los vapores mercuriales se condensan en el crisol por la baja temperatura que conserva en él la corriente constante de agua fria. La quema dura generalmente veinte horas: al cabo de este tiempo se le- vanta la capellina, y los bollos depurados de mercurio, pasan al horno de fundicion para convertirse en barras, que es la última de las operaciones. Para esto se emplea un horno de reverbero, en cuyo lecho, formado de copela, se ponen los bollos: de un lado está el hogar donde se pone el eom- bustible 0.60 metros abajo del lecho: del lado opuesto, y al nivel de éste, se eleva la chimenea; la parte posterior está cerrada por la construccion y en la anterior el orificio de salida, y un poco mas arriba una abertura rectangular, cerrada con un ladrillo, que se abre para observar el estado que presenta la fundicion. La llama producida por la combustion del ocote (que es el com- bustible empleado ), atraviesa el horno de un extremo á otro, y baña la su- perficie libre del metal, y cuando éste ha empezado á fundir, se pone plomo para afinar las barras: en esta operacion, pasa lo mismo que en la copelacion de la plata: el plomo fundido se esparce sobre todo el metal y absorbe el co- bre y demas metales que se encuentren en su caso: como la fusion tiene lu- gar al contacto del aire, el plomo se oxida y forma una capa que cubre la superficie del metal: parte de este óxido se desprende en vapores por la chi= menea, y parte es absorbido —juntamente con el cobre que tiene en disolu- LA NATURALEZA 335 cion—por la copela del fondo. Cuando todo el plomo es absorbido, aparece el fenómeno del relámpago que consiste en la aparicion del metal limpio, y entónces se dá una sangría destapando el orificio de salida y recibiendo el metal liquido en el molde de las barras. Para que la barra no se pegue al molde, se pone á éste una lechada de cal y ceniza, y para que se extienda uniformemente sobre él sin solidificarse á medida que va saliendo, se calien- ta preliminarmente. Una vez lleno, se trasporta con unas tenazas sobre una plancha de fierro, y se echa agua fria sobre la barra; ésta, por el rápido descenso de tempera- tura, se contrae violentamente y basta voltear el molde para sacarla. Tales son las operaciones cuyo conjunto constituye la metalurgía del oro, cada una de las cuales es digna de un estudio particular y susceptible de per- feccionamientos que, haciéndolos más económicos y de mejor efecto en sus resultados, hagan costeable el beneficio de las grandes cantidades de mine- ral pobre arrojado en los terreros, así como la explotacion de minas abando- nadas hoy por la baja ley de sus frutos, con lo cual se aumentarán las fuen- tes de trabajo, se estimularán las empresas mineras, se aseguraria el bienes- tar de la mayor parte de nuestros distritos metalíferos, y recibirá un grande impulso la Minería, que constituye uno de los ramos principales de nuestra riqueza nacional. FLORA INDÍGENA EL MARANON SUS CARACTÉRES Y PROPIEDADES.—SU ACLIMATACION EN JALISCO: POR EL SEÑOR DON MARIANO BARCENA, SOCIO HONORARIO. Hay en nuestro país, en el Estado de Campeche, un árbol conocido con el nombre de Marason, y que por sus caractéres corresponde al Anacardium Occidentale de Lineo, ó Cassuvium occidentale de Lam. El Marañon pertenece á la familia de las Terebintacéas y á la tribu de las Anacardieas; abunda en las Antillas y en otros lugares calientes, donde los habitantes lo cultivan con esmero. No conozco este árbol mas que en fracciones; he visto una planta de 0,22 de altura, que yo mismo sembré y que se secó de este tamaño; conoz- 336 LA NATURALEZA co tambien algunos frutos traidos de Campeche, y con las noticias que me han dado algunas personas de ese Estado y las que he visto en algunos li- bros, paso á hacer una descripcion, aunque ligera, de los caractéres genera- les y de las propiedades de esa planta, á fin de estimular á los habitantes de nuestras costas á que la cultiven. El Marañon conserva su follaje en todas las estaciones, y adquiere una al- tura variable en las diversas partes donde se cria. Su tallo es cilíndrico; las hojas son alternas, grandes, enteras, de peciolo corto y sin estípulas; el lim- bo es de figura oval y peninervado. Inflorescencia en panojas terminales; flo- res hermafroditas, pequeñas y provistas de bracteas en la base. Cáliz mono- sépalo, con cinco divisiones profundas y acuminadas. La corola de cinco pétalos, lanceolados y dos veces mas grandes que el cáliz. Estambres diez, perigíneos y con anteras biloculares; uno de ellos es un poco mayor que los demas, y su antera cae en el momento de abrirse la flor. El ovario unilocu- lar, monospermo, el estilo algo mayor que los estambres y terminado por un estigma simple. El fruto es una nuez reniforme, su pericarpio coriáceo contiene un gran número de oquedades llenas de un jugo aceitoso y acre. El embrion ocupa toda la cavidad que deja el pericarpio y está formado de dos gruesos cotiledones amiláceos. La nuez del Marañon está colocada sobre un sustentáculo formado por un hinchamiento considerable del pedúnculo; es de color rojo con vetas y manchas amarillentas, y la sustancia de que está for- mado es esponjosa, azucarada, ácida y algo acre. Cuando el sustentáculo lle- ga á una madurez perfecta, tiene la figura y dimensiones de una pera me- diana. En el Estado de Campeche este árbol se desarrolla de preferencia en las tierras negras y arcillosas y adquiere una altura de poco mas de tres metros; florece por Enero y Febrero y sus frutos se maduran tres meses despues. El Marañon es uno de los árboles más benéficos que crecen en los países calientes. Su madera es de color blanco, y en las Antillas la aprovechan pa- ra hacer los adornos de los muebles. En la corteza se produce una goma trasparente y rojiza, que en muchas partes la usan en sustitucion de la ará- biga: en Campeche curan las disenterias tomando el agua en que se han pues- to á remojar algunos fragmentos de la corteza. Los sustentáculos ó pedúnculos piriformes tienen tambien varios usos: re- banados y puestos en el agua, sirven para preparar bebidas refrescantes, que acostumbran mucho en la Isla de Guba y en otros lugares: en Santo Domin- go extraen de ellos un jugo que se fermenta fácilmente, y destilado, produ- ce un espiritu alcohólico muy fuerte: en Campeche hacen dulces y jarabes pectorales con esos mismos sustentáculos. LA NATURALEZA 337 El aceite contenido en el pericarpio de la nuez puede servir para marcar la ropa; pues los signos que se hacen con él son indelebles y no atacan los tejidos. Segun Nicholson, este aceite tiene la propiedad de destruir las ver- rugas y otras excrecencias sin causar ningun dolor. La almendra del fruto es blanca, y conteniendo una gran cantidad de fé- cula, proporciona un alimento sano y nutritivo. El Marañon reune, pues, muchas de las propiedades estimables de varios árboles que se cultivan por utilidad: puede considerarse como árbol de orna- mento, puesto que conserva su follaje verde y lustroso en todas las estacio- nes, ademas proporciona bebidas refrescantes y alcohólicas, medicinas, acei- tes, gomas y maderas, y por tanto interesa á la economía doméstica, á la me- dicina y á las artes. He hecho esfuerzos por poseer este árbol, y mi amigo el Sr. D. Emilio Dondé me regaló algunas nueces que encargó de Campeche y de las cuales sembré algunas aquí en México, pero con muy mal éxito: la germinacion de las se- millas en esta ciudad es muy difícil, pues si se riegan mucho se pudren, y si poco no germinan: sin embargo, aplicándoles un término medio y regula- rizado de humedad, logré una planta, que es la que cité al principio y que se secó de 0,72 de altura; despues sembré otra semilla en uno de los inver- naderos del jardin de San Francisco; allí nació bien, echó cuatro hojas y se estacionó así más de cinco meses, hasta que en Noviembre del año pasado me la llevé á Guadalajara, pero en el camino comenzó á entristecerse y aca- bó por secarse. Afortunadamente habia mandado con anticipacion algunas semillas al Sr. D. Ignacio Cañedo, para que las sembrara en su hacienda, que está en el valle de Ameca y á veintiseis leguas S. O. de Guadalajara: allí, regularizándoles tambien la humedad en la germinacion, se logró una planta que ví á fines del año pasado y que tenia poco más de 0,24 de al- tura. El Sr. Cañedo mandó tres de esas semillas al Sr. D. Manuel Romo, quien las sembró en su hacienda de Santa María, donde nacieron dos plan- tas con mucha facilidad, y en Enero de este año las ví que se desarrollaban con un vigor extraordinario. La hacienda de Santa María está á tres leguas S. de Ameca, su temperatura es templada y uniforme, y las tierras son ne- gras y arcillosas. Estas circunstancias son muy favorables al Marañon, y es- pero que ya estará perfectamente aclimatado. No tengo noticias de que haya Marañones en otros puntos de Jalisco; pe- ro aunque los hubiere, siempre me congratulo de haber llevado á aquel Es- tado, de donde soy originario, un árbol tan estimable bajo todos respectos. 43 AL SEÑOR DON LEOPOLDO RIO DE LA LOZA ESTUDIO SOBRE UNA NUEVA ESPECIE DE FALSA JALAPA DE QUERETARO IPOMEA TRIFLORA, Por Los SEÑORES Don Jose Marta y Don ILDEFONSO VELASCO, MIEMBROS DE ESTA SOCIEDAD. SEÑORES: Muy grato nos es presentar este pequeño trabajo á la Sociedad Mexicana de Historia Natural; homenaje, aunque muy pobre, del aprecio que le pro- fesamos. Grandes son los vacíos que tiene; pero creemos serán disimulados, porque la benevolencia, si no se identifica con la ciencia, sí le es compañera inseparable. La planta que forma el objeto de esta Memoria, ha sido descrita por uno de nosotros en un trabajo publicado con el nombre de «Estudio sobre algu- nos purgantes indígenas.» El estado de sequedad de los ejemplares que tu- vimos entónces, nos impidió estar seguros de si era una especie nueva ó si estaba ya conocida. Por esta razon nos propusimos cultivar dicha planta, la que hemos obtenido en el mejor estado de desarrollo sembrando una raíz de los ejemplares dichos. La siguiente descripcion está hecha en vista de este ejemplar cultivado. La raíz es pivotante, surcada, fibrosa y con pocas raíces secundarias. Ta- llos múltiplos, sinistrovolubles; la mitad de la circunferencia es verde, la otra mitad rojiza, casi lampiños en la base, vellosos en el resto, especialmente en la extremidad terminal el vello está vuelto hácia la base del tallo. Hojas al- ternas, las caulinares cordiformes, acuminadas, casi enteras y vellosas; las su- periores más agudas: el peciolo del tamaño del limbo ó un poco más peque- ño. Pedúnculos axilares trifloros, pocas veces bi y casi nunca uni ó cuadri- floros: la flor intermedia es la primera que se desarrolla y posteriormente las dos laterales. Los pedúnculos de las primeras flores son largos y los de las últimas cortos; así es que la longitud del pedúnculo es tanto menor cuanto más avanzada está la floracion. Igual cosa pasa con las flores y las hojas, de LA NATURALEZA 339 modo que la relacion que hay entre la longitud del pedúnculo y la del pe- ciolo es la misma en toda época: esta relacion está como 2 : 1. Los pedice- los son cortos: en estos, en los pedúnculos y en los peciolos se encuentra el vello afectando la misma disposicion que en el tallo. Bracteas pequeñitas, lan- ceoladas, en número de tres y colocadas en la base del pedicelo. Sépalos elíp- tico-lanceolados, dispuestos en tres séries: dos exteriores, de bordes mem- branosos y con el vello tambien invertido; dos interiores, membranosos y casi lampiños, conservan vello únicamente en la pequeña porcion descubier- ta; el intermedio participa de los caractéres de uno y otro. Corola hipocra- terimorfa, del cuádruplo del cáliz; el tubo de color rosado y el limbo de un hermoso púrpura. Estambres inclusos, alternos, hipogíneos, insertos inme- diatamente sobre el tubo de la corola, en número de cinco, de los que dos son iguales, los otros tres desiguales y más cortos. Filamentos alesnados y abun- dantemente vellosos en la base. Anteras rectas, coniventes y lineares. Estilo único de la longitud del tubo y alesnado. Estigma granuloso y bilobulado. Ovario bilocular, lóculos biovulados, á veces el ovario es trispermo por abor- to de un grano. Cápsula dehiscente en la base, dividiéndose en cuatro val- vas. Granos adheridos al disepimento por la extremidad inferior de la arista que separa las dos caras látero-internas; la cara exterior convexa, testa more- na y coriácea. Cotiledones foliáceos, arrugados; radícula inferior y encorvada. Crece en los alrededores de Querétaro. Florece en los meses de Mayo y Junio. Clasificacion.—Esta planta pertenece á la familia de las Convolvulacéas, puesto que es monopétala, hipogínea, de corola regular, con los estambres al- ternos en número igual; tiene un solo ovario con un estilo terminal y peris- perma ninguno; dos granos colocados en cada lóculo, radícula inferior, cotile- dones plegados y por fruto una cápsula bilocular. En la segunda tribu de esta familia Convolvulea, se incluye dicha planta por tener el embrion cotiledó- neo, los carpelos unidos formando el ovario, y por ser el fruto una cápsula de- hiscente. Pero como esta tribu está dividida en dos subtribus, segun que el estilo es único ó dividido, quedará comprendida en la primera, la que á su vez ha sido subdividida en tres secciones, á saber: de ovario tri ó cuadri-locular, de ovario bilocular, y por último, de ovario unilocular. Pues bien: de los ocho géneros que comprende la segunda seccion á que pertenece dicha planta, dos puramente pueden contenerla: son el Ipomea y el Convolvulus, pues- to que la planta en cuestion tiene un solo estilo, el ovario bilocular y cuadri- ovulado, caractéres que son comunes á uno y otro género. Pero teniendo el estigma gramuloso y bilobulado, que es el carácter diferencial del género fpo- meza, la consideramos como tal, tanto más cuanto que para ser del Convol- vulus, deberia tener dos estigmas lineocilíndricos. 340 LA NATURALEZA Siguiendo la misma conducta para encontrar la especie, la colocamos des- de luego en la tercera seccion de este género Strophipomea, y cuyo carác- ter consiste en tener los tallos volubles. El párrafo tercero de esta seccion Integrifolise la comprende á su vez. (De Candolle.) Así pues, recorriendo una por una las 56 especies que comprende la di- vision marcada con la letra B de este párrafo, no se encuentra una cuyos ca- ractéres se identifiquen con la que hemos descrito. Una sola le es afin; la marcada con el número 177 y designada con el nombre de «Tyrianthina;» pero esta última tiene «el tallo verrugoso, las hojas nervosísimas por el re- verso, los pedúnculos de siete pulgadas de largo con cinco ó seis flores, brae- teas lineales, obtusas; sépalos ovales, agudos, convexos y muy vellosos; eo- rola púrpuro-violácea.» Se ve que por corto que sea el número de caracté- res diferenciales, son bastantes para considerarla especie distinta, sobre todo si se recuerda lo reducido de las descripciones de De Candolle. La raíz de esta especie es empleada en Querétaro como purgante y es de- signada con los nombres de Purga de las Animas, Convolvulus Quereta- nensis, C. nostras. Aunque hemos deseado conservarle el nombre del lugar donde erece, nos ha parecido preferible otro que indique algun carácter de la especie. Así pues, teniendo cada pedúnculo tres flores, aunque á distinto grado de desar- rollo, y siendo carácter muy fácil de apreciar, y ademas constante, le llama- mos «Triflora.» Análisis.—El inteligente jóven D. Manuel Jimenez ha analizado la raíz / de esta especie y ha encontrado: (A) Extracto moreno. . . 4.0... 14,00 Resina.107 oli sado aran 1e 16300 Leñoso y almidon . . . . .56,50 A E 0) Pérdidas. chili oros Aebary aL3S00 100,00 El extracto moreno ha sido obtenido poniendo á macerar el polvo en el agua durante un dia á la temperatura ordinaria. La resina ha sido extraida por el alcohol á 400 de Cartier y precipitada por el agua. Por incineracion del polvo se han obtenido las sales: son cloruros, sulfa- tso y carbonatos de potasa y sosa; tambien se encuentra síliza. LA NATURALEZA 341 El almidon existe en tan pequeña cantidad, que es necesario hacer un co- cimiento fuerte ó sacarificarlo para obtener reacciones claras que no dejen duda de su existencia. Esta circunstancia hace que la raíz se conserve mucho tiempo sin ser atacada por los insectos. La resina presenta un color amarillo claro, su polvo es casi blanco, insí- pido, inodoro; la solucion alcohólica enrojece el papel azul de tornasol, se disuelve en los álealis cáusticos, descompone sus carbonatos á una tempe- ratura elevada; el amoniaco le dá un color verde limon, el éter la divide en dos resinas como la de la jalapa oficinal. No es por demas recordar la análisis de las jalapas hembra y macho; la de la primera practicada por el Sr. Guibourt, y la de la segunda hecha por el Sr. Ledanois. Análisis de la Ipomea purga: (BiyaResina eso o 765 Melaza obtenida por alcohol. . 19,00 Ext. moreno obtenido porelagua. 9,05 Goma SODEA o E ORO O AO NAO O, LAS 8 o A E O Perdida. o DR ROT -3,90 100,00 Análisis de la de la ¿Ipomea? Metstitlamica. (Oo esnastita: hr A ar SI00 Extracto gomoso. 02 000050401025,60 OS Al, ARO bno 390 A 2,40 DenosqHE 00d ¿ROABRAG: evddozo 58200 Agua y pérdida. 2nioil cgis 2,80 100,00 Ahora bien: dando de resina la análisis A 16,00 ylaB 17,65 resulta una diferencia de. . . . 1,65 en favor de la segunda. Pero ¿qué es una diferencia de 1,65 por 100? Es tan pequeña, que en la práctica, al prever sus efectos, se debe despreciar, especialmente si se tiene en cuenta la dósis en que se administra. 342 LA NATURALEZA Por otra parte, la análisis A dá 16,00 ylaC,, 8,00 de resina. Hay una diferencia de. . . . . 8,00 en favor de la primera. Inferimos de aquí que: 1.2 La raíz de la Ipomea triflora puede considerarse como de igual acti- vidad á la de la /pomeea purga. 2.0 La raíz de la misma Ipomea triflora está dotada de mayor actividad que la de la ¿Ipomea? Metztitlanica. Estas conclusiones son evidentes si recordamos que el principio purgante de estas raíces es la resina. Propiedades terapéuticas.—Hemos usado el polvo y la resina de la raíz en cuestion. El primero, racionalmente administrado, es un purgante drástico seguro, que obra sin causar una inflamacion intensa de las vías digestivas. Los cóli- cos que produce son ligeros y muy tolerados por los enfermos. Las evacua- ciones intestinales son serosas. No entro en pormenores sobre los demas sín- tomas que se presentan, porque son los consiguientes á la administracion de cualquiera purgante. Hemos administrado siempre 130 cent. del polvo. La resina nos ha dado efectos semejantes en la dósis de 60 cent. La dósis de una y otra pueden aumentarse, pero si se pasa de 2 gram. del polvo ó de 1 gram. de la resina, se producirá una inflamacion intensa de las vías digestivas. Concluirémos recomendando se sustituyan en las oficinas de farmacia las falsas Jalapas que se expenden, con la de la Ipomea triflora tan semejante á la de la Ipomea purga, no solo por la cantidad de resina que contienen, . sino tambien por sus efectos purgantes, tanto mas cuanto que nunca se ex- pende en el comercio la Jalapa hembra. Ademas nos son desconocidas las análisis de las falsas Jalapas que usamos en la capital, y en consecuencia des- conocemos la dósis. Añadamos á esto la facilidad que hay de importar la Ipomea triflora á la capital y aun de cultivarla aquí, pues el ejemplar que nos ha servido ha to- mado un desarrollo de consideracion. GÉNEROS NUEVOS DE GRAMINEAS DESCUBIERTOS POR EL SEÑOR DON VICENTE CERVANTES, EN LOS ALREDEDORES DE MÉXICO, PRESENTADOS A LA SOCIEDAD DE HISTORIA NATURAL POR EL SEÑOR DON FRANCISCO CORDERO Y HOYOS, SOCIO DE NUMERO. Las plantas, estos séres tan útiles bajo tantos puntos de vista y tan agra- dables por cualquier lado que se les considere, nos encantan con la riqueza de sus matices y la alegría que derraman en nuestra alma cuando las con- templamos; alegría tan pura, tan completa, y que jamas se encuentra mez- elada con pena de ninguna clase. ¿Qué perspectiva mas interesante que la que se presenta delante de nosotros en nuestros campos? ¡Qué multitud de plantas se agrupan á nuestro rededor disputándose la primacía en calmar á satisfacer nuestras necesidades! La contemplacion de las campiñas tiene la mágia de calmar las penas del infortunio y aumentar la alegría en la felicidad. La rosa, esta reina de las flores, encanta nuestra vista con sus magníficos matices; otras, nos embriagan con sus suavísimos perfumes. Si se inclina la vista agobiada con la contemplacion de la inmensidad, se encuentra á los piés una alfombra en que se miran mezclados, las legumbres que nutren halagando el paladar, las plantas que pueden causar la muerte y las qué pueden reparar la salud quebrantada ó al ménos mitigar las dolen- cias; y si poseidos de admiracion por esta inmensa variedad, levantamos la vista para dar gracias al Supremo Hacedor, nos impiden ver el firmamento esos árboles que nos convidan con sus sabrosos frutos, ó nos cubren forman- do un velo que impide á los rayos del sol llegar con toda su fuerza hasta nosotros. Esos inmensos árboles, cuya altura apénas podemos concebir: esos Euca- Iyptos: esos Washingtomia gigantea, cuyas ramas pueden, segun la expresion tan justa de uno de nuestros sabios *, dar sombra á las enormes y esbeltas torres de nuestra Catedral, no parece sino que tratan de acercarse más á esa inmensa hoguera que llamamos sol, para robarle la mayor cantidad de calor posible y ofrecérnoslo despues para condimentar nuestros alimentos ó sus- traernos á los rigores del invierno, suministrándonos el calor que la esta- cion no puede proporcionar. 1 El Sr. Barreda. 344 LA NATURALEZA Si de esta contemplacion superficial pasamos á otra más íntima, encontra- mos por una parte la espiga en donde se elaboran los jugos nutritivos que deben reparar nuestras perdidas fuerzas; por otra parte, los elementos del lienzo que nos cubre; por aquí se elaboran los tintes que se fijan sobre los tejidos; por allí las partes constituyentes del papel, por quien se propagan tantos conocimientos del uno al otro polo. Los vegetales absorben por sus raíces las aguas que se encuentran en la tierra y que tal vez sin ellos formarian pantanos insalubres. Por sus hojas absorben parte del agua de la atmósfera, quitándole el ácido carbónico, se- parando el oxígeno que se mezcla al aire para vivificarlo; reconstituyéndolo, dándole lo que la respiracion de los animales y la fermentacion de los cuer- pos organizados le habian quitado. Hé aquí bajo qué punto de vista se nos presentan las plantas. Al considerar esto, disminuye la sorpresa pero no la admiracion, por ese ahinco, por esa pasion violenta que ha dominado á muchos hombres para buscar é inquirir la constitucion de estos séres que se ligan á nosotros por tantos lazos, que senos ofrecen bajo aspectos tan variados, aunque la vista los mire siempre iguales. Una ardiente curiosidad ha reunido en grupos las plantas que crecen en un mismo elima. Se han buscado en lo más áspero de las montañas, en los abismos más in- accesibles, en los pantanos más insalubres, en los lagos y hasta en el fondo de los mares. El avaro más sórdido ha puesto en juego ménos recursos, desafiado mé- nos peligros, para mitigar un tanto su sed de oro, que el botánico para des- cubrir alguna planta. De estos avaros de ciencia contamos algunos cuyos descubrimientos debe- mos de propagar, porque son nuestras glorias nacionales; porque con sus tra- bajos nos han acortado el camino, trazándonos el que debemos seguir para trabajar con fruto. Cuántas veces por la falta de conocimiento de estos estudios, nos encontra- mos buscando por mucho tiempo la clasificacion de un objeto de Historia na- tural, y cuyo trabajo está ya adelantado por alguno de nuestros antepasados. Por esto he creido útil traer los apuntes sobre los géneros nuevos de gra- mas descubiertos por el inmortal Vicente Cervantes, en los alrededores de México, que podrán ser de sumo interes para la formacion de la Flora de nuestro país. ANA ILCLIARS) AS ES e, A e INDICE a DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA (£ — _— MINERALOGIA,—Memoria sobre el beneficio del Cuarzo aurífero en el Mine- ral del Oro, por el Sr. D. Santiago Ramirez, socio corresponsal en ese lugar. FLORA INDIGENA.—El Marañon.—Sus caracteres y propiedades.—Su aoli- E Si matacion en Jalisco, por el Sr. D. Mariano Bárcena, socio honorario. Estudio sobre una nueva especie de falsa Jalapa de Querétaro, por los Sres. D. (65 «José María y D. Hidefonso Velasco, miembros de esta Sociedad. Géneros nuevos de Gramíneas, descubiertos en los alrededores de México, por el 7: Sr. D. Vicente Cervantes, presentados á la Sociedad de Historia Natural por el Sr. D Francisco Cordero y Hoyos, socio de número. CORRESPONDENCIA. ORIZAVA.—Sr. D. J. M. A. y H.—He recibido por condncto del Sr. D. Joaquín Arriaga la cantidad de veinte pesos ($ 20,) que remitió vd. por suscriciones, y le partici po que estoy de acuerdo con su liquidacion: conforme con su carta remitimos el nú- mero de entregas que en ella nos fija vd. HUEJUTLA.—Sr. D. F. L. A,—He recibido la cantidad de cuarenta y siete pesos ochenta y un centavos ($ 47. 81), que me remitió vd. por suscriciones, estando confor- me con su liquidacion: le remitimos el número de entregas que indica vd, en su carta. PUERTO DE LA PAZ.—Sr. D. J. E. P.—He recibido la cantidad de cinco pesos se- senta y dos centavos [$ 5. 62] que remitió yd. por susericiones, y que corresponde al trimestre vencido. AGUASOALIENTES.—$r. D. L. F.—He recibido la cantidad de cuarenta pesos ($ 40) que remitió vd. por suscriciones, y se servirá decirme lo que importó la si- tuacion del dinero para abonarlo á su cuenta, MANUEL M. VILLADA, primer tesorero. ——_————AOA OA A< A Erratas notables. Por ser muy importantes, hacemos desde luego la rectificacion de dos erratas que se deslizaron en la entrega anterior, en el artículo del Sr. Dugés, sobre la Fauna de Gua- najuato, y son: en la pág. 316, lín. 27, dice, “mirada sin expresion,” léase “mirada inte- ligente:” en la pág. 317, lín. 17, dice: “algunas veces violado,” léase “aleunas veces de color bayo,” ¿ LA Lo l ¡NATURALEZA | | | ES => dE PERIODICO CIENTIFICO | | SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. | | | ST WT S EUe ' OR a Or E —(SENTREGA 18'—NOVIEMBRE DE 1870.32 | ? a O $ Nes? a 3 : OS 3 ¿CA y h a ñ , MEXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C: So . BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. S 1870 7 4 3 LA NATURALEZA 345 TRIANDRIA MONOGYNIA Gen. AGROSTOMIA. (A similitudine cum Agrostide). Calyz, Gluma 2 valvis, valvulis acutis corola minoribus, altera breviore. Corola. Gluma 2 valvis, valvulis acutis, calyce longioribus latioribusque. Nectarium? Gluma pedunculata obtusa apice ampliata, marginibus involutis flos- culum mentiens, ex basi glume corolline interne juxta calycinam longiorem. Stamina. Filamenta tria brevia; anthere oblonge furcate. Pistillum. Germen ovatum minimum, stili duo filiformes; estigmata pilosa. Pericarpium. Corola semen fovet. 1.* MUTICA.—Agr. caule compresso, spicis digitatis secundis, floribus muticis. Culmi uni aut sesquipedales, erecti compressi glabri. Folia plana scabra 3—-4 pollicaria subcarinata obtusiuscula; vaginis ove pilosis. Spice 8—12 alterne verticilateque approximate, 2 pollicares. Flores secundi nunc virides, nunc purpurascentes. Nectarium inter glumam calycis longiorem et corollinam internam ex basi hu- jusce, primo aspectu flosculum neutrum mentitur, sed tantu mex unica gluma pe- dunculata, apice ampliata marginibusque involuta, conflatur. Anthere rubre: pistilla purpurea. Frequens in agris Mexicanis, San Angel, San Agustin de las Cuevas. 2.* ARISTATA.—Agr. caule compresso, spicis digitatis secundis, floribus aristatis. Calyx. Gluma 2 valvis, valvulis acutis corolla brevioribus altera minore. Corola. Gluma bivalvis, valvulis oblongis, calyce longioribus, exteriore parúum breviore mutica, intra externam recondita. Nectarimm? Gluma pedunculata obtusa involuta apice ampliata, ex bassi glume corollin* interne juxta calycinam externam, sub apicemdorsi aristata. Stamina. Filamenta 3 corolla breviora; anthere furcate. Pistillum. Germen oblongum, stili duo, stigmato pilosa. Pericarpúm. Corolla semen fovet. Culmi pedales sesquipedalesque erecti glabri compressi. Folia plana 2 pollicaria, scabra, acuta, lineas duos lata; vaginis membrana bre- vissima dentata, parúumque pilosis. Spice 5—7 terminales subbipollicares secunde; quandoque spica altera solita- ria subterminalibus adnascitur. Valvule calycine corollina externa, nectariumque purpurascentes. Ariste corollarum nectariorum aristis parúm longiores. Anthere rubre: pistila purpurea. Hab. cum precedenti. 346 LA NATURALEZA 3.* BARBATA.—Agr. caule compresso spicis digitatis secundis, corollis aristato- barbatis. Caly2. Gluma 2 valvis, valvulis carinatis mucronatis, altera minora, altera aris- ta brevi terminata. Corolla. Gluma 2 valvis valvulis carinatis calyce longioribus exteriore latiore ad apicem interne pilosa, subapicem externé aristata; interiore angustiore mutica. Nectarium? Gluma pedunculata obtusa, ore involuta, ampliata, subapicem aris- tata, includens glumam aliam pedunculatam muticam ejusdum figure sed breviorem. Stamina. Filamenta 3 capillaria, anthere furcate. Pistillum. Germen ovatum minimum, stili duo capillares; stigmata pilosa. Pericarpiwm. Corolla semen fovet. Semen oblongum, utrinque angustatum. Culmi 1—2 pedales, erecti compressi glabri. Folia pollicaria aut sesquipollicaria acuta plana, lineas tres lata, parúm scabra: vaginis membrana brevissima ineequaliter dentata glabra. Spice 6—8 terminales subbipollicares secunde. Flores primúm pallescentes, deinde calyces presertim purpurascunt. Rachis externé dentata pilosaque, interne calycibus persistentibus vertita. Gluma corollina externa marginibus ciliata, versus apicem piloso-verticillata. Aristee corollarum pluniose glumis duplo longiores, nectariorum paullo breviores. Anthere pallescentes: pistili purpurea. Habitat in Cuernavaca. TRIANDRIA DIGYNIA GEN. TRICHODICLIDA. Valve pilose: Flores multiflore vagi. Calyz. Gluma 2 valvis, valvulis oblongis, concavis acuminatis subequalibus gla- bris carinatis. Corola. Gluma 2 valvis, valvula exteriore bifida, laciniis obtusiusculis, arista lon- gitudine, laciniarum é medio illarum emergente; extús marginibusque hirsuta; interiore breviore spatulata, intús convexa, extús concava, hirsuta marginibus ciliata. Stamina. Filamenta tria capillaria longitudine corolle. Antere oblonge breves utrinque furcatee. Pistillum. Germen oblongum cilindricum ad medium pariúm incrasatum: stili duo capilares: stigmata paruñ villosa. Pericarpium. Corolla semen fovet. Semen unicum obverse conicum. 4.* PROLIFERA.—7Tr. calycibus spicam «equantibus foliis filiformibus. Culmi brevissimi (semipollicares) teretes villosi, primúm erecti deinde produ- cuntur repentesque fiunt, novas plurimasque plantulas congestas sustentantes. LA NATURALEZA. 347 Folia filiformia rigidiuscula subpollicaria glabra canaliculata, subscabriuscula: vaginis ore villosis. Paniculee sive nove plantule ex culmis elongato prodeuntes, breves congeste, pedunculis filiformibus brevissimis. Spicule oblonge 7—9 flore. Gluma calycine membranacex pallescentes glabre longitudinse fere spicularum. Corolline exteriores apice purpuree, inferné albican- tes, hirsutissimee: interiores albescentes. Anthere purpuree: pistilla alba. In collibus de Guadalupe, et de Moctezuma propé Mexicum. Floret Septembri. 3.? LINEARIS.—Tr. Calycibus spicis brevioribus follis linearibus. Culmi ad summum pedales filiformes teretes glabri, quandoque ad nodulos pilosi. Folia. 1—2 pollicaria lineam unam lata, plana extús pilis rarioribus adspersa, vaginis membrana brevi lacera. Spice plures terminales alterne congeste 5—9 flore. Glume calycine spiculis breviores purpurascentes, laciniis acutis; corolline ex- terne ejusdem coloris, interne dimidio breviores, albicantes utreque hirsutissime. Anthere pistillaque ut in anteriore. Habitat cum precedenti. Floret eodem tempore. ERUCARIA. (A similitudine spicarum cum Erucis.) 6.* GLANDULOSA.—Er. Flores spicati, spicis secundis. Spicis secundis subtribus, calycibus glanduloso-pilosis, flosculo neutro 4 phyllo. Calyz. Gluma 2 valvis, exterior longior mucronata glanduloso-pilosa: interior subulata glabra. Corolla. Gluma 2 valvis, exterior 3 fida laciniis subulatis pilosis, intermedia juxta basim 2 dentata lateralibus nunc integris nunc tridentatis: interior integra brevior. Flosculus sterilis pedunculatus 4 phyllus inter glumam calycis majorem et in- ternam corolle, foliolis obovatis oppositis majoribus, interioribus brevissimus invo- lutis: 3 aristatis, aristis duabus interioribus ad latus folioli minoris, altera externa inter foliola majora ante petalum flosculi breviorem. Stamina, Filamenta 3, corola breviora; anthere, oblonge basi emarginate. Pistillum. Germen globosum,; stili duo; stigmata pilosa. Pericarpium. Corola semen fovet. Semen. ... Culmi erecti pedales, quandoque majores, filiformes, erecti teretes pilosi. Folia 2—3 pollicaria subulata plana pilosiuscula; vaginis pilosis, membranaque brevissima ornatis. Spice duz, rarisimé tres, alterne pollicares, erucaé quasdam pilosas exacté simi- lantes. Rachis ad apicem nuda exerta mucronata. 348 LA NATURALEZA Flores secundi conferti in duplici serie. Glume calycine externe piloso-glandulose glandulis-plurimis nigricantibus re- fertee: corolline externe purpurez pilose. Anthere lutescentes: pistilla alba. Habitat cum precedenti. | 7.* VILLOSA.—E7. spicis secundis 31 brevissimis latiusculis calycibus villosis: flosculo neutro nudo. Calyz. Gluma 2 valvis, valvulis carinato-subulatis, exteriore longiore villosa. Corolla. Gluma 2 valvis valvulis «equalibus, exteriore 3 fida, laciniis subulatis co- lise rentibus interiore angustiore 2 fida. Flosculus sterilis apetalus pedunculatus, 3 aristatus aristis eequalibus altera la- tiore, inter glumam calycis majorem et corollinam internam. Stamina. Filamenta 3 corolla parum longiora, anthere furcate. Pistillum. Germen ovatum: stili duo; stigmata pilosa. Pericarpiuwm. Corolla semen fovet. Culmi palmares filiformes erecti glabri compressi. Folia subulata, pollicaria, vix scabriuscula marginibus pilis rarioribus vestita; va- ginis pilosis, margineque brevissimo multifido. Spicee alterne secunde brevissime 37. Gluma calycina exterior purpurea pilosa, interior alba glabra: corolline purpu- rascentes. Anthere crocee: pistilla alba. Habitat cum precedenti. 8." HIRSUTA.—Er. spicis 2—3 alternis secundis, calycibus hirsutis, flosculo neu- tro 4 petalo, superiore pedunculato, inferiore 3 fido. Calyx. Gluma 2 valvis, valvulis carinato-subulatis; exteriore piloso-glandulosa, interiore glabra breviore. Corolla. Gluma bivalvis valvulis oblongis calyce longioribus; exteriore pilosa api- ce 3 aristata, arista intermedia 3 fida. Flosculus esterilis pedunculatus 3 aristatus 4 petalus, petalis opositis canaliculatis, inferiore 3 fido laciniis oblongis obtusis, su- periore pedunculato ampliore nunc 2 partito, nunc 5 dentato, dentibus insquali- bus obtusis. Stamina. Filamenta 3 capillaria longitudine corolle: antheraz lineares furcatee. Pistillum. Germen ovatum: stili duo; stigmata pilosa. Pericarpiuwm. Corolla semen fovet. Culmi sesqui aut bipedales, erecti teteres glabri lines unius crassi. Folia plana subulata 2 pollicaria glabra, superné marginibusque scabriuscula; va- ginis membrana brevissima lacera ornatis. Spice 2—3 alterne, brevissimé, pedunculate, secunde pollicares aut pauló majores. Flores in duplici aut triplice serie. Glume calycine purpure:, piloso glandulose, minus tamen quan in Ágr. glam- dulosa, corolline, viridi-lutescentes, aristis purpureis. LA NATURALEZA 349 Flosculus sterilis, initio albescens, postea purpureus, aristis ejusdem coloris, lon- gitudineque corollarum. Anthere pallescentes: pistilla alba. Hab. cum precedenti. 9.* LUTESCENS.—£r. spica solitaria secunda, flosculo neutro, 3 petalo, gluma corollae externa 2 fida, interiore integra. Calyz. Gluma 2 valvis valvulis carinatis acutis glabris, exteriore longiore. Corolla. Gluma 2 valvis, exteriore 5 fida, lacinia intermedia exterioribusque sub- aristatis, lateribus membranaceis planis. Flosculus sterilis 3 petalus 3 aristatus aristis longitudine glumarum, pedunculo piloso. Pistillum. Pericarpium. + ut in precedentibus. Semen. Culmi inferné ramosi filiformes teretes glabri, pedales, quandoque majores. Folia linearia glabra leevia sesquipollicaria. Vaginis membrana brevi pilosa. Spice terminales solitarie secunde pollicares, nunc lutescentes, nunc viridi- purpurascentes. Gluma ejusdem coloris. Anthere pallido-rufescentes: pistilla albicantia. 10.? MONOSTACHIA.—£r. spica secunda terminalis; calycibus glabris; flosculo neutro 3 petalo basi piloso. Calyz. Gluma 2 valvis, valvulis carinatis acutis glabris, exteriore longiore. Corolla. Gluma 2 valvis, valvulis subequalibus, exterior 3 aristata aristis bre- vissimis, intermedia ad basim laciniis duabus membranaceis acutis instructa: inte- rior 2 fida, laciniis brevissimis. Flosculus sterilis apetalus pedunculatus 3 aristatus aristis plumosis ad basim pi- losus. Stamina. Filamenta tria, corolla parum longiora: anthere oblongle obtuse, basi crenatn. Pistillum. Germen ovatum; stili duo; stigmata pilosa. Pericorpium. Corolla semen fovet. Culmus inferné ramosus filiformis 3—-4 pollicaris, ad summum pedalis, teres erec- tus glaber. Folia subulata pollicaria glabra leevia; vaginis membrana minima. Spice terminalis solitaria secunda virescens semipollicem longa. Glume omnes viridi albicantes. Anthere pallescentes: pistilla albicantia. Obs.—Variat spicis purpurascentibus. Hab. cum precedentibus. 11.* TRETASTACHIA.—Er. spicis 4-linearibus secundis calycibus glabris: flosculo neutro 3 petalo, interiore trifulo. 350 LA NATURALEZA Calyx. Gluma 2 valvis valvulis glabri exteriore 2 fida, arista brevissima é nudo emergente; interiore breviore 2 dentata, dente intermedio brevissimo aristato. Corolla. Gluma 2 valvis exteriore 2 fida basi pilosa 3 aristata aristis duabus ad margine laciniarum, altera intermedia interiore breviore 2 fida, aristis duabus ad margines. Flosculus sterilis pedunculatus 3 aristatus, 3 petalus, petalis duobus concavis ova- tis, intermedio 3 fido laciniis rotundatis, marginibus involutis approximatis, apice ampliatis, infundibuliforma referente. Stamina. Filamenta tria: anthere oblonge furcate. Pistillum. Germen ovatum; stili duo: stigmata pilosa. Semen. Obovatum. Culmi 3—>5 pollicares inferné ramosi filiformes erecti, teretes glabri. Folia semi pollicaria subulata plana scabriuscula; vaginis membrana brevissima multifida. Spice 3—5 frequentius 4 alterne semipollicares lineares purpurez. Glumee calycine saturaté purpurese, corolline hermaphrodite et flosculi neutri pallidé purpurascentes. Hab. cum precedentibus. 12,* LONGIFOLIA.—Er. spicis 2—4 alternis secundis, flosculo neutro 4 petalo inferiore trifido, superiore emarginato. Calyz. Ut in Er. hirsuta. Corolla. Idem; gluma tamen exterior tantum 3 fida absque laciniis lateralibus in intermedia, pilosa albopurpurascens; interior acuta, 2 fida ejusdem coloris. Flosculus sterilis 4 petalus, duobus oppositis oblongis, inferiore 3 fido, superio- re pedunculato ampliore involuto emarginato. Stamina. > Pistillum. [ddr i ] >ut in hirsuta. Pericarpium. | Semen. J) Culmi 2 pedales erecti glabri teretes lines unius crassi. Folia inferiora palmaria linearia plana scabriuscula; vaginis membrana brevissi- ma multifida. Spice 2—3—4 sesquipollicares alterne pedunculate purpurascentes. Flosculus sterilis ejusdem coloris. Anthere viridi-lutescentes: pistilla alba. Hab. cum preecedentibus. 13.* GLABRA.—£r. Floribus racemoso spicatis secundis, calycibus subulatis, gla- bris; flosculo neutro tuberculato bivalvi. Culmi erecti 1—2 pedales teretes filiformes glabri. Folia plana, parum scabra, sensim attenuata et in augustissimum longissimum- que apicem terminata: vaginis membrana brevissima, multifida, pilisque rarioribus donatis. LA NATURALEZA 351 Racemus terminalis secundus 5—7 pollicaris. Spicule frequentius 4—6 flore, varius 9 flore. Rachis spicularum compressa marginibus ciliatis, infoliolum subulatum ciliatum, ad medium articulatum, desineus. Glume calycine subulate dorso serrate exterior longitudine coroll«e vel parum longior, purpurascens corollam involvens; interior dimidio brevior. Glume corolline ejusdem figure virescentes exterior 3 fida, interior 2 fida, aris- tis brevissimis conniventibus. Flosculus sterilis inter glumam calycis externam et flosculum hermaphroditum, prognascitur, tuberculo carnoso insidens, ex quo ariste tres emergunt altera earum longiore. Glume due carinate subequales hyaline apicibus lacere flosculum hune cons- tituunt. Anthere flosculi hermaphroditi crocex; pistilla alba. In quibusdam floribus aristalongior flosculi neutri, gluma oblonga superne 2 fida, inducitur: in aliisque plantis flores omnes hermaphroditi sine ullo rudimento flos- culi inveniuntur. Hab. in collibus de Guadalupe, Moctezuma, San Agustin de las Cuevas, San An- gel, Tacubaya. ECHINANTHOS. (A floribus echinantis.) Flos sessilis. Flores gemini hermaphroditi alter pedunculatus alter sessilis. Calyz. Gluma univalvis ovato acuta concava extus echinata intus ad gluman flosculi pedunculati paralella. Corolla. Gluma 2 valvis, valvulis oblongis acutis hyalinis glabris. Stamina. Filamenta 3 capillaria calyce breviora; anthere furcate. Pistillum. Germen oblongum utrinque acutum; stili duo: stigmata pilosa. Pericarpium. Calyx cum corolla semen fovet. Semen oblongum. Flos pedunculatus semillimus sessili. Culmi pedales ramosi erecti teretes glabri. Follia pollicaria, lineas tres lata, plana et ciliata glabra: vaginis ore pilosis. Spica terminalis cylindrica sesqui aut bi pollicaris. Gluma calycina echinata virescens, hamis albicantibus apice inflexis. Anthere viridi purpurascentes sub sagitatee utrinque crenate, crena inferiore ma- jore: pistillo alba. In quibusdam floribus, inferioribus presertin flosculus alter sterilis peduncula- tus inter flosculas hermaphroditos observatur. (Concluirá.) 352 LA NATURALEZA FAUNA INDÍGENA LOS TORDOS* Por el Señor Don M. M. de Saussure. Si los picos ó carpinteros nos llenan de admiracion, cuando en la espesu- ra de los bosques presenciamos sus rudas é ingeniosas tareas; si los colibrís nos encantan por su forma diminuta y la brillantez de sus colores; si los zo- pilotes se hacen acreedores á nuestra consideracion por los beneficios que nos procuran, los Tordos, como amigos del hombre y compañeros leales del ho- gar doméstico, son dignos tambien de nuestro cariño. Ningun pájaro como el tordo desempeña en México un papel más importante; el número de sus especies y de sus individuos es tan considerable, que por todas partes embe- llecen el país con el brillo de su plumaje, y lo animan con sus silbidos ex- presivos y penetrantes. Pobladores constantes de los árboles de los jardines, no por esto desdeñan las llanuras arenosas y desiertas; se les ve brillar tam- bien en las orillas de los lagos ó en el centro de los pantanos, como otras tantas flores rojas y amarillas medio ocultas entre las espadañas y los juncos: aun tienen la osadía de recorrer las calles de las poblaciones, para allí lucir en sociedad con el hombre, su brillante y metálico plumaje. El tordo es el amigo fiel de los rebaños, el compañero constante del labrador, y el ornato necesario de los campos. Ave que goza de una vida medio doméstica y me- dio campestre, tan pronto se le ve como guardian de la casa del hombre, ó siguiendo á los ganados en los prados; en una palabra, el tordo cifra su pla- cer donde quiera que encuentra buena compañía. Sea cual fuere la region de México que se recorra, es casi seguro encontrar á los tordos en bandadas numerosas, y cae verdaderamente en gracia verlos pasear con cierto aire de gravedad y animados de inocente petulancia. Su familiaridad es tan notable como la variedad de sus colores; sin embargo, la mayor parte de las especies tienen el plumaje de un negro metálico, que los asemeja mucho á los tordos de Europa. Algunos de ellos tienen la cola larga, y seria fácil por esto con- fundirlos con las picasas: estas son las urracas ó zanates. 1 Con este nombre designaron los españoles un grupo interesante de aves americanas, por tener algunas de sus especies semejanza en cuanto al color, con los tordos de Euro- pa, de los que sin embargo son de géneros enteramente distintos. LA NATURALEZA 353 Los tordos tienen un modo de ver verdaderamente singular, porque al través de su negro plumaje aparece su pupila de un rojo brillante como el fuego, ó blanca como el esmalte de la porcelana. Si se pasea delante de al- guna persona, tiene la costumbre de inclinar graciosamente la cabeza hácia un lado para mirarla, descubriendo así el ojo, cuyo color forma agradable contraste con su cabeza tan negra como el azabache. A la entrada de las poblaciones, el tordo salta alegremente al lado del via- jero, quien acoge gustoso á tan gentil y galante compañero. Muy pronto, por la amabilidad de sus maneras, se conquista el cariño de los hombres, y en algunos lugares goza de una seguridad tan completa, que no satisfecho con pasearse libremente por las calles de las poblaciones, penetra confiado á las casas donde recoge las migajas de las mesas. Algunas especies de más pe- queña estatura, y que se asemejan por su forma y su plumaje á los estorninos, habitan en gran número en las haciendas de caña ó en las de labor, posados sobre los árboles; de allí descienden en parvadas á los patios, para buscar en- tre la basura ó el estiércol los granos de maíz ó de cebada, ó siguiendo pa” cientemente al labrador que abre los surcos, recogen los insectos que el ara- do saca de la tierra. Lo más notable en las costumbres de estas aves, es el instinto social que las hace vivir en parvadas, como los estorninos de Europa; pero son mucho más terrestres que éstos: los tordos casi constantemente se pasean, pues de la tierra sacan directamente sus alimentos. Su residencia siempre la estable- cen en lugares habitados, sin duda porque en los corrales y en los basureros encuentran desperdicios y semillas que les sirven de sustento. Por esto tal vez, tanto en las tierras calientes como en las frias, no se encuentra habita- cion cuyas inmediaciones no estén animadas por una ó varias bandadas de estas bonitas aves, que llevan su instinto social hasta acompañar al hombre á los lugares mas estériles y mas incultos. Tambien se les encuentra en las grandes llanuras arenosas que se extienden formando la meseta central del Anáhuac, y en las cuales no hay vegetacion alguna durante seis meses. En esas prolongadas planicies, las haciendas y las cabañas tristemente se levan- tan sobre un suelo infecundo, en el cual ni hay árboles para recrear la vista, ni el viajero encuentra en varios dias algun sér viviente que reanime su es- píritu abatido. Las demás aves emigran en el otoño al terminar la vida de los campos; solamente los tordos quedan en aquellas tristes comarcas, para animar con su vuelo y con sus silbidos la solitaria mansion del hombre. Ale- gremente se pasean alrededor de ella, ó envuelven en sus graciosos torbelli- nos el techo de la cabaña. Sin preferencia determinada y sin desden, habi- tan con tanto gusto en la cabaña del desgraciado indígena, como en el anti- 45 354 LA NATURALEZA guo pórtico del hacendado, cuyos pasos siguen, pavoneándose y mirándole con sus ojos blancos ó rojos, y sin cuidarse de dejarle libre el paso. Muchas de las especies de tordos tienen, como ya he dicho, costumbres eminentemente sociales; otros, por el contrario, no gozan en el mismo grado de ese instinto, y aunque les agrade vivir en sociedad, no se reunen entre sí, sino que van á buscar bandadas de individuos más pequeños, en medio de los cuales se les ve pasearse con cierta dignidad, inspirada tal vez por la su- perioridad de su talla. Cada especie, entre esta multitud de razas tiene, por decirlo así, un suelo que le es propio: unas prefieren las llanuras arenosas, otras las orillas de las selvas, pero jamás se les encuentra en el centro de los bosques, y varias vi- sitan con frecuencia los prados húmedos ó pantanosos. En estos lugares ge= neralmente inhabitados, no son las cabañas las que atraen á los tordos; la presencia del hombre es lo que alli les halaga, y sigue constantemente á los rebaños que aquel encamina. En los prados húmedos es adonde va á buscar la boniga del ganado vacuno, cubierta casi constantemente de larvas de moscas y de otros insectos, que le proporcionan segura y suculenta comida. En medio de las tierras frias de la meseta, en los pantanos que no son otra cosa que campos cenagosos desprovistos de árboles, el aire resuena constantemente con el grito agudo y extraño de los tordos que allí viven en grandes parva- das; las mas bellas especies eligen aquellos lugares para su domicilio. El Co- mendador ó tordo de charreteras,! sobre todos, este pájaro de figura elegan- te y tan notable por el rojo vivísimo ó el amarillo que luce en sus alas, pa- rece que es el que constituye la poblacion alada de las ciénagas. En casi todos los lugares húmedos se ve grande abundancia de ellos; se encuentran, sin embargo, algunas otras especies, entre las cuales he notado algunas urra- cas? que llaman la atencion por su larga cola, que hace su vuelo pesado y singular. Mas todos estos pájaros no se reunen en parvadas compactas; sus numerosos individuos andan dispersos en toda la extension del terreno, buscando los animalillos que viven en el fango. Despues de haber atrapado los gusanillos que están á su alcance, cada individuo levanta su vuelo pesa- do y tortuoso, y lanzando al aire sus ásperos silbidos, se trasporta á otro lu- gar para continuar su caza. Cuando estos pájaros andan entre las ciénagas, se preocupan de tal manera picoteando en el fango, que muchas veces ni ad- vierten la presencia del cazador, y si llegan á advertirla, levantan bruscamen- te el vuelo sin dar un solo paso. Al Comendador, en vez de pasearse en el suelo, se le ve volar constantemente, debido á la violencia con que explora 1 Agelaius gubernator, Bp. 2 Quiscalus macrourus, Sw. LA NATURALEZA 395 el lugar que está al alcance de su pico, lo cual le obliga á cambiar á cada instante de residencia. No descansa sino para volar de nuevo, y al traspor- tarse á algunos centenares de pasos, parece que solo está contento en el si- tio que acaba de dejar. Curioso es el espectáculo que presenta un prado siempre verde, esmaltado de multitud de puntos rojos y amarillos, ocupados constantemente en cam- biar de lugar. Es un vaiven continuo de aves que se encuentran y se cruzan en los aires arrojando gritos agudos, un verdadero juego en que toman par- te diferentes especies de aves, cuyo variado vuelo forma una diversion inte- resante. No son solamente los tordos habitantes de los pantanos, son tambien los amigos de las vacas; son los constantes compañeros de los ganados, y se to- man grandes libertades con la raza bovina. Se posan en el cuello, en la es- palda y en los cuernos de las vacas y toros; toleran esta familiaridad en cam- bio de los parásitos de que les despojan. En las horas más calurosas del dia, los toros se hunden en el limo de los bordes de las lagunas para sustraerse de los ardores del sol y de las picaduras de los tábanos; dejan solamente de fuera la extremidad del hocico, y este islote de carne viva sirve invariable- mente de pedestal á algun Comendador vigilante, guardian severo de las na- rices de su huésped y á las que ningun tábano se atreveria á acercarse sin ser devorado al instante. Se concibe lo que semejante reciprocidad tiene de atra- yente, y cuánto influye esta tácita inteligencia entre el cuadrúpedo y el ave pa- ra cimentar su amistad natural. El buey desea ardientemente al tordo, cuyo pico le rasca agradablemente las narices y lo pone al abrigo de molestas pi- caduras, y por otra parte el ave encuentra en estos islotes carnosos una red tendida á su caza favorita. ¡Qué naturalista al acercarse á estos parajes ha re- sistido á la tentacion de disparar sobre estos pájaros, y cuál no ha sido su sorpresa viendo bajo el cuerpo de su víctima moverse el suelo, levantarse una oleada de fango y vomitar un monstruo marino que, herido en lo más vivo, se arroja impetuosamente sobre el imprudente agresor! La primera vez que se contempla el espectáculo de un pantano de este gé- nero, causa un sentimiento profundo de admiracion. Esta planicie verde, llena de vida, de gritos diversos, matizada de aves rojas, amarillas ó negras en una continua agitacion, y entre las cuales se mueven las cohortes de espátu- las rojas, de tántalos blancos, de íbis purpúreos y de zancudos de todas ela- ses, es un espectáculo que se asemeja á una gran fantasmagoría, á una saturnal de la naturaleza, á la que el hombre asiste como un sér extraño. Más tarde el sol desaparece en el horizonte, los gritos cesan, las aves emprenden el vue- lo, el espectáculo está terminado y el encanto ha. desaparecido. El reposo de 356 LA NATURALEZA la noche ha sucedido á estas escenas animadas, y tal parece que ha sido una vision que se desvanece como por encanto. Hemos visto que cierta categoría de tordos habitan de preferencia las lla- nuras y viven en bandadas, otras prefieren los pantanos y se reunen en un mismo lugar sin asociarse sin embargo. Hay otras razas que no parecen te- ner este instinto social, y cuyo género de vida es diferente. Estas especies muy numerosas, la mayor parte ataviadas de vistosas libreas de color negro y amarillo, y que viven diseminadas en los árboles y en los breñales, son las calandrias, notables por la habilidad que desplegan en la construccion de sus nidos. A lo largo de los arroyos y de los estanques establecen por lo regular su domicilio, escogiendo de preferencia los árboles que cubren sus márgenes y las ramas que cuelgan sobre las aguas. Estos nidos tienen la forma de una larga bolsa con su entrada lateral: el pájaro los fabrica artísticamente con fila- mentos de bejuco y con plantas trepadoras que entreteje para formar una red de anchas y resistentes mallas, en cuyo fondo deposita sus huevos. Es muy comun encontrar estos graciosos edificios que el viento balancea sobre las tranquilas corrientes de los rios. El género de vida de los tordos merece estudiarse con cuidado, pues tie- ne sin duda particularidades del mayor interés en los variados instintos de sus especies numerosas. Las calandrias viven por pares como las aves soli- tarias; los comendadores establecen sus nidos entre los juncos, pero en cuan- to á las especies que viven en bandadas deben tener costumbres singulares en la nidificacion. En efecto, las aves sociales se dispersan en lo general una parte del año para entregarse á los cuidados de su progenie; las sociedades se interrum- pen y acaban por disolverse. No sucede lo mismo en los tordos; ciertas es- pecies se reunen en bandadas en el mismo árbol y lo cubren con sus nidos. Pero llama la atencion ver á otras que continúan vagando en derredor de las habitaciones sin cuidarse de sus deberes conyugales, como si la naturaleza no les hubiese impuesto una funcion de este género; esto hace suponer que des- cargan en otras especies sus atenciones domésticas. Sin duda cada una de ellas tiene una manera especial de conducirse: ésta ha sido observada en un tordo negro de corta talla y de menor tamaño que el mirlo de Europa, de ojo encarnado y que por lo regular anda reunido con otras razas superiores á él; probablemente es el Molothrus seneus de Cabanis. Este pájaro no construye nido ninguno, pues le es más cómodo buscar el de una especie de gorrion more- no que tiene la costumbre de establecer el suyo en la tierra. Con este objeto se pasea entre las yerbas, espiando el momento en que el gorrion despues de haber puesto sus huevos, se aleja de su nido en busca de alimento; se aproxima, LA NATURALEZA. 357 se instala en él, los arroja del nido dejando uno solo, al lado del cual pone el su- yo. El astuto tordo se pasea de nido en nido con gran perjuicio de los gor- riones, y quizá tambien de otras muchas especies, destruyendo á los herede- ros legítimos de su habitacion y confiando el cuidado de su progenie á la ter- nura de aquellos que despoja, despues de haber usurpado el lugar y los cui- dados que un industrioso pájaro le preparaba á su propia familia: este Cuclillo de nuevo género se dice que de tiempo en tiempo va á rondar los nidos para vigilar el éxito de su superchería. * El gorrion, más laborioso que prudente, cubre el huevo extraño con el mismo amor maternal que el suyo, cria al tor- do pequeño, que muy pronto llega á ser más grande que él, y que no podria nutrirlo lo bastante si la madre del intruso no hubiera tenido la precaucion de sacrificar varios gorriones por el bienestar de sus hijos. Pero si los tordos son aves desnaturalizadas, desprovistas de ternura ma- ternal tan general en las de su clase, no son ménos dignas de nuestro apre- cio bajo otro punto de vista, y su utilidad deberia hacerlos estimar del hom- bre. Ninguna ave quizá destruye un número de insectos tan considerable, y cuando llegan esas nubes de langostas que devastan países enteros, en los tordos encuentran sus primeros enemigos, quienes los devoran con delicia y los diezman sin descanso. Despues de haber comido hasta saciarse, no aban- donan el lugar sin llevar en el pico una langosta, y probablemente á la abun- dancia de estas aves son debidos los huecos graduales que se notan por lo comun en las filas de estas legiones de insectos. ¿Este solo hecho no los ha- ce acreedores al más vivo reconocimiento del hombre, y no debe granjear- les consideraciones justamente merecidas? ¡Pero qué léjos están los habitan- tes de México de corresponder á estos servicios! Aunque la carne de los tor- dos no sea de un gusto delicado, se matan muchos para comerlos, y en vez de impartirles proteccion no parece sino que hay empeño en destruirlos; pues se tienen las mismas preocupaciones que durante mucho tiempo precedieron á la destruccion de las aves pequeñas de Europa. Con el pretexto de que se nutren de cereales, accidentalmente á la manera de los gorriones, se les de- testa lo mismo que á estos, llegando el odio hasta destruir los árboles por- que dicen que los atraen: asi es que en los lugares en que el calor es sufo- cante, las gentes por torpeza se privan de la sombra que podria templar los ardores del sol. Esta medida de destruccion, excusable á lo más en Europa, en los distritos en donde los granívoros abundan en gran número, ha pasa- do de España á América. Estas preocupaciones deplorables han causado en primer lugar la destruccion de los arbolados en ciertos distritos, y en segui- da privado de abrigos á las bandas diezmadas de aves que son casi la única 1 Este hecho contado por los indios necesita confirmarse. 358 LA NATURALEZA barrera que se opone á la plaga de la langosta, dejando á este azote una li- bertad de desarrollo frecuentemente peligroso. * PLANTAS INDÍGENAS. MEMORIA SOBRE EL CULTIVO DEL CHILE: APUNTES ACERCA DE SU HISTORIA Y ANALISIS QUIMICA: CLASIFICACIÓN DE ALGUNAS DE SUS ESPECIES, POR EL Sr. D. MANUEL CORDERO, ALUMNO DE LA EsCUELA NACIONAL DE ÁGRICULTURA DE MEXICO. Entre las variadas producciones que cubren la superficie del globo, ningu- nas son tan importantes de conocer como las del reino vegetal. ¡Cuántas ri- quezas en efecto debemos á las plantas! Por aquí el trigo y el maíz nos pro- digan sus feculentos granos con los que se prepara el pan; por allí la viña y el maguey nos suministran bebidas generosas que reparan muestras fuerzas» mas léjos las legumbres que cubren nuestras mesas de variados manjares; los árboles nos brindan unos con su fruto, otros con su goma, resina, y todos ellos con su madera que proporciona el fuego y que la mano del hom- bre ha apropiado á tantos usos industriales. Las innumerables plantas que ta- pizan los campos, nutren al caballo y al buey, nuestros fieles compañeros de trabajo, á la vaca y á la cabra que nos dan su leche, al carnero que nos abriga con su lana y nos alimenta con su carne. Se necesita un remedio que opo- ner á una enfermedad, casi siempre lo encontramos en una planta; al reino vegetal pedimos en fin, el aceite que nos alumbra, la tela que nos cubre, y los colores que halagan nuestra vista. Pero si todos los vegetales crecen y se reproducen naturalmente, al hom- bre es debido su mejora y propagacion en los diferentes lugares de la tierra; la agricultura, la mas útil y antigua de las artes, y que ahora ha pasado á la 1 Jamás he observado que los tordos causen en México los graves perjuicios de que ha- bla Wilson en su Ornitología Americana, pues nunca los he visto precipitarse en parva- das realmente peligrosas sobre los campos. Además, solo los tordos negros viven en ellos. Los Comendadores habitan exclusivamente los pantanos, sin duda á causa de la grande sequedad del país. Las planicies pantanosas del Valle de México y los oasis húmedos que se encuentran en medio de las arenas del Anáhuac, son sus lugares de predileccion. No arriban á él en legiones numerosas como en los Estados-Unidos, y jamás he visto á los Comendadores atacar á los cereales. Es de presumirse que los tordos en general prefie- ran la nutricion animal y no perjudiquen los cultivos sino cuando faltan los insectos. LA NATURALEZA 359 categoría de ciencia, posée medios numerosos para ello, así como para mo- dificar las flores y los frutos. Los bulbos y los tubérculos que nacen en las partes subterráneas de cier- tas plantas, encierran gérmenes. Separados y puestos en la tierra producen nuevos individuos; por este medio se multiplican la papa y sus congéneres, que son el mejor producto de las plantas de donde provienen. Las raíces y los tallos llevan en su interior botones que se desarrollan pa- ra formar tallos y raíces segun las cireunstancias en que se encuentren. Co- locado un tallo en la oscuridad, y cubierto de tierra húmeda producirá raí- ces, de la misma manera que éstas, expuestas á la luz emiten tallos; por el conocimiento de estos hechos se multiplican las plantas por estacas y acodos. La soldadura accidental que se observó entre vegetales de distinto género que llegaban á identificarse formando un solo individuo, trajo la idea del in- gerto, por cuyo medio se propagan sin alteracion las variedades producidas por el cultivo, y que se perderian por las semillas; se utilizan tallos silvestres, pero vigorosos, convirtiéndolos en árboles de frutos mas delicados, y se ob- tiene tambien un desarrollo mas violento acelerando la fructificacion de los árboles. El arte, en fin, modifica la naturaleza de los terrenos, «apresura la germinacion, cambia los colores de las flores, trasforma los órganos de las plantas, mejora el gusto de los frutos y hace mas nutritivas las semillas. Aunque la vegetacion cubre una gran parte de la superficie de la tierra, en cada latitud, en cada clima, en cada terreno crecen plantas diversas, que sin el trabajo del hombre quedarian confinadas á los lugares donde se procrian: así el Asia nos dió el trigo, la India el arroz, y la América la papa. Si se recorren una á una las familias en que se han dividido las plantas, todas ellas encierran especies preciosas que el hombre aprovecha para cubrir sus necesidades; entre las mas notables tenemos: la de los Hongos que nos ofrecen alimentos muy nutritivos y de un gusto delicado; las Gramíneas y entre ellas el trigo cuya patria seignora, siendo esta la especie preferida desde la mas remota antigúedad, y que prospera bajo muchas latitudes; entre los pueblos primitivos se tenia la creencia de haber sido dada al hombre por la ma- no misma de la Divinidad; viene en seguida el centeno que suministra el me- jor pan despues del trigo, el maíz tan extendido en México y el principal ali- mento de nuestros indígenas, la cebada que se emplea, además de otros usos, en la fabricacion de la cerveza, la avena, el arroz, y otros varios cereales; la caña de azúcar conocida y cultivada desde tiempo inmemorial en la India y la Persia, y que parece originaria de estos lugares de donde fué trasplantada al Egipto y á la América. Los Palmeros, la mas hermosa vegetacion de los países tropicales, y á quienes debemos excelentes féculas como el sagú, fru- 360 LA NATURALEZA tos como el dátil, que sustenta á los pueblos de Oriente, y excelentes fila- mentos que las artes emplean de diversos modos. Las Coníferas, que cubren las montañas de magníficos bosques, nos dan su resina y su madera de una aplicacion tan general. La gran familia de las Amentacéas que contiene es- pecies arbóreas, cuyos productos y cortezas cargadas de tanino sirven para cur- tir las pieles. Las Urticeas que abundan en plantas testiles, siendo una de sus mejores especies la morera de la Asia, que nutre con sus hojas al gusa- no de seda. Las Cucurbitáceas, de frutos suculentos y carnosos. Las Oleá- ceas á las que corresponde el olivo, originario de los lugares donde se ha si- tuado la cuna del género humano, y manantial de riqueza para muchos pueblos por el aceite que producen susfrutos. Las Labiadas, plantas aromáticas y que nos prestan numerosos servicios. Las Solaneas, y entre las principales la pa- pa, y el tabaco importante por la extension que se ha dado á su cultivo. Las Compuestas por sus propiedades tintoriales y económicas, además de otras que poseen sus numerosas especies. Las Rubiáceas, cuyas raíces, cortezas y frutos de muchas de sus especies son un rico tributo para las artes como la rubia, para la medicina como el árbol de la quina, y para la economía doméstica eo- mo el café. Las Umbeliferas, por sus raíces feculentas y sus granos y hojas aromáticos. Las Rosáceas, interesantes por sus frutos; la pera, el durazno, el manzano, la fresa, así como el almendro, constituyen sus mejores especies. Las Leguminosas, abundantes en plantas alimenticias, aun como forrajes y otras industriales; entre estas las acacias, árboles africanos á quienes de- bemos uno de los mas preciosos tributos, la goma; las indigóferas de los lu- gares intertropicales de ambos continentes que producen el añil. Las Cac- teas, plantas americanas tan estimadas por sus frutos. Las Malvaceas que nos dan el vegetal que produce el algodon, y entre las Bitneriaceas contamos el árbol del Cacao, que es quizá la conquista mas importante que le valió á Euro- pa el descubrimiento del Nuevo Mundo. Las Crucíferas tan fecundas en vege- tales útiles. Las Papaveráceas, suministran la adormidera de donde se extrae el opio, uno de los productos comerciales de importancia, para los pueblos de Oriente. Las Auranciaceas que son tan benéficas á los habitantes de los lu= gares calientes en donde crecen sus principales especies; el té, que forma aho- ra una familia independiente de éstas, es una planta digna tambien de inte- rés. Las Ampelideas, compuesta de vegetales sarmentosos, siendo la viña originaria del Asia la que ocupa el primer rango entre las especies de esta fa- milia, y otras muchas, en fin, que seria cansado enumerar, entre cerca de ciento cincuenta mil plantas conocidas. Las mútuas relaciones con que se enlazan los ramos del saber humano, han contribuido eficazmente á su adelanto: así es, que la agricultura ha ca- la) S Ss DIPO, MINERAL DEL CBICO, » Ramon Mancera. INDICE do DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA - FLORA INDIGENA.—Géneros nuevos de Gramíneas, descubiertos en los alre- dedores de México, por el Sr. D. Vicente Cervantes. (Continnacion.) FAUNA INDIGENA. —Los Tordos, por el Sr. D. M. H. de Saussure. PLANTAS INDIGENAS.—Memoria sobre el cultivo del Chile, —Apuntes sobre su historia y análisis química, clasificacion de alguna de sus especies, por el Sr. D. Manuel Cordero, alumno de la Escuela Nacional de Agricultura de México. CONDICIONES DE LA SUSCRICION Este periódico se publica mensualmente por entregas cuyo mínimum será de 16 páginas. Cada una vale 2 reales en México y 22 en los Estados, franco el porte. El pago se hará en el acto de recibir la entrega. -LAS SUSCRICIONES SE RECIBEN EN ESTA CAPITAL: En la Botica de San Andrés. de Urbina, calle 32 de San Juan. eL Hospital de Jesus. ., casa núm. 2 de la 12 calle de la Santí- sima. Librería del Sr. Aguilar y Ortiz, 12 de Santo Domingo núm. 5. FUERA DE LA CAPITAL Recibirán las suscriciones y el periódico los señores socios corresponsales cuyos nombres se ponen á continuacion. AGUASCALIENTES ....... D, Luis Toscano. ATOTONILCO ELGRAN- Mateo Gonzalez. Manuel Ortega Reyes, , JOSÉ María Ariza. Ramon Almaráz. Pedro Blasquez. Antonio Palacios. ,», Apolinario Nieto. ,, José María Cárdenas. d 5 w Leonardo Oliva. | PUERTO 1 DE LA PAZ Ea GUADALAJARA .. GUANAJUATO ...... s» Ignacio Vazquez. | ja California). y José Fidel Pujol, HUEJUTLA.. «yy Manuel T. Andrade. | SAN LUIS POTOSI... J +» Manuel Pereira., ATA PA cia0a y Manuel Rivera. L,, Florencio Cabrera. » Lino Caraza. | TABASCO... uyy Manuel Mestre. : LEON. A + y Cárlos Romero. TETECAL ,» Albino Celis. MARAVATIO.. , Manuel Utquiza. |TIXTLA ,, Rafael Jimenez. MAZATLAN .. y Manuel Hidalgo. VERACRU: + Luis Molína. + Ignacio Hiexro. y Mariano Guzman. | ZACATECAS... Es Sy 2 29 ¿Dl y , al NAT A: d . Doo bob A A A A CAD) pl A) MIT TA 2 ¿— NATURALEZA | PERIODICO CIENTIFICO , SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL | ¿ E —=2£2 ENTREGA 19*—DICIEMBRE DE 1870. 8)4- EN SO RA O ÓN 5 Dia 5 MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C: BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. SECRETARIA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. SI AÁ Por acuerdo de esta Sociedad tengo la honra de anunciar á los señores socios, que tiene esta- blecidas relaciones con varias sociedades extranjeras para el cambio: de publicacion de o ducto del Instituto Smithsoniano de Washington, y son las siguientes: Academia Real de Ciencias de Stockholmo 2 o. a Suecia. Real Universidad del Norte, Cristiania -... 2.2022. Noruega. , Real Sociedad de Ciencias de Copenhague... 20220... ---. Dinamarca. - Observatorio Imperial de MoscoW..-= <<<. === =2=2...- Rusia. Observatorio Imperial Mineralógico de San Petersburgo....... Rusia. Academia Imperial de Ciencias de San Petersburgo.....----.- Rusia. Real Sociedad Zoológica de Amsterdan.---o20.eooononcooon..- Holanda. Real Academia de Ciencias de BerliM...- Considerando la Sociedad sumamente provechosas estas relaciones para su progreso, á su nom bre suplico á los señores socios que se encuentren en posibilidad de obsequiar este pedido, se sir- van enviar á esta Secretaría colecciones de estos objetos, no excediendo de veinte los ejempla: de cada especie: los gastos se cubrirán por ella misma. LA NATURALEZA 361 minado rápidamente con el auxilio de las ciencias naturales: la química, ana- lizando la composicion de cada vegetal, indica los alimentos que le con- vienen: la geología con el conocimiento de los terrenos, los que son favora- bles para el cultivo; la fisica señala las condiciones meteorológicas que se aprovechan en la aclimatacion de las plantas; la botánica, en fin, que enseña la estructura y disposicion de los órganos, el mecanismo de sus funciones y los caractéres propios de los géneros y especies, dá nociones precisas para juzgar sobre los procedimientos de cada cultivo y mejoras de que son suscep- tibles, y dá á conocer tambien las plantas que pueden sustituir la utilidad de otras. El presente trabajo tiene por objeto el cultivo del chile, vegetal que su- ministra uno de los mas ricos productos de nuestra agricultura: la falta de datos cientificos y prácticos; y mis escasas observaciones sobre este punto, son grandes obstáculos para tratar debidamente un asunto que interesa á los agricultores de nuestro país, y al arte agrícola mexicano sumergido en el empirismo desde los tiempos de la conquista. HISTORIA .—Difícil es determinar cierta y positivamente la patria ú orí- gen de la planta de que me ocupo, pues ésta, lo mismo que el maíz y la mayor parte de las plantas americanas, ó aquellas que se encontraron des- pues de la conquista en el suelo mexicano, han pasado por el gran torbelli- no de conjeturas y vacilaciones, y han sido objeto de la discusion y discor- dancia entre los historiadores y naturalistas. Pero haciendo á un lado las hipótesis, y quitada la densa niebla en que se ha querido envolver su origen, basta recordar que mucho tiempo ántes de la conquista, no solamente era conocido este fruto de los indios, sino aun em- pleado por ellos. El uso del chile, como alimento entre nosotros, data des- de aquella época; y á medida que se cultivan las diversas especies, el consu- mo aumenta á tal grado, que se puede decir, sin exageracion, que si no en la generalidad, al ménos en la mayor parte de las mesas mexicanas se em- plea este fruto preparado de diversos modos, ya como condimento, ó ya como alimento, y que entre la clase indígena, unido al maíz, hace la base de su alimentacion. Segun la opinion de los naturalistas, es originario de la América, ó intro- ducido en ésta. Jussien lo cree originario de las Indias y trasplantado á la América; D'Orbigny originario de la Asia y la América tropical; Joigneaux y otros varios, del Asia, Africa y América; y en fin, segun la respetabilí- sima opinion del Baron de Humboldt, que fué quien lo encontró en nuestro territorio á principios de este siglo, no solo la considera americana, sino plan- ta nacional, segun se expresa en su obra titulada: «Exsayo POLITICO SOBRE EL 16 362 LA NATURALEZA REINO DE La Nueva España,» dice así: «Todavía debemos contar entre las plantas útiles indígenas de México el cacomite ú oceloxochitl, especie de Ti- eridia, cuya raíz dá una harina nutritiva álos habitantes del Valle de Méxi- co; las numerosas variedades de tomates ó tomatl, Solanum lycopersicum, * que antiguamente se sembraban entremezclados con el maíz, cacahuate ó ma- ni, Arachis hypogea, cuyo fruto se esconde en la tierra, y que parece ha- ber existido en Africa y Asía, especialmente en Cochinehina, mucho tiempo ántes del descubrimiento de la América; en fin, las diferentes especies de pi- mientos Capsicum baccatum, C. annum y C. frutescens que los mexica- nos llaman chilli y los peruanos uchu, cuyo fruto es tan indispensablemente necesario á los indígenas, como la sal á los blancos. Los españoles llaman al pimiento chale ó axti: la primera palabra se deriva de quauhchalla, la se- gunda es una palabra haitiana que no se debe confundir con axe, que como ya lo hemos observado, designa el Fname, Dioscorea alata.» El Dr. Hernandez, médico de Felipe 1, en su viaje á México el año de 1570, lo encontró cultivado y empleado con mucha generalidad, pues refie- re que no habia casa en donde no se comiera, y que el efecto producido so- bre él y sobre algunas otras personas nor habituadas á usarlo, fué bastante para experimentarlo y atribuirle algunas propiedades medicinales, tales eomo la de ser afrodisiaco, provocar la orina y la menstruacion, excitar el hambre y descomponer el estómago á las personas no acostumbradas á tomarlo. El mismo encontró varias especies cultivadas que clasificó y dividió en los siete géneros siguientes: 1.* género: Cuauhchilla, chile de árbol. 2.0 género: Chiltecpin, chile mosquito, porque imita el color y pequeñez de este animal, ó Totocurtlatl estiércol de pájaro, por la semejanza que tiene con el excremento de las aves. Las especies de este género son tres: la mas vulgar semejante á la anterior, la segunda de fruto casi negro llamado Tlal- challi, y la tercera menor que las anteriores. Todas las especies de esta planta dan tres veces al año; el primer fruto es el mas grande, el último pequeño, y el segundo intermedio. | 3.* género: Tonalchilla, chile de sol, llamado por los haitianos chile blanco, se siembra en Agosto y Setiembre en tierras de riego; da fruto des- de Noviembre hasta Marzo; este es primero verde, despues pálido, luego ro- jizo y últimamente rojo. 4.> género: Chilcoztli, se lama así por el color azafranado que toman los | Hoy es Lycopersicum esculentum, D. €. y al que llamamos jitomate, pues el verda- dero tomate es del género Physalis; los europeos designan con el segundo nombre tanto á uno como á otro: de ambos se conocen muchas especies y variedades. LA NATURALEZA 363 guisos que se preparan con él. El fruto tiene de 6 á 7 dedos de largo y un color que varía desde el blanco rojizo hasta el negro; se siembra en Diciem- bre y fructifica todo el año. 5.0 género: Tzinquauhyo, por ser del monte, los haitianos le llaman co- ral, y su fruto es colorado, delgado, y de cinco dedos de largo: se siembra en Marzo y da todo el año. 6." género: Texochilli, por ser blando; es largo, ancho, algo dulce, de color rojo y tan suave, que los indios lo ponen en las tortillas con el conven- cimiento de que es un alimento excelente. Su testura carnosa lo altera pron- tamente, y para poder conservarlo, se seca exponiéndolo al humo: en este estado se llama Pocchalli, y se puede guardar por mucho tiempo: se siembra en todo el año. 7.9 género: Millchilli, mas pequeño que el anterior; es llamado así, por- que se siembra en la misma época que el maíz: es de un color rojo, y ter- mina insensiblemente en punta aguda. Despues de la conquista fué llevada la semilla á España, en donde se cul- tivó por mucho tiempo como planta de ornato en los jardines reales: de allí pasó á Italia, Francia y otros puntos de Europa, en donde se le empleó del mismo modo. En Rioja y Valencia, su cultivo ha salido de los límites de la horticultura, aumentando el número de sus producciones agrícolas. DESCRIPCION BOTANICA Y CLASIFICACION.—Las numerosas espe- cies y variedades de esta planta pertenecen á la familia de las Solaneas y al género Capsicum;, siendo los caractéres de éste los siguientes: Raíz formada por un corto pivote provisto de raíces largas y fibrosas, co- locadas irregularmente en derredor del tallo, y mas comunmente en dos de sus caras opuestas. El tallo es ramoso, herbáceo ó sub-leñoso, sub=cuadran- gular y estriado: con estrías mas prominentes en el vértice de los ángulos; por lo regular lampiño y con hinchamientos nudosos en las puntos donde se divide, con manchas violadas en muchas de las especies. A los 07 28, por término medio se ramifica; los ramos son dicotomos ó tricotomos, subdivi- diéndose sucesivamente del mismo modo. Las hojas son sencillas, enteras ó de bordes undosos, acuminadas, ovado-lanceoladas ó simplemente ovales ó elípticas; por lo comun lampiñas y peninervadas, largamente pecioladas y con el peciolo acanalado arriba; de un color verde oscuro en la cara superior y mas claro en la inferior. Las superiores geminadas ó ternadas; las inferio- res solitarias y las mas desarrolladas, conun peciolo de 07 04 y un limbo de Om 09 de largo y 0% 05 de ancho. Inflorescencia definida y solitaria; flores extra-axilares colocadas en el ángulo que forman los ramos al bifurcarse, pe- dúnculos erguidos ó encorvados, engrosando insensiblemente desde su naci- 364 LA NATURALEZA miento á la base de la flor; cáliz monosépalo, sub-cyatiforme, 5-6 dentado, persistente penta-exágono; con los ángulos arredondados y los dientes agu- dos ó truncados. Corola rotácea con el tubo muy corto y el limbo plegado, 5-6 dentado; lacinias ovales ú oval-oblongas y agudas; de un color blanco sucio ó amarillento y en algunas especies con manchas violetas: prefloracion valvar. Estambres 5-6, insertos en el tubo de la corola: sub-exertos; fila- mentos blancos subulados mas largos que las anteras; estas cordado-sagita- das, coniventes, de dehiscencia longitudinal y con el conectivo aparente; amarillas en el centro y violado oseuro en su derredor. Ovario de 2-3-4 ló- culos, multiovulados; óvulos campilótropos, comprimidos, blanquizcos, adhe- ridos por su base á trofospermas parietales ó axilares; estilo blanco, cilín- drico y de una longitud igual ó mayor que los estambres, y terminado por un estigma muy corto, claviforme, verdoso ó amarillo. El fruto es una baya de forma cónica, oblonga ó alargada, de tamaño y coloracion variable; co- munmente roja ó amarilla; provista de semillas numerosas, subreniformes, comprimidas y endospérmicas; con el embrion rollizo, periférico y por con- secuencia anfitropo. Las diferentes especies de este género, cuyo nombre es debido al sabor acre y quemante de sus frutos, crecen tanto en la América como en el Asia, Africa é islas del Océano Indico. Las que hasta ahora han sido clasificadas, sin tener en cuenta sus numerosas variedades ascienden á sesenta y una es- pecies; once de ellas muy poco conocidas. En México se han descubierto en el estado silvestre por los naturalistas que lo han visitado, las siguientes: €. annum, Chiltepin Papantlensium de Schiede, originario tambien de Asia y Africa, y del que se cultivan algunas variedades; €. chlorocladum y C. hispidum, de Berlandier, que crecen entre Túxpan y Tampico, y el C. mi- crophyllum del mismo autor, en la frontera del Norte; C. violaceum, de Humb. y Bompl., Tzinquauhyo de los mexicanos, quienes lo cultivaban; y por último, el C. Milleri, de Rem y Sehult. Las señaladas como de la América meridional, especialmente del Brasil, siendo sin duda muchas de ellas tambien de México, son: C. campilopodium, Cumanense, glandulosum, mirabrle, lauri folvum, gracilipes, salisifo- lium, vullosum, Rabenta, parvifolvum, curvipes, pendulum, oxycarpum, azxt, flexruosum, Schottanum, umbrlicatum, cereolum, micranthum, dulce, sen americanum, que se cultiva en México y en algunos puntos de Eu- ropa; por último, el conicum, microcarpum, pubescens y globiferum que se cultivan en el Perú y Brasil. Pertenecen á la India Oriental y á la América el €. baccatum, longum, cordiforme, conovdes, frutescens, tetragonum, cerasiforme y angustifo- LA NATURALEZA 365 iitum, entre los que se encuentran las especies mas importantes para México por la extension que se le ha dado á su cultivo. Me limito á hacer la descripcion de tres especies, incluyendo en ellas tres variedades, por ser las únicas que hasta ahora me ha sido posible examinar, siendo, por otra parte, las que en el pais se cultivan en grande escala, y por consecuencia, las de mayor interes para nosotros: son como sigue: Sin. €. longum. D. C.; Tallo herbáceo, erguido, tetra-pentágono, sen- cillo ó ramoso, lampiño, como de 60 cent. de altura; ramos angulosos, erguido-extendidos, lampiños y estriados; hojas, ovado-acuminadas, de 6 á 7 cent. de largo y de 3 á 4 de ancho, lampiñas y de un verde oscuro; peciolo lampiño y hasta de 2 %< cent. de largo. Pedúnculos por lo comun solita- rios, encorvados, algo angulosos, lampiños, mas gruesos hácia la extremi- dad calicinal, de 1% á 2 cent. de largo: cáliz truncado, pentágono, de cinco dientes erguidos, adelgazados y obtusos: corola blanquizca, con laci- nias oblongas, plegadas, acuminadas y encorvadas generalmente hácia den- tro en su extremidad: ovario ovado-oblongo, adelgazado y liso: estilo engro. sado en el ápice: estigma obtuso. Baya cónica ó subcilíndrica, acuminada y algo encorvada, lustrosa, lisa ó arrugada, de dos ó tres lóculos y ceñida por el cáliz; verde al principio, toma en seguida un color de cinabrio in- - tenso, pardo-oscuro ó amarillo. De las siete variedades que han sido observadas en esta especie, solo una he examinado y es la cultivada en México, bajo el nombre de Chile pasi- lla: * por los caractéres del fruto se acerca notablemente á la v. ceratoides recurbum, en la que, en mi concepto, debe incluirse; mas dicha variedad, estando señalada como de la India Oriental, y presentando por otra parte la nuestra en el referido órgano, caractéres no indicados en la que sirve de tipo, es conveniente añadirle el distintivo de mexicanum. El fruto de ésta es largo y angosto, pues mide de longitud de 12 4 19 cent. y 3 á 4 de lati- tud: tiene la extremidad algo encorvada y está surcado trasversalmente: en la madurez es de color pardo-oscuro y negro cuando se seca: su sabor por lo comun no es muy picante. Sin. €. cordiforme. Mill. Tallo herbáceo, erguido, de 60 á 70 cent. de altura, subpentágono y lampiño. Hojas ovales ú oblongo-acuminadas, de márgen subsimuoso, base ancha y desigual, y con el ápice algo doblado, en- teramente lampiñas: en la cara superior, de un verde oscuro, y en la infe- rior pálidas: el limbo tiene de longitud de 6 4 7 cent. y 3 4 de ancho: el peciolo mide hasta 2 2% cent. Pedúnculos solitarios, subsulcado-angulo- 1 Es la variedad que se cultiva especialmente en la hacienda de Queréndaro, del Es- tado de Michoacan. : 366 LA NATURALEZA sos, lampiños, en la base por lo comun violados y arqueado-pendientes; los que llevan los frutos, lustrosos. Cáliz superiormente subdilatado y subtrun- cado, penta-exágono, rugoso, econ los dientes cortos, obtusos y engrosados en el ápice. Corola de un amarillo ocráceo ó de un blanco sucio, algunas veces con manchas violetas: generalmente quinquífida, de lacinias ovales y subacuminadas, encorvadas en el vértice; anteras moreno-rojizas, filetes y estilo blancos, estigma amarillo. Baya ovado-cordiforme, bi ó trilocular, de un rojo intenso, pardo-oscuro ó6 amarillo; ceñida por el cáliz muy am- plificado y membranoso en el márgen. En esta especie está incluida la variedad subsulcatum, á la cual se aproxi- ma la cultivada en México con el nombre de Chale ancho, * llamada así por los caractéres del fruto: es ovado-oblongo, subcordiforme, ligeramente sur- cado, de 8 á 11 cent. de largo, y de 4 á 6 de ancho, de un hermoso rojo subido en la madurez, el que conserva, aunque muy oscuro, cuando se le seca con ciertas precauciones. Por las diferencias que existen entre sus caractéres y los de la variedad típica, y queriendo evitar por otra parte la formacion de una nueva, le agrego simplemente el sobrenombre de mexicanum, como hice con la de la especie anterior. Ademas de esta variedad, se cultiva en el país otra muy distinta, que de- be sin duda referirse á esta especie, y que tampoco está incluida en las des- eritas en el «Podromus» del Prof. de Candolle, que son fuera de la referida: la v. subangulosum, majus, minus, oliwvaeforme y globosum. Se le da el nombre de Chile mulato, * y es bastante apreciado por el sa- bor poco picante y aun dulce de sus frutos: el color de sus hojas es mas subido que el de las dos variedades descritas: el peciolo y el limbo son tam- bien mas desarrollados: el primero tiene de 3% á4 cent. de longitud, el segundo de 8 á 9 de largo y 4% á 5 de ancho: la corola, manchada por lo comun de violeta. El fruto es alargado, ovado-oblongo, apénas cordi- forme, algo surcado, de 11 á 13 cent. de largo y de 3 ¿43 2% de ancho, de color pardo-oscuro en la madurez y negro cuando se seca: por su sabor ya indicado se asemeja al C. dulce. Este conjunto de caractéres, distintos de los que presenta la especie típica, autorizan á establecer con esta planta una nueva variedad, ya que no una especie; sirviéndome para este objeto los caractéres del fruto, así como se 1 Se cultiva esta variedad especialmente en la hacienda del Jaral, Estado de San Luis Potosí. 2 Es la variedad que se cultiva especialmente en una parte del Estado de Puebla; su fruto en el estado verde es llamado Chile poblano; este nombre se aplica tambien en igual caso al de la variedad anterior. LA NATURALEZA. 367 ha verificado en los demas, y siendo la coloracion de este órgano el más no- table de entre ellos, ereo llamarla con propiedad v. fuscus. Sin. e. Dulce, s. americanum, s. tomatiforme, de varios autores; vulg. Chile valenciano. Tallo subleñoso, erguido, grueso, ramoso, ligeramente surcado, con líneas longitudinales, amarillo-verdoso, de 60 cent. de altura por término medio: los ramos dicotomos y herbáceos. Hojas grandes de 10 á 13 cent. de largo, incluso el peciolo, de 5 á 6 de ancho, ovales y acumi- nadas, subenteras, subescabrosas, aunque no siempre; de nervios salientes en la cara inferior y pálidos. Pedúnculos solitarios, gruesos, encorvados, subleñosos, de 2 á 3 cent. de largo y 5 á8 mil. de diámetro: corola y de- mas órganos de la flor como en las especies anteriores. Baya muy desarro- llada, globosa, boselada, cubierta de surcos, roja, de 7 á 12 cent. en su mayor diámetro y aun más: dulce. En algunas de las especies del género de que me ocupo, sucede, como en todas las plantas que han pasado al dominio de la agricultura, que sus ca- ractéres botánicos se alejan mas y mas de los que presenta el tipo primitivo; esto se comprende, pues ademas de los cambios que se verifican por el cul- tivo en las variadas formas de los vegetales, el hibridismo ejerce igualmente su poderosa influencia en todos aquellos, que siendo del mismo género, na- turalmente ó de intento, están colocados en relaciones inmediatas. Le es ciertamente muy difícil al botánico clasificador referir un vegetal que se en- cuentra en esa categoría á su respectiva especie; muchas veces las modifica- ciones son tan solidas y radicales, que es imposible identificarlo con la cepa de donde proviene. Esto, en mi concepto, ha sucedido con las especies que he descrito, cuya verdadera patria ha sido vagamente indicada, habien- do sido quizá establecidas ellas mismas sobre tipos cultivados é híbridos. Por lo que toca á los frutos, diré que no es posible comprenderlos en una sola descripcion, pnes ofrecen cambios notables en cuanto á su forma, co- lor y tamaño, no solo de un vegetal á otro de la misma variedad, sino tambien entre los que produce cada individuo. CLIMA QUE LE CONVIENE.—La altura, la latitud, la humedad y otras causas locales, constituyen los climas, que modifican de una manera muy notable la vegetacion propia de cada terreno. Cada vegetal tiene asignados ciertos límites que no puede traspasar sin perecer, ó al ménos sin alterar su constitucion y disminuir visiblemente sus productos. El organismo propio de cada planta, hace que no prospere sino en aquellos lugares en donde en- cuentra los elementos favorables á su desarrollo: si se pasa de un lugar á otro, cuya situacion topográfica y demas circunstancias locales sean diversas, la vegetacion cambia, unas especies reemplazan á otras; la viña y el olivo 368 LA NATURALEZA son sustituidos por los frutos tropicales; la vainilla, el café, el algodon ar- bóreo, el añil, por el rústico encino, el aile * y los pinos resinosos. Este equilibrio natural, esta distribucion desigual de los vegetales sobre la superficie del globo, no es arbitraria; está subordinada, como dice M. Jus- sieu, á causas complicadas; las unas físicas que dependen de su naturaleza y de los agentes que los rodean, las otras ocultas y que entran en el miste- rio del orígen de los séres. El capsicum puede cultivarse en climas muy variados; pero el que de preferencia le conviene es un clima templado y húmedo. Desde su germi- nacion hasta la floracion necesita una temperatura média de 15% 10 cent., y de 18% 33 cent. al partir de aquella hasta la completa madurez del fruto. Algunas especies precoces pueden crecer y desarrollarse en localidades donde las tardías apénas llegarian á su floracion, ó darian un mezquino producto, quiza inferior á los fuertes gastos emprendidos en su cultivo; así es que, desde las regiones frias, á medida que la temperatura aumenta y la atmós- fera es mas húmeda, el éxito de la plantacion es más seguro, la cosecha más abundante, la calidad de los frutos más estimada, y mayor el número de cortes que se da á cada mata. En una palabra, todo contribuye á desvanecer los temores que el cultivador de las tierras frias abriga, de ver desaparecer en pocas horas, á consecuencia de una helada temprana ó un cambio repen- tino de temperatura, su trabajo y sus esperanzas. Los lugares cubiertos de bosques y sombríos deben desecharse como im- propios para su cultivo. Una exposicion alS. ó al S. E. siempre que se pue- da, deberá preferirse á cualquiera otra. Por desgracia, en nuestro país aun no están determinadas las regiones agrícolas, y como consecuencia precisa, no se puede determinar en qué lími- tes está comprendida cada planta; pero es sabido que el perfecto crecimiento de ciertos vegetales, así como la presencia de otros, pueden servir de datos para conocer si un lugar es á propósito para tal ó cual cultivo: aprovechando esta regla, podré decir aproximadamente, que donde se desarrollen con vi- gor la viña y el olivo, puede tambien vegetar el chile. TERRENO QUE LE ES FAVORABLE.—El suelo es el medio en que los vegetales se fijan por sus raíces, deteniéndose contra el impulso de los vien- tos, absorbiendo las sustancias orgánicas é inorgánicas, que disueltas en el agua pura, ó cargada de ácido carbónico, pasan libremente por los espon- giolos de la raíz para entrar en el torrente de la circulacion. La diversidad de rocas que forman la corteza sólida del globo, modifica- 1 Arbol del género Alnus, de la familia de las Betuláceas. LA NATURALEZA 369 das constantemente por el aire y el agua, son desagregadas en partículas, que arrastradas por los mismos agentes, dan orígen á la formacion de los suelos arables, y estos suelos son tan diversos en su composicion, como lo son las rocas mismas de donde provienen; así es que, no es extraño encon- trar á cada paso una vegetacion característica, que variando con los compo- nentes del terreno, pueda servir, como de hecho ha servido, á los agróno- mos, para clasificar un terreno, sin otro dato que el de la vegetacion que espontáneamente los cubre. El chile no requiere para su desarrollo un terreno especial, pues se le ve crecer y fructificar en los más variados; sin embargo, lo mismo que otros vegetales, tiene predileccion por algunos. Las tierras sustanciales y profundas, las vírgenes ó nuevamente desmon- tadas, las de consistencia media arcillo-arenosas, son las que mas le convie- nen; las arcillosas tenaces y consistentes, ademas de lo costoso y difícil de su preparacion, son poco permeables á los agentes atmosféricos que tan po- derosamente contribuyen al desarrollo de la planta; saturadas de agua, la conservan por mucho tiempo, desorganizando sus raíces: por otra parte, en la estacion primaveral, una vez evaporada, se contraen descubriéndolas en unas partes y estrangulándolas en otras, ó al ménos comprimiendo sus va- sos é impidiendo la fácil circulacion de la sávia. Las tierras siliceosas. faci- litan las labores; pero como sus partes tienen poca coherencia, necesitan la- bores duplicadas para impedir el descalce de las raíces, su permeabilidad y porosidad, facilitan la absorcion y penetracion del agua y de los agentes at- mosféricos, que una vez en la tierra, se desprenden con la misma facilidad que han penetrado. Ademas, estos terrenos, por lo general estériles, exigen el auxilio de los abonos y una gran cantidad de agua disponible para dar oportunamente los riegos cada vez que la sementera los reclame. Por estos inconvenientes, tanto estos terrenos como los anteriores, se deben desechar cuando con economía se puedan preparar otros, mezclando los elementos arcilla y arena de manera que se establezca un equilibrio, modificando las propiedades de la una con las de la otra. COMPOSICIÓN QUIMICA.—Segun Braconnot, el fruto del Capsicum an- num contiene en 100 partes las sustancias siguientes: Materia feculenta. 91150 Aceite acre . A E UA a NES) Materia cerosa unida á un principio colorante rojo. 0 9 Materia gomosa de naturaleza particular. . 6.0 Materia animalizada. emite 50 Citrato de potasa... . » 60 Bagazo agotado. . IAS Muriato de potasa ) Fosfato de potasa y . Pérdida. ..... j Qu a 47 370 LA NATURALEZA “Segun el mismo autor, el principio acre del chile es un aceite fluido de un rojo moreño y de una excesiva acritud. Este aceite acre tiene el carácter de los aceites fijos; pero se asemeja á los volátiles por su solubilidad en el agua: en efecto, despues de haber sido lavado un gran número de veces con ella, adquiere este líquido un sabor quemante y la materia aceitosa desapa- rece. Al fuego se quema esparciendo un vapor que afecta el pecho y oca= siona la tos. Vuchole, Braconnot, Landerer y Witting han ereido que el principio ac- tivo del chile, que el segundo llamó Capsicina, era una resina blanda que obtenian tratándolo por el alcohol, evaporándolo, tratando el residuo por el éter, evaporando este último y recogiendo el producto. El Dr. Emilio Felletar ha repetido las experiencias de los autores citados y ejecutado otros trabajos que le son propios, en busca del principio activo que sospechó no ser la resina ya citada. Hé aquí cómo procedió, y el resul- tado obtenido, que prueba de una manera evidente que el chile contiene un principio alcaloide volátil. Despues de desecado el chile, se hace un polvo grueso y se pone á hervir en agua acidulada con el ácido sulfúrico, por un cuarto de hora; pasado este tiempo, se pone el todo en una retorta, se le agrega lejía de potasa y se des- tila. El destilado presenta una reaccion alcalina, y tiene un olor embriagan= te muy parecido al de la conicina. Este destilado se neutraliza con el ácido sulfúrico; se evapora hasta la sequedad, el residuo se trata con el' alcohol absoluto, la solucion alcohólica se evapora tambien hasta la sequedad, el re- siduo se trata por una lejía de sosa y ésta por el éter, moviéndola fuerte- mente. Separado el éter por decantacion, se le pone en una retorta y se le destila en una corriente de hidrógeno: el éter arrastra consigo un áleali vo- látil semejante á la conicina, pues manifiesta por el papel reactivo la reac= cion de los álcalis y neutralizado con unas gotas de ácido clorohídrico se evapora el éter y deja por residuo unos cristales que son el clorohidrato de la capsicina. Higdenreich ha demostrado que la resina de Braconnot y demas autores citados, es una sustancia complexa que tratándola por el alcohol, el subace- tato de plomo y el ácido sulfohídrico, evaporándola y tratándola despues por el mismo vehículo, se llega á separar en dos aceites de diferente solubilidad, que tienen el sabor del chile: de paso debe hacerse notar que en el proce- dimiento de Felletar, despues de separado el álcali volátil por medio del éter y la corriente de hidrógeno, queda en la retorta un aceite como el de Higdenreich. Las cenizas de los tallos y hojas del Capsicum cordiforme, analizadas LA NATURALEZA 371 en esta Escuela, han dado la composicion siguiente: potasa, sosa, cal, mag- nesia, alúmina y fierro: ácidos sulfúrico, fosfórico y silícico; cloro al estado de cloruro en cantidad notable; azufre en el de sulfuro, proviniendo sin duda de las sustancias albuminosas. LUGAR QUE DEBE OCUPAR EN LA ROTACION.—Antes que la fisio- logía vegetal y la química hubieran arrojado su luminosa antorcha sobre la agricultura, y ántes que ésta hubiera pasado á la categoría de ciencia, se co- nocia la necesidad de alternar las siembras para tener de una manera cons= tante productos abundantes y escogidos; así es que esta práetica no ha sido, efecto de deducciones cientificas, sino consecuencia de la observacion de centenares de años. La supuesta antipatía de las plantas por sus propias sustancias excremen- ticiales, que dejan incapaces de alimentar á individuos de, su misma especie y capaces de nutrir á especies diversas; la. desemejanza de los elementos nu- tritivos en individnos pertenecientes á distintas familias, y otras muchas teo- rías ingeniosas que se han dado para demostrar que una misma planta no puede prosperar económicamente sobre el mismo terreno, cuando se cultiva sin interrupcion y sin abonos capaces de volver á la tierra las sustancias per- didas, vienen en apoyo de lo que la práctica habia indicado desde ántes y. ma- nifiestan la necesidad imperiosa de hacer entrar en rotacion las diversas plan- tas que en la explotacion se cultiven. Perieneciendo el chile á la categoría de las plantas agotantes, como lo indica su composicion química, su permanencia sobre el terreno, no debe pasar de uno ó cuando más de dos años, si se ha plantado en un suelo vír- gen. Coneluido este período, se abandona el terreno á la influencia, de los agentes exteriores un cierto tiempo, para poder emprender de nuevo su cul. tivo; esta especie de rotacion, semejante á la que practicaban desde tiempo inmemorial los griegos y romanos, es la que se sigue en algunas haciendas de la República. Los cereales de invierno y de estío pueden. precederle en la rotacion y las leguminosas seguirle. En la hacienda de esta Escuela siem; pre se ha colocado sin inconveniente despues del maíz; sin embargo de esto, creemos que la fórmula que en ella deberia emplearse para un período de siete años es la que sigue: Primer año, Chile. alas A iZ 4.2 id. Cebada ó trigo. 5. id. Trébol. 6.2 id... Maíz. 7.2 id. Barbecho. SAS LA NATURALEZA 'Al fin de este periodo habrá concluido una primera rotacion y comenzará otra si se quiere proseguir. Se comprenderá desde luego que esta fórmula no es general, pues su de- terminacion depende de multitud de causas, y por consiguiente, debe variar segun las circunstancias locales en que la finca se encuentre. MEJORADORES Y ABONOS.—Aun cuando se ha dicho que las tierras de consistencia média son las más ventajosas para el cultivo del chile, suce- de con frecuencia que no se encuentran de esta clase, y en tal caso, ántes de proceder al plantío, se mejoran los terrenos siempre que los elemen= tos mejorantes se obtengan á precio moderado, ó más bien que las utilida- des de la cosecha compensen los gastos emprendidos. | Si la tierra es arcillosa, algunas carretadas de arena mezcladas perfecta- mente por medio de una ó varias labores bastan para destruir su cohesion y modificar sus propiedades. La operacion conocida con el nombre de quema conduce á resultados idénticos, quizá más económicos que por el medio an- terior: obra de dos maneras, modificando sus propiedades tanto físicas como químicas. La arcilla, sustancia compacta, húmeda y fria, se trasforma bajo la influencia del calor en una sustancia movediza, seca y caliente, que mez- clada con la tierra tenaz, la vuelve favorable á la vegetacion, por hacerla accesible á los agentes meteorológicos. Los elementos constituyentes de la arcilla, están en su estado natural ín- timamente asociados; son enteramente insolubles y no son de ninguna utili- dad para el desarrollo de las plantas; pero por una calcinacion moderada se efectúa una operacion importante en el estado íntimo del cuerpo arcilloso, que es un compuesto de silicato de alúmina, fierro, magnesia, potasa y S0- sa en proporciones variables. Bajo la influencia del calor, las bases y el áci- do pierden su afinidad recíproca; por otra parte, una porcion de la sílice se aisla al estado gelatinoso, y de esta manera es absorbida por las plantas: ademas, la alúmina, y sobre todo, las bases alcalinas y la magnesia despren- didas de su primera combinacion, están en el estado más á propósito para ser asimiladas por los vegetales y contribuir al aumento de las cosechas. En Inglaterra se quema ó calcina la arcilla para convertirla en un podero- so mejorador de las tierras aluminosas. El medio consiste en abrir una zanja y colocar en el centro leña, basura ó cualquiera otra materia combustible de poco valor, y formar con los terrones extraidos una bóveda que tenga dos aberturas, una en su parte superior para la salida del humo, y otra en su parte inferior para introducir el combustible. Cuando se ha encendido esta especie de horno y está en activa combustion, se tapan dichas aberturas. El calor debe ser lento y sufocado, de manera que produzca una materia car- LA NATURALEZA 373 bonosa, á fin de que el ollin, el humo y todos los productos gaseosos que resulten de esta combustion incompleta se fijen en la masa terrosa: se reco- noce que la operacion ha sido bien hecha por el color de las cenizas que de- ben ser morenas ó negruzcas, por la presencia de partículas carbonosas. Terminada la combustion, se dejan enfriar los terrones, despues se pulveri- zan y se mezclan con el resto de la tierra. La arcilla debe ser quemada hú- meda; seca, se endurece por el fuego y forma una especie de ladrillo que es difícil pulverizar, miéntras que húmeda, se trasforma por la combustion en terrones porosos fáciles de reducir á polvo. Si la tierra es arenosa, los enlames y las labores profundas que llevan una parte del subsuelo á la superficie, con tal que esté á corta profundidad y sea de naturaleza arcillosa, bastan igualmente para mejorar el terreno que se destine al plantío. La composicion química del chile manifiesta desde luego la naturaleza de los abonos que le convienen. Todas las sustancias azoadas, ricas en pota- sa y sosa, en sulfatos, silicatos, fosfatos y cloruros alcalinos y terrosos, de- ben utilizarse. Los estiércoles de establo, el abono verde, el abono flamen- co, que se prepara con excrementos humanos, y los compuestos análogos, pueden igualmente emplearse con ventaja: sin embargo, la experiencia ha enseñado que la calidad de los frutos disminuye, y aun las plantas mismas se marchitan cuando inmediatamente despues de estercolado un campo se utiliza, y para evitarlo se reparten los abonos anualmente á medida que se alternan las siembras, suspendiéndolos cuando en la rotacion falte uno ó dos años al turno de esta planta. El elemento calcáreo, siempre que despues de un prévio exámen de la tierra se observe que falta, se deberá poner en pequeñas cantidades mezcla- do con los mejoradores ó los abonos. ELECCION Y PREPARACION DEL TERRENO PARA LA FORMACION DE LAS ALMACIGAS.—El lugar consagrado al cuidado y multiplicacion de las especies vegetales en las primeras fases de su vida y ántes de ser plantadas radicalmente en el terreno que debe sustentarlas en lo sucesivo, constituye lo que se llama una almáciga. | No todos los terrenos son igualmente aptos para formarlas, pues siendo tan variables en su composicion, sus propiedades físicas y químicas varian tambien con la naturaleza de sus componentes: los mejores son aquellos que dejándose penetrar fácilmente por los agentes atmosféricos, facilitan la ger- minacion de las semillas. Las tierras francas, cuyos componentes están reunidos en proporciones convenientes, son permeables al aire, conservan una temperatura casi cons- 374 LA NATURALEZA tante y una cierta dósis de humedad, por lo que se prefieren para su forma- cion, Determinado el lugar, se procede á su preparacion: de la: segunda quincena de Octubre á la primera de Noviembre á más tardar, despues de, haber señalado como operacion preliminar la superficie. del terreno que hay de servir de huerto, se da una ó varias labores de desentrañamiento usando instrumentos de mano ó atalajados, segun sea su extension. A estas labores siguen otras no ménos importantes, cuyo objeto es limpiar y pulverizar el terreno, sirviéndose para esto de rastras, rodillos ó simplemente de instru-, mentos de pequeño cultivo. Es de la mayor importancia que el terreno, que se destine para las almácigas quede perfectamente preparado, pues la planta exige, más bien que la naturaleza del terreno, una preparacion perfecta y una extremada limpieza. FORMACION DE LAS ALMACIGAS Y ELECCION DE LAS SEMILLAS. —Preparado como se ha dicho el terreno, se procede á la formacion de los cajetes. La primera operacion consiste en nivelarlo si presenta oquedades ú ondulaciones ligeras, usando la pala de caballo ú otro medio mecánico; en seguida por los límites del terreno se tiende una cinta ó cordel, y sobre éste: se van tomando distancias de un metro ó de una vara, que se señalan con estacas, y por cada una de éstas se tira 4 lo largo del terreno una serie de líneas, que deben resultar paralelas si en el lado opuesto se ha hecho la mis- ma division. Para trazar estas líneas, si la extension es pequeña, no hay ne- cesidad de arado; basta unir con un cordel las estacas opuestas correspon- dientes y rayar en su direccion con un almocafre, estaca ú otro instrumento capaz de dejar su impresion sobre la tierra; pero si la distancia que las sepa- ra es mayor, como generalmente sucede cuando se destina, para plantar grandes extensiones, el trazo de las líneas se hace con un instrumento, llas mado rayador, ó con el arado mismo. Concluida esta operacion, se toma el espacio comprendido entre la primera y segunda líneas, y á lo largo de ellas se pasa el metro ó la vara segun haya sido la unidad que al principio se adoptó, uniendo los diversos puntos con un ligero borde hecho de tierra (con el rastrillo, la pala ó el azadon), de manera que el espacio comprendido entre las dos lineas resulte formado por una reunion de cortas extensiones íntimamente unidas, cuya superficie será un metro ó una vara cuadrada; á cada una de ellas llaman los prácticos cajetes, que como se ve no son más que una almáciga pequeña. El espacio comprendido entre la segunda y ter- cera líneas, se destina para andador de los trabajadores que constantemente cuidan de los cajetes; despues se pasa al espacio formado por la, tercera y cuarta líneas, procediendo como al principio y cuidando que los andadores alternen con las hileras de cajetes. LA NATURALEZA 375 Antes de practicar la siembra, se procede á la eleccion y separacion de las semillas, que puestas en condiciones favorables, deben reproducir indi- viduos semejantes á aquellos que les han dado orígen; las mejores son las que provienen de frutos perfectamente maduros, bien conformados y que conserven el mayor número posible de caractéres de la variedad '4 que per- tenecen. Para separar las semillas del fruto, se abre éste con un instrumen- to cortante, y una vez hecha la incision longitudinal, se voltea por el reves, dejando caer las semillas y las placentas á que están adheridas. Debe tener- se escrupuloso cuidado en que no se reunan especies diferentes, pues esta precaución, como despues se verá, disminuye notablemente los gastos de cultivo. Reunida de este modo cuanta cantidad de semilla se desée, se es- cogen de las diversas clases que se tengan, unas cuantas de lo mejor desar- rolladas, y se siembran aisladamente en las huertas ó jardines para conser- var las variedades; el resto se guarda en trastos rotulados en un lugar seco y ventilado hasta la época de la siembra; pero como no siempre es posible sembrar poco tiempo despues de recogida la semilla, es muy fácil que se altere, particularmente cuando no se ha recogido y colocado en buenas con- diciones, y para impedir esto, se superponen en una vasija cualquiera capas alternadas de semilla y de arena fina perfectamente seca. El número de cajetes que se debe formar y la cantidad de semilla que consumen, depende de la buena calidad de ésta y de la extension que se quiera dar al cultivo; de manera que, suponiendo conocida la superficie y escogida la semilla, una simple proporcion establecida con los datos siguien- tes, da á conocer las incógnitas. Doscientas once almácigas de un metro cuadrado de superficie contienen planta suficiente para una extensión de 3 héctaras 57 aras: con una almáciga de una héctara se pueden trasplantar 169 héctaras 19 aras: respecto de la cantidad de semilla, cuatro cuartillos y medio bastan para sembrar cien al- mácigas de un metro cuadra do, que á la vez dan planta para una héctara 69 aras próximamente. Aun cuando estos son los datos prácticos que se emplean para determinar exactamente, conocida la extension, el número de cajetes que se deben cul- tivar, en la práctica se acostumbra aumentarlos un poco para compensar de este modo los destrozos ocasionados por las ratas, los insectos y otras mu- chas plagas que asuelan á la agricultura. SIEMBRA .—Esta operacion se practica generalmente de la segunda quin- cena de Noviembre á la primera de Diciembre; pero en realidad no se puede determinar de una manera general el momento oportuno, pues hay locali- dades en donde la temperatura mas elevada y la atmósfera mas húmeda 376 LA NATURALEZA permiten retardar la siembra; en otras, en que pasa lo contrario, se necesita apresurarla. Para sembrar, se toman puñados de la cantidad pesada ó medida de se- milla y se esparce en cada uno de los cajetes, procurando que no caiga. la semilla aglomerada y sí que quede regada con la mayor regularidad posible; esto se consigue mezclándola con arena ó con polvo de yeso finamente mo=- lido. Para cubrir la semilla, se emplea el rastrillo ó se cierne en un ayate, sobre cada cajete, tierra desmenuzada, mezclada con mantillo y estiércol consumido, haciendo de manera que la capa que la cubra no tenga mas de dos ó tres milímetros de espesor, que es la profundidad mayor á que debe enterrarse para que germine con facilidad: prescindiendo de la forma, tama= ño y exigencias especiales de esta semilla, es bien sabido que cierto grado de calor, de humedad, y la presencia del aire que lleva el oxígeno, son in- dispensables para el desarrollo de la gémula y la radícula, y que cuando al- guno de estos agentes falta, la vida permanece estacionaria. Inmediatamen- te despues de cubierta la semilla, se riega y se le pone un abrigo formado de zacate, rastrojo de maíz, paja ó cualquiera otro cuerpo mal conductor que la preserve de un abatimiento considerable de temperatura. Aun cuando al- gunos creen que puede sin inconveniente emplearse la semilla de uno ó dos años, es conveniente, siempre que se pueda, no sembrar sino la de la última cosecha, particularmente cuando no se ha tenido cuidado de superponerla en capas alternadas de arena, como se ha dicho, y en caso de duda, ántes de usarse es prudente ensayarla para ver si aun conserva su propiedad germi- nativa. Para esto, siguiendo el método de los Sres. Girardin y Dubreuil, se pone una capa de algodon ó una esponja en una probeta que contenga agua hasta la mitad, se colocan sobre el algodon las semillas, y se tiene la probe- ta en un lugar en donde el agua pueda mantenerse tibia (4 una temperatura de 20% á 25? cent.); las semillas buenas no dilatan en germinar, y contando aquellas que han nacido y las que han permanecido inertes, se puede juzgar del valor del conjunto. Cuando el número de semillas germinadas es menor ó igual al de semillas inertes, se debe desechar y no emplearla sino en caso de necesidad, ponien- do una cantidad doble de aquella que deberia ponerse si estuviera en buenas condiciones. Por último, cuando se quiera acelerar la germinacion ó aumen- tar el número de probabilidades de ésta en la semilla vieja, se deberá tratar por el agua clorada que tan enérgicamente la favorece, segun el resultado de las observaciones del baron de Humboldt. La accion del cloro es de tal manera manifiesta, que segun M. Boussingault, se ejerce aun sobre las. se- millas antiguas que no germinan cuando se les coloca en condiciones ordi= LA NATURALEZA 377 narias; y segun el mismo, en los jardines botánicos de Berlin, de Postdam y de Viena, se ha sacado partido de esta propiedad del cloro, haciendo ger- minar los granos viejos, sobre los cuales todos los ensayos posibles de ger- minacion habian sido infructuosos. M. Otto, de Berlin, con el mismo objeto ha propuesto tratar las semillas por una solucion saturada de ácido oxálico en la proporcion de seis gotas por pinta (0, lit. 9305) de agua: M. Hamilton recomienda lavar las semillas con agua que contenga una pequeña cantidad de potasa. CONSERVACION Y CUIDADO DE LAS ALMACIGAS.—Inmediatamen- te despues de concluida la siembra, para acelerar la germinacion de las se- millas, se echa en cada uno de los cajetes, sirviéndose de una regadera, la cantidad de agua suficiente para mantener la humedad de la tierra; se deja en este estado hasta pasados veinte ó veinticinco dias, época en la cual se examinan escrupulosamente todas las almácigas, levantando por uno de sus lados la capa de zacate que las cubre, para ver si la planta ha nacido ó per- manece enterrada; en este caso, se investiga la causa del retardo, que por lo regular proviene de la falta de humedad, ó de la formacion de una costra cuando la tierra es muy arcillosa; lo primero se remedia regando, y lo se- gundo, raspando su superficie con una lámina de fierro. Cuando la planta ha nacido, se quita el abrigo que la cubre, y se limpia perfectamente la su- perficie del cajete, separando todas las basuras que hubiere, arrancando las yerbas extrañas y destruyendo los insectos abrigados en ellas, despues de lo cual, se riega y pone solamente la cantidad de zacate necesaria para facilitar la circulacion del aire y atenuar la intensidad de los rayos solares. Ocho dias despues de esta operacion, se volverán á regar, limpiar y entresacar las almácigas, quitando las plantas mas cercanas que se estorben en su creci- miento, volviéndolas á cubrir con una cantidad insignificante de zacate. Ca- da una de estas operaciones se llama arral y se ejecuta con más ó ménos frecuencia segun el estado de las plantas. Desde que se practica esta primera operacion, ó como vulgarmente se di- ce, desde que se da el primer arral, hay necesidad de cubrir durante las no- ches los cajetes con unos abrigos llamados tapaderas, formados de paja ó tu- le, que al principio se colocan directamente sobre los bordes de la almáciga y despues sobre arcos de varas, á medida que las plantas se desarrollan. Durante el dia permanecen descubiertas hasta la conclusion de la tarde ó la media noche, hora en la cual se cubren para prevenir el efecto de la irradia- cion nocturna. Luego que la planta ha llegado á la altura de 0,06 á 07,08, se acelera su crecimiento escardando, esto es, aumentando el espesor de la capa en 48 378 LA NATURALEZA que vegeta. Esta operacion se ejecuta con facilidad desmenuzando tierra ve- getal y esparciéndola sobre la superficie del cajete. A falta de mantillo pue- de emplearse un compuesto formado de partes iguales de tierra y estiércol de caballo perfectamente consumido. Despues de la escarda, los últimos cui- dados consisten en vigilar las almácigas, teniendo cuidado de cubrirlas en las noches y en seguir regando siempre que se observe sequedad, hasta que la planta, habiendo llegado á una altura conveniente, pueda trasplantarse, que es cuando tiene de seis á ocho hojas. PREPARACION DEL TERRENO PARA EL TRASPLANTE.—Para que una planta prospere convenientemente sobre un terreno dado, es preciso que todas sus raices puedan extenderse libremente en busca de los principios ali- menticios que á su derredor se encuentran. Todas las especies del género Capsicum están provistas de una raíz principal bastante larga, y de un gran número de raíces secundarias igualmente desarrolladas, así es que todas exi- gen un terreno profundo y movedizo. Tres labores cuando ménos deben darse ántes del plantío; la primera, á la conclusion del otoño ó durante el invierno, cuando la tierra conserva cierta dósis de humedad que facilita la penetracion del arado y pone las bandas de tierra desprendidas á la ac- cion benéfica de los agentes atmosféricos; la segunda, siguiendo una direc- cion perpendicular á la primera, se efectúa generalmente pasado el invier- no, luego que comienzan á nacer las yerbas inútiles que infestan los campos, y por último, una tercera poco tiempo ántes del plantío. Si á pesar de esto la tierra no queda preparada como se ha dicho, se emplean rastras que completan la labor dividiendo la tierra y quitando las raíces penetrantes de las yerbas vivaces. Otras veces en lugar de emplear las rastras, hay más conveniencia en servirse de rodillos, extirpadores, escarificadores y otros instrumentos de que el arte agrícola dispone. Preparado el terreno y conocida su pendiente, se abren los machos ó ca- nales que han de conducir el agua para los riegos, las zanjas de escurri- miento, los fosos y todos aquellos conductos por donde pueda desaguarse la tabla. Esta precaucion es indispensable cuando el terreno está expuesto á inundaciones periódicas, ó cuando las lluvias son muy abundantes. Para de- jarlo preparado, se trazan los surcos con un arado de doble vertedera. La distancia á que se colocan uno de otro es de 07,80 á 07,90, y la altura es variable, pues depende de la mayor ó menor humedad; pero en todos casos una elevacion de 0,7 20 6 0,2 30 es suficiente. Se concluye por regar dos 6 tres dias ántes del trasplante, de manera que el terreno quede perfectamen- te empapado, para que al efectuar esta delicada operacion no se sequen las matas por falta de humedad. LA NATURALEZA 379 TRASPLANTE.—Pasado el invierno y en los primeros dias del mes de Marzo, si no se teme una helada tardía, se emprende el plantío, empe- zando por expulsar el agua que hubiere permanecido estancada en el terreno; la víspera, ó algunas horas ántes de practicar esta operacion, se riegan los cajetes, de los que se han de separar las primeras plantas. Cuando es una sola la especie cultivada, se toman indistintamente plantas de cualquiera de las al- _Inácigas, comenzando siempre por las mas desarrolladas y dejando al último las ménos; pero cuando son varias especies las cultivadas, no se deberá se- guir con otra especie sin haber concluido con la primera, particularmente si en una misma sementera se colocan todas, poniendo unas á continuacion de las otras. La aplicacion de esta regla, puramente económica, evita que al cosechar reuna el peon especies distintas que despues hay necesidad de se- parar con un aumento en el costo, que grava inútilmente su cultivo. Separada la planta y lavadas sus raíces, se van colocando en unos canas- tos tapizados interiormente por un trapo húmedo, hasta que estos se hayan llenado, despues de lo cual se cubren con las extremidades del lienzo y se llevan al lugar del trasplante. Conducidos los canastos al terreno, se reparte la planta á los trabajadores, y cada uno se encarga de un surco, colocándola con regularidad á la distancia de 0"50 á 0760, segun sea la feracidad de la tierra. La operacion material la ejecuta el peon tomando un puñado con la mano izquierda y con la derecha un plantador de madera, que á la vez que lo introduce en la tierra, desprende con los dedos pulgar é índice de la mano izquierda una, dos ó tres plantas, segun sea su tamaño, y las coloca en la oquedad, volviendo á introducir el plantador un poco oblícuo, dando un li- gero golpe á su parte superior: al pasar á la mata siguiente, deja apoyado su talon en el último agujero para destruir todos los vacíos, prosiguiendo así hasta la conclusion del surco. Durante esta operacion los muchachos y las mujeres distribuyen la planta á los trabajadores á medida que la con- sumen. Hay circunstancias en las cuales es preciso violentar esta operacion, y en- tónces, despues de preparado el terreno, se extrae la planta de los cajetes y se conduce con las mismas precauciones dichas. En seguida los muchachos la toman por manojos, y caminando en la direccion del surco, van dejando caer á un lado de éste, á la distancia convenida, dos ó tres, que los trabajado- res que los siguen las plantan, tomándolas con la mano izquierda, haciendo una oquedad con la derecha, introduciéndolas y cubriéndolas perfectamente; terminando por apretar la tierra con el pié ántes de pasar á la mata siguien- te. Despues de concluido el plantío, se riega, sacando el agua cuando se haya humedecido la tierra, y reemplazando las matas que no hubieren pren- 380 LA NATURALEZA dido, lo cual se conoce cuatro ó cinco dias despues de terminado el tras- plante. Se puede tambien acelerar esta operacion empleando el arado. Cuando se usa este instrumento, despues de abierto un primer surco, se disponen las plantas contra la banda de tierra desprendida, teniendo cuidado de espaciar- las convenientemente. El paso de otro arado que viene detrás las cubre, y no hay entónces mas que pisar la tierra con el pié cerca de la raíz y desta- par las plantas que hayan sido enteramente cubiertas. Este último procedimiento, á pesar de la gran ventaja que presenta su rá- pida ejecucion, no es tan perfecto como los anteriores, y en consecuencia, siempre que se disponga de tiempo y operarios, deberá preferirse el primero como mas seguro. CONSERVACION DE LA SEMENTERA.—A los ocho ó diez dias des- pues de traspuesta la planta, luego que ésta se ha fijado sobre el terreno, desarrollando nuevas raíces y recobrando todo su vigor, se da el primer be- neficio, que consiste en la destruccion de las yerbas advenedizas que empie- zan á salir creciendo rápidamente, y que interponiéndose le disputan el lu-. gar y la nutricion. Este primer beneficio se hace arrancándolas á mano, cor- tándolas con el azadon ó con la azada de caballo, que es un instrumento muy variado en su construccion, pero que se compone esencialmente de un timon de madera provisto de dos ramas del mismo material, articuladas en su parte média y dispuestas de manera que puedan acercarse ó alejarse por medio de un tornillo sin fin, de una corredera de fierro ó por cualquier otro meca- nismo. Cada una de estas ramas lleva cuatro rejas ó cuchillos dispuestos ho- rizontalmente, que se pueden separar voluntariamente para adaptarlos al ancho de los surcos ó de las líneas. Este útil instrumento, aunque muy poco conocido en nuestras explotaciones, deberia introducirse en todas por em- plearse en muchos cultivos, reuniendo á la economía de su trabajo la velo- cidad con que funciona. El segundo beneficio, llamado escarda, se da cuando la planta ha macolla- do, ramificándose. Para esta labor se emplea de preferencia el arado tirado por bueyes, tanto por la regularidad de la marcha como por evitar que el golpe de los balancines destroce muchas matas, como sucede cuando se ata- lajan mulas ó caballos. El arado que se emplée con este objeto debe tener las vertederas unidas, de manera que la labor tenga mas bien por objeto des- truir la vegetacion extraña y profundizar el surco, que no aumentar su espe- sor, favoreciendo el desarrollo de nuevas raíces. Pasados algunos dias, si la tierra comienza á contraerse formando grietas y las matas á marchitarse, es un indicio seguro de que falta humedad: en- LA NATURALEZA 381 tónces se dá un riego que humedezca simplemente la tabla sin inundarla, como en algunas partes se acostumbra. En los dias nublados, en las tardes desde la puesta del sol, se conduce el agua repartiéndola igualmente por to- dos los surcos hasta la media noche, en que se suspende el riego para conti- nuarlo al dia siguiente á la misma hora si fuere necesario. Esta práctica, que parece caprichosa, tiene por objeto favorecer, durante el resto de la noche, la penetracion del agua, y evitar en cuanto sea posible á la mañana siguiente los efectos de una rápida evaporacion. Oreada la tierra se vuelve á escardar con un arado de vertederas amplias que aumenten el es- pesor del surco y faciliten la formacion de un nuevo órden de raices. Los peones que siguen el paso de este arado, provistos de una paleta de madera, van descubriendo las plantas tapadas, rompiendo los grandes terrones, amon- tonando tierra pulverizada á las matas, y siguiendo todas las precauciones que se tienen con el maíz y otras plantas escardadas. Los fuertes calores estivales evaporan rápidamente el agua en el momento de la floracion cuando comienzan á formarse los primeros frutos, y entónces para violentar su crecimiento y favorecer su desarrollo, se da un segundo riego, usando las mismas precauciones que con el anterior. Despues de algu- nos dias se vuelve á dar otra escarda, teniendo eserupuloso cuidado en que el arado ó los bueyes no pisen ó maltraten la planta, que en esta época es muy quebradiza por haber perdido su elasticidad. De este modo se sigue es- cardando y regando siempre que las yerbas invadan el terreno ó que la se- quedad muestre sus efectos. Si la tierra es muy arcillosa, los riegos deben ser ligeros, evitando en todos casos que el agua permanezca estancada, pues ademas de perjudicar al desarrollo de la planta, desorganiza sus raíces y fa- vorece el crecimiento de la mala yerba. La práctica que en algunas partes se sigue de golpear con un mazo á un lado de cada mata cuando se forman grietas, aunque buena, es dilatada y de- masiado costosa, pudiendo sustituirse con riegos y escardas repetidas. COSECHA Y PREPARACION DE LOS FRUTOS.—Cuando el fruto de las primeras flores ha llegado á su perfecto desarrollo, lo que se conoce por un cambio de color, variable en las distintas especies cultivadas, se procede al corte. La completa madurezse anuncia en los chiles pasilla y mulato por un color pardo-café; enel ancho, trompillo * y valenciano por el rojo más ó ménos subido, y en algunas otras especies por uno amarillento; pero todos deben tener un tinte uniforme, sin manchas verdes, negras ó violadas. Disipado el rocío dela mañana, entran los operarios á los surcos escogiendo 1 Esta variedad, que aun no he estudiado botánicamente, corresponde tal yez al €, axi. 382 LA NATURALEZA los frutos maduros que desprenden de sus pedúnculos, torciéndolos ó arrancán- dolos sin producir desgarramientos. Aun cuando esta operacion es un poco dilatada, un hombre ejercitado cosecha cómodamente en diez horas de tra- bajo, de 25 á 30 arrobas. Si el trasplante ha sido hecho en tiempo oportuno, se hacen de tres á eua- tro cortes, siendo el primero en el mes de Agosto, y el último cuando las plantas han sido sorprendidas por la helada, quedando en las matas infinidad de frutos verdes y á medio madurar. En este último corte, provisto el cose- chero de dos ayates terciados en los hombros, va echando á medida que corta, en uno los frutos maduros que hubiere, y en el otro los verdes, de- jando en las matas secas los muy pequeños como inservibles. Cortados los chiles, se conducen en sacos ó costalesá la pasera, que es el sitio destinadopara su preparacion: este lugar debe seramplio, descubierto y distante de los lugares de mucho tránsito en donde se levante gran cantidad de pol- vo; despues de barrido se forman las melgas, que son unos bancos de 1% á 14m 50 de ancho y de una longitud variable, formados de varas cubiertas de zacate, sobre las que se colocan ordenadamente los frutos. Al construirla, se procura darles una exposicion al Sur ó al Este, y una inclinacion suficiente, para que en caso de lluvias escurra el agua con facilidad y salga de la pase= ra por caños formados debajo. Durante la desecacion se voltean los frutos de uno á otro lado, á medida, que pierdan su agua de vegetacion: agotada ésta, se levantan para guardar- los en la troje. Se conoce que han llegado á este estado los chiles pasilla y mulato, cuando su color pardo-café se vuelve negro: su superficie lisa se pone rugosa, debiendo conservar siempre alguna flexibilidad para evitar que se rompan al empacarlos: en los chiles ancho, trompillo y valenciano, el color primitivo simplemente se oscurece, y en lo demás como los anterio- res. Si la desecacion pasa de estos límites, los frutos, además de quebradi- zos, su peso y volúmen disminuye notablemente. Antes de llevar la cosecha á la pasera se hace una primera eleccion, que consiste en quitar los frutos alterados por la humedad, los golpes, las mor- deduras ó piquetes de los pájaros é insectos, y en separar los de primera elase, que están exentos de estos defectos: se dividen estos últimos en dos grupos, uno formado por los frutos blandos y maduros que se colocan in” mediatamente sobre las melgas, y el otro formado por los frutos todavía ver- des que se colocan en montones, cubriéndolos con yerbas para producir una especie de fermentacion que los ablande para llevarlos á la pasera y colocar- los lo mismo que los primeros. Cuatro ócinco dias despues de agrupados los frutos, un aumento de temperatura anuncia la fermentacion, que se inter- LA NATURALEZA 383 rumpe desbaratando los montones y escogiendo los chiles que estén en es- tado de secarse: esto se conoce, si al apretarlos con la mano, conservan la impresion de los dedos; el resto se vuelve á amontonar y cubrir con zacate hasta pasados algunos dias, en que se repite la misma operacion. En algunas haciendas se acostumbra levantar el chile de las melgas con el rocio de la mañana y guardarlo en las trojes ó galeras, cubriéndolo con yer- bas verdes hasta que toma su verdadero color; en otras evitan solo levantar- lo en las horas mas calientes del dia, y lo encierran sin taparlo, despues de asear los jacales y quitarle al chile los pedúnculos leñosos. La preparacion concluye con separar los frutos en varias secciones, cada una de las cuales es una clase, tanto más estimada cuanto mayor ha sido el cuidado que se ha puesto en su formacion. En las primeras clases se colo- can progresivamente los chiles grandes, enteros y bien desarrollados, sin manchas, piquetes, ni mordeduras, y en las últimas los pequeños, rotos y alterados. Estos últimos son conocidos en el comercio con el nombre de sure. EMPAQUE Y RENDIMIENTO.—El medio más expedito para trasportar las grandes cosechas de un lugar á otro, es reducirlas á su menor volúmen, y el empaque reune á esta preciosa cualidad, la de poder conservar los frutos por mucho tiempo en buen estado, precaviéndolos del ataque de sus nume- rosos enemigos. La víspera del dia señalado para esta operacion, se sacan los frutos secos de la troje y se conducen á las eras ó patios dispuestos de antemano. En este lugar, despues de humedecidos, se agrupan formando cubos de un metro de altura, y en seguida se cubren con petates ó yerbas, evitando poner grandes montones. A la mañana siguiente, á la salida del sol, se extiende el fruto, poniendo capas delgadas que se remueven constantemente hasta que pier- da su excesiva humedad y tenga una flexibilidad conveniente. Los prácticos conocenque ha llegado este momento, cogiendounpuñado de chiles y apretán- dolos hasta reducirlos con facilidad á un pequeño volúmen, ó tomando un solo fruto, si al comprimirlo se pega; mas si al soltarlo vuelve á tomar su forma primitiva, dejando oir un ligero ruido al despegarse, es una prueba de que ha llegado á su máximum de elasticidad, que es el momento más á proposi- to para empacarse. Los sacos deben estar ya formados, rociados y dispuestos en el sol para re- cibir el chile. Un hombre se introduce en ellos, y 4 medida que coloca los frutos calientes, los comprime con los piés. Este procedimiento no da una presion suficiente, y podria sustituirse con máquinas semejantes á las que se emplean en los Estados-Unidos para empacar el algodon. Llenos los sacos, se les pone, ántes de cerrarlos, una tapadera del mismo petate de que están 384 LA NATURALEZA formados, y en seguida se cosen y ligan fuertemente con cuerdas. Hechos los tercios, ántes de guardarse en las bodegas, se les pone á secar sobre ban- cos ó vigas, quitándolos del sol cuando al rodarlos suene la semilla. Una héctara cultivada en circunstancias ordinarias produce en cuatro cor- tes 6,741 kilógramos de frutos, que por la desecasion se reducen á 1,662, que es próximamente su cuarta parte. Respecto del producto líquido que se obtiene, como depende del clima, la naturaleza del terreno, la época del tras= plante, la aptitud de los trabajadores, el empleo de las máquinas, la perfec- cion de su cultivo y otra infinidad de circunstancias, para determinarlo de una manera general, se necesitaria un gran número de datos prácticos, de que por desgracia carecemos para tomar términos medios. En algunos puntos de la República, donde se ha cultivado por mucho tiem- po esta planta, por experiencia se asigna cierto valor á cada mata; pero es claro que se puede llegar al mismo fin, conociendo el número de plantas con= tenidas en una extension determinada, así como el costo de su cultivo. La fór- . . s » 7 . . mula siguiente n= tomada de la Topografía del Sr. Covarrúbias, sirve para e encontrar el número de plantas siempre que se conoce la superficie y la equi- distancia, que están representadas por las letras s y e: sustituyendo en lugar de estas letras sus respectivos valores, y combinando el resultado obtenido con el costo que llamarémos c, se tendrá en último análisis la ecuacion =+ que será el valor de cada mata. La aplicacion de estas fórmulas, sirviéndose de resultados medios de va- rios años, puede servir para estimar el producto de las sementeras, sobre to- do cuando se trata de valuaciones. ACCIDENTES Y ENFERMEDADES.—Las heladas tardías de primave- ra, en general, ejercen efectos funestos sobre las plantas, pero especialmen- sobre el Capsicum, siendo la causa, segun la opinion de algunos fisiólogos, la congelacion de la sávia y su natural aumento de volúmen, y como conse- cuencia necesaria de esto, la ruptura de los vasos ó tejidos. La helada es de- bida á la emision de los rayos de calórico hácia el espacio celeste; y en con- secuencia, si se coloca un diafragma que impida la irradiacion ó debilite el en- friamiento, se impiden ó debilitan sus efectos. Siempre que este fenómeno meteorológico se produce, el plantío se destruye, y no queda mas recurso que quitar violentamente las plantas heladas y emprender de nuevo el tras- plante, si la estacion no está muy avanzada. Los abrigos de zacate, puestos en las almácigas para protegerlas de la helada, son impracticables en el cul- tivo en grande; pero es indudable que cualquiera cuerpo que se coloque en- tre la tierra y el espacio celeste, producirá el mismo resultado que aquellos. Por acuerdo de esta Sociedad la Secretaria da las gracias á los Sres. D. Francisco María Moncada y D. Francisco Pimentel, por los datos interesan- tes que con tanto empeño le remitieron sobre el cultivo del chile en las ha- ciendas del Jaral y de Queréndaro, y por la remision que hizo el primero de estos señores socios de las muestras de tierras en que se cultiva, larvas de los insectos que son perjudiciales á este vegetal, y por los bulbos de la plan- ta purgante llamada jicamilla. - AlSr. D. Crescencio García, socio corresponsal en Cotija, por los impor- tantes apuntes que le ha remitido sobre la distribucion geográfica en el Es- tado de Michoacan, de las cantáridas útiles á la medicina, y que él mismo ha experimentado. La Sociedad recibirá con gusto la coleccion que ofrece para completar las descripciones que tiene pendientes la comision de Zoología. Al Sr. D. Santiago Ramirez, socio corresponsal en el Mineral del Oro, por la coleccion de muestras de minerales para el museo de la Sociedad. AlSr. D. José Apolinario Nieto, corresponsal en Córdoba, por un cuader- no que se ocupa de la descripcion de algunos lepidópteros de México, entre ellos el que produce seda en el encino y el guavabo. _———— ---5ÓO SA — CIRCULAR. Esta Sociedad encarga á los señores ingenieros de minas, socios corres- ponsales de ella, se sirvan remitir una coleccion duplicada de muestras mi- nerales de los lugares en que residan, con el objeto de ayudar al Museo Na- cional en la formacion de colecciones por distritos mineros, y para el Museo particular de la Sociedad. La Sociedad recibe los objetos que se remitan de los Estados, en el Museo Nacional, situado en la calle de la Moneda, en donde se cubrirán los gastos de trasporte. A los señores socios corresponsales, encargados del periódico de esta Sociedad. Con esta entrega se les remiten algunos ejemplares de la reimpresion de la «Memoria sobre el cultivo del Chile, escrita por el Sr. D. Manuel D. Corde- ro,» para que se sirvan obsequiar con ella á los agricultores que tengan por conveniente. Antronio PEÑAFIEL, Primer Secretario, > Í A Aé NO AN! MÍ 1 p CONT | INDICE y DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA (YA A KÁ. ug! PLANTAS INDIGENAS. —Memoria sobre el cultivo del Chile, —Apuntes sobre dea E su historia y análisis química, clasificacion de alguna de sus especies, por el Sr. fal D. Manuel Cordero, alumno de la Escuela Nacional de Agricultura de México, Se Ír (Continuacion.) So (Pe SOL, 720) 9 MANUAL DEL FARMACÉUTICO E So 7 POR DON AGUSTIN GUERRERO, ¿Obra indispensable á todos los Médicos y Boticarios. —=o— Se halla de venta en la imprenta del Sr. Escalante, Bajos de San Agustin, uúm. 1. Librería del Sr. Aguilar y Ortiz, 1* calle de Santo Domingo núm. 5. +! Droguería del Sr. Maillefert, Tiburcio núm. 2. Encuadernacion del Sr. Mancera, Cadena núm. 18. PRECIO: A la rústica. 4 y , ; d y . $ 1 50 A la holandesa. g , : ; , a 00) Para fuera de la capital, á la rústica $ 2, pudiendo dirigirse los pedidos á J. NU M. Aguilar y Ortiz, 1% de Santo Domingo núm. 5; Botica de Agustin Guerrero, - 2* calle del Factor núm. 2, ó á los corresponsales de la Revista Universal. DES A o ACLARACION. e Estando en contradiccion las ideas expresadas en las líneas 24 y 29, pág. 359 de la Memoria del Sr. Cordero, creemos conveniente hacer una aclaracion. En la primera de las referidas, dice: “el Asia nos dió el trigo;” y en la: segun- : da: “el trigo, cuya patria se ignora.” Lo primero, debe entenderse que fué ya cultivado; lo segundo es exacto, pues el tipo silvestre de este vegetal no se ha en- contrado aún. : 0 PERIODICO CIENTIFICO ! he DE LA | SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL | ==» E=y eS 0 ENTREGA 20%*—ENERO DE 1871. m7 7 AE os ? í S be ¿Rc PON Mx - MÉXICO E IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C: DS BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. SS E! LA NATURALEZA . 385 Los indígenas del Perú, dice Garcilaso de la Vega, particularmente los que habitan los llanos elevados de Cuzco, están mas expuestos que ningun otro pueblo, á ver sus cosechas destruidas por efecto de la irradiacion nocturna. Los Incas habian perfectamente determinado las condiciones bajo las cuales se debe temer la helada durante la noche; conocian que no helaba sino cuan- do el cielo estaba puro y la atmósfera tranquila; sabian, por consecuencia, que la presencia de las nubes se oponia á este fenómeno, y habian imagina- do, para preservar sus campos de la accion del frio, formar, por decirlo así, nubes artificiales. Cuando la noche se anuncia de tal manera que se tema una helada, es decir, cuando las estrellas brillan y el aire está poco agitado, los Incas prenden fuego á montones de paja húmeda ó estiércol, á fin de producir mucho humo y enturbiar por este medio la trasparencia de la at- mósfera. Este es un procedimiento poco costoso, que puede emplearse con mucho éxito, al ménos en los primeros dias del mes de Marzo, y despues del trasplante, siempre que se teman sus funestas consecuencias. Grawizo.—Este meteoro ocasiona grandes destrozos, despojando á las ma- tas de sus hojas, ramos y flores. Si la granizada no ha sido muy fuerte y la vegetacion no está muy avanzada, se remedia este mal cortando las partes he- ridas y escardando hasta que retoñen; pero si el primer corte está próximo y el granizo ha sido grande, el plantío concluye. Se ha inventado preservar las co- sechas de los destrozos del granizo, por medio de aparatos llamados para- gramizos. Estos se componen de grandes pértigas, terminadas por una pun- ta de hierro, que se hace comunicar con el suelo por medio de un hilo me- tálico ó de una cuerda de paja. Este aparato está destinado á descargar las nubes tempestuosas de su electricidad, como lo hacen los pararayos, y por consecuencia impedir la formacion del granizo; pero su ineficacia se ha cono- cido pronto, y se cree que en ciertos casos estos para-granizos determinan so- bre los campos en que están colocados, la caida de una gran cantidad de grani- zo que, en cireunstancias ordinarias, se repartiria sobre una superficie mayor. Lruvias.—Su abundancia, cuando el terreno no es de fácil desagúe, oca- siona grandes perjuicios, desorganizando las raíces. A los pocos dias de per- manecer el agua estancada, la parte superior de las matas se inclina hácia la tierra, y los tallos van cambiando el color verde-oscuro por el amarillo, has- ta secarse completamente. Este accidente se evita poniendo mucho cuidado en la formacion de las zanjas y canales de escurrimiento, para que por nin- gun motivo permanezca el agua estancada mas tiempo del necesario para hu- medecer la tierra. Mirreciuta.—Es una enfermedad en que la superficie de las hojas se cubre de un barniz azucarado. Esta enfermedad es producida por un exceso de nu- 19 386 - LA NATURALEZA tricion mal equilibrada, en que la sávia se condensa en la superficie de las hojas, cubriendo los estómatos é impidiendo la respiracion. Se cree que proviene de un estado morboso de la planta, de una influencia particular del suelo, de la humedad, de la mala aplicacion del estiércol como abono, ó en fin, de la pi- cadura de los insectos. Los vegetales de un crecimiento vigoroso, los que pro- ducen una gran cantidad de hojas y ramas, tienen necesidad de ejecutar sin obstáculo sus actos de nutricion, de asimilacion y de excrecion; la menor per- turbacion en estas funciones, trae como consecuencia necesaria una enferme- dad en el individuo. En los meses de Mayo á Julio, hay en la planta una for- macion y un movimiento extraordinario de sávia; mas si hay una transicion re- pentina en la temperatura ó el tiempo se vuelve desfavorable, la sávia se de- tiene y produce en la superficie de aquella una especie de barniz viscoso que caracteriza la enfermedad mencionada. Este mal puede tambien provenir de un cambio repentino de temperatura, ó de una sequedad prolongada: así, cuan= do despues de varios dias calientes y húmedos, sobreviene un abatimiento súbito de temperatura, se ve aparecer en la superficie de las hojas un líqui- do dulce, que la evaporacion condensa en una materia viscosa. La exposicion, la ventilacion, la separacion de las matas, los riegos con agua salada, y una estercoladura razonada, son los medios de evitar este mal; pero una vez que ha invadido un plantío, es conveniente quitar las plantas atacadas. Algunas veces desaparece espontáneamente despues de una lluvia seguida de un buen tiempo. Prawras PaRasITas.—El zacatlaxcale, Cuscuta americana de la familia de las Cuscutacéas, es una planta que causa tantos perj uicios como los insectos: su grano es muy pequeño y bastante duro para resistir á la accion digestiva de los animales, y para pasar despues del invierno mucho tiempo enterrado sin per- der su facultad germinativa. Sus tallos delgados de un color amarillo, ere- cen velozmente enredándose primero á los ramos de la planta, deteniendo su vegetacion y adhiriéndose en seguida á sus tallos para vivir á sus ex- pensas. El zacatlaxcale se reproduce por fragmentos de tallos, por semilla ó por tubérculos; así es que su destruccion es muy difícil, y no se consigue sino despues de algunos años de perseverancia. Son varios los medios que se han propuesto con este objeto: los mas eficaces consisten en la quema, el em- pleo del sulfato de fierro y el ácido sulfúrico diluido. Aves.—Los tordos, de los géneros Molothrus, Agelaius, etc., llegan en parvadas á los plantíos picando indistintamente los frutos verdes y los sazo- nados. Los medios de ahuyentarlos consisten en poner espantajos, tronarles chicotes, dirigirles cohetes y disparar armas de fuego. LA NATURALEZA 387 Raras. —Pequeños mamíferos de los géneros Arvicola, Mus, etc., sue- len aparecer en bandadas numerosas devorando cuanto encuentran á su pa- so. Las onzas, Mustela freenata, que habian sido recomendadas para lim- piar los chilares de estos enemigos, hacen excavaciones subterráneas y des- trozan infinidad de plantas; así es que el único remedio conocido, consiste en poner vallados de plantas espinosas, ó abrir al derredor de los plantíos, grandes fosos que permanezcan constantemente llenos de agua. Ixsecros.—La gallina ciega, ó gusano blanco, es la larva de un insecto del órden de los Coleópteros, y del género Melolontha, que ocasiona gran- des perjuicios, tanto en su primer estado como en el de insecto perfecto. En este último, su existencia es muy corta; el macho muere á los ocho dias de su salida del capullo, despues de haber fecundado á la hembra, y ésta poco tiempo despues de haber asegurado su progenie. Gon sus patas anteriores, que son bastante robustas, abre un agujero en la tierra de 0%, 10 á 07,20 de profundidad, y en él deposita, á la puesta del sol, veinte ó treinta huevos de un color blanco amarillento. Pasado un mes se desarrollan las larvas, fi- jándose inmediatamente sobre las raíces, comenzando luego á destruirlas. Es- tas son mas temibles que el insecto perfecto, tanto por su voracidad, como por vivir algunos años en este estado, aun cuando algunas personas creen que al desarrollarse, se alimentan de sustancias orgánicas en descomposicion ántes de fijarse en las raíces; pero de cualquiera manera que sea, es un he- cho bien conocido y fuera de toda duda, que los perjuicios que ocasionan son irreparables, y que cuando concluyen con una sementera, emigran á otra. Segun observaciones hechas en Europa, resulta que la gallina ciega se multiplica 4 medida que se destruye á los topos, Talpa vulgaris, * de don- de se ha inferido que éstos han nacido para destruir á aquella; pero como ambos son igualmente temibles, lo mejor seria encontrar un medio fácil y económico para hacer perecer á ambos. Muchos han sido los procedimientos para combatir esta terrible plaga, pe- ro ni todos están al alcance de los cultivadores, ni pueden aplicarse en los cultivos en grande; así es que me limitaré á mencionar solamente los más fáciles y económicos. En la primavera, despues de removida la tierra, cuando las larvas se aproxi- man á la superficie, se comprime el suelo pasando el rodillo Croskill, ó se conducen á él parvadas de guajolotes, Gallopavus domesticus. Estos anima- les, que por lo regular se crian en todas las fincas de campo, prestan grandes 1 El Scalops canadensis, y cuatro especies de Condylurus, son los representantes en América del topo de Europa. Todos pertenecen á la misma familia. 388 LA NATURALEZA . servicios á los labradores, y pagan con usura los gastos de su crianza, devo- rando á los insectos que es uno de sus buenos alimentos. En Inglaterra se acostumbra despolvorear sobre los campos preparados án- tes ó despues de una fuerte lluvia, sosa bruta reducida á polvo fino, en la proporcion de 150 á 200 kilógramos por héctara. La humedad del suelo di- suelve las sales alcalinas y los sulfuros contenidos en la sosa: el líquido cáus- tico llega á los insectos y los hace perecer. Entre las recetas que se han dado para destruir al gusano blanco, la que sigue ha producido mejores resultados: Cal viva. . . . . 12 kilógramos. Hollin de chimenea. 12 de SACOMUN 2 a Flor de azufre. . . pa 5 Acíbar IL 1 ds Hojas de ajenjo .. . 1 brazada. IN Ia 2 hectólitros. Se pone la mezcla en una gran caja; se deja macerar durante dos dias, moviendo de tiempo en tiempo hasta que se haya asentado, para poderla usar. Esta agua, que es muy alcalina y de un sabor amargo insoportable, léjos de atacar los vegetales les da nuevo vigor. El riego con esta composi- cion, debe ser repetido varias veces con algunos dias de intervalo. Al cabo de poco tiempo los perjuicios cesan, y se cree que este líquido mata á los gusanos, ó los ahuyenta. Existen otros insectos ademas de éste que arruinan los chilares, devoran- do las hojas y retoños, taladrando los frutos, desprendiendo las flores y oca- sionando otros muchos perjuicios; pero nosotros los pasarémos en silencio por no haberlos jamas observado, y por estar tan' poco estudiadas sus cos- tumbres así como los medios de destruirlos. Voy á terminar: en esta Memoria, redactada segun los conocimientos que se tienen sobre el cultivo del chile 1 y observaciones propias, se notarán, como in- diqué al principio, algunos vacíos que no me fué posible llenar, quedando sin resolucion varios problemas de importancia; quizás mes tarde, con datos mas extensos, ó bien otras personas de mayores conocimientos, se ocuparán de esta planta. Es de mi deber manifestar mi sincera gratitud á la Sociedad Mexicana de Historia Natural, que tan vivamente se interesa en el estudio de las produc- ciones naturales de México, por la bondadosa acogida que dió á mi trabajo. 1 Muchos de los datos prácticos contenidos en mi Memoria, están de conformidad con los de las haciendas del Jaral y Queréndaro, cuyas respectivas Memorias puso á mi dis- posicion la Sociedad de Historia Natural. ——_—_—_——_—__ Ñ_—_—. A SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. SESION EXTRAORDINARIA DEL DIA 12 DE ENERO DE 1871. Reunidos en el Museo Nacional bajo la presidencia del Sr. Don Leopoldo Rio de la Loza, los Sres. D. Ramon Alcaraz, D. Alfonso Herrera, D. Lauro Jimenez, D. Jesus Sanchez, D. Manuel Urbina, D. José María y D. Idefon- so Velasco, D. Manuel Villada, D. José María Bárcena, D. José Joaquin Ar- riaga, D. Jorge E. Schloessing, D. Manuel Soriano, D. José Olvera, Don Francisco Cordero y Hoyos, D. Manuel Gutierrez, D. Manuel Espinosa y el se- cretario que suscribe, se dió lectura al acta de la sesion anterior, que fué aprobada. Conforme á las prescripciones del Reglamento de esta Sociedad, el secre- tario que suscribe leyó la reseña acerca de los trabajos cientificos ejecutados por la asociacion en los años de 1869 y 1870, el señor Presidente un discur- so relativo á indicar los medios de progreso y de adelanto de la Sociedad, y el señor tesorero la relacion de los gastos que ella ha erogado. En seguida se dió lectura al artículo reglamentario que previene se haga en la misma sesion la eleccion de la Junta directiva. El Sr. D. José Joaquin Arriaga, conociendo la opinion de todos los señores socios respecto del indis- putable mérito de uno de los sabios que dan honra y gloria á México, hizo la proposicion para que fuera reelecto presidente de la Sociedad, por aclamacion, el Sr. D. Leopoldo Rio de la Loza: dicha proposicion fué aprobada por una- nimidad absoluta de votos: se procedió en seguida á la eleccion de vicepresi- dente, y resultó electo el Sr. D. Ramon Alcaraz, director del Museo Nacio- nal; primer secretario, el que suscribe; segundo secretario, el Sr. Don Jesus Sanchez; primer tesorero, el Sr. D. Manuel Villada; y segundo, el Sr. Don Manuel Gutierrez. Concluida la eleccion de la Junta directiva, se levantó la sesion. ANTONIO PEÑAFIEL, Primer secretario. 50 Y AS MT de 1 A va a pda MO rota tol * ti la | de | es ne Din ii OE ex 00 E > MOU 70 19-06 102 y RUI PENA O ] ' MORO NOE OT: 0 Dal vit sab "ett al af y ER Al n ' " ; : ¡ , ) y Y i y | A a ide ETS ANIOS MiS INFORME RENDIDO POR EL SECRETARIO QUE SUSCRIBE ACERCA DE LOS TRABAJOS CIENTIFICOS EJECUTADOS POR LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL DURANTE LOS AÑOS DE 1869 Y 1870. SEÑORES: Tengo el honor de cumplir hoy con el deber que como á primer secreta= rio me impone nuestro Reglamento, en cuanto á informaros de los trabajos que ha ejecutado nuestra Sociedad durante los años de 1869 y 1870; y me es muy grato cumplir con este encargo, puesto que voy á hablar de una aso- ciacion que, fundada solo por el amor á la ciencia, y sin contar sus miem- bros con grandes recursos para elevarla desde el principio de su existencia á grande altura, han logrado conseguir este objeto con su dedicacion, con su perseverancia, y con la buena voluntad con que han desempeñado los traba- jos que les han sido encomendados. El dia 29 de Agosto de 1868 fué fundada la Sociedad Mexicana de Histo- ria Natural, y desde esa fecha hasta el 6 de Setiembre, en que celebró su primera sesion pública, se consagró á tareas verdaderamente económicas pa- ra organizar de una manera firme los trabajos, de los cuales habia de depen- der en lo futuro su existencia y su prosperidad. Despues de la sesion inaugural se ocupó en la formacion de sus Estatutos, en la organizacion de varios trabajos científicos y en establecer sus relaciones eon los socios corresponsales, que residen en diversos Estados de la Repúbli- ca. De esta manera la Sociedad logró reunir los primeros elementos para la publicacion de su periódico, el cual comenzó á salir á luz el dia 1% de Junio de 1869, publicándose en él los primeros trabajos con que contribuyeron los miembros de la Sociedad. Esta consideró como un deber el que figurase en primer lugar, en las columnas de su publicacion, el discurso que pronunció en la sesion inaugural, celebrada en 6 de Setiembre de 1868, el señor ingenie- ro D. Antonio del Castillo, Presidente entónces de nuestra Sociedad. El ilus- trado orador se ocupó en ese trabajo de hablar acerca de la importancia de 392 LA NATURALEZA los diferentes ramos de la Historia Natural en México, y de la urgente nece- sidad que hay de que los hombres amantes á esta ciencia, se consagren al estudio de los riquísimos productos que yacen olvidados ó ignorados en las variadas y fértiles regiones de nuestro suelo. Reducidísimos fueron los medios con que contó nuestra Sociedad para ha- cer la publicacion de su periódico, y la fe que ha tenido en su mision bené- fica le ha bastado para desembarazarse de los obstáculos que se oponian á su marcha: era preciso avanzar, y todos nosotros hemos procurado, á pesar de la pequeñez de nuestros esfuerzos, conservar la obra que iniciamos. Despues de un año, la Sociedad de Historia Natural fué conocida por me- dio de sus publicaciones en muchos puntos de la República y del extranjero; y al brotar en el seno de la Sociedad de Geografía y Estadística el pensamien- to de celebrar el centésimo aniversario del nacimiento del Baron Alejandro de Humboldt, nuestra asociacion fué invitada para tomar parte en esa solem- nidad científica, y ocupar un lugar digno entre las demas sociedades, que desde largos años están dando honra á nuestra patria con sus brillantes tra- bajos. Nuestra Sociedad encomendó á nuestro consocio de número, el señor in- geniero D. Pedro López Monroy, el que hablase en nombre de ella en aquella festividad, digna por cierto del ilustre viajero prusiano. El Sr. Monroy cum- plió dignamente con su cometido en la sesion extraordinaria que celebró la So- ciedad de Geografía y Estadística el 14 de Setiembre de 1869, haciendo una elegante reseña de los memorables trabajos del célebre autor del Cosmos y del Ensayo político de la Nueva España. Largo seria hablar de los trabajos que cada uno de los socios ha ejecutado en mayor ó menor escala, para procurar el buen nombre de la Sociedad. Di- vididos todos sus miembros en diversos grupos, y á los cuales se les dió la denominacion de secciones, cada uno eligió aquella que mas simpatizaba con sus estudios, para avanzar al paso de sus compañeros y secundar el pensa- miento de la Sociedad. Con este fin se establecieron las secciones de Zoolo- gía, Botánica, Geología y Paleontología, Mineralogía y de Ciencias auxiliares. Voy á procurar, pues, indicar con exactitud, los importantes trabajos que ha ejecutado cada una de ellas. Habiéndose promovido en esta capital entre los periódicos sérias discusio- nes sobre la salubridad ó insalubridad de las aguas potables de México, que son conducidas por cañerías de plomo, la Sociedad, comprendiendo lo grave de esta cuestion, se propuso prestar á la capital sus primeros servicios, reve- lándole al público el resultado de sus estudios, para que así tuviese una no- ticia cierta acerca de la bondad ó malignidad de las aguas potables, y no se LA NATURALEZA 393 dejase impresionar por dichos ú opiniones vulgares, que llegan á ser, cuan- do se les dá crédito, de graves consecuencias. ElSr. D. Leopoldo Rio de la Loza, Presidente actual de nuestra Sociedad y presidente tambien de la seccion de ciencias auxiliares, fué nombrado pa- ra resolver cuestion tan importante, y con este fin emprendió, en union de los miembros de su comision respectiva, una serie de minuciosos trabajos, cuyos resultados fueron enteramente favorables en cuanto á la salubridad de las aguas, puesto que reactivos capaces de descubrir ¡(5 y aun ¿hy de una sal de plomo no indicaron la presencia de este metal en las aguas que surten á la capital. Los Sres. D. Gumesindo Mendoza, D. Alfonso Herrera, Don Manuel Rio de la Loza y D. Guillermo Hay, que como miembros de la co- mision de ciencias auxiliares acompañaron al presidente de ésta, opinaron además que las incrustaciones calcáreo-arcillosas que revisten el interior de las cañerías de plomo, impiden que éste sea atacado por las sales amoniaca- les que accidentalmente se hallen disueltas en las aguas. Estos resultados de la comision de ciencias auxiliares coincidieron con la presentacion de un trabajo del mismo género que hizo á la Sociedad el Sr. D. Ignacio Cornejo, miembro de ella, y que consiste en una Memoria escri- ta por M. Lambert, y en la cual este profesor frances hizo un estudio espe- cial acerca de la naturaleza de diversas aguas que existen en distintas locali- dades de México. En esa Memoria, el Sr. Lambert presenta datos curiosos acerca de los manantiales y de las aguas termales que analizó en los Estados ¡de Veracruz, Querétaro, San Luis Potosí, Nuevo-Leon é Islas Marías. La So- ciedad recibió con gusto este trabajo y acordó que se insertase en las páginas de su periódico. La Sociedad de Historia natural, Señores, aunque cuenta en su seno con esclarecidas inteligencias, jamás ha sido dominada por el egoismo; ha visto primero que su gloria propia la gloria de nuestro país, y con este fin ha in- vitado á todos los hombres amantes de la ciencia para que le ministren da- tos y noticias que ella pueda utilizar en los estudios que se ha propuesto ha- cer. Varias personas, y es satisfactorio el decirlo, han obsequiado este lla- mamiento, y entre ellas merece especial mencion el Sr. D. A. Caravantes, quien remitió á la Sociedad por conducto de nuestro consocio el Sr. D. Leonar- do Oliva, unos estudios sobre las últimas erupciones hechas por el volcan Ce- boruco, y los cuales fueron ilustrados con importantes notas por el Sr. Don Ignacio Cornejo. La ciencia y el porvenir de los países en que con frecuen- cia se presentan los fenómenos volcánicos como en México y la América Me- ridional, en las cordilleras de Quito y Nueva Granada que están comprendi- das en la zona trazada por el Baron de Humboldt, desde el segundo grado 394 LA NATURALEZA de latitud austral hasta el quinto de latitud boreal, están interesados en la observacion que de estos trabajos plutónicos hagan los hombres estudiosos. Son dignas de atencion algunas particularidades de ese volcan que fué visita- do por el Sr. Caravantes en los dias de su erupcion: como el Jorullo, el Ce- boruco está cerca de las costas del Pacífico; el primero tiene una altura ab- soluta de 1299 metros y está situado á los 19% 9” L. N.: la cumbre del Cebo- ruco se eleva sobre el nivel del mar á la altura de 1525 metros, y su latitud Norte es de 21% 25”. Este volcan viene á aumentar un poco la línea de ac- tividad volcánica que trazó el ilustre Baron de Humboldt en los 19% de latitud Norte, y que corta casi perpendicularmente de un mar al otro la cadena de montañas que atraviesa á la República de S. S. E. á N. N. E.: en esa zona están situados de Este á Oeste el volcan de Orizaba, el Iztaccihuatl, el Popo- catepetl, el Nevado de Toluca, el Jorullo, el volcan de Colima y actualmente el Ceboruco. ¿Existen en la República, además de los volcanes indicados, otros que como ellos puedan despertar del sueño de los siglos? ¿Se hallan en la masa del Ceboruco, como las hay en el volcan de Colima, la oligoclasa y la augita que, segun Leopoldo Buch encuéntranse tambien en el Popocatepetl, en el Chimborazo y en el Pico de Tenerife? | ¿Qué relacion hay en nuestra República entre los terremotos y las erup- ciones del Ceboruco y el volcan de Colima? Estos fenómenos de actualidad desgraciadamente aun no son estudiados con la atencion que merecen; noti- cias últimas ! participan que el volcan de Orizaba comienza á vivificarse. ¿Se prepara tal vez en este foco volcánico una erupcion que en su aspecto, en sus estragos y en sus consecuencias sea tan gigantesca como lo han sido las del Vesubio? ¡Ojalá y la Sociedad de Historia natural contase con abundantes elementos para emprender desde hoy observaciones acerca de los fenómenos que ya se observan en el cráter del Orizaba! Respecto del Popocatepetl la Sociedad reprodujo con gusto en las páginas de su periódico una interesante Memoria acerca de la ascension que á ese volcan hicieron en 23 de Abril de 1865 los Sres. Dolffus, Montserrat y Pavie, quienes hicieron útiles observa- 1 La Epoca de Orizaba de 1.* de Enero del presente año, da la siguiente noticia: « Hemos oido decir tambien, á personas que merecen crédito, que en estas noches páw sadas han visto en la cima del pico de Orizaba fuego y humo, lo cual unido á las dos de- tonaciones que han sido oídas, indican que ese viejo dormilon, cansado de su reposo quiere despertar y jugarnos alguna mala pasada. ] «¿No seria conveniente que el Gobierno enviase una comision que investigase si hay ó no temores de una próxima erupcion? Nosotros así lo deseamos, porque no nos haria mucha gracia vernos, de la noche á la mañana, envueltos en una catástrofe que quisié- ramos jamás se viese realizada. » LA NATURALEZA 395 ciones sobre geografia botánica, meteorología y geología, y lograron rectifi- car varios datos ipsométricos. Segun las pocas noticias que conserva la historia de las erupciones del Po- pocatepetl y de los temblores que pueden relacionarse con su actividad vol- cánica, parece que hay alguna periodicidad en estos movimientos del fuego central de la tierra: nótase tambien conforme á esos datos, que los fuertes temblores ocupan el lugar que corresponderia á una erupcion. Desde la pri- mera de que se tiene noticia ocurrida en 1519 y las demás, ó los grandes temblores de tierra cercanos á este volcan, han estado separados por perío- dos de 11, 18, 23, 21,50, 11, 11, 3, 15, 16, 56, 48, 43 y 19 años hasta el último temblor de 1864. Es probable que en los grandes períodos de más de 40 años falten las noticias de los temblores que vienen á ocupar el lugar, cada vez mas distante de las erupciones volcánicas, como sucede en esta cla- se de montañas, que cuanto más elevadas son, mas largos son los intervalos de sus erupciones, aunque no pueda decirse lo mismo de sus movimientos subterráneos. La comision de mineralogía, presidida por el Sr. D. Antonio del Castillo, y de la cual son miembros los Sres. socios D. Pedro López Monroy, D. Ig- nacio Cornejo, D. Santiago Ramirez y D. Miguel Iglesias, ha contribuido con serios trabajos al progreso de nuestra Sociedad. Débese al Sr. Castillo una curiosa Memoria sobre los criaderos de azufre que existen en nuestro país, y su explotacion; en ella están señalados por su órden de importancia los de los Estados de San Luis Potosí, Durango, Michoacan, México y Ter- ritorio de la Baja California; muchos criaderos yacen sin ser explotados en Sonora, Querétaro, Estado de Veracruz, Guerrero y Puebla. Aun en San Luis Potosí existen varias azufreras que no son explotadas. Además de las señaladas por el Sr. Castillo en este último Estado, existe otra mas, de la cual prepara un estudio el Sr. D. Florencio Cabrera, socio corresponsal en aquella ciudad. Dos trabajos importantes han sido presentados ála Sociedad porel señor in- geniero D. Pedro López Monroy: uno de ellos es un estudio acerca del bis- muto telural, cuyo mineral contiene entre sus componentes, plata, arsénico y azufre como los tienen otros bismutos del mismo género. El Sr. Castillo propuso á los mineralogistas Burkart y Ramelsberg de Berlin, denominasen á este nuevo mineral Tapalpita, pararecordar así el mineral de Tapalpa, si- tuado en el Estado de Jalisco, de donde es originario ese producto. El se- gundo trabajo del Sr. Monroy es de verdadera utilidad práctica, puesto que el autor hizo en él, un estudio concienzudo de muchos de los carbones fósiles que existen sin ser explotados, por desgracia, en diferentes puntos de 396 LA NATURALEZA nuestro país. En esa Memoria del Sr. Monroy, están mencionados y analiza= dos el carbon negro apizarrado de las orillas del Pánuco, en el Estado de Ve- racruz, y el de Tancasnequi en el de Tamaulipas: el carbon negro de pez que se ha extraido de criaderos que se hallan situados entre Xilitla y Jacala, en el Estado de Hidalgo, y los lignites que han sido encontrados en Chilpancin- go, en el de Guerrero, en la villa de Paso del Norte, en el de Chihuahua, y en Zacualtipam, en el de Hidalgo. Los fierros meteóricos tan abundantes en varios Estados de la República, y que han sido encontrados en Oaxaca, México, San Luis Potosí, Durango y Sonora, fueron el objeto de una importante y laboriosa Memoria que fué presentada á la Sociedad por el Sr. D. Ignacio Cornejo. Sábese ya que los meteoritos, esos extraños visitantes de la tierra, tienen entre sus componen- tes algunos de los metales y metaloides de nuestro planeta: en unos, se en- cuentran materias volcánicas semejantes á las que arrojan el Vesubio ó el Ceboruco; en otros, el fierro y el nikel están en combinacion con diversos cuerpos simples y vienen á formar esas masas cósmicas del espacio, esos pe- queños asteroides, que, girando en el inmenso espacio de los cielos, describen una órbita retrógrada alrededor del sol formando un anillo gigantesco que la tierra en su movimiento encuentra periódicamente. De las curiosas masas meteóricas que ha descrito el Sr. Cornejo, solo la de Yanhuitlan existe en el Museo de esta capital: muchas figuran en los museos de Europa y de los Estados Unidos; mas en honra de nuestra gloria nacional, se ha despertado ya en los sabios mexicanos el orgullo patrio para ocuparse en estudiar objetos que no son inferiores ni en belleza ni en interés, á los que son el adorno de los museos de Paris y Viena, de Berlin y de Washing- ton, y que han sido arrebatados de nuestro suelo para ir á ser en otros luga- res la admiracion del hombre inteligente. Próximamente el Museo de México será poseedor de un enorme aerolito que el señor director del Museo nacional ha encargado se conduzca de San Luis Potosí á esta capital, y para ello ha reci- bido las instrucciones convenientes nuestro consocio el Sr. D. Florencio Ca- brera. El Sr. D. Santiago Ramirez ha cubierto su contingente científico con una Memoria de utilidad práctica sobre el beneficio del cuarzo aurífero en el Mi- neral del Oro: en ese trabajo, el Sr. Ramirez se propuso el objeto y consi- guiólo felizmente, de difundir entre los mineros prácticos del país útiles eo- nocimientos acerca del beneficio de ese metal, y de la aplicacion para ello del amalgama de sódio. La Sociedad posée, además, sobre mineralogía mexicana, varias Memorias que oportunamente publicará, y entre ellas son dignas de mencionarse una LA NATURALEZA 397 del Sr. Burkart, mineralogista prusiano; otra del Sr. D. Federico Ferrugia y Manly, sobre los minerales de Zimapan y el Doctor, y otra más que está con- eluyendo el Sr. D. Pedro López Monroy, y que es un estudio del Mineral de Guanajuato, no solo considerado mineralógicamente, sino bajo el doble pun- to de vista estadístico é industrial. Digna es tambien de mencionarse en este lugar, una interesante Memoria que ha remitido á nuestro consocio el Sr. Castillo el célebre micrógrafo Ehrenberg, y en la cual este sabio observador y digno compañero del inmor- ' tal Humboldt, da cuenta de los nuevos descubrimientos que ha hecho en va- rios Tizas de México y Puebla, compuestas como el tripoli de Bilin, de capa- razones de infusorios. La seccion de Botánica presidida por nuestro consocio el Sr. D. Alfonso Herrera, no hasido ménos eficaz que la de Mineralogía en cuanto al desempe- ño de los trabajos que se le han encomendado: si ésta se consagra á estudiar los riquísimos minerales de nuestro suelo, la otra no desmaya, y procura por cuantos medios están á su alcance presentar al país todas las riquezas de su Flora para que sepa utilizarlas, aplicándolas á la medicina, á la industria y hasta al uso doméstico. Nuestro consocio el Sr. D. Gumesindo Mendoza ha demostrado en un cu- rioso trabajo, que México posée en el estado silvestre una especie de té, que bien puede ser un sustitutivo de la bella y aromática planta que es cultivada en las fértiles praderas del Asia. El Búdens tetragona, conocido vulgarmente con el nombre de té de milpa, contiene, segun el análisis del Sr. Mendoza, principios mutritivos, análogos á la de la teacea de los chinós, que por mi- llones de kilógramos consumen las naciones europeas. El respetable natu- ralista D. Leonardo Oliva ha contribuido tambien para el adelanto de la His- toria natural con tres trabajos de verdadera importancia: el uno de ellos es una Memoria sobre las Cucurbitáceas, entre las cuales se utilizan en la agricultura los Cucumis melo, €. sativus, C. citrullus y el Sycios edu- lis, y en la Medicina pueden aprovecharse el Cucumis maculatus y la Lujfa fricatoria. En otra memoria, el Sr. Oliva hizo un estudio especial sobre las plantas que producen la resina conocida con el nombre de copal. Desde la vi- sita del médico de Felipe Il, que vino á estudiar los productos naturales de la Nueva España, poco se sabia del orígen de esas resinas, y al Sr. Oliva ha ca- bido la gloria de determinar varias de las especies que las producen, como el Amyris copallifera, el Amyris bipinnata de De Candolle, el Rus squi- noves y el R. saxalis: débese además al Sr. Oliva la creacion de un nuevo género, y en el cual figuran el Amolli vulgaris y el A. copalcoxotl, que tambien producen el copal. Otra obra, bajo todos puntos importante, con 5 398 LA NATURALEZA que el Sr. Oliva ha obsequiado á nuestra Sociedad, es la traduccion de una parte de la célebre Botánica de Hernandez, ilustrada con luminosas notas, y aplicando á las plantas descritas por el naturalista español, la clasificacion mo- derna: puede decirse con toda verdad, que despojando el Sr. Oliva á la obra de Hernandez de la oscuridad y la confusion que la caracteriza por la falta de un sistema de clasificacion, ha infundido en ella tal claridad, que va á dotar á México de una obra que será no solamente leida, sino estudiada con gusto y con respeto, no solo por los nacionales, sino tambien por los sabios del ex- tranjero. Una planta que por sus frutos y raíces aprovecharon tanto las tribus er- rantes de los aztecas y que forman actualmente uno de los principales ali- mentos de las clases pobres, constituyó el asunto de una importante Memoria debida á nuestro actual vice-presidente, el Sr. D. Alfonso Herrera. El Sycios edulis, conocido vulgarmente con el nombre de Chayote, es la planta á que me refiero, y que si fué estudiada imperfectamente por antiguos naturalis- tas, el Sr. Herrera, con la ilustracion que lo caracteriza, ha llegado á demos- trar toda la grande utilidad que el país podria sacar de ese producto vegetal si se le cultivase en mayor escala; puesto que si su fruto es un alimento agra- dable, la raíz no lo es ménos por la grande cantidad de elementos mutritivos que contiene y que muy bien puede sustituir á los tubérculos del Solanum tuberosum. Otra planta, euyo cultivo está generalizado en diferentes regiones de nues= tro país, es el Capsicum: formó el asunto de una importante Memoria es- erita por el Sr. D. Manuel Cordero, alumno de la Escuela Nacional de Agri- cultura. Los agricultores del país cuentan por consiguiente con un prove- choso trabajo, en el cual se hallan comprendidas la historia, el análisis quí- mico y la descripcion botánica de varias de las especies de chile que cultivan. Nuestra Sociedad, con el objeto de difundir esta clase de conocimientos úti- les entre los agricultores prácticos, acordó se hiciese una impresion especial para distribuirla entre los labradores que cultivan esa planta. Otro trabajo benéfico y provechoso para la agricultura nacional es una Memoria sobre el Chahuistle, debida á nuestro socio corresponsal en Puebla, el Sr. D. Ignacio Blasquez. Muy oportunas son las investigaciones hechas por el autor acerca de esta enfermedad que padecen algunos cereales; y la que en tiempos atrasados se creía por los labradores ser un maleficio ó una influencia dañosa de las estrellas, no es debida sino al efecto de hongos pa- rásitos, que como el Uredo rubigo vera, el U. vilmorinea y la especie del género Dicseeoma tritici-chahuastlea, descubierta por el Sr. D. Lauro Ji- menez, vegetan sobre las hojas de las plantas. El Sr. Blasquez propone LA NATURALEZA 399 en su Memoria para remediar este mal, la aplicacion del drainage, ó lo que es lo mismo, la canalizacion de los terrenos en que sobreabunda la humedad. El Sr. D. Francisco Cordero y Hoyos ha enriquecido tambien el catálogo de las Memorias sobre Botánica, con los géneros nuevos de Gramíneas, des- cubiertas por D. Vicente Cervantes en los alrededores de México. Igual men- cion merecen nuestros consocios el Sr. D. Mariano Bárcena, quien hizo la des- eripcion del Anacardium occidentale, conocido en Campeche con el nom- bre de Marañon, y que se ha aclimatado ya en el Estado de Jalisco, y el Sr. D. José María Velasco, que ha emprendido el trabajo de describir y clasifi- car varias de las Cactéas de México. Este consocio nuestro, queá su dedicacion á la Botánica reune una instruc- cion notable en el arte de la pintura, ha presentado á la Sociedad una im- portante Memoria sobre una planta medicinal de Querétaro, que él y su hermano, D. Ildefonso Velasco, eonsocio nuestro, han denominado /po- mea triflora. Durante la corta permanencia del que suscribe, en la ca- pital de aquel Estado, tuvo noticia de las aplicaciones que hacen allí los prácticos y farmacéuticos de este purgante, conocido con el nombre de purga de las ánimas. Ningun trabajo científico se habia hecho acerca de la Ipomeza triflora, y álos Sres. Velasco debemos tanto la Memoria que le- yeron en una de las sesiones de la Sociedad, como la lámina que representa la planta, y que muy pronto verá la luz pública en nuestro periódico. Como los Sres. Velasco, el Sr. D. Manuel Gutierrez Lozada, socio corres- ponsal en Jalapa, ha contribuido tambien por su parte al enriquecimiento de la Botánica Médica con noticias importantes sobre el árbol del liquidám-: bar. Este hermoso vegetal, que se desarrolla ostentando la elegancia de su follaje en los escalones de nuestra meseta, es uno de los más notables por las aplicaciones que de él se hacen en la medicina y las que podrian hacerse en las artes. Mas desgraciadamente los productos que rinde el liquidámbar se recogen en tal estado de impureza, que el Sr. Gutierrez considera que ese bálsamo contiene de un 70 á un 75 por 100 de materias extrañas. El liqui- dámbar no solo crece en diversos puntos del Estado de Veracruz, tiénenlo tambien, el Estado de Hidalgo en Zacualtipan, y el de Puebla, en su Sierra del norte: importante seria que las poblaciones que poseen este bello vegetal lo viesen con menos indiferencia y explotasen mas eficazmente la ri- queza que les ofrece. Pocos pero importantes trabajos se han hecho hasta hoy sobre botánica micrográfica; mas entre ellos es digno de mencionarse el del fermento del pulque, ejecutado por nuestro consocio el Sr. D. José Barragan. Un discurso sobre la botánica extranjera é indígena, por el Sr. D. Leo- 400 LA NATURALEZA nardo Oliva, y otro sobre la Geografia botánica de México por el Sr. D. Al- fonso Herrera, completan el cuadro de los trabajos ejecutados en la seccion que este socio nuestro preside. Queda aún pendiente para su publicacion, la descripcion de una nueva especie de Spigelia de las montañas del Mineral del Chico, hecha por nues- tro consocio el Sr, D. Manuel M. Villada, y que será ilustrada con noticias sobre la distribucion geográfica de esta planta debidas á nuestro socio colaborador el Sr. D. Miguel Peñafiel, y con el análisis químico que ha ejecutado ya el Sr. D. Manuel Urbina. La Sociedad ha recibido además noticias importan= tes acerca de un purgante que con el nombre de raíz de jicamilla se emplea en el Estado de Guanajuato, y las que le han sido suministradas por el Sr. D. Francisco María Moncada, socio colaborador en la hacienda del Jaral. A nuestro socio el Sr. D. Tomás Gardida debe tambien la Sociedad útiles noticias acerca de la Oxalis tuberosa, cuya aclimatacion en nuestro sue- lo ha logrado, merced á laboriosos trabajos, y á un estudio detenido de es- ta hermosa planta originaria del Chile y del Perú: generalizado el culti- vo de la Oxalis tuberosa, sus tubérculos de gracioso aspecto y de sabor agradable, serán tambien como la raíz del Sycios edulis, un alimento nu- tritivo y tal vez tan ventajoso como el Solanum tuberosum. Pendientes están tambien de su publicacion, varias Memorias de nuestro socio corresponsal en Cotija, en el Estado de Michoacan, el Sr. D. Crescen- cio García, quien distinguiéndose por un entusiasmo que verdaderamente le honra, se ha consagrado al estudio de vegetales que tal vez lleguen á pres- tar grandes servicios en sus aplicaciones médicas: tales como el Plumeria rubra, el Dorstenia, dos apocinéas del género Thevetia, un Eringium y varias Crotonéas. Si nuestro consocio el Sr. García ha hecho curiosos estudios para dará cono- cer varios vegetales importantes de la Flora de Michoacán, nuestro consocio D. Manuel Ortega y Reyes emprende á su vez trabajos análogos acerca de los vegetales de las fértiles regiones del Estado de Oaxaca: la Sociedad ya es posee- dora de la descripcion de la especie nueva de una malvacea del género Hibiscus. Las floras del Estado de Jalisco y Nuevo-Leon ocupan actualmente la atencion de dos de nuestros socios corresponsales: á la formacion de la primera se ha dedicado el Sr. D. Leonardo Oliva, y á la de la segunda, el Sr. D. Eleuterio Gonzalez, gobernador sustituto en este último Estado. | Por último, tres trabajos importantes sobre botánica están en via de con- clusion: el primero es debido al Sr. D. Alfonso Herrera, y que consiste en la formacion del catálogo de las plantas indígenas con su sinonimia vulgar y científica: nuestro consocio D. José Joaquin Arriaga, ocúpase en la traduccion LA NATURALEZA 401 de una elegante Memoria, escrita por el célebre naturalista Martins, y en la cual este sabio desarrolla grandiosas teorías sobre las poblaciones vegetales, su orígen, su composicion y sus emigraciones. Nuestro socio el Sr. D. Lau- ro Jimenez, con el entusiasmo que le es característico por las ciencias natu- rales, conságrase actualmente á escribir unas consideraciones filosóficas sobre el Herbario de Cervantes. Tales son, Señores, los trabajos que ha emprendido la comision de Botá- nica; y si ellos son reducidos, debemos abrigar la esperanza de que en el presente año, contando tal vez con mejores elementos, serán desarrollados en mayor escala para que tenga la gloria de dar á conocer multitud de be- llezas que aun permanecen ocultas en los bosques vírgenes, y en las fértiles praderas con que á la naturaleza le plugo decorar al suelo de nuestra patria. La comision de Zoología, poseida del mismo entusiasmo que anima á las que ya he mencionado, cuenta en sus anales Memorias importantes, debidas al estudio de los miembros que la forman. Entre varias que se han presen- tado á la Sociedad, señalaré de preferencia los apuntes para la Mamalogía mexicana, escritos por nuestro consocio el Sr. D. Manuel M. Villada, y que comprenden de entre los Viverrideos de Geoffroy Saint-Hilaire, la descripcion del Procyon Hernandezú v. mexicana, y de los Mustelianos las de la Mustela frenata y del Bassaris astuta, ilustradas con importantes noti- cias acerca de las costumbres de estos vertebrados. Al mismo Sr. Villada es debida la Memoria que formó, con la colaboracion del Sr. Sanchez y del se- cretario que suscribe, sobre las aves del valle de México: la parte publicada ha sido acogida con bondadoso interés por el Instituto Smithsoniano de Washing- ton. Los colibrís del valle de México constituyen el asunto de una tercer Me- moria que prepara el Sr. Villada, y en“ella figurará la historia de varias de las 350 especies conocidas de colibrís, cuyo dorado plumaje emplearon con tan- to gusto y delicadeza para el ornato de las telas muchos de los pueblos ta- rascos, y algunas de las tribus aztecas. Los trabajos relativos á la Fauna ornitológica de México, han sido enrique- cidos con varias Memorias escritas por Saussure, é ilustradas con curiosas notas por nuestros consocios los Sres. D. Jesus Sanchez y D. Alfonso Her- rera. Muchas de las costumbres de ciertas aves mexicanas, como el Cathar- tes foctens, el C. aura, el C califormanus, los tordos, y los picos ó carpin- teros, fueron observadas y descritas con notable exactitud por el célebre na- turalista frances: era, pues, muy natural que nuestra Sociedad apreciase en todo su valor esos importantes escritos, y se empeñase en darlos á conocer en las columnas de su periódico: igual acogida han merecido la Memoria so- bre el pájaro-mosca que escribió el naturalista Beuloch, y que fué traducida 402 LA NATURALEZA é ilustrada con notas históricas por nuestro consocio el Sr. Sanchez, la distri- bucion geográfica de las aves del Estado de Veracruz por D. Francisco Su- michrast, y las hormigas mexicanas de Norton, que habiendo sido publicadas por el Instituto Smithsoniano, fueron traducidas y remitidas á la Sociedad por el Sr. D. Aniceto Moreno, socio corresponsal en Orizaba, Nuestros socios corresponsales no han trabajado con ménos ahinco que los residentes, en los diversos y extensos ramos que abraza la Zoología. Nuestro ilustrado socio corresponsal en Guanajuato, el Sr. D. Alfredo Dugés, ha ob- sequiado á la Sociedad con varios é interesantes trabajos, y entre ellos me- recen especial mencion un estudio sobre el Taxidea Berlandieri, llamado Puerco-juin, y el catálogo que formó de los animales vertebrados que ha observado en la República, y que consta, de 38 mamiferos, 177 aves, 66 reptiles, 16 batracianos y varios peces: el mismo socio ha escrito: unas Con- sideraciones generales sobre la Fauna de Guanajuato, en las cuales se ocupa de las costumbres de varios vertebrados de aquel Estado; y dos Memorias, la una, sobre una nueva especie del género Phrynosoma, que ha denominado taurus, y la otra que es la descripcion del Siredon Dumerilli, que des- cubrió en la laguna de Pátzcuaro, y un curioso trabajo sobre la estructura de los pelos de una oruga urticante, Attacus metzle de Sallé. El Sr. D. Eugenio Dugés, socio corresponsal en Leon, animado del mismo entusiasmo que su hermano, ha contribuido con útiles trabajos para el ade- lantamiento de nuestra Sociedad. La descripcion entomológica que este se- ñor socio hizo de 33 meloideos indígenas, es un trabajo que verdaderamen- te le honra; pues siguiendo el mismo sendero que con aplauso han recorrido los Sres. Jimenez, Mendoza, Villada y Herrera, ha logrado el Sr. Dugés am- pliar el estudio de los vesicantes indígenas de los que es posible obtener provechosas aplicaciones en la materia médica, y que pueden constituir un ramo de riqueza, puesto que México, usando de sus meloideos, no necesita de la importacion de los que hasta hoyle vienen del extranjero. Del Sr. D. Eugenio Duges es tambien un curioso estudio sobre las meta- mórfosis de un lamelicórneo del género Strategus, y la anatomía de un he- míiptero del género Pachylis, y que próximamente se publicarán en nuestro periódico. La entomología mexicana ha sido ilustrada, además, por el Sr. Don José Apolinario Nieto, quien ha remitido dos Memorias sobre lepidópteros, sien- do una de ellas de notorio interes, puesto que trata de los que producen la seda mexicana en el encino y en el guayabo. El Sr. D. Ignacio Blasquez ha contribuido tambien con dos Memorias especiales, la una sobre los insectos del maguey, y la otra sobre el animal-planta, que ilustra bastante la his- LA NATURALEZA 403 toria de los entomófitos explicada ya por el naturalista frances Milne Edwards. Los Sres. Dondé, de Yucatan, socios corresponsales, preparan actualmen- te un trabajo entomológico sobre las propiedades y costumbres del hemíipte- ro, conocido en aquel Estado con el nombre de ni-in, y con cuya grasa se están haciendo ya curiosas aplicaciones en los Estados Unidos, en la fabrica- cion de telas impermeables: este mismo producto sirve desde tiempo inme- morial á los pueblos indígenas del Estado de Michoacan, para dar un bello barniz á varios de sus artefactos. La comision de zoología ha ejecutado algunos estudios sobre Helmintolo- gía: se han publicado ya las descripciones del Strongylus micrurus, del S. filaria y del Distoma hepaticum, que ocasionan enfermedades en la raza bovina, y cuya causa aun para muchos es desconocida. Debe esta Sociedad al socio fundador, el Sr. D. José Joaquin Arriaga, un es- tudio, nuevo en sus aplicaciones ála Zoología y á la Botánica en México, acer- ca de las ventajas que se pueden sacar del Microscopio fotográfico para obte- ner láminas de las imágenes amplificadas de los animales y de los vegetales microscópicos. Nuestro consocio el Sr. D. José Salazar lNarregui nos remitió para su publicacion el catálogo de las aves del Norte de Yucatan, clasificadas por el profesor Lawrence, del Instituto Smithsoniano. Una descripcion tera- tológica de un monstruo cíclope, del género Sus, de Lineo, por el Sr. D. Juan María Rodriguez, termina la reseña de los trabajos de Zoología. Réstame decir, Señores, que acompaño á esta reseña la relacion del número de socios, en documentos formados de los libros de esta Secre- taría; hablaros tambien de los recursos con que se ha sostenido la Sociedad desde su instalacion, y de sus relaciones con los Estados de la República y las sociedades científicas extranjeras. La Sociedad comenzó sus trabajos con solo los recursos formados de las cuo- tas y donativos particulares de los señores socios de número, honorarios, co- laboradores y corresponsales. El Soberano Congreso de la Union, por la iniciativa del €. diputado Ma- nuel Andrade, consocio nuestro, decretó en 1869 una subvencion anual de $600 para las publicaciones de esta Sociedad, y despues, por la comision de pre- supuestos del presente año fiscal, fué asignada la misma cantidad: las demas que la Sociedad ha recibido del erario público hasta Diciembre de 1870, suman $625: las suscriciones al periódico y cuotas de los señores socios, han producido 1,892. Los gastos particulares de la Sociedad importan $527; los de publicacio- nes, $ 1,990. Total de ingresos, 2,517; total de egresos, 2,517. 404 LA NATURALEZA El Sr. Lic. D. José María Iglesias, Ministro de Instruccion Pública y miem- bro honorario de esta asociacion, concedió la remision franca de porte, por conducto del Ministerio de Instruccion Pública, de la correspondencia de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, para el interior y exterior de la Re- pública. Merced á la ilustracion y á la benevolencia del actual Director del Museo Nacional nuestro consocio el Sr. D). Ramon Alcaraz, la Sociedad posée dos salones en ese establecimiento: el uno de ellos consagrado á la celebracion de sus sesiones, y el otro ha sido dedicado al Museo y ála Biblioteca particulares de la Sociedad, que diariamente se van aumentando con los generosos donati- vos que, tanto en productos naturales como en libros, le hacen sus socios resi- dentes y corresponsales. La Sociedad cuenta ya para su Museo con dos colec- ciones de aves, que le han remitido los señores socios corresponsales en Orizaba, D. Tomás Botteri y D. Pedro M. Toro; con varios fósiles regalados por el Sr. D. Manuel Pereira, socio corresponsal en San Luis Potosí; con una coleccion de minerales que últimamente remitió el Sr. D. Santiago Ramirez, y con otras de conchas, que cedieron, la una, nuestro socio el Sr. D. José Joaquin Ar- riaga, y la otra el Sr. Damon, de Weymouth, en Inglaterra: nuestro socio en la Baja California D. José Fidel Pujol, ha obsequiado á la Sociedad con otra coleccion de conchas de las playas del Pacífico, y comisionó para hacerle en su nombre este obsequio á nuestro consocio el Sr. D. Antonio del Castillo. Grandes esperanzas debemos abrigar, Señores, de que nuestra Sociedad lle- gará á poseer preciosísimos productos de los tres reinos naturales, debido á la eficacia de sus socios. La Sociedad ha encargado y recomienda de nuevo á sus socios correspon= sales, le remitan colecciones de objetos de Historia natural, y es de esperar de la ilustracion de nuestros señores consocios, que imitarán la franca libera- lidad de los Sres. D. Gabriel García, Gobernador del Estado de Zacatecas, de D. Jesus Revilla, minero de Pachuca, y de algunos señores corresponsales, quienes están formando colecciones mineralógicas por distritos mineros, para el Museo Nacional. La Sociedad tiene establecidas relaciones en los Estados de Aguascalien- tes, Durango, Morelos, Jalisco, Veracruz, San Luis Potosi, Guanajuato, So- nora, Sinaloa, Hidalgo, Yucatan, Guerrero, Michoacan, Oaxaca, Puebla, Zacatecas, Querétaro, Tamaulipas, Tlaxcala, Nuevo-Leon, México y en la Baja California, Tabasco y Colima. Al Instituto Smithsoniano de Washington debe la Sociedad Mexicana: de Historia Natural el estar relacionada para el cambio de sus publicaciones con las sociedades científicas de Cuba, Chile, Australia, Inglaterra, Francia, Ita- LA NATURALEZA 405 lia, Bélgica, Suiza, Austria, Wurtemberg, Baviera, Sajonia, Prusia, Holanda, Rusia, Dinamarca, Suecia y Noruega. Señores: La Socienan De HisTORIA NATURAL fué fundada bajo la inspiracion del engrandecimiento de México. ¡Ojalá y ella sirva para dar renombre y gloria á nuestra patria entre las naciones civilizadas! tomo Vel, Primer Secretario. México, Enero 12 de 1871. REGISTRO DE LOS SEÑORES SOCIOS DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL. SOCIOS FUNDADORES. Arriaga, D. José Joaquin. Castillo, D. Antonio del. Cordero y Hoyos, D. Francisco. Herrera, D. Alfonso. Mendoza, D. Gumesindo. Peñafiel, D. Antonio. Rio de la Loza, D. Manuel. Sanchez, D. Jesus. Urbina, D. Manuel. Villada, D. Manuel. SOCIOS DE NUMERO. Almazan, D. Pascual. Amador, D. Juan. Barreda, D. Gabino. Barragan, D. José. Cornejo, D. Ignacio. Hay, D. Guillermo. Iglesias, D. Miguel. Jimenez, D. Lauro. Alcaraz, D. Ramon. Alvarado, D. Ignacio. Acevedo, D. Celso. Altamirano, D. Ignacio. López Monroy, D. Pedro. Martinez, D. Felipe. Manzano, D. Jesus. Moreno, D. Basilio. Rio de la Loza, D. Leopoldo. Vivanco, D. Ignacio. Velasco, D. José María. SOCIOS HONORARIOS. Acedo, D. Fausto. Andrade, D. Agustin. Alfaro, D. Miguel. Balcárcel, D. Blas, Ministro de Fomento. 52 406 LA NATURALEZA Bezares, D. Angel. Bandera, D. José María. Bustamante, D. José. Bárcena, D. Mariano. Carmona y Valle, D. M. María. Contreras, D. Manuel. Castelazo, D. Ismael. Chimalpopoca, D. Faustino. Diaz, D. Porfirio, gral. resid. en Oaxaca. Diaz Covarrúbias, D. Francisco. Diaz Covarrúbias, D. J. de Jesus. Dominguez, D. Manuel. Desfontaines, D. Gustavo. Espinosa, D. Manuel. Espinosa, D. Luis. Eguía, D. Joaquin. Fuentes Muniz, D. Jesus. Fernandez, D. Manuel. Fernandez, D. Ramon. Gomez, D. José. Gomez, D. Marcelo. Garza, D. Aurelio. Herrera y Perez, D. Manuel. Herrera y Perez, D. Rafael. Hernandez y Hernandez, D. Francisco, Gobernador de Veracruz. Hurtado, D. Miguel. Hoyuela, D. Felipe de la. Jimenez D. Miguel. Lafragua, D. José María. Lucio, D. Rafael. Lobato, D. José G. Macotela, D. Ramon. Mariscal, D. Ignacio, Ministro Plenipoten- ciario en Washington. Menocal, D. Francisco. Montes de Oca, D. Francisco. Morales, D. José María. Ordaz, D. Luis. Orozco y Berra, D. Manuel. Olvera, D. José. Pardo, D. Emilio. Payno, D. Manuel. Prieto, D. Guillermo. Ponce de Leon, D. José María. Ponce de Leon, D. Miguel. Pimentel, D. Francisco. Pimentel, D. José. Pascua, D. Ladislao. Peredo, D. Manuel. Plowes, D. Manuel. Rull, D. Miguel. Sanchez, D. Ambrosio. Salazar lNarregui, D. José. Sanchez Solís, D. Felipe. Sierra, D. Antonio. Soriano, D. Manuel. Sosa, D. Antonio. Soto Fernandez, D. Manuel. Schloessing, D. Jorge E. Uhthoff, D. Gerardo. Vértiz, D. José María. Villamil, D. Mariano. Villar, D. Francisco. Velasco, D. Ildefonso. Zamacona, D. Manuel. SOCIOS COLABORADORES. HACIENDA DEL JARAL. (San Luis Potosí.) Moncada, D. Francisco M. MEXICO. Peñafiel, D. Miguel. TLAPA. (Estado de Guerrero.) Galvez, D. Nazario. ZACOALCO. (Estado de Jalisco.) Martin del Campo, D. Tadeo. LA NATURALEZA 407 SOCIOS CORRESPONSALES. AGUASCALIENTES. Toscano, D. Luis. Velazquez, D. Miguel. Chavez, D. Ignacio. Marin, D. Ignacio. BAJA CALIFORNIA. Fidel Pujol, D. José. Puerto de la Paz. Hidalgo, D. Manuel. ES COLIMA. García Ochoa, D. Martin. > ,»”” E] DURANGO. Leon de la Peña, D. Cárlos. Ponce de Leon, D. Ramon. Santa María, D. Cárlos. GUANAJUATO. Dugés, D. Alfredo. Capital. Dugés, D. Eugenio. Leon. Romero, D. Cárlos. .,, Hernandez, D. Antonio. S. Miguel Allen- de. Belderrain, D. José S. H. del Jaral. GUERRERO. Jimenez. D. Rafael. Tixtla. HIDALGO. Almaraz, D. Ramon. Pachuca. Andrade, D. José María. Huejutla. Guzman, D. Mariano. Metztitlan. Goyzueta, D. Próspero. Mineral del Monte. Mancera, D. Ramon. Mineral del Chico. Ferrugia y Manly, D. Federico. Mine- ral de Zimapan. JALISCO. Oliva, D. Leonardo. Guadalajara. Oliva, D. Sabino. dE Torres Altamirano, D. Ignacio. Guadalaj*. Vigil, D. José María. Gutierrez, D. José María. Ameca. MEXICO. Cuatáparo, D. J. N. Zumpango. 2») Franco, D. Alberto. Tlalnepanila. Ramirez, D. Santiago. Mineral del Oro. MICHOACAN. Gonzalez, D. Mateo. Morelia. García, D. Crescencio. Cotija. Urquiza, D. Manuel. Maravatío. MORELOS. Morquecho, D. José María. Cuernavaca. Cárdenas, D. José María. Cuautla. Celis, D. Albino. Tetecala. NUEVO-LEON. Gonzalez, D. Eleuterio. Monterey. OAXACA. Ortega Reyes, D. Manuel. PUEBLA. Blasquez, D. Pedro. Blasquez, D. Ignacio. Capital. Esparza, D. Atanasio. E Rangel, D. Francisco María. ,, Andrade, D. Felipe. Huauchinango, QUERETARO. Macormik, D. Pedro. SAN LUIS POTOSI. Barrueta, D. Gregorio. Capital. Cabrera, D. Florencio. Limon, D. Francisco. Canal, D. José. Pereira, D. Manuel. Sandi, D. J. Rio Verde. Salinas, D. Ricardo. Charcas. SINALOA. Fenochio, D. Andrés. Guaymas. SONORA. Monteverde, D. Manuel. Hermosillo. Banda, D. Rosalío. Mazatlan. TABASCO. Mestre, D. José M.* San Juan Bautista. TAMAULIPAS. Escontría, D. Blas. H. del Naranjo. Romero, D. José María. ») »”) 408 TLAXCALA. Castañeda, D. Zeferino. Pena y Peñúñuri, D. Ramon. VERACRUZ. Molina, D. Luis. Capital. Artigas, D. Rafael. ,, Melo, D. Manuel. Tantoyuca. Nieto, D. José Apolinario. Córdoba. Sartorius, D. Cárlos. de Caraza, D. Lino. Jalapa. Caraza, D. Lorenzo. An Huidrobo y Gonzalez, D. Miguel. ,, Lozada Gutierrez, D. Manuel. mn Rivera, D. Manuel. > LA NATURALEZA Ariza y Huerta, D. José María. Orizava. Botteri, D. Mateo. cd Toro, D. Pedro María. E YUCATAN. Dondé, D. Joaquin. Mérida. Dondé, D. Juan. E Dominguez, D. Norberto. ,, Negron, D. Francisco. ¿e Palomeque, D. Jose María ,, Rendon Cárdenas, D. Joaquin. ,, ZACATECAS. Alba, D. Saturnino. Capital. Hierro, D. Ignacio. 144 Sociedades y socios extranjeros corresponsales de la Sociedad de Historia Natural. Instituto Smithsoniano de Washington . Academia Real de Ciencias de Stockolmo Real Universidad del Norte, Cristiania Real Sociedad de Ciencias de Copenhague Observatorio Imperial de Moscow. . Estados-Unidos. . Suecia. . Noruega. . Dinamarca. . Rusta. Observatorio Imperial Mineralógico de San Pra burgo Academia Imperial de Glendias de San Pérlishito ¿ Real Sociedad Zoológica de Amsterdan Real Academia de Ciencias de Berlin Redaccion de los Anales de Wiegmamn, Natural, de Bonn Academia Imperial Leopoldino-Car elas de Dro Real Academia de Ciencias de Munich Sociedad de Ciencias Naturales patrias, de Stuttgart . Academia Imperial de Ciencias de Viena. Sociedad Imperial Zoológico-Botánica de id. Sociedad de Física y de Historia Natural de Ginebra. Academia Real de Ciencias, Letras, etc., de Bruselas. . Rusta. Rusia. . Holanda. . Prusia. de Historia . Prusia. Sajoma. . Baviera. Wurttemberyg. . Austria. . Austria. Suiza. Bélgica. AAA 9 ADD y 5 | INDICE | DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA PLANTAS INDIGENAS.—Memoria sobre el cultivo del Chile, —Apuntes sobre e su historia y análisis química, clasificacion de alguna de sus especies, por el Sr. SS) D. Manuel Cordero, alumno de la Escuela Nacional de Agricultura de México. (Conclusion.) : : SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL.—Acta de la sesion E 9 extraordinaria del dia 12 de Enero de 1871. De a) INFORME rendido por el secretario de la Sociedad Mexicana de Historia natu- q > ral acerca de los trabajos científicos ejecutados en ella durante los años de 1869 P y 1870. : REGISTRO DE LOS SEÑORES SOCIOS de la Sociedad Méxicana de His- E toria natural. , E SOCIEDADES y socios extranjeros corresponsales de la Sociedad de Historia : natural. y ENS Ni bl - MANUAL DEL FARMACÉUTICO POR DON AGUSTIN GUERRERO, ge Obra indispensable 4 todos los Médicos y Boticarios. e 40 —=oo— Se talla de venta en la imprenta del Sr. Escalante, Bajos de San Agnstin, núm. 1. Librería del Sr. Aguilar y Ortiz, 1* calle de Santo Domingo núm. ó. Ye dy 96 Ss Droguería del Sr. Maillefert, Tiburcio núm. 2. Encuadernacion del Sr. Mancera, S Cadena núm. 18. 9) E PRECIO: D2 e NA A la rústica. : ! a : S b SALAS O A la holandesa. z E ¿ EE ted UD Para fuera de la capital, á la rústica $ 2, pudiendo dirigirse los pedidos á J. M. Aguilar y Ortiz, 1% de Santo Domingo núm. 5; Botica de Agustin Guerrero, 2* calle del Factor núm. 2, ó á los corresponsafes de la Revista Umversal. a Ada ió cis SR NATURALEZA! PERIÓDICO CIENTIFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL ea EntreEGA 21—FEBRERO DE 1871. Y MO, SS j o y MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE Y C2 BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. LA NATURALEZA 409 Biblioteca del Jardin de Plantas de Paris. ] . Francia. Sociedad Geológica. . Francia. Real Instituto Lombardo de dios y Det as sE Milan Italia. Academia Real de Ciencias de Turin. : . Htalia. Sociedad Geológica de Lóndres . | A . Inglaterra. Universidad de Melbourne . Ñ , ; . Australia. Real Sociedad económica de la Habana . E . Cuba. Universidad de Santiago. : : . Chale. Sr. Dr. D. Ignacio Domeyko. : : : . Universidad del Chile. Sr. Dr. D. G. Burmeister, Director del Museo de. . Buenos-Aires. Sr. D. Jules Marcou, vicepresidente de la Sociedad Geológica de . ) ; y . Francia. DISCURSO PRONUNCIADO POR EL SEÑOR DOCTOR DON LEOPOLDO RIO DE LA LOZA» PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE. JISTORIA. NATURAL, EN LA SESION GENERAL CELEBRADA EL 12 DE ENERO DE 1871. SEÑORES: Obligado por nuestro Reglamento á dirigiros la palabra en esta sesion, y agotados con el informe que acaba de leer el señor secretario los puntos de que para ello pudiera servirme, me limitaré á presentar á la Sociedad algu- nas indicaciones que, desarrolladas por ella, acaso contribuyan á la consecu- cion de las nobles miras á que se dirigen sus tareas. Mas ántes me ocuparé en consignar brevemente algunos hechos, que aunque sabidos hoy por mu- chos, pudieran ser mas tarde adulterados ó desconocidos. No hace veintiocho meses que fué instalada la Sociedad de Historia natu- 33 410 LA NATURALEZA ral por un corto número de profesores laboriosos, instruidos y emprendedo- res, quienes amigos entre sí, lo son tambien de las ciencias, de la prosperi- dad y del buen nombre de nuestra patria. En tan corto período, los resul- tados de sus laudables afanes han excedido á sus esperanzas, como lo de- muestra la reseña cuya lectura acabamos de oir, y las buenas y útiles rela- ciones establecidas en la mayor parte de los Estados de la República y aun fuera de ella. Hoy debemos felicitarnos por ello, así como al observar que el estudio de las ciencias naturales ha salido de los estrechos y muy forzados límites á que se hallaba reducido hasta hace pocos años. Los médicos y los farmacéuticos, fueron los únicos que, obligados por las leyes, concurrian poco mas de una hora por unos cuantos dias, á la mal organizada clase elemental de botánica, y eso sin fé en la utilidad de tal estudio, y por lo mismo, sin la dedicacion indispensable, siquiera para conocer los principios fundamentales del ramo. En cuanto al de zoología, bastará recordar que en general apénas era conocida de muy pocas personas. Y no se crea que tal estado de cosas perteneció solamente á la época vi= reinal, no; doce años despues de nuestra independencia siguieron las cosas en el mismo estado; y, preciso es decirlo, á la ilustracion, á la cultura, á los afanes de la clase médica, auxiliada mas tarde por algunas personas ilustra- das, y despues por los ingenieros de minas, se debe la marcha progresiva y aun el entusiasmo que hoy se advierte por el estudio de las ciencias natura- les. Cuántos años han trascurrido para conquistar esta mejora; cuántos es- fuerzos ha sido preciso reunir, y cuántas preocupaciones que vencer, son he- chos bien conocidos de las personas que me escuchan. Y si bien desde 1833 fueron organizados por la ley como lo están actual- mente los establecimientos especiales de enseñanza, en cuyo programa figu- ró la de la historia natural, la violenta derogacion de tales disposiciones, nulificó la mejora intentada por-los ilustrados autores del primer plan de estudios mas adecuado á las necesidades de México. Increible parecerá que, cuando en los países civilizados del mundo no se dudaba del enlace de las ciencias naturales con las principales carreras pro- fesionales y su estudio era obligatorio, se pretendiera en la capital de la Re- pública sostener la inutilidad de tales conocimientos para los ingenieros y aun para los agricultores. Recuerdo con asombro que en la visita que un per- sonaje de influencia hizo á la Escuela de Agricultura en 1856, calificó de in= útil y gravoso al Gobierno ese establecimiento, fundándose en que en nuestro país, cuya fertilidad era notoria, bastaba la práctica, decia, para la- brar la tierra y para conocer las yerbas. Despues, y aun hoy mismo, ¿no juzgan varias personas como una extraña LA NATURALEZA 411 exigencia las disposiciones relativas del plan de enseñanza vigente, con espe- cialidad en lo relativo á estudios preparatorios? ¿No hemos oído las severas críticas que se hacen con frecuencia sobre este punto? Las personas domina- das por las primeras impresiones, las que repiten lo que oyen sin exámen al- guno, las que, preocupadas por el deseo de que sus hijos concluyan su car- rera en el menor tiempo posible, y las que solo se ocupan en criticarlo todo, son otros tantos enemigos de lo bueno y de lo útil. Ellas no reflexionan que aun la simple educacion social no debe limitarse al estudio de las primeras letras: que los adelantamientos y perfeccion en las carreras profesionales exigen una base sólida de instruccion, un conjunto de nociones indispensables, sin las cuales aun la tecnología cientifica se difi- culta. Ellos, y por desgracia otros varios, ignoran que la riqueza de nuestro país no debe limitarse á la explotacion de unos cuantos minerales, no cier- tamente; el reino orgánico es tan abundante, tan variado, y es llamado á ser tan útil y productivo, como el anorgánico. Y siendo esto asi, ¿por qué no aprovechar esa fuente inagotable con que nos brinda la naturaleza? ¿Por qué no fomentar, cual conviene, el estudio de la botánica y de la zoología, procurando, á la vez, con las exploraciones aprovechar tantas y tan variadas producciones, limitadas hoy en su explotacion y abandonadas en su mayor parte? Por fortuna se ha dado un paso adelante en estos últimos años, cuyos be- néficos resultados han correspondido, como ya dije, á las nobles miras de las personas estudiosas, y decididas á consagrar su tiempo y su trabajo á la con- secucion de una importante mejora. La instalacion de la Sociedad de Historia natural, la publicacion de su pe- riódico y la reorganizacion del Museo nacional, han contribuido á esa mejora de una manera eficaz; y no hay exageracion al decir que la union, la buena armonía y los mútuos auxilios de ambos establecimientos, los han colocado en condiciones favorables para que las ciencias naturales lleguen en nuestro país al grado de cultura á que se encuentran en las naciones civilizadas. De esperar es que esa union y buena armonía, que tan felices resultados han dado en el corto período trascurrido, se sostengan y aumenten en el año actual, á cuyo fin me será permitido el proponer á la Sociedad una idea, que si fuere acogida benignamente, sabrá realizarla de la manera posible y con- veniente. He dicho, y es bien sabido, que las exploraciones en lo relativo á las cien- cias naturales son tan necesarias, que sin ellas no pueden adelantar. Por otra parte, no habrá quien dude, que si nuestro Museo ha de ser verdaderamente nacional, deben encontrarse en él todas las producciones notables de la Repú- 412 LA NATURALEZA blica, para lo cual es indispensable la recoleccion, hecha con la inteligencia necesaria; y como en nuestro país no es un ramo á que se hayan dedicado personas á quienes poder confiar ese trabajo, resulta la mayor necesidad de organizar las comisiones exploradoras. Por desgracia el estado del Erario acaso no permita hacer todos los gastos que requiere una comision bien montada, mas podria reducirse por hoy á determinadas localidades y al personal indispensable para lograr el fin pro- puesto. Tambien seria conveniente á la vez, el excitar á los gobiernos de los Esta- dos á que nombraran sus comisiones exploradoras, pues si no todos, varios hay que cuentan con algunos recursos para erogar los gastos; y aquellos que no los tienen podrian arbitrar medios para cubrirlos. Verdad es que los re- sultados de este sistema de trabajos es, por su naturaleza, lento; mas con” viene tener en cuenta que las empresas de este género llegan mas tarde á sostenerse por sí; y una vez organizadas, aun á ser productivas. El Gobierno puede contar, por otra parte, con la cooperacion de la Socie- dad de Historia natural, y ésta, á la vez, con la adquisicion de algunos ejem- plares, ya para enriquecer la coleccion, ó bien para fomentar el cambio con las asociaciones relacionadas con ella. Sea lo que fuere, yo suplico á la So- ciedad que examine esta cuestion, sea acogiéndola y haciendo las modifica- ciones que juzgue necesarias, ó bien desechándola si la creyere irrealizable. Antes de terminar, cumpliré con un deber de justicia y de reconocimiento, manifestando en esta sesion solemne el que tiene la Sociedad de Historia na- tural al Soberano Congreso, al Supremo poder Ejecutivo y al ciudadano Di- rector del Museo nacional por la proteccion que le han dispensado y que es- pera continuarán dispensándole en atencion á los felices resultados obtenidos hasta ahora. La Corporacion ha procurado secundar con sus trabajos las no- bles miras del Supremo Gobierno, fomentando los adelantamientos y mejora, en cuanto se relaciona con la Historia natural: los medios indicados y cuan- tos mas le ocurran en adelante, los pondrá en accion con el mismo fin y los dará á conocer con la debida oportunidad. Concluyo, Señores, haciendo votos por los progresos de la Sociedad y por el bienestar de sus dignos miembros. NOTAS ADICIONALES Al Informe de la Secretaria de la Sociedad de Historia Natural. No se hizo mencion del importante trabajo que remitió el Sr. D. Pedro Blasquez, socio corresponsal en Puebla, acerca del modo de colectar objetos de Historia na- tural, por haber dispuesto esta Sociedad que una comision de su seno reuna los datos para formar una Instruccion para colectar dichos objetos, aprovechando el trabajo del Sr. Blasquez y extractando lo más importante que sobre el mismo asun- to han publicado el Instituto Smithsoniano de Washington, el Supremo Gobierno de la República en el año de 1840 y un trabajo análogo del Sr. D. José A. Nieto, pa- ra que sirva tanto á los señores socios corresponsales de esta Sociedad como á los agentes del Museo Nacional. : Esta Memoria formará un cuaderno separado de nuestro periódico, cuya publica- cion va á hacerse á expensas de este Establecimiento. Por un olvido involuntario no fué puesto en el registro de señores socios, el Sr. D. Juan M. Rodriguez, socio honorario. Le es tanto más grato á esta Secretaría cumplir con el deber de subsanar esta omision, cuanto que dicho señor se sirvió obsequiar á la Sociedad de Historia Natural, con un laborioso estudio de Teratolo- gía animal, siendo, así como los demás del mismo autor, los primeros trabajos se- rios que sobre este importante ramo de las ciencias biológicas hayan sido escritos por un mexicano. F 74 . De mu YA EA a bal. PRIMER SECRETARIO. Página 137, ERRATAS NOTABLES DEL TOMO 1. Línea 13, 17, 11, 34, 25, 32, 5, 16, Dice "Procion cena CÍInere0..-.......... Phalcceoptynx........ MolOtr huso Puerco sde oia Cnemidofhorus........ melanocephalun...... DOS a ela IA agallas Se ven las aberturas del pericardio .......-- mirada sin expresion. - algunas veces violado... estas son las urracas.. - cuya patria se ignora... D. José M. Bárcena.. - las demás e Debe decir Procyon. Ccinereo. Desm. Phaloeoptynx. Molothrus. arctica. Aracuáz, Wagl. Puerca. Cnemidophorus. melanocephalum 251. 271. branquias. branquias. branquias. Se vensus aberturas en el pericardio. mirada inteligente. algunas veces de color bayo. son las urracas. cuyo tipo silvestre aun no se ha encontrado. D. Mariano Bárcena. las cantidades. ÍNDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO 1 DISCURSOS. Discurso pronunciado por el señor ingeniero de minas D. Antonio del Castillo, primer pre- sidente de la Sociedad, en la sesion inaugural verificada el dia 6 de Setiembre de 1868. Discurso sobre el estudio de la Botánica extranjera é indígena, por el Sr. D. Leonardo Oli- va, socio corresponsal en Guadalajala.......ooooicoocooonooonn aca Discurso pronunciado por el Sr. D. Pedro L. Monroy, socio de número, en el centésimo aniversario del nacimiento del baron de Humboldt, celebrado por la Sociedad de Geo- Pray sta dica II E SIA yd Informe rendido por el primer secretario de la Sociedad, acerca de los trabajos científicos ejecutados en ella durante los años de 1869 y 1870. ..0oooocccccooncccccnrcococo Discurso pronunciado por el Sr. D. Leopoldo Rio de la Loza, presidente de la Sociedad, en la sesion general celebrada el 12 de Enero de 1871.-...oooooocnconrornomoron... Acta de la sesion extraordinaria del dia 12 de Enero de 1871.....oooooccconcono..-. ResIstrodevlos Senores SOCIO o ac oe ala ADA Aaa ZOOLOGIA. Catálogo de animales vertebrados, observados en la República Mexicana, por el Sr. D. Al- fredo Dugés, socio corresponsal en GGUanajuat0....oooocooooorccrnnccconcaocr Consideraciones sobre la Fauna de Guanajuato, por el Sr. D. Alfredo Dugés..........- Apuntes para la mamalogía mexicana, por el Sr. D. Manuel M. Villada, socio de número. El Zopilote, por H. Saussure, traduccion del Sr. D. Juan Amador, socio de número, y ano- tado porreliSr DS Alfonso Herrera. amara gos OA IATA. Adiciones al artículo anterior, por el Sr. D. Alfonso Herrera, socio de número........-- El Pájaro-mosca, por Beulloch, traduccion del Sr. D. Jesus Sanchez, socio de número. . - Aves del Valle de México, por el Sr. D. Manuel M. Villada, con la colaboracion de los señores preparadores del Museo Nacional, D. Antonio Peñafiel y D. Jesus Sanchez. .94 Los Picos, por H. Saussure, traduccion del Sr. D. Jesus SancheZ.....ooooo.ooocooco.. Memoria sobre la distribucion geográfica de las aves del Estado de Veracruz, por el Sr. D. Francisco Sumichrast, traducida por el Sr. D. Aniceto Moreno, socio corresponsal enOrizayaroreeartrton TE ELO AO os seat d pliOde Los tordos por Saussure da IR e DS Io da al Notas sobre las costumbres de algunos reptiles de México, por el Sr. D. F. Sumichrast, traduccion del Sr. D. Aniceto Moreno... 02000 176, 203 Una nueva especie de ajolote de la laguna de Pátzcuaro, por el Sr. D. Alfredo Dugés..... Descripcion de algunos meloideos indígenas, por el Sr. D. Eugenio Dugés, socio corres- ponsal en Leon....... e IS lo 100, 125 Insectos del maguey, por el Sr. D. Ignacio Blasquez, socio corresponsal en Puebla...... Apuntes para la Helmintología mexicana; “El Distoma hepaticum,” por el Sr. D. Anto- DIO benael Socio MO a a aaa ala laa alojada 57 113 391 409 389 408 314 TERATOLOGIA. Descripcion de un monstruo cíclope perteneciente al género cerdo, por el Sr, D. Juan M. Rodriguez, socio honorario....... door Ad OSO oo olopcadsbVoos BOTANICA. El Copal, por el Sr. D, Leonardo Oliva, socio corresponsal en Guadalajara............ El Liquidámbar, por el Sr. D. Manuel G. Lozada, socio corresponsal en Jalapa......... El Chahuistle, porreliSr DD: Tenacio Blasqueza naaa lis loa Dictámen del Sr. D. Lauro M. Jimenez, socio de NÚMerO...oooooococosoccncocococoo Descripcion de una especie de cactea de México, por el Sr. D. José M. Velasco, socio de números ada e ld reso Eller a Cucurbitáceas ó Calabaceñas, por el Sr. D. Leonardo Oliva.-........-.. 206, 224, 244, El Cryptococcus del pulque, por el Sr. D. José Barragan, socio de nÚMerO......=---.. El Chayote, por el Sr. D. Alfonso Herrera. .oooioncocoocconooca ccoo El Marañon, por el Sr. D. Mariano Bárcena, socio honorari0....coooooocorcnonorooo. Una nueva especie de falsa Jalapa de Querétaro, por los Sres. D. José M. y D. Ildefonso Velasco, ¡miembros:dera Sociedadios. Lts a ica a dos Géneros nuevos de Gramíneos de los alrededores de México, por el Sr. D. Vicente Cervan- tes, presentados á la Sociedad por el Sr. D. Francisco Cordero y Hoyos, socio de nú- MINERALOGIA Y GEOLOGIA. Los criaderos de azufre de México y su explotacion, por el Sr. D. Antonio del Castillo, so- Clo de DÚMELO 2 A A A OS Observaciones sobre una presunta especie mineral nueva, nativa de México, por el Sr. D. Bedro, Le Monroy -.. dect Ade La a ISA Observaciones sobre algunos combustibles minerales de México, por el Sr. D. Pedro L. Montoyrsiidr sl area elle Je A e la aso elect ARS Una ascension al Popocatepetl, por los Sres. Dollfus, Montserrat y Pavie, traduccion del Sr. D. Miguel Iglesias, socio de DÚMeTO..oooooroorerrrrn ner Los estados de existencia dela tierra, por el Sr. D. Pedro L. Monroy ++.o.oooormoocooo.- El Ceboruco. Observaciones sobre este volcan, por el Sr. D. A. Caravantes..-.....-=-. Los fierros meteóricos de México, por el Sr. D. Ignacio Cornejo, socio de número. ...-.. Memoria sobre el beneficio del Cuarzo aurífero en el Mineral del Oro, por el Sr. D. San- tiago Ramirez, socio corresponsal en ese lUYal....ooocococorenrrrrrorr rr CIENCIAS AUXILIARES. Informe de la comision sobre las aguas potables de MÉXICO... oooooooorrrrrrrcoors > El microscopio y la fotografia aplicados al estudio de las ciencias naturales, por el Sr. D. José J. Arriaga, socio de DÚMETO.oooomoorre Estudio sobre las aguas de diversas localidades de México, por el Sr. Lambert, traduccion del Sr. D. Tgnacio Cornejo. ....ooic..icncinza Sn Bco SEL 79 Análisis de las aguas de Tenguedó, por el Sr. D. Guillermo Hay, socio de número... --. Recetas para teñir la seda, la lana y el algodon, con los colores de la anilina.. ..--.- 134 268 37 70 195 198 201 312 228 234 335 338 343 358 44 INDICE | DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA —o— SOCIEDADES y socios extranjeros corresponsales de la Sociedad de Historia natural. y DISCURSO por el Sr. Dr. D. Leopoldo Rio de la Loza. NOTAS ADICIONALES al Informe de la Secretaría de la Sociedad de His- “toria Natural. ERRATAS notables del tomo 1. INDICE de las materias contenidas en el tomo 1. AVISOS. El primer secretario ha mudado de habitacion á la casa número 3 de la calle de la Alhóndiga, y el segundo al núm. 1S de la Plazuela de San Juan. —Las páginas que faltan en esta entrega, para el completo de dos pliegos, se darán en la próxima. : E MANUAL DEL FARMACÉUTICO POR DON AGUSTIN GUERRERO, Obra indispensable á todos los Médicos y Boticarios. —=o— e Se halla de venta en la imprenta del Sr. Escalante, Bajos de San Agustin, núm. 1. Librería del Sr. Aguilar y Ortiz, 1* calle de Santo Domingo núm. 5. Droguería del Sr. Maillefert, Tiburcio núm. 2. Encuadernacion del Sr. Mancera, $5 Cadena núm. 18. PRECIO: $ A la rústica. A x ; > , : ION A la holandesa. : : : : ña AO Para fuera de la capital, á la rústica $ 2, pudiendo dirigirse los pedidos 4 J,. M. Aguilar y Ortiz, 1* de Santo Domingo núm. 5; Botica de Agustin Guerrero, 2% calle del Factor núm. 2, ó á los corresponsales de la Revista Umiversal SI ly NOY ES m _r— 7 Ú o > UNI CZZ az SUIT LD NETAS : PASE RUI AR ga 9 : ia ro A