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NATURALEZA
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PERIÓDICO CIENTÍFICO
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
TOMO IV
AÑOS DE 1877-1878-1879.
MÉXICO
IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE
BAJOS DE SAN AGUSTIN, Num. 1.
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1879
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LA NATURALIZA
PERIÓDICO CIENTÍFICO
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL,
——
ZOOLOGIA.
FEA
APUNTES PARA LA MONOGRAFÍA DE LOS CROTALOS DE MÉXICO,
Formados por el Sr. Dr. Alfredo Dugés, socio corresponsal en Guanajuato.
CAPITULO 1.
No emprendo una monografía completa que no podria interesar á los lee-
tores de «La Naturaleza, » y para la cual necesitaria una extension considera-
_ ble; quiero solamente dar una idea general de todo lo que concierne á estos
curiosos é interesantes reptiles, conocidos con el nombre de víboras de cas-
cabel, nombre significativo que ha sido adoptado en otros idiomas por su
oportunidad, y viene á concordar con uno de los caractéres zoológicos más
importantes de esta clase de animales.
Al que no ha nacido naturalista, el aspecto de una víbora de cascabel le
infunde terror y repugnancia: un cuerpo desprovisto de la elegancia de las
culebras, una piel áspera y sin lustre, los ojos hundidos en la órbita, movi-
mientos torpes, ademan amenazador; todo el conjunto da idea de un sér
nocivo é inspira desconfianza. La cabeza es deprimida, presentando la for-
ma de un triángulo de esquinas redondeadas; la extremidad del hocico es
La NATURALEZA,—TOM, 1Y,—1,
24 LA NATURALEZA
achatada y su borde superior casi plano. Los ojos tienen la pupila vertical,
y están cubiertos por una lámina córnea á manera de tejadillo ó guardapol-
vo. La rasgadísima boca viene á tener sus ángulos hácia la parte posterior
ensanchada de la cabeza: la mandíbula inferior se prolonga hasta el nivel de
una perpendicular tirada de la punta del hocico. El cuello, muy angosto,
le da á toda la cabeza una forma de dardo muy notable. El cuerpo va an-
mentando insensiblemente de volúmen hasta su region mediana, y disminu-
ye despues gradualmente, presentando un aspecto fusiforme, apénas alterado
por alguna depresion del vientre. La cola es corta, algo comprimida, y lleva
en su extremidad el curioso aparato córneo conocido con el nombre de cas-
cabeles.
Pasemos á una descripcion más pormenorizada: las escamas que cubren
todo el animal son escamas epidérmicas, más bien dicho, no hay escamas
separadas; unas eminencias foliáceas de la superficie externa del dermis, son
las que presentan el aspecto de uñitas; la epidermis que las cubre y se amol-
da sobre ellas, toma su forma, así como toma la de una porcion de esfera al
pasar encima del globo ocular, y al tiempo de desprenderse, como sucede
en la muda, se nota perfectamente que todo es una sola membrana en la
cual se ven como estuchitos que corresponden á las salidas dérmicas é inter-
valos más delgados y flexibles que vienen á poner de manifiesto la continui-
dad de todo el zurron, como le llaman vulgarmente. Emplearémos, sin em-
bargo, la voz de escamas para la facilidad de la descripcion: las del abdómen
las llamarémos gastrostegas, y las de debajo de la cola urostegas; anal es
la última gastrostega que protege el ano; supralabrales las del labio superior,
infralabiales las del labio inferior; nasales son aquellas en que la nariz está
colocada, rostral la que termina el hocico, palpebrales las que cubren al ojo
por encima, ¿nternasales las que están entre las narices, frontal la que sepa-
ra á las palpebrales, frenales las que ocupan el espacio entre la preocular y
las nasales, y mental la que cubre la extremidad de la mandíbula inferior: se
suele llamar prefrontales á las internasales colocadas delante de la frontal.
Tales son las escamas que nos podrán servir más tarde en la clasificacion.
Para tomar un tipo fácil de hallar y referirle lo que sigue, escogerémos la
víbora de cascabel más comun, el Crotalus adamanteus 6 rhombifer.
Las escamas que cubren la parte anterior de la cabeza son lisas y algo con-
vexas; las de la parte posterior son pequeñas, más abultadas y forman como
un empedradillo rugoso, su número y colocacion varían con las especies. En
el dorso se ven unas escamas romboédricas y provistas de una quilla ó cu-
chilla obtusa, en la region mediana del cuerpo se cuentan veinticinco de ellas
en una hilera oblícua. Las gastrostegas y la anal son simples; son en número
LA NATURALEZA 3
de ciento setenta y tres á ciento setenta y nueve, pero á veces se reducen á
ciento sesenta y ocho: todas figuran una lámina lisa, cuadrilonga, mucho
más corto su diámetro ántero-posterior que el bilateral, y adaptándose por
un ángulo obtuso entre dos de las últimas escamas laterales del cuerpo. Las
urostegas varían desde veintiuna hasta veinticuatro; tienen la forma de las
gastrostegas y son simples, rara vez son dobles las que se aproximan al ano.
En fin, viene el instrumento sonoro que termina el cuerpo.
Este se compone de un número variable de sonajitas comprimidas, engas-
tadas una dentro de otra, córneas y de forma triangular, con dos cinturas
bastante profundas y un surco lateral á lo largo: estas piezas se mueven libre-
mente, y agitadas por los movimientos rápidos de la cola producen un so-
nido fuerte, estridente, parecido al de una matraca de hoja de lata ó al que
se verifica al soplar entre los labios casi cerrados y flojos. Si hacemos un
corte de este aparato quitándole todos los cascabeles no adherentes, encon-
trarémos lo siguiente: en la parte central está la última vértebra caudal que
parece más bien una coalescencia de tres vértebras, como lo indican sus án-
gulos y cinturas; tiene la forma de una flecha con punta doble y está llena
de asperezas que prestan un punto de adherencia muy firme á la capa de
tejido fibroso bastante gruesa que envuelve al hueso: este tejido es el dermis»
recorrido por vasos sanguíneos numerosos, que penetran por sus ramifica-
ciones terminales dentro del cuerpo mucoso de Malpighi. Este último se ve
completamente lleno de celdillas de pigmento negro, y cubierto por una en-
voltura delgada de epidermis: como estas diferentes partes de la piel se amol-
dan sobre el hueso central, la capa epidérmica reproduce su forma con los
ángulos redondeados, y cuando está para formarse un nuevo cascabel, se ven
distintamente dos láminas, la una desprendiéndose de las partes subyacen-
tes, miéntras la más interior está todavía blanda y adherente á la red pig-
mentaria. :
Cada seis ó siete meses, sin que haya ninguna periodicidad señalada, la
epidermis se desprende, debajo de ella se cria una exhalacion serosa, y en
este momento los colores del animal se ven como empañados y la córnea
blanca; poco á poco la serosidad desaparece, la córnea se vuelve á poner
trasparente, y bien pronto la epidermis vieja se desprende de la subyacente
de nueva formacion en la orilla de los labios, la cabeza se despoja, y el ofi-
dio frotándose contra los cuerpos que le rodean muda completamente su
epidermis volteándola al revés, de manera que la superficie interna venga á
quedar al exterior; la superficie ocular sale con el zurron, pero los cascabeles
quedan adheridos á la cola y generalmete aparece el de nueva formacion.
Vamos ahora abriendo un crótalo, haciendo una incision longitudinal en la
h LA NATURALEZA
parte inferior del cuerpo, y examinemos someramente los órganos inclusos.
De la traquearteria sigue el pulmon grande que comienza un poco ántes
de la union del cuarto anterior del cuerpo con lo demás para terminar un
poco más allá de la mitad, á lo ménos su porcion celulosa ó respiratoria,
pues el saco sin celdillas que sigue viene á concluir hácia las tres cuartas
partes de la longitud del tronco. Paralelamente á la tráquea se observa el
esófago, y hácia la mitad del cuerpo comienza un estómago corto al que si-
gue el intestino, terminando en la cloaca. El corazon está colocado más allá
del tercio de la longitud del cuerpo, y detrás de él comienza el higado, que
acaba al nivel de la parte mediana de la bolsa no respiratoria del pulmon,
viéndose el bazo á poca distancia. Paralelo al fin del órgano respiratorio,
está el primer testículo; el segundo queda á las tres cuartas partes del cuerpo;
por último, los dos riñones, el uno más largo que el otro, se colocan á alguna
distancia detrás de los testículos. En la base de la cola se observan dos glán-
dulas. Al abrir la boca, lo primero que se ve es una lengua negra, retráctil,
plano-cilíndrica y terminada por dos puntas flexibles y delgadas, y encima de
ella la entrada de la laringe. A los lados de la mandíbula superior, pero ocul-
tados por un ancho repliegue de la mucosa bucal, están colocados los dientes
huecos, y en la region del paladar se observan dos hileras de seis á diez dien-
tes cada una; estos son lisos, macizos y en forma de ganchos, cuya punta
está dirigida hácia las fauces: lo mismo se observa en los dientes del maxi-
lar inferior, que son en número de ocho á diez de cada lado y colocados en
el tercio terminal de la mandíbula. Creo que el número de dientes simples
no es cónstante; en cuanto á los otros, hablarémos más tarde de ellos.
El tubo intestinal no tiene nada de particular sino que es susceptible de una
ampliacion considerable, y que el intestino termina en una cloaca ó cavidad
que recibe tambien los productos de la generacion y de la defecacion. El hí-
gado es alargado, en forma de elipse deprimida, y recorrido en cada una de
sus caras planas por un surco profundo que aloja los vasos. La cápsula de Glis-
son es muy visible; el color del órgano es de un rojo pardusco uniforme; en
la extremidad posterior se advierte una pequeña vesícula biliar. El bazo,
en forma de frijol color de carne y pequeño, se encuentra situado entre la
vejiguilla de la hiel y el testículo.
El corazon no es grande y está envuelto en un saco pericárdico; es bastan-
te aplanado, y se ven perfectamente dos aurículas y un solo ventrículo: este
último tiene su cavidad muy reducida, pues la llenan casi completamente
las columnas carnosas, de manera que debe tener una enorme fuerza de pro-
pulsion. Del corazon sale la aorta, que se distribuye de la manera ordinaria
en todos los ofidios.
LA NATURALEZA 5
Volvamos á abrir la boca, y observarémos en la parte anterior de la bó-
veda palatina, entre los dos ganchos veneníferos y al comenzar los dientes
simples, una abertura con válvula, comunicando con las fosas nasales, de las
cuales es el orificio posterior: por ella se verifica la introduccion del aire en
la boca. La glótis se presenta inmediatamente encima de la lengua, bajo la
forma de un ojal angosto colocado delante de una especie de cilindro, que
es el principio de la traquearteria, cubierto por una mucosa con muchos
pliegues longitudinales: delante de la glótis, hácia abajo, hay un rudimento
de epiglótis, y por dentro un ligero repliegue de la mucosa, que podria con-
siderarse como una cuerda vocal longitudinal y muy poco aparente.
El aparato urinario consiste en un par de riñones del color del riñon de
carnero. Colocados á los lados de la columna vertebral, tienen una longitud
considerable, pues el uno es doce veces y el otro nueve veces más largo que
ancho. Al través del peritoneo se divisan perfectamente los numerosos ló-
bulos de que está formado cada riñon, y en su costado interior é inferior se
ven los uréteres que corren paralelamente á las glándulas, pasando por en-
cima del intestino, y concluyen unidos en una pequeña papila situada en la
parte superior de la cloaca.
Los órganos genitales masculinos consisten en dos testículos ovoides, blan-
eos y lisos, provistos de un pequeño epidídimo y de un largo canal deferente
muy flexuoso: estos espermiductos se colocan debajo del riñon acompañando
alos uréteres, y cada uno de ellos desemboca aisladamente á los lados de la
papila uretral, de manera que el sémen se derrama en la cloaca como la ori-
na y las materias fecales. Enteramente separados, y colocados en la base de
la cola, encontramos dos penes; al estado de ereccion se abre cada uno
de ellos formando dos glandes erizados de puntas córneas, cada mitad pro-
vista de un orificio propio, de modo que cada pene consta de dos cuerpos
cavernosos con su correspondiente cavidad, y un surco exterior que divide
estas dos porciones: cuando no hay ereccion, un músculo cilíndrico que vie-
ne á insertarse sobre las últimas vértebras caudales no ensanchadas, atrae al
pene, lo invagina y lo mantiene retraido por la fuerza de tonicidad.
No dejarémos de mencionar aquí dos folículos ó saquillos colocados entre
los dos penes, en la base de la cola, y separados entre sí por un diafragma
membranoso. Estas bolsas tienen en sus delgadas paredes una capa de fibras
musculares estriadas, y segregan un humor amarillento, de consistencia semi-
líquida y que esparce un olor fétido, aunque en el Cr. rombifero es fuerte-
mente almizclado: como se ve, por la presencia de fibras musculares estria-
das, estos órganos se contraen á voluntad del animal y expulsan con fuerza
su contenido.
6 LA NATURALEZA
En todos los ofidios que he estudiado he encontrado este aparato de de-
fensa más ó ménos desarrollado.
En las hembras existen ovarios y oviductos colocados, con corta diferencia,
como los órganos masculinos homólogos, y los oviductos se abren en la
cloaca.
Pasemos ahora al cerebro. Entre los dos ojos se presentan dos partes alar-
gadas que son los lóbulos olfativos; al nivel de la línea que uniera las ex-
tremidades posteriores de las escamas palpebrales comienzan los dos hemis-
ferios cerebrales, que son las partes más abultadas; detrás de ellos vienen
dos lóbulos ópticos que igualan á la mitad de los hemisferios; el cerebelo si-
gue, y viene á ser del tamaño de uno de los lóbulos ópticos ó más pequeño;
en fin, ántes de llegar al agujero occipital, vemos la médula oblongada con
el cuarto ventrículo triangular y enteramente abierto. Los nervios craneales
y la médula espinal, no tienen nada de particular. Se debe notar la pequeñez
del encéfalo respecto al enorme desarrollo de la cabeza, sobre todo de sus
músculos.
Nada notable tienen los ojos, sino la pupila que es alargada verticalmente
en forma de elipse con extremidades agudas: tal vez, como lo ha observado
J. Cloquet en otros ofidios, hay una comunicacion entre la mucosa ocular y
el paladar y aun la nariz, pero confieso que no la he buscado.
Las fosas nasales se abren por un orificio muy pequeño, de ambos lados
de la extremidad del hocico, entre dos placas bastante anchas; su abertura
posterior está colocada en la parte anterior del paladar. Debajo de la nariz
y hácia atrás, se notan dos fosetas ú oquedades, forradas por una rmucosa,
y en las cuales no he podido encontrar comunicacion con otras partes de la
cabeza; en la mucosa se vienen á ramificar las extremidades de un nervio,
que creo es un ramo del facial, en cuyo caso se podrian considerar estas ca-
vidades como órganos de sensibilidad, sin encontrarles análogo ninguno en
la mayor parte de los otros ofidios; otro ramo del facial cruza al primero y
viene tambien á inervar la foseta, llegando directamente á ella, miéntras el
que señalé ántes pasa por detrás del maxilar superior y se introduce en un
pequeño agujero situado en la parte superior mediana é interna de dicho
hueso. Hasta ahora no se ha determinado qué clase de sensaciones pueden
comunicarse por este órgano.
El oido tiene de singular que no se le observa caja, ni tímpano, ni con-
ducto auricular externo; la piel pasa por encima del aparato, lo que pudiera
hacer suponer que el sentido del oido está muy embotado; pero la experien-
cia demuestra que no es así, y que los crótalos perciben á lo ménos los ruidos
ordinarios: yo no creo que distingan de una manera especial ciertos sonidos,
LA NATURALEZA 7
en particular los musicales, porque he visto que estos últimos no hacen sobre
ellos una impresion notable. Aserrando el cráneo por la mitad, en el sentido
de su longitud, se pueden ver en la region temporal interna los relieves forma-
dos por los canales semi-circulares posterior y anterior; al terminar el anterior
se ve el orificio del horizontal. La ventana oval se distingue abajo del princi-
pio del canal semi-circular posterior, y cerca de ella un agujerito por donde
penetra el nervio acústico: la ventana oval está tapada al exterior por una di-
latacion discoidal del hueso único del oido medio. Además de la piel, los
músculos cubren tambien el oido, y se nota no más uno de los huesecillos
(columella) que parece representar el estribo y está completamente fuera de
la caja del tímpano.
Aunque la lengua sea blanda, flexible y muy móvil, nadaindica que nues-
tras serpientes la usen como órgano de gustacion: es cierto que ellas lamen
con movimientos rápidos á su presa ántes de engullirla, pero como hacen esto
mismo al andar, y á veces en el estado de reposo, sin motivo aparente, no
se puede deducir de aquí que la usen para saborear.
No teniendo estos animales ningun órgano dedicado al tacto activo, salvo
tal vez la lengua, se debe pensar que no poseen más que una sensibilidad
general pasiva; ésta no es tan obtusa como se creeria por lo córneo de la en-
voltura epidérmica, pues precisamente lo sólido de las escamas les permite
trasmitir con facilidad á los nervios cutáneos las vibraciones exteriores más
delicadas; y esto se prueba por la experiencia, pues el menor contacto basta
á un crótalo para que al instante voltée la cabeza con ademan amenazador.
La voz de estos ofidios consiste en un simple soplido. Que se observe en
el alicante /Pityophis Deppei) la gran lámina vertical colocada á la entrada
de la laringe, y se explicará fácilmente el ronco rugido de este reptil al em-
bestir á los que le irritan. Los crótalos tienen en la parte ántero-inferior de
la mucosa laringea un repliegue apénas notable y los labios de la glótis son
pequeños, de modo que el sonido que producen, correspendiendo á unos ór-=
ganos vocales de estructura tan sencilla, no puede ser más que un soplo más
ó ménos fuerte, segun la menor ó mayor energía con que el animal expulsa
el aire de su pulmon.
El esqueleto es una parte muy interesante de la anatomía de los crótalos:
le dividirémos en cabeza, cuello, tronco y cola. Hay cuatro vértebras cervi-
cales, pues considero como tales las que están desprovistas de costillas y sos-
tienen la cabeza: se cuentan de ciento setenta y una á ciento setenta y nueve
vértebras dorsales ó costales; veintiuna á treinta caudales ó coxigias componen
la cola: se observa el mismo número de costillas que de vértebras dorsales.
Estos números resultan de la comparacion de varios esqueletos de la mis-
8 LA NATURALEZA
ma especie que he tomado por tipo /Cr. rhombifer); de manera que las
variaciones que se notan no provienen de la diferencia específica ni tampoco
de la edad, pues todos mis individuos eran adultos.
Tomémos el cráneo y verémos los huesos que siguen: un incisivo ó inter-
maxilar impar, ocupando la punta del hocico, y concurriendo con los dos
nasales que le siguen á formar las fosas nasales. El frontal está dividido en
seis piezas, tres de cada lado: un frontal anterior.que se articula con el maxi-
lar superior, un frontal mediano grande, y un frontal posterior en forma de
eorta pirámide. Los parietales, en el adulto, están soldados, y se articulan
posteriormente por un ángulo muy desarrollado con el occipital. En este úl-
timo hueso se ven por debajo una lámina perpendicular enorme que se con-
tinúa con otra de la cara inferior del esfenoides, y tambien los dos cóndilos
occipitales. Los maxilares superiores, articulados hácia arriba con los fron-
tales anteriores, son como cúbicos y enteramente ahuecados; en su concavi-
dad hay una mucosa de que hablamos ya: la cara inferior libre sostiene uno
ó dos dientes veneniferos. Estos huesos se articulan por su ángulo póstero-
superior con el palato-maxilar, especie de varilla que se aplica por su extre-
midad posterior sobre la parte media del terigoides. Un hueso corto y del-
gado que sostiene algunos dientes, el palatino, tiene su extremidad anterior
libre de conexiones huesosas y es la continuacion de un largo terigoides,
cuya parte anterior lleva dientes lisos, miéntras la posterior, ensanchada en
forma de espátula dividida en dos porciones por una arista, viene á apoyarse
sobre la extremidad del hueso timpánico ó intra-articular. La mandíbula se
divide en pieza dental que lleva los dientes inferiores, pieza angular que ocu-
pa la curvatura inferior, extendiéndose más hácia adentro, y pieza articular
que es la más grande, y cuya extremidad posterior recibe en una cavidad
glenoidea la cabeza del hueso timpánico: este último, aunque parece el ho-
mólogo de la rama ascendente del maxilar inferior en los mamíferos, puede
más bien considerarse como perteneciendo al temporal; se articula por ar-
trodia con otro hueso en forma de hojita, colocado á un lado del temporal
y del occipital, y representa el apófisis ó el hueso mastóides.
Con los cóndilos y la bóveda del occipital se articula el atlas: éste tiene su
arco neural en forma de lámina semicircular y sin apófisis espinosos; el cuer-
po es cóncavo por su cara superior, y á los lados anteriores presenta dos fa-
cetas articulares para los cóndilos occipitales. El eje tiene una neurespina
desarrollada, y el apófisis odontoides es grueso y firmemente unido á la con-
cavidad superior del cuerpo del atlas; su hemespina es grande. Las dorsales
tienen un centrum ó cicleal (cuerpo) amplio y cóncavo-convexo; á los lados
dos gruesos apófisis trasversos; la neurapófisis y la neurespina comprimidas
LA NATURALEZA 9
y anchas; las facetas articulares anteriores del arco neural están dirigidas
oblicuamente hácia abajo y hácia afuera, al revés de las posteriores; abajo
del cicleal está una hemapófisis arredondada terminada inferiormente por
una hemespina larga, comprimida y dirigida hácia atrás: en la parte inferior
y externa del apófisis trasverso, existe una faceta de articulacion para la cos-
tilla, y es la única conexion que tienen las costillas con las vértebras, pues
carecen de tubérculos para unirse al ángulo superior externo del apófisis tras-
verso. Por último, las vértebras caudales tienen un arco neural más amplio
relativamente que el de las dorsales; en lugar de las facetas articulares para
las costillas, presentan una pleurapófisis aguda y prolongada hácia afuera y
abajo, y su hemespina es bifurcada. La última, ó las últimas caudales coa-
lescentes en un hueso enorme, ha sido descrita al hablar del aparato sonoro:
Pasemos á los músculos y comenzarémos por la cabeza.
En la primera capa encontramos, á los lados el temporal posterior que
se inserta sobre la cresta de los parietales, el borde anterior del intra-articu-
lar y cara externa del tercio posterior de la mandíbula. Detrás está el digás-
trico ó tímpano-post-articular que cubre el hueso timpánico y se inserta en
la extremidad articular de la mandíbula. El temporal medio ocupa la parte
mediana de los parietales; el anterior toma sus inserciones sobre la glándula
del veneno, pasa debajo del temporal posterior, y se fija á la cara externa
de la mandíbula en los dos tercios anteriores, rodeando así la abertura bucal.
En la nuca vemos el cervico-angular, el cervico-maxilar párte de las vérte-
bras para ir á dar al borde interno del maxilar inferior. Debajo de la gar-
ganta hallamos los costo-mandibulares y costo-hioidiano.
En la capa muscular subyacente notarémos los músculos siguientes: el te-
rigoideo externo ó máxilo-terigoideo, que se inserta por atrás sobre las caras
posterior y externa del hueso terigoides hácia su tercio posterior, y se divide
despues en dos tendones que vienen á fijarse á las caras externa é interna
del maxilar superior, siguiendo el borde externo del palato-maxilar; está en
conexion por su parte súpero-externa con la glándula, y por su parte infe-
rior con una expansion fibrosa que une este órgano secretor con el hueso
terigoides. Paralelo, y ocupando la mitad posterior del terigoides, nace el
terigoideo interno, quien en parte cubre la articulacion timpánico-maxilar,
y termina en la union del palato-maxilar con el terigoides. Debajo de la arti-
culacion oceípito-atloidiana se ve una faja trasversal nombrada por mi padre
(Antonio Dugés) infra-occipito-articular, que se extiende de una articula-
cion maxilar á la opuesta. En fin, en la bóveda palatina hay los esfeno-pala-
tinos, esfeno-vomerianos y esfeno-terigoidianos. El post-órbito-terigoidiano
del profesor Antonio Dugés, nace del borde posterior de la órbita y parte de
La NATURALEZA .—Tom. 1V.—2.
10 LA NATURALEZA
la cresta parietal para terminar sobre la cara superior interna del hueso teri-
goides.
El tronco posée un gran número de músculos, pero se pueden considerar
como formando unas columnas continuas y longitudinales, y así, encontra-
rémos en la region dorsal exterior tres masas alargadas: la superior, aplicada
sobre las neurapófisis, representa el trasverso-espinoso-dorsal; las otras dos,
colocadas sobre los apófisis trasversos, corresponden al sacro-lumbar y lar-
go dorsal; por último, sobre las costillas los largo-elevadores externos que
parten de los apófisis trasversos para venir á insertarse sobre la extremidad
de las costillas, que atraen hácia adelante: debajo de ellos está la capa de
los elevadores externos propiamente dichos. Por dentro, debajo de la co-
lumna vertebral, y aplicada contra la hemespina, se nota una masa muscu-
lar alargada que es el trasverso-espinoso inferior; en fin, en la cara interna
de la region costal vemos hácia arriba los intercostales interiores y hácia
abajo los aductores de las costillas que atraen á estos huesos hácia atrás.
Todos estos músculos del tronco están formados de haces oblícuos, cuyas
extremidades se entretejen, por decirlo así, unas con otras en sus puntos de
insercion sobre el esqueleto.
Conocidas las generalidades anatómicas de los crótalos, pasemos á dar unas
breves nociones de fisiología, y comenzarémos por la digestion.
Es preciso recordar que los huesos terigoides no están unidos al cráneo por
su extremidad posterior; de manera que pueden apartarse mucho uno de otro
en todos sentidos, principalmente lateral y verticalmente; por otra parte, la
piel es muy elástica en los intervalos de las eminencias escuamiformes. Cuan-
do un crótalo engulle su presa, ésta, aunque tenga un volúmen doble de la
capacidad necesaria de las fauces, podrá fácilmente pasar al través, mediante
una fácil distension mecánica. Una vez que el alimento ha comenzado á pe-
netrar hasta los primeros dientes, el reptil utiliza la facultad que tiene de
mover cada terigoides separada y alternativamente; el de un lado se viene á
colocar lo más adelaníe posible sobre una parte de la presa, y entierra ahí
sus dientes respectivos; despues el terigoides del lado opuesto se avanza á su
turno y ejecuta la misma operacion; en fin, la mandíbula anterior en su tota-
lidad sigue la misma marcha, y la presa ha adelantado hácia las fauces; si-
gue otro tiempo de los mismos tres movimientos, y cada vez se engulle más
la víctima hasta que desaparece completamente: entónees se puede seguir
con la vista su progresion en el tubo digestivo, que se opera por medio de
los músculos propios del esófago, principalmente: en este momento las esca-
mas se apartan entre sí y dejan ver los intersticios de epidermis elástica y
delgada que cubre los puntos del dermis que no tienen eminencias. La di-
LA NATURALEZA 14
reccion de los dientes hácia atrás indica que la regurgitacion es, si no impo-
sible, á lo ménos sumamente trabajosa para los crótalos. El alimento sigue
el camino ordinario, y los productos inutilizados de la digestion vienen á pa-
sar en la cloaca bajo la forma de heces muy poco abundantes y negruzcas,
que se mezclan con una enorme proporcion de sales amoniacales, ácido úri-
co, etc., que tienen el aspecto de una masa blanco-terrosa y provienen de
los riñones: un poco de líquido albuminoso acompaña á estos excrementos.
No nos detendrémos acerca de la circulacion, que es bien conocida en los
ofidios y no presenta nada de particular en los crótalos: haré notar solamente
la energía vitalicia del corazon que, como los otros órganos musculares, es
todavía sensible á las excitaciones exteriores despues de horas de muerto el
animal.
Los crótalos son ovovivíparos, y su parto es de seis á ocho pequeños. Una
hembra que acababan de traerme expulsó en Julio seis viboritas: una envuelta
en sus membranas y su vitelus suelto que salió despues; otra lo mismo, pero
con un enorme vitelus contenido en las membranas; estas salieron muertas:
otras dos murieron á poco con convulsiones; en fin, las otras dos vivieron:
la única que ví nacer se presentó por la cabeza. Al nacer, la córnea y el cas-
cabel son de un blanco opaco que se va aclarando pronto. El único que con-
servé vivo mudó la epidermis diez dias despues de haber visto la luz, no tenia
entónces mas que un solo cascabel, pues el primero se habia despojado con
lo demás del cuerpo: á los once dias este animulito se abalanzaba contra mi
dedo, con el hocico abierto y los ganchos veneniferos todavía ocultos en la
encía; á los quince dias murió, y podia ya hacer uso de sus terribles armas:
habia crecido tres centímetros sin tomar ningun alimento; como en el estó-
mago del otro vivo yo habia encontrado una gran masa de moco coagulado,
es posible que lo mismo sucediera con éste y lo mantuviera en vida. No ha-
biendo encontrado en los jóvenes ni en el oviducto de la madre nada que se
pareciera á una cáscara de huevo, creo que no le hay nunca y son siempre
casi vivíparos: jamás al abrir otras hembras he hallado huevos verdaderos.
La inteligencia de estos animales parece bastante limitada; á lo ménos en los
muchos que he conservado cautivos no he observado accion ninguna que no
se pueda referir al instinto puro.
Un punto que nos detendrá un pozo más, como que es sumamente im-
portante en la historia de los crótalos, es lo que concierne al veneno.
De cada lado de la cabeza y debajo de la piel, encuéntrase una enorme
glándula algo comprimida y subtriangular, cuya extremidad anterior termina
por un canal, miéntras la posterior posée un ligamento rígido que va á to-
mar su insercion en la articulacion timpánico-maxilar. Este órgano está com-
12 LA NATURALEZA
puesto de una multitud de apéndices intestiniformes, unos simples y otros
ramosos, que nacen todos de un caual comun horizontal: observadas al mi-
eroscopio estas ramificaciones presentan un epitelio poliédrico, y están recor-
ridas por vasos sanguíneos cuya base se ensancha en forma de huso: algunas
veces se observan folículos accesorios. Ll canal comun se continúa hácia ade-
lante, enteramente libre, se encorva hácia arriba debajo del ojo, y volviendo
á bajar en una direccion oblicua de arriba abajo y de atrás adelante con-
cluye, formando algunas veces una ampulita delante de la base del colmillo;
esta terminacion viene á quedar debajo del intervalo que separa la quinta y
sexta escamas labiales superiores, debajo de la foseta. La parte secretoria está
envuelta en un saco fibroso cuya hoja interna forma unos tabiques que pe-
netran entre los lóbulos de la glándula, y cuya hoja externa da hácia arriba
insercion al músculo temporal anterior. En la extremidad inferior del hueso
maxilar superior se ven uno ó dos dientes veneniductos, pero generalmente
uno solo de ellos está anquilosado con el hueso; al lado interno de éstos, y
dentro de la encía, existe una provision de ganchos en vía de formacion,
destinados á reemplazar los que se caigan: los grandes presentan en la base
una oquedad, que es la cavidad de la pulpa dentaria, y el resto está ocupado
por un canal con doble orificio, uno basal y el otro cerca de la punta.
Veamos ahora para el uso de estas armas la explicacion que he propuesto
en los Ann. Sc. Nat. deme. Série, T. XVIL, p. 57. ¡Véase la figura teóri-
ca.) La línea n 0 p representa el maxilar inferior: supongo que el animal va á
morder; contrae su músculo sub-occípito -articular para fijar las articulacio-
nes mandibulo-timpánicas. Ll maxilar inferior abierto se encuentra solicita-
do por dos fuerzas; una, 3, 4, etc., representan los temporales y el post-órbito
terigoideo, ella obra de abajo hácia arriba, y en llegando á un cierto grado
de tension mecánica ó pasiva estos músculos no sirven más que de punto de
apoyo al punto A: la otra fuerza 10, etc., representa los costo-mandibulares,
costo-hioidiano, milo-hioidiano, timpauo-post-articular, ete., y atrae hácia
atrás á las extremidades de la mandíbula; es la potencia P. La resistencia se
encuentra en R, punto de reunion de la mandíbula inferior, del intra-articular
y del terigoides. Tenemos aquí una palanca de primer género. A un grado me-
diano de abertura de la boca las tres fuerzas se hacen equilibrio; pero la accion
de la potencia se exagera, el vértebro- mandibular abre desmesuradamente la
boca, el punto de apoyo no puede ya moverse más en el plano donde lo ha-
cia; la resistencia, siendo más débil, cede; los huesos terigoides y palato-
maxilar, que no están mas que suspendidos al cráneo por el intra-articular,
son proyectados hácia adelante y hacen mover al hueso maxilar superior.
Ahora tenemos otra accion análoga: el maxilar superior tiene su punto de
LA NATURALEZA 13
apoyo en A” sobre el frontal anterior y puede moverse en un plano ántero-
posterior, la potencia se aplica en P”: es el palato-maxilar; la resistencia R'
siendo casi nula, deja al diente acanalado caminar hácia adelante luego que
obra la potencia: hé aquí una palanca de tercer género. Se ve por esta ex-
posicion, que un descenso forzado del maxilar inferior basta para protraer la
palanca que sostiene el colmillo. Evidentemente no hay que negar alguna
accion coadyuvante de músculos, como v. gr. el post-órbito-terigoides; esto
explica la ereccion aislada de un gancho solo ó de los dos á voluntad del ani-
mal; pero creo que la combinacion de fuerzas que expongo es la causa prin-
cipal y muy suficiente del enderezamiento de las armas ofensivas de los cró-
talos: para mi, la intervencion muscular no es mas que auxiliar.
En cuanto á la retraccion de los ganchos, se explica fácilmente por la con-
traccion de los músculos terigoideos, etc., al mismo tiempo que cesan los
actos impulsivos.
Recordemos la insercion del temporal anterior sobre la glándula; su con-
traccion, al tiempo de cerrar la boca en union de los otros temporales, se
aplica tambien al órgano secretor que comprime, y el veneno, escurriéndose
por el canal excretor, viene á derramarse delante del orificio superior del
diente maxilar, recorre su canal interior, y sale en fin, por el agujero ter-
minal.
He propuesto esta explicacion para reemplazar las que dan varios autores,
y que no me habian satisfecho enteramente. En una obrita publicada en
1855, el Sr. D. J. L. Soubeirán (De la vipere) combate mi teoría y presenta
otra propia que no me parece admisible. Dice que cuando una víbora (habla
de las de Francia) quiere tragar su presa, abre desmesuradamente la boca,
y sin embargo los dientes veneniferos no se enderezan. Está bien, pero esto
no prueba nada contra lo que he dicho; hé aquí por qué. Hay en el acto de
le deglucion una complicacion que no analizó mi sabio contradictor y que
explica esta contradiccion aparente: 1.”, en este acto el aparato erector de
los colmillos no entra en ereccion; 2.”, se inclina hácia adentro la extremi-
dad anterior del palato-maxilar á causa del la separacion de las articulacio-
nes máxilo-timpánicas; 3.%, el palato-maxilar desviado de su direccion nor-
mal no obra ya directamente como palanca sobre el maxilar superior, sino
que lo empuja oblícuamente hácia dentro; 4.?, en fin, no existe ya ninguna
contraccion del músculo sub-occípito-articular que se verificaba en el mo-
mento del ataque, es decir, cuando la boca muy abierta no contenia ningun
cuerpo en su interior. Estas observaciones explican tambien por qué los cró-
talos tienen sus dientes replegados en la encía al tiempo de tragar su víctima,
"aunque puedan ayudarse en casos muy raros con los colmillos para introdu-
14 LA NATURALEZA
cir el alimento. El mismo autor afirma que «los dientes acanalados se le-
« vantan por medio de una fajita que pasa debajo de la órbita y viene á fijarse
« por un tendon arriba y adelante del maxilar superior: las fibras de esta
« lengúeta se confunden arriba con la masa del temporal anterior, y abajo
« se insertan sobre la vaina aponeurótica de la glándula del veneno. » Diré
primero, que habiendo disecado varias cabezas de Pelias berus y Vipera aspts,
me he convencido que esta lengúeta no es más que una expansion aponeuró-
tica de la vaina, y no un tendon: en muchas cabezas de crótalos de varias
especies la he buscado en balde, no existe; y de consiguiente, suponiendo la
teoría buena para las Vipera, no es general ni aplicable á los crótalos: lo que
he visto en estos últimos en lugar del supuesto tendon, es un ramo del ner-
vio trifacial que viene de cerca de los tubérculos ópticos y se ramifica en la
membrana de la foseta subnasal. Pero admitiendo la existencia de tal faja
muscular, si es una extension del temporal anterior, obrará en sinergia con
él; hemos visto que el temporal anterior no tiene nada que ver en la ereccion
de los ganchos, pero que cierra la boca y comprime la glándula; luego el
músculo de Soubeiran tendrá la misma accion, y no la que le atribuye su
hábil descubridor.
Se ha dicho tambien, que los Thanatofidios golpean con la punta de sus
grandes dientes, presentándolos directamente hácia adelante. Reflexiónese
que son curvos y cuán excesiva deberia ser la dilatacion de la boca para que
se presentara la punta directamente de frente; recúrrase á la observacion
y ésta enseñará que las serpientes venenosas no pican sino que muerden; cal-
cúlese que este modo de atacar no explicaria la profundidad á que penetran
los dientes, y se verá que no se puede admitir esta especie de martillazo ve-
rificado con toda la masa de la cabeza.
El seno ó foseta que existe á los lados del hocico es, segun Siebold y Stan-
nius, un apéndice de las fosas nasales que comunica con ellas por una aber-
tura angosta; no he podido verificar esta asercion.
Pasemos ahora á algunas generalidades acerca del modo de vivir y las cos-
tumbres de los crótalos, sus movimientos, su carácter, etc.
Estos ofidios no son nocturnos, como lo podria hacer sospechar lo vertical
de su pupila: hé aquí un cuadro de las horas en que se suelen encontrar
en las montañas de Guanajuato.
De 100 se apresan 40 de las 7 á las 10 de la mañana.
ds 40 de las 4 á las 6 de la tarde.
5 16 de 10 de la mañana á 4 de la tarde.
5 4 de 6 de la tarde á 7 de la mañana.
>
LA NATURALEZA 15
Segun parece temen el sol ardiente, pero aun más el frio de la noche y la
oscuridad: sin embargo, entre los muchos individuos que he tenido en jaula,
he visto uno que otro salir de debajo de las cobijas y pasearse sin entor-
pecimiento en dias frios en que todos los demás se quedaban abrigados y
ocultos. Añadiré aquí que no acostumbran comer en el tiempo de la muda
ni en el invierno, aunque haya sus excepciones; pero cuando el termóme-
tro señala ménos de + 10 centígrados, arrojan la presa á medio digerir
despues de unos quince dias de haberla tragado. Las personas que quieran
conservarlos para la observacion, les deben dar muertas las víctimas para evi-
tar que al defenderse los animales estos les hieran: cuando se teme no tener
provision suficiente de ratones ó ratas, se puede amarrar en la cola de uno
de estos animalitos un pedazo alargado de carne eruda, y el crótalo lo digiere
muy bien: otra recomendacion importante es, que siempre haya en la jaula
agua limpia y abundante; cuando ésta falta se mueren las víboras de un der-
rame biliar, y he visto una vivir cerca de un año sin comer, pero bañándose
y bebiendo con frecuencia.
Los erótalos, como todos los animales, presentan diferencias individuales
notables en el carácter. Algunos ni siquiera levantan la cabeza cuando se les.
aproxima, miéntras otros se enroscan y hacen vibrar sus cascabeles aunque
el espectador esté á dos metros de distancia; pero todos, sin excepcion, se
irritan inmediatamente al menor contacto. Viven muy bien juntos: algunas
veces el recien-venido es atacado, ó más bien amenazado, pero muy pronto
se establece la paz, y he tenido hasta cinco viviendo en buena armonía, ó á
lo ménos respetándose mútuamente.
He notado tambien que cuando se abalanzan contra sus enemigos no siem-
pre muerden, y en estos casos no suenan el cascabel; uno de ellos, al mo-
mento en que yo metí la mano en su jaula crevéndome abrigado por un
arbolito interpuesto, se precipitó sobre ella dándome un fuerte hocicazo, pero
sin abrir la boca. Rarísima vez se lanzan sin haberse enroscado y movido la
sonaja que colocan parada en medio de la última vuelta de espiral; y al sal-
tar, su proyeccion no pasa de la longitud de su cuerpo. Es preciso, sin em-
bargo, ser precavido aunque estén recien matados: un gran crótalo, al
que yo habia quitado todo el cuerpo dejando pegadas á la piel no más la
cola y la cabeza, tenia el hocico lleno de baba; al aproximar mi dedo
cubierto con una servilleta para limpiársela, abrió la boca, 6 hincó sus dos
enormes dientes á media línea de mi dedo, dejando sobre el lienzo una man-
cha de veneno. Otras veces be visto estos reptiles al tiempo de lazarlos ó de
disecar una cabeza muy fresca, arrojar el veneno á distancia de medio metro,
por una contraccion espasmódica del temporal anterior: si el líquido cae so-
16 LA NATURALEZA
bre la piel sana se siente un ardor algo fuerte; pero seria en sumo grado peli-
groso recibirlo en alguna herida ó escoriacion reciente por pequeña que fuera.
No sé si en el campo se trepan en los árboles, pero en cautividad les he
visto con frecuencia permanecer largo tiempo sobre las ramas secas que se
ponian en las jaulas.
El cloroformo obra perfectamente sobre los crótalos; y no prolongando de-
masiado su accion, pueden fácilmente volver en sí: es un modo de que me
valgo siempre que quiero observar algo sin matarlos. Para llevarlos al reci-
piente donde se halla el anestésico, empleo la treta de los indios: un palo del
tamaño de la víbora lleva dos agujeros cerca de su extremidad á una distan-
cia de cuatro centímetros uno de otro; se pasa un cordelito por el de la punta
y se asegura con un nudo; el otro cabo se introduce en el agujero inferior
para formar una asa, y el resto de cordel libre debe ser un poco más largo
que el palo: tomando entónces la vara en una mano y el cordel en la otra,
se pasa lentamente la asa alrededor del cuello de la víbora, se aprieta, y des-
pues cogiendo el cuerpo se le puede ligar al palo con el mismo lazo; éste no
debe ser muy delgado ni la constriccion más fuerte de lo puramente necesa- -
rio para contener al reptil.
Los crótalos se arrastran con lentitud si se les compara á las chirrioneras
¡Masticophis teeniatus), 6 á los alicantes /Elaphis Deppei), nunca andan
formando arcos verticales como se ha dicho algunas veces, sino que sus on-
dulaciones son horizontales. El movimiento que hacen con más rapidez es
el de enroscarse, y sobre todo el de lanzar la parte anterior del cuerpo cuan-
do atacan, y la vibracion de los cascabeles: al vibrar éstos parecen como un
humo ligero.
La fascinacion que se dice operan los crótalos sobre sus víctimas, me pa-
rece una asercion por lo ménos exagerada. Nunca he visto los animales que
les daba vivos manifestar el menor temor á su vista, ni quedar inmóviles de-
lante de ellos; los gorriones, ratones, tlacuaches chicos, pasaban por encima
de ellos, iban y venian á pesar del ruido incesante de la sonaja v de las mi-
radas enojadas de la víbora, cuya cabeza espiaba todos sus movimientos: so-
lamente despues de embestidos, que el veneno hiciera ó no su efecto, era
cuando estos animales se azoraban y quedaban quietos. Mi buen amigo Vi-
cente Fernandez, ha visto á un crótalo atacando á una rata grande, enrollar
la parte anterior de su cuerpo alrededor de su víctima para ahorcarla; no me
cabe duda que la observacion sea exacta, pero nunca he visto semejante modo
de obrar en mis crótalos, y sí en otros ofidios no venenosos, como el Pi-
tyophis Deppei, el Ophibolus doliatus y el Boa diviniloqua, etc. Creo
que el hecho observado por Fernandez no se debe repetir con frecuencia.
LA NATURALEZA 7
Entre las preocupaciones que corren acerca de nuestros ofidios, señalaré la
de creer que al ir á tomar agua depositan su veneno sobre una piedra para
recogerlo al volver, y si no le encuentran mueren afectados de convulsiones.
Ienoro qué orígen tenga semejante fabula; pero tantas y tan sin fundamento
alguno corren entre la gente del campo respecto de los reptiles en general,
que creo que ésta, como todas, no descansa ni siquiera sobre una observa-
cion inexacta.
La piel de los crótalos se emplea en parches y la carne en polvos para la
curacion de algunas enfermedades; no me detendré en combatir estas apli-
caciones empíricas, pero sí diré algo de la grasa y del veneno.
La enjundia derretida da un aceite que se parece mucho al de hígado de
bacalao: se propina á la dósis de dos cucharadas diarias en la elefansiasis, 6
mal de San Lázaro.
Hice una vez la experiencia en Guadalajara y se mejoró mi enferma; pe-
ro como al mismo tiempo empleaba el arsénico, no sé qué parte tomó en
el alivio el aceite de víbora: es un estudio que bien se podria hacer en el
hospital de San Lázaro, lo mismo que el de la accion curativa ó no del
veneno.
Este último lo he empleado seco: deslío cosa de dos ó tres centígramos
en una ó dos gotas de agua pura, y lo inoculo en los tubérculos: puedo afir-
mar, por haberlo repetido varias ocasiones, que el enfermo experimenta apé-
nas algo de calentura, y pronto desaparecen los tubérculos inoculados: vuelven
otros en distintas partes, lo que parece probar que la accion es puramente
local, pero aun así podria servir de auxiliar poderoso. La idea de esta apli-
cacion no es mia, pues me acuerdo haber oido contar en mi juventud á una
señora de la Martinica que se hablaba de hechos semejantes en su país, y
despues me parece que se trató de esto en Veracruz ó New- York; pero como
no tengo noticia de que se hayan hecho experiencias rigurosamente cientifi-
cas, creo que se podria emprender un estudio formal de la accion del veneno
de los crótalos en la elefansiásis, en los puntos donde abunda esta terrible y
hasta ahora incurable enfermedad.
Los resíduos salinos de la orina se emplean tambien como colirios, que
tal vez obren á la manera de los colirios alcalinos, por las sales amoniacales
que contienen.
La carne de crótalo es de buen sabor, y se semeja mucho á la de la an-
guila; las personas que me han acompañado á comerla han hecho la misma
reflexion. La considero como igual por sus propiedades analépticas á la de
rana, de ajolote ó de iguana; pero como sabor, la de este último animal /Cte-
nosaura pectinata) es algo superior.
La NATURALEZA. TOM, 14,3,
18 LA NATURALEZA
Detengámonos un poco sobre el veneno de los crótalos, pues es una de las
partes más importantes de la historia natural de estos ofidios.
El veneno es líquido, algo viscoso, amarillo verdoso como el aceite de
oliva; su sabor es casi nulo, y no hace impresion.sobre la lengua: he tomado
una poca de esta sustancia y me ha causado algo de náusea. Es una experien-
cia que se puede hacer, pues se sabe que el veneno introducido en el tubo
digestivo no es peligroso; mas se necesita tener la completa seguridad de
que no hay en la boca ó labios alguna afta ó escoriacion cualquiera en donde
se pueda inocular el agente tóxico,
Cada vesícula puede contener desde dos ó tres gotas hasta veinte de vene-
no: algunas veces éste se coagula en sus receptáculos y no puede salir por
el canal excretor, lo que explica la inocencia relativa de algunas mordeduras
y el feliz éxito de remedios absurdos. Miller, en su fisiología, dice que esta
secrecion se contiene cuando las víboras se quedan sin comer: he visto cró-
talos sufrir ayunos de más de seis meses y matar su presa como los que ha-
bian sido alimentados. Se atribuyen los efectos del líquido ponzoñoso á la
equidnina ó viperina que descubrió el príncipe Luciano Bonaparte: mi amigo
Vicente Fernandez me la preparó un dia, y al experimentarla la hallé ménos
activa que el veneno tomado en su totalidad: no he tenido oportunidad de
repetir la prueba.
Erkecros DEL VENENO. Me parece que el del Cr. lugubris es el más activo:
uno de ellos, de 0"50 de largo, mató á un raton en dos minutos, á otro en
minuto y medio, y el tercero murió instantáneamente. Estando yo en Silao,
el 21 de Agosto de 1857, á las seis de la tarde, en un dia muy caluroso,
enseñaba á unos amigos un jóven Cr. lugubris de 0720 de largo, que yo
acostumbraba agarrar con suavidad sin que se defendiese; ignorando que le
acababan de picar con un palito, lo cogí sin precaucion y me hirió con sus
dos colmillos en la parte dorsal de la segunda falange del dedo índice izquier-
do. Sentí en el acto un dolor intenso, análogo al de varios piquetes de abeja,
simultáneos; cautericé la herida con nitrato de plata, y apliqué una ligadura
en la base del dedo. Acordándome del consejo de Bosc y para no permitir al
veneno que circulase sino por pequeñas porciones, aflojaba de cuando en
cuando por un segundo la ligadura, y cada vez me sobrevenia un desfalleci-
miento con sudores frios y saliva espesa. A las siete de la noche, es decir, una
hora despues de herido, me apliqué bromuro de hierro sobre el dedo, por-
que no encontraba el bromo puro que me habia aconsejado Balard cuando le
ví en Paris; pero la mano encontrábase ya hinchada; todo el brazo estaba
doloroso hasta la axila, y en esta region habia aparecido violentamente una
penosa adenitis, Cataplasmas emolientes y unciones de aceite de olivas ca»
LA NATURALEZA 19
liente toda la noche. Dia 22: el dedo y el dorso de la mano muy hinchados;
dolor á la presion sobre estas regiones y la articulacion carpometacarpia-
na; movimientos del indice muy limitados y dolorosos: cuando el brazo está
en la inaccion lo siento dormido: la mejor idea que pueda darse de este es-
tado es la de un enorme sabañon: aceite toda la noche. Dia 23: mejoría;
hinchazon muy disminuida, movimientos de la mano y el dedo casi sin dolor.
Dias 24 y 25: el alivio sigue, aunque el indice no se pueda mover aún sin
dolor; coloracion parda del dorso de la mano. Del 26 al 29: todos los sín-
tomas desaparecen, aunque todavía el 2 de Setiembre haya cierto dolor
en el dedo herido al cerrar la mano y persista algo el color moreno. Al
cabo de un mes yo sentia aún la mano algo torpe y dormida cuando la de-
jaba colgando largo tiempo. Desde entónces no he vuelto á experimentar
nada, aunque hay quien asegure que cada año se renuevan los dolores.
Hé aquí algunas experiencias hechas con el Crotalus rhombifer. 1.* Cró-
talo hembra de un metro de largo: un gorrion /Carpodacus frontalis) me-
tido en la jaula no se asusta de los movimientos del ofidio; atacado sin éxito,
se atemoriza y se esconde en un rincon; á la segunda embestida el crótalo
le muerde en medio del cuerpo, el avecilla exhala dos ó tres gritos y cae
muerta. 2. A pocos momentos la misma víbora hiere á otro pájaro que
cae como siderado, sin lanzar ni un grito. 3. Casi inmediatamente intro-
duzco en la jaula un Coyote (Lupus latrans) de 0730 de largo sin contar
la cola; cinco ó seis mordeduras; temor grande del coyote y agitacion para
salirse: son cosa de las doce del dia. Al dia siguiente, á las 7 de la mañana
se muere; á la una, autopsia. No hay rigidez cadavérica; tumor violáceo en
el codillo derecho, único punto en donde existe una herida penetrante; de-
bajo de la piel equímosis y enorme infiltracion de los tejidos celular y mus-
cular, ocupando los músculos del brazo y pectorales derechos; los tejidos es-
tán transformados en una gelatina diáfana color de rosa; algo de bilis en el
duodeno, sangre fluida, pulmones rosados y como enfisematosos, venas lle-
nas de sangre, corazon repleto de sangre negra líquida. 4.” Quince dias des-
pues metí un tlacuache /Didelphis Californica) jóven, de cosa de 0715 sin
incluir la cola: á las doce y cuarenta minutos herida superficial; el animal re-
corre la jaula y se sube á la tela metálica para escapar de su enemigo que le
causa un terror grande. A las doce y 41 minutos otra mordida; los movi-
mientos son perezosos. A las doce y tres cuartos, dos heridas; el tlacuache se
agarra convulsivamente de la reja, pero le faltan las fuerzas y se ayuda con
los dientes; á la una y media el animalito cae, masca la madera de la jaula,
estornuda mucho, se levanta, vuelve á caer, y en fin queda sin movimiento:
el crótalo, hasta entónces retirado, se aproxima y alarga el cuello sobre su
20 LA NATURALEZA
víctima, que espira á las tres y media. 5." Otro tlacuache más pequeño, es
mordido en medio del cuerpo por un crótalo que le tiene entre sus mandíbu-
las hasta muerte completa; el marsupial bosteza, baja la cabeza, despues la co-
la, y muere en un minuto, sin convulsiones ni gritos. 6. Veneno seco y guar-
dado desde bastante tiempo, disuelvo en agua cosa de medio grano, y lo ino-
culo en la piel del dorso de un Cnemidophorus sexlineatus de 0727, á
las dos y dos minutos; movimientos torpes y lentos; á las dos y doce minn-
tos, el saurio se pone rígido y se pára sobre las cuatro patas tiesas, la cola
horizontal y derecha, el dorso arqueado, temblor generalizado, evacuacion
de materias fecales; despues el animal vuelve en sí, pero queda torpe y po-
co excitable; muere el dia siguiente al mediodia, con tranquilidad y sin con-
vulsiones; sangre infiltrada, semifluida y como gelatinosa á cosa de dos cen-
tímetros en derredor del piquete. 7.” Diciembre; temperatura muy suave;
crótalo hembra que acaba de echar cuatro vitellus, robusto, de 11 de largo;
habiéndole sujetado por el cuello, aproximo su propio cuerpo á su boca abier-
ta con rabia y le obligo á morderse tres ó cuatro veces, lo que hace con tal
furia, que uno de los dientes, habiendo errado el golpe, lanza un chorrito de
diez centígramos á lo ménos de veneno: á pesar de estas heridas, el reptil
estaba todavía lleno de vida y muy feroz diez y nueve horas despues de la
experiencia. Me comí este animal sin experimentar la mas leve incomo-
didad.
Como se ve por estas experiencias, influye mucho la region mordida so-
bre la rapidez de la muerte: miéntras es más vascular, más pronto es el des-
enlace final. Respecto al hecho de no haberse muerto el crótalo que se pi-
có á sí mismo, puede ser que no siempre pasen así las cosas; se necesitarian
nuevas observaciones sobre este punto.
Bien sabido es que los rancheros propinan en caso de mordeduras de ví-
boras, excrementos humanos deshechos en agua; otros emplean el huaco,
Aristolochia ¿fragrantissima? otros, medio litro de cocimientvu de raiz
de espantalobos, Llavea Xalisciensis y cataplasmas de la misma: parece
que en la Huasteca usan una fuerte infusion de chile-piquin en aguardiente:
nunca he visto la aplicacion de tales remedios. Se han propuesto el yodo y
el yoduro de potasio. El Profesor Balard, que descubrió el Bromo, me acon-
sejó emplearle ¿ntus et extra: el amoniaco líquido se ha aconsejado tambien;
y, en fin, las ligaduras por el método de Bosc, las escarificaciones y cauteri-
zacion actual ó potencial de la herida. No habiendo tenido ocasion de ver á
ninguna persona (salvo yo) mordida por un crótalo, no he podido verificar
la eficacia de estas medicaciones: me proponia hacer experiencias sobre ani-
males, pero se me ha dificultado mucho conseguir viboras de algun tiempo
LA NATURALEZA 21
acá, de manera que dejo este estudio á alguno otro que esté colocado en cir-
cunstancias más favorables para ello.
Por mi parte, yo aconsejaria lo siguiente: ligadura de Bosc (apretar y aflo-
jar alternativamente) entre el punto picado y el corazon, inmediatamente des-
pues del accidente: desbridamiento y cauterizacion fuerte con ácido fénico en
solucion alcohólica muy concentrada, al interior medio vaso de una solucion
acuosa de ácido fénico al uno por ciento; ponche caliente cargado de aguar-
diente; ejercicio hasta sudar abundante mente y despues reposo en la cama,
administrando al mismo tiempo bebidas diaforéticas: todo esto sin exclusion
de cataplasmas, unciones aceitosas y otros adyuvantes útiles.
Acabamos aqui las generalidades que convienen á todas las especies de cró-
talos: pasemos ahora á lo que concierne á cada una de ellas en particular.
CAPITULO II.
Los crótalos, todos americanos, han recibido varios nombres en los dife-
rentes idiomas. Los mexicanos conocian especies ó variedades que no es fá-
cil referir con exactitud á las que se han determinado despues; eran las si-
guientes: Tepecolcoatl, Teuhtlacotzauhqur, Cuech, Tlehua y Chauhcoatl;
en cuanto al Ecacoatl ó Ehecacoatl, Hernandez le cita como venenoso, pe-
ro la descripcion se aplica bastante bien á la Chirrionera ¡Masticophis teenia-
tus). Actualmente los rancheros les llaman víboras de cascabel, víbora ser-
rana y hocico de puerco. Los franceses les han dado el nombre general de
serpents dá sonnette, y los ingleses el de Ratílesnake que son los equiva-
lentes del nombre español.
No es posible entrar aquí en la discusion de las especies creadas por va-
rios autores. Por una comparacion detenida, y sobre todo, considerando las
diferencias de folidosis cefálica que he encontrado en muchos individuos de
una misma especie bien caracterizada, he llegado á persuadirme que muchas
de estas especies son puramente nominales: me confirma en esta opinion la
de Jan en su «Elenco sistematico degli Ofidi,» 1863, p. 123: este acredita-
do ofiólogo da las sinonimias que siguen: 4, cr. durissus; var. concolor,
melanurus, mexicana. 2, cr. adamanteus; var. rhombifer, atroz, so-
noriensis, lucifer, confluentus. 3, cr. horridus. 4, cr. lugubris; var.
multimaculata. 5, cr. cerastes.
Me limitaré á hablar aquí de los crótalos que conozco de México, y son:
Crotalus rhombifer, cr. Jimenezúi (sp. nov.), cr. lugubris y cr. atroz;
á los que agregaré Crotalophorus Edwardst%.
92 LA NATURALEZA
Paso á describir las especies con los individuos tipos á la vista; entiendo
por dichos los que reunan los caractéres más constantes de todos, pues no hay
cosa que varíe más que la folidosis cefálica en los crótalos; he tenido la pacien-
cia de dibujar hasta diez y seis cabezas de cr. lúgubre, y ninguna de ellas
es exactamente parecida á las demás.
1. CroraLus RHOMBIFER, Latr. Rept. IL, 197; Dum. et Bibr. Erp. gen.
VIL, 1470; cr. adamanteus, Pal. Beauv. Amer. Trans. philos. Soc. IV,
368. En la sinonimia de Jan no incluyo el Cr. atrox, que me parece una
especie distinta. Cr. sonoriensis, B. y G.; Cr. lucifer, B. y G.; Cr. con-
fluentus, Say. —Vulgo: vibora de cascabel.
Descrircion. Largo total 1m240; cabeza 0045; tronco 17125; cola (so-
naja incompleta) 0707. Color general café tirando frecuentemente á verde
y rarísima vez á rojo brillante: cola negruzca. Sobre el dorso se encuentra
un dibujo formado por líneas amarillas que ocupan una sola fila de escamas,
y circunscriben de 26 á 28 rombos, cuya parte central es mas clara que la
que toca á las líneas de limitacion: estas mismas líneas claras forman á los
lados del cuerpo otra serie de rombos mas claros tambien y escotados hácia
abajo; en fin, en la parte inferior de los flancos se notan otros rombos pe-
queños y en número doble de los que acabamos de mencionar, pues forman
una cadena de manchas, unas opuestas y otras alternas con los rombos late-
rales: esta maculatura se va confundiendo en la parte posterior del tronco de
tal manera, que apénas se divisan las líneas amarillas que forman el dibujo.
La cola de un negro apizarrado más ó ménos bajo, lleva cinco manchas ne-
gras trasversales mas anchas en su parte mediana; los cascabeles son pardo-
rojizo. La cabeza presenta siempre sobre un fondo amarilloso una faja pardo-
oscura que sale de los lados del occipucio para llegar detras de la articulacion
de la mandíbula, y otra que desde la parte infero-posterior del ojo gana el
angulo de la boca: el vértice es casi enteramente pardo-oscuro uniforme, y
sobre la mitad posterior de la cabeza se ven dos manchas alargadas que se
angostan sobre el cuello para continuarse en listas longitudinales que á poco
se confunden con los rombos dorsales. Mandíbulas y garganta blancas ó ama-
rillo muy bajo: vientre blanco ó pajizo, pasando á gris de acero hácia la par-
te mediana y oscureciéndose poco á poco hasta llegar á gris negro debajo de
la cola: algunas veces la porcion gris clara lleva aún manchitas mas claras.
Iris pardo. Lengua negra.
He visto un individuo que recordaba muy bien los colores del Cr. horri-
dus, pues la mitad del dorso llevaba dos largas lineas amarillas sobre fondo
pardo.
E
LA NATURALEZA 23
El jóven tiene el vientre blanco amarillo y debajo de la cola gris de acero,
así como la sonajita que es mas Oscura.
Se cuentan cuatro prefontales, las anteriores dos veces mas chicas; dos
grandes palpebrales, entre las cuales hay cuatro ó dos interpalpebrales y dos
escamas anchas que se aplican en la parte interna y posterior de las palpe-
brales; las otras son escamas chicas como todas las que cubren el resto de
la cabeza: la rostral es pequeña y en contacto con las dos prefrontales ante-
riores, la nasal anterior y la primera labial; dos grandes nasales, la posterior
formando la mayor parte del orificio nasal, y separada por 3 naso-frenales
chicas, de la preocular que es muy desarrollada y separada de la foseta por
una escama subtriangular muy angosta: el ojo está rodeado por debajo y de-
trás por un círculo de escamitas, y otras dos ó tres hileras de ellas separan
este círculo de las supralabiales: hay 14 de éstas y 16 de las labiales inferio-
res. En el tronco se cuentan 25 escamas en una hilera oblícua, y solo las
dos ó tres más exteriores son lisas, miéntras las otras tienen una arista muy
señalada, sobre todo en lo alto del dorso. Las gastrostegas y urostegas va-
rían en número como lo hemos visto; la anal es simple, y lo son general-
mente tambien las urostegas.
Este crótalo despide por sus glándulas caudales un fuerte olor á almiz-
cle. Lo he recibido de Guanajuato, Guadalajara, Silao y Zamora; en San
Luis Potosí me dicen que para obtener una gratificacion, los muchachos
cogieron en Setiembre de 1865, hasta 700 de estos crótalos en diez dias.
2. CroraLus Jmmenezu, nobis. vulgo: Hocico de puerco. Este crótalo que
yo habia considerado hasta ahora como variedad del Cr. lugubris, me pa-
rece que debe formar una especie bien distinta por su modo de coloracion
constante y muy particular, y porque nunca he hallado la transicion del pri-
mero al segundo; el adulto siendo tambien mucho más grande que el /a-
gubris.
Lo dedico á mi buen amigo Epifanio Jimenez de Zamora, á quien debo
muchos reptiles interesantes.
Descrircion. Largo total: 0790; cabeza: largo, 07039; ancho, 07031; cuer-
po, 07756; cola, 07105; con nueve cascabeles; circunferencia en la mitad del
cuerpo, 0710, Color general, gris verduzco; vientre blanco con matices viola-
dos y naranjados ó color de rosa, y manchas negruzcas que á veces ocupan
toda la mitad basal delas gastrostegas. Labios color de carne; garganta blan-
cacon sus orillas color de rosa. Debajo de la foseta una mancha subcuadran-
gular; ésta como todas las otras del cuerpo, de un pardo-rojo, teniendo eu
derredor una línea negra delgada muy evidente, y las más veces, afuera
2% LA NATURALEZA
de ésta otra blanquizca: debajo del ojo una mancha tambien; del ojo al án
gulo de la boca una ancha faja oblícua; una mancha subtriangular cubre la
mitad anterior de la escama palpebral, avanzándose sobre la region frontal
mediana, y parece como la continuacion de la manchita infraocular: sobre el
vértice y occipucio se ven dos fajas separadas posteriormente para recibir
otras dos manchas alargadas, y en el interior de este doble triángulo inter-
rumpido, hay dos puntos redondos. En el labio inferior una mancha cor-
respondiendo á la de abajo de la foseta, otra pequeña debajo del ojo, y una
tercera hácia los 2 tercios posteriores de la mandíbula. A lo largo del dorso
se observa una serie longitudinal de grandes manchas subromboidales ú ova-
ladas; á los lados de éstas los flancos ostentan tres series de manchas, las
de la 2* hilera son mas chicas y las de la 3* están formadas por dos ó tres
puntos oscuros, cada uno ocupando una escama; todas estas manchas se en-
granan en los intervalos unas de otras, de manera que no dejan entre sí mas
que unos espacios claros del ancho de una escama. La cola es por lo comun
más clara y tirando á leonado; se le cuentan seis ó siete fajas trasversales y
algunas veces las últimas se separan en dos mitades alternas; los cascabeles
son rubios, el íris cobrizo en su mitad superior, y pardo en la inferior, la
lengua negra. No se puede ver un ofidio más bien pintado, y solo un dibu-
jo exacto puede dar una buena idea de esta coloracion.
He dicho que esta última es muy constante é invariable, de manera que
constituye un buen carácter específico. Pero he encontrado otra particulari-
dad osteológica curiosa y que creo tambien fija. Los palato-maxilares son
de una cuarta parte más largos que la porcion del terigoides comprendida
entre la extremidad posterior del palato-maxilar y la articulacion del terigoi-
des con el hueso timpánico. Comparando con el Cr. lugubris, veo que en
este al contrario son un poco más cortos que la porcion indicada del teri-
goides. |
Varia bastante la folidosis cefálica; lo más regular es encontrar ocho pre-
frontales, 4 anteriores y 4 posteriores, seguidas por tres pequeñas intrapal-
pebrales, detrás de las cuales se ven las pequeñas escamas que cubren al res-
to de la cabeza; generalmente se observan tres preoculares alargadas en su
sentido longitudinal, una encima de otra, dos nasales grandes; el semicírcu-
lo que rodea el ojo inferiormente está separado de las supralabiales por una
ó dos hileras de escamas; hay una naso-frenal subcuadrada arriba de la fo-
seta; 14 6 15 labiales superiores y otras tantas inferiores; las escamas dor-
sales son comunmente veinticinco en una línea oblícua, siendo lisas las tres
hileras longitudinales externas, y las otras con una quilla ó arista muy seña-
lada. La anal es simple. |
.”
LA NATURALEZA 25
He recibido este ofidio de Silao, Colima y Guadalajara, pero no me pare-
ce comun en ninguna parte; sus dientes venenosos son respectivamente más
grandes y la sonaja más chica que en el Cr. rhombifer.
3. CROTALUS LUGUBRIS, Jan. Prodr. Icon. deser. Ophidiens; toxicodonta,
1859 p. 31—Vulgo: Hocico de puerco.
Descripcion. Generalmente no pasa de medio metro: he aqui las medidas
proporcionales de un macho: cabeza 0 "025; tronco 0740; cola 07063: sie-
te articulaciones en la sonaja. Vientre color de rosa apagado, con manchas
pardo-rosadas; debajo de la cola color de rosa brillante. Partes superiores del
tronco gris-verdoso mezclado de naranjado claro hácia los flancos: estos úl-
timos tienen bajo ciertas incidencias de luz un hermoso reflejo azul ultramar;
sobre la region dorsal se ve una serie de 29 á 31 manchas pardo-oscuras, un
poco mas claras en el centro, casi cuadradas, y separadas entre sí por otra
série de manchas pequeñas, verde-amarillo pálido algo análogo á la luz del
fósforo; sobre los flancos y opuestas á las del dorso se observan unas fajas
verticales angostas formadas de 2 6 3 gruesos puntos pardo-oscuros, y entre
ellas unas manchas deslavadas que llenan los intervalos; en el vértice de la
cabeza, detrás de los ojos, existe un círculo pardo, interrumpido anteriormen-
te, y dos manchas delante de las palpebrales: algunas veces en lugar de
este dibujo, hay de cada lado tres manchas; comienza sobre el occipucio,
para extenderse sobre el cuello, una especie de herradura angulosa, abierta
por delante; una faja pardo-oscura, se extiende desde el ángulo posterior del
ojo hasta sobre el lado del cuello, pasando muy cerca del ángulo de la boca;
los labios son manchados de pardo-oscuro; tres ó cuatro semi-anillos sobre
la cola. Las manchas del vientre, algunas veces muy numerosas y oscuras,
suelen formar como fajas longitudinales en las extremidades de las gastros-
tegas. Iris dorado arriba, pardo abajo. Sonaja amarillosa; sus piezas son pe-
queñas para el cuerpo, y van disminuyendo rápidamente de manera que el
conjunto representa un cono comprimido bastante agudo.
Hay una variedad que supongo será la que Jan ha denominado multima-
culata; en esta se distinguen difícilmente las manchas características del oc-
cipucio por lo oscuro del fondo: los flancos y el abdómen están sembrados de
puntos negros muy tupidos.
Repetiré aquí lo que dije del Cr. Jimenezúi, respecto á la variacion que
presentan las placas cefálicas; pero en el Cr. lugubris me he tomado el tra-
bajo de dibujar muchas cabezas, sin hallar dos perfectamente iguales; al fin
lo que me ha parecido ofrecer mas constancia, ha sido: la presencia de dos
prefrontales anteriores, entre las cuales se coloca el ángulo superior de la ros-
La NATURALEZA ,—Tom. 1Y.—4.
26 LA NATURALEZA
tral; seis prefrontales posteriores que algunas veces ocupan hasta la parte an-
terior del intervalo entre las dos palpebrales: entre estas últimas y sobre el
resto de la cabeza un empedradillo de pequeñas escamas. Se cuentan ordi-
nariamente tres preoculares: las dos nasales son bastante grandes, así como
la rostral; el semicírculo de escamitas infra-orbitarias está separado por una
ó dos filas de las labiales superiores que son once; las que corresponden al
ojo son las mas grandes; hay diez lab. inferiores. La anal es simple, y to-
das las escamas aquilladas, ménos las dos séries extremas de cada lado del
cuerpo. He contado veinticinco escamas dorsales en una série oblícua.
Este crótalo me ha sido remitido de los alrededores de Guanajuato. Los
rancheros le temen más que al rombífero. El ruido de su aparato caudal es
más agudo y mucho ménos intenso que el de este último ofidio.
Uno de ellos casi adulto tenia en el tubo digestivo un Sceloporus torqua-
tus medio digerido; es la única vez que he visto un escelóporo de escamas
grandes comido por un ofidio; generalmente ellos prefieren los saurios de es-
camas suaves ó los ofidios pequeños á falta de otro alimento.
4. CROTALUS ATROX, Baird « Gir. Catal. of N. amer. Rept. 1853, p. 5. Cr.
adamanteus, var. Jan. Elenc. Sist. degli ofidii, 1863, p. 123. Vulgo: víbo-
ra serrana.
A pesar de la opinion sumamente respetable del Sr. Jan, me parace que
este crótalo pertenece á una especie bien distinta del adamanteus ó rhombi-
fer, como lo admiten los Sres. Baird y Girard.
Descrircion. Las formas de este ofidio recuerdan mucho las del rombife-
ro, pero á primera vista se distingue de este último, por el aspecto de su ca-
beza, cuyas escamas realzadas en los bordes le dan un aspecto más feroz y
amenazador; las escamas del vértice tienen las orillas levantadas y son estria-
das; la palpebral, como dividida en dos por su arista, se repliega violentamen-
te hácia adentro sobre la órbita, y forma encima del ojo un tejadillo promi-
nente; las prefrontales laterales se repliegan tambien en ángulo derecho á
los lados del hocico. Además de estas particularidades se observan cuatro pe-
queñas prefrontales anteriores, y detrás de ellas cuatro prefrontales posterio=
res bastante grandes; las dos palpebrales llevan estrías muy marcadas. y su
orilla es como orlada; entre ellas y sobre la parte média del occipucio hay
escamitas parecidas á las prefrontales anteriores: el resto de la cabeza está cu-
bierto de escamas con arista. Hay una rostral de tamaño no muy grande; dos
nasales; una preocular pentagonal alargada y delante de ella una freno-nasal
que forma la mitad anterior del borde superior de la foseta. He contado cin-
co escamitas que rodean el ojo hácia abajo hasta más allá de su mitad, y es-
LA NATURALEZA 97
tán separadas de las labiales superiores por tres filas de escamas. Catorce su-
pralabiales y catorce infralabiales. El número de escamas contenidas en una
hilera oblícua en medio del cuerpo es de veinticinco; estas escamas son todas
aquilladas, ménos las de las cinco series externas. Anal no dividida.
Largo total: 0,7124; cabeza 0,0352; tronco 0,60; cola 0,7052; so-
naja 0,0252.
Colores. Iris gris negruzco; pupila rodeada de un círculo de oro. Senaja
parda en la punta y amarillo bajo en la base. Todas las partes inferiores del
animal son de un blanco uniforme. Las partes superiores del cuerpo y los
flancos son de un pardo leonado pálido con manchas pardo-rojizas más oscu-
ras en su circunferencia que en el centro: las que adornan la region dorsal
son las únicas bien marcadas, siendo apénas visibles las de las regiones la-
terales: estas manchas en forma de exágonos irregulares ensanchados tras-
versalmente, no son todas semejantes; las primeras tienen escotados sus bor-
des anterior y posterior, las medianas solamente el borde posterior, y las úl-
timas se convierten casi en fajas trasversales; encima de la cola se ven cuatro
semi-anillos que alcanzan á las urostegas; se cuentan sobre el cuerpo treinta
y seis de estas manchas, rodeadas de color más claro que el fondo. La cabe-
za es de un pardo-cenizo sin maculatura ninguna, pero debajo del ojo hay
como una indicacion de una faja oblicua y parda que llega hasta el ángulo
de la boca.
Este crótalo me fué enviado de Zacatecas, y como no lo conservé vivo no
pude observar sus costumbres. Mi descripcion se refiere á este único indivi-
duo, y no sé si será comun en Zacatecas.
Terminaré con la descripcion de un individuo jóven, que pertenece á un
género antiguamente confundido con los crótalos, y separado actualmente
bajo el nombre de Crotalophorus. Gray. «Catal. of specim. of snakes,» 1849,
p. 17.
El carácter genérico consiste en que la cabeza lleva nueve grandes placas
que pasan mas allá del borde posterior de los ojos, en lugar de escamas más
ó ménos pequeñas como las tienen los verdaderos crótalos. La sonaja es ge-
neralmente pequeña; existe la foseta entre el ojo y la nariz; las escamas son
aquilladas.
5. CroraLoPHORUS Epwarosu, Baird £ Gir. Catal. of N. amer. rept. 1853,
p- 15; Crotalophorus miliarius, var. Jan. Elenco sist. degli ofidii, 1863,
p. 124.
28 LA NATURALEZA
Descrircion. Esta vibora tiene veintidos escamas dorsales en una hilera
oblícua tomada en medio del tronco; las dos hileras externas de cada lado
son completamente lisas, pero las otras tienen sobre su parte média una
línea saliente muy angosta y como filosa. Las nueve placas cefálicas son li-
sas y planas, aunque distintamente imbricadas: hay dos nasales, una frenal
y una gran preocular; el borde infero-posterior de la órbita está formado por
tres escamitas; doce labiales superiores, la 4*, 5* y 6* siendo mayores; once
labiales inferiores.
En el individuo que tengo á la vista, y debo á Ja bondad de mi amigo el
Sr. D. Manuel M. Villada, se cuentan 35 manchas sobre el dorso y cuatro me-
dios anillos sobre la cola: estas manchas sou de un pardo-grisiento, con una
orilla negra delgada; su figura es ovalada y sub-cuadrada y pasan en la
parte posterior á la forma de fajas trasversales: sobre el occipucio se ven dos
manchas paralelas cuya terminacion angostada viene á encontrar la primera
mancha dorsal. Sobre los flancos, y paralelas á las manchas dorsales, hay
otras más pequeñas á veces reunidas de dos en dos para formar una faja per-
pendicular: en fin, sobre la última hilera de escamas existen unos puntos ne-
gruzcos que alternan con las manchas. Las partes inferiores son negruzcas,
salvo el dorso libre de las gastrostegas que es claro. El color general del
cuerpo es de un leonado elaro; la cabeza tiene el mismo color, aunque está algo
teñido de gris sobre los carrillos; la parte inferior de aquella, del cuello y de
un corto trecho del abdomen son blancos. —U0axaca.
Antes de acabar, diré dos palabras, de u na piel que he recibido de Atar-
jea, Sierra de Xichú; tiene más de un metro setenta centímetros de largo
total; el color es de un amarillo rojizo, y la cola negra; el vientre ama-
rillo paja sin manchas. El sistema de maculaturas recuerda el del Cr. ada-
manteus, pero desde la mitad posterior del cuerpo los rombos se cambian
en anchas fajas trasversales medio borradas, en número de quince. Hay dos
pequeñas prefrontales anteriores, dos más grandes posteriores, y entre las
palpebrales varias escamas de un tamaño mediano, de las cuales, una mayor
que toca á las prefrontales posteriores y separa las palpebrales. Es muy di-
fícil sobre una piel tan mal preparada reconocer exactamente los caractéres;
pero me parece que debe referirse á lo que Jan considera como una variedad
de rombifero y que Baird y Girard describen como especie particular bajo el
nombre de Cr. lucifer.
Conozco cuán incompleto es este estudio de los ofidios más notables de
México; pero mi intencion no ha sido más que dar un punto de partida á los
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LA NATURALEZA 29
que quieran ocuparse de este asunto, y me consideraré feliz si alguna vez
pueden aprovecharlo para formar ó completar una verdadera monografía de los
crótalos, y sobre todo si se encuentran caractéres constantes que permitan
fijar con exactitud las verdaderas especies y dar un lugar secundario á las que
sean puramente nominales.
En un trabajo de esta naturaleza no he podido citar los autores que he re-
corrido; pero puedo asegurar que no he escrito nada que no lo Saja verifi-
cado de antemano con las piezas á la vista.
Guanajuato, Enero de 1876.
UNA NUEVA ESPECIE DE SAURIO
SCELOPORUS INTERMEDIUS, Azrr. Duczs.
Cuando se observa el crecido número de especies que comprende el géne-
ro Sceloporus, Wiegm. (Tropidolepis, Cuv.,) y la semejanza que tienen
entre sí, no se puede ménos que dudar del valor de algunas de ellas, y ad-
mitir más bien variedades para todas estas especies nominales. Tenemos,
por ejemplo, el Sceloporus Pomsetti, B. y Gir.: evidentemente es una me-
ra variedad del Sc. torguatus, Wiegm.; he observado cuidadosamente este
saurio en Guadalajara donde es comun, y si bien existen individuos con todo
el dorso rojo, y otros con dos anchas fajas del mismo color sobre un fondo
verdoso, algunos hay que presentan trazas apénas perceptibles de este tinte,
y la transicion á los colores de la especie típica es insensible: esta misma ob-
servacion la he repetido en Soyaniquilpan, de manera que no me cabe duda
de que se trata aquí de una sola especie con dos nombres: no se arguya de
una ligera diferencia en la folidosis, pues lo mismo se nota en individuos de
otras especies, sin que esto autorice la separacion de estos espécimen unos
de otros. En cuanto al que es objeto de este escrito, me parece que por
el conjunto de sus caractéres, se diferencia completamente de las ya descri-
tas; y como no se le puede aplicar exactamente ninguna de las descripciones
que yo conozco, le impongo un nombre especial, salvo rectificacion si acaso
ha sido ya indicado por algun otro autor.
30 LA NATURALEZA
Comenzaré por algunas generalidades para evitar una descripcion dema-
siado extensa.
Segun Dum. y Bib., Erpét. gén. IV, p. 46, estos reptiles pertenecen á
los Iguanios pleurodontos, con dedos no ensanchados, poros femorales muy
aparentes y en una sola série, dorso sin cresta, escamas homogéneas, flancos
simples, cuello sin papada, pero con un pliegue lateral.
Caract. gener. Cabeza. corta, deprimida, redondeada por delante. Una
grande escama occipital y grandes placas supra-oculares. Paladar sin dientes.
Un repliegue oblícuo muy hondo, de cada lado del cuello. Trouco corto, de-
primido. Escamas imbricadas, aquilladas en las partes superiores y lisas en el
vientre. Ninguna cresta dorsal ni caudal. Cola mediana, deprimida en la ba-
se, y redondeada despues. Poros femorales. No hay poros preanales. D. B.
J. E. Gray in Catal. of the specim. of Lizards, 1845, p. 208, no hace
más que copiar á Duméril y Bibron; y Fr. Aug. Wiegmann in Herpet. mex.
1834, p. 48, 49, agrega algunas observaciones anatómicas interesantes; las
figuras que da este último autor del Sc. torquatus, spinosus y scalaris son
muy buenas.
Las especies citadas por Wiegmann, Gray y Bibron, son las siguientes:
undulatus, torquatus, formosus, spinosus, horridus, grammicus, mi-
crolepidotus, variabilis, eeneus y scalaris. A estas debemos agregar el Sc.
occidentalis, graciosus, magister, biseriatus, consobrinus, Polnsettir,
ornatus, dispar, Thayer, Clarktú, marmoratus, frontalis, delicatis -
simus, gracilis, Couchir de varios autores americanos.
En los Archiv. du Mus. d'hist. Nat. 1855-56, Descr. de rept. nou».
2 im mem. p. 548, Aug. Duméril refiere el Sc. microlepidotus de México
al género Uta, por lo pequeño de sus escamas, lo que se aplicaria tambien á
nuestra especie; pero no se puede admitir esta clasificacion puesto que Baird
y Girard atribuyen á su género Uta un pliegue en el cuello (a pectoral fold):
véase H. Stansbury, Expl. and survey of the Valley of the Great Salt
Lake of Utah, 1852, p. 344.
Seria muy largo dar aquí la diagnosis de todas estas especies. Lo único
que diré es, que he impuesto al esceloporo actual el nombre de intermedius
por ser como un término medio por su folidosis y sus formas generales en-
tre el Sc. grammicus y el Sc. microlepidotus, á los cuales se parece más
que á ninguno de los que yo conozco: queria haberle dado el nombre de Se.
Westphalii, en memoria de un excelente amigo mio, cuya coleccion está
citada en el Elenco de Jan, pero no me fué posible por haberlo ya denomi-
nado con el primer calificativo en la lista que publiqué en el primer tomo de
“La Naturaleza.”
LA NATURALEZA 31
Paso á la descripcion particular.
Dimensiones.—Cabeza, 0,015; cuerpo, 0,” 04; sacro y cola, 0," 087;
brazo, antebrazo y mano, 0," 008; muslo y pierna, 0,011; pata, 0,7015;
largo total, 0,7142. Algunos llegan hasta á 0,719.
Formas, etc.—La cabeza es deprimida, el hocico algo anguloso; he con-
tado 44 á 50 dientes arriba y 44 á 46 abajo; las regiones supra-oculares son
poco convexas; la frente; inclinada hácia adelante, forma con el vértice de
la cabeza un ángulo muy abierto, y es plana. La placa rostral, muy ensan-
chada trasversalmente, es un poco más alta que las demás labiales; las nari-
ces, abiertas en una sola escama redonda, están colocadas muy cerca de la
extremidad del hocico. En la frente se observan normalmente siete placas
casi lisas, de las cuales la mediana mas grande es exagonal; las posteriores
y laterales son pentagonales, las anteriores subtetraedras; delante de estas
últimas hay dos internasales pequeñas y alargadas, y tocando á la placa na-
sal, dos escamitas de cada lado; entre éstas y la rostral se ven cuatro esca-
mas muy pequeñas; enmedio del vértice existen dos placas: la primera, más
grande, es pentagonal como la segunda; detrás de ésta viene un escudete
occipital muy grande, exagonal, acompañado por dos occípito-palpebrales
en cada uno de sus bordes anteriores, y por una occípito-temporal en cada
borde lateral. Sobre cada region supraocular se advierten cinco escudetes
trasversales y tres más pequeños en la porcion ántero-externa; el borde in-
terno de la órbita está formado por un semicírculo de escamitas poligonales
y la orilla libre la componen unas escamitas filosas imbricadas. El párpado,
propiamente dicho, es granuloso. Los labios están cubiertos de pequeñas
placas alargadas, y las del labio superior están separadas del párpado por dos
hileras de escamitas; he contado tres frenales, pero creo que este número
puede variar. La mental es más angosta que la rostral, y pentagonal: de ca-
da lado de la mandíbula inferior hay tres series de escamitas más anchas
que las que cubren la garganta. La abertura de la oreja es grande, ovalada,
y en su borde anterior se observan tres escamas grandes. Las escamitas tem-
porales son como tuberculosas. Las dorsales, dispuestas en numerosas filas
oblícuas, son bastante pequeñas, con dentecillos poco perceptibles en el borde
libre, y una quilla mediana longitudinal que no termina en punta ni sobre-
sale de la escama; las de los flancos son un poco más pequeñas, y su diáme-
tro trasversal más grande que el ántero-posterior: están armadas de una
punta aguda que es la continuacion de la quilla; las escamas ventrales, aun
más chicas, son lisas y dentadas en su extremidad; las gulares son lisas,
muy pequeñas, escotadas y de diámetros iguales, miéntras que las de la
parte inferior del cuello son ensanchadas trasversalmente, formando ahí co-
32 LA NATURALEZA
mo un indicio de pliegue que realmente no existe cuando se observa al ani-
mal en extension perfecta; en las piernas y brazos se observan escamas gran-
des, dentadas en el borde libre, y provistas de una fuerte espina que so-
bresale; las de la cola se parecen á las de los demás Sceloporus: sus espinas
son largas. Las uñas son comprimidas, anchas, curvas. El miembro tóraci-
co aplicado al cuerpo sobrepasa algo la parte mediana del flanco; el pelviano
alcanza al hombro.
Coloracion. Las partes superiores son de un pardo que algunas veces es
puro, otras veces tirando á chocolate, á verdoso ó á cobrizo. Un collar ne-
gro bastante ancho ocupa la region escapular, y está limitado posteriormente
por una faja blanca, apénas interrumpida en medio. Sobre la cabeza hay con
frecuencia una faja parda trasversal delante del escudete frontal anterior, una
mancha sobre el escudete occipital y en la nuca unos puntos que aparecen
como colocados en cuatro ó cinco líneas longitudinales. Sobre el cuello dos
manchas negras ribeteadas de blanco posteriormente. El dorso lleva 6 man-
chas pardas dobles y bastante grandes en la parte mediana; el borde poste-
rior de cada una está rodeado de blanco sucio, lo mismo que el de otras tan-
tas fajas pardas oblícuas que de estas manchas se dirigen hácia los flancos; en
la region sacra hay ocho manchas iguales, colocadas por pares. La cola tie-
ne anillos más oscuros que el fondo y que ocupan dos círculos de escamas;
los miembros están listados de pardo. Del ojo á los lados del occipucio una
línea oscura. Las partes inferiores son blanquizcas; en el macho se observa
de cada lado del vientre una hermosa faja azul, acompañada interiormente
por otra de un negro hermoso que describe una curva desde la axila hasta la
ingle, dejando en medio del abdómen un espacio longitudinal angosto algo
manchado de gris; la parte incluida exteriormente en la concavidad de la
banda azul es algunas veces amarilla: debajo de la garganta se notan unas
rayas azuladas que serpentean oblícuamente desde los bordes de la mandí-
bula hácia la region média del cuello. En las hembras el vientre es de un
blanco dorado. En las jóvenes los tintes generales son más deslavados, pero
la maculatura es más marcada; todas las manchas están formadas de puntos;
sobre la mandibula superior se Gistinguen unas rayas que convergen todas
hácia el ojo. |
Observaciones.—Esta especie de lagartijo, como la llaman en el país, es
originaria de la Noria, cerca de Zamora, hacienda de D. Epifanio Jimenez.
Aunque fije esta localidad, no quiero decir que no se encuentre en otras
partes, pues he visto un individuo de Arroyozarco; pero los que he obser-
vado vivos y en mayor número, provenian de la Noria. En Guanajuato me
han traido uno de los alrededores, pero como nunca lo he vuelto á encon-
LA NATURALEZA 33
trar en esta comarca, me inclino á creer que era alguno de los de mi amigo
Jimenez que se habia fugado.
En un exámen superficial se podria confundir el Sc. ¿ntermedius con el
microlepidotus, y sobre todo con el grammicus: pero creo que lo expues-
to bastará para hacerlos distinguir, sobre todo, recurriendo á las figuras que
acompañan este artículo.
En cuanto al Sceloporus Dugesii, descrito por Aug. Duméril y Bocourt
en la Mission scientifique au Mexique, etc., se parece al ¿ntermedrvus por
la coloracion; pero los caractéres de folidosis los diferencian: si acaso fuese
_el mismo, este nombre que le he impuesto no podria subsistir, pues aunque
lo he nombrado así en mi lista de los vertebrados de Guanajuato, áun no lo
habia descrito.
Guanajuato, Abril de 1875.
EXPLICACION DE LAS FIGURAS DE LA LAMINA.
ANATOMÍA DE UN CRÓTALO.
1.—Craáneo visto de perfil.—a, incisivo; b, nasal; c, frontal anterior; d, id. médio; e, id.
posterior; f, mastoides ó temporal; y, intra-articular, timpánico ó hueso cuadrado; A,
maxilar superior; ¿, palato-maxilar; j, terigoides articulado hácia delante con el palatino
que lleva tambien dientes.
2.—Cráneo visto por encima.—a, incisivo: los nasales que están detrás, no deben que-
dar separados de los frontales médios, como se ve aquí por una diseccion defectuosa; b,
frontal anterior; c, id. médio; d, id. posterior; e, parietal; f, mastoides; y, occcipital; h,
maxilar superior.
3.—Seccion longitudinal de las tres primeras vértebras cervicales.—a, atlas; b, eje; e,
apófisis odontoides; d, 3.* cervical.
4.—Primera y segunda vértebras cervicales vistas de frente.—a, atlas; 6, eje; e, apófisis
odontoides.
5.—Veértebra dorsal vista por la cara anterior.—a, neurespina; 6, neurapófisis; c, canal
neural; d, pedúnculo; e, apófisis trasverso; f, centrum ó cicleal; y, hemapófisis; h, hemes-
pina; 2, faceta articular posterior.
6.—Veértebra caudal, id.—a, pleurapófisis; b, apófisis espinoso inferior bifurcado.
7.—Músculos de la cabeza y cuello.—a, temporal anterior; b, id. médio; c, id. posterior;
d, terigoideo externo: tiene dos tendones; e, digástrico; f, esplenio? ó cérvico-angular:
y, cérvico maxilar; h, masetero; ¿, costo-mandibular.
8.—Seccion trasversal de los músculos del tronco.—a, trasverso-espinoso-dorsal; b, sacro-
lumbar; c, largo-dorsal; d, trasverso-espinoso-inferior; e, largos elevadores externos; f,
intercostales internos; y, atractores.
9.—Cabeza, quitado el músculo temporal anterior y la glándula venenifera.—Huesos.—a,
maxilar; b, frontal anterior; c, frontal propio; d, id. posterior; e, palatino; f, palato-maxi-
lar ó terigoideo externo.—Músculos.—y, terigoideo externo, /, temporal posterior; ¿, tem-
poral médio.—N, trigemelos.—¿, nervio, terminándose en la cara externa de la membrana
La NATURALEZA, —Tom, 1Y.—5,
34 LA NATURALEZA
que reviste la foseta lacrinal; /, nervio, distribuyéndose en la cara interna de esta mis-
ma membrana; /, filetes nerviosos ramificíndose en la cara interna de la glándula, en
relacion con el músculo terigoideo externo.
9 ,—Pequeña abertura en el maxilar superior por donde sale el nervio K, el cual pasa
primero abajo del ojo, se introduce en seguida entre las dos extremidades articulares an=
teriores del palatino y del terigoideo externo, y rodea, en fin, una porcion del maxilar
indicado.
10.—Cabeza en su tamano natural.—Cerebro.—a, lóbulos olfativos; 6, hemisferios cere-
brales; e, lóbulos ópticos; d, cerebelo; e, médula espinal.
11.—Glúndula vista por trasparencia despues de tratada por ácido tártrico.—a, ámpula
que se ve algunas veces en la extremidad del canal excretor; b, folículos accesorios;
C, Vasos.
12.—Cápsula fibrosa dela glándula con sus tabiques gruesos y delgados.—a, conducto ex-
cretor; b, tegumento.
13.—Extremidad de las canaliculas.—a, lilatacion fusiforme de sus vasos; b, epitelio
poliédrico tapizando los tubos.
14.—Corte longitudinal de un gancho venenoso.—a, canal; b, orificio superior; e, orificio
apical; d, cavidad de la pulpa.
15.—Porcion externa del órgano genital masculino y cloaca.—In medio se ve una papila
en donde desembocan los uréteres: de cada lado, los orificios de los canales deferentes.—
a, recto; dl, pene en ereccion; b, id. encerrado en su vaina; e, glándula caudal izquierda,
16.—Seccion longitudinal del aparato caudal.—a, cascabel que se está desprendiendo de
la piel que forma el que está debajo; b, epidermis; e, tejido fibroso (dermis); d, cuerpo
mucoso de Malpighi; e, é, sonajas vacías: la primera más antigua.
17,—Figura teórica para la explicacion del enderezamiento de los dientes veneniferos: sis-
tema de las fuerzas que ejecutan este movimiento.—m, hueso timpánico; y, frontal anterior;
c, maxilar superior; Fd, terigoideo y palato-maxilar; 2-o-p, maxilar inferior; 3, 4, etc.,
temporales anterior y posterior; 10, ete., costo-mandibular, etc.; A4”, punto de apoyo;
RR, resistencia; PP", potencia; ARP, palanca de primer género; ARP', palanca de ter-
cer género.
NUEVA ESPECIE DE CROTALO,
18.—Crotalus Jimenezi, Alf. Dugés, (2) para enseñar la distribucion de las manchas.
19,—Cabeza de id. en su estado adulto.—Tamaño natural.
20.—Vista lateral del tronco de un adulto no muy grande.
NUEVA ESPECIE DE ESCELÓPORO.
21.—Tropilodepis (Sceloporus) intermedius, Alf. Dugés: adulto, en su tamaño natural,
22,—Cabeza en su tamaño natural vista de perfil,
23.—Id., id. vista por debajo.
24.—Vientre del macho.
25.—Regiones femoral y preanal.
26.—Escamitas del carrillo.
27.—Escamas rostral y mental.
28.—Escama de la pierna y del brazo, amplificada.
29.—Escama del flanco, id.
30.—Escamas dorsales en su tamaño natural.
31.—Una id. tres veces aumentado su tamaño.
32.—Extremidad del cuarto dedo posterior, amplificada.
EL AHUEHUETE
POR EL SEÑOR D. TOMAS NORIEGA.
Este árbol majestuoso y bellísimo crece abundantemente en diversas loca-
lidades de la República; pero sobre todo, y en número de 481, en el lugar
inmediato á esta capital llamado Chapultepec, donde forma un poético y
exuberante bosque: árbol que se conserva cuidadosa y justamente en la plaza
de Popotla, por haberse persuadido el conquistador de los aztecas, en la me-
_morable Noche Triste, bajo de él, que no veria más el brillante sol de nues-
tro suelo.
Es un vegetal de dimensiones gigantescas; su tronco elevadísimo asciende
por término medio á 50 varas; la circunierencia de este tronco, que dismi-
nuye sucesivamente á medida que se separa del suelo, oscila en límites difí-
ciles de precisar: los que más me llamaron la atencion al visitar Chapulte-
pec, median, uno catorce y otro quince varas; pero en Atlixco existe uno
provisto de una excavacion que puede contener diez hombres á caballo: lo
cubre una corteza de color rojizo, de estructura laminosa, y compuesta de
una infinidad de hacecillos finos y sedusos: sus brazos numerosos se extien-
den horizontalmente, cubiertos de ramos verdes y pendientes: sobre sus co-
pas elegantísimas y frondosas se desarrolla abundantemente una planta pa-
rásita /Tilandsia Usneoides, L.), vulgarmente conocida con los nombres de
heno ó pastle: esta parásita, dispuesta en largos filamentos dirigidos hácia
el suelo, imita en algun modo los copos de la nieve, y, dándoles un aspecto
verdaderamente encantador, constituye hasta cierto punto un carácter distin-
tivo: ahí mismo entre su follaje se encuentran, durante el invierno, nume-
rosos grupos de una ave muy semejante al gorrion, matizada de rojo, que
devora ávidamente las semillas.
En los meses de Julio y Agosto he visto estos árboles cubiertos completa-
mente de frutos: vegeta en las regiones templadas y cálidas, como entre Jo-
jutla y Teocaltzingo, y en algunos distritos del Estado de Querétaro: busca
siempre los terrenos muy húmedos, especialmente las márgenes de los rios.
Los indígenas le llamaron ahuehuetl, palabra compuesta de atl y hue-
huetl, que significa viejo de agua; denominacion perfectamente justificada,
tanto porque los filamentos de la planta parásita que hemos mencionado le se-
mejan groseramente á la cabeza de un anciano, cuanto porque busca general-
mente los manantiales y corrientes de agua, dando orígen, por esta cireuns-
tancia, á la creencia vulgar de que donde se siembra un abuehuete brota
agua, la cual es aspirada hasta la superficie de la tierra por las raíces que
36 LA NATURALEZA
penetran profundamente, hasta encontrar un depósito de dicho líquido; -lo
que es inexacto, pues hoy se sabe que si hay agua en los lugares en que ve-
getan estos árboles, es porque necesitan terrenos muy húmedos para poder
crecer y desarrollarse.
He indicado la etimología que de la palabra ahAwehuetl se me ha referido:
la que adopta el Sr. Hernandez es diversa; como se verá por el extracto que
presento, de lo que, sobre este vegetal, dice en su Historia de las plantas
de Nueva España. Hélo aquí:
«Ahoehoetl ó Tímpano acuoso. »—«Los mexicanos dan este nombre á
dicho árbol, no por otra razon, sino porque suele nacer en las riberas de los
rios ó de las corrientes de aguas, y los indios acostumbran construir con su
madera unos timpanos que les llaman: Hoehoetl ó Teponaztli; aunque otros
dicen que no es esa la razon de su nombre, sino la cireunstancia de produ-
cir un sonido, cuando, hallándose á la orilla de las aguas, es agitado por el
viento. »
«Los españoles que han venido á estas playas, le llaman sabino, y tam-
bien cedro, por el color rojo de su madera; pero no pertenece á ninguna de
las especies del sabino ni del cedro, sino que debe, sin duda, referirse á la
clase de los abetos, porque su fruto, su aspecto y su madera son diferentes del
verdadero sabino.—-Segun entiendo, hay cuatro especies de este árbol que
se distinguen entre sí por el tamaño de la planta, la forma de su copa, las
dimensiones del fruto y el color de la madera, que en unos es toda blanca,
en otros la corteza roja y la médula blanca: otros, por el contrario, blanca la
corteza y roja la médula, y en otros, en fin, toda roja. »
«Haciendo incisiones al tronco, estila una resina acre, que tambien se pre-
para disponiendo las astillas de la madera en un trasto de barro tapado y
puesto al fuego: la resina no destila, sino que se reune en dicho trasto.—
Esta resina la aplican los aztecas para la curacion de las quemaduras, las úl-
ceras, la sarna, los tumores de las piernas, los dolores de los dientes, las en-
fermedades articulares ó gota, cuya curacion es sorprendente por la prontitud;
y en fin, provoca la orina y hace expulsar el feto y las secundinas. »
Esta última propiedad llama mucho la atencion, pues indica que habian
descubierto propiedades emenagogas, tales como las posée el sabino. El mo-
do como obtenian este efecto, era aplicando á la mujer un sahumerio con
las cortezas; pero más adelante advierte el Dr. Hernandez, que la resina y
el aceite producen los mismos resultados.
Su clasificacion fué confundida largo tiempo con la del Taxodium disti-
chum, de los Estados-Unidos. El Sr. Parlatore le llama Taxodíuwm mucro-
natum: en su Monografía dice lo siguiente:
LA NATURALEZA 37
«Sinonimia. Taxodium distichum, Humb. Bonpl. y Kunth.: Nov. gen.
et espec., pl. 2, pág. 4, T. Moctezum«, Decsn.: Boletin de la Soc. bot.
de Francia, año de 1854, vol. L, pág. 51, T. Mexicanum: Gord. Pin., pág.
307, T. distichum pinnatum hort., T. pinnatum hort., aliq. T. virens
hort. Sabino mexicano.
«Genero Taxopbrum.—Taxodium, Richard; Schubertia, Mirbel; Glyptos-
trobi, Enld. :
«Flores monoicas en los mismos ramos. Amentos masculinos dispuestos
en un racimo terminal ramoss y sub-paniculado, casi globosos ó globuso-ova-
les, estipitados al fin. Brácteas aspadas, opuestas, imbricadas en los cuatro
lados, semipeltadas, aovado-deltoideas, estaminigeras debajo del sub-estípite.
Anteras 3-9 sub-globosas, uniloculares, longitudinalmente deshiscentes,
Amentos femeninos solitarios 6 2-3 casi sentados al pié de las ramas, globo-
sos. Muchas escamas insertas en un eje corto dispuestas espiralmente en
forma de escudos, imbricadas, extendidas en el ápice, compuestas de una
bráctea foliácea y una escama gruesa y más corta adheridas, libres ó las infe-
riores soldadas. Pistilos, 2, pequeños, colaterales, erguidos. Ovario sub-
comprimido. Estilo cortísimo. Estigia sub-orbicular, sub-bífido, boca muy
abierta. Estrobilos maduros en el segundo año. Escamas insertas en el eje
espiralmente en forma de escudo, imbricadas, sub-leñosas, excéntricamente
peltadas, estípite muy delgado eu la base, arriba engrosado-dilatado y por
encima con canalitas resiniferas muy apareutes, el ápice de las brácteas ad-
heridas libre, mucronadas cerca del medio, en el márgen superior más ó mé-
nos crenado-rugosas: al principio los márgenes muy conniventes, y al fin
abiertas y caedizas. Dos nuececillas, ó una sola por aborto, en la base de las
escamas, oblícuamente erguidas, insertas en la base atenuada del estípide de
las escamas, irregularmente triédricas y de ángulos agudos. Pericarpioleño-
so. Embrion en el eje de un albúmien carnoso, algo antítropo, casi del mismo
largo, cotiledones 4-9 partidos, radícula rollicita, súpera. Hojas seminales
4-9, lineares y extendidas. Arboles boreal-americanos, colosales, de cor-
teza roja, agrietada; madera blanca al principio, despues rojiza. Ramos ho-
rizontales ó extendidos, ramitos erguidos, ascendentes ó pendientes. Hojas
alternas, aproximadas, disticas, lineares, cortas, con un surco ligero longitu-
dinal de uno y otro lado del nervio, caedizas ó subpersistentes, :
«T. mucronatum. (Ten.! Osserv. sudi una pianta Conif del genere Taxo-
diíum: Modena, 1853, t. 1 y 2). Arbol monoico, de copa ancha y abierta,
ramos horizontales, los superiores extendidos, ramitos pendientes, hojas sul-
persistentes, dísticas, extendidas, aproximadas, cortas, lineares, agudas ú
obtnsitas, apénas mucronadas, rectas ó subfalciformes, uninervadas, verdes;
38 LA NATURALEZA
con amentos masculinos dispuestos en un racimo terminal ramoso, grandes,
globoso-ovales, brácteas aovado-deltoideas, aguditas, anteras ménos de ocho;
estrobilos subsentados, ovales ó aovado-globosos; escamas 18-20 insertadas
espiralmente, gruesas, peltadas, sub-trapezoideas, ápice de la bráctea unida
libre, anchito, agudo-recurvo, mueronadas cerca de la mitad del dorso, grue-
samente crenado-rugosas en la parte superior cerea del márgen: nuececillas
dos, poco más cortas que las escamas, -subtriédricas de ángulos agudos, de
color bayo. Vegeta en las regiones templadas de México, entre 5,200 piés
y 7,000 piés de altura. En la sierra Madre (Seemann!), entre Tehuilotepec
y Tepecuacuileo, en la mesa de Tenoxtitlan, cerca de Chapultepec (Humb.
y Bonpl.), cerca de la ciudad de México, en el bosque de Chapultepec, don-
de se conoce con el nombre de ciprés de Moctezuma, y los mexicanos le lla=
man ahuehuete ó cedro de Chapultepec, muy célebre. (Humb. y Bonpl.!)
En las praderas floridas de Oaxaca, á 9,000 piés de elevacion y entre 4 y
7,000 piés (Galeottii). Cerca de Tehuantepec (Scherser!), junto á las riberas
del rio Bochil. En la provincia de Chiapas (Linden!). Arbol majestuoso de
70 á 100 piés de elevacion: el tronco del célebre ciprés de Moctezuma tiene
43 piés de cireunferencia. Ramitos muchas veces más largos que en el F.
distichum. Hojas más verdes y con el nervio longitudinal por debajo más
prominente; de 6-12 mil. de largo y 2 mil. de ancho; pero en las plantas
cultivadas llegan á tener 15 mil. de largo y casi 1-2 de ancho. Los amentos
masculinos tres y cuatro veces más grandes, largos de 6-7 mil. y anchos de
3-3) id. Strobilos mayores, de 25-26 mil. de largo y 16-18 de ancho. Hojas
seminales lineares, obtusitas, convexo-carenadas arriba, planas por debajo,
extendidas y verdes.» |
Los españoles le llamaron sabino, por la analogía que ofrece con este ár-
bol europeo, del que, sin embargo, difiere bastante.
La importancia del Ahuehuete es muy grande. Su madera de color
amarillo con vetas oscuras, es susceptible de un bello pulimento; se pue-
den obtener tablones de dimensiones muy grandes, y es empleada en la
construccion de muebles finos: los indígenas disponen esta madera cortada
en astillas, sobre excavaciones practicadas en el suelo; la cubren con tierra,
le aplican fuego en seguida, y obtienen de este modo un alquitran de pri-
mera calidad, el cual se encuentra en algunas hoticas de esta capital. La des-
tilacion seca de esta misma madera produce un compuesto empireumático,
perfectamente comparable con el que se extrae del Juniperus Oxicedrus,
conocido con el nombre de aceite de Cade: esta misma aplicacion pudieran
recibir los frutos: tengo á la vista una pequeña cantidad que extraje de ellos.
LA NATURALEZA 39
Practicando incisiones en los troncos, se obtiene una óleo-resina de un bello
color rojo: no sé que se haya utilizado hasta hoy bajo este estado, pero in-
dudablemente goza de todas las propiedades de las diversas trementinas del
comercio: este juga desecado al aire, constituye un excelente Galipot, y pue-
de ser el orígen de otros productos semejantes á los de las demás Coniíferas.
Sus hojas son parecidas á las del sabino, y gozan probablemente de propie-
dades emenagogas. Sus frutos, ricos en aceite volátil y resina, pueden utili-
zarse en la farmacia, y además, por sa abundancia, en la alimentacion de
algunas aves.
No siéndome posible hacer un estudio completo sobre este importante
vegetal, me propuse solamente ocuparme del fruto; pero la estacion en que
los recogí, y algunas otras circunstancias, sin significacion cuando se refie-
ren, pero muy apreciables al que trata de hacer un estudio de este género
en nuestro país, me hicieron operar sobre una cantidad tan limitada de fruto,
que, no obstante la iudicacion de mi respetable maestro el Sr. Herrera, no
pude ensayar algunas otras reacciones altamente interesantes, como la accion
deiácido clorhídrico sobre la esencia, su modo de obrar sobre la luz polari-
zada, ete.
Por la destilacion á fuego desnudo, obtuve una esencia limpida, de color
amarillo-verdoso, de una densidad igual á 0.8259, que hierve á 130%; rec-
tificada, es incolora, perfectamente trasparente; su olor es agradable; su sa-
bor es ligeramente aromático: no es acre ni cáustico. La ensayé con los reac-
tivos usuales, y los resultados que obtuve son como sigue: :
El ácido sulfúrico concentrado la colora en amarillo-naranjado, que pasa
poeo á poco al rosa, y despues de algun tiempo al blanco lechoso.
El ácido nítrico concentrado no parece que obra á frio, pero con la inter-
vencion del calor hay reaccion vivisima, manifestándose sobre todo por explo-
siones de mediana intensidad: terminada la reaccion que operé en un tubo
de ensave, se habian separado des partes: una sólida más densa, y otra lí-
quida. Esta última era incolora y de un olor muy semejante al de la esencia
de trementina; separé esta porcion, lavé el residuo repetidas veces con el
agua destilada, y lo sequé: era una masa de aspecto resinoso, de consisten-
cia blanda, de color rajo, y de un olor que recordaba mucho el de la tre-
mentina de copaiba; era completamente soluble en el alcohol á 85% y en el
éter, cou un hermoso color amarillo de oro; la traté por la solucion amonia-
cal, y se disolvió parcialmente; la porcion disuelta tratada por el ácido nítri-
eo, precipitó una materia resinosa bajo la forma de pequeños copos blancos.
Esta solucion presentaba reaccion ácida con el papel de tornasol.
40 LA NATURALEZA
El ácido clorhídrico, el amoniaco y los carbonatos alcalinos, no obran, al
parecer, sobre ella. Al contacto del fuego arde desprendiendo humos negros.
El cloro obra sobre ella como con la esencia de trementina: introduje en un
frasco lleno de cloro, un papel mojado eu la esencia; se formaron vapores
blancos de ácido clorhídrico, y sobre el papel quedó el carbono en polvo fi-
nísimo.
Se disuelve en todas proporciones en el alcohol á 850, el éter, el clorofor-
mo y el sulfuro de carbono: al contacto del aire absorbe el oxígeno, como
casi todos los aceites esenciales, y se resinifica.
Disuelve el azufre, el fósforo y el cautchouc.
Con el yodo hace una pequeña explosion y desprende vapores morados;
debe colocarse, por lo mismo, en el primer grupo de la clasificacion de Mr.
Planchon.
Con el resíduo de la destilacion formé una tintura alcohólica empleando
la maceracion: tomé en seguida 125 gramos, y este licor evaporado me dió
2 gramos de una resina que ofrecia los caractéres siguientes:
Es blanda á la temperatura ordinaria y se funde al calor de la mano.
Su color es rojo-moreno y su superficie irisada.
Calentada, se funde en una masa espumosa, y despues arde, desprendien-
do abundantes humos negros, muy aromáticos.
Se disuelve enteramente en el alcohol, y la solucion es de color rojo; en
el éter, colorándole en amarillo claro, y en el sulfuro de carbono.
Disuelta en el alcohol, su reaccion es neutra con el papel de tornasol, y
sin embargo, la potasa cáustica la disuelve en parte, por medio del calor; y
los ácidos sulfúrico, clorhídrico y azótico separaron un principio resinoso
amorfo.
El agua, á la temperatura de la ebullicion, disuelve peo principios,
haciéndose ligeramente aromática.
Precipitada de su solucion alcohólica por medio del agua, se obtiene bajo
la forma de un polvo blanco-amarilloso, que por el calor, se funde en una
masa blanquecina y untuosa.
ANALISIS QUIMICA DE LAS CENIZAS.—Incineré 30 gramos de frutos, y obtuve
1.30 de cenizas; cuya composicion es la siguiente:
PARTE SOLUBLE. PARTE INSOLUBLE.
ACIDOS. BASES. ÁCIDOS. BASES.
Carbónico. Potasa. | Carbónico. Cal.
Sulfúrico. Sosa. Fosfórico. Fierro.
Clorohídrico. Cal. | Silícico.
Fosfórico.
México, Febrero 18 de 1877.
LA NATURALEZA 41
MINERALOGIA.
ARSENIURO DE COBALTO (SMALTINE)
POR EL SR. D. SEVERO NAVIA,
SOCIO CORRESPONSAL EN GUANAJUATO.
En el mes de Marzo del presente año, uno de mis discípulos, el Sr. Don
Genaro Fernández, obsequió á la coleccion Mineralógica de este Colegio con
varios ejemplares de minerales procedentes de una mina situada cerca de
Zapotlan, en el Estado de Jalisco. Entre estos ejemplares hay algunos de la
especie cuyo nombre encabeza este artículo. El que tengo la honra de remi-
tir á esa ilustrada Sociedad, presenta los siguientes caractéres, que son los
de dicha especie:
Amorfo; poco lustroso y de color gris de hierro exteriormente, en tanto
que en la fractura reciente es lustroso, de lustre metálico, y de color entre
blanco de estaño y gris de acero claro; textura compacta desigual; dureza de
6,5 en la escala de 12%; poco resistente; agrio; el color del polvo es negro
agrisado; pesado: peso especifico de 6,6.
En el tubo abierto produce humos blancos con olor de ajo, un sublimado
blanco cristalino y un residuo negro pardusco, que tratado al soplete con
bórax sobre el alambre de platino, da un vidrio azul á las dos llamas, tanto
en caliente como en frio.
Tratado al soplete, sobre el carbon, al fuego de oxidacion, produce abun-
dantes humos blancos con olor de ajo; arde al principio con lama azul débil;
da una pegadura blanco-agrisada de ácido arsenioso, distante de la cavidad
del carbon, y deja un residuo negro algo pardusco de óxido de cobalto, no
atraible por la barra imantada. Exponiendo la pegadura á las emanaciones
del sulfuro de amonio no sufre alteracion; pero poniéndole una gota de este
reactivo adquiere un tinte amarillo-verdoso alrededor de la gota despues de
haberse secado: el residuo muestra la reaccion del cobalto con el bórax.
El mineral pulverizado y tratado por ácido nítrico se ataca parcialmente
en frio, dando un depósito blanco amarillento que desaparece calentando el
licor, y el mineral acaba de disolverse, produciendo una solucion roja-car-
mesí, si está concentrada, ó rosa, si se diluye con agua.
Los caractéres indicados manifiestan que el ejemplar ántes citado es efec-
tivamente de arseniuro de cobalto. Además, presenta en su superficie flores
La NATURALEZA.—Tom. 1V.—0,
42 LA NATURALEZA
de cobalto (arseniato de cobalto), que es un carácter empírico que sirve para
reconocerlo.
El ejemplar mencionado, segun indiqué ya, proviene de una mina anti-
gua de Zapotlan, vuelta á trabajar ahora con el objeto de explotar la galena
argentífera que constituye la masa principal del criadero. -
No teniendo noticia de que ningun mineral de cobalto se haya reconocido
en nuestro país hasta ahora, y deseando tener la honra de presentar algun
trabajo á esa respetable Sociedad, me ha parecido conveniente informarle,
por medio de este corto artículo, de la existencia del arseniuro de cobalto en
nuestra República.
Colegio del Estado de Guanajuato, Diciembre de 1874,
GALENA SELENÍFERA >
POR EL SR. D. SEVERO NAVIA.
Hace un año que el inteligente naturalista, Dr. D. Alfredo Dugés, regaló
á la coleccion Mineralógica de este Colegio, del cual es digno profesor de
Zoología y Botánica, algunas muestras de minerales, procedentes de las mi-
nas de este Estado; la mayor parte de ellas del género plata. Al clasificar-
las, encontré un ejemplar de galena, que sometí á varias pruebas químicas,
no obstante de que sus caractéres exteriores convenian con los de esa espe-
cie; pero la circunstancia de presentar poco lustre y un color gris negruzco
en algunas partes de su superficie, me hicieron sospechar que no debia ser
un simple sulfuro de plomo. Mi presuncion quedó confirmada, pues en el
tratamiento al soplete á que la sujeté, reconocí que contenia selenio.
Los caractéres que presenta la referida galena, como lo manifiesta el ejem-
plar que tengo el honor de remitir á esa ilustrada Sociedad, son los si-
guientes:
En masas: su superficie es de lustre metálico y de color gris de plomo
comun, excepto en algunas partes en que es gris de plomo negruzco, casi
negro de hierro y de poco lustrosa á mate; en la fractura reciente, lustrosa y
del mismo color gris de plomo comun; textura hojosa de triple crucero rec-
tangular; fragmentos cúbicos; dureza de 3,5 en la escala de Breithaupt; con-
serva el lustre en la raspadura, y el color del polvo es gris de hierro; poco
dócil y quebradiza; peso específico, 7,56.
Pulverizada y calentada en un tubo cerrado por un extremo, da olor sul-
furoso marcado, y de coles podridas poco perceptible, Se obtiene con difi=
LA NATURALEZA d 43
cultad, despues de una reverberacion más ó ménos prolongada, un ligero
sublimado rojo de selenio, á poca distancia de la prueba, de bordes color
blaneo amarillento hácia la extremidad abierta del tubo, y en el fondo de
éste otro blanco azulado, igualmente débil.
Tratada al soplete, sobre carbon, sin adicion de ningun reactivo, produce
humos que huelen á ácido sulfuroso y á coles podridas; aparece desde luego
una pegadura débil, pardo-rojiza de selenio, junto á la cavidad del carbon,
y continuando el soplo funde con efervescencia, y se obtienen las pegaduras
del plomo: la amarilla en el interior de la cavidad, y la blanca hácia fuera;
pero ésta, mezclándose con la del selenio, toma un color semejante al de
azul de patos, con un tinte pardo-rojizo, más ó ménos intenso, quedando, en
fin, las pegaduras dispuestas de esta manera: amarillo-verdosa, en frio, en
la cavidad del carbon; pardo-rojiza cerca de los bordes de ésta, y azul de
patos pardusca en la periferia; * pero si despues de esto se prolonga el soplo,
las pegaduras del plomo cubren en gran parte la del selenio, quedando jun-
to á la cavidad una zona pardusca de poca extension. Se obtiene un boton
de plomo dúctil acompañado de una escoria gris de hierro lustrosa, cuando
la galena sobre que se opera no se toma pura. Durante el tratamiento indi-
cado la llama del soplete se tiñe de azul.
-Tratada por ácido sulfúrico, en una cápsula de porcelana, se ataca par=
cialmente en frio, produciendo olor de huevos podridos, y calentándola en
la lámpara de alcohol, se trasforma en un polvo blanco agrisado que se asien-
ta en el fondo de la cápsula; se obtiene al mismo tiempo un licor verde pis-
tacho, el cual produce un precipitado rojo de selenio, vertiéndole unas gotas
de agua despues de frio.
Tales son los caractéres que presenta la especie de que trato, los cuales
manifiestan que es galena selenifera. La circunstancia de ser isomorfos el
azufre y el selenio explica por qué la presencia de este metaloide no altera
sensiblemente los caractéres exteriores de dicha especie.
Como ya indiqué, el primer ejemplar de galena selenifera que tuve oca=
sion de estudiar, fué el que regaló el Sr. Dugés, sin darme datos seguros
sobre su procedencia; pero posteriormente encontré en la coleccion de mi-
nerales del país perteneciente á este establecimiento, varias muestras de la
misma especie, que existian ya en él desde el año de 1834, y en euya eti-
queta no consta que contuvieran selenio, pero sí que son procedentes de la
mina llamada «La Campechana,» situada en la vertiente oriental del cerro
* Sometiendo al mismo tratamiento una mezcla de plomo metálico y de selenio, éste en corta cantidad, obtuve exac-
tamente las pegaduras arriba mencionadas. En otro artículo describo las pegaduras que producen las mezclas binarias
de selenio con antimonio, plomo y bismuto, tratándolas al soplete sobre carbon,
44 LA NATURALEZA
del Gigante, cerca de la ciudad de Leon. Esta mina ha sido trabajada en di-
versas épocas por plomo; hoy está abandonada. Como los caractéres que pre-
sentan los últimos ejemplares mencionados son idénticos á los de la muestra
que regaló el Sr. Dugés, creo que todos son procedentes de la misma mina.
La naturaleza cuarzosa de la matriz y los acompañantes que son ocre de hier-
ro, plomo blanco y carbonatos de cobre azul y verde, lo confirman tambien.
Aun cuando ya el distinguido profesor de Mineralogía D. Antonio del Cas-
tillo, en su «Catálogo de los Minerales de México,» publicado el año de
1864, indica que la galena selenífera se encuentra en nuestro país, me ha
parecido conveniente presentar á esa respetable Sociedad esta descripcion,
por ser de una especie que aumenta el número de las que contienen selenio
y que existen en las minas de este Estado.
Guanajuato, Junio de 1876.
NO TEA
SOBRE
LA FORMA CUSTALIDA 1 LAS PROPIEDADES OPTICAS DE LA DURANOITA,
POR MR. CLOIZEAUX.
——
En las arenas estañiferas de las inmediaciones de Durango, se encuentran
unos cristalitos aislados de color rojo anaranjado, cuyo polvo es amarillo,
quebradura concoide, frágiles, y de dureza igual á la de la apatita: se les ha
dado el nombre de Durangita, y segun las análisis del profesor S. Brush, son
un fluorarseniato de alúmina y de sosa.
Los cristales de la Durangita tienen la superficie escabrosa, corroida ú opa-
ca: sus dimensiones varian de 3 á 9 mil. de longitud y de 2 á 5 mil. de la-
titud; su forma dominante es la de un octaedro oblicuo de base rómbica;
cuatro de sus caras, que tienen un crucero neto, pueden considerarse como
las caras verticales del prisma primitivo, miéntras que las otras cuatro for-
marian un truncamiento simétrico sobre las aristas básicas agudas de este
prisma. Se puede admitir que el ángulo anterior del prisma clino-rómbico
fundamental es 110 10”. *
"Las combinaciones de las formas que han presentado los cristales exami-
* Este ángulo es el que Mr. J. Blacke ha observado sobre buenos planos de cruceros, y coincide, con una diferen-
cia de Y, con el que Cloizeaux ha obtenido, con los goniómetros de reflexion y de aplicacion,
LA NATURALEZA 45
nados, son: m bz (muy comun); m b% 0” (frecuente); m hb b' (muy fre-
cuente, fig. 1); m hg' b 2 b' (mas raro); m d 4 b 2% b' (muy frecuente);
mhdz 0% b' (ménos frecuente); m he ¿ d% b% b' (muy raro); mh g' e%
di bb” (raro, fig. 2). Nunca se ha encontrado el menor vestigio de la
base del prisma fundamental.
Las dimensiones de la forma primitiva, y las incidencias calculadas, com-
paradas á las incidencias medidas, se hallan en la tabla siguiente:
als 1000 : 651,077. D=791,724, d = 610,878.
Angulo plano de la base = 104* 41 38”.
Id. id. de las caras laterales = 105% 5/ 10”.
Id. id. de la base sobre kh = 115" 13”.
ANGULOS CALCULADOS. ANGULOS OBSERVADOS.
110% 10/ Blacke.
A o 109% 1109 7 9. vel.
110 40/á 1110 g. ordin.
mh 1459 5,
GAO SEI RA 01:50 om
CAR IT 14 009.
v. La dispersion horizontal es visi-
ble al través de láminas muy delgadas.
Segun una de las análisis de Brush, la Durangita contiene:
Acido AUSÉDICO: um ai 55.10
Alar o cs 20.68
Oxido. Ferrico mies dino Ne 4.78
Oxido Manganoso. . ....... 1.30
SURE 11.66
A o TA 0.81
Plaoro hue cd Hr ENE 5.67
100.00
Densidad = 3,95 á 4,03.
LA NATURALEZA El
Por consiguiente, la Duranguita es un fluorarseniato de alúmina, de fierro
y de sosa, euya composicion presenta alguna analogía con la del fluofosfato
de alúmina, de litina y de sosa, conocido con el nombre de amblygonita;
pero este mineral pertenece al sistema triclínico; sus propiedades ópticas y
físicas son completamente distintas de las de la Durangita. ¿A4n. de Chim.
et de Phis. Paris, 1875.)
——_—FL ELO
SINONIMIA vulgar y científica de algunas plantas silvestres y de varias de
las que se cultivan en México, dispuesta en órden alfabético por el Sr, D,
Alfonso Herrera, socio de número.*
(CONTINUA. )
EQHapacao ds is Armeniaca vulgaris, Lamk.. Rosaceas.
Chacalxochitl y. Tabachin .....
Chacanguarica v. Achiote......
Chacmol y. Amor Seco.........
Ohacnite v. Cabellos de ángel. ...
Chachaca v. Ohilillo...........
Ohachisdá, Cachisdá, Canisdá,
Quisquiringuin 6 Palo amarillo. Mahonia fascicularis, D. O.. Berberidaceas.
Chamico v. Toloachi.......-..-
DA Eupatorium ¿SP?.......... Compuestas.
Chanxnue (Maya)...o.ooooooo.. Tribulus terrestris, L. et. T.
trijugatus, Nutt......... Zigofilaceas.
Chapuz, Yerba de las ánimas 6
EOI Helenium autumnale, L.... Compuestas.
ORaquita a o ti ió: Ceanothus azureus, Desf. ... Ramnaceas.
Chautle, Chaucle, Tzacuxochitl,
Tzacutli 6 Flor de Muertos... Blettiacampanulata, La Llav. Orquidaceas.
Chayote, Chaiotl, (La raiz, Chayo-
testle, Ohinchayote ó Oamocha-
ASA SA AA Sechium edule, Swart...... Oucurbitaceas.
CO ao aaa Saa Sycios angularis, L........ Id.
Ohbía ó Chiantzozolli........... Salvia chian, La Llave..... . Labiadas.
Ohicalote, Chicalotl 6 Cardo San-
to de Yucatan.............- Argemonemexicana, L.et. A.
grandiflora, Bot. Reg. et. A.
* ochroleuca, Bot. Reg .... Papaveraceas.
Ohico zapote, Zapotillo, Xiconza-
a A e Sapota achras, Mill........ Sapotaceas.
1 Para lo anterior, yéase el t. TT. pág. 318 y 373, y el t, TIT, pág, 348,
48 LA NATURALEZA
NOMBRES VULGARES. NOMBRES CIENTIFICOS. FAMILIAS.
Chicuipo v. Pancololote..--.--.
Chichibé (Maya)- 20000. Sida acuta, Leooocicniooc.. Malvaceas.
Ohichicahoatzon, Ooayi. .-... o Exyngiomsplcco ootelao Umbelíferas.
Chichicamolli 6 Sandillitas ... .. Bryonia ¿scabrella?........ Cucurbitaceas.
Chichicaquilitl y. Lechuguilla. ..-
Ohiciicacli Gronovia scandens, L...... Oucurbitaceas.
Ohichiyalmemeyant ¿Laurentia Sp? 20022222 Lobeliaceas.
Chices 6 Nancenes. 2.2222: Byttneria ¿lanceolata?, Moc. Bitneriaceas.
Ohilacax mia Azolla mexicana, Schaffner. Azoleas.
Ohilcuan y. Belitre to o
*Chle Ancho: cagarse e ae Capsicum cordiforme, Mill.
var. subangulosum..-.-.. Solanaceas.
A Ol e do lap coa Capsicum ¿frutescens?..... Td.
dl, BOPlADO A Capsicum cordiforme, Mill. y.
O A E Td.
*Id. colorado boludo. ........--- Capsicum axi, D. O. 2... Td.
NN O Capsicum cordiforme, Mill. y.
: ¿OVA? 1 Ae AO Id.
Td: pasillar or tee 0.4 osea Japsicum longum, D. C....- Td.
UA y ee Capsicum violaceum, H. B.. Td.
ld: Valencianos. esa e aaa Japsicum dulce, hort....-.- Id.
¡io el e jeiio Polygonum hydropiper, E... Poligonaceas.
Td. v. Barbas de ChiVO. --.-.222
[PAD A A
(imochuch ¡ii A 3ombax mypticum, H. B.. Bombaceas.
Ohilpantlacotl. ae Penstemon barbatus, Nutt.eb.
P. campanulatus, Willd... Escrofulariaceas.
COhilpan=o2hil ea oa Lobelia laxiflora, H. B...... Lobeliaceas.
*Ohiltipiquin, Chiltepin ó Piquines. Capsicum microcarpum, D.C. Solanaceas.
*Id. de Papantla ...e-<... 12-22 Capsicom annuum L. (segun
SOCIA Td.
Chimalatl v. Acahual. ......-.-
A A Heliantbus ¿sp ¿20.032 - Compuestas.
Obinchiligua o SOI OE Solanaceas.
Ohinchin rasa: dr NE Vibumunm prunifolium. L... Caprifoliaceas.
*(hinos, v. Belenesió: ela is
*Ohirivia v. Achicoria .......-..
Chirimolla ó Matzapotl. ......- Anona Humboltii, Dun.. ... Anonaceas.
LIME A Oxalis tetraphylla, Cav..... Oxalidaceas,
Ohismes a o oe e Sedum ¿Sp? -..........--- Orasulaceas.
Chocolin y, Colorin. ....... >
Chopo, Alamo negro .......... Populus nigra, L.......... Salicineas.
Ohucata y, Mezquite.......... (Continuará.)
LA NATURALEZA 49
CIENCIAS AUXITIA RES.
CANTIDAD DE TANINO EN LAS CORTEZAS DE PARACA, NANANCHI
Y TIMBE>
POR EL SEÑOR D. JOSÉ M. LASO DE LA VEGA, SOCIO DE NUMERO,
HA AAA
Comisionado por esta ilustrada Sociedad, para valorizar la cantidad de ta-
nino contenida en cada una de las cortezas de Paraca, Nananchi y Timbe que
me remitió, tengo la honra de darle cuenta en estos ligeros apuntes de los
resultados que obtuve.
Muchos son los métodos empleados para determinar en las sustancias cur-
tientes, el tanino que las hace más ó ménos apreciables en las operaciones
industriales: cada inventor cree que el usado por él es el mejor; mas por
desgracia en la práctica, no se llega siempre á los felices resultados que in-
dica la teoría, y en algunos casos se alejan mucho de la aproximativa exacti-
tud que debe haber en estos ensayes: digo aproximativa, porque hasta aho-
ra no he visto un procedimiento de una exactitud matemática para esta cla-
se de análisis.
Es bien sabido que las materias que contienen tanino, forman precipita-
dos con muchas sales metálicas; pero éstas son al mismo tiempo precipita-
das por las demás sustancias extrañas que las constituyen.
Encontrar, pues, una sal mineral ó vegetal, que á su vez no sea descom-
puesta por los otros principios que contienen las materias curtientes, es en
mi concepto, la gran dificultad que hay para resolver satisfactoriamente la
cuestion.
Pasaré revista de algunos de los principales medios empleados para valo-
rizar el tanino, é indicaré sus inconvenientes.
1.* La solucion titulada de gelatina, sóla, ó mezclada consulfato de
alúmina ó de amoniaco: se ve cuánto se necesita de ella para precipitar
una cantidad dada de tanino; pero tiene el grandisimo inconveniente de que
ántes que se verifique completamente la precipitacion, que se hace muy len-
tamente, se corrompe la gelatina y no produce el efecto deseado; lo mismo
se puede decir de la albumina: tal vez este método sea bueno si se mezcla
á la solucion de gelatina una pequeña cantidad de ácido salicilico en lugar
de las sales ántes dichas, ó al líquido por ensayar, para impedir la putre-
faccion.
La NATURALEZA, —TOM, 1Y,—7,
50 LA NATURALEZA
2.2 Una solucion titulada de tártaro emético: éste método es incierto,
pues no se puede apreciar con certeza la formacion del precipitado, áun em-
pleando tanino puro: es necesario para hacerlo más perceptible, agregar á
la solucion una pequeña cantidad de clorhidrato de amoniaco.
3.0 El acetato de cobre: éste es bueno para el tanino puro; pero en las
sustancias coloridas, no se obtiene el resultado que se busca: el precipitado
se confunde con un enturbiamiento producido en el seno del líquido por en-
sayar.
4." El permanganato de potasa: se decolora por los ácidos gálico y tánico
y por otras muchas sustancias orgánicas: con los ácidos dichos, produce áci-
do carbónico y una materia áun no bien estudiada. Aunque este método es
bueno y recomendado por muchos prácticos, pues por él se pueden descu-
brir cantidades muy pequeñas de los ácidos mencionados, tiene el grave in-
conveniente de no poderse apreciar con exactitud la coloracion que deben
tomar los licores al fin del ensaye: tomando una solucion de tanino puro y
otra de la sustancia por valorizar, la primera es enteramente clara, miéntras
la segunda, aunque al principio parece no tener color ninguno por estar
muy diluida, cuando por medio de la probeta de Mohr se vierte poco á po-
co el licor permangánico, casi al concluir, se nota la mayor intensidad de
color en el líquido por ensayar debido á la poca materia colorante que con-
tiene y que viene á influir de una manera poderosa al terminar la operacion.
El tinte rosado de igual intensidad que se busca en las dos soluciones, nun-
ca se puede apreciar con certeza: para aproximarse lo más posible á la rea-
lidad, es necesario repetir el ensaye muchas veces, para poder llegar á dedu-
cir mentalmente, el grado de mayor intensidad en la coloracion que tiene la
solucion de la corteza curtiente respecto á la de tanino puro; y áun así, no
ereo posible que por la simple apreciacion física de la vista pueda haber ri-
gurosa exactitud.
5.2 El sulfato de cinconina: forma con el tanino y las sustancias tánicas,
tanato de cinconina insoluble: en esta propiedad está fundado el método de
M. Wagner para valorizar el tanino: creo que es el más expedito y por el
que se obtienen resultados más satisfactorios.
Consiste en disolver 4 gramos 523 miligramos de sulfato de cinconina en
un litro de agua destilada, colorar la solucion con 10 centígramos de aceta-
to de rosanilina y agregarle 50 centígramos de ácido sulfúrico: de ésta ma-
nera se obtiene un licor titulado del que un centímetro cúbico precipita un
centígramo de tanino.
Para ejecutar la operacion, se comienza por agotar diez gramos de la ma-
teria enrtiente por agua destilada hirviendo, se lava el resíduo y se agrega
LA NATURALEZA 51
el agua de lavadura al líquido anterior: se filtra y evapora si es preciso, pa-
ra que el todo ocupe un volúmen de 500 c. c.: tomando 50 c.c. de este licor
que corresponden á 1 gramo de sustancia por valorizar; precipitando des-
pues por la solucion titulada hasta que el líquido por el reposo conserve
un ligero tinte rosado, se obtiene, leyendo en la bureta graduada, la can-
tidad de licor titulado que se ha consumido, y por ella se conoce el título
de la solucion tánica.
La adicion del ácido sulfúrico, tiene por objeto hacer mas insoluble el ta=
nato de cinconina y favorecer el depósito del precipitado; y la coloracion con
la anilina lo hace más perceptible.
Este método fué uno de los que usé: mas ántes de practicarlo, lo ensayé
con tanino del comercio extraido de la nuez de agalla, que es el que general-
mente sirve de tipo, para tener seguridad sobre la exactitud del procedi-
miento: el resultado que obtuve fué negativo, por la impureza del tanino, y
necesité purificarlo: una vez puro, repetí el ensaye poniendo 5 centíigramos
de tanino que fueron precipitados exactamente por 5 e. c. de la solucion de
sulfato de cinconina: esta experiencia me decidió áemplearlo para valorizar
el contenido en las cortezas en cuestion.
Aunque ántes he dicho, que por este método se obtienen resultados más
satisfactorios, no por eso carece de defectos é inconvenientes: es necesario
hacer el agotamiento lo más pronto posible, así como decantar cada coci-
miento con rapidez y cubrir la vasija: tanto en estas dos operaciones preli-
minares, como en la filtracion, es imposible evitar del todo la accion del aire
por la cual una parte del tanino se convierte en ácido gálico: la precipitacion
del tanato de cinconina, tambien es muy lenta y el aire puede ejercer sobre
la solucion su accion oxidante: sin embargo, repitiendo varios dias el ensa-
ye y calculando por los anteriores, la cantidad total que se necesita em-
plear del licor titulado para que se efectúe la completa precipitacion del
que se ensaya, y poniéndola en una sola vez, se tiene más seguridad en el re-
sultado de la operacion que se practica.
Haré mencion por último del método de la piel, fundado en la propie-
dad que tienen las membranas de absorber el tanino cuando están en con-
tacto con las disoluciones que lo contienen, sin obrar completamente sobre
las otras sustancias y de hacer casi impermeable el cuero.
Este método es bueno y sencillo, siempre que se practique con cuidado.
Se pesa determinada cantidad de la sustancia que se quiera valorizar y se
trata repetidas veces por agua destilada hirviendo hasta que no tenga sabor
astringente ó que por los reactivos no acuse cantidad alguna de tanino: se de-
canta lo mas pronto posible el líquido que parcialmente ha obrado sobre la
52 LA NATURALEZA.
sustancia tánica, para evitar que por la accion oxidante del «aire, se trasfor-
me en ácido gálico el tanino que ha disuelto, y no siendo absorbido por la
piel resulte inexacto el ensaye: se reunen los líquidos y se dividen en dos
partes iguales, poniéndolos en cápsulas de un mismo peso con el fin de evi-
tar pérdidas: una parte se evapora en baño de María hasta la sequedad, y
la otra se hace pasar por rodajas de badana, previamente lavada y bien seca,
ó por otra piel sin pelo y bien curtida, en el aparato de desalojamiento de
Berjot: en la alargadera se colocan las rodajas de la piel y el líquido por va-
lorizar, procurando impedir lo más que sea posible la accion del aire: con la
bomba aspirante que se halla en la tubuladura del recipiente se hace el va-
cío, y el líquido que está en la alargadera escurre pasando porla piel; el ta-
nino que contiene es absorbido por ésta, y bastan tres ó cuatro pasadas pa-
ra que quede curtida ó absorba todo el tanino que contiene la solucion: siem-
pre es conveniente ensayar una pequeña parte del líquido que se supone sin
tanino, con una solucion de albumina, para cerciorarse de que ya no lo con-
tiene, y en caso contrario, volverlo á pasar sobre la piel: una vez asegurada
la no existencia del tanino, no resta más que evaporar lo que queda, como
se hizo con la otra parte del líquido y pesar los resíduos: la diferencia que
resulte entre uno y otro, dará la cantidad de tanino que se desea conocer.
Puede determinarse tambien, pesando la piel ántes de la operacion, se-
cándola á la estufa cuando esté lavada, á una temperatura determinada y
volverla á pesar despues, cuidando que la temperatura á que se haga esta
segunda desecacion sea la misma.
He manifestado los principales medios empleados para la valorizacion del
tanino, así como he indicado los que en mi concepto son más expeditos.
Voy á ocuparme ahora de las cortezas remitidas. Omito su descripcion, tan-
to por no parecerme de una absoluta utilidad práctica, cuanto por no cono-
cer á punto fijo la clasificacion de los vegetales que las producen; diré, sin
embargo, que segun nuestro aventajado y estudioso consocio el Dr. Fernan-
do Altamirano, que fué el que las colectó, las de Paraca y Timbe pertene-
cen á las Leguminosas y la de Nanchi ó Nananchi á las Malpigiáceas: to-
das ellas tienen sabor astringente, en particular la primera, en el que es más
pronunciado.
Despues de repetidos varias veces los análisis con el permanganato de po-
tasa, el sulfato de cinconina y la piel, para conseguir resultados exactos has-
ta donde fuera posible, en el promedio de distintas operaciones los obtuve,
en cien partes tan aproximados por los dos últimos, que se pueden fijar las
proporciones en cada una de ellas de la manera siguiente:
LA NATURALEZA. 53
Cortada Barata. isstros ys btt 19.80
do Nanchis aves unio aos ic 7325
de Caer A tr 0) po 1460
Respecto á los encontrados con el camaleon, me parecen algo exagera-
dos; dió para la Paraca 36,67 por ciento; para el Nanchi 25,00 y para el
Timbe 21,86: ahora, atendiendo á la propiedad del camaleon, indicada al
principio, de que no solamente es decolorado por los ácidos tánico y gálico,
sino descompuesto tambien por otros muchos principios orgánicos, siendo
la cantidad descompuesta proporcional á la materia orgánica que se pone en
contacto con la disolucion de esta sal, creo, puede explicarse de esta mane-
ra en su modo de obrar, la influencia en el aumento que se nota, compara-
do con el resultado obtenido por los otros métodos citados: además muy bien
puede suceder que no solamente el ácido tánico esté comprendido en esta
valorizacion, sino tambien los principios galo-tánicos y el ácido gálico con-
tenidos en las cortezas: y si de ellos se deduce éste, los resultados definiti-
vos sean algo aproximados entre sí.
De cualquiera manera que se juzgue de la mayor ó menor exactitud en los
distintos procedimientos que he seguido para dosificar el tanino, así como de
la cantidad encontrada de él en cada una de las relacionadas cortezas, es in-
negable que la de Paraca es la más rica en tanino y la más interesante pa-
ra emplearla en el curtimiento, en las localidades en donde se carezca de Cas-
calote, corteza de encino, frutos de huisachi y otra multitud de vegetales con
que la Providencia ha enriquecido nuestro fértil territorio, y que muchos de
ellos, ni se conocen ni han tenido empleo hasta ahora en esta clase de in-
dustria. ;
Además del ácido tánico y gálico, contienen casi todas, aunque en distintas
proporciones, goma, azúcar, resina, materia cerosa colorante y extractiva,
clorofila, sales de cal, magnesia y sosa, fierro, sílice, cloro y ácidos fosfóri-
co y sulfúrico.
Como las materias gomosas y azucaradas pudiesen influir en el curtimien-
to de las pieles, porque los cocimientos sufrieran la fermentacion tánica, prin-
cipalmente en la Paraca que es la que más pronto se descompone, puede
evitarse este inconveniente añadiendo dos centígramos por litro de ácido sa-
licílico: con esta pequeña cantidad, se consigue que el cocimiento ó la mace-
racion se conserve bien sia descomponerse por dos semanas y acaso más
tiempo, al ménos el necesario para que con las precauciones debidas se evi-
te la mayor formacion de ácido gálico que no es absorbido por la piel y és-
ta quede curtida,
54 LA NATURALEZA.
Los extractos preparados con estas cortezas podrian muy bien emplearse
para los usos medicinales, en los mismos casos en que se prescriben otros se-
mejantes, como los de crameria, monesia, catecú, etc.
En la industria, tambien pueden tener su aplicacion para teñir lana, algo-
don ó algunos tejidos.
Para terminar este ligero é imperfecto estudio, diré dos palabras sobre el
tanino que obtuve; ninguno de los tres es igual al oficinal extraido de la nuez
de agalla; son más semejantes al del catecú, goma kino, etc.: se aislan sin
mucha dificultad porel método de desalojamiento, humedeciendo primero el
polvo con agua destilada: poniéndolo despues en un aparato de lixiviacion y
tratándolo al fin con éter sulfúrico: como insoluble en este vehículo. queda
en el fondo de la vasija: se separa y seca en un vidrio poniéndolo en capas del -
gadas por medio de un pincel: son más ó ménos coloridos, en láminas mi-
cáceas, solubles en el agua y en el alcohol, de reaccion ácida y sabor astrin-
gente: el de Paraca tiene el aspecto del citrato de fierro: su solucion, se-
gun es más ó ménos concentrada, produce con las persales de fierro, desde
un tinte verdoso hasta un precipitado del mismo color, pero sucio, que por
la accion del aire se pone gris-negruzco: con las protosales, tambien influye
la mayor ó menor dilucion de las soluciones, produciendo con ellas, desde
una ligera coloración rosa que pasa al morado, hasta un precipitado negro
azuloso sucio y un poco agrisado: el de las otras dos cortezas, tambien pre-
senta el aspecto micáceo, pero son ménos coloridos, en particular el del
Timbe; pero con las sales de fierro, dan con corta diferencia las mismas
reacciones y coloraciones que el anterior.
Preparados de la manera indicada, no son puros, contienen clorofila, áci-
do gálico, materia resinosa y colorante: se pueden eliminar las tres prime-
ras sustancias, por medio de repetidas lavaduras con éter mezclado con agua:
la materia colorante parece ser propia de ellos, pues no he logrado quitár-
sela del todo ni ánn tratándolos por el carbon animal.
Muy grato me hubiera sido presentar á esta Sociedad un trabajo comple-
to y digno de ella sobre estos interesantes vegetales; pero mis escasos Co-
nocimientos, y el corto tiempo de que puedo disponer, meimpiden á mipe-
sar tener esa satisfaccion: mas el deseo de serle útil en algo y cumplir con
mi encargo me ha impulsado á escribir estas cuantas líneas.
México, Noviembre 30 de 1876.
— AA
LA NATURALEZA. 55
MINERALOGÍA.
EL LINARITE DE MEXICO,
POR EL SR. D. MARIANO BARCENA,
SOCIO DE NUMERO.
- Vengo á añadir un dato más al catálogo que esta Sociedad está formando
de las especies minerales que se hallan en el territorio de nuestra República.
El sulfato plumbo-cuprifero, designado con el nombre de Linarite, se en-
cuentra tambien en México; le he hallado en unas muestras minerales que
me fueron remitidas del Estado de Jalisco. Los caractéres que presenta en
ese ejemplar, son los siguientes:
Forma: en cristales tabulares agrupados formando rosas, hacecillos y su-
perficies celulares. Los cristales son medianos y biselados: se le notan cru-
ceros en los biseles de las aristas del prisma.
Lustre: de nácar que pasa al de vidrio: por intensidad es resplandeciente.
Textura: hojosa que pasa á concoidea fina.
Color: azul de esmalte, que pasa al de ultramar.
Trasparencia: notable, especialmente en los bordes de los cristales,
Dureza: de 3 en la escala de 12 grados; el polvo de la raspadura es
blanco azulado.
Densidad de 5.
CARACTERES QUIMICOS.
- En ácido azótico se disuelve en parte, quedando un resíduo mate, de co-
lor blanco; añadiéndole ácido clorhídrico y alcohol, da un precipitado crista-
lino y muy abundante de cloruro de plomo.
El líquido restante se colora en azul intenso con el amoniaco: en el mismo
líquido se revela claramente la presencia del ácido sulfúrico, por medio de
las sales de barita.
Al soplete, sobre el carbon, se funde y deja una pegadura amarilla. Ca-
lentado en tubo abierto pierde su color y emite vapores acuosos.
Procuré hacer un análisis cuantitativo de ese mineral, pero no me fué po-
sible separarlo completamente de las otras sustancias á que se halla asocia-
do: los cristales más limpios me dieron el siguiente resultado:
56 LA NATURALEZA.
nda oO dano soon IÓN DO nODAOAE 19.05
O endoso tunicacindua: 52.02
CuO a dto ade cr ele ls 20.00
AAA ENODOda pub biadcobEnab 6.00
Uxido de hierro y otras impurezas.......2.93
100.00
Los tres análisis de Linarite europeo que trae la Mineralogía del Profesor
Dana, son los siguientes:
PPbO.SO* CuO HO
E 75.4 18.0 4.7 (Brooke.)
2 74.8 17 5.5 (Thomson.)
3 76.41 17.43 6.16 (Kobell.)
Reducida la análisis del mineral mexicano á los mismos términos, pro-
duce:
PLbO SOS 0110) HO
LOT pt ¿ 200470650
El Linarite de Jalisco se halla revistiendo las oquedades de una masa de
galena fina, y está acompañado de sulfato de plomo, de malaquita y de una
sustancia verde y cristalina que parece ser la Brochantita.
De la matriz y acompañantes de ese mineral se puede explicar su forma-
cion. En los bordes de las cavidades donde se halla el Linarite, está aglo-
merada la malaquita, demostrando así, que en un principio habia una sal de
cobre, que probablemente era un sulfuro simple ó múltiplo, tal vez al esta-
do de Tetraedrita. Un agente oxidante descompuso las primeras combina-
ciones, formó ácido sulfúrico y óxidos de plomo, cobre y fierro; con los
primeros formó aquel ácido, la Auglesita, el Linarite y la Brochantita; el
óxido libre de cobre se combinó al ácido carbónico para formar Malachita,
y el óxido de fierro, que es más estable, quedó al estado libre, como se le
encuentra tapizando los cristales de los sulfatos mencionados.
La veta de donde se extrajo el Linarite que ahora describo, se halla en el
Mineral del Bramador, en el Estado de Jalisco. En la misma veta se en-
cuentran grandes masas de óxido de fierro con plata nativa capilar, demos-
trando así las reducciones y alteraciones químicas que han sufrido los sulfu-
ros de aquel yacimiento.
No tengo noticia de que se haya señalado en otra vez la existencia del Li-
narite en México, y áun ereo que no se ha hallado aún en los Estados Uni-
dos ni en Sur América. Las localidades que se le señalan son España é In-
glaterra: Brooke le dió aquel nombre, para indicar que ese sulfato fué en-
contrado por primera vez en Linares de España.
Mexico, Agosto de 1877.
LA NATURALEZA 57
ENTOMOLOGÍA.
DESCRIPCION DE ALGUNOS MELOIDEOS INDIGENAS,
POR EL SEÑOR DOCTOR DON EUGENIO DUGÉS, SOCIO CORRESPONSAL.
pr TA
(CONTINUACION.)
FAMILIA Meloideos (Th. Lacordaire Gen. des Col., tom. V. pág. 576.)
GENERO Cantharis (Th. Lac. loc. cit. p. 676. Geoffr. Hist. d. ins. d. env. d. Paris 1 p. 339,
SINONIMIA L£ytta (Fab. Syst. Entomol. p. 260.—Pyrota, Epicauta, Causima, (Dej.
Cat. id. 3. p. 246 hasta 248.) —Lytta (Brullé. Esped. de Moreé; entom. p. 233.)
ESP. 26.—Cantharis ochreipennis. (Fig. 1.)
SIN. Epicauta ochreipennis (Sturm.)
—— luridipennis (Deyrolle.)
Long. 0,015—0,011. lat. 0,005—0,0035.
En el primer tomo de este periódico, pág. 100, hemos dado los caractéres
de la familia de los Meloideos y del género Cantharis, por ésta razon no los
daré aquí. Como lo he dicho, adoptando la clasificacion de Th. Lacordaire,
he puesto este insecto en el género Cantharis á pesar de que Sturm lo ha-
ya colocado en el Epicauta, como se ve en la sinonimia: vino con el nombre
de Epicauta ochreipennis entre los coleópteros que me mandó el Sr. A.
Sallé. Dejean fué el primero que indicó este género, pero sin describirlo.
Segun Lacordaire, sus caractéres han sido formulados por Redtenbacher en
su Fauna Austriaca, pág. 631: como no poseo esta obra, diré solamente que
los autores que adoptan el género, se fundan en la forma campanuliforme
del protórax y en las antenas cerdáceas y delgadas en sus extremidades, dejan-
do en el Cantharis las especies que tienen las antenas mas gruesas en la ex-
tremidad y el protórax mas trapezoide. Tales son tambien las razones que
hicieron que Brullé y á su ejemplo Chevrolat, dividiesen las Cantáridas en
Cantharis y Lytta. Esta diversidad de opiniones me han hecho aceptar sin
mucha vacilacion la opinion de Lacordaire.
La Cantharis ochreipennis, tiene el labro trasversal, un poco escotado en
medio y hácia adelante, redondeado en sus extremidades laterales, negro,
fuertemente punteado y con algunos pelos grises; las mandibulas apénas es-
cotadas en la extremidad, con un dientecito, ó mas bien una ondulacion cer-
La NATURALEZA, TOM, 1V,=>8,
58 LA NATURALEZA
ca de la punta; las maxilas con dos lóbulos velludos y los palpos con el úl-
timo artejo triangular, la lengúeta escotada por delante y sus pajpos con el
último artejo de la forma del anterior, la barba trasversal y redondeada en
sus lados. Las antenas llegan no más hasta el primer cuarto de los élitros, el
tercer artejo es el mas grande, los otros, disminuyen insensiblemente hasta
el undécimo que es cónico. Al mismo tiempo estos órganos se van adelgazan-
do poco á poco, de modo que llegan á tener la forma de un huso alargado;
son algo aplanadas, negras y cubiertas de una vellosidad muy fina.
Epistoma trasversal, separado de la frente por un surgo arqueado muy
marcado, punteado, negro y cubierto de pelos blanquizcos bastante largos.
Cabeza inclinada, cruzada desde el vértice hasta el epistoma por una línea li-
sa, brillante, negra, y un surco bastante profundo: no hay punto rojo; sus
lados negros y cubiertos de largos pelos amarillo- dorado, que parecen salir de
unos puntos gruesos que ocultan completamente. Sobre los bordes laterales
y por debajo de la cabeza, estos pelos son más cortos y toman un color ce-
niciento: ojos negros.
Protórax campanuliforme, es decir, más estrecho por delante que por de-
trás y más largo que aucho. Los lados rectos. Negro, punteado, cubierto
de pelos de un color gris amarillento los cuales forman en el borde posterior
una especie de ribete ó felpilla. En medio un surco longitudinal liso, for-
mando así una línea negra.
Escudete pequeño, oculto completamente por abundantes pelos del color
de los del protórax.
Elitros estrechos casi paralelos, más anchos que el protórax y cinco ve-
ces mas largos que él, redondeados separadamente en la extremidad apical
y cubiertos de pelos de un amarillo ocráceo. Las partes desnudas por algun
accidente, son de este color y escamilladas.
Cuerpo por debajo cubierto de pelos cenicientos, tambien los miembros,
salvo las rodillas, las extremidades de las piernas y los tarsos que lo están
de pelos negros. Ganchos bífidos, rojizos.
Las diferencias sexuales son poco notables. En los machos parece que el
último anillo abdominal está un poco escotado y no más subtruncado en las
hembras.
Los ejemplares más grandes nos han sido mandados por el Sr. A. Sallé
como colectados en el Estado de Veracruz, los más pequeños los cojimos en
el mineral de la Luz á algunas leguas de Guanajuato; uno fué encontrádo en
uno de los paseos de esta última ciudad.
LA NATURALEZA 59
ESP. 27.—Cantharis marginata. (Fig. 2.)
SIN.—Epicauta marginata (Fab.)
Long. 0,012; lat. 0,004.
Labro un poco escotado en medio, negro, fuertemente punteado, velludo.
—Mandíbulas negras con la punta algo escotada, la escotadura formando
un dientecito en el ángulo superior; cerca de esta punta una ondulacion den-
tiforme. Maxilas normales, el último artejo de los palpos, alargado, y trun-
cado en la extremidad. Barba trasversal, sus lados redondeados, borde an-
terior arqueado. Lengúeta normal, los palpos con el último artejo grande y
triangular. Antenas llegando casi al primer cuarto de los élitros, negras, fi-
liformes. Su tercer artejo el más largo, los otros decreciendo hasta el un-
décimo que es ovalar.
Cabeza de forma normal. Epistoma casi recto por delante, separado de
la frente por un fuerte surco angular, negro, punteado, con pelos grises.
Frente y vértice recorridos por un surco longitudinal, escamillados. La par-
te mediana negra, pero con pelos grises cerca del epistoma y en el mismo
vértice. No hay punto rojo.
Protórax ligeramente estrechado por delante, pero más largo que ancho,
con un surco longitudinal. Este surco, los bordes anterior y posterior, cu-
biertos de pelos grises formando de cada lado de la línea mediana dos espe-
cies de triángulos negros con la hase mirando hácia atrás. El borde posterior
tiene además de la linea gris susodicha, una felpilla de pelos del mismo
color.
Escudete sumamente pequeño, gris.
Élitros mas anchos que el protórax, cinco veces mas largos que él, y más
anchos en la parte apical (0,0045) que en la basal (0,003), redondeados sepa-
radamente en la extremidad posterior, cubiertos de pelos de un negro rojizo
muy oscuro, como café subido, y recorrido todo el derredor por una linieci-
ta filiforme de pelos de color blanco.
El cuerpo por debajo ceniciento, los muslos tambien, pero solo hasta las
rodillas. Estas, las piernas y tarsos negros: ganchos bifidos y rojizos.
El Sr. Sallé nos mandó este insecto con el nombre de Epicauta margi-
nata y como colectado en el Estado de Veracruz.
ESP. 28.—Cantharis cinctella. (Fig. 3.)
SIN.—Epicauta cincíella (Dej.)
Long. 0,008; lat. 0,002.
Labro normal, rojizo. Mandibulas negras, con la punta un poco escota-
60 LA NATURALEZA
da. Maxilas normales, con los artejos de los palpos anchos y aplanados, el
último casi cuadrado. Barba y lengúeta normales, los palpos labiales faltan.
Antenas llegando hasta el primer cuarto de los élitros, negras, ensiformes,
es decir, aplanadas y con los artejos medianos mas anchos y cuadrilongos.
El tercer artejo es el mayor. Epistoma grande, un poco arqueado por de-
lante, rojizo, con pelos gris amarillentos, separado de la frente por un surco
tambien arqueado. Vértice y frente recorridos tambien por un profundo
surco, negros, con pelos gris amarillentos: se nota debajo de estos pelos una
puntuacion. No hay punto rojo.
Protórax más largo que ancho, apénas estrechado por delante donde hay
una depresion trasversal, surcado longitudinalmente y cubierto de pelos del
color de los de la cabeza.
Élitros un poco más anchos que el protórax, cuatro veces á lo ménos tan
largo como él, subparalelos, redondeados separadamente en la extremidad
apical. Son de un color rojo de ocre oscuro, salvo en la espalda y la extre-
midad apical en las cuales el color rojo es más sensible. El borde y la sutu-
ra están recorridos por una liniecita amarillo-blanquizca. Toda la superficie
es velluda.
Esta cantárida me ha sido regalada por el Sr. Sallé que la designó en su
lista con el nombre de Epicauta cinctella y se encuentra tambien en el
Estado de Veracruz.
ESP. 29.—Cantharis tenvicostatis. (Fig. 6.)
SIN.—Pyrota tenvicostatis (Deyr.)
Long. 0,020; lat. 0,005.
Como sigo la clasificacion de Lacordaire, debo dejar este insecto en el gé-
nero Cantharis donde este ilustre entomologista colocó la Pyrota, pensan-
do como dice, que Dejean habia fundado este género, estribándose no más
en la forma cónica del protórax y las antenas filiformes de estos insectos.
Pero como lo verán nuestros lectores, la Pyrota tenuicostatis de Deyrolle
tiene otros caractéres muy notables, á lo ménos el macho.
La lista de las Cantharis que da Th. Lacordaire, nos hace pensar que no
conocia este insecto, cuando en 1859 escribió lo que precede; sino es muy
probable que lo hubiera separado de las verdaderas Cantharis.
Macho. Labro negro, anchamente escotado por delante, donde está más
estrecho que por atrás, casi cuadrilongo trasversalmente con los ángulos
subagudos y guarnecidos de un mechon de pelos. Mandíbulas negras, ro-
mas en la extremidad. Maxilas normales, con los artejos 1 alargado, 2
muy largo, 3 al contrario muy corto, casi cuadrado, el 4 puesto trasversal-
LA NATURALEZA 61
mente sobre el tercero en figura de hacha, muy largo y poco ancho, recor-
dando la forma de una te de dibujante, su parte interna un poco más corta
y más ancha que la externa, la superficie como excavada y con los bordes
un poco levantados.
Barba casi redonda, deprimida en medio. Lengúeta normal, último arte-
jo de los palpos labiales securiforme.
Antenas negras, cerdáceas, llegando un poco mas allá de la base del pro-
tórax. Epistoma recto por delante, de color leonado y separado de la frente
por un surco. Cabeza recorrida por un surco longitudinal, que no llega al
vértice, deprimida lateralmente á la altura de los ojos. Desde este lugar has-
ta el epistoma hay una línea negra en forma de punto en su nacimiento. Es
de un aspecto brillante, con unos puntos esparcidos, y su color general es ro-
jo ocráceo vivo, salvo la línea susodicha y una mancha negra tambien en ca-
da ángulo exterior del vértice.
Cuello negro, estrecho.
Protórax mucho más estrecho que la cabeza, cónico, la base del cono pos-
teriormente muy alargada, con una depresion mediana en la base, un poco
levantado longitudinalmente en forma de lomo y deprimido de cada lado de
éste en su parte anterior. Superficie lisa y brillante en medio, punteado en los
lados, pero sin estar los puntos confluentes. El color es el mismo que el de
la cabeza, con dos manchas negras subtriangulares de base posterior, el vér-
tice de cada una se reune por medio de una liniecita negra á una mancha
puesta de cada lado, tambien negra y de forma irregular, la que extendién-
dose casi hasta la parte inferior del protórax seprolonga en una lengúeta há-
cia adelante.
Escudete muy chico, rojo.
Élitros subparalelos, más de cuatro veces más largos que el protórax, más
anchos que él, redondeados separadamente en la extremidad apical, lisos,
negros con una faja rojo-leonado alrededor de cada uno de ellos; la base
de los élitros presenta tambien este color en una pequeñísima extension, de
manera que el negro está así envuelto completamente por una raya amarillo-
rojo.
Tarsos anteriores con los artejos triangulares; en los tres primeros el án-
gulo superior se alarga de un modo muy notable, el cuarto es solo triangu-
lar. Las piernas y tarsos posteriores son tambien muy notables por su lon-
gitud. El nacimiento de los muslos es rojo-leonado, todo el resto de los
miembros, negro.
Por debajo, la cabeza es rojo-leonado, salvo una mancha mediana negra.
Protórax negro en su borde anterior, el resto, del color de la cabeza. Meso y
62 LA NATURALEZA
metatórax negros, salvo el episternon y esternon metatorácicos que están
marginados de rojo-leonado, las ancas posteriores ofrecen tambien esta dis-
posicion de color. Los anillos abdominales son negros, listados de rojo-leo-
nado en el borde libre, el penúltimo anillo enteramente de este último color,
el último negro y sencillamente redondeado.
Hembra. Se diferencia del macho por su labro escotado en medio con los
ángulos redondeados, sus mandíbulas con un dientecito cerca de la punta y
el último artejo de los palpos maxilares alargado, sub-ovalar y con una de-
presion lateral en la extremidad. Los tarsos anteriores y miembros posterio-
res ofrecen la forma ordinaria del género Cantharis.
El Sr. Sallé nos hizo el favor de mandarnos este muy notable insecto que
pertenece á la fauna entomológica del estado de Veracruz.
ESP. 30.—Cantharis protarsalis (Eug. Dugés.) (Figs. 7 y 8.)
Long. 3 0,015.—+ 0,012; lat. ¿ 0,005.—> 0,004.
Labro un poco escotado por delante, sus ángulos y lados redondeados,
punteado, negro, con algunos pelos dorados. Epistoma bastante alargado,
sus ángulos redondeados, liso, de color ferruginoso en su tercera parte ante-
rior, negro en los dos tercios posteriores, punteado, cubierto de pelos ru-
bios. Está separado de la frente por un surco muy marcado, un poco encor-
vado y colocado exactamente debajo de la línea de insercion de las antenas.
Mandibulas fuertes, negras, con la punta sub-aguda y simple; pero con un
dientecito muy aproximado de ella, seria mejor decir que era bífida. Pal-
pos maxilares negros, el último artejo triangular un poco alargado, trun-
cado en la extremidad. El último de los labiales del mismo color y forma,
pero más chico. Barba en forma de una gran lámina trasversal, cortada en
línea recta detrás, con sus ángulos posteriores un poco escotados, redondea-
da en los lados y por delante, con el medio un poco adelantado, moreno ro-
jo. Lengúeta grande, escotada por delante con los ángulos redondeados. Án-
tenas llegando hasta la base del protórax, negras, de 11 artejos: 1.” forman-
do casi la tercera parte de su longitud, arqueado, hinchado en la extremidad;
2. bastante largo, piriforme; 3." apénas más largo que el 2.%, pero más grue-
so, sub-globuloso; 4.*, 3.%, 6.%, de la misma forma; 7.*, 8.2, 9.9, 10.9, van
alargándose y disminuyendo poco á poco de anchura hasta el 11. que es ova-
lar, agudo, casi del doble de largo como el 10.% El 5. y 6.% son los más
gruesos. Estos artejos tienen el ángulo súpero-interno recto y agudo, de
modo, que la antena tiene un poco la forma de sierra, pero el aspecto ge-
neral es de un rosario más delgado en la extremidad. Cabeza bastante grue-
sa, inclinada, negra, punteada, con pelos rubios, y un surco longitudinal me-
LA NATURALEZA 63
diano muy marcado. En su mitad anterior este surco se ensancha de modo
que forma una depresion triangular con el ápice superior y la base en el
epistoma; en esta depresion cerca del epistoma hay una pequeña eminencia
de un rojo ferruginoso. Cuello estrecho, negro. Protórax campanuliforme,
más estrecho que la cabeza, borde posterior recto, con una línea de pelos
amarillos, enderezados, formando así una especie de ribete ó felpilla; surco
longitudinal completo; está punteado y cubierto de pelos amarillo claro.
Élitros grandes, separadamente redondeados en su extremidad libre, co-
lor de ocre, granulados, cubiertos de pelos leonados. Vense dos nervadu-
ras longitudinales poco distintas.
Los miembros anteriores ofrecen una conformacion particular. La pierna
es corta, el tarso es más largo que ella de todo el 5.* artejo. El 4. artejo
tarsal es corto y ofrece una forma muy notable: es la de un triángulo, del
cual, el ángulo ínfero-interno se alarga y se encorva un poco de abajo hácia
arriba con la punta encorvada tambien sobre la superficie superior: esta for-
ma recuerda un poco la de los artejos de los tarsos anteriores del macho de
la Pyrota tenuicostatis, Deyr., ó mucho mejor la del primer artejo de los
tarsos intermedios del macho de la Can. erythrothorax, Mendoza y Her-
rera, (C. bisignata, Sturm;) el 2. artejo más largo, doble del 1.*, los
otros normales, negros: ganchos partidos, la division inferior muy delga-
da, rojizos. Los otros miembros son normales. El muslo y la pierna ante-
rior tienen una escotadura trasversal con un cepillo de pelos sedosos, _ri-
llantes, dorados. Nuestra atencion se ha fijado en estas escotaduras, porque
las hemos encontrado en todas las Cantáridas que ya hemos descrito, salvo
en la Pyrota tenuicostatis, Deyr., C. cardinalis, Chev., C. eucera, id.,
C. 4-maculata, id., C. variabilis, Eug. Dug., (caracinus, Sturm),
C. ebenina, Chev., €. erytrhothorax, Mendoza, (bisignata, Starm), y
que todas las primeras tienen las antenas adelgazadas en la extremidad,
miéntras que las citadas arriba, salvo la Pyrota temuicostatis, las tienen al
contrario, más gruesas en la punta; la verdad es que en la erythrothoraz
se ve un surco profundo oblicuo en el muslo anterior, pero sin ningun pe-
lo y la pierna está enteramente redonda como en las otras. Puede que estos
caractéres no tengan importancia ninguna, pero me pareció bueno indicar-
los. Las piernas anteriores parecen á primera vista tener solo un espolon
fuerte y agudo, pero mirando con cuidado se distingue otro que no es
más que una verdadera cerda; los espolones de las piernas posteriores son es-
pinosos, el externo un poco más grande que el interno. Cuerpo por debajo
negro con pelos blancos. Abdómen de seis anillos, con sus bordes libres con
una franja de pelos blancos: 1," casi oculto por el protórax; 5. más largo
64 LA NATURALEZA
que los que le preceden, angular pero anchamente escotado, el medio ferru-
ginoso; 6. manchado de ferruginoso como el 5. pero mucho más angosto
en su extremidad libre, estrecho pero profundamente escotado en medio. El
semi-anillo superior correspondiente al 6.” está tambien hendido en medio,
las extremidades de esta hendedura acabándose en una punta aguda.
(Fig. 8) Creo que este insecto es la hembra del precedente, porque tiene los
mismos caractéres generales y la misma disposicion de colores, el punto ro-
jo cefálico está en la misma posicion, las antenas son de igual forma, pero un
poco ménos gruesas, tambien tiene la escotadura velluda en el muslo y la
pierna anteriores; en una palabra, difiere de ella por sus 2 espolones en las
piernas anteriores, sus tarsos lo mismo, porque son normales, pero con los
artejos un poco más cortos que ninguna de las cantáridas que conociamos, y
el 5.* anillo abdominal no escotado, el 6. un poco escotado en medio, pero
mucho ménos que en el macho; el semi-anillo superior tambien escotado pero
desprovisto de puntas agudas. En cuanto á los sexos, el exámen de los órga=
nos dela generacion no me dejó ninguna duda. Estos insectos pertenecen al
género Epicauta de los autores que admiten esta division. Por los colores y
forma general, son vecinos de la ochreipennis, Sturm, y de la ochracei-
pennis, Eug. Dug; más arriba he indicado las otras afinidades. Estos dos
insectos fueron encontrados en una casa de Guanajuato, los cuales supongo
que los habian traído de afuera en algunas cargas. Me los regaló el Sr. D.
Cárlos Santander, jóven estudiante en medicina que se ocupa de entomolo-
gía y me ha suministrado varios coleópteros muy interesantes.
ESP. 31.—Cantharis albolineata. Eug. Dugés. (Fig. 9.)
Epic. albolineata. Sturm. Catálogo 1843 pág. 175.
Long. 0,013.—lat. 0,006
Labro un poco escotado en medio por delante, sus ángulos y bordes late-
rales redondeados, rojo alrededor de la escotadura, el resto negro, puntea-
do, con pelos cenicientos. Epistoma muy grande, recto por delante, sepa-
rado de la frente por un surco muy arqueado y muy profundo, liso en su
tercio anterior, que es negro mezclado de moreno, los dos tercios posteriores
negros, punteados, cubiertos de pelos blanquizcos. Mandíbulas fuertes, ne-
gras, tridentadas en la extremidad, ó mejor dicho, bífidas en la punta, con
un dientecito cerea de la division más chica; el borde interno sinuoso.
Barba trapezoidal; los otros órganos bucales, normales, negros.
Cabeza grande, inclinada, negra, surcada longitudinalmente; este surco
cubierto de pelos blanquizcos formando una linea de éste color, casi hasta
la altura de los ojos; en este punto los pelos blanquizcos se extienden de mo-
Di
LA NATURALEZA 65
do que forman un triángulo que cubre toda la frente. Los ojos están tambien
rodeados por una faja de estos pelos, y hay algunos en la parte más poste-
rior de la cabeza, viéndose así sobre ésta un triángulo blanco con la base
anterior ocupando la frente, y de cada lado del surco longitudinal, en el
vértice, dos triángulos negros con la base posterior. Ojos negros. No hay
punto rojo. Antenas cilíndricas, es decir, que la extremidad está tan grue-
sa como la base; artejos, 1 normal, 2 corto, 3, el más largo de todos, co-
mo el doble del 2;3, 4, 5,6, 7, 8, 9, 10 sub-cuadrangulares y sub-igua=
les; 11 oblongo, cónico, de punta roma, de doble largo como el 10 y del
mismo grueso: negras eon la punta del último artejo, blanquizca, aleanzan-
do no más la base del protórax. Cuello estrecho, negro. Protórax casi
cuadrado, ángulos anteriores redondeados, posteriores rectos, surcado lon-
gitudinalmente en medio. Este surco, los bordes anterior y posterior, y los
lados, cubiertos de pelos blanquizcos, de modo que se pudiera decir que es
blanco con una mancha negra en cada lado en forma de triángulo de base
posterior. Está punteado, negro, y los dibujos susodichos están formados
por pelos de color diferente.
Escudete chico, en forma de cuadro alargado, redondeado en la punta, cu-
bierto de pelos blanquizcos.
Élitros un poco más anchos que el protórax, pero ensanchándose po-
co á poco hasta el ángulo apical externo, redondeados en el ángulo hu-
meral y separadamente tambien en la extremidad apical, de modo que
el pigidio está descubierto; negros, cubiertos de pelos rojizos que le dan
un color tirando á sepia; sobre este fondo vense algunos dibujos formados
de pelos blancos como sigue: 1. una faja recorre todo el rededor del éli-
tro, es decir, en la sutura, extremidad apical y márgen; 2.* en el disco
dos fajas longitudinales, la más interna un poco encorvada del lado de la su-
tura, de manera que estas dos fajas se unen entre sí arriba en la base misma
y abajo un poco ántes de la extremidad, formando así como un óvalo alar-
gado; 3.” cerca del márgen y paralelo á él, se ve una liniecita blanca tam-
bien, empezando como en medio del élitro y llegando casi hasta el ángulo
apical externo.
Muslos anteriores un poco escotados con un cepillo de pelos dorados, gri-
ses en la base y negros en la extremidad, piernas tambien con una escota-
dura y un cepillo de pelos dorados, del mismo color que los muslos; tarsos
normales, negros, ganchos rojizos. Los colores de los otros dos pares de
miembros son como los de los anteriores, y los muslos están ligera pero-
anchamente surcados en su longitud en la cara superior.
Cuerpo negro, cubierto de pelos blanquizcos; los seis anillos abdominales
La NATURALEZA, —TOM, 11,9,
66 LA NATURALEZA
con una franja de pelos más blancos, sexto redondeado en su extremidad, el
superior correspondiente tambien. + ?
Este insecto fué encontrado en Guanajuato, tiene las formas vigorosas de
la C. corvina, Leconte. Jour. Acad. 2nd serie 4, 21 (C. nigerrima, Eg. Du-
ges. Natur. t. l. p. 162, n.* 21; C. chevrolati, Dej. Cát:). pero es mucho
más chica.
A pesar de que Sturm solo hubiera indicado este insecto en su catálogo
sin dar descripcion alguna, como el Sr. Sallé nos avisó que era conocido ba-
jo el nombre de albolineata, que le habia dado aquel, en las colecciones de
Europa, para no aumentar la confusion le hemos dejado el mismo, pero lo
hemos trasladado al género Cantharis, por las razones que varias veces he-
mos expuesto.
ESP. 35.—Cantharis ebenina. Chev. (Fig. 10.)
Long. 0,013; lat. 0,005.
Esta cantárida se parece mucho á primera vistaá la variedad enteramen-
te negra de nuestra variabilis, pero es una especie bien distinta; en efec-
to, examinándola con espacio, le hemos encontrado las diferencias siguientes:
órganos bucales iguales, salvo la lengúeta que está un poco ménos escotada;
cabeza inclinada, cubierta de puntos mucho ménos profundos, y presentan-
do una línea realzada en forma de triángulo muy agudo con el ápice miran-
do hácia atrás. Ninguna señal de punto rojo. Protórax un poco más redon-
do, ángulos anteriores más estrechos, superficie casi lisa. El surco longitu-
dinal está reemplazado en la mitad anterior por una depresion triangular,
y profundo en la base: no se ve ninguna señal de los tubérculos realzados
que existen en la variedad negra de la variabilis. Élitros rugosos, tenien-
do unas lineas realzadas trasversales é irregulares. El espolon externo de
las piernas posteriores es grande y en forma de cuchara. No hay escotadu-
ra en las ancas anteriores que están redondeadas. Esta descripcion ha sido
hecha sobre un ejemplar que nos mandó el Sr. Boucard. El Sr. A. Sallé
tiene tambien la misma opinion que nosotros, que esta especie y la varia-
bilis son diferentes.
LA NATURALEZA. Lam 17,
Tomo 1V
Meloideos.
LA NATURALEZA 67
EXPLICACION DE LA LÁMINA.
Fig. 1.*—Cantharis ochreipennis.—a 1, maxila.—b 1, barba, lengiúeta y palpos labiales.
—c 1, mandíbula.—d 1, protórax.—> 1, labro.—f 1, antena.—g 1, gancho.
Fig. 2..—Cantharis marginata.—a 2, mandíbula.—b 2, barba, lengúeta y palpos labia-
les.—c 2, maxila.—d 2, labro.—e 2, protórax.—f 2, antena.—g 2, gancho.
Fig. 3.=—Cantharis cinctella.—a 3, mandíbula.—b 3, barba y lengúeta faltando los pal-
pos.—c 3, maxila.—d 3, protórax,—e 3, antena.—f 3, gancho.
-Fig. 4*—Cantharis obesa.—a 4, antena.—b 4, último artejo de los palpos maxilares.—
c 4, el mismo de los labiales.
Fig. 5.2 Cantharis funesta.—a 5, último artejo de los palpos maxilares.—b 5, el mismo
de los labiales.—c 5, antena.—d 5, mandíbula.—e 5, gancho.
Fig. 6..—Cantharis tenuicostatis. ¿—a 6, antena.—b 6, mandíbula y labro del macho.
—) LA NATURALEZA
Juglans granatensis (Nuez, Nogal.) —Carya oliveformis (Nuez encar-
celada.)
Arachis hypogea (Cacahuete.) (Peccan.)
Dolychos edulis (Jícama.)
Amygdalus persica (Durazno.)
Y á una altura de 7 á 9 mil piés, se dan las manzanas, peras, alberico-
ques, guindas y capulines /Cerasus capollin) papas, y camote /Batatas
edulis.)
PLANTAS ULTIMAMENTE INTRODUCIDAS AL DISTRITO DE CORDOBA.
Garcimia Livingstoni (Manyostana.)
Durio zibethinus (Durian.)
Artocarpus integrifolia.—id. incisa (Arbol del pan.)
Myristica moschata (Nuez moscada.)
Blighia sapida (Akec.) .
Theobroma cacao (Cacao.)
Araucaria excelsa.—id. brasilensis.
Cryptomeria japonica.
Swietenia mahagoni (Caoba.)
Magnolia grandiflora.—id. fuscata.
Ficus macrophylla.—id. elastica.
Castilloa elastica (Hule.)
Musa ensete.—id. superba.—id. vittata.
Ravenala Madagascariensis.
Eucalyptus globulus y otros.
Cinchona succirubra.—id. calisaya.—id. Condaminea (Quina.)
y de las cuales existen ya más de 10.000 piés.
Palmas de todas partes del mundo, unas cincuenta especies diferentes.
Anacardium occidentalis (Marañon, Cáshen niet.)
Chrysobalanus icaco (Icaco.)
Chrysophyllum caimito (Caimito.)
Melicocca bijuga (Guaya.)
LA NATURALEZA 73
MINERALOGIA.
SOBRE LA COMPOSICIÓN QUIMICA DE LA “GUANAJUATITA”
O SELENIURO DE BISMUTO DE GUANAJUATO,
Por EL Sr. PROFESOR J. W. MALLET, DE La UNIVERSIDAD
S DE VIRGINIA,
SOCIO CORRESPONSAL.
——N RA
Segun parece, el primero que hizo mencion de este mineral fué el Sr.
Castillo en Marzo de 1873 y fué parcialmente descrito por él * como un sul-
fo-seleniuro de bismuto. ln el periódico de Guanajuato, «La República,»
de 13 de Julio de 1873, el Sr. Fernandez publicó * una descripcion .exten-
sa, dando al mineral el nombre de Guanajuatila, y asegurando que es so-
lamente un seleniuro de bismuto; habiéndole encontrado una pequeña canti-
dad de azufre, lo atribuyó á una mezcla con una poca de pirita. En el año
de 1874, Rammelsberg, * obtuvo como resultado de un exámen parcial, en
una cantidad muy pequeña:
y sospechó la presencia del zinc. Ll mineral fué más ampliamente examina-
do por Frenzel, * cuyo análisis produjo:
AN SOTA 24,13
A o 6,60
¿dor Pro 67,38
98,11
En el segundo apéndice á la 5* edicion de la mineralogía de Dana, * se pro-
puso el nombre Frenzelita para la nueva especie; pero ha sido desechado
1 Naturaleza.—II. 174 (1873) Jarb. Min. (1874) —225.
2 Quoted in Amer. Jour.: Sci. April 1877, p. 319.
3 2. Apéndiceá la 5.* edicion Dana's Mineralogy (Mar. 1875) p. 22.
4 Jahrb. Min. (1874) —679.
5 Loc. cit.
La NATURALEZA, —Tom. 1V,—10.
74 LA NATURALEZA
despues, á causa del derecho que la asiste para llevar el de Guanajuatita
dado por Fernandez. ]
De entónces acá, creo que son las únicas noticias publicadas acerca del
mineral en cuestion.—Quedan en pié dos dudas respecto á su composicion,
y son: si acaso el azufre es realmente un constituyente, ó solamente se en-
cuentra como una mezcla accidental, y si acaso hay, ó no, presencia de zinc.
—Cuando tuve la buena fortuna de encontrarme el año pasado, en la Expo-
sicion de Filadelfia á mi estimado amigo el Sr. D. Mariano Bárcena, de la
Comision Mexicana, tuvo la amabilidad de darme un ejemplar auténtico de
este mineral, parte en su estado primitivo, y parte reducido á polvo. Me
aproveché de la oportunidad que se me presentaba, para emprender el estu-
dio de las cuestiones anteriores, por medio de una escrupulosa repeticion
del análisis químico.—El ejemplar ya pulverizado, fué el que usé de pre-
ferencia, aunque adicionado con una parte del otro, para que no estuviese
enteramente libre el todo, del hidrosilicato de alúmina que constituye la
matriz.
El método empleado fué el siguiente: secado cuidadosamente el mineral
por medio de una corriente suave de gas bicarbonado, recogido y pesado,
se mezcló con diez veces su peso de cianuro de potasio y fué fundido en una
atmósfera de hidrógeno.—Al enfriarse la masa, fué tratada por el agua, y la
solucion filtrada; el resíduo del filtro fué secado y fundido otra vez con cia-
nuro de potasio, para asegurar la completa descomposicion, repitiendo el
tratamiento por el agua y la filtracion.—De la mezcla filtrada, se separó el
selenio por la adicion de ácido clorhídrico en exceso; se filtró despues de
36 horas en un filtro ya pesado; se secó cuidadosamente y se pesó; se quemó
entónces, y se determinó una cantidad insignificante de siliza que quedó.
La solucion, de la cual fué precipitado el selenio, se trató con permanganato
de potasa, hasta que se obtuvo la decoloracion, añadiéndole entónees cloru-
ro de bario; del peso del sulfato de barita obtenido, se dedujo el del azufre.
La solucion que quedaba fué entónces evaporada hasta la sequedad á 100%c.;
el residuo se roció con ácido clorhídrico y se trató con agua hirviente, de-
jando un pequeño vestigio de siliza; el manganeso (del permanganato usado)
y el aluminio, fueron en seguida precipitados por el sulfidrato de amoniaco
y separados por el carbonato de barita, habiéndose determinado la alúmina.
El residuo original de bismuto dejado en el filtro, cuando el selenio-ciana-
to de potasa se filtró, fué disuelto en ácido nítrico y evaporado hasta la se.
quedad para separar una mínima porcion de siliza, y disuelto de nuevo, se
obtuvo el bismuto por medio del ¿cido sulfídrico y se filtró; habiéndose re-
cogido del filtro una ligera porcion de alúmina (con vestigios de óxido de
LA NATURALEZA 715
fierro.) Por último, el sulfuro de bismuto,-fué cuidadosamente reducido por
fusion con cianuro de potasio y pesado como metal.
Los resultados fueron:
resonar caracas 31,64
a castrense 61
Dad ros 59,92
AMO 2,53
WO fio vestigios.
O ie pos 3,47
O ás 1,46
99,63
El zinc fué especialmente buscado, tanto en el análisis general, como
usando una cantidad separada de mineral solo con este objeto, pero ningun
rastro pudo ser encontrado.—Es muy posible que, como Rammelsberg no
haya tenido sino una cantidad muy pequeña sobre que trabajar, pudo ha-
ber sido inclinado á sospechar la presencia del zine, por un precipitado de
hidrato de alúmina procedente de la matriz, Ninguna prueba se encontró,
física ó química, de la presencia de la pirita; el vestigio (inapreciable) de fier-
ro, parece pertenecer á la matriz. Está confirmado, que esta matriz es gala-
pectita (Holloysite); si el todo de tal mineral, fuese calculado por la alúmi-
na, los números anteriores representan al ejemplar como compuesto de:
GUADAJUALIÓ 2 oe caro scocnces asocia 92,17
A Hall tn ts adn cols qa 6,72
NS ¡ O ae 56
Humedad diosas 18
99,63
y la Guanajuatita en su estado de pureza consistiria en
elena iza noo dota ains a 34,33
LABS iO 66
MO ln acens 65,01
100,00
De aquí tenemos la proporcion atómica, Bi: Se: S-310:432:21, 6
uniendo el azufre con el selenio, Bi: Se-310 : 453=2,000 : 2,922, ó casi
2: 3, justificando por consiguiente la fórmula Biz S3.
La cantidad de azufre presente es demasiado pequeña para asegurar la
presuncion de que guarda una simple proporcion atómica respecto del sele-
nio, sino que el primer elemento, ciertamente existe, mas no como pirita.
76 LA NATURALEZA
Apénas se puede suponer que en el análisis de Frenzel se haya descubierto
un 6 por ciento de fierro, como debia de haber sucedido si la pirita fuera la
causa de haberse encontrado el azufre como Fernandez supuso.
Parece claro, que el mineral en cuestion, debe de ser considerado como
un sesqui-seleniuro de bismuto, con sustitucion isomorfa de una cantidad
variable de selenio por el azufre.
En el segundo apéndice de Dana (loc. cit.) se ha mencionado que el Sr.
Fernandez ha descrito un segundo seleniuro de bismuto de la misma locali-
dad, y ha deducido de sus análisis sobre ejemplares más ó ménos puros, la
fórmula Bi, Se.
Esta fórmula es muy improbable, puesto que envuelve la presencia de un
número impar de atómos heterogéneos.—Acaso haya sido una mezcla de
bismuto nativo (metálico. )
Universidad de Virginia, Setiembre 29 de 1877.
Traducido por el Sr. M. Perez.
__ —_—_— Ñ———_—_—— IÓ MMMM
BOTANICA.
LA TLATLANCUAYA DE IZUCAR DE MATAMOROS,
POR EL SR. D. JOAQUIN IBAÑEZ, SOCIO CORRESPONSAL EN PUEBLA.
Tlatlancuaya, ó más bien, Tlatlancuaye, es voz del idioma mexicano,
compuesta de Tlancuaitl que significa rodilla y ye que indica posesion, du-
plicándose tla en la primera sílaba para significar muchos: asíes que expre-
sa muchos nudos en forma de rodilla y aplicada á una planta, yerba ge-
niculada (Lic. Chimalpopoca). Parece que esta era una voz genérica con
que designaban los antiguos mexicanos á muchas plantas nudosas, aña-
diendo paraaquellas, cuyas propiedades ó alguna particularidad eran conoci-
das, un adjetivo que las expresara, formando así una especie de clasificacion,
empírica, es cierto, pero no por eso ménos digna de elogio, atendida la épo-
ea y sus ningunas relaciones con el mundo civilizado; pudiendo decirse que
desde sus primeros pasos en la Botánica se colocaron luego en el camino
más seguro para llegar á clasificar los vegetales, entreviendo por decir así,
el método natural de familias, que en Europa no se inició sino despues de
centenares de años y de muchos trabajos.
a el
Tomo IV. LA NATURALEZA. Lam. 1L
ACHYRANTHES CALEA/Bañez)
7latlancuaya de Izúcar.
LA NATURALEZA bro
Se conoce en el Distrito de Izúcar de Matamoros del Estado de Puebla, la
planta de que me ocupo con los nombres de Tlatlancuaya, Atlatlancua-
ya, Yerba del tabardillo y Yerba de la calentura: esta variedad de nom-
bres hace que fácilmente se confunda con las siguientes:
En las cercanías de Puebla y en Orizaba, erece una planta conocida con el
nombre de Yerba del tabardillo, ésta es la Piqueria trinervia (Cava-
nilles.)
El Dr. Hernandez, aunque habla de varias Tlatlancuaye, solo describe
una y esta es Piperácea.
En Chietla, no léjos de Izúcar hay además de la Tlatlancuaya, que es ob-
jeto de este estudio, otro vegetal que tambien llaman Yerba de la calentu-
ra y Tlanchalahwa; ésta es una Gencianácea (Blazquez).
Me he ocupado de la de Izúcar, que es la que de algun tiempo á esta par-
te se está usando en esta ciudad, áun ya por algunos médicos, y dela que
tanto se pondera en el público las virtudes febrifugas, conservando hasta hoy
solo su nombre indígena por no haber sido estudiada. Esta tiene:
Raíz fibrosa, ramosa, leñosa, de un amarillo claro en su interior y de cor-
teza delgada y morena. Tallo sub-fructicoso, rollizo, estriado cuando jóven,
despues rugoso y nudoso; de color carmíneo en su base durante la primera
época de su desarrollo, siendo el resto verde azulado y manchado, conservan-
do solo un ligero tinte rojizo hácia los nudos (fig. 1.); ramoso, con ramos
opuestos y alternos, pero en los extremos dispersos. Su longitud es de dos,
tres y hasta cinco metros; en su base es erguido y despues inclinado por su
propio peso. Hojas (fig. id.) sencillas, enteras, lampiñas, curvinervadas,
opuestas y alternas por pares, aovado-lanceoladas, con peciolos cortos, aca-
nalados y articulados en el tallo; limbo de 8 á 12 cent. de largo por 4 46
de ancho y algunas veces de 22 por 9. Flores (fig. 3) monoclamídeas, her-
mafroditas, muy pequeñas, numerosas y dis puestas en glomérulas lanugino-
sas (fig. 2), sostenidas por ramos dispersos, que nacen en las extremidades
de los tallos de 0,00175 en sua mayor tamaño. Prefloracion imbricada.,
Perianto doble; el exterior de tres hojuelas reniformes en la base y agudas
en el vértice, sobrepuestas por sus bordes, coriáceas, cóncavas, con una lí-
nea saliente en su medianía y armadas de una punta pequeña y aguda; ve-
losas, sobre todo en su base y de un color amarillo sucio; cortas con rela-
cion al perianto interior y persistentes; el interior gamosépalo, profundamente
dividido en cinco hojuelas, oblongas, rígidas, cóncavas y coriáceas, con líneas
trasparentes en toda su extension y longitudinalmente; de color amarillo
pajizo verdoso, más intenso en el centro y más aún en la base; terminadas
en una punta muy pequeña, y en el exterior lanuginosas, principalmente en
78 LA NATURALEZA
la base como el perianto exterior; persistente, adquiriendo una consistencia
mayor y perdiendo la trasparencia cuando viene á contener la semilla; tres
veces mayor que elexterno. * Estambres (fig. 5) cinco, más cortos que el pe-
rianto interior, opuestos á sus divisiones (fig. 8), insertos sobre un receptá-
culo hipogíneo y alternos con unos apéndices petaloides (fig. 4), que Lineo
consideró como nectarios y Martius como estambres estériles, diciendo este
último ser dentados ó listados, lo cual está conforme con mis observaciones
en lo primero, aunque nv los he visto así siempre sino tambien en forma de
onda y carnosos, así como he encontrado variaciones en su longitud, atribu-
yendo todo esto al diferente estado de desarrollo de las flores que he obser-
vado; anteras oblongas, versátiles, introrsas, biloculares, convexas hácia
atrás y dehiscentes longitudinalmente; filamentos alesnados. Pistilo (fig. 6)
único, súpero-pediculado y del largo de los estambres; estilo simple, cónico
y alargado, pero despues muy corto; estigma al principio aparece capitado,
papiloso y bilobado, pero al desarrollarse se divide en forma de horquilla y
persiste hasta la madurez del fruto; ovario libre, globoso, unilocular, conte-
niendo un solo óvulo colgante. Fruto formado de una sola carpela, seco,
indehiscente, monospermo, con el pericarpio distinto del tegumento de la
semilla cuya figura tiene: es una aquena coronada del estilo y estigma; el
pericarpio está formado de una membrana muy delgada sembrada de puntos
rojizos en su mitad superior que la hacen aparecer rosada (fig. 7.) Semilla
única, colgante de un podosperma encorvado (fig. id.) que deja sobre una
de sus caras y partiendo de la cicatrícula una escotadura; es de forma len-
ticular (fig. id.), casi esférica en su vértice, comprimida en la base, y de un
milimetró en su mayor diámetro. El epispermo es una película, exteriormen-
te de un color moreno rojizo oscuro: la almendra contiene un endospermo
harinoso y el embrion cilíndrico-y periférico. (fig. id.)
Los caractéres genéricos naturales del género Achyrantes, de Lineo, son
los siguientes: «Cáliz.—Perianto exterior de tres hojuelas, lanceolado, agu-
do y persistente. Perianto interior de cinco hojuelas y persistente. Corola.
—Ninguna. Nectario de cinco ventallas que ciñen al gérmen, con barba en
su ápice, cóncavas y que caen al abrirse. Estambres.—Filamentos cinco, fi-
liformes, del largo de la corola: con anteras aovadas y echadas. Pastalo.—
Gérmen cónico al revés: estilo filiforme, del largo de los estambres, con el
* El perianto interior presenta un tubo muy corto que al principio no se observa, per-
fectamente enredado en su base, formando una especie de casquete que ocupa el hueco
que existe entre los dos periantos, y que al caer el interior con la semilla, se extiende y
forma una cabellera circular, que es sin duda el medio de que se vale la naturaleza para
esparcirla en el suelo.
v
LA NATURALEZA 79
estigma hendido en dos partes y velloso. Pericarpio.—Cápsula casi redon-
da, de una celdilla, y que no se abre. Semilla.—Una sola y oblonga.
Osservaciones.—Wernisch toma el perianto interior por corola de cinco
pétalos, lanceolados, rígidos que pinchan, y persistentes: supone cinco es-
tambres cortos: el estilo tambien corto, y la semilla dentro del cáliz.»
De estos caractéres los principales convienen, como se ve por la descrip-
cion hecha, á la Tlatlancuaya, y por esta razon debe colocarse en el género
Achyranthes.
De las especies descritas en Lineo ninguna hay cuyos caractéres conven-
gan con los caractéres dados; tampoco he encontrado entre las especies des-
eritas por otros autores, alguna que tenga la semejanza necesaria; así es que,
debe, en mi concepto, considerarse la Tlatlancuaya como especie entera-
mente nueva; y deseando honrar la memoria del tan modesto como ilustre
botánico poblano, Sr. D. Mariano Cal, que poco há falleció, le dedico esta
planta, cuya especie, segun esto, será Calea.
De las familias naturales de Jussieu, la de las Amarantáceas tiene los ca-
ractéres siguientes: «Las Amarantáceas son plantas herbáceas ó sub-fructi-
cosas, con hojas alternas ú opuestas. Las flores son pequeñas, generalmen-
te hermafroditas, algunas veces unisexuales, dispuestas en espigas, en pano-
jas ó en capítulos y guarnecidas de escamas que las separan. El cáliz es ga-
mosépalo, generalmente persistente y con cuatro ó cinco divisiones muy pro-
fundas. Los estambres varian de tres á cinco. Sus filamentos son, ya libres,
ya monadelfos y formando algunas veces un tubo membranoso, lobulado en
su parte superior y con las anteras en su cara interna: éstas son deuna ó de
dos cavidades. El ovario es libre, unilocular, conteniendo un solo óvulo en-
derezado y sostenido algunas veces por un podosperma muy largo, encorva-
do, de cuya extremidad pende: raramente se encuentran varios óvulos. El
estilo es simple ó6 nulo, terminado por dos ó tres estigmas. El fruto en gene-
ral está rodeado por el cáliz, es una aquena ó una pixide pequeña que se
abre por medio de un opérculo. El embrion es cilíndrico, alargado y rodea
un endospermo harinoso.» De las tribus que forman la familia, la segunda,
la de las Aquirantóides, tiene ovario uniovulado y anteras biloculares. Con-
viniendo todos estos caractéres con los del Achyranthes Calea, creo debe
considerarse como una Amarantácea y de la tribu Aquirantóide.
Crece espontáneamente la Tlatlancuaya en Izúcar de Matamoros y en
varios puntos del distrito de Atlixco en terrenos planos y pendientes, desar-
rollándose con más vigor en los lugares húmedos, y con tal abundancia, que
sirve para formar cercas en las haciendas y en los caminos. Es una planta
perenne y florece en Octubre,
80 LA NATURALEZA el
Usa el vulgo la Tlatlancuaya en Izúcar, segun parece, por tradicion, pa-
ra curar las fiebres continuas, para lo cual hacen generalmente cocimientos
fuertes que ministran á los enfermos como bebida y eon continuacion. El
consumo que de ella hacen es extraordinario. Lo Puebla, de algun tiempo á
esta parte, se usa en el público con el mismo objeto, y áun algunos médicos
últimamente han comenzado á prescribirla en pociones y lavativas, en casos
de tifo y de tabardillo, habiendo obtenido generalmente resultados satislac-
torios (*). Obra como diurético y diaforético activos, segun generalmente se
dice.
Me proponia en este estudio dar las análisis cualitativa y cuantitativa del
Achyranthes Calea, pero la época no me fué favorable, porque habiéndo-
seme acabado la planta que tenia del año pasado, recolectada en la época de
la floracion y con la cual tenia hecha una parte de los trabajos y comenzada
la dosificacion, no pude procurarme más planta en el mismo estado de des-
arrollo que la anterior y noté luego diferencias; mirándome obligado áun á
repetir mis primeros estudios, razon por la que solo continué la parte cuali-
tativa.
De las experiencias que he hecho resulta, que el tallo y las hojas están
compuestas de:
Celulosa, Clorofila, Materia grasa, Materia colorante amarilla, Principio
extractivo amarillo, Albumina vegetal, Fécula, Azúcar y materias albumi-
nóides no coagulables por el calor. Oxalato de potasa neutro, Oxalato de cal,
Nitrato de potasa, Cloruro de potasio y Fosfato de magnesia.
La raíz contiene:
Materia leñosa, Albumina vegetal, Resina, Azúcar, Materia colorante ama-
rilla, Materia extractiva amarilla y Principios gomosos. Oxalato de Potasa,
Oxalato de cal, Cloruro de potasio, Fosfato de magnesia y Sulfato de potasa.
Los tallos y hojas desecados é incinerados convenientemente, me han da-
do ocho por ciento de cenizas, compuestas de:
Cloro, Acidos carbónico, sulfúrico, fosfórico y silícico, y de Potasa, Sosa,
Cal, Magnesia, Alúmina, Oxido de fierro y Oxido de manganeso.
No habiéndose encontrado en esta análisis, alcaloide ó principio inmedia-
to alguno al que pudieran atribuirse las propiedades medicinales del Achy-
ranthes Calea, las sales que contiene adquieren doble importancia para el
médico, por lo que añadiré, que su cantidad es notable, y merefiero al fos-
fato de magnesia y oxalato, cloruro y nitrato de potasa: estos dos últimos
* El Tianguis-pepetla (Ilecebrum achyrantha), planta de la misma familia, se usa con
igual objeto desde tiempo inmemorial,
LA NATURALEZA 81
no existen siempre en la misma proporcion en la planta, ántes de la flora-
cion predomina el cloruro y despues el nitrato; la diferencia es notable y fué
la primera que observé al proceder sobre planta nueva. El oxalato de cal
existe en pequeña cantidad relativamente á las otras sales; observé con el
microscopio muchos ráfides y los reactivos me dieron á conocer su natura-
leza, comprobándome que solo así se encuentra esta sal en la planta el ha-
ber obtenido muy poca cal al analizar las cenizas; porque existiendo en ella
el ácido oxálico, toda la cal debe estar al estado de oxalato, resultando na-
turalmente despues de la incineracion, en el de carbonato. Respecto de las
bases, la potasa es la que predomina notablemente; basta quemar delante
del espectroscopio un pedazo seco de la planta, para observar el aspecto del
potasio muy neto; la magnesia abunda, y el fierro y el manganeso están en
cantidad bien apreciable.
Durante mis primeros trabajos sobre la Zlatlancuaya, pareciéndome mu-
cha su materia colorante, habia pensado que tal vez se pudiera aprovechar
en la industria, y me proponia estudiarla con alguna detencion al obtenerla;
y aunque no lo hice así despues, al ver la corta cantidad que extraje, diré
dos palabras sobre ella por si alguna aplicacion quisiere dársele, vista la
“abundancia de la planta que la contiene. Habia separado por medio del dia-
lizador los cristalóides de los colóides poniendo en él un extracto acuoso muy
líquido; con los cristalóides habia pasado una poca de materia extractiva, pe-
ro la colorante quedó con los colóides; traté este resíduo, uva vez diluido,
por una leche de cal en exceso y el precipitado amarillo que obtuve lo lavé
perfectamente, lo puse despues en suspension en agua destilada y lo traté
por ácido sulfúrico diluido, procurando no saturar completamente; pasé des-
pues una corriente de ácido carbónico en exceso, separé el precipitado, con-
centré bastante en baño de María el líquido, separé entónces el carbonato y
sulfato de cal que habian quedado en disolucion precipitándose por la eva-
poracion; concentré más el líquido filtrado, añadí alcohol para la precipita-
cion completa y llevé á la sequedad el liquido alcohólico siempre en baño de
María. Así obtenida la materia colorante es de un amarillo moreno, inodora,
incristalizable, insolubleen los alcalis; sus soluciones en el alcohol y el agua
son de un amarillo claro; el cloro la destruye completamente, los ácidos elor-
hídrico y nítrico la disuelven avivando su color; con el sulfúrico da un ama-
rillo subido y con la solucion de índigo un verde esmeralda. Sin duda que
el procedimiento descrito para separarla no convendria para la industria, pe-
ro basta saber que forma laca con la cal, y añadiré que lo mismo hace con
la alúmina, pudiéndose por este medio separarla del simple cocimiento si
se quiere.
La NATURALEZA, —TOM, 1Y,—11,
82 LA NATURALEZA
Volviendo á la raíz cuya composicion he dado, aunque hasta aquí no ha-
ya tenido uso en manera alguna, debo advertir, que la que analicé estaba
completamente desarrollada, y como sus principios poco nuevo ofrecen com-
parados con los de las hojas y tallos, al médico solo podrá interesar de ella
la resina. La obtuve, lexiviando la raíz perfectamente desecada y en polvo
grueso con éter y en aparato apropiado; la evaporacion de la tintura me dió
la resina casi pura, que por lociones con agua caliente, disolucion en el al-
cohol, nueva evaporacion y nuevas lociones purifiqué completamente. Es
blanda, de color moreno, ácida, incristalizable, más pesada que el agua, so-
luble en el alcohol y el éter, insoluble en los aceites volátiles y fijos; el áci-
do sulfúrico la ennegrece completamente, el nítrico no la disuelve y la con-
vierte en un polvo de un amarillo vivo, el clorhídrico no la disuelve á frio
y en caliente la decolora, los álcalis se combinan con ella parcialmente y el
resinato es soluble en el agua caliente. ¿Estará formada de dos resinas, elec-
tro-positiva y electro-negativa?—Puebla, Octubre 8 de 1874.
SE E AAA
SOBRE LA DISTRIBUCION GEOGRAFICA DE LOS HELECHOS
EN MEXICO,
POR EL SR. EUGENIO FOURNIER.
El estudio de los helechos de México de que me ocupo hace más de dos
años, ha dado resultados cuyo valor es debido á la riqueza de los materiales
de que he podido disponer. Me ha sido permitido examinar á mi satisfac-
cion los helechos traidos de México por veinticinco colectores diferentes:
los unos cuyas plantas habian sido ya publicadas ó citadas (Andrieux, Ber-
landier, Bonpland, Ervendberg, Galeotti, Jurgensen, Liebmann, Linden,
Sartorius, Schaffner y Schiede); los otros cuyos helechos jamás habian sido
publicados (Ghiesbreght, Franco, Mairet, MM. Heller, Botteri, Sallé, Vir-
tet d'Aoust, F. Miller, Gouin), y entre ellos los colectores agregados con
diversos motivos á la expedicion científica de México, Sres. Bourgeau, Hahn,
Weber, Méhédin y Guillemin. ”
M. Lange ha tenido á bien mandarme de Copenhague las especies descri-
tas por Liebmann, que faltaban en el Museo de Paris; M. Feé ha tenido la
bondad de auxiliar mis investigaciones proporcionándome su escogido her-
* Desgraciadamente estas colecciones no suministran documentos suficientes, sino
sobre la cordillera Oriental entre Jalapa y Orizava, sobre las altas mesas y el Valle de
México, la provincia de Oaxaca y los alrededores de S, Luis Potosí.
LA NATURALEZA 83
bario, que contiene los tipos de los helechos mexicanos descritos en sus nu-
merosas Memorias. Mr. Buchinger, de Estrasburgo, M. Meissner, de Bále,
M. Lenormand, de Vire, M. Van Heurck, d'Anvers, han puesto á mi dis-
posicion preciosas colecciones; pero sobre todo M. Alph de Candolle, quien
se sirvió enviarme la totalidad de sus helechos americanos. Uniendo estos
materiales á los que encontré en París en el herbario del Museo (al que está
incluido el de Bory de Saint-Vincent), en el de Delessert, así como en el de
M. de Franqueville, pude examinar directamente la mayor parte de los tipos
de Humboldt, Willdenow, Swartz, Bory, Hooker, Kunze, Desvaux, Gau-
dichaud, J. Agardh, J. Smith, Mettenius, Van den Bosch, de Martius, Ea-
ton et Klotzsch. En fin, M. Kuhn me envió de Berlin datos sobre varias es-
pecies raras y críticas que posée el herbario real de esa ciudad.
El número de los helechos mexicanos asciende á 6 en la Flora mexicana
de la Synopsis de Kunih, á 182 en la obra de Martius y Galeotii, 4 312 en
el de Liebmann (si se hacen á un lado las especies dudosas de doble em-
pleo la mayor parte) y á 487 en el Catálogo de M. Feé. De este último nú-
mero he debido quitar 70 que estaban fundadas en ejemplares imperíectos y
que he señalado en su lugar como dudosas, ó que me han parecido, en vista *
de materiales más completos, que debian ser considerados como simples va-
riedades: sin embargo, he reunido 605 especies entre las cuales no cuento si-
no aquellas cuyos ejemplares he podido ver; las otras señalándolas únicamen-
te en una nota, y fuera del cuadro, para evitar empleos dobles. Debo añadir,
que en este número de 605 se encuentran 47 áun no señaladas á México, ó
nuevas; y que sin embargo, he podido suprimir de la nomenclatura, como
idénticas á tipos establecidos anteriormente, 21'7 especies de helechos mexi-
canos considerados como distintos por los autores que me han precedido.
Pero el resultado más importante de mis investigaciones, se refiere á la
distribucion geográfica de estas plantas. He podido establecer primeramen-
te, que las especies de esta familia son generalmente las mismas en las dos
vertientes de los Andes mexicanos. De las especies enumeradas por J. Smith
en la Botánica del viaje del «Heraldo,» como colectadas en la Sierra Madre,
entre Durango y San Blas, sobre la vertiente del Pacífico, 3 solamente no han
sido encontradas en la vertiente oceánica. Además, comparando las formas
mexicanas con las de la América entera, sobre todo las de la tropical, he po-
dido aún identificar mayor número de especies descritas como diferentes por
botánicos que se habian limitado al estudio de floras especiales, y que no
habian sospechado la extension de la área ocupada por estas plantas. En
efecto, de los 605 helechos, cuya existencia me parece establecida en Méxi-
co, 178 solamente son especiales á esta region.
84 LA NATURALEZA
Debo añadir que estos últimos hacen parte de ciertos géneros ó grupos ex-
tensamente representados en ese lugar y faltando en el resto de la América
tropical. De las 427 especies comunes á México y á otras regiones, segun
los documentos de que he dispuesto, 230 se encuentran en los Andes de la
América meridional (Nueva Granada, Ecuador, Perú y Bolivia), 139 en las
Antillas, particularmente en Cuba y la Guadalupe, 59 en la Guyana ó en
Caracas y 117 en el Brasil, la mavor parte de estas, extendiéndose hasta Rio
Janeiro. Los helechos de las altas montañas de México, encuentran fácil-
mente en los Andes, aunque se aproximen al Ecuador, el clima que les con-
viene; de entre ellos 12 traspasan la region intertropical, para descender en
la provincia de Corrientes ó en Montevideo, y 17 que se extienden en Chile
y se encuentran en las colecciones de M. Cl. Gay: la mayor parte de estos
últimos, particularmente los Pell:ca, en número de 11 ascienden á las mon-
tañas de Texas, de donde los ha traido M. Trécul. Las especies de los alre-
dedores de Orizava y de Jalapa que crecen entre 1,000 y 1,500 metros en
la cordillera oriental de México, y de las cuales algunas habitan en el norte,
la Florida ó la Carolina, se encuentran parte en la Guyana, casi todos en
Cuba y Rio Janeiro; es muy notable que de México ó Jalapaá Rio, muchas
de ellas faltan hasta ahora en los puntos intermedios, no habiendo sido ob-
sorvadas sino en los dos límites extremos de la zona intertropical.
En cuanto á los helechos, en muy corto número recogidos en la zona lito-
ral y ardiente de México, en lo general están esparcidos en toda la region
tropical del globo, y'no ofrecen interés en cuanto á su distribucion geo-
gráfica.
Pero el grupo más interesante de las plantas que nos ocupan, es cierta-
mente, á pesar de que no se componga más que de 12 especies, aquel que
del fondo del Golfo de México, traspasando las Antillas, llega á las Azores
y á las Canarias extendiéndose en la region mediterránea, para continuarse
con un corto número de especies en las montañas de Abisinia, Persia ó Hi-
malava. Entre estos, ascendiendo hácia el Norte el Pteris longifolta se de-
tiene en la isla de Eschea, el Pf. creteca en Córcega, la y oodvardia radt-
cans en las montañas de Asturias, el Adiantum Capillus en Poitiers y en
Bormio, en el Tirol, cerca de un manantial mineral caliente, el Gymnogram-
me leptophylla en Brest, miéntras que el Cystopteris fragilis, especie po-
limorfa, pero indivisible, se esparce sobre toda Europa y llega á las cúspi-
des de los Alpes. La existencia auténticamente establecida de este grupo de
plantas, concuerda con las hipótesis fundadas por varios naturalistas, acerca
de la desaparicion de la Atlántide. (París, Mayo de 1869: traducido.)
LA NATURALEZA 85
SINONIMIA vulgar y científica de algunas plantas silvestres y de varias de
las que se cultivan en México, dispuesta en órden alfabético por el Sr. D,
Alfonso Herrera, socio de número.'
(CONTINUA. )
Dahalia ó6 Jicamitle....-.-ou.. Dahlia variabilis, D. C. et D.
cosmitlora, Jacq., et D. im-
perialis, Ortega, et D. ar-
borea Hort., et D. Cervan-
A A Compuestas.
ae CARR. de E A Cineraria mexicana, El. M. I. Td.
iio A e Apoplapus discoideus, D. O. Id.
DÁtl Ó Zoyacapulin... coa Phoenix dactylifera, L.....- Palmeros.
Dedalera, Digital, Gualdaperra,
Ohupamieles;.- coocostc ao Digitalis purpurea, L....... Escrofulariaceas.
Degha, véase Higuerilla........
Demrza, véase Nogal...........
Detha, véase Maíz............-
Díctamo real 6 Itamo real...... Passiflora dictamus, El. M. et
P. mexicana, Fl. M. 1.... Pasifloraceas.
Diente de leon, PTaraxaco, Amar- |
gon ó Achicoria amarga...... Taraxacum mexicanum, D. O. Oompuestas.
Disciplina de monja. Golillas Ó Gi-
A si e Polygonum orientalis, L.... Poligonaceas.
Dominguilla, véase Ortiga......
Doradilla 6 Flor de Piedra...... Lycopodium nidiforme, Fl.
A A A 1 0 Licopodiaceas.
Ed.” do PRUCAba: oc Ceterach officinaruam, D. O.
(segun los Sres. Dondé.).. Helechos.
Dormilona, véase Sensitiva......
*Dulcamara, Guía de Jazmincillo
6 Flor de Gloria...... 22.2 Solanum dulcamara, L..... Solanaceas.
Anta e la aos Duranta Plumieri, L...... . Verbenaceas.
*Durazno, Prisco, Melocotonero.. Persica vulgaris, Mill....... Rosaceas.
Ehzemo, véase Oebadilla........
Encina, Ahoaquahuitl, Aoatl,
Mmerza -....oo.....-...--.. Quercus insignis, Mart. et
Gall. et (). strombocarpa,
Liebm. et (?. reticulata, H.
Barcia lia Oupúliferas.
Enchiladora, véase Picosa
1 Las plantas marcadas con un asterisco, son las cultivadas.
86 LA NATURALEZA
PRECIOS LORD Hi Ancethum graveolens....... Unmbeliferas.
Epazote, Epazotl..........--.- Chenopodium ambrosioides, L Quenopodiaceas.
A Plumeria tricolor, Ruiz y Pa-
O Apocinaceas.
AAN Dalea sericea, Lag......... Leguminosas.
SCA ao mao o e Chicorizm endivia, L....... Oompuestas.
Escoba amalgd..oooooooo...-.- Flaveria angustifolia, Pers... Td.
SCA es ¿Tripolium vulgaris?, Nees. Id.
Id. véase Ambarina......... Id.
LA E O O Schkubria abrotanoides, Roth Id.
Md ade Solidago velutina, L........ Id.
IE E A Ad A Budleia scorioides, H. B. K. Escrofulariaceas .
¡E A e e at pi Baccharis jalapensis, H. B.K. Oompuestas.
SCOIZOMOTA a loe o es Scorzonera mexicana, L.... Td.
Espadaña Ó Masa de agua...... Thypha latifolia, L........ Tifaceas.
E A MA A Asparagus officinalis, L.... Esparragineas.
PEBDIDACA a e Spinaca oleracea, L........ Salsolaceas.
Espinosilla, Huichichili 6 Huitzil-
A a Hoitzia coccinea, Oav...... Polemoniaceas.
Esponja... cesos Lulta -¿apl. 12 ncoos aa 0 Oucurbitaceas.
*Espuela, Espuela de caballero, Mi-
AO O sa Delphinum ayacis, L....... Ranunculaceas.
Estafiate, Iztanhyatl, Mephe,
Nexmtzi (Otomf).........-.. Artemisia mexicana, D. O.. Oompuestas.
Estrella de S. Nicolás, véase Oebo-
MENE Et El Ae RA TA
Estropajo de Oaxaca..........- Luffa fricatoria, Moc. Ses... Oucurbitaceas.
Etzquahuitl, véase Sangre de
o o
(Continuará.)
APTOS
ZOOLOGIA.
NOTA SOBRE UN ORTÓPTERO LLAMADO TIMBUCHE
EN GUANAJUATO,
Por EL Sr. Dr. ALFREDO DUGES, SocIO CORRESPONSAL.
Henri de Saussure (Miss. scientif. Mex.; études sur orthopt. 1870) divide
la familia de los Gryllides en cinco tribus. Gryllotalpianos, Trigonianos, Gry-
llianos, Myrmeocophilianos y OEcanthianos:
LA NATURALEZA 87
A esta última pertenece el Timbuche: esta tribu encierra las dos legiones
de OEcantitos y Eneopteritos. Darémos los caractéres generales de los OEcan-
titos. Palpos generalmente delgados y muy alargados. Rostro frontal sin ca-
naladura. Pronoto sin quillas filosas y de borde posterior trasverso. Patas
á veces sumamente largas, y en este caso las tibias posteriores más largas
que los muslos. Tarsos largos; el 1% artículo más largo que el 3.* Ovis-
capto recto; cerci generalmente muy largos. Elitros con un tambor provis-
to de nervaduras oblícuas, poco sinuosas, paralelas, y regularmente separa-
das. Espejo ordinariamente dividido por más de una nervadura trasversal,
La legion de OEcantitos contiene los géneros americanos siguientes: G7y-
llomorpha, Diplacusta, Prosthacusta, Discophus, Heterogryllus, Para-
gryllus, Homeogryllus, Amphiacusta, Phalangopsis, Cophus y OEcan-
thus.
Gexero OEcantuus, Serville. Cuerpo alargado, muy angosto. Cabeza
ovalada, alargada, dirigida oblicuamente hácia adelanle. Ojos poco sa-
lientes. Ocelos nulos. Vértex prolongado hácia atrás. Palpos delgados, alar-
gados, pubescentes: los maxilares, con su último articulo algo más corto que
el 3.* en el cual la vesícula táctil ocupa la mitad de la longitud. Antenas cer-
dáceas, más largas que el cuerpo, aproximadas por su base: su primer artí-
culo grande, algo plano. Pronoto angosto, alargado, estrecho hácia adelan-
te, y con el borde posterior trasverso: su cara dorsal convexa, sin quillas
humerales. Élitros más largos que el abdómen y muy diferentes en los dos
sexos: alas alargadas, pasando generalmente más allá de los élitros. Patas
delgadas. Tibias anteriores sin espinas terminales, comprimidas y perforadas
por un tambor en sus dos caras. Patas posteriores largas: muslos delgados:
tibias con dos hileras de espinillas aproximadas, y despues de la region me=
diana, 5 6 6 pares de espinas más largas (sin contar las apicales). Tarso con
el 1 artículo inerme por encima, comprimido, frecuentemente estrangula-
do en su extremidad, como si formara otro falso artículo; 2. artículo distin-
to, 3.2 mucho más corto que el 1.* Cerci largos, peludos. Élitros de la
hembra angostos, trasparentes, formando como vainas tubulosas: vena me-
diastina enviando ramas oblícuas en todo su trayecto: vena humeral dividida
lateralmente en su 2.*? mitad, el triángulo membranoso circunscrito, grande
y llegando hasta la mitad del élitro: campo dorsal ocupado por sectores oblí-
cuos. Elitro del macho, muy ancho, trasparente. Area dorsal mucho más
ancha que el cuerpo, plana, redondeada en semicírculo en su extremidad:
área marginal replegada oblicuamente hácia abajo: área anal muy pequeña:
espejo muy grande, anguloso por delante, redondeado por atrás: la
nervadura de division única, recta, partiendo el espejo en dos partes des-
38 LA NATURALEZA
iguales: tres venas oblícuas cerca de la base; la 2.2 vena discoidal forma una
nervadura que termina sobre la 2.? vena oblicua.
En este género se conocen hasta aliora 7 especies: OE. niveus, Argentinus,
varicornis, nigricornis, tenuis, Californicus, bi-punctatus. En Guana-
juato se encuentran dos: el Californicus que es más grande, y el que si-
gue, al que se refieren las figuras de este artículo,
OEcawnreus varicorNis, Walk. Cat. Brit. Mus. Dermapt, Saltat. etc. 1.,
94,5.
¿ Car. esp. Cuerpo amarillo verdoso; élitros verdes; ojos pardos. Cuerpo
delgado, alargado: 1% y 2.* artículo de las antenas con una rayita negra por
debajo, y sin tubéculos: pronoto delgado, algo largo, no levantado por de-
trás: alas más largas que los élitros.
Con esta breve característica y las figuras,creo que no habrá necesidad de
una descripcion más pormenorizada para reconocer fácilmente el insecto,
Canto. Los Timbuches se encuentran en tiempo de aguas, en Guanajuato
y Silao, principalmente sobre el huele de noche /Cestrum nocturnum),
aunque tambien suelen cambiar de planta: durante las noches producen un
sonido musical análogo al de los grillos, pero sin interrupciones; contínuo y
mucho más intenso. Cuando los ví por primera vez, y examiné el ortóptero,
me figuré que esta estridulacion se verificaria por el mismo mecanismo que
la del grillo; pero habiendo podido conservar vivos algunos Timbuches, ob-
servé que para cantar, los machos (las hembras no producen sonido ningu-
no apreciable) levantaban sus élitros perpendicularmente, de manera que for-
man con el cuerpo un ángulo recto; las dos caras planas de los élitros di-
rigidas hácia adelante, y uno de ellos colocado un poco detrás del otro: en
esta posicion restregan rápidamente la parte inferior de los élitros una con-
tra otra, como si fueran dos varillas de abanico que se abrieran y cerraran;
Ao
LA NATURALEZA 89
vibran estas membranas anchas y secas, y sus grandes espejos sostenidos por
las nervaduras, reforzan considerablemente el sonido: en este momento las
alas quedan extendidas sobre el abdómen y los muslos apartados del cuerpo
y sin movimiento. Pero hay además un aparato de resonancia que contribu-
ye seguramente mucho á la sonoridad del canto, y es el siguiente. Refirá-
monos á las figuras 6 del macho y de la hembra, que representan. la cara
superior del metatórax, y observarémos que la hembra tiene esta region nor-
mal: en el macho, al contrario, notamos una gran cavidad, dividida longi-
tudinalmente en dos por una arista mediana, y provista de dos fosetas pro-
fundas en su parte anterior, y de dos pequeños apéndices en las partes pós-
tero-laterales; algunos pelos cubren el labio anterior de la cavidad: del solo
hecho que este aparato no existe en la hembra, y de su colocacion en la ba-
se de los élitros, parece que se debe sacar la consecuencia que es una espe-
cie de resoñnador, dedicado á multiplicar la intensidad del sonido musical. .
Creo que esta observacion es nueva; á lo ménos no he encontrado nada
sobre el particular en los autores que he tenido á la mano; y como esta cla-
se de sonido difiere completamente de lo que se sabe delos demás animales,
he creido que valia la pena de que se le consagrara una pequeña nota.—
Octubre de 1876.
EXPLICACION DE LAS FIGURAS.—g 1. Insecto de tamaño natural.—2. Elitro iz-
quierdo: 2' es la parte plana y horizontal y 2” la pleural replegada hácia abajo.—3. Ala del
tamaño natural.—4. Pierna anterior con su tambor.—53. Parte terminal del cuerpo, aumentada.
—6. Aparato de resonancia en la parte anterior del metatórax.
2 1. Elitros y alas vistas por encima.—2. Elitro izquierdo: 2” parte replegada pleural.—5,
Cerci y taladro.—6. Metatórax visto por encima para compararlo con el del macho,
-—_—_—_——_—=
LEGUMINOSAS INDÍGENAS MEDICINALES,
TESIS
PRESENTADA POR EL Sr. Dr, FERNANDO ALTAMIRANO, SOCIO DE NUMERO, EN EL CONCURSO DE
ADJUNTO A LA CLASE DE TERAPEUTICA, DE LA ESCUELA NACIONAL DE MEDICINA.
1 ANDIRA EXCELSA, H. B.—Cito esta planta aunque no se conoce ni
el nombre mexicano, ni se ha hecho ensayo alguno eon ella, porque he sabi-
do que vegeta en Acapulco, y á este género pertenecen la Andira anthel-
La NATURALEZA, —TOM, 1Y,—12,
90 LA NATURALEZA
mintitica, vermifuga, stipulacea, rosea, racemosa, inermis, retusa etc.,
que son empleadas en el Brasil como antelmínticas. Allí usan las semillas
que llevan el nombre de «Angelin» y tambien las cortezas. Las semillas de
todas estas especies son eméticas y peligrosas cuando se toman en alta dósis.
La mayor que se puede dar, segun Pison, es de 18" 20*nt Estos datos con-
vidan, pues, á que se ensayen tanto las cortezas como las semillas de nues-
tra Andira. En ella tendrémos un antelmíntico nacional.
* 2. ASTRÁGALOS.—Segun el Sr. Herrera, vegetan en el país dos espe=
cies, el Astragalus reptans y el ¿strigulosus?: el primero en diversas par-
tes de la mesa central y el segundo en el Real del Monte. Es probable que
produzcan goma análoga á la de tragacanto, pero áun no se ha demostrado.
Esta goma nos viene del extranjero, y aquí se falsifica con la goma del nopal
que se llama «Tragacanto del país». Se sustituye tambien á la verdadera tra-
gacanto en algunas preparaciones farmacéuticas, lo que es indebido segun el
Sr. Herrera, porque no da mucilago consistente, y además, al secarse, deja
una sustancia pulverulenta. Su estudio químico que está por hacer, presen-
ta gran interés, porque en el país se pueden obtener grandes cantidades á
ínfimo precio, y se conseguiria un sustitutivo de algunos de los productos ex-
tranjeros, como dextrina, goma tragacanto, etc.
3. ATECUYXTLI. “(Ojo ve CanareJo.)—Rhynehosia precatoria, H. B.
Colorin chiquito.—Negritas.—-Pulguitas.
A los Aztecas habia llamado la atencion esta planta por la belleza de sus
granos; pero parece que no le habian encontrado ninguna propiedad útil.
El nombre que le dieron es perfectamente adecuado, porque los granos tie-
nen semejanza con los ojos del cangrejo.
Importa conocer este vegetal porque hay la creencia en el vulgo de que sus
semillas son venenosas. á
En los climas calientes como Cuernavaca, que es donde vegeta espontá-
neamente, me refirieron varias historias de estos granos; como, que las cu-
randeras que allí llaman tepatianas administran disfrazadamente el polvo de
esta semilla á las personas á quienes desean causarles algun mal; que las
mujeres celosas para vengarse de sus amantes infieles, procuran administrar-
les estas Negritas sin que lo sepan, lo que les produce locura de larga dura-
cion, etc. etc.
Cuando tuve estas noticias me propuse averiguar la verdad. La experien=
cia me habia demostrado, con el colorin, que las creencias vulgares tienen á
veces algun fundamento. Además esta planta era Leguminosa, quizá próxi-
ma á la Erythrina coralloides que habia estudiado y que es tan venenosa,
Así es, que mandé traer dicha planta á Cuernavaca, y me propuse clasificarla
LA NATURALEZA 91
en primer lugar, porque áun no habia determinado su especie; averiguar si
era venenosa, y cuál era su principio activo.
Las aplicaciones resultarian de este estudio.
Paso á referir lo que acabo de indicar, adjuntando lo que dice Hernandez,
para que se vea que el Atecuyztli es la Rhychosia precatoria. Este autor
dice: «es un género de voluble, de hojas blanquecinas y ternadas; áun cuan-
do carece de uso médico, sin embargo, debe mencionarse porque sus vainas
están llenas de granos que tienen média parte negra y la otra média roja, y
además son parecidos á los de la Peonía, Nace en Quauhtlan Amiltzinco.»
La descripcion que hice en compañía del distinguido botánico Dr. Manuel
Villada, que con tanta eficacia me ha ayudado en la correccion de este traba-
jo, es la siguiente: pero ántes quiero protestar mi agradecimiento á dicho se-
ñor, por los servicios que tan bondadosamente me ha prestado.
Descriecion.—Tallo sub-leñoso, voluble, rollizo, acanalado, pubescente-
glanduloso. Hojas alternas, pecioladas, peciolo de 4 á 5“ de largo, pubes-
cente-glandulosas, pinado trifoliadas; foliolo terminal romboidal, los latera-
les inequiláteros y sub-romboidales, reticulado-trinerves; cara inferior pu-
bescente-glandulosa y la superior ligeramente pubescente. Estípulas no ob-
servadas. Inflorescencia terminal en racimos solitarios, multifloros y axilares;
cáliz persistente, insertado oblícuamente en el pedicelo, sub-bilabiado, cam-
panulado, 5-fido, pubescente-glanduloso, lacinias agudas, erguidas; las dos
superiores casi del todo unidas, forman el labio superior y las otras tres el
inferior, siendo la de en medio la mayor de todas. Corola papilionácea, estan-
darte obovado-redondado, ¿ligeramente emarginado?, pubescente-glandulo-
so, flabelado-nervoso, verde violado, y en el dorso un hundimiento ó foseta
arriba de la uñuela; ésta acanalada, con sus bordes enrollados, formando en
la parte superior como apéndices rudimentarios crasos; quilla falcado-cultri-
forme, amarillenta, lampiña, refleja y arredondada en el ápice, donde sus
bordes se adhieren, y sub-truncada en un lado de la base; alas más cortas
que el estandarte y del tamaño de la quilla con la que se adhieren lige-
ramente en su parte superior, inequilátero-oblongas, de márgen ondulo-
so, obtusas, amarillentas y apendiculadas en la base. Estambres diadelfos,
geniculado dos veces en la base el que está libre y opuesto al estandarte; an-
teras ovaladas, dorsifijas y biloculares. Ovario linear-oblongo, comprimido,
sedoso, sub-estipitado, uni-locular, bió tri-ovulado y rodeado por un nec-
tario sub-almenado; óvulos ascendentes y estilo fusiforme, encorvado, pu-
bescente y de estigma capitado: el fruto es una legumbre oblonga, subfalci-
forme, al principio lomentácea, pubescente-ferruginosa, y bi ó tri-esperma;
granos reniformes algo comprimidos en la base, mitad negros y mitad rojos,
92 LA NATURALEZA
correspondiendo el ombligo á esta última parte y no á la primera como dice
Humboldt.
Debo hacer notar que esta descripcion presenta algunas diferencias con la
que da Humboldt, pero no son suficientes para formar una especie distinta
de la precatoria: tales como la coloracion del grano, lo geniculado del
estambre libre, que es carácter de interés; pero que si no lo cita debe ser por
olvido y no porque se haya escapado á su observacion, pues es carácter ge-
nérico que De Candolle señala: la presencia de las estípulas que no llegué á
observar, así como las brácteas en la base del cáliz, fué debido probable--
mente á que son caducas, pero la mayor parte de los caractéres sí se corres-
ponden.
Queda, pues, demostrado, segun creo, que el Atecuyxtli es la Rhyncho-
sia precatoria, y que no puede ni debe confundirse con el Abrus preca-
tortus.
Hago esta observacion, porque en la medicina se usa esta última planta y
sus granos son mitad negros y mitad rojos como los de la Rincosia; más el
ombligo corresponde á la parte negra. Sirven de adorno á los salvajes de la
América. Las hojas se emplean para preparar una infusion pectoral, que se
usa en América y en las Indias.
A este Abrus, segun he sabido, le llaman Peonía de Cuba, bejuco de
peonía, etc.; y vimos atrás que Hernández compara los granos del Atecuix-
tliá los de la Peonía, lo que puede dar lugar á una confusion; tanto más,
cuanto que háy otras dos plantas que llevan este nombre. Una es la verdade-
ra peonía de la familia de las Ranunculáceas, la otra es la falsa peonía del
país que es de la familia de las Ciperáceas. Los granos de la verdadera peo-
nía que son del tamaño de un arvejon, redondos, lustrosos, de color rojo
primero, despues azules, y al fin negros, presentan cierta analogía con los
del 4brus, y á eso se debe probablemente el que á éste se le haya llama-
do Peoníia. |
Se comprenderá ya, por esta explicacion, que dichas plantas no se pue-
den confundir.
Accion fisiológica.—He ensayado el extracto alcohólico preparado lo
mismo que el del colorin. Me suponia que su accion tóxica seria semejante,
y que tambien debia seguir el mismo camino que en el estudio del patol.
Este extracto presentó los caractéres siguientes: reaccion ácida, color ro-
jo, sabor y olor nada notables. Insoluble en el agua, que deja precipitar
unos grumos solubles en una mezcla de alcohol y agua, ó mejor dicho,
emulcionable. De esta manera es como lo he inyectado. -
Jer experimento.—AÁ una rana le inyecto por el dorso, 1“nisr- de extracto;
—
LA NATURALEZA 93
se pone algo torpe en sus movimientos, pero á la hora se recobra enteramen-
te: vuelvo á inyectarle otra cantidad, 5*etisr, 4 los 18 minutos, torpes los mo-
vimientos, ni brinca con fuerza ni puede recoger prontamente sus miembros
posteriores. Al recogerlos como que los arrastra y tiembla. A los 30 minu-
tos queda paralizada enteramente, el nervio erural no responde al galvanis-
mo, todos los músculos quedan fláxidos, pero sensibles á la electricidad. So-
lo el corazon continúa imperturbable sus movimientos. Esta rana murió.
Las conclusiones son: que las semillas del Atecuyatli son venenosas, y
que el principio tóxico mata, paralizando los nervios motores, esto es, obra
como el colorin.
Repetí otros experimentos con el mismo extracto, tambien en ranas, y que
no refiero porque seria muy largo; siempre observé la muerte del animal, y
los nervios motores quedaron insensibles al galvanismo.
Pero habiendo visto en otros experimentos la sensibilidad exquisita de es-
tos batracios para las inyecciones, emprendí otras experiencias en palomas
y en perros.
Tampoco detallaré estas observaciones, que harán parte de un trabajo es-
pecial sobre esta planta, y que presentaré cuando concluya su análisis.
Por ahora señalaré el resultado de ellas.
A unas palomas inyectadas con 10*entsr. de extracto, y despues con 20“ngr.
no les causó ningun mal. Pero inyectando 50“*"tisr, emulcionados en un gra-
mo de alcohol y 4 de agua, á los 5 minutos quedó inmóvil la paloma, res-
piraba lentamente y permaneció paralizada 24 horas, al fin de las cuales
murió.
Esta misma experiencia la repeti en dos perros, y no sufrieron nada.
Teniendo, pues, experimentos contradictorios, hasta cierto punto, no es
posible decidir aún cuál es la accion que ejerce sobre la economía el extrac-
to del Atecuyxtli. A lo más se puede inferir que es mucho ménos tóxica que
la del Tzompantli, y que probablemente carece de esa accion sobre el cerebro
que le atribuye el vulgo.
En cuanto al análisis. ya indiqué que áun no lo concluyo; y como aquí
no deberia citar más que el resultado de él, esto es, el principio activo ais-
lado y demás componentes, me parece mejor no mencionarlo, que dar una
relacion de todo lo que llevo hecho.
En resúmen, solo queda bien demostrado de esta planta su clasificacion,
y que no es tan venenosa como se cree.
4. AXIXCOXAHUILIZPATLI.—(Mubiciya AMARILLA PARA LA ORINA.) ¿Ga=
lega?
Los aztecas designaron con este nombre, cuatro plantas diversas.
ER
94 LA NATURALEZA
Una de ellas no es leguminosa, segun lo que se puede inferir de la des-
cripcion que da Hernandez. La usaban para teñir de amarillo, y á esto tal
vez debió su nombre. Segun el Sr. M. Altamirano es un Berberis.
La segunda es aquella planta que los niodernos, segun Hernandez, llaman
Galegam. Los mexicanos la usaban para excitar el apetito, contener el vómi-
to y curar algunas afecciones del vientre. Crece en los lugares frios de Te-
poxculula y Mixteca Alta.
La tercera la usaban como diurético y para combatir los dolores de losri-
ñones, tomando por la mañana, una vez diariamente, el cocimiento de las
hojas. Crece en los lugares frios de Yanhuitlan y Mixteca Alta.
La cuarta es la que claramente se comprende por la descripcion, que es
leguminosa, pero no la especie á que corresponde. La raíz de esta planta es
amarga primero y despues dulce como el Orozúz; su cocimiento lo usaban
los aztecas para curar lo que llamaban asperidad del pecho (¿Bronquitis?),
los dolores de vientre, provocar la orina y limpiar sus conductos. Esta últi-
ma propiedad es la más notable y la que le dió su nombre. Vegeta en los
mismos lugares que las anteriores.
Esta última planta podria ser muy bien una especie del género Galega,
como dice Hernandez respecto de la segunda que llevamos mencionada. Es-
ta suposicion podria apoyarse en que en México son muy abundantes las es-
pecies de dicho género segun el Sr. Herrera; en que todas vegetan en el mis-
mo lugar y en la propiedad que tienen de ser diuréticas.
En efecto, la Galega officinalis de Linneo, se ha usado como tal, y ade-
más como sudorífico y vermífugo. De manera que si se confirma que nues-
tro Axizxcozahuilizpatli sea la Galega officinalis, recibirá tambien todas
sus aplicaciones, como son las indicadas y las siguientes.
Hekel la recomienda para aumentar la leche en la mujer, administrada
al interior. Esta propiedad ha sido comprobada en las vacas, que producen
más leche cuando comen esta planta, y á ella se debe tambien el nombre
que lleva. Se usa además como planta de forraje, pudiendo suplir perfec-
tamente á la alfalfa, sobre todo en aquellos terrenos en que ésta no vegeta.
5. CABALONGA DE LA HUASTECA.—Aun no está descrita esta planta,
pero se sabe que en la Huasteca se usan las semillas para envenenar coyotes
y otros animales nocivos. Esta propiedad le ha dado tal vez el nombre de
la haba de S. Ignacio, Strychnos Ignatir (Estrieneas) que se llama Cabalonga.
Las semillas, parecidas á tablillas de chocolate porsu color y forma circular,
imitan tambien por su aspecto á las del haba del Calabar. ¡Ojalá en sus pro-
piedades igualmente las imitasen! Esto nos lo aclarará el eminente químico
Sr. Gumecindo Mendoza, que actualmente está practicando el análisis.
LA NATURALEZA 95
En su compañía hice ya los experimentos siguientes:
A una rana le inyectamos por el dorso 5 gotas del extracto etéreo forma-
do casi enteramente por aceite. A la hora quedó sin movimiento. Al si-
guiente dia murió.
Repetimos la inyeccion en una paloma con cinco gotas del mismo extrac-
to. En una hora que la observamos nada presentó notable. A los dos dias
murió sin que pudiésemos explicarnos la causa de la muerte.
Me es sensible no poder áun inferir ninguna conclusion de estos experi-
mentos, pero pronto se publicarán los que se practiquen nuevamente, así
como el análisis, y se verá entónces si en la cabalonga de la Huasteca tene-
mos un representante del haba del Calabar como lo tenemos del curaro en
el colorin,
6. CACALACA.—?Mimosa?—Segun el Sr. M. Altamirano parece que es-
ta planta es del género Mimosa. Yo conozco una que vegeta cerca de Joju-
tla y cuyas flores son amarillas, parecidas á las de la retama, Cassia loeviga-
ta y que llaman allí Cacalaca. El ejemplar que recogí desgraciadamente se
destruyó ántes de clasificarlo. Advertiré que es distinta de la que se llama
Cascalote. Se podria confundir por la semejanza del nombre, y sobre todo,
porque este último lleva la clasificacion de Cosalpinia cacalaco que le dió
Humboldt. Tambien se llama Cacalaca al Chamolxochitl. (Véase éste.)
El uso que le daban los aztecas, era propinar el cocimiento de las hojas á
los febricitantes; en la actualidad los habitantes de la tierra-caliente usan la
corteza como astringente en algunas afecciones de la boca.
7. CATECÚ.—Mimosa catechu, L.—Esta es la planta que produce el ca-
tecú extranjero. Nosotros tenemos varias mimosas que probablemente darian
catecú; así en Veracruz hay una Mimosa áun no descrita, que por incisio-
nes da lágrimas como la Goma Kino, y que en el extranjero ya se conoce con
el nombre de Goma Kino de Veracruz. Haciendo un extracto de este ¡u-
go, se tendrá un catecú, segun el Sr. Herrera.
8. CATZOTL.—(Rarz que MANA J3UGO).—Dolichos tuberosus, D. C,
Jicama de tierra.
A esta planta, segun el Dr Hernandez, se acostumbraba tambien en algu-
nos pueblos llamarla con este último nombre, que vulgarmente sirve hoy
para designarla, y cuyo significado, al ménos que yo sepa, no señala ningun
autor.
Sus tubérculos los empleaban los aztecas como alimento y como medici-
na. Acostumbraban tomarlos al fin de la comida, y para hacerlos más agra-
dables, los dejaban secar algun tiempo en un lugar ventilado; esta práctica
es muy racional porque así se concentra el jugo azucarado que contienen.
96 LA NATURALEZA
Los daban á los febricitantes para calmarles el calor y la sequedad de la
lengua, y suponian tambien que con ellos alimentaban, refrescaban y hu-
medecian el cuerpo de los enfermos. —Por todas estas aplicaciones útiles,
procuraban multiplicar estos tubérculos cultivándolos en sus huertas.
He dicho ántes que el Catzotl corresponde al Dolichos tuberosus, porque
me parece que á esto conducen los datos siguientes:
El Dr. Hernandez dice que esta planta es un género voluble, de raíz grue-
sa, casi de forma orbicular, blanca, de sabor agradable y de un tempera-
mento muy fresco; de ella salen ramos delgados, redondos, largos y espar-
cidos por tierra, de cada uno de los cuales, á largos intervalos, salen hojas
ternadas dispuestas á manera de cruz, y cortadas por la mitad orbicularmen-
te; vainas medianas y llenas de semillas como lentejas,
Por su parte De Candolle coloca al D. tuberosus entre las especies sim-
plemente trifoliadas, miéntras que la D. palmatilobus entre las de foliolos
lobados; agregando que esta especie corresponde al Coen ó Coentic de Her-
nandez. Y por último, hace notar que la raíz es tuberosa y comible.
Por tanto, de las dos especies, que como hemos dicho, se conocen hoy y
se usan, el Coen y el Catzotl, la primera, segun queda demostrado, es el D.
palmatilobus de D. C., y la segunda probablemente corresponde al D. tu-
berosus del mismo autor; pues los caractéres principales que ambos autores
mencionan, son: raíz única, orbicular y comible, hojas trifoliadas y lóbulos
enteros, etc.
Además de estas dos especies que son las más comunmente conocidas hoy,
los aztecas tenian conocimiento de otras plantas, parecidas á la jícama, en-
su aspecto y sobre todo en sus raíces, y que tambien usaban en la alimenta-
cion y en la medicina. Tales eran el Coen (diverso del mencionado ya) el
Cutiriqui, el Xicumatic (yerba parecida á la jícama) que creian que en
vez de producir flatulencia como el Catzotl, la quita etc. Todas parece que
son leguminosas á juzgar por las descripciones, y áun tal vez del género
Phaseolus. Estas plantas merecen un estudio especial que no me ha sido
posible hacer aún, pero que presentaré cuando publique la traduccion que
he hecho de la obra del Dr. Hernandez.
Respecto al uso que hoy tienen los tubércutos del Catzotl entre nosotros,
es solo tomarlos como fruta unidos á veces con algun ácido, como de limon
ó de naranja.
El vulgo distingue las dos especies de que hemos hablado con los nombres
de jicama de tierra ó comun» y «jicama de agua.» La primera tiene su
jugo lechoso y la segunda carece de él, segun nos ha dicho el Sr. Herrera.
Hay otra distincion que tambien hace el vulgo, y es: llamar «hembras»
A
LA NATURALEZA 97
á las jícamas más grandes, orbiculares y comprimidas, y «machos» á las
que tienen una forma más ó ménos cónica. Se tiene cuidado de elegir la pri-
mera para comer, pues es la más dulce: esto es debido probablemente á que
son dos variedades de la misma planta.
En cuanto á la creencia general de que hace mal á los niños de pecho la leche
de las madres que comen jícama, no me ocuparé de ella, por falta de datos
suficientes para juzgar este asunto. Tal vez lo que pasa es, que ciertos estóma-
gos no pueden digerirla, y á causa de esto se altera la leche, lo mismo que
sucede con cualquiera otra sustancia que provoca indigestion; y tanto más,
cuanto ya vimos que los aztecas habian notado que producia flatulencia.
Las semillas de esta especie obran probablemente como las del Coen.
La composicion de este tubérculo se reduce casi totalmente á celulosa y
agua. Segun observaciones del Sr. Herrera encierra 80 pS de este líquido,
y es de suponer, aunque no lo indica, que contiene fécula.
9. CECECPATLI.—(Mubnrcixa Fria.) No se sabe con exactitud cuál es su
clasificacion, tal vez sea alguna de las plantas antelmínticas de las legumi-
nosas como las del género Andira de que ya hablamos.
Es interesante su estudio, porque los antiguos mexicanos la usaban como
vermifuga y como purgante.
Tambien se curaban con ella la sarna y las úlceras. La dósis que toma-
ban era de una onza.
A otras varias plantas designaban tambien con este nombre, pero solo la
que vegeta en Acatlán esla vermifuga: tambien vegeta en la Mixteca Alta.
Le daban además del nombre dicho, los siguientes: Charapehuari, Xo-
zocpatli y QOhuerambens.
10. COATLI.—(SERPIENTE DE AGUA.) Viborquia polistachia, Ortega.
Palo dulce amarillo.
La planta que lleva este nombre, es la que tiene la propiedad de dar colo-
racion azul á la agua en que se macera por algun tiempo, y es á la que cor-
responde propiamente el nombre Coatli dado por los aztecas.
Es cierto que tambien le llamaban 7/apalezpatli, pero este nombre cor-
responde á otra planta distinta.
En efecto, el Tlapalezpatli, nombre que significa. medicina para el flu-
jo de sangre, probablemente no es una leguminosa; su descripcion es ente»
ramente distinta de la del Coatli: carece de fruto, dice Hernandez, lo que no
menciona para el anterior; y sus flores son como las del Izquixochitl, plan»
ta que por la figura se ve que no es leguminosa. La figura del Tlapalezpatli
tampoco indica que sea el Coatli.
Así es que, probablemente llamaron los aztecas Tlapalezpatli al Coatli,
La NATURALEZA, Tom, 1Y.—13,
98 LA NATURALEZA
porque usaban el cocimiento de su corteza para enfermedades en que habia
sangre, como la disenteria.
La prueba de que el Coatli es el palo dulce amarillo, la tenemos en la des-
cripcion que hace Hernandez.
Refiere claramente que cuando su tallo se macera en agua por algun tiem-
po, toma ésta el color azul, fenómeno que llamó tanto la atencion de los es-
pañoles que lo tenian como un milagro.
Hago estas aclaraciones, porque Guibourt en su Historia de drogas pare-
ce confundir los dos nombres, y sobre todo, porque los atribuye á lo que él
llama Madera nefrítica. Lo mismo hace Gubler y tambien Oliva, quien
además le llama Taray.
Pero no así el Sr. Herrera, quien en sus notables lecciones sobre las dro-
gas del país, ha dicho que el palo dulce amarillo lleva el nombre técnico que
asentamos, y el palo de Taray el de Guilandina moringa.
El Sr. M. Altamirano tambien indica que el Coatli pertenece al género V+-
borquia.
La confusion con el palo de Taray creo que habrá venido del uso que da-
ban los aztecas al palo dulce amarillo ó Coatli. Lo empleaban para curar los
cólicos, calmar las fiebres, y sobre todo, para diversos males de los riñones
y de la vejiga que es para lo que se aplica hoy el Taray, y por lo que le ha
valido el nombre de Madera nefrítica.
Otro de los usos que le daban, era como laxante, pero unida con la raíz del
maguey.
El uso que hoy tiene el Coatli, es el que le dan los campesinos para pre-
caver de la epizootia á las gallinas. Hacen un recipiente (canoa) de esta ma-
dera y allí ponen el agua que han de beber dichas aves, agua que siempre
está de color azul.
Si dicho recipiente no es del mismo palo dulce, colocan un leño de él den.
tro del líquido, lo que da el mismo resultado.
Esta planta ha sido muy despreciada de los farmacologistas y de los qui-
micos, pero pronto vendrá la luz de la experiencia y sabrémos todas sus apli-
caciones.
Ya el distinguido químico Sr. Mariano Bárcena, ha comenzado el análisis
de esta planta. Me ha comunicado que la coloracion azul que toma el agua,
es debida á la refraccion de la luz y no á una sustancia de dicho color quese
pudiera aislar como el indigo. Ha sometido la madera al mismo procedi-
miento de la preparacion del añil, y ha conseguido aislar en grande abun-
dancia una materia coposa, de color moreno amarillento, que tiene gran
poder tintorial.
99
LA NATURALEZA
11. COATLI 2.*—Eisenhardtia amorphoydes, H. B.
Palo dulce blanco.
A esta planta, que vegeta en el Valle de México, pertenece probablemente
la segunda especie de Goatli que menciona Hernandez, porque dice este autor
que tiene la propiedad de teñir muy poco de azul el agua en que se mace-
ra. Esto mismo pasa con el palo dulce blanco.
Las dos maderas anteriores que llevan el nombre de palo dulce, suelen
usarse como sucedáneas del sándalo, pero es una sustitucion Muy impropia,
como hace notar el Sr. Herrera, porque sus propiedades son muy diversas.
12. COEN O COENTIC.—Dolichos palmatilobus, D. C.
Jícama de agua.
Este último nombre sirve al vulgo para distinguir esta especie de la otra
que él mismo llama jícama de tierra, como vimos atrás.
La descripcion que da Hernandez corresponde al Dolichos palmatilobus.
Dice así: «Tallos delgados redondos y volubles; hojas situadas á intervalos,
ternadas (se refiere á trifoliadas) y dividida cada una de ellas en cuatro gran-
des senos; fruto formado por vainas decinco pulgadas de largo y de grueso del
dedo pequeño; semillas que llenan las vainas (numerosas en cada fruto) com-
primidas y de la forma de una lenteja; por último, las raíces son casi redon-
das en número de tres á cuatro, fibradas, pendientes como de unos cordon-
cillos y desabor dulce y agradable parecido al de la Xicama.»
De Candolle dice: tallo voluble, lazopiño; foliolos con tres nervaduras, ló-
bulos en número de tres, raras veces cinco, ovados, mucronados y el pedún-
culo de las hojas más largo; flores en racimos azulados; legumbre redonda,
comprimida, recta y las semillas separadas por tabiques.
Se ve que ambas descripciones están conformes, siendo de notar que tal
vez sea más significativa la de Hernandez.
Los aztecas usaban la raíz para curar las fiebres, la corteza para curar los
flujos, y las vainas molidas y aplicadas para curar la sarna.
De aquí vino probablemente el que los Sres. Casas y Gonzalez hayan em-
pleado la tintura hecha con la semilla de la jícama para curar la sarna.
Dichos señores han comprobado su eficacia, y áun la superioridad de ella
sobre otros remedios recomendados para esta enfermedad.
Segun nuestra nueva farmacopea, hoy se usa dicha tintura alcohólica, en
varios lugares de Veracruz, como antipsórica aplicándola al exterior.
Esta tintura, segun el Sr. Herrera, mata perfectamente álos piojos de ca-
beza, Pediculus capitis.
Es de desear que se sigan estas observaciones que son tan fáciles, por-
que esta planta es muy comun en nuestro país, y los médicos de cualquier
100 LA NATURALEZA
punto de él podrán ensayarla y tambien emprender el análisis de las semillas
que no está hecho.
13. COCHIZPATLI.—(MebIciNA QUE PRODUCE EL SUEÑO.)
El jugo de esta planta aplicado á la nariz provoca el sueño; vegeta en los
climas cálidos de Anenecuilco.
En este medio de aplicar la medicina, vemos que ya los aztecas habian
encontrado otros puntos de absorcion para los medicam »utos, y que no se
sujetaban á darlos solo por el estómago. Es de esperar que se pondrán to-
dos los medios para que tengamos estas plantas que sustituirian al opio.
14. COCHIZQUILITL.—(HortTaLIzA SOPORIFERA.) Erythrina? (M. Alt.)
Cito esta planta, porque á ser ciertas sus propiedades, la Terapéutica ten-
drá una adquisicion brillante: véase textualmente lo que dice Hernandez.
«Es un árbol parecido al Tzompantli y por tanto de su especie, pero na-
«da espinoso. Aplicando el jugo á la boca de los niños, se dice que les vie-
«ne el sueño: propiedad que le ha dado su nombre; vegeta entre los Itzo-
«Canenses.»
Bajo dos puntos de vista interesa esta planta: 1. por ser una Erythrina,
2.9, y principalmente, por sus efectos hipnóticos. Seria un medicamento bus»
cado por todas las madres: en él encontrarian el medio de librar á sus hijos
de mil sufrimientos, sin el peligro tal vez de los hipnóticos conocidos. Sa-
biendo ahora el lugar en que vegeta esta planta curiosa y su nombre, fácil
será á cualquiera, particularmente médicos, encontrar este precioso vegetal
y estudiarlo.
15. COLORIN DE PECES.—Piscidia erythrina, L.
Esta planta vegeta en el Papagayo (Estado de Guerrero) y tambien en las
lomas de Tacubaya en donde la ha encontrado el Sr. Herrera. Todas las es-
pecies de este género, tienen la propiedad de embriagar á los peces. Se ar-
rojan pequeños fragmentos de corteza en el agua y al poco tiempo sobre-
nadan aquellos animales enteramente inertes. Envenenan á las personas que
los comen y por eso debe prohibirse este medio de pescar; el principio activo
de esta planta produce una especie de narcotismo en el hombre, y recibe
ya útiles aplicaciones en la terapéutica. El estudio que de él se haga cuan-
do tengamos la planta, nos lo vendrá á confirmar.
Hay otras plantas que tambien tienen la propiedad de embriagar álos pe-
ces y las usan para pescar, como el Philantus virosus, Galega sericea, ete.
Los aztecas tenian tambien la costumbre de pescar por medio de plantas
narcóticas. Tal vez usarian alguna leguminosa; pero sí sé que al Michpatli,
Budleia verticillata y otras, de la familia de las escrofulariáceas, les daban
esta aplicacion. Hernandez dice que Michpatli significa Medicina para
LA NATURALEZA 101
los peces. Cita cuatro plantas con este nombre, pero parece que no todas
son Budleias. El modo como las usaban, era, arrojando á los rios la
planta machacada. Al poco tiempo sobrenadaban los peces como adorme-
cidos.
Cita tambien el Camopatli (Batata venenosa Ó Camote venenoso) cuya
raíz molida y arrojada á los rios mata á los peces y los presenta á los pesca-
dores en la superficie de las aguas.
He mencionado estas plantas, porque todas ellas contienen probablemen-
te el mismo principio tóxico que la Piscidia, y por lo mismo recibirán las
mismas aplicaciones que esta tiene ya en la medicina: en efecto, se utilizan
en Inglaterra y América sus propiedades narcóticas para los males de los
dientes. Sus propiedades las cede al alcohol y no al agua, por lo que se em-
plea bajo la forma de tintura alcohólica.
16. CURUQUA.—Cesalpinia vexicaria, M. Alt. C. echinata, L.
Palo del Brasil.
Este árbol llevaba el nombre de Curuqua en Michoacan. Los mexicanos le
llamaban, segun Hernandez, Hoitzquahuitl, y cuando vinieron los espa-
ñoles le llamaron Palo Brasil
Los dos nombres indigenas corresponden á otras plantas como verémos,
y han dado lugar, segun parece, á una confusion, que es dar al Palo Brasil
el nombre mexicano del Palo Campeche.
En la nueva Farmacopea Mexicana y en la Farmacología de Oliva, se ve
que el Palo Brasil se llama Hoitzquahuitl, nombre que corresponde pro-
piamente al Palo de Campeche. Por el contrario, el nombre de Curuqua no,
se aplica en esas obras á ninguna de las dos maderas. Pero el Sr. M. Alta-
mirano nos quita esta confusion en las notas que dejó.
Que la Curuqua es el Palo Brasil, se comprobará por las descripciones si-
guientes:
Hernandez dice: «Arbusto espinoso de raíces blancas y surculosas; tallos
retorcidos, leonados al exterior y rojos por dentro; y hojas casi de la forma
del corazon, pero terminadas por un mucron y con numerosas nervaduras
en el dorso que corren oblícuamente hácia los lados. Vegeta en Michoacan
juntamente con otras especies llamadas, una Pingúica y la otra Uxuqua.
De Candolle trae una descripcion muy incompleta, y coloca esta especie en-
tre las no bien conocidas; lo que nos da alguna luz es, que dice ser el palo
tintorial. En Guibourt encontramos mejores datos. Hace notar como Her-
nandez, que es árbol muy grande, muy grueso, tortuoso, espinoso, y su ma-
dera de zolor rojo pálido, que se pone rojo moreno al aire.
Con estos datos me parece que se comprenderá ya que la Cesalpinia
1092 LA NATURALEZA
echinata es la Guruqua, pero debe hacerse una descripcion completa de
esta planta que nos pertenece.
En México vegeta la C. cacalaco y la C. exostemma, segun D, C.
A estas tal vez corresponden las otras especies de que habla Hernandez y
que atrás mencionamos.
Las hojas de esta planta se parecen á las del sándalo blanco (véase la fi-
gura de Hernandez y la del Diccionario de Germain y Saint Pierre). Tam-
bien en la descripcion de Hernandez se dice que el árbol es parecido.
Tal vez á esto se debe que al Brasil se le llame sándalo de América, pero
ambos son muy distintos en sus propiedades.
El sabor de esta madera es astringente, y el cocimiento hecho con ella,
tiene primero color amarillento y despues rojo.
Este cocimiento lo empleaban los aztecas para teñir los filamentos con
que fabricaban lienzos: obtenian diversos tintes, variando el tiempo del coci-
miento: siendo corto era rojo claro, prolongándolo más, púrpura, y si le
agregaban alumbre, era rojo intenso como cinabrio (cinabrio es un ju-
go muy rojo que destila un árbol de Africa; hoy se aplica al sulfuro de mer-
curio.)
Tambien en medicina usaban este árbol; decian: es un astringente, cal-
ma la fiebre y corrobora.
Hoy ya casi nada se emplea esta madera como tintorial; 1. por los nu-
merosos colores artificiales que en la actualidad existen, 2. porque su tinte
no es muy firme; la luz lo destruye fácilmente. La sustancia colorante fué
aislada por Chevreul y la llamó «Brasilina.»
En nuestra materia médica no figura como medicamento; pero puede pa-
sarle lo que al Campeche. |
17. CHALLA.—(YerBA QUE SUENA.) Hymenea sp?, M. Alt.
Este árbol grande y copado que vegeta en los climas cálidos de Miacatlan,
lo considera el Sr. M. Altamirano como Hymenea.
Esto fué debido tal vez á la semejanza que tiene con el Quauhpinolli,
que se sabe pertenece á dicho género, particularmente en sus frutos.
«Son vainas de 4 dedos de ancho, de palmo y 2 de largo, con un canal
«semejante á la costura de los coturnos (calzado antiguo con suela de cor-
«cho y tacon grande).
«Las semillas son en número de 15, de color verde, parecidas á las habas,
« colocadas oblícuamente y ocupando todo el ancho de la vaina, y cubiertas
« de una membrana blanca y velluda que imita á los hilos de la seda ó á la
« pelucilla de las almendras cuando están verdes. Este fruto es algo dulce y
«lo sirven en las mesas cocido.» (Hern., loc. cit.)
LA NATURALEZA 103
Por la membrana de sus semillas imita á los frutos del Quauhzinicual,
pero el tamaño no corresponde, pues éste es mucho más grande, se come
erudo y no cocido como el primero, y en fin, se sabe que el segundo es del
género Inga. El único uso que tendria por ahora este vegetal, seria en la
alimentacion; pero su estudio quizá nos revelará aplicaciones médicas.
18. CHAMOLXOCHITL.—(Fror como PENACHO.) Poínciana pulcherr:-
ma, L.
Tabachin, Flor del camaron.
Se le llamaba tambien Cacalaca entre los mexicanos, pero este nombre
corresponde á otra planta segun vimos atrás. La nueva Farmacopea Mexi-
cana, el Sr. Oliva, el Sr. Herrera, etc., dicen que el Tabachin en mexicano
se llama Chacalxochitl: en ésto me parece que ha habido confusion por ha=
bérsele aplicado al Chamolxochitl el nombre de «Flor del camaron» que no
le corresponde, sino á la que menciona el Sr. Herrera y que esto significa.
Por otra parte, es cierto que el Dr. Hernandez describió dos plantas con
este nombre; pero no se puede inferir con certeza de la descripcion, que sean
leguminosas, ni ménos que sean el Tabachin.
A lo más se podria referir una de ellas á esta familia, porque la compara
este autor en sus hojas, á una Colutea, y se sabe que este es género de le-
guminosa, y que la especie arborescens tiene en sus hojas propiedades pur-
gantes, por lo que se le llama «falso sen.»
No pasa lo mismo con el Chamolxochitl; la descripcion corresponde per-
fectamente á la Poinciana y la lámina la completa: aquella en sustancia di-.
ce así: «arbol grande, espinoso, de hojas oblongas como las del sen, flores
pálidas, algo rojizas, estrelladas, con unos filamentos largos y amarillos que
salen de su parte média ó central, y de vainas medianas llenas de semillas.»
«Hay 3 especies, una de flor amarilla, otra de flor roja y otra tambien
roja, pero con la forma de vasito oblongo. Vegeta en todas partes, florece
en Setiembre y su nombre le vino por la semejanza de sus flores con pena-
chos rojos.»
Segun me ha comunicado el Sr. Bárcena, en Querétaro se cultiva el
Chamolxochitl de flor amarilla, y tiene allí un desarrollo extraordinario. Di-
cho señor cree que es probablemente especie distinta de la pulcherrima;
tal vez sea la P. Gilliests.
La comprobacion de esto, vendrá á demostrarnos una vez más, el admi_
rable genio botánico de los aztecas, quienes ya habian considerado tres es-
pecies de Chamolxochitl.
Otro vegetal parecido á éste, crece en Tzompango, y se llama Xicoxochitl.
Los aztecas usaban las semillas molidas y mezcladas al agua para-contener
104 LA NATURALEZA
las epíxtasis inyectándola en las narices. Tambien daban al interior las hojas
trituradas, á la dósis de 4 dracmas pura combatir las afecciones hepáticas; el
cocimiento de las mismas, para las úlceras de la boca y garganta.
Hoy no se usa esta planta, porque sus propiedades son desconocidas de la
generalidad de los médicos. Pero no debe olvidarse, que es verdaderamente
activa, como verémos, y el médico la encontrará casi en todas partes.
Su propagacion se debe á la hermosura de sus flores y á que vegeta en
cualquier clima. Así es que, como planta de ornato se ha trasportado á mu-
chos lugares.
CoMPOSICION DE LAS FLORES, SIN PEDUNCULO Y sIN OVARIO.—Acido gálico, ma-
teria colorante roja polychroita, resina blanda que tiene ácido benzoico, go-
ma, tanino, carbonato de fierro, sulfato y carbonato de cal.
La cantidad de resina que contiene, es de 24 pS. A esta resina con áci-
do benzoico se deben algunas de sus propiedades.
Usos.—Los foliolos como purgantes y como emenagogos.
Segun Gray, citado por Oliva, 4 gram. provocan el aborto. Las flores, en
las afecciones ulcerosas del pulmon, como febrifugas y sudorificas.
No repugna creer que los foliolos provoquen el aborto, porque sus pro-
piedades son análogas á las del sen.
En efecto, se sabe que esta planta provoca fuertes contracciones en los in-
testinos, en la vejiga y en el útero; que produce despegamientos placenta-
rios, el aborto ó el parto prematuro, la menstruacion y flujos hemorroida-
les. Esto es debido á que el ácido catártico y la catartina excitan fuertemen-
te la sensibilidad de la mucosa intestinal; excitacion que trasmitida al centro
espinal que gobierna al intestino, á la vejiga y al útero, la transforma en
movimiento y la refleja sobre dichos órganos, produciendo fuertes contrac-
ciones que son las que ocasionan los efectos dichos,
Al aplicar, pues, nuestro Chamolxochitl, debe tenerse presente esta ana-
logía miéntras la experimentacion descubre la verdad.
Dosis.—Las mismas que las del sen, de 4£"M. 4 8 del polvo; pero es pre-
ferible la infusion de 188rm de foliolos, agua 2008rm. tomada en una sola
vez.
En México se acostumbra falsificar el sen con estos foliolos.
19. CHATALHUICH.—Cassia Brasiliana, Lam.
Para comprender que esta planta corresponde á dicho nombre técnico, es
preciso comparar la figura y la descripcion que da Hernandez (edic. rom.)
con la que trae D. C. de la Cassia Brasiliana.
Hernandez dice: «Arbol grande, ramoso, siempre verde; tallos cubiertos
de lanillas leonadas; hojas muy aproximadas entre sí, parecidas á las del li-
LA NATURALEZA 105
mon ó de la Casia fístula, aunque más largas y blancas por la parte inferior;
flores amarillas y fruto igual al de esta última, pero es más delgado, más
áspero y su corteza dulce. Vegeta en Xicotepec, Pánuco, junto á los rios.
Se le llama tambien Zacaocoll y Cassia fistula.»
D. C. la describe así: Foliolos de 10-20 pares óvalo-oblongos, iguales en
la base, sub-mucronados en el ápice, por arriba pubescentes, por abajo to-
mentoso-hirsutos, los más jóvenes tomentosos, peciolo eglanduloso; racimos
axilares más cortos que el foliolo; legumbres comprimidas, rugosas, muy
largas. Vegeta en el Brasil, etc.
Aplicando esta descripcion á la figura del Chatalhuich, se encontrará mu-
cha semejanza.
El Sr. M. Altamirano en sus notas, señala con duda esta planta como Cas-
sia fístula. Parece, segun lo dicho, que Cassia sí es, y que la especie que
probablemente le conviene mejor, es la Brasiliana.
Los aztecas usaban la corteza del tallo como purgante y antelmintica.
Para esto tomaban en la mañana, 8£'M- del polvo de aquella diluido en
agua. Tambien hacian una pomada con el aje, (grasa del €. axin) y esta
pomada la usaban para las neuralgias.
La corteza del fruto, de sabor dulce parecido al y la médula de la Casia
fístula, la usaban en las mismas dósis para los mismos fines, decian: se pur-
ga la pituita y se suelta suavemente el vientre.
La semilla tambien la administraban á los febricitantes. Pero la principal
aplicacion que le daban, era para componerse el cabello y tener larga y abun-
dante cabellera. Para esto, trituraban la semilla, la ponian en infusion en
agua, y en ésta teñian el peine. Hasta hoy nadie ha fijado la atencion en
las propiedades de la corteza de esta planta. Presenta, pues, un campo vír-
gen para estudios de grande interes. (Véase el Quauhayohuaxtli.)
20. CHIPILLIN.—(Yerga DE FRUTO QUE SUENA.) Crotalariu sp?
Los aztecas aplicaron este nombre, refiriéndose á que las legumbres cuan-
do están secas, suenan al moverse, lo que es debido á las semillas que en-
cierran.
El de Crotalaria se le aplicó haciendo alusion á la forma, que es de un
cascabel, y tambien al sonido que produce: es una correspondencia notable
de ambas etimologías. z
El Chipillin es leguminosa y del género dicho. En Cuernavaca donde ob-
servé que era Crotalaria, se conoce aún con su nombre primitivo.
La descripcion de Hernandez indica tambien que es leguminosa.
Hay otras parecidas á ésta, el Hueichipillin ó Chipillin grande, y el Tlal-
chipillin ó Chipillin de tierra.
La NATURALEZA, —Tom, 1Y,—14.
106 LA NATURALEZA
Usos.—El Chipillin cocido sirve de alimento, para las inflamaciones de
los ojos y para cicatrizar las úlceras.
El Hueichipillin (su raíz) contra la diarrea y el vómito, y el Tlalchipillin
como purgante: tomaban 68m. del polvo de la raíz.
Vegetan estas plantas en Cuernavaca, Yautepec, Texcoco, etc.
No hay ninguna Crotalaria usada en medicina; estas serán las primeras
que se ensayen y se introduzcan en la terapéutica.
21. ETL.—Phaseolus sp?, M. Alt.
Frijol.
Los antiguos mexicanos conocian innumerables especies de frijol que de-
signaron con diversos nombres, como, Ayecozimall, Oztoayezoquil, Tomo-
micoa, etc., pero acostumbraban denominar á todas estas especies con el
nombre genérico El£.
Usaban en la medicina algunos como el Ayecozimatl, con cuya raíz se pur-
gaban, etc.
Hoy no sabemos á qué especies de los numerosos faseolos que tenemos,
pertenecen los usados por los aztecas. Casi todos se emplean en la alimenta-
cion y ninguno es venenoso; pero en Cuernavaca vegeta un faseolo que se
dice mata á los animales que lo comen. Allí se llama «frijolillo» y nadie se
atreve á comer sus granos porque los creen venenosos.
Estas plantas pertenecen más á la higiene que á la terapéutica. Las espe-
cies más notables que tenemos, segun el Sr. Herrera, son: el Ph. multiflo-
rus (Ayacotl), el Ph. heterophyllus que vegeta cerca de Morelia, el Ph. cir-
rhosus en Veracruz y el Ph. silvestris en Pátzcuaro.
22, ETZQUAHUITL.—(ArboL DE SANGRE.) Pterocarpus sp?, M. Alt,
Los aztecas tenian muchas plantas cuyo jugo era rojo como sangre y as-
tringentes; casi todas llevaban el nombre de Eizquahwitl, Ezpatla, Tla-
palezpatlt, etc.
Yo solo indico la presente, porque es la que el Sr. M. Altamirano consi-
deró como leguminosa, y porque en la descripcion, Hernandez compara su
jugo al del Dragon; de manera que tal vez sea el Pterocarpus draco ó una
especie afine.
Un estudio más completo de estas diversas plantas, vendrá á revelar qué
especies de leguminosas son unas, y á qué familias pertenecen las otras.
Se sabe ahora que una es el Croton sanguifluum (euforbiácea de jugo
muy rojo y astringente). stos árboles de jugo rojo vegetan en los climas
cálidos del estado del Sur. Allí observé que los indíjenas recogen el jugo
que sale de las incisiones, en tubos de carrizo, donde se seca formando una
sustancia quebradiza muy roja, y que le llaman «Sangre de drago.»
LA NATURALEZA 107
En México tenemos las siguientes especies de Pterocarpus: Pt. crispa-
tus, Pt. amphymenium y Pt. orbiculatus.
El Etzquabuitl vegeta en Huauchinango.
Todos estos jugos los empleaban los aztecas para reprimir, sea las hemor-
ragias, como en las disenterias y esputos de sangre, sea las secreciones ex-
cesivas como en la diarrea etc.
Tambien los administraban para corroborar las encías y combatir las infla-
maciones de los ojos. Todas estas aplicaciones las hacian fundados en la pro-
piedad astringente de estos jugos. Los médicos aztecas, sin saber que dichas
sustancias encierran taninos especiales, ni comprender los procesos flegmá-
sicos, sin embargo, combatian y curaban estos estados patológicos como lo
hacen los modernos con las luces de la química y de la fisiología.
23. HABA.—Faba vulgaris, L.
Los granos de esta planta se usan principalmente en la alimentacion, pe-
ro tambien tienen usos médicos.
Su polvo para cataplasmas y para la erisipela.
Con el nombre de haba se designan plantas de diversas familias, como la
haba de Egipto que es el Nelumbium speciosum (familia Nelumbiáceas), á
la que me parece corresponder propiamente el nombre francés «Féve de ma-
rais» y no al haba de comer como se ve en nuestra nueva Farmacopea. El
haba de S. Ignacio, granos de la Ignatia amara (fam. Loganiáceas.) El
haba de Bengala, que es una verdadera agalla producida por un pulgon en el
Myrobalanus citrina (fam. Combretáceas.) El «haba de Pichurim», gra-
nos de la Ocotea Pichurim (fam. Laurineas) y por último, de la familia de
las leguminosas la haba de comer, la del Calabar, Phisostigma venenosa, la
de Tonka, Coumarouna odorata y la de la costa de que voy á hablar.
24. HABA DE LA COSTA.—Entada gigalobium, D. €.
El Sr. M. Villada, fué el que determinó esta planta y quien me comunicó
que vegeta en la costa del golfo á la orilla de los rios, como el Papaloapam.
Las legumbres de más de un metro de largo, son arrastradas por las aguas
al mar: cuando quedan libres las semillas son arrojadas á la playa donde se
recogen como objeto de curiosidad.
Esto les ha valido el nombre que llevan, pero aun no tienen ningun uso
ni se han estudiado. *
253. HOAXIN.—(ArBOL QUE PRODUCE VAINAS.) Cassia esculenta, L.
Huaje.
Hoy se usan sus frutos como alimento, pero solamente entre los indíge-
nas. Son legumbres de 20*1t- de largo y 3%% de ancho, de color rojo, elos
y sabor desagradables.
108 LA NATURALEZA
Lo que se come son las semillas.
Con dicho nombre designaron los aztecas varias plantas dela misma fami-
lia. Para distinguirlas, anteponian otra palabra que indicaba alguna propie-
dad de las más notables del vegetal. Podriamos decir, que con la palabra
Hoaxin, representaban el género y con la otra la especie. Su genio botáni-
co los habia conducido casi al método natural de clasificacion; y miéntras en
Europa este método no empezó á entreverse sino hasta los trabajos del ilustre
Linneo, esto es, hace 90 años, los aztecas casi lo practicaron hace 5 siglos.
Por la lista siguiente se verá el número de plantas que corresponden al
género Cassia; pero hay otros oaxin pertenecientes á diversos géneros de
tambien llevan distintos nombres.
AnoaxiN.—Huaje del agua porque nace cerca de ella.
Hurrcaxiv.—Huaje grande porque sus vainas son mucho más grandes que
las de los otros.
Mazariyoaxim.—Huaje de ciervo, tal vez por ser alimento de ciervo; éste
es yerba.
Prreroaxiy.—Huaje lúbrico.
TLaLoaxix. (hay 5 os pequeño. Es yerba, y sus hojas, flores y fru-
tos son muy pequeño
El tercer Tlaloa.xin tenia varios nombres, como Ecapatli.—Medicina pa-
ra el viento. Totoncaxihoitl.—Med. cálida. Xometontli.—Pequeño saúco,
y Xiopatli.—Med. para los jiotes.
TerenoaxixN.—Huaje del monte.
TrapraLoAxiN.—Huaje coccíneo.
De todos podriamos decir que tienen género y especie; solo que la especie
se dice primero y despues el género, y que cada uno de ellos tiene cierta pro-
piedad medicinal, ó carácter botánico especiales, con que se distinguen.
Los frutos de muchos de ellos les servian de alimento; para curar las úl-
ceras por las propiedades astringentes de la corteza; para contener los vómi-
tos de leche de los niños, poniéndoles una cataplasma en el estómago, ylas
hojas para curar los jiotes (pitiriasis rubra) y los líquenes.
Algunas como purgantes y otras para combatir las blefaritis y estrecha-
mientos de los conductos lagrimales. Para esto, aplicaban el polvo de la raíz
ó6 de la corteza del tallo en las narices, lo que les excitaba mucha secrecion
mucosa, y por este medio decian «sanan dichas afecciones oculares.»
Una de las especies, cuando comian los frutos en exceso, hacia que se les
cayera el pelo; en fin, con el cocimiento de otra lavaban á los enfermos de
sarampion. Á muchas consideraciones y comentarios pueden dar lugar estas
aplicaciones.
LA NATURALEZA 109
26. HOITZOUAHUITL.—(ArsoL rsprvoso.) Hematoxilum campechia-
num, L. (Segun M. Alt.)
Palo de Campeche.
Expondré como para el Brasil, las descripciones de Hernandez y de otros
autores, una frente de otra para que se comprenda si tuvo ó no razon el Sr.
M. Altamirano en considerar el Hoitzquahuitl como el Palo Campeche.
HERNANDEZ DICE:
Arbusto parecido al Sándalo.
Tallos huecos en muchos lugares, la cor-
teza es ceniza y la madera blanca en la pe-
riferie y roja en la parte central.
Sabor astringente y dulce, hojas casi 0r-
biculares pero hendidas cerca de la cús-
pide.
Flores pálidas, parecidas á las del Cry-
santhemo, y fruto como el del Oxyacanthe.
Vegeta en Tlalquiltenango.
GUIBOURT DICE:
Arbol grande.
La madera presenta muchas veces ángu-
los entrantes y agujeros provistos aún de
albura blanca y de su corteza. Su color
interior es rojo pálido, que pasa al vivo al
contacto del aire seco, y al negro cuando
está húmedo. Este color es lo que hace
distinguirlo á primera vista del palo Bra-
sil.
Sabor azucarado y perfumado.
D. C. dice que la forma de los foliolos es
ovalada y obcordiforme, flores pálidas y el
fruto es una legumbre comprimida, lan-
ceolar, y acuminada por ambos extremos.
Vegeta en Campeche.
Reducida la madera á rajas, la dejaban macerar en agua por 9 dias com-
pletos agregándole alumbre. Colaban aquella agua y obtenian un pigmento
que usaban los pintores.
En esta operacion se proponian los aztecas formar una laca tal como hoy
enseña la química, combinando las materias colorantes con la alúmina.
La induccion poderosa de estos hombres los habia conducido por el mis-
mo camino que hoy nos marca aquella ciencia.
Ella nos dice: la materia colorante del Campeche es muy superiorá la del
Brasil, tanto por la firmeza de sus tintes como por la finura y variedad de
ellos. Esto explica por qué la habian elegido para la pintura y al Brasil solo
para la tintorería.
Respecto á la aplicacion médica, es de advertir tambien que usaron el
cocimiento de la madera para contener las diarreas, esto es, como astrin-
gente.
Reveill dice: que jamás se habia usado en la medicina; mas esto seria en
su patria, pero no en la de los aztecas que hace 5 siglos la usaban.
El Sr. Herrera refiere en sus lecciones, que el Campeche de México es su-
perior al de Honduras y de las Antillas. La madera que se vende en el co-
110 LA NATURALEZA
mercio es el durámen desprovisto de albura, sin color rojo al principio, pero
al contacto del aire llega hasta quedar negro, su olor como de violeta y su
sabor dulce y amargo. :
El principio colorante se llamó Hematina y despues Hematoxilina para
distinguirlo de la materia colorante de la sangre.
La Hematoxilina es amarilla, pero al contacto del aire y del amoniaco se
oxida fácilmente y toma el color rojo, trasformándose en «Hemateina.»
Esta Hemateina es pues el color rojo más ó ménos oscuro que nos pre-
senta la madera, y que proviene de la oxidacion de la Hematoxilina.
Pero hay que advertir que esta oxidacion solo tiene lugar cuando en el
aire existe amoniaco.
Debido á esto, se ha propuesto la Hematoxilina como reactivo del amo-
niaco, principalmente para descubrirlo en el aire. Si hay álcali habrá cam-
bio de color; si no existe, el color quedará invariable. Tambien puede servir
como reactivo del bi-carbonato de cal; pero para esto se hace una tintura, la
cual, si existe dicha sal, toma un color amarillo, y si no, toma color rosado.
En el comercio se vende madera y extracto, que mucho se consume en las
tintorerías. El extracto es enteramente soluble en el agua, y el mejor es el
preparado al vapor por un procedimiento norte-americano.
Reveill dice: que el extracto se ha comenzado á usar en medicina desde
hace algun tiempo, como desinfectante y cicatrizante. Se da de 1 á 3sum.
por dia en los casos de diarrea y cólera infantil.
27. HOITZILOXITL. —(Resixa QUE MANA.) Myrospermun Pereira,
Royle.
Palo de Bálsamo.
Bálsamo negro ó de San Salvador, ó del Perú (su jug09).
Los aztecas conocieron esle árbol y solo utilizaban el jugo que extraían
de él.
Tenian dos procedimientos para esta extraccion, uno era hacer incisiones
en la corteza cuando ya habia pasado el tiempo de aguas, para evitar que se
oxidara el bálsamo.
El otro era, hacer pedazos los ramos pequeños y ponerlos á hervir en agua;
el bálsamo sobrenadaba y lo separaban con unas láminas de vidrio.
Por este segundo procedimiento tenian un líquido más claro y puro, pero
inferior en su aroma y propiedades medicinales.
Lo usaban en muchas enfermedades, y lo más notable, que eran aquellas en
que la medicina moderna recomienda este bálsamo y en general todos los balsá-
micos, tales son: las heridas, las úlceras antiguas, ciertas afecciones urinarias
y algunas pulmonares. ¿Cuáles eran estas? No podré decirlo exactamente.
LA NATURALEZA 111
«La historia dice: 3 ó 4 gotas tomadas en ayunas provocan la orina, el
«excremento de los riñones y de la vejiga y lo desechan del cuerpo, abren
«los conductos obstruidos y curan la dificultad de la respiracion, etc.»
Otros males curaban tambien con él, de los que solo citaré el siguiente:
«Aplicando este bálsamo al orígen de los nervios, cura las parálisis y to-
das las enfermedades frias de estos mismos nervios.»
En lugar del bálsamo tambien usaban el aceite extraido de las semillas, pe-
ro era ménos eficaz. Aquí tenemos probablemente el orígen de que se apli-
que hoy para la eclampsía infantil, lo que se llama «bálsamo de Guatemala, »
pues tal vez en lo que llamaban los aztecas enfermedades frias de los nervios
habria algunas convulsiones: en nuestras boticas, dicho bálsamo de Guate-
mala no es más que una tintura hecha con los frutos del Myrospermum.
Esta tintura, dice el Sr. Dr. Lucio que da buenos resultados en la alfe-
recía aplicado en fricciones sobre el tronco. El bálsamo que se consume en
nuestras boticas, segun el Sr. Herrera, es importado del extranjero del que
se lleva de aquí .
Esto depende de que los cosecheros lo venden á los que remiten grandes
cantidades al exterior, y solo lo traen á México periódicamente por el corto
consumo que tiene entre nosotros.
Algunos indígenas traen un bálsamo negro que presenta diferencias con
el extranjero: esto es debido probablemente, al procedimiento de extraccion
ó á la especie del árbol, pues se sabe que además del peruiferum, el punc-
tatgim da tambien bálsamo.
En el comercio se venden tres productos de este árbol; la corteza, lla-
mada «corteza de bálsamo», los frutos, llamados «semillas de bálsamo» y
su jugo, que es el bálsamo negro.
Las cortezas son compactas, con exudaciones balsámicas de olor agrada-
ble, que desmienten la opinion de los que dicen que solo la madera produ-
ce bálsamo.
Los frutos son alados, tienen unas cavidades en el mesocarpo llenas de
un líquido balsámico, y sus almendras son muy oleaginosas.
Los usos vulgares que tiene entre nosotros son los siguientes:
La tintura hecha con los frutos, que llaman bálsamo del Obispo ó de Gua-
temala, se usa como vermífuga; en los niños se dan desde 5 gotas hasta 10
y más; el bálsamo negro para las heridas y úlceras, y para perfumar las ha-
bitaciones y los templos de los indígenas. Este perfume es preferible al del
copal que queman en los nuestros y se le deberia sustituir.
ACCION FIsIoLOGICA.—Bien sabido es que obra especialmente sobre las mu-
cosas respiratoria y urinaria, y sobre la piel; esta eleccion se debe á que por
112 LA NATURALEZA
dichos órganos se eliminan unos de los principios que encierra, la resina, el
ácido cinámico y el aceite esencial. Fundados en esta accion, los médicos lo
usan para combatir las bronquitis secas, particularmente en los niños cuan-
do tienen mucha tos sin que haya secrecion; en la tísis, sobre todo, cuan-
do hay úlceras en la laringe; en fin, en las afecciones catarrales de la veji-
ga y para las heridas y úlceras.
Las mismas afecciones combatian con este bálsamo los aztecas.
En cuanto al modo de administrarlo, es en fumigaciones para lesiones
laringeas, al interior, para las pulmonares y urinarias y loco dolenti en
las lesiones externas; pero la dósis debe ser fuerte, de 1 á 28m. para que
la cantidad de ácido cinámico que se elimine tenga accion medicinal. Si
se dan pequeñas dósis, se transforma completamente en ácido hipúrico
el ácido cinámico y nada se elimina ¿n natura, lo que evita la accion cu-
rativa.
28. HOITZ2MAMAXALLI.—Acacia cornigera, D. Cl. Mimosa corni-
gera, L.
Cuernitos.
Segun Hernandez, las vainas de esta planta son comibles, y las hojas las
usaban los aztecas para las picaduras de animales ponzoñosos: ántes de apli-
carlas, escarificaban el lugar de la picadura, y al fin de 6 horas habian ex-
traido la ponzoña poniéndose negras.
En esta práctica se ve, que si las hojas no neutralizan la accion de la pon-
zoña, la sangre que escurre por las escarificaciones sí puede arrastrarla, y
por lo mismo combatir con ella esta clase de accidentes.
Los frutos tienen la forma de una cornamenta de toro, por lo que se les
llama vulgarmente «cuernitos»; siendo distintos de los de la Craniolaria
fragrans que por igual motivo reciben tambien aquel nombre.
29. HOIXACHINQUAHUITL.—(ArBoL DE VAINAS NEGRAS.) Acacia albi-
cans, Kunt.
Huisache.
La analogía del nombre vulgar con el mexicano, y el tener las vainas ne-
gras y astringentes, me hacen admitir la correspondencia anterior.
Se usaban las vainas por los antiguos mexicanos, para las inflamaciones de
los ojos, mezclándolas con saliva ó agua, y dejándolas en maceracion por al-
gun tiempo.
«Con el cocimiento de las mismas mezclado con el lodo llamado Palli y
«lavando con él los cabellos 4 dias cada mes, los teñia fuertemente de ne-
« gro y los preservaba de la urzuela y de todo vicio. Este cocimiento for-
« maba una tinta con la que teñian de negro sus vestidos y otras cosas; y
2
LA NATURALEZA 113
« por último, con él aplicaban lavativas á los disentéricos. Vegeta por to-
«das partes.» (Hern., loc. cit.)
Hoy no se usan estos frutos que se llaman Hvisache como debia ser; pues
se ve por lo anterior, que son susceptibles de útiles aplicaciones y la expe-
riencia diaria lo ha comprobado.
Salo se usan para fabricar tinta negra magnífica de escritura; para esto se
hace un cocimiento con el polvo, se le agrega alcaparrosa (proto-sulfato de
fierro) y despues de algunos dias toma aquel color: esta coloración es debi-
da á un tano-galato de fierro muy dividido que queda en suspension, princi-
palmente cuando se espesa el líquido. ¿El ácido galico preexiste en el fruto,
ó se forma del ácido tánico durante el cocimiento y el tiempo que se deja
con el fierro?
En medicina se pueden usar como astringente.
La cantidad de tanino que contienen, segun el Sr. P. Alcoceresde 18pS.
Este arbol produce goma que se vende mezclada con la del mezquite, pe-
ro es inferior, pues su mucilago no es muy viscoso y su color es más oscuro.
Los caractéres siguientes, dice el Sr. Herrera, sirven para distinguirla.
La solucion es roja: con el ácido sulfúrico toma un tinte violado intenso,
y con el amoniaco, ó mejor la potasa, se ennegrece.
30. JARA AMARGA. .—L£Lupinus albus, L.
Chochos.
Esta planta, que segun el Sr. Herrera vegeta en Guanajuato, y se conoce
con dicho nombre vulgar, no es aborígena de México; pero ya se cultiva
aquí en abundancia para el consumo de las boticas. Se usa vulgarmente
la semilla para curar las postemillas (epulis) y las otitis. Se ha usado tam-
bien en la alimentacion; más su sabor «amargo, debido á un aceite, lo ha-
ce muy desagradable y más propio para aperitivo y estomáquico, que es co-
mo se usaba en la edad média.
31. LIMONCILLO.—¿Dalea citriodora?, Wild.
He visto vegetar esta planta con abundancia en el Valle de México y otros
muchos lugares de la República.
Tiene un aceite esencial abundante, cuyo olor recuerda el del limon, lo
que le ha dado su nombre. He procurado aislar esta esencia por destilacion,
pero se pierde el aroma agradable por el olor herbáceo que predomina. El
vulgo usa esta planta como antiperiódica.
32. MELILOTO.—Melilotus ojficinalis, L.
El interés que presenta esta planta, es, que en las, boticas se usa en su lu-
gar el Trébol (ya el Trifolium arvense ya el T. campestris); esto es de-
bido á que los indígenas llevan uno por otro por la semejanza que tienen;
La NATURALEZA, —Tom. 1Y,—15,
114 LA NATURALEZA
pero dise el Sr. Herrera: «El Trébol no encierra los principios del Meliloto,
«sus propiedades son diversas, y por tanto es una sustitucion indebida.»
33. MIZQUITL.—/nga circinalis, segun M. Alt. Prosopis dulcis, segun
Herrera.
Mezquite.
Se distinguen tres especies con los nombres de mezquite violado, blan-
co y amarillo, colores que corresponden á los frutos; los aztecas tambien dis-
tinguieron varios pertenecientes á diversos géneros pero á la misma familia.
Tales son: el Mizquitl, Inga circinalis, el Mizquitl Michoacanense ó Tzt-
rit-zecuam del género Mimosa (M. Alt.) y que produce goma. El Quetza-
mizquitl, (Mizquitl parecido á plumas) amargo y fétido ¿Acacia fotida?; el
Tlalmizquitl (Mizquitl pequeño), cuya clasificacion se ignora, etc.: en fin, no
solo colocaron en el mismo género los mezquites sino que los consideraron
próximos al Hoaxin.
Usos.—Los frutos de los que hacian (tortillas) ó tortas como las del pan,
y que les servia de alimento; los ramos pequeños ó los renuevos, para al-
gunas oftalmías aplicando el agua en que los maceraban ó cocian. La corte-
za en cocimiento para contener las metrorragias: en cuanto á la goma, se
dice que la conocian, pero nó á qué la destinaban: esto se refiere al mezqui-
te comun.
El Quetzalmizquitl lo usaban para matar los piojos de la cabeza, lavándo-
la con el cocimiento de las hojas; su jugo lo aplicaban á los ojos para hacer
desaparecer las manchas de la córnea; el cocimiento de la corteza de las raí-
ces en lavativa contra la disenteria, y la corteza aplicada al cuerpo contra las
intermitentes. Todas las otras tienen usos análogos.
Segun el Sr. Herrera, los frutos, que son de 3 especies, el violado, el
amarillo y el blanco, contienen azúcar en bastante cantidad. Se les puede
fermentar como él lo hizo, con levadura de cerveza y extraerse un buen al-
cohol vínico; y que hoy se vende en las boticas, un «Bálsamo de Mezquite»
que se obtiene haciendo un extracto ó cocimiento de las hojas, el cual se
usa por el vulgo en las conjuntivitis: en esto vemos la práctica de los aztecas.
El principal producto de estos vegetales, es la goma conocida con el nom-
bre de goma de mezquite.
Este producto es muy abundante y se usa en vez de la goma arábiga.
Es muy variable en su clase, lo que depende del tiempo en que se cose-
cha y de la especie de mezquite que la produce. La mejor es la del Proso-
pis dulcis, que vegeta en Tepalzingo (Morelos) y en el Interior, Querétaro,
Celaya, etc.
Hay otras especies que llevan en el país el nombre de mezquite, y que
LA NATURALEZA 115
contribuyen á dar la goma que se trae al comercio. Las principales son las
siguientes:
Acacia feetida, que vegeta en Mexcala; A. fasciculata, en el Interior; A.
umbellifera, en el Valle de México.
Inga pungens, en Puente de Ixtla y Cuernavaca; /. emarginata en Áca-
pulco; 7. anomala, en Pátzcuaro y Jorullo.
Prosopis microphylla, en Maravatío.
Cassia Peralteana, en Campeche; €. elíptica, id; C. ramosissima id; C.
Browniana en Guanajuato.
Esta goma carece de sabor amargo y por eso no se lava en las boticas, y
además es muy adhesiva.
En México se acostumbra separar la goma en 3 clases: una compuesta de
fragmentos vermiculares y arredondados que se vende por goma arábiga;
otra formada por pedazos más ó ménos oscuros que se destina á la industria,
y la tercera sobrante que es la goma de mezquite comun.
Tiene reacciones especiales con varios reactivos; solo citaré las siguientes,
como más rápidas y fáciles para distinguirla de la arábiga: solucion ligera-
mente amarilla de reaccion ácida; el ácido sulfúrico la ennegrece y á la ará-
biga solo la pone amarilla pasando algun tiempo.
ApricacioNES.—Todas aquellas de la goma arábiga, pues la sustituye per-
fectamente.
Ojalá que en lo de adelante veamos en las fórmulas en vez de gummi ara-
bici, gummai mexicl.
34. NACAZCOLOTL.—(Oreja RETORCIDA.) Cesalpinia coriaria, Wild,
ó más bien C.cacalaco, H. B.
Cascalote.
En la Nueva Farmacopea Mexicana se le llama Nacazcul, nombre que cor-
responde al Toloache, Datura stramonium, planta enteramente distinta y
que no debe confundirse porque es muy tóxica.
El nombre de Nacazcolotl indica perfectamente la forma de los frutos, así
como el de Patlahoachoixachin, que tambien le daban los aztecas, la clase
botánica á que corresponde, porque Patlahoachoixachin significa (huisache
de hoja ancha) y habian notado su proximidad con el mezquite y el hui-
sache.
Descubrieron lo astringente que son los frutos de esta planta: con ellos
preparaban una tinta magnífica, y sobre todo, un excelente tónico segun de-
cian ellos, uniéndolos con el cacao. Esta preparacion era racional, y casi pu-
diéramos decir que inventaron con ella el vino de Quina y Cacao que hoy está
tan en boga. Solamente que en vez de quina ponian su Nacazcolotl.
116 LA NATURALEZA
Este fruto es muy interesante y tiene gran consumo como materia curtien-
te, por la gran cantidad de tanino que encierra.
Pero en medicina casi se desprecia, lo que no debe ser, pues es uno de
los mejores astringentes.
Su composicion química no está determinada, solo se ha valorizado por el
jóven farmacéutico Sr. Pascual Alcocer la cantidad de ácidos tánico y gáli-
co, comparativamente con otras tres sustancias usadas como curtientes: el
huisache, la corteza de encino y las agallas del mismo, que vulgarmente se
llaman Manzanitas de encino.
El cuadro siguiente da una idea de las cantidades comparativas en 100
dartes.
Acido tánico. Acido gálico.
Cascalote 30 00 17 00
Huisache (frutos). 18 00 22 00
Corteza de encino. 28 00 2 00
Manzanitas de encino. 16 00 9 50
Como se ve, muestro cascalote es superior en ácido tánico. Ya se podrá
comprender la energía de sus propiedades y sus indicaciones.
Segun ensayos que he practicado, creo que se podrá usar ventajosamente
el extracto acuoso, que es muy astringente y de sabor no repugnante; pero
sobre todo, el polvo de los frutos se podria emplear de preferencia, porque
se pulverizan con gran facilidad; las semillas se separan entónces por sí so-
las, lo mismo que el endocarpo que resiste á la pulverizacion por ser muy
leñoso. De manera que en poco tiempo, y con el tamiz, se obtiene un pol-
vo tan fino como se quiera, constituido casi únicamente por los principios as-
tringentes.
Dicho polvo es blanco amarillento, de sabor astringente y algo amargo al
fin, pero no repugnante, v del aspecto del tanino de Pelowze al que podria
sustituir, y sobre todo á las llamadas flores de tan que es el polvo de las cor-
tezas de encino.
Otra ventaja se consigue con esta forma, el que sea exportado fácilmente
y con ménos costo, porque se quita casi toda la parte inútil: por consiguien-
te, los gastos de trasporte y otros se aplican á un producto de más valor.
Podriamos decir en resúmen, que el polvo del cascalote es casi un extrac-
to, pero con la diferencia de que se obtiene más fácilmente y cun ménos
costo.
35. OJO DE VENADO.—Dolichos urens, L. (Mucuna, D. C.)
En nuestros climas calientes vegeta esta planta; sus semillas tienen cierta-
LA NATURALEZA 117
mente mucha semejanza con un ojo de venado. El nombre mexicano no lo
he encontrado hasta ahora en el curso de la traduccion de la obra de Her-
nandez, solo sí recnerdo que este autor describe una planta cuyas semillas,
dice, «parecen ojo de buey,» pero no creí que fuera este Dolichos, porque
no se hace mencion de las espinas de las vainas. Hay tambien otro vegetal
que en mexicano se llama Mazayzxtli que significa ojo de venado, pero
tampoco parece corresponder al Dolichos, porque éste es de tallo voluble y
aquel es árbol.
Estas semillas se usan en México por el vulgo, como un amuleto. Se las
cuelgan al cuello ensartadas en un hilo para lo que se llama atre: con este
nombre se designan algunas afecciones convulsivas y neurálgicas ligeras de
la cara.
Yo he comenzado á estudiarlas, queriendo averiguar primero, si son ó no
tóxicas. He hecho lo siguiente:
Pulverizar una semilla, que agotada por alcohol á 35%, dió como Scentisr.
de un extracto que no tenia ningun carácter notable. Lo inyecté á una palo-
ma; disuelto en un líquido hidroalcohólico; ú los dos minutos tuvo vómitos
que se repitieron 4 vecesen el intervalo de 15 minutos, hasta haber arroja-
do todo el waíz que tevia en el buche. No hubo otro fenómeno notable, y
al siguiente dia se encontraba perfectamente bien.
Repetí con 20centír- de extracto alcohólico, la inyeccion en la misma palo-
ma; aparecieron los vómitos lo mismo que en el experimento anterior.
Volví á repetir la experiencia con 50centigr- y otra vez observé los vómitos,
pero el animal no murió ni perdió sus movimientos.
De estos 3 experimentos inferí, que la semilla de ojo de venado encierra
probablemente un principio emético pero no tóxico.
El análisis químico y nuevas experiencias fisiológicas me descubrirán la
verdad y las aplicaciones que pueda tener en la medicina.
36. PICA-PICA.—Mucuna pruriens, D. €.
Esta planta esindígena, y vegeta en los climas cálidos del Sur.
Los frutos están cubiertos de pelitos rígidos, que fácilmente se introducen
en la piel, causando un prúrigo intenso. Estos pelos se usan en la medicina
como antelmínticos. En los Estados-Unidos los toman bajo forma de elec-
tuario. El fundamento de esta aplicacion es, que los pelos se les clavan á las
lombrices, las matan, y esto facilita su expulsion. Reveill dice que Chereir
los ha recomendado contra la tuberculosis, y que los ha encontrado excelen-
tes como febrífugos. La dósis es de 20 á 40“entigr- para los niños y 60centgr.
para los adultos: se administran despues de un purgante.
Estas aplicaciones deben fijar nuestra ateucion, y por ellas se ve que no
118 LA NATURALEZA
producen ningun mal; el mismo Cherier dice, que obran solo mecánicamen-
te sin ocasionar dolores ni cólicos.
37. PINAHUIHUIZTLI.—(Yerga verGONzOSA.) Mimosa sensitiva, L.
Tambien le llamaron Cocochiatl, segun dice Hernandez, porque tocándo-
la parece que duerme, ó porque produce sueño puesta en la cabeza. Lo pri-
mero es lo más creible, pues efectivamente, las hojas de esta planta se cier-
ran tocándolas: este movimiento se ha comparado al sueño, y su mecanis-
mo está hoy perfectamente estudiado así como los órganos que lo producen.
Gran número de especies de estas mimosas fueron conocidas de los mexica-
nos, que no se usan hoy en medicina, y cuyas propiedades tampoco están es-
tudiadas. Es probable que todas sean más ó ménos astringentes. Los azte-
cas usaban el jugo de las raíces para curarse las tercianas, algunas oftalmías
y conciliar el sueño; pero esta última propiedad, creo que se ha interpretado
mal de la palabra Cocochiatl que se refiere al sueño de las hojas y no á que
lo produzcan.
38. QUAMOCHITL.—(AnrBoL CREPITANTE DE FRUTO SEMEJANTE AL ¿Marz10?).
Mimosa unguis-cati, L.
Huamuchil.
Existen varias especies de esta planta, cuyos frutos se comen. La pulpa
que rodea á la semilla, es de sabor bastante astringente, dulce y agradable,
aunque deja en la boca un sabor repugnante. Los habitantes de tierra=ca-
liente, donde vegeta abundantemente este árbol, son los que hacen de ellos
gran consumo; extraen la semilla rodeada de su perisperma, la desecan y la
guardan.
La madera se emplea en las construcciones, pero no en la medicina como
se dice en la Farmacopea Mexicana. La corteza es la que se puede usar co-
mo medicamento astringente, pues contiene bastante tanino; el mismo uso
podrian tener los frutos, que son muy abundantes y cuyo pericarpo contie-
ne mucho tanino.
Los antiguos mexicanos aprovechaban la corteza de la raíz para contener
la disenteria y otros flujos, las hojas para las indigestiones, mezcladas con
sal y pimienta, y con las hojas de palma para contener el aborto.
El jugo de las semillas ¿verdes? para excitar una secrecion abundante de
las narices, y el polvo para expulsar los gusanos (larvas) del interior de las
úlceras (segun el texto latino deberia ser de las úlceras internas), para ci-
catrizar las ulceraciones antiguas, etc. etc. Hay otro árbol llamado Hueimo-
chitl, que significa Mochitl grande. Segun Hernandez, es una especie próxi-
ma á la anterior. Yo la menciono porque los aztecas preparaban con la cor-
teza de las raíces, un veneno para matar á los animales dañosos.
LA NATURALEZA 119
¿Qué clase de animales? Deben ser las fieras, como lobos, coyotes, tejo-
nes, porque á este veneno le llamaban Uriteguampatli.
39. QUAPATLI.—(MenIcINA DEL CERRO.) Poinciana?
Le pareció al Sr. M. Altamirano que esta planta pertenecia á este género.
Es interesante averiguar sus propiedades, que deben ser útiles á la medi-
cina á juzgar por los usos que tenia entre los antiguos mexicanos: hacian un
cocimiento con la corteza de ella, unida al Chichicpatli para combatir las di-
senterias.
La misma corteza la usaban como astringente en afecciones de la boca,
como cicatrizante, como diurética mezclándola al pulque ó cualquiera otro
licor, y en fin, para aumentar la fuerza embriagante de las bebidas fermen-
tadas. Á estas dos últimas propiedades debió que se le hubiese designado
tambien con el nombre de Ocpatli, que significa vino medicinal.
De todo esto se puede inferir, que la corteza del Quapatli debe ser muy as-
tringente y contener tal vez algun principio narcótico análogo al que encier-
ran las Piscidias.
40. QUAUHAYOHUACHTLI.—(SemiLLA DE ARBOL DE CALABAZA.) Cassia
fistula, L, ó fistuloides, F. M. 1.
Cana fístula.
Segun el Sr. Herrera, nosotros tenemos dos especies distintas de la Cas-
sia fístula con que la sustituyen, la C. fistuloides y la C. Brasiliana de que
ya me he ocupado.
Los aztecas conocieron esta planta y la usaron en la medicina; las hojas
para curarse los sarpullidos, frotándose con ellas; el fruto para purgarse, to-
mando la dósis de 3 onzas, probablemente de la pulpa, condimentada con
azúcar, esto es, confeccionaban una verdadera conserva: con este medica-
mento, decian, «se evacua la bilis y la pituita.» Esta planta, segun se ve, la
encontraron aquí los primeros pobladores, y es de notarse, que tambien la
hayan usado de la misma manera que la usaban otros pueblos desde hace un
tiempo inmemorial: parece que todos ellos despues de separados, tuvieron
al mismo tiempo estos conocimientos, que ponian en práctica á medida que
encontraban las plantas correspondientes. S
La caña fístula de México, segun el análisis de Vauquelin, contiene más
azúcar y ménos tanino y goma que la extranjera, es por lo mismo más agra-
dable al gusto y preferible á ésta; tanto más, que aquí la podemos tener re-
ciente, suave, y en perfecto estado de madurez y desarrollo, propiedades
que le dan mejor gusto y más efecto medicinal,
El Sr. Herrera hace notar, que la caña fístula pequeña es de color gris,
más delgada, puntiaguda en sus dos extremidades y debe por lo mismo des»
120 LA NATURALEZA
echarse como clase muy infima: que respecto á la Brasilense que suele en-
contrarse en el comercio de México, tampoco debe usarse por ser de un sa-
bor áspero y amargo y tener mucha menor cantidad de pulpa en un peso
dado, debido al mayor grueso del pericarpo; que se debe preferir la C. fistu-
la ó fistuloides, cuya pulpa muy abundante, es de sabor muy dulce y agra-
dable; y en fin, que teniendo nosotros este fruto en abundancia, se podria
preparar la pulpa en grande y exportarla en vez del fruto.
AccioN FisioLoGIcA.—Gubler dice, que obra como laxante ó como purgante
verdadero, segun la dósis. Llama la atencion, que este eminente farmacolo-
gista no indique cuál sea el principio activo. Entre los autores que he con-
sultado sobre este punto, solo el sabio mexicano Dr. Oliva, dice en su Far-
macología, que sus propiedades laxantes, son debidas á la azúcar ú otro prin=
cipio destructible por la fermentacion: toca, pues, al infatigable profesor de
terapéutica de nuestra Escuela, dilucidar este punto.
Entónces sabrémos si la propiedad purgante reside en principios análogos
á los del sen, como catartina, ácidos catártico y crisofanico, etc., ó bien en
la azúcar, ó más probablemente en una resina como vemos en el maná.
Tambien será útil averiguar si las hojas de esta planta son purgantes: se
sabe que los aztecas las creían medicinales, y además, que las hojas del sen
son más activas que sus frutos llamados folículos. Este purgante es muy útil
en la medicina de los niños por su sabor agradable, en las fiebres remiten-
tes biliosas de los paises calientes, etc. La dósis de pulpa para un niño de 1
año, es de 3á 68M. y 30 á 60 para un adulto.
Segun el Sr. Oliva, el nombre mexicano corresponde á la Cassia fistu=
lordes.
No es posible sin tener la planta delante, decidir esta duda, porque la des-
eripcion que de ambas se lee en el Podromo, es muy incompleta; sin em-
bargo, me atreveré a indicar, que los caractéres de la figura y de la descrip-
cion que nos presenta Hernandez, están muy conformes con los que asigna
D. C. ála C. fistuloides: omito trascribirlas, porque solo viendo las figuras
se puede apreciar bien su valor.
Advertiré tambien, que la lámina de Hernandez, aunque imperfecta, es
casi igual en su aspecto á la que ha dado Guibourt y otros autores.
41. QUAUHXONEQUILLIN.—(ArboL DE PIE CONTORCIDO.) Inga sp?
Cuajinicuil (al árbol.) Jinicuil (al fruto.)
Los antiguos mexicanos conocieron este vegetal, y lo utilizaban en la ali-
mentacion y en la medicina.
De la descripcion que nos dejó el Dr. Hernandez, se puede inferir, que el
Quauhxonequillin es la planta que hoy lleva el nombre vulgar de Cuajinicuil
$
LA NATURALEZA 121
pero no á que especie botánica corresponda. Refiere además, que las vainas
que tienen de largo 8 pulgadas y están llenas como de lana, son comibles;
y que el polvo de la corteza ó de las hojas es muy provechoso para las que-
maduras; cita el mismo autor otra planta llamada tambien Quauhxonequillin,
pero parece que no es leguminosa.
Lo que se ha averiguado ya de la planta de que me ocupo, es que perte-
nece al género Inga y que tenemos varias especies. Del fruto solo se toma
el jugo azucarado que encierra la borra algodonosa del espermodérmis; las
semillas, despojadas de esta cubierta, son muy parecidas á las habas verdes
y como ellas tal vez se podrian comer; tambien el pericarpio de estas legum-
bres tan grandes, podria recibir útiles aplicaciones, porque es muy astrin-
gente y encierra gran cantidad de tanino. Queda por último el averiguar los
resultados que se obtengan usando el polvo de las cortezas y de las hojas en
el tratamiento de las quemaduras, como lo hacian los aztecas; es probable
que estas cortezas sean astringentes, en cuyo caso al aplicarlas los mexica-
nos, como se dijo, hacian casi lo que hoy se practica algunas veces, usando
de la tinta (pero solo de la que esté formada de tano-galato de fierro) en las
quemaduras de primero y segundo grado. Estosdatos, pues, convidan á que
se estudie esta planta mexicana, para saber la cantidad de tanino y ácido gá-
lico que contengan sus frutos, sus cortezas y sus hojas, así como las propie-
dades especiales de estos prineipios.
42. RETAMA DEL PAIS.—Cassia levigata, Willd.
Café del pais.
Lleva este nombre vulgar, porque sus semillas se usan como el café. Se
preparan de la misma manera que éste, y su sabor no es desagradable; pe-
ro áun no se ha estudiado si tiene alguna propiedad médica especial que las
hiciesen preferible en algunas circunstancias al verdadero calé.
No sé si los aztecas conocian las propiedades de este vegetal; pero el vul-
go sí las conoce hoy, ó por lo ménos le atribuye algunas: lo usa como eme-
nagogo y para calmar los cólicos uterinos que sobrevienen durante el flujo
catamenial. Tambien cree que tiene propiedades purgantes y que obra de
una manera análoga al sen; pero ninguna de estas propiedades se ha demos-
trado, y seria de desearse emprendiera su estudio. Es planta muy abundan-
te que crece casi en todas partes, siendo distinta de la que se llama «Retama
extranjera», Spartium juncium, L, que se cultiva en nuestros jardines, y
que no tiene, al ménos que yo sepa, ningun uso médico.
43. SEN.—Casalpima exostemma, E. M. 1.
Segun el Sr. Oliva, en nuestro país se llama sen á esta Cesalpinia que ve-
geta en Autlán y Ahuacatlán, y probablemente tambien en Colima. Tenemos
La NaTuraLEza,—Tom. 1V,—16,
122 LA NATURALEZA
otras muchas plantas que segun el mismo autor, podrian sustituir al sen; ta-
les son, la C. cacalaco, H. B. muy próxima á la que nos ocupa; muchas es-
pecies del género Cassia como la mexicana, levigata, Browniana y po-
lyantha; esta última es afine de la Marylandica, que como se sabe reempla-
za al verdadero sen en los Estados-Unidos.
Tambien hemos anotado en este catálogo, otras muchas plantas que tie-
nen propiedades purgantes y que tal vez obren como el sen; tales son, par-
ticularmente el Chamolxochitl, la Retama, etc.
El Sr. Herrera ha investigado cuál es el principio activo del sen, y cree
inexacto que sea el ácido catártico: consiguió aislarlo y lo ha encontrado ca-
si inerte, y que es además un principio complexo.
44. TEPEHOAXIN.—(HoAxiN DEL CERRO.) Cassia acapulcensis, H. B.
Tepeguaje.
En la nueva Farmacopea Mexicana se cita ya esta planta por su corteza
que contiene gran cantidad de principios tánicos, y que se puede usar en la
medicina como astringente. Tambien produce una goma que puede sustituir
á la arábiga.
Por último diré, que la madera es muy recomendable por su dureza ex-
traordinaria y el bello pulimento que puede recibir. Es muy usada para
aquellas obras que deben tener gran resistencia.
Segun el Dr. Hernandez, los mexicanos usaban la corteza para purgarse,
pero tal vez sea otra especie. De todas maneras, esta corteza reclama el es-
tudio que dé á conocer sus verdaderas aplicaciones médicas, y sobre todo,
la proporcion de tanino que contenga.
45. TAMARINDO.—/Thamar, fruto é Indus de la India.) Tamarindus
occidentalis, L.
Tamarindo.
Esta planta, originaria de Asia, fué traida á nuestro país, segun el Dr.
Hernandez, y por esta razon no lleva nombre mexicano, sino el de tamarin-
do que le dieron los árabes; tambien la llamaron dátil de la India por la se-
mejanza, decian, que tienen los frutos con un dedo: segun esto, sus propie-
dades eran conocidas desde ántes que fuera importado: el mismo autor
Hernandez, al referirlas, dice: que los médicos usaban solo la pulpa (sin es-
pecificar que sean los aztecas), que condimentada con azúcar la daban á los
enfermos para calmarles el calor y producirles efectos purgantes débiles, y
que se administraba tambien el agua en que se habian macerado estos frutos;
que sus hojas son ácidas y se comen en ensalada sin necesidad de vinagre.
Vió este vegetal en Acapulco y en Cuernavaca, y procuró diseminar las
semillas por varios lugares para reproducirlo.
LA NATURALEZA 123
Segun el Sr. Herrera, nosotros tenemos dos especies, una que vegeta en
la vertiente oriental de la cordillera y la otra en la occidental. Pero algunos
creen que aquella es solo una variedad de ésta, á causa de las diversas con-
diciones en que vive. El fruto de la oriental es más grande, su pulpa más
negruzca y su sabor más ácido; los de la occidental son más chicos, algunos
demasiadamente, pero mucho más dulces, casi del todo azucarados, y su pul-
pa ménos abundante y de color más claro.
Contienen ácidos tártrico y cítrico, éste en mucha cantidad, por lo que el
Sr. Herrera cree que se podria extraer industrialmente; son muy abundantes
y de bajo precio en México. Hoy como se sabe, se usan en la medicina y
con muy buen éxito como purgante salino; sus propiedades las deben á los
tartratos de potasa y á los citratos que entran en su cumposicion.
46. TECOPALQUAHUITL PITZAHUAC.—(CoraAL DEL CERRO DE HOJA PE-
QUEÑA.) Copaifera o/ficinalis?, L.
Copaiba, Aceite de palo (el jugo.)
Segun el Sr. Oliva, en nuestro país se encuentran árboles de copaiba, y
que Sprengel refiere al C. officinalis, el Tecopalquahuitl pitzahuac; dice tam-
bien que á la trementina que exuda, conocida en todas partes con el nombre
de «bálsamo de copaiba,» en México se le llama vulgarmente «aceite de pa-
lo», lo que parece indicar que proviene de algun «palo María» que acostum-
bran llamar simplemente «palo.»
Consultando á Hernandez sobre esta planta, dice en resúmen del Tecopal-
quahuitl, lo siguiente:
Arbol mediano; hojas ordenadas por ambas partes de los ramos, peque-
ñas, sin picos, y algo más grandes que los de la ruda; fruto pequeño, coc-
cineo y algo semejante en la forma, á la pimienta redonda, formando uno ó
dos racimos que cuelgan á intervalos de los mismos ramos. Estila unas lá-
grimas ó especie de incienso, que tira á un color blanco sucio, y dotado de
las mismas propiedades y aroma que los anteriores (copales). Por esta des-
eripcion no es posible decidir que planta sea esta; seria necesario consultar
la que da Sprengel, ó los datos en que se funda para hacer esta correspon-
dencia. '
El Sr. Herrera dice, que vegeta en la vertiente occidental de la gran cor-
dillera mexicana. Se sabe que hay varias especies de copaiferas que produ-
cen la trementina que se acostumbra llamar bálsamo de copaiba; que todas
vegetan en la América del Sur, extendiéndose, segun Bouchardat y otros, por
toda la cordillera hasta México.
Por tanto, es muy probable que en nuestro país se encuentre alguna es-
pecie de aquel género, ya sea el Tecopalquahuitl ú otro. Cuando estuve en
124 LA NATURALEZA
los Estados del Sur, me presentaron un líquido resinoso con el nombre de
«copaiba,» y que los curanderos usaban allí para varios males, particularmen=
te la blenorragia. Este producto es colectado por los indígenas, de ciertos ár=
boles que bien se cuidan de nombrar, y lo venden á muy bajo precio con el
nombre de «aceite de palo.»
Esta llamada copaiba ha sido estudiada por el inteligente Sr. Herrera que
dice de ella lo siguiente:
Es una trementina viscosa, de consistencia de jarabe, turbia y blanquiz-
ca cuando reciente, debido al agua que naturalmente contiene. Con el tiem=
po y el reposo se aclara enteramente, y su color primero nulo, va haciéndo-
se amarillo verdoso. Su olor como el del limon y su sabor amargo acre y
aromático. Se disuelve incompletamente en el alcohol dando á este líquido
un aspecto lechoso. Mezclada con un dieciseisavo de su peso de maguesia
calcinada, adquiere la consistencia pilular al cabo de seis horas. Sus compo-
nentes son: aceite volátil, materia extractiva, subresina, abietina, ácido abié-
tico y suecinico. Por último, hace notar que se conoce con los nombres de
«trementina de abeto», «aceite de abeto» y «aceite de palo,» y que es pro-
ducida por el Oyamel, Pinus religiosa, H. B. de las coniferas.
Pues bien, segun esto se ve, que lo que se conoce vulgarmente con el
nombre de aceite de palo, es muy diverso por su orígen de la oleoresina de
copaiba que tambien lleva aquel nombre. Pero tal vez no sea lo mismo en sus
propiedades terapéuticas y tengamos en nuestra trementina de abeto un sus-
titutivo de la de copaiba. Varias razones inclinan á esta sustitucion: 1.2 To-
das las trementinas de las coniferas son sinérgicas de dicho bálsamo, porque
contienen principios análogos que una vez en circulacion con la sangre se eli-
minan por los mismos emunctorios: dichos principios son esencias y resinas,
las primeras se eliminan en su mayor parte por las vías respiratorias y por
la piel, y las segundas por las vías urinarias. 2.* las trementinas de las co=
niferas y de las dipterocarpeas, se emplean en algunas partes para los mis-
mos usos médicos que la copaiba y con muy buen éxito. 3.*? Nuestra tre-
mentina de abeto, vimos atrás que es usada por los ignorantes curanderos
para las blenorragias en vez de la copaiba; y 4.* en fin, sus componentes son
como los de las trementinas de su género y de consiguiente análogos á los
de la copaiba; es pues racional por lo expuesto, suponer que sus efectos so=
bre la economía deben ser como los de la trementina de la Copaifera ofici-
nal. Las ventajas que de esta sustitucion resulten, será tener una medicina.
á bajo precio, reciente, y con pocas probabilidades de que se adultere.
47. TEHOIZTLI.—(Esprxas DE PIEDRA.) Acacia sp?
Tehuistli. 5 sio
LA NATURALEZA 125
Segun la descripcion de Hernandez, se comprende que estos nombres cor-
responden á la misma planta, y dice que la usaban los aztecas para curar los
dolores de cabeza y las heridas etc.: crece en Yacapichtla.
Yo la vi en Miacatlan donde vegeta abundantemente, y recogí un ejem-
plar de la goma que produce.
Habiendo tanta abundancia de este árbol, fácil será cosechar grandes can-
tidades de aquel producto que es superior á la goma del mezquita, y que en
su aspecto en nada se distingue de la verdadera goma arábiga.
48. TLALCACAHOATL.—Arachis hypogea, L.
Taltacahuate, Cacahuate.
Usaban el jugo de esta planta los aztecas, para ciertas oftalmias y la ereían
tan útil en estos casos, que le habian dado el nombre /stacixpatla que sig-
nifica «medicina blanca para los ojos». La raíz tambien tenia grande uso en-
tre ellos, sabian que era dulce, y la aplicaban como pectoral, á manera de
lo que se ha hecho con el orozúz; la daban para calmar la tos, la fiebre, con-
tener las diarreas de los niños, y cicatrizar las úlceras. Tomaban 3082: del
polvo ó la aplicaban localmente. Llama la atencion que Hernandez no hable
del fruto que es tan notable y que indudablemente conocieron.
Sus frutos se consumen hoy mucho como alimento y para extraer el acei-
te que tanto abunda en sus granos, razon por lo que su cultivo se ha exten-
dido. La raíz tambien deberia usarse; ya vimos que desde hace siglos se sa-
be que es dulce, propiedad que le ha valido el que se use hoy como suce-
dáneo del orozúz. El aceite de los granos se extrae en grande escala y se con-
sumen inmensas cantidades. Se sustituye perfectamente al de oliva en la ali-
mentacion, y al de almendra dulce en los usos farmacéuticos. Se ha notado
que se arrancia fácilmente, pero este se evita, segun el Sr. Herrera, tapando
perfectamente las vasijas que lo encitrran. Los granos y el aceite son pro-
ductos muy conocidos que no es necesario recordar. No así la raiz que áun
no está bien estudiada, ni se ha intentado por los médicos examinar si real-
mente puede sustituir al orozúz. Advertiré que el Sr. Herrera hace notar,
que tenemos muchas plantas cuyas raíces son dulces como el orozúz, y que
tambien llevan este nombre. En efecto, yo encontré en el estado de Guer-
rero, cerro del Ocotiol, una raíz muy dulce que allí se llama orozúz y que los
campesinos usan en cocimiento como pectoral. La planta estaba seca y no
se pudo saber su familia. Todos estos datos, pues, nos convidan á que bus-
quemos la planta ó plantas indígenas que deberán sustituir al orozúz, que es
producto exótico y que en la medicina como bien se sabe, tiene indicaciones
especiales, porque el principio azucarado que encierra no es susceptible de
fermentar.
126 LA NATURALEZA
49. TZINACANCUITLAQUAHUITL.—(AroL QUE DA GOMA PARECIDA AL
ESTIÉRCOL DE MurciéLaGO.) Mimosa laccifera, L.
Chaparro prieto, Gavia, Arí.
En este árbol, segun creían los mexicanos, los murciélagos formaban con
sus heces, una sustancia que cubre los ramos y que hoy conocemos con el
nombre de resina laca; pero está demostrado, que es producida por un insec-
to, el Coccus laca, que vive sobre esta planta y sobre otras varias de nues-
tro país, particularmente leguminosas; tales como el huisache, el cascalote
y la gavia que es de la que nos ocupamos (Herrera y Oliva).
A dicha resina le llamaban los aztecas Teinacan ó Tzinacancuitlal, pa-
labra que recuerda su orígen segun ellos, y la usaban como pegamento, cu-
yo uso tiene aún todavía. Para esto la mezclaban con otra resina y arena
gruesecita, reblandecian la mezcla al fuego y formaban unas tortillas; pa-
ra servirse de ellas, las calentaban con objeto de reblandecerlas y las aplica-
ban entónces al objeto que querian pegar; cuando se enfriaba la masa, se
endurecia de tal manera, adhiriéndose tan fuertemente, que su dureza exce-
dia á la de la piedra y del hierro. Esta planta, segun Hernandez, vegeta en
Metztitlan donde se le llama tambien Tlahortolquahuitl.
La composicion de nuestra laca no está determinada; se distingue de la
del extranjero porque es ménos roja, porque su sabor es de ácido succínico
y por la elasticidad notable que adquiere cuando se calienta. Los indigenas
la traen siempre en granos, que son de color ménos rojo que los exóticos.
En cuanto á los usos medicinales, el vulgo la emplea como astringente y an-
tiperiódico en los casos de enteritis, metrorragias é intermitentes.
Con esta resina en granos, se forman unas masas oblongas, que llaman
«tamales,» sumamente duras, de color rojo y sabor astringente, y que los
venden en Chihuahua; en México vi uno traido por un enfermo de disente-
ria, que segun decia habia sanado tomando el polvo de aquella sustancia. No
se ha ensayado, y solo la experiencia podrá decidir si tiene ó no propiedades
curativas especiales.
50. TZOMPANQUAHUITL.—(ArBOL DE LOS CORALES.) Erythrina cora-
lloides, F. M. IL.
Colorin, Patol, Chocolin, Iquimite, Pichoco (el de la costa).
Esta es una de las plantas que más debe llamar la atencion de los prácti-
cos, porque sin duda llegará á prestar grandes servicios á la medicina y á la
fisiología, así como hoy los presta á las artes en la aplicacion que ha recibi-
do la madera para las esculturas y la fabricacion de tapones que se consumen
en las boticas en sustitucion de los de corcho. Los aztecas la usaban tambien
LA NATURALEZA 127
de la misma manera y utilizaban la planta en los cercados, conciliando así
la seguridad con el ornato de sus huertos.
Estas aplicaciones todavía hoy las tiene, debido, segun se ha observado,
á que se reproduce fácil y prontamente por medio de estacas de gran tama-
ño. El colorin vegeta casi en todos nuestros terrenos y climas, exceptuando
los muy frios; es árbol grande, grueso y cubierto de aguijones, propiedades
todas que lo recomiendan para formar á poco costo, cercados hermosos y re-
sistentes. Su belleza la debe á su follaje denso y de color verde claro, á sus
flores en espigas numerosas, de un rojo subido, y á sus semillas tambien de
un rojo coral, que quedan adheridas á las legumbres abiertas y persistentes
en el árbol. Las flores hoy se usan en la alimentacion; los habitantes de Cuer-
navaca y de otros lugares cálidos, preparan con ellas guisados exquisitos y ali-
menticios, de fácil digestion y que jamás les ocasionan mal alguno; los gra-
nos, en fin, que los aztecas emplearon como adorno, les sirven á los niños
en sus juegos sin cuidarse de que estas semillas sean venenosas.
Y ciertamente no se cita ningun caso de envenenamiento, ni tampoco se
dice cuál es el orígen de esta creencia. Me parece que lo debe traer de los
aztecas, lo mismo que el uso de las flores como alimento, porque todas las
otras aplicaciones que hoy tiene esta planta, las tenia tambien entre ellos.
Sin embargo, llama la atencion que esta propiedad venenosa, si la cono-
cian los aztecas no la mencione Hernandez, que tuvo especial cuidado en se-
ñalar aquellas propiedades más notables. Mas sea cual fuere su orígen, esta
creencia existe, y á nosotros incumbe averiguar su fundamento. Ella fué la
que dió orígen á que el profesor Herrera recomendara su estudio al jóven
Rio de la Loza Don Francisco, quien presentó el análisis de dicho grano en
su tésis inaugural; fué tambien la que hizo que el profesor Dominguez y yo
estudiáramos su accion fisiológica. Por último, esta misma creencia fué la
que, provocando estos estudios, ha dotado á la toxicología de un represen-
tante del veneno de las amazonas, de un Guraro mexicano.
Tenemos varias especies de este género, cuyos granos espero ensayar cuan-
do los tenga. Las especies que hay en México, segun D. C. son: E. brevi-
flora, E. divaricata, E. horrida, E. longipes, E. leptorhiza, E. potens,
E. carnea y la E. corallowdes que es la que nos ocupa.
Voy á referir los estudios que se han hecho sobre esta planta, y las apli-
caciones que puede tener en fisiología y en la medicina.
Citaré ántes la descripcion de Hernandez en comparacion con la mia.
La primera es como sigue:
«Arbol grande, madera amarilla y tan ligera como el corcho; hojas cordi-
formes; vainas colgando en racimos del grueso de un dedo y de un palmo
128 LA NATURALEZA
de largo; semillas contenidas en las vainas parecidas á los frijoles, en su for-
ma y en su sabor y tan rojas que casi se pueden tomar como corales. Vege-
ta en todas partes, pero particularmente en clima cálido y húmedo; sirve
para formar cercados en las huertas y como planta de ornato».
Hé aquí la segunda:
Descriecion. Raíz flexuosa, ramosa; tallo leñoso, erguido, ramoso, cilín-
drico y nudoso; ramos subleñosos, alternos y abiertos, con aguijones reflejos
en la insercion de los órganos apendiculares; hojas compuestas, pinado-tri-
foliadas, alternas y estipuladas; raquis articulado, cilíndrico, pubescente, es-
triado de 25-28'!. y tambien aguijonado; pezoncillos uy cortos y acanala-
dos; foliolos estipulados, óvalo-romboidales, peninervados, de base cuneifor-
me y ápice obtuso, enteros, lampiños: el terminal de 15-13! y los latera-
les inequiláteros de 11-101, estípulas caulinares, sub-persistentes, rígidas,
lanceolares, pubescentes y acanaladas, hasta de 87il- de largo; estipelas glan-
duliformes. Inflorescencia general indefinida en racimos terminales, apreta-
dos, cónicos, de 7*nt. de largo; la parcial definida en fascículos bi ó tri-flo-
ros; eje principal grueso, rollizo, sub-carnoso, tomentoso-ferrugíneo; flores
de 5ent., de pedúnculos cortos, con los caractéres del anterior, el de en medio
con dos pequeñas bracteas superpuestas y una más corta en cada uno de los
laterales, óvalo-lanceoladas, cóncavas, gruesecitas, rígidas, caducas y exterior-
mente tomentoso-ferrugíneas; cáliz de 13% tubuloso, colorido, truncado,
tomentoso, bibracteolado y marcescente, con cinco dientecillos bien marca-
dos en la estivacion y despues poco aparentes, uno de ellos colocado en una
eminencia jibosa opuesta al estandarte; corola papilionácea; estandarte de la
longitud de la flor y cubriendo enteramente las demás partes de ella, er-
guido, alargado-oblongo, de limbo conduplicado, flavelado-nervoso, rojo-
púrpura exteriormente y casi blanco en el interior, de uñuela corta y acana-
lada; alas de 12mil. inequilátero-oblongas, poco coloridas, de vértice arre-
dondado y algo encorvado en forma de capucha; quilla algo más corta, sub-
orbicular, bi-dentada en el ápice, adhriéndose de un lado los pétalos que la
forman, algo fimbriada en el márgen, flavelado-nervosa y casi blanca tam-
bien; estambres diplostemones, diadelfos, desiguales, inclinados é inclusos:
andróforo tubuloso y cupuliforme en la base; filamentos alesnados, arrodilla-
do en la base el que está casi libre y opuesto al estandarte; anteras linear-
oblongas, dorsifijas, biloculares é introrsas; pistilo unicarpelar de 5*t., ce-
nido en la base por un nectario 10-lobulado; ovario estipitado, linear-oblon-
go, comprimido, tomentoso-ferrugíneo, unilocular, multi-ovalado: placenta-
cion parietal; estilo simple, apicilar, arqueado, subulado, lampiño y persis-
tente; estigma terminal, pequeño y cónico; ovulos sobrepuestos y campilo-
=
Lam 14 REVISTA CIENTIFICA. Tomo!V
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AS Z
LA NATÚRALEZA 129
tropos; el fruto es una legumbre de poco más de 20*tmt. de largo y 2 de an-
cho en su mayor desarrollo, subrolliza, torulosa, estipitada y picuda: en la
madurez toma un color moreno casi negro y el endocarpio se desprende
replegándose al centro; semillas elípticas, lisas, lustrosas, de un rojo coral,
con una línea saliente en el dorso longitudinal; ombligo lateral, blanco y
oblongo, rodeado de una faja negra, restos del funículo, micropila de este
color y alargada; cotiledones córneos y radícula bastante desarrollada. Arbo-
les frondosos, de 443 metros de altura, de tronco casi recto y follaje de
un verde claro: vegetan en diversos lugares de la República.
Además de esta especie, tenemos otras como dije al principio, descritas
por D, C., y seria conveniente averiguar á qué plantas de Hernandez corres-
ponden, y que son Eritrinas segun el Sr. M. Altamirano.
Composiciox quiMIca.—Segun el Sr. Rio de la Loza (Francisco), contienen
100 partes
IA A A II A Al
Ebo E A
id. líquida
Festasolubl ra cier A AR OT
Id. insoluble en el éter y soluble en el alcohol. .- 13 47
calida e dirt 15061
Abumiaa vegetal a a iia da: 01 8.0)
E AEREA DEE EA
A O OO
INCION OL AMicOS e A AR O OA
Eccula al e des taa TOS
Materias, Mmorsálicas ia a OO
AA E A OE
Suma. . . 100 00
Segun este señor, existe un alcaloide particular no conocido, que propone
llamar Eritrocoraloidina, en vez de Eritrina como habiamos propuesto,
porque se podria confundir con la eritrina ó ácido erítrico del líquen. Sobre
esto ya advertimos en nuestro trabajo, que el nombre de eritrina lo dábamos
provisionalmente, para abreviar el lenguaje en nuestras observaciones; que
lo dábamos al extracto alcohólico y no á un principio aislado. Pero sea cual
fuere su nombre, lo que interesa á la medicina es, que se determine defini-
tivamente el principio activo.
Accion risioLoGIca.—El Sr. Dominguez y yo, emprendimos el estudio fi-
siológico de los granos, que se publicó en la Gaceta Médica de México. Re-
feriré tan solo las conclusiones á que llegamos, pasando en silencio los expe-
rimentos, que seria muy largo describir.
La NATURALEZA, —TOM. 1Y,—17,
130 LA NATURALEZA
12 La eritrina mata á los nervios motores rápidamente, cuando los ataca
por sus dos extremidades; de un modo lento, pero innegable tambien, cuan-
do los ataca únicamente por su extremidad terminal.
22 El extracto. de la simiente del colorin (Erythrina) es venenoso.
3% Es muy probable que lo sea para todos los séres vertebrados.
42 Su accion se dirige hácia los nervios motores, cuya vitalidad extingue
rápidamente, si los ataca por sus extremos periléricos y central; más lenta-
mente cuando su aplicacion se limita á las placas de terminacion.
52 Respeta los grandes centros de inervacion (cerebro y médula), el sis-
tema nervioso del gran simpático, y las fibras musculares lisas y estriadas.
—De esto resulta, que ni se estrecha, ni se perturba el campo de la inteli-
gencia; que nose alteran los movimientos rítmicos del corazon; que la calo-
ricidad no sufre diminucion ni aumento; que no cesan los movimientos pe-
ristálticos del intestino, y que el desórden del aparato locomotor no significa
una alteracion de la médula especial, sino la ruptura de la continuidad fi-
siológica entre los músculos y sus nervios motores.
62 Administrado por inyeccion subcutánea, mata rápidamente en dósis
muy pequeña; por el estómago su accion es sensible, pero á dósis mucho
más alta; aplicado por el recto, parece ser inofensivo.
72 Obrando la eritrina como el curaro, tiene sobre esta sustancia las ven-
tajas de ser más fácil su adquisicion, de no variar de actividad con la prepa-
racion que la ministra, y de ser más precisa en su accion tóxica. En conse-
cuencia, creemos que, como instrumento de investigaciones fisiológicas, es
preferible nuestro veneno al preparado por los naturales de la América
del Sur.
81 El campo de su aplicacion terapéutica se infiere del mecanismo de su
accion fisiológica.
A estas conclusiones llegamos por medio de 14 experimentos que practi-
camos. Paso ahora á referir los que hice yo solo, para investigar algunos
puntos referentes á la accion del colorin, así como para ensayar la de otras
sustancias, sirviéndome la eritrina como medio contentivo.
Primer experimento.—A un perro de gran talla le administré por el
estómago 10 gim. de polvo de colorin diluidos en agua, sirviéndome de la
sonda esofagiana. Esta operacion la ejecuté á las diez de la mañana, dos ho-
ras despues de haberle dado alimento. En ese dia y el siguiente no presentó
ningun fenómeno notable. Las heces no las vi, porque el animal andaba li-
bre. Esto indica que 10 8" de polvo del grano, ó no contienen la cantidad
de principio tóxico suficiente para matar, ó no se absorbe de una manera
conveniente, si no es en el estado de extracto alcohólico,
LA NATURALEZA 134
Segundo experimento.—10 granos de polvo fueron agotados por alcohol
á 85%, y el extracto que quedó por la evaporacion, emulcionado en agua, lo
administré, como el polvo, al mismo perro y en las mismas circunstancias,
sin que hubiese presentado tampoco al dia siguiente ningun fenómeno nota-
ble. Aquí vemos que ni el extracto mata. ¿Es porque falta dósis de princi-
pio tóxico?
Tercer experimento.—Repetí lo del 2%, pero inyectando en el tejido ce-
lular, al mismo perro, la quinta parte del extracto emulcionado en agua. A
los quince minutos estaba gravemente envenenado el animal; siendo preciso,
para salvarlo, practicarle la respiracion artificial. Luego la dósis de principio
tóxico contenida en 108: de polvo es más de lo necesario para producir la
muerte. Mas para obtener este efecto, es preciso aplicarlo en el tejido sub-
cutáneo, miéntras que por el estómago, no envenena fácilmente. Esto se de-
be tal vez á las mismas causas, que impiden los efectos del curaro, ya de-
mostradas por el sabio Bernard. Esta sustancia, dada por las vías digestivas,
no envenena, á consecuencia de que se elimina rápidamente por los riñones,
y la economía no llega á tener cantidad suficiente de curarina para resentir
los efectos tóxicos.. Sin embargo, alguna vez puede haber envenenamiento
debido, ó á la gran dósis administrada al animal, ó á la introduccion acciden-
tal de parte de ésta, por la escoriacion de algun punto de la mucosa de las
vias digestivas, 6 á la ligadura de los vasos renales. Así tambien la eritrina
administrada por el estómago puede envenenar como el curaro, habiendo las
mismas condiciones. Liste resultado lo obtuvimos el Sr. Dominguez y yo en
un experimento, propinando gran dósis.
La anterior aclaracion nos indica, que dado el caso de que un individuo to-
mase colorin en polvo, seria dificil su envenenamiento, y que no obstante
que encierra un tósigo terrible,-no debe alarmarnos mucho el que las semi-
llas se encuentren en manos de los niños ó de los ignorantes; á esto se pue-
de agregar que cualquiera que sea el grado de desarrollo á que haya llegado
la semilla, el envenamiento será difícil en unos casos é imposible cuando se
toma entera. En electo, es tal su resistencia á reblandecerse, que al fin de
un mes de haberlas tenido en agua, solo algunas de ellas se habian hin-
chado y comenzaban á separarse sus cotiledones. Tambien las he puesto á
hervir en agua 10 horas diarias, y á los diez dias áun no conseguia que estu-
vieran tan blandas para comerlas, como los frijoles.
Esta consideracion nos lleva á preguntar, si las flores del Tzompantli, que
se comen, no encierran principio tóxico y á eso deben su inocencia, ó si tenién-
dolo, son inolensivas por las mismas razones que ya vimos para el grano.
Para responder á esta pregunta hice lo siguiente:
182 LA NATURALEZA
Preparé 3 extractos con alcohol á 85%. Uno con los pétalos, otro con los
ovarios que estaban desigualmente desarrollados, y otro en fin, con la flor
completa: para abreviar, llamaré al primero A, al segundo B y al tercero (.
El extracto B dió precipitado con el reactivo ioduro-iodurado de potasio,
lo mismo que el extracto C, pero ménos abundante.
Inyectados los tres á distintas ranas, les ocasionaron la muerte, quedando
paralizado el nervio crural.
Como he observado que estos batracios son muy sensibles á las inyeccio-
nes de cualquiera sustancia, pues se me han muerto con índigo, aceite de
oliva, extractos etéreos y alcohólicos de haba, frijol, etc., quise repetir este
experimento en otros animales, para comprobar si realmente en dichos ex-
tractos habia eritrina.
A una paloma le inyecté 20centisr. del extracto C, y este animal no sufrió
nada. Repetí la inyeccion á la misma paloma, en la dósis de un gramo del
extracto, y á las 5 minutos estaba paralizada sin poder ejecutar ningun mo-
vimiento; permaneció despues sobre el dorso durante 40 horas, al fin de las
cuales murió. Tomé en seguida á un perro, y le inyecté 2 gramos del mis-
mo extracto (, con lo cual tampoco sufrió nada.
Estos experimentos nos recuerdan lo que pasó con el extracto de la Rin-
cosia, que tambien ocasionó la muerte á unas ranas y á una paloma, pero no
á un perro. :
En vista de este corto número de experimentos, seria aventurado que asen-
tase una conclusion definitiva. Será preciso, cuando disponga de más tiem-
po, comprobar, si la gran dósis de extracto (es la que mata, ó un princi-
pio inmediato tóxico, esto es, la Eritrocoraloidina.
Es más probable que dicho extracto contenga este principio, supuesto que
los granos tambien lo contienen y que el reactivo de Bouchardat nos indicó
ya la presencia de un alcaloide en el extracto de la flor completa.
Tambien la corteza parece que encierra principio tóxico, aunque en me-
nor cantidad que las flores. En efecto, el extracto alcohólico ha matado igual-
mente á las ranas, pero no á las palomas ni á los perros. Este extracto está
formado en su mayor parte por una resina amarilla, quebradiza, insoluble en
los ácidos y en el cloroformo; soluble en el alcohol y en el éter sulfúrico;
algo soluble en el agua simple y mucho en el agua alcalina.
Esta resina tiene gran poder tintorial, lo que nos explica por qué los indí-
genas emplean la corteza del Tzompantli para teñir de amarillo.
Se puede extraer fácilmente de la manera que sigue:
El extracto alcohólico se hierve con agua y se agita con una varilla. Al
poco tiempo se reune en el extremo del agitador y en el fondo de la vasija la
LA NATURALEZA 133
resina que se busca: queda blanda y muy maleable miéntras está caliente el
agua, pero cuando se enfria se endurece y se pone quebradiza.
Esta resina bien lavada con agua, la he inyectado á palomas, y no les ha
causado ningun daño. De manera que probablemente no es venenosa.
Resumiendo lo expuesto diré:
1.2 El grano encierra un principio activo que probablemente es alcaloide
y que deberá llamarse Eritrocoraloidina, pero que áun no está bien deter-
minado.
2. Para que envenene con seguridad y rapidez la eritrina (extracto), se
debe administrar por el método hipodérmico.
3." Ingerido por las vias digestivas, sin lesion alguna, no produce envene-
namiento, si no es en dósis muy alta ó evitando su eliminacion.
4.o El principio venenoso no solo existe en el grano, sino probablemente
tambien en las flores y en la corteza, pero en cantidades decrescientes del
primero á la última.
5." Se podrá comer el grano en cierta cantidad sin que produzca mal al-
guno; y con más razon las flores que encierran menor dósis de principio
tóxico.
6.” El cocimiento no destruye las propiedades activas de la eritrina.
7. La corteza encierra una sustancia amarilla formada por una resina no
venenosa, muy abundante y que se emplea ventajosamente como tintorial.
8. El Tzompantli tiene numerosas aplicaciones que son las siguientes:
La planta viva para ornato y para cercados; la corteza como tintorial; la
madera para tapones y esculturas; las flores enla alimentacion, y los granos
como tóxico, como medicamento y como medio contentivo en fisiología.
AptIcaciONES.—Indicaré primero el estado en que queda un animal bajo
la influencia de la eritrina, los diversos síntomas y el órden en que apare-
cen, para deducir de esto y de lo dicho ántes, sus indicaciones terapéuticas
Se inyectan en el tejido subcutáneo del animal, 10“ntier- de eritrina emul-
cionados en 18". de agua. Esta operacion no causa mucho dolor, ni produ-
ee nunca abscesos, gangrena ó inflamacion notable. Como á los 10 6 15 mi-
nutos comienza á mostrar repugnancia de pararse ó de andar; se acuesta, y
como á los 15 ó6 20 minutos se le nota temblor, como si tuviera frio, se po-
ne ronco y descansa pesadamente la cabeza en el suelo: procura pararse,
pero sus miembros están como rígidos, no le obedecen, y por fin, deja caer
la cabeza á plomo; la levanta con trabajo y la vuelve á dejar caer sin tener
ya fuerza para sostenerla. A medida que pasa el tiempo, pierde más y más
sus fuerzas y sus movimientos, hasta que se siente vencido y queda acostado
en el suelo. Poco á poco desaparece el temblor, y los párpados dejan de cer-
134 LA NATURALEZA
rarse cuando se toca la córnea. Los músculos de los maxilares se ponen
fláxidos y la saliva comienza á escurrir. Entónces llega el momento de po-
der operar. Para conocerlo servirán estos signos: se le abre la Loca y las
quijadas se separan con la mayor facilidad, se toca la faringe y la glótis, y ni
áun así cierra la boca. En esta situacion no puede ya deglutir ni gritar. Una
gran cantidad de saliva escurre constantemente. La respiracion se hace más
y más lenta é interrumpida, hasta que se paraliza. Con esto viene la asfixia,
que se nota perfectamente en la lengua, por el color ciánico que toma; cam-
biándose éste inmediatamente en rojo cuando se hace la respiracion. El co-
razon late con regularidad y con más lentitud que lo normal; mas si la
asfixia se pronuncia, comienza á paralizarse y á latir con mucho retardo,
recobrando nuevamente su regularidad tan luego como se da artificialmente
oxígeno á la sangre. El líquido sanguíneo escurre con lentitud de una inci-
sion, y su color es más oscuro que el fisiológico. Algunas veces hay vómi-
tos al principio del envenenamiento. Esto pasa, sobre todo, cuando se usa
de extracto añejo. Todo el aparato digestivo se paraliza. La deglucion es im-
posible. Siseintroduce un líquido al estómago con la sonda, vuelve por el esó-
fago con la mayor facilidad, y basta que el animal repose sobre un costado, para
que el líquido aparezca en la faringe y se introduzca en las vías respiratorias:
el vómito entónces es imposible; para confirmar ésto, introduje en el estó-
mago 2er. de ipecacuana hervida con 508tm. de agua, sin que esto produ-
jera la menor náusea. La defecacion no la he observado en ningun experi-
mento. La orina es arrojada al principio del envenenamiento y proyectada á
cierta distancia, como en las últimas contracciones de la miecion normal. Des-
pues de cierto tiepo escurre gota á gota. En fin, se restablecen las funciones
como á las 2 6 3 horas.
Segun este cuadro, se ve, que el animal queda paralizado de todo movi-
miento, excepto el del corazon. Esta parálisis se debe á la impresion que su-
fren los nervios motores, segun demostramos el Sr. Dominguez y yo.
El nervio neumogástrico es uno de los primeros que sienten la influencia
del veneno, pues ántes de queel animal caiga, ya está ronco, y paralizado de
tal manera, que no puede ya funcionar ni recibiendo las reflejas trasmitidas
por los nervios más sensibles. A eso se debe que ni tocando las cuerdas yo-
cales haya contracciones en la faringe, ni gritos ete; y tambien á eso se de-
be que la ipecacuana no produzca vómito.
Habiendo esta parálisis tan completa, ¿cómo es que el corazon, animado
por ese nervio no se paraliza? La explicacion está por buscarse lo mismo «que
la de otros muchos puntos. Pero esta investigacion requiere una serie no in-
terrumpida de experiencias comparativas, ya sea con la seccion de diversos
LA NATURALEZA 135
nervios, ó bien con la ascion de otros venenos paralizantes, etc. Espero que
en el curso de las mismas aplicaciones que vaya teniendo la eritrina, ya en
fisiología, ya en la medicina, se irán aclarando estas diversas dudas.
Darémos una rápida ojeada sobre las indicaciones terapéuticas.
En todas aquellas afecciones en que haya hipercinesia, esto es, que la
motricidad general ó la particular de un órgano sea excesiva, está indicada
la eritrina; ésta forma un medicamento acinético al lado del curaro, de la aconi-
tina, de la delfina ete., y sobre todo, del haba del Calabar, que es con la
que presenta más analogía. Porque se ha observado que la eserina mata al
nervio motor atacando primero á su extremidad muscular, despues al tronco,
y por último, á su extremidad medular. Se recordará que hemos hecho no-
tar, que la eritrina obra tambien sobre las dos extremidades del nervio mo-
tor. Pues bien, aquellas afecciones que se hayan tratado por estos agentes
parálizo-motores, particularmente por el curaro y la eserina, serán tambien
las que se deban tratar por la eritrina, guiándonos por su accion fisiológica
parecida.
En fisiología.—Siempre que se quiera suspender la motricidad, usarémos
del extracto que llamamos eritrina, puesto que mata á los nervios motores.
Así en fisiología, para inmovilizar á los animales en ciertas experiencias, es
superior al cloroformo como medio contentivo. Se dirá que el cloroformo
quita motricidad y sensibilidad, miéntras la eritrina solo la motricidad; es
cierto, pero áun así se deberá preferir por las razones siguientes: en primer
lugar, para el uso del cloroformo es preciso que se estén introduciendo perió-
dicamente nuevos vapores por las vías respiratorias, cuya introduccion no
puede efectuarse por el mismo animal cuando se abre el tórax. Esto solo po-
dria conseguirse entónces con artificio; pero seria más incómodo y más in=
fiel que administrar eritrina. 2. Aun eloroformando, no se tiene tan facil-
mente una inmovilidad constante é invariable por muchas horas, todo un
dia ó dos, lo que se debe á que, cuando van pasando los efectos elorofórmi-
cos, vienen la excitacion y movimientos muy desordenados que perturban el
reposo del animal y por consiguiente la observacion; además, es peligroso
prolongar por varias horas la cloroformacion, y los perros, sobre todo, fácil-
mente se muerén en este estado, 3. por último, entre nosotros hay mucha
diferencia en el precio de cloroformo y de la eritrina, siendo el de esta últi-
ma mucho más económico. A
En cuanto á la eritrina diré: 1.% que una vez inyectada, y cuando el animal
queda inmóvil, sigue produciendo sus efectos cualquiera que sea la operacion
ó experimento que sa practique. 2." la inmovilidad es absoluta, prestando
comodidad completa para cortar la córnea, abrir fácilmente la boca, tocarle
136 LA NATURALEZA
con el dedo las cuerdas vocales, la faringe, etc., abrir el cráneo, cortar un
miembro; y todo esto sin que el animal haga el mas ligero movimiento, sin
que exhale la menor queja, y sin que mueva sus párpados una línea. 3.% se
puede prolongar por muchas horas esta inmovilidad, y áun sujetarse á un
cálculo matemático el tiempo que dura con cierta dósis, al fin del cual se re
pite la inyeccion, y así se prolonga sucesivamente cuanto se quiera sin pe-
ligro para la vida. Se la he prolongado á un perro hasta doce horas conse-
cutivas, manteniendo su respiracion artificialmente; y en todo este tiempo el
animal ha permanecido sin moverse. No he continuado esta experiencia más
largamente como queria, 8 dias por ejemplo, por no tener tiempo disponi-
ble: 4. cuando comienza á volver la movilidad, no hay grande excitacion, ni
hay fuertes convulsiones en los músculos, todo se reduce á un ligero tem-
blor fibrilar y á algunos sobresaltos de los miembros: 5.* el tiempo que tar-
da el animal para recobrarse enteramente, es tal vez menor que con el clo-
roformo: 6. en fin, áun la sensibilidad se puede decir que muere, porque
cuando el animal está fuertemente envenenado, su vida es del todo artificial,
habiendo tambien algo de asfixia, porque la respiracion no es muy completa
y la circulacion se hace lenta; asfixia que debe producir la anestesia. Pero
áun cuando no se pierda nada de sensibilidad, tiene la eritrina otras muchas
ventajas sobre el cloroformo que la harán preferible; con su auxilio se pue-
den descubrir, como lo hice, todos los órganos del cuello, del tórax y del ab-
domen, y verlos funcionar estando vivo el animal: en la cátedra de fisiolo-
gia, el profesor Bandera ha demostrado ya prácticamente á sus discípulos,
en una de sus lecciones, eljuego de las válvulas del corazon, y todas sus fun-
ciones, en un animal eritrinado. Tambien el cerebro y la médula se podrán
descubrir.
Todo lo cual me autoriza para creer, que la eritrina se deberá usar en fi-
siología como el medio contentivo superior á todos.
51. XCANTIRIS.—Acacia farneciana, L.
Aroma, Matitas.
Ya en nuestra nueva Farmacopea se habla de esta planta. Es notable por-
que sus flores tienen un olor muy parecido al de violeta y se utilizan en la
perfumería con el nombre de Casia.
En la medicina se usan tambien como antiespasmódicas, y los frutos como
astringentes; con ellas se puede preparar, segun el Sr. Herrera, un extracto
que goza de las mismas propiedades que el catecú.
52. XIUQUILITLPITZAHOAC.—(AñiL DE HOJAS PEQUEÑAS U HORTALIZA
HERBACEA.) Indigofera tinctoria, L.
Añil.
LA NATURALEZA 137
Los antiguos mexicanos usaban las semillas de esta planta paralas afeccio-
nes de la orina y para las úlceras; así como las hojas, en cataplasmas ó en
cocimiento para calmar el dolor y el calor excesivo de la cabeza de los niños.
Habian descubierto además, que las hojas encerraban un pigmento azul
que llamaron Tlacehoili ó Mohuitli y que hoy conocemos con el nombre de
añil ó índigo. Este pigmento lo extraían por medio de la fermentacion de las
hojas, y lo utilizaban en la tintorería. Tambien habian encontrado la misma
materia colorante en otras varias plantas, de donde la extraían por el mismo
procedimiento y para los mismos usos:
Lo que interesa más á la medicina es el pigmento, es decir, el índigo.
Esta sustancia se presenta en masas de color azul, que toman un color co-
brizo donde se les frota con el dorso de la uña ú otro cuerpo duro y liso
cualquiera. Bajo la accion del calor, se inflama, desprendiendo humos roji-
zos que depositan una sustancia cristalizada, de color cobrizo, que se llama
indigotina. Es insoluble en casi todos los vehículos neutros, y soluble en
el ácido sulfúrico de Norhaussen: contiene 45 p S de indigotina, que es el
principio inmediato más importante, y el cual se puede preparar por subli-
macion. >
Segun Chevreul, el índigo azul proviene de la oxidacion del índigo blan-
co que preexiste en la planta. Las propiedades de ambos son diversas, dis-
tinguiéndose, sobre todo, porque el blanco es soluble en el agua alcalina y
el azul no lo es; sin embargo, puede serlo si se le trasforma en índigo blanco
de la manera siguiente:
Se pesan partes iguales de cal viva, protosulfato de fierro y añil; se pul-
verizan separadamente, se diluyen en agua y se mezclan, agregando más lí-
quido de manera que haya 500 partes de éste por 15 de materia sólida; se
coloca la mezcla en una botella que se llene del todo, se agita y se tapa
herméticamente.
Desde luego comienza á descolorarse el índigo, y al siguiente dia se depo-
sita un sedimento, quedando arriba un líquido de color como de oliva por
trasparencia y azul oscuro por reflexion. Este líquido contiene índigo blanco
que puede aislarse por varios procedimientos. Su sabor es desagradable, é
inmediatamente que se pone en contacto con el aire, toma color azul, debi-
do á la formacion del índigo azul que se precipita en copos insolubles.
Esta oxidacion se evita casi totalmente, mezclando el líquido con jarabe ó
mejor miel vírgen. La mezcla queda de color verde pero trasparente, no for-
mándose ningun precipitado.
Usos.—El índigo azul se emplea por el vulgo, especialmente en los casos
de eclampsía infantil, y sobre todo, para curar á los niños del empacho que
La NATURALEZA.—TOm. 1V.—18.
138 LA NATURALEZA
es una enteritis, causada por la retencion en los intestinos de alimentos in-
digestos; en la primera de estas afecciones se aplica al exterior, sea directa-
mente, ó por medio de camisas teñidas con dicha sustancia que se ponen á los
enfermos; en la segunda se administra al interior, pero es de regla distinguir
primero si el añil es vegetal ó mineral (se llama tambien así al azul de Pru-
sia); esto se reconoce fácilmente, exponiéndolo á la llama de una vela: si ar-
de dando humos rojos, es el verdadero, y sino, el vtro que de consiguiente se
desecha; en seguida se toma un fragmento del tamaño de un frijol mediano,
se diluye en agua y se le hace tomar al enfermo: como á las 24 horas pro-
duce evacuaciones generalmente azules, que arrastran consigo el empacho,
que habia resistido á otros purgantes más ó ménos enérgicos.
Otra aplicacion médica que se le ha dado, no solo por el vulgo, sino ¿un
por los médicos, es en la epilepsia. Esta práctica se debe probablemente, di-
ce Gubler, á que en la India se usa la Indigofera tinctoria contra el mal
epiléptico, dando resultados muy favorables. En México se ha usado para el
mismo mal, por los Sres. Lucio y Pascua, quienes tuvieron un brillante re-
sultado en un caso de epilepsía perfectamente determinada y rebelde á otros
muchos tratamientos.
Accion fisiológica.—Segun Rhot, el índigo produce náuseas, vómitos y
diarrea, pero ningun autor indica cómo se absorbe esta sustancia insoluble,
ni sobre qué elemento anatómico viene á obrar.
Esto nos llevó al Sr. Dominguez y á mí, á queemprendiésemos en los ani-
males, investigaciones sobre dicho punto. Hemos practicado numerosas ex-
periencias, tanto en animales como en enfermos, que seria muy largo enume-
rar, y por lo cual solo indicaré aquí un resúmen de lo que llevamos hecho, y
que formará un trabajo especial.
1. Para que se absorba por el estómago el índigo azul que es insoluble,
deberá trasformarse en aquel órgano en índigo blanco que es soluble; por el
mismo mecanismo que la economía trasforma el bisulfato de potasa, las per-
sales de fierro etc.
2. Ingiriendo índigo blanco preparado como ya se indicó, se facilitará la
absorcion.
3." Inyectando índigo blanco en el tejido celular, se trasforma rápidamen-
te en índigo azul por la oxidacion que sufre al contacto de los elementos ana-
tómicos.
4. No hemos observado que los animales vomiten el índigo azul, áun en
la dósis de 108r1m. diluidos en agua éintroducidos en el estómago por la son-
da esofagiana, pero á las 15 ó 20 horas, hay deposiciones sanguinolentas,
cortas, repetidas y con tenesmo, que persisten 2 6 3 dias.
LA NATURALEZA 139
o Tampoco en el hombre se han observado los vómitos, dando 20centígr.
cada 2 horas de índigo azul, ni ningun fenómeno notable.
6." En fin, nos parece que seria más conveniente dar á los enfermos el ín-
digo blanco preparado como dijimos, ó bien el índigo azul de la siguiente ma-
nera: ó
Solucion alcalina débil 1008. Indigo azul desde 18ram. hasta 10. Jarabe
simple ó miel de colmena, 1008r1m. para tomarse en las 24 horas.
Muy pronto presentarémos nuestro trabajo y darémos las explicaciones que
reclaman estos diversos puntos.
53. YERBA DE LA VIBORA.—Myriadenus tetraphyllus, D. C.
Es otra de las plantas que no ha recibido nombre mexicano, pero que ya
está inscrita en el código farmacéutico, pues tiene aplicaciones médicas.
Lo que se usa es la goma que produce, como antiperiódica. Vegeta en Ja-
maica, en Ameca, del Estado de Jalisco, etc.
54. YOLOCHIACHITL.—Psoralea glandulosa, L.
Té del Chile ó del Brasil, Ipecacuana de América.
No he encontrado en la obra del Dr. Hernandez esta plantes pero la nue-
va Farmacopea mexicana la cita. :
Allí se verá que las hojas las usa el vulgo, como vermífugas, tomando al
interior la infusion hecha con ellas; y que la raíz la emplea como emética.
Vegeta en las regiones calientes y húmedas de la República.
Por estos usos vulgares se comprende que este vegetal puede tener útiles
aplicaciones, y bien merece se estudie detenidamente.
México, Enero de 1878.
+ —e— 4
ALGUNAS RECTIFICACIONES A LA MEMORIA ANTERIOR.
Sr. Dr. D. FERNANDO ALTAMIRANO.
S. C., Julio 15 de 1878.
Estimado amigo:
En la interesante y bien escrita Tésis que presentó vd. en el concurso de
adjunto á la clase de Terapéutica de la Escuela Nacional de Medicina, cita
vd. algunas observaciones referidas por mí, en las lecciones orales que sobre
las drogas simples mexicanas he dado en la mencionada Escuela. Segura-
140 LA NATURALEZA
mente que algunos de mis discípulos han padecido algunas equivocaciones
al tomar nota de mis discursos, cosa muy fácil tratándose de una materia
tan vasta y en la que abundan los tecnicismos; como vd. consultó dichas no-
tas al escribir su notable tésis, en ella aparecen las equivocaciones á que me
refiero y que me parece importante aclarar.
En el artículo Axixcoxahuilizpatli, se dice: que las especies del género
Ganeca son muy abundantes en México, segun yo he observado; esta aser-
cion carece de fundamento, pues hasta ahora no he visto ninguna planta de
ese género que sea indígena.
Al hablar del catecú, he dicho que tal vez podria prepararse con la made-
ra de alguna de las mimosas que viven en México.
Aunque el árbol que produce el bálsamo negro se encuentra en la Repú-
blica, los indígenas solo extraen éste en cortas cantidades para los usos á
que ellos lo destinan, pero no sé que en la actualidad sea artículo de expor-
tacion.
La jara amarga de que he hablado, es la Vicia sativa, y no sé que los
chochos, Lupinus albus, se cultiven en Guanajuato: en la Cordillera de la
Villa de Guadalupe he visto el Lupinus elegans (Garbancillo), cuya especie
podria probablemente sustituir á la anterior.
Las reacciones asignadas para distinguir la goma de huisache, han sido
propuestas, no por mí, sino por mi discípulo el Sr. D. Adolfo Morales, co-
mo puede verse en la tésis para su exámen profesional.
La especie de coccus que produce la goma de Sonora, no me ha sido po-
sible determinarla por no haber podido conseguir estos insectos; ignoro si
será el C. lacca 6 alguna otra especie.
Tales son las rectificaciones que tengo que hacer en la parte que me con-
cierne. Réstame solo felicitar á vd. por su importante Memoria, y darle las
gracias por el elevado é inmerecido concepto que de mí tiene.
Me repito de vd. afectísimo amigo Q. S. M. B.—A. Herrera.
LES
LA NATURALEZA 141
ESTUDIO
SOBRE LOS CARACTÉRES QUE PRESENTAN, TRATADOS AL SOPLETE, SOBRE EL CARBON, LOS
CUERPOS SIMPLES QUE SON SUSCEPTIBLES DE DAR PEGADURAS, Y SOBRE LOS CARACTÉ-
RES QUE MANIFIESTAN ALGUNOS COMPUESTOS NATURALES Y ARTIFICIALES SOMETIÉNDO-
LOS AL MISMO TRATAMIENTO, POR EL SR. socio D. SeveRO NAvIa.
—__ Y AYÁA>>—
AL ILUSTRADO RECTOR DEL COLEGIO DEL ESTADO DE GUANAJUATO
LICENCIADO D. MANUEL LEAD.
AL DISTINGUIDO GEÓLOGO MEXICANO
INGENIERO D. MARIANO BARCENA.
Los diferentes aspectos bajo los cuales se presentan las especies minerales,
unas veces cristalizadas y más comunmente amorfas, exigen que se recurra
á diversos medios para determinarlas. En el primer caso, cuando los crista-
leg son perfectos, se pueden definir, casi siempre, por el estudio de la forma
cristalina y de sus caractéres exteriores, en tanto que para clasificar con acier-
to las variedades amorfas, ó las imperfectamente cristalizadas, no bastan, en
muchos casos, esta especie de caractéres, sino que es preciso someterlas á
varias pruebas químicas que manifiesten la presencia de uno ó varios de sus
elementos constituyentes, y unir estas indicaciones á sus propiedades físicas.
Existen, en efecto, gran número de especies minerales que presentan mu-
cha analogía en sus caractéres exteriores, particularmente las de color y lus-
tre metálico; á tal grado, que para distinguirlas, es indispensable ocurrir á
las reacciones químicas. Así, por ejemplo, el sulfuro de plata (AgS) y el
selenturo del mismo metal (AgSe) poseen un color gris de plomo negruz-
co, una dureza de 2,5, la misma fractura concoidea pequeña, cruceros cú-
bicos imperfectos, un peso específico poco diferente; adquieren lustre en la
raspadura; son dúctiles, y se presentan, ó cristalizados bajo las mismas for-
mas pertenecientes al sistema teseral, ó en masas amorfas de un aspecto
muy semejante. Siendo, pues, los caractéres físicos de estas dos especies ca-
si iguales, es necesario las más veces, para distinguirlas, poner en eviden-
cia por medio de alguna reaccion química, la presencia del azufre en la pri-
mera y del selenio en la segunda. Este caso y otros muchos que podria ci-
tar, manifiestan claramente la importancia que tienen en Mineralogía los
caractéres químicos, y la necesidad que hay de que las personas que se de-
142 LA NATURALEZA
dican al estudio de este importante ramo de historia natural, se familiaricen
con esta especie de caractéres, y conozcan bien las reacciones características
de los cuerpos simples que figuran más comunmente en la composicion de
las especies minerales.
Ahora bien, áun cuando bajo la denominacion de caractéres químicos se
comprenden en Mineralogía todas las pruebas por vía húmeda ó por vía se-
ca, por cuyo medio se reconoce la presencia de uno ó varios de los cuerpos
constitutivos del compuesto que se examina, sin determinar las proporcio-
nes en que se encuentran, solamente me ocupo en el presente artículo, de los
ensayes que se practican al soplete sobre el carbon. Por esta especie de prue-
bas, se determinan violentamente y con seguridad gran número de cuerpos,
sobre todo, los que son susceptibles de dar pegaduras con régulo metálico ó
sin él, ya se les trate sin adicion de reactivo ó mezclados con carbonato de
sosa. Y como entre estos cuerpos figuran la mayor parte de los que son el
objeto de explotaciones en grande, como plata, plomo, bismuto, zinc, esta-
ño, ete., creo que para el mineralogista, lo mismo que para el ensayador y
el metalurgista, que con frecuencia tienen que reconocer la presencia de al-
guno de los referidos metales en los numerosos compuestos naturales ó ar-
tificiales que los contienen, es de gran importancia poseer medios fáciles y
expeditos para lograrlo, ¿omo son las pruebas que se ejecutan con el auxilio
del soplete y de un corto número de reactivos.
Esta importancia que tienen las pruebas al soplete en el reconocimiento de
los minerales, y la circunstancia de que varias veces ha sucedido en el curso de
las lecciones de Mineralogía, que los alumnos confundan las pegaduras del
plomo y del bismuto, y tomen por del antimonio las blancas azuladas que
dan los dos primeros metales, debido sin duda á que la mayor parte de los
autores de análisis en uso, solamente dicen que estos dos cuerpos producen
pegaduras amarillas, me han determinado á hacer un estudio detallado sobre
la especie de caractéres con que encabezo este artículo.
Para llenar el objeto, divido este trabajo en dos partes: enla primera des-
cribo los caractéres que presentan, tratados al soplete sobre el carbon, los
cuerpos simples puros que dan pegaduras; doy los medios para distinguir es-
tas pegaduras unas de otras, valiéndome del sulfuro de amonio, de la tún-
tura de iodo y de la solucion de nitrato de cobalto; á continuacion de es-
to indico la reaccion que manifiestan, mezclándolos con sosa, todos los com-
puestos en que figuran cada uno de los cuerpos simples de que me ocupo, y
concluyo enumerando varias de las especies minerales, en cuya composicion
entra como uno de los elementos esenciales cada uno de los referidos cuerpos.
En la segunda parte describo los caractéres que manifiestan, sometiéndolos
Lam 42 LA NATURALEZA. FPomolV
Fig10 Fig 11. Fip12.
Pepa duras que dejan sobre el carbon, elarsenico, antimonto, zinc, estaño y plomo, tratados al soplefe.
LA NATURALEZA 143
al mismo tratamiento, varios compuestos naturales y artificiales, que sin con-
tener los cuerpos simples de que trato, dan pegaduras semejantes á las de al-
gunos de ellos.
He creído necesario hablar sobre este particular, tanto para evitar equivo-
caciones, como porque á menudo hay en la química analítica, necesidad de
recurrir al soplete para confirmar los resultados obtenidos por la vía hú-
meda.
*
* *x
De los diferentes cuerpos simples que seencuentran en el caso indicado,
solo trato de estos: arsénico, antimonio, teluro, zinc, estaño, plomo, bis-
muto, selenio, cadmio y plata. No figuran el talio ni el ¿ridio por no ha-
ber podido proporcionármelos; por este mismo motivo he suprimido los dibu-
jos de las pegaduras del teluro, pues la pequeña cantidad que poseía se aca-
bó en las pruebas. Los caractéres que presentan los referidos cuerpos, son
los siguientes:
Arsénico. Se volatiliza sin fundir, produce abundantes humos blancos con
olor de ajo, y da, álas llamas, una pegadura débil de color blanco, ó blanco
agrisado de ácido arsenioso, distante de la cavidad del carbon. (Fig. 1.?)
Tratando esta pegadura á la llama de oxidacion 6 á la de reduccion, se vola-
tiliza rápidamente, produciendo olor de ajo y tiñendo el dardo del soplete de
azul pálido. Pasando sobre la referida pegadura el tapon mojado del frasco
del sulfuro de amonio, no se altera; pero poniéndole una gota de este reac-
tivo, adquiere un tinte amarillo verdoso débil, alrededor de la gota, cuando
ésta se ha secado. (Fig. 2.)
Los compuestos del arsénico mezclados con sosa y sometidos al tratamien-
to anterior, producen el olor de ajo y la pegadura mencionada. Entre estos
compuestos se encuentran las siguientes especies minerales:
De lustre metálico: Domeykita, Cu As; Algodonita, Tu' As'; Whitne-
yita, Cu" As'; Kaneita, MnAs; Nicolita, NiAs; Rammelsbergita, NiAs*
Placodina, NÍAs; Esmaltita, (Co, Fe, Ni)As'; Leucopirita, FeAs'; Gens
dorfita, NiS'+NiAs'; Cobaltita, CoS"+CoAs* y Mispichkel FeS*+-FeAs”.
De lustre comun. Rejalgar, AsS; Oropimento, As* S*, Dimorjfita, As! S'
Arsenolita, As; Farmacolita, (/Ca+ “HPAs-+5 H; Farmacosiderita,
.....:
FeAs+ «Fo 44H; Escorodita, FeA+4H; Eritrita, Co*As-+8H; y Án-
nabergita, NiAs-+8SH.
144 ? LA NATURALEZA
Antimonio. Funde fácilmente, produce abundantes humos blancos, tiñe
la llama débilmente de azul verdoso y da á las dos llamas, á poca distancia
de la cavidad del carbon, una pegadura blanca bordeada de blanco azulado ó
azul de esmalte (fig. 3.) Si ántes de que todo el antimonio se haya oxidado,
se suspende el soplo por algunos instantes, se observa que el boton perma-
nece incandescente y en fusion por un corto rato, desprendiendo humos blan-
cos, y cuando éstos cesan, queda el régulo cubierto de cristalitos capilares,
prismáticos, de color blanco y de lustre de nácar. La pegadura obtenida se
volatiliza con facilidad, dirigiendo sobre ella la llama de oxidacion, ó bien la
de reduccion. En este tratamiento se colora el dardo del soplete de azul ver-
doso, poco perceptible. Pasando sobre la mencionada pegadura, despues de
fria, el tapon mojado del frasco del sulfuro de amonio, toma un color amari-
llo-limon, particularmente en las partes delgadas (fig. 4), y tocándola con el
tapon del mismo frasco, de manera de mojarla, adquiere un color rojo-na-
ranjado, ó amarillo naranjado, despues de haberse secado (fig. 5.) * Si se ex-
pone á la extremidad de un tubo, de donde se desprenda hidrógeno sulfu-
rado, se colora en toda su extension de amarillo-limon intenso, tirando al
naranjado. (Fig. 7.)
Poniéndole una gota de tintura de iodo, toma un color rojo ó amarillo-
naranjado al derredor de la gota, cuando se ha secado (fig. 6), semejantes
á los que adquiere con el sulfuro de amonio; pero este tinte desaparece al ca-
bo de algunos dias; se logra hacerlo persistir por más tiempo, dirigiendo el
dardo azul del soplete, instantáneamente sobre la parte de la pegadura don-
de se puso la gota de iodo. Si en vez de la gota de tintura de iodo se la hu-
medece con la solucion de nitrato de cobalto, y despues de esto se trata la
pegadura al fuego de oxidacion, toma un color verde-oscuro sucio, cuya co-
loracion es dificil de obtener con claridad, porque una parte de la pegadura
se volatiliza durante el tratamiento al soplete.
Los compuestos del antimonio, mezclados con sosa y tratados al fuego de
reduccion, dan globulitos de antimonio metálico, de color blanco de estaño,
brillantes y quebradizos, al mismo tiempo que la pegadura blanca de ese
metal.
Las especies minerales que contienen antimonio, son numerosas, y de ellas
citaré solamente estas:
* Esta manera de caracterizar las pegaduras del antimonio por medio de la coloracion que
toma, poniéndole unas gotas de sulfuro de amonio, es debido á mi estimado amigo é inteligen-
te químico el Sr. D. Vicente Fernandez. Igualmente aplicó el referido reactivo para distinguir
la pegadura del antimonio de la del zine, y de la blanquecina que da el bismuto.
LA NATURALEZA 145
De lustre metálico: Antimonio nativo, Sb; Breithauptita, NiSb; Ull-
mannita, NiS*+-Ni(Sb, As); Estibnita, Sb*S3; Berthierita, Sh*S'+-FeS
Chalcostibita, GuS--SH*S?; y Livingstonita, 4Sb*S*+HgS--FeS”; especie
descubierta el año próximo pasado por el distinguido Mineralogista mexi-
cano D Mariano Bárcena.
Sin lustre metálico: Kermesita, Sh0*--28SbS?; Senarmontita, Sb0?; Va-
lentinita, SbO?, (dimorfa); Cervantita, ShO'; Estibiconita, SLO 4H y Vol-
gerita ShO*+5H.
Teluro. Este metaloide funde fácilmente, produce humos blancos, tiñe
la llama de verde, y da, tanto al fuego de oxidacion como al de reduccion,
una pegadura blanca á poca distancia de la cavidad del carbon, ribeteada de
pardo -rojizo y amarillento. Sometiendo esta pegadura á una de las dos lla-
mas, se volatiliza tiñéndolas de verde, ó de verde-azulado, si contiene sele-
nio, en cuyo caso se percibe el olor característico de este metaldide. Pasan-
do sobre esta pegadura despues de fria, el tapon mojado del frasco de sulfu-
ro de amonio, adquiere un tinte pardo rojizo (?), y poniéndole una gota del
mismo reactivo, toma un color pardo oscuro (?), cuando la gota se ha se-
cado:
Los compuestos de teluro, mezclados con sosa y tratados al soplete sobre
el carbon, producen una masa hepática de telururo de sodio, que puesta so-
bre una lámina de plata pulida y humedecida con una gota de agua, la man-
cha de negro pardusco. *
Las especies minerales que solo contienen teluro y ninguno de los otros
cuerpos que dan pegadura, son pocas, y entre ellas se encuentran el teluro
y el ácido teluroso.
* Esta reaccion es comun á los compuestos del teluro, del selenio y del azufre. Se distin-
guen por el olor que producen tratándolos al soplete: el primero, cuando está puro, no produ-
ce ninguno; el segundo desprende olor de coles podridas, y el tercero de ácido sulfoso; pero
cuando este carácter no basta, se toma una porcion de la sustancia que se examina, se pulve-
riza y se calienta con ácido sulfúrico puro en una cápsula de porcelana, sobrela lámpara de al-
cohol, y si es un compuesto de teluro, se obtendrá un licor púrpura, que arrojando el aliento
sobre él, ó poniéndole unas gotas de agua despues de frio, se precipita el teluro bajo la forma
de un polvo negro; si es un compuesto de selenio, se obtendrá un licor verde pistacho, que so-
metido, despues de frio, al tratamiento anterior, se precipita un polvo rojo del selenio, el cual
se ennegrece casi inmediatamente, cuando se le pone el agua al licor ántes de haberse enfriado
completamente; si es un compuesto de azufre, se obtendrá un licor que no manifestará ninguna
de las dos reacciones que acabo de mencionar.
La NaTuraALEzA.—Tom. 1Y.—19,
146 LA NATURALEZA
Zinc. Al fuego de oxidacion funde fácilmente, arde con llama verde azu-
lada muy brillante, produce espesos humos blancos y da una pegadura de
óxido en capas gruesas, que se deposita junto á la cavidad del carbon, y en
su interior, ribeteada de otra débil de color blanco azulado (fig. 8). La pri-
mera de estas pegaduras es amarillo-limon en caliente, y fosforescente mién-
tras dura el soplo; por el enfriamiento se pone blanca. Sometiéndolas al fue-
go de reduccion, se volatilizan lentamente tiñendo la llama de verde azulado.
No sufren alteracion sensible, pasando sobre ellas el tapon mojado del frasco
de sulfuro de amonio, ni poniéndoles una gota de este reactivo ó de tintura
de iodo. Humedeciéndolas con una gota de la solucion de nitrato de cobal-
to y tratándolas al fuego de oxidacion, adquieren un hermoso color verde es-
meralda, si la solucion está concentrada,-ó verde yerba, si está diluida, que
solo es muy marcado, cuando se han enfriado completamente (fig. 9).
Los compuestos del zinc mezclados con sosa y tratados á la llama de re-
duccion producen la pegadura de que acabo de hablar; pero la parte blanca
azulada rara vez se obtiene en este caso.
Sin lustre metálico: Blenda, ZaS; Wurtzita, ZaS, (dimorfa); Voltzita,
ZnS+4Zno; Smithsonita, ZaC; Hidrozincita, ZaC+2znH; Zincita, Zn;
Aurichalcita, 20uC-+3ZnH; Calamina eléctrica, Zn"SiH y Goslarita,
ZnS+7H.
Estaño. Funde fácilmente, produce humos blancos casiimperceptibles, y
da á la llama de oxidacion, una pegadura de óxido que se deposita en el in-
terior de la cavidad, alrededor de la prueba, y otra muy débil, de color blan-
co azulado sobre el plano del carbon.
La primera es amarillo-paja en caliente y algo fosforescente miéntras dura
la accion del soplete; por el enfriamiento se pone blanca (fig. 10). Durante
el soplo, el boton se cubre de capas de óxido, que se desprenden bajo la for-
ma de escamas blancas. La pegadura obtenida no es volátil á ninguna de las
dos llamas, pero á un buen fuego de reduccion se reduce á estaño metáli-
co. No sufre dicha pegadura ninguna alteracion, pasando sobre ella el tapon
mojado del frasco de sulfuro de amonio, ni poniéndole una gota de este reac-
tivo ó de tintura de iodo.
Humedeciéndola con una gota de solucion diluida de nitrato de cobalto, y
sometiéndola al fuego de oxidacion, toma un color azul-verdoso muy marca-
do, despues de haberse enfriado (fig. 11). Aparece, además, un color pardo,
debido al óxido de cobalto, que tiñe el carbon cerca de la cavidad y en las
Lám. V LA NATURALEZA. Tomo lV
Fig.22. Fig.23. Fig 24.
Pegaduras que dejan sobre el carbon, el plomo bismuto, selenio, plata y a/gunos compuestos tralados al soptere
+ 2 / A, Ú
LA NATURALEZA 147
partes en donde no se depositó ninguna pegadura. El estaño no tiñe la lla-
ma, pero humedeciéndolo con una gota de ácido clorhídrico diluido, tratán-
dolo al fuego de oxidacion, colora el dardo del soplete de azul-violado, pro-
duciendo al mismo tiempo humos blancos que se depositan muy distante de
la cavidad del carbon, bajo la forma de pegadura blanca. Pasando sobre es-
ta pegadura, despues de fria, el tapon mojado del frasco del sulfuro de amo-
nio toma un color pardo-claro, ó pardo de madera.
Los compuestos del estaño, mezclados con sosa y polvo de carbon, y tra-
tados al soplete, dan globulitos metálicos de estaño, brillantes y dúctiles.
Para observarlos con claridad, se desprende el ensaye del carbon, se muele
con agua en un mortero de ágata y se quitan las impurezas por decantacion;
en cuyo caso se obtienen palletitas de estaño metálico * que tratadas sobre
otro carbon, al fuego de oxidacion, producen la pegadura arriba mencio-
nada.
Las especies minerales de este metal son: la Estanita, 2(Cu, Fe, Zn)S+
SnS' de lustre metálico y la Casiterita, SnO”, de lustre comun.
Plomo. Funde fácilmente, proyectando globulitos metálicos irisados; tiñe
la llama de azul ultramar claro; produce alternativamente humos blancos y
amarillo-verdosos, y da al fuego de oxidacion dos pegaduras: una blanca azu- *
lada, ó azul de esmalte en la periferie, y la otra amarilla, junto á la cavidad
del carbon y en su interior. Esta última, es amarillo-naranjada en caliente
y amarillo-verdosa, ó de azufre, en frio (fig. 12). Sometiéndolas á la llama
de reduccion, se volatilizan fácilmente tinéndola de azul de ultramar claro.
Pasando sobre estas pegaduras, despues de frias, y en toda su extension,
el tapon mojado del frasco del sulfuro de amonio, se coloran muy rápida-
mente de pardo-rojizo, de tintes diferentes; la blanquecina, de pardo oscuro,
y la amarilla, de pardo claro (fig. 13). Estas coloraciones se alteran al cabo
de algunos dias. Si á estas pegaduras, ya sulfuradas, se les vierte una gota
de tintura de iodo, adquieren un color amarillo limon, ó de huevo unas ve-
ces, alrededor de la gota cuando ésta se ha secado, y otras verde amarillen-
to. Estas coloraciones dependen de la parte de la pegadura, en donde se puso
el iodo; si esto se efectúa en las partes gruesas, se obtiene uno de los prime-
ros colores, y si en las partes delgadas, aparece el segundo. Comunmente se
* Se puede comprobar la presencia del estaño por otro medio: se satura una perla de bórax
sobre el alambre de platina, de óxido de cobre, que la colora de azul-verdoso; despues de esto,
Se le pone una pequeña porcion de las palletitas obtenidas, y se le trata al fuego de reduccion;
en cuyo caso, si la sustancia que se examina es estaño, la perla de bórax adquiere el aspecto
de esmalte rojo-pardo, ó rojo-rubí.
148 LA NATURALEZA
manifiestan á la vez ambas coloraciones, dispuestas en curvas concéntricas
muy marcadas, despues de haberse secado la gota (fig. 14). Si despues de
esto se sulfuran de nuevo las pegaduras, toman un color semejante al que
manifiestan las del bismuto sulfuradas y humedecidas con una gota de tintu-
ra de iodo, de que hablaré adelante. Dirigiendo el dardo azul del soplete so-
bre la parte de la pegadura, en donde se puso el iodo, se obtienen las pega-
duras que manifiesta la (fig. 15), que son las producidas por el ioduro de
plomo artificial, tratado de la misma manera. Para observarlas con claridad,
es preciso que el carbon tenga bastante extension superficial.
Los compuestos del plomo, mezclados con sosa y tratados al soplete, dan
glóbulos metálicos de color gris de plomo, blandos y perfectamente dúctiles,
al mismo tiempo que la pegadura amarilla ya descrita. La blanquecina rara
vez aparece en este caso.
El plomo existe en gran número de especies minerales, entre ellas se en-
cuentran las siguientes:
De lustre metálico: El plomo nativo, Pb y la Galena, PbS.
Sin lustre metálico: Litargirio nativo, Pb; Minio, PL%0*; Cerucita,
POC; Anglesita, P»S; Wulfenita, PbMo; Lanarkita, PbC--PDS; Scheeli-
tina, PLW y Crocoíta, PhCr.
Bismuto. Este metal funde fácilmente, produce alternativamente humos
blancos y amarillo-naranjados, y al fuego de oxidacion, da dos pegaduras:
la de la periferie es blanca, azulada, ó amarillo-verdosa, y la otra, que se de-
posita junto á la cavidad del carbon, y en su interior es amarillo-naranjada,
intensa en caliente, y amarillo-limon en frio, ligeramente pardusca cerca de
la prueba (fig. 16). Tratando estas pegaduras al fuego de reduccion, se vo-
latilizan sin teñir la llama; pero si se les pone una gota de ácido clorhídrico
cerca de la cavidad del carbon y se les trata á la llama de oxidacion, la colo-
ran de verde manzana, ó de verde azulado si se puso un exceso de ácido, de-
positándose á mayor distancia de la prueba, una pegadura blanca de cloruro
de bismuto. Los mismos resultados se obtienen humedeciendo el régulo de
bismuto con una gota del mismo ácido.
Pasando sobre toda la extension de las pegaduras del bismuto, despues de
frias, el tapon mojado del frasco del sulfuro de amonio, se coloran -ménos
rápidamente que las del plomo, de pardo-rojizo de tintes diferentes la blan-
quecina y la amarilla. Las coloraciones son un poco más claras que las que
con igual tratamiento adquieren las del plomo. Si á estas pegaduras del bis-
LA NATURALEZA 149
muto, ya sulfuradas, se les vierte una gota de tintura de iodo, toman alre-
dedor de la gota, cuando ésta se ha secado, un color rojo de tintes diferen-
tes, de aurora, de escarlata ó pardusco, dispuestos en curvas concéntricas,
cuando aparecen varios de ellos á la vez (fig. 17). Estas coloraciones des-
aparecen al cabo de unoó más dias, manifestando entónces un color amarillo
algo verdoso. Es de advertir, que si la gota de tintura de iodo se pone en
las partes gruesas de la pegadura, junto á la cavidad del carbon, entónces
aparece desde luego una zona de color amarillo-limon, además de las rojas,
debido probablemente á que se forma un oxi-ioduro de bismuto que tiene ese
color. El colorrojo se manifiesta con más claridad, dejando caer instantánea-
mente el dardo azul del soplete sobre la parte de la pegadura en donde se puso el
iodo, ó manteniendo el soplo á pausas por algunos instantes: se logra así, ade-
más, hacer persistente la coloracion roja. Si se prolonga la accion del soplete,
dirigiendo el dardo á poca distancia de la parte donde se puso el iodo, se ob-
tienen entónces una ó varias de las coloraciones que manifiesta la (fig. 18),
que son las de la pegadura del ioduro de bismuto artificial.
Ordinariamente se obtiene la zona pardo-rojiza oscura de la periferie. Es-
tas coloraciones se alteran, dejando la pegadura expuesta al aire; sobre todo
la zona que acabo de mencionar, toma un color rojo-escarlata, ó verde ama-
rillento, ó ambos.
Los compuestos del bismuto mezclados con sosa y tratados al soplete, dan
globulitos quebradizos de bismuto metálico, de color blanco rojizo y de tes-
tura hojosa, y al mismo tiempo la pegadura amarilla ya mencionada. La par-
te blanquecina rara vez se obtiene en este caso. Para observar con más cla-
ridad el bismuto, se desprende el residuo obtenido en el tratamiento ante-
rior, se muele con agua en un mortero de agota y se separan las impurezas
por decantacion.
Entre las especies de este metal, se encuentran éstas:
De lustre metálico: Bismuto nativo, Bi; Bismutinita, Bi*S?*. Sin lustre
metálico: Bismutita, 3(Bi0"CO4-HO)+BiO*HO y Bismita, BiO.
Selenio. Al fuego de oxidacion funde fácilmente en glóbulos de color gris
de fierro, tiñe la llama de azul violado intenso, produce abundantes humos
pardo-rojizos y pardo-amarillentos, con olor de coles podridas, y da tres pe-
gaduras: la que se deposita junto á la cavidad del carbon, es gris metálica
lustrosa; la del centro es blanco-agrisada; una y otra débiles, y la de la pe-
riferie rojo-ladrillo, rojo-cereza ó rojo-bermellon algunas veces (fig. 19).
Sometiendo estas pegaduras á cualquiera de las dos llamas, se volatilizan rá-
pidamente, produciendo el olor y la coloracion de la llama arriba menciona-
150 LA NATURALEZA
das. No se alteran pasando sobre ellas el tapon mojado del frasco de sulfu-
ro de amonio, ni poniéndoles una gota de este reactivo ó de tintura de iodo.
Los compuestos del selenio, mezclados con sosa y tratados al fuego de
reduccion, dan seleniuro de sodio, que puesto sobre una lámina de plata y
humedecido con una gota de agua, la mancha de negro-pardusco; esta reac-
cion lo confunde con el teluro y con el azufre; pero ya indiqué ántes la ma-
nera de distinguirlos. (Nota de la pág. 145.)
Las especies minerales que contienen son pocas y raras; entre ellas se en-
cuentran las siguientes: Berzelianita, Cu'Se; Tiemannita, HgSe y Nau-
mannita, AgSe. Esta última especie de la fórmula (Ag. Au)Se, se encuen-
tra en la mina del Santo Niño perdido, en el mineral del Nayal (Guanajua-
to). Su descripcion y análisis suscritos por el Sr. Fernandez y por el que
esto escribe, se publicaron el año de 1874. Posteriormente á esta fecha he
reconocido la misma especie en ejemplares procedentes de varias minas de
este mineral, como son Peregrina, el Capulin y Barragana.
Cadmio. Al fuego de oxidacion funde fácilmente, produce abundantes
humos pardo-amarillentos, y da una pegadura que se deposita en el interior
de la cavidad y sobre el plano del carbon, en la cual se distinguen cuatro co-
loraciones diferentes: gris oscura, casi negra, en capas gruesas, y de lustre
metaloide débil, junto á la cavidad del carbon; despues de ésta, hácia fuera,
otra parda-rojiza; á continuacion amarillo-naranjada, y en la periferie ver-
de-amarillenta irisada.
Estas coloraciones aparecen, ó en zonas concéntricas bien marcadas, ó
bien mezcladas caprichosamente las tres últimas (fig. 20): despues de frio
el carbon se observan con claridad. La costra negra de la cavidad del
carbon, interiormente es amarillo-naranjado. Sometiendo estas pegaduras á
la llama de reduccion, se volatilizan lentamente sin teñirla. Pasando sobre
ellas el tapon mojado del frasco del sulfuro de amonio, no se alteran, ni
tampoco poniéndoles una gota de este reactivo ó de tintura de iodo. Hume-
deciéndolas con una gota de ácido clorhídrico y tratándolas al fuego de oxi-
dacion, se trasforman en cloruro de cadmio, el cual se volatiliza, depositán-
dose á más distancia de la cavidad del carbon, bajo la forma de pegadura
blanca. Si sobre esta pegadura se pasa el tapon mojado del frasco del sul-
furo de amonio, se colora de amarillo, y tocándola con el mismo tapon mo-
jado de sulfuro de amonio, adquiere un tinte amarillo-limon sucio, despues
de seca. Estas reacciones distinguen las pegaduras del cadmio de las del elo.
ruro de manganeso, con las que presentan alguna semejanza y de las que
hablaré adelante.
scada
LA NATURALEZA 151
Los compuestos del cadmio mezclados con sosa y tratados al fuego de re-
ccion, producen las pegaduras arriba mencionadas.
du > Pp Pp O
La sola especie del género cadmio, es la Greenockita, CAS; lo contienen
algunas veces las blendas, el carbonato y silicato de zinc.
Plata. Funde fácilmente sin perder su lustre ni su color blanco, y al fue-
go de oxidacion, da una pegadura en la cual se distinguen tres coloraciones:
pardo-rojizo oscuro en la parte média, cuando se ha enfriado; casi negra en
caliente, amarilla de ocre en la cavidad del carbon, y verde azulada en la pe-
riferie (fig. 21). Esta última zona, aparece las más veces solamente por un
soplo prolongado, en cuyo caso, las tres son muy marcadas en frio, y más
aún, si la plata contiene cobre. Pasando sobre esta pegadura el tapon moja-
do del frasco del sulfuro de amonio, solamente la zona verde se colora de
negro pardusco.
Los compuestos de la plata mezclados con sosa y tratados al soplete, dan
globulitos de plata, blancos, brillantes y dúctiles, y la pegadura ántes men-
cionada, que sin embargo algunas veces no se obtiene. Para observar los
globulitos de plata, se muele el residuo obtenido en el tratamiento que aca-
bo de indicar, con agua en un mortero de ágata, y se separan las impurezas
por decantacion.
Las especies del género plata son numerosas, pero únicamente citaré las que
solo contienen este metal combinado con otros cuerpos que no dan pegadu-
ras; estos son:
Plata nativa, Ag; Plata sulfúrea, AgS; Kerargyrita, AgCl; Bromi-
rita, AgBr; Embolita, Ag(Cl, Br); lodirita, Aglo; Amalgama, AgHg'
Arquerita, Ag"Hg; Stromeyerita, AgS--Cu'S y Sternbergita, AgS +
3FeS--FeS?*.
Es de advertir, que cuando la plata se encuentra formando ligas ó com-
puestos que contengan uno ó varios de estos metales: Antimonio, Plomo,
Bismuto y Zine, la zona pardo-rojiza de la pegadura de la plata, mezclán-
dose con las de los otros cuerpos mencionados, les comunica un color rojo
de tintes diferentes: carmin, rosa, flor de albérchigo pardusco y violado de
obispo; ó gris de perla y azul de espliego; dependiendo estas coloraciones,
tanto de las proporciones en que se encuentran los diferentes cuerpos ya ci-
tados, como del tiempo que se sostiene el soplo. Las ligas binarias de cad-
mio y zinc, ó de plomo y cadmio, ó los compuestos que contienen estos cuer-
pos, dan pegaduras semejantes á las que producen las de plata con los mis-
mos metales zinc y plomo.
152 LA NATURALEZA
Ya hablé extensamente sobre este particular en el artículo que, sobre los
caractéres pirognósticos de los minerales de plata, tuve la honra de presentar
el año próximo pasado á esa ilustrada Sociedad, quien se dignó aceptarlo
bondadosamente, acordando fuese publicado en su periódico la «Naturaleza.»
Por tan inmerecida distincion, aprovecho esta oportunidad para manifestar
públicamente mi agradecimiento á esa respetable Sociedad en general, y en
particular al sabio naturalista D. Mariano Bárcena, por los benévolos térmi-
nos en que se expresó en su dictámen sobre el referido artículo, Ahora, so-
lo añadiré, que la liga de plata y teluro, y los compuestos que contienen es-
tos dos cuerpos, producen pegaduras semejantes á la liga de plata y antimo-
nio. Debia suceder así, puesto que las pegaduras del teluro y del antimonio
son análogas. En vista de estas observaciones, creo que puede establecerse es-
ta regla general: Cuando la plata se encuentra ligada ó en combinacion
con otro cuerpo que sea susceptible de dar pegadura, pero que ésta, no
siendo muy volátil se deposite cerca de la cavidad del carbon, y que
además tenga un color blanco ó amarillo claro, si se les trata al so-
plete, la pegadura de la plata modificará á la del segundo cuerpo, co-
municándole un color rojo de tintes diferentes. Segun esto, es de espe-
rar que la liga de iridio y plata quede comprendida en esta regla; pues el iri-
dio da una pegadura amarilla cerca de la cavidad del carbon. No he podido
verificar este supuesto, por no tener iridio.
Lo expuesto hasta aquí, manifiesta cuáles son los caractéres que presentan,
tratados al soplete sobre el carbon, los cuerpos simples que dan pegaduras y
los medios que deben emplearse para distinguirlas. Hay, sin embargo, algu-
nos compuestos naturales y artificiales, que sometidos al mismo tratamiento,
producen pegaduras semejantes á las de los cuerpos simples de que me he
ocupado, sin contenerlos. Como esta circunstancia podria en algunos casos
inducir en error á las personas que se dedican al estudio de la Química y de
la Mineralogía, en cuyas ciencias el estudio del soplete es tan importante,
paso á ocuparme de los caractéres pirognósticos de algunos de estos com-
puestos:
eE
Entre estos compuestos se encuentran algunos cloruros, bromuros y t0- *
duros, que sometidos á la accion del soplete, se volatilizan sin descompo-
nerse, ó bien descomponiéndose en parte, y producen en ambos casos, pe-
gaduras de tintes diferentes.
Los caractéres que presentan los referidos compuestos á la flama de oxi-
dacion, son los siguientes:
- LA NATURALEZA 153
Cloruro, bromuro y ioduro de potasio. Funden fácilmente, penetrando
en los poros del carbon, y continuando el soplo despues de esto, producen
humos blancos, y dan una pegadura blanca ribeteada de blanco azulado, más
ó ménos abundante y á poca distancia de la cavidad del carbon. Sometiendo
estas pegaduras á una de las dos llamas, se volatilizan, tiñendo el dardo del
soplete de azul-violado pálido, cuya coloracion se observa tambien durante
el tratamiento anterior. Exponiendo dichas pegaduras á las emanaciones del
sulfuro de amonio, no se alteran, ni adquieren ninguna coloracion, vertién-
doles una gota de este reactivo.
Cloruro, bromuro y ioduro de sodio. Cada uno de estos compuestos
manifiesta los mismos caractéres pirognósticos que los anteriores, con diferen-
cia de que tiñen el dardo del soplete de amarillo rojizo, y que la pegadura
blanca es más débil. No se alteran tampoco estas pegaduras con el sulfuro de
amonio.
Cloruro de litio. (LiCl.) Este compuesto manifiesta los mismos caracté-
res pirognósticos que los del potasio y del sodio de que acabo de hablar, con
diferencia de que tiñe el dardo del soplete de rojo-carmin, y la pegadura
blanca expuesta al aire, desaparece al cabo de algunos instantes. Esta parti-
cularidad es debida á que, siendo delicuescente el cloruro de litio, absorbe la
humedad del aire y se introduce en los poros del carbon.
Cloruro de amonio (AzH*CI). Se volatiliza sin fundir, tiñe la llama dé-
bilmente de verde-azulado, produce abundantes humos blancos, y da una
pegadura débil, blanca agrisada, muy distante de la cavidad del carbon. Es-
ta pegadura se volatiliza rápidamente, sometiéndola á cualquiera de las dos
llamas, que tiñe de verde-azulado poco perceptible. No se altera por el sul-
furo de amonio.
Cloruro, bromuro yioduro de cadmio. (CAC!) (CdBr), (Cdlo). Funden
fácilmente, desprenden humos blancos, y dan una pegadura blanca, ribetea-
da de blanco-azulado, poco distante de la cavidad del carbon, muy volátil y
semejante á la del antimonio. Algunas veces, cuando se prolonga mucho el
soplo, aparece en la cavidad del carbon y junto á sus bordes, la pegadura
pardo-rojiza del cadmio, particularmente con el ¿o0duro. Mezclados con sosa
cada uno de estos compuestos, y tratados á la llama de reduccion, se obtie-
nen las pegaduras del cadmio. Pasando sobre las pegaduras blancas, el ta-
pon mojado del frasco del sulfuro de amonio, se coloran de amarillo-limon,
(fig. 22), sobre todo, en las partes delgadas. Esta reaccion las confunde con
las del antimonio; pero se distinguen de la de este metal, poniéndoles una
gota de sulfuro de amonio, en cuyo caso, las pegaduras de los compuestos
de cadmio mencionadas, adquieren un color amarillo-limon sucio, tirando
La NATURALEZA.—TOM. 1V.—20.
154 LA NATURALEZA
al amarillo de ocre, en tanto que la del antimonio lo toma, segun he indica-
do, rojo-naranjado, despues de seca la gota.
Calomel. (Hg*Cl). Sublimado corrosivo (HgCD). Se volatilizan sin fundir,
producen abundantes humos blancos y dan una pegadura blanca de bordes
azulados, muy volátil y distante de la cavidad del carbon: esta pegadura en
capas delgadas, es blanco-agrisada. Pasando rápidamente sobre ella el tapon
mojado del frasco del sulfuro de amonio, se colora instantáneamente de ne-
gro pardusco, y poniéndole á esta pegadura ya sulfurada, una gota de tintu-
ra de jodo, adquiere un hermoso color rojo-bermellon en el centro de la go-
ta, en cuyo perímetro se observa, las más veces, un tinte verde-amarillento,
amarillo-verdoso ó naranjado (fig. 23). Estas coloraciones son muy marca-
das cuando la gota se ha secado, pero desaparecen al cabo de algunos dias:
la parte negra-pardusca vuelve á tomar un color blanco, y la parte roja to-
ma un color verde amarillento si se ha operado sobre el calomel, ó bien des-
aparece.
Cloruro de estaño (SnCl). Funde, produce abundantes humos blancos,
y da dos pegaduras: una de cloruro blanca, ó blanco-agrisada, muy volátil y
distante de la cavidad del carbon, y la otra de óxido en el interior de ésta.
La primera desaparece, dirigiendo sobre ella la llama de oxidacion, la cual
se tiñe de azul de ultramar claro ó de azul violado; la segunda es fija. Pa-
sando sobre la pegadura de cloruro, el tapon mojado del frasco del sulfuro
de amonio, despues de fria se colora en toda su extension de pardo-cetrino,
ó de pardo de madera, la de óxido manifiesta con la solucion de cobalto la
reaccion del estaño, ya indicada al tratar de este metal.
Cloruro de zinc. Funde, produce abundantes humos blancos y da dos
pegaduras: una de cloruro blanco, muy volátil y distante de la cavidad del
carbon, y la otra de óxido en el interior de ésta. La primera desaparece al ca-
bo de algunos instantes, debido á que, siendo delicuescente el cloruro de zine,
absorbe la humedad del aire y se introduce en los poros del carbon; pero di-
rigiendo sobre esta parte la llama de oxidacion, aparece, en vez de la pegadu-
ra de cloruro, de óxido: la segunda es fija, y produce la reaccion del óxido
de zinc con la solucion de cobalto.
Cloruro de plomo (PbCl) y Cloruro de bismuto (Bi'CI”). Funden fácil-
mente, producen abundantes humos blancos y tiñen la llama, el primero de
azul de ultramar claro, el segundo de verde-manzana; dan dos pegaduras:
una blanca del cloruro del metal sobre que se opera, muy volátil y distante
de la cavidad del carbon, y la otra amarilla de óxido en el interior de ésta y
cerca de sus bordes. Las pegaduras de cloruro se volatilizan violentamente,
dirigiendo sobre ellas la llama del soplete, que tiñe de azul la de plomo y de
LA NATURALEZA 155
verde la del bismuto. Sulfuradas estas pegaduras y humedecidas con una go-
ta de tintura de iodo, manifiestan las reacciones ya descritas al tratar de ca-
da uno de estos metales. Se obtienen además, globulitos'metálicos, dúctiles,
con el cloruro de plomo, y quebradizos con el de bismuto.
Cloruro de cobre (CuCl). Funde, produce humos blancos, con olor de
cloro, tiñe la llama de azul intenso (bleu d'azur) y de verde; se obtienen dos
pegaduras: la más próxima á la cavidad del carbon, es amarilla pardusca, ó
pardo-rojiza, y la de la periferie blanco-azulada ó blanco-agrisada, ambas muy
volátiles. Dirigiendo sobre ellas el dardo del soplete, desaparecen rápida-
mente tiñéndola de azul y de verde; en el interior de la cavidad se obtienen
globulitos de cobre que, cuando son muy pequeños, forman una especie de
pegadura rojo-carmin oscura. Pasando sobre dichas pegaduras el tapon
mojado del frasco del sulfuro de amonio, se coloran de pardo-rojizo os-
curo.
Cloruro de Manganeso (MnCl). Funde, produce humos blancos, tiñe la
llama de verde y da una pegadura compuesta de tres zonas diferentes: la del
centro es amarillo-pardusca, tirando al naranjado; la de la periferie blanco-
azulada débil, y la que se observa cerca de laprueba es pardo-rojiza oscura;
en el interior de la cavidad del carbon se obtiene un resíduo negro escorio-
so (fig. 24). Sometiendo estas pegaduras á la accion del soplete, solo la zona
blanquecina desaparece: igual resultado se obtiene arrojando sobre ella el
aliento.
Estas pegaduras del cloruro de manganeso presentan alguna semejanza
con las del cadmio; pero se distinguen de las de este metal, raspando con la
navaja una porcion de ellas, mezclándola con sosa y tratando la mezcla so-
bre la lámina de platina al fuego de oxidacion; en cuyo caso se obtiene la
masa verde-azulado que caracteriza al manganeso.
loduro de mercurio (Hglo). Se volatiliza, produce humos amarillos y da
una pegadura muy distante de la cavidad del carbon, compuesta de dos zo-
nas de colores diferentes; una amarillo-verdosa y la otra rojo-bermellon ó
escarlata; ambas muy volátiles.
loduro de plomo (Pblo). Funde, produce humos amarillos rojizos, con
olor de iodo, tiñe la llama débilmente de verde y da dos pegaduras: una de
ioduro, muy volátil, distante de la cavidad del carbon, y de color amarillo-
naranjado en caliente, y amarillo de limon en frio, ribeteado de verde ama-
rillento, y la otra amarillo verdoso de óxido, en el interior de la cavidad, en
donde se observan además globulitos irisados de plomo metálico. Estas mis-
mas pegaduras se obtienen, sulfurando las pegaduras que produce el plomo,
vertiéndoles despues de esto una gota de tintura de iodo, y tratándolas al
156 LA NATURALEZA
fuego de oxidacion, teniendo cuidado de dirigir el dardo azul del soplete so-
bre la parte de la pegadura donde se puso el iodo.
Toduro de bismuto (Bilo”). Funde (?), tiñe la llama débilmente de verde,
produce humos y da una pegadura compuesta de tres zonas de colores dife-
rentes: rojo-bermellon ó de aurora, la del centro; rojo-cereza ó pardusca la
de la periferie, y amarilla-limon ó naranjada la que se deposita junto ála ca”
vidad del carbon. Las tres zonas se volatilizan dirigiendo sobre ellas cual-
quiera de las dos llamas, y la de la periferie se altera al cabo de algunos dias
por su exposicion al aire, tomando un color rojo-bermellon, ó bien amarillo-
verdoso algo pardusco. ,
Las pegaduras que produce el bismuto, sulfuradas, bumedecidas con una
gota de tintura de iodo y tratadas á la llama de oxidacion, manifiestan las
coloraciones anteriores, aunque rara vez las tres. Comunmente se obtiene la
rojo-cereza en la periferie, amarillo-naranjado en el centro y amarillo-ver-
doso cerca de la cavidad; se observa además una parte blanquecina.
De los compuestos de que acabo de hablar, se encuentran en la natura-
leza y descritos en la quinta edicion del excelente Tratado de Mineralogía del
sabio y distinguido Profesor el Sr. Dana, los siguientes:
Silvita, (KC); Halita, (NaCl); Sal amoniano, (NH'Cl); Calomel, (Hg
Cl); Cotunnita, (PLCL); Cocinita, (Hglo) y cloruro de manganeso. Además
estos oxicloruros que manifiestan los mismos caractéres al soplete que sus
correspondientes cloruros: Matlochita, (PLDCI+4PDO); Mendipita, (PLCl--
2Pb0); Atacamita, 3CUu0HO.+(Cu.CHHO; Taligita, 4CU0.HO+(Cu.Cl)
HO--3H0, y este oxicloruro de plomo, Pblo+-2Pb0 llamado Schwartzem-
bergita.
Los demás compuestos de que me he ocupado, aunque no se encuentran
en la naturaleza, he creído necesario tratar de ellos, porque segun he indi-
cado ya, producen pegaduras semejantes á las de varios cuerpos simples, lo
que podria ocasionar dudas é inducir en errores.
En resúmen, de todo lo expuesto hasta aquí, resulta:
Primero. Que el arsénico, antimonio y teluro producen pegaduras blan-
cas, tanto en caliente como en frio, adquiriendo, cuando se les pone una go-
ta de sulfuro de amonio, la del primero, un tinte amarillo-verdoso débil, al-
rededor de la gota; la del segundo un color rojo naranjado, y la del tercero
una coloracion pardo-rojiza. (?)
Segundo. Que el zinc y el estaño dan pegaduras amarillas y fosforescen-
tes en caliente, y blancas en frio; sirviendo para caracterizarlas el color verde-
yerba que toma la del primero, y la coloracion azul-verdosa que adquiere la
LA NATURALEZA | 157
del segundo, cuando se la humedece con una gota de la solucion de nitrato
de cobalto y se las trata á la llama de oxidacion.
Tercero. Que el plomo y el bismuto producen pegaduras amarillas, ribe-
teadas de blanco azulado, tanto en caliente como en frio; pero de tintes di-
ferentes en uno y en otro estado; sirviendo para caracterizarlas y distinguir-
las entre sí, las coloraciones que toman humedeciéndolas con una gota de
«tintura de iodo, despues de sulfuradas: la del 1.% es amarilla, y la del 2."
roja de tintes diferentes. Guando estas coloraciones no son bastante marca-
das, bastará dirigir la llama de oxidacion sobre el carbon, á poca distancia
de la parte de la pegadura en donde se puso la tintura de iodo, para obtener
las pegaduras de los ioduros de plomo y de bismuto.
Cuarto. Que el selenio, la plata y el cadmio, dan pegaduras compuestas
de varias zonas de colores diferentes, teniendo de comun la de color rojo;
pero de tintes diferentes. Son inalterables por el sulfuro de ámonio, excepto
la zona verde azulada de la pegadura de la plata, que adquiere un tinte ne-
gro-rojizo, pasando sobre ella el tapon mojado del frasco del sulfuro de amo=-
nio. La pegadura del selenio se volatiliza dirigiendo sobre ella el dardo del
soplete, que tiñe de azul violado intenso, produciendo á la vez el olor de co-
les podridas, que caracteriza á este metaloide. La del cadmio se distingue,
poniéndole una gota de ácido clorhídrico y tratándola á la llama de oxida-
cion; en cuyo caso se adquiere una pegadura blanca de cloruro de cadmio,
que se amarillea, pasando sobre ella el tapon mojado del frasco del sulfuro
de amonio.
Quinto. Que los siguientes compuestos: cloruro, bromuro y ioduro de
potasio; cloruro, bromuro y ioduro de sodio; cloruro de litio; cloruro
de amonio; subcloruro de mercurio (calomel); protocloruro de mercu-
rio (sublimado corrosivo); cloruro, bromuro y ioduro de cadmio dan á la
llama de oxidacion pegaduras blancas, semejantes á las que producen el an-
timonio y el arsénico, y se distinguen de las de estos cuerpos, y entre sí, por
otros caractéres: las pegaduras de los tres compuestos del potasio y del sodio,
lo mismo que la del cloruro de litio y la del de amonio, son inalterables por
el sulfuro de amonio; en tanto que las de los dos cloruros de mercurio to-
man un color negro-pardusco pasando sobre ellas el tapon mojado del frasco
del sulfuro de amonio, y las de los compuestos de cadmio, tratadas de la
misma manera, se amarillean. Además, sometiendo las pegaduras de los
compuestos mencionados de los metales alcalinos á la accion de una de las
dos llamas del soplete, se volatilizan tiñéndolas de violado-pálido las de los.
compuestos de potasio; de amarillo-rojizo las de los de sodio; de rojo-car-
min la del cloruro de litio, y de verde azulado débil la del amonio; y las
158 LA NATURALEZA
pegaduras de los dos cloruros de mercurio, ya sulfuradas, toman un color ro-
jo bermellon, poniéndoles una gota de tintura de iodo.
Sexto. Que los cloruros de estaño y de zinc, dan dos pegaduras blancas
en frio, una de cloruro muy volátil, y la otra de óxido: la primera, toma un
color pardo-claro, pasando sobre ella el tapon mojado del frasco del sulfuro
de amonio, en el caso de ser de cloruro de estaño; en tanto que, sies de cloruro
de zinc, no sufre alteracion; y la segunda, humedecida con la solucion de co-
balto y tratada á la llama de oxidacion, toma un color azul-verdoso, si es de
óxido de estaño, y verde-yerba ó esmeralda, si es de óxido de zinc.
Sétimo. Que los cloruros de plomo y de bismuto producen, cada uno,
dos pegaduras comunes: una blanca de cloruro, muy volátil, y la otra ama-
rilla, de óxido; una y otra toman un color pardo-rojizo: pasando sobre ellas
el tapon mojado del frasco del sulfuro de amonio y poniéndoles una gota de
tintura de iodo, adquieren un color amarillo-limon la del plomo, y un tinte
rojo la del bismuto.
Octavo. En fin, que el cloruro de manganeso, y los ¿oduros de plomo,
de bismuto y el bi-ioduro de mercurio, producen pegaduras semejantes,
á las del cadmio el primero, á la del bismuto el segundo, y á la del selenio
los dos últimos; y se distinguen entre sí por los siguientes caractéres: la de
cloruro de manganeso presenta además, una zona blanco-azulada en la peri-
ferie, y tratada á la llama de oxidacion, sobre la lámina de platina despues
de haberla mezclado con sosa, manifiesta la reaccion del manganeso: la del
ioduro de plomo se diferencia de la del bismuto, por las reacciones que pre-
sentan con el sulfuro de amonio y la tintura de iodo ya indicadas arriba, y
las de los ioduros de bismuto y de mercurio, de las del selenio, porque las
del primero presentan una zona amarilla y las del último nó; además, la del
selenio, sometida á una de las dos llamas, se volatiliza con olor de coles po-
dridas, tiñéndolas de azul-violado.
Tales son los resultados á que me han conducido las numerosas pruebas
que he practicado, tanto sobre las especies minerales como sobre los com-
puestos artificiales, y como se ve, he procurado emplear para distinguir en-
tre sí, las pegaduras que presentan analogías por sus colores, dadas por cuer-
pos diferentes, los mismos reactivos que se usan por la vía húmeda para ca-
racterizarlos.
Así, para diferenciar las pegaduras del bismuto de las del plomo, recurrí
ála tintura de iodo, atendiendo á que el ioduro de potasio es uno de los reac-
tivos que se emplean por la vía húmeda para caracterizar el plomo. Usé pri-
mero este reactivo, pero no con tan buenos resultados como con la tintura
de iodo. Extendí mi estudio á los compuestos artificiales de que he hablado,
LA NATURALEZA 159
porque tratando al soplete, sobre el carbon, el bromuro de cadmio con el fin
de obtener la pegadura de este metal, lo sometí á la llama de oxidacion, en
vez de la de reduccion, y obtuve una pegadura blanca semejante á la del an-
timonio. Guiado por esto, creí que otros bromuros, cloruros y ioduros que
son volátiles, darian igualmente pegaduras, como en efecto se ha verificado.
Encontrándose en este caso los dos cloruros de mercurio, apliqué, para ca-
racterizar sus pegaduras, el sulfuro de amonio y la tintura de iodo, atendien-
do á que por la vía húmeda se usa del ioduro de potasio como reactivo ca-
racterístico de dichos cloruros.
Para concluir, juzgo necesario repetir lo que en otra ocasion expuse, y es
que, para obtener las pegaduras con toda claridad, he procurado llenar es-
tas condiciones: 1.* usar de carbon vegetal de pino, muy compacto, practi-
car en él una cavidad cónica, poco profunda, de 3 ¿4 milímetros, y de un
diámetro de 8 milímetros; 2.* emplear un soplete cuya abertura sea muy fi-
na, y como combustible de preferencia, la vela, cuidando que la mecha esté
siempre corta; 3.* dirigir la llama de oxidacion, corta y delgada, de tal ma-
nera que solo bañe el ensaye, y que forme un ángulo de 145% próximamente
con el plano del carbon, y éste uno de 85% con respecto á la vertical de la
llama de la vela. Estas precauciones son necesarias para obtener un buen
éxito: la práctica solamente puede hacer comprender su importancia.
Muy satisfecho quedaré, si este insignificante trabajo que hoy tengo la
honra de presentar á esa ilustrada Sociedad, en cumplimiento del turno de
lectura que se dignó asignarme en el presente año, merece la distincion de
ser bondadosamente aceptado y el honor de ser publicado.
Colegio del Estado de Guanajuato, Setiembre de 1875,
—> HER —
HISTORIA NATURAL
DE LAS ISLAS DE LAS TRES MARIAS Y SOCORRO
POR EL CORONEL ANDRÉS J. GRAYSON,
(Traduccion hecha del inglés, por el Sr. D, Aniceto Moreno, socio corresponsal en Orizaya.)
En los Anales del Liceo de Historia Natural de Nueva York (tomo X,
Febrero de 1871), ofrecí publicar un catálogo de las colecciones que hizo el
Coronel Grayson en la parte Noroeste de México y algunos otros más; pero
160 LA NATURALEZA
despues he pensado que es mejor dar listas separadas de las aves, reunidas
por el mismo Sr. Grayson, en las Islas de las Tres Marías y Socorro.
Entre varios papeles que me remitió el profesor Henry, se encuentran los
que contienen la relacion de las visitas hechas á estas islas por el Coronel
Grayson, y que estoy autorizado para publicar, juntamente con las listas de
que he hablado. Poco se sabe y se ha publicado respecto de estas Islas, las
“cuales muy pocas veces han sido visitadas por personas inteligentes; por con-
siguiente, las noticias ministradas por un observador tan escrupuloso como
el Coronel Grayson, no solamente interesan, sino que instruyen. Además,
los incidentes ordinarios, las observaciones sobre el aspecto físico de las Is-
las, mezcladas con las de su historia natural, están narradas con un estilo
agradable.
El Coronel Grayson ha hecho tres viajes á las Tres Marías, en 1865, 1866
y 1867, y ha visitado la Isla de Socorro dos ocasiones, la última en 1867.
En Abril de 1869, hizo un viaje á la Isla Isabel para estudiar su historia
natural; pero desgraciadamente sucumbió en ella el mes de Agosto, de calen-
turas contraidas allí, despues de tres meses de enfermedad.
Los principales incidentes de su vida se han publicado en los «Overland
Monthly.» Febrero de 1870.
El Instituto Smithsoniano y la Sociedad de Historia Natural de Boston, le
ministraron parte de los fondos necesarios para la exploracion de las Islas.
Todo lo puesto entre comillas ha sido tomado de las notas del Coronel
Grayson.—G. LawRENCcE.
«Este hermoso grupo de islas, que forma el objeto del presente artículo,
está situado como á 70 millas al Oeste de San Blas, y como á 90-6-100 al
Sur de Mazatlan, á 21 '4% de latitud Norte y 106 %%* de longitud Oeste. Se
llaman «María Madre de Dios» la más grande y más Septentrional; «María
Magdalena,» la de en medio y segunda en magnitud: «Cleofas,» la más me-
ridional y más pequeña; y «San Juanito,» la más chica de todas, que está
situada en la extremidad Noroeste de «María Madre.» Están separadas por
canales profundos y angostos, excepto San Juanito, que está unido con Ma-
ría Madre por canales de poca profundidad. Su direccion es casi de Sureste
á Noroeste. Con excepcion de la hacienda de D. Andrés Somilara, á quien
ha sido arrendada la Isla de Madre de Dios por el primitivo propietario, to-
das están deshabitadas. »
«Esta hacienda compuesta de algunas toscas cabañas para los trabajadores y
de una más grande para el mayordomo, está situada en el lado oriental de
María Madre. Ha sido establecida últimamente para el corte y embarque
LA NATURALEZA 161
de madera que abunda allí, y para el cultivo del algodon y otros pro-
ductos.»
«Durante mucho tiempo medité una excursion á estas islas, hasta que ofre-
ciéndoseme la oportunidad de llevarla á cabo, me embarqué en el puerto de
Mazatlan el 3 de Febrero de 1865, con un amigo, en una goleta muy pe-
queña que no tenia más que quince toneladas. Imagínese nuestra turbacion
al encontrar sobre cubierta, hasta veinte personas todas mexicanas, hom-
bres, mujeres y niños, acompañados con una porcion de perrillos ordinarios
queson los compañeros inseparables de la clase baja. Iban con destino á San
Blas, tocando el buque en las islas para descargar algunas provisiones con-
signadas á D. Andrés. Comenzamos nuestra marcha empujados por una
fuerte brisa del Noroeste, que es el viento reinante de la estacion.»
«La mañana siguiente estaba clara, tranquila y deliciosa. Las islas se veían
á lo léjos como si salieran del mar, á manera de nubes fantásticas, y la es-
cena estaba animada por numerosas aves de mar, navegando perezosamente
ó flotando en grandes bandadas sobre la tersa y brillante superficie de las
aguas. Grandes tortugas flotaban tambien dormidas, y encima de cada una
de ellas, permanecia de pié, como centinela, un pájaro bobo.»
«Los marineros pescaron una de aquellas que pasó al alcance del arpon,
y poco despues se nos sirvió en sopaá todos los que teniamos apetito. Gran-
des manadas de pluviales andaban volando y bajaban al mar, para comerse
los animalillos y conchitas que nadan en su superficie. Sentí no haber po-
dido obtener ningun ejemplar de éstos, pues habiéndolos visto siempre cuan=
- do el mar estaba en calma y siempre léjos de tierra, habria deseado cono-
cerlos mejor; pero no teniamos bote para ir á cazarlos. Los pájaros bobos
eran numerosos y seguian una manada de puercos marinos. Algunas gavio-
tas y golondrinas de mar, vola ban en lo alto, en union del petrel ceniciento
que es comun en estas latitudes en todos tiempos. »
«A medida que avanzaba el dia, nos íbamos acercando á las islas, y los
magníficos bosques que se extienden hasta la orilla del mar, y que con su
follaje siempre verde cubren de una vegetacion tupida los collados y los va-
lles, se iban delineando gradualmente á nuestra vista. »
«Casi al ponerse el sol, anclamos en una abra de forma semicircular á
distancia de un cable dela costa, frente al pequeño establecimiento de los cor-
tadores de madera: fuimos á tierra en una canoa que vino hasta nosotros,
muy contentos de separarnos de aquella gente, para quien son extrañas la
urbanidad y la holgura. Desembarcamos sin dificultad (no habia resaca) en
una hermosa playa sembrada de conchas y de corales blaneos como la nie-
ve. Se nos recibió con mucha desconfianza por parte del propietario D. An-
La NATURALEZA. —TOM. 1V.—?1,
162 LA NATURALEZA
dr és Somilara, trascurriendo bastante tiempo ántes que quedase persuadido
del objeto de mi visita. Con justicia podria llamársele el Señor de la Isla,
puesto que ha sido el primer explorador de estas comarcas. »
«María Madre tiene quince millas de longitud por diez ó doce de latitud.
En la extremidad más meridional se encuentra un estanque salado que pro-
duce sal suficiente para la exportacion, pero del que en la actualidad nadie
hace aprecio. Esta sal se forma y cristaliza por el flujo y reflujo que hace
filtrar las olas á través de un grueso banco de arena que lo divide del mar.
El estanque, limpio de yerbas y semillas, tiene %% de milla de largo y 150
yardas de ancho. María Magdalena tiene doce millas de longitud y 9 ó 10
de latitud, está deshabitada y cubierta de espesos bosques de maderas pre-
ciosas. El inmenso cedro, Cedrela odorata, crece en grande abundancia sin
que haya sido cortado nunca por los leñadores; de él se saca la tablazon más
hermosa del mundo: tambien es comun en la costa de tierra-caliente: Cleofas,
la más pequeña de las tres islas, es tambien boscosa y tiene un buen puerto
aunque pequeño. Todas estas islas, excepto Juanito, están cubiertas de bosques
cerrados, desde la orilla del mar hasta la cumbre de las más altas montañas.
Los árboles, de que hay una gran variedad, son generalmente rectos, y más
rectos y más altos que los del continente. En las Tres Marías hay muy po-
cos breñales espinosos que son tan característicos de la tierra-caliente.»
«La mañana del 6 fué soberbia, conservándose el aire durante todo el dia
tibio y embalsamado. Cuando entré en el magnífico bosque cumpliendo con
mi mision, vi con mucho gusto que estaba lleno de aves de una docilidad
notable. Varias especies me eran familiares, otras completamente extrañas.
Me sorprendí de encontrar algunas comunes al continente, tan mansas, que
habrian podido cogerse por los muchachos por medio de un lazo corredizo
atado á la extremidad de una varilla, miéntras que en el continente rara vez
se ponen á tiro. Con una ó dos excepciones, los pájaros de estas islas son muy
mansos y no se espantan al ser visitados en sus sombríos retiros. Otro he-
cho digno de notarse es, que todos están muy gordos, lo que hace muy di-
fícil su conservacion en piel, y tanto es así, que los papeles en que se en-
vuelven para secarlos se impregnan de aceite totalmente. La abundancia de
alimentos que encuentran las aves insectívoras entre los grandes montones
de troncos y ramas muertas, donde se abrigan innumerables coleópteros y
sus larvas, es una de las causas de esta gordura: otra es- la libertad de que
gozan sin ser molestados por el hombre ni por los halcones y demás anima-
les de rapiña, que los tienen en estado de continua alarma en el continente.
Si son interesantes estas islas para el ornitologista, lo son igualmente para
el botánico y el geólogo.» .
LA NATURALEZA 163
«El cactus gigante, Cereus giganteus, se eleva á una altura enorme y pa-
rece competir con los grandes árboles entre los que se halla. La higuera os-
cura, Ficus americanus, extiende sus inmensas ramas sostenidas por raíces
que se introducen en la tierra dándole el aspecto del famoso baniano.»
«El admirable cedro, Cedrela odorata, con su corteza áspera y hojas pi-
nadas, de grandes ramas cubiertas de curiosas orquídeas, es el rey de los
bosques, y se semeja en su forma exterior al nogal negro.»
«El palo prieto, de corteza lisa y verde, de tronco alto y recto, coronado
de follaje siempre verde y agradable, es uno de los más hermosos y útiles
por la consistencia y duracion de su madera. Además, el gigantesco árbol
del algodon-seda, Eriodendron anfractuosum, con sus vainas esféricas sus-
pendidas de anchas ramas, es magnifico. Otros varios árboles hermosos y
extraños, entrelazados y formando festones con las innumerables lianas y
plantas trepadoras, entre las que abunda el lúpulo silvestre, y cubriendo la
tierra, dan al bosque un aspecto salvaje y sombrío. Se encuentra tambien
diseminada en estos lugares, una especie de maguey, que aventaja en mag-
nitud á todos los que yo conozco: sus largas hojas lanceoladas miden de 6 á
8 piés de longitud. Cuando florece, la asta alcanza una altura de 40 6 50
piés y divide sus ramos en forma de candelabro. Florece álos7 años y mue-
re en seguida. Esta planta crece con mucha abundancia en ciertas localida-
des, la de San Juanito está en gran parte cubierta de ella. Las palmeras no
tienen representante en la isla, miéntras que cerca de la costa, abajo de San
Blas, son numerosas, especialmente la palma real.»
«Hay en las islas centenares de plantas interesantes para el botánico, mu-
chas de las cuales estoy cierto de que son nuevas. He encontrado el algo-
donero silvestre, que no es arborescente, es planta anual y se cubre de pe-
queñas cápsulas ó vainas que conteniendo una fibra amarilla, fina cual seda,
tiene semillas negras. Los capullos no estaban bien abiertos, pero induda-
blemente es la misma especie que ha dado orígen al algodon cultivado: cre-
cen tambien en los bosques, tomates silvestres y cápsicos.»
«La formacion física y geológica de las islas, es tambien peculiar y difie-
re completamente de la de la costa.»
«Todos los caractéres que presenta la superficie, me inducen á creer que
las materias de que se formaron, yacian en el fondo del mar y han sido le-
vantadas en alguno de los períodos de la historia de la tierra, tal vez poste-
rior á la elevacion de las regiones vecinas, que forman el continente.»
«La formacion en stratus parece que es horizontal y muy poco quebrada
ó interrumpida en la isla de María Madre. Los stratus son bien definidos,
especialmente donde hay algun derrumbe ó grieta que los exponga á la vis-
164 LA NATURALEZA
ta. Los más comunes son conglomerados de lodo marino y cascajo, y en
ellos hay mezcladas grandes cantidades de conchas y corales fósiles. Los hay
enteramente formados de piedra blanda arenisca, miéntras que en otros se
encuentra cal y greda. Las grandes piedras desprendidas y esparcidas en la
superficie, tienen la apariencia del granito; pero bien examinadas se ve que
son masas de coral en vía de formacion, que han venido descomponiéndose
gradualmente y se han puesto blandas y quebradizas. Vastas masas com-
pactas de conchas fósiles forman en muchos lugares el síratus superior.
Muchas de ellas parecen idénticas á las que se encuentran todavía muertas
en la costa.»
«No he descubierto señal alguna de fenómenos volcánicos. Hay piedra pó-
mez en algunas localidades cerca de la orilla; pero su forma arredondada y
gastada por el agua, indica que ha sido arrojada allí por las olas del océa-
no. Realmente, la regularidad de los stratus y el aspecto general, espe-
cialmente en la mayor de las islas, demuestra que lo más probable es, que
no han estado sujetas á convulsiones notables. »
«La isla de Socorro que está 240 millas al Oeste de las Marías, y tiene 30
de longitud sobre 50 de anchura, presenta un aspecto muy diferente. Su
formacion es enteramente volcánica: sus stratus inclinados en todas posi-
ciones y sus altas montañas llenas de picos, prueban que ha sufrido grandes
convulsiones. »
«Pero las Tres Marías parece que se han levantado tranquila y gradualmen-
te del mar, casi con el aspecto que hoy presentan, aunque sin las barrancas
y ensenadas formadas por el curso natural de las aguas en los fuertes y pro-
longados aguaceros. »
«Subiendo desde la costa á las mesas elevadas que están en las extremi-
dades septentrionales y meridionales de María Madre, se ve que el país es tan
plano como una mesa en muchas millas de extension, y está cubierto de
grandes árboles de una vegetacion tupida. sta posicion horizontal de los
stratus superiores, conserva la humedad de la tierra durante la estacion
seca. Por varios signos, creo que en esta isla existe carbon mineral.»
«Se obtiene agua muy buena, abriendo pozos de 15 ó 20 piés de profun-
didad. Al terminar la estacion seca, he visto plantas tiernas creciendo con
mucho vigor. El algodon y el tabaco plantados por D. Andrés, se conservan
frescos durante la seca y crecen mucho, lo mismo que los melones, cidra-
cayotes, frijoles, etc., sin riesgo alguno. Los restos de conchas y las gran-
des masas de materias vegetales en descomposicion, han formado un suelo
excesivamente rico y feraz.»
«Cuántos siglos hayan trascurrido desde la formacion y aparicion de las
LA NATURALEZA 165
islas sobre el océano, á fin de preparar su suelo para recibir las especies ve-
getales y la vida animal actuales, toca determinarlo á los geólogos.»
«El clima es caliente y sano. Los vientos reinantes y moderados del Nor-
oeste, impregnados con los aromas de las flores, refrescan la atmósfera y ha-
cen que la temperatura sea á la vez uniforme y agradable durante todo el
año.»
«En la estacion seca caen con frecuencia chubascos, cuyas gotas he visto
beber muchas veces á los pájaros, no teniendo otro medio de apagar la sed,
por haber muy pocos manantiales.» (Ojos de agua.)'
«Se ve, pues, en estas islas un pequeño mundo, cuya creacion parece que
es realmente moderna y cuya fauna y flora le son peculiares.»
«La lista siguiente comprende las aves que se encuentran en ellas, y solo
las especies que yo mismo he visto. Unicamente doy la historia natural por-
menorizada de las que creo nuevas.»
1. Cathartes aura, Linn., «Turkey Buzzard»; Zopilote.
«Esta especie muy extendida, es comun en las islas, en las que ha esta-
blecido su domicilio, y viniendo tambien á ellas de la costa. Ninguna espe-
cie de la familia es tan conocida en todo México y los Estados-Unidos, como
este Vulturide, que no he visto en la isla de Socorro. Tal vez las Tres Ma-
rías formen el límite de su zona occidental.»
2. Polyborus Audubonii, Cass. «Caracara Eagle»; Quelele.
«El caracara ó halcon buitre, posée las cualidades de unos y otros, y es di-
fícil determinar á cuál de ellos pertenece por sus hábitos y costumbres. Por
su fisonomía se semeja á los halcones, y aunque se alimenta especialmente
de animales muertos é inmundicias, algunas veces caza pajaritos, lagartos,
culebras y cangrejos: generalmente lleva su presa en el pico; pero lo he vis-
to hacerlo tambien en las garras como los halcones. Camina fácilmente en
el suelo, y los he encontrado en los bosques espesos buscando culebras y la-
gartos. Es muy dócil, frecuenta las inmediaciones de las ciudades y ranchos,
y algunas veces se encuentra en compañía del buitre negro, (Cathartes atra-
tus).»
«El caracara abunda en las Tres Marías, tal vez límite occidental de su
zona.»
3. Buteo borealis, var. montana, Nutl; «Western Red-tailed Hawk»;
Gavilan.
«Esta ave es abundante en las islas, y se mantiene casi exclusivamente de
iguanas y conejos que son muy numerosos. La he encontrado anidando en
* Estas tres palabras están en español en el original.
166 LA NATURALEZA
la parte más occidental de Socorro, á los 18935” de latitud y 111 de lon-
gitud que debe ser su límite occidental. Es comun en la parte occidental de
México y al Norte de las Montañas Pedregosas.»
4. Pandion carolinensis, Gm; «The Fish Hawk»; Aguila pescadora.
«He visto varios individuos de esta especie en las islas, y algunos anidan-
do. El nido estaba colocado en la parte más alta de un cactus gigantesco.»
5. Falco peregrinus, var. nigriceps, Cass. «The Wertern or Lesser
Duck Hawk»; Gavilan.
«Me procuré un ejemplar de esta elegante especie durante mi permanen-
cia en la isla, que remití al Instituto Smithsoniano. Cuando lo maté, estaba
cazando un gavilancillo (Falco sparverius), y á no haberlo muerto del primer
tiro, el pobre animalito hubiera servido de almuerzo á su poderoso antago-
nista.»
«He observado muchas veces la indiferencia que tiene esta ave para la
eleccion de sus alimentos. Ataca con energía todo animal que se presenta á
su alcance, del tamaño de un ánade macho para abajo, y es el terror de los
pájaros chicos. La zona de habitacion de este halcon es muy extensa y mu-
chas veces se le encuentra muy léjos de las costas en el mar. En un viaje
que hice de Mazatlan á San Francisco en 1858, en la barca «Carlota,» en-
contramos uno de ellos 4 más de cien millas de la costa de la Baja Califor-
nia, y estableció sus cuarteles en el palo más alto; permaneció dos dias con
nosotros y cogió por lo ménos una docena de petreles cenicientos. Se veía
muy hermoso, con el cuello inclinado esperando á los confiados habitantes
del abismo, que no sospechaban el peligro, lanzándose á ellos sin errar nun-
ca el golpe y volviendo despues al mismo lugar para devorar su presa. Otras
veces los dejaba caer al mar despues de matarlos, como si estuviera jugan-
do. Finalmente, cansado de esta especie de caza, despues de dar muchas
vueltas en el aire alrededor de la embarcacion, y de subir á una altura con-
siderable, se dirigió á las costas de México. »
6. Tinmunculus sparverius, Linn.; «The Sparow Hawk»; Gavilancillo.
«Esta especie comun se encuentra tambien en las Tres Marías. Su distri-
bucion geográfica es todo el continente americano.»
7. Hypotriorchis columbarius, Linn; «Pigeon Hawk»; Gavilan.
«Es muy comun en las islas donde encuentra en abundancia pajaritos, pi-
chones, pitirrojos, etc., para saciar su apetito.»
8. Hypotriorchis rufigularis, Daud.; (aurantius, Temm.)
«El año anterior al de mi visita á las islas, estando al pié de la Sierra-Ma-
dre, no léjos de la ciudad nueva de Párnico, en el Estado de Sinaloa, vi dos
pequeños halcones de los que no conocí al más chico, cuyos movimientos al
LA NATURALEZA 167
comenzar á volar, me recordaron al «peregrino.» Eran muy pequeños, pa-
recian poco más grandes que el mayor vencejo (Cipselus), de los que se en-
cuentran en el país, y el movimiento de sus alas era aparentemente tan
rápido como el de éste. Ambos cazaban como jugando, y cuando observa-
ba sus graciosos movimientos, uno de ellos cogió un papagayo pequeño de
una parvada que acababa de posarse en la copa de un árbol. Despues de he-
rir á este animalito, el más pequeño de los papagayos (Psittacula), bajó con
él al pié del mismo árbol. Intenté capturar ambos ó cuando ménos uno de
los halcones, pero me lo impidió lo escarpado de la montaña. Al cazar da-
ban un fuerte silbido t'chí, t'chí, t'ehí. Una mañana, durante mis correrías
en las Tres Marías, al oír estas notas, que tenia presentes, comencé á bus-
* carlo con ahinco y pronto lo descubrí posado en la rama seca de un árbol al-
to. Desgraciadamente los dos cañones de mi escopeta estaban cargados con
municion del núm. 11. Me puse debajo de la rama para acortar la distancia
cuanto era posible; pero cuando hube disparado, se lanzó hácia abajo entre
el bosque, ligeramente herido, con la velocidad de una saeta, moviendo las
alas con mucha rapidez á la manera del vencejo. Las manchas de su pluma-
je me parecieron semejantes álas del peregrino á la distancia que lo vi. In-
dudablemente es el más pequeño y el más hermoso de los Falconide, y una
especie rara y tal vez poco conocida. Conservo la esperanza de encontrarlo
otra ocasion con mejor éxito.»
En un memoradum unido á las notas del Coronel Grayson, el Profesor
Baird dice: que el halcon encontrado por él primero, era probablemente el
«Hypotriorchis aurantius.» Como el mismo Coronel Grayson cogió despues
ea las Tres Marías un individuo de esta especie, las conjeturas del Profesor
Baird son indudablemente fundadas.
9. Strizx pratincola, Bp.; «The Barn Owl.»
«No he visto esta lechuza en las islas; pero he oído con frecuencia porlas
noches su graznido burlon que todos conocen. Es comun en México y en to-
das las partes templadas de la América del Norte.»
10. Athene cumicularia, Molina; «Burrowing Owl»; Lechucilla.
«Pocos individuos de esta especie habitan las Tres Marías, los cuales tal
vez vendrán del continente. En nuestro paso del Cabo de San Lúcas, Baja
California á Mazatlan, una de estas lechucitas vino á bordo tan fatigada, que
fácilmente se le aprisionó, lo cual prueba sus gustos trashumantes.»
11. Chrysotis Levaillanti, Gray; «Yellow-headed Parrot»; Loro.
«Este grande y hermoso papagayo es peculiar á las islas, donde es muy
comun, no encontrándose en el continente. Por las tardes se le ve volar muy
alto en manadas ó por pares, y dirigirse á algun punto de la isla para dormir
168 LA NATURALEZA
en él. Son tan mansos y poco asustadizos, que se cogen fácilmente poniendo
un lazo corredizo en una vara delgada y deslizándolo por la cabeza del ave
miéntras está comiendo en los árboles. Fabrica sus nidos en agujeros de los
árboles grandes como las demás especies. Los cortadores de madera los ven-
den á los buques que tocan en la isla para cargar, y una parte de éstos va á
Europa y otra á los demás países del mundo.»
Aunque esta especie no fué encontrada por el Coronel Grayson en las cer-
canías de Mazatlan, es corriente al Suroeste de- México, en Tehuantepec, de
donde han sido remitidos algunos ejemplares por el Profesor Sumichrast;
tambien habita las partes oriental y meridional de México.
12. Psittacula cyanopyga, De Souancé; «Love Bird»; Catarina.
«El más pequeño y numeroso de los papagayos que habita constantemente
estas islas. Hay una especie muy cercana en el continente, de la que difiere
la variedad de las Tres Marías por su mayor tamaño, especialmente el del
pico y por el color verde más oscuro; el pico es tambien más oscuro en la
base, miéntras que el del continente lo tiene enteramente blanco.»
«Estos preciosos animalitos son muy estimados. Se ponen muy mansos y
se apegan mucho á los que los manejen; pero no viven mucho tiempo expa-
triados á causa de su extremada delicadeza. Su voz es algo débil y nunca
aprenden á articular palabras como otros de esta familia.»
«El color general del plumaje, es un verde hermoso, la cola es corta y ar-
redondada, la rabadilla, en el macho, azul violada. Éste, y el loro de cabeza
amarilla son las únicas variedades que habitan las Tres Marías.»
El Dr. O. Finsch (Abhand. Nat. Ver zu Bremen, 1870, p. 353) ha deter-
minado la Psittacula colectada en las Tres Marías por el Coronel Grayson, con
el nombre de P. cyanopyga, De Souancé.
Solo poseo dos ejemplares de esta especie cazados en las Tres Marías, am-
bos hembras; difieren de la especie del continente, de la cual tengo ocho de
ambos sexos, en que son de: un verde más oscuro como lo asienta el Coronel
Grayson, y notablemente en la rabadilla y en las coberteras superiores de la
cola, en el resto del cuerpo domina el amarillo. El tamaño y color del pico
no difieren en los de las dos localidades: tal vez el de las Tres Marías debe
considerarse como una raza local de color más oscuro.
¡Continuará.)
—— 0 OO
LA NATURALEZA 169
ENTOMOLOGÍA.
DESCRIPCION DE COLEOPTEROS INDIGENAS,
(GÉNEROS Y ESPECIES NUEVAS)
POR EL SEÑOR DOCTOR EUGENIO DUGES, SOCIO CORRESPONSAL.
(CON'TINUACION.)
La familia de los Lamelicornios, ála cual pertenece este nuevo coleópte-
ro, presenta, segun Th. Lacordaire, los caractéres siguientes:
Antenas cortas, desde siete hasta once artejos, el primero grande, los úl-
timos móviles y formando una maza trasversal. Patas más ó ménos dispues-
tas para cavar la tierra, principalmente las anteriores. Tarsos de cinco ar-
tejos.
Géxero Allorhina.
Mandíbulas formadas de una parte externa córnea, y una lámina mem-
branosa interna.—Barba más ó ménos alargada, sinuosa por delante. Lóbu-
lo externo de las maxilas, trigono, oblícuo y apincelado. Cabeza, sea en
los dos sexos, sea solo en los machos, guarnecida en el vértice de un relieve
horizontal, libre en su extremidad; con el epistomo diversamente armado por
delante. Protórax trapezoide, el lóbulo de su base, ocultando por entero el
escudete ó casi todo.—Elitros estrechos hácia atrás ó subparalelos, planos,
unas veces espinosos en el ángulo sutural. —Piernas anteriores en general tri-
dentadas en los dos sexos, á veces bidentadas ó inermes en los machos, las
otras casi siempre ofreciendo una quilla mediana, dentiforme en su arista
dorsal.—Prosternon con un relieve ante-coxal, delgado y velludo.—Relieve
esternal de forma variable, el mesosternon formando por lo ménos su ter-
cera parte.
Seccion Cotinis.
Epistomo acabando en los dos sexos por un cuerno pequeño ó una lámina
vertical. Piernas anteriores muy raras veces bidentadas en los dos sexos, las
otras generalmente guarnecidas de un diente ó una quilla mediana. Relieve
esternal plano, unas veces ancho, otras bastante estrecho.
La NATURALEZA.—TOom. 1Y.—22,
170 LA NATURALEZA
ESP. Cotinis Antoni, (E. Dugés.)
Long. 0,021—0,015. lat. 0,011—0,008.
Mandíbulas, maxilas y barba, de forma normal. Antenas de diez arte-
jos, la maza de tres. Cabeza en los dos sexos con el epistomo levantado en
forma de lámina bastante corta, un poco más ancha en su parte média.
Esta lámina se prolonga de cada lado del epistomo y frente, en una quilla
que llega hasta la mitad de los ojos: punto en que se encorva hácia afuera
para formar un pequeño canto á estos órganos. Sobre el vértice se ve un
relieve, ó mejor dicho, una quilla poco elevada, ocupando como las dos ter-
ceras partes de la porcion superior de la cabeza, pero formando parte íntima
de ella, de modo que su extremidad inferior no solamente no está libre, sino
que viene poco á poco á confundirse con la frente. La superficie del espacio en-
cerrado entre las quillas laterales y la anterior (epistomo), fuertemente pun-
teada y con unos gruesos pelos negros.
Protórax casi dos veces más estrecho por delante que por detrás. Sus bor-
des laterales un poco sinuosos y ribeteados, con los ángulos anteriores li-
geramente agudos y los posteriores romos; su lóbulo mediano dejando des-
cubierta una pequeñísima porcion del escudete. En medio está un poco ele-
vado longitudinalmente, y con especialidad por delante, de modo que el borde
anterior forma un relieve embotado. Su superficie está cubierta de puntos
muy esparcidos en medio, pero confluentes en los lados. En el tercio ante-
rior nótanse dos puntos gruesos p uestos uno de cada lado y cerca de la refe-
rida elevacion longitudinal, y en el cuarto posterior otros dos, cada uno co-
locado tambien casi á igual distancia del medio y del borde. A veces estos
puntos desaparecen.
El escudete, es decir, lo poco que se ve de él, sumamente alargado y
agudo.
Epímeros mesotorácicos ascendentes y muy visibles como en todos los Ce-
tonídeos. :
Klitros subparalelos, escotados ligeramente en la extremidad posterior, de
modo que se les forma una pequeña punta sobre el ángulo sutural, y ribeteados
sobre los bordes. Sutura algo realzada. Superficie del élitro con unas líneas
de puntitos longitudinales bastante regulares; además, en medio se notan
dos nervaduras muy marcadas, las cuales separadas en la espalda, se unen
en el cuarto quinto posterior d onde forman por su union una especie de ca-
lus. En este punto la extremidad del élitro se dirige bruscamente hácia aba-
jo para envolver el cuerpo, y que en esta porcion está cubierto de puntos
LA NATURALEZA 171
confluentes irregularmente colocados y más gruesos que los que forman las
líneas longitudinales.
El pigidio está descubierto y atravesado por un sin número de liniecitas
que se notan en los dos sexos.
En los machos, las piernas anteriores ofrecen solo un diente, y arriba
de éste una pequeñísima ondulacion, las más veces nula: en las de las hem-
bras esta ondulacion es más bien marcada, pero sin merecer el nombre de
diente. Las otras piernas presentan la quilla trasversal normal. El relieve
prosternal es pequeño, agudo, con un pincelito de pelos gruesos y negros.
el mesosternal ancho, de bordes paralelos y redondeado en su extremidad libre;
Este insecto generalmente es de un color añil oscuro y negruzco; ciertos
individuos son verdosos. Tiene unos reflejos metálicos no muy vivos, apa-
gados en las puntuaciones ya indicadas y el pecho. Las piernas están cubier-
tas de largos pelos negros.
El Sr. Boucard primero, y despues el Sr. A. Sallé habiéndome indicado
esta especie como no descrita, le he dado el nombre de Cotinis Antonit, de-
dicándola á la memoria de mi padre Antoine Dugés.
ESP. Cremastochilus Villade, (E. Dugés.)
Long. 0,012. lat. 0,005. :
Negro. Mandíbulas con la parte externa córnea, encorvada hácia adentro
en forma de lanceta, la porcion interna membranosa y armada de pelos rí-
gidos; maxilas con el lóbulo externo acabado por un largo diente en gancho
agudo y delgado, el interno armado de un diente de la misma forma pero
mucho más pequeño, y además de 3 6 4 dientecitos filiformes; palpos con el
primer artejo ocultado dentro de un hoyuelo; 2 y 3 grueso y cortos, el 2.0
el mayor, 4 muy largo, subcilíndrico; labro trasversal, apénas escotado por
delante, barba formada por un tallo corto que sostiene una cúpula bastante
profunda y de forma triangular; esta cúpula oculta los órganos bucales, el
tallo está un poco ahuecado atrás para recibir el avance del prosternon; ca-
beza en su parte superior formando una especie de tabla redondeada, un po-
co excavada y punteada; esta tabla está cortada casi perpendicularmente en
los lados y por delante, y entre ella y el epistomo, que está levantado por de-
lante, vese un canal circular muy hondo; el epistomo está ensanchado de
cada lado del canal, y como hemos dicho, levantado por delante, formando
así una especie de gran bóveda que cubre los órganos bucales; antenas de 10
artejos: el 1." trígono muy grande y cubriendo los 3 primeros artejos del
funículo; de éstos, 4 pequeño, 2 bastante largos, 3, 4 y 5 cortos, 6 un poco
172 LA NATURALEZA
más largo, 7 más corto, todos se van ensanchando poco á poco, los 3 últi-
mos formando una especie de clava ovalar.
Protórax trasversal, recto por delante y atrás, redondeado en los lados,
con todos los ángulos prolongados en punta: disposicion muy notable en los
posteriores que están un poco elevados y dirigidos hácia afuera; tiene un pe-
queño surco dorsal, y por delante y por detrás se ven unas depresiones oblí-
cuas hácia adentro que nacen del borde interno de los ángulos.
Escudete grande, en triángulo muy agudo, punteado.
Élitros subparalelos, muy planos, de modo que el repliegue epipleural es
casi perpendicular, cubiertos de unas pequeñas depresiones redondeadas,
pareciendo hechas con un sacabocado y granulosas; el resto del disco es
brillante y liso, se ven tambien unos vestigios de costillas y algunos pelos
gruesos y leonados. Epímeros mesotorácicos bien visibles desde arriba.
Avance intercoxal del prosternon muy pequeño, penetrando en el hoyuelo del
tallo de la barba ya indicado; mesosternon más estrecho, lameliforme;
último estigma tubuloso. Pigidio redondeado, punteado, miembros norma-
les, los tarsos con los artejos un poco abultados en la extremidad y tan lar-
gos como las piernas; los anteriores parecen más cortos porque se insertan
sobre la pierna un poco ántes de su extremidad.
Este lamelicornio se encuentra en los alrededores de Guanajuato. El Sr.
D. Augusto Sallé habiéndome indicado esta especie como no conocida, la he
dedicado al digno Tesorero de la Sociedad, el Sr. Dr. Manuel Villada, que
tantos esfuerzos hace para desarrollar en México el gusto de la Historia Na-
tural.
FAM. Bupréstidos Th. Lac. loc. cit., t. IV, pág. L—Tribu 3.2, Bupréstidos verdaderos, 1d. 1d.
pág. 33.—GRUPO 6, Agrilitos, 1d. id., pág. 76.
GENERO Agrilus. (Meg.) Curtis, Brit. Entom. 2, pág. 67.
SIN. Amorphosoma y Corcebus, pars de Castelnau y Gory. Hist, nat. des Coleóp.
ESP. Agrilus Sallei, E. Dugés.
Th. Lacordaire da los caractéres siguientes á la familia de los Bupréstidos.
Boca inferior.—Lengúeta sin paraglosas, muchas veces ocultada detrás de la
abrba.—Dos lóbulos en las maxilas, inermes, lameliformes y ciliados.—An-
tenas de once artejos, dentadas en sierra. —Cabeza muy corta, vertical, hun-
dida en el protórax hasta los ojos.—Patas cortas; cavidades cotiloideas an-
teriores, ampliamente abiertas atrás; ancas anteriores é intermedias globulo-
sas, sus trocantinos muy aparentes; las posteriores lameliformes, canalicula-
das sobre su borde posterior; tarsos pentámeros; sus cuatro primeros artejos
provistos por debajo de laminitas membranosas:—Abdómen compuesto por
LA NATURALEZA 1/3
debajo de cinco anillos, los dos primeros soldados uno con otro.—Prosternon
terminado por un realce plano recibido en una cavidad esternal y fijo en
ella.
La tribu de los Bupréstidos verdaderos, tiene los poros de las antenas con-
centrados en un hoyuelo en cada uno de los artejos que están provistos de
ellos.
En el grupo de los Agrilitos .encontramos las antenas insertas sobre la
frente á una distancia notable de los ojos, dentro de unas cavidades muy
grandes, estrechando fuertemente el epistomo en su base; sus hoyuelos porí-
feros terminales.—Escudete mediano, en forma de triángulo rectilineo ó
trasversal y acuminado atrás. —Ganchos de los tarsos dentados ó apendicu-
lados.—Cavidad esternal formada casi enteramente por el metasternon; las
ramas del mesosternon muy cortas, apénas distintas. —Barba grande, trian-
gular.
El género Agrilus tiene por caractéres: último artejo de los palpos maxi-
lares ovalar.—Cabeza corta, con escultura variable; epistomo en general
medianamente estrechado en su base.—Antenas dentadas desde el 4.” artejo,
el 3." y 2. subiguales, obcónicos.—Ojos bastante grandes, poco salientes,
separados arriba. —Protórax trasversal, teniendo en su base un lóbulo media-
no ancho, poco saliente y truncado.—Élitros alargados y casi siempre des-
bordados por el abdómen en su mitad ó ántes.—Tarsos delgados, con los
artejos, 1 muy delgado, aplastado, 2 hasta 4 disminuyendo poco á poco; sus
ganchos partidos enla extremidad, con las divisiones desiguales. —Metaster-
non un poco escotado en ángulo por delante.—Prosternon plano con una
barbera en lo general bastante desarrollada.
En nuestro Agrilus Salle notamos todos los caractéres del género, ca-
ractéres que acabamos de dar. Los ganchos en esta especie son más bien
fuertemente apendiculados que partidos: long. 0,005. lat. 0,0015.
Cabeza de color de cobre muy brillante, un ancho y profundo surco la
recorre longitudinalmente, un segundo la atraviesa como á la altura del
tercio superior de los ojos, formándose así cuatro pequeñas elevaciones. Su
superficie cubierta de unas liniecitas irregulares como labradas al buril.
Antenas con los primeros artejos del color de la cabeza, los otros negro-ver-
_dosos. Ojos negros. Protórax tambien labrado como la cabeza, recorrido
longitudinalmente por ua ancho surco un poco estrechado en medio y con
los bordes ligeramente realzados. El color general es de un azul oscuro ó
mejor de tinta neutra. En el punto donde se estrecha el surco, se ve una lí-
nea realzada, sinuosa, formando en el punto de encuentro con el surco, un ho-
yuelo que ocupa el ángulo anterior, delos que al encontrarse forman estas
174 LA NATURALEZA
dos líneas. Todas las partes así elevadas, el borde anterior del protórax y
algunos puntos de los laterales y posteriores, son de un color dorado brillan-
te. El escudete es tambien de este color.
Élitros bastante largos, de forma normal, con el mismo labrado que pre-
sentan la cabeza y el protórax. El color general es de tinta neutra, pero tienen
unas líneas ó fajitas de un matiz como color de plata bruñida. Estas líneas
son en número de cuatro: la 1.* situada como al primer tercio del élitro, está
dirigida de fuera adentro y de arriba abajo, de modo que forma con su con-
génere un ángulo de vértice posterior puesto sobre la sutura. La 2.* coloca-
da como á la mitad de los élitros, se une con su congénere sobre la sutura,
resultando de esta union una faja afectando una forma que recuerda casi la de
una M mayúscula. 3.* en el tercio posterior del élitro, teniendo primero una
fajita trasversal un poco arqueada, que desde el borde llega casi á la mitad,
despues se dirige bruscamente hácia arriba y adentro para formar con su
congénere un ángulo opuesto al de la segunda faja. 4.? como al quinto pos-
terior, parte del borde dirigiéndose un poco abajo y adentro hasta los dos
tercios del litro; en este punto se dirige directamente arriba, y casi luego
se ensancha para unirse sobre la sutura á la del otro élitro, y formar así en
este punto un cuadro un poco alargado longitudinalmente. Por fin, la extre-
midad apical está dorada. Esta extremidad está un poco escotada, y guarne-
cida como tambien los bordes laterales, en una pequeña extension, de unos
finísimos dientes irregulares. En la espalda de cada élitro nótase una depre-
sion bastante grande y profunda.
Por debajo, el cuerpo es de un color azul de acero, cubierto de una infi-
nidad de liniecitas irregulares y muy superficiales. Los miembros son del
mismo color pero mezclado de reflejos cobrizos.
Se encuentra en Guanajuato y Leon sobre las hojas de la Malva angus-
tifolia.
He impuesto á este nuevo Agrilus el nombre del famoso entomologis-
ta A. Sallé, quien nos lo designó como no descrito todavía, en muestra de
mi agradecimiento.
MALACODERMOS. Th. Lac. loc. cit., t. TV, pág. 285.
Barba muchas veces poco distinta. —Lengúeta coriácea ó membranosa, sin
paraglosas.—Dos lóbulos en las maxilas, lameliformes y velludos, el interno
falta algunas veces. —Mandíbulas cortas.—0jos casi siempre enteros.-—Ante-
nas de once, raras veces de diez ó doce artejos, de forma muy variable.—
Ancas anteriores é intermedias cónico-cilindricas; los trocantinos de las pri-
LA NATURALEZA 175
meras siempre distintos, los de las segundas algunas veces invisibles; las pos-
teriores trasversales, prolongadas en el lado interno por una punta cónica,
en el reposo, los muslos del mismo par las dejan descubiertas. Piernas ca-
si siempre sin espolon terminal; tarsos pentámeros, los anteriores tetrámeros
en algunos machos, todos sin láminas por debajo.—Siete ó seis segmentos
abdominales libres. —Tegumentos en general delgados y flexibles.
TRIBU 41.?. Licidos, 1d. 1d. pág. 289.
Antenas insertadas entre los ojos 6 por delante, casi siempre subcontiguas.
—Mandibulas inermes.—Trocánteres colocados en el eje de los muslos.
SUBTRIBU 1.?, Licidos verdaderos, 1d. id., pág. 290.
Mandíbulas muy delgadas, chicas. —Labro distinto.—Cabeza cubierta por
el protórax. —Antenas más ó ménos anchas, muchas veces dentadas ó flabe-
ladas.—Protórax pequeño, estrechado por delante, f oliáceo en los lados, fo-
veolado ó areolado por encima.—Patas compri midas; ancas intermedias dis-
tantes. —Prosternon muy corto.—A bdómen de siete anillos por debajo.
GENERO Lycus, id. id., pág. 293, Fab. Mont. ins. 1, pág. 163.
Cabeza prolongada en un rostro delgado, más ó ménos cónico y más largo
que el vértice y la frente juntos.—Barba lineal.—Palpos bastante delgados;
su último artejo medianamente securiforme.—Mandíbu las cortas, algunas
veces rudimentarias, rectas ó un poco arqueadas en la extremidad.—Labro
grande, redondeado por delante.—Antenas insertadas en la base del rostro,
con los artejos 1 mediano, grueso, cilíndrico, 2 muy corto, trasversal y 3
por lo ménos dos veces tan largo como el siguiente, 4-10 anchos, disminu-
yendo poco á poco, ligeramente dentados, 11 más largo.—Ojos medianos.
ESP. Lycus Fernandézii, E. Dugés.
2 Long. 0,020—0,010. lat. 0,018—0,0075.
2 — 0,018—0,010. — 0,011—0,0055.
Amarillo leonado con la extremidad apical negra. Cabeza pequeña, ne-
gra, fuertemente excavada entre los ojos y con la frente bruscamente le-
vantada un poco ántes de la insercion de las antenas, con un surco longitu-
dinal que puede faltar. Rostro largo, negro mate, del tamaño de los tres
primeros artejos de las antenas finamente velludo, en general subaqui-
llado longitudinalmente. Labro, liso, brillante, negro, un poco escotado en
medio por delante, conlos ángulos redondeados, con seis pelos gruesos cer-
176 LA NATURALEZA
ca de la orilla, la cual presenta una fina membrana; mandíbulas formadas
de unos pequeños ganchitos córneos, muy agudos y un poco arqueados en
la extremidad y más cortos que el labro; palpos maxilares de cuatro artejos:
1.2 chico, triangular, 2.” largo, 3." corto, 4. alargado, subsecuriforme;
maxilas de un lóbulo, el interno falta, formado de una delicada membrana
ovalar, trasparente, y en la cual el borde anterior está guarnecido de pelos
encorvados engancho, y la cara inferior da insercion á una gran cantidad de
pelos largos, los cuales se irradian en todos lados, sobrepasando sus bordes,
principalmente el superior. Lengúeta formada por un tubérculo velludo; pal-
pos labiales de tres artejos, el 1.” muy grueso, el 3.” de la misma forma que
el último de los maxilares. Antenas negras, alargadas, llegando no más al
cuarto del élitro, un poco más cortas en la hembra; artejos: 1." cónico, ca-
si del mismo tamaño en los dos sexos. 2.2 muy chico, trasversal, 3." casi
tan largo como 4 y 5 juntos, más corto en la hembra, pero conserva su rela-
cion con 4 y 5. Los siguientes son tambien un poco más largos en el macho,
pero tienen la misma forma en los dos sexos, es decir, subcuadrados, angu-
losos en el ángulo superior interno, principalmente 9 y 10. El 11 ovalar.
Protórax leonado, más ancho que largo, en la base su forma general es la de
un arco apuntado, aquillado longitudinalmente, la quilla excavada á lo largo,
la excavacion más ancha en la parte mediana. Borde anterior redondeado,
saliente en medio, de modo que forma un verdadero lóbulo mediano, redon-
deado en los bordes laterales, los cuales se ensanchan poco á poco hasta el
borde posterior: éste está onduloso y tiene un ancho pero corto lóbulo me-
diano; está fuertemente ribeteado con los ángulos agudos abrazando un poco
la espalda, y en este punto doblados hácia abajo de modo que presenta una
laminita inferior, vertical. Como lo he dicho, es generalmente de color leona-
do, pero la quilla puede ser tambien negra toda ó en parte, presentando todos
los cambios en estos dos extremos. Escudete triangular, ancho en la base,
estrechándose despues, y terminando en una punta roma, surcado ligeramen-
te, en general deprimido en medio, y negro con el vértice leonado.
Élitros tan ensanchados en el macho, que vistos juntos parecen casi cir-
culares, estando mucho ménos en la hembra.
Se doblan en el ángulo humeral externo, de modo que este mismo ángulo
forma una especie de aleta saliente, arriba de la parte exterior del élitro. Tie-
nen cuatro costillas longitudinales muy marcadas, de las cuales, la más es-
terior empieza en el ángulo humeral externo y separa así la parte ensanchada
dela interna. Entre estas gruesas costillas, vense otras cuatro mucho más del-
gadas pero bien visibles; además, hay unas pequeñas nervaduras trasversa-
les que dan á los élitros un aspecto reticulado: estas costillas ocupan la misma
LA NATURALEZA 177
extension y posicion en la hembra, de modo que es solo la parte exterior la
que está más ensanchada en el macho; estando, en fin, redondeadas separa-
damente en la extremidad sutural. Su color general es amarillo leonado,
unas veces más claro y otras más rojizo. La extremidad apical es negra;
este color ocupa solo el quinto posterior. Esta mancha tiene el borde ante-
rior recto, casi hasta el medio del élitro, y de este punto se dirige oblícua-
mente hácia adentro y afuera, de modo que forma un ángulo; en general,
está bien determinado, pero algunas veces es más ó ménos onduloso; en cuanto
al borde posterior, lo forma la misma orilla del élitro.
Cabeza, protórax y pecho, negros por debajo, abdómen leonado, pero no
es raro que los primeros anillos sean más ó ménos coloridos de negro, es-
tando levantado longitudinalmente en forma de quilla. Siete anillos en el
macho con los lados angulares; sétimo mucho más estrecho que los otros,
fuertemente escotado en ángulo; armadura genital simulando un octavo ani-
llo en forma de flecha, alargado, con dos pequeñas puntas de cada lado de la
base. En los lados externos de los 6 primeros anillos, vense una especie de
nervaduras y una depresion. En la hembra, la forma de quilla es mucho
ménos marcada y puede áua faltar. Hay siete anillos con los ángulos mucho
- ménos salientes; el 7. apénas más estrecho que el 6.%, y con un lóbulo me-
diano escotado; no hay armadura genital saliente, lo que hace que el abdó-
men de la hembra parezca mucho ménos alargado que el del macho; el resto
semejante en ambos sexos.
Sexos.—Piernas y muslos fuertemente surcados en sus dos caras; farsos
normales, trocánteres y muslos leonados, extremidades de éstos (rodillas)
piernas y tarsos negros.
El Lycus Fernandezú es muy comun en las cercanías de Guanajuato,
Leon, Silao; se encuentra en muchas flores, pero de preferencia en una com-
puesta llamada vulgarmente jarra que crece en los lugares húmedos.
He dedicado este insecto á mi buen amigo D. Vicente Fernandez, el sa-
bio catedrático de química del Colegio del Estado de Guanajuato, ya muy co-
nocido por sus trabajos en esta ciencia, y muy aficionado á la Historia Na-
tural.
El Sr. A. Sallé fué quien me señaló esta especie como no descrita, me la
habian indicado como siendo el L. Scheenherri de Chevrolat, pero nuestros
lectores verán, comparando la descripcion de este último, que damos en se-
guida, con el nuestro, que es bastante diferente.
ESP. Lycus Schenherri. Chev. l.c. Ent. 6. Núm. 147.
Long. 4, 13 2, 12% mil: lat. ¿ 8% 2 7 mil.
La NaturALEzA.—Tom. 1V.—23.
178 LA NATURALEZA
Negro, muy semejante al L. rostratus de Fab. Cabeza chica, deprimida
en la frente; rostro del tamaño de los tres primeros artejos de las antenas,
adelgazado hasta su extremidad, negro como tambien los palpos y los ojos.
Antenas del mismo color, aplastadas, no alcanzando del todo la mitad de los
élitros; 1% artejo corto, dos veces más grande en la hembra, 2. muy chi-
co, trasversal, 3.* casi tan largo como los 4.* 5. y 6. juntos, un poco más
alargado en el macho, los otros, angulosos en la extremidad, cuadrados en
la hembra. Protórax amarillo leonado, en los lados por arriba y por abajo,
redondeado lateralmente, tan ancho en la base como largo, escotado en te-
cho arriba de la cabeza, aquillado y surcado en medio, lados delgados, ele-
vados, inclinados, línea longitudinal negra, ocupando el tercio de su anchu-
ra; ángulos posteriores un poco encorvados sobre la quilla humeral, surcados
por encima. Escudete ancho, trasversal, negruzco, agudo y truncado en la
extremidad. Élitros tan anchos como el protórax, muy dilatados en la espal-
da, redondeados en el márgen, ménos en la sutura, alargados en la hembra,
un poco ensanchados desde el tercio de la base hasta el tercio apical; sie-
te costillas longitudinales rectas, de las cuales cuatro bastante realzadas,
unas cuantas nervaduras trasversales; el quinto de su extremidad negro, cor-
tado casi rectamente por delante. Guerpo por debajo negro; lados de los úl-
timos segmentos abdominales, los dos terminales y ganchos de los tarsos ro-
jizos. Patas aplastadas, muslos surcados longitudinalmente, piernas arquea-
das abajo de las rodillas, ménos que en el £. loripes.
El macho tiene los lados del abdómen angulosos, salientes en la extremi-
dad, y fuertemente aquillado en medio; en la hembra, los lados están mé-
nos dilatados y agudos, el penúltimo anillo tiene una elevacion cónica.
Como lo dice Chevrolat y lo repite Lacordaire, se habia pensado por mucho
tiempo que los Lycus que tienen el 3” artejo de las antenas muy largo, y
los élitros redondeados y dilatados en el macho, eran solo originarios de Afri-
ca y de las Indias, lo que es un error, pues varias especies de México prue-
ban lo contrario: nuestro L. Fernandezti viene á aumentar este número.
ESP. Lycus semiustus. Chevy. 1. c. Ent. 5.2 núm. 105.
Long. 0,0095. lat. base 0,003, ápice 0,004. :
Negruzco, alargado, cabeza muy hundida en el protórax que la cubre por
arriba. Rostro casi tan largo como los muslos anteriores. Antenas aplasta-
das, negras, con los artejos en cuadro alargado; el tercero casi tan largo co.
mo el cuarto y quinto reunidos, último algo cilíndrico, agudo: Protórax
amarillo, más largo que ancho, estrecho, elevado, sinuoso en el lado, excavado
pen
LA NATURALEZA 179
por debajo, base recta, saliente y cortada en cuadro sobre el escudete; ápice
elevado; visto de frente está abierto en arco diagonal; aquillado longitudi-
nalmente, la quilla negra. Escudete negruzco, recto. en la extremidad. Éli-
tros amarillos, apénas más anchos que el protórax en la base, más ensancha-
dos cerca de la extremidad, redondeados angularmente más allá de la sutu-
ra; más del tercio terminal negro; este color se avanza sobre el amarillo en el
centro de cada estuche; vense en cada uno cuatro costillas ó nervaduras en-
teras, las dos suturales más gruesas; la humeral tambien muy realzada; sus
intersticios están punteados y débilmente reticulados; márgen y sutura ribe-
teados. El cuerpo por debajo y patas negruzcos. Muslos y piernas surcados
longitudinalmente. Trocánteres leonado oscuro.
Camino de Veracruz á Orizaba. Mes de Junio.
ESP. Lycus loripes. Chev. 1. c. Ent. 7.* núm, 148,
Long. 2 0,010; 4 0,012: lat. 2 0,0055; ¿ 0,0065.
Amarillo rojizo. Cabeza deprimida, completamente cubierta por el pro-
tórax. Rostro recto, delgado, del tamaño del tercer artejo de las antenas.
Palpos negros. Antenas negras, aplastadas; artejos un poco angulares en el
ápice interno desde el tercero hasta el noveno; los tres primeros leonados,
segundo trasversal, chico; tercero tan largo como los tres siguientes reuni-
dos. Protórax rebajado por delante, casi cuadrado, mucho más ancho en la
base que largo, escotado en cimbra arriba de la cabeza, mirándolo de frente,
jiboso atrás del borde, casi recto en el borde posterior, empero un poco si-
puoso y arqueado cerca de los ángulos, éstos muy agudos; lados trasparen-
tes, anchos, elevados, sinuosos, línea dorsal surcada. Escudete surcado,
truncado, más largo en la hembra. Élitros de la anchura del protórax arriba
de la espalda, dilatados más allá del medio en el macho, alargados en la
hembra; cuatro nervaduras poco realzadas, rectas, intersticios punteados ru-
gulosamente; redondeados en el ángulo apical externo, ménos en el sutu-
ral. Epipleuras anchas en su base, inclinadas; trocánteres y muslos amari-
llos; el macho tiene la parte mediana de los últimos negruzca; en este mis-
mo sexo la extremidad de las cuatro piernas anteriores es amarilla con el
resto y todos los tarsos negros. Los muslos son anchos, aplastados, muy sur-
cados; las piernas encorvadas bruscamente abajo de las rodillas. Los arte-
jos de los tarsos son pequeños, el quinto es el mayor; ganchos rojizos. Ab-
dómen aplastado, de 7 anillos en el macho y de 8 en la hembra, muy aqui-
llado longitudinalmente en ésta; en los dos sexos se adelantán en ángulo
truncado por abajo, y disminuyen de tamaño acercándose á la extremidad.
Colectado á dos leguas del Puente Nacional en el mes de Junio.
180 LA NATURALEZA
GENERO. Lucaina (pequeña loba.) Eu. Due.
Este nuevo género que me fué denunciado por el Sr. A. Sallé, es bastan=
te vecino del Lycus, como se verá por la siguiente descripcion.
Cabeza cubierta por el protórax, con un rostro más largo que la frente y
vértice reunidos, robusto, piramidal, muy ancho en la base, con la porcion
longitúdino-central, más bien aplanada que acanalada, y las laterales decli-
ves hácia atrás; labro redondeado por delante, teniendo en su borde una
membranita trasparente y bilobulada; mandíbulas bastante encorvadas y
agudas, maxilas con un solo lóbulo muy velludo, sus palpos con los artejos:
1 grueso, 2 un poco más largo y triangular, 3 de la misma forma, pero me-
nor, 4 grande, más bien triangular que securiforme y un poco escotado ir-
regularmente en la extremidad; barba en cuadro alargado, lengúeta peque-
ña, cónica y velluda, último artejo de sus palpos como el de los maxilares;
antenas insertadas en la base del rostro, bastante distantes entre sí, un poco
aplastadas, con los artejos: 1 triangular, 2 de la misma forma, pero la mi-
tad de largo, 3 un poco más corto que 4, desde 3 hasta 9 ligeramente den-
tados y disminuyendo poco á poco, pero sin gran diferencia,40 cilíndrico,
11 tambien cilíndrico y redondeado en la punta.
Protórax subcuadrado, con el borde anterior recto, con los ángulos arre-
dondados, bordes laterales rectos, posterior sinuoso, el lóbulo ancho y un
poco escotado, los ángulos truncados; con una quilla dorsal fuertemente
acanalada; vense además de cada lado una quilla, á veces muy desarrollada,
que nace casi en la punta del ángulo posterior, se dirige de atrás hácia ade-
lante y se termina un poco despues del tercio anterior de la quilla dorsal,
de lo que resulta que las partes laterales del protórax tienen dos profundas
depresiones triangulares, una anterior y una posterior.
Escudete en triángulo truncado y redondeado en la extremidad.
Élitros subparalelos en los dos sexos, muy flexibles.
Ancas intermedias algo distantes; trocánteres situados en el eje de los
muslos que están canaliculados; tarsos con los artejos 1 y 2 en triángulo
alargado, 3 y 4 trasversales, espongiosos por debajo; ganchos sencillos; ab-
dómen dentado en los lados; en el macho el penúltimo anillo está un poco
levantado en medio y escotado; en la hembra este mismo anillo está plano
y recto atrás; además, en este sexo las antenas parecen más robustas, los
artejos más cortos y acaso un poco más anchos.
ESP. Lucaina schini, Eug. Dug.
Long. 0,007: lat. 0,004.
Cabeza negra, rostro leonado con el punto de insercion de las antenas
LA NATURALEZA 181
más ó ménos negro, palpos labros y antenas negras. Protórax leonado con
los lados posteriores de la quilla negros; puede ser todo leonado ó el negro
aumentar hasta no dejar sino el extremo borde, amarillo: hay todos los pasos;
velludo.
Escudete negro. Élitros leonados, el color sube 6 baja desde el naranjado
hasta el amarillo; cubiertos de pelos muy tupidos que no permiten ver bien su
estructura, pero parecen cubiertos de costillitas, formando una reticulacion
irregular; pudiera casi decirse que son fuertemente granulosos: además, tie-
nen unas costillas longitudinales poco notables.
Cuerpo negro. Muslos leonados, pero pueden estar manchados de negro
y áun ser de este color unos pares ó todos: casi la regla es que el negro apa-
rece primero en los posteriores; piernas y tarsos negros.
He encontrado este insecto sobre el Schinus molle (de aquí su nombre),
en Guanajuato y Silao.
Calopteron Jimenezú, Ens. Due.
2 Long. 0,010—0,015. lat. 0,006—0,008.
2 ——— 0,017 ——— 0,010.
Cabeza de forma normal, negra; antenas del mismo color, llegando hasta
la extremidad de los muslos posteriores. Protórax un poco más largo que an-
cho, redondeado por delante, con el borde posterior sinuoso, el lóbulo cen-
tral apénas indicado, y las partes laterales un poco oblicuas con los ángulos
agudos; borde lateral redondeado por delante, continuándose atrás sin nin-
guna inflexion para formar el ángulo que está algo dirigido hácia afuera;
disco con una quilla dorsal bien desarrollada y cortante; partes laterales (bor-
des) levantadas y dirigidas oblícuamente hácia afuera y arriba. El disco es
negro, los bordes amarillos; algunas veces hay una fajita más baja de color
que separa estos dos matices; velludo. Escudete negro.
Élitros ensanchándose poco á poco hácia atrás, juntamente redondeados,
con el ángulo apical interno algo romo; con dos costillas gruesas longitudi-
nales y dos intermedias más pequeñas, y numerosas costillitas trasversales
que forman una reticulacion muy notable; están igualmente cubiertos de pe-
los tupidos.
Su color es amarillo, tirando más ó ménos á naranjado, y están atravesa-
dos, como en el tercio anterior, por una faja negra que ocupa como la duo-
décima parte de la longitud del élitro. El cuarto posterior es tambien negro,
con el borde libre de la mancha oblícuo de afuera hácia adentro, y siempre
más ó ménos flexuoso; cuerpo negro, algunas veces los bordes del abdómen
182 LA NATURALEZA
son un poco amarillos; miembros tambien negros, pero algunas veces los
muslos y áun las piernas más ó ménos amarillos. El penúltimo ani!lo en el
macho es algo alargado y muy escotado; en la hembra es subtrasvexsal Y
recto.
Las variedades pueden considerarse, segun tienen más ó ménos color ne-
gro, como sigue:
1. A. La faja intermedia un poco más estrecha que en el tipo.
B. todavía más estrecha, muy irregular, dejan-
do ver las costillas amarillas.
CC. ————————=- todavía más estrecha.
D. ——————— está representada por un punto marginal y
uno prosutural.
mucho muy estrecha é incompleta.
como (E), pero de color muy bajo, nebulosa.
formada por dos manchitas, apénas visible, y
es probable que debe haber individuos áun sin ellas.
1. ———— más ancha que en el tipo,
1. ———————— como (H); pero la mancha apical forma como
en medio de su borde libre, un angulito que la hace parecer co-
mo bisinuoso.
semejante ¿ (1); pero la mancha intermedia
está dos veces tan ancha como en el tipo.
K. Aquí encontramos el escudete rodeado por una mancha negra
que junta con él, forma un cuadrito regular, y que está desde
negro oscuro hasta el más nebuloso; esta particularidad puede
encontrarse junta con el tipo ó las demás variedades.
=
El Calopteron Jimenezú difiere de los Calopteron vicinum y bifascia-
tum, de los cuales tengo ejemplares que debo á la amistad del Sr. A. Sallé,
algo por la forma del protórax, pero principalmente por la mancha apical
(he visto un gran número de individuos), que nunca ocupa más del cuarto
posterior, miéntras en los dos otros se extiende á todo el tercio del élitro.
He dedicado esta nueva especie á mi buen amigo D. Epifanio Jimenez que
ha enriquecido mi coleccion de numerosas y notables especies.
GÉNERO. Elitroleptus. (Elitro blando.) Eug. Duz.
Para demostrar con más facilidad el lugar que este nuevo género debe
ocupar en la clasificacion de los Cerambicidos, seguiré el método de Lacor-
daire; y verémos que tiene los caractéres de los: :
1.0 Cerambrcinos. Lengúeta membranosa.—Dos lóbulos en las maxilas.
—Ultimo artejo de los palpos no aciculado.—Labro no soldado al epistomo,
LA NATURALEZA 183
horizontal. —Pronotum sin verdadera separacion con el prosternon.—Pier-
nas sin surco oblicuo interno.
2,0 CERAMBICIDOS VERDADEROS. Piernas, ni dentadas, ni escotadas en los
bordes.—Tarsos espongiosos por debajo.—Cabeza descubierta, visible desde
arriba,
3.2 COHORTE 1.* CeramBIcIDOS VERDADEROS SILVANOS. Avance intercoxal
del abdómen en triángulo poco alargado, bastante agudo.
4." Seccion B. Ojos finamente granulados.—Lengúeta membranosa, 1ó-
bulo externo de las maxilas bastante delgado, apincelado en la extremidad,
ni visible en el reposo, ni tampoco sobrepasando los palpos maxilares.—Ca-
beza algo estrecha hácia atrás y un poco alargada en forma de hocico.—Eli-
tros completos.
3." Division 1.” Antenas insertadas sobre la frente y distantes de las
mandíbulas.—Base del protórax ménos elevada que la de los élitros.—Los
3 segmentos torácicos no formando una superficie continua, mesosternon
no cubriendo el avance prosternal.
6.2 (1) Cavidades cotiloídeas intermedias, abiertas hácia afuera.
7.2 (D) Ancas anteriores globulosas, no angulosas hácia afuera, no so-
brepasando el nivel del avance prosternal.
8.2 (a) Cavidades cotiloídeas anteriores abiertas atrás, tubérculos ante-
niferos escotados.
9.2 (b) Tarsos posteriores con el artejo 1 más corto que 3 y 4 juntos.
10. (dd) Protórax apénas sinuado atrás.
14. Élitros con costillas. —Protórax sin tubérculo encima.—Costillas de
los élitros rectas.
12. Gruro.—Paristemicidos. Palpos muy cortos y subiguales, el último
artejo subtriangular.—Mandiíbulas cortas, arqueadas y agudas en la extre-
midad.—Cabeza poco saliente, pequeña, sus tubérculos anteniferos escota-
dos, frente vertical; antenas cerdáceas, de tamaño variable, teniendo á veces
algunos artejos intermedios apincelados ó más gruesos que los demás.—
Ojos anchos, fuertemente escotados.—Protórax y escudete variables. —Éli-
tros frecuentemente ensanchados y más anchos que el abdómen, atrás.—Pier-
nas largas, ancas anteriores globuloso-ovalares raras veces, y apénas angu-
losas hácia afuera, no salientes, sus cavidades cotiloídeas abiertas atrás; las
de las intermedias abiertas hácia afuera; muslos posteriores siempre más cor-
tos que los élitros. Episternon metatorácicos bastante estrechos, paralelos
ó subparalelos, y truncados atrás. —Avance mesosternal y prosternal varia-
bles.—Colores, y muchas veces aspecto de Lycus.
Llegado aquí, el estudio de los géneros que componen este grupo, no me
184 LA NATURALEZA
da ningun resultado enteramente satisfactorio, pues si muchos caractéres de
nuestros insectos son semejantes á los del género Pteroplatus, hay otros que
lo distinguen mucho, y segun mi opinion, que ha sido corroborada por la
del Sr. A. Sallé, merece formar un género nuevo, cuyos caractéres son:
¿ Cabeza un poco alargada en hocico, algo estrecha hácia atrás, deprimi-
: da trasversalmente sobre el epistomo y un poco convexa entre los antenas. La-
bro apénas escotado, mandíbulas agudas con un pequeño diente en medio;
palpos subiguales, con el último artejo subtriangular; lóbulo externo de las
maxilas invisible en el reposo, apincelado; lengúeta membranosa, subilobula-
da, tubérculos anteníferos poco desarrollados; antenas en sierra y llegando casi
hastala mitad de los élitros, conlos artejos: 1 bastante largo y grueso, un poco
encorvado; 2 pequeño, triangular; 3 largo, cilíndrico; 4 casiigual al 3 y dela
misma forma; 5 un poco más largo que 4, en triángulo ancho y aplastado;
6, 7 y 8 disminuyendo gradualmente de largo, pero aumentando de anchu-
ra; 9 y 10 disminuyendo de largo y ancho; 11 más largo que 10, en óvalo
alargado, fuerte y oblícuamente escotado en la extremidad; ojos finamente
granulados y muy escotados. Protórax subcilíndrico, más largo que ancho,
un poco estrechado por delante, aplastado en el disco, algo redondeado ó
subangular en los bordes laterales, los que están recorridos por un surco
más ó ménos profundo y flexuoso, que hace que el disco parezca elevado y el
borde como formado por una quilla; pero mirando el protórax por debajo no
se nota separacion alguna entre el pronoto y el prosternon; borde anterior
recto, posterior un poco sinuoso: escudete pequeño, en triángulo curvilíneo;
élitros delgados y flexibles, un poco más anchos que el protórax en la base;
un poco ó apénas ensanchados atrás, donde están juntamente redondeados,
finamente granulados y con tres costillas rectas y bien notables, siendo
la intermedia la más completa; están cubiertos de una fina vellosidad, que
en las orillas y principalmente atrás, forma una zanja bastante notable; mus-
los un poco en forma de clava, los posteriores bastante largos, pero más cor-
tos que los élitros y encorvados, piernas sencillas; avance prosternal ligera-
mente acanalado, apénas redondeado atrás; último anillo abdominal un poco
más estrecho que los demás, y anchamente redondeado en el borde libre.
o Antenas alcanzando, no del todo, el un tercio anterior de los élitros,
con los artejos más cortos que en el macho, pero conservando las mismas
- proporciones relativas y la misma latitud, lo que las hace parecer un poco
más robustas; muslos posteriores ménos desarrollados; último anillo abdo-
minal corto, fuertemente trasversal y armado de un cepillo de pelos recios.
Comparando esta fórmula con la del género Pteroplatus se ve, que las
diferencias provienen de la forma y tamaño de las antenas, de la del protó-
L
de
LA NATURALEZA 185
rax, y probablemente de los muslos posteriores y últimos anillos abdomi-
nales.
ESP. Elytroleptus Alfredi, Eug. Dug.
Long. 0,019—0,012: lat. 0,003 á 0,005.
Palpos negros, labro, epistomo y parte anterior de la frente amarillos,
parte posterior de la misma y cabeza negras; ésta granulosa, y con pelos ama-
rillo- dorados entre los ojos. Antenas negras.
Protórax, negro brillante, fuertemente granulado sobre el disco: el color
negro ocupa un espacio en forma de triángulo de base posterior; bordes la-
terales cubiertos de pelos dorados sobre el fondo del surco que aquí está
muy marcado, negro brillante y granulado. Escudete, negro, velludo.
Élitros, amarillo de ocre, que puede ser rojo de ocre bajo, con la extremi-
dad apical interna franjeada de algunos pelos negros, granulosos y velludos
con las costillas lisas. Cuerpo negro, muslos amarillos tirando á naranjado,
rodillas negruzcas, piernas amarillas, tarsos negros; cepillo del último ani-
llo abdominal de la + amarillo.
A Pelos del protórax amarillo de Nápoles, y parte negra del disco, más ó mé-
nos mezclada de rojo; 1** artejo de las antenas manchado de rojo.—B.
como A, pero las antenas todas negras.
GC Como el tipo, pero con las piernas posteriores negras.
D Como €, y además las piernas intermedias negras.
E Todas las piernas y parte de los muslos negros.
F Como E, y además los muslos posteriores negros.
G Los muslos anteriores solo están negros.
H Los miembros enteramente negros.
He dedicado este insecto á mi hermano el Dr. D. Alfredo Dugés, en tes-
timonio de mi profunda afeccion. Se encuentra sobre el Schinus molle, en
Guanajuato.
ESP.—Elytroleptus luteus, Eug. Dug.
Long. 0,012: lat. 0,004.
En este insecto se encuentran todos los caractéres generales del nuevo gé-
nero, con algunas diferencias que nos parecen específicas; lo que me ha he-
cho vacilar un poco es, que los 3 individuos que he visto, dos de mi colec-
cion y uno que he mandado al Sr. Sallé, son hembras, y acaso el macho
ofrece caractéres que no permiten colocarlo aquí.
La NaTURALEZA,—Tom. 1Y,—24,
186 LA NATURALEZA
Antenas negras, no alcanzando del todo el tercio anterior de los élitros,
un poco aserrados desde el 6.” artejo; dle éstos, 1 grueso, 2 muy corto, 3 un
poco más corto que 1, 4 y 5 subiguales un poco menores que 3, 6 á 9 dis-
minuyendo rápidamente de longitud, pero ensanchados en triángulo tras-
versal y formando una sierra aplastada, 11 fuertemente escotado oblicua-
mente en la extremidad, cabeza anaranjada, velluda. Protórax un poco más
largo que ancho, estrecho por delante y atrás, deprimido y granuloso en
medio del disco que es anaranjado vivo; en los lados se ve una faja de pelos
de color un poco más bajo y tirando á amarillo; despues el canal lateral que
está aquí poco marcado, de manera que el borde lateral parece ménos cor-
tante que en el A/fredi: este canal es liso, granulado y anaranjado; por fin,
solo el borde es amarillo y velludo. Escudete triangular, negro, pero ocul-
to por pelos anaranjados. Élitros anaranjados, flexibles, apénas ensanchados
atrás, más anchos que el protórax en la base, con 3 costillas; la primera
muy desarrollada sobre la base; fuertemente granulados y cubiertos de pe-
los, formando franja en las orillas. Cuerpo negro con el prosternon rojo,
muslos y piernas anteriores anaranjadas, ancas y tarsos negros; muslos in-
termedios amarillos, piernas y tarsos negros; muslos posteriores poco encor-
vados, con la mitad interna negra y la externa anaranjada; piernas y tarsos
negros.
Como he dicho, solo conozco la hembra que he encontrado sobre una mi-
mosa cerca de Guanajuato.
ESP. Tylosis Jimenezi, Eug. Dug.
Long. 0,010—0,017, lat. 0,003—0,005.
Cabeza negra, fuertemente rugosa, cubierta de pelos amarillentos; ojos
morenos; antenas negras cubiertas de vello gris amarillento, mucho más lar-
gas en el macho que en la hembra.
Protórax un poco trasversal y algo estrechado atrás, subglobuloso; rojo
bermellon, con los bordes anteriores y posteriores negros y 5 puntos del mis-
mo color, lisos y tuberculiformes: 2 ántero-laterales, 1 central en triángulo,
con el ápice anterior y 2 póstero-laterales; superficie fuertemente areolada.
Escudete negro.
Élitros areolados, rojo bermellon manchados de negro, en efecto; tienen
1. una fajita longitudinal en el hombro, 2.% un poco mas abajo que el es-
cudete, una mancha en cuadro alargado, y dos veces tan larga como ancha;
3. como al tercio anterior empieza una gran mancha con el borde anterior
oblicuo hácia adentro, el exterior recto y llegando hasta los dos tercios
laterales del élitro y cubriendo la sutura por dentro; se extiende así for-
LA NATURALEZA 187
mando una especie de cuadro un poco más allá de la mitad del élitro, donde
se estrecha bruscamente, y forma entónces una faja sutural como de */,, de
lo largo del élitro, y luego vuelve á ensancharse de nuevo bruscamente en
una mancha semejante á la anterior, con el borde posterior dirigido oblícua-
mente hácia adentro y abajo de modo que forma una puntita sobre la sutura
y acaba como á los "/,, del élitro. Esta mancha junta con su congénere, re-
presenta dos manchas subcuadradas unidas por una ancha faja. Cuerpo ne-
gro cubierto de pelos amarillentos, como tambien los miembros que son del
mismo color.
V. A. Aquí el estrechamiento de la mancha grande está poco indicado,
de modo que la 1.* parte forma como un cuadro alargado, estrecho hácia
atrás; la faja y la mancha posterior unidas, siendo semejantes á un triángulo
con la base posterior; se encuentran todos los pasos entre el tipo y esta va-
riedad, y lo mismo que en B, vense unos individuos con la mancha posterior
unida por dentro á la faja, pero solo por un pedículo más ó ménos estrecho:
acaso habrá algunos en los cuales esta parte forme una mancha aislada.
Se encuentra sobre la Malva angustifolia en Guanajuato, Silao y Leon;
la he dedicado tambien á mi excelente amigo D. Epifanio Jimenez.
EXPLICACION DE LAS FIGURAS DE LA LAMINA.
A A
Fic. 1.2—-Cotínis Antoni, E. Duz.—a. 1, lengúeta con sus palpos.—b. 1, maxilas con sus
palpos.—c. £, mandíbula. —d. 1, labro,—+e. 1, lengieta.—f. 1, escudete.—g. 1, cabeza vista
de frente.—h. 1, id. vista de perfil. —/. £, pierna anterior del macho.—j. 2, id. de la hembra.
—h. 1, pierna intermedia.—l. 1, cuerpo visto por debajo para enseñar el realce prosternal y
el intercoxal del mesosternal.—m. 1, antena.
Fic. 2.-—Cremustochilus Villade, E. Dug.—a. 2, labro.—b. 2, cabeza vista por debajo, bar-
ba y antena.—c, 2, barba vista por su cara interna.—d. 2, mandíbula.—c. 2, maxila.
Fic. 3.2—Agrilus Sallei, E. Duz.
Fic. 4..+—El mismo muy aumentado.—«. 4, maxila con sus palpos.—b. 4, labro.—c. 4, len-
gúeta y palpos labiales.—d, 4, mandibula.—e. 4, barba.—f. 4, escudete.—y. 4, antena. —h. 4.
tarso anterior visto de perfil.—¿. 4, id. visto por debajo.—j. 4, gancho.
Fic. 5..—£ycus Fernandezii, E. Dug.—g3.—4. 5, labro y mandibula.—b. 5, maxila y su
palpo.—c. 5, lengiieta, sus palpos y maxilas.—d. 5, lengiieta.—f. 5, antena.—y. 5, abdómen.
Fic. 6..—g del aneterior.—«. 6, antena.—b. 6, abdómen.
Fi. 7.*—Lucaina schini, E. Dug.—a. 7, cabeza y antena.—b. 7, protórax.—c. 7, labro.—
4. 7. mandíbula.—e. 7, maxila.—f. 7, barba, lengúeta y palpos.—g. 7, tarso.—h. 7, último
anillo abdominal del ¿.—4. 7, id. de la 9.
Fic. 8..—Calopteron Jimenezi, E. Dus.—a. $, maxila.—b. $, mandibula.—c. $, labro.—
d. 8, barba y lengieta.—e. 8, cabezo.—f. $, último anillo abdominal del ¿.—9. 8, id. de la e
—4. 8, variedad G.—i. $, variedad Y.
188 LA NATURALEZA
Fic. 9.-—Elitroleptus Alfredi, E. Dug.—a. 9, cabeza del ¿.—b. 9, protórax.—c. 9, maxila.
—d. 9, mandibula.—e, 9, barba, lengieta y palpos.—f. 9, antena del ¿.—g. 9,id. dela q.
—h. 9, escudete.—i. 9, último anillo abdominal del ¿.—j. 9,id. dela 9.—k. 9, tarso poste-
rior.
Fic. 10.?—Elitroleptus luteus, E. Dug. a
Fic. 11.*—Tylosis Jimenezii, E. Dug.—a. 11, cabeza de la 9.—b. 11, barba.—c. 14, man-
dibula.—d. 11, maxila.—e. 11, escudete.—f. 11, lengiieta.—g. 11, variedad A.—h. 11, varie-
dad B.
Guanajuato. Febrero de 1878,
ENSAYO DE UNA EXPLICACION
DEL ORIGEN
DE LAS GRANDES MORTANDADES DE PEGES QUE OCURREN EN EL GOLFO DE MEXICO,
Por EL SR. D. ÁNGEL NUÑEZ ORTEGA.
AA
En los últimos dias del mes de Octubre del año de 1875, los habitantes
de la ciudad de Veracruz fueron repentinamente atacados de una tos seca,
producida por irritacion de la garganta. Este mal acometió tambien á los
caballos, perros y otros animales. El viento del Norte soplaba á la sazon,
aunque no con su mayor violencia, y las autoridades tuvieron noticia de que
por toda la costa de Barlovento habia una enorme cantidad de peces muer-
tos, arrojados por las olas sobre la playa. Los vecinos de Veracruz recorda-
ron que en los años 1853, 61, 65 y 71 se produjo un fenómeno semejante;
pero el Diario de donde tomamos estas noticias no dice si fué el de la mor-
tandad de peces seguida de la tos, ó bien si solo fué el de la tos sin mortan-
dad de peces, ó esta última sin produccion de la tos. Una persona que ana-
lizó el aire en los dias en que pasaba lo que antecede, lo encontró cargado
de gases sulfúreos. Los habitantes de Veracruz presumieron que-la tos era
producida por la infeccion del aire, causada por los peces muertos, y que la
mortandad de estos animales tomaba orígen en la existencia de algun vol-
can submarino, situado á corta distancia, que habria hecho una erupcion y
envenenado las aguas del Golfo. Un periódico de México dijo que, cuando
habia una fuerte borrasca, el mar lanzaba los peces contra los arrecifes, con
tal fuerza, que los mataba violentamente.
Lam 6* LA NATURALEZA. TomolY
GENErOS Y ESPECIES MUEVAS de Unlegrtteras
LA NATURALEZA 189
La causa de la mortandad de los peces no reside, probablemente, en el
origen que se le asignara; pero la explicacion sobre la procedencia de la
tos parece comprobada por el análisis que se hizo del aire. La abundancia
de hidrógeno sulfurado en la atmósfera de Veracruz, que es una de las can-
sas productoras del vómito, resulta, en su mayor parte, de las emanaciones
de los pantanos que rodean dicha ciudad; pero no puede dudarse que mu-
cho contribuye tambien á la formacion de los miasmas la gran cantidad de
plantas, peces y mariscos que la corriente equinoccial arrastra y mortifica
en casi toda la longitud de la costa oriental del territorio mexicano. Cuando
la temperatura lo favorece, esas materias orgánicas, depositadas sobre las
arenas, se corrompen y exhalan gases tan venenosos que, si se aspirasen en
su estado de pureza, producirian una muerte casi instantánea. Diseminados
esos venenos por el viento de tierra en las mañanas y despues por la brisa
del mediodía y la tarde, por el vuelo de las aves y otros motivos, la atmós-
fera, aunque no sana, es respirable para los que nacen y permanecen en Ve-
racruz, y para los que ya se han acostumbrado á ella; pero si á consecuen-
cia de un aumento extraordinario de cuerpos en putrefaccion, hay tambien
un aumento extraordinario de hidrógeno sulfurado, de ácido carbónico, de
vapores de iodo etc.; y si el viento no sopla con la violencia del hura-
can, sino moderadamente, los habitantes de Veracruz, obligados á aspirar
mayores dósis de veneno que las de costumbre, experimentan las molestias
y áun las enfermedades consiguientes á la aspiracion de fuertes cantidades
de gases tóxicos.
La mortandad de peces en el golfo de México es un fenómeno que no
ocurre con periodicidad determinada; pero su repeticion está establecida his-
tóricamente desde hace más de tres siglos, y su constancia ha sido bastante
para que algunas tribus de salvajes la hayan considerado en sus computa-
ciones cronológicas. En la relacion que de sus naufragios y desventuras en
la costa de Tejas el año de 1528 escribió el descubridor Alvar Núñez Cabe-
za de Vaca, consta que los avavares distinguian las diferentes estaciones por
la posicion de las estrellas, la madurez de las frutas y la época en que mo-
rian los peces. El mes de Junio de 1676 hubo en las costas de Tabasco y
de Campeche un huracan espantoso que comenzó al Sur y de repente cam-
bió al Este. La lluvia que lo acompañaba duró varios dias y produjo una
gran inundacion. Dampier, que consecutivamente ejerció allí las ocupaciones
de cortador de palo de tinte, bucanero y navegante, se encontraba entónces
en la isla de Tris, ahora llamada del Cármen, y en el Tratado que años des-
pues escribió sobre los vientos, tempestades y mareas, nos informa de que
en aquella ocasion se vieron muchos peces muertos, los unos arrojados á las
190 LA NATURALEZA
playas, los otros flotando sobre las aguas. No era esa la primera vez que se
observaba tal fenómeno en aquellas regiones, pues Fray Diego López de Co-
golludo menciona en su Historia de Yucathan, que el año 1648 acaeció una
gran mortandad de peces en la parte oriental del Golfo mexicano, y se ex-
presa de esta manera: «..... poco despues, en la ciudad de Mérida, algu-
nos dias, especialmente por las tardes, quando suele ventar la viracon de la
mar, venia con tan mal olor, que apenas se podia tolerar, y á todas partes
penetraba. No se podia entender de que procediesse hasta que viniendo na-
uegando un Nauio de España, baró en una como montaña de pejes muer-
tos cercanos á la Costa de la Mar, cuya resaca los iba echando á tierra, de
donde salia el mal olor, que hasta la Ciudad y aun mas adelante se exten-
dia.» Don Miguel Lerdo de Tejada en sus Apuntes Históricos de la Heróica
ciudad de Vera-Cruz, registra asimismo, que el 10 de Noviembre de 1792,
«á consecuencia de haberse observado por algunos dias que salian á las pla-
yas de Veracruz multitud de pescados muertos, y de haber ocurrido varios
casos de muertes violentas, lo cual se atribuyó por el público á que se hu-
bieran acaso vendido aquellos pescados, publicó un bando el gobernador
é intendente de la plaza prohibiendo la venta de todos los de rio, y que áun
los de mar no se vendieran sin ser préviamente examinados por las perso-
nas nombradas al efecto por dicha autoridad.» «Esta epidemia en los pes-
cados,» añade el historiador, «que despues se ha repetido algunas veces en
el mismo puerto, se supuso entónces que procedia de que la extraordinaria
creciente de los rios inmediatos, á consecuencia de las fuertes lluvias de
aquel año, habia roto y llevado consigo algunos bejucos dañosos, que sin du-
da habian envenenado las aguas.» Por último, como prueba reciente de que
grandes mortandades de peces ocurren en la costa del Sur, tanto como en la
costa septentrional del Golfo, el comisario Bartlett, en la interesante narra-
cion de sus exploraciones en Tejas, nos dice que el 3 de Enero de 1852 hu-
bo un norte muy fuerte y muy frio en la bahía de Corpus Christi, que arro-
]ó enorme cantidad de peces sobre la ribera. El fenómeno era conocido de
los habitantes de las inmediaciones, y muchos acudieron con chuzos para
aprehenderlos y carros para su trasporte, teniendo despues un festejo gene-
ral en sus casas. La carne de los pescados estaba sana y era gustosa.
Revisando los datos que anteceden, nos fijamos en dos puntos principa-
les: el primero, que la mortandad sobreviene en ocasiones en que ha habido
fuertes tormentas, acompañadas de lluvias muy copiosas; y el segundo, que
los peces muertos pueden comerse sin riesgo alguno de envenenamiento, si
se les recoge en tiempo oportuno y ántes de que se corrompan por el calor
de los rayos solares; pues aunque Lerdo de Tejada advierte sobre este par-
LA NATURALEZA 191
ticular, que las muertes violentas que hubo en Veracruz el año 1792, se atri-
buyeron al uso de la carne de los peces muertos que arrojaba el mar, no lo
asegura; miéntras que Bartlett positivamente dice, no solo que se podian
comer sin peligro alguno, sino que mucha gente los comió con verdadero
agrado. Procediendo al exámen del orígen que se supone á esas mortan-
dades de peces, vemos que se han considerado como producidas ó por la
explosion y erupciones de algun volcan submarino, ó por el envenenamien-
to de las aguas, ó de los peces mismos, mediante el zumo de ciertas plan-
tas dañosas, ó, finalmente, por la violencia de los golpes que los peces reci-
bieran contra los arrecifes cuando las olas del mar están muy agitadas por
los vientos.
La estructura geognóstica y la orografía de la cuenca del Golfo mexicano
son casi desconocidas; sin embargo, por el exámen de su periplus puede con-
siderarse que no es sino la prolongacion del arca del Misisipi, y que en una
edad muy remota, y ántes de que un cataclismo en la costa firme abriera
las puertas que dan entrada á la corriente equinoccial hasta nuestras costas,
dicha cuenca ya tenia varias edades de formacion. De las diversas islas que
se conocen situadas hácia el centro del Golfo propiamente dicho, ninguna ha
sido formada por agencias plutónicas, y no hay noticia de que exista un vol-
can submarino en toda su extension; pues aunque Mueller, en su registro de
terremotos americanos, asienta que el temblor de 17 de Enero de 1653 se
sintió de Sur á Norte «desde Guatemala hasta Nueva Orleans,» y esto po-
dria favorecer la idea de la existencia de conductos plutónicos á través del
Golfo, sus datos no concuerdan con la direccion que dan á ese terremoto los
eronistas mexicanos de aquel tiempo. «Juéves en la noche», dice el Lic. D.
Gregorio Martin de Guizo en su Diario de Sucesos notables, «entre nueve y
diez, dia de San Antonio Abad, á 17 de Enero, tembló de Oriente á Ponien-
te con tan grave y repentina fuerza, que se temió una grande ruina en esta
ciudad; duró más del tiempo que se puede ocupar en rezar dos credos con
devocion; cayóse la tercera parte de la cerca de Santo Domingo de esta ciu-
dad, y otros lienzos de paredes de diferentes casas, de que no resultó daño
alguno. Hizo muchos daños fuera de la ciudad, principalmente en las Amil-
pas, y en Atzcapotzalco derribó la mitad de la iglesia.» Despues de esa pro-
lija mencion de las circunstancias que acompañaron al temblor de 17 de
Enero, dentro y fuera de la ciudad de México, no se encuentra referencia al-
guna á ese suceso. No faltan indicios de la existencia de una cordillera sub.
marina más ó ménos elevada, corriendo en la direccion que tendria la de los
Alleghanis si se prolongara hácia el Sur; y la peña á flor de agua conocida
por el nombre de El Negrillo, acaso sea uno de sus picos más prominentes.
192 : LA NATURALEZA
Esa cordillera seria la que vendria á formar el derrame de las aguas, el di-
vortia aquarum , sobre la prolongacion del valle del Misisipi, cuya boca
puede haber estado en el istmo de Tehuantepec, y á producir asimismo la
figura triangular con la punta hácia el Sur, que algunos geógrafos reputan
como típica en la construccion de las masas continentales. Pero, lo repeti-
mos, no hay noticia de la existencia de volcan submarino alguno en el Gol-
fo de México que haya hecho una erupcion en los tiempos históricos, y por
tanto creemos que no hay fundamento para referir la mortandad de peces á
un acontecimiento que se habria manifestado con numerosos accidentes, y
que habria sido observado en nuestros dias en diferentes puntos del Golfo y
su periplus. El único volcan en actividad que está cercano á la costa oriental
de México, es el de Tuxtla, cuyos conductos se dirigen al Poniente y forman
parte del sistema de comunicaciones subterráneas que parece existir entre
muchos volcanes de México situados en la misma zona. Ese volcan ha he-
cho varias erupciones en los últimos cien años: la de 1793 fué cuidadosamen-
te observada por Mociño, cuya relacion de aquel fenómeno no menciona el
de la mortandad de los peces, debiéndose tener presente, que un año ántes
de la erupcion del Tuxtla, habia ocurrido esa mortandad segun nos informa
el Sr. Lerdo de Tejada. Las erupciones volcánicas acontecidas en el mar,
producen, efectivamente, la muerte de gran cantidad de peces por el excesi-
vo calor que adquiere el agua. Sobre esto no faltan observaciones y noticias
fidedignas, éntre otras las que dió al viajero Mr. Beulloch, un inglés resi-
dente en San Miguel de las Azores, que vió la isla Sabrina elevarse del fon-
do del Océano; pero los casos que reconocen ese orígen son tan raros, como
las erupciones y levantamientos del fondo del mar, miéntras que las mortan-
dades de peces en el Golfo de México son bastante frecuentes. Es tambien
probable que si los peces murieran á consecuencia de un envenenamiento
producido por erupciones volcánicas de gases sulfurosos, la carne de esos
animales, léjos de permanecer gustosa, no fuese comible; y además, hay que
recordar, que los peces lanzados sobre las costas no están todos enteramente
muertos, miéntras que si hubieran aspirado un gas venenoso, su muerte se-
ria violenta y pocos llegarian con vida hasta la playa.
Otra de las opiniones manifestadas sobre el orígen de la mortandad de los
peces, es la de su envenenamiento por el zumo ó la fruta de ciertas plantas
nocivas. Aunque esta suposicion encuentra un apoyo aparente en la costum-
bre que tienen los indigenas, de enyerbar el agua con el jugo del Palo de
leche para coger los peces, es constante que esa operacion no surte sus efec-
tos sino en los remansos de los rios y en las lagunas, nunca en el mar; y
qua los peces muertos que las olas arrojan á la playa, no son fluviales, sino
LA NATURALEZA 193
marinos; pero como esta opinion del envenenamiento por los vegetales, está
enlazada con la que existe sobre el orígen de una enfermedad que sufren los
peces en el Golfo de México, conocida por el nombre deciguatera, creemos
que corresponde á este lugar la presentacion de varias noticias sobre dicha
enfermedad, para que el lector juzgue si ella puede ser la causa del fenóme-
no que venimos estudiando.
Alcedo, en su Diccionario de la América, al describir el árbol llamado
Manzanillo /Hippomane Mancinella), dice lo siguiente: «Arbol muy pare-
cido al manzano, que da una fruta como él, aunque más pequeña, y tan ve-
nenosa, que si alguno ignorantemente la come, se hincha luego y muere; y
poco ménos experimenta el que está algun tiempo á la sombra de él, cuyos
efluvios son perniciosísimos: es muy comun en toda la América, especial-
mente en los países cálidos y puertos de mar, y en el de la Habana, de la isla
de Cuba, se ha experimentado que el que come pescado que haya comido
manzanilla, se dementa luego, que allí llaman aziguatarse, y al fruto zigua-
to. Los indios Caribes envenenan sus flechas con el jugo lechoso de este
árbol.»
D. Antonio de Ulloa, en sus Memorias filosóficas relativas al descubri-
miento de América, dá estas noticias: «Abandonemos las regiones del Sur
para dar algunos detalles de la parte del Norte, más allá del Ecuador.
Notarémos primero en la Habana, la Ciguatera, enfermedad contagiosa
que se comunica por los peces que la tienen, sobre todo, por cierta clase
que está más sujeta á ella que las demás; pues basta comer una vez.esos pes-
cados para ser atacado por la enfermedad. Se le atribuye á un fruto que allí
se llama Manzanilla. Ese fruto crece en los campos y se considera como ve-
nenoso, lo cual parece que demuestra sus efectos: por este motivo está pro-
hibido vender esos pescados á los que llaman ciguatos. Se conoce que es-
tán atacados de la enfermedad, por el color amarillo de sus dientes; y áun
se dice, que si se les introduce un objeto de plata en la boca, este metal se
pone amarillo. Los efectos de la enfermedad, son: un decaimiento comple-
to, la palidez, la tristeza y el enflaquecimiento; se sienten dolores en las ar-
ticulaciones y en todos los huesos; poco á-poco se cae en un estado de extre-
mada debilidad; se pierde el apetito y, en suma, todo causa fastidio. Se cura
bebiendo aguardiente, y con algunos tópicos que se aplican para mitigar los
dolores. El principio espirituoso del aguardiente reanima el entendimiento,
hace circular la sangre y la purifica del mal humor que la habia alterado; la
naturaleza recobra sus fuerzas, pero esto no se consigue sino al cabo de al-
gunos dias, y áun hasta de un mes. En las costas de Cartagena, de la Tier-
ra firme, y en otras partes de estas regiones, aunque abunda mucho el man-
La NATURALEZA.—TOM. 1V.—25,
194 LA NATURALEZA
zanillo, y se tiene su fruto por tan venenoso como se le considera en la Haba-
na, no existe esta enfermedad en los peces. Hay que observar, que los ani-
males atacados de la mencionada enfermedad, no presentan seña alguna de
veneno, y no tienen la apariencia de estar enfermos.»
En el importante estudio sobre Yucatan, comunicado el año 1852 á la
Sociedad Mexicana de Geografía, por los Sres. D. José M. Regil y Don Alon-
so Manuel Peón, se encuentra tambien una noticia que dice así: «Ciguato:
á la abundancia, reune el pescado de estas costas, la cualidad de muy sano,
pues sea que en las de la prolongada Sonda no se produce el arbusto llama-
do manzanillo, que se supone lo vicia en la isla de Cuba, envenenando álos
que lo comen, ó bien por otra causa no averiguada, ello es que ni se nota
esa gran mortandad que en otras partes cubre las playas de sus despojos, ni
tampoco, sino muy raras veces, se registran catástrofes producidas por el
peje ciguato ó aciguatado: en estas pocas, producidas generalmente por el
pescado asado, se ha dudado si la madera de que se forman las parrillas 6
asadores sea venenosa, y haya sido más bien la causa; creyéndose en el más
desfavorable supuesto, que extraviado de su residencia ordinaria algun pes-
cado de los mares de la vecina isla de Cuba vino casual y desgraciadamente
á caer en las redes de nuestros pescadores.»
Para terminar estas noticias nos parece conveniente dar cabida á las que
tienen la circunstancia de ser más modernas. El año 1873, el Consejo de sa-
lubridad del Distrito federal, dirigió una comunicacion á los doctores en me-
dicina Ignacio Pombo, Manuel Garmendia y Vicente Ordozgoiti, residentes
en Veracruz, para que diesen un informe sobre la enfermedad llamada ci-
guatera. Los precitados facultativos manifestaron en 3 de Marzo del mismo
año, que durante su permanencia en Veracruz no habian visto un solo caso
de dicha enfermedad; pero que sabiendo que la ciguatera es frecuente en la
isla de Cuba, recogieron noticias sobre ella del Dr. Don Juan F. del Rio, á
quien, por su práctica medicable en aquella isla durante más de veinte años,
era bien conocida.
Las noticias comunicadas por el Sr. del Rio son las siguientes:
«En la isla de Cuba se da el nombre de ciguatera á una enfermedad que
se padece en las Antillas, que aunque no ha recibido la sancion científica,
debe considerarse como una entidad patológica por la causa que la determi-
na, por presentar las más veces un síntoma patognomónico y por ceder pron-
tamente á un remedio especial. La causa determinante de esa enfermedad,
es el uso del pescado ciguato, ó sea de peces que padecen una enfermedad
que se atribuye á un envenenamiento. La opinion generalmente admitida
en Cuba es que la ciguatera en el pez depende de un envenenamiento por el
8
LA NATURALEZA 195
fruto del manzanillo, árbol que crece abundantemente en las costas de las
Antillas; pero la circunstancia de ser más frecuente la ciguatera en el depar-
tamento occidental de la isla de Cuba que en el oriental, en donde abunda
más esta planta, y la dificultad de que el fruto del manzanillo sea arrojado
al mar, por ser propio de los terrenos altos y secos de la costa, han: hecho
mirar como infundada esta opinion, y en la necesidad de encontrar la causa
de este envenenamiento, la han atribuido unos á la alimentacion de los pe-
ces con los pequeños moluscos pegados á las planchas de cobre cargadas de
sales de este metal, que producen un envenenamiento análogo, y otros,
finalmente, creen que la ciguatera en los peces no es más que una enferme-
dad especial en ellos. Esta opinion la corrobora el hecho de que dicha en-
fermedad solo es peculiar á ciertas especies de esta clase de vertebrados; ta-
les son la picuda, la siena y el jurel. Los síntomas de la ciguatera son los
mismos del cólera esporádico, con la única diferencia que al cesar el perío-
do álgido, comienzan á experimentarse los síntomas de la urticaria. Cuando
un médico es llamado. para curar un enfermo de ciguatera, emplea el mismo
tratamiento recomendado para el cólera esporádico; y aunque las más veces
se obtiene un resultado favorable, no es con la prontitud ni la seguridad con
que lo consigue el vulgo, empleando el aguardiente de caña hasta la em-
briaguez. Si al sacar un pez del mar muere demasiado pronto; si se observa
un notable enflaquecimiento; si entra en putrefaccion á las pocas horas, y
sobre todo, si un gato se envenena al comer las entrañas, no quedará duda
de que el pescado está ciguato.»
Sin detenernos á examinar la exactitud de las conclusiones que sobre el
orígen de la ciguatera establecen las precedentes noticias, solo harémos no-
tar que, conforme á lo que dicen todas ellas, los peces que comen el fruto
del manzanillo, es decir, uno de los venenos más activos que se conocen, no
perecen por ese motivo, sino que únicamente se enferman; y esto de tal
modo, que no es fácil conocerlo; por tanto, la mortandad periódica y en can-
tidades enormes de dichos peces no puede atribuirse á su envenenamiento
por el fruto ó zumo de plantas dañosas. Otras razones habria para desechar
esa suposicion, basadas en el instinto que aparta á todos los animales de los
alimentos que les son nocivos; pero consideramos inútil prolongar el exámen
de un punto cuya escasa importancia nos parece manifiesta.
La última opinion expresada sobre la presencia en la playa de los peces
muertos, suponiendo que perecen por los golpes de mar contra los arrecifes,
tampoco es aceptable sino como un accidente. Es cierto que el mar suele
lanzar peces á la playa durante una borrasca, generalmente los más grandes;
como las ballenas y cachalotes; y tambien es cierto que eso ha acontecido en
196 “LA NATURALEZA
el Golfo de México, segun el testimonio, entre otros varios, de Bernal Diaz
del Castillo, quien refiere que yendo el ejército del conquistador de San Juan
de Ulúa á Cempoala, costa á costa, «se mató un gran pescado que le echó
la mar en la costa en seco;» pero es constante que el número de peces así
lanzados á las playas, es siempre muy reducido, áun en las costas de los
mares más borrascosos.
Las verdaderas causas de la mortandad de los peces nos parecen indica-
das por el antecedente de que ocurre cuando hay temporales y fuertes vien-
tos del Norte. Los primeros producen un enfriamiento rápido y modifican
las condiciones del agua marina en las costas septentrionales del Golfo, don-
de sin esas circunstancias el agua ya es más fria que el aire, miéntras que
éste es diez grados más frio que el resto de las aguas del Golfo. Los segun-
dos, es decir,-los vientos del Norte, soplan con tal violencia, que dominan y
hacen recular la corriente equinoccial hácia la costa de México, donde viene
á arrojar los peces moribundos. No puede suceder lo mismo sino en menor
escala con el viento del Sur, porque éste es caliente, y porque los rios de la
parte meridional del Golfo no son bastante frios y caudalosos para alterar la
elevada temperatura de la bahía 6 sonda de Campeche, pues aunque el Usu-
macinta, que es el más. considerable, recibe las aguas del Lacandon y éste
tiene sus fuentes en la region de Guatemala que lleva el nombre de la «Tier-
ra helada,» dicha corriente atraviesa por terrenos muy calientes ántes de des-
aguar en Tabasco. |
Tampoco puede ser frecuente la mort ada de peces en la costa de Yuca-
tan, como muy bien observan los Sres. Regil y Peon, porque aquella penín-
sula está desprovista de rios en su parte occidental. En las costas de Barlo-
vento y septentrionales del Golfo, las circunstancias son muy distintas. El
Misisipies, despues del Amazonas, el rio más poderoso del mundo. El nú-
mero y el caudal de sus tributarios, representan cantidades extraordinarias;
su área, segun Monteith, cubre una superficie de un millon de millas cua-
dradas, y solo el Delta, ae forma sus aluviones acumulados en la boca, tie-
ne una área mayor que la de Holanda que es de quinientas noventa y seis
millas geográficas cuadradas. Las nieves y los deslaves de las montañas de
Oriente, Ocaso y Septentrion de veinte Estados y territorios de la América su -
perior, corren derretidas y diluidas por su anchuroso cauce, y se derraman
en el mar con una fuerza y abundancia tales, que si no encontraran la opo-
sicion de esa corriente misteriosa que circula dentro la cuenca del Golfo, ca-
si se podria calcular el tiempo en que ella quedaria azolvada porlos arrastres.
El conflicto de las fuerzas contrarias de las corrientes del Misisipi y del (xol-
fo, aumenta de-dia en dia las costas de la Luisiana, donde se han hecho son-
LA NATURALEZA 197
dajes en la tierra firme hasta la profundidad de seiscientos piés, sin encon-
trar más que aluvion. En tiempos normales, la corriente del Misisipi, lo
mismo que la del Rio Bravo, del Pánuco y otros, no puede romper la barre-
ra de la Equinoccial que se opone á su curso dentro del mar, y por eso se
observa que todas las bocas de esos rios tienen la inclinacion del rumbo há-
cia el Norte que sigue aquella corriente más poderosa; pero cuando el Misi-
sipi corre bravío y al mismo tiempo sopla el viento del Norte, los dos im-
pulsos combinados abren un paso por la corriente extraña, y miéntras que el
viento Norte lleva su soplo helado hasta los llanos de la Chivela y Tehuante-
pec, el «Padre de las Aguas» envia los despojos de las selvas de Virginia y
de Nebraska, de Arkansas y del Tennessee hasta las playas de Chalchihue-
can, y tiñe de su color flava la superficie del mar. Entónces es cuando los
peces, pasando rápidamente de la temperatura de 21% R. en que viven habi-
tualmente en la parte superior de la corriente equinoccial, á la temperatura
mucho más fría que introduce el Misisipi, flotando en unás aguas dulcifica-
das por las de los rios que las invaden, se enferman con esa mistura, y en-
tumeecidos, son lanzados á las playas por las olas que levanta el viento Norte.
La corrupcion del pescado se efectúa con mucha rapidez en todos los climas,,..
pero con especialidad en los países tórridos, y las emanaciones de esa carro-
ña son tanto más extensas y nocivas, cuanto que no siendo devorada por los
zopilotes de preferencia á otra, en los lugares donde no hay policía, perma-
nece durante mucho tiempo viciando y envenenando la atmósfera.
El ensayo que antecede, fué escrito en Berlin el 17 de Abril de 1876, y
publicado en el Diario Oficial de México el 27 de Junio del mismo año.
El periódico Ausland, que con la revista del Dr. Petermann, está considera-
do como la publicacion de ciencias geográficas más importantes de Alema-
nia, le dió lugar el año pasado en sus páginas 717 y siguientes. De entónces
á la fecha, hemos revisado su contenido y, sin variar las conclusiones, lo
hemos aumentado con algunas noticias. —México, 16 de Setiembre de 1878.
+— +-
198 LA NATURALEZA
“BARCENITA.”
DEESORTPCION DE UN NUEYVO: AN TEMO NAS
PROCEDENTE DE HUITZUCO, MEXICO.
POR EL PROFESOR J. W. MALLET,
Socio CORRESPONSAL EN VIRGINIA, EsTADOS- UNIDOS. .
Entre varios minerales mexicanos que me dió mi amigo el Sr. Mariano
Bárcena, comisionado á la Exposicion de Filadelfia de 1876, y ahora Direc-
tor del Observatorio Meteorológico Central de México, habia varios ejemplares
de un mineral pesado y casi negro que acompaña á la especie Livin gstonita*
en Huitzuco, Estado de Guerrero.
El exámen de este mineral indica ser un antimoniato que hasta ahora no
se ha descrito, mezclado con sulfuro de mercurio en un estado fino y ácido
antimónico.
Los ejemplares que me dió el Sr. Bárcena, uno ó dos de ellos pesaban
originalmente más de medio kilógramo —miéntras que ví en su poder ma-
sas más grandes; — eran casi de estructura columnar, con largos prismas
imperfectos, de forma de planchas, teniendo el aspecto general de las espe-
cies Stibnite (sulfuro de antimonio) y Livingstonita: de la última de estas es-
pecies ha sido probablemente formado este mineral por medio de la oxida-
cion. En algunas partes liene una estructura granosa fina, ó bien gruesa,
con poros y varias cavidades. Habia indicaciones de quebradura, paralela á
una cara prismática, pero la causa de ésta será probablemente la estructura
pseudomorfa; frágil, fractura bastante regular; peso específico del mineral
en polvo despues de tenerlo en agua hirviendo para expulsar el aire =5.343,
20% c.; pedazos hay que dan peso especifico más bajo; lustre opaco, terroso,
sobre algunas caras resinoso ó color de brea, de color gris oscuro casi negro;
color del polvo de la raspadura, gris de ceniza con un ligero tinte verde.
Las caras pseudomorfas estaban algunas veces cubiertas con cinabrio rojo
* Sulfuro de antimonio, mercurio y fierro, descrita por el Sr. Bárcena.—''Naturaleza,”
1874 y 75, páginas 35 y 172. Azufre, cinabrio, sulfuro de antimonio y la valentinita (valen-
tinite) se encuentran en el mismo lugar.
LA NATURALEZA ' 199
en polvo, y otras con ocre blanco amarilloso de antimonio. Al soplete, al
fuego de oxidacion, el mineral decrepita, se vuelve blanco ó casi blanco, y se
redondea con mucha dificultad en los bordes, dando vapores blancos; al fue-
go de reduccion los vapores son más abundantes, á causa de la reduccion del
antimonio al estado metálico seguido por la volatilizacion, y la flama del so-
plete se tiñe de verde azulado. Un pedazo calentado en un tubo cerrado en
un extremo, da humedad, mercurio, sulfuro negro de mercurio y una pe-
queña cantidad de óxido de antimonio. En un tubo abierto en ambos extre-
mos, todo el mercurio se deposita en el estado metálico, el azufre se quema,
y en una buena corriente de aire da más óxido de antimonio que se deposita
dentro del tubo. Al soplete sobre carbon da una pegadura blanca, bien mar-
cada, de antimonio, y si se añade carbonato de sosa, el antimonio se redu-
ce á pequeños glóbulos metálicos. El mineral en polvo se disuelve ligera-
mente al fuego de oxidacion en el bórax, y da un vidrio claro y sin color que
se vuelve turbio al fuego de reduccion. El mineral, áun estando bien pulve-
rizado, no se disuelve bien en el ácido clorohídrico, ni en el azótico, sin em-
bargo de estar éste concentrado y á la temperatura de ebullicion. El sulfohi-
drato de amoniaco, hirviendo, no le ataca mucho. Hirviendo con sosa cáustica,
filtrando, acidulando y pasando ácido sulfohídrico, se obtiene un precipitado
cclor de naranja, no en mucha cantidad. Pasando hidrógeno, á fuego rojo,
el polvo se reduce á antimonio metálico que entónces se puede atacar con
ácidos.
El análisis cuantitativo fué hecho por el Sr. J. R. Santos, de Guayaquil
(Ecuador): usando ejemplares escogidos, libres de impurezas visibles, repi-
tiendo varias de las determinaciones principales, obtuvo:
Proporcion atómica.
Su tati in: 2.82 0.088
A 20.75 0.104
A ora its SS 0.097
cos oa Aa o E 50.11 0.118”
Oliierencia) 17.61 1.101
consittuciónal aii ciio do. 3.50 0.19%
2) pérdida abajo de 130% c""... 1.23
A 0.10
100.00
* Usando 120 como el peso atómico del antimonio, la exactitud del cual se ha hecho proba-
ble por los recientes estudios del Sr. Prof, J. P. Cooke, Am-Jour-Sci, Febrero 1878, p. 123.
** No habia pérdida apreciable de humedad (que fué determinada directamente) desde esta
temperatura, ó ménos, hasta más de 200” c.
200 LA NATURALEZA
Se confirmó que el azufre existia en combinacion con el mercurio, pues
calentando lentamente hasta expeler este metal, el residuo no contenia más
que vestigios inapreciables de azufre. Además, el mineral en polvo fino, fué
_apénas atacado por el sulfohidrato de amoniaco, y la solucion parcial obteni-
da con sosa cáustica no dió el precipitado color de naranja de sulfuro de an-
timonio, al añadir ácido clorohídrico, hasta no haber pasado el gas ácido sul-
fohídrico.
Deduciendo el azufre, y una parte correspondiente del mercurio (como sul-
furo de mercurio), los números restantes representan:
MR e 16
A A oca: 101010 97
A A ES 418
OR 1101
ANO A 194
Proporcion atómica.
AO as LA
CA 97 10.. 13 h
0 E. Mila: 98.5 y = 1
ER AN 1605) 6.3
AOS 19% 6.8
6
(AAA RA UN
IA E EL, 1
SOLO d A MATO 5
con
olaaa 1.3 a
A e e LI 6.811:
De consiguiente, el mineral es una mezcla de sulfuro de mercurio, ácido
antimónico (Sbz 05. 5H» 0* 6 H, Sbz 0;. 3 Hz O de Fremy), y un antimo-
niato de Ca, Hg, Sb'” con la fórmula
CRU
Sh Os $ (Sb, 0) 5,
. . , , ?
correspondiendo al antimoniato normal M”, O Sha O; ó6 M'SLOz.
Es diferente de todos los antimoniatos hasta abora descritos, en que estos
tienen bases en exceso, miéntras que este mineral contiene exceso de anti-
* Volgerita (Volgerite) fué descrito como un ocre natural de antimonio teniendo esta compo-
sicion. Dana dice (Miner. p. 188), que el único análisis publicado por Cumenge, ejemplar pro-
cedente de Constantina, Algeria, corresponde á Sb, Os, 4H, O. Por mi cálculo, los números de
Cumenge conducen más bien á Sb, Os, Sh, O, 6H, 0.
LA NATURALEZA 201
monio electro-negativo, como ácido antimónico á más de lo necesario, para
formar un antimoniato normal con los metales electro-positivos presentes.
Calculando sobre la base del peso atómico del antimonio = 120, el Moni-
molite concuerda bien con la fórmula (R” 0), Sb205 6 Ri”, Sb209; la Ro-
meita viene á ser cerca de (R”O% (Sb203)3 (Sb205)- 6 Re” Sb¿”” Sb; O a;
(Dana hace esta (R” 0)3 Sha 03 Sb, 05); el Ammiolite de Domeyko concuer-
da mejor con (Cu0)3 (Sb, 0;, ó Cuz Sh, 03, miéntras que el análisis de Rivot,
de un mineral semejante procedente de Chile viene áestar cerca de (Cu O)s
(Sb> O3)3 (Sbz 05)3, 6 Cus Sbs”” Sb; O 16, que tal vez puede ser (Cu 0) Sb2z 0;
Sb, 0; correspondiendo á la fórmula que Dana da para la Romeita; miéntras
que en la Bindheimita la proporcion atómica Pb O : Sh, O; derivada de to-
dos los análisis, varia de 1% :1 42%, : 1: áun suponiendo que tenemos una
sal hidrosa en vez de una mezela de ácido antimónico con una sal de bases
más fuertes.
Propongo nombrar á esta especie, Barcenita, en recuerdo del digno caba-
llero mexicano de quien recibí este mineral: sus trabajos científicos y su ce-
lo por el progreso cientifico le hacen honor á él y á su país.
Universidad de Virginia, Agosto 13 de 1878.
SINONMDMTA vulgar y científica de algunas plantas silvestres y de varias de las que
se cultivan en México, dispuesta en órden alfabético por el Sr. Alfonso Herrera,
socio de número. '
(CONTINTA.)
Flacoxochitl, véase Trompetilla. .
Flecha de agua, véase Sagitaria. :
Flor de arete, véase Fuscia.....
Id. de cacao, ó Cacahoaxochitl.. Lejarza funebris, La Llave. ... Bombáceas.
Flor de cabeza de víbora, 6 Coat-
zontecoxochitl...ooocoocco..- Anguloa Hernandezii, Kunt... Orquidáceas.
Flor del camaron, véase Cabellos
ET aos in A
Flor de la campana, véase Yedra
1 Véanse en este periódico, t. 29, las págs. 318, 373; t. 32, pág. 348; t. 4%, págs. 47 y 85.
La NaATuRALEZA.—Tom. 1Y.—26.
202 LA NATURALEZA
Flor del cangrejo, véase Platanillo
dde la ceras ot oa Hoya carnosa, BroWn........ Asclepiadáceas
Id. de las cinco llagas.......... Taxetes lunulata, Ort.....-.... Compuestas.
Id. Id. a Craniolaria fallax, Alph. D. C. Sesámeas.
Ta. del clavo 6 Yerba del clavo... Juliania caryophyllata, La Llave Zigofileas.
Id. de Corpus ó Itzamaqua...... Lelia grandifolia, Lind......- Orquidáceas. .
Id. Id. véase Acatzautli..
Flor del corazon, véase Yoloxo-
A A
Flor del cuerno, Floricuerno, Jun-
co, Junquillo ó Yerba de la al-
EA a ANA eS Me Cereus flageliformis, Mill... Cactáceas.
Flor del cuervo, véase Cacaloxc-
CU A A
Floride encino. 21202... 4.2 2 Tillandsia lingulata, LT Bromeliáceas.
Flor del gallito 6 Quiquiriqui.... Salvia patens, OaV..........- Labiadas.
Flor de la manita 6 Macpalxochitl. Cheirostemon platanoides, H.
Bi Bombáceas.
*Blor:de, Mayo. > aptas copo Crinum angustifolium, L..... Liliáceas.
Id. Id. véase Flor de San-
A O A e
1d. Id. blanca de Yucatan. Plumeria bicolor, R. P........ Apocináceas.
1d. Id. Xtubuy (Maya)... Plumeria pudica, Jaq.......- Id.
Id. Td. Chacnití (Maya) - - - Plumeria purpurea, R. P..... Td.
Id. Td. Sabacnité (Maya)... Plumeria rubra, L........... Id.
Id. Td. ensaladade Yucatan Plumaria tricolor, R. P....... Td.
Td. de la maravilla, véase Caco-
Mit. ita. Pecos
Flor de muertos, véase Chautle. .
EirtdS muertos lt oa Oncidium tigrinum, La Llave. Orquidáceas.
Id. de nieve, véase Flor de Santo
DOMO O eo ae
Flor de Nochebuena, Catalina, Pa-
ño de Holanda, Flor de Pascua. Euphorbia heterophylla, Willd. Enforbiáceas.
Id. Mosca PA Euph. pulcherrima, Willd..... Id.
*Ilor de oro ó Filipéndula....--- Chrysantemum coronarium, L. Compuestas.
HOPE pato. tias ele Aristoloquia ¿Sp. DOV?...o..-- Aristoloquias.
Id. de la pasion, Pasionaria, Gra-
nadita de China, Túnica de Cris-
to, Clavos del Señor......-...- Passiflora ccerulea, D..... »--- Pasifloras.
Eloridel pelícanos es Oypripediam irapeanum, La
Macy Me Orquidáceas.
Flor de San Diego. --..-..-.--- Antigonum cordatum, Mart... Poligonáceas.
: > En
Td. de Sto. Domingo ó Flor de nieve Gentiana calyeulata, Llav: y Lex Gencianáceas.
LA NATURALEZA 203
Flor de San Francisco....... -.. ¿Arethusa ophioglosoidea?. ... Orquidáceas.
*Id. de San Nicolás Ó Estrella del
mar, Cebolla albarrana, Barbas
de gato ó6 Lirio blanco......-. Pancratium illyricum, L...... Amarilidáceas,
Flor de Santa María.....-..... Taxetes lucida, Cav...--...... Compuestas.
onde san Jual..-.2oooo2202: Bouvardia lonjiflora, H. B. y
RU Rubiáceas.
Td. Td. de San Luis Potosí. Echites ocroleuca, (segun el Sr.
Schafner). .....-..-.-.-.-.-. Asclepiadáceas
Id. de Santiago, Flor de Mayo ó
Areas 1h Amaryllis formosissima, L., vel
Sprekelia formosissima,
A o Amarilidáceas.
Hor de los Santos. q. 0 ola) Lelia autumnalis, Lind....-... Orquidáceas.
Flor del secreto en Yucatan.... Cassiaalata, D.O.....-...... Leguminosas.
lor Uerroldado.2 2.20 Cestrum elegans, Schlecht. ... Solanáceas.
Flor del tigre, véase Oacomite. . .
*Floripondio blanco ó Almizclillo.. Brugmansia suaveolens, Will. . Id.
A A RA ¡Brus bicolor ¡Bersiot a e Id.
Nrancesita 4 tas iaa Ranunculus ¿Sp. nOvV?........- Ranunculáceas
EEE AAC AA Fragarla vesca, Lio occ iia Rosáceas.
¡NABIO Se crpea SABE AS ¿des Fraxinus juglandifolia, Lam... Jasmináceas.
E A A TER Phaseolus vulgaris, L........ Leguminosas.
e E A deal y Phaseolus multiflorus, Willd.. Id.
TEA de Ds E e Latytus amphycarpus, L...... Id.
*Fucia, Flor de arete, 6 Aretillo, 6 :
Adelaida
TA a e dee Fuchsia coccinea, F. fulgens, D.
C., et F. corymbiflora R. P.
eb E. arborescens- 2.202
Fumaria 6 Pajarillo.......... y Bumana oficinnalis; 17 Fumariáceas.
Continuará.)
É—__ A
HISTORIA NATURAL
DE LAS ISLAS DE LAS TRES MARIAS Y SOCORRO
POR EL CORONEL ANDRÉS J, GRAYSON,
(Traduccion hecha del inglés, por el Sr. D. Aniceto Moreno, socio corresponsal en Orizava )
(CONTINÚA.)
13. Trogon ambiguus, Gould; «Western or Mexican Trogon»; Coa.
«Aunque estoy seguro de que esta variedad es peculiar á las Tres Marías,
sin embargo, su congénere del continente se le asemeja tanto, que apénas
204 LA NATURALEZA
puede notarse alguna diferencia específica en el aspecto general. Un pájaro
de vuelo tan débil, y que habita siempre los bosques espesos, no puede ha-
ber pasado del continente á las islas. Parece que la naturaleza lo ha criado
allí con su magnifico plumaje para que sirva de adorno á los bosques, por
los que manifiesta la mayor preferencia. Es más numeroso y mas dócil en
las islas que en el continente.»
«A pesar del resplandeciente plumaje característico de estas aves, su can-
to nada tiene de melodioso. La simple y áun áspera repeticion de coa, coa,
coa, se oye en la primavera, y de estos sonidos ha recibido su nombre. Las
más veces permanece silencioso en las ramas de un árbol, volviendo la ca-
beza de uno á otro lado con lentitud, cazando fácilmente algun insecto ocul-
to bajo las hojas, 6 buscando los frutos de que se alimenta. Cuando colum-
bra uno de estos objetos, se lanza sobre ellos como los papamoscas.»
«Auida tambien en las cavidades de los troncos de los árboles altos: su
vuelo es corto y ondulante.»
«Descripcion de un ejemplar fresco.—Pico amarillo pálido: espacio
desnudo entre los ojos y los párpados, rojo: toda la parte superior, el cue-
llo y parte anterior del pecho, de un hermoso verde metálico dorado, más in-
tenso en la rabadilla, con reflejos cobrizos, especialmente en las escapu-
lares.»
«La frente, lados de la cabeza, barba y garganta de un moreno oscuro con
visos verdosos.»
«Las coberteras de las alas están salpicadas de puntos negros y blancos.
Las plumas del cuerpo son de un moreno oscuro con bordes blancos. Toda
la parte inferior rojo carmesí. Las 3 plumas exteriores de la cola son blan-
eas en su mayor parte y cenicientas cerca de la base, especialmente en sus
bordes interiores á cosa de una pulgada de la extremidad superior, las res-
tantes de un color ceniciento pero con tintes violetas. Un collar en forma de
media luna, de color blanco, separa el verde del pecho, del carmin. Patas de
un moreno pálido. Iris moreno.»
«El color de las hembras es más oscuro aunque igualmente marcado.»
«Dimensiones de la especie de las Tres Marías, frescos. ¿ Longitud total
11.50; envergadura, 16.75; cola, 6 pulgadas. 2 Longitud total, 12; en-
vergadura, 16.75: cola, 7 pulgadas. »
14. Nyctidromus albicollis, Gmel.; «Tres Marías Night Hawk»; Caba-
llero. '
«Encontré algunos ejemplares en las islas, generalmente en el suelo á las
sombras de los árboles que limitan los bosques.»
«Todos los que maté estaban excesivamente gordos. Su canto es sencillo
LA NATURALEZA 205
y plañidero; lo repiten muchas veces en la noche, durante la estacion de los
amores, articulando la palabra caballero, caballero, de lo cual les ha veni-
do el nombre con que son conocidos en México.»
15. Picus scalaris, Wagl.; «Least Wood-pecker»; Carpinterillo.
«Este pájaro es más abundante en las Tres Marías que en tierra firme,
donde, sin embargo, es comun. Lo he encontrado en la tierra-caliente de la
costa del Pacífico, de Sonora á Tehuantepec. Parece que medra más en las
Tres Marías que en los demas lugares, porque aquí es más numeroso y pue-
de vérsele y oír sus golpes á todas horas del dia, ocupado como está en ta-
ladrar las ramas y troncos secos, en busca de larvas ú hormigas blancas con
las que engorda muchísimo. Encontré un nido (en el mes de Abril), con un
par de crias, formado en el espesor de la asta de un hermoso maguey. Su
entrada estaba primorosamente arredondada y á una altura de 12 piés del
suelo. Este tallo liso y delgado, que no tiene más de 4 pulgadas de diáme-
tro, de madera blanda y esponjosa, proporciona material á propósito y á la
vez le protege contra el tejon y otros enemigos. Sus grandes hojas en for-
ma de cuchara y armadas de espinas desde la base impiden el acceso sino se
cortan.»
«Mi presencia produjo gran malestar en los polluelos, y como no tenia
instrumento para cortar las hojas del maguey, los dejé en su bien fortifica-
do domicilio.»
16. Leptoptila albifrons, Bp. «The Ground Pigeon»; Palomo.
«Parece que esta especie es la misma que se encuentra en toda la parte
occidental de México y es muy comun en las Tres Marías, donde se le ve en
el suelo, en lo más espeso de los bosques; pone sus huevos en la tierra en
nidos muy mal formados. Es completamente solitario y vaga en los bosques
en busca de las diversas semillas de que se alimenta, dejando oír de vez en
cuando su «cu u Tr.»
«Con mucha frecuencia se servia en nuestra mesa; su carne es muy sua-
ve y jugosa; casi tan blanca como la de la codorniz.»
17. Columba flavirostris, Wagl. «The blue Pigeon». Patagonia.
«Es el mayor de nuestros pichones y abunda en las Tres Marías y en el
continente. Es sociable, y frecuenta los grandes bosques, alimentándose con
varias especies de bayas, bellotas, etc. Emigra de un punto á otro en pe-
queñas bandadas. En algunas estaciones su carne es amarga y de un gusto
desagradable á causa de una pequeña bellota de que se alimenta.»
«Longitud total del macho, 14.3, env. 24 pulgadas; cola, 5.5; tarso, 1.5;
dedo de en medio hasta la extremidad de las uñas 1.5; pico blanco en la
punta, rojo en la base; espacio alrededor de los ojos, rojo; patas, rojo-púr-
206 LA NATURALEZA
pura. Aspecto general. Color azul de pizarra, mezclado con moreno rojizo
en las pequeñas coberteras de las alas, en el lom» y parte superior del cue-
llo, con ligero brillo metálico; las primarias, 2.* y 3.* más largas, cola an-
cha y ligeramente arredondada.»
18. Chamepelia pallescens, Baird; «Little Ground Dove»; Cocochita.
«No abunda tanto en las Tres Marías como en el continente, donde es co-
mun, encontrándose tambien en el cabo San Blas, de la Baja California.»
«En mi rápida visita á Socorro, vi algunos pichones pequeños que me pa-
reció que pertenecian á esta variedad; pero no pude procurarme ningun ejem-
plar, á causa de mi corta permanencia en la isla y de mi violenta partida.
Esta especie hace sus nidos en las ramas bajas de los arbustos ó de los cactus. »
«Long. total, 7 pulgadas: ext. de las alas, 11 pulgadas: cola, 2.75: pico,
pardo negruzco, más claro por encima, íris amarillo; piés color de carne;
uñas, morenas; cola, ligeramente arredondada.»
19. Melanites crrulescens (Swain); «Blue Mocking Bird»; Mulato.
«Es uno de los pájaros más comunes y más interesantes por su canto.
Manso y confiado, permite que se le acerquen mucho: varias veces me si-
guió en los bosques manifestando mucha curiosidad y dando gritos burlones,
que se convertian en un hermosisimo canto, que despertaba los ecos de los
silenciosos bosques. Como el verdadero pájaro burlon, Mimus polyglottus,
éste es de hábitos solitarios, mostrando mucha aversion á los de su misma
especie con quienes combate frecuentemente. Sus notas son sonoras y melo-
diosas. En todas las estaciones da vida á los bosques con su dulce canto, y
muy especialmente en la de los amores. Es á propósito para tenerlo en jau-
la, familiarizándose muy pronto con su prision, áun cuando se le esclavice
siendo grande.»
«Esta especie se diferencia muy poco de la del continente. »
«Su color general es apizarrado oscuro, más blanco en la cabeza y cuello,
con una mancha negra en la frente y alrededor de los ojos. He encontrado á
veces ejemplares con plumas de un blanco limpio en las alas y rabadilla, lo
que les daba un color manchado bastante raro.»
«Vi uno que era casi blanco. El pico negro, encorvado y delgado; es ca-
si tan largo como la cabeza. ¿ Long. total, 10 pulgadas; enverg. 13 pulga-
das; cola ancha, arredondada, 4.5 pulgadas.»
«Habita en los bosques y espesuras, pasando mucho tiempo en el suelo,
ocupado en levantar las hojas con el pico para buscar insectos».
20. Turdus flavirostris, Swain; «Mexican Robin»; Mirulin.
«En su aspecto general se semeja á las especies cercanas Turdus migYa-
torius, pitirrojo de los Estados-Unidos, y como éste, tiene costumbre de emi=
LA NATURALEZA 207
grar. Frecuenta las islas en grandes parvadas, y engorda muchisimo con las
diversas clases de bayas que abundan en las Tres Marías, anidando allí. Es
comun en el continente, en las cercanías de Mazatlan, Tepic, bahía de Ban-
deras, Colima y Tehuantepec.»
«El Profesor Baird dice, que es poco conocida todavía de los ornitologis-
tas esta especie, no habiendo remitido ningun ejemplar Boucard, Sallé, Mon-
tesdeoca, ni otros colectores. Yo he enviado algunos, tanto de las Marías co-
mo del continente».
«Iris moreno rojizo; piés morenos. Long. total del macho adulto, 9.30:
env., 15 pulgadas: cola, 4, tarso 1.15: pico, medido desde la frente, 0.75: 3.2
primaria de la cola, más larga. Hay muy poca diferencia de color en los
sexos.»
21. Turdus Grayi, Bp.; «Grey breasted Robin»; Mirulin.
«Habita las Tres Marías y algunas localidades del continente. He encon-
trado ejemplares en la hermosa hacienda llamada Jauja, de los Sres. Barron
y Forbes, cerca de Tepic, en los meses de Abril y Mayo. Es la estacion de
sus amores, y comenzaban á hacer sus nidos en los naranjos y mangos, que
forman el más bello adorno de los terrenos de Jauja. Uno de ellos fué en-
jaulado, y sus silbidos melodiosos se oían á alguna distancia. Su canto se
parece al del pitirrojo del Norte, Turdus migratorius, pero es más sonoro.
Las Marías y Tepic son los únicos puntos en que vi este tordo; sin embar-
go, es indudable que se encuentra en otros lugares. »
22. Turdus ustulatus; «Nutt Wood thrush»; Mirulincillo.
«Encontré esta especie en Enero, muy abundante en las espesuras. Es la
más tímida y más uraña de las aves que se ven en las islas.»
«A menudo hace oír su grito quejumbroso, y parece que tiene hábitos so-
litarios. No pude saber si reside constantemente en ellas, ó si es ave de
paso.»
Caractéres especificos. —Plumas 3.* y 4.* de la cola muy largas (contando
la falsa); cola, con las plumas de igual magnitud ó muy poco arredondada.
Parte superior de un moreno rojizo uniforme, con un débil tinte aceitunado;
parte anterior del pecho colorida en amarillo pardusco, más bajo en la bar-
ba, el resto blanco, los lados de la garganta y parte anterior del pecho, con
pequeñas manchas triangulares de un moreno muy marcado: lados del cuer-
po de amarillo oscuro lavado. Las coberteras inferiores, moreno-amarillen-
tas; la base de las barbas de las secundarias, de un amarillo pálido. Cuando
están extendidas las alas, y particularmente cuando vuela el pájaro, se ve
una faja blanquizca. Pico pardusco, con la base de la mandibula inferior
amarilla. Longitud, 7.50: alas, 3.75: cola, 3: tarso, 1.12.»
208 LA NATURALEZA
23. Mimus polyglottus, Linn.; «Mocking Bird»; Zenzontli.
«He visto pocos individuos de este interesante y bien conocido cantor, muy
uraños, y que parecia que se habian extraviado; tal vez venian de la tierra
firme, lo que es probable, pues en un viaje que hice de Guaymas á Maza-
tlan, á la mitad del Golfo, un hermoso macho de esta especie llegó á nuestro
barco tan fatigado, que se dejó coger fácilmente. »
24. Myiadestes obscurus, Lafr.; Jilguero.
«Se encuentra con más frecuencia en las Tres Marías que en el continen-
te, y allí es más receloso; vive en las regiones montañosas, oyéndose su canto
de la mañana á la noche.»
«Son muy estimados de los mexicanos, y los he visto en jaula en diferen-
tes lugares del país. Son á propósito para esto, y cantan perfectamente, aun-
que sus notas són muy singulares y recuerdan las de una discordante caja de
música.»
«El color general del jilguero es moreno rojizo en la parte superior del
pecho, y los costados, color de ocre pálido: barba y garganta, blancas, con una
ancha línea negra en cada lado de ésta, que se extiende hácia atrás como á
media pulgada de la base de la mandibula inferior: tiene un anillo negro
alrededor del ojo; region abdominal y coberteras inferiores de la cola, blan-
cas: pico negro, corto y algo comprimido: piés negros: ojos negros. Lon-
gitud total del macho recien matado, 7.90 pulgadas: env., 12.50: cola,
4.10: tarso, 1; 3.? y 4.* primarias, más largas».
25. Granatellus francesco, Baird. Rev. Am. Aves, p. 232; «Rose
breasted fantail»; Rosillo.
«Este lindo pajarito es una de las especies nuevas descubierta por mí en
en las Tres Marías. Siempre lo encontré en los matorrales bajos, en los rin-
cones oscuros de los bosques, saltando sobre los trozos y haces de leña, cer-
ca del suelo y á veces en él, buscando insectos; á cada movimiento deja oír
un trino y extiende su hermosa cola en forma de abanico, conservando la
cabeza quieta é inclinado al suelo y las alas caidas, como si estuviera miran-'
do algun insecto ó larva escondida allí. Sus notas son un débil t'cit, t'cit;
tiene hábitos solitarios.»
¡Continuará.)
DESCRIPCION, METAMÓRFOSIS Y COSTUMBRES
UNA ESPECIE NUEVA DEL GÉNERO SIREDON
ENCONTRADA EN EL-LAGO DE SANTA ISABEL, CERCA DE LA VILLA
DE GUADALUPE HIDALGO, VALLE DE MÉXICO.
MEMORIA leida ante la Sociedad Mexicana de Historia Natural, en la sesion del 26
de Diciembre de 1878,-por el Sr. José M. Velasco, socio de número.
—— AI ARAAKÁ
SEÑORES:
En una de las sesiones pasadas, ofrecí á la Sociedad presentarle un trabajo
mio sobre el batracio conocido en México con el nombre de Ajolote, y de
cuyo animal presenté en alcohol algunos ejemplares como podréis recordar.
Pues bien: ha llegado el tiempo de que mi oferta sea una realidad; pero, qui-
siera yo ántes de entrar en materia, daros una brevísima idea de los motivos
que me impulsaron desde hace doce años, poco más 6 ménos, á tomar interés
por una cuestion iniciada en Europa por Cuvier, y que acababa de renacer en
esa época; época, sí, en que México tuvo tambien la noticia de que M. Augusto
Dumeril, habia dado á luz un notable artículo, impreso en la publicacion
que lleya por nombre: “Nouvelles Archives du Museum d'Histoire Naturelle”
bajo el título de Observations sur la reproduction dans la Menagerie des Rep-
tiles du Museum d' Histoire Naturelle des Axolotls, Batraciens ete., etc., tom. 2.,
pág. 265, Agosto 15 de 1866, en cuya Memoria describe todas las fases
de la vida de este animal, desde la puesta de sus huevos, su nacimiento y des-
arrollo, describiendo tambien, con bastante minuciosidad, las partes del animal
que iban apareciendo, y la edad en que esto se efectuaba; y por último, descri-
be con grande precision, lo que más preocupó á los sabios desde entónces, la
metamórfosis del Siredon liquenoides, de animal acuático, de respiracion bran-
quial, en animal de respiracion solamente pulmonar por ausencia de las bran-
quias; de tal manera exacta, que puede decirse, que aquel profesor dió una idea
bastante completa de su trasformacion.
Tratando el Sr. Dumeril en su artículo de un hecho hasta entónces ignora-
do en ambos continentes, natural fué, que muchos sabios se pusiesen en acti-
La NATURALEZA, —ToM. 1Y.—27,
210 LA NATURALEZA
vidad para asegurarse de lo que el naturalista francés decia, y en varios lugares
se hicieron largas experiencias, sin resultado alguno, en favor de dicha meta-
mórfosis, y no faltaron entónces personas que dudasen de su realidad, y otras
que la negasen por completo. No obstante ésto, no se dejó este estudio en el
olvido; por el contrario, desde esa época hasta ahora, se ha seguido sin descan-
so tanto en Europa como en América; y no hay duda que mucho se ha conse-
guido, pues la Srita. Chauvin, en el año antepasado, si nó me equivoco, ha ob-
tenido en Europa, la rectificacion de los hechos observados y dados á conocer
como dije, por el Sr. Dumeril, quien tiene la gloria de haberlos visto y descrito
por primera vez.
No era poco difícil, por cierto, llegar á conseguir la rectificacion de ese he-
cho en la naturaleza misma, en los acuarios naturales que México posée en su
extenso y pintoresco Valle; y nolo digo porque se crea que yo tenga algun mé-
rito en haberla encontrado, sino para que no se piense en el extranjero, que no
se ha obtenido ántes, tal vez por una culpable indolencia de nuestra parte. Yo
os suplico, Señores, que os fijéis desde luego, en que han pasado algunos siglos
sin que en mi patria, donde estos séres viven, hayan sido conocidas sus metamór-
fosis, no obstante de haber sido en el comercio de animales acuáticos un re-
curso poderoso, pues que se han vendido siempre ajolotes en los mercados de
México, y buscados con solicitud para nutrir á los niños enfermos, porque
proporcionan un alimento saludable, y no pocas veces medicinal: nuestros indios
mismos, quienes en épocas remotas le dieron el significativo nombre de Azxo-
lotl,* tienen en él un exquisito manjar.
Pues ¿cuál ha sido el motivo, de por qué esta trasformacion no se habia po-
dido conocer en estos animales en su estado de libertad en los lagos mismos, y
ni siquiera indicios aún de ella entre los que vemos con tanta frecuencia en las
plazas, como dije poco ántes? Seria salirme de mi propósito, si quisiese ahora
ocuparme de resolver esta cuestion, que más tarde tendré la ocasion de tratar.
Siendo indispensable hacer este estudio en los lagos mismos, porque repetir
las experiencias en acuarios artificiales no tenia á la verdad objeto alguno en Mé-
xico, puesto queen Europa habian sido ya hechos por el Sr. Dumeril y con
buen éxito; se necesitaba, pues, repito, hacer uso de los viveros naturales del
Valle, haciendo á ellos cuantas expediciones fuesen necesarias para conseguir
el objeto. Ciertamente, Señores, y debo confesarlo, que me sentia yo cargar
con esa obligacion de buscarlos al ménos, ya que mi profesion me lo permite,
pues que recorro el Valle en todas direcciones, ántes como discípulo amante
de estudiar la naturaleza, ahora como profesor que soy de las clases de pintura
de Paisaje y de Perspectiva en nuestra Escuela de Bellas Artes, y muchas
ocasiones tambien con el ánimo de estudiar nuestra flora, que bien sabeis, co-
* Compuesto de 441, agua, y Xolaua resbalar.
LA NATURALEZA FLA
mencé á publicar en una época, y las cireunstancias me obligaron á suspender-
la. El Sr. Dr. José Barragan, nuestro bien reputado naturalista, contribuyó
mucho para que yo me ocupase de esta cuestion, comunicándome su entusias-
mo por el estudio de la historia natural, y muy particularmente por el asunto
que nos ocupa actualmente, y por quien supe por primera vez, en 1866, del
mencionado estudio del Sr. Dumeril.
Llegó, por fin, mis queridos consocios, el momento de entregaros cuentas de
esa obligacion que, como mexicano, pesaba sobre mí; voy á presentároslas; solo
os suplico no me negueis vuestra indulgencia: la trémula voz que se escapa por
mis labios, os dará 4 conocer la honda pena que siento al hablaros de un asun-
to en el que no soy competente, bien lo sabeis; y poseido, como lo estoy, de
una máxima que se ha grabado profundamente en mi memoria, la cual se la de-
bo á mi distinguido maestro el Sr. D. Eugenio Landesio, á quien recuerdo con
cariño y gratitud, y que repetia diciéndome: “El ignorante debe errar, y el sa-
bio puede equivocarse.” Aquí está el ignorante, Señores, que tiene por fuerza
que errar; pero que al mismo tiempo debe cumplir con la imprescindible obli-
gacion que ha contraido con la Sociedad.
Estando convencido de que la indulgencia de mis compañeros de reunion se-
rá un hecho, voy á dar lectura al trabajo que os he enunciado, comenzando por
describir el animal, desde su primera edad hasta su completo desarrollo, manifes-
tando ántes, que las trasformaciones han sido estudiadas entre setenta. ejem-
plares que he conseguido en el lago mismo, y de cuyos ejemplares he sacado,
por comparacion, las diversas fases de su desarrollo; por esta misma razon se
notará, en los dibujos que hice, que están representados estos cambios en di-
ferentes individuos, pues mi objeto, ya lo he dicho, ha sido estudiarlos en su
estado de libertad. Respecto de la reproduccion en el estado acuático, nada
puedo decir, porque en el lago de Sta. Isabel es casi imposible observarla, de-
bido á que el agua es excesivamente turbia; más tarde tal vez podré decir algo
sobre la reproduccion delos individuos trasformados, pues sospecho que tres
hembras están casi para poner sus huevos, y las he puesto ya en buenas con-
diciones para observarlas.
Por último, creo de mi deber dar las gracias á los Señores que me han ayu-
dado con sus luces al desarrollo de este trabajo, y de felicitar al Sr. D. Augus-
to Dumeril, profesor del Departamento de reptiles del Museo de Historia Na-
tural de Paris, porque han sido rectificadas en la naturaleza las trasformaciones
que en 15 de Agosto de 1866 dió 4 conocer en su notable Memoria, que con
solo ese objeto publicó en la obra ya citada: reciba pues, este insigne profesor
mis felicitaciones.
212 LA NATURALEZA
ESTUDIO DE LA NUEVA ESPECIE DE SIREDON.
CARACTÉRES DEL INDIVIDUO JÓVEN.
El color general es de un tinte verdoso, adornado de manchas pequeñas,
claras y oscuras; estas últimas, son negro-verdosas, irregulares en su forma y
tambien en sus dimensiones; puede decirse, que son algo arredondadas, y en
cuanto á su tamaño, se notan más pequeñas en la cabeza, aumentando gradual-
mente de tamaño hasta la cola, donde forman una especie de jaspeado: las man-
chas claras tienen un color amarillo, poco intenso, y notablemente doradas y pla-
teadas en todo el cuerpo, exceptuando solamente la parte inferior de la cabeza
que es de un color blanco trasparente y algo rosado, y el vientre que es tam-
bien blanco, ligeramente amarillo. Los flancos tienen una coloracion aplomada,
cuyo color se nota, en algunos ejemplares, sobre el cuello y la cabeza. Las
branquias están matizadas de un dorado plateado verdoso, que hace un bello
contraste con el color rojo de la sangre que circula en los filamentos: esta co-
loracion roja se pierde un poco, cuando se sacan de los lagos, y se cambia en
un tinte amarillo rojizo pálido: la. lámina branquial exterior é inferior, es la
más corta, y las otras dos son poco más d ménos iguales, siendo la superior al-
gunas veces poco más larga: la longitud de estas dos últimas es de la mitad de
la extension de la cabeza. Esta parte tiene la forma de la extremidad de una
espátula, y su tamaño es la cuarta parte de la longitud total del animal: los la-
dos son poco oblícuos, y los labios comprimidos lateralmente desde los ojos há-
cia afuera; presenta dos manchas de un color gris azuloso, simétricamente co-
locadas sobre la region nasal, que partiendo de los orificios de este órgano, se
dirigen hácia los ojos; éstos son poco prominentes; los párpados son tambien
grises, y el iris del color y brillo del cobre. La membrana natatoria superior,
nace desde el cuello, es casi recta en la region pelviana y de poca altura, y más
amplia en la region supracaudal: ésta, y la inferior, que es algo ménos ancha, se
reunen en la extremidad de la cola y acaban en punta. Las dos membranas
participan de las manchas del resto del animal, y el dorado plateado de ellas
es muy notable, sobre todo, al brillar en el sol, cuando el animal hace sus mo-
vimientos undulantes para nadar. Los miembros están manchados de gris ver-
doso poco oscuro, y dorados en parte hasta los dedos; éstos son libres, y nadan
teniéndolos abiertos: sus movimientos en el agua pueden hacerlos con agilidad,
pero casi siempre nadan con reposo.
EDAD ADULTA.
El color verdoso general es más oscuro, y tiene el aspecto de un verde su-
cio: las manchas negras son grandes, arredondadas é irregulares, de un negro
oscuro y desvanecidas en sus contornos; en la cola se reunen y forman manchas
a
LA NATURALEZA 213
más grandes y de un negro más intenso; las claras que predominan sobre las
oscuras, son amarillas color de azufre ó de yema de huevo, conservan algo de
brillo dorado, y parecen tambien doradas con polvo de oro ordinario que da po-
co lustre. Esta coloracion les ha valido el nombre de ajolotes pintos entre los
indios. j
El aspecto que da la piel de estos animales por la forma y coloracion de sus
manchas, es el de la piel del tigre. Las glándulas son muy notables en toda la
superficie del cuerpo, especialmente en la parte superior de la cola, siendo del
mismo color de las manchas claras. La cabeza tiene una sexta parte de la lon-
gitud total del animal; su base es más ancha á consecuencia de tener más des-
arrollada la region que da nacimiento á las láminas branquiales; tambien la
frente es más abultada. Los labios y los ojos se conservan lo mismo que en los
jóvenes, pero las manchas que están situadas sobre la nariz son ménos pronun-
ciadas. Las branquias tienen algo más que la mitad de la longitud de la cabe-
za y conservan el brillo dorado verdoso. Las membranas natatorias, en cuanto
á su forma y color, se conservan casi lo mismo, con la diferencia de que son un
poco más amplias en la cola, y algo rosadas, Los flancos tienen el amarillo más
intenso que en el dorso, y el vientre, que es tambien amarillo, está manchado de
un gris pálido. Los miembros presentan las mismas manchas que el cuerpo,
son más desarrollados que en el jóven, y los dedos se conservan sin membra-
nas. El cuerpo es notablemente más ancho, y se notan arrugas en la region
costal. ;
METAMÓRFOSIS.
Las membranas infracaudal y la que corresponde á la region dorsal, comien-
zan al mismo tiempo á desaparecer, y son los órganos que primero se modifi-
can; sigue despues la que corresponde á la region supra-caudal, y en este tiempo
las branquias han disminuido de tamaño; la cola se pone más gruesa y rígida,
el cuerpo se adelgaza un poco, y se pone ménos glutinoso; las manchas negras
y siempre verdosas, aumentan de intensidad, así como las amarillas; sus con-
tornos se vuelven más precisos, y de consiguiente, el contraste entre ambas
manchas es más notable; el brillo dorado se conserva en algunos individuos, y
el fondo verde algo se pierde. Los ojos se abultan notablemente, y las bran-
quias comienzan á marchitarse por sus filamentos: siguen despues por las ex-
tremidades de las láminas á caerse en pequeños fragmentos, hasta que no que-
da de ellas más que la mitad, poco más ó ménos; entónces se arrollan algunas
veces hácia abajo en espiral; en este estado de las branquias, las membranas
natatorias han desaparecido, y solo queda de ellas una especie de cordon de
color amarillo verdoso sobre el sitio que ocupaban las crestas, colocado en un
ligero hundimiento, situado en la region dorsal; en la caudal queda un relieve,
214 LA NATURALEZA
especialmente en la region superior, pero este cordon no tarda tambien en des-
aparecer á su vez; comienza á tomar la cabeza la forma elíptica, soldándose
desde ahora las aberturas branquiales, cuyo órgano conserva vestigios de su
existencia hasta un poco más tarde. El cuerpo sigue gradualmente estrechán-
dose, como lo observó muy bien el Sr, Dumeril, aunque este cambio no es tan
notable en este período, sino un poco más adelante.
£
"TERMINACION DE SU METAMÓRFOSIS Ó SEA SU DESARROLLO COMPLETO.
El cuerpo es esbelto, la cabeza elíptica, de una séptima parte de la longitud
total del cuerpo; no quedan ni indicios de branquias, solo una arruga formada
por la piel en la base de la cabeza, debajo del cuello; los ojos son muy abulta-
dos, del mismo color que en los jóvenes y adultos; solo conservan ligeras indi-
caciones del lugar que ocuparon las membranas natatorias, dibujándose tan solo
una débil línea oscura y muy delgada, la que se aprecia solo por su color un
poco más oscuro que el resto del cuerpo; en la extremidad de la cola, por la
parte superior é inferior, es donde se puede notar un poco el cordoncito indi-
cado en el estado anterior. La cola se ha puesto un poco cilíndrica en su base,
quedando gradualmente comprimida hasta su extremidad, pero mucho ménos
que en los estados anteriores. El color general es parecido al negro que tiene
el bronce, y en algunos individuos es más oscuro y verdoso; la piel es fina, del-
gada y lustrosa, y los puntos glandulosos son muy pequeños, y con dificultad
se pueden ver á ojo desnudo. Las manchas claras son ménos grandes, irregu-
lares y arredondadas, de un color amarillo dorado muy parecido al dorado fal-
so. El color que predomina en este estado, es el negro, al contrario de cuando
son jóvenes ó adultos, que es el amarillo: en la cola estas manchas son más
grandes que en el resto del cuerpo. El vientre es gris, tambien manchado; en
los flancos las manchas amarillas son más numerosas; en esta region se notan
tambien las arrugas que he descrito anteriormente.
DIFERENCIAS POR LOS SEXOS.
En todas las edades, las hembras son más grandes de cuerpo que los machos,
y las manchas relativamente más grandes tambien; los machos, además de ser
más chicos de cuerpo, son más esheltos, y las manchas amarillas se dibujan so-
bre un fondo más oscuro.
CLASIFICACION.
Desprendiendo de esta descripcion los caractéres que para fundar la clasifi-
cacion específica me son indispensables, tendrémos el siguiente cuadro compa-
rativo.
LA NATURALEZA
ESPECIE QUE TRATO DE COMPARAR.
Siredon (Sp. nobis). Cuerpo de un color ge-
neral verdoso, con dos clases de manchas re-
partidas por todas partes, unas negras y otras
amarillas, frecuentemente doradas: el vientre
manchado tambien de gris y amarillo, En las
láminas branquiales y en las membranas de la
cola, es donde más se nota el brillo metálico,
La boca es arredondada y la cola se termina en
punta.
215
ESPECIES CON LAS QUE COMPARO.
Siredon lichenoides, Baird. Cuerpo de un
moreno negruzco, cubierto por encima de man-
chas liqueniformes, de un amarillo tirando á
gris, boca arredondada, cola comprimida y lan-
ceolada.
Sir, mexicanus, Chaw. (S. Harlani, Dum.
y Bibr. tom. IX, pág. 181.) Cuerpo gris ceni-
zo, salpicado de manchas negras, arredonda-
das, bien distintas Ó separadas unas de otras,
más numerosas y aproximadas sobre la cabeza
en derredor de los ojos; nadadera ó membra-
na dorsal, naciendo casi sobre la nuca; toda la
parte inferior del vientre es gris, sin ninguna
mancha.
Sir. Humboldtii, Dum. y Bibr. Cuerpo mo-
reno ó de un gris oscuro, salpicado de man-
chas irregulares, negras, extendidas sobre sus
bordes por lineas radiales, y áun debajo del
vientre y sobre la cola; cuya nadadera dorsal,
membranosa, se une á la supra-caudal que es
más ancha y curva, miéntras que la que se ve
debajo de la cola es casi recta y ménos desar-
rollada.
Sir. maculatus, Rich. Gris, negro moreno,
blanco por debajo; cabeza truncada anterior-
mente; cola comprimida, arredondada.
Sir. gracilis, Baird. Cuerpo delgado, cabe=
za corta, arcos branquiales, casi verticales, con
franjas espesas y poco cerradas; color general,
áun sobre el vientre, de un moreno rojizo mar-
móreo, y casi vermiculado de negro.
Sir. Dumerili, Dugés. Color general viole-
ta mezclado de pardo; mucho más claro en las
partes inferiores, y áun algunas veces la gar-
canta y el pecho blancos; costados con manchas
blanquecinas; agallas negras. Membrana nata-
toria, naciendo como á la mitad del dorso, de
un negro violado: en el macho comienza entre
los hombros. Manos semi-palmeadas, Ó más
bien, con palmeaduras recurrentes; patas pal-
meadas. Cabeza y dorso cubiertos de puntos
hundidos, formados por las aberturas de las
elándulas de la piel, que secretan un humor
lactescente, amargo y de mal olor: cabeza co-
mo jibosa en la region posterior.
mes . mn E Y
216 LA NATURALEZA
Comparando los caractéres de la especie que he estudiado, con las seis apun-
tadas anteriormente, se verá desde luego que se aproxima algo al £. lichenoi-
des, y mucho se aleja de las otras cinco restantes.
He dicho que se aproxima, porque ambas tienen la boca redonda y la cola
lanceolada, pero nada más: el S. lichenoides tiene un color moreno negruzco,
cubierto por encima de manchas liqueniformes, de un amarillo tirando á gris, y
la que tengo en cuestion, es de un color general verdoso, cuyo color es más
fuerte en los ejemplares pequeños, y sobre de este fondo, se notan perfecta-
mente las dos clases de manchas negras y amarillas, siendo estas últimas do-
radas en lugar de tirar á gris como en el lichenoides; hay además otra diferen-
cia muy notable, que las manchas de mis ejemplares están repartidas en todo
el cuerpo, 4un en el vientre mismo que es tambien manchado de gris y amari-
llo, miéntras que la especie que sirve de comparacion, las tiene por encima so-
bre el fondo moreno negruzco.
Si comparamos la lámina que el Sr. Dumeril dió en su trabajo sobre las tras-
formaciones, y 4 cuya especie dibujada y descrita aplicó el nombre de £. liche-
noides, no nos quedará duda de que la que yo he estudiado es otra bien dife-
rente; aunque en obsequio de la verdad, debo decir, que dicho señor la tomó
como tal, pero siempre con alguna duda. Mas, sin embargo, ¿no llama la aten-
cion, que se note tanta diferencia entre las láminas del trabajo de este se-
nor, comparadas con los ejemplares naturales que tengo á la vista, y áun con
las láminas que de ellos he pintado? Basta ponerlas unas frente á las otras, pa-
ra notar á primera vista su desemejanza. No es creible que una persona de la
reputacion del Sr. Dumeril, haya aplicado el nombre de una especie á los ejem-
plares que observó, si no hubiera visto, al ménos, que existia una grande analo-
gía con la especie descrita con aquel nombre. No quiero decir que este sabio
se haya equivocado, estoy muy léjos de ésto; solo llamo la atencion simplemen-
te para hacer notar, que si este señor encontró alguna diferencia con la descrip-
cion, yo no solo he encontrado alguna, sino mucha, tanto en la descripcion co-
mo en las láminas; de manera, que si los ejemplares del Sr. Dumeril se aleja-
ban de ella un poco, los mios se alejan demasiado.
Por lo que llevo manifestado, creo tener entre manos una especie que á lo
ménos no es ninguna de las 6 que he mencionado, y de las cuales he apuntado
sus caractéres, copiados de la Erpetología general de los Sres. Dumeril y Bi-
bron, y de algunas otras obras, para que se tengan á la vista y pueda ser fácil
la comparacion. Con tal motivo, si dicha especie no ha sido conocida y estu-
diada hasta hoy, propongo se le dé el nombre específico de Tigrina, por la seme-
janza que tiene con la piel del tigre; 6, si la Sociedad encuentra alguno más
adecuado, al aspecto de esta especie, no vacilaré en aceptarlo desde luego.
Paso ahora á referir algunas de las costumbres que he observado, tanto en
los terrestres como en los acuáticos. :
LA NATURALEZA 15
OBSERVACIONES ACERCA DE SUS COSTUMBRES.
La costumbre que más se mantiene en estos animales es curiosa, y por con-
secuencia una de las que llaman la atencion del que los estudia, y es, la de sa-
lir periódicamente á la superficie del agua para respirar el aire ambiente, cuya
funcion repiten con tanta más frecuencia, cuanto menor es la cantidad de agua
en que nadan, mayor el número de individuos contenidos en ella, y mayor tam-
bien el grado de trasformacion en que están, y por consecuencia, más imper-
fectas las funciones de las branquias. Al llegar á la superficie, sacan fuera la
boca, la abren, y tomando una cierta cantidad de aire libre, la cierran, y al su-
mergirse de nuevo, arrojan una ó varias burbujas, á unos cuantos centímetros
de profundidad.
Yo habia oído decir, que estos animales lanzaban ese gas ántes de salir 4 la
superficie del agua, y no despues, cosa que llamaba fuertemente la atencion de
algunos sabios, por no saber 4 qué atribuir esa burbuja que se creía salian á
arrojar desde el fondo de la masa de agua en que se encontraban; pero por las
multiplicadas observaciones que he hecho sobre ellos, en los recipientes mismos
en que los he tenido, que, aunque no son de grandes dimensiones, sí tienen una
capacidad bastante para nadar con comodidad, y tambien al estarlos describien-
do y dibujando, operaciones que demandan grande tiempo, puedo asegurar, que
no es otra cosa, que el aire que han tomado al sacar la boca fuera del líquido
en que nadan, escapándose el sobrante despues de llenados los pulmones.
M. Dumeril dice en su citado artículo, que el aire lo toman por las narices,
y no con la boca, como he indicado ántes; pero afirmo que no lo hacen así, sino
del modo que he expresado. Esta operacion, que la repiten, segun acabo de
decir, es con objeto de llevar el aire 4 los pulmones por medio de la deglu-
cion, para ayudar á las branquias en la recomposicion de la sangre; sin embar-
go, creo que no tiene solo este objeto, sino que mediante esa necesidad, se en-
cuentran obligados desde jóvenes, á poner en juego dichos órganos, para facili-
tar su desarrollo, y para que más tarde puedan por sí solos desempeñar las
funciones de hematosis, independientemente de las branquias. No quiero de-
cir que ellos lo hagan llevados de una precaucion inteligente, sino merced á
esa necesidad, en virtud de la cual, salen instintivamente á la superficie del
agua en busca de aire libre para satisfacerla.
Mediante la organizacion especial de sus pulmones, pueden mantener el aire
en ellos bastante tiempo, y no de otra manera me explico, cómo los individuos
trasformados pueden vivir dentro del agua por varios dias, careciendo ya por
completo de branquias, y de consiguiente obligados 4 respirar por los pulmo-
nes: es que, sumergidos en el líquido, no dejan de ejecutar esa operacion de
sacar la boca al aire para tomar de él la cantidad que necesitan: es de advertir,
LA NATURALEZA, —TOM, 1V.—28,
218 LA NATURALEZA
que estos órganos, en este estado, son mucho más desarrollados que en los pe-
queños, y pueden contener en ellos una cantidad cuádruplo, y más de ese ele-
mento regenerador, que los que tienen branquias: el empobrecimiento del aire
en oxígeno es lento, atendiendo á que no es fuerte el gasto que hacen de él en
su economía, por la baja temperatura de su sangre, y además, se encuentran
eficazmente auxiliados por la respiracion cutánea. No me llama ahora la aten-
cion que M. Dumeril no nos diga nada sobre si sus ajolotes trasformados con-
tinuaron viviendo Ú no dentro del agua, porque probablemente no los vió salir
de ella, teniéndolos aprisionados de tal manera, que les ha de haber sido impo--
sible efectuarlo. Yo he visto sacar del lago los tres ejemplares que poseo vi-
vos, en el estado que representa la fig. 1?lám. 22, y uno tambien vivo del tipo
de la fig. 2?, es decir, en su total desarrollo. :
Nose crea por lo que he dicho al hablar de la posibilidad que tienen de per-
manecer envueltos en ese líquido, que no busquen el modo de salir de él para
respirar al aire libre; en efecto, lo primero que hacen, es, sacar la nariz fuera
siempre que pueden, cuya operacion ejecutan tambien los que están en vía de
trasformacion: se les encuentra á flor de agua con los miembros extendidos,
la cabeza levantada, sin movimiento alguno, más que el natural de la res-
piracion, permaneciendo así á veces largo tiempo; pero cuando algo se les
acerca, hacen un movimiento rápido, y vuelven 4 sumergirse al fondo para re-
petir la misma maniobra, hasta que llega el momento ó la oportunidad de salir
á tierra.
No es raro el ver salir individuos con branquias, sobre todo cuando están
aprisionados, pero más especialmente los que no las tienen. Los pescadores,
que ponen sus redes fijas en las cortaduras del rio que sirven para desaguar el
lago, me hicieron notar, que de noche caían en la red algunos ajolotes que ellos
llaman sin aretes 6 mochos, por la ausencia de las branquias, y que nunca en-
contraban en ellas de los con aretes; observacion que me hace presumir, que
intentan salir de noche, y no encontrando salida son llevados por la corriente.
Otra particularidad que he observado en estos animales, al estado de rena-
cuajos, es, que al sacarlos del lago los pescadores, arrojan sangre por los fila-
mentos de las branquias. Estos filamentos toman un color rojizo oscuro que ti-
ra á violado, y que se mantiene así por algun tiempo, al ménos en las extre-
midades, aunque se les ponga en el agua, como lo he hecho yo, en pequeños re-
cipientes: á ciertos individuos, se les marchitan, y comienzan á caer. No me
parece difícil que la falta de presion les ocasione la pérdida de sangre, siendo
insuficiente la de la atmósfera, debido á la altura 4 que se encuentran en Mé-
xico, que es de 22825 decímetros sobre el nivel del mar; por esta razon, qui-
zás, se mantienen en el fondo de las aguas, aunque esto lo hacen tambien para
disfrutar de una luz ménos intensa, porque una luz viva parece que les causa
alguna molestia. ¿El agotamiento del agua en los lagos, será lo que determine
E
LA NATURALEZA 219
la trasformacion de estos animales, obliterándose las branquias por la falta de
presion, para hacerse terrestres cuando estos lagos se desecan? ¿ó pueden vi-
vir estos animales en el agua hasta terminar allí naturalmente su vida, contan-
do con la cantidad de agua suficiente para mantener la circulacion de la san-
gre en su equilibrio perfecto, ó tienen forzosamente que trasformarse en cual-
quiera condicion en que se hallen, llegada la edad propia para efectuarlo?
En otros términos: ¿es forzosa la trasformacion de estos séres, ó puede ser pu-
ramente accidental, debido á los casos especiales en que se encuentran? Es-
ta es una cuestion que de luego á luego no se puede resolver, El Sr. Dumeril
hizo sus observaciones en Paris sobre estos animales, que tenian una cantidad
de agua bastante para proporcionarles una presion conveniente; añadiré, ade-
más, que las observaciones se hacian á una altura al nivel del mar, muchísimo
menor que la que tienen en México; y sin embargo, obtuvo la trasformacion,
como la podemos ver descrita en su trabajo ya citado. La Srita. Chauvin, la ha
visto tambien; pero otra porcion de naturalistas, habian hecho experiencias se-
mejantes, y no habian conseguido observar este fenómeno. El mismo Sr. D.
Alfonso Herrera, nuestro ilustrado consocio, intentó tambien aquí en México,
estudiar esta metamórfosis; tuvo, durante tres años, un ajolote, y no lo vió nun-
ca trasformarse. Debe tenerse presente, para los estudios subsecuentes de estos
animales, que los lagos de Xochimilco y Chalco tienen en su seno algunos mi-
llares de estos séres vivientes; que todos los dias nos los traen á vender al mer-
cado de México; que en ciertas épocas se escasean algo, pero no faltan en la
plaza; sin embargo, no recuerdo haber visto algun ejemplar que estuviese, al
ménos, en vía de trasformacion, ni lo he oído decir nunca. El mismo $r. Villada,
nuestro inteligente consocio, ha dispuesto unos cincuenta ajolotes del lago de
Xochimilco, de la especie Humboldtii, para obsequiar el pedido que el Institu-
to Smithsoniano de Washington, hizo al señor Director del Museo Nacional de
México, con objeto de estudiar las ya tantas veces repetidas metamórfosis, y
me ha dicho, que todos los ejemplares que le han proporcionado, tienen sus
branquias en su perfecto estado.
Cuando yo hice sacar los ejemplares que tengo en mi poder, que son cerca
de 70, encontré en ellos todos los grados de los estados del animal, desde
los bastante pequeños hasta los completamente trasformados, es decir, los que
viven en la tierra; de consiguiente, se ve entre los ejemplares de los dos lagos
una diferencia bastante marcada: en el de Sta. Isabel se encuentran en meta-
mórfosis, en el de Xochimilco no se han encontrado hasta ahora. Esta ha sido,
Señores, una de tantas causas por qué ha pasado mucho tiempo en México sin
haber tenido en nuestras manos un ejemplar que nos diese luz sobre su desar-
rollo, pues los que podemos conseguir son los que traen á la plaza, de Xochi-
milco: los del lago de Sta. Isabel no los venden en México, si no asados, en-
vueltos en hojas de maíz, y desprovistos de piel.
220 LA NATURALEZA
El lago de Sta. Isabel es enteramente accidental: en los meses de Febrero,
Marzo, Abril y Mayo, se encuentra desecado, y los restantes con agua; debido
á las inundaciones ocasionadas por la ruptura de las paredes del rio Nuevo que
pasa cerca de Zacatengo, y se reune en Guadalupe con el rio Viejo que es más
grande, y álas aguas que en tiempo de lluvias bajan de los cerros de Zacoalco,
Guerrero y Sta. Isabel, no llegando á tener más de 24 4 3 metros de profundi-
dad, miéntras que los de Xochimilco y Chalco en algunas partes tienen hasta
8 metros: el de Sta. Isabel tiene una rápida desecacion artificial, de tal mane-
ra, que en el mes de Febrero, en ciertos años, se puede atravesar por varias
partes. En cuanto á su extension, bien sabido es la enorme diferencia que hay
entre ellos; pues miéntras que este lago tiene apénas 2,000 metros en su ma-
yor extension, los otros tienen leguas, Por lo dicho, parece que es condicion in-
dispensable para que la trasformacion se verifique, que los lagos sean periódi-
cos. Algo apoya esta idea, lo que todos los indios de los pueblos inmediatos al
lago de Sta. Isabel me han dicho respecto de estos batracios terrestres; que
los ven comenzar á salir, cuando principian las heladas, y el lago baja de nivel,
así como á principios de Noviembre 6 un poco ántes.
Dichos animales, para completar las funciones de su vida, no necesitan salir
fuera del agua, supuesto que pueden reproducirse en el estado branquial y de-
jar asegurada la conservacion de su especie, como lo ha observado y descrito
el Sr. Dumeril: esto podrá ser muy bien en los lagos que constantemente tie-
nen agua, pero en los que, como el de Sta. Isabel, que suele estar uno ó dos
años desecado, ¿cómo podrán asegurar su prole? Una nueva cuestion se pre-
senta á nuestra vista: ¿estos séres pueden reproducirse en el estado terrestre,
produciendo hijos que desde su infancia carezcan de branquias, y puedan en
consecuencia vivir como sus progenitores, en la tierra, á manera de lombrices?
ó en caso de reproducirse en este estado, ¿necesitan indispensablemente del
agua de los lagos para que sus huevecillos se desarrollen? Mi ánimo, Señores,
consocios, no es el de resolver ahora estas cuestiones que requieren detenidas
y multiplicadas observaciones; quiero solamente apuntarlas, porque me parecen
de bastante interés, para que una vez abierta la puerta al campo de la obser-
vacion, y contando, como cuenta la Sociedad, con personas tan competentes,
que con los vastos conocimientos que tienen, de los cuales quisiera tener una
ínfima parte, podrán más tarde, mejor que yo, ya que las circunstancias de la
localidad en que viven estos batracios, se nos presentan tan propicias, com-
pletar el estudio de tan interesantes como extraordinarios representantes de
la Zoología.
La importancia que tiene para esta ciencia el estudio de estos animales, por
no ser bien conocidos aún, me hace extenderme algo más, para decir lo que:
conozco respecto á los ajolotes terrestres. Cuando se les encuentra de dia, des-
pues de haber salido del agua, se dirigen con torpeza y dificultad, y como si
¿AS
LA NATURALEZA 221
mirasen poco, en busca de un lugar donde abrigarse de la luz del dia, ya sea
debajo de las piedras ó cualquiera otro objeto, con tal de que haya alguna hu-
medad, escondiéndose en el primer lugar que encuentran. De los ejemplares
que tengo en casa, uno salió primero al corredor, y no encontrando donde es-
conderse, bajó de una altura de 54 metros hasta el patio, donde lo encontró el
portero, y asustado del pobre animal, fué á tirarlo muy léjos, por supuesto sin
que yo lo supiera. Al dia siguiente, se encontraron dos fuera del agua, uno sin
branquias y otro todavía con ellas: el primero debajo de una batea, y el segun-
do, metido en una hendedura del tabique de la cocina, en el lugar que se ha-
bia despegado del suelo. Los que encontré debajo de la tierra excarvando con
este objeto cerca del albarradon de la Villa, del lado de la poblacion, es decir,
por la parte de adentro, han tenido que recorrer una extension de 100 metros,
poco más ó ménos, atravesando por encima un puente ciego de poca altura, y
empedrado, que es donde párte el dique en direccion de Norte á Sur. Podrá
ser que vayan avanzando poco á poco en diversos dias, pero no me parece fácil
que en una noche puedan ir desde el lago hasta la plaza de la Villa, y más ade-
lante aún, sin que les sorprenda la luz del dia en su camino: suele suceder, que
á alguno le pase esto, y tal cosa me parece que sucedió con los que hallé por
primera vez; sin embargo, tienen otra entrada á la poblacion, por el callejon de
San Lorenzo, teniendo siempre que subir por el rio ó el dique, pues en este lu-
gar se reunen, tanto éste como los dos rios Nuevo y Viejo de Guadalupe. En
la plaza se encontraron muchos al desempedrarla; y en los patios de las casas
se encuentran tambien; es muy probable que en el interior de la poblacion ha-
ya mayor número de estos huéspedes, que cerca del lago mismo. A los pue-
blos de Sta. Isabel y Zacatengo, me dicen que entran tambien; una de mis
criadas me ha referido, que no hace dos meses que mató cuatro de ellos que
se dirigian en diversas noches como á las ocho próximamente, á la cocina de
su Casa, situada en Zacatengo, y que dista del lago cosa de 200 metros, tenien”
do que atravesar una costra caliza de superficie bastante irregular, el acueduc-
to por debajo de sus arcos, y despues una buena porcion de terreno vegetal que
utilizan para sembrar. El Sr. D. Juan Sanchez, hermano político mio, 4 cosa
de las once de la noche, y á la luz de un farol, vió que se acercaba uno de es-
tos ajolotes á la casa del padre Gralindo, yendo hácia el zaguan. Despues de lo
dicho, se comprende muy bien, que siendo nocturnos estos animales, y habi-
tando debajo de los pisos, no sea fácil hallarlos. Que haya yo encontrado cin-
co ejemplares sobre de la tierra, es una verdadera casualidad, y dos de ellos,
como hice notar al principio, fueron vomitados por dos culebras que se los ha- -
bian tragado casi enteramente: además de estos enemigos, tienen otro, el
hombre, que con la mayor priesa les quita la vida, no pudiendo tolerar la
vista de esos animales que le son muy repugnantes: además, hay la creencia,
muy comun y vulgar, de que se introducen en la vagina de las mujeres;
222 LA NATURALEZA
por esta razon se las ve correr para alejarse de ellos, y no pocas veces gri-
tando. *
Sin embargo, son bien conocidos de todos los habitantes de la Villa, y de las
pequeñas poblaciones salineras inmediatas al lago; y esto fué lo que me sirvió
mucho para encontrarlos, mediante sus noticias. Ya que hablo de noticias, ci-
taré una que puede ser útil para los estudios que en adelante se hagan de este
animal al estado terrestre, y con respecto á su reproduccion. Un trabajador
del ferrocarril urbano, al estar trabajando en el camino que se hizo de México
á Guadalupe, encontró, dice, al abrir la tierra con la pala, un grupo de estos
ajolotes mochos, en número de 12, poco más 6 ménos; pero lo que más me lla-
mó la atencion, fué, que me dijo que eran de varios tamaños, entre los cuales
vió algunos todavía muy pequeños. Con frecuencia los veo agruparse en la ca-
ja donde he puesto los que tengo, y hasta se suben los unos sobre los otros;
así es que no me repugna que haya encontrado ese número reunido, pero sí
merece estudiarse lo que me dijo respecto á sus tamaños, aunque los mios va-
rian mucho como ya lo he indicado; pero se conoce muy bien que han sido tras-
formados teniendo ya una cierta edad.
Resumiendo lo dicho, vemos, que el batracio, objeto de esta Memoria, sufre
una completa metamórfosis: de acuático que es al principio, se vuelve despues
terrestre, y de consiguiente su respiracion mista, branquio-pulmonar, se hace
pulmonar, por obliteracion de las branquias, que puede reproducirse en el es-
tado acuático, y en el terrestre es muy probable que tambien se reproduzca,
pues tengo hembras ya trasformadas con el vientre excesivamente abultado, y
de un dia á otro quizás pongan sus huevos; pero, ¿su descendencia podrá nacer
fuera del agua, respirando desde luego por pulmones? ¿ó le es preciso ese ele-
mento en las primeras épocas de su vida, respirando entónces por branquias?
Baste por ahora, Señores, con lo expuesto; los estudios que en lo sucesivo se
hagan, vendrán á dilucidar los puntos que, repito, necesitan de un estudio lar-
go y detenido; pero que la Sociedad Mexicana de Historia Natural, con el em-
peño que tiene por el adelanto de las ciencias que cultiva, llevará á cabo algun
dia, completando así la historia de este grupo de animales que por tanto tiem-
po estuvo oculta á los ojos de los inteligentes.
* Estos animales mueren cuando se les coloca en agua á la temperatura de 35” del termóme-
tro centígrado.
¿LA NATURALEZA 223
ESTUDIO ANATOMICO DE LA CIRCULACION Y RESPIRACION.
CONTINUACION DE La MEMORIA ANTERIOR LEIDA EN LA SESION
DEL DIA 27 DE FEBRERO DE 1879.
SEÑORES:
Hecho el estudio anatómico que ofrecí á la Sociedad, voy á darle lectura.
Corazon.—Comenzaré por dar su descripcion, por ser este órgano el centro
de impulsion de la sangre; se halla situado en la region gutural, debajo de las
clavículas laminiformes, y de los haces musculares que se extienden desde el
nacimiento del hígado, hácia la parte anterior, hasta el hueso hioides; está pro-
tegido por un pericardio delgado y de un brillo metálico; aquel órgano se com-
pone de cuatro partes, á saber: un ventrículo, dos aurículas y el bulbo aórtico:
describiré en particular cada una de ellas.
El ventrículo está situado á la derecha y en el cuarto inferior; es más pe-
queño que la aurícula inferior y más grande que la superior con la que está en
una misma línea transversal: su color es ménos oscuro por tener sus paredes
más gruesas; de consiguiente, se trasparenta ménos la sangre: su forma es có-
nica, y su vértice está situado á la derecha y hácia la parte posterior, de mo-
do que su eje tiene una direccion oblícua de derecha á izquierda y de abajo ar-
riba: tiene interiormente dos orificios dotados de válvulas, y corresponde el más
pequeño, situado en la parte anterior al bulbo aórtico; y el más grande, colo-
cado á la izquierda formando la base, es el que tiene por objeto comunicar su
cavidad con las aurículas: las columnas carnosas, ó sean los músculos papila-
res que están situados perpendicularmente á la válvula aurículo-ventricular,
pueden notarse áun á la simple vista. Sus paredes son espesas y provistas de
músculos que lo hacen muy contráctil, á tal grado, que se le ve en accion por
más de dos horas áun cuando el animal no dé otros signos de vida.
La aurícula inferior es la más grande, y está situada á la izquierda; algunas
ocasiones se le halla prolongada hácia la derecha, en su parte anterior; sus pa-
redes muy delgadas y laxas tienen tambien músculos para contraerse, que
pueden verse solamente con algun aumento, siendo susceptibles de una grande
relajacion, pero en su sístole se endurecen. Tiene dos orificios de comunica-
cion: uno bastante pequeño, que corresponde 4 las venas pulmonares, y se en-
cuentra situado en la parte posterior, y casi en el centro del corazon; el otro es
más amplio, que la pone en comunicacion con el ventrículo, y á la vez con su
congénere.
La aurícula superior está situada tambien á la izquierda, y ocupa el cuarto
inferior de ese lado, y su cavidad es la más pequeña: está casi en su totalidad
cubierta por la otra aurícula, y algunas ocasiones parece que no hay más de
224 LA NATURALEZA
una sola. En cuanto á sus paredes, ambas presentan un aspecto idéntico: tiene
tres orificios, uno está en relacion con la vena cava posterior, otro más peque-
ño con la anterior, y el más grande, con la otra aurícula y el ventrículo.
El bulbo aórtico está situado en la parte anterior del ventrículo, y como apo-
yado sobre la aurícula ántero-inferior: su forma es algo irregular, pero en la
parte anterior es piriforme; la direccion de su eje se asemeja un poco al signo
final de la interrogacion: su tercio posterior es más estrecho, y se dirige oblí-
cuamante de derecha á izquierda, y de la parte posterior á la anterior; los dos
tercios restantes se dirigen tambien oblícuamente, pero en direccion contraria,
de izquierda á derecha, para colocar su extremidad en el centro, debajo de la
abertura de la glótis. Haciendo un corte, segun su longitud, de manera que
sea muy superficial, se encuentra desde luego en la parte más amplia del bul-
bo, un músculo de aspecto gelatinoso y muy elástico que llena esa cavidad, y
en la parte posterior del mismo se nota un orificio que dá entrada á la sangre;
cuya abertura no tarda en dividirse en dos partes para dar nacimiento casi
desde ella 4 seis ramos arteriales; mediante una seccion transversal, pueden ver-
se perfectamente los orificios correspondientes, sobre todo, en el bulbo de un
animal que haya estado algunos dias en alcohol. En el tercio inferior se en-
cuentran musculitos de forma alargada, y de diversos tamaños; el mayor está
situado oblícuamente respecto de esta parte del bulbo, y tiene su nacimiento
por la parte posterior, en el mismo orificio que comunica con el ventrículo; y
en la anterior, en el ángulo entrante que forma el doblez del bulbo, de cada
lado de este músculo se encuentran otros dos más pequeños y paralelos.
De las válvulas, la más importante por su tamaño, es la aurículo-ventricular:
su aspecto es el mismo que el del músculo que llena la cavidad del bulbo, es
decir, gelatinoso, muy elástico, y su superficie es bastante uniforme: esta vál-
vula tiene, como dije al hablar del ventrículo, sus músculos papilares.
Como se acaba de ver, la aurícula superior recibe toda la sangre venosa que
viene por las cavas, y una porcion considerable de esta misma sangre pasa á la
cavidad de la inferior, por el orificio auricular; á esta sola aurícula entra la de
las venas pulmonares, y se mezcla allí, en consecuencia, con la venosa que ha
pasado de la otra aurícula.
Como no existe válvula alguna en el orificio auricular, y tampoco hay en el
ventrículo más que un solo orificio para ambas aurículas, viene la idea desde
luego, que este corazon es el paso de los de una aurícula, como el de los pes-
cados, 4 los de dos como es el de los reptiles; añadiré, además, que he en-
contrado ajolotes en su primera edad con una sola aurícula: esta diferencia de-
be tomarse como una anomalía, pues normalmente tienen dos, y es bastante ra-
ro encontrarlos con solo una: es probable que sea una aurícula bilobada, pre-
sentando dos cavidades bien distintas entre sí; "pero debo decir, que la supe-
rior es la primera que muere, durando las contracciones de la inferior hasta
LA NATURALEZA 225
una hora despues: además, desalojando alternativamente la sangre de ellas, se
ve con toda claridad que pasa al ventrículo, y no de una á otra á pesar de ca-
recer de válvula el orificio auricular; tal vez sea debido, á que no hubo al ha-
cer el experimento, la suficiente relajacion en sus músculos para dejar la en-
trada fácil á la sangre; sea lo que fuere, ambas aurículas hacen simultánea-
mente su sístole, y arrojan su sangre al ventrículo en el momento de su diás-
tole: de esta cavidad pasa mezclada al bulbo, y de aquí á las seis arterias bran-
quiales.
ARTERIAS.—Seis arterias parten del bulbo, y se dirigen tres de cada lado lle-
vando una direccion oblícua hácia afuera y adelante, hasta ponerse en contacto
con los arcos branquiales, siguiendo despues dentro de ellos por su parte más an-
cha que mira hácia abajo y cerca del contorno posterior, pasando en seguida á las
láminas branquiales, donde se dividen para que la sangre reciba la accion oxi-
dante del aire: la arteria posterior, al partir del bulbo, da un ramito que va de un
modo análogo á las arterias ántes descritas, sobre el cuarto arco branquial, y se
une á otro vaso que describiré despues. De esta misma arteria parten los vasos
nutritivos de las branquias en la base de la lámina póstero-superior-interna.
Las venas branquiales que vuelven la sangre ya oxigenada, y que tienen su
orígen en las mismas láminas, siguen una direccion algo divergente hácia la
base con relacion á las arterias, y forman un ángulo bastante agudo; en este
punto (en la base), se ven unos ramitos anastomóticos, que tienen grande im-
portancia en la trasformacion, pero que no existen en la lámina branquial pós-
tero-superior interna como estos vasos al partir de las láminas branquiales: se
distribuyen de diverso modo, describiré cada uno en particular.
Vena branquial ántero-inferior-externa: esta vena, un poco más adentro del
punto en que recibe el ramo anastomótico, se bifurca, y uno de sus ramos sl-
gue sobre el mismo arco branquial ántero-inferior, formando la carótida exter-
na, en cuyo arco pasa la arteria que le dió orígen, haciendo con ella un ángulo
agudo, teniendo su vértice precisamente en el punto donde toca el arco, ó lo
que es lo mismo, en su extremidad ántero-interna, y se dirige á la region hioi-
dea. El otro ramo, ó sea la carótida interna, haciendo una pequeña vuelta so-
bre la union de los dos arcos, ántero externo y su inmediato, se dirige á la re-
gion superior de la cabeza, el que se bifurca para dar nacimiento á dos ramitos,
uno que se dirige hácia dentro para introducirse á la region cerebral, y el otro
hácia fuera para nutrir el resto de la cabeza.
Vena branquial póstero-superior-interna: esta vena, en la union de los dos ar-
cos segundo y tercero, se bifurca; uno de los ramos sigue la direccion del cue-
llo, pero cerca de su orígen se anastomosa con el ramito que se desprendió al
partir la arteria del bulbo, y que describí ántes; y así unidos, se dirigen hácia
el centro para formar la arteria pulmonar de ese lado, pero en su trayecto,
proporciona varios ramitos que son, los cardíacos, gástricos, hepáticos y nutri-
LA NATURALEZA, —Tom. 1V.—29,
226 LA NATURALEZA
tivos de los pulmones. El otro ramo de la bifurcacion de la vena branquial, se
dirige á la parte superior de la cabeza, y se reune con la vena média.
Vena branguial média: esta vena se dirige hácia la parte superior de la ca-
beza, y unida al ramo anterior de la póstero-superior-interna, forma una curva
en la base del cráneo; este vaso se dirige al centro, y unido con el del lado
opuesto, forman una sola arteria; es la ventral 6 dorsal; de ella parten per-
pendicularmente dos ramos pequeños que llevan la sangre 4 los miembros ante-
riores.
Las venas pulmonares, de la parte inferior del pulmon se dirigen al centro
para unirse y formar una sola, y abandonando el aparato respiratorio muy cer-
ca del pericardio, atraviesa dicha membrana en su parte póstero-superior, sigue
la direccion de la línea média, y cruzándose con el ramo derecho de la vena
cava anterior, va á desembocar en la aurícula inferior muy cerca del orificio
aurículo ventricular: el trayecto de estas venas, al desprenderse del pulmon, es
bastante difícil de observarlo; es menester repetir la diseccion muchas ocasio-
nes y con muy buenos ejemplares, para que no quede duda respecto de su mar-
cha, y especialmente de su entrada á la aurícula por el cruzamiento indicado,
y que parecen unirse: la fig. 3% de la lám. 22% dará una idea bastante completa
de que es á la aurícula fnfero-anterior adonde lleva su sangre el vaso produci-
do por la union de las venas pulmonares.
Vexas.—Al hablar del corazon, indiqué que dos gruesas venas son las que
desembocan en la aurícula superior, y las que conducen la sangre 4 ese Órgano,
á su vuelta, despues de haber recorrido el cuerpo: el nombre de la más grue-
sa es, cava posterior, y el de la otra, cava anterior ó torácica.
La cava posterior, se halla situada 4 lo largo de la línea'média de la pared ab-
dominal; está formada por las venas de la region caudal, por las ilíacas, mesenté-
ricas y renales, y penetrando en el hígado, va á reunirse cerca de la hase de
esta víscera, con la vena porta, cuyo orígen lo tiene en el mismo órgano, debi-
do á las venas intestinales que allí vuelven á dividirse en una multitud de pe-
queños vasos, formando el sistema llamado de la vena porta.
La cava torácica está formada por las venas que de uno y otro lado traen
la sangre de la cabeza, de los miembros anteriores y de la region lumbar. Los
dos vasos principales que la forman, son: las dos venas subclavias, que se diri-
gen á la aurícula, formando casi una perpendicular al eje del cuerpo: á éstas se
unen las yugulares interna y externa por la parte anterior, y tambien las torá-
cicas: las axilares y las cefálicas, dirigiéndose de fuera adentro, parecen con-
fundir su direccion con las subclavias; por último, la azigos y semi-azigos que
parecen confundirse de alguna manera cerca de su extremidad, con el vaso for-
mado por la confluencia de las venas yugulares y torácicas, de modo que en es-
te lugar, á los lados del corazon, y muy cerca de él, se encuentra formada una
especie de cruz.
LA NATURALEZA 221
Las yugulares se unen entre sí, llevando una direccion algo semejante: las
externas están situadas á lo largo de los cuernos del hueso hioides, y pueden
notarse desde luego, levantando el opérculo de los arcos branquiales. Las in-
ternas se encuentran, desprendiendo los músculos situados á lo largo de la parte
inferior del cuello: tienen su orígen en el paladar, y se dirigen á las subclavias,
formando una ligera curva, cuya convexidad ve hácia afuera, aproximándose á
la lámina branquial ínfero-posterior; pasan en su orígen por encima de las caró-
tidas internas y de los gruesos ramos que forman la aorta dorsal; en este
lugar causan la ilusion de que forman una anastomosis entre estas dos arterias,
Las venas torácicas se hacen perceptibles cerca de la bifurcacion de la arteria
branquial ínfero-posterior, en el lugar donde se desprende del bulbo el cayado
aórtico: se dirigen oblícuamente hácia afuera y ála parte posterior, formando
entre las dos un ángulo que se aproxima al recto, y su punto de union de cada
una, está algo niás adelante del de las yugulares.
La vena axilar y la cefálica se unen, así como tambien el ramo que resulta
de la union de las escapulares anteriores y superiores: traen tambien estas úl-
timas la sangre de los vasos nutritivos de las láminas branquiales; los tres va-
sos forman uno solo de cada lado, que desemboca en las subclavias.
La azigos y semi-azigos, que llevan la sangre de las intercostales, van en la
region lumbar hácia la anterior, colocadas 4 los lados de la aorta dorsal,
y tienen entre sí una direccion simétrica, y su diámetro sensiblemente '¡gual:
subre el hígado se separan de la arteria, y se dirigen oblícuamente hácia abajo
y afuera, y formando una curva semicircular de un radio pequeño y de conca-
vidad interna, van á unirse á las subclavias como queda dicho. En la convexi-
dad de la curva, recibe la vena que proviene de la confluencia de los vasos de
la piel.
Las subclavias, despues de recibir toda la sangre de las venas ántes descritas,
se dirigen á la aurícula superior, atravesando el pericardio; ambas tienen una
longitud diferente, pues miéntras la derecha camina sobre la pared superior
del ventrículo y sobre la de la aurícula superior, formando una pequeña curva
hácia abajo y atrás ántes de unirse á la del lado opuesto, esta última solo atra-
viesa el pericardio para unirse con su congénere. El vaso que conduce la san-
gre de las venas pulmonares á la aurícula inferior, se cruza con la subclavia de-
recha, y parecen unirse en este punto. .
Cuvier, en su trabajo sobre los ajolotes, publicado en el primer volúmen de las
“Observaciones de Zoología y de Anatomía comparada.” Humb. y Bompl., pág.
114, dice: que las venas pulmonares se unen á la cava anterior: respeto mucho la
opinion de esta grande autoridad; no obstante, creo deber decir lo que he ob-
servado con mis propios ojos; y á este fin, hice las dos figuras 3? y 42, lám. 22,
para hacer ver por medio de la primera, que las venas pulmonares desembocan
en la aurícula inferior, y por la segunda, que la cava anterior está formada por los
228 LA NATURALEZA
dos vasos que vienen de ambos lados, ó sean las venas subclavias, que se unen,
como he indicado, muy cerca de la aurícula inferior.
MODIFICACIONES DE LOS VASOS SANGUINEOS
POR LA TRASFORMACION.
Son bien sencillos los cambios que se observan en los vasos sanguíneos; solo
se nota en último resultado, la obliteracion de los que se extendian sobre las
láminas branquiales, las que han desaparecido por completo; el engruesamiento
de la arteria média que es la única que lleva la sangre á la aorta dorsal; la obli-
teracion de la arteria posterior desde el punto que se bifurcaba para dar naci-
miento al ramito delgado que se encontraba sobre el cuarto arco branquial, y el
aumento de diámetro de este mismo ramito, que es el que lleva la sangre á los
pulmones, y da los cardíacos, hepáticos y gástricos. Tambien es notable la des-
aparicion de los arcos branquiales, quedando ¿en su lugar? unas manchas oscu-
ras, permaneciendo solamente los huesos cartilaginosos que los unian al hioi”
des, los que utilizan en esta época para comprimir el aire que tienen en la boca,
el que llevan por deglucion á los pulmones.
El paso de la sangre en las dos arterias média y anterior, se verifica por las
anastomosis, las que se dilatan de la misma manera que lo hacen los ramos co-
laterales de una arteria ligada para restablecer la circulacion interrumpida.
Veamos ahora cuáles pueden ser los cambios progresivos, y la manera con
que se va perdiendo la importancia de los vasos que distribuyen la sangre en
las branquias, y cómo se determina su completa obliteracion: pero estando ín-
timamente ligada su permanencia ó caducidad, con el crecimiento ó pérdida
absoluta de algunos de los órganos de la respiracion, me encuentro precisado á
tratar de ellos en este capítulo, pues de otro modo nada podria entenderse de
las ideas que sobre este punto voy á emitir.
En la primera edad de estos séres, los pulmones son bastante rudimentarios;
su desarrollo no lo tienen en la misma proporcion que el del animal mismo; por
el contrario, es bien variable, encontrándose con frecuencia que sus dimensio-
nes son desiguales, y en tal caso, el derecho es el mayor, pero lo más comun es»
que la extension de ambos esigual. Una particularidad digna de llamar la aten-
cion es, que individuos que viven fuera del agua, careciendo en consecuencia
de branquias, tengan los pulmones á veces relativamente ménos desarrollados
aún que los renacuajos pequeños, los que se encuentran muchas ocasiones
con estos órganos en estado de llenar sus funciones, independientemente del
auxilio de las branquias, teniendo al animal en esta edad, en condiciones pro-
pias para salir á vivir fuera del agua; lo que demuestra que su desarrollo es de-
bido al grado de ejercicio 4 que los someten desde su primera edad, que como
dije al principio, puede depender hasta un cierto punto de la voluntad misma,
LA NATURALEZA 229
activando, retardando y áun suspendiendo la respiracion en estos órganos, dan-
do por resultado la aceleracion 6 retardo en su crecimiento.
En toda la extension que corresponderia á los bronquios, que está compren-
dida en la region cardíaca, se hallan comprimidos los tubos membranosos, y es-
to, puestos en reposo los músculos aritenoides; de modo, que para hacer pene-
trar el aire á los pulmones, es menester que estos músculos contrayéndose,
abran la glótis y á la vez los conductos mencionados: en todo el resto de su ex-
tension, desde su salida á través de la prolongacion diafragmática de los múscu-
los rectos, en la base del hígado, están libres, aunque adheridos al estómago
y al mesenterio por la pleura, membrana muy delgada, elástica y trasparente;
esta disposicion singular de los pulmones, hace que sin esfuerzo alguno puedan
retener en ellos las cantidades de aire que necesitan para las funciones que
deben desempeñar.
Respecto á la facilidad que tienen para dilatar y contraer estos órganos de la
respiracion, diré: que aunque no poseen un aparato tan apropiado para este gé-
nero de funciones, como los animales superiores, que tienen sus costillas bien
desarrolladas y músculos propios para efectuar el vacío en este aparato neumá-
tico, no se puede decir que carezcan absolutamente de los medios indispensables
para poner al aire encerrado en los pulmones á diversos grados de densidad á
fin de equilibrarse con la del agua que los envuelve, ya sea para ascender ó des-
cender, y ya tambien para mantenerse á diversas profundidades en el más
completo reposo, sirviéndoles de vejigas natatorias.
Estando los pulmones formados por simples sacos membranosos, en los cua-
les no hay vesículas pulmonares propiamente dichas, ni bronquios, sino que
están simuladas por un tejido flojo formado en parte por los mismos vasos san-
guíneos, gozan en sí mismos la propiedad de encogerse y alargarse mediante su
misma elasticidad.
Por todo lo dicho, se comprende, que aunque los pulmones hayan adquirido
todo su desarrollo, no por esto están obligados los animales á salir del agua,
pudiendo contener las cantidades de aire estrictamente indispensables, para ha-
cerlos funcionar como vejigas natatorias, utilizándolo al propio tiempo para la
hematosis. La misma disposicion de estos órganos nos explica la causa que de-
termina el desprendimiento de las burbujas de aire; no es debido 4 otra cosa,
que á la compresion de los tubos de la base pulmonar, al volver los músculos
aritenoides á su estado de reposo, desalojando el que se encuentra bajo su pre-
sion, pudiendo arrojarlo hácia fuera, 6 llevarlo adentro, segun que el animal
quiera mantener la misma cantidad de aire, disminuirla 6 aumentarla, ponien-
do en reposo los haces anteriores 6 posteriores, 6 todos á la vez, con cuya ac-
cion pueda graduar la cantidad de ese gas.
Vista la facilidad que tienen de aumentar ó disminuir 4 voluntad la masa
pulmonar, y de consiguiente de hacer más 6 ménos activas sus funciones, y
230 LA NATURALEZA
supuesto el caso de que el animal, teniendo ya estos órganos suficientemente
desarrollados, se le presente la necesidad de salir á vivir fuera del agua, no tie-
ne más que aumentar la actividad de los pulmones, llevando á ellos mayor can”
tidad de aire, haciendo de este modo más grande la masa pulmonar; cuya di-
latacion trae consigo el aumento proporcional de los vasos que se encuentran
allí para oxigenar la sangre, debido á que no hay ni bronquios, ni vesículas
pulmonares, sino que los propios vasos forman esa especie de tejidos que indi”
qué ántes; dando por resultado que afluya más sangre por el tiro que se produ-
ce, disminuyendo en consecuencia la que debia pasar por la arteria que la lleva
á la lámina branquial póstero-superior-interna, lo que trae su atrofia, y más
tarde su muerte. La atrofia de las otras dos, es una consecuencia indispensable
de la que sufre dicha lámina branquial, pues basta recordar, que las tres se nu-
tren de la sangre que pasa por los dos ramitos que he descrito mucho ántes, y
que se desprenden de la arteria posterior, muy cerca de la base de la lámina
branquial póstero-superior-interna; de consiguiente, muriendo ésta, mueren
tambien los vasos nutritivos de las láminas branquiales, lo que determina la
obliteracion de las otras restantes. Entónces la sangre, como dije al principio,
se abre paso por las anastomosis, quedando así restablecida la circulacion; pero
una cierta cantidad de sangre, que provenia de la arteria posterior, no encuen-
tra otro, que el que le proporciona en parte la arteria pulmonar, cuyo diáme-
tro, aunque sea mayor que ántes, no puede conducir toda la que llevaba la ar-
teria posterior, y de aquí la necesidad de que la arteria média conduzca este ex-
ceso de sangre que se encuentra en el bulbo aórtico, lo que ocasiona el aumento
del diámetro de dicha arteria. Todas estas modificaciones provienen, en suma»
de que afluye á los pulmones una cantidad de sangre un poco mayor al princi-
pio, produciendo desde luego la atrofia de las branquias. Una vez cambiada la
respiracion branquial por la pulmonar, y restablecida la circulacion como que-
da explicado, puede aún suspender de nuevo la respiracion, ó hacerla de vez en
cuando, introduciéndose debajo de la tierra, para permanecer allí áun sin ali-
mento, durante meses enteros en un continuo sueño.
Para terminar, citaré algunas de las más recientes observaciones que he he
cho, y que influirán en pró de las ideas expuestas acerca de la trasformacion,
De los setenta individuos que sacaron del lago de Sta. Isabel, y que hice con-
ducir á mi casa, unos cincuenta, poco más ó ménos, llegaron vivos á México,
los que puse en buenas condiciones para observarlos; de todos ellos solo me
queda uno con branquias, todos se han trasformado; pero lo más notable es, que
algunos comenzaban su metamórfosis, y la suspendian despues para continuarla
más tarde; otros, por el contrario, la hacian con tal rapidez, que seis ú ocho
dias eran suficientes para darle término; unos la hicieron desde luego, otros es-
peraron para más tarde, y, llamo la atencion sobre este hecho importante: que
los individuos en observacion eran de muy diversas edades, desde muy peque-
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LA NATURALEZA Ol
ños algunos, hasta muy desarrollados los otros, y capaces de reproducirse; to-
dos se han trasformado, y los tengo vivos, conservando sus tamaños sin aumento
alguno.
Con lo dicho me parece que basta para convencerse de que estos animales
pueden vivir voluntariamente en el agua, miéntras tienen en ella los elementos
indispensables para su desarrollo, conservacion, etc., pudiendo trasformarse en
cualquiera edad, con tal de que sus pulmones tengan las dimensiones conve-
nientes para hacer la hematosis sin el auxilio de las branquias, cuya condicion
es indispensable, y que su metamórfosis es debida al instinto que el Criador ha
dado á estos séres, para efectuarla con la oportunidad debida, á fin de tener un
medio de conservacion individual, y por tanto, de la especie que representan.
Omito describir las otras modificaciones que sufren en ciertas partes del
cuerpo, así como el estudio que he hecho de los músculos motores de las bran-
quías, para no hacer demasiado larga esta Memoria, conformándome con dar á
la Sociedad los dibujos con su correspondiente explicacion.
Concluiré dando las gracias á los Señores socios que han tenido la amabili-
dad de escuchar la lectura de la presente Memoria, hecha por el último de sus
consocios, que ha emprendido, en verdad, un trabajo muy superior á sus fuerzas,
pero que ha sido impulsado únicamente, por el cariño que tiene á las ciencias,
y muy en particular, á la Sociedad Mexicana de Historia Natural que le honró
desde hace diez años, con el nombramiento de sociv de número, de lo que le
estará siempre reconocido.
EXPLICACION DE LAS FIGURAS.
: LAmMINA VIL
1,= Hembra; tipo del S. tigrina en su edad adulta, lona. 07,19.
2.? Hembra en via de trasformacion; las láminas branquiales han disminuido de tamaño, y las
membranas natatorias ya no existen: long. 07,20.
3.* Este dibujo está tomado de una preparacion hecha sobre un individuo en completa tras-
formacion, á los dos meses de haber salido del agua: en dicha figura se ve, que los arcos bran-
quiales han desaparecido, quedando solamente una pequeña parte de los huesos cartilaginosos
a, que los unian á los cuernos del hioides, cuyos restos desaparecerán, tal vez más tarde, por
completo,
£.* Preparacion vista por la parte inferior: A, músculo genio-hioideo.—B, dilatador de las
aberturas branquiales.—C€, constrictor de las mismas, el que da un hacecillo para cada uno de
los arcos medios.—D, D, intersecciones aponeuróticas de los músculos externo-hioideos.—P”,
membrana branquiostega; la que se suelda al cuello, al trasformarse el animal; se ve levantada
para dejar manifiestos los músculos indicados.
5.* Vista de la misma manera que la anterior.—E, músculos aritenoides.—F, arcos branquia-
les, —G, hueso hioides.—H, pulmones.
6.* Vista por la parte superior: —I, arcos branquiales.—J, músculos elevadores de las bran-
232 LA NATURALEZA
quias.—L, abductores de las láminas.—M, músculo abatidor de las branquias.—N, omoplato.
—0, masetero.—P, bucinador.—R, músculos que ocupan el lugar del trapecio,—S, músculo
occipito-frontal.
LAmina VII
1.* Hembra: tipo de los individuos recien trasformados; no existen en ellos de las láminas
branquiales, más qué algunos restos: la membrana branquiostega se ha soldado como queda di-
cho en la explicacion de la lámina anterior. En este estado viven fuera del agua: long. 07,49.
2.” Representa un ejemplar macho en su completa trasformacion, cuyo tipo es igual á los que
tienen tres meses de vivir fuera del agua. Su long. es de 0,16, pero en cuanto á su tamaño
varia mucho segun los sexos y las edades en que se han trasformado, pues tengo ejemplares
desde 07,12 hasta 0,21 de longitud, siendo siempre los machos más chicos y delgados que
las hembras.
3.2 La aurícula superior, y el ventrículo, están levantados y desprendidos del ramo derecho
que concurre con el izquierdo á formar la cava anterior, para ver con claridad el tronco forma-
do por las venas pulmonares.—A, vena pulmonar, que desemboca en la auricula inferior.—B,
aurícula inferior.—C, aurícula superior.—(G, vena cava anterior.—F, venas pulmonares.—D, D,
pulmones.—E, ventriculo.—F”, la glótis.
4.» Esta figura tiene por objeto indicar el paso de los dos ramos que forman la cava anterior
y el punto en que se reunen: H, auricula inferior.—I, aurícula superior en la que desemboca
la cava anterior.—L, punto de reunion de los dos ramos que la forman.—M. vena pulmonar.
5.* Vista por la parte inferior: N, hígado.—0, O, pulmones en su estado de desarrollo com-
pleto; pero con frecuencia se encuentran en estado rudimentario, teniendo casi la mitad de la
extension de los que están dibujados en esta figura.—P, estómago.—R, intestino.—T, vena Ca-
va inferior, —U, vesicula biliar.—S, S, claviculas sobre las que están colocados los músculos
pectorales. —P, esternon.—K, K, prolongacion diafragmática de los músculos rectos del abdómen.
6.2 A”, ventriculo.—P”, auricula inferior.—F”, válvula ayrículo-ventricular.—€?, aurícula in-
ferior,—P”, orificio que corresponde á la vena cava anterior.—G”, vena cava posterior.—H”, ori-
ficio de las venas pulmonares, situado muy cerca de los orificios, auricular, y auriculo-ventricu-
lar,—E”, bulbo aórtico: en esta figura, que es mayor que el tamaño natural, se han desalojado
un poco las aurículas, y se ha hecho una seccion en cada una de estas tres cavidades, para po-
der observar su interior.
7.* Corazon en su posicion natural, visto por la parte inferior, y desprendido el pericardio.—
A”, ventriculo.—B”, auricula inferior.—C*, aurícula superior.—D”, bulbo aórtico.
8." Bulbo aórtico dividido muy superficialmente para poder ver los músculos contenidos en
su interior: E?, orificio situado en la extremidad posterior del músculo más grande, alojado en
los dos tercios anteriores, en el que están formados seis conductos que llevan la sangre á las ar-
terias branquiales.—F”, músculos más pequenos, colocados en el tercio posterior del mismo
bulbo.
9.* Seccion trasversal del bulbo en su tercio anterior, en la que se notan los seis conductos
que comunican con las seis arterias branquiales.
LAmiNaA IX.
1.* y 2.2—En la 4.? figura que está vista por la parte inferior, y más grande que el natural,
puede verse la disposicion de las arterias y venas en los individuoa que respiran por branquias:
la segunda es auxiliar de la primera, y lleva las mismas letras; representa las arterias y venas
branquiales vistas por un costado del animal.—A, ventriculo.—B, auricula inferior.—C, auricu..
la superior.—D, bulbo aórtico.—D”, D”, pulmones.—E, arterias branquiales que parten del
AU
DISMINA LP ANNAN AAN
AYoL, VZETVUNIVN V1 (ORG A2OÚO]2p 6 09) VEU
DISVIIA NP
NECIO,
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ANNA an
A 0 GA
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YX] WeT
LA NATURALEZA 23
bulbo, en múmero de seis, repartiéndose tres de cada lado.—F, ramo arterial sumamente del-
gado que se desprende de la arteria posterior al partir del bulbo.—G, ramos que se desprenden
de la misma arteria en la base de la lámina póstero-superior-interna que nutren las láminas y
los arcos branquiales.—H, ramitos anastomóticos muy delgados, que unen las arterias y las ve-
nas de las láminas anterior y média; tienen mucha importancia en la trasformacion; la arteria
posterior carece de este ramo anastomótico.—Í, venas branquiales.—J, carótidas interna y ex-
terna.—L, punto de bifurcación de la vena branquial posterior.—N, punto de union de la vena
branquial média, con uno de los dos ramos de la bifurcacion dicha.—M, tronco arterial forma-
do por la reunion de estos dos vasos, y que dirigiéndose al centro de ambos lados, constituyen
por su reunion la arteria dorsal.—0, O, arteria dorsal.—P, punto donde se anastomosan el va-
so arterial P”, con el. ramo que se desprendió de la bifurcación L, y está comprendido entre es-
ta última letra y la P.—Las letras P, Q, R y S, señalan el curso de la arteria pulmonar; y las
tres últimas señalan en la propia arteria, los ramitos, torácico, gástrico, hepático y nutritivo de
los pulmones.—T, arteria axilar.—a, vena torácica.—b, yugular externa.—c, yugular interna.
d, axilar.—e, cefálica.—f, azigos.—g, semi-azigos.—i, 2, curvas formadas por las venas ante-
riores.—j, ramito que vuelve la sangre de la piel de la region abdominal.—m, cruzamiento for-
mado por la reunion de las diversas venas que se han nombrado.—n, subclavia derecha.—n”,
subelavia izquierda.—A, vena cava inferior.—p, venas pulmonares.—h, venas escapulares.
3.2 y 4.2% La 4.? es auxiliar de la 3.2%, y lleva las mismas letras; tienen por objeto, represen-
tar las modificaciones sufridas en los órganos de la respiracion, y tambien en las arterias y ve-
nas branquiales, en los ejemplares que ya tienen tres meses de trasformados, que son en los que
se puede apreciar de un modo bien claro las modificaciones, como las represento en las dos fi-
guras más grandes que el natural.—A, arteria branquial média, la que unida con la del lado
opuesto, forman la aorta dorsal.—€, arteria branquial anterior: estas dos arterias han restable-
cido su circulacion mediante sus ramos anastomóticos, los que engrosándose, dejan pasar la san-
ere de las arterias á las venas branquiales, haciendo un solo vaso: la obliteracion de estos vasos
llega hasta el punto donde se encontraban las anastomosis.—D, vasos obliterados de las láminas
branquiales ántero-inferior y média.—B, arteria branquial posterior, obliterada casi en su tota-
lidad, hasta el punto donde se bifurcaba para dar origen á la arteria pulmonar.—E, arteria pul-
monar, la que ha aumentado tambien su diámetro, y de consiguiente pasa por ella mayor can-
tidad de sangre á los pulmones. Careciendo del ramo anastomótico la arteria posterior B, que
se encuentra en las otras arterias, ha hecho que se oblitere por completo, y la sangre que lle-
vaba se ha distribuido entre las arterias pulmonar y média, ocasionando en ellas el aumento
de su diámetro. —F, F, venas pulmonares, las que vuelven tambien proporcionalmente á las ar-
terias pulmonares mayor cantidad de sangre al corazon.
Comparando las figuras 1.* y 3.*, se notará, que los dientes palatinos en los trasformados, se
han separado de los maxilares s, y de consiguiente, el espacio que hay entre los dos órdenes de
dientes, ha aumentado, disminuyendo la extension del hueso palatino; los orificios nasales u, se
hallan tambien más d'stantes entre sí, y el contorno de la cabeza se ve formado por una línea
semi-elíptica, miéntras que la del no trasformado está dibujada por tres curvas.
José M. Velasco.
LA NATURALEZA, —Tom. IY.—30,
DICTÁMEN ACERCA DEL TRABAJO ANTERIOR.
La interesante Memoria que nuestro consocio el Sr. Velasco presentó últi-
mamente á esta Sociedad, y que pasó á la seccion de Zoología para su dictá-
men, tiene por principal objeto el estudio de una curiosa trasformacion obser-
vada en una nueva especie que pertenece á un género muy conocido de nuestra
fauna, el Ajolote: animal vertebrado de la clase de los Anfibios 6 Batracios,
órden de los Urodelos, y sub-órden Tctiodes; correspondiendo en fin, al gru-
po de los Perennibranquios y familia Menobránquidos. Las cuidadosas obser-
vaciones de la Memoria citada, darian al parecer, un apoyo á la opinion emiti-
da por algunos zoologistas, de que el género Siredon está lejos de representar
una forma verdaderamente autónoma, no siendo sino el estado larvario de una
más avanzada y perfecta; en consecuencia, el batracio en cuestion, no formaria
parte del grupo de los Ictiodes en que hasta aquí se le habia colocado, sino en
el de los Salamandrinos y á su familia Amblistómidos, género Amblystoma, con
el que tiene, al parecer, estrecha afinidad.
Harémos, sin embargo, algunas observaciones acerca de lo que se acaba de
exponer. Por una parte, es un hecho que en ambas formas el organismo com-
pleta sus atributos, pues tanto en una como en otra, existe la aptitud á la re-
produccion: en el estado acuático, es bien sabido que poseen esta facultad, y
en el terrestre ha sido recientemente demostrada, por las observaciones del
profesor Blanchard, en el Departamento de reptiles del Museo de Historia Na-
tural de Paris, y la cual, muy probablemente se confirmará tambien por las
del Sr. Velasco; no siendo, pues, exacto que se hiciesen estériles estos anima-
les una vez trasformados: al tocar este punto, es importante desde luego lla-
mar la atencion, de que este cambio no solo se verifica cuando llegan á la edad
adulta, sino que puede efectuarse en cualquiera otra época de la vida, si las |
condiciones del medio, entre otras, son propias para ello, y en virtud simple-
mente de un fenómeno de adaptacion. Por otro lado, los Salamandrinos, como
se sabe, son: Batracios urodelos sin branquias ni orificio branquial, provistos de
párpados horizontales y vértebras opistoceles. Ahora bien: por el exámen que
hemos hecho del esqueleto, en un ejemplar jóven del Ajolote trasformado, he-
mos visto que sus vértebras son anficeles, es decir, cóncavas en las dos caras
de su cuerpo, conservando restos demasiado aparentes de la notocorda ó cuer-
da dorsal; no teniendo, en consecuencia, una cabeza articular en la cara ante-
rior, que es el carácter de las opistoceles: la modificacion, pues, de esta par-
A
LA NATURALEZA 235
te del esqueleto, no acompaña siempre á la desaparicion de las branquias. Si
se quiere, están desprovistos tambien de verdaderos párpados, porque áun cuan-
do poseen dos repliegues cutáneos que les simulan perfectamente, nos ha pa-
recido que carecen de músculos propios para moverse por sí mismos, y solo se
abren levantados por el globo ocular que sale fuera de la órbita, cuando el
músculo retractor que lo mantiene en el fondo de ella cesa de funcionar; el ojo
se encuentra además, eficazmente protegido por una membrana ocular, bastan-
te resistente, que puede desprenderse sin mucha dificultad, y que no es sino la
continuacion de la piel.
El Sr. Velasco, apunta en uno de sus dibujos la curiosa modificacion que el
Sr. Dumeril señala en el interior de la boca, pero que no tuvimos ocasion de
examinar: como es sabido, ántes de la trasformacion, los dientes vomerianos
están colocados en dos grupos laterales inmediatamente detrás de los dientes
maxilares: pues bien, despues de que aquella se verifica, son desalojados más
hácia atrás por el desarrollo del hueso que los sostiene, formando una faja de-
trás del hueso intermaxilar y dirigida oblícuamente de delante atrás y de
dentro afuera, seguida de un corto grupo de dientes palatinos. *
Por último, el autor de la Memoria que nos ocupa, apoyado en la distinta co-
loracion de los ejemplares que tuvo en estudio, respecto de la que presentan
las especies descritas por los autores, establece una nueva, que al ménos por
ahora, tenemos que admitir como legítima, puesto que aquel carácter ha ser-
yido principalmente de base para fundarlas. Sospechamos, sin embargo, que
la coloracion en esta clase de animales, no tenga la estabilidad necesaria, para
que pueda tomarse de una manera absoluta como un buen criterio, pero en
ciertos límites somos de parecer «que su color es incontestable; así, vemos que
en unas especies domina el melanismo ó tinte negruzco, en otras el eritrismo
ó rojizo, y en otras en fin, el cromismo ó amarillento, y su derivado, el verde:
en cuanto al albinismo hay tendencia manifiesta para desarrollarse, al ménos
en ciertas especies cuando viven' en la oscuridad, pues son bien conocidos y no
demasiado raros por cierto, los ajolotes blancos. Omitimos mencionar el tinte
violado que es producido directamente por la sangre, así como el brillo metá-
lico, pues los consideramos solo como accesorios.
Algunas de estas coloraciones pueden muy bien combinarse, mas otras pa-
recen excluirse: se ve así la primera casi del todo, y algo mezclada con la
cuarta en el S. mexicanus y S. Humboldtii; la segunda principalmente, con la
primera en cortas proporciones, y además, la cuarta en el S. gracilis y S. Du-
meriliz; la primera con la tercera, dominando aquella, en el S. lichenoides, y es-
tando la última en exceso en el 5. tigrina. Estos son, pues, los tres tipos que
en nuestro concepto, deben señalarse en las especies hasta ahora conocidas del
* A, Dumeril, loc. cit.
236 LA NATURALEZA
género Siredon, comprendiendo cada una de ellas, como se ha visto, algunas
variedades.
Tales son las insignificantes observaciones que la Comision ha tenido la opor-
tunidad de hacer á la Memoria del Sr. Velasco; y juzgándola de sumo interés
y conforme con los preceptos de la ciencia, la cree digna de que se publique
en el periódico de la Sociedad.
México, Abril 30 de 1879.
Por la Comision,
MawueL M. VILLADA.
ORÍGEN TERATOLÓGICO
DE LAS
VARIEDADES, RAZAS Y ESPECIES,
POR EL SEÑOR JOSE RAMIREZ,
SOCIO DE NÚMERO.
Para comprender el orígen teratológico y embriogénico de las variedades, ra-
zas y especies, es preciso recordar rápidamente las leyes de la herencia y de
la adaptacion, y para comprender estas leyes, describirémos los fenómenos de
la reproduccion de los séres organizados.
Todo organismo, todo individuo debe su existencia á un acto de reproduc-
cion de uno ó dos organismos anteriores.
Estudiarémos primero la generacion asexuada 6 monogonia, porque nos ex-
plica mejor las relaciones que existen entre la herencia y la generacion.
La fisiparidad, la gemacion y la formacion de gérmenes celulares Óó espo-
ros, constituyen las diversas formas de la generacion asexuada. Como estos fe-
nómenos de la generacion pasan en los organismos más elementales, comenza-
rémos por las moneras acuáticas que son los organismos de estructura más
simple, pues consisten en corpúsculos vivos sumamente pequeños; su cuerpo
entero consiste pura y simplemente en un plasma sin estructura, 6 protoplas-
ma; es decir, en uno de esos compuestos carbonados albuminoideos, que modi-
ficándose al infinito, forman el substractum constante de los fenómenos de la
vida en todos los organismos.
LA NATURALEZA 23
La reproduccion de estos séres primitivos es muy simple. Cuando uno de
estos pequeños corpúsculos mucosos ha adquirido cierto tamaño por la absor-
cion de una materia albuminoidea, tiende á dividirse en dos partes, y se forma
alrededor de él un estrangulamiento anular que produce al marcarse más, la
separacion de las dos mitades (Aisiparidad). Cada mitad se redondea y cons-
tituye un nuevo individuo. Este modo de reproduccion es el más frecuente en
los organismos inferiores. :
La reproduccion por yemas difiere esencialmente de la reproduccion por
simple division, en que los dos organismos producidos por la gemacion no son
de la misma edad, y por consiguiente, no son idénticos al principio de su exis-
tencia como sucede en la fisiparidad.
El tercer modo de generacion asexuada, y que se parece mucho á la gema-
cion, es la reproduccion por yemas germinales 6 polisporogonia.
En los organismos imperfectos, especialmente en los zoófitos y en los gusa-
nos, para el reino animal, se ve frecuentemente en medio de un organismo po-
licelular, aislarse un pequeño grupo de celdillas vecinas, despues poco á poco
este grupo aislado, crece y llega á ser un individuo análogo al organismo gene-
rador del cual se separará pronto ó tarde.
La cuarta forma de reproduccion asexuada, muy vecina de la genera-
cion sexuada, consiste en la reproduccion por celdillas germinales (monos-
porogonia), y tambien es designada con la denominacion viciosa de reproduc-
cion por esporos. En este caso ya no se trata de un grupo de celdillas, sino
de una celdilla única, que se separa de las celdillas vecinas en el seno del or-
ganismo productor, y se desarrolla ulteriormente cuando se ha desprendido
del todo.
Esta celdilla germinal ó esporo, se multiplica por division espontánea, y for-
ma un organismo policelular que llega á adquirir las propiedades del organis-
mo generador. Estos fenómenos pasan generalmente en las plantas inferiores
ó criptógamas.
Aunque se parece mucho la generacion por celdillas germinales á la genera-
cion por yemas, sin embargo, difiere esencialmente de ella, así como de las
otras formas de la generacion asexuada que ya mencionamos, en que en este
modo de reproduccion (monosporogonia) solo una celdilla del organismo pro-
ductor es la que sirve de vehículo de la reproduccion y de la herencia. Recor-
riendo estas diversas formas de generacion asexuada, se nota más complicacion
en los fenómenos de la reproduccion; la última, sobre todo, nos conduce á la
forma más oscura de reproduccion, á la generacion sexuada.
La generacion sexuada (anfigonia) es el procedimiento habitual de repro-
duccion en la mayoría de los vegetales y de los animales superiores.
En todas las formas de generacion asexuada, las celdillas aisladas 6 los gru-
pos de celdillas, poseen por sí mismos la facultad de reproducir un nuevo indi-
238 LA NATURALEZA
viduo; en la reproduccion sexuada al contrario, se necesita que estas celdillas
sean fecundadas por otra materia generadora.
Estas dos sustancias generadoras, el sémen macho y el huevo hembra, 6 las
produce un solo individuo (hermafrodismo), ó dos individuos distintos (gono-
corismo.)
El hermafrodismo es la forma más simple y primitiva bajo la cual aparecen
los órganos sexuales. Huevos y espermatozoides son producidos por un solo in-
dividuo que reune todas las condiciones necesarias para la conservacion de la
especie. Existe el hermafrodismo en la mayoría de las plantas y en los anima-
les inferiores de movimientos lentos, que viven aislados 6 que son sedentarios.
Existe una forma transitoria de generacion sezuada muy interesante, y que
se parece mucho á la reproduccion por celdillas germinales, es la generacion
virginal 6 partenogenesis, muchas veces demostrada en los insectos por los no-
tables estudios de Siebold.
En este modo de reproduccion vemos que las celdillas germinales son com-
pletamente análogas á las celdillas ovulares, y capaces como ellas, de engen-
drar un nuevo individuo sin la intervencion del licor fecundante.
La forma más complicada de la reproduccion sexual, es la digonia ó sea la
produccion de dos gérmenes distintos en dos individuos diferentes.
Uno de estos gérmenes, es una celdilla que contiene la sustancia que forma-
rá el nuevo individuo, es la celdilla-huevo ó simplemente huevo. El otro, de-
sienado con el nombre de celdilla espermática, produce la sustancia fecundante,
y mezclándose estos dos gérmenes, por una accion recíproca y desconocida,
dan un impulso al desarrollo del nuevo individuo. ;
En el fondo, la reproduccion sexual no es otra cosa, sino una forma particu-
lar de crecimiento que se enlaza con la reproduccion por gérmenes, y que se
puede considerar como nacida de ella. Harémos notar que existen transiciones
entre estos dos modos de reproduccion que hacen desaparecer las diferencias
que los distinguen, y por otra parte no existe ninguna razon perentoria, para
establecer una distincion entre el huevo y la celdilla germinativa.
El fenómeno esencial en los diversos casos de reproduccion sexual, consiste
en la separacion de una parte del organismo generador y la aptitud de esta par-
te para adquirir una existencia individual é independiente. Si se consideran las
estrechas conexiones, y el encadenamiento de las diversas formas de repro-
duccion, la herencia que resulta de la generacion sexuada, pierde mucho de su
aspecto enigmático y maravilloso que presenta á primera vista. Recordando
tambien, que el crecimiento y el desarrollo de todo organismo superior se re-
duce á la simple multiplicacion de las celdillas que lo constituyen, es decir, á
la simple division, se verá claramente el lazo que une íntimamente entre sí á
todos estos fenómenos tan notables.
Que la herencia, áun en el hombre y en la generacion sexuada de los organis-
LA NATURALEZA 239
mos superiores, sea un hecho puramente mecánico, resultado inmediato de la
union material de dos organismos productores, exactamente como en la repro-
duccion asexuada de los organismos inferiores, es un hecho que nadie puede
poner en duda.
Las dos grandes actividades vitales del organismo, la adaptacion y la heren-
cia, cuya combinacion produce las diversas especies orgánicas, tienen leyes cons-
tantes que vamos ¿indicar rápidamente.
Podemos dividir los fenómenos de la herencia en dos grupos, uno represen-
tando la herencia de los caractéres legados, y otro la herencia de los caractéres
adquiridos. La primera herencia se llama conservadora, y la segunda, herencia
progresiva. Esta distincion está fundada sobre este hecho sumamente impor-
tante, á saber: que los individuos perteneciendo á una especie vegetal ó animal
cualquiera, legan á su posteridad no solamente las propiedades que han here-
dado de sus antecesores, sino tambien las propiedades individuales que han ad-
quirido durante su vida. Las últimas son trasmitidas en virtud de la herencia
progresiva, las primeras en virtud de la herencia conservadora.
Primera ley de la herencia conservadora.—La herencia es continua, muy
frecuente en los animales superiores y en las plantas. Esta ley consiste sim-
plemente en esto; que generalmente en las especies animales y vegetales, las
generaciones se parecen, los padres son análogos á los abuelos como á los
hijos.
Segunda ley.—La herencia es intermitente, latente 6 alternante (atavismo,
peloria), y por lo mismo en cierta oposicion con la primera. Esta ley es muy
importante en los vegetales y animales inferiores. En este caso, los hijos léjos
de parecerse á los padres, difieren mucho, y solo hasta la tercera generacion
ó despues, se encuentra la semejanza con el padre.
Esta ley explica todos los casos de atavismo, ásí como los que en botánica se
conocen con el nombre de peloria. :
Tercera ley. —Herencia sexual en virtud de la que, cada sexo trasmite á su
posteridad los caractéres sexuales particulares, que no lega 4 sus descendientes
del otro sexo.
Cuarta ley.—Herencia mezclada ó bilateral. En virtud de esta ley, todo in-
dividuo producido por generacion sexual, recibe de sus dos generadores, carac-
téres particulares.
El fenómeno de hibridismo y de mesticismo es la consecuencia de esta ley
muy interesante, porque apoya decididamente la teoría de la mutabilidad de la
especie.
Quinta ley.—La herencia abreviada 6 simplificada es sumamente importante
en embriología: si se sigue el desarrollo individual del hombre, del mono ó de
un mamífero superior, en el útero materno, se encontrará que el gérmen in-
cluido en el huevo, y despues el embrion, recorren una serie de formas muy
240 LA NATURALEZA
diversas que reproducen de una manera general, la serie de formas ofrecidas
por la serie prehistórica de los mamíferos superiores.
Las leyes de la herencia conservadora están en contradiccion con las leyes
de la herencia progresiva. Estas últimas leyes consisten, como ya lo dijimos,
en que el organismo no lega solamente á su descendencia las propiedades que
ha recibido de sus antecesores, sino tambien un cierto número de las particu-
laridades individuales que ha adquirido durante su vida. La adaptacion se en-
laza aquí con la herencia.
Primera ley de la herencia progresiva.—La herencia es adaptada ó adquirida.
Esta fórmula expresa simplemente lo que se dijo más arriba, es decir, que en
circunstancias dadas, el organismo puede trasmitir á su descendencia todas las
propiedades que ha adquirido por adaptacion durante su vida.
Segunda ley.—Herencia fijada ó constituida, pudiendo expresarse esta ley,
diciendo: que las propiedades adquiridas por un organismo durante su vida indi-
vidual, se trasmiten con mayor seguridad cuando ha estado sometido por más
tiempo á la accion de las causas modificadoras.
Tercera ley.—La herencia es homócrona. Darwin la llama ley de la herencia
en las edades correspondientes; esta ley es muy manifiesta en la herencia de
las enfermedades.
Cuarta ley.—La herencia es homotópica ó herencia de las mismas regiones,
muy relacionada con las leyes ya enumeradas, y que tambien puede llamarse
ley de la herencia en las regiones correspondientes del cuerpo: esta ley es muy
evidente en los casos de herencia patológica.
Como fenómenos de adaptacion citarémos la produccion artificial de mons-
truosidades. Se pueden producir estas monstruosidades, sometiendo el orga-
nismo generador á ciertas condiciones extraordinarias de vida. Estas condicio-
nes no modifican al organismo, cambian solamente á su descendencia. En este
caso, es imposible invocar la herencia, puesto que no se trata de una propiedad
existente en el organismo generador, sino que es adquirida, y trasmitida en se-
euida á su posteridad.
Los animales domésticos y las plantas cultivadas presentan hechos de adap-
tacion tan claros, y tan importantes, que el arte del agricultor y del horticultor
consiste en combinar estos hechos de variacion con los fenómenos de la he-
rencia.
Las causas generales de los fenómenos de la adaptacion, son tan sencillas co-
mo las de la herencia. Podemos considerar la actividad fisiológica de la nutri-
cion como la causa fundamental de la adaptacion ó de la variacion; compren-
diendo con el nombre de nutricion la totalidad de las variaciones materiales
que sufre el organismo en todas sus partes bajo la influencia del mundo exte-
rior. La nutricion no solamente consiste en la ingestion de sustancias realmente
nutritivas, sino tambien en la influencia del agua, de la atmósfera, de la luz
LA NATURALEZA 241
solar, de la temperatura, y la de todos los fenómenos meteorológicos que se
designan con la palabra “clima.” La nutricion tambien comprende la influencia
mediata ó inmediata de la constitucion del suelo, y la accion tan variada y tan
importante, que los organismos, amigos, enemigos ó parásitos, ejercen sobre
todo animal y sobre toda planta. La adaptacion será, pues, la resultante de to-
das las modificaciones materiales suscitadas en los cambios materiales del or-
ganismo, por las condiciones exteriores de la existencia y por la influencia del
medio ambiente.
Los fenómenos de la adaptacion en general, y los de la herencia, los pode-
mos considerar como la expresion de una propiedad fisiológica fundamental y
comun á todos los organismos sin excepcion, como una manifestacion vital ab-
solutamente inseparable de la idea de organismo.
De la misma manera que las leyes de la herencia se dividen naturalmente en
dos grupos, el de la herencia conservadora y el de la herencia adquirida: las le-
yes de la adaptacion pueden colocarse en dos series distintas, la serie de las le-
yes indirectas ó mediatas, y la de las leyes directas ó inmediatas. Se pueden
tambien llamar las leyes de la primera categoría, leyes de la adaptacion actual,
y las de la segunda, leyes de la adaptacion potencial.
La adaptacion indirecta ó potencial, consiste de una manera general, en que
ciertas modificaciones orgánicas producidas por la influencia de la nutricion,
tomando esta palabra en su sentido más extenso, no se manifiestan en la con-
- formacion individual del individuo sometido á ella, sino en la de la posteridad.
La primera ley de la adaptacion, es la ley de adaptacion individual. Es un
hecho que todos los hijos de unos mismos padres no son iguales, y nadie se
atreveria á sostenerlo áun cuando hubiera mucha semejanza exterior, porque
nunca se podria probar que en su organizacion, en su inteligencia y en sus ap-
titudes, hubiera identidad.
La segunda ley de la adaptacion individual, es ménos general, y consiste en la
adaptacion monstruosa ó por salto brusco. En este caso, la diferencia entre el
producto y el organismo generador, es tan grande, que habitualmente la llama-
mos monstruosidad. El experimento ha probado que estas monstruosidades re-
sultan de un tratamiento particular sufrido por el organismo generador; trata-
miento que consiste en cambiar las condiciones particulares de nutricion, como
por ejemplo, privacion de aire, etc., etc.
En esta serie de desviaciones monstruosas, se pueden colocar los casos de al-
binismo, de sexdigitacion de las manos y de los piés, de toros sin cuernos, de
borregos y cabras con cuatro Ú seis cuernos.
Podemos señalar como tercera manifestacion de la adaptacion indirecta, la
ley de la adaptacion sexual. Con esta ley designamos este hecho notable: que
ciertas influencias obran especialmente sobre los órganos generadores machos,
6 sobre los mismos órganos hembras, afectando solamente la conformacion
La NATURALEZA, —TOM. 1Y.—31.
242 : LA NATURALEZA
de los órganos machos 6 hembras de los productos. Citarémos como ejemplos
de esta ley, á las plantas que se hacen estériles cuando se les cultiva, y á los
animales que como el elefante y los carniceros plantígrados, que no se repro-
ducen cuando están en cautividad.
Los hechos de adaptacion directa ó actual que ahora vamos á examinar con
más detalle, son más conocidos que los de adaptacion indirecta ó potencial.
En la adaptacion directa colocamos todas las modificaciones orgánicas que re-
ferimos al ejercicio, á la costumbre, á la educacion, así como las trasformacio-
nes de las formas orgánicas debidas á la influencia inmediata de la alimenta-
cion, del clima, y de otras condiciones externas de la existencia.
La adaptacion directa comprende las siguientes leyes. La adaptacion gene-
ral 6 umiversal, la adaptacion acumulada, la adaptacion correlativa, la adapta-
cion divergente, y la adaptacion ilimitada 6 indefinida. Vamos 4 dar ejemplos
muy interesantes de cada una de estas leyes.
La primera ley la podemos formular brevemente de esta manera: todos los
individuos orgánicos se diferencian en el curso de su vida, por su adaptacion á
las diversas condiciones de existencia, 4un cuando los individuos de una sola y
misma especie queden siempre análogos entre sí. Es tan clara y tan evidente
esta ley, que no necesitamos poner ejemplos.
Con el nombre de adaptacion acumulada designarémos un gran número de
modificaciones orgánicas, debidas inmediatamente 4 la influencia persistente
de condiciones exteriores, como por ejemplo, de alimentacion, de clima, de
médio, etc., y 4 modificaciones producidas por el hábito, el ejercicio, al uso ó
falta de uso de ciertos Órganos.
Adaptándose por una larga costumbre, por el ejercicio ó las variaciones de
las condiciones de existencia, pueden verificarse en los animales cambios muy
grandes en sus formas orgánicas. Por ejemplo, los patos y los pollos que en
estado salvaje vuelan muy bien, pierden más 6 ménos esta facultad en el esta-
do doméstico. Acostumbrándose á usar más de sus patas que de sus alas, re-
sulta, que los músculos y los huesos de los miembros se modifican esencialmen-
mente; hecho que Darwin ha demostrado en las diversas razas de patos do-
mésticos que descienden todos del pato salvaje (Anas boschas,) midiendo y pe-
sando comparativamente las piezas del esqueleto.
La influencia exterior de los hábitos, obra sobre el género de vida de los ani-
males y los trasforma morfológicamente. La serpiente indígena de Europa pone
huevos que necesitan tres semanas para desarrollarse. Pero si se conservan estos
animales cautivos teniendo cuidado de no colocarlos en la arena, entónces no
ponen, y guardan los huevos hasta el nacimiento de los hijos. Así, basta modi-
ficar el suelo sobre el cual reposa el animal, para borrar toda diferencia aparen-
te entre los animales ovíparos y los animales vivíparos.
Otro ejemplo notable nos presenta el ajolote de México (Siredon piscifor-
LA NATURALEZA 243
mis), que conserva ó no sus branquias, si se obliga 4 permanecer en el agua ó
en el aire.
La adaptacion correlativa, es la ley en virtud de la cual las modificaciones
orgánicas no se producen solamente en las partes que han sufrido inmediata-
mente la influencia exterior, sino tambien en otras que no han sido impresio-
nadas directamente.
Los gatos blancos con ojos azules casi todos son sordos; los caballos blancos
se distinguen de los demás por la propension que tienen á los tumores sarco-
matosos: ciertas razas de pichones de patas largas son notables por la longitud
de su pico. Esta relacion entre la longitud de las patas y la del pico, es muy
frecuente en el órden de las zancudas. Esta solidaridad de las diversas partes
de-un mismo organismo es muy notable; no conocemos las causas especiales;
pero podemos decir de una manera general, que las modificaciones de la nutri-
cion deben influir sobre las otras, 4 causa del carácter general y centralizador
de la actividad nutritiva.
Con el nombre de adaptacion divergente, designamos el desarrollo desigual de
partes originariamente idénticas, bajo la influencia de circunstancias externas.
Casi todos los hombres tienen los músculos y los huesos del miembro dere-
cho más desarrollados por el uso más frecuente de estos órganos que los del
miembro izquierdo.
Las plantas volubles que producen ramos originariamente iguales, se modi-
fican en sus espiras segun el diámetro de los objetos que les sirven de tutores.
La adaptacion indefinida, expresa que no hay ningun límite conocido á la
variacion de las formas orgánicas, bajo la influencia de las condiciones exterio-
res de la existencia.
Si la embriología nos confirma que la estructura de todos los vertebrados es
uniforme, y que puede reducirse á un solo tipo, la teratología hace aún más
palpable esa uniformidad, puesto que todas las monstruosidades de los verte-
brados son semejantes entre sí.
Indicarémos rápidamente los medios que se emplean para producir artificial-
mente las monstruosidades en los huevos de los pollos.
La posicion vertical es un procedimiento que obra cambiando las relaciones
de los elementos contenidos en el cascaron. Al comenzar la incubacion, las
sustancias contenidas en el huevo tienden 4 colocarse segun sus densidades
respectivas. En cualquiera posicion en que se coloque el huevo, la yema que
es más ligera que la clara, se coloca en la parte superior, y la cicatrícula que
es más ligera que el resto de la yema, ocupa siempre la parte más culminante.
El desalojarrciento de la yema en la posicion vertical, coloca al embrion que se
produce en el blastoderma, en condiciones distintas que las que resultan de la
posicion horizontal; porque en la incubacion normal, la cabeza se dirige hácia
la gruesa extremidad del huevo, es decir, hácia la cámara de aire, y en la in-
; us 23
244 LA NATURALEZA
cubacion artificial, la cabeza puede dirigirse en sentido contrario; y además,
las condiciones de desarrollo son diferentes, porque en un extremo se encuen-
tra la cámara de aire que aumenta progresivamente, miéntras que en el extre-
mo opuesto la alantoides está en contacto inmediato con la superficie interna
del cascaron.
Desde el momento de su expulsion, el huevo experimenta una pérdida de
peso que es más considerable cuando está sometido 4 la incubacion; y en este
caso, pierde el 52 6 el 6? de su peso inicial. Esta pérdida de peso es el resultado
de la evaporacion que se verifica por la superficie del huevo y de la pérdida de
sustancia por la combustion respiratoria. Esta diminucion en el peso de los
huevos, es muy útil para comparar la accion de los diversos medios empleados
en la experimentacion. Si se emplea un barniz, debe aplicarse inmediatamen-
te despues de la expulsion del huevo, porque si pasan algunas horas, el aire pe-
netra en la cámara y puede haber un principio de desarrollo. Por la aplicacion
parcial de un barniz se pueden obtener anomalías. Como se comprende, este
procedimiento y el anterior, obran produciendo la anemia y la asfixia.
El tercer medio consiste en el empleo de mayor ó menor cantidad de calor
durante la incubacion. Se sabe que se puede acelerar ó retardar el nacimiento
de los pollos, aumentando ó disminuyendo el grado de calor; pero esta posibili-
dad está contenida en ciertos límites, que la experimentacion no ha podido de-
terminar de una manera precisa. Pero podemos decir de una manera general,
que cada período de la vida embrionaria requiere una temperatura más alta.
Cuando desde el principio se emplea una temperatura muy elevada, se acelera
el desarrollo del embrion y disminuye el tiempo de la evolucion; lo contrario su-
cede con temperaturas bajas: lo que prueba esta relacion de temperatura y du-
racion de incubacion es, que un huevo para desarrollarse, necesita de una can-
tidad de calor hasta cierto punto fija.
La distribucion desigual del calor 4 los lados del centro del blastoderma,
produce el desarrollo desigual de sus dos mitades y de la hoja visceral. El em-
pleo del calor distribuido desigualmente, es el procedimiento más interesante,
porque permite producir á voluntad determinadas anomalías.
Tambien se pueden obtener anomalías y monstruosidades, combinando los
cuatro procedimientos que dejamos indicados, así como por el enfriamiento
temporal de los huevos y por la aplicacion de corrientes eléctricas.
La suspension en el desarrollo, y la union de las partes similares, son los
dos hechos principales en teratogenia.
Todas las causas físicas que producen monstruos simples, obran de la misma
manera, perturbando la evolucion é impidiendo que dé los resultados que pro-
duce cuando está sometida á sus condiciones ordinarias.
Describirémos, para concluir este trabajo, los casos que explican el orígen
embriogénico y teratológico de las variedades, razas y especies.
LA NATURALEZA 245
Si á las anomalías ligeras en la organizacion no se les da la importancia que
merecen, es porque no comprometen la existencia del animal y no oponen obs-
táculo á la reproduccion; pero precisamente merecen nuestra atencion porque
son compatibles con la vida y dan lugar á la formacion de razas nuevas.
Dareste dice: que si investigando la formacion de las monstruosidades, en-
contramos anomalías que reproduzcan exactamente los caractéres normales de
ciertas razas domésticas, harémos una induccion legítima, «atribuyendo la pro-
duccion de estas razas á la trasmision hereditaria de ciertos hechos teratológi-
cos. Pongamos un ejemplo: los pollos poloneses, impropiamente llamados pollos
de Padua, tienen por carácter principal esta curiosa particularidad anatómica,
los hemisferios cerebrales hacen hernia entre los huesos frontales, y están alo-
jados en una cubierta membranosa en el momento del nacimiento; membrana
que se osifica despues: pues bien, Dareste ha encontrado este carácter anató-
mico en dos pollos muertos ántes de nacer y que pertenecian á la raza de los
alrededores de Lila. Este hecho no puede atribuirse al atavismo, porque los
pollos poloneses ya no existen en Francia, ni los hubo nunca en donde se reco-
gieron los ejemplares.
¿Esta anomalía no podria dar nacimiento por herencia 4 la raza de Padua?
Raza sobre la cual faltan absolutamente datos, como faltan sobre el orígen de
la inmensa mayoría de nuestras razas domésticas.
Darwin ha descrito una raza bovina muy curiosa que observó en la América
del Sur. Los animales de esta raza, que los españoles llamaban chata, tenian la
cabeza corta y parecida hasta cierto punto á la del dogo, la alzada ménos ele-
vada, y las formas más arredondadas. Conocido esto, dirémos que Dareste en-
contró en una ternera hija de una vaca flamenca todos los caractéres tanto ex-
teriores como los esteológicos, que caracterizan á la raza chata. En los anima-
les de esta raza, el maxilar inferior desborda al superior; además los huesos de
la nariz, muy cortos para articularse con los maxilares ó con los intermaxila-
res, se encuentran completamente separados de los primeros por los huesos la-
crimales que hacen parte en este caso de los contornos huesosos del orificio
anterior de las fosas nasales. Esta es una disposicion anatómica que no existe
en ninguna otra especie actualmente viva. Pues bien; todos estos caractéres se
encontraron en la ternera que observó el Sr. Dareste, y es evidente que este
hecho no puede explicarse por atavismo. Por lo mismo, es indudable que ani-
males afectados de la anomalía que se acaba de describir, fueron los que die-
ron nacimiento á la raza observada y descrita por Darwin.
Segun Azara, en la América del Sur, una raza bovina sin cuernos se formó
por el nacimiento en medio del ganado cornudo, de un toro con la frente des-
provista de estos apéndices.
En el año de 1791, un Sr. Wrigth, propietario de una quinta en uno de los
departamentos de los Estados Unidos, poseía un ganado compuesto de 15 hor-
246 LA NATURALEZA
regas y de un borrego de la raza ordinaria. Hubo un año en que una borrega
dió nacimiento á un borrego, y sin que se pudiera conocer la causa, este bor-
rego diferia del padre y de la madre por la longitud relativa de su cuerpo, y
por sus piernas cortas y encorvadas hácia afuera; pues bien, cruzando este bor-
rego indefinidamente, dió nacimiento á una raza (Ancon), que está casi 4.pun-
to de extinguirse por la introduccion en los Estados Unidos de la raza merina.
En el Asia Oriental existe una raza de pollos que conserva toda su vida la
borra de la primera edad; motivo por el cual se les conoce. con el nombre de
pollos de seda. En Francia se ha visto este carácter presentarse en pollos de
la raza de Cochinchina.
Actualmente está perfectamente demostrado por Darwin, y admitido por los
naturalistas, que todas las razas de palomas doméstigas descienden de la palo-
ma silvestre (Columba livia); y como dice muy bien Darwin, si 4 un ornitolo-
gista se le presentaran una veintena de razas de palomas, diciéndole que eran
salvajes, no tendria la menor vacilacion para colocarlas en diferentes especies;
porque todos sus caractéres tanto exteriores como interiores, varian tanto que
son de los que establecen las especies.
Evidentemente este es un conjunto de hechos que demuestra, que ciertas
razas domésticas deben su orígen 4.anomalías aparecidas súbitamente en una
raza, y fijadas por la seleccion natural ó artificial. Si se estudiaran con cuidado
todas las anomalías de organizacion, se encontraria el orígen de un grande nú-
mero de razas.
Algunos casos de monstruosidades en los vegetales, pueden ser el punto
de partida de nuevas razas. Pongamos dos ejemplos: los helechos están muy
sujetos 4 variar, y algunos presentan en el estado silvestre, verdaderas mons-
truosidades en la conformacion de sus frondas. Estas variedades abundan aho-
ra, porque se ha tenido el cuidado de reproducirlas por la vía de la generacion.
En el año de 1864, el Sr. Godron, decano de la facultad de Nancy, encon-
tró en un sembrado de Datura tatula (especie de frutos muy espinosos), un in-
dividuo cuyo fruto era completamente liso. Recogió los granos, los sembró, y
obtuvo un lote de plantas que todas reproducian fielmente al individuo de quien
provenian. Los granos de estas plantas, sembrados 4 su vez, dieron una terce-
ra generacion que dió nacimiento á una cuarta y ésta 4 una quinta, todas idén-
ticas en sus representantes, y sin que se notara la menor tendencia á reprodu-
cir el tipo espinoso. -
Mencionarémos, por último, los hechos extraordinarios que se verifican en
algunos insectos. En efecto, gozan de la facultad trasmisible á todas las gene-
raciones, de engendrar dos clases de individuos, unos normales y otros anor-
males: los primeros, despues de su nacimiento continúan el curso de su des-
arrollo, y llegan á ser aptos para reproducir la especie, miéntras que los se-
gundos conservan toda su vida las formas que trajeron al nacer, y hasta ahora
LA NATURALEZA 247
parecen incapaces de reproducirse. Si es cierto que esta segunda clase de in-
dividuos está desprovista de la facultad de reproduccion sexual, no lo es ménos
que, teniendo en cuenta la ley del desarrollo de los sexos en los insectos, que
establece, que estos dependen del género de alimentacion de que hace uso la
larva, debemos esperar, que cambiándoles de alimentacion, adquieran un sexo,
se reproduzcan, y constituyan una nueva especie.
Noviembre de 1878.
1 del tamaño natural.
ES EA
SOBRE UNA MONSTRUOSIDAD OBSERVADA EN UN FRUTO DE LA CUCURBITA PEPO,
POR EL SEÑOR ALFONSO HERRERA, SOCIO FUNDADOR.
La teratología suministra con frecuencia hechos de una importancia capital
para la resolucion de diversas cuestiones organográficas.
La Peponida monstruosa que tengo el honor de presentar á esta Sociedad,
comprueba esta asercion, puesto que confirma la teoría de Schleiden sobre los
ovarios ínferos, por cuyo motivo, me permito distraer la atencion de mis ilus-
248 LA NATURALEZA
trados consocios, con la descripcion de dicho fruto y las consideraciones á que
se presta.
DescrircioN.—Forma, ovoide; longitud, 20 cent.; diámetro mayor, 11 cent;
pedúnculo obcónico, provisto de seis gruesas costillas que se extienden hasta
su vértice, ensanchándose en este punto en limbos foliáceos, espatulados y fes-
tonados en su extremidad. Nacen en un mismo plano, con excepcion de uno
que se inserta más arriba que los otros; su conjunto forma un verticilo que ro-
dea la base del fruto, semejando un invólucro. En el intervalo que hay entre
las costillas mencionadas, se encuentran otras que se prolongan sobre la super-
ficie del fruto hasta diversas alturas, terminándose cada una en un limbo foliá-
ceo, semejante en su forma, á los que ántes se han descrito; difiriendo de ellos
por sus mayores dimensiones, tanto en longitud como en latitud, y en que su
parte superior es pinatífida. De la axila de cada uno de los tres limbos inferio-
res, y de un lado de ella en los otros tres, párte una costilla que se va hacien-
do más y más prominente á medida que se acerca al vértice del fruto, sepa-
rándose de él á distintas alturas, para formar un pezon trígono acanalado en
su cara interna, foveolado en la externa, y ensanchado en su extremidad en
un limbo corto y pinatífido. De la base de estos pezones, párten costillas oblí-
cuas y bastante prominentes, que terminan á un lado de la axila de los limbos
insertados más abajo.
Tanto los limbos sentados como los apezonados, se hallan dispuestos en ór-
den quincuncial, con excepcion de los dos más inferiores. En el punto de union
de las costillas con los limbos 6 con los pezones, se halla un notable hinchamiento.
El vértice del fruto está formado por tres pezones encorvados y convergen-
tes en su extremidad, sin llegar, sin embargo, á confundirse; uno de ellos pár-
te de la axila de uno de los limbos apezonados, y los otros dos, del intervalo
que hay entre dos de las hojas igualmente apezonadas: su extremidad se estre-
cha comprimiéndose, y su cara interna ofrece un canal semejante al que se ob-
serva en los pezones; la parte média de su cara externa, presenta tambien una
costilla longitudinal, y á los lados, otras dos que se dirigen oblícuamente há-
cia las partes laterales de las axilas de las hojas inmediatas.
Sabido es que los botanistas no están de acuerdo sobre la naturaleza de los
ovarios ínferos; los unos creen que están formados por las hojas carpelares; el
tubo calicinal se hallaria íntimamente soldado con las paredes del ovario, for-
mando cuerpo con ellas.
Schleiden ha propuesto otra teoría que ha sido admitida por Sachs, Decais-
ne, Le Maout y otros botanistas modernos: segun ella, el ovario está formado
por el ensanchamiento del pedúnculo ahuecado en forma de copa, de dedal,
de tubo, etc.; sobre su borde se insertan las hojas carpelares, cuyas bases for-
man una bóveda que cierra la cavidad ovariana, y el resto de su extension
constituye los estilos y estigmas. Entre el ovario súpero y el ínfero, constitui-
LA NATURALEZA 249
do de esta manera, se encuentran formas transitorias, como se observa en las
saxifragas; en las que la mitad inferior del ovario está formada por el recep-
táculo, y la superior por las hojas carpelares soldadas.
En comprobacion de la primera teoría, Duchartre cita los casos que se ob-
servan en la Eschscholtzia californica, en la Brunia microphylla y en las es-
pecies del género Bikkia: en la primera de las plantas mencionadas, la extre-
midad del pedúnculo se ahueca formando un dedal que lleva en su borde libre
el perianto y el androceo, y abraza estrechamente al ovario, sin confundirse,
sin embargo, con él; en la segunda, el ovario se encuentra igualmente libre,
aunque rodeado por un ensanchamiento del pedúnculo. “¿Se admitirá en estos
dos casos, dice el autor citado, sobre todo en el último, que el eje forme dos
órganos concéntricos, el ovario y el dedal que lo abraza? La explicacion pare-
ce forzada.”
En el tercer caso, del fruto se desprenden cuatro hojuelas que hasta entón-
ces habian estado adheridas á su superficie, y en las cuales cree ver la porcion
inferior de los sépalos.
A pesar del respeto que tengo á un sabio tan distinguido como lo es el Sr.
Duchartre, no me parece que sus objeciones tengan el fundamento que á pri-
mera vista parece; puesto que en la naturaleza encontramos varios hechos que
nos demuestran, que el receptáculo puede doblarse presentando el aspecto de
dos órganos distintos y concéntricos. En la fresa, por ejemplo, se nota que el
torus produce por su parte externa, un ensanchamiento en forma de cupulita,
sobre cuyos bordes se insertan los estambres y la corola, miéntras que la in-
terna se alarga, constituyendo una columna sobre la cual nacen los carpelos.
En la peonía arborescente el receptáculo forma en su porcion periférica un
anillo sobre el cual se insertan los estambres y los pétalos, miéntras que su
parte interna se prolonga alrededor del pistilo, formando un dedal membra-
noso que rodea á los carpelos sin adherirse á ellos.
Estos hechos y otros que podrian citarse, demuestran claramente, que la
porcion externa del receptáculo puede diferenciarse de una manera muy no-
table de la interna. Si esto está demostrado que sucede en las plantas de ova-
rio súpero, ¿qué razon habria para no admitir que hechos semejantes se veri-
fiquen en las que lo tienen ínfero?
En cuanto al caso citado del género Bikkia, se explica fácilmente, admitien-
do que las hojuelas calicinales nacen, no sobre el borde libre del receptáculo,
sino más abajo, soldándose con el eje por su base; explicacion, que en mi con-
cepto, nada tiene de forzada. La teoría de Schleiden, por el contrario, se apo-
ya en multitud de observaciones organogénicas: permítaseme citar algunas de
las más importantes, referentes 4 ovarios uniloculares y pluriloculares.
En las Compuestas, la corola aparece sobre los bordes de un receptáculo
deprimido en el centro en forma de copa; el cáliz empieza á formarse ya que
La NATUBALEZA,—Tom. IY.—32.
250 LA NATURALEZA
la corola está bastante desarrollada; los estambres aparecen simultáneamente,
y en su orígen están independientes de la corola, presentando además libres
sus anteras; más tarde los filamentos se unen al verticilo coralino y las anteras
se sueldan. Miéntras estos órganos se desarrollan, el receptáculo se ahueca
más y más por el levantamiento de sus bordes; abajo de los estambres apare-
cen entónces dos hoceles semilunares que se tocan por su extremidad, y que
son los rudimentos del estilo; avanzan despues el uno al encuentro del otro
hasta hacerse conados, y forman arriba de la copa receptacular, una especie
de tubo de chimenea, cuya abertura superior presenta dos apéndices, que son
las ramas estigmáticas rudimentarias: miéntras esto se verifica, aparece en el
fondo de la copa receptacular un tuberculito que es el rudimento del óvulo.
En las Dipsáceas el ovario se forma de un modo análogo.
Sabido es que en estas dos familias el ovario es unilocular.
Como ejemplo de formacion de los ovarios pluriloculares, citarémos el de la
Campanula rapunculus, estudiado por Payer. Al mismo tiempo que los pétalos
y los estambres aparecen, el receptáculo toma la forma de una copa; en los bor-=
des de ella, un poco abajo de los estambres, nacen tres boceles, dos de los cua-
les son anteriores, y el otro es posterior; al principio están libres, pero más tar--
de crecen y se unen unos á otros, formando una especie de tapa á la copa re-
ceptacular; el centro de esta tapa se alarga en un tubo en cuya extremidad su-
perior aparecen tres festones. La cavidad así formada constituye el ovario; el
tubo, el estilo; y los festones, los estigmas. En la base de cada uno de los bo-
celes y en el fondo de la copa receptacular, se forma una excavacion que se va
haciendo poco á poco más y más profunda, simulando tres pequeños pozos que
serán más tarde los lóculos del ovario; en el ángulo interno de cada uno de
ellos, se observa despues la formacion de una placenta, que engruesa, se divi-
de en dos y se cubre por fin de óvulos.
En la Tupa ignescens, de la familia de las Lobeliáceas, la formacion del ova-
rio se verifica de un modo semejante. “Despues de la aparicion de los sépalos,
los pétalos y los estambres, dice Payer, sobre el borde de la copa receptacu-
lar, se ve, en el fondo de ésta, ahuecarse dos cavidades, la una anterior y la
otra posterior. Ellas son los rudimentos de los lóculos; sobre su pared inter-
na aparece despues una placenta que crece rápidamente y se cubre de óvulos
anatropos. Al mismo tiempo que estas cavidades se hacen más profundas, se
forman sobre sus bordes dos boceles que pronto se tocan; por sus extremida-
des se hacen conados y acaban por formar arriba de los dos lóculos, una tapa,
cuyo centro se eleva formando un tubo, provisto en su extremidad superior,
de dos labios. Este tubo es el estilo, y los labios que lo terminan, los estig-
mas. En cuanto al ovario, se halla compuesto, como ya se dijo, de dos partes
de naturaleza diferente: la inferior axil, y la superior apendicular. (Payer,
Organ. comparée. Fl.)
>
LA NATURALEZA 251
No cansaré la atencion de la Sociedad describiendo la organogenia de otros
ovarios ínferos; basta decir, que en las Godeniáceas, las Loáseas, las Umbelí-
feras, etc., el desarrollo, con algunas diferencias en los detalles, se verifica de
una manera análoga á las que acabo de citar.
El hecho teratológico, objeto de este artículo, viene 4 comprobar tambien,
la exactitud de la teoría de Schleiden. Sobre una gran parte de la superficie
del fruto que ántes he descrito, se insertan órganos foliáceos, dispuestos en
general, con regularidad, segun las leyes de la filotaxia; lo que demuestra la
naturaleza axil del ovario que los sostiene. Seguramente que las hojas inferio-
res, que simulan un invólucro, nacen del eje ensanchado en pedúnculo, lo
mismo que las que siguen inmediatamente, pues provienen de gruesas costillas
que nacen tambien de este Órgano.
Las que se observan más arriba, toman orígen sobre las paredes mismas del
fruto, se hallan situadas sobre la espiral, que partiendo de una de las hojas in-
feriores, termina en el vértice del mismo; sus caractéres son análogos á los que
presentan las que están insertadas sobre el eje ensanchado en pedúnculo; su
ángulo de divergencia es igualmente el mismo: la naturaleza, por lo tanto, del
órgano de que nacen, es tambien axil.
Por último, los tres pezones terminales constituyen las hojas carpelares, da
man una bóveda que cierra la cavidad del fruto y se prolongan despues para
constituir los estilos y estigmas.
Por lo expuesto se ve, que esta peponida monstruosa, está formada en gran
parte por el eje ensanchado en figura de urna; las hojas carpelares constituyen-
do la tapa que la cierra.
El caso teratológico de que me ocupo, es por lo tanto, una prueba más de
la exactitud de la teoría de Schleiden, comprobada ya por numerosas obser-
vaciones organogénicas.
No debo terminar sin dar las más expresivas gracias á mi sabio amigo el
Sr. Mariano Bárcena, por haberme proporcionado el fruto, objeto de esta nota.
México, Febrero 26 de 1879.
252 LA NATURALEZA
HISTORIA NATURAL
DE LAS ISLAS DE LAS TRES MARIAS Y SOCORRO,
POR EL CORONEL ANDRÉS J. GRAYSON.
(Traduccion hecha del inglés, por el Sr. D. Aniceto Moreno, socio corresponsal en Orizaya.)
(CONTINÚA.)
26. Parula insularis, Lawr. Am. Lyc., N. Y., Vol. X, p. 4. “Tres Marías
yellow throated Warbler;” Silvestre.
“Puede verse esta hermosa silvia en todos los árboles, repitiendo 4 cada mo-
mento su canto; buscando entre el follaje insectos ápteros, y lanzándose al pa-
so sobre las mariposas.”
27. Thryothorus felix, Sel. “Tres Marías Wren;” Reyezuelo,
“Parece que es la misma especie que se encuentra en el continente, á la
cual se parece mucho. La de las islas es un poco más grande, pero tiene el
mismo canto. Es muy comun en las Marías, donde reside constantemente, y
es la única especie que se encuentra en ellas, uniendo sus notas á las de los
demás cantores de los bosques, á todas horas del dia. Longitud total 6 pulgs.”
28. Myiarchus mexicanus, (Kaup) (Cooperi, Baird.) “Coopers fly catcher;”
Alguacil de moscas.
“Pocos individuos de esta especie habitan las islas: los he visto siempre en
los matorrales bajos, desprendiéndose de sus ramas sobre las moscas y otros
insectos alados. Son muy callados, y rara vez emiten una nota.
“Longitud total, 9 pules.; cola, 4; tarso, .95; pico más oscuro; mandíbula in-
ferior más pálida en su base, piés negros; fris moreno.”
A peticion de M. Sclater, le remitió la especie típica M. mexicanus, el Dr.
Raup, y bien examinada, resultó que es la conocida como M. Cooperi, cuyo
nombre es anterior 4 aquel; de donde se deduce el valor específico del M. ci-
nerascens, que muchos habian referido al M. mexicanus.
29. Myiarchus Lawrencii, (Giraud.) “Laurence's fly catcher;” Alguacil de
moscas.
“Es muy comun en las Marías, encontrándose diariamente en todos los bos-
ques. Las islas deben ser su retiro más natural y favorito. No me acuerdo ha-
berlo visto en el continente. Long. 7 pulgs.; env. 9. 75; piés y pico negros; Íris
moreno.”
LA NATURALEZA 258
30. Empidonaz difficilis, Baird; “The lonely fly catcher;” Tristecillo.
“Es comun en las islas, en el continente y en la California. Frecuenta este
pájaro, solitario en sus hábitos, los barrancos más profundos y aislados de los
bosques, donde bajo el dosel de las grietas naturales y sombrías, formadas por
las colgantes ramas mezcladas con innumerables lianas, convolvulus y otras tre-
padoras, se posa en una rama baja espiando el paso de las moscas; tambien fre-
cuenta los arroyos sombríos, lanzándose cerca del agua en persecucion de in-
sectos acuáticos y dando de vez en cuando su quejoso y monosilábico grito.
El color general es moreno aceitunado por encima, con las partes inferiores
de amarillo brillante, intenso en la garganta y barba; tiene una mancha circu-
lar bien marcada de amarillo pálido alrededor del ojo, y dos bandas de un tin-
te amarillo alrededor de las alas. Pico moreno oscuro, encima amarillo, deba-
joancho y deprimido; piés de un moreno oscuro. Longitud total 5.20; cola 2.25.”
31. Elainea placens, Sel. “Little golden crowned fly catcher;” Coronillo.
“Esta especie es rara en las Tres Marías.”
32. Hadrostomus aglaie, var afínis (Elliot.) “Rose throated fly catcher;”
Rosicler.
“Solo se encuentra en los bosques espesos en busca de insectos, á veces lan-
zándose á los que vuelan, y otras buscándolos en las hojas y ramas como los
warblers. Su canto es débil y poco frecuente, y sus hábitos solitarios.
“El color de la parte superior es plomizo oscuro, tirando 4 negro pardusco 6
casi negro en la cola; en la parte superior de la cabeza una cresta negra y aplas-
tada con sombras parduscas en la frente. La parte inferior gris azulado, salpi-
cado ligeramente de pardo en el abdómen y rabadilla; barba blanco ceniciento;
en la garganta y pecho tiene una mancha de carmin brillante de rosa, que ha-
ce notable contraste con su plumaje oscuro. Las alas son de un moreno oscu-
ro, aplomadas en su borde externo; la mandíbula superior color de cuerno azu-
lado; piés y uñas grises azulados; fris moreno oscuro. 3 Longitud total, 6.66;
envergadura, 11 pulgs.; cola, 2.75; 2%, 3? y 4? remeras, más largas. Cuerpo
robusto, cabeza grande, pico fuerte muy poco encorvado y comprimido en la
cúspide.
“¿Los colores de la hembra son los siguientes: parte inferior del cuerpo, mo-
reno pálido, con una faja de este color que da vuelta al cuello detrás de la nu-
ca; frente del mismo color; la parte superior de la cabeza y lomo, moreno os-
curo con tintes plomizos; cola, parda; alas, moreno rojizo; la cresta tan ancha
como en el macho, pero más chica y de color de plomo más oscuro que el del
lomo.”
Los individuos de las Tres Marías convienen en el color y dimensiones con
los de Jalapa, y son un poco más chicos que los de otros puntos de la Repú-
blica mexicana.
33. Icterus Graysoni, Cassin., “Tres Marías Oriole;” Calandria.
204 LA NATURALEZA
“Este magnífico páser es uno de los más hermosos de la fauna y peculiar en
las islas, en las que no hay otro representante del género.
“Existe una variedad muy vecina en el continente (Icterus pustulatus), pe-
ro comparando las dos, resaltan 4 primera vista las diferencias en las manchas
y tamaño, siendo mayor la de las islas. Este páser de las Tres Marías forma
una especie nueva é interesante que ha aumentado el largo catálogo de las Ic-
teridse conocidas hasta hoy.
“¿Su nido, como el de sus congéneres, está pendiente en el aire, generalmente
de la extremidad más delgada de una rama, inclinada en algun punto sombrea-
do en que pueda columpiarse al impulso de la brisa, sin que se lo estorben otras
ramas. El nido, en forma de bolsa de 12 4 13 pulgadas de longitud, con la en-
trada en la cúspide, está formado de un zacate largo y delgado ó de fibras de
hojas de maguey, que son muy fuertes y elásticas, y forrado de algodon. Está
bien y sólidamente tejido, siendo difícil romperlo. Difiere poco en su forma de
los que se encuentran á inmediaciones de Mazatlan.
“Pocos pájaros aventajan á esta especie en la facilidad que tienen para des-
cubrir los retiros de los insectos y larvas de que se alimenta. Con su pico, exce-
sivamente aguzado, busca y registra cada hendedura de las cortezas y en las ho-
jas de los árboles, y con su incansable industria destruye diariamente un nú-
mero incalculable de insectos. Así, pues, esta especie reune la elegancia y la
belleza 4 la utilidad, pues impide la excesiva multiplicacion de los insectos.
Muchas veces lo he visto colgado de las ramas secas excavando la madera po-
drida en busca de las larvas que se ocultan dentro de ella, de insectos fitófo-
gos y de hormigas blancas: tambien se alimenta de frutas, gustando mucho de
las pitahayas. (Pitajaiee cactus.) La abundancia de alimentos y la tranquilidad
de que disfrutan en las islas hace que engendren mucho.”
34. Pyranga bidentata, Swain., ““Tres Marías Tanager;” Gorrion.
“Esta especie ha establecido su domicilio en las islas de las Tres Marías,
siendo numerosos sus individuos, y nada hay que observar acerca de sus cos-
tumbres.”
35. Vireo hypochryseus, Sel. “Tres Marías Vireo.”
“Es comun en todos los bosques de estas islas, y de vez en cuando da un
gritito agradable.”
36. Cardinalis virginianus, (Linn.) “Cardinal Grosbeak;” Cardenal.
“¿Es numerosísimo en las Tres Marías, su residencia habitual, no siéndolo
tanto en el continente. Me sorprendió encontrar este antiguo conocido en esta
comarca lejana, límite de la extensísima zona geográfica que habita, recordán-
dome su plumaje rojo luciente, su hermoso copete (moño), su agradable can-
to, y sobre todo, su gusto por las habitaciones del hombre, las amistades de mi
niñez en un país muy lejano, casi olvidadas ya.”
37. Chrysomitris mexicanus, Sw., “Mexican gold-finch;” Canario.
LA NATURALEZA 255
“Esta otra especie de las islas, es tambien del continente.”
38. Circe latirostris, (Sw.) “Shiny Green Humming Bird;” Chupa-flores.
“No he encontrado en las islas más que dos especies de chupa-flores, pero
muy numerosas en individuos. Los de estas especies están cubiertos de plu-
mas de un verde brillante, con excepcion de la parte anterior de la cabeza y
barba, donde el verde se cambia en azul oscuro, cuyos colores á la exposicion
de la luz toman reflejos metálicos, más bellos que los de las más puras esme-
raldas: las alas, moreno purpúreas, son muy encorvadas; la cola, de dimensio-
nes proporcionadas, es ahorquillada, y sus plumas anchas y de color oscuro;
por encima verde-luciente, con una línea más clara en la extremidad; rabadi-
lla blanca, y manchada debajo de la cola de pequeñísimos puntos verdes. Pico
comprimido en la base, de color rojo, anaranjado por encima y por debajo, sien-
do lo demás negro; está ligeramente encorvado y es de 75 cent. de pulg. de
longitud. Longitud total del pájaro, 3.5 de id.
“El nido que tuve la buena fortuna de descubrir, es tan interesante y de tan
- hermosa forma como el pájaro mismo. Estaba colocado en una rama delgada
como á 5 piés de altura, y sombreado con las hojas de la misma rama, á po-
cos pasos de la ribera del mar y dando á éste su frente. Tiene la figura de una
copa y está compuesto en el interior, de algodon de árbol (Eriodendron), mez-
clado con otras plantas y telas de araña, y en el exterior, muy adornado con
pequeñísimos líquenes blancos: dentro de él se encontraban dos pajaritos re-
cien-nacidos, poco más grandes que moscas.”
La especie descrita por el Coronel Grayson, difiere del C. latirostris, en el
color azul de la frente y verde de la cola, pues en ésta, la una no es azul y la
otra es color de acero azulado; en todo lo demás convienen las dos especies.
Como el Coronel dice que solo cogió dos especies de chupamirtos en las Tres
Marías, y yo encontré en la coleccion que hizo en esos lugares, el P. Graysoni
y el C. latirostris, deduzco de esto, que la descripcion anterior se refiere al
último, y que los errores que en ella se notan, fueron cometidos por alguna
inadvertencia. Él mismo afirma, que ninguna de esas dos especies se encuen-
tra en el continente; y sin embargo, en la coleccion hecha en Mazatlan, he
encontrado un ejemplar del C. latirostris; pero el P. Graysoni, nunca ha sido
visto sino en las Tres Marías.
39. Pyrrhophena Graysoni, Law., “Cinnamon-breasted Humming Bird;”
Chupa-flores.
“En las Tres Marías encontré esta nueva especie que es grande y muy nu-
merosa, y sus individuos están siempre en guerra entre sí, atacándose unos á
otros, á los demas pájaros y 4un á las mariposas que se acercan á alguna planta
determinada que guardan para sí como un tesoro. Al lanzarse, como un rayo
de luz, dentro de los bosques, dan un grito, marcando las sílabas: Vuit, Puit,
Puit.
256 LA NATURALEZA
“¿Algunas veces libran combates 4 muerte entre sí. Un dia, miéntras obser-
vaba algunos volar en rededor de las plantas de tabaco en flor (de las que gus-
tan mucho), dos hermosos machos, despues de lanzarse uno contra otro varias
veces, se picaban sin separarse, estando en el aire, arriba de mi cabeza, hasta
que agarrados uno á otro con los piés entrelazados, hiriéndose con las uñas y
dándose golpes fuertes con las alas, cayeron dando vueltas á mis piés. Durante
este combate, observé por algunos minutos la pasion y desesperacion que ex-
presaban, y despues puse mi sombrero sobre los dos: no obstante que cogí
uno en cada mano, manifestaban todavía deseos de continuar la lucha.
“He visto á estos animalitos lanzarse desde una rama, como los papa—mos-
cas, sobre las pequeñas moscas, y nunca los he encontrado en parte alguna
del continente; parece, pues, que pertenecen exclusivamente á las islas, donde
tal vez se encontrarán tambien otras especies. Seria muy extraño que no hu-
biera otras en estos lugares favorecidos, en medio de una vegetacion exube-
rante y de la salvaje mezcla de plantas trepadoras, donde las flores de tintes
brillantes rivalizan en colores con estos pajaritos.
La especie de que me ocupo, tiene el pico largo, ligeramente arqueado, de-
primido en la base, amarillo naranjado; la cola con plumas anchas y algo ahor-
quillada, es de color rojo canela con reflejos negros y verdes; la parte su-
perior verde dorado con reflejos metálicos, ligeramente manchado de rojizo en
la frente. Toda la parte inferior, rojo canela ó rojizo. Iris moreno; piés mo-
reno oscuro. Longitud total 4.75. Envergadura 6. 5; pico 1.02; cola 1. 75.”
40. Thalurania lucia, Lawr.
41. Florisuga mellivora, (Linn.)
42. Cyanomyia guatemalensis, Grould.
43. Petasophora thalassina, (Sw.)
44. Chlorostilbon imsularis, Lawr.
Las últimas cinco especies fueron cogidas en las Tres Marías, por el capi-
tan J. Xantus, y ninguna de ellas fué observada por Grrayson; ni Xantus en-
contró ninguna de las dos descritas por éste.
45. Ceryle alcyon, (Linn.), “Belted Kingfisher;” Pescador.
“Vi esta especie en la playa, sobre las rocas, solitaria y escasa. Creo que
viene accidentalmente á las Tres Marías, aunque he visto uno ó dos individuos
en cada visita de las que he hecho á las Tres Marías. Es comun en el conti-
nente.
46. Hematopus palliatus, Temm. “Red billed Oyster catcher;” Agarrador.
“Comun en la costa de las Tres Marías y en el continente, de donde cuan-
do quiere viene á ellas.” >
47. ZEgialitis semipalmatus, (Bp.) “Little Plover;” Frailecillo.
“Conseguí un ejemplar de esta especie en la costa de las Tres Marías.”
48. Ardea herodias. Linn.
1%
LA NATURALEZA 251
49. Herodias egretta, (Gm.) Garza.
50. Garzetta candidissima, (Gm.) Garza.
“Estas tres especies visitan accidentalmente las costas de las Tres Marías,
siendo comunes en el continente.”
51. Nyctherodius violaceus. (Linn.) “Yellow crowned Night Heron;” Garza.
“Hay pocos individuos de esta especie en las Tres Marías, y entre los que
cogí, algunos tenian el plumaje de jóvenes; esta circunstancia me hizo suponer
que ellos anidan en la isla. Casi en igual número los encontré en la isla Socor-
ro, siendo comun esta especie en el continente.”
52. Haliplana fuliginosa, var. crissalis, Baird. M. S. “Blackback Tern;”
“Sooty Tern.”
“Se encuentran en gran número en las cercanías de las Tres Marías, anidan
en la pequeña isla Isabel, cerca de San Blas, y nunca se les ve en el continen-
te, pues constantemente se mantienen en alta mar; ni las he encontrado más
que en la parte meridional del Golfo de California, y en las inmediaciones de
las Tres Marías. Parece que son seminocturnos, y están constantemente en los
lugares citados.
Difiere del H. fuliginosa, en que tiene las coberteras superiores de la cola
cenicientas, en vez de ser de un blanco limpio.
Con esta especie termina la lista de las aves terrestres que encontré en las
Tres Marías; quizá investigando más se encontrarán otras especies propias de
esta localidad.
Se ven tambien algunas aves de mar, comunes en estas latitudes, á lo largo
de la costa, en las rocas, que no he puesto en el catálogo porque no habitan
exclusivamente esos lugares, sino que son aves de paso.
Entre los mamíferos encontré dos especies de alguna importancia, un cone-
jo, que parece ser nueva y numerosa en individuos, y el racoon comun.
Tambien se encuentra un pequeño murciélago; vi rastro de ratones campes-
tres, y me dijeron que habita en los bosques una pequeña especie de opossion,
poco más grande que un raton, tal vez sea el Didelphys tristriata que se en-
cuentra en Tehuantepec.
Entre los reptiles hay dos ó tres especies de serpientes de árbol, encontrán-
dose tambien la anaconda mexicana. Los lagartos abundan, y entre ellos el co-
nocido con el nombre de iguana, que tiene dos piés de longitud: apénas hay
árbol agujereado que no tenga un venerable ermitaño de esta especie que sa-
le á asolearse al aire frente á su puerta, por la que se precipita luego que se
acerca uno á él. La iguana es inocente y parece distinta de la del continente.
Hay una sola variedad muy abundante de conchas terrestres. Tienen seis
vueltas Ó espirales que aumentan igualmente, con fajas irregulares longitudi-
nales, blancas y azules, llegando á tener dos pulgadas de longitud. Encontré
muchas durante la seca en los agujeros de los árboles y en las oquedades de
LA NATURALEZA, —TOM. 1Y.—33.
258 ) LA NATURALEZA
sus ramas, y observé que en todos estaba cerrado el opérculo con una sustan-
cia gomosa, seguramente para conservar la humedad, permaneciendo así hasta *
que las lluvias los despierten de su sueño invernal.
“Nora.—Cerca de las diez y média de la mañana del 25 de Enero de 1865,
se presentó sobre la isla un magnífico metéoro que se dirigió al Nordeste, ro-
zando las aguas por casi 20 millas. Se oyeron dos ó tres truenos fuertes como
el estallido de una bomba, acompañados de detonaciones causadas tal vez por
su paso al través del aire, y las islas quedaron iluminadas por algunos minutos
durante el paso del metéoro que no parecia estar 4 una grande altura.”
VIAJE DE EXPLORACION A LA ISLA DE SOCORRO, DESDE MAzZATLAN (MExICO),
POR A. J. GfRAYSON.
“Socorro es la isla más grande de las conocidas por islas de Revillagigedo, y
está situada á los 18% 35' de latitud, y 111” de longitud. Su extension es de 28
á 30 millas de largo, por 20 de ancho. La mayor altura es de 2.000 piés: las
costas altas y llenas de rocas, y como no tiene playa arenosa para desembarcar
en alguna de sus ensenadas, es, si no peligroso, muy difícil de hacerlo.
Toda la isla está desgarrada y despedazada por la accion volcánica, hasta tal
grado, que cuesta mucho trabajo viajar por el interior.
El capitan Collnet dió á estas islas el nombre de Revillagigedo en 1793, en
honor del Virey de México. Era comandante del navío británico capturado por
los españoles en la Bahía de Nootka, en 1788 6 1789, y fué conducido 4 San
Blas, permaneciendo allí algun tiempo, hasta que el Virey, que entónces esta-
ba en la ciudad de México, mandó ponerlo en libertad.
Hernando Guxalvo descubrió en 1533 la isla que hoy se llama Socorro, y le
puso el nombre de Santo Tomás, que tiene todavía en los mapas antiguos. El
que ahora tiene, trae su orígen del alivio que en ella tuvo la tripulacion ataca»
da de escorbuto, que sanó con el uso de una tuna, * famoso antiescorbútico, que
abunda en ellas. Esto se verificó á fines del siglo pasado.
El 2 de Marzo de 1867, cerca de las cinco de la tarde, nos embarcamos en
el puerto de Mazatlan, en la corbeta “Republicana,” de 25 toneladas, que man-
daba el capitan mexicano García.
1 El prickly-pear de que habla el original, es el Cactus opuntia, por lo que he usado de la
palabra tuna en la traduccion; pero segun el P. Cabo (Tres siglos de México), el fruto con que
curó la tripulacion del escorbuto, es el timbirichi, Bromelia pinguín, conocido con el nombre
mexicano de Xocuiyetz. Tampoco fué descubierta la isla por Hernando Guxalyo, sino por Fer-
nando de Grijalva en el año de 1534, y siendo virey D. Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de
Monterey; el general Sebastian Vizcaino que venia de Acapulco con su gente atacada de escor-
huto, desembarcó en ella sus enfermos el 5 de Mayo de 1602, y entónces fué cuando se cura-
ron con el timbirichi,—(N. del T.)
LA NATURALEZA 259
Me acompañaban mi hijo Eduardo Grayson y. un criado mexicano llamado
Cristóbal, de 14 años de edad, que me ayudaba á hacer mis colecciones de
historia natural. Habia tambien un Sr. Anderson, encargado de examinar la is-
la para indagar si era propia para la agricultura ú otros usos: mi objeto era es-
tudiar su historia natural con más detencion que en la primera visita. Como
el viento era moderado y favorable, nos engolfamos bien, dirigiéndonos á Socor-
ro. A las doce del 3, 4 los 22% 50” latitud, y 117" longitud, en los camarotes
estaba la temperatura á 85" Fh., y más caliente sobre cubierta, pues no habia
sombra. El 4 divisamos las islas de las Tres Marías, al Sur, y permanecieron
á la vista á distancia de 30 millas, por espacie de cuatro dias en que hubo cal-
ma y vientos suaves. Pasamos el tiempo pescando, con muy buena suerte, ha-
biendo sondeaderos á alguna distancia del Noroeste de estas islas. Nos visitó
un pequeño chupamirto verde, de una especie que encontré en las islas en gran
número tres años ántes, y nos admiró verle tan léjos de sus verdes retiros:
permaneció pocos minutos, como si examinara el buque, partiendo repentina-
mente para las islas que habita.
Las golondrinas de mar, de pico negro, son numerosas en ellas, lo mismo
que las aves locas, pájaros bobos y aves de tempestad. A veces el rabijunco ó
ave del trópico (Pheeton), gira alrededor con sú cola de largas timoneras que
brillan al sol. Pero ninguna de estas aves se pone á tiro. Con nuestra red en
forma de cuchara, cogimos muchos caracoles marinos que flotaban en la super-
ficie, en la que se sostenian por medio de una sustancia delgada, llevando cel-
dillas de aire y semejante á la espuma de mar. Su concha es muy frágil, tiene
tres vueltas, y cuando se incomoda el molusco, arroja un fluido color de púr-
pura: vimos muchos de ellos entre las islas de las Tres Marías y la de Socorro.
El 9 aquellas habian desaparecido del horizonte. Un gran número de golon-
drinas de mar, de pico negro, volaban en derredor nuestro, y matamos dos de
ellas que preparamos en seguida. A las doce del dia el mercurio habia subido
á 86" Fh., en los camarotes, á los 20, 38” latitud y 108” longitud. De esa tarde
en adelante, el viaje fué muy monótono, hasta el 14 que se nos presentó 4 la
vista la isla de Socorro á las seis de la tarde, siendo mi hijo quien la vió el pri-
mero.
La leña para guisar se habia acabado ya entónces, y nuestras provisiones es-
taban á punto de concluir, pues no teniamos ni vinagre, ni conservas, ni frutas
secas, ni vegetales de ninguna clase; conservando únicamente alguna carne de
aves seca, pan duro, té y café, aunque no suficientes para más de veinte dias,
aun cuando tuviésemos la más estricta economía, no obstante de que segun
nuestro contrato, debia haber provisiones para dos meses. A pesar de esto, es-
taba resuelto á no abandonar la isla ántes de haber llenado mi objeto, aun cuan-
do no me alimentara en ella más que con pescado.
Por espacio de cuatro dias el viento de proa nos alejó de la isla del modo más
y
260 LA NATURALEZA
violento, impidiéndonos desembarcar. Procuramos primero dar un rodeo hácia
el Norte, pero lo encontramos muy difícil 4 causa del viento contrario; entón-
ces intentamos la parte del Sur: haciendo fuerza de velas y contra la corriente,
llegamos por fin 4 una ensenada que en los mapas tiene el nombre de bahía de
Cornwallis, en que habia estado dos años ántes.
Aunque es un surgidero muy peligroso, es el único lugar que pudimos en-
contrar conveniente para echar el ancla con alguna apariencia de seguridad.
Las costas de esta bahía son ásperas y rocallosas, estrellándose contra ellas el
mar áun en su mayor calma, y sin playas donde desembarcar, pues no hay en
ella más que peñascos gastados y arredondados por las aguas, de costados em-
pinados y altos. Navegando por todo el rededor de la isla, no encontramos nin-
guna playa, ni un lugar mejor para desembarcar, que esta ensenada que se
abre mucho hácia el Sudoeste.
El 19 de Mayo, á los diez y siete dias de haber salido de Mazatlan, entra-
mos en esta pequeña bahía con una fuerte brisa, deleitando nuestra vista los
árboles verdes que están en el fondo, y el oído el canto de los pájaros que se
encuentran entre ellos. El capitan parecia muy inquieto con el aspecto que to-
maban las cosas, por estar, en su concepto, demasiado cerca de la costa, y los
rompientes que nos rodeaban le llenaron de temor; así es que cuando nos crefa-
mos en salvo y terminado por entónces nuestro viaje, manda zarpar anclas y
guindar la vela mayor, con intencion de capear contra un viento contrario, ex-
cusándose con que el ancla no agarraria. Pero este movimiento nos fué fatal,
pues ántes de comenzar á moverse el buque, fué arrojado por el viento y por
las olas entre las rompientes cerca de la costa; en el acto las dos anclas fueron
fondeadas; pero era demasiado tarde, su destino estaba sellado. Hicimos cuan-
tos esfuerzos pudimos para libertarlo de las rompientes, espiándonos con el
anclote que fué embarcado con dificultad en el bote; quisimos entónces halar-
nos sobre la cadena, pero fueron vanos nuestros esfuerzos. La tablazon del cen-
tro, que habia chocado, se desprendió, y la quilla golpeaba entre las rocas, ca-
beceando con fuerza sobre las cadenas, las que amenazaban abrir el buque á ca-
da momento. Volvimos entónces toda nuestra atencion á salvar el agua y las
provisiones, siendo la primera la que me daba más cuidado, el que no tenia
por las segundas, porque cerca de la costa se encuentra pescado excelente, que
se pesca fácilmente con anzuelo. Sin embargo, teniamos esperanza de salvar
la balandra porque no estaba todavía muy averiada, é hicimos preparativos pa-
ra desembarcar todo lo que fuera posible. Se amarró una cuerda en la punta
de las rocas, 4 25 yardas de distancia, para facilitar el desembarque, y el es-
quife era impulsado hácia atrás 6 delante cuando el mar nos presentaba la
ocasion de saltar á tierra; debiendo poner mucho cuidado en esta operacion,
porque el mar se agitaba Á veces con mucha furia sobre las rocas.
El primero á quien pusimos en tierra fué á M. Anderson, que estuvo ma-
LA NATURALEZA 261
reado durante todo el viaje, despues desembarcaron mi hijo y el muchacho
Cristóbal para recibir los diferentes objetos á medida que se los echaban des-
de á bordo. Los barriles de agua fueron izados sobre cubierta y puestos de
manera que si la goleta llegaba á romperse sobrenadasen hácia la costa: las
provisiones, fusiles, municiones y otros artículos de primera necesidad, fueron
desembarcados con felicidad.
Permanecí á bordo miéntras se pasaron á la costa todos esos objetos. Cris-
tóbal, que se habia apartado algunos pasos de la ensenada, me gritó repentina-
mente haciendo demostraciones de gozo: “agua, agua dulce,” señalando al mis-
mo tiempo un monton de rocas sobre el que estaba de pié.
Encontramos realmente un pequeño manantial de agua caliente, que brota-
ba copiosamente de un reborde en las rocas duras que formaban un precipicio
al Oeste de la ensenada: el manantial estaba medio oculto por un monton de
rocas y pedernales redondos que cubrian á menudo la marea, y como está muy
bajo puede confundirse el agua del manantial con la que dejan las olas al reti-
rarse.
La incertidumbre acerca del tiempo que debiamos permanecer desterrados,
pues rara vez pasan los buques cerca de la isla, hizo que este descubrimiento
fuese para nosotros de la más alta importancia. Pensar solamente en las pena-
lidades, trabajos é intensos sufrimientos que produce la falta de agua en luga-
res donde parece muy dudoso el encontrarla, me produjo la mayor ansiedad,
pero ésta pasó á causa de su inesperado descubrimiento, y comprendí que la
conservacion de nuestra existencia dependia de él, tanto más, cuanto que que-
dé convencido de que no existia otro manantial, en las frecuentes y difíciles
correrías que hice. Durante el dia la mar fué más fuerte, y la cadena del an-
elote y casi toda la quilla se rompieron, quedando detenida la embarcacion so-
lamente por el ancla grande. Todos los objetos desembarcados fueron llevados
al lugar que elegimos para nuestro campamento, á la sombra de los árboles que
en el fondo de la ensenada son de una magnitud prodigiosa. Luego que oscu-
reció, estando muy fatigados nos retiramos á dormir. Como á las dos de la ma-
ñana nos despertó un grito del marinero que habia quedado á bordo de la cor-
beta; en el acto nos dirigimos á ésta y vimos que se habian roto las cadenas y
volaba con direccion á las rocas de la costa, dando vueltas y golpeándose, y los
barriles de agua que se habian desatado, se chocaban en la cubierta amenazan-
do las piernas del pobre marinero. El 20 quitamos todos los objetos que habia
á bordo, con toda felicidad, porque á la baja marea se podia alcanzar un costa-
do del buque sin necesidad del bote que habia sido halado á la costa. Casi to-
do fué salvado; áun el reloj, la estufa, utensilios de cocina, herramientas, ve-
las, cuyos objetos, áun los más pequeños, teniamos en grande estimacion y los
guardamos como un tesoro, para las necesidades futuras, en el caso de que tu-
viéramos que permanecer mucho tiempo en aquella soledad salvaje que nos ro-
262 LA NATURALEZA
deaba. Pusimos en órden nuestro campamento debajo de árboles extraños, cu-
yos troncos y ramas están doblados y encorvados de todas las maneras imagi-
nables. Sus anchas ramas colgantes, vestidas de hojas, nos protegian perfecta-
mente contra los rayos del sol. Parece que estos árboles pertenecen á las Eu-
forbiáceas. Cortando la corteza corre un líquido lechoso, espeso, que se coa-
gula pronto, é indudablemente produce cautchuc; sus frutos se parecen á
pequeñas manzanas verdes, y contienen tambien gran cantidad del fluido le-
choso. Este fluido es venenoso sobre la piel; algunos de los nuestros se enve-
nenaron con él. Son los más grandes de la isla, y el mayor de ellos tiene cerca
de 3 piés de diámetro cerca de las raíces. Sus ramas, que nacen muy abajo,
son grandes y horizontales, algo inclinadas hácia la tierra; las hojas aovadas y
lisas, de un verde delicado; el fruto es tambien liso, y contiene grupos de se-
millas ásperas entre la pulpa; las flores son apetalas y sin olor. Desgraciada-
mente los ejemplares de esta planta y los de las demás colectadas en la isla se
quedaron olvidadas. Los otros arbustos y plantas que se encuentran allí, son
de una naturaleza despreciable (de poca 6 ninguna importancia). Entre las ra-
mas de los árboles que rodeaban nuestro campamento, el pequeño cantor (Pa-
rula) y un lindo y feliz reyezuelo, cantaban de la mañana á la noche. Tambien
el pájaro burlon nos hacia oir de vez en cuando una nota de su melodioso can-
to, imitando algunas veces el graznido del Buteo montañés, y los lindos peri-
quitos de plumaje, verde de yerba, andaban silbando y dando gritos en la ar-
boleda. Gran número de towhee-finch (Pipilo) que indicaron 4 Cristóbal el
agua, vinieron á nuestro rededor picoteando las migajas de pan duro que re-
gábamos, y bebian y se bañaban en la vasija de agua que habiamos puesto en
el suelo para su uso exclusivo. 'Todos estos pájaros eran notablemente man-
sos, y parecian estar contentos con nuestra compañía, como nosotros con la de
ellos.
Ordenamos sistemáticamente los objetos de nuestro campamento. Forma-
mos asientos con las cajas, y con las puertas de la escotilla de la balandra hi-
cimos mesas y grandes anaqueles para secar en ellos los animales. Repara- -
mos la estufa para hacer la cocina y cogimos. con anzuelo un pescado -exce-
lente, llamado por los mexicanos cabreca, en cantidad suficiente. Esta especie
es muy abundante y gorda, pesando algunos individuos de 10 á 20 libras; su
forma es oblonga, tienen la boca grande y un color gris oscuro abigarrado; na-
dan cerca del fondo y son muy voraces. Abundan otras muchas especies de
pescados, y algunos son muy hermosos, habiéndolos de un brillante verde azu-
lado, y otros que se semejan al dorado. Muchas eran nuevas para mí y proba-
blemente lo son para la ciencia; pero no pude conservarlos por no tener al-
cohol.
Como nuestras provisiones pronto deberian acabarse, á su conclusion nues-
tro principal medio de subsistencia debia de ser el pescado; pero á pesar de es-
LA NATURALEZA 263
ta circunstancia, permanecimos de buen humor y nos pusimos á trabajar en
las colecciones y á explorar la isla como si nada hubiera acaecido.
El clima es muy igual y el aire embalsamado; el termómetro solo cambia en
la sombra de 70% á 75% Fh., y es casi constante la brisa de Oeste á Noroeste.
El 21 nos internamos á alguna distancia cazando y explorando. Mi hijo des-
cubrió rastro de puercos de los que habia dejado un par dos años ántes, no-
tándose por el diferente tamaño de las huellas que se habian multiplicado. Es-
te encuentro nos causó gusto, pues podiamos tener manteca para freir el pes-
cado. Cogió el mismo una lechuza pequeña y una paloma; ambas creo que son
especies nuevas. Encontré el país excesivamente escabroso y despojado de ár-
boles, con excepcion de unos cuantos esparcidos en las cañadas, aunque cubier-
to de matorrales bajos de una especie de ajenjo, de yerba tosca é inútil, que
unidas á las agudas piedras volcánicas, hacian la marcha fastidiosa y difícil.
No encontré huella alguna de mamíferos, ni más especies nuevas de aves que
de las que he hecho mencion. Matamos dos halcones (Buteo montanus) y vol-
vimos por la noche, tarde y muy cansados.
Mayo 22.—Preparando animales todo el dia. Cogimos casi todas las aves con
lazos corredizos fijados á la extremidad de un palo que se deslizan con cuidado
por la cabeza de la víctima, y. tirando en seguida se coge el pájaro vivo, ha-
biendo aprendido este extraordinario procedimiento para cazar aves, de los
mexicanos de las Tres Marías. Cerca de la una de la mañana, mi perro que
aullaba, me despertó, manifestando inquietud, y oí el ruido producido por un
animal grande que caminaba entre las hojas y matorrales inmediatos. Perma-
necí quieto procurando ver lo que era: el animal dió vuelta alrededor del cam-
po como si buscara el viento, hasta que al fin oí un resoplido que reconocí ser
el de los individuos de la familia de los puereos en casos de alarma. Pronto
quedé desengañado y contento, porque habiéndolo llamado, familiarmente se
acercó al campamento sin temor y me cercioré de que era la misma cochina
negra que dejé dos años ántes muy pequeña, y que estaba tan mansa como en-
tónces. Pareció muy contenta al vernos, dando la bienvenida de ese modo á
los séres humanos que volvian á su solitaria mansion. Se habia convertido en
una puerca corpulenta, muy gorda, y su preñez estaba muy adelantada. Per-
maneció con nosotros constantemente durante nuestra permanencia allí, y su
presencia daba á nuestro campamento cierto aspecto doméstico. La dejamos
al partir, 4 fin de que continuara reproduciéndose, para beneficio de los náu-
fragos que llegaran más adelante 4 la isla. Nunca encontramos otros más, aun-
que vimos muchos rastros. Algunos de nosotros nos ocupábamos diariamente en.
explorar el interior en varias direcciones, ocasionándonos estas correrías can-
sancio y fatiga, principalmente por no haber encontrado agua ni otras especies
nuevas de aves ó mamíferos. Los marineros y el capitan se ocupaban en hacer
una muralla alrededor de las olas para evitar que éstas llegaran hasta el manan-
264 LA NATURALEZA
tial, como sucedia con frecuencia. Al salir el agua de la roca, está caliente,
aunque no mucho, haciéndose potable luego que se enfría.
Mantuvimos llenas las castañas salvadas del naufragio por temor de un acci-
dente. Sobre el manantial, en la escarpada roca de que nace, escribimos con
pintura blanca —I23waTER!l— en español, agua; para que todos los que vi-
siten ese lugar, puedan encontrala. Es el único manantial que encontramos en
la costa; pero es probable que haya otros en las cumbres de las montañas y en
las cañadas impenetrables en que no nos internamos.
Recorrimos una grande extension de la isla, que es excesivamente escabro-
sa, solitaria y nada agradable. Hay poca variedad en aves y plantas, pero casi
todas las que vimos fueron nuevas para mí. Los pequeños matorrales, rígi-
dos € inflexibles y nopaleras, aumentan la dificultad de caminar en su sue-
lo quebrado y pedregoso. Grandes corrientes de lava se dirigen de los volca-
nes apagados hácia el mar, por la parte del Sur, dejando señales inequívocas
de su furor. Tanto aquellas como los volcanes, se ven distintamente desde el
Océano, 4 pocas millas de la costa. Mi calzado se gastó muy pronto con la as-
pereza de las rocas, y algunos de los nuestros se vieron obligados á hacerse
zapatos, 6 más bien, una cosa indefinible, entre zapato y moscasin de piel de
foca, que accidentalmente se encontró á bordo.
El 28 por la mañana salí temprano, sin otro objeto que el de subir la mon-
taña y penetrar tan léjos como fuera posible en el interior, para conocer me-
jor la topografía del país, y con la esperanza de encontrar algunas aves nuevas
y dignas de ser conservadas en mi coleccion. Despues de andar algunas millas
en cumbres volcánicas, cubiertas de matorrales y grandes montones de piedras
agudas, que se desmoronaban al pisarlas, y cortadas por grietas, llegué por fin
4 la entrada de un valle profundo, poblado de matorrales inútiles, entre los que
se ven á veces unos arbolitos verdes, mutilados; éste valle seco Ó precipicio se
dirige hácia la costa Sur de la isla; dos profundas gargantas que nacen del pico
de la montaña situada cerca del centro de la isla se juntan allí; estos barran-
cos son muy pedregosos y están limitados en ambos lados por precipicios. Ba-
jé 4 dl con dificultad, con el objeto de subir á una de las gargantas menciona-
das. Sus angostas tortuosidades tienen una apariencia de frescura que revela
la presencia del agua, la que, si hubiera encontrado, habria conseguido uno de
los fines más importantes de mi expedicion. Observé la pequeña paloma de
tierra (Chemepelia?) que pasaba volando sobre los barrancos, dirigiéndose pro-
bablemente á algun punto donde hubiese agua. Encontré muy difícil el reco-
nocer estas salvajes regiones á causa de los breñales y grandes zacatales que
crecen allí; habia muchos agujeros de forma extraña, que parecian haber sido
respiraderos de un fuego interior apagado ya. La tierra producia un sonido
hueco cuando tropezaba en estos lugares, y se apoderó de mí una sensacion
horrible al considerar que podria caer en alguna oscura caverna, desde cuyo
LA NATURALEZA 265
fondo no podria volver á la luz. En vista de estos obstáculos abandoné por el
momento la idea de seguir adelante. Antes de volver á la cumbre dí fuego al
pajon para descubrir los obstáculos y hacer nuevas tentativas con más espe-
ranza de suceso. El fuego creció por momentos, reduciendo á cenizas los bre-
ñales, é inmensas columnas de un humo negro subian á las nubes, pudiendo
verse á 50 millas mar adentro por los navíos que pasaran á aquella distancia.
Despues de llegar 4 la cúspide de la cumbre, seguí sobre ella, marcando mis
pasos en un piso escabroso lo mejor que pude. Me acaloré y agité mucho, pues
no encontré lugar alguno donde reposar á la sombra, estando todo seco, calien-
te y salvaje en extremo. Encontré pocos pájaros solitarios, tales como la pa-
lomita de tierra, el pájaro burlon y el reyezuelo, en consonancia con estas so-
ledades incapaces de provocar al canto á estas criaturas silenciosas. Apénas se
encuentra allí la vida animal, algun pequeño lagarto azul asoleándose en las
rocas, alguna langosta solitaria saltando entre el zacate, fueron los únicos sé-
res vivientes que encontré en todo el dia. Desde la cúspide de la montaña, y
en la cumbre inmediata, descubrí á lo léjos una roca aislada, de aspecto tan
extraño, que me dieron deseos de examinarla de cerca. A lo léjos tenia esta
roca la apariencia de una pared medio destruida, que formaba parte de un gran-
de edificio arruinado. Despues de caminar como una milla, llegué á ella y no-
té que tenia 60 piés de altura, 40 6 50 de longitud y como diez de espesor en
la base, sobre la que estaba perpendicularmente asentada y tal vez unida á una
masa sólida de la misma formacion debajo de la tierra en que reposaba. Toda
la parte exterior estaba vidriada como si la acabaran de sacar de un horno de
fundicion: habria podido tomársele por un trozo de tosca porcelana, de color
amarillento, y tan dura como piedra; en algunos puntos se notaba un tinte co-
lor de rosa.
Desde este lugar se descubria una extension considerable de este paisaje sal-
vaje con sus profundas cimas y toscos montones de rocas de escoria. El ca-
mino de las lavas se distinguia perfectamente dirigiéndose al mar. Se destaca-
ban algunas rocas de formas extrañas, erguidas como centinelas, á lo largo de
la muralla que protege la costa. Una de éstas es, el “Viejo de las rocas,” situa-
da en la extremidad sudeste de nuestra pequeña bahía. Estas rocas son exce-
sivamente escarpadas y rectas, y se extienden á alguna distancia dentro del
mar, formando un peligrosísimo arrecife. Otras que están aisladas representan
un hombre sentado, con los brazos doblados y la cabeza hácia atrás, mirando
perpétuamente el inmenso mar, miéntras que las rompientes se estrellan con
furia contra su pedestal.
Durante mi permanencia en las rocas, mi vista se fijó repentinamente en una
mancha oscura que se distinguia al noroeste, y al momento conocí que era una
vela que se dirigia aparentemente hácia la costa, con una buena brisa. El hu-
mo producido por el incendio y que se habia extendido á mucha distancia,
LA NATURALEZA.—TOM. IV.—34- :
266 LA NATURALEZA
habia sido indudablemente notado. Me dirigí en el acto al campamento con la
celeridad que permitia la naturaleza del terreno, para hacerle señales en el
caso de que el buque se acercase bastante á la ensenada; sin embargo, sentí
cierta indiferencia por su llegada, y no me encontraba dispuesto á partir, no
estando satisfecho por no haber terminado la exploracion de la isla.
Cuando llegué al campamento ninguno de mis compañeros habia visto el bu-
que; no obstante, habia llegado ya al frente de la ensenada 4 distancia de 5 6
6 millas, y que habia pasado aceleradamente. Prendí fuego 4 la yerba seca de
los collados inmediatos lo más pronto que pude para que el humo sirviera de
señal, y á la vez mi hijo Eduardo se puso á caminar sobre las rocas llevando
una bandera blanca. La vista de esta bandera atrajo la embarcacion que llegó
á,cerca de tres millas y envió un bote para saber lo que necesitábamos. El
mar estaba fuerte y golpeaba con furia sobre la bahía. Al acercarse el bote 4
la costa, comprendí que era muy difícil entrar en él, pues el único punto en
donde podriamos embarcarnos, era una punta obtusa de rocas, donde desem-
barqué la primera vez, pero ahora se estrellaban contra ella las olas con mucha
fuerza.
Sin embargo, el bote llegó cerca, y cuando se presentó la ocasion, su popa
fué rechazada contra las rocas. Suponiendo Eduardo que el piloto que se en-
contraha en la popa bajaria para arreglar la manera de tomarnos á bordo, le
tendió la mano para ayudarlo á saltar á tierra; pero en vez de hacerlo así, lo
metió en el bote, al cual entró tambien uno de nuestros marineros, y se largó
inmediatamente para estar libre de las rompientes.
El piloto nos informó entónces de que la barca era la A. A, Eldridge, de San
Francisco, con destino á Valparaiso y de que volveria porlos demás. Me fuí
al campamento para empacar todo lo que se pudiera llevar; pero á la vuelta
del bote me dijo el piloto que no recibiria ni el más pequeño paquete: que le
debiamos quedar muy agradecidos por habernos salvado la vida. Vacilé en
aceptar estas condiciones; pero estando ya mi hijo 4 bordo, no podia quedar-
me, sobre todo, habiéndome dicho el piloto que no volveria ya por temor de
que se perdiese el botecito. Poco me importaba ir 4 Valparaiso, pero no que-
ria separarme de mi hijo; y habiéndome gritado el piloto que no me concedia
más de cinco minutos para decidir, determiné partir. No habia que perder
tiempo, y dejando todo allí salté 4 la frágil embarcacion. El mar comenzaba á
ponerse tempestuoso, y entre el mugido de las rompientes aumentado por el
estampido de las olas contra las cavernas, nos alejamos bogando de la ensena-
da. El capitan Abbott nos trató con franca hospitalidad, y lo recordaré siempre
con gratitud. Condescendió en desembarcarme en las Tres Marías. Le per-
suadí para que enviara un bote por algunos de los objetos más importantes que
quedaron abandonados en Socorro, especialmente las colecciones de historia
natural; pero cuando volvió el bote, no pudo traer más que las dos cajas de
LA NATURALEZA 267
animales, habiendo estado 4 punto de ser estrellado contra las rocas en la últi-
ma ocasion que intentó acercarse á tierra.
De esta manera terminó repentina é inesperadamente la expedicion, pues
tenia la intencion de haber empleado más tiempo en examinar la isla y las ad-
yacentes miéntras no llegásemos al último extremo; pero —“diis aliter vi-
sum.”— La oscuridad nos hizo perder de vista las costas de las islas al dirigir-
nos á las Tres Marías. La montaña y las nubes estaban iluminadas con las lla-
mas producidas por los arbustos que ardian, extendiéndose el reflejo en todas
direcciones y trayendo á nuestra imaginacion los tiempos primitivos, cuando
los volcanes estaban en actividad y la lúcida lava mostraba con su brillo la de-
solacion de esta isla solitaria, donde áun se ven señales del estado en que la
dejaron las convulsiones de su suelo, conservándose en su primitiva grandeza
y salvaje soledad. 'Todos los años crece la yerba en sus collados, sin que re-
baño alguno la corte. El canto de las aves solo es oído por sus compañeras.
Los peces saltan y juguetean sin que nadie los moleste en las pequeñas habías,
y el Océano, desde inmemorable tiempo, brama y se irrita bañando de espu-
ma sus solitarias playas.
En tres dias llegamos á las Marías, en las que permanecí cuatro. Hacia dia-
riamente excursiones á los bosques en busca de pájaros; pero no encontré más
que las especies que habia colectado en mi anterior visita á las mismas.
Nos hicimos á la vela en una pequeña goleta de San Blas con el objeto de
encontrar un buque en Mazatlan, adonde llegamos á las 24 horas, andrajosos,
sedientos y sin dinero. Este lugar es notable por la insalubridad de su clima y
por los insectos molestísimos de que está infestado; áun los mismos naturales
tienen mala reputacion, por lo que fuí 4 €l contra mi voluntad, arrastrado por
circunstancias que no pude evitar y por extrañas coincidencias á este lugar fa-
tal, donde mi amado hijo iba 4 encontrar la más cruel y prematura muerte á
manos de un asesino desconocido. Por qué motivo se cometió esa accion y por
quién, donde los asesinos andan libres, será probablemente siempre un pro-
fundo misterio.
(CONCLUIRÁ.)
268 LA NATURALEZA
MINERALOGÍA.
— A —
COMPOSICION QUIMICA DE LA LIVINGSTONITA.
A LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL.
El 30 de Abril de 1874, leí ante esta ilustrada Sociedad, la descripcion de
una nueva especie mineral mexicana, á la que dí el nombre de “Livingstonita”
en honor del Dr. David Livingstone, que acababa de morir, víctima de su ce-
lo científico, en los climas mortíferos del Africa.
Al describir la nueva especie, mencioné sus caractéres físicos y las reaccio-
nes químicas que presentaba, asegurando desde entónces, que dicha especie
estaba formada de azufre, antimonio y mercurio, considerándola como un sul-
furo de estos metales.
Proseguí mis investigaciones, y en el mes de Noviembre del mismo año de
1874, presenté 4la Sociedad el primer análisis cuantitativo de la Livingstoni-
ta, haciendo presente las dificultades con que habia tropezado para encontrar
ejemplares suficientemente puros en que practicar el análisis, y tuve que con-
formarme con algunos fragmentos de cristales desprendidos de la matriz y que
consideré como los más propios para el fin propuesto.
Despues de citar todos los procedimientos del análisis, manifesté el resulta-
do final, que fué el siguiente:
AUTO reed te tota a do sd > MERIDA ele 29.08
AMÍDIONTO it e ad ai ade 53.12
Mercurio... ns mp eto a EN 14.00
E A A IA 3.50
99.70
Las proporciones centesimales de esos cuerpos, fueron divididas por los pe-
sos atómicos, 32, 122, 200 y 58, correspondientes al azufre, al antimonio, al
mercurio y al fierro. Considerando despues al menor de los cocientes como
unidad, se obtuvo la relacion: 15.1: 7.3 : 1.4: 1, que conduce ála fórmula
45Sh?S'+HgS+FeS)?, en la cual queda muy bien repartido el azufre en las com-
binaciones citadas, faltando una ligera cantidad de antimonio para formar el com-
puesto 4Sb*8*.
LA NATURALEZA 269
Al presentar á la Sociedad este resultado, lo consideré como correspondien-
te al caso particular de mi primer análisis, y de unas muestras que parecian
impuras, adoptando la fórmula como aproximada, pues hice presente que ha-
bia observado pegaduras de azufre nativo en los cristales y temia que viniesen
á acusar una cantidad mayor de la necesaria en la formacion exacta de los
compuestos que constituyen la nueva especie mineral.
Propuesta esa fórmula como aproximada, manifesté igualmente 4 la Socie-
dad, que habia enviado algunas muestras de “Livingstonita” al Dr. Rammles-
berg, de Berlin, suplicándole rectificase el análisis para fijar la fórmula de es-
ta especie mineral.
Esas muestras fueron por conducto de mi ilustrado amigo el Profesor Bur-
kart, de Bonn; pero pocos dias despues aconteció su muerte, y las muestras no
llegaron á manos del Dr. Rammlesberg.
En Marzo de 1876 recibí ejemplares de Livingstonita más puros que los
primitivos, y se hallaban en cristales agrupados de regular espesor. Emprendí
entónces un nuevo análisis, del cual dí cuenta á la Sociedad en la segunda se-
sion que celebró en aquel mes, manifestándole que habia obtenido la misma
proporcion de antimonio «que en el estudio anterior, y que el mercurio habia
subido 4 20 %, quedando pendiente la determinacion de los otros coraponen-
tes. Consta esta manifestacion en la acta respectiva. A mediados de Marzo
tuve que suspender mi análisis por haber partido para los Estados-Unidos del
Norte, y á mi regreso, mandé las muestras referidas 4 mi sabio amigo el Dr.
J. W. Mallet, de la Universidad de Virginia, suplicándole repitiese su análisis
que yo no podia practicar por mis actuales ocupaciones, y le anuncié, que no
teniendo seguridad en el estudio incompleto que yo habia practicado, adoptaria
con mucho gusto la fórmula que él determinase.
Acabo de recibir el estudio químico que aquel profesor hizo de la Livings-
tonita, y me congratulo verdaderamente, de que el análisis que practiqué en
medio de tantas dificultades, se aproxime en lo esencial al que hizo el Dr.
Mallet. En efecto, los elementos constitutivos de la especie, son los mismos:
azufre, antimonio y mercurio, y la combinacion es la que anuncié al describir
el mineral, considerándolo como un sulfuro de antimonio y mercurio.
En mi primer estudio aparece mayor proporcion de azufre, pero la estimé
en su conjunto, y el Dr. Mallet separa la cantidad que se halla combinada de
ese metaloide, de la que se encuentra en estado libre y de la que forma el sul-
fato de cal de la matriz.
El antimonio, en su cálculo final, es 53.75 %, y el que yo obtuve en mis
dos análisis, es 53.12. El mercurio se halla en la proporcion de 22.52 en ese
cálculo, aproximándose mucho 4 la cantidad 20 % que yo determiné en mi
segundo análisis y que comunique 4 esta Sociedad en Marzo de 1876. El hier-
ro fué encontrado por el Dr. Mallet en proporcion insignificante, y por tanto,
270 LA NATURALEZA
lo desecha; quedando expresada la combinacion por la fórmula HgsS, 28b, S;.
que adopto, como la que expresa con toda exactitud la composicion de mi nue-
va especie mineral.
Adoptando las proporciones 53.12 de antimonio, y 20 % de mercurio, de-
terminadas en la segunda análisis que he citado, y buscando por el cálculo las
cantidades de azufre que requieren para formar los compuestos Sb, S¿ y HgS,
se encuentra para el primero 19.77 y para el segundo 3.20.
Este método puede aplicarse en el caso presente, en que está determinada
la análisis cualitativa de la nueva especie mineral. Sumando el total de azufre
indicado por el cálculo, con los otros números determinados directamente, ob-
tendrémos:
¡AMÉ OMIO AS A A A 53.12
Mercure aaa UA 20.00
A A E 22.97
96.09
La cantidad 3.91 que falta para completar la composicion centesimal, repre-
sentaria el azufre libre, el hierro y las otras impurezas de la matriz. Estos re-
sultados confirman mi apreciacion, de que los caractéres físicos de las nuevas
muestras señalaban claramente su mayor estado de pureza. E
Calculando los últimos números con los pesos atómicos: 122 para el anti-
monio; 200 para el mercurio y 32 para el azufre, obtendrémos:
S :Sb: Hg=7 4: 1,
que puede escribirse así:
HgS, 28b,S;.
Me ocupo ahora en la prosecucion del estudio físico de la Livingstonita, pa-
ra lo cual cuento con algunos ejemplares recientemente traidos de Huitzuco.
Creo de interés mencionar en esta nota, que no es Huitzuco la localidad úni-
ca donde se encuentran combinados el azufre, el antimonio y el mercurio; pues
los he observado en los minerales hidrargíricos de Guadalcazar, que me fue-
ron presentados en San Luis Potosí.
Lo posibilidad de encontrar una combinacion de los sulfuros de antimonio y
mercurio, la preví el año de 1872, al visitar los criaderos de cinabrio en la Sier-
ra de Querétaro. Así lo manifesté 4 los alumnos que llevé á la práctica de
Geología en aquel año, al encontrar numerosos cristales de estibnita embutidos
en las masas del sulfuro de mercurio. En la misma Sierra de Querétaro se en-
cuentran mezclas íntimas de galena y cinabrio, y no será difícil encontrar al-
gun dia el sulfuro doble de plomo y mercurio.
LA NATURALEZA 21
Presento en seguida el importante estudio del profesor Mallet, y me com-
plazco en manifestar en esta nota, el agradecimiento, el respeto y la estima-
cion que profeso al ilustre sabio de la Universidad de Virginia.
México, Agosto 27 de 1879.
MARIANO BÁRCENA.
ESTUDIO
DEL SEÑOR DOCTOR J. W. MALLET.
Este mineral fué descubierto por mi estimado amigo el Sr. D. Mariano Bár-
cena, de México, en el año 1874* y nombrado así por él, en honor del viajero
africano Dr. Livingstone. Segun la descripcion original, se asemeja, en el as-
pecto general, al sulfuro de antimonio nativo, con el que parece isomorfo. Se
encuentra en grupos columnares y prismas de color gris de plomo: su raspa-
dura es roja en vez de negra que tiene la estibnita. Dureza =2; gravedad es-
pecífica 4 16% C.—4.81. Se funde á la primera impresion de la flama del so-
plete, produciendo copiosos humos blancos. No es sensiblemente atacado por
el ácido nítrico frio, pero se disuelve en el mismo ácido caliente, dejando un
resíduo blanco. Presenta las reacciones del azufre, antimonio y mercurio.
Análisis dado por el Sr. Bárcena:
IN a li Ele 29.08
AMONIO a 53.12
MECO e US A 14.00
IED SUS ss gira, 3.50
99.70
de donde se dedujo la relacion atómica:
. S : Sb: Hg: Fe=18.17 : 8.7: 1.4: 1.2, '
ó próximamente: 15:7:1:1, con la fórmula 4 Sh?S*+HgS+FeS?, envol-
viendo un exceso de un átomo de antimonio.
Esta relacion, segun mi cálculo, seria 13: 6.2:1:0.9,613:6:1:1.
El mineral se encuentra en Huitzuco, en el Estado de Guerrero, en una
” Naturaleza, III, 35 y 172, Amer jour of Sciences. Aug. 1874. 145 and jan, 1875, 64.
212 LA NATURALEZA
matriz de carbonato y sulfato de cal, acompañado de azufre nativo, cinabrio,
valentinita y estibnita.
Ultimamente el Sr. Bárcena tuvo la bondad de proporcionarme algunos
ejemplares de este mineral, manifestándome tenia sus razones para creerlos más
puros que los que él mismo habia analizado con anterioridad, suplicándome
que rectificase su composicion química, respecto de la cual abrigaba ciertas
dudas. Las muestras recibidas coinciden en todos sentidos con la descripcion
anterior. Las porciones más escogidas han sido escrupulosamente analizadas
bajo mi direccion, por Mr. J. P. Venable, alumno del laboratorio de esta Uni-
versidad. Se vió que áun en los fragmentos más bien escogidos habia sulfato
de cal y azufre libre; el primero soluble en agua ó en una solucion diluida de
ácido clorohídrico, y el segundo en bisulfuro de carbono.
El mineral se disolvió por la accion prolongada en el agua régia. En un ex-
perimento, el antimonio precipitado al estado de sulfuro, fué privado del exce-
so de azufre, calentándolo en una atmósfera de bi-óxido de carbono; en otro,
el azufre fué determinado por la oxidacion con ácido nítrico y precipitacion al
estado de sulfato de barita. De un ejemplar se extrajo todo el azufre oxidando
por la vía húmeda; de otro por medio de la fusion con nitrato y carbonato de
SOSA.
De otra porcion separada y mezclada con cal, se recogió el mercurio por
destilacion.
Los resultados fueron:
Primero. Segundo.
(E A A E e 20.43 19.64 .:
SI od abc ae SIT CD
O 46.49 44.26
qn IO PAN E REPO E 19.56 18.47
AM e os 0.16 0.10
Cao 2 AS E e TODAS 1209
Resíduo msoluble sea es > an 0.52
E is NA 0.89
O
Queda demostrado que el fierro no es un ingrediente esencial. Deduciendo
éste, y el sulfato de cal, azufre libre, etc., de la matriz, y calculando de nuevo
el tanto por ciento, tenemos las siguientes cifras:
Primero. Segundo. Promedio.
A A 23.62 23.84 23.13
A A 53.76 53.14 53.15
ARAN 22.62. 2242 aaa
100.00 100.00 100.00
LA NATURALEZA 273
De aquí la relacion atómica S : Sb: Hg=7: 42 : 1, lo que da la fórmula:
HgS, 25b,S; 6 :
S S
Il: Il
Sb——————$b
S Hg.
Sh—————8b (
ll ll
S S
Es notable esta fórmula por representar el sulfo-antimonito más ácido que
se conoce, pues la Zinquenita contiene el electro negativo Sh” S* para una sola
vez el electro positivo PbS.
Las sales oxigenadas correspondientes, serian intermedias entre el mono y
tri-antimonitos de Terreil.
Universidad de Virginia, Julio 25 de 1879.
—MMMMMNNNNZOÓ0%A O AAA A ——Á
COMUNICACION
A LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL,
POR EL SEÑOR MARIANO BÁRCENA.
SOCIO DE NÚMERO.
En dias pasados, al dar cuenta á la Sociedad con la fórmula definitiva de la
Livingstonita, hice notar, que no solamente en Huitzuco se encontraban com-
binados los sulfuros de antimonio y mercurio, sino tambien en Guadalcázar,
pues yo habia encontrado esa combinacion en algunas muestras que me fueron
regaladas en San Luis Potosí el año de 1877.
El compuesto á que me refiero, presenta los siguientes caractéres:
Figura. En masas globulares formadas por hacecillos de prismas muy finos,
radiantes 6 entretejidos en ramificaciones; crucero básico-perfecto; tambien se
encuentra en masas irregulares, en vetillas y en ramilletes, siempre formados
por prismas muy finos y entretejidos; color gris de plomo algo rojizo, resplan-
La NATURALEZA. —TOM. 1V.—35.
274 LA NATURALEZA
deciente, que pasa 4 lustroso. Dureza de 1.5 4 2; polvo rojo de cochinilla. Pe-
so específico, 4 20% centesimales, 4.41. :
Calentado en un tubo abierto, emite humos blancos; si se le añade cal so-
dada, produce vapores mercuriales que se depositan en la parte fria del tubo,
bajo la forma de glóbulos metálicos.
Al soplete, sobre'el carbon, se funde al primer toque de la flama y produce
abundantes humos blancos; prolongando la accion del fuego, se volatiliza por
completo y en el carbon queda una pegadura blanca muy amplia; en algunos
puntos se forman aureolas amarillentas ó rojizas.
El ácido azótico caliente la ataca; se disuelve en parte y se forma un abun-
dante depósito blanco insoluble y se separan algunas masas de azufre; añadien-
do ácido clorohídrico, se disuelve y. queda incoloro el licor. El ácido sulfohí-
drico,forma un abundante depósito amarillo moreno que se ¡disuelve en gran
parte en el sulfohidrato de amoniaco, y queda un sulfuro negro insoluble.
Las reacciones anteriores ponen de manifiesto que los elementos esenciales
de ese compuesto, son el azufre, el antimonio y el mercurio: ¡algunas reaccio-
nes accidentales, al soplete, han indicado que tal vez se hallen trazas de plo-
mo y de zine en el compuesto, pero hasta ahora solo las creo accidentales.
Como se ve, algunos de los caractéres físicos y las reacciones químicas, pare-
cen identificar ese compuesto con el que describí con el nombre de Livingsto-
nita. Se nota, sin embargo, una excepcion más prominente, y es, el modo con
que aquel mineral se presenta en Guadalcázar. En todas las muestras aparece
en cristales tan finos, que pudieran llamarse capilares, y siempre entretejidos»
ó formando ramilletes radiantes, sin agruparse en haces paralelos como sucede
á veces en la Livingstonia: además, los cristales de esta especie, procedentes de
Huitzuco, son siempre relativamente gruesos, y se ve en ellos el crucero pris-
mático muy marcado.
Apénas he podido disponer de cantidades muy pequeñas de ese mineral de
Guadalcázar, y no puedo resolver si ese diferente estado físico indica solamen-
te una variedad 6 es consecuencia de una distinta relacion atómica que la que
constituye 4 la Livingstonia. Por hoy me reduzco á hacer esta descripcion y
á citar un hecho importante bajo cualquier respecto, sea señalando por prima-
ra vez á la Livingstonita en un criadero hidrargírico tan conocido, 6 indicando
un modo distinto y constante de presentarse eu aquel lugar, sea como variedad
ó constituyendo una relacion atómica distinta.
La matriz de este compuesto, en las muestras que he observado, se, halla for»,
mada de sulfato de, cal.
México, Setiembre de 1879.
HER ——_———
LA NATURALEZA 275
NOTA
ACERCA DE LOS FETOS DE CACHICAMA NOVEMCINCTA,
POR EL SEÑOR DOCTOR ALFREDO DUGÉS,
SOCIO CORRESPONSAL.
En el mes de Marzo de 1879, hallándome en la hacienda de Tupátaro (Es-
tado de Guanajuato), me trajeron una grande hembra de armadillo, y al abrir-
la, encontré un útero piriforme, muy congestionado, y de un poco más de tres
centímetros de largo sobre dos y medio de diámetro bilateral.
Esta entraña contenia tres fetos bien desarrollados y otro mucho más pe-
queño que se destruyó al hacer la incision del útero. (Véase fig. 1, tamaño
natural; a, paredes uterinas; b, mucosa que se desprende (caduca uterina);
c, placenta).
Cada feto tenia un centímetro y tres milímetros de largo: la cabeza inclina-
da sobre el pecho, con el hocico entre las patas anteriores, presentaba un ojo
bien visible; la abertura auricular, triangular y sin pabellon; las patas reducidas
á simples paletas sin dedos señalados, tenian la posicion ordinaria: la cola es-
taba replegada de manera que envolvia uno de los miembros posteriores: aba-
jo del anterior se notaba perfectamente un repliegue señalando el borde libre.
del carapacho futuro: la piel lisa, sonrosada y trasparente no ofrécia trazas de
escamas. (Véase fig. 2. Feto %, con un grueso cordon umbilical y resto de pla-
centa.) ,
Examinando los fetos en cuanto á sus envolturas, les encontré un amnios y
una caduca refleja que á primera vista creí comun á todas; pero me convencí
despues de que no era así: no pude hallar vestigios de vitelo, pero debo con-
fesar que no lo busqué mucho por no desbaratar la pieza tan rara que tenia en-
tre las manos.
276 LA NATURALEZA
La caduca uterina estaba ya casi desprendida y sumamente abollada: adhe-
ria íntimamente al fondo del útero, en donde formaba una placenta discoidifor-
me que me pareció sin divisiones, y de la cual pendian los cordones umbilica-
les de los fetos.
Observadas al microscopio, las vellosidades placentales se veían sembradas
de celdillas separadas unas de otras, cada una con uno ó dos núcleos, y algunas
más grandes que otras. (Véase fig. 3. a, vellosidad; b, sus celdillas.)
Aunque algo superícial, me ha parecido interesante esta observacion, pues
no conozco ninguna otra sobre el particular; ella demuestra con evidencia que
los desdentados dasipídeos, á lo ménos el que hace el objeto de mi nota, están
verdaderamente provistos de una placenta discoidal y no difusa como se podia
creer por las analogías. hi
Elamo la atencion sobre la época de la gestacion, para que algun observador.
que quiera profundizar este estudio, sepa la ¿poca en que deba emprenderlo.
Antes de terminar, séame permitido agregar dos palabras sobre los dibujos
números 4 y 5 que adjunto á los otros. El primero representa un corte visto
de perfil de unas glándulas subcutáneas que encontré en una hembra: eran
alargadas, del tamaño de un frijol, y su canal excretor curvo, desembocaba de
cada lado del ano: a, es la cavidad, la que estaba llena de un líquido viscoso,
como moco amarillo; h, la mucosa; c, la cubierta fibrosa envuelta en, una capa
muscular: este aparatito recuerda mucho el que he observado tambien en las
ardillas (Spermophilus macrourus). La fig. 5 es un corte de la piel de un arma-
dillo abortado, y se ve muy bien la estructura de la piel del dorso, cuya dér-
mis contiene chapas óseas en su interior.
Guanajuato, Abril 22 de 1879.
LA NATURALEZA 27
TINTURA ALCOHOLICA DE RESINA DE GUAYACAN,
EMPLEADA COMO REACTIVO PARA RECONOCER LOS ÓXIDOS DE MANGANESO, LOS ÁLTALIS Y LOS
CARBONATOS ALCALINOS:
POR EL SEÑOR SEVERO NAVIA,
SOCIO CORRESPONSAL EN GUANAJUATO.
A mediados del año de 1876, el inteligente profesor D. Vicente Fernandez,
tratando de investigar si un licor que le mandaron analizar, contenia ioduro de
potasio, lo mezcló con pirolusita en polvo, y ántes de añadirle el ácido sulfú-
rico necesario para desprender el iodo, observó que el licor se tiñó de azul.
Continuando sus investigaciones, reconoció que el referido licor contenia iodu-
ro de potasio y además tintura de guayacan, y que á esta sustancia era de-
bido el color azul que tomó, al mezclarlo con el peróxido de manganeso. Inme-
diatamente que el Sr. Fernandez tuvo la bondad de comunicarme esta obser-
vacion, que fué algun tiempo despues de haberla hecho, traté de averiguar si
solo la pirolusita poseía esa propiedad, Ó si era comun á todos los compuestos
naturales de manganeso. Con tal objeto, experimenté sobre las diversas espe-
cies minerales de ese género, que posée la coleccion mineralógica de este Co-
legio; y reconocí que los diferentes óxidos de manganeso, lo mismo que la He-
terosita de color violado y la Triplita negro-pardusca, reduciéndolas prévia-
mente á polvo, tiñen de azul á la tintura de guayacan; y que no la tiñen las
siguientes especies: Alabandina (Mn 5); Hauérita (Mn $”); Rhodochrosita
(Mun C); Rhodonita (Mn Si); Trifilita (Mn Fe Li) Ph, y Pseudotriplita.
En virtud de esto, creí que tal vez seria una propiedad genérica de los Óxi-
dos metálicos, la de colorar de azul la mencionada tintura. Para comprobar mi
suposicion, experimenté sobre varios óxidos artificiales y naturales. Entre los
primeros, la tiñen de azul, el óxido de plomo pulga casi instantáneamente, y
el ácido crómico despues de algunos instantes; no habiéndola alterado el óxi-
do rojo de mercurio, el bi-óxido de cobre, ni el óxido verde de cromo, ni tam-
poco ninguno de los muchos óxidos naturales que probé: el Zinc rojo (Zn);
Masticot (Pb); Cuprita (Cu); Hematita (Fe); Magnetita (Fe Fe); Franklinita
(Fe Za Mn) (Fe Mn); Cassiterita (Sm); Rutilo (Do; Minium (Pp? Pb); Senar-
montite (Sb) etc.; excepto los de manganeso que, como ya indiqué, sí la tiñen.
Pero para decidir si la tintura de guayacan puede emplearse en Mineralo-
278 LA NATURALEZA
gía como reactivo distintivo de los óxidos de manganeso, experimenté además
sobre un gran número de otras especies minerales, particularmente sobre aque-
llas que presentan analogía por sus caractéres exteriores con dichos óxidos,
como el sulfuro de antimonio, el cobre gris, el sulfuro de cobre, y algunos Óxi-
dos de fierro, y reconocí que ninguna de esas especies la coloran de azul. Así
es, que la tintura de guayacan, puede servir en Mineralogía como reactivo
distintivo de los óxidos de manganeso, hasta que nuevas observaciones mani-
fiesten que hay otras especies minerales poseedoras de la misma propiedad, y
áun en este caso, siempre servirá, si sus caractéres físicos son diferentes.
Las pruebas se practican fácilmente de esta manera: se coloca sobre una ti-
ra de papel de filtrar una corta cantidad de polvo de la sustancia por examinar,
y se le vierte encima una ó más gotas de tintura de guayacan: el papel se te-
mirá, con más 6 ménos rapidez y más 6 ménos intensamente, de azul de añil,
celeste 4 de ultramar, si se opera sobre un óxido de manganeso, ó sobre algu-
na sustancia de las que poseen la misma propiedad; y atendiendo á los carac-
téres exteriores de la sustancia, se determinará si es óxido de manganeso ó no.
En caso de que la coloracion azul no fuese suficientemente marcada, se recur-
rirá á otra de las reacciones del manganeso. Tambien se puede ejecutar la
prueba, introduciendo el polvo de la sustancia en un tubo cerrado por un ex-
tremo ó en una cápsula de porcelana, y vertiéndole unas gotas de tintura, se
colorará de azul en los casos ya mencionados. Parece que cuando la tintura ha
estado expuesta á la luz por algunos dias, pierde algo de su aptitud para colo-
rarse de azul.
Experimenté sobre los siguientes óxidos naturales de manganeso: Hausman-
nita (Mn Vin); Braunita (vto); Pirolusita (Mn); Polianita (variedad de Pi-
rolusita); Manganita (ta H); Psilomelan (Ba Mn) Mn*+*1, Peróxido hidra-
tado (Mn + x Aq), comprendiendo la variedad metaloide y el wad ocráceo y el
óxido de manganeso cobaltífero. De estos óxidos, la Pirolusita, el Wad ocrá-
ceo y el Psilomelan, reducidos préviamente á polvo, tiñen de azul al papel in-
tensamente y con rapidez. Los otros óxidos lo coloran débilmente, y el color
azul se observa mejor por el reverso del papel, cuando se ha secado. Si las prue-
bas se practican sobre fragmentos de dichos óxidos, solo: la Pirolusita y el
Psilomelan lo tiñen débilmente despues de algunos segundos y moviendo los
fragmentos sobre la superficie del papel. Aun cuando los óxidos de mangane-
so estén mezclados con los de fierro, siempre los primeros dan la mencionada
coloracion. E
Segun indiqué al principio, tambien tiñen de azul al papel con la tintura va-
rios compuestos artificiales que no contienen manganeso, como el óxido de plo-
mo pulga que lo colora rápidamente, el ácido crómico, despues de algunos ins-
tantes, y el nitrato de plata, como reconoció el Sr. Fernandez. El cloruro de
LA NATURALEZA 279
manganeso lo colora de verde azulado, despues de seco el papel. La coloracion
aparece más pronto reduciendo las sustancias á polvo.
Atendiendo á que el ácido crómico: tiñe de azul al papel con la tintura de
guayacan, experimenté sobre el hierro cromado y los cromatos de plomo na-
turales, y ninguna de estas especies la alteró, habiéndolo teñido de azul el bi-
cromato y cromato de potasa artificiales.
En cuanto á los álcalis y los carbonatos alcalinos, coloran de amarillo verdo-
so la tintura de guayacan. Cuando están en disolucion acuosa se impregna de
ella una tira de papel de filtrar, y vertiéndole.una gota de la tintura, aparecerá
la coloracion; si se encuentran en el estado sólido, se coloca un fragmento de
la sustancia sobre el papel, y sele humedece con una gota de tintura, en cu-
yo caso se coloran la sustancia y parte del papel, de amarillo canario 6 amari-
llo verdoso, despues de algunos segundos, cuando el papel está ya casi seco.
Esta reaccion podrá emplearse en algunos casos para reconocer la presencia de
un álcali y de:un carbonato alcalino; sobre todo, en Mineralogía, en donde no
existen sino el bi-carbonato de amoniaco y dos carbonatos de sosa: el Natron
(NaC*+Ag) y la Trona (NaC*+2Ag).
De lo expuesto resulta:
1? Que los óxidos naturales de manganeso, hasta ahora conocidos, reducién-
dolos de antemano á polvo, coloran de azul el papel de filtrar vertiéndoles en-
cima una ó más gotas de tintura de guayacan. La Pirolusita, el Psilomelan y
el Wad ocráceo, mucho más intensa y rápidamente que los demás, cuya pro-
piedad unida 4 sus caractéres exteriores, bastará en muchos casos para deter-
minarlos.
22 Que de las otras especies minerales del género manganeso, tambien lo
tiñen de azul la Heterosita de color violado y la Triplita negro-pardusca.
32 Que estos compuestos artificiales: óxido de plomo pulga, ácido crómico,
nitrato de plata, cloruro de manganeso, cromato y bi-cromato de potasa, redu-
cidos á polvo, le comunican la misma coloracion azul, y
4% Que los álcalis y los carbonatos alcalinos lo tiñen de amarillo canario ó
amarillo verdoso.
A estos nuevos fenómenos de coloracion que presenta la tintura de guaya-
can, se unen los ya conecidos y registrados en los tratados de Farmacia que
yo consulté, como el color rojo que toma con el ácido sulfúrico, y la coloracion
azul con el ácido nítrico.
Mucho celebraré que estas observaciones resulten exactas y sean de alguna
utilidad práctica en Mineralogía, y si no lo son, al ménos dan á conocer otras
propiedades de la tintura de guayacan, que podrán servir para reconocerla en
algunos casos.
Colegio del Estado de Guanajuato, Julio de 1877.
280 LA NATURALEZA
DICTÁMEN ACERCA DEL TRABAJO ANTERIOR.
El estudio de las reacciones que la tintura de guayacan da con un gran nú-
mero de minerales aanganíferos, que ha sido remitido á esta Sociedad por e
Sr. D. Severo Navia, puede considerársele segun dos fases de la mayor impor-
tancia. La primera es el empleo que esta sustancia tiene como reactivo de los
óxidos del manganeso: la segunda es un estudio bastante delicado de las pro-
piedades de la resina.
El empleo de dicha tintura como reactivo de un gran número de minerales
manganíferos, presentará muy buenos servicios á las personas que se dediquen
al estudio de la Mineralogía, pues les proporciona un medio fácil y sencillo pa-
ra poder distinguir estos minerales de algunos otros cuyos caractéres fisonó-
micos semejantes, los hacen confundir.
Las propiedades de la resina de guayacan vienen á ser aumentadas con el
notable estudio del Sr. Navia. Las reacciones que dicha resina da con los mi-
nerales mauganíferos, son el enunciado de un problema que tendrán que re-
solver las personas dedicadas al cultivo de la química general.
¿De qué depende el cambio de coloracion de la tintura de guayacan, y qué
modificacion sufren los principios inmediatos de la resina en estas reacciones?
Tal es la cuestion que trabajos ulteriores tendrán que resolver; por ahora
me limitaré 4 felicitar al Sr, Navia por su excelente trabajo, y pedir á esta
Sociedad lo publique en sus Anales, en prueba del aprecio y estimacion que
siempre ha tenido al verdadero mérito.
México, Octubre 4 de 1879.
ANDRÉS ALMARÁZ.
LA NATURALEZA. Lám ll.
Tomo IV:
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10987654321 (
DESCRIPCION DE UN GÉNERO NUEVO DE LA FAMILIA DE LAS RAMNÁCEAS
DEDICADO AL Sr. MARIANO BÁRCENA
Por EL Sr. Dr. ALrreDO DucEs, Socio CORRESPONSAL.
—— IA O
Tr1Bu.—Pomadérreas.—GénNeRO, Bárcena.—Esrrcte, B. Guanajuatensis.
Arbusto de cosa de dos metros de altura, muy ramoso. Ramas subpubes-
centes, estriadas, de un color rojizo tirando á pardo: el tallo está revestido de
una epidérmis como plateada, y con arrugas longitudinales. La madera es de
un amarillo anaranjado claro y correosa.
Hojas alternas, óvalo-lanceoladas, aserrado-dentadas, de un verdescuro lus-
troso por encima y con las venas bien marcadas, estando levantadas las por-
ciones de limbo que las separan; de manera que esta cara de la hoja presenta
un aspecto como de estampado en relieve; por debajo el verde es más claro y
apagado. La nervadura mediana y las dos secundarias basales, están dispues-
tas de manera que la hoja seria triplinervada si no hubiera más arriba algunas
otras nervaduras secundarias distantes de las primeras.
Las estípulas son lanceoladas, agudas; pero se caen con tanta facilidad, que
apénas una ó dos veces las he encontrado: en general, no se ve más que su
cicatriz. - .
La inflorescencia consiste en grupos de cuatro ó cinco flores pedunculadas,
formando como sertulitas axilares: la inflorescencia es indefinida.
En el boton se nota perfectamente la prefloracion valvar de las divisiones
del limbo calicinal.
Las flores pequeñas, verdes, casi planas 6 discoidales en la antésis, se vuel-
ven despues como globulosas por la turgescencia del ovario. El cáliz es adhe-
rente; los cinco dientes de su limbo son extendidos, lanceolados, agudos, con
una quilla recta en medio de la cara interna y los bordes volteados hácia afue-
ra. Hay cinco pétalos; son muy chicos en forma de concha ó caperuza, y alter-
nan con los dientes del cáliz; están insertados sobre el tubo calicinal en la pe-
riferia de un gran disco perigínico que abraza como un collar la parte superior
del ovario. Los cinco estambres, opuestos á los pétalos, están envueltos en
ellos, de manera que solo se ven las anteras y la hase de los filamentos; estos
últimos son alesnados y la antera oblícuamente insertada en la extremidad é
inclinada hácia adentro; tiene dos lóculos ovalados, unidos por su vértice y apar-
tados en la base en donde se introduce el filamento: la dehiscencia es longitu-
dinal é introrsa. En medio del disco perigínico se ve la parte superior del ova-
rio deprimida en su centro, de donde se levanta un estilo cónico, corto y grueso,
terminado por tres estigmas delgados. El ovario seminfero es plano por ar-
La NATURALEZA.—Tom. 1V.—36.
282 LA NATURALEZA
riba y cónico hácia abajo en la flor nueva; pero despues, la parte superior li-
bre, se levanta, se vuelve muy convexa al mismo tiempo que la porcion infe-
rior se redondea, y cuando las envolturas florales se han marchitado, se ve un
fruto globuloso, señalado con un reborde formado por la orilla del cáliz, y en
el cual no se distingue ya el disco perigínico que'se ha ido borrando poco á
poco y confundiéndose con la parte libre del ovario: este último consta de tres
lóculos uniovulados; los óvulos son ascendentes, anátropos, adheridos á la parte
inferior ¿interna de los lóculos, y contienen un pequeño embrion recto, homó-
tropo. y de un verdescuro.
El fruto se compone de, tres cocas formadas á expensas del endocarpio, que
es crustáceo, pues el resto del pericarpio forma una envoltura, general y. está
terminado por una puntita que es el resto del estilo. Cada coca:se separa de
las otras sin dejar ningun eje central; se abren por el ángulo que presenta su
cara interna, y en su base se ve una abertura doble que llega.como al tercio
de la altura de la coca, y decada lado está tapado por una membrana delgada
que se desprende fácilmente.
El grano tiene envoltura doble: cuando es jóven, la nucela forma una terce-
ra membrana bastante gruesa, que despues va adelgazándose casi hasta des-
aparecer; en medio, el saco embrionario suministra un albúmen abundante en la
parte inferior, del cual se ye un pequeñó embrion (Agosto) de un verde muy
subido, de radícula chica y cónica, con dos cotiledones en forma de media hoja.
He encontrado este arbusto en flor y fruto, en el mes de Agosto, ái:corta
distancia de la mina de Mellado, en un terreno de piedra de cal, siendo la pri-
mera vez que lo he visto.
Auanajnato, Setiembre 1% de 1877
EXPLICACION DE LA LÁMINA.
1, Extremidad de un ramo con frutos (tamaño natural).—2, Hoja del tallo (1d.).—3, Boton
con su prefloracion valvar.—4, Flor, vista por debajo.—5, Idem por arriba.—6, Idem de perfil.
—7, Corte longitudinal de la misma, muy aumentado, en el que se ve: a, estilo y estigmas; b,
ovario; e, disco perigino: d, cáliz adherente.—8, Pétalo abrazando al estambre, visto de frente.
—9, Idem de perfil.—10, Estambre.—14, Flormarchita.—12, Id. corte longitudinal.—43, Fruto
entero y de tamaño natural. —14, Corte trasversal de idem.—15, Idem longitudinal.—16, Idem
conservándose un tabique para dejar ver la membrana delgada que cubre. la abertura inferior
de la coca.—17, Coca: en su base se ve el erano por la abertura que velaba la membrana y mos-
trandoen e su linea de dehiscencia.—18, Embrion:—A9, Corte vertical y ántero posterior de
un grano, muy aumentado; f, primina; y, secundina; h, nucela (tercina); z, saco embrionario;
j, embrion.—20, Parte inferior de id., con los mismos detalles, en un estado más avanzado de
desarrollo. E
DICTÁMEN ACERCA DEL TRABAJO ANTERIOR.
El infrascrito, despues de haber examinado cuidadosamente, en un ejemplar
al estado seco, la planta que describe como un nuevo género el Sr. Dr. A. Du-
Lam. 10,
LA NATURALEZA.
Tomo IV:
7
>
Guanajuatensis.
Barcena
LA NATURALEZA 283
gés, eree, con su autor, que esta Ramnácea debe colocarse en la tribu quinta
de las seis en que Endlicher divide á esta familia en su Genera Plantarum,
pues en ninguna otra se indica la perforacion interna de las cocas: la diagnósis
de dicha tribu es como sigue:
Trizu V.—PomaDnerruEAE, Reissek.—Fructus capsularis aer us: cOCCis in-
tus basi foramine membrana tenmi velato. |
Los caractéres de los dos únicos géneros que comprende esta tribu, Poma-
derris y Trymalium, de ninguna manera concuerdan con los que presenta la
planta del Sr. Dugés; siendo, por otra parte, las especies de aquellos, propias
de las regiones australianas.
Para fundar mejor mi juicio, consulté el. Genera Plantarum de Bentham y
Hooker, obra más reciente y que goza de justo y merecido crédito: en ella se
divide á la familia que nos ocupa en cinco tribus, fundadas como las de Endli-
cher, en la distinta posicion del ovario y estructura del fruto; pero sin tener en
cuenta la perforacion interna de las cocas, cuyo carácter se considera solo co-
mo genérico, lo que me parece más acertado por conservarse mejor así las afi-
nidades entre los grupos de esta categoría. Aunque la segunda y tercera tribu
sean bastante parecidas, al grado de que algunos autores las consideran como
una sola, creo, sin embargo, que corresponde á la última y en ella 4 su segun-
do párrafo ó seccion: hé aquí la diagnósis de ambos: |
Trigu IL —Ramsrar.—Ovarium inferum v. superum. Discus varius v. O,
Fructus siccus v. drupaceus, intus 3-(rarius 2—4) coccus v. pyrenmus, coccis in-
dehiscentibus v. 2—valvibus.—Arbores v. fructices, foliis el inflorescentia vartis.
** Discus tubum ovarúi implens. Stamina infra marginem disci inserta. Ovarium
liberum, disco sepe inmersum v. cum eo confluens. Fructus infra medium calycis
tubo latiusculo cinctum. Fructices. v. arbores. Folia sepius ampla.—Pleraeque Ame-
ricane.
De los seis géneros que abraza esta'tribu, los cuatro primeros Hovenia, Cea-
notus, Scutia y Sageretia, son perfectamente distintos del que se propone; en
el quinto, Cormonema, se indica la perforacion interna de las cocas en los si-
guientes términos: coccis crustaceis imtus longitudinaliter dehiscentibus, loculo é
basi ad medium membrana tenuissima velato, pero sus flores son subpoligamas
y sus hojas biglandulosas en la base. En el sexto, que es el Colubrina, no se
menciona aquel carácter, pero los demás concuerdan casi del todo; de modo
que si se consideran como distintos, no puede negarse que son íntimamente
afines: hé aquí la descripcion de ambos en comparacion uno con otro, reducien-
do la del Sr. Dugés á términos concisos y en el idioma que es de rigor:
COLUBRINA.—L. C. Rich. ex Brogn. BARCENIA, A. Dugés.—PFlores herma-
in Ann. Nat. X 368., tom. 15, fs. 3. phroditi. Calyx 5—fidus, tubo turbinato
—Calyz 5 fidus, tubo hemispherico, lobis (demum hemispherico), lobis patentibus,
patentibus 3—angulari-ovatis accretis. lanceolatis, acutis, intus medio carinatis
284
Petala 5, infra discum inserta, unguicu-
lata, cucullata. Stamina 5, petala inclu-
Sa,. Jilamentis filiformibus. Discus cras-
sus, tubum calycis implens, annularis, 5
gonus. v. 5—10 lobus. Ovarium disco in-
mersum et. cum eo confluens subglobosum
3 loculare, in stylum 3 fidum v. 3 parti-
tum attenuatum, stigmatibus obtusis pa-
pillosis; drupa subglobosa, obscure 3 loba,
infra medium tubo calycis cincta, 3 coc-
ca, sepe demum capsularis et loculicide
dehiscens; epicarpio sicco tenui v. subcar-
noso, coccis membranaceis, crustaceis v.
cartilagineis, intus longitudinaliter dehis-
centibus v. demum 2 valvibus. Semina la-
te obovoidea, compressa, 3-gona testa levi
nitida, coriacea, albumine tenwi carnoso;
cotyledones orbiculares, plane v. incur-
ve, tenues v. crassiuscule: radicula bre-
vis. —Pructices erecti v. sarmentosi, gla-
bri v. pubescentes. Folia alterna, petio
lata, oblonga, cordata v.lanceolata, penni-
nervia v. basi 3—nervia integerrima v.
serrata. Stipule parve, decidue. Flo-
res axillares, cymosi v. fasciculati, fiavi
v. virescentes. Drupe sepe atre, pisifor-
MES.
LA NATURALEZA
marginibus extrorsum spectantibus. Pe-
tala 5, infra discum inserta, brevis un-
guiculata, limbo cucullato. Stamina 5,
petalis semi inclusa, filamentis subulatis,
inflexis; anthere ovate, apice confluen-
tis et basis disjuncta, oblique inserta el
introrsum dehiscentes. Discus crassus tu-
bumcalyces implens, 'annularis, 5—gonus.
Ovarium discum inmersum et cum eo con-
fluens, supra depressum, infra conicum
et demum subglobosúm, 3 loculare, loculis
umiovulatis, ovule ascendentis, anatro-
pa, inferne et interne loculis adfizae; sty-
lus brevis, 3—fidus, lobis obtusis et intus
stigmatosis. Drupa sub globosa, inframe-
dium tubo calycis cincta, 3 cocca; epicar-
pio temui, coccis crustaceis, intus longitu-
dinaliter dehiscentibus, ibique loculo e basi
ad tercium utroque perforatum el mem-
branatenuissima velato. Semina lato, obo-
vordea, compressa, extus convexa, intus an-
gulata, testa levi, nitida, coriacea, fusco-
castanea, hilo basilaris albo, albumine co-
piosum, demum tenui carnoso, cotyledones
inequilatere, obovate, tenues et incurve:
radicula brebis et conica.
Ch. Sp. Fructices erecti, ramosissimus
fere dua metra altitudine; cuticula extima
sicut argentata et longitudinaliter plica-
ta; ramis sub pubescentes et fusco rubes-
centis, lignum pallido aurei mali et flexilis
Folia alterna, petiolata, lanceolato-ovata,
serrato-dentata, supra intense viride et
nervíis valde notatus, subtus pallidiore et
exctinctus, basi subtriplinervia: limbus 5
cm. latus et 73 cm.longus. Stipule parve,
decidue, lanceolato-acute. Inflorescen,
tia in fasciculos axillares, 4—5 floribus,
minime et virescentibus. Drupe pisifor-
mes et rubescentis. Habitat prope mina
Mellado dicta (Guanajuato), et foret Ju-
lio et Augusto.
El que suscribe, en vista de lo expuesto, opina que es de admitirse el nuevo
género propuesto por el Sr. Dr. Alfredo Dugés, y juzga conveniente se publi-
que el estudio á que ha dado lugar.
México, Diciembre de 1879.
ManueLn M. VILLADA. +
LISTA DE LAS AVES COLECCIONADAS EN LA ISLA DEL SOCORRO
“POR EL CORONEL A. J. GRAYSON.
(Conclusion de la Memoria sobre la Historia Natural de las Tres Marías.)
1. Conurus holochlorus, var. brevipes, Baird. Ann. Lyc. N. Y., tomo X, p.
14. “Socorro Parrot.”
"Esta especie de periquito es abundante, y evidentemente pertenece á estas
localidades, de las que no se aparta; se les ve en parvadas ó en pares. Por la
mañana abandona la ensenada en que estamos acampados, por las regiones más
altas del interior, volviendo en la tarde á posarse en los árboles para dormir.
Este lugar, donde se encuentran los árboles más grandes y más sombríos que
en otros de la isla, parece que es el favorito de esas aves. Las he visto cami-
nando en el suelo debajo de los árboles, picando aparentemente el barro ó pie-
drecitas: son mansísimos y no manifiestan temor alguno. Pronto llenamos tres
jaulas con los que cogimos con las manos, y su constante chiflido llamando á
sus compañeros, atrajeron otros muchos, que venian á posarse sobre las jaulas
y sobre los objetos cercanos: se alimentan de una nuez dura que se encuentran
en las cañadas y que nunca pude examinar porque el árbol que las produce
crece en localidades inaccesibles. Las mandíbulas poderosas de este periquito
comprueban la dureza del fruto.”
2. Harporhynchus graysoni, Baird. Ann. Lye. N. Y., tomo X, p. 1. “Socor-
ro Thrush; Mocking bird.”
“No es muy comun, pero parece que está muy extendido en la isla. Tiene
todos los hábitos característicos del pájaro burlon (Mimus poliglottus). Vive
solitario y ataca á todos los de su especie que se acercan á sus retiros habi-
tuales.
Uno de ellos fijó su habitacion en nuestro campamento, y era uno de los
pájaros más mansos que he visto: parecia contento con nuestra compañía y ata-
caba á todos los que se acercaban. Seguramente nos consideraba como propie-
dad suya y frecuentemente se posaba en la mesa cuando estábamos comiendo
tomando de nuestras manos el alimento como si hubiera sido educado con ese
hábito. A veces, subiendo en las ramas sobre nuestras cabezas, prorumpia en
su fuerte y melodioso canto, semejante al de los verdaderos tordos. Por las no-
286 LA NATURALEZA
ches, posado cerca de nosotros en las ramas donde dormia, hacia oir unas no-
tas en medio de su sueño, que nos recordaba las costumbres bien conocidas
del pájaro burlon.”
+8. Pipilo carmani, Lawr. Aun. Lyc. N. Y., tomo X, p. 7. “Socorro Towhee
finch.”
“Abunda esta especie que es comun en todas las espesuras de la isla. Mu-
chos de estos pájaros se establecieron en nuestro campamento y picoteaban las
migajas á nuestros piés como las aves domésticas. Se complacian en bañarse
en una vasija colocada en el suelo para su uso, peleando constantemente por
ser los primeros en gozar de este privilegio. Intentando coger esta especie, des-
cubrimos el agua potable en un lugar donde ni remotamente pensábamos ha-
llarla, y por este servicio providencial fueron muy bien recibidos por nosotros
y los vimos siempre con gusto.
Algunas ocasiones los ví comer las semillas de algunas plantas; pero gene-
ralmente andaban en el suelo buscando insectos debajo de las hojas secas. Su
canto es débil, pareciéndose algo en él, en sus costumbres y en su apariencia
general, 4 su congénere de los Estados Orientales (P. eryihrophthalmaus).
Por el estudio que de algunos hice, me cercioré de que se aproximaba la
estacion del amor.”
4. Troglodytes imsularis, Baird. Ann. Lyc. N. Y., tomo X, p. 3. “Socorro
wren.”
“Este activo pajarito es el más comun de la isla, y tanto en los árboles co-
mo en las rocas, se oye por todas partes su dulce canto. Como todos los demás
que son peculiares á las Islas, es mansísimo, y le he visto comiendo cangrejos
de tierra, muertos, notando que, con excepcion de las palomas y pericos, todos
los pájaros de la isla se alimentan de crustáceos.”
5. Zenaidura graysoni, Baird. Ann. Lyc. N. Y., tomo X, p. 17. “Solitary,
dove.” )
“Parece que esta ave es la que más gusta de la soledad entre todas las que
habitan la isla: nunca se encuentran en parvadas ni áun en pares, y es nota;
blemente mansa, mucho más tal vez, que todas las demás aves del órden á-que
pertenece, Cogimos una con la mano al venir á posarse sobre la mesa en que
trabajaba yo: su mirada melancólica se aviene con la. soledad, y su plumaje
sombrío y oscuro armoniza con el de los arbustos grises y rocas volcánicas ne-
gruzcas que cubren su salvaje habitacion. Cuando. está con vida se asemeja
mucho á la tórtola.
Mi hijo Eduardo fué el que vió y cogió el primer individuo de esta especie,,
que llevará probablemente su nombre, no solamente por haberla descubierto,
sino tambien por haberme ayudado muchas veces á formar colecciones, y. con:
especialidad en esta expedicion, enla que fué incansable y entusiasta por. su:
buen resultado y en la cual encontró temprana, muerte.”
LA NATURALEZA 287
6. Chamepelia pallescens, Baird. “Little Ground dove.”
“Es muy comun en Socorro, en las Tres Marías y en el continente, de don-
de probablemente pasó 4 las islas que no abandona, anidando allí.”
7. Micrathene whitneyi (Cooper). “Socorro Owl.”
«Nora. —Irís amarillo brillante; tarso y dedos amarillo-oscuro, cubierto has-
ta la extremidad de los últimos con pelos finos, como plumas. Pico azulado,
oscuro, la cúspide y borde interior de la mandíbula superior, blancos. Tarsos
cortos y uñas agudas y delicadas.
Cogimos tres individuos de esta hermosa especie de lechucita (tal vez la
más pequeña de todo el género); mi hijo cazó el primero en lo más espeso de
los árboles que rodeaban el campamento; y luego que lo cogió corrió á éste,
gritándonos: “traigo la lechucita más hermosa que conozeo:” la cogió con un la-
zo corredizo puesto en la extremidad de una vara por la cabeza del dormilon
diurno. Casi todos los pájaros fueron cogidos de esta manera. Encontramos
en su estómago pedacitos de cangrejo de tierra.”
8. Parula imsularis, Laywr. “Warbler.”
'“Nora.—Parece que ésta especie es de las Tres Marías, siendo comun en
Socorro y un poco más grande que la de aquella isla.”
9. Buteo borealis var. montanus, Nutt. “Western Red Tailed Hawk.”
“Es el único halcon que se encuentra en la isla, siendo comun en ella, en
la que reside constantemente cuando son pequeñuelos y viviendo exclusiva-
mente de cangrejos terrestres, que se encuentran en abundancia y son una
presa fácil. Sus garras están muy embotadas, probablemente por el contacto
continuo con las conchas duras de los crustáceos. Este y la garza nocturna son
las únicas aves de tierra grandes que se encuentran en la isla de Socorro.”
10. Nyctherodius violaceus (Linn.). “Yellow-crowned Night Heron.”
“Me sorprendió mucho encontrar esta conocidísima especie en esta isla le-
jana que carece de agua dulce y de los lugares que le son peculiares, pues no
hay lagunas ni pantanos con manglares donde esté 4 la sombra durante el dia,
ni se oye jamás el canto de las ranas, su alimento favorito. Todo es seco, y no
se encuentran las localidades frecuentadas por las aves de agua dulce. Lo ví
durante el dia solitario, parado sobre las rocas en el interior de la isla, y una
ó dos ocasiones se levantaba de entre las ramas secas en que estaba escondi-
do. Casi no pasó una noche sin que oyera el grito de esta garza cuando venia
á apagar su sed en el manantial.
Por el exámen que hice de un macho y haber encontrado un individuo jóven,
ereo que anida allí. Se alimenta exclusivamente de cangrejos.”
11. Haliplana fuliginosa var crissalis, Baird. “Black Bill Tern.”
“Nora. —Esta golondrina de mar es numerosa en las cercanías de las Tres
Marías y de la isla de Isabel, cerca de San Blas, donde anida. Se encuentran
aisladas cerca del grupo de las de Revillagigedo, en el que están reemplaza-
288 LA NATURALEZA
das por otras especies: la negra, de frente blanca, que es numerosa allí. Aun-
que noté algunas desde el puente de nuestro buque, no pude recoger ni una
sola, á causa de que el mar, agitado, no permitia echar al agua el bote. Maté
otras aves de mar que tampoco pude recoger por el mismo motivo. Sino hu-
biéramos perdido nuestro buque, habria visitado, como deseaba, las rocas de
las islas adyacentes 4 la de Socorro, para colectar las diferentes especies de
aves marinas y sus huevos. Pero la desgracia puso un fin á mis estudios en
este canal, con mucho, muchísimo pesar mio.”
12. Sula cyanops, Sundevall. “Revillagigedo Grannett.”
“Nora.—Pico color de violeta pálido; íris moreno, espacio desnudo de la
frente, y base de la mandíbula inferior rojo de púrpura; piés lo mismo; espa-
cio desnudo alrededor de los ojos azul violado; el de la barba y garganta negro
azabache; uñas de los piés blancas; agujeros de la nariz invisibles. Su estóma-
go contiene pescados voladores, el ovario huevos casi desarrollados: remití el
esternon con el ejemplar. El plumaje es casi igual en ambos sexos; los jóve-
nes son grises en la parte superior y tienen el pico y los piés más pálidos.
Habita la region cercana á las islas de Revillagigedo, no encontrándose en
ninguna otra parte. Otra especie á la que casi conviene la descripcion de la Su-
la bassana, se encuentra en gran número cerca de las 'Tres Marías y la Isla
Isabel. Anidan sobre la roca y en la arena, poniendo un huevo solamente, blan-
co y del tamaño de los de los gansos: los dos padres se ocupan en la incuba-
cion.”
13. Sula piscator (Linn.). “Booby, or Bobo.”
“Matado cerca de Socorro, es comun en la parte tropical del Pacífico. Ani-
da en las rocas. Algunas especies del género son muy difíciles de determinar
satisfactoriamente. Los ejemplares de Socorro fueron examinados por el pro-
fesor Baird, quien opina que pertenecen probablemente á esta especie, pues
convienen, casi en todo, con las descripciones que se han publicado.”
14. Pelecanus fuscus, Linn. “Brown Pelican.”
REVISTA CIENTIFICA
DE MEXICO Y EL EXTRANJERO.
LA PUTREFACCION Y EL CONTAGIO EN SUS RELACIONES CON EL ES-
TADO OPTICO DE LA ATMOSFERA.—Bajo este título publica la « Revista científica
de Francia y del Extranjero,» 2.* série, Junio 10 de 1876, núm. 50, un artículo muy no-
table de M. J. Tyndall, que da orígen-4 consideraciones muy importantes acerca de la
investigacion de ciertos séres, la etiología de las enfermedades y la higiene.
El aparato de que se sirve para observar los cuerpecillos que están en suspension en la
atmósfera es muy sencillo y al alcance de todo el que quiera repetir los experimentos.
Este sabio dió aplicacion á un fenómeno muy vulgar que suele ser la diversion de los ni-
ños; la introduccion de un haz de luz en un cuarto oscuro, que hace visibles una multi-
tud de partículas que se ven revolotear en el espacio que atraviesa el rayo luminoso, y
que el vulgo designa con el nombre de « átomos. »
Dicho aparato consiste en una caja cúbica de madera de 7 decímetros por lado; con
la pared anterior de vidrio, la posterior provista de una ventana con su puerta herméti-
camente ajustada y las dos laterales opuestas, cada una de ellas con una pequeña aber-
tura cerrada por un vidrio para dejar pasar la luz; la superior está atravesada por un
embudo de rama larga y dos tubos de vidrio doblados varias veces en S, que ponen en
comunicacion el aire interior con el exterior.
Introduciendo un rayo de luz dentro de la caja, se ve claramente su paso cuando exis-
ten partículas en suspension en el aire y queda invisible no habiéndolas. Esto se consigue
fácilmente con solo dejar en reposo la atmósfera durante tres dias y untando además las
paredes de la caja con glicerina, para que aquellas se adhieran y no se levanten si se pro-
duce algun movimiento.
“En medio de una atmósfera purificada de esta manera, Tyndall ha demostrado que no
se verifica la putrefacción, pues en ella ha conservado, sin alteracion alguna, hasta seis
meses, soluciones vegetales y animales que solo entraban en descomposicion abriendo
la ventana del aparato; por lo que atribuye dicho fenómeno á los mencionados cuerpeci-
llos que penetraban del exteriow y cuya presencia revelaba inmediatamente el rayo de
luz haciéndose visible, siendo además esto una prueba decisiva de que no hay generacion
espontánea.
Tyndall ha observado igualmente: que cuando la putrefaccion se ha desarrollado, las
bacterias no tienen el mismo grado de vitalidad ni existen en igual proporcion en las dis-
tintas probetas; ésto, hasta cierto punto, representa lo que pasa en las epidemias, de cómo
individuos colocados en el mismo foco miasmático, unos se enferman y Otros no, y los
primeros en grados muy diversos.
Otra observacion de mucho interes para la higiene es, que si por ejemplo, se colocan
tres soluciones animales cerca de otras tres que están en putrefaccion, las primeras tar-
dan más tiempo en alterarse que de ordinario, lo que indica que los productos de la pu-
trefaccion avanzada impiden la accion de los gérmenes de la misma putrefaccion.
Esto explica un hecho que pasa en Lóndres, de cómo en un punto de la ciudad donde
1
2
viven aglomerados individuos miserables entregados á todos los vicios, sin ningun aseo
en su persona ni en su habitacion, respirando además una atmósfera infecta por las ema-
naciones que se desprenden de las materias fecales y de los albañales, es desconocida sin
embargo entre ellos la difteria y la fiebre tifoidea.
Otra observacion muy notable se verificó en la misma ciudad, un año en que el Táme-
sis llevaba muchos detritus en descomposicion exhalando tal cantidad de ácido sulfhídrico,
que los que trabajaban en aquel lugar resentian sus efectos tóxicos y los buques pintados
de blanco se ennegrecian rápidamente: excitó esto tanta alarma que intervino el Parla-
mento, temiendo que estallara una epidemia; y sugeió lo contrario, pues hubo una baja
de mortalidad entre las personas que por sus ocupaciones se veían obligadas á respirar
aquella atmósfera infecta.
Por mi parte mencionaré un hecho observado en México, y otro que publica un perió-
dico de Europa.
El Sr. Dr. Lucio refiere: que el cólera de 1833 atacó con mucha fuerza á las monjas y
muy poco á los presidiarios, á pesar de que los conventos estaban en buenas condiciones
higiénicas, ó por lo ménos muy superiores á las que, como es sabido, guardan nues-
tras prisiones. >
El periódico mencionado relata el caso de que en Paris no daba el cólera, ó atacaba
ménos en las curtidurías, y sabiéndose esto, se pagaban rentas crecidas por habitar en
aquellos sitios que exahalaban gases pútridos.
El Sr. Tyndall quiere probar con la experiencia y los casos señalados al principio, que
los gérmenes del contagio son distintos de los gases de la putrefaccion, siendo aquellos
séres organizados susceptibles de reproducirse.
Refiere que el Dr. Klein ha descrito y figurado el principio contagioso de la fiebre en-
térica (fiebre tifoidea) como un sér visible que se encuentra en innumerables legiones
en los tejidos intestinales y en las evacuaciones alvinas de los enfermos; de allí se dise-
minan en todo el organismo del paciente, y multiplicándose formarian los gérmenes po-
sibles del contagio epidémico. ;
Esto recuerda la propagacion de la pebrina en los gusanos de seda que Mr. Pasteur ha
sometido á sus experimentos. En estos gusanos los micrófitos se establecieron primero
en el canal intestinal y de allí se repartieron á todo el cuerpo de dichos insectos. (Vea-
se Tyndall, fragmentos de la ciencia, 1876, p. 135.)
Nuestro autor encuentra grande interes en que el micrófito de la fiebre tifoidea des-
crito por Klein, es muy semejante al que Mr. Cohn, eminente microbotánico, ha descrito
con el nombre de Grenotlwiz polyspora, y cuya presencia señala en las aguas de ciertos
lugares de Breslau, célebres por la frecuencia de la fiebre entérica en sus habitantes.
Para terminar advierte, que aunque varios fermentos acompañan casi siempre la pu-
trefaccion de las materias orgánicas, particularmente de los excrementos animales, y como
parece que por estos agentes se desarrollan varias enfermedades zimóticas, advierte, re-
pito, no se mida la cantidad y energía de dichos fermentos por la fetidez de la putrefac-
cion. En cuanto á saber si estos agentes morbosos aislados en cantidad suficiente, tienen
ó no olor, na se puede decidir, pero sí se sabe que la dosis necesaria para destruir el or-
ganismo humano se escapa al olfato más ejercitado.
Por último dice: que el Dr. Murchison, cree que el contagío de la fiebre tifoidea puede
ser producido independientemente de todo caso anterior de enfermedad, por la fermenta-
cion de las materias fecales, y tal vez tambien de otras materias orgánicas; pero J. Tyndall
niega esta opinion fundado en que desde hace veinte años ha observado año por año la
fermentacion de materias fecales en circunstancias muy variadas y jamás ha habido el con-
tagio señalado por Murchison,—Octubre de 1876,——FERNANDO ALTAMIRANO, *
3
MINERALOGIA MICROSCOPICA.—El conocimiento de los minerales formando la
base del estudio de las rocas, se concibe que la mineralogía microscópica sea el preludio
de la petrografía. El microscopio, que ha dado en estos últimos años tan grandes resul-
tados en los otros ramos de la historia natural, ha guíado á descubrimientos muy fecundos
en la mineralogía. No basta examinar con una lente un fragmento de roca para discer-
nir los caractéres impresos en la quebradura; el aumento no es bastante considerable y
los cristales que puede contener pasan desapercibidos. Reduciendo este fragmento á lá-
minas muy delgadas se le da un grado de trasparencia suficiente para descubrir su estruc-
tura íntima. Esta manera de investigar se debe al Sr. C. Sorby, geólogo inglés; comenzó
descubriendo gotas de agua encerradas en el granito; los sabios alemanes continuaron con
suma laboriosidad estas observaciones que suministran por ahora una rica cosecha de he-
chos nuevos; este nuevo género de estudios petrográficos ha hecho que en Alemania se
formen dos establecimientos industriales, cada dia más importantes: el de Fues en Ber-
lin y el de Voigt y Hochgesang en Gottingen; su planta está bastante bien organizada
para entregar al comercio cantidades considerables de estas preparaciones microscópicas.
Mas advertirémos que si este estudio nuevo se ha desarrollado en Alemania, su orígen
se encuentra en Francia, donde la idea de utilizar el microscopio para tal objeto ha sido
preconizado por Dolomieu y Fleurian de Bellevue.
Se preparan las láminas de los minerales destinados á la observacion, desgastándolos
al esmeril sobre una superficie dura, tal como una placa de fundicion; la operacion se
hace con la mano ó con un aparato mecánico que abrevia la operacion. Guando el frag-
mento se reduce á un grueso suficiente para apreciar los caractéres que encierra, se des-
pega del bloc de vidrio al que se habia adherido, á fin de poderlo manejar y se le fija con
bálsamo de Canadá sobre láminas que sirven de porta-objetos. Por el exámen microscó”
pico se encuentran las materias contenidas en las rocas, sal marina, salitre, sustancias
azoadas y algunas veces organismos infinitamente pequeños en las formaciones calcáreas.
La dedicacion á este género de investigaciones exige una gran paciencia, pues se necesi-
ta un exámen minucioso de un gran número de preparaciones.
Cuando se examina el corte de una roca se debe aplicar un aumento proporcionado; ni
muy débil que impida discernir la estructura ni muy fuerte que seria perjudicial á la cla-
ridad, primera condicion de toda buena observacion. La luz polarizada es de un gran
auxilio al mineralogista en sus investigaciones sobre las propiedades ópticas de ciertos
cristales; sin este medio los más importantes pasarian desapercibidos. Es además una
de las más curiosas experiencias buscar por los brillantes efectos de la polarizacion el
centelleo de pequeños cristales, que presentan el aspecto de otras tantas piedras preciosas.
Los microscopios destinados álos estudios mineralógicos, están provistos de goniómetros,
aparatos que sirven para-medir los ángulos de los más pequeños cristales: basta un sim-
ple movimiento del dedo para ponerlo en observacion y leer en seguida sobre la platina
giratoria el grado comprendido en el ángulo buscado. Uno de los hechos más curiosos
revelados por el uso del microscopio es la presencia de burbujas de gas ó de líquidos con-
tenidos en los minerales. El zafiro, el rubí, la esmeralda, la espinela, contienen en sus
cavidades un líquido poco dilatable bañando cristales que se disuelven por el calor y re-
formándose en seguida por el enfriamiento. Se ha buscado por medio del análisis espec-
tral la naturaleza de aquel fluido. Se solicitaba la accion del calor por un hilo de platina
enrojecido por una corriente galvánica y los gases recogidos en el momento de la decre-
pitacion, se estudiaban en el vacío. Varias veces se reconoció que el gas predominante
era el ácido carbónico: segun Vogelsang y Geissler existia ahí bajo una presion -de 75
atmósferas.—J. Grraro.—(La nature, 3mé. année 1875, Paris.)
4
MARIPOSAS VIAJERAS.—A fines de Julio y principios de Agosto del presente año,
una cantidad innumerable de mariposas diurnas invadió el Valle de México, pasando por
esta capital, teniendo el gusto de ver por varios dias estas apacibles viajeras. Su paso se
efectuaba desde las diez de la mañaña hasta las dos de la tarde. Una circunstancia que
admiró mucho fué el ver que todas se dirigian en la misma direccion, de N. O. áS. E.
Desde hace 6 años habia observado este paso singular, pero nunca habia sido tan fácil
de examinarlo como esta vez. El corto número de los mismos lepidópteros que veía en
los años anteriores, me habia impedido fijar con certeza la direccion de su vuelo: si-
guen exactamente la cadena de las cordilleras como las aves de paso. En la llanura su
vuelo es bajo y moderado, pero luego que encuentran un obstáculo, como las casas de
una ciudad, un bosque, etc., se hace más rápido y elevado. La especie llamada Guenaeana,
por Boisduval, se levantaba bastante de las casas para desaparecer casi de la vista. Pasa-
ban estos lepidópteros al mismo tiempo que en México, por Texcoco, Ometusco y Pachu-
ca, ocupando así una extension de más de 20 leguas. En el camino que separa estos dos
lugares formaban momentáneamente pequeñas nubes á través de las cuales era imposible
ver el cielo. Estas hordas pasajeras se componian principalmente de dos especies, la Gue-
noeana y la Meerula, siendo esta última la más comun y la primera más difícil de verse
por su alto vuelo. i
Me ocuparé ahora de la clasificacion y descripcion de las referidas especies. Ambas
pertenecen al género Rhodocera, de Boisduval. Chenu las coloca en el número de las Cal-
lidryas. Leach forma con ellas el género Gonopterix; pero como lo observa el primero de
estos autores, existe ya un género de mariposas nocturnas llamado Gonoptera, y para evi-
tar toda confusion les dió el mencionado nombre de Rihodocera, que hace alusion al color
rosado de las antenas: por último, diré que Latreille las clasifica en las Golias. Las Ko-
doceras tienen una gran semejanza con las Calidrias, pero las alas angulosas y las ante-
nas algo arqueadas las separan de éstas. La nervadura mediana de las segundas alas
sobresale tambien más que en los otros géneros. Los machos son más pequeños que las
hembras y de color más vivo; las manchas de la cara inferior de las alas se marcan me-
jor, siendo éstas un poco más angulosas. Un carácter de bastante importancia consiste
en que el borde anterior ó costal de las alas anteriores es híspido y de consiguiente áspero
al tacto. Algunas especies ofrecen un espacio glanduloso y pulverulento entre el borde
costal y la nervadura mediana de las alas inferiores. El color verde de las orugas está
atenuado en las dos extremidades por una raya lateral más pálida, y son finamente ru-
gosas y apénas pubescentes. Las crisálidas son verdes y en forma de huso, con las extre=
midades más ó ménos punteadas de color moreno, y dejando entrever la forma de la ma-
riposa. f p
La R. Merula tiene de 10 á 11 centímetros de envergadura; sus alas son de color ama-
rillo limon por encima, con un punto muy negro en la celdilla discoidal de las superio=
res y un punto naranjado más pequeño en medio de las inferiores; el borde externo de
las cuatro alas está entrecortado por pequeños puntos naranjados colocados en las extre-
midades de cada nervadura, y con el mencionado espacio glanduloso bastante marcado.
La cara inferior de las cuatro alas es de un color verdoso muy bajo y ligeramente ondu-
lado de castaño claro; una mancha ferruginosa, oblonga y algo ocelada de blanco ocupa
la extremidad de la celdilla central de todas las alas, siendo en fin la base de éstas débil-
mente rojiza.
La Guenena es muy semejante á la Meerula, pero es un poco mayor. El fondo de las
alas es más pálido; el punto negro de las superiores está ligeramente rodeado de un tinte
ferruginoso y el ángulo apical de las mismas algo ribeteado de negro.
Una muy bonita especie que se encontraba mezclada á nuestras mariposas errantes es
5
.
la R. Clorinde, con alas en el fondo blancas, adornadas todas éstas de un punto rojo oce-
lado de negro y una mancha amarilla en las superiores. La Clorinda es ménos viajera
que sus compañeras y prefiere posarse sobre los geranios; es tambien mucho más rara, y
cuando está bien conservada es una buena adquisicion para el entomologista. Existen en
México todavía otras Rodoceras como la Lacordairii y la Lyside, con la que podria for-
marse un subgénero.
Las especies de dicho género de lepidópteros, en su estado de oruga, se alimentan de
preferencia con plantas de la familia de las Ramneas y de las que no faltan representan-
tes en el Valle de México de los géneros Rhamnus y Ceanothaus.
La abundancia verdaderamente extraordinaria que hubo de ellas este año, puede ex-
plicarse de esta manera: repetidas veces he estudiado sus orugas y he observado que el
mayor número habian sido picadas por un himenóptero del género fchneumon, que las
destruye en gran cantidad; es de presumir que este insecto no habiendo podido propagar-
se en los años anteriores, habrá casi desaparecido esta vez, permitiendo así una repro-
duccion considerable de estas mariposas; contribuyendo tambien al mismo resultado la
exuberancia de la vegetacion que se hizo notar en la misma época, y que proporcionó á
las orugas un alimento más que suficiente para poder vivir.—Noviembre 15 de 1876.—
ADOLFO DucommuN.
EL PAPEL DE MADERA.—No es posible ni comparar siquiera la riqueza de fibras
que la madera tiene en sí, con las que poseen por su parte las demás sustancias que se em-
plean en la fabricacion del papel; las células de la primera dan una pasta de extraordina-
ria solidez, muy á propósito para hacer los papeles más tersos y más hermosos, y además
disminuye considerablemente los gastos de produccion si se compara el que se hace con
el uso de los trapos.
Inglaterra, Alemania y Austria han sido las tres naciones que adoptaron primero el
nuevo procedimiento; y tan sorprendentes han sido los resultados obtenidos, que en la
actualidad existen numerosas fábricas para obtener la celulosa de las maderas y vender
luego en bruto esta preciosa materia á los fabricantes de papel que cada vez la buscan
con mayor empeño.
El medio empleado para conseguir este producto vegetal consiste en el de la putrefac-
cion usada ya para la fabricacion de pastas de papel por medio de las plantas fibrosas.
Las maderas más á propósito, son la de pinos, abetos, pinabetes y otras de hojas linea-
res, que pueden utilizarse, bajo la forma de troncos enteros, de zoquetes y de támaras.
Las maderas de hojas anchas, no Gan sino una pasta de fibras muy cortas y poco resis-
tentes, y hay maderas que no pueden emplearse en lo absoluto, como sucede con la de
la encina.
Ua vez desembarazada de la corteza, se divide la madera, con ayuda de una máquina
especial, en pedacitos de 20 centímetros de largo, 10 de ancho y 5 á 8 de espesor. Esta
máquina cortadora se compone de un árbol horizontal puesto en movimiento directamen-
te por una máquina de vapor teniendo en uno de sus extremos un disco provisto de una
cuchilla. La pieza de madera se aprensa contra este disco por la parte de la médula, y á
cada vuelta del disco se separa una tira que tiene la longitud del pedazo de madera y
cerca de 20 centímetros de espesor, cayendo despues entre dos cilindros acanalados que la
dividen en pedazos pequeños.
Como la uniformidad de los trozos de madera tiene una importancia capital bajo el
punto de vista de la fabricacion de un producto homogéneo, la materia, saliendo de la
máquina de dividir, pasa todavía por un refinador que la divide de nuevo del modo más
uniforme que sea posible.
$
Este refinador tiene gran analogía con un molinillo de café, pero de mayores di-
mensiones.
La madera obtenida se carga en un recipiente de palastro, que la lleva á una caldera
horizontal, que una vez llena se cierra herméticamente, agregándole sosa cáustica, y se
procede á la coccion calentándola por medio de un hogar que obra directamente sobre
ella.
Cuando despues de una calefaccion de tres ó cuatro horas, el líquido de la caldera ha
llegado á tener la temperatura que corresponde á diez atmósferas sobre la presion exte-
rior, es señal de que la coccion ha terminado, y la caldera se vacía completamente. La
materia sólida, que no es otra cosa que la celulosa impura, se lava al momento, blan-
queándola y secándola en aparatos especiales, y cortándola en seguida por medio de una
máquina del tamaño que se desée,
Deducidos los gastos de produccion y amortizacion, rinde esta industria una utilidad
de 25 por 100 cuando ménos del capital de instalacion, y los rendimientos serian mucho
mayores si las fábricas tuviesen bosques propios que explotar, si los productos químicos
no tuvieran que ser trasportados de muy lejos, ó si se empleasen los últimos perfeccio-
namientos relativos á la economía de la sosa y del combustible.
El empleo de la celulosa se ha extendido tambien, por sus condiciones económicas, á
la fabricacion de llantas para las ruedas, toneles, anillos de guarnicion y suelas, sobre
todo en Alemania y en América.
El beneficio de este adelanto, si se atiende solo al comercio de la madera, consistirá
no solamente en un aumento de pedidos de esta materia, sino en que los propietarios de
bosques y de talleres podrán utilizar ciertas clases y resíduos que ántes carecian de valor
y no podian soportar ningun derecho de trasporte, en tanto que trasformándolos en ce-
lulosa adquieren al momento un valor relativamente muy elevado y que les permite ser
trasportados á cualquiera distancia.
Además, las maderas nudosas de que no puede extraerse celulosa, sirven para reempla-
zar el combustible. ;
La riqueza en bosques de España es ya un elemento de por sí importante para que se
atiendan nuestras indicaciones, y para que se explote con inmensos beneficios esta aplica-
cion moderna, adoptada ya en los grandes centros industriales de los países que ántes
hemos mencionado.—Gaceta internacional de Bruselas, de 24 de Setiembre de 1876.
VALORIZACION DEL PRINCIPIO VESICANTE EN ALGUNAS CANTÁRIDAS
DEL PAIS.—Con objeto de averiguar hasta qué punto podian ser útiles las cantáridas
que se producen en el Estado de Guanajuato, he reunido en cantidad suficiente para ex-
perimentar, seis de las especies más abundantes. Desde luego me pareció conveniente -
hacer su estudio comparándolas con la cantárida extranjera, Cantharis vesicatoria, Geaf.,
sometiendo cada una de ellas, inclusa ésta, á los mismos tratamientos, dirigidos á deter-
minar la cantidad de cantaridina; pues por una parte es indudable que para saber el grado
de actividad vesicante de cada una, basta determinar la cantidad de cantaridina que con=
tienen, y por otra, tratando á la vez y en las mismas condiciones á la cantárida extran-
jera, las causas de error que en todas las experiencias influyan en una especie, deberán
influir en todas, siendo suficiente para el caso determinar la actividad relativa de las del
país respecto de la extranjera. A esto reduje mis investigaciones, y comencé por pulve-
rizar 2 gramos de Cantharis vesicatoria, y separadamente igual cantidad de cada una de
las seis especies del país, así como el mismo peso de la mezcla de éstas; las maceré du-
rante ocho dias, cada cual en vasija separada, en 30 gramos de alcohol á 90% en seguida
á un mismo tiempo y en filtros distintos, separé los líquidos, lavando los resíduos con
a
otros 15 gramos del mismo alcohol; despues, en vidrios de reloj sometí á la evaporacion
espontánea cada uno de los licores, pesados previamente los vidrios vacíos, y al cabo de
ocho dias que desapareció el líquido, quedando solo los cristales de cantaridina mezclados
con una pequeña cantidad de aceite y de las otras sustancias que en pequeñísima canti-
dad señalan los autores, volví á tomar el peso cuyo resultado es el siguiente:
Vidrios Tomada por
PE S AD A S Vidrios solos. con cantari- Cantaridina. unidad
. dina. > la extranjera.
GRAM. GRAM. GRAM. GRAM.
Cantharis vesicatoria, Geofroy . . . . . 7,312 7,507 0,195 1,
nigerrima, Eugenio Duges. . . 7,153 7,498 0,345 1,769
”
o nigra, Eugenio Dugés . . . . 6,682 7,116 0,434 2,227
Mezcla de las seis epecies del país. . . . 8,640 9,100 0,460 2,359
Cantharis cinctipennis, Chevrolat . . . . 8,717 9,205 0,488 2,503
ES ducera, Qhevrolat: LUPI zOd ESI457 8,962 0,505 2,590
A, quadrimaculata, Dejean. . . . 7,397 7,903 0,546 2,800
e stigmata, Eugenio Duges . . . 8,434 8,997 0,563 2,887
Donde se ve que de las seis especies de cantáridas que he estudiado, la ménos rica en
cantaridina (Cantharis nigerrima) contiene mayor cantidad que la extranjera, y siguien-
do el órden progresivo en las demás, como están colocadas en el cuadro que antecede, se
observa que la stigmata contiene cerca del triple. Se ve tambien que la mezcla de las seis
especies del país da de cantaridina un término medio aproximado como debia -esperarse;
deduciéndose de esto, que el uso de la mezcla será de muy buen éxito, puesto que contie-
ne de cantaridina cerca de dos tantos y medio de la que contiene la extranjera.
Además es digno de notarse que
8 Cantharis vesicatoria . . . . . pesanl gramo,
5 Ss MIJEITIMA ad
16 55 URI A ADAN IÓ
24 ee CIMCLPEnTAS A AO
5 1 eucera. a AO ni NS ”
8 4 quadrimaculata. . .. A
. 19 5 SEAJMUOEO PAI AA
De donde resulta, que de algunas cántaridas del país se pueden usar en número menor
ó igual á la extranjera con mucho mejor éxito, principalmente tratándose de la quadri-
maculata que abunda tanto en los alrededores de Pénjamo, que se han dado varios casos
en que algunos labriegos han perdido las uñas por cebar su cólera partiéndolas con éstas
al encontrarlas en los sembrados de frijol cuyas flores destrozan.—HoM0oBONO GONZALEZ.
(“El Repertorio,” t. I. pág. 12, Guanajuato.)
UN NUEVO ESTIMULANTE DE LA VEGETACION.—Asegura el Gardeneris Ma-
gazíne que un sabio aleman ha descubierto en el alcanfor la propiedad de activar la vege=
tacion de las plantas de una manera sorprendente.
Como el alcanfor es poco soluble en el agua, se requiere reducirlo á polvo y agitarlo
por algunos momentos en cierta cantidad de agua, con cuya mezcla se riegan las plantas.
CRONICA.
LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL EN LA EXPOSICION
DE FILADELFIA.—El Sr. socio D. Mariano Bárcena, vicepresidente de esta Sociedad,
comunicó á la Secretaría, con fecha 13 de Octubre próximo pasado, que las colecciones
de maderas y productos vegetales que la referida Corporacion presentó en la Exposicion
del Centenario, fueron premiadas por los jurados calificadores, así como las colecciones
geológicas y las publicaciones científicas pertenecientes á él, y que por conducto de la
misma se remitieron con el fin de ser presentadas. El Sr. Bárcena, como una prueba de
agradecimiento á la Sociedad por las distinciones que de ella ha recibido, cedió á ésta los
premios con que fué agraciado. Digna es de elogio tal conducta, que realza el mérito de
nuestro distinguido consocio y lo hace más apreciable para nosotros. La Sociedad se con-
gratula de que sus esfuerzos no hayan sido estériles, y solo desea que en algo puedan re-
dundar en beneficio de México.
OVACION PUBLICA.—En la sesion del dia 21 del presente mes, á mocion de algunos
miembros, la Sociedad acordó que la próxima sesion solemne, que se verificará á prin-
cipios del año entrante, y que de ordinario celebra cada dos años para presentar el in-
forme de sus trabajos, sea dedicada á honrar el mérito de los Señores socios premiados en
la Exposicion de Filadelfia, habiendo sido ya nombrada al efecto la Comision encargada
de formar el programa respectivo.
NUEVA COMISION DE LA SOCIEDAD.—Para disponer los artículos de la Revista
científica que comienza á publicarse en el presente número, han sido nombrados los Se-
ñores socios D. Antonio del Castillo, D. Alfonso Herrera, D. José M. Laso de la Vega,
D. Jesús Sanchez, D. Fernando Altamirano y el que suscribe. Aunque la Comision se
encargará de elegirlos, como algunos solo tendrán el carácter de simples apuntes y otros
se tomarán de diversos periódicos científicos, y por otra parte, no estando sujetos á dictá-
men y aprobacion de la Sociedad para publicarse, como los trabajos insertos en la seccion
principal, quedarán bajo la responsabilidad de sus autores.
IMPORTANTE PUBLICACION.—Con gusto hemos leido el nuevo periódico semanal
intitulado El Explorador minero, que nuestro empeñoso é ilustrado consocio el Sr, inge-
niero de minas D. Santiago Ramirez ha comenzado á publicar en esta capital, y que ocupa
ya un lugar demasiado digno en nuestra prensa científica. Muy instructivas nos parecen las
Conferencias mineras, de sumo interes las Revistas acerca del progreso de las ciencias en
México y en el Extranjero, amenos y bien escogidos los artículos de la seccion de Varie-
dades. Recomendamos su lectura á los Señores suscritores á «La Naturaleza,» y con gusto
trasmitirémos á su apreciable editor el Sr. Ramirez los pedidos que se sirvan hacernos.
México, Noviembre 30 de 1876.
* Por la Comision de publicaciones,
MANUEL M, VILLADA,
REVISTA CIENTIFICA
DE MEXICO Y EL EXTRANJERO.
OBSERVACION ORNITOLOGICA.—Tengo en mi poder, hace tres meses, un Coa
vivo, Trogon mexicanus, que á la fecha tiene cuatro meses de edad: procede de Monte Al.
to, en la cordillera que cierra al O, el Valle de México, y he podido observar en él lo si-
guiente:
Al recibirlo, toda la parte que debe ponerse verde era de un castaño oscuro, casi ne-
gro; el resto del cuerpo de un blanco amarillento, y cada pluma de las tapas de las alas
tenia encima una plumita con una mancha blanca; las plumas del vuelo tenian una mi-
tad longitudinal más clara que la otra, y las plumas de la cola correspondientes al obis-
pillo eran blancas; los dedos eran blanco-rosado, y el pico casi blanco.
A los cuatro meses noté en él los cambios siguientes:
Las plumas oscuras van tomando un color verde-esmeralda dorado; las blancas se ti-
nen de rojo, habiendo comenzado el cambio á los dos meses; las patas se han puesto más
oscuras, el pico amarillo pálido; las plumas rojas han comenzado á salir por la parte del
obispillo, donde las plumas blancas se han listado de negro. El pico desde su tierna edad
ha sido dentado como hoy, las ventanas de la nariz cubiertas de bigotes de uma pulga-
da de largo; de la base inferior del pico salen tambien barbas que se extienden horizon-
talmente hasta adelante de la punta del pico; la cola tiene hoy como 4 pulgadas de largo,
no desarrollándose más por desgastarse la extremidad de las plumas en la jaula. Su ta-
maño es el del Tordo de Charreteras, Agelaius phenicopheus, ó del Estornino de Europa.
Sturnus vulgaris.
Sus plumas no cambiaron de color al mudarlas, pero fueron tiñéndose poco á poco co-
mo en las aves de reflejos metálicos: colibrís, etc. Su grito, frecuentemente repetido,
puede traducirse por cod, cá, cá, cá, cá, repitiendo este último hasta 12 veces; al dar
el grito la cabeza se endereza y la cola se levanta casi perperdicularmente cayendo al
último cd.
El alimento que le he dado hasta ahora está compuesto de maiz y garbanzo tostados
y reducidos en harina, con azúcar y chile ancho; hace pocos dias le doy plátano largo
con moscos de la laguna que come igualmente bien.
Al tomar agua levanta la cabeza como los gallináceos, y hace un movimiento muy mar-
cado de abrir y cerrar el pico, para introducir el líquido,
En reposo tiene la cabeza sumida en el pescuezo.
Es muy manso y le gusta mucho verse acariciado por mí; cuando le paso la mano con
suavidad sobre la cabeza y el cuerpo, sigue todos mis movimientos con ojo inteligente,
volteando la cabeza en todas direcciones.
Hasta hoy no se ha bañado una sola vez, y creo que hasta la primavera tomará su ro-
paje definilivo.
Muy difícil es encontrar un individuo vivo domesticado, ó á4 lo ménos viviendo en jau-
la; por lo tanto creo que es la primera vez que se hayan podido observar sus costum-
bres, etc. en su tierna edad.
Miéntras llega á su estado adulto, seguiré comunicando á esta Sociedad el resultado
de mis observaciones,—Noviembre 1% de 1876,
2
10
Siguiendo éstas, desde la fecha anterior á la presente, he notado en el Coa los cam-
bios siguientes:
El color rojo se ha puesto mucho más encendido, aunque no ha llegado todavía á
su tinte definitivo; el verde ha seguido la misma trasformacion; el pico se ha puesto más
amarillo: las plumas de la parte inferior de la cola, salpicadas de puntos negros con la ex-
tremidad blanca, no dejan ninguna duda acerca de la especie á que pertenece, Trogon
mexicanus. Sin embargo, el mio tiene una particularidad que no he observado todavía
en ningun ejemplar de esta especie, y que no describí en mis primeras notas: es una
mancha blanca detrás del ojo y sobre el conducto auditivo, que conserva todavía hoy.
A la fecha, le han salido en las tapas de las alas dos plumas grises, las que deben for-
mar el plumaje definitivo de ellas.
Por la primera vez, el Coa se ha bañado.
Hasta hoy, 15 de Abril, los colores rojo y verde han seguido aumentando de tinte; la
faja blanca que separa el rojo del verde, en el pecho, queda completamente trazada; la
cola tiene seis pulgadas de largo; un gran número de plumas grises se ven en las alas,
reemplazando las de mancha blanca que tenia desde su más tierna edad; en la cabeza,
parte superior del pico, y arriba de los ojos, las plumas han tomado un color negro bas
tante pronunciado, y el resto de la cabeza se pone verde; la mancha blanca detrás del
ojo y sobre el oído, permanece en el mismo estado.
Se ha domesticado á tal puuto, que puedo pasearlo en el dedo, sin que haga ninguna
tentativa para escaparse.
Hoy tiene nueve meses y medio de edad, y creo que llegará al año para tener su ro-
paje definitivo.
Mis informes me han probado que es la primera vez que se ha conseguido criar y
domesticar un Zrogon, habiéndose hasta hoy juzgado la empresa como cosa imposible
El individuo que poseo es el único y primero que existe en aquel estado, y me cabe la,
satisfaccion de ser yo el primero que haya obtenido este interesante resultado. Digo in-
teresante, porque el Coa es una ave de lujo, que con sus ricos y brillantes colores podrá
figurar en primera línea en las colecciones de aves vivas de los aficionados. Además,
este resultado me da la seguridad de poder criar y domesticar al Quetzal ó Curucú, Pha-
romacrus mocinno, lo que intentaré este mismo año.—Abril 15 de 1877.—FABrIan MANRIQUE.
FENÓMENOS PERIÓDICOS DE LA VEGETACION.—Calendario botánico.—Regi-
dos los fenómenos de la vida vegetal por las influencias atmosféricas, las manifestacio-
nes de éstas deben corresponder al desarrollo de los primeros. La alza y baja de las tem-
peraturas, el avance ó retardo de las lluvias, etc., en los períodos á que debian corres-
ponder en los años normales, traen consigo cambios análogos en los fenómenos periódi-
cos de la vegetacion, y esas irregularidades del tiempo ocasionan los trastornos que fá-
cilmente se advierten con el retardo ó avance de la germinacion de las semillas, con el
crecimiento de las plantas, su floracion y fructificacion.
De aquí viene la necesidad de relacionar siempre las causas con los efectos, para cor-
responder á las aplicaciones que de la Meteorología esperan los estudios agronómicos.
Siendo la floracion de las plantas uno de los fenómenos más fáciles de observar, y te-
niendo además el grande interés de ser el preludio indispensable de la fructificacion, de-
hia, como efectivamente ha sucedido, estudiarse con la mayor atencion, tanto más, cuan-
to que la presencia de las flores es uno de los mejores medios para reconocer a priori el
carácter de la vegetacion dominante de una localidad, y deducir con mucha exactitud el
clima que la domina,
A la sola inspeccion de esos datos conoce el físico cuáles fueron los agentes atmosféri-
11
cos que dominaron ó dominan en determinada estacion y si han seguido una marcha re-
gular ó anómala en su desarrollo. Por los mismos medios reconoce el agrónomo qué
plantas útiles podrá avecindar en el terreno que estudia, puesto que están en su presen-
cia aquellas que pueden anunciarle las que podrán avenirse á las mismas circunstancias
climatéricas en que han prosperado las primeras.
Felizmente vemos ya inauguradas en México esas ciencias cuyas aplicaciones son tan
útiles á la Agricultura. El Gobierno General ha instado con frecuencia á los de los Es-
tados y á varias personas residentes dentro y fuera de esta capital, para que comuniquen
diariamente al Observatorio Central, el juego de temperaturas y otros fenómenos meteo-
rológicos, que se observen en sus respectivas localidades.
Por este procedimiento, que acaba de ponerse en práctica, se reconoce el curso de los
fenómenos más notables, sus variaciones, etc., y se puede determinar igualmente la lo-
calizacion de los diversos climas que existen en México. El proyecto de aclimatación de
plantas útiles, tiene establecida así una base general, y pronto se plantearán otras loca-
les, que ayudarán considerablemente á la resolucion perfecta de esa importante cuestion.
A esto tiende tambien la enunciacion de las plantas silvestres ó cultivadas que vivan
en una localidad, y el Observatorio Central de México, ha comenzado á publicar, con el
nombre de Calendario Botánico, la lista de algunas plantas que caracterizan la florescen-
cia en determinados periodos del año.
El calendario correspondiente al mes de Julio, contiene plantas cultivadas, tanto exóti-
cas como indígenas del país, y algunas otras que crecen silvestres en el Valle deMéxico.
El tamaño del Boletin del Ministerio de Fomento, donde ese calendario se publica, no per-
mite la insercion de una gran lista de plantas y mucho ménos á la florescencia completa
que corresponde á determinado mes. En la nota reducida que se inserta, y que no tiene la
pretension de ser una Flora del Valle, como equivocadamente se la ha juzgado, se citan
algunos tipos de los más característicos que pueden servir para el objeto indicado.
El compendio á que nos referimos es el siguiente:
sia a 2 E Lugar en que fueron
Familias. Nombre vulgar. Nombre científico. e JUE
observadas. |
1
Sy Agapando. -....- * Agapanthus umbellatus.......-. Jardin de San Francisco.
Liliaceas.... .- Eon ==5:7 E Tritonia WENA a O Idem, idem. |
> 3 Hortensia ....... * Hydrangea hortensia Jardin del Zócalo.
Hydrangeas---4| Ydem.... carsatos * Hydrangea hortensia(var.Alba-ro- | Jardin de San Francisco.
UE) oroccroscrorscoroaameaso |
Begoniaceas-... | Begonia.......-. * Begonia bulbosa...--2--=-=-===- Idem, idem. í
Nictaginaceas .. | Maravilla -...... Mirabilis dichotoMa...-oomo==-=-. Inmediaciones de Coyoa-
can.
PoligonaceaS-=- | ..======o===-=- Polygonum acre .oomooooooouaoos Idem, idem.
A Romerito....---- Portulaca teretifolia...--------=-- Pedregal de San Angel.
Portulacaceas. . rara Ideta TOLOSE. «0. Je coronas Idem, idem.
O Cuphea lanceolata.--.<.oomooooooo- Chapultepec.
Ranunculaceas.. | Ranúnenlo acuático.. | Ranuneulus aquatilis....-...----- Idem.
Resedaceas..... Resedá: 222220 Reseda lnteolan aros praiias ias Idem. d
Magnoliaceas..- | Magnolia. -...--. * Magnolia grandiflora....-....-- Jardin de San Francisco.
Asclepiadaceas - | Tlalayote -.....- Asclepias Humboldtiana.-.-.-.---- Coyoacan.
Plumbaginaceas | Yerba del alacran | Plumbago scandens...oooomoo.o-. Pedregal de San Angel.
Primulacess.... | Coralillo .......- Anagallis arvensis - .-.--.=-=---=- | Coyoacan.
Jasmineas...... MENCHO 20 ===.2 * TLigustrum japonicun .----.----- Jardin del Zócalo.
inte Borla de S. Pedro | * Bignonia fraxinifolia....--..---. Jardin de Palacio. |
gn AO MBIEnOríaS 222. * Bipnonia CapensiS. <=. ==. Jardin de San Francisco. |
Solanaceas -.... (SA % Solanum dulcamala...oo....-.- Hacienda de S. Pedro (Co- |
yoacan).
A MS Solanun CormnutM..coonoooon---. Idem, idem.
Scrofulariaceas - | Mimula..-..-..-. Mimulus bomili8. 2. 2..0..2=0...- Idem, idem.
Lobeliaceas..... Jarrito. -..------ Lobelia angustifolia..-...--.--==- Idem, idem.
S- Dalla o 008 Dahlia cervantesil --.0ooco..o... Ajusco.
Corapnestes - -= $ Idem 0h * Dahlia variabiliS.-.-....o...--- Jardin del Zócalo. '
Rubiaceas...... Trompetilla - .... Bouvardia triphylla.......-.-=-=-- Pedregal de San Angel. |
Leguminosas... | Eritrina, -....... | * Erythrina Crista-galli.........- Jardin de San Francisco.
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Hállanse allí anotadas dos especies, Anagallis arvensis y Reseda luteola que son comu-
nes á México y á Europa, y que en ambas partes caracterizan á las tierras fértiles y cul-
tivadas. Su enunciación demuestra á los agrónomos del otro continente, que en el Valle
de México existen terrenos fecundos, donde pueden cultivarse en determinado pe-
riodo del año, las otras plantas útiles, que acompañan á las citadas, en los campos Eu-
ropeos.
Es igualmente importante la circunstancia de que esas especies de Anagallis y Reseda
vivan simultáneamente en continentes distintos y en países tan lejanos; este hecho de-
be explicarlo la consideracion de que los granos de esas plantas vendrian mezclados á las
cereales que se trajeron de Europa para aclimatarlas en este Valle. Los vientos, el culli-
vo y otras causas, han diseminado los granos de aquellos vegetales en varias direcciones,
y ahora aparecen como indígenas en este país, donde están, por decirlo así, nacionaliza-
das, aviniéndose en todo á las circunstancias locales.
En el mismo calendario están citadas la Cuphea lanceolata y el Polygonum acre. Cono-
cida como es la índole de esas plantas, de su anotación se deduce con facilidad, que en el
lugar donde se las observó, existen tierras húmedas y fértiles y que están cortadas por
canales y otros depósitos de agua.
La florescencia que tambien se anuncia de las hortensias, la tritonia etc., proporciona
buenos datos á los aclimatadores extranjeros, que conocerán por ese medio qué plantas
útiles, y en qué época pueden avecindarse en este Valle.
A medida que se noten cambios notables en la florescencia de los campos y jardiues,
se cambiarán igualmente los tipos cuyos nombres están insertos en el calendario á que
nos referimos, y se introducirán otros de igual interés. Al fin de un año, se podrá deter-
minar qué plantas son rigurosamente mensuales, y cuáles abarcan un periodo menor ó
más dilatado en su florescencia.
Sabemos que la vista de nuestro modelo de calendario botánico, ha despertado ya la
idea á algunos observadores, de formar una lista de plantas mensuales más completa; si
esto se realiza, tendrémos mucha satisfaccion en consultarla, y nos congratularémos siem-
pre de que el Observatorio Central haya iniciado en México un estudio tan importante
bajo tantos respectos.—Julio 10 de 1877.—Martano BARCENA.
EL ÁCIDO SALICÍLICO.—Los desinfectantes y los antisépticos pueden dividirse en
dos clases: los que tienen una accion destructiva por la propiedad dominante de sus afi-
nidades químicas, el cloro siendo el tipo de ellos; y los que impiden la fermentación pú-
trida, y cuyo tipo es el ácido fénico.
Hasta ahora todos los desinfectantes y los preservativos conocidos, tienen el gran de-
fecto de poseer ya un mal olor, ó un sabor desagradable, el ser venenosos, ó reunir al-
gunas veces todas éstas desventajas. El descubrimiento de un preservativo y un desin-
fectante que no tenga olor ni sabor, es pues, de una gran importancia. El ácido salicí-
lico presenta éstas ventajas, y creemos útil trazar la historia del descubrimiento de
ésta sustancia que está destinada á ser de un uso tan frecuente en la economía do-
méstica.
El punto de partida de su descubrimiento ha sido el estudio de la salicina; sustancia
amarga, cristalina, contenida en las hojas y en la corteza jóven del sáuce, del álamo y
de algunos otros árboles. Se la obtiene, cociendo la corteza en agua, filtrando y concen_
trando el jugo por evaporacion, y en fin, dejándolo formar cristales en agujas sedosas de
un blanco puro, cuya análisis ha dado por resultado la fórmula siguiente: Carbono 13,
Hidrógeno 18, Oxígeno 7. Cuando ésta sustancia se hierve con un ácido, absorbe un áto-
mo de agua y se divide en otras dos combinaciones, la glucosa ó azúcar de uva, y un nue-
13
vo compuesto que ha sido llamado saligenina. Su accion química puede representarse
por la fórmula siguiente:
Css Hs O, + B, 0) = H, 0,+ C, H, O,
Salicina. Agua. Glucosa. Saligenina.
Cuando se somete la saligenina á la accion del cromato de potasa y del ácido sulfúri-
co, dos átomos del hidrógeno que contiene, se oxidan trasformándose en agua; €, H, O,
se vuelve (, H, O,, aceite incoloro y muy oloroso, más pesado que el agua y soluble en
esta última: se llama aceite salicílico. Cuando éste se oxida por el aceite crómico, absor-
be un átomo de oxígeno, €, 1, O, se convierte en (, H, O,, es decir, el ácido salicílico, 0b-
jeto de esta noticia. Dicho ácido cristaliza en prismas, y se disuelve en agua alcoholiza-
da. Calentado se funde, y por la destilacion pierde el ácido carbánico y se trasforma en
ácido carbólico (ácido fénico), el mismo que se obtiene del alquitran del carbon de pie-
dra: la fórmula siguiente indica cómo se verifica ésta descomposicion.
0-0 0030 EO
Acido salicílico. Acido carbónico. Acido carbólico.
Los químicos que estudiaban ésta sustancia, puestos así en camino, trataron de obte-
nerlo por un medio mas sencillo y ménos costoso combinando el ácido carbólico con el
carbónico, logrando su intento. Se hace poner simplemente este último ácido á través
del primero, en presencia del sodio, que por su afinidad con el oxígeno, desune los lazos
entre G, H y O, y predisponen los átomos de éstos elementos á una nueva combinacion;
tenemos así:
CH, ¿04 010,'=? 07 H¿0;
Acido carbólico. Acido carbónico. Acido salicílico.
- Este íntimo parentesco entre las dos sustancias, hizo suponer que el ácido salicílico, era
en cierto sentido un ácido carbólico, poseyendo sus propiedades antisépticas, sin tener
el olor ni el sabor del alquitran, que lo hacen impropio para la alimentacion. Esta sos-
pecha se confirmó, y se vió que tres granos de ácido salicílico en 4 litro de leche fresca,
la conserva 40 horas más que sino se la hubiese puesto esta sustancia.
La presencia de este ácido no puede percibirse por el olfato ni el gusto, y no es dañoso
á la salud. Impide la fermentacion y la detiene cuando ha comenzado en la cerveza, el
vino, los jarabes. Se comprende que el descubrimiento de semejante sustancia es de una
importancia práctica considerable.
Algunas gotas de una solucion de ácido salicílico (1 parte por 10 de agua alcoholizada)
en un vaso de agua, constituye una excelente agua dentrifica.
Para conservar en buen estado las mermeladas, lasjaleas de [rutas, etc., basta añadir
algunas gotas de esta misma solucion, á la agua de cerezas, en la que se tiene costum-
bre de embeber el papel destinado á cubrir éstas conservas alimenticias.
(Feuillés d' Higiene, etc. Neuchátel Octubre de 1875.)
En el Museo Nacional se ha comenzado á hacer uso del ácido salicílico como agente
conservador, y los resultados han sido hasta ahora satisfactorios: reptiles, pescados, fru-
tos carnosos, etc., sumergidos en una solucion acuosa de éste ácido, en frascos cerrados,
no han sufrido descomposicion pútrida: la poca solubilidad del ácido en el agua exige se
le disuelva primero en alcohol ántes de ponerlo en aquel vehículo: no nos ha sido posi-
14
ble fijar todavía la cantidad mínima de ácido que puede emplearse, para conseguir el ob-
jeto indicado, pues por lo regular nos hemos servido de soluciones bien saturadas. Se-
gun el Sr. Bosc, añadiendo ántes al agua un 8 por 100 de bórax, y elevando su tempe-
ratura hasta la ebullicion, puede disolver hasta un 10 por 100 de ácido salicílico, sin des-
componerse aquella sal; el acetato de amoniaco es tambien un buen disolvente, for-
mándose un salicilato de esta base, y quedando en libertad el ácido acético. (G. de P.)
AAA OA AR AGD ___———-
SECRETARIA
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL,
ACTA DELA SESION DEL DIA 15 DE FEBRERO DE 1877.
Presidencia del Sr. D. Ramon 1. Alcaráz.
Leida y aprobada el acta de la sesion anterior, el secretario que suscribe pidió la pala-
bra para manifestar, que en la presente sesion destinada á la renovacion de oficios, de-
bia, conforme á Reglamento, dar lectura al Informe de los trabajos ejecutados por la So-
ciedad, durante el bienio de 1875 y 76, pero que habiendo dispuesto la misma, dedicar
una sesion pública á sus socios premiados en la exposicion Internacional de Filadelfia,
habia acordado que en ella se leyese dicho Informe.
El primer tesorero D. Manuel M. Villada dió en seguida lectura al corte de caja cor-
respondiente al año de 1876, y lo mismo hizo el segundo tesorero D. Manuel Gutiérrez,
El Sr. Presidente acordó, que el resúmen de ambos documentos se agregase al Infor-
me de la Secretaría, para darle publicidad cuando éste se imprima, y conforme á Regla-
mento nombró al Sr. socio D. Manuel Reyes para que glosase las cuentas presentadas
dando ántes las gracias á los Sres. tesoreros por el buen desempeño de su cometido.
Concluido esto, se procedió al nombramiento de las personas que debian formar la Jun-
ta Directiva en el presente año.
El que suscribe recordó á los Sres. socios, que por disposicion anterior de la Sociedad,
solo una persona se haria cargo de la tesorería. Hecha la votacion, resultaron electos: pa-
ra presidente, el Sr. D. Mariano Bárcena que fué nombrado por aclamacion; para vice-
presidente, el Sr. D. Gumesindo Mendoza, por 10 votos contra 6 que obtuvo el que sus-
cribe; para primer secretario, el que suscribe, por 9 votos contra 6 que obtuvo el Sr. Al-
tamirano; para segundo secretario, el Sr. D. Fernando Altamirano, por 14 votos contra
3 que obtuvo el Sr. Ramirez: quedó reelecto por aclamacion, para el cargo de Tesorero, el
Sr. Villada, no habiéndole sido admitida la renuncia que presentó. Fuéigualmente elec-
to por aclamacion, Presidente honorario perpétuo, el Sr. D. Alfonso Herrera: este pues-
Lo estaba vacante desde la muerte del Sr. D. Leopoldo Rio de la Loza; quedando, en fin,
el Sr. D. Ramon I. Alcaraz, con su carácter de vice-presidente honorario.
Concluido ésto, se levantó la sesion, á la que asistieron los Sres., Altamirano, Amador,
Braken-Welda, Gutiérrez, Herrera, Laso de la Vega, Manrique, Mendoza, Ortega, Rami-
rez, Reyes, Rodriguez Rey, Urbina, Velasco, Villada y el secretario que suscribe, fal-
tando con previo aviso, el Sr. Bárcena.—1* secretario, Jesús Sanchez.
NECROLOGIA.
El dia 3 de Julio del presente año, falleció repentinamente en Orizaba el Sr. D. Mateo
Botteri, profesor del Colegio Preparatorio de aquella ciudad en los ramos de Historia Natural,
Idiomas, é Historia Universal: socio corresponsal, además, de esta Sociedad y de otras varias
extranjeras.
Nació el Sr. Botteri en Lesina (Dalmacia), el 7 de Setiembre de 1808.
Dedicado desde su juventud á las ciencias naturales y deseoso de adquirir conocimientos
científicos, casi toda su vida fué un estudio continuo, que consagró á diversas materias,
Muy jóven comenzó á formar colecciones de objetos naturales, y cuanto encontraba nuevo y
digno de estudio, lo remitia 4 los naturalistas más notables de Europa.
Apasionado por las Algas, á las que tenia una predileccion especial, descubrió multitud de es.
pecies y áun géneros nuevos, con los que se enriqueció la flora marina del Adriático, pues con
suma constancia recorrió durante algunos años todas las islas y el litoral de Dalmacia en busca
de aquellas plantas.
No solamente fué especialista en Historia Natural, sino que era general en toda clase de co-
nocimientos.
Cultivó con mucho éxito diversos idiomas, y llegó 4 adquirir profundos conocimientos en mu-
chos de ellos.
Estuvo en Grecia para perfeccionarse en el griego moderno, y pasó tambien 4 Africa, en
donde aprendió el árabe.
Visitó las principales naciones de Europa, y aumentó así su saber en los idiomas que ya co.
nocia.
Podemos decir, en fin, que era un poliglota de primer órden, pues poseía el Tlirio, Italiano,
Español, Francés, Inglés, Aleman, Portugués, Polaco, Sueco, Latin, Griego antiguo y moderno
Hebreo, Arabe, mucho del Eslavo, bastante del Húngaro, y muchos dialectos europeos. Sus co,
nocimientos acerca de ellos no eran solo superficiales, pues áun su literatura le era conocida.
En Historia Universal tenia grandes conocimientos, y con su memoria colosal bien podia de-
cirse que era la historia viva,
En el año de 1854 6 55 vino á la República en calidad de miembro de la Expedicion Científi-
ca, mandada á este país por la Academia de Ciencias de Paris.
Le fué designada la ciudad de Orizaba, para sus tareas científicas, y desde luego comenzó á
formar sus colecciones, que remitia á la Academia; la flora tan rica de esa poblacion y $us con-
tornos le sirvió para un estudio nunca interrumpido,
16
Al terminar los trabajos de la comision que tenia á su cargo no quiso regresar 4 Europa, sino
que prefirió dedicarse á la enseñanza, estableciéndose en dicha ciudad,
Profesor del Colegio Nacional Preparatorio, jamás abandonó su puesto; y áun en épocas acia-
gas en que no habia para cubrir los sueldos de los profesores, concurria con puntualidad á sus
cátedras.
Además daba lecciones particulares, tanto á las señoritas como á los jóvenes de las principa-
les familias de la poblacion
Sus colecciones, formadas exclusivamente por él, eran extensas y variadas, abrazando todos
los ramos de Historia la Natural.
Al establecerse en dicho Colegio el año de 1875 un Gabinete de Historia Natural, cedió, sin
remuneracion alguna, la mayor parte de sus colecciones, no siendo todas por falta de lugar en
que colocarlas.
De un corazon bueno, sencillo y filantrópico, daba 4 los pobres cuanto tenia, reservándose
lo muy preciso para vivir, teniendo siempre gusto de obsequiar á cuantas personas trataba y
conocia.
Murió en una suma pobreza, y fué necesario que el Gobierno del Estado de Veracruz, los
profesores del Colegio Preparatorio y sus numerosos discípulos, contribuyeran para los gastos
de sus funerales.
Su cadáver fué embalsamado y depositado hasta el dia 8 del mes citado, en el que se verificó
la inhumacion, con la solemnidad que era de esperarse.
Fué acompañado al panteon por el Ayuntamiento, Profesores, alumnos y todo clase de perso-
nas, pues como era universalmente querido, fueron á darle el último adios al que habia sido su
amigo, su maestro ó benefactor.
La Sociedad Mexicana de Historia Natural lamenta la muerte de este sabio tan distinguido
y del socio á quien tanto estimaba, tributándole en este recuerdo una muestra de gu admiracion
y respeto.
México, Agosto 165 de 1877,
Fernando Sologure.,
REVISTA CIENTIPICA
DE MEXICO Y EL EXTRANJERO.
EL TABAQUILLO.—Esta planta, que es la Vicotiana glauca, de la familia de las So-
lanáceas, ha sido estudiada químicamente por el Sr. D. Enrique Muñoz en el año de
1876. En sus hojas se encuentra lo siguiente: potasa, sosa, cal, ácidos sulfúrico y clorhi-
drico, ácidos málico y cítrico, y otras diversas sustancias, como albumina, resinas verde y
amarilla, cera ó materia grasa, clorofila y un cuerpo azoado. Además, dice haber en-
contrado un principio alcalino y tóxico que duda si es nuevo ó si es más bien la Nicoti-
na. Los procedimientos que dice haber seguido para su extraccion son imperfectos y des-
critos confusamente; en resúmen expone: que mezcló las hojas divididas, con agua y un
óxido alcalino; el producto destilado lo recibió en ácido sulfúvico concentrado; en segui-
da lo evaporó primero en baño de María y despues al aire libre; el residuo que queda es-
tá formado de dos sulfatos, de amoniaco y del alcaloide que se busca; separa este sulfato
por el alcohol absoluto, y la pequeña cantidad que de él obtuvo, dió las reacciones si-
guientes:
Acido azótico sulfatizado,—coloracion ligeramente amarilla; ácido azótico puro,—no
hay reaccion; ácido sulfúrico, id.,—solucion incolora; agua clorurada,—coloracion lige-
ramente violeta.
Agrega aún el autor, que el agua destilada de este vegetal, que es alcalina, neutrali-
zada, da las reacciones que á continuacion se expresan.
Yoduro de potasio y mercurio,—precipitado blanco amorfo, y despues cristales rómbi-
cos; yoduro yodurado de potasio; —precipitado amarillo rojizo amorfo, soluble en el alco-
hol y en el éter; bi-cloruro de mercurio, —precipitado blanco coposo.
Y como estas reacciones no son propias de la nicotina, se inclina á creer que es una
base orgánica no conocida.
Respecto á su accion tóxica, 30 6 40 gramos de extracto, matan á un perro, y la agua
destilada inyectada á una rana y á un conejo, les ha producido convulsiones y en segui-
da la muerte.
Por lo expuesto se comprende que esta planta encierra un principio bastante tóxico y
volátil, tal vez muy distinto de los conocidos.
Yo agregaré: que siendo este vegetal tan abundante en la República y de tan fácil pro-
pagacion, pues habita todos los climas y en los terrenos mas áridos, es de desear se em-
prenda acerca de él un análisis más perfecto, y sobre todo, el estudio de su accion fisioló-
gica que lo haga pasar del dominio del vulgo á un lugar distinguido en la terapéutica
nacional.—Noviembre de 1877.—FEeRNANDO ALTAMIRANO, socio de número.
SOBRE LA CLOROFILA.—Para demostrar la existencia de dos principios inmedia-
tos en la materia verde de las hojas, M. Fremy ha hecho los experimentos siguientes:
1.* Trató la clorofila por alcohol á diversos grados de concentracion; con este vehículo
á 62”, se extrae una materia amarilla, filoxantina, quedando en el tejido orgánico el áci-
do filociánico.
2.” Trata de la misma manera la laca de clorofila de base de alúmina; en este caso la
filoxantina se separa de la alúmina y entra en disolucion en el alcohol débil, miéntras
3
18
que el ácido filoxántico queda en combinacion con la alúmina, y no se separa sino por
la accion del alcohol más concentrado.
La accion de. los disolventes neutros, demuestra, por lo tanto, la existencia de dos ma-
terias colorantes en la clorofila.
3. Tratando la disolucion de clorofila en el alcohol, por una mezcla de ácido clorhí-
drico y éter, éste se apodera dela filoxantina, y adquiere uz tinte amarillo, miéntras que
el ácido toma una coloración azul porque disuelve al ácido filociánico. Para que esto se
verifique es necesario tratar la disolucion alcohólica de clorofila por el ácido clorhídri-
co diluido en la mitad de su volúmen de agua, y despues añadir el éter.
4.” Si se vierten en una solucion alcohólica de clorofila, algunas gotas de agua de ba-
rita, esta base forma con el ácido filociánico una sal de un verde oscuro, insoluble en el
alcohol, el líquido toma un color amarillo de oro, debido á la filoxantina que queda en
solucion.
Estos hechos demuestran que existen en la clorofila dos materias colorantes diversas.
¿Pero en qué estado se encuentran estas dos sustancias? ¿estíún simplemente mezcladas
Ó se hallan en combinacion? Se encuentran combinadas álos tejidos ó solo en suspen-
sion en el líquido?
Fremy, teniendo en consideracion la débil cantidad de álcali que se necesita emplear
para separar los dos principios coloridos y la accion de los disolventes neutros, sea so:
bre los tejidos orgánicos sea sobre la laca de clorofila, cree que estos principios se hallan
en el estado de simple mezcla.
Otra cuestion importante era averiguar si el ácido filociánico existe en el organismo
vegetal aislado ó combinado con alguna base, ó si se encuentra en el tejido orgánico re-
tenido por esa afinidad capilar que Chevreul ha estudiado tan bien.
El autor ha encontrado cantidades notables de potasa en la solucion alcohólica de clo-
rofila, y ha reconocido que la cantidad de álcali es más grande cuando la solucion es
más colorida; evaporando el licor y calcinando, queda carbonato de potasa como residuo |
Si se trata la solucion de clorofila con el agua de barita, se forma filocianato de bari-
ta, que tratado por el sulfato de potasa, se descompone en sulfato de barita y filociona-
to de potasa, el que al disolverse en el alcohol, comunica al líquido un color verde mag-
nifico.
Aunque hubiera sido más sencillo combinar directamente el ácido filociánico y la po-
tasa, Fremy ha tenido que recurrir á este procedimiento, por no haberle sido posible
aislar el ácido filociánico.
La sal, formada como seacaba de decir, tiene exactamente las propiedades de la cloro-
fila, pues es soluble en el alcohol, en el éter, en los carburos de hidrógeno líquidos; se
colora en moreno y se descompone por la accion de los ácidos, se precipita de su disolu-
cion alcohólica por la barita y el subacetato de plomo. Sometido á la inspeccion espec-
troscópica, el filocianato de potasa da la raya negra característica de absorcion, colocada
en medio de la parte roja del espectro.
En una palabra, la solucion alcohólica da los caractéres de la clorofila disuelta en el
alcohol.
Sin embargo, el filocianato de potasa se disuelve en el agua bajo la influencia de los
álcalis, miéntras que en las mismas condiciones los tejidos no ceden su materia colo-
rante.
Esta diferencia se explica fácilmente, reflexionando que en los órganos la clorofila es
retenida por capilaridad por los tejidos mismos; el alcohol es capaz de apoderarse de ella
áun en este estado, miéntras que las soluciones alcalinas no tienen ese poder.
Experimentalmente puede demostrarse este hecho: en efecto, sise tratan tejidos de lino
Le ¿e
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ó de algodon con filocianato de potasa, adquieren un tinte verde semejante al de las ho-
jas, y no pierden su coloración cuando se les trata por el agua, miéntras que el éter ó el
alcohol se apoderan de la materia colorante.
De lo expuesto se deduce, que la materia colorante de las hojas, es una mezcla de fi-
loxantina y filocianato de potasa.—(Jouwrnal de Pharmacie et de Chimic. Juillet, 1877.)
EL EUCALIPTUS GLOBULUS.—Este árbol, cuyo plantío se va propagando rápi-
damente, está produciendo resultados benéficos, tanto en la medicina como en la agri-
cultura é industria.
Hé aqui lo que á este respecto dice el Sr. S. A. de Hartzen, quien ha hecho varios expe
rimentos quimicos con órganos de Eucaliptus globulus, á fin de extraer de él sus diver-
sas sustancias y hacer constar los elementos de que se componen. Entre ellos merece
mencionarse un ácido grasoso, útil para la fabricacion del jabon: un ácido resinoso del cual
por varias reacciones se obtiene una sustancia para tintorería, de un hermoso color de
púrpura, y que podrá ser de grande aplicacion en las artes industriales.
Además de estos y otros productos, el mencionado árbol contiene tanino en abundan-
cia para que pueda ser objeto de explotacion como materia curtiente.
El Sr. Hartzen intenta seguir en sus investigaciones para poder ofrecer mayores deta-
lles y precisar la verdadera importancia de los mencionados productos y las diversas
aplicaciones que puedan tener.—/(Gaceta internacional de Bruselas, Setiembre de 1876.)
INVESTIGACIONES FÍSICO-QUÍMICAS SOBRE LOS ARTICULADOS ACUÁ-.
TICOS.—Numerosos experimentos han sido hechos para averiguar si los animales acuá-
ticos, especialmente los pescados que viven en agua dulce, pueden seguir viviendo en el
agua del mar. M. EF. Plateau ha tratado esta cuestion en los articulados acuáticos y la ha
llevado más léjos que sus antecesores. Como era de esperarse, ha visto que de los arti-
culados de agua dulce trasportados en el agua del mar, solo los que tienen una respira-
-cion aérea sobreviven á este cambio, miéntras los que la tienen branquial y cutánea
mueren, tanto más pronto cuanto es más desarrollada esta respiracion. ¿A qué propiedad
es debido que el agua del mar les ocasione la muerte? ¿Será á causa de ser un medio más
denso, ó más bien por las sustancias que tiene en disolucion? En los experimentos de
M. Plateau, la mayor parte de los articulados que él observó, se conservaban bien y vi-
vian más largo tiempo en una solucion de azúcar de igual densidad á la agua del mar: la
densidad del medio no era, pues, la causa de la muerte. Para averiguar si eran las sales
del mar, y á cuál de ellas debia airibuirse el efecto nocivo, M. Plateau preparó solucio-
nes de las principales sustancias minerales contenidas en el agua del mar, como son: el
cloruro de sodio, de potasio, y de magnesio y sulfato de magnesia y de cal. Cada solu-
cion, solo contenia una ó dos de estas sustancias y en cantidad tal, que el peso de la sal
era igual al de todas las materias fijas del agua del mar. La experiencia enseñó, que las
soluciones de cloruro de sodio ó de magnesio, tienen un efecto tan dañoso como la mis-
ma agua del mar, miéntras que las de los sulfatos quedaban casi sin efecto. M. Plateau
demostró, que los animales de agua dulce, viviendo en el agua del mar, ó en estas solu-
ciones, absorben en su cuerpo cloruros y los devuelven si se les coloca más tarde, des-
pues de lavarlos cuidadosamente, en una corta cantidad de agua destilada. Los sulfatos
en estas condiciones apénas son absorbidos por el animal, y una solucion de sulfato de
magnesia no los mata áun cuando tenga una densidad semejante á la del agua del mar.
Una segunda serie de experimentos comprende los articulados marinos sumergidos en
agua dulce. Todos mueren, á lo más tarde, despues de nueve horas y el análisis hace
constar que despiden de su cuerpo sal marina al medio en que se les ha colocado, En es-
20
te caso, la diferencia de densidad no es la causa de la muerte, puesto que no viven más
lárgo tiempo en el agua azucarada que tenga la densidad del agua del mar que en el
agua dulce. La presencia de la sal marina, es pues, la condicion indispensable á su exis-
tencia. M. Plateau hace notar que todos estos hechos se explican por las leyes de la en-
dosmosis, de la difusion y de la diálisis, y que la poca difusibilidad de los sulfatos, da
cuenta de su inocuidad comparados á los cloruros. Rapport de M. Schwann. (Bull. de
P Acad. Roy des Scienc. e de Belgique. t. XXX. 1870.)
LA TRIQUINA ESPIRAL.—Las triquinas se conocen desde hace 45 años; el prime-
ro que las observó fué el prosector Hilton en 1832 en el cadáver de un anciano que mu-
rió de cáncer del pecho; mas no las vió bajo la forma de lombrices, sino en la de granos
de cal, es decir, en su último estado, cuando están encerradas en una cápsula de esta sus-
tancia y que basta destruir con un ácido para que el animal quede á descubierto: no le
ocurrió á Hilton emplear este medio, creyéndolos simplemente de naturaleza calcárea.
Esta suposicion se conservó hasta el año de 1855 en que Owen encontró las triquinas en
un estado más jóven, haciendo el admirable descubrimiento de que cada grano de cal
contenia una lombriz enrollada en espiral, á la que dió el nombre de Trichina spiralis,
que hasta ahora se conserva. En el mismo año, el profesor Henle de Berlin, encontró
triquinas en las preparaciones de los músculos del cuello y garganta de dos personas que
murieron en el hospital. En 1339 se habian observado ya 24 personas atacadas de este
mal, la mayor parte en Inglaterra; mas como padecian de otras enfermedades, á ellas se
atribuia su muerte y no á las triquinas, á pesar de haberlas encontrado, al hacer la
autopsía, en cantidad considerable. Pero áun no conoceriamos la importancia de esta
lombriz, si no se la hubiese encontrado en otros animales: en los gatos las observaron en
1845, Hubst en Góttingen, y en 1849, Gurlb en Berlin; en 1848 las volvió á ver Hubst
en un perro y en una lechuza, y en 1847 el inglés Bicly en unjamon de puerco. El pro-
fesor Herbst fué el primero que hizo los ensayos con una carne triquinosa. Comenzó
por darla á comer áun zorro; éste murió en 1850, y su carne contenia multitud de cáp-
sulas de triquinas. En 1855 el profesor Leuchart en vwiessen, alimentó ratones con carne
humana triquinosa, y observó que en los intestinos salian las triquinas de sus cápsulas.
Al mismo tiempo, el profesor Virchow, en Berlin, notó que al cuarto dia de haber dado
á comer carne triquinosa á diversos animales, se encontraban triquinas que habian salido
de sus cápsulas y que habian puesto ya sus huevecillos, De esto se dedujo, que las tri-
quinas enquistadas poseían los dos sexos, y que penetrando en el intestino de un animal,
se despojaban de sus cápsulas desarrollándose en seguida. Virchow se cercioró, en fin,
que los animales maduros del intestino, ponian huevos, y que las crias que de estos sa-
lian penetraban en el intestino.
Bajo este punto de vista, se distinguen las triquinas en intestinales y musculares. Pero
áun no se conocia la naturaleza ó vida de la triquina, y de consiguiente no se sospecha-
ba su peligro.
Leuchart y el profesor Zenher en Dresden, fueron los que descorrieron el velo bajo el
cual se ocultaba la vida y la importancia de la triquina. En 1860, recibió Leuchart 14
k.* de carne conteniendo triquinas de un hombre que habia muerto en el hospital de
Halle, y la repartió á tres perros y dos cochinos, tocándole á cada uno 220 y 230 gra-
mos de carne, y con ella 300,000 lombrices enquistadas, pues cada 10 gramos contenian
de 12 á15 triquinas. Cuatro dias despues, mató á un perro y encontró que el intestino
estaba cubierto de pequeñas lombrices. Fuera de ellos se encontraban millares de triqui-
nas libres que habian crecido bastante, y cuyos órganos genitales estaban muy desarro-
llados, y otras, en fin, llenas de huevos y de crias.
21
De estos experimentos de Leuchart resulta: 1.*, que la triquina es animal de sexo se-
parado, y que las musculares poseen ya los dos, pero áun no desarrollados: 2.*, que el
paso de las triquinas recien-nacidas, de los intestinos á los músculos, va siempre acom-
pañado de una enfermedad, la que fácilmente puede ocasionar la muerte: todos los anima-
les sometidos á la experimentacion, sufrian perturbaciones intestinales, calentura y do-
lor en las extremidades: de nueve conejos murieron siete.
Por casualidad hubo en Dresden, en el tiempo en que Leuchart hacia sus experimentos,
el primer caso bien confirmado que terminó por la muerte. El 12 de Enero de 1860, en-
tró al hospital una criada doméstica, del pueblo de Plauen, que habia padecido desde la
Noche Buena, de fatiga, falta de sueño, anorexia, sed y calor excesivo. Sele trató, á pe-=
sar de que faltaban algunos síntomas, como enferma de tifo. A los ya señalados, sobre-
vinieron despues calambres en las piernas y brazos y dolores en las rodillas y codos: al
mismo tiempo se hincharon la cara y piernas, quejándose la enferma continuamente: so-
brevino al fin una complicacion, á la que sucumbió el 27 de Enero. El profesor Zenher
ordenó la inspeccion del cadáver y quedó admirado al encontrar millares de triquinas es-
pirales vivas y algunas ya enquistadas. Igualmente se encontraron triquinas maduras,
lombrices de 14 mm. y hembras llenas de embriones, de un tamaño de 4mm., en el ca-
nal intestinal.
Buscando la causa del mal, se averiguó que los amos de la doméstica habian matado
la Noche Buena un puerco. La criada, el carnicero y algunos miembros de la familia
habian comido la carne cruda, de lo que resultó que todos se enfermaron más ó ménos,
y el carnicero sobre todo, padeció largo tiempo de gota, como se decia, acompañada de
una singular rigidez en todos los músculos. En fin, se encontró un jamon que habia que-
dado de aquel puerco lleno de triquinas. Desde este tiempo se han aumentado los casos
de esta enfermedad. Los más importantes son los siguientes:
En el pueblo de Waldech (Alemania,) se enfermaron tres personas por haber co-
mido carne que contenia triquinas. En los excrementos de los enfermos que sanaron, se
encontraron triquinas intestinales.
En 1862 ocasionaron varias epidemias: en la primera se enfermaron, 20 en Plauen
(Voigtland,) de los cuales uno murió. En ésta se encontraron por la primera vez las tri-
quinas musculares, habiéndose dejado sacar un enfermo una prueba del brazo por me-
dio del saca-bocado.
Lo mismo sucedió en Heidelberg, en donde se enfermó un carnicero, que habia comi-
do una gran cantidad de chorizon cendo, con todos los síntomas de la triquinosis (así
llaman los médicos á esta enfermedad); pero sanó al fin despues de haber padecido 10
semanas. La prueba directa, del tamaño de un grano de linaza y sacada de la rabadilla
contenia 7 triquinas, Mas tarde, hubo en Calbe, sobre el Saole, una epidemia de triqui-
nosis, enfermándose 38 personas, de las que 8 murieron. En Blanhenburg se observó
una enfermedad muy singular, á la que llamaban gastro-nerviosa, con hinchamiento en
las extremidades y horribles dolores, que ningun remedio podia mitigar. De ella se en-
fermaron centenares de individuos (en un cuartel 278 soldados), de los cuales murieron
4. Esta enfermedad se reconoció en 1864 sacando pruebas directas de los enfermos: los
médicos encontraron triquinas enquistadas áun vivas.
En 1863 se enfermaron en Rúgen 20 personas, de las que dos murieron, y además dos
mujeres que en la tocinería comieron una gran cantidad de carne cruda.
En Agosto hubo en Plauen una segunda epidemia: 21 personas se enfermaron sin que
muriera ninguna. La causa fué un puerco que se mató en el mismo mes, y cuya carne
sirvió para hacer chorizones.
El ilustre y célebre cirujano Languebeck, operando á un hombre de un tumor cance-
22
roso, encontró en los músculos pendientes, triquinas enquistadas vivas. Averiguó que
el enfermo y otros seis habian almorzado en un pueblo, el año de 1845, carne de puer-
co en mal estado; todos se enfermaron, muriendo 4.
El año de 1863 se desarrolló la primera epidemia de importancia, que duró hasta la
primavera de 1864 y que hizo muchas víctimas. En Hettstedt se enfermaron 159 PENSO»
nas, de las que sucumbieron 28.
En Quedlinburg hubo en Marzo de 1864 una segunda epidemia: 90 enfermos y 2
muertos: la causa fué la comida de chorizon crudo.
En la misma época se observó en las Indias Orientales, que esta enfermedad era muy
frecuente entre los indígenas.
La epidemia más fuerte acaeció el año de 1865. En Hedersleben hubo 500 enfermos y
80 muertos: en la autopsía se encontraron triquinas en todos los cadáveres.
La historia de la enfermedad que nos ocupa y los estudios que se han hecho en las uni-
versidades y escuelas de veterinaria y agricultura de Alemania, Francia é Inglaterra, de-
muestran lo peligroso que es para el organismo animal la presencia de este helminto.
Veamos ahora algunos de sus caractéres, comenzando por la triquina intestinal. Las
hembras tienen un tamaño de 2,5 43,4 mm., miéntras que los machos no miden más
que 1,6 mm. De los experimentos ha resultado, que 90 horas despues de su introduccion
al intestino, las hembras quedaban fecundadas y á los 5 dias se encuentran ya las crias. -
Las triguinas musculares se despojan de sus cápsulas (si estaban ya enquistadas) en el es-
tómago del animal que las ha ingerido. Pasan en seguida con los alimentos al intestino
en donde se maduran en dos dias. Los machos mueren despues de fecundar á las hem-
bras, y éstas tan luego como son expulsados los embriones que contienen, y los que pue-
den calcularse en algunos miles. Los huevecillos al salir del ovario miden 0,01 mm., y
los más desarrollados 0,25 mm. Las triquiuas recien-nacidas miden 0,13 mm. El desar-
rollo de las recien-nacidas dura 3 dias. La nueva generacion, apta ya para emigrar, sa-
le del intestino, haciéndose paso á traves de sus paredes como las agujas. A los pocos
dias llegan á los músculos, especialmente á los de la lengua, pecho, y á los del cuello;
en una palabra, á todos los músculos de la masticacion y los que sirven para respirar,
siendo esto más probable y no el que la corriente de la sangre los lleve á su destino,
pues hasta ahora en este líquido, casi no se han encontrado triquinas.
Una vez en el espesor de los músculos, cada uno de esios helmintos se forma una cel-
dilla, cuyas paredes aumentan más y más de espesor, y en la que permanece enrollado á
manera de tirabuzon. Bajo este estado se le designa con el nombre de triquina enquista-
da. Poco más tarde la membrana que forma el quiste, se incrusta de carbonato de cal, y
la triquina misma, si muere, se petrifica, lo cual llega á suceder despues de 15 ó 20 años,
Si con el auxilio del microscopio se llegan á descubrir en un puerco las triquinas, co-
menzarán á moverse si se calienta á 36% el vidrio en que se coloquen para observarlas; á
45 el movimiento es más vivo y 4 50% es ya convulsivo: elevando la temperatura á 80%
su muerte es segura.
Siendo pues el calor llevado á este grado, el medio más eficaz de destruirlas, la carne
que se sospeche infectada de triquinas, debe someterse á un cocimiento prolongado,
hasta que su masa adquiera al ménos esa temperatura y pueda servir así de alimento sin
ocasionar mal alguno.
Por experiencia se sabe, que cociendo un pedazo de carne de 4 libras de peso durante
hora y media, su interior solo alcanza una temperatura de 52: : de esto resulta que los
salchichones, albóndigas y asados de carne de puerco, son peligrosos de comer en los lu-
gares donde se observe la triquinosis, siendo estas preparaciones portadoras de esta ter-
rible enfermedad, ¿Pero de qué manera las triguinas invaden á los puercos? En el esta-
23
do actual de la ciencia no se puede responder con toda seguridad á esta pregunta. Segun
los experimentos de Kuhn en Halle, es casi seguro que los puercos se inficionen, comien-
do ratas y ratones que contienen aquellos helmintos. A los puercos les agrada mucho ali-
mentarse con esos roedores y los cazan donde quiera que los encuentran.
Para terminar diré, que los puercos con triquinas son raros. En 30,000 que se mata-
ron en Brunswik se encontraron solo 2 atacados de este mal, y en Blarkenburg, 4 en
700. Es raro que en las provincias Bálticas y en Rusia no se hayan observado puercos
triquinosos.—Febrero de 1877.—GuinuerM0 Ustan, socio honorario.
VALORIZACION DEL ÁCIDO FOSFÓRICO.—Desde que el empleo de los fosfatos
se ha generalizado, y desde que el valor venal de los abonos comienza á fijarse segun el
quantum de azote y de ácido fosfórico, se ha comprendido que el método, dicho comercial,
que servia casi exclusivamente para valorizar las materias fertilizantes, no podia. ya, en
razon de su poco rigor, ser empleado áun para el ensaye de las materias fosfatadas y de
los abonos, siendo de necesidad recurrir 4 un procedimiento más exacto.
Se sabe en efecto, que ese método, muy ventajoso álos que extraen fosfatos y á los
comerciantes de abonos, conduce á valorizar como fosfato de cal, todas las materias pre-
cipitables de su disolucion ácida por el amoniaco, tales como el fierro, la alúmina, la sí-
lice etc.
Gran número de métodos han sido preconizados para valorizar el ácido fosfórico; pero
pocos son los susceptibles de dar resultados exactos en las condiciones en que tienen que
efectuarse, es decir, en presencia de la cal, el fierro, la alúmina, etc. Los procedimientos
indicados por Reissig, Chancel, etc., están en este caso.
El solo método que da resultados perfectamente rigurosos, está basado en la separacion
del ácido fosfórico por medio del molibdato de amoniaco y de la precipitacion al estado
de fosfato amoniaco magnesiano. Desgraciadamente este método es dispendioso y largo,
porque se necesita de antemano la separacion de la sílice y dos precipitaciones que para
ser completas demandan más de doce horas; así, este excelente procedimiento es poco em-
pleado en los ensayes técnicos.
El método de titular el ácido fosfórico que M. Joulie ha publicado últimamente, con-
viene muy bien para el ensaye de las materias fosfatadas. Se sabe que consiste en preci-
pitar el ácido fosfórico al estado de fosfato amoniaco magnesiano en presencia de un exce-
so de citrato de amoniaco, como lo ha indicado por primera vez el químico inglés War-
rington; despues en redisolver este precipitado en el ácido acético, y en titular con una
solucion de acetato de urano el ácido fosfórico contenido en el licor acético.
Este método da buenos resultados, con la condicion de operar la primera precipitacion
en presencia de un exceso de citrato amoniaco magnesiano, y de efectuar los titulos so
bre volúmenes iguales de licores, encerrando siempre la misma cantidad de acetato alca-
lino: esto ofrece, sin embargo, el inconveniente de todos los métodos por toques, es decir,
que es necesario volver á comenzar varias veces los títulos ántes de obtener un título
exacto.
El procedimiento para valorizar el ácido fosfórico que Leconte ha indicado hace varios
años, consiste en operar la precipitacion del ácido fosfórico por medio del acetato de ura-
no en la solucion acética del fosfato. Como la mayor parte de las materias fosfatadas en-
cierran fosfatos de fierro y de alúmina, que son insolubles en el ácido acético, este exce-
lente procedimiento no podia ser empleado para el ensaye de las materias fertilizantes:
su aplicacion ha quedado muy restringida.
Combinando el empleo del ácido cítrico y del acetato de urano, he llegado á modificar-
lo, de manera que he obtenido un procedimiento de valorizacion del ácido fosfórico muy
24
rigoroso, aplicable á la gran mayoría de casos y de una ejecucion pronta y fácil. Hé aquí
cómo se opera: la materia fosfatada se disuelve en el ácido aítrico, y la solucion separada
por fillracion de las materias insolubles en el ácido, se adiciona de un ligero exceso de
amoniaco; despues, de ácido cítrico que disuelve el precipitado formado por el amoniaco,
y da una solucion ácida perfectamente límpida, que se la hace hervir algun tiempo con el
acetato de urano.
Se forma un precipitado amarillo de fosfato amoniaco uránico, encerrando todo el áci-
do fosfórico que estaba en la solucion. Este precipitado se lava con agua hirvieudo, y
despues de calcinado al rojo, contiene 20,04 por 100 de ácido fosfórico.
Para comprobar la exactitud de este procedimiento y asegurarme que la presencia del
fierro, de la cal, etc., no influía en su precision, hice hervir en ácido nítrico, durante me-
día hora, un decígramo de pirofosfato de magnesia puro, y despues de haber agregado á
la solucion ácida, cal, fierro, alúmina y silice, he efectuado la valorizacion del ácido fos-
fórico siguiendo la marcha que he indicado más arriba.
El pirofosfato de magnesia empleado, contenia 05,128 de ácido fosfórico: obtuve 0s'-,635
de fosfato de urano correspondiente á 0%-,127 de ácido fosfórico.
Empleando el molibdato de amoniaco y valorizando al estado de pirofosfato de magne-
sia, he encontrado en un fosfato nativo 12,85 por 100 de ácido fosfórico: por la sal de ura=
no obtuve 13 por 100.
Este procedimiento de valorizacion, no deja nada que desear bajo la relacion de exac-
titud y de la rapidez en la ejecucion; es el único que permite valorizar directamente el áci-
do fosfórico en presencia de la cal, el fierro, la alúmina, la sílice y la magnesia, así es
que, conviene particularmente para el ensaye de las materias fosfatadas y de los abonos.
—Ferdinand. Jean.—(Traducido del Journal Y Agriculture practique: Octubre de 1875.—
J. C. SEGURA.)
CRONICA.
XA AÁKÁKÁ
APOTEOSIS DEL SR. DR. LEOPOLDO RIO DE LA LOZA.—Ante un escogido audi-
torio, se verificó esta solemnidad la noche del 15 del presente en el Teatro Arbeu, bajo la
presidencia del Sr. D. Maximino Rio de la Loza. La memoria imperecedera de aquel dis-
tinguido mexicano fué dignamente honvada en dicho acto, por las Sociedades científicas
y literarias de la Capital que se unieron para celebrarlo. El Sr. Dr. Gabino Barreda lle-
vó la palabra á nombre de la Asociacion de estas Sociedades, y en su discurso académi-
co, relató, con apreciaciones de un elevado criterio, la biografía del Sr. Dr. Rio de la Loza;
documento de suma importancia, que forma la mejor apología de éste ilustre sabio. Los
inspirados poetas, Dr. José Peon Contreras y D. Juan de Dios Peza, así como el Sr. Ra-
mos, recitaron hermosas poesías, quese alternaron con selectas piezas concertantes, can-
tadas por artistas de mérito; lo que contribuyó á dar mayor realce á la festividad. Desem-
peñó la ceremonia de la coronación el Sr. Director de la Escuela de Medicina, Dr. Fran-
cisco Ortega, colocando sobre el busto del Sr. Rio de la Loza una corona de laurel, sien-
do acompañada del Himno Nacional tocado por la orquesta, con lo que se terminó el acto-
La Sociedad Mexicana de Historia Natural se congratula de haber iniciado y cooperadoá
que se tributase este homenaje de respeto y gratitud, al sabio Maestro que tan benéfico
fué á la ciencia como á su patria.
México, Noviembre 30 de 1877.
Por la comision de publicaciones,
ManueL M. VILLADA.
REVISTA CIENTIFICA
DE MEXICO Y EL EXTRANJERO.
LEGUMINOSAS INDÍGENAS MEDICINALES.—Con este título hemos comenzado á pu-
blicar desde el número anterior, un interesante estudio de nuestro distinguido consocio y
actual primer secretario de esta Sociedad Dr. Fernando Altamirano; estudio que empren-
dió á fin de alcanzar el honroso titulo de catedrático adjunto en la Escuela de Medicina y
que con su reconocida aptitud logró adquirirlo.
En la introduccion, que hemos omitido por falta de espacio, el autor encarece, con justo
motivo, las ventajas que nos resultarian del conocimiento exacto de nuestros productos na-
turales, y que tuvo presentes al elegir su punto de tésis; expone en seguida el plan de la
obra y las fuentes de donde tomó los datos para formarla. Hace una sucinta relacion de 54
especies de leguminosas, que crecen en diversos lugares de la República, disponiéndolas en
órden alfabético; prescindió agruparlas en una clasificacion científica, pues como él dice, si
fuera botánica no tendria utilidad, y si terapéutica se comprende que no podria ser ni com-
pleta, ni definitiva, ni útil; de cada una de ellas menciona 4.>, su sinonimia técnica y vul-
gar, precediendo en casi todas el nombre indigena, y que es tan importante, pues revela
las más veces una cualidad notable ó un carácter botánico facil de apreciar: 2.o las diversas
aplicaciones que tenian entre los aztecas y que nos han sido trasmitidas fielmente por el Dr.
Hernandez, en su laboriosa Historia de las plantas de Nueva España, asi como las que en
la actualidad les da el vulgo: 3.? en fin, sus propias observaciones y las de otros autores,
con especialidad las del Sr. D. Alfonso Herrera en sus lecciones orales y las del Dr. Oliva
en su interesante tratado de farmacología: en la parte de fisiología experimental, el Sr. Dr.
Dominguez le prestó con eficacia su inteligente cooperacion. De tres especies hace un es-
tudio detenido; en una de ellas descubriendo una notable accion fisiológica, cuya aplicacion
será muy útil á la medicina: pasamos por alto el pormenor de ésta, por no permitirlo los
límites de nuestro periódico. 4
El autor dedica su trabajo á su respetable abuelo, el distinguido botánico Dr. Manuel Al-
tamirano, quien hizo, entre otros estudios de mérito, la connotacion científica de un gran
número de las plantas que describe el Dr. Hernandez, y que al autor le sirvió de base para
su Memoria. Copiamos á continuacion algunas de las noticias biográficas que refiere acer-
ca de aquel sabio mexicano.
«Su amor á la botánica y su ardiente deseo de dar á conocer nuestra flora, se revelan
claramente en el asiduo afan y en la constancia admirable con que se dedicó á recoger por
sí mismo las plantas del Valle de México, cuyas descripciones hacia; extendiéndose sus tra-
bajos hasta una gran parte de la flora de Querétaro y de S. Luis Potosí. Escribió una car-
tilla botánica de nuestras plantas más comunes y la página de Linneo donde se encontraban
descritas. Vieron tambien la luz pública varios de sus trabajos, tales como la descripcion
de la Lantana crocea que el Sr. La Llave insertó en su «Registro Trimestre,» las descrip-
ciones de algunas plantas de ornato cultivadas en Querétaro; consideraciones sobre los hon-
gos venenosos y cómo deben usarse, etc. La Yerba del Cura, Ternstroemia Altamirania
le fué dedicada como botánico distinguido de su época. Fué nombrado espontáneamente
miembro de la Sociedad Médica de Madrid, nombramiento que recibió con sorpresa, pues
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jamás habia solicitado este honor. El notable político y jurisconsulto Sr. Luis de la Rosa,.
secretario de relaciones en esa época y de grandes conocimientos botánicos, lo comisionó
para que describiese la flora del Estado de Querétaro, pero la revolucion paralizó sus tra--
bajos. Poseía varios idiomas, como el francés, inglés, griego, mexicano, sobre todo el lati--
no que hablaba y escribia correctamente, y enseñó por muchos años en el colegio de Que--
rétaro. Por último, pasó el resto de su vida laboriosa en esta ciudad, donde murió en:
1865, el mismo dia que cumplió 80 años, y en la misma casa que lo habia visto nacer, de--
jando inéditos un gran número de trabajos, en los que anotaba las aplicaciones útiles de al-
gunas plantas, la sinonimia vulgar, ete., etc., que desgraciadamente fueron destruidos en
nuestros continuos movimientos revolucionarios. »
La Sociedad Mexicana de Historia Natural, felicita al Sr. Dr. Fernando Altamirano por
su excelente trabajo, y lo excita á no desmayar en sus laboriosas y bien dirigidas investiga=
ciones, las cuales llegarán á ser muy útiles á la ciencia y de gran beneficio á México.
EL VIDRIO TEMPLADO.—Una atencion bien merecida ha llamado últimamente una in-
vención verdaderamente notabie, áun en estos dias de descubrimientos sorprendentes; tan-
to, que es uno que promete efectuar un cambio completo en el carácter fisico del vidrio. Es-
te invento es la manera de templarlo; pertenece á Mr. Francois Royer de la Bastie, que ha.
cambiado la fragilidad natural del vidrio comun en una condicion de extrema elasticidad y
dureza. Y este invento es tanto mas notable, cuanto que no emana de una persona. emplea=
da en la manufactura práctica del vidrio; ni se debe el descubrimiento á uno de los grandes
ingenios de la ciencia de nuestros dias, ni tampoco es el resultado de una feliz inspiracion
del momento; al contrario, M. de la Bastie es un caballero francés, persona acomodada, re-
sidente en su país natal y entregado al estudio de materias cientificas. Fué educado para
ingeniero, pero su posicion y su fortuna hicieron innecesaria su profesion. Sin embargo,
tiene gusto por los experimentos relacionados con la ingeniería, y entre otras cosas, hace
algunos años concibió la idea de hacer el vidrio ménos quebradizo, sea á los golpes, sea á.
las rápidas alternativas de calor y frio. La educacion de su juventud le hizo buscar natu-
ralmente medios mecánicos para lograr su fin; entónces, se propuso resolver un problema
puramente mecánico, como hizo Sir Joseph Whitworth respecto al acero, que sometiendo
el vidrio cuando está en un estado blaudo ó fluido, á una poderosa compresion, pudiera
obligar á sus moléculas á apretarse, y por este procedimiento hacer la masa más compacta
y aumentar en gran manera la dureza y solidez del material.
Este argumento no carecia de razon, puesto que la fragilidad del vidrio resulta de la de-
bilidad de cohesion de sus moléculas; sin embargo, sus experimentos no fueron coronados
de éxito, y el problema mecánico fué abandonado.
M. de la Bastie continuó, sin embargo, viendo el problema bajo el punto de vista de su
profesion, y volvió la atencion á otro método de tratamiento. Conociendo que la tenacidad
del acero era aumentada por la sumersion en aceite caliente cuando el acero estaba tambien
caliente, del mismo modo experimentó en el vidrio. Los resultados eran tan buenos, que
perseveró en este sentido, y poco á poco fué agregando otras sustancias grasosas al aceite;
mejores resultados fueron la consecuencia. Por fin, despues de varios años de investigacion
y de experimentos, M. de la Bastie con un baño compuesto de una mezcla de aceite, cera,
sebo, resinas y otros ingredientes semejantes, logró producir un número de muestras de
vidrio que eran prácticamente inquebrables. Como es de suponerse, habia otras condicio-
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nes de que dependia el buen éxito, además del carácter y proporciones de los ingredientes
que componen el baño. M. de la Bastie no siendo fabricante de vidrio, compró vidrios pla-
nos y tambien otros objetos de vidrio, los cuales fueron calentados en un horno hasta cier-
to grado de temperatura y los pasó al baño oleaginoso que tambien era calentado á una
temperatura determinada. M. de la Bastie tenia que descubrir estas temperaturas y ade-
más determinar con precision la condicion más favorable del vidrio para la accion más pro-
pia del baño sobre el mismo vidrio. Este punto encontró ser, donde comienza la blandura
ó maleabilidad; siendo las moléculas capaces de ser comprimidas repentinamente, conden-
sándose el material: sumergido en un líquido de una temperatura algo más baja que la del
vidrio mismo da cabida á una porcion de los componentes del mismo baño en sus poros
abiertos y absorbentes. Habiendo determinado todas estas condiciones y habiendo cons-
truido aparatos á propósito, M. de la Bastie estaba en aptitud de tomar objetos de vidrio
comun y pedazos de vidrios planos y endurecerlos tanto, que soportaban el ser arrojados
y golpeados con el martillo sin quebrarse. Sin embargo, justamente, cuando M. de la Bas-
tie habia perfeccionado su invento, perdió el hilo de su descubrimiento, y por dos años se
habia extraviado en todos sus intentos de recogerlo. Ya habia endurecido el vidrio; tenia
enfrente las muestras de su inyencion; pero habia perdido la clave de su descubrimiento.
Sin embargo, sigue trabajando, y al fin de los dos años mencionados, tenia el gusto de re-
cobrar el método, y sus trabajos recompensados por el hallazgo de su secreto. Desde ese.
tiempo continuó trabajando asiduamente, y llevó el procedimiento á un sistema práctico,
haciéndolo tan preciso como cualquiera otro en las artes y manufacturas de nuestros dias.
Como hemos dicho, M. de la Bastie'no era fabricante de vidrio, y por esto tenia que re-
calentar los objetos de vidrio cuando queria endurecerlos ó templarlos. No por esto se crea
de ninguna manera, que el procedimiento del temple no pueda ser aplicado en el curso de
su fabricacion, evitando de este modo el costo de su recalentamiento; al contrario, no sola-
mente putde ser, sino que ha sido aplicado en las fábricas de vidrio á los objetos que se
acaban de formar, economizando así, el costo y el tiempo consumidos en el procedimiento
de esa especie de temple ó recocimiento lento que se emplea para evitar comunmente la fra-
gilidad del vidrio. Por las razones arriba dichas. M. de la Bastie se vió obligado á emplear
los artículos ya fabricados. El método adoptado y el aparato usado en su aplicacion mere-
ce ahora nuestra atencion.
En primer lugar, el vidrio destinado á ser templado, era preciso elevarlo á una alta tem-
peratura, cuanto más alta mejor. El riesgo de romper el vidrio es disminuido por esto, y
la condensacion aumentada. Es ventajoso tambien, y 4 menudo necesario, calentar el yi-
drio hasta el punto de ablandarlo, pero así los objetos de vidrio perdian fácilmente su for-
ma, siendo preciso meterlos al baño casi sin tocarlos. Habia otra dificultad, la de quitar ó
evitar el inconveniente de incendiar el baño introduciendo el vidrio á una temperatura to-
davía más alta que la del baño: esta última fué vencida colocando el baño de temple en co-
municacion directa con el horno de calentamiento y cerrándolo de tal manera que no se comu-
nicara con el aire, yse subsanó la primera, haciendo descender rápidamente por la misma gra-
vitacion los objetos de vidrio ya calentados, del horno al baño de temple. El aparato usado
por M. de la Bastie, es el que se acompaña en los diseños adjuntos, de los cuales, la fig. 4,=
es vista de frente, y la 2.2 una seccion vertical del horno para templarlos objetos de vidrio;
la fig. 3.2 es el plano seccional del horno destinado al temple de los vidrios planos. El la-
boratorio a (fig. 2), es calentado por el fogon b. El piso del horno c y el plano inclinado d
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hacia el baño, está hecho de una pieza sola de material refractario y muy liso. Al lado del'
horno hay otro preparatorio comunicado por una entrada practicada en la pared divisoria;
en este horno preparatorio, el vidrio es calentado parcialmente ántes de ser puesto en el
horno principal a. Los gases de la combustion son conducidos afuera en la direccion de la
chimenea, marcado su curso por las flechas. Cuando el horno a es calentado á punto con-
veniente, las puertas del cenicero y del fogon se cierran y las hendiduras se tapan con lúten,
y el fuego se mantiene introduciendo pequeños trozos de combustible por el agujero prac-
ticado en la puerta del fogon.
La corriente se interrumpe bajando la tapadera h, fig. 1.* sobre la chimenea; el registro
vertical f, fig. 2.2 se levanta entónces; así es que, la llama pasa por el conducto g, fig. id., á
una segunda chimenea, pasando sobre el plano inclinado, y calentándolo, y tambien abrien”
do comunicacion entre el horno a y el baño h de la misma figura, el cual es llenado con el
compuesto oleaginoso. Éste está tapado con una cubierta, y dentro de él está colocada una
cesta Ó canasta hecha de fino alambre k suspendida con rebordes; un tubo / contiene un
termómetro m para indicar la temperatura, y por este tubo puede aumentarse el baño, y
cualquier exceso puede descargarse por el tubo ». Un tapon o sobre la cubierta puede ser
quitado para dejar observar el interior sin necesidad de destapar ó descubrir el baño. Un
brasero de ruedas p cargado con carbon ardiendo, calienta el baño á la temperatura desea-
da. El vidrio es introducido en el horno preparatorio por una abertura practicada en la
pared exterior; y de allí es pasado por una segunda abertura al suelo del horno a. El obrero
mira el vidrio por un agujero pequeño, y cuando él ve que tiene el calor necesario, lo em-
puja con una varilla al plano inclinado d de donde resbala al baño y es recogido en la cesta
k. Cuando el vidrio está enfriado á la temperatura del baño, la cubierta se levanta y la ces-
ta le es sacada del baño con el vidrio templado.
Para templar los vidrios planos, se modifican el horno y baño como están en la fig. 3.2
En lugar del plano inclinado para el paso de los objetos del horno al baño, M. de la Bas-
tie ha colocado un plano movible sobre una bisagra inferior colocada en la boca del horno,
y este plano forma el piso del mismo horno. Cuando el vidrio está suficientemente calenta-
do, el obrero por medio de una palanca, inclina el plano, y el vidrio resbala suavemente
hácia abajo sobre un plano inclinado que corresponde con el suelo del horno. Si noes de
importancia conservar la trasparencia del vidrio, entónces ninguna precaucion especial de-
be tomarse para evitar la caida de la ceniza y polvo del horno sobre el vidrio; sin embar-
go, cuando es preciso conservarle su trasparencia, es calentado en una mufla y de este modo
se conserva su trasparencia perfecta.
El procedimiento del temple del vidrio, excluido el tiempo necesario para calentarlo, ocu-
pa solamente un minuto; el vidrio es sumergido en el baño, y luego extraido y puesto á un
lado para enfriarlo. El costo de cada artículo, como debe suponerse, es insignificante.
El vidrio tratado de este modo, experimenta una trasformacion tan completa como no-
table; su apariencia no es alterada en nada, sea en la trasparencia ó color si se trata de
vidrio de color, y su sonido no es modificado; sin embargo, ha cambiado sus propieda-
des caracteristicas de fragilidad por un grado de correosidad y elasticidad que lo hacen
soportar choques de pesos fuertes que se echen sobre él, y fuertes golpes sin el menor de-
trimento. Se han hecho multitud de experimentos con los que este hecho queda amplia-
mente demostrado. De estos hechos será suficiente escoger algunos por vía de prueba. Vi-
drios de reloj conservan perfectamente su trasparencia, y han resistido toda tentativa de que-
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brarse entre los dedos ó al ser arrojados sin cuidado sobre el suelo. Platos de vidrio, vi-
drios colorados de linterna, ó cosas semejantes han sido arrojados á puñadas, y pisoteados
y maltratados de otro modo, sin sufrir el menor perjuicio, excepto cuando algun objeto im-
perfectamente templado estaba mezclado con los demás. Tambien se han hecho experimen-
tos para saber la fuerza comparativa del vidrio comun y del templado, sometiéndolos á una
fuerza suspensiva para doblarlos: un número de pedazos de vidrio de 6 pulgadas ingle-
sas de largo por 5 de ancho y '% de pulgada de grueso, fueron sometidos á la prueba;
á su vez, cada ejemplar fué sostenido por sus puntas, y un estribo puesto en medio del vi-
drio, llevando una varilla colgante en donde se colocan los pesos; de este modo fué apli-
cado á un pedazo de vidrio ordinario, gradualmente, el peso de 269 libras inglesas; al lle-
gar á este peso se quebró. Un pedazo de vidrio templado, de las mismas dimensiones,
sujeto al mismo procedimiento, sostuvo 1,348 libras, y ántes de quebrarse se notó una
flexion considerable que prueba su elasticidad. Si su resistencia hubiera sido debida á su ri-
gidez 6 inflexibilidad sola, no habria tomado la forma curva ántes de ceder al peso que se
le puso encima.
Aunque á primera vista estos resultados parecen satisfactorios, con más reflexion se ve-
rá que no son propios para representar la fuerza relativa del vidrio templado y el vidrio co-
mun. Se notará que la prueba aplicada al vidrio era de presion sostenida por largo tiempo
y gradualmente aumentada, lo cual raras veces ocurriria en artefactos de vidrio de uso co-
mun. El vidrio está sujeto á golpes repentinos y violentos, sea de objetos de vidrio que caen
sobre otras sustancias, sea de cuerpos extraños que caen encima de ellos, ó los chocan. De
aquí se deduce, que es claro, que para obtener una estimación del nuevo procedimiento, el
vidrio debe someterse á pruebas que representen verdaderamente las condiciones de los ac-
cidentes á que está expuesto de ordinario. Esta estimación se ha conseguido repetidas ve-
ces, colocando vidrios planos en un marco, y dejando caer encima pesos de altura determi-
nada. Uno entre muchos, hecho en público, que ilustra esta prueba. Un pedazo de vidrio
comun de seis pulgadas de largo y cinco de ancho, y un cuarto de grueso, fué puesto en
un pequeño marco, sostenido por el derredor, y al mismo tiempo separado del suelo media
pulgada. Un peso de 4 onzas fué dejado caer encima del vidrio, de una altura de un tercio
de vara; el vidrio fué roto; un pedazo de vidrio templado de dimensiones correspondientes,
fué puesto entónces en el mismo marco, y el mismo peso se dejó caer varias veces de una
altura de tres varas y tercia, sin fracturarlo. Entónces un peso de 8 onzas fué sustituido al
anterior, y frecuentemente dejado caer de la raisma altura sobre el vidrio con el mismo re-
sultado, y sin producir ninguna señal en el lugar del choque. El peso de 8 onzas fué arro-
jado violentamente varias veces sin alterarlo en nada; su destruccion por último, fué obte-
nida por medio de un martillo. Tal vez la prueba más severa á que puede sujetarse el yi-
drio templado, es dejarlo caer sobre fierro; ésta ha sido hecha tambien en público; un vidrio
plano delgado fué dejado caer de una altura de vara y tercia, sobre una reja de fierro dela
cual rebotó á la altura de una tercia, sin sufrir ningun daño. Los resultados de la destrue-
cion del vidrio templado presentan caractéres singulares. El vidrio comun cuando está que-
brado, tiene fragmentos angulares y agudos; no es así el vidrio templado; éste es converti-
do instantáneamente en polvo, en verdaderos átomos: la masa entera es repentinamente
desintegrada en partes innumerables que varian de tamaño desde la punta de un alfiler has-
ta el diámetro de un octavo de pulgada. Sucede algunas veces que pedazos que miden me-
dia ó una pulgada de ancho quedan enteros; pero, estos pedazos están atravesados en todas
30.
direcciones por líneas de fracturas, como una red, y son fácilmente reducidos á fragmentos
entre los dedos,- El exámen microscópico demuestra que los fragmentos largos y pequeños
del vidrio templado siguen la misma ley respecto del carácter y forma de los cristales, y
algunos de los grandes se dividen en pequeños de la misma figura. Los filos de estos frag-
mentos tambien son más ó ménos lisos en vez de ser como sierra, ó acerados como son los
del vidrio comun: de aquí una tendencia menor en el primero de hacer heridas en los dedos
al manejar dichos fragmentos.
Cuando el vidrio no ha sido suficientemente templado, como ha sucedido en algunas ex-
periencias de M. de la Bastie, no soporta el tratamiento áspero y duro que cuando está
perfectamente templado. Cuando el procedimiento ha sido incompleto, se conoce de tres
diferentes modos, cuando el objeto está quebrado. Independientemente de su poca resisten-
cia á las compresiones ó golpes, los fragmentos puntiagudos presentan una apariencia
aproximada á los del vidrio comun, ó trozos que varian del tamaño de un real al de un tos-
ton quedan enteros tambien sin estar estrellados, ó atravesados por líneas de fracturas.
Por otra parte, la masa puede ser completamente fracturada, pero se nota al yer los frag-
mentos por su orilla 6 filo una línea color de leche en medio de los dos filos, indicando que
la influencia del baño no se ha extendido á todo su espesor: cuando el procedimiento ha
sido perfecto no presentan tal señal los fragmentos, y los cristales son uniformes en su tras-
parencia.
Tal es, pues, el vidrio templado de M. de la Bastie, que posée un enorme poder de co-
hesion, y presenta gran resistencia á la fuerza de choque. Hay sin embargo una particula-
ridad, que por ahora es un pequeño inconveniente: no puede ser cortado por el diamante;
su superficie puede ser rayada por él, pero de aquí no pasa su accion. Esta desventaja se en-
cuentra solamente en el caso de vidrios de ventana de tamaños irregulares; pero en la prácti-
ca de nuestros dias la costumbre de los fabricantes de casas es hacer todos los marcos de
dimensiones fijas, y los fabricantes de vidrio los hacen conforme á estas dimensiones; sin
embargo, nada dificil es que dentro de poso se descubra un modo de cortar el vidrio templa-
do, de cualquier tamaño ó figura: experimentos que tienden á este fin se hacen actualmen-
te, y es probable que se obtengan buenos resultados. Pero si el vidrio templado resiste á la
accion del diamante, puede ser fácilmente cortado y pulido por la rueda: los adornos y co-
sas semejantes, las copas de vino pueden templarse, cortarse y pulirse despues.
Ciertos observadores superficiales han pretendido encontrar en el procedimiento del tem-
ple, una condicion material, semejante á ló que pasa en las gotas batavas ó del principe
Ruperto. El error de tal conclusion es evidente, como lo demostrarémos despues de un li-
gero exámen. Las gotas del principe Ruperto son hechas dejando caer el vidrio fundido en
agua fria, lo que da por resultado una pequeña gota de figura de pera, que resiste fuertes
golpes sobre su extremo grueso, y sin detrimento, pero desde luego que el extremo agudo
ó la cola de la gota es quebrada, vuela hecha pedazos, en átomos. Hasta hoy el vidrio y el
agua son las únicas sustancias conocidas que aumentan de volúmen al pasar del estado flui-
do al sólido.” La teoria de las gotas batavas es la siguiente: que el vidrio siendo enfriado
repentinamente, por su caida en el agua fria, su expansion es detenida en razon de la dura
corteza que se forma en su superficie exterior: esta corteza exterior evita á los átomos inte-
riores dilatarse y colocarse de modo que se forme vidrio fibroso, ú de estructura fibrosa,
que habria tomado en el caso de enfriarse lentamente. Un exámen de las gotas batavas
* Tambien el bismuto. .
31
demuestra que la sustancia interior está dividida en un gran número de partículas peque-
ñas y estrelladas. De hecho existen en un estado de compresion y con muy poca cohesion
mútua, verdaderamente aprisionadas por la corteza exterior. En tanto que esta corteza ex”
terior queda intacta, la tendencia de las particulas interiores para dilatarse y ocupar su de-
bido espacio es detenida por la cubierta exterior. El equilibrio de lás fuerzas no es roto por
golpes en el grueso extremo de la gota, vibra el conjunto, y sus vibraciones no son trasmi-
tidas del exterior al interior; pero quebrando la cola de la gota, un movimiento vibratorio
es comunicado por toda la superficie cristalizada, admitiendo una expansion interna, por la
cual la cohesion de las partículas que componen la corteza externa es destruida y el vidrio
reducido instantáneamente á fragmentos.
La superficie exterior del vidrio templado puede- ser cortada por el diamante, y gastada
por la rueda pulidora sin detrimento de la masa: es evidente, pues, que aquella existe bajo
condiciones desemejantes que las gotas de Ruperto. Además, el vidrio líquido puede go-
tearse en el baño de la Bastie, dando un cuerpo de la misma figura, de cuyas gotas la cola
puede quebrarse pedazo por pedazo, sin detrimento ninguno de la masa total, y puede ser
tambien rayada, golpeada y arrojada sin manifestar signo de deterioro. Por otra parte, en
relacion con este punto, viene tambien el hecho de que el vidrio templado puede ser graba.
do, sea por el método de soplo de arena de Tilghman ó por el ácido fluorídrico, como por
el método ordinario, siendo de este modo la superficie exterior removida ó quitada.
El invento de M. de la Bastie marea una éra distinta en la historia de una de nuestras
más importantes industrias. Ningun cambio radical se habia efectuado hasta hoy en el ca-
rácter de la manufactura del vidrio, cuya historia se extiende en un periodo de más de tres
mil quinientos años.
Los sopladores de vidrio de Egipto, que practicaban su arte ántes de la salida del pueblo
de Israél, y cuyas representaciones de aquel arte se han hallado en los monumentos tan an-
tiguos como aquel acontecimiento, han producido vidrio semejante al de nuestros tiempos.
Esto ha sido probado por el exámon de adornos de vidrio que han sido descubiertos en
tumbas tan antiguas como los tiempos de Moisés. Esto se comprueba por una cuenta gran-
de de vidrio, hallada en Tébas, sobre la cual estaba inscrito el nombre de un monarca que
vivia mil quinientos años ántes de Jesucristo, y este vidrio es de la misma gravedad espe-
cifica que nuestro crown-glass. Es cierto que Plinio habla de una combinacion que fué des-
cubierta en el reinado de Tiberio, que producia un vidrio flexible; pero los aparatos y el in-
ventor fueron aniquilados para evitar la depreciacion del valor del cobre, la plata y el oro.
No hay certidumbre, sin embargo, de que éste hubiera sido el procedimiento de temple de
M. de la Bastie; tampoco esto disminuiria el mérito de su descubrimiento. De hecho resul-
ta, que el mundo ha recibido por la primera vez en una forma práctica, una invencion por
la cual la fragilidad del yidrio está sustituida por un atributo de inmenso valor [Rás7la cor-
reosidad. Es muy probable que el antiguo adagio: «tan frágil como el vidrio,» pronto se-
rá sustituido por otro: «tan correoso como el vidrio. »
Cuál pueda ser el resultado final de la introduccion de este descubrimiento en la práctica,
es dificil de prever, pues sus aplicaciones parecen tan variadas como generales. No sola-
mente es deseable hacer duraderos los artefactos que ahora se hacen de vidrio, sino tam-
bien satisfacer una necesidad sentida hace mucho tiempo en todos los ramos del arte, cien-
cia y manufactura de un material como el vidrio templado: pues bien, ahora esta necesidad
puede ser satisfecha. Tan numerosas son las oportunidades para sus aplicaciones y tan bien
32
adaptadas para las circunstancias en que se necesitan la limpieza, trasparencia, resistencia
al calor y á las acciones químicas, y su comparativa indestructibilidad, que seria inútil enu-
merarlas todas.
La invencion está adoptada prácticamente en el antiguo continente; y no ménos en In-
glaterra, los Sres. Powell de «Whitefriars,» Lóndres, están introduciéndola en sus fabricas
de vidrio, y otras dos compañías en el Norte de Inglaterra hacen lo mismo. Es probable
que su primera introduccion práctica en Inglaterra ¡será para la construccion de los tan-
ques del acuario que se está formando en Westminster.
Quedan pendientes, sin embargo, algunas cuestiones que necesitan resolverse con res-
pecto á los fenómenos manifestados por el vidrio templado; cuestiones, sin embargo, que de
ningun modo afectan el valor práctico del descubrimiento.—PErrY F. Nursgr, G. E.”
(Traducido de la Popular Science Review, Noviembre de 1877, por el Sr. D, Antonio Peñafiel, socio de número.)
EL Sr. Dr. GUILLERMO SCHAFFNER.—Este distinguido miembro de la Sociedad de
Historia Natural, radicado actualmente en S. Luis Potosí, remitió para que se publicara en
«La Naturaleza» hace algunos meses, una copia de la descripcion de un nueyo género de la
familia de las Compuestas, tribu delas Helenioideas, publicada en el Genera plantarum,
de Benthan y Hooker, y que lleva el nombre de Oliva« en honor del sabio botánico jalis-
ciense, Dr. Leonardo Oliva, muerto hace algunos años. El Sr. Schaffner dice: que entre
las plantas mexicanas que colectó en 1859 y que llevó á Europa, habia algunas Compues-
tas, colectadas por el mismo Sr. Oliva en los alrededores de Guadalajara, y suplicó á su
célebre amigo el Sr. Dr. €. H. Schultz. á quien las presentó para que rectificase su clasifi-
cacion por ser el botánico que mejor conoce la citada familia, que si resultaba algun género
nuevo como era muy probable, que no olvidara inmortalizar con él, el nombre del sabio
catedrático de la Universidad de Guadalajara; y con satisfaccion ha visto que su encargo se
cumplió fielmente.
El Sr. Schaffner comunica tambien á la Sociedad, que tiene ya dispuesto para remitirle,
un herbario compuesto de cerca de mil especies que ha colectado en los alrededores de S.
Luis.
La Sociedad agradece con júbilo este valioso obsequio, y acordó se diese públicamente
al Sr. Dr. Schaffner, un especial voto de gracias por el gran servicio que presta á México,
dedicándose con asiduidad é inteligencia, desde largos años, al estudio de nuestra flora.
México, Abril 15 de 1878.
Por la comision de publicaciones,
A MAnNuEL M. VILLADA.
REVISTA CIENTIFICA
DE MEXICO Y EL EXTRANJERO.
EMPLEO DE UNA SOLA LÁMINA DE TURMALINA, PARA RECONOCER SI UNA SUSTAN-
CIA BIRREFRINGENTE ES DE UNO Ó DOS EJES DE DOBLE REFRACCION.—Entre los diferen-
tes caractéres fisicos de los minerales, figura la doble refraccion como uno de los más impor-
tantes por la relacion intima que tiene con la cristalizacion. Efectivamente, de las sustancias
cristalizadas, las del sistema teseral no son birrefringentes; las que afectan formas pertenecien-
tes á los sistemas piramidal y romboédrico, poseen un solo eje de doble refraccion, y las que
eristalizan en los sistemas rombal recto, rombal oblicuo y clinoromboidal, tienen dos ejes de
doble refraccion. Segun esto, es claro que por el estudio de las propiedades ópticas de una sus-
tancia trasparente, se puede determinar á cuál de esos grupos pertenece, áun cuando se en.
cuentre imperfectamente cristalizada ó en láminas.
Para reconocer si.una sustancia es birrefringerante de uno ó de dos ejes, los físicos y los mi-
neralogistas han utilizado la accion que la turmalina ejerce sobre la luz polarizada, tomando
dos láminas diáfanas de esa sustancia cortadas paralelamente al eje, y colocadas una sobre otra,
tambien paralelamente, dejan pasar la luz; pero si se ponen perpendiculares-sus ejes, se polari=
za la luz que pasa al traves, y el espacio que comprenden las dos láminas se oscurece entera-
mente si la polarizacion es completa, quedando, en caso contrario, algo iluminado. Para mane-
jar con comodidad las dos láminas, se montan en anillos y se disponen en forma de pinzas, que
se cierran por si mismas. Introduciendo entre las dos turmalinas en cruz una lámina birrefrin-
gente, el espacio oscuro se ilumina presentando una serie de anillos circulares de varios colo-
res, atravesados por una cruz negra, que se extiende hácia los extremos en forma de pincel, si
la sustancia es de un eje de doble refraccion, y si es de dos ejes, los anillos se observan atrave-
sados por una faja negra, siendo elípticos cuando la lámina birrefringente no se ha tallado per-
pendicularmente á uno de los ejes de doble refraccion, pues tallada en esta direccion son circu-
lares. Los anillos tambien son visibles, poniendo paralelas una á otra las dos láminas de turma-
lina; pero en este caso, sus colores son complementarios de los que dan las láminas perpendicu=
lares, y la cruz y la faja aparecen blancas.
Este es el método usado hasta ahora para reconocer si una sustancia cristalizada es de uno ó
de dos ejes de doble refraccion; pudiendo estudiarse directamente los cristales de un eje cuando
tienen caras perpendiculares á él, 6 cruceros en el mismo sentido, como el espato calizo y la
esmeralda; y los de dos ejes, cuando poseen caras perpendiculares á la linea média de los dos
ejes 6 cruceros en esa direccion, como el topacio y la mica. En cuanto á las demás especies, sl
son trasparentes, es preciso tallar láminas segun las direcciones indicadas.
Ahora bien: el año próximo pasado, el inteligente profesor de 1.*x año de práctica D. Juan N.
Contreras, regaló á este Colegio varios cristales de topacio, procedentes del Estado de San Luis
Potosi; algunos de ellos bastante grandes. Estudiando uno de estos, extraje una lámina parale_
lamente á la base del prisma rombal recto, la cual coloqué entre las dos turmalinas en cruz, y
noté que para ver los anillos de colores, era necesario inclinar bastante la lámina de topacio con
respecto á las dos turmalinas y separar mucho éstas, resultando de aquí que en realidad solo
observaba al través de la que me servia de ocular. Esta observacion me hizo sospechar, que
tal vez una sola lámina de turmalina bastaria para reconocer si una sustancia birrefringente es
de uno ó de dos ejes de doble refraccion. Para confirmarme en ésto, experimenté con doce lá-
minas de diversas sustancias birrefringentes que posée la coleccion de caractéres físicos de este
Colegio, y reconoci, que en efecto, basta una sola lámina de turmalina.
La experiencia se practica usando la turmalina de ocular, esto es, de analizador; y Observan-
5
34
do al través de ella la lámina birrefringente que se estudia, se ven los anillos de colores circu-
lares ó elípticos atravesados por una cruz ó una faja, segun sea de uno ó de dos ejes de doble
refraccion. Haciendo girar la turmalina circularmente, y permaneciendo fija la lámina birre-
fringente, aparecen la cruz y la faja dos veces negras y dos veces blancas en dos direcciones
perpendiculares durante una revolucion completa de la turmalina.
Usando una sola lámina de turmalina tallada paralelamente al eje, los fenómenos indicados
se observan con ménos claridad que empleando las dos turmalinas dispuestas en forma de pin-
zas; pero proyectando los anillos sobre el cielo azul en un lugar bien iluminado, aparecen con
suficiente claridad para distinguirlos perfectamente. Cuando el cielo está nublado no se ve na-
da, 0 se perciben los anillos y las fajas muy confusamente. Para observarlos con claridad, se
- deben proyectar sobre la parte del cielo que esté azul, y siempre hácia un lado distinto de don-
de esté el sol.
Experimenté, como he dicho, con láminas de varias sustancias birrefringentes: de espato ca-
lizo, de aragonia, de mica, de carbonato de plomo, de topacio, de cuarzo, de nitrato y de cro-
mato de potasa, talladas de la manera ya indicada al principio. Las observaciones las practiqué
en el gabinete de Mineralogia, en otras partes de esta ciudad y á cortas distancias fuera de ella,
con el objeto de asegurarme que el techo de cristales que hay en este Colegio no tiene influen-
cia sobre los mencionados fenómenos, y en todas estas localidades diversas siempre observé lo
mismo.
Como la turmalina se usa de analizador, se deduce, en mi concepto, de las referidas obser-
vaciones, que la luz incidente contiene normalmente una gran cantidad de luz polarizada.
No teniendo noticia, ni habiendo leido en ninguno de los tratados de Fisica ni de Mineralo-
gia, de los que yo conozco, que una sola lámina de turmalina sea suficiente para observar los
fenómenos de doble refraccion, me ha parecido conveniente comunicar á esa ilustrada Socie=
dad, la observacion de que he hecho mencion, la cual, si resulta exacta, podrá ser de alguna
utilidad, particularmente en el caso de que no se tengan á la mano las pinzas de turmalina.—
Colegio del Estado de Guanajuato, Setiembre de 1877.—Severo Navia, socio corresponsal.
NUEVO HELIOFOTÓMETRO.—Llamo Heliofotómetro, áun aparato que imaginé para medir
aproximativamente la intensidad de la luz que el sol nos envia en su curso diurno. Este instru-
mento faltaba en los observatorios meteorológicos. Si con tanto cuidado se observa la tempera-
tura, la humedad, la direccion y velocidad de los vientos, fenómenos atmosféricos que tan es-
trecha relacion tienen con el astro que nos alumbra, ó que de él de uno ú otro modo dependen,
es natural la deduccion, que si fuere posible tener cuenta diaria de la medida de la luz que el
sol lanza á las regiones adonde se verifican las observaciones, se tendrian importantes datos de
comparacion, y se podria mejor establecer la climatología de los lugares adonde existen obser-
vatorios meteorológicos.
El Heliofotómetro que presento á los amantes de las ciencias físicas, no es un aparato de ri-
gurosa exactitud, y no requiere una dificil y larga práctica para manejarlo; es un modesto ins-
trumento de poco costo, y comparable en cuanto á su uso á todos los que existen en los moder-
nos observatorios meteorológicos, que al ménos una vez diaria necesitan ser observados para
poder notar los datos numéricos que suministran.
Desde muchos años tengo la idea de tener una medida de la luz solar, cuando demostré que
adicionando los datos ministrados por los termómetros en los meses del crecimiento de la uva,
se podia profetizar con alguna probabilidad la cualidad de la cosecha. Cualquiera se persua-
dirá, que si la temperatura es uno de los agentes principales de la vegetacion, esa no obstante
depende de un modo abstracto de la energía solar; además, el efecto de la luz que los termóme-
tros no pueden marcar, tiene acaso mayor importancia para los vegetales que los datos de la
temperatura.
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Creia entónces que, para el buen éxito de la observacion sobre la luz solar, fuese necesario
un Heliostato, aparato demasiado delicado y costoso, por lo que abandoné la idea. Solo al prin-
cipio del presente año, 1873, me decidi á emprender algunos ensayos muy fáciles en su ejecu-
cion; encerré papelitos fotográficos en una caja, combinando el imperfecto aparato de manera que
pocos rayos solares llegaran á los papelitos, miéntras obligaba estos á caminar moviéndolos con la
mano. Visto el buen éxito de los primeros ensayos, me decidi á hacer construir el Heliofotó-
metro que voy á describir.
I. EL aparaTo.—Un cajon de madera fuerte (fig. 1.) largo 280", ancho 145==, alto 200":
espesor de las paredes 30"": constituye un paralelipipedo colocado al aire libre, y en lugar
donde nada impida la accion directa del sol.
Las dimensiones del dibujo son */; del original.
La cara superior del aparato no puede conservar en los doce meses del año la postura
horizontal, porque el sol desalojándose en el invierno demasiado debajo del ecuador, sus rayos
caerian sobre ella demasiado oblícuos. De consiguiente es necesario inclinarla en ese tiempo,
si no exactamente, al ménos aproximativamente, de manera que siga el nacimiento del sol.
Esto se consigue inclinando el Heliofotómetro hácia el Sur desde Setiembre hasta Diciembre,
despues disminuyendo la inclinacion en sentido contrario hasta Marzo, época en que se le vuel-
veá la posicion horizontal.
Una de las caras principales del paralelipípedo se encuentra en posicion normal, con la cara
superior, y es la puerta fija con visagras de modo que abriéndola se tiene libre entrada en to-
do el interior (fig. 2). ;
En la parte opuesta á la puerta, por el lado interior, se fija un reloj de muelle y espiral, y
abriendo un competente agujero en la madera, se hace salir al exterior la carátula Q (fic. 1)
resguardada por un vidrio grueso para preservar el mecanismo de las injurias atmosféricas. A
este reloj se adaptó una rueda dentada B (fig. 2) que recibe el movimiento del tambor O que
encierra el muelle. Esta rueda cumple una sola revolucion en 24 horas. Al perno se adapta con
un tornillo movible, un gran circulo de laton G, cuya circunferencia es de 520"x y el diámetro
del circulo de 16"": sobre la parte exterior del círculo se coloca una tira de papel como se usa
en los telégrafos Morse, cuyas extremidades se fijan en el aparato M.
Por brevedad no describo el mecanismo con que se fija la tira: baste decir que en pocos se-
gundos se quita y se pone la tira, quedando perfectamente fija.
"Colocado el circulo en su Ingar, se encuentra en posicion normal con la pared superior, ocu-
pando la línea média de la cavidad interna, y la parte superior del circulo queda casi en con-
tacto con dicha pared interna á la distancia de una fraccion de milímetro, de un diafragma F
(figs. 1 y 2), de platina, teniendo una ranura rectangular de 3== de largo y 1 de ancho, fijado
en la parte superior de la caja, de modo que la tira de papel queda descubierta por el trecho
que deja libre la ranura é inmediatamente debajo de la misma. Este diafraema está reseuarda-
do de la intemperie por un vidrio de reloj. Los rayos solares, penetrando por la ranura, hieren
la tira de papel fotográfico que cubre el círculo, áun cuando el astro se encuentre muy cerca
del horizonte sensible. Un boton exterior D (fig. 1) sirve para mover un tornillo Y (fig. 2) que
sirve para levantar ó bajar el circulo G para ponerlo en contacto con la ranura.
IL. PREPARACION DE LAS TIRAS.—Se cortan tiras de papel telegráfico de 610" de largo, se
arrollan sobre si mismas en espiral y se sumergen en una solucion de sal comun al 4%/,; la ope-
racion se ejecuta en un vaso, agitando con una varilla de vidrio, alargando y estrechando las
vueltas del espiral para expulsar las burbujas de ajre que se adhieran al papel; la inmersion dura
3 minutos por cada tira. Quitada del baño, se coloca en un hilo tendido para secarla; con tres
vasos, en ménos de una hora se cloruran 30 cintas que secas se guardan.
IIL. MANERA DE HACER LAS TIRAS SENSIBLES Á LA LUZ SOLAR.—Las tiras cloruradas y pasadas al
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baño de plata, se ponen pardas despues de algunos dias, aunque conservadas en la más absoluta
oscuridad: por lo mismo, es preciso preparar pocas á la vez: yo me limito á cuatro.
Por la noche, miéntras se dispone el aparato (cuya operacion describiré en seguida), se pone
en dos vasos una solucion de azotato de plata al 20%,: 80 centimetros cúbicos son suficientes
para cada vaso: se sumerge en cada uno una tira clorurada en forma de espiral, y se agita con la
varilla para expeler el aire. Despues de cinco minutos se saca la tira con una pinza, se cuel-
ga, y se recogen las gotas en un plato: para no desperdiciar, se reunen en un frasco con los
restos de los vasos.
En un cuarto de hora se preparan cuatro tiras miéntras se hacen las demás operaciones, y se
dejan suspendidas toda la noche para que se sequen, cerrando las puertas y ventanas para que
los primeros rayos de la luz matutina no las impresionen.
Se envuelven en espiral, y se conservan en una caja ó frasco fuera del contacto de la luz.
IV. Mono DE PONER EN ACCION EL APARATO.—Por la noche, como á las nueve, se abre la
puerta del Heliofotómetro, se quita el tornillo y el circulo que lleva la cinta con la traza mar=
cada por el sol en el dia. Quitada la tira, se envuelve en espiral, y se coloca en un vaso en un
baño de agua comun y se deja por 5 minutos; despues, ayudado de una varilla de vidrio, se
pasa á otro recipiente conteniendo una solucion de hiposulfito de sosa al 0.6 V,. Diez minutos
son suficientes para que el hiposulfito obre; vuelvo la solucion á su frasco, y echo en el vaso
una poca de agua que á poco tiro, y acabo por llenar el vaso del mismo liquido, y dejo en él la
tira toda la noche.
Miéntras se hacen estas operaciones, coloco en el circulo la tira sensible que debe servir al
dia siguiente, y en un instante fijo, que cuido anotar con lápiz sobre el mismo papel, se coloca el
circulo en la caja, haciendo coincidir un punto conocido del papel con la ranura del diafragma;
se coloca el Heliofotómetro en su lugar, adonde al dia siguiente debe recibir los primeros ra-
yos de la luz solar difusa.
V. LECTURA Y APUNTE DE LAS OBSERVACIONES.—La tira que quedó enel agua en la noche, por
la mañana la seco al sol. Ella queda más alterada y oscura en las partes en que la accion de la
luz solar ha sido más intensa, ménos adonde ésta ha sido menor. Colocando despues la tira so-
bre una escala que representa la revolucion del circulo, desarrollada y dividida en horas y cuar-
tos, marco el punto en que comenzó y el en que acabó la accion solar; divido la intensidad de
las tintas en los siete tonos que he fijado: determino la duracion en tiempo de cada tinta, y
por fin, registro los números obtenidos en un cuadro. Pego con goma las dos extremidades de
la tira sobre un carton, y esta coleccion sirve de comparacion de las impresiones solares deja-
das en los dias de la observacion.
Dudé ántes á cuántas divisiones debia fijar las várias tintas dejadas por la luz, desde la más
débil hasta la más intensa. Me decidi por la division en siete tonos, los mismos del espectro
solar y de la gama musical, etc. Perono habiendo observado en los meses de Junio y Julio,
estoy perplejo sobre este particular, y no será extraño que con el tiempo y con la compara-
cion de muchos experimentos, se pueda definitivamente establecer la regla que se debeseguir.
No acabaré sin tributar merecidos elogios á mi conciudadano G. B. Luppo, relojero, quien
con mucha habilidad construyó este nuevo aparato, sin que lo arredraran las dificultades; y los
inteligentes comprenderán cuántas tuvo que vencer, si consideran que este mecanismo debe
luchar con exageradas temperaturas, y con las injurias atmosféricas.—Bra, Setiembre 28 de
1873. Profesor Federico Craveri.—(Extracto del boletin meteorológico del Real Colegio Cárlos
Alberto de Moncalieri. T. VIL N. 5: traducido del italiano por José del Pozzo.)
EL ANTAGONISMO QUÍMICO Y LA CLASIFICACION.—Una de las dificultades con que se
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tropieza en el aprendizaje de la Quimica, es la actual clasificacion de los cuerpos, pues no pro-
porciona medios suficientes para deducir de un corto número de principios, las leyes más nota-
bles de dicha ciencia, ni para prever las propiedades generales que deben presentar los com-
puestos que resultan de la union de dos 6 más cuerpos.
La experiencia que hasta el dia he podido adquirir, ha hecho que me forme un método de
enseñanza, que solamente indicado por los autores de más renombre, he desarrollado yo en
los cursos particulares que doy anualmente.
La aplicacion de los principios generales que lo constituyen, á la vez que ayuda á la memo-
ria evitándole el trabajo de retener hechos aislados, ameniza el estudio, despojándolo de esa
aridez que podrá notar desde un principio todo el que ocupe su atencion en escudriñar el se-
creto de las reacciones moleculares. j
Antes de exponerlo, examinaré muy ligeramente las clasificaciones conocidas.
La mayor parte de los autores dividen los cuerpos simples en metaloides y metales; pero esta
clasificacion es muy poco aceptable, y áun podria aplicársele el calificativo de irracional, bajo el
punto de vista científico, pues además de no tener trascendencia alguna tal division, la palabra
metaloide significa semejante á un metal, y algunos de los metaloides se parecen á los metales
apénas por las propiedades generales de la materia.
Otra de las clasificaciones divide á los cuerpos simples en electro-positivos y electro-negati,
vos; tiene el defecto de que un mismo elemento puede ser electro-positivo ó electro-negativo-
segun sea el cuerpo con quien se le ponga en presencia; lo cual disminuye en mucho el carácter
de generalidad que debe tener toda clasificacion. Además de esto, en la práctica hace tropezar
con el grave inconveniente de que para saber á cuál de las dos clases pertenece un cuerpo da-
do, sea necesaria una experiencia, que casi nunca es posible efectuar en un momento; ó bien
sobrecargar la memoria con una lista en que todos los cuerpos están consignados segun el ór-
den correspondiente.
No obstante, la anterior clasificacion tiene el mérito de contener, aunque en estado rudimen-
tal, un hecho notabilisimo, apénas entrevisto por los autores, y que debe servir de base á una
distribucion exacta y fecunda de las sustancias elementales. Este hecho importantisimo es el
antagonismo químico.
¿Existe este antagonismo, y puede servir para el adelanto de la Quimica? La experiencia lo
demuestra con evidencia.
En efecto, las combinaciones más estables se efectúan siempre entre los cuerpos que más se
diferencian por el conjunto de sus propiedades. Y esta circunstancia es la que me impulsó á
hacer una série de observaciones que dieron por resultado que tomase dicho antagonismo como
hase de la clasificacion que he adoptado en mis lecciones particulares.
Esta clasificacion, que hasta ahora me ha dado los mejores resultados prácticos, consiste en
dividir los cuerpos en comburentes y combustibles.
Tiene en su favor el hecho casi constante del antazonismo, y además, que por medio del expe-
rimento más sencillo pueda clasificarse cada cuerpo, pues hasta ver que arda para llamarle com-
bustible, ó que favorece la combustion para llamarle comburente.
Veamos ahora las leyes que deben regir á las combinaciones conforme á la clasificacion ¡n=
dicada:
1.* Las combinaciones que forman dos cuerpos antagonistas, se obtienen fácilmente, en nú-
mero reducido, y son muy estables. Ejemplos: El Oxigeno y el Cloro, que son dos cuerpos
comburentes, se combinan con el Hidrogenio, que es combustible, y dan, el primero el agua
y el bi-óxido de Hidrogenio, y el segundo, el ácido clorhidrico: estos mismos cuerpos, combi-
nados con los metales, que son tambien combustibles, dan óxidos y cloruros semejantes en cuanto
á la relacion de su composicion, y en número tambien reducido.
2.* Las combinaciones que forman los cuerpos que no son antagonistas, son difíciles de ob-
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tener, son numerosas y poco estables. Ejemplos: El Oxigeno y el Cloro, que son dos cuerpos
comburentes, se combinan y dan el ácido hipocloroso, el cloroso, el hipoclórico, el clórico, el
perclórico, el cloroclórico y el cloroperclórico. El Carbono y el Hidrogenio, que son dos cuer-
pos combustibles, se combinan directamente con mucha dificultad, y forman multitud de com-
puestos que son designados en Quimica con el nombre genérico de hidrocarburos. El Azoe y el
Oxígeno, que son dos cuerpos comburentes, se combinan indirectamente y dan el protóxido, el
bióxido, el peróxido de Azoe, el ácido azotoso y el azóico, compuestos todos poco estables, pues
el calor, que como dice Saint-Claire Deville, es la piedra de toque para decidir sobre la esta-
bilidad de las combinaciones, descompone á todos ellos. Al dar el anterior ejemplo, dije que el
Azoe es un cuerpo comburente, y á primera vista se creerá que he incurrido en error, puesto
que algunas observaciones muy vulgares se oponen á que ese cuerpo reciba semejante califica-
tivo; pero si se hace un estudio un poco más completo de las propiedades del Azoe, se verá que
algunos cuerpos combustibles pueden arder vivamente en una atmósfera de dicho cuerpo, co-
mo lo ha demostrado Wehler respecto del Boro; además, sus combinaciones con los cuerpos
combustibles son muy estables, segun se ve en el amoniaco y en el cianógeno.
Para concluir la parte que se refiere á los cuerpos simples y sus combinaciones binarias, rés-
tame solo examinar de qué manera la nueva clasificacion ayuda á la memoria en el estudio es-
pecial que de cada uno de ellos se haga, presentando como ejemplo el estudio del Hidrogenio.
Exrraccion.—El Hidrogenio se encuentra en el agua, en todos los hidrácidos, los hidrocar=
buros, en el amoniaco y en todas las materias orgánicas.
El agua es un compuesto de Oxigeno é Hidrogenio. Para obtener en libertad á este último,
necesitamos fijar al primero determinando una combinacion que dé un cuerpo estable, en las
circunstancias en que se opera. Siendo el Oxigeno un cuerpo comburente, otro combustible se-
rá el que se apodere de él; por eso se emplean los metales en esta extraccion.
Pero se preguntará: ¿todos los metales tienen la propiedad de descomponer el agua? Y yo
contesto qué si la tienen en condiciones adecuadas.
El oro, la plata y el platino descomponen el agua á una temperatura elevada; mas como sus
óxidos son inestables á esa temperatura, los dos elementos del agua quedan libres, y por lo mis-
mo el empleo de aquellos metales es impropio para la extraccion del Hidrogenio.
Los demás metales descomponen el agua á una temperatura ménos elevada, y como sus Óxi-
dos son estables á la misma temperatura, fijan el Oxigeno, y dejan el otro elemento en libertad.
Estando los hidrácidos, como el clorhídrico, bromhídrico etc., compuestos, ásemejanza del
agua, de un elemento comburente y otro combustible, se descomponen tambien bajo la influen-
cia de un cuerpo combustible, es decir, por los mismos cuerpos que descomponen el agua.
Así es que, si se trata el ácido clorhídrico por el Potasio, el Zinc ó el Fierro, se obtendrá un
cloruro correspondiente é Hidrogenio libre.
Con respecto á los hidrocarburos, por estar formados de dos cuerpos combustibles, son poco es-
tables, y se descomponen por solo la accion de una temperatura medianamente elevada, en sus dos
elementos. De este modo es como puede extraerse de ellos el Hidrogenio que contienen.
Puede obtenerse Hidrogenio del amoniaco, de dos maneras: ó fijando el Azoe que contiene
por medio del Boro, ó empleando método indirecto, esto es, buscando un cuerpo comburente,
que se apodere primero del Hidrogenio para formar un compuesto más estable, que á su vez
sea descompuesto en seguida por la accion de un cuerpo combustible. El Cloro es, entre otras,
la sustancia que descompone el amoniaco produciendo ácido clorhídrico y Azoe; y descompo-
niendo despues ese ácido por medio de un metal bastante combustible como el Potasio, el Fierro
ó el Zinc, es como se verifica la reaccion que ántes he indicado.
Las materias orgánicas azoadas dejan desprender todo el Azoe que contienen, en el esta-
do de amoniaco, cuando se las calcina con una base poderosa, y si despues se descompusiera el
amoniaco, se veria que este caso es semejante al anterior.
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Si al estudiar el Hidrogenio, se clasifica segun lo que ya se ha dicho, en el acto ocurrirán á
nuestra mente las combinaciones estables que este cuerpo puede formar con los demás, asi co”
mo tambien las inestables; y este recuerdo será seguido de las condiciones generales que estas
reacciones exijan.
Fácilmente se comprenderá que en un articulo de la naturaleza del presente, no es fácil des-
arrollar por completo todo un sistema de aplicaciones, pero creo que lo expuesto basta para la
inteligencia de mi pensamiento. Por lo mismo, solo deduciré las leyes primitivas que presiden
á las combinaciones de los cuerpos compuestos.
En esta clase de cuerpos encontramos tambien el antagonismo: los ácidos son antagonistas de
las bases; lo que los unos hacen, las otras lo destruyen, como sucede en la accion que los unos
y las otras ejercen sobre la tintura de tornasol. Miéntras que la mayoria de los ácidos son solu-
bles, la mayor parte de las bases son insolubles. Y hay tambien antagonismo entre los mismos
ácidos y las mismas bases, de manera que un ácido ó una base fijos, son antagonistas de un áci-
do ú una base volátiles, y un ácido ó una hase solubles, son antagonistas de un ácido ó una hase
insolubles.
Esta es la mejor explicacion de las primitivas leyes de Berthollet, que son las principales
premisas de la parte deductiva de la Quimica; y es al mismo tiempo una prueba de las ventajas
que mi clasificacion tiene sobre las anteriores y la actualmente admitida por los autores.—Mé-
xico, Junio 15 de 1878.— Andrés Almaraz, socio honorario.
NUEVAS PLANTAS MEXICANAS.—El Sr. Dr. Schaffner ha enriquecido la flora indigena con
cuatro especies colectadas en el Estado de San Luis Potosi, de los géneros Marsilea, Chondro-
sium, Ephedra y Bouvardia, y que ha dedicado á nuestro ilustrado consocio el Sr. M. Bárce-
na. La comision de botánica tiene en estudio la descripcion, con el ejemplar respectivo, de un
nuevo género descubierto por el Sr Dr. A. Dugés, en una planta de la familia de las Ramnáceas,
de los alrededores de Guanajuato, y que lo dedica al mismo señor socio. El Sr. Bárcena, á su
vez, señala en el Calendario botánico, que publica en el «Boletin del Ministerio de Fomento, »
dos nuevas especies, Gaudichaudia Enrico-Martinezúi y Oxalis Netzahwualcoyotli, con las que ha
honrado la memoria de dos personajes ilustres.
TRIBUTO AL MÉRITO.—Por no demorar su publicacion, honramos hoy las columnas de nues-
tra Revista con dos interesantes estudios presentados en dos sesiones del mes anterior: uno del
inteligente y laborioso socio corresponsal, Sr. Severo Navia, y el otro del no ménos digno socio
honorario Sr. Andrés Almaraz, quien últimamente ha ingresado á esta Sociedad.
DOCUMENTOS RELATIVOS Á LOS PREMIOS OBTENIDOS POR ESTA SOCIEDAD EN LA
EXPOSICION INTERNACIONAL DE FILADELFIA,—DepARTAMENTO TI. EDUCACION Y CIENCIAS.
—Las publicaciones científicas presentadas por la Sociedad de Historia Natural, contienen mu-
chos trabajos originales sobre la Historia Natural de México; en cuya virtud, el que suscribe,
respetuosamente recomienda á la Comision Centenaria, acuerde un premio con destino á esta
Institucion. Spencer F. Baird, juez.—DeErPARTAMENTO IV. Arres.—El que suscribe ha exami-
nado los productos vegetales presentados por la referida Sociedad, y respetuosamente recomien-
da á la misma Comision acuerde un premio con destino á esta institucion por la importancia]y
variedad de los productos que ha presentado. Wm H. Brewer, juez,
40
SECRETARÍA -
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL.
ACTA DE LA SESION DEL DIA 17 DE ENERO DE 1878.
Presidencia del Sr. M. Bárcena.
Leida el acta de la sesion anterior, fué aprobada con una ligera rectificacion.
El Sr. C. C. Parry (delos Estados Unidos, actualmente de paso en esta Capital), presen-
ta un ejemplar desecado de una planta que en su concepto es una variedad. no descrita de
la Monotropa coccinea, que propone designarla con el nombre de gracile; la consiguió en
estado fresco al desembarcar en Veracruz, siendo por esto probable que vegete cerca de
aquel lugar: como se sabe, todas las especies de la corta familia de las Monotropeas, viven
parásitas sobre las raices de diferentes árboles. El Sr. Parry obsequia á la Sociedad para
su herbario con el citado ejemplar. Se le dan las gracias y se le pide haga su descripcion,
que ofrece hacerla en la sesion inmediata.
El Sr. Sanchez, primer secretario, manifestó, que conforme á Reglamento, ántes de ha-
cerse la renovacion de oficios, tenia que leer el Informe de los trabajos ejecutados por la
Sociedad, y que comprende los años de 1875, 76 y 77: le da lectura.
El tesorero, Sr. Villada, leyó á su vez el corte de caja del año anterior, y una relacion
de los trabajos que tuvo á su cargo. El señor Presidente nombró al Sr. D. Manuel Ortega
y Reyes para que glosase la cuenta, y dió las gracias á los Sres. Sanchez y Villada por el
buen desempeño de su obligacion.
Se procedió en seguida al nombramiento de las personas que debian formar la Junta Di-
rectiva en el presente año. Hecha la votacion, resultaron electos: para presidente, el Sr. D.
Gumesindo Mendoza, por 11 votos contra 2 que obtuvo el Sr. Ortega Reyes; para - vicepre-
sidente, el Sr. D. Jesus Sanchez, por 12 votos contra 4 que obtuvo el Sr. Altamirano; para
primer secretario, el que suscribe, por 12 votos contra 1 que obtuvo el Sr. Velasco; para
segundo secretario, el Sr. D. Rafael Montesdeoca, por 9 votos contra 4 que obtuvo el Sr.
Velasco: el Sr. Villada fué reelecto por aclamacion.
Terminado esto, se levantó la sesion, á la que asistieron los Sres. Amador, Bárcena,
Gutierrez, Mendoza, Ortega Andrés, Ortega Reyes, Parry, Perez, Sanchez, Sologuren, Ve-
lasco, Villada y el Secretario que suscribe.—FERNANDO ALTAMIRANO.
México, Julio 15 de 1878.
Por la comision de publicaciones,
ManueL M. VILLADA.
REVISTA CIENTIFICA
DE MEXICO Y EL EXTRANJERO.
DESCRIPCIONES DE COLEÓPTEROS INDÍGENAS.—En Diciembre de 1874, el hábil y em-
peñoso socio corresponsal, Sr. Dr. Eugenio Dugés, como introduccion á uno de los varios tra-
bajos entomológicos que ha tenido á bien remitir á esta Sociedad, decia lo siguiente: «Habiéndome
puesto, por circunstancias inesperadas, en relacion con el famoso entomologista Augusto Sallé,
me es satisfactorio poder dar hoy la descripcion de algunos coleópteros indígenas, y entre ellos
unos Meloideos que dicho señor me hizo el favor de remilirme de Paris y que provienen del
Estado de Veracruz. Como bien saben todos los que en la República se dedican al ameno é in-
teresante estudio de la entomologia, el Sr. Sallé es el sabio que mejor conoce los coleópteros
mexicanos, ocupándose de estudiarlos desde el año de 1831, que por primera vez vino á este
país. Este señor, al clasificarme algunas especies dudosas que á este finle remitiá Europa, me
ha ofrecido el auxilio de sus conocimientos siempre que me fuesen útiles; esto me ha decidido á
tomar la resolucion que paso á referir: mi propia experiencia me ha enseñado, que lo que hacia
más falta á los entomologistas mexicanos, era un libro en que estuviesen reunidas las descripcio-
nes de los coleópteros indígenas que se hallan esparcidas en un sin númezo de publicaciones ex-
tranjeras; mas en la imposibilidad de emprender una obra semejante, y reflexionando que todo
necesita un principio, me pareció que dando á luz todo lo que me era conocido en esta materia,
más tarde podria ser útil al sabio mexicano que más feliz que yo pudiese emprender aquel tra-
bajo: si como lo espero, algunos otros entomologistas siguen mi ejemplo, quizá en un tiempo no
muy largo, llegará á formarse la fauna entomológica de México. La tarea que me he impuesto
es penosa y dilatada, pues mi pequeña coleccion cuenta ya con mil doscientas especies bien de-
terminadas, pero poco á poco en lo que á mi toca procuraré llevarla á cabo. En cuanto al plan
que adoptaré en esta publicacion, será el mismo que siguió Chevrolat cuando escribió sus Cen-
turias; es decir, que para mayor facilidad como él lo hizo, no seguiré un órden metódico rigu-
roso en mis descripciones, solo si tendré cuidado de dar los caractéres generales de la familia
y género, pero no más en la primera especie, pues era inútil repetirlos en los demás: por últi-
mo, advertiré que la clasificacion que he adoptado es la de la excelente obra de Teodoro La-
cordaire intitulada: Genera des Coleoptéres, publicada por Roret en Paris.» El Sr. Dugés con
una constancia digna de todo elogio, ha cumplido con toda exactitud un propósito que tanto le
honra y que tan útil seráá la ciencia: es de sentir que los recursos de esta Sociedad no hayan
permitido dar á luz, conforme se han ido recibiendo, los referidos trabajos, de los que harémos
una breye reseña. En el primer tomo de este periódico se publicaron las descripciones de 33 Meloi-
deos, y fueron: una especie del género Henous, el nuevo género Treiodons propuesto por el
autor y admitido ya en Europa, cuya especie dedicó al Sr. Dr. Antonio Peñafiel y Barranco,
secretario que fué de esta Sociedad; una del género Horia y dos del Tetraonyx, siendo una mue-
ya; veinticinco del Caniharis, nueve aún no conocidas, y que deben reducirse á veintitres, pues
el autor cree, con justicia, que dos de ellas no son sino variedades de otra allí mismo descrita;
una de cada uno de los géneros Zonitis y Nemognalha, nueva la del primero. En el tercer to-
mo apareció una nueva especie de este último género, y algunas rectificaciones sinonímicas,
que redujeron á siete las especies nuevas del género Cantharis indicadas arriba; en seguida una
minuciosa relacion de las metamórfosis de un coleóptero lamelicornio, el Strategus Julianus?
En este tomo IVY han aparecido ya las descripciones de siete especies de Cantharis, y en publi-
cacion nueve especies nuevas pertenecientes á diferentes familias del citado órden, dos de ellas
formando dos nuevos géneros, y que sucesivamente dedica el autorá su respetable padre el Sr.
6
42
Antoine Dugés, al Sr. Sallé, al Sr. D. Vicente Fernandez, al Sr. D. Epifanio Jimenez, á su her-
mano D. Alfredo y al que esto escribe. En poder de la comision de publicaciones existen aún
las descripciones de 35 especies, y en dos de ellas no solo la del insecto perfecto sino tambien
la de la larva y la ninfa: en fin, es de advertir que casi todos los referidos estudios han venido
acompañados de excelentes dibujos coloridos, tomados del natural y fielmente ejecutados. La
Sociedad Mexicana de Historia Natural, ha contraido con su socio el Sr. Dr. Eugenio Dugés,
una inmensa deuda de gratitud por su activa é inteligente cooperacion, y no omitirá medio al-
guno para que esos interesantes trabajos sean conocidos de los lectores de «La Naturaleza. »
SOBRE LA RESPIRACION DE LOS REPTILES.—Es sabido que existen dos tipos de respi-
racion pulmonar entre los vertebrados, de les cuales uno puede designarse como tipo de la
bomba aspirante, y el otro como el de la bomba impelente. Pompe aspirante et foulante de los
autores franceses. El último es caracteristico de los Batracios, y sobre el papel que representa
entre los reptiles están divididas las opiniones. Miéntras que Milne Edwards enseña en sus Lec-
ciones, que las inspiraciones se verifican en las tortugas del mismo modo que en los batracios,
á saber, por medio de movimientos de deglucion, niega Bert (Lecons sur le physiologie compa-
rée de la respiration, Paris 1870), completamente su presencia entre los reptiles; y Carus dice
en su Zoología, despues de haber hablado de la espiracion en las tortugas y los cocodrilos; «en
los últimos (es decir en los reptiles) las respiraciones ligeras son favorecidas por movimientos
de deglucion.» No puedo dar la razon entera á ninguno de estos autores. En cuanto á las tor-
tugas es fácil confirmar por medio de las vivisecciones, la exactitud de lo que ha dicho Bert:
basta solo descubrir los pulmones levantando la coraza, lo que se puede ejecutar fácilmente,
sobre todo, en los jóvenes Quelonios, para persuadirse de que el animal ya no puede lle-
narlos de aire; por el contrario, para los Saurios mis investigaciones me han dado resultados
diferentes de los de Bert. Por muy instructivos que sean sus experimentos con el aparato re-
gistrador de Marey, no pueden sustituir por completo á la observacion de los animales en su
estado natural, para lo que tengo grande oportunidad en Veracruz, y sobre todo á las vivisec-
ciones.
Si abriendo el tórax se descubren los pulmones de un saurio (he operado las más veces so-
bre iguanas), se ve cómo el animal privado de la respiracion costal, introduce aire suficiente
á los pulmones por medio de fuertes movimientos de contraccion de su garganta. Aun cuan-
do con esto no quede demostrado que este sea el modo ordinario de respiracion, queda, sin em-
bargo, establecida de una manera incontrastable por este sencillo experimento, la posibilidad
que tienen los saurios de respirar ayudándose con los movimientos de deglucion. Sise observa,
por ejemplo, una iguana que esté quieta, se advierten frecuentes movimientos guturales, pero
que difieren esencialmente de los movimientos de deglucion: si ahora se irrita al animal, ó se
procura impedir su respiracion costal comprimiéndole con ambas manos, se ve aparecer movi-
mientos enérgicos de deslucion ejecutados con tal violencia, que á pesar de la compresion del
cuerpo, éste se dilata hasta el más alto grado.
De este modo existen reunidos en los saurios ambos tipos de respiracion, y seles ve emplear
alternativamente el uno ó el otro, cuyo hecho me era ya conocido en Europa por la observacion
de la Lacerta viridis y agilis. Pero el órden de los saurios es el único entre los reptiles que dis-
fruta de esta prerogativa, porque en las serpientes y los cocodrilos se encuentra exclusivamen-
te la respiracion costal. Es cosa interesante que los anfisbénidos que anteriormente fueron co-
locados sin razon entre las culebras, son análogos á los otros saurios áun con respecto á la res-
piracion.
Considerémos ahora con más precision las diversas especies de movimientos guturales de los
reptiles, Deben distinguirse los siguientes grupos principales:
1.) Movimientos guturales ligeros que nada tienen que ver con la respiracion pulmonar, y
43
ocupan las pausas entre los movimientos respiratorios legítimos. Solo he dejado de observarlos
en los ofidios.
9.) Movimientos guturales que acompañan á los que hace el cuerpo en la respiracion, coln-
cidiendo con ellos y verificándose casi al mismo tiempo, y así, ampliacion del saco del cuello
durante la inspiracion, y diminucion del volúmen durante la espiracion. Se presentan en los
saurios y quelonios.
3.) Verdaderos movimientos de deglucion capaces de sostener la respiracion pulmonar. Solo
entre los saurios.
4.) Movimientos afectivos de muy diferente especie entre los saurios y los quelonios. A estos
pertenece la ereccion del lóbulo gutural de la iguana, que de ordinario se encuentra plegado,
la expansion de la bolsa del cuello que brilla con vividos colores en los Anolis y otros, etc.
El acto de la respiracion en los reptiles se distingue no solo por los movimientos de gar-
ganta ya descritos, sino tambien por otras particularidades como Bert lo ha descrito en su obra
arriba citada, y lo ha ilustrado con numerosas curvas. Es decir, que se presentan aquí como se
sabia desde hace ya mucho tiempo para las ranas, pausas más ó ménos regulares, á menudo
muy prolongadas en los movimientos de la respiracion, y que tienen lugar las más veces segun
Bert, en la situacion que guarda el tronco á la mitad de la espiracion. Por eso las respiraciones
se suceden conforme al siguiente esquema: Pausa á la mitad de la espiracion;—tan luego como
se abre la entrada de la glótis que estaba cerrada durante la pausa, la otra mitad de la espira-
cion;—á ésta sucede una inspiracion rápida como relámpago; —á ésta sigue de nuevo una media
espiracion, luego una pausa y asi sucesivamente. Pero de hecho el proceso es más complicado,
porque segun mis numerosísimas observaciones, la pausa puede verificarse tanto al fin como á la
mitad de la espiracion, y áun en el momento de la más completa inspiracion, lo que es la re-
ela conocida para la rana. Este juego alternativo se pone en evidencia de un modo muy bello
principalmente entre los saurios, cuyos movimientos respiratorios no son siempre tan perezo-
sos como en general se supone.
La posibilidad de una pausa en los movimientos de respiracion, ha hecho pensar con justicia
á Berl, que durante los mismos, la abertura de la glótis se encontraba completamente cerrada;
pero sobre el mecanismo de esta oclusion ha llegado á una idea errónea imaginándosela como
un estado activo, una manifestacion de fuerza por parte del animal. Pero este no es de ningun
modo el caso, como lo he demostrado desde hace tiempo circunstanciadamente para la rana.
(Sobre el mecanismo de la respiracion de la rana esculenta, etc., eh el tomo 22 de los Archi-
vos de Virchow, opúsculo que visiblemente permaneció desconocido para Bert.) La apertura
de la entrada de la laringe, que se debe distinguir cuidadosamente de la glótis, se opera por me-
dio de músculos particulares; su oclusion es simplemente consecuencia de la elasticidad de los
cartílagos aritenoides que vuelven al lugar de reposo. De este modo los constrictores de la gló-
tis, cuando se presentan, no entran en actividad.
Añadiré para terminar esta comunicacion, que las tortugas no están privadas de la voz, como
hasta ahora se habia creido; al ménos un par de Testudos que tuve en mi casa por varios años,
durante la procreacion se hizo notar por gritos semejantes á los de nuestras ranas. Y asi, en-
tre los reptiles, no solo los Geckos tienen el privilegio de producir sonidos laríngeos.
Veracruz, 17 de Julio de 1877.—Dr. Cárlos Heinemann. (Traducido del aleman por el Dr.
Roman Ramirez.)
NOTA ACERCA DE LOS CURADOS DE CULEBRA, RECOGIDA EN TUXPAN.—Durante mi
permanencia en Tuxpan (Golfo de México), frecuentemente oía contar que algunos indios po-
dian ser mordidos por las serpientes más venenosas, sin que les resultase el menor peligro para
su existencia. Este maravilloso privilegio era debido, á que habian sido inoculados con el virus
de la serpiente. Se da el nombre de curados de culebra, á los hombres que han adquirido por
dd
la inoculacion esta preciosa inmunidad. A pesar de las repetidas y formales aseveraciones de
las personas más inteligentes é instruidas de la poblacion, dudé mucho de la veracidad de sus
relatos. Un hecho tan importante como el de la posibilidad de inocular el veneno de la serpien-
te al hombre, no podia aceptarse sin un riguroso exámen.
Muchos indios se inoculan, decian, el veneno de las serpientes, y esta i¡noculacion los pre=
serva de los peligros ordinarios de la mordedura de las más venenosas; y todavia más: hace que
las mordeduras que ellos causen á las gentes y á los animales, sean tan funestas como las de laS
serpientes venenosas: tal es la creencia de los habitantes de aquel lugar.
Hice que me presentasen uno de esos indios, Marcial Bocaneira, el más famoso de los cura-
dos de Tuxpan, y le interrogué con el mayor interés.
Segun los detalles siguientes que trascribo, tales como me fueron comunicados, se verá el pa-
pel que tiene la supersticion en la inoculacion del veneno. Tentado se halla uno de creer que
no es sino una mistificacion dispuesta intencionalmente, con el fin de desviar la curiosidad de
los viajeros ávidos siempre de noticias acerca de los hábitos y costumbres de los indígenas.
El hecho afirmado por todos es, que muchos indios se han inoculado el veneno de la ser-
piente y que no se mueren, pudiendo impunemente tomar á las serpientes y dejarse morder.
Marcial Bocaneira, dice él mismo, se ha sometido á esta experiencia. Su confianza en la virtud
de la inoculación es tal, que ha tenido el valor de hacerse morder la lengua por un coralillo,
que es una de las serpientes más peligrosas. Hubiera yo querido ser testigo de este rasgo de
atrevimiento de Marcial. Todas las personas de Tuxpan á quienes he interrogado sobre los cu-
rados de culebra, me han contado la misma historia, y unánimemente me han afirmado que es
cierto, pero ninguna, como yo, ha visto á Marcial hacerse morder la lengua: me creo, pues,
con derecho para dudar de la famosa experiencia. Sin embargo, si es cierto que las inocula-
ciones múltiples que se hacen los curados, no los matan, no hay razon para creer que la mor-
dedura de una serpiente si les cause la muerte: que el veneno se deposite bajo la epidermis
por la mano del inoculador, ó que sea depositado por la serpiente misma, los efectos deben ser
iguales, en el supuesto de que se haya tomado en la misma fuente.
Pasemos ahora á referir el procedimiento de inoculacion empleado por los indios de los alre-
dedores de Tuxpan.
Un tratamiento preparatorio es indispensable. El dia mismo de la inoculacion, se toman de
5 4 15 tubérculos de una planta conocida con el nombre de mano de sapo: es del todo preciso
que estos tubérculos sean administrados en viérnes y siempre en número impar, 5, 7, 9, etc.
hasta 15, sesun la tolerancia del individuo.
Si la planta es recogida el primer viérnes de Marzo, goza entónces en más alto grado de sus
propiedades maravillosas; y áun cuando seca, es excelente para preparar á la inoculacion.
Los efectos fisiológicos de la mano de sapo, son apénas sensibles: la circulacion se detiene un
poco, se experimenta una sensacion de frio, pero sin perturbaciones nerviosas. Frecuentemen-
te provoca náuseas y vómitos, sobre todo, despues de haber sido hecha la inoculacion. Es in-
dispensable contener las ganas de vomitar, porque si la planta fuere arrojada, seria peligroso
someterse á ella. Por lo regular, la raiz de la mano de sapo se toma fresca. Otra precaución in-
dispensable, es el abstenerse durante el tratamiento, de todo contacto sexual, 3 dias despues de
la primera inoculacion, 2 dias despues de la segunda y 1 día despues de la lercera.
Se hace uso para la inoculacion, de uno de los colmillos ó ganchos de las especies más vene-
nosas, tales como el cuatro narices, el cascabel, ete. Es preciso que la serpiente sea matada en
viérnes y se le quiten los ganchos el mismo dia: el mismo gancho puede servir muehos años.
Se comienza la inoculación en la cara dorsal del pié izquierdo: es preciso cuidar de herir una
vena. La piel se desgarra con la extremidad del gancho de modo que sangre un poco: se da á
la incision una forma cuadrada. Del pié izquierdo se pasa al puño derecho (cara anterior), des-
pues al pié derecho (cara dorsal), y al puño izquierdo (cara anterior), siempre alternativamente
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de uno á otro lado del cuerpo. Se continúa en el muslo izquierdo, despues en el brazo derecho
y reciprocamente muslo derecho y brazo izquierdo: todos los miembros quedan asi inoculados.
En el tronco se hace una inoculación en la mitad del esternon, en la linea média; otra en la nu-
ca, una en fin en la cabeza en medio de la frente: por todo 11 inoculaciones. Se termina la
operacion por un simulacro de incision cuadrada sobre la lengua. Es necesario cuando ménos
7 inoculaciones semejantes para poner á un hombre con seguridad de los *maleficios de las ser-
pientes, á la vez que conferirle la facultad de curar por succion las mordeduras de las más ve=
nenosas.
Algunos se inoculan de 7 á 15 veces, pero llegando á esta última cifra, quedan de tal mane-
ra saturados de veneno, que se vuelven atontados y áun furiosos muchas veces: las inoculacio-
nes deben hacerse siempre en número impar. Antes de la operacion deben tomar una gran
cantidad de aguardiente, y miéntras están sometidos á la inoculacion no se les permite fumar
ni mascar tabaco, por temor sin duda de que el veneno se escape por la saliva. Durante todo el
tiempo que el indio se entrega á esas inoculaciones, no sufre desarreglo alguno en su salud:
experimenta una cefalalgia y una excitacion extraña cuando toma bebidas alcohólicas. Pero
cuando la luna está en la llena, oh! entónces es diferente; una excitacion peligrosa se apodera
de él, sus facultades cerebrales se exaltan, siente que su razon se escapa, sus ojos se inyectan
de sangre, una necesidad irresistible de morder lo acosa, lo tortura; siente comezones en las
encias, su boca se pone ardiente, su saliva afluye á mares: prevé que va á sucumbir á la ne-
cesidad de morder: sabe que si prolonga su permanencia entre las gentes, hará deseraciadas
victimas de su rabia y huye entónces á los bosques. Alli muerde los árboles á todo su sabor,
desgarra sus cortezas y se descarga de su veneno. Su saliva venenosa se mezcla á lasavia, y,
fenómeno sorprendente, increible, el árbol se enferma y muere. Se pretende que la saliva de-
ja sobre la mordedura un depósito concreto amarillo,
Si un curado de culebra, en un acceso de cólera lle ga á morder á un hombre ó un animal,
desgraciados! morirán tan rápidamente como si fuesen mordidos por una serpiente.
Pregunté á Marcial si era indispensable que un curado practicase la succion, y si otra persona
no inoculada podria obtener el mismo resultado. «Los indios, me respondió, creen que solo los
curados pueden lograr curar la mordedura de las serpientes ó la de los curados, por la succion:
para mí, no estoy seguro, pero dudo mucho que una persona no inoculada pueda impunemente
chupar una herida envenenada por el col millo de una serpiente, en todo caso, añadió: es indis-
pensable que el que chupa tenga la boca llena de tabaco, sin esto, la mucosa se inflamaria, los -
dientes llegarian á caer, y quizá sobrevendria la muerte!....»
Para acabar la cura, los cura dos despues de haber chupado la herida, le hacen comer al pa-'
ciente tubérculos de la mano de sapo, y le aplican cataplasmas de lo mismo en el lugar de la
lesion.
Pregunté en Tuxpan si se conocia alguna otra planta que fuese tan eficaz como ésta; se me
citó el guaco. Sabia ya que los indios de la América del Sur atribuian virtudes maravillosas á
esta planta; pretenden que la aplicacion de sus hojas en la mordedura de las serpientes más ve-
nenosas, salva de una muerte segura, y que áun la inoculacion del jugo del guaco, impide que
las serpientes muerdan á las personas inoculadas. Los indios de los alrededores de Tuxpan tie-
nen ménos confianza en el guaco que en la mano de sapo: emplean, sin embargo, el ¡primero
en ciertos casos, en infusion concentrada y bajo la forma de baño ordinario ó de vapor: basta
una taza de café de la infusion, y tres baños cuando ménos.
Si eliminamos de estos datos acerca de los inoculados, todo lo que tienen de extraño, de ma-
ravilloso y de inverosímil, queda un hecho que comprobar dieno de todo estudio, y es, la ino”
culacion del veneno de la serpiente al hombre. 0 el gancho que sirve para desgarrar la epider- -
mis á fin de practicar la inoculacion, contiene veneno ú no; en el primer caso, ¿cómo admitir que
la absorcion del veneno no cause la muerte? En el segundo (y en efecto, puede suceder muy bien
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que el gancho no contenga un átomo de veneno), si no lo contiene, repito, la inoculación no es
más que una mistificacion. En todo caso, ¿cómo aceptar la opinion del curado, que pretende que el
mismo gancho puede servir un número ilimitado de veces y durante muchos años? Es evidente
que la cantidad infinitamente pequeña de veneno que quede en el surco ó en el canal del gan-
cho, se agote á medida que este gancho sirva para practicar las inoculaciones.
A pesar de que la inoculacion me haya sido afirmada por multitud de personas muy dignas
de fe, no podria aceptarla sin una severa critica, y no la creeria posible, sino á condicion de
que la mano de sapo fuese un preservativo contra los efectos mortales de la absorcion del ve-
neno de las serpientes. Recordemos lo que he dicho anteriormente: cuando un hombre ha
sido mordido por una serpiente, se llama á un curado, éste chupa la herida, y notemos esta
particularidad importante, que no es sino despues de la succion cuando aplica á la persona mor-
dida la mano de sapo interior y exteriormente.
Los curados creen pues en la accion curativa de esta planta, y no se limitan á considerarla
como un simple medio preservativo de los efectos de la accion del veneno. Es preciso creer
tambien que no tienen sino una confianza muy limitada en la succion, puesto que la consideran
insuficiente para obtener la curacion. Qué puede en efecto la suecion cuando el veneno está ya
introducido en el torrente circulatorio! El chupador no está siempre presente en el momento
del accidente; en la mayoría de los casos llega demasiado tarde para que la succion pueda ser
de alzuna eficacia: (es tan pronta la absorcion!)
Los efectos de la picadura de la víbora son sensibles en el hombre al cabo de 156 20 minu-
tos (Fontana). La absorcion del veneno del crótalo se verifica en el transcurso de 8 6 10 minu-
tos (Burnett). La del veneno del trigonocéfalo es igualmente rápida (Blot, Guyon, Rufz). Si hay
pues curacion despues de la intervencion del curado se debe atribuir más bien á la mano de sa-
po que á la succion: este hecho lo creo digno de fijar la atencion.
Por otra parte, se dice, que miéntras los cwrados se inoculan toman grandes cantidades de
alcohol. ¿La accion antiséptica de este cuerpo no obraria como auxiliar de la citada planta ó tal
vez quizá más bien como el agente principal en el tratamiento al cual se someten los inocula-
dos? Yo he oído decir en la Martinica, que negros mordidos por serpientes se curan muy bien
bebiendo solo copiosamente aguardiente de caña. Los remedios y las curaciones no varian mu-
cho entre sí; el fondo es el mismo siempre, es decir, el aguardiente mezclado al jugo de cier-
tas plantas, ya calientes excitantes ó calientes difusibles, otras veces astringentes ó emolientes,
estupefacientes, antiespasmódicas. En el fondo creemos que toda la accion corresponde al aguar-
diente; tan considerable es comparativamente la cantidad. (Encogntre, Tésis de Montpellier,
1865.)
Investigaciones experimentales solo podrian esclarecer la pretendida accion curativa y pre-
servativa de la mano de sapo: de buena gana las hubiera emprendido por mí mismo, pero era
necesario para esto ganchos de serpientes, una serpiente venenosa y una gran cantidad de la
planta: todo me lo prometió Marcial; la serpiente habia sido agarrada, segun el dicho del famo-
so curado, pero era tan gruesa y tan fuerte, que no pudo detenerla largo tiempo entre sus ma-
nos y se le escapó. En lugar de una gran provision de mano de sapo solo recibí de él un sim-
ple ejemplar.
Los ganchos debian servirme para inocular pollos, conejos ó gatos, á quienes previamente hu-
biera sometido al tratamiento por la mano de sapo; una vez inoculados por el mismo procedi-
miento que los curados, debia hacerlos morder por una serpiente.
Nuestra partida de Tuxpan vino á interrumpir mis investigaciones sobre esta interesante
cuestion de la inoculacion del veneno de las serpientes al hombre.
Delante de afirmaciones tan numerosas, y emanando de personas inteligentes, es difícil real-
mente quedar del todo.incrédulo. Hay tal vez un fondo de verdad en esta práctica de la inocu-
lacion, y en la accion preservativa de la mano de sapo.
ho
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Mi objeto al relatar estos informes recogidos en Tuxpan, es llamar la atencion de mis colegas
de la marina sobre esta cuestion curiosa bajo muchos títulos. En sus viajes pueden recoger da-
tos más completos y hacer tambien experimentos. Un estudio sobre la accion fisiológica y tera-
péutica de la mano de sapo ofreceria quizá grande interés. En la Martinica, donde las mordedu-
ras de las serpientes son tan frecuentes, seria fácil hacer el ensayo.
A la bondad de un sabio botánico, Mr. Gouin, médico en jefe del hospital de marina en Ve-
racruz, debo la descripcion de esta planta que trascribo á continuacion:
Planta herbácea, acaule, de un verde sombrio; raiz fibrosa, cabelluda, de fibras entremezcla-
das; cepa corta, dura, leñosa, ya simple, ya múltiple, emitiendo á flor de tierra hojas y astas
florales; hojas anchamente pecioladas, de peciolos erguidos é hispidos, limbo oval, obtuso y aco-
dado en la base, acuminado en el vértice, fuertemente nervado, sobre todo debajo, y erizado
en las nervaduras. Astas casi lisas, pulverulentas, casi de la longitud de los peciolos, inser-
tadas oblicuamente en la cara interna de un receptáculo ensanchado, algo carnoso, erguido, ir-
regularmente cuadrilobado, arrollado sobre él mismo en semi-cilindro, almenado, dentado en
los bordes, de un verde-amarillo en la superficie, estrechamente ribeteado de rosa, llevando
las flores sobre su cara exterior convexa. Flores hembras desprovistas de perianto: ovario de
un lóculo uniovulado; estigmas dos, largos, divergentes, filiformes; flores machos con estambres
insertos cada uno en la base de una bráctea muy corta, oval; brácteas opuestas dosá dos, pri-
mero reunidas por su borde superior, formando una pequeña cavidad bivalve, en la cual los dos
estambres están alojados, separándose en seguida para dejar á los filamentos desarrollarse; an-
teras biloculares, introrsas: fruto algo carnoso.
Género Dorstenia, de la familia de las Urticáceas (Richard); tribu de las Ficeas (Richard); fa-
milia de las Moreas (Endlicher).—Dr. Jacolot, médico de primera clase, (Archives de Medicine
lavale. T. VIL Paris, 1867.)
AR
SECRETARÍA
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
IA
ÁCTA DE LA SESION DEL DIA 22 DE ÁGosTO DE 1878,
Presidencia del Sr, Dr, Jesus Sanchez.
Leida y aprobada el acta de la sesion anterior, la Secretaria dió cuenta con las publicaciones
recibidas y con una comunicacion de la Academia de Ciencias Naturales de Davenport, Jowa
(E, U.), pidiendo se le remitan las entregas de «La Naturaleza», correspondientes á los tomos
tercero y cuarto que no ha recibido: manifestó en seguida la misma Secretaria, que por con-
ducto del Instituto Smithsoniano se le habia mandado ya toda la coleccion.
El Sr. Bárcena comunica que ha descubierto en el bosque de Chapultepec una planta de la
familia de las Solanáceas y del género Petunia, que cree es una especie nueva y dedica al Sr.
Villada: que en la sesion siguiente leerá su descripcion para que en vista de ella la Comision de
botánica dé su dictámen.
El Sr. Presidente presentó á la Sociedad al Sr. Dr. Luis E. Ruiz recientemente nombrado
socio honorario y que por primera vez asiste á las sesiones: este señor pidió la palabra y dijo
Jo siguiente: :
SEÑORES: —Toda la indulgencia que significa el haberme llamado á ocupar un lugar entre
48
vosotros, despierta en mí un sentimiento de inmensa gratitud, y borrando de mi consideracion
mi notoria insuficiencia, deja en pié únicamente el valor de mi voluntad.
Acto tan inmerecido por mi parte, como benévolo por la vuestra, me inspira una gran con-
fianza, y es el aliciente más poderoso para mi constancia en el estudio.
Vosotros constituis un respetable grupo de infaticables trabajadores del progreso, y vuestra
actividad constante, prudente y valerosa, tiene por fecundo campo el inmenso y trascendental
estudio de la «Historia Natural. »
El interesante cultivo que haceis de este ramo tan importantísimo de la ciencia, tiene, á mijui-
cio, un doble resultado de incontestable valor,
La interrogación constante de la naturaleza, tiene por efecto inmediato: primero, ó la adqui-
sicion de nuevos hechos que aumenten el caudal de la ciencia, 6 el descubrimiento de hechos
nuevos tambien, que enlazando los ya conocidos, centupliquen su valor, dando firmes eslabo-
nes para constituir su unidad, haciendo más fecundas y fáciles sus aplicaciones; y segundo, las
detenidas y concienzudas meditaciones que este estudio trae consigo, como ineludible consi-
gwente, fecundizan infinitamente la inteligencia, desarrollando, 6 mejor dicho, perfeccionando
el méropo que es inconcusamente lo más inestimable y valioso dela actividad humana.
Estos dos inmensos resultados: contingente para la ciencia, para la ciencia que es la base in-
corruptible de la felicidad humana, y contingente para el método, verdadera fuente de la educa-
cion y la perfectibilidad individual, son á mi entender, las dos altas prerogativas que justamente
encomian vuestro destino científico y social. Ellos en su augusto significado, proclaman para
siempre el valor de vuestra Asociacion.
Que la «Historia Natural» en la actualidad, es la rama de la ciencia más fecunda en aplica-
ciones prácticas, nadie puede dudarlo, puesto que por la marcada importancia é incomparable
extension de sus tres reinos, suministra los elementos principales para el engrandecimiento
incesante de la industria, manantial pródigo de ventura y bienestar para la sociedad.
Y si de esta consideracion puramente general descendemos á la apreciación de la importan-
cia de este estudio en nuestra pobre Patria, resulta que su utilidad es tan capital, que basta el
más ligero exámen de la situacion que ocupamos en el mundo de CoLon, para convencerse ple-
namente, de que los trabajos emprendidos en nuestro suelo, serán, á no dudarlo, abundantes fuen-
tes, cuyos purisimos raudales fertilizarán nuestra República labrando la felicidad de todos sus
hijos.
Estas pobres palabras nacidas de mi firme conviccion, representan pálidamente el valor que
para mi teneis. El nombramiento que de vosotros recibí, envuelto sin duda en la indulgencia
diena sin duda de vuestro mérito, al honrarme profundamente, es el más poderoso incentivo pa-
ra mi actividad, y el más valioso presente para mis esperanzas.
Recibid, Señores, con mi eterna gratitud, un aplauso tan humilde como sincero.
El Sr. Presidente le da las gracias por los términos benévolos en que se ha expresado res-
pecto á la Sociedad, y le manifiesta que es muy satisfactorio para ella contarlo entre sus miem-
bros.
El Sr. Villada da cuenta con la entrega 9 de «La Naturaleza» que acaba de publicarse, y da
á conocer los turnos de lectura referentes al último tercio del presente año y que formó por
encargo de la Mesa.
El Sr. Presidente acordó que en la misma acta se hiciese una excilativa á los señores socios,
para que en obsequio del adelanto de la Sociedad den cumplimiento á esa disposicion.
Concluido esto se levantó la sesion, á la que asistieron los Sres. Bárcena, Ferrari, Montes de
Oca, Ruiz, Sanchez, Velasco, Villada y el primer secretario que suscribe.—Fernando Altami-
TANO. l
Por la Comision de publicaciones,
MANUEL M. VILLADA.
REVISTA CIENTIFICA
DE MEXICO Y EL EXTRANJERO.
LA BARCENITA.—Tenemos la satisfaccion de publicar hoy en la seccion principal de nuestro
periódico, el importante estudio de la nueva especie mineral procedente de Huitzuco, que lleva
aquel nombre, y que, el Sr. Dr. J. W. Mallet, miembro corresponsal de esta Sociedad, tuvo la
bondad de obsequiarle por conducto de su socio el Sr. D. Mariano Bárcena, á quien le está de-
dicada, con el fin de que se publicara en «La Naturaleza». Al tributar esta honrosa distincion á
uno de nuestros más aventajados naturalistas, el eminente profesor de química de la Universi-
dad de Virginia, da mayor realce á su saber con un trabajo de indisputable mérito, y mueve
hácia él la gratitud de la Sociedad por la honra que á ella toca, y la deferencia de que ha sido
objeto con el referido obsequio.
El Sr. Ingeniero de Minas, D. Santiago Ramirez, miembro tambien de esta Sociedad, en un
concienzudo y bien escrito Dictámen, presentado el 12 de Octubre del presente año, á la Socie-
dad Mexicana de Geografía y Estadistica, discute el derecho de prioridad que en el descubri-
miento de la nueva especie mineral, pudiera corresponder al Sr. D. Gumesindo Mendoza, ac-
tual presidente de la de Historia Natural. En efecto, este ilustrado profesor leyó ante aquella
respetable Sociedad, en su sesion del 4 de Julio de 1874, el análisis cualitativo que practicó. so-
bre un mineral de Huitzuco, enumerando además, sus diversos caractéres, y dándole el nombre
de Medinita, en honor del Sr. D. Bartolomé de Medina, inventor del beneficio de patio ú de
amalgamacion, siendo este mismo el que posteriormente fué estudiado en los Estados-Unidos.
En el dictámen referido se concluye, con bien fundadas razones, asignando el derecho de prio-
tidad en el descubrimiento, al Sr. Mendoza, y el de el estudio químico cuantitativo, al Sr, Mal-
let, correspondiendo á este último el derecho de imponerle un nombre al nuevo mineral.
La Sociedad de Historia Natural no ha sido ajena tampoco á estos trabajos; pues segun cons-
ta en elacta de la sesion del 9 de Julio de 1874, uno de sus socios fundadores, el distinguido
mineralogista Sr. D. Antonio del Castillo, en esa fecha «dió lectura á la descripcion mineralógi-
ca de un mineral de mercurio que parece ser nuevo, procedente de los criaderos de azogue de
Huitzuco, ofreciendo completar su trabajo con la clasificacion de dicho mineral, segun los re-
sultados que obtenga de los análisis respectivos que ha comenzado á hacer, quedando deposita-
do el borrador de dicho trabajo en la Seretaría» y el que textualmente copiamos en seguida:
«Se presenta en masas, que á veces tienden á formar barras, fácilmente separables por el me-
nor esfuerzo 6 choque. Su color es negro agrisado, con manchas rojas y blanco-verdosas de cina-
brio y óxido de antimonio; las que parecen producidas por descomposición del sulfo-antimoniuro
de mercurio, 6 la nueva especie mineral descubierta hace poco por el Sr. Bárcena. Son poco lus-
trosas, de lustre de cera, ó mates: con testura compacta, igual trasversalmente á una especie de
testura estriada imperfecta, y desigual en las masas no estriadas. Dureza de 7á 8.—Pesadas,
con peso especifico de.... Quebradizas. Las masas compactas contienen en su interior, cina-
brio pulverulento y óxido de antimonio; los que áun afectan las formas de prismas rombales del
sulfo-antimoniuro de mercurio de cuya descomposicion parecen provenir.
REACCIONES AL soPLETE.—Solo, en las pinzas de platina, expuesto á la llama de reduccion,
emite humos blancos de un olor particular: la prueba se pone blanca, y queda inalterable; aun-
que las esquirlas delgadas llegan á fundirse en los bordes, y su grado de fusibilidad seria en
- este caso, como el de la orthoclasia, de 5. Sobre carbon, sola, desprende humos blancos, con el
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olor particular ya dicho, y deja una pegadura blanca azulada: la prueba se pone blanca, y algo
amarillenta en caliente, que se vuelve blanca. Esta prueba, calcinada, no la decolora la disolu-
cion de nitrato de cobalto.
Con bórax á la llama de O., da un esmalte blanco: á la de R. se aclara y hierve produciendo
la pegadura blanca. :
Con sosa á la llama de 0., da esmalte blanco; á la de R. gris de perla ó rojizo, y con el fuego
sostenido, un glóbulo cristalino envuelto en una escoria blanca.
Esta reaccion es difícil de conseguir.
ConcLusion.—Tanto los caractéres exteriores como los del soplete, están demostrando que
no convienen á las especies minerales conocidas, y dan fundamento para suponer que estas ma-
sas amorfas, pueden constituir acaso un mineral nuevo, cuya composicion decidirá su determi-
nacion científica ó clasificacion. Los ensayes practicados por mercurio, dan una ley de un 12%,
la cual puede variar por la abundancia ó escasez del cinabrio mezclado, resultado de la descom-
posicion del sulfo-antimoniuro de mercurio.
Me he apresurado á exponer estos trabajos preliminares sobre este extraño metal de azogue
de Huitzuco, por saber que hay otro trabajo, acaso sobre el mismo cuerpo, que está próximo á
publicarse; y aunque no es completo el mio, estoy en vias de su conclusion, con los análisis res-
pectivos que he comenzado ya.»
El Sr, Bárcena, en su carta de contestacion al Sr. Mallet, le indica, que en el estudio prein-
serto, como en el del Sr. Mendoza, no consta que se haza referencia de un antimoniato de la
composicion determinada por aquel profesor, y concluye manifestándole, que por esta circuns-
tancia Y por tratarse de una honra tributada á un mexicano, cree, que los Sres. Castillo, Men-
doza y Ramirez, aceptarán la denominacion propuesta, áun en el caso de que sus estudios pre-
liminares se hubiesen referido á la misma mezcla mineral, de la que, por muy delicadas opera-
ciones y cálculos químicos ha sido aislado el antimoniato definido.—Diciembre de 1878.
MURÍDEOS CASEROS DE GUANAJUATO.—Todo el mundo conoce las ratas y ratones que
viven como comensales del hombre. En Guanajuato encontramos las tres siguientes formas: 1.*,
- la rata ordinaria (mus decumanus, Pall.) 6 dezmeño, de color pardo más ó ménos leonado, con
el vientre blanco; 2.*, la rata negra (mus rattus, L.), que es de un pardo negro ó grisiento y
tiene el vientre apizarrado; 3.?, en fin, el raton (mus musculus, L.), que casi siempre reviste
acá un color particular, siendo las partes superiores de un color pardo acanelado ó leonado ro-
jizo, miéntras las inferiores son más claras pero de tintes análogos: es el Quimichin de los Me-
xicanos, segun Clavigero: parece que los dos anteriores no tenian nombre entre los aztecas, lo
que haria pensar que ninguno de ellos es autóctono, á pesar de la opinion de algunos autores
que creen que el mus decumanos es originario de México.
El objeto de esta nota, es dar á conocer una particularidad referente á los roedores de que
se trata. Muchas veces se ha dicho y repetido, que la rata negra persigue y ahuyenta á los ra-
tones, y que á su vez, ella es la victima de la rata comun. No he observado esto en las casas de
Guanajuato, á lo ménos hasta hoy, en 25 años que llevo de vivir en esta Capital: estos peque-
nos mamiferos viven acá en muy buena armonia. He cogido en mis trampas igual número de
ratas de ambas especies, y no por esto han dejado las ratoneras de estar bien provistas de ratones.
Si el hecho hubiese sido particular de una casa, se podria considerar como excepcional, pero se
presenta en todas las habitaciones de Guanajuato. ¿Será que influya el clima sobre los habi=
tantes de paises diferentes? ¿Será que las circunstancias en que viven estos roedores acarreen
algun cambio en sus costumbres? no me parece fácil contestar á estas preguntas; pero lo que
puedo afirmar por una observacion muy prolongada, es, que en Guanajuato no hay incompati-
bilidad de humor entre los pequeños mamiferos en cuestion; y que ciertamente ellos son espe-
cificamente iguales á los de Europa.
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Doy esta observacion por lo que vale, y deseo que pueda servir de punto de partida para
otras que aclaren la cuestion, y nos indiquen cuál es la causa de esta diferencia de genio entre
las ratas y ratones del país, y los de:otros puntos del globo en donde habitan.—Guanajuato, No-
viembre de 1878.—A. Dugés, socio corresponsal.
LAS PLANTAS CARNÍVORAS.—Experimentos sobre la alimentacion de la «Drosera rotundi-
folia,» por materias animales depositadas sobre sus hojas.
Cárlos Darwin, en su notable obra sobre las plantas insectivoras, habia demostrado perfecta-
mente, que ciertas plantas que pertenecen en su mayor parte á la familia de las Droseráceas, te-
nian la facultad de tomar y absorber las materias animales depositadas sobre sus hojas, 6 bien los
insectos capturados por ellas. Estos hechos estaban establecidos por experimentos tan numerosos
como variados. Un punto quedaba dudoso: ¿estas sustancias animales absorbidas, contribuían á la
nutricion de la planta? Las hojas se asemejan á un estómago, y el alimento animal absorbido, se
agrega á los principios inorgánicos que la planta toma en la atmósfera por sus partes verdes, y en
el suelo por medio de sus raices. Las opiniones estaban divididas y los experimentos eran insu-
ficientes. Ya en 1818, un jardinero inglés, Andrew Knigth, célebre por sus experimentos de
fisiologia vegetal, habia comprobado que un pié de Dionea atrapa-moscas (Dioneea muscipula),
sobre las hojas del cual habia colocado pequeños fragmentos de carne cruda, vegetaba más vi-
gorosamente que otro pié abandonado á si mismo. M. Lindsag citado por M. Balfour en su Me-
moria sobre la Dioncea muscipula, operando sobre Droseras, ha visto piés en pleno aire visitados
por insectos, adquirir más vigor que los que permanecian abrigados debajo de una campana.
Por el contrario, Casimiro De Candolle cultivando en invernadero cuatro piés de Dionea bajo
dos campanas de vidrio, y colocando insectos y carne sobre las hojas de un par de plantas mién-
tras que las otras permanecian completamente privadas, no percibió ninguna diferencia entre
la vegetacion de estos cuatro piés. Los Sres. Canby, Tait, Eduardo Morren, Duval Jouve, habian
emitido la opinion, que la captura de los insectos, la secrecion de un liquido disolvente y tal vez
la absorcion, no constituian una funcion normal llegando á un resultado provechoso; pero que
al contrario, la presencia del insecto determinaba por irritacion una secreción superabundante
seguida de la muerte del órgano. Este último autor habia sostenido esta opinion muy absoluta,
despues de haber visto que en la Aldrovandia vesiculosa y en la Utricularia, las ascidias que
contenian un insecto estaban heridas de muerte; pero él mismo se preguntaba, si estas ascidias
no funcionarian útilmente como los órganos transitorios, tales como los pelos radicales que
se marchitan y caen despues de haber tomado en el suelo las sustancias asimilables que conser-
van la vida y favorecen el crecimiento del vegetal.
En fin, el autor de este análisis habia emitido, en la introduccion biográfica que precede á la
traduccion francesa del libro de Cárlos Darwin sobre las plantas insectivoras, una hipótesis que
explicaba á la vez la absorcion de las materias animales por las hojas de las plantas carnivoras,
y la de la agua cargada de principios nutritivos tomados en el suelo por sus raíces. En efecto,
existen en el reino vegetal como en el reino animal, órganos inútiles y por consiguiente funciones
que lo son igualmente. Podemos juzgar por nosotros mismos, que nuestro músculo cutáneo, los
de la oreja, los músculos piramidales, la próstata, la carúncula lacrimal, son órganos inútiles,
reminiscencias de órganos que funcionan útilmente en los animales que están provistos de ellos.
El músculo plantar delgado áun es un órgano peligroso, porque da lugar á la ruptura muscular,
y el apéndice vermiforme del ciego es una causa de peritonitis mortal si un cuerpo extraño
se introduce en su cavidad. Ahora, en la naturaleza vemos bosquejados ciertos Órganos, ciertas
funciones oscuras en los animales inferiores; desarrollarse, completarse y perfeccionarse en los
animales superiores: el ojo, la oreja, los miembros, son ejemplos muy notables. Me pregunta-
ba, pues, si esta captura de insectos, si esta disolucion, esta absorcion de sus tejidos asimilables,
no serian actos desprovistos de toda utilidad inmediata, sino solamente el bosquejo de una fun-
52 ,
cion habitual y necesaria en los animales inferiores fijos, tales como las actinias, los pólipos, etc. ,
en los cuales la digestion y la asimilacion de materias animales no son dudosas. Manifiesta en
las Droseráceas, ausente ú oscura en las otras plantas, esta funcion complementaria de las fun-
ciones de nutricion por las raices que subsisten siempre, suministraria un argumento más en
favor del origen comun de los vegetales y de los animales.
Estas incertidumbres necesitaban experimentos decisivos, y nadie mejor que uno de los hijos
del autor del libro sobre las plantas insectívoras, Francisco Darwin, era más competente para
emprenderlas. La cuestion está resuelta. Mi hipótesis, acompañada de ensayos parciales em-
prendidos sobre un pequeño número de individuos, entra en la nada, y desde ahora, la previ-
sion de Diderot se encuentra realizada. Instruido de los fenómenos presentados por la Dionea
muscipula, fué el primero que dijo: «Hé aquí una planta casi carnívora».
M. Francisco Darwin ha procedido de la manera siguiente: el 12 de Junio de 1877, doscien-
tos piés de la Drosera rotundifolia fueron irasplantados y cultivados en platos soperos llenos de
musgo, cada plato estaba separado en dos mitades iguales por un tabique de madera. Una de las
mitades del plato estaba ocupada por los piés que debian recibir el alimento animal, la otra mi-
tad por los que estaban sometidos á una dieta absoluta. Todas las plantas fueron colocadas de-
bajo de un bastidor con alambrado, con el objeto de impedir que los insectos visitaran á las
plantas. Cada hoja de las plantas alimentadas con materia animal, recibió una 6 dos particulas
de carne asada del peso de un quinto de grano, con algunos dias de intervalo, desde el principio
de Julio hasta principios de Setiembre, época en la cual se compararon definitivamente los dos
lotes de plantas. Pero áun ántes de esta época, era fácil ver que las plantas alimentadas, apro-
vechaban el alimento animal. Desde el 17 de Julio, las hojas de estas plantas tenian un verde
más brillante, que probaba, que la adicion de azoe habia favorecido la multiplicacion de los gra-
nos de clorofila. El exámen microscópico del almidon contenido en las hojas, y la comparacion
final del peso de las hojas secas, probaba que este aumento de clorofila era concomitante con un
aumento de celulosa. Desde esta fecha, los departamentos alimentados tenian una apariencia
más bella que los que no lo estaban, y llevaban astas florales más numerosas, más grandes y
más fuertes.
Se puede estimar la superioridad de las plantas alimentadas, de varias maneras. Asi, el 7 de
Agosto la relacion en flores de las plantas conservadas á dieta, era á la de las plantas alimenta-
das con carne, como 100 :149,1. Y comparando las plantas floridas, era evidente que las plan-
tas no alimentadas no tenian la fuerza para producir nuevas flores como sus rivales. A media-
dos de Agosto se contó el número de hojas sobre tres plantas, y se encontraron, 187 sobre los
piés de la mitad del plato que tenia plantas no alimentadas, y 256 sobre la mitad reservada á
las plantas alimentadas, lo que daba la relacion de 100 á 136,9.
Al principio de Setiembre, los granos habian madurado, se recogieron todas las astas florales,
y los piés de tres plantas fueron retirados del musgo y cuidadosamente lavados. Era probable,
que una de las superioridades de las plantas alimentadas sobre las plantas hambrientas, debia
consistir en una mayor proporcion de materia puesta en reserva; los piés de otras tres plantas
fueron dejados en su lugar despues de separar las astas florales. El número relativo de plantas
alimentadas y sin alimentar que se desarrolló en primavera, nos permitió estimar la cantidad
relativa de materia puesta en reserva por cada uno de los dos lotes.
El cuadro siguiente da los resultados obtenidos, contando, midiendo y pesando diferentes par-
tes de los dos lotes que comparamos. Se ve que el número de piés es sensiblemente igual de
una y otra parte, puesto que la relacion de los piés sin alimentar es al de los piés alimentados
como 100 : 101,2. Hé aqui diferentes relaciones relativas entre las plantas PoUnBldas ádieta, re”
presentadas siempre por 100, y las alimentadas con carne asada.
|
53
Relacion de peso de los piés independientemente de su asta floral.......... 100:121,5
Número total de piés HoridOS...oooooooooooononoscosooonaocananna moro -=. 100: 164,9
Suma de las alturas de las inflorescencias...» ......... ocorpscalocdorocróss MIOS
Total del peso de las inflorescenCiaS...ooomoos=ooooormorororarcanra ro 100: 231,9
Números totales de las CÁpsUlaS....oooooooo=oonooonanaononoaono no mora - 100: 194,4
Número medio de granos por CápsUl2..oooocoooeomooonocoracoco naa an 100: 122,7
PO A o UNO 59
Número total de granos producidOS...ooooononencerarnenonnorrrrn 100:241,5
Peso total de los granos producidOS....ooooommmmonccocaroro nor 100::879,7
La consecuencia más importante del conjunto de estos resultados, es, que la diferencia entre
las plantas alimentadas y las que no lo son, se manifiesta sobre todo en las astas florales. Asi la
relacion del peso de los piés privados de su asta floral es como 100: 121,5, miéntras que los pe-
sos de las astas con las cápsulas y los granos que conlienen es como 100: 231,9. La relacion
más grande de todos es la que se encuentra entre los pesos totales de los granos, porque es co-
mo 100: 379,7. Esto se comprende, porque los granos en las plantas son los que contienen la
mayor proporcion de azoe.
Es necesario notar igualmente, que la diferencia entre las plantas alimentadas con carne y las
que no lo son, es más perceptible cuando se comparan los pesos, que comparando el número ó
la altura. Es evidente que un aumento en peso, revela mejor una asimilacion de materia que
cualquiera otra medida.
Estos experimentos permiten asegurar que la alimentacion animal es provechosa á las Drose-
ras, lo mismo que los insectos que capturan en el estado natural. Pero esta funcion tan excep-
cional en el reino vegetal, merece fijar sin cesar la atencion de los naturalistas y de los expe-
rimentadores. En efecto, ¿qué cosa más admirable que ver un modo de alimentacion tan comun
en el reino animal, mostrarse aisladamente en un grupo de plantas semi-acuáticas Ó acuáticas,
en las cuales la hoja, órgano en que se verifica el cambio de gases y la evaporación en la mayo”
ria de los vegetales, se convierta en un estómago prehensil provisto de tentáculos móviles co-
mo los de las actinias, secretando un jugo ácido, disolviendo y absorbiendo las materias azoadas,
y abandonando las que no lo son? La adaptacion de esta funcion, ¿por qué fenómeno ha podido
desarrollarse en un rincon del reino vegetal, compuesto de algunas especies herbáceas, en las
cuales sus otros órganos, tales como las raices, las flores, los frutos y.los granos no presentan
nada de particular? Aquí existe un misterio profundo, que una vez aclarado nos revelará los la-
zos intimos que unen los dos ramos del reino organizado, los vegetales y los animales, y proba-
blemente nos suministrará una nueva prueba en favor de su origen comun, un nuevo argumento
en favor de la teoría de la evolucion.—Ch. Martins.—Traducido por José Ramirez, socio ho”
norario.
INTRODUCCION Y SUCESION DE LOS VERTEBRADOS EN AMÉRICA .—El origen de la
vida, y el órden de sucesion en que han aparecido sus variadas formas en la tierra, ofrecen á
la ciencia un campo de investigaciones tan atractivas como difíciles. Aunque el primer origen
de la vida nos sea aún desconocido, y nos lo sea tal vez siempre, nadie, sin embargo, se encuen”
tra en aptitud de designar los limites más allá de los cuales la ciencia no puede ya aclarar los
misterios que rodean aún este orígen. A la ciencia pertenece, ciertamente, determinar la épo-
ca en que la tierra estuvo por primera vez en las condiciones requeridas para que la vida apa-
reciera; tambien le pertenece el decir bajo qué formas comenzó á manifestarse esta primera
vida. Seguir esta vida en sus diversos cambios á través de las edades hasta el tiempo pre-
sente, es una mision más que difícil, pero ante la cual no podria retroceder la ciencia mo-
derna. En estas largas investigaciones, cada esfuerzo serio hará dar un paso más en la vía del
D4
éxito; cada año traerá hechos nuevos é importantes, y cada generacion descubrirá cualquier ley
nueva, segun la cual han debido trasformarse las formas primitivas para llegar á las formas que
vemos hoy en nuestro derredor. Se convencerán fácilmente de que se ha producido tal evolu-
cion, estudiando cuidadosamente algun grupo determinado de animales, en su historia pasada,
tal como se encuentra escrita en la corteza terrestre, La evidencia aparecerá, sobre todo, si el
grupo elegido pertenece á formas de un órden elevado, donde las trasformaciones son más fá=
ciles de apreciar. Pero no es necesario que presente argumentos en favor de la doctrina de la
evolucion; en efecto, dudar de esta doctrina hoy, es dudar de la ciencia misma, y la palabra
ciencia es sinónima de verdad. Tomando, pues, la teoría de la evolucion como clave de los mis-
terios de la vida que se ha desarrollado en la superficie de la tierra, abordo el asunto que he
elegido, á saber: La introduccion y la sucesion de los Vertebrados en América.
En los cortos instantes que se me conceden, no podré dar sino un bosquejo, y áun muy in-
completo, de lo que se sabe hoy sobre este asunto. Pasaré, pues, rápidamente sobre los grupos
inferiores, y hablaré más particularmente de los Vertebrados superiores que tienen un interés
especial para todos nosotros, en el sentido de que su estructura se aproxima á la del hombre,
y que su estudio puede esclarecer algo de nuestro orígen. Estos Vertebrados superiores son
además testigos importantes del pasado, porque su organizacion los hace más sensibles á los
ligeros cambios climatéricos que pasarian desapercibidos en otras condiciones.
Al abordar el estudio de los animales antiguos de América, creo de mi deber haceros obser-
var, que solamente puedo ofreceros un pequeño bosquejo de algunas de las innumerables for-
mas que han habitado en otro tiempo este continente. La revista que me propongo hacer, no
será como la de un ejército en que los regimientos pasan, unos despues de otros, con sus filas
completas y siguiendo un órden determinado hasta que el ejército entero haya desfilado. Lo
que voy á decir parecerá más bien la revista que se hace despues de una batalla, cuando que-
da solamente un pequeño número de veteranos, más ó ménos mutilados, para responder al lla-
mamiento de sus nombres. Podria aún comparar mejor la serie de los hechos que voy:á refe-
rir, á una coleccion de reliquias desenterradas en algun campo de batalla troyano, mucho tiempo
despues de la accion, cuando no queda ya ningun viviente para referir la historia de la lucha.
Un Sehliemann cualquiera podria desenterrar asi, en un campo de batalla semejante, el escudo
de bronce, la lanza, el casco dorado de un jefe prehistórico, y reconocer por estas armas, con
certidumbre, la raza y el rango del guerrero. Tal vez el cráneo habrá retenido la hacha de
piedra con que un bárbaro del Norte ha matado á su adversario. Tal vez, el explorador, descu-
brirá tambien, en las cercanías, la cota de malla y el arnés de un caballo y de su jinete, muy
diferentes del equipo del jefe, y de ahí deducirá el concurso de un aliado extranjero. Todos
estos restos diseminados en el suelo, podrán dar al fin, al anticuario, nociones precisas sobre las
naciones que han combatido, sobre la época en que se ha verificado la guerra y las causas que
la produjeron.
Las capas más antiguas de la tierra se han explorado segun este método, y nuestros desier-
tos del Oeste, verdaderos campos de batalla, sembrados de esqueletos fósiles y guardados fiel-
mente por las supersticiones de los salvajes, se han despejado para proporcionar á la ciencia
tesoros más raros que el oro y el bronce. Sin estos -restos fósiles me hubiera sido imposible
tratar hoy el asunto que he elegido.
Segun nuestros conocimientos actuales, ningun animal vertebrado ha existido en el continente
americano durante los periodos arcaico, cambriano y silurio; es necesario decir, por lo tanto,
que durante estos periodos se depositaron más de la mitad, en espesor, de las rocas estratifica-
das americanas. De aqui se sigue, que los animales vertebrados de especies diferentes no exis-
tían aquí en épocas remotas. En Europa se conocen pescados desde el silurio superior, y es
muy probable que se descubran algun dia en nuestro territorio, en capas de la misma edad, y
tal vez en capas más antiguas aún.
Ja)
En los depósitos de las costas del mar devonio, conocidas bajo el nombre de gredas de shoha-
rie, se han conservado restos de pescados, y esta clase de animales estaba bien representada en
el mar más profundo, donde se depositó la caliza carbonifera.
Hasta el fin de la época devonia, continúan abundando los pescados en los mares poco profun-
dos, y pasan, al ménos hasta hoy, por los únicos y más antiguos representantes de los Vertebra-
dos en América. Estos pescados eran principalmente Ganoides, y pertenecian, por consecuencia,
á un grupo representado en nuestras aguas actuales, por el Lepidósteo (Lepidosteus) y el Estu-
rion (Acipencer). Pero en el mar devonio ensontramos, sobre todo, Ganoides acorazados (Pla=
codermos), euyas afinidades exactas no se conocen aún perfectamente. Con estos Placodermos
se encontraban Elasmobranquios, Tiburones y algunas Quimeras, formando un grupo particu-
lar, del cual solamente una ó dos especies viven todavía. Los Placodermos eran los reyes del
Océano. Todos estaban provistos de una armadura maciza, y algunos tenian dimensiones enor-
mes. Los pescados devonios de América, conocidos actualmente, no son tan numerosos como
los de Europa, pero eran de mayores dimensiones y la mayoría habitaba la alta mar. Se han
descrito más de veinte géneros y cuarenta especies.
Los géneros más importantes de los Placodermos, son los Dinichtys, Aspidichtys y Diplognathus,
que son los mayores de nuestros pescados paleozoicos. Los otros son: Acanthaspis, Acamthole-
pis, Coccosteus, Macropetalichtys y Onichodus. Entre los Elasmobranquios se encontraban: Cla-
dodus, Clenacanthus, Macheeracanthus, Rhynchodus y Plyctodus; los dos últimos se consideran
como de la familia de las Quimeras. Entre las capas del grupo, Chemung contó entre sus repre-
sentantes, la gran familia de los Dipteridios, Dipterus, Heloidus y tal vez Ceratodus. Se han
encontrado tambien, en nuestros depósitos devonios, especies de los géneros europeos Bo-
Ihriolepis y Holopthychius.
Con el fin de la época devonia, vino la extincion casi completa del grupo de los Placodermos,
miéntras que los Elasmobranquios, que hasta aqui habian ocupado un rango subordinado, au-
mentaron en número y en tamaño, y fueron representados por Tiburones, Rayas y Quimeras.
Entre los miembros de este grupo que provienen del terreno carbonifero, se encontraban nu-
merosos Cestraciontes, especies de Cochliodus de gran tamaño, con otras especies de los géne-
ros Deltodus, Helodus, Psammodus y Sandalodus. Entre los Petalodontes habia: Antliodus, Cho-
matodus, Ctenoptychius, Petalodus y Petalorhynchus; los Hibodontes estaban representados por
los géneros Cladodus, Carcharopsis y Diplodus. Estos Elasmobranquios eran los reyes de la al”
ta mar carbonifera, y se han encontrado más de cien especies en las capas más inferiores de
esta formacion. Los Ganoides, aunque abundantes aún, eran de menor tamaño, y frecuentaban
de preferencia las aguas poco profundas y circunscritas. Este último grupo de pescados estaba
representado por verdaderos Lepidóstidos, tales como los Palezoniscus, Amblypterus, Platysomus
y Eurylepes. Habia, además, los géneros Rhizodus, Megalichthys, Ctenodus, Edestus, Orodus»
Ctenacanthus, Gyracanthus y Ceelacanthus, que en su mayor parte se encuentran tambien en
Europa.
No se conoce ningun resto de Vertebrados en las capas pérmeas de América, aunque en la
misma formacion en Europa sean abundantes los pescados Ganoides, asi como restos de Tiburo-
nes y de otros pescados cuyas afinidades son dudosas aún. A pesar de este vacio, los pescados
paleozoicos de la América, conocidos hasta hoy, son tan numerosos como los que se han encon-
trado en Europa. :
Durante la época secundaria ó mezozoica, comienzan á aproximarse sensiblemente los pes-
cados de América á los actuales. No se conocen en las capas triásicas más que Ganoides más ó
ménos intimamente ligados todos á los Lepidósteos actuales. Son pequeños, pero es muy gran-
de el número de las especies conservadas. Los géneros caracteristicos son: Catopterus, Ischip-
t erus, Plycholepis, Rhabdolepis y Turseolus. En los depósitos jurácicos no se conoce ningun res-
lo de pescados, pero en las capas cretáceas se presentan bajo formas variadas y Numerosas, y
56
aparecen los primeros Teleóstatos ó pescados huesosos tan característicos de la época actual. En
la vasta y profunda mar de esta época, los Elasmobranquios eran aún las formas predominantes,
siendo más numerosos los Tiburones y las Quimeras. Los verdaderos pescados huesosos eran, al
contrario, más abundantes en la gran mar cretácea interior de la América del Norte, y entre ellos
se encontraban algunos géneros carnívoros de tamaño gigantesco. Las bahías y las costas mejor
abrigadas estaban habitadas por Ganoides y Teleóstatos, asi como lo atestiguan sus restos fósi-
les. Los Elasmobranquios más comunes de los mares cretáceos, pertenecian á los géneros Olo-
dus, Oxyrihna, Galeocerdo, Lamna y Plychodus. Entre los pescados huesosos eran muy comu-
nes los Beryx, Enchodus, Portheus y Saurocephalus, miéntras que el género más importante de
los Ganoides era el Lepidotus.
(Continuará.)
HISTORIA NATURAL DE LAS TRES MARÍAS Y SOCORRO.—Llamamos la atencion de
nuestros lectores sobre esta interesante Memoria del Sr. Coronel Andrés J. Grayson, de los Es-
tados-Unidos, que hemos comenzado á publicar, y cuya traduccion es debida al estudioso socio
corresponsal Sr. D. Aniceto Moreno, á quien manifestamos hoy nuestro agradecimiento por la
buena voluntad que ha tenido siempre en servir á esta Sociedad. El Sr. D. Alfonso Herrera nos
ha dado las siguientes noticias de aquel distinguido viajero. Por el año de 1866, durante el im-
perio, el Sr, Grayson llegó á esta capital, y solicitó de la Academia de Ciencias que se estable-
ció en aquella época, una subvencion, á fin de emprender en todo el país una excursion ornito-
lógica. Como una garantía de sus trabajos, mostró una coleccion como de 400 aves en piel que
habia reunido en la costa occidental de México, y 200 láminas coloridas, poco más ó ménos, en
las que estaban representados en el tamaño natural, como en las de Audubon, el macho, la
hembra, los polluelos, el nido y la planta con sus flores, en la que estaba agrupada la familia:
la esposa del Coronel, «que era una excelente artista y lo acompañaba en todos sus viajes, habia
tomado parte en estos trabajos. La Academia de Ciencias accedió á su solicitud, y le asignó la
cantidad de $ 200 cada mes, de la que, segun parece, recibió solo la primera mensualidad, en-
trezgando él entónces, sin poderlo asegurar, algo de sus colecciones, pues la caida de Maximilia-
no vino á paralizar completamente esta empresa. El Sr. Coronel Grayson era de una edad re-
gular, de elevada estatura, robusto, de color moreno, y largos y caidos bigotes; tenia un aire
marcial, y por su tipo parecia más bien mexicano; era de un carácter afable y muy entusiasta
por la ornitología: cuando hablaba de las aves se volvia un niño, y con placer mostraba sus Cco-
lecciones: el siguiente episodio nos da una idea más completa de su grande aficion por ellas: en
una de sus expediciones cerca de Mazatlan, fué asaltado y despojado de cuanto traía; por lo pron-
to no echó de ménos la pérdida de sus colecciones, pero vuelto en si de la sorpresa, se apode-
ró de él un pesar tan profundo, que con riesgo de su vida se apresuró á alcanzar á los lad.o-
- nes, y despues de muchas súplicas y ofrecimientos consiguió que se las devolvieran; segun de-
cia él mismo, se habia visto obligado á salir de su país en esta ocasion, por el participio que ha=-
bia tomado en la guerra de separacion de los Estados-Unidos en favor del Sur, habiéndole
retirado el Instituto Smithsoniano la subvencion que le daba para sus viajes. Consagramos en
estas cortas líneas, un recuerdo de respeto á este aventajado naturalista, que dedicó parte de su
laboriosa vida al adelanto de la Historia Natural de México.
, Por la Comision de publicaciones,
MANUEL M. VILLADA.
REVISTA CIENTIFICA
DE MEXICO Y EL EXTRANJERO.
INTRODUCCION Y SUCESION DE LOS VERTEBRADOS EN AMÉRICA.—(Continúa.)—Los
pescados terciarios pertenecen, casi todos, á los tipos modernos, y desde el principio de este pe-
riodo ha habido pocos cambios relativamente. En las capas marinas los Tiburones, las Rayas y
las Quimeras sostienen su supremacia, aunque los Teleóstatos sean abundantes y de gran tama-
ño varios de entre ellos, Los Ganoides eran poco numerosos relativamente. Es interesante vol-
ver á encontrar en las primeras capas de agua dulce del océano, Lepidósteos, asi como Amias:
que tienen tanta semejanza con las especies de los mismos góneros que viven hoy en nuestros
rios y en nuestros lagos del Oeste, que solo un anatomista puede distinguirlas. En las capas si-
guientes, estos pescados son abundantes aún, y con ellos se encuentran Siluroides, parientes
próximos de las especies de un género moderno (Pimelodus). Muchos pescados pequeños, alle-
gados aparentemente al arenque moderno, dejaron sus restos, en gran número, en los mismos
depósitos donde se ha encontrado recientemente una Raya de agua dulce (Heliobatis).
La ausencia casi completa de los restos de pescados en las cuencas miocenas lacustres del
Oeste, es un hecho notable, y puede explicarse por la hipótesis de que sus aguas interiores,
como muchos lagos pequeños actuales de la misma region, estaban impregnadas de tal manera
de materias minerales, que era imposible la existencia de los vertebrados. No hay nadie que
pueda dudar de la eficacia de esta causa ó de la pronta muerte de los vertebrados que se hubie-
ran aventurado por esos parajes, despues de haber probado tales aguas ó de haber intentado pa-
sar uno de los lagos alcalinos que se encuentran hoy frecuentemente. En las cuencas de los la-
gos pliocenos de la misma region, no eran raros los restos de pescados, y en algunas eran muy
numerosos. Todos son tipos modernos, y varios de entre ellos son Ciprinos, parientes de la
carpa moderna. Los pescados cuaternarios son esencialmente los que se encuentran hoy.
En este corto resúmen de la vida ictiológica del continente americano, he mencionado so-
lamente algunos hechos entre los más importantes, pero que creo bastarán para dar una idea
de su historia. Es cierto que no tenemos de esta historia sino nociones muy imperfectas. He-
mos visto que los primeros restos conocidos de pescados en nuestro país, provienen del devo-
nio inferior; pero estos antiguos pescados ofrecen tal diversidad de formas y de estructura, que
indican, por este hecho mismo, un origen mucho más antiguo de la clase entera. Debemos re-
cordar, en esta ocasion, que los dos grupos de pescados vivientes más inferiores, están despro-
vistos enteramente de esqueleto huesoso, y no podrian dejar, por consecuencia, ningun vesti_
gio permanente en las capas propias para conservar restos de pescados, áun cuando hubieran es-
tado extensamente representados en las aguas que han depositado esas capas. Los conocimientos
que poseemos ahora de las formas simples de la vida, nos autorizan, pues, para concluir que los
primeros pescados eran cartilaginosos de preferencia, ó desprovistos á tal grado de partes du-
ras, que no dejaron ningun vestigio duradero de su existencia. No teniendo ninguna idea de
estas formas primitivas, y en presencia de la gran diversidad de las que conocemos actualmen-
te, no podemos esperar el trazar con certidumbre la genealogía de la clase de los pescados. Sin
embargo, parece que hay una linea directa desde nuestros Lepidósteos modernos, á través de las
especies semejantes del eoceno, hasta los Lepidotus de la época cretácea, y quizá, más léjos, has-
8
58
ta los Ischypterus del trias y los Paleeomiscus del terreno ullifero; pero más allá de este limite
se pierde la linea, al ménos, en nuestros terrenos americanos. Las Quimeras, que hoy viven
en nuestras riberas del Pacifico, tienen parientes en los terrenos terciarios y cretáceos; y otros,
más alejados aún, en las capas carboniferas, y quizá un antepasado, en los Rhinchodus del de”
vonio. Pueden tambien, nuestros Tiburones, seguirse con certidumbre hasta el paleozoico, y
del mismo modo, el Lepidosirena de la América del Sur, aunque sus predecesores inmediatos
sean desconocidos, poste algunos caractéres particulares que hacen suponer fundadamente un
antepasado que viviera durante la época devonia. Este estudio á grandes rasgos, indica un campo
rico para las investigaciones futuras sobre la historia antigua de los pescados americanos.
Los Anfibios, otra gran clase de vertebrados, son parientes tan próximos de los pescados, en
cuanto á su estructura, que algunas formas particulares de estos últimos han sido consideradas
por los anatomistas como de este grupo. El primer vestigio de la existencia de los Anfibios en
el continente americano, lo proporcionan los terrenos subearboniferos donde se han encontrado
impresiones de pasos que dejaron probablemente los Labirintodontes, que son los represen-
tantes más antiguos de esta clase de animales. Abundan restos bien conservados en el terreno
ullifero propiamente dicho, y muestran que los Labirintodontes difieren en puntos importan-
tes de los Anfibios modernos, grupo que comprende á nuestras Ranas y Salamandras. Algunos
de estos antiguos animales tenian la forma de una Salamandra, miéntras que otros eran alarga-
dos como las serpientes. Entre los Labirintodontes descubiertos hasta hoy, ninguno se pare-
cia á la Rana sin cola, á pesar de que lo representen asi las figuras restauradas de los libros clá-
sicos. Todos tenian protegida la garganta por grandes placas huesosas y una coraza de escamas
pequeñas les cubria la superficie del vientre. La sustancia de sus dientes estaba más ó ménos
plegada, y de ahi les viene el nombre de Labirintodontes. Todos los anfibios americanos que
se conocen por sus restos huesosos, son de un tamaño mediano, pero las impresiones de pasos
que se atribuyen á este grupo, indican animales mayores que los encontrados hasta hoy en el
antiguo mundo. Los Anfibios carboniferos eran abundantes en los bosques palustres y tropica-
les de este periodo, y sus restos se han encontrado enterrados en las capas de carbon que se de-
positaron entónces, asi como en las raices huecas de los árboles que están aún en pié. Los prin-
cipales géneros que provienen de las rocas carboniferas americanas, son: los Sawropus, conoci-
dos solamente por impresiones de pasos, los Baphetes, Dendrerpeton, Hylonomus, Hylerpeton,
Raniceps, Pelion, Leptophractus, Molgophis, Plyonius, Amphibamus, Cocytinus y Ceraterpelon.
Este último se encuentra tambien en Europa. Algunos de estos géneros los han referido varios
autores, á los Lagartos entre los verdaderos reptiles. Otros géneros, conocidos por algunos frag-
mentos ó solamente por impresiones de pasos, se han colocado tambien entre los reptiles ver-
daderos; pero esta cuestion no podrá resolverse definitivamente sino despues de nuevos des-
cubrimientos.
No se conoce ningun anfibio en las capas pérmeas, pero se han encontrado algunos restos
bien caracterizados en el trias. Se han descrito tres géneros: Dictyocephalus, Dispelor y Parios-
tegus; pero aunque pertenecen probablemente á los Labirintodontes, no nos son suficientes
los restos que se han conservado para ensanchar mucho nuestros conocimientos sobre este gru-
po. Las impresiones de pasos encontradas en las capas triásicas que se atribuyen á Anfibios,
prueban ménos aún, y no se puede basar sobre ellas ninguna conclusion importante, relativa á
esta clase de animales.
Las capas jurásicas y cretáceas no han suministrado ningun vestigio de anfibios, En cam-
bio, se han encontrado algunos restos en las capas terciarias, pero todos pertenecen á tipos mo-
dernos.
Los Anfibios están ligados tan estrechamente á les pescados Ganoides, que podemos supo-
59
ner racionalmente que descienden de este grupo. En el estado actual de nuestros conocimien-
tos no Nos seria posible trazar detalladamente su genealogía probable.
Los autores que han estudiado especialmente los Anfibios fósiles de América, son: Newber-
ry, Leidy, Cope, Dawson, Agassiz, Saint-John, Gibbes, Wyman, Redfield y Emmons, y lo más
serio que se ha escrito sobre este asunto se encuentra en las obras de estos autores.
Los reptiles y los pájaros constituyen la tercera gran division de los vertebrados, los Saurop-
sidos.
Los Reptiles son más antiguos como tipo, y deben estudiarse primero. Se puede establecer
con certidumbre, que no hay, hasta hoy, ninguna prueba de la existencia de este grupo en ca-
pas más antiguas que la época carbonifera; y áun hay algunas dudas sobre su aparicion en este
periodo. Se conocen en las capas ulliferas americanas, algunos vestigios de pasos que se pare-
cen mucho á los de los lagartos, algunos restos bien conservados, semejantes á las osamentas
correspondientes de este grupo, y algunas muestras caracteristicas, casi idénticas á las de otro
erupo de esta clase. Estos hechos, y otros del mismo órden, nos hacen presumir que pronto
tendrémos pruebas sérias de la presencia de los reptiles en esta formacion 6 en las capas pér-
meas, inmediatamente superpuestas, que continúan la serie. En el sistema pérmeo de Europa
se han encontrado verdaderos reptiles.
El periodo mesozoico se ha llamado el «Reino de los Reptiles,» y en el espacio de su dura-
cion aparecieron y se extinguieron algunas formas estrañas de estos animales. Casi al principio,
y miéntras se depositaban los esquistos y las areniscas triásicas, eran abundantes los verdaderos
reptiles. Entre los restos más característicos están los del género Belodon, bien conocido tam-
bien en el trias de Europa. Este género pertenece á la division de los Tecodontes que tienen
dientes implantados en alvéolos distintos, y que se aproximan de tal modo á los cocodrilos, que
se les puede considerar como sus primeros representantes. Se han encontrado restos de Dino-
saurios en las mismas capas en que se encuentran los Belodon, y es un hecho muy interesan-
te, el que estos reptiles, de una organizacion tan elevada, hagan ya su aparicion en esta época
de la historia terrestre.
Aunque verdaderos reptiles los Dinosaurios, por todos sus caractéres importantes, mues-
tran, sin embargo, ciertos rasgos muy marcados de su semejanza con los pájaros del órden de
los Ratites, grupo que comprende los avestruces; y no es imposible que sean la cepa de donde
se originan los pájaros.
Durante la época triásica, adquirieron en América, los Dinosaurios, un desarrollo enorme,
tanto bajo el punto de vista de la variedad de las formas, como bajo el de la dimension. Aunque
se han descubierto relativamente pocos de sus huesos en las capas sedimentarias de este pais,
han dejado una prueba indisputable de su presencia, en las huellas de sus pasos y en otras im-
presiones sobre los bordes de las aguas que frecuentaban. La arenisca triásica del valle de Gon.
necticut es famosa desde hace largo tiempo por sus vestigios de pasos fósiles, llamados tambien
«birds-tracts» (huellas de pájaros), porque se suponia generalmente que habian sido producidas
por pájaros cuyos pasos dejan una impresion algo semejante á ellas. Un exámen minucioso de
casi todos los ejemplares descubiertos hasta hoy, me ha convencido, á pesar de todo, de que no
se puede admitir de ninguna manera que hayan sido hechas por pájaros. La mayor parte de
estas impresiones de tres dedos, no han sido producidas ciertamente por pájaros, sino por cua-
drúpedos que caminaban de preferencia sobre sus patas traseras, y que solamente de tiempo en
tiempo apoyaban en el suelo sus pequeñas extremidades anteriores. En casi todas las placas
que contienen impresiones atribuidas á pájaros, he podido distinguir, yo mismo, las huellas de
sus miembros anteriores en conexion con las de los posteriores, y no dudo que algun dia se en-
cuentren en todos los ejemplares. Estas impresiones dobles son precisamente tales como debie-
60
ran hacerlas los Dinosaurios. Como los únicos huesos encontrados hasta hoy, en las mismas
rocas, pertenecen á reptiles de este mismo grupo, es muy justo atribuir todas estas huellas á los
Dinosaurios, áun en el caso de que no se hubiera encontrado ninguna huella de las patas de-
lanteras; y eso, hasta el momento en que se hubiera probado que las han dejado los pájaros.
No dudo de la existencia de los pájaros en esta época, pero hasta hoy no se tiene ninguna prue-
ba positiva.
Los principales géneros de reptiles triásicos, conocidos en esta region, segun restos hueso-
s0s, son: Amphisaurus (Megadactylus) del valle de Comnecticut,'Bathygnathus de la isla del Prin-
cipe-Eduardo, Belodon y Clepsysaurus. Se han encontrado otros restos de reptiles en rocas de
América indisputablemente jurásicas, pero no están determinados suficientemente para ser men-
cionados aquí. Equivocadamente se han referido otros reptiles, á pretendidas capas jurásicas,
que despues se han reconocido como pertenecientes á los terrenos cretáceos. Se ve, pues, que
á pesar de la grande abundancia de los reptiles durante los periodos triásico y jurásico, no se
han encontrado sino pocos huesos. Esto se debe, en parte, á la naturaleza de las rocas que en-
tónces se formaron, que no se encontraban en estado de conservar tales restos, aunque eran ad-
mirablemente propias para retener las impresiones de los pasos.
La vida de los reptiles en América, adquirió su mayor desarrollo durante el periodo cretáceo,
y los depósitos efectuados entónces en los mares, eran más favorables para la conservacion de
los restos, testigos de este desarrollo en sus más variadas fases. Se necesitaba una matriz tan
perfecta como la de algunos de estos depósitos, para darnos á conocer muchos de los interesan-
tes vertebrados descubiertos recientemente. La vasta extension de estas capas nos permite aún
muchos descubrimientos importantes.
En las capas del terreno cretáceo inferior de la region de las montañas rocallosas, que perte-
necen al grupo de Dakota, del cual, una parte por lo ménos, representa el wealdien de Europa, -
se encuentran restos de Quelonios 6 Tortugas, de Cocodrilos y de Dinosaurios, y estos últi-
mos, particularmente, son abundantes, Los Quelonios, aunque ya conocidos en las capas jurá-
sicas de Europa, aparecen aquí por primera vez en terrenos americanos. Algunas formas, de
las más antiguas, están ligadas al género moderno Trionyx. Se han encontrado algunos Quelo-
nios de tamaño gigantesco en las capas inferiores de los terrenos cretáceos. Pertenecen al gé-
nero Allantochclys, que tiene las costillas separadas como en los Sphargis actuales, y presenta
aún otros caractéres embriónicos. Varios géneros parecen tener ciertas relaciones con el géne-
ro Chelone actual. La mayor parte de las otras especies cretáceas se aproximaban al tipo de las
Emides, y otras tenian semejanza con las Chelydra. Los géneros más importantes de los Quelo-
nios creláceos, conocidos por ejemplares caracterizados, son: Allantochelys (Protostega), Ado-
cus, Bolhremys, Compsemys, Plastomenus, Osteopygis, Proplewra, Lylolomay Taphrosphys. La
mayor parte de estos géneros estaban representados por varias especies, y cada especie por in-
dividuos numerosos. No se ha encontrado, sin embargo, ninguna tortuga terrestre en esta for-
macion. En los depósitos terciarios americanos abundan los Quelonios especialmente en las
capas de agua dulce. “Todos se aproximan mucho á los tipos modernos, y muchos pueden clasi-
ficarse en los géneros vivientes. En las cuencas terciarias de agua dulce del Oeste, son muy nu-
merosas las Tortucas terrestres, y en ellas se encuentran varias formas de Trionyx de agua dulce.
: - (Continuará. )
61
SECRETARÍA
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL.
SESION EXTRAORDINARIA DEL 23 DE ENERO DI 1879.
PRESIDENCIA DEL SR. PROFESOR G. MENDOZA.
Principió la sesion á las 7 de la noche. Se leyó, y sin modificacion fué aprobada, el acta de la
anterior,
El Sr, Amador regaló á la Sociedad una muestra de galena, procedente de una mina que hace
poco fué descubierta en Matamoros Izúcar.—Manifestó, que al estudiarla, por medio del soplete,
descubrió el antimonio, y que seguirá sus investigaciones con el objeto de averiguar qué otros
metales contiene.
El Sr. Presidente Mendoza, propuso á la Sociedad, que pasara dicho ejemplar al Profesor de
mineralogía del Museo, para que lo estudiase.—Aprobado.
El L.+" Secretario, Dr. Altamirano, dijo: que no daba lectura al Informe de los trabajos de la
Sociedad en el bienio de 77 y 78, segun previene el Reglamento, pues prescribe se haga esta
manifestacion en la sesion consagrada á la renovacion de oficios, porque la Sociedad dispuso lo
hiciese en la sesion solemne que próximamente se verificará con el grato objeto de conmemorar
el primer decenario de su fundacion.—En seguida dió lectura á los artículos del Reglamento
que indican el modo de hacer la eleccion de los socios que han de formar la Mesa.
El Sr. Villada, en cumplimiento de uno de esos artículos, dió lectura al Informe que le cor-
respondia como Tesorero.
La Sociedad escuchó con gran satisfaccion el corte de caja presentado por su laborioso hon-=
rado Tesorero, y aprobó con entusiasmo.
El Sr. Presidente, despues de dar las gracias al Sr. Villada á nombre de la Sociedad, nombró
al Sr. Dr. Ortega Reyes, para que glose las cuentas presentadas, segun lo exige una prescrip-
cion reglamentaria.
El Sr. Velasco propuso se les diera un diploma honorifico á los Sres. socios Sanchez y Villa-
da; al primero, porque durante varios años desempeñó la Secretaría, con notable acierto y ex-
tremado empeño; y al segundo, por los señalados y trascendentales servicios que ha prestado en
la direccion del periódico y como Tesorero; debiéndose en gran parte á este activisimo miem-
bro, el que la Sociedad continúe sus relaciones con las otras Sociedades cientificas del pais y del
extranjero; y que el órgano de nuestra asociacion haya continuado, á pesar de los grandes obstá-
culos debidos principalmente á la falta de recursos.— Se aprobó tan honrosa como justa propo-
sición; y se acordó que en la próxima sesion solemne se den los referidos diplomas. —Los Sres.
Sanchez y Villada dieron afectuosamente las gracias ála Sociedad.
Los Sres. Villada, Sanchez, y Velasco proponen, que con dispensa de trámites se nombren so-
cios de número, á los ya socios honorarios Sres. Ruiz, Almaraz, Ferrari, Sologuren y Ramirez..
Apoyaron su proposición, diciendo: que dichos socios no solo procuran el adelanto de la asocia.
cion, sino que han contribuido con sus trabajos, asisten con puntualidad á las sesiones, y áún la
62
Sociedad nombró á uno de ellos 2. Secretario interino. —Que deseaban la dispensa de trámites
para que inmediatamente se procediera á hacer las elecciones, que es el objeto principal de esta
sesion.—Aprobado.
Se procedió á la eleccion de Presidente, y fué electo el Sr. Dr. Jesus Sanchez, por ocho vo-
los contra tres que obtuvo el Sr. Bárcena y dos el Dr. Villada; para Vice-presidente el Sr. Ma-
viano Bárcena, por doce votos contra uno que obtuvo el Dr. Altamirano; para primer Secretario
éste último, por nueve votos, contra uno que obtuvo el Sr. Velasco, uno el Sr. Ferrari, uno el
Sr. Almaráz y uno el que suscribs; para segundo Secretario, el último, por siete votos contra dos
que obtuvo el Sr. Ramirez, dos el Sr. Velasco, uno el Sr. Ferrari y uno el Sr. Almaraz: el Sr.
Dr. Manuel M. Villada fué reelecto Tesorero por aclamacion.
“El Sr. Villada recuerda á los socios, que hay una disposicion de la Sociedad, que prescribe sea
Vice-presidente honorario de la misma, el Director del Museo. —Por consiguiente se dará este
nombramiento al Sr. Mendoza.— Aprobado.
A mocion del mismo Senor, se dispuso, que el dia 6 del próximo Febrero se verificara la sesion
solemne con el objeto de celebrar el primer decenario de la fundacion de la Sociedad, y distribuir
los premios á los socios que durante este periodo de años, se han hecho acreedores á ellos.
Se acordó invitar al C. Presidente de la República, y á los CC. Ministros, asi como tambien á
las asociaciones cientificas.
El Sr. Velasco propuso, que en esa misma sesion se dieran los diplomas al Presidente y Vice-
presidente honorarios de la Sociedad, asi como tambien á los Señores socios últimamente nom-
brados.
Postulado en la sesion anterior el Sr. Manuel Legarreta, se recogió la votacion en ésta, con-
forme al Reglamento, y resultó aprobado unánimemente para socio honorario,
Con lo que terminó la sesion, á la que asistieron los Sres. Herrera, Mendoza, Bárcena, Vi-
lada, Sanchez, Altamirano, Amador, Ferrari, Velasco, Ramirez, Almaráz, Sologuren y el que
suscribe.—México, Enero 23 de 1879.—Dr. Luis G. Ruiz, 2.* Secretario.
ACTA DE LA SESION PÚBLICA QUE SE VERIFICÓ
El dia 6 de Febrero de 1879, en el salon de Geología del Museo Nacional,
CON EL OBJETO
DE CELEBRAR EL PRiMER DECENARIO DE LA FUNDACION DE LA SOCIEDAD,
Y EL DE REPARTIR LOS PREMIOS ASIGNADOS Á LOS TRABAJOS DE MAYOR IMPORTANCIA,
PRESENTADOS POR SUS SOCIOS.
Presidencia del C. GRAL. PORFIRIO Diaz, Presidente de la República, acompañado de los CC. Ministros—
de Relaciones, Miguel Ruelas, —de Justicia, Protasio Tagle, —y de Gobernacion, Trinidad García.
Se abrió la sesion á las ocho de la noche, con asistencia de los representantes de las Socieda-
des cientificas de la Capital, de las personas invitadas, y de los miembros de la Sociedad.
Se dió lectura al acta de la anterior, y sin modificacion fué aprobada. En seguida, el 1.* Se-
cretario, Dr. Fernando Altamirano, dió lectura á la Reseña de los trabajos ejecutados en el bie-
nio que acaba de pasar.
La Sociedad, conforme al artículo 14 de su Reglamento, y de acuerdo con los Presidentes de
las Secciones, determinó adjudicar los siguientes premios, que el €. Presidente de la República
repartió en el órden siguiente:
63
SECCION DE ZOOLOGÍA.
Al Dr. Alfredo Dugés, por su estudio intitulado: Apuntes para la monografía de los Cró-
talos de México.
Al Dr. Eugenio Dugés, por sus trabajos denominados: Descripciones de Coleópteros indt-
genas.
Al Sr. profesor José M. Velasco, por su estudio intitulado: Descripcion, metamorfosis y
costumbres de una nueva especie del género SIREDON.
SECCION DE BOTÁNICA.
Al Sr. profesor Alfonso Herrera, por su Catálogo de la coleccion de productos naturales
indígenas, remitida por esta Sociedad á la Exposicion de Filadelfia, y premiada en dicho certá-
men. :
Al Dr. Fernando Altamirano, por su Memoria intitulada: Leguminosas indígenas medici
nales,
SECCION DE MINERALOGÍA.
Al Sr. Ingeniero Antonio del Castillo, por su tratado: Resúmen delos trabajos que sobre
reconocimiento de criaderos y minas de azogue se practicaron el año de 1844.
Al Sr. Ingeniero Severo Navia, por su Memoria: Estudio de los caracléres que presentan
tratados al soplete sobre carbon, algunos cuerpos simples que son susceptibles de dar pegaduras.
Al Sr. Ingeniero Mariano Bárcena, por su trabajo: Descubrimiento de una nueva especie
mineral de México, quelleva por nombre, Livingstonite.
Al Sr. profesor J. V. Mallet, socio corresponsal en los E. U., por su Memoria: Descripcion
de un nuevo antimoniato procedente de Huitzuco, dedicado al profesor Mariano Bárcena.
EXTRAORDINARIOS.
Al Dr. Manuel M. Villada. Diploma honorífico, por los importantes servicios prestados en
la direccion del periódico, y como Tesorero.
Al Dr. Jesus Sanchez, Diploma honorífico, por el acierto y laboriosidad con que desempe-
nó la Secretaria varios años.
DIPLOMAS.
De Presidente Honorario perpétuo, al Sr. socio Alfonso Herrera.
De Vice-Presidente Honorario, al Sr. socio Gumesindo Mendoza.
De socios de número, á los Sres. José Ramirez, Andrés Almaraz, Fernando Ferrari, Fernan-
do Sologuren y al que suscribe.
De socio corresponsal en los E. U., al Sr. Profesor G. Wheeler y al Dr. C. Zarembha.
A continuacion, el Sr. socio Gumesindo Mendoza, Presidente de la Sociedad en el año ante-
rior, pronunció un discurso alusivo á la solemnidad.
Concluido éste, el actual Presidente de la Sociedad, Dr. Jesus Sanchez, dió las gracias al
C. Presidente de la República, ásus Ministros, á las Sociedades que enviaron sus representantes y
demás personas presentes, con lo cual terminó el acto.—México, Febrero 7 de 1879.—Luis E.
Ruiz, 2.” Secretario.
NECROLOGIA.
El dia 4 de Enero del presente año falleció en esta Capital el jóven Dr. Manuel Pa-
salagua, miembro de esta Sociedad, víctima de una afeccion cardíaca que contrajo 4
su regreso de Europa, casi al tocar las playas de la República. Profesor estudioso y
bastante entendido como microscopista, cultivaba con verdadero anhelo las ciencias
naturales; en 1872 fué nombrado socio de número, y en 1873 desempeñó el cargo de
Vice-presidente. En el tomo segundo de “La Naturaleza” se publicó un interesante
artículo suyo, intitulado: “Ensayos de la fotografía en su aplicacion á los estudios
microscópicos:” en las sesiones á que concurria, ilustraba siempre con sus buenos co=
nocimientos los asuntos en cuya discusion tomaba algun participio. La Sociedad Me-
xicana de Historia Natural cumple con un deber de justicia y de gratitud, al consig-
nar en las páginas de su periódico este recuerdo de respeto á uno de sus laboriosos
Obreros.
¡<_AKA > RÓKÁ O A A A 2
CRONICA.
—A
SESION PÚBLICA.—Como habrán visto nuestros lectores, por las actas que hoy publicamos
en la seccion respectiva, esta solemnidad tuvo lugar el dia que anticipadamente se habia seña-
lado, obteniéndose todo el éxito que la Sociedad esperaba de ella. Su objeto fué el celebrar el
primer decenario desu fundacion, cuyo periodo habíase cumplido en 29 de Agosto próximo pasa-
do, pues en igual fecha del año de 1868, tuvo su verificativo aquel acto, quedando definilivamen-
te instalada el 6 de Setiembre del mismo año. Se acordó tambien que en la referida sesion, se
distribuyeran los premios á los socios, por los mejores trabajos presentados hasta fines de 1878.
Aunque la Sociedad juzgó á otros muchos, dignos de igual recompensa, creyó conveniente no
prodigarlos demasiado, por ser esta la primera ocasion que daba cumplimiento á lo prevenido en
el artículo 14 de su Reglamento, reduciéndolos á un corto número: en lo sucesivo, en que se
distribuirán en la sesion extraordinaria de cada año, será ménos rigurosa en su eleccion, pues
comprende que ellos son un estimulo para sus socios.
México. Marzo 31 de 1879.
Por la Comision de publicaciones,
MANUEL M. VILLADA.
REVISTA CIENTIFICA
N DE MEXICO Y EL EXTRANJERO.
BIBLIOGRAFÍA NACIONAL.—Con el título de «Programa de un curso de Zoología» ha visto
últimamente la luz pública, un libro demasiado interesante, escrito por el Sr. Dr. Alfredo Du-
sés, miembro corresponsal de esta Sociedad y profesor de aquel ramo en el colegio de Guana-
juato. No harémos ahora el juicio crítico de esta obra que solo hemos hojeado muy rápidamen-
te; pero si podemos asegurar á nuestros lectores, que su autor ha logrado hacer en un peque-
ño volúmen de 254 páginas, una reseña bastante completa de todo el Reino Animal, sin que la
buena inteligencia del texto se perjudique por la brevedad con quese tratan los variados asun=
tos de aquella ciencia, y el cual se halla, por otra parte, á la altura de los conocimientos actua-
les, El Sr. Duvés, en su Tratado, abre nuevos horizontes á la Zoologia elemental, iniciando á
los discipulos en cuestiones de sumo interés, como las del trasformismo y aparicion del hom-
bre sobre la tierra, refiriendo hechos curiosos y detalles interesantes, tanto de anatomia como
de biología, muy útiles de saberse, y de los que no se ocupan, por lo regular, las obras de este
género. En la parte descriptiva 6 de Zoografía, se exponen excelentes cuadros de clasificacion,
con ejemplos, los más de ellos, de animales del pais, enumerándose en todos en lo general, el
provecho que pueden traernos, así como algunas particularidades relativas á sus costumbres, no
descuidándose de tocar, aunque someramente, la paleontologia; dando, en fin, todo esto, un
sello de originalidad á la citada obra, lo que bastaria para que fuese apreciable.
La Sociedad Mexicana de Historia Natural, se enorgullece de contar entre sus miembros á
personas que, como el Sr. Dr. Alfredo Duzés, reune á sus vastos conocimientos, el noble afan
de enseñar; á la juventud, y la Autoridad, que ha acordado la impresion de su laborioso traba-
jo, ha dado una prueba de su ilustracion y de los sentimientos que la animan por el adelanto
de la ciencia.
INTRODUCCION Y SUCESION DE LOS VERTEBRADOS EN AMÉRICA.—Continúa.—Un
rasgo notable de la fauna de América contrasta singularmente con las faunas correspondientes
de Europa, y es, la ausencia casi total, en nuestras capas, de los Plesiosauros y de los Ictiosau-
ros, que abundan en otras regiones, pero que entre nosotros parecen reemplazados por los
Mosasaurios. Es cierto que se han atribuido algunos restos fósiles á estos géneros, pero la de-
terminacion puede ponerse en duda; sobre todo para el nuevo órden propuesto de los Estrep-
tosaurios, que reposa esencialmente sobre un error. El órden de los Plesiosaurios está siempre
bien representado, pero por formas más próximas al género Pliosaurus, y muy diferentes del
tipo que ha dado el nombre al grupo. Eran verdaderos reptiles marinos, casi todos de gran ta-
- maño, y algunos áun de dimensiones colosales. Los restos determinados hasta hoy, pueden co-
locarse en los géneros Cimoliosaurus, Discosaurus (Elasmosaurus), y Pliosaurus. El número
de las especies es relativamente poco considerable, y no se conoce ninguna en los terrenos ¡n-
9
66
feriores á las capas cretáceas. La famosa hipótesis de Gegenbaur, segun la cual, los Halisaurios,
que comprenden á los Plesiosauris, se han separado de los pescados ántes de los anfibios, en-
cuentra algun apoyo en los ejemplares americanos descubiertos recientemente.
Los reptiles más característicos de nuestras capas cretáceas americanas, son los Mosasaurios,
grupo poco representado en las otras partes del mundo. En nuestros mares cretáceos eran re-
yes estos reptiles, porque su número, sus dimensiones y sus costumbres carnívoras, los ponian
en estado de vencer fácilmente á sus rivales. Algunos tenian, por lo ménos, 60 piés de longi-
tud, miéntras que los más pequeños tenian aún de 10412. Estas antiguas «Serpientes de mar»
abundaban en la mar crelácea mediterránea, donde comenzaban á emerger las montañas roca-
llosas, y han sido enterradas, en gran número, en su fondo lodozo. Atravesando un dia un va-
lle de erosion, ahuecado en el lecho de este antiguo océano, no vi ménos de siete esqueletos
diferentes de estos mónstruos en el mismo lugar. Los Mosasaurios eran esencialmente lagartos
que nadaban, con cuatro patas" muy bien desarrolladas, y no tenian sino muy pocas afinidades
con las serpientes modernas con que los han comparado. Las especies son numerosas, pero es-
tán repartidas en un corto mimero de géneros, de los cuales solo se han establecido con certi-
dumbre los siguientes: Mosasaurus, Tylosauwrus, Lestosawrus y Edestosawrus. El género Mosa-
saurus fué encontrado primero en Europa. Todas las especies conocidas de este grupo son cre-
táceas.
Los Cocodrilios son abundantes en las capas cretáceas de América, en donde están repre-
sentados dos tipos distintos. El tipo más antiguo que está anunciado por los Belodon del trias,
tiene vértebras bicóncavas, y presenta afinidades con el género Teleosaurus del Jura de Euro-
pa. El género mejor conocido, es el de los Hyposaurus, del que se encuentran varias especies,
todas más ó ménos parecidas, por la forma, al gavial moderno del Ganges. Se ve una forma
particular é intermedia en los Diplosaurus encontrados en el wealdiano de las montañas roca-
llosas. El segundo tipo que aparece por primera vez en esta época, tiene vértebras proceles y
se parece tambien bajo otros aspectos á los cocodrilos actuales. Los géneros descritos, de los
cuales ninguno pasa de los terrenos cretáceos, son: Boltosauwrus, Holops y Thoracosauwrus. Los
cocodrilos de vértebras opistoceles faltan en América. No son raras vértebras semejantes á
las que se atribuyen á este grupo en Europa, pero pertenecen á Dinosaurios.
Los cocodrilios son abundantes, sobre todo, en las capas eocenas de agua dulce del Oeste,
y todos, con excepcion de los Limnosaurus, pertenecen aparentemente al género Crocodilus,
aunque ciertas especies muestran algunos puntos de semejanza con los Alligators actuales. Las
capas lacustres miocenas de la misma region, no contienen, al ménos que nosotros sepamos,
restos de cocodrilos, y los depósitos del plioceno no han proporcionado más que una sola espe-
cie. Las capas marinas terciarias de la costa atlántica, contienen relativamente pocos restos de
cocodrilos, y todos son de tipo moderno; el género Gavialis no tiene más que una especie del
terreno eoceno, y los Alligators están representados solamente en los depósitos más recientes.
Conviene observar aqui, que no se han descubierto aún, en las capas cretáceas de América,
verdaderos Lacertilios 6 lagartos, ni Ofidios ó serpientes; sin embargo, sus restos hubieran
escapado dificilmente á la observacion, en las regiones exploradas. El tipo de los lagartos se
encontrará, sin duda, más tarde, porque se han descubierto varias especies en los terrenos me-
zozoicos de Europa; tal vez algun dia se encontrarán tambien serpientes, aunque los Ofidios
sean aparentemente un tipo más moderno. En las cuencas eocenas lacustres del Oeste de Amé-
rica, son muy numerosos los restos de lagartos, é indican especies mayores que las que viven
hoy. Algunos, como los Gliptosáuridos, estaban protegidos por una fuerte coraza huesosa en
tanto que otros estaban cubiertos de escamas como los lagartos actuales. Los géneros mejor re-
presentados en el eoceno son: Glyptosaurus, Iguanavus, Oreosaurus, Thinosaurus y Saniva.
67
Parece que varios de estos géneros vivieron hasta el mioceno; pero acuí, lo mismo que en el
plioceno, se han encontrado pocos restos pertenecientes á este grupo. No es imposible que al-
gunos de nuestros reptiles extinguidos, pertenezcan á los Rincocéfalos, pero no está demostra-
do aún. El género Notosawrus del Brasil tiene vértebras bicóncavas, y otros caractéres de este
erupo. No se han encontrado aún en América los Dicinodontos y los Teriodontos.
Las primeras serpientes americanas, aparecen hácia la época eocena, á la que pertenecen,
igualmente, las especies más antiguas de Europa. El género Titanophis (Dinophis), está repre-
sentado, en el borde del Atlántico, por varias especies de gran tamaño, de las cuales una tiene
por lo ménos treinta piés de largo; estas serpientes, sin duda alguna, habitaban todas el mar.
En las capas de agua dulce del océano del Oeste, son abundantes los restos de serpientes, pero
todos provienen de individuos de un tamaño médio. Las mayores tenian.semejanza con el Boa
constrictor moderno. Los géneros descritos, son: Boavus, Litophis, y Limnophis. Las serpien-
tes de los terrenos miocenos y pliocenos de la misma region, solo se conocen por algunos restos.
Los Pterosaurios ó lagartos voladores, figuran entre los reptiles más interesantes de la época
mezozoica, y varios de entre ellos, han dejado sus restos en los depósitos cenagosos de muestra
mar cretácea mediterránea. Eran verdaderos dragones con su cruzámen de diez á veinticinco
piés. Diferian esencialmente de los Pterodactilos pequeños, encontrados en el antiguo mundo,
por varios caractéres, y sobre todo, por la ausencia completa de dientes; bajo este aspecto se
aproximaban á nuestros pájaros modernos. Por esta razon es por lo que se han reunido en un
nuevo órden, bajo el nombre de Pieranodontia, del género tipico Pleranodon, del que se cono-
cen cinco especies. El único género que lo acompaña, Nyctosawrus, no está representado más
que por una sola especie. Todos los ejemplares encontrados hasta hoy, provienen esencialmen=
te del mismo horizonte de las capas cretáceas de Kansas. El pretendido descubrimiento de es-
pecies de este órden, en capas más antiguas, no está basado en ninguna prueba.
(Continuará. )
SECRETARÍA
DE LA .
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL.
SESION DEL 6 DE MARZO DE 1879.
PRESIDENCIA DEL Sr. Dr. J. SANCHEZ.
El Sr. Villada leyó el acta de la anterior, y despues de una ligera rectificacion fué aprobada,
dando cuenta en seguida con las publicaciones recibidas.
El mismo, leyó despues una comunicacion del Sr, Bárcena, en la que expresa el deseo de
que quede asentado en el acta el Informe siguiente:
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«En el mes de Febrero de 1876, presenté á esa Sociedad la descripcion de una amonita, pro-
cedente de Acaxochitlan, en el Estado de Puebla, y propuse desde entónces, que si no era es-
pecie conocida, se designara en lo sucesivo con el nombre de Ammonites Dane, en honor de
mi sabio amigo el Profesor J. D. Dana, de New Haven, Estado de Conecticut, E. U.
Poco tiempo despues tuvo lugar el certámen universal de Filadelfia, donde expuse un ejem-
plar de aquel fósil, con la clasificacion á que hago referencia. A su vista, me manifestó el Pro-
fesor W. Gabb, que creía que mi especie era la misma que él habia descrito con el nombre de
A. Folfoxi, procedente de la Alta California. Propuse una comparacion entre las dos especies;
manifesté al Sr. Gabb las diferencias que á mi juicio existian, y mandamos los ejemplares, en
consulta, al Profesor Meek, tan docto en el estudio de esos moluscos fósiles.
Este profesor contestó, por conducto del Sr. Dana, que no eran idénticas las dos especies, y
que la descrita por mi, no le era conocida.
El juicio de tan respetable autoridad, dió mayor valor á mi creencia de que esa amonita no
estaba descrita, y bajo este concepto la dedico al Profesor Dana, llamándola 4m. James-Dane,
para distinguirla de la que lleva únicamente el nombre de A. Dane.
Acabo de recibir un gran número de ejemplares del mismo fósil, que me fueron suministra-
dos por mi compañero Luis Salazar, y proceden del abra de Huilacapixtla en el propio Estado
de Puebla. Los primeros me fueron remitidos por el Sr. Ingeniero D. Juan €. €. Hill, y áun
publiqué un dibujo de ellos en mi «Estudio sobre los fósiles mesozoicos de México», 1874. Te-
nemos, pues, tres localidades en que ese fósil se encuentra con abundancia, y son: Barranca de
Acaxochitlan, Ferrería de la Trinidad y el abra de Huitlacapixtla.
Las primeras están impresas é incrustadas en una pizarra arcillo-micácea de color pardo ne-
eruzco: otras están formadas de pirita, y las últimas se hallan en pizarra arcillosa, gris amari-
llenta, de tinte más claro que las otras pizarras mencionadas.
Los caractéres de la especie, son:
Ammonites James-Dance, (nov. sp? Bárcena.)
Concha de figura elipsoidal, siendo el diámetro máximo de las observadas hasta ahora, de
02145, Vueltas en número de 9, en los ejemplares que parecen completos: contienen numero-
sas costillas salientes, simples y ligeramente curvas: en las impresiones se nota, que dichas
costillas tienen estrias muy finas y paralelas entre si y á la direccion de esos accidentes.
Quilla poco saliente y separada de los lados por dos surcos.
Los dibujos de los tabiques son poco perceptibles: se nota, sin embargo, que las sillas están
adornadas por hojas pequeñas y regulares: en los lóbulos se ven tres de estas hojas, habiendo
una en su centro.
Esta Amonita corresponde á la 1.* Seccion de Pictet, quien le asigna los siguientes caracté-
res: «Carina saliente, delgada y continua sobre la línea sifonal, separada, á veces, de las par-
tes adyacentes por un surco.”
De los cinco grupos en que está dividida esta seccion, corresponde al 1.*, designado con el.
nombre de Arietes por el Profesor Buch, y que tienen los lados adornados de costillas simples,
rectas y salientes.
La quilla se halla generalmente recorrida por un surco. El lóbulo sifonal es tan profundo co-
mo ancho, y tan grande como el lóbulo lateral superior. La silla externa es corta. Este grupo
es eminentemente caracteristico del lias inferior,
Como se ve, la especie de que nos ocupamos, cabe perfectamente en la seccion y grupo re-
feridos. .
El Profesor Meek, al ver el ejemplar que se sometió á su consulta, dijo, que pertenecia al
terreno jurásico.
- 69
Nos complacemos, pues, en determinar una marca segura para ese terreno, cuya existencia
en México, no se ha señalado con precision, y contamos ya con un nuevo horizonte geológico á
que referir, por el sistema estratigráfico, otras formaciones geológicas en nuestro país.
Con el hallazgo que tuvimos tambien al señalar por primera vez las hipuritas y las radiolitas,
marcamos el período cretáceo con toda seguridad, en terrenos que ántes se designaban con el
nombre ambiguo de caliza alpina, Ó terreno secundario, sin asegurar á qué periodo perte-
necian. '
Próximamente detallarémos los estudios que sobre otras especies de amonitas mexicanas he-
mos presentado á esta ilustrada Sociedad.” '
El Sr. Presidente acordó se dieran las gracias al Sr. Bárcena por su interesante comuni-
cación.
El Sr. Herrera pide la palabra, para narrar el resultado de su visita á los indios Kikapoos que
se encuentran de paso en esta capital.
Creencias y costumbres. —Dijeron que creian en Dios asistido por 4 divinidades, que segun
parece son los 4 puntos cardinales. Creen que despues de la muerte, los buenos vuelven á na-
cer, y los malos no. Para consumar el matrimonio, la práctica que siguen es ésta: el futuro da
al padre de la mujer 1 caballo, ó trigo, etc., y si esto es aceptado, se verifica el matrimonio,
dejando á la mujer en el lecho del marido, sin ninguna otra fórmula. —Son monógamos.—Pero
si la mujer comete el adulterio, la abandonan, y puede casarse con su 1.* hermana; pero ya no da
presentes. Al adúltero se castiga con la pena de muerte. No roban, y dan por razon de su con-
ducta, que no son civilizados. El hijo mayor hereda el poder del padre, y la herencia se tras-
mite tambien á la linea femenina. Cuando nace un niño, se reune la familia y le dan por nom-
bre el de un objeto natural. A los muertos, si no son soldados los entierran, y si lo son, no.—
En la tumba del jefe se pone una cruz con almasre.—Cultivan el trigo, los frijoles, etc.—Prac-
tican el comunismo; carecen de tradiciones, y no usan el tatouage. Al homicida se castiga con la
pena de muerte. Cuando venga el Jefe, les harémos una segunda visita para rectificar y tomar
más datos. Se resistian mucho para hablar con nosotros; fué necesario darles dinero; y obser-
vamos que pronto les venia la fatiga intelectual.
El Sr. Presidente presentó al Sr. Flohr, que asiste por primera vez.
Este señor dió las gracias, y manifestó: que en el Valle de México ha coleccionado como S00
especies de insectos, y que piensa hacer excursiones á Jalapa, Oaxaca y Chiapas.
El Sr. Ramirez dijo, que seria muy conveniente y útil, que el Sr. Flohr redactara un articu-
lo indicando los lugares y épocas de colectar insectos en el Valle.
El Sr. Flohr aprobó la idea, y dijo que lo haria.—Observó que las mejores colecciones se ha-
cen en tiempo de aguas, y que hay mucho que coleccionar cerca de la Villa de Guadalupe y de
San Angel.—Agregó que las descripciones de los insectos que él envia á Europa, se van á dar
á luz en una obra que se está publicando en Lóndres, y que se intitula: «Biología Americana. »
El Sr. Mendoza le suplicó que encargara una suscricion para el Museo Nacional.
El Sr, Herrera le pidió otra para la Escuela Preparatoria.
No habiendo otro asunto de que tratar, se levantó la sesion, á la que asistieron los Sres. San-
chez, Herrera, Mendoza, Villada, Ramirez, Velasco, Almaráz, Sologuren, Flohr y el segundo
secretario que suscribe.—Luis E. Ruiz.
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NECROLOGIA.
El dia 19 de Junio próximo pasado, la Sociedad Mexicana de Historia Natural, tuvo
el sentimiento de perder á uno de sus socios fundadores, el Sr. Dr. Francisco de P. Cor-
dero y Hoyos. Para honrar dignamente la memoria de este distinguido miembro, la
Sociedad acordó la asistencia á los funerales, de todos los socios presentes, nombrando
un orador que en aquel acto fuera su intérprete. La inhumacion se verificó al dia si-
guiente en el Panteon del Tepeyac, en cuya ceremonia se pronunciaron los discursos
que insertamos en seguida, y fueron: el primero por el Sr. Fernando Sologuren, 4
nombre de la Sociedad; el segundo por el Sr. Cárlos Tamborrel, en representacion de
la Escuela Preparatoria, y el tercero por el Sr. Felipe López López, como una expre-
sion particular de su cariño.
SEÑORES:
Indigno representante de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, vengo á depositar una
corona sobre el sepulcro abierto para recibir á uno de sus dignos socios fundadores.
Ayer murió el Sr. Dr. D. Francisco Cordero y Hoyos; nuestra Sociedad acaba de perder uno
de sus más distinguidos miembros; la juventud uno de sus maestros; la Medicina uno de sus hi-
jos, y la patria un ciudadano virtuoso.
Triste es la morada de los que fueron, y más triste cuando venimos á dejar en ella á una per-
sona de nuestro aprecio, de nuestro cariño; cuando venimos á darle nuestro último adios, y
cuando no nos queda más que su grata, pero triste memoria.
El hombre que tanto estudiaba la Naturaleza, que investigaba sus arcanos, que trataba de ar-
rancarle sus secretos, para quien cada nueva especie de animal ó de planta, era un nuevo mo-
tivo de estudio, viene á la tierra para servir tal vez de alimento á séres que fueron causa de in-
vestigaciones laboriosas para él.
El Sr. Dr. D. Francisco Cordero y Hoyos hizo sus estudios en la Escuela Nacional de Medici-
na de México, en donde obtuvo un titulo honorifico. No contento con los conocimientos que
habia adquirido, y ávido de ciencia, partió á Europa, donde permaneció cinco años para perfec-
cionar sus estudios.
Desde esa época, ya la Historia Natural era una de sus ciencias predilectas.
De regreso á la madre patria, fué nombrado Preparador de la clase de Historia Natural de la
Escuela de Medicina; sustituyó durante algun tiempo, como profesor de dicha clase, á nuestro
distinguido maestro el Dr. D. Gabino Barreda.
Establecida la Escuela Nacional Preparatoria, el año de 1868, continuó como preparador de
la misma clase, distinguiéndose por el exactisimo cumplimiento en el desempeño de su cargo,
y la maestria en sus preparaciones.
Como preparador, tuvo la necesidad de clasificar todos los objetos, que sin ninguna clasifica-
cion, del antiguo Museo pasaron á formar parte del Gabinete de Historia Natural de dicha clase.
71
A él cupo la eloria de ser el primero entre nosotros, que emprendiera esta clase de trabajos.
Falto de los elementos necesarios para ello, sobre todo en esa época, su trabajo fué improbo,
pero llevado ventajosamente á cabo. ,
Todos sus afanes eran el enriquecer el actual Gabinete con los mejores ejemplares que podia
obtener, y lozró reunir algunos que ni áun nuestro Museo Nacional posée.
El tiempo que tenia libre en la época de las vacaciones, lo empleaba en hacer viajes cienti-
ficos á varios puntos del pais, y en particular á las costas del Estado de Veracruz, de donde traía
para dicho Gabinete los más hermosos y raros ejemplares que alli existen.
Hasta el año de 1868, la Historia Natural en México no tenia sino obreros aislados, que por
eusto y amor á la ciencia se dedicaban á este estudio; pero no tenian órgano en que dar á luz
sus trabajos; faltaba una Sociedad, un núcleo al que agruparse para formar una base sólida, so-
bre la que se levantara el templo de la ciencia.
Diez sabios se reunieron, cuyos nombres todos nos son conocidos y respetados. Uno de ellos
lo fué el Sr. Cordero; él fué una de las piedras del edificio al que hoy indignamente pertenez-
eo: él la ilustró con sus trabajos.
En el primer tomo de la Naturaleza, órgano de nuestra Sociedad, publicó un interesante ar-
tículo sobre géneros nuevos de Gramineas descubiertas en los alrededores de México, por el
Sr. D. Vicente Cervantes, y con importantes anotaciones hechas por él.
En el tomo tercero, un no ménos interesante artículo original, sobre una nueva especie del
género Bassaris, la que llamó Bassaris monticola, haciendo de ella una descripcion exacta y de-
tallada.
Un importante estudio sobre la generacion, que todos conocemos y apreciamos, y otros arti-
eulos importantes.
Sus estudios en microscopía fueron continuos y fructuosos.
En union de nuestro distinguido consocio y maestro el Sr. D. Alfonso Herrera, estaba estu-
diando la accion de las diferentes clases de luz sobre la vegetacion.
Su vida fué la de un sabio, la de un excelente ciudadano y la de un virtuoso padre de fa-
milia.
La Sociedad mexicana de Historia Natural, de la que soy el débil eco, llora con su tan justa-
mente afligida familia, la-pérdida del sabio, del ciudadano, del padre y del amigo.—DuE.
SEÑORES:
Un sentimiento levantado de gratitud y de veneracion, ha determinado á los estudiantes de
la Escuela Nacional Preparatoria, á hacer, por mi conducto, la más sincera manifestacion del
profundo pesar que les aflige, desde que á sus oidos llegó la conmovedora noticia de la muerte
del Dr. Cordero.
Con justicia se me tacharia de pretensioso, si alguna vez tratara de valuar la maenitud de la
pérdida que acaban de sufrir las ciencias naturales, con la defuncion del ilustre profesor cuyo
cadáver nos trae á este recinto. Los trabajos cientificos del Sr. Cordero, están muy por encima
de mis alcances intelectuales, para que yo pudiera justificar la osadía de interpretarlos.
Corresponde á los individuos verdaderamente instruidos que tuvieron la dicha inestimable de
tratarle íntimamente, la tarea de hacer el panegírico del virtuoso padre y sabio naturalista, que
supo captarse el cariño y la admiracion de todos los profesores y alumnos de la Escuela Prepara-
toria; toca á ellos inscribir su nombre venerable en el catálogo de los hombres ilustres mexi-
canos.—DIE,
Permitidme, Señores, que al depositar en este humilde sepulcro, los restos mortales del dis-
tinouido Dr. D. Francisco Cordero y Hoyos, exprese brevemente un lamento del amistoso dolor
que su muerte ha:causado en mi corazon. La presencia luctuosa y apesadumbrada de las per-
sonas que circundan este féretro, me está patentizando que hallará eco en vuestras almas, por-
que tambien fuisteis amigos y supisteis apreciar la honradez é ilustracion de quien venimos á
inhumar.
Gime en estos momentos una familia desolada por la pérdida irreparable de un padre y bien-
hechor; Jloran los hijos su orfandad, la viuda su desamparo, los hermanos y parientes su cari--
ño desvanecido.... ¿podriamos nosotros permanecer insensibles á un pesar tan justo, si lam-
bien perdemos un amigo sincero, un médico acertado, un ciudadano útil, un compatriota sabio?
¡Ah! con ménos motivos de sentimiento vendriamos á pagar nuestro tributo de lágrimas y
duelo: baste que la vorágine del tiempo nos arrebate un miembro de la generacion trabajada á
que pertenecemos....
La vida del Dr. Cordero es demasiado conocida á nuestra sociedad para que yo intente narrá-
rosla en tan tristes momentos: fué además, uniforme y sencilla como es la del estudioso y el
justo... Hijo amantisimo, esposo fiel, padre providente, hermano afectuoso, amigo leal, ciu=
dadano ejemplar. ... Sus méritos profesionales son tan públicos como reconocidos: ¿qué más
cualidades necesita un hombre para hacer duradera su memoria?
Toca á la facultad humanitaria á que perteneció el Dr. Cordero, acumular sus anales con la
biografia cientifica de su socio: allí brillarán las Juces de su aplicacion y de su genio, los cono-
cimientos que adquirió en Europa y los que difundió en su país. Solo al saber profesional es da-
ble juzgar con criterio sano las obras que produjo la pluma y el estudio del Dr. Cordero; los
naturalistas de nuestros dias y los de la posteridad podrán estimar en todo su valor los traba-
jos exquisitos y numerosos con que su laboriosidad enriqueció los estantes y aparadores 5 los
gabinetes que la Escuela Nacional Preparatoria encargó á su pericia...
Al retirarnos de la fosa inexorable que devora en nuestra na á un amigo, sin que lo
podamos remediar; al despedirnos para siempre de un cadáver que se lleva nuestros suspiros y
nuestros afectos, invoquemos, señores, á esa Divina Confluencia. de todos los cultos puros y de
todas las creencias religiosas, rogándole sea propicia al espiritu que ha volado á su Inmensidad,
dejándonos cónsternados hoy, para seguirle afligidos mañana, puesto que tal es la ley implaca-
ble de la mortalidad.
¡Gloria en lo infinito para la esencia indestructible de Francisco Cordero y Si paz á sus
restos en el seno de nuestra comun madre!!! —Duk.
Agosto de 1879.
Por la Comision de publicaciones,
MawueL M, VILLADA.
REVISTA CIENTIFICA
DE MEXICO Y EL EXTRANJERO.
INTRODUCCION Y SUCESION DE LOS VERTEBRADOS EN AMÉRICA.—Continúa.—Los
extravagantes reptiles conocidos con el nombre de Dinosaurios que, como hemos visto, eran
numerosos durante el depósito de nuestras esquistas y areniscas triásicas, no se han encon-
trado aún en los terrenos jurásicos americanos; pero estaban bien representados durante to-
da la época cretácea, á cuyo fin se extinguieron. Estos animales son interesantes, particular-
mente para el anatomista, porque aunque reptiles por todos los caractóres principales, muestran
afinidades con: los pájaros, y tienen algunos rasgos de la estructura de los Mamiferos. Todos los
Dinosaurios cretáceos eran de gran tamaño, y muchos de entre ellos caminaban sobre sus patas
traseras como las Avestruces modernas. Pueden distinguirse dos tipos hien marcados entre los
restos descubiertos en los depósitos americanos de esta época: las especies herbivoras represen-
tadas principalmente por los Hadrosaurus, parientes próximos del Iguanodon de Europa, y sus
enemigos carnivoros, entre los cuales los Dryptosaurus (Lellaps), pueden considerarse tan tipi-
cos entre nosotros, como lo son los Megalosaurus en Europa. Recientemente se han descubier-
to las mayores especies de este órden, cerca de la base de nuestra formacion cretácea, en ca-
pas que considero como equivalentes al wealdiano de Europa. Uno de estos mónstruos, el Ti-
tanosaurus montanus del Colorado, es uno de los mayores animales terrestres conocidos hasta
hoy; sus dimensiones sobrepujan á las que se podrian suponer en un animal que debe caminar
sobre la tierra: tenia próximamente 50 4:60 piés de longitud, y parado: media 30 piés de altu-
ra. Sin duda se mutria con eb follaje de los árboles de gran tamaño que crecian en la montaña,
y delos cuales se han conservado algunas partes con sus restos. Al lado de los Titanosaurus se
encuentran Dinosaurios pequeños, de los cuales, uno, el Nanosaurus, no, era mayor que un ga-
to; no son raros en estas mismas capas restos de cocodrilos y de tortugas. El reciente descu-
brimiento de estos interesantes restos, tan numerosos como variados, en terrenos que habian
declarado desprovistos de vertebrados fósiles, los exploradores de profesion, debe dar una lec-
ción de prudencia á los que rehusan acepte la imperfección de nuestros conocimientos actuales,
como una razon de la supuesta ausencia de las formas intermedias.
En las capas cretáceas marinas del Oeste, no se ha encontrado más que un solo Dinosaurio,
el Hadrosaurus agilis; pero en las capas superiores de vagua:dulce, que señalan el fin de esta
formacion, son numerosos, é indican, si no varios géneros. sivarias especies. Por el contrario,
se encuentran frecuentemente osamentas de Dinosaurios en las capas marinas dela costa atlán-
tica, y en la arenisca verde superior de New-Jersey es donde se han encontrado los ejemplares
típicos de los Hadrosaurus y Dryptosaurus. Tambien se encuentran restos de Dinosaurios en
los depósitos eretáceos de agua dulce; pero los ejemplares descubiertos hasta hoy, no están ca-
racterizados suficientemente para permitir una determinacion exacta. Desgraciadamente está
uno obligado'4 reconocer el mismo defecto en muchos de los restos que provienen de la Amé-
rica del Norte; pero el gran número de reptiles que- vivieron aquí, durante el periodo cretáceo,
promete, para el porvenir, muchos descubrimientos, y por consecuencia, adiciones importantes
á nuestros conocimientos: actuales,
10
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1
La primera aparicion de los Pájaros en América, se remonta solamente al periodo cretáceo;
su existencia en épocas anteriores, aunque anunciada varias veces, nose ha podido probar
hasta hoy. La comprobacion de su presencia en el trías, fundada en huellas de pasos y otras
impresiones, no tiene hasta hoy, como lo hemos visto, ningun valor; pero no por esto dejamos
de esperar con confianza su descubrimiento en estas capas, si es que no se encuentran en for-
maciones más antiguas. El Archeopteryxa del Jura europeo, que es el pájaro más antiguo que
se conoce, está hoy representado afortunadamente por varios ejemplares y asigna claramente á
esta clase de animales una antigúedad mayor. Las primeras formas americanas que se conocen
son: los Odontornithes ó pájaros dentados, que se han exhumado en estos últimos tiempos, de
la creta de Kansas. Los dos géneros Hesperornis é Ichihyornis, son tipos que pertenecen á ór-
denes distintos, y difieren el uno del otro, asi como del Archeopteryw, más de lo que difieren
entre si los pájaros de nuestros dias, lo que prueba que los pájaros constituyen hoy un tipo per-
fectamente marcado, y que el principio de la historia de esta clase, debe buscarse en un pasado
muy remolo.
Entre los Hesperornis tenemos un gran pájaro acuático de seis piés próximamente de largo y
que reune particularidades notables. Los maxilares estaban provistos de dientes colocados en
canaladuras; las alas eran rudimentarias 6 inútiles, en tanto que las patas eran semejantes á las
de los pájaros zabullidores modernos. Este último carácter provenia simplemente de una adap-
tacion; pero los caractéres más importantes son los de los Estruthionidos, que demuestran que
los Hesperornis eran esencialmente Avestruces carnívoras y organizadas para el nado. El Zch-
thyornis, pequeño pájaro volador, era más singular aún; sus dientes estaban alojados en alyéoles
y sus vértebras eran bicóncavas como en los pescados y algunos reptiles. En las mismas capas
aparecen el Apatornis y algunas formas cercanas, y es probable que todos estos pájaros tuyie-
ran dientes. Es muy notable observar que fueran compañeros de estos antiguos pájaros denta-
dos, los Pterodáctilos que no tenian dientes.
Se han encontrado variados restos de pájaros acuáticos en las antiguas capas cretáceas de la
costa atlántica, pero todos son distintos de los del Oeste. Los géneros conocidos de pájaros cre-
táceos son: Apatornis, Baplornis, Graculavus, Hesperornis, Ichthyornis, Laornis, Lestornis, Pa-
lzotringa y Telmatornis. Estos géneros comprenden más de veinte especies. En Europa no se
conocen más de dos especies de pájaros cretáceos, y las dos están representadas solamente por
fragmentos de esqueleto.
Los pájaros eran numerosos en nuestro pais durante el período terciario, y todos los que se
han descubierto parecen haber pertenecido á tipos modernos. Los pájaros eocenos descritos son,
la mayoria de las veces, zancudos; pero á este nivel y en los últimos depósitos terciarios, apa-
recen algunas formas caracteristicas de la fauna americana, como precursoras de las formas de
nuestros pájaros actuales. Los géneros extinguidos son los Uintornis eocenos, parientes de las
picazas, y los Aletornis, que comprenden varias especies de zancudos. Entre los géneros vi-
vientes de que se han encontrado representantes en nuestras capas terciarias, citaré los siguien-
tes: Aquila, Bubo, Meleagris, Grus, Graculus, Puffinus y Catarractes. El gran Pingúino (Alca
impennis) que otras veces abundaba en nuestras costas del Nor-Este, ha desaparecido desde ha-
ce algunos años.
En esta ojeada retrospectiva, dirigida sobre la vida pasada de los reptiles y de los pájaros de
América, he tenido cuidado de excluir las formas dudosas y las muy imperfectamente conocidas,
prefiriendo presentar conclusiones deducidas de estudios serios, aunque incompletos en parte,
más bien que cansaros con un catálogo descriptivo de todos los fósiles que nose conocen, más
que por los nombres que les han aplicado, Pero este rápido bosquejo puede daros una idea de
la riqueza de nuestro continente, relativamente á las formas hoy extinguidas de estas clases de
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animales de aspecto raro, que ofrecia la vida en las diversas épocas en que existian estos ani-
males.
Aunque en los terrenos triásicos sea donde se hayan encontrado, hasta hoy, las- primeras tra-
zas indisputables de los primeros reptiles, no tenemos ciertamente el derecho de afirmar que
no existieran en épocas remotas. Asi, relativamente á estos diferentes grupos de animales que
parecen aparecer en ciertos niveles, prosperar durante cierto tiempo, para declinar ó desapa-
recer en seguida, cada dia nos trae una nueya prueba de que no tenemos ahimás que fragmen-
tos de hilos enmarañados, que convergen hácia el pasado, para formar el lazo misterioso que
une todas las formas de la vida. Si intentamos seguir hácia atrás uno de estos hilos y establecer
asi la genealogía de un grupo, encontramos dificultades que la ciencia no puede resolver hoy
sino parcialmente. Y sin embargo, el anatomista ve constantemente en los restos fósiles que es-
tudia, indicios de parentesco que le permiten predecir, con seguridad, descubrimientos futuros.
La genealogía de los Quelonios es hasta hoy desconocida, y nuestras especies americanas ex-
tinguidas, nos dicen muy poco sobre sus antepasados; otro tanto dirémos de nuestros Plesiosau-
rios, Lacertilios y Ofidios, á pesar de que hechos bastante numerosos indiquen ciertas lineas
posibles de descendencia. El caso parece diferente en lo que concierne á los Gocodrilios, para
los cuales, Huxley, ha indicado exactamente el camino á los investigadores. Es probable que ya
existan, en nuestros museos, materiales bastante considerables para seguir el grupo á través de
varias fases importantes de su desarrollo. Ya hemos visto que el tipo moderno de este órden,
se remonta hasta los terrenos cretáceos superiores, en tanto que los Belodon de nuestras capas
triásicas, con sus vértebras bicóncavas, son los Cocodrilios más antiguos que se conocen. Des-
graciadamente nuestros terrenos jurásicos no arrojan sino muy poca luz sobre las formas inter-
medias; pero sabemos que la linea continúa, lo mismo que en el antiguo mundo, por los Teleo-
saurus. Las capas wealdianas de las montañas Rocallosas, nos han suministrado precisamente
un “eslabon” intermediario que faltaba, en un Saurio (Diplosaurus) que posée, con el cráneo
y los dientes de un Cocodrilo moderno, las vértebras de sus predecesores del trias. Este reptil
particular representa un tipo importante y bien marcado en las series progresivas, y Ocupa un
lugar muy aproximado al punto de donde partia la rama de los Cocodrilos, cuando se separó
del tronco principal.
Parece haberse desarrollado al mismo tiempo el tipo moderno de los Gaviales, atendido á que
esta forma estaba ya bien establecida enel género Thoracosaurus del terreno cretáceo superior.
El grupo de los Teleosaurios de vértebras bicóncavas, constituye evidentemente la cepa-orígen
de los Cocodrilos, y se. extingue con los Hyposaurus del mismo horizonte, dejando que lucha=
ran por la supremacía á los Cocodrilos y los Gaviales, con sus vértebras procoeles más perfec-
tas, Estos dos tipos eran abundantes en el eoceno inferior; pero algunos de estos Cocodrilos po-
seian caractéres que los aproximaban á los Alligators, de los cuales no parecen haberse dife-
renciado completamente en una época más antigua.
No se sabe aún nada de cierto sobre la primera genealogía de los Pterosaurios; pero nuestras
formas americanas, privadas de dientes, son sin duda la última faz del desarrollo de este gru-
po ántes de su extincion. La forma europea más antigua, el Dimorphodon del lias inferior, te-
nia los maxilares enteramente provistos de dientes, y una larga cola. El género Plerodactylus,
que apareció más tarde, conservó los dientes, pero perdió la cola, miéntras que el género Ram-
phorhynchus conservó la cola pero perdió los dientes anteriores en ambos maxilares. En fin,
en el género Pleranodon, dela creta americana, faltan enteramente los dientes, y la cola es
más bien un simple rudimento. Estos reptiles siguieron pues el mismo camino que los pájaros
en la pérdida de los dientes y de la cola, y parecen asi aproximarse á esta clase. Esta aproxi-
macion, que se habia admitido frecuentemente ántes, no es, sin embargo, más que una seme-
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janza superficial: un estudio de los caractéres más importantes de los Pterodáctilos, demuestra
perentoriamente que son un tipo extraviado de los reptiles, colocado enteramente fuera de la
linea segun la cual se desarrollaron los pájaros. La opinion emitida no hace mucho tiempo en
Europa, y aceptada por varios autores americanos, de que los Pterosaurios eran esencialmen-
te pájaros, por ciertos puntos de su estructura, está refutada directamente por ejemplares ame-
ricanos mucho más perfectos que aquellos sobre los cuales habian fundado dicha opinion.
Está hoy generalmente admitido por los biologistas que han estudiado cuidadosamente á los
Vertebrados, que los pájaros son descendientes de los Dinosaurios, y el parentesco próximo de
estos últimos con los pájaros modernos, será puesto en duda dificilmente. El'caso se eleva casi
á la altura de una demostracion, si comparamos los pájaros mezozoicos con los Dinosaurios que
les son contemporáneos. Las clases actuales de los pájaros y de los reptiles, están separadas por
un abismo tan profundo, que los adversarios de la doctrina de la evolucion, citaban este vacio
como uno de los más importantes en las series animales y que esta doctrina no podria llenar
jamás. Pero este vacio se ha llenado virtualmente desde entónces, como lo ha demostrado
Huxley claramente, con el descubrimiento de los pájaros reptilianos y de los reptiles aviformes.
Los Compsognathus y Archeopteryx del antiguo mundo, y los Ichihyornis y Hesperornis del nue-
vo, son los pasos por donde conducen, los evolucionistas de hoy, á sus escépticos cofrades por
encima del estrecho canal que queda, aún hoy, del abismo considerado anteriormente como
infranqueable.
Tenemos que considerar ahora, la clase más elevada del reino animal, la de los Mamiferos
que comprende al hombre. No tenemos ninguna prueba, ni en el nuevo ni en el antiguo mun-
do, de que haya existido esta clase ántes de la época triásica; y es un hecho importante, el que
formas semejantes de Mamiferos inferiores, aparecieran en el mismo horizonte de cada hemis-
ferio. Aunque solamente se hayan descubierto algunos ejemplares incompletos, son caracteris-
ticos y están bien conservados, y todos pertenecen probablemente, á los Marsupiales, es decir,
al grupo más inferior de los Mamiferos conocidos en nuestro país, ya sea al estado vivo, ya al
de fósil. Los Mamiferos triásicos americanos, se conocen hoy solamente por dos pequeños maxi-
lares inferiores, sobre los que está fundado el género Dromotherium, al que se atribuyen rela-
ciones con el Myrmecolbius, marsupial insectivoro que vive actualmente en Australia.
Aunque el Jura de Europa haya producido otros mamiferos semejantes, nosotros no hemos
encontrado ninguno en esta formacion en América, y las capas cretáceas no han suministrado
aún nineun resto de Mamifero, en una sola parte del mundo. Este último vacio es sensible, so-
bre todo, porque evidentemente, á los terrenos cretáceos es adonde debemos dirigirnos para
encontrar los primeros representantes de muchos de los grupos de nuestros mamiferos actua-
les, asi como para descubrir indicaciones sobre su filiacion más antigua. Al considerar los teso-
ros que nos han traido del eoceno, los últimos años, no me cabe la menor duda, de que algun
descubrimiento de esta naturaleza, nos vendrá muy pronto de los terrenos cretáceos.
En las capas terciarias inferiores de nuestro pais apareció repentinamente una rica fauna de
mamiferos, y la América ha estado habitada constantemente, desde entónces, por este tipo ani-
mal bajo la mayor diversidad de formas. Felizmente, tenemos á nuestra disposicion, una suce-
sion de formas bién conservadas, que no presenta casi ningun vacío, y que asegura, no sola-
mente adiciones más considerables tocante 4 la genealogía de los mamiferos, sino que nos pro-
porcionará quizá la solucion de problemas filosóficos más profundos aún. 'Antes de discutir de-
talladamente los mamiferos fósiles americanos, es importante el definir los pisos comprendidos
en nuestros depósitos terciarios y post-terciarios, los que en Epi Casos séñálan fases sucesi-
vas del desarróllo de los mamiferos. 1 ' ) '
El límite entre las capas cretáceas y terciarias, en la region de picos nib oca; ha si-
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do objeto. de discusion en estos últimos años, á causa, principalmente, delos caractéres geoló-
gicos inciertos de las plantas fósiles encontradas en este limite. Los Invertebrados que acompa-
nan á estas plantas, han aclarado muy poco la cuestion. En efecto, se trata de saber si los lie-
nitos del Oeste-pertenecen al terreno cretáceo superior ó al eoceno más inferidr. Los numerosos
restos de vertebrados encontrados en estas capas, suministran, en mi opinion, una prueba de-
cisiva á favor de la primera hipótesis.
Esto nos conduce ásun punto importante de la Paleontología, que atrajo mi atencion hace va-
rios años, y que es, saber el valor comparativo de los diferentes grupos fósiles, para señalar los
tiempos geológicos. Examinando con cuidado el asunto, me he convencido de que las plantas,
como lo indica su naturaleza, son testigos poco satisfactorios; que los animales invertebrados
valen mucho más, y que-los vertebrados proporcionan los testimonios más ciertos relativamente
al clima y á los demás cambios geológicos. El valor de los testimonios que suministran, bajo es-
te aspecto, las subdivisiones del último grupo y, en el fondo, todas las formas de la vida animal,
depende además, principalmente, de su perfeccion, de su organizacion ó de su rango zoolóyi-
co. Los pescados, por ejemplo, no se afectan sino muy ligeramente, con cambios que destrui-
rian á os reptiles y alos pájaros; y los Mamiferos superiores sucumben bajo influencias que no
tienen ninguna accion sobre las formas inferiores. Las aplicaciones especiales de esta ley gene-
ral y su valor en geologia, son sugeridas prontamente por si mismas. -
Esta ley nos conduce á concluir, que el límite, si acaso existe, entre nuestras capas creláceas -
y terciarias debe estar colocado en el lugar donde desaparecen los Dinosaurios y demás verte-
brados mezozoicos, para ser sustituidos por los mamiferos dominantes que vivieron inmediata-
mente despues.
El terciario del Oeste de América, comprende las series de depósitos más extendidos de es-
ta edad que conocen los geologistas, y están separados estos depósitos, en tres pisos bien mar-
cados por diferencias importantes en las rocas y en los fósiles. Estas divisiones naturales, tales
como se hallan establecidas en América, no son las equivalentes exactas de los pisos eoceno,
mioceno y plioceno de Europa, á pesar de que ordinariamente se les considere asi, y de que
se les hayan aplicado los mismos nombres; pero en general, la fauna de cada uno de estos pi-
sos americanos, parece ser más antigua que la del piso correspondiente del otro hemisferio: es
este un hecho importante que no se habia señalado hasta aqui. Esta semejanza parcial de nues-
tras faunas extinguidas, con otras establecidas en regiones muy lejanas, pero en donde las for-
maciones son, sin duda alguna, de una edad geológica algo distinta, es precisamente lo que de-
beria hacer que nos fijáramos en la hipótesis de que las principales emigraciones tuvieron su
punto de partida en nuestro continente. Es preferible reconocer este principio á hacer esfuer-
zos vanos por presentar como sincrónicas las formaciones que no eran contemporáneas estric-
tamente. y
Los depósitos eocenos de agua dulce de nuestros territorios del Oeste, que tienen en esta re-
gion casi dos millas de espesor-vertical; pueden dividirse en tres secciones distintas. Descansan-
do la más baja de estas divisiones, de una manera discordante, sobre el terreno cretáceo, ha re=
cibido-el nombre de grupo del Vermillon-Creek:ó de Wahsateh. Este piso contiene una fauna
distinta de Mamiferos, cuyo género mejor caracterizado, es el de los Coryphodon 6 Ungulados:
degran tamaño; he llamado, por consecuencia, estos depósitos, las capas de Coryphodon.
Las capas del eoceno medio que se han llamado, piso del Green-River 6 de Bridger, pueden
designarse con el nombre de capas de Dinoceros, porque los restos de las especies gigantescas
de este órden, no se encuentran más que en este piso. Elvsegceno superior 6 el grupo de Uin-
tah, está caracterizado especialmente por grandes Mamiferos del género Diplacodon; luego las
capas comprendidas en este piso, pueden llamarse capas de Diplacodon. Las faunñas respectivas
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de estos tres pisos eran esencialmente distintas, y los restos fósiles de cada una de ellas han
quedado sepultados en los diferentes y sucesivos lagos antiguos. Esimportante el saber que es-
tas cuencas, de lagos.eocenos, están situadas todas entre las montañas Rocallosas al Este y la
cadena de Wahsatch al Oeste, y por consecuencia, á lo largo de la alta meseta central del con-
tinente. La mar interior quedó cortada con el levantamiento de estas cadenas; ya separadas del
Océano las aguas, perdieron poco á poco su salobridad, y formaron, por fin, grandes lagos de
agua dulce, en tanto que la region que los rodeaba, estaba cubierta de una vegetacion: tropical
exuberante, en medio de la cual se agitaban formas raras de la vida animal. Como el levanta-
miento de esta region continuaba, estas cuencas Jacustres se llenaron durante el curso de los
siglos, conservando asi, en sus depósitos, la historia auténtica del desarrollo de la vida durante
la época eocena. Al fin, se vaciaron lentamente por la excavacion, más profunda siempre, de
los lechos de los rios que se escapaban de allí, convirtiéndose desde entónces en terrenos
firmes.
Las cuencas de los lagos miocenos se encuentran en los DS de esta region que se ha en-
contrado constantemente al estado de tierra firme, desde. el fin dela época crelácea, Estas cuen=
cas contienen tres faunas enteramente ó casi enteramente distintas. Solo el mioceno inferior
que se encuentra al Este de las montañas Rocallosas, contiene los Mamiferos particulares cono-
cidos con el nombre de Brontothérides, pudiendo llamarse por consecuencia estos depósitos, las
capas de Brontolheríum. Las capas situadas arriba inmediatamente, y que representan el mio-
ceno medio, están caracterizadas por el género Oreodon y se conocen con el nombre de capas
de Oreodon. Las capas del mioceno superior, que se encuentran en el Oregon, tienen un gran
espesor y pueden designarse segun uno de los géneros más característicos, llamándose capas de
Miohippus. El clima, durante todo este periodo, era caliente y templado.
Al Este de las montañas Rocallosas, arriba del mioceno y sobre la costa del Pacifico, está bien
desarrollado el plioceno, mostrándose rico en restos de vertebrados. Las capas están en estrati=
ficacion discordante sobre el mioceno y se verificó un cambio de fauna bien marcado, habiendo
aparecido en esta época algunos tipos modernos. Por estas razones tenemos el derecho de co-
locar, en este horizonte, el limite entre.el mioceno y el plioceno, aunque en Europa, donde no
existe ninguna interrupcion notable, se haya trazado en un horizonte que parece algo más ele-
vado. Nuestras capas pliocenas forman esencialmente una serie continua, á'pesar de que las ca-
pas superiores puedan distinguirse de las inferiores, por la presencia de un verdadero Equus y
de algunos otros géneros que viven actualmente. El clima del plioceno se parecia al del mioce-
no. Las capas posterciarias contienen varios Mamiferos extinguidos, y pueden así separarse de
los depósitos recientes.
Volvamos ahora á nuestro asunto, despues de esta Pr geológica, —que no será inútil,
puesto que os he dado, en pocas palabras, los resultados de una multitud de investigaciones geo-
lógicas muy difíciles; — considerémos los Mamiferos terciarios que conocemos hoy por sus res-
tos y procurémos trazar la historia de cada órden, desde laantigúedad hasta nuestra época. He-
mos visto que en todas las capas americanas anteriores al eoceno, un' pequeño marsupial del
trias, es, hasta hoy, el único mamifero encontrado; y sin embargo, en las'capas de este piso,
inmediatamente superpuestas á la creta, abundan mamiferos fósiles de diferentes especies.
Es extraño que los marsupiales sean raros y de pequeño tamaño, en las capas terciarias,
americanas, inferiores; no se conocen más que fragmentos tan imperfectos frecuentemente, que
no permiten una determinacion rigurosa. Las especies son más abundantes en los depósitos su-
periores del eoceno, pero áun allí, están representados todavia por animales pequeños, insec-
tivoros 6 carnivoros la mayor parte, como los Opossums 6 Didelfos actuales. No se'ha descrito
ningun resto de marsúpial que provenga de las capas miocenas ú pliocenas, Se han encontrado
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especies cercanas á las que viven actualmente, en el posl-terciario; la mayor parte en las ca-
vernas de la América del Sur. |
Los Desdentados son evidentemente un tipo americano, y han adquirido en este continente,
un gran desarrollo, tanto en número como en tamaño. Hasta hoy, no se ha encontrado ningun
desdentado en el eoceno, aunque se haya creido haber descubierto vestigios de ellos en esta for-
mación. En el mioceno de la costa del Océano Pacifico, se han descubierto algunos restos que
pertenecen á animales de este grupo y al género Moropus. Hay dos especies, una casi tan gran-
de como un tapir, y la otra con dimensiones casi dobles. Este género constituye el tipo de una
familia distinta: los Moropodidos.
Se han encontrado, en el plioceno inferior de varias localidades lejanas unas de otras, como
en Idaho y en California, restos bien conservados de desdentados de gran tamaño. Estos restos
pertenecen al género Morotherium, del que se conocen dos especies. En el plioceno inferior de
Nebraska, al Este de las montañas Rocallosas, se ha descubierto una gran especie que pertene-
ce probablemente al género Moropus. El horizonte de estos últimos fósiles corresponde casi al
terreno llamado mioceno en Europa. Los desdentados gigantescos eran muy numerosos y esta-
ban diseminados á lo Jéjos en las capas post-pliocenas, pero todos desaparecieron al fin de este
periodo. Estos animales eran perezosos, enormes, cuyos géneros más importantes eran: Mega-
therium, Mylodon y Megalonyx. Los géneros Megalocnus y Myomorphus no se han encontrado
más que en la isla de Cuba.
Abundaban desdentados enormes en la América del Sur, durante los periodos plioceno ó post-
plioceno, y sus restos están, de ordinario, tan perfectamente conservados, que se ve uno obli-
gado á referir su extincion á una fecha muy reciente relativamente. La tribu de los perezosos
estaba representada por enormes Mylodon, Megalherium, Megalonyx, Ccelodon, Ochotherium,
Gnathopis, Lestodon, Scelidotherium y Sphenodon; y entre los armadillos se encontraban los
séneres Chlamydotherium, Eurydon, Glyptodon, Helerodon, Pachylherium y Schistopleurum.
Otro género extinguido, el Glossotherium, está probablemente muy próximo á los hormigueros.
Se ha afirmado con frecuencia y admitido muy generalmente, que el gran número de des-
dentados gigantescos que vivian en la América del Norte, durante la época pliocena, provenian
de una emigracion salida de la América del Sur, poco tiempo despues del levantamiento del
istmo de Panamá, que debe haber tenido lugar al fin del terciario. No se ha presentado ningu-
na prueba cierta de tal emigracion, y me parece que los hechos, tales como los conocemos aho-
ra, se oponen directamente á esta manera de ver.
No se ha encontrado aún ningun vestigio cierto de desdentado terciario en la América del
Sur, en tanto que tenemos dos especies en nuestro mioceno, y que durante el depósito de mues-
tro plioceno inferior no eran raros grandes individuos de este grupo, hasta los 43* de latitud
Norte, de ambos lados de las montañas Rocallosas. En presencia de estos hechos y de algunos
otros que no os presentaré, parece más natural deducir, segun nuestros conocimientos actuales,
que la inmigracion, que sin duda se verificó, fué de Norte á Sur. Los desdentados, encontran-
do así, en la América del Sur una patria agradable, prosperaron durante cierto tiempo, y aun-
que las mayores formas estén extinguidas “hoy, los representantes pequeños de este grupo ha-
bitan aún Ja misma region.
Los Cetáceos aparecieron por primera vez en el eoceno, como en Europa, y son relativamen-
te abundantes en los depósitos de este piso sobre la costa atlántica. Los restos más interesantes
de este órden, que se han encontrado hasta hoy, pertenecen á los Zeuglodóntidos, que eran ba-
Jlenas carnívoras y los únicos animales de este órden que tenian dientes con dos raices. Los
principales géneros son: Zeuglodon y Squalodon; representado el primero, por formas gigan-
tescas, de las cuales algunas tenian 70 piés de largo, En la América del Sur se ha encontrado
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el género Sauroceles que comprende algunos animales pequeños de este grupo. La familia de
los delfines (Delfinidos) está bien representada en el mioceno, tanto en las costas del Atlántico
como en las del Pacífico. Se ha llamado Priscodelphinus al género mejor conocido, y se han
descrito varias especies. Otros varios nombres genéricos aplicados á simples fragmentos, no ne-
cesitan enumerarse aquí. Las vértebras cervicales no estaban anquilosadas en ninguna de las
especies terciarias, y se han encontrado con ellas, bajo las capas inferiores, variadas formas de
Zifioides. Solamente en las capas terciarias superiores y en los depósitos más recientes aún, es
donde se. conocen las verdaderas ballenas (Baleenidos) sin dientes.
Las Sirenas, que aparecen primero en el eoceno del antiguo mundo, se presentan en el mio-
ceno de nuestras costas orientales y en todo el terciario superior. Todos los ejemplares descri-
tos se han atribuido al género Manalus, y parecen tener muy grandes relaciones con las espe- :
cies vivientes. Un cráneo, encontrado en el terciario de la Jamaica, indica un género nuevo, el.
Prorastomus, igualmente afine al Manatí actual. Recientemente ha desaparecido:el género Rhy-
tina, que otras yeces abundaba en nuestras costas del Noroeste. +
Los Ungulados son los mamiferos más abundantes y más importantes del terciario; compren=
den una gran variedad de tipos, entre los cuales es posible seguir á algunos al través de los di-
versos cambios que han debido experimentar para llegar á las modificaciones que presentan
hoy. Los Perissodáctilos 6 Imparidigitados son evidentemente los tipos más antiguos de este
eran grupo y representan el papel dominante, durante toda la época eocena. Aunque todos los
Perisodáctilos de las capas terciarias antiguas estón más ó menos generalizados, son, sin embar-
so, enteramente distintos de los Artiodáctilos 6 Paridigitados, áun al principio del eoceno. Sin
embargo, la familia de los Corifodóntidos que está muy bien representada en este nivel, tanto
en América como en Europa, aunque esencialmente perisodáctilo, posée algunos caraciéres que
indican un tipo ungulado que ha servido de cepa á los órdenes presentes. Entre estos caracté-
res se encuentran: 1.?, el pequeño volúmen del cerebro que por su forma se aproxima al de los
reptiles; 2.?, el pié de cinco dedos, del cual se derivan todas las formas diversas de los piés de
los mamiferos. El género Coryphodon (Bathmodon) que comprende varias especies, es el úni-
co representante de esta familia; eran los mayores mamiferos del eoceno inferior, y algunas es-
pecies eran más grandes que los tapiros actuales.
Profesor, O. C. Marsh.
(Traducido por F. Ferrari, socio de número.)
AVISO.
Siendo ésta la última Revista del tomo presente, á nuestro pesar nos vemos obligados á:sus=
pender por ahora, la publicacion del erudito y muy interesante Discurso del Profesor GC. 0..
Marsh, miembro corresponsal de esta Sociedad en New Haben. Fué pronunciado en el Con=»
greso de Nashville, Tenn., el 30 de Agosto de 1877, ante la Asociacion Americana para el
adelanto de las ciencias. El por sí solo revela los profundos conocimientos de su autor, en la di-
fícil ciencia de la Paleontología, y es indudable que su lectura será muy instructiva á los que
se dediquen al estudio de ella. : 09 A
Noviembre de 1879.
Por la Comision de publicaciones,
MaxueL M. VILLADA.
PRÁCTICA
DEL
BENEFICIO DE MINERALES DE PLATA AURIFEROS
usado en el Distrito de Guanajuato
LLAMADO DE PATIO,
conteniendo alennas teorías con las que se procura explicar científicamente los fenómenos
químicos en que está fundado.
Estudio remitido a la Sociedad Mexicana de Historia Natural, por su socio corresponsal D. Vicente Fernandez,
PRIMERA PARTE.
ABASTO DE MINERALES.
Antiguamente, hasta hace cerca de diez y seis años, los beneficiadores (me-
talurgistas) compraban los minerales, los frutos, como aquí los llaman, por el
sistema de rescate. Consistia éste en exponerlos á la vista de los beneficiado-
res para que á ojo calculasen la cantidad de montones de treinta y dos quinta-
les, 6 en cargas de catorce arrobas que contenía cada una de las partidas ex-
puestas á la venta Ó rescate. Es verdad que de antemano se ensayaban doci-
másticamente para conocer las leyes; pero como el mineral estaba siempre en
pedruscos muy grandes, la piedra ó piedras ensayadas no podian acusar la ley
comun á toda las partida. La tentadura, otro género de ensaye, no docimásti-
co, es decir, en que no era la balanza la que apreciaba la cantidad de plata
contenida sino el tanteo, era el más usado á causa de poderse hacer en el acto
mismo de la venta; pero como quiera que, uno por una causa y el otro por otra,
eran inexactos, la ley tenia forzosamente que ser imperfecta, y el rescatador,
pues este era el nombre del que compraba, tenia que hacer sus compras al
acaso.
Sin embargo, el mucho ejercicio produjo rescatadores sumamente hábiles
que justipreciahan con notoria habilidad. Consistia la habilidad en que hacién-
dose la venta por posturas secretas y sacándose la compra aquel que hubiese
puesto el precio más elevado, lo hiciese de tal manera, que no solamente no
1
Plis
se excediese al valor de la partida del mineral que habia comprado, sino que
le costease los fletes de la conduccion 4 la hacienda, los del beneficio, el inte-
rés del capital, la amonedacion, y tambien que sacase una mayor ó menor util-
lidad.
Hoy, el beneficiador, sea 6 no minero, es decir, sea dueño de la mina de
donde se provée de minerales, ó no lo sea, en cuyo caso tiene que comprarlos;
el beneficiador, repito, compra á la ley, esto es, por el valor intrínseco de la
plata y del oro contenidos en pesos conocidos del mineral, cuya unidad es el
monton de 32 quintales, descontado por supuesto del valor el precio de ma-
quila; es decir, el costo del beneficio con el interés del dinero invertido y la
acuñacion con todos sus impuestos oficiales; y el peso, descontando la hume-
dad de las piedras.
Estos descuentos no son hechos tela sino con arreglo ácon-
tratos celebrados entre el minero y el metalurgista, entre la mina y la hacienda.
Para usar este sistema de compras que es el que actualmente domina, se
comprende que la operacion que debe preceder es la de ensayar los minera-
les. De hecho, ensaya por su lado el comprador y por el suyo el vendedor.
Éste introduce 4 la hacienda sus frutos, y allí en los molinos, que describi-
rémos separadamente, los muelen hasta reducirlos á fragmentos chiquitos del
tamaño de un chícharo, * (Pisum sativum.)
Para sacar un ensaye pasan el mineral reducido así 4 granza de un lugar á
otro por medio de palas, y de cada palada van tomando un puño de mano, con
cuyos puños forman un monton más chico. Este monton lo trasladan á su vez,
y de cada palada toman una cucharada para formar otro nuevo montoncito, el
cual es fácil ya, por sus cortas dimensiones, extenderlo en el suelo, para de to-
da su masa sacar una poca de granza, cuyo conjunto represente próximamente
la ley média de toda la partida.
Esta última granza es la que pulverizan en pórfidos muy duros á fin de que
no cedan estos polvo al ensaye, que le rebajaria la ley. De media libra de este
polvo, la mitad sirve al comprador y la otra al vendedor para hacerlas ensayar
cada uno por su lado.
Los ensayes se hacen hoy por un gran número de ensayadores en Gruana-
juato, de un modo perfecto.
Operan mezclando 16 gramos del polvo del mineral 4 20 6 30 de tequez-
quite (carbonato de sosa natural conteniendo algo de sulfato, cloruro de sodio
y carbonato de cal) con 20 de protóxido de plomo, muy pobre en plata. Esta
mezcla se introduce en un crisol de barro de unos cuatro centímetros de diá-
metro y unos 16 de alto, cubriéndola con una cucharada de sal comun.
Es muy frecuente que de cada ensaye se hagan á la vez dos operaciones y
* La granza que dan los molinos chilenos es más chica y revuelta de polvo.
A
áun cuatro: * dos con el objeto de tener mayor confianza en los resultados,
pues de la identidad de éstos nace aquella; y cuatro, para aquellos frutos (mi-
nerales) que siendo pobres en oro, reuniendo este metal producido por cuatro
crisoles, por cuatro veces 16 gramos de mineral, su peso lo aprecian las ba-
lanzas, que deben ser sensibles, á muy cerca de un décimo de milígramo
(0.s0001.)
Como los crisoles, dispuestos como queda dicho, las más veces tienen que ir
acompañados de otros 20, 30 6 más, hay necesidad de marcarlos con núme-
ros. Una vez hecho esto, se ponen á fundir en un horno de tiro por espacio de
dos á tres cuartos de hora.
Se extraen de allí, y puestos á enfriar verticalmente, se rompen despues y
se recogen los tejitos de plomo, que se pasan á la mufla para copelarlos.
La copelacion, la pesada (disminuida del peso de la plata que el óxido de
plomo, ó plomo que se usó, contengan) y el apartado del oro, se hacen con mu-
cho cuidado y con los conocimientos prácticos y científicos apetecibles.
El cálculo de la ley es muy simple para la plata así como para el oro: para
la primera basta multiplicar el peso del botoncito de plata dado por 16 gramos
de mineral por 400, para que el producto de la ley en marcos de plata ** con-
tenidos en un monton de granza dé 32 quintales. El factor 400 lo produce la
proporcion siguiente:
16:n:: 6400 : o<
Ó sea así: 1:n::400:0<, o<=400 X n.
En la primera proporcion, 16 representa el peso del mineral; », el del bo-
toncito de plata mista que produjo el ensaye, y 6400 son los marcos que en 32
quintales contiene un monton en peso.
Para la segunda ley, esto es, la del oro, no la refieren al peso de las piedras
minerales, sino 4 un marco de plata, y la producen en granos por esta ope-
racion:
n (de plata mista) : n' (de oro) :: 4800 (marcos de plata) : y;
4,800 0,> =% =(),5129;
así es que, si pesando un gramo la pella contiene de plata 0.129, la torta es-
tá rendida. |
- Esta deduccion, lógica y exacta para cuando la torta no tuvo contratiempo,
es decir, para cuando no sufrió el accidente de haberse calentado, es, al con-
trario, falsa para cuando una torta se vuela: en este caso no se habrian perdido,
durante el beneficio, solamente 312 libras de azogue como lo hemos admitido,
sino más, que se pierde en la forma de calomel. Supongamos gratuitamente
que la pérdida fué de 1,000 libras, aunque esto sea inverosímil; es claro que
quedan en la torta las otras 1,000 libras: ahora bien; supongamos dos casos po-
sibles: uno en que la torta ha rendido ya las 250 libras de plata, y otro en que
haya dado solo la mitad. En el primer caso los resultados de los ensayes da-
rian números para establecer una proporcion, cuya resolucion seria que se ha-
bia obtenido doble cantidad de plata de la que la torta contenia, cosa que era
falsa: en el segundo, el mismo ensaye nos diria que la pella contenia toda la
plata, que la torta estaba rendida, y esto tambien era falso, y sobre todo, muy
grave, pues si se diera por terminado el beneficio, la torta se lavaria, y 250
marcos de plata serian tirados al rio.
He exagerado en este ejemplo las cantidades, solo por usar números senci-
llos para que se comprenda el fenómeno, por ser muy necesario entenderlo;
pues si bien es cierto que no puede verificarse en esa escala, no por serlo en
otras que son mucho menores, las consecuencias dejan de ser muy funestas.
Conociendo los beneficiadores el caso en cuestion, no se atienen, muchos de
ellos, al ensaye de pella, por la insuficiencia que acabamos de verle, sino que á
éste añaden el ensaye de lamas, es decir, el del lodo que acompañaba á la pella
ensayada ó que se va á ensayar.
Cuando este lodo tiene únicamente algunos centésimos de marco por mon-
” 234 libras por pérdida quimica, y 81 por pérdida mecánica.
MS
ton de 32 quintales (0.40 á 0.80), hay seguridad de no tirar la plata, y se con-
sidera la torta rendida,
LAvar.
Como lo hemos dicho arriba, la diferencia considerable entre las densidades
de la amalgama y el lodo, permite que el agua en que se les diluya produzca
la separacion de ambos.
En la primera tina del lavadero (que describimos en artículo por separado),
sobre el agua que contiene puesta en movimiento de rotacion por la máquina
que gira en los fondos de las tinas, arrojan los operarios el lodo metálico en
porciones de f 6 1 quintal, el cual, cayendo al fondo y estando en masa blanda,
pues á la torta la aguadan de antemano, encuéntrase con las cruces llenas de
ramplones, y es desagregado y puesto en suspension en la masa del agua.
Cargan así el lavadero para cada operacion con 3 ó 4 montones (300 á 500
arrobas) de lodo, y dejan de añadir más: entónces se disminuye la velocidad
al movimiento, reduciéndolo hasta tal grado, que solo pueda asentarse la amal-
gama y una poca de cabecilla (polvo de cuarzo), y no la lama (polvo impalpa-
ble de toda la matriz). Cuando esto se ha conseguido, se dejan ir las aguas por
la última tina al rio.
Estas operaciones se continúan en los mismos términos con toda la torta.
El deneficiador ejecuta tambien esta parte del beneficio con todo juicio, pues
jamás descarga el lavadero, jamás derrama las aguas de las tinas fuera de su
hacienda, sin hallarse persuadido, por las tentaduras, que la pella se asentó:
Antes de descargar toman agua de la primera tina, de muy cerca del fondo, de
cerca de la capa de pella que allí se encuentra, y de esta agua examinan el re-
síduo metálico que, como hemos dicho en la parte respectiva, constituye éste
una tentadura. En la última tina hay un agujero á cierta distancia del fondo,
por el que sacan una poca de agua, de la cual hacen otra tentadura: cuando am-
bas manifiestan que el lavadero asentó toda la plata que es capaz, es cuando se
descarga. Además, las lamas salidas del lavadero no van directamente al rio,
junto al que están situadas todas las haciendas, sino á otros depósitos, en don-
de con la parte cuarzosa de la matriz, que llaman cabecilla, las piritas y otros
cuerpos densos y ménos pulverizados que la lama, se depositan los últimos res-
tos de la pella.
Cuando la cantidad fuese costeable al modo de extraccion que es la planilla,
allí se tiene disponible para aplicarla; pero me parece que si las haciendas tie-
nen aún planillas, es solamente para algunos casos excepcionales, para aque-
llas eventualidades que no está en la mano del hombre impedir. Creo que el
número de planillas es hoy muy reducido, y que pertenece, no á las haciendas,
sino á gentes que buscan, con solo la intervencion de su trabajo, un corto re-
715 20M
curso á sus pequeñas necesidades. De ser así, como lo creo, se deduce un
buen resultado en la práctica del beneficio, que no puede ménos de hacer ho-
nor á los hombres que lo manejan. Y ciertamente yo he experimentado ver-
dadera satisfaccion al reconocérselos, viendo que personas sin conocimientos
teóricos, obren prácticas que están en concordancia con la ciencia de la quí-
mica.
APURAR.
La amalgama de plata depositada en el fondo de las tinas del lavadero, no
es pura: está muy revuelta con piritas y mucha cabecilla que intencionalmente
se la deja aposarse para que le sirva de resguardo € impida salirse en las des-
cargas.
Se la extrae y trasporta, para apurarla, á otro sitio.
Esta otra operacion se hace colocándola por partes en grandes bateas apura-
doras: son éstas unas vasijas de madera de una sola pieza, que ponen á flote en
el agua de unos tangues. Cada hombre maneja una batea, á la cual hace le én-
tre y salga agua del mismo tanque, por movimientos tales, que hacen salir de
la batea todos los cuerpos extraños, quedando solo la pella.
Una vez reunida toda la que contienen las diversas tinas del lavadero, y. ya
estando depurada, la trasportan á la Azoguería, sitio en donde en un gran va-
so de mampostería 6 de fierro, que contiene una cantidad de azogue conocida,
la disuelven fácilmente. Se comprende que todos los cuerpos extraños que la
acompañan hasta ahí, tales como el agua, tierra, pedacitos de cuarzo, clavos y
trozos de las herraduras de las mulas, etc., flotan y se les puede separar mecá-
nicamente; y en efecto, así lo hacen uno ó dos operarios, valiéndose para el
efecto de paños de jerga.
Una vez depurada de estas impurezas, se echa la disolucion de plata sobre
un filtro de lona hecho en forma de cono muy agudo y de la capacidad de unos
150 cuartillos, el cual retiene la amalgama y deja pasar el exceso de azogue
que la mantenia líquida.
Se procura hacerla abandonar todo el azogue necesario para dejar una pasta
consistente con que se pueda hacer una columna de cerca de 36 pulgadas de
elevacion y 20 de grueso.
Esta columna no la forma un solo sólido, sino varios, que llaman bollos; son
pequeños sólidos como los que resultarian de cortar dicha columna, primero
en secciones horizontales, y luego por sus diámetros, en inclinaciones de 40 4
35 grados. Se hacen estos bollos en moldes de metal 6 de madera con la pella,
por compresion y golpes de mazos de mano. -
Los bollos son llevados al lugar de la quema.
APÉND. AL Tom. IY.—3.
==
QUEMA.
El lugar donde se quema la plata para privarla del azogue y recoger éste, es
una pieza abierta generalmente por tres de sus cuatro lados, de techo cónico
terminado por una chimenea, y cuyo piso tiene en el centro una horadacion
circular revestida de fierro, que comunica con un caño subterráneo atravesado
por agua fría.
En esa horadacion, que se llama vaso, porque de éste tiene la figura, se sien-
ta un banco de fierro llamado candelero, y recibe en su parte superior un disco
del mismo metal ó de bronce, el platillo, perforado en el centro, lo mismo que
el candelero y el vaso, por una abertura circular de 4 pulgadas de diámetro.
Es sobre el disco, que sobresale del nivel del suelo cerca de 6 pulgadas, donde,
despues de cubrirlo con una capa delgada de ceniza, se van sentando los bo-
llos en capas, de la forma de una seccion horizontal de columna; una segunda
capa es puesta encima con interposicion de ceniza, y así sucesivamente hasta
formar una columna de plata de 36 pulgadas algunas veces, y de un diámetro
próximamente de 20 pulgadas: durante su hechura lian la parte inferior con
hilos de jarcia, á fin de que su propio peso no la desgaje, y entre los bollos
dejan espacios que permitan salir por ahí el vapor del azogue.
Se cubre esta columna de plata llamada piña, por un capelo de fierro ó bron-
ce, que deja entre sus paredes y la piña un espacio sobrado para que los va-
pores mercuriales puedan circular libremente. Ya hemos dicho que el capelo,
al cual otras veces se llamó capellina, hoy se llama campana.
El ajuste contra el suelo, más bien dicho, contra los labios del vaso, lo ha-
cen interponiendo entre éstos y los de la campana, ceniza tamizada y húme-
da. La campana es rodeada en seguida y durante la quema, por fuego de car-
bon de madera que le sostienen rodeándole unos enormes adobes parados en
contorno 4 9 6 12 pulgadas de distancia.
El azogue se desprende de la masa metálica, y por su propia tension sale
por los espacios que dejan entre sí los bollos, y luego por entre el candelero
hácia el caño que recorre el agua fria, en donde se condensa y va con ésta á
caer á una pila, á un depósito de mampostería que es la desazogadera.
Al fin de 24 horas la plata ha perdido la casi totalidad del azogue: la piña
se desagrega en bollos, y si seha de acuñar ó marcarle la ley, se le lleva al En-
saye de la Casa de Moneda para que se haga oficialmente.
Es de esta misma manera como se quema la plata mixta recogida en los ar-
rastres durante la metalúrgia del oro, y se la conduce tambien 4 la Moneda
para apartarla, amonedarla 6 marcarle las leyes de plata y oro.
— RS
TEORIA DEL BENEFICIO.
Estoy en la inteligencia que D. Federico Sonneschmid es el primero que
haya dado una teoría científica. De sus palabras se desprende que aceptó, que
entre la sal y el sulfato de cobre del magistral que entónces se usaba exclusi-
vamente, se formaba cloruro de cobre, y que éste, por su ácido clorhídrico, di-
ce, cloruraba la plata, que á su vez era reducida por el mercurio que quedaba,
en la forma de calomel. Esta teoría, en lo general, es'para mi modo de ver,
excelente: solo hay en ella un punto que discutir, un pormenor que reformar.
No ha faltado quienes la nieguen, quienes la rechacen, fundándose en dos
observaciones ciertas y poderosas positivamente. Es una, no haber podido ex-
traer de una torta en beneficio, por disolventes, el cloruro de plata; de lo cual
deducen: “La plata no se clorura.” Es la otra, que perdiéndose ménos azogue
que el que debe de perderse por la formacion del calomel, ““éste no se forma,”
dicen, supuesto que no existe esa pérdida. Añaden más: que el cloruro de co-
bre haria montar la pérdida del azogue á mayor suma, pues ese agente lo ata-
ca mucho; y como esto tampoco sucede, queda inadmisible la teoría de aquel
ilustre hombre. Se ve, pues, que son razones bien fundadas las que dan; pero
no obstante, no son suficientes para destruirla. Vamos á estudiar cada una de
esas reacciones, esto es:
1? ¿Se forma cloruro de cobre CuCl entre la sal y el sulfato de cobre? ¿Por
qué no ataca al azogue?
2? ¿Se clorura la plata?
37 ¿En qué forma se pierde el azogue?
1” ¿Se forma cloruro de cobre CuCl entre la sal comun y el sulfato de co-
bre? Cuando se mezclan dos disoluciones, una de sal y otra de sulfato de co-
bre, en los grados de concentracion que las usa el beneficio, el color azul débil
de la de sulfato, se cambia inmediatamente en verde, es decir, en el del cloru-
ro de cobre CuCl: luego este cuerpo se forma por doble descomposicion
dede A dy ácidos: Na0.SO*?
Cu0.S0?...f
Si á la nueva disolucion que resultó se le añade cobre precipitado reciente-
mente, en cantidad igual á la que la disolucion contiene, desaparece el color
verde, desaparece el cobre, principalmente si interviene el calor, y aparece un
polvo blanquizco. No se puede decir que este polvo sea de un sulfato bibásico
de cobre 2010.80”, porque para que éste pudiera formarse, habria sido pre-
ciso que el cobre que se disolvió hubiera ido en estado de óxido. ........-.
(Cu0.50*+Cu0=2 Cu0.SO?) y no fué así, sino en estado metálico, lo cual
— 20
indica que ese polvo blanquizco es de subcloruro de cobre formado por esta
reaccion, á expensas del CuCl que allí existia.
Si en lugar de cobre precipitado, se añade á la disolucion verde-plata me-
tálica, pierde su aspecto metálico y se cambia en un polvo violado igual al clo-
ruro de plata atacado por la luz, es decir, álo que algunos químicos tienen por
subcloruro de plata: que es de cloruro de plata, es un hecho, pues se disuelve
como tal en las disoluciones de sal y de amoniaco. Los Sres. Durochet y Ma-
laguti han visto esto mismo, es decir, que se forma subcloruro de cobre Cu*Cl
y cloruro de plata.
Esta cloruracion de la plata tan rápida, no puede, segun la experiencia, pro-
ducirla la sal comun, y es preciso atribuirla al cloruro de cobre CuCl, que co-
mo he dicho, pasa al estado de subcloruro Cu*Cl. E
Se ve, pues, que la formacion en ambos experimentos de subcloruro de co-
bre proviene de la reduccion del protocloruro CuCl que existe cuando se mez-
cla una disolucion de sal y otra de sulfato en las mismas condiciones de dilucion
que se usan en el beneficio: de donde se infiere que en éste, en las tortas tam-
bien se forma.
Se podria decir que no, porque las matrices deben influir poderosamente en
las reacciones químicas; pero á esto se contesta, haciendo notar que las matri-
ces no son más que cuarzo ó silicatos poco ó nada alterables en las reacciones
de la vía húmeda, pues los carbonatos de cal (espato calizo), el doble de cal y
magnesia (Dolomia), el fluoruro de calcio, las piritas y los óxidos de fierro, ni
existen siempre ni están en cantidades que pueda atribuírseles un papel prin-
cipal"y constante en las reacciones. Debe, pues, admitirse el cloruro CuCl en
el beneficio de patio.
¿Por qué no ataca al azogue? La solucion de este punto no tiene explicacion
favorable. Cuando en la disolucion de sal y sulfato de cobre que hemos estu-
diado arriba, se pone un peso dado de mercurio y se agita, aparecen dos espe-
cies de precipitados, blancos ambos; pero uno es pulverulento; el otro es for-
mado de grumos pequeñitos; el primero es pesado, y el otro flota por largo tiem-
po; aquel se ennegrece por el amoniaco, y éste termina por disolverse y colo-
rar de azul el amoniaco: en cuanto al azogue, se granula, se divide casi 4 pol-
vo y se pinta de aplomado y áun de negro; lavándolo y restregándolo en agua,
abandona al mismo polvo blanco, pesado, que existe en el licor. Este polvo es
calomel; el otro es subcloruro de cobre Cu*Cl; y el azogue ha perdido en po-
cas horas más de 6 por 100 de su peso. Esto es un hecho; pero tambien lo es
que sal y sulfato de cobre se pone á las tortas, y que allí esta mezcla no ataca
Ús
al azogue. Se podria decir que la afinidad de este cuerpo por el cloruro de cobre
es disminuida por la mayor afinidad de la plata del mineral por el cloro del elo-
ruro de cobre.
Sin embargo, cuando se colocan juntos el compuesto de plata, el mercurio y
el cloruro, no se observa esa preferencia, sino que siempre el mercurio es ata-
cado; pero hay una experiencia digna de tomarse en consideracion, y es esta:
que cuando al conjunto de esos tres cuerpos se le añade cabecilla (polvo de
cuarzo), entónces no es atacado y la amalgacion se efectúa.
La observacion de que los cuerpos ¿nertes, quiero decir, aquellos que nada
ceden ni sufren ponderalmente, influyen en el beneficio, ha sido consignada.
Domeyko, químico de Chile, en su Tratado de Ensayes de este año (1876),
dice que la accion del mercurio la han encontrado los Sres. Durochet y Mala-
guti, más fuerte sobre el sulfuro de plata natural de un criadero ferruginoso
que sobre el de otro arcilloso (::2,74:1,76); y luego añade: “en esta accion di-
“recta del mercurio sobre el sulfuro, tienen influjo, en primer lugar, los cria-
“ deros, pues la cantidad de sulfuro que se amalgama en un criadero arenoso,
““es cuádruple de la que en igual tiempo se rinde en un criadero arcilloso; y
“en segundo lugar la presencia de ciertas sales; así el sulfato de fierro da casi
“doble, y la de sulfato de cobre casi triple. ... .”
Esta accion, que se puede reputar de aquellas de presencia, que por su mo-
do de obrar son llamadas así, podria explicarnos que si es cierto que el cloru-
ro de cobre ataca al azogue en las experiencias comunes del laboratorio, esta
accion no se produce en las tortas, por la presencia de un polvo como el que las
forma, cuarzo, cabecilla, que lo impide: tal es la deduccion que se saca de la
última experiencia que he citado y los conceptos vertidos por Domeyko.
27 ¿Se clorura la plata? Ya hemos visto que siempre que se mezclan sal y sul-
fato de cobre, se forma una disolucion que, con el cobre, produce Cu*Cl; con la
plata metálica, cloruro violado de plata; y con el mercurio, Hg*C1. En vista de
esto, forzosamente hemos tenido que ver que en esa mezcla se forma CuCl.
Ahora bien; cuando en una disolucion semejante, es decir, conteniendo sul-
fato de cobre y sal en exceso, como en el beneficio, Ó sea cloruro de cobre,
cloruro de sodio y sulfato de sosa, se pone un pedacito de una de las especies
minerales que aquí se benefician, y además unas gotas de azogue, se observan
dos cosas: primera, que el mineral se oscurece y presenta algunos puntos amal-
gamados: segunda, que el licor contiene subcloruro de cobre Cu*Cl, en sus-
pension una parte, otra disuelta, y además, disuelto tambien, cloruro de plata.
a—El color del mineral se ha oscurecido porque lo cubre polvo negro de sul-
furo de cobre, que (despues de bien lavado el pedacito de mineral) pinta fuer-
temente de azul al amoniaco. Este sulfuro debe provenir de esta reaccion:
2 AgS+CuCl=Ag*CI+Cus+S. ... (13)
29 aci
Domeyko dice que en iguales condiciones, los citados Durochet y Malaguti
han visto formarse cloruro de plata, subcloruro de cobre, y quedar libre azu-
fre. En mi concepto no es cloruro de plata, sino subcloruro, y la reaccion po-
drá ser esta:
2 Ag8+2 Cu CI=Ag?CI+CUCIF28.... (22%)
Pero sea la deduccion que consigna el orígen del sulfuro de cobre que cito,
sea el hecho visto por estos químicos, el resultado es que la una supone la clo-
ruracion de la plata, y el otro la confirma.
b—Los puntos amalgamados pueden provenir de esta reaccion:
2A95+2CuC1+ Hg=AgCI+ AgHg+Cu*CI+26.... (3?)
ó de esta otra:
2Ag5+Cu01+ Hg= AgCI+AgHg+Cus+S. . . (43)
Dice terminantemente Domeyko, que el subcloruro de plata en contacto con
la sal se convierte en cloruro que se disuelve y en plata que se separa: el sub-
cloruro formado en las dos primeras reacciones podrá descomponerse así, y la
plata que se produce seria la que forma los puntos amalgamados.
(Ag?CI+NaCI+Hg=NaCl1.AgCI+AgHg.,)
c—El licor contiene subclorwro de cobre por reduccion del protocloruro (reac-
ciones segunda y tercera).
d—El licor contiene cloruro de plata, cosa que se demuestra intinentS, pues
diluyéndolo se precipita ántes que el subcloruro de cobre, que es ménos pe-
sado.
Si pues estas reacciones, que simulan las del beneficio, hacen que la plata se
clorure, para aquel, no hay razon por qué dudarlo.
Antes de pasar á la tercera y última cuestion, quiero llamar la atencion so-
bre un punto muy interesante para la teoría del beneficio.
Una de las objeciones más fuertes, y quizá la mayor que se ha hecho para
negar la cloruracion de la plata, y con ella la teoría de Sonneschmid, ha sido
la de no perder en la práctica la cantidad de azogue que esta teoría arroja.
Esta teoría puede representarse así:
NaCL ...? __$ Na0.S0” (52)
CuO.SsO0* py CuCl... pe: CusS
Ago de Nor AOL: El e zp
1d, dd dl ¿adi
Y en efecto, ella hace ver que para obtener un equivalente de plata, deberia
ÁS
perderse dos de azogue: es decir, que para cada 8 onzas de plata (1 marco)
que obtuvieran, les costaria 14 onzas 8 décimos de azogue. Ya he dicho en
otro punto, que solo pierden 9 6 10 onzas por total, y esta cantidad está muy
lejana de la de la teoría ciertamente.
No pudiendo sostener negativamente la formacion del cloruro de cobre, ni
la cloruracion de la plata, ni la reduccion de este cloruro á plata metálica por
medio del azogue, se ha apelado por unos á suponer que todas nuestras espe-
cies minerales llevan al patio la mitad de la plata en estado nativo; y por otros,
que el azogue se pierde en la forma de sublimado corrosivo, el cual solo re-
quiere la mitad del azogue que el calomel para formarse.
Con la primera suposicion nada se conseguiria, ni debe aceptarse, porque el
punto de partida es falso: ambas cosas se ven en estas ecuaciones que dan los
que piensan así:
NaCl - Le ue SO?
e Pz
48 UTE E ZO) _sHgal
Sn n Hg ¡(AsH
las cuales nos muestran que así se obtendria un equivalente de plata, y se per-
derian dos de azogue.
Con la segunda solo se perderia un equivalente de dicho metal; pero no pue-
de admitirse, pues en una torta que solamente tuviese una ley de 6 marcos co-
mo la que escogimos para ejemplo, hablando de la trasformacion del sulfuro de
cobre en sulfato, resultaria que cada cuartillo de agua contendria 11 granos de
sublimado corrosivo (3 libras 12 adarmes en el monton); y como se ve, que ni
los operarios sufren ningun daño, 4 pesar de“tener las piernas muchas horas
dentro de las tortas, ni las mulas sufren tampoco, estando en las mismas con-
diciones y comiendo lama (de las tortas) en tal cantidad, que muchas tienen
en los intestinos bolas de plata del tamaño de una lima, cuyo tamaño represen-
ta un volúmen enorme de lodo, y una cantidad grande de agua (el tercio del
peso del lodo), ni lás palomas sufren nunca mal alguno, bebiendo el agua que
se deposita en las huellas que dejan las mulas en las tortas; se deduce termi-
nantemente, que dicho cloruro 6 sublimado corrosivo, no es la forma química
con que el azogue se pierde. Añíádase á esto, que este cuerpo, en presencia del
azogue, se trasforma completamente en calomel. :
Se verá en todo lo que he expuesto, que el resultado de las discusiones vie-
ne á sostener la teoría de Sonneschmid. Pero ¿y cómo cohonestarla con la con-
traposicion que da la práctica? ¿Cómo explicar el que no se pierde del azogue
la cantidad que esa teoría exige? Este es el punto interesante sobre el que
quiero llamar la atencion. Sonneschmid ha dicho que la plata se clorura, y he-
NA
mos entendido que se trasforma en cloruro AgCl, que se forma segun las reac-
ciones 1? y 2?, que vuelvo á reproducir aquí:
24g 8+Cu Cl=Cu S+S+Ag? Cl,
24 g S+2 Cu Cl=Cu* Cl+2 S+ Ag? Cl,
á las cuales añado esta otra, que me consta casi de un modo completo, que se
verifica en las experiencias de laboratorio que he hecho:
2 Ag S+Cu'Cl. Na Cl=2 Cu S+Na Cl. Ag? Ol.
Ahora bien: introdúzcase en la teoría una de estas reacciones, ó dos, ó las
tres, como siendo las que producen la cloruracion, y se quitará el único incon-
veniente que ha habido para aceptar con entera libertad la cuestionada cloru-
racion de la plata. En efecto, cualquiera que de ellas se produzca en la prác-
tica, solo exigirá un equivalente de azogue para obtener uno de plata, 7,4 on-
zas por marco: la diferencia entre este peso 7.4 y las diez onzas que pierden
de hecho, esto es, 2.6 onzas, es por pérdida mecánica.
Me consta que hay quienes tienen por hipotética la existencia del subcloru-
ro de plata; y debo recordar aquí algunos hechos que hagan desaparecer tal
creencia. Cuando al cloruro comun AgCl se le expone á la luz, y se pone vio-
lado, se dijo que este color lo debia á la plata metálica que queda mezclada
con una parte de cloruro no descompuesto. Me parece que Davane y Barres-
will fueron los primeros que negaron esa explicacion, y dijeron que el color lo
debia al del subcloruro que se formaba. Ya desde los primeros dias de exis-
tencia de las imágenes Daguerrianas, se explicaba su formacion, diciendo que
todas las partes de la placa heridas por la luz, estaban constituidas de un sub-
ioduro, sub-bromuro ó subcloruro de plata, cuyos cuerpos, dotados de afinidad
por el mercurio, hacian que éste se fijara en ellos y produjeran las partes blan-
cas de aquellas imágenes; y como el resto de la placa estaba cubierto por iodu-
ro, cloruro ó bromuro, que ninguno tenia esa afinidad, allí no se fijaba el azo-
gue. Más tarde los químicos citados han demostrado que, respecto al cloruro,
herido por la luz directa del sol, la coloracion la debe al subcloruro que se for-
ma y no á la plata metálica; haciendo ver, que ni el azogue amalgama nada,
cosa que prueba que no hay plata libre, ni el ácido azótico impide que el clo-
ruro tome esa coloracion, cosa que impediria si fuese plata la que la produjera,
pues se disolveria á medida que fuese produciéndose. Se ve, pues, que el clo-
ro y la plata en sus afinidades, de circunstancias, pueden producir un subclo-
ruro en las condiciones á que el hombre los expone.
Añadamos á este hecho, que Domeyko, en cinco especies de plata córnea,
procedentes de dos minas, de Yerba—Loca y Algarrobo, ha encontrado, despues
en
de aislarles la plata metálica que contenian: 50.83—23.32—6 716—16.06—13.88
de subcloruro de plata, acompañados de 46.34—74.00—91.69—83.58 y 84.48
de cloruro del mismo metal. (Tratado de Ensayes, por D. Ignacio Domeyko,
Paris, 1876.)
Si pues en las reacciones de la química humana y en las de la naturaleza
existe el subcloruro de plata, sale del terreno de la hipótesis la formacion del
mismo en el beneficio, y cabe en la teoría. Toca á los científicos comprobar
el hecho.
37 ¿En qué forma se pierde el mercurio? En la discusion anterior hemos
dejado consignada la idea, con sus pruebas, de que la plata se clorura: ahora
para que ésta se reduzca, puede atribuírsele varias causas: la luz solar, el fier-
ro de las herraduras de las mulas, y el azogue. Seria nímio atribuir la reduc-
cion total á las dos primeras: -ni todo el cloruro es visto por el sol, ni en todas
las haciendas se revuelven, se repasan las tortas con animales herrados: sabi-
do es que en la antigiiedad los repasos los hacian hombres, y hoy, en la ha-
cienda de San Francisco de Pastita, se hace con máquinas de madera. El mer-
curio es, pues, el reductor. ¿Bajo qué forma se consume? Ya lo hemos dicho:
no bajo la de sublimado, porque 5420 gramos de este cuerpo por cuartillo de
agua, en cuyas proporciones se encontraria en los casos del beneficio, produci-
rian efectos que jamás se han visto; no tampoco, porque habiendo siempre un
exceso de azogue, éste lo trasforma, áun en disoluciones muy débiles, en ca-
lomel. Queda, pues, que solo bajo esta forma puede perderse.
Se debe, pues, admitir sin violencia para la teoría del beneficio, las reaccio-
nes que siguen:
Na Cl
CuO0.SO* y
Na 0.S0*
Cuc S+Cus
2Ag8 ¡= ad Cl A al
2Hg | Tip2aAa
2 Na Cl oO
2 CuO. SO? 2 Cu Cl | _$28+CWC1 (!)
2Ag8 mE ¿He y __ $ Hg* Cl
2Hg Y 2 Ag
(1) Cué Cl? $2Cu8S
2Ag58$
ES
con las cuales se explican los resultados prácticos de tal sistema.
APÉND. AL Tom. IVY.—4.
LO
SEGUNDA PARTE.
MINERALES PROPIOS É IMPROPIOS PARA ESTE SISTEMA.—DURACION Y ACCIDENTES QUE LE
ACONTECEN. —INFLUENCIA DE LAS CONDICIONES CLIMATOLÓGICAS.—CARACTÉRES DE LA MAR-
CHA DEL BENEFICIO, DADOS POR LAS TENTADURAS.—REACTIVOS QUÍMICOS Ó INGREDIENTES
Y LA INFLUENCIA DE SUS CLASES. —APRECIACION DEL SISTEMA Y SU MANEJO.
MINERALES PROPIOS É IMPROPIOS.
En otro lugar se ha indicado ya que las especies minerales que por este sis-
tema se benefician en Guanajuato, y proceden nada más del Distrito minero
del mismo nombre, son: el sulfuro de plata en sus formas mineralógicas de
plata dúctil y polvorilla, y los sulfuros múltiples que constituyen á los rosicle-
res claro y oscuro, así como á la polybasita y plata agria, y aparte de éstos,
aunque en menor cantidad, el seleniuro de plata que proviene de las minas de
la parte oriental y norte-oriental del Distrito (Santo Niño del Nayal, Peregri-
na, Capulin, Barragana y Villalpando). *
Todas estas especies son 4 propósito. Algunas ocasiones se oye declarar re-
beldes 4 algunos frutos que, aunque los constituyen las especies indicadas, pro-
ceden de tal 6 cual mina; otras se dice que los frutos muy ricos y los rosicle-
res lo son tambien. En mi concepto, tal aseveracion no es exacta, pues á la vez
que á un beneficiador se le oye decir eso, á otro se le oye negarlo, y á otro se
le ve que no resiente tal rebeldía. Quizá como están impuestos á beneficiar
frutos de 6 á diez marcos (ley média), sea fácil que pierdan el buen tino el dia
que tienen que manejar los de altas leyes, y que por eso se desconcierten.
Tambien debe influir en la supuesta rebeldía, el que no se pulvericen con exac-
titud, y es claro que las reacciones no se ejecutan con facilidad ni prontitud
sobre granos de las especies como sobre polvos impalpables. En fin, no se pue-
1 La presencia del selenio en los frutos de Guanajuato, fué sospechada (por el olor que des-
prendian algunas fundiciones) desde hace muchos años, por mi respetado amigo el Sr. D. Luis
Robles Pezuela y su hermano D. Manuel (Geología de D. Andrés del Rio). Cuando le comuni-
qué á mi amigo el Sr. Navia, que los frutos del Nayal lo contenian, este señor extendió el es-
tudio á los de otras minas, y lo encontró en las citadas y otras más de otros rumbos.
Asi se descubrieron ejemplares de seleniuro de plata, y además, que una parte del oro del
Nayal está combinado con el selenio (“La República.” Núm. 68.—Guanajuato, 8 de Octubre
de 1874.—Fernandez y Navia.)
E
de negar la tal rebeldía desde el laboratorio, á hombres que la experimenten
en la práctica; pero de que exista, no se puede inferir que los frutos que se la
presenten sean ¿impropios para el beneficio de Patio.
Entre los frutos rebeldes, hay unos que designan oxidados. Nada conozco
de la naturaleza de ellos, y por lo mismo, no es posible opinar respecto 4 qué
deban la rebeldía.
Aparte de encontrarse la plata en las especies citadas, se la encuentra tam-
bien, pero en menor cantidad, con las piritas. El Sr. Glenny ha encontrado
una pirita no cristalizada, la cual, muy pulverizada y lexiviada en una jícara,
no mostró en esta tentadura contener ninguna especie mineral de plata de las
citadas, sino puramente pirita, y no obstante, por el ensaye á la copela, dió 20
por ciento de plata.
Los resíduos del beneficio, privados de toda la parte mineral no metálica,
conservan el polvo de las piritas que contienen, y se las ve con todos sus ca-
ractéres naturales y en polvo muy grueso. Fácil es ver en esto que las reac-
ciones químicas no ejercen accion alguna sobre ellas. *
Ahora bien; sea que en las piritas comunes, por no pulverizarse suficiente-
mente, el sulfuro de plata escape al beneficio por estar dentro de la pirita, 6
sea que en la que ha visto el Sr. Glenny, por la combinacion en que está, se-
gun parece, escape tambien, estos dos estados de la plata serian los únicos im-
propios de los conocidos... .
En suma, el caso general es que se extrae la plata con este procedimiento en
una cantidad tal, que hay varias haciendas en que la lama de cada torta de 100
6 más montones (de 32 quintales), que tiran al rio, la venden al Planillero en
seis ú ocho pesos. Este miserable precio hace ver la bondad del sistema y la
habilidad de los hombres que lo manejan; hechos que están confirmados por
el ensaye de copela, que entre nosotros lo ejecutan de un modo perfecto.
Respecto del oro no podemos decir lo mismo. El procedimiento empleado
es, como lo he dicho ya, enteramente físico: aprovechándose de su gran den-
sidad, se le hace bajar por su propio peso al fondo de los arrastres, en donde
el azogue lo disuelve. Se calcula que solo se recoge el 80 por ciento.
Generalmente los frutos son pobres, y por lo mismo no tiene cuenta pulve-
rizar el mineral hasta un grado que el cuarzo deje descubierto el oro que en-
vuelve para que pueda amalgamarse. Esta es una de las causas que originan la
pérdida.
Hace dos años se descubrió una mina pobre de plata, pero rica de oro, y de
1 Un espejo de pirita de los que hacian los indígenas, ha sido extraido del suelo del fondo
de un rio, en Jerécuaro, y regalado á nuestro colegio: su superficie está tan tersa, que no ha
perdido la calidad de espejo, y esto probablemente habiendo permanecido sepultado algunos si-
glos.—Mayo 1878.
BE
sus frutos solo se extrajo de 33 4 50 por ciento. Estudiando estos frutos re-
sultó que una parte del oro estaba combinada con el selenio. Mi amigo Leo-
nardo Iñigo empleó el procedimiento del Dr. Wurtz; * la amalgama de sodio
destruyó perfecta y completamente esta combinacion en las experiencias que
me mostró, y produjo una pella, conteniendo todo el oro y toda la plata del
mineral sujetado al experimento. Como mi amigo operaba sobre mineral pri-
vado de su matriz, el contacto de la amalgama con el seleniuro de plata y oro
era fácil, y su accion química muy eficaz: el selenio era puesto en libertad y
flotaba en el agua inmediatamente, al paso que el oro y la plata quedaban amal-
gamados. Aplicada la amalgama de sodio 4 los arrastres, no dió el mismo re-
sultado, pues se destruía indudablemente mucho ántes que llegara 4 tener con-
tacto con el seleniuro de plata y oro. Así como en los frutos de esta mina (Na-
yal), el oro combinado no puede ser amalgamado, y que dicha combinacion es
la causa de la pérdida, pues que tampoco los agentes usados durante la meta-
lúrgia de la plata, la destruyen; así tambien es de presumirse que igual causa
motive las pérdidas en frutos de otras minas, pues ya he dicho que el Sr. Na-
via ha encontrado selenio en un gran número de ellas.
Frutos del Nayal rinden hoy 62 á 70 por ciento; yo ignoro si es porque ha
aumentado el oro nativo y disminuido el combinado, ó si los frutos piritosos de
otra mina que ahora les asocian, favorecen la disociacion del oro y el silenio
expeditando la amalgamacion. De todas maneras, la cantidad perdida es de-
plorable, pues como el monto del oro recogido cada tres ó cuatro meses ha si-
do en la hacienda donde benefician esos frutos, de un millon de granos, la can-
tidad de lo perdido asciende 4 $ 10,000, 6 sean de 30 á 40,000 anuales.
La gran estabilidad de dicha combinacion, que hemos creido ver el Sr. Na-
via y yo, hace tener desconfianza en encontrar un agente químico que la des-
truya y dé al oro el estado libre necesario para su amalgamacion.
DurAcioN DEL BENEFICIO,
Parece que el mínimum de la duracion de una torta en beneficio, es de diez
dias, y el tiempo medio es de veintidos.
El calor es favorable, y las lluvias y el frío le son adversos.
Estando Guanajuato 4 2,010 metros de altura, su clima no es muy caliente.
En la primavera sube el termómetro de Celsius en la sombra, 4 29 6 30 gra-
dos. Es probable que las tortas, no obstante su gran masa, y que el poder de
absorcion del agua, que forma una tercera parte, es muy grande, adquieran de
calor sensible 3 6 5 grados más.
1 “La Naturaleza,” tomo I, pág. 329, 1869-1870,—Santiago Ramirez.—México.
Ob
En el estío las lluvias debilitan mucho las disoluciones de la sal y del cloru-
ro de cobre, y por consiguiente, aunque para éste se concediera que no pierda
parte de su accion elorurante, es un hecho que la disolucion de sal disolverá
menor cantidad del cloruro de plata, y que la reduccion marchará más lenta-
mente: además, el azogue en un lodo aguado no se subdivide hastante, y esto
trae consigo que su radio de accion sea menor.
En el invierno la temperatura desciende ántes de la salida del sol 4 0% y
áun á ménos, y entónces las tortas se calientan.
La calentura, hemos dicho ya, que es un accidente perjudicial, porque ori-
gina una pérdida de azogue, y se ha señalado como causa la existencia de un
exceso de cloruro de cobre, provenido de haberse excedido el beneficiador en
la dósis del sulfato de cobre; ahora encontramos en el frio otro motivo para el
mismo accidente. Se cree por algunas personas, que el frio, congelando el agua
de la superficie de una torta, origine que el cloruro de cobre que es abando-
nado, se disuelve en el agua no congelada, la cual, concentrándose, ataca no
solamente al mineral de plata, sino tambien al azogue. La actividad del cloru-
ro de cobre aumentada por la concentracion, es, segun nuestro modo de ver,
la causa; pero sola no es de aceptarse, porque de hecho esta concentreion es
mayor por causa de la evaporacion que el sol produce, y sin embargo no apa-
rece el fenómeno de la calentura, sino que al contrario, queda dicho que es fa-
vorable. La causa debe ser que el órden de afinidades del sulfuro de plata y
del azogue por el cloro del cloruro de cobre, se cambien: si 4 la temperatura
de los rayos solares es mayor la del primero, á la temperatura de las mañanas
del invierno, es inferior, y mayor la del mercurio.
CARACTÉRES DADOS POR LAS TENTADURAS. -
Se reconoce que una torta está caliente, es decir, que el cloruro está atacan-
do al azogue y trasformándolo en calomel (Hg*Cl), bien sea en tiempo de ca-
lores porque haya un exceso de tal agente, 6 bien en tiempo de frios, en que
aunque esté en la cantidad justa, la afinidad del azogue predomine; se recono-
ce, repito, en que el azogue se cubre de un color gris aplomado.
El boton, descrito ya en el artículo “Tentaduras,” se reviste de ese color: la
limadura que reside en el cuerpo y en la cabeza de la tentadura, pierde su as-
pecto metálico brillante y queda blanco mate, 6tambien gris azulado. Restre-
gados el boton 6 la limadura con la yema del dedo pulgar contra el fondo ó la
pared de la jícara, que son negros, abandonan en este caso un polvo blanco,
proporcionado al grado de calentura, que 4 manera de humo ó nube, se levan-
ta flotando en el agua que se ha dicho acompaña á una tentadura. Este pol-
vo, en las experiencias del laboratorio, ha resultado de calomel. Cuando la ca-
—30—
lentura es excesiva, el boton se divide en glóbulos, y el color gris azulado sube
hasta ser casi negro.
Supuesto que la causa de la calentura es un exceso del cloruro de cobre (sea
el Cu Cl 6 el Cu*Cl), * si 4 un químico se le preguntara cómo minoraria la ac-
cion, evidentemente aconsejaria añadir á la torta un carbonato alcalino para
que descompusiera al compuesto de cobre, produciendo carbonato de cobre
que, siendo insoluble, seria inactivo; ó cal para destruirlo, produciendo un pre-
cipitado de óxido; ó hidrógeno sulfurado que lo precipitaria en estado de sul- -
furo; Ó cobre en polvo que produciria subcloruro, que por ser poco soluble 4un
en su composicion de Cu” Cl. Na Cl (Mitscherlich), y sobre todo, por contener
solo la mitad de cloro respecto del Cu Cl, no atacaria al azogue, 6 tambien fier-
ro Ó zinc, que producirian la destruccion del mismo compuesto, y darian polvo
de cobre, que obraria, como acabamos de decir,
Cu CIl—?_ZnCl
Zn— $ Cu—
Cu Cl— y pe CuéCl? a.
dial | =Cu' Cl. Na Cl:
pues bien, todos estos medios han sido puestos en juego para enfriar las tortas,
y están en uso algunos de ellos. Usan la ceniza de madera y en ella va el car-
bonato alcalino; usan la cal viva; usan el lodo podrido y hediondo del rio, y cu-
ya hediondez la debe al ácido sulfhídrico, y tambien el cobre precipitado, y en
algunas haciendas el zinc amalgamado. Aparte de estas sustancias se ha usado
algunas veces el hiposulfito de sosa; pero esta sustancia, dicen, produce una
accion pasajera; enfría rápidamente, pero reaparece la calentura.
Cuando en una disolucion de sal y de sulfato de cobre se vierte otra de hi-
posulfito de sosa, desaparece el color verde que producia el cloruro de cobre:
Na CI+Cuo.So'=Nao.So*+ Cu Cl.
y queda incolora; añadiendo entónces amoniaco en exceso, se precipita un pol-
vo blanco, pero no aparece el color azul que deberia dar el Cu Cl como com-
puesto de cobre, correspondiente al protóxido Cu O. Esto indica que dicho
cloruro fué, ó trasustanciado ó reducido; mas no tarda el contacto del aire en
producirlo, indicando que, si el hiposulfito habia producido reduccion, el aire
reproduce la sobreoxidacion del cobre: así es que si el polvo blanco contiene
hiposulfito de oxídulo, el oxígeno del aire seguramente lo trasforma en sulfato
de protóxido, que pronto vuelve á producir la calentura,
| 1 El oxicloruro de cobre es inerte en el beneficio. (Domeyko, Tratado de Ensayes, pág. 268.
1876.) ¿ px »
pe A
El carácter que debe presentar una tentadura despues que se haya corregi-
do la calentura por la aplicacion de alguno de los agentes indicados, es que el
mercurio recobra su color ligeramente aplomado y la facultad de reunirse en
un solo glóbulo, lo cual indica que ya su superficie no está revestida por cuer-
pos extraños, que ya no está enzurronado, como dicen muy bien los prácticos,
y como en efecto lo está cuando está caliente. Entónces marcha bien la clo-
ruracion de la plata, y estando el azogue limpio produce fácilmente la reduc-
cion de aquella; se encuentra en la tentadura en polvo, pero por el menor fro-
tamiento se reune en una sola gota; la limadura aparece otra vez blanca, me-
tálica, brillante, y que fácilmente adhiere al boton, el cual igualmente ha cam-
biado, recobrando las mismas propiedades que el desecho de azogue y la lima-
dura contenidos en la cabeza.
Son estos caractéres los normales, y apareciendo, la torta está en buen be-
neficio. Es claro que si no aparecen, sino que persisten los de calentura, la can-
tidad de la ceniza, ó de la cal, 6 del agente que se empleó, fué insuficiente y
debe añadirse más.
El frio en una torta se conoce, igualmente que la calentura, por la inspec-
cion de la tentadura, en que hay mucho desecho en la cabeza que está tendida,
y que la limadura restregada con el pulgar se reune en globulitos de azogue
muy líquidos, muy movedizos, y que por lo mismo ruedan fácilmente indican-
do que no contiene plata, 6 la contienen en mínima cantidad, lo cual explica
claramente que la cloruracion no se efectúa, pues si se efectuara, el azogue
produciria la reduccion, y la plata se encontraria en los globulitos de la lima-
dura, dándoles cierta consistencia que les impediria la movilidad.
En un caso semejante falta á la torta cloruro de cobre que produzca cloru-
ro de plata, ó falta sal que. disuelva este cloruro y lo presente al azogue para
que lo reduzca. Lo primero se reconoce en que el azogue tiene su color ordi-
nario, tanto en el boton como en la limadura y en el desecho, en vez de presen-
tar un color muy ligeramente aplomado, y tambien en que refregando la lima-
dura 6 el boton con la yema del pulgar fuertemente contra la jícara, no deje
una huella blanquizca que ahí se adhiera, no raye como dicen los prácticos. Lo
segundo se conoce en que el azogue, á pesar de tener el color un poco aplo-
mado, algunas veces irisado, pierde la forma globular y toma una aplastada, y
además el desecho y la cabeza ruedan, es decir, al comprimirlos ó simplemente
frotarlos, ni dejan amalgama, y se reunen globulitos de azogue que ruedan fá-
cilmente.
Estos caractéres no son absolutos, como está dándolo 4 entender nuestra
descripcion. El beneficiador, para apreciarlos debidamente, lleva presente: la
riqueza de los frutos, las cantidades de sal y sulfato que ha empleado, la del
azogue, y el número de dias que la torta tiene en beneficio. Atendiendo á to-
das estas circunstancias, es como puede saber, por ejemplo, si cuando la lima-.
cu Ms
dura rueda no tiene plata, es porque le falta algun ingrediente, 6 porque ya es-
tá terminado el beneficio: ya está rendida.
Los motivos de los accidentes que acabamos de estudiar, son varios, como lo
hemos dicho: la escasez 6 exceso de sulfato de cobre, la escasez de la sal, el
frio de la estacion, el cambio de la naturaleza, y leyes de los frutos 4 que está
acostumbrado el beneficiador, y áun la dureza de la matriz, influyen; pues se
comprende que sí estando acostumbrado á moler á 10 quintales diarios por ca-
da arrastre, viene á la hacienda una partida de piedras de matriz muy dura y
se siguiera moliendo á los 10 quintales, las 24 horas de molienda no serian su-
ficientes para dar al polvo la firmeza requerida, y la plata quedaria en el inte-
rior de los polvos gruesos; en este estado, si el beneficiador, viendo que su tor-
ta no le rendia toda la plata, le aumentaba sal y magistral, la calentaria; si cal,
la enfriaria. - - . pero todo sin resultado útil y sí oneroso.
CALIDAD DE LOS INGREDIENTES.
Los accidentes que pudieran ser causados por la calidad de los reactivos quí-
micos usados, no tienen lugar en el dia, pues si ántes se valorizaba, por ejem-
plo, la clase del magistral tomando un puñado é introduciéndolo en la mano
cerrada dentro del agua, y se juzgaba, repito, de su calidad por el calor que
desprendia, hoy se opera científicamente ensayándolo por medios químicos.
Muchas veces, las más, ántes de comprar una partida de sal, de magistral,
y áun de sulfato de cobre, cuando les es desconocida su procedencia, la hacen
ensayar: en la primera se indaga la cantidad que contiene de cloruro de sodio,
y en los otros dos la de cobre. Hoy se usa poco el magistral, pero se ve por el
análisis de una muestra que hemos dejado consignado atrás, en el artículo “En-
SALMORAR,” que la reverberacion la ejecutan de tal manera, que todo es tras-
formado en sulfato, y que por lo mismo, ensayando su disolucion acuosa por
cobre, se puede conocer su riqueza en sulfato de ese metal. Además, si la re-
verberacion no se hace tan perfecta en todas ocasiones ó en todas las hacien-
das, el ensayador inteligente escoge el medio de averiguar, por la cantidad del
cobre, cuál es aquella que está en forma de sulfato.
APRECIACIONES DEL SISTEMA Y DE SU MANEJO.
La rusticidad de las máquinas y de las ruedas empleadas en este beneficio,
la distancia tan grande que hay entre las cantidades de los ingredientes que
emplean, con las que la química indica, y la falta de conocimientos científicos
en las personas que lo dirigen, presentan un aspecto, una apariencia de imper-
A
feccion tal, que ántes de conocer lo que hay de cierto en todo ello, cree uno
que todo ese conjunto de condiciones está perfectamente combinado para tirar
el dinero al rio.
Yo no quiero sostener que el sistema es inmejorable, ni que los que lo ma-
nejan sean intachables, no; pero sí, sin considerarme competente, me siento
obligado 4 reconocer un sistema sencillo, elegante, y muy hábilmente mane-
jado.
Su sencillez no le ha sido dada en estos últimos tiempos, la tiene desde su
orígen; yo no advierto cambio ni innovaciones favorables que se le hayan he-
cho; lo veo lo mismo en su esencia ahora que cuando salió de su autor, y la
mejora en los resultados que ahora se nota, el éxito que ahora produce, depen-
de de saber manejarlo mejor que ántes.
Hace algun tiempo que la prensa anuncia frecuentemente nuevos y venta-
josos medios de beneficio, y era natural que ya alguno hubiese venido á reem-
plazar 4 éste; pero no ha sucedido así hasta ahora, y áun cuando de los publi-
cados se ha usado alguno, los resultados le han dado el triunto al de patio.
No es inmejorable, no: ya está dicho, y seria de desearse el cambiarlo por
otro que economice la enorme pérdida de azogue, ó al ménos innovarlo en la
parte que origina esa pérdida.
Si las teorías que he dejado expuestas son ciertas, la innovacion es difícil de
introducirla: en efecto, se ha dicho en el artículo titulado “Ensalmorar, incor-
porar,” párrafo penúltimo, “que el sulfuro de plata, Ó de una manera general,
el mineral de plata, no se clorura si no es en aquella cantidad que el exceso de
sal que la torta contiene puede disolver, y que es el azogue quien descarga á
la sal de dicho cloruro para reponerle su accion sucesiva de disolvente.” Qui-
temos pues el azogue y no habrá beneficio. Es verdad que hay metales que
en lugar del azogue podrán verificar la misma descarga, como son el zinc y el
fierro, pero estos tienen sus inconvenientes, como son: reducir el compuesto
activo del cobre para ambos, y el de fierro el de ser necesario aplicarlo en li-
madura. El zinc y el fierro reducirian completamente, segun yo creo, al com-
puesto de cobre, y muy pozo ó nada al cloruro de plata, y son por lo mismo
nocivos.
Pero no seria tal vez muy grande la dificultad de encontrar un metal, cuan-
to la que experimentarian los beneficiadores, faltándoles las tentaduras, como
de hecho les faltarian, pues el azogue no lo tendrian, no deberian ponerlo en
las tortas sino hasta cuando el beneficio estuviese concluido.
Sin azogue no hay tentaduras, y éstas son las riendas del beneficio; no es
posible que el beneficiador marche sin ellas, como no lo es que marche el ma-
rino sin brújula y sin timon. -- -
Es tan interesante la resolucion de este problema, que no obstante los obs-
táculos y las sérias dificultades que presentará bajo todos aspectos, es preciso
APÉND. AL Tom. 1Y.—5.
— 341 =
intentarla. No siendo conveniente de ninguna manera suprimir luego el azogue,
se podria dividir una pequeña torta en dos, y poner á una la sal, el sulfato y el
metal que se emplée, cobre por ejemplo, pues áun cuando muy atrás he dicho
que dará plata de baja ley, quizá en la práctica se desmintiera mi creencia por
usarlo con el acierto debido; y á la otra se le pondria sal, sulfato y azogue pa-
ra que de ésta se hicieran las tentaduras, y lo que 4 ésta le faltara, se añadiria
á ambas, y cuando ésta se rindiera, á la otra se le añadiera el azogue para que
amalgamara la plata que supongo estaria reducida en ese tiempo por el cobre;
es decir, el objeto es producir en cada torta cada una de las series de las reac-
ciones siguientes:
Ai a
Na.Cl ICAO Pa ;
Cu da Cu*Cl - 42CuS5
110.9] es sd Na0.S0* 2 Ag8 il 1 Ag*Cl ' bu
e Na Cl OO)! | 2 CU PA OA | A
2 AgS Ag*Cl ESO l
2 Hg ' E 2 Ag
A fin de alentar al lector para ejecutar la experiencia, diré que la primera
reaccion no es teórica, sino que la indica, la aconseja el resultado de algunas
experiencias que he hecho, de las cuales copio de mis apuntes la siguiente: di-
ce así:
“18% Polvo de rosicler hervido con sal en exceso, sulfato de cobre y cobre
““ metálico en alambres, da como en la experiencia anterior, sulfuro de cobre
“* que queda en el resíduo, y cloruro de plata violado que parte se disuelve en
“(la sal, de donde la precipitan los alambres de cobre. Este metal y la plata
“£ que ha sido reducida, descomponen al CuCl que ahí existe, trastormándolo
“en Cu*Cl que se disuelve en la sal, y ataca 4 otra porcion de rosicler, dando
“¿nuevo sulfuro de cobre y subcloruro de plata Ag*Cl que se disuelve en la sal, *
“de donde definitivamente la precipita el cobre de los alambres que se visten
“de muchas laminitas de ese metal, y esta reduccion regenera nuevo subclo-
““ruro de cobre, que disolviéndose en la sal, obra sobre otra porcion de ro-
““ sicler.”
Si esta experiencia no remeda al beneficio por ser hecha en caliente y con
1 Domeyko dice que el Ag? Cl se descompone en AgCl que disuelve la sal, y en Ag que se
separa. Ya yo me lo maliciaba, y esta malicia me la originó la experiencia que aparece en mis
apuntes, hecha el dia 10 de Setiembre de 1874, y que literalmente copio aquí: «9.2 Parece que
« el subcloruro de cobre (Cu? Cl) obra sobre dos molécilas de sulfuro natural de plata (AgS),
« pues hervidos estos dos cuerpos en presencia de sal comun y azogue, los pedacitos de (AgS),
« presentan puntos amalgamados, por los cuales se adhieren al boton de azogue; probablemen-
« te la reaccion es asi: 24154 Cu? CI.NaCI+ Hg=AgCI.NaCI+2CuS+AgHg. Es decir, que se
« forman dos moléculas de sulfuro de cobre: una de cloruro de plata que se une al cloruro de
«sodio, y otra de plata que es la que se adhiere al azogue.”
O É
rosicler, al paso que en aquel se opera en frio y las más veces sobre sulfuro
simple de plata, creo que no obstante, da esperanzas muy fundadas de obtener
éxito, y no diferirá sino en que se verifique más lentamente: no más que en el
beneficio actual, sino que en la experiencia que cito y que duró unas cuantas
horas.
Es verdad que este medio de suplir el azogue exige una fuerte cantidad de
cobre; pero como en mis experiencias he visto que reduce á la plata mucho
más violentamente que el azogue, y que vale tambien ménos, el ahorro de tiem-
po y de costo resulte quizá ventajoso.
¡Que una sola experiencia sin éxito no haga desmayar al que la emprenda!....
MAQUINARIA.
Las máquinas usadas hoy en las haciendas, son sumamente sencillas y úti-
les. A primera vista no es extraño que personas que estuvieren impuestas á
ver en Europa, verbi gracia, la hermosa maquinaria usada en todas las indus-
trias, encuentren las del beneficio, de una apariencia tan rústica, tan humilde
y hasta tan despreciable, que no vacilen en declararlas pertenecientes á los tiem-
pos primitivos, y atribuirles toda la imperfeccion é ineficacia consiguientes á
las de aquella época. Pero la observacion hace ver lo contrario.
En efecto: si se examinan una á una las máquinas en uso, se percibirá 4 po-
co, que están adecuadas á satisfacer dos necesidades principales é imperiosas:
una de mecánica, otra de situacion topográfica; para la primera, se nota desde
luego que el motor, que en general es de sangre, está aplicado lo más inme-
diato posible al punto del efecto; para la segunda, se nota tambien que, estan-
do Guanajuato situado en un terreno falto de extensiones horizontales, en lu-
gar de tender las máquinas, se disponen sus partes en la vertical; se consigue,
pues, con esta disposicion, aplicar la fuerza inmediatamente al lugar del traba-
jo, evitando una pérdida de ella en las trasmisiones, y compensar la falta de
terreno.
Vamos á tener la oportunidad de ver lo que venimos diciendo en las descrip-
ciones que de dichas máquinas vamos á consignar.
Moz1Nos.
Casi todas las haciendas han desechado los molinos de mazos y reemplazá-
dolos por los chilenos. Con aquellos se necesitaba un local doble del que estos
exigen: en la mitad se ponian los mazos, y en la otra parte el andén, que era
para las mulas; éste ocupaba una superficie circular de 15 varas de diámetro,
y fuera de esta área era donde estaba colocado-el molino de mazos: es claro
—36—
que en la trasmision de la fuerza de los animales, hecha desde el andén hasta
el punto donde el mineral recibia los golpes de los mazos, se perdia mucha
fuerza úlil que absorbian las mazas de las piezas de la máquina.
En el molino chileno es al contrario; el andén A tiene iguales dimensiones,
es verdad, pero su centro c c en vez de estar ocupado como en el antiguo por
un miembro de trasmision, lo está por el miembro de efecto (M figs. 2 y 3):
hay más; en éste el efecto es producido por presion y no por golpes como en
aquel, con cuyo sistema se pierde mucho trabajo útil.
—Hé aquí la descripcion del chileno:
El centro del andén cc cc' (figs. 1 y 2) es una artesa circular de mampos-
tería incrustada en el suelo, de unos 5 metros de diámetro, de paredes muy
tendidas hácia el centro, y verticales en c hácia la periferia: el piso f es hecho
de piezas de fierro fundido, cuya seccion se ve en la figura 1? en fc.
Sobre este piso anda rodando una gran muela M cuyo diámetro exterior es
de 2 metros próximamente: está formada de pórfido * todo el centro M4, y ro-
deada por seis llantas de fierro u u u, cuyo ajuste se hace por seis piezas de
madera m mom interpuestas entre la piedra y las llantas. La piedra es de una
ó de dos piezas: cuando es de una sola, su trasporte desde la montaña hasta la
hacienda, se hace rodándola, y cuando es de dos, en carros; además, en este
caso se reunen las dos mitades con barras de fierro, como se ve en la fig. 3: el
centro lo muestra la misma figura, formado por un cuadro de fierro que da pa-
so al espeque. Ya hemos dicho que el diámetro es de 2 metros; en cuanto al
espesor, es de 40 centímetros, y su peso de unos 40 quintales.
El mismo piso f e” de que venimos hablando, está rodeado del lado F por
madera que deja un claro que hácia abajo comunica con un subterráneo S y
hácia arriba con la base de un cono de alambrado (no pintado en el dibujo), sos-
tenido por un armazon de madera del que se ven 4 palos inclinados p p en nues-
tra figura. .
El centro de la boca del subterráneo tiene horizontalmente una cruz de ma-
dera muy fuerte, de la cual se levanta un peon R tominado de fierro: éste es
llamado tejuelo y está cavado en su centro para recibir un pivote llamado guijo,
con el cual gira un árbol vertical a sostenido en su extremidad superior en una
chumacera omitida en el dibujo. Un agujero r oblongo atraviesa al árbol, y en
él entra la punta del espeque, gira y oscila de arriba abajo cuando la muela
pasa por sobre pedazos de mineral muy grandes (de más de 2 decímetros de
grueso).
El peon y el árbol en su punto de reunion, están envueltos por cuero, y de
esta manera el polvo del mineral no entra al tejuelo.
Tres mulas (en vez de seis que exigian los molinos de mazos) andan en 4
1 La densidad que tomé de un pórfido de estos, fué de 2.09 (23 Agosto de 1876).
— 2
uncidas al cabo libre del espeque, que ahí es cilíndrico para que puedan girar
las extremidades de los tirantes que son argollas de fierro, 6 mejor dicho, en
estas argollas que rodean al espeque, se enganchan los tirantes.
Hemos dicho que el peon está cubierto por un cono hecho con un alambra-
do; fáltanos añadir que éste es del núm. 4 ó del 5, que quiere decir, que por
pulgada cuadrada tiene 4 6 5 agujeros. Este cono, que por su vértice da paso
al árbol a, está cubierto de cuero en su tercio superior.
Estando completa la descripcion del Molino, paso á describir su manera de
funcionar.
El mineral, en pedazos de todas dimensiones, es colocado en c' c. Un hom-
bre que anda detrás de la rueda, en HA, levanta el mineral, aplastado, con una
pala y lo arroja sobre el cuero de la criba ó cono de alambrado descrito ya; el
polvo y los fragmentos pequeños del mineral, á los cuales llaman yranza, atra-
viesan la criba y caen al subterráneo S, y descienden por un túnel inclinado á
la Galera. Otro hombre que anda constantemente en 1 baja el mineral con
una pala de cc al piso cf donde lo aplasta la muela.
Este molino, respecto al de mazos, aparte de las ventajas que ya le hemos
señalado, tiene la de dar mucho polvo y granza muy pequeña, cosa que econo-
miza mucho trabajo á los arrastres durante la pulverizacion, 6 mejor dicho, ha-
ce que los arrastres den una molienda más fina, y por lo mismo más adecuada
para las operaciones metalúrgicas.
Acostumbran regar con agua el mineral durante el granceo. No sé para qué,
ni tampoco si esta operacion, que es prévia para ensayar la riqueza de los fru-
tos, no le perjudicará al dueño que los vende á la hacienda. - - -
Las mulas se remudan cada seis horas, á las 6 y 12 a. m.; y4las 6 12 p.m.
Por el cuadro adjunto se verá que el número de las mulas de que dispone
cada hacienda es variable.
El molino que representa nuestro dibujo, y que lo debo á mi estimado ami-
go, profesor de delineacion Luis Campa, muele en seis y medio dias, 520 car-
gas de 14 arrobas; por esta cantidad, parecida á las de los molinos consignados
en el cuadro, presumo que las dimensiones y trabajos de todos ellos son poco
diferentes; y se confirma esta creencia por la semejanza del costo de molienda
de cada carga que allí mismo se ve.
Mi apreciable discípulo D. Luis Anda, me ha proporcionado datos con los
que está formado el cuadro comparativo de los trabajos y sus costos, de los mo-
linos chilenos y los de mazos, que sigue. Él hace palpable la superioridad de
los primeros sobre los segundos, que ya han sido casi abolidos.
e 00
MOLINOS.
CHILENOS. DE MAZOS.
S. Juan. Purísima. Dd S. Agustin. Trinidad.
Arreads., dia y noche-... $14.00 $10.501 ha dd
Huaches de dia......... 12.00 24.00] $ 43. sE $24.00
Tdemide noches lll 14.00 24.00 z ple cae
Reposicion de harneros. . - 1.33) A 22 00) aid
Gasto en carpintero. .--- 2.00 ets E al e
Rédito del capital. - ...-- 4.00f 8.00 L 26.25 í 11.38
Depreciacion del molino. 11. 00) E € een) tas) 18
Pastura de mulas....-.-.- 13.23 20.93. 16.00 29.75 30.40
Alumbrado; etc a aja 2.00 1.60 1 2.50 ?
Valoresswda ms dial $73.56 $89.03 $59.82 $ 101.85. $65.78
Cargas molidas. ......-. 550 650 512 367 240
Costo por carga de 14 (4. $0.134 $0.15 $0.12 $0.28 $ 0.27
Precio dearroba paja. ... $0.213 053 rob MA DONE plate
sy fanega maíz... 2.00 2001 4 Lil e at
Número de dias de trabajo 61 64 64 63 63
Agujeros, pulgada
cuadrada A 405 4 4 tft cdi o
Número de mulas.....- 9 16 12 use Poets
Guanajuato, 1856.—.L£Luis Anda.
ctualme S molino chileno va á ser fa ido.
Actualmente (en 1878) el molino chileno va 4 ser favorecido. Se propone
privar á la carga que se le dé 4 moler, cuando ésta viene mezclada con polvo
y granzas naturales, de ambas cosas; entónces el trabajo del molino se utiliza-
rá todo, puesto que granza y polvo no lo estorbarán.
ARRASTRES.
Son estas máquinas verdaderamente unos pequeños molinos chilenos.
Antes de describirlos nos ocuparémos de la Galera, local espacioso en don-
de están colocados en una ó dos filas, y en número de 10, 20, 40 hasta 80: la
anchura de las galeras, poco más 6 ménos, es de 18 varas, para poder contener
las dos hileras, y en cuanto á su longitud, es la relativa al número de arrastres. *
Una de estas máquinas consiste en un vaso circular de 34 metros de diáme-
tro, elevado medio metro sobre el suelo: las paredes verticales están formadas
con losas? ó con tablas paradas, hundidas en parte en el suelo: el fondo de
dichos vasos está hecho con un empedrado, pero no de piedras comunes, sino
de pórfidos, en forma de prismas cuadrados, de 35 4 40 centímetros de longi-
1 Placas sedimentarias de arenisca para construcciones.
==
tud, y de diez 4 15 centímetros por lado: están colocados verticalmente y ajus-
tados unos contra otros con ripios de la misma roca y cabecilla. 1 Estas piedras
se llaman de fondo
Del centro del arrastre se levanta unos 25 centímetros una piedra prismáti-
ca de 25 á 30 centímetros por lado, llevando el centro de su extremidad supe-
rior una plancha de fierro ahuecado llamada tejuelo: éste recibe el extremo del
guijo, perno de hierro que sale de un árbol de madera vertical, sostenido infe-
riormente por el tejuelo, y hácia arriba por una chumacera que está sujeta á
una gualdrilla, que pára el mismo uso de toda una hilera de arrastres corre á lo
largo de la galera, sostenida por piés derechos que se levantan desde el suelo
entre arrastre y arrastre. De trecho en trecho la gualdrilla está asegurada por
tirantes de madera que parten de la pared más inmediata, ó por cualquier otro
medio.
El árbol vertical tiene abajo dos agujeros horizontales, el uno un poco más
alto que el otro; se cruzan en ángulo recto y dan paso á dos maderos del lar-
go del diámetro del arrastre, pero uno de ellos excediendo este diámetro cosa
de un metro; ambos quedan á algunos centímetros más arriba que los labios
ó paredes del vaso (arrastre).
Cruz se llama á estos maderos, y el excedente de metro de uno de ellos, sir-
ve para atar allí un par de mulas.
De cada brazo de la cruz penden dos cadenas á cuyos extremos van sujetas
las piedras voladoras: son éstas de forma de prismas, de pórfido, de más de un
metro de largo, de base cuadrada, y de 30 4 40 centímetros por lado, y mar-
chan tendidas horizontalmente; en una cara se les hace dos perforaciones cir-
culares (4 20 centímetros de cada punta), de 3 4 4 centímetros de diámetro y
15 4 20 de profundidad, que reciben dos estacas de madera en forma de clavos,
para atar á ellos las cadenas.
Cada brazo tiene su nombre, del cual lo toma la piedra que de él pende:
aquel en que van tirando las mulas se llama espeque; el opuesto, cola del espe-
que; cruz el que queda detrás de las mulas, y rienda el que está delante. La
piedra del espeque pesa 35 4 38 arrobas; la de la cruz cerca de 27 arrobas; la
de la cola 16 4 18; y 12 4 14 la de la rienda. Una vez que los intersticios de
las piedras del fondo han sido cerrados por los ripios, como dijimos arriba, po-
nen á funcionar el arrastre, es decir, á hacer andar las piedras voladoras, para
que la cara que arrastra se desgaste, € igual cosa suceda á las cabezas de las
del fondo. Cuando el fondo está plano y las caras de las voladoras tambien, el
arrastre recibe una poca de cabecilla 4 fin de cerrar mejor los espacios que de-
jan entre sí las piedras del piso, y ya entónces puede destinarse 4 la molienda
de los minerales.
1 Residuo del beneficio, constituido de polvo de cuarzo de la matriz.
E QU
Las mulas que mueven á cada arrastre, como queda dicho, son dos; trabajan
seis horas y son repuestas por otras. Como van uncidas inmediatamente junto
al contorno del arrastre, hay una pérdida de fuerza la menor posible. En efec-
to, con esta disposicion se encuentran estas máquinas en condiciones análogas
á las del molino chileno cuya bondad hemos apuntado ya.
El motor generalmente empleado es el de sangre: aparte de éste dos son
aquellos 4 que se podria apelar; el agua y el vapor. En cuanto á la primera,
no la tenemos, pues estando situados en cañadas de pendientes muy rápidas,
las lluvias se escurren en pocas horas. Se podria contenerlas por medio de pre-
sas, como poco ántes de su muerte lo aconsejaba el Sr. D. Pablo Parkman; pe-
ro esto exige un capital que no hay en un país que todavía es pobre en medio
de un suelo pródigo en riquezas. Así es que el agua que el beneficio gasta, apé-
nas es bastante para sus usos principales, y de ninguna manera puede distraer-
se para aplicarla como motor. Solo hay dos haciendas movidas por este medio,
una dentro de la ciudad y la otra 4 poco más de una legua.
En cuanto al vapor, parece que seria el más á propósito por las circunstan-
cias de localidad: el poco terreno de que aquí se dispone y el estar ubicadas
las haciendas al pié de una sierra, halagaria mucho, pues estas condiciones pi-
den un motor que las satisface este agente; poco espacio, y combustible. Sin
embargo, la experiencia ha venido á demostrar que no es así,
El cuadro adjunto lo pone de manifiesto: 1 encierra detalles de los costos
del motor de sangre y otros del de vapor: refiriéndolos á la unidad de molien-
da, resulta que el primero cuesta un peso, y un peso cuarenta centavos el va-
por (1: 1.40). Comparando el costo de los efectos que cada uno produce, re-
sulta, que costando un peso el del motor de sangre, cuesta el vapor solamen-
te $5 0.62.
1 Débo este cuadro á mi querido discipulo el Sr. F. Manriquez, asi como el de Molinos á mi
otro estimado discípulo el Sr. Luis Anda, que los presentaron en sus exámenes profesionales por
disposicion del Jurado.
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“QUAVdA HA VANHLO V H “SITO TA HA VANHIILO VIH
E
Los precios arriba citados (1:62) hacen ver que la molienda producida por
vapor es muy barata, pero que se obtiene á costa de un motor muy caro. En
efecto, haciendo la unidad de molienda igual á un monton (32 quintales), se
ve que
Cuesta el, motoride sansrezos io $ 2 12
Cuesta «susmobienda 7. e A e A a 1 85
Cuesta un “monton en latiempol.-- 3 pocos. $ 3 97
Cuesta el motoride vapor e o EE, $ 3 00
Cuesta sa molienda 2 77 MOMO Ca ENE e ¡asu
Cuesta un monton en 1 tiempo. 22202000000 4 17
Creo que la causa viene de la pérdida de fuerza que absorben los miembros
de trasmision, pues los 16 arrastres están colocados en una galera, y desde su
cabecera los mueve la máquina. Esta es del poder de 45 4 46 caballos vapor:
de sangre se emplearian 32.
Mi apreciable amigo el Sr. Abraham Cruz ha estado asiduamente observan-
do esta máquina, y de ese estudio ha deducido que hay imperfecciones que
cree podrá corregir. Para el efecto me ha mostrado su proyecto que parece una
paradoja. La máquina apénas puede mover los 16 arrastres; el Sr. Cruz aña-
dirá 8 más, y la máquina moverá los 24 produciéndole más molienda, lo cual
rebajará el costo considerablemente. Aun cuando no me es familiar la mecá-
nica, son tan claros y tan razonados los principios de su proyecto, que estoy
convencido de que lo realizará.
Es muy interesante la solucion de este problema * como lo son todos aque-
1 El genio y el trabajo del apreciable amigo mio, tienen realizado ya su proyecto. Como he-
mos dicho que la galera trabaja 10 horas con un máximum de velocidad y 14 con un minimum,
la potencia en estas últimas horas era perdida. El Sr. Cruz combinó las cosas de tal manera,
que ese trabajo lo aprovechasen 8 arrastres más que añadió: además, hizo uso de un cortador
para mover el piston con la expansion del vapor en los 2 de su carrera, lo que le ha producido
un ahorro de leña. El agua de todos nuestros pozos está muy cargada de sustancias fijas (car-
bonato de cal, magnesia y silice), y deja incrustadas las calderas con capas que absorben mucho
calórico: el uso del petróleo las ha impedido, y por consiguiente, el gasto de la leña ha dismi”
nuido y el de las frecuentes limpias de la caldera: añádase á esto, que condensando el vapor”
dispone hoy de agua de mejor calidad.
Estas innovaciones han traido consigo que la galera que, cuando escribi las líneas anterio-
res, era más cara que las movidas por mulas, hoy dé ventajas á los dueños de la hacienda que
dirige el Sr. D. A. Cruz.
No obstante que este resultado contrarió mis conceptos vertidos arriba, respecto al vapor, no
he querido borrarlos hoy que van á publicarse, porque encierran este hecho desfavorable al va=
por y otro que lo vindicó en manos inteligentes. (Junio de 1878.)
pe
llos que mejoren la condicion económica del beneficio: y como en la parte quí-
mica es muy difícil mejorarla, las innovaciones todas deben procurar hacerse
en lo concerniente á la mecánica: felizmente se ha comprendido esta nulidad,
y ya hemos mostrado que han comenzado á introducirse, con el molino chile-
no, esta especie de mejoras.
Continuarémos ahora con el uso de los arrastres.
Reproduzcamos aquí lo dicho ya en nuestro artículo sobre “pulverizacion:”
que se cargan los arrastres cada 24 horas, con 7 á 10 quintales de piedra mi-
neral reducida 4 pedazos del tamaño del fruto del Pisum sativum, esto es, la
granza producida por el molino, y la acompañan con 2 ó 3 barriles de agua de
á 150 cuartillos. En el acto se pone en movimiento el arrastre. El peso de las
piedras voladoras y el frotamiento que producen contra las del fondo, son los
que quiebran los pedazos de granza y la pulverizan.
Esta manera de cargar la galera tiene sus defectos, que, reconocidos ya, se
trata de corregir: empléanse varios operarios, y esto hasta que los arrastres es-
tán descargados, lo cual produce un gasto fuerte de sueldos y cierta pérdida de
tiempo que es el que se emplea en cargarlos, y el trabajo de las piedras mole-
doras no se aprovecha, pues la masa de la granza, siendo muy grande, unos
pedazos sirven de colchon á los otros que no son quebrados, y opone tambien
mucha resistencia á las piedras que deben molerla: quedarán corregidos por
un camino de rieles situados sobre la gualdrilla que sostiene los árboles de los
arrastres, por el que correrán pequeños carros que lleven la granza, la cual se-
Yá depositada en tolvas, de las que cada arrastre estará dotado con una. De
esta manera las tolvas durante el dia serán cargadas con muchas horas de an-
ticipacion por solo dos ó tres operarios, y la carga del arrastre se ejecutará len-
ta y automáticamente, comenzando desde el acto en que el arrastre esté des-
cargado. 1
Interrumpirémos aquí la descripcion de las operaciones de la galera remi-
tiendo al lector á páginas anteriores, en las que, con el título de “Pulveriza-
cion” quedan descritas ampliamente.
LAVADERO.
El edificio en que está situado el lavadero, consta de dos cuartos, colocado
uno encima del otro: el superior tiene su suelo perforado en el centro y da pa-
so á un árbol vertical de madera, cuyos extremos giran: el superior en una
chumacera sostenida cerca del techo, y el inferior por medio de un guijo de
fierro, en un tejuelo del mismo metal; este extremo desciende al cuarto in-
1 Realizado este pensamiento, su buen éxito ha hecho se adopte, y el sistema ha ido exten-
diéndose en varias haciendas. En la actualidad continúan aceptándolo, (Junio de 1878.)
==
ferior hasta cerca de unos 60 á 70 centímetros de altura del suelo, descansan-
do el tejuelo que lo sostiene en un apoyo de mampostería: en este cuarto in-
ferior existe el lavadero; lo forman tres vasos circulares distribuidos alrededor
del pié del árbol citado, son de mampostería y están incrustados en el suelo,
del cual sobresalen un medio metro: cada uno contiene un árbol vertical en el
centro: abajo, 4 unos 60 centímetros, tiene una cruz como la de los arrastres,
cuyos brazos tienen muchos dientes de madera que ven hácia abajo, pero que
no tocan el fondo, sino que distan 20 6 25 centímetros; arriba tiene una jau-
lilla cuyas rejas engranan con los dientes de una gran rueda fijada en el pié
del gran árbol que viene del cuarto superior: una palanca horizontal, un espe-
que, atraviesa á este árbol 4 80 centímetros del segundo piso; es del primer
órden, y en sus extremidades se atan dos ó tres mulas en cada una.
Uso DEL LAVADERO.
Llenan de agua las tinas Ó vasos del lavadero que comunica con el patio de
la hacienda donde está la torta que se va á lavar. Hombres acarrean en bateas
el lodo metalífero de la torta, y lo dejan caer en el agua de la tina inmediata á
la puerta que da al patio. Las mulas corriendo arriba ponen en movimiento
todo la máquina en este órden: espeque al árbol, éste á la rueda dentada, és-
ta á las jaulillas, y éstas á las cruces que están en el fondo de las tinas: el lo-
do, pues, al caer á la tina primera, atraviesa el agua y se encuentra con los
dientes (ramplones) de la cruz que lo dividen y lo ponen en suspension. Cada :
hombre en la batea conduce de 3á 4 arrobas de lodo, y ponen 4 la primera
tina de 120 4 150 bateas (300 4 500 arrobas). El movimiento rápido de las
mulas dura miéntras se carga la primera tina, y despues se disminuye hasta un
paso muy lento: entónces se logra que las partículas de amalgama de plata se
aposen las primeras, y que 4 éstas les sucedan las de cuarzo gruesas (cabeci-
lla), y que queden en suspension las muy finas € impalpables del mismo cuar-
zo, carbonato de cal, silicatos, y en fin, todas las acompañantes de la matriz, y
cuyo conjunto llaman lama. Al cabo de unos 25 minutos abren la tina, cuya
salida da paso al agua afuera de la hacienda, atravesando ántes un depósito lla-
mado cárcamo (¿cárcava?); y como las tres tinas están comunicadas entre sí por
sus paredes que están perforadas á algunos decímetros del fondo, el agua de la
que recibió la carga pasa á la inmediata, en donde se aposa algo de amalgama,
y de ésta 4 la última en donde se aposa aún otra porcion.
Ya hemos dicho que el lavadero no se descarga (v. art. Lavar) sino hasta
que el beneficiador hace una tentadura en que ve se ha asentado al fondo de
las tinas la cantidad posible de amalgama, y como ésta no es la total, las aguas
atraviesan el cárcamo para que en él depositen todavía los restos que contienen.
Para terminar, advertiré que esta operacion de lavar es sucesiva; tras la pri-
*
= MO =>
mera carga hacen la segunda, tercera, ete., hasta donde la capacidad de las ti-
nas del lavadero lo permita, pues éstas tienen generalmente 2) metros de diá-
metro y cerca de 13 de altura; pero como los agujeros por donde se desaguan
están cerca del fondo, la amalgama no puede pasar de un cierto espesor, y la
carga tiene sus límites, así como porque los ramplones la limitan tambien.
Con esta descripcion quedan terminadas las de las máquinas usadas en el be-
neficio, y es la del lavadero precisamente la que con mayor claridad muestra
que en todas ellas se ha procurado satisfacer las condiciones pedidas por la me-
cánica y el terreno escaso de extensiones horizontales.
CosTos DEL BENEFICIO.
Los costos en el beneficio varian por distintas causas. Siendo sus motores de
sangre, la agricultura del pié de las montañas del distrito minero de Guanajua-
to, tiene una gran influencia: en años fecundos en cosechas, la alimentacion de |
las muladas que mueven las haciendas, y las que acarrean los minerales desde
las minas es barata; pero cuando son escasas es muy cara, y entónces el costo
asciende. El precio del azogue tiene tambien su imperio, y en el año de 1875
llegó á subir á 151 pesos el quintal; y como los frutos más abundantes son de
muy baja ley, el beneficio estaba 4 punto de sufrir un golpe de muerte: feliz-
mente la conviccion de los monopolistes de este artículo de que ese precio era
imposible, ó la aparicion de los criaderos de cinabrio en Huitzuco, hicieron ba-
jar el precio, y el beneficio continuó en su estado normal. En cuanto á los pre-
cios de los jornales y los de la sal, magistral y sulfato de cobre, no influyen,
pues oscilan en límites muy estrechos.
Doy aquí dos cuadros de costos pertenecientes á dos haciendas, cuyos nom-
bres omito por no estar autorizado para publicarlos: ambos mostrarán ideas so-
bre este asunto.
HACIENDA A.
Cálculo de los gastos y utilidad obtenida en la torta núm. 20 formada con
los montones números 99, 2, 3, 4, 6, 7, 8 10 y 12 de granzas de Mellado, ha-
ciendo un total de 941 cargas 2 arrobas que componen 102 montones 30 quin-
tales, con ley média de 8 marcos 9 centésimos, que hacen 832 marcos 76 cen-
tésimos, y la cual, despues de molida ensayó á 7 marcos 30 centésimos, Ó sean
en toda ella 751,38, esto es, bajó un 9,77 por 100 al pasar de granza á lama. *
En la Galera asentó 18 marcos 62 centésimos con ley de 11 dineros 2 gra-
1 Esta cantidad 9,77 por 100 se aproxima á la de 10 por 100 que hemos consignado en el pe-
núltimo párrafo del artículo titulado: «Pulverizacion:” en él puede verse la causa que origina
esta baja de ley.
AM
nos de plata y 266 granos de oro por marco. Estos 18 marcos 62 centésimos
equivalen á 17,22 de ley de 11 dineros 234 granos.
AGosTO DE 1869.
151 marcos 38 centésimos plata copella 4 $8.66... .$ 6,506 95
17 marcos 28 centésimos plata mista, 4 $ 16.64... 286 54 6,193 49
Costos.
De 941 cargas 2 arrobas de mineral en grana. ...-- ITA
Flete de 941 cargas 2 arrobas á 13 real. ....-...- 235 28
Grrancerosia E UNO ETE dl. (Ep reel JO LES el EN 9 00
20 piedras voladoras á $ 2 3 reales----.---...--- 47 50
1,440 arrobas paja para 120 mulas de tiro, á 1] reales 225 00
Obmauevas malzia np: 212 reales. ceo 216 00
As ate fabio ele a PONS del 4 50
Jal O OO EEC” En 5 00
Alumbrado de galera y patio... 00222 2 IL 6 00
Fragua een O ICA CU e de EEN 2 50
lbirepasosiea el patlo up dial LL O ALE 45 00
Pasturas para 20 mulas de los repasos. ----------- 715 00
[aaron A A 25 00
470 libras azogue (pérdida y consumido) en 751 mar-
cos 38 centésimos á 10 onzas por marco 4 $ 64... 300 80
300 arrobas sal (de más de lo ordinario) 4 $ 7 50... 187 50
Sueldo de dependientes? - +22 10 OE IUAEE- DOE 126 00
Tdem de galera y OperarloS- Doo an 2 150 00
Renta de la hacienda 4 $ 800 anuales 1. .......... 30 76 5,683 26
Wilhdade asas tee $ 1,110:23,
Tener monton 10 78
Segun esta cuenta el costo de maquila resulta ser de $14 14. Nótese que
no considera ni la sal ni el sulfato de cobre empleados.
HacieNnDA B.
Costos de un monton en 1875.
Granceo en mólino chileno. -.-oooc0ococoo22-- $ 110
Pulverizacion en Galera (mulas). .-..--.-.-----=.- 391
Patio! lavadero ¡y quemaL IL BOL Dd OA 8 43
Maquila Ú sea costo del monton---.-.ooo
No hay cuestion de astronomía estelar sobre la que no haya proyectado su luz
el espectroscopio; demostró que la cintilacion es un fenómeno puramente at-
mosférico, y que el espectro de las estrellas variables cambia de aspecto con el
tiempo, á causa probablemente de alteraciones en la constitucion física del as-
tro 6 en la atmósfera que le rodea: Doppler concibió el atrevido pensamiento
de emplear el espectroscopio para estudiar los movimientos propios de los as-
tros, fundándose en el cambio de color y por consiguiente de espectro que debe
experimentar una estrella animada de un movimiento propio cualquiera. Mu-
chos otros espectroscopistas eminentes pensaron de un modo semejante, mas
Secchi juzgó muy delicado el asunto y dudó del principio teórico, confesando
que áun nos faltan medios prácticos para resolver la cuestion; opuso otras ob-
jeciones de valor, y murió sin aclarar sus dudas, habiendo sido tal vez el prime-
ro que desde 1863 habia llamado la atencion de los sabios acerca de este punto.
Pálida idea es ésta acerca de los trabajos espectroscópicos de Secehi: no le
sigamos, Señores, en sus estudios, pues tanta fué la copia de asuntos que abar-
có, que la imaginacion se abruma contemplando su número, como se pierde
contemplando las estrellas que esmaltan el cielo en una noche serena: aquella
inteligencia que sometió 4 su imperio la física terrestre, dejó tras sí el sol, es-
caló la mansion de los astros, y encontró analogías sin cuento entre ese sol y
todos los mundos, exige, para poder juzgarla, encumbrarse hasta su altura, y
hasta allá no me permite llegar la flaqueza de mis fuerzas. El filósofo que ha-
bia supuesto la existencia de una causa única para las fuerzas físicas, debia
buscar la unidad de materia en el Universo, en medio de la diversidad de sus
aspectos y de sus estados, y sabio debemos apellidar, Señores, al que se sirvió
de trabajos gigantescos que anonadarian á las medianas imaginaciones, tansolo
con el fin de generalizar los hechos y levantarse hasta dejar el Universo á sus
piés, y envolverlo en los fulgores de su penetrante mirada investigadora.
Es verdad que al venir á los labios el nombre de Secchi, vienen tambien los
ilustres de Fraunhofer, de Kirchhoff, de Janssen, de Lockyer, de Donati y
otros sin número que no puede conservar la débil memoria; mas el célebre as-
trónomo que añadió un eslabon más á la luciente cadena de sabios que cuenta
la Compañía de Jesus, reunia á la poderosa experimentacion propia los ajenos
trabajos, los discutia, los verificaba, en sus manos se trasformaban, se identifi-
caba con ellos, y organizaba en cuerpo de doctrina los estudios dispersos que
parecian converger hácia él, cual si fuese el centro de gravitacion del sistema
de los astrónomos físicos modernos.
Vendrán, pasarán y se olvidarán largas series de siglos, y Secchi estará siem-
pre viviente en sus inmortales libros: brotan de cada una de sus páginas pro-
fundas enseñanzas y se desprenden de ellas atrevidas hipótesis que desperta-
rán la atencion áun de los más remotos pósteros científicos: ellos confirmarán
si Secchi, despues de abrazar la física astronómica pasada y presente, fué el
profeta de la futura, al anunciar que existe una fuerza, causa de numerosos
fenómenos, áun no bien definida é independiente del calor y de la gravitacion
universal.
«Aun no hemos acabado de descubrir nuevas maravillas, exclamaba Secchi:
no nos detendrémos sino cuando hayamos dejado de estudiar: existen todavía
masas gaseosas sin número, destinadas á formar cuerpos sólidos que tal vez
están ya constituidos sin que su luz haya podido aún llegar á nosotros; áun que-
dan por sondear misterios incontables en la inmensidad del espacio...” Y
tan grande como el sabio era el hombre.
“¿Muchos son los que cultivan la ciencia, decia, pero en los triunfos de ésta,
cual en las victorias de los guerreros, corresponde el mérito 4 todos y 4 cada
uno; imposible es determinar la parte de gloria que á cada cual toca; honra so-
brada es tener el nombre inscrito en las filas del ejército glorioso.”
Continuad la obra de Secchi vosotros, Señores miembros de la Sociedad de
Geografía, atléticos mantenedores en las justas de la inteligencia, primogéni-
tos de los cuerpos científicos de México; pasead vuestros poderosos telescopios
por toda la extension del firmamento, y si sorprendeis en su marcha á algun
astro desconocido, apellidadlo Secchi; si las radiaciones luminosas del sol no os
bastasen para penetrar aún más léjos en los secretos de su composicion y en-
contrais más útil agente, honrad con el descubrimiento la memoria de Secchi;
emplead en el Meteorógrafo, en vez de la corriente voltaica, la corriente de in-
duccion que el viento mismo puede engendrar como la engendra la voz en el
teléfono; reunid así en un mismo aparato las indicaciones gráficas simultáneas
de las corrientes atmosféricas que soplan en la vasta extension de nuestro ter-
ritorio en el momento mismo de sus manifestaciones, y dedicad la obra al ilus-
tre inventor del Meteorógrafo; cread la fotografía telegráfica, que no es sueño
científico de desvariada imaginacion, porque la luz ha de ser capaz de producir
modificaciones íntimas en el estado termodinámico de los cuerpos, y honrad
con el nombre de Secchi esa invencion de trascendencia incalculable; haced,
en fin, todo aquello que solo 4 vuestra sabiduría se alcanza; hacedlo, vosotros
que podeis mirar frente 4 frente al ilustre jesuita, 4 ese sol en quien la cien-
cia asentó su tabernáculo.
Dije.
MicuEL PEREz.
INDICE
DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO IV.
——> RS —_—_——
ZOOLOGIA.
PÁGINAS.
Apuntes para la Monografía de los Crótalos de México, por el Sr Dr. Alfredo Du-
TES SOCIO COTOS POS a RO PRA A
Descripcion de algunos Meloidéos indígenas, por el Sr. Dr. Eugenio Dugés, socio cor-
LO A NOA .
Jas aves de presa por MH SaQUsgUTO ci ococoo oo cion iil 322
Nota sobre un ortóptero, llamado Timbuche en Guanajuato, por el Sr. A. Dugés...
Historia Natural de las Islas de las Tres Marías y Socorro, por el Coronel A. J.
ATEO ERA O SS St 159, 203
Descripcion de coleópteros indígenas, por el Sr. Dr. E. Dugés.................;-
Descripcion, metamórfosis y costumbres de una nueva especie del género Siredon,
por el Sr. José María Velasco, socio de número....... 020 MARCHAS 6089:
Dictámen acerca del trabajo anterior, por el Sr. Dr. M. Villada, socio de número..
Orígen teratológico de las variedades, razas y especies, por el Sr. Dr. José Ramírez,
stcio de número IDA VASTO 1 9 TPL IO. SEDUBLOPTS. 2D BOL
BOTANICA.
El Ahuebrete por el sr: D'Tomás Noriega l. MIN DI IO RIO
Sinonimia vulgar y científica de algunas plantas silvestres y de varias de las que se
cultivan en México, por el Sr. Alfonso Herrera, socio de número........ 47, 85 y
Apuntes inéditos acerca de algunas plantas del distrito de Córdoba, por el Sr. Hu-
SOC OCIO CONE SpPOLS aL o ara cine ca a A LT
La Tlatlancuaya de Matamoros Izúcar, por el Sr. D. Joaquin Ibañez, socio'corres-
PA A a e e EA
Sobre la distribucion geográfica de los helechos en México, por Mr. Eugenio Four-
nier, SOCÍO COMTEBPODBAL coc
Leguminosas indígenas E por el Sr. Dr. Fernando Altamirano, socio de
Algunas rectificaciones á la Memoria anterior, por el Sr. Alfonso Herrera........
Nota sobre una monstruosidad, observada en un fruto, de la Cucúrbita Pepo, por
el Sr: -AHOnSO: Herr Vr timttr rta ri MOTADIOA NITO OÍ
A AA E a ETA E.
252
169
209
234
236
275
35
201
69
76
82
89
139
247
281
282
MINERALOGIA Y GEOLOGIA.
PAGINAS.
Arseniuro de cobalto, por el Sr. D. Severo Navia, socio corresponsal............. 41
Galcuanselentera por a a ltd tora 42
Nota sobre la forma cristalina y las, propiedades ópticas de la Durangita, por Mr.
COCA o e O 44
El Linarite de México, por el Sr. D. Mariano Bárcena, socio de nÚMero.......... 55
Sobre la composicion química de la Guanajuatita, por el Sr. J. W. Mallet, socio
COMES oe e a a IN 73
Estudios sobre los caractéres que presentan, tratados al soplete, sobre el carbon,
los cuerpos simples que son susceptibles de dar pegaduras, etc., por el Sr. Seve-
TONADA a O JA PAREADAS Ae 141
Barcenita: descripcion de un nuevo antimoniato, procedente de Huitzuco, por el Sr,
TJ. WsMaleH A la es aa a dol 198
Composicion química de la Livinestonita, por el Sr. Mariano Bárcena.........o.. 268
Estudio del Sr. J. W. Mallet, acerca de la misma especie mineral............... 21
Comunicacion á la Sociedad Mexicana de Historia Natural, por el Sr. Mariano Bár-
AA A A A O alo ble PARODIA e ce YE aja pe 273
CIENCIAS AUXILIARES.
Cantidad de tanino en las cortezas de Paraca, Nananchi y Timbe, por el Sr. José
María, Laso de la; Vega;, sociode número 49
Ensayo de una explicacion del orígen de las grandes mortandades de peces, por el
Srs Ansel Núnez Ortesis ei Aye IRE lIi ALA ESS 188
Tintura alcohólica de resina de Guayacan, empleada como reactivo para reconocer
los óxidos de manganeso, etc., por el Sr. Severo Navia... ooo pepa de 2T
Dictámen acerca del trabajo anterior, por el Sr. Andrés Almaráz, socio de número 280
APENDICE.
Práctica del beneficio de minerales de plata auríferos, usado en el distrito de Gua-
najuato, por el Sr. Vicente Fernandez, socio COrresponsal.....oooommmormodans > ' 1
Discurso pronunciado á nombre de la Sociedad Mexicana de Historia Natural en ho-
nor del padre Angelo Seechi, por el Sr. Miguel Pérez, socio honorario ......... 40
REVISTA CIENTIFICA DE MEXICO Y EL EXTRANJERO.
La putrefaccion y el contagio en sus relaciones con el estado óptico de la, atmósfera. 1
Mineralo nía CASCO aa 3
Mariposas iaa bas E 0D a do e AA le ES: 4
A A a a ci Aa BE Va y 5
Valorizacion del principio vesicante de algunas cantáridas del país.............. s 6
Un nuevo estimilanteide:lay vegetacion: «ue 1 pbirmordo dira a ae 7
OSA COMA o STE Ass 9
Fenómenos periódicos de la vegetacion..... lea aL yoo aya ora: 0d 0 10
Elacida so NN 12
EePabaquillo...oceoloco LT. E. 10 A o tr aletas GA AO 17
Sobre la Glorobla o o cl opae E a ASS ES 17
19
PÁGINAS.
Investigaciones físico-químicas sobre los articulados AcuáticOs..................
AREA CI lola stella lalalala
¡Valorización dela cd OO CO A las iaa
Hesuminosas indígenas medicinales LOIRA a le
ING RO MED sara so USE aaa dÓ o aaa
Empleo de una sola lámina de turmalina para reconocer si una sustancia birrefrin-
gente es de uno ó dos ejes de doble refracciod.......ooooooocccrrrorr rro
¡Nuevo BOO ORCOS dl eo Sal 14
El antagonismo químico y la clasificacion y.......o.ooolotedr roo
Descripciones de:coleopteros intensa O a
Sobre la respiracion de los repleta a loas loas Dele
Nota acerca de los curados de culebra, recogida en TúxpaM......ooo.ooooomoo...
EMS od a E A ION SES AR AMIA
RUI COS GASEOSAS UA LAO A NN Ra CD ao deta NOS,
Mas plantas Carora A A aca
Introduccion y sucesion de los vertebrados en América. ........0..... 55, 57,165, y
BIDHOSTAñna naciona AOS OO E LL aca A Seas a
SECRETARIA.
Acta de laseston del 15/de-FBbrero AerIS TE AU le O A LONA
Aca de a sesion elolide Enero des a ra dot ao SNIE
Acta de la sesion del 22 de Agosto de 1878. e OA MIE o e
Acta de la sesion extraordinaria del 23 de Enero de 1879. ..........o...o.o....oo...
Acta de la seston pública: del- 6 de Febrero'de 1879.00 Li
Neta deltasesionidel 6 derMarzo de ESO na a cto lo o coo ca OOO
CRONICA.
La Sociedad Mexicana de Historia Natural en la Exposicion de Filadelfia........
RACIONES O A A A ae la o lalola, Ue DOS
Nue Na Comision della Sociedad ca tot farelorerao ala o ole zo AE SAI ANA
importante ¡publicaciO o ao AI a e e a
Noticia del fallecimiento del Sr. D. Mateo Botteri, socio corresponsal en Orizaba .
Apoteósis del Sr. Dr. Leopoldo-Ríoidela MOZA... 00. oa
IAS 1D Emails Sd E a MAA on LONE E A A
¡Nuevas plantas Mesicanas ocre tele aloe o oro yd a Oe a PAL 8 aa o AO DAD
¡REO MU. O
Documentos relativos á los premios obtenidos por la Sociedad en la Exposicion de
LASOBA LAO AS A A A A A AO AMES
Historia Natural de las 'Exes; Marí29; y SOGOTTO vé. miami a cdo aa
Sesion pública........ o IAS LS E A ADO TIO
Noticia del fallecimiento del Sr. Dr, Manuel Pasalagua, socio de número..........
Noticia del fallecimiento del Sr. Dr. Francisco Cordero y Hoyos, socio de número. .
2 AD >
19
20
23
25
26
33
34
00 00 00 00
ADICIONES Y CORRECCIONES.
SECCION DE FONDO.
Páginas, Líneas.
Páginas. Líneas,
DICE. LÉASE. DICE. LÉASE.
32 7 Agréguese: Doce ó catorce poros femorales. | 143 10) AO aa indio
78 36 enredado ---...... enrollado 158 +19 - «¡dis He. 10 - id.
80 11 tubéculos. -....... tubérculos. pe TS EIA id.
94 35 Stryenos Ignatii... Ignatia amara > O IES a id.
SECCION DE REVISTA.
33 13 birrefrigerante --.. birrefringente [069% 131 insectos aula. coleópteros
AVISO AL ENCUADERNADOR.
Despues de los pliegos de lectura que terminan en la página 288, irán los que tienen aba-
jo Apéndice: el primero de éstos lleva por título: Práctica del beneficio de minerales de
plata. auriferos, etc. Al último se pondrán los de la Revista Cientifica.
A
PLANTILLA PARA LA COLOCACION DE LÁMINAS DE '« LA NATURALEZA. »
TOMO 1.
Moldeo (DATE frente al 109
LA (A A e a =— 159
Cortes geológicos de México al Popo-
GALEPOb.>2ccomcocersaanacan caes —- 181
COLES aa frente al 183
Nueva especie de ajolote.........-. Ss 243
HIS ePbrucons aii ao — 251
OVA o nocecocoseso nasa sio. = 290
TOMO Il
Minas de Azogue de Tequezquite... frente al 84
Montañas del Nuevo Almaden...... =— 88 Aerólito de Yanhuitlan........---. = 284
Plano de la Mina de Nuevo Almaden — 90 Id. dela Descubridora.......- = 290
Seccion vertical de la Mina de Nuevo Troquilideos hasi. 2 EOS == 339
IM ooo - 92 Hornos para fundicion de metales
Aparato hermético del Dr. Ure..... — 137 (1 ecos = 388
TOMO ILI.
Colibrís de México a E ALO frente al 17 El Diadophis punctatus---....-==.. frente al 230
Insectos INdÍgenas ..nonoonno momo = 2 ES E 270
Hxogomumn Olive = 101 e A a TOS
ROLEAStrOOR conoce cs a ET 130 Hauya ElegalS.oomooooooooonoo=o- T 302
Pegaduras de la plata............. = 199 NOS E 342
TOMO 1V.
SECCION DE FONDO.
Figuras de dos reptiles con sus deta- Loro (O An EPT frente al 187
OE no RR ERTÓR frente al 33 Figuras de dos Ajolotes con sus de-
Meloidonsi(92) hc ose. A = 67 tales (12) conn pe bafoness=a = 231:
Achyrantes Calea (Beonoomocoo... —= 77 Figuras de dos Ajolotes con sus de-
Pegaduras que dejan sobre el carbon Este can) pbscaots — 232
el arsénico, antimonio, etc. (42)... — 143 Figuras anatómicas de id. (9%)..... — 233
Pegaduras que dejan sobre el carbon Bárcena Guanajuatensis (102)...... = 281
el plomo, bismuto, ete. (5?)...... = 147 Molino que grancea 80 cargas en 24
Géneros y especies nuevas de coleóp- horas: en el Apéndice... ......=»-. = 36
Proyecto de hornos del Sr. Pellico.. frente al 139
SECCION DE REVISTA.
FMenrasde.hornos y ¡aparator (12). -.avossrss ias iaa o ae frente al 32
e — PERIODICO CIENTIFICO.
DE La de
MÉXICO |
TA DE IGNACIO ESCALANTE
¿ o Say lb NUM. 1
AS A STA
PA
4
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q
LA NATURALEZA
PERIODICO CIENTIFICO
DE LA
SocIeDaD MEXICANA DE MisToRIA ÑATURAL
—RABAJO perseverante, aunque sea lento: tal es la regla que para
avanzar nos tenemos impuesta; y gracias á su estricta observancia,
venciendo grandes obstáculos y superando sérias dificultades, hemos
logrado al fin, terminar el tercer volúmen y dar principio al cuarto,
del periódico científico que es el órgano de nuestra Sociedad. Se ha
dado, pues, un paso más hácia adelante; y 4 pesar de mil adversas
circunstancias, esa fuerza de voluntad, que da el amor á la ciencia,
es la que nos ha sostenido hasta llegar á conquistar un nuevo triunfo,
Este resultado, verdaderamente satisfactorio, debido á la útil colaboracion de no
pocos de los miembros de la Sociedad Mexicana de Historla Natural y á la benévola
proteccion que el público dispensa á su periódico científico, nos obliga y nos compro-
mete á proseguir con ardor y con fé nuestra tarea, sin que las contraviedades nos
hagan desmayar, puesto que la ejecutamos con el noble y laudable fin de dar 4 co-
nocer entre nosotros y en el extranjero, los ricos, bellos y variados productos que
en los tres reinos de la naturaleza encierra el vasto y privilegiado suelo mexican o
Pero esta obra, que seria en verdad muy superior á las fuerzas aisladas de un soio
individuo, es el fruto de las concienzudas observaciones y del trabajo constante de
casi todos los miembros de nuestra Sociedad, quienes han cooperado á su cumpli-
miento consagrándose los unos al estudio de la flora, otros al de la fauna y no pocos
al de la geología y la mineralogía de nuestro país: á ellos, pues, toca despues de ha-
berla iniciado, sostenerla y perpetuarla, si, como hasta ahora, continúan eon patriótica
abnegacion infundiéndole nuevo vigor y vida.
Y estas esperanzas que abrigamos de dar ereciente importancia á las páginas de
LA NATURALEZA, no son yanas y engañosas, ya que al anunciar hoy la publicacion
del tomo cuarto, tenemos en nuestro poder y dispuestos á ver la luz pública traba-
jos de notorio interes científico, entre los cuales mencionarémos de preferencia: los
estudios hechos por el Sr. Dr. Alfredo Dugés, acerca de los crótalos de México, á
quien debemos tambien tres importantes descripciones, una de una nueva especie
de díptero del género Ornithomyia, otra de una nueva especie de saurio, el Scelopo-
rus intermedias, una tercera de un pájaro nuevo, la Zonotriciia Malo, y una nota
sobre el canto de un ortóptero, OZcanthus varicornis, á todas las cuales darémos
oportunamente publicidad. En la seccion zoológica publicarémos además, los estu=
dios sobre los mamíferos mexicanos y de las aves del Valle de México ejecutados
*
AAA A A
fNa
ER : PERIODICO CIENTIFICO
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
EDS
4
por el Sr. Dr. Alfredo Dugés. (Continúa,
MEXICO ;
IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE
BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1
1877
NS 22 ARA
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TURALEZA!
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>
CATATOGO
DE LAS OBRAS QUE EN LA ACTUALIDAD EXISTEN EN LA BIBLIOTECA PARTICULAR DE La So%
- CIÉDAD MexICANA DE HisTORIA NATURAL, Á DISPOSICION DE LOS SEÑORES SOCIOS QUE
DESEEN CONSULTARLAS; DISPUESTO EN EL ORDEN DE LAS FECHAS EN QUE HAN SIDO PU=
BLICADAS.
EN INGLES ..
RELATIVAS A LOS ESTADOS UNIDOS.
—A Sinopsis of the family of Natales by Isaac Lee. Third edition, Philadel-
phia, 1852. Un volúmen en folio,
—United States Exploring Expedition, 1838-39-40-41-42, under the com-
mand of Ch. Wilkes. Vol. XV. The Geograph. Distrib. of animals and
plants, by Pickering. Boston, 1854, Un vol. en folio. ?
—On the Minerals of the Wheatley Mine in Pennsylvania, by J. Lawrence
Smith. New Haven, 1855. Un-cuaderno en 4?
—Descriptions of some remains of Fishes, from the Carboniferous and Devo-
niens formation of the U. S. by J. Leidy. Philadelphia, 1856. Un cua- á
derno en folio.
—Notice of remains of Extinet Vertebrata from the Valley. of the Niobrara
River, by J. Leidy. Philadelphia, 1858. Un cuaderno en 42
—Geology of North America, by Jules Marcou. Zurich, 1858. Un vol. en
folio.
—Reply to the criticisms of J. D. Dana, e Jules Marcou. Zurich, 1859. Un
cuaderno en 42
—Extinct Vertebrata from the Judith River and a Lignite formations of
Nebraska, by J. Leidy. Philadelphia, 1859. Un cuaderno en folio.
—Address delivered on the Centennial Anniversary of the Birth of Alexandre
Von Humboldt, $c., by L. Agassiz. Boston, 1864. Un cuaderno en 4?
—Report on the property of the New York and Boston Silver-Lead, Chester
Conuty, Pa. New York, 1864.* Un cuaderno en 4? :
—Cretaceous Reptils of the U. $. by J. Leidy. Philadelphia, 1865. Un vol.
en folio.
—Drilling in Stone Without+Metal, by Charles Ran. ación! 1868. Un
cuaderno en 4?
—Museum of Comparative Geology. Catalogue of Echini, prepared by A.
A gassiz. Cambridge 1869. Una hoja suelta en 4?
es CIENTIFICO
¿DE LA .
SOCIEDAD: HEXICANA DE HISTORIA NATURAL
TOMO IV.—Entrega núm. 3.
INDICE DE. LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA.
ZOOLOGÍA. —Apuntes para la pooh de los o de México, por el Sr. D. Alíre-
NÑ : - do Dugás. —( Concluye.)
BOTÁNICA.—El Ahuehnete, por el sr. D. Tomás Noriega. EN) j
MINERALOGÍA.—El arseniuro de cobalto (smaltine), por el Sr. D. Severo Nária.
¡LA GALENA selenífera, por el Sr. D. Severo Navia. ;
NOTA sobre la forma cristalina y AS popa aa de la Darangita, por Mr, Cloi- -
Zeaux.
-SINONIMIA vulgar y. científica de algunas plantas silvestres y de varias de las que se.
E enltivan en México, por el Sr. D. Alfonso Herrera.—( Continúa.)
¡HBVISTA CIENTÍFICA DE MÉXICO Y EL EXTRANJERO.
VE
MÉXICO
A IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE
ad . Basos DE SAN AGu8rIx, Nom. 1
CATATOGO
Dx LAS OBRAS QUE EN LÁ ACTUALIDAD EXISTEN EN LA BIBLIOTECA PARTICULAR DE LA So-
CIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL, A [DISPOSICION DE LOS SEÑORES SOCIOS QUE
DESEEN CONSULTARLAS; DISPUESTO EN EL ORDEN DE LAS FECHAS EN QUE HAN SIDO PU-»
BLICADAS.
EN INGLES
RELATIVAS A LOS ESTADOS-UNIDOS.
(CONTINÚA.)
De la “Miscellan Collect.” los cuadernos siguientes:
—Directions for collecting and preserving inscets, prepared for the use
of id, by A. S. Packard. Washington, 1873
—Catalogue of Minerals with their formules: prepared for id., by F. En-
gleston. Washington, 1873.
—Check list of publications. of the Smith. Inst. Washington, 1874
—Menmoirs of the Boston Society of Natural History
—Vol. IL. Part. . Number L Historical notes on thé earth quakes of New En-
gland, 1838-1869, by William F, nda dec., Boston, 1871. Un cuader-
no en folio.
—Vol. 11. Part. Number 11. On the Early Stages of Terebrantulina sep-
tentrionalis, by Edward S. Morse. Boston, 1871. Un cuaderno id.
—Vol. IL Part. L Number ILL On the Osteology and Myology of Didelphys
Virginiana, by Elliot Coues, £c. With an appendix on the Brain, by Je-
ffries Wyman de. Boston 1872. Un cuaderno id. 4
—Vol. IL Part. IL. Number L On the development of Limulus Polyphemus,
by A. S. Packard €c. Boston, 1872. Un cuaderno en folio,
—Vol. IL. Part. IL. Number TH. Descriptions of the Balenoptera musculus,
in the possesion of the Society, by T. Thomas Dwight dc. Boston, 1872.
Un cuaderno en folio.
—Vol. II. Part. IL. Number IIL On the carboniferous Myriapods preserved
in the Sigillariam Stumps of Nova Scotia, by Samuel H. Scudder. Bos-
ton, 1873. Un cuaderno id.
—Vol. IL Part. IL Number IV. Note additionelle an Memoire de M. W. T.
E
Brigham, intitulé, “Volcanic manifestations in New England, 1638-70.
par M. Albert Lancaster de 'Academie royale des Sciences de ad
Boston, 1873. Un cuaderno id.
—Vol. 11. Part. IL Number L. Embryology of Zerebrantulina, by Edward a
Morse. 4c. Boston, 1873. Un cuaderno id.
ad > the Vai of Natural Elis of New York, sol HL la
Un soe en pe
Descrip. of N. Birds eran Aiburqae: cd San rancio:
0 F. Baird. 1854. Una E suelta en a : 4 pb
xy ofá lodo bed threin, ab Phonizsill Pon ty Charles M
Un cuaderno en 4? : ye
between Cuba and the Plorida Beef. + La F. de. Pouriales .
Un cuaderno en 4? Me
The Estinct Mammalian tá of Dakota and 0 abr, dy. Jos
dd 1869. en: tomo in pee
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CONIENIDAS EN ESTA ENTREGA. |
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DE LAS OBRAS QUE EN LA ACTUALIDAD EXISTEN EN LA BIBLIOTECA PARTICULAR DE LA So-
CIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL, A DISPOSICION DE LOS SEÑORES SOCIOS QUE
DESEEN CONSULTARLAS; DISPUESTO EN EL ORDEN DE LAS FECHAS EN QUE HAN SIDO PU-
BLICADAS. qe
EN INGLES
RELATIVAS A LOS ESTADOS-UNIDOS.
(CONTINÚA, )
Preliminary Report on the Iron Ores and Coal Fields from the Fields Work of
1872. Printed by autority of the legislature of Missouri under the direction of the
Bureau of Geology and Mines. New York. 1873. Un vol. en 4?
Geological Survey of Missouri Raphael Pumpelly, Director. Atlas acompaing re-
port on Iron Ores and boal Fields. New York. 1873.
Report of Explorations in 1873 of the Colorado ofthe West and its tributaries,
by Prof. J. W. Powell under the direction of Ins. Smib, Washington 1874. Un vol.
en 4?
Department of the interior.—Catalogue of the publications of the U. $. Geologia
cal Survey of the territories.—F. V. Hayden. Geologist-in-charge.—Washington.—
1874. Un cuaderno en 4?
—Bulletin of the U. S. Geological and Geographical Survey of the territories.
Núm. 2 Washington 1874 un cuad. en 4?
— id. id. id. id. n?2 Second Series un cuaderno en 42
di do? 1d dd. ARE CAO: id id. id. id.
A A li A o id. id. id. id.
A ds id AT id. id. id. id.
dado dr VOL 2000 yd ads id.
E dd, dd: eS id. id. id. id.
dd a 1d 1d ar A, id. id. id. id.
Atado da ds do. ts id. id. id. id.
=>. id. 1d... 1d * cid: id, 1.0.2 id. id. id. id.
doo ido id: 57 1d: 1d0.0:3: id. id. id. id.
—Descriptive catalogue of the Photograps of the Ú. $. Geological Survey. of the
territories for the years 1869 to 1873 inclusive. W. 'H. Jackson, A
ton. 1875. Un cuaderno en 4? : :
Proceedings of the Davenport Acad. Yowa. 1876.—Un tom. 42 mayor.
Department the interior.—Bulletin of the Ú. $. o Cónomisin.
: N.* 2. Washington. 1877. Un cuad. en 42 ES
Memoirs of the Boston Society of Natural History Vol. LL Port IE po EA
co centavos. ;
a halla de yónta e en n la Secretaría del: Mio Nacional, enla
liz, y en la imprenta del Sr. D. Ignacio Escalante. E : z
ME
mi conducto le dd vd.
Maravatio.—Sra. D JJ DE Supongo le habrá sido á á Aral presentado. una
. Yigirme: quedamos muy eS por Sus buenos servicios. E SS .
Cocula, (Jalisco). —Sr. D..A. : Ana
á La Naturaleza: damos á es las gracias y librarómos próximamente. ;
Guadalajara. St. D. L.-P: Doy á vd. las gracias por el pago de
esperamos cumpla vd. lo que nos ofrece en su grata de Julio último. cz
1d.—Sr, D. E. M. Sírvase vd. remitirme la existencia de, entregas a9s tie
y que no le hagan Seo el a lo Aurea vd. á su cup ó
A ds de podar las ia que, pia
sion del mes de Enero, les. suplico se siryan, Ss
cuenta de suscriciónes. > A
a Noviembre o 30 de, 187.
5
A,
Eta ¡ue el
LEE
The American Journal of Science and Arts, by James D. Dana 6%—New Ha-
ven. Cuadérnos en 42—1873 núms. 36, 37. 1874, núms. 38,.40, 41,42, 44, 45,
46, 47 y 48.—1875, núms. 49, 50, 51, 52, 53, 55, 60 y 61.—1876, núms. 64 y 68.
: Del “American Journal” los cuadernos siguientes, que contienen solo escritos del
prof. J. Dana.
—I. On parallel of the classes of vertebrates, and on some characteristics of the
reptilian birds. 11. The elasification of animals based on the principle of the
cephalization. 1863.
—I, The clasification of the animals based on the principle of cephalization.—
No 1H. Clasification of herbivores. 11. Note on the position of amphibian
among the classes of vertebrates. 1861.
—The clasification of animals based on the principle of cephalization. On fossil,
insects from the carboniferous formation on Tlinois,
—Cephalization12 IV. Explanations drawn aut by the statements of an obje-
tor. 1866.
—On the glacial and Champlain eras in New England. 1873.
—On the origin of montains. 1873.
—On rocks of the Heldelberg era in the valley ofthe Comneeticut.
—On the Quarsite limenstone an .associnted toc ks of the vicinity great Ha-
rrington «2, 18783.
.—One some results of the Earts contraction from colling. 1873.
The Scientific education of mechanics and artizans, by Andrew P. Peabody
Washington, 1873. Un vol. en 42
First, second and third annual report of the Ú. S. Geological ias of the ter-
ritories for the years 1867, 1868 and 1869, under the Department of the Interior.
Washington 1873. Un vol. en 42
Sixth annual report of the U. S. Geological. Sur vey of the territories, by F. V.
Hayden. Washington, 1873. Un cuaderno en 42
Bulletin of the U. $. Geologic. and Greograph. Survey ofthe ter ritories. W ashing-
on, 1874. Un cuaderno en 4.2 :
Geological Survey of the territories. Contributions to the fossil flora of the Wes-
tern territories. Part. L The Cretaceous Flora, by Leo Lesquereux. Washington,
£1874. Un vol. en folio.
Statistics of Mines and Mining in the States and Territories west of the Rock
Mountains, being the sixth annual report of Rossiter W. Raymond. Washington,
1874. Un vol. en 42
Memoirs of the Boston Society of N. History. vol. II. Part. TIL. Numb. IV. The
species of tlie Lepidopterous. Genus Pamphila, by. $. H. Sccuder. Boston, 1874.
Un cuaderno en folio.
Annual report of the U. $. eto, and ette Survey of the territories,
embrasing the colorado, by E. V: Hayden. Wuashington, 1874-76, dos vol. en de
(Continuará. )
y Presidente de la Sociedad Mosicána e
UN ; E bes «0 de Historia Natural.
ASE ANA La Sociedad Botánica y ls Sociedad central de oca de Folios se han asociado para ré Ñ
AS con motivo de la Exposicion universal de 1878, un congreso internacional de Botánica y Horticultura.
y Los que suseribimos tenemos la honra de invitar á vd. para que, tome parte en dicho congreso, el cual:
Ñ da A se abrirá el 16 de Agosto de 1878 y durará una semana. El congreso se reunirá en la casa qe la Socie-.
iS : dad centr 1 de Horticultura, calle Grenelle n? 84, en Paris.
Da comision de organizacion ha inscrito las signientes cuestiones en el: ¡Progriyask
BOTANICA. O
PARTE TEÓRICA. ER
1% Fisiología de la raíz.
2% Cuestiones sobre la Gimnospermia. Estado actnal de lÑ ciencia sobre la materia,
3% Fecundacion en las ““Himenomicetes” y -““Ascomíicetes”. *
“PARTE PRÁCTICA.
1% Organizacion de los laboratorios de Botánica y de Fisiología vegetal. Citar lo mejor que ex
sobre esta materia en diversos países, y proponer cuál debe ser la organizacion: de un laboratorio mo-.>
delo. S
2% Exámen comparativo de la manera como están dispuostas las grandes coleacionAS! botánicas de
Europa. Indicar las condiciones que debe llenar un Museo botánico, tan completo Como fuere posible,
(comprendiendo herbarios, colecciones de maderas, de frutos, plantas fósiles dr.) :
82 Diferentes modos de disposicion, de rotular membretes y elasificacion de los jardines botúnia »
Si fuere posible, seria conveniente presentar algunos planos que Hustren las «anteriores cue lones
HORTICULTURA.
PARTE TEÓRICA. |
1: Dela influencia que puede tener la edad de las semillas sobre la planta que produzcan.
2. Determinar lus circunstancias que influyen en la produccion de flores dobles,
a Produccion y estabilidad de las variedades,
4 ¿Está fandada la teoría de van Mons para la produccion de vatiedades de los frutos?
PARTE PRÁCTICA.
1% Hortus europens (continuacion de este asunto ) LANE
2% Plantas cuyo cultivo es dificil en los jardines botánicos y medios de asegurar su conservacion, E
3% Indicar los ejemplares de vegetales leñosos, que sean notables por su edad, talla, forma, ñ otras.
particularidades,
4* Abonos artificiales, aplicados á las plantas que se cultivan al aíre libre:6 en invernáculos.
La comision de organizacion no limita, con las anteriores cuestiones, las que se tratarán ando 18.
sesiones del congreso. Se destinarán algunas sesiones especiales para tratar las diversas cuestiones. 4
. propongan los botánicos y horticultores que se propongan asistir 4 esta reunion. La comisión cuidará.
de publicar anticipadamente la lista de las cuestiones que se le comuniquen. .
Las personas que no pudieren asistir al congreso y que remitan algunas Memorias de cierta: exten
«sion, se servirán añadir un resúmen, para que pueda hacerse su lectura. : y
En la casa en que se establezca el congreso se organizará una exposicion de herbarios, utensil 's que.
siryan para la preparacion de plantas, planos de Inboratorios, museos y jardines botánicos, obr s y dí
bujos relativos al estadio y enseñanza de la Botánica y de la Horticultura. La comision' suplica:
que coopere á la exposicion mencionada, para hacerla tn opera 6 interesante como. sea posibl
Se invita especialmente á los directores de los Museos y 4 los poseedores de. colecciones botánic
para que lleyen ejemplares á la exposicion, á fin de que pueda compararse la organizacion de los p, nel
pales herbarios de Europa. Esas muestras se cuidarán con el mayor esmero y podrán recogerlas d
pues las personas que tuviesen á bien presentarlas. ;
Las Socied «des que se ocupen de Botánica y Horticultura, podrán enviar uno 6 más de sus mio
para que las representen en el congreso.
Mucho estimarémos, Señor, que se sirva vd. comunicar su aduision lo más propio posible:
sidente ó al Secretario de la comision de organización del congreso internacional de Botánica y
ARE cultura, calle Grenelle n? 84, en Paris, á fin do que pueda trasmitírsele á vd. oportunament el pr
ES e ma detallado de las sesiones del congreso, así como de las excursiones y visitas á los establecimier
SA científicos, que se verificarán en el intervalo de las sesio:es. AS Mods
Sírvase vd. admitir las protestas de nuestra distinguida consideracion. e
El Secretario, : A El Presidente de Ye áatdos a or ani
L. Mer. e :
1 Nora.—Suplicamos á las Sociedades de Botánica y % Hótticultnra,. que $9
Ma en Sus periódicos, y que le den la mayor iS PASO ;
Vol. IL Part. UL Number IL. Birds of Wertern and North Wertern Mé-
xico, by George N. Lawrence. Boston, 1871. Un cuaderno id.
—Vol. 11 Part. IL Number III. Recents Changes of level and the Coast of
Maine. With reference to their origin and relation to other similar chan-
ges, by N. $. Shaler. Boston, 1874. Un cuaderno id.
—Vol. IL Part. IIL. Number V. Antiquity of the Caverns an Cavern life of
the Ohio Valley, by N. S. Shaler. Boston, 1875. Un cuaderno id.
—Vol. L. Part: IV. Number 1. Prodrome a Monograph. of the Tabanidee, of
the U. $. by C. R. osten Sacken. Boston, 1875. Un cuaderno id.
—Proceedings of the Boston Society of Natural History. Vol. xv-xvI-xvIL
Boston 1872-74-75. (Del último solo la 1* y 2* parte). 3 vol. en 42
—Departement of the interior. Bulletin of the United States. Geological and
Geographical Surney of the Territories. N. 2, Washington, 1874. Un cua-
derno en 4? 3 :
—U. $. Geolog. and Geograph. Survey of the Territ. F. V. Hayden. Geologist
in Charge. Miscellaneous Publications. N. J. List of Elevations Principa-
lly in that portion of the U. S. West of Missisipi River. Third edition.
Washington, 1875. Un cuaderno en 4? e
—Sinopsis of the flora of Colorado by T. C. Porter and J. M. Coulter. Wads-
hington, 1874. Un cuaderno en 4?
—Birds of the North West and a Hand Book of the ornitology of the Region
Drained by the Missouri River and its Tributaries, by Elliot Coues. Was- *
hington, 1875. Un vol. en 42 :
—Catalogue of the Publications of the United States Geological Survey of the
Territories, by F. V. Hayden Geologist in Charge. Washington, 1874.
Un cuaderno en 42
—Report of the U. S Geological Survey of the Territories. F. V, Hayden
Geologist in Charge. Vol. 1 Fossil Vertebratas, by Prof. Joseph Leidy.
Washington, 1873. Un vol. en folio.
—Vol IL Cretoceous Vertebrata, by E. D. Cope. Washington, 1875. Un vol.
en folio.
—Vol. X Monograph of the Geometrid Meths, by A. S. Packard Washington, .
1876. Un vol. en folio.
Smithsonian Contributions to knowledge. Vol. XIX, XX, XXI. Washington,
1874—6. 3 vol. en folio.
—Transactions of the Connecticut Academy of Arts and Sciences. Vol. II, Part.
2 and Vol. II. Part. 1. New Haven, 1873—76. Dos vol. en 4?
—Second Geological Survey of Pennsylvania. Preliminary Report on the Mi-
neralogy of Pensylvania, by F. A. Genth. Harrisburg, 1875, Un vol. en 4?
(Continuará.)
GACETA AGRICOLO-VETERINARIA
PUBLICACION MENSUAL DE AGRICULTURA, VETERINARIA Y CIENCIAS ACCESORIAS
ORGANO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE AGRICULTURA Y VETERINARIA
“IGNACIO ALVARADO,”
Y DE LA ESCUELA NACIONAL DE AGRICULTURA DE MEXICO:
——o AO
Han salido á luz cuatro entregas de esta interesante publicacion, cuyo objeto, como anun=
cia en su prólogo, es* despertar el espíritu de empresas agrícolas y divulgar los conocimientos
más útiles al adelanto de la Agricultura y la Veterinaria.
Siendo, además, el órgano de la Escuela de Agricultura y Veterinaria, hará saber á los ha-
cendados los progresos obtenidos en la enseñanza y en un lenguaje sencillo, evitando en lo po-
sible el tecnicismo científico, les dará á conocer los adelantos que cada dia se obtienen en el eul-
tivo de la tierra, cria de los ganados y mejoramiento de las razas.
PRECIOS DE SUSCRICION.—En México, por seis meses adelantados, 1 peso 50 Ha :
En los Estados, por id., 2 ps. 50 cents.
PUNTOS DE SUSCRICION.—En México: Administracion de la Gaceta, Rejas de la Con=
cepcion núm. 7, Escuela Nacional de Agricultura, S. Jacinto. Establecimiento tipográfico de
Santiago Sierra, Escalerillas núm. 7. En los Estados, se avisará oportunamente.
E SS EA
ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MEXICO.
De distinto género, pero no ménos interesante que la anterior, es esta nueva publicacion que
anunciamos, y cuyo primer número ha sido ya publicado.
El Museo de Historia Natural y de Antigiiedades de esta capital, desde la época de su fun-
dacion no habia dado á conocer en una publicacion especial suya al mundo científico, los varia=
dos objetos pertenecientes á los diversos ramos de las ciencias naturales y arqueológicas que
forman sus colecciones.
Su actual director y profesores, deseosos de llenar este vacio, han convenido publicar, de
acuerdo con el C. Ministro de Justicia é Instruccion Pública, quien presta todo su apoyo, un pe-
riódico trimensual que satisfaga este justo deseo, y que se ocupará, además, de todos los asuntos
propios de México, que se relacionen con aquellos estudios.
Los Sres. Licenciados Orozco y. Berra, y Chavero, han sido invitados para que ¡lustren los
«Anales» con sus vastos conocimientos arqueológicos, á lo que han accedido gustosos. La mis=
ma invitacion se hace extensiva á toda persona que tenga algo útil que decir acerca de nuestras
antigiiedades y objetos naturales, coadyuvando asi á enriquecer esta publicacion; á fin de que
sea apreciada en México y en el extranjero.
La entrega publicada consta de 46'páginas en folio, impreso en papel superior, con buenos
tipos, y acompañada de una excelente litografía.
Su precio en la capital es de 1 peso, y fuera de ella, franco de porte, 1 peso 50 cents.
Se halla de venta en Ja Secretaría del Museo Nacional, Librería del Sr, Aguilar y Ortiz, é.
imprenta Poliglota.
Suplicamos á nuestros corresponsales tengan la bondad de avisarme, de las personas que de-
seen suscribirse á las publicaciones anunciadas, para trasmitir sus pedidos á los señores encarga--
dos de ellas,
México, Agosto 15 de 1877,
Manuel M. Villada
TESORERO.
—The First Annual Report of the American Museum of Natural History.
New York, 1870. Un cuaderno en 4?
-—Report on the Chemistry of the earth, by J. Sterry Hunt. Washington, 1871.
Un cuaderno en 42 dea
—Anmnual Reports of the Board of super visors of the Louisiana State Uni-
versitaty: New Orleans, 1871. Un cuaderno en 4? *
—Proceedings of the Academy of Natural Sciences of e Philadel-
phia, 1871-72-73. Un vol. en 4? '
—Annual Report of the Chief Signal-Officer to the Secretary of War for the
year of 1872-73. Un vol. en 4?
—The Scientific Education of Mechanics and Artizans, by Prof. Andrew P.
Peabody of Harvard College. Washington, 1873. Un cuaderno en 4?
—Geological Survey of Missouri. Preliminary Report on the Iron' Ores and
Coal Fields. New York, 1873. Un vol. en 4?
—Fifiy-fifth Annual Report of the Board of Public Education of the First
School District of Pennsylvania, € for the year, 1873. Philadelphia,
1874. Un vol. en 4?
—Report of Professor Joseph Henry, Secretary of the Smith. Inst. for the
year 1871-72. Washington, 1872-74. Dos cuadernos en 4?
—Smithsonian Report. Washington, 1869-72-74. Tres vol. en 42
—Report of the Geological Survey” of the State of Missouri, including Field
Work, 1855-71 and 1873-74. Garland C. Broadhead. State Geologist.
Jefferson City, 1874. Dos vol. en 4? :
—Mineral Resources West of the Rocky Mountains. Raymond. Washington,
1874. Un cuaderno en 4?
—Jeffries Wyman. Memorial Meeting of the Boston Society of Natural His-
tory. Boston, 1874. Un cuaderno en 4? ,
—Smithsonian Miscellaneous Collections, vol. xt and xt. Washington, 1874.
Un vol. en 42
De la “Miscellan. Collect.” los cuadernos siguientes:
—Directions for collecting. £-specimens of Natural History, prepared
for Smith. Inst. Third edition. Washington, 1859, en 4?
_—$Smith. Mus. Miscellan. Washington, 1862, en 42
—Arrangement of the families of Mollusks, prepared for Ad, by Th.
Gill. Washington, 1871, en 4?
—Arrangement of the families of Mammals, € by Th. Gill 4 Wash-
ington, 1872, en 4?
—List of foreing correspondents of the Smith. Inst. Fourth edition,
Washington, 1872, en 4?
(Continuará. )
SECRETARIA DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE ASTORIA NATURAL
Por acuerdo de la Sociedad, y con el carácter de circular, se publica én Se-
guida la interesante comunicacion que con fecha 31 de Marzo próximo pasado
se le ha dirigido del Observatorio Meteorológico Central, suscrita por los Seño-
res D. Mariano Bárcena, Director, D. Vicente Reyes y D. Miguel Perez. Su-
plicamos á los señores foráneos, que tengan posibilidad de obsequí arla, lo ha-
gán con el mayor.empeño: dice así:
«Tenemos la honra de participar á esa Sociedad, que por disposicion del
C. Ministro de Fomento se ha-establecido un Observatorio Meteorológico en el
Palacio Nacional, y de cuya OS y cuidado estamos actualmente encar-
gados.
“Conociendo el C. Ministro la importancia de las observaciones meteoroló-
gicas, cuando se extienden en varias direcciones, y se relacionan recíproca-
mente, se ha propuesto fundar otras oficinas auxiliares forá áneas, que estarán
en comunicacion constante con este Observatorio Central, y se podrá, por este
medio, seguir el curso de los fenómenos meteorológicos, su influencia sobre la
salubridad pública, la vegetacion, etc., y aun podrán descubrirse los signos
precursores de los principales meteoros, como se ha hecho en los Estados Uni-
dos, en Alemania y en otros países, di conociendo la importancia de la Me-
teorología, se ha consagrado á su estudio una dedicacion especial.
“Para leg var á:esos resultados nos seria muy útil la cooperacion de los
miembros de esa ilustrada de á la que tenemos la honra de suplicarle
que se sirva enviar una circular á sus socios foráneos para que le remitari las
observaciones termométricas ó de otro género que puedan verificar en sus res-
pectivas localidades.
“Por este medio nos será posible trazar en la Carta de la República las lí-
neas isotermas y las otras que darian a conocer con exactitud la situacion de
jos diversos climas del país.”
A NUESTROS LECTORES. .
Los limitados recursos con que actualmente cuenta la Sociedad para sus gastos,
le impiden A. su periódico con la regularidad que anuncia en su prospec-
to, hasta que el Supremo Gobierno tenga á bien acordar el pago de la subvencion
que le señala el presupuesto vigente, y suspenso desde hace un año.
La Sociedad no desmaya sin embargo en sus tareas científicas, y espera que los
señores socios corresponsales continnarán prestándole sus desinteresados servicios,
y de los señores suscritores la cooperacion que hasta el presta se han servido dis-
pensarle.
Con tanto más motivo la Sociedad de Historia Natural no omitirá E BleaRo
para cumplir fielmente el programa que se, ha trazado, de ócuparse de preferencia
en el estudio de las ciencias naturales patrias, cuanto que solo de esta manera podrá
corresponder debidamente á la benévola proteccion que se ha dignado ofrecerle el
C. Ministro de Fomento, y que ella agradece sinceramente.
. Á los señores socios corresponsales les ruega el infrascrito tesorero se sirvan hacer
circular el prospecto del tomo IV, que adjunto se les remite, y tiene la honra de
participarles que ha cambiado su domicilio á la casa número 4 de la calle del Agui-
la, en donde se ofrece 4 sus Órdenes. y
México, Abril 8 de 1877. + ;
: * Por la Comision.de publicaciones,
Manuel M. Villada
TESORERO.
AS
e ;
ls eS | por el Sr. Dr. Mamuel M. Villada, lo mismo que los que ha hecho el Sr. Dr. Jesus
: Sanchez Acerca de la concha perlera de la Baja California, y los no ménos impor--
tantes que respecto. de insectos hemos recibido de nuestro apreciable y entusiasta
consocio el Sr. e Eugenio Dugds.
S Cupará tambien en el cuarto volúmen de LA NATURALEZA
el lugar que dign mente le corresponde, y en él publicarémos de preferencia; la eon-
Mco tinuacion de , la Sinonimia vulgar y científica. de las plantas indígenas y otras varias
O ro que ¿se cultivan en México, formada por el Sr. D. Alfonso Herrera; la descripcion de
qa mueva. especie vegetal, el Achyrantes Calea ( Tlatlancuaye ), y el estudio de sus
E E propiedadés por el Sr, D. J oaquin Ibañez, la de los Polígonos del Valle de México
. pe debida á los Sres. D. José María Velasco y D. Manuel Villada, y la del Xoxoco
ES (Mahonia pinnata) con la análisis de su materia. ponia: ambos apo hechos
porel Sr. Dr. Manuel Urbina. ENE z
y Para la seccion de mineralogía contamos con idas os entre las eua=-
ES les muy digna es de mencionarse aquí la escrita por nuestro consocio el señor inge-
a niero. D. Severo Navia, quien la intituló: Caractéres que presentan, tratándolos ce
ae qe Lc diversos cuerpos simples Y algunos compuestos artificiales.
o: ) +. Be: darán, además, á á conocer las nuevas especies minerales del país que se descu-
; o bran, con. sus análisis respectivos: las especies minerales extranjeras que tambien se
e descubran en nuestros eriaderos; y los nuevos criaderos de especies minerales del.
, E país, reimprimiéndose. el catálogo de los. que se conocen hasta ahora. :
y En el ramo. de geología se describirán las regiones que ofrezcan interes por la na-
a eza e das ce de que constén, F: los fenómenos a que los hayan pro-
A > Las e formaciones online bendrán un tina lugar; así como los de-
A a á talles de los accidentes enla formacion de rocas sedimentarias, que ilustren respecto.
he osa estratigrafía 6 antigiiedad. -
E stas aptas irán acompañadas d de e ed y cortes esciagioss pal a
E, II Se
E Los fenómenos actuales de volcanismo. in a en artículos. que den un conoci- ES
A miento completo de su extension y actividad; yen la parte de geología descriptiva
ai darán las vistas. pintorescas 6] paisajes que ESO: los efectos de las causas
a actualmente obrando sobre. las rocas. ; :
En el ramo de paleontología del país, que. es casi desconocido en el extranjero, se
emprenderá la descripcion de los fósiles de muestras formaciones geológicas, desde
las más antiguas. hasta las más ps. acompañándolas de los da más pre-
cisos para su clasificacion.
y Se acopiarán: y aid la las varon de fósiles del país, necia en el ex-
Mee
ÉS DR: tranjero; y se comenzará el Catálogo paleontológico, tanto de las faunas antiguas como
a de las floras, discutiendo su correspondencia con. en faunas y floras fósiles del anti-
hos dsc guo continente. +A :
> de Tales son, entre otros muelios, los trabajos científicos que dispuestos tenemos para
e ES darles publicidad y que alternarémos con otros. no ménos inter esantes, ejecutados
PR por naturalistas extranjeros, pero que muy de cerca atañen á nuestro país, como la
excursion eS Hee nee el Sr. Gr 2 al pon ior de las islas Marías, en el
océano Pacífico, las descripciones de insectos mexicanos por los Sréd Saló y Ohe-
yrolat y la continuacion delas notas acercá de las costumbres de las aves de a
co, escritas por el Sr. de Saussure. :
Además, para dar á La NATURALEZA la mayor amenidad posible, “pero este: q. ES
salir del terreno rigurosamente científico, háse acordado publicar en cada dos núme--
ros, con paginacion independiente de la del texto, una Revista científica, enla quese —
consignarán todos aquellos hechos que por su novedad 6 su importancia sean dignos :
de ser conocidos, ya tomándolos de los periódicos científicos del extranjero y de mues-
tro país, 6 adquiriéndolos de nuestros socios, residentes Ó corresponsales, que nos.
participen en extracto los resultados de sus estudios y de sus observaciones. e
Ningun cambio que pudiera redundar en demérito de nuestro periódico se hará EA
su forma y en su impresion, y ántes al contrario, no se perdonará esfuerzo alguno $ ds Ea:
para ilustrar el cuarto tomo como lo están los tres primeros, con láminas en negro ADO
ó de colores, segun lo exija el asunto, en las que el artista, guiado por la ciencia, O A
procurará en cuanto sea posible acercarse á la verdad. A
¿ LOreemos, en fin, de interes anunciar desde ahora, que estando próximo 4 termi-. EEN
nar nuestro laborioso é instruido consocio, el Sr. Dr. Fernando Altamirano, la ver, $
sion al castellano con su respectiva connotacion científica, de la antigua y curiosa obra
del Dr. Hernandez “Historia de las plantas de Nueva España,” edicion española:
en tres volúmenes, se hará de ella, bajo los auspicios de esta Sociedad, una publica
cion independiente de LA NATURALEZA, y que no dudamos se recibirá con aprecio.
———— A
CONDICIONES DE LA SUSCRICION:
“LA NATURALEZA” se publicará mensualmente por entregas, cuyo mínimum será de 16 páginas en cuarto
mayor, excelente papel y tipos escogidos. El valor de cada una es de 2 reales en México y 24 on los Estados,
fráneo el porte: el pago se hará en el acto de recibirla,
Las suscriciones se reciben: ; á
EN ESTA CAPITAL: on la Secretaría de la Sociedad, situada en el Museo Nacional. —Librería del Sr. Aguilar ; 7
y Ortiz, 12 calle de Santo Domingo.—Imprenta del Sr. Escalante, Bajos de San Agustin, núm. 1 |
FUERA DE LA CAPITAL; las reciben los señores socios corresponsales que á continuacion se expresan: ) de
Aguascalientes. -.... Br. D. Ignacio Marin, Montero) - ade mches Sr. D. Jos6 Eleuterio Gonzalez.
Alamos (Sonora)...- . — Antonio Moreno. Morel ae Aristeo Mercado.
Ameca (Jalisco)... — José M. Gutierrez. Tlaxcala com cooo Manuel Ortega Reyos:
AÁNYANGUCO 22 ..- — Celso Sotomayor. E Ad y A José M. Ariza: y
APODO SA e — Miguel Castillo. POMUUT SS Antonio Peñafiel y Bar-
Campeche ..o2= ==. — Joaquin Baranda. YAnco; 54
Cocula (Jalisco)-... — Antonio G. Haro, Puebla oem. AS Joaquin Ibañez, 50h
COMA iaa — Rosalío Banda. QUEFÉLAFO commons Pedro Macornik. 7
ODA ERA t iO — Hugo Finek. San Juan del Rio.--. Agustin Ruiz Olloqui.
Cotija (Michoacan)... — Crescencio García, A AS ISI $ Luis G. Loro. :
DULANGO: ca => — Cárlos Santa María. Francisco Limon.
Guadalajara ..-...-- — Futiquio Murillo. TAMPICO om ==. -.- Cárlos Garza y Cortina.
CUANajualo, 22 0 Cáos Romero. A A A Antonio Caravantes. j
MaravaliO ooo. =... Señora viuda de D. Miguel Que- | Toluca -... .--- — Luis Canobbio, ZUCAÍCCAS. 2. Basilio Moreno. E
MÓNidA- ¿oem .-- - — Juan Dondé. LIMA Momo. Federico Parrugia Sí CE
Manly.
Mineral de Catorce... —
Ignacio Cornejo.
México, Octubre 16 de 1876.
Comision de Publicaciones. Ss
PERIODICO CIENTIFICO
DE LA >
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
TOMO IV.—Entrega núm. 6.
—A >
INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA.
BOTÁNICA.—La Tlatlanenaya de Izúcar de Matamoros, por el Sr. D. Joaquin Ibañez,
socio corresponsal en Puebla.—( Concluye.)
SOBRE LA DISTRIBUCION GEOGRÁFICA DE LOS HELECHOS EN MÉXICO, por
el Sr. Eugenio Fournier.
BOTÁNICA.—Sinonimia vulgar y científica de aleunas plantas silvestres y de varias de
las que se enltivan en México, por el Sr. D. Alfonso Herrera, socio de número.
ZOOLOGÍA.—Nota sobre un ortóptero llamado Timbuche en Guanajuato, por el Sr. Dr.
¿Alfredo Dugts, socio corresponsal. '
LEGUMINOSAS INDÍGENAS MEDICINALES.—Tésis presentada por el Sr. Dr. Fer-
mando Altamirano, socio de número.
e l
MÉXICO
IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE
BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1
| á SECRETARIA |,
DELA 2 bdiA:
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
En la sesion del dia 15 de Noviembre de 1877, el Sr. Socio D. Eufemio Amador leyó lo siguiente:
En momentos en que justamente llama la atencion el hundimiento de terreno, acaecido en el Estado de San
Luis Potosí, he creido oportuno dirigirme á la Sociedad de Historia Natural, contando con su benevolencia, pa-
ra hacer una descripcion de la formacion de aquel terreno. No pretendo tenerlos conocimientos científicos para
describir geológicamente la formacion de aquel Estado, y solo cuento con la práctica que me ha dado una larga
permanencia en San Luis; por lo que ruego á los ilustrados miembros de la Sociedad, que hoy más que nunca,
hagan uso de su bondad para conmingo, disimulando los errores en que indudablemente caeré por mi falta de co-
nocimientos, y que no vean en estas mal escritas líneas, sino nna prueba de gratitud por la bondadosa acogida
que inmerecidamente he recibido. $
Comenzaré por describir la situacion de la capital del Estado de San Luis Potosí, que se halla en un valle, li-
mitado al Norte por los cerros de la Parada ó de San Miguel Mesquitic; al Sur, por la Sierra de Bernalejo, cer-
ros de la Pila y San Miguelito; al Oriente, cerro de San Pedro y cerros de Laguna Seca; al Poniente, por los
cerros de Escalerillas, .
El valle de San Luis, en lo general es árido, porque la tierra vegetal que lo cubre es una capa tan delgada,
que el arado en muchas partes la penetra hasta el fondo, tocando en el tepetate, especie de arenisca que cubre
todo el valle y que en grandes espacios está enteramente á descubierto; sin embargo, los puntos poblados están
cubiertos de REnabra vegetación, debida al carácter activo y enérgico de sus habitantes, que la alimentan con
el agua que á fuerza de brazo extraen de profundos pozos. 4
Como he dicho, el suelo del valle de San Lyis está formado de una arenisca calcárea, apénas cubierta de tierra
vegetal: bajo esta costra de arenisca, que es bastante compacta y cuyo espesor varía desde 3 480 metros, se en-
cuentran capas alternadas de arena, piedra rodada calcárea y arcilla impermeable; hallíndose en estas capas
agua en abundancia y con una corriente invariable de Poniente á Oriente; siendo ésta tan poderosa, que hay po-
zos en que se han estrellado'todos los esfuerzos hechos para desagnarlos.
Las corrisntes superficiales son hácia el Oriente, y se puede decir que todas las vertientes del valle son tri-
butarías del Rio de Santa María, el que atraviesa la Sierra Madre, y se une al Pánuco cerca de Rioyerde,
, Como ya manifestó, las corrientes interiores siguen el mismo rumbo que las superficiales, lo cual está compro-
bado por más de veinte mil pozos que 0 existen en el valle, atravesando las aguas como Le dicho, por las capas
de arena, piedra rodada y arcilla, que so alternan hasta encontrar el granito, hallado en los sondeos practicados
para formar pozos artesianos,
Entre las corrientes superficiales, huy una notable, y es un torrente llamado Rio de Tlascala, que pasa á la oriJla
do la enpital: este torrente, en tiempo de secas, apénas conserva agua, pero enla estacion de lluvias lleya un cau-
dal inmenso, puesto que su cauce tiene por término medio 50 metros de ancho, y muchas veces las aguas se elevan.
hasta 3 metros, manteniéndose así muchas veces al año, por intervalos de 3 4-8 dias. En países montañosos nada
tiene de extraño un torrente así; pero el de que me ocupo, tiene la particularidad, de que todas sus aguas desapa-
recen á 2 leguas de San Luis, absorbidas por rezumaderos, que ocupan un espacio pequeño. Estos rezumaderos,
quedan marcados algunos años en la superficie de la tierra, en forma de pequeños embudos.
Personas curiosas, deseando averiguar adónde volvian 4 aparecer estas aguas, han puesto en los rezumaderos
paja y otros vegetales, los que, acarreados por la corriente subterránea, se han vuelto á ver en el Rioverde,
quedando así demostrado, que ambas corrientes siguen el mismo rumbo y tienen un mismo desemboque.
Caminando dela capital para Rioverde, se pasa al pié del cerro de San Pedro, cuya capa exterior es una caliza
compacta, probablemente eretácea, y abajo, hasta una profundidad de 300 varas, marga silicífera; despues se ha
encontrado la clorita y talco pizarra, algunas inyecciones de pórfido traquítico y basalto; siendo de notar, que
debido á las capas permeables, las minas del cerro no tienen agua; pues, segun algunos ingenieros, ésta, filtrán-
dose por ellas, pasa á unirse á la corriente subterránea que tiene su orígen en el valle de Sgn Luis.
Más allá, en Laguna Seca, la caliza cretácea está manifiesta por todo el camino. Continuando para la hacien-
da de la Corcovada, sigue el mismo terreno, encontrándose' accidentalmente, la siliza. En esa misma hacienda,
en el aguaje de los Martinez, se ve el pórfido, y en él se han encontrado laminitas de labradorita. Asimismo
se encuentra en dicha hacienda el basalto en todas sus variedades. De aMí para adelante, casi en toda la super-
ficie, se ve la caliza cavernosa alternando con vetas 6 inyecciones de pórfido, cuarzo y granito (segun creo
el último secundario), hasta Rioverde, en cuyas inmediaciones empieza el llamado Malpaís, que.es un terreno
volcánico. b
Hecha la precedente descripcion, supongo, como consecuencia, que el aid habido en las inmediaciones
de Rioverde, es debido al trabajo incesante de una corriente subterránea que, atacando la esteatita Ó magra, ha'
,
a
o
PERIÓDICO CIENTIFICO
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
TOMO 1V.—Entrega múm. 7.
A A
INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA.
LEGUMINOSAS INDÍGENAS MEDICINALES.—Tésis presentada por el Sr. Dr. Fer-
nando Altamirano, socio de número. (Contimúa.)
REVISTA CIENTÍFICA de México y el extranjero.
CRÓNICA.—El Sr. Dr. Guillermo Shaffner.
MÉXICO
IMPRENTA DE IGNACIO ENCALANTE
BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1
CATATOGO
Dr LAS OBRAS QUE EN LA ACTUALIDAD EXISTEN EN LA BIBLIOTECA PARTICULAR DE LA So= A
CIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL, A DISPOSICION DE LOS SEÑORES SOCIOS QUE
DESEEN CONSULTARLAS; DISPUESTO EN EL ORDEN DE LAS FECHAS EN QUE HAN SIDO PU- yA
BLICADAS. ,
EN FRANCES.
(CONTINÚA.)
Dictionnaire raisonné d'Histoire Naturelle, par M. Valmont de Bomare. T.
I. Paris, 1775. Un vol. en folio. e
Cours d'Physiologie generale et comparte, E M. Deer de Blainville. T.
EITIITT. Paris, 1833. Tres vol. en 4? :
Monographie des Cetoines et genres volsins, par M. H. Gory et M. A. Per-
cheron. Paris, 1833. Un vol. en 4? mayor
Histoire naturelle des Insectes Hyménopteres. par M. Le Comte A. Lepe-
letier de $. Pagan T. EX-ITEIV avec un Atlas. Paris, 1836. Cinco vol.
en 4?
Histoire Naturelle et Iconographie des Insectes Coléoptéres, par M. F. L.
de Laporte et M. H. Gory. T. I-T-UL. 1837-41. Paris. Tres vol. en 4? mayor.
Cours elementaire d'Histoire Naturelle. Botanique par A. Jussieu. Paris,
1840. Un vol. en 82 mayor. %
Histoire Naturelle des Insectes. Névroptéres. M. P. Rambur. Paris 1842.
Un vol. en 4* :
Note monographique sur le genre Amphidesmus, par M. Guerin-Meneville.
Paris 1844. Un cuaderno en 42
Annales de Flore et de Pomone du Journal des Jardins et des Camps. zu
serie, M. Rousselon, redacteur en chef. Paris 1847. Un vol. en 42
Monographie des Guépes solitaires ou de la tribu des Eumeniens, pe Hen-
ry de Saussure. Paris, 1852. Un cuaderno en 4?
Descriptions de quelques Crustacds nouveaux de la cóte' occidentale du Me-
xique, par M. H. Saussure. Paris, 1853. Un cuaderno en 42
Elements de Physique experimentale et Meteorologie, par M. Ponillet.
Septiéme Edition. Paris, 1856 (Texte et Atlas). Tres vol. en 4? Md
Neuviéme Memoirs sur la famille des Fongeres, par A. L. A. Fée. Stras-
bourg, 1857. Un cuaderno en folio. EN
Lettres sur les roches du Jura, par J. Marcou. Paris, 1857-60. Un vol. en 4? qa A
Annales des Sciences Naturelles. T. XVIII (3”" Serie). T. V-VI (5”* Se- o
rie). Paris, 1829-66. Dos vol. en 4? pd,
Archives de la commission scientifique du Mexique. T. II, 2”* livraison, Pa AN
ris, 1866. Un cuaderno en 4?
NATURALEZA!
AAA A A
PERIODICO CIENTIFICO
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
TOMO IV.—Entrega núm. $.
áí- — - AY ÁAA——
- INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA.
LEGUMINOSAS INDÍGENAS MEDICINALES.—Tésis presentada por el Sr. Dr. Fer-
nando Altamirano, socio de número. (Contimía.)
NorTa.—Las figuras 1, 2 y 3 de la lámina que acompaña esta entrega, representan el horno para
el temple del vidrio, descrito en la última Revista; las figuras 4 y 5, el nuevo heliofotómetro que
aparecerá en la próxima.
MÉXICO
IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE
BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1
SECRETARIA
DELA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL.
——oI HA
y
En la sesion del 8 de Agosto de 1877, el Sr. Eduardo Armenta leyó lo siguiente:
“En Setiembre de 1862, tuve el gusto de leer una Memoria que el Sr. Niepce de
S' Victor habia elevado á la Academia de Ciencias de Paris, sobre nuevas propie-=.
dades de la luz. En ella, su autor decia: que exponiendo diversos cuerpos á la inso=
lacion, llevados en seguida á la oscuridad, y puestos en contacto con papeles.
fotográficos preparados de diversas maneras, despues de cuarenta y ocho horas de
accion, se obtenian reproducciones exactas de los cuerpos en experimento. Las
sustancias de que se habia servido para su reproduccion, eran el algodon, la made-
ra, varios metales y algunos cuerpos eflorescentes; pero que no habia podido obtener
de ellos una prueba negativa, pues los agentes fijadores fotográficos eliminaban, no
solamente las partes no afectas, sino áun las impresionadas; “añade que ci de
varios ensayos, prescindió vista la imposibilidad. E
Como casualmente hacia yo os muy semejantes, llamaron vivan
mi atencion esos trabajos, me atreví 4 compararlos con los mios, y advertí, que. el
Sr. Niepce de S' Víctor en sus agentes fotográficos, no habia hecho uso del amonio=
nitrato de plata, del cual yo me servia de preferencia al simple azotato del mismo
metal; porque en mi concepto, sus tintas son más firmes, mayor la intensidad de.
ellas, y rapidez en su accion.
En esa época no se hacia en México uso de esa sustancia, y yo la preparaba pa
ra emplearla en el papel salado, de la manera siguiente:
Aena destilada o 200 . . 1,000 gramos.
'AZO Tato de platas daras dera a O
Solucion de gas amoniaco á 220, la precisa para disolver el precipitado.
El papel del cual me servia era Saxe, y la fórmula del baño salado, ésta:
Agua destilada. . 1... .. 0.0. 2... -.1,000/gramos,
Cloruro de bario. . IE EI nes
Inmersion del papel en este baño, 5”. Y
Despues de seco el papel, lo ponia por una de sus caras en contacto con el amo-
nio-nitrato de plata el mismo tiempo, 5”.
Preparado el papel con mayores pr ecauciones de las que en la práctica. comun se.
requieren, esperé la llegada de la noche (operaba en pleno día ), y sin proveerme de
luz artificial, tomé al acaso un libro de una caja que hacia más de cuatro meses ha- Y
bia estado cerrada y careciendo de luz; además, el libro no estaba abierto y ni remo-
tamente podia suponerse que la luz podia haberlo herido; entre sus hojas puse otra
del papel preparado y esperé ansiosamente cuarenta horas; al cabo de este O E
obtuve una perfecta negativa, la cual se prestó fácilmente á ser virada y fijada (esta
primera prueba la conservo aunque está casi ya perdida). Repetí varias veces estas.
experiencias sobre distintos cuerpos, siempre satisfactoriamente, ó al ménos, ¡l con
más felicidad que el Sr. Niepce de S* Víctor.
Debo hacer una aclaracion: cuando operaba sobre distintas atenas obtenia me-
jores resultados siempre que habia un manifiesto contraste de colores, e como azul y E
E DER A
NATURALEZA!
PERIODICO CIENTIFICO
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
TOMO IV.—Entrega múm. 9,
> ANO AÁA2
> INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA.
LEGUMINOSAS INDÍGENAS MEDICINALES, por el Sr. Dr. Fernan-
do Altamirano, socio de número. (Concluye.) ,
ALGUNAS RECTIFICACIONES Á LA MEMORIA ANTERIOR, por
el Sr. Alfonso Herrera, Presidente honorario perpétuo.
ESTUDIO sobre los caractéres que presentan, tratados al soplete, sobre
el carbon, aleunos cuerpos simples que son susceptibles de dar pegaduras,
ete., por el Sr. Severo Navia, socio corresponsal en Guanajuato.
REVISTA CIENTÍFICA. —CRÓNICA.
SECRETARÍA.—Acta de la sesion del dia 17 de Enero de 1878.
MEXICO
IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE
BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1
Le a A II A BIE SN A RO AAN
CATALOGO o
Dx LAS OBRAS QUE EN LA ACTUALIDAD EXISTEN EN LA BIBLIOTECA PARTICULAR DE Be So- e
-CIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL, A DISPOSICION DE LOS SEÑORES SOCIOS * QUE RATES 4
DESEEN, CONSULTARLAS; DISPUESTO EN EL ORDEN DE LAS FECHAS EN QUE HAN SIDO PU-
BLICADAS. 1
EN FRANCES.
(CONTINÚA.)
OBSEQUIO DEL SR. DR. EUGÉNE FOURNIER, SOCIO CORRESPONSAL EN PARIS.
Recherches sur la famille des Cruciferes, par E. aida Paris, 1862. Un
cuaderno en 42
De la fécondation dans les Phanérogames, par E Paris, 1866. Un cuader-
no en 42 qe p
'Recherches anatomiques et taxonomiques sur la famille des encia de.
par id. Paris, 1865. Un cuaderno en 42
Revue des Cours Scientifiques, dic. Congrés international de Botanique de
Paris. Compte-rendu par id. Paris, 1866. Un cuaderno en folio.
Etudes sur le genre Hesperis, par 1d. Paris, 1868. Un cuaderno en 42
Société Botanique de France. Session extraordinaire a Pontarlier, (conte-
niendo artículos del mismo autor). Paris, 1869. Un cuaderno en 4?
Sur la dispersion géographique des Fougéres de la Nouvelle-Caledonie, par
ld. Paris, 1869. Un cuaderno en 42 ( So
Sur la distribution géographique des Fougéres du Mexico, par id. Paris,
1869. Un cuaderno en folio.
Sertum Nicaguarense. 1 Filices, par id. Paris, 1872.
Mexicanas Plantas dc.: enumerandas curavit E. Fournier. Pars Prima. Cryp-
logamia, 1872, (texto latino.)
EN ALEMAN.
"Verhandlungen der Schweizerischen Naturforschenden. Gesellschaft in Ein-
siedeln. 1868. Un cuaderno en 42
Verhandlungen des naturhistorischen. Vereins der preussischen Rheilande
und Westphalens. Heraus gegeben von Dr. C. J. Andra. Bonn. 1870-71-72- +
73-74-75 und 76, erste hiilfte. 13 vol. en 4? |
Verhandlungen des botanischen Vereins der Provintz Brandenburg. Berlin, de
1872. Un cuaderno en 4?
Auszug. aus dem Monats honibhó der kónigl Akademie der Wissensehaften
zu Berlin. 1873. Un cuaderno en 4? |
Abhandlungen des Matematisch-Physikalischen ches der Kóniglioh Ba-
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a cuerpos pies que: son lecopaMiás de dar pegadas, ete., po el Sr. Severo Navia, socio”
eS pea en Gnanajnato. (Concluye.)
+ HISTORIA NATURAL DE LAS ISLAS DE LAS PS MARÍAS. Y SOCORRO.
—Por el Coronel 'Andrés ed e E pod £ 255
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"IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE:
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O
SECRETARIA DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL.
En el núm. 22 del tomo 1. del Boletin del Ministerio de Fomento, correspon-
diente al año próximo pasado, se publicó lo siguiente:
Dictámen acerca del plantío del “Arbol del Peru” en el Valle de México.
“República Mexicana.—Ministerio de Fomento, Colonizacion, Industria y Co-
mercio.—México.—Seccion 32— “Sociedad Mexicana de Historia Natural ”—
Museo Nacional. —Conforme al deseo de vd. manifestado 4 esta Sociedad por
conducto de su presidente el Sr. Bárcena, para que ella diese su opinion res-
pecto á los inconvenientes que se supone tener el plantío de árboles del Perú
en las calzadas del Valle de México, tengo la honra de remitirle el dictámen
discutido y aprobado por la Sociedad, y que le fué presentado por la Comision
nombrada para estudiar la cuestion.
Protesto 4 vd. mi mayor consideracion y respeto. México, Julio 17 de 1877.
—Jesus Sanchez, 1% secretario.—C. Ministro de Fomento.—Presente.”
Dictámen presentado por los que suscriben, acerca de las supuestas propiedades
nocivas del árbol del Perú.
La Comision encargada de dictaminar sobre los inconvenientes que podria te-
ner el plantío de árboles del Perú, Schinus molle en el Valle de México, tiene
la honra de exponer ante esta ilustrada Sociedad, que el árbol en cuestion es
seguramente uno de los más interesantes, por los diversos productos que sumi-
nistra á las artes, á la medicina y á la industria; su madera es resistente y elás-
tica, por cuya razon se emplea para la fabricacion de fustes y en la maquinaria;
su corteza se usa como astringente y balsámica; sus hojas como resolutivas; “la
resina que exuda su tallo se precoñiza paraa curacion de las cataratas; sus fru-
tos contienen notable cantidad de azúcar, y sometidos á la fermentacion, pro-
ducen una bebida agradable, alcohol y vinagre.
“Sobre sus ramas vive un insecto del género Coccus, cuyas hembras, despues
de fecundadas, se cubren de una materia cerosa de propiedades semejantes á las
de la cera de abejas, y podrian utilizarse en la fabricacion de velas y demás usos
á que se destina este producto, como lo hacen los chinos con la del Coccus ce-
vífera.
“¿Sus frutos, como es sabido, se emplean para la alimentacion de las aves ca-
noras.
“Además, este árbol presenta la ventaja de desarrollarse en terrenos áridos
y áun salinos; cualidad que lo hacen. verdaderamente recomendable en algunas
localidades, como son las orillas de los lagos que se hallan situadas al Norte y
al Oriente de esta capital.
"“Un plantío en grande de dicho vegetal, no solo en las calzadas, sino en Estodo E
el Valle, nos proporcionaria, además de los productos mencionados, -un exce-
lente combustible, cuya falta es ya sensible en esta ciudad.
“Con. respecto á los inconvenientes, el único que le atribuye el vulgo es el de
ocasionar dolores de cabeza, y este efecto no está confirmado por ninguna ob-
servacion científica. Al contrario, se lee en una de las Gacetas de Alzate, que
los rancheros hacen enramadas para sombrearse, y no les produce ningun mal.
Nosotros mismos hemos estado por algun tiempo á la sombra de estos árboles,
sin experimentar ningun accidente. Tambien sabemos de algunas personas que
acostumbran sombrearse diariamente debajo del mismo árbol sin sentir moles-
tia alguna. |
“Las aves no solo se posan en este árbol, sino que varias fabrican entre las
ramas sus nidos, lo que no harian si les fuera nocivo. Esto demuestra, que si
estos animales dotados de un organismo más sensible que el nuestro á los agen-
tes tóxicos, no sufren ningun accidente, tampoco el del hombre debe experi-
mentarlo.
No obstante, es probable que algunas personas de un temperamento excesi-
vamente nervioso, sufran algun dolor de cabeza cuando respiren por algun tiem-
po el aire cargado de la esencia de este árbol, lo mismo que les sucederia. con *
alguna otra planta aromática.
“Por las razones expuestas, proponemos á la deliberacion de esta Sociedad
las siguientes proposiciones:
12 El plantío de árboles del Perú en el Valle de México es de da muti-
lidad. ¿
“92 Las emanaciones de este árbol no pueden. considerarse como nocivas.
«32 Suplíquese al C. Ministro de Fomento dé sus órdenes, si lo estimare
conveniente, para que se propaguen en el Valle de México éste y otros árboles
útiles.
“México, Julio 12 de 1877.—Gumesindo Mendoza.—Alfonso Herrera.—Fer-
nando Altamirano.
“Es copia. Jesus Sanchez, primer secretario.”
Seccion 32—Con el oficio de vd. fecha 17 del actual, se recibió en esta Secre-
taría el Informe relativo al plantío de árboles del Perú en las calzadas del Va-
lle de México: en contestacion me es satisfactorio manifestarle, que el C. Presi-
dente de la República, 4 quien dí cuenta con el propio Informe, se ha servido
acordar que por conducto de vd. se den á esa Sociedad las más expresivas gra-
cias por el empeño que toma en coadyuvar al adelanto y mejoramiento de los
importantes ramos que tiene á su cargo, haciendo á vd. presente que se toma-
rán en consideracion las tres proposiciones con que termina el Informe de que
se trata, emitidas por los miembros de la Comisicn de su misma Sociedad, nom-
brados al efecto para el estudio del asunto.
Libertad en la Constitucion. México, Julio 23 de 1877.—Riva PALAcIo.—
C. Jesus Sanchez, primer secretario de la Sociedad Mexicana de Historia Na-
tural. —Presente.
El Gefe de la Seccion 3*,
LI. GARFIAS.
TESORERÍA.
MaAzaTLAN.—Sr. D. L. C. Por conducto del señor encargado de los negocios de Italia, re-
cibí en Febrero último $2 15 cs. que me remitió vd. por suscriciones á «La Naturaleza:» le
doy las gracias.
Orizapa.—Sr. D. J. M. A. En Febrero último me fueron entregados los $'7 que me habia
vd. anunciado con anterioridad, y de que le acusé recibo, así como las entregas sobrantes: rei-
teramos á.vd. nuestro agradecimiento.
PuepLa.—Sr. D. J. 1. Mucho agradecerémos á vd. se sirva formar la mueva liquidacion
de las entregas de «La Naturaleza» que recibe, y remitírmela: disimule yd. mis molestias.
Cocuza (Jalisco). Por falta de oportunidad no he girado por la cantidad, que segun aviso
tiene vd. á mi disposicion; lo haré tan luego como aquella se pESsantO, aumentando el importe
de las entregas que le he remitido despues.
Maravanio.—Sra. D.? J. D. Segun su última liquidacion, y que tuvo vd. la bondad de pa-
gar á nuestra órden, la nueva cuenta comienza con la entrega 4.* del tomo en publicacion: repi-
to á vd. las gracias.
GUANAJUATO.—Sr. D. C. R. Agradezco á vd. haya cubierto mi libranza de $17 62 cs,, por
saldo hasta el núm. 5 del tomo IV de «La Naturaleza.»
Tampico.—Sr. D, €. G. y €. A la fecha le habrá sido á vd. presentada una libranza de
$16 25cs, que giré á su cargo, conforme á la liquidacion que formé segun aviso y que supe
go habrá recibido.
QUERETARO.—Sr. D. P. M. Ruego á vd. me diga á cuánto asciende la cantidad que tiene
en su poder por cuenta de suscriciones á «La Naturaleza», pues por falta de conducto no ha-
bia girado por los $9 que segun aviso tiene á mi disposicion, siéndome ahora posible hacerlo.
A LOS SEÑORES CORRESPONSALES
Les suplico me den aviso de las cantidades que hayan recogido por suscriciones á este pe-
riódico.
México, Agosto 31 de 1878.
MANUEL M. VILLADA,
Tesorero.
«es
yerischen Akademie der Wissenschaften. Munchen. 1870-71-73-7 4-75. 7 cua-
dernos gruesos en folio.
Sitzungsberichte, derid. Munchen, 1871-72-73-74-715-76-77. 3 vol. y 6 cua-
dernos en 4? :
Inhaltsverzeichniss zu e 1860-70 der id. Munchen. Un cuaderno
en 4?
Denkschrift auf Christ. Erich Hermann von Meyer von Carl. Alfred. Zittel.
Munchen. 1870. Un cuaderno en folio. : :
Die Aufgabe des Chimischen Unterrichts. £c. Rede dc. von Dr. E. Erlen-
meyer. Munchen. 1871. Un cuaderno en folio.
Der Antheil der. k. b. Akad. der Wisseensch. dc. Vortrag. dic. Erie von
W. Beetz. A 1873. Un euaderno en folio.
Munchen, 1873. Un. a en folio.
Dr. Justus Freihern von Liebig zun Godichinisd Rede, dc. von Dr. Max
von Pettenkofer. Munchen. 1874. Un cuaderno en folio.
. Heber den Einfluss des F. J. von Liebig auf die Entwicklung der Physio-
logie, von Dr. Th. L. W, von Bischoff. Munchen. 1874. Un cuaderno en folio.
Die geognostische. Durchforschung Bayerns. Rede dc. gehalten vor Dr. C.
W. Giimbel. Munchen. 1877. Un cuaderno en folio. he
Leopoldina. Amtliches Organ der Kaiserlich Leopoldinisch-Carolinischen
Deutschen Akademie der Naturforscher. Dresden. 1871-72-73-74. Un vol.
en folio.
Bulletin de la Société Tmbáriale e des Naturalistes de Moscou. 1873, n* 1;
1874, núms. 1-2-3-4; 1874, núms. id; 1876, núms. id; 1877, núms. id. 18 vol.
en 4? (texto en aleman y francés).
Nouveaux Memoires de id. Moscou. 1876. Un cuaderno en folio.
Verhandlungen der Kaiserlich-Kóniglichen Zoologisch-botanischen Gesells-
chaft in Wien. XXI. XXII und XXIV bandes. Wien, 1871-72-77. 3 vol. en
4? mayor.
- Die Grundlagen des Vogelschutzgesetzes von G..R. von Frauenfeld: Wien,
1871. Un cuaderno en 42
Die unseren kulturflanzen schiidlichen Insekten von G. Kiinstler. Wien,
1871. Un cuaderno en 42: :
Ueber die Weizenverwiisterin Chlorops teeniopus Meig dec. von Prof. Dr.
M. Nowicki. Wien, 1871. Un cuaderno en 42
Bulletin de la Société Royale de Copenhague. 1871, núms. 2-3; 1872, núms.
1-2; 1873, núms. 1-2-3; 1874, núms. 1-2-3; 1875, núms. 2-3; 1876, núms. 1-2.
Kjobenhawn. 14 cuadernos en 42 (texto aleman). .
(Continuará. )
TURNO DE LECTURAS. . l A
EN LAS SESIONES DE LA SOCIEDAD DE «HISTORIA Nile. EN EL ULTIMO.
TERCIO DEL PRESENTE AÑO.
SETIEMBRE.
5 Altamirano D. Fernando.....coorooromeroo... -Barroeta D. Gregorio.
12 Barcena D: Mariano: cececoocaconecacaanos ns Cornejo D. Ignacio.
19 Cordero y Hoyos D. Francisco......o........ Dondé D. Juan. -
26 Ducommun Di Adolfo codec den da od0 deLiab a 'Dugés D. Alfredo.
OCTUBRE :
3 Ferrari D. Fernando....... CA de Dugés D. Eugenio.
IO HHerrera MD Alonso sacas enojo Fernandez D. Vicente,
17 Laso de la Vega D. José M....occcconcocooo. Finck D. Hugo.
24 Mendoza D. Gumesindo.....ocoomomoooreccoo.. Garza y Cortina D. Cárlos.
31 Montesdeoca D. Rafael...oomcconoo...o.. POS Gonzalez D. José E.
fi NOVIEMBRE.
7 Ortega y Reyes D. Mamuel.....oomcommoo..o. Heinemann D. Cárlos.
PAR De o pato Ibañez D. Joaquin.
AGRADA oca land aaó +. Limon D. Francisco.
23/Danchez Da Jesus actos maso unio Sas plsela Moreno D. Aniceto.
DICIEMBRE.
5 Sologúren D. Fernando...ocoomtmccocoscncno. Moreno D. Basilio.
1 US ramal e oadsdboddsssos boda Murillo D. Eutiquio.
NOE ein obsare Navia D. Severo.
26 Villada D: Manuel apoco cani ouesenono mao de Peñafiel D. Antonio.
—=ooo—
ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MEXICO.
Se ha publicado la cuarta entrega de este periódico. Consta de cuarenta páginas en folio y
tres litografías: los dibujos de dos de ellas, ejecutados con todo arte, fueron tomados del natu-
ral por el afamado paisajista, Sr. José M. Velasco. Contiene las materias siguientes: Códice
Mendozino, por el Sr. M. Orozco y Berra (continuacion). Las Pirámides de Teotihuacan, por
el Sr. G. Mendoza. Materiales para la formacion de una obra de paleontología mexicana, por el
Sr. M. Bárcena (continuacion). Su precio en la capital es de $1 y en los Estados, franco de por=
te, $1 25 cent. Se halla de venta en la Secretaría del Museo Nacional, en 18 imprenta del
Sr, Escalante y en la librería del Sr. Aguilar y Ortiz.
GACETA AGRICOLO-VETERINARIA.
Ha salido á luz la entrega 12 de esta útil é interesante publicacion, órgano de la Sociedad -
«Ignacio Alvarado» y de la Escuela Nacional de Agricultura, y que se publica mensualmente
con toda regularidad. Su precio en la capital, 25 es., en los Estados, franco de porte, 31cs.
Se halla de venta en Mexico, en la librería del Sr. Aguilar y Ortiz, y fuera en la casa de sus
* corresponsales,
sepia, negro y blanco, rojo y rosa, etc., por ejemplo: la negativa de un libro en el que
habia letras negras y fondo blanco, era sin comparacion más hermosa que la tirada
de un simple copo de algodon. :
De estas pruebas deduje: 6 que la luz no era la que reproducia las imágenes, 6
que se conservaba indefinidamente en los cuerpos que afectaba. Preocupado con es-
ta idea me aventuré á hacer nuevas investigaciones.
Nadie de los que conozcan un electróforo ignora la manera de cargarlo, y que
para ello se prefiere la piel de un gato por desarrollar más fácilmente el fluido eléc-
trico; y en general, nadie ignora que un gato, es uno de tantos animales que produ-
cen una cantidad considerable de electricidad; pero todos ignoran que el mismo
animal puede servir de máquina eléctrica y cargar una botella de Leyden.
Todos saben igualmente, que acariciando y pasando una mano por el dorso de un
gato, se desprenden débiles chispas perceptibles solamente al oído y á la vista, pero
-no al tacto; yo he hallado la manera de hacer de un gato una verdadera máquina
eléctrica, y hacer sentir las chispas produciendo una ligera conmocion; para esto,
basta tomar el gato, aislarlo, y frotarle con una mano el dorso en el sentido de su
longitud, ascendiendo y descendiendo la mano sin dejar de frotar en ambos senti-
dos; despues de repetir esta maniobra algunos segundos, se expone un dedo de la
otra mano, en el esternon del animal, en la cuenca de la oreja, en la extremidad de
la nariz ó en algun otro punto de la cabeza, 6 inmediatamente de cualquier lugar
de estos se desprende una chispa eléctrica demasiado sensible.
De mis observaciones, aprendí, que no es indiferente tomar un gato de cualquier
color ni en todas las cireunstancias para que el fenómeno tenga fácilmente lugar, y
para esto, deben atenderse estas reglas: 1? Aislar al animal. 22 No ensayar estan-
do el tiempo húmedo. 32 Evitar las corrientes de aire. 4% Procurar que el animal
haya estado algun tiempo expuesto á la accion de los rayos solares. 5% Que el ani-
mal sea negro de color, 6 al ménos oscuro. La regla 4* no es estrictamente necesa-
ria, pero produce mejores resultados observándola. 6% Si se frotare el dorso del ani-
mal con la mano derecha, se deberá desprender la chispa con la mano izquierda, Ó
vice versa; pero una vez puesta la mano en un lugar, no hay que invertir el órden,
es decir, no deberá ponerse indiferentemente la que se puso una vez en el dorso, en
el esternon; de la misma manera, la que se puso en éste no deberá cambiarse á
aquel, pues el efecto no se producirá y seria preciso esperar algunas horas para vol-
ver á comenzar.
No he podido explicarme la causa de esta neutralizacion, y qué influencia Ó re-
lacion pueda haber en medio cuerpo del hombre con la mitad del de el animal, ni
cómo es que el cuerpo humano no estando aislado no disipe Ó recomponga la eleec-.
tricidad. >
Operando segun estas reglas, se observarán varios fenómenos curiosos y dignos
de un detenido estudio. Si se toman dos gatos, uno blanco y otro negro, y se expo-
nen una media hora ála accion de los rayos solares, y despues se llevan separada-
mente á una pieza oseura y se hace producir en ellos la chispa eléctrica de la mane-
ra dicha, se notará que el tiempo que el gato blanco funciona como máquina éléctri-
ca, tiene respecto del gato negro una duracion muy corta, pues en aquel, la accion
se prolongará cuando más una hora, siendo cada vez menor, miéntras que en el se-
gundo la accion durará muchas veces hasta ocho dias (sobre todo si el tiempo guar-
dare las mismas circunstancias que las del momento en el que se experimenta). El
gato blanco conserva su potencia eléctrica tanto como el negro, si en ambos la ex-
periencia se practicare en el sol. /
Muchas otras han sido las observaciones que sobre distintos objetos he hecho, y
todas conducen á los mismos resultados.
Se expone á la insolación un lienzo blanco de algodon de tres metros de largo
sobre dos de ancho, debajo de €l y en contacto de todos sus puntos, un género negro
de lana de las mismas dimensiones, y despues de una hora de exposicion al sol, se
desprenden violentamente uno de otro procurando desunirlos; en el acto de la se-
paracion, si ésta se hiciere en el lugar mismo en el cual estaban expuestos los lien-
zos á los rayos solares, se percibirá el ruido de una série de chispas eléctricas; pero
si la misma operacion se hiciere despues de haber retirado los lienzos y llevádolos á
una pieza oscura, uno y otro género ya separados, quedarán electrizados por mucho
tiempo, estando el blanco cargado de electricidad negativa y el negro con la posi |
tiva.
sus manos un bulto, otra persona puede extraer del individuo aislado, chispas, que
éste sentirá cada vez que en él se opere.
En uno y otro caso se pueden estar extrayendo chispas visibles. y sensibles; por
más de una hora del género negro, y mucho ménos tiempo del lienzo blanco, pues
la accion de éste termina ántes que la de aquel.
Es de suponerse que la cantidad de electricidad acumulada en ambos géneros, de-
be ser la misma en el acto de la descomposicion, pero que se disipa con mayor fa-
cilidad en el blanco que en el negro, precisamente por la diferencia de color. En
este caso, tambien pudiera suponerse que esta diferencia era debida á las distintas -
materias con las cuales los géneros han sido elaborados; pero esto no puede ser,
pues los gatos, como ántes hemos visto, no son de distinta materia y sí de diverso.
- color, y producen fenómenos semejantes.
Si ántes de haber completamente descargado los géneros, se unieren como esta-
ban al comenzar la operacion, la electricidad se encontrará recompuesta; mas si se
volvieren á separar siempre con violencia, se advertirá que están cargados de ambas
_electricidades como la vez primera: esta operacion puede repetirse muchas veces -
sin pérdida aparente de electricidad; al juntarse los dos lienzos, ésta se encuentra en
estado latente y no se disipa, ya sea que los géneros se pongan aislados ó en con-
tacto de buenos conductores.
Si con una tinta hecha con sulfato de protóxido de fierro, huisache (6 un equiva-
lente), romero silvestre, cloruro de sodio y agua, se tiñere un género de lana deján-
dolo en la tinta cuarenta y ocho horas, despues lavado repetidas veces en agua
limpia y puesto á asolear, y ántes de estar completamente seco (esto es, apénas
Si el operador se aislare y tomare en sus manos uno de los lienzos rales en El
húmedo), se planchare y se volviere á poner al sol, este género conservará indefini-
damente un desarrollo contínuo de electricidad al menor roce, 4la menor frotacion;
mas si otro género igual hubiere sido teñido y lavado de la manera dicha, y puesto
á secar á la “sombra, 6 mejor en una pieza oscura, no manifestará indicio alguno de
electricidad.
Finalmente, si sobre un lienzo de algodon (manta), restirado en un bastidor, á la
manera de las telas de los pintores, se adhirieren unos pliegos de papel de China
de color ORGHIrO, negro ó sepia, con una disolucion de dextrina ó cola de almidon, y
se expusiere á la accion del sol, y despues de una hora se colocare el bastidor ver-
ticalmente y se tomare un pliego de la misma clase de papel, pero de diverso color
(blanco, azul, rosa, violeta, etc.), y se extendiere con ambas manos del centro á los
lados, de manera que todas sus partes queden en contacto íntimo con el lienzo
preparado, este papel se adherirá fuertemente al encolado en el bastidor, y per-
manecerá allí muchos minutos hasta tanto que se le acerque otro cuerpo. Si esto
sucediere, el papel se desprenderá del lienzo para pasarse y adherirse al cuerpo que
se le aproxime, se detendrá allí un momento, y volverá á pasar al lienzo electrizado.
Si un hombre se colocare sobre un banquillo aislador y desprendiere el papel por
uno de sus ángulos hasta sus tres cuartas partes próximamente, y lo soltare des-
pues, el papel recobrará su primera posicion; y si lo desprendiere casi en su totali-
dad, el papel, debido á su propio peso descenderá; pero al caer, se adherirá al lienzo
por su lado opuesto sin perder nada de su fluido eléctrico.
Los mismos experimentos repetidos sin haber expuesto el bastidor al sol, no da-
rán resultado alguno; y lo darán en grado menor á los primeros, exponiendo el lien-
zo algunas horas á la luz difusa. ;
De estas nuevas pruebas, creo deducir: que puesto que la luz hace que los cuer-
pos desarrollen y conserven ó repelan la electricidad, segun su color, Ó ésta es pro-
ducida por aquella ó viceversa, no lo primero, luego la laz es la electricidad 6 dima-
na de ella. En una Memoria especial, daré 4 conocer otros estudios sobre el calóri-
co, que me han hecho formar la hipótesis de que la electricidad es el 5 físico
universal.”
Révision du groupe des ozénides, par le baron de Chaudoir. Bruxelles, 1868.
Un cuaderno en 42 E
Apercu generale sur la fauna de Guanajuuto, par M. A. Duges. Paris, 1868.
Un cuaderno en 42
«Note monographique sur le genre Omophron, par M. le baron de Chaudoir.
Paris, 1868. Un cuaderno en 4?
Mémoires sur les Thyréoptérides et les Contando de la tribu des Tronca-
tipennes, par le baron de Chaudoir. Bruxelles, 1869. Un cuaderno en 42
Rapport sur les travaux de la Société de Physique et d'Histoire Naturelle
- de Genéve, de 1870 á 1871, par H. Saussure. Un cuaderno en folio.
Observations des phenomenos periodiques, pendant lesannées 1867-68-69-
72, par A. Quetelet. Bruxelles. Cuatro cuadernos en folio,
Academie Royale de Belgique. Centitme anniv 'ersaire de sa fondation, par
A. Quetelel. Bruxelles, 1872. Un cuaderno en 4?
Description et figure de cinq spéces de coléoptéres mexicans, par A. Sallé.
Paris, 1873. Un cuaderno en 4?
- Résumé des observations sur la meteorologie et sur la physique du globe,
A. Quetelet. Bruxelles, 1869-71-72-73. Cuatro cuadernos en folio.
Annales meteorologiques de P'Observatorie Royal de Bruxelles. A. Quete-
let, 1870-72-73. Tres cuadernos en folio.
Les collections botaniques du Musée Royal de Physique et d'Histoire Na-
turelle de Florence. F. Parlatore. 1874. Un vol. en 4?
Notices extraites de lannuaire de l'Observatoire Royal des La par
A. Quetelet, 1874. Un vol. en 8?
Note sur la cométe de Coggia observée a Bruxelles, par A. Quetelet, 1874.
Un cuaderno en 4?
Les observations météorologiques simultanées sur 'hémisphere terrestre bo-
réal: note, par M. E. Quetelet. Bruxelles, 1874. Un cuaderno en 42
Correspondance botanique. Liste des jardins, des chaires et des musées bo-
taniques du monde, par Ed. Morren. 1875-76. Liége. Dos cuadernos en 42
Catalogue des livres d'Histoire Naturelle composant la bibliotéque de feu. A.
Brongniart. Paris, 1876. Un vol. en 4?
Annales de la Societé Entomologique de Bel Eo Tome XIX. Bruxelles,
1876. Un vol. en 4?
Description des metamorphoses de Minturnia dimidiata, par E. Duges. Bru-
xelles, 1876. Un cuaderno en 4?
Société Entomologique de Belgique. Compté-rendu. N”. 39-40-41-42-43-
44-45. Bruxelles, 1877. Siete cuadernos en 42
(Continuará. )
CIRCULAR: UN
a A
La comision entomológica de los Estados Unidos, deseando reunir todas las noticias que pue-
dan adquirirse acerca de la existencia y emigracion de las diferentes especies de langostas, y
con especialidad la de Rocky Montain, «Caloptenus spretus», ha dirigido con este objeto una
excitativa á nuestra Sociedad, con las bases bajo las cuales deben hacerse las observaciones.
Siendo este un estudio de tanto interés, con gusto las trascribimos, para que llegue á conoci-
miento de sus miembros, y en general de todas las personas que deseen emprenderlas.—RA-
FAEL MONTESDEOCA, segundo secretario. /
BASES BAJO LAS CUALES SE REQUIEREN LOS DATOS.
,
1.—Fecha y hora del dia de la llegada de los enjambres.
,»—4. Direccion y fuerza del viento á esa hora.
,»»—b. Temperatura y si el tiempo está claro ó nublado.
»—C. Direccion del vuelo, altura, densidad y extension del enjambre.
2.—Fecha y hora del dia en que desaparece.
4. Direccion y fuerza del viento á esa hora. ,
»—b. Temperatura y estado del tiempo.
3» —C. Direccion del vuelo, densidad y extension del enjambre.
3.—Fecha en que hayan depositado los primeros huevos en este año.
4— ,, enquelos hueyos se desarrollaron más numerosamente en este año.
IS A ES 5 AS pa en años anteriores.
6.—Proporcion de los huevos que no se desarrollaron y las causas probables de ello.
7.—Naturaleza del terreno y situacion en que los huevos fueron eres en mayor nú-
mero. :
S.—Naturaleza del terreno y ada en que los jóvenes salieron en mayor número.
9.—Tiempo en que el primer insecto adquiere alas completas.
10.— ,, en que el insecto alado comienza á emigrar.
11.—Apreciacion del perjuicio que causa en tal ó cual localidad.
12.—Qué cosechas sufren más?
13.—Qué cosechas son más fáciles de proteger?
14.— ,, 5 sufren ménos?
15.—La direccion principal en que los jóvenes viajan, y cualquiera Sm informe acerca de
su marcha.
16.—Acerca de los medios empleados para su da en el país, ó cómo se poc las
siembras de la destruccion de tales animales, ya sea ántes de que tengan alas ó cuando alados.
17.—Descripcion, y si fuere posible, un bo del aparato que haya probado mejor para la
destruccion de tales insectos cuando jóvenes ó cuando alados.
18.—$Si el país no ha sido visitado en 1876, anotarlo,
19.—Si en años anteriores, en qué fecha.
20.—A qué grado los pájaros, las aves domésticas, y otros animales, silvestres ó no, han
ayudado á su destruccion.
deslavado el terreno, produciendo grandes oquedades y destruyendo la'base en que descansaban las capas suderio-
res, que no teniendo ya apoyo, se han desplomado.
Para más comprobar, mejor dicho, apoyar mi opinion, diré que en la línea que he trazado existen otros hun-
dimientos, que son la Hoya Grande, y la Hoya Chica de la Corcovada, la llamada Alberca de la misma Hacienda,
y en la de la Tinaja, el potrero dela Tinaja; hundimiento que, siendo el terreno superior, árido y frio, el fon-
do de la Tinaja está cubierto de la vegetacion de la tierra caliente, siendo de tal extension, que sirve de potrero
de respeto para la estacion de la seca.
Si he buscado en que apoyar mi opinion, la sido solo para fundarla en algo, y no con el fin de hacerla prevale-
cer, pues jamás he tenido la idea de imponerla á nadie, y ménos hoy que el C. Ministro de Fomento ha nom-
brado una comision que vaya al propio terreno á reconocer la'causa del hundimiento de que me he ocupado.
ATADO
DE LAS OBRAS QUE EN LA ACTUALIDAD EXISTEN EN LA BIBLIOTECA PARTICULAR DE La So-
CIEDAD MEXICANA DE HisTORIA NATURAL, A DISPOSICION DE LOS SEÑORES SOCIOS QUE
DESEEN CONSULTARLAS; DISPUESTO EN EL ORDEN DE LAS FECHAS EN QUE HAN SIDO PU-
BLICADAS. $ y
EN INGLES Y LATIN e
REMITIDAS POR EL Sr. Baron Dr. FERNANDO Von MUELLER, MIEMBRO DE ESTA SOCIEDAD, Á NOMBRE DEL
GOBIERNO DE LA COLONIA DE VICTORIA (MELBOURNE, AUSTRALIA.) *
Analytical Drawings of Australians Mosses, edited by Ferd. Miieller. 1864. ae
cuaderno en 4?
The plants indigenous to the colony of Viatotia described by id. ld
1864-65. Un vol. en folio.
Report of the Aclimatisation Society of Victoria. 1871. Un cuaderno en 42
Victoria. Patents and Patentees. Vol. VI. Indexes for the year 1871, by William
Henry Archer. Melbourne 1873. Un cuaderno en folio.
Geological Survey of Victoria. Report of Progress by R. Brough Smyth. Report.
on the mineral resources of Ballarat, by Reginald T. Murray, and report on the coal-
fields of Loulit Bay, Apollo Bay and the Wannon. Melbourne 1874. Un cuaderno en
42 mayor.
Geological observations on new Vegetable fossils of the auriferous Drifs, by Ba-
ron Ferd. Von Múeller. Melbourne 1874. Un cuaderno en 42 mayor.
Descriptives notas on Papuan plants by id. 1876- 77. Cuadernos 1L-IT.-IV.-Y.
en cuarto.
Fragmenta Phytographe Australiz, coliaÑi Ferd. , Mueller. 1858- 75. Vol. L-V.
VL-VIL.-VIM.-IX, en 42 y
(Continuará.)
GACETA AGRICOLO-VETERINARIA
ÓRGANO :
DE LA ESCUELA NACIONAL DE AGRICULTURA
a Y DE LA SOCIEDAD “IGNACIO ALVARADO.”
-—— 093 00--—
Esta importante publicacion, de la que han salido ya siete números, está destinada 4 sumi-
nistrar la instruccion que nuestra época exige en los habitantes de los campos, á quienes está.
encomendado el cuidado y aumento de nuestra riqueza agrícola. h
Siendo órgano de una escuela y de una Sociedad científicas, estará constantemente al tanto
de los adelantos que la ciencia alcance en el extranjero y en huestro país, y será un medio de
instruccion muy provechoso. Irá publicando algunas cartillas en donde se dé á conocer los ru-
dimentos de las ciencias que todo agricultor debe poseer.
Publicará por ahora un número mensual, compuesto de 32 páginas en cuarto, al precio de
25 cs. en la Capital y de 31 es. en los Estados, franco de porte. ,
Se reciben suscriciones en la casa del que suscribe, Administrador General de la Gaceta, y:
en los Estados en casa de los Sres. sus corresponsales.—J. M. AGUILAR Y ORTIZ.
e.
2 —
ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MEXICO.
Está ya impresa la tercera entrega de esta pMidR: Consta de 64 págs." en folio, de ex-
celente tipografía y de una lárina iluminada, que representa un interesante asunto arqueoló-
gico. Contiene las materias siguientes:
Datos para el catálogo de las aves que viven en México y su distribucion geográfica, (Con-
cluye).—Informe presentado al Ministerio de Justicia. —Exportacion de minerales de cobre.—
Un cincel de bronce de los antiguos aztecas. —Códice Mendozino.
Su precio en la Capital es de un peso, y en los Estados, franco de porte, un » peso veinticinco
centavos.
Se halla de venta ef la Secretaría del Museo Nacional, en la librería del Sr. Aguilar y Or-
tíz y en la imprenta del Sr. D. Ignacio Escalante.
PERIÓDICO CIENTIFICO
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
TOMO IV.—Entrega núm. 11.
O O
INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA.
HISTORIA NATURAL DE LAS ISLAS DE LAS TRES MARÍAS Y SOCORRO.
—Por el Coronel Andrés J. Grayson. (Contimía.)
ENTOMOLOGÍA.—Descripcion de Coleópteros indígenas, por el Sr. Dr. Eugenio Dugés.
REVISTA CIENTÍFICA DE MÉXICO Y EL EXTRANJERO.
SECRETARÍA.—Acta de la sesion del dia 22 de Agosto de 1878.
MÉXICO
IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE
BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1
ESTATUTOS
DE La
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL.
— o —
Art. 19 Se establece una asociacion científica, que se denominará: SocIEDAD ME-
XICANA DE HISTORIA NATURAL, y que tendrá los tres fines siguientes:
12 Dar á conocer la Historia Natural de México, y por consiguiente, fomentar el
estudio de la misma en todos sus ramos y en todas sus aplicaciones.
22 Reunir y publicar los trabajos de autores nacionales y extranjeros, relativos á
los productos indígenas.
32 Formar colecciones de objetos pertenecientes á los tres reinos de la Naturaleza.
Art. 22 Esta asociacion se compondrá, de socios de Número, Corresponsales, Ho-
norarios y Colaboradores, que formarán las secciones siguientes:
1? De Zoología.
22% De Botánica.
32 De Mineralogía.
4% De Geología y Paleontología.
5% De ciencias auxiliares.
Cada socio tiene libertad para elegir la seccion á que quiera pertenecer.
Art. 32 Son socios de Número, los que, residiendo en esta capital, contribuyen con'
sus trabajos científicos al progreso de la Sociedad. El número de estos socios no po-
drá pasar de cincuenta, inclusos los fundadores.
Art. 4% Son socios Corresponsales, los individuos que, no pudiendo concurrir á las
sesiones por tener su residencia fuera de esta capital, cooperan con sus trabajos cien-
tíficos al adelanto de la Sociedad. s
Para ser socio de Número ó Corresponsal, es preciso que el candidato tenga una pro-
fesion científica, 6 que se haya dado á conocer por trabajos importantes en las ciencias
naturales.
Art. 52 Son socios Honorarios, los individuos que, por su ilustracion y opel
contribuyan con sus luces y con su influjo al progreso de la Sociedad.
Art. 6% Son socios Colaboradores, los individuos que, por su afecto á las ciencias na-
turales, participen á la Sociedad noticias importantes acerca de los productos indígenas,
y colecten objetos que sean dignos de estudio.
Art. 7% Para ser miembro de la Sociedad, es necesario, hacer la postulacion del can-
didato por tres de sus individuos, y su eleccion se hará por escrutinio secreto enjun- -
ta ordinaria inmediata á la de la postulacion.
Art. 82 Son obligaciones de los socios de Número:
1% Asistir con puntualidad á las sesiones ordinarias y á las extraordinarias á que
“sean citados. s
2% Presentar oportunamente los informes que la Junta Directiva les pida sobre
asuntos científicos, que la Sociedad haya tomado en consideracion.
3? Presentar por lo ménos un trabajo científico en el año, cuando no hayan tenido,
á juicio de la Sociedad, otro alguno de importancia que desempeñar.
4% Contribuir mensualmente con úna cantidad módica á su arbitrio, para los gas-
tos de publicaciones y económicos de la Sociedad.
- PRODICO CIENTIFICO
DR LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA 4 NATURAL
TOMO IV.—Entrega núm. 12.
»
INDICE e LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA.
TE Descripcion de Coleópteros indígenas, por el Sr, Dr, _Engenio GS
e Conclusion. )
. ENSAYO DE UNA EXPLICACION DEL ORIGEN DE LAS GRANDES MORTAN-
] _ DADES DE PEOES EN EL GOLFO DE MÉXICO. Por el Sr, D. Angel Ir Ortega.
N OTA. e lámina oidos que acompaña esta entrega, corresponde al trabajo
del Sr. Nayia: ; próximamente se repartirá la de E oiEndS del Sr. Dugés.
MÉXICO
— INrReNTA DE IGNACIO ESCALAN' TE
3 ( BAJOS DE SAN da NUM. 1
CATALOGO
_Kredsen liggende Del af Norge, af A. Blytt, conservator. 1871. Christiania
Dr LAS OBRAS QUE EN LA ACTUALIDAD BXISTEN EN LA BIBLIOTEOA PARTICULAR DE LA So.
CIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL, A DISPOSICION DE LOS SEÑORES SOCIOS QUE
DESEEN CONSULTARLAS; DISPUESTO EN EL ORDEN DE LAS FECHAS EN QUE HAN SIDO PU-
BLICADAS. de
EN ALEMAN.
(CONTINÚA.) .
Bidrag til Norges Rovdyr-0g Rovfuglestatistik. dic. af e Christiania, Se
1868. Un cuaderno en 4? de
Reprisentation der Imagináren der Plangeometrie, von M. Sophus Lie. Chris-
tiania. Un cuaderno en 4?
Verenninger om Norges Deeltogelse dc. Christiania, 1869. Un cuaderno
en 4?
Om Ligningen of. 3” Grad af Dr. A. $. Guldberg. Christiania, 1869. Un
cuaderno en 42
Om Ligningen of 5*, Grad af Dr. A. S. Guldberg. Christiania, 1869. Un cua-
derno en 4?
Om Fordenvejr i Norge. Christiania, 1869. Un cuaderno en 4?
Christiania Omegns Phanerogamer og Bregner €c. af A. Blytt. Conroe
nia, 1870. Un cuaderno en 42
Temperature de la mer entre 'Islande Escosse y la Norvége, avec 5 cartes
par H. Mohn, 1870. Chistiania. Un cuaderno en 4? (texto francés.)
Om Forringelsen af Modularliguin gernes Grad, af L. Sylow. 1870, Chris-
tiania. Un cuaderno en 4?
Magnetiske Undersogelser foretagne i 1868, af E. A. H. Sinding. 1870, Ai
tianía. Un cuaderno en 4?
Crustacea amphipoda borealia et arctica, auctore Axel Boeck. 1870. Christia-
tiania. Un vol. en 4? (texto latino.)
Om Tordenvejr i Norge i 1869, af H. Mohn. 1870, Christiania. Un cuaderno
en 4? y de
Om den algebraiske Ligning at ,* Grad hvis Rodder representeres ved For- A
melen =R, ++R,*, af Dr. A. S. Guldberg. 1870. Christiania. Un cuaderno
en 4?
Om en i Sommertn 1869 foretagen entomologisk Reise dic. af E Siebke,
1870. Christiania. Un cuaderno en 4? O
Le Névé de Justedal et ses Glaciers par C. de Seue. Christiania, 1870. Un A
cuaderno en folio (texto francés.) Ea
Ny Interpolationsmethode, af J. J. Astrand. 1871. Christiania. Un cunde e
no en 42
Bidrag til Kunds Kaben om Vegetationem i den lidt sydfor og Ade: Pol
cuaderno en 4?
PERIÓDICO CIENTIFICO
DE La.
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
TOMO IV.—Entrega núm. 13.
——— o ——
INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA.
ENSAYO DE UNA EXPLICACION DEL ORÍGEN DE LAS GRANDES MORTAN-
DADES DE PECES EN EL GOLFO DE MÉXICO.—Por el Sr. D. Angel Núñez Ortega.
(Conclusion. )
“BARCENITA.”—Descripcion de un nuevo antimoniato procedente de Huitzuco, Méxi-
co. Por el profesor J. W. Mallet.
SINONIMIA vulgar y científica de al gunas plantas silvestres y de varias de las que se cul-
tivan en México, dispuesta en órden alfabético, por el Sr. Alfonso Herrera.
HISTORIA NATURAL DE LAS ISLAS DE LAS TRES MARÍAS Y SOCORRO, por
el Coronel Andrés J. Grayson. (Continúa.)
REVISTA CIENTÍFICA DE MÉXICO Y EL EXTRANJERO.
CRÓNICA.
MÉXICO
IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE
BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1
INFORME
SOBRE
EL, MODO DE COLEOTAR CARACOLES DR TIERRA Y AGUA, Y AnS 0 MS 2
e -—— O OO —Á -M
NOTICIAS GENERALES.—Los caracoles y las conchas se encuentran en todas
partes del mundo, en mayor ómenor abundancia; pero muehas veces como cosa pequeña
y nada apreciada, generalmente se ignora su existencia. Muchas veces se oye contes-*
tar cuando se pregunta por ellos, “aquí no los hay,” 6 bien se conocen una ó dos cla-
ses que por su tamaño y la cuantía con que se presentan, han llamado la atencion, É
miéntras la mayor parte de las diferentes clases que existen se han escapado á la
vista del público, sea por lo escondido de su morada, su pequeñez ó su apariencia mo--
desta. Otro motivo poderoso, es la indiferencia y el ignorar el mérito que para la
ciencia tienen no solo esa clase, sino todas las demás clases de objetos de Historia
Natural, sobre todo, cuando proceden de países como México en que, siendo la natu-
raleza muy pródiga, mucho falta para que el estudio y conocimiento de ella estén á
la altura deseada por la ciencia. Los caracoles se mantienen de plantas Ó restos ve-
getales; algunos pocos, y generalmente los muy grandes, comen de paso á otros cara-
coles chicos. El animal echa generalmente una gran cantidad de huevos; los de tierra
los depositan en agujeros que encuentran ó hacen en la tierra, 1 as raíces de árboles,
debajo de las piedras, etc.; los de agua los depositan generalmente envueltos en una
especie de jalea, en plantas acuáticas, piedras, troncos ú otros objetos que encuentran
dentro del agua. Del huevo sale el caracol ya con su casa, si bien ésta es aún chica,
muy quebradiza y poco colorida. Estando aún en crecimiento, se puede observar fácil-
mente que el borde de lo que llamamos “boca,” es más delgado que lo demás, que-
bradizo y hasta flexible, porque la masa no tiene aún sustancia necesaria. Los ejem-
plares que se encuentran en este estado no sirven para colecciones científicas, sino
únicamente los “acabados” que generalmente se distinguen por alguna particularidad,
sea un ribete más grueso 6 bien ensanchado ó volteado hácia afuera, 4 veces guarne-
cido de unos como dientes colocados dentro de la boca, en número y órden diferentes.
Algunos caracoles, y particularmente los de agua, no presentan señales como las in-
dicadas, pero siempre Rania distinguirse, por no estar los bordes nens siendo el
ménos de igual grueso 4 lo demás de la casa. LY
Otra particularidad muy interesante para la ciencia, es la de que algunas clases ¡de
caracoles, forman una tapita con que cierran su casa retirado el animal dentro de ella.
Esas tapitas, que varian en forma EEBun la clase del caracol, es preciso dejánselas y noe
omperlas. - *
Siendo generalmente la primavera el tiempo en que la cría sale de los huevos, Y £
necesitando algun tiempo: para llegar 4 su estado normal, la época más á propósito
para recoger caracoles, es en los meses de Julio á Setiembre, es decir, durante y des- !
pues del tiempo de aguas, pues si bien se encuentran en todas épocas del año, en ese
tiempo abundan más los “acabados.” En elinvierno ó tiempo de secas, el car acol $e
retira á sus escondites debajo de tierra, 6 piedras ú hojas secas, tapando : su Casa con :
su tapa si la tiene, Ó á veces con una tapa provisional Ó sea un pellejo delgado, que-
dando así en una especie de letargo hasta despertar á vida nueva, por decirlo así, con
la humedad. cs
PERIODICO CIENTIFICO
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
TOMO IV.—Entrega núm. 14,
—— AN
INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA ENTREGA.
DESCRIPCION, METAMÓRFOSIS Y COSTUMBRES de una nueva especie del géne-
ro Siredon, por el Sr. José M. Velasco, socio de número.
. PRÁCTICA DEL BENEFICIO DE MINERALES DE PLATA AURÍPEROS, usa-
do en el Distrito de Guanajuato, $e, por el Sr. Vicente Fernandez, socio corresponsal.
£
NO'TA,—Con paginacion separada se publica la interesante Memoria del Sr. Fernandez,
para quese coloque como apéndice al fin del tomo.
La lámina adjunta corresponde á la Memoria del Sr. B. Dages.
MEXICO
IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE
BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. ]
CATALO GO
Da LAS OBRAS QUE EN LA ACTUALIDAD EXISTEN EN LA BIBLIOTECA PARTICULAR DE LA S0=- - Do
CIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL, A DISPOSICION DE LOS SEÑORES SOCIOS QUE or E Ey
DESEEN CONSULTARLAS; DISPUESTO EN IL ORDEN DE LAS FECHAS EN QUE HAN SIDO PU- BN
BLICADAS. de
EN CASTELLANOS NE y
(CONTINÚA.)
De Mexico.
Noticias sobre la Historia Natural y el cultivo del al, por D. Pablo Marti
nez del Rio. México, 1854. Un cuaderno en 82
- El cerro de Mercado en Durango, por D. Federico Weidnen Victoria de Durango,
1858. Un cuaderno en 82
Memoria para servir á la carta general de la Re púbiOs Mexicana, por D. Antonio
García y Oubas. México, 1861. Un vol. en 42 mayor.
Cuadro descriptivo y comparativo de las lenguas indígenas de México, por D. Fran-
cisco Pimentel. México, 1862. Dos vol. en 4?
Geografía de las lenguas, y 0 arta Etnográfica de México, por el Lic. D. Manuel
Orozco y Berra. México, 1864. Un vol. en 42 mayor.
Memoria de los trabajos ejecutados por la Comision científica de Pachuca, arde
da por el ingeniero D. Ramon Almaráz. México, 1864. Un vol en 42 mayor.
Memoria sobre las causas que han originado la situacion actual de la raza indígena
de México, y medios de remediarla, por D. Francisco Pimentel. México, 1864. de
vol. en 42
Memoria para la carta iros del Valle de México, por el Lic. D. Manuel
Orozco y Berra. México, 1864. Un vol. en 4? mayor.
Tratado sobre caminos comunes, ferrocarriles y canales, por D. Pascual Almazán. Ñ
México, 1865, (t. 1-11). Un vol. en 4? FU
Memoria sobre el Maguey mexicano, por D. Pedro y D. Tenacio. Blasquez. Méxi-
co, 1865. Un cuaderno en 42
La Mosca Hominívora, por D. José Eleuterio Gonzalez. Monterey, 1865. UNE cua-
derno en 42 (2 ejemplares). | Vi
Masa de hierro meteórico de Yanhuitlan, por D. Antonio del Castillo y D. Leo- Y
poldo Rio de la Loza. México, 1865. Un cuaderno en 42 , SS
Memoria del Ministerio de Fomento, por D. Luis Robles Pezuela. México, 1865 eN
Un vol. en 4? mayor. ua
sd. |
Discurso pronunciado en la distribucion de premios á los alumnos del Colegio N a-
cional de Minería, por D. Antonio del Castillo. México, 1868. Un cuaderno y e 49 E
t
mayor.
- Michoacan y la introduccion As mejoras. Memoria escrita por el Baron Otto Wet Y
da. Morelia, 1868. Un cuaderno en 42 mayor.
_ PERIODICO CIENTIFICO.
¿PE LA.
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> SOÉTEDAD'» MEXICANA DE BISTORIA NATURAL"
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INDICE DE' LAS: MATERIAS CONT BNIDAS EN 'BSEA ENPREG
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(YO. 'Siredon, por el Sr, ogé M, Velasco, socio de número, (Contiguacion.) '
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REVISTA CIENTÍFICA DE MÉXICO Y EL EXTRANARRO. a
"SORETARIALO Nota de la sesion extraordlnama der 93 dé Enero (de 1879) Aétaide la?! Ñ E
sesion pública del 6 de Febrero de id, E
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“México, Febrero 28 de 1879.
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Ñ Sr. Presidente de la ociólad Mexicana de] Historia Natural.”
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Estimado Señor. : $
A WNARTEERAO A dh ;
cta siudad el Amo próximo OO
¿En ese documento verá vd. indicadas las razones que el oa ha tenido ' e=
sentes para adoptar ese proy EN a e Sah con que va á procurarse su E Ali-
»
Lábion. e A El 7
0 0 aa ni debe negarse que el país afin una ana que, precisa: are e
otths se bnfrod des ESCAsÑeces. o alerta reciente Lia no acid la El Ha
de vías de comunicacion, sino tambien, los, efectos de; lapdepreciacion de la plata. $ a
industria tropieza con obstáculos bien conocidos, y la pobreza del consumidor res sa "h
ge % lamentables proposiciones la actividad deltráfico mercantil. +
As; alguna vez las administraciones pasadas cerraron los ojos ante esta situación,
por temor de Heaprertigigre comeRiprony: sin duda, ¡un trascendental .exror; por jue
losigtales de un país, obedeciendo á las leyes del desarrollo de las causas, se multipligan
(ye agravan cwiurdo no son constante: y 'dnér. pitamente tombatidas. o ej pe >
ario, á los que gobierñan, hacer frente 4 4 0sós AáteS, para procurát st súl remedio, ya
MaS trumillacion ensconfesanlos y solicitan; la, alianza. de ne elementos sociales Mitra
“e »S. biabcorided «h0 ob roildi y ioless E
Jreo expresar los sentimientos del Presidente, tanto como los: uóO8 “propios al É Éx-
sarme así; y lo hago, para que los hombres que como vd. gozad “dé inérecid mn A
Hitencia en la sociedad por sus conocimientos, por su ilustracion, por sa amor al MS 00
dadero progreso de los pueblos en el trabajo, comprendan los fines cuya realización Pay E E
n carse en la proyectada Exposicion, y presten al Gobierno su valioso concursó 7
oi Pobra de paz y desarrollo de los elementos de riqueza. 8 e
: ed la convicción de que no, debe perderse, tiempo qn, combatir la situacio gue
e indicado. Considero que es ya indispensable empeñar todo esfuerzo en abrir EN ed
fo nacional nuevos mercados, en aumentar el consumo, en criar elementos q dea | E
(e nl uccion y explotacion de AN vías iS en facilitar la i inversion de 16s TE e
Y
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vitales: 'cneuspresás produefisas, y gu díl ia pros mismó;,]
“Entre el mayor posible ñ iiúímeto de personas, dándo val 4
SOLAS
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PERIODICO CIENTIFCO
DE LA
SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
17
INDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS "EN ESTA ENTREGA. — |
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5
27
' DESORIPCION, METAMÓRFOSIS Y COSTUMBRES: de una nieva especie del géxes,
ro Siredon, porel sr. y osé M. Velasco, socio de ÚMerOo. «Copla 1/8.)
“DICTAMEN acerca del trabajo anterior.
ORÍGEN TERATOLÓGICO de las aa razas Y nas e el Sr. José eS,
EDO Ito? lá JOGO 48) OJOS 333 í
BRÁCTICA “DEL, BENEFICIO de minerales de plata: anríferos, nsados en el Distrito de:
" Guanajuato, ete., por el Sr. Vicente Fernandez, socio corresponsal. (Continúa.) ... o
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IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE
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Dye Mxico. :
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liada apuntes y prova estadísticos que “pueden . servir de base. des oa un
estadística del Estado de Nuevo Leon, de,, por D. José Eleuterio Gonzalez. Mon
rey 11873. Un cuaderno en 42 mayor. ds
Xt
Memoria que el EXbleroa del E Estadó de: Novo da presenta al ob Con:
greso del mismo, sobre el estado de: los, o: administracion pública, Suc. Mon-
vote: 1874. Un a no 42 m mayor >
mento de 14 de E Enero de 1874. dae, 1874, Un cuaderno 82 mayor.
Menmori ig que,presenta la Compañía. Lancasteriana, “de México de, us Ar Ea en
año EN 187 3. . México, 1874. Un cuaderno ge mayor,
to ho Morelos y Gueñalo por D. Mariano Bárcena. ahéxico 1878,
89 inayor, : dea
o0í2
iv + E.
¿33% OT / sud y ADIÍTO
y Ve LOORO SIN. OT UU
cuaderno 8 mayot. Sl
El calculador violento. Nuevo tratado de Aritmética mercantil, Si por so
cio Salamanca, aumentado y publicado por D. Patricio Auge. Méxin, 1874. Un:
dermoen 49 , ,
siinblercero aniversario dela, io dl la a, Sorigdad Mexicana de des eS
¿ tadística, «ce. México, 1875. Un cuaderno en 82. Mayor. Ps has
58 dE ¿Apintaciones sobre la viruela y sus diversas formas, por el Sr.Dr
0 ds A Un cuaderno 162. AA
ÚS Descripcion de un Mamítero fósil, de espe
N “Glyptodon, » encontrado entre las capas Pos
Ke
Ea 7 Y 5 da
e
A
- Cuestion debatida entre los Se iCwsestado Meindozary Santdgo Ramírez, sobre
una nueva especie mineral, la “Medinita. as cuantitativo qe la io Mé-
xico, 1875. Un cuaidérmo 89 mayor 0200 00 Cane LA o:
Dictámen relativo al participio que debe tomár la Sociedad Mexicana de > Geograll a
y Estadística en el Congreso Internacional de Ciencias Geográficas que se reunirá en
Paris en el año de 1875. México, 1875. Un cuaderno 8* mayor.
Memoria de la Junta inspectora y distribucion de premios de las escuelas públicas.
San Luis Potosí, 1875.Un cuaderno 82 mayor. bah. 0%,
Memoria presentada al H. Congreso del Estado “de Mor elos por su Gobernador
E D. Francisco Leyva, H. Morelos, 1875. Un tomo: á la rústica en 42
Ensayo ornitológico de les Troquilídeos Ó Colibríe (es E Mea: e D. Rafael Mon-
tes de Oca. México, 1875. Un cuaderno 4% mayor. ca
Lecturas sobre la metalú: 'gia del fierro, por el ingeniero en ne J osé Ramon de
-Tbarrola. oa 187 pe y a 40 o co modi
oo 1877. Un eladerno so mayor. ;
Sobre el mejor “procedimiento de Litotomía para Es St accion Edo El Pe adela ve-
- jiga, por el Sr. Dr. Orombello Nibbi. México; 1877, Un cuaderno en 82 mayor. qe
Noticia científica de una parte del a de EOS por D. Mariano Bárcena. e
_ México, 1877. Un cuaderiió eh de mienor.: OMA sado snso e as
e: el 0sé. Bula Gonzalez. Manteión di zo
YB
Driboluno Cs
ía “Barcenita. » nera lios al descubr e qe esta nueva especie mi- »
Es neral, por el Sr. Dr. J. W. Mallet. México, 1878.'Un cuaderno 8? mayor.
- Leguminosas indígenas medicinales. Contribucion al estudio de la Farmacología E
Nacional, por D. Fernando 'Altamitáno. México, 187 EN Ue cuaderno, en 42 mayor.
Catálogo de las obras de 1. la, Biblioteca pública del dt Científico y Literario pe
- del Estado de San Luis Potosí, 1879. Un tomo en 82 ei Las
DE SUD-AMBRICA.
cero
Enumeracion de las plantas ent CI e se Hals como silvestres en Buenos Ai- 3
res y en Patagonia, Dam AE Aónles Berg. Paco do 1877. Un cuaderno en Eso
40 menor. 7 UA ; bd yódSoRa El ,
Contribucion al esto AA Fáuña Botomdlagres de Patagonia, por el mismo se-
ñor. Buenos Aires, 1877. Un euallelno en 49menok
Estudios sobre las deformaciones, enfermedades y enemigos del árbol del café en
Venezuela, por el Sr. A. pp Caracas, 1878. Un o en 42 mayor.
ds ESTA o ar
y 33
Fora española, poled. ns del Quer. Madrid; 1762.' Seis tomos en'42 mayor.
OBRAS GENERALES.
Práctica Botánica del Caballero Cárlos Linneo. Madrid, 1784. Ocho tomos en 42
La Ciencia recreativa, por D. José J vaquin Arriaga. México. Cinco tomos en 82
(Continuará. )
i*
asta 1: ME elah EN META
EN o SESIONES Dr LA SOCIEDAD DE] :
Gu xo ce UN DA]
3. a D. eo co qur0e demilgari, ona?
Potral 10, Altamirano D., Fernando....... ..Barrueta D, Gregorio, .
AN E Bárcena D. MariaMO mo ecaerrrnor Barrera D, . Trinidad. «Tr E
Camargo D. Mamuel.
li 94, “Barragan DTose dan double:
e ay D. pEntcóa EAS EAS
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¡AGOSTO
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7. o D. PS are «Dondé D, Juan.; 727.
eme 14, Ducomun D. Adolfo ........... Dugés D. Alfredo... 3
21. Ferrari D. Fernando ........... _Duges D. Eugenio.
28, Gardida D. OS Fernández D. “Vicente, Lo dE
£ de e dir EL 90 UI £ HS si DOT OLITE
A a catas Ets SEMIEMBRE.
$ ' PreW LO OM OL Sd iHiob vais e SIE BY
4, García Cubas D. lena. ad Enel: D. toga, me Eu TS Bu
A Y, sde Herrera D, AMOO crec Garza y '
. as “18, Laso de la Vega D. José M... “Gonzalez D Pen
; 25. Mendoza D. Gumesindo. AE Heinemiann pos CSS
Riraivocra ron ales 3h orusjad masia sortislor di j
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PEA OT AA uditaso a iónio e aba
ye PAS Montos 0D. Rallo ¿Leal De Mariano... 0:
9. Ortega y Reyes D, Manuel. “Limon DE Francisco. j
Luo 16, Pérez DD. Miguel....conocnnconocios] Mac Cornik D. Pedro.”
23. Ramírez D; José.....i.ioicicin lio. Moreno D. Aniceto, 2
30. Rodríguez Rey D, FranciscO....» ona, » Basilio, ¡
£ ”»
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, NOVIEMBRE. ES >
ECO E o ez ls Udo QUITO ALIAS? Sosa
ooo loo 6, Ruiz D. Duis EAS - Murillo D. Entiquio.
13. Sanchez D. Jesus........o...».... Navia D. Severo.
hs Ñ e ali ns 20, Sologuren-D, Fernand: lOrro nano ¿Peñafiel D dpto de
ES 27. Urbina D. Manu uel.. erre PP >
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3 y s E farsante ej
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o , - , Ñ sh DTS í6 ES A
ATAR TO, OUT 4 AA eS Rda AA
E elands D. du dns Y ceamero D. Cárlo;
11. Villada D. Manuel e e
ahora tan poco apreciados, y al esfuerzo de la inteligencia y de los brazos del prole-
hanio=:.0 15015 Diob y obstatl eb sustos Sir A tdo gsrt
Entre las A EA ya para inaugurar una época de reforma, ¡econós
nica, se ha considerado una Exposicion Internacional, como medio eficacísimo do faci;
- Jitar.la comsecucion de tal, fo. ¡Servirá, comosse, indica en la circular los Sres, Gober
aadores, parayatraer, á, nuestro país, en la mejor estacion, del año, un gran púmero, de
personas prácticas en los negocios, que, en concurrencia, com; los ,3grien]tor es, ¡ndus>
itriales, y, eomerciantes del país, nos prestará», el apoyo de su; experiencia; para abri ir
nuevos mercados 4, lay pr oduecion, para descubrir nuevos elementos de trabajo, y para
resolver, tal vez, el problema de la paz y de la estabilidad del Poder público en Mé-
xico.
Deseo llamar la ilustrada atencion de vd. al hecho de que la Exposicion va á veri-
ficarse en una época en que la suave temperatura de nuestro país, es verdaderamente
grata al o ¿endo los caminos, secos y pales, can facilidades á la
comunicacion, y en qué e las Raiiedd de ad de nuestros er tos, no pueden re-
traer ni á los más tímidos viajeros. Es muy probable que la concurrencia extranjera
séa mújy > MureroSa, y em eUnsecuencia, nuestro comerció' Focibit 4 únsitada aia cion
durante | los, tres eS qu se han señalado ¿omo, término, de la. Exposicion; Léxmiulo
que podria] PLONOgAIISe,, ¡si se, considera .cony eniente, só Jos,inter eses, de los. expositores.
No vacilo en excer que este proyecto.merecerá la aprobacion ¡de ml. .Desea. el Bje-
eútivo, como he” tenido Ta honra/ de manifestar 4vd., poner, ii es posible, “Abe Atar si
tiadión: GU ci, POE que “atraviesa Muestreo! puéblo, eS OREItA” 4 auxilio” de los" MORADA
ilustrados y “de bueña voluntad. Espera, e en. tal lemprésa, 1 nO se verá abandonado,
sino que, por el contrario, podrá contar Con; elfipnco y entusiasta apayo de, los gran-
des elementos de órden que nuestra sociedad contiene.
Abrigando tal creencia, me dirijo 4 vd. con la certidumbre de que, atendiendo á los
propósitos manifestados, empleará vd. su reconocida y justa influencia en favor del
proyecto, promoviendo tgdo aguello. que jugue. yd. necesario para que la Exposicion
de los productos del país, sea tan completa y brillante cuanto los intereses de la pro-
ducción. lo exigen; y sl jodibotiog eviloridaal ejes. sb obu0 asa ota Job si0da senora
Qportumamente vemitiró ¡4 vdi rs ¿Le Los;. o aida tener: lugar
la Exposicion; 5: 108 ¡EBhImentos, quede po la Sria.:de: pp o
Jiínta directiva Ud 1 Mimi Exposicion.” 00148 ado 16 qe! sol 19: q do OS
Me será muy grato contar con el: CS de la Sociedad que vd. dignamente prési-
de en esta empresa; y esperando por lo mismo, que con tal motivo se establecerá en-
tre nosotros una franca correspondencia, tengo la satisfaccion de suscribirme de vd,,
atento servidor y qmigo + “egnte ¡Biva Palacio”, lab niisioA
4
y ara ns Y muros lid ptas OL ost a 4 coros fob sbiirasa ago uo el obisorsgs e H
aro) roltoque mdsgís eb surco aí7 sorvijnos y ea OL obstanoD 1ormotas sl om
MOE Sociedad $ se ha Abnaes sto/é On S sat Iria que Yi L tivo, E bién! Un
girle, pidiéndole su ayuda para los “trabajos de la 1 e AAA qe ve
rificará el mes de Enero del año entrante. Esta invitacion honrosa, está de acuerdo
con el programa que se ha impuesto la “Sociedad Mexicana de Historia Natural,” y
desde luego la acepta con entusiasmo, y se propone hacer cuanto esté de su arto
para contribuir á que Móxivo de presente cda ¿Prtaydr Miéifniento en ese gran certá-
Men aci dE al als. os E 929b' 4183 -sondosl 19 obtudaron o!
¡Pratesto 4; vd. las seguridades de. ela consideración: y, respeto. —México,
Marzo 26 de 1879.—Fernando Altamirano, primer Secretario. '
Gre ob 1% or1sM ooixoM
sora ob: sosnsd mol 9b y easylalar aL sh: osromdo 18 0 (eobek poe ut 004 sd soda
“República Mexicana.— Secretaría de Estado y del despacho de Fomento, ColoniWal
ción, 'Industia ; y Comércio México. -Sébción 2% Dn suma Siatistacoion me Re 'en-
térado del contenido dela not de val fecha Se del” actual] melativa a 4 Ta "Exposición
Intórnaciónal proyectada, y en o le' matifiésto: quel esta 'Secretáltía espera
qué 1 Socie dai € que vd: diguaménte prestas, le: pra! ha Aa tante cooperación
para qué dicha E Exposición $6 a e ed Pogon rol. 119 «sido Ray 4nudeIoS
"Libertad: y Constitución. “México Marzo' 29 de 1879, Vicente Rivd Pálacio Al
Presidente de la' ias Mexitaia de Historia Natural PR te oo
YEN. OM MT baiidars sob sg sea noide rl soy Ted 10 vi0a9t
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| rDApIeN del Museo Nacional, de México, ,
> . ¡ | 545 PTS mel pu «obiat 201 20) xs E
Se ha AULiCaRO la entrega sexta del tomo primero de eta periódico. trimestral, «que se, oen-,
pa siempre de asuntos de verdadero interés por el adelanto de la ciencia. Consta, de 32 páginas
con tres láminas explicativas y algunos grabados. intercalados en el texto. 'Contiené las maté-
rias siguientes: Discurso acerca de la piedra llamada Calendario Mexicano” (conelusion): In
dice Mendoziño, (continuacion), ¡Estudio acerca de la Estatua llamada Chac=mo0l ó6 Rey Tigre.
Aves de las regiones del círculo ártico en las lagunas, del Valle de México. Materiales para: la,
formacion de una, obra de Paleontología Mexicana. Trabajo comparativo, entre el Sanscrito,. el
Naguatl, Griego y Latin, Su precio en la Capital, $1, y en los Estados, $1 25.cts., franco de
porte, Se halla dé venta en la Secretaría del Museo Nacional, en dai pi ento: del Sr Esca-
lante, y en la librería del Sr, e da pi A ES CA z As
Ao Gaceta Agoteolo” Veterinaria: ds dle
yr ) é . (o 0; aaa bOLa Ole)
La entrega sétima del tomo segundo de este instructivo periódico, ha visto ya la luz pública.
'Corista de-16 páginas, ¡y contiene los siguientes artículos: Estudio experimental del: Casahnáate,
Carta, relativa, al mismo “artículo. Cartilla de Mariscalía, (continuacion), Su precio:en México,
25 cts., y en los Estados, 31 cts., franco de porte. Se. halla, de venta en la librería; del Br
pia E Ortiz, y fuera, en endo casas de sus corresponsales.
a + sele pre y
BIO DIGITE RA SIMA
gl yn 111 t h Gr ODUSTA(29- 7 ns 19 5149-09 592
Hao dd go o O RYO 19 UR OrOMo
Boletin de la Sociedad “Andrés del Rio. 000002
Ha aparecido la entrega segunda del tomo primero de esta publicacion, y tan interesante co-
mo la anterior. Consta de 16 páginas, y contiene: Un teorema de álgebra superior. Comuni-
cacion del Sr. Profesor G. Hay, Contestacion á la anterior. Los aerólitos de Chihuahua, Su
precio es de 1 RA medio els. Y po expende en la Escuela Especial' de Ingenieros. :
Mu rola LI e El ej Xx Ma
bios »b de O IO sal DICO OE ab OIM SD Esa AR
Urbana sho niEohosascids le bohsivoz sois dsd oe 00 surr2o ra 1) 105
ug. ca ob 33290 ¡OT 92 ad tuuss 2) oro Drob
¿Miss ar se ol agente, corresponsal. ,, pis $5 india
Ha ¿fido n nombrado en Pachuca para desempeñar este car; 80, el Sr. Lic. Mániel Máleos Alar
'son, con quien Be servirán entériderse en bs de' adelánte los Señores puscritorés de éxa Ciudad,
GO IDIE TIRA rr ear OT A O RA
México, Marzo 31 de 1879,
Memoria del Ministerio de J Er por D. Ramon I. Alcaráz. México, 1868. Un
vol en 42
Id. del Ministerio de Fomento, por D. Blas Balcárcel. México, 1868. Un vol. en 42
La costa de Sotavento, por D. Joaquin Arróniz, qee Orizaba, 1869. Un cua-
derno en 8%
Discurso pronunciado por el Sr. Pedro López MO en el centésimo aniversario
del nacimiento del Baron de Humboldt. México, 1869. Un cuaderno en 42 mayor,
(cuatro ejemplares).
Anales de la Asociacion de Ingenieros civiles y a México, 1869 y TL.
Dos cuadernos en 8% mayor.
Teratología. Descripcion de un mónstruo cuádruple $cc., por el Sr. D. Juan María
Rodriguez. México, 1870. Un cuaderno en 42
Estudio del tequezquite, por D. Manuel Montaño Ramiro. México, 1870. Un cua-
derno en 42
Memoria sobre el cultivo del chile, por D. Mamuel Cordero. México, 1870. Un cua-
derno en 42 mayor. -
Breves instrucciones sobre el cultivo del tabaco, por. un antigo cultivador. México,
1871. Un cuaderno en 8?
- Proyecto de canalizacion de una parte del Rio Grande. Si 187 1. Un cua-
derno en 82 mayor. ; E
Memoria que presenta la Compañía Lancasteriana de ALóSieO: 1871. «a cuader-
no en 42 al : l
Observaciones sobre la cuestion de forrocarrils, por 1D: Sehastia Canfiácho. Mé-
xico, 1572. Un cuaderno en 42 :
Compendio de la Geografía del Estado de Michoacan de Ocampo, por el El Jo-
sé M. Perez Hernandez. México, 1872. Un cuaderno en 42
Dictámen que fué presentado por la Comision respectiva á la Sociedad Mexicana
de Geografía y Estadística, para dividir el aerólito de la descubridora, Sic. México,
1872. Un cuaderno en 4?
Breve noticia sobre la Oca del Perú, por D. Tomás G. Gardida. México, 1872.
Un cuaderno en 8?
El Yepacihuitl 6 Yerba del Zorrillo, por D. José Donaciano Morales. México, 1872.
Un cuaderno en 42
Ruinas del Ohicomostoc en la hacienda de la Quemada, Estado de Zacatecas, por
D. Bartolomé Ballesteros. México, 1872. Un cuaderno en 4?
Descubrimiento y estudio del bismuto en el Estado dE San Luis Potosí. México, -
1873. Un cuaderno en 42
Instrucciones para ministrar la vacuna en el Estado de Hidalgo, por D. Antonio
Peñafiel. Pachuca, 1873. Un cuaderno en 8? :
Memoria presentada por el gefe político del partido del Cármen, UC. Lic. Anasta-
sio Arana. Campeche, 1873. Un-cuaderno en 4?
Nueva teórica y práctica del beneficio de los metales de oro y dl plata, por fundi-
cion y amalgamacion, escrito por D. José Garcés y Re (reimpresion). México,
1873. Un cuaderno en 42 (incompleto).
La cuestion de Belice; Informe remitido por el Gobierno del Estado de Cormepne
al Supremo de la Union. Campeche, 1873. Un cuaderno en 42
La mosea hominíyora: disertacion por el Dr. José Eleuterio Gonzalez. Monterey,
1873. Un cuaderno en 42
»
(Continuará. )
TURNO DE LECTURAS
Ex LAS SESIONES DE LA SOCIEDAD DE HISTORIA NATURAL,.EN LOS MESES
QUE ABAJO SE EXPRESAN.
MARZO.
6 Almaraz D. AndréS...oooooccoorenorenaranicnoo Arriaga D. Joaquin,
13 Altamirano D. Fernando.....comcoccrocooom.o Cornejo D. Igracio.
20 FBarcena DD. Mariano ect cesantes Dugés D. Alfredo.
E oe Dugés D. Eugenio.
ABRIL
3 Herrera D. AlfONSO.....oooomoonococonodrooooo Fernandez D. Vicente,
17 Laso de la Vega D. José M...coonnccncoccoo.. Finck D. Hugo.
24 Mendoza D. Gumesindo.....oooccoccronncnroos Heinemann D. Cárlos.
MAYO.
1 Ortega y Reyes D. Manuel. ....ooccocoooooso Ibañez D. Joaquin.
SiRamre Diosas Limon D. Francisco.
MS) IAS Doc nobVndbdYo iO MID EnOSDDndbO Moreno D. Aniceto.
22 Sanchez Do Jesus iadcanes conocen amoa ambas Moreno D. Basilio.
29 Sologúren D, Fernando.....ooccmosommnocms... Murillo D. Eutiquio.
JUNIO
velasco Doo acabada an passat Navia D. Severo.
19) Villada D. ManueliM, si... 9omarprcnobioncss oo Peñafiel D. Antonio.
26 Weidner D. FederiCO....oocoomoresocrnnaano nos Sotomayor D. Celso.
México, Febrero 28 de 1879.
TESORERÍA.
MINERAL DE CATORCE.—S5. 1. O. Sírvase vd. decirme la cantidad que á la fecha tiene por
suscriciones: si le fuere posible situarla en esta Capital con el descuento respectivo, se lo agra-
deceriamos infinito.
San Luis Poros1.—Sr. F, L. Deseo saber si le será fácil remitirme, como otras veces, su
adeudo por suscriciones, para girar á su cargo en caso contrario, prévio aviso.
QUERETARO.—Sr. D. P. M. Reitero á vd. mi súplica para que se sirva informarme de lo
que tiene reunido por suscriciones, y si podrá situarlo en ésta. y
San Juan DEL Rio.—Sr. A, R. O. Ruego á vd. se tome la molestia de avisarme á cuánto
asciende su liquidacion, para girar por su importe, segun aviso.
MuLEJE (Baja California).—Srs. P. P. y M. T. Agradeceré á vdes. tengan la bondad de de-
cirme, si les seria posible situar en Guadalajara ó Mazatlan, su adeudo por suscriciones, y si
han recibido todas las entregas anteriores á ésta.
MANUEL M. VILLADA,
Tesorero.
No necesitarémos agregar aquí, que los caracoles no son venenosos.
Hay además de éstos, unos más chicos que viven entre el fango que cubre el fondo
de las aguas ó la arena. En agua limpia, y fijando bien la vista en el fondo, á veces se
ven las almejas grandes, pudiendo cogerlas con la mano; pero más seguro es, al ba-
ñarse, ir registrando el fondo á tientas, que si bien suelen sacarse piedras en vez de
almejas, pronto se consigue práctica.
- No dejarémos de mencionar aquí una ocasion á veces muy propicia en resultados.
Son los bordes de los rios ó sus playas, en los que despues de una crecida ó una aveni-
_ da, retirándose el agua á su altura normal, quedan depositados entre troncos, ramas y
otros restos que la fuerza del agua arrastrara consigo, caracoles y conchas, con ó sin
animal, que á veces costaria trabajo conseguirlos en otra parte.
MoDo DE RECOGERLOS Y REMITIRLOS.—Comenzarémos por decir, que los cara-
coles y las conchas, cuyo animal se haya muerto y podrido, y que comido por hormi-
gas ú otros insectos queden vacíos, y expuestos por algun tiempo al sol y al agua,
pierden sus colores y su brillantez, poniéndose blanquizcas. Ejemplares én este esta-
do, no sirven para nuestro objeto. Suélen encontrarse vacíos, sin que en color y lus-
tre hayan desmerecido; estos se recogerán, poniéndolos entre algodon, aserrin, virntas
de papel Ó cosa semejante, en unas cajitas Ó cajoncintos de puros. Siempre que se
pueda, se recogerán los caracoles y las conchas vivos. Al salir en su busca, se llevará
de antemano una cajita, ó mejor aún, un frasco con boca ancha y buena tapa, llenado
hasta la mitad con aguardiente catalan de 26 grados cuando ménos, en el que se van
echando los chicos ó muy quebradizos que se encuentren, pues mezclados con los
grandes y macizos se romperian. Los más grandes y de construccion más fuerte, pue-
den recogerse en una canasta con tapa, un cajon, latas ú otro envase que se tenga á
la mano, en último caso se ponen dentro del pañuelo. Vuelto á casa con la cosecha,
se van echando en un envase con aguardiente que se pueda tapar bien para que no
se evapore y pierda su fuerza. Se entiende que se han de poner con todo y animal, el
que pronto se muere dentro del aguardiente. Para remitir lo colectado á su destino,
es preciso procurar hacerlo en latas de tal modo llenas, que los caracoles estén cubier-
tos con el líquido; y dejando como una pulgada de vacío, se mandan soldar bien, de
manera que no tengan agujéros por ninguna parte. Se recomienda latas, porque fras-
cos de vidrio, además de ser difíciles de taparlos herméticamente, están muy expues-
tos á romperse en el camino. El tamaño de las latas no deberá pasar de cosa de 10
pulgadas de-altura por 6 4 8 de ancho, porque más grandes, el Contenido, á pesa del
líquido, puede romperse por su propio peso. Para que los chicos y muy quebradizos
no se expongan á romperse come lo indicamos más atriba, podrian colocarse en una
cajita de madera bien amarrada, ó bien dentro de hojas de maíz colocado entre algo-
don ó virutas, en forma de tamal. Este envoltorio, ó bien caja ó cajita, puede colo-
carse dentro de la lata con los demás caracoles grandes Ó más sólidos; así se embebe-
rán tambien con el aguar diente que los conserva y evita la pudricion.
Siendo de interés para la ciencia saber la procedencia, se recomienda muy particu-
larmente poner á las latas unas etiquetas de papel bien pegadas, ó bien una inscripcion |
con tinta, con el nombre de la hacienda, rancho ó pueblo, y el Estado ó jurisdiccion 4
que pertenece. :
OTROS ANIMALES.— Como quiera que al buscar caracoles y conchas se verán de
paso otros animales, como cangrejos, camarones, lagartijas, cientopiés; alacranes, esca-
rabajos, moscones, chinches de monte y de agua, grillos y otros insectos, se recogerán
tambien, poniéndolos separados de los caracoles en latas con alcohol, en el que se
echarán tambien vivos. Segun la cantidad recogida, podrian separarse los insectos
que son más chicos y delicados, de los demás animales, como cangrejos, lagartijas,
culebras, ranas, etc., que bien pueden a en latastdo Yon tamaño. que; eh im
dicado para los caracoles. ;
CARACOLES DE AGUA.—Aunque de estos no hay tanta variedad de ens y sus
colores son generalmente bien modestos, abundan bastante. Respecto á la época pa-
ra recogerlos, sirve lo dicho en el párrafo anterior, aunque por razon natural el tiem-
po del dia es indiferente. Los lugares en que se deben buscar son los siguientes: la-
gunas, acequias, zanjas, rios, charcos y lugares fangosos. Allí se encuentran cami-
nando en las plantas acuáticas, troncos de árboles 6 piedras dentro del agua, ó bien
nadando á flor de agua adonde suben 4 menudo á respirar. Siendo el agua limpia y
la vista buena y experta, se encuentran con facilidad, pudiendo sacarlos con la mano,
ó bien con un cedazo, ó mejor aún con una bolsa de muselina ó género semejante que
deje pasar el agua, fijada en un aro de metal Ó madera con mango largo; pasado al
acaso por las plantas y yerbas que estén dentro del agua, sobre todo, cerca de la ori-
llas se hará siempre buena cosecha. Observarémos para concluir este artículo, que
habiendo entre ellos tambien algunos muy chicos, una red no serviria para éstos, por
fina que fuera, por eso se encarga una bolsa de muselina.
CONCHAs.—Bajo este nombre se comprenden vulgarmente los caracoles del mar,
siendo en realidad aquellos moluscos cuya casa está formada de dos tapas Ó valvas.
Las de rio ó lagunas que suelen llamarse almejas, son las que más interesan; éstas vi-
ven siempre enterradas hasta la mitad en la arena del fondo, dejando fuera solo una
punta. Vivo el animal, la concha está algo abierta, cerrándose al tocarla,
CARACOLES DE TIERRA, —Por lo regular aman la humedad y la sombra, raras ve-
ces se encuentran en lugares expuestos al sol, por consiguiente, el tiempo más opor-
tuno para encontrarlos es por las mañanas temprano, no tanto por la tarde, y con
más abundancia en dias nublados y de llovizna ó bien despues de un aguacero. Res-
pecto á los lugares, citarémos primero, las orillas de los bosques, montes, rios, ria-
chuelos ó zanjas en terreno bajo y húmedo: debajo de matorrales, entre hojas secas,
en troncos ó ramas secas caídas al suelo, debajo de piedras, entre las grietas de la
corteza de los árboles, entre el musgo, encima de los peñascos ó entre las grietas de
las rocas. Los caracoles generalmente se encuentran en el suelo ó en plantas, como. ar-
bustos y troncos de árboles hasta la altura de 24 3 varas; solo algunos grandes suben á
los árboles, á veces 4 bastante altura. En el tiempo indicado arriba, andan de un lu-
gar á otro en busca de su alimento, miéntras subiendo el sol, y al mediodía general-
mente, descansan de su tarea, 6 bien en el suelo ó debajo de las hojas que les hacen
sombra, de modo que á menudo, alzando las ramas de un arbusto en terreno 4 propósi-
to, se ven pegados. La variedad en forma, colores y tamaño, es grande, y respecto á
la última cualidad dirémos, que los hay de cinco pulgadas hasta el tamaño de una ca-
beza de alfiler: los chicos abundan más en el suelo, debajo de las piedras y entre hojas
secas y 4 medio podrir que cubren el suelo de los montes ó el pié de los matorrales.
Sea dicho de paso, qué la idea general del público que se fija solo en objetos de forma
particular Ó dibujo ó colores ricos, no domina en la ciencia, donde todo tiene mérito,
hasta lo que vulgarmente se llama feo 6 insignificante; siendo éstos, al contrario, á ve-.
ces de mayor interés por cualidades que no resaltan á la: vista superficial.
p 27 Xx
ANA
OA cuaderno en a %
a as:
pao Un cuaderno e en folio. -
lidia over lb dos Fauna. 1. Crustacea, af G. O. Sars.
) A8TL. Christiania. Un “cuaderno en 4%
¿Nye. Echinodermer Pd den Norske dl af G. O. Sars. 1871. Christiania.
; ; Un cuaderno en de *
: -Meddelelser fra Unai Remisk Laboratorium'ved P W oage. 1871.
Ohristiania Un cuaderno en 42
—Erts rekomster i itadlna og paa Karmoen af Amund Helland, Cand.
mn 8 Ta, Chbristiania. Un cuaderno en 42
- Diagnoser af nye Annelider fra Christianiafjorden G. ved G. E: Bars, 1871.
Christiania, Un cuaderno en 42
Om Lavoisier og den franske ed af Th. Hiortdabl 187). Christiania. Un
- cuaderno endo
-Bidrag til Californiens Amphipodo le. af Axel Boeck. 1871. Chris
Un cuaderno en 42 :
Over. en Classe geometriske Transformationer, al Sophus Lic. 1871. Chris-
fania. Un cuaderno en 42 0
On the Rise. of Land ¡ in Scandiavia, by $ $. A o 1872. Cbristiana. ES
nus cuaderno en 49 ;
, Det onkalies Norfte odos Universitets Aaraberetins for Bare 1871. 5%
E 1872. Christiania. Un cuaderno en 42 E
- Siyplement. til “Forges Fugle og deres eo vda: i Landet” al :
E Collet. Christiania. 1871. Un cuaderno en 4? (texto latino.)
Lycodes Sarsii h. Sp. ex ordine Anacanthinorum Gadoideorum, descrié R
Collet Christiania. 1871. Un cuaderno en 42 (texto latino.)
Om Skuringsmaerker Glacialformationen og terrasser. e. af Prof. Th. Kjo-
orale —Kristiania. 1871. Un cuaderno en folio.
- Carcinologiske a: sn el nos af Sa O. Bats Christiania. 1870- 72. E
Dos cuadernos. en folio.
ES E On some remarkable ds of añimal ie ho e Cánd don off the Norwe-
—gian coast, A G. O. Sars, Christiania. 1872. Un cuaderno en folio (texto inglés).
- Forekomster al Kisei i Visse Skifero i i oa af A. Helland. Chpatamia Ata
dr
EN ITALIANO.
AS AS
SIA
pla Sistematico dei ' of, del Prol G. Jan, Milaño 1863. Un. Cua- .
derno. MAS ;
-Descrizione dí una nuova specie d dela genere . o Feli del Prof. O. Cornalia. Mila
no 1865. Un cuaderno en folio. os:
-—R, Comitato Geologico d'Ttalia. Bollet. pe 2. Drets 1872. Un cuaderno en
A ofomia del E la € nazionale. Botanico Qe. Firenzé, 1874, Un
RA AS Continuará.)
Boletin de la «Socledad Andrés del Mio, a
Con este título ha visto la luz pública, desde el mes de Setiembre próximo pasado, el cuader=.
no 1. de una útil é interesante publicacion que sirve de órgano á una Sociedad científica esta=
blecida en el año de 1873, y formada exclusivamente de alumnos de la Escuela Especial de In=
genieros, con el objeto, entre otros, de cooperar, por todos los medios posibles, al adelanto de
la Ingeniería. 18
Contiene importantes y bien escritos artículos, cuyos títulos son como sigue: Taqoola
Determinacion de la longitud geográfica por O iguales de la luna y el sol, durante un
eclipse solar. Observaciones para la determinacion de la loígitud geográfica, ejecutadas duran=
el eclipse de sol del 29 de Julio de 1878 en la Escuela Especial de Ingenieros. no PR
biográficos de D. Andrés M. del Rio. E
El cuaderno publicado consta de 24 páginasen cuarto menor, de: clara impresion, con algunos qe
grabados intercalados en el texto y forro de color. Su precio es de 18% ets,, dentro y fuera de a
la Capital, y se halla de venta en el Colegio de Minería y en la imprenta Poliglota. E
ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO.
Acaba de publicarse la entrega 5.* del t. 1. de este notable periódico, que por lo escogido de sus
artículos, hermosa impresion y mérito de sus láminas, está destinado á formar uno de los más
bellos monumentos que se hayan elevado á la arqueología é historia natural mexicanas.
Consta de 40 páginas en folio, con dos láminas de geroglíficos y ¡algunos grabados: contiene -
las materias siguientes: Materiales para la formacion de una obra de Paleontología. mexicana,
(continuacion). Doctrinas en geroglíficos. Complemento al erudito artículo del Sr, Orozco y
- Berra. Discurso acerca de la piedra llamada Calendario Mexicano (traduccion).
Su precio en la Capital, es de $1, y fuera de ella, franco de porte, $125 cts. Se vende en
la Secretaría del Museo Nacional, en la imprenta del Sr. Escalante y en la librería del Sp.
Aguilar y Ortiz. Es
> .
GACETA AGRICOLO-VETERINARIA.
Con la regularidad acostumbrada, se ha repartido elnúm. 4, t. 11 del periódico mensual cu
) yo título encabeza este artículo, y que por sus instructivos y bien redactados artículos, está
SN. prestando grandes servicios al adelanto de aquellos ramos en México, como se ve por elsiguien="
te sumario: Arestin (enfermedad de la piel en el caballo). Sarna de los animales domésticos
Asimilacion de la sosa por los vegetales, (traduccion). Un nuevo tejido de algodon, id. Infor=-
me rendido por la Sociedad Americana protectora de los animales, id. Memoria sobre la enfer=
medad del ganado porcino, llamada vulgarmente lepra. Asilos agrícolas (traduccion). La de-
glucion en los mamíferos, id. Consta de 32 páginas, en cuarto menor, de elegante impresion, Nu
se halla de venta en México, en la librería del Sr. Aguilar y Ortiz, y en los Estados en la Ca-
sa de sus corresponsales. Su precio en la Capital 25 cts,, y fuera 31 cts. franco de porte.
LA ESCUELA DE AGRICULTURA.
Publicacion quincenal que dedica la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria,
fundir en las masas los conocimientos agrícolas: se reparte grátis con la anterior.
Art. 92 Las obligaciones de los socios corresponsales, son: la 2%, 32 y 4? de los so-
cios de Número.
Art. 10. Los socios Honorarios tienen por obligacion, el procurar por todos los me-
dios que estén á su alcance, el fomento y progreso de la Sociedad.
Art. 11. Son obligaciones de los socios Colaboradores:
1* Remitir á la Sociedad los objetos naturales que juzguen dignos de estudio.
2% Colectar aquellos que se les pidan por conducto de la Secretaría de la Sociedad.
Art. 12. Cuando algun socio de Número ó corresponsal no presente en el espacio de
dos años algun trabajo científico á la Sociedad, se considerará como excluido de ella,
pudiendo ésta en tal caso nombrar otro socio que lo sustituya.
Art. 13. Los trabajos presentados á la Sociedad, ya sea por alguno de sus miem-
bros ó por otra persona que no pertenezca á ella, pasarán para su dictámen á una co-
mision nombrada por la Junta Directiva, y su publicacion se decidirá oido el dictámen,
por escrutinio secreto.
Art. 14. Si entre los trabajos que presenten los socios se hallan algunos que 4jui-
cio de la Sociedad, sean de verdadera importancia científica, se concederá á los autores
de ellos como premio, un diploma honorífico que recibirán en la última sesion del año.
Art. 15. La Sociedad propondrá anualmente al público, por mediode los periódicos,
asuntos de ciencias naturales, y concederá un diploma como premio, á la persona que :
presente el mejor trabajo resolutivo, calificado como tal por la Sociedad. La Secreta-
ría al hacer la convocatoria para este concurso científico, fijará en cada programa los
términos bajo los cuales deba hacerse la presentacion de los trabajos.
Art. 16. Para la correccion de todos los escritos científicos, habrá una comision de
estilo, formada de un miembro de cada una de las secciones expresadas en el artícu-
lo segundo. El nombramiento de esta comision se hará por mayoría absoluta de votos.
El autor de cualquier trabajo queda en libertad para asociarse á la comision de estilo.
Art. 17. Habrá sesion ordinaria una vez á la semana y las extraordinarias que la
Junta Directiva estime conveniente.
Art. 18. Se fija por ahora el número de ocho socios, para que pueda haber junta
ordinaria.
Art. 19. Los puntos que se acuerden por mayoría absoluta de votos, se cumplirán
y tendrán la misma fuerza y valor que silo hubiera sido en junta plena.
* Art. 20. Cuando los socios corresponsales se encuentren en esta capital y concur-
ran á las juntas de la Sociedad, serán considerados como socios de Número.
Art. 21. Los socios Honorarios tienen libertad para asistir Ó no á las sesiones, pe-
ro cuando concurran tendrán en ellas voz y voto como los de Número.
Art. 22. Los socios Colaboradores pueden asistir cuando gusten á las sesiones, y
en ellas tendrán voz para informar, acerca de sus investigaciones en los ramos de His-
toria Natural en que se ocupen.
Art. 23. El dia primero de cada año habrá una junta general, en la cual se harála
eleccion de los socios que han de constituir la Junta Directiva que ha de funcionar
en el año que com jenza.
Art. 24. Esta Junta Directiva se compondrá, de un Presidente, de un Vice-presi-
dente, de dos Secretarios, primero y segundo, y de un Tesorero.
; Art. 25. Las obligaciones de los socios que forman la Junta Directiva, son las que
se acostumbran en las sociedades científicas.
Art. 26. La conservacion del archivo y objetos pertenecientes á la Sociedad, esta-
rán á cargo y bajo la responsabilidad del segundo Secretario, sin perjuicio por esto de
auxiliar al primero en las obligaciones que le son inherentes.
Art. 27. El segundo Secretario no podrá confiar ápersona alguna, ningun docu-
mento ú objeto perteciente á la Sociedad, sin previo acuerdo de ella, exigiendo al so-
cio, á quien tal permiso se conceda, el recibo correspondiente al documento ú. objeto
que extraiga, para que con c en cualquier tiempo, la Secretaría cubra su responsabi-
lidad. E
Art. 28. Todo libro, memoria ú objeto de Historia Narural que portareztalá la So-
ciedad, llevará su timbre en un lugar visible y el nombre de la persona que eo he-
cho la donacion.
Art. 29. En la junta dia de que habla el art. 24, el primer secretario hará una
reseña de los trabajos científicos que haya hecho la Sociedad en el año que finalizó, 14
y la Tesorería presentará la cuenta de los ingresos y egresos habidos en dicho período.
Un socio nombrado por mayoría absoluta de votos, se encargará de glosar la cuenta
presentada'porla Tesorería, informando oportunamente ála Sociedad con el resultado
de esta comision.
Art. 30. Al renovarse la Junta Directiva el dia 12 de cada año, el segundo Seecre-
tario entregará al entrante, por inventario, el archivo y objetos pertenecientes á la
Sociedad. Este documento será firmado por los dos Presidentes, el que concluye y el
que comienza, y por los dos segundos Secretarios.
Art. 31. Los presentes Estatutos solo podrán ser reformados en las primeras jun-
tas ordinarias del mes de Enero de cada año.
México, Enero de 1869.—Antonio del Castillo, Presidente.—Pascual Almazan, Vi-
cepresidente.—José Joaquin Arriaga, primer Secretario. —Antonio Peñafiel, segundo
Sccretario.— Manuel Urbina, Tesorero.—Manuel Villada.—Alfonso Herrera.—Gu-
mesindo Mendoza.—Prancisco Oordero y Hoyos. —Jesus Sanchez.—Socios fundadores.
REFORMAS A LOS ANTERIORES ESTATUTOS.
Con arreglo al artículo 31 han sido aprobadas por la Sociedad, segun consta en las
actas, las siguientes:
1.2 A las secciones que señala el artículo 2? se agregará una ec de Agricul-
tura.
2,2 Los trabajos á que se refiere el art. 13, pasarán para su dictámen á la seccion
respectiva. - 5%
3.2 La Comision de estilo de que habla el art. 16, la formarán los Presidentes de A
las erci9 nao quedando apre el autor de cualquier trabajo en libertad para aso-
ciarse á ella.
4,2 El Presidente y Vicepresidente no podrán ser reelectos en sus respectivos Car-
gos; quedando hábiles para ser elegidos en dichos puestos dino de trascurrido un
año.
a El nombramiento del socio que se encargue de glosar la cuenta de la Tesore-
4 ds hará el Presidente saliente.
Octubre 31 de 1878.—Es copia que certifico.—Fernando Altamirano, primer Secretario.
ERRATA NOTABLE.
En la Memoria del Sr. Navia sobre pruebas al soplete, se deslizó una muy impor-
tante que nos apresuramos á corregir: en todos los lugares donde dice ¿ridio, léase
indio. :
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- SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL
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- TOMO 1V.—Entrega múm. 17.
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¡pepa e TER :ArOLÓStO0 a de las: Variedades, _1agas y especias, qe al St. José Ramí eN
hz se, socio de múmero. Fed Concly “ye. .) S »
7 NOTA SOBRE UNA MONSTRUOSIDAD ma en un a fimto dela Cucúrbita pe-
po, por'el Br Alfonso Herrera, « socio fundador: EA ol]
UPEONA pe de las Islas de las Tres Marías y Socorro, pe. PA dorónel o Bl
y pl
ATI
E
LE NENicO
ctra DB IGNACIO. ESCALANTE:
a terminado el primer ON del Diccionario de Baillon, O por la :
Hadhétte. ES ies
En] la décima entrega. que tenemos £ en nuéstro podar, E mbraros 16 cago
muy importantes; pero mo sobre todo, del Sr, eyes, sobr Jos HoRgOs, es es Mo vér-
dadero trabajo de conj unto vealzado por las numerosas observaciones. personales del
autor.
a os y a porque se pues en la i Micología,
todo o concerniente á la clasificacion, la bibliografía y la historia de la cientia delos:
hóngos. Comienza por establecer los límites del grupo que estudia, y por indicar las.
razones del parasitismo de estos vegetales. Reconoce las relaciones tan estrechas que
existen entre los hongós y ciertas algas desprovistos de clorofila ha fecúndacion. por E
conjugacion, frecuente en las algas, se ha observado igualmente en los hongos, «Lc. a E
Despues de señalar estos diversos puntos de contacto, Seynes pasa al estudio de los E $
hongos, nos muestra el aparato vegetativo y el'aparato reproductor, reducidos á j Bules ?
más simple expresion en los Saccharomaces, especializándose y complicándose más
en los Zorula, y más todavía en los hongos súperiores. El aparato vegetativo, Ó my
celisun, puede afectar formas diferentes, filamentos libresó enlazados, membranas, cuet- ES
pos esferoides, mycelirm malacoide de los Mixomicetos, myecelium transitorio Ó promy-
celivwmn Soc. En cuanto al aparato reproductor, está constituido por los receptáculos
y las diversas especies de esporas. El receptáculo puede ser nulo ó mostrarse redu- A
cido 4 un filamento simple ó ramificado. En ciertos casos las ramificaciones se apli-- E
cau unas contra otras y forman una especie de columna, el coremium, que puede afec- o
tar las formas más variables; copas esferas debiscentes 6.no, cuya cubierta es el per, pa
ridium, y el contenido la gleda.
El autor revisa las diferentes formas de gleba y las modificaciones que pueden of
cerlos peridium. Define el velum, que no es sino una segunda cubierta del per idium
concéntrica á la más exterior, y hace sucesivamente el estudio del pié Ó estipe, sos- '
ten del per ¡diu os se eii despues de haber roto la eubierta externa (6 eu de
cen ya aislados, ya roma dd dpados en el interior de una especie ds copa (
thus) abiertos, ó bien aprisionados en el mismo tejido del peridium- pes:
somos Debod 109 90
. a A
tios] sl alpolois
i ar
onda . S
92 95p oLoho): Í 55 - Haro) 19 Ol
TR -. SOCIEDAD MEXICANA. DE HISTORIA Nara
140 ION
11: INDICE-DE-LAS' cad 'CONTENÍDAS EN ESPA comia
OEM 2 cti asi sarro ¡40U Sa Sp 2011R 81D 2000 al 20Lob 005
Pe p , OEI IS ll »
3) 3 ol HISPORTA NATTRÁAD dé Tas TsTas de 16 mas its LOS por vd ad andids á
15 3) Giaysob, delos HD -(Contiaúa.) 000) 9100S ob iioteo ¡ONRITUSSR 28
Moo" ru ¿¡PRÁCTICA DEL, «BEN EDICIO de minerales de plata, auríferos, usados en el oc de:
ap AR etc, " ae el Sr. Vicente Feragndoz, socio o corresponsal, (Continúa),
E A, Ei
02.94 15 dada ODIO
Damm osa 2
inligsr oí Lo
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"ME EXICO"
ga IMPRENTA DE TEÑACIO ESCALANTE
12 al ¡e ¡Bayos ne:San [AhusTIs, Num 10
1879 0
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“titutivas del fruto, los granos aparecen de,la.misma manera que se ve germinar lás
AN
Des
Si Ed ¿bo soló alo ul Tntérés E nO DOS doupátamos ¿de ablar de AE
pues ho es este el lugar de discutir sobre supresiones de géneros y aproximaciones
familias vegetales. Pero lleva mucho más s Téjos Tas ideas y éjerce con autoridad un m
todo que no solo abraza la Historia Natural. Este método es la morfología, la teorí
de las trasformaciones, que es quizás'lay conquista filosófica más interesante de nutÉ-.
tro siglo. Los estéticos que hablan con frecuencia de la unidad en la variedad, casino: >
la-hacén aparecer sino en consideraciones vagas, en donde se ve todo lo que se quie= >
re. La,morfología: l4'tócá, tonel dedo, mostrando las “transidiohles de má forma 4 dig
y la identidad fundamental de las diversidades. Es, pues, en las ciencias naturales, cn
donde esta doctrina se manifiesta con toda claridad: el escalpelo y la lente, bastan pas
ra ponerla en evidencia; y en efecto, sus*pádrés; han sido naturalistas. A Goéthe,. de
De Candolle, y 4 Etienne Geoftroy “Saint-Hilaire remonta la concepcion grandiosa del
la unidad en el plan de la naturaleza. Estos grandes espíritus han demostrado, lo8
primeros, que el reino vegetal y el reinó animal proceden variando indefinidamente l-
pos únicos. La botánica goza bajo este respecto, de esta a sobre la zoolÓ= 3
gía: que los Órganos comparables, están situados en el exterior, ó en todo caso fád5
les de alcanzar; miéntras que en los animales es indispensable ántes una diseccion dir
fícil. Si pues es cierto que el niétodo' morfológico sé extiéúde más allá de la Historias,
Natural, y si está además destinado á vivificar otras muchas ciencias, será preciso en=o!
tónces, tomar su punto de partida en ¡a botán ínica, porque en ninguna otra parte exir,
ge tan poco esfuerzo para ser apreciado. h
El libro de. Baillon, es, del prineipio al fin, un tratado de morfología: vegetalaplicado.
Para cáda uno de los grupos distintos de que se componen las familias naturales, gs
e E Y
MS
coge algunos tipos principales, describiendo rigurosamente los caractéres, en lo que
tienen de más acentuado; esforzándose sobre todo, en marcar con precision 14 trangi
cion de un grupo á otro y las alteraciones de formas y funciónes que: lo: constituyen.
o ajanco de esta maneta sobre una materia que habla á los ojos, se comprueba
el axioma: Natura non fecit saltus que rige á toda la Historia Natural. Se sorpren=,
de, por decir así, la marcha y la razon no solamente de las metamórfosis, sino áun de:
las excepciones aparentes, de las anomalías y de las desviaciones del tipo o dE
La morfología de las plantas descansa enteramente sobre una idea, de la que Got:
the tuyo, el primero, la intuicion, y que los botanistas han comprobado en seguida
todo rigor, y es, que los órganos de la flor y del fruto, son hojas metamor fizadas. Asi, p
otras tantas hojas en los foliolos del cáliz, en los pétalos coloridos de la corola, en los SS
estambres, en los frutos independientes 6:soldados enuno solo. Sobre las hojas cons=-
yemas en-la extremidad de las nervaciones, en ciertas hojas trasas. El tipo ordinario
de los vegetales los más perfectos, consiste en una serie de coronas de cinco hojas ca-
da una, colocallas simétricamente las unas arriba de las otras, alrededor del eje po
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Bulletin of. the Cornell University, a números 1-2. Ithaca, N. Y.
1874. Un vol. en 4? $
Notes on Agave, by Geo. Engeliann. e “Louis, M. O., 1875. Un cuade
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United States ¡Creological; Survey ¡of the,territories. ; The,yertebrata of Me
Cretaceous Formations of the West, by E. D. Cope. Wasington, 1875. Un val.
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The American Junipers of the.sectióh'Sabina, dy Geo. Engelmamn. $. Log
M. O., 1877. Un cuaderno eo
U. S. Geo. Surv. of the territ. Miscellaneous Publications n. 11. Birds of de
Colorado Valley é:., by E. Coues. Wasington, 1878. Un vol. en 42
The terrestrial Air—-Breathing Mollusks €. , hy W. G. Binney (texto y 2
Cambridge, 1878. Dos vol. en 4?
Bulletin of the Museun» ef Comparative Zoólogy,,at Harvard College. T. Y
ns. 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10. Cambridge, Mass., 1878-79. Siete cuadernos en a
Departament of the interior. Mtsceltenenas Publications n. 10. Bibliogra-
phy of North American invertebráte paleontology, %., by C. A. White and mM.
A, Nicholson. Wasington, 1878. Un cuaderno en 42 JH AMANT A
Catalogue of the publications of the U. S. Geolog. and Ceocagi Survey. of
the territories by, F. Y. Hayden. Third Edition bea ap 1490 Ya ouader,
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Bulletin of the ¡d. Vol. v, n.1, Wasington, 1879. Un e cur en 49 1
¡Smithsonian Misdéllaniedos Collections, P. XHt,; XIV-XW, ¡Wasington, 184
Tres vol. en49 E 4
0. S. Geological Survey. First Han Report of the M. E cis E
mission. Wasington, 1878. Un vol. en 4? .QENTA
Smith. Contribution to Knowledge. A. Classification and Synopsis a
Trochilide, by D. G. Elliot. W. asipgton, 1879. Un vol. en folio.
Proceedings of the Boston Society of Natural History, T. XIX, Part. HL;
EV. T. XX, Part. I. Boston, 1878-79: 'Pres'evadernos en 42 At
Memoirs of id, Vol, TH. Part. IV. N. MI Vol. TIL. Part. L N. 1-8 Wafsin-
gon, 1878-49. Dos cuadernos enfolio.. e po PRA ARI
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Vissensch. Munchen, 1877-78. Seis cuadernos en 49%: 05 vt909 aus
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PROSPEOTO.
Al'anunciar al público la próxima salida de la entrega que dará principio al ti
este periódico, creemos necesario exponer en breves palabras el plan general de in
que, 4 pesar de tener más de diez años de existencia, es aún desconocida de mu tit :
personas, así como tambien participar las mejoras-que vamos 4 introduciren la publ caáci
La Sociedad fundó su periódico con la mira de dar á conocer las producciones
les ¿de México, habiendo tenido siempre el mayor cuidado para no distraerlo de o
nO publicar en €l sino aquellos trabajos.que estrictamente se relacionan con la His
tural; pues áun cuando la Sociedad cuenta.en su séno con la seccion de Ciencias ¡Auxi-
liares, como son la Física, Química, ete;, éstas solo se estudian bajo el punto de vista de.
su enlace con la Zoología, Botánica, Mineralogía y Geología, siendo por demás e arecer
lás preciosas aplicaciones que de aquellas se han e con relacion á la vida de 108 séres pS;
en gus diversas manifestaciones. 2 De a pe
La doctrina de la descendencia, que ha dado márgeh á impor tantísimas investigaciones, ES
y que ha suscitado, además, grandes y provechosas discusiones entre los vaturalistas; pues-
toque entraña un problema cuya resolucion es de sumo interés, y la Antropología que
se ócupa del estudio del hombre en sus diversas épocas y en las diferentes pl en
donde ha fijado su residencia, son tambien objeto muy especial de la atencion de la: ocie-
dad, y de,consiguiente, ambos ¡asuntos ocuparán con freguencia las, páginas de. su p riódi-
co, Los distintos ramos, en fin, que ella cultiva bajo el punto de vista indicado, h que
la,puplicación que anunciamos seá muy variada en sus materias, interesando; p 0 i8-
mo) já un gran número de-personas, puesto que-las ciencias: natales son, hoy la base de
la mayor:parte de los estudios. ARA e
Oreemos, por lo, expuesto, innegable la utilidad dean» periódico queso; ocupa casi ad E
sivamente de nuestro suelo, tan rico en pr v'oducciones. naturales de roda, especie, ye las.
cuales muchas son aún ignoradas del mundo científico; y por Ótra parte, “Chántas delas,
explotadas convenientemente, no mejorarian el porvenir de nuestra patria dando “1
y Mts á innumerables PSB due en el día Ri de los recursos más f
que producen los ásboles di de nuestros Es aa colorantes | :
n no han Pdo sustituirse por les: Sinto «giuímicos, as piolos, E y 0
yo una seccion especial; pero todos pasan, ántes de darse á luz, por el criterio de la Corpo-
racion, procurándose, hasta cierto punto, con esta medida, dar una garantía de su méri-
to científico y de su importancia en el adelanto, de los, 1208 á que ella se dedica.
No siendo, pues, dudoso el provecho que se obtiene de los estudios que señalamos, nues-
tros esfuerzos quedarian, sin embargo, estériles, .si no contásemos, para llevarlos á cabo,
con la cooperacion de las personas ilustradas que, amantes de su patria, procuran por to-
dos¿los medios posibles su engrandecimiento..Elmismo. Supremo. Gobierno, convenido
de la; utilidad de. ellos ydel empeño con.que-lá Sociedad émprende suslabores, le ha De
dido siempre una mano protectora para ayudarla en sus loables propósitos.*' '
Muy léjos de pretender que nuestro periódico se halle 4 la altura;de, los de igual E
ro que se publican en el extranjero, creemos, por el contrario, que dista todavía mucho
para competir. dignamente con: ellos, y por lo, mismo.no omitirémos medio alguno para .
gar á ese resultado, siendo la mejor prueba de esto las reformas que desde, luego yan á
hacerse al tomo anunciado, Una de, las principales consiste en el aumento de material, en
el texto, pues. tanto el tamaño. como el número de páginas será mayor que el acostumbra-
do hasta ahora, y 4, las láminas, se les dará tambien mayor extension; las figuras podrán,
por lo mismo, distribuirse mejor, y no habrá, en lo general, necesidad de reducirlas como
algunas veces se, ía hecho, procurando además que sean ejecutadas con cel mayor, cuidado
. exactitud. Los dos primeros pliegos de cada entrega irán Impresos con: «tipo de lectura
y se destinarán á las Memorias originales de los socios, y en el tercero, impreso con. letra
más pequeña, se publicará alternativamente una Revista científica con las actas de las se-
siones que tengan mayot interés y algúias obras de autores nacionales ó extra anjeros de
reconocido mérito que se ocnpén de la. Elistoria N: atural de México, siendo la primera que
se ha elegido la que lleva por título Novorum vegetabilium descriptiones,, de los Natur alistas
mexicanos La Llave y Lexarza, obra ya agotada y á la que se añadirán algunas anotaciones.
No ereemos, en fín, por' demás advertir 4 Tas personas que honten' esta publicación! sds-
cribiéndose á ela, que los trabajos que Nlenalán sus páginas formarán por sí solos una pie-
za com pléta, y en lo geuetal tada, tomo podrá considerarse como independiente de los de-
más, aunque su conjunto compong ga lá coleccion integra de “La Nati aleza;” lo que hace
que no deba abrigarse temor alguno de que quede trunca la obra, y por lo mismo ningun
suscritor tendrá que pana ES dea S dd no para no da foie
completa. OR
des PA AR IO patdr EAN RATA
CONDICIONES DE LA SUSCRICION. | a
“LA, N AYURALEZA? 80 publicará en RIOR de A SÓBHRIO ds en 49. ri
ninia impresas, en buen papel, con tipo.escogido y forros de.color,:que contendrán
lá portada y algunos avisós'ó noticias de vimportancias á dichas: entregas: se acompañarán
con frecuencia excelentes láminas litográficas, negras: Ó Cranias y cn E
dos en el texto. 4 2047 699 £0ui
A, pesar del aumento en el costo del, periódico, $u precio será el meo 25 contorossn-
da entrega en la. capital; y: 31 centavos en los Estados; franco de. portesriorno butano
| Se'reeiben súscriciones:en México, enla Secretaría dela Sociedad; sstttida enel Mons
Nacional, y enla librería del Sr. Aguilar y Ortiz, 1? calle de Santo Domingo; múmero 5;
En los Estados, en la casa de los corresponsales de: este seOro o idA oni2iM
México, My179/31; de, 1999:
DAR AORAT
Josg M. VELASCO, MaxueL M. VILLADA,
Secretario primero. > A , Tesorero y encargado de la
publicacion.
«dio ai ole ol: 187 19 103 Sl Je eS bb 22108 y ea zabor €
E aaa out alAE,
pg soba ad ali odp da ai Ela ENCIA. edu
REIS nisienos. Df a0BnTa SD RAO- 37 DN $ 0% ,
SU PRO sg aos du ALI sed MiS 1b: EOS
07-104 URI AER DO De EA E Dis EUORIS. ef ale: AA Au
obDepic Sr A, ¡Cos Agreroa va: “mnñito ura pagado en ar ao a
o inrivo: la 16 del tomo TI: que: pI05 code scan: le ha sido: ya. emitida, 000
Tacatécas ¿Lee B.M.: Me fueton pagados por los Srés: Andrade Pas man
de queme dió aviso Por súscriciónes 4 la Náturaleza”"la Sociedad por mi conducto da á vales
sims gracias.Recibimos la: pieza «que nos rormitió por añu: del Dr hai FAYUTÚS:
"San Luis Potosí. 8 E L.: Dola misma casa, xecibty por sn órden, $ 14 bs ¡ent de us DE
cionés: Te 'dámios' por ésto las más expresivas gracias, así como por él. empeño. que ha. e 1ado eN
arreglan con el Sr. Móro, anque sin vogultado favorable, la cnónta que éste señor tiene: pendiente
con la Sociedad. Auh no recibiiños: iaa de que: me habló en su corta ye das
"San Uan del Kio, —Sr. x E Os: Fué -cubiérta la libranza que giró. vd
pasado, de $ 93. 62 cts. ., Por 'suscriciónes á la Naturaleza 1 hasta la entrega í d
sive. Espero secibitia A tí Mel tomó mu gue dosciba Na se de repusieso:
décidos. > 000000 nn me : ]
ñ VI IRA BULA AROSA
Guanajuato. Br, € Re: Hasta hago y pocos dias, Porx.no haber tenido ántos da gh
rado á su cargo, segun aviso, por, la, cantidad do $ 24. 374 cts, en pago : de suscriciones á. este e:
riódico desde la « entrega 6 ¿la 18 inclusive del: tomo. 1v: reciba Vd. por sus puenos sorvicios sl
Expresiones de nuestra eratitud. A e A ai
HER : ATL a Ad ASLESITE a
Guadalajara, —Sr. E, Mes. Da me su, ero $e ab sti, me fueron entregados por :
los Sres. Andr, ado y Sori NANO, , $: 15., 38,045., por.enenta de, suscricionos al aepódico de esta. Socie- ES
dad, y mucho le agradecemos el empeño que se toma en ser virla. Recibí: seis Paquetes de ee E
rezagadas; ¿entre ellos, uno, con treinta y dos devueltas por Vd: Y ¿Porte de remision. de abo
Vd. á su cuenta. A >
uuu lirott 3 BAICOHILS AATEAATd IE LS .
Durango. Sr, TB Ela MOS ronda lo remití (da, Autregá 20 juntamente con otra, en, la, ES
que van incluidas las láminas que Vd. desea. No le mandé la nueva suscricion que pide, POr A,
saber si se desca la coleccion íntegra del tomo IV, lo que le agradeceré me lo avise, para obsequiar -
gu pedido: causas graves me impidieron contestar su grata de Noviembre próximo pe siendo .
la única que he recibido,
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San Luis Potosí. Sr. Dr, G. Sch.: Con agradecimiento, se recibieron los $ 24 que És Ñ
esta ¡Sociedádl, con objeto le completar! cón:ellos el iittporte dela lámina: que ldesea Vd. so. públique y
en: la Naturaleza; advirtiéndole, que los ejemplares en alcohol que nos ofreció: para hacer el die
ados áun no se han a «pero entretanto! harénios: por PCLarezOS en Pat: localidad: pr la
neiifió Gone Sucteda) «para ciumplicon st turno estocada dond Jomi
POicanóros próximamente. RIA AA 1 po cian ssl MY
México, Abril 10 de a E O 11,09) co
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3.8. Schnnider, Cristianía, 1877. Un cuaderno.en 4?
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Christianía, 1878. Un vol. en 4? Da A e
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a 1797. Un vol. en 8?
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Monachii, 1874. Un cuaderno en folio. o pieliano 1). 07% Loco eo il
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Id., id. de los Pájaros de id., por el mismo ¡autors P, HL. Madrid, de Un
vol. en 4? (Incompleta, )
Memoria para la Carta Geológica del Distrito de Zumpango de la Laguna,
por los ingenieros de minas, Juan N. Cuatáparo y Santiago Ramirez. Toluca,
1875. Un cuaderno en 4? mayor.
Honores póstumos al €. Teniente, coronel de caballería, Pedro Letechipia.
México, 1876. Un cuaderno en 4? mayor.
¿Anales de la Sociedad Española de Historia Natural. T. 1, HL, II, (cuader-
nos 1, 3.) LV, (cuad. 1, 2.) V, (cuad. 1.) VI (cuad. 1, 2, 3.) VII, (cuad. 2, 3.)
VIH, (cuad. 2.) Madrid, 1872, 73, 74, 75, 76, 77, 78. Dos vol. y once cuader-
nos en 4?
E cio; México, 1877. Un Wo A! e PR TYSL coli
: Ie rneriden da obra Y de Fomento demo lepraidn |
México, 1877, 18. Tres vol. en 42 a
«ota RéPamica! Ardcentittdn vi tn de Mandela p0e Bu
nos Aires, 1876. Un vol, en 4? có Or EUA a de 49
Estudios sobre la Flora y Fauna de Venezuela, por A. pot ae 877.
Un cuaderno en 49 mayor, .AITAL YA. cda
El género Streblota y las Notodontinas de la República sa Por el D,
a. Borgo Breños AÑAS IET En Pide bno entaéDón soratod sidqoeolidT.
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la Loza. México, 1878. Un cuaderno en 42 + ** 19 407 oiÉ00 LVL «come
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Guadalajara, 1878. Un cuaderno en 4? Da Cera a)
A helada sucricion de Húubibnea, NARA de
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México, 1879. Un cuaderno en 49 atlol (49 01 0509-49 JAVA dogo le de
PRO HE PERA por ESEZIO E Mátule! POtiCO Y 14 Cfr ¡RENA de
San Rtacr Guidatidds, INE Cale ee 184 aurorsonoma ón
Informe sobre el reconocimiento del Istmo de Tohuaniépes por el inganje:
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De La CAPITAL Y LOS ESTADOS SE RECIBEN LOS PERIODICOS SIGUIENTRS: |
PALIOTTACOA YA dde
Boletin de la Sociedad de Geografía y Estadística. —Gaceta Médica: PE Ob-
sertadhédico LI Educa de Mediciha Da Blue Proa Bo.
letin de la Sociedad Andres del Rio.—El Estudio.—La Escuela de Aghdiltdea.
—Gaceta Agrícolo-Veterinaria.—El Diario Oficial. —Boletin del Ministerio: de
Fomento.—La Revista CientiBtá Máxiduñd. 2 TA Reforma médica, México. E ES
El Estudio, Puebla: —Memorias de la Sociedad Médico-Farmacéutica, To- DS
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RELATIVAS Á OTROS PAISES.
Mineral Map and General Statistics of New South Wales. Australia, Syd-
ney, 1876. Diez cuadernos en 8?
Catalogue of Mammals, Birds, Reptiles and Fishes of the dominion of Cana-
da, by Dr. A. Milton Ross. Montreal, Canada, 1878. Un cuaderno en 4?
Catalogue of the birds of Domínica, by -G. N. Lawrence. Wasington, 1878. Un
cuaderno en 42 ER IO RESN
Catalogue of the birds of St Vincent, , by EY o Wasington. 1878.
Da ¿Cuaderno en 42...
:« Descriptions-of eipipacias of Ela % E. Y, o New-York, 1877,
1878. Cuatro hojas sueltas en 8%: orooo0bos
The native plants of Victoria, ¿nécinetly defined a baron En von 1 Mueller.
Part, L ¡ Melbourne, 1879. ¿Un vol. en E de
| ae OBRAS GENERALES. :
Nataralicis pp Hour and. _Montly, Bulletin, A Foote. T. TIT. Ns. E
2, 3. Philadelphia; 1878.- Tres cuadernos en: Edd :
EN FRANCES.
Archives du Musée Peer T. I, fasc. 1, 2, 8, dd Es Ek fast 1, a, 3, 4
T. IT, fase. 1, 2: 3, 4 LV, faso,, Y Marlen, 1875-76. Doce cuadernos en
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Bulletins de UAiadomio Royale des elencos des Labios de de, Belgique.
“Tomeés XL, XLIT, "XL, XLIV; Bruxelles, 1876-77. Ctro: vol. :en de
Annuaire ls id. 1871-78. Dos vol. en'8* :
Annales de la Société Entomologique , de tilda Tomes EVI, XVI,
XVI, XIX, XX, XXI. Bruxelles,:1873-78. Cineo. vol. E
Compte rendu de 1d. ¡Serie TL.ms. 58,59. ana 187 8, Dos. cuadernos
en a La
loo sobimaitz
dur noscob 231r 250
¡¡Jukaduction: á:l.otudedela nutrition. des, Eleptos BA ME. Morren, Bruxe-
Nes, 1872. Un cuaderno en 4?
Ta Flore: Mexicáine aux environs e Cordoba, par :Omordo Malcino Gand,
1873. Un cuaderno « 7
La digestion vegetale, | por "E. Motren. Bruxelles, 1876 ve ¿iadetno en 89
La theorie des plantes . Sarnivores et irritables ¿Par E. Morren. Liége, 1876.
Un cuaderno en 4?
Congrés de botanique horticole reuni 4 Bruxelles. Séáncós 441 Mai! 1876.
Hortus Europeus. Discours de M. E. Morren, secrétaire dú congrés. Grand, 1877.
Un cuaderno en 4?
1106
* oneequió ad Sr. Moneo, socio corresponsal en Lhego: ¿
(CONCLUIRÁ.)
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¿Dia por, dia,y merced á pacientes esfuerzos, México va conociendo sus clenióntós de progredo a
teloctuales y materiales, PrlGniaotos 2188 "pueblos « ¿ivilizádos “ávidoY dé moticias ¡deseste país,
y mal informados á veces, acerca de sus producciones y 1el restado de sn senltufa, La, prensa ¡cien-
tífica; respetable Fa por fortuná, se ha encargado de desvanecer; muchos: pao do, os á AS
México tal cual es bajo el aspecto intelectual. no lor 10 .C78L ¡amuodioM A Y
El periódico que hoy se anuncia es un miembro más de esa COCO y se naaLEl el n te Si. A
Su carácter politécnico le permitirásabrazar: PTOS ramos, de conocimientos; y así como procu-
rará fonair Los, Ei que en ciencias», artes é industria se verifican diariamente en Europa
y en América, será ¿la vez" de url. carácter elninénteniente Háciohal; ¡pues li esa verdais que la
ciencia es una sola, sin patria determinada; tambien'lo:es que dus Miñitifestacionies ex: los dirersos
pueblos, dan la medida de las aptitudes de estos.
En vista del objeto del nuevo periódido, eMinisterio de Ihstruccion Pública se sirve dispensar=
ldsreprgtegiiones: IL Toa E EL or lo Ñ
¿La REVISTA CieNTÍSICA, MEXICANA, se publi ará miengualiénte en 4 caderas de 16 Snes,
ilustradas con grabados 6 Tilografías as. Se drvidirán en ios sbctiomesi? «E .£ ¿1 vas ¿HL
La Primera contendrá estudios A relativos á -NerSOS ramos del saber pana.
elellmente Aplicablés ¿¿Méxicol. - poonslaa ob slavoH siruabao LT sb entolint
La segunda partesse depot úda enseñanza, fle Los/obrgros, Ide pai. yydo las personas ¡po-
co familiarizadas con los estudios técnicos, publicándose engglla conferensj po en Pro A
cillo y:al ajeange « de fodps las inteligencias, referentes á ¿div ergos rainos cientificos “abstrac 08, pe-
ro muy “especialmente $ á Sus apheRciones imdustiales, omoladk 9idigo4 sl sh asliiaá
La tercera parte sé: dodpárd dé lacrónica ciontind nacional y ¿xtránjera/ daMdb 4 AS
estudios paptióUlares, “los trabajos de 1as sociedadesrcientíficas; todos Jós sucesos ica E
perfeccionamiento de los estudios serios.
La Ruvista CIENTÍFICA MEXICANA, se honrará con los tra ajos de, e distinguidos cl pa Sl 19
HSTIOÍE ¿14 ía
res con quienes ta, y abre gustosa sus columnas ¿ todas 14s pax s personas que deseen publicar
AS o MRER ett el espiritu: del Í perdaico”, ANO Soráil'obktabutos pará! la: publicacion: de estos
trabajos, las ilustraciones que ellos requieran. 22 19 oorabaus nU .S181 col
¿PSisla! Revistal Cisivrizioa! que, va, ó.préscitarso, sia pretensiones de, Aubciengia, POPE pero. si con las
más rectas intenciones, logra prestar algun servicio ála ciencia, y, en ella. á a patria, pu SS
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tores 50 ¿Aqrán 1 por satisfechos ; pena ber o un paso más en el 4 a de verda dero
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ÉL PRECIO DE LA' PUBLICACION SERÁ DE CINC '
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ral, y trasformadas sucesivamente en cáliz, corola, estambres y pistilo. Con las meta-'
márfosis concurren soldaduras, abortos, multiplicaciones; y el' conjunto de» estas cir-
eunstancias bastá para: ocplidtimidas! fórmas más cr E la fon: y de la frnctifica-
GUA eo On RDANÍ ele IN OISI9TGIO ¿BUOGg o np ¿OlocolA 10bsirolrid da ;
Tomemos un ejemplo: todo el mundo conoce la ca de las O y Payi-
lidnáceas; Ninguno que fije su atención sobre ¡el :chíchavo de olor; dejará de sorpren-
dexse, con-el aspecto caprichosode-sus flores irregulares: Porsotra parte, nadie tam-
poco: habrá dejado:dever cón'sus flores 4:las siemprevivas que crecen sobre. las pare-
desy:ó: las que: Se cultivan en canastos: pues bien, en ellas, todas las coronas, aventu-
rémosda palabra técnica, todos los -verticilos, se suceden, simétricamente: dispuestos,
en vosetas de: cinco ó «dle diez piezas 'alrededor: del eje; comun; y enmedio cinco pe-
queños cucuruchos llevando:los granos, que reunidos hacen una, estrella de cinco bra-
zos. En:el chícharo,-al contrario, la. corola:y: los; estambres se separan: de:la simetría
pora! espécie- de ladeamiento: Poda : la for, salvo el cáliz, está como desviada há-
ciácun lado. ¿El feuto: es el que To hal ocasionado, porque no se ¡compone sino de una
sola Jegumbre en lugar dde cineo que exige la simetría: ¿Dequé viene! esto? Sin duda
del aborto delas ótras eñatro legumbres. ¿Mas cómo asegurarse de ello? A falta de
experiencia posible, Jo quese: observa:en umá familia vecina confirma la explicacion.
M. Baíllod! aproxima las: Papilionáceas á un! cierto género» 'Cobmaras, compuesto de
arbustos exóticos, cuya flor presenta el tipo régular; del: cual ha salido aquella fami-
lia. No. difiere de-ésta: ni por el número de pétalós; ni porel número y la constitucion
de los estambres;-sino' que en Jugar: de wia:sola legumbre, el centro del eje está enci-
mado de cinco pequeñas legumbres, dispuestas en estrella como los cucuruchos de la
siempreviva. Pero:como si la naturaleza seencargase aquí de acabar la demostracion,
cuatro de estós frutos se marchitan y caen: uno soló madura y lleva el grano. Entre
un Conidrus y una Papilionácea, no hay. otra diferentia:que un aborto de cuatro le-
gumbres sobre cinco; más tardío en el pr imero, mucho más:precoz en el último, y pro-
duciéndosé desde el:.embrion de la-for;;:: y yaoi
Quizás abusemños; pero nos: parece' que el espíritu nuca del todo Sunsfocha cuando
puede apreciar tales transiciones: es la: naturaleza, ¡sorprendida en sus procedimien-
tos.para variar sus! fórmas:. Lá tésis trasformista encuentra alí su parte sólida. Es
cierto que las diversidades convergen á:la unidad del plan natural, y que cuando se
tiene ocasion de ascender en la genesis de los organismos, se encuentra cómo en el
Conparus la regularidad típica, precediendo á;las anomalías. En tanto. que van más
léjos, las teorías de Lamarck y de Darwin no sonsino hipótesis que procuran una ex-
plicacion probable 4 los hechos observados, Enel caso. presente, suponiendo que las
especies procedañ las unas de las otras, el género Convarus proporcionará el interme-
dio por el.enal las flores regulares habrán pasado para Jlegar á ser Papiliónáceas.
Se comprende fácilmente que la niorfología se.extiende más alláde las ciencias na-
turales. Ella rige á todas aquellas en las cuales el objeto sufre cambios, reconocién-
dose por esta señal, que pueden llevar el nombre de historia: historia natural, histo-
ria del lenguaje, historia de las costumbres, de las instituciones, etc. Se le puede lMla-
mar el método genésico por excelencia, porque las solas genesis que nos sea dado ob-
servar, son las trasformaciones. Bopp y su escuela lo han aplicado á la lingiiistica, y
merced á ella, esta ciencia ha hecho en algunos años progresos decisivos. Para la his-
toria, propiamente dicha, la aplicacion no es ménos justa; y Montesquieu, tenia de él
un viyo sentimiento en su Espíritu de las leyes; por desgracia, la falta de crítica que
perjudica á esta gran obra, es causa de que el método que inaugura pase desaperci-
bido. M. Guizotimpregnó más tarde:con él, sa Historia deta civilizacion en Europa:
y en Franció: «penetra lioy-dia por todas partes, siendo,.en fin, el fundamento-mismo:
de la obra 4ún no acabada de Bukle, Historia de la:civilizacion: en, Inglaterra: Pero:
espera todavía al historiador Hlósoto, que ponga a sus fundamentos y.sus>
leyes. pro asaoaT arbsb siii $l asocos obrar to ebol ola pros mi zos oro TY
¡Sea lo que fuere, la» ¡imeifodogtís Hotánizadl es el punto en dónde vesta;:grah teoría; de'
la evolucion, para¡llamarla ¡comsu' nombre de'moda, 'se»pohe más fácilmente:en relie»»
ve. Es ade las razones, por laoqueideseatiá ver difundido entre [nosotros ¡el estudia;
de la Historia Natural, que llega con taito-retardo y que tiene tai pocolugar en/ nues->
tra enseñanza secundaria. En mi concepto debe estudiase muy abprinéipio, comens:
zando por elementos sencillos p»prácticos que más tarde veiidrán 4 corónavlos las:.cón:o
sideraciones filosóficas, acompañados siempre de excursidnes. en el campo: yo.ejercitios;
de dibujo. Biénprontola clasificacion proporcionará á las nacientes inteligencias 2lgas:
nas ideas sanas que frecuentemente! les fáltan,scomunicando así abespíritu, hábitos:
de observacion, de análisis y Órden, acostumbrándolo á ver con-precisioí iy .ponéer:cuiz>
dado en todo, 4 discernir lo-ésencial de lo Accesorio, 4 colócar en-su lugarlos objetós-
y las percepciones; y á generalizar con prudencia; dando tambien: 4 lasséoicepciones;':
cierta suavidad que corrige tanto como las: letras, el carácter ríbido' y “absoluto que”
podria contraerse con la dedicacion 4 Ta lógica pura y 4 Jas matemáticas; En efecto
la naturaleza se escapa siempre por:¿ualquiera parte: á-los esfuerzos que Se haga país
ra reducirla 4 sistema, y la História Natural'se ve obligada á'ensancharse admitien=''
do excepciones y derogaciónes: 'Así, esté sabio método, prepara los espíritus:áda vidal
práctica y á los temperamentós.por los euales:se 'obliga 4 :conciliar los: principios abs"
tractos con la realidad. Tn estos puntos; más bien que enel conocimiento especial del.
los animales y de las plantas, residésem nuestro concepto el interés capital de las ciéns>
cias naturales eu la educacion: ' Ellas enseñan á la vez dos órdenes de:ideas, bien dis"
tintas, pero no ménos importante ma que otra:, la clasificacion y la moderación: (1102
Volvamos al Sr. Baillon: su obra, que continúalos trabajos: del muy sentido Paya
de quien aquel fué discípilo y amigo, es demasiado elevada para la:educacion secull-
daria, estando: destinada 4 los botanistas ejercitados. Cuaudo haya terminado formas”:
rá un monumento levantado :41la: morfología, abrázando!la-totalidad- de las formas '
típicas, por las cuales se:opera la evolucion del. reino vegetal: Numerosos! evabadosi>
en madera intercalados en el texto, y estalmfas iluminadas, vejecutadas) cor toda la”?
exactitud y la: perfección á que el arte puede alcanzar, ayudán/á Jas! descripciones; >
porque en Historia Natural no'se llega sin figuras 4 la claridad perfecta. li09! 201 coíól
Si se uné á esta obra, que segun la opinion delos sabios, abrirá 4 swattór las puer' a
tas del Instituto, la “admirable Morfología vegetal: de: Ang. de S: Hilaire, y el bellos
Tratado de botánica: descriptiva y «analítica de Decaisné y Le Maóut, [se tendrá cas'l
si Deicia la PS francesa 4 4 v esta parte filosófica de la ciénciashi de 10994
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Debats, Paris, Noviembre 27 de 1875. ' LID ES ZO JO - 10] 9004
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z receptáculos de sustancias nutritivas utilizadas despues de la gelificacion, 6 que se
hinchan para ayudar á la dehiscencia del receptáculo (Geaster), €c. Los elementos
pueden estar coloridos, y entónces la coloracion es más intensa en la parte externa
de la pared.
La, celulosa de,los hongos, al contrario de la. de los otros vegetales, es insoluble en
el reactivo de:Sehweiser, El iodo. 4 veces la pone azul Huydaum exrinaceus), como
pone azul. al almidon., Sucede aún que la: ponga. yendo (Peziza coronata). Seynes
separa la celulosa. de los hongos de la celulosa ordinaria, bajo, el nombre de Fungui-
na, La pared celular abierta por desgarradura, puede cicatrizarse porel protoplasma.
Este último es desnudo, y, móvil en los Myxomycetos, contiene gotas acelfosas. (pero
no contigne alínidon),, materias. colorantes, tal vez un núcleo, cuando una espora se
forma enel interior. «de la celdilla madre, or ganizándose alrededor de una, especie de
núcleo, cristaloides, Sao: Suc. La capa celulósica que,cierra la extremidad de los
filamentos, celulares. en vía. de. alar gamiento,. es bastante delgada, para, que 4 veces
deje escurrir el protoplasma, despues de la gelificacion de esta capa enel agua. Este
protoplasma puede estar animado de movimientos amiboides, en el interior de los mis-
mos elementos. De los órganos de la vegetacion el autor pasa á los de la reprodue-
cion, nacidos del receptáculo, y los clasifica en cuatro grupos: esporoforos, basidias,
esporanges y tecas. Lo que llama hymeniam está constituido, por la reunion, en una
especie de membrana de las celdillas madres de los cuerpos reproductores, mezcladas
6 no á celdillas estériles de la misma forma que ellas, y 4 “cystidos,” elementos esfé-
ricos, fusiformes, hinchados siempre y de grandes dimensiones, que sobresalen en la
cara libre del hymenium. Cuando éste está constituido por Thecas, se lama Thecas-
póreo. Las eeldillas estériles delgadas, mezcladas 4 las Thecas, son parafisas. Los
cuerpos reproductores, revisten formas muy diversas. Son zoosporas, celdillas de pes-
tañas vibrátiles, oosporas nacidos por feeundacion en el seno de 0080N08, SIQOSPOYAS
6 esporas, nacidos de una conjugacion. Las esporas tienen en general, una epispora
y wa endospora, y áun 4 veces una tercera cubierta. Sus tolores y sus dimensiones
varian alinfnito. Su superficie, puede ser rugosa, pulida, ciliado-alveolada, €:c.
"Existen esporas acrospóreas y endospóreas, y su produccion es en ambos casos la
misma. El autor demuestra que los clalamydosporas se desarrollan como los acros-
póreas, que las conidias no pueden diferenciarse de las otras esporas nacidas por vía
ágama, y que las espermacias, cuya germinación se ha obtenido recientemente, no
son otra cosa, sino esporas muy pequeñas.
Seynes se ocupa en seguida del estudio de los fenómenos de la fecundacion; no ad-
mite la fecundacion en los Basidiosporos, adoptando, por lo mismo, la opinion de Van
Tieghem. Describe las antheridias y los antherozoides de algunos hongos, y los fenó-
menos de fecundación siu antherozoides, de las Saprolegnia, Ca ystopus, dec. los de
conjugación en los.Zigigitos Sc.; y se extiende sobre el análisis de los casos en que
la fecnndacion es considerada como dudosa, como en los. Peziza, Ascobolus, -Agari-
cus, Lepiota, y reconoce, despues de una discusion muy instructiva de las observacio-
nes recientes, que no es-permitido decidirse sin reservas, y que es necesario proceder
á nuevas investigaciones. Trataen seguida del polimorfismo de los hongos, que pues-
to en evidencia por los trabajos de Tulasne, se ha reconocido como cierto en un gran
número de casos. Los Basidiósporos, 1 por ejemplo, además de 'sus basidiosporos, des-
arrollan á veces conidias adenticias. En los Tecasporos el dismorfismo tiende 4 una
individualizacion más completa. Estos vegetales producen dos formas de fructifica-
ciones sucesivas y desemejantes. Esto gtrcede con el cuernecillo de centeno,
qu que la std forma parasitaria. corresponde siempre á un mismo e D | scrib
en seguida los diferentes modos de diseminación de los esporos, A llega 4 su ae
A csliuam. Termina por interesantes consideraciones subi los ha de color de los"
: hongos cuando se les desgarra; sobre los olores diversos que esparcen; sobre los mo-
- vimientos oscilatorios de las esporas; sobre la direccion que toman los receptáculos,
sea que obedezcan á la infinéencia de la pesantez, sea que se sustraigan de ella; sobre
sus deformaciones en la oscuridad; sobre su fosforescencia; sobre la exuberancia de
la exhalacion acuosa en ciertas especies; sobre su a ct química y sus propie- )
- dades.
Tradueido de la Revista científica, por
eS J. RAMIREZ.
ANALES
DEL
MUSEO NACIONAL DE MEXICO.
Con la entrega sótima que acaba de salir á luz termina el tomo primero de esta importantísi-.
xaa obra, que tan justamente ha llamado la atencion de nacionales y extranjeros, por el mérito.
de sus artículos, y por su correcta y elegante impresion. México podrá ya presentar en el ter-.
«cer Congreso de Americanistas, que se reunirá en Bruselas en Setiembre de este año, una obra
digna de su cultura y que dará mucha luz sobre algunos puntos de su historia antigua, que man
permanecido hasta ahora en la más completa oscuridad.
La entrega publicada consta de 116 páginas en cuarto mayor, y con cuatro. lines! que re-
presentan asuntos arqueológicos. Contiene: Códice Mendozino, por el Sr; Lic. M. Orozco y
Berra; Cosmogonía Azteca, por el Sr. G. Mendoza; La Piedra del Sol, porel Sr: Lic. Alfredo
Chavero; El Congreso Internacional de Americanistas en Europa y el Cobre entre los: “aztecas
por el Sr. Dr, Jesus Sanchez; Anales de Cuauhtitlan, (como'Apéndice).. A!
Su precio en la Capital. $ 1, en los Estados, «franco de porte, $1.25. Se halla, de venta, em ¿
México, en el Museo Nacional, Librería de la primera Calle de Sto., Domingo, é Imprenta. La
Sr + Escalanto,, y fuera en la casa de los ea del 50 dell, y Ortiz, E
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