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MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE, BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. 1887 8 | | | NA Ji A (T as AN H.! PS p N. Y. Acad. 3% 0í aclebcea ó = 32-123072-Fteb. $ ADE RDA e se 0 A E a E Pi BH» ] eS ñ OBSERVACIONES ACERCA DE LA da 0 Ml GA. 1) EM IAibL MYRMECOSYSTUS MELLIGER, WESMAÉL. CARACTÉRES.—En esta especie hay tres formas de obreras: la maestra, la jó- ven y la pequeña. Son de un color amarillo uniforme, el cuerpo está cubierto enteramente de pelos cortos, amarillos y abundantes; los de las patas lo son mé- nos. Los palpos maxilares son muy largos; tienen seis segmentos, el tercero es el más largo; están cubiertos, sobre todo por abajo, de largos pelos encorvados hácia atrás. Los palpos labiales tienen cuatro artículos; las mandíbulas nueve dientes. La cabeza es cuadrangular, más arredondada en la obrera maestra que en la jóven y pequeña obrera; más ancha que el tórax. Capacete liso, arredonda- do, ligeramente deprimido del lado del área frontal, que es lisa, brillante, trian- gular, un poco truncada hácia atrás. Los ojos, bastante prominentes, presentan un mechon de pelos, dirigidos hácia adelante, sobre la parte inferior. El tórax de una longitud regular, estrechado y comprimido por abajo hácia el mesotórax, el metatórax es tan alto, ó un poco ménos alto que el protórax (pronotum). El nudo está hendido en la extremidad, engrosado en la base, é insertado perpendicular- mente sobre el pedúnculo; el ano se halla provisto de abundantes pestañas. La longitud de la obrera maestra es de 0,”008 2%; la de la obrera jóven es de 7 milímetros, y la de la obrera pequeña de 59n 2, PORTADORAS DE MIEL.—Forma sedentaria; se distinguen por el abdómen muy hinchado y esférico, hinchamiento que proviene de la dilatacion del buche que está lleno de miel. La longitud, comprendiendo la del abdómen, es de 13 mi- límetros 6 14 pulgada. La cabeza es igual á la de la obrera maestra, pudiendo ser una forma más desarollada de ésta. Hembras.—La longitud total de la. reina vírgen es de 13 milímetros, distri- * Se conocen tambien en México con los nombres de Busileras, Huitzileras y Vinitos.—N. del T. LA NATUBALEZA.—Tomo VIL.—1. 2 LA NATURALEZA buida como sigue: mandíbulas 1 milímetro, cabeza 2mm, cuerpo 5um, abdómen 5mm, Latitud del abdómen 3", del protórax 2m=m, Las hormigas hembras tie- nen un color amarillo lívido. La longitud de las alas anteriores es de 142, Macnos.—Tienen de longitud 5", la ala anterior es de 5um y % de largo; son de color amarillo lívido; la parte superior del tórax y dorsal del abdómen es necruzca. Las mandíbulas tienen un débil diente en su extremidad, y otros dos más cortos y más débiles. DisTRIBUCION GEOGRÁFICA.—Mac Cook, durante su permanencia en la casa de campo del General Cárlos Adams, en Manitou (Colorado), al estar observando las hormigas de los alrededores descubrió un nido cuya arquitectura particular le era desconocida. Las centinelas que recogió le parecian ser las «hormigas de miel,» por lo que recordaba de las descripciones que habia leido, pues nunca habia te- nido oportunidad de ver un ejemplar de ellas. Como los nidos eran numerosos, se instaló en este punto é hizo las siguientes observaciones: «Hasta la época de mi descubrimiento ignoraba, dice Mac Cook, que las hor- «migas de miel estuvieran tan extendidas hácia el Norte. No encontré hormigue- «ros de esta clase en otro punto del Estado, lo cual me induce á creer que no los «hay en el extremo Sudeste, y tal vez ni en la parte Norte de la latitud de Pike's Peak». México, Nuevo México y el Sur del Colorado, son puntos donde existen estas hormigas. Sin embargo, es probable que se les pueda encontrar en localidades muy al Sudoeste de la América del Norte, principalmente sobre las mesetas. Se- guramente existen al Oeste de las montañas Roqueñas, porque en una coleccion de Himenópteros remitida por M. Cresson, del Sur de California, encontré una hembra de esta especie. La tabla siguiente enumera las localidades donde se les encuentra y su altura. ALTURAS. AUTORES. MEXICO Nara e aca aleros TES Llave. Matamoros't. A A Ln OVINOS Lanegstroth. Bronswille...... AS AA CON A AS A Langstroth., Santa bas ca o WEI TO e Loew, Kumntevd. INIDOpUIS eso ovoo O E A A Cope. Jardin de los Dioses........... Dlls Mes o Soo Mac Cook. Se ve en esta tabla, que las partes donde más abundan estos insectos, están comprendidas entre 6,000 y 7,500 piés sobre el nivel del mar. El descubrimiento de Langstroth, hecho en las cercanías de Matamoros, indica que no solo se en- cuentran en las altas mesetas, sino tambien en las partes poco elevadas. CosTUMBRES, HABITUDES Y RÉGIMEN.—COLOCACION DE LOS NIDOS Y ARQUITECTU= RÁ EXTERIOR.—Las hormigas de miel son muy abundantes en el lugar conocido con el nombre de «Jardin de los Dioses.» Para mayor claridad darémos una ligera noticia sobre la disposicion del terreno. El Jardin de los Dioses ocupa un espacio de dos millas de largo por una de LA NATURALEZA 3 ancho; su superficie está cortada por cadenas de montañas que se cruzan entre sí bajo ángulos diferentes. Estas montañas están coronadas y circundadas en su cum- bre con arenisca roja y conglomerados; su forma, semejante á las de las divinida- des de los paganos, ha hecho dar á esta localidad el nombre de «Jardin de los Dioses.» Para dar una idea de su topografía, basta imaginarse una herradura cuya punta estuviera dirigida hácia el Norte, en su interior conteniendo una segunda herradura ocupando la mitad del espacio en latitud y la tercera parte en longitud. Estas cordilleras están compuestas de arenisca roja que forma anchos bancos y acantilados. En la parte del suelo en que no está la roca á descubierto, hay una arena muy pesada de donde brotan copos de césped, grupos dispersos de árboles, pequeños pinos y cedros, tornasoles y rosas silvestres, encinas enanas (Quercus undulata) y muchas breñas. En las cumbres de estas colinas y sobre sus vertientes Este y Sudoeste se encuentran hasta 90 %, de hormigueros, colocados sobre la cima, ó en sus cercanías, ó sobre la línea central del vértice, lo cual in- dica que estos son los puntos preferidos por las hormigas. La ventaja de esta disposicion es evidente. M. Cook hizo varias observaciones sobre los efectos de la lluvia producidos en la arquitectura exterior, que presenta la forma de un montículo truncado, cubierto de arena, perforado en el centro por una galería tubulosa ó por una puerta de 3% de pulgada. La lluvia causaba serios destrozos en los grandes hormigueros cubiertos de arena, de la hormiga occidental (Pogonomyrmex occidentalis), que estaban colocados enlos rincones de las monta- ñas, miéntras que al de las Myrmecocystus Melliger noles originaba más daño que la caída de algunos granos de arena en el interiorde la puerta. Miéntras duraba la tempestad, algunas hormigas se colocaban en la puerta á manera decentinelas, se- guramente con el objeto de reparar los destrozos hechos por la lluvia. Si se despren- dian algunos granos de arena, dos de las centinelas los reemplazaban inmediata mente, pero esto raras veces pasaba, aunque la lluvia fuera bastante fuerte para molestar al observador. Pasada la lluvia, el sol apareció sobre el Pike's Peak y un arco-iris rodeó la Mesa. Una obrera maestra subió al vértice del hormigue- ro, se estiró, levantó la cabeza como para aspirar el aire fresco, bajó de la pendien- te de arena y siguió á pasos mesurados un sendero que conducia á un bosquecillo de encinas. Despues de una hora, aun no habia vuelto, y ninguna otra hormiga habia dejado el hormiguero, pues aunque algunas se atrevieron á salir, parecie- ron muy molestadas por el viento que habia seguido á la lluvia, y volvieron in- mediatamente á su habitacion. Otra ocasion la lluvia causó algunos perjuicios en el hormiguero, pero fueron reparados despues de la tempestad. Los hormigueros tienen el aspecto de un pequeño montículo de arena; el más grande estaba situado en una de las cadenas de montañas del interior del Jardin de los Dioses; la circunferencia de la base era de 32 pulgadas, 3% de altura, y la. longitud en la direccion Norte de 4% pulgadas. Las dimensiones medias de los nidos son un poco inferiores á éstas. El diámetro de la base varía de 10 á 33 L LA NATURALEZA pulgadas; generalmente mide de 6 á 7; la altura ordinaria es de dos á tres; el nido tiene la forma de un cono truncado. El diámetro de la seccion superior de este cono és de dos pulgadas. En el centro se encuentra una abertura ó puerta tu- bulosa de %% 6 7% de pulgada de diámetro. ARQUITECTURA INTERIOR.—La arquitectura de la «puerta cochera,» término por el cual Cook caracteriza la estructura del nido en el punto más cercano de la entrada, es muy sencilla; consiste en un simple tubo que se abre en el centro del montículo y que tiene de %% á % de pulgada de diámetro. El interior de la puerta es liso, y ésta atraviesa al montículo de tierra perpendicularmente hasta una profundidad que varía de 3% 46 pulgadas. La puerta cochera tiene la forma de un embudo, terminado por una galería tubulosa. Esta parte tubulosa baja perpendicularmente, ó con una inclinacion ligera, á cerca de tres pulgadas, y se desvía entónces bajo un ángulo más ó ménos brusco, formando una porcion del trayecto ordinariamente más corta que la parte tubulosa anterior. Ésta con- duce á una série de cámaras y de galerías radiadas, cuyo punto de desyiacion puede ser llamado el vestíbulo. Las galerías y las cámaras parecen extenderse generalmente muy abajo, y en una sola direccion desde la puerta. Tambien es verdad que hay galerías que rodean inmediatamente á éstas de ambos lados; pero parecen poco prolongadas, excepto en una direccion, bajo un radio y profundi- dad de 8 á 10 pulgadas. Las galerías tienen una abertura tubulosa, variando muy poco en dimension, de 4 á % de pulgada de diámetro, y aun más. Su seccion vertical es un cír- culo perfecto. El hormiguero subterráneo comprende un sistema de galerías y de cámaras, dispuestas en varias séries horizontales, las unas arriba de las otras, pa- reciéndose á la disposicion de los pisos de una casa, y comunicándose entre sí en muchos puntos por galerías verticales. El nido escogido y sacrificado para una exploracion, estaba situado sobre el vértice de la cadena de Adam. Mac Cook y su asistente consagraron á este trabajo tres dias enteros. El nido interior se inclinaba hácia el Este y hácia la base de la montaña. Ocupaba en números redondos un espacio de 8 piés de largo, 3 de alto y 1% de ancho; estaba completamente ahuecado (en forma de túnel) en la arenisca de que se compone la montaña. Esta roca es muy frágil, desmoronándose comple- tamente por la presion de la mano, pero se apelmasa bajo el choque del martillo ó del cincel, lo que hace que sea muy difícil de minar por el hombre aunque no lo sea por las hormigas. La mayor parte del trabajo fué hecho con un cincel, y las gale- rías y las cámaras fueron desprendidas poco á poco con cuchillos. En un lado de la galería habia dos cámaras y parecia terminar en otra queno se pudo observar por haber sido muy maltratada al hacer la excavacion. Los te- chos estaban abovedados y rugosos, elevándose á la altura de % 41% de pul- gada. Suspendidas del techo se hallaban en gran número las hormigas de abdó- men globuloso. En cada cámara habia cerca de treinta de ellas; y como ocupaban LA NATURALEZA 5 cuando ménos diez cámaras, su número total no era inferior á 300. La mayor parte tenian el abdómen extendido en forma de esfera. PosICIONES DE LOS PORTADORES DE MIEL EN LOS NIDOS.—Dejando á un lado los detalles de la arquitectura, vamos á dar á conocer las costumbres que dan á este insecto un interés tan grande; es decir, la historia de los portadores de miel. El primer nido que se descubrió y llamó «Nido de Bessie, » estaba situado sobre una pendiente de la cadena de Adam, mirando al Sur y muy próximo al valle del pe- queño arroyuelo de la Fontaine qui Bouille: la arena no habia sido escarbada más que á una profundidad de seis pulgadas cuando se encontró una cámara, y la pre- sencia de las «llevadoras de miel» en ella, indicó el hallazgo de un hormiguero de busileras. Bajo la bóveda del edificio, sobre una superficie de 3 pulgadas de latitud y 3% de pulgada en altura, se encontraban las portadoras de miel suspen- didas con las patas á la bóveda. ¡Sus cuerpos amarillos se apiñaban á lo largo del techo y dejaban colgar*su abdómen arredondado en forma de globo casi perfec- to, formado de un tejido trasparente, á través del cual se veia la miel color de am- bar, semejándose á un racimo de uvas de Delaware ó de grandes Grosellas. La mayor parte de los abdómenes estaban enteramente arredondados, pero no todos igualmente llenos. Sobre algunos, su membrana externa formaba algunos plie- gues. La minoría de los abdómenes, y los que estaban poco extendidos eran de un color blanco en lugar de ser ambarinos. La miel de las hormigas que existen en los nidos artificiales, nutridas con azúcar blanca, es enteramente blanca y trasparente. Es probable que el color se ponga ambarino y aun vinoso con la edad. Cuando el abdómen está lleno, brilla de una manera muy hermosa, reflejando la luz de una lámpara. En la mayor parte de las llevadoras de miel, el abdómen cuelga sin tocar el techo; en algunas, sin embargo, toda la parte baja del abdómen queda apoyada contra él. Esto pa- rece, sobre todo, depender del contorno del apoyo y no del grado relativo de co- modidad de la hormiga en las dos posiciones. El techo de la cámara de miel difiere mucho del piso; el último está relativa- mente liso, miéntras que el primero es desigual y posee una superficie granulosa que se ha dejado sin pulir. Esta disposicion permite á las hormigas de miel sus- penderse más fácil y seguramente. Se detienen con sus uñas, pelos y pulvil: y no con los dientes de sus mandíbulas. A juzgar por las observaciones hechas sobre los nidos artificiales por su pe- sadez extrema, y su debilidad cuando están enteramente llenas, las llevadoras de miel no pueden cambiar de posicion una vez acomodadas, á lo ménos cuando han llegado á un grado extraordinario de redondez; pero los escritos de los au- tores generalmente dicen que son completamente incapaces de moverse y de cam- biar de postura, mas son aserciones sin pruebas. He visto frecuentemente, en aquellas cuyo abdómen no ha llegado sino á la mitad ó al tercio de su desarrollo máximo, salir de sus cámaras, subir por las galerías y moverse con libertad. 6 LA NATURALEZA Aquellas cuyo abdómen está lleno pueden moverse con cierta agilidad cuando se les coloca sobre una mesa, ó cuando, en su nido se les expone á un peligro ó se les alarma. En los nidos, avanzan paso á paso moviendo sus patas oblícua- mente y de esta manera cambian de posicion. Si por casualidad las hormigas de miel dejan su apoyo y caen sobre el piso, parecen incapacitadas de levantarse. Al- gunas de ellas, ya llenas, 'se dejan caer por causas variables, sacudidas por los in= saciables visitadores, ruedan sin fuerza sobre el piso, llevadas por su abdómen arredondado, el cuerpo al aire, moviendo las patas y las antenas, parece que son excesivamente desgraciadas. Las que llegan á apoyar sus patas en algun objeto, como una poca de tierra Ó la superficie de la pared, se encontraban mejor. En casos favorables consiguen colocarse en su posicion respectiva. Pero, en general, siendo tan débiles, quedan inmóviles y pasan así su vida, abreviada por esta pe- nosa posicion; sin embargo de esto algunas viven muchos meses. CosTUMBRES DE LA REINA.—SU CAMARA.—Mac Cook tuvo la fortuna de captu=- rar la reina fecunda de esta colonia. La encontró muy cerca de la extremidad del hormiguero, en una cámara casi circular de 4 pulgadas de diámetro. La serie de galerías y de cámaras de miel de que estaba compuesto este hormiguero termina- ban por una galería única de cerca de 18 pulgadas de largo, 3% de pulgada de an- cho y % pulgada de alto. La galería seguia exactamente la pendiente de la ver= tiente de la colina sobre la cual el nido estaba fabricado. Cerca de su parte media se hallaba la cámara de la reina, á 72 pulgadas del centro de la puerta cochera, y 438% pulgadas abajo de la superficie del suelo. La cámara de la reina contenia un gran número de larvas, ninfas, hormigas de miel y obreras.. Es probable que la reina habite de preferencia en ella ó en otra cercana; pero puede suceder que si el nido es atacado, las obreras lleven á su reina lo más léjos posible del punto peligroso, hasta que esté en seguridad. Diez pulgadas arriba dela cámara de la reina, se continuaba la galería y terminaba en un lado, en una pequeña cá- mara circular ó en una especie de valla, y del otro en una galería estrecha y en- corvada. La reina capturada en su grande y profundo nido fué trasportada á Fi- ladelfia y se le colocó bajo un gran globo de vidrio, siendo objeto de muchas observaciones interesantes. Su GUARDIA DE HONOR.—Segun la costumbre establecida entre estas hormigas, la reina está constantemente rodeada de una guardia de obreras en número va= riable, pero generalmente de 12 á 20. Los servidores la rodean enteramente, contienen sus movimientos, parecen vigilarla y guardarla con sumo cuidado. Una vez salió á la superficie del nido é inmediatamente fué seguida y capturada por una obrera maestra, que la tomó por sus mandíbulas y la hizo bajar al inte- terior. La real dama no opuso sino una Eepisigneia pasiva, retrocediendo con al- guna dificultad. PuEsTA DE LOS HUEVOS.—<«La reina ha depositado, dice Mac Cook, un mon- «toncito de huevos. Está ahora sobre una pequeña elevacion de tierra, rodeada LA NATURALEZA 7 «de numerosas obreras de todas clases; algunas lamen su abdómen, principal- «mente la parte de abajo y la punta (Apex).» «Una de ellas, durante este tiempo, le da. alimentos de la manera ordinaria «por regurgitacioh; en este acto se ven las lenguas de los dos insectos unirse. «El abdómen de la reina está levantado, la cabeza baja y mueve al primero de «arriba á bajo. Las obreras se han juntado bajo su cuerpo, dándole de esta ma- «nera la apariencia de un candidato llevado en triunfo. Ha cambiado su posicion; «las obreras la siguen, la rodean completamente. Dos de ellas se encuentran so- «bre su abdómen que actualmente está bajo y la cabeza levantada. Los servido- «res se posan pacientemente para vigilarla. Mantienen sus antenas en contínuo «movimiento, y al mismo tiempo se divierten en hacerse la toilette. La reina se «mueve, una pequeña obrera le toma una pata delantera y de esta manera detie- «ne su marcha. Este último modo y las mordidas con las mandíbulas, son los «medios por los cuales los guardas dirigen los movimientos de la reina. Los hue- «vos puestos forman una masa irregular de cerca de '% á 1 pulgada de grueso; «ésta está formada de 20 á 30 pequeños cuerpos ovoides, amarillentos, que se «adhieren los unos á los otros. Las obreras los rodean; parece que algunas los «lamen. La reina avanza sobre los huevos y pone una pata sobre ellos. Una «pequeña obrera coge rápidamente la pata de la reina para quitarla de ahí, «miéntras que otra quita la masa de los huevos y la pone en un lado.» ACTOS DE BENEFICENCIA.—En su estado natural, las obreras manifiestan un gran interés en proteger y en cambiar de lugar á las hormigas de abdómen glo- buloso, portándose con ellas mucho mejor que con las larvas. Cuando se abrieron las cámaras de miel y se quitaron las hormigas de su perchero, las obreras de todas clases se lanzaron precipitadamente hácia ellas, y las arrastraron á la parte que aun no estaba rota; algunas veces muchas hormigas se reunen para traspor- tar una portadora de miel empujándola y arrastrándola con ellas. Esta proteccion se observa siempre en el hormiguero. Se ve á las obreras pa- searse continuamente alrededor de las hormigas de miel, ya sea que estén suspen- didas en el techo ó bien que se hallen en el piso haciendo la toilette de su persona. Es evidente que á estas criaturas las ven como sometidas, y lo mismo que la reina, las hembras vírgenes, los machos y las larvas, son nutridas y cuidadas por los miembros activos de la comunidad. En cualquier caso, el mismo instinto co- mun dirige evidentemente sus acciones, dando así una muestra de beneficencia. Pero un gran número de observaciones ponen en duda la existencia de un sen- timiento personal ó individual que las guie en casos excepcionales y fuera de las necesidades comunes. Citarémos algunas. Mac Cook colocó unas hormigas en un nido artificial, puesto en el suelo, sabien- do por experiencia que éstas trabajarian fuera de sus habitaciones. Las hormigas de miel estaban mezcladas con las obreras, á las cuales correspondia todo el trabajo necesario para formar las galerías. Es natural que en este trabajo se prodigaran 8 LA NATURALEZA atenciones y cuidados á las portadoras de miel; pero las obreras no dieron la me- nor muestra de cariño hácia ellas, aunque Mac Cook las observara atentamente para conocer las pretendidas cualidades de sus amiguillas. Al contrario; las obre- ras dieron pruebas de negligencia y aun de cierta crueldad. Los granos de are- na y de tierra fueron amontonados alrededor de las hormigas de miel hasta que quedaron enterradas vivas. Hubiera sido fácil para las obreras albañiles pasarlas á un lado y despues seguir su trabajo; pero nunca intentaron hacerlo. Al contrario, cuando concluyeron las galerías, las hormigas de miel que no habian sido enterradas, se prepararon á bajar por las galerías y á ir áocupar un lugar seguro en las cámaras de miel, sin que ninguna obrera les ayudara, y es probable que se subieron de la misma manera á su perchero. Algunas, al ir ba- jando se quedaron detenidas en las galerías en posiciones muy incómodas, con la cabeza hácia abajo, el cuerpo atravesado, etc. Las obreras no hicieron caso de esto y continuamente pasaban sobre ellas sin hacer el menor esfuerzo para sacar- las de aquella situacion, aunque de esta manera podian ser llevadas á sus cáma- ras respectivas y servir á la comunidad. Sucedia frecuentemente que las hormigas de miel caian ó se dejaban caer de su perchero sobre el piso. Estos séres queda- ban en la posicion que tomaban al caer, al ménos que tuvieran alguna. rugosi- dad de la pared, ó algun montículo de tierra donde apoyar sus patas. En este ca- so, la hormiga, ó subia al perchero ó tomaba una posicion relativamente cómoda. Generalmente caia sobre su ábdómen arredondado de tal manera, que su cuerpo queda perpendicular, con las patas al aire, sin encontrar apoyo. Estas pobres hor- migas eran cuidadas muy solícitamente, limpiadas y acariciadas; pero en más de una ocasion las obreras dilataban mucho tiempo para ir á prestarles auxilio. Aun- que no necesitaban hacer grande esfuerzo, sin embargo las dejaban abandonadas. Algunas de ellas vivian en esta posicion dos/ó más meses, peroes evidente que estaban sumamente incómodas. Cuando se ayudaba á las que estaban cerca:dela superficie, presentándoles una percha ó pica, la apretaban inmediatamente con las mandíbulas y algunas veces tambien con las patas, con la fuerza suficiente para poder trasportar estas pesadas criaturas y aun sacarlas de su nido. En estos hechos se ve la falta de los auxilios mutuos: si concedemos á las, porta- doras de miel la facultad de comunicar sus deseos y sus desgracias, debemos 004 sar, que sobretodo las obreras carecen de tacto y de inteligencia. Economia DE LAS HORMIGAS DE MIEL.—¿Cuál es la razon de la estructura pati: cular y de las costumbres de estas hormigas? El naturalista no ha podido obser- varlas al estado de libertad; necesita, como lo ha hecho Mae Cook, hacerlo sobre hormigueros artificiales; por una analogía muy razonable, no vacila este observa- dor en decir que la economía de las Myrmecosystus es la misma que la de la. abeja que almacena su rayo de miel: la diferencia reposa sobre estehecho, que la abeja al- macena sus provisiones en rayos hechos de una materia no organizada; la hormiga de miel en los órganos mismos; la abeja las coloca en el interior deun alvéolo.de LA NATURALEZA 9 cera que su industria construye; la hormiga en el interior del tejido vivo de una hermana, compañera de que ha sido provista por el Creador. La miel se coloca en el interior de una despensa globulosa, de tejido animal, durante el tiempo en que las obreras no cesan de recoger su alimento. La reina, las hembras vírgenes, los machos y las larvas recien nacidos, están siempre juntos y sometidos á las obreras para su alimentacion. Durante el invier- no, y en las estaciones en que no pueden las obreras recoger la miel, principal- mente en las lluviosas, la familia entera necesita alimentarse. En este caso, así como las abejas van al rayo de miel, esta hormiga va hácia la portadora de miel; la manera de obtener los jugos almacenados es diferente: la abeja rompe la célula y bebe su contenido, la hormiga hambrienta coloca su boca junto á la de la por- tadora de miel, de la cual recibe su alimento regurgitado del buche. Los múscu- los del abdómen obran sobre este órgano, como la presion que ejerce la mano de una dama sobre la pera elástica de un pulverizador de tocador, que contiene agua. de Colonia. La miel, reunida en un pequeño glóbulo, semejante á una gota de ro- cío, sale y es lamida por las pensionistas que la necesitan: las portadoras de miel son graneros de abundancia de los habitantes del nido. Mac Cook observó, despues de trasportar las hormigas á un nido artificial, el acto por medio del cual ellas sacan las provisiones necesarias, de las portadoras de miel. La hormiga globulosa levantó la cabeza y el tórax, y regurgitó una grue- sa gota de un líquido ambarino que quedó suspendido á la boca y á los palpos: primeramente habia dos hormigas en aptitud de comer; una obrera maestra que estaba en una posicion parecida á la de la hormiga globulosa, la otra era una obrera pequeña parada en las dos patas de atrás para llegar hasta la boca de la hormiga globulosa; una obrera maestra que llegó despues, tambien obtuvo su parte elevándose sobre la espalda de la primera é introduciendo su boca en el plato comun. Las mandíbulas y los maxilares de las pensionistas sirven de plato sobre el cual saborean cada porcion de miel que comen. La glotonería de las obreras para la provision de miel ha sido puesta en evidencia al extraer un nido. Como habia que romper varias cámaras de miel, se reventa- ron al mismo tiempo algunos abdómenes; fué tal la emocion de las hormigas, que el instinto ordinario para defender el nido y proteger á.las larvas, á los capullos y las otras hormigas sometidas, cesaron en presencia de esta deliciosa tentacion, y en medio de las ruinas de su casa, las obreras se detenian y se reunian en grandes grupos alrededor de sus desgraciadas compañeras para lamer ávidamente las par- tes humedecidas con la miel: «Yo sentí, dice Mac Cook, cierta indignacion al ver «esta accion indecorosa delas hormigas, y me acordé de los hechos humillantes que «cuenta la historia, y de los cuales algunas veces he sido testigo. ¿La humanidad «no muestra una avidez semejante y una egoista satisfaccion innoble en presen- «cia de los peligros y de las ruinas que amenazan á sus países y á sus casas?» En compensacion, se puede citar un hecho que parece dar más honor á nues- LA NATURALEZA. —Tomo VIL.—2. 10 ¿LA NATURALEZA tra Melliger: de tiempo en tiempo las llevadoras de miel mueren; los cuerpos de las que perecen en su perchero, quedan suspendidos al techo algunos dias ántes del término final, despues se sueltan y caen. Sucede muchas veces que las obreras no notan el cambio, y que durante un cierto tiempo, un dia ó más despues de la muer- te, siguen limpiándolas y cuidándolas como de costumbre. Cuando se ha recono- cido el error, y el cadáver se ha puesto en un lado, el abdómen arredondado lose- paran del tórax cortando el peciolo, despues las otras partes son llevadas separa- damente al cementerio que estas hormigas, así como todas las que ha observado Mac Cook, conservan constantemente. Los tesoros reservados en estos globos am- barinos, verdaderos odres de miel, son extraidos de las galerías, rodados á lo largo de las cámaras y lanzados al cementerio con las piernas, con las cabezas ylos demás miembros. Nunca son abiertas á pesar de su tentador contenido; si este acto pro- viene de un sentimiento instintivo por medio del cual la naturaleza protege álas llevadoras de miel que mueren (lo cual es muy verosímil), debemos admitirlo co- mo muy bello y loable. ¿Pero cómo se puede saber si es el resultado de una repul- sion instintiva capaz de impedir la tentacion de utilizar el alimento contenido en el abdómen? MANANTIAL DE LAS PROVISIONES DE MIEL.—«No son, dice Mac Cook, las hor- «migas globulosas las que elaboran la miel, como se ha afirmado frecuentemente. «Pero ¿de dónde extraen sus provisiones? «No es de los afidos, á lo ménos en esta estacion del año. Examiné cada planta «y cada arbusto en las cercanías que encerraban gran cantidad de rosales silves= «tres, y no llegué á encontrar ninguna de esas colonias útiles que viven familiar- « mente con las hormigas. Indudablemente, las hormigas de miel no sacan de ellas «sus provisiones. «No me fué posible encontrar estos insectos en busca de alimentos durante el «dia, porque observé, aunque tarde, que son nocturnos. Sus nidos, silenciosos «durante el dia, parecia que estaban vacíos, y presentaban el aspecto de una ha- «bitacion abandonada. En consecuencia, me instalé al lado de uno de ellos para «esperar la caída de la noche. El nido se hallaba colocado sobre el vértice de una «cadena de montañas que, por el aspecto particular de la roca de que estaba for- «mada, le llamé Cabeza de Águila. Alas 7 y 30 el sol comenzó á ocultarse, y la «noche siguió al dia. Algunas hormigas aparecieron en el interior de la puerta; «avanzaron hácia la parte superior, seguidas por otras varias, bajaron la pen- «diente arenosa del montículo, sobre el cual ya las esperaban un bonito enjambre « de insectos amarillos. No habia en este grupo ninguna hormiga de abdómen abul- «tado, todas eran obreras, con el abdómen del tamaño normal. « Poco despues una hormiga dejó el montículo y se internó sobre la cordillera «que mira al Norte, despues otra, y en fin, una veintena la siguieron; en poco « tiempo se formó una gran columna que seguia la misma direccion. La noche «estaba tan adelantada, que me era muy difícil seguir los movimientos de la co- LA NATURALEZA 141 « lumna, pero agachándome con cuidado para no alarmar á las hormigas, pude, «sin embargo, observar sus maniobras. El camino era un poco sinuoso, parecia «haber sido escogido con cuidado para evitar las desigualdades del suelo. A una « distancia como de 50 piés del nido, la columna bajó la pendiente y entró en una «espesura de encinas viejas (Quercus undulata). Seguí algunas hormigas hácia «un bosquecillo ¿muchos piés del interior de la'espesura, pero esta noche no pude «aclarar el misterio. A la noche siguiente me esperaba una segunda decepcion: «despues de un largo y penoso exámen, me volví á mi habitacion muy descon- «tento. La tercera noche, las hormigas de la cercanía de la Cabeza de Águila «salieron á las 7 y 23; las de la cordillera de Toad-Stone á las 7 y 25, se- «guidas por mi asistente Johnson, pero no comenzaron á moverse sino hasta «las 7 y 44. Johnson las siguió, pero no pudo encontrar el lugar de donde to- «maban su alimento. Se dirigian al Nordeste, lo mismo que las de la Cabeza de «Aguila. Estas últimas se pusieron en movimiento inmediatamente despues de «su salida; siguieron el mismo camino que la tarde anterior, el cual ya lo tenia «yo señalado. El movimiento era un poco más lento que ántes, tal vez porque «el camino habia sido deslavado por una fuerte lluvia. No llevaban guias. Una «pequeña obreramarchaba á/vanguardia en la mayor parte del camino, y una obre- «ra más jóven iba á la cabeza de la columna. Estas dos obreras estaban sepa- «radas una de otra, y del frente de la columna, por un intervalo de 8 410 pul- «gadas. Las hormigas se dirigieron al mismo árbol que en las primeras escur- «siones, llegaron á él en 17 minutos, es decir, á las 7 y 40 de la noche: se dis- «persaron á lo largo del árbol+y se pusieron á registrar el tronco, las ramas y las «hojas. En fin, despues de muchas investigaciones, llegué á la extremidad de una «rama situada sobre el lado Sur del árbol, y encontré ahí algunas hormigas agru- «padas debajo de unas agallas de un color moreno rojizo. Las hormigas iban de «una agalla á otra, aplicando sobre ellas sus órganos bocales. La falta de luz, y la « distancia á que me hallaba, me impidieron ver más, pero es evidente que estaban «haciendo su provision de miel, porque á la luz de mi linterna, pude notar que «su abdómen ya se encontraba muy dilatado por los productos azucarados que ha= «bian tomado. «La rama fué cortada cuidadosamente sin molestar á las hormigas, la llevé 4 «mi habitacion, colocándola de manera que no se pudieran huir; pude observar «los movimientos de los insectos durante el resto de la noche. Estaban de tal mo- «do preocupadas por su colecta de miel, que hicieron pocas tentativas para esca= «par. Fijándome en las agallas, me pareció que algunas dejaban escurrir gotas «de un líquido blanco y trasparente, que las hormigas lamian con avidez. Probé «el licor y le noté un sabor dulce y agradable. El objeto de las expediciones noc- «turnas de las hormigas, y el manantial de sus provisiones de miel estaban des- «cubiertos. El continuo vaiven de las hormigas de una agalla á otra, y de rama « en rama, se explica perfectamente: las exudaciones sucesivas del líquido azuca= 12 - LA NATURALEZA «rado las invitan á repetir sus visitas á las agallas. La vuelta al nido comenzó á «la media noche, y continuó hasta las 4 6'las 5 de la mañana, en esta estacion. «Para más claridad haré el extracto de algunas notas hechas sobre este punto: «11 y 30 minutos de la noche.— Algunas hormigas vuelven al nido; el movi- « miento es muy lento. «12 y 30.—Muchas hormigas ya hán vuelto. Algunas todavía se pasean afue- «ra del hormiguero. Numerosas obreras recorren el montículo y sus cercanías, «obligando á entrar á las que:están próximas al nido.”¿Cuál es la consigna? Nin- «guna de las que entran llenas paga tributo á los centinelas. «Esta mañana, á las 4 y 30, he visto á las hormigas volver de la espesura de: «las encinas, la mayor parte hien llenas, pero otras ménos. Es evidente que algu- «nas son más hábiles para cosechar la miel. Varias de las muy pequeñas tienen «el abdómen lleno. «4 y 30 de la mañana.—Todas las hormigas vuelven de la excursion, y cami- «nanrápidamente al nido. Comienza á amanecer. Enestas observacines nocturnas, «la luzde la linterna no causaba ninguna inquietud en las hormigas que estaban en «camino. Cuando la linterna estaba sobre el montículo, y cerca del sendero ordi- «nario, se detenian á examinarla y se alejaban despues. La luz de ésta embro- «llaba sus ideas relativas á las posiciones de los lugares,, y las hacia desconfiar de «la situacion del sendero, aunque ninguna de ellas lo perdiera. «Nuncase veia á las hormigas en el dia, excepto cuando llovia, y entónces úni- «camente algunos centinelas se asomaban á. la puerta. Generalmente la entrada «estaba enteramente abandonada. Aun no se sabe:si estas hormigas puedan sopor- «tar un calor fuerte y una luz viva. Al romper un nido reuní algunos ejemplares: «de ellas y los coloqué en una botella vacía. Despues de tres minutos los encontré «muertos. La. temperatura no era muy elevada, pero la botella era grande, y' «semejante resultado en un tiempo tan corto indica su extrema sensibilidad res- «pecto al calor. « He observado que las hormigas agrícolas que habitan en Tejas, huyen del sol «del medio dia; y en verdad, todas ellas evitan más ó ménos; el ardor del sol du= «rante el dia. Pero la hormiga de miel sin duda es más sensible al calor que la « mayor parte de sus congéneres. No hay que admirarse que busque su alimento « durante la noche. » CALIDAD DE-LA MIEL.—Al hacer las excavaciones se reventaron algunos abdó- menes, lo.cual permitió 4 Mac Cook estudiar las cualidades de la miel. Esta es muy dulce, de un sabor aromático particular, pareciéndose al de la miel de abeja, y estan agradable como ésta. El Dr. Loew la ha descrito de la manera siguiente: sabor agradable, ligeramente ácido en estío, á causa de las huellas: de: ácido fór= mico, pero perfectamente neutro en otoño é'invierno. Contiene, segun este escri- tor, una poca más: agua que la miel de abeja, y posee á causa de esto una tras= parencia algo más grande. Felizmente la composicion de esta miel hasido sometida LA NATURALEZA: 13 al análisis quimico por el Dr. Chas. M. Wetherill. Las experiencias se hicieron á peticion del Dr. Leidy sobre ejemplares colectados por M. Langstroth en Mata- moros. Seis de estas hormigas de un grueso regular pesaron sin la miel 0048 y uno sola 053942. La cantidad de miel era 8,2 veces más pesada que el cuerposolo. La densidad de la hormiga llena de miel, es de 15028; y la: de''su cuerpo sin ella 12005. El Dr. Wetherill ha. calculado que cada hormiga globulosa pesa seis granos, término medio. Seria: entónces necesario cerca de un millar de Myrmecosystus para recoger una libra de miel. El jarabe extraido de las hormigas tiene un sa- bor agradable y dulce, y un olor semejante al del jarabe de Escila; abandonado al reposo no cristaliza. Si se'examina con un microscopio, se observan fragmentos de tejidos. Sometido'á la evaporacion se seca, formando una masa gomosa que no cristaliza ni aun despues de dos semanas. Esta masa, muy higroscópica, se pone blanda por la absorcion del vapor de agua dela atmósfera. Se disuelve sin resíduo en el alcohol ordinario, dejando un residuo en el alcohol, casi absoluto. Estas soluciones no cristalizan. Tienen el olor del rom. El Dr. Wetherill hizo el análisis de esta sustancia de la manera siguiente: la miel fué evaporada en el vacío, y el resíduo, mezclado con óxido de cobre y clorato de potasa, se colocó -en un tubo de combustion, y se expuso á la accion del fuego: l 0,497 de miel produjeron 0;306 de agua. E ES » y 0,684 de ácido carbónico. Lo que corresponde á la composicion centesimal siguiente: C.=37,530 H= 6,841 Oxigeno absorbido = 55,634 Lo que corresponde próximamente á la fórmula de la azúcar de uva C* H* 0%, «Deduzco de estas experiencias, dice el Dr. Wetherill, que la miel contenida «en la hormiga mexicana, es una solucion casi pura de azúcar que, en su estado «de hidratacion, es isomérica de la glucosa C* H'* 0*%, y no difiere de ella sino en « que es amorfa. Las hormigas sacan la miel, así como lo dedujo el Dr. Wetherill, del néctar de las plantas. Los estudios hechos en el campo y en el laboratorio se confirman y se com- pletan. ' Respecto de la acidez de la miel, el Dr. Wetherill ha observado que enrojece ligeramente el papel de tornasol, pero no ha podido hacer estudios bastante sa- tisfactorios. En estas experiencias se habia formado ácido acético y ácido fórmico por la oxi- dacion del alcohol en que estaban contenidas las hormigas. 14 LA NATURALEZA Se destiló con el ácido sulfúrico una parte del alcohol, neutralizado por la po- tasa cáustica, y se obtuvo un líquido ácido, que con el nitrato de plata dió un pre- cipitado blanquecino, y por la ebullicion se puso negro; lo que hace sospechar la existencia del ácido fórmico. USOS.—La miel de estas hormigas tiene varias aplicaciones entre los mexica- nos y los indios. La usan como alimento y la comen con bastante placer. Los niños y las mujeres conocen muy bien los nidos, y los abren frecuentemente para sacar las portadoras de miel. Se chupa la miel del abdómen inmediatamente que se han sacado del hormiguero, pero si se desea conservarlas, se les levanta por la cabeza y el tórax, y se les coloca en un plato que se lleva á la ciudad. Los mexicanos, segun Loew, comprimen el abdómen de las hormigas y sirven la miel recogida en sus festines. Se cuenta que fermentándola preparan un licor alcohólico. Los Myrmecosystus se emplean como remedio en la terapéutica doméstica de los in- dios que preparan una bebida mezclando tres ó cuatro dracmas de miel con seis onzas de agua; usan esta bebida en los casos de fiebre; la aplican como ungiento en las enfermedades de los ojos, principalmente en la catarata. Untan la miel so- bre las contusiones y los miembros inflamados, atribuyéndole grandes propieda- des medicinales. No es posible hacer de estas hormigas un artículo de comercio. Las dificulta- des con que se tropieza para explotar las colonias, y la cantidad tan limitada de miel, hacen que no se pueda sacar partido de ellas. Segun Cook, en un hormi- guero cuando'más hay 600 productoras de miel, suponiendo que cada una pro- duzca 6 granos, se obtendria por resultado final 8 onzas de miel de toda una colonia. La repulsion que se tiene para extraer la miel de insectos vivos, no puede ser vencida fácilmente, por lo cual probablemente los mexicanos y los indios con- servarán su monopolio. La hormiga de miel no tiene valor comercial entre los habitantes de Nuevo- México. Traducido por A. Herrera (hijo), de las Merveilles de la Natwre. Les insectes, par J. Kunck y D'Herculais. ESTUDIO SOBRE LA CASTILLEJA CANESCENS Por EL Sr. D. FerNanDO Luna Y DRUSINA. PRIMERA PARTE. DESCRIPCION Y CLASIFICACIÓN BOTANICAS. SINONIMIA.—CastiLLEJA.—BrELLA Inés.—CoLA DE BORREGO.—MIRTO CI- MARRON.—ENCHILADITAS. LUGARES EN QUE VEGETA.—Es muy comun en todo el Valle de México. Descripcion Botánica. TALLO.—Erguido, algunas veces ascendente, con ramos alternos, sub-leñoso, cilíndrico, lleno, peloso-áspero, rugoso. HOJAS.—Caulinarias y ramales, simples, alternas, semi-amplexicaules, linea- res-lanceoladas, extendidas, peloso-ásperas, herbáceas, de color verde igual en ambás caras, con tres nervios muy marcados. Las florales ovales-lanceoladas, al- gunas veces coloridas en rojo en su extremidad. INFLORESCENCIA.—Espiga apiñada, larga, las flores inferiores brevemen- te pediceladas, las superiores sésiles. FLORES.—Completas.—Prriawto.—Cáliz gamosépalo, hipogíneo, tubuloso, persistente, dilatado en la base, colorido en rojo, velludo, hendido anteriormente, llevando en la parte posterior dos lóbulos agudos, dentados. Corola gamopétala, hipogínea, tubulosa, velluda, de limbo bilabiado; el labio superior en forma de casco, estrecho, alargado, encorvado, cóncavo; el inferior trilobado, muy peque- ño y encorvado hácia dentro.—ANDrocEa.—Estambres ascendentes bajo el casco, insertados en la corola y alternando con los lóbulos de ella, didínamos; filamentos cilíndricos. Anteras biloculares, lóculos dehiscentes por una canaladura longitu- dinal, distintos, aproximados, paralelos, oblongo-lineares, con cerdas en la base, el exterior medi-fijo, el interior colgante.—GixecEo.—Ovario libre, bilocular, con numerosos óvulos. FRUTO.—Cápsula con dehiscencia septicida. Clasificacion. La Castilleja es una planta de la familia de las Escrofularineas, sub-familia de las Rhinanteas, tribu Eufrasieas, sub-tribu Castillejeas. 16 LA NATURALEZA Por la descripcion que antecede, creo estar autorizado á considerar la planta de que hago mencion, como perteneciente al género que sigue: GÉNERO.—CasrieJa.—(Lin. fil.)' Cáliz tubuloso, comprimido, dilatado en la base, hendido en el vértice, de lóbulos enteros ó brevemente bilobados. Corola tubulosa, inclusa, casco alargado, comprimido, carinado-cóncayo, de labio infe- rior muy corto, trilobado, lóbulos brevemente cóncavos, rara vez igualando la mi- tad del casco. Estambres ascendentes bajo el casco, didínamos. Anteras de lóculos oblongo-lineares, el exterior medi-fijo, el interior colgante. Cápsula de valvas enteras, septiferas hácia la mitad, llevando las placentas. Semillas numerosas, de testa floja, reticulada; radícula frente á la hila.—Yerba ó sub-arbusto de Amé- rica, que tambien vive en el Asia Boreal.—Hojas alternas, ó las superiores opues- tas, enteras ó con pocas lacinias, profundamente hendidas; las florales comunmen- te coloridas en la extremidad. Las flores son espigas terminales hojosas, densas 6 interrumpidas, sésiles ó brevemente pediceladas, sin brácteas. En la parte botánica de la magnífica recopilacion titulada: Biología Central Americana, Hemsley se expresa en los siguientes términos al hablar de las di- versas especies de Castilleja:* «Las especies mexicanas tienen necesidad de ser revisadas; muchas de las de- « terminaciones sólo deben tomarse como aproximaciones.» Por esta razon no he podido determinar con toda exactitud la especie á que pertenece la planta que me ha servido de base para el presente estudio. Sin em- bargo, la he clasificado como si perteneciera á la especie canescens, por ser ésta la que tiene más analogía con el ejemplar aludido: Habiendo hecho esta aclaracion, hé aquí los caractéres de la especie: ESPECIE.—CANESCENS (BENTH.)? Sub-arbusto, canescente-áspero. Hojas en- teras, lineares-lanceoladas, semi-amplexicaules, dilatadas en la base; las florales anchas y agudas, las más altas coloridas en el vértice. Espiga densa, cáliz alargado y hendido, posteriormente obtuso ó agudo con 2-4 dientes. Corola de casco alar- gado, los lóbulos del labio brevemente obtusos ó agudos. Sub-arbusto de 1-3 piés de altura. Ramos rectos y delgados. Hojas de 6-12 lín. largo, distantes ó apiñadas. Espiga comunmente de 2-3 pulgadas, de flores sésiles, ó las inferiores brevemente pediceladas. Cáliz de 8-10 lín. largo. Corola de 15 lín., de casco pubescente; los dientes del labio del cáliz ó de la corola varían, siendo unas veces algo agudos, y otras un poco obtusos.* 1 D. C. Prodr., tom. X, pág. 528, 2 Biolog. Centr. Americ., parte botánica, tom. IL, pág. 459. 3 D. C. Prodr., tom. X, pag. 533. 4 Antes de terminar esta primera parte, debo manifestar que he sido ayudado en mis trabajos de clasificacion, por mi inteligente amigo el Sr. Gabriel Alcocer. LA NATURALEZA | 17 SEGUNDA PARTE. ANÁLISIS. Es indudable que si los vegetales tienen algunas propiedades terapéuticas no- tables, más las deben á los diferentes principios orgánicos que contienen, que á los minerales que hacen parte integral de ellos; pues éstos generalmente están en cantidad relativamente corta, y no producen efectos marcados sobre la economía. Hay, sin embargo, plantas que deben á las sales anorgánicas que encierran sus propiedades medicinales, como la borraja, por ejemplo; pero estos casos son raros. A pesar de esto, un análisis para que sea completo, debe extenderse á todas las partes constitutivas de las sustancias que se someten á él. El químico debe estudiar detenidamente todos y cada uno de los componentes que le descubran los reacti- vos, aislarlos, si le es posible, y presentar, en fin, el resultado de sus investiga= ciones con claridad y sencillez, Muy léjos estoy de creer que el estudio que he emprendido sea completo; solo debe tomarse como una coleccion de datos que una persona competente puede aprovechar, para hacer un análisis más detallado de la planta cuya composicion y propiedades pretendo dar á conocer. ANALISIS MINERAL. Vía seca. Es necesaria una gran práctica, para apreciar debidamente los fenómenos que se verifican cuando se somete una sustancia al análisis por este-método. No es, pues, extraño que habiendo sujetado las cenizas de la Castilleja á él, solo hubiera podido tener indicios de la existencia de la cal y la magnesia en éstas. El análi- sis por vía húmeda vino á corroborar las sospechas que sobre la presencia de di- chas bases habia adquirido. Vía húmeda. Veinte gramos de la planta sometidos á la incineracion, dejaron gram. 1.83 de cenizas. El agua destilada disolvió una parte de ellas (64 centígr). El papel de tornasol sumergido en la solucion, acusó una reaccion alcalina. El análisis de- mostró la presencia de las siguientes bases: sosa y potasa. El ácido clorhídrico obrando en frio, sobre la parte insoluble en el agua, dejó un pequeño residuo; pero sometido el líquido á la accion del calor, lo disolvió completamente. Los reactivos acusaron la presencia de cal, magnesia, fierro, potasa y sosa. Para investigar los ácidos, sujeté la planta á la incineracion en presencia de un exceso de barita cáustica. LA NATURALEZA.—Tomo VII.—3. 18 LA NATURALEZA Aplicando el método analítico, encontré los ácidos siguientes: sulfúrico, fosfó- rico, clorhídrico, carbónico y silícico. ANÁLISIS ORGÁNICO. Tratamiento por el éter. Pulverizada y desecada convenientemente la planta (hojas, tallos, flores), la someti á la accion del éter sulfúrico, en un aparato lexiviador. El éter recogido en el recipiente, despues de haberla atravesado, presentó un color verde esmeral- da intenso, por refracción, y rojo vinoso, por reflexion; por consiguiente, la so- lucion era dicroica. Evaporado espontáneamente el éter cargado de las sustancias que habia disuelto á su paso, dejó un residuo con los caractéres siguientes: color verde botella, olor aromático y agradable, sabor aromático y aceitoso; hay ade- más una sustancia que se adhiere á los dientes. Con estos datos se podria supo- ner la existencia de un aceite esencial, una materia grasa, y resina. Sometido el extracto á la accion de los diversos disolventes comunmente empleados, encontré: clorofila, materia colorante amarilla, materia grasa, resina y aceite esencial. Pude aislar la resina de las otras materias con las cuales estaba mezclada, por el procedimiento siguiente: Traté el extracto etéreo por benzina, que lo disolvió completamente. Añadí en seguida alcohol á 95? cent., el cual se mezcló á la benzina, quitándole parte de la resina que habia disuelto. Agregué á continuacion un exceso de agua destila- da, que precipitó la resina, miéntras que la materia colorante, la grasa, la cloro- fila y el aceite esencial disueltos en la benzina, flotaban en su superficie. Por medio de una pipeta quité el agua que estaba en la parte inferior, la evaporé, y el residuo constituido por resina, lo disolví en alcohol á 95% cent. Por dos trata- mientos sucesivos logré aislarla completamente. Evaporando la solucion alcohó- lica de resina en B. M., obtuve ésta en estado de pureza, y por consiguiente en condiciones favorables para caracterizarla. Sus caractéres son: color moreno, sa- bor acre, olor sui generis; arde con llama fuliginosa y deja por residuo un car- bon muy ligero. Es soluble en el alcohol fuerte, y su solucion presenta una reac- cion ácida al papel de tornasol. Los álcalis la saponifican, y es precipitada por el ácido clorhídrico, el cual se combina con el álcali, dejando la resina en libertad. El peso del extracto etéreo fué de 41 centígramos; así es que la planta rinde grams. 2.05 por ciento. Tratamiento por el alcohol. _Fundado en que el alcohol absoluto y el éter disuelven casi siempre las mismas sustancias, y en vista de la pequeña cantidad de extracto etéreo obtenido, resol- ví tratar la planta, agotada por el éter, con alcohol hidratado á diversos grados. ALcomoL Á 91%.—El alcohol recogido tenia un color verde esmeralda. lva--' LA NATURALEZA 19 porado en B. M., dejó un residuo verde aceituna (en peso grams. 4.10=20.50 por ciento), de un sabor amargo, y débilmente aromático. Haciendo obrar los distintos disolventes sobre este extracto, pude demostrar la presencia de los prin- cipios siguientes: clorofila, materia amarga, materia colorante amarillo-rojiza. AzcomoL Á S0%.—El color del alcohol, despues de pasar sobre la planta, era amarillo oro. El extracto que dejó por la evaporacion en B. M., tenia un color moreno-claro, y sabor débilmente amargo. Por la accion que sobre él ejercieron los diferentes reactivos de que hice uso, me fué fácil encontrar allí una materia colorante, análoga á la que disolvió el: alcohol á 91%, y una materia extractiva. Logré separar la materia colorante de la extractiva, mezclando el residuo pri- mitivo, que obtuve de la evaporacion del alcohol á 80%, con carbon animal. Fil- tré despues de 24 horas de contacto, y traté el carbon que quedó sobre el filtro reteniendo la materia colorante, por una solucion de potasa; agregué una poca de agua destilada y filtré. La materia colorante pasó combinada con la potasa; neutralizando la solucion por ácido sulfúrico, se precipitó la materia colorante, bajo la forma de un polvo amorfo. ALcoHoL A 60”.—El alcohol á 60? tenia, despues de la lexiviacion, un color amarillo oro, y al evaporarse dejó.un residuo moreno-claro, ligeramente sápido. El éter sulfúrico y el alcohol 4 100? no tuvieron accion sobre él; pero el alcohol á 60? lo disolvió completamente. El papel de tornasol azul se enrojece ligeramente cuando se introduce en la solucion. Una pequeña cantidad de esta solucion tra= tada por una persal de fierro, no dió precipitado sensible, pero sí una coloracion moreno-oscura, que creo seria debida á vestigios de tanino. Habia además una materia extractiva. Tratamiento por el agua. AGUA DESTILADA.—Este vehículo pasó colorido en amarillo claro. Sumergiendo en esta solucion un papel de tornasol azul, se enrojeció débilmente. Evaporada deja un residuo blanco-sucio, inodoro, de sabor ligeramente ácido y astringente. Es incompletamente soluble en el agua. Siguiendo el método de reconocimiento de sales en la parte soluble, encontré cal, magnesia y sosa, pero no me fué posi- ble descubrir ningun ácido. El residuo es amarillo claro, soluble en los álcalis, de donde es precipitado en forma de copos, por el ácido clorhídrico. Bajo la accion del calor arde con llama fuliginosa. Vistas las propiedades del residuo, semejantes á las de la resina que ántes habia aislado, me supuse que la cal, la magnesia y la sosa existian en la planta al estado de resinatos, puesto que, segun Pelouze, las resinas ácidas se combinan con las bases. El alcohol absoluto acusó la presencia de materias gomosas. AGUA ACIDULADA.—El agua acidulada con ácido clorhídrico, pasando sobre la planta, deja por evaporacion un residuo moreno-claro, delicuescente. El análisis 20 LA NATURALEZA demuestra la presencia de la cal, la magnesia y la sosa, y de una materia morena, débilmente amarga, soluble en los álcalis. AGUA ALCALINIZADA.—Recogida en el recipiente, presenta un color moreno-ro- jizo. Evaporada da un extracto rojo-sucio. Neutralizada por un ácido, deposita copos rojo-amarillentos, insolubles en el éter, la benzina y el alcohol, pero solu- bles en los álcalis. La solucion acidulada con ácido clorhídrico y agitada con ben- zina, hace tomar á ésta un color amarillo-claro y una consistencia gelatinosa. Creo que este extracto está constituido por una materia colorante, insoluble en todos los vehículos que desalojaron la planta, y que se disolvió en el agua, gracias á la potasa que se añadió á ésta para hacerla alcalina. Tratamientos complementarios. El bagazo que quedó en el aparato de desalojamiento, despues de haber cedido varios principios á los diversos disolventes, me sirvió para investigar la presen- cia del almidon. Esta investigacion la hice fundado en que el almidon es insoluble en el éter, el alcohol y el agua en frio, pero que se disuelve en parte en el agua hirviendo. Despues de someter el bagazo á una decoccion con agua destilada, filtré sobre car- bon animal lavado, y el líquido incoloro que pasó lo traté por tintura de iodo diluida. Hubo un precipitado azul, característico, de ioduro de almidon. El cocimiento de la planta reduce el licor de Fehling, lo cual prueba la exis- tencia de la glucosa. Con el objeto de cerciorarme si existia en el vegetal algun alcaloide al cual debiera sus propiedades, seguí el método de Stas; pero ni este procedimiento, ni el empleo de los reactivos de Mayer y Buchardat, acusaron la presencia de dicho principio. En vista de tal resultado, no es muy aventurado creer que la planta debe su accion especial á la existencia del aceite volátil, la resina y la materia amarga. RESÚMEN. La Castilleja, como se ha visto por las anteriores líneas, está constituida por los minerales siguientes: Bases.—Sosa, potasa, magnesia, cal y fierro. Ácmos.—Carbónico, silícico, clorhídrico, sulfúrico y fosfórico. Los componentes orgánicos cuya presencia reveló el análisis, son: clorofila, materia colorante amarilla, materia colorante amarillo-rojiza, aceite esen- cial, resina, materia grasa, matería amarga, materia extractiva, goma, al- midon, glucosa y vestigios de tanino. LA NATURALEZA 21 TERCERA PARTE. USOS. Los datos que sobre esta parte he adquirido, los debo á mi apreciable maestro el Sr. Profesor J. M. Laso de la Vega y al Sr. Dr. J. Galindo, quienes con suma amabilidad se han prestado á ayudarme en mi penosa tarea. Desde hace algunos años, la Castilleja ha sido usada en la medicina vulgar; y aun cuando se ha reconocido su eficacia para las enfermedades del estómago, no se habia fijado la atencion del mundo médico sobre ella. El Sr. Laso de la Vega ha sido el primero en introducir esta planta en la Te- rapéutica Mexicana, y el Sr. Dr. Galindo el primero tambien en experimentar sus efectos. Este vegetal ejerce su accion especial sobre las glándulas, puesto que aumen- ta la salivacion, la orina, y muy probablemente la bilis. Tambien regulariza la digestion, aumentando el apetito; circunstancia verdaderamente precisa de la re- gularizacion de las secreciones, al mismo tiempo que de su accion tónica sobre el estómago. Estas propiedades están comprobadas con los resultados obtenidos en el uso que el Sr. Dr. Galindo ha hecho de la planta. Su objeto principal fué combatir un cólico hepático, determinado por la contracción de los canales biliares, la cual pro- duciendo la acumulacion de la bilis en la vesícula, determinaba el dolor agudo que caracteriza la detencion de este líquido en ella. A consecuencia de este es- tado de envenenamiento biliar, y debido probablemente á la falta de accion ner- viosa en el estómago, vino á la dispepsia, acompañándose de vómitos pertinaces. Con el uso de la infusion de la planta (4 grams. Castilleja para 120 grams. de agua), tomada en ayunas, ha desaparecido el dolor y todos los demás síntomas que indican la mezcla de la bílis con la sangre, es decir, el color ictérico de la piel y la coloracion característica de la orina. Ésta toma gradualmente su color natural, y al mismo tiempo aumenta la cantidad emitida. ” . $ En vista de los principios descubiertos por el análisis, creo que las formas far- macéuticas bajo las cuales es conveniente administrar la Castilleja, son: infusion, tintura y extracto hidro-alcohólico. Seria de desear que los señores médicos hicieran serios estudios sobre este ve- getal, pues no dudo que, por sus propiedades especiales, sea una brillante adqui- sicion para la Terapéutica. ESTUDIO SOBRE LA FLOR DE NOCHE BUENA POR EL SR. GUSTAVO R. ARTIGAS. La Flor de Noche Buena es uno de los ejemplares más bellos de la familia de las Euforbiáceas; su follaje de un verde oscuro contrasta admirablemente con el rojo escarlata de sus brácteas; por desgracia sufre los rigores del invierno, sus hojas palidecen y se caen, y los ramos desnudos solo conservan sus cymas escor- pioides que tienen el aspecto de coronas de fuego. Crece en la Mesa central de la República; pero su talla adquiere mayores proporciones en las selvas que cubren la vertiente oriental de la Sierra Madre. El ilustre Mosiño refiere, que haciendo una ascension al volcan de San Mar- tin, quedó sorprendido á la vista de los innumerables bosquecillos de este vegetal, que sin verdor alguno ostentaban los magníficos colores del oro y de la púrpura. Historia. Parece que esta planta, aunque conocida de los aztecas, no tuvo aplicacion sino en una época muy posterior á la Conquista. Nada he podido encontrar referente á ella, sin embargo de haber consultado á cuantos autores han escrito sobre plantas del país. Sinonimia vulgar. Euforbia de flores encarnadas, Euforbia de Cartago, Flor de fuego, Flor de Noche Buena, Flor de Pascua, Catalina y Paño de Holanda. En Veracruz se co- noce con el nombre de Bebeta. Sinonimia científica. Cárlos de Willdenow la llamó Euphorbia pulcherrima, cuya clasificacion corresponde á la Euphorbia erythrophylla. Bertol, á la Poinsettia pulcher- rima de Graham, y á la Pleuredania coccinea de Rafin. LA NATURALEZA : 93 CARACTÉRES DE LA FAMILIA. Yerbas, arbustos ó árboles de jugo lechoso. Estípulas pequeñas ó nulas. Flo- res unisexuadas, monoicas ó dioicas, monoperiantadas ó diperiantadas. Estambres variados bajo todas relaciones. Ovario libre, de tres, raras veces de dos lóculos. Lóculos biovulados. OÓvulos pendientes. Fruto tricoco, llevado por un carpóforo ó columnita persistente. Granos generalmente en número de dos, guarnecidos de un carúnculo ó de una arila. Embrion recto, en un albúmen carnoso. Las plantas que pertenecen á esta familia, una de las más importantes del rei- no vegetal, están dotadas de propiedades enérgicas debidas á una gomo-resina y á un principio volátil. La energía de su jugo acre varía, pudiendo constituir tóxicos mortales: asi la Huphorbia cotinifolia por incisiones hechas en su tallo, suministra á los caribes el jugo con que envenenan sus flechas. La sombra del Hippomanes mancenilla, por mucho tiempo se ha creido mortal. Varias Euforbiáceas son antiperiódicas; entre otras nuestra pequeña planta el Croton adenaster estudiada por el Sr. Laso. Otras se emplean para combatir la supresion de los menstruos; la Euphorbia anacampseroides produce en tales ca- sos magníficos resultados. Finalmente, todas poseen una virtud excitante, y algunas de ellas, propiedades las más curiosas, como sucede con la Huphorbia phosphorea del Brasil, cuyo fosforescente jugo ha herido vivamente la imaginacion de los viajeros nocturnos. CARACTÉRES DEL GÉNERO. Euphorbia, L. Flores monoicas, monoperiantadas, masculinas y femeninas reunidas en una misma inflorescencia, pareciendo á primera vista una flor única, periantada, pro- tegida por un invólucro comun, caliciforme. Las masculinas numerosas, rodean- do una flor femenina única. Invólucro comun, campanulado, terminado por 4-5 divisiones membranosas, que alternan con otras 4-5 exteriores y petaloideas. Flo- res masculinas en número de 1-20, reducidas á estambres guarnecidos de peque- ñas brácteas ciliado-laceradas. Flor femenina solitaria y central. Ovario pedice- lado, de tres lóculos, 1 óvulo. Cápsula saliente, tricoca. Inflorescencias parciales, dispuestas en cymas dicotómicas, pedunculadas y acompañadas de brácteas opues- tas ó verticiladas. Hojas alternas ú opuestas, estipuladas ó desprovistas de es- típulas. Plantas que crecen en toda la superficie del globo y más frecuentemente en los climas cálidos que en los templados, monocárpicas ó perennes, herbáceas ó fruc- ticosas y llenas de un jugo acre, lechoso; raras veces lutescente. Contiene más de setecientas especies, de las cuales algunas habitan el territorio mexicano. 24 LA NATURALEZA En Guadalajara crece la Euphorbia floribunda, la Euphorbia anychioides en Villalpando, á orillas del Nazas la Asty/a, la Framínea en Orizaba, la Tórri- da á inmediaciones de la antigua Veracruz, y por último, las Zuphorbias flori- da y colorata en Sonora. . CARACTÉRES DE LA ESPECIE. Pulcherrima, Will. Arbusto perenne, de ramos carnosos, desnudos en la base, lisos. Hojas alter- nas, largamente pecioladas, de base acuminada, ovalo-oblongas, acuñadas indi- visas, frecuentemente panduriformes, sinuado-lobadas, lampiñas ó con pequeños pelos esparcidos. Las florales opuestas, color de sangre, de base atenuada, y de pezon corto, sub-espatuladas ó acuminadas. Inflorescencia cymosa. Flores mas- culinas y femeninas inclusas en un invólucro, campanulado, herbáceo, sub-esti- pitado y acompañado de un nectario. Descripcion botánica. Tallo recto, ramoso, dicótomo, semileñoso, fistuloso, liso, hojoso. Hojas cau-. linares, simples, alternas ?/;, pecioladas, angulosas, reflejadas y caducas. Peciolo carnoso, largo, articulado, rojizo y acanalado. Limbo panduriforme, de vértice acuminado, de base cuneiforme, peninervado, pubescente, verde-oscuro en la cara superior, y glauco en la inferior. Brácteas opuestas, purpúreas, lanceoladas, de base largamente atenuada, cortamente pecioladas, peninervadas. Inflorescencia definida, cymosa. Cymas escorpioides, rodeadas por las brácteas. Flores herma- froditas reunidas en un perianto comun, turbinado, carnoso, monofilo, terminado por 8-10 dientes, de los cuales 4-5 petaloides alternan con los otros que son her- báceos. Pedúnculo corto y carnoso. Glándula única, bilabiada, transversa, colo- rida en rojo y amarillo, y situada en la pared exterior del invólucro que ve hácia adentro, Androcea: estambres en número de 10 420 acompañados de pelos blan- cos, ciliados é insertados en la base del perianto comun. Filete rojo. Anteras biloculares, medifijas y extrorsas. Pólen amarillo. (Gíneceo: ovario central, largamente pedicelado, de seis carpelos, trilocular, coronado por tres estilos, con- torneados, rojizos, bífidos y estigmatosos, reflejándose hácia afuera en la época de la madurez. En algunos lugares de tierra caliente y aun en ciertos parajes frios del Valle de México, vegetan tres variedades de Flor de Noche Buena: la más comun es la de flores amarillas, que Alaman llamó Kuphorbia lutea; viene en seguida la de flo- res moradas y luego la de flores blancas, magnífica, pero excesivamente rara. Usos económicos. Es una soberbia planta de ornato. Fué trasportada de México en 1836 por el Dr. Blaquiére y ostenta ahora la be- lleza de sus brácteas en el Jardin botánico de Paris. LA NATURALEZA 25 Propiedades terapéuticas. Ninguna experiencia fisiológica se ha hecho con la Flor de Noche Buena, y sin embargo algunas personas aseguran que el cocimiento de las brácteas (fores) tie- ne la virtud de aumentar la leche. La misma Farmacopea Mexicana la trae como Galactóforo y prescribe las can- tidades de S gramos de flor para 500 de agua. El Dr. Oliva, al ocuparse de ella, manifiesta que tal vez sea peligroso usarla al interior; pues cree que su jugo tiene propiedades cáusticas, como algunas otras especies del género Euphorbia. La usan tambien en cataplasmas como resolutivo, en fomentos para curar la erisipela, y bajo la forma de colirio en algunas enfermedades de los párpados. Renato de Grosourdy refiere que los indios de América del Sur usan el jugo lechoso de la planta como depilatorio. ESTUDIO QUÍMICO PRIMERA PARTE. ANARITSISDE"“LASICENTZAS. Tomé una porcion de brácteas bien frescas, determiné su peso en las balanzas de precision y las puse á secar en la estufa á la temperatura de 92%. Una vez que repetidas pesadas me indicaron que no disminuian ya de peso, concluí que la can- tidad de agua perdida por la desecacion era enorme, pues ascendia á 86 por ciento. Por lo demás, el color habia cambiado; el rojo púrpura se habia transformado en rojo violeta. Reduje las brácteas á un polvo grosero y lo dividí en dos porciones: la una destinada al análisis de las materias orgánicas, la otra á la investigacion de las sustancias minerales. Al efecto, sometí á la incineracion la segunda, sirviéndome para ello de una cápsula de platino y de una lámpara de doble corriente: La ce- niza que obtuve era de color claro y bastante ligera. Despues de haber sometido una parte de ella al calor en el tubo de ensaye, co- loqué una pequeña cantidad en el carbon y le apliqué el dardo del soplete. La ceniza llevada á la incandescencia, despedia una viva luz y era en parte absorbida por los poros del carbon. Con este precedente, comencé el tratamiento por vía húmeda, teniendo casi la certeza de encontrar metales alcalinos, alcalino-terrosos y ferrosos. Así es que traté una parte de las cenizas por agua hirviendo, y filtré, reconociendo en el filtrado: potasa, sosa, ácidos carhónico, clorhídrico y sulfúrico. La NATURALEZA, —Tomo VIL.—4. 26 LA NATURALEZA La porcion insoluble la herví con ácido clorhídrico diluido, que disolvió la ma- yor parte, dejando solo trazas de materia insoluble, constituidas por carbon y ácido silícico. Separé estas sustancias por el filtro, y en el filtrado pude observar que una corriente sostenida de hidrógeno sulfurado, lo dejaba intacto. Esto me hizo comprender que solo podian existir allí metales del 3.” y 4. grupos. En este sentido dirigí mis investigaciones, tratando una parte de la solucion neutralizada, por sulfhidrato de amoniaco. Casl instantáneamente se produjo un precipitado de color negro: la presencia de algun metal del 3* grupo era, pues, manifiesta Apliqué los reactivos especiales y estuve afortunado, porque á la vez que la potasa en una copa me producia un precipitado ocroso, el sulfocyanuro de potasio en otra me daba la coloracion de sangre, característica de las sales de fierro al máximum. No seguí ya buscando los demás metales de este grupo, por tener en conside- racion la rara vez que las cenizas de las plantas encierran otros que no sean el fierro, los alcalinos, terrosos y alcalino-terrosos. Para investigar estos últimos, traté la solucion clorhídrica por bicarbonato de potasa; precipitó y separé el precipitado, al que agregué ácido azótico diluido. Las bases detenidas por el filtro, habian pasado así al estado de nitratos, y como se disolvieran al tratarlos por alcohol, pude concluir que el todo estaba formado por nitrato de cal. Para rectificar, usé del ácido oxálico y otros reactivos, obte- niendo con ellos resultados satisfactorios. En el filtrado podia encontrarse la magnesia; con tal motivo le puse unas go- tas de fosfato de sosa, y pocos momentos despues, aparecieron pequeños cristales de fosfato-sódico-magnesiano. Para determinar los ácidos correspondientes, me fué preciso agotar por el agua las cenizas in natura, y del residuo insoluble hacer dos partes; en una busqué áci- do carbónico que hallé en abundancia, y en la otra los demás ácidos; para lo cual la herví con carbonato de sosa y filtré. En el líquido vertí unas gotas de nitrato de barita, que lo enturbió inmediatamente; mas como el enturbiamiento podia pro- venir de un carbonato, de un fosfato ó de un sulfato, le puse ácido clorhídrico y ví que aun cuando la parte disuelta por él era grande, habia escapado á su accion un polvo blanco, originado sin duda por la presencia de un sulfato. In otra parte del filtrado agregué acetato de uranio, que me precipitó abundan- temente; ignorando de qué naturaleza era el precipitado, le mezclé ácido acético an exceso, que disolvió casi todo, dejando, sin embargo, un residuo insoluble que ponia fuera de duda la existencia de un fosfato. RESÚMEN. La cenizas contienen: potasa, sosa, cal, magnesia, sesquióxido de fierro, y carbon, ácidos carbónico, clorhídrico, fosfórico, sulfúrico y silícico. LA NATURALEZA 27 SEGUNDA PARTE. MENE TAS TS OREA NICO TE Tratamiento por el éter. La parte de brácteas en polvo que habia reservado, la sujeté en el aparato de lexiviacion á la accion disolvente del éter, que al pasar se teñia en amarillo de oro. Cuando el agotamiento fué completo, evaporé la solucion al B. M. y obtuve un extracto de consistencia pilular, de color amarillo claro en lámina delgada y ama- rillo oscuro en masa, de olor sui generis, y de reaccion ácida, quese ablandaba á la temperatura de la mano y ardia con llama fuliginosa, dejando un depósito car- bonoso. Tratado por el agua hirviendo, perdió su consistencia, se hinchó y segun pude reconocer, cedió á este vehículo: materia colorante amarilla y ácido gálico? dejando por resíduo una resina colorida. El alcohol en caliente disuelve una parte, precipitando más tarde por el enfria= miento. : La solucion etérea, por evaporacion espontánea, abandona en las paredes de la copa pequeñas gotas de un aceite esencial? de olor suave, recordando el de la Aris- toloquia Mexicana. Hervido con potasa se hace fuertemente aromático. Hemos ya visto de una manera general las propiedades del extracto; fijémo- nos ahora en sus principales componentes: Resina y materia colorante amarilla. La resina que retiene acaso en combinacion una parte de la materia colorante, es inodora, de reaccion ácida, se funde á la temperatura de '40% centígrados, y tiene una densidad mayor que la del agua; representada por 1.04, es casi inso- luble en el alcohol, el aceite de petróleo y la benzina. Los álcalis no la alteran. En cuanto á la materia colorante, estudié la accion que sobre ella pudieran ejercer los cuerpos siguientes: 1. DISOLVENTES NEUTROS.—Estos disolventes, con excepcion del éter, tienen sobre ella una accion muy débil. 2.7 Acimo nitrico.—El ácido nítrico agregado en pequeña cantidad á una so- lucion de la materia colorante, la deja intacta, subiendo solamente el color. 3.2 Ayoniaco.—Cambia su color de amarillo canario en amarillo naranjado, lo mismo que la potasa y la sosa, aun cuando la accion de esta última es muy débil. 4.2 Acimo suLrmiprico.—Una corriente de este ácido dirigida sobre una solu- 28 LA NATURALEZA cion conteniendo la materia colorante, no ejerce ningun cambio; al ménos que sea perceptible. 5. CLORO Y ÁCIDO SULFUROSO.—La decoloran totalmente. 6." SULFATO DE ALÚMINA Y SUB-ACETATO DE PLOMO.—Ambos suben la colora- cion, y forman una laca amarillo de cromo. TL. Tratamiento por el alcohol. Despues de agotado el polvo por el éter sulfúrico, lo traté por alcohol á 92.9 Obtuve una solucion dicroica; casi negra por reflexion, roja por refraccion. La evaporé y me dió un extracto blando, negro en masa, rojo en lámina delgada, aromático y de sabor agrio y al mismo tiempo amargo. Puesto en contacto con el agua destilada, le comunicó un color rojo grosella, disolviéndose la materia colorante y ácido gálico? y precipitándose al fondo una resina, que como existia en tan corta cantidad, no me detuve en ella; sino que fijé mi atencion en la materia colorante. Ésta es neutra, de sabor amargoso, y segun toda apariencia, azoada; porque calcinándola con potasa, desarrolla un olor análogo al de la cicuta, y tratando el residuo por ácido clorhídrico, se desprende un gascon todos los caractéres del ácido cyanhídrico. Es muy soluble en el agua y en el alcohol; pero casi insoluble en el éter. Los ácidos agregados á una solucion de la materia colorante aumentan su in- tensidad. La accion de los álcalis es del todo diferente; pues cambian su color en verde, que los ácidos regeneran. Esta circunstancia me sugirió la idea de poder preparar un papel que sirviese de reactivo, y así lo hice, obteniendo resultados tan precisos como con el tornasol. El papel preparado es de un tinte rosado ó ligeramente violeta; pero al mojar- se en un líquido alcalino instantáneamente enverdece. Si se quiere cambiar el verde en rojo, basta impregnarlo de una solucion ácida. No son estas las únicas sustancias que producen en la materia colorante una alteración profunda; el subacetato de plomo forma una laca verde, y el cloro la decolora, haciéndola pasar por los diversos matices del amarillo, produciendo un precipitado blanco y desarrollando un principio aromático. TIT. Tratamiento por el agua. El residuo del tratamiento alcohólico lo hice macerar en el agua destilada, du- rante dos dias, filtré por un trapo, y despues de agotado, reuní las soluciones y las: concentré al B. M., reconociendo en ellas: LA NATURALEZA 29 Acido tártrico, goma, gluzosa y sacarosa. En vano llevé al porta-objeto del microscopio una pequeña parte del bagazo, humedecido con tintura de iodo, pues ningun indicio encontré que pudiera reve- larme la presencia del almidon. Pero sin embargo, insistí haciendo hervir con ácido sulfúrico diluido el bagazo agotado, filtré y pude reconocer en el filtrado la glucosa. De esto se concluye la existencia de la materia amilácea, que al contac- to del ácido se trasformó en dextrina, y más tarde, hidratándose, en glucosa, reconocida con el licor de Fehling. RESÚMEN GENERAL. Las brácteas contienen: Resina, materia colorante amarilla, materia colo= rante roja, aceite esencial? ácidos gálico? y tártrico, goma, glucosa, sacaro- sa, materia amilácea y sales. CONCLUSION. Segun toda apariencia, el principio activo de la Flor de Pascua es una gomo- resina, á la que sujugo debe el aspecto lechoso. México, Marzo de 1880. => OBSERVACIONES SOBRE LA DISTRIBUCION GEOGRÁFICA Y GEOLÓGICA DE LOS HELECHOS EN MÉXICO MEMORIA POR LOS SRES. MARTENS Y GALEOTTI. AS numerosas especies de Helechos indicadas en esta Memoria, se encuentran distribuidas en México, siguiendo cierto órden, entre las diferentes regiones climatéricas y naturales que se pueden esta- blecer en este vasto país, segun las observaciones de uno de nos- otros desde las orillas del mar, hasta 12,800 piés de altura absoluta; desde las playas bañadas por las aguas del Océano hasta los límites inferiores de las nieves perpetuas. Por lo mismo, establecerémos las estaciones naturales de los Helechos segun que ellos pertenezcan á las grandes regiones climatéricas de las que vamos á dar una breve reseña: 30 LA NATURALEZA 1.2 * Rec1oN CALIDA situada al pié de la cordillera, elevándose desde las orillas de la costa atlántica hasta una altura absoluta de 2,500 piés; puede subdividirse en A. Subregion cálida de la costa, caracterizada por sus bosques poco espe- sos, donde crecen el Rhizophora Mangle, la Castillea elastica, el Convolvou- lus marilimus, etc., y por sus médanos. Humedad poco abundante; temperatura media, 25% á 25% 30' c. Ocupa una banda estrecha á lo largo de la costa, pre- sentando aquí y allá oásis fértiles y húmedos que pertenecen á la subregion siguiente: Se encuentran allí 1 Lygodíum. 1 Acrostichum. B. Subregion cálida de las barrancas y de los bosques húmedos, carac- terizada por una multitud de árboles diversos que le son propios, como grandes Mimosa (que no se encuentran en la subregion precedente), Bigonice arborescen- tes, Sarmientos pertenecientes á diversas familias (Polygonece, Smilacinee, Bignonacec, Leguminosc, Composite, etc.) Cordiacece, etc., y por una gran variedad de plantas odoríferas; se encuentran allí los caimanes, los pericos, etc. Terreno basáltico, conglomerados volcánicos y detritus diversos. Temperatura media de 19 á 242 30 c. Esta subregion muy fértil, poblada de animales y de aves variadas, pasa á la region templada en las barrancas y en los bosques húmedos situados de 2,000 á 3,000 piés; se podria, pues, establecer una subdivision: region cálida templada de 1,500 ó 1,800 piés á 2,500 y 3,000 piés. El número de Helechos en esta subregion es bastante reducido; se hallan allí: 2 Eygodíwm (uno perteneciente á la subregion precedente). 1 Psilotum. 1 Aneimia. 1 Acrostichum. 1 Gymnogramme. 1 Polypodium. z 2 Pleris (sobre los limites superiores). 3 Asplenium. 2 Aspidium. 4 Adiantum (uno comun á la region templada). A Dicksonia (se halla tambien en la region templada). 19 Especies. C. Region cálida de las playas del Océano Pacífico.—Elevándose hasta 2,500 y 3,000 piés; temperatura media, 19% 425%; bosques húmedos, barrancas profundas, presentando una vegetacion vigorosa hasta en las orillas del mar. Suelo basáltico en el departamento de Jalisco, granítico en Acapulco, gneissico y granítico en el Estado de Oaxaca. LA NATURALEZA 31 Se encuentran allí los Helechos siguientes: Ligodíum. Acrostichum (se halla en las regiones más elevadas). Polypodium. Blechnum (se halla en la region templada). Asplentum. Adiantum (uno se encuentra en la region templada cálida de Veracruz). Cheilantes. pa DO pul jui Jo jui Todas estas especies, excepto el Adiantum lunulatum del suelo granítico, cre- cen sobre el suelo volcánico. 2.2 REGIONES TEMPLADAS. A. De las vertientes oceánicas de la cordillera oriental.—Esta region es muy extensa; abraza una parte considerable de la pendiente oceánica de la cor- dillera oriental de México; sus límites superiores son difíciles de asignar, sobre todo en la porcion de la cordillera que atraviesa el Estado de Oaxaca. Se carac- teriza por una perpetua verdura (en la region cálida es lo contrario, y durante los meses de Diciembre á Mayo, la vegetacion languidece y los árboles están ge- neralmente despojados de sus hojas), por una humedad excesiva, por la presencia de Helechos arborescentes y de liquidámbares, por sus encinas de hojas lustrosas, por una multitud de Orquideas (de las que algunas, tales como la Mawillaria Deppú, aglomerata, aromatica, y la Trichopilia tortilis, caracterizan muy bien esta region), por la Myrica jalappensis, etc., etc. Temperatura media variando de 15% á 19" c. En el Estado de Oaxaca esta region presenta una mezcla curiosa de plantas de las regiones frias; así, los pinos de las regiones elevadas descienden allí hasta 3,000 piés, y por el contrario, el Simploccos coccinea, las Myrtinee, las Me- lastoma de la region templada se vuelven á hallar á 7,000 piés. No podemos ex- tendernos aquí sobre este asunto interesante; nos limitamos á citar los hechos. Se podrian establecer tres subregiones en esta region: subregion templada cá- lida, entre 2,500 y 3,500 piés; subregion templada entre 3,000 ó 3,500 y 4,000 6 5,000 piés, y subregion templada fria, de 4,500 á 5,500 y 6,000 piés; pero para evitarnos de enratr en muchos pormenores, confundirémos estas tres subregiones en una sola. Suelo generalmente basáltico en el Estado de Veracruz y calcáreo-pizarreño en el Estado de Oaxaca; distribuirémos, pues, los Helechos de esta region segun que ellos pertenezcan al suelo basáltico ó al suelo calcáreo-pizarreño. 32 LA NATURALEZA SUELO BASÁLTICO. 6 Eycopodium (1 en region fria). 2 Psilotum., 1 Mertensia. 1 Aneimia. 1 Osmunda. 3 Acrosticluum (2 en tierra fria). h Gymnogramme (1 se halla en tierra fria y 1 en tierra cálida). 19 Polypodium (3 especies se encuentran en tierra fria). 1 Tenitis (y en tierra fria). 1 Lomaria. 4 Blechnum. 1 Diplazium. 4 Pleris. 12 Asplenúum (de los que 1 es comun á las re- giones frias y cálidas). Cenopleris. Aspidium. Adiantum. Cheilanthes. Dicksonia (desciende en la region cálida). Alsophila. Cibotium. Cyathea. Trichomanes. Hymenophyllum. pu PO ja PO A a OO 77 Especies. SUELO CALCÁREO-PIZARREÑO (SCHISTEUX). Yu] Lycopodium (uno de suelo basáltico). Ophioglossum. Maraltia, Mertensia. Polypodium (2 se encuentran en el suelo basáltico de Jalapa). 1 Blechmum (se encuentra sobre el suelo ba- sáltico). 3 Pleris. 1 Asplenium (se encuentra sobre el suelo ba- sáltico). Adiantum (sube en las regiones frias). Aspidium. Davallia. Alsophila. Cyathea. OT pa ja pu fs pa ps ps 21 Especies. De las 77 especies del suelo basáltico, 62 especies le son particulares, 9 suben en las regiones frias, 3 descienden en la region cálida; en fin, 4 especies sola- mente se encuentran sobre el suelo calcáreo pizarreño de Oaxaca. De las 21 especies que crecen en el suelo calcáreo-pizarreño, 16 le son propias y 9 se encuentran sobre el suelo basáltico de la region templada. Porconsiguiente, las regiones templadas de la vertiente oceánica de la rama oriental de la cordi- llera, reunen la mitad de las especies de Helechos que hemos recogido en México. B. Vertientes oceánicas de la cordillera occidental.—La region templada es muy desarrollada en las partes occidentales de México; una gran parte del de- partamento de Michoacan, del territorio de Colima, del departamento de Jalisco, le pertenecen. En el Estado de Oaxaca avanza hasta la orilla del mar y desciende LA NATURALEZA 33 aun á 1,000 piés de altura absoluta; sus límites superiores están situados á 6,500 piés por lo ménos. Nunca hemos visto en ella ni Helechos arborescentes ni liquidámbares; con= tiene una gran variedad de encinas y de Orquideas notables, algunos hermosos palmeros, pero ninguna Chomedorea, género que abunda sobre la costa atlántica. —Temperatura media de 15% á 20% c. (cerca de Tepic). Suelo basáltico (Jalisco, parte de Michoacan), calizas y areniscas diversas (Michoacan meridional), cal- cáreo cristalino, gneissico, granito, sienita (costas de Oaxaca). Distinguirémos, como lo hemos hecho para la region templada atlántica, los Helechos del suelo volcánico, de los de los terrenos granítico y gneissico. SUELO VOLCÁNICO. SUELO GRANÍTICO Y GNEISSICO. 1 Lycopodium. 3 Anemia. I Acrostichum (seencuentra en elsuelo gnéis- sico y en tierra fria). 1 Gymnogramme. 4 Notochlena. 1 Blechnum (se encuentra en la cordillera oriental sobre los basaltos y calizas). 2 Adiantum (1 se encuentra sobre el suelo ba- 1 Acrostichum (se encuentra en tierra fria). 1 Polypodium, 1 Pleiopeltis. 2 Allosuros. 1 Asplenúum. 9 Especies. sáltico de Jalapa). 1 Pteris (se encuentra en el suelo basáltico de tierra fria). 1 Chgilanthes. 9 Especies. Ocho de las 9 especies del suelo gneissico le son propias; de las 9 especies del suelo basáltico, 5 le son propias; las otras se encuentran en el mismo terreno, ya en una region más fria, ya en la cordillera oriental. C. Region templada de las vertientes centrales y de las llanuras.—* Re- gion de las vertientes.—Las vertientes que forman las paredes de algunas mesetas de México, todas aquellas que miran al occidente ó las llanuras centrales, desde 3,500 hasta cerca de 6,000 piés, pertenecen á esta region que presenta una ve- getacion diferente del todo á la que cubre las vertientes oceánicas. En esta re- gion se deben colocar las barrancas de los alrededores de Regla, del Real del Monte, de Zimapan (Estados de México y de Querétaro); las barrancas cerca y al S. de Oaxaca (Ejutla), y los desfiladeros que conducen á Sola; las gargantas de las montañas cerca de Oaxaca; las barrancas y vertientes cerca de Guadalajara y de Tepic, de San Luis Potosí, etc.; localidades caracterizadas por una gran cantidad de Cactecw, del Bromeliacece terrestres y de Mímosce. Temperatura La NATURALEZA, —Tomo VIL.—5, 34 LA NATURALEZA media variando de 15" (barrancas cerca de Oaxaca) á 20" c. (barrancas de Metz- titlan, alrededores de Tepic y de Guadalajara). Suelo de diferente naturaleza: calizo, pizarreño, basáltico, traquítico, porfídico y gneissico, etc.—Esta region contiene muy pocos Helechos; por lo mismo, no nos extenderémos sobre las sub- divisiones que se podrian establecer en ella, y de las que nos ocuparémos en otra vez, cuando hayamos formado una flora completa de México. No tenemos que citar en esta region mas que 1 Aspidium abruptum. en el suelo gneissico de Oaxaca. ** Subregion de las llanuras. —Caracterizada por sus plantas generalmente es- pinosas (Mimosce, Agavider, Bronnia spinosa, por una multitud de Cactece, Euphorbiacee, etc.), no contiene Helechos. Suelo generalmente árido y calcá- reo. Temperatura media de 18% á4 21" c. 3.2 REGIONES FRIAS. A. Dela vertiente oriental de la cordillera.—Esta region está caracterizada por sus pinos, sus Mricacer arborescentes, por sus cruciferas, por una multitud de especies de Ranunculacee, por la ausencia de Anonacee y de Malphigia- cee, etc.; por último, los sarmientos son poco abundantes. Sus límites inferiores alternan con las regiones templadas y oscilan entre 5,500 y 7,000 piés. De 7,500 piés al límite de las nieves perpetuas, se halla una série de pequeñas regiones que presentan floras bastante diferentes entre sí; de 6,000 á 8,000 piés (en el pico de Orizaba), se encuentran los últimos Smi/aw; de 8,000 á 10,000 piés, region fértil en Pyrolacer, y Helechos; de 10,000 á 12,000 piés abundan los grandes pinos y las grandes encinas; á 12,000 piés estas enci- nas desaparecen; á 12,500 piés, la vegetacion es rala; á 12,000 y 13,000 piés se ven en las arenas volcánicas algunas Viola, Castilleja, Ranunculus y Gra- mine, pero los Helechos han desaparecido á 11,200 6 12,500 piés. Dividirémos nuestra lista de Helechos de esta region en especies del suelo vol- cánico y en especies del suelo calcáreo y pizarreño. LA NATURALEZA 35 SUELO VOLCÁNICO. SUELO CALCÁREO. 4 Acrostichum. 2 Lycopodium (1 se encuentra sobre el suelo 1 Gymnogramme. basáltico de Jalapa). 1 Xiphopteris. 1 Ophioglossum (se encuentra en las regiones 3 Polypodium. cálidas de la América Meridional). 1 Allosorus. 1 Mertensia. 9 Pleris. 5 Acrostichum (1 de las regiones templadas). 2 Asplenium. 1 Grammitis (se encuentra en las regiones 1 Woodwardia. templadas). 2 Aspidium. 1 Xiphopteris. 1 Adiantum. 6 Polypodium (3 se encuentran en los regio- 1 Cheilanthes. nes templadas). == 1 Teenitis (se halla en Jalapa). 19 Especies. 1 Antrophium. 1 Blechnum. 2 Pleris (1 desciende en la region templada). 3 Asplenium. 1 Cenopteris. 2 Aspidium. £ Adiantum (1 se encuentra en el suelo vol- cánico del Pico de Orizava, y 1 descien- de en la region templada). 2 Cheilanthes. 34 Especies. 26 de la 34 especies de la region fria calcáreo-pizarreña son propias á este sue- lo; 9 especies se encuentran en las regiones templadas y 1 sola en el suelo basál- tico de las regiones frias. ' 17 de las 19 especies del suelo basáltico le son propias y pertenecen á los límites más elevados de las regiones vegetales de 9,000 á 12,500 piés. B. Regiones frias de la vertiente occidental de la cordillera.-—Estas pre- sentan casi el mismo aspecto que las regiones frias de las vertientes oceánicas de la cordillera oriental; colocarémos tambien en estas regiones todas las montañas del centro de México que exceden de 7,000 piés de altura absoluta, como por ejemplo: los altos picos del Popocatepetl, del Iztaccihuatl, de la Malinche, del Nevado de Toluca, del cerro de Ajusco (cerca de México); los picos de Tancí- taro, de Colima, el cerro de Cuitzeo; las elevadas montañas de Pátzcuaro, el cerro de Tequila, etc.; regiones que presentan diferencias vegetales, geognósti- cas y climatéricas bastante manifiestas para merecer un exámen especial .que no podemos abordar aquí; en fin, á esta misma region. pertenecen los distritos montañosos de la Mixteca alta, de Sola, del cerro de la Vírgen y los picachos! gneissicos de Yolotepec, cerca del océano Pacífico. Los límites superiores de la. 36 LA NATURALEZA vegetacion varían en los picos más elevados del centro de México, entre 11,500 (Popocatepetl, Iztaccihuatl) y cerca de 13,000 piés (nevado de Toluca). Á esta region pertenecen tambien el Cheirostemon platanoides, la Bouvardia longi- flora, la Millea biflora, la Castilleja tolucensis, etc. El suelo geológico es muy variado, generalmente traquítico y volcánico en los picos elevados; porfídico y calcáreo al N. de México; porfídico, pizarreño y calcáreo cerca de Guanajuato; basáltico en Michoacan y Jalisco; gneissico, sienítico y calcáreo en el departa- mento de Oaxaca. Dividirémos nuestras especies de Helechos propias á esta region, en dos séries geológicas, segun que crecen en los terrenos basáltico, porfídico y traquítico, ó que vegetan sobre el suelo calcáreo y gneissico. SUELO BASÁLTICO. SUELO GNEISSICO Y CALCÁREO, 1 Acrostichum. 2 Aneimia (bajando en las regiones templa- 3 Polypodium. das del mismo suelo). 1 Notochleena. 1 Acrostichum (de tierra templada). 1 Asplenium. Y Grammitis (de tierra templada). 1 Aspidium. 1 Polypodium. Ll Adiantum. 1 Pleiopeltis (sobre los limites de la region 2 Cheilanthes. templada). — 3 Notochlena (1 se encuentra sobre el suelo 10 Especies. basáltico de las regiones frias occiden- tales). 2 Allosorus. 1 Pteris (se encuentra en las regiones tem- pladas). 2 Asplenium (1 comun á las regiones tem- pladas y cálidas; 1 de la region fria oriental). 3 Adiantum (de la region fria oriental). 1 Cheilanthes (pertenece tambien á la region templada occidental). 18 Especies. Nueve de las 10 especies del suelo basáltico le son propias; la décima se en- cuentra en la region fria gneissica. Entre las 18 especies del suelo gneissico, 8 solamente le pertenecen; las otras 10 se encuentran en las regiones templadas. C. Region fria de las llanuras.—En esta region vienen á colocarse el valle de México, el de Toluca, las llanuras de Guanajuato y de Silao, etc.; en seguida la inmensa extension de llanuras cerca de Zacatecas, Durango y San Luis Potosí; region generalmente árida, donde crecen en abundancia el Agave americana, LA NATURALEZA 37 el Prosopis dulcis, diversos Cereus, el Schinus molle, etc. No nos detendré- mos mucho tiempo en esta region, que carece de Helechos. En resúmen, las regiones cálidas oriental y occidental nos han dado en especies... 30 Las regionestempladas Teunidas: Ali sj ld area 1416 $6 en el suelo basáltico y 30 en el gneissico y calcáreo. nario lastre siones inlas reunidas o as o os 80 28 el suelo basáltico y 52 el gneissico. 41 especies se encuentran á la vez en diferentes regiones, y son exclusivamente propias á las regiones que las producen; pudiendo algunas caracterizarlas; por último, una sola especie se halla en las comarcas meridionales de Europa. Por consiguiente: 1. Los Lygodium caracterizan las regiones cálidas en México. 2. Los Cyathea, los Cibotium, los Alsophila, los Osmunda, los Lomaria y algunas especies de Asplentúum, caracterizan las regiones templadas en ge- neral; y los 3 primeros géneros citados caracterizan en particular, y tal vez ex- clusivamente, una fraccion de estas regiones situada sobre la vertiente oceánica de la rama oriental de las Cordilleras, entre 4,000 y 6,000 piés de elevacion; verda- dera region templada de 16% 418*c. donde se abriga el liquidambar. 3.2 Los Woodwardía, los XAiphopteris, los Notochlena (en general), los Cheilanthes, los Cenopteris, los Antrophium, pueden caracterizar las regiones frias en general; en tanto que las regiones más elevadas, de 10,000 á 12,500 piés de altura absoluta, ofrecen 1 Woodwardia, N. S., 1 Gymnogramme, N. $S., 3 Acrostichum, N. S., 1 variedad nueva de Pteris y 1 variedad de Aspidium. 4. En fin, 122 especies de Helechos corresponden al suelo basáltico de las dife- rentes regiones botánicas de México, y 60 especies vegetan exclusivamente sobre terrenos calcáreos, gnelssicos y graníticos. (Traducido para «La Naturaleza», de la Memoire sur les fougéres du Mexique, el considérations sur la Geographie botanique de cette contrée, par MM. M. Martens et H. Galeott1). BIOGRAFIAS DE NATURALISTAS MEXICANOS. DON JOSE. ALZATE, Y «AcM POR EL SEÑOR DON FRANCISCO SOSA. El astrónono D. José Antonio Alzate nació en el pueblo de Ozumba en 1729, y hay quien afirma que era pariente de la célebre poetisa Sor Juana Inés de la Cruz. De su carrera literaria se sabe poco, pues ni aun siquiera ha dicho alguno de sus biógrafos en qué colegio estudió. De sus escritos se desprende que tenia un conoci- miento profundo de los clásicos latinos, pues hace de ellos citas frecuentes y opor- tunas, que demuestran cuán familiares le eran. Alzate no se hizo sacerdote, y como en su época fuera de la lelesia no era dado á los mexicanos lograr progresos, tuvo que hacer esfuerzos poderosos para alcan- zar la posicion á que llegó. Fruto de economías que apénas pueden hoy graduar- se, fueron su magnífica biblioteca, un museo de historia natural y de antigieda- des del país, y una coleccion de instrumentos cientificos. Una gran parte de su vida se ocupó en hacer observaciones meteorológicas, y sus experimentos sobre la electricidad fueron numerosos y variados; algunos de ellos pusieron en peligro su vida y destruyeron su salud, por causas que él mis- mo explica al escribir sobre la construccion de pararayos. La aurora boreal que apareció en 1789, le proporcionó nuevo deleite á la aficion, y sus observaciones sobre aquel fenómeno son muy interesantes. En la Gaceta describió muchas máquinas é instrumentos y anunció muchos descubrimientos útiles para la agricultura, la minería, las artes y la industria. Dedicó muchos de sus años al estudio de los animales, y publicó observacio- nes curiosas y llenas de interés sobre la trasmigracion de las golondrinas, so- bre la historia natural del chuparosa, sobre la cria de la cochinilla y gusanos de seda, y sobre muchos insectos de México, apénas conocidos entónces por los na- turalistas de Europa. Son interesantes, principalmente, las investigaciones que hizo sobre la grana ó cochinilla. Los naturalistas de nuestro tiempo poco han adelantado, despues de aquellas observaciones, en el conocimiento de un insecto tan productivo y tan curioso. El Sr. Alzate lo estudió con una sagacidad, con una minuciosidad y exactitud de que solamente era capaz un hombre como él, tan observador y laborioso. LA NATURALEZA 39 Con la misma dedicacion estudió las plantas, y de preferencia aquellas que son aplicables á las necesidades y goces de la vida; pero el Sr. Alzate hizo el estudio de los vegetales con la desventaja de no haber querido adoptar el método y cla= sificaciones de Linneo, ni ningun otro sistema botánico, preocupacion que no es extraña en un hombre como él, cuando incurrieron tambien en ella Buffon y otros naturalistas europeos sus contemporáneos. Grande es la dificultad que se presenta ahora para conocer las plantas de que trató el Sr. Alzate en sus escritos, por no haberlas clasificado, ni denominado técnicamente, como con poco esfuerzo habria podido hacerlo. Alzate recorrió y examinó las famosas ruinas de Xochicalco, y publicó su des- eripcion con algunas láminas. Escribió tambien sobre otros varios puntos de ar- queología, y redactó un gran número de notas y adiciones á la Historia antigua de México, escrita por el abate Clavigero: aquellas notas y adiciones están toda- vía inéditas. Alzate pasó su vida ya remontando su espíritu á la bóveda luminosa del cielo y observando los astros atentamete, ya en los campos esmaltados de flores hallaba aleun nuevo recreo y nueva adquisicion para la ciencia; estudiaba al buitre que se cernia en las nubes, ó buscaba el insecto imperceptible en la rama de un árbol. Subió á la montaña Iztaccihuatl, haciendo numerosas observaciones barométri- cas, termométricas, meteorológicas y botánicas, y descubrió que el cráter de ese extinguido volcan ya se habia cegado. Las autoridades le honraron varias veces con diversas comisiones científicas, que desempeñó á toda satisfaccion. Sostuvo por la prensa muchas discusiones con sabios extranjeros y mexicanos sobre materias científicas, discusiones que le conquistaron merecida reputacion. La Academia de Ciencias de Paris no solo nombró socio corresponsal á Alzate, sino que hizo traducir y publicar sus escritos. Honra igual le dispensó la direc- cion del Jardin Botánico de Madrid y la Sociedad Vascongada. La Comision bo- tánica del Perú dedicó una planta á la memoria del sabio mexicano. Alzate falleció en México el dia 2 de Febrero de 1790, y fué sepultado en la iglesia de la Merced. Apartóse Alzate de la comun corriente en la época en que floreció, época en la que no eran las ciencias sino las bellas letras las que privaban, y por eso es más digno de recordacion. APUNTES HISTÓRICOS t SOBRE EL CULTIVO DE LA SEDA EN MEXICO REUNIDOS POR A. Nuñez OnTEGA, MINISTRO RESIDENTE DE LOs E, U. MExICANOS, ANTE S. M. EL REY DE LOS BELGAS. A presencia de ciertos gusanos productores de seda, pero diferentes del sirgano de la China que se alimenta de las hojas de la morera, fué observada en México desde mediados del siglo décimosexto. Fray Toribio de Benavente, más conocido por el nombre de Motolinia, es el primer escritor que los menciona. «En esta tierra,» dice el após- tol franciscano, «ántes que la simiente viniese de España yo ví gusa- nos de seda naturales y su capullo, mas eran pequeños y ellos mis- mos se criaban por los árboles». * Torquemada, sin precisar, como Benavente, y aun desechando la especie, hace sin embargo recuerdo de que algunas personas opinaron no ser costalejos de piojos los hallados por Alonso de Ojeda en la casa donde los castellanos fueron alojados de órden de Moctecuzohma, sino costalejos de gusanillos, palabra que suele em- plearse por antonomasia, para designar á los que producen la seda. * El famoso Francisco Hernandez, médico de Felipe II, á quien debemos tan in- teresantes estudios y noticias sobre la historia natural de la Nueva España, describe dos gusanos respectivamente nombrados Ichcatzin y Temictli, cuya apa- riencia y costumbres le hicieron recordar las de los sírganos. Del Temictli dice lo siguiente: «Es un gusano que, á la manera de los de seda, cuando ha adqui- rido todo su tamaño, se encierra en una piel mortuoria tejida por él mismo. Luego, como si no fuese bastante el encerrarse voluntariamente en una prision y espirar en ella, se suspende con su féretro de alguna ramilla, para cambiarse con el tiempo en mariposa y sufrir trasformaciones inesperadas». * 4 Hist. de los Indios, trat. UI, cap. XVI. 2 Monarchia Indiana, parte 1, lib. IV, cap. LU.—Lo más probable es que los gusanillos vistos por Ojeda fuesen cochinillas (nocheztli) entónces desconocidas á los castellanos. 3 De Temicili. Cap. XI.—Vermis est, qui haudi aliter ac bombices solent, sese (postquam in Jus= tam magnitudinem adoleuit) in membrana feralem ab ipso filis intextam condit, et deinde ac si parum essel suapte sponte detrusum in carcerem exhalasse animan, se libitinamque suam a surculo aliquo LA NATURALEZA 41 Otro atento observador de la naturaleza, Bernardino de Sahagun, escribia tam- bien en aquellos tiempos: «A los brugos que se crian en los cerezos ó en los otros árboles, llaman capolocuili: estos hacen capullos en los árboles, comen toda la verdura de ellos y vuélvense mariposas: no son de comer.» * Fray Alonso de Molina traduce la palabra seda ocuilicpatl, compuesta de las voces ocuilin, gusano, é icpatetl, hilo; es decir, hilo de gusano. El gusano de seda, segun la misma autoridad, era llamado tzauhquiocuilin, gusano hilador. El ca- pullo del gusano de seda, cochipilotl ó calocuilin, casa de gusano.” Benavente distingue una clase de seda por el nombre indígena de tonotzi. * Estas voces pueden haber sido formadas despues de la introduccion del gusano chinesco en la Nueva España, pero es de advertir que las palabras usadas por los indios para nombrar lo que les era desconocido ántes de la Conquista, son gene- ralmente híbridas. En la actualidad, los naturales de Zacapoaxtla llaman cuau- taseda á la seda silvestre. * Clavigero menciona tambien la existencia de la seda silvestre. «Además de esta seda comun (la del Bombyx mori) hay otra bastante digna de aprecio, blanca, suave y fuerte que se encuentra en los árboles de varios bosques de los países marítimos, especialmente los años en que escasean las lluvias. » * Al terminar el año 1792, el segundo Conde de Revilla Gigedo, generalmente reputado como celoso promovedor de mejoras materiales, tomó informes detalla- dos sobre la seda silvestre de Oaxaca, y remitió muestras de ella á la Corte, acompañadas de una noticia relativa; pero aconsejó al mismo tiempo la preferente propagacion del gusano chinesco., * Los antecedentes que hemos recordado, y acaso otros más importantes, fueron conocidos de alguno de los pocos extranjeros que penetraron en nuestro país cuan- do todavía formaba parte de los dominios de España. Alguna noticia exagerada sobre los méritos de los gusanos de seda indígenas de México llegó á Francia á principios de este siglo, y á esta circunstancia debemos que el Baron de Humboldt publicara, á su regreso de la Nueva España, los siguientes datos relativos al sírga- no del madroño.” «La Nueva España ofrece varias especies deorugasindígenas que suspendit, ut procedente tempore in volatilem papilionem vertatur, ac insperatas subeat formatio- nes. Hernandez, Tractatus quartus. De Historia insectorum Nove Hispanic. En el cap. VIII del mismo tratado se encuentra la descripcion del Ichcatzin (algodoncillo, de Ich- caxihuitl, algodon), llamado tambien Xochiaietlan, á causa de tener la piel muy suave, como la de los gusanos de seda. (Corporis lenitate bombicina). 1 Hist. general de Nueva España, lib. XI, cap. V, $ XIL 2 Vocabulario de la Lengua mexicana. 3 Hist. de los Indios: Epistola proemial. 4 Estadística del Estado de Puebla (1871), p. 16. 5 Storia Antica del Messico, lib. 1, $ XIV, p. 110. 6 Instrucciones que los Vireyes de la Nueva España dejaron á sus sucesores (México, 1873), to- mo Il, p. 143. : 7 El madroño es, segun traduce Molina, el tepetomatl, arbolillo que crece en las tierras templa- La NATURALEZA.—Tomo VII.—£. 42 LA NATURALEZA hilan seda semejante á la del Bombyx mori de la China, pero que no han sido aún bastante estudiadas por los entomologistas. De esos insectos proviene la seda dela Mixteca, que ya en tiempo de Moctecuzohma era un artículo de comercio. Todavía fabrican en la actualidad en la intendencia de Oaxaca pañuelos de esa seda mexicana. En el camino de Acapulco á Chilpancingo compramos algunos. El género de esos pañuelos es áspero al tacto, como el de ciertas telas de seda de la India, que son tambien hechas con el producto de insectos muy distintos del gu- sano de seda de la morera. * | En la provincia de Michoacan y en las montañas de Santa Rosa, al norte de Guanajuato, se ven suspendidos á diferentes especies de árboles, sobre todo á las ramas del Arbutus madroño, unos sacos de forma ovalada que parecen nidos de trupiales y de caciques. lsos sacos, llamados capullos de madroño, son obra de gran número de orugas del género Bombyx de Fabricius, insectos que viven en sociedad y que hilan juntos. Cada capullo tiene de 18 á 20 centímetros de largo sobre 10 de ancho. Son de una blancura notable y están formados de ca- pas que pueden separarse unas de otras. Las capas internas son las más delgadas y de una trasparencia extraordinaria. La materia de que están formados esos sacos parece papel de China. El tejido es tan denso que casi no se ven los hilos, los cuales están pegados trasversalmente unos sobre otros. Al descender del Co- fre de Perote hácia Las Vigas, á una altura absoluta de 3,200 metros, encontré gran número de capullos de madroño. Se puede escribir en las capas interiores de esos capullos sin someterlas á preparacion alguna. Es un verdadero papel natu- ral que los antiguos mexicanos sabian aprovechar pegando varias capas para for- mar con ellas un carton blanco y lustroso. Hicimos llevar de Santa Rosaá México, por el correo, orugas vivas del Bombyx madroño. Son de un color aceitunado tirando al negro y guarnecidas de vellos. Su longitud es de 25 á 28 milímetros. No hemos visto su metamórfosis, pero hemos reconocido que, á pesar de la he- lleza y del lustre extraordinario de esta seda de madroño, será casi imposible sa= car partido de ella, á causa de la dificultad que hay para devanarla. Como muchas orugas trabajan juntas, sus hilos se cruzan y entrelazan mútuamente. »* Muy interesantes, y las más detalladas que conocemos, son estas noticias de das y produce una fruta pequeña, roja, semejante al tomate, muy dulce y agradable. Sahagun des- cribe el tepetomatl (Lib. XI, cap. VII, $ V) como un arbusto de ramas espesas y verdes, de hojas ralas y arpadas por las orillas, y agrega otras particularidades que nos parece no convienen al que en Mizantla y otras partes se llama tepetomate, cuyas condiciones más bien son las del cerezo que el mismo Sahagun registra con el nombre de xitomacapuli. (Lib. XI, cap. VI, $ VI.) Humboldt, que no dice haber visto el árbol llamado en México madroño, le da el nombre botánico (Arbutus) del madroño europeo. 1 Suponemos que Humboldt se refiere al Bombyx mylitta, que se nutre de las hojas del ciruelo y de la encina. Ese insecto produce la seda cruda de la India llamada tussah, con la cual fabrican los pañuelos conocidos por el nombre de corahs. 2 Essai politique sur la Nouvelle-Espagne, liv. VI, chap. X. LA NATURALEZA 43 Humboldt. Tienen un valor especial por el hecho de que, como él mismo mani- fiesta, creyó que debia entrar en detalles, porque «personas más celosas que ins- truidas,» habian fijado la atencion del Gobierno frances en la seda indígena de México. * Con justa desconfianza en nuestro atrevimiento, harémos, sin embargo, obser- var que el ilustre viajero aleman decide generalmente en contra de nuestros sír- ganos indígenas, despues de haber dicho que compró pañuelos fabricados con la seda por ellos producida, asercion que repite en el curso de su obra en estos tér= minos: «Ya hemoshechonotar que no es el Bombyx mori, sino una oruga indígena, la que da la materia prima, para los pañuelos de seda fabricados por los indios de la Mixteca y los del pueblo de Tixtla, cerca de Chilpancingo.» * Asimismo apuntarémos que aunque Humboldt llama «capullos de madroño» á los que vió al bajar del Cofre de Perote, no precisa si estaban colgados del árbol así nombrado, sino que más bien hace uso de esa apelacion para conformarse al lenguaje vul- gar. La altura absoluta de 3,200 metros á que los vió, no es la más favorable al crecimiento del tepetomate ni al del arbutus ó verdadero madroño. Aventuramos la idea de que esos capullos colgaban de las encinas, árboles que, con los pinos, cubren todo el terreno de aquellas alturas. * Don José Cowley, en el extenso y bien escrito informe que sobre el canton de Xalacingo presentó el año 1831 al Gobierno del Estado de Veracruz, dice lo siguiente: «El hallarse algunas, mani- fiesta que el terreno es propio para fomentar las moreras: no se conoce el gusano de seda propiamente tal; mas sí otros de distinta especie, de cualidades diver- sas en la metomórfosis, en el modo de formar el capullo, y en el resultado de la materia que producen: multitud deestos gusanos seagrupan en una especie de bol- sa suave que forman en los encinos, y resulta una seda bastante fina, que la lla- man «del monte.» No.es esta una hebra que pueda devanarse; es más bien una mota que se hila con el uso, y se forman tejidos muy regulares; pero no aquí, que se abandona sin saberse por qué *». Hassel * y Mihlenpfordt trascribieron una parte de las noticias de Humboldt en sus respectivas descripciones geográficas de la República Mexicana. El último escritor que, primeramente como empleado de una compañía minera y luego como director de caminos, residió varios años en el Estado de Oaxaca, agrega algunos datos que sirven de complemento á los del Baron de Humboldt. Segun él los sír- gamos mexicanos presentan tres variedades: la primera produce la seda que los indígenas de Chilpancingo, de la Mixteca y de Tehuantepec emplean para la con- feccion de fajas y rebozos; la segunda variedad es la que de preferencia cuelga sus 1 Essai politique, loc. cit. 2 Essai politique, liv. V, chap. XIL 3 Estadística de Vera Cruz (1831), cuad. IT, p. 89. 4 Estadística de Vera Cruz (1831), cuad. 1, p. 98. 5 Erdbeschreibung von Reiche Mexico, Guatemala und West Indien (Weimar, 1824), p. 79. 44 LA NATURALEZA capullos de las ramas del madroño, y respecto de la tercera dice: «Tambien tra- baja en compañías de cincuenta y más individuos, y el capullo es tambien un gran saco de diez á doce pulgadas de largo y seis de diámetro. De los innumerables hi- los que lo forman, pocos son los que están unidos: el tejido está enteramente flojo, y como en la acumulacion de los hilos separados no se nota regularidad alguna, parece que no se puede devanarlos. Sin embargo debe haber algun modo de pre- papar esa seda para poderla tejer. Su color es amarillo pardo. El hilado suelto está envuelto en un saco grueso cuyo tejido es semejante al de las antedichas es- pecies, pero no está formado de capas.» * No son estas las únicas noticias que tenemos sobre tan curiosos gusanos. Cabre- ra, en su descripcion de la Huaxteca potosina, dice tambien que en aquella region existe un insecto llamado madroño, que fabrica en las encinas unas bolsas grandes y blancas con muchos forros, de las cuales los indios hacen bandas que parecen de seda, y son muy fuertes; pero que ese producto es raro y con dificultad se puede conseguir.? En la parte austral del istmo de Tehuantepec, dice Don Cayetano Moro, encuéntranse en los bosques enormes bolsas de seda silvestre que unos gu- sanillos dejan suspendidas en los árboles y de las que no deja de aprovecharse la industria de las tehuantepecanas.?* En los encinales de la parte boreal hay gran cantidad de esas bolsas de seda silvestre. * Confirma esta noticia Don José Iglesias: «En Acayúcan se pueden poner dos (fábricas), una para tejidos de algodon y la otra para los de seda silvestre, que es tan abundante en su cercanía; y se evitará que anualmente se pierdan cosechas pingúes de esta preciosa hilaza; la semilla no se irá haciendo escasa en lugares donde naturalmente se hallaban hasta quinien- tas bolsas, que se llevan los oaxaqueños, inutilizando la cria del año siguiente, y la tela que llegue á fabricarse de este género acaso llegaria entre nosotros á ser tan estimada como lo es para los chinos su Kien-Chen.»?* Los extensos bosques de encinas de las haciendas de Solcuautla y de San Felipe se cubren, en tiempo de secas, de capullos de seda silvestre; pero la costumbre de quemar la yerba de las sabanas es causa de la destruccion paulatina de los gusanos que producen la seda.* Finalmente, en la lista de productos mexicanos presentados en la Exposicion de Paris el año 1855, está registrada con el número 18 una muestra de «seda silvestre (madroño) en su estado natural,» presentada por Don Justo Pastor Ma- cedo; y con el número 19 una «mariposa y capullos de orugas: gusanos que pro- ducen la seda silvestre de México,» presentados por el Gobierno de Veracruz.” 1 Versuch einer getreuen Schilderung der Republik Mejiko (Hannover, 1844), vol. 1, p. 152. 2 La Huaxteca potosina (S. Luis Potosi, 1876), p. 82. 3 Reconocimiento del Istmo de Tehuantepec (México, 1844), p. 31. 4 Reconocimiento del Istmo de Tehuantepec, p. 37. 5 Estadistica de Vera Cruz (1831), cuad. II, p. 11. 6 Estadística de Vera Cruz (1831), cuad. Il, pp. 24 y 25. 7 Doc. núm. 40 anexo á la Memoria del Secretario de Fomento, presentada al Congreso constitu- yente en 16 de Setiembre de 1857. LA NATURALEZA 45 Las colecciones de productos y objetos mexicanos presentados en la Exposicion de Paris fueron devueltas á México. Establecido nos parece, por los datos que anteceden, que el sírgano natural de México es distinto del de la China, y que no se alimenta exclusiva ó preferente- mente de las hojas de la morera, sino de las del encino y del cerezo, lo cual le acerca á la especie silvestre conocida en el Japon porel nombre deyama-mai. Ésta ofrece, sin embargo, la importante circunstancia de que su capullo es fácil de de- vanar y, por lo mismo, de utilizacion en grande escala. * Sin mencionar autoridad alguna, asienta el Baron de Humboldt que la seda era ya en tiempo de Moctecuzohma un artículo de comercio. Hassel y Mibhlenpfordt trascriben sin exámen esas palabras, que acaso tengan por único apoyo el muy respetable, pero no infalible, del Abate Clavigero. Este erudito historiador dice, en efecto: «Sabemos por las cartas de Cortés á Cárlos Quinto que en los merca- dos de México se vendia seda, y todavía se conservan algunas pinturas en carton de seda hethas por los antiguos mexicanos.» * La carta del Conquistador que contiene la descripcion del mercado de Tlatilul- co, el más importante de Anáhuac, es la segunda. No hemos podido encontrar en ella pasaje alguno que sea relativo al comercio de seda. Por el contrario, las ob- servaciones y reflexiones de Cortés dejan comprender que esa materia ni estaba en uso, ni existia de venta en el mercado: «Demás desto me dió el dicho Mutec- zuma mucha ropa de la suya, que era tal, que considerada ser toda de algodon y sin seda, en todo el mundo no se podia hacer ni tejer otra tal, ni de tantas ni tan diversas y naturales colores y labores; en que habia ropas de hombres y de mujeres muy maravillosas, y habia paramentos para camas, que hechos de seda, no se po- diancomparar.» Luego, refiriéndose con especialidad altianguis de Tlatilulco, dice: «Hay á vender muchas maneras de filado de algodon de todas clases en sus made- jicas, que parece propiamente alcaicería de Granada en las sedas, aunque esto otro es en mucha más cantidad.» * 1 La aclimatacion del Bombyx yama-mai en México seria en extremo provechosa. Las personas que deseen instruirse sobre las condiciones de esa especie, pueden consultar el estudio de M. Per- sonnat: Le ver ú soie du Chéne (Paris, 1868), y la Notice sur le Yama-Mayn, por A. Simon (Bru- xelles, 1878). 2 «Sappiamo per altro dalle lettere di Cortés a Carlo Y che nei mercati del Messico si vendeva della seta, e finora si conservano alcune pitture in carta di seta fatte dagli antichi Messicani. » (Sto- ría antica, tom. 1, lib. 1, p. 110.) El Conde Carli, amigo de Clavigero y autor de interesantes cartas sobre América, dice en una de ellas: «Vous rappelezvous que Cortez dit, dans la relation qu'il envo- ya á Charles Y, avoir eu plusieurs fois en présent, de Montezuma, nombre d'habits de soie; et par- ticulicrement cing mille la derniétre fois, pour tous ceux qui étoient avec lui?» (Lettres américaines (Boston, 1788), tom. 1, p. 348.) Las palabras de Cortés son las siguientes: «y dende a poco rato, ya que toda la gente de mi compañia estaba aposentada, volvio con muchas y diversas joyas de oro y plata, y plumajes, y con fasta cinco o seis mil piezas de ropa de algodon, muy ricas y de diversas maneras tejida y labrada.» (Cartas de Cortés (México, 1870), carta II, p. 112. 3 Cartas de Cortés, carta IL, pp. 139 y 145. 46 LA NATURALEZA Citas textuales son las anteriores que ponen de manifiesto el recuerdo de la se- da que hizo Cortés al examinar los géneros expuestos en el mercado de Tlatilulco, y es lógico suponer que no habria dejado de notar la existencia de tan valioso producto y hacer mérito de su calidad ó abundancia, si hubiera sido, como dice Clavigero, un artículo de comercio. Alonso de Zuazo, que tan minuciosa rela- cion hace en su carta dirigida á Fray Luis de Figueroa de cuanto habia de venta en el gran mercado de México, tampoco dice cosa alguna respecto de la seda. * Benavente asegura que los indios no hacian caso de los gusanos de seda silves- tres, *? y Torquemada, refiriéndose á la industria de mantas, y á las que se vendian en el mercado de México, advierte que las mantas ricas eran tejidas con colores, y algunas, «despues de la llegada de los castellanos,» con hilo de oro y seda de varios matices. * Que Clavigero haya creido ser carton ó papel de seda el de algunos manus- critos mexicanos, no es extraordinario, porque algunos tienen, en efecto, esa apariencia. Humboldt nos comunica igualmente que trajo muchos fragmentos de manuscritos aztecas escritos sobre papel de maguey «de tan diverso espesor, que los unos parecen carton, los otros papel de China.»* Pero el mismo autor ad- vierte en una de sus obras más importantes que «los manuscritos mexicanos (co- dices mexicani) que se han conservado, están pintados, unos sobre pieles de ciervo, otros sobre telas de algodon, ó sobre papel de maguey.»* El lustre particular de aleunos de ellos, entre otros del de la Biblioteca real de Dresden, es efecto de una preparacion blanca, de naturaleza terrosa, untada sobre el papel. * La version inexacta de la palabra seta, que, en italiano, así significa seda como crin ó pelo de animales (de la voz latina seta, sceta), trasmite un sentimiento de duda á los lectores de la relacion del capellan de Grijalva que tradujo el Sr. Gar- cía Icazbalceta.” Verdad es que este juicioso comentador de muchas oscuras pá- ginas de la historia patria hace una advertencia referente á dicha palabra, y que aun aduce con oportunidad ciertas explicaciones del Conquistador anónimo;* pero á pesar de ello no se decidió á corregir el texto castellano. El pasaje á que alu- dimos se encuentra en la parte correspondiente á la descripcion del templo de la isla de los Sacrificios. Dice el capellan que vió en él «doi pali de altura de un homo e fra elli stavano alchuni panni lavorati de seta a la morescha quelli se 1 Icazbalceta. Doc. para la Hist. de México, tom. I, pp. 358-367. 2 «Se criaban (los gusanos y su capullo) por los árboles sin que nadie hiciese caso de ellos, por no ser entre los Yndios conocida su virtud y propiedad.» Hist. de los Yndios, trat. UI, cap. XVIIL 3 Monarchia Yndiana, parte 1, lib. XIV, cap. XIIL 4 Essai politique, liv. IV, chap. IX, p. 422. 5 Vues des Cordilléres (Paris, 1816), tom. I, p. 195. 6 Vues des Cordilléres, tom. Il, p. 273. 7 Doc. para la Hist. de México, tom. 1, p. 281. 8 «La seta con che lavorano é che pigliano i pelli della pancia del lepre et conigli.» Relatione fatta per uno gentiPhomo del Signor Fernando Cortese, $ VI. LA NATURALEZA 47 adimandano almaizares,» y la traduccion: «dos postes de altura de un hombre, y entre ellos habia algunas ropas labradas de seda á la morisca de las que llaman almaizares». * La autoridad del Conquistador anónimo es, en nuestro concepto, suficiente para aclarar la duda; mas si no bastare á satisfacer, creemos que para el caso encontrariamos apoyo en la mencion de las ofrendas que los tlaxcaltecas hacian á Camaxile, divinidad á la que aquel templo parece haber estado dedica= do por los cuetlachtecas, parientes y emigrados de Tlaxcala. «Tambien le ofre= cian,» dice Torquemada, «mucha ropa de mantas y xicoles, que es una vestidura á manera de capa, y un tecucxicolli, que es como un capuz, ó loba grande de las que usan los que traen luto; era abierta por delante y tenia un ribete muy ga- lanamente labrado de algodon y pelo de conejo hilado y teñido como seda». * Para dar término á este asunto conviene recordar que si materia tan peregrina como la seda hubiera sido apreciada por los indígenas en tiempo de la Conquista, es indudable que la veriamos figurar en el mapa de tributos del Códice Mendo- cino, donde están representados el ichcaxihuitl, el ichtli, el iczotl y el henequen, verdaderos artículos de comercio entre las naciones de Anáhuac. Pero si bien consideramos fijado que en la época ántes mencionada los indios no daban estimacion á la seda silvestre del país, debemos manifestar que la pre- sencia de los sírganos de la encina, y son los que más abundan en México, tan parecidos en sus costumbres y productos al Bombyx yama-mai, y la existencia de un género particular de moreras originario de China, ? hacen cavilar sobre los viajes de esos misteriosos sacerdotes budistas del siglo quinto cuyas relaciones nos ha dado á conocer el orientalista Neumann. * La introduccion del verdadero gusano de seda, del Bombyx mori, fué promo- vida, á lo que parece, por Hernan Cortés. Ocupada Tenochtitlan y destruida la hegemonia azteca, ese hombre admirable, á quien, si no todos, una parte de los naturales de México debemos reconocimiento, comenzó á desarrollar las grandes cualidades de los fundadores de imperios y las raras virtudes de un nombre de negocios.” Con referencia al año 1522 nos dice Herrera que Cortés envió á las 1 Doc. para la Hist. de México, tom. I, p. 297. 2 Monarchia Yndiana, parte II, lib. X, cap. XXXI 3 Refiriéndose al cultivo de la seda en el obispado de Oaxaca, dice Juan de Laet: «De syde wierdt daer eerst ghewonnen door de industrie van de Spaegniaerden van de Moerbesye boomen van t' landt, daer de Indianen waren ghewoon pampier te maken van den tweeden bast.» (Niewwve We- reldi ofte Beschryvinghe van West-Indien, lib. V, cap. XUL.) Esa especie de moreras es la que forma el género Broussonetia, establecido para el Morus papyfera. Sahagun dice: «Hay morales en esta tierra, llamanlos amacapulin (amatl, papel; capulin, cerezo id. est. cerezo papirifero), es liso y aco- pado, tiene muchas ramas y hojas, y éstas son verdes, y algo verdosas por el reves: tienen moras como las de Castilla, pero pequeñuelas.» (Hist. general de Nueva España, lib. XI, cap. VI, $ VID. L Mexiko im fúnfien Jahrhundert unserer Zeitrechnung nach chinesischen Quellen. (Minchen, 1845.) 5 Cardinal Ximenes, King Ferdinand, Vasco Nuñez, and Cortes are the four men who, in the history of the Indies, have been seen to manifest the greatest powers of business. Las Casas, also, 48 LA NATURALEZA Antillas «por cañas de acucar, moreras para seda, sarmientos, y otras muchas plantas; » * y en la carta fechada el 15 de Octubre de 1524, escrita por el Conquis- tador á Cárlos Quinto, consta tambien que con anterioridad habia pedido semillas «de las de España.» * Estas le fueron remitidas de órden del Rey por los oficia- les de la Casa de la Contratacion de Sevilla, * y es probable que entre ellas haya habido moreras, y aun gusanos, por ser, en aquel tiempo, la industria de la seda la más considerable de Andalucía. Sin embargo de lo que precede, el historiador Herrera, cuyas noticias merecen tan elevado crédito, nos informa que la introduccion del gusano de seda en la Nueva España se debe á Francisco de Santa Cruz (suponemos que es el conquis- tador de este nombre), y que fué uno de los primeros en propagarlo el oidor Diego Delgadillo. Así resulta de ciertos cargos hechos contra este funcionario el año 1531 ante la Audiencia que presidió Don Sebastian Ramirez de Fuenleal. «Que aviendose enbiado de Castilla á Francisco de Santa Cruz, vezino de México, una quarta de onca de simiente de seda, y llegando buena, la dió al oydor Delgadillo, que como hombre de Granada sabia como se avia de criar, para que en una huerta que tenia una legua de México, donde avia buenos morales, se procurasse de be- neficiarla: lo qual hizo, y salió buen capullo, y dió fina seda, y se cogió tanta si- miente, que el Licenciado Delgadillo restituyó á Francisco de Santa Cruz, mas de dos oncas de simiente, por la quarta que recibió: y la otra repartió entre di- versas personas, para que le beneficiassen: y con todo esso, porque la demanda que se le puso fué de sesenta pesos, le condenaron en ellos, y la sentencia fué con- firmada en el consejo supremo: lo qual se ha referido por el principio que tuvo la crianca de la seda en Nueva España, que ha dado, y da tan rico aprovecha- miento».* Delgadillo llegó 4 México á mediados de Diciembre de 1528;” por tanto, supo- niendo que el año inmediato recibiera de Francisco de Santa Cruz la simiente de los gusanos, podemos fijar el de 1530 como el de su propagacion en Nueva Es- paña; y como las mercedes de huertas en los primeros años de la conquista fue= ron dadas en direccion de Tacuba y de Chapultepec, nos aventuramos á suponer que la Hacienda de los Morales fué sitio de aquellos primeros ensayos de aclima- tacion del gusano de seda chinesco. Muy digna de nota es la ordenanza de Cárlos Quinto restringiendo el uso de la seda en la Nueva España. Expedida desde el año 1523, nunca fué estrictamen- was a very able man, possessing many of the highest faculties for the conduct of affairs. But Corles probably outshone the rest.» Helps. The Spanish conquest of America, b. XU, chap. 1. A Herrera. Hist. general, dec. 1, lib. IV, cap. VIU. 2 Cartas de Cortes, carta IV, p. 505. 3 Herrera. Hist, general, dec. UI, lib, Y, cap. UL 4 Hist. general, dec. IV, lib. IX, cap. IV. 5 Cavo. Los tres siglos de México durante el Gobierno español, lib. IL, $ 29. LA NATURALEZA 49 te observada.* Ese curioso documento, que en extracto copiamos de Herrera, dice así: «Por excusar los muchos gastos, y costas que avia comencado de aver en Nueva España en el vestir especialmente en sedas, y bordados: y porque lo que los hom-= bres adquirian con tan grandes trabajos, lo gastassen en cosas que les fuesse de mas provecho, se ordenó que ninguna persona pudiesse traer ropa alguna de brocado, seda, chamelote de seda, zarzahan, *terzibel,* ni tafetan, en baynas, ni correas de espadas, ni en cinchas, ni en sillas, ni en alcorques, * ni capatos, ni en otra cosa alguna: ni que tampoco pudiesse traer bordados de seda, ni chapados de plata, ni de oro de martillo, ni hilado ni texido, ni de otra qualquiera manera, aunque se concedia que las personas que tuviessen en Nueva España bienes, muebles ó rayzes, hasta en cantidad de mil castellanos, * ellos y sus hijos hasta la edad de 14 años, pudiessen traer jubones, y caperuzas, bolsas, ribetes y pestañas de seda de qualquier color, con que en una ropa no se echasse mas de un ribete, y que en él no uviesse de pestaña mas anchura de quanto un dedo pulgar, y que no pudiessen traer los ribetes y pestañas en los ruedos de las ropas: pero que pudies- sen traer becas de terciopelo, y tafetan, y papahigos * de camino aforrados en lo mesmo: y que pudiessen traer las corazas de seda, y guarnecer las faldas, y go- zetes, * capazetes, y baveras, y quixotes: y traer cogines de seda en las sillas gine- tas: y que las mugeres de las tales personas que tuviessen mil Castellanos, y sus hijas, siendo donzellas, pudiessen traer gonetes, * y cosetes, y faxas de dos varas de largo de seda, y no mas, y vestirlo y mudarlo quando qusiessen: y que todos los otros vestidos fuessen de paño guarnecidos con faxas de tres dedos en ancho, con ribetes, y no mas: que en las tales ropas no pudiessen echar tiras de brocado, ni de oro tirado ni texido, sino que pudiessen traer el dicho ribete y pestaña, ó faxa 1 «Cumple al servicio de V. M. y aumento de sus rentas y hien de todos sus vasallos y para que esta tierra no se acabe de perder, que mande enviar á mandar que la pragmática de la seda y bro- cado se guarde, ni que nadie la traiga ni un ribete, sino con la limitacion de hasta un jubon ó poco más, ni se den Indios á oficiales que hayan sido, ni á minero, ni estanciero, ni porquero, ni sastre, ni zapatero, ni de otro cualquier oficio de arte mecánica, sino que usen sus oficios como en Castilla, y que sabiéndolos los usen, so pena de perdimiento de bienes; que certifico 4 V. M. que mujeres de oficiales y públicas traen mas ropas de seda que de un caballero en Castilla.» Carta de Albornoz fe- chada á 15 de Diciembre de 1525. 2 Tela de seda delgada como el tafetan y con listas de colores. 3 Terciopelo. £ Chanclos con la suela de corcho, 3 El castellano ó peso de oro valia entónces, segun calcula Prescott (Conquest of Mexico, b. Il. ch. VI, n.), 11 pesos 67 centavos. 6 Llámase papahigo á un pedazo de la tela de que se hacen las monteras dispuesta para cubrir la cara; tiene dos agujeros para los ojos y otro para la boca. Úsanlo los viajeros para defenderse del aire y del frio. 7 Pieza de la armadura que correspondia á la cabeza. 8 Vestido de mujer semejante al zagalejo 6 guardapiés. La NATURALEZA. —Tomo VII.—7. 50 LA NATURALEZA de seda de la dicha anchura, ansí en ropas de seda, como de paño, y en los ruedos dellas, y por las costuras: ni que tampoco traxessen seda en las guarniciones de las mulas, ni en anguillas, * ni en paños de sillas, ni en otra cosa alguna: y que ansí mismo no pudiessen traer mantillos de seda, ni aforradas las ropas en seda, so graves penas que para ello les pusieron.» ? Extraño es encontrar entre los promovedores de la crianza de la seda el nom- bre de Don Nuño Beltran de Guzman. La amistad que tenia con Delgadillo dió probablemente motivo á que aquel feroz personaje, despues de haber asolado la Huaxteca, se interesara en tan pacífica ocupacion. Garcilaso asegura que hizo plantar moreras en las cercanías de Pánuco, en el Estado de Vera Cruz. * La preferencia que daba el sucesor de Guzman, Don Sebastian Ramirez de Fuenleal, á la cria de la cochinilla, fué causa de que la del gusano de seda no gozara de mayor proteccion; mas reemplazado este gobernante por Don Antonio de Mendoza en 1535, dos años despues ya encontramos la huella inequívoca de su solicitud en la siguiente obligacion hecha por Martin Cortés, de plantar en las provincias de Huexotzinco, Cholula y Tlaxcala cien mil piés de morales para la crianza de la seda. * «En la gran cibdad de Temixtitan de la: Nueva España, seis dias del mes de Octubre, año del nascimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil é quinientos é treinta é siete años, estando en acuerdo el muy ilustre señor Don Antonio de Men- doza, viso-rey é gobernador por su magestad en esta Nueva España, y en presen- cia de mí Antonio de 'Turcios, escribano de cámara de sus Magestades é de la Audiencia Real de la Nueva España, paresció Martin Cortés y presentó ante Su Dustrísima Señoría una peticion de capítulos, firmada de su nombre, el thenor de la qual es este que se sigue: «ITustrísimo Señor.—Martin Cortés, digo que Vuestra Señoría bien sabe como yo he seido el primero que en esta tierra he criado árboles de morales y he cria- do y aparejado seda * y he hallado las tintas de carmesí é otras coloros convinien- tes é provechosas para ella; y porque de criarse y multiplicarse en esta Nueva España en mucha cantidad de los dichos árboles de morales, redundaria, en se- ñalado servicio de Su Magestad é acrescentamiento de su Real patrimonio, mu- cho provecho de los españoles é naturales, conservacion é buen tratamiento dellos, 1 Especie de silla hecha de unos correones y brazos de madera á modo de las sillas comunes, pero redondos y más largos. Sirve para que las mujeres vayan cómodamente á caballo, afirmándo- las y sujetándolas en el albardon. 2 Hist. general, dec. MI, lib. V, cap. IL 3 Garcilaso de la Vega. La Florida del Inca (Madrid, 1723), tom. I, p. 258. £ Archivo de Indias. Patronato. Est. 1.* Caj. 1.2 Este interesante papel fué presentado en la Exposicion Americanista de Madrid del año 1881, figurando en la seccion segunda con el núm. 300, 5 Martin Cortés contradice la asercion de Herrera respecto de Diego Delgadillo, Creemos, sin embargo, que los autos citados por el historiador de Indias son más dignos de aprecio sobre el par- ticular. LA NATURALEZA 31 yo quiero con todas mis fuerzas trabajar é dar órden cómo en esta tierra aya la di- cha cantidad de árboles; é porque por lo que he visto por vista de ojos é tengo es- perimentado en la postura é crianza de los dichos árboles y en la crianza é sanidad de la dicha seda, en las provincias de Guajocingo é Cholula é Tlaxcala ay mucho aparejo é dispusicion para ello; Digo quiero servir á Su Magestad, é por las mercedes que por ello me ha de ha- cer é Vuestra Señoría en su Real nombre, criaré en las dichas tres provincias cient mil piés de morales dentro de quince años, que empiecen á correr desde primero dia del mes de Mayo del año venidero, de quinientos é treinta é ocho años, que es el tiempo en que se han de sembrar los almácigos, los quales dichos piés de morales daré de seis palmos cada uno de alto hasta las primeras ramas, de grosor de hasta de una lanza, mandando Vuestra Señoría que se me den de las dichas provincias tierras en que se siembren é la gente que fuere menester para labrallas y para sembrar é criar é beneficiar los dichos morales, que serán menester cient personas interpoladamente, segund el género del beneficio que se les obiere é conviniere facer estando en los dichos almácigos; é al tiempo que se obieren de trasponer en donde an de quedar é permanescer, se me ha de dar toda la gente que fuere menester para que con brevedad se saquen y pongan, ques lo que convieneálos dichos árboles, lo qual se podrá hacer en una menguante de luna. Ansí mismo digo é me obligo que, demas de lo suso dicho, cada é quando Vues- tra Señoría me mandare que vaya á otras provincias fuera de las dichas en esta Nueva España, á vellas é dar órden como en ellas se siembren é crien cantidades de morales, lo haré é cumpliré é daré toda la órden é manera que para ello con-= venga. La merced que Vuestra Señoría me ha de hacer en nombre de Su Majestad ha de ser que ciertos morales viejos que ay de tiempo de los indios * en la provincia de Cholula, de que persona alguna se aprovecha, que yo solo é no otra persona sino fuere con mi poder durante el tiempo de los dichos cinco años, crie seda con la hoja dellos para mí, pagando yo, de la seda que con ellos criare ó cojere, los derechos que Vuestra Señoría impusiere que se paguen á Su Magestad; é para criar la dicha se= da se me mande facer en el dicho pueblo una casa de adobes del tamaño que fuere menester; é porque conviene que dende agora que los naturales de las dichas pro- vincias, donde se han de poner é criar los dichos morales, comiencen á saber é deprendan los oficios é beneficios de la dicha seda, é por la merced que yo en ello rescibo, se me han de dar quince hombres, de los naturales de cada una de las dichas tres provincias, para que me ayuden en tiempo de la cria de la dicha seda, 1 Importante y curiosa noticia que confirma en parte la de Juan de Laet sobre la explotacion de los morales papiríferos por los indios. El Morus papyfera sirve tambien para alimentacion de los gu- sanos, los cuales, cuando se nutren de sus hojas, producen una seda que en China se usa de prefe- rencia para hacer cuerdas de instrumentos músicos. Reichenbach. Seidenraupenzucht und cultur des Maulbeerbaumes in China. (Múnchen, 1867), p. 57. 52 LA NATURALEZA que se ocuparán é serán menester sesenta dias, y así criada, se me han de dar otras tantas mujeres de las naturales de los dichos pueblos, para que me ayuden á hilar é aparejar la dicha seda, que se ocuparán otros sesenta dias, á los quales dichos ombres é mujeres yo les daré 4 comer á mi costa todo el dicho tiempo é dias que los ocupare y me ayudaren. Otrosí: me ha de hacer Vuestra Señoría merced, en nombre desu Magestad, del pueblo de Tepepeque, * vaco por fin é muerte de Pedro de Carranza, que está al presente en cabeza de su Magestad, en tal manera, que estos cinco años prime-= ros aya é lleve todos los tributos é servicios quel dicho pueblo están tasados é se tasaren, é pasados los dichos cinco años, sea compañero con Su Magestad en el dicho pueblo, por tiempo y espacio de otros quince años, é aya é lleve la mitad de los servicios é tributos é provechos de seda é granjerías quel dicho pueblo die= re, sirviere é aprovechare en todo el dicho tiempo de los dichos quince años; los quales pasados, quede é permanezca el dicho pueblo por Su Magestad, como al presente lo es, con todos los árboles de morales é otras qualesquier granjerías que yo hiciere en el dicho pueblo. E porque Su Magestad reciba servicio é los naturales del dicho pueblo buen tratamiento é beneficio, é por mi provecho, me obligo de criar en los términos é tierras del dicho pueblo diez mil piés de morales en el término de los dichos cinco años, de la cantidad del asiento é grosor arriba señalados en los cient mil, con tanto que, como dicho es, durante el tiempo de los dichos quince años de la com- pañía que yo he de tener con Su Magestad, he de llevar la mitad de la seda que con ellos se criare, segun dicho es, de la qual pagaré á Su Magestad, de mi mi-= tad, los derechos que se impusieren sobre la seda en esta Nueva España; é si, por razon del beneficio que se ha de hacer en los morales, algun tributo é servicio se quitare á los indios, sea costa de Su Magestad é de mí. Para todo lo qual obligo mi persona é todos mis bienes, abidos é por aber, é doy poder á las justicias, de qualquier fuero é jurisdiccion que sea, que me lo fa= gan guardar, é cumplir por todo rigor de derecho, é demas no lo cumpliendo, me obligo de volver 4 Su Magestad todos los provechos, tributos é servicio que obiere avido del dicho pueblo de Tepepeque, bien ansi como si en todo ello por juez com- petente fuera condenado é la sentencia fuere consentida é pasada en cosa juzgada, é renuncio todas é qualesquier leyes que en mi favor pueda aber, é especialmente la ley en que dice que general renunciacion de leyes non vala. E ansí presentada la dicha peticion, el dicho Martin Cortés dixo que otorgaba ¿otorgó lo en la dicha peticion contenido, é suplicaba é suplicó á Su Señoría con- 1 El pueblo de Tepepeque no está marcado en los mapas que poseemos; pero el sitio de su asien- to corresponde á la comarca de Atlixco, entre los pueblos de Quauhquechollan y de Calpan (dist. de Cholula). Asi se deduce de un pasaje de Motolinia que menciona el plantío de ciento y diez mil mo- rales que por el año 1540 se hacia «en una heredad para el Rey.» Hist, de los Indios, tratado MI, capitulo XVII. LA NATURALEZA 53 ceda é aya por bien lo en la dicha peticion contenido, é se obligaba é obligó de guardar lo en ella contenido, sigund é como en ella se contiene, é firmólo de su nombre.—Testigos que á ello fueron presentes: los muy magníficos señores licen- ciado Francisco de Zeynos é Francisco de Loaisa, oidores de la dicha Real Au- diencia.—Martin Cortés. E luego el dicho señor Viso-rey, vista la dicha peticion é capítulos en ella con= tenidos é obligacion hecha por el dicho Martin Cortés, dixo que, en nombre de Su Magestad, aceptaba é aceptó lo por él ofrescido é obligado, y que en nombre de Su Magestad le concedia é concedió lo en los dichos capítulos contenidos, é que se guarde é cumpla lo en el dicho asiento contenido por el tiempo que Su Mazgestad fuere servido. Testigos los dichos.—Don Antonio de Mendoza.—Cor- regido con el original.—Antonio de Turcios.» Además de la prueba que antecede, tenemos otras del favor que el virey Men- doza dispensaba á la crianza de la seda; por ahora solo citarémos el testimonio de Andrés de Tapia: «Hizo el marqués (del Valle) llevar todo género de ganados que en España se usan para granjerías, y bestias y simiente de seda, y á ésta ha ayudado mucho el virey Don Antonio (de Mendoza), y así hay mucha.»? Era Andrés de Tapia tan parcial amigo de Cortés, que no puede haberlo sido mucho del virey; por lo mismo sus palabras ofrecen una valiosa confirmacion del empe- ño que tuvo este funcionario en promover el cultivo de la seda. De lo que Cortés hiciera en beneficio de un ramo tan importante, hay constan= cia en el extracto de la relacion de sus servicios y peticion dirigida al Emperador el año 1542. «Poblólas (las provincias de Nueva España) de ganados,» dice ese documento, «de todas maneras, como se parece en la cantidad que hoy hay de ellos, y asimismo de muchas plantas de que no solamente muchos de los españo- les que allá hoy viven, pero aun los naturales se aprovechan, en especial de plan= tar moreras y llevar simiente de seda y sostenerla diez años fasta que hubo mu- chos que se aplicaron á ella viendo el interese.» * De diverso modo, pero con igual eficacia, contribuyó Fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, á la extension del cultivo de la seda. Así aparece de la carta que Alonso de Figuerola, Chantre de Oaxaca, dirigió al Emperador en 29 de Julio de 1541, diciendo, entre otras cosas, que por mandado del obispo de México, habia hecho un libro para instruir á los indios en criar la seda hasta te= ñirla. * Fijando el año 1529 como fecha de la introduccion de los primeros gu- sanos, resulta por consiguiente, segun noticias auténticas, que en el espacio de dos lustros y medio los plantíos de morales y la produccion de seda habian aumenta- do con bastante rapidez. Motolinia, en su ya mencionada Historia de los Yndios, dice á este respecto: «Es tierra (la Mixteca) muy poblada y rica, adonde hay mi- 1 Doc. para la Hist. de México, tom. II, p. 593. 2 Escritos suellos de Hernan Cortés (México, 1871), p. 314. 3 Colec. de Doc. inéditos del Archivo de Indias, tomo Ml, p. 530. 54 LA NATURALEZA nas de oro y plata, y muchos y muy buenos morales, por lo cual se comenzó á criar aquí primero la seda; y aunque en esta Nueva España no ha mucho que esta granjería se comenzó, se dice que se cogerán en este año más de quince mil li- bras de seda; y sale tan buena, que dicen los maestros que la tratan, que la to- notzi es mejor que la joyante (seda fina) de Granada; y la joyante de esta Nueva España es muy extremada de buena seda.»* Despues añade: «Antes que esta carta escribiese en este año de 1541, anduve por esta tierra que digo, más de treinta dias; y por el mes de Enero ví en muchas partes semilla de seda, una que revivia, y gusanicos negros, y otros blancos, de una dormida, y de dos, y de tres, y de cuatro dormidas; y otros gusanos grandes fuera de las panelas, en zarzos; y otros gusanos hilando, y otros en capullo, y palomitas que echaban simiente. Hay en esto que dicho tengo, tres cosas de notar: la una, poderse avivar la semilla sin ponerla en los pechos, ni entre ropa, como se hace en España; la otra, que en ningun tiempo mueren los gusanos, ni por frio ni por calor; y haber en los mora- les hoja verde todo el año: y esto por la gran templaza de la tierra. * Todo esto óso afirmar porque soy testigo de vista, y digo que se podrá criar seda en cantidad dos veces al año, como está dicho.»* Jn otro lugar cuenta lo que sigue: «Hay muchos morales y moreras; las moras que dan son muy menudas. Poco tiempo há que se dan á criar seda; dáse muy bien y en ménos tiempo que en España. Hay mucho aparejo para criar mucha cantidad andando el tiempo; y aunque se comienza ahora, hay personas que sacan trescientas y cuatrocientas libras, y aun me dicen que hay persona que en este año de 1540 sacará mil libras de seda. De la que acá se ha sacado se ha teñido alguna, y sube en fineza; y metida en la cola- da no desdice por la fineza de las colores.» * Más adelante agrega estos datos: «La seda que en estas partes se hace, aunque hasta ahora es muy poca, es tan fina que aunque la echen en colada fuerte, no desdice.» 5 Refiriéndose á los valles del Estado de Puebla, Quauhquechollan y Calpan, dice: «Es valle adonde se plantan muchos morales, y ahora se hace una heredad para el rey, que tiene ciento y diez mil morales, de los cuales están ya traspuestos más de la mitad, y crecen tanto, que en un año se hacen acá mayores que en España en cinco. En la ciudad de los Angeles hay algunos vecinos de los Españoles, que tienen cinco y seis mil piés de morales, por lo cual se criará aquí tanta cantidad de seda que será una de las ricas cosas del mundo, y este será el principal lugar del trato de la seda; porque ya hay 1 Hist. de los Indios: Epistola proemial. 2 Las circunstancias que á Motolinia parecen favorables, pueden llegar á ser enteramente con- trarias. M. de Quatrefages hace notar que, en la isla de Borbon, los gusanos de seda ponen sus hue- vecillos y hacen sus capullos indiferentemente en cualquier estacion del año, y de una manera tan irregular, que ha sido necesario renunciar á la crianza de la seda. De Quatrefages, L*spéce humaine (Paris, 1883), p. 168. 3 Hist. de los Indios: Epistola proemial. 4 Hist. de los Indios, trat. UI, cap. VUL 5 Hist. de los Indios, trat. MI, cap. XV. LA NATURALEZA 55 +. muchas heredades de ella, y con la que por otras muchas partes de la Nueva Es- paña se cria y se planta, * desde aquí á pocos años se criará más seda en esta Nueva España que en toda la cristiandad; porque se cria el gusano tan recio, que ni se muere porque le echen por ahí, ni porque le dejen de dar de comer dos ó tres dias, ni porque haga los mayores truenos del mundo (que es lo que más daño les hace), ningun perjuicio sienten como en otras partes, que si truena al tiempo que el gusano hila, se queda muerto colgado del hilo. En esta tierra ántes que la simiente viniese de España yo ví gusanos de seda naturales y su capullo, mas eran pequeños y ellos mismos se criaban por los árboles sin que nadie hiciese caso de ellos, por no ser entre los Yndios conocida su virtud y propiedad; y lo que más es de notar de la seda es, que se criará dos veces en el año, porque yo he visto los gusanos de la segunda cria en este año de 1540, en principio de Junio ya grandecillos, y que habian dormido dos ó tres veces. La razon porque se criará la seda dos veces es, porque los morales comienzan á echar hoja desde principio de Febrero, y están en crecida y con hoja tierna hasta Agosto; de manera que cogida la primera semilla, la tornan á avivar, y les queda muy buen tiempo y mucho, porque como las aguas comienzan acá por Abril, están los árboles en cre- cida mucho más tiempo que en Europa ni en Africa.» ? En 23 de Febrero de 1543 se pregonaron en la ciudad de México unas orde- nanzas sobre la seda, copiadas de las que regian en Granada. Prohibian, con pena de doscientos pesos de multa al español que consentia la presencia de indios en un obraje; á estos se les aplicaban como castigo trescientos azotes, fuese hom- bre ó mujer. El 15 de Marzo del mismo año pidió la ciudad al virey Don Antonio de Mendoza la aprobacion de las dichas ordenanzas, y este funcionario la acordó en los términos de la siguiente acta: «Dixo que las aprobaba é aprobó confirmaba é confirmó a que sean guardadas é cumplidas como en ellas se contiene é segun ó como tienen acordado é asentado los dichos regidores é segun le está pedido é que los beedores é oficiales nombrados por la dicha cibdad al presente lo sean é que no haya telares de texer seda en esta Nueba España sino en esta cibdad é que esclabos ny yndios ny indios esclabos ni naborias no puedan ser ni sean texedo- res del dicho oficio so las penas que en razon de lo susso dicho estan puestas é que las penas contenidas en las dichas ordenanzas sean dobladas segun é como por los dichos justicia é regidores esta probeydo é mandado, las quales se tornen á pregonar con esta confirmacion porque ninguno pueda pretender yenorancia é lo firmo de su nombre su señoria yllustrissima, lo qual su señoria yllustrissima dixo que mandaba é confirmaba hasta tanto que por su magestad ó por su señoria yllustrissima otra cosa se mande.» En 22 de Enero de 1543, por peticion de los oficiales del arte de tejer seda, la ciudad nombró «por veedor de los terciopelos a Pablos de Tapia, texedor de 1 En 1541 ya había viñas y morales en Michoacan. Doc. para la Hist, de México, t. 1, p. 246, 2 Hist. de los Indios, trat. MI, cap. XVII. 56 LA NATURALEZA terciopelo e por veedor de los razos e tafetanes a Martin Diaz texedor de lo sus- so dicho e de terciopelo e damasco e por acompañados de los susso dichos a Fran- cisco Duran Cornejo texedor de todas las dichas sedas e por escribano a Alonso Muñoz oficial del dicho arte e por mayordomo a Hernando de Robledo texedor de terciopelo e juraron en forma de derecho los dichos Pablos de Tapia e Martin Diaz e el dicho Cornejo de usar bien e legalmente de los dichos cargos.» * La prohibicion hecha á los indios de labrar la seda no fué llevada á efecto con rigor. Bernal Diaz, cuya Historia verdadera termina en 1558, dice, hablando de los indios: «y hay oficiales de tejer seda, raso y tafetan»* Motolinia dice asi- mismo: «Tambien (los indios) hacen guantes y calzas de aguja de seda, y bone- tillos de seda, y tambien“son bordadores razonables.»* Tampoco comprendia la prohibicion de criar gusanos, ni la de plantar morales; por el contrario en el in- terrogatorio que sirvió para el exámen de lostestigos presentados por Don Antonio de Mendoza, cuando hubo de contestar las acusaciones resultantes de la visita que le hizo el Licenciado Tello de Sandoval, encontramos estos capítulos: «Item, si sa= ben, etc., que el dicho visorey dió órden é industria como se pusiesen en toda la tierra grandes posturas de morales, y se criase y beneficiase la seda, y se labrase en esta ciudad, con lo cual los indios pagan sus tributos, y son muy aprovechados, y los diezmos son aumentados, y las ventas de S. M. acrecentadas: digan lo que saben. Item, si saben, etc., que de haberse hecho y inventado la dicha granjería de la seda, ha redundado en gran provecho y utilidad desta tierra, porque con ello se ha poblado mucho esta ciudad do se labra, de oficiales y tratantes della, y se mantienen mucho número de gente, así españoles como indios que la benefician: digan lo que saben. Item si saben, etc., que porque en el criar de la dicha seda habia desórden, el dicho visorey, porque los indios no fuesen fatigados, ni criasen sino lo que con facilidad y sin vejacion podian, y porque se criase y hilase en más perfeccion, moderó la cantidad de semilla que en cada pueblo se habia de criar: digan lo que saben. » * Mostrábanse los indios poco afectos al trabajo de coleccion de la grana, y con este motivo Don Martin Enriquez recomendaba en 1580 á su sucesor el Conde de la Coruña ciertas medidas coactivas. Despues agrega: «Lo mesmo que en la gra- na es necesario se haga para el beneficio de la seda que en la Misteca se cria, por- que andando el tiempo no será de menos aprovechamiento ni menos provecho; y por no haberse engrosado hasta ahora esta contratacion, no habia nombrado el juez para el registro que fuese de confianza y calidad como en la grana; pero ya podrá V. $. nombralle y encargalle el cuidado del aumento de la seda, y lo mismo en las justicias, para que vaya adelante.» * 1 Semana literaria del diario La República: Artículo firmado por A. Espinosa de los Monteros. 2 Hist. verdadera de la Conquista de la Nueva España, cap. CCIX. 3 Hist. de los Indios. trat. 11, cap. XUL. 4 Doc. para la Hist. de México, tom. II, p. 136. 5 Instrucciones de los Vireyes á sus sucesores, tom. I, p. 66. LA NATURALEZA 57 Desde aquella época se presentaban como graves rémoras para el desarrollo de la cria de la seda en México, por un lado, la grana, cuyo alto precio procuraba enormes beneficios á los mercaderes que la remitian á Europa y á la vez produ- cia fuertes entradas al tesoro del Rey; y por otro lado, la concurrencia de las sedas procedentes del Asia. Por una carta de Don Martin Enriquez al Rey Don Felipe II, fechada en México á 5 de Diciembre de 1573, sabemos que el mes de Noviembre anterior habian entrado en Acapulco dos navíos de Filipinas, trayen- do, entre otros efectos, «sedas de diferentes colores y asimismo damascos y ra- sos y telillas.» * Esos géneros eran de clase inferior. El mismo virey, en carta de 9 de Enero de 1574, dice haber visto «algunas cosas de las que an traydo rescatadas de los chinos, y tengolo por cosa perdida, y antes por contratacion dañosa que proue- chosa: porque todo quanto traen son unas sedas muy miserables, que las más de ellas traen la trama de yerva y unos brocateles falsos y ventalles» (abanicos). ?* A pesar de esa inferioridad de los géneros introducidos en aquella vez, el tráfico de las sedas del Asia fué siempre en aumento á causa de su baratura, siendo tam- bien despues las más apreciadas por su calidad. Walter, en su relacion del viaje del comodoro Anson (1743-1745), dice que cada galeon de Manila traia general- mente á Acapulco cincuenta mil pares de medias de seda, sin contar otras ma- nufacturas de la misma materia. Tan extraordinario consumo y las ganancias que de ese tráfico resultaban, movieron á los productores de seda de Valencia y otras partes de la metrópoli á representar en contra del comercio directo entre la Nueva España y el Asia, el cual habria sido prohibido en 1725 si los jesuitas, interesados en su sostenimiento por las ventajas que derivaban de él, no se hu- bieran opuesto con vigor y habilidad á lasintenciones del ministro D. José Patiño.* Sostenido por los dominicos, el cultivo de la seda se extendió con especialidad en el territorio de Oaxaca; y siendo la Mixteca alta la comarca más productora, varios pueblos de su comprension tomaron por distintivo el renombre «de la seda:» tales fueron Mixtepec, San Francisco y -Tepexi. En Teposcolula tambien habia una produccion considerable. El empeño de los dominicos no pudo, sin embargo, conservar el importante cultivo de la morera, porque sometidos los indígenas á la pesada carga de los repartimientos, abandonaban un cultivo que demandaba cui- dado y no producia sino muy escasas ganancias. La decadencia comenzó á me- diados del siglo décimosétimo, pues todavía el año 1629 se encuentra mencionada la seda del país en las cuentas del entierro de Don Pedro Cortés, cuarto marqués del Valle, * y Thomas Gage, que atravesó el territorio de Oaxaca el año 1626, escribia en aquel tiempo: «más allá de esta ciudad (un lugar que nombra Zum- 1 Cartas de Indias (Madrid, 1877), p. 293. 2 Cortas de Indias, p. 297. 3 A Voyage round the world by George Anson (London, 1753), p. 326-329. £ Alaman. Disertaciones sobre la historia de la República Mexicana, tom. IL. Apéndice II, p. 74. La NATURALEZA, —Tomo VII.—S. 58 LA NATURALEZA pango) se encuentran las montañas de la Mixteca, en las que hay grandes y ricos pueblos de indios que hacen un gran comercio de seda, pues allí se cria la mejor de todo el país.» * El mismo viajero dice que la calle de San Agustin (en la ciu- dad de México), era muy alegre, porque en ella vivian la mayor parte de los mercaderes de seda. Esto no obstante, debemos tener presente que el nombre de alcaicería que lleva la callejuela que divide las Casas de Cortés, indica la exis- tencia de un mercado de sedas. Por último, Lionel Waffer, que con noticias, se- gun parece, auténticas, escribió una descripcion de la Nueva España hácia el año 1678, menciona la existencia de fábricas de seda en la ciudad de Puebla. ? Miih- lenpfordt refiere que irritados los indios por las exacciones de las autoridades, formaron una conspiracion y «destruyeron todas las moreras en una sola noche.* Don Antonio de Alcedo hace una indicacion análoga: «El pueblo de la Seda (San Sebastian de la Seda, distrito de Etla), de la cabecera de partido y Alcaldía mayor de Guejolotitlan, en la Provincia y Obispado de Oaxaca, tiene este nom- bre por la abundancia de gusanos de seda que tenia antiguamente, de que sacaban sus naturales mucha utilidad; pero persuadidos neciamente que por esto habian de ser perseguidos, no solo abandonaron este comercio, sino que inutilizaron los morales; por cuya razon se cogió muy poca despues, aplicándose á cultivar la grana.» * Torquemada asigna un orígen al abandono de la cria de la seda en Atlixco que puede considerarse como muy razonable. Los vecinos de la villa de Carrion «die- ron á los Principios en sembrar Morales, para criar, y coger seda, y dabase tan bien, que se cogia dos veces en el año; pero entiendo, que tuvo fin, por racon de que queria la semilla mudarse, y traerse de fuera, por morirse la que allí se na- cia; no sé de cierto el fin que tuvo, ni la causa que huvo para acabarse, solo sé, que ya no la ay; ni aun Morales, que puedan servir de memoria.» * En 1660 hubo, en efecto, un alzamiento de los indígenas de Tehuantepec y otros pueblos, resultado de la tiranía del Alcalde mayor Don Juan de Abellano; pero no encontramos autoridad para relacionar esa fecha con la ruina del cultivo de la seda. El biógrafo del obispo de Antequera, Cuevas Dávalos, al dar cuenta de los servicios de este prelado, recuerda el alzamiento de los indios, en cuya pacifi- cacion tuvo gran parte, y dice que «tenian muy aborrecido á su Alcalde mayor por las continnas y ordinarias molestias y vejaciones que les hacian y les hacen or- dinariamente los Alcaldes mayores * de aquellas provincias, despojándolos de sus 1 New survey of the West Indies (1648), part. II, chap. VI. 2 Les Voyages de Lionel Wa/fer (Paris, 1706), p. 329. 3 Die Republik Mejiko, tom. 1, p. 151. 4 Diccionario geográfico-histórico de las Indias (Madrid, 1786-1789.) 5 Monarchia Indiana, parte I, lib. II, cap. XXXIL 6 «Desde el ingreso de su empleo faltan á Dios en el juramento que quiebran; al Rey, en los re- partimientos que hacen, y al comun de los naturales, en la forma con que los tiranizan.» /nsirue- ciones de los Vireyes á sus sucesores, tom. 1, p. 244. LA NATURALEZA 59 bienes y de sus pobres chozas, ocupándolos con gran violencia los dias y noches en los texidos.»* Estos, segun aparece despues, eran palmillas, jerguetillas y algodon. El aumento del tráfico con el Asia, el interés de los comerciantes en el expendio de las telas de seda que hacian venir de Manila; los fuertes derechos que el Gobier=- no cobraba de una sola vez á la llegada de la Nao y la política celosa de la Metró- poli, fueron los motivos que produjeron la ruina de la cria de la seda en México. Sobre este particular leemos en la instruccion que el marqués de Mancera escribió el año 1673 para su sucesor el duque de Veraguas: «Solia ocuparse buena por= cion de esta gente en los hilados y tejidos de seda, así de China como del país, cuando era permitido el comercio con el reino del Perú; y habiendo cesado con su prohibicion lo mas de este ejercicio, se fué aumentando la plebe, cuya variedad de colores y crecido número habrá reparado ya V. E.»? Villaseñor, que escribia en 1744, dice que en Tepeji solo quedaba la memoria del opulento comercio de la seda, «ignorándose la causa de que totalmente se hu- biese perdido, *lo cual prueba que su ruina fué gradual y no violenta. Cuarenta años despues, Clavigero decia veladamente en su Historia de México que los mix- tecos se habian visto obligados á abandonar la cria del gusano de seda por razo- nes políticas, y que eran ya muy pocos los que de ella se ocupaban; * miéntras que Alcedo, con los datos de Villaseñor, significa que la ruina del cultivo de la seda en Tepeji «sin duda puede atribuirse á sus naturales, poco inclinados al tra- bajo y naturalmente desidiosos, porque el territorio por la mayor parte es pingúe y fértil.» * La instruccion reservada que con fecha 30 de Junio de 1794 dejó el Conde de Revilla Gigedo á su sucesor el marqués de Branciforte, es el documento que con- tiene mayores aclaraciones sobre el cultivo de la seda á fines del siglo pasado. «Hay en Puebla, dice Revilla Gigedo, 43 fábricas de paños, frazadas y otros gé- neros de lana ordinaria, de los que el que más vale á 16 reales vara, alguna loza, mantas, tejidos de algodon y algunos de seda.» * Despues dice: «El único medio de destruir las fábricas del Reino es el que vengan á precios más cómodos de Eu- ropa los mismos efectos ú otros equivalentes. Así ha sucedido con la gran fábrica y gremio que habia de todas especies de tejidos de sedas, de que apénas queda 1 Tomamos estos datos de la importante obra publicada por Don Francisco Sosa: El Episcopado Mexicano (México, 1877), p. 130. 2 Instrucciones de los Vireyes á sus sucesores, tom. 1, p. 104. 3 Theatro Americano, tom. I, p. 323. L «Facevansi abbondanti raccolte di buona seta, massimamente nella Misteca, doy” era una derra- ta considerabile di Commercio; ma essendo poi stati costretti i Mistecchi ad abbaddonarlo per ragioni politiche, fu altresi trascurato Pallevamento dei bachi, ed oggidi pochi vi sono che in esso s' impie- ghino.» Storia Antica, tom. 1, lib. 1, p. 110. 3 Diccionario geográfico-histórico de las Indias. ; 6 Instrucciones de los Vireyes á sus sucesores, tom. Il, p. 137. 60 LA NATURALEZA memoria.» * Y en otros párrafos lo siguiente: «Para la seda hay tambien muchos sitios convenientes, como la que hay silvestre en el Estado de Oaxaca, y muy pa- recida á la que se beneficia con los gusanos de seda en Europa y Asia. El fomento de una y otra es recomendado á los intendentes por el artículo de la ordenanza de estos Magistrados. Tomé ya varios informes, y remití á la corte varias mues- tras de seda silvestre en carta núm. 314, de 31 de Diciembre de 92, con un in- forme del director de la Expedicion Botánica, en que hacia ver lo difícil que era sacar utilidad de una produccion natural luego que empezase á hacerse aprecia ble; pero dedicándose á cogerla y buscarla, y no habiendo un interés particular que les moviese á mirar por la conservacion del insecto que la produce, se ani- quilaria muy pronto, impidiéndose la regeneracion, y que por lo mismo seria mu- cho más conveniente siempre el propagar el cultivo de la seda ya conocida que produce el gusano que se cria y alimenta de la hoja de las moreras, para lo cual habia aquí terrenos muy excelentes. «En 28 de Febrero de 90 me dirigieron dos vecinos de Querétaro un paquete de capullos y once de seda cosechada en aquella en los años anteriores, y mani- festaron las grandes proporciones de aquel terreno para la cria de gusapos á muy poca costa y con mucha utilidad de aquel vecindario. Mandé que me informase el director de la Expedicion Botánica, y lo hizo diciendo: «Que la seda era de la clase más superior de la que se cosecha en Europa y Asia: que este ramo de in- dustria era muy proporcionado al carácter de estos naturales y circunstancias del clima, como habia acreditado la experiencia en Tula, Oaxaca y en otras partes en que se habia llevado la seda, en todas las clases de cruda, floja, pelo y torcida: que pasando de cincuenta mil libras las que se traen á este Reino del de China, podian quedarse en él los trescientos mil pesos que se extraen anualmente en su compra: que toda la Huaxteca y costa del Sur, en donde la continua humedad perpetúa la frondosidad de los árboles, podrian proporcionar no una sola sino dos cosechas de este precioso fruto. El Fiscal de lo civil fué de dictámen de que por el Intendente de la provincia se instruyese más este importante asunto, y con efecto se remitió para este fin; y en el informe que dió, refiriéndose á varios otros que habia adquirido, se descubrieron en mayor grado las ventajas que de la propagacion del cultivo de la seda deberian resultar á la Real Hacienda, al co- mercio y al público; y concluyó proponiendo, que respecto á que el Real Erario no podria sufragar los costos de este establecimiento, tal vez seria fácil al tribu- nal del consulado fomentarlo, dándole para ello facultades y conocimiento priva-= tivo hasta que se hallase en estado de perfeccion y reintegrado de los suplementos que hubiera hecho.» Oyóse á aquel cuerpo, el cual manifestó los justos motivos que advertia para aplaudir el proyecto, y sus vivos deseos de que se pusiera en práctica; pero que no podia encargarse de dirigirlo por falta de inteligencia en la 1 Instrucciones de los Vireyes d sus sucesores, tom. II, p. 141. LA NATURALEZA 61 materia, por estar cargado de atenciones de su instituto y tener sus fondos em- peñados en gruesas cantidades que habia gastado en beneficio del Rey y del pú- blico; y por último, le pareció -más conveniente y acertado el que se concediese privilegio exclusivo, por diez años, á un sugeto particular llamado Don Fernando de Mendoza, muy inteligente en la materia, para que cultivase en las jurisdiccio- nes de Tula ó Ixmiquilpan; y aunque pareció esto bien al Fiscal, no tuvo efecto por no haberse acomodado á ello Mendoza, quien propuso que de los fondos de co- munidad de los pueblos de indios de ambas jurisdicciones se sacasen los gastos ne- cesarios, obligándose los españoles, por carga concejil, al plantío de moreras y morales; y aunque el Fiscal protector convino en la entrega de caudales, con el correspondiente permiso y bajo fianzas, y así lo admitia Mendoza, pensó de muy distinto modo el Fiscal de Real Hacienda, recordando los quebrantos que por ta- les disposiciones habian sufrido unos caudales tan recomendables, y opinando que lo mejor seria el que se encargase de esta empresa el tribunal del consulado, fo- mentándola el Rey con exencion de derechos y otras gracias que fuesen de su Real agrado, á quien se diese cuenta: que se circulase órden á los Intendentes y Ayuntamientos á fin'de que hiciesen formar en los pueblos de indios, en las ha- ciendas y en los ranchos de españoles, almácigas hasta que se pusiesen en estado de ser trasplantados los renuevos por los que se quisiesen dedicar á su cultivo; y por último, pidió se oyese el voto del Real acuerdo. Éste convino con el Fiscal de Real Hacienda, en las dificultades que habia para establecer el proyecto; que des- de luego lo único que podia hacer era expedir la circular á los Intendentes y dar cuenta á S. M., debiendo tambien tenerse en consideracion el perjuicio que po- dia seguirse al comercio de Filipinas en privarle de uno de los principales renglo- nes en que consiste el cargamento de la Nao, y que S. M., llegando á su Real noticia, procuraria recompensar aquella pérdida con otros beneficios y auxilios á los habitantes de aquellos dominios. Así se hizo todo, y dí cuenta al Rey por el Ministerio de Hacienda en carta de 31 de Diciembre de 92. Ocurrieron despues los Intendentes de San Luis Potosí y Yucatan, pidiendo semillas é instrucciones para el cultivo: determiné que se comprasen de los bienes de comunidad, en lo cual convino el Fiscal de Real Hacienda respecto á que su costo podria causar muy ligero perjuicio, é hice formar la instruccion metódica, sacándola de una Memo- ria de las de la Sociedad Económica de Madrid, y del Arte de la cria de gusanos de seda, escrita por Don Juan de Lanes y Duval, y la circulé á todos los Inten- dentes, habiéndola impreso en fines del año de 93 en ciento treinta y dos artícu- los. Se espera la resolucion de la corte sobre este asunto, que puede ser de los de mayor interés y consecuencia en estos Reinos y de los de mayor influencia para el comercio, así de él como del Asia y Europa.» * Hasta aquí el informe del conde de Revilla Gigedo. Como se ha podido ver, 1 Instrucciones de los Vireyes d sus sucesores, tom. J, p. 143-147. 62 LA NATURALEZA es un documento comprensivo de cuanto tenia relacion con la cria de la seda á fines del útimo siglo. Si las disposiciones que proyectaba aquel entendido funcio- nario fueron llevadas á efecto ó quedaron, como parece, sujetas á la fatal procras- tinacion, que siempre ha sido grave defecto del carácter español, es punto que no podemos establecer. El caso es que, á principios de este siglo, un particular -pro- puso al Gobierno hacer grandes plantíos de moreras en la Cañada de los Baños de San Pedro, cerca de Querétaro, y su proposicion no dió resultado alguno. * Con excepcion de algunos géneros de algodon mezclados de seda, la fabricacion de telas con esta materia era casi nula. * La simiente del gusano era muy escasa y el cul- tivo de la morera un mero pasatiempo de aficionado. Distinguiase como tal el cura de Dolores Don Miguel Hidalgo y Costilla, quien llegó á tener un pequeño plantío de moreras y á cosechar alguna seda; aunque, segun refiere nuestro his- toriador Alaman, no tenia los conocimientos necesarios: «echaba la hoja como venia del árbol y los gusanos la comian como querian.» * Las moreras que cultivaba el cura Hidalgo eran de la especie comun del país, que crece en la falda de las cordillerrs y es conocida por el nombre de Morus acuminata. (Bonpl.) Sus hojas son ménos duras que las de la morera roja de los Estados Unidos del Norte de América, y los gusanos la comen tan á gusto como las de la morera blanca de China.» * Todavía en 1845 existian ochenta y cuatro árboles en un sitio que conserva el nombre de «las Moreras de Hidalgo.» * De la prohibicion contenida en el arancel de aduanas decretado en 15 de Di- ciembre de 1821, de introducir «galones de solo seda,» deducimos que la indus- tria mexicana, en lo correspondiente á ese producto, estaba entónces confinada á aquella manufactura. Dicho arancel establece fuertes derechos sobre la seda en rama y labrada, pero creemos que su imposicion más bien que el carácter pro- teccionista tenia por orígen la necesidad de acrecentar los fondos públicos. La nomenclatura de los géneros es curiosa y merece recordarse: Blondas y blondinas (véase encajes), brocado ó brocato, tisú, medio tisú, da- masco, griseta, lustrina, restaño, glacé, lana, hermosilla, tafetan, campo de oro y plata á fondo liso ó escarchado, etc., hasta dos tercias, con flores pasadas y ma- tizadas al telar, pagaban por vara 24 reales. Brocado de solo seda, 6 tapiz, con flores espolinadas, pasadas, etc., hasta dos tercias, pagaba 12 reales. Buratos y espumillas, 8 reales. Calamacos y lamparillas de lana con seda, 6 reales; casullas, por avalúo. Cintas de seda con flecos y puntillas, por avalúo. 1 Humboldt. Essai politique, liv. IV, chap. X. k 2 Ibid., liv. V, chap. XIL 3 Historia de México, tom. L, lib. I, cap. L £ Humboldt. Essai politique, liv. IV, chap. X. 5 Alaman, Historia de México, loc. cit. (nota). LA NATURALEZA 63 Cintas de terciopelo con matices al telar, 150 reales libra, y de seda idem idem, libra 120 reales. Con mezcla de metales 128 reales libra. Crespon (véase gasa). Cinta de sedas de todos colores y anchos matizados al telar, 120 reales libra. Damasco regular de todos colores con mezcla de filoseda ó hiladillo de dos ter- cias, la vara 12 reales. ¡ Damasco con flores espolinadas, etc. (véase brocato). Damasco con flores de metal (véase brocato, tisú, etc.) Droguete (véase tisú). Encajes y puntillas de oro y plata ó blondas con esta mezcla, de todas clases, anchos y valores, libra 400 reales. Encajes y blondas de solo seda ó con mezcla de metales, 256 reales libra. Espolin (véase tafetan). Estameña (véase sarga). Galones, encajes, puntillas, blondas de solo metal ó con mezcla de él; de len- tejuela y canutillo de telar: prohibido. Galones de solo seda: prohibido. Gasa de todas clase y punto de blonda hasta de cinco cuartas, 12 reales vara. Gasa y velillo de seda con mezcla de metales, pasada y sin pasar, de dos ter- cias, 32 reales vara. Gorgorán, Grodetur, Gros, Griseta (véase tejidos de seda); con metales (véase brocato). Guantes y manguillos, 65 reales docena. Gasas listadas con flores sueltas pasadas y sin pasar, 24 reales vara. Hermosilla (véase tejidos de seda). Hermosilla con metales (véase brocato). Imperial (véase brocato). Lama con metales (véase brocato). Lamparilla (véase calamacos). Londrina (véase griseta). Lustrina (véase tejidos). Lines á ninfas de todos colores, hasta tres cuartas, 4 reales vara. Listones acapicholados y de aguas, número 15 á 60, 64 reales libra. Medias de seda de todos colores, tamaños y calidades, 200 reales docena. Medias de hiladillo, capullo filoseda y media seda, etc., 80 reales docena. Miñoneta (véase griseta). Mascadas (véase pañuelos). Nobleza (véase tejidos de seda). Ormesí (véase tejidos de seda). Ornamentos de iglesia, por avalúo. Paño de seda (véase tejidos). 6% LA NATURALEZA Pañuelos lisos, labrados, estampados ó pintados, hasta de cinco cuartas de an- cho, 16 reales cada uno. Pañuelos idem hasta de una vara, 8 reales cada uno. Pañuelos idem hasta de tres cuartas varas, 6 reales cada uno. Pañuelos idem hasta de seis cuartas varas, 16 reales cada uno. Pañuelos idem hasta de dos varas, 48 reales cada uno. Pañuelos de hiladillo, capullo, filades ó filoseda hasta una vara, 4 reales cada uno. Pañuelos idem hasta una y media varas, S reales cada uno. Pañuelos idem hasta dos varas, 32 reales cada uno. Prusiana (véase tejidos). Rasos, rasetes, sactíes, catalufa ó picote con hilo, hiladillo ó filoseda de todas calidades y colores, ménos bordados á mano, hasta de dos tercias, 10 rls. vara. Rasos, idem catalufa, idem idem, hasta de una vara, 12 reales vara. Rasos con metales, hasta de dos tercias, 24 reales vara. Rasos idem hasta una vara, 52. reales vara. Restaño (véase brocato). Rizo (véase terciopelo). Sactíes (véase rasos). Sarga sencilla hasta de dos tercias, 6 reales vara. Sarga doble hasta de cinco cuartas, 12 reales vara. Sargas listadas y matizadas, pasadas y sin pasar, de telar y no á mano (véase tejidos). Seda pelo de uno ó más cabos, SO reales libra. Seda cruda en rama de toda suerte, 40 reales libra. Seda floja para bordar y para medias, 56 reales libra. Seda torcida de todos colores, 56 reales libra. Sobretodos, 32 reales uno. Sayas-sayas de todos colores, 2 reales vara. Tafetan liso, labrado y sencillo hasta de dos tercias de ancho, 4 reales vara. Tafetan doble y doblete idem, 5 reales vara. Tafetan de China ó Batavia, S reales vara. Tafetan listado, nubado tornasolado ó estampado hasta dos tercias, 10 rls. vara. Tafetan idem idem hasta una vara, 12 reales vara. Tafetan espolinado con metales (véase brocato). Tafetan embalsamado ó tafetan inglés, por avalúo. Tejidos de solo seda como gorgorán, teleton, melania, grodetur, gros de Ná- poles, nobleza, paño de seda, griseta, portugués, lustrina, droguete, hermosilla, prusiana, imperiala y muer, etc., hasta de dos tercias varas, 8 reales vara. Tejidos con flores matizadas y pasadas, idem, 12 reales vara. (Continuara.) UN NUEVO MINERAL DE VANADIO.—SU ANÁLISIS. POR EL SEÑOR MIGUEL VELAZQUEZ DE LEON. les envío la única que me queda á la ilustrada Sociedad Mexicana de Historia Natural. y Los caractéres de ese mineral son los siguientes: Color verdinegro que pasa á negro verdoso y con viso metálico en la superficie exterior. En la textura reciente negro de hierro, pardusco y pardo de tumbaga. Figura en masas, globosa y arriñonada, estando compuestas las bolas ó riño- nes de agrupamientos de pequeñísimas tablas que parecen exágonas, cuyos cantos dan en la superficie exterior el viso metálico. Por dentro lustre de cera, que pasa á semimetálico. Textura fibrosa divergente y hojosa, de hoja fina. Fragmentos astillosos y cuneiformes: los delgados traslucientes y amarillos de cera. Partes separadas, testáceas, concéntricas, muy finas en algunos de los riño- nes. El centro de algunos de éstos está ocupado por un grano negro y mate. Poco resistente. Dureza de 3 á 4; raspadura amarilla de azufre. El peso específico determinado en dos pedazos muy homogéneos dió: 6.01 y 6.10. Lo acompañan, en las muestras que he visto, pegaduras de un color amarillo de azufre, muy delgadas, que, por lo escasas que son, no he podido examinar bien, pero que dan al soplete las reacciones del vanadio y un pequeñísimo glóbulo de plomo. Parecen ser ocre de vanadio. El mineral no decrepita en el tubo cerrado; da trazas de vapor de agua sin olor ni reaccion sobre los papeles de tornasol, y al calor rojo oscuro se funde en La NATURALEZA. —Tomo VIL.—9. 66 LA NATURALEZA escoria negra y ampollosa, sin dar humo ni pegadura. Con sosa y un trocito de carbon en el mismo tubo, da olor arsenical, pero no pegaduras, porque la canti- dad de arsénico es muy corta. En el tubo abierto funde en escoria negra, sin dar humo ni olor. : Al soplete sobre carbon solo ó con sosa, se obtiene un boton de plomo cobrizo, pegadura amarilla y olor de ajo. En el hilo de platina con bórax y poco mineral, á la llama de oxidacion, vi- drio amarillo en caliente, y azul verdoso en frio; con más mineral, amarillo en caliente y verde esmeralda en frio. A la llama de reduccion por poco tiempo, vidrio verde; pero sosteniendo el fuego, vidrio rojo opaco. Con la sal de fósforo, á la llama de oxidacion, vidrio amarillo en caliente y verde en frio; á la de re- duccion, hermoso verde esmeralda; pero si se agrega estaño, aparece el color rojo característico del cobre. Bien molido el mineral y hervido largo tiempo con agua destilada, nada se disuelve, ni da el líquido, filtrado, reaccion de cloro con el nitrato de plata, ni de plomo con el gas sulfhídrico: no contiene cloruro de plomo soluble en el agua. El ácido nítrico concentrado ataca el mineral sin desprendimiento de gas ni- troso, pero lo colora de rojo y disuelve en parte asentando nitrato de plomo; dilui- do el ácido, disuelve todo, tomando el líquido color verde de yerba, y solo asienta por el reposo una pequeña cantidad de polvo negro que, bien lavada y calcinada en lámina de platina con carbonato de sosa, da la coloracion azul verdosa carac- terística del manganeso, y con el bórax en el hilo de platina, vidrio violado á la llama de oxidacion. En la disolucion nitrica diluida, el nitrato de plata no da precipitado, lo que confirma la ausencia del cloro, ni el ácido clorhídrico acusa presencia de pla- ta. El gas sulfhídrico produce en la disolucion, abundante precipitado negro, y el líquido queda colorido de azul. En este líquido, separado por el filtro, el sulfhi- drato de amoniaco produce una coloracion roja intensa. Ambas coloraciones son características del vanadio. El precipitado da las reacciones del plomo, cobre, arsénico y del zinc, arras- trado en gran parte por el último. Analizado cuantitativamente el mineral, contiene en 100 partes: OXIGENO. Óxido ide plomo¿Ubo 0.2. ca PLO 54,275 — 3.89 BIOxIdOde CODO Rodeo toaise CuO 8,690 — 1.75 TN TR e AE 70 11.250 — 223 7:91 Óxido Mangánico.........oo.ooo.. Mn*02 0.150 — 0.0% Ácido A Va03 19,850 — 6.33 INTIMO US oa AsO5 3,610 — 1.26 8.60 ICAO TOSÍOTICO co. o codos od los PhO5 1,830 — 1.01 SUMA ..... 99,655 LA NATURALEZA 67 Dividiendo cada uno de estos números por el peso atómico correspondiente, tendrémos los cocientes: PbO 0,487 Cu0 0,219 Zn0. 0,271 Va0* 0,263 0,977 As0% 0,031 (oa PhOos 0,025 Las sumas 0,977 y 0,319 están en la razon de 3 : 1; y suponiendo que los ácidos arsenicico y fosfórico estén combinados con el plomo formando el arsenio-fosfato ae el ácido vanádico quedaria distribuido entre el plomo, el cobre y el zinc, forman- do un subvanadato triple de esos tres metales, ó más propiamente un subvanadato de plomo en que este metal está en parte sustituido por sus isomorfos cobre y zinc. Adoptando el peso atómico 51,3 del vanadio, corregido por Roscoe, la com- posicion calculada del mineral seria la siguiente: PO AAVV ORGIA Z OASIS Vanadato de plomo Pb* Va 43.21 =35.27+ 7.9% ” “obre CuéVa 14.18= 5.49 + 8.69 » zinc Zn Va 18.14= SO + 11.9 Arsenialo de plomo Pb* As A4AQ=40.BL 000 ooo dd + 3.61 Fosfato de plomo Pb? Ph AS e A O Pl, 0% 99.97 =54.27 + 20.32 + 8.69 + 11.25 + 3.61 + 1.83. dejando aparte el manganeso como mezcla accidental y variable. En comprobacion de este cálculo, notemos que 8,69 Cu es equivalente de... 24.41 Pb y 14,25 Zn lo es de........... 30.22; á los que ACTA fla falo de 35.27 combina- dos al ácido vanádico, dan por total..... 89.90 Pb, y esta cantidad de óxido de plomo requiere para formar el vanadato........ Pb? Va, 20,2% de Va. La análisis dió de ácido vanádico........ 19,85 68 LA NATURALEZA De la misma manera; 1,83 Ph es equyalente doble state 2.92 As y el ácido arsenícico encontrado es....... 3.61 equivalente á un total de ÁS....00.0..... 6.53 que requiere para formar Pb? ÁS, 19,07 de Ph. El total de plomo por el cálculo seria: Combinado directamente á Va............ 35.27 El que corresponde á 6,53 de ÁS.......... 19.07 Total óxido de plomo..... 54.34 O O 34.275 Diferencia...... 0.065 Resulta, pues, que en este mineral, los óxidos de cobre y de zinc, isomorfos del de plomo, sustituyen á éste en parte en su combinacion con el ácido vanádico; que el ácido fosfórico, isomorfo del arsenícico, reemplaza á éste en parte en el arseniato de plomo, y que la fórmula Pp3 AS +3 Pb Va 6, con los cuerpos isomorfos, la Pp3 Ph Zy3 representan aproximadamente la composicion determinada por la análisis, por- que el primer término de la fórmula valuado en pesos atómicos de Pb y As da 449.4, y el segundo en átomos de Pb y Va es 1229.4, números que guardan en- tre sí la razon 1 : 2, 8; y en la análisis el arseniato y los vanadatos guardan la de 1: 3. De los vanadatos naturales conocidos de que tengo noticia, la Dechenita es un vanadato Pb Vá, la Descloizita un subvanadato Pb? Va; la Vanadinita, en que, con el nombre de erythronio, descubrió el vanadio nuestro ilustre profesor Don Andrés del Rio, es un cloro-vanadato de plomo Pb* Va + 3 Pb Cl; la Volbor- thita un vanadato de cobre y cal (Cu, Ca)! Va + H; el vanadato de plomo y cobre del Sr. Domeyko, tiene por fórmula Pb*Va + Cu' Va, y la Arceoxrena es un va- nadato de plomo y zinc no bien analizado todavía, pero que se cree análogo á la Dechenita. Me parece que el mineral que presento á la Sociedad de Historia Natural, es una especie nueva de Vanadato, y si análisis posteriores, ménos desautorizadas LA NATURALEZA 69 que la mia, confirman la composicion que le he encontrado y la fórmula que le atribuyo, propongo se designe con el nombre de Ramirita, en honor del distin- guido Ingeniero de Minas Sr. D. Santiago Ramirez, cuyos diversos é importan- tes trabajos científicos sobre la Minería Mexicana, son bien conocidos en nuestro país y en el extranjero. A Todos los químicos saben la dificultad de determinar cuantitativamente con pre- cision el ácido vanádico, porque ninguna de sus combinaciones conocidas es ente- ramente insoluble en el agua ó en los líquidos ácidos ó alcalinos; de manera que no se consigue precipitarlo completamente de las disoluciones en que se encuentra. Aumenta esa dificultad, la presencia del cobre, que parece tener fuerte afinidad por el vanadio, al grado de que no siendo éste precipitable por el gas sulfhídrico en una solucion ácida, es, sin embargo, arrastrado en gran cantidad por el sulfuro de co- bre al formarse este compuesto en un líquido que contenga los dos metales, y sus dos sulfuros tampoco se apartan bien uno de otro por los sulfuros alcalinos. Es tambien sabido que no se puede separar exactamente el vanadio del plomo y aun de la barita, por medio del ácido sulfúrico, y que esta separacion solo se consigue fundiendo la combinacion con bisulfato de potasa. Estas dificultades, que el profesor Rivot considera insuperables en el estado ac- tual de la ciencia (Docimasia, tomo III, pág. 51), han obligado á los químicos á adoptar métodos especiales para la análisis de las combinaciones vanádicas, aun- que ninguno de ellos da resultados enteramente satisfactorios. El citado profesor determina la cantidad de vanadio, precipitando su solucion en un sulfuro alcalino, por medio del sulfato 6 el cloruro de cobre, cuyo sulfuro arrastra consigo el sul- furo de vanadio; calcina en seguida la mezcla de los dos sulfuros bien lavados y secos, con una corta cantidad de azufre al abrigo del aire, y pesa la mezcla de los dos sulfuros, que supone deben ser Cu? S y Va S”. Disuelve esta mezcla en ácido nítrico ó agua répia, y trata el líquido por el amoniaco y el sulfhidrato de amonia- co, que solamente debe precipitar el sulfuro de cobre. Recoge éste en filtro, lo la- va, seca y calcina con adicion de azufre y lo pesa. La resta entre su peso y el de la mezcla anterior de los dos sulfuros, da el del vanadio por diferencia. Observa, sin embargo, como causas de error, la sensible solubilidad del sulfuro de cobre en el sulfhidrato de amoniaco y la dificultad de percibir en el seno de un líquido in- tensamente colorido, si hay un poco de sulfuro de cobre en suspension. Además, los cuanteos por diferencia, dejan siempre incertidumbre, porque todos,los erro- res se acumulan sobre el elemento determinado de esa manera. Roscoe hace entrar el vanadio en la forma de vanadato alcalino, precipita el 70 LA NATURALEZA ácido vanádico por el acetato de plomo, pesa el vanadato de plomo secado á 100%, determina el plomo de esta sal y deduce el peso del ácido vanádico por diferencia. Bunsen, haciendo obrar el ácido clorhídrico sobre el vanadato, determina la cantidad de cloro que el ácido vanádico pone libre, recogiendo aquel gas en una solucion de ioduro de potasio, y deduce del iodo libre graduado por los métodos volumétricos, la cantidad del ácido vanádico presente. Los dos últimos métodos indirectos dejan la misma incertidumbre que el de Rivot. La precipitacion directa del ácido vanádico, previamente combinado á la potasa 6ála sosa, por una solucion concentrada de clorhidrato de amoniaco, no es com- pleta, como lo demuestra la coloracion del líquido filtrado, y en el cual va au- mentando la cantidad del vanadio conforme se lava el precipitado, porque éste no es enteramente insoluble en el agua saturada de clorhidrato de amoniaco. Aban- donadas las aguas de lavadura á la evaporacion espontánea, dan cantidades muy apreciables de vanadato alcalino en cristales de un hermoso color rojo escarlata. Si, por evitar esta pérdida, no se prolonga la lavadura, quedan los álcalis del vanadato descompuesto, aumentando el peso del de amoniaco, y por consiguiente el del ácido vanádico que resulta da su calcinacion. Berzelius reduce primero el ácido vanádico por medio del ácido oxálico y pre- cipita el bióxido de vanadio, agregando bicloruro de mercurio y amoniaco. El precipitado, compuesto de vanadito y cloramiduro de mercurio, se calcina y deja por residuo ácido vanádico con una pequeña cantidad de mercurio quese volatiliza, volviendo á calcinar con adicion de carbonato de amoniaco. Este método, prac- ticado con ciertas precauciones, de que hablaré despues, parece que es el que da resultados más exactos. La sucinta reseña que acabo de hacer de los principales métodos para deter- minar cuantitativamente el vanadio y de sus inconvenientes, tiene por objeto fundar la necesidad de exponer el procedimiento analítico que se siga para poder apreciar comparativamente los resultados que por unos y otros se obtengan. Voy ahora á describir brevemente el método que yo seguí. El mineral reducido á polvo y secado á 100%, se disolvió en ácido nítrico di- luido y agregado por pequeñas porciones para evitar un grande exceso. Se separó por el filtro el sesquióxido de manganeso insoluble, que se pesó despues de bien lavado y seco. En el líquido, neutralizado por el amoniaco, se fué agregando ácido oxálico puro y neutralizando de nuevo por el amoniaco, hasta que dejó de producirse precipitado. Se dejó reposar por doce horas y se separó por el filtro. El ácido oxálico ó el oxalato de amoniaco, precipita completamente el plomo en las soluciones neutras; los oxalatos de cobre y zinc quedan en solucion formando sales dobles con el de amoniaco. Separado por el filtro el oxalato de plomo y bien lavado, se secó á 100? y se pesó, calcinándolo en seguida al rojo oscuro y al fin con contacto de aire, para trasformarlo en óxido de plomo, que tambien se pesó. LA NATURALEZA 71 Las pesadas del oxalato y del óxido de plomo se comprueban recíprocamente. Disuelto el óxido en ácido nítrico, neutralizada la solucion por el amoniaco, y agre- gando gota á gota sulfhidrato de amoniaco, se precipitó todo el plomo y el líquido no quedó colorido, lo que prueba la ausencia del vanadio en el óxido de plomo. El líquido separado del oxalato de plomo quedó de un bello azul; se hirvió largo tiempo con otra adicion de ácido oxálico, para asegurar la reduccion total del ácido vanádico, y despues se agregó un gran exceso de hicloruro de mercurio en solucion. Poniendo en seguida amoniaco, se formó primeramente un abundan- te precipitado grumoso gris de perla, y despues, con nuevas dósis de amoniaco, precipitado blanco, quedando el líquido ligeramente azulado cuándo dejó de pre- cipitar. Al cabo de algunas horas se filtró el líquido y el precipitado bien seco se despegó todo lo posible del filtro, y con las cenizas de éste se calcinó en un crisol de porcelana cubierto, calentando muy lentamente hasta llegar al rojo, repitiendo esta operacion despues de agregar al residuo frio una solucion concentrada de car- bonato de amoniaco. En el crisol queda el ácido vanádico de color de ocre, ex- cepto en los puntos en que comienza á fundir, que toman color negro pardusco. Despues de pesado el crisol con el ácido vanádico, para asegurarse de que el car- bonato de amoniaco no lo hubiera reducido en parte, se humedeció con ácido ní- trico concentrado, se evaporó hasta la sequedad y se calcinó de nuevo al rojo; el residuo no aumentó de peso en esta operacion. En la solucion de donde se separó el vanadio, despues de concentrada á la mi- tad por haber aumentado su volúmen con las aguas de lavadura, se agregó ácido clorhídrico en ligero exceso, y se hizo pasar lentamente una corriente de gas sul hídrico hastala completa saturacion; se dejó asentar el precipitado, lo que exigió al- gunas horas, y se filtró rápidamente, lavando el precipitado con solucion de gas sulfhídrico, y poniéndolo despues con todo y filtro en larga digestion en sulfhidrato de amoniaco á un suave calor. Este agente no se colora, demostrándose así que en el precipitado no hay vanadio, pero disuelve el sulfuro de arsénico y una pe- queña porcion del de cobre. Separado por la filtracion el líquido y descompuesto el sulfhidrato de amoniaco por el ácido clorhídrico diluido, se precipita el sulfuro de arsénico y la pequeña porcion que hay del de cobre disuelto. Recibidos en filtro, bien lavados y disueltos por el ácido clorhídrico concentrado y en caliente con adiciones pequeñas de clorato de potasa, dan un liquido en el que se precipita el arsénico por el sulfato de magnesia amoniacal. Se separa el precipitado de arse- niato amoniaco-magnésico por la filtracion, se lava con agua amoniacal, se seca á 100" y se pesa. En el líquido queda la pequeña porcion de cobre que estaba mezclada con el arsénico y cuya dósis se determina poniendo una lámina de cobre puro pesada, llenando un frasco enteramente con el líquido y agua destilada her- vida y cerrándolo herméticamente. A los cinco dias la solucion ha quedado in- colora y la pérdida de peso de la lámina equivale al cobre que estaba disuelto. Los sulfuros que no disolvió el sulfhidrato de amoniaco, son de cobre, zinc y 72 LA NATURALEZA tal vez una pequeña cantidad del de mercurio. Se separan del filtro en que se han secado, se quema éste, y juntamente con sus cenizas y un poco de azufre en flor, se calcinan fuertemente en crisol de porcelana y al abrigo del aire para expulsar el mercurio que pudieran contener, se pesan, para comprobacion posterior, y se disuelven en ácido nítrico concentrado. En la solucion diluida y neutralizada por el amoniaco, se precipita el óxido de cobre por la potasa cáustica al calor de la ebullicion, se filtra y lava el precipitado calcinándolo despues al rojo para pesarlo. Se suma con este peso el que perdió la lámina de cobre en la operacion anterior. En el líquido, que ya no debe tener olor amoniacal, se agrega ácido clorhídrico en ligero exceso, y se precipita el óxido de zinc por el carbonato de sosa en so- lucion hirviente; se filtra, lava, seca y calcina al rojo el precipitado y se pesa. La suma de los óxidos de cobre y de zinc, concuerda proporcionalmente con la de los sulfuros que se habia pesado. Queda el ácido fosfórico en el líquido de donde se separaron por el gas sulfhí- drico, los sulfuros de cobre, zinc y arsénico. Saturado ese líquido con exceso de amoniaco, se agrega sulfato de magnesia amoniacal, que, en el espacio de vein- ticuatro horas, produce precipitado cristalino de fosfato amoniaco-magnésico. Se lava éste en filtro con agua amoniacal, se seca y calcina al rojo y se pesa el re- siduo de pirofosfato de magnesia para determinar el ácido fosfórico. Solo por el procedimiento que he descrito, conseguí separar bien el vanadio, del plomo y del cobre, y obtener para el primer metal cifras constantes: 19,805 por 100 en una análisis y 19.85 en otra, miéntras que por los de Rivot y Ros- coe solo obtuve 17.30 y 18.16 respectivamente, y por la precipitacion con el clor- hidrato de amoniaco, 15.97, lo cual, sin embargo, puede depender de mi torpeza, aunque observé todas las precauciones que recomiendan aquellos autores. Las que requiere el procedimiento del hicloruro de mercurio son: usar gran exceso de esta sal, cuatro ó cinco veces la cantidad presumida de vanadio, y la calcinacion muy lenta y graduada del precipitado, para impedir que volatilizándose apresurada- mente el mercurio, arrastre consigo notable cantidad de ácido vanádico. Hacienda de Pabellon, 1.* de Julio de 1884. MicuEL VELAZQUEZ DE LEON. EL ESTUDIO QUÍMICO MINERALÓGICO DEL SEÑOR VELAZQUEZ DE LEON. La ciencia de los minerales abre hoy el interesante registro de su ya extenso catálogo, para aumentarlo con un nuevo elemento, que haciendo honor á nues- tro país, viene á enriquecer á la Mineralogia en general, con la adquisicion de una nueva especie. Despues que las investigaciones químicas de Sefestrom introdujeron á la Quími- ca el metal descubierto treinta años ántes en el plomo pardo de Zimapan, por nuestro sabio mineralogista D. Andrés Manuel del Rio, los estudios químico-mi- neralógicos de Bergemann, Damour, Volborth, Credner, Kobell y Domeyko, han enriquecido la Mineralogia con el descubrimiento de nuevas especies, en cuya composicion entra el vanadio, combinado «con el oxígeno, formando el óxido que la química designa con el nombre de ácido vanádico, y creando un grupo espe- cial constituido por todas las sales naturales á las que, conforme á la nomencla- tura química, corresponde el nombre de vanadatos, y con las que, en virtud de las bases adoptadas en la Mineralogía, se han honrado, incrustándolos en la cien= cia, los nombres respetables de Dechen, Descloizeaux y Volborth, á quienes debe servicios de importancia la ciencia de los minerales. Pocos de estos hay en cuya composicion éntre el vanadio como elemento esen- cial, y esto depende, ya de que este metal es tan poco comun en la naturaleza que aun pudiera llamarse raro, ya por la dificultad que siempre han encontrado los analistas, para aislarlo de sus combinaciones de una manera completa, en tér- minos de poder apreciar su importancia como una combinacion definida. El compuesto que acaba de estudiar el Sr. D. Miguel Velazquez de Leon, digno de asociar su nombre á los nombres ántes citados, viene á aumentar el número de los vanadatos hasta ahora conocidos; y este resultado constituye un verdadero triunfo científico, si se atienden las dificultades que en su determinacion se pre- sentaron, que con tanta sagacidad como inteligencia se vencieron y de las que da una idea perfecta el estudio con que honramos nuestro número anterior, que pidiendo, para designarlo, una calificacion adecuada á la justicia, merece el epí- teto de notable, y sobre el que vamos hoy á permitirnos aventurar algunas ob- servaciones. La NATURALEZA.—Tomo VII.—10. 7 LA NATURALEZA Lo primero que llama la atencion en el exámen de este estudio, es la descripcion mineralógica del mineral á que se refiere. En ella, los caractéres exteriores, los físicos y los químicos, esto es, los carac- téres mineralógicos propiamente dichos, están enumerados con tal órden, expues- tos con tal claridad y determinados con tal precision, que abarcando todos los detalles, permiten formar una idea exacta del conjunto; y su importancia es de tal naturaleza, que creemos basta tenerlos presentes, para colocar el mineral á que pertenecen, en el lugar que para su determinacion le corresponde en la tabla dicotómica. | Estos caractéres no se presentan aislados constituyendo una descripcion insu= ficiente: se encuentran ligados por sus relaciones naturales, poniendo en relieve todo el valor que supo imprimirles el célebre fundador de la Escuela Werneriana, en cuyo sistema se formaron y cuyas lecciones recibieron los Humboldt y los del Rio. Nosotros hemos visto, hemos examinado, y paso por paso hemos seguido, las discusiones sostenidas por los partidarios del análisis químico, con exclusion de todo otro medio determinativo de los minerales; y debemos confesar, que por vi- gorosas que sean las razones por ellos aducidas, se encuentran notablemente de- bilitadas, en presencia de una descripcion tan exacta, tan completa y tan científica, como la que da principio al interesante estudio de que nos ocupamos. Si el espacio de que podemos disponer, el tiempo que debemos emplear y la naturaleza del artículo en que consignamos estas reflexiones nos lo permitieran, hariamos ver el fundamento de cada uno de los caractéres en esta descripcion considerados, las causas que los modifican, las relaciones que los unen y las de- ducciones que de ellos se derivan, para venir á demostrar por una consecuencia legítima, el valor y la importancia que caracterizan á la descripcion que cons- tituyen. La pequeñez con que algunos elementos determinativos esenciales se presentan, sustrayéndose así á la accion de los caractéres organolépticos, no fué parte para que su naturaleza permaneciera oculta; pues sometidos á la investigacion del so- plete, no pudo ménos que descubrirse á la vista del observador, permitiendo al mineralogista fijar el plomo y el vanadio. Delicadas en extremo las cuestiones por este resultado planteadas, era preciso reunir el mayor número posible de datos para resolverlas: y el exámen de los de- más caractéres químicos, que son del dominio de la Mineralogia, vino á descubrir la ausencia de reaccion ácida, la presencia del cobre, del arsénico y del manga- neso, la ausencia del cloro, ministrando otros datos llenos de interes, con que la sustancia estudiada pasa á la jurisdiccion del químico, para ser sometida á las in- vestigaciones precisas del análisis. Éstas averiguan que no existen ciertas combinaciones que son frecuentes en las sustancias ya determinadas; descubren que el manganeso no entra sino en el estado LA NATURALEZA 75 de mezcla y de una manera accidental; lo eliminan por lo mismo, para que no entorpezca las investigaciones posteriores, y empleando los procedimientos segu- ros del análisis cuantitativo, se fija con toda precision la cantidad en que las sus- tancias encontradas se presentan; se demuestra que entran en proporciones defi- nidas, formando una mera combinacion, se invocan en un estudio delicado y con- cienzudo, las relaciones que ligan entre sí los elementos encontrados, ya por sus afinidades, ya por sus semejanzas; se aplican las preciosas leyes del isomorfismo; se da acceso al cálculo sobre los resultados del análisis; se comparan unos y otros, por la notable ley de los equivalentes químicos; se comprueban, en esta severa comparacion, unos resultados con otros, por diferencias de 0,39 y 0,065, que no son diferencias, llegando, por último, despues de hacer pasar tan notables deduc- ciones por el crisol de un estudio minucioso, de una discusion razonada, y de una crítica severa, á la trasformacion del análisis en fórmula, dejando expresada con la rigurosa inflexibilidad de los números, la composicion verdadera de un mine- ral hasta ahora desconocido, y cuyos elementos de composicion estaban ocultos por las más estrechas afinidades, y por los más confusos caractéres. Pero la cuestion no está aún resuelta, pues aún queda por averiguar si esta sustancia ocupa ya un lugar en la Mineralogía. Aquí el erudito mineralogista recorre el catálogo de los compuestos conocidos, reune los de composicion semejante, compara los que pertenecen al mismo grupo, fija las analogías que los aproximan y las diferencias que los separan, y deduce, apoyado en sus interesantes, precisas y laboriosas investigaciones, que el mineral que ha sometido á su estudio, constituye una especie nueva. Pero el modesto sabio, que no da á su deduccion el carácter de un fallo inape- lable, califica de desautorizado su análisis y lo somete á una Sociedad Científica, cuya ilustracion es notoria y está universalmente reconocida; pues la Sociedad Mexicana de Historia Natural ocupa ya un lugar preferente entre las Sociedades Científicas del mundo. Al llegar á este punto de nuestra reseña, la pluma no puede seguir corriendo, pues el corazon toma ya parte, dilatado por la gratitud. .. . . Al descubridor de una especie nueva corresponde, en uso del derecho de prioridad, proponer el nom- bre con que se la deba introducir á la ciencia; y la eleccion hecha por el amigo, nos obliga á callarla, cuando sólo con el carácter de escritores, debemos emitir un juicio, sobre el trabajo científico del sabio. Al hablar del análisis hecho por el Sr. D. Miguel Velazquez de Leon para de- terminar cuantitativamente la composicion de este nuevo vanadato, no debemós pasar inadvertida una circunstancia esencial en el estudio que tenemos á la vista, y que aumenta, de una manera notable, el mérito que lo caracteriza. Los que conocen los medios de que la Química se sirve para separar del com- puesto que la retiene, la sustancia que se trata de determinar, saben que en tér- minos generales expresados, dichos medios consisten en disolver de una manera 76 LA NATURALEZA completa, el compuesto de que dicha sustancia forma parte; poner en contacto con ella, otra por la que tenga más afinidad que con aquella á que se encuentra ligada por la combinacion, y con la que sea susceptible de formar un compuesto insoluble, capaz de separarse de la disolucion y de ser pesado y calculado. Las combinaciones conocidas del vanadio, no son completamente insolubles, re- sultando de aquí la dificultad de que hablábamos al principio; y esta dificultad se aumenta con la presencia del cobre, que tiene grande afinidad con el vanadio. Como era natural, semejante dificultad no pasó inadvertida al experto analista; quien examinando, discutiendo y aun empleando, con todas las precauciones de= bidas, los métodos propuestos por los Profesores Rivot, Roscoe, Bunsen y Ber- zelieus, verdaderas autoridades en la materia, no queda satisfecho con los resul- tados; y el ingenioso químico, aplicando la suma de conocimientos que lo han hecho notable en este ramo, ataca de frente las dificultades, aplica ventajosamente los principios para hacer desaparecer los errores, cria, por decirlo así, un método nuevo, especial, que puede llamarse suyo, y llega á resultados, que no son dis- cutibles, porque en sí mismos llevan el testimonio de su exactitud; pues en una operacion obtiene 19.805 por 100 de vanadio, y en otra, repetida para compro- bacion, 19.850. , Los mismos resultados comparados, hacen ver la superioridad de su procedi- miento sobre los otros: pues por el que aconseja Roscoe, solamente obtuvo 18.16 por 100; empleando el de Rivot, 17.30; y precipitando directamente el ácido vanádico por el clorhidrato de amoniaco, no obtuvo más que 15.97. Así pues, el estudio á que estas observaciones se refieren, tiene el doble carác- ter de un descubrimiento y de una invencion: el primero, por lo que se refiere á una nueva especie mineral; y la segunda, por el nuevo método de análisis para determinar el vanadio, cuyo método no dudamos que será acogido por los quí- micos con entusiasmo, puesto que despeja su camino de los obstáculos con que hasta hoy han tropezado, en algunas de sus interesantes investigaciones. En presencia de esta natural consideracion, el juicio vacila sobre á cuál de estos dos aspectos debe conceder la preferencia; si al mineralógico, que ha enri- quecido con una especie más la ciencia de los minerales, ó al químico, que de- posita un nuevo recurso entre las manos de los analistas. Antes de concluir estas líneas, en las que hemos procurado que la parcialidad no tome parte, séanos permitido desahogar un sentimiento del corazon, que el deber nos habia obligado á reprimir, para que no se mezclara á las reflexiones de muestro juicio: pues nada más justo, despues de examinar tan importante trabajo científico, digno de un comentador ménos incompetente, que volver la vista há- cia su sabio autor, el Sr. D. Miguel Velazquez de Leon, honra de nuestro país, de nuestra profesion y de nuestro Colegio; representante ilustre de una noble fa- milia, y digno descendiente del inmortal fundador del Colegio de Minería y autor de las sapientísimas Ordenanzas. LA NATURALEZA 77 Al rendirle el tributo de huestra gratitud por su distincion, y de nuestra ad- miracion por su saber, creemos poder decir, rindiendo culto á la verdad, lo que el célebre Haiiy decia, en un exceso de modestia, refiriéndose al Profesor Neer- gaard, quien propuso su nombre para el mineral que lo lleva: con la precision de sus descripciones, con la claridad de sus caractéres, con la exactitud de sus aná- lisis, con la eficacia de los métodos, no elegidos, sino inventados, por la oportu- nidad en las comparaciones, por la mútua comprobacion en los resultados, por la lógica en las consecuencias, por la erudicion en el exámen, y en una palabra, por el conjunto de circunstancias que constituyen su trabajo, ha formado con él «una Memoria, en la que todo está dictado por la Ciencia, con excepcion de un nombre que no ha podido serlo más que por la amistad.» SANTIAGO RAMIREZ. AOL ¿ADÓNDE VAN LAS GOLONDRINAS? POR EL SR. ALFREDO DUGES, SOCIO CORRESPONSAL EN GUANAJUATO. GOLONDRINA DE GUIAS; HIRUNDO HORREORUM, BARTON; HIRUNDO RUFA, VIEILLOT; GOLONDRINA VIENTRE ROJIZO, NÚM. CCCI, AZARA, PAJAROS DE ParaGuay, T. IT, PAG. 507, EDIC. ESPAÑ., MDCCCV. Para que no haya duda sobre la identidad de la golondrina comun de México con la que observó Azara entre los 28 y 29 paralelos Sur, es decir, por el Sur de Paraguay en el centro de Rio de la Plata, copio textualmente su texto: «Lon- gitud 6 pulgadas: cola 2%: braza 12. La frente y bajo de la cabeza hasta el pecho, son de canela viva. Los timoneles inferiores tienen el mismo color más apagado, y todavía más las tapadas. El resto bajo del cuerpo, blanco con baño acanelado; pero de la raíz del ala se avanza una tira negra con idea de formar gola, aunque no cierra en lo inferior de la garganta. De la frente á la cola y el costado de la cabeza, azules turquí; pero entre el ojo y pico es negro. La cola, ala y cobijas son pardooscuras; pero todas las plumas de la cola, ménos la inter- na, tienen una gota blanca en la barba interior á 6 líneas de la punta. Remos 18: cola 12 plumas: las exteriores muy agudas, y el seno de nueve líneas: piernas 11; tarso 6; pico 3.» El Profesor Spencer, F. Baird (Review of Am. Birds 1864-1872, p. 295-96) considera como sumamente probable que la golondrina de Paraguay y la de Gra- neros sean idénticas. 18 LA NATURALEZA Dice el autor español que él observó algunas por Diciembre, «pero que un dia de Setiembre que hacia frio extraordinario, cogió algunas de una bandadita, que se entró en el rancho ó choza campestre donde él estaba, en los 27 grados de latitud.» Hojeando la Gaceta de Literatura de México, por Don José Antonio Alzate Ramirez (1788, núm. 14), encontré una Memoria sobre la trasmigracion de las golondrinas. * Despues de hablar de los Aviones grandes (Procne subis) y de los chicos (Petrochelidon Swainsonii), pasa á describir sucintamente la golondrina que nos ocupa, y dice que no deja el país sino con inmediacion al frio: en el año de 1785, se veian á principios de Octubre unidas en sociedad para dar la estampida; pero en el de 1787 permanecieron hasta el 25 de Octubre. Alzate agarró algu- nas y les aplicó unos anillos de alambre en las piernas; por espacio de cuatro años, cogiéndolas de nuevo durante la noche, las vió volver en la primavera al mismo sitio: segun sus cálculos una golondrina puede volar más de tres cuartos de hora sin intermision, y recorrer nueve leguas por hora. Las golondrinas que vemos en Guanajuato nos vienen del Sur: este hecho lo he verificado á mi regreso de Europa en 1869, pues las encontré en gran canti- dad en Orizaba: pocos dias despues ellas arribaron á México, donde yo me habia quedado, y no llegaron á Guanajuato sino más tarde, cuando ya estaba yo en esta capital: si no me engaña mi memoria, hubo un intervalo de más de 30 dias entre el en que las ví en Orizaba y el en que vinieron á Guanajuato. En general, se observan por acá á mediados de Marzo, y rara vez á fines de Febrero, anidan y empollan en nuestras casas, y cuando se marchan con los pequeños ya bien em- plumados y sin ribete amarillo en el pico, lo verifican hácia mediados de Setiem- bre, rumbo al Sur. Nótese que Azara vió nuestras avecillas en Setiembre y Diciembre, y recuér- dese lo que dice Alzate de la velocidad, y se comprenderá cómo las que han salido de las comarcas del Sur de la República Mexicana, pueden llegar en Setiembre á Paraguay, miéntras las que parten de regiones más septentrionales, como los Estados Unidos del Norte, pueden ganar el punto susodicho por los meses de Octubre y Noviembre. Es, pues, casi seguro que la golondrina de guías (Hirundo horreorum, Bart.), pasa el invierno en el centro de la América del Sur, de donde vuelve para anidar en el tiempo de calor, haciendo en el camino pausas más ó ménos dilatadas, se- gun vienen cansadas ó nó. Nora.—Parte de lo que precede ha sido basado sobre los cálculos de Alzate; pero despues de escrito el artículo, me encontrécon unosapuntes que toméen Abril de 1853 á bordo de un buque: hallándonos á cien leguas de las costas de España, * Esta Memoria del P. Alzate ha sido reimpresa en el «Apéndice á la Naturaleza,» tomo VÍ, pá- gina 157.—J. $. LA NATURALEZA 79 entre este reino y las islas Azoras, recogimos una golondrina que se abatió rendi- da de cansancio sobre los bordajes: si esta ave pudo recorrer de un volido 400,000 metros, es evidente que las que emigran hácia Paraguay, podrán hacer lo mismo cuando estén ayudadas por el viento, pues la que cito veniaimpulsada por los vien= tos alisios que soplaban con fuerza. Es un dato más para corroborar la idea de que las golondrinos de México llegan fácilmente en un par de meses al centro de la América del Sur, facilitándoseles este viaje por los numerosos descansos que pue- den tomar en camino. Guanajuato, Octubre de 1884. BIOGRAFIAS DE NATURALISTAS MEXICANOS. DON PABLO DE LA LLAVE POR EL SEÑOR DON FRANCISCO SOSA. El Sr. Dr. Don Pablo de La Llave nació en la villa, hoy ciudad, de Córdoba, el 11 de Febrero de 1773, hijo del capitan de milicias del regimiento de Tres Villas, Don Francisco Antonio de La Llave y de la Sra. Doña Gertrudis Fernandez de Ávila, quienes por su buena posicion social le dieron una educacion esmerada. En 1785, cuando solo contaba doce años, perdió á su padre. Esta desgracia no fué un obstáculo para que continuase los estudios que con gran lucimiento ha- bia comenzado en esta ciudad en el colegio de San Juan de Letran, y seis años despues, en 1791, le vemos abriendo un curso de filosofía en el mismo colegio, teniendo entre sus discípulos á algunos de mayor edad que él. El grado de doctor teólogo lo recibió cuando apénas contaba diez y nueve años. Despues de haberse ordenado de sacerdote, partió á España en 1801, por con- sejo, segun se cree, de su hermano Don Francisco, que hacia de jefe de la familia, y con el fin, sin duda, de lograr que en su calidad de eclesiástico obtuviera en la corte algunos de los puestos principales á que podria aspirar, pues con dificultad suma alcanzaban los criollos, durante la dominacion española, las mitras y canon- gías que se disputaban los sacerdotes nacidos en la Península y que venian ya des- tinados á aquellas prebendas. En España ensanchó sus conocimientos y aprendió varios idiomas, entre ellos el frances y el hebreo. Dedicóse con especialidad al cultivo de las ciencias naturales, 80 LA NATURALEZA y llegó á ser tan distinguido en botánica, que fué nombrado director del jardin de Madrid y sirvió en la misma capital la cátedra de aquella ciencia. En premio, se- guramente, de esos servicios, fué nombrado canónigo de la catedral de Osuna, en cuyo puesto permaneció algunos años. Electo en 1812 diputado á las córtes españolas, dióse á conocer por sus ideas liberales y por su decision en favor de la independencia de su patria, siendo por ellas perseguido y reducido á prision, como Ramos Arizpe. Consumada la independencia, el Dr. La Llave quiso “regresar desde luego á México, mas se lo impidió la escasez de recursos, y cuando pudo verificarlo tuvo que hacerlo pasando ántes á Francia, por estar rotas las relaciones entre México y su antigua metrópoli. Llegó á la capital mexicana en 1823 y al punto fué nombrado ministro de justi- cia y negocios eclesiásticos, puesto que desempeñó hasta fines de 1825. Al año siguiente pasó á Valladolid (hoy Morelia), á servir la canongía que disfrutaba en aquella catedral, y era la de Tesorero Dignidad; mas fué muy corto el tiempo que allí residió, pues ya en 1828 se hallaba en México, y en 1830 fué presidente de la cámara de senadores. Atacado de una enfermedad del estómago, fué llevado á principios de 1833 á la hacienda del Corral, en el canton de Córdoba, con el fin de ver si el cambio de tem- peramento le devolvia la salud perdida; pero todo fué inútil, y cuando ménos se esperaba tan fatal desenlace, falleció en la mencionada hacienda, en el mes de Junio de dicho año. El Sr. de La Llave fué un buen patriota. Su larga residencia en España no en- tibió el amor que profesaba á México. Sacerdote, su conducta fué intachable; funcionario público, se condujo con honradez tan acrisolada que jamás dió motivo á censura ninguna. La delicadeza de su carácter la demuestra el rasgo que vamos á referir. Uno de sus parientes más cercanos gastó la mitad de su fortuna en auxiliar los traba- jos del inmortal Morelos en la guerra de la independencia, y murió al ir á unirse á aquel gran caudillo. Mirando otro tio del Sr. Llave la triste situacion en que se encontraba la familia, reunió las pruebas necesarias para acreditar aquellos servicios, con el fin de ocurrir á la junta de premios que se estableció despues de la independencia; mas Don Pablo se opuso á que se diera paso alguno en ese sen- tido, porque no creia decoroso que siendo él ministro de Gracia y Justicia, se hi- ciese tal solicitud y pudiera decirse que deseaba que influyera en el ánimo del Gobierno la posicion que él tenia. Muy incompletos son los datos que hemos tenido á la vista al trazar estos apun- tamientos, y nos es en verdad penoso no poder hablar con la extension debida de las producciones literarias y científicas del Dr. La Llave. Refiriéndonos á las primeras, dirémos que escribió las Semblanzas de sus compañeros en las córtes españolas, semblanzas que fueron muy bien acogidas por la maestría con que en LA NATURALEZA S1 breves líneas se daba en ellas cabal idea de los diputados y de sus opiniones po- líticas. Tambien dió á luz varios discursos patrióticos, que se publicaron por Gal- van en 1831, y diversos artículos que aparecieron en el «Registro trimestral, » entre ellos un estudio sobre los ruidos subterráneos y otro acerca de los alacranes. Pero á lo que debe muy especialmente el Dr. La Llave su fama, es á su con- sagracion á las ciencias naturales. Los descubrimientos botánicos por él hechos, sus clasificaciones, sus trabajos todos en este ramo, fueron acogidos con interes y con grande aprecio no solo en el país, sino tambien en el extranjero, mereciendo ser reproducidos en varias obras francesas. Al hablar de este punto, no debemos callar que el naturalista mexicano, obedeciendo á los dictados de su patriotismo jamás desmentido, dedicó las plantas por él descubiertas á los héroes de nuestra independencia. El Dr. La Llave estuvo siempre en correspondencia con los naturalistas europeos. Don Pablo de La Llave, noble siempre y generoso, contribuyó, de cuantos modos pudo á los progresos de la juventud estudiosa, proporcionando á varios individuos los recursos necesarios para hacer una carrera. Esperamos que alguno de los miembros de la Sociedad de Historia Natural se encargue de llenar los vacíos que se notan en estos apuntamientos. unn. _—_—AAIAAAAAAAA AAA APUNTES HISTÓRICOS SOBRE EL CULTIVO DE LA SEDA EN MEXICO REUNIDOS POR A. Nuñez ORTEGA, MINISTRO RESIDENTE DE LOs E. U. MeExICANOS, ANTE S. M. EL REY DE LOS BELGAS. (CONCLUYE. ) Tejidos con mezcla de metales, terciopelo rizo y cortado, felpa corta, matizados, y con cenefa, hasta de dos tercias varas, 24 reales vara. Terciopelo y felpa corta de las mismas clases y con metales y flores al telar, hasta dos tercias varas, 24 reales vara. Tisú de oro y plata (véase brocato). Tápalos (véase sobretodos). Nora.—Cuando algunos tejidos pasasen de los anchos señalados, pagarán los derechos á prorata, segun el exceso. * 1 Coleccion completa de las disposiciones legislativas (México, 1876), tom. 1, p. 581. LA NATURALEZA. —Tomo VII.—11. 82 LA NATURALEZA El mismo carácter de pasatiempo á que ántes aludimos, tuvieron, segun pare- ce, los plantíos de moreras y cria de gusanos que existian el año 1824 en las cercanías de San Luis Potosí, * no obstante la exencion, por diez años, «de alca- bala, diezmo, primicia y cualquiera otro derecho,» que concedia el decreto de 8 de Octubre de 1823 á la seda cosechada en el país (exencion que fué extendida, en el distrito y territorios federales, á los tejidos de seda de fábrica mexicana por otro decreto fechado en 1.” de Febrero de 1828), á la vez que en 20 de Mayo del año 1824 se prohibia la introduccion de calzones de seda, capatones, chalecos, chupas, galones, encajes, puntillas, blondas y ropas hechas de todas figuras. En 18283 se prohibió la introduccion de la seda torcida bajo la pena de comiso. Tambien en el año 1828, Don Manuel Eduardo de Gorostiza, encargado de ne- gocios de la República en los Países Bajos, dirigió al Secretario de Relaciones exteriores un oficio informando del feliz éxito obtenido por un español llamado Beramendi, quien, con la proteccion del Gobierno neerlandés, habia plantado mo- reras y establecido la cria de gusanos de seda en la villa de Ath, cerca de Bru- selas. El Sr. Gorostiza terminaba su oficio con estas palabras: «Ausente de mi patria hace tanto tiempo, ignoro qué progreso ha podido hacer allí el cultivo de la seda; pero si el Supremo Gobierno creyese conveniente el darle algun impulso, en este caso me seria fácil, relacionado como lo estoy con Beramendi, visitar su establecimiento en todos sus detalles, enterarme de todas sus manipulaciones y procurarme, aun sin coste alguno, buenas semillas que podrian llegar muy bien herméticamente cerradas en cajas de hojadelata. Beramendi me ha asegurado que la morera produce á los cinco años de plantada, y que su cultivo ni exige grandes desembolsos ni grandes conocimientos teóricos.» El Secretario de Rela- ciones exteriores é interiores Don José María de Bocanegra, sucesor de Don Juan de Dios Cañedo, á quien el anterior oficio habia sido dirigido, dió respuesta al Sr. Gorostiza el 28 de Febrero de 1829 en estos términos: «He dado cuenta á S. E. el Presidente con la carta de V. $S., número 54, de 14 de Diciembre an- terior, en que participa los buenos resultados que ha tenido el plantío de moreras en ese reino; y siendo muy útil, ventajosa é importante la remision de semillas que V. $. propone hacer en su citada, se espera la verifique, como ofrece, y la instruccion que V. $. forme consecuente á la que reciba del Sr. Beramendi. De suprema órden lo digo á V. $. en contestacion.» Los lamentables sucesos del año 1829 y la promocion del Sr. Gorostiza á la categoria de Ministro en Lóndres impidieron el curso de sus esfuerzos. Hasta el año 1830 no vemos aparecer un principio de movimiento en el sentido de la utilizacion de las favorables condiciones de nuestro país para el cultivo de la seda. La iniciativa se debe, como otras muchas referentes á la industria me- 1 Memoria del Secretario de Relaciones exteriores é interiores presentada á las Cámaras el 11 de Enero de 1825, p. 45. LA, NATURALEZA 83 xicana, á Don Lúcas Alaman. En la Memoria que presentó á las cámaras como Secretario de Relaciones interiores: y exteriores, leemos lo que sigue: «La cria de la seda, que fué en tiempos pasados un ramo de mucha importancia, es de aquellos que solo necesitan darles direccion para que vuelvan á florecer, pues examinados los elementos que para ello existen, se halla que son muy abundantes. En muchas partes se encuentran en cantidad moreras, aunque de diversas clases, todas útiles para el alimento del gusano, y algunas de las especies más estimadas para este objeto. El gusano mismo existe abundantemente, aunque casi en lo ge- neral se ignora el arte bien sencillo de aprovechar su capullo, devanando la hebra que lo forma. Se trata, pues, de reunir y fructificar estos elementos preciosos, y al efecto se han mandado publicar tratados muy útiles"sobre este ramo, los que han sido recibidos con entusiasmo por todos los amantes de la prosperidad nacio- nal: la direccion del Banco (de avío) ha invitado á que se le manden de diversos distritos personas que adquieran prácticamente la instruccion necesaria, enel es- tablecimiento que ha formado en Cuyoacan un particular celoso del fomento de este ramo, que el Gobierno no duda anunciar, será dentro de pocos años, uno de los principales de riqueza de estos Estados. » * La persona á quien alude el Sr. Alaman como celosa en la propagacion del cul- tivo de la seda, era Don Santiago Aldasoro, en cuyo establecimiento de Cuyuacan recibió varios alumnos para educarlos en las operaciones de la cria del gusano. En el informe presentado por la direccion del Banco de Avío en Enero de 1832, se encuentran los siguientes pasajes: «La cria de gusanos de seda no está genera- lizada: en los Estados de Oaxaca y Jalisco se ocupan en ella, por diversion, algunas personas; mas no hay establecimientos formales para hacer de este insecto un negocio lucrativo, y por lo comun se ignora el modo de sofocarlo y devanar el capullo: en muchos pueblos hay abundancia de moreras, que se producen natural- mente; pero nadie habia pensado en dedicarse á su plantío, porque en algunos lu= gares ni aun se tenia noticia de que las hojas de estos árboles fuesen el alimento exclusivo del gusano. » * Con referencia al fomento dado por la direccion del Banco de Avío á la indus- tria de la seda, dice el ya citado informe: «En el pueblo de Cuyoacan se formó un establecimiento para la cria de los gusanos de seda por el Sr. Don Santiago Alda- soro, que hasido el primero que en el Estado de México, y á costa de algunas pérdi- das, necesarísimas en los principios decualesquieraempresa, se dedicóá este género de industria, y logró por fin ver el fruto de sus desvelos en la fina y bien devanada seda quele produjo su cosecha en el año que acabó. Su establecimiento ha servido 1 Memoria del Secretario de Relaciones interiores y exteriores presentada á las Cámaras en 5 de Enero de 1831, p. 23. 2 En Orizava, por ejemplo, habia en los solares de los suburbios cosa de dos mil morales que generalmente se utilizaban como madera de construccion ó combustible. —Estadística de Vera Cruz (1834), cuad. 4, p. 6. 84 LA NATURAL EZA de escuela á varios jóvenes que la direccion hizo venir de los Estados ménos leja- nos, para que se instruyesen en el cultivo del insecto, en el modo de sofocarlo y en el arte de devanar el capullo. Despues de un aprendizaje de algunos meses, re- gresaron á sus hogares, llevando todos consi:yo unos conocimientos tan útiles á sí mismos y al país en que viven, en cuyo obsequio costeó el Banco su manteni- miento en todo el curso de la enseñanza y expensó los gastos del viaje. Se ha re- partido la semilla del gusano á cuantos la han pedido y se ha enviado tambien á los pueblos que abundan en moreras, procurando inclinarlos á extender el plantío de estos árboles, y á que se dediquen á la propag:1cion del insecto. El establecimien= to de Celaya ofrece grandes esperanzas para lo venidero. Se ha emprendido en grande esta negociacion, y su director, el Sr. Lazo de la Vega, se propone la fá- brica de distintas especies de seda, la de liston=s anchos, semejantes á los de Gra- nada y la de los revesillos ¿imitacion de los de Francia. Las máquinas para estos tejidos se encargarán á Europa á su debido tiempo. * En la cuenta de gastos generales hechos por el Banco de Avío en 1831 apa- recen 11,650 pesos entregados á Don Domingo Lazo de la Vega para un gran plantío de moreras y fábrica de seda en Celaya, y 1,818 pesos pagados á Don Santiago Aldasoro por el sosten y viático de regreso á sus Estados de varios jó- venes que aprendieron en el pueblo de Cuyoacan el modo de criar los gusanos de seda, sofocarlos y devanar el capullo. En la Memoria de la junta directiva del Banco de Avío, correspondiente al año 1832, se da cuenta de que la compañía industrial de Leon de los Aldamas ha- bia querido dedicarse exclusivamente á la seda y no habia tenido que hacer otros preparativos que los de plantíos de moreras para aumentar el número de los que existian en aquella demarcacion, y disponer una sala para colocar en ella diez telares para el tejido de medias. Los telares estaban aún en México y se esperaba poderles remitirle á Leon con otros diez que habian llegado de Francia para la fabricacion de rasos, tafetanes y telas de seda lisa. Para el manejo de esos telares el Banco de Avío habia hecho ir de Francia dos operarios instruidos, M. Samson Lefebvre y su hijo. El primero tenia un sueldo de 700 pesos y el segundo de 365. En ese año se entregaron á Don Domingo Lazo de la Vega 24,590 pesos para los plantíos de moreras en Celaya. * Tal era el estado que guardaba la industria de la seda cuando sobrevino una revolucion asoladora. La Memoria del Secretario de Relaciones interiores pre- sentada en 1835 contiene estas tristes palabras: «Todo prometia el resultado más 1 Memoria del Secretario de Relaciones interiores y exteriores presentada á las Cámaras en 10 de Enero de 1832, p. 25. 2 Anexo úá la Memoria del Secretario de Relaciones interiores y exteriores presentada á las Cáma- ras en 20 de Mayo de 1833. LA NATURALEZA 85 feliz, y el movimiento dado á la industria parecia que iba á conducirla al más alto punto de prosperidad, cuando la guerra vino no solamente á paralizarlo todo, sino tambien á destruir lo que ya se habia adelantado.» Las plantaciones de moreras no habian prosperado por falta de fomento y por- que los destrozos de la guerra alcanzaron las que ya habia; las de Celaya, sin embargo, prometian un grande aumento en la cria de los gusanos de seda. Los telares que debian haber sido enviados 4 Leon, permanecian en México, donde fueron ensayados por el maestro Alexandre Dubost en presencia del Ministro Lombardo. Los artistas llevados de Francia para enseñar el devanado del capullo, el hilado y tejido de la seda, habian vencido una suma considerable y se calculaba que los gastos totales de su contrata importarian 11,850 pesos. A pesar de todas estas contrariedades, el Gobierno de la República no cedia en su empeño de establecer la industria de la seda, y no pudiendo hacerlo de un modo más eficaz, expidió la ley de 23 de Mayo de 1837, haciendo extensivo á todo el pais el decreto de 1. de Febrero de 1828, que libertó de todo derecho los tejidos de algodon, lana y seda de fábrica nacional. Nuevas conmociones, nuevos escándalos en el órden civil mantuvieron al país en un estado de constante anarquía, agravada con una guerra extranjera. En medio de tantas dificultades, por el año 1843, Estéban Guénot, uno de los em- presarios de la colonizacion francesa en Xicaltepec, cerca de Nautla, formó una compañía por acciones para el cultivo de la seda en el Estado de Michoacan, la cual, aunque tuvo buena acogida del público, no dió resultado alguno: la guerra con los Estados Unidos de América esterilizó los esfuerzos de Guénot y de los ac- cionistas. Esto es lo que nosotros recordamos. Don Eduardo Ruiz, probablemente con mejores datos, publicó en el diario «La República» de 8 de Diciembre de 1883, un artículo en que dice lo siguiente: «No sabemos cómo, allá por los años de 1942 á 1843 llegó á Morelia un súbdito fran- ces llamado Brutiaux: recorrió gran parte del territorio, y entusiasmado con la feracidad de aquel suelo, con la benignidad del clima y con el carácter de los mi- choacanos, habló en Morelia de las grandes ventajas que traeria consigo la plan- teacion de la industria de la seda. Comunicósu entusiasmo álos hombres de espíritu público de aquella capital y de las principales poblaciones del Estado, y pronto se estableció una sociedad denominada «Compañía industrial de la seda en Michoa- can,» con fondos más que bastantes para su objeto. Se trajo de Europa una ma- quinaria completa para el tejido de la seda, y con los diplomas de los socios se repartieron unos elegantes y finísimos listones con la fecha del estreno de la fá- brica y con el nombre de la razon social, todo tejido allí con la seda que al pronto se pudo conseguir. «Para la cria y cultivo del gusano, se fundaron grandes establecimientos en Uruapan y los Reyes; y en esas mismas poblaciones se plantaron bosques de mo- 86 LA NATURALEZA reras. Todo presagiaba un porvenir bonancible para los socios de la compañía y para la multitud de familias que aseguraban un jornal-cómodo y lucrativo. «¿Por qué desaparecieron como por encanto tan halagiieñas esperanzas? ¿Qué se hizo de la gran fábrica de seda establecida en Morelia? «Por una parte, nuestras contínuas revoluciones, por otra la indolencia, fueron causas generales que determinaron el mal éxito de la empresa, siendo de adver- tir que, cuando apénas acababa de establecerse la fábrica, sobrevino una de las más desastrosas guerras civiles que ha presenciado el país. «Acasoalguno de esos pocos hombres, llenos de fe y alentados por la constancia, pudieron haber hecho frente á la situacion y sacar avante los primeros ensayos de una industria que prometia tan lisonjero futuro. Los hubo en efecto, y á la cabeza de ellos se encontraba el infatigable Brutiaux, cuyo carácter eminente- mente dulce y tranquilo, no se detenia ante ningun contratiempo; pero los es- fuerzos de esos pocos hombres se estrellaron ante un obstáculo que era de tomarse seriamente en consideracion. «Aunque el cultivo del gusano de seda habia producido resultados más brillan- tes que los que se habian esperado, habiéndose multiplicado las plantaciones de morera al grado de exceder sus productos á las necesidades, los trabajos se estre- llaban por falta de tornos de filatura para extraer la seda del capullo, operacion que tenia que hacerse á mano, y por lo tanto lenta y fatigosamente, sin hacer sensibles las utilidades, motivos por los cuales se fué abandonando poco á poco la empresa por los agentes secundarios.» El Sr. Ruiz elogia mucho los esfuerzos y la constancia de Brutiaux. La pro- nunciacion castellana da á este nombre un sonido fatídico. Sin contrariar las aserciones del Sr. Ruiz, debemos insistir en que Estéban Guénot tomó parte en ese negocio, si bien quizá haya sido como agente para procurar suscritores.* A pesar de los pocos años que entónces teniamos, recordamos perfectamente los di- plomas de la «Compañía Michoacana para explotar el ramo de la seda» (6 para el cultivo de la seda), las cintas que se dieron de muestra á los accionistas y la firma de Guénot puesta en los títulos de á cien pesos cada uno. En nuestro con- cepto, el primer requisito para el logro de una empresa es que sus directores co- nozcan el negocio que intenten. Es evidente que Brutiaux no conocia la industria de la seda, pues solo así pudo ocurrírsele plantear un establecimiento en grande escala sin tener tornos para devanar, aparatos que, por cierto, ni eran modernos en aquel tiempo, ni son difíciles de construir. Veamos, por último, lo que respecto de esta empresa michoacana, una de las más importantes manifestaciones de la iniciativa nacional, inquirió el Sr. Van 1 Confirma nuestros recuerdos el Sr. de Fossey, autor del libro intitulado Le Mexique (Paris, 1867), chap. XI, p. 391. De Fossey indica que el asiento de la compañía de la seda fué la villa de Uruapan. LA NATURALEZA 87 Bruyssel: «Hácia el año 1843, se formó en Michoacan una asociacion que tenia por objeto el cultivo de la seda, así como todos los trabajos industriales que con ella se relacionan, incluyendo el tejido y la tintura de dicha materia. Habria sido prudente, en el principio, limitarse á la produccion de la seda en rama, sin em- prender desde luego una manipulacion tan completa. La compañía no lo juzgó así: envió un delegado á Francia para hacer estudios y comprar máquinas, re- sultando de todo esto que en 1846 se encontró con un descubierto de 143,978 pesos. No tenia disponible sino!15,084 pesos, tres millones de moreras y algun ma- terial de explotacion. En la imposibilidad de realizar sus planes y teniendo muchos gastos que hacer, solicitó en vano el apoyo del Gobierno y acabó por disolverse. * En 1853, un suizo nombrado Antonio Rezzonico, representante de una compa- ñía que proyectaba el establecimiento de una fábrica de tejidos de seda, plantó en Zacatlan, Estado de Puebla, un número muy considerable do moreras, que crecie- ron y prosperaron hasta el año 1857, en que la revolucion destruyó toda espe- ranza de éxito. Como correspondiente á esa época debemos tambien registrar la existencia de la fábrica de los Sres. Francoz?* y Prattle, situada en el Baño de las Delicias en la ciu- dad de México. En ella fabricaban rebozos de seda, que fueron premiados en la ex- posicion habida en dicha ciudad el año 1853, y tambien en la de Paris en 1855. Por el informe relativo á esta última sabemos que habia entónces diferentes fábricas de chales (de seda) y que el Sr. Francoz empleaba telares del sistema de Jacquard para las operaciones que ejecutaba en su fábrica. M. Moreau exhibió tambien seda teñida en México y obtuvo una mencion honorífica. En la exposicion nacional habida en México en 1875, los Sres. Rivas y Tar- rada, de Puebla, exhibieron tejidos de seda, «los primeros y únicos de su clase hechos en la República». Doña Manuela Perez de Escobar y Doña Paulina San- doli, de Oaxaca, presentaron seda hilada, y el Sr. Albert, del Distrito Federal, seda enmadejada y teñida. | En 1877, M. Camille Tolis pidió una subvencion al Gobierno para fundar una fábrica de tejidos de seda en Oaxaca. Su demanda fué favorablemente acogida, pero ignoramos el resultado que haya tenido. Un frances, M. Pierre Oudin, tenia el año 1878 un taller de pasamanería en Puebla. Sucesivamente hemos registrado los principales esfuerzos de los gobernantes de México para promover el cultivo de la seda. Por órden cronológico llegamos ahora al período más reciente. En 8 de Diciembre de 1882 publicaba el «Diario Oficial» una comunicacion del Secretario de Estado y del Despacho de Fomento, dirigida á los diputados secretarios del Congreso de la Union, que á letra dice: 1 Les Elats-Unis Mexicains (Bruxelles, 1880), p. 61. 2 Antiguo colono de Coatzacoalco, 88 LA NATURALEZA Secretaría de Estado y del Despacho de Fomento, Colonizacion, Industria y Comercio de la República Mexicana.—Seccion 4% El Ejecutivo ha deseado impulsar el movimiento progresista que la Nacion experimenta, procurándole industrias que siendo lucrativas, estén de acuerdo con las condiciones económicas y climáticas en que vivimos, para hacer fundar en ellas la esperanza del éxito. Entre las industrias que más llaman la atencion del pueblo mexicano se en- cuentra la cria del gusano de seda. La historia del país hace creer que si nues- tros antepasados no llegaron á conocerlo, en lo cual cabe aún alguna duda, fué, á no dudar, una de las industrias que el Gobierno de la Metrópoli trató de implan- tar, en los momentos posteriores á la conquista y por la iniciativa del mismo Hernan Cortés. Los esfuerzos emprendidos en este sentido no fueron fallidos, por= que se llegó á cosechar en grande escala, siendo restos de ello los diversos pun-= tos del país donde los indígenas, como en Tehuantepec, fabrican hasta el dia algu= nos tejidos de la seda que cultivan. A través de las oscuridades históricas de esta época, se ve que la mano del Go- bierno hatenido que intervenir de contínuo en este problema, porque es de aquellos que parece no poder desarrollarse á la sombra sólo del esfuerzo y la iniciativa in- dividual. En efecto, en 1537 el Gobierno vireinal aceptaba las proposiciones que le hacia —segun el Sr. García Icazbalceta— un Martin Cortés, pidiendo se le permitiera establecer en el pueblo de Tepeji (ahora de las sedas), cien mil morales en el plazo de quince años, pidiendo en cambio gente suficiente para ello, quince indios para que aprendiesen el oficio ayudándole, y otras tantas mujeres para hilar y pre- parar la seda, manteniéndolos por su cuenta: pedia la encomienda de dicho pueblo por cinco años, durante los cuales disfrutaria de todo el tributo, por otros quince, iria á medias con el rey y al cabo de los veinte quedarian todos los morales, que no bajarian de diez mil, y cualquiera otro aprovechamiento que allí hubiese esta= blecido, en poder de la corona, obligándose, durante el contrato, á que la seda pro- ducida pagase los derechos reales. Parece que algun resultado dió este contrato, pues que Tepeji, que en aquellos momentos no tenia, segun palabras del peticionario, más que ciertos morales vie- jos del tiempo de los indios, llegó despues á prosperar y á merecer el sobrenombre que hoy conserva. Éste, como otros muchos datos esparcidos en nuestra historia, demuestran que se dió proteccion á la industria en la época colonial; y que prosperó, asegurándose así la certeza de que el clima es propicio al gusano y que bajo la proteccion oficial alcanzó bastante desarrollo. Los datos que el Ejecutivo se ha procurado hasta la fecha corroboran este aserto. Casi en toda la extension del país se han hecho ensayos en su mayor parte feli- ces; pero comprendiéndose la bondad del clima y conociéndose la buena calidad del LA NATURALEZA 89 "producto, nunca se ha llegado á establecer de un modo serio y los ensayos no han sido nunca duraderos. Varias veces se ha intentado por medidas legislativas ayudar al esfuerzo indi- vidual, y el Estado de Michoacan se ha distinguido en este camino, pues algunos millares de pesos se han quedado convertidos en maquinarias que quizá por falta de todos los elementos oportunos no dieron el resultado apetecido, pero que están señalando la segunda época de nuestros esfuerzos, no fallidos por falta de condi- ciones apropiadas, puesto que la seda de Michoacan está considerada como de su= perior calidad. En vista de los antecedentes históricos someramente bosquejados, ka llamado el Ejecutivo la atencion de los particulares y de los Gobiernos de los Estados, in- duciéndolos á tomar de nuevo este negocio, y prometiéndoles, que sl hoy se dedican á multiplicar la morera que en abundancia existe, en breve se les dará el gérmen del gusano que se procura, y que, sobre todo, les proporcionará la manera de evitar uno de los mayores escollos que hasta la fecha ha existido, esto es, la fila- tura del capullo. Como resultado de estas excitativas se ha presentado á la Secretaría de Fo- mento una peticion para organizar una Empresa italiana que implante sobre sólidas bases la cultura por mayor y en todo el país de la morera y el gusano, y la fila- tura de todos los capullos que produzcan tanto la misma empresa como los par- ticulares. Al estipular el contrato que tengo la honra de someter á la ilustrada conside- racion de las Cámaras para su aprobacion, se ha procurado intentar en el país, como ha sucedido en Italia, un desarrollo uniforme y amplio á una industria de tanto porvenir. Se ha estipulado que la Empresa comprará á los particulares toda la hoja de morera que le vendan, así como los capullos, y que les venderá los gérmenes que soliciten, mediando en esto la intervencion del Gobierno, y garan- tizando de este modo la posibilidad de dar salida á la produccion particular. Al favorecer el establecimiento de una empresa, ha huido de todo carácter mo- nopolizador, procurando solo dar base séria á la industria á fin de que, á su som- bra, pueda caber libremente la iniciativa individual y pueda prosperar toda otra empresa, que ya encontrará asegurada la produccion de la materia prima. El subsidio que el Erario debe dar está asegurado con la fianza, y como se ha de entregar gradualmente, podrá detenerse á tiempo si llega alguno de los casos previstos en el contrato, de que no funcione la negociacion en totalidad ó en una parte considerable. Por último, si los negocios de la Empresa van mal, el Go- bierno se encuentra en aptitud de tomarlos por su cuenta ó de traspasarlos á otra persona, bajo condiciones tales que permitirán llevar á buen fin la idea del des- envolvimiento de esta industria en la Nacion, aun en el remoto caso de que este nuevo invento fracasara. Se estipula, además, que la Nacion se reembolse en parte de la subvencion, una vez espirado el término del contrato. La NATURALEZA.—Tomo VII.—12, 90 LA NATURALEZA Siendo la industria sericicola una de las que mayor bienestar difunden en las masas, por ser industria de las familias y de la gente desvalida, cree el Ejecutivo deber recomendarla á ese H. Congreso, á fin de que le preste su apoyo, pues que no seria aventurado predecir que dentro de pocos años el país podrá exportar más de diez millones de pesos, con la seguridad de un mercado que cada dia va siendo más ilimitado. México, Diciembre'4 de 1882. El Contrato á que hace referencia el documento que antecede es el siguiente: CONTRATO celebrado entre el Secretario de Fomento, General Cárlos Pacheco, en representacion del Ejecutivo de la Union, y el Sr. A. Fulcheri, para el cultivo de la morera, cria del gusano de seda y filatura del capullo en toda la Nacion. . Art. 1.2 Se autoriza al Sr. José A. Fulcheri para que organice una compañía que se denominará: «Empresa Mexicana de Industria Sericícola,» con el objeto de establecer y desarrollar en la República Mexicana la industria de la seda. Art. 2.2 La Empresa está obligada á fundar veinte Establecimientos para el cultivo de la morera y cria del gusano de seda. Para esto deberá proponer al Ministerio los lugares donde hayan de establecerse, resolviendo éste sobre cada propuesta. En el primer año de ejercicio, debe haber fundado á lo ménos cinco Establecimientos, y dentro del segundo año el resto. Art. 3.2 La Empresa establecerá desde luego en la Capital de la República ó en el Distrito Federal, y dentro de cinco años en cada uno de los veinte Esta- blecimientos, una oficina para hilar el capullo de seda, cuya maquinaria debe ser conforme con los métodos más recientes. Art. 4.2 La Empresa se obliga á importar del extranjero la mejor clase de se- milla que se conozca, y á fomentar la produccion de la semilla nacional, así como á aclimatar la semilla extranjera. Art. 5.2 Para el desarrollo del cultivo de la morera, la Empresa se sujetará á las prevenciones siguientes: I. En cada uno de los Establecimientos de que habla el art. 3.%, la Empresa debe tener una área de 10 á 20 hectaras que deberá sembrar con estacas de mo- rera. En cada Establecimiento habrá un almácigo de morera, cuyas pequeñas plantas venderá á los vecinos á un precio máximum de veinte centavos. Los al- mácigos serán de semilla nacional y extranjera. II. Los árboles de morera serán cuidadosamente podados, para que además de ser así más productivos, sirvan de ejemplo á los vecinos. TIT. En uno de los departamentos de cada oficina, la Empresa pondrá una pe- queña exposicion de los instrumentos y útiles necesarios á la plantacion y poda del árbol, así como para la cosecha de la hoja, y pondrá tambien cuadros sinóp- ticos relativos á esta industria. LA NATURALEZA 91 TV. La Empresa hará publicar un pequeño tratado sobre el cultivo de la mo- rera, que dará gratis á las personas que lo soliciten; este manual deberá presen- tarlo á la Escuela Nacional de Agricultura para su aprobacion, siendo la edicion revisada propiedad de la Escuela, con libertad para la Empresa miéntras dure el contrato, de usar de ella. V. La Empresa tiene absoluta prohibicion de importar morera, estaca ó semilla de aquellas partes adonde esté declarada una enfermedad epidémica de este árbol. Art. 6. La Empresa, tres meses ántes de empezar la cria del gusano de seda, publicará en los periódicos oficiales un aviso invitando á los dueños de moreras á venderle la hoja. La Empresa comprará toda la hoja que se le ofrezca, siempre que los contratantes den las suficientes garantías de que cumplirán en el término y con la cantidad fijada. | Art. 7.2 La Empresa ántes de contratar la hoja podrá mandar contar los ár- boles, asi como rehusar la hoja que no tenga las condiciones necesarias. Art. 8. Para la produccion de la semilla se sujetará la Empresa á las reglas siguientes: I. Importará de los principales centros de produccion la mejor clase de semilla que se conozca. Avisará al Gobierno de los puntos de donde piense importar la semilla, para que éste tome sus precauciones, á fin de evitar que venga al pais semilla que tenga alguna enfermedad que sea contagiosa. II. De los capullos producidos por la semilla extranjera se escogerán los me- jores para que produzcan semillas aclimatadas. Así se hará con los capullos de semilla del país. III. La Empresa tendrá en cada Establecimiento, cuando ménos, un micros- copio de seleccion de semillas. En estos laboratorios se ejercitarán los estudiantes de las Escuelas y Haciendas-Escuelas de agricultura. Los microscopios que se empleen serán de los mejores que se conozcan para estos trabajos. IV. La Empresa venderá la semilla que produzca á un precio que anualmente fijará de acuerdo con el Ministerio, y que no excederá de cinco pesos por 25 gra- mos. La misma se obliga á que la produccion de la semilla será en proporcion del consumo, á cuyo fin la Empresa, de acuerdo con el Ministerio, fijará con opor- tunidad la proporcion aproximada. La Empresa publicará manifiestos en todas las ciudades y poblaciones que se dediquen á esta industria, y dará al Gobierno con una rebaja de un 25 por 100 las cantidades de semilla que con oportunidad le pida, para propagar entre los particulares con las condiciones que á bien tenga él establecer. V. La Empresa dará la mayor publicidad á los trabajos de los laboratorios de seleccion microscópica, y de todos sus trabajos técnicos, adelantos, ventajas ó con- tratiempos industriales, dará cuenta cada semestre al Ministerio, á fin de que con tales datos, se pueda formar la historia de la industria sericícola en el país. VI. Siendo probable que la semilla del país esté exenta de las enfermedades 92 LA NATURALEZA que padecen algunas semillas extranjeras, la Empresa hará examinar escrupulo- samente la calidad y la produccion de ella, para que si fuere juzgada buena se le abra un campo de exportacion al extranjero. Art. 9.9 Para la cria del gusano de seda, la Empresa se sujetará á las siguien tes prevenciones: I. Cada establecimiento será provisto de los tableros necesarios para la cria, á lo ménos de diez onzas de semilla. Si en la comarca hubiere hoja de morera para la cria de mayor cantidad de semilla, la Empresa pondrá todos los tableros necesarios. TT. Cada Establecimiento tendrá las estufas necesarias para que el calor que necesita el gusano para su desarrollo lo tenga con regularidad, estableciendo en to- do cuanto concierne á la cria del gusano, los métodos que más aceptacion tienen en Europa y Asia, y con las modificaciones que exija el clima y la localidad. II. Los galerones que fabrique la Empresa deben ser amplios, bien ventilados y divididos en secciones, para que en caso de que no se lograse una partida, la enfermedad no contagie á las otras. IV. Publicará un tratado de la cria del gusano de seda, que repartirá gratis, bajo las condiciones de la cláusula IV, art. 5.%, de este Contrato. Art. 10. Para facilitar la produccion particular del capullo de la seda, la Em- presa tiene la obligacion de dar semilla á producto ó bien á crédito, por el espacio que dure la cria, á todas las personas que le presten las suficientes garantías. Art. 11. La Empresa comprará todo el capullo que se produzca á un precio fijado de acuerdo con el Ministerio, miéntras justificadamente no se haya estable cido precio de plaza, y siempre que este precio permita hilarlo con utilidad. Art. 12. El Gobierno, para cerciorarse de que la Empresa cumple exactamente lo pactado, tendrá inspectores que visiten los Establecimientos de que se habla. en los artículos anteriores, á quienes facilitará la Empresa todos los datos nece- sarios para el cumplimiento de su cometido. Art. 13. La Empresa hará llegar 88 familias de inmigrantes útiles para el cultivo del gusano de seda, y que instalará en los Establecimientos que funde para este cultivo, no excediendo el número de 500 personas. Art. 14. En cada uno de los establecimientos la Empresa admitirá todas las personas que deseen aprender el cultivo del gusano de seda, siempre que estas personas se obliguen á aceptar el reglamento, que estará impreso en cada oficina, y que será aprobado por el Ministerio de Fomento. No podrá exceder de cinco personas por cada 25 gramos de semilla que se cultive, y se preferirán aquellas que el Gobierno designe. Art. 15. El Gobierno se reserva el derecho de que en cada una de las colonias que tiene establecidas, la Empresa funde una finca para el cultivo de la morera y cria del gusano de seda. Para esto recibirá del Gobierno 20 hectaras de terreno en lugar conveniente y sin costo alguno para la Empresa. LA NATURALEZA 93 Art. 16. La fábrica que para hilar el capullo debe establecer, segun el art. 3.%, tendrá 40 bañitos subvencionados, y 10 bañitos cada uno de los Establecimientos, que gozarán de la mitad de la subvencion de los anteriores. Art. 17. La Empresa se obliga á recibir en la fábrica de hilar y en los Esta- blecimientos de cultivo de morera y cria del gusano, á los naturales del país, en número que no exceda el primer año de un 3 por 100 de los empleados, el se- eundo año un 50 por 100 y los demás hasta que las dos terceras partes á lo mé- nos sean mexicanos. Cuando alguna persona quiera estudiar el mecanismo y ex- plotacion de esta industria, la Empresa se obliga á enseñársela gratis, siempre que el número de personas que lo soliciten no pase de 10 por cada vez en un término de tres meses. Art. 18. La Empresa, en compensacion de los beneficios que trae al país el establecimiento de una industria casi desconocida, recibirá del Gobierno las si- guientes subvenciones y por el término de diez años, á contarse un año despues de la promulgacion del presente Contrato, á saber: A. Mil doscientos pesos anuales por cada uno de los 20 Establecimientos de cultivo de morera y cria del gusano de seda siempre que estén funcionando; B. Seiscientos pesos anuales, además de la propiedad del terreno, para los es- tablecimientos de las colonias, por los años que funcionen; C. Cien pesos anuales por cada uno de los 40 bañitos para hilar la seda y cin- cuenta por cada uno de los que ponga en los Establecimientos, siempre que se compruebe que la fábrica está en produccion normal; D. Ochenta pesos por una sola vez y por cada individuo de las familias de que habla el art. 13, y sesenta pesos para los miembros restantes de ellas, de 12 años para arriba y á su llegada. Caso que el Gobierno los trasporte designándolos la. Empresa, solo pagará á ésta una prima de diez pesos por persona mayor de doce años, debiendo ser trasportados en segunda cámara aquelios que la Empresa se- ñale. A peticion de la misma Empresa hará el Gobierno que estas personas gocen de las franquicias de trasporte en líneas de ferrocarril que se conceden á los in- migrantes. Art. 19. Son exentos de todo derecho de exportacion que actualmente exista, ó que más tarde se estableciere, las maquinarias, instrumentos agrícolas, semillas de morera y gusano de seda, aparatos para la fumigacion y desecacion del capullo, así como sus piezas de refacción de instrumentos científicos. Los Ministerios de Hacienda y Fomento fijarán las reglas para estas importaciones. Art. 20. Tambien será exenta la Empresa por el término de este Contrato, de toda contribucion federal ó de los Estados, con excepcion del timbre y de los im- puestos municipales, así como sus fincas, laboratorios, oficinas y productos; y los trabajadores que traiga gozarán de las franquicias de que habla la ley actual de Colonizacion. Art. 21. La Empresa garantizará el cumplimiento de las estipulaciones de este 9% LA NATURALEZA Contrato con una fianza de 5,000 pesos que otorgará dentro de los primeros cua= tro meses siguientes á su promulgacion, y con una fianza de otros 15,000 pesos que otorgará en el momento de introducir la primera maquinaria. Art. 22. La Empresa tendrá su domicilio en la ciudad de México. Art. 23. La Empresa será siempre mexicana, aun cuando todos ó algunos de sus miembros fueren extranjeros, y estará sujeta exclusivamente á los tribunales de la República, en todos los negocios cuya causa y accion tengan lugar dentro de su territorio. Ella misma y todos los extranjeros y los sucesores de éstos que toma= ren parte en sus negocios como accionistas, empleados ó con cualquier otro carác- ter, serán considerados como mexicanos en cuanto á ella se refiera. Nunca podrán alegar respecto de los títulos y negocios relacionados con la Empresa, derechos de extranjería, bajo cualquier pretexto que sea. Solo tendrán los derechos y medios de hacerlos valer que las leyes de la República conceden á los mexicanos, y, por consiguiente, no podrán tener ingerencia alguna los agentes diplomáticos ex- tranjeros. Art. 24. La Empresa no podrá traspasar, hipotecar, ni en manera alguna enajenar las concesiones de este Contrato, ni los Establecimientos, terrenos ú otras, propiedades anexas, á ningun Gobierno extranjero, siendo nula la enajenacion ó hipoteca que contra esta prevencion se hiciere. Tampoco podrá admitir en nin- gun caso como socio á un Gobierno extranjero, siendo igualmente nula cualquiera estipulacion que en tal sentido se hiciere. Art. 25. Este Contrato caducará: TI. Por no otorgar dentro del plazo fijado la fianza de 5,000 pesos. II. Por no fundar los 5 Establecimientos dentro del primer año y los 20 del segundo. II. Por no tener cuando ménos dos terceras partes de los Establecimientos funcionando constantemente, salvo el caso de fuerza mayor, comprobado á satis- faccion del Ministerio, y miéntras dure el impedimento. IV. Por contravenir á las prevenciones del art. 24. Art. 26. La caducidad será declarada por el Ejecutivo, luego que tenga lugar. Art. 27. En el caso de caducidad de la fraccion 1, la Empresa perderá como multa la fianza de 5,000 pesos. Art. 28. In todo caso en que la caducidad fuere declarada por el Ejecutivo, la Empresa perderá la fianza de 20,000 pesos y podrá el Gobierno entrar en po- sesion de las propiedades todas de la Empresa. Las hará valuar por un perito nombrado por cada parte, y, designando de comun acuerdo un tercero en discor= dia, podrá tomar estos valores con una rebaja de un 30 porciento, reconociendo el capital que la Empresa quede representando, para pagárselo dentro del plazo de diez años, durante los cuales le abonará un rédito de 6 por 100 anual. Art. 29. La Empresa queda obligada á fundar despues del segundo añe otros diez establecimientos más en los lugares donde el Gobierno lo estime conveniente, LA NATURALEZA 95 con los mismos derechos, obligaciones y subsidios que los 20 de que habla el pre- sente Contrato. Art. 30. La Empresa queda comprometida á cultivar y aclimatar en cada uno de sus Establecimientos las plantas extrañas que el Gobierno le proporcione, te- niendo en cuenta que no se ocupe en ellas más de una hectara de terreno. Art. 31. La Empresa se obliga á reintegrar al Gobierno, para las atenciones del Ministerio de Fomento, en cantidades proporcionales, un 25 por 100 del monto total de la subvencion que haya recibido en efectivo, en el término de los 5 años inmediatos á la espiracion de este Contrato, y garantizando el monto del reinte- ero con sus mismos bienes. Art. 32. El Gobierno, caso de que necesite, podrá comprar á la Empresa las estacas de morera, semilla de gusano, capullos, utensilios, etc., siempre que la Empresa pueda venderlos, y abonándole su importe, á cuenta del reintegro, aun dentro del plazo de este Contrato. México, Diciembre 4 de 1882.— Cárlos Pacheco. —Una rúbrica.—J. A. Fulcheri.—Una rúbrica. Es copia. México, Diciembre 8 de 1882.—M. Fernandez, oficial mayor.— Una rúbrica. Dado este primer paso para revivir el cultivo de la seda, el Secretario de Fo- mento, general D. Cárlos Pacheco, á cuya incesante actividad y patriótica solici= tud se deben tantas y tan positivas mejoras, expidió la siguiente importante circu- lar á los Gobernadores de los Estados y á los cultivadores de la morera y cria del gusano de seda: «Secretaría de Fomento, Colonizacion, Industria y Comercio.—México.— Seccion 42—Por las diversas publicaciones que esta Secretaría ha hecho, y las cuales he tenido el honor de poner en el conocimiento de vd. en su oportunidad, ese Gobierno de su digno cargo se habrá penetrado de las miras que animan al Presi dente de la República, en cuanto al desarrollo de la industria sericícola en el país. Los ensayos que se han llevado á cabo, corroborando los datos de nuestra his- toria, confirman la idea del gran porvenir que á esta industria está reservado en- tre nosotros, por la grande extension que el clima de la República permite darle, y porque estando desprovisto el gusano de seda de toda enfermedad, puede espe- rarse fundadamente que su producto y su simiente adquieran buen mercado luego que sean bien conocidos. Los esfuerzos hechos hasta ahora y los resultados adquiridos, tienden á inspirar confianza á los cultivadores. Pero deseando que el actual esfuerzo, que tiene to- dos los visos de seriedad que se requiere, no permita que más tarde decaiga el ánimo de los cultivadores, ya desconfiado por anteriores reveses, deseo llamar la atencion de vd. sobre los dos puntos á que parece indicado atender de un modo muy especial como medio seguro de llegar á establecer sobre bases duraderas este 96 LA NATURALEZA movimiento. El primero es facilitar la filatura de los capullos, de modo que sean fácil y prontamente trasformados en seda madeja; el segundo es, prometer un mercado seguro á todo productor, á fin de que ellos vean realizados sus esfuerzos. Para lo primero, ese Gobierno podria establecer ciertas exenciones, tales como las de impuestos personales, de cargos concejiles, etc., á los que se dediquen á estos trabajos, exceptuando tambien de impuestos para determinado tiempo los terrenos destinados al cultivo de la morera y cria del gusano, repartiendo estacas de esta planta y haciendo que se plante en parajes públicos por las municipali- dades, y estableciendo primas á los cultivadores de morera y criadores de gusano que se distingan por la calidad y cantidad de sus productos. Esta Secretaría, por su parte, establecerá tambien premios con partida que destinará el presupuesto, 4 cuyo efecto se señalarán en un próximo reglamento los premios de importancia que se darán por la dedicacion á aquellos á quienes les corresponda, de los premiados en los Estados. Además, proporcionará tornos de filatura que tiene ya encargados y que pondrá á la disposicion de vd., á fin de que sean repartidos á los productores más empeñosos y sirvan de modelos, pues que son muy sencillos para su fabricacion y manejo, y su precio es módico. Pro- porcionará tambien microscopios para la eleccion de la buena semilla del gusano, é instrucciones sobre cada uno de los ramos de esta industria. Parece á primera vista que el segundo punto presentará mayores dificultades, pero en el fondo no las tiene. Por los pasos que hasta hoy se han dado, puede creerse que el mercado europeo recibirá con aprecio la seda mexicana, que ha sido ya objeto de favorables calificaciones, y evidentemente ha de preferirse en el Me- diodía de Europa la semilla mexicana, desprovista de enfermedades, cuando la asiática tiene que renovarse por esta causa todos los años. Una buena vigilancia podrá evitar las falsificaciones que el tráfico de mala fe ha introducido en la se- milla china y japonesa. En tal virtud, hay seguridad de que una vez en madeja la seda, será consu- mida en gran cantidad en la industria del país, cesando la considerable importa- cion que se hace de seda extranjera, y permitiendo el establecimiento de nuevas industrias que solo necesitan la materia. Mas en el caso de que la produccion nacional exceda á la demanda del momento, esta Secretaría proporcionará mer- cado por medio de sus agentes y con toda su vigilancia á la seda cruda que se le envíe, sea por conducto de ese Gobierno ó por el de los agentes especiales auto- rizados al efecto, ayudando de este modo, miéntras los productores establezcan por sí mismos sus relaciones mercantiles. No omitiéndose esfuerzo alguno de parte de los productores, de ese Gobierno y esta Secretaría para alcanzar el fin propuesto, no cabe duda de que la industria sericicola tomará en el país segura estabilidad y proporcionará trabajo seguro y lucrativo á tanta gente, singularmente de la clase pobre y valetudinaria, y en las familias, las mujeres y los niños, para quienes parece especialmente adaptado. LA NATURALEZA 97 Si vd. toma en consideracion las anteriores ideas, pesándolas en el propósito que llevan, ideas que tambien se podrán extender á cultivos de cierta entidad como el de la vid, del olivo, del lino, del lúpulo, de diversos textiles, etc., espero seservirá indicarme los medios que á su juicio convenga adoptar, á fin de llevarlos á la práctica á la mayor brevedad. Libertad en la Constitucion. México, Mayo 1." de 1883.—Pacheco. El diario «La República» publicaba pocos dias despues un artículo que con- tiene interesantes noticias sobre el estado actual de la industria de la seda. Dice así: «Tres años hace que el Sr. Chambon estableció en la Ribera de San Cosme un taller para torcer y teñir la seda bajo sistemas distintos de los que se conocian en México hasta entónces, y por aquellos dias hubimos de conocer al apreciable i¡m- portador de esa industria que tantos beneficios derrama ya en varios lugares del país; y fué tan deferente con nosotros, propagadores de la sericultura, que á su establecimiento le dió el nombre de «La Moreliana, » sabiendo que Michoacan fué el primer Estado donde se pensó implantar el ramo de la seda en grande escala. «Faltaban al país paz y Gobiernos protectores de la industria, pero por fortuna aquella se consiguió y las administraciones actuales han podido, con calma y con elementos bastantes, levantar los ramos de la riqueza pública, que estaban aba- tidos unos é ignorados los más. «Los talleres de Chambon hicieron despertar el entusiasmo de otros dias por acli- matar en México la cria de gusanos de seda, pues que en su establecimiento habria el consumo que ántes faltara para la seda cruda, y de aquí vino que con elemento tan seguro, el Sr. Presidente de la República diera á la sericultura el apoyo que con tanta eficacia y acierto ha desarrollado el Ministro de Fomento Sr. Pacheco. «Y así vemos que de dos ó tres contratos que se han celebrado con tal objeto, al- guno está dando yaresultados satisfactorios. Elde que hablamos, situado en Urua- pan, Michoacan, cuyo clima no puede ser más benéfico para la cria del gusano, no puede guardar mejores condiciones, y de ahí viene que segun las noticias oficia- les y privadas que tenemos, que en aquel pequeño establecimiento, dirigido en la actualidad por el entendido y laborioso Sr. D. Fernando Chavez, la mortalidad ha sido fabulosamente insignificante, por lo que pronto habrá en aquel primer semillero una buena produccion de gérmen, el cual servirá para derramarlo, se- gun las miras del Gobierno, en las colonias «Manuel Gonzalez,» «Pacheco» y «Fernandez Leal,» y en las demás poblaciones donde se haya creado ya interés por ese nuevo ramo de la industria. «La cria establecida en Huatusco ha dado tambien excelentes resultados; y sl por este año apénas se tenga exiguo producto en seda hilada, en los siguientes se podrán abastecer talleres como el de Chambon y otros pequeños que hoy reciben seda cruda extranjera. Mas todavia podrémos mandarla allende los mares y aun surtir de semilla á Francia, en donde por los pocos dias de la estacion propicia para La NATURALEZA. —Tomo VII.—13. 98 LA NATURALEZA la cria, apénas se ponen mañanerías ó barracas para obtener seda, pero no para conservar el gérmen que en México habrá en abundancia, pues tenemes fe en que la principal riqueza de la Asia será explotada hasta en nuestras más pequeñas rancherías, porque la cria del gusano es productiva sin gran costo, y fácil de ha- cerse por los niños á quienes atrae, por los campesinos á quienes en horas de ocio da utilidad y por las grandes sociedades á las cuales puede hacer poderosas. «Persevere el Gobierno en su noble propósito de proteger tan rica industria, seguro de que sus esfuerzos de unos cuantos años serán fructuosos, porque no es un pensamiento parásito el que por nuestra parte hemos sostenido y en el que hemos de desmayar.» Otro diario de la ciudad de México, el más leido, y acaso el de mayor influjo en el país, publicaba igualmente el artículo que en seguida reproducimos como muy buena muestra de las mejores inspiraciones de su autor, el Sr. Chávarri. «La paz es el gran bien, el más grande de los que podemos ambicionar; á la sombra de la paz se desarrollan todos nuestros elementos de riqueza, y la nacion, despertando de una vez de su sopor, tirará sus anclas en el puerto del progreso y la prosperidad. «Apénas algunos años llevamos de olvidar las contiendas políticas, y yase siente cómo el trabajo fecundiza la tierra, cómo las industrias nacen y se desarrollan, cómo el país vuelve ála vida, ni más ni ménos que los campos refrescados por la lluvia y calentados por los rayos de un sol primaveral. «Estas reflexiones nos han ocurrido al leer un artículo del periódico oficial de Nuevo Leon, en donde se habla del progreso de una industria que dentro de poco tiempo será la más importante de aquel Estado y una de las de más grande por- venir en la República entera. «Hablamos de la sericultura. «Hay en Monterey una sociedad sericultora que trabaja actualmente con buen éxito y mejores esperanzas. ll cultivo de la seda era, no há mucho tiempo, des- conocido en el Estado de Nuevo Leon, hoy avanza notablemente, gracias á los afanes de esa sociedad que ha procurado propagar el gusano de seda y plantar la morera blanca en gran cantidad. «El capital que ha invertido la sociedad sericultora de Nuevo Leon, ha aumen- tado en un ciento por ciento, y prosigue, como hemos dicho, con excelentes espe- ranzas de éxito. Aquel clima es muy á próposito para el desarrollo de la morera que se conserva todo el año en condiciones apropiadas para servir de limento al gusano de seda, y se puede tambien conservar en aquellas latitudes, lo que vul- garmente llaman la semilla del gusano, durante un tiempo indefinido.» El periódico á que nos hemos referido, de esta manera da cuenta del porvenir que tiene la sericultura en Nuevo Leon: «Alguna vez hemos dicho que en general la seda mexicana ha sido preferida en varios mercados del Mediodía de Francia á la asiática y europea, y ahora sin LA NATURALEZA 99 exageración aseguramos que la que se produce en Nuevo Leon, á juzgar por los ensayos que hasta ahora se han hecho, es mejor que ia de toda la República, co- mo lo demuestran las honrosas calificaciones que ha merecido donde quiera que ha sido expuesta. «Como se ve, ya es de bastante importancia el incremento que toma en Nuevo Leon el cultivo:de la seda, y no hay que olvidar que esa industria es sumamente importante, porque en ella se emplean tambien las mujeres, porque con ella se abren á la mujer nuevos horizontes de trabajo y se le proporciona honesta subsistencia. «La sericultura no solo promete esperanzas en el Estado de Nuevo Leon; en el Distrito Federal ya se piensa en cultivar la morera en grande escala para propa= gar los gusanos; en el Estado de Michoacan tambien hay grandes esperanzas de obtener magníficos capullos; en otros Estados, aunque sin ruido, se cultiva la seda y en no despreciables proporciones. * «Tenemos muchas altitudes en nuestro país, en donde el clima no puede ser mejor para el cultivo de la morera blanca, de tal suerte, que si los emprendedo= res continúan en ese camino, dentro de poco tiempo el cultivo de la seda será una de las mejores industrias de la República.» En 11 de Julio de 1883 encontramos en el «Diario Oficial» la última prueba del empeño del Secretario de Fomento, en la lectura de un Contrato celebrado con Don Estéban Cházari, cuyos capítulos son los siguientes: «Art. 1.2 El Ministerio de Fomento entregará al C. Estéban Cházari, en todo el curso de este año, un barómetro aneroide, dos higrómetros, un termómetro- grafo, dos termómetros de mercurio, un microscopio de quinientos diámetros de aumento, dos tornos Locatelli para la filatura, completos, y trescientos gramos de semilla de bombix. «Art. 2.2 La Secretaría de Fomento concede al C. Estéban Cházari dos mil pe- sos que le serán entregados en los cuatro meses de Julio, Agosto, Setiembre y Octubre próximos; pero tanto el auxilio como los instrumentos y aparatos de que habla el artículo anterior, los recibirá el concesionario en calidad de reintegro. «Art. 3.2 El C. Estéban Cházari pagará á la Secretaría de Fomento el valor de los instrumentos y aparatos expresados, y los dos mil pesos que en calidad de préstamo se le ministren, en tres partidas anuales, comenzando desde el próximo año de mil ochocientos ochenta y cuatro, y con los efectos siguientes, al precio de plaza de México: semilla, borra, capullos abiertos ó cerrados, seda hilada, se- da decolorada y estacas de morera de cincuenta á sesenta y cinco centímetros de 1 En el diario de México Le Trait d' Union de 31 de Mayo de 1883, leemos que Don Aristeo Mer- cado, de Uruapan, tiene un establecimiento cuyo consumo de hojas de morera asciende á treinta ar- robas (345 kilógramos) cada dia. El Sr. Chambon, que comunica esa noticia, acrega que en la Escuela de Agricultura de México hay 800 morales; en el Estado de Colima 20,000, y otros 20,000 en el de Daxaca. 100 LA NATURALEZA largo; pero podrá pagar el primer año con lo que pueda producir la negociacion que va á establecer. «Art. 4.9 El C. Estéban Cházari garantizará estos pagos con hipoteca de la finca en que establezca la negociacion, ó con otras, á satisfaccion de la Secretaría de Fomento. «Art. 5.2 El concesionario dedicará á la industria sericícola la semilla, instru- mentos, aparatos y las cantidades que reciba, quedando obligado á procurar la difusion de dicha industria en la ciudad y pueblos del Valle de Oaxaca. «Art. 6. En caso de que los fondos ya recibidos en abono del auxilio convenido, lo mismo que los instrumentos y aparatos mencionados, no fueren destinados para el objeto señalado, caducará el Contrato, y la Secretaría de Fomento tendrá de- recho á recoger para su reembolso, hasta completar el valor de lo entregado, plantas, semillas, seda é instrumentos dedicados á la industria que se trata de fomentar, y hacer uso de la hipoteca á que se refiere el art. 4. de este Contrato. «Al márgen un sello de cincuenta centavos cancelado con la firma del C. Esté- ban Cházari. «México, Mayo treinta y uno de mil ochocientos ochenta y tres.—Cárlos Pa- checo.—Una rúbrica.—. Cházari.—Una rúbrica.» La seda torcida y pasada dos veces por el torno, es conocida en México por el nombre de catiteo; es la que se emplea para los paños de rebozo en San Luis Po- tosí y en Puebla. La tonda ó entorchada se emplea en la confeccion de cuerdas de guitarra y para bordados: se vende principalmente en México. En esta ciu- dad y en la de Monterey se usa la seda y el pelo de seda para la pasamanería, los sombreros, toquillas y muebles; la floja ó sin torcer, llamada madejon, es la que se emplea para coser en toda la República. La seda floja se vende en made- Jitas: noventa madejitas pesan una onza (0,028 kil.) En Guadalajara son más pequeñas y se requieren 120 para tener el peso de una onza; el madejoncito tiene 32,48 y 64. En todas las demás ciudades tiene 24 y 28. La seda se vende tam- bien por libra, en ramilletes de madejoncitos formados de veintidos colores; la que se usa para las franjas de oro y plata se llama tela. El cordoncillo se emplea en los bordados á mano. El Sr. Chambon opina que el consumo de seda en México puede calcularse en- tre 11,500 y 13,800 kilógramos cada año. La venta de seda en la ciudad de Mé- xico importa cosa de 4,600 kilógramos; en Puebla, 2,300; en Morelia, 1,380; en San Luis Potosí, 1,340; en Guadalajara, 2,760. * Don E. Busto, consultando los datos oficiales, determinó la importacion de seda durante el año fiscal 1874-1875 del modo siguiente: por el valor de factura 274,744 pesos; por el valor de plaza 375,711 pesos. * 1 Le Trail d'Union de 30 de Setiembre de 1883. 2 Estadística de la República Mexicana (México, 1880), tom. I, p. 118. LA NATURALEZA 101 Al dar término á estos apuntes, debemos manifestar que las noticias recopila- das no son, por mucho, las únicas que existen sobre la crianza de la seda en nuestro país. Reunidas á gran distancia de México, no pueden aspirar á ser consideradas sino como un trabajo preparatorio que facilite la formacion de una historia com- pleta de tan interesante ramo de industria. La impresion de estas páginas«ha sido costeada por el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos. Bruselas, Octubre de 1883. BIOGRAFIAS DE NATURALISTAS MEXICANOS. IA SEMA POTTER TONO POR EL SEÑOR DON FRANCISCO SOSA. Nació en el pueblo de San Miguel Hiloxochitlan (Estado de Veracruz), el año de 1810. A la edad de nueve años perdió á su padre, sin haber recibido hasta entónces instruccion alguna, y quedando en la mayor pobreza. Por fin, en 1825 pudo en- trar á una escuela de primeras letras, y en breve tiempo hizo en ella su instruc- cion primaria. Una vez terminada ésta, aprendió el oficio de sastre para aliviar la pobreza de su buena madre, y habria permanecido así á no haber contado con la proteccion de un caballero principal de la ciudad de Orizaba, Don José María Aguilar, quien conociendo las buenas disposiciones de Nieto para el estudio, le llevó á su lado y le señaló un corto sueldo. La casa del Sr. Aguilar tenia numerosas relaciones en Orizaba con personas instruidas, tanto mexicanas como extranjeras, y Nieto adquirió pronto conoci- miento con ellas. Recomendado al Sr. Aguilar, llegó á Orizaba por aquella época el naturalista frances Mr. Alexandre Leseur, comisionado por Chevrolat para formar la primera coleccion entomológica mexicana, que llegó á Francia en 1832. Nieto trabajaba con entusiasmo, viendo con admiracion la primera caja de coleóp- teros que encerraba las formas variadas de los obreros á quienes la naturaleza ha provisto de curiosas herramientas y pintado de magníficos esmaltes. Al ayudar á Mr. Leseur, no conocian ambos más que sus respectivos idiomas; pero mútua- mente llegaron á enseñarse lo necesario para comprenderse, y Nieto perfeccionó 102 LA NATURALEZA más tarde sus estudios en el idioma frances, hasta hablarlo y conocerlo con toda propiedad y correccion. Pasaron los años, y Nieto, que en ellos habia desplegado buena inteligencia y dado muestras de intachable honradez, conquistóse la más amplia confianza de su protector, hasta el punto de que al fallecer, entregó el Sr. Aguilar á la buena fe de Nieto los intereses que dejaba. Nieto entónces dedicó sus horas de descanso á la instruccion de sus hermanos. En 1838 trasladó de Orizaba á Córdoba su residencia, en cuya poblacion con- trajo matrimonio y adquirió despues la hacienda de campo llamada San José de las Lagunas ó Toxpan. Allí comenzó Nieto las aplicaciones de sus conocimientos en historia natural, haciendo esfuerzos, aunque estériles, por aclimatar el gusano de seda de la China, logrando solamente en ese clima destructor de las crisálidas, la aclimatación de grandes plantíos de moreras, con lo que consiguió adelantar la mayor parte del camino en la resolucion de este problema. En 1845 volvió á Orizaba con el objeto de educar á sus hijos, pues ya en ese tiempo el Estado de Veracruz comenzaba á distinguirse entre los demás de la Re- pública por su proteccion á la instrucción primaria. Guiado por su carácter em- prendedor, estableció una máquina para fabricar ladrillos, y siendo insuficiente el consumo de la poblacion, construia casas que amueblaba y rifaba por hacer beneficios á los pobres; dándose el caso de que se repitiera la rifa sin remunera- cion cuando salian premiados los números sobrantes. Un desgraciado accidente sufrido por Nieto en Octubre de 1850, le privó de la mayor parte de sus facultades físicas, causándole constantes padecimientos; mas éstos no fueron un obstáculo para que continuara en Córdoba sus tareas cientí- ficas, colectando para las sociedades europeas multitud de especies de coleópteros, entre las que se encuentran varias descubiertas por él y que llevan su nombre, impuesto por la Sociedad entomológica de Francia. Consérvase en poder de la familia de Nieto una vasta coleccion de esta clase, fruto de muchos años de tra= bajo. No fueron las convulsiones políticas del país causa bastante para interrum- pir las tareas científicas de Nieto, ni á borrar su empeño y cooperacion en las mejoras materiales. Comprendió la importancia de la meteorología para el por= venir de la navegacion y la agricultura; se dedicó á recoger observaciones im- portantes y cuyos resultados comunicaba á varias sociedades sábias de América y Europa. Y al mismo tiempo que prestaba á la ciencia importantes servicios, era el pro- tector de las grandes empresas materiales en el Estado de Veracruz: cooperó ac- tivamente en el establecimiento del ferrocarril, y en el de las líneas telegráficas que lo unen con la capital de la República. Los últimos años de su vida los con- sagró Nieto á la aclimatación y cultivo de varias plantas útiles, principalmente de la quina (chinchona calisalla). Conseguida la aclimatacion de esta planta, quedaba el problema de saber si contenia los principios activos y en la proporcion LA NATURALEZA 103 conveniente para sus aplicaciones á la curacion de las fiebres. Presentada la cues- tion á los químicos de Europa, por Nieto, fué resuelta favorablemente, y confir- mada despues esa resolucion por la Sociedad Mexicana de Historia Natural. La planta de la quina tiene ya su patria en México, y se ha propagado con rapidez en los lugares vecinos de Córdoba, en donde la gente pobre usa hasta de las hojas para la curacion de las intermitentes, con buenos resultados. La Socie- dad Mexicana de Geografía y Estadistica prestó á Nieto su valioso concurso, ora ministrándole fondos, ora pidiendo á Europa semillas y cuanto deseaba, y como si eso no bastase, ha procurado difundir el cultivo de la quina en todos los climas del país. Objeto de vivas atenciones para Nieto fué la Sociedad Mexicana de Historia Natural: le remitió para su biblioteca magnificas monografías del ramo entomo- lógico, y tuvo un grande interes en que se sostuviera la publicacion intitulada La Naturaleza, periódico cientifico de esta Sociedad. Tantos y tan útiles trabajos no podian quedar sin premio. Las sociedades sá- bias tributaron á Nieto los homenajes de su respeto. En 1855 la Exposicion uni- versal de agricultura, industria y bellas artes de Paris, le concedió una medalla de tercera clase; en 1856 recibió el diploma de miembro corresponsal de la So- ciedad Mexicana de Geografía y Estadística; en 1860 de la Entomológica de Fran- cia, de la Meteorológica del mismo país; en, 1861, honorario de la de Geografía y Estadística de México; en 1864, de la EEntomológica de Filadelfia; en 1366, corresponsal de la Sociedad Imperial de Aclimatacion, de Francia; y en 1869 ti- tular de la misma en el propio año. La Sociedad Mexicana de Geografía le dió un voto de gracias por haber aclimatado en la República la benéfica planta de la guina, que floreció por primera vez en nuestro suelo, el dia 24 de Noviembre de 1859. Recibió una medalla de tercera clase, de la Sociedad de Aclimatacion de Francia por el mismo motivo en 1870, y otra medalla de primera clase, otorgada por la Sociedad Mexicana de Historia Natural, en sesion pública de 10 de Abril de 1874, por la introduccion de varios vegetales en México. Tambien obtuvo una medalla de oro al mérito industrial, en la exposicion general de México. Los naturalistas mexicanos Villada y Peñafiel dedicaron á Nieto una especie nueva de cantárida, descubierta por ellos en el Estado de Hidalgo en 1864, y su memoria ha sido honrada por varias Sociedades científicas despues de su muerte, acaecida en Córdoba el dia 21 de Diciembre de 1873. SPSS TA —— ESTUDIO ACERCA DE ALGUNOS PURGANTES INDÍGENAS POR EL SEÑOR MANUEL F. DE JÁUREGUI JALAPAS, En México se encuentran muchas especies, pero una sola es la verdadera: hay otras muchas raíces de la misma familia, las que tienen propiedades más ó ménos purgantes, y han sido denominadas: Falsas Jalapas. La verdadera es la Exo- GONIUM PURGA. Convolvulus officinalis (Pellet), Ipomea purga, Exogonium dumosum, Tolonpatl, Jalapa de Veracruz, Jalapa pesada. La historia de esta planta ha caminado con mucha lentitud: sus propiedades purgantes eran conocidas de los tlaxcaltecas, quienes enseñaron á los españoles su propiedad despues de la conquista. Fué importada á Europa con el nombre de Chelapa, segun Clusius y otros autores, por el año de 1610; y segun otros, hasta mediados del siglo pasado. Acaso remonte su introduccion muy pocos años despues de la conquista, pues casi es seguro que los conocimientos médicos de los indígenas de aquella época fueron aprovechados por algunos de los conquistadores. Creo que fué importada á Es- paña pocos años despues, puesto que Monardés habla de ella en su Historia de los medicamentos traídos del Nuevo-Mundo en el año de 1571. Mr. Colin habla de la Jalapa. La raíz de Mechoacan doméstica y salva- je, me trae á la memoria otra nueva especie traída á Francia, la cual es de gran uso entre nosotros para evacuar las aguas y serosidades: le llamamos raíz de Jalapa: se parece al Mechoacan, es más redonda, ménos gruesa y de la figura de una pera de tamaño mediano: es mucho más compacta, más gris negruzca, conradículas alrededor de la raíz. Mr. Bohin describió esta raíz en su obra intitulada: Prodromus theatri bota—- nici (año de 1620), con el nombre de Bryonia mechoacana nigricans. Algun tiempo despues varios botánicos atribuyeron la Jalapa á un Convolvulus. Tournefort, fiado en los datos de Plumier, la colocó en el género Mirabilis: Linneo, al Mirabilis longiflora; y Bergius al Mirabilis dichotoma. LA NATURALEZA 105 El célebre botánico Houdston llevó de México una planta purgante que fué lla- mada por Linneo Convolvulus Jalapa. * Ya en este siglo Mr. Coxe clasificó tambien la planta, pero la creyó semejante á la /pomea macrorhiza, y le dió el nombre de Ipomea Jalapa vel macror- hiza. Mr. Smith le dió el nombre de Jalapa oficinal. Ledanois, farmacéutico frances, establecido en Orizaba, mandó á Europa al- gunos ejemplares para su estudio. De Candolle le dió el nombre de /pomea purga. Sus caractéres son los siguientes: Raíz tuberosa, redondeada, casi de la figura de una pera, de color moreno-oscuro al exterior, con algunos pliegues á conse- cuencia de la desecacion: las aristas de éstas quedan blanquizcas por el frotamiento: al interior, es blanquizca en el centro y más subido en la circunferencia: no se perciben fibras leñosas, y se advierten algunos puntos brillantes: en su parte in- ferior tiene algunas radículas: de su parte superior párte un tallo, algunas veces dos ó tres; éstos son redondos, herbáceos, volubles y completamente lampiños. Las hojas son enteras, lisas, cordiformes, profundamente escotadas en la base: los pedúnculos llevan una flor, muy rara vez dos: cáliz verde y persistente: cinco sépalos desiguales, oblongos y lanceolados, dos exteriores pequeños, dos internos más grandes: el quinto tiene dos caras, una interna y otra externa. Corola hipocrateriforme roja. Cinco estambres desiguales que salen del tubo de la corola. Anteras estrechas sostenidas por filamentos blancos. Pistilo saliente. Ovario pequeño cónico, bilocular, rodeado en su base de un nectario.. Estilo filiforme. Estigma pequeño, bilobulado de lóbulos hemisféricos. Los granos son negruzcos, redondos, ligeramente rugosos, conservando en su base la señal del podosperma. Esta planta crece (de donde ha tomado su nombre) en los alrededores de Ja- lapa y donde primitivamente se descubrió. Se desarrolla á una altura de mil setecientos metros sobre el nivel del mar. Se le encuentra en las montañas húmedas y en los terrenos porosos á los 18-30 de latitud Norte. 1 Convolvulus foliis variis, pedunculis amifloris, radice tuberosa, Linneo. La NATURALEZA.—Tomo VII.—14. 106 LA NATURALEZA ; ANÁLISIS. Mr. Guibourt lo ha hecho de esta raíz y ha encontrado sobre 100 partes: RES. relata io ias lat 17,65 MEZCLA 19,00 EXtracto moreno pon el agur TE 9,05 A A OS A MA ISA 10,12 O A AS oO SU aos 18,7 EOS a e a RN 21,60 Milbwesusss ii radar 3,80 100,00 El Sr. Gerber encontró: Resina dura, resina blanda, extraclivo un poco acre, extracto gomoso, materia colorante, azúcar incristalizable, goma, mu- cilago vegetal, albumina, almidon. La cantidad de resina que encontró este señor es de 18 en 100 partes. Mr. Gassicourt llevó sus estudios sobre esta raíz y encontró sobre 100 partes. Resina ti fe ell ds el DIESE O 10 e UL do RA ad 10,0 O O SON E 8 ET e il A Sa 144,0 PECULIAR AT IATA Ada) AIDÚMINA: 2 ROME ACI LA OR AS. 25 PENOSO A A AO O 29,0;;* Bostatolde cal it Mis 0,8 Uloruro depot o ae eE: 1,6 Carbonato pot NT 0,4 Carbonato delicada A TO e 0,4 Carbonato dede cian 0,0 A O O O OO O da SS AO O 0,5 IA a ROS Oo Ran 3,9 100,0 Como se observará en la análisis de Guibourt, la cantidad de resina es de 17 por 100, y no se encuentran sales, y la cantidad de leñoso es de 21,60; miéntras que en la de Gassicourt la cantidad de leñoso es mayor, 29,00: contiene siliza y sales, y en la cantidad de resina hay una diferencia muy notable. Por consiguien- te, creo que la análisis de Mr. Gassicourt no fué hecha sobre la Jalapa verdadera sino sobre alguna otra especie de las que deben abundar en el comercio de Eu- ropa. Otra circunstancia que se debe tener presente es, que la análisis de Gassi- court fué hecha el año de 1817, y los medios de análisis de esa época no pueden compararse con los de que hoy podemos contar. | El año de 1810 Mr. Henry hizo la análisis comparativa de las Jalapas /¿gera, sana y picada. LA NATURALEZA 107 EXTRACTO. RESINA. MESIDUO. Jalapa sana... ...... AAA dudolo ASS: 210 Jalapallizeranea 32 lO ds daa COn 270 Jalapa picada. ...... A O da da e 200 En el comercio de México casi nunca se encuentra la Jalapa verdadera: he visto una raiz perteneciente á una botica de fuera de la Capital: creo que esta sí sea la verdadera. Es una raíz esferoidal con cuatro radículas en la parte inferior: tiene profundos surcos de un color moreno-oscuro, y los bordes de éstos de color amarillo sucio. Está atravesada casi en toda su longitud de un sinnúmero de pi- caduras circulares, de direccion sinuosa: haciendo un corte trasversal, se ven cla- ramente puntos brillantes: por las picaduras que se cruzan muchas veces, se encuentra alguna semejanza con una esponja: su olor es casi nulo, su sabor es muy acre: esta raiz contiene en 10 gramos, 2,25 gramos de resina. De las falsas Jalapas que se encuentran en México como verdaderas, he ensa- yado tres de distintas boticas. Numero dps lo taios RESIDAE es era 14,20 NÚMERO Loco... dolía A O O 11,65 NÚMERO 3..... O? A dd e ho A 7,00 Hay que notar que miéntras mayor es la cantidad de resina, es menor la del extracto por el agua, y vice versa. El número 1 era una raíz muy bien desarrollada, pesaba 102 gramos, y el número 3 eran raíces pequeñas muy alargadas: la de mayor tamaño pesaba 10 gramos: probablemente estuvo en un lugar húmedo, pues para hacer el ensayo fué necesario hacerla secar y perdió 1 gramo en la desecacion. Puede tener muy bien influencia en el desarrollo de la raíz la cantidad de prin- cipio activo que contenga. La raíz de Jalapa es un buen purgante y que obra de una manera segura: por su poco precio podria ser empleada con precaucion y á dósis designadas por el médico en la clase menesterosa de la sociedad. Produce poca irritacion; por con- siguiente, puede repetirse su administracion sin inconveniente. Hay muchas preparaciones que tienen por base esta raíz y casi todas han caido en desuso; las más conocidas son: la Az%car naranjada, los Polvos católicos y el Aguardiente aleman. Como más generalmente se usa es en polvo asociada al calomel 6 4 otros pur- gantes de su género más ó ménos enérgicos. La dósis es de 1,30 á 2,00 gramos; si la cantidad es mayor puede ocasionar cólicos intensos, vómitos y aun la infla- macion de las vías digestivas. Se podrian emplear tambien las tinturas, puesto que el principio activo es la resina, y ésta se disuelve bien en el alcohol. Es la base del purgante de Leroy. Algunas veces se emplea la resina á la dósis de 0,60 á 1,00 gramos. Induda- 108 LA NATURALEZA blemente es mejor para el médico administrar la resina y no el polvo, á otra pre- paracion cualquiera, porque en el primer caso.no hay lugar á que dude de la eficacia del remedio; miéntras que en el segundo sí, recordando la diferencia del principio activo contenido en las Jalapas del comercio. Para preparar la resina, se sigue el procedimiento siguiente: Raíz de Jalapa, una parte: alcohol concentrado, cuatro partes: se hace con la raíz un polvo grueso: se deja macerar con el alcohol y se filtra: el residuo se vuelve á macerar con nue- vo alcohol hasta que éste no se coloree por el contacto de la raíz: se reunen los . líquidos filtrados, se destilan para aprovechar el alcohol y el residuo que queda en el alambique se trata por una cantidad suficiente de agua para precipitar la resina; ésta se recoge, se lava y se disuelve en alcohol para precipitarla de nuevo. Así se obtiene la resina de un color negruzco; pero se puede obtener blanca y sin olor agitándola con éter perfectamente privado de alcohol. Mr. Hume dió el nombre de Jalapina á una sustancia extraida de la Jalapa, obrando de la manera siguiente: Se hace macerar en el ácido acético concentra- do, raíz de Jalapa en polvo grueso durante quince dias: se filtra el líquido, y éste se satura por el amoniaco cáustico en ligero exceso: la adicion del amoniaco deter- mina la precipitacion de un cuerpo granuloso y de algunos pequeños cristales que se adhieren á las paredes del vaso: se recoge la materia cristalina y el precipitado se pone sobre un filtro para lavarlo repetidas veces con agua destilada: la sus- tancia granulosa se disuelve en el ácido acético y se precipita de nuevo. Por este procedimiento obtuvo una sustancia completamente desprovista de olor y sabor, poco soluble en el agua fria y más soluble en el agua hirviendo, insoluble en el éter. 100 gramos de raíz contienen 1 de esta sustancia. Mr. Pelletier analizó un producto que Hume le mandó con el nombre de Sul- fato de Jalapina. De las observaciones que hizo resultó que lo que Hume llamaba Jalapina, no era más que una, mezcla de sustancias orgánicas y que no contenia la base vegetal anunciada por su autor. Ninguna experiencia fisiológica se hizo con este producto. Herberger considera la resina de la Jalapa formada de dos sustancias, la Jala-= pia y el ácido jalápico; la primera electro-positiva básica, y la segunda soluble en los álcalis electro-negativa ácida: ésta última forma la décima parte de la re- sina. Ésta es de color moreno-oscuro, olor sui generis, que se hace más percep- tible cuando se le frota, de sabor acre: es soluble en el alcohol y en ácido acético más ó ménos segun el grado de concentracion de éstos, poco soluble en el sulfuro de carbono y en el cloroformo; es insoluble en el agua, en el éter, en la esencia de trementina, en el amoniaco y en la benzina. Kayser, que ha estudiado esta sustancia, la cree compuesta de dos resinas: una soluble en éter, de color negro suave y de olor nauseabundo muy desagradable, á ésta le debe la raíz su olor; y la otra blanca trasparente y sin olor. ¿l mismo autor le da la fórmula siguiente: C* H*% 0%: cree que es un princi- LA NATURALEZA 109 pio inmediato y la distingue con el nombre de Rodeoretina. Cuando ésta se une á las bases, toma un equivalente de agua y da un ácido débil, el ácido rodeore- tínico, soluble en el agua y en el alcohol; insoluble en el éter, inodoro y de sabor amargo. Una disolucion de resina en alcohol tratada por el ácido clorhídrico, se descompone en una sustancia líquida que ha recibido el nombre de Rodeoretinol, cuya fórmula es C H” 0%. Esta resina tiene su reaccion característica; tratada por el ácido sulfúrico con- centrado toma un color rojo carmin. Como todas las drogas, está sujeta á frau- des, se falsifica con resinas de guayacan, de pino y con colofonia. Siendo el ácido rodeoretínico soluble en el agua, se aprovecha esta solubilidad para descubrir el fraude obrando así: en una débil solucion de potasa se hace di- solver una poca de la resina sospechada; cuando el líquido está claro, se neutra- liza con ácido sulfúrico: el ácido rodeoretínico queda libre y no enturbia el licor, puesto que es soluble en agua; pero no sucede lo mismo con las resinas anterio- res, éstas se precipitan acusando el fraude de una manera notable. Si hay una débil proporcion de resina de guayacan, el bi-óxido de azote le dará un color azul. Bajo la influencia de una corriente de cloro habrá decoloracion. La resina de pino y la colofonia se pueden quitar disolviéndolas en esencia de trementina, aprovechando la insolubilidad de la de Jalapa en este vehículo. En el comercio se venden un sinnúmero de raíces que no pertenecen á la es- pecie verdadera, y se comprenden en el nombre genérico de Falsas Jalapas. Haré mencion de algunas: Jalapa fusiforme de Guibourt, Jalapa de Tampico, Jalapa Macho, Jalapa de Orizaba: Convolvulus Orizabensis de (Pelletier) Ipomea Orizabensis de (Le- dan) Ipomea Mestitlanica. Sus caractéres son los siguientes: raíz gruesa cilíndrica ramificada en la parte inferior: al exterior de color amarillo, al interior blanco sucio. Las rodajas que se venden de esta raíz en el comercio, tienen un gran número de fibras: la planta es velluda, su tallo cilíndrico verde y pubescente: hojas alternas, tri ó quinqueloba- das, velludas: las hojas pequeñas con el vello vuelto hácia abajo, las grandes tie- nen muy poco: pedúnculos delgados, axilares, solitarios, llevan una ó dos flores: pedicelos más pequeños que el pedúnculo: cáliz persistente de cinco divisiones: sépalos oblongos desiguales, ligeramente lanceolados: corola campaniforme de co- lor rojo púrpura: estambres inclusos y desiguales: anteras estrechas y sagitadas: pistilo incluso: estilo filiforme: estigma pequeño y bilobulado: cápsula bilocular y frecuentemente queda por aborto unilocular y monosperma: granos redondos lige- ramente rugosos, poco mayores que los de la Jalapa oficinal. Creo que está bien puesta en el género Ipomea, porque el género Convolvu- lus tiene dos estigmas y la cápsula tiene dos, tres y hasta cuatro lóculos. Esta planta crece en Orizaba y en Metztitlan. Segun Ledanois, contiene: 110 LA NATURALEZA RS e in solatos 8,0 EXtractoMooMOsO ME ML ONPID ASA ALA 25,6 A A a MS A E O as 9, LOIRA e len tora do 58,0 IN e ed io ios 2,8 100,0 Marquart cree que esta raíz contiene 20 por 100 de resina: ésta es soluble en éter y en esencia de trementina: tiene reaccion ácida: por trituracion se mezcla bien á la leche. Podria ser un buen purgante para los niños á la dósis de 20 6 30 centígramos. Sus efectos terapéuticos son ménos enérgicos que los de las otras especies. Creo que no debe sustituir á la verdadera. Exogontum arenarum. Ipomea arenaria (Steud). Esta raíz es morena al exterior y blanquizca al interior, de forma esferoidal con tubérculos adyacentes: es ligeramente olorosa, ménos densa que la oficinal. Convolvulus Jalapa (Linneo). Ipomea macrorhiza (Michaud). Jalapa Mons- truosa. Esta raíz es muy grande; cuando está bien desarrollada puede pesar hasta 40 libras: es tuberosa, de color moreno-oscuro al exterior, al interior casi blanca, muy fibrosa: poco se ve en el comercio de México. En Querétaro emplean como sustituto de la Jalapa, una raíz que conocen con el nombre de Purga de las Ánimas. Convolvulus nostras. Ipomea Querela- rensis. He visto una un poco más grande que el muslo, pivotante, con algunas raicecillas secundarias, de color moreno exteriormente y al interior amarillo. En las boticas de Querétaro la tienen ó cortada en pedazos pequeños ó en ruedas, para facilitar su desecacion. Cuando estas ruedas están bien secas, se ven puntos brillantes debidos á cristalitos de oxalato de cal. Esta planta crece en los alrededores de Querétaro, en San Bartolo, en un ter- rono arcilloso bañado por las aguas termales de este nombre: la hay en otros muchos lugares cercanos, pero no es tan desarrollada como en San Bartolo. Ha sido analizada por mi apreciable compañero el Sr. D. Manuel Jimenez, quien ha encontrado 16 por 100 de resina. El Sr. Dr. D. Ildefonso Velasco ha clasificado la planta: la coloca en el género Ipomea, y le da la especie triflora. El mismo señor aconseja sustituirla á la Jalapa verdadera por la poca diferen= cia que hay en el tanto por ciento de resina contenida relativamente en las dos raices, y por su fácil adquisicion. Por de pronto tendria sus ventajas para el mé- dico esta sustitucion, y seria tener un medicamento seguro, bajo una misma can- tidad de polvo; pero con el tiempo esta raíz estaria sujeta á fraudes, como lo está la Jalapa verdadera. Conozco otra raíz que está caracterizada por su olor, es pequeña: la mayor de LA NATURALEZA 114 las raices que vi tenia Y centímetros de tamaño, piriformes muy pronunciadas, doblada casi sobre sí misma en algunas partes, muy dura, sin embargo, ligera, de sabor amargo y el olor agradable semejante al del ácido benzoico. He visto otra raíz, que merced al arte, podria creerse una verdadera Jalapa: está cortada en bisel; por la desecacion queda de una forma piriforme irregular: al exterior está ahumada y llena de tierra, interiormente tenia un color moreno con algunas estrías: su olor y sabor casi nulos. Algun tiempo hace fué propuesta á algunos farmacéuticos; creo que ninguno la comprara como verdadera Jalapa. En Oaxaca emplean una raíz con el nombre de Jalapa Oaxaquense, ésta fué traida á México por encargo especial de un médico, quien la ha estado recetando no sé con qué éxito. La dósis era de 2,00 gramos para una toma. Me parece distinguir en estas raices dos especies distintas, á juzgar por su for- ma y su color. La más abundante es casi cilíndrica hasta la línea média, adel- gazándose gradualmente por la extremidad, donde se hallan algunas radículas: de color amarillo sucio al exterior; dentro es más claro con algunos círculos in- mediatos á la corteza: es muy ligera, el tejido muy flojo, el sabor apénas acre, su olor muy perceptible. La otra raíz que creo está mezclada á la anterior, por fraude ó por poco cui- dado al hacer la cosecha, tiene los caractéres siguientes: Cilíndrica en toda su extension, con surcos ligeros por la desecacion; éstos están en hélice alrededor del cuerpo de la raíz: se le puede quitar la epidermis con facilidad: de color amarillo más subido que la anterior; si se parte se quiebra siempre perpendicularmente al eje: de color negruzco casi uniforme: se advierte en el centro un punto de color claro: masticándola mucho tiempo, en la boca se siente un ligero picoteo sin acri- tud, algo amarga: contiene 5 por 100 de resina. Hay además otras muchas raices que traen los indígenas y que son otras tan- tas especies de falsas Jalapas; diré algunas: Quamoclit coccinea. Pharbitis vio- lacea. Pharbitis hispida 6 Meclatanaczis de México. Ipomea emética, Temecatl. Ipomea arborescens, Guanzahuate. En cada establecimiento de farmacia hay una especie de Jalapa: muy raro es encontrar una misma raíz en dos hoticas. Como esta es comprada á los indíge- nas, y éstos al cosecharla no la escogen, en un mismo tercio se hallan algunas veces hasta tres clases de raíces bien caracterizadas. Seria de opinion que des- pues de haberse (el farmacéutico) asegurado de que la raíz que le venden es una misma, hiciera nna análisis en pequeño, pues las Jalapas que traen á la Capital son muy pobres en principio activo. Los cultivadores prefieren mejor vender su producto en Veracruz á un precio más elevado que en México, y por la distancia que hay de la Capital á Jalapa. Puede aplicarse á la resina lo que acabo de decir de la raíz, y es que el farma- _céutico prepara su resina; no creo que en la Capital falsifiquen ésta, pero de Europa llega á los almacenes resina ya preparada y ésta sí es fácil que esté adulterada. 112 LA NATURALEZA Cuánto mejor seria que el polvo de Jalapa se hiciera á un lado en las prepara- ciones oficinales, y que el médico usara la resina, pues entónces tendria su dósis inmutable y no habria lugar á que dudara de la eficacia y buena preparacion del remedio: esto además influiria sobre el preparador, porque escogeria Jalapas ri- cas en principio activo y desecharia las que se hallan en el comercio, que son tan pobres que tienen de 7 á 12 por 100. Afortunadamente los médicos han comprendido el riesgo que hay en recetar la raíz sola, pues en una botica se despachará Jalapa de 17 por 100, miéntras que con la misma receta, en otra darán raíz de 8 por 100 de resina. Tal vez, repi- to, por esto no la usan sola sino casi siempre mezclada al calomel. He visto una raíz traida de San Miguel Tescaltitla, distrito de Tulancingo: los indígenas la conocen con el nombre de Tumba-vaqueros, Espanta-ginetes 6 Tlasteapam. La emplean como purgante y sudorífico, tomando un cocimiento hecho con ella. No he tenido á mi disposicion más que la raíz; la flor no fué posible obtenerla porque en la época que la mandé traer, ya habian perecido éstas: aparecen en los meses de Mayo y Junio. El ejemplar en que he hecho mi estudio, tiene los siguientes caractéres: Raíz gruesa, compacta, pesada, fibrosa, y con tres raíces secundarias, de 0,25% de diá- metro y 0,45% de largo: casi cilíndrica; sin embargo, poco ménos gruesa por un extremo: de color moreno al exterior, no uniforme; en algunas partes es más bajo: al interior es blanca y muy fibrosa: su olor es nulo: su sabor ligeramente amargo. Para desecarla con facilidad, la corté en rodajas, y éstas casi inmedia- tamente tomaron un color negro. Sometida á diversos vehículos, he hallado: Extracto gomoso negruzco. Resina. Almidon. Leñoso. Siliza y sales. El extracto lo he obtenido por el agua á la temperatura ordinaria, tratando el polvo por desalojamiento: está constituido por materia extractiva y albumina ve- getal. Con los reactivos no hay fenómeno apreciable; solo los ácidos hacen apa- recer un precipitado gelatinoso. No puedo dejar de hacer notar la gran cantidad de este extracto: contiene 43 por 100. La resina es negra, dura, de reaccion ácida, de sabor acre, de olor apénas perceptible, poco soluble en el sulfuro de carbono y en el cloroformo: insoluble en el éter sulfúrico. El leñoso, despues de los tratamiéntos sucesivos por el agua, alcohol y éter, quedó completamente blanco, y creo que estaba bien despojado. Por la incineracion me dió un 10 por 100 de cuerpos fijos: creí al principio que á las cenizas se habia adherido barro del crisol; lo que me hizo repetir la opera- cion con más precauciones. El producto fué semejante esta segunda vez, haciendo LA NATURALEZA 1415 uso del agua destilada y del ácido clorohídrico sucesivamente: encontré sulfato de potasa, sulfato de cal, cloruro de potasio, carbonato de potasa, sosa y cal. La cantidad de siliza es de 7,50 por 100, restos de fierro. Creo que esta raíz es purgante; los indígenas toman un cocimiento que les pro- duce hasta ocho evacuaciones; no ocasiona cólicos; cuando el cocimiento es muy fuerte, obra como vomitivo. Los reactivos más sensibles no han acusado la presencia de la azúcar; tal vez esto dependa de la época de la cosecha de la raiz, pues segun la opinion general- mente admitida, el almidon queda en las raíces para sacarificarse al año siguiente y ser absorbido por los vasos de la planta. . Como dije ántes, no conozco la flor, pero por los caractéres que me han dado, como son la corola azul, regular y en forma de campana, cinco estambres, etc., etc., el tallo corto, herbáceo, peludo, las flores terminales, y sobre todo, que la raíz sea tuberosa y carnuda, infiero que esta planta pertenece á la familia de las convolvuláceas, como además, la analogía que presentan las análisis de las Ja- lapas con el estudio que he hecho de ella. BIOGRAFIAS DE NATURALISTAS MEXICANOS. : DON JOSE MARIANO MOCINÑO POR EL SEÑOR DON FRANCISCO SOSA. Nació en Temascaltepec (Estado de México). Hizo sus estudios en el Seminario Tridentino de México, sobresaliendo entre sus condiscípulos por su talento extraordinario. Cursó teología con singular apro- vechamiento, y habria sucedido lo mismo en todas las ciencias, dice Beristain, si como emprendió el estudio de ellas, hubiese seguido cultivándolas; pero su aficion le hizo dedicarse con especialidad á la medicina, y para poseerla con perfeccion, se consagró á la física experimental, á las matemáticas, á la botánica y á la química. Discípulo sobresaliente de Cervantes en 1789, fué dos años despues acompa- ñando á Sessé en la Expedicion Científica de la entónces Nueva España, y por órden de Cárlos IV dió principio á más extensos viajes en 1795, bajo la direccion del La NATURALEZA.—Tomo VII.—15. 114 LA NATURALEZA mismo Sessé, para examinar las producciones naturales de nuestra patria. En los ocho años corridos desde 1795 á 1804 anduvieron Sessé y Mociño más de tres mii leguas. Cervantes, que contribuyó á esas investigaciones, quedó en el Jardin botánico de esta Capital y la Expedicion se retiró trasportando á España precio- sas colecciones que consistian principalmente en un considerable herbario y gran número de dibujos iluminados, hechos por Anastasio Echeverría, mexicano tam- bien, y por Juan de Dios Cerda, diestros artistas. Habia muerto Sessé en 1809, ó poco ántes, y tanto el herbario como los ma- nuscritos destinados á la «Flera mexicana» fueron á parar, en 1820, al Jardin botánico de Madrid, que desde 1815 poseía algunos; pero no así la coleccion de dibujos, siendo muy pocos los existentes en aquel establecimiento. Mociño con- servaba la coleccion completa de los manuscritos cuando vicisitudes políticas le hicieron abandonar á España y refugiarse en Montpellier. Allí los vió Decandolle, director á la sazon de aquel Jardin botánico, y formó de su importancia la más alta idea. Esto, y las pocas esperanzas que Mociño tenia de volver á su patria, y más aún el creer que poco tiempo le quedaba de vida, le movieron á confiar aquel tesoro científico á Decandolle, que debia publicar las láminas en su obra, como en parte lo hizo. Segun una noticia que el sabio fran= ces dejó manuscrita, el número de plantas dibujadas se acercaba á mil cuatro- cientas, y habia además otros tantos dibujos de animales, siendo muy considerable la cifra de géneros y especies nuevas, á pesar de no tener Mociño en su poder to- dos los frutos de la Expedicion. Cuando en 1816 trató Decandolle de retirarse á Ginebra, quiso devolver á Mociño los dibujos y manuscritos que le habia confiado, pero el naturalista me- xicano se negó á recogerlos diciéndole, segun el mismo Decandolle dejó anotado: «No; yo estoy demasiado viejo y enfermo; yo soy demasiado desgraciado; llevadlos á Ginebra, yo os los doy y os confío para el porvenir el cuidado de mi eloria.» Llevóselos Decandolle, en efecto, y guardólos durante seis meses. Al cabo de ellos pudo Mociño regresar á España, y en Abril de 1817 pidió 4 Decan- dolle la devolucion de las colecciones, temiendo morir ántes de que le fuese per- mitido el paso de los Pirineos. La demanda debió haber sido hecha con urgencia, porque deseando Decandolle quedarse con copias de los dibujos, se vió precisado á recurrir á todos los dibujantes de Ginebra, quienes correspondieron con tal efica- cia á sus deseos, que no dejó de concurrir ninguno, contándose muchas señoras y otras personas aficionadas. Doscientos fueron los individuos de uno y otro sexo que tomaron parte en ese trabajo, logrando concluir en ocho ó diez dias más de 800 dibujos, dejando 109 delineados. En Montpellier habian sido copiados 71, y de duplicados en la coleccion original habia cedido Mociño á Decandolle 305. Con todos ellos formó el mismo Decandolle varios volúmenes, á cuya cabeza se halla una nota explicativa del orígen é historia de aquellos dibujos, escrita de la propia mano de aquel sabio y de la'cual proceden las noticias anteriores. «De- LA NATURALEZA 15 candolle nunca contaba, dice Dunal, este rasgo afectuoso de sus conciudadanos sin que sus ojos se llenasen de lágrimas de-ternura.» Para un sabio y entusiasta por la ciencia, era un grande obsequio y servicio de inapreciable valor, el empe- ño que tomaron sus compatriotas con solo manifestarles el sentimiento que le cau- saba desprenderse de tan preciosa coleccion, «que iba á perderse en algun rincon oscuro de España.» No se equivocó en su prediccion, por desgracia. ¡Qué pena para Decandolle, dice Lacegue, ver que se escapaban de sus manos tantos ma- teriales preciosos que se iban á perder quizá para la ciencia! «A esta nueva, dice Flourens, toda Ginebra se conmovió.» Mr. Decandolle solo pensaba hacer copiar algunas especies de las más raras; pero se resuelve copiarle la «Flora» entera; más de cien señoras tomaron parte en este trabajo, y en diez dias la «Flora de México» quedó copiada. La importancia que los sabios extranjeros dieron á los trabajos preparados para la «Flora mexicana,» hacen inútiles todos los elogios que de Mociño pudiéramos hacer. Nuestro compatriota pudo, por fin, entrar á España con las colecciones de- vueltas por Decandolle; pero bien pronto se realizaron sus presentimientos y los de sus amigos, pues falleció el 12 de Junio de 1819, segun algunos de sus bió- grafos, ó de 1822, segun otros; en Barcelona, como afirman aquellos, ó en Ma- drid, como dicen éstos. No se sabe á punto fijo quién se apoderó de sus manuscritos en aquel momen- to, mas se cree que fué el médico que le asistió en su enfermedad, pues cierto pariente próximo de dicho médico los poseía en Barcelona en 1846. La «Flora Mexicana,» manuscrito que existe en el Jardin botánico de Madrid, se compone de tres tomos en folio; y hay, además el MS. de la Flora de Guate- mala, formada por Mociño, exclusivamente, y multitud de descripciones, índices, apuntes, listas y memorias sueltas que seria largo enumerar aquí y que perte- necen á la Expedicion de que en su lugar hablamos. En la Gaceta de Literatura de México, se encuentra el discurso que Mociño pronunció en 1801 al abrirse las lecciones de botánica; discurso en que trató de las plantas medicinales del país. En los Anales de Ciencias Naturales de Ma- drid (1804), se halla un extracto de ese notable discurso; las Observaciones so- bre la resina del hule y un artículo intitulado: De la Polygala mexicana. Beristain cita además: Descripcion del volcan del Jorullo, en versos latinos, Impunidad de la Margileida de Larrañaga. Cartas y sátiras contra los aris- totélicos y escolásticos, que fueron publicados con el nombre de José Velázquez. En la obra intitulada: La Botánica y los botánicos de la península hispano- lusitana, impresa en Madrid en 1858 por el Gobierno español y en la que se contienen los estudios bibliográficos y biográficos de Miguel Colmeiro, se hacen de Mociño los más cumplidos elogios. Para que el lector aprecie más esto, preciso es decir que el Sr. Colmeiro no solo era doctor en medicina, cirugía y ciencias, sino tambien catedrático de ornografía y fisiología en el Museo de ciencias na- 116 LA NATURALEZA turales de la coronada Villa, habiéndolo sido ántes en Barcelona y Sevilla. Agre- garémos igualmente, que la obra que “citamos fué premiada en concurso público en Enero de 1858. Mociño es, entre los naturalistas mexicanos, el que mayor renombre ha alcan- zado en el extranjero. ESTUDIO DE ALGUNOS PRINCIPIOS ASTRINGENTES VEGETALES POR EL SEÑOR PASCUAL ALCOCER. Muchas sustancias vegetales, principalmente la nuez de agalla producida por un Cynips, el huisache, Acacia albicans; el cascalote, Ccoesalpinia cacalaco; la corteza de encino, Quercus sempervirens, contienen materias astringentes particulares que parecen diferenciar por su composicion y sus propiedades. Estas materias, que tienen una débil acidez, han sido consideradas como ácidos, y se les ha llamado taninos. Hay diferentes clases de tanino, como hay variedades de gomas y de azúcares; así, su estudio está muy incompleto todavía y debia empezarse por estudiar este cuerpo, despues averiguar si todos los taninos son iguales, para luego valorizarlos. El tanino de la nuez de agalla, que es el que se ha preparado, es incoloro, ino- doro é incristalizable. Tiene la forma de escamas brillantes, ligeras; el del co- mercio es ligeramente amarilloso, su sabor es astringente. Se disuelve en el agua, en el alcohol, pero débil; en el éter y en el alcohol puro es insoluble. Se ha con- siderado como ácido y se le ha llamado ácido tánico ó galotánico; tiene por fór- mula C* H” 0”, El tanino precipita las soluciones albuminosas, gaseosas y ge- latinosas, el precipitado es soluble en un exceso de gelatina. Su solucion acuosa enrojece el tornasol y descompone los carbonatos alcalinos con efervescencia. El tanino en disolucion en el agua, absorbe fácilmente el oxígeno del aire y se tras- forma en ácido gálico, desprendiendo ácido carbónico. Esta trasformacion es fa- vorecida por la presencia de una materia animal, y constituye la fermentacion tánica. El tanino se combina á la piel cuando el pelo ha sido destruido por la cal, y la trasforma en un cuerpo imputrecible é impermeable llamado cuero. Precipita en blanco las soluciones concentradas de las sales de fierro al minimum, y en azul, en negro, en gris ó en verde, las sales férricas. Cuando contiene ácido gálico el licor se colora en azul. LA NATURALEZA 147 El tanino puro y seco es inalterable al aire; se puede conservar largo tiempo en polvo, no disolviéndolo sino en el momento de emplearlo. Muchos ácidos minerales, tales como el ácido sulfúrico, clorohídrico, fosfórico y arsénico, forman en las disoluciones de tanino, precipitados blancos, insolubles en los ácidos y solubles en el agua. Estos precipitados parecen ser producidos úni- camente por el tanino, que siendo ménos soluble en los licores ácidos que en el agua, se deposita de su solucion, cuando se añade un ácido enérgico. El tanino, tratado por el ácido azótico, se convierte en ácido oxálico. El tanino se disuelve en el ácido sulfúrico concentrado, tomando una colora= cion morena. Si se calienta la disolucion, se colora en rojo, despues en negro y desprende ácido sulfuroso. Tratando el tanino por ácido sulfúrico ménos concen= trado, se obtiene una sustancia negra llamada ácido melangálico. Cuando se hace obrar al calor ácido sulfúrico muy diluido sobre el tanino, se forma ácido gálico y glucosa. Las bases forman-con el tanino cuerpos poco solubles: así, el tanino precipita la cal, potasa, barita y los metales propiamente dichos; tambien precipita los al- caloides. Esta propiedad puede ser útil en los casos de envenenamiento por dichos cuerpos, por la combinacion insoluble que con ellos forma y para aislar las bases orgánicas. Cuando se neutraliza una solucion de potasa fria y concentrada, por ácido tá- nico, el licor absorbe el oxígeno del aire, tomando un color rojo, y se produce el ácido tanoxigálico. El tanino, calentado al abrigo del contacto del aire, en presencia de una diso- lucion de potasa concentrada, se trasforma en ácido gálico; si se hace intervenir el oxígeno en esta reaccion, una parte del ácido gálico se convierte en ácido ta- nomelánico. El tanino, tratado por una mezcla de amoniaco y de sulfito de amoniaco, se convierte en ácido galámico. Muchas especies de taninos han recibido nombres particulares. Se llaman: Ácido galotánico, el tanino de la nuez de agalla. Ácido quercitánico, el tanino de la corteza del encino. Ácido cafetánico, el tanino del café y del té. Acido catecutánico, el tanino del catecú. El método de preparacion del tanino por medio de desalojamiento por el éter, ó por medio de expresion, humedecido previamente con éter, no es aplicable á todas las sustancias cargadas de tanino, porque difieren entre sí sus diversas es- pecies: así, el tanino del huisache y del cascalote es completamente insoluble en el éter, y por este método no puede ser preparado. Vistas las PAMPIpios! propiedades de los taninos, tomando como tipo el de la nuez de agalla, vamos á ver los métodos para valorizarlo. Como el valor de las materias tanantes depende de la cantidad de ácido tánico 118 LA NATURALEZA que contienen, es importante tener un método de ensaye que indique, lo más aproximado que se pueda, la riqueza de estas sustancias en tanino. Se han pro- puesto muchos procedimientos para dosificar este cuerpo; pero hasta ahora nin- guno es exacto, y todos presentan inconvenientes y dificultades, sin llenar el objeto deseado. Muchas sustancias metálicas precipitan el tanino; pero al mismo tiempo precipitan otras sustancias, con las que está íntimamente ligado, y no puede se- pararse por sí solo de sus combinaciones. La gran dificultad de tener un tanino puro, para obtener la relacion y poder titular un licor, es tambien un grande inconveniente. El ácido tánico ordinario que está contenido en la nuez de agalla, siendo el mejor estudiado, sirve como ti- po de comparacion, aunque distinto en algunas propiedades. Los métodos de dosificacion de las materias tánicas están fundados: 1.%, en la precipitación de las soluciones acuosas por medio de la gelatina, la albumina, el acetato de cobre, etc. 2.” In la observacion que ejercen las pieles quitado el pelo por la cal, sobre las soluciones tánicas, apoderándose solamente del tanino y de- jando las otras sustancias ilesas. 3. En la decoloracion que hace sufrir á las so- luciones de permanganato de potasa. 1. Por EL ACETATO DE COBRE. Se hace disolver el tanino en el agua, se preci- pita esta solucion por otra de acetato titulada, cuyo volúmen es conocido; se agrega en exceso, se filtra el licor, y en el líquido filtrado se mide el cobre res- tante por medio del cianuro de potasio; y la proporcion relativa de tanino y óxido de cobre contenidas en el precipitado, se determina por el peso del óxido de cobre ó volumétricamente. Este procedimiento es bueno para el tanino puro; pero no da buenos resultados con la corteza de encino ni con otras sustancias coloridas. 2. POR LA GELATINA: se titula una solucion y se ve cuánto se necesita de ella para precipitar completamente una cantidad dada de tanino. Este procedimiento tiene el inconveniente que se corrompe la gelatina, y no da buenos resultados. 3. POR PRECIPITACION CON UNA SOLUCION TITULADA DE CINCONINA. 4. POR MEDIO DE LA PIEL, que se pesa ántes y despues de la experiencia; el aumento de peso, da la cantidad del tanino. 5. Por EL PERMANGANATO DE POTASA, que se decolora por los ácidos gálico y tánico, que obran sobre él, produciendo ácido carbónico y una materia no deter- minada. El poder desoxidante de estos ácidos 'es tan considerable, que se puede por medio del permanganato, descubrir cantidades muy pequeñas de ellas. Un licor que contenga un millonésimo de tanino obra sobre el permanganato en los licores ácidos. Sobre esta reaccion se funda un método volumétrico para su va= lorizacion. Se tratan 10gramos dela sustancia quese vaá ensayar, por agua hirviendo, lige- ramente acidulada por el ácido clorohídrico, se recogen en seguida todas las aguas de lavadura, y se les pone en un vaso de medio litro, que se acaba de llenar con agua destilada. Las materias azoadas se encuentran coaguladas, sea por el calor, LA NATURALEZA 119 sea por el ácido clorohídrico. Se deja reposar el licor, despues se toman 50 centí- metros cúbicos que se vacían en un gran matraz; se toma en seguida 10 centí- metros cúbicos de un licor titulado, conteniendo 1 por ciento de ácido tánico puro, y desecado á 100 grados, que se ponen en un vaso semejante al primero, se añade en cada uno de estos vasos 500 gramos de agua acidulada por el ácido sulfúrico, y se determina, por medio de buretas graduadas, los volúmenes V y V” de per- manganato de potasa, que es necesario verter para obtener en los dos licores una tinta rosada de igual intensidad. Estos volúmenes, siendo proporcionales al tanino, se tendrá la cantidad de esta materia por una simple proporcion. Se puede por este procedimiento determinar una mezcla de ácidos tánico y gá- lico. Para esto se toma un volúmen conocido de la disolucion que contienen estos ácidos, y se determina por el primer método el volúmen V de permanganato que ellos decoloran. Este volúmen corresponde al tanino y al ácido gálico. Se toma entónces una nueva cantidad del licor, se le trata por albumina, que precipita el tanino, des- pues se coagula la albumina en exceso por el calor. Se obtiene así, filtrando de nuevo, un licor que no contiene más que ácido gálico, que se determina directa mente con el licor titulado del mismo ácido. Si llamamos V” el volúmen de la disolucion que decolora el ácido gálico, V—V* corresponderá al tanino, que por un cálculo muy sencillo se determina. Los ácidos cítrico, tártrico, málico, acé- tico, las azúcares, las gomas, la destrina, las materias grasas y las otras sustan- cias que puede contener, no obran más que lentamente sobre el permanganato de potasa. El método más sencillo de impedir que estas sustancias obren sobre el reactivo, será diluir mucho las soluciones de agua, de manera que las disolucio- nes que se tienen que determinar no contengan más que 0,5 por 100 de tanino. Este método me parece el más exacto y uno de los que he usado; pero se ne- cesita mucho cuidado, y repetirlo muchas veces para apreciar bien la coloracion que deben tomar los licores; y de consiguiente, para obtener resultados satisfac- torios, es tambien necesario que la cantidad de ácido clorohídrico y sulfúrico para acidular los licores sea constante, pues estos ácidos influyen sobre la decoloracion del permanganato, y podia creerse que habia más tanino del que realmente existe, si ha habido exceso de ácido. La solucion titulada del permanganato debe tenerse en un frasco tapado y al abrigo de la luz, pues de lo contrario sucederia que una parte del permanganato de potasa se descompondria, se precipitaria un polvo mo- reno, y por consiguiente, se cambiarian las proporciones. Por otra parte, este método es de muy fácil ejecucion, y teniendo cuidado da buenos resultados. Otro procedimiento que me indicó el Sr. Alfonso Herrera es tambien muy aproximado, aunque algo más dilatado; tambien lo he empleado con buen éxito: hé aquí su ejecucion. Se toma una cantidad determinada de la sustancia que se va á valorizar; se trata por agua caliente hasta que la agua salga sin sabor astringente, ó hasta que 120 LA NATURALEZA no tenga accion sobre el permanganato de potasa; se divide todo el líquido que se necesitó para agotar la sustancia en dos partes: una de ellas se evapora poco á poco hasta la consistencia de extracto seco; la otra se hace pasar por unas ro- dajas de cuero sin pelo colocadas en un aparato de desalojamiento, que en su re- cipiente inferior tiene una tubuladura, en la cual se adapta una bomba aspirante, para que por medio del vacío el líquido atraviese las rodajas; si despues de una primera pasada queda ácido tánico en el licor que se reconoce por el precipitado de la albumina, se vuelve á hacer pasar otra vez, y si es necesario otra tercera, hasta que todo el ácido tánico haya sido absorbido por la piel; el líquido que pasa despues de constar la ausencia del tanino, se evapora hasta la consistencia de extracto seco: se pesan ambos extractos y la diferencia da la cantidad de tanino. Para que en las pesadas se desperdicie lo ménos posible, conviene tomar dos cáp= sulas de igual peso; en una de ellas se evapora el líquido que pasó por la piel, y en la otra el líquido primitivo, y se pesan sin necesidad de separar los extractos de las cápsulas, lo que es más fácil y más exacto. Este procedimiento está fundado sobre la propiedad que tienen las membranas de que, cuando están en contacto con disoluciones en las que haya tanino, absor- ben este último sin obrar completamente sobre las otras sustancias; éstas deben ser las mismas en los dos extractos, porque su descomposición, si la sufren, será idéntica, por ser las mismas sus condiciones. Deben tenerse en este método para mayor exactitud las precauciones siguien- tes: 1? Debe la sustancia agotada por el agua caliente, decantarse lo más pronto que se pueda; pues de lo contrario la solucion tánica absorberia el oxigeno del aire, se trasformaria en ácido gálico, el cual no seria absorbido por la piel, y la valorizacion seria inexacta. 2% Como el líquido que debe atravesar el cuero en el aparato de desalojamiento dilata en pasar, es muy conveniente impedir, lo más posible, la accion del aire que le oxidaria parcialmente y lo trasformaria en ácido gálico, que no tiene accion sobre la piel. 3% Si la sustancia que se va á ensayar es un fruto, conviene tomar uno de ellos, ver la cantidad de semillas que con- tiene para saber su relacion; luego separarlas todas, porque como no tienen tanino, y sí contienen albumina y almidon, que á la temperatura del agua hirviendo, for= man con el tanino un compuesto soluble á más 50 grados, insoluble á ménos 50, se perderia alguna cantidad de tanino: despues, al sacar la relacion del tanino contenido en el fruto, se tendria en cuenta el peso de los granos. Con estas pre- cauciones se sacan huenos resultados de este método de valorizacion; pero es solo para el ácido tánico, pues para los otros productos, tales como los ácidos gálico, etc., se necesita recurrir al permanganáto. Soubeiran distingue tres clases de tanino, segun la coloracion que dan á las persales de fierro; pero esta distincion no es rigurosa, pues una misma sustancia da con ellas diferentes coloraciones, segun la concentracion de la sustancia y de la sal de fierro. En cuanto al límite de dilucion, sobre el cual las infusiones de LA NATURALEZA 121 estas sustancias obran sobre las sales férricas, me parece más bien deberse á los productos que acompañan al tanino, como el ácido gálico, etc., que á él mismo; porque en la corteza de encino, en la cual el ácido tánico está en la relacion de 28 por 100 y los productos gálicos en la relacion de 2 por 100, su infusion diluida al milésimo, no obra sobre las sales férricas; miéntras que en sus agallas (llamadas vulgarmente manzanitas), en las que el ácido tánico está en ménos pro- porcion, y el gálico en mayor, obra su infusion diluida al milésimo sobre las per- sales de fierro. Vistos los principales métodos para valorizar el tanino, sus principales propie- dades y sus descomposiciones, vamos á ocuparnos de algunas sustancias: en pri- mer lugar tenemos el HUISACHE. Planta que pertenece á la familia de las leguminosas: esta familia es una de las más numerosas del reino vegetal y la más importante por el gran número de productos que suministra á la medicina, á la industria y las artes; el huisache, Acacia albicans, subfamilia de las mimosas, es el vegetal de que nos vamos á ocupar. Es un arbusto de 3 á 4 metros de altura, la madera, de un rojo moreno, es propia para muebles por su dureza. Sus hojas son aladas, llevando 15 6 20 pares de hojuelas. El peciolo comun está acompañado en su base, en lugar de estípulas, de dos espinas rectas de un color blanquizco, largas, de Y á 8 centí- metros. Las flores son amarillas, dispuestas en capítulos esféricos de 16 milímetros de diámetro, que nacen en el número de 2. ó 3 en la axila de las hojas superio- res. Estos capítulos los llevan pedúnculos largos, de 20 milímetros poco más ó ménos. Cada capítulo se compone de muchas flores muy aproximadas. El fruto, que es lo que más nos interesa, por ser rico en principios tánicos y gálicos, es una legumbre aplastada, larga, de 14 4 16 centímetros; ántes de su madurez es de color verde, y ya madura es negra ó moreno-rojiza, compuesta de 6 á 10 artículos muy unidos, que parecen confundirse. El mesocarpo es de un sabor astringente, y de un color rojizo. Las semillas son casi elípticas, lisas, de un color negro, frecuentemente picadas por los insectos, que no atacan las otras partes del fruto que contienen la sustancia astringente. El huisache produce tambien goma, que sale naturalmente; esta goma, que se asemeja mucho á la del mezquite, le es inferior porque es muy dura y se disuelve con ménos facilidad que la otra; se la mezclan por adulteraciones: se distingue en que es más dura, de un color mucho más oscuro, su solucion se ennegrece por la potasa, miéntras que la de la goma de mezquite, da simplemente un precipitado blanco; sin embargo esta goma es muy útil en la industria, y además, su poder disolvente parece aumentar por una ligera torrefaccion. El huisache lo traté de la manera siguiente: lo trituré en un mortero de por- La NATURALEZA.—Tomo VIL.—16. 122 LA NATURALEZA celana; del polvo (en el cual estaban los granos, tomé 5 gramos), los traté por agua hirviendo acidulada por ácido clorohídrico; junté todas las aguas de lava- dura, que á medida que se enfriaban se enturbiaban; las puse en una copa de media libra, que acabé de llenar con agua destilada y la dejé reposar; del líquido tomé 25 gramos que puse en un matrás, con 250 gramos de agua destilada, aci- dulada con ácido sulfúrico. Por otra parte, tomé dos gramos de tanino y los de- sequé en la estufa á 110 grados (pérdida 8 centésimos por gramo); de este tanino desecado pesé un grano, lo disolví en 100 partes de agua y tomé de esta solucion 5 gramos, que puse en otro matrás semejante al primero; le agregué 250 gra- mos de agua destilada acidulada como la primera, poniendo una gota de ácido por 10 gramos de líquido; determiné el número de divisiones de la bureta gra- duada, que contenia una solucion de 25 centígramos de permanganato por 250 gramos de agua; hice la proporcion y resultó que el huisache contenia 75 por 100 de productos galotánicos; me pareció un exceso, y repetí la operacion, y re- sultó 40 por ciento; por una tercera operacion resultó 44, y así repetí 10 veces y el promedio resultó ser 40 por ciento. Por el método de la piel resultó tener 18 por 100 de tanino y 22 de produc- tos gálicos. Separadas las semillas y las fibras resultó tener 45 por 100. Quise extraer del huisache el tanino por medio del éter; pero no disolvia más que una sustancia verde que le daba color, sin disolver el tanino; si le ponia al éter alcohol y agua, se separaba el éter; el agua y el alcohol disolvian los pro- ductos tánicos mezclados con goma, una parte de azúcar y algunas sales alcalinas en muy pequeñas proporciones, tomando la forma de un líquido de consistencia de jarabe, color oscuro, enteramente insoluble en el éter. Tratado el polvo de huisache por desalojamiento, por el agua caliente, se ob- tiene un líquido espeso semejante al anterior, más uniforme y de color moreno negruzco; este líquido evaporado lentamente, da un extracto muy semejante al catecú, y al cual podria con ventaja sustituirle, por ser muy barato y muy fácil obtenerlo, pues entre nosotros el huisache es muy abundante. La sustancia galotánica del huisache da con las sales de fierro al máximo, di- ferentes coloraciones, así: diluida la sal de fierro al centésimo y una parte de in- fusion, tambien al centésimo, da una coloracion morada que con exceso de sal de fierro desaparece; con exceso de infusion del huisache da más intensa la colora- cion. Las soluciones, ambas concentradas, dan una coloracion azul verdosa que pasa al verde con más sal de fierro. Con la jelatina y la albumina da un precipitado blanco. Los protosales de fierro no dan precipitado colorido en la infusion del huisache. Diluida al centésimo la infusion del huisache, se colora en morado por una sal de fierro al centésimo; el límite sobre el cual las infusiones del huisache obran sobre las persales de fierro, es de una parte de infusion por 2,000 partes de agua, en- tónces es ligeramente morada la coloracion. Muy concentradas las soluciones de LA NATURALEZA 123 huisache y de fierro, dan una coloración negra azulosa, que se usaba mucho en los establecimientos para tinta de escribir. Para obtener esta tinta se trataba el huisache por agua hirviendo y se agregaba alcaparrosa (que es un protosulfato de fierro impuro), que por la ebullicion, ó por el contacto de aire, se peroxidaba y daba nacimiento al tanogalato de peróxido de fierro, que forma la tinta; además, la goma que entra en la composicion del huisache, favorece esta tinta impidiendo que el tanogalato se separe del líquido, bajo la forma de un polvo negro. Jl pre- cipitado negro azuloso, que forma la tinta, parece contener un óxido ferroso- férrico particular. El sesquióxido de fierro, seria en parte reducido por el ácido tánico. El huisache puede servir tambien para teñir en negro los lienzos; para esto se hace hervir estos tejidos con el huisache y se le agrega alcaparrosa; bien pronto se produce el tanogalato de fierro que se fija sobre la tela. CASCALOTE.! Sobre el fruto de esta otra leguminosa, he fijado tambien mi atencion, pues su abundante consumo, para curtir las pieles y para teñir, y la gran cantidad que hay entre nosotros exigia su estudio. Esta planta en mexicano se llama Nacazcul. Esla Coeesalpina cacalaco (Hum- boldt) ó coriara, de la familia de las leguminosas, subfamilia de las Cesalpineas, que vegeta en la region caliente y húmeda de la vertiente occidental de la cor- dillera mexicana. Los frutos, que es la parte del vegetal en donde reside el principio astringente, se reconocen por su forma en S ó en C fuertemente comprimidas, de una longi- tud de siete á ocho centímetros. Son indehiscentes y se componen de una cubierta delgada y rugosa, y de un rojo moreno; una pulpa desecada amarillosa, de un sabor muy astringente y amargo. En el centro de esta pulpa se encuentra un en- docarpo blanco, leñoso, que divide el fruto de una sutura á la otra, y de una ex- tremidad á la otra, bajo la forma de una lámina compuesta de fibras aplastadas, trasversales y de una gran tenacidad. Esta lámina se desdobla sobre la línea mé- dia, de manera que forma una série de muy pequeños lóculos distintos, que con- tiene cada uno una pequeña semilla alargada en el sentido trasversal, un poco aplastada, ovoide, lisa y de un moreno claro: algunas veces es atacada por los insectos, sin alterar en nada la materia astringente. El cascalote contiene un centésimo de su peso por ciento de huesos y de ta- biques (endocarpo). El polvo amarillo astringente que forma 99 centésimos de su peso, me dió por un primer ensaye 49, 10 por 100 de productos galo- tánicos; repitiendo el análisis por el método del permanganato, como dije ántes, resultó tener 45 por 100; por una tercera repeticion, me dió 47 %2 por 100; por 12% LA NATURALEZA otras tantas veces resultó ser el término medio 47 por 100. Precipitando el ta= nino por la albumina, resultó por el permanganato 18 de ácido gálico y 29 de tanino. Hecho el ensaye por la piel, tal como ántes dije, salió para 100 partes 30 de tanino, sin contar el ácido gálico que no absorbió la piel. Su sustancia galotánica se colora con las persales de fierro en violeta, diluidas ambas soluciones. Con la sal férrica concentrada y en exceso, toma una coloracion verdosa. Las infusio- nes de cascalote son muy sensibles á las persales de fierro, pues diluida con 500 partes una infusion de cascalote, todavía se colora con las persales de fierro. Con la albumina da un precipitado blanquizco. El tanino del cascalote es tambien completamente insoluble en el éter, pues tratado el cascalote por el éter, pasa este último sin color, como ántes de haberlo puesto. Por el agua caliente se obtiene un extracto semejante al del huisache; si este extracto se trata por alcohol absoluto, disuelve un poco de tanino impuro, que se recoge evaporando y calentando despues ligeramente. Este tanino así ob- tenido, es muy ligero, y se presenta en laminitas delgadas amarillosas. Como el huisache sirve el cascalote para teñir y para hacer tinta. ENCINO. Planta de la familia de las cupuliferas y del género Quercus: en mexicano Ahoaquahuitl. Los antiguos tenian gran veneracion á estos árboles, y á los que premiaban los coronaban con sus ramos. De Candolle demostró que muchas ve- ces una misma especie, por la naturaleza del terreno, cambia de aspecto su ra- maje, y así por esto ántes se habia creído haber más especies de las que real- mente hay. Muchas especies de encinos tenemos viviendo desde la mesa central, hasta cerca de ambas costas en clima templado. Las especies conocidas son el Quercus me- anicano, vive en el valle. El Quercus confertifolia, que vive en Santa Rosa, y pertenece al Estado de Guanajuato, el lawrina en Pachuca y el Jalapensis en Jalapa, etc. Todos estos encinos están provistos en su corteza de sustancia astrin= gente. El que analicé no sé á qué especie perteneceria, pero es el que usan para curtir, y parece distinto de la corteza que llevan á las boticas; porque aquel tiene una corteza muy gruesa, de ocho á nueve centímetros de espesor; debe ser la del tronco más bien que de otra especie, y por eso no es tan delgada como la que usamos en las boticas, que sin duda será la de los brazos. 'Tratada esta corteza por el método del permanganato, y despues de repetir la operacion, encontré 30 por 100 de tanino ó ácido quercitánico; por la piel resultó que absorbió 28 por 100 de tanino; de lo cual deduje: que en el encino el ácido gálico está en muy débil proporcion (2 por 100), siendo por esto muy á propósito para la curtiduría, LA NATURALEZA 125 por su abundancia y su riqueza en tanino. Su infusion colora en azul oscuro las persales de fierro; diluidas ambas soluciones, la coloracion es verdosa. El límite de coloracion de sus infusiones sobre las persales de fierro es muy corto, porque ? con 500 partes de agua, apénas hay coloracion sensible. Con las protosales de fierro, en soluciones concentradas, se forma un precipitado blanquizco. La albu= > ? mina forma un precipitado blanco sucio por los otros principios que contiene. MANZANITAS DE ENCINO. Son propiamente agallas, nombre con que se designan todos los tumores que se desarrollan sobre los vegetales por la picadura de insectos, ya coleópteros, he- mipteros pero principalmente himenópteros, y sobre todo del género cynaps; difie- ren segun el insecto, el vegetal y el órgano: los encinos producen más de veinte especies; tenemos las Manzanitas: éstas son muy esponjosas y muy ligeras, tienen un tejido radiado periférico y una cavidad central; cuando están frescas tienen un color semejante al de las manzanas, de donde viene su nombre por la seme- janza de color. El insecto no se ha estudiado todavía; pero es probable sea un Cynips. Son muy ricas en principios tánicos y pueden utilizarse en la curtiduría. Las que estudié eran ya viejas; me dieron por el permanganato 28, luego por la segunda vez 30 por 100; por nuevas repeticiones, llegué á sacar el promedio, que resultó ser 26 por 100 de galitanino: el ácido gálico está en una tercera parte de la cantidad de productos tánicos. La infusion de estas manzanitas de encino, colora las persales de fierro en azul oscuro; el limite sobre el cual sus infusiones obran sobre las sales de fierro, es una parte de ella por 600 partes de agua. RESÚMEN. —AÁNÁLISIS SOBRE CIEN PARTES. Plantas. Ácido tánico. Ácido gálico. PR AS ASROO1. soto ross 22 00 Cascalotesa 20. asia 0 PU E. SMOD as 17 50 CARE de eran A E atado e 2 UN: 2 00 Manzanitas de enciDO..... occ... o... AGPIQUIYDOO ab 9 50 Se ye por este resúmen, que la planta más importante para su aplicacion á la industria de las pieles es el cascalote, por contener más tanino que la corteza de encino, que hasta hoy es la más usada en Europa; sin desperdiciarse por esto las otras plantas tanantes, que en las localidades en que abundan, pueden ser apro- vechadas además del curtido para la tintorería. BIOGRAFIAS DE NATURALISTAS MEXICANOS. DON MIGUEL BUSTAMANTE POR EL SEÑOR DON FRANCISCO SOSA. Breves, mas no por eso ménos importantes para los que se interesan en cono- cer los nombres de los mexicanos más distinguidos, serán los apuntamientos bio- gráficos de Don Miguel Bustamante y Septiem, botánico á quien mucho deben las ciencias. Nació en la ciudad de Guanajuato en 1790. Estudió la lengua latina y las ma- temáticas en la misma ciudad, y más tarde, con motivo de la guerra de indepen- dencia iniciada en aquel listado por el inmortal cura de Dolores, la familia de Bustamante trasladó su residencia á Querétaro y luego á México. Aquí halló Bustamante oportunidad de dedicarse más detenidamente á sus estudios predilec- tos, que eran los cientificos. Cursó zoología y botánica, y mineralogía bajo la di- reccion del célebre Don Andrés del Rio, consagrándose con predileccion á la bo- tánica. En este ramo adelantó tanto, que su maestro, Don Vicente Cervantes, tres años ántes de morir le encargó la cátedra que desempeñaba, obteniéndola despues Bustamante en propiedad, por nombramiento del entónces ministro de instruccion pública, Don José María Bocanegra. Fué comisionado en 1833 para levantar el plano del hospicio de Santo Tomás, y comenzó á formar el jardin botánico que allí se proyectó. Bustamante, conociendo la falta que hacia un libro elemental para los jóvenes que cursaban botánica, pues la cartilla de Ortega, en uso entónces, no estaba al nivel de los conocimientos de la época, escribió él mismo un libro de texto, formado de las doctrinas del profesor Cervantes y de sus propias observa- ciones. La obra fué adoptada, y durante muchos años sirvió para su objeto en el colegio de minería. Débense á la pluma de Bustamante muchos artículos sobre diversas plantas; describió y clasificó muchas hasta entónces desconocidas y fué el principal redactor del Semanario de Agricultura. Como premio á su talento, la Academia de Bellas Artes le nombró académico de honor, y en el Ateneo, de que era miembro, dió lecciones de ornitología. Bustamante fué un hombre de intachable conducta, de carácter bondadoso y franco; dotado de un profundo amor al estudio y á la difusion de las luces. A su muerte, acaecida el dia 20 de Noviembre de 1844, dejó aventajados discípulos en la botánica. LA NATURALEZA 127 Si se considera que el cultivo de las ciencias naturales no ha sido entre nos- otros productivo, se apreciarán más los trabajos de Bustamante y de otros natu- ralistas de quienes hemos tratado en otras ocasiones. De la importancia de sus escritos, de los descubrimientos á él debidos, nos ocu- pariamos con la extension que unos y otros merecen, sl contáramos con elementos necesarios al efecto, mas por desgracia carecemos de ellos. Acaso la Sociedad de Historia Natural que cuenta entre sus miembros á muchas y muy ilustradas per- sonas, al echar de ménos en este artículo tales datos, se ocupará en reunirlos, y aquel que más tarde acometa la tarea de perfeccionar nuestros apuntamientos, podrá llenarla cumplidamente; porque, no nos cansarémos de repetirlo, sin el con= curso de todas las personas de buena voluntad, es imposible que un solo indivi- duo realice la formacion del «Diccionario biográfico mexicano.» Dispersas se ha= llan en publicaciones que cada dia van siendo más raras, las noticias biográficas de muchos de nuestros más eminentes compatriotas, y para recopilarlas en un solo libro, es preciso llenar ántes los vacios que en ellas se notan luego que de aprovecharlas se trata. Simples noticias necrológicas son las que abundan, y al intentar darles nueva forma y extension mayor, se tropieza con dificultades sin cuento, pues por causas que no queremos calificar, ni aun los deudos de las perso- nas cuyo elogio se desea hacer, prestan al biógrafo el concurso debido. Tenga presentes el lector estas observaciones al juzgar nuestros escritos. PURGANTES DEL REINO VEGETAL POR EL SEÑOR DON ILDEFONSO VELASCO. Este reino es rico en sustancias purgantes. No se emplea más que un pequeño número de ellas. Como mi objeto es ocuparme exclusivamente de los purgantes del país, trataré de algunos únicamente, excluyendo aquellos que están perfectamente conocidos, ó cuyo estudio está incompleto. Procuraré, pues, describir por familias. EUFORBIÁCEAS. En muestro país se encuentran plantas de esta familia, que gozan de propieda- des purgantes más ó ménos enérgicas. Tales son el Ricinus communis, el Ja- tropha curcas, el Jatropha multifida yla hierba del zorrillo, de la queme ocuparé otra vez detenidamente. 128 LA NATURALEZA Siendo perfectamente conocido el uso y propiedades de las semillas y del aceite de ricino, me permitiré pasarlo por alto. JATROPHA CURCAS. Sinonimia.—Quaubaychuachilli de los mexicanos. —Piñon de la India —de Barbadas.— Frijol grande del Perú. Sus caractéres son los que siguen: Tallo de poco más de 1 metro de tamaño; algunas veces arborescente, y hasta de 25 cent. de diámetro. Ramos alternos, con hojas aglomeradas en gran número. Los peciolos casi iguales al limbo, el limbo de las hojas tiene de 6 415 cent. de latitud é igual longitud, aovado-orvi- cular, teniendo de 3 á 5 lóbulos, de base cordiforme, entera y de color oscuro: las más jóvenes llevan en la cara inferior de las nervaduras un vello pequeño. Las hojas de las cimas son comunmente cortas. Las brácteas lanceoladas de 44 sum de largo, con pedicelos pubescentes. Las flores masculinas tienen el cáliz de 31m de largo, pétalos caducos. Las femeninas tienen el cáliz una tercera parte más largo, acrecentes y supersistentes: los pétalos de las flores de uno y otro sexo, son exteriormente algo pubescentes, interiormente un poco vellosos hácia su parte média; pelos intrincados y glándulas de los discos libres y lampiñas. El fruto en- tero es una cápsula rojiza ó negra, ovoidea, un poco carnosa y del tamaño de una nuez pequeña; por la desecacion se hace compacta, coriácea, trigono-arredondas, abriéndose en tres valvas loculisidas. Mesocarpo carnoso, recorrido por costillas reticuladas y persistentes. El endocarpo tiene la rigidez del papel. Lóculos mo- nospermas. Semillas de forma semejante á las del ricino de 2 cent. de longitud, de 11%" de latitud y 9" de espesor; es negra, ligeramente lustrosa, privada de carúncula y sin escudo comprimido sobre el dorso: la cara exterior es convexa, arredondada, con un ángulo poco marcado en la parte média: la cara interna presenta un ángulo más saliente. El episperma es grueso, duro, compacto, de quebradura resinosa. La almendra está cubierta de una película blanca, frecuen temente cargada de pajitas cristalinas muy brillantes. El olor es nulo, el sabor agradable al principio, y acre despues. Esta planta crece en Colima, Apatzingan, Córdoba y Taxco. Segun Guibourt, 1000 gramos de estas semillas dan 344 gramos de episperma y 656 gramos de almendras de donde se puede extraer 255 gramos de aceite fijo. Este acelte es incoloro, muy fluido; deja, sin embargo, precipitar porel frio una gran cantidad de estearina. Es poco soluble en el alcohol, lo que le distin gue tambien del de ricino. Este aceite se prepara por expresion ó por intermedio del alcohol. Es acre y drástico, purga á la dósis de uno ó dos gramos: la pulpa de la se- milla produce el mismo efecto á la dósis de 30 cent. Cuando es ingerido en canti- dad considerable aparecen los síntomas del envenenamiento por los drásticos, acompañados de una debilidad extrema y alguna vez de pérdida de:conocimiento: LA NATURALEZA 129 Parece que nunca ha producido la muerte, pues la economía se desprende de esta sustancia por medio de los vómitos, pero éstos suelen prolongarse demasiado. Los tónicos y los opiados triunfan del mal. Algunas veces mezclan este aceite al de ricino, lo que le comunica cierta acri- tud y lo hace más activo. No basta la ebullicion en el agua á que lo someten, para privarlo del principio acre. JATROPHA MULTIFIDA. Sinonimia.—Nuez purgante.—Curcas multifida. Estos son los caractéres botánicos. Hojas provistas de un largo cabillo, pal- mado-multi-partidas con las lacinias angostas, uni ó trilobadas: estípulas sin glán- dulas, cerdosas, multi-partidas hasta la base. Cimas corymbiformes, brácteas triangular-aovadas, agudas, enteras; lacinias del cáliz-aovadas, obtusas, enteras: el cáliz de la flor masculina desigualmente tripartido, los pétalos de las flores feme- ninas lampiños y endurecidos en la base. Filamentos casi libres, de igual longitud que las anteras. Ovario trígono y lampiño. Arbusto ó árbol de 3 á 6 metros de altura. Ramos robustos muy copados en la extremidad, comunmente con estípulas persistentes, casi capilares, cerdosas, flexibles, leonadas, de 1% á 2 cent. de largo, lampiñas; cara inferior de las ho- jas más ó ménos vellosa, peciolo de igual longitud que el limbo, lacinias de las hojas generalmente 11, dispuestas circularmente, de 12 á 15 cent. de largo, y de 15 á 25% de latitud, lineares, lanceoladas, reunidas entre sí en su parte in- ferior por una membrana orvicular y acorazonada en su base, de 24 3% cent. de latitud; en el vértice son muy acuminadas; lobadas ó más comunmente sin ló- bulos. Cimas con largos pedúnculos, los que casi tienen la longitud del peciolo, lampiñas como toda la planta. Brácteas de 1% á 2%"z de largo. Pedicelos perfectamente articulados en el vértice. Pétalos de las flores masculinas de 4um de longitud casi iguales. Pétalos de las femeninas de 7", Anteras casi fijas, de una longitud del cuádruplo de su latitud. Flores rojas. Frutos del tamaño de una nuez, formados de una cápsula delgada, amarilla, hinchada, trígono-arredondada, del lado del pedúnculo, adelgazada en punta por la extremidad; trilocular, con lóculos monospermas. Las semillas tan gruesas como las avellanas, arredondadas, pero siempre angulosas del lado interno. Jl epispermo es liso, veteado, y muy grueso; la almendra blanquizca. Los granos son tambien purgantes, lo mismo que el aceite, que se extrae por expresion. EUPHORBIA LATHYRIS. Sinonimia.—Catapusia.—Piñoncillo. Sus caractéres botánicos: Raíz pivotante, bisanual. Tallo recto, cilíndrico, de 60 cent. de altura, con hojas opuestas, sentadas, oblongas, de un verde blan- La NATURALEZA. —Tomo V1I.—17. 130 LA NATURALEZA quizco, el tallo se termina por una ombela de 4 radios que se bifurcan muchas veces. Brácteas casi triangulares, pétalos notablemente escotados en media luna. Se cultiva en los jardines como planta de adorno. La corteza de la raíz seca y pulverizada purga á la dósis de un gram. á 1,5. Las semillas son tambien empleadas como purgantes. Contienen 40 por 100 de un aceite fijo. Este es de un color leonado claro, fluido, de un sabor acre, y de olor muy marcado: es completamente insoluble en el alcohol. Se puede emplear como purgante á la dósis de ocho gotas. Tiene el inconve- niente de obrar como emético. HURA CREPITANS. Sinonimia.—Quauhtlatlatzin de los mexicanos.—Haba de Indias—de Guatemala. —Pepita y habilla de San Ignacio. Hay tres variedades de esta especie; son las siguientes: 1? Genuina. 2* Membranosa. 3* Senegalensis. La genuina tiene las hojas muy ovadas, iguales; las más pequeñas ligeramente rizado-dentadas, siempre membranosas y leonadas. Árbol hasta de poco más de 201, Ramos espinosos é inermes, con pecioloslampiños. Estípulas de 15m de lar- go, lineares-lanceoladas, vellosas ó pubescentes, caducas. Los peciolos delgados, casi iguales al tamaño del limbo, algunas veces más grandes. El limbo de las hojas de 14 á 18 cent. de longitud, lo mismo que de latitud, raras veces la pri- mera dimension predomina sobre la segunda, son aovado orbiculares, casi ente- ras, de base perfectamente acorazonada, la extremidad ligeramente acuminada y puntiaguda, la cara superior lampiña, la inferior de un color pálido ferruginoso y algunas veces con nervaduras dísticas. Los pedúnculos y los peciolos casi igua— les. Espigas cilíndrico ovoideas, teniendo hasta 6 cent. cuando están en su com- pleto desarrollo, casi de 2 cent. de ancho. Los pedicelos de las flores femeninas 36 5 veces más cortos que los peciolos. Ovario con el estilo comunmente de 3 á 5 cent. de largo. Fruto algo esférico y comprimido, de 15 cent. de diámetro, de 16 gajos, de- hiscente: esta dehiscencia se verifica con cierto ruido, lo que le ha valido el nom- bre de «crepitans» dado á la especie. Las almendras comprimidas, con las caras ligeramente convexas, de color moreno rojizo con manchitas negras y sin pelo. Segun Bonastres, 180 partes de almendras contienen: aceite fijo, ligeramente ácido, 92; estearina, 8; parenquima albuminoso, 70; goma, 2; humedad, 4; re- siduo salino que contenia sales de base de potasa y de cal, 4. Los tabiques exteriores contenian mucho principio colorante, soluble en el agua, unido al ácido gálico y al tanino. Incinerados han dado cenizas compuestas de cloruro y sulfato de potaso, carbonato de cal, primitivamente combinada con un ácido vegetal, y vestigios de fierro. LA NATURALEZA 131 Propiedades fisiológicas y terapéuticas. Thierry ha ensayado en él mismo las propiedades de estas semillas. Con la mitad del perisperma de una almendra ha experimentado malestar, piqueteo en el estómago, cólicos y desfallecimientos, todo lo que cedió á la ingestion de algunos alimentos. La mitad de un embrion sin radícula le ha producido á la media hora calor en la garganta, eructos, y despues de la ingestion de algunos alimentos, malestar, náuseas, vómitos y cóli- cos que persistieron algunos dias. Esta semilla es en efecto un purgante drástico; á mayor dósis es emeto-catár- tica. Hoy se emplea solo entre la gente vulgar que usa la mitad de una semilla. FITOLACACEAS. PHYTOLACCA OCTANDRA. Sinonimia.—Niamolli.—Hierba-mora.—Conguaran.—Michoacan del Canadá. Deseo llamar la atencion sobre esta planta tan conocida y usada por la gente del pueblo. Haré primero su descripcion. La raíz es pivotante, pocas veces ramosa, de color blanco amarillento al exte- rior, hasta de 50 cent. de longitud y 15 cent. de diámetro. La superficie pre- senta salidas filiformes, especie de anillos incompletos, algunos muy cercanos formando arrugas. La superficie de la seccion transversal es blanco mate, en ella se marcan perfectamente circulos de consistencia leñosa, concéntricos y separados por el tejido celular, que disminuyendo de volúmen por la desecacion, se hacen muy salientes. Visto al microscopio en un corte longitudinal, se observan en los hacecillos con- sistentes, además de fibras, vasos puntuados. El tejido celular, que es abundante, está formado de celdillas prismáticas pentaédricas, conteniendo una notable can- tidad de fécula y multitud de rafides. Examinando el jugo de la raíz se le encuentra tambien la fécula y los rafides en cantidad considerable. El tallo es fructicoso, dicotomo, difuso, lampiño, surcado; verde al principio, toma despues un color púrpura con manchas lineares verdes. Hojas aovado-lanceoladas, algo onduladas, alternas, lampiñas, sedosas al tacto, agudas, mucronadas, de 15 cent. de largo y 6 cent. de ancho; nervadura me- diana prominente por el reverso de la hoja, nervaduras flavescentes. El jugo con- tiene los mismos elementos que el de la raíz. Pezones de cerca de 3 cent. de largo, lampiños, canalados en su parte superior y convexos en la inferior; racimos ex- 132 LA NATURALEZA trafoliáceos de 15 4 30 cent., de flores conglomeradas: pedúnculos de 15m srue- sos y surcados: pedicelos cortísimos, casi nulos. Flores hermafroditas, tribracteadas: brácteas flexibles, agudas, la inferior casi de la longitud del cáliz, entre lineal y alesnada; las laterales del tamaño de la mitad de la anterior, angostas y lanceoladas. Cáliz quinque-partido, sépalos pe= taloideos, aovado-lanceolados, cóncavos, purpúreos, de márgenes membranosos, iguales y reflejados sobre los frutos. Corola nula. Estambres comunmente ocho, sub-hypogíneos, libres, insertados sobre un disco carnoso, cinco exteriores al- ternos, tres opuestos á las lacinias del cáliz. Filamentos alesnados y dorados. Anteras elípticas é incumbentes. Ovario compuesto. Carpelos de ocho á diez, uniloculares, sentados sobre un torus convexo, dispuestos en verticilo y solda- dos en toda su longitud. Lóculos uni-ovulados. Óvulos adheridos en su base. Estilos de ocho á diez, cortos, discretos, alesnados y curvos en su ápice. Estig- ma simple. Baya negro purpúrea, de jugo púrpura, conteniendo tambien rafides y fécula. Granos comprimidos, lenticulares, rostrados, testa negra, lustrosa y crustácea, con un pequeño hinchamiento en el centro de cada lado. Embrion anfítropo ro- deando un abundante perisperme harinoso. Es muy abundante en el país. Se le encuentra en el valle de México, Vera- cruz, Oaxaca, Tampico, Real del Monte, Querétaro, Toluca, Morelia, etc., etc. Usos. La composicion de esta planta debe ser análoga á la de la «Phytolacca decandra,» sobre la que dice el Sr. Braconnot que, «1.* la potasa existe en can- tidad enorme en este vegetal. 2.2 La incineracion de la planta puede dar un álcali rico. 3. La potasa está saturada en este vegetal por un ácido muy vecino del málico, pero que difiere algo: algunos le llaman ácido phytolaccico. 4.” Sus bayas pueden dar por la fermentacion y la destilacion una cierta cantidad de al- cohol. 5.2 Su materia colorante puede emplearse como reactivo.» Se emplea el jugo de las bayas para preparar lacas de un color rojo púrpura hermoso, por lo que lo han llamado Phytolacca. El mismo jugo se emplea en el extranjero para dar buen color á los vinos. En Portugal está mandado cortar esta planta ántes de la floracion para evitar esta falsificacion. Se emplea tambien en México para lavar la ropa negra. Usos terapéuticos. La tintura hecha con las bayas ha sido aconsejada contra el reumatismo crónico. Gozan tambien de la propiedad emeto-catártica. Las ga- llinas que las comen, si ha pasado de cierto número, las vomitan. Esta propiedad reside de preferencia en la raíz. Los indios usan de ella en ma- ceracion ligera y se purgan abundantemente. He ensayado la raíz fresca en perros en la dósis de un escrúpulo, y aunque el efecto purgante ha sido ligero, el vomitivo ha sido enérgico. El Sr. Valentin asegura que la raíz de la Phytolacca decandra, estando fresca, sustituye bien al emético, pero si está seca es inerte. LA NATURALEZA 133 Con el polvo de la raíz seca en cuestion, he obtenido, contra la opinion del autor citado, un efecto vomitivo más poderoso que con el de la raíz fresca. En apoyo de mi aserto citaré las experiencias y observaciones siguientes: EXPERIENCIA HECHA CON LA RAÍZ DE PHYTOLACCA (FRESCA). EXPERIENCIA 1.* Manzo 10 DE 1869. Dos dias se ha tenido un perro de tamaño mediano alimentándolo solo con cal- do, leche y pan. Ha hecho una excrecion intestinal el dia 8 y otra el dia 9, ambas consistentes y de color oscuro. A las ocho de la mañana (primer dia de la experiencia) se le dió á comer un escrúpulo de la raíz fresca, molida, mezclada con leche y pan. Todo lo comió bien. Pocos momentos despues comenzó á ladrar, á llorar y entró en un estado de agitacion que no tenia: esta agitacion duró hasta las diez de la misma mañana, hora en que vomitó todo el alimento, quedando algo fatigado. Poco despues vol- vió á llorar. A las once tuvo un nuevo vómito formado de materias líquidas, blancas, con pequeños grumos en suspension. Disminuyó la agitacion. A las tres y media de la tarde, tomó caldo, un trozo de carne y pan. Hasta las diez de la noche ha estado tranquilo, solo ha llorado una que otra vez. Segundo día. Amanecieron dos excreciones; una consistente y de color de café, la otra casi líquida y abundante. A las siete y media tomó café con leche y pan. En toda la mañana estuvo tranquilo. A las tres de la tarde comió caldo, carne y pan. Nada notable hubo en toda la tarde. A las siete y media de la no- che hizo una evacuacion intestinal de color moreno, pastosa y abundante. Tercer dia. Nada hubo notable. La alimentacion como los dias anteriores. Cuarto dia. A las seis de la mañana una evacuacion intestinal, pastosa y algo abundante. A las ocho de la misma, se le dió de nuevo un escrúpulo de la raíz ensayada, en leche, del que solo tomó una parte menor que la mitad. Nada hubo notable en todo el dia. A las siete de la noche tuvo una evacuacion muy abun- dante, las primeras porciones sólidas, las últimas líquidas. Quinto dia. Al amanecer se le dió muerte. Autopsia. El intestino se encontró bastante retraído. Abierto el esófago, no presentó nada anormal. El estómago contenia un líquido amarillo verdoso muy abundante, en el que nadaba una ascárida muerta. La mucosa estaba notable- mente inyectada. El duodeno contenia una pequeña cantidad de moco amarillento, lo mismo que las porciones superiores del resto del intestino delgado. Éste se en- contraba doblado, formando dos hojas unidas por su cara mucosa. La mucosa de esta. porcion tambien muy inyectada. El intestino grueso lleno de materias fecales líquidas con una que otra porcion sólida de color verde moreno. La mucosa carece de inyeccion. 134 LA NATURALEZA EXPERIENCIAS HECHAS CON LA RAÍZ DE LA PHYTOLACCA (SECA). EXPERIENCIA 1,2 ABRIL 2 DE 1869. Despues de algunos dias de tener un perro, de tamaño mediano, alimentándolo con caldo, leche y pan, se procedió á la experiencia. Primer día. A las siete y tres cuartos de la mañana, se le dió un escrúpulo del polvo de esta raíz mezclada con caldo de frijol y pan. Tomó solo la mitad. A pocos momentos comenzó la inquietud, y un cuarto de hora despues vomitó el caldo, se quedó acostado y no tardó en venir un nuevo vómito, de un líquido mu- coso, espumoso, con una pequeña cantidad del caldo dicho. Las materias vomita- das fueron en pequeña cantidad. A las diez y media de la mañana tomó un poco de caldo, y media hora despues se repitieron los vómitos otras cuatro veces con un intervalo de ocho á doce mi- mutos. Las materias vomitadas eran sero-mucosas y disminuían en cantidad á medida que aumentaba el número. A las tres y media de la tarde tomó caldo y sopa de pan. No se volvió á pre- sentar fenómeno digno de llamar la atencion. Segundo dia. Al amanecer se encontró un líquido de color moreno, espumoso y abundante que habia vomitado en la noche. A las siete de la mañana tomó café con leche y pan. A las nueve tuvo una evacuacion intestinal amarilla, muy lí- quida y abundante. No volvió á tomar alimento, ni presentó cosa digna de mencionarse. A las cuatro y media se le dió muerte. Autopsia. Yl estómago se encontró reducido á un pequeño volúmen, lo mis- mo que los intestinos. ll intestino grueso diferia poco, en cuanto al diámetro del intestino delgado. Jl esófago contenia, en su extremidad cardíaca, una pequeña cantidad de un líquido rojizo que tapizaba la mucosa. El estómago sin alimen- tos encerraba el mismo líquido mezclado á una buena cantidad de moco. La inyec- cion de la mucosa formaba placas irregulares. El duodeno solo contenia un moco rosado. La mucosa nada presentaba anormal. Las últimas porciones del intestino delgado estaban vacías, y doblado el intestino, de modo que las hojas se tocaban por su cara mucosa y aun estaban unidas con cierta fuerza segun la dificultad que tenia el enterótomo al caminar entre ellas. No presentaba inyeccion alguna. El intestino grueso contenia solo una pequeña cantidad de las materias men- cionadas. Como se ve, en la experiencia con la raíz fresca, el animal solo ha vomitado dos veces el primer dia sin ninguna evacuacion intestinal. El efecto purgante se ha producido hasta en la noche y ha sido ligero. Aquí cesó el efecto. LA NATURALEZA 135 En la experiencia con la raíz seca, se puede notar que el animal, no obstante haber tomado solo una parte, el efecto vomitivo ha sido enérgico. Este efecto se ha hecho sentir aun en la noche. El efecto purgante ha sido nulo. El exámen de los fenómenos locales conspira á demostrar lo mismo que trato de probar. La diferencia en los resultados no creo deber atribuirla á la distinta suscepti- bilidad, pues esta diferencia jamás es tan considerable. Me limito á presentar estas dos experiencias, porque seria cansado referir to- das; tanto más cuanto que de la comparacion de ellas he inferido la misma con- secuencia. La administracion del polvo de la raíz seca, al hombre, le produce los efectos de un emeto-catártico poderoso. Presentaré algunas observaciones. 1% Juan Sanchez, de 24 años, de temperamento sanguíneo y de constitucion atlética, se lamenta de ser muy refractario á la accion de los purgantes y de los vomitivos. A las seis de la mañana del dia de la observacion tomó seis granos del polvo en cuestion, dividido en dos papeles, los que fueron ingeridos con me- dia hora de intervalo. El primero no hizo sentir efecto alguno. Pocos momentos despues de tomado el segundo, vomitó un líquido seroso y abundante. Los vó- mitos se repetian con frecuencia y las materias vomitadas fueron haciéndose su- cesivamente mucosas, biliosas y por último sanguinolentas. Las evacuaciones intestinales comenzaron dos horas despues. Las primeras estaban formadas de materias fecales líquidas, las siguientes eran serosas y las últimas sanguinolentas. La cantidad evacuada era cada vez como de dos libras. Igual cantidad vomitaba. Los vómitos y las evacuaciones se producian á la vez, las que eran precedidas y acompañadas de cólicos intensos. A esto sucedia una postracion que le hacia per manecer acostado. A las cuatro de la tarde han comenzado á disminuir de fre- cuencia los vómitos, las evacuaciones y los cólicos, los que desaparecieron con cuatro gotas de láudano de Sydenham. Al siguiente dia esta persona se ha levantado y ha podido entregarse á sus ocupaciones como de ordinario: solo se sentia un poco débil. 27 Trinidad N., de 28 años, casada, de temperamento sanguíneo y buena cons- titucion; tomó cuatro granos del mismo polvo, dividido en dos partes, con media hora de intervalo. Una hora despues comenzaron los vómitos serosos, despues biliosos y al fin sanguinolentos. La cantidad vomitada era abundante y los vó- mitos frecuentes. Evacuaciones intestinales solo tuvo tres en seis horas que duró el efecto. Éstas y los vómitos iban acompañadas de cólicos excesivamente vio- lentos. Tuvo sed, inapetencia; el pulso se puso frecuente y pequeño. Siete horas despues de ingerida la sustancia habia cesado el efecto. 32 Teodoro Éxiga, de 32 años, de temperamento sanguíneo y buena constitu- cion, estaba afectado de un anasarca, consecutivo á una lesion orgánica del co- 136 LA NATURALEZA razon, acompañada de una congestion hepática y renal. Habiendo fracasado los diuréticos y diaforéticos, se apeló á los purgantes, para evacuar la serosidad. El crémor, el sen, el tártaro y algunos drásticos que al principio hicieron concebir algunas esperanzas, quedaron sin efecto despues. Se le administró entónces, por indicacion del Sr. D. Manuel Carmona, seis granos de polvo de la raíz de Phytolacca, en dos partes, que tomó tambien con media hora de intervalo. No hubo vómito alguno. Jl efecto purgante, que co- menzó como á las dos horas, produjo evacuaciones abundantemente serosas, sin sangre y sin cólicos violentos. Los síntomas, agravados por el anasarca, disminuyeron de intensidad, pero no tardaron en adquirir la que tenian ántes de la administracion de la sustancia. Ocho dias despues se hizo necesaria la repeticion del purgante. Se le administra- ronentónces ocho granos del mismo polvo y del mismo modo, y el efecto fué tan sa= tisfactorio como la primera vez; pues además de haber evacuado una gran cantidad de serosidad, no fueron sanguinolentas las evacuaciones ni acmpañadas de cólicos. Tres dias despues se ha repetido la administracion de la misma sustancia, en la misma dósis; y esta vez ha quedado sin efecto. Hay que advertir que los des- órdenes de la circulacion eran ya muy avanzados. 42 José María Sanchez, de 31 años y de muy buena constitucion, dice ser tam- bien refractario á los efectos purgantes. Le he administrado diez granos del mis- mo polvo, con lo que se han obtenido solo dos evacuaciones pastosas sin la más ligera molestia de vientre. Si me fuera permitido sacar alguna conclusion de este pequeño número de ob- servaciones, diria: 1.2 Que el polvo de la raíz de Phytolacca, en dósis de cuatro á seis granos, es un emeto-catártico poderoso y frecuentemente excesiva su energía. 2.2 En personas poco susceptibles ó en quienes se ha hecho uso de purgantes repetidos, la raíz no obra sino como purgante. 3.2 Su efecto está en relacion con el desarrollo de la planta. Creo por lo mismo, que el polvo de esta raíz no debe emplearse sino en un pequeño número de casos, bien determinados. La medicina veterinaria sí puede obtener grandes ventajas del empleo de esta sustancia, pues en mis experiencias sobre perros ni una sola vez ha fracasado. En el hombre debe preferirse la maceracion de la raíz, pero mis observaciones son muy poco numerosas para fijar con exactitud las dósis. Sobre este punto me reservo para continuar su estudio. Puede emplearse tambien el extracto preparado con el jugo que, relativamente hablando, obra con ménos energía que el polvo seco. Efectos patológicos. La ingestion de la raíz ó cualquiera otra parte de la planta en cantidad inmoderada, produce el conjunto de síntomas propios del en- venenamiento por los drásticos. LA NATURALEZA 137 Se me ha informado que en Tlalpam, una mujer intentó purgarse con esta plan ta y á quien la cantidad exagerada que tomó la produjo la muerte. Bien sabido es que esta sustancia es bastante venenosa, pero se ignoraba á qué grupo de venenos pertenece por su manera de obrar. Kl siguiente caso de envenenamiento que he tenido lugar de ver, prueba que esta planta no obra sino como drástico: Luisa N., de 42 años, viuda, de temperamento nervioso y de constitucion re- sular, con objeto de purgarse, tomó la raíz de niamolle, molida en una cantidad, que segun lo que me indicó, no pasaria de un escrúpulo. . Media hora despues comenzó á vomitar abundantemente: los vómitos se repe- tian con una frecuencia y una tenacidad admirables. La enferma me aseguró ha- ber vomitado sin interrupcion, desde en la mañana; tal era la frecuencia con que se sucedian. Las evacuaciones intestinales comenzaron poco despues que los vómitos. Éstas se anunciaban por un cólico violento é intolerable que arrancaba gritos á la en- ferma. Concluida la evacuacion intestinal, continuaba la basca acompañada de calambres de estómago intensísimos. A las cinco horas de tomada la sustancia, Je administraron un»poco de atole frio para calmar su efecto, pero fué inútil, todo continuó lo mismo. A las cuatro de la tarde le administraron una infusion de té, que fué seguida del mismo re- sultado. A las seis de la tarde, es decir, doce horas despues de tomada la sustancia, la ví. Llamaba luego la atencion la urgencia con que pedia se le calmaran los cólicos y calambres de estómago intensísimos que no la dejaban descansar un momento: los vómitos continuaban con la frecuencia que durante el dia, las evacuaciones se habian hecho ménos frecuentes. Las materias vomitadas hasta ese momento eran ocho libras de una serosidad limpia, trasparente, algo gelatinosa y con alguna cantidad de moco que sobrenadaba. En el fondo del vaso se encontraban tambien alimentos que habia vomitado y alguna sangre. Las evacuaciones intestinales fueron cinco libras de color verde moreno y algo lientéricas. Las últimas evacua- ciones contenian sangre líquida. La enferma se quejaba de una sed tenaz, de anorexia, la lengua y boca esta- ban secas, con un sabor particular, desagradable. El pulso pequeño, depresible, latia cien veces por minuto. La orina, poco abundante, era escretada con fre- cuencia. La piel húmeda y fria tomaba en ciertos momentos su temperatura nor- mal. Tenia vértigos al sentarse ó al hacer algun movimiento fuerte. Por último, estaba excesivamente fatigada. Convencido de que los vómitos, las evacuaciones y los cólicos eran efecto de una sustancia que, en estos momentos, habia sido arrojada ya por los mismos vó- mitos tan repetidos y las evacuaciones intestinales frecuentes, no tuve dificultad en proponerme combatir dicho efecto. La NATURALEZA, —Tomo VIIL.—18. 138 LA NATURALEZA Con este objeto le prescribí una limonada vegetal, bien fria, para que tomase por cucharaditas. Dos horas despues habian disminuido los vómitos. Cuatro go= tas de láudano de Sydenham calmaron algo los cólicos que aun persistian. Se continuaron las cucharaditas y á las diez de la noche la enferma concilió el sue- ño, lo que puso término á un dia que tan funesto le habia sido. Segundo dia. Durmió algo la noche anterior. Tiene sed, el mismo sabor de boca que ayer. No ha habido vómitos: solo le queda algun conato. Hubo dos evacuaciones sero-sanguinolentas con ligeros cólicos. El pulso tan frecuente y pequeño como el dia anterior. Continuaban los vértigos. Continuó el mismo método y se le prescribieron algunas cucharadas de atole frio por alimento. Tercer dia. Una sola evacuacion intestinal sero-sanguinolenta y los mismos síntomas del anterior. Se le prescribió el mismo alimento, un bebida mucilagi- nosa, tambien por cucharadas, y cuatro gotas de láudano de Sydenham. Cuarto dia. Los mismos síntomas, pero menos intensos. La evacuacion intes- tinal estaba formada de materias fecales bien elaboradas y sin sangre. Continuó su bebida mucilaginosa y tomó ya leche. Al siguiente dia se levantó y todo continuó bien. Supuesto todo lo dicho no cabe duda que hay en toda la planta un principio al que debe su propiedad purgante. Pero ¿cuál es ese principio? El exámen al microscopio hace descubrir, segun lo dicho, una cantidad consi- derable de rafides. No me parece que repugne á la razon el admitir que esos pe- queñísimos cristales pican la mucosa, y la excitacion que resulta de esa multitud de piquetes produce el efecto purgante. Pero esta teoría, aunque racional, no pasa de teoría; estudios posteriores acla- rarán lo que tenga de cierto. CONVOLVULACEAS. Esta familia es rica en plantas purgantes. Entre ellas hay algunas propias de nuestro país y que son exportadas para el extranjero; por lo mismo, son dignas de que fijemos en ellas nuestra atencion. Trataré solo de las que presentan mayor importancia. JALAPAS. Se distinguen muchas especies, pero una sola es la verdadera; las otras, aun- que frecuentemente usadas, han sido llamadas «Falsas Jalapas.» Me ocuparé de algunas. LA NATURALEZA 139 IPOMEA PURGA., Sinonimia: Tonlopalt.—Jalapa verdadera.—Raíz de Jalapa.—Julapa ligera.—Jalapa limoncillo.—Jalapa de Veracruz.—Convolvulus officinalis Pellet.— Tpomeea Jalapa, Roy1.—Exogonium purga y Exogonium dumosum, Benth. Esta raíz es conocida de los indios, así como su propiedad purgante, quienes enseñaron á los conquistadores su uso terapéutico, que hasta entónces les habia sido desconocido. El Sr. Monardés, en su «Historia de los medicamentos simples traídos del nue- vo mundo» año de 1570, hace notar la diferencia entre la raíz de Jalapa y la de Michoacan. El Sr. Bouhin asegura que fué introducido en el comercio europeo en 1609; pero la época en que escribió Monardés nos prueba que la exportacion de esta raíz se hizo mucho tiempo ántes. En Marciellais, donde se recibia directamente de Jalapa, la designaban con el nombre de Gelapo ó Chelapa; este autor hace la descripcion de la raíz, y fundándose en la semejanza que presenta con la de una Bryonia, coloca la planta en cuestion en este último género; así, la denominó «Bryonia Mechoacana Nigricans.» Ray, en 1688 y Plukenett en 1791, habiendo examinado la raíz, la creen pro- cedente del género Convolvulus. Algun tiempo despues, Tournefort, fundándose en las relaciones de Plumier y De Lignon, quienes aseguraron haber visto la planta en su viaje 4 América, la considera como un Mirabilis. Miller y Stoane siguieron la opinion de los anteriores botánicos. Bernardo de Jussieu, en vista de una planta que le fué presentada por Houston, á su vuelta de América, la coloca en el Convolvulus. , Linneo admite la opinion de Tournefort, y despues de consideraciones hechas sobre la magnitud y caractéres exteriores é interiores de la raíz, cree que es el «Mirabilis Longiflora.» Este eminente botánico la coloca despues en el género Convolvulus. Thierry de Menonville ha descrito en 1777 una planta encontrada cerca de Veracruz, como si fuese la verdadera Jalapa. Desfontaines encuentra tal identidad entre la planta descrita por Thierry y la «Ipomzea Macrorhiza» de Michaux, que no le queda duda de que el Jardin de Plantas de Paris poseia desde mucho tiempo ántes la Jalapa de que me ocupo. Desfontaines describe en los «Anales del Museo» la Ipomeea Macrorhiza bajo el nombre de Convolvulus Jalapa, y cree que ésta es la que produce la Jalapa oficinal. Del mismo modo es descrita en el «Almacen Botánico» de Courtis. Pursh en su «Genera of north American plants» describe la «Ipom+ea Macror- 140 LA NATURALEZA hiza» con el nombre de «Ipomeea Jalapa,» y asegura que esta es la especie ofici- nal. Confirma sú opinion al ver una planta nacida de unos granos recogidos en México, la que le pareció ser el Convolvulus Jalapa de Linneo ó Ipome+ea Macror- hiza de Michaux. Esta idea fué generalmente admitida en esa época entre los es- critores de materia médica y farmacia. Llama la atencion cómo autores de tanta nota cayeron en este error. El mismo Thierry, al hacer su descripcion, dice: «La raíz puede pesar hasta veinticinco libras.» Nunca se encuentran raíces tan pe- sadas de la verdadera Jalapa; su peso no pasa de una libra. El Sr. Ledanois, farmacéutico radicado en Orizaba, cultiva la verdadera Ja- lapa y hace una pequeña descripcion de las hojas y de las raíces, en una carta que remitió á Chevalier y que fué leída en la Academia de Medicina. Aquí co- menzó de nuevo la revolucion de las ideas admitidas entónces sobre este punto. El Dr. Redman Coxe, de la Universidad de Pensylvania, recibió en 1827 un cierto número de plantas de verdadera Jalapa en plena vegetacion. En 1830 fué publicada en «The American Journal of the Medical Sciences» la descripcion bo- tánica hecha por Nuttal. Si se compara esta descripcion con la que se ha publicado en el Almacen bo- tánico de Cnrtis, y que pertenece á la Ipomea Macrorhiza de Michaux, se en- cuentran diferencias tales en ambas, que llama la atencion cómo el Sr. Coxe llama ásu planta indiferentemente Ipomea Jalapa ó Macrorhiza, lo que equivale á identificarla. El Sr. Pelletan la describe despues con el nombre de «Convolvulus officinalis.» Posteriormente los Sres. Nees y Marquard la refieren á un género vecino, el Ipomeea: por último, De Candolle la describe con el nombre de Ipom«ea purga. Los caractéres botánicos de la planta son los siguientes: Raíz tuberculosa, arredondada ó mejor napiforme, de color oscuro al exterior, surcada y de un gris sucio con puntos brillantes al interior, es compacta, la su- perficie de seccion trasversal, puede ser pulida; presenta circulos concéntricos más oscuros. El olor es nauseabundo, el sabor acre, su peso puede llegar hasta una libra cuando está secá. De su parte superior, que es ligeramente alargada, párte ordinariamente un tallo, algunas veces dos ó tres. El tallo es cilíndrico, delgado, débil y rubescente, como los peciolos y los pedúnculos. Hojas alternas, cordiformes, enteras, lisas, notablemente acuminadas y profundamente escotadas en Ja base; el limbo es dos veces más grande que el peciolo. Pedúnculos axilares un poco más grandes que los peciolos, uni ó bifloros, con dos brácteas opuestas en el tercio superior. Cáliz verde y persistente, sépalos cinco, desiguales, oblongos, lanceolados, dos externos más cortos, dos internos membranosos en los bordes, el quinto tiene una parte externa y otra interna, corola hypocraterimorfa, roja, el tubo de la corola estrecho y dilatado en su par- te superior, limbo semi-trasparente, de color más claro y ligeramente encorva= LA NATURALEZA 141 do sobre los bordes. Estambres cinco, desiguales. Anteras estrechas, sagitadas, sostenidas por filamentos filiformes y blanquizcos. Pistilo saliente, ovario peque- ño, cónico, bilocular, rodeado en su base de un nectario. Estilo filiforme. Estigma pequeño, bilobulado, de lóbulos hemisféricos, horizontales, con pequeños tubéreu- los en su cara convexa. Cápsula bilocular, de lóculos monospermas, frecuente= mente aborta un grano, y la cápsula es entónces monocular y monosperma. Granos irregularmente esféricos, negruzcos, se les ve con la lente ligeramente ru- gosos; en la base queda la cicatriz del podosperma. Esta planta erece en los alrededores de Jalapa y en la Sierra Madre, á la al- tura de 1,500 á2,000 metros. La altura es condicion indispensable para el buen desarrollo de la raíz. Los lugares en que se desarrolla mejor, son las montañas húmedas ó las tierras porosas y ligeras sombreadas por pinos y encinas. Análisis.—Guibourt, analizando esta planta, ha encontrado: LETONIA LA ¿PSSS 16, 75 Melasa obtenida por el alcohol..................... 19, 90 Extracto moreno obtenido por el agua.............. 9, 05 Comas Ai 839 HOLA 6 SES LUSO. 12 do 110) 42 IS e vias a Liabidab: 3 a 18, 78 (TOCATA AT NA AAA 91, 60 Pera a A E A IVA 3, 80 100, 00 El análisis de la raíz ha dado al Sr. Gerber resina dura y resina blanda, ex- tractivo un poco acre, extracto gomoso, materia colorante, azúcar incristalizable, goma, muciílago vegetal y almidon. La cantidad de resina varía entre 8 y 30 por 100: no es imposible que la cantidad de resina esté en relacion con el grado de desarrollo de la raíz. Los insectos que atacan la raíz, comen solo el almidon, por lo que es más ac= tiva en estas circunstancias. La resina es morena, de sabor acre, no amarga, de un olor sui generis: es insoluble en la esencia de trementina y en el amoniaco; es poco soluble en el sulfuro de carbono y en el cloroformo; insoluble en la ben= cina, en una solucion de carbonato de sosa fria; muy soluble en el alcohol. Los Sres. Buchner y Herberger consideran la resina de Jalapa como formada: de una resina electro-positiva básica (la Jalapina) y una electro-negativa ácida, soluble en los álcalis (es el ácido Jalápico). La Jalapina forma los nueve décimos de la resina. Por lo comun se considera la raíz de Jalapa, oficinalmente buena cuando con= tiene de 12.4 15 por 100 de resina. Falsificacion.—Esta resina es falsificada con la resina de pino, la Colofonia 6 la resina de Guayacan, así es que el producto que.es vendido por resina de Jalapa es frecuentemente una mezcla que contiene sólo 30 640 por 100 de esta resina. Este fraude se descubre fácilmente fundándose en la propiedad que tiene la resina de Ja= 142 LA NATURALEZA lapa, de quedar disuelta en el agua cuando ha sido desalojada por unácido desu com- binacion con un álcali. La resina en cuestion es insoluble en el agua; pero cuando se ha combinado con un álcali, se modifica hasta hacerse soluble en ese vehículo. De esta propiedad goza tambien la resina de escamonea, pero las que se em=- plean en las falsificaciones quedan despues de desalojadas de su combinacion con los álcalis, tan insolubles como ántes; lo que hace que se precipiten. Así, para reconocer una resina, se disuelve una pequeña cantidad en una so- lucion de potasa cáustica diluida y se vierten algunas gotas de ácido sulfúrico: si se forma inmediatamente un precipitado, la resina está falsificada, pero si la so- lucion queda limpia, se puede estar seguro de su pureza. Otro método expedito de reconocer la pureza de esta resina, está basado en la propiedad que tiene de ser insoluble en la esencia de trementina, en la que se di- suelve la colofonia y la resina de pino. Por último, si está mezclada-á la resina de guayacan, el bióxido de ázoe le da un color azul. No hay reaccion si la resina es pura. Propiedades Terapéuticas.—Esta raíz convenientemente administrada es un purgante seguro que obra sin causar la irritacion local intensa que producen las cucurbitáceas; su efecto es debido á la accion de la resina. La naturaleza de las evacuaciones es esencialmente serosa, contiene tambien bilis y jugo pancreático. Se puede emplear sola, pero produce mejores efectos asociada á algun otro como el calomel. Por la poca irritación que causa se puede repetir su administracion sin graves inconvenientes. Cuando la dósis es muy elevada puede determinar vómitos, cólicos intensos y aun la inflamacion de las vías digestivas. A dósis moderada, obra por lo comun sin producir dolores intensos. Se emplea en polvo y la dósis es de 50 cent. á 2 gramos. Pueden emplearse las tinturas alcohólicas puesto que el alcohol tiene la propiedad de disolver la resina; ella forma la base del purgante de Leroy. La maceración y el cocimiento deben ser excluidos de la terapéutica, puesto que di- cha resina es insoluble en el agua. La resina puede emplearse sin inconveniente desde 60 cent. hasta 130 cent.; mas si la resina está pura, conveniente será no pasar de 60 480 cent. El polvo de Jalapa tiene un olor algo nauseabundo y desagradable á algunos enfermos. Se le priva de este olor del modo siguiente: Se hace macerar durante veinticuatro horas una parte de la raíz de Jalapa en polvo en tres de éter sulfúricorectificado y se decanta el líquido, se añade en segui- da al polvo una parte de nuevo éter y se deja macerar el mismo tiempo, se decan- ta, se extiende el polvo sobre el papel y se seca, se tritura despues y se tiene un polvo completamente inodoro, sin haber perdido nada de su accion purgante. Casi nunca hay necesidad de ocurrirá este medio, porque los enfermos toleran bien el olor. LA NATURALEZA 143 ¿IPOMAA? MESTITLANICA. Sinonimia: Jalapa macho, Jalapa pesada, Jalapa de Tampico, Convolyulus Orizavensis, Pellet.— Tpomeea Orizavensis, Ledan—Batatoides. El Sr. Ledanois, farmacéutico, es el primero que menciona esta falsa Jalapa en 1829 y la distingue de la verdadera, con la que hasta entónces habia sido con- fundida. Los caractéres de la planta son los siguientes: Raiz vivácea, piriforme, cilíndrica, carnosa, algunas veces voluminosa, ama- rilla al exterior y de un blanco sucio al interior; en el comercio se tiene en rodajas, en su interior presenta un gran número de fibras leñosas cuyas extremidades pasan sus superficies trasversales deprimidas por la desecación. Kl olor y el sabor semejantes á la oficinal, pero débil. Tallo cilíndrico, verde, voluble, pubescente. Hojas alternas, tri ó quinque-lobadas, la lacinia intermedia ligeramente acu- minada, las laterales angulosas y enteras; su cara inferior, y especialmente las venas de esta cara, son pubescentes; el vello es tanto más raro cuanto que son de mayor tamaño, las nervaduras principales son salientes; los peciolos tan vellosos y tan grandes como el limbo. Pedúnculos delgados, axilares, solitarios, uni, rara vez bifloros. Pedicelos más vellosos y de la mitad del tamaño del pedúnculo, con dos brácteas en su nacimiento y dos reducidas á escamas situadas en su tercio ¡n= ferior. Cáliz persistente, de cinco divisiones, sépalos desiguales, oblongos, lige- ramente lanceolados, los dos exteriores más cortos están cubiertos de pelos más largos en la base, los dos internos más largos, membranosos en su borde, son lam- piños, excepto en la base, donde se encuentra algun vello; el quinto es en parte interno y en parte externo, tambien es pubescente. Corola infundibuliforme, de tubo amplio, acercándose á la forma carapanulada. El tubo, ménos colorido que el resto, es en su parte inferior casi blanco, el limbo semitrasparente es de un rojo púrpura, abierto y un poco hinchado en su borde; estambres inclusos, desigua- les, anteras estrechas, sagitadas, sostenidos por un filamento filiforme en su parte superior, dilatado en la inferior. Pistilo incluso. Estilo filiforme. Estigma pequeño con dos lóbulos semiesféricos, horizontales, con tuberculitos en su parte superior. Cápsula bilocular. Lóculos monospermas, por aborto la cápsula es frecuentemente monocular y monosperma. Granos casi esféricos, á la lente rugosos y cubiertos de pelos raros y muy cortos, de color negruzco, marcados en su base de un hilo circular. Por esta descripcion se comprenderá las dificultades que hay para colocar esta planta en su género respectivo. Si debiera juzgarse por solo el aspecto que pre- senta el conjunto de la planta, no cabe duda, como lo hace notar De Candolle, que quedaria muy bien en el género Batatas, pero la planta en cuestion tiene la cápsula bilocular y los lóculos son monospermas, miéntras que el género Batatas 144 LA NATURALEZA tiene el ovario cuadrilocular; por lo mismo quedará mejor colocada en el jomea, tanto más cuanto que bajo el punto de vista terapéutico presenta la mayor ana- logía con la /pomcea purga. Esta planta crece en los contornos de Orizaba y de Metztitlan, lo que le ha dado el nombre de Metztitlánica. Se desarrolla en las mismas circunstancias que la Ja- lapa hembra. Análisis.—El Sr. Ledanois, en 1829, queriendo saber si la raíz :de Jalapa macho es la misma que la de la hembra, hizo la análisis de la primera, de cuyo trabajo obtuvo los resultados siguientes: AE AA ISS CS 80, 0 RITA CLO OOO ri 256, 0 ¡Almidón lil ¿OIL 00. VISA ES O” 32, 0 Alumna o sd ais 2%, 0 MENOS e ala O a SI al Ml e 580, 0 Nova: perdida trad e e to 28, 0 1,000, 0 Por la incineracion ha obtenido cloruros y carbonatos de cal, de potasa y de magnesia. Se ve por la análisis anterior cómo predominan en la raíz los principios indife- rentes, especialmente el leñoso, sobre el principio activo: en consecuencia esta raíz me parece poco á propósito para la extraccion de la resina. Sin embargo, Marquart dice, contra la opinion de Ledanois, que nunca ha ob- tenido ménos de 19, 5 por 100 de esta resina. Ella es muy soluble en el éter, lo es parcialmente en la esencia de trementina y miscible por trituracion á la leche, con la que forma una emulsion homogénea. Propiedades terapéuticas .—Esta raíz se puede emplear en sustitucion de la Ipomeea purga, de modo que todo lo que se ha dicho sobre aquella debe decirse de ésta; sin embargo, al administrarla deberá tener en consideracion que no con- tiene la misma cantidad de resina, ó que por lo ménos no está en la misma pro- porcion con los principios indiferentes. La experiencia ha demostrado que 1 gr. 8 de la raíz de la Ipomea mestitlanica producen el mismo efecto que 1 gr. de la de la Ipomeea purga. La resina proce- dente de una ú otra especie es igualmente activa. EXOGONIUM ARENARIUM. Sinonimia: Ipomea arenaria, Steud. El Sr. General Don Ignacio Belendez, hábil agricultor, me ha proporciona- do un ejemplar de esta planta, con la que se ha hecho la descripcion y clasifica- cion. Mucho tiempo há que este Señor trabaja para mejorar este ramo comercial, LA NATURALEZA 145 y me asegura haberla elegido entre muchas variedades de Jalapa como la mejor por sus efectos purgantes. Esta especie tiene la raiz esférica ó un poco esferoidal con tubérculos adyacen- tes, surcada, carnosa, de color moreno al exterior é interiormente blanquizca. Su tallo es voluble, lampiño, cilíndrico, surcado y torcido; éste, los pedúnculos, peciolos y nervaduras de las hojas son de un color rubio; hojas alternas, cuyos limbos son cordiformes y profundamente escotados en la base, subtrilobadas, acu-= minadas y mucronadas en su extremidad; el limbo se ve como doblado sobre el peciolo, lo que agracia mucho á la planta; su cara inferior tiene un color verde cenizo y más claro que la superior; su peciolo tiene 45%" de largo. Pedúnculos bifloros de 65%" de longitud, provistos de dos pequeñas brácteas en forma de es- camas que dan nacimiento á los dos pedicelos; éstos son cilíndricos de 3 cent. de longitud. Cáliz persistente, estipitado y partido en cinco lacinias desiguales. Estípite cla- viforme, surcado y colocado entre dos brácteas pequeñas y lanceoladas, de la lon- gitud del resto del cáliz. La base es algo dilatada; las lacinias, cerrándose apre- tadamente unas contra otras, forman un cono, dejando solamente salir el estilo, que persiste por algun tiempo: son de color rubio, excepto la hase, que es verde; lampiñas, entre lanceoladas y oblongas, semitrasparentes en sus bordes, dos ex- teriores de 75m de longitud, dos interiores de SS", y una intermedia de igual longitud; está salpicado de puntos tuberculosos. Corola hypocrateriforma, de un hermoso color púrpura, con cinco lóbulos poco formados, su borde es algo más claro, el tubo tiene 5 cent. de longitud y 3 su limbo, casi plano, á veces vuelto hácia abajo. Estambres hypoginios, exertos, en número de cinco, desiguales, filamentos aplanados y alesnados, blancos, de 4% centímetros de longitud, ante- ras derechas, rubias, alargadas, con un surco en la cara exterior; profundamente escotadas en la extremidad adherente. Ovario cónico, blanco-amarillento, bilo- cular, rodeado de un nectario anular blanco, lóculos biovulados. No he tenido á mi disposicion ni el fruto ni los granos. Crece en Huy-yapam, rancho perteneciente al Distrito de Tlatlauqui, en el Estado de Puebla. Hoy se cultivan con bastante esmero en la Capital por el mismo Sr. Belendez. Es muy posible que la altura favorezca su desarrollo. El señor mencionado me asegura que para que la semilla de esta especie germine, es necesario meterla en agua caliente y sacarla inmediatamente, único modo de hacer nacer la planta. El ejemplar que he tenido á mi disposicion tiene la raíz muy poco desarrollada, además ha nacido y crecido en la Capital; su análisis no podria ser comparada con la de las anteriores. Conveniente será hacer ésta cuando esté en pleno desarrollo. Desde ahora diré que á juzgar por el aspecto de la raíz, no me parece ser de las especies más pobres en resina, pues además de la semejanza que presenta con la de la Ipomzea purga, la raíz de que me ocupo es pequeña, y en pleno desarrollo es un poco más grande que una manzana; así la cantidad de leñoso que conten- La NATURALEZA.—Tomo VII.—19. 146 LA NATURALEZA ga debe ser pequeña; mas como las conjeturas tienen poco valor en semejante materia y la analogía cede á la análisis, se debe esperar á ésta y á la experiencia para formar un-juicio exacto de sus efectos y dar la preferencia á ésta 6 la Ja- lapa macho. Usos terapéuticos.—Los usos de esta raíz y las formas farmacéuticas bajo las cuales pueda emplearse, serán las mismas que para las anteriores. BATATAS JALAPA, Sinonimia: Convolvulus Jalapa, Lin.—Convolvulus Michoacan, Vand.—Convolvualus Macrorhisus, Ell. Ipomea Macrorhiza, Mich. —Ipomea Michoacana, Nult. La raíz es tuberosa, muy grande, pudiendo tener hasta veinticinco libras de peso. Tallo voluble. Hojas acorazonadas, aovadas, vellosas y enteras. Pedúncu- los axilares, casi iguales á los peciolos. Cáliz verde, pubescente. Sépalos aovados, algo arredondados, de 15", Corola campanulada, blanca ó ligeramente amarilla: Estambres inclusos. Cápsula multilocular. Granos muy vellosos y triangulares. Crece en los alrededores de Veracruz y Jalapa, de donde ha tomado el nom- bre. Esta raíz se ha empleado en lugar de la de Jalapa verdadera, y aun, como dije, se tomó alguna vez por tal. Es ménos activa; se puede emplear como aquella, pero á mayor dósis. IPOMAA ¿SP. NOV? . Sinonimia: Purga de las ánimas. —Convolvulus queretanensis.—Conv. nostras (de los queretanos). En Querétaro han sustituido la Jalapa con esta raíz, que bien puede quedar comprendida en el grupo de falsas Jalapas; obra por la resina que contiene. Don Manuel Jimenez, al referirme los resultados de sus trabajos analíticos so- bre la raiz de esta planta, dice: «Segun los datos obtenidos, esta raíz, tal como la planta la presenta, es un tubérculo cuya forma y tamaño varían, desde la es- feroidal de 10 centímetros de diámetro hasta la elíptica, siendo el diámetro mayor de 20 centímetros y el menor de 12. Hay algunas que tienen un volúmen casi doble, terminado en punta inferiormente, y arriba por la base del tallo. Al ex- terior tiene un color moreno, blanco-amarillento al interior. Cerca de la extre- midad hay otros tubérculos pequeños. Para venderla y facilitar su desecacion se corta trasversalmente en rodajas de diámetro y espesor variables. Una de estas rodajas fué la que estudié, la cual, suponiendo que hubiese estado entera, pues le faltaba más de la tercera parte, tendria un diámetro de 10 centímetros: color uniformemente gris, exceptuando la parte convexa exterior, que tenia un color moreno negruzco: la superficie de seccion, áspera por lo saliente de las fibras gruesas, que se prolongan de una á otra cara. Olor y sabor muy poco perceptibles de Jalapa; el polvo muy semejante al de la Ipecacuana. » LA NATURALEZA 147 La descripcion y clasificacion de esta planta ha sido hecha en vista de dos ejem- plares que me ha proporcionado mi compañero y amigo el Sr. Don Jesus Barrera. Las plantas han llegado á mi poder completamente secas, aunque en un estado regular de conservacion. En los ejemplares dichos, la raíz es pivotante, surcada, de 50 centímetros de longitud y 15 de diámetro en su porcion más amplia, es fibrosa, inferiormente provista de pocas raices secuúdarias, tomando algunas tal desarrollo que llegan á tener el diámetro y consistencia de la primera en su extremidad terminal. Una de ellas está dividida dicotómicamente en su extremidad. Los tallos son torcidos, en número de cuatro, de un poco más de un metro de altura, de 2" de diáme- tro, lampiños en la base, pelosos en la parte superior, con el vello vuelto hácia abajo. Hojas alternas; las caulinares cordiformes, acuminadas, vellosas, casi en- teras, de 16 centímetros de latitud é igual longitud. 1l peciolo de 15 centímetros (mas grande que el limbo). Las superiores más acuminadas, de 6 centímetros de largo y 45m de ancho. Pedúnculos bifloros, de 21 centímetros de largo. Pedi- celos de 3 centímetros, pelosos. Sépalos dispuestos en tres séries; dos exteriores, casi iguales, oblongos, y con tubérculos pelosos. Corola campanulada, de un ta- maño como del duplo del de los sépalos, de color morado. -Estambres inclusos en número de cinco. Filamentos del mismo color de la corola, vellosos en su base y alesnados. Anteras lineares. lstilo único, tan largo y del color de la corola. Estigma capitado, egranuloso y bilobulado. Cápsula bilocular, frecuentemente trisperma por aborto de un grano, dehiscente en la base, dividiéndose en cuatro valvas. Granos adheridos al disepimento por la extremidad inferior de la arista que separa las dos caras latero-internas. La cara exterior convexa, testa, more- na y coriácea. Cotiledones foliáceos, radícula inferior y encorvada. Crece en los contornos de Querétaro. Despues de haber examinado bien la planta, se ha consultado cuidadosamente la obra de De Candolle, no solamente en la parte que trata del género Ipomeea, sino aun en los vecinos, y no hay especie descrita que tenga los caractéres que la planta en cuestion, pues aunque parece tener aleuna semejanza con la /pomeea superba, he consultado al baron de Humboldt, quien la describe más extensamen- te, y las diferencias que se encuentran son tan notables, que no cabe duda que es una especie distinta. Mas habiendo sido pequeño el número de flores de que hemos podido disponer, y lo que es peor, en estado de desecacion completa, lo mismo que toda la planta, nos reservamos (para no ser ligeros) el declararla especie nueva ó referirla á la respectiva en vista de ejemplares en mejor estado. Análisis.—Il Sr. Jimenez D. Manuel ha encontrado, que tratando el polvo de esta raíz por el alcohol, da 16 por 100 de una resina que comparada con la de la Jalapa oficinal, se distingue por su color más pálido, su falta de olor, y di- suelta en el alcohol da con el amoniaco un color verde limon. Además, buscando 148 LA NATURALEZA el almidon, tanto en el polvo como en el cocimiento acuoso, el iodo no demuestra sú existencia. Propiedades y usos terapéuticas.—Se emplea el polvo de esta raíz á la dó- sis de 2 gramos; el efecto purgante es seguro; los cólicos ni son intensos, ni tam- poco frecuentes; apénas se hace sentir uno que otro. Esta es la única forma farmacéutica bajo la cual es empleada en Querétaro: no hay duda en que podrá emplearse en tinturas y aun la resina misma, que será quizá tan enérgica como la de Jalapa. Terminaré esta parte haciendo notar que la Jalapa de nuestras boticas procede de otras especies que la Ipomeea purga, aunque no seria imposible encontrar esta última. Además, estas raíces, aunque todas purgantes, no lo son á la misma dó- sis; así es que al administrarlas podemos prever el efecto purgante, pero no el grado de ese efecto, puesto que ignoramos de qué especie procede la Jalapa que despachan con nuestra receta. RAÍZ DE MICHOACAN. ista raíz fué trasportada á Europa como la Jalapa. Su clasificacion ha estado sujeta á conjeturas más ó ménos probables. Al principio fué descrita con el nombre de «Convolvulus Mechoacana.» Des- pues se ha creído encontrarle cierta semejanza con una planta del Brasil descrita por Pison y Margraff, con el nombre de «Mechoacan, jeticucu y batata de pur- ga.» Estas últimas plantas fueron confundidas por Martius bajo el nombre de «Ipomea operculata,» quien las distinguió despues con los nombres de « Piptos- genia Pisonis y Piplosgenia GFomest.» ' Il Jeticucu (Piptosgenia Pisonis) es el Convolvulus Mechoacana de Roemer y Schultes. Sustituyendo el género Piptosgenia por el Ipomea, se llegaria en conclusion á admitir que la planta en cuestion es la Ipomea Pisonis, Ipomea operculala de De Candolle, quien adoptando la opinion primitiva de Martius, con- funde en la misma especie la P. Pisonis y la P. Gomesi. Me parece aventurado admitir esta opinion. Se ha querido identificar la raíz de Michoacan con la de la Asclepias contra- yerba, pero es necesario convenir en que si hay cierta semejanza entre ambas, tambien hay diferencias notables que hacen imposible la confusion, pues ésta úl- tima es más pequeña, tiene siempre corteza y un olor particular. La de Michoa- can se encuentra en el comercio cortada en fragmentos, sin corteza ó conservando una que otra porcion de ella; es blanca, harinosa, inodora, de un sabor.casi nulo al principio y algo acre despues. Los fragmentos de corteza, cuando existen, tie- nen un color amarillento. Hoy es desusada en México. El jugo de la raíz deja depositar una sustancia feculenta que goza tambien de LA NATURALEZA 149 la propiedad purgante, y que se usaba antiguamente con el nombre de «Leche de Michoacan.» En el Brasil hay una fécula purgante que llaman «Tapioca de purga ó goma de batata.» Está formada de 947 partes de almidon, 40 de resina drástica y 13 de un extracto soluble en el agua. Estas sustancias de composicion análoga son purgantes inciertos, puesto que la fécula y la resina se encuentran en proporciones variables. Ls preferible la resina pura. Felizmente la leche de Michoacan ha desaparecido de nuestra te- rapéutica. SINANTEREAS. Una sola planta de esta familia merece fijar la atencion por sus propiedades purgantes. Es la siguiente: EUPATORIUM SESSILIFOLIUM. Sinonimia: Pipitzahoac. La raíz de esta planta goza de propiedades purgantes. Contiene 8 por 100 de una resina al estado de libertad y cuyas propiedades físico-químicas han sido es- tudiadas por el hábil químico D. Leopoldo Rio de la Loza, quien la ha llamado ácido pipitzahoico. Propiedades del ácido pipitzahoico.—Essólido, de color amarillo rojizo, cris- taliza en agujas de cuatro caras terminadas en bisel y agrupadas concéntrica- mente; su olor tiene alguna analogía con el de los productos valeriánicos; sabor acre persistente y más sensible en la cámara posterior de la boca. Se ablanda á la temperatura de + 67” (centígrados), se funde á + 70%, se su= blima á + 75" y esparce abundantes vapores á + S0” cristalizando por el enfria- miento, descomponiéndose en parte. Es insoluble en el agua fria, casi insoluble en la caliente y muy poco solu- ble en los aceites fijos y volátiles. A + 21% de temperatura disuelve el alcohol O, 065 y el éter hídrico O, 140. Las soluciones, y tambien el producto subli- mado, dan reaccion ácida. Los ácidos sulfúrico, cloro-hídrico y acético no forman combinacion alguna, aunque el primero disuelve parte y lo descompone: el azótico y más fácilmente el clorobipoazótico son descompuestos, sobre todo al calor, pero sin indicar la for- macion de ácido sulfúrico, y por lo mismo, la presencia del azufre en el principio inmediato. El cloro, el bromo, el iodo y el azufre, se combinan más ó ménos fácilmente y dan compuestos con caractéres especiales; siendo el más notable el de conservar 150 LA NATURALEZA ó más bien, aumentar su reaccion ácida, lo que ha hecho presumir al Sr. Rio de la Loza que haya formacion de ácidos compuestos que deberian llamarse cloro, bro- mo y iodopipitzahoico, como se denominan el cloro-valerísico, cloro-salícico, ete. La potasa, la sosa, el amoniaco, como los óxidos de plomo, de fierro, cobre, zinc y otros, forman sales; algunas cristalizables y caracterizadas por el color vio- lado, de tinta variable, muy pocas por la amarilla y todas pueden considerarse como pipitzahoatos, fácilmente alterables por el fuego. La capacidad de satura- cion de este ácido es débil, pero su sensibilidad con los álcalis es igual, si no mejor, que la del tornasol enrojecido. Los pipitzahoatos coloran los tejidos de lana, seda y algodon; siendo los colo- res fijos. La composicion elemental de este ácido, estudiada por el mismo señor, es la siguiente: O O LIA AD od Pe A A o an SS ed ISR Ia OS 0853, 32 Ciao OS OOO o 638, 66 INP A SO ERAS 076, 78 1,000, 00 Son varios los métodos de preparacion. Los mejores son los siguientes: 1. Por sublimación. Reducida la raiz seca á polvo grueso, se mezcla con igual volúmen de arena: puesto todo en un matraz proporcionado, se coloca en baño de arena, la que se calienta cuidando de que no pase la temperatura de + 80% cent. El ácido se ha cristalizado en la bóveda y cuello del matraz. Para separarlo se quita éste del fondo con el diamante ó el fierro enrojecido. Este método, si no es el más económico, sí es el mejor para estudiar las pro- piedades del ácido, por obtenerse asi más puro. 2.2 Por precipitacion. Triturada la raíz seca, se deja en maceracion por cua- tro ó cinco dias, en ocho veces su peso de alcohol á 32, 5 de Cartier, ó sean 820 centesimales: se cuela el líquido con expresion, se filtra y se trata por ocho ve- ces su volúmen de agua fria; se recoge el precipitado; se lava con agua destilada y se deja secar á la temperatura ordinaria: reunidas las aguas de lavadura, se someten á la destilacion para aprovechar el alcohol en otras operaciones, pues no debe destinarse á otro uso. Este método es económico, y el ácido que resulta es bastante puro para los usos medicinales é industriales. 3.2 Por evaporación espontánea. Se sigue la marcha indicada en el segundo método para obtener la solucion alcohólica, y se abandona el líquido á la evapo- racion espontánea para que cristalice: las aguas madres se tratan por el agua comun para redisolver despues el precipitado resultante, y repetir la solucion y eristalizacion. LA NATURALEZA 151 Este método es más costoso y da ménos cantidad de producto; pero es más puro que el obtenido en el segundo método. 4.2 Por descompostcion de las sales. Se forma un pipitzahoato de plomo, que es soluble en el alcohol, tratando el macerado alcohólico por el acetato de plomo: se descompone la sal que resulta por el ácido sulfúrico, y se purifica el principio inmediato, por solucion y cristalizacion. Aunque parece más sencillo y económico este método, no lo es, sin embargo, porque se debe separar totalmente la preparacion plumbosa. Esta sustancia, cuyas propiedades se han vulgarizado poco hasta hoy, tiene un hermoso porvenir en la industria, como materia tintorial. Terapéutica. Los indígenas de las inmediaciones de Tenango usan, segun Don Mariano Ortega, la raíz del pipitzahoac como purgante, y dicen provoca tam- bien sudor. Emplean la maceracion en pulque tlachique, el cual es en seguida cola- do. Bajo esta forma es un drástico que produce no pocas veces enteritis. El mismo señor dice haberlo empleado, aunque en pocos casos, y haber notado que su accion purgante es casi segura, especialmente en las personas entregadas al alcohol. El instruido é infatigable Sr. Hidalgo Carpio, de una série de observaciones hechas en el hospital de San Pablo, saca las proposiciones siguientes: «Primera. La raiz del pipitzahoac obra como purgante en los individuos sanos, sean jóvenes ó adultos.» «Segunda. Su accion es idéntica con la raíz de Jalapa, y por consiguiente es drástico; pero presenta sobre esta última la ventaja de ser casi insípida.» «Tercera. Su accion purgante comienza generalmente dos horas despues de su administracion, algunas veces ántes, y otras muchas horas despues. » «Cuarta. Comienza á purgar desde la dósis de 1 dracma: para obtener un nú- mero competente de evacuaciones intestinales, es necesario hasta dos dracmas de una vez.» «Quinta. La orina toma, con raras excepciones, un color verdoso, que persiste aun pasadas 24 horas; pero ni se enturbia ni aumenta en cantidad.» Dije en otra parte que nos es imposible conocer el grado del efecto purgante que producirá una dósis dada de polvo de Jalapa, por ignorar la especie de que, procede. Dije tambien que se necesitan 18 decig. de la « lpomea mestitlanica» para producir el efecto que produce una grama del polvo de la /pomea purga; así es que con tal ó cual dósis nos exponemos á obtener un efecto quizá muy enérgico, quizá muy débil. Mas si empleamos el polvo de la raíz del pipitzahoac, como conocemos la can= tidad del principio activo que contiene, el efecto siempre será el mismo, salvo la susceptibilidad del enfermo. Por esto, en las actuales circunstancias, creo preferible la última. Por lo que toca al ácido pipitzahoico, el mismo Sr. Hidalgo, despues de algu- nas observaciones, infiere lo siguiente: 152 LA NATURALEZA «1.9 El ácido pipitzahoico es el principio activo, á quien debe la raíz de donde se extrae, su propiedad purgante drástica. » «2.2 El mismo ácido es el que cambia el color de la orina cuando se toma la raíz.» «3. Purga dicho ácido desde la dósis de seis granos; mas para producir un nú- mero suficiente de evacuaciones intestinales, se necesita administrar hasta doce.» «Este ácido, en cuanto á sus dósis y modo de obrar en los intestinos, tiene la mayor analogía con la de Jalapa, por lo que es para mí indiferente purgar con éste ó aquella. » Esta conclusion me parece exacta. APUNTES ACERCA DE LA MARIPOSA DEL MADROÑO! EUCHEIRA SOCIALIS, DE WESTORROEL. Por EL Dr. Jesus ALEMAN, SOCIO CORRESPONDIENTE EN MOROLEON+ Kn México, entre los insectos que tenemos y son útiles al hombre, debe ocupar uno de los primeros lugares la mariposa del Arbutus madrogno: ya en la anti- gúedad se explotaba su capullo, actualmente se utiliza tambien y el porvenir apro- vechará un producto tan abundante como fácil de recoger. Tales circunstancias, unidas al interes que inspira todo sér viviente y cuanto forma parte de la Madre Naturaleza, autorizan en cierto modo á tratar de tan importante articulado, ya que novedad no puede haber en el asunto. En efecto, el eminente entomologista, el Sr. Sallé, en su interesante trabajo publicado en el tercer tomo del periódico La Naturaleza, despues de hablar del lepidóptero de que se trata, opina, atenta la prioridad, por que lleve el nombre arriba inscrito y que de las dos especies indígenas conocidas por Boisduval, esta puede ser la Vuterpe Nymbice. Mas del mismo trabajo parece desprenderse que los estados intermedios al perfecto, no son bien conocidos, y en tal caso, los da- tos por ministrar podrán tener alguna importancia. La mariposa deposita sus huevezuelos sobre las hojas del madroño: son de un color blanco azulejo, pequeños y un poco alargados, su número varía para cada mn lA E LA NATURALEZA 153 hoja y producen gusanillos, que en su mayor desarrollo tienen de dos y medio á tres centímetros de longitud. En ese estado, como ántes, la oruga tiene un color café oscuro con reflejos ligeramente rojizos, pelos cortos, blandos, no urticantes, aislados, de color blanco y en séries longitudinales (fig. 1.) Los anillos, en nú- mero de 12, no muy marcados, sostienen las tres primeras patas verdaderas, de cuatro artículos y un gancho; sexto, sétimo, octavo, noveno y caudal llevan fal- sas patas membranosas con una plaquita negra triangular, de vértice inferior y terminando los últimos por una corona de ganchos, y los otros por una semico- rona. El primero y último anillos son más oscuros y consistentes. La cabeza es negra, notablemente escotada en su vértice, y de la escotadura párte una línea que bifarcándose y llegando á la articulacion del labio superior, circunscribe un espacio triangular en el que pueden verse cuatro pequeños y li- geros hundimientos; á los lados se notan seis eminencias microscópicas (ocelos) debajo de las cuales nacen para cada lado, un cuerpecito cónico de tres artículos, siendo el basal más grande, grueso y de color azulejo. No hay ojos compuestos. La boca está constituida por un labio superior estrecho, dos mandíbulas negras, córneas, cuadrilongas, con seis dentículos (fig. 2), dos maxilas de tres artículos: el primero, más largo y grueso, lleva en la extremidad y afuera un tuberculito ru- dimento de palpo (fig. 3); el segundo es globuloso y corto; el tercero más delgado y con pelos negros muy finos. Por último, el labio inferior con dos artículos sos- tiene una lengieta encorvada y con pelos tan finos como los anteriores. La oruga se alimenta por la noche; es procesionaria y al ir en busca de sus alimentos deja tras sí una huella sedosa, tal vez para que le sirva de guía al vol- ver. Se alimenta sólo de las hojas del madroño, y prefiere morir ántes que adop- tar otro género de alimentacion. Viven en sociedades más ó ménos numerosas, y un amigo mio asegura haber visto comunicados dos capullos en el mismo árbol por intermedio de una faja sedosa extendida sobre las ramas. El capullo está formado de capas superpuestas, entre las cuales pueden verse y se ven hojas con su peciolo, lo que no impide que la superficie sea tersa dentro y fuera, y de un color blanco mate (fig. 4). La forma varía con la de la rama que le sirve de sosten, pero en general puede decirse que es la correspondiente á una bolsa irregularmente córneo-piramidal. Las dimensiones varían con el número de individuos asociados: una, formada por cinco, tenia 8 centímetros en su mayor diámetro, 3 en el ántero-posterior y 5 de anchura; los más grandes capullos mi- den 22 de longitud y 15 trasversalmente. Jl interior de la bolsa está siempre ocupado por una ramita cubierta de seda floja para la suspension delas crisálidas y dejando espacio suficiente entre ella y las paredes para la circulacion de los ha= bitantes. Hay en la parte inferior de éstos, dos agujeros imperfectamente arredon- dados poco distantes el uno del otro y que sirven para la entrada y salida de los gusanos, así como el más bajo para la expulsion de cadáveres y sustancias excre= menticias. La NATURALEZA, —Tomo VII.—20. $ 19 154 LA NATURALEZA _ Para construir tan elegante vivienda todas las orugas trabajan, y es probable que cada una deposite tres hilos á la vez, pues la extremidad de las maxilas y lengiteta forman tres eminencias sobre un mismo plano, y por lo mismo los tres pueden tocar á un tiempo una superficie, y como estén bañadas por el líquido pro- ductor de la seda, es natural que de cada eminencia se desprenda una hebra. Por otra parte, al tomar un gusano se ve que con sus patas anteriores extrae un hilo de las expresadas eminencias. No es de pasar en silencio que en la boca del animal se notan dos especies de líquidos, uno viscoso, trasparente, filante y concretable, estado primitivo de la seda, y el otro negro, moraduzco, expulsado tan solo por regurgitacion siempre que la oruga se enoja. El capullo es ocupado 11 meses por la oruga, 28 ó 30 dias por la crisálida y despues de un año queda en abandono, pudiendo ser recogido sin perjuicio de la especie. Llegado el gusano á su completo desarrollo, se suspende por la extremidad cau- dal, rompe la cubierta por el dorso y aparece la crisálida con un color verde claro que pronto pasa al amarillo rojizo en el dorso y abdómen, permaneciendo las alas verdes hasta tres ó cuatro dias ántes de nacer la mariposa, en que toman el ántes dicho y dejan trasparentar las manchitas blancas que ostenta el lepidóp- tero perfecto. Las crisálidas hembras (fig. 4) tienen 22 milímetros de la cabeza al ano, los que producirán machos 18; ambos 9 anillos abdominales con estigmas bien visi- bles; las alas cubren parte del cuarto, y en el espacio triangular dejado por ellas se ven las antenas alcanzando con su masa el borde alar posterior; más adentro se dibujan imperfectamente los miembros anteriores y medios, despues los órganos bucales naciendo entre las eminencias que cerraban los ojos. Al nacer la mariposa divide la cubierta en cuatro fragmentos: uno del abdó- men, dos de las alas y dorso y uno de la cabeza y parte inferior del tórax. Las alas están dobladas al través; pronto se extienden, y despues de tres dias, térmi- no medio, se doblan longitudinalmente y superponen al salir el insecto por los agujeros, sin lo cual no podria verificarlo. La hembra tiene 22 milímetros de la cabeza al ano, 12 para las antenas y 5% centímetros de extremo á extremo de las alas en línea recta; el macho para las antenas 11, longitud del cuerpo 18 y 4%, centímetros de embergadura. Bien se comprende que estas dimensiones son un término medio, pues hay in- dividuos más grandes y otros más chicos, pero jamás el macho iguala á la hem- bra, lo cual los distingue á primera vista. La mariposa (fig. 5) es de cabeza mediana, velluda, de ojos aplomados, soste- niendo antenas de artículos visibles y terminados en masa comprimida por arriba. La trompa es coriácea, bien desarrollada; los palpos, formados por tres artículos, sobrepasan la cabeza; el último es acicular, casi desnudo, el segundo más largo LA NATURALEZA 155 que los otros y cubierto de pelo aplomado de base negra; el primero es corto, y como el anterior, cubierto de pelos. El tórax ligeramente giboso, con pelo negro ceniciento, no es muy grande, y el abdómen, negro por encima, blanco por debajo, termina en el macho por dos valvas, de las cuales carece la hembra. Las patas todas dispuestas para la marcha, llevan pelo aplomado y sus tarsos terminan por dos ganchos que nacen en la base del último artículo y se entrecruzan con la ex- tremidad de éste, que es globulosa. Las alas superiores son triangulares, las in- feriores sub-ovoideas, con su ángulo apical ensanchado, ambas tienen en el naci- miento y por debajo una manchita blanca; son de color negro azulado en vida del insecto, negro ceniciento despues de su mucrte; unas y otras están adornadas por dos séries de manchas blancas: la primera se halla para las superiores inme- diatamente despues del mayor espacio discoidal, para las inferiores en la parte média, y tiene ocho pintas en aquella y seis en éstas, contando con la lista costal interna; la segunda es póstero-marginal, de cinco rayitas y dos puntos para las alas anteriores y cinco puntos para las otras. Sobre la cara inferior hay las mismas manchas más desarrolladas, ménos to- mentosas y algunas convertidas en listas. Además dentro y al final del espacio discoidal ántes indicado, hay una manchita del mismo color que las anteriores. Las manchas son más grandes en las hembras que en los machos. La mariposa es diurna, deja los capullos en los meses de Mayo y Junio y muere despues de cumplidos los fenómenos de reproduccion. Asi es que podria recogerse la seda en dichos meses y darle las aplicaciones que todos conocemos, pues no es de dudarse que el perfeccionamiento en los medios de escarmenacion darian pro- ductos muy á propósito para los tejidos; pero creo que mayores ventajas sacarian los fabricantes de papel usando de esta materia prima, que por su abundancia de- be costar poco y además se presta á la disociacion y aglutinamiento tanto como la celulosa, y dará indudablemente resultados de muy buena clase, Moroleon, Agosto 5 de 1884, 2 AAA AAKÁÓA APUNTES PARA EL ESTUDIO DE LA LIMNADIA FILOMÁTICA' DISERTACION LEIDA EN LA “SOCIEDAD FILOMÁTICA” * PoR EL SEÑOR ALFONSO HERRERA, HIJO. CaractárEs.—Color testo ambre obscurce, et color corporis ambra clare, oculo nigro. Quindecim millimetra longitudine, et octo millimetra lati- tudine. CARACTÉRES GENERALES.—AÁ primera vista presenta el aspecto de un molusco lamelibranquio. (Figs. núms. 1 y 2). CABEZa.—Se distingue inmediatamente del resto del cuerpo, por una depresion circular que se observa en su parte anterior. La parte superior de la cabeza, vista de perfil, presenta el aspecto de un ángulo diedro formado por dos planos en cuyo punto de union se encuentra el ojo. El plano posterior termina en una punta ó espolon; y el anterior, que tiene una forma curva, termina en la boca. Ésta se encuentra hácia adelante y abajo de la cabeza, está formada de una pieza cartilaginosa compuesta de dos apéndices, que comienzan atrás del ojo, reuniéndose abajo de él, para formar una convexi- dad á la cual le es perpendicular inferiormente una membrana en forma de aba- nico; esta parte, que constituye el orificio bucal, puede compararse á los tabiques de una cápsula de tres cocos, cortada por un plano perpendicular al eje mayor. De ambos lados de la cabeza, hácia abajo, se encuentra un par de mandíbulas y un par de maxilas. El carpo de las mandíbulas (fig. 4), tiene la forma de nn cono, no está dentado en sus bordes. 1l dedo móvil presenta la forma de un gan- cho en la extremidad y un hinchamiento en la base hácia la parte inferior. En la superior, próximamente á la mitad de su longitud, se encuentra un apéndice en forma de abanico que lleva una multitud de espinas triangulares. In la extre- midad del dedo móvil hay otro apéndice muy pequeño y triangular. 1 No habiendo encontrado descrita esta especie en ninguna de las obras que he tenido á mi alcance, le doy este nombre, tal vez provisional, en el caso de que aun no esté conocida y descrita en autores extranjeros que no he podido-consullar. 2 Lám. 1.?, letra B. TOMO VII ZA NATURALEZA. JAM. 7? Y A Lacheúrria sociales, WDestw. DB. Limnadia filomática, Á. Herreraltujo) LA NATURALEZA 157 El dedo inmóvil es casi cilíndrico; en su extremidad libre hay una uña muy fuerte abajo de la insercion de ésta; en el borde anterior, de forma convexa, se notan unas espinas triangulares. Las maxilas son más pequeñas que las mandíbulas. Las patas-mandíbulas no presentan ninguna particularidad digna de estudiarse. Las antenas están insertadas abajo del ojo. Son cuatro: las anteriores (fig. 7) se forman de una rama gruesa compuesta de nueve artejos; en el último se observa una ramificacion: las dos ramas que resultan de ella están formadas de 14 arte- jos, el último es el más largo. Abajo de las antenas ramificadas, y hácia su lado posterior, se encuentran dos antenas muy pequeñas compuestas de quince artejos. Cuerpo.—Éste presenta en su contorno una porcion recta y otra curva, que termina en cuatro apéndices obtusos dirigidos hácia arriba (fig. 3). El cuerpo está dividido en veintitres anillos, cada uno de ellos lleva cuatro apéndices branquiales. Branquias (fig. 5), en número de 92. Están compuestas de dos artejos, uno cilindrico y el otro en forma de abanico; en el borde de este último hay una mul- titud de apéndices respiratorios (fig. 8), cilíndricos y huecos, formados de dos partes, la primera es enteramente cilíndrica y la segunda está adelgazada en su extremidad libre. CARAPACHO.—Su parte superior es casi recta, presentando un vértice en la posterior. La porcion inferior es redondeada asi.ccomo los lados. In la superficie del carapacho se observan unas estrías paralelas al borde inferior. Desarrollo.—Los huevos (fig. 6) son esféricos, al principio blancos, des- pues amarillentos y al fin rojos. Están adheridos los unos á los otros por medio de una sustancia de consistencia siruposa, que puede ser mucilago animal. Son llevados por la madre en la cavidad formada por el carapacho y los lados del cuerpo. Al cabo de 10 á 15 dias nace la larva, su cuerpo está desprovisto de ca- rapacho y de escudo dorsal; tienen dos pares de patas que les sirven de miembros natatorios. Las pequeñas y grandes antenas, y las mandíbulas, tienen la forma de un pezon con una seda en la parte superior. «El desarrollo libre, dice Claus, es una metamorfosis bastante complicada. «Durante el crecimiento, la porcion posterior del cuerpo se hace cónica en su «base y se forman los anillos que aún faltaban. A medida que progresa el desa- «rrollo, á los lados del ojo frontal impar, se forman los ojos compuestos laterales, «cuyos puntos de union están colocados en la línea média. «Al principio el órgano cervical es un cilindro escutiforme; en el animal adul- «to constituye un pequeño escudo colocado en la parte posterior de la cabeza. «Durante estas trasformaciones, la posterior del cuerpo ya se ha alargado y al «mismo tiempo se ha desarrollado una banda ventral, compuesta de una ancha «banda mesodérmica y de un hinchamiento ectodérmico medio; esta banda se di- «vide, y cada uno de los segmentos así formados presenta el rudimento de un par > | 4 158 E LA NATURALEZA «de miembros y de un ganglio. Más tarde los apéndices locomotores de las man- «tíbulas desaparecen y los miembros del segundo par presentan una conformacion «variable con la familia.» La reproduccion se verifica por partenogénesis. En Octubre y Noviembhre, solamente, se encuentran hembras cargadas de huevos. Régimen.—Por la disposicion de su boca, y lo que se ha observado en crus- táceos semejantes, creí que se alimentaba de vegetales ó animales acuáticos, pero la experiencia no confirmó esto. Habiendo puesto en un acuario algunos individuos, con cierta cantidad de larvas y vegetales acuáticos, noté que no se dirigian á ellos, y además algunos murieron y los restantes se devoraron unos á otros acosados por el hambre. Des- pues de muchas experiencias infructuosas, creí que no vivian por no estar colo- cados en las condiciones biológicas necesarias á la vida de estos séres. Pero al examinar detenidamente el lugar en que fueron colectados, no encontré allí ni animales ni vegetales propios para servir de alimento á los limnadias; pero conocí que se alimentaban del barro que forma el fondo de los depósitos de agua en que se encuentran. Dicho barro es una arcilla plástica impura. 100 partes de ella contienen: 30 de agua, 15 de materia orgánica, y de materia mineral 55. El producto de la calcinacion contiene: silicato de alúmina, carbonatos de cal y mag= nesia, óxido de fierro, cal y carbon. De esta composicion se deduce la explicacion de cómo pueden alimentarse de barro, casi del mismo modo que otros crustáceos. (Porcelio mexicanus.) y Costumbres.—Esta especie habita en los depósitos de agua poco profundos formados por las lluvias. Para poder estudiar sus costumbres se necesita colocar al animal en condiciones biológicas idénticas á las que tienen en el estado natural. Nadan bastante bien ayudándose con las antenas y las patas branquiales, el abdómen les sirve de timon. Cuando desean permanecer en la superficie del agua, aprisionan entre sus valvas á una burbuja de aire que les sirve de flotador. Si salen á la superficie, teniendo su alimento en el fondo, esto proviene de que buscan las capas superiores, que durante la accion calorífica del sol son las más calien- tes. Generalmente se les ve en el fondo de los depósitos de agua arrancando par- tículas de barro. El modo de reproduccion es bastante curioso; yo no encontré sino hembras: esto ha de haber dependido de lo avanzado del invierno, pues en otros crustáceos análogos á éste, generalmente se encuentran los machos en el verano y no en el invierno. Las larvas recien nacidas permanecen en la concha de la madre hasta que son de alguna edad ó ésta se muere. Despues de varios dias de muerta una hembra, salieron de ella multitud de larvas que vivieron bastante tiempo. Las Limnadias tienen sus luchas entre sí; al principio de mis experiencias no les puse arcilla, y faltos de alimentos, se devoraron unos á otros. LA NATURALEZA 159 - Probablemente desempeñan en la naturaleza un papel algo útil; en efecto, al alimentarse de barro impuro, ejecutan actos semejantes á los observados por Charles Darwin en las lombrices de tierra. Los limnadias tienen sus representantes en las edades geológicas pasadas. En la época devoniana se han encontrado impresiones fósiles de branquiópodos lla- mados trylobitas. Distribucion geográfica.—Colecté al Limnadia en la Villa de Guadalupe. No tengo noticia de que lo haya en ninguna otra parte. Bien puede ser que ha- bite los lugares barrosos del Valle de México, lo he buscado sin resultado; pero me parece poco probable que su zona geográfica sea tan reducida. México, Marzo de 1885. ALGUNAS OBSERVACIONES ROA EA PASADA POR EL SEÑOR VICTOR LUCIO. El albayalde es uno de los compuestos químicos de grande importancia, tanto bajo el punto de vista comercial como el industrial, el higiénico y el químico. El empresario de los criaderos plombiferos encuentra en los fabricante del albayalde un número considerable de consumidores constantes del metal que beneficia. Ll hombre industrioso halla en la preparacion de ese compuesto un medio de sub- sistencia seguro, que no exige grande capital. Los pintores de todo género tienen en él una base, un vehículo apropiado para dar á sus variados colores el matiz, el tono que más conviene á la perfeccion de sus obras de arte. Los fabricantes de los cartones llamados de porcelana lo consumen útilmente. La pasta ó argamasa formada con alguno de los aceites secantes, conocida con el nombre de mastic, y tan usada para asegurar los vidrios en los bastidores, los. capelos, las piezas metálicas y varias otras, así como para evitar las fugas de los gases y de los vapores en las calderas y entubados, el derramamiento de los lí- quidos en las cañerías, y tantas otras aplicaciones de ese compuesto tóxico que la higiene aun no logra desterrar, y que, sin embargo, la cirugía aprovecha para la curacion de algunas enfermedades, todo contribuye á que el albayalde haya sido y aun sea uno de los compuestos de grande importancia, visto bajo diversos aspectos. Por tales motivos, por lo complicado y curioso de las reacciones, con 160 LA NATURALEZA especialidad en el procedimiento usado en México, así como por conocer los frau= «les de avaros especuladores, me decidí á elegir este asunto para la disertacion que exige la ley; pues aunque convencido de que me faltan los conocimientos indis- pensables para resolver las cuestiones que presenta el caso, me animó la esperanza de que llamando la atencion de los inteligentes, haria un bien á las diversas in- dustrias, y con más especialidad á la terapéutica en sus aplicaciones especiales á México. Dado á conocer el objeto y los motivos de este trabajo, páso á indi- car mis opiniones. Comenzaré por decir que el análisis químico nos proporciona los medios, no solo de fijar la naturaleza de los compuestos, sino tambien de descubrir las adul- teraciones fraudulentas, por lo cual conviene someter los albayaldes á esas prue- bas analíticas, aunque sea á lc ménos para fijar la proporcion de plomo que cada uno contenga. El poco tiempo de.que he podido disponer me impide el presentar aquí los resultados que el análisis me hubiera hecho conocer con respecto á las adulteraciones más comunmente usadas en el país; pero ninguna persona que co- nozca esta clase de trabajos ignora que son muchas las dificultades que se tienen que vencer, y el tiempo es una de las principales. El carbonato de plomo no solo es un producto artificial, sino que tambien se encuentra en la naturaleza: cuando está puro se presenta cristalizado generalmen= te en pequeños cristales, que tienen mucha tendencia á agruparse: á veces son perfectamente limpios y tienen un brillo notable, presentando los fenómenos de la doble refraccion: son muy frágiles; pero el carbonato natural no siempre está puro, se le encuentra tambien mezclado al sulfuro de plomo, al carbonato de cobre, al sulfuro y al cloruro de plomo: á éste último compuesto se le da tam- bien el nombre de plomo córneo. ll carbonato de plomo nativo es, despues del sulfuro, el compuesto de plomo más esparcido en la naturaleza; sin embargo el consumo que se hace de este cuerpo es tan grande que no podrá bastar el que se halla en los minerales, así es que por lo comun se hace uso del producido artifi- cialmente. Éste se presenta bajo la forma de panes cónicos ó cúbicos, de color blanco, y formados por una masa pulverulenta que presenta con los reactivos apropiados los caractéres de las sales de plomo y los de los carbonatos. En el extranjero se prepara generalmente el albayalde por alguno de dos pro- cedimientos, de los cuales uno fué propuesto por Thenard en 1801. Éste consiste en hacer pasar una corriente de ácido carbónico en una solucion de acetato de plomo, el cual se trasforma en acetato monobásico que queda disuelto, y en car- bonato de plomo que siendo insoluble queda precipitado. Llevando éste y reuniendo al líquido las aguas y haciéndolas hervir con un exceso de litargirio, se le vuelve á trasformar en acetato tribásico, que sirve para una segunda operacion. En Bir= mingham se aprovecha el ácido carbónicoque proviene de la combustion del Cok. El otro procedimiento es el llamado holandes. Para obtener el albayalde por este medio se pone una pequeña cantidad de vinagre en vasijas de barro barnizadas SS A: AA LA NATURALEZA 161 interiormente, y con un reborde para colocar en él una lámina de plomo enrolla- da en espiral. Por otra parte, se pone en una caja de madera una capa de estiércol de caballo, sobre la cual se colocan las vasijas unas al lado de las otras, tapadas cada una de ellas por un disco de plomo, en seguida otra capa de estiércol, enci- ma de éste otra fila de vasijas, y así alternativamente una capa del uno y una hilada delas otras, hasta darle una altura proporcional á la cantidad que se quiere preparar. La teoría de esta fabricacion es muy simple, y se puede decir que descansa en los mismos principios que los del primer método, puesto que consiste en descom= poner-un acetato básico de plomo por el ácido carbónico. En efecto, en el procedi- miento de Thenard el ácido carbónico obrando sobre el acetato de plomo tribásico, se apodera de dos equivalentes de base y forma, dos equivalentes de carbonato de plomo, dejando en el licor el acetato de plomomonobásico, que por la ebullicion con una nueva cantidad de óxido de plomo regenera el acetato tribásico, apoderándose de dos equivalentes del óxido, el cual por una nueva corriente de ácido carbónico vuelve á perder los dos equivalentes de óxido que habia adquirido despues, y así se podria estar descomponiendo y regenerando indefinidamente el acetato tribásico de plomo con un solo equivalente de acetato neutro, si no se tuvieran las pérdidas que siempre se tienen en las preparaciones. En el procedimiento holandes el oxí- geno lo suministra el aire y el ácido carbónico el estiércol, que entra en fermen= tacion; así es que estando las láminas de plomo expuestas á los vapores del agua del vinagre, y además habiendo en el interior del aparato una corriente de aire, éste es desoxigenado por el plomo bajo la influencia del ácido acético y forma óxido de plomo, que se combina con dicho ácido y forma á su vez un acetato tri- básico de plomo: por otro lado el estiércol en fermentacion produce un desprendi- miento considerable de ácido carbónico y una elevacion de temperatura que suele llegar á SO ó más grados. El ácido carbónico obra sobre el acetato tribásico de plo- mo lo mismo que en el procedimiento de Thenard, y forma carbonato de plomo y acetato neutro, el cual se combina con una nueva cantidad de base que toma á expensas de las láminas de plomo y del oxígeno del aire, y regenera el acetato tribásico, que es descompuesto de nuevo; esto debiera continuar hasta que desapa- recieran las láminas de plomo, pero esto nunca llega á suceder y siempre se en- cuentra, al desmontar el aparato, que una parte del plomo no ha sido atacada, lo que depende de una mala disposicion en el aparato y de que el carbonato de plo- mo que se deposita en su superficie impide su contacto con el aire y los vapores de vinagre. Hay otro procedimiento usado tambien en el extranjero, que consiste en des- componer por el carbonato de sosa el sulfato de plomo; así, se obtiene por una parte carbonato de plomo y por otra sulfato de sosa en solucion, el cual es sepa- rado por medio de lavaduras. Este procedimiento tiene el inconveniente de ser muy costoso, así que solo se puede poner en práctica en las localidades en donde La NATURALEZA, —Tomo VII.—21. 162 LA NATURALEZA abundan el sulfato de plomo y el carbonato de sosa. Ya se comprenderá que este procedimiento es preferible para preparar el albayalde destinado á usos medi- cinales. Hay aún otro procedimiento y es el llamado inglés, que consiste en humedecer el litargirio por una solucion de acetato de plomo, en relacion de 100 del primero para 1 del segundo, y hacar pasar una corriente de ácido carbónico producido por la combustion del Cok ó la preparacion de la cal: para facilitar la reaccion en el momento en que se hace pasar dicha corriente, se produce un movimiento en la masa por un motor mecánico. Este procedimiento es usado en Inglaterra, de donde toma su nombre, y se han obtenido buenos resultados. La teoría de esta fabricacion es la misma que la del procedimiento de Thenard, del que solo se di- ferencía en que uno se practica en dos vasijas y el otro en una. En México no se hace uso de ninguno de estos procedimientos; se obtiene el albayalde por otro, que bien se puede llamar mexicano, pues es particular al país; á lo ménos no he sabido que en otra parte se haga uso de él. El procedimiento á que me refiero consiste en hacer una mezcla íntima de litar- girio y de sal comun (cloruro de sodio) en presencia del agua, y en seguida hacer obrar sobre este producto el ácido carbónico procedente del estiércol, operacion que da por resultado el albayalde, que por medio de lavaduras se le despoja de las sustancias solubles extrañas que contiene. A esto sigue la mezcla del com- puesto preferido para adulterar el albayalde, y que por lo comun es el sulfato de cal previamente calcinado y reducido á polvo, luego la formacion de los panes, la desecacion, y por último el empaque. ¿De qué manera obran los tres radicales, óxido de plomo, cloruro de sodio y agua, en esta reaccion? Hé aquí una cuestion que conviene resolver, pues yo 4 lo ménos no sé que lo esté ni que se haya hecho algun estudio de ella. Varias teorías más ó ménos fundadas ó más ó ménos falsas pueden establecerse, pero me limitaré á indicar algunas, comenzando por la mé- nos probable, y que consiste en suponer que el cloruro de sodio obrara por su sola accion de presencia, así como la platina, por ejemplo, determina la combinacion del hidrógeno con el oxígeno para formar agua, de éste con el ácido sulfuroso que trasforma en sulfúrico la del hidrógeno con el azote, formando amoniaco de ese ácido sulfúrico para cambiar el almidon en glucosa, y de una infinidad de otros hechos que seria largo enumerar. Mas permitiendo esa accion catalítica, ¿podrá suponerse que el cloruro de sodio, disuelto en el agua y en contacto con el óxido de plomo, permanezcan inactivos durante el primer tiempo de la reaccion, hasta que en el segundo, es decir, en presencia del ácido carbónico, obre la sal de sosa por solo su presencia? A la verdad que tal teoría no merece el ocuparse de ella, por ser inadmisible. La segunda se funda en suponer una reaccion análoga á la que se verifica en la reaccion del albayalde por el sulfato de plomo, es decir, en admitir una doble descomposicion; para esto el cloruro de sodio en presencia del óxido de plomo ce- LA NATURALEZA 163 deria su cloro al plomo del óxido para formar cloruro de plomo, y seria el primer tiempo de la reaccion. En seguida el ácido carbónico se combinaria con la sosa, formando carbonato de sosa, que en presencia del cloruro de plomo determinaria una doble descomposicion, dando por producto el albayalde y regenerando el clo- ruro de sodio, que encontrándose en las mismas circunstancias que al principio de la reaccion, se volverian á repetir la misma série de fenómenos producidos. La tercera se puede explicar de una manera análoga á la formacion del alba- yalde por el acetato de plomo; el litargirio en presencia del cloruro de sodio se apoderaria del cloro, dando por producto un oxicloruro de plomo, el cual seria - descompuesto por el ácido carbónico, formando albayalde y regenerando el clo- ruro de sodio, que encontrándose en las mismas circunstancias que al principio de la reaccion, volveria á producirse el oxicloruro de plomo, y por lo mismo el albayalde que, como compuesto insoluble, es recogido despues de las lavaduras á que debe someterse. y ¿Cuál de estas tres teorías es la cierta? Yo confieso que carezco de la instruc- cion bastante para resolver: diré, sin embargo, que la primera es la ménos ad- misible, pues no hay necesidad de suponer en los cuerpos propiedades nuevas cuando se puede explicar un fenómeno con arreglo á las leyes establecidas, y en esta teoría se necesitaria admitir en el cloruro de sodio una propiedad nueva, la de obrar por su sola presencia, y este seria el único ejemplo que se podria dar, en el que este cuerpo se encontrara dotado de esa propiedad; así es que esta teo- ría no debe admitirse. La segunda parece más probable que la primera, pues no se necesita suponer propiedades nuevas á ninguno de los cuerpos que entran en la reaccion: sin em- bargo, como la tercera teoría nos explica los fenómenos que pasan de una manera más satisfactoria, me inclino á ella dándole la preferencia. En el primer tiempo de la reaccion se forma el oxicloruro; esto no tiene nin- guna duda, porque este es el procedimiento que se sigue para preparar el cono- cido con los nombres de amarillo mineral, amarillo de Verona, de Turner, etc., cuya fórmula es Pb Cl, 7 Pb O: nada más natural que el ácido carbónico, en presencia de este compuesto, se apodere de la base y forme el carbonato de plo- mo que se quiere obtener. En consecuencia se puede decir que esta teoría es la que mejor explica las reacciones que pasan en el procedimiento que se practica en el país para la preparacion del albayalde; pero no por esto se debe afirmar como cosa probada, ántes de un estudio práctico más detenido. Entretanto páso á ocuparme ahora de las adulteraciones. El albayalde se encuentra en el comercio más ó ménos impuro: las sustancias extrañas que contiene son de dos procedencias, unas que provienen de algun vi- cio en la preparacion y constituyen las alteraciones del albayalde, y otras que los comerciantes le agregan para sacar mayores utilidades; éstas constituyen sus adulteraciones. Las alteraciones del albayalde extranjero son por lo comun la 164 LA NATURALEZA presencia de cortas cantidades de óxido de plomo; algunas veces de creta, ete. Las del albayalde del país consisten en las de cloruro de sodio, cloruro de plomo y óxido de plomo; pero por lo regular como estas sustancias se encuentran en él, accidental y no intencionalmente, están en pequeña cantidad; no así las adulte- raciones que se encuentran en cantidades á veces muy considerables. Las adul- teraciones del albayalde extranjero consisten además en sulfato de barita, sulfato de plomo y sulfato de cal. En las adulteraciones del albayalde del país no se en- cuentra el sulfato de barita porque es muy escaso en nuestro comercio, y por lo mismo de un precio mayor que el del albayalde, pero se le falsifica con el sulfato de plomo raras veces, con el de cal, y muy comunmente con tizar. Un albayalde se considera como puro cuando se disuelve completamente en el ácido acético; porque aunque es cierto que el albayalde que contenga óxido de plomo se disolverá completamente en dicho ácido, esto no tiene «inconveniente alguno para los usos á que por lo comun se destina, pues aun suelen agregar el óxido en ciertas ocasiones. Para reconocer la cantidad de sustancias extrañas que contiene, se comienza por reducir la muestra que se examina á polvo, en seguida se pesa una cantidad determinada del polvo, que conviene sea por lo ménos de cinco á diez gramos, porque las pérdidas que necesariamente se tienen en las diversas manipulaciones, son casi las mismas en diez gramos que en dos, tres ó cinco, por ejemplo, lo que hace que relativamente á la cantidad tomada sean menores cuando es mayor la de la sustancia que se reconoce; en seguida se estima la cantidad de agua que contiene, sometiéndola á una temperatura de + 100% á 120% c. á lo más, y lue- go se pesa; la diferencia del peso será la cantidad de agua que contiene; en segui- da se tratará el polvo desecado por el ácido azótico diluido, que solamente disol- verá los carbonatos de plomo y de cal, dejando en su caso un residuo insoluble: el líquido es filtrado y tratado por un sulfuro alcalino ó por el sulfohidrato de amoniaco, que precipitará el plomo al estado de sulfuro insoluble; separando este sulfuro por medio de un filtro, lavándolo, secándolo, y pesándolo, se puede, por medio de los equivalentes químicos, conocer el peso del plomo, y por lo mismo el correspondiente al estado de carbonato existente en el compuesto adulterado. En cuanto á la cantidad de cal contenida al estado de carbonato, como ya dije, se disolverá al mismo tiempo que el carbonato de plomo, y como no forma compues- to insoluble con los sulfuros alcalinos, quedará en el líquido en donde se preci- pitó el sulfuro de plomo; así es que tratando este líquido por un oxalato soluble, se obtendrá un precipitado de oxalato de cal, que despues de secado y pesado dará una cantidad por medio de la cual se sacará el peso del carbonato de cal conte- nido en el compuesto; apreciacion que tambien puede hacerse descomponiendo al fuego el oxalato. En cuanto á los sulfatos de plomo y de cal, quedarán en el pri- mer filtro, de manera que secados y pesados darán la cantidad de sustancias ex- trañas insolubles contenidas en el compuesto: para fijar la cantidad de cada una LA NATURALEZA 165 de ellas, se tratan por el carbonato de sosa en presencia del agua, se lleva la mez- cla á la ebullicion y se filtra; al residuo insoluble se le trata por el ácido nítrico diluido, se precipita el sulfuro de plomo por un sulfuro alcalino, y separado por el filtro, lavado, secado y pesado dará la cantidad de sulfuro de la cual se saca el peso del sulfato de plomo; la diferencia entre este peso y el del residuo insoluble primitivo representará la cantidad de yeso contenida en el compuesto; en cuanto al tizar, como quedará al estado insoluble, euando se trate un albayalde adulterado con él, pesando el residuo que se obtiene despues de haberlo lavado y secado, se tendrá una cantidad que representa el tizar contenido en el compuesto. Como un análisis nunca puede ser estrictamente exacto, porque aun cuando todas las operaciones se hagan con la mayor escrupulosidad no se puede evitar el tener ciertas pérdidas al pasar la sustancia de una vasija á otra, sin embargo, teniendo cuidado de hacer las pesadas con mucha exactitud, de lavar todas las vasijas, hasta que se esté seguro de no dejar partículas visibles con un lente, se podrán obtener resultados bastante satisfactorios, porque las pérdidas serán tan pe- queñas que se puede considerar el análisis como perfectamente exacto y más que suficiente para la investigacion industrial. Sobre todo, lc que se debe procurar al proceder á estas análisis, es dedicarse exclusivamente á ellas hasta haberlas con- cluido, de otra manera nunca se podria estar seguro del resultado; porque, por ejemplo, si despues de haber disuelto, filtrado y precipitado el plomo al estado de sulfuro, se abandona la operacion para seguirla otro dia, entónces se encuentra en lugar de sulfuro de plomo una mezcla de sulfuro y de sulfato formado á ex- pensas del oxígeno del aire; por lo mismo haciendo entónces la pesada ya no se tendrá la cantidad exacta de plomo. Además de estas reacciones que se produ- cen entre los cuerpos cuando su contacto se prolonga, hay otra causa de error. Es sabido que existen en suspension en el aire una infinidad de cuerpecillos que continuamente están cayendo sobre los cuerpos, y al mismo tiempo que los hace impuros aumenta su peso. En consecuencia, siempre que se quiera obtener re- sultados exactos en un análisis, se debe ser muy escrupuloso en las operaciones y hacerlo con el menor número de intermitencias posible. Se presenta una cuestion en los resultados que se obtienen en un análisis cuan- do la sustancia es complexa y se encuentran en ella diversos ácidos y diferentes bases, y es el modo de agrupamiento de las moléculas de estos elementos: por ejemplo, supongamos que en las análisis de que tratamos se han encontrado los ácidos carbónico, sulfúrico y clorohiídrico, y los óxidos de plomo, de calcio y de sodio, esos diversos ácidos pueden estar combinados con estas bases de muy dis- tinta manera. Jl óxido de plomo puede encontrarse, ó completamente al estado de carbonato ó parte libre, ó al estado de sulfato 6 de cloruro, y lo mismo se puede decir de las otras bases. No obstante esta complicacion, la ciencia nos da los me- dios suficientes para alejar tales dificultades sirviéndonos de los equivalentes quí- micos. Mas como para las necesidades comerciales é industriales bastan los re- 166 LA NATURALEZA sultados obtenidos por los medios expuestos, no es necesario llevar los trabajos analíticos hasta la perfeccion matemática. Pasando á otra cosa diré, que el albayalde era conocido de los griegos y. los romanos: parece que esta sal fué primero fabricada por los árabes, despues en Ve- necia, más tarde en Krems, y en seguida se extendió por toda la Europa. El albayalde era empleado en tiempo de los romanos en la pintura de aceite y en la medicina; las damas romanas se servian de él para pintarse la cara. Hoy se hace uso del carbonato de plomo, aunque en pequeñas cantidades relativamente á la que se fabrica, para la preparacion del minio naranjado y de algunas sales de plomo, para la fabricacion de los vidrios y delos cristales, la confeccion del mas- tic y otras, pero la mayor parte de este compuesto es consumida por los pintores. El empleo del albayalde tiene graves inconvenientes: los obreros que se ocu- pan en su preparacion, así como las personas que hacen un uso continuado de él, se encuentran atacadas al cabo de cierto tiempo de enfermedades saturninas muy graves que son muchas veces mortales. Este cuerpo forma pinturas muy altera- bles, con especialidad en algunas localidades, como en los laboratorios, los anfi- teatros y en general donde hay emanaciones sulfohídricas. Esto consiste en la for mación del sulfuro de plomo, que es negro. ¿Por qué no sustituir este cuerpo por el óxido de zinc, que tiene la ventaja de no causar daño alguno ni á los obreros que lo preparan ni á los pintores que se sirven de él, así como la de tener una dura- cion muy superior á la del albayalde, pues no se altera su color porque no forma ningun compuesto negro? Jl sulínro de zinc es blanco, y por lo mismo aun cuando una pintura que tenga por base este óxido esté expuesta á las emanaciones sul- furosas, no cambia de color, lo que no sucede con el carbonato de plomo, como ya dije; así es que en la pintura para los laboratorios, anfiteatros, y en general para todas aquellas localidades donde haya esta clase de emanaciones, son incon= testables las ventajas que se tienen en preferir el óxido de zinc al albayalde. En confirmacion de esto se tiene la opinion de A. Payen, quien dice que «más de ocho mil casas pintadas hace quince años largos, presagian una gran duracion á las pinturas que tengan por base el óxido de zinc.» El valor del óxido de zinc es mayor que el del albayalde, pero además de que la diferencia es corta, cantidades iguales de uno y otro cuerpo no dan el mismo resultado, segun el autor ya citado, que dice: «que cien partes de óxido de zine cubren la misma superficie que ciento treinta de albayalde, como cien partes del primero cuestan ménos que ciento treinta del segundo; resulta que esta sustitu- cion debe hacerse aun por economía.» Sin tratar de atacar tan respetable opinion, digo que algunos pintores rechazan el uso del óxido de zinc como poco económico, pues dicen que para cubrir una superficie determinada se necesita emplear ma- yor cantidad de éste que de albayalde. Creo que deberia hacerse un estudio prác- tico y detenido sobre este punto, que me parece de mucha importancia. Por lo expuesto se ve que ninguno de los procedimientos usados en el extran- LA NATURALEZA 167 jero es el que se practica en el país para la preparacion del albayalde, y por lo mismo seria conveniente hacer un estudio práctico y detenido sobre este punto para explicar con certeza las reacciones que se despiertan en esta fabricacion, porque además de que siempre es útil conocer lo que pasa delante de nosotros, tal vez se podrian hacer modificaciones ventajosas, tanto para el fabricante como para el consumidor. ===> BIOGRAFIAS DE NATURALISTAS MEXICANOS. DON JOAQUIN DONDE IBARRA POR EL SEÑOR DON FRANCISCO SOSA. Lo que en México fué como químico el sabio Dr. D. Leopoldo Rio de la Loza, fué en la Península yucateca el Dr. D. Joaquin Dondé Ibarra, de quien vamos á tratar. Nació en la ciudad de Campeche el 6 de Julio de 1827. Hizo sus estudios pri- marios en esa ciudad con notable aprovechamiento, pasando luego á Puebla, en donde se matriculó el dia 5 de Julio de 1844 para cursar farmacia en la cátedra que desempeñaba entónces el afamado profesor D. Mariano Cal. En 1846, siendo uno de los alumnos más sobresalientes, fué nombrado para sustentar un acto público, que tuvo lugar el 20 de Noviembre de dicho año. Por esa época tuvo á su cargo la botica de su maestro el Sr. Cal, quien reconociendo el mérito de Dondé, le prodigaba su amistad y toda clase de distinciones. El 15 de Julio de 1847, es decir, álos veinte años de edad se recibió de farmacéutico. En el mismo año, deseando profundizar sus conocimientos, especialmente el de las ciencias naturales, vino á la Capital, y despues de concurrir á la cátedra del sa- bio Dr. D. José María Vargas, de quien á su vez hablarémos, se graduó nueva- mente el 26 de Julio de 1849. Entónces se hallaba dirigiendo la botica de Frissac, que hasta el presente es una de las más acreditadas de México. A fines de ese año volvió á Yucatan, presentando nuevos exámenes en la Universidad de Mé- rida, que le confirió en Diciembre el título de agregacion. En 1850 abrió en Cam- peche una cátedra de farmacia, y tres años despues otra en Mérida. Desde esa fecha (1853) hasta pocos meses ántes de su muerte, fué el maestro de cuantos ini- ciaron ó cursaron en Yucatan los estudios de farmacia, química é historia natu- 168 LA NATURALEZA ral, dando á esos ramos un giro enteramente de acuerdo con los progresos de la ciencia. En el Colegio católico de Mérida desempeñó por mucho tiempo la cátedra de Botánica. La sociedad filantrópica que existe en la capital de Yucatan con el nom- bre de «Jesus María, »á la que debe el país tan útiles como inmejorables institucio- nes, fundó en Febrero de 1870 una cátedra de química industrial para artesanos, colocando á Dondé al frente de ella. ln ese mismo año, en union de varios pro- fesores distinguidos, fundó la escuela especial de Medicina y Farmacia del Estado, y en 1875 la misma escuela, en consideracion á los grandes é importantes servi- cios que Dondé le habia prestado sin retribucion de ningun género, le nombró pro- fesor honorario. Contribuyó Dondé al establecimiento de una asociacion médica que existe en Mérida, trabajando asiduamente por su engrandecimiento. Dicha asociacion hizo justicia á las relevantes cualidades de Dondé y le colocó entre sus miembros honorarios. En la única exposicion habida en Yucatan el 3 de Mayo de 1871, presentó Don- dé varios productos químicos, obteniendo en premio una medalla de primera clase, y otra por una especialidad en fósforos que denominó rojos. La necesidad que tenia de emprender trabajos manuales que le proporcionasen alguna utilidad, le impulsó á plantear una fábrica de tenería, valiéndose de nue- vos procedimientos para trabajar las pieles; procedimientos que no vaciló un ins- tante en dar á conocer á varios artesanos, prefiriendo así la utilidad pública á su propio interés. Iguales mejoras introdujo en la elaboracion del jabon comun. Ya en 1869 habia dado á conocer en el Estado los fósforos conocidos con el nombre de «seguridad,» usados hasta el presente no solo en Yucatan y Campeche, sino tambien en Veracruz y otros puntos, y superiores á los que se importan de Ale- mania, y hemos visto usar en las costas del Pacífico. Durante muchos años sirvió Dondé en sociedad el establecimiento farmacéutico del Sr. Fout, el primero que existe en Mérida, pasando despues á desempeñar el laboratorio químico de la misma oficina. Darémos una lista de las obras y publi- caciones científicas de Dondé: «Fórmulas farmacéuticas de preparaciones arregladas por él y no publicadas. «Fórmulas farmacéuticas publicadas en Filadelfia con el nombre de Pharma- ceutical notes, y reproducidas en Francia, Inglaterra y Alemania. «Preparacion del Santonato de soda, descubierto por él en 1862. «Estudio sobre el Ni-in, publicado en Paris en 1? Union Pharmaceutique. «Apuntes sobre las plantas de Yucatan. «Elementos de Botánica, obra que está concluyéndose para servir de texto. «Análisis de las aguas del país. (Emulacion.) «Otros artículos en La Emulacion. ' «Varios en la Revista de Mérida, sobre el modo de aprovechar muchas ma- terias que se desperdician. LA NATURALEZA 169 «Lecciones de química industrial, para la escuela de artesanos que fundó la sociedad de Jesus María, escritas por él y no concluidas. » A consecuencia de sus tareas de espiritu constantes y prolongadas, Dondé vió agotarse gradualmente sus fuerzas físicas, ensanchándose cada vez su amor á la ciencia y al trabajo. Una afeccion consuntiva fué agotando, como ha dicho uno de sus biógrafos, esa fuente preciosa del saber que alimentó á muchas inteligen- cias hasta los postreros instantes de su vida. Dondé murió en Mérida el dia 1. de Noviembre de 1975. La sociedad yucateca, que no siempre se muestra ingrata para sus benefactores, tributó merecido homenaje á los despojos del sabio y der- ramó abundantes lágrimas sobre su tumba. SUSTITUCIONES DE ALGUNAS DROGAS INDÍGENAS POR EL SEÑOR RAMON N. AVELEYRA. El Helecho macho (Polypodíum filiz mas de L., Helechos), que se usa como antihelmintico y que, como se sabe, está formado por los tubérculos que rodean las rizomas de esta planta, se presenta cuando no ha sido objeto de ninguna fal- sificacion, bajo dos aspectos: ó mondado, ó llevando aún su cubierta propia. En el primer caso son casi los tubérculos los únicos que se hallan; tienen una forma más ó ménos elíptica, adelgazados en sus dos extremidades, encorvados y siem- pre estriados en el sentido de su lonsitud. Su interior está formado de un tejido celular poco compacto, de quebradura neta y de nn color verdoso cuando los tu- bérculos son recientes; pero lo más comunmente, es de un amarillo sucio, color que corresponde tambien á su superficie exterior. Su olor es nauseoso y desagra- dable; su sabor, desagradable igualmente, es astringente y algo azucarado. Todos estos caractéres concuerdan con los de los tubérculos no mondados, á excepcion del color exterior qué, debido á la presencia de su cubierta coriácea, es moreno-Tojizo; presentan además estos últimos, en algunos puntos de su super- ficie, un pequeño número de escamas finas, sedosas y de un color amarillo dorado. La NATURALEZA. —Tomo VII.—22. 170 LA NATURALEZA Los tubérculos, tales como acabo de describirlos, casi nunca se encuentran en el comercio; se les ha sustituido con otras rizomas cuyo origen ignoro, y que aunque son ciertamente de un helecho, no provienen del Polypodium filix mas. Estas rizomas, conocidas además impropiamente con el nombre de «Calagua- la peruana», presentan dos superficies bien marcadas: la una llevando aún los restos de los estípites, y la otra sembrada de raicecillas delgadas, negras y fibrosas. Son más ó ménos tortuosas y cubiertas por una multitud dé laminillas finas, se=" dosas, trasparentes y de un color amarillo moreno; cuando por efecto del roce, estas laminillas han desaparecido, el color de las rizomas es amarillo sucio y fina= mente estriadas en el sentido de su longitud. Por lo demás, ni el olor ni el sabor son iguales á los del verdadero Helecho macho; el primero es nulo, el segundo azucarado y amiláceo. Si se hace un macerado acuoso con cada una de estas dos sustancias y se tratan ambos con el sulfato de fierro disuelto, se tiene un buen carácter para distinguir- las. En efecto, el del verdadero Helecho al contacto con el reactivo mencionado da un precipitado negro; miéntras que el de las rizomas precedentes no sufre nin- guna alteracion. II Los frutos que se conocen con el nombre de cebadilla, provienen de varias plantas indígenas de México, pertenecientes á la familia de las Colchicáceas. En el comercio se distinguen tres especies: 1? La cebadilla de Tierra Caliente, producida por el Asagriea officinalis, de Lindley: el Veratrum off. de Schlechtendahl, el Sehemocaulon o/f. de Gray, y el Veratrum virescens de Martens y Galeotti. 2? La cebadilla del interior, producida por el Veratrum sabadilla de Retz: el Orphilea de Desc. y el Asagrea tenuifolía de Martens y Galeotti. 3: La cebadilla del Valle de México, producida por el Veratrum frigidum de Schlech. y el Stenanthium frigidum de Kunth. Los frutos del Veratrum frigidum son los que comunmente se hallan en las boticas de la Capital; serán, por lo mismo, y la planta de que provienen, los únicos de cuya descripcion me ocuparé; así como de la del Pentstemom barbatus, cuyos frutos se emplean para falsificar los primeros. * Esta planta era llamada por los antiguos aztecas ltzcuinpatli y Quimichpatli, nombres que significan hierba mata-perros y hierba mata-ratones. En efecto, la daban á los primeros reducida á polvo y mezclada con carne, cuyo resultado 1 Por una Memoria publicada por mi respetable maestro el Sr. D. Leopoldo Rio de la Loza, se sabia ya que la cebadilla se falsificaba con los frutos de un Pentstemom. LA NATURALEZA 171 era la muerte de estos animales, y á los segundos en preparaciones convenientes. No era este el solo empleo de esta planta: el polvo de las semillas les servia para extinguir las lombrices, los piojos, y para la curacion de ciertas úlceras; su co- cimiento, con una cantidad determinada de alumbre, era empleado para afirmar los dientes; tenia, en fin, variosusos paralos que hoy está completamente olvidada. Sus caractéres botánicos son los siguientes: «tallo recto de 1 á 1% metros de altura, con hojas largas, angostas, recorridas en toda su longitud con nervaduras delgadas y paralelas. Flores en espigas; frutos capsulares que, cuando las flores han desaparecido, semejan las espigas á las de la cebada, de donde toma su nom- bre. Su raiz es bulbosa. Esta planta crece en los lugares frios.» (Hernandez). Los frutos, única parte de la planta usada en medicina, cosechados los más en un estado imperfecto de desarrollo, presentan los siguientes caractéres. Cápsulas de tres lóculos, abiertas en su parte superior, muy ligeras, de un color gris ro- jizo y traslúcidas; muchas de entre ellas se hallan aún cerradas, y entónces los lóculos contienen un número variable de semillas; encorvadas en forma de sa- ble, muy ligeras, blanco-amarillosas y aladas; el color de estas semillas, que debiera ser moreno, proviene de que los frutos son cortados ántes de su perfecta madurez. Unas y otras cápsulas llevan en el tercio inferior de su longitud, los restos persistentes del cáliz de un color moreno-negruzco. Tiene un sa- bor ligeramente amargo y acre que excita la salivacion. Estos efectos son más marcados en las semillas aisladas, cuya acritud persiste aun despues de algunas horas. Como ántes dije, estos frutos se falsifican con los del Pentstemom barbatus (Escrofulariáceas), pero pueden distinguirse fácilmente por su solo aspecto gene- ral. «La planta de que proviene es herbácea, de 2 á 3 piés de altura, de tallo lampiño, hojas enteras, las inferiores oblongas, las superiores lanceolado-lineares; corola en forma de tubo alargado unas veces, otras más ó ménos amplio, de dos labios, el superior ancho, cóncavo y bífido, el inferior encorvado, trifido y fila- mentoso (DC);» los frutos son cápsulas de dos lóculos de dehiscencia mixta, dis- posicion que hace aparecer en su parte superior cuatro divisiones agudas y refle- jadas hácia afuera; gruesas, opacas y de un color moreno-amarillento. Casi todas guardan en su interior un número considerable de semillas pequeñas, angu- losas, moreno-rojizas y no aladas; su sabor, que es muy amargo, se desarrolla violentamente en las semillas. No presentan, además, en los carpelos mismos que forman las cápsulas, ningun resto del cáliz. Pocas veces se miran aisladas, ló más comunmente se hallan reunidas en un número variable en un solo pe- dánculo. y 172 LA NATURALEZA illa. La raiz de Zarzaparrilla producida por una planta indígena tambien de nuestro fértil suelo, no ha podido librarse de ser falsificada; pero la raíz que se emplea con este objeto es tan distinta, que difícilmente se comprende cómo ha logrado introducirse en el comercio con el mismo nombre. Hé aquí los caractéres de una y otra: La verdadera raíz de Zarzaparrilla proviene de varias plantas del género Smi- dax de la familia de las Asparagíneas; la que comunmente se encuentra en las boticas de la Capital, es producida por el Smilax medica; llega en grandes ter- cios formados de raíces que tienen una longitud de 1 4 1% metros, acompañadas de rizomas y de trozos de tallos. Las rizomas son grises al exterior y blanquizcas al interior; retienen generalmente entre sus nudosidades, una tierra negra y dura que parece haber experimentado la accion del agua ántes de su desecacion. Los trozos de tallos son amarillentos, nudosos, oscuramente tetrágonos ó casi cilín- dricos y provistos de distancia en distancia de algunas espinas leñosas. Las raices son al exterior de un color negruzco, debido á la tierra que las ensucia, con es- trías ó canaladuras longitudinales, originadas por la desecacion de la parte corti- cal; esta parte, al interior, es de un rosado pálido y cubre un meditrlltum leñoso, cilíndrico, blanco y muy difícil de romperse trasversalmente, pero fácil de des- garrarse en el sentido de su longitud. Esta raíz tiene un sabor mucilaginoso, amargo y ligeramente acre. Grandes cantidades de ella tienen un olor particular que se desarrolla por la decoccion. La raíz que se ha querido sustituir á la anterior, nunca presenta las rizomas ni los trozos de tallo de que acabo de hablar; y ella misma es de una longitud mucho menor, teniendo, sin embargo, mayor diámetro; es además completamente negra y estriada irregularmente en el sentido de su longitud, ramificada y pre- sentando un número variable de raicecillas delgadas, negras, largas y fibrosas. Esta raiz, formada de una parte cortical y de un meditullium leñoso, es de que- bradura fácil y desigual; pero la primera, que se desprende fácilmente del cuerpo leñoso, es mucho más gruesa que en los Smilax, y de un color blanquizco en su interior; el meditullium mismo no es cilíndrico ni blanco, presenta más bien la forma de láminas ó cintas sobrepuestas y de un color amarillo más ó ménos sucio. Su sabor es muy ligeramente amargo, amiláceo y bastante astringente. En efecto, si se hace una infusion con esta raíz y se trata con una solucion de sulfato de fierro, se tiene un precipitado negro que prueba la presencia del tanino, al cual LA NATURALEZA 173 debe su sabor astringente; si en iguales circunstancias se coloca la verdadera zar- zaparrilla, no se observa ningun resultado. La forma cintada del meditullium, la presencia de raicecillas y ramificaciones, asi como la del tanino, son caractéres que indudablemente bastan para saber dis- tinguir estas drogas. * IV Las hojas del sabino Juniperus sabina de L. (Coniferas), que gozan de pro- piedades verdaderamente activas como emenagogas y antihelmínticas, han caído en completo descrédito á consecuencia de la culpable sustitucion de que han sido objeto; y no podia ser de otra manera, cuando la planta que ha usurpado su lu- gar, aun perteneciendo á la misma familia, no posee ninguna de sus propiedades, segun puede inferirse de sus caractéres. Las hojas del Juniperus sabina son siempre verdes, pequeñas, puntiagudas, ovales, convexas en el dorso, aplicadas sobre los ramos é imbricadas en cuatro séries, siendo las más tiernas generalmente opuestas. Su olor es fuerte y des- agradable; su sabor muy amargo, terebintáceo y acre. Mezclado con ellas, se en- cuentra comunmente un número variable de los frutos de la planta; son pequeñas, bayas, arredondadas, de superficie rugosa en todos sentidos, por efecto de la de- secacion; de un ¿olor moreno-rojizo en las partes salientes y azul blanquizco en las cavidades; encierran por lo comun, de una á tres semillas amarillosas. La presencia de estos frutos, así como los demás caractéres que acabo de men- cionar, impiden confundir esta planta con el Ahuehuete(Taxodium mexicanum), cuyas hojas se emplean para esta sustitucion. En este último nunca se encuentran los frutos dichos; y las hojas, léjos de estar aplicadas sobre los ramos, son pinadas de hojuelas erguidas, alternas, muy pequeñas, lineares, sentadas, ligeramente convexas en su cara anterior y con un nervio mediano poco marcado en la poste- rior. Son inodoras; su sabor es ligeramente amargo, y tienen, por último, un color verde claro. Siendo la actividad de las plantas proporcional con su olor y su sabor, esta última debe serlo muy poco, puesto que es inodora y casi insípida; creo, por lo mismo, que bajo ningun aspecto puede sustituir al sabino, que presenta estas pro- piedades de una manera tan marcada. 1 Por el estudio que mi apreciable maestro el Sr. D. Alfonso Herrera ha hecho de este cuerpo, ha concluido que no es una raíz propiamente dicha, sino la rizoma de un helecho del género Alsofila. 174 LA NATURALEZA V La corteza de la raíz del granado (Punica granatum de L., Granateas) usada, y con justicia, desde hace muchos años contra la ténia, se encuentra hoy en el comercio sustituida con otra cuyo orígen ignoro; pero que evidentemente no po- see las mismas propiedades á juzgar por sus caractéres físicos y químicos. La corteza de la verdadera raíz de granado tiene al exterior un color amarillo verdoso y amarillo puro al interior; de quebradura neta, no fibrosa; su sabor es francamente astringente y no amargo. Humedecida con agua y pasada sobre un papel blanco, deja una mancha amarilla que, al contacto del sulfato de fierro, se convierte en azul: poniendo sobre cualesquiera de sus superficies un fragmento de la sal de fierro y una gota de agua, toma en pocos momentos un color negro muy intenso. La corteza que en las boticas se vende con el nombre de la precedente, es más densa y algo fibrosa en la superficie interior; de un color moreno hácia afuera con manchas blanquecinas; esta misma parte está cubierta de crestas y hundi- mientos más ó ménos marcados; el color interior es moreno-rojizo; su quebradura es neta y de un color que varía del amarillo puro al amarillo sucio; su sabor es amargo y astringente. Humedecida como la anterior, deja sobre el papel una mancha amarillenta que, con el sulfato de fierro, se oscurece apénas y toma un color débilmente verdoso. Raspando con un cortaplumas una de sus superficies hasta hacer desaparecer su color moreno, y poniendo en ella un fragmento de la sal de fierro con una gota de agua, va tomando lentamente un color verde sin llegar nunca á ser negro. Ahora bien: haciendo con cada una de estas cortezas un macerado acuoso y tratándolas separadamente con el acetato de plomo y el sulfato de fierro, he ob- servado los caractéres siguientes: CAY: C. F. Colormacerado Am UA Amarillo moreno. Acetatode plomo. Precipitado amarillo abundante ......... Enturbiamiento. Sulfato de fierro. Precipitado verde muy oscuro, casi negro. Coloración verdosa. SADOL ie Astringente francos oli or o Amargo ligeramente astringente. La Saponaria officinalis de L. (Cariofileas), que presenta los siguientes ca- ractéres: tallos de 50 á 60 centímetros de altura, rectos, cilíndricos, nudosos, guarnecidos de hojas opuestas, enteras, casi sentadas, lampiñas como el resto de la planta, marcadas con tres nervaduras longitudinales, de un verde amarillento LA NATURALEZA 175 y con un sabor algo amargo y salado, llega de Europa en manojos de un peso de 30 á 40 gramos á lo más; pero en las boticas de la Capital casi nunca se encuen- tra: en su lugar se halla otra planta de caractéres físicos muy diversos, conocida con el nombre de «Coralilla ó Saponaria de México;» y aunque comunica al agua, como la verdadera Saponaria, la propiedad de espumar de una manera no- table, no creo que deba sustituiírsele en sus aplicaciones medicinales, puesto que la familia á que pertenece (Primuláceas), posee en general propiedades muy distintas. La Coralilla 6 Saponaria de México (Anagallis arvensis), es una planta herbácea, de tallo rastrero, ramoso, tetrágono y ligeramente alado; de hojas opuestas ó algunas veces alternas, aovadas, sentadas y sub-agudas. Tiene un sa- bor muy amargo que deja en la garganta, aun despues de alguna horas, una se- quedad demasiado desagradable. - dol Las raices de la Po/ygala senega de L. (Polygaleas), se falsifican, y aun puedo decir que se han casi sustituido en el comercio con otras que, siendo produci- das por plantas pertenecientes á una familia muy diversa, no poseen propiedades idénticas. Estas plantas son la Richardsonia Honkeana y la Diodia indecora de la familia de las Rubiáceas. Las raices de la primera son las que más á me- nudo se emplean para esta sustitucion; me ocuparé de ellas más detenidamente indicando los caractéres esenciales que las distinguen de las de la verdadera Polígala. Las raices de la Polygala senega, son de un grueso que varía desde el de una pluma hasta el del dedo pequeño, tortuosas, terminando en su parte supe- rior por una tuberosidad de forma variada, donde se observan algunas raicecillas delgadas y fibrosas. Presentan como carácter esencial, y que por sí solo puede bastar para distinguirlas de aquellas con que se les ha sustituido, una costilla sa- liente que, siguiendo todas sus sinuosidades, va desde el uno al otro extremo. Están formadas de un meditullium leñoso, blanco y de una corteza gruesa como resinosa, de un color blanco amarillento. Su sabor, que se desarrolla lentamente, es al principio mucilaginoso, se vuelve acre excitando la salivacion y la tos; su olor es nulo cuando las raíces están en pequeña cantidad; pero en abundancia tienen uno nauseoso y desagradable. Por su aspecto general, las raices de la Richardsonia pueden distinguirse fá- cilmente de las anteriores: son más bien onduladas que tortuosas, presentando de distancia en distancia estrangulamientos ó anillos incompletos que corresponden por el lado opuesto á otras tantas eminencias ó protuberancias; esta disposicion las semeja más bien á la ipecacuana ondulada, cuyo grueso tienen. Examinán- 176 LA NATURALEZA dolas con más detenimiento, se nota desde luego la ausencia de la costilla saliente que tan bien caracteriza á la verdadera Polígala. Por lo demás, estas raíces están formadas á su vez de un.meditullium leñoso y de una parte cortical; pero el primero es ciertamente mucho más delgado y de un color amarillento, y la se- gunda de uno moreno ó gris al exterior y blanco mate de almidon al interior. Su sabor es simplemente azucarado y amiláceo. Tienen estas raíces, como carácter especial, ser muy frágiles, que unido á la ausencia de la.costilla saliente, impide poderlas confundir. Ahora bien: suponien- do que la semejanza entre estas dos especies de raices fuera tal, que las obser- vaciones anteriores no bastaran para distinguirlas, seria suficiente hacer un co- cimiento de ambas, filtrar y tratarlo por unas gotas de tintura de yodo; el de la verdadera Polígala, simplemente se oscureceria un poco, debido al color del reac= tivo; pero el de la raíz anterior daria una abundante coloración azul, prueba evi- dente de la presencia del almidon. «Los caractéres de los géneros Rickardsonia y Diodia, son los siguientes: la Richard. Henkeana, es una planta herbácea, hundida superficialmente en la tier- ra, tortuosa y rastrera; de tallo subfructescente y velloso; de hojas oblongas con estipulas cerdosas y ligeramente envainantes; inflorescencia en capitulos planos; el cáliz tiene cuatro lóbulos ovalo-agudos: la corola es casi redonda. «La Diodia indecora: p. h. rastrera ó trepadora, muy ramosa, de tallo tetrá= gono ó anguloso; hojas ovalo-lineares, acuminadas, lampiñas y falsamente ver- ticiladas con estípulas cerdosas y envainantes; inflorescencia en capítulos termi- nales; frutos ovalo-oblongos, lampiños, coronados por los cuatro dientes del cáliz.» (DC.) Creo que si alguna vez fuera preciso sustituir la raiz de la verdadera Polígala, esta sustitucion seria más natural con la de plantas de la misma familia, y sobre todo, del mismo género: las que cito á continuacion, indígenas de México, se en- cuentran en estas circunstancias: «1% Polygala scoparia (4. B. y Kth) p. h., lampiña, de tallo recto y ra- moso; hojas esparcidas y lineares; raíz vermicular y tortuosa; inflorescencia en racimos espiciformes; flores blanquizcas, semillas oblongo-cilíndricas y encorvadas. «2% P. bicolor (4. B. y Kth.) p. h.; de tallo recto y ramoso; hojas lanceo- lado-lineares imperfectamente verticiladas, de tres á cinco: las superiores esparci- das. Es lampiña, de inflorescencia en racimos espiciformes densifloros; flores erandes y blanquizcas: las inferiores, rojo-azafranadas. «3? P. mex. (Fl. mex.) p. h., de tallo recto y simple, con hojas agudo-linea- res; inflorescencia en racimos subespiciformes.» . Podria aún citar algunas otras falsificaciones, describiendo, como acabo de ha- cerlo, la verdadera planta y aquella que se emplea para falsificarla; pero el poco tiempo de que puedo disponer me obliga solo á mencionarlas; tal vez más tarde me dedicaré á este estudio tan importante tanto para la Medicina como para la LA NATURALEZA 477 Farmacia, puesto que de él depende la salud y tal vez la vida de nuestros se- mejantes. La Atropa belladona se sustituye con el. El Hypericum perforatum (Hypericineas) se sustituye CON €l......oooooo.om..- El Leontodon taraxacum se sustit* con la. El Artemisia vulg. se sustituye con la.. (estr UMIMOS CUM, largos Soláneas. DUES VOTO aso cedo y Eo Compuestas. misma especie DAT. MOL ........ Id. Ambrosia artemisicefoliad....... ld. El Nicotiana tabacum (Solan.) con la... Nicot glauca, sew Hidrolea spe-) Soláneas é Hidro- PIBES IRA láceas. La Tilia europea se sustituye con la.... Tilla americand.....ooooo..... Tiliáceas. La Scilla maritima se sustituye con el.. Pancratiuwm iliricCuM.......... Td. El Sambucus nigra se sustituye con el.. Sambucus MeL .ooooomoconoo.. Caprifoliáceas. El Adiantlam capillus veneris se sustuti- CNO Lo sosdrde cobro RIAS Adianthum irapeziforme....... Helechos. Las Almendras amargasse sustituyen con A A da Armeniacc vulg., sew Persica ES ION 8 ES Rosáceas. El Quercus ruber se sustituye con el... Quercus Mel...ooooooooooo.o.o Cupuliferas. La Goma arábiga se sustituye con la... del Prosopis dulce (Mezquite) ó la de la Acacia albicans (Huiza- CAL A Leguminosas. La Ipecacuana (Rubiáceas) se sustituye conc ras lol lle leelo Tonidium poligalifolium seu vio- USED: osa nos coonon Violáceas. > DEL MANÍ Ó CACAHUETE.* Esta planta se conoce con el nombre de Cacahuete en la América Septentrio- nal y en España, y con el de maní en la América meridional. Linneo le dió el nombre de Arachis hypoga. El fruto oleaginoso de esta preciosa planta ha sido solamente apreciado entre nosotros como accesorio en la alimentacion, ó más bien como un condimento de poca importancia; pero hoy ha venido á ser un gran artículo de comercio, como se verá más adelante. En la parte occidental del continente africano, desde el Senegal hasta el Con- go, cultivaban los indígenas este cereal en muy pequeña escala, sin sospechar siquiera la importancia que la industria le tenia reservado á este grano; hasta que en 1825 un comerciante frances, de Burdeos, llamado Hilario Maurel, adi- * En México es conocido con el nombre de Cacahuate. LA NATURALEZA.—Tomo VII.—23, 178 LA NATURALEZA vinando, dirémos, el porvenir del maní, reunió entre Sierra Lorena y otros lu- -gares, el cargamento necesario para dos buques que descargó luego en Burdeos. Hizo construir allí un molino igual á los que empleaban en Marsella para la tri- turacion del olivo; y por este procedimiento, y el de la presion igual logró extraer el aceite de maní, habiéndose juzgado desde entónces superior al de olivas, puesto que era límpido, claro, inodoro y no se arranciaba como sucede con el de olivas cuando permanece mucho tiempo en vasijas de madera. Viéndose Marsella atacada en uno de sus principales ramos de industria por un nuevo competidor que tantas ventajas proporcionaba al comercio y al buen gusto de los consumidores, resolvió entrar en la nueva corriente, y se entregó tambien á la fabricacion de aceite de maní. Como casi todos los granos produci- dos por la costa occidental de África eran comprados por Burdeos, Nantes y Ruan, ciudades del Oeste y del Norte de Francia, Marsella envió sus buques á la India, China y el Japon, en busca de maní. De tal modo se desarrolló en la India este cultivo que hoy vapores de tres mil toneladas van en la época de las cosechas á tomar cargamentos enteros. Por una série de presiones calculadas, se obtienen del maní cuatro productos diferentes en sus empleos. La primera presion produce un aceite fino de primera calidad para la alimentacion, y como aceite de mesa. La segunda, da el aceite propio para el alumbrado y engrasamiento de máquinas. La tercera presion da todavía cierta cantidad de aceite oscuro y espeso, que mezclándolo con álcalis, produce esos jabones de calidad tan apreciada, conocidos en todas partes como jabones de Marsella ó de Castilla. Los residuos que dejan estas tres presiones su- cesivas, sirven para hacer una especie de panes macizos que se aprovechan para engordar ganados, sobre todo, en el período que precede á la época en que deben entrar al matadero. Otra aplicacion no ménos importante tiene esta planta. La paja seca es un ex- celente potaje para las bestias, que los negros del Senegal emplean para sus gana- dos y caballerías, siendo ella muy fortificante y nutritiva. Las bestias debilitadas por las fatigas, se restablecen pronto y recuperan sus fuerzas con este potaje. En los terrenos cálidos de nuestras costas puede ser un buen ramo de cultivo para la explotacion; y en aquellos lugares del interior, donde por razon de la dis- tancia y de los costos de trasporte no pueda exportarse, deberia ser aplicado para el alumbrado, confeccion de jabones, forraje, etc. etc. Si alguno de nuestros agricultores se dedicase á este cultivo, deberia procurarse granos para semillas procedentes del Cayor, los cuales pueden obtenerse en Bur- deos, por ser esta la especie grande y originaria de África, y la que da más aceite. (Tomado del Diario de Costa Rica.) VEGETACION ESPONTÁNEA yo 2 REPOBLACION DE LOS MEDANOS DE LA ZONA LITORAL DE VERACRUZ. Por EL INGENIERO lgcnacio OCHOA VILLAGÓMEZ. Entre las diversas manifestaciones de la accion incesante de los mares sobre los continentes, la invasion de los montículos de arenas arrancadas de la roca y ar- rojadas á la playa por las olas, es un fenómeno geológico que, con justo motivo, ha llamado en todos tiempos la atencion. En aquellos sitios en que la costa se levanta erizada de rocas y escarpada, la marea azota y socava los cimientos, ocasionando el derrumbe de enormes masas que las aguas rompen y desmenuzan despues. No es cierto que estas moles desprendidas de la orilla se depositen para siem- pre en el Océano; al contrario, desde que caen al mar, son arrebatadas y remo- vidas por la accion combinada del flujo y reflujo, por la fuerza de los vientos ó por las corrientes submarinas que las tienen en constante movimiento, y las re- ducen á una extrema division. Sucede así, que los cascajos, arenas gruesas y materias terrosas, en virtud de su mayor peso, concluyen por depositarse en dis- tintos lugares del Océano, en donde encuentran las condiciones necesarias para su estabilidad; pero las arenas finas, como más ligeras, quedan en suspension, son arrastradas por el flujo del mar y por las olas y depositadas sobre las costas más bajas. En cada reflujo queda enjuta aquella orilla, que calienta el sol y el viento impele en seguida hácia los continentes: de tal suerte, que si el hombre no pen- sara en detener estos montículos movedizos, prontamente cubririan las comarcas y campiñas. Con la accion combinada del aire, de la humedad y del tiempo, estas arenas se endurecen mezclándose con los restos animales y vegetales que sorprenden á su paso, formando verdaderas cuestas ó colinas que en frances se llamaron «dunes,» y en nuestro país se conocen con el nombre de médanos. 180 LA NATURALEZA Así es como las dunas del Golfo de Gascuña sepultaron en la arena varias ciu- dades que figuran en los mapas de la edad média. Las arenas movedizas de la Arabia desierta producen las constantes trasforma- ciones que mudan la faz y el aspecto de sus costas. Muchas ciudades y aldeas del Egipto han sido invadidas por las arenas del Desierto, desde que la indolencia musulmana no cuidó de contenerlas. Y sin ir más léjos, las ruinas de la antigua Villa Rica de la Veracruz, fundada por Cortés, cerca de Zempoala, están actualmente cubiertas por la arena. Varias circunstancias locales han contribuido poderosamente en nuestras costas del Golfo, y muy principalmente en las cercanías de Veracruz, para formar las dunas ó médanos. Los primeros regidores de esta Villa, no hablan en su carta á Cárlos V, refi- riéndose al aspecto de la costa, sino de desiertos arenales; pero probablemente ya existian los médanos en aquella época, aunque no se haya hecho mencion al- guna de ellos. Es bien sabido que, en aquel tiempo, el cordon litoral de Veracruz estaba for- mado por un arrecife madrepórico ó piedra múcar, que en algunas partes se ele- vaba á la altura de 1 6 2 metros sobre el nivel de las más altas mareas. Este depósito de coral ha sido ventajosamente empleado como material de construccion, en la fortaleza de Ulúa, en las fincas de la ciudad, en sus baluartes y murallas, y no quedan ya vestigios de él. La aparicion de los médanos en las cercanías de Veracruz comenzó, quizá, desde que cesó el abrigo que prestaba el arrecife. Pero prescindiendo de lo que la tradicion ó la historia nos enseñen sobre este particular, no cabe duda que el litoral de la bahía puede considerarse como un malecon, contra el cual, los vientos dominantes y el perpetuo movimiento de las aguas de Este á Oeste, arrojan sin cesar las arenas que el Océano tiene en suspen- sion. Por otra parte, segun los sondeos y reconocimientos que se han practicado, resulta que el perfil del lecho del mar en toda la playa inmediata, favorece nota= blemente este depósito. El poder calorífero absorbente de las arenas y su extrema tenuidad, prestan ocasion á los vientos para arrebatarlas y removerlas, formando con ellas mon- tículos movedizos más ó ménos elevados. Experimentan notables trasformaciones estas pequeñas colinas en la época de los equinoccios, y en los meses de Octubre á Marzo, en que reinan los vientos im- petuosos llamados «Nortes.» Ocupan dilatadas extensiones, conservando las hue- llas del viento que las ha impelido; y como dice Bremontier, refiriéndose á las dunas del Golfo de Gascuña, «pudieran compararse al aspecto de un mar embra- vecido, cuyas encrespadas olas fuesen súbitamente fijadas, en medio de una tem- pestad. » En la parte expuesta al viento reinante, la pendiente de los médanos es suave y no excede de 25 á 30 grados: no sucede otro tanto al lado opuesto, en donde LA NATURALEZA 181 las arenas que llegan á la cima y la rebasan, se deslizan en virtud de su propio peso, tomando la inclinacion que corresponde á su talud natural, y que, como el cálculo indica, es de 341% grados. Algunos médanos alcanzan la altura de 50 y aun SO metros sobre el nivel de la playa. La configuracion de estas costas va cambiando, como debe suponerse, porque variando de lugar los médanos, cambian tambien de sitio los valles y cañadas que están entre ellos comprendidos. En la estacion de las lluvias, aquellos bajos se trasforman en pantanos y pe- queños lagos, en donde los restos orgánicos entran prontamente en descomposi- cion bajo los rayos ardientes de un sol ecuatorial, y mantienen una atmósfera húmeda y saturada de miasmas, muy nociva á la salubridad: á esta circunstancia se añade la influencia malsana de los desechos marinos que arrojan las olas á la playa, y los cuales entran tambien en putrefaccion muy fácilmente. Por otro lado, ese constante vaiven de las arenas impide dar salida á aquellas aguas estancadas, porque cubririan los canales y sepultarian las obras de cons- truccion que con tal objeto se emprendieran. La zona litoral se eleva á unos 162 metros (500 piés) sobre el nivel del mar, y se extiende en llanadas ó sabanas arenosas, entrecortadas por los médanos que forman pequeñas cordilleras, cuyas faldas se inclinan suavemente hácia la playa. El período de las lluvias es allí de cinco meses, desde Junio hasta Noviembre, la cantidad de agua que cae anualmente es de 162 por término medio. En el resto del año, el vapor de agua llevado en suspension por los alisios no llega á precipitarse: de un lado, la elevada temperatura producida por la posicion zeni- tal del sol, y por otro la influencia de las montañas vecinas, se combinan para dar este resultado. En el invierno hay que agregar otra causa de mayor importancia: sucede en efecto con frecuencia, de Octubre á Marzo, que el viento Noroeste del Grolfo se interrumpe por los «Nortes,» que no son otra cosa que una desviacion del alisio, producida por la aspiracion que las costas bajas de la península de Yucatan ejer- cen, á la manera del tiro de una inmensa chimenea. Las ráfagas ó bocanadas de este aire frio que se desprenden de la bahía de Hudson, atraviesan el Canadá y la parte oriental de los Estados Unidos, se saturan de vapores en las aguas del Golfo, y vienen despues á descargarse con extraordinaria violencia sobre el para- lelo de Veracruz y de la Habana; pero como se encuentran con capas de aire muy caliente, su punto de saturacion se retrasa, y no alcanzando á resolverse en llu- via, solo refrescan la temperatura. Estas conmociones atmosféricas se anuncian por una violenta perturbación en la marcha del barómetro. Casi siempre, un stratus, cuyo perfil aparece al Norte, dibujado en lontananza á la manera de una oscura faja, es el precursor seguro de este fenómeno impo- nente. 182 LA NATURALEZA Sopla al principio un viento ligero de tierra; se experimenta un calor sofo- cante; en seguida sopla brisa; la cima del Citlaltepetl se proyecta sobre un cielo azul y despejado, al mismo tiempo que oculta sn falda entre un velo vaporoso y trasparente. La humedad se precipita á manera de rocío sobre el empedrado de las calles, en las barandillas de los balcones y en los objetos de madera y fier- ro. En tales circunstancias, el fenómeno comienza. La tempestad se desata. Levanta el mar sus encrespadas olas, que baten con furia sobre los muelles y sal- van á veces la muralla. La comunicacion con el castillo de Ulúa se interrumpe. Las embarcaciones cortan sus amarras y huyen á alta mar, ó van á buscar abrigo detrás del inmediato islote de Sacrificios. La duracion del fenómeno se prolonga por dos, cuatro y aun ocho dias. Otra de las circunstancias que influye poderosamente en el clima de Veracruz, es la corriente marítima llamada el GulfStream, que desde que entra en el Golfo de México, corre paralelamente á nuestras costas y voltea porla punta de la qe rida para dirigirse á Terranova. Bastará fijarnos en que el agua es el cuerpo que posee la mayor capacidad ca- lorífica, para comprender que la circulacion constante é inmediata de esta inmensa masa de agua caliente, es no solamente un foco activo de calor, sino tambien la causa incesante de vapores, cuyos efectos deberán hacerse sentir desde luego so- bre las costas y en seguida en la tierra firme. Se debe tambien á la presencia de esta corriente, el depósito constante que deja el mar sobre sus orillas. Está situado Veracruz á los 19 11' 30” de latitud Norte, y á los 20 46' 56” de longitud Este del meridiano de México. En la estacion del verano sube la temperatura máxima hasta 35% del termó- metro centígrado, y la mínima llega á 25%, siendo de 29" la temperatura média en este período del año. En el invierno, la temperatura máxima oscila entre 20% y 24%, y la mínima llega hasta 12%, resultando entónces de 18% á 19% la temperatura média. Dominan en los meses de Marzo y Abril, con la velocidad ordinaria de 8á11* por segundo, los vientos fuertes del Sur. Desde el mes de Diciembre hasta el de Febrero sopla comunmente el SE., y en seguida el Norte, que lo hace á veces con la velocidad de 19* por segundo, y está ordinariamente cargado de ozono. Del mes de Mayo á Noviembre reina el alisio de SE., durante el dia, y la brisa del NO. en la noche. La presion atmosférica média es casi la altura barométrica que corresponde al nivel del mar, es decir, 0762. El higrómetro indica generalmente, durante los «Nortes,» la humedad relati- va de 0.80 á 0.86 por término medio. Por último, la declinacion magnética es de 7 27" hácia el Este. Estos datos, unidos á lo que anteriormente dejo apuntado, podrán servir para estudiar la distribucion de las diversas especies vegetales, en las que la influencia LA NATURALEZA 183 del clima depende más bien de las temperaturas extremas que de la temperatu- ra média. Pasados algunos momentos, despues que ha soplado un Norte, es cuando la - zona litoral de Veracruz es digna de estudiarse. Desde luego la parte azotada por el viento presenta á la vista el cuadro de una lucha, sostenida por una raquitica vegetacion contra el elemento destructor. Las huellas del viento se ven impresas en las ondulaciones que la arena ha conservado. La vegetacion poco densa y elevada, se compone principalmente de varios gé- neros de Gramíneas, como el Cenchrus racemosus, de espinoso cáliz; el Era- grostris reptans, de enrolladas hojas, y cuyas raíces capilares que nacen de cada nudo, se adhieren en la arena como los tentáculos de un molusco. La Cassia recumbens, de hojas bipenadas y pequeñísimos foliolos, que escon- de sus delicadas flores en la arena. Otros diversos grupos de plantas herbáceas, entrelazados con malváceas del género Sida, y breñales de Acacias y Mimosas de gruesas espinas. Algunos ma- torrales en que descuella el Bromelia pinguin, cuyas hojas rígidas, armadas de algunas puntas en su orilla, parecen adaptarse muy bien al clima reseco de la costa; pero lo que principalmente caracteriza la vegetacion de esta parte de los médanos, son algunos tipos de la familia de los Palmeros y de las Cácteas, que tambien resisten los rigores del clima. Examinando más detenidamente la vegetacion espontánea de esta parte de la zona, se distinguen las especies siguientes, cuyos ejemplares pude colectar. GRAMÍNEAS. MALVÁCEAS. Cenchrus racemosus (rosetilla). Sida Cordifolia. Eragrostis reptans. Malva scoparia. Leersia mexicana. BROMELIACEAS. Poa rariflora. Bromelia pinguin (Timbiriche). LEGUMINOSAS. PALMEROS. Cassia chamacristoides. Coccus guacayule (Palma coyol). Acacia cornigera. CAcTEAS. Cactus opuntia. La familia de las umbelíferas está representada allí por el Hydrocotile umbe- lata, que abunda en los puntos húmedos y sombríos. Las Comelíneas, por la Commelyna tuberosa, cuyas moradas flores matizan el tapiz que forman las gramíneas. 184 LA NATURALEZA Las Cyperáceas están representadas por algunas especies pertenecientes á los géneros Carex, Ciperus y Scirpus. Y por fin, flotan en la orilla del mar ó son arrojadas por las olas á la playa, las Crytógamas siguientes: La Dictiota ciliata, la Dictiota fasciola y la Dictiota bastagresiana con la Padina pavonia. El Sargassum montagnet, de grandes esporos. El Memalion multifidum y el Halimeda opuntia, que arrojan los vientos á la orilla. Con más riqueza de formas y mayor variedad en las especies, se presenta la vegetacion en la parte Sur de los médanos, abrigada de los vientos. Las formas tropicales adquieren allí su entero desarrollo. Esta porcion interior de la zona tiene un tapiz de gramíneas, entre las que des- cuellan el Buchlo dactyloides ó Buffalo-gras, que abunda en las praderas ame- ricanas. Se distinguen tambien las especies siguientes, cuyo carácter geográfico depen- de indudablemente de la direccion de los vientos reinantes: GRAMÍNEAS. Paspalum conjugatum. Cinodon dactylon. Eleusine indica. Chloris distachya. Leptochloa filiformis. Las especies de otras familias que imprimen una fisonomía particular á la re- gion de esta zona litoral, son la forma desarrollada de los Palmeros, la del Ficus sicomorus, el Guarea ramiflora ó palo colorado, el palo mulato y diversas Ro- sáceas y Mimosas arborescentes. La aglomeración de vegetales leñosos y la abundancia de parásitos ó epifitos, y las lianas que adornan el tronco de los árboles, le comunican un aspecto ente- ramente tropical. Algunas Aroideas, Scitamineas y Helechos que crecen á la sombra, aumentan notablemente las dimensiones de su follaje. Las siguientes especies que he colectado son: LEGUMINOSAS. MALVACEAS. Hedysarum flexosum. Las de la region anterior, y además Abrus precatorius. Malvaviscus concinus. Erikcriva coraloides. Anoda-hastata. BombAckeas:—Pachira fastuosa. MELIACEAS. VITÍCEAS. Guarea ramiflora. Vitis silvestris. Melia azederach. Lantana aculeata. ASCLEPIÁDEAS. AURANCIÁCEAS. Asclepias curassavica. Citrus medica. LA NATURALEZA 185 ANACARDIÁCEAS. PAPAVERACEAS. Mangifera indica. Argemone mexicana. SCITAMINEAS. PAPAYACEAS. Canna indica. Carica papaya. SOLÁNEAS. CONVOLVULÁCEAS. Solanum marilimum. Convolvulus arvensis. HeLecHos.—Cenopteris achillefolia. ComPUESTAS. Palafoxia Lindenti. M. Houstonii. Mikania denticulata. Bidens pilosa. AMARANTÁCEAS. RANUNCULÁCEAS. Gomphrena globosa. Clematis Gericea. GrAMINEAS.—Arundo nilida. En las orillas de los pantanos ó lagunas interpuestas entre los médanos, se dis- tinguen comunmente las siguientes: Potamogelon natans. Xamthosoma majjafa. Salvíinia auriculata. Marsilia policarpa. Debo mencionar, además, otras especies que no pude colectar por no haberlas encontrado en florescencia, y que son, sin embargo, de la mayor importancia en el estudio de la flora de esta region litoral. Guazuma ulmifolll......ooocooo.o... Malváceas as cia dd Guásima. Chrysophilum CainilO.....o.oo..... Zapolacea a Zapote blanco. Anona cherimolia............ A AS A ER, Chirimoya. MORATA EOI de a do BOrrasincas plo Anacahuita. PlumBagoCOpensaS dé aa tadates Plumbagineas..... E Ut Plúmbago. Datura siramoniUM.......o.oooo.o... SONS ol só Toloache. Solandra grandifloTd.......oo.o.o.o... A AIN Floripondio. OCCOSMUE AUS e PAM o Palma del coco. COMUSGTARARO CIAT Caácteas...... HOT AN IRE AM 7 ONU teles rá EIC ei 1) 0 +... +. o... ............ Bromelia anQndS......o.cooooom.» ANI Ia La Pina. Eriodendron anfracluosum......... Pochote. Psydium pomiferuM............... MinfacCas TS en Guayabo. Indigofera ornithopodioides......... Veguminosasos ta aet Añnil. LOECOS QUA loo areas Palmeros..... aj Coyol. EEUSISYCOMONUS Toa at e atado bióss WEE SO SOL Higuera silvestre. El distinguido naturalista Mr. E. Fournier, que sin disputa posee el Herbario más completo de nuestra Flora mexicana, se ha ocupado tambien de la vegeta- cion de esta region litoral del Golfo, y cita las especies siguientes: La NATURALEZA. —Tomo VII.—24. 186 LA NATURALEZA GRAMÍNEAS. Dactyloctenium egiptiacum. Hemarilria fasciculata. Oplistemenas. Stenotaplrun american. Eragrostis Vera-crucis. Leersía Gonini. Trachypogon Gonini. Agrostis virgiínica. EUFORBIÁCEAS. Croton rivinofolius. C. cortesianus. C. reflexifolius. CONVOLVULÁCEAS. Convolvulus palustris. C. Rosiflorus. C. Germannice. Caliptigia soldanella. LEGUMINOSAS. Tephrosia litoralis. Rlaymechosia menispermoides. Desmodium arenarium. AMARANTÁCEAS. Amaranthus spinosus. Gomphrena interrumpla. Iresine difusa. ACANTÁCEAS. Cryphiacanthus barbadensis. Dipteracanthus procumbens. AMENTÁCEAS. Adhatoda dipteracantha. Celtis litoralis. Platanus Liebmanni. Justamente sorprende que una vegetacion tan vigorosa y que reviste tanta ri- queza en las formas como variedad en las especies, se levante en un terreno que á primera vista parece estéril é impropio para todo cultivo. Aquellas arenas, de algunos metros de profundidad, extremadamente finas, susceptibles de moverse al menor soplo del viento, no se creeria que fuesen á pro- pósito para dar asiento y vida á aquella diversidad de plantas herbáceas y árboles de grande talla; pero estudiándolas con más detenimiento, se podrá descubrir que poseen, entre otras propiedades, la de absorber el vapor de agua que habitual- mente existe en bastante cantidad en el aire en aquel clima, de tal manera, que á la profundidad de 015, se conserva siempre cierto grado de humedad que es muy favorable á la germinacion y crecimiento de las plantas. Absorben además estas arenas las sustancias orgánicas y sales amoniacales con- tenidas en la atmósfera, las retienen entre sus partículas, y las proporcionan des- pues segun las necesidades de la vegetacion. Examinadas al microscopio, se presentan compuestas estas arenas de cristales de cuarzo, de fragmentos oscuros de hornblenda y de algunos átomos de carbon de piedra. Se descubren además unas granulaciones blanquizcas, unidas entre sí, forman- do grupos ó mallas, y depósitos de restos orgánicos de pólipos, moluscos y fora- miníferos en sus diversas formas. LA NATURALEZA 187 El análisis químico aunque practicado de una manera imperfecta y apénas aproximado, viene no obstante confirmando el reconocimiento microscópico ante- rior, porque en 100 partes de esta arena se encuentra la siguiente composicion: Arena fina cuarzosa y hornblenda.......oomeoomonoco.o.os. 90.00 Rostatoycarhonalo a lolo 4.50 NUI NyALESTOS OO tooo aa e 5.90 100.00 La presencia de los restos orgánicos y el fosfato de cal en estas tierras, así co- mo las propiedades físicas que dejo apuntadas, nos explican suficientemente la variada y vigorosa vegetacion de que están cubiertas, favorecidas por el clima tropical en que se encuentran. De sentirse es que el puerto de Veracruz, el más importante y concurrido de todos los de la República, reuna á los graves inconvenientes de un mal fondea- dero, las condiciones malsanas de nuestras costas del Golfo, y además el azote del vómito ó fiebre amarilla, á lo que están expuestos, sobre todo, los extranjeros y personas no connaturalizadas con el país. Y mucha razon ha habido por parte del Supremo Gobierno y del Municipio de Veracruz para tratar de combatir las causas de insalubridad de este puerto. Sin pretender averiguar cuál pueda ser el verdadero origen del vómito, sólo llamaré la atencion sobre esta circunstancia: todos los que se han ocupado de esta cuestion interesante, convienen en que la enfermedad aparece y comienza á pro- pagarse cuando concurren ciertas condiciones de humedad, de calor y de impureza en la atmósfera, que se producen en determinada época del año: todas ellas están subordinadas al clima de aquel lugar y aun podria decirse que lo caracterizan; por consiguiente, todo aquello que tienda á mejorarlo, producirá necesariamente sus efectos en el mismo sentido respecto de la salubridad. El cambio de sitio de los médanos y de las arenas movedizas, que todo lo in- vaden; los pantanos que se forman con el agua de las lluvias en los pequeños valles ó cañadas, y que se convierten en focos de emanaciones malsanas, todo ha indicado que para mejorar las condiciones climatológicas se deberá comenzar por contener las arenas arrojadas á la orilla, y repoblar y sanear los médanos despues. Para lograr lo primero empleó Bremontier con muy buen éxito, cerca de Bur- deos, fajinas ó tablones fijados á pilotes ó maderos, y colocados paralelamente á la orilla del mar, con la altura conveniente para detener las invasiones de las primeras arenas; y para conseguir lo segundo emprendió, con no ménos éxito, la repoblación de las dunas de Burdeos, con plantaciones de pino marítimo; obras que justamente han inmortalizado su nombre. Una vez que tal sistema ha producido tan excelentes resultados, se ha-tratado 188 LA NATURALEZA de imitar, y para poderlo adaptar al clima y necesidades de Veracruz, solo se discute sobre las especies vegetales que más convengan á aquel lugar, ya que el pino marítimo no ha podido prosperar. Aconseja el Sr. Hibbe, inspector de las dunas de Keitum, el empleo de la ca- ña de médano, Arundo arenaria, para fijar las arenas de la playa. El Sr. Juan F. Ramos, en un trabajo inédito que sobre este particular escribió, da útiles consejos sobre los mejores métodos de cultivar algunas plantas en los arenales, y es de opinion (aunque confiesa que no conoce el clima de Veracruz) que podria ensayarse la plantacion de varios árboles resinosos y balsámicos, que espontáneamente crecen en la isla de Pinos. Otros autores que se han ocupado de este mismo asunto, recomiendan para la repoblación de los médanos de Veracruz diversas plantas de rápido crecimiento, y citan el eucalyptus, el laurel de las Indias, la ceiba y otros varios. Cuestiones son estas que no pueden resolverse sin tener á la vista el estudio minucioso del clima y condiciones geológicas de la localidad. Hé aquí el motivo por qué la Secretaría de Fomento ha dispuesto acertada= mente que ántes de emprender un trabajo serio en ese sentido, se comience por explorar y estudiar aquella parte de la zona litoral del Golfo. No es mi ánimo contradecir la opinion autorizada de personas tan competentes en la materia de que se trata, y sólo me limito á exponer la mia, fundándola en los datos que he ido á recoger en la misma localidad. Los centros de vegetacion no están repartidos al acaso y de una manera capri- chosa, como pudiera creerse á primera vista: se observa siempre en su distribu- cion la obediencia á ciertas leyes inmutables que presiden á la variedad de las especies, y de aquí precisamente se derivan los principios que han servido de ci- * miento á una nueva ciencia que se llama Geografía Botánica. Cada especie vegetal tiene una patria determinada, y cuando se propaga no lo hace sino dentro de los límites que la naturaleza inorgánica le fija, y sin que- brantar jamás los vínculos que ligan el organismo vegetal al mundo físico de que está rodeado. No basta que el suelo adonde una planta se trasporta, contenga en su compo- sicion todos los elementos necesarios para su nutricion: es necesario tambien que el clima por su parte no oponga obstáculo alguno para su perfecto desarrollo. Y como la determinacion del clima de un lugar es una cuestion complexa que depende de su latitud, de su altura sobre el nivel del mar, de su temperatura, de sus accidentes topográficos, vientos dominantes, etc., etc., cada una de estas circunstancias tiene que influir muy directamente, no solo en la fisonomía de la vegetacion, sino tambien en la distribucion de las especies. En comprobacion de lo que acabo de decir, se observa en nuestro país hácia el lado del Golfo y sobre el 19% paralelo en que Veracruz está situado, la siguiente sucesion de zonas vegetales muy bien marcadas: LA NATURALEZA 189 Partiendo de la playa con direccion á los Andes mexicanos, la region tropical se eleva hasta los 1,949 metros sobre el nivel del mar. Desde esta altura hasta los 2,534 metros, se extiende la region forestal de las encinas, y comienza allí mismo la de las coníferas, que se eleva hasta los 3,996 metros sobre el nivel de los mares. A los 4,515 metros se encuentra generalmente el límite de las nieves perpetuas. Cierto es que el carácter mixto de formas vegetales, carácter peculiar de las montañas mexicanas, se presenta en la region forestal que reune los encinos á las. formas arborescentes del clima tropical. Muy cierto es tambien que en las inme- diaciones de Orizaba, á unos 649 metros de altura, las encinas siempre verdes revisten una gran parte de la region montañosa, y se ven confundidos con algu- nos representantes del laurel y otros pertenecientes á las cycádeas y myrtáceas; pero no se podrá señalar otro caso, que el muy raro del Jorullo, en cuyos flan- cos se ha encontrado el Pinus oocarpa á 600 metros de altura, y nunca se ha observado en nuestro país que estas coniferas desciendan hasta las playas. Mucho llama la atencion ciertamente el caso excepcional que se presenta en Cuba y en Haití, de que los pinos bajen hasta la region cálida de la costa, y erezcan allí confundidos con la Caoba y los Palmeros; miéntras que en México no dan un paso fuera de los límites de su zona, y no se les encuentra sino desde los 975 metros de altura sobre el nivel del mar; y no obstante, las espe- cies son tan próximas, que se les habia refundido con el nombre de Pinus Occi- dentalis. El pino que habita las costas bajas y calientes de Nicaragua, es el mismo que en la isla de «Pinos» es compañero de la Caoba, y el mismo tambien que en México jamás desciende de la altura mencionada. Fenómeno notable, que solo puede explicarse por los contrastes que por causa del clima se producen entre es- pecies muy próximas. Hay, en efecto, poca concordancia entre el clima de las costas de Veracruz y el de la isla de Cuba, por más que las latitudes sean poco diferentes; pero como ántes he dicho, la latitud no es el único factor, ni el que más influye en la determina- cion de los climas. De todo lo expuesto, deduzco lo siguiente: Que la repoblacion de los médanos de Veracruz no puede hacerse por medio de la vegetacion forestal; y que debemos limitarnos á elegir para este objeto las es- pecies más convenientes de la Flora tropical. De poco tiempo á esta parte, algunos autores, sobre todo los agrónomos ale- manes, vienen recomendando las especies de la familia de las Casuarinas de Aus- tralia, como las plantas más adecuadas para repoblar los arenales de las orillas del mar; asegurando que se ha obtenido el éxito más completo en todos los tra- bajos de este género que con ellas se han emprendido. Se les llama así, porque los verticilos ó mechones de hojas aciculares que tienen 190 LA NATURALEZA estas plantas en los nudos del tallo, dan una idea del plumaje del Casoar; pero son ¿parecidas por su parte á las que nosotros conocemos vulgarmente con el nombre de «colas de caballo» (Equisetum). No tienen expansiones foliáceas, y la superficie de sus órganos está cubierta de una epidermis densa, rígida é incolora, que sirve para limitar la evaporacion de la sávia. Protegidas así las hojas, al abrigo de las variaciones producidas por el cambio de las estaciones, pueden conservarse mucho tiempo sin necesidad de re- novarse por medio de botones; de tal suerte, que miéntras las demás plantas aprovechan la estacion húmeda para retener el agua en sus tejidos y prolongar así el período de su desarrollo, las Casuarinas se estacionan en su crecimiento si lasequedad del Estíolassorprende. Aprovechan la humedad de la lluvia cuando la hay, y continúan creciendo miéntras experimentan su efecto, sin tener necesidad de preparar nuevos botones, porque los órganos antiguos quedan intactos. Los otros vegetales son de climas periódicos. Las Casuarinas prosperan con la humedad eventual, y segun ésta sea, escasa ó abundante, así se las ve crecer ó estacionarse. En una palabra, son la expresion más sencilla de una planta que se adapta perfectamente á un clima que exige lento desarrollo y susceptible de ser inter= rumpido. Desde luego se echa de ver que por esta circunstancia, quizá pudieran emplear- se ventajosamente, y se adaptarian al clima de la zona litoral que nos ocupa. Yo encontré en la isla de Sacrificios una especie de arundo ó caña, el arundo muda. Cubre esta gramínea gran parte de la isla, y crece allí espontáneamente por supuesto. Su nudosa rizoma, que se propaga de una manera extraordinaria, se extiende formando una red ó malla, la más á propósito para contener y fijar las arenas. Pues bien, yo aconsejaria que en lugar del arundo arenaria que el Sr. Hibbe propone para este objeto, se empleara este otro, que con ménos gastos y más pro- babilidades de buen éxito, se puede tomar de la misma localidad. Tambien es mi opinion que una vez contenidas las primeras invasiones de la arena, por medio de fajinas colocadas paralelamente á la orilla del mar, y á unos 40 6 50 metros de distancia del límite de las aguas, se proceda al plantío de la primera zona vegetal con esta gramínea, que servirá de parapeto y abrigo á la zona siguiente. Las nuevas arenas que salgan del mar para perjudicarlas, serán retenidas por el cordon de fajinas, cuya altura podrá aumentarse sl fuere necesa- rio, y con ellas mismas se formará en poco tiempo un valladar, que impedirá á las siguientes salir fuera de la playa, siendo arrastradas al mar por el ímpetu de las olas. Esta lucha continua vendrá á producir necesariamente una modifica- LA NATURALEZA 191 cion en el perfil del cordon litoral, cada dia más favorable al objeto que uno se propone. Se formará la segunda zona ó faja con plantas de vegetacion rastrera y de rá- pido crecimiento, con las diversas especies de gramíneas que nacen allí espontá- neamente, entremezclándolas con sembrados esparcidos á largos trechos, de Mi- mosas de gruesas espinas y Malváceas del género Sida. Esta zona podrá tener unos 60 metros de ancho. Dado este primer paso, fácil seria despues proceder á la plantacion de árboles de mayor talla, escogidos entre las especies que son comunes allí, y cuya mono- grafía queda detallada. Plantada la segunda zona, se plantará la tercera, y asísucesivamente, cuidando de no dejar ningun vacío sensible entre ellas, sino que queden contiguas unas á otras. Las especies que para este objeto deben preferirse, son, en mi concepto, la for- ma Sicomorus 6 Higuera silvestre, el Palo mulato, el Palo colorado, Guarea ramiflora, el Celtis littoralis, el Jatropha y algunas otras tomadas entre las familias de las Cácteas, Cycádeas, Mirtáceas y Amentáceas, que se desarrollarian y crecerian tanto más rápidamente, cuanto que la naturaleza y clima de aquel suelo les es muy favorable. Aparte de las inapreciables ventajas que la repoblacion de los médanos produ- ciria, mejorando desde luego las condiciones de salubridad del puerto de Veracruz, se podria tambien, una vez fijadas las arenas, abrir algunos de aquellos terrenos al cultivo, lo cual aumentaria notablemente su valor. Se sabe muy bien que son aptos para todo género de produccion agrícola, sin necesidad de abonos ó cor- rectivos, y sin que sea necesario recurrir al «año y vez» ó á cualquier otro siste- ma de rotacion. En una palabra, estos ricos terrenos pueden conservar por un largo periodo de años una fertilidad inagotable; y aun cuando los rendimientos disminuyeran, se tendria en el empleo de los varechs, desechos marinos é inmun- dicia de la ciudad, un recurso ilimitado. Presentan todavía otras ventajas: pues segun su composicion mixta, en la que el elemento calcáreo y el arenoso existen en proporcion conveniente, son poco sensibles á las variaciones atmosféricas; su grande profundidad y la frescura del | subsuelo, los hacen á propósito para la vegetacion de plantas de raíces largas y pivotantes como la alfalfa y otras, cuyas cosechas alcanzarian el máximum de su rendimiento. Allí se cultivarian, sin duda con buen éxito, la morera y la vid, la caña de azúcar y el añil, que crecen espontáneamente y en estado silvestre. Terminaré deseando vivamente se ponga en práctica aquella obra, sobre cuyo carácter de utilidad pública y privada no podrá suscitarse duda alguna. México, Agosto 18 de 1882. ZOOLOGÍA. LA RESISTENCIA DE LOS PÁJAROS AL FRIO Por EL Sr. A. MiLNE-EDWARDS, MIEMBRO DEL INSTITUTO DE FRANCIA. M. Lescuyer, en un interesante folleto intitulado: De los pájaros del valle de la Marne, durante el invierno de 1879 á 1880, ha estudiado minuciosa= mente cuáles han sido los efectos del frio excepcional sobre las especies de pájaros sedentarios ó pasajeros en el valle de la Marne. * Como era de esperarse, estos efectos han sido muy diferentes segun que los animales, no pudiendo cambiar de lugar, permanecian expuestos á un descenso extraordinario de temperatura, ó segun que pudiesen sustraerse á éste, dirigién- dose hácia el Mediodía en busca de un alimento y un clima apropiados á sus necesidades. Los pájaros más sedentarios son el gorrion doméstico, la perdiz gris y el mo- chuelo-zumaya, que nunca se separan demasiado de su morada; además, la cor neja y la urraca, los cuales se acantonan en una superficie más extensa, pero que jamás emigran. Los gorriones, encontrando en la cercanía de las casas los alimentos que les son necesarios y un abrigo más ó ménos conveniente, han resistido perfectamente; sin embargo, se han encontrado algunos muertos por el frio en las calles y en los jardines. A fines del invierno los gorriones eran poco comunes; su carácter ha- bia cambiado de naturaleza y no conservaban su alegría ordinaria. Las perdices grises, no hallando más alimento, durante los sesenta y un dias en que la nieve cubria la tierra, sucumbieron en gran número al hambre y al frio; se las recogia en los campos y las que sobrevivian llegaban á ser fácil presa de las aves de rapiña. Un individuo llamado A. Flavigny (de Marne) tomó trein- ta y dos perdices que logró recalentar y que más tarde puso en libertad. 1 Delos pájaros del valle de la Marne, durante el invierno de 1879 á 1880, por M. F. Lescu- yer (Sociedad de ciencias, artes, agricultura é industria, de Saint Dizier, 1881). En frances. de ji LA NATURALEZA 193 Sin embargo la mayor parte de los mochuelos zamayas que habitan en los gra- neros, las trojes y los campanarios, no han podido soportar el frio persistente y riguroso del invierno, y caían muertos al pié de sus moradas ó iban á las casas para que se les tomase con la mano. * Todosestos pájaros tenian el estómago vacío ó casi vacío. La corneja es tambien una especie sedentaria, pero el terreno en que pueda establecer su morada es más extenso que el de las especies precedentes; se aproxima á las habitaciones cuando el frio les molesta. M. Lescuyer las ha visto, durante todo el invierno, excavan- do en los estercoleros y en el campo; algunas iban aun á los patios á comer con las palomas, pero muchas morian heladas sobre las ramas que les servian de mo- rada durante la noche. Las urracas, aunque bastante vigorosas, no han escapado; se les ha encontrado muertas, en número de doce en las cercanías de Salnt-Dizier. Hay algunas especies de pájaros en las que ciertos individuos sobreviven de ordinario en el invierno, miéntras que los más jóvenes ó débiles emigran; tales son la alondra del campo, los emberizos amarillos, los pinzones ordinarios, los pinzones de los Ardennes, los jilgueros, los pardillos, los verderones, los frailecillos, los pico-gordos y la mayor parte de los gorriones insectívoros (trogloditas, reye- zuelos, acentores, pito-rojos, abejarrucos, mirlos, estorninos, etc). Sin embargo, durante el invierno de 1979-1880, casi todos estos pájaros han abandonado el país; algunos se han quedado y su resistencia al frio ha sido muy desigual; así, miéntras que los frailecillos y los pico-gordos no mostraban señales de sufrir, las alondras, los emberizos, los pinzones, los pito-rojos, las urracas, los mirlos y gra- jos han sido diezmados. En la primavera siguiente se vieron muy pocos pájaros en las selvas de la Haute-Marne. Los pájaros de paso que van del Norte á buscar durante el invierno, en Fran- cia, un clima más apropiado, se han embaucado en su propósito; así, apénas han atravesado la Haute-Marne, sin estacionarse ahí, cuando han vuelto inmediata= mente despues del deshielo. Las aves domésticas han resistido al frio, pero merced al alimento y á la tem- peratura de los lugares donde se les tenia encerradas. Las gallináceas han sufrido más que las palmípedas. Estas observaciones de M. Lescuyer son interesantes, y es de sentirse que no hayan sido hechas por otros ornitologistas en diversos lugares de la Francia; sin embargo, en la Saóne-et-Loire, M. de Montessus ha dado al Comité detalles so- bre el mismo objeto que merecen estudiarse atentamente: el conocimiento incom- pleto aún de las causas de las emigraciones de los pájaros, puede perfeccionarse por medio de estas observaciones biológicas; éstas pueden elucidar tambien ciertas cuestiones de zoología geográfica, y á este propósito citaré algunos hechos que se 1 Agregaré que algunos de estos pájaros han abandonado Jas cercanías de Paris y han venido á buscar un refugio hasta en el corral del Museo, donde, en circunstancias ordinarias, no se les veía nunca. La NATURALEZA. —Tomo VII. —25. 194 LA NATURALEZA han demostrado durante el curso del mismo invierno en el corral del Museo. Las aves exóticas, tales como los pavos, los faisanes plateados y los dorados han re- “sistido al frio, no obstante que no estaban bajo ningun abrigo, pues algunos de ellos dormian en los árboles ó permanecian posados durante la noche sobre las barras de hierro de los cercados. Al contrario, un gran número de gallinas colo- cadas en chozas bien cerradas han muerto; un hecho más curioso aún es la resis- tencia al frio que han presentado los papagayos de Australia pertenecientes al grupo de los cacatúas, y en particular el gran cacatúa de penacho amarillo, el rosalbino, el del Leadbeater y el násico. Estas aves han permanecido al aire libre desde Octubre hasta Marzo en la gran choza ocupada durante el estío por los monos; no tenian ninguna morada; un edificio y unas vidrieras colocadas hácia atrás prote- gian bastante mal esta pajarera del viento; á pesar de estas condiciones desfavora= bles, todos estos papagayos se han conservado bien; á ninguno se le han helado las patas no obstante que permanecian parados continuamente sobre los balcones de hierro, cuya temperatura era tan baja que el agua que se vertia allí se congelaba instantáneamente; sin embargo, en varias noches la temperatura ha sido inferior á 29" bajo 0. Los cisnes negros de Australia, los de cuello negro y los coscórobos del Sur de América no sufren de ningun modo, y desde la primavera se ocupan en construir sus nidos; sin embargo, en la mañana con frecuencia se veían obligados los custo- dios á desprenderlos del suelo, adonde habian sido fijados por el hielo que se ad- heria á sus plumas. En fin, los casoar de la Nueva Holanda han permanecido impunemente sin abri- go, y varias veces, durante la noche, han sido cubiertos enteramente por la nieve; en la mañana siguiente sacudian su plumaje sin mostrar ningun entorpecimiento. El frio ha sido más funesto para muchos de nuestros pájaros indígenas que para especies importadas de climas más calientes pero de una organizacion más robusta. (Traducido para La Naturaleza). ASE RIA — OPILIO ISCHIONOTATUS, AnrreEDO Ducts. SEGADOR DE ANCAS MANCHADAS DE BLANCO. PoR EL SEÑOR ALFREDO DUGÉS, SOCIO CORRESPONDIENTE EN GUANAJUATO. Este arácnido nuevo pertenece á la familia de los Falángidos, caracterizados por un cefalotórax compuesto de la cabeza y tórax coalescentes; un abdómen corto más ó ménos elobuloso, sésil y multiarticulado; unas mandíbulas didáctilas, y unos palpos anteniformes: la respiracion se verifica por tráqueas. LA NATURALEZA 195 Linneo habia incorporado en su género Phalangium las Frines, los Telifo- nos, etc., y de consiguiente, no es posible conservar un grupo tan disparatado: Herbst aplicó á los Segadores el nombre de Opilio que Linneo habia dado á una especie de sus Phalangium; lo adoptarémos, por ser ménos extensivo y convenir á una tribu natural y homogénea. Los Opilio se parecen á primera vista á los Gonoleptes ó Gonyleptes de Kirby, pero estos últimos tienen palpos espinosos con sus dos artículos terminales casi de igual tamaño: las ancas posteriores son muy grandes y soldadas una con otra por debajo del cefalotórax. Así separado el género Opilio, contiene falángidos, cuyos palpos no llevan es- pinas, y su último artículo, más largo que el penúltimo, es terminado por una uñita curva: las ocho ancas aproximadas y contiguas en su nacimiento, son semejantes entre sí. : Como en todos sus congéneres, el Opilio ischionotatus macho difiere mucho de la hembra, sobre todo por su tamaño. lsta última (fig. 1) tiene un poco más de un centímetro de largo por siete y medio milímetros de ancho: se le notan dos hacecillos de tubérculos espinosos en el borde anterior del cefalotórax, y la emi- nencia oculígera es tambien espinosa: sobre la region dorsal se observan ocho hileras trasversales de tuberculillos ó espinas blanquecinas. Las ancas carecen de la mancha blanca que verémos en el macho: el cuerpo es negruzco, y las patas relativamente cortas. Ñ El macho (fig. 2) es mucho más chico, pues tiene cuatro milímetros de largo por tres de ancho. Su color es pardo-oscuro, con el vientre leonado y algunas veces negruzco: sobre el dorso se suele observar una línea longitudinal blanca, á ve- ces reemplazada por una série de puntos ó bien por una sola manchita que aun puede faltar: la base de cada anca está señalada por un punto blanco semilunar que me ha servido para el nombre específico: la extremidad de las quelíceras es negra. Ll cuerpo (figs. 3 y 4), protegido por un tegumento resistente y granuloso, es ancho y como truncado hácia atrás, y la gran placa en que remata el cefalo- tórax, cubre el abdómen. Éste es corto y presenta por debajo un orificio anal bas- tante grande. Detrás de los ojos se ven dos surcos profundos, arqueados, con su convexidad mirando hácia adelante. Los ojos (fig. 5), en número de dos, se ha= llan insertados de cada lado de una eminencia bilobada, mediana y lisa. Los palpos (fig. 6) tienen cinco artículos, de los cuales el último es el más largo y provisto en su extremo de una uñita curva algo dentada por debajo. Las man- díbulas (fig. 7) están compuestas de dos artículos: el primero presenta una fuerte espina á la mitad de su borde inferior, y en este punto la articulacion forma una concavidad: el segundo tiene el aspecto de una tenaza con un diente móvil: las mandíbulas describen un codo dirigido hácia abajo y las quelíceras son trasver- sales. Las patas (fig. S) tienen las dimensiones siguientes: 196 LA NATURALEZA PNC eee lero lata 32 milimetros % SO ps ooo elas aa tio ados 39 23 IIA do o da OA oO OSOS 26 e a ie OS 2 Como se ve, las segundas son las más largas y las terceras las más cortas. Las patas (sin contar el trocánter) constan de cuatro porciones, pero la última, que es muy larga y delgada, está subdividida en muchos (44) segmentos, que van de ma- yor á menor, de manera que los terminales son casi globulosos: la uña única tiene un pequeño talon en su base: los dos primeros artículos están armados de espini- tas cortas acompañadas de una cerda tambien corta; el tercero está cubierto de pequeños pelos; los segmentos del cuarto artículo son muy peludos, sobre todo los de la extremidad. Este segador se encuentra en todo tiempo en los cerros de Guanajuato, pero es más abundante en las aguas. Vive debajo de las piedras y se suele obser- var en medio de las matas de hierbas cuando están algo tupidas: siempre lo he encontrado en sociedades y tan juntos unos con otros que parecian como una maraña de cabellos; en estas reuniones habia individuos unicoloros, otros raya- dos y otros manchados, sin que pudiera distinguirse entre ellos ninguna otra dife- rencia. Las hembras son ménos abundantes que los machos, y es raro encon- trarlas con ellos. Aunque todos los Opilio se parecen mucho, hay que notar en éste la mancha femoral blanca y las quelíceras y mandíbulas lisas y sin apéndices. Guanajuato, Noviembre de 1884. EXPLICACION DE LAS FIGURAS. 1. Opilio ischionotatus, hembra, tamaño natural: cuerpo visto por encima. 2. Opilio ischionotatus, macho, tamaño natural. 3. El mismo visto de lado y aumentado del doble: a, ano; b, boca. L. El mismo visto por encima y aumentado dos veces. 5. Los ojos con su tubérculo bilobado: a, por encima; b, de perfil. 6. Un palpo. 7. Una quelicera. 8. Una paía posterior, doble del natural. 9. Sus artículos terminales. 10. Dimensiones de las patas. TOMO VII LA NATURALEZA LAM.2* OS adas CS N%- Hembra muy aumentada =N9 1 6/5 Tamaño naáiural= N*2= Macho muy aumentado = N*Aparato bucal visto por debajo—we. palpos 04. labio inferior— re. mandibulas vistas por irasparencia= / Gancho del penúltimo arlículo del palpo. 4 —Pala anterior —«. garfos vistos de lado y por el dorso acompañados con sus dos pelos. 4 anca, 3.—Huevo en sus difermites edades TETRANTAES DOGESIT Y Tano y Diao. OPILIO ISCHIONOTATUS; AN uo, | UNA NUEVA ESPECIE DE ARAÑA MEXICANA TETRANYCHUS DUGESII. POR EL SEÑOR DONACIANO CANO Y ALCACIO. Entre los arácnidos que forman la familia de los trombidios, cuyos caractéres son: palpos rapaces (es decir, de último artículo obtuso, penúltimo unguiculado, 2.2 el mayor), patas ambulatorias (con uñas), ojos las más veces látero-ante- riores, hay un género creado por Leon Dufour, caracterizado de la manera si- guiente: palpos cortos descansando sobre el rostro, mandíbulas formadas por dos estiletes cortos insertados sobre un bulbo carnoso y oculto en un la- bio ancho: cuerpo sin divisiones, ancas algo separadas (es decir, las dos an- teriores de cada lado apartadas de las dos posteriores), piés tejedores (es decir, provistos en-su extremidad de cerdas rígidas y ganchos muy pequeños), los an- terioresmás largos, siendo más grande el tercer artículo (fémur). Larvas exá- podas muy parecidas al adulto.—+Estos caractéres son los del género Tetranychus (L. Dufour) y convienen todos al arácnido que describo como nuevo y quizá el primer Tetranychus descrito como de México. Es un pequeñísimo trombidio las más veces de 053 de longitud, color rojo amarillento, ó carmin ó rojo ladrillo: cuerpo ovoideo más ó ménos regular, segun el sexo; la extremidad anterior se prolonga un poco sobre el rostro, cubriendo en parte los palpos y las mandíbulas; en la extremidad posterior se ve un mamelon- cito bífido (tal vez es la hilera); visto con un grande aumento se nota la piel rayada por finísimas estrías trasversales, muy onduladas, pero paralelas unas á otras. Visto por debajo se observan á los lados (formando parte de la boca) unos palpos robustos (fig. 3 a a) cónicos, un poco encorvados hácia adentro, compuestos de cinco artículos con algunos pequeños pelos; el penúltimo artículo lleva una uña (fig. 3 d) y el último es pequeño, de extremidad libre redondeada; entre los dos palpos, ocupando la línea media, se ve el labio inferior (fig. 3h) cordiforme, con la extremidad hácia adelante, y la base como escotada, hácia atrás: al través de este ancho labio se ve, por trasparencia, un bulbo carnoso (fig. 3 c) y un par de mandíbulas delgadas y prolongadas (fis. 3 £) hasta cerca de la extremidad de los palpos: las patas están formadas de siete artículos (fig. 4 b), el primero (la anca) 198 LA NATURALEZA es cilíndrico y un poco más largo que grueso, es.más grande que el segundo, el tercero es el más grande de todos, y el último es el más pequeño; éste lleva en su extremidad un par de uñas (garfios) (fig. 4 a) iguales una á otra y contiguas, acompañada cada una de un par de pelos largos que nacen unidos en la parte posterior de la base del garfio; á poca distancia de su nacimiento se separan cos- teando el dorso del gancho y se terminan en un ensanchamiento en forma de platillo. Las ancas anteriores están muy separadas de las posteriores; las de un lado tambien muy separadas de las del otro; las dos anteriores de un mismo lado muy próximas una á otra; de la misma manera que las dos posteriores tambien del mismo lado, todas tienen idéntica forma. Poniendo el animal en agua y entre dos vidrios, para llevarlo al campo del microscopio, se ve que se hincha, hay absorcion, por endosmosis, del agua: se nota claramente que aumenta de volúmen hasta ya no poder contener más líquido, y llega un momento en que se revienta por la parte posterior y deja escurrir un líquido algo espeso, como gomoso, acompañado de excrementos, huevos, clorofila, algunas veces intacta, y pequeñísimas granulaciones animadas por movimientos brownianos. Los huevos se presentan en distintos grados de desarrollo, desde una simple celdilla compuesta de su vesícula trasparente muy fina, llena de protoplas- ma granuloso, con un enorme nucleo en el centro, llevando éste un nucleolo muy brillante (fig. 5 a): en otras celdillas (huevos) se ve el nucleo oscurecido y más grande, con el nucleolo poco aparente, y las granulaciones del protoplasma están sustituidas por globulillos de segmentacion amarillentos (fig. 5 b): otras hay que tienen el nucleo aun más grande, casi llena la cavidad de la vesícula, y otras se ven ya completamente llenas y opacas, de un color amarillo rojizo, es el huevo completamente desarrollado (fig. 4 c d); no he logrado ver el embrion. La hembra se distingue del macho, por la forma más redondeada de su cuerpo, sus dimensiones mayores, la cabeza más ancha y las piezas de la boca más cortas; algunas veces por trasparencia, y con un buen aumento, se le ven los excremen- tos (masas negras), huevos amarillentos muy marcados y granos de clorofila ver= des aun intactos: todo lo cual forma un conjunto que da el aspecto de un mosaico con matices verde-amarillo y negro sobre un fondo rojizo. El macho es de una forma más alargada y ménos redondo en la extremidad posterior, las piezas de la boca más alargadas, formando un rostro más aguzado: al microscopio solo se le ven los excrementos y algunas veces la clorofila sobre el fondo rojiza, color pro= pio del animal. Estos pequeños séres viven en la carretilla MMedicago denticulata, Wilid. Los primeros ejemplares que ví me fueron proporcionados por el Sr. Ingeniero Don Sebastian Reyes, quien tuvo la amabilidad de llevarme á ver un extenso campo, de la Hacienda Escuela, sembrado de carretilla, invadido por estos pequeños se- res. A una buena distancia se veian las telas formando manchas blancas más ó ménos grandes. El Sr. Reyes, que ha estudiado con atencion el modo con que LA NATURALEZA 199 invaden los campos, me dice que la mancha que aparece al principio muy peque- ña, ocupando una sola planta, á los ocho dias tiene una extension de centenares de metros, notándose que la tela es siempre de una forma circular, va extendién- dose uniformemente por todos sus lados, con una regularidad casi matemática; esta tendencia á ir invadiendo del centro á la circunferencia es tan particular, que si se inunda el lugar atacado, pronto se ve aparecer la tela por toda la orilla del terreno mojado, crece siempre hácia afuera, no vuelve á extenderse para el centro aun cuando ya no haya agua que se lo impida. * La extension tan rápida de las colonias hace suponer la abundante multiplica= cion, circunstancia por la que este animal es un enemigo temible, pues acaba en pocos dias con extensos campos de carretilla, que como se sabe, es una planta for- rajera muy estimada. Examinando una planta atacada, se ve cubierta por la tela en forma de finísi- ma gasa, al abrigo de la cual el acárido ataca el parenquima de las hojas, extra- yéndole sus jugos y la cloro(ila, de suerte que el vegetal enfermo tiene un color amarillento y un aspecto marchito, manchado de puntos rojos abundantísimos, que son los acáridos. No los he visto tejer su red, quizá este trabajo lo desempeñen en la noche ó en la mañana muy temprano, porque en el dia los he visto siempre en reposo pega- dos de preferencia en la cara inferior de las hojas. No he logrado ver dónde depositan los huevos, pues son sumamente pequeños; quizá los arrojen en la cara inferior de las hojas, donde pueden quedar más al abrigo de los agentes exteriores. Cuando agotan la carretilla pasan á vivir á otras plantas, escogiendo de prefe- rencia el té de milpa, el cardo santo, etc.; he querido aclimatarlos en otras plan- tas como el Chenopodium album, y no ha bastado el aislamiento en que los he colocado para que se adaptaran al vegetal en que me proponia cultivarlos. Que- daron como inactivos, adheridos á la cara inferior de las hojas, sin atacarlas ni formar tela; se hicieron poco á poco pálidos y enfermizos, hasta que desaparecie- ron. El Sr. Dr. J. Ramirez, que bondadosamente me ha ayudado á estudiar estos animales, los ha visto permanecer así muchos dias sin manifestar accion ninguna ni abandonar un solo lugar.—Se notará que las costumbres de este Tetranychus son algo semejantes á las del 7”. telaris de Europa, cuya descripcion la ha he- cho de una manera magistral el Sr. Antonio Dugés en su primera memoria de acáridos; pero no deja de haber algunas diferencias, comenzando por elegir otras plantas distintas á las que aquel prefiere, no obstante de que unas y otras se en- cuentran, á excepcion del tilo, tan abundantes en Europa como en México. Podrá ser una especie ya descrita; pero segun la opinion muy respetable de mi sabio maestro, Dr. Alfredo Dugés, es especie nueva y como tal la describo, y así la consideraré miéntras no sepa que álguien la ha dado á conocer ántes que yo. Le he dado el nombre de Tetranychus Dugest para hacer una pública mani- 200 LA NATURALEZA festacion de gratitud á mi respetado y querido maestro Dr. Alfredo Dugés, por el empeño é interés que ha tenido siempre en comunicarme cuanto él juzga ne- cesario para instruirme en la difícil ciencia de la Historia Natural. México, 26 de Agosto de 1884. EXPLICACION DE LA LÁMINA. 1. Hembra muy aumentada. 5 A. bis. Tamaño natural. 2. Macho muy aumentado. ,, 3. Aparato bucal visto por debajo.—a a, palpos.—b b, labio inferior.—c e, mandíbulas vis- tas por trasparencia.—d, el gancho del penúltimo artículo del palpo. ,, L. Pata anterior.—a, garfios vistos de lado, y por el dorso acompañados con sus dos pares de pelos.—b, anca. . Huevo en sus diferentes edades. = oz NOTA SOBRE LAS CORALILLAS (ELAPS, SCHNEIDER.) Por Eu Sr. Dr. ÁALrrEDO DUGES, SOCIO CORRESPONDIENTE EN GUANAJUATO. Cuando se quieren determinar las formas de Coralillas de anillos negros equi distantes que habitan la América, se tropieza con dificultades debidas á la gran semejanza de estos ofidios entre sí, semejanza que tal vez proviene de que todos pertenecen á un mismo tipo específico. Se podrian, hasta cierto punto, allanar estas dificultades considerando el Z/aps corallinus como especie-tipo, y divi- diendo ésta en dos sub-especies: corallinus y fulvius, con variedades más ó mé- nos numerosas. Si entre éstas últimas no indico más que las que poseen círculos negros equidistantes, es porque hasta ahorá no se han encontrado verdaderas transiciones entre ellas y las que presentan anillos -agrupados entre sí (gemina- dos ó en triadas) ó colocados de una manera irregular á modo de manchas, y mé- nos con las que son rayadas longitudinalmente. “Podriamos entónces establecer la siguiente reparticion: 1. Especie-tipo: Elaps covallinus: 7 labiales; 15 séries oblicuas de escamas hasta el ano; 6:* su- pralabial no al contacto con la parietal; mental no tocando las submaxilares; | placas temporales */, , Ó raras veces */2.. LA NATURALEZA 201 2. SUBESPECIE A. £laps corallinus corallinus, L. Variedades: a. Elaps circinalis, D. B. b. El. — diastema, D. B. C. El. — nigrocinctus Gir. . . SUB-ESPECIE B. Elaps corallinus fulvius, L. Variedades: a. Elaps agleeope, Cope. b. El. — mipartitus, D. B. El. — ajfinis, Jan. . El. tenere, B. G. tristis, B. € G. El. Fitzingert, Jan. El. — ornatissimus, Jan. apiatus, Jan. 109) 119) M6 +oDs Y => [e] Sr Darémos una descripcion sucinta de todas estas formas frecuentemente consi- deradas como especies bien distintas. 1. El tipo E/aps Corallinus, L., es un ofidio venenoso proteróglifo, de ca- beza bastante deprimida y no distinta del cuello: cuerpo alargado, cilíndrico: cola corta: nariz entre dos placas nasales: frenal ausente: una pre y dos post-oculares; escamas lisas: anal entera: urostegas en doble série. El maxilar superior no lleva más que unos pequeños dientes acanalados en su parte anterior. 1l cuerpo lleva 25 á 27 círculos negros completos, muy apartados entre sí, comprendiendo tres séries de escamas y más ó ménos regulares debajo del vientre, entre los cuales se cuentan doce séries de escamas rojo de coral; las del dorso y de los flancos tie- nen la extremidad negra: los anillos negros no tienen ribetes claros. Parte su- perior de la cabeza toda negra hasta el nacimiento de un collar amarillo ó rojo que se ensancha sobre los labios y rodea la garganta. 2. Sub-especie A. Elaps corallinus corallinus, L. Es el que reproduce los caractéres del tipo. Variedad a. Elaps circinalis, D. B. Se parece á corallinus, pero los anillos negros están ribeteados de amarillo: los espacios que ellos limitan son 3 ó 4 ve- ces más anchos. Var. b. Elaps diastema, D. B. Catorce ó quince anillos negros ribeteados de color claro y angostos: intervalos entre ellos diez-ó doce veces más anchos. Var. e. Elaps nigrocinctus, Gir. Segun Cope, la coloración del cuerpo es de corallinus, miéntras la cabeza es de fu/vius. Puede, pues, establecer el paso entre los dos. : 2.2. Sub-especies B. Elaps corallinus fulvius, L. Parte superior de la ca- beza negra hasta el principio de las placas occipitales: éstas son amarillas, y ha- cen parte de un grande espacio ancho del mismo color que rodea la cabeza; 22 á 28 anchas fajas trasversales negrás en el cuerpo, separadas de otras rojas pun- tuadas de negro por unos anillos de escamas amarillas. Los anillos negros son poco más ó ménos del ancho de los rojos, miéntras los amarillos son mucho más estrechos y ocupan dos medias escamas ó una y dos medias: la cola no lleva rojo. La NATURALEZA. —Touo VII.—26. 202 LA NATURALEZA Var. a. Elaps agleope, Cope. Anillos negros ocupando 3 escamas y 3 gas- trostegas: espacios entre ellos de 3 45% escamas: fondo pardo muy claro dividido por un círculo rojo de tres escamas de ancho, en medio del cual se ve una série de puntos negros que no llegan á las láminas abdominales. Cabeza como la de fulvius, pero con la rostral y las frontales anteriores amarillo-pardo. Var. b. Elaps mipartitus, D. B. Caractéres de fulvius por la cabeza: sesen- ta y cinco círculos negros, dos veces más anchos en el dorso que en el abdómen. Var. c. Elaps affinis, Jan. Cabeza igual. Círculos negros separados por diez ó catorce escamas rojas de punta negra: en los espacios rojos se ven á veces man- chas irregulares. (La figura dada por Jan no indica ribetes amarillos.) Var. d. Elaps tenere, B. et G. Cuerpo aleonado (probablemente descolorido por el alcohol): treinta anillos negros de la cabeza á la cola, orlados de amarillo: los negros ocupan seis escamas, los amarillos dos y dos medias, los aleonados nue- ve ó diez y á veces cinco ó seis en la parte posterior del tronco.—Nora. Tengo á la vista este Ofidio y un Elaps fulvius determinados por el mismo erpetolo- gista en los Estados Unidos del Norte, y no les veo absolutamente ninguna dife- rencia: los anillos rojos llevan manchitas negras relativamente grandes. Var. e. Elaps tristis, B. € G. Las afinidades de esta especie, segun sus au- tores, la colocan entre fu/vius y tenere, de manera que no hay distincion posible. Tiene 40 anillos negros de cinco ó seis escamas de ancho, más angostos en los flancos. Var. f. Elaps Fitzingeri, Jan. Lo negro de la parte anterior de la cabeza llega hasta la mitad de las parietales: diez y nueve á veintiun anillos negros en el cuerpo, limitados por unos círculos blancos de dos escamas y dos gastrostegas de ancho; pero los últimos no ocupan más que una escama y una placa ventral. Algunas escamas rojas tienen la punta negra, así como las gastrostegas corres- * pondientes. Cola sin rojo. Var. g. Elaps ornatissimus, Jan. Las internasales y prefrontales negras lle- van un puntito amarillo: en el cuerpo, treinta y dos anillos negros extendidos sobre tres escamas en el dorso, dos en los flancos y dos en el abdómen: los circu= litos amarillos que limitan los negros, en lugar de formar una línea contínua, se componen de puntos como un pequeño rosario: el rojo ocupa cuatro escamas. Cola con nueve anillos alternativamente negros y amarillos. Var. h. Elaps apiatus, Jan. Cabeza amarilla con la extremidad de la rostral negra, así como una faja que atraviesa parte de la frontal y las supraoculares y se pierde en las preoculares. Cuerpo con 31 anillos negros y cola con 8. No todas las escamas rojas tienen la puntanegra.—NorTa. En la figura de Jan no se notain- dicacion de círculos amarillos. Jan mismo lo considera como variedad de Julvius. Además de estas formas de coralillas con anillos negros completos y equidistan- tes, se pueden contar todavía una que otra ménos distintas aún, y que los mismos autores de ellas reconocen como simples variaciones. Vemos, pues, quese pueden LA NATURALEZA 203 reducir á dos sub-tipos todos estos distintos modos de coloracion: el sub-tipo cora- llinus con circulos negros muy apartados y el sub-tipo fuletus con los círculos negros separados por otros de igual tamaño. Estos dos se confunden en algun in- dividuo (E/aps nigrocinctus), de manera que establecen una transicion más ó ménos evidente, y entónces estamos fundados en reconocerlos como simples divi- siones de un tipo más general para el cual he escogido corallinus, por ser el más antiguamente conocido. Ahora bien, si estudiamos una especie reconocida como tal por todos los auto- res, como verbi gracia, el Streptophorus Sebe, encontráarémos variaciones mucho más grandes y que deberian dar lugar, por lo ménos, al establecimiento de otras tantas sub-especies: sin embargo nadie lo ha hecho. ¿Por qué, pues, se ha divi- dido de tal manera la forma de K/aps que hace el asunto de esta nota? Este pequeño trabajo no tiene la pretension de transar la cuestion en ningun sentido biológico, sea trasformista ó no: lo único que he querido ha sido demos- trar la intima afinidad de todas las especies entre sí, y facilitar el reconocimiento de ellas, cosa no siempre fácil, lo digo por experiencia. Guanajuato, Agosto 29 de 1885. ZOOLOGÍA MÉDICA. IOMA: ACERCA DE LOS MOSCOS ZANCUDOS QUE HAN INVADIDO LA CAPITAL EN EL PRESENTE AÑO. POR EL SEÑOR DOCTOR JESUS SANCHEZ. La contemplacion de la naturaleza, ála vez que presta un encanto indefinible, procura útil enseñanza al que, siquiera iniciado en sus inmutables leyes, estudia las relaciones que ligan esa inmensa cadena de séres que pueblan el universo. Desde la criptógama unicelular al gigantesco y más perfecto vegetal, desde -el protozoario rudimentario, formado por protoplasma sin envoltura propia, hasta el hombre, todos los organismos, todo lo que se nutre y vive sostiene una lucha en la cual sale triunfante el fuerte, el que posee mejores armas para vencer á su rival. En el órden natural pasa lo que en las sociedades humanas: las naciones en” 20% LA NATURALEZA ys luchan por sostener su autonomía; las que son limítrofes disputan encarnizada- mente un palmo de terreno de sus fronteras; entre los individuos de un mismo pueblo vemos esa lucha por la existencia, ese combate por la vida, tan bien ob- servado por los naturalistas filósofos modernos. Jl resultado práctico de este es- tado de cosas es el que en la mayoría de los casos, pasado ese período de agita- cion, se establece el equilibrio, sobreviniendo la armonía enla Naturaleza y la paz ó el órden social. De vez en cuando se nota el hecho curioso de una multiplicacion excesiva del número de individuos de una misma especie animal ó vegetal: ciertas frutas, por ejemplo, toman en la estacion propia un incremento tan eonsiderable, que supe- ran en mucho á la produccion normal; entré los insectos especialmente se presen= ta con frecuencia el hecho que señalamos. «Es preciso no olvidar, dice Darwin en su célebre libro acerca del Origen de las especies, que cada sér organizado se esfuerza siempre.por multiplicarse; que cada uno de ellos sostiene una lucha durante cierto período; quelosjóvenes y los viejos están inevitablemente expues- tos á una destruccion incesante,sea durante cada generacion, sea á ciertos interva= los. Que uno de estos frenos se relaje, que la destruccion se detenga aunque sea un poco, y el número de individuos de una especie sube rápidamente á una cifra prodigiosa.» Llamo la atencion sobre estas notables palabras del sabio naturalista inglés, porque tal vez con ellas encontremos una explicacion satisfactoria de la invasion que ha sufrido y sufre actualmente la Capital con ese ejambre de zan- cudos que, más ó ménos, han molestado con sus piquetes envenenados á todos los habitantes de ella. Antes de referirme á estos dípteros, será útil recordar algunos casos de esa ex- traordinaria multiplicacion verificada en otros insectos. Nadieignora que la lan- gosta invade nuestro territorio, desprendiéndose de la América central cáda cierto tiempo, en el cual se desarrolla en tan crecido número, que tiene que emigrar para buscar la alimentacion vegetal de que se nutre. Muchas personas fueron tes- tigos de aquel tránsito por esta ciudad de multitud de mariposas amarillas, que se verificó en los meses de Julio y Agosto de 1376. Esta emigracion duró algunos dias, notándose que todos los lepidópteros se dirigian del N. O. al S. E., y como que á la vez se verificaba el mismo hecho en Texcoco, Ometusco y Pachuca, se calcula que ocupaban una extension de 20 leguas, ¿Cuál fué la causa de la abun- dancia extraordinaria en el año citado de las especies Merula y Guenona del género Rhodocera? El Sr. Adolfo Ducomun, en una nota relativa á estas mari- posas viajeras, presentada á la Sociedad de Historia Natural, admite como causa probable que un insecto himenóptero del género lchneumon, que habitualmente destruye las larvas de la mariposa, en algunos años no habria podido propagarse, habria casi desaparecido en ese tiempo, dando lugar á una reproduccion muy con= siderable de las mariposas citadas. Hace dos ó tres años se han visto los árboles que adornan las calzadas que parten de la Capital, cubiertos de multitud de nidos LA NATURALEZA 205 en forma de bolsas, en cuyo interior se abrigaban multitud de larvas de las llama- das procesionarias, por la forma en que organizan sus expediciones, las cuales vivian en comunidad tejiendo un abrigo comun que debia albergarlas hasta su perfecto desarrollo. En el estado larvario estas mariposas de la familia de las Bombicide y del género Clisiocampa, son fitófagas, se nutren con las hojas de los árboles, sobre los cuales ejercen grandes destrozos cuando se propagan con ex- ceso. En la antigúedad, en Francia, se recurrió para extirparlas, á los exorcismos, las rogativas públicas y las procesiones; el Ministerio de Fomento aquí dictó y publicó reglas para la destruccion de tan dañinos animales. En el tiempo trascurrido de Julio á la fecha, *la Capital y algunas de las poblaciones de los alrededores han sufrido una verdadera invasion de mosqui- tos zancudos. Las hembras de estos dípteros están provistas de estilos perforan- tes de que carecen los machos; cuando dichas hembras son fecundadas necesitan un suplemento de nutricion azoada, se vuelven muy voraces, y no satisfechas con el jugo de las plantas que les sirve ordinariamente de nutricion, pican al hombre y chupan su sangre vertiendo en la herida. una saliva irritante, cuyo efecto anestésico se hace sentir, dice Van Beneden en su obra C'ommensaux et parásites, algun tiempo despues. El dolor depende en este caso de la irritabili- dad nerviosa de la piel; las personas delicadas, cuando reciben muchas picaduras, se ponen en un estado parecido al que producen las fiebres eruptivas; se me ase- gura que algunos niños de pecho han fallecido á consecuencia de flegmasías in= tensas de la piel. En ese líquido acre no se ha reconocido un ácido como en el de las hormigas, el ácido fórmico; debe tambien estar muy diluido, pues el ilustre Humboldt no obtuvo resultado alguno haciéndose pequeñas heridas y frotando so- bre ellas con el cuerpo de los moscos. Despues de un reconocimiento previo que practica el insecto zambando alrededor del punto que elige, se posa sobre la piel, se inclina hácia adelante levantando sus largas zancas posteriores, é introduce su trompa á través de la epidermis. He notado, en algunos casos, que casi instantá- neamente aparece en el lugar herido un levantamiento de la piel, como si se in- yectase una gota de un líquido con la jeringa de Pravaz. ¿Cuál puede ser la causa del hecho referido? No es evidentemente el veneno puesto allí por el mosco, por- que la cantidad que pudiera dar seria ciertamente muy pequeña en atencion á la pequeñez de sus glándulas salivares. El hinchamiento de la piel no se explica por la simple introduccion de la trompa, porque no se obtiene cuando uno se pica, por ejemplo con la punta de una aguja. No queda otra explicacion del fenómeno, en mi concepto, sino la de que el insecto vierte en la herida una cantidad de su ponzoña, produciendo una irritacion y el aflujo sanguíneo consiguiente, del cual se aprovecha para chupar hasta satisfacerse. Esta opinion acerca del momento de la instilacion del veneno y de la utilidad que reporta el insecto, me es propia y 1 Se refiere que en algunos barrios comenzó la invasion desde el mes de Febrero. 206 LA NATURALEZA está en contradiccion con lo que á este respecto afirma el citado naturalista Van Beneden, el cual, en la misma obra á que ántes me referí, dice lo siguiente: «Sólo las hembras agujeran la piel con un taladro dentado en su extremidad, chupan la sangre y ántes de volar instilan un líquido venenoso en el fondo de la herida. Esta mordedura parece tener un efecto anestésico que se hace sentir solamente al- eun tiempo despues. La pequeña region mordida parece cloroformizada. Estos pa- rásitos pagan con una canallada el socorro que han exigido.»* Salvo los respetos que se deben al sabio citado, me separo de su parecer, porque ¿qué objeto tendria esa instilacion tardía? La experiencia siguiente, muy fácil de ejecutar, confirma lo que digo. Cuando el cínife se posa sobre la piel y se le deja picar y henchirse de sangre á su entera satisfaccion, en cuya operacion gasta unos cuantos minu- tos, vuela sin dejar inflamacion alguna dolorosa, desaparece á poco ese levanta- miento de la piel de que ántes hice mérito, y el lugar picado sólo conserva una huella que bien pronto desaparece. Si, por el contrario, se interrumpe la opera- cion del insecto, obligándolo á levantar el campo ántes de tiempo, entónces sí se experimenta esa inflamacion dolorosa que dura algunos dias. Esta observacion hecha por Humboldt en la América del Sur, y repetida aquí por varias personas, prueba precisamente lo contrario de lo que asienta Van Beneden: al principio vierte el mosco su saliva irritante en la herida para procurar un aflujo sanguíneo; obtenido éste, chupa la sangre y la saliva á la vez, de manera que al terminar - su festin nada deja en la herida que pueda inflamarla; pero si, por el contrario, el animalito ha sido interrumpido en su empresa, deja la saliva y la sangre que no tuvo tiempo de chupar, es decir, queda en la herida el líquido estimulante que produce la inflamacion. En la historia natural de los dípteros que son objeto de esta nota, hay algunos hechos curiosos. Son preferidas por ellos las capas inferiores de la atmósfera, y parece que huyen de un aire cargado de vapores. Su distribucion geográfica no depende solamente de la temperatura, de la humedad ó de la vegetacion: segun Humboldt, algun ligero cambio en el aire ó el agua es bastante para modificarla: existen en África algunas poblaciones rodeadas de pantanos, con una temperatura média de 17 á 28” centígrados, y sin embargo están libres de zancudos. En el valle de Rio Grande de la Magdalena (en la América del Sur), notó el ilustre baron que estos insectos eran muy activos de las ocho á las doce de la noche; pa- recia que descansaban tres ó cuatro horas para volver á la madrugada con un apetito devorador. En esas regiones los pequeños cinifes son crepusculares, se les llama tempraneros, y los grandes son nocturnos; las ciudades de Angostura, Nueva Granada y Mompox, donde, por falta de policía las calles, plazas y patios, están llenos de maleza, son tristemente célebres por la abundancia de los zancu- dos. Los habitantes pasan la vida quejándose del insufrible tormento de las 1 Van Beneden. Commensaux et parásites. Paris, 1875, pág. 114. LA NATURALEZA 207 moscas, y el saludo matinal es ¿qué tal le fué á vd. anoche con los zancudos? Los campesinos de ciertas localidades próximas á los grandes rios duermen con el cuerpo enterrado en arena, sacando sólo la cabeza, que se cubren con un pañuelo. En el viaje á las regiones equinocciales del Nuevo Continente, el mayor sufrimien- to de Humboldt fué el que le causaron los mosquitos y las hormigas: el eminente botánico Bompland, su compañero de viaje, tenia que preparar las plantas que colectaba metido en los hornitos de los indios, soportando con valor heróico el calor y la sofocacion que le producia el humo. P. Megnin, en su libro Los pará- sitos y las enfermedades parasitarias, refiriéndose al Culex pipiens, L., dice que este insecto atormenta al hombre con sus piquetes, pero respeta á los animales. Alounas personas me refieren haber observado que el zancudo de aquí pica al perro, al caballo, etc.; es un punto curioso que necesita estudiarse. En nuestro país son muy comunes estos moscos, y como que al estado de larva y de ninfa viven en las aguas alteradas, y al estado de imago ó de insecto per- fecto se alimentan con los jugos vegetales, encuentran en los lugares inundados y provistos de vegetacion, las condiciones de un medio apropiado para su exis- tencia y multiplicacion. Por esto es que los cuarteles ó barrios de la ciudad cu- yas calles no tienen el piso con el declive suficiente para el escurrimiento de las aguas pluviales, y-donde existen baches, charcos ó zanjas en donde se estanca y corrompe el agua, las casas que tienen jardin propio ó tienen cerca los jardines públicos, son los más especialmente visitados por estos incomodísimos huéspedes. En algunos lugares calientes y pantanosos de nuestro país, constantemente se multiplican con exceso los mosquitos. A este propósito, recordaré que en 1830 la colonia francesa que intentó establecerse en Coatzacoalcos fracasó en sus pro- pósitos, entre otras causas, por la molestia que ocasionaba á los colonos la muche- dumbre de mosquitos. Para dar una idea de los sufrimientos que tuvieron, tras- lado aquí, traducido de la obra escrita en frances por M. Mathieu de Fossey, y titulada «Le Mexique,» el pasaje siguiente: «Pasamos en este viaje, * dice, noches verdaderamente horribles. La tempestad estallaba sobre nuestras cabezas de dos á tres de la tarde, yla lluvia caía en seguida á torrentes hasta la mañana del dia siguiente. Nos cubria un toldo hecho con pie- les de bueyes, no curtidas, las cuales exhalaban un olor fétido bajo la accion al- ternativa del calor y la humedad. Nuestro mayor suplicio comenzaba cuando los bosques se coloraban con el tinte rojizo del sol poniente. Los mosquitos llegaban entónces por enjambres de tal manera densos, que el sol perdia su brillo. A pe- sar del juego de nuestros pañuelos, nuestra habitacion era desde luego invadida. Yo me acurrucaba, me tapaba, me embozaba en la capa, poniendo mis cinco sen- tidos en un solo objeto, el de tapar herméticamente los conductos por donde podia introducirse el enemigo, cuya aproximacion conocia por el zumbido; mas bien 1 De Acayucan á Veracruz por agua, siguiendo el curso de los rios San Juan, San Andrés, Al- varado y la mar. 208 LA NATURALEZA pronto, sofocado por el calor y la falta de aire, me veia precisado á descubrirme. Con frecuencia, despues de varias horas de lucha, caía en un acceso de furor con= tra los mosquitos, contra la naturaleza, contra mí mismo: furor impotente cuyas consecuencias yo solo reportaba. Dejando caer la cabeza entre las manos, perma- necia inmóbil. Resignado á sufrir, me ofrecia en sacrificio á esta plaga digna de figurar entre los mayores tormentos. Afrontaba yo el dolor, y una sonrisa de condenado se dibujaba en mis labios cuando estos insectos infernales redoblaban sus ataques. Vencido al fin por los sufrimientos y el sueño, mi paciencia cedia á tantos males y buscaba de nuevo bajo mi capa una tregua de un instante y un reposo acibarado con el veneno de mil picaduras. Semejantes momentos son años en la vida.» El Valle de México con su grandes lagos y sus numerosos pantanos está en condicionos favorables para la cria de algunos insectos, cuyas orugas viven en el agua. Hs notable, por ejemplo, la inmensa cantidad de «moscos para los pájaros» que se recogen en aquellos; los cadáveres desecados de estos hemipteros, Coriza mercenaria y C. femorata, ge consumen en las ciudades en alimentar á las aves insectívoras canoras que se guardan prisioneras en las casas. Los huevos de estas especies, los de un Notonectes y tal vez los de la Ephidra hians Say, forman, acumulándose á millares, esas tortas que comen los indios y se conocen con el nom= brede Ahuautle, cuyosabor compara Clavigero al caviar de los peces. La Ephidra es una mosca gris, más pequeña que la mosca doméstica, habita las orillas de los lagos, es litoral y sus asociaciones de numerosísimos individuos, forman como ne- blinas; en el tramo próximo al lago que recorre el ferrocarril de Morelos, se ha visto alguna vez el tren entorpecido en su marcha porque los cadáveres de miles de estos insectos aplastados sobre los rieles, hacian el efecto de una gruesa capa erasosa que hacia girar las rudas sin avanzar. y «La profusion, dice Macquart en su Monografía de los dípteros, con que ellos existen en el mundo, les hace llenar dos destinos importantes en la economía gene- ral: sirven de alimento á un gran número de animales superiores; encargados de una mision divina, sirven de nutricion á las crias de las aves; la golondrina los atrapa rasando el agua; el armonioso huésped de nuestros bosques lo coge con su afilado pico para llevarlo á sus hijos; son para todas un maná constantemente re- novado. Por otra parte, trabajan poderosamente para consumir y hacer desapa- recer todos los restos de la vida, todas las sustancias en descomposicion, todo lo que corrompe la pureza del aire; parecen encargados de la salubridad pública. Es tal su actividad, su fecundidad y la sucesion rápida desus generaciones, que Linneo ha podido decir sin mucha hipérbole, que tres moscas consumen el cadáver de un caballo en el mismo tiempo que podria hacerlo un leon.» Nuestro ilustre compatriota el historiador Clavigero escribia en 1780 haciendo notar que los dípteros de que hablamos estaban confinados en el Valle de México á las lagunas, dejando libre de su presencia á la ciudad. Realmente esta es la prime- LA NATURALEZA 209 ra vez que somos testigos de la multiplicación extraordinaria de esos zancudos tan molestos por sus picaduras. Algunos suponen que han sido importados en los orandes cargamentos de plátanos que vienen á la Capital de las tierras calientes; pero debe reflexionarse que al estado de huevo, de oruga y de ninfa, este insec- to vive en el agua, y que al estado perfecto 6 de imago no seria fácil su trasporte si no es en los wagones de los ferrocarriles procedentes de las mismas localidades. Siguiendo el curso de los rios, pueden los zancudos trasladarse de un punto á otro, emigrar, segun asegura haberlo observado Humboldt; pero ¿es creible que anima- les de un país caliente encuentren en climas templados condiciones tan favorables que les permitan una reproduccion tanto ó más fácil que la de su propia patria? Si esto fuera cierto, ¿cómo explicar que hasta hoy se verificó su trasporte, siendo así que los trenes de Veracruz y Morelos están establecidos hace ya varios años? Además las poblaciones del tránsito, las comprendidas en la misma red ferrocarri- lera ¿han sido tambien invadidas? No conocemos aún la distribucion geográfica, ni está hecha la clasificacion de nuestros dípteros. No puedo afirmar que entre las varias especies que habitan el Valle de México exista ó no el zancudo de las tierras calientes; pero sí puedo asegurar que la especie de Culev, tan abundante hoy en la ciudad, no es nueva en el Valle: en mi opinion, es la misma especie que habita los lagos. El sabio ci- tado de quien he tomado varias indicaciones para la formacion de esta nota, dice que las diversas especies de mosquitos que observó en la América del Sur que- dan confinadas cada una á un canton diferente, y no se confunden jamás aunque estos cantones estén muy próximos unos de-otros. Fundado en este hecho y juz- gando por analogía en especies del mismo género, creo debe rechazarse la opinion de los que admiten como fácil la aclimatacion y la prodigiosa reproduccion en nuestro Valle de un insecto importado de las tierras calientes del país. La causa, no de una importacion de zancudos, de una multiplicacion extraor- dinaria en este año, es probablemente complexa: por una parte, la temperatura de los meses Julio y Agosto ha sido superior en algunos grados á la de los mis- mos meses de años anterios, segun me informan los Sres. Perez, subdirector del Observatorio Meteorológico, y Dr. José Ramirez, naturalista muy buen observa- dor. La influencia de la temperatura se hizo sentirsobre la vegetacion de los datile- ros colocados en el patio del Museo. Es sabido que estos vegetales no dan fruto en los climas templados, y sin embargo por primera vez desde hace diez ó doce años, he visto á estos palmeros producir frutos que supongo no llegarán á madurar por el enfriamiento de la atmósfera verificado en los primeros dias de este mes. Siá esta circunstancia favorable se añade otra que, á mi modo de ver, es la determi- nante en el caso, tendrémos explicado el fenómeno que estudiamos. Un grupo de aves numerosísimo tiene por objeto en la naturaleza poner un límite á esa prodi- glosa multiplicacion de los insectos; sin ellas en poco tiempo el mundo seria inha- bitable. He leído alguna vez que cuando al tordo se le persiguió en los Estados LA NATURALEZA, —Tomo VII.—27. 210 LA NATURALEZA Unidos al grado de poner á precio su cabeza, los insectos del campo se multipli- caron excesivamente, produciendo entónces á los agricultores más perjuicios que los que suponian les producian las aves. Para reparar el mal fué preciso importar de la Habana los tordos, quedando reconocida desde entónces la utilidad inmensa que prestan al hombre. «Los culicidos, dice Macquart, producen varias generaciones por año, lo que haria su multiplicacion pia si no sirviesen en sus diferentes estados de nu- tricion abundante á las aves y á los peces.» «Que una de las causas de destruccion de una especie desaparezca, dice Darwin, y bien pronto el número deindividuos que la componen se elevará á una cifra pro- digiosa.» En el caso presente es evidente que los enemigos naturales de los moscos, entre las aves, son las golondrinas, y esa gran variedad de zancudas y palmípedas que anualmente vienen al Valle de México, atraídas por la multitud de insectos que les proporcionan una nutricion abundante. Esta causa de destruccion comienza desde Febrero, época en que llegan las golondrinas, abandonándonos en Octubre, y se prolonga durante todo el año, pues sin cesar llegan especies nuevas de aves que son reemplazadas por otras. Mi observacion personal, confirmada por la de mu- chas personas residentes en la Capital y fuera de ella, me autoriza para señalar el hecho curioso de la escasez, de la falta casi absoluta de estas aves insectívoras. Si hay exactitud en lo dicho, tendrémos ya explicada la gran multiplicacion de los zancudos. El enemigo natural, el que pone un dique á su desarrollo, ha faltado en esta vez; las condiciones climatéricas, por el contrario, le han sido favorables, y la topografía de nuestro Valle, lleno de zanjas y pantanos, ha permitido la ex- tension hasta la ciudad, de estos animalitos generalmente confinados á los lagos. Esto supuesto, es lógico deducir el mal estado higiénico del Valle, puesto que los zancudos caracterizan los climas malsanos, en virtud de que su desarrollo y multiplicacion dependen de las mismas causas que hacen nacer los miasmas. No es imposible tampoco que, así como lo dice Humboldt respecto del Orinoco, Casiquiare y Rio Caura, lugares muy malsanos de la América del Sur, aquí tambien los pique= tes delos zancudos aumenten la disposicion de los órganos para recibir la impresion de los mismos miasmas. Las opiniones vulgares contrarias, la una que considera á los moscos como causa de muchas enfermedades, la otra que ve en sus picadu- ras cortas sangrías que preservan de las fiebres, son igualmente falsas. El hecho que parece bien comprobado de no picar á los animales muertos, prefiriendo per- seguir al hombre, me hace suponer que no trasmitirá á éste la septicemia ú otras enfermedades, como pueden hacerlo los dipteros carbonosos del género Simulia. La aparicion de innumerables mosquitos poco tiempo ántes de la invasion del có- lera en algunas localidades de Francia, y la ausencia de golondrinas observada allí simultáneamente, son en mi concepto simples coincidencias dependientes de las variaciones atmosféricas. Segun noticia de personas que conocen bien á Tabasco LA NATURALEZA 211 y Chiapas, la enfermedad coleriforme que diezmó hace poco tiempo esos Estados coincidió con la plaga de la langosta, con la circunstancia particular de que la epidemia siguió el mismo itinerario que el acridio. Cito este hecho porque aquí no se trataba de una simple coincidencia; la explicacion del fenómeno es, segun esas personas, la costumbre que tienen los campesinos de esos lugares de comerse á las langostas, lo cual les procuraba la enfermedad, y tambien el que la eran mor- tandad que se hacia de ellas, traía la alteracion del aire y la presencia en la at- mósfera de los miasmas causa de la epidemia. | Admitiendo con Macquart la gran utilidad de los dípteros en el plan general de la naturaleza, no podemos desconocer nuestro derecho para rechazar esa espe- cie de invasiones, procurando destruir, ó por lo ménos alejar á esos enemigos que tanto perjudican nuestra salud ó nuestros intereses. El hombre ha podido en algunos casos conseguir este fin: en Inglaterra, por ejemplo, el lobo casi está extinguido; en la India han disminuido muchísimo los grandes carniceros leon, tigre, etc. Entre nosotros tenemos pruebas del efecto de esta persecucion incesante á los animales: la hermosa ave llamada Quetzal cada dia se hace más rara, tanto en nuestro territorio como en Guatemala, merced al afan con que se le ha buscado desde tiempo inmemorial por la belleza de su plumaje; al- gunos criaderos de la concha Madreperla en la Baja California se han agotado porque la pesca de este molusco se hace allí desatendiendo los reglamentos que previenen se deje de bucear en ellos durante ciertas épocas; es de presumirse que la ciudad de Durango seria inhabitable sin la persecucion activa que se hace 'allí á los alacranes que la infestan, y cuya ponzoña 'es mortal para los niños recien nacidos. A medida que descendemos en la série zoológica, nos encontramos con mayores dificultades para destruir una especie que, á su debilidad individual, opone su número infinito, su fecundidad prodigiosa y su organizacion especial, que á ve- ces permite esa vida latente de los Rotíferos, animales de la clase de los gusanos que, como los granos vegetales, revelan su existencia despues de muchos años de estar como muertos, poniéndolos en ciertas condiciones de calórico y humedad; en otros, como en las hidras, la division de su cuerpo en múltiples fragmentos, en vez de la muerte es orígen de su multiplicacion, porque cada fragmento viene á ser bien pronto un animal perfecto. Ciertamente que el hombre no podrá nunca destruir estos organismos inferiores, pero evidentemente puede alejarlos disponiendo á su rededor un medio impropio para la vida de esos séres. Una comparacion muy vulgar hará comprender con claridad 'mi manera de ver en este asunto: todo el mundo reconocerá la impotencia humana para destruir por completo el piojo de la cabeza, por ejemplo; pero tambien convendrá en que el hombre educado que cuida su cuerpo y lo asea, quita al inmundo insecto las condiciones de existencia y lo aleja de sí. Hoy que las ideas en medicina tienden á dar una participacion activísima en muchas enfermedades á los microorganismos, creo que no debe ol- vidarse la influencia del medio en el desarrollo de los microbios: imitemos la con- 212 LA NATURALEZA ducta de los ingleses respecto al cólera; ántes que cuarentenas y cordones sanita- “rios, procuran el saneamiento de las ciudades y la higiene de sus habitantes. Los fermentos de las enfermedades, los gérmenes, arrastrados por las aguas y los vientos, ó trasportados por los objetos de la industria y aun por los animales y el hombre mismo, se alejan del foco de infeccion, y de la misma manera que las se- millas de las plantas superiores, diseminan y propagan la especie cuando encuen- tran un terreno, un medio convenientemente preparado. De las palabras anteriores se desprende naturalmente esta conclusion: miéntras el Valle de México esté en las condiciones actuales, sus habitantes estarán sujetos á todos los males que traen consigo los pantanos y las grandes aglomeraciones de sustancias orgánicas en putrefaccion. La plaga actual de los zancudos desapare- cerá naturalmente con las aguas al acercarse el próximo invierno, y si no me he equivocado en la apreciacion de las causas de su excesiva multiplicacion, es de esperarse que en los años venideros su área de diseminacion sea reducida á los límites ordinarios. En dos palabras: el desagúe del Valle y la limpia de la ciudad harán que los séres que viven de la corrupcion y el desaseo se alejen de nosotros. La multitud de medios empleados para matar á los zancudos ó libertarse de sus piquetes, son simplemente paliativos: tales son los mosquiteros ó cortinajes especiales, las lo- ciones con agua de Quassia, las materias grasas aplicadas sobre la piel, las fu- migaciones con polvos de semilla de Peritre y otras plantas insecticidas, etc. Resumo lo expuesto en esta nota en las proposiciones siguientes: 1? La causa de la multiplicacion excesiva de los zancudos en la Capital es cam- plexa. Las condiciones climatéricas de la estacion, y la falta ó escasez de algu- nas aves insectívoras la explican perfectamente. 27 No es aceptable la opinion de que el insecto ha sido trasportado al Valle de México, procedente de otro lugar; es preferible suponer que, habitualmente con- finado á los lagos y á los lugares pantanosos y provistos de vegetacion, en este año ha tenido una mayor área de diseminacion, favorecida ésta por las condicio- nes especiales de la ciudad y sus alrededores. 3? Bajo el punto de vista higiénico, es importante fijar la atencion en la mul- tiplicacion de los zancudos; las condiciones de su existencia son las mismas que las de los miasmas palustres, puesto que parece ser condicion indispensable para el desarrollo de los gérmenes la presencia de las aguas alteradas ó corrompidas. No seria imposible que, como lo asegura Humboldt para la América del Sur, aquí tam- bien el piquete de los zancudos favoreciera la trasmision de los miasmas citados. 4? Puede predecirse que al aproximarse el invierno cesará la plaga de los mos- quitos, pues es sabido que esta estacion es contraria á la propagacion de la mayor parte de los insectos; pero ¿será una suspension temporal y en la próxima prima- vera aparecerán de nuevo, ó volverán las cosas á su estado normal y los zancudos quedarán confinados á los lagos y lugares pantanosos? Juzgando por analogía, LA NATURALEZA 213 creo que en los años siguientes sucederá lo último, así como no se ha repetido la excesiva procreacion de las mariposas viajeras ni de las orugas procesionarias que vimos en años anteriores. 5% La manera más á propósito para prevenir radicalmente la repeticion del mal que actualmente sufre la ciudad con la presencia de los mosquitos, consiste en cegar las zanjas y baches que abundan en su recinto, así como las ciénagas ó pantanos de sus alrededores. Los medios aconsejados para impedir el acceso de los moscos ó su destruccion en las casas, son todos más ó ménos infieles é inefi- caces: siguiendo el ejemplo de las personas radicadas en los países calientes, el único medio seguro de impedir las picaduras de estos nocturnos insectos, es el uso del pabellon de gasa cubriendo el lecho, y conocido generalmente con el nombre de mosquitero. No debe extrañarse el haber tratado este asunto con alguna extension. A me- dida que avanzan las investigaciones científicas se va conociendo la importancia mayor de los séres inferiores, como lo demuestra actualmente el papel que des- empeñan los microorganismos en la produccion demuchas enfermedades. Es bueno dejar consignados en nuestros anales estos fenómenos al parecer aislados: son por ahora páginas sueltas de nuestra literatura científica que más tarde nos darán la claye de algunos hechos que ahora nos son inexplicables. * Octubre de 1885. 1 A instancias mias remitió el Dr. Pañafiel algunos ejemplares de zancudos al Dr. S. W. Willis- ion, de New-Hayen, en los Estados Unidos, con el objeto de que este distinguido entomologista nos diese su opinion respecto de su clasificacion en el género Culex y le asignase la especie correspon- diente. Despues de leida esta nota en la Academia de Medicina, recibió el Dr. Peñafiel una carta en la que el Sr. Williston le dice estar conforme en el género, y que, á reserva de rectificacion, le pa- rece nueva la especie. En el catálogo de los dipteros descritos de Norte América, por C. R. Osten Saken, encuentro que son de México los siguientes: Culex posticatus, Wiedemann. Dipt. Exot. 1, 4,3, 2. Auss. Zu. 1, 9, 15, ,» teniorhynchus, Wied. id. id. ,, Bigoti, Bellardi, Saggio, etc., App. 3. fig. 1. ,, Mexicanus, Bellardi, Saggio, etc., 1, 5. Posteriormente, en una carta, el mismo Dr. Williston dice al Dr. Peñafiel lo siguiente: “No he estado en posibilidad de obtener la descripcion de una especie de Culex (€. Bigot1 Be- Mardi, Saggio di Ditter Messicana); y así es que no puedo decir positivamente si la especie es nueva; pero le acompaño á vd. su descripcion, que facilitará la distincion de la especie, si vd. quiere pu- blicarla.” Culex sp. nov? 3. 2.—Flavus, capite rufo, antennis fusconigris, palpis el rostri parte apicale fuscis, thoracis dorso ex flavo ferrugineo abdominis marginibus segmentorum singulorum posterio- -Tibus plus minusve luteis, femoribus apicem versus tibiis tarsisque fuscis; alce hyalince, venis fuscolo- mentosis. Long. corp. 6-7 mm. é ESTUDIO ACERCA DE “EL AHUACATE? POR EL Sra El ahuacate es una planta que pertenece á la familia de las Lauríneas, una de las familias más interesantes por el gran número de partes ó productos útiles que da á la farmacia, á la economía doméstica y á las artes, es el Persea gratissima de Geertner, Laurus Persea de Linneo. I SU HISTORIA, SINONIMIA Y USOS TERAPÉUTICOS. HisTorIa.—El Ahuacate es originario de América: ha sido trasportado del Continente á las islas cercanas, sobre todo á las Antillas, donde se encuentra ahora en grande abundancia, especialmente en la Guadalupe ó Isla de Francia, adonde fué llevado en 1750 por M. d” Esquelin: ha sido llevado tambien á la In- dia, pero no ha podido aclimatarse; la planta degenera y no fructifica. En México abunda en todos los lugares de clima templado y aun en las tierras calientes: es seguro que fué conocido y usado por los antiguos mexicanos, que le llamaban Ahoacaquahuitl. TL” Ecluse habia creído que esta planta era el Persea de los antiguos botánicos, que se cultivaba en Egipto en tiempo de Teofrasto y que se encuentra igualmente citado en Diódoro de Sicilia, Plinio y Estrabon. M. Delile, en una Memoria leída en la Academia de Ciencias de Paris en 1818, no es de esta opinion, y prueba que la planta de los antiguos no podia ser el Lau- rus Persea de Linneo, que es originario de América, y que además la descrip- cion que del Persea ha dado Teofrasto (lib. 4, cap. 2), no conviene al Ahuacate. Cree M. Delile poderlo atribuir, con mucha razon, al Ximenia Egipciaca Lin., del cual hace un género particular bajo el nombre de Balanites, y al Lebackh de los antiguos árabes, cuyo fruto se parece al dátil, y que por la madurez se hace. dulce y de gusto muy agradable. Es muy raro ahora en Egipto, pero es mucho más comun en la Nubia y en Abisinia, donde lleva el nombre de Del1y. SivoNIMIA VULGAR.—Español: Ahuacate Tonalaguate, Pagua, Palto de los brasileños. —Mexicano: Ahoaxaquahuitl (el árbol), Ahoaxatl (el fruto).—Taras- LA NATURALEZA 215 co: Cupanda.—Maya: On.—Frances: Avocatier, Laurier Avocatier, Potrier avocat, Poirier de la Nouvelle Espagne.—Inglés: Avocado-pear, Alliga- tor-pear. Sivoniuia cientirica.—Persea. (Culs. Hist. 1, p. 2.) (Plum, Gen. Am. p. 44, t. 20.) Laurus Persea.—(Linneo, Sp. pl. ed. 2%, p. 529). (Willdenow, Sp. pl. 2, p. 480). Laurus indica.—(Sieber, Fl. Trinit. n. 69). Persea americana.—(Bahuin pin. 441). (Miller). Persea gratissima.—(Geertner, De fruct. et sem., t. HI, p. 222). (Humboldt y Bonpland, Nov. gen. et sp., t. IL, p. 125). dul DESCRIPCION Y CLASIFICACION BOTÁNICA. El ahuacate es un árbol elevado: su tamaño es ordinariamente de diez á doce metros, aunque no es raro encontrar en algunas localidades, como en la Cañada, cerca de Querétaro, y en las márgenes del rio Angulo, cerca de Panindícuaro (Es- tado de Michoacan), algunos que tengan hasta quince y veinte metros de altura. Su tallo es leñoso y cilíndrico, está provisto de una corteza ligeramente aromática, de color gris oscuro y rugosa longitudinalmente, sus hojas son lanceoladas, peni- nervadas, lisas, algo coriáceas, tienen los bordes ligeramente sinuosos; despiden al restregarlas un olor aromático particular, más marcado que el de la corteza: su peciolo es corto y sin estípulas. Estas hojas son alternas, aunque algunas ve- ces llegan á encontrarse falsamente opuestas. Las flores forman inflorescencias axilares y numerosas en la extremidad de los ramos; están dispuestas en especie de cimas paniculares, y cada una tiene en la base una bráctea pequeña, aleznada y caduca. Cada flor se compone de seis foliolos de un color verde-amarillento, de los cua- les tres son interiores y tres exteriores, como se puede ver muy bien en el boton, de tamaño igual unos y otros, ó un poco más pequeños los tres internos, y la pre- floracion parece valvar. Dos verticilos de tres estambres cada uno, forman seis de estos órganos exteriores: su filamento es sencillo, corto y derecho; es velloso como las piezas del periantio :las anteras son basifijas, se abren por cuatro válvulas, dos superiores y dos inferiores, y son introrsas. Sigue un verticilo de tres estam- bres encerrados en el boton que sobresalen en la ftor, muy abierta y alternando con la segunda série de estambres exteriores; los que vamos indicando tienen las mismas lóculas y válvulas que las anteriores, pero de cada lado del filamento se ve un apéndice anteriforme glanduloso y pedicelado, son unos estaminodos. En fin, se nota más adentro otro verticilo de tres piececitas que alternan con los es- 216 LA NATURALEZA tambres interiores y que no son más que unos estambres estériles. De manera que hay cuatro verticilos compuestos de nueve estambres fértiles y tres estériles, doce por todo. En el centro de la flor está colocado un pistilo que está formado por un ovario libre, estilo simple y estigma peltado; en el ovario se encuentra un óvulo suspenso y anátropo. Las flores tienen un pedúnculo corto y velludo. Los frutos son unas bayas largas ovoideas ó en forma de pera invertida, son de un color negro lustroso ó verde y de tamaño muy variable á causa de la culturas, su tamaño ordinario es el de una pera mediana, *en su hase se distinguen restos del periantio y el pedúnculo algo engrosado. Debajo de su epicarpo, en general cor reoso y de un sabor aromático y amargo, se encuentra una pulpa de color verde claro en la superficie y amarillenta ó blanquizca en el interior; grasosa al tacto, de consistencia butirosa, suave y acuosa, sin olor y de un sabor muy agradable que recuerda el de la avellana; esta pulpa constituye el mesocarpo; el endocarpo no es distinto; en el centro se encuentra una semilla grande que tiene unos tegu- mentos membranosos unidos entre sí y una almendra sin endosperma, de color amarillo ó manchado de rosa, de superficie granulosa, sabor astringente y amar- go; entre los dos enormes cotiledones de esta semilla se encuentra un embrion de radícula súpera y gémula bien formada. Segun lo expuesto, el Ahuacate pertenece á las Dicotiledones apetaladas, fa- milia de las Lauríneas 6 Lauráceas, es de la tribu de las Perseas (Nees), pues tiene flores hermafroditas, perigonio que no cambia, sino solamente se seca; esta= minodos perfectos en la base de los estambres interiores; anteras cuadriloculares y las internas extrorsas; su género es Persea (Geertner) por todos los caractéres ex- puestos, y es del sub-género Gnesiopersea (Nees), por su perigonio regular, por sus estaminodos con pedicelo y por sus estambres estériles no barbudos en su extremidad. ' Es la especie Persea (Gnesiopersea) gratissima (Geertner)? Laurus Per- sea de Linneo, * quien lo caracteriza por sus hojas aovadas, correosas, perennes, con nervaduras trasversales y por sus flores en corimbo. Decandolle describe cuatro variedades de ésta, que son: P. vulgaris, P. Mi- crophyla, P. oblonga y P. Schiedeana. Además de la especie Gratissima á que se refiere la descripcion anterior, te- nemos en la República las siguientes del mismo género: Persea Drimyfolia, cerca de Papantla. Esta especie es llamada ahuacate olo- roso. (Schiede, n. 1140). Persea Amplexicaulis, en cerro Colorado. (Schiede, n. 87). Persea Pachipoda, que llaman ahuacate cimarron. (C. Eremb., n. 942). 1 He visto frutos que tienen hasta 700 gramos de peso, pero los ordinarios pesan de 50 á 60 gramos. 2 Gertner, De fruc. et sem., t. III, p. 222,—Nees, syst. p. 128. 3 Linneo, sp. pl., ed. 2.2, p. 529. LA NATURALEZA 217 Persea Linguce, cerca de Chiconcuac. (Schiede, n. 137). Persea Longipes, cerca de la hacienda de la Laguna. (Schiede, n. 59). Persea Butyracea, que es el que llaman Pagua. El ahuacate vegeta en la República en los lugares de clima templado, gene- ralmente en los márgenes de los rios ó en terrenos bien regados ó húmedos; en estas circunstancias es cuando mejor se desarrolla, cuando su fruto adquiere el mejor sabor y su sarcocarpo se halla más grueso. Este árbol se reproduce muy fácilmente por medio de sus semillas, que germi- nan de doce á quince dias despues de haberlas puesto en tierra, y si se encuen- tran en un clima y terreno convenientes, la planta puede dar frutos á los dos 6 tres años. III USOS ECONÓMICOS. El hermoso aspecto del ahuacate y su follaje de un verde oscuro, que persiste todo el año, lo hacen buscar para el adorno de los jardines. El fruto es muy estimado; se le come de diversas maneras, pero nunca se to- ma en la comida con los postres sino con la carne y otros alimentos ó en ensalada cuando su madurez no es completa. Otras personas, sobre todo las que no están acostumbradas á tomarlo, lo prefieren con azúcar y jugo de limon ó vino Jerez. Entre nosotros se prefieren los ahuacates de cáscara negra y de pulpa amarilla y aceitosa. Es de notarse que este fruto lo comen ¡gualmente bien los animales herbívoros que los carnívoros; de manera que los perros, los gatos, las vacas, las gallinas y otros animales se alimentan con él perfectamente. La madera de este árbol es blanca y quebradiza á causa de su rápido creci- miento; no puede, por consiguiente, emplearse como madera de construccion, solo seria buena como leña. El hueso del fruto, molido y mezclado con queso ó sebo es empleado para en- venenar á los ratones. Con el hueso hacen tambien juguetes tallándolo convenientemente; estos obje- tos toman un color moreno ó café que los hace que parezcan de madera. Se extrae del hueso un jugo lechoso con que se marca la ropa de una manera indeleble, pues toma un color café oscuro por la accion del aire y resiste al lava- do. Una manera muy sencilla de marcar la ropa con este jugo, consiste en dibu- jar primero sobre el lienzo la letra que se quiere, colocar ésta sobre el hueso y seguir todo el dibujo picando con una aguja; el jugo que sale se embebe en el lienzo y despues de algun tiempo se ennegrece quedando marcado el lienzo de una manera indeleble. El hueso es tambien empleado por los tintoreros á causa del tanino que contiene. La NATURALEZA. —Tomo VII.—28, 218 Y : LA NATURALEZA IV PROPIEDADES TERAPÉUTICAS. Todas las partes del ahuacate figuran en la farmacopea indígena de las locali- dades donde se encuentra este vegetal. El uso más importante entre nosotros, es el que se hace de la cáscara del fruto (epicarpo) como antihelmíntico. Se toman generalmente de ocho á diez gramos de la cáscara fresca, machacada y desleida en un pozuelo de agua, ó de cuatro á seis gramos de la cáscara seca en polvo; es conveniente tomarla en ayunas y guardar dieta durante el dia tomando al siguiente una purga; de esta manera su efecto es seguro: á los niños basta para hacerles arrojar las lombrices hacer que tomen el ahuacate con la cáscara. Como se verá por el análisis que he hecho de ella es probable que sus propiedades antihelmínticas sean debidas á una resina que contiene y quizá tambien al tanino que en ella se encuentra. * Debe notarse que esta cáscara es solo vermifuga y no vermícida. Quizá podria emplearse el hueso al interior como tónico y astringente en las enfermedades que necesitan el empleo de medicamentos de esta naturaleza; pero deberia usarse con prudencia, pues contiene los principios que desarrollan el ácido cianhídrico. Algunas personas combaten el empacho de los niños (tiflitis) haciéndoles tomar un cocimiento de hueso de ahuacate y barbas de coco; pero repito que puede ser peligroso. El hueso machacado y mezclado con sebo parece que tiene una buena accion como rubefaciente; lo usan de la misma manera para los dolores que quedan des- pues de mucho tiempo en las luxaciones mal reducidas, en las fracturas mal con- solidadas y en alguna clase de dolores que llaman reumas de frio, ó mejor dicho, en las inflamaciones de las cápsulas sinoviales y de la insercion de los tendones. El Sr. Dr. D. Francisco Ortega dice que ha visto aplicar con muy buen éxito los buches de un cocimiento del hueso del ahuacate para hacer desaparecer los dolores de muelas. Algunas personas colocan un pedazo del hueso molido en el carie de la muela enferma. Segun el Sr. Hernandez? y otros, la pulpa tiene la propiedad de aumentar la supuracion de las heridas. Se le atribuyen tambien á la pulpa propiedades afro- disiacas; pero parece que estas propiedades son más enérgicas en el hueso. 1 No me fué posible darle á un médico la resina para que la experimentara directamente, como me lo habia encargado mi maestro el Sr. Mendoza, por no haber encontrado ahuacates en los dias que los necesiié para preparar dicha resina. 2 Hernandez, Historia plantarum Nov. Hisp., t. Il, pág. 57. LA NATURALEZA 219 Algunas personas usan el cocimiento de las hojas y toman el polvo de la cor- teza de este árbol en los casos de calenturas intermitentes, atribuyendo propie- dades antiperiódicas. Otras toman el mismo polvo como vermifugo y aun contra la solitaria: seria necesario repetidas observaciones para saber si son ciertas esas propiedades. Dorvault, al hablar de la planta de que me ocupo, dice que es el remedio uni- versal de los negros de las Antillas en las enfermedades de la mujeres. Segun el Dr. Duchesne ' las hojas y las yemas son estomáquicas, emenagogas y resolutivas. Se hace uso de las yemas en infusion para restablecer el escurri- miento de las reglas en las supresiones que vienen despues de los partos. La misma infusion es usada en las caidas y contusiones para disolver la sangre coagulada. Como se ve, los usos á que se destinan las distintas partes del ahuacate son muy numerosos, algunos quizá no tendrán razon de ser; pero otros hay que están ple- namente justificados por la experiencia, entre ellos, el uso de la cáscara como vermífugo. A los médicos toca estudiar las demás propiedades. ESTUDIO QUÍMICO. V ANÁLISIS DE LA CÁSCARA. A.— TRATAMIENTO POR EL ÉTER.—Cincuenta gramos de la cáscara fueron tra- tados por el éter sulfúrico en un aparato de desalojamiento continuo, hasta su completo agotamiento por este vehículo. La solucion obtenida tenia un dicroismo muy marcado: diluida era de un color verde, visto por trasparencia y rojiza por re- flexion, y al contrario cuando estaba concentrada; evaporado el vehículo por me- dio de la destilacion en baño de María, quedó por residuo un extracto de un color café muy oscuro, casi negro, de aspecto resinoso, de un sabor amargo y de un olor particular y agradable; este extracto tenia una reaccion ácida; lavado con agua destilada hasta que ésta no disolvia ya nada, se quitó el ácido, que era el ácido sulfúrico debido probablemente á impureza del éter empleado. En seguida fué tratado por el alcohol á 60” c. que tomó una coloracion verdosa; esta solucion tratada por el agua de cal ó de barita precipita la sustancia verde, formando una especie de laca del mismo color; el cloro la decolora, lo mismo que el carbon ani- mal. Una parte de esta solucion evaporada dejó un residuo verde aromático, que pierde su olor con el tiempo, lo que me hace sospechar que contenga un aceite esencial; tratado el residuo por ácido sulfúrico, toma una coloracion rojiza disol- viéndose parte; se disuelve tambien en los álcalis y es insoluble en el agua; estas 1 Duchesne, Repertoire des plantes utiles, pág. 57, £. L 220 LA NATURALEZA reacciones me hacen creer que el alcohol á 60* e. disolvió clorofila y tal vez un aceite esencial mezclado con algo de aceite graso de la pulpa que queda como untado á la cáscara y del que es muy difícil privarla completamente. La parte del extracto etéreo que no fué soluble en el alcohol á 60% c. está formada por una resina blanda, de reaccion ácida, sabor amargo, color moreno, más pesada que el agua; arde con una llama muy fuliginosa, dejando un pequeño residuo de un car- bon muy ligero; calentada en un tubo se funde primero, se esponja y despues se descompone dando abundantes humos blancos, de reaccion ácida y de un olor muy fuerte y semejante al del ácido fénico. Como esta resina es uno de los principios más importantes que contiene la cás- cara, pongo á continuacion la manera con que se conduce con los reactivos. Pon- go en primer lugar los disolventes: El alcohol á 90” c.—La disuelve tomando una coloracion amarilla. El agua hace lechosa esta solucion. El Cloroformo.—Obra sobre ella lo mismo que el alcohol á 90? c. El éter sulfírico.—La disuelve completamente. La benzina.—La disuelve tambien; pero toma una coloracion verdosa. El sulfuro de carbono.—La divide en dos partes, una soluble y la otra pul- verulenta blanquizca é insoluble. Aceites esenciales.—La disuelven perfectamente. Aceites fijos.—La dividen sin disolverla; pero por la accion del color parece que disuelven una parte de la resina. Álcalis.—La potasa y el amoniaco cáusticos dividen la resina formando una especie de emulsion muy espesa, de un color blanco amarillento; pero filtrando se ve que en el líquido se ha disuelto una parte combinándose probablemente con los álcalis. Ácido sulfítrico.—Este ácido concentrado colora la resina en rojo oscuro sin disolverla; por la accion del calor la descompone desprendiendo ácido sulfuroso. Ácido azótico.—La disuelve en parte, tomando la solucion una consistencia gelatinosa y una coloracion amarilla: elevando la temperatura la solucion es más completa. Ácido clorhídrico. —Con este ácido pasa lo mismo que con el ácido nítrico y la solucion tiene el mismo aspecto, pero toma un color rosado. Resúmen.—El éter sulfúrico disolvió: clorofila, un principio aromático (acei- te esencial?) y una resina. B.—TRATAMIENTO POR EL ALCOHOL.—El residuo agotado por el éter fué tratado en el mismo aparato por el alcohol á 85% c. Este líquido pasó con una coloracion amarilla, y evaporado dejó por residuo un extracto rojo de un sabor astringente muy marcado, sin olor y de reaccion ácida. Fué tratado este extracto por el agua destilada, que tomó una ligera coloracion amarilla; esta solucion tenia una reac- LA NATURALEZA 221 cion ácida, precipitó las soluciones de las sales de sesquióxido de fierro en negro; precipitó tambien las soluciones de las sales alcalinas y alcalino-terrosa, lo mismo que los álcalis orgánicos. Todo esto indica que el agua disolvió ácido tánico. El residuo insoluble en el agua está formado por una materia colorante roja, una sustancia extractiva y algo de resina que dejó el éter sin disolver. Resúmen.—El alcohol á 85? c. disolvió: ácido tánico, materia colorante roja y una sustancia extractiva. C.— TRATAMIENTO POR EL AGUA.—Despues de haber sido tratada por los ve- hiculos anteriores, la cáscara fué sometida á la accion del agua destilada fria, que casi no disolvió ninguna sustancia, en seguida fué tratada por el mismo líquido hirviendo hasta su agotamiento completo. Las soluciones obtenidas y bastante concentradas, eran de reaccion ácida y apénas coloridas; sin embargo creo haber probado en ellas (de la misma manera que se verá al hablar de la pulpa) la pre- sencia del ácido málico y de la cal que probablemente están unidos formando una sal ácida. Tratado despues el residuo con agua acidulada con ácido sulfúrico, solo encon- tré en la solucion obtenida las bases que despues encontré en las cenizas. Resúmen.—El agua disolvió: malato, ácido de cal y sales. D.—DESECACION É INCINERACION.— Veinte gramos de la cáscara fueron deseca= dos en una estufa á SO”c., y perdieron 37.50 por % de agua; despues de desecada, la cáscara fué reducida á polvo y sometida á la incineracion, que dejó 2.75 por % de ceniza, la cual analizada por el método de Peligol, dió los resultados siguientes: Parte soluble en el agua.—Ácidos: carbónico, sulfúrico y clorhídrico. Bases: potosa, sosa, cal y magnesia. Partes solubles en ácido clorhídrico.—Ácidos: carbónico, sulfúrico y fos- fórico. Bases: cal, magnesia y sesquióxido de fierro. Parte insoluble en los ácidos.—Carbon y ácido silícico. RESÚMEN GENERAL.—La cáscara contiene: una resina amarga, un principio aromático (aceite esencial?), materia colorante, roja, clorofila, malato, ácido de cal, agua y sustancias minerales. dl ANÁLISIS DE LA PULPA. A.— TRATAMIENTO POR EL ÉTER.—Ciento cincuenta gramos de la pulpa despues de ser reducida á pasta fueron tratados en un aparato de desalojamiento continuo por medio del éter sulfúrico hasta que este líquido no disolvia nada. El éter pa- saba con una hermosa coloracion verde, y evaporado éste quedó un residuo líqui- 222 LA NATURALEZA do aceitoso, algo turbio, de un color verde, de reaccion neutra; por un reposo prolongado se separó en dos capas, una superior formada por un aceite verde trasparente y otra inferior muy líquida, turbia y blanquizca; fueron separadas estas dos capas y sometido á la evaporacion en baño de María, el líquido que formaba la capa inferior perdió el agua que contenia, quedando formado el residuo por un aceite claro incoloro sobre el cual sobrenadaba una grasa sólida y blanca; separada ésta de la parte líquida por medio del papel secante, purificada despues por varias soluciones en el éter y haciendo evaporar una parte de esta solucion sobre un vidrio de reloj, se veía al microscopio que el residuo estaba formado por una grasa sólida, muy blanca, cristalizada en agujas agrupadas muy finas y de aspecto nacarado; este residuo es soluble en el alcohol á 90* c. en el éter sulfú- rico, el sulfuro de carbono y la benzina; funde á una temperatura de 51% á 522 centesimales: todo esto me hace creer que está formado de una mezcla de estea- rina y margarina. Ll aceite incoloro tiene un sabor dulce primero y despues acre, no tiene olor; por la accion del aire se acidifica tomando un sabor más acre; el ácido sulfúrico ó una mezcla de ácido nítrico y sulfúrico le hacen tomar una co- loracion rosada; el ácido nítrico solo no produce ningun fenómeno sensible. El aceite verde tiene un sabor agradable que recuerda el de la pulpa del ahua- cate, un olor semejante al del aceite de olivas, reaccion neutra; es muy fácilmente saponificable por los álcalis: la potasa y el amoniaco dan un jabon amarillento y blando; se saponifica tambien por una lejía de sosa, dando en este caso un jabon más duro. Con el ácido sulfúrico toma una coloracion amarilla primero y despues café oscuro ó moreno; por la accion del ácido nítrico pierde su color verde, que-= dando casi incoloro; una mezcla de ácido nítrico y sulfúrico le hace tomar una coloracion roja. Con el reactivo de Poutet se solidifica al cabo de seis horas; con el ácido nítrico, que contiene ácido hipoazótico, tambien se solidifica al cabo de las veinticuatro horas. Tratado este aceite por el alcohol á 85% c. se decolora en parte, y en la solucion alcohólica creo, por las reacciones que con ella practiqué, que contiene clorofila. Este aceite pertenece al grupo de los no secantes. Por la accion de una mezcla refrigerante de hielo y sal marina, se hace muy espesa, de- jando depositar una grasa sólida blanca. La cantidad de materias grasas contenidas en la pulpa es de 14,35 por % res- pecto dela pulpa á su estado normal, y 31,12 por%% respecto de la misma desecada. Resúmen.—El éter sulfúrico disolvió: aceite verde, aceite incoloro, esteari- na, margarina y clorofila. B.— TRATAMIENTO POR EL ALCOHOL.—Despues de agotada la pulpa por el éter sulfúrico fué tratada en el mismo aparato por el alcohol á 85 c.; éste pasaba con una coloración amarilla y por la evaporacion dejó un extracto rojo-moreno, de un sabor desagradable y de un olor débil y particular. Este extracto fué tratado por agua destilada que disolvió una parte; la solucion era casi incolora y de reac- LA NATURALEZA 223 cion ácida, precipitaba con el acetato neutro de plomo, y el precipitado obtenido abandonado por veinticuatro horas en un exceso de reactivo, pasó del estado amorfo al estado cristalino bajo la forma de agujas perfectamente blancas, sedo= sas y brillantes; este precipitado calentado en su agua madre funde en una masa trasparente, gomosa y semifluida, y es soluble en el amoniaco y en los ácidos, sobre todo en el ácido nitrico: estas reacciones son características del ácido málico y lo distinguen de los demás ácidos orgánicos. Probé tambien la presencia de la elucosa por medio del reactivo cupro-potásico, en la misma solucion acuosa. La parte del extracto alcohólico que fué insoluble en el agua, está formada por una sustancia extractiva de un color moreno. Resúmen.—El alcohol á 85% c. disolvió: ácido málico, glucosa y una mate- ria extractiva. C.— TRATAMIENTO POR EL AGUA.—Habiendo sufrido el anterior tratamiento, la pulpa fué sometida á la accion del agua destilada hasta ser agotada por ella. La solucion obtenida tenia una reaccion ácida, y evaporada dejó por residuo un ex- tracto de un color moreno: neutralizado el ácido por medio de la potasa en una parte de la solucion y evaporado éste á sequedad, agregando al residuo ácido arse- nioso y sometiendo la mezcla á la accion del calor en un tubo de ensaye, se percibe el olor oleaceo característico del óxido de cacodila; reaccion que demuestra la pre- sencia del ácido acético, que fué confirmada por el olor etéreo que se nota calen- tando el mismo residuo con ácido sulfúrico y alcohol. La solucion concentrada del extracto tenia una consistencia muy mucilaginosa y un sabor que hacia sospechar la presencia de la goma, lo que se confirmó por la adicion del alcohol que precipita unos copos blanquizcos en dicha solucion: tratada ésta por otra de sulfato de ses- quióxido de fierro, se forma un gran precipitado soluble en un exceso de ácido acé- tico, lo que parece confirmar tambien la existencia de la goma. Por medio de los reactivos usuales se probó la presencia de la glucosa en el mismo extracto. Existia tambien en él una sustancia extractiva. Se probó tambien la presencia del almidon en la pulpa, porque poniendo el resi- duo que quedó despues del tratamiento por el agua en contacto con una solucion de yodo y observándolo al microscopio, se veía la coloracion azul característica del al- midon: además, habiendo probado que en ese residuo no existia ya más glucosa, y habiéndolo tratado con agua ligeramente acidulada con ácido sulfúrico, se vió que en este líquido sí existia la glucosa debido á la sacarificacion del almidon por el ácido. Resúuey.—El agua disolvió: goma, glucosa, almidon, ácido acético y ma- teria extractiva. Despues de estos tratamientos quedó un residuo que ha de haber estado formado en su mayor parte por la celulosa y materia extractiva. 224 LA NATURALEZA D.—DESECACION É INCINERACION.—Cien gramos de la pulpa desecada en la es- - tufa perdieron cerca de 25 por %, de agua y despues de incinerada quedó 2,93 por % de ceniza, que dió por el análisis los resultados siguientes: Parte soluble en el agua.—AÁcidos: sulfúrico, carbónico y clorhídrico. Bases: potasa, cal y magnesia. Parte soluble en ácido clorhádrico.—Ácidos: carbónico, fosfórico y sulfúrico. Bases: cal, magnesia y sesquióxido de fierro. Parte insoluble en los ácidos—Carbon y ácido silícico. RESÚMEN GENERAL.—La pulpa contiene: dos aceites, estearina, margarina, goma, almidon, glucosa, ácido málico, ácido acético, clorofila, celulosa, agua y sales. Mani ANÁLISIS DEL HUESO. Sabiendo que ya se ha hecho el análisis del hueso, solo me limité á buscar la amigdalina y la emulsina ó sinaptasa, y á hacer el análisis de unas cenizas. La amiedalina y la sinaptasa son dos principios inmediatos que, como es sabido, existen en las almendras amargas y otras semillas, y son los que puestos en con- tacto en presencia del agua desarrollan en ellas el ácido cianhídrico. Era de sos- pecharse la existencia de estos principios en el hueso del ahuacate á juzgar por el olor de ácido prúsico que se percibe cuando se parte este hueso. Para preparar la amigdalina seguí el procedimiento descrito por Soubeiran en su Tratado de Farmacia. Tomé 50 gramos del hueso que fueron machacados en un mortero de mármol hasta reducirlos á una pasta por la adicion de un poco de alcohol á 95% c.; esta pas- ta fué tratada por 100 gramos de alcohol del mismo grado, hirviendo (un alcohol más bajo disolveria tambien el azúcar incristalizable, de la que seria difícil privar despues á la amigdalina) se filtró y el residuo fué tratado por igual cantidad de al- cohol y filtrado de nuevo; los líquidos alcohólicos abandonados dejaron depositar una parte de la amigdalina al estado cristalino; pero la mayor parte quedó disuelta; el alcohol fué decantado para separarlo del depósito y destilarlo hasta recoger los 1/; del que se habia empleado: al residuo se le añadió una parte igual de éter sulfúrico, que precipitó la amigdalina que habia quedado disuelta, y ésta fué purifi- cada por varias soluciones en el alcohol. Para cerciorarme de que el principio obtenido de esta manera era en efecto la amigdalina, verifiqué con las reacciones siguientes: En primer lugar observé que una solucion acuosa de esta sustancia saturada á 40 c., deja depositar por el enfriamiento cristales de aspecto sedoso, que observa- dos al microscopio, se ve que son trasparentes, prismáticos y que parten de un LA NATURALEZA 995 centro comun formando grupos bastante voluminosos; estos cristales se opacan por la accion del aire; son solubles en el agua á la temperatura ordinaria lo mis- mo que en el alcohol, aumentando su solubilidad en ambos líquidos por la eleva= cion de temperatura; son completamente insolubles en el éter sulfúrico. La solucion de esta sustancia tiene un sabor algo azucarado al principio; pero despues es amargo y se nota el sabor de almendras amargas. Desvía á la izquierda el plano de polarizacion de la luz. Calentada la sustancia en un tubo de ensaye, se esponja y esparce primero un olor de caramelo, pero despues se percibe un olor distinto y característico, sobre todo al fin de la calcinacion. Es inalterable á la luz, el cloro no tiene accion so- bre ella; los agentes oxidantes obran sobre ella con mucha energía: el ácido ní- trico, el peróxido manganeso en presencia del ácido sulfúrico, el permanganato de potasa, descomponen su solucion acuosa, dando nacimiento á hidruro de benzoila (esencia de almendras amargas), reconocible por su olor característico, amoniaco y ácido fórmico. Calentada con potasa, desprende amoniaco; mezclada con barita cáustica y calentada ligeramente, se manifiesta una reaccion muy violenta; se des- prenden vapores blancos, que se condensan en un aceite incoloro; el residuo está formado principalmente de carbonato de barita. El ácido clorhídrico concentrado la descompone. La solucion acuosa no preci- pita las sales metálicas. La reaccion característica es la que se produce bajo la influencia de la sinaptasa (especie de fermento albuminoide, que tambien se encuentra en el hueso del ahua- cate); se forma en este caso, ácido cianhídrico, hidruro de benzoila (esencia de almendras amargas) y glucosa. El mismo desdoblamiento tiene lugar bajo la in- fluencia del ácido sulfúrico ó clorhídrico diluidos é hirviendo: en estas circunstan- cias se observa siempre la produccion del ácido fórmico, que es fácil reconocer despues en el líquido; la formacion de este ácido es debida probablemente á la descomposicion del ácido cianhídrico. Todas estas reacciones prueban que el principio aislado fué efectivamente la amigdalina: y demostrada ya su existencia en el hueso de ahuacate, er anatural creer que existe tambien la sinaptasa: para prepararla seguí el método que pongo á continuacion: Tomé 50 gramos del hueso, que fueron triturados hasta reducirlos á pasta; ésta fué desleida en 200 gramos de agua fria y filtrada despues de un cuarto de hora; el líquido obtenido se trató por ácido acético, para hacer insoluble una sus- tancia caseosa y se filtró de nuevo; despues fué tratado por el alcohol, que pre- cipitó lentamente la sinaptasa bajo la forma de grumos blancos; luego se lavó el precipitado y fué secado. Para probar la identidad de la sustancia precipitada con la sinaptasa observé sus propiedades. Secada á una baja temperatura, es córnea opaca, dura y quebradiza, muy solu- La NATURALEZA. —Tomo VII.—29. 226 LA NATURALEZA ble en el agua; su solucion es ácida y precipita el acetato de plomo, es insoluble en el alcohol; su solucion acuosa se coagula á 60%; su carácter esencial es obrar sobre la amigdalina en presencia del agua, desarrollando ácido cianhídrico y esencia de almendras amargas. DEsECACION É INCINERACION.—Cien gramos del hueso desecados en la estufa per= dieron 46 por % de agua, y el hueso desecado dejó por la incineracion 1,47 por % de una ceniza blanca muy ligera, que dió por el análisis los resultados si- guientes: Parte soluble en el agua.—AÁcidos: carbónico, sulfúrico, clorhídrico y fosfórico. Bases: potasa, sosa, cal y magnesia. Parte soluble en ácido clorhídrico.—Acidos: sulfúrico, carbónico y fosfórico. Bases: Magnesia, cal y sesquióxido de fierro. Parte insoluble en los ácidos.—Carhon (muy pequeña parte). VII ANÁLISIS PRACTICADOS ANTERIORMENTE. En el año de 1829, el Sr. Ricord Medianna, farmacéutico que residia en la ciudad de Base Terre, en la Isla de Guadalupe, hizo el análisis del fruto del ahua-= cate, y obtuvo los resultados siguientes: * LA PULPA. ¡Acelte;verderó lora A, os Lil 50 Taunaa obtenida deste o ad ab 00 : Dina e Eo TO 39 Aceile dulce compuesto de qe E ESTRarInas A. AO OA Ue SA Materia vegelós ai o a lie 60 MUCOS OMR e a a E NO 60 ODIOSO. doi at sil A ia eE TENIS AO Azúcar incristalizable (cantidad indeterminada). Acido acético (cantidad indeterminada). ' Agua evaporada de esta pulpa en las operaciones y pérdidA.....ooooo.... 90% 1152 En nueso.—Fécula amilácea, extractivo, agua, ácido gálico, jabon vegetal y fibra leñosa. I Ricord Medianna, Journ. de Pharm. Febrero de 1829, p. 4%. LA NATURALEZA 227 Otro análisis que no difiere mucho del anterior, es el siguiente: * LA PULPA. Arele dulce cansado de estonio. sad at 40,86 iemiverdciocora ad tito: 5,96 IE orante O ao O OTONAS y UR 0,03 Mani A a NA E A RR 6,94 Materia te xtraclivaa Zu card a ad naa 13,90 Ácido acético (cantidad indeterminada). COM A A AI A 20,35 UE. ooor BóbSOe co Bao SES Do OO onto ao PESA 0,15 Callas ar a A ALETA E E ATA DA ILL 19,25 JE doo OS e O SO O AA Sacos Us ea plo por Oo BOS 443,42 550,86 EL HUESO. AER Ia an 0,03 E A A o O 29,33 Resta verde amar da A a LA A EA dd 0,90 AA A A AR A 0,10 Materia extractiva, compuesta de azúcar incristalizable y materia colo- e E A O A NS ARA 5, 1 Mts E E A NR LADOS ose Sd AMA condi A A A a sele 9,45 RECURSO RA A ES 89,53 MAter a oras OS ici os 10,92 Cloruros de potasio y calcio y acetato de Cal.........oooomoomo.... 0,68 PAU ca O o a 319,31 Do O O E A a 1193,30 1954,81 El Sr. Wittstein, químico aleman, hizo en el año de 1867 el análisis del hueso, que le llegó ya en estado de descomposicion, y él mismo dice en su trabajo * que los resultados obtenidos son insuficientes para formarse una idea de la composicion química del hueso en su estado normal: sin embargo, analizado tal como lo reci- bió, obtuvo los resultados siguientes: Tratado porel éter sulfúrico obtuvo: 7,00 de un extracto formado por una sustancia grasa, una sustancia amarga, una resina amarilla, tanino y además una sustancia proteica. Tratado por el alcohol á 90” c., obtuvo: 5,40 de un extracto formado por una resina pardo-rojiza quebradiza, sustancia amarga, tanino y azúcar. Tratado por el agua le dió: sustancia amarga, tanino, goma y nada de albumina. El polvo del hueso tratado por la tintura de yodo le hizo reconocer la presencia de la fécula, y tomando una cierta cantidad del polvo, haciéndolo hervir una hora en agua, filtrando y tratando el líquido por el ácido sulfúrico diluido, dejándolo 1 No sé quién es el autor de este análisis, que se encuentra en el Journal de Chimie, 1. VIL 2 Wiltslein, Vierteljahr, pharm., año 1867, p. 50. 228 LA NATURALEZA digerir hasta que trasformó el almidon en glucosa, y tratado por el reactivo de Barreswil, le dió un precipitado, que fué la base para determinar la cantidad de fé- cula y que le dió por resultado obtener 10,4 por % de esta sustancia. La incineracion del hueso le dió 2,23 por % de cenizas, y el resultado de su análisis fué; potasa, sosa, cal, magnesia, 13 por % de ácido fosfórico y 14 por % de ácido carbónico. He querido poner todos estos análisis para que las personas que vean este tra- bajo se formen mejor idea de la composicion química del fruto que es objeto de este estudio. Como se ve por la simple lectura de dichos análisis, y el que yo he hecho, hay grandes diferencias entre unos y otros. Yo he hallado principios que no se en- cuentran en ninguno de los análisis que dejo consignados, y al contrario en ellos se ven principios que yo no he podido encontrar. En el análisis practicado por el Sr. Ricord, lo mismo que en el siguiente, se consigna la laurina como existiendo en el aceite verde de la pulpa; yo traté de ex- traerla, tanto del aceite como directamente de la pulpa, por el procedimiento descrito en los Tratados de química para extraerla de las bayas de laurel, sin ob- tenerla en ninguno de los dos casos; y si la laurina existe es en cantidad muy pequeña, pues como se ve en el segundo análisis, en 550 partes de la pulpa, solo se encontraron 3 centésimos de laurina, lo que equivaleá453 diezmilésimos por %. En el segundo análisis se dice que la manita existe tanto en la pulpa como en el hueso; yo no pude probar su existencia ni en la una ni en el otro. Respecto de los principios que yo encontré y que no están consignados en es- tos análisis, citaré los siguientes cuya existencia creo bien demostrada. En la pulpa: almidon y ácido málico. En el hueso: la amigdalina y la sinaptasa, dos principios importantísimos que creo pueden haberse escapado á las investiga= ciones de estos químicos por el mal estado en que probablemente fué analizado el hueso. En cuanto á las diferencias que hay entre los análisis de estos químicos, las más notables son las siguientes: En el segundo se menciona un aceite esencial que existe en el hueso y en los otros dos no se encuentra; tal vez fué obtenido por la destilacion y sea semejante á la esencia de almendras amargas, puesto que el hueso contiene la amigdalina y la sinaptasa. En el mismo análisis se dice que existe la albumina en el hueso, y en los otros dos no. Por último, la existencia de la manita solo se encuentra consignada en el se- gundo análisis. (Tomado del periódico El Observador Médico.) ——__ ARAS LAS HORMIGAS MELÍFERAS' POR EL SEÑOR F. SARTORIUS. A la obra de Sir John Lubbock, banquero de Lóndres, en que deposita las ob- servaciones que durante muchos años hizo, principalmente con relacion á la in- teligencia de las hormigas europeas, siguió la del afamado naturalista americano Henry C. Mc. Cook («The Honey Ants of the Garden of the Yods and Occident Ants of the American Plains-with therteen plates, Philadelphia 1821 »), que nos da á conocer los descubrimientos más particulares que hizo en este mundo en pe- queño, que merecen toda nuestra atencion. En esta nueva obra se trata de hormigas que, como sus parientes las abejas, recolectan miel, pero que no la depositan como aquellas en celdas ó trastos fabri- cados por ellas mismas, sino que la almacenan en las barrigas infladas de indivi- duos de su propio género, que se convierten de tal manera en verdaderas trojes vivas de su colonia. Ya en el año 1832 el naturalista mexicano Dr. Pablo de La Llave dió una noticia que se publicó en un periódico mexicano, de una hormiga, cuyo cuerpo abultado, del tamaño de un arvejon, trasluciente como una uva amarilla, contenia excelente miel, por lo que los naturales en sus fiestas la usaban en la mesa como agradable postre. Pero todo lo que pudo decir de estas hormigas melíferas, que nombró Busileras, segun datos que le dió una señora de las cercanías de México, se redujo á que en los nidos de una pequeña hormiga se encontraban depósitos de miel, que en celdas especiales pendian de las bóvedas del nido, y que los indios tenian cierta gracia en descubrir, aunque en la superficie de la tierra no queda- ban señalados los nidos por promontorios. Estas noticias quedaron casi desconocidas en Europa, aunque más tarde el mi- nistro belga Baron Norman, remitió á su paisano Wesmael ejemplares de la hor- miga en cuestion, pero con los datos erróneos tambien, que recolectaban, como las abejas, la miel en celdas especiales, para el sosten de la cria durante el invierno. Wesmael, sin conocer el estudio del Dr. La Llave, nombró la hormiga Myrme- cocystus mexicanus; pero se consideró casi como un mito. En el año 1873 relató 1 Extracto de la Relacion de Carus Sterne, traducido del aleman del periódico Gartenlaube. 230 LA NATURALEZA Henry Edwards igualmente, por haberlo oído de otros, que cerca de Santa Fe en Nuevo México, existian hormigas que en nidos subterráneos fabricaban, semejante á las abejas, celdas que llenaban con miel que extraian, como aquellas, de las flores. Como se ve, todas estas noticias eran de segunda mano, y ninguno de los relatores habia tenido á la vista la habitacion de la hormiga melífera; hasta que en 1875 llegaron noticias extensas por Sonnders, Low Kummeck y otros obser- vadores que habian estudiado el animal en su domicilio, cerca de la Capital de Nuevo México; pero sin embargo, dejando muchos puntos oscuros, como por ejem- plo, Sounders creía, que la hormiga /abricaba la miel del follaje, que vió intro- ducir en grandes cantidades al nido. En tal estado, se decidió el conocido entomologista Mc. Cook, que dió á luz tan buenos tratados y obras sobre hormigas americanas, á hacer estudios minu- ciosos de ellas, y se puso en camino en Julio de 1879 para Nuevo México. En el tránsito se detuvo en Maniton (Colorado). Visitó la Huerta de los Dioses, un pai- saje pintoresco, donde en la corta extension de media legua cuadrada, se eleva una serranía en miniatura, cuyas colinas, queen todas direcciones se cruzan, que- dan coronadas de picos de rocas arenosas, que por su semejanza con ídolos, me- recieron al paisaje el nombre romántico. Iín las cimas de esta pequeña serranía, descubrió Mec. Cook, bajos promontorios cónicos de una hormiga, que determinó como cercana pariente de la hormiga melifera mexicana; motivo por que desistió de la prosecucion de su viaje, instalándose en una tienda de campaña para hacer sus observaciones. Los nidos subterráneos de la MMyrmecocystus hortus deorum, como bautizó á la hormiga, se distinguen de los de la hormiga mexicana, que no hacen monton en la superficie, por conos de arena gruesa recortados en la punta, que sobresalen 2-3 pulgadas y que tienen 6-7 pulgadas de diámetro en su base. Siempre edifica= dos en las cimas de las colinas, nunca en las hondonadas formadas entre ellas, pro- bablemente para evitar los estragos del agua. En medio de la cima de este pequeño cono se halla un agujero en forma de embudo del que conduce una (rara vez dos) en- trada al nido. De esta entrada se asoman siempre multitud de centinelas que guar= dan el órden. Habiendo registrado Mc. Cook varios nidos, se cercioró que el con- ducto de la salida porlo regular no es más que de un corto trecho; es perpendicular, haciendo luego un ángulo é inclinándose al laberinto de tubos, conductos y cue- vas; que está cavado algunos piés de hondo en la peña blanda y desmoronable _de arena que forma el esqueleto de aquel paisaje. Uno de los nidos registrados por nuestro relator ocupaba, por ejemplo, un espacio de 8 piés de largo por 3 de hondo y 1% de ancho en el terreno tepetatoso representando un buen trabajo de minería. En la arquitectura interior de los diferentes aposentos del nido hay cierta particularidad, y consiste en que las paredes de los aposentos destinados para la cria, para sus reuniones y para la reina, son bien lisos y pulidos, miéntras las cuevas que sirven de almacen á las hormigas depositarias de la miel son ásperas LA NATURALEZA 231 y desiguales, indudablemente para que se puedan agarrar estas hormigas. Estos almacenes ó cuevas para la miel (las primeras se encuentran ya á pocas pulgadas de profundidad) tienen forma elíptica, 2 4 3 pulgadas de largo por % á 1 pul- gada de alto. La parte superior se encuentra cubierta de grupos de hormigas (porta-miel) que agarradas con las patas, les cuelga el vientre lleno de miel, apa= rentando un racimo de pequeñas uvas. Una investigacion minuciosa de estos animales dió por resultado, que anató- micamente no se distinguen en nada de los obreros, de los que hay dos clases, sólo que el buche ó panza está tan repleto de miel, que ha empujado hácia atrás al estómago y los intestinos, reduciéndolos á tan pequeño tamaño, que varios ob- servadores ántes no los habian podido descubrir. Por esta replecion y ampliacion del buche, que se encuentra en todos estados de desarrollo, se dislocan los anillos oscuros que cubren en estado normal la parte superior del cuerpo, extendiéndose la membrana trasluciente que los une; inflán- dose y formando el cuerpo una botija, de manera que parecen ahora los anillos como listas oscuras, abultadas y separadas una de la otra por anchos interva= los claros. Si las hormigas, depósitos de miel, de motu propio llegan á suspenderse en los almacenes ó si lo hacen con ayuda de sus compañeras más ágiles, no fué posible investigar; asimismo queda en duda si el buche es llenado exclusivamente por otros trabajadores, ó si en período juvenil, más aptos para moverse, ellos mismos recolectan la miel. De todos modos, requiere ayuda ajena, para concluir de ]le- nar esta «panza de Sileno,» porque las melíferas en su último período, cuando el cuerpo toma mayores dimensiones, no son capaces de caminar, mucho ménos para apurar distancias, en busca de la miel. No era tan fácil averiguar la cuestion de dónde tomaban las hormigas la miel, por ser animales nocturnos, que no se separan durante el dia para nada del nido; sí, que perecian en pocos minutos al exponerlos á los rayos del sol de Agosto. Mc. Cook, por tanto, se vió obligado á vigilar una colonia de dia y de noche y observó: que la salida de los obreros comenzaba poco despues de la puesta del sol y que dirigian sus pasos hácia una encina (chaparro) que distaba cosa de 50 piés del nido y al que llegaron en 17 minutos. Esta encina, que forma en la Huerta de los Dioses grupos más ó ménos grandes, pertenece á una variedad de Quercus undulata. A la luz de una linterna vió subir las hormigas al árbol repartiéndose en los ramos y deteniéndose en pequeños grupos de agallas que ahí crecian. Pero no era que explotaban las colonias de piojillo, como podria suponerse, sino que las mencionadas agallas se encontraron cubiertas de exudaciones sacarinas, peque- ñas gotitas del tamaño de la cabeza de un alfiler, que sorbian las hormigas con anhelo. Poco ántes de media noche efectuaban las primeras hormigas su retirada; las últimas esperaban casi la llegada del dia para buscar el nido, donde quedaban encerradas durante el dia. Probablemente ocupan una parte de éste para vomitar 232 LA NATURALEZA el exceso de miel consumida y llenar los depósitos, Ó para alimentar las crisálidas y la reina. Casi no existe duda que los depósitos vivos se hacen con el fin de acumular provisiones, para los tiempos de carencia; porque las hormigas llenas, con la más pequeña presion sueltan la miel que liberalmente participan á sus compañeras. La reina, las hembras jóvenes, los machos y multitud de crisálidas, están ateni- das á recibir su alimento por conducto de las obreras. Mc. Cook cortó á varios nidos toda clase de alimento con excepcion del agua durante cuatro meses, y en- contró despues de ese tiempo contentas y bien alimentadas á las obreras; los de- pósitos de miel habian disminuido, como era natural, pero no al grado que pu- diera suponerse. El trato que dan por lo regular las obreras á las hormigas depositarias de miel, es cariñoso; pero sin embargo, no gozan las últimas de la ayuda que por su es- tado de torpeza pudieran merecerse. Están obligadas, en la posicion tan incómoda que guardan, á limpiarse ellas mismas con sus patas delanteras, é individuos que por algun evento se caen y que no son capaces de volverse á levantar, pueden quedarse meses enteros en ese estado de desamparo, miéntras otras especies de hormigas, si acontece un dis- turbio en la colonia, imparten el cuidado más minucioso á las débiles y á las oru- gas: desatienden las obreras de ésta completamente á los infelices depósitos de miel. Nada más una vez observó Mc. Cook que un obrero sacó á un desgraciado compañero de sus apuros, extrayéndolo por medio de una excavacion. Si el con- tenido de un nido era trasladado á otro lugar, se apresuraban los obreros á cons- truir inmediatamente otros conductos; pero se ocupaban tan poco de los porta- dores de miel, que los dejaban sepultados debajo de los escombros. Y si por algun evento resultaba lastimado uno de los últimos, suspendian su obra, abandonaban del cuidado de las orugas para aprovechar la miel. En particular oposicion era la conducta que observaban si de muerte natural perecia un portador de miel: en este caso separaban el vientre para trasportarlo mejor y depositaban todos los restos del cadáver en el cementerio, que como otras especies de hormigas, tienen en la imediacion del nido. Sea que tienen establecido el precepto de considerar como inviolables á los portadores de miel, 6 que la experiencia les ha hecho cono- cer como nociva la miel de individuos que han muerto de muerte natural, debe quedar naturalmente indeciso. Porque tambien tienen el hábito de enterrar una miel que consideran nociva ó asquerosa, como lo hicieron con la que se coloreó con carmin para el uso de experimentos comparativos, probablemente para que otros individuos de ménos experiencia no la tocasen. La miel de la hormiga en cuestion tiene el mismo gusto agradable de la miel de abejas, quizá sea más sabrosa por cierto aroma ácido que tiene. Ys un poco ménos espesa, y segun análisis del Dr. Weshereel, se puede considerar como una solucion de azúcar de uva en agua. La proposicion que hace el Dr. Loew, LA NATURALEZA 233 de encastar la hormiga para explotar su miel áuso de colmena de abejas, no pro- mete buen éxito, segun Mc. Cook. Encontró en los nidos más grandes apénas 500 hormigas con miel, y segun sus cálculos, se necesitaria á lo ménos el doble número para exprimir una libra de miel. ... Mirador, Julio 18 de 18883. HSA LA NIGUA (RuHYNcoPRION PENETRANS, OKEN) POR EL SR. DONACIANO CANO Y ALCACIO* SOCIO DE NÚMERO DE La “SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL.” DESCRIPCION.—SINONIMIA CIENTÍFICA. —£Rhyncoprion penelrans, Oken.—Pulex penetrans, Linneo. Dermatophylus penetrans, Guerin.—Meneville.—Sarcopsylla penelrans, Westwood. SINONIMIA VULGAR. —Nigua (México).—Pigne, pique, pico (Perú).— Bicho, Bicho dos pes, tunga, pigne, tom, ton, sico, jatecuba, migor, ut, tungay (Brasil.)— Chique (Francia). Hisror1a.—La nigua es un parásito perteneciente á la clase de los insectos, entre los cuales hay un órden denominado por Geer Chupadores, correspondien= te á los Sifonápteros de Latreille y á los Afanípteros de Kirby. Por el hecho de no tener alas se les habia colocado en un grupo especial que comprendia las chinches, los piojos, las pulgas, etc., y los llamaban Apteres: pero algunos entomologistas, en razon de la estructura de la boca de estos ani- males, los colocan en el órden de Hemípteros; otros, por las metamórfosis los consideran como Dípteros, y algunos, como el sabio naturalista Antonio Dugés, los tenian por Himenópteros. El Sr. Dr. Alfredo Dugés, en la nueva edicion de su Zoología, que está acabando de imprimir el Ministerio de Fomento, dice al hablar de la clasificacion de los insectos: «En el cuadro sinóptico que damos aquí no po- nemos por separado los insectos (€hupadores ó Sifonápteros, Anopluros 6 Pará- sitos, Tisanuros), porque hay lugar de colocar cada uno de estos pretendidos ór- denes en alguno de los otros por más que difieran por ciertas particularidades, » y coloca la nigua entre los Dípteros. Kirby forma un órden que denomina A fanípteros, completamente separado de los otros órdenes arriba mencionados: lo divide en dos tribus, los Pulicídeos (la pulga p. e.) y los Platipsideos. * Publicamos este artículo de la Nigua tomado de la Tésis inaugural, México, 1885, sin excluir la parte médica, por creerla toda de importancia.—RR. La NATURALEZA.—Tomo VII.—30. 234 LA NATURALEZA La nigua pertenece á la primera de estas tribus cuyos caraciéres son: * Rostro compuesto de dos maxilas bajo la forma de piezas foliáceas, llevando cada una en la base un palpo maxilar cuadri-articulado: dos mandíbulas espadiformes festonadas en sus dos hordes, mal consideradas como los agentes principales de las picaduras, pues no son rígidos y se plegan fácilmente: una /engieta estiliforme, rígida, tan larga como las mandíbulas, siendo ésta el principal órgano perforador: una vaina articulada, en forma de canaladura, sostiene la lengúeta y las láminas mandibulares foliáceas únicamente en el primer tercio de su longitud; esta pieza no es otra cosa que el labio, pues está terminado por dos palpos labiales cuadri ó bi-articulados: antenas poco visibles, cortas, de diez artículos, el primero pira- midal truncado, los otros agrupados para formar un boton olivar, el todo colocado en una ranura dirigida hácia atrás y hácia abajo; en los machos de ciertas espe- cies son más largas y pueden enderezarse: cabeza de un solo artículo elipsiforme, comprimido, parece algunas veces dividido en dos; borde inferior desnudo ó den- tado: tóraw de tres artículos separados, cada uno lleva un par de patas: patas largas, propias para el salto, principalmente el tercer par, compuestas de una anca grande, un muslo y una pierna voluminosos, separados de la anca por un pequeño trocánter; un tarso de cinco artículos; el primero es más largo y el quinto bi-ungulado: abdómen de diez anillos entrecruzados á los lados; el penúltimo tiene ordinariamente, en la parte superior, sobre la línea média, un escudete ex- cavado, reniforme, llamado pigidium, sobre el cual están dibujados aereolos, dis- puestos irregularmente, rodeados de un círculo de pequeñas perlas, en el centro de las cuales está implantada una pequeña cerda espinosa. Todas las piezas del abdómen y del tórax están imbricadas, y el cuerpo y las patas tienen pelos espi- niformes. En el borde de la cabeza, en los anillos del abdómen y del tórax, por la parte superior, las cerdas en algunas especies están reemplazadas por gruesas y anchas espinas negras, cuyo conjunto simula un peine. El aparato respiratorio está formado por traqueas que comunican con el exterior por los dos pares de estigmas que hay en el tórax y un par sobre cada uno de los ocho primeros ani- llos del abdómen. * El macho tiene dos grandes estiletes copuladores metidos en el abdómen. La reproduccion es ovípara. De los huevos muy voluminosos salen las larvas ápodas, de rostro organizado como el de las típulas, y la ninfa se cubre de un capullo sedoso. En un género particular, que forma una seccion aparte, la hembra procrea un número considerable de huevos, que acumulándose en el abdómen le centuplican su volúmen. 1 Véase Mésnin.—Les parasites et les maladies parasitaires. 2 Cuando hazamos la descripcion de la Nigua hembra, observada al microscopio, se verá que el número de estigmas se reduce á dos, pues los viros desaparecen como inútiles, y en virtud de la mo- dificacion tan profunda que sufre el abdómen del insecto en su vida sub ó intra-epidérmica. t L ' A O ¡ $ >) Y E LA NATURALEZA 235 Méenin divide la tribu de Pu/icídeos en tres géneros: Rhyncoprion, Pulex y Myceptosilla. La nigua pertenece al género Rhyneoprion, cuyos caractéres son (véanse las figuras 3? y 42), además de los de la tribu que se ven bien en las figuras citadas: el abdómen solo tiene bien marcados nueve artículos con algunas estrías cortas; no tiene pigidium sobre ei penúltimo anillo, patas semejantes á las del género Pulex (yo añadiria que están cubiertas, desde el anca hasta la tibia, de una infi- nidad de puntas cónicas cortas, hasta cierto punto gruesas, muy bien marcadas y visibles con un pequeño aumento), con las cuales salta, pero ménos que el Pulew irritans (Pulga del hombre). Hasta ahora no se ha descrito más que una sola especie: el Rhyncoprion pe- netrans, de Oken. É Mi maestro el Sr. Dr. Alfredo Dugés, ha examinado varios ejemplares que le remití el año de 83, recogidos por mí en la hacienda de Santa Catarina, situada entre Santa María del Rio y Rio Verde, Estado de San Luis Potosí, muy al prin- cipio de la Huasteca Potosina. Sus repetidos estudios le han hecho creer que se trataba de una especie nueva aun no descrita. Remitió á Mégnin ejemplares y dibujos, quizá los primeros bien sacados, manifestándole su opinion; pero este se- ñor contesta diciendo que es el Rhyneoprion penetrans, de Oken. El macho es más pequeño que la pulga ordinaria, tanto que quien no tiene costumbre de verlas, difícilmente las encuentra. El macho y la hembra no fecun- dada tienen la misma talla (0, 001%"), con el cuerpo de forma obovada, color pardo, rojizo, con una mancha blanca sobre el dorso, los tegumentos son tan re- sistentes que difícilmente se desgarran: las patasson del mismo color que el cuerpo, con las articulaciones blanquizcas. Los ejemplares que yo he estudiado me han presentado todas las patas, desde la anca hasta la tibia, con una multitud de puntas cónicas, agudas, cortas y bastante gruesas, visibles con un pequeño au- mento (v. fig. 3*). Seguramente esta particularidad no la tenian los ejemplares que el Sr. Dugés examinó, pues la figura 4* sacada por él no contiene ese detalle que quizá sea especifico; por eso he querido publicar estas dos figuras que parecen diferir algo tal vez por pertenecer á dos especies diferentes, salvo la muy respe- table opinion de Mégnin. La hembra fecundada necesita una gran cantidad de alimento para llevar á buen término su progenitura, que se compone de una gran cantidad de huevos, los cuales se desarrollan por completo en el interior del abdómen. Por eso se in- troduce en la piel del hombre ó de los animales para chupar la sangre en tanta cantidad como la necesita; así aumenta considerablemente de volúmen y con tal rapidez, que á las veinticuatro horas ya se nota á la simple vista, adquiriendo en poco tiempo el tamaño de un chícharo. Extraido el animal tiene el aspecto de un quiste de 0, 005" de diámetro, de forma esférica, un poco comprimida hácia los puntos correspondientes á la cabeza 236 LA NATURALEZA y amo, es de un color blanco brillante, dejando ver en las partes comprimidas dos puntos negros: el más pequeño pertenece á la cabeza y el más grande al último anillo del abdómen. Para completar lo relativo á la anatomía de la nigua hembra, diré lo que mi amigo el Dr. Felipe Larios y yo hemos encontrado en nuestros exámenes al mi- croscopio, hechos sobre cortes ántero-posteriores del abdómen de la nigua en pleno desarrollo: uno de esos cortes está representado en la figura 2* dibujada con toda exactitud por Larios. Se ve en esta figura la envoltura (a) formada por los tegumentos externos del abdómen del insecto modificados, pues es una mem- brana de tres capas uniformes, sin estructura y sin señal ninguna de los artículos ó anillos que en el estado errante del insecto formaban el abdómen; lo único que no se modifica y que conserva los caractéres de segmentos quitinosos, son las pie- zas que forman la cabeza, el tórax, ias patas y el último anillo del abdómen: este anillo lleva las piezas córneas del ano. En el interior de esta bolsa abdominal se ven una infinidad de huevos (6 5 b) diseminados, sin órden y enteramente libres. Estos huevos, como se verá en los. números desde el 1 hasta el 8, observados con 300 diámetros (mayor aumento), se presentan en sus diferentes estados de desarrollo; pues los más jóvenes tienen el aspecto de celdillas colocadas en serie (1) y comprimidas por las caras que se tocan, disposicion “debida á la forma del tubo ovariano en donde nacen: despues se aislan unos de otros afectando la forma esférica (2). En este estado se ven co- mo en el anterior, formados de una membrana simple, un contenido granuloso (vitelo) y un enorme núcleo (vesícula germinativa); despues la membrana de en- voltura adquiere un doble contorno (3) sin cambiar sensiblemente las dimensiones del huevo: cuando éste ha adquirido mayores proporciones, el vitelo comienza á segmentarse (4) y á formar una capa de celdillas debajo de la membrana de en- voltura, capa que toma el aspecto de una cubierta epitelial, quedando el resto del vitelo granuloso, con su núcleo muy grande: despues (5) continúa la segmentacion del vitelo, apareciendo hácia la parte más superficial de él pequeñas esferitas bri- llantes, claras y trasparentes, con el aspecto de gotas de grasa, pero se coloran con el carmin: las celdillas de la periferia crecen y su núcleo se hace aparente, el vitelo continúa su segmentacion, pero aun se nota una parte granulosa envolvien- do la vesícula germinativa rechazada hácia uno de los polos del huevo que se ha alargado mucho: el vitelo que aun estaba granuloso desaparece, (6) quedando el núcleo rodeado por todas partes por las bolas de segmentacion. La membrana de envoltura, (7) que desde que empezó la segmentacion del vitelo habia perdido su doble contorno, vuelve á adquirirlo muy aparente, las celdillas periféricas que la tapizan interiormente pierden su núcleo y se atrofian, y la vesícula germinativa desaparece, quedando por último el huevo reducido á una membrana de envol- tura, con doble contorno, anista, llena por las bolas de segmentacion que repre- sentan el primer rudimento del blastodermo. Hay que notar aquí que la aparicion Tomo VII LA NATURALEZA. Lám.!ll. Temo VII. RADNATIRALEZA. Lám Mi 2 | 1 ¿ ; LA NATURALEZA Lám | Los tresanillos del torax. aria meca Miaslo antera alaluda labro wnferior Le ar de a mandibula d a lenqueta V. LA NATURALEZA 237 de las celdillas que cubren la cara interna de la membrana de envoltura del huevo, coincide conla desaparicion del doble contorno de esta membrana; y la reaparicion del doble contorno, coincide con la atrofia de dichas celdillas. ¿Será una simple coincidencia, ó habrá entre estos dos fenómenos relacion de efectos ó causa? Hasta este estado hemos observado los huevos. Lamentamos no haber podido observar algo del desarrollo del embrion. “Tampoco hemos podido ver nada que se parezca á una larva, para comprobar lo que el Sr. Andrade dice pudo ver una sola vez* en las niguas extraidas de los piés de la enfermita citada en su Memo- ria leida en la Academia de Medicina el año de 1883. Siguiendo el exámen de nuestra flgura 2, vemos en (e e c) el aparato digestivo, que en su primera porcion es muy grueso, cubierto interiormente en toda su exten- sion por una gran cantidad de vellosidades (v. núm. 13). A medida que se aproxi- ma á la extremidad anal, va disminuyendo de diámetro, y despues de muchas vueltas termina en el ano, llevando un esfínter de músculos estriados (v. núme- ro 11). En fin, se encuentra una gran cantidad de tubos traqueales, trasparentes, de diámetros desiguales, sin estructura aparente en sus porciones más delgadas: se colocan en todos los intersticios que dejan las vísceras, dando finísimas rami- ficaciones: el tronco de este aparato respiratorio es doble y toma su orígen á los lados del ano, donde se ven dos traqueas bastante gruesas, con la membrana que las tapiza interiormente muy rugosa trasversalmente y cubierta de puntitos salien- tes, como espinitas, y ligeramente inclinados hácia el exterior (v. núm. 10). El principio de esta traquea está precedido de una dilatacion ampular (cámara es- tigmática) cubierta en toda la extension de su cara interna por abundantes y finísimos pero rígidos pelos, que dirigiéndose de dentro hácia fuera se entrecru- zan en la línea média formando así un fino tamiz á través del cual se cuela el aire que penetra al aparato respiratorio: esta cámara comunica con el exterior por un pequeñísimo orificio, el estigma. Se ven además abundantes músculos con estriacion doble agrupados, sobre to- do, en el extremo cefálico (4) y en el extremo abdominal (e); aquí rodean el ano y las traqueas y se insertan en el último anillo quitinoso del abdómen, así como en las piezas córneas del ano. La nigua escoge siempre, para llevar su vida parásita, al hombre, eligiendo de preferencia para alojarse el surco que forma la uña con la pulpa del dedo, ó me- jor dicho, todo el contorno de la uña: se fija igualmente en las patas de los perros, los cochinos, los gatos, los caballos, las mulas, los asnos, pero se puede decir que prefiere sobre todos al hombre y á los cochinos; por esta preferencia la persona que noestá atacada de nigua, y aun cuando lo esté, debe entrar con muchas precau- ciones á las zahurdas. Vive tambien en abundancia en los escombros, en la tier- ra suelta, en la hoja seca, y parece que le agrada mucho la hoja ó basura de la caña de azúcar. 1 Véase Gaceta Médica de México. Tomo XVIII, entrega 21. 238 LA NATURALEZA Es muy comun en toda la tierra caliente del territorio mexicano, y aun en algu- nos lugares templados; se encuentra tambien en las Américas Central y del Sur, y no sé si la hay en algunos lugares de los Estados Unidos; pero de todos modos se puede decir que la nigua es un insecto americano. LesioNEs.— Primer grado.—El macho no produce perjuicio alguno; su des- tino se cumple cuando fecunda á la hembra y no necesita vivir más, mucho mé- nos como parásito. La hembra fecundada perfora con la lanceta rígida (que en el estado de reposo está oculta por las mandíbulas) la epidérmis y las primeras capas de la dérmis; con sus poderosas patas se apoya para poder penetrar hasta quedar completamente sepultada, dejando fuera solamente la extremidad del ab- dómen, para expulsar hácia el exterior las materias fecales y recoger el aire que penetra por los dos estigmas situados á los lados del orificio anal: de esta manera quedan aseguradas la nutricion, la respiracion y la desasimilacion. Ántes de vein- ticuatro horas de haber penetrado, se ve, en la piel blanca, un puntito negro ó rojizo; en la piel oscura, y sobre todo en la gente pobre que no usa zapatos, es difícil distinguirla: á las veinticuatro horas ya se nota una pequeña mancha blanca cubierta por la epidérmis con un punto rojizo muy marcado en el centro; al der- redor hay una aureola roja de dimensiones variables; esta mancha va aumentando - con bastante rapidez, sin formar relieve hácia el exterior, y si lo forma es muy ligero, y esto solamente cuando varios insectos se han colocado muy próximos unos á otros, de suerte que al crecer su abdómen llegan á comprimirse lateral= mente. ll aspecto de estas manchas, á primera vista, da la idea de una pústula de viruela; pero se distingue fácilmente porque el punto oscuro del centro no es umbilicado. Cuando ha llegado al máximum de su desarrollo, la bolsa abdominal ocupa todo el espesor de la dérmis ó poco ménos si es gruesa; cuando es delgada llega hasta el tejido celular subcutáneo; las uñas tienen, á veces, un color ne= eruzco y están levantadas (Andrade). Extraido el quiste abdominal de la nigua, ó sea la nigua en pleno desarrollo, queda en su lugar una cavidad muy profunda de paredes rojas, lisas y tapizadas por una membrana finísima y de fondo sumamente vascularizado; con frecuencia hay entre el quiste y las paredes de la cavidad que lo contiene, un ligero derrame seroso ó sero-sanguinolento. Segundo grado.—Il segundo grado está caracterizado por la supuracion con- siguiente á la inflamacion de los tejidos que rodean el quiste: el pus se extiende á grados diferentes, formando algunas veces grandes colecciones situadas debajo de la epidérmis que se trasparenta dejando ver una mancha blanca algunas veces del tamaño de un peso; este pus ocasiona la caida de las uñas y suele destruir todo el espesor de la dérmis, lo que produce una ulceracion de la piel más ó mé- nos extensa y profunda, con paredes casi siempre irregulares. LA NATURALEZA 239 Tercer grado.—La destruccion de los tejidos y la extension del pus no se li- mitan á la piel; forma extensas colecciones, destruye los tejidos profundos tales como músculos, ligamentos, etc., produce la gangrena de algunas partes y causa la pérdida de una ó dos falanjes y aun de todo un dedo. Hay muchos pobres mu- tilados de esta manera, cuyas cicatrices son sumamente irregulares y de un as- pecto desagradable: á los que quedan sin los dedos de los piés les llaman vulgar- mente chapines. Estas lesiones se encuentran más comunmente en los dedos de los piés; pero no es raro verles en la planta, dorso y talon del pié, en la pierna y en las manos: el Dr. lgnacio Pombo asegura que se han encontrado en el prepucio y en el glande. * La lámina primera, tomada del natural por! mi amigo y compañero Luis Al- cántara, representa las lesiones de primero y segundo grado que llevaba uno de los enfermos que observé en el Hospital Militar: este enfermo vino con otros dos del Estado de Veracruz, el mes de Abril de este año. Sinromas.—Las personas de piel fina sienten perfectamente cuando el insecto comienza á perforar la piel por el ligero piquete, que produce una sensacion pa- recida á la que hace experimentar el piquete de una pulga. Cuando la piel es gruesa y no tienen costumbre de usar calzado ó zapatos, no se aperciben del mo- mento en que han sido atacados. Una vez introducido, se experimenta al principio una ligera comezon que aumenta al rascarse, siendo por lo mismo interminable: la operacion de rascarse les es muy agradable á los enfermos y algunos se rascan por verdadero placer: este síntoma existe miéntras la nigua vive, y está sostenido por el constante trabajo de perforacion que verifica el insecto á medida que su desarrollo le obliga á profundizar más y más. Cuando se pasa la mano sobre una nigua viva, se experimenta un ligero dolor pungitivo y hasta cierto punto profun- do; esta es la causa de que los enfermos que llevan un gran número de niguas en los dedos, no pueden andar sino sobre los talones, lo que es sumamente difícil é incómodo, y cuando tienen atacada esta última region y la planta del pié, se ven obligados á hacer cama. La comezon tan viva, acompañada algunas veces de ardor, y el dolor pungi- tivo causado por una ligera presion ówel simple paso de la mano, son el atributo obligado de las lesiones de primer grado sostenidas por el insecto vivo. Cuando por una causa cualquiera se inflama la pared de la cavidad que con- tiene á la nigua, hay, además, el dolor consiguiente á este proceso, dolor que se hace más intenso á medida que el número de niguas y la extension de los tejidos inflamados es mayor; á veces se hace insoportable. Algunos enfermos sufren tanto que pierden completamente el sueño y están tan inquietos y desesperados, que con frecuencia se ven obligados á pedir de por Dios que les saquen las niguas. 1 Véase Anales de la Asociacion Larrey.—Tomo 2.*, núm. 12. . Y —" 240 LA NATURALEZA Una vez verificada la formacion del pus y bien coleccionado éste, se puede sen- tir más ó ménos clara, segun la cantidad, la fluctuacion característica: entónces el dolor puede disminuir ó casi desaparecer, y si se pasa la mano sobre la nigua Ó se comprime, no se produce «el dolor de clavo» (expresion muy usada por los enfermos) causado cuando aun no hay supuracion, pues el pus aisla á la nigua del contacto con los tejidos vivos. La nigua puede secarse y entónces la epidérmis que la cubre se endurece y cae espontáneamente cuando se ha regenerado el tejido epidérmico. A veces los enfermos se entretienen en pegarse pequeños golpes con la uña sobre estas partes secas, y se ve salir á cada golpecillo un gran número de huevos perfectamente blancos; he recogido algunos creyendo que estarian secos, pero los he encontrado perfectamente frescos, y con su vitelo en completo estado de segmentacion. Se dan casos en que las partes atacadas quedan completamente anestesiadas por más ó ménos tiempo. En los climas calientes se dice que el tétanos complica con frecuencia esta enfermedad despues de la extirpacion de los quistes. DurAcIiON Y TERMINACION.—Los padecimientos causados por las niguas pueden prolongarse por mucho tiempo, dependiendo esto tanto de la indolencia como de la falta de precauciones; pero si se atiende á tiempo oportuno, en unos cuantos dias desaparece la enfermedad: por consiguiente el pronóstico, aunque siempre benigno, está sujeto á muchas variaciones, pues con frecuencia el fagedenismo, la gangrena y quizá el tétanos, cambian completamente la escena. Sin embargo, se puede decir que la curacion es la terminacion natural y que solamente algunas veces deja huellas indelebles. TRATAMIENTO.—La profilaxia es bien conocida; basta la limpieza, un buen cal- zado, registrarse los piés con frecuencia al acostarse, y evitar el tránsito por los lugares tan conocidos donde habita el insecto: los pobres que no pueden propor- cionarse un buen calzado y que tienen necesidad de frecuentar los puntos donde hay niguas, harán bien en ponerse ántes en los piés aguarrás, que causará la muerte de los insectos que quieran atacar ó impedirá hasta que se adhieran: una ligera embrocacion con aguarrás es suficiente. | En cuanto al tratamiento curativo, lo primero que debe hacerse es la extirpa- cion de las niguas; esta operacion la practican con bastante destreza las gentes del pueblo, y para hacérsela solo se sirven de una ajuga gruesa de punta embotada in- tencionalmente; comienzan por levantar la epidérmis en los límites del punto os- curo que, como consta en otro lugar, ocupa el centro de la mancha blanca; una vez levantada en casi toda la extension de la circunferencia que rodea la superficie visible del quiste, se enúclea éste introduciendo entre sus paredes y las de la cavi- dad que lo contienen, la punta roma de la aguja; en este momento se ve la utilidad de la aguja embotada, pues se puede manejar con confianza sin grande temor Mo LA NATURALEZA 214 de romper el abdómen del animal, ni de herir las paredes de la cavidad que lo contiene: cuando está enucleado, con la misma aguja introducida hasta el fondo se procura llevar hácia fuera la cabeza del insecto; conseguido esto todo el quiste queda fuera de la cavidad y únicamente adherido por un punto próximo á la ex- tremidad abdominal; se rompe esta adherencia con tijeras, y si no es muy fuerte, basta una ligera traccion para desprenderlo. Algunas veces, despues de enucleado el quiste, basta comprimir con el índice y el pulgar un pliegue de la piel cogido en- tre estos dos dedos, de manera que la nigua ocupela parte más saliente del plie- gue; esta pequeña maniobra basta muchas veces para expulsar la bolsa formada por el enorme abdómen de la nigua. Casi siempre al principiar la operacion se ve salir un líquido oscuro, lanzado con fuerza bajo la forma de finísima lluvia, como si fuera lanzado por un pulve- rizador. Esta es una de las mejores pruebas de que el insecto está vivo, pues im- presionado por la Excrracion que le causa la maniobra, se irrita y hace funcionar sus aparatos contráctiles para lanzar ese líquido que bien puede usarlo como arma de defensa; pero probablemente son materias fecales. Como la única parte fuertemente adherida á los tegumentos es la extremidad del abdómen, es decir, la parte más superficial del quiste, la más accesible, es más sencillo; para extraerlo, cortar de un tijeretazo ó con el escalpelo, rebanando esta parte como se hace con los callos; despues bastan las pinzas para sacar el resto lleno de huevos. Se tiene mucho miedo de romper la bolsa, porque quedan en el interior de los tegumentos los huevos que se derraman y pueden ser la causa de subsecuentes estragos, pues nacen nuevos animales que seguirán minando la piel; pero este temor no tiene razon de ser, pues dado caso que las larvas pudiesen nacer ahí y fuesen carnívoras, las curaciones que deben hacerse tienen por objeto desinfectar las úlceras á la vez que matar los insectos. Cuando hay colecciones purulentas se abren ampliamente para limpiar á satis- faccion, se lava luego cuidadosamente con alguna solucion antiséptica á la vez que insecticida: recomiendo para esto una solucion acuosa al milésimo de biclo- ruro de mercurio, que destruirá toda la semilla que puede quedar en el interior de las úlceras; las curaciones subsecuentes se pueden hacer con fomentos de.so- lucion acuosa de ácido bórico al 30 por %%. Así fueron curados los enfermos que observé en el Hospital Militar, quedando enteramente buenos en poquísimos dias. El popular modo de curar las úlceras despues de extirpada la nigua poniendo tabaco molido ó ceniza del mismo, no puede ser más inconveniente. Las complicaciones como el fagedenismo y la gangrena, no necesito mencionar- las en esta parte; solamente diré dela gangrena, que no hay mejor remedio para acabar con el mal olor, ni mejor manera de determinar la limitacion de este mal, que el recomendado y muchas veces usado por el Sr. Montes de Oca: el yeso cal- cinado en polvo; basta poner la parte gangrenada (se entiende de la gangrena hú- La NATURALEZA.—Tomo VII.—31. 2142 LA NATURALEZA meda) en un saco con yeso, para que esta sustancia absorba todos los líquidos y trasforme en poco tiempo la gangrena húmeda en gangrena seca, consiguiéndose con esto tres grandes ventajas: primera, la limitacion de la gangrena; segunda, la desaparicion del mal olor; y tercera, cesa la absorcion de los líquidos sépticos y todas sus consecuencias. México, 1885. SUBFAMILIA MEPHITIN 4%: Las MorFETAS Ó ZORRILLOS POR EL PROFESOR ELLIOT COUES. * CONSIDERACIONES GENERALES.—Caractéres craneológicos y dentales.—La armadura anal.—Division de la subfami- lia en géneros. —Nota sobre las especies fósiles norte-americanas.—El género Mephitis.—Mephitis mephitica, la vivera de América (Zorrillo comun).—Habitat.—Caractéres específicos. —Descripcion de los caractéres exter- nos.—Descripcion del cráneo y dientes.—Variacion del cráneo con especial referencia á la distribucion geográfi- ca.—Anatomía y fisiología de las glándulas anales y propiedades de la secrecion.—Distribucion geográfica y costumbres de los zorrillos.—Historia de las especies. —ADDENDUM sobre la hidrofobia ocasionada por la morde- dura de un zorrillo, llamada tambien rabia mefítica. CONSIDERACIONES GENERALES. Una concisa diagnosis de esta subfamilia, se verá en la página 10 de la obra citada de donde tomamos este artículo, pues los caractéres del grupo han sido comparados con los de las otras subfamilias norte-americanas. La subfamilia ha confinádose en América, siendo sus más próximos represen- tantes, en el antiguo continente, los Zori/lince africanos. Este es un grupo pe- queño de dos ó tres géneros solamente, y acaso no exceda de cuatro ó cinco espe- cies que puedan en realidad estimarse buenas entre el gran número de nominales indicadas por algunos autores. Conocimiento más preciso del que actualmente po- seemos, se requiere para fijar el número de las especies, particularmente respecto al género Conepatus. Se sabe que no excede de tres el número de las especies que habitan Norte América y el norte de México, siendo cada una de ellas el tipo de un diferente género ó subgénero. Hay una especie mexicana de peculiar Mephitis, aparentemente en un todo diversa del M. mephitica. Una especie norte-ame- ricana y mexicana, de un segundo subgénero afine, Spilogale, y una ó varias especies del muy desemejante género Conepatus del Norte, Centro y Sud-Améri- ca, ajustan el número de las conocidas hasta hoy. * Tomado de la obra intitulada: A Monograph of North American Mustelidee. LA NATURALEZA 243 Al hablar de los Mephitino, nos acercamos á un grupo en un todo diferente de los Mustelince, tanto en el aspecto exterior en lo general como en los carac- téres estructurales. La especie más inmediata á los zorrillos son los tejones (sub- familia Melince); siendo la afinidad de estas dos especies tal, que algunos autores las han estimado como de una misma subfamilia. Los zorrillos y los tejones con- cuerdan en muchos puntos respecto á conformación exterior. En efecto, Cone- patus mapurito, una de las especies de zorrillo, es casi idéntico á un tejon en su aspecto exterior. Ellos son animales terrestres y de más ó ménos perfectos hábitos cavadores. La marcha es plantigrada, las uñas curvas de las patas delanteras son grandes, angostas y á propósito para cavar. La estampa en lo general, es muy vigorosa; las piernas son cortas, y el cuerpo en consecuencia bajo; la cola es más ó ménos densa, y todo el pelaje es ralo. La figura es algo parecida á la del cerdo, especialmente en los tejones y los Conepatus, la cual es debida á la produccion y alargamiento del hocico. Estos animales, ni trepan á los árboles ni nadan, su andar es comparativamente lento y torpe; tienen para su escondrijo madrigueras formadas en la tierra, cavernas en las rocas ó en los leños, y algunas ocasiones les proporcionan abrigo las habitaciones de los hombres en sus rincones retirados. Algunas de las especies invernan. CARACTERES CRANEANOS Y DENTALES. Existe tambien un carácter craneano particular, por el cual los zorrillos y los tejones pueden distinguirse colectivamente entre cualquiera Mustelide norte- americana. La vía de las narices posteriores, está completamente dividida en con- ductos derecho é izquierdo por un tabique vertical óseo, el cual se extiende hasta la extremidad posterior del paladar. En todos los otros Mustelide de que se trata en esta obra, las narices posteriores se truecan en un canal, á consecuencia de la total privacion en que posteriormente están de tal division. No obstante, los caractéres estructurales de mayor importancia son, con exceso, suficientes para clasificar separadamente álos Mephitine y Meliínce como grupos que difieren entre sí, tanto cuanto las otras subfamilias de los Mustelido desemejan. Las tablas de los caractéres dados ya (pp. 7, 8) * comprobarán mi dicho. Permí- tome repetir aquí algunas de las peculiaridades capitales de los Mephitinc. El cráneo de cualquier zorrillo puede conocerse á un simple golpe de vista, com- parándolo con el de algun otro animal musteline, por la profundidad del vacío entre los pterigoides, el cual es siempre mayor que la distancia desde el punto ex- tremo de esta emarginacion á los molares. La parte post-molar del paladar óseo en Mephilis y Spilogale es nulo ó casi nulo, es decir, el paladar termina casi ó exactamente opuesto al borde posterior del último molar. En el Conepatus, el paladar se extiende un poco más hácia atrás, pero no muy cerca de la mitad há- 1 U. S. Geological survey. —E. V. Hayden in charge. Fur-Bearing animals.—Coues. Misc. Pub. VUL 1877. 2/14 LA NATURALEZA cia las extremidades de los pterigoides. En otros Mustelide norte-americanos, el paladar comunmente se dilata una mitad ó más hácia el término de los pteri- goides. El cráneo de los Mephitine es mucho más especial en la region periótica. Las mismas ampollas auditivas son pequeñas, y solo moderadamente hinchadas en la base, con bien marcada constriccion de un meato tubuloso; * en tanto que las partes colocadas tras de la ampolla están inusitadamente abiertas y exhiben una amplia superficie, un poco plana y más ó ménos horizontal, la cual extensamente - separa los apófisis paroccipitales de las ampollas. ? En los Lutrine y Enhydrine, los paroccipitales están distantes de las ampollas; mas no existe tal expansion en la region mastoidea, como lo testifican algunos de los Mephitine, como en el Spilogale, donde la protuberancia de las celdillas mastoideas se trueca en una convexidad de las partes, solamente menor que las de las ampollas mismas. El forámen anteorbital es notablemente pequeño, circular, acanalado, y á veces frac= cionado por varias aberturas pequeñas. Los apófisis post-orbitales son pequeños ó poco aparentes; la constriccion post-orbital del cráneo es, comparativamente, ligera. La fosa glenoidea es poco profunda, presentándose tanto hácia la delan- tera como hácia abajo, sin encerrar jamás el cóndilo de la quijada, como acaece comunmente en los Melina. El proceso coronoide de la mandíbula es variable en los Mephitine, pues miéntras en los Mephitis y Spilogale está perpendicular y es cónico, como sucede en los Mustelide, en el Conepatus forma un declive pos- terior y está obtusamente curvo como en los Enhydrine. Los dientes de los Mephitine son tambien diagnósticos en la combinacion de un gran cuadrado y posterior molar superior, con pm. ¿3 63 (la última fór- mula peculiar al Conepatus, pero no siempre obtenida ni aun en ese género.)* Las descripciones detalladas del cráneo y dientes dadas más adelante al tratar de los varios géneros del Mephitince, hacen aquí innecesarios informes más extensos. Yo, sin embargo, llamo la atencion hácia la importancia extraordinariamente grande respecto á la variabilidad esencial en el cráneo de estos animales. En otros grupos, el género puede muy bien establecerse sobre aquellas diferencias que aquí son solamente variaciones individuales fortuitas, ó tambien los cambios progre- sivos que la edad va presentando en algunos individuos durante la vida. Un crá- neo de zorrillo es tan variable en la forma, como su pelo en color (comparad la lámina X con la lámina XI, ó la lámina XIII con la XIV, y mirad cuán extraor- dinarias diferencias presentan cráneos de la misma especie!) * El modelo general de coloracion y los colores mismos, son igualmente carac- terísticos de esta subfamilia, pues todas las especies son blancas y negras. 1 En Melinee, la hinchazon de las ampollas está en el máximum para la familia. 2 En Meline y tambien en Mustelinee los paroccipitales están juntos ó en contacto con las ampollas. 3 Melince, con pm. 2, tienen perfectamente un triangular molar súpero—posterior; Lulrine con molar súpero-posterior cuadrado, tienen pm. <=. 4 U. S. Geological survey. —F. V. Hayden in charge. Fur-bearing animals. —Coues. Misc. Pub. VII 1877. LA NATURALEZA 245 LA ARMADURA ANAL. Ninguna idea general, por breve que sea, referente á los rasgos principales de esta subfamilia, se abstendria de señalar el punto bajo el cual el zorrillo es infa- me, hace del nombre mismo un epíteto oprobioso, y casi impele á la urbanidad á prohibir sea proferido aun en la conversacion más familiar. El hecho es tan notorio, que el comento debe confinarse á los aspectos zooló- gicos del caso, incluyendo una refutacion acerca de varias opiniones absurdas que todavia circulan entre la gente vulgar. Un interes especial atrae á exami- nar este asunto, pues parece probable que hay alguna conexion oculta entre la falta de vigor en los fluidos y un estado del sistema en el cual, la saliva de los animales es capaz de originar una enfermedad parecida á la hidrofobia. Por muchos años existió la creencia de que el fluido intolerablemente ofensivo, era la orina de este animal vertida por un acto ordinario de miccion, mas con premeditada malicia. Su extensa difusion alguna vez se imaginó ser debida á su espesa cola, la cual, impregnada en el líquido, servia cual rociador para espar- cirlo alrededor. Las dificultades evidentes con que se tropezaba para hacer una investigacion anatómica, envolvieron en el silencio este asunto por largo tiempo. El fluido es la secrecion de ciertas glándulas situadas en el perineo, á cada lado del recto. Esto no es peculiar á los zorrillos; glándulas semejantes existen en to- dos los Mustelide, y esto es, de facto, una de las estructuras características de la familia. Sin embargo, en los Mephitine ellas llegan al máximum del desarrollo, y la secrecion adquiere calidades que la hacen el más penetrante, el más difusivo, el más intolerable efluyio animal. Estando más adelante plenamente descrita la estructura anatómica, necesito aquí simplemente llamar la atencion sobre algu- nas formas principales. Cada glándula es un pequeño receptáculo envuelto en una membrana muscu- lar y abastecido de un tubo para despedir la secrecion; la abertura de este tubo está sobre una papila que se halla situada al lado del ano, precisamente adentro del pene. La contraccion del revestimento muscular comprime el saco é impele al fluido á desalojar el poro anal; la accion es precisamente la misma que la de una jeringa de globo comprimible. El zorrillo es tan aseado como cualquiera otro ani- mal, ejecutando una accion peculiar en el momento de desahogarse, á fin de evitar que su piel sea humedecida. La ereccion impetuosa de la cola va acompañada de una tension del perineo y de una eversion del ano, lo cual favorece á la eficaz, libre y directa evacuacion de lo que el saco contiene. La operacion está totalmente bajo el dominio voluntario del animal, y parece que á ella principalmente acude en propia defensa, aunque hay fundamento para suponer que la evacuacion debe tener lugar á intervalos simplemente, para evitar esté sobrecargándose continua- 216 LA NATURALEZA mente con sus propios productos un órgano secretor. Sin embargo, en lo gene- val el zorrillo no es más odorifero que otros muchos animales: puede aun ser capturado bajo algunas circunstancias, sin provocar una emision, ni sucede tam- poco (posibilidad repugnante) que sea siempre incomible la carne del animal á causa de su mal olor. Al contemplar este singular dón de la naturaleza que sirve de proteccion á una criatura por otra parte inofensiva y casi indefensa, no podemos dejar de admirar la simplicidad del medio de que se valiera. Un poco mayor desarrollo de las glándulas comunes con las de los Mustelide, y alguna mo- dificacion encubierta de las operaciones de los folículos secretores, la cual da un ca- rácter peculiar al fluido elaborado, viene á proporcionar un medio de resguardo tan singular como eficaz; un preservativo habitual, por el cual cambia la eco- nomía del animal é impresiona su naturaleza total. DIVISION DE LA SUBFAMILIA EN GENEROS. Hay dos tipos genéricos de los Mephitine notablemente marcados, uno de ellos capaz de ser subdividido en dos subgéneros. lín un artículo anterior, * en el cual los cráneos y dientes de los Mephitine fueron descritos, yo admití tres géneros plenos en conformidad con el Dr. Gill; * pero ahora estoy algo inclinado á consi- derar solamente como un subgénero al Spilogale. Éste ciertamente difiere mu= cho ménos del Mephitis propio que el Conepatus, y el grado de diferencia, segun mi parecer, concuerda intimamente con el que subsiste, por ejemplo, entre las subdivisiones del género Putorius. Las divisiones de los Mephitine se expresan en el siguiente diagnosis: A. Dientes 34; pm. =>" Contorno dorsal del cráneo, no en una curva continua. Extremidad del hocico truncado verticalmente ó con corta oblicuidad. Paladar terminando (más ó ménos exac- tamente) en oposicion al último molar. (Region periótica, diferenciando de los subgéneros.) Proceso coronoide de la quijada, cónico, erguido, sus bordes anterior y posterior convergien- do hácia un ápice vertical anterior al cóndilo. Ángulo de la mandibula no encorvado. Trom- pa no notablemente alargada ni deprimida. Ventanillas de la nariz, laterales. Cola muy larga y muy espesa. Plantas comparativamente estrechas, peludas, al ménos en parte. En el Norte, Centro, más probablemente no en Sud-AMÉrTICA. ..........-. Género Mepniris. * a. Cráneo no deprimido; el contorno dorsal irregularmente convexo, muy alto sobre'las órbitas. Zigomático moderadamente arqueado hácia arriba, muy alto detrás. Procesos post-orbitales oscuros. Procesos mastoideos manifestándose claramente hácia afuera, mucho más allá del orificio del meato. Region periótica, no particularmente hinchada. Tamaño grande. Colores dimdidostentanchas¡supercis Suby. Mephitis. b. Cráneo deprimido; el contorno dorsal aproximándose á la rectitud, particularmente sobre las órbitas. Zigomático notablemente arqueado hácia arriba, muy alto en el centro. Procesos post-orbitales bien desarrollados. Procesos mastoideos ligeros, escasamente producidos más 4 Bull. U. S. Geol. « Geogr. Surv. Terr. 2d ser. no. 1, 14875, p. 12. 2 Arrang. Fam. Mamm. 1872, 66. 3 Etym.—Lat. mephitis, una impura ó nociva exhalación. A LA NATURALEZA 247 allá del orificio del meato. Region periótica peculiarmente hinchada, á causa del desarrollo de las cavidades mastoideas; la superficie inferior abultada y dando un tanto la apariencia de una segunda ampolla auditivatras lareal ................. Subg. Spilogale. * B. Dientes normalmente 32; pm. ¿33 algunas veces, aunque ¿=; por la presencia de un pequeño premolar? adicional correspondiente al anterior del Mephitis. El contorno dorsal del cráneo en una curva continua, más ó ménos regular desde la protuberancia occipital hasta las extremi- dades de los premaxilares, debido á la gran oblicuidad de la truncacion del término del rostro, lo cual coloca el perfil del orificio nasal en línea con el de la frente; cráneo muy alto en la resion parietal. El paladar alargado decididamente tras los últimos molares, aunque no á la mitad de los extremos de los pterigoides. La region periótica, tal como en Mephitis propio; pero los mastoideos un algo como en Spilogale, proyectándose más hácia abajo que hácia afue- ra. El proceso post-orbital comunmente vago. Los zigomáticos ligeramente arqueados hácia arriba. El proceso coronoide de la quijada, inclinándose hácia atrás, obtusamente Corvo, con márcen anterior convexo y posterior cóncavo; la cima casi excediendo al cóndilo. El ángulo de la mandibula pronunciadamente combo. Forma de gran tamaño, extremadamente vigorosa, y su apariencia algo parecida á la del tejon. Hocico notablemente alargado y deprimido. Ven- tanillas de la nariz, inferiores. Cola corta y poco espesa (para esta subfamilia). Plantas muy anchas, enteramente desnudas. Coloracion dibujando grandes superficies. En Sur, Centro y (escasamente) en Norte America. a o ad Género Conepatus. 3 Nota acerca de las especies de Mephitis fósiles norte-americanas. Mephitis frontata, Cones. Mephitis frontata, Coues, Bull. U. S. Geol. and Geog. Surv. Terr. 2d ser. no. 1, 1885, 7, con grabados. De las cavernas de huesos de Pensilvania. Postpliocena. CaraAcTÉRES EsPEcirICOs.—Cráneo extremadamente alto en el centro; el perfil del contorno superior, muy rápidamente descendiendo á una linea casi recta, desde este punto hasta el occipucio y hocico. La mayor profundidad del cráneo, sin quijada en poco ménos de la mitad de suloneitud. Zigomático altamente arqueado; el hueso, en frente, comprimido vertical en vez de lateralmente. Esta especie se halla en un cráneo, núm. 2232 del Museo Smithsoniano, obteni- do por el Rrofesor Baird en las cavernas de huesos de Pensilvania. El animal fué un verdadero Mephttis íntimamente ligado al M. mephitica, aunque en realidad diferente. No obstante ser siempre hinchada la region frontal en el Mephitis, no se ve nada en las especies modernas que se asemeje á la protuberancia y angu- lacion del vértice de M. frontata. La prominencia es tambien decididamente más posterior, sobre y más allá de la hinchazon general de la region inter-orbital del Mephitis moderno; la forma es algo parecida á la del Gulo, mas aun el perfil del último está aquí exagerado. Parece que la prominencia es principalmente de- bida á la dilatacion de las cavidades frontales, como puede verse en este ejem- plar, en el cual la lámina exterior del cráneo, estando raida en algunos lugares, permite ver el interior. A esta elevacion general está asociada una hóveda nota- blemente más alta del zigomático, y el molar es más delgado que en las especies modernas en su parte anterior, donde está graciosamente estrechado en posicion 1 Elym.—Greek oxzkos, una mancha; yaA7y, una especie de comadreja. 2 Se dice carecer algunas veces del anterior premolar inferior. 3 Bárbara palabra, como muchas otras del género de J. E. Gray, derivadas de Conepall 6 Cone- paie, nombre del animal (probablememte mexicano) que se le da en el lugar en que habita. 248 LA NATURALEZA vertical, en vez de ser laminar por tudas partes. Ninguno de estos caractéres se obtiene en los numerosos cráneos modernos que se han examinado, no obstante la gran variabilidad del último. El animal tenia el tamaño de las especies comu- nes. El cráneo, por lo general, es intermedio entre varios ejemplares de los del M. mephitica. El Sr. J. A. Allen * estima como excepcion la validez característica de las es- pecies, expresándose en los términos siguientes: «o... .. El Dr. Coues ha osado describir una nueva especie (M. frontata), fundándose en un cráneo fósil hallado en una de las cuevas de huesos en Pensil- vania, lo que, segun mi opinion, ha sido imprudente. El ejemplar, aunque de un individuo muy avanzado en edad, es escasamente mayor (.....) que el pro- medio de los ejemplares de los Estados orientales, consistiendo la principal dife- rencia para con el cráneo proporcional, en una hinchazon disforme de la region frontal, ocasionada evidentemente por alguna enfermedad. Tal es una forma que por ningun título deba limitarse al ejemplo presente; puesto que es una dilatacion extrema de la cavidad de la region frontal, frecuentemente vista en ejemplares de los animales actuales, y que evidentemente fué la consecuencia de alguna en- fermedad. En el núm. 917 (Albany, N. Y.), núm. 8099 (Fort. Cobb, Ind. T.), núm. 18978 (Calcasieu Pass, La.), y núm. 1620 (Indianola, Tex.), esa misma circunstancia está notablemente marcada, la cual, en algunos de estos ejemplares, si hubieran llegado á la edad de aquel, habria llegado á ser casi ó tan grande como la que se ve en el cráneo fósil de que se trata. «A esta pariedad yo puedo agregar, que un muy prolijo exámen de los restos fósiles de Carnívora, reunidos por el Profesor Baird muchos años há de las cue- vas de huesos en Pensilvania (de los cuales este cráneo fósil de zorrillogorma par- te), ha dejado de manifestar alguno de ellos, como especificamente distinto de las especies que hoy, ó últimamente, habitasen en la misma region. Muchos de estos restos son de individuos de gran tamaño, mas no excediendo sus dimensiones de los specimens del animal nuevo de las mismas regiones ó de algunas inmediatas. Es- tos restos incluyen, entre otras, las especies siguientes: Lynx rufus, Urocyon virginianus, Mustela pennanti, Mustela americana, Putorius vison, Lutra canadensis, Mephitis mephitica (ejemplares diferentes del cráneo «/rontata»), Procyon lotor, Ursus americanus, etc.» Concediendo que las probabilidades estén en contra de la validez de la especie, debe tenerse en consideracion que la teoría respecto á la enfermedad no está pro- bada, y que ninguno de los ejemplares nuevos del Mephitis, segun se ha obser= vado, prueba tal cosa. Éste, entiendo, hasta donde mi ciencia alcanza, es el único zorrillo fósil descrito como tal; mas comparad antea, p. 18, en el asunto de «Galera» perdicida. 1 Bull. U. $. Geol. and Geog. Surv. Terr. vol. ii, no. 4, 1876, p. 333. 13 M. LA NATURALEZA 219 EL GENERO MEPHITIS. (Cuvier.) x Viverra sp. de algunos autores antiguos. < Mephitis, Cuvier, “Legons d' Anat. i, 1800” (coextensivo con la subfamilia) y de los autores generalmente. —Baird, M. N. A. 1857, 191. < Chincha, Less. Nouv. Tab. R. An. 1842. > Spilogale, Gray, Proc. Zoúl. Soc. 1865, 150. (Tipo S. interrupta=M. putorius). > Mephitis, G11l, Arrang. Fam. Mamm. 1872, 66 (limitado al subg. Mephitis como caracterizado en este ar- tículo).—Coues, Bull. U. S. Geol. Sury. 2d ser. j. 1875 (la misma restriccion). Las varias especies de Mephitis propios norte-americanas (tambien restringidas para excluir el Spil0gale), indicadas por algunos autores, son reducibles á una, que puede dividirse en dos ó tres razas geográficas. Hay una segunda especie mexicana, aparentemente válida, la cual se pondrá en conexion con aquella, á fin de completar una revista del género. Como se ha visto, una especie fósil está igualmente descrita en las páginas precedentes. El Mephitis propio y el Spi- logale están confinados, segun se sabe, en el Norte y en Centro América, siendo el Conepatus el único tipo de Mephitine Sud-Americano, mas tambien exten- diéndose por Centro América, hasta el límite mexicano delos Estados Unidos. EL VIVERO DE AMERICA (Zorrillo comun.) MEPHITIS MEPHITICA, Baird. Six. M. mesomelas, Licht., M. varians. Gray, M. americana, Desm., M. chinga, Tied., etc., etc. Ha.—En lugares enteramente templados de Norte-América. Del Norte á la Bahía de Hudson y el gran lago Slave. Al Sur, en México (Matamoros, Monterey). CARACTÉRES ESPECIFICOS.—Negro ó negruzco; una linea frontal, mancha en la nuca, y dos ra- yas dorsales, blancas; cola negra, más ó ménos salpicada de blanco ó con la extremidad blanca. Cola con pelo no tan largo como el de la cabeza y cuerpo; las vértebras cerca de la mitad de esta dimen- sion. Distancia de la nariz al nacimiento de la cola casi de un pié; plantas como de 2% pulgadas. DESCRIPCION DE LOS CARACTERES EXTERNOS. * El zorrillo es un animal de constitucion fuerte, cabeza pequeña, orejas bajas y miembros cortos; el tronco regordido especialmente detras, el dorso tan na- turalmente arqueado como ancho; cola larga y muy espesa. La cabeza es agu- damente conoidal, de perfil frontal convexo, é inclinado occipucio: estando bien marcado el conoide regular, poco posée de la anchura y depresion caracterís- tica de las comadrejas. El ojo es pequeño y está más inmediato á la nariz que á la oreja. La region nasal es de tamaño considerable y protuberante, limitada- mente desnuda en una superficie estrechamente circunscrita, el contorno casi circular; la cara de la jeta es sesgada oblicuamente un poco hácia abajo y hácia > De una extensa coleccion de ejemplares existente en el Instituto Smithsoniano, que proviene de varias partes de Norte-América. La NATURALEZA. —Tomo VII.—22, 250 LA NATURALEZA atras; las ventanillas de la nariz están colocadas á los lados, mas su extremidad anterior es visible por delante. Las orejas son bajas, aunque el pabellon está mucho mejor desarrollado que en el Conepatus; la posicion general de la concha es más bien hácia atras que hácia arriba, debido á que su extremidad anterior está insertada un poco abajo del punto más alto de la orilla; el contorno libre del borde es casi orbicular, mas sin embargo con una ligera angulacion obtusa. Las patas no son tan anchas y tan planas como en el Conepatus, pero presentan am= plias superficies plantar y palmar; éstas se hallan comunmente desnudas, ex- cepto en una variable distancia hácia atras, estando las plantas en particular, generalmente con pelo cerca de una tercera parte desde el talon. Las palmas presentan detras, justamente adelante de la muñeca, una prominencia forrada, más ó ménos dividida longitudinalmente, y delante de ésta una depresion cru- zada; en la base de los dedos hay una área semicircular forrada, dividida más ó ménos claramente en diversos ejemplares, en tres ó cuatro más pequeños forros. Esta division en algunos casos es muy perceptible, por ser profundas y agudas las líneas de impresion; en otros aparece una área forrada con la forma que ge- neralmente tiene una herradura. No hay constancia acerca de esto, y la diferen cia que se ha estado alegando como existente entre los Mephitis y Spilogale, no puede sostenerse satisfactoriamente. Los dedos son cortos y de hecho los ex- ceden en longitud las más largas de las uñas que llevan. De éstos el tercero y el cuarto son sub-iguales y los mas largos; el segundo es algo más corto; el quinto llega difícilmente á la mitad de la longitud del cuarto; y el primero llega escasa- mente á la base del segundo. Las tres uñas del centro son muy largas, fuertes, comprimidas, poco curvas, agudas y de carácter cavador; las laterales son más cortas, más vigorosas para su tamaño, y más combas. Las uñas de las patas tra- seras son en un todo diferentes, pues son cortas, fuertes, obtusas, y están cubier- tas por el pelo; las tres del centro son aproximadamente iguales en longitud, la quinta es más corta, y la primera llega apénas á la base de la segunda. La parte desnuda de la planta presenta en general una área ancha y plana por detras, se- guida de una depresion irregular, y ésta por la cobertura de la base de los dedos de los piés, que se halla imperfectamente dividida en tres. Las yemas fina- les de los dedos de los piés casi inmediatamente aparecen por ser éstos muy cortos y estar extensamente unidos. La cola del zorrillo es notablemente densa, con pelo áspero y tosco, casi cual estopa. ll pelo es flojo y laxo, dependiendo en gran parte la posicion que toma, de los movimientos ó colocacion del miembro. En los ejemplares de cola más copa= da, los pelos caen libremente alrededor al elevarse aquella, como las plumas de un pompon, tambien representado por Audubon en.la lámina de su especie ma- crura (nec Licht). En otros casos la posicion del pelo es más permanente. No se reconoce ninguna disposicion dística y falta tambien la borra. Aquel pelo de la cola, que es del todo blanco (todos lo son por lo comun en la base), en algo di- LA NATURALEZA 251 fiere por su textura de los demás, siendo más tosco y suelto. Aparece en la extremidad final de la cola, cual un blanco penacho que tuviese poca conexion con el pelaje general, siendo el pelo caedizo en su principio, ó, lo que es más cu- rioso, formando con irregularidad en varios lugares de aquella manojos aislados. Estos singulares hacecillos exceden en largo al pelo restante, midiendo algunas veces siete ú ocho pulgadas, y aun sin tomarlos en consideracion, lo copado de la cola es algunas veces tal, que cuando el pelo se extiende á los lados, la exce- den un tanto en longitud. El pelo que estrictamente se halla en la extremidad de la cola, no es ordinariamente tan largo como el que forma alguno de esos copos que en la extension de ella existen. No obstante la interminable diversidad en la opa y demás detalles del color blanco, 'puede indicarse, como de una constancia razonable, la presencia de una pronunciada y estrecha línea frontal, y una amplia área nucal de la que nacen dirigiéndose oblicuamente hácia atras y en direccion á la cola ó hasta ésta un par de fajas que se continúan ó no sobre este miembro; manteniéndose dicho color en mayor ó menor extension, en casi todo el pelo de la cola en su nacimien- to, aun cuando ésta sea muy negra y ménos poblada. Yo no he hallado la línea frontal ni en el Conepatus, que totalmente carece de ella, ni en el Spilogale, en el cual se circunscribe á un punto; mas ella varía de una simple huella á una larga lista que se continúa con la área nucal, y ciertamente algunas veces falta del todo. Esta última comunmentese presenta como una gran mancha, teniendo su principio en una línea entre las orejas, la cual queda en forma de cuadro amplio en el occi- pucio. Desde la parte posterior de ella, las dos fajas oblicuas pueden inmediata- mente divergir formando una V, ó pueden continuar poruna considerable distancia como una sola línea mediana ántes de horquillarse en dos. La mancha nucal puede además estar desunida de las fajas dorsales, lo que es raro ó puede estar fracciona= da en dos; 2 e la faja dorsal extendiéndose separadamente sobre la nuca. Las fajas dorsales pueden extenderse apénas algo más allá de la nuca; 2 e, pueden represen- tarse por unaligera prolongacion de un par de manchas nucales, y pueden tambien desviarse sobre las espaldillas independientemente de la área nucal blanca. Co- munmente llegan con notable diferencia á más de la mitad del largo del dorso, continuando despues casi paralelas hasta tocar la cola. Pueden encorvarse mu- tuamente la una hácia la otra sobre los costados, y aun encontrarse allí, ciñendo entónces completamente una área vertebral ovalada, ó pueden interrumpirse para empezar de nuevo otra vez. Pueden prolongarse en ambos lados de la cola, en tales casos estando comunmente dividida en curiosos fascículos aislados y de blanco pelo ya descritos; pero siendo algunas veces continuas, cuando la cola es suma- mente blanca. Se ha visto en las colas más negras, que hay siempre más ó mé- nos blanco en el nacimiento del pelo. Lo anterior puede indicar el órden general de la variacion en el color. Las figuras de Audubon, relativas á esta especie y á su supuesto macrura, darán 252 LA NATURALEZA una perfecta idea acerca de dos condiciones casi extremas. Yo, nunca he hallado un zorrillo que sea enteramente negro; mas en algunos ejemplares que he tenido. á la vista, he advertido que el color blanco está reducido á tan suaves tintes, que no dudo que accidentalmente desaparezca conforme á lo que algunos autores asientan. Un ejemplar jóven tiene toda la parte média superior del cuerpo total- mente blanca, como acaece en los más perfectos casos del Conepatus, con excep= cion de una tenue emarginacion por detras, precisamente en la raíz de la cola. Estando, como estoy, plenamente convencido de la interminable variabilidad que existe, aun en individuos pertenecientes á la misma lechigada, opto porque hay, sin embargo, una tendencia generalmente bien expresada á acrecerse el blanco en una proporcion conforme á ciertas áreas geográficas. Un promedio á este res- pecto nos ofrecen aquellos de los Estados del Este y del Centro, en los cuales ve- mos una perfecta línea frontal y una área nucal, emitiendo oblicuamente líneas que no llegan á la cola, la cual es negra y blanca únicamente en la extremidad ó en la raíz del pelo. En los pertenecientes 4 Florida, al Sud-Atlántico y á los Estados del Golfo, generalmente se halla el blanco al mínimo de la manera si- guiente: línea frontal, una simple huella; mancha nucal, pequeña ó dividida en dos, y las otras líneas casi faltan. En los de una á otra parte del Oeste, y de la América Británica, y aun en aquellos que por el Este se extienden hasta la Bahía de Hudson, la prolongacion de las líneas laterales hasta la cola, ó en este miem- bro hasta su fin, es la regla; y la líneas, no de un golpe comunmente divergen desde la mancha nucal, sino que muy gradualmente se separan desde una simple línea vertebral, en la cual la mancha nucal se prolonga. Asociada con tal con= dicion del blanco, nosotros hallamos casi invariablemente, en las formas occiden= tales, una cola más espesa, su amplitud al traves igualando ó aun excediendo á la total longitud de ésta. Casos tales como los ya citados, en sus menores diver- sidades, han proporcionado el mesomelas de Lichtenstein, el varians de Gray, el occidentalis de Baird y el macroura de Audubon. La figura de este último representa un extremo del blanco, de larga y copada cola, y puede ser confun- dido, como lo fué con el M. macrura de Lichtenstein, que es del todo diverso. Independientemente del tamaño de la cola, puede observarse un general de- crecimiento de la talla con la latitud. Los ejemplares de Florida, son notable- mente más pequeños que los de New England; algunos aparentemente en su total desarrollo, siendo un poco más grandes que el Spi/ogale en su maximum, de cerca de trece ó catorce pulgadas de largo. DESCRIPCION DEL CRANEO Y DIENTES. Ninguno de los cráneos de animales que yo conozco, varía tanto como el del zorrillo, y pocos exhiben tan notables diferencias independientemente de la edad y del sexo. Algunos ejemplares son en más de un cuarto mayores que otros y LA NATURALEZA 253 de doble peso, existiendo tambien entre ellos un órden correspondiente de va- riaciones en el contorno. Comparadas con una razon ordinaria de variabilidad osteológica, las discrepancias están casi pareadas con las exhibidas por la colora- cion del animal, cuando se colocan frente á las marcas más constantes de muchos animales. En una série de veinte ó treinta cráneos examinados por mí, he nota- do que los pertenecientes al Oeste, y con especialidad los de la Costa del Pacífico y que representan el occidentalis de Baird, tienen como distintivo el ser más grandes y de mayor peso que otros, más ensanchados y deprimidos atras, con más fuertes y resplandecientes crestas, sagital y especialmente occipital. Mas como estos extremos van insensiblemente trocándose en un modelo comun, no me es dabie trazar ninguna línea divisoria. La tablas de medidas mostrarán es- tas variaciones, aunque ellas patentizarán apénas las discrepancias, que clara- mente se obtienen cuando colocamos un extremo al lado del otro. Un cráneo promedio núm. 3816, procedente de New York, elijo para la descripcion en el curso de la cual serán examinadas las variaciones de toda la série. La suprema extension zigomática es á la longitud como 1 á 1.55, ó muy poco ménos de las dos terceras partes de esa dimension: generalmente se conserva una proporcion semejante. Visto desde arriba el cráneo, presenta una corta é hinchada porcion alta en la nariz, que va disminuyendo de cada lado; mas con una rostral protuberancia que indica la entrada del diente canino en el hueso, subtruncado al frente, con apertura nasal subcircular grande, en este punto de vista muy. acor- tada. El rostro es cerca de una tercera parte de la longitud total, si la medida se toma desde el extremo delantero hasta la raíz anterior del zigoma: el zigoma y lo restante del cráneo, teniendo respectivamente otra tercera parte. En otros cráneos el rostro es más corto que esto y ménos abovedado. La convexidad ge- neral del rostro continúa hasta la frente en el vasto é igual espacio interorbital. Los procesos supraorbitarios son muy débiles, estando simplemente indicados por una pequeña salida en la frente, donde las horquillas anteriores de la cresta sa= gital llegan á la orilla de la órbita. Es, pues, en”consecuencia, difícil dar una descripcion acerca de la órbita, desde la fosa temporal comun. El punto de ma- yor constriccion del cráneo queda muy atras del proceso supraorbitario, precisa= mente como á la mitad de la distancia de la extremidad del rostro al occipucio y opuesto al ápice del coronoide mandibular cuando la quijada está cerrada; hay á la vez una gradual depresion de los lados del cráneo por alguna distancia más bien que una repentina constriccion en un punto determinado. A veces no hay tal simetría, pues un lado está más emarginado que el otro; en otras es apénas más estrecho que el espacio interorbitario, y en algunas de unos tres cuartos cuando más. Detras de este punto el cráneo se amplía rápidamente hácia el orígen pos- terior del zigoma y mastoides, siendo este último el punto más vasto del cráneo propio, estando separado del primero por una emarginacion, en la cual se halla la abertura del meato auditivo, que no es distinguible desde arriba. Desde cada mas- 254 LA NATURALEZA toides el cráneo va reduciéndose en una, aproximativamente, línea recta hácia atras y hácia arriba, por alguna distancia, para terminar despues con un contorno cruzado y derecho, más ó ménos emarginado, sobre la línea central. Este total límite posterior, que representa la cresta lambdoidal, es extremadamente variable, no solo como consecuencia de la edad, sino tambien fortuitamente. En algunos cráneos (aquellos que poseen la parte posterior más amplia y más resplandeciente cresta occipital) hay una emarginacion profunda en la línea média del cráneo, án- gulos airosamente salientes á cada lado de ésta, y un cóncavo contorno de ahí al mastoides. Esta proyeccion occipital oculta todas las partes que se hallan bajo de ella. Por lo demás, la parte superior del cráneo muestra una cresta sagital (úni- camente en cráneos muy jóvenes una lámina levantada) bien marcada en todos, con excepcion de ejemplares jóvenes, horquillando anteriormente (en ó poco de- lante del punto de mayor constriccion), para enviar una rama curva á uno Ó á otro de los procesos supraorbitarios. A un lado de esta cresta y de la occipital, toda la superficie craneana está abovedada. Los arcos zigomáticos, vistos por en- cima, muestran el punto de la más dilatada divergencia, cerca de su principio posterior, de donde ellos gradual y regularmente convergen hácia adelante con ligera curva. Visto de perfil, muestra el cráneo su más alto punto en el espacio interorbitario, de donde se sesga gradualmente con una convexidad leve, general hácia la jeta y protuberancia occipital. Este punto supremo está algunas veces un algo y otras decididamente ante el centro del cráneo. El perfil frontal puede adquirir una concavidad poco apreciable, y el opuesto puede ser débilmente sinuoso, debido á la irregularidad de la cresta sagital. La jeta está paralelamente delineada y con una oblicuidad de unos treinta grados desde la perpendicular. El zigoma mues- tra solamente un ligero arco elevado, mas sin ningun perfil trazado en sesgo ó curva especial para definir la porcion de la órbita representada por él. Es laminar, estrechándose á la mitad de la extension que abraza, y muy vigoroso cerca de la raíz posterior. El forámen anteorbitario * consiste en una corta perforacion de una lámina superior y sutil de su raíz anterior; por detras la fosa glenoidea se pre- senta más bien hácia adelante que hácia la parte inferior. El orificio prominente del meato, lateralmente descuella entre la raíz del zigoma y el mastoides, el cual, por último, es un protuberante pero obtuso proceso inmediatamente detras del meato. Tras éste, existe una emarginacion terminada por el prominente parocci- pital que hácia abajo se proyecta; á la espalda de éste, aparece el perfil semicir- cular y recortado del cóndilo occipital. La parte posterior del cráneo, representa una faz subtriangular, plana y per- pendicular en las superficies generales, limitada en la parte superior por la so- 1 Como una curiosa, mas no muy rara anomalía, este forámen se halla algunas veces dividido en varios canales separados, por los cuales las ramas del nervio facial se extienden separadamente. He observado la misma cosa en el Conepalus. LA NATURALEZA 255 bresaliente cresta sagital; formando la una y la otra extremidad lateral los pro- minentes paroccipitales, entre los que aparecen las faces de los cóndilos oblicuos, siendo trasverso con una leve curva el borde superior del forámen. El cráneo, por la parte baja, muestra una amplia y uniforme superficie pala- dial, por cerca de los dos quintos de su total longitud. El paladar termina casi al frente ó algo atras de los molares posteriores. Este anaquel terminal que repre- senta la emarginacion entre los pterigoides, es siempre vasto y algo trasverso; mas su corte varía excesivamente en detalles. Comunmente es trasverso, con una punta mediana pequeña, que opuestamente se destaca produciendo una do- ble emarginacion. Puede simplemente ser una curva abierta, ó puede aparecer cual una tarja mediana. La última circunstancia muy á menudo se observa en los ejemplares del Oeste, y llegó á constituir un carácter principal, sobre el cual se fundaron los M. occidentalis; mas una extensa coleccion examinada por el Profesor Baird ha venido á demostrar que tal es un todo fortuito. La forma co- mun del paladar es un triángulo; incluyendo los dientes, su anchura por la parte de atras, casi iguala en extension á su longitud; por la parte anterior presenta una ancha, si bien sucinta forámina incisiva, que escasamente alcanza los mola- res. La profundidad de la emarginacion pterigoide es considerablemente menor que la longitud del paladar. Los pterigoides son simplemente laminares con ex- tremidades fuertemente en anzuelo. Generalmente son paralelos; mas algunas ve- ces convergen un algo posteriormente, quedando el espacio que ciñien en forma de maza. La superficie general de la base del cráneo, por la parte de atras, es en- teramente plana, debido á la suave hinchazon de las ampollas. Éstas son decidida- mente convexas solamente en un lugar, interiormente; en otra parte planas y exteriormente extendidas para formar el meato tubular. Las huellas de separa- cion de las partes circunscriptoras persisten largamente, por lo ménos, al frente. Cerca de las ampollas se perciben las siguientes foráminas: una adelante, precisa- mente en el interior de la fosa glenoidea; dos á la extremidad anterior de la am- polla; tres á lo largo de su borde interior, una más exterior, cerca del mastoides; una lejana, posterior, en el occipital. La sutura basi-esfenoidea, al principio in- perceptible, está estrechamente trasversa ante el centro de las ampollas. La'área basilar general es rasa, encogiéndose hácia adelante, no señalada, ó simplemente con un corto lomo mediano. El borde del forámen magno representa una emar- ginacion profunda del posterior de esta área, con la protuberancia condilar á uno ó á otro lado. Todos los huesos del cráneo, finalmente, coosifican, exceptuando, por supuesto, la mandíbula, estando más unidos en una edad comparativamente menor. Las suturas periótico é internasales persisten extensamente; las últimas, tras las nasa- les, están consolidadas con los maxilares, y la primera, despues que la sutura ba- si-esfeno-occipital está obliterada. Cuando se hallan separados, se ve que los nasa- les son cóncavos en todo su borde exterior, truncados anteriormente con una pro= 256 LA NATURALEZA longada extremidad ántero-lateral y recibidos por un proceso agudo en el repliegue del frontal. El hueso intermaxilar forma ménos de la mitad de la sutura general naso-maxilar. El maxilar se extiende dentro de la protuberancia supraorbitaria por un corto espacio. El malar es algo pequeño, y está hundido en su nacimiento con lo restante del arco zigomático. El hueso occipital se halla poco despues muy coosificado; el supraoccipital se ve entónces descollando mucho más la cresta lambdoidal por uno ó por otro lado, desde la mitad de la línea média hasta el pro- ceso mastoides, y de éste cruzando dicha cresta hácia el paroccipital, de donde la sutura se dirige, sobre el piso del cráneo, á lo largo del borde del periótico por el foramen lacerum posterius, á la base esfenoidea, y de allí rectamente atraviesa la línea média. La quijada inferior en los Mephitinc nunca se halla encerrada, segun se sabe, en el glenoideo por la presion del cóndilo en el embrace de la fosa, como es la re- gla en la vida adulta de los Meles y Tawxidea, y segun ocurre algunas veces en las nutrias (Lutrince). La rama de la mandíbula es vigorosa y casi estrecha á lo largo de la parte sostenedora de los dientes; la sínfisis es compacta, corta, in- tempestivamente ascendiendo y con oblicuidad hácia afuera. Entre la rama propia y el ángulo de la quijada, el borde inferior está decididamente emarginado, y el án- gulo mismo es escasamente ó nada abultado (cf. Conepatus). El ángulo mismo es obtuso, conteniendo un cuello vigorosoen el lado exterior, el cual se prolonga hasta el cóndilo. El cóndilo es horizontal, trasverso, muy estrecho y agudo internamente: en la mitad exterior su superficie articular mira hácia arriba; en la mitad interior mira hácia atras. El proceso coronoide aparece recto y elevado, casi uniforme- mente disminuyendo hácia la cima, de la cual una perpendicular cae decidida- mente delante del cóndilo (cf. Conepatus). Toda la impresion muscular de su faz exterior está bien marcada. Aguzada se halla por la parte de abajo y dilatándose hácia delante sobre la rama, llega á un punto sobre el cual existe el último mo- lar más pequeño (cf. Conepatus). Segun se tiene observado, bajo el título Conepatus, la fórmula dental de los gé- neros de los Mephitince, en punto de hecho no difiere. La diferencia es nula, como acaece entre los Mephitis y Spilogale, miéntras que el Conepatus un supuesto número de dientes menor, es solamente verdadero en el muy pequeño tamaño del prematuro, perecedero, ó por alguna causa no funcionalmente desarrollado pre- molar alto anterior. En el Mephitis tambien el diente puede ser muy pequeño ó tambien prematuro en uno ó en ambos lados de la quijada; tal sin embargo existe normalmente, y puede á primera vista ser reconocido. (Continuará.) NOTICIA ACERCA DEL HALLAZGO DE RESIOS HUMANOS PREHISTÓRICOS EN EL VALLE DE MÉXICO. En el mes de Enero de este año se practicaban unas excavaciones por medio de la dinamita, para arrancar rocas de construccion en la base del cerro llamado Peñon de los Baños, á cuatro kilómetros Este de la ciudad de México. La opera- cion se practicaba bajo la direccion del Sr. coronel de Ingenieros D. Adolfo M. de Obregon, quien fué avisado de que en los trozos de roca arrancados por aquel explosivo, se encontraban unos huesos al parecer humanos: este señor llevó dichos trozos al Sr. Ministro de Fomento, general D. Cárlos Pacheco, para que si los juzgaba de interes fuesen estudiados por alguna comision científica. El Sr. Ministro entregó dichos trozos de roca al primero de los que suscriben (Bárcena), quien le manifestó desde luego que aquellos restos eran humanos y que su hallazgo tenia grande importancia para el estudio del hombre prehistórico en México: añadió tambien que examinaria cuidadosamente la localidad donde los restos habian sido encontrados, para presentarle opinion escrita sobre el particu- lar. Pocos dias despues invitó al segundo de los suscritos (Castillo), para asociarse en este estudio de tan gran interes científico, y en vista de las observaciones prac- ticadas escribimos la presente noticia. Sabiendo que continuarian los trabajos de excavacion en el lugar donde fueron encontrados los restos en cuestion, dejamos trascurrir algun tiempo con el fin de ver si se descubria algun otro dato que diera luz suficiente para resolver este asun- to antropológico; pero nada se habia observado en los nuevos cantos arrancados durante algunos meses. El 25 de Diciembre actual, acompañado del Director del Museo, Dr. D. Jesus Sanchez, el primero de los suscritos hizo nueva exploracion en las canteras calizas del Peñon, y tuvieron la fortuna de encontrar, in situ, unos fragmentos de costillas humanas incrustradas en la roca aún adherente al piso, obteniéndose con este hallazgo la autenticidad del yacimiento, como se exige en asuntos de esta naturaleza. Los restos de que nos ocupamos son humanos y pertenecen á un solo individuo, de edad adulta, como lo demuestran el número y aspecto de los dientes. Despedazada la roca que contenia el esqueleto en cuestion, los restos encon- trados aparecieron incrustados en cuatro fragmentos de roca: en uno se observó parte de la cabeza en su region facial y un antebrazo: de la cabeza existian los dos maxilares que se desprendieron unidos; adherida á la roca quedó parte de la por- cion facial izquierda, principalmente la bóveda palatina y trazas de los cornetes, La NATURALEZA. —Tomo VII.—33. 258 LA NATURALEZA así como los dientes superiores é inferiores colocados frente á frente: las dimensio- nes del cráneo son las ordinarias de un hombre adulto y de regular estatura. El fragmento desprendido contiene la mayor parte del maxilar inferior, algo del superior, parte de un húmero y un fragmento de vértebra. El maxilar inferiores ancho, abierto, de color blanco pajizo, revestido de esa capa característica de los huesos fósiles y observándose con toda claridad los agujeros mentonianos del maxi- lar; del superior aparece parte de la region derecha y un seno de Highmore, la otra, asi como la bóveda palatina, quedaron adheridas á la roca anterior: en ésta se ven parte de dos incisivos, un canino, cuatro molares y la impresion del 5. del maxilar inferior, quedando adheridos del superior tres incisivos, un canino y cuatro mola- res. El maxilar inferior en la parte separada, contiene dos dientes incisivos, un canino y dos molares bien conservados: de la region izquierda sólo quedan algunos fragmentos, pues el resto se halla adherido á la roca: del maxilar superior en la region derecha, un incisivo y parte de tres molares. Los dientes aparecen en muy buen estado de conservacion: el esmalte brillante y las superficies de trituracion gastadas oblicuamente: es de notarse que los dien- tes superiores se corresponden muy bien con sus homólogos inferiores, como se observa en las razas puras, y que los caninos no son cónicos, sino que se aproxi- man á la forma de los incisivos. Dimensiones de las partes descritas: Altura del nivel inferior de los dientes superiores á la bóveda palatina. 0.025 Mayor anchura de la corona de un incisivo SUperior .......... 0. 010 Altura dela/corona de idem... atole AA ad 0. 007 Toncitud dela ride ia os A io .. 0, 016 Diámetro de la superficie de trituración en el cuarto molar superior. . 0. OM Altura del maxilar inferior, entre su base y el nivel del cuello de los INCISIVOS O AMIA IIA AO 0. 035 Longitud, segun la curvatura, entre la línea média del maxilar inferior y el lugar del: Molar A AA O. 065 El tercer trozo contiene la impresion de la parte desprendida que se acaba de describir, y fragmentos de cúbito, vértebras, clavículas y diversas costillas colo-= cadas en desórden; algunos de estos huesos están revestidos de dendritas de óxido de manganeso, y el tejido de otros se ve impregnado de sílice. En este fragmento se ve perfectamente la línea de separacion entre la formacion de toba caliza sili- cífera que lo constituye y la de la tierra vegetal superior. En el cuarto y último se vieron partes de huesos de miembros inferiores colo- cados en desórden. En un canto separado apareció una parte de fémur incrustado, con un aspecto de fosilizacion más marcado que en las partes ántes citadas; se han desprendido de su superficie aleunas láminas, quedando otras adheridas; su color es amarillo pajizo y el tejido esponjoso del canal medular está silicificado. Parece ser la parte média del hueso y tiene una longitud de 0.=17. Los restos descubiertos el 25 de Diciembre, son fragmentos de costillas incrus- LA NATURALEZA 259 tados en la masa de la roca; presentan todo el aspecto de la fosilizacion, pues al- gunos están del todo formados por caliza silicífera, y en los otros no se percibe resto alguno de materia orgánica; están en gran parte silicificados y contienen dendritas de manganeso. Es de creerse formen parte del esqueleto descrito, pues se recordará que en uno de los trozos aparecen restos desordenados de costillas, y tienen la misma apariencia que los últimos. Sirviéndose del horizonte que presenta la capa de tierra vegetal, y aviniendo alsunas de las partes de los cantos de rocas, se puede ver que el cadáver se en- contraba recostado sobre el lado izquierdo, inclinando la cabeza hácia ese lado. Se observa además que la bóveda craneana quedó fuera del nivel superior de la formacion calcárea que ahora recubre la tierra vegetal, y dicha porcion debió ha- ber sido destruida por el oleaje del lago ó por la intemperie. Debe tambien advertirse que la remocion que se indica en el esqueleto, de- muestra que la capa de roca en que fué sepultado sufrió un trastorno posterior, cuyo efecto lo ratifica la observacion del terreno. Los huesos, como se indicó, se hallan firmemente incrustados en la roca caliza, sin que esta sustancia haya formado revestimientos concrecionales sobre aquellos, como sucede en los objetos sometidos á la accion de aguas con bicarbonato de cal en disolucion. En la lámina adjunta se representa con suficiente amplitud los maxilares des- prendidos de la roca y su impresion. En la localidad donde fueron encontrados los restos citados, distante cuatro ki- lómetros próximamente, y al Oriente de la capital de México, se encuentra un cerro volcánico, aislado y de medianas dimensiones, que es conocido con el nom- bre de Peñon de los Baños. Su masa está constituida de pórfidos volcánicos que forman transiciones con los basaltos. En la base del cerro hay una explanada que se extiende por término medio á una distancia de 102 metros, y forma escalon bien marcado por la parte Norte y ménos acentuado hácia el Sur; por el primer rumbo la explanada es casi horizon- tal y está constituida por dos formaciones bien separadas: la inferior es de una toba caliza silicifera, color gris de perla más ó ménos claro que pasa á blanco agrisado y amarillento, su dureza es de 6* en la escala decimal, y presenta mu-- chas cavidades revestidas de sílice y ocupadas otras por menilia; la formacion su- perior es de capas de marga blanda y de tierra vegetal. El espesor descubierto hasta ahora, de la toba caliza silicifera, es de un metro, y el de la capa superior es variable, teniendo veinte centímetros por término me- dio. Los bancos de toba caliza aparecen como removidos, y en parte levantados, presentando vetillas y resquebrajaduras dirigidas en su mayor parte de Este á Oeste: aparecen estas rocas con mayor claridad hácia el límite exterior ó escalon de la explanada. En la formacion superior se observan numerosos restos de ce- rámica antigua, mezclados con algunos más recientes, cuyos restos de industria 260 LA NATURALEZA humana no se han llegado á observar aún en ninguno de los innumerables can- tos arrancados en la caliza silicosa: en ésta sólo se han encontrado los restos hu- manos y algunos fragmentos de conchas que parecen de paludina y con toda la apariencia de la fosilizacion, estando algunas formadas totalmente por la toba si- licifera: la formacion superior tiene restos bien conservados de conchas lacustres. La explanada por el lado Sur tiene un declive bien marcado y presenta costras de poco espesor de toba caliza, y de margas y gruesos acarreos con restos de ce- rámica: manifiesta ser de formacion paralela á la capa superior del lado Norte. En otras partes se observa la caliza endurecida como en el lado Norte. Hácia el Oeste se observan revestimientos de toba y margas de menor dureza que las referidas; por el Oriente en unas grietas se observa un manantial termal, abierto en la masa de la roca endurecida, y en la parte oriental, algo desviado hácia el Sureste, está el orígen de las aguas termales que surten los baños allí establecidos, y á cuya cir- cunstancia debe su nombre la localidad. Parece que la caliza silicífera no forma un banco homogéneo é igualmente ex- tendido en la parte Norte, sino más bien se halla levantada hácia el escalon, como ántes se dijo. Esto lo confirma el hecho de encontrarse un pozo abierto en el me- dio de la explanada y con una profundidad de dos metros: al principio hay un banco de tierra vegetal con restos cerámicos, y tiene un espesor de 0.75; sigue una mezcla de trozos de marga y arcilla con un metro de potencia; debajo, y al nivel del agua subterránea, aparece un banco de marga muy blanda con restos vegetales trasformados en turba. Por el lado Sur existen excavaciones recientes que permiten observar la toba caliza silicifera, y una marga floja sobre bancos sueltos de arena margosa. Despues del escalon del Norte sigue el terreno moderno que sirve de lecho al lago de Texcoco en la época de lluvias abundantes, pues en la actualidad queda aún distante el límite de las aguas, y á un nivel inferior de tres metros respecto del piso de la explanada; en las otras regiones que circundan al cerro aparecen terrenos salinos y lacustres con algun carbonato de cal. Dijimos que el cerro estaba formado de pórfidos traquiticos volcánicos, relacio= nados á los basaltos. En su masa pueden distinguirse tres regiones principales: una central y más elevada constituida de bancos, masas y lajas de pórfido y ba= salto, dominando el pórfido traquítico con base de color negro y lustre algo re- sinoso correspondiente al de la piedra pez. En los extremos Jste y Oeste del cerro es menor la elevacion y en el último rumbo los materiales volcánicos se encuen- tran dispuestos en su mayor parte en capas de fragmentos, como en los volcanes llamados estratificados, y las capas están levantadas y removidas, con echado más frecuente hácia el primer cuadrante, cuyo trastorno lo muestran tambien las ma= sas gruesas y las lajas de pórfido. En la parte estratificada hay varias vetillas en su mayor parte dirigidas de Este á Oeste y ocupadas por sílice y aun por caliza silicifera: en las masas supe- opipueddsap 0Juauwgey A ute] VZI1VENIVN VI 'SOPIJSYPe SoJUgupged A UDZD)OS 9p 1 / LA NATURALEZA 261 riores de pórfido se notan accidentes análogos y revestimientos que en su mayor parte son silicosos; pero algunos hacen una efervescencia más ó ménos notable con los ácidos; otras vetas están ocupadas por la arcilla llamada Lo/. Preséntase ahora la cuestion de mayor importancia así como la de más difícil re- solucion, cual es asignar la época geológica del yacimiento de esos restos humanos. El juicio más acertado en esta clase de cuestiones se hace, sin duda, atendien= do á los fósiles característicos que acompañan, en igualdad de circunstancias, á los restos cuya cronología se va á determinar: viene despues el recurso de los horizontes geológicos bien determinados que sirvan de relacion para clasificar las capas de que se trate; en fin, la naturaleza de las rocas, su modo de formacion y accidentes que presentan son tambien datos que sirven para separar las épocas de formacion de las rocas que se estudian y que pueden dar idea de la duracion relativa de los tiempos trascurridos entre unos y otros fenómenos geológicos. El aspecto que presentan los restos que se trata de clasificar, ayuda tambien en al- gunos casos en las determinaciones paleontológicas. El primer medio de clasificacion, el más seguro, no podemos emplearlo en el caso que nos ocupa, pues no se han encontrado otros restos de animales que pu- dieran dar señal cronológica á la toba caliza silicífera: las trazas de conchas la- custres, que no pueden especificarse con claridad, no resuelven la cuestion, pues aunque entre las especies de los géneros que habitan actualmente los lagos del Valle de México, haya algunas fósiles, aun suponiendo que las contenidas en las. rocas de que nos ocupamos fuesen de las especies vivientes, no serviria su pre- sencia para deducir que los restos humanos á ellos asociados correspondian á un depósito actual, puesto que esas especies han atravesado un largo é incalculable tiempo del período reciente y tambien que en muchos casos se hallan mezcladas especies actuales con otras extinguidas. Aquí lo que podria servirnos para una resolucion decisiva, seria el hallazgo de restos de elefantes ú otros fósiles carac- terísticos del tiempo Cenozoico. Si por analogía juzgamos en el presente caso, pudiéramos suponer identidad de yacimiento entre los huesos humanos que nos ocupan y los restos de elefante, cier- vo, equus, etc., que el segundo de los que suscriben encontró hace tiempo al pié del cerro del Tepeyac (Santuario de Guadalupe), distante cerca de una legua del Peñon; al verificar allí unas excavaciones se hallaron los restos de aquellos mamí- feros cuaternarios, envueltos, parte entoba calizasemejante á la que hemos citado, y parte en la toba pomosa volcánica: debe advertirse que en el acantilado tras del Santuario de Guadalupe ó cerro del Tepeyac, hay un revestimiento de toba caliza silicífera idéntica á la del Peñon y donde se han encontrado restos de conchas la- custres (Planorbis) á una altura de cerca de dos metros sobre el nivel actual. * 7 Al pié de la falda suroeste del cerro de Guerrero, se encuentran firmemente incrustados en una roca semejante, restos de los mismos fósiles cuaternarios.—M. Villada. 262 LA NATURALEZA Esa comparacion da probabilidad de que la formacion de toba caliza silicífera del Peñon corresponda al período cuaternario. Las raíces y tallos trasformados en menilia que presenta la roca citada y las muchas oquedades que en su masa contiene y están revestidas de sílice, en su ma- yor parte, son relativamente antiguas, y en las rocas superiores se observan raíces de plantas modernas invadiendo esas oquedades, y aun han penetrado en los hue- sos mismos, así como la tierra vegetal en las secciones que aparecen en la cara de separacion de la caliza y la formacion moderna. Lo que si parece deducirse del aspecto de esas rocas es, que en tiempos anterio- res esa region estaba ocupada por una exuberante vegetacion lacustre y que el fango ó depósito en que crecía la yerba tendria un aspecto semejante al que se ob- serva en la roca del fondo del pozo á que ántes hicimos referencia. No pudiendo, pues, usar en nuestra determinacion cronológica de caractéres positivos, harémos uso de los negativos que se deducen de un hecho importante, como es la ausencia absoluta en la roca endurecida de restos cerámicos ú otros ob- jetos pertenecientes á la época histórica: nada se ha observado de estas señales en los millares y millones de cantos arrancados, sino en la formacion superior, mo- derna, que está perfectamente separada de la que contiene los restos humanos; y no puede alegarse la observacion que se ocurre de pronto, de que esos restos cerá- micos no debian hallarse allí, puesto que aquel terreno estuvo sumergido, porque la presencia del hombre en aquel sitio indica que habia tráfico sobre las aguas, y en una extension tan considerable en que aparece la roca caliza, era probable que alguna traza de esa industria actual se encontrase, máxime si se recuerda que los antiguos aztecas dejaron inmensos depósitos de tepalcates en las cercanías de mu- chos lagos. Ese carácter negativo da otra probabilidad sobre la remota antigivedad del de- pósito*de esos restos humanos; la da tambien el aspecto que ellos presentan, pues la capa que los reviste, la pérdida de sustancia orgánica, la infiltracion y sustitu- cion de la sustancia calcárea de la roca, son signos de los que caracterizan la fosilizacion. Véamos ahora los recursos que para la clasificacion cronológica, relativa, nos proporciona la observacion del terreno. En primer lugar, buscarémos el orígen de esa caliza silicífera, extraña al pa- recer, en donde abundan los terrenos cuaternarios de tobas pomosas y otros ma= teriales de acarreo. La proximidad de los manantiales termales del Peñon, cuyas aguas contienen notable cantidad de bicarbonato de cal en su composicion, y la observacion de las vetillas innumerables y revestimientos que existen en aquellas rocas y que están ocupadas por materias silicosas y calcáreas, hacen presumir que en tiempos remotos hubo en aquel sitio y en dos ó más épocas, poderosos fe- nómenos volcánicos que removieron las rocas y que fueron acompañados de gran- des emisiones de aguas minerales, hbrotando por diversos puntos y aun saliendo LA NATURALEZA 263 por las grietas y caras de separacion de las rocas; mezcladas á las aguas del lago dejaban sus sedimentos silíceo-calcáreos que por fenómenos geológicos posterio- res se endurecieron en algunas partes. Los manantiales termales actuales serán los restos de los fenómenos térmicos poderosos de otros tiempos: los revestimien-= tos que forman las margas modernas en las cercanías del Peñon, se verifican por los deslaves de las rocas superiores. Los depósitos calcáreos que se observan sobre el acantilado del Tepeyac, asi como se nota cerca del cerro de Guerrero, en Santa Marta y otros puntos del Valle, en que aparece la caliza silicifera, deben tener un orígen semejante, y la distribucion aislada de tales depósitos explica la de las emisiones térmicas y la mezcla de su contenido con las aguas lacustres que ocupaban todo el Valle. Explicado así el orígen de la caliza silicosa, tenemos ya un primer fenómeno geo- lógico quesirve de base á la série de los otros cuya presencia deduce la observacion. * La remocion que se nota en las masas volcánicas del cerro, la formacion de vetillas ocupadas á su vez por aguas minerales, fueron fenómenos subsecuentes que sin duda afectaron tambien á la formacion calcárea. Tal movimiento fué impulsado probablemente por eyecciones basálticas, pues en varias localidades del país se observa que la aparicion de rocas de esa clase fué acompañada de aguas terma- les siliceo-calcáreas. Tal fenómeno pudo verificarse una ó más veces en la region de que venimos ocupándonos, y en una de ellas ocasionó la remocion del cuerpo humano ya de- positado sobre la roca reblandecida, como lo demuestra la posicion de las diversas partes del esqueleto. Hay otro fenómeno geológico de consideracion que tomar en cuenta, como es la diminucion y retirada de las aguas desde los niveles que indican las trazas de la formacion calcárea en el Tepeyac y el Peñon, al plano que en la actualidad ocu- pan. Para apreciar el valor de esta observacion, debe notarse que la incrustacion caliza en el primero de los cerros mencionados alcanza á dos metros sobre el piso actual del pié del cerro y que de allí al nivel actual del lago de Texcoco debe ha- ber casi igual altura; en el Peñon tambien se observa que las rocas silicíferas es- tán á una diferencia de nivel de tres metros, respecto del mismo lago, en el lado Norte. Como causas más probables de la retirada de las aguas, debemos suponer los levantamientos producidos por rocas basálticas, como aparece en las cercanías del Peñon; por otra parte, la evaporación es un agente tambien poderoso que en la actualidad apreciamos sus efectos, y si á esa causa se debiere en gran parte la di- minucion de las aguas en el gran lago que ocupaba en otros tiempos el Valle de México, ha trascurrido sin duda un período de tiempo de larguísima duracion desde que el nivel de los lagos llegaba á las marcas que se encuentran en el acan- tilado del Tepeyac y el que hoy ocupan en el vaso de Texcoco. Hace 365 años, cuando la conquista de México, el agua se hallaba extendida 264 LA NATURALEZA desde Tacubaya hácia Texcoco, quedando unas costas ó riberas de poca extension al pié de los cerros de Guadalupe. Así lo manifiesta el mapa que se encuentra en la obra de Clavigero, edicion de 1780. Debe suponerse que las aguas no tenian grandes profundidades en los planos ahora desecados. ' De todo lo expuesto se deducen las conclusiones siguientes: 12 La caliza silicifera del Peñon, que contiene los restos humanos, es diferente de las formaciones actuales, por su aspecto, por los movimientos que la han afec- tado y por no contener ningun objeto de industria moderna: la línea de separa- cion entre esa caliza y los depósitos recientes se halla bien marcada. 22 En la region mencionada se observan señales de fenómenos geológicos, es- pecialmente volcánicos, de los cuales no sehace mencion en la historia moderna - ni en las tradiciones y jeroglíficos de las razas antiguas de Anáhuac. 32 El nivel de las aguas en el tiempo de la formacion de esa caliza silicífera tuvo una altura de más de tres metros sobre la superficie actual de la laguna de Tex- coco, lo que se deduce por las señales que en varios puntos del Valle ha dejado aquella roca. 4? Los caractéres esteológicos citados demuestran que el hombre del Peñon pertenece á la raza indígena pura de Anáhuac. * Sin apoyarnos, pues, sobre caractéres paleontológicos acompañantes que aun no se encuentran, y sólo por las conclusiones anteriores, podemos creer que el hombre del Peñon es prehistórico, es decir, muy anterior á las noticias que sobre la raza indígena presentan la tradicion y la historia, y por tanto, la antigúedad menor que puede asignársele es de más de 800 años. En cuanto al período geológico del depósito de esos restos, aunque es difícil asignarlo por la falta de datos paleonto- lógicos, nos inclinamos á creer que sea de la division superior del cuaternario, á juzgar por los caractéres estratigráficos y litológicosexaminados, ó á lo ménos áuna época muy remota de la presente edad geológica. Asentamos estas conclusiones á reserva de ratificarlas ó variarlas con las obser= vaciones que continuarémos haciendo en la referida localidad y que expondrémos á su debido tiempo, con la sinceridad debida. Nos hemos apresurado á publicar esta noticia, sin esperar el resultado de nue- vas investigaciones, instados por el interes que en diversos cuerpos científicos ha despertado el descubrimiento de los restos humanos en las cercanías del Peñon. México, Diciembre 27 de 1884. * La semejanza entre los caninos é incisivos que presentan algunos maxilares de los cráneos an- tiguos, fué observada hace tiempo por el Sr. general Riva Palacio. MARIANO BÁRCENA. ANTONIO DEL CASTILLO. ANTROPOLOGÍA MEXICANA. NUEVOS DATOS ACERCA DE LA ANTIGUEDAD DEL HOMBRE EN EL VALLE DE MÉXICO POR EL SEÑOR MARIANO BÁRCENA, SOCIO DE NÚMERO. En el año de 1883 describimos en la «Revista científica Mexicana,» un hueso de llama fósil, con entalladuras hechas por la mano del hombre, y cuyo hueso fué encontrado por los ingenieros del desagiúe del Valle de México, en el Tajo de Tequisquiac, en las mismas capas sedimentarias donde habia huesos de elefante y de otros mamíferos cuaternarios. En el año de 1884, asociados al Sr. D. Antonio del Castillo, describimos va= rios huesos humanos, encontrados por el Coronel D. Adolfo Obregon, en un trozo de roca arrancado del banco de toba caliza silicifera que rodea al cerro del Peñon de los Baños, cerca de esta Capital. Ahora vamos á ocuparnos del descubrimiento de fragmentos de cerámica antigua, en el terreno recubierto por la extensa formacion volcánica que se encuentra en la parte Suroeste del Valle y que se llama Pedregal de Tlalpam ó de San Ángel. Todos estos hechos testifican la antigúedad remota que la especie humana tiene en el Valle y ellos llevan muy léjos los vestigios de la existencia del hombre en esta parte de la América y con datos más seguros que los que asientan las tradi- ciones y la historia antigua de los pueblos de Anáhuac. El primer hecho referido, demuestra la contemporaneidad del hombre y de los elefantes en el Valle de México, como se ha determinado en otras localidades de América y de Europa. Los restos humanos encontrados en la masa de rocas del pié del Peñon, seña- lan tambien la existencia de un hombre prehistórico en el Valle de México. Los fragmentos de industria humana, sepultados bajo la formacion volcánica del Suroeste del Valle, indican claramente que esta localidad estaba habitada por el hombre ántes de que ese cataclismo volcánico tuviese lugar, y el cual vino tal vez á sepultar poblaciones importantes, como hizo el Vesubio con Herculano y Pompeya. A mediados del año de 1884 nos dió aviso el Sr. D. Cástulo Zenteno de que comenzaban á aparecer algunos trastos despedazados en la parte inferior de uná cantera que estaba explotando en las cercanías de Coyoacan, y habiendo exami- nado la localidad, vimos que dichos fragmentos estaban contenidos en la tierra recocida al contacto de la lava. Dimos cuenta de este hecho á la Sociedad Me- LA NATURALEZA.—Tomo VIL.—34. 266 LA NATURALEZA xicana de Historia Natural, y apreciándolo como de grande interes para el estu- dio de la Antropología, nos encargó prosiguiéramos esas investigaciones, cuyo encargo hemos seguido desempeñando con la atencion que merece. En Agosto del propio año de 1884 se publicó en la «Revista Científica Mexicana,» y en un extracto de las actas de aquella Sociedad, la primera noticia de ese descubrimien= to, llamando desde entónces la atencion pública. Posteriormente, acompañados de los Sres. Nicolás Bauda, Albino é Isidro del Moral, volvimos á hacer un exámen de todo el terreno descubierto por la explo- tacion de aquellas canteras, y encontramos nuevos restos de industria humana, sepultados bajo la roca volcánica y en las mejores condiciones para verificar la identificacion del yacimiento. La primera objecion que puede ocurrirse al referir estos hechos, es la creencia de que los antiguos mexicanos hubiesen practicado grutas ó cuevas en la tierra blanda que queda debajo de la lava, para formar allí sus habitaciones del mismo modo que las que se observan en las pendientes de algunos cerros, y que en con- secuencia pudieron haber quedado allí sepultados los fragmentos de trastos, en una época reciente y posterior al derrame de la roca volcánica. Pero esta supo- sicion se desvanece, con toda claridad, al observar el terreno, pues en las mis- mas capas de arcilla y de arena que fueron calcinadas por el contacto de la lava incandescente, hemos encontrado los fragmentos de trastos afectados de la misma alteracion, por el contacto de la masa hecha ascua, lo que prueba que ésta se derramó sobre ellos. Precisamente la observacion geológica sirve para analizar los hechos, fijando las circunstancias de las rocas de un yacimiento á fin de poder separar los diver- sos acontecimientos que en ellas han tenido lugar. Ligadas hoy la Geología y la Antropología, caminan con pasos seguros, dando exactitud y fuerza á las investigaciones que les corresponden y que se relacionan del modo más íntimo. Ñ En el yacimiento de que nos ocupamos se observan esos restos recubiertos por la lava, y se ven otros fragmentos de cerámica moderna, rodando sobre la su- perficie del terreno, como si de propósito se hubiesen puesto allí para marcar la diferencia de época de su depósito, en virtud de la observacion geológica del terreno. Para fundar las deducciones que de los hechos observados se desprenden, de-' mos una ojeada sobre la localidad referida. El Pedregal de Tlalpam ó San Ángel es una vasta formacion volcánica que se extiende en ese rincon Suroeste del Valle; se percibe en las cercanías de Tlalpam, San Angel y otras poblaciones, donde ocupa la parte plana del terreno y algo de los lomerios relacionados al monte Ajusco. Se percibe esa formacion lávica como - un mar consolidado; allíse ven corrientes de rocas, oleajes, escorias, rebordes y otros accidentes, formando montículos ó extendidos, ocupando grandes superficies. : LA NATURALEZA 267 En la parte que hoy se está explotando de esa formacion se perciben cortes hasta de ocho metros de espesor. La roca es un basalto de color negro agrisado y azu- loso, conteniendo granos vitreos de olivino; en partes el basalto es compacto y unido; en otras se encuentra depositado en capas alternativas; y en fin, hay ma- sas careadas presentando las numerosas oquedades que dejaron los gases que acompañaron á esas rocas cuando estaban incandescentes. El aspecto de esas corrientes indica que en su derrame tenian un estado pastoso y caminaban con cierta lentitud y en masas de gran espesor. En el corte abierto en la cantera cerca de Coyoacan, y donde se perciben esas secciones de Y á S metros en la roca, se pueden observar esas diferentes estruc turas del basalto. Allí la formacion lávica reposa sobre capas de arcilla arenosa en la que se en- cuentran los fragmentos de losa 4 que venimos haciendo referencia. La parte de esa tierra, en contacto con la lava, forma una cinta negra de cerca de dos centímetros de espesor; examinada al microscopio esa tierra, se perciben en ella fragmentos arcillosos, granos de feldespato vidrioso, en parte fundidos y cristales de hornblenda vitrificados en parte, por la accion igualmente de la lava candente: en esta primera capa encontramos raices y tallos incinerados y los pri- meros fragmentos de trastos, en parte tambien vitrificados por la accion del fuego. Sigue un banco de composicion análoga á la del anterior; pero conteniendo fragmentos de roca traquítica ó chiluca y partículas carbonosas; el espesor de es- te banco es próximamente de veinte centímetros y pasa por grados insensibles á otro banco más arenoso que sirve de apoyo á los anteriores. En resúmen, esta formacion aluvial en que reposa la lava, está dispuesta del modo siguiente, comenzando por la parte superior: 1.—Capa de 0702 de espesor, conteniendo particulas vitrificadas, tallos incinerados y restos de trastos antiguos. 2.—Banco areno-arcilloso; conteniendo fragmentos feldespáticos, hornbléndicos, partículas car- bonosas, fragmentos de traquita y restos de trastos: su espesor es de 0720, 3.—Arcilla arenosa, con elementos análogos á los anteriores: su espesores desconocido y forma -A base del terreno aluvial. - Esta es la disposicion de las capas en la cantera que está cerca de la Quinta del Altillo y donde se han encontrado en mayor número los fragmentos de trastos; la roca basáltica que reposa sobre esas capas, tiene un espesor de 775. En la parte Oriente de este corte, la arcilla quemada presenta un color rojo y está con- vertida en ladrillo por efecto del propio calor de la lava: en este ladrillo tambien hemos visto algunos restos cerámicos incrustrados. En la cantera que queda al Oriente de la primera se percibe un banco de arcilla más vitrificado que los refe- ridos y tendiendo á pasar á roca metamórfica, semejante á una diorita, pues por la fusion se han unido los granos del feldespato y los cristales de hornblenda. El Sr. Zenteno me informó en el año de 1884, que en la arcilla descubierta al 268 LA NATURALEZA pié de la lava de la cantera, que se halla al frente de ésta, se habia descubierto una mandíbula humana, que se perdió al caer la masa de rocas de la cantera. La explotacion que hoy se está haciendo de esa masa basáltica del Pedregal, se facilita excavando la arena y arcilla en que aquella reposa, hasta que faltán- dole el apoyo, cae en virtud de su peso, desgajándose en grandes blocs, que en seguida se dividen en adoquines, losas, etc., por la mano del cantero. Cuando se ve la extension y espesor de esas masas de lavas se concibe que fue- ron producidas por fenómenos geológicos de grande importancia, máxime si se nota que derrames análogos de basalto, igualmente colocados sobre los terrenos aluviales, se encuentran en la region Sur del país y en muchos de los Estados del Centro y de Occidente. Todos deben proceder de un mismo cataclismo volcánico, extendido en una gran área del territorio mexicano y que tendria probablemente lugar al principio del período llamado «Reciente,» en la cronología geológica y que siguió al Champlain ó diluvial. Las tradiciones y escrituras que tenian los aztecas en la época de la Conquista de México, nada dicen de un acontecimiento tan notable, y tal vez fué borrado de su memoria, por el paso de los muchos siglos trascurridos desde que tal fenó- meno tuvo lugar, ó más bien por la extincion ó emigracion de las razas que lo presenciaron y sin dejar noticia alguna de tan importante acontecimiento. Estudiando las cosmogonías mexicanas, podemos hallar alguna analogía entre una de sus épocas y el cataclismo volcánico á que venimos refiriéndonos; y si la aplicacion fuere exacta, la importancia del fenómeno seria aun mayor de lo que podemos suponernos, puesto que señala, en la cosmogonía, una época en que se supone destruida la especie humana casi en su totalidad, 6 á lo ménos las razas propias del país ó regiones á que el acontecimiento se refiere. Varios historiadores de gran nombre, comentando una pintura mexicana que existe en la biblioteca del Vaticano, traducen ó interpretan cuatro destrucciones de la especie humana, y que se designan con los nombres de Atonatiuh, Echecatona- tiuh, Tletonatiuh y Tlaltonatiuh, las que quieren decir respectivamente: sol de agua, sol de aire, sol de fuego y sol de tierra. Con la palabra sol, debe señalarse aquí una éra, época ó duracion de tiempo, y la combinacion con las otras palabras, significa ó da á entender, que la especie hu- mana fué destruida una vez por el agua, otra por el aire, otra por el fuego y la úl- tima por la tierra. Ésta se interpreta suponiendo que el cataclismo se refiere á falta de semillas ó de alimentos que produce la tierra, Si todos los autores están de acuerdo con la interpretacion de los acontecimien= tos que señala esa pintura, no lo están en el órden de su colocacion ó como deben ser leídos. Nuestro sabio historiador D. Manuel Orozco y Berra, discutiendo el órden en que se deben colocar tales acontecimientos, apoya, con razones de gran peso, el que hemos señalado ántes. LA NATURALEZA 269 Adoptando ese órden y procurando hacer la aplicacion ó avenimiento de los su- cesos á que se refiere, con el volcanismo de que nos hemos ocupado, encontramos perfecta colocacion cronológica, y aun se extiende á la opinion que manifestamos, sobre que ese cataclismo volcánico pudo haber tenido lugar al principio del pe- riodo Reciente. En efecto, segun los conocimientos geológicos actuales, se divide la Edad Cua- ternaria, para América, en los períodos Glacial, Champlain y Reciente. El período Champlain ó diluvial, está caracterizado por las formaciones debidas á inundaciones, lluvias y grandes corrientes de aguas; á este período hemos con- siderado que pertenecen nuestros valles diluviales y lacustres, como el de México, en cuyas capas se encuentran los restos de elefantes y otras especies de mamife- ros fósiles. Podria referirse la cosmogonía mexicana á este período con el nom- bre de Atonatiuh ó sol de agua. Sigue despues la destruccion de la vida por efecto del aire, y tal vez se refiera á acontecimientos meteorológicos, como ciclones y huracanes que bien pueden haber tenido lugar en la última parte del período diluvial y como fenómenos con= comitantes. Viene el período Tletonatiuh ó sol de fuego, que puede aplicarse al cataclismo volcánico, que produjo el derrame de grandes corrientes basálticas sobre los ter- renos diluviales del Champlain. En el órden de posicion se ve, á lo ménos, la aplicacion de estas interpreta- ciones cosmogónicas con la sucesion geológica. La pobreza ó falta de frutos de la tierra en el período ó6 sol Tlaltonatiuh, pudo haber sido inmediata consecuencia al incendio y exterminio de la vegetacion en grandes áreas de terreno, por el volcanismo á quese hizo referencia, ó el suceso seria muy posterior y debido á cualquier fenómeno meteorológico que pudo oca- sionar la falta de semillas y otros productos durante uno ó varios años. Comprendemos que puede ser materia de varias y prolongadas discusiones la aplicacion de la cosmogonía mexicana, á los períodos geológicos que hemos citado y tambien con los fenómenos locales á que se refiere este escrito; nosotros no hace- mos más que señalar ese camino á las investigaciones, al notar la falta de men- cion de un cataclismo volcánico, en las tradiciones y pinturas mexicanas, cuando estamos seguros que tuvo lugar en un tiempo en que la especie humana habitaba el territorio mexicano, y por esto procuramos hacer la aplicacion con el dato de que tenemos conocimiento, como es el marcado en aquel códice, y que se refiere á un acontecimiento de grande importancia, como lo fué, sin duda, aquel cuyas con- secuencias hallamos en las formaciones ígneas aludidas. Tampoco pretendemos asentar que la cosmogonía mexicana se refiera á aconte- cimientos generales para el mundo, pues esto solo podria proponerse despues de lar= gas y cuidadosas comparaciones de hechos que no tenemos á la vista para intentar ese estudio; pero sí es fácil suponer que los hombres, habitantes de una ó varias 270 LA NATURALEZA comarcas extensas del territorio mexicano, que presenciaron aquellos terribles acontecimientos y que les causaban consecuencias de tal magnitud, pudieran creer que esos cataclismos eran generales, á lo ménos por el conocimiento ó ideas limita- das que podrian tener sobre la extension del mundo. Dejando en pié el problema de esas interpretaciones, lo que sí podemos seña- lar como un hecho comprobado y de gran importancia, es, que el hombre habitaba el Valle de México ántes de que el volcanismo de que venimos hablando hu- biera tenido lugar, y que no conservándose memoria de que tal cataclismo se hubiera verificado en tiempos no lejanos de la época de la Conquista de México, se infiere que el hombre habitaba este Valle, desde tiempos muy anteriores á los que puedan marcar con seguridad las tradiciones y la historia de México. Por consi= guiente esos restos de industria humana, sepultados bajo las lavas del Pedregal, pueden considerarse como obra de un hombre prehistórico. Como siguen con actividad los trabajos de explotacion de aquellas canteras ba- sálticas, se irán descubriendo más y más los terrenos aluviales que les sirven de apoyo, y allí podrán encontrarse objetos que den más luz sobre la cuestion crono- lógica que venimos señalando. Sí es de llamar la atencion el hecho de que hasta ahora solo se hayan encontrado restos de trastos de una forma particular y no co- mun, y tambien la circunstancia de que no aparecen en aquel yacimiento los ído- los ni las flechas de obsidiana que con tanta frecuencia se encuentran en los terre- nos superficiales de varias partes del país. : México, Abril 6 de 1886. RECUERDOS DE UNA ASCENSION Á LA MONTAÑA DE LOMO-DE-CABALLO MEMORIA SOBRE LA GEOGRAFÍA, LA ZOOLOGÍA Y LA FLORA DE LAS MONTAÑAS QUE SEPARAN LAS CUENCAS DE LOS RIOS DE TEAPA Y DE IXTACOMITAN; CÁLCULOS ALTIMÉTRICOS, ETC., PRESENTADA Á LA SOCIEDAD GEO- GRÁFICA DE FRANCIA, POR JosÉ N. ROVIROSA, AGRIMENSOR, ANTIGUO ALUMNO DEL INSTITUTO CAMPE- CHANO, CORRESPONSAL DE LAS SOCIEDADES MEXICANAS DE GEOGRAFÍA Y DE AGRICULTURA, Y SOCIO DE NÚMERO DE LA DE HISTORIA NATURAL. SUMARIO.—Por qué escribo esta Memoria en frances.—La partida. —Panorama encantador. —Mi discípulo Nar- ciso Calderon.—Busca de la Senda de Pantepec.—El almuerzo á orillas del arroyo de Lajas-moradas.—Una serpiente temible.—Una selva vírgen.—La vegetacion bajo los trópicos.—Hermosa especie de la familia de las palmeras.—El vivac.—La puesta del sol y los cocuyos.—La tempestad en medio del bosque. —Temor cau- - sado por la aproximacion del ocelotl.—Continuacion de la marcha al dia siguiente.—Los hocos.—Los monos de cola prensil.—Difienltades en la ascension.—Por encima de las nubes.—Presion atmosférica sobre la mon- taña de Lomo-de-Caballo.—Altura de ésta sobre la marea média de Veracruz.—Cambio en la fisonomía de las plantas.—El cacao.—Las palmeras.—Los helechos arbóreos.—El cerero.—El Liguidambar styracifima.— Las encinas y los abetos. —El retorno.—Los termitas. —Conclusion. Siéndome la lengua española más familiar, deberia preferirla para hacer la descripcion de un viaje lleno de dificultades á través de un país erizado de mon- LA NATURALEZA 271 tañas y profundamente surcado, en todos sentidos, por las aguas torrenciales, viaje emprendido exclusivamente para llevar á feliz término las investigaciones científicas que fueron su objeto principal; pero circunstancias particulares me obligan á buscar en una lengua que aun encierra demasiados secretos para mí, los medios de dar á conocer al público el resultado de mis investigaciones. Imposi- bilitada la Sociedad Mexicana de Geografía para publicar los trabajos de sus miembros, en cuyo número tengo el honor de contarme, por haberle retirado el Gobierno toda clase de proteccion,* y llevado del ardiente deseo de hacer este ob- sequio á la Sociedad Geográfica de Francia, me decidí 4 emprender este trabajo, acaso muy superior á mis fuerzas. Espero que aquellos de mis lectores que hayan nacido en paises donde la lengua usual es el francés, tendrán la bondad de conce- derme su indulgencia, en vista del objeto que á ello me mueve. El 3 de Mayo del corriente año, yo y cinco personas que me acompañaban, sali- mos de /xtacomitan muy temprano, tomando el camino del Cerro, hácia el SE. del pueblo arriba mencionado. La mañana estaba hermosa, y despues de haber esca= lado las colinas que le ciñen al mediodía, principiamos á descender por un estre- cho desfiladero hecho en el barranco de la montaña por las pezuñas de los mulos, más bien que por la mano del hombre. Era aquella parte del camino una exacta imágen del país que debiamos recorrer. Rocas escarpadas, barrancos, montañas elevándose hasta la region de las nubes, arroyos precipitándose á grandes torren- tes de la pendiente de las colinas; todo anunciaba la configuracion de un terreno excesivamente montañoso. Sin embargo, me complacia yo de un viaje que me colocaba en condiciones de estudiar la flora y la geografía de las comarcas com- prendidas entre los rios de Teapa y de Ixtacomitan, y en el cual creía encontrar, como en efecto encontré, tantos placeres y goces. Cuando hubimos llegado á la mayor altura en los pastos del Cerro, mi discí- pulo Narciso Calderon llamóme la atencion hácia el hermoso panorama que se desplegaba á nuestras espaldas. Era en efecto aquel uno de los cuadros más en- cantadores que pueden encontrarse en medio de los países montañosos.. Por un lado leyantábase la cordillera de Chapultenango, Tectuapan y Pichucalco; por otro la de lxtacomitan, que viene á formar con la primera un delicioso valle. Mil arroyos formando bellas cascadas, recorren en todos sentidos la campiña y derraman la fecundidad en el suelo ántes de arrojarse al rio principal que, seme= jante á una gran serpiente argentada, avanza hácia el N. describiendo largos tor- nos. La soberbia vegetacion y las grandes plantaciones de cacao asemejábanse á un verde tapiz de musgos, limitado al N. por la bóveda azulada que parece repo- sar sobre los llanos de Tabasco. Narciso, sensible á todos aquellos encantos, fuer- temente impresionado, no cesaba de contemplar aquel espectáculo sublime. No 1 Esto deciamos al escribir nuestra Memoria. Hoy ha vuelto el Gobierno á subvencionar la So- ciedad, y pronto volverá á ver la luz su Boletin, para el cual existe un gran acopio de interesantes trabajos.—N. del A. 272 LA NATURALEZA queria separar la vista del cuadro encantador que teniamos ante nosotros. Com- prendia yo lo que pasaba en el fondo de su alma: habia cumplido quince años, es decir, habia llegado á las puertas de la época más preciosa de la vida humana, esa época en la cual no es uno indiferente á las bellezas de la naturaleza. La gran dificultad que teniamos que vencer, era encontrar una antigua senda abierta en 1868, conocida con el nombre de Senda de Pantepec, porque pone en comunicacion el pueblo de donde ha tomado el nombre y el de Ixtacomitan; pero nuestro guía, D. Secundino Morales, que la conocia perfectamente, no vaciló absolutamente en la eleccion del itinerario. Recorrimos un corto trayecto por un suelo cubierto de montones de tierra, hechos por unas hormigas gigantescas («Ecodoma mexicana), llamadas arrieras por el vulgo, hasta el arroyo del Der= rumbadero. De la cuenca de éste pasamos á la de otro designado con el nombre de Lajas=moradas. Nuestro conductor hizo notar que aquel era el punto más con- veniente para almorzar, pues más allá no habia agua. Las aguas de este arroyito corren, ó se deslizan mejor dicho, por un lecho de pizarra arcillosa (Msquisto) de color violáceo, y de aquí su nombre español, circunstancia que le comunica un as- pecto singular de belleza aumentado por la soledad y la frescura de los bosques que le bordan. Desde Lajas-moradas hasta Lomo-de-Caballo corre la senda á lo largo de la cresta de la cadena principal, es decir, segun la línea de division de las aguas, y en consecuencia no se encuentran allí manantiales sino á distancias más ó ménos largas sobre los flancos. Una nueva é inevitable necesidad se presentó; la de em- plear dos indios, uno para trasportar el equipaje y los instrumentos y otro para conducir una garrafa con agua. En consecuencia la marcha se hacia más penosa. Hasta allí nada teniamos que deplorar. La pintura que se me habia hecho de las incursiones en aquellas selvas, era verdaderamente horrorosa. Se me hablaba de serpientes temibles, dejaguares cuyo furor, al decir de los viajeros, igualaba al de la pantera; y como no oyese yo sino el dulce canto de las aves, y no viese ni los reptiles ni los felinos en cuestion, principiaba á dudar de la verdad de tales asertos, suponiéndolos producidos por una imaginacion fantástica. Nada de eso: súbitamente, cuando marchábamos sin cuidarnos de nada, exclamó muy asusta- do el indio que me seguia de cerca: ¡el coe! ¡el coe! El espanto y la alarma fueron generales; de pronto creí que el ofidio habia mordido al pobre criado, pero éste me lo mostró en el acto oculto bajo las hojas y le mató. Me parece que la cu= lebra de que hablo, aun cuando no haya hecho de ella un estudio minucioso, per- tenece al género Botrops, ofreciendo la singularidad de tener los dientes encor- vados, lo que la hace más temible, porque, segun la opinion generalizada entre los habitantes, cuando muerde permanece enganchada hasta que se le mata. Creo conveniente consignar aquí que la palabra coe con la cual designan los indios al ofidio de que se trata, pertenece á la lengua zoque, y que no es más que una cor- rupcion de la voz mexicana coat! (culebra). Cuando se trata de un país cuya len- LA NATURALEZA 273 gua y costumbres son casi ó enteramente desconocidas, todo lo que se refiere á la etimología ofrece al viajero un interes tanto mayor, cuanto que en ello se pueden encontrar los caractéres que agrupan las lenguas en familias, y el recuerdo de un orígen comun de los pueblos. Cinco minutos nos bastaron para tranquilizarnos y recobrar ánimo, y conti- nuamos la marcha. Una escena de órden enteramente distinto vino á ofrecerse á nuestras mira- das. La vegetacion se hacia más y más robusta á medida que alcanzábamos la al- tura de mil metros, poco más ó ménos, sobre el nivel del mar, segun las indica= ciones de un barómetro aneroide. Nos encontrábamos en el corazon de una selva vírgen en toda la acepcion de esta palabra. La grandeza de las proporciones, el verde-oscuro de las hojas en los vegetales del Nuevo Mundo, comunican al paisaje un aspecto grave y austero que no nos es dado encontrar en los bosques de Europa. Esto es lo que admira más á los habitantes de ultramar cuando abandonan las playas del Antiguo Continente para visitar las comarcas cálidas de la América. No puedo resistir al deseo de citar aquí lo que ha dicho la elegante pluma de Au- gusto de Saint-Hilaire, al hablar de un asunto tan interesante como encantador para todos los que gustan de admirar la grandeza y hermosura de los cuadros de la na- turaleza. «Para conocer toda la belleza de las selvas equinocciales, dice el ilustre viajero, es necesario penetrar en aquellos retiros tan antiguos como el mundo. Allí nada recuerda la fatigante monotonía de nuestros bosques de encinos y de abetos. Cada árbol tiene un porte que le es propio, cada uno tiene su follaje y ofrece con fre- cuencia un tono de verdura distinto. Vegetales gigantescos que pertenecen á las familias más apartadas, enlazan sus ramas y confunden su follaje. Las Bigno- niáceas de cinco hojas crecen al lado de las Coesalpinia, y las hojas doradas de las Casieas se esparcen al caer sobre los helechos arbóreos. Las ramillas mil ve- ces divididas de los mirtos y de las Fugenia, hacen resaltar la elegante sencillez de las palmeras, y entre las mimosas de débiles foliolos, abre la C'ecropía sus anchas hojas y sus ramas que parecen inmensos candelabros. Existen árboles que tienen una corteza perfectamente lisa; algunos están defendidos por espinas, y los enormes troncos de una especie de higo silvestre se extienden en láminas oblícuas que parecen sostenerle como botareles. » «Son principalmente las lianas las que comunican á las selvas la mayor hermo- sura, y las que producen los accidentes más variados. Estos vegetales, de los cuales solo dan una muy débil idea nuestras madreselvas y nuestras yedras, per- tenecen, como los grandes vegetales, á diversidad de familias distintas. Son Big- noniáceas, Bauhinia, Cissus, Hippocrateas, y si todas tienen necesidad de un apoyo, cada una tiene, por tanto, un porte que le es propio. A una altura pro- LA NATURALEZA. —Tomo VII.—35. 274 LA NATURALEZA digiosa ciñe el tronco de los más grandes árboles una aroidea parásita. Las seña- les de las hojas antiguas que se dibujan sobre su tallo en forma de rombo, le dan el aspecto de la piel de una serpiente; ese tallo da nacimiento á hojas anchas, de un verde lustroso, y de su parte inferior nacen raíces delgadas que descienden hasta el suelo, rectas como el hilo de una plomada. El árbol que lleva el nombre de Cipo-Matador, la liana mortifera, tiene un tronco tan recto como el de nues- tros álamos; pero demasiado delgado para sostenerse aisladamente, encuentra un apoyo en un árbol cercano más robusto que él; se apoya contra su tallo por me- dio de raíces aéreas que, por intervalos, abrazan á éste como mimbres flexibles; se adhiere, y puede desafiar los huracanes más terribles. Algunas lianas parecen cintas onduladas, otras se tuercen describiendo anchas espirales; penden en fes- tones, serpentean entre los árboles, se lanzan del uno al otro, los enlazan y for- man masas de ramajes de hojas y de flores, en que el observador se encuentra perplejo con frecuencia para dar á cada vegetal lo que le pertenece.» Entre los vegetales más hermosos ó más útiles que encontramos en esas selvas, debo citar varias palmeras. Estos vegetales, de tallos rectos como mástiles y coronados de una copa de hojas semejante á un bello plumero, se enlazan con las anchas hojas de las graciosas heliconias, cuyas flores rojas y amarillas con- trastan con el verde-oscuro de los arbustos que las rodean. Sobre el tallo de los gigantescos árholes despliega sus hojas la Calaguala (Polypodium adianthi- forme, Fors.); la vainilla y el Torito (Stanhopea oculata) abren sus odorífe- ras flores. Los frutos del árbol colosal llamado Ox (Brosimum alicastrum) son muy apre- ciados por los indios, que hacen de ellos el mismo uso que del maíz; una liana perteneciente á las Pasifloreas, el Jujo (Passiflora maliforme, L.), ofrece al se- diento viajero un refrescante acidulado en el jugo contenido en sus frutos tan gran- des como naranjas, y el tallo trepador de un vitis contiene agua en abundancia en los tubos capilares del cuerpo leñoso. Pero si existe una planta digna de llamar la atencion del botánico, es ciertamente una pequeña palmera recogida á la altura de 950 metros. Quedé sorprendido al ver este pequeño vegetal de 30 centímetros de altura á lo más, ofreciendo flores y frutos en perfecto estado de desarrollo. Las hojas de esta palmera son, como las de algunas especies de la familia, simples, indi- visas y ovales. Alcanzan 12 centímetros de longitud y 5 ó 6 de ancho, poco más ó ménos. Las flores son pequeñas, dioicas, reunidas en número muy considerable en espádices simples, provistos de una espata general, sin espatas secundarias.. El fruto lo constituye una baya del tamaño de una pimienta. No se trata en esta Memoria de dar á conocer la mayor utilidad de las palmeras para los habitantes de la América tropical. No obstante, diré en pocas palabras, que los indios de estas comarcas de Chiapas emplean las hojas para hacer los techos de sus cabañas, y la madera para fabricar el armazon. Se sirven tambien de las mismas hojas para hacer esteras, cestos, abanicos y sombreros. Cuando esas ho- LA NATURALEZA 275 jas están tiernas, forman en la parte superior del tallo un cogollo, el palmiche, que constituye una excelente legumbre. Agobiados por la fatigosa marcha de aquel dia, nos detuvimos á las tres de la tarde en un lugar conveniente. Los criados principiaron en el acto la construc- cion del vivac para alojarnos y pasar la noche, y bien pronto quedó nuestra ca= sita en estado de ponernos al abrigo de la lluvia y del rocío, bajo su elegante te- cho de heliconia (Heliconia bihaz). ¡Cuán hermoso es ver trascurrir los dias en el seno de la naturaleza salvaje! Nada recuerda entónces las injusticias de los hom- bres ni los vanos placeres de las ciudades opulentas; y aun cuando se sienta uno aguijoneado por la fatiga de la marcha, por las privaciones, por el agotamiento ó la ausencia de toda clase de comodidades, las escenas variadas que tienen lugar en esos silenciosos retiros, y la sola consideracion de volver un momento hácia las primeras edades de la humanidad, de confundirse con el hombre en su estado primitivo, vienen á dulcificar y suavizar nuestros sufrimientos. El sol declinaba hácia el poniente; se ocultó tras las montañas que limitan la cuenca del rio de Ixtacomitan, cerca de Chapultenango; las sombras se aumen- taban, se aproximaba la noche. El contorno de los vegetales se dibujaba en el espacio medio iluminado por los moribundos rayos del astro del dia, como fantas- mas que parecian vagar ante nosotros y seguir nuestras miradas á medida que pasábamos á sus piés. Estábamos alojados en nuestra rústica morada; varios tor- rentes dejaban oir su dulce murmurio; las aves y las cigarras decian adios á la luz exhalando las últimas notas de su canto; el aspecto de la naturaleza se hacia más y más melancólico y fúnebre, á medida que las tinieblas velaban el cielo con su negro manto. Los cocuyos, esas preciosas joyas de la naturaleza, conocidos en el país bajo el nombre provincial de cucayos (Elater noctilucus), atraídos por la luz de las bujías y de nuestros puros, principiaron á visitar el vivac. Miéntras que algunos de mis compañeros se distraian cogiendo los que venian hasta nosotros, yo contemplaba la magnificencia que aquellos insectos luminosos comunicaban al paisaje nocturno. ¡Ay! quién no ha pasado horas enteras viéndolos revolotear en la campiña ó en los bosques umbrosos! Despues de una frugal cena, todos nos disponiamos á acostarnos, pero de re- pente se anunció el furor de los vientos por espantosos silbidos; el cielo estaba cubierto de nubes, y llovia á cántaros. El rugido producido por los truenos, que se sucedian unos á otros y parecian rodar sobre las montañas, era continuo. A la luz de los relámpagos veíamos las copas de los árboles bajar hasta el suelo, obligadas por la violencia del viento, enderezarse y aun volverse á inclinar. Veíamos la muerte á nuestro derredor: el rayo que disipaba las tinieblas; el viento que derribaba los árboles más corpulentos; los torrentes que se precipitaban de los flancos de la montaña con horrible estrépito; las sacudidas continuas de ésta que desprendian las rocas haciéndolas rodar hasta el fondo de los ¿halwegs,; final- mente, los peligros universales de la naturaleza parecian estar conjurados contra 276 LA NATURALEZA nosotros. Pero los vientos cesaron de soplar, los truenos de estremecer la monta- ña, el rugido de los torrentes se hacia ménos perceptible; la tempestad se calmó. Permanecí despierto hasta las 10 de la noche para seguir las oscilaciones del barómetro y del termómetro, segun las cuales nos encontrábamos á una altura de 890 metros sobre el Océano. Cuando principiábamos á disfrutar del bálsamo del sueño que se infiltraba ya en nuestras venas, un cuadrúpedo que se aproximaba al vivac saltando en el bos= que, producia un ruido más espantoso que el de la tempestad. Mis compañeros creyeron que era un tigre ó un ocelotl (Felix pardalis), que se entregaba á la caza de los monos ó de los pájaros, ó que marchaba hácia nosotros atraído por la luz del fuego encendido en el vivac. Narciso y Morales dirigieron sus carabi- nas hácia el punto de donde partia el ruido, se dejó oír la detonacion estrepitosa de dos armas, que estremeció la selva, y el felino huyó y se perdió en la espesura del bosque. Al dia siguiente desperté muy temprano, despues de haber pasado la noche en- tregado al sueño más dulce bajo una temperatura que no pasó de 18%, segun las indicaciones de un termómetro de minima. Esa temperatura, que no se puede comparar ni aun á la de los países templados, parecia muy baja á aquellos de mis compañeros que no tenian más lecho que una estera tendida en el suelo, y se quejaban á las tres de la mañana del viento excesivamente frio. ¡Tan cierto es que las nociones de frio y de calor son puramente relativas! Aquella temperatu- ra habria sido sofocante para un habitante de las cordilleras de Quito, lo mismo que la de la Mesa Central de México pareceria abrasadora á un samoyeda: el hombre nacido en Siberia ó en la pendiente del Chimborazo, llamaria calor á lo que para nosotros era frio. Una hora despues de haber abandonado el vivac, se hacia más penosa la marcha porque las escarpaduras de la montaña eran más inaccesibles. La senda, aunque invisible y oculta bajo las plantas herbáceas que en aquel clima se desarrollan ad- mirablemente, se dejaba ver perfectamente en las pendientes donde se habia cava= do el medio perfil del camino proyectado, y principalmente en todas las laderas donde el camino es cavado por un lado y terraplenado del otro. La mañana esta- ba fresca, y las nubes de vapor que cubrian el bosque le comunicaban un aspecto tan agradable como hermoso. Me parecia tener por delante el espectáculo encan- tador de la aparicion milagrosa de una vegetacion instantánea en su crecimiento: tal era la ilusion producida por ese velo trasparente, tan claro como una tela de gasa, que permitia ver confusamente aquí y acullá las formas majestuosas de los vegetales. A todos estos encantos naturales venian á unirse el canto armonioso de algunas aves y el ronco graznido de los hocos. Estas aves, clasificadas en el órden de las gallináceas, habitan las dos Américas, y representan al pavo comun en nuestras selvas. Conocemos dos especies, el Faisan (Craw globicera) y el Cojolite (Craxw rubra), cuya carne es blanca y de exquisito sabor. Encontramos LA NATURALEZA 217 algunos que, poco desconfiados en sus guaridas, nos permitian aproximarnos y matarles sin preocuparse del peligro. Cuando se considera que estas aves, las gallináceas más grandes de nuestras selvas, pueden domesticarse fácilmente, y aun criarse en los patios, se siente ver- dadera pena al observar y persuadirse de la apatía de los habitantes. ¡Cuántos cuidados y trabajos emplean los indios de estas comarcas para criar una ardilla ó un perico, en tanto que desprecian los animales útiles! A no ser la pereza de los habitantes, tendriamos hoy los pécaris (Dicotyles labiatus et torquatus), el ciervo (Cervus mexicanus), los hocos y otras varias especies zoológicas de la América tal vez en el mismo estado de domesticidad que el pavo comun, las cabras y el cerdo. Ciertamente no se podria dar la denominacion de pintorescas á las montañas que recorriamos, si no las poblaran numerosos animales. Apénas nos habiamos alejado un kilómetro, poco más ó ménos, del punto en donde los hocos ofrecieron alguna distraccion á los aficionados á la caza, cuando una manada de monos cuyos gritos agudos y lastimeros me hicieron comprender que pertenecian á la especie tipo de la tribu delos Cebianos, segun la division de M. I. Geoffroy-Saint-Hilaire, es decir, al ateles coaita (Ateles paniscus), se presentó ante nosotros. No pude ver á sangre fria las agonías de la muerte en uno de esos animales, muerto por uno de los miembros del acompañamiento llamado Castillo. Estos monos están organizados para brincar sobre los árboles; sus cuatro extremidades se adaptan maravillosamente para asir las ramas, y la larga cola de que están provistos es fuertemente prehensil y se enrosca por su extremidad en ellas, viniendo á ser por tanto, una especie de quinto miembro. Ya he tenido ocasion de ver en Tabasco, en domesticidad, esta especie y el aluato (Stentor fuscus), y de comparar su ta- lento de imitacion. Los aluatos viven en manadas numerosas en Macuspana, en las selvas cercanas á los rios Tu/ijá y Puscatan; se diferencian mucho de los ateles por sus movimientos pesados, su carácter pacífico, melancólico, tímido; por su voz fuerte y muy penetrante, que hace retumbar las selvas y les ha va- lido el sobrenombre de aulladores. Cuanto más domesticados están, más perezo- sos, soñvlientos y melancólicos se vuelven, en tanto que el ateles, no perdiendo su natural vivacidad, aun cuando esté aprisionado, ofrece una inteligencia bas- tante desarrollada; generalmente es vivo, petulante, é imita con frecuencia al- gunas de las acciones ejecutadas por el hombre. El vulgo confirma lo que los observadores instruidos han dicho varias veces acerca del amor de los ateles por las mujeres. Se me ha contado que estos monos en el arrebato de su pasion se atreven á enamorarlas, y que las distinguen muy bien de los hombres, lo que es tanto más raro, cuanto que hacen esta distincion en individuos vestidos y en una especie completamente distinta de la suya. La hembra posee un clítoris tan desarrollado que puede simular un pene, lo que conduce á algunos á confundirla con el macho. Por la falta de conocimiento de aquellos lugares, perdimos la ruta y nos vimos 278 LA NATURALEZA conducidos por el acaso al flanco oriental de la montaña. Allí todo habia cambia- do: no más senda, no más terreno accesible; aun la naturaleza del suelo ofrecia una composicion muy distinta, y las rocas arcillosas y areniscas que forman el armazon de la montaña se hacian más raras, cediendo su lugar á los fragmentos de granito que coronan la cumbre. El ángulo de inclinacion de la ladera se aproxi- maba más y más á la vertical, hasta que nos vimos obligados á detenernos en un punto, en donde el hundimiento y la corrosion de las tierras habia demolido el flanco; pero Castillo y Morales, más temerarios aún, continuaron la marcha desafiando el peligro, y agarrándose de las raíces y de algunos arbustos raquí- ticos que apénas podian soportar su peso, á punto de pagar muy caro su atrevi- miento, subieron á la cresta. Narciso y yo tuvimos necesidad de retroceder bus- cando el lugar más conveniente para subir. Cuando llegamos á la cúspide tuvimos ocasion de contemplar uno de los más hermosos paisajes. Aquella gran masa se- mejante al lomo de un caballo, que recuerda el nombre de la montaña, elevándose casi aislada en el espacio; su situacion, su color, la ausencia casi completa de vegetales arbóreos y la aparicion de gramíneas alpinas ó de plantas raquíticas y tostadas por el sol; los vapores blancos que la envolvian; todo, en fin, contribuía á hacer de aquel lugar el objeto más extraordinario del cuadro. Desde aquella soledad montañosa se paseaba la vista en un delicioso valle, cuya belleza no nos fué permitido contemplar, porque las nubes, semejantes á grandes montones de algodon, cubrian su fondo. Inmediatamente que llegamos al punto más elevado, me ocupé de seguir la marcha del barómetro y del termómetro, cuyas indicaciones al abrigo son las siguientes: DAS DEL DIA. BARÓMETRO. TERMÓMETRO. UN OLI ANNE 190 ARS MEAI A AAA OMC A Nc 198 A a a Wii. sobonaone 198 Por un cálculo muy simple, dan estos elementos los promedios siguientes: PAE 06587 A Epa A LAO 19 5 Siendo la latitud aproximada del punto de estacion 16% 55' 30” N., se tienen 1,328 metros como altura de Lomo-de-Caballo sobre la marea média de Vera- cruz. Para deducirla me he servido de las observaciones barométricas y termo- métricas hechas en México á las mismas horas, y de la fórmula de mi ilustrado compatriota D. Francisco Diaz Covarrubias: n=A D (log. B—log. b) (1 + 2532) en la cual A es una funcion de la latitud média de las dos estaciones; D lo es tam- LA NATURALEZA 219 bien de la suma de las temperaturas; B y hb representan la presion atmosférica, siendo la expresion 1 + 242 la correccion que debe hacerse á la altura aproxi- mativa. A primera vista se observa sin dificultad que la montaña de que se trata no ofrece nada de notable bajo el punto de vista de su elevacion; pero me permito preguntar á mis lectores si deberá uno abstenerse de lo que se refiere á la alti- metría cuando el relieve de un país no alcanza, al ménos bajo nuestras latitudes, el límite de las nieves perpetuas? Si esto fuera cierto, estariamos privados de mu- chos datos interesantes de este género, con que todos los sabios han enriquecido la ciencia desde los tiempos más remotos, y especialmente en nuestras dias. En vista de esta consideracion he consagrado dos años consecutivos á las investiga- ciones científicas que tienen por objeto el conocimiento de las montañas de Chia- pas comprendidas entre 16% 28' 20” y 17* 4” 40” de lat. N., y los 5 40' 10” y 62 13 40” de long. E. de México. Me lisonjeo yo mismo de haber sido el primero en dar á conocer la altura de las fuentes del rio Teapa, por medio de observa- ciones barométricas, y de las cumbres más notables en las montañas que separan las cuencas de los rios de Cáicoacen, Magdalena, Platanar é lxtacomitan. Aunque se consideren muy insignificantes estos elementos, contribuirán tal vez, como lo espero, á aumentar el área de nuestros conocimientos sobre la geogra- fía mexicana y principalmente sobre la física del globo. Véamos entretanto cómo está distribuida la vegetacion desde las márgenes de los dos rios, hasta la altura mencionada anteriormente. Cuando el hombre, dotado de un espíritu observador, dirige sus miradas es- cudriñadoras á toda la superficie de nuestro planeta, la impresion más viva que se apodera de su alma es la que produce la admirable y maravillosa distribucion de la vida orgánica, desde los profundos abismos del Océano hasta la region de las nieves perpetuas en la cumbre de las más altas montañas; lo mismo en las abrasadoras comarcas del Ecuador, que en los países helados y desiertos de los polos. Los moluscos microscópicos que embellecen las olas con su fosforescencia, el musgo que ennegrece el pan, el pájaro-mosca de brillantes colores que zumba en los bosques umbrosos, lo mismo que la ballena, el cóndor, el árbol gigante de California y los más corpulentos cuadrúpedos, dan testimonio del poder creador de las fuerzas naturales, y muestran evidentemente que no existe país alguno que no posea una fitografía y una zoografía del todo particulares. «Además de las criaturas ya en posicion de la existencia, dice A. de Humboldt, contiene la atmósfera tambien innumerables gérmenes de vida futura, tales como huevos de insectos y de plantas que en el otoño emprenden largas peregrinaciones sostenidos por coronas de pelos ó de plumas. El polvo fecundante que las flores machos siembran en las especies en que los sexos están separados, es tambien con- ducido por los vientos y los insectos alados á traves de las tierras y de los mares, hácia las plantas femeninas que viven aisladas. Por todas partesen donde el obser- 280 LA NATURALEZA vador de la naturaleza detiene sus miradas, encuentra la vida ó su gérmen dis- puesto á recibirla.» Pero sujeta la distribucion de los séres vivos (animales, plantas) á las influen- cias del calor y del frio; no se verifica al acaso, sino en virtud de leyes invaria- bles, cuyo conocimiento condujo al más grande de los genios, á la creacion de esa rama interesante de la ciencia de los vegetales llamada Geografía botánica. Las plantas que mejor caracterizan la vegetacion en las comarcas comprendi- das entre las coordenadas geográficas de que hemos hablado ántes, son, entre las especies cultivadas, el cacao, y entre las indígenas, las palmeras, los helechos, el liquidámbar, el cerero, las encinas y los abetos. El cacao silvestre no se encuentra absolutamente en aquellas selvas; al ménos no lo he visto en mis incursiones mas que en Tabasco por los 17% y 17% 32 de latitud N. en las selvas cercanas á los rios Tulijá y Michol, en San Diego, ha- cienda de mis hermanos, y en el valle de Bu/uj¿, lo que conduce á creer que los colonos españoles introdujeron aquí su cultivo, tomando á los indios de Tabasco las reglas para la plantación y para abrigarle contra los rayos del sol por medio de árboles de Eryikrina y de Robinia. Esta bitneriácea se encuentra cultivada en todas las haciendas de los alrededores de Ixtacomitan, siendo el número de piés de 559,200. Ahora, segun las valuaciones más exactas, se admite como produc- cion média de 1,000 piés, 138%, lo que da una cifra de 77,169.6*; represen= tando un valor de $ 41,671.58. Me he detenido en estas cuestiones estadísticas, porque creo muy útil dar á conocer la produccion del cacao en Ixtacomitan, sobre todo para mis lectores de ultramar que no estén instruidos en la estadística agríco- la de estas comarcas. Pero dirigiendo una mirada sobre la vida de la planta de que se trata, cuál es el límite inferior y superior de su vegetacion? Todas mis in= vestigaciones acerca de este objeto interesante de la geografía de las plantas culti- vadas bajo estas latitudes, me han conducido á establecer la zona del cacao entre 100" (llanos del Rosario y de Candelaria, hácia la márgen derecha del Ixtaco- mitan) y 390% de altura sobre el nivel del mar. Todos los cultivadores, á los cuales he tenido ocasion de consultar acerca del cultivo del cacao, aseguran que más allá de 400 metros de altura, enfriándose demasiado el aire atmosférico para la planta, ennegrece el fruto y no madura. Además de esta circunstancia, el ár- bol no produce tanto como en los valles cálidos y profundos. La especie tipo de las palmeras en las selvas cuya descripcion hacemos, es sin disputa la Chamcedorea elatior, llamada Guayita. He tratado de determinar con mucho cuidado, por medio de medidas barométricas, el plano horizontal su- perior en el cual cesan de ser favorables á la vida de esta palmera las condiciones atmosféricas, habiéndole encontrado á 1826" sobre el Golfo de México, en las fuentes del rio Teapa, por los 1643' de latitud N., y á 1250= en los flancos de Lomo-de-Caballo, á 16% 50' de latitud. De aquí se deduce la altura média de 15337; pero esto no obstante, creo que nuevas y escrupulosas medidas hechas 5881 “VSOYIAOY "N 4SOP 3P SOUOLDEAJISQOSEUNDAS SEYURIÓ SE SP LINRIDOÑ VIOLAR YI OOSAHOLNIA OYAVNO 006 0001 001! 0071 100£1 [¡00p! 0051 0091 D0L, D0%1 0061 0007 00) 0067, y uodyanooy, , JUN 017 epa] Ya 1D 2100 07) vb 021 3 ES y 7. 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Aunque todos los vegetales ofrecen al hombre observador algo de notable y maravilloso, son los helechos los que atraen más nuestra atencion, tanto por su porte elegante, cuanto por la belleza que comunican á las selvas del Nuevo Mun- do, en las cuales oscila el termómetro entre 17" y 14% 5 centígrados. La zona de los helechos arbóreos (Cyathea speciosa) está comprendida entre 338 y 2,0472 de altura en la region geográfica que describo. Les he encontrado en grande abun- dancia, formando espesos bosques, en la pendiente occidental de la montaña de la Manzanilla, alcanzando 2,000 metros sobre el océano, en los alrededores de Oco- tepec (16? 41" lat.) á 1,621”, y en la montaña de Valtierra á 1,7382 de altura. En cuanto á la longitud del tallo, es de 13% álo más. A. de Humboldt refiere que encontró algunos en Caripa que alcanzaban más de 10 ó 12" de altura. El más notable que he encontrado en medio de los espesos bosques cercanos al pue- blo de Ocotepec, habitado por indios zoques, era de 11”, y habia muchos cuya altura no pasaba de 9. Cuando visité por primera vez el pueblo de San Bartolo (Comistlahuacan), en 1880, me sorprendió altamente el gran número de arbustitos de cera que en- contré, paseándome en las lomas de los alrededores. Ya habia oído hablar de ellos varias veces, y aun conocia la sustancia que se extrae de los frutos de este sin- gular vegetal por la ebullicion; pero confieso francamente que las relaciones de los viajeros no habrian podido hacerme comprender la importancia que creí en- contrar en la miricácea de que se trata. ln la mesa de San Bartolo (16% 43 de latitud), á 1,394” de altura, crece abundantemente en todos los campos incultos ó recientemente cultivados, pudiendo tal vez por sí sola llegar á ser el objeto de una industria muy útil. No encontré más que un solo pié en Lomo-de-Caballo en un matorral de arbustos raquíticos; entónces fué cuando se me presentó una ocasion favorable para determinar esta especie fitológica conocida ya por los bo- tánicos. Es la misma especie descubierta por A. de Humboldt en los alrededores de Jalapa, la cual designó con el nombre de Myrica Xalapensis, diferenciándose de la M4. Cerífera por la forma de las hojas, las ramas rígidas y los ramilletes (Amentum) que llevan las flores masculinas. Le da los caractéres. siguientes: Folíís spatulate-oblonguis apice pauccedentatis; utrinque glabriis; nervo medio pubescente, ramis tuberculato-rugosis; amentis masculis simplicibus; germinatis asxilaribus oblongis. El espectáculo más agradable que presentan los bosques de los alrededores de Tapilula y principalmente de San Bartolo, es sin disputa el verde amarillento del Liguidambar styraciflua, mezclado con los árboles de follaje verde-oscuro, y la sin igual copa piramidal de los primeros, semejante á la del cipres. Esta hermosa especie vegetal se deja ver en la cuenca del rio Teapa, á 940" sobre el La NATURALEZA.—Tomo VII.—36. 282 LA NATURALEZA océano (16% 46/ lat.), siendo su mayor altura de 1,960% en la Manzanilla, y de 1,830% en las montañas intermedias de Pantepec y Tapalapan. Hay muchos en Lomo-de-Caballo cuyo tallo alcanza 13 6 14". Este árbol, llamado Tzotzté (árbol de murciélagos), entre los indios T'zotzi7, es muy estimado por los médicos empíricos ó hechiceros, que hacen maleficios, segun el pueblo, sirviéndose del bálsamo que destila su tronco por medio de incisiones hechas en él al efecto. Si la superficie del globo no hubiese sido levantada por los terremotos y los grandes fenómenos geológicos, los habitantes de los trópicos no podrian en nues- tros dias disfrutar del placer de ver, con sus propios ojos, las coníferas, los encinos y muchas plantas pertenecientes á los climas templados de los dos hemisferios. México, la América Central, Colombia, el Ecuador y Perú, ofrecen reunidos, en la extension de sus territorios, todos los climas, desde el más frio que se pueda encontrar en las comarcas heladas de Noruega, hasta la ardiente temperatura de las arenas del África; y si existe algo digno de llamar la atencion, es ciertamente ver las plantas alpinas mezcladas con las de los países donde la altura média del termómetro llega á 18 6 20%. El territorio de Chiapas, aún poco conocido de los viajeros europeos, no puede sustraerse á esta ley derivada de las elevaciones y depresiones del suelo, tanto ménos cuanto que las anfractuosidades de éste dan orígen á multitud de temperaturas diversas. La ventaja de cultivar en una corta extension de terreno el plátano, el naranjo, la piña, el manzano y el durazno, es un dón que no posee ningun otro pueblo á excepcion de éste y los que habitan las altas montañas de la América tropical. En Graciasadios (16% 38' 40” latitud) da excelentes resultados el cultivo del trigo, y en el Potrero, á 4'*” de distancia, á lo más, se ven madurar los frutos de los árboles de las playas del mar, tales como el chico-zapote, el aguacate y la chirimoya. Pasarémos en silencio los maravillosos resultados que un pueblo industrioso y laborioso podria sacar de un país tan admirablemente construido, y cuyas cadenas de montañas encierran en sus pendientes incalculables riquezas, y nos ceñirémos al objeto principal de esta parte de nuestro estudio. Los viajeros que visitan á México 6 que abandonan su patria dispuestos á exha- lar aquí el último suspiro, deben regocijarse al ver las coníferas y las encinas mexicanas, porque la aparicion de esos vegetales anuncia un clima sano, en donde la fiebre amarilla no produce estragos. Por otra parte, un sentimiento de afecto debe recordarles la cuna cuando perciben bosques de abetos semejantes á los de Europa, en donde dejaron grabados para siempre los más agradables recuerdos de la infancia. Los pinares y encinares principian á mostrarse en el camino de San Cristóbal, en la cima de la Manzanilla; pero el límite inferior de los segundos, y principal- mente del Quercus xalapensis, se encuentra en el camino de San Bartolo á Ta- palapa, por debajo del pueblo de Pantepec, situado á 1,575% sobre el mar. Este límite desciende más en el camino de Coapilla 6 Copainalá. Numerosas medi- LA NATURALEZA 283 das barométricas me autorizan, sin temor de equivocarme, para establecer el plano inferior de la vegetacion de las encinas á una altura absoluta de 970 metros. En cuanto á los abetos (Pinus religiosa), es necesario consignar aquí un fenó- meno, muy singular sin duda, de su vegetacion. Los que no tienen nociones acerca de la vida de los vegetales, consideran á las coníferas como un termómetro muy exacto en sus indicaciones, pero se engañan redondamente. No es el descenso en la temperatura la sola causa de su aparicion en nuestras comarcas montañosas: la composicion del suelo contribuye á ello tambien. En Dolores he encontrado la especie mencionada anteriormente á la altura absoluta de 1,000", en tanto que falta en Lomo-de-Caballo (1,328 de altura), en Ocotepec (1,621) y en Valtierra (1,738m). Siendo muy poco elevadas sobre la superficie normal del Océano las montañas que he recorrido, no alcanzan los límites superiores de las encinas y de los abetos. Humboldt encontró estos límites, subiendo en el Cofre. de Perote (Nauhcampa- tepell) 4 3,155% para los primeros y 3,943% para el Pinus montezume. Volvamos, entretanto, á la relacion del viaje. A las dos de la tarde nos ame- nazaba la lluvia, y en consecuencia, nos fué necesario regresar al vivac. En tres horas recorrimos el camino hecho en seis en la mañana, favorecidos por el cono- cimiento del terreno y por una marcha más rápida al descender la montaña. Nos alojamos en el vivac, al que miramos, al llegar, con esa satisfaccion que produce en nuestro espíritu la vista del hogar que nos ha protegido bajo su techo y nos ha puesto al abrigo de la intemperie. ¡Qué cosa más natural que gozar del re- poso despues de fatigosa marcha! Pero comenzó á lloviznar, y cuando esa luz que sigue á la puesta del sol, lla- mada crepúsculo, iluminaba apénas la tierra, invadió nuestra morada una turba de termitas que nos impedia dormir. Cualquiera que haya viajado en México debe conocer esos pequeños nevrópteros planípenos, de muy pequeña talla ciertamente, pero de una actividad extraordinaria en la construccion de sus nidos, y los ene= migos más terribles de la armadura de nuestras casas, de las construcciones de madera y de los papeles de nuestros archivos. Se conocen varias especies, que tienen mucha semejanza con las hormigas, llamadas todas en el país comejenes. Viven en sociedad en nidos que construyen como las hormigas. Los naturalistas han encontrado en esas habitaciones tres clases de individuos: unos en el estado de larvas, otros conocidos con el nombre de obreros, otros, en fin, llamados so/- dados. Los machos y las hembras alados emprenden sus peregrinaciones al prin- cipio de las lluvias, en Junio, y se llaman Palomitas de San Juan por el vulgo. Déjanse ver ordinariamente á la puesta del sol, despues de una tarde húmeda ó cuando ha lloviznado. «Si se rompe un pedazo del nido, abandonan los obreros el conducto que se acaba de abrir, y aparecen en él, en gran número, pequeños soldados de cabeza puntiaguda, que corren de arriba á abajo palpando con las antenas.» 28! LA NATURALEZA El Dr. A. E. Brehn, de quien hemos tomado lo que precede, dice al terminar el tratado de las termitas: «No obstante los estudios y las investigaciones de al- gunos observadores, la naturaleza oculta en su actividad varios misterios cuyo velo no podria descorrer la razon humana sin el recurso de una observacion in- fatigable; esto se ha demostrado otra vez al hablar de las hormigas blancas, como si se tratase de decir á todos los estudiosos: buscad y encontraréis.» Dormimos hasta ya tarde. Una mañana serena anunciaba un hermoso dia. Continuamos la marcha deteniéndonos de rato en rato, ya para herborizar, ya para arreglar nuestra pequeña coleccion de plantas. Cuando llegamos frente á Sulusuchiapan columbré el majestuoso pico del Escobal, cuya cima estaba coro- nada de nubes. Opino que es el pico más elevado en el largo trayecto de Pante- pec á Ixtacomitan, y aun creo que alcance 2,000" sobre el mar. Más acá de Soshpac pudimos descubrir perfectamente las colinas, las gargan- tas y los valles que guardarán para siempre las huellas de nuestros pasos. ¡Cuán penoso era para mí dirigir la vista á aquellos lugares que no volveré á ver más! . En el conjunto de todo lo que existe, no soy más que un insecto infinitamente pequeño que revoloteará un instante para anonadarse, en tanto que estos objetos y esta naturaleza de mi predileccion, me sobrevivirán tal vez eternamente. ATA ARIADNA —___—— ANTROPOLOGÍA. DISCUSIONES ACERCA DEL HOMBRE DEL PEÑON CARTA DEL PROFESOR NEWBERRY AL EDITOR DE “LA TRIBUNA.” Señor: He leído con mucho interes el artículo escrito por el Sr. Bárcena en el número de Agosto de «El Naturalista,» sobre «el descubrimiento de algunos res- tos humanos cerca de la ciudad de México, así como tambien la carta firmada «B,» y los comentarios de vd. en el último número de «La Tribuna.» A la vez que reconociendo la importancia de este descubrimiento por lo que pueda ofrecer de más positivo con respecto á la primitiva historia del hombre en ese continente, me veo obligado á manifestar á vd. que los hechos referidos por el Sr. Bárcena tienen en sí mismo muy pequeña significacion geológica ó arqueo- lógica. Los huesos fueron encontrados en travertino sumergido y no en formacion subacuosa, depositado no en las aguas del lago, como se infiere, sino de una ca- lera, y tal vez al mismo nivel que él ocupa ahora. El carbonato de cal es disuelto LA NATURALEZA 285 por toda agua que tiene ácido carbónico en solucion, y es precipitado en la forma de travertino ó toba calcárea cuando el agua se ha evaporado; y deben varias personas haber visto acumulaciones locales de este material incrustando hojas, tallos, cascos de barro, etc. En una fuente ó estanque de agua, la cal no es pre- cipitada solamente separándose, como sucederia de una débil solucion, por mo- luscos ó foraminiferos para formar sus costras hasta que la solucion queda satu- rada. Entónces una capa de cal cubre el centro é incrusta todos los objetos que encuentra en el agua. Tal precipitado ha sido formado por la desecacion sucesiva de los lagos en Nevada y en el desierto del Colorado; pero allí, lo mismo que en todos los casos semejantes la precipitacion es general, se levanta á la misma al- tura en toda la extension del cauce y es un recuerdo permanente é inequívoco. Tal precipitado no ha cubierto los lados ni el centro del lago de Texcoco, y es evidente, en consecuencia, que este es un depósito local formado por una fuentes Si es cierto que el travertino contiene mucha sílice, esto hubiera evidenciado que el agua de la cual habia sido depositada era caliente, puesto que el agua ca- liente, con especialidad cuando contiene álcalis, es un poderoso disolvente de la silice, miéntras que el agua fria casi no hace ningun efecto sobre ella. El agua caliente carbonatada es tambien un disolvente mucho más poderoso de la cal que el agua fria, y las masas casi montañosas de este material depositadas en las Fuentes Calientes de Mammouth, en el Parque Yellowstone manifiestan qué peso de cal puede traer el agua caliente. Los yeysers del Parque están rodeados por grandes acumulaciones de sílice porque las rocas atravesadas por estas fuentes de agua caliente son 7/yo/itas, que son altamente siliceosas y contienen poca cal. La fuente de agua caliente de Mammouth indudablemente corre al traves de grandes masas de rocas calcáreas que se enlazan al extremo Norte del Parque. Cuando rocas de ambas clases son traspasadas por el agua caliente, la sílice y la cal pue- den ser depositadas juntamente, y tal es, segun yo supongo, el caso en la localidad donde fueron encontrados los huesos. Por esto se verá que el depósito no tiene una posicion geológica ó edad, y que es enteramente una acumulacion superficial, que á juzgar por los hechos referidos, no ofrece prueba ninguna de extremada antigiedad. No escribo esto en deprecia= cion del interesante descubrimiento del Sr. Bárcena, sino para evitar equivocacion y estimular indagaciones posteriores en la localidad que ha ofrecido estos fósiles, proporcionándonos así lo que éstos no han podido hacer, esto es, fijar una edad á los depósitos. Es posible que tengamos en estos huesos el más antiguo recuerdo de la presen- cia del hombre en el continente; pero ningunos hechos han venido aún á escla- recerlo; lo que prueba que el depósito que los contenia no era hecho dentro de un millar de años. Columbia, Agosto 10 de 1885. ' CCONTESTACION Á LAS OBSERVACIONES DE LA CARTA ANTERIOR. México, Mayo 12 DE 1886. Pror. E. D. Cope, EDITOR DE «EL NATURALISTA AMERICANO.» PHILADELPHIA. QUERIDO AMIGO: Por haber estado ausente largo tiempo de esta ciudad, no habia visto las ob- servaciones que acerca de mi estudio sobre el Hombre del Peñon, se publicaron en «La Tribuna» de Nueva York, y las cuales tuvo vd. la bondad de remititme. Con mucho gusto daré hoy algunas explicaciones para aclarar las dudas que manifiesta el Profesor Newberry, sobre la importancia del descubrimiento del Hombre del Peñon. Los principales argumentos que asienta el Profesor Newberry, para creer que no tiene importancia ese descubrimiento, son: que la caliza en que se encontraron los huesos debe ser un travertino reciente: que esta caliza no pudo haberse depo-= sitado bajo las aguas de un lago, sino que es un depósito aéreo ó superficial, porque de otra manera formaria un depósito uniforme en todos los bordes y fondo del lago; y que si la caliza es silicifera, como yo expreso, debe ser un depósito hidrotermal. En primer lugar, en mi humilde juicio, la caliza del Peñon no es un travertino reciente, porque no se encuentra revistiendo en capas concéntricas á los huesos humanos referidos ni reviste á otros objetos recientes, como se observa en el tra- vertino moderno. Los huesos están incrustados ó metidos en la roca sin revesti- miento ninguno, y sin duda se depositaron en ella cuando aun estaba blanda y bajo del agua la caliza. Como han proseguido las excavaciones al pié del cerro del Pe- ñon, he podido ver que hasta ahora, se confirman todos los hechos indicados en mi artículo que se publicó en «El Naturalista» del mes de Agosto de 1885 y tambien en un estudio más extenso que acerca del hallazgo de los restos humanos del hombre del Peñon, publicamos en 1884, en México, el Profesor D. Antonio del Castillo y yo. Las nuevas excavaciones han puesto de manifiesto, con más claridad, las tres formaciones de que ántes hice mencion, y tienen el órden siguiente: LA NATURALEZA 287 1.—Capa superficial de 010 de espesor, formada de tierra vegetal y conteniendo conchas lacus- tres y restos de cerámica moderna. 2,—Capa de toba caliza silicifera de poca dureza, conteniendo restos de cerámica tosca y antigua; su espesor es de 0750. 3.—Caliza silicifera muy dura, formando un banco grueso inclinado al Norte: contiene raices tras- formadas en menilite y conchas lacustres; en esta formacion fueron encontrados los restos humanos y no se han hallado en ese banco otros despojos más que los citados; aun no se co- noce el espesor del banco de caliza, y la parte descubierta tiene de grueso 12, En la parte superior de este banco hay una cinta de caliza más cuarzosa y forma la division entre las dos formaciones inmediatas. Ningun objeto moderno se ha encontrado en ese banco, ni en otro homólogo que se halla hácia la region Sur del cerro, y que tiene un espesor de más de un metro y se apoya sobre un terreno lacustre turhoso. A dos millas de distancia del Peñon, hácia el NO, aparece otro banco de caliza silicífera en la base de los cerros de Guadalupe y se prolonga en grande extension; esta caliza es idéntica á la del Peñon por su composicion, aspecto y colocacion, y tiene tambien raíces convertidas en meni/ite: en algunas partes presenta tambien los conglomerados de pedazos de cerámica tosca antigua colocados en su parte su= perior. Lo más importante en esta formacion es que en el banco más endurecido y análogo al del Peñon se encuentran incrustrados huesos fósiles de elefante y en varias ocasiones los han extraído de allí. Yo mismo, acompañado de los pro- fesores del Museo Nacional, he arrancado últimamente algunos de esos huesos de elefante que estaban firmemente incrustados en la caliza. Como este depósito está tan inmediato al del Peñon, colocado en las mismas cir- cunstancias y con caractéres físicos análogos, puede tomarse por horizonte geoló- gico para hacer la referencia del banco del Peñon, miéñtras en éste no se descubra algun objeto que indique una época geológica diferente en suformacion. Entretanto esto no se verifica, tenemos hoy. más datos para creer que el hombre del Peñon haya sido contempóraneo del mammouth en el Valle de México. Pasamos á manifestar los fundamentos en que apoyamos nuestra opinion de que la caliza del Peñon estuvo ántes sumergida bajo las aguas del lago. Prime- ramente se observa allí que este banco fué levantado é inclinado, presentando una posicion diferente de la que tuvo en su orígen, y como ántes el Peñon estuvo rodeado de agua, es de creerse que la caliza estuvo en un tiempo sumergida: ahora está levantada á 3 metros sobre el nivel actual del lago. Además, contiene en su masa conchas de paludinas y otras especies acuáticas, no dejando duda por esto de que estuvo en otro tiempo bajo las aguas de un lago. Muy justa es la observacion que hace el Profesor Newberry extrañando que la materia calcárea, disolviéndose primero en las aguas al estado de bicarbonato, no se haya precipitado despues formando un depósito uniforme en todo el fondo del lago, como es el caso comun, pero lo cierto es que ahora solo se percibe en depósitos aislados. Para explicar la localizacion que se observa de la caliza del 288 LA NATURALEZA Peñon en ciertos puntos, podrémos suponer que el banco esté sumergido en otros lugares y cubierto por los depósitos recientes del lago, lo que no ha podido verse todavía. ' ; Que esa caliza es de orígen hidrotermal, como lo indicamos en el artículo pu- blicado en «Il Naturalista,» está demostrado por observaciones recientes, pues en muchas grietas de las rocas volcánicas del Peñon se encuentran vetillas de ma- teria calcárea en unas partes, y de sílice en otras. Además, arriba de los cerros de Guadalupe, se ven masas de lavas impregnadas por la caliza silicífera demos- trando la contemporaneidad de orígen. Por esto no creemos que á los manantia- les actuales que se encuentran al pié del Peñon se deba la formacion extensa que rodea al cerro, pues esos manantiales producen depósitos locales é insignificantes, que no podian haberse extendido con la uniformidad que tienen los bancos de ca- liza, sino que sus depósitos formarian acumulaciones como los que cita el Prof. Newberry y propias de los geysers. sos manantiales del Peñon, serán los últi- mos vestigios que quedan de las salidas abundantes de aguas calcáreo-silicíferas que en tiempos remotos brotaban acompañadas de las lavas en varios puntos del Peñon y en otros lugares del Valle de México. Los revestimientos superficiales provienen de la disolucion y precipitacion de la materia de las costras y vetillas que tienen las rocas superiores y aun de la alteracion de los hasaltos del cerro. Vemos, pues, que los estudios posteriores van dando mayor importancia al des- cubrimiento de los restos del hombre del Peñon. Aprecio las observaciones del Profesor Newberry como los de un hombre cien- tílico y discreto, que busca los fundamentos sólidos de los descubrimientos cientí- ficos de gran importancia como el que ahora consideramos, y hemos tenido sa- tisfaccion en dar estas explicaciones á sus objeciones publicadas en la «Tribuna.» Yo estoy guiado por los mismos deseos de apoyar esos descubrimientos sobre hechos claros y bien determinados, como lo indiqué en el artículo publicado en «El Naturalista.» El Profesor Castillo y yo continuamos paso á paso el estudio de los terrenos del Peñon; y con la verdad que exige la fe científica, irémos men- cionando los descubrimientos que se hagan posteriormente, y con igual prontitud anunciarémos si en la roca que formó la tumba del hombre del Peñon se encontra-= ren las armas toscas que sirvieron al hombre primitivo, ó si aparecen en aquella caliza los hierros afilados del conquistador. Ruego á vd., mi querido Dr. Cope, se digne mostrar estas explicaciones al Hon. Prof. Newberry; y si las cree de interes científico, le agradeceré las publi- que en «El Naturalista Americano. » Soy de vd. afectísimo amigo y colega, MARIANO BÁRCENA. SuBraMILIA MEPHITIN 4: Las Moreras Ó ZoRRILLOS POR EL PROFESOR ELLIOT COUES. (CONTINUACION.) Escogiendo un cráneo promedio, de mediana edad, plenamente desarrollado, aunque la denticion algo usada (pues en cráneos muy viejos los dientes están tan hundidos que no presentan caractéres claros), observamos los puntos siguientes: El último molar de arriba es el mayor de los trituradores, casi tan largo como ancho, cuadrado, con extremidades interiores redondas, y enteramente tubercu- loso. Está completamente dividido á lo largo por un surco, en cuyo lado exterior existe una porcion estrecha, mucho más alta que la ancha porcion interna, y se- parada de ella no solo por la ranura que cruza la faz del diente, sino por un escote en el borde posterior. Esta elevada mitad exterior es oblicua en su faz, desde el plano general de la denticion, extendiéndose hácia un punto en sus extremidades posterior y anterior, teniendo además en el centro un espacio ligeramente exca- vado, con un límite de irregular formacion. La mitad interior y más lisa del diente, se halla principalmente ocupada por un ancho tubérculo ántero-inter- no, y separándose por un surco curvo, de un márgen posterior elevado. El próximo diente premolar trasero difiere en un todo del mismo diente carnicero de los Mustelina. Es relativamente más pequeño y no tiene un prominente y aislado garfio ántero-interno. Por el contrario, es triangular en su aspecto gene- ral, representando el extremo interior del triángulo al colmillo de los Muste- lince justamente designados, el cual es cuspidado; pero toda su mitad interior es baja y tuberculosa en comparacion con el carácter elevado y verdaderamente cortante de lo restante del diente, pues visto de perfil, por la parte de afuera, el diente parece totalmente cortante con dos cúspides, una anterior alargada, agu- da y una obtusa más corta posterior, separada de aquella por una segunda entrada aguda. Tomadas juntamente estas dos cúspides externas forman el corte afilado del diente. El premolar que sigue es inmediato y muy marcadamente reducido en tamaño; es pequeño, simple, de dos raíces, cónico, de cúspide aguda, con un «talon» ligero posterior y bien marcado cinmgulum por el lado interior. El próximo-anterior-premolar, es exactamente idéntico al precedente, pero toda= vía mucho más pequeño y de una sola raíz, siendo algunas veces inmaturo. En cráneos muy viejos, las descripciones predichas pueden difícilmente hallarse. El molar posterior va desgastándose hasta una muy suave superficie con bordes er- guidos interiores y exteriores; el diente carnicero pierde su corte y cúspide interior y llega á ser casi tuberculoso por todas partes, los premolares se convierten en pu- La NATURALEZA.—Tomo VII.—237, 290 LA NATURALEZA ros raigones. Los caninos no presentan motivo alguno de observacion. Respecto á los incisivos superiores, el par lateral es mucho más ancho que los restantes, aunque no más largo. He descuidado el apreciar alguna diferencia tangible á este respecto entre los Conepatus y Mephitis. "Todos los dientes son del mismo tama- ño, uniformes y regulares, con extremidad confusamente lobada. Estos dientes brotan del alveolo con total oblicuidad, pero á poco vuelven perpendicularmente hácia abajo con un codo apreciable. En la quijada inferior el molar posterior es, como de costumbre, pequeño, sim- ple, circular, de una sola raíz, con una depresion central y un márgen irregular- mente elevado. ll molar inmediato es con mucho, el más grande de la série, y muy notablemente diverso del mismo diente de los Mustelinc. Es suavemente cortante por todas partes; por la parte de atras, aunque más bajo que el resto, es decididamente del mismo carácter que la otra parte. Este diente consta de cinco cúspides: un par posterior lado á lado, interior y exterior de igual tamaño é idén- tica forma; un par mediano lado á lado, cuyo exterior es más ancho y más afilado que el interior, “y de una sola cúspide por delante. La última forma con la cús- pide média exterior el poderoso filo cortante del diente. La cúspide mediana in- terior es un mayor desarrollo del talon, más ó ménos prominente sobre la faz interior de la cúspide principal del diente mustelino. El par posterior de las cúspides es la parte tuberculosa y baja del diente en los Mustelinc. El primer premolar de atras es una simple cúspide cónica de dos raíces, con talones eviden= tes tanto adelante como atras y con un bien marcado cingulum. El próximo molar es semejante, pero más pequeño, de menor cintura y de talon anterior es- caso. Ll premolar anterior es como el último, pero todavía más pequeño, y de una sola raíz. Yo no he observado que falte. En cráneos muy viejos los dos molares se truecan en trituradores, casi totalmente planos, y los premolares en gruesos conos. Los caninos inferiores son más cortos, relativamente más vigorosos y más curvos que los superiores: comunmente hay como un codo en el punto de la ma- yor curva. Los incisivos inferiores son casi de un tamaño mayor del que es co- mun en los Mustelince y más regular ¿ e, no estando ninguno colocado fuera de la superficie general, mas esto es solamente por lo que respecta á la gradacion. El par exterior es más ancho que los restantes: visto de frente se ensancha del nacimiento á la punta, siendo la cima emarginada. El par inmediato se halla co- locado un poco atras de la superficie general, pues aun cuando la faz de éste ge- neralmente se halla en la línea de los otros, su mayor grueso origina el que so- bresalga detras. Todos los incisivos inferiores tienen aproximativamente la misma longitud. Jl horde cortante del par exterior es oblicuo, el de los otros horizontal. El borde cortante del mismo par está escotado, segun se ha dicho, y la faz exte- rior de los dientes restantes se halla marcada por un surco que termina en una ligera bilobacion de sus cortantes orillas. LA NATURALEZA 291 VARIACION EN EL CRANEO CON ESPECIAL REFERENCIA A LA DISTRIBUCION GEOGRAFICA. Habiendo llamado ya la atencion sobre este asunto, en términos generales, no puedo hacer otra cosa mejor que continuarlo ayudado de las tablas de medidas y del comento crítico de Mr. J. A. Allen, que fija esta materia con detalles más precisos. * «Los veintinueve cráneos de esta especie, cuyas medidas se han dado ya, mues- tran un extenso rango de variacion en tamaño y un decidido decrecimiento hácia el Mediodía. Las localidades abrazan puntos tan distantes como California y costa del Atlántico por una parte, y Maine y Tejas por la otra; mas con una ó dos excepciones, los ejemplares de una sola localidad son desgraciadamente pocos. Los ejemplares son colocados por rango en longitud de 2.60 á 3.50, y por el de anchura de 1.60 á 2.25. Sin embargo, no hay un ejemplar incluido en la sé- rie que no sea tan viejo que tenga todas las suturas craneales obliteradas. Una parte de la diferencia es indudablemente la sexual, pero los ejemplares por des- gracia no tienen el sexo indicado. Diez de ellos pueden considerarse como oc- cidentales, provenientes principalmente de Utah y California; otros diez son de Maine y de Massachusets, y uno del noreste de Nueva York; tres son de Pennsylvania, y de los cinco restantes, cuatro son de Tejas y uno de la Luisiana. La série occidental de diez, promedio 3.10 de longitud y 1,95 de anchura, clasi- ficándose por longitud de 2.85 á 3.50, y de anchura de 1.70 42.25. La série de Nueva Inglaterra de diez, promedio 2.88 de longitud y 1.72 de anchura, clasifi- cándose por longitud de 2.70 4 3.25, y de anchura de 1.53 á 1.85. El simple ejemplar, de Nueva York, escasamente varía del promedio de la série de Nueva Inglaterra, miéntras que los ejemplares de Pennsylvania quedan un poco bajos. Los cinco ejemplares meridionales, con un promedio, en longitud de 2.73 ó un poco inferior á la série de Nueva Inglaterra, clasificándose con una longitud de 2.60 á 2.90. ? «Resulta de lo expuesto, que los ejemplares occidentales son decididamente los más grandes de todos, y que los septentrionales son algo más grandes que los me- ridionales, habiendo sido comparados los ejemplares de una misma edad, aunque de sexo desconocido, mas sin duda pueden ser comparables tambien bajo este pun- to de vista. «La diferencia en tamaño aumenta hasta más de un cuarto del de los ejempla- res más grandes, y más de una tercera parte del tamaño de los más pequeños. Entre las séries occidentales y meridionales, la diferencia promedia aumenta á un tercio del tamaño promedio de la série más grande. La série occidental incluye 1 Bull. U. S. Geol. and Geog. Sury. Terr., vol. ii, no. 4, 1876, pp. 332-334. 2 ¿El rango en anchura no está perfectamente indicado, por ser imperfectos dos de los ejempla- res más pequeños. » 292 LA NATURALEZA el tan decantado Mephitis occidentalis de Baird, basado en ejemplares de Cali- fornia, y cuya principal diferencia consiste en el mayor tamaño; sin embargo, los cuatro ejemplares de Ogden, Utah (Coll. Mus. Comp. Zoól) considerable- mente excedieron en tamaño á los tres de California. La série meridional repre- senta al renombrado M. varians de los Sres. Gray y Baird. «El carácter insuficiente de las varias especies de zorrillos norte-americanos del grupo mephitica y el extenso rango de variacion en el color entre individuos de la misma localidad que ya previamente he tenido ocasion de hacer patente, * y un exámen del asunto, ratifica las conclusiones entónces aducidas, y las cuales he tenido la felicidad de saber han recibido últimamente el apoyo del Dr. Coues, quien hace muy poco estudió este grupo. * Por lo que el Dr. Coues ha asentado, y por lo que las adjuntas medidas demuestran, se ve que pocas especies de ani- males varían tanto en tamaño y en caractéres craneales como la presente, inde- pendientemente del sexo y dela edad. Algunos ejemplares no solo difieren en ser una cuarta parte más grandes que otros, sino tambien en tener un rango corres- pondiente de variacion en el contorno. Comparados con una razon ordinaria de. variabilidad osteológica, dice el Dr. Coues, «las discrepancias están casi pareadas con las exhibidas por la coloracion del animal, cuando se las coloca en contrapo- sicion con las más constantes marcas de muchos animales. » MEDIDAS DE VEINTINUEVE CRÁNEOS DE «MEPHITIS MEPHITICA. » E E E LOCALIDAD. 5 El E OBSERVACIONES. A YN H < AOS ema. (ENE S caco aocoonaaoao tro ooo. 3.30 2.07 3,271 At A Jia 3.08 2.04 DAS BOB MORAS ie 2.93 1.70 2 oa ios alos dada son pesdsdosa. adades 2.85 AMO den UA e 4900 ds 3.12 1.87 419 VA e 5ounos 2.25 Muy viejo. 416 A LABS PESE OS 3.10 1.90 418 A O IE: 2.98 1.85 MODOS ANO MN ad 3.15 2.05 SIE OL ia eras 2.96 1.78 OU pto, Mesa at 3.25 Id. 580 Mir ASS Sd TEA ES 5 o 3.00 1.85 577 MO o IN 2.87 1.75 574. MAA IIA IRSE DO 2.85 1-13 1 Véase Bull. Mus. Comp. Zobl., vol. 1, pp. 178-181, Oct. 1869. 2 Bull. U. $. Geol. and Geog. Surv. of the Territories, vol. 1, no. 1, pp. 7-15, 1875. LA NATURALEZA 293 s 28S z 23 E E E 3 LOCALIDAD. S El Z OBSERVACIONES. a E E E PESA on scodedad Oboe: O 290 1.75 578 A IA AA A 2.70 1.70 569 ES veras dada css y pls 2.817 1.78 567 Massachusets....... cocobscocónoyo a TO 1.53 568 E A A MAD Y ES 2.15 576 Id. a RIOR 2.72 1.70 3,816 Essex County, New York........... NAZAS S 1.78 2,232 : Bone-caves, Pennsylvadla....oommm. .nia.. 2.90 Pósil: 1%. Frontata, Coues. CCA A AS 2.87 Imperfecto. 4,833 Chester County, Pennsylvania ...... ...... 2.60 1.65 AS ES MO MA A 2.80 1.78 NU rracierkass Mex is ados e A 2.60 Id. 1,113 A A E 2,68: 1.60 OIM ata moros. Lex ial a e MOTE 2.90 1.90 STA CA Cas ic un a md lia oe 2.68 Id. ANATOMIA Y FISIOLOGIA DE LAS GLANDULAS ANALES, Y PROPIEDADES DE LA SECRECION. La casi invencible repugnancia que el zorrillo naturalmente excita, ha sido siempre un obstáculo para investigar sus órganos defensivos y peculiares. Hasta últimamente que el Sr. Chatin minuciosamente examinó las glándulas anales del Conepatus mapurito, ningun informe adecuado respecto á alguna de las espe- cies habia visto la luz pública, aun cuando tales partes de la M. mephitica ha- bian sido largo tiempo ántes brevemente tratadas. El primero, y por largo tiempo único informe exacto, fué aquel que dió el Dr. Jeffries Wyman en el primer to- mo de la obra intitulada «Procedimientos de la Sociedad de Historia Natural de Boston» (1844, p. 110). Éste indicó, aunque brevemente, la estructura general de las partes que por doquiera, hasta donde se sabe, la familia obtiene. El órgano es una verdadera glándula anal, sin conexion con el sistema génito-urinario, ni tampoco de carácter especial, estando bajo el mismo plan que las otras glándulas anales en todos los Mustelidcv, aunque más muscular, con más espacioso depó- sito y más abundante secrecion. Consiste en una fuerte cápsula central, envuelta en tejido muscular, y por éste mismo unida á un hueso de la region, el depósito de un fluido secretado por varios cuerpos glandulares pequeños, de los cuales se halla rodeado, y del cual queda desocupado por un esfuerzo muscular voluntario y por medio de un orificio existente en la cima de una eminencia parecida al pezon y que está situada á cada lado del ano, precisamente dentro de su márgen, parcial- mente oculta por un pliegue de tegumento, cuando no está en uso. Jl órgano está pareado con otro colocado en el lado opuesto. Podemos trascribir aquí las obser- 29% LA NATURALEZA vaciones originales del Dr. Wyman:—«Las bolsas anales, dice él, consisten en dos sacos glandulares de forma ovalada, de cerca de tres cuartos de una pulgada en diámetro, guarecidos por una envoltura muscular y que se abren en el recto, casi cerca del ano, por medio de dos papilas. Estas últimas, cuando no están en uso, se hallan rodeadas por un pliegue de una membrana mucosa, quedando casi ocultas por éste. El fluido es expelido por las contracciones de la envoltura muscular. Una faja pequeña pasa de cada saco al isquion, el cual hace girar estos cuerpos sobre sí mismos, y sirve para llevar sus orificios hácia el ano. El fluido es una secre- cion peculiar como la de la algalia, y no la orina, como comunmente se cree. La opinion general de que el animal la esparce con la cola es errónea. El fluido es limitado en cantidad; una vez arrojado, el animal permanece inofensivo hasta que los sacos vuelven á llenarse por una secreción gradual. » Este informe fué compendiadamente adicionado en la misma publicacion (vol. 1ii, p. 175) por medio de una nota del Dr. J. M. Warren, en la que se hallan más detalles, aunque estrictamente no de un.carácter anatómico. Los incidentes están trascritos como parte de la historia sobre las especies. «El Dr. J. M. Warren exhibió, conservadas en alcohol, las glándulas que se- cretan el fluido acre que proporciona un medio de defensa al zorrillo americano, Mephitis americana. Estas glándulas se hallan situadas á cada lado del intes- tino á la raíz de la cola, precisamente dentro del ano, y tienen cerca de una pul- gada de diámetro. Cuando el animal se mira perseguido, la parte más baja del intestino desciende por entre el ano, la cola se eleva sobre la espalda, y por la contracción de los músculos del ano, el fluido acre se desprende en dos chorros cruzando una distancia de seis ú ocho piés. «El Dr. Warren, tambien mostró á la Sociedad, vivo, un ejemplar del Mephi- tis americana, el cual habia sido privado de su fuerza de daño por medio de una operacion quirúrgica. Se proporcionó al animal, en primer lugar, una insensibi- lidad parcial encerrándole en un barril en que estaba colocado un poco de éter cló- rico. Cuando ya se le notó dominado por el estupor, le fué colocada en la nariz una esponja que contenia el agente anestésico, conservándola allí hasta que se pro- dujo una completa insensibilidad. En tal situacion, el Dr. Warren operó por la parte exterior del intestino sobre las canales de las glándulas y las dividió de manera á dejarlas in situ. El animal volvió en sí quedando totalmente privado de su medio de daño por la inflamacion adhesiva que sucedió á la operacion.» Aquí tal punto quedó (hasta donde me ha sido posible conocer del informe); cuando en 1871 el Dr. J. S. Parker publicó una noticia en «El Naturalista Ame- ricano» relativa á la citada disection. Además de no ser totalmente exacta, en efecto, aun cuando el observador realmente reconoció la condicion de las partes, la relacion es demasiado difusa para justificar su trascripcion completa; sin embar- go, es con particularidad una nota valiosa, por ser la primera y probablemente la única que trate de las propiedades físicas del fluido en sí propioi—=«. ..... LA NATURALEZA 295 Sumergí la punta de mi escalpelo en el fluido amarillo; puse la décima ó vigésima parte de una gota en un vidrio, la cubrí con otra tira de vidrio, y la coloqué bajo un aumento de cuarenta diámetros en mi microscopio. El aspecto era particular. Asemejaba al oro fundido ó al azogue del más fino color de oro. Una vez com- primida por las tiras de vidrio, se deslizaba cual glóbulos de oro derretido. Con un aumento de sesenta diámetros el mismo color aparecia aún, mas se presen= taba como subdividido en glóbulos de marcas peculiares bajo la influencia de una ampliacion superior. . . . . . A la vista, la peculiar secrecion odorífera de este animal es de una palidez brillante ó un amarillo resplandeciente con algunas man- chas en él diseminadas. Visto con el microscopio parece un fluido claro, como agua salpicada con polvo de oro, y las manchas como burbujas de aire, cubiertas de oro, ó más bien como bolsas de aire en sacos dorados. El aire entiendo es el gas naciente del dorado fluido. Si yo hubiera imaginado que mi interes en la diseccion me haria olvidar del olor acre circundante, me habria procurado reacti- vos químicos para analizar la sustancia tan fácilmente obtenible. «Otra cosa fué tambien asunto de interes. Si yo correctamente he apreciado la cápsula que contiene el fluido, entiendo que las llamadas comunmente glándulas son la túnica muscular que envuelve y es capaz de comprimir el depósito, y su único uso es el de expeler el líquido. Las proyecciones que remedan tetas, tienen un grande orificio para arrojar léjos la sustancia y tambien una coladera con nu- merosos agujeros —como los agujeros de los conos del riñon del hombre— para un lanzamiento más inmediato y más difuso de la materia (?) La sustancia es se- cretada por medio de pequeñas glándulas, de color oscuro y pequeño calibre, que se hallan unidas á la cápsula por tubos estrechos.» De estos informes deducimos, como ya se ha insinuado, que el aparato secre- torio de esta especie es esencialmente el mismo que el del Conepatus, descrito extensamente por M. Chatin. En consecuencia, no es ya necesario refutar las ver- siones vulgares antiguamente predominantes de que la secrecion provenia de los riñones, esparcida alderredor por medio de la copada cola. Poco resta que decir á este respecto. El fluido es juntamente peculiar é indescriptible en el olor, acre, penetrante, persistente á un grado tal vez sin igual, fuera de esta subfamilia, en el reino animal, aunque probablemente no más sutilmente difusivo que algunas otras emanaciones análogas. Ha sido denominado «aliáceo,» pero es un calificativo me- diano. La distancia á que puede ser arrojada en forma líquida esta sustancia es, en lo natural del caso, difícil de designar con precision, y sin duda varía ya por el vigor del animal, ya por la cantidad acumulada en el depósito. Pero no hay duda de que el chorro llega á varios piés de distancia (algunos autores dicen que abarca una distancia de cuatro á catorce piés), miéntras que el awrase percibe prontamen- te á distancias que pueden ser mejor expresadas por fracciones de milla. La apa- riencia del animal durante el acto de la emision, es inequívoca segun en varias ocasiones he observado. Su onduloso andar, con pasos afectados por los cuales 296 LA NATURALEZA pausadamente se esquiva á su perseguidor, se interrumpe por un momento, y euando las partes traseras se levantan y la cola se eleva sobre la espalda, de ma- nera que su largo pelo se incline en una direccion, cayendo cual pompon á todos lados, y el olfato percibe inmediatamente lo que ha acaecido. La descarga es ordi= nariamente invisible á la luz del dia, pero varios observadores aseguran que posee cierta fosforescencia, la cual hace luminoso al fluido durante la noche. Esto es, sin duda, exacto, mas yo no lo he comprobado por efectiva observacion. Las exposicio- nes referentes á que la emision es imposible cuando el animal es suspendido por la cola, enlo natural del caso, no son tampoco á menudo probadas por experimentos. Tampoco he hallado que la muerte instantánea sea siempre un preventivo seguro contra la emanacion del efluvio. Un zorrillo que yo maté con mi pistola, tenia á un pié de su cabeza la bala que habia atravesado todo su cuerpo, desde la frente hasta la ingle, y despedia tan mal olor queno pudo ser desollado, aunque su muerte acaeció sin lucha aparente, y ciertamente aun no habia abierto su depósito hasta el momento de su muerte. No obstante, hay pruebas abundantes de que puede privársele de la vida, de tal manera que la carne sea comible, con debido cuidado en la preparacion, y se dice que este platillo forma una parte regular del alimento de algunas tribus salvajes y de gente semi-civilizada. He visto ya comprobado que la emision no se verifica cuando el animal es capturado por medio de una trampa en forma de guillotina, y dispuesta de manera que el peso descendente quiebre la parte débil de la espalda. Las calidades permanentes del efluvio son, á la verdad, maravillosas, algunas de las que de él se hacen parecen increibles, mas están perfectamente comprobadas. Audubon asienta que en un lugar adonde un zorrillo habia sido matado en el otoño, la hediondez era todavía marcadamente fuerte despues de que á las nevadas habia sucedido el deshielo á la siguiente prima- vera. El mismo autor añade que el olor es más fuerte por la noche y cuando la atmósfera está húmeda, que bajo las circunstancias opuestas, y hablando de las te- las impregnadas por este efluvio, agrega: «Lavadas y expuestas á la ventilacion indudablemente disminuye el olor; mas si el que usa un vestido que ha sido de esta manera inficionado, se aproximase accidentalmente al fuego en un cuarto cerrado, puede quedar mortificado al recordarle el olfato que no está del todo libre de las consecuencias de una desagradable excursion de caza.» La persistencia del olor en los ejemplares del Museo depende tambien de algunas circunstancias. Algu- nos ejemplares de los cuales el fluido no habia sido aparentemente difundido á su muerte, y que fueron preparados con el mayor cuidado, los hemos tenido en nues- tras manos, advirtiendo que poco ó ningun olor les quedaba; en otros, probable- mente aquellos en los cuales el pelaje haya sido impregnado ó de los cuales el fluido haya vertídose en su derredor, retienen su olor característico por muchos años, aun cuando hayan sido colocados en alcohol, ó enjugados y envueltos en hojas de tabaco, polvos insecticidas ú otros vegetales aromáticos. He notado tam= bien que el olor puede extraerse de ejemplares al parecer inodoros, colocándolog / LA NATURALEZA 297 al sol despues de haber estado guardados por varios años. Mas como prueba de la posibilidad de la absoluta carencia del olor, puede citarse el uso (especialmente de pocos años á esta parte) que se hace de la piel del zorrillo como trajes usuales, habiéndose obtenido la inmunidad por medio de procedimientos semejantes á los empleados por los peleteros para purificar las pieles de otros Mustelide, así co- mo las de lobos, zorras, etc. Las consecuencias continuas y mortificantes del contacto efectivo del fluido con la persona ó sus vestidos, así como su diseminacion en las habitaciones y partes exteriores de las casas, puede difícilmente ser exage= rada, mas no requiere ulteriores comentos, ya que estas materias han proporcio- nado constancias palpitantes desde que la historia de la especie principió. Parece tambien que á calidades desagradables de la sustancia se ha dado inde- bida distincion, abandonando el hablar sobre una materia mucho más séria, mucho más importante. El daño que á la vista causaria ese fluido acre y picante, si en tal instante cayese álos ojos, no debiera ser olvidado. No raras veces los perros han quedado permanentemente ciegos á consecuencia de su descarga, y Casos auténticos existen que vienen demostrando que algunos séres racionales, por la misma causa han perdido la vista. Sir John Richardson alude, fundado en la autoridad del Sr. Graham, á los casos verificados en varios indios que han per-= dido la vista á consecuencia de la inflamacion proveniente de tal causa. El efecto acaecido en los perros está descrito por Audubon y por Bachman. «Al momento, dicen ellos, en que un perro ha recibido una descarga de esta es= pecie en la nariz y los ojos, aparece medio perturbado, precipitando su nariz den- tro de la tierra, restregando los lados de la cara contra las hojas y la yerba y dando vueltas en todas direcciones. Hemos visto algunos perros, de cuyos ojos no ha desaparecido la hinchazon é inflamacion causadas por aquella en toda una semana.» Estos autores tratan tambien de las calidades nauseativas del efluvio. «He sa- bido, dice Sir John, haber producido náusea instantánea en varias mujeres que habitaban una casa, la cual estaba con las puertas cerradas y distante más de cien yardas de las estacadas de una posta mercantil donde habia sido arrojado un zorrillo muerto.» Recordamos un caso: «asientan Audubon y Bachman que va-= rias personas residentes en Saratoga, condado de Nueva York, fueron acometidas por una enfermedad de estómago y vómitos, á consecuencia de que durante la noche habia sido muerta una de estas especies en los bajos de la casa.» El fluido ha sido empleado para uso medicinal en el tratamiento del asma. Se dice que un inválido obtuvo un notable alivio con tomar tres gotas al dia, pero pronto se vió obligado á interrumpir el uso del remedio por el carácter intolera= blemente ofensivo que todas sus secreciones adquirian. Se refiere la historia de un clérigo asmático que habiéndose procurado las glándulas de un zorrillo, las tenia herméticamente depositadas en un frasquillo de esencia para aplicarlas á la nariz cuando los síntomas aparecian. Ll creía haber descubierto un específico LA NATURALEZA. —Tomo VII.—38. 298 LA NATURALEZA contra su aflictiva enfermedad y se regocijaba en ello; mas en una ocasion que se hallaba en el púlpito, habiendo destapado la botella, toda su congregacion se pre- cipitó fuera de la iglesia. En tales casos, como en muchos otros, es cuestion de preferencia individual, por qué deba optarse, por el remedio ó por la enfermedad. La supuesta conexion entre la supresion de la secrecion y la posibilidad de ino- cular la hidrofobia se trata bajo el epígrafe de «rabia mefítica.» Hay un punto unido al variante agresivo de la sustancia, el cual ha recibido poca atencion. Cierto es que si su penetracion correspondiese con la cantidad efecti- va de la presente sustancia, ninguna disección de las partes de un animal vigoroso seria razonablemente practicable. Mas el fluido, como otras sustancias altamente odoriferas, es perceptible á grados conforme á su difusion en el aire por pequeñas divisiones de partículas. Esto está bien patentizado con la incómoda y demasiado frecuente circunstancia de que un Zorrillo, durante el invierno, establezca su mo- rada cerca de las casas, puesto que en tal estacion hay un estado de incompleta invernacion en algunas latitudes. A intervalos irregulares el animal se excita, y para juzgar del efluvio vacía sus dilatadas bolsas, mas la fetidez causada de esta manera pronto cesa, no acaeciendo lo mismo cuando es surgida impetuosamente por la irritacion ó en propia defensa. 7 0 El cloruro de cal ha sido recomendado como el más enérgico desinfectante, y sin duda existen otros agentes que descomponiendo químicamente la sustancia, la des- pojan de sus propiedades ofensivas. Jl tratamiento profesional por la tierra em- pleado extensamente en los hospitales hace mucho tiempo, sele anticipó demasiado en esta conexion, el haber sido una costumbre general el enterrar los vestidos para libertarlos del mal olor. Se dice tambien que existe la creencia entre los traperos de que el olor puede quitarse empacando los vestidos por unos cuantos dias en ra= mas frescas de cicuta. 3 El papel fisiológico de esta secrecion especial es obvio. Su relacion para la per- petuidad de la especie, aunque oscurecida por su exageración como un medio po= derosamente efectivo de conservacion del individuo, es evidentemente el mismo que en las otras especies de Mustelide, cada una de las cuales tiene su propia emanacion para unir los sexos, no solamente indicando los sitios, sino sirviendo como una positiva atraccion. En el caso del zorrillo, pareceria que el fuerte olor ha tendido efectivmente á obtener un modo más gregal de vida del que es co- mun á esta clase de mamiferos, pues cierto bajo toda evidencia, que la ocupa- cion de un lugar por este animal para invernar permanentemente, sirve para atraer á otros al mismo retiro. Madrigueras se hallan á veces que contienen hasta una docena de individuos, no miembros de una familia, sino varios animales adultos atraídos allí. Otro efecto de la posesion de tan exclusivo poder, se advierte no tanto en la manera de vida, como en la disposicion actual de la criatura. Su aturdida familiaridad, su arrojo en introducirse en lugares que otros animales evitan instin- tivamente como peligrosos, y su disposicion para buscar la seguridad en violenta LA NATURALEZA 299 retirada, son evidentes pruebas de su confianza en el extraordinario medio de de- fensa de que están provistos. La meditacion sobre el desarrollo de esta armadura anal hasta el grado de considerarla conveniente para casos en que las glándulas de otro Musteline, aunque de idéntico carácter, son manifiestamente inadecua- das, no puede hacer se considere como privado de defensa al zorrillo, aun cuando estuviese de otra manera en comparacion con sus aliados. Un perezoso animal terrestre de ninguna fuerza superior ó espíritu, falto de la sagacidad y valentía de los lobos, de la habilidad para trepar de las mustelas, de la agilidad, pequeño ta- maño y tenuidad de cuerpo de la comadreja, del poder natatorio y buceador de las nutrias y aun mucho de la capacidad cavadora eminente de sus parientes más cercanos, las taxideas, careciendo, en fin, de todas estas cualidades que en sus va= rias manifestaciones conducen á laseguridad de las especies respectivas, es evidente que medios adicionales de proteccion propia fueran requeridos, miéntras que la abundancia del animal en muchas partes del país y su audacia al frente del peligro, demuestran que su confianza en el singular medio de defensa que posee, no es mal fundada. DISTRIBUCION GEOGRAFICA Y COSTUMBRES DE LOS ZORRILLOS, Dejando ahora aquella parte del asunto en cuestion, y que con justicia es la más prominente en la historia de las especies de esta subfamilia, dirijamos nues- tra atencion á otras consideraciones. Los zorrillos son comunes en muchos luga- res templados de Norte América y muy abundantes en algunos distritos. Yo no tengo conocimiento de que se requiera alguna condicion precisa para su distribu- cion general en este país, pues los animales parece se hallan independientes de aquellas circunstanias de geografía física, tales como montañas ó valles, arboledas ó praderas, las cuales imponen restricciones á la distribucion de muchos cuadrúpe- dos. Por otra parte, los zorrillos evidentemente son ménos afectos á la coloni- zacion de una comarca que los más indefensos, cautos y retraídos carnívoros que tienen la seguridad de ser acosados y gradualmente extinguidos por el progreso de la civilizacion. Cierto es que en algunas partes del Oeste, segun he percibido, existen en mayor número en las inmediaciones de las colonias aisladas que en los terrenos vírgenes. Ellos parece, en efecto, que son atraídos por las habitaciones de los hombres como cualesquiera otros cuadrúpedos y no pocas aves, los cuales son más abundantes en los terrenos descampados que en lo más recóndito de las selvas ó en la soledad de indisputables praderas. Admirado quedé ante esta cir- cunstancia durante mi última travesía por el Colorado, adonde los zorrillos eran una incomodidad incesante para los ranchos, aunque yo nunca ví ni percibí, segun recuerdo, uno solo, en las inhabitadas montañas de aquel Estado. Sin embargo, en este artículo no se afirma su total ausencia, sino simplemente su número re- lativamente menor, y yo rara vez he hallado zorrillos en mayor número en el Oeste que en las totalmente desmanteladas extensiones del país en Montana, al 300 LA NATURALEZA Noroeste de Fort Benton, y de allí á la region del Saskatchewan. Richardson nota “su frecuencia en esta última parte del país y fija el límite septentrional de las es- pecies en unos 56 ó 57 grados de latitud Norte. En la direccion opuesta, la ha- bitacion de los zorrillos excede al del Conepate cerca de México, pero cuán léjos se está de determinarlo con exactitud. Probablemente ha sido reemplazado hácia el Sur de México por el intimamente aliado, aunque aparentemente distinto M. macrura de Lichtenstein, de que se trata en una de las siguientes páginas. Un escritor local moderno, hablando acerca de los cuadrúpedos, asienta, que fue= ra del extenso número de zorrillos atribuido á Norte América, solamente una, la presente especie, fué hallada en su localidad, añadiendo jocosamente que era uno solo, y sin embargo, se consideraba generalmente suficiente. Por toda la América Británica y en muchos puntos de los Estados del Norte, New England, los Esta- dos del centro y algunos de los Estados meridionales, la presente es la única es pecie de la subfamilia que con certeza se sepa existe; en muchas partes del Oeste y en algunas del Sur, se halla asociada con las más pequeñas especies, Spilogale putorius, miéntras que el extremo Sudoeste puede regocijarse en la posesion de todas las tres especies que poseen los Estados Unidos. Los zorrillos proporcionan una piel hermosa que últimamente ha llegado á ser de moda bajo el eufemismo, «Alaska sable,» pues nuestras elegantes damas segu- ramente no querrian ataviarse con el obsceno cuero de zorrillo, si éste, cual la rosa, no pudiera ser denominado por otro nombre. Tales pieles, hasta el número de un millar ó más anualmente, han pasado por las manos de la Hudson's Bay Company, y esta especie de cebellina es uno de los efectos que los peleteros ame- ricanos exportan anualmente á millares para Europa. Las pieles negras son las más valiosas, estableciéndose su precio en conformidad con la calidad, desde un peso como mínimum: la medio listada y la blanca se exportan por menor precio. El entrampamiento del animal parece que es asunto todavía más fácil que el de las subsecuentes operaciones para su venta, pues careciendo el zorrillo de astucia, ninguna destreza especial se requiere para su captura. Multitud de trampas se usan con buen éxito; la de presion se recomienda con particularidad, puesto que si está propiamente construida, causa la muerte del animal sin que se verifique la emision del fluido.* El informe de los Sres. Audubon y Bachman respecto á 1 Gibson's «Complete American Trapper,» pp. 198, 282-3, 286. Lo siguiente sobre el medio empleado para entrampar zorrillos fué proporcionado por €. L. Wit- man, of Weston, Vt., to Forest and Stream of February 17, 1876: «Con frecuencia me preguntan algunos amigos y compañeros tramperos qué hago para poder cazar zorrillos con mis trampas para zorras, sin que éstas queden impregnadas por el olor, Para be- neficio de los no iniciados diré, que si existen algunos zorrillos en las inmediaciones de los lugares adonde se hayan colocado algunas trampas para zorras, pueden aquellos con seguridad caer, y en tanto que estén de tal manera dispuestas, poca importancia tendrá la captura de las zorras. Cuando hay razon para suponer que el número de zorrillos es considerable, mejor es colocar trampas opor- tunamente á fin de que todos concluyan á la vez, y esto con menor artificio, no como el que se em- LA NATURALEZA 301 que la piel «es rara vez empleada por los sombrereros, y nunca, creemos, por los peleteros, y á causa de lo desagradable de la tarea para prepararla, no se con- sidera artículo de comercio,» tuvo verificativo miéntras no fué denominada «Alaska sable,» que desde entónces llegó á ser de moda. Cual otros animales de la presente familia, como el mayor número de los car- nivoros, el zorrillo es de facto, algo nocturno en sus costumbres, pues preferente- mente vaga á la sombra de la noche en busca de alimento, aunque á menudo tambien hace esto á la luz del dia. Hácia las partes septentrionales de sus corre- rías ellos invernan hasta cierto límite, pues su entorpecimiento no es perenne; parece, además, hallarse bajo la necesidad de excitarse á sí propio, tal vez pa- plea para cazar zorras. Para el cazador de zorras, ese animal es molesto por su pestilencia y por las molestias que ocasiona, pues cuando se dispone la trampa con precipitación como en cazas sucias se verifica, aquel con prontitud, ayudado de dientes y unas, muchisimo deteriorará, si no es que del todo arruinará un buen lugar para trampas. Algunas veces é] mismo se proporciona la libertad por me- dio de la amputacion, lo cual es una gran fortuna. Rara vez caen ellos segunda vez en la trampa, pues en su condicion débil y mutilada fácilmente son apresados por las zorras, las cuales apetecen mucho esa carne, al grado que algunas ocasiones la zorra ha venido á roer la pierna del zorrillo afian- zada en la trampa, para llevar su botin á fin de comer con mayor comodidad. Los tramperos que sa- ben esta particularidad suelen emplear como cebo la carne de zorrillo. Aleunas veces queda dormido despues de haber pasado una noche en incesante fatiga para adquirir la libertad: cuando tal cosa sucede y se halla en una buena posicion, puede uno cuidadosamente acercársele por sotavento, y parándose sobre la cola, y al mismo tiempo descargando con una cachiporra un fuerte golpe sobre su cabeza, fácilmente y con toda seguridad queda despachado. Pero esto rara vez ocurre, é intentar despacharlo cuando ya está alerta contra los palos y las piedras, es arriesgarlo todo y á menudo reci- bir decepcion. Las armas de fuego son de todo punto inútiles, y un buen trampero esquivará el usarlas. «Mi método favorito para la caza de estos animales, es el siguiente: tomo un alambre de hierro del número 15 6 del 16, muy bien templado y formo una lazada corrediza de unas cinco pulgadas de diámetro en uno de sus extremos, y en el otro una presilla firme, de dos pulgadas, dejando un es- pacio de cinco pulgadas enire una y otra. Adhiero la presilla al extremo más fino de un palo ligero y fuerte, y que tenga de longitud unos ocho ó diez piés. Asiendo éste firmemente con las dos manos, lenta y cuidadosamente me aproximo, coloco la lazada en el cuello del zorrillo, y con un violento impulso hácia atras y hácia arriba, le levanto tan alto como la cadena de la trampa lo permita, y le sostengo en esta posicion hasta que queda extrangulado. El otro extremo del palo puede traerse por el suelo, y allí sostenerlo con un pié, á fin de que las manos puedan, por delante, funcionar con ma- yor comodidad. Cuando ha sido apresado por una de las patas traseras, yo á la vez bajo la trampa al suelo y le liberto, comprimiendo el resorte con un pié, pudiendo en tal instante colocarse el palo en una posicion segura contra una roca, ó apoyarse en cualquiera cosa miéntras se recompone la tram- pa. Si el impulso hácia arriba no ha sido con destreza ejecutado, la lazada no puede correr hasta com- primir como debe, y entónces tendrá lugar una descarga del acre olor, mas en esta posicion per- pendicular, la descarga desciende: directamente hácia abajo, así es que si el ataque se ha hecho por barlovento, que es como debe hacerse, no hay peligro. «A veces el zorrillo nota la aproximacion al principio, mas el gradual arqueo de la cola da opor- tuno aviso, y es necesaria en tal instante una cuidadosa retirada. La segunda ó tercera tentativa al- canza un buen éxito. El animal, durante ese tiempo, se reanima, y cuando más aspira el aire en direc- cion hácia el lugar en que el cazador se halla. Con esta treta, he destruido zorrillos á centenares hace más de treinta años, y no recuerdo se haya dado el caso de que yo haya sido infestado por el olor, si no es cuando inadvertidamente haya puesto la planta Jel pié en terreno por él hañado. Lo que someto á la consideracion de mis hermanos los tramperos. » 302 LA NATURALEZA ra que se verifique la evacuacion periódica de sus receptáculos. Hácia el Sur se establece indiferentemente en cualquier punto. Los casos en que este ani- mal haya fijado su residencia durante el invierno cerca de los domicilios, su actividad temporal durante los turnos calurosos del tiempo, tampoco deben ser desdeñados. Esta propension á buscar albergue en las habitaciones de los hom- bres es una diferencia altamente notable para con la disposicion de otros cuadrú= pedos Mustelince que instintivamente huyen de las casas, excepto cuando al ir en busca de alimento, los gallineros provocan su apetito y alientan su osadía. Viajando yo por algunas partes del Oeste, parecia que no podria aproximarme á un rancho sin notar la visita que hubiese hecho ó hiciera en aquel momento algun zorrillo excrutador, pues las rancherías adonde yo entré estaban constan= temente impregnadas de tan mal olor. El zorrillo es un ladron accidental de aves y de huevos, y se dice tambien que es afecto á la leche. El asilo del zorrillo cuan- do no está en las habitaciones de los hombres, se hallará en madrigueras subter- ráneas, en las cavidades de los leños ó de los troncos, en las grietas de las rocas, en fin, en algun abrigo natural dentro de la tierra. Audubon y Bachman des- criben las madrigueras subterráneas que los zorrillos excavan para sí, como mé- nos difíciles de arreglarse que las de las zorras, y generalmente se hallan cerca de la superficie de un terreno plano y que tienen de extension unos seis ú ocho piés terminando en un aposento forrado con hojas, y adonde, durante el invierno, pueden encontrarse de cinco á quince individuos reunidos. Algunas veces, dicen estos autores, la madriguera está dividida en dos ó tres galerías. Estos animales son evidentemente más gregales que otros Mustelido, pues el número que se reune en una madriguera no está precisamente formado por miembros de la mis- ma familia. Son ellos tan fecundos que en el mes de Mayo, segun se dice, dan á luz hasta ocho ó diez: el período de gestacion es probablemente desconocido. Su natural multiplicidad es tal, que si no fueran sistemáticamente perseguidos, no solamente por sus valiosas pieles, sino con motivo de su desagradable carácter, llegarian á ser una séria peste. La reaccion de sus principales medios para.la propia conservacion llega á ser, de facto, uno de los factores en el problema de su excesiva reproduccion. ¡Cuán curiosamente se hallan arregladas las balanzas de la naturaleza! Los zorrillos son acometidos por los perros y por otros cuadrúpedos caninos, quienes los destrozan y devoran no obstante el olor que despiden, y algunas de las más grandes aves de rapiña, como el Buho virginianus ó el Great Horned Owl, se ha observado que los capturan y los comen. Su propio alimento es de impor- tancia humilde en comparacion con el de otros Mustelidc de igual tamaño y fuerza, por carecer de la ligereza y habilidad que se requiere para verificar la destruccion de muchos animales sobre los cuales se ceban, por ejemplo, las martas y las comadrejas. Ellos ampliamente se alimentan con insectos, huevos de pájaros, reptiles pequeños como las ranas, y pequeños cuadrúpedos como las LA NATURALEZA 303 varias especies de ratones. Se dice tambien que capturan á los conejos que se introducen á sus madrigueras en busca de refugio, ya que son notablemente in- capaces de apoderarse de tan ligeros animales por medio de la caza. Los daños que en los corrales cometen los zorrillos ya han sido referidos. Vuelvo á tocar este punto para hacer observar cómo este torpe animal se conduce en tales circuns- tancias, cuando su desatinada pertinacia y su obvia negligencia, respecto á las más precisas precauciones para no ser descubiertos, contrastan fuertemente ante el robo astuto y sagaz de la zorra, de la onza ó hermina cuando son igualmente atraí- dos por caza igualmente fácil. Aun despues de descubierto el zorrillo parece que olvida la propiedad de huir, y generalmente llega á ser víctima de su falta de sa- gacidad. Una vez presencié la carrera de un zorrillo en un hermoso paseo por la prade- ra. El viento que suavemente me acariciaba por la espalda, me infundia mayor aliento para tal excursion. El animal parecia tener conocimiento de su impotencia, y despues de haber descargado inútilmente por una ó dos veces su batería, segun pude colegir de sus peculiares movimientos, y cuyo efluvio fué arrebatado por el viento, huyó lo más violentamente que dable le fuera. Mas yo no tuve dificul- tad en mantener hácia él un fácil juego de persecucion á un paso más bien apre- surado que rápido, y despues de haber observado su andar y otras acciones, hice fuego sobre él y cayó muerto á mis piés. El ejemplar se hallaba demasiado ofensivo para ser desollado, por haber quedado su piel impregnada del fluido. En el curso de mis varias campañas por el Oeste he sido testigo"de no pocas escenas bien risibles, y he tenido noticia de la gran conmocion excitada en todo un cam- pamento por el alarmante alarido del zorrillo, el cual remeda al grave y no ménos brusco aviso de los indios. Mas tratar de referir historias que á los zorrillos ata- ñen, seria intentar demasiado: cual pieles para el peletero, hay anécdotas para el historiador, y pueden leerse en varios libros: tal es el chiste que parece ser nece= sario divulgar á este respecto. HISTORIA DE LAS ESPECIES. El zorrillo ha figurado en la literatura por más de dos centurias, como puede decirse comparativamente de pocos animales americanos. La más antigua noticia que he hallado, y que segun dice Richardson fué tambien la primera que él halló suministrada por Gabriel Sagard-Théodat, Mineur Recollect de la Prouince de Paris, en su historia del Canadá, 1636, es la siguiente singular relacion: «Los hijos del diablo, á quienes los Hurones llaman Scangarese, y la gene- ralidad de los montañeses, Babougi Manitou ú Ounisque, es una bestia hedionda en demasía, del tamaño de un gato ó de una zorra jóven, pero tiene la cabeza mé- nos aguda, y la piel cubierta de un pelo grueso áspero y ahumado, y su gruesa cola levantada en forma de arco; se oculta en el invierno bajo la nieve, y no sale 304 LA NATURALEZA sino hasta el principio de la luna del mes de Marzo, á la cual denominan los mon- 4añeses Ouiniscon ¡pismi, que significa la luna de la Ouinesque. Este animal, sobre ser de un pésimo olor, es muy malicioso y de un feo aspecto, arroja tambien (segun se dice) entre su excremento, pequeñas serpientes largas y delgadas, las cuales viven muy poco tiempo. Yo pensaba traer una piel adobada, mas un pasa- jero frances me la pidió y se la obsequié.» Por el modo de comenzar la relacion anterior podemos presumir ó inferir que «enfant du diable» era ya un nombre reconocido entre los franceses, por lo ménos en el lenguaje hablado, si no lo hubiese sido tambien en el escrito. La bestia «de vil's own,» es tambien mencionada por varios otros autores en los primeros años, entre quienes puede citarse á Charlevoix. Tal fué la «Fiskatta de K£alm (17....);» mas la fecha de la introduccion de la voz «Skunk» no estoy en posibilidad de sa- berla, así como tambien ignoro el significado de ella. Una semejanza para con la palabra más sugerente del animal, y que aparece en aleman, Stinkthier, es dema- siado obvia para requerir comento, mas la conformidad puede ser fortuita. Puede observarse que la voz «Cree ó Knistenaux» es «seecawk,» la cual algo se parece al nombre originario por lo que respecta al sonido, el cual no es muy desemejante, mas su discrepancia es grande. El nombre inglés-americano «pole-cat» ó «pol- cat» por el cual el sueco de Kalm le presenta, y el cual por largo tiempo se ha usado para esta y para otras especies de zorrillos, es simplemente una trasmision del nombre inglés-europeo dado á la garduña, Putorius fcetidus, especie del peor olor que existe en su propio continente, aplicado al animal occidental que tiene la misma envidiable notoriedad. Las voces «pol-cat 6 pole-cat» y zorrillo fue- ron empleadas por Lawson muy al principio de la última centuria. «Los Pol- cats ó zorrillos de América» dice él, «son diferentes de los de Europa. Son más gruesos y de mayor número de colores; no son parecidos, sino que cada uno se diferencía del otro en la particularidad del color. Tienen un olor parecido al de la zorra, pero diez veces más fuerte. Cuando un perro les persigue, expelen el fluido sobre él, quedando el perro infestado por unos quince dias ó algo más. Los indios estiman como un alimento delicado la carne del zorrillo, la cual queda exenta del mal olor cuando la vejiga está desalojada.» La palabra «zorrillo» fué antiguamente usada como adjetivo, segun vemos en el «Skunk Weesel» de Pen- nant, la cual puede estimarse con exactitud equivalente al «Mephitic weesel» de Shaw. «Chinche» fué un nombre aplicado por los primitivos zoologistas france- ses á este y á otros Mephitince, y en sus varias formas de chinche ó chincha, chin- ge ó chinga, por largo tiempo estuvo en uso. La forma del último nombre llegó á ser en realidad adoptada por muchos autores, despues de Tiedemann, como el nombre especifico de la especie en-la nomenclatura binominal. La primitiva historia de la especie en la nomenclatura técnica, segun se deduce del apropiado al animal en las versiones no científicas, es muy confusa. Preciso es confesar que los autores se han divagado por extremos opuestos al tratar del LA NATURALEZA 305 zorrillo en consideracion á la especie. Algunos, como Cuvier, abrazaban á todos bajo una misma denominacion, miéntras que otros en cada lista ó mancha fun- daban una especie distinta. Nosotros no hallamos la presente especie clara é in- equivocamente indicada por el fundador, ni por los más antiguos defensores del sistema binominal; por el contrario, los informes de Linn. y Gmel., aunque indu- dablemente comprenden esta especie bien conocida desde entónces, se encuentran tan empapados de referencias hácia otras especies, que no pueden propiamente citarse en esta correlacion. Linneaus considera los zorrillos en su género Viver- 7a, trasmitiendo este nombre pliniano de ciertos animales mustelinos á los del gru= po Civet-cat, y en 1758 denominó una especie Viverra putorius. Su especie en tal época estaba parcialmente basada en el Fiskatta de Kalm, y desde entónces así llamado el animal que hoy consideramos, mas la referencia primitiva es al Pole-cat de Catesby, y la descripcion conviene más bien al Spiogale. En 1766, Linneaus hizo una confusion peor al establecer su Viverra putorius apo- yado no solamente en Catesby y Kalm, como lo habia hecho en 1758, sino citando tambien á Hernandez, Ray, Seba y Brisson, convirtiéndose consecuentemente su especie en una aglomeracion de animales no sólo específica sino genéricamente dis- tintos, aunque el designio de su texto descriptivo es hácia la especie * de que tra- tamos. Estos informes, y todos aquellos que de tales dependen, no son propiamente citables en la presente correlacion. A fines del último siglo, el Dr. G.. Shaw intro- dujo una especie, Viverra mephitica, la cual indica al presente animal con bas- tante insistencia y exclusivismo, suministrando así un nombre especifico: el primer nombre sostenible de que yo tenga conocimiento. Sin embargo, á conse- cuencia de su similitud literal para con el nombre del género cuvieriano, Me- phitis, tal término desapareció hasta que Baird volvió á usarlo en 1857, cuando, con aquellos para quienes la alteracion no es reparable, el nombre binominal Mephitis mephitica Megó á ser admisible. Poco despues, en 1808, Tiedemann introdujo una especie, M. chinga, deri- vado del más antiguo Chinche como nombre específico. Este fué adoptado por Lichtenstein en sus memorias especiales, así como por Audubon, Bachman y al- gunos otros. Tal nombre indudablemente indica el presente animal, aunque se halle un algo viciado por inaplicables expresiones. Desmarest denominó á todos los zorrillos Mephitis ?americana, conteniendo un extenso número de variedades, desde A hasta R; siendo R la que más particu- larmente se refiere á la presente especie. En 1829 Fischer presentó el «chinga» 1 «Habitat in America septentrionali. Colore variat. Irritatus (cum urina forte) halitum explo- dit, quo nihil fetidius; incessu tardus, nec homines nec feras meluens; vestes feetore inguinal puwr- gantur sepeliendo per diem. A. Kulm» (pág. 65). La especie inmediata de Linneeus, Viverra zibetha, el Civet-cat del antiguo mundo, tiene la misma particularidad del zorrillo, ó de algunos otros ani- males americanos á que se ha hecho referencia poco ántes, 2 Escrito «Mustela» por un obvio error. La NATURALEZA.—Tomo VII.—39., 306 ; LA NATURALEZA de Tiedemann como chinche, trastrocándolo á la ortografía más usual. En el mis- mo año Richardson introdujo un nuevo término «hudsonica.» Últimamente es- pecies nominales se multiplicaron, no porque no hubiese ya nombres suficientes, sino á lo que parece por la imposibilidad de investigar y fijar enumeraciones más recientes. M. varians fué propuesto por Gray en 1837 como aplicable á la va- riedad sudoccidental que despues fué llamada macroura por Audubon y Bach- man; y en 1865 Gray aplicó con firmeza su término á todos los primeros como una designacion específica que incluye numerosas variedades en la especie. Me- phitis mesomelas de Lichtenstein y M. occidentalis de Baird, son los nombres del género occidental de la mefítica ordinaria. ==> FAUNA INDÍGENA. EL TROMBIDIUM DUBRUEILLI, nov. se. Por EL Señor Docror ALFREDO DUGES, SOCIO CORRESPONSAL. El acárido de que nos vamos á ocupar, pertenece á la familia de los Trombidí- deos: en el cuerpo de estos articulados no se observan divisiones bien marcadas entre la cabeza, tórax y abdómen, de manera que parece como un saco homogé- neo y sólo los apéndices son articulados. La respiracion se efectúa por medio de tráqueas. Las patas, en número de ocho, llevan cada una dos uñas curvas entre las cuales (ménos el primer par) se nota un pequeño apéndice, y sirven única- mente para la locomocion. El último artículo de los palpos es obtuso y el penúl- timo armado de una uña ó gancho terminal, siendo el segundo el mayor de todos. El género Trombidio, Trombidium, Latr. Fabr., presenta los caractéres sl- guientes: palpos grandes, libres; mandíbulas unguiculadas; cuerpo rollizo, algo deprimido y sosteniendo las cuatro ancas y patas posteriores; ojos subpeduncula- dos: una porcion anterior algo distinta y más angosta lleva el rostro, los ojos y las cuatro ancas y patas anteriores; primer par de patas más largas, las del se- gundo y tercer par más cortas. Larvas hexápodas, parásitas, diferentes del adulto. La especie nueva que publico no es muy comun, á lo ménos en los alrededo- res de Guanajuato, donde la he descubierto; parece más abundante en Tupátaro (Estado de Guanajuato, cerca de Cuerámaro). Vive debajo de las piedras, y pa- rece que no forma sociedades, pues nunca he visto más de dos ó tres juntos, y generalmente están aislados. Sus movimientos son algo torpes, y al cogerlos en= cogen las patas y fingen la muerte; para atraparlos sin lastimarlos el mejor medio LA NATURALEZA 307 es el pegarlos con la extremidad del dedo ó de un papelito enrollado mojado con saliva. Nunca he conseguido la ninfa. El trombidio de Dubrueil tiene ordinariamente de dos á tres milímetros de lar- go; es de un rojo bermellon aterciopelado, con las patas de un color ménos in- tenso y los ojos negros. En las figuras 2 y 3, donde lo he representado despro= visto de sus pelos, se ven los caractéres del género. La figura 4 es el último artículo de una pata anterior; las otras tres patas terminan como se ve en la figura 5, y las uñas ó garfios como en el número 6; las uñas de la pata anterior son más cortas, y todas tienen una cavidad donde pueden ocultarse. La figura 7 representa la parte anterior del cuerpo con ojos dobles llevados sobre unas emi- nencias laterales, las mandíbulas con sus ganchos, fig. 8, y los palpos de los cua= les el derecho ha sido despojado de sus pelos: a, b, e, d y e, son sus artículos, y f, la uña rapaz terminal; el penúltimo está provisto de cuatro puas por debajo y lleva en la region media el último, en la base del cual se ve una fuerte espina. Las figuras 9 y 10 representan dos clases de pelos, uno en forma de maza ó porra muy peluda y triarticulada, el otro cónico y con barbas laterales: todo el cuerpo de nuestro arácnido está cubierto de estos apéndices muy tupidos y de un color rojo brillante. : Considero como específicas la forma de los pelos y la presencia del rastrillo de- bajo del cuarto artículo de los palpos. Por lo demás, el animal se parece bastante al Trombidium phalangí, Ant. Dugés (Trombidio de los segadores), pero los últimos artículos de las patas son decididamente más largos que los otros. Dedico esta especie á mi amigo de infancia Ernest Dubrueil, distinguido con- quiliólogo de Montpellier (Francia). Guanajuato, Octubre de 1885. EXPLICACION DE LAS FIGURAS. 1. El animal visto por encima y aumentado tres veces en dimensiones lineares. 2. La misma figura más amplificada y despojado el arácnido de sus pelos: se ven el rostro, los palpos, las ocho patas, los ojos y las lineas y puntos de depresion del dorso. 3. Visto por debajo para mostrar la insercion de las ancas (a) y la posicion de la abertura geni- tal (b). 4. Último artículo de una pata anterior: uñas chicas. 5. Último artículo de las otras patas: uñas grandes. 6. Una uña ó garra aislada. 7: Porcion anterior estrecha del cuerpo con los'ojos, el rostro y los palpos: a, b, c, d, e artícu- los del palpo; f, su uña: las mandíbulas presentan su gancho terminal visto por encima. 7.? El ojo con sus dos córneas. 7.” Extremidad del palpo para enseñar la forma de la uña (f), del quinto artículo (e) y la es- pina (2) de su base. 8. El gancho terminal comprimido de la mandíbula, visto de lado. 9-10. Pelos de las dos formas. METAMÓRFOSIS DELA LEPTINOTARSA UNDECIMLINEATA, SránL Por EL Señor Docror EuGenIo DuGis, SOCIO CORRESPONSAL, En el Estado de Guanajuato, como en toda la República, la época en que se encuentran insectos en mayor abundancia, corresponde á la estacion de las llu= vias, que comienzan en Junio. Este año hemos tenido la fortuna de encontrar primero algunos individuos adultos de la L. undecimlineata, que debieron evi- dentemente haber pasado el invierno y la estacion de la seca en algun escondrijo ó en la misma tierra al estado de ninfa; despues, un monton de huevecillos ente- ros y otro en que las larvas habian salido en parte: los huevecillos enteros que en él se encontraron, demostraban que provenian del mismo insecto que los pri- meros. En una palabra, hemos podido seguir la série completa, desde el huevo hasta el insecto perfecto, y son objeto de esta noticia. Los huevecillos tienen 00025 de largo y 07001 de ancho, son ovoides y de un blanco amarillento: unos están fijos á la hoja que los lleva por una especie de pié y otros por un lar- go filamento, cuya extremidad adherida, está igualmente ensanchada. Estos hue- vecillos se hallan reunidos en pequeños montones de 100 á 150, formados de dos pisos y correspondiendo al disco por sus extremidades opuestas. Aunque nos ha-= ya sido imposible el ver á la hembra en el acto de la postura, pensamos que pro- cede de la manera siguiente: coloca primero una hilera de huevos fijos en una de sus extremidades por la especie de pié que hemos indicado y tocándose por sus lados; en seguida una segunda paralela á la primera, correspondiendo la extre- midad inferior de estos huevecillos á la superior de los de la primera hilera, for- mando entónces para sostenerlos el largo filamento de quetambien se ha hablado, y continuando en seguida con una tercera série inferior y una cuarta superior. Ésta acaba por formar el monton completo; debiendo hacer la observacion de que es muy irregular y que los huevecillos del piso superior son ménos numerosos que los otros; de manera que quizá la hembra forma primero la masa inferior y so- bre ella coloca los últimos huevecillos, cuya cubierta semilíquida formaria el fila- mento que penetra en el intersticio de los primeros. La pequeña larva, casi aca- bada de nacer, devora su propia cuna, siendo esta la razon principal de la grande dificultad que se tiene para estudiar la eclosion de los huevecillos. En el momento de salir del huevo, la larva tiene 0*0025 de largo y 0*001 de ancho, con la cabeza y el protórax color de pez y una raya dorsal blanca; el resto del cuerpo blanco, con puntos negros. Sobre cada anillo se ven dos séries tras- versales de estos puntos, una anterior y la otra posterior, cada una con ocho pun- tos negros, cuatro de cada lado; los estigmas están colocados tambien sobre una Tomo VII LA NATURALEZA Lám.vIIl. Lepiinotarsa undecimiineaía, Stál ti EOS) LA NATURALEZA 309 pequeña mancha del mismo color: todos estos puntos tienen un pelo negro. Lo que la larva tiene de más notable á esta edad son sus miembros de color negruzco, algo aplanados y tan anchos, casi como la quinta parte de la anchura del cuerpo; además, están armados de un gancho muy fuerte, notablemente apendiculado y cuya punta muy aguda está encorvada en ángulo recto, de tal suerte, que for=- ma sobre la laminilla una especie de hendidura en donde se introducen los pelos de la hoja, reteniendo así sólidamente al pequeño animal: sus mandíbulas están tambien provistas de cinco dientes muy agudos. A medida que la larva crece, los puntos negros se van desvaneciendo, y cuando llega á cuatro milímetros sólo se encuentran las manchas de los estigmas. Una vez que alcanza los dos tercios de su mayor talla, se comienzan á ver los dibujos que la adornan en su completo desarrollo: mas creemos inútil describir todos estos cambios, y nos limitarémos á describir la larva llegada á su última edad y bien entendido, despues de que ha sufrido mudas sucesivas. En ese período tiene casi OTO10 de largo y 00065 de ancho. La cabeza es negra, lisa y brillante, la frente separada del occipucio por un surco anguloso de vértice posterior, estando tambien recorrida por una longitudi- nal que comienza en el epistoma y llega hasta la extremidad posterior. Labro mo- reno, trasversal, arredondado hácia adelante y estrechamente escotado en medio. Mandíbulas grandes en forma de pala ó cuchara, viéndose por la cara cóncava, y armadas en su borde superior de cinco dientes agudos, pero ménos que en la larva tierna. Maxilas con un solo lóbulo córneo en su mitad interna, arredondado en su extremidad, que es membranosa como la mitad externa del lóbulo, y provistas en la punta de algunos pelos rígidos. Palpos de cuatro artejos: el primero corto, pero ancho y casi confundido en su parte interna con el cuerpo del maxilar; el segundo cilíndrico, alargado, más estrecho que el anterior; el tercero de la mis- ma forma, pero más delgado; cuarto, cónico. Barba grande, trapezoidal, algo más angosta por delante que atras, escotada en su borde anterior y envolviendo en los lados á la lengiteta; ésta es arredondada por delante, pero escotada en la ex- tremidad, algo deprimida longitudinalmente y armada en su cara anterior de al- gunas espinas cortas; su punta parece fijarse en la parte que forma la garganta, que se continuaria de esta manera con ella. Palpos de tres artejos: el 1.2 más ó ménos confundido con el cuerpo de la lengiteta, cilíndrico; el 2. de la misma for- ma, pero más pequeño; el 3.* cónico. Epistoma trasversal, casi recto por delan- te. Los órganos de la vision están representados por dos grupos de ocelos, uno de cuatro, situado detras de las antenas y colocados segun los ángulos de un rom- bo, y un segundo de dos, bajo la antena, con uno adelante y el segundo atras y más bajo. Antenas muy cortas de cuatro artejos: el 1. ó basal muy grande y li- geramente cónico, el 2.%, de la misma forma, pero mucho más pequeño, el 3.*, más delgado, cilíndrico, casi globuloso y como espongioso en su extremidad, que lleva un pequeño apéndice lateral; el 4.*, cónico, colocado algo lateralmente en la extremidad del 3. Hay que llamar la atencion al examinar estos órganos, que 310 ñ LA NATURALEZA algunas veces el 2.” artejo está invaginado en el 1.”, en cuyo caso las antenas parecen solo de tres artejos. Protórax trasversal ligeramente escotado adelante, recto atras y arredondado lateralmente: los ángulos posteriores haciendo parte de esta curva; presenta un surco dorsal y algo deprimido en los lados, de tal suerte, que el borde lateral forma un ligero rodete; es subcórneo, negro y brillante; por debajo es de color blanco y lleva el primer par de patas. Mesotórax membranoso formado por un grueso rodete dividido en dos partes por un surco trasversal y lleva el segundo par de patas; es blanco, con excepcion de una mancha negra en forma de media luna y en direccion longitudinal colocado en la union del dorso y del vientre; un poco abajo de esta mancha y separada de ella por un surco, se ve una especie de pezon con un punto grueso de color negro en medio del cual está situado el pri- mer estigma: por el exámen ninucioso que hemos hecho, creemos poder asegurar que este estigma debe considerarse como colocado entre el protórax y el mesotó- rax. Metatórax semejante al mesotórax, pero más alargado y con el surco tras- versal ménos marcado. Primer anillo abdominal con un surco trasversal, blanco, con una pequeña raya trasversal negra sobre la parte póstero-lateral del dorso y el estigma colocado en medio de una mancha del mismo color en forma de media luna y longitudinal. 2.%, 3.9, 4.” y 5. anillos semejantes, pero adornados de dos pequeñas rayas negras dorsales y trasversales, la posterior continuándose con el ángulo posterior de la media luna donde está situado el estigma. La raya poste- rior no alcanza ciertamente esa misma mancha, pero hay vestigios de una línea completa que debe existir en ciertos individuos. Los 6.%, 7. y 8.” tienen sobre el medio del dorso una gran mancha cuadrada. Es de advertir que hemos indi- cado en este escrito las disposiciones más comunes, pero que estos dibujos pueden aumentar y tambien disminuir al punto de no quedar sino las manchas de los estigmas. El anillo anal está formado por una válvula superior, otra inferior y un tubérculo central. Abdómen blanco, miembros negro-moreno, con una cadera invaginada entre dos válvulas, un muslo algo encorvado, una pierna normal, un tarso de un artejo llevando un gancho que hemos ya descrito al hablar de la lar- va tierna. Al cabo de doce ó quince dias esta larva penetra en la tierra, en donde se cons- truye un nido, puliendo simplemente la tierra que le rodea, en donde permanece poco más ó ménos el mismo tiempo para trasformarse en ninfa. Esta ninfa tiene casi 07,008 de largo y 07.005 de ancho, medida tanto en el dorso como en los lados; parece así estar como contraída, recordando demasiado la forma que tendrá al estado perfecto. No ofrece nada de notable, bastando la figura para dar una idea exacta de ella, únicamente los anillos abdominales tienen su mitad dorsal como plegada, siendo agudo el tubérculo anal; es enteramente blanca, con excepcion de los estigmas, que son negros. El insecto perfecto aparece al cabo de quince dias. El insecto LA NATURALEZA 311 perfecto tiene de 0.*010 á 0.013 de largo,-y de 0.=007 á 0.0085 diezmilíme- tros de ancho. Cabeza negra con una pequeña raya blanca de cada lado, dirigida de adelante atras y hácia adentro, formando un ángulo con su congénere; ante- nas negras; protórax blanco amarillento: en medio se ve un dibujo negro que re- cuerda la forma de una herradura, de bordes derechos y extremidad angulosa. Por delante, en el ángulo anterior, hay un punto igualmente negro; en el posterior existe una mancha bastante gruesa que envía hácia adelante dos prolongaciones, que pueden estar tambien separadas de ella, formando entónces tres manchas. Estos dibujos varían bastante de un individuo á otro, pero mirando al insecto por delante, recuerdan siempre, aunque imperfectamente, una cabeza de muerto. Élitros blanco-amarillo con rayas negras. Primero la sutura que en la base cu= bre elescudete, igualmente negra; en seguida cuatro bandas longitudinales dispues- tas como sigue: 1.?, una que no toca la base dirigiéndose abajo hácia la sutura que alcanza en el tercio posterior; 2.?, segunda y tercera comenzando en la base y unidas entre sí en su extremidad inferior un poco adelante de la extremidad apical; 3.2, la cuarta comienza tambien en la base, pero en su extremidad posterior li- bre; en fin, el márgen está igualmente ribeteado de negro: estas bandas están acompañadas de cada lado por una série de puntos confluentes y bastante regu- lares. Los miembros y todo el cuerpo, comprendido el abdómen, son negros. Todas las partes negras del insecto tienen reflejos verde-oscuro metálico más ó ménos visible. Hemos encontrado este insecto por la primera vez cerca de Za- mora, en el Estado de Michoacan, despues en Tupátaro, en el de Guanajuato. Vive sobre una Solanácea * armada de espinas fuertes y cuyas hojas están cubier- tas de pelos de una forma particular; consisten en un tallo articulado, que lleva en la extremidad 5 6 6 aguijones dispuestos en estrella: hemos visto muchas lar- vas, sobre todo en su primera edad, cubiertas con estos pelos, pero están dispues- tos de una manera tan irregular y hay tantas larvas que carecen de ellos, que no creemos sea posible el admitir que la larva se cubre con ellos como medio de pro- teccion, sino que más bien se adhieren á ella accidentalmente al devorar las hojas. Tupátaro, Julio 14 de 1883. (Traducido de los Anales de la Sociedad Entomologica de Bélgica.) EXPLICACION DE LAS FIGURAS: 2, conjunto de huevecillos sobre un fragmento de hoja; 2, dos hueyos aumentados; 3, miembro de la larya tierna; 4, su mandíbula; 5, larva; 6, su cabeza vista por encima; 7, su cabeza vista de lado para mostrar los ocelos; $, barba, lengúeta y palpos la- biales; 9, maxila y su palpo; 20, mandibula; 11, antena; 12, gancho; 13, ninfa; 14, insecto perfecto. 1 La planta sobre la que vive la Chrysomela undecimlineata, es el Solanum tardum, llamado vul- garmente Sosa. Es notable que la Chrysomela multilineata, vive sobre el Solanum rostratum, vule.., Mala mujer, como la Chrysomela decemlineata sobre el Solanum tuberosum, 6 papa. Estas tres Cri- somelas se asemejan mucho, y podrian quizas reemplazarse en los perjuicios que ocasionan. O TALAR ID APUNTES BIOGRÁFICOS DEL SEÑOR FRANCISCO SUMICHRAST MIEMBRO QUE FUE DE ESTA SOCIEDAD ESCRITOS POR EL SEÑOR ADOLFO BOUCARD. Nació en Ivorne, Canton de Vaud, Suiza, el 15 de Octubre de 1828. Hizo sus estudios en Lausanne, Ginebra y Berna. Luego que los hubo terminado, se en- tregó con pasion á la Historia Natural, por cuya ciencia tenia una decidida in= clinacion. Mas la fauna europea, no bastando á su actividad, se resolvió á partir para México, el país de sus ensueños, á fin de proseguir sus estudios favoritos en las selvas vírgenes de este hermoso país. En calidad de naturalista acompañó al Sr. Saussure, nieto del célebre geólogo de este nombre, en su viaje á México, durante los años de 1855 y 56. Llegaron á Veracruz en 1855, en donde perma- necieron algunos dias; pasaron despues á Córdoba, siendo muy bien recibidos por la familia Legrand. Jl 16 de Abril emprendieron un viaje á la hacienda de Tospam con objeto de visitar al Sr. Augusto Sallé, que exploraba tambien el territorio de México y á quien yo acompañaba. Apénas tuvimos tiempo de hablar, pues sali- mos á una excursion de algunos dias á las montañas de los alrededores. El 18 del mismo volvimos á verlos en la casa de nuestros amigos comunes, los Legrand, en la cual pasamos una noche agradable, platicando de nuestros estudios favo= ritos. Despues de permanecer un corto tiempo en Córdoba los Sres. Saussure y Sumichrast continuaron su viaje visitando sucesivamente Orizaba, Puebla, Méxi- co, Tampico y algunas ciudades del interior. Permanecieron juntos como un año, y durante este tiempo hicieron numerosas colecciones que el Sr. Saussure llevó consigo á Ginebra. El estado de revolucion en que se encontraba México entón- ces y la dificultad de viajar en este país, decidieron al Sr. Saussure á volver á Europa, pero Sumichrast, que veía en México un país tal como lo habia soñado y lleno de promesas para el naturalista, prefirió permanecer para continuar sus in- vestigaciones científicas. Desde esta época hasta su muerte Sumichrast se ocupó en recoger objetos de historia natural y estudiar las costumbres de los animales de este país. Exploró sobre todo, los Estados de Veracruz, Puebla, México, Oa- xaca y Chiapas, sorprendiéndolo en este último la muerte en medio de sus explo- raciones. La última carta que recibí de él, es de fecha 1." de Abril de 1882, en la cual me participaba, que teniendo encargo de formar una coleccion tan completa como fuera posible, de reptiles, para el Museo de Cambridge, E. U., esto le pro- porcionaba la ocasion de hacer otras, y que esperaba poderme hacer lo más pronto LA NATURALEZA 313 una buena remision. Me escribia tambien, que á fines del año tenia proyectado un viaje á Europa con toda su familia, y que esperaba tener el grato placer de verme. Mas desgraciadamente no fué así, pues la muerte, que no espera y que acechaba ya á su presa, no lo permitió, y en lugar de volver á ver á este exce- lente amigo como lo deseaba, tuve el dolor de saber que habia muerto despues de algunas horas de enfermedad. Sumichrast murió del cólera en la madurez de su edad, pues solo tenia 55 años, el 26 de Setiembre de 1882, al medio dia. El mismo dia murió de la misma enfermedad una de sus hijas de cuatro años y medio de edad, dejando una viuda y tres hijas, que tienen hoy trece, diez y cua- tro años. Las colecciones hechas por Sumichrast se encuentran diseminadas en casi todos los museos de Norte América y Europa. Hizo numerosas remisiones al Institu- to Smithsoniano de Washington, á la Academia de Ciencias de Filadelfia, á las Universidades de Cambridge y Boston y á los Museos de Suiza, Alemania y Fran- cia. Durante los últimos años de su vida hizo, por encargo mio, remisiones de reptiles y pescados al Jardin de Plantas. Estas colecciones han servido á los Sres. Bocourt y Vaillant para sus selectos trabajos sobre los Reptiles y Pesca- dos de México y de la América Central, publicados en las «Recherches zoolo- giques de la Mission scientifique au Mexique et dans 1”Amérique Centrale. » Además de estos envíos hechos directamente á los grandes Museos y Univer- sidades de los dos mundos, tuvo tiempo de hacer otros de consideracion á sus corresponsales, entre los cuales citaré muy particularmente á los Sres. Saussure, de Ginebra; Lawrence, de Nueva York; Cope, de Filadelfia; Botteri, de Orizaba; Crosse y Fischer, de Paris, y á mí. ; Aunque Sumichrast preferia, sobre todo, el estudio de los reptiles á cualquiera otro, no despreció por esto los demás ramos de la Historia Natural. Recogió un gran número de especies de mamíferos y aves, de insectos de todos los órdenes, crustáceos, conchas terrestres, fluviátiles y marinas, y aun fósiles minerales y plan- tas. Descubrió muchas especies, y en este momento tengo en mis colecciones varias nuevas de coleópteros mandadas por él, y que tengo la intencion de describir próximamente. Entre sus descubrimientos en mamiferos citaré el raro Bassaris Sumichrasti, de Saussure, del que no pudo procurarse sino algunos ejemplares, á pesar de las más activas investigaciones. Descubrió esta especie en el Estado de Veracruz en 1857. In 1869 encontró aún otros dos ejemplares en Santa Efigenia, cerca de Tehuantepec. Despues capturó todavía otros que me remitió. Entre las aves recogió algunas especies nuevas y otras muy raras, como se po- drá juzgar por la lista siguiente: Cyanospira Rositee, Lawr. (Ann. Lyc. N.-Y., X, p. 397.) Cacoprieto, Tehuantepec, Enero de 1872. Una de las más hermosas especies dedicada por Lawrence á la mujer é hija mayor de Sumichrast. La NATURALEZA.—Tomo VII.—40. 314 LA NATURALEZA Hemophila Sumichrasti, Lawr. (Ann. Lyc. N.-Y., X, pl. 6.) Xuchitan, Tehuantepec, Setiembre de 1868. Mimus polyglottus, var. caudatus, Tehuantepec, Octubre de 1869. Progne leucogaster, Baird. Tehuantepec, Octubre de 1868. Embernagra rufivirgata, Lawr. (Ann. Lyc. N.-Y., Il, pl. 5.) Orizaba. Icterus formosus, Lawr. (Ann. Lyc. N.-Y., X, p. 184). Santa Efigenia. Tehuantepec. Cyanocitta californica, var. Sumichrasti, Ridgw. Oaxaca, Agosto de 1868. Myarches flammulatus, Lawr. (Ann. Lyc. N.-Y., XI, p. 71.) Cacoprieto, Tehuantepec, Junio de 1872. Circe Doubledayi, Bourc. Chihuitan. Tehuantepec, Noviembre de 1868. Esta hermosa especie no existe sino en tres ó cuatro colecciones. Cymindis uncinatus, Temm. Santa Efigenia. Tehuantepec. Sumichrast me envió cierto número de ejemplares de esta especie que permitieron al sabio M. Gurney, de Norwich, estudiarla bien y validar el género Regerhimus, creado por Kaup para esta ave en 1845. Ortyxw coyolcos, Gmelin. Santa Efigenia. Tehuantepec. Cyrionye Sumichrasti, Lawr. (Ann. Lyc. N.-Y., L, p. 51). Esta especie es quizás idéntica al Cyrtonyx ocellatus, Gould. Recibí última- mente algunos ejemplares colectados por Sumichrast, que permitirán decidir si realmente es válida ó no, y muchas otras que seria largo enumerar en esta noticia. Entre los Reptiles citaré: Jacare chiapasus, Bocourt. (Journal de Zoologie, V, 1876). Loxonemus Sumichrasti, Boc. (Journal de Zoologie, V, 1876). Sceloporus melanorhinus, Boc. (Journal de Zoologie, V, 1876). Spheerodactylus glaucus, Cope (Proc. Acad. Nat. o£Sc. Philadelphia, p. 182). Phrynosoma asio, Cope (Proc. Acad. Nat. Se. Phil., 1864, p. 178). Cnemidophorus microlepidotus, Cope. (Tenth. Contr. to the Herp. of Trop. America, 1877). Heloderma horridum, Wiegm. (Herp. mex., p. 23-29). Sumichrast recogió cierto número de ejemplares de este raro saurio, é hizo observaciones muy interesantes sobre las costumbres de este reptil, que fueron pu= blicadas en los «Comptes-rendus de l'Académie des Sciences.» Entre los insectos de todos los órdenes, Sumichrast descubrió muchas especies nuevas que han sido principalmente descritas por M. Saussure en la «Bibliothe- que universelle et Revue Suisse,» publicada en Ginebra. Puedo decir otro tanto de las conchas. Aun hace poco tiempo recibí de él, en- tre otras especies raras, una magnífica especie de Cilindrela, que le fué dedicada bajo el nombre de Hucalodium Sumichrasti, por Crosse y Fischer. LA NATURALEZA 315 Como se puede juzgar por lo dicho, la ciencia ha sufrido una gran pérdida en la persona de Sumichrast, que no solamente fué un coleccionador laborioso sino que contribuyó tambien considerablemente á dar á conocer la fauna mexicana, con numerosos trabajos que han sido publicados por célebres especialistas y por él mismo. Mas este sabio naturalista no ha muerto por completo, puesto que por sus trabajos y sus colecciones ha dejado tras sí un recuerdo indeleble de su perse- verancia, de su actividad y de su amor por nuestra querida ciencia. En su vida privada era el mejor de los esposos, el más excelente padre y el amigo más desinteresado. La víspera de su muerte tuvo el presentimiento de su próximo fin: le decia á su familia que moriria de una muerte súbita é inesperada. Aunque disfrutaba de la mejor salud, hizo su testamento, y despues se entregó á su trabajo favorito sin preocuparse del cólera que acababa de aparecer en el lugar en que vivia. A las once de la mañana sintió los primeros síntomes de esta ter= rible enfermedad, y desde este momento comenzó la lucha entre su familia y la muerte, pues él mismo poco caso hacía del mal que lo atormentaba. Mas todos los esfuerzos fueron inútiles, pues el dia siguiente, 26 de Setiembre de 1882, una hora despues de las doce de la mañana, su destino se habia cumplido. No tuvo el dolor de ver morir, doce horas más tarde, á su penúltima hija, á quien idolatraba. Sumichrast era miembro de la Sociedad Zoológica de Francia y pertenecia como miembro titular ó correspondiente á las Sociedades siguientes: 1854. Société des Sciences naturelles du canton de Vaud (Suisse). 1860. Société mexicaine d'histoire naturelle. 1860. Correspondant du Musce de Zoologie de Cambridge (États=Unis). 1863. Société mexicaine de géographie et de statistique. 1865. Société entomologique de Philadelphie. 1882. Société d'histoire naturelle de Brookville (États-Unis). 1882. Correspondant de P'Institution smithsonienne de Washington. PUBLICACIONES DE FRANCISCO SUMICHRAST. 1 Notes sur les meurs de quelques Reptiles du Mexique. Bibl. univ. et Revue suisse. Archives des sciences physiques et naturelles, XIX. Genéve, janvier 1864. 2 Geographical Distribution of the native Birds of the Department of Vera Cruz. Boston, 1869. 3 Nolas sobre las costumbres de algunos reptiles de México. «La Naturaleza.» Periódico cientifi- co de la Sociedad de Historia Natural de México, 1870. 4 Coup d'eil sur la distribution géographique des Reptiles du Mexique. Bibl. univ. et Revue suisse, mars 1873. 5 Observations sur les mwuwrs de 'Heloderma horridum Wiegm. Comptes—rendus de l”Académie des Sciences, LXXX, p. 667, Paris, 1875. 6 CONTRIBUTIONS A L”HISTOIRE NATURELLE DU MExIQUE. Notes swr une collection de Reptiles el de 316 ; LA NATURALEZA 11 12 Batraciens de la partie occidentale de l'isthme de Tehuantepec. Bull. de la Soc. Zool. de Fran- ce, V, p. 162. Paris, 1880. Note additionelle á la premiere contribution a U'histovre naturelle du Mexique. Bull. de la Soc. Zool. de France, VI, p. 231, Paris, 1881. 4 Enumeracion de las aves observadas en el territorio de la República Mexicana. «La Naturale- za,» V, p. 227. México, 1881. CONTRIBUCION Á LA HISTORIA NATURAL DE MíxicO. Notas acerca de una coleccion de Reptiles y Batracios de la parte occidental del istmo de Tehuantepec. «La Naturaleza,» V, p. 268. México, 1881. Enumeracion de las especies de Mamiferos, Aves, Reptiles y Batracios observados en la parte central y meridional de la República Mexicana. «La Naturaleza,» V, p. 119, México, 1881. Enumeracion de las especies de Reptiles observados en la parte meridional de la República Me- wicana. «La Naturaleza,» VI, p. 31. México, 1882. Enumeracion de los Batracios observados en la parte oriental y meridional de la República Me- xicana. «La Naturaleza,» VI, p. 78. México, 1882. Sumichrast ha publicado tambien observaciones muy interesantes sobre las hor= migas de México, pero no he podido averiguar, ni en dónde ni cuándo se ha he- cho esta publicacion: es probable que este trabajo haya aparecido en los Estados Unidos. DD mie Publicaciones hechas por diversos autores sobre las colecciones recogidas en México por Sumichrast., Description d'Insectes nowveaux du Mexique, par de Saussure. Bibl. univ. et Revue Suisse, Genéve. j Description d'espéces nouvelles d'Oíseaux du Mexique, par Georges N. Lawrence. Ann. Lyc. New-York. Contributions to the Herpetology of Tropical America, par Cope. Proc. of the Acad. of Phila- delphia. Descriptions de Reptiles nouveaux du Mexique, par Bocourt. Journal de Zoologie. Sur quelques Reptiles de Uisthme de Tehuantepec, par Bocourt. Journal de Zoologie. Reptiles, Poissons et Crustacés du Mexique, par Milne-Edwards, Bocourt et Vaillant. Recher- ches Zoologiques de la Mission scientifique au Mexique el dans l'Amérique Centrale. Descriptions de coquilles nouvelles du Mexique, par Crosse et Fischer. Journal de Conchiologie. Saggío di Ditterologia mexicana, par Bellardi. Birds of South-western Mexico collected bi Sumichrast, par Georges N. Lawrence. Bulletin of the United States National Museum. . EL BOSQUE DE CHAPULTEPEC. PROYECTO DE UN JARDIN BOTÁNICO POR EL SEÑOR GABRIEL ALCOCER, SOCIO HONORARIO. I La ley vigente de Instruccion Pública promulgada el 15 de Mayo de 1869, pre- viene en su artículo 7.*, al enumerar los Establecimientos Nacionales que decre- ta, la ereccion de un Jardin Botánico. Ocupado el Gobierno de esa época en la reorganizacion completa de la Adminis- tracion, no pudo acatar ese precepto, como tampoco pudo establecer el Observa- torio Astronómico y la Academia de Ciencias y Literatura prescritas en el mismo artículo, y bastante hizo con organizar la enseñanza primaria, secundaria y pro- fesional, abriendo y sosteniendo, despues de la caída del Imperio, las Escuelas Nacionales que poseemos actualmente, exceptuando el Conservatorio, que no se nacionalizó sino hasta el año de 1877. Despues, bien por atenciones de más importancia, bien por falta de elementos, la idea ha quedado reducida á ocupar el renglon de un artículo en una ley orgá- nica, y hasta la fecha no se ha cumplido su mandato, y solamente se recuerdan algunas tentativas sin resultado. La Secretaría de Fomento, llena de loables as- piraciones, algunas de las cuales ha visto coronadas del mejor éxito, intentó al- guna vez realizar la idea, y solicitó para ello el concurso de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, discutiéndose en el seno de ésta un proyecto que se envió á aquella Secretaría, proyecto lo más económico posible para hacerlo práctico; pero aquel Ministerio no pudo dar cima á su deseo, como lo hizo cuando intentó dotar al país de Observatorios Astronómicos y Meteorológicos y de Comisiones geográ- ficas exploradoras. La misma Sociedad de Historia Natural * se ha ocupado otras veces del estudio de este asunto, una de ellas á solicitud del Sr. Lic. D. Ezequiel Montes, quien en la última vez que desempeñó la Secretaría de Justicia quiso llevar á la prác- 1 A propósito de esta Sociedad, debemos hacer constar que su empeño para ayudar á la forma- cion del Jardin Botánico no se ha limitado á discutir y formular los proyectos que se le han pedido, tambien se ha prestado á dirigir gratuitamente el Jardin de Palacio cuando á ello fué invitada por Ja Secretaría de Fomento en 1878, y el Jardin de Aclimatacion que inició el Sr. Regidor Lic. Treneo Paz en 1885, 318 LA NATURALEZA tica tan importante mejora; pero desgraciadamente los proyectos indicados han quedado reducidos á lo que expresa la palabra, ninguno se ha puesto en ejecucion, ni aun siquiera se ha intentado la iniciacion de la obra, y llevamos diez y siete años de tener vigente una ley que no se ha cumplido en todas sus partes, y de la que se ha menospreciado una de las instituciones importantes que preceptúa y que ha corrido igual suerte que la Academia de Ciencias y Literatura. Este olvido de un precepto legal y necesario, parece estar sometido entre nos- otros á una ley fatal é ineludible, porque no es la ley de 15 de Mayo de 1869 la primera que haya prevenido la ereccion de un Jardin Botánico y la única que se haya desobedecido: ántes que ella han estado vigentes otras emanadas de diver- sos Gobiernos y emitidas en distinta forma que han prevenido lo mismo, y que tampoco se han cumplido ni llenado en ninguna de sus épocas respectivas; y esto ha dado por resultado que nuestro cuadro de Establecimientos docentes subsista trunco, y que la primera ciudad del país, la Capital de la República, carezca de un Jardin Nacional que ofrezca á los ojos de propios y extraños, un conjunto es- cogido del mayor número de los individuos que forman la rica y variada Flora Mexicana, aún imperfectamente conocida y estudiada en su mayor parte por na- turalistas extranjeros; Jardin que pueda servir de libro abierto no sólo á los nu- merosos alumnos que hoy cursan las ciencias naturales, sino tambien á las per- sonas extrañas á la ciencia; que intente la aclimatacion de vegetales exóticos útiles para ensanchar las producciones de nuestro suelo; que sea á la vez, en fin, un sitio de estudio y experimentacion, y tambien un ameno paseo, donde el pú= blico encuentre variada recreacion, y goce con la vista de las bellezas que la Na-= turaleza ha dispensado en nuestro vasto territorio, y con la de las que fueron un dón para los hijos de otros países. Tratando de este asunto, preciso y doloroso es confesar que México debió más á la dominacion española: bastará para comprobar nuestro aserto, recordar la Real órden dada en San Lorenzo el 21 de Noviembre de 1787, que ordenó el es- tablecimiento en esta entónces Nobilísima Ciudad, de un Real Jardin Botánico. La fundacion de este Jardin tuvo por objeto esencial, difundir el conocimien- to de la Botánica que se consideraba como una rama importante de la Medicina, y facilitar el estudio de los vegetales de la Nueva España, para todo lo cual vino una comision especial formada de Profesores competentes. A la órden siguió la ejecucion, y el 1. de Mayo de 1788 se verificó, con las ceremoniosas solemnidades de la época, la apertura del Real Estudio Botánico en el General de Actos de la Real y Pontificia Universidad de México, abriéndose el curso respectivo al dia siguiente en la casa de un particular que la prestó, y lo mismo su jardin anexo, para facilitar y coadyuvar á la idea del Soberano, en- tretanto se hacia el jardin decretado en el terreno que cedió la ciudad, junto al pa- seo de Bucareli. Ignoramos por qué causa no se llevó á cabo el hacerlo en este lugar, ello es que despues de pocos años se instaló la cátedra interinamente en LA NATURALEZA 319 el jardin del Palacio Vireinal, jardin que existe actualmente, y que por mucho tiempo estuvo dedicado á tal objeto, y con toda probabilidad hábilmente dirigido, porque el sabio Baron de Humboldt, que lo conoció el año de 1803, al mencio- narlo en su Ensayo Político sobre la Nueva España, dice que era «muy pequeño, pero en extremo rico en producciones vegetales raras ó de mucho interes para la industria y el comercio.» La clase estuvo desde su inauguracion á cargo del distinguido profesor D. Vicente Cervantes y produjo alumnos que la honraron, entre otros, el reputado Dr. D. José Mociño, el naturalista mexicano más citado y conocido por los europeos. Remontándonos más en las épocas, peor es aún la comparacion; sabido es que una de las circunstancias de la civilizacion nahua que más llamó la atencion de los conquistadores, fué la extension y magnificencia de los numerosos jardines que encontraron en la Capital y en sus alrededores, pertenecientes á los emperado- res y á los magnates de la corte azteca. Muchos de los escritores contemporáneos describen con prolijidad esos espléndidos vergeles en que los poseedores reunian no solo las plantas exquisitas por la fragrancia ó por la forma de sus flores, mu- chas traídas de lejanas tierras, sino tambien las plantas interesantes y usuales especialmente en la medicina; algunos de esos jardines contenian grandiosas obras de arte para la irrigación y provision de los estanques, y encerraban además en su recinto, variadas colecciones de aves y cuadrúpedos. Todas esas grandezas se perdieron entre el polvo de la conquista y de los opu- lentos jardines que embellecian Chapultepec, el Peñon, Ixtapalapa, Texcotzinco, etc.: la Colonia no nos trasmitió mas recuerdo que el del Palacio arriba mencio- nado, y que probablemente es un fragmento del que adornaba el palacio de Moc- tezuama. Haciendo uso aquí de una comparacion vulgarísima y por cierto bien trillada, dirémos que si á alguno de aquellos ilustres gobernantes aztecas le fuese dado contemplar el Valle de México en nuestros dias, por ejemplo, al poeta y filósofo rey Netzahualcoyotl, grandeseria su asombro y desconcierto al ver el true- que efectuado á la sombra de la civilizacion moderna; las montañas del grandioso anfiteatro taladas y desnudas; los lagos, unos secos, otros convertidos en inmun- dos lodazales que envenenan la atmósfera; y por último, en sus riberas, en vez de elegantes arbustos y graciosas flores, inmensas eflorescencias de salitre y te- quezquite amenazando desterrar la alfalfa y los Eucaliptus que hoy hermosean el panorama. México necesita recobrar lo perdido, y puede hacerlo reuniendo la utilidad es- peculativa y práctica con la belleza; la utilidad especulativa será para la ciencia, que tendrá un templo más para confirmar sus verdades, ensanchar sus límites y abordar nuevos problemas; la utilidad práctica estribará en la propagacion de nuevos cultivos, y la belleza del jardin que se funde será de gran ornato para una ciudad desprovista en lo absoluto de paseos, pues los existentes no tienen las condiciones de tales. 320 LA NATURALEZA La necesidad de la fundacion de un Jardin Botánico ya no es discutible en “nuestra época; salen sobrando los argumentos y razones que se emitan en pro de la idea; es una conquista de la civilizacion que coloca esta clase de institucio- nes entre las indispensables para la instruccion; y en armonía con ella la ley de 15 de Mayo de 1869, quiso dotar á México de un jardin análogo á los que de siglos atras cuenta la vieja Europa y que se han apresurado á imitar las ciudades más importantes de la moderna América: por consiguiente, al ocuparnos de este asunto, no pretendemos hacer la propaganda de una idea ya de suyo acreditada, ánicamente buscamos las facilidades de su realizacion y el cumplimiento de un precepto legal. II Establecida y demostrada la necesidad urgente que hay de llevar á cabo la ereccion del decretado Jardin Botánico Nacional, veamos cuál seria el sitio más adecuado para establecerlo y algunos de los medios que facilitarian su ejecucion. Un jardin de esta categoría debe de ser de una extension considerable para con= tener fácilmente un crecido número de vegetales, muchos de ellos arbóreos, y las construcciones anexas indispensables; ha de estar provisto abundantemente de agua para los riegos que exigen las plantas, y para formar estanques y pequeños lagos artificiales que no solo servirán para colocar las plantas acuáticas, sino que con su constante evaporacion contribuyan á conservar húmedo el ambiente para favorecer la vegetacion y conservar la lozanía y frescura de los demás vegetales; por último, debe estar próximo á la Capital, para llenar su fin científico, facili- tando su acceso á las clases estudiosas, á los viajeros especialistas y á los nume- rosos visitantes que conduzca la curiosidad. Si se recorren los alrededores de México para buscar un sitio que llene tales condiciones, no se encuentra otro más apropiado que el Bosque de Chapultepec, lugar en que se reunen los mejores elementos para llevar á cabo el proyecto: desde luego su vasta extension, que deberá acrecerse con alguno de los terrenos adya= centes, pc ejemplo, el que se extiende al Poniente entre la línea férrea de Tacu- baya y la calzada que conduce al Molino del Rey, bastaría para el objeto; su accidentada topografía, quele hace tener terrenos bajos y pantanosos, terrenos ele- vados y el pequeño cerro que se levanta entre las copas de los ahuehuetes, facili- taria la distribucion conveniente de los vegetales; su tierra poco explotada y abonada durante siglos por las hojas de su secular arboleda; sus numerosos vene- ros de agua; su proximidad á la ciudad y el estar ligado á ella por una vía férrea y varias calzadas, todo hace de aquel bosque el lugar más á propósito y á la vez más bello para situar el Jardin. Si se eligiera otro sitio cualquiera, habria necesi- dad de comprar el terreno, de abonar convenientemente la tierra, de gastar en LA NATURALEZA 321 llevar el agua, pues en verdad no conocemos otro lugar de propiedad nacional que reuna las incuestionables ventajas que posee el Bosque de Chapultepe. Acabamos de decir que la disposicion natural del Bosque favoreceria en su- mo grado la distribucion de las plantas: efectivamente el cerro deberá cubrirse con las innumerables Cacteas que produce la República, patria de esta rara fa- milia, y allí se agruparian los nopales, biznagas, órganos, pitahayas, etc., que constituyen esta familia y que viven bajo los ardorosos rayos del sol sin exigir riego alguno; allí mismo deberia ir nuestra numerosa coleccion de ayaves y yu- cas, los primeros tan mal estudiados y tan poco conocidos con excepcion de los que producen el pulque y el henequen; algunas Crasuláceas y los naturalizados áloes, completarian el grupo de plantas que no exigen tierra vegetal y se com- placen en la sequedad. Bajo los copados ahuehuetes y en los lugares húmedos, se colocaria la prodigiosa cantidad de Helechos que poseemos, y las numerosas Orquídeas, Bromeliáceas y Piperáceas epifitas que resistan la más baja tem- peratura del Valle, y aquellas Aroídeas, que como la Piña anona se aclimatan con facilidad, plantas todas que al contrario de las anteriores, necesitan de la sombra y de la humedad para prosperar. En el pequeño llano que hemos indi- cado, se colocarian, en bien distribuidos grupos y protegidas por árboles y arbus- tos convenientemente diseminados, las plantas de media sombra, y enteramente libres aquellas que soportan el sol, siendo este departamento el verdadero núcleo del Jardin; pues en él se colocaria la generalidad de las Familias, agrupadas por afinidad, extendiéndose desde la orillas del Bosque donde los árboles por su separacion empiezan á dejar claros que se puedan aprovechar. Siendo el principal objeto de un Jardin Nacional agrupar en un mismo lugar el mayor número de representantes de la Flora del país, y teniendo el nuestro climas más cálidos que el del Valle, para desarrollar y conservar los magníficos ejemplares en que abundan las tierras calientes, especialmente las próximas á las costas, surge la necesidad de construir amplios y capaces invernaderos donde puedan abrigarse las gigantescas Palmeras y las robustas Cesalpíneas; pero estos invernaderos por su magnitud son muy costosos, no pueden hacerse desde luego y hay que legar su construccion á generaciones más venturosas; lo único que nuestra prevision puede hacer en favor de esta necesidad, es determinar de antemano el lugar ó lugares que en el porvenir deben ocupar, y en ellos no plan- tar árboles ni arbustos que más tarde no se puedan trasplantar sin peligro, y que haya tal vez que destruir, sino cubrirlos con yerbas y arbustillos que fácilmente se puedan trasplantar llegada la ocasion. Esto no quiere decir que no se construyan invernaderos en el Bosque: desde luego y para empezar los trabajos son indispensables los de propagacion y multi- plicacion, pero el costo de éstos es insignificante, y lo mismo puede decirse del que deba contener las Orquídeas de tierra caliente; éstos podrán construirse des- de luego y los primeros deberán ser los fundadores del Jardin. La NATURALEZA. —Tomo VII.—41. 322 LA NATURALEZA Como hemos indicado ántes, los Jardines Botánicos bien organizados no solo exhiben los productos de la Flora local, tambien procuran reunir los vegetales de otros países, ya con el objeto de poseer los tipos más interesantes de una Fa- milia, objeto meramente científico, pero de suma utilidad, ya con el de procurar la aclimatación y propagacion de vegetales útiles por sus aplicaciones económi- cas, industriales ó medicinales, objeto altamente patriótico, puestiende á ensanchar los cultivos de una nacion y á mejorar la situacion de sus habitantes poniéndoles á su alcance los productos de otras regiones. lista categoría de vegetales deberá estudiarse prolija y cuidadosamente para lograr generalizarlos en los lugares análogos en condiciones que ofrezca nuestro territorio, que por su prodigiosa va= riedad de climas, puede decirse sin jactancia que rara será entre las especies úti- les la que no pueda prosperar, y de ello es ejemplo la numerosa cantidad de especies introducidas despues de la conquista, pues todos los cereales, exceptuando el maíz, que es indígena, la mayor parte de las legumbres, muchas semillas y frutas que nos alimentan, y tambien algunas plantas industriales como el lino, se han aclimatado con perfecta facilidad y constituyen casi la totalidad de nuestros grandes cultivos. | La provision y acopio de plantas para un Jardin tan vasto como el de que nos ocupamos es relativamente fácil; desde luego las plantas nacionales se consiguen á muy bajos precios, y hay muchos indígenas que se dedican á este género de comercio trayéndolas de lugares distantes y bien conocidos de ellos: tambien po- drán obtenerse, colectadas expresamente por empleados especiales que deberá te- ner el Jardin, y este sistema emplean los jardines comerciales establecidos en la ciudad, que hacen grandes colectas especialmende de Orquídeas y Cacteas para enviar á Europa: puede excitarse patrióticamente á los Gobernadores de los Es- tados para que envíen semillas y plantas vivas haciéndolos coadyuvar á una obra que debe tener el carácter de obra nacional, y por último, esta excitativa puede hacerse extensiva á los particulares, quienes en algunos casos, como en el de la ereccion del jardin del atrio de Catedral, han dado pruebas de su amor al progreso y al bien general. La adquisicion de plantas exóticas tambien es fácil, algunas se venden en la ciudad y de la inmensa mayoría de las interesantes por algun con- cepto, se obtienen las semillas á muy poco costo en cualquier almacen especial de Lóndres ó Paris; más adelante, cuando el Jardin esté organizado, por cambios se irá enriqueciendo poco á poco, pues indudablemente, una vez cimentado, entrará en correspondencia con todos los de su clase que existan en el mundo. Réstanos indicar que el Jardin deberá poseer un departamento especial para las oficinas correspondientes, tales como la Direccion, Biblioteca, Herbario, Se- millero, Almacen de herramienta, etc., etc.; sencillo en su construccion y armo- nizando con el conjunto. Prescindiendo de lo muy poco que costaria un edificio ad hoc, emitirémos una opinion aventurada; sabemos que está para llegar de Nueva-Orleans el pabellon que sirvió para exponer los productos mineros de Méxi- LA NATURALEZA 323 co, acaso pudiera utilizarse en el Bosque para las oficinas del Jardin; esta es una idea que exponemos buscando facilidades en la realizacion de la empresa, pero ignoramos del todo si su construccion y estilo son adecuados para el objeto. Para llevar á cabo el proyecto, no es preciso gastar desde luego cuantiosas su= mas; un Jardin de esta clase no se hace en un año ni en dos y se necesita el tras- curso del tiempo no solo para irlo mejorando ó enriqueciendo, sino para que se desarrollen y crezcan muchas de las plantas que al empezar hayan sido puestas por estacas y semillas; pero sí puede llevarse la idea á la práctica empezando los trabajos sujetándose á un bien meditado proyecto, y gastando en ellos las sumas que hoy se destinen á un simple jardin de ornato; por cortas que sean las que á ellos se dediquen, mucho se aventajará si se invierten persiguiendo determinado fin; á lo que se avance hoy se sumará lo que se haga mañana, y más tarde, cuando la situacion lo permita, se dará más ensanche á los trabajos; lo impor- tante es comenzar, aunque sea en pequeña escala; despues se conservará lo he- cho y los perfeccionamientos y progresos vendrán con el tiempo. Lo esencial es el acopio de plantas para el desarrollo del establecimiento; des- pues se harán las obras de arte para embellecerlo, los lagos, las cascadas, las fuentes, los acuarios; despues se formarán las colecciones de aves canoras y acuá- ticas y tambien las de animales feroces; todo esto es muy hermoso y de mucho interes, y grato nos seria igualar el Jardin de Plantas de Paris; pero esto, si se quiere es secundario, y debemos intentar por hoy lo que nos permita nuestra po= sitiva pobreza, buscando la verdadera utilidad y dejando el lujo para las épocas de abundancia y prosperidad nacional. México, Setiembre de 1886, AA AAA TR REVISTA DE HISTORIA NATURAL POR J. SANCHEZ. 1.—El llora-sangre ó camaleon de México.—2.* El castor, el mico de noche y el hormiguero.— 3.” Los tlalomites, insectos atacados por hongos y el Animal-planta.—4.* Los mosquitos zancudos.— 5.2 La Phylolacca dioica, la Musa ensete y la Xanthosoma robustum, especies de plantas aclimatadas en los jardines de la Capital.—6.” Bibliografia: Elementos de Zoología por el Dr. Dugés; Tablas de clasificacion zoológica, porel Dr. Ramirez; Tratado de Geología por el Sr. Bárcena; Lecciones so- bre la etiología y profilaxia de la Fiebre amarilla, por el Dr. Carmona y Valle. 1..—En el reptil conocido vulgarmente en México con el nombre de «cama- leon» (Tapaya orbiculare, Cuv.) se observa un curioso fenómeno y del cual no sé que se haya hecho mencion mas que en la obra: «Historia antigua de México, » escrita á fines del siglo pasado por nuestro compatriota Clavigero. «Entre las otras lagartijas inocentes, dice este autor refiriéndose á los reptiles 324 ; LA NATURALEZA de México, no hay otra digna de mencionarse sino la Tapayaxin, así por su fign- ra como por otros respectos.... Sise le hiere la cabeza ó se le comprimen los ojos arroja de sí, á la distancia de dos ó tres pasos, unas gotas de san- gre; pero por otra parte es animal inocente y muestra complacerse de ser ma- noseado.» El hecho referido por el ilustre historiador lo he observado en un camaleon al cual se le habia excitado mucho dándole ligeros golpes en la cabeza: el anima- lito parecia furioso, tuvo una especie de acceso convulsivo, arrojó por un ojo al- gunas gotas de sangre á 3 6 4 centímetros de distancia, quedando despues inmó- bil por algunos instantes y como aletargado. Examinando al microscopio el líquido, pude notar los glóbulos característicos, no quedando duda en mí de que es real- mente sangre lo que lanza el animal. Algunas personas aseguran haber visto salir el mismo líquido, en ocasiones semejantes, por la extremidad de las fuertes espinas de que está armada la cabeza del Tapaya. Este hecho notable, que ha va- lido al reptil el nombre de «llora-sangre, » es debido sin duda á la ruptura de al- gun vaso sanguíneo producida por la cólera de que está poseído el animal cuando se le excita demasiado. 2.—Uno de los mamiferos útiles al hombre es el roedor conocido con el nom- bre de Castor. En dos bolsas glandulares situadas cerca de los órganos de la ge- neracion secreta el Castoreum, sustancia que se usa en la medicina como anti- espasmódica; su piel fina y de hermoso aspecto es preferida en Europa á la de la marta. La especie americana Castor canadensis, Kuhl, ha sido refundida en la primitiva de Linneo €. fiver por el Sr. Alston, autor de la mamalogía en la Biología Central-Americana. Tanto en la obra de la Comision de límites entre México y los Estados Unidos del Norte, como en la Biología se dice que el Castor habita otras localidades, en Matamoros y la Sierra Madre, segun testimonio del Dr. Berlandier. Podemos, pues, contar en nuestra fauna este útil animal tan escaso ya en Europa. En la Biología citada se dice que hasta hoy no se ha señalado como habitante de México al pequeño hormiguero Cycloturus didactylus, designado en Costa Rica con el nombre de «Serafin de platanar.» Tengo que observar á este respecto que en el Museo zoológico de la Escuela N. Preparatoria existe un ejemplar cuyo membrete lo señala de México y que persona autorizada me dice es procedente de un lugar de Tabasco próximo á Guatemala. Si este desdentado, poco mayor por sus dimensiones que una rata, fuese comun, podria utilizarse como artículo de comercio su hermosa piel finísima de color amarillo de oro. Nuestro ilustrado con= socio el Sr. Rovirosa, nativo de Tabasco, asegura haber visto de noche al Mico en este Estado, y en Chiapas ha aprisionado algunos individuos que ha guardado al- gun tiempo en su casa. A propósito de nuestros hormigueros (de la familia Myrmecophagide 6 Ver- LA NATURALEZA 325 miliguia de los Desdentados) debe tenerse en cuenta una observacion de nuestro sabio amigo el Dr. Dugés, miembro correspondiente de nuestra Sociedad en Gua- najuato, y autor de los «Elementos de Zoología» que mencionamos en otra parte de estos apuntes. En dicha obra el Dr. Dugés dice, hablando de los Mirmecofagí- deos: «Singulares desdentados cuya pequeñísima boca da paso á una lengua vermi- forme de quese sirven para coger las hormigas. El cicloturo didáctilo y el brazo fuerte ó grande hormiguero, se encuentran en la América del Sur. Kn México te- nemos el Tamandua tetradactyla L., hormiguero ó chupamiel de Tierra ca- liente, cuya cola prensil no permite incluirlo en el género Myrmecophaga, pues demuestra un modo de vivir muy diferente.» El Sr. Alston, autor de la mamalo- gía en la citada Biología, habla de la diferencia que se observa en la cola de ambas especies, pero añade que convienen en el resto de su organizacion y las coloca en el mismo género Myrmecophaga, admitiendo para el grande hormiguero el nom- bre M. jubata L., y el de M. tetradactyla L., para la especie menor, con la cola desnuda en gran parte de su extension. 3.“—La palabra ¿/alomit! es de orígen nahuatl ó mexicano, compuesta de ¿/a- lla, tierra, y omitl, hueso, y recuerda, en mi concepto, la apariencia de hueso que tiene un cuerpo de consistencia terrosa. El Dr. José Ramirez me comunica res- pecto á los tlalomites los datos siguientes: «Con este nombre se conocen las larvas de un insecto aun no determinado, que aparecen atacadas por un hongo del género Cordyceps, cuyas estipas estéri- les se muestran saliendo principalmente al nivel de las articulaciones de los anillos de la larva. Como en los lugares en donde se encuentran estos animales se desar- rolla una planta (por haber llegado á nuestro poder sin flores no la hemos clasifi- cado) que tiene un tallo rizomatoso provisto de abundantes raíces adventicias al nivel de los nudos, hay la creencia vulgar de que de las larvas es de donde nace esta planta dicotiledónea. Las semejanzas ligeras que tienen estas larvas enfermas y los rizomas es úni- camente por su apariencia exterior: efectivamente, basta un exámen poco dete- nido, para descubrir el orígen de la confusion; la larva con sus artículos y con su coloracion amarillenta se parece al rizoma, y las estipas blancas é indivisas á las raíces adventicias. Una seccion tanto en la larva como en el tallo de la planta muestra inmediatamente la estructura peculiar de la larva y del vegetal. Las larvas de que nos ocupamos se entierran para sufrir sus metamórfosis, y en estas condiciones tan favorables germinan las esporas del hongo sobre el animal durante el tiempo que trascurre entre el estado de larva y el de ninfa. La invasion del micelio, que se extiende por todos los tejidos, determina la muerte del animal y es la causa de la dureza que tiene la larva, lo que contribuye tambien á darle la apariencia de que hemos tratado. Como en la China se ha empleado la Sphceria (Cordyceps) sinensis, seria de 326 LA NATURALEZA desear que se investigaran las propiedades terapéuticas de este parásito entomófa= “go, muy abundante en los lugares de clima templado y sobre todo enel Sur del Es- tadode Puebla, como en Tehuacan y Matamoros Izúcar.» Añadiré á las observaciones del Sr. Ramirez que el insecto de que aquí se trata no esla chicharra ó cigarra comun, cuya larva estambien frecuentemente invadida por la Sphceria (9 Torrubia) sobolifera de Hill y Watson, produciendo en ese estado lo que vulgarmente se conoce con el nombre de Animal-planta. Ejemplares de éste se encuentran frecuentemente en la hacienda de Santa Clara, cerca de Cuautla, Estado de Morelos. 4.—El año pasado (1885), sufrió la Capital la invasion de multitud de mos- quitos zancudos que molestaron á sus habitantes durante algunos meses con sus piquetes envenenados, produciendo en algunos niños flegmasías graves de la piel. La coincidencia, señalada por muchas personas, de la falta casi absoluta de go- londrinas en la época en que anualmente nos visitan (Febrero-Octubre), me hizo suponer que esta circunstancia, entre otras, era una de las causas que habia mo- tivado una multiplicacion excesiva de estos molestos insectos aclimatados de mu- cho tiempo atrás, á mi juicio, en el Valle de México, aunque confinados normal- mente á los lagos vecinos y á otros lugares húmedos y boscosos, como Cha- pultepec, etc. En este año nos han visitado de nuevo los mosquitos, haciéndose notable su presencia especialmente al finalizar la estacion de aguas, y esto coincidiendo con la presencia de golondrinas en número considerable. Podria admitirse que la mul- tiplicacion de los mosquitos ha sido ménos abundante por la presencia del ene- migo natural de estos y otros insectos, pero que no ha sido suficiente para redu- cirlos á su número y área de distribucion normales, cuyo resultado se efectuará probablemente en algunos años. De no ser así, confieso no encontrar una explicacion satisfactoria de esa ex- traordinaria multiplicacion de los mosquitos en la Capital, de la cual dí cuenta á la Academia de Medicina yála Sociedad de Historia Natural en una Memoria pre- sentada en el año pasado. El Dr. Peñafiel remitió ejemplares del mosco de que tratamos, para su clasi- ficacion, al Dr. Sr. W. Williston de New Haven, Conn., notable entomologista norte-americano, y este Señor encontró ser una especie nueva que describió con el nombre de Culex Peñafiel?. 5.—A las especies vegetales de la familia P/ytolaccacec que nacen espon- táneamente en el suelo de México (Phytolacca 1cosandra, Linn. y Ph. octan- dra, Linn., vulg. mazorquilla), podemos añadir otra que ha sido recientemente introducida en el país, propagándose con suma facilidad por estaca » semilla, y vegetando con vigor y lozanía. LA NATURALEZA 327 La especie nuevamente adquirida es la P2». divica, Linn., originaria del Bra- sil y otros puntos de la América del Sur. En 1873 la adquirió para un jardin co- mercial que poseía en Buenavista el Sr. D. Cárlos A. G. Vanier, originario de Ginebra, propagándose de allí 4 la mayor parte de los jardines de la Capital. La Bella-sombra, como se le llama en algunos países, es una planta ornamental de tronco muy grueso en la base y que se desarrolla rápidamente, porque forma anualmente varias capas de madera: 7 segun Ch. Martins. El nombre gené- rico (Planta-laca) lo debe, comolas otras especies, al jugo rojizo de sus frutos ma- duros. Baillon, en su Histoire des plantes, dice que este jugo sirve en Europa para teñir vinos, principalmente los de Porto, dulces, papeles, géneros de seda, lana, algodon, y que las mujeres indias se pintan el rostro sin peligro. Las ho- jas entran en la composicion de una laca rosa y de una tinta roja. Leo en la Flore pittoresque et médicale des Antilles por Descourtilz, que los tintoreros pueden fijar el color valiéndose del sulfato de alúmina y del amoniaco líquido. Podemos, pues, considerar como ya aclimatada en México una planta que además de su he- lleza puede prestar algunos servicios industriales. La Musa ensete, Gmelin y la Xanthosoma robustum Schott, son dos especies vegetales de hermoso follaje y por consiguiente muy estimadas para la ornamen- tacion. La primera es un plátano colosal procedente de Abisinia, en cuyo país se come la porcion carnosa del tallo, y el jugo goza de propiedades diaforéticas; el fruto es pequeño, con muchas y grandes semillas y no es comestible. La Xan- thosoma es una Arácea que crece espontáneamente en las cercanías de Orizaba y otras localidades del Estado de Veracruz; el limbo de sus grandes hojas cordi- formes llega á adquirir á veces un metro de longitud. Me ha parecido observar que las plantas dichas y otras no mencionadas aquí, originarias de climas cáli- dos, se avienen perfectamente con las variaciones de temperatura, heladas, etc., de nuestro Valle de México, á condicion de estar á cubierto de las corrientes de aire frio. 6."—En 1884 se imprimia en la oficina tipográfica de la Secretaría de Fo- mento la obra del Sr. Dr. Alfredo Dugés titulada: «Elementos de Zoología.» Como lo hace notar la Comision que dictaminó acerca de dicha obra, ella está á la altura de la ciencia actual: para un curso elemental da la extension suficiente á la Anatomía y Fisiología, tomando por tipo al hombre, como lo hace la gene- ralidad de los autores; describe el aparato de la generacion, cuyo estudio se supri- mió en los programas de enseñanza elemental porque se creyó inconducente para jóvenes; los ejemplos que presenta la obra, lo cual le da un sello de originalidad haciéndola más interesante, están tomadas de la fauna de México; inicia el estu- dio de la doctrina de la evolucion ó trasformismo, combatiendo las ideas del sa- bio naturalista inglés C. Darwin; aunque, como él mismo dice, es esta una cues- tion bastante difícil y no conviene en una obra elemental emitir afirmaciones 328 LA NATURALEZA dogmáticas sobre ella. Son notables tambien sus generalidades de Anatomía y Fisiología comparadas, así como las listas de clasificacion, que ciertamente, como lo manifiesta la Comision dictaminadora, serán muy provechosas á los alumnos para hacer sus estudios prácticos, sin deber exigírseles, á mi juicio, las aprendan de memoria, puesto que se les fatigaria inútilmente, teniendo, como tienen, que olvidarlas al poco tiempo de haberlas aprendido. Felicitamos á nuestro buen amigo el Dr. Dugés, y no lo estimulamos para pro- seguir en sus útiles tareas porque él es uno de los que nos enseñan con su infati- gable laboriosidad y loable entusiasmo el camino que debemos seguir, siendo para nosotros un guía, un maestro, cuyo ejemplo debemos imitar. —El Dr. José Ramirez ha publicado un opúsculo titulado: «Tipos, Clases y Ór- denes de la Zoología de C. Claus, y Tablas de clasificacion tomadas de las obras de H. Sicard y Gr. Carlet.—Apuntes acerca de los aparatos y funciones de re- produccion, dispuestos para los alumnos que cursan la clase de zoología en las Escuelas Nacionales.» La primera parte, la relativa á clasificacion, está tomada de autores recomendables, especialmente del eminente profesor de Viena, C. Claus, cuyo «Tratado de Zoología» está hoy muy en boga y goza de justa y universal re- putacion. El extracto ó compendio relativo á los aparatos y funciones de repro- duccion, está escrito con la claridad y precision que son los rasgos distintivos del talento reconocido del Dr. Ramirez. Recomendamos este pequeño libro á todos los que se dedican al estudio de la Zoología. - —El «Tratado de Geología» del Sr. Bárcena compendia y resume, en pocas páginas, los principios y teorías generales de la ciencia, consistiendo su principal mérito en las aplicaciones que hace relativas á México; si es deficiente en algunos puntos ó tiene algunas imperfecciones, es innegable que coopera al adelanto cien- tífico del país, como lo desea el autor, y que por muchos años será la.obra de texto preferida para el estudio de la Geología en nuestros establecimientos nacio- nales de instruccion. —Tengo á la vista el libro del Dr. Carmona y Valle titulado Lecons sur Pétio- logie et la profilaxie de la Fiévre jaune. México, 1885, en el cual el estima- ble autor trata de dar á conocer la causa del terrible «vómito prieto» que anual- mente visita nuestras costas, y establece la inoculacion preventiva como un método ventajoso para impedir la entrada al organismo de los séres que él cree ser causa de la enfermedad. El Dr. Carmona atribuye los desórdenes de la fiebre á un hongo microscópico de la familia de las Peronospóreas, el Peronospora lutea, especie nueva que re- cuerda el nombre «Fiebre amarilla» y en la lecc. 4? se fija muy especialmente en la demostracion de que este microbio no es de organizacion muy simple, no LA NATURALEZA 329 es un mierococcus, puesto que en los líquidos examinados se encuentran gruesos myceliums y otros elementos. Concretándonos á los puntos de Botánica criptogámica que toca el autor en su libro, debemos decir que no estamos conformes con ellos. Segun Hallopeau (Pa- thologie générale, p. 152) y todos los bacteriologistas que he podido consultar, los microbios que se encuentran en los individuos atacados de enfermedades in- fecciosas, pertenecen á la clase de séres organizados que se designan con el nom- bre de schizomycetos 6 schizophytos (Cohn): son hongos unicelulares, excesi- vamente pequeños, multiplicándose por divisiones trasversales, y viviendo sea aisladamente sea en familia de celdillas. Son compañeros constantes de las des- composiciones químicas en las materias inanimadas y en los cuerpos vivos. Por otra parte, las Peronosporeas son hongos que viven como parásitos en las plantas fanerogamas vivas, y que presentan á la vista el aspecto de manchas ótelas blanguizcas ó grises.* En mi poco autorizada opinion y en tanto cuanto es posible juzgar por descripciones, creo que ha sido descrito con el nombre de Pe- ronospora lutea un organismo de órden superior relativamente, no patógeno, sino más bien zymógeno del grupo llamado Hyygrocrocis por algunos autores. * «El nombre HMyygrocrocis, dice Marchand, se ha aplicado á un gran número de pro- ductos vegetales que aparecen en toda clase de líquidos. Estos organismos, forma- dos de filamentos muy finos, alargados, sinuosos, ramificados y entrelazados, su- mergidos en una viscosidad abundante, más ó ménos densa, han sido, durante largo tiempo colocados entre las algas; el mismo Agardh las clasificó en las Conferváceas. Investigaciones recientes han demostrado que no son algas sino hongos del grupo de los mohos cuyos aparatos vegetativos, los myceliums, toman una forma anor- mal á consecuencia de la humedad exagerada del medio en que aparecen. Los Hygrocrocis no constituyen, pues, un género de plantas autónomas, sino simple- mente un grupo de organismos que, como los Mycoderma, deben la forma especial bajo la cual se presentan á la naturaleza del medio que habitan, porque toman sus formas de mohos ordinarios si salen de los líquidos en que vivian al principio.» Más adelante, en la pág. 186, el mismo autor añade: «En un gran número de líquidos diversos, como en los líquidos medicamentosos, se desarrollan con frecuen- cia masas de materias como viscosas, lactescentes, que forman bien pronto copos más ó ménos densos, más ó ménos contraídos, que á veces invaden la totalidad del frasco, quedando ya en suspension, ya uniéndose á las paredes. Examinados al microscopio, estos copos se presentan bajo forma de filamentos ramificados, sumer- gidos en una viscosidad, viniendo á ser poco á poco distintos de ella y mostrando hinchamientos y nudosidades de forma, color y tamaño variable. Ántes se consi- deraban estos séres como plantas autónomas, que se colocaban, á causa de su 1 Flore générale des Champignons, par Otto Wunsche. Traduc. del aleman por J.-L. de Lanes- san. Paris, 1883, pág. 73. 2 Botánique cryptogamique pharmaco-médicale par N. Léon Marchand. Paris, 1883. LA NATURALEZA.—Tomo VII.—42, 330 LA NATURALEZA habitacion normal, entre las algas, y á las cuales se daba el nombre de Hygro- crocis, pero no son, como en el caso de la fermentacion gálica, sino myceliums, que cambiando de medio y colocados en condiciones de aereacion conveniente, dan Mucedíneas que se pueden entónces reconocer y denominar. Esto es, al ménos, lo que resulta de las observaciones que M. Van Tieghem ha publicado en el «Bo- letin de la Sociedad botánica de Francia,» etc. Leyendo á continuacion las observaciones del mismo Lanessan, á propósito del Hygrocrocis arsenicus, que acompaña de estampas bastante bien dibujadas, se advierten puntos de semejanza muy notables con las hechas por el Sr. Carmona sobre esa materia globulosa debida á la existencia de una materia orgánica, que se encuentra en suspension en la orina de los enfermos de fiebre amarilla, que le da un aspecto turbio, etc. (Lecons, pág. 50.) A pesar de esto, el libro del eminente Dr. Carmona es apreciable bajo cual- quier punto de vista que se le considere. Inicia entre nosotros esta clase de es- tudios, tan interesantes segun las ideas médicas reinantes, y es seguro que más tarde, siguiendo la vía que ha adoptado, conseguirá hacer avanzar la ciencia que con tanto brillo cultiva. Nos adherimos á la opinion de los Sres. Cornil y Babes, expresada así en el Prefacio de la 1? edicion de su obra acerca de las Bacterias: * chos y de los mejores se hayan engañado. Es permitido á los exploradores de países desconocidos equivocar algunas veces el camino. No por esto dejan de ser preciosos iniciadores, cuyos errores aprovechan á veces á la ciencia tanto como los verdaderos descubrimientos. » «En una ciencia que es de orígen tan reciente, es natural que mu- México, Noviembre de 1886. 1 Les Bactéries et leur role dans l'anatomie et 'histologie pathologiques des maladies infectieuses. Par A. Y. Cornil et V. Babes. Paris, 1886. ApéNDICE.—En el artículo tercero dela preinserta «Revista, » se mencionan lar- vas invadidas por hongos llamadas ¿/alomite y animal-planta, así como el rizoma de una planta herbáceo-vivácea, que por el parecido que tiene con el primero, se le ha tomado como larva que da nacimiento á una planta dicotiledónea. Pos- teriormente se han remitido del mismo lugar ramas con flores, y que se asegura provienen del rizoma en cuestion: dichas ramas son de la planta que tiene por nombre botánico Gaura epilobioides, H. B. K. En la primera parte de la lámina adjunta, que lleva por título: «Larvas invadidas por hongos,» etc., represéntan- selas figuras de los primeros, y su relacion es como sigue: EXPLICACION DE LA LÁMINA. 1, Larva, tlalomite, enteramente sana.—2, Id., mostrando al exterior las estipas del hongo que la ha invadido.—3, Rizoma con raices adventicias y tallo en via de desarrollo provisto de las primeras hojas, el cual se ha tomado por larva.—4, Animal-planta. TALARA FAUNA INDÍGENA. TRICHODECTES LIPEUROIDES, x rep. (DEL CERVUS MEXICANUS.) Las rumiantes plenicornios de la familia de los cervideos tienen, como epizói- cos, un Heematopinus, 2H. crassicornis * y varios Trichodectes que han sido nom- brados 7. longicornis, Nitzsch sobre el (Cervus elaphus), T. tibialis, Piaget (sobre el Cervus capreolus) y T. forficula Piaget (sobre el Cervus porci- nus). ? Todos estos Trichodectes tienen caractéres comunes que permiten distin- guirlos fácilmente de las otras especies del mismo género, y son: un cuerpo muy alargado y unas antenas voluminosas en el macho, lo que les da algo de la fiso- nomía de los Lipeurus, * pero ninguno tiene estos caractéres tan claros como una nueva especie que vive sobre un ciervo de México y que debemos á la amabilidad del Sr. Dugés, profesor en el colegio de Guanajuato. Lo hemos recibido de este distinguido naturalista con un gran número de otros parásitos notables del grupo de los Ixodes, Argas y Trombidios, que estamos estudiando ahora para describir- los más tarde. Hé aquí los caractéres del Trichodectes en cuestion, cuya figura damos á con- tinuacion: La cabeza tan larga como ancha, fuertemente escotada por delante y provista en derredor de pelitos ralos: senos antenales del macho muy anchos (fig. 2): an- tenas del macho mucho más largas y voluminosas que las de la hembra, su primer artículo muy grueso y más largo que los otros, el segundo más largo que el ter- cero, llevando en su extremidad y hácia adentro un grupo de tres ganchitos cortos. En los dos sexos las antenas son algo velludas y rojizas como la cabeza. El ojo es muy pequeño. La sien redondeada, desnuda; el occipucio es poco convexo y las fajas occipitales casi paralelas. Las mandíbulas muy robustas y como arrugadas trasversalmente, la izquierda con un diente mediano como en 7. tibialis, la de- recha con tres dientes pequeños. El protórax exactamente aplicado contra el metatórax y angosto por delante; éste último aplicado tambien sobre el primer anillo del abdómen, del cual aparece 1 Los hematopinos son, como los piojos, hemíipteros sin alas. 2 Los tricodectos se pueden considerar como unos ortópteros de formas degradadas. 3 Para estas diagnosis véase: P. Mégnin, les Parasites: Paris, 1880, 332 LA NATURALEZA como una continuacion. Las patas son delgadas, poco coloridas y cubiertas de pelos escasos: los tarsos y sus uñitas terminales son tambien largos y delgados. El tercer par de patas es más robusto que el segundo, y éste más que las prime- ras, que son muy cortas. El abdómen es muy alargado, ovalado en los dos sexos. Los ángulos de los segmentos son un algo redondeados; por encima y á los lados están muy notable- mente coloridos y presentan cerca del borde posterior una série de pelitos muy finos y además un pelito en cada ángulo: los 7.* y 8.* anillos llevan en sus ángu- los dos pelos bastante largos. En la hembra (fig. 1), ovígera, el abdómen es un poco más ancho y más largo que en el macho; las manchas medianas de los segmentos mejor definidas y rec- tangulares. El color de la cabeza y del tórax es de un rojo amarillento bastante oscuro, así como las láminas superiores y laterales de los segmentos abdominales. Las dimensiones de este nuevo Trichodectes son como sigue: o mm gm arco lala aso vos aos AI eee 2.25 dea La — de la cabeza..... Dades oo 0.60 ancho...... ODO 00 — del tórax........ DIOR O3IQUESIUATS 0.30-0.45..0.30-0.45. — delabdómen..... SUS OD OL ai 0.70. — de la antena..... Matias, OLD o do OA 0.20. — del 3er fémur.... 0.20...... 0.20 — del 3*tibia...... Dt 0.25 Es el más grande de los Trichodectes del grupo, pues el Trichodectes forficula tiene una longitud de 1,50 para la hembra y 1,70 para el macho, y el Tricho- dectes longirostris y el T. tibialis tienen de una línea, ó cerca de 2 milímetros de largo, en los dos sexos. En nuestro nuevo Trichodectes, el macho es más pe- queño que la hembra, miéntras sucede lo contrario en el Trichodectes forficula. (Traducido del periódico francés «Le Naturaliste,» 15 de Julio de 1881.) A. Duors. EXPLICACION DE LA LÁMINA. Fig. 1. Trichodectes lipeuroides, hembra: segun Mégnin. Fig. 2. Cabeza, y Fig. 3 parte posterior del macho, segun Mégnin. Fig. 4. Los ganchos terminales aproximados: del traductor. NOTA ACERCA DEL OPILIO ISCHIONOTATUS DEL SR. A. DUGES. En los «Comptes rendus de la Société entomologique Belge,» Febrero de 1886, el Sr. L. Becker describe un Egenus mexicanus que conoci era el mismo que habia yo descrito con el nombre que encabeza este articulo: escribi luego á la citada Sociedad reclamando, y en el número de Julio siguien- LA NATURALEZA 333 te de los mismos «Comptes rendus» dice el Sr. Becker que el arácnido en cuestion pertenece al gé- nero Phalangúwn, (sensu stricto) y no al género Egenus, del cual presenia, sin embargo, las formas cortas y pesadas, mas no los caractéres esenciales. El género Egenus es hasta ahora propio de la Europa oriental y del África. La especie debe, pues, llamarse: Phalangiumischionotalum, A. Dugés. DE LA VEGETACION SOBRE LAS ALTAS MONTAÑAS DE MEXICO POR EL SR. HENRY DE SAUSSURE. * De la misma manera que bajo el punto de vista teórico el límite inferior de las nieves en los volcanes de México no puede compararse directamente á este mis- mo límite sobre los Alpes, así los límites de la vegetacion en la zona tórrida y en la templada no pueden ponerse en paralelo, como si dependiesen únicamente de la temperatura média que reina en cada una de estas latitudes. Para compa- rar el límite de las nieves en dos regiones tan diferentes, era preciso, por decir- lo así, poderlas reducir á un mismo denominador, como dos fracciones entre las que se quiere establecer una relacion; en otros términos, era preciso que se some- tiesen á una ley análoga en la distribucion de los meteoros y en la conformacion del suelo, haciendo una cosa idéntica respecto de la vegetacion para establecer la comparacion en dos regiones de nuestro globo. Si esta condicion pudiera realizarse, se acabaria por no tener á la vista sino sólo las diferencias que resultarian para las plantas de la temperatura debida á la latitud, y seria fácil entónces estimar esta influencia con exactitud. Pero otros varios elementos de una accion muy complexa determinan la distribucion de los vegetales, y por lo mismo la comparacion entre las diversas regiones del globo es tanto más difícil. La inspeccion de las montañas de México muestra que para la vegetacion, di- fieren en dos puntos principales de lo que vemos en los Alpes: el dominio de los bosques es mucho más grande y el de las praderas más limitado. 1. Bosques. El límite superior de los bosques es claramente marcado y se extiende muy arriba; sin embargo las causas que detienen la vegetacion parecen más bien estivales que invernales. Ascendiendo á los grandes volcanes de México, se camina desde una altitud ” Véanse las notas al fin. 334 LA NATURALEZA de 7 á 8,000 piés hasta casi 11,500 en bosques de coníferas, y en ciertos puntos se ve á los pinos vegetar aun más arriba bajo formas más raquíticas. * Me ha llamado la atencion el ver sobre casi todos los grandes volcanes, que el límite de los bosques dibuja una línea horizontal muy regular que cuadra bien con la uniformidad de configuracion de la montaña, regularmente convexa: es- tos bosques acaban precisamente á la altura donde se detienen las nieves persis- tentes del invierno y las nieves esporádicas de las tempestades de la primavera. Parece que esta caída diaria de la nieve, en los momentos en que la vegeta- cion está en pleno vigor, se opone á la vida de las coníferas, de tal suerte que los bosques se detienen casi á la altitud donde la precipitacion de la agua cesa de ve- rificarse al estado de lluvia. En los Alpes el abeto que corona las aristas, cuya posicion saliente favorece la rápida fusion de la nieve invernal, este abeto, re- pito, no sufre impedimento mecánico en su vegetacion y su especie se extende- rá hasta la altitud donde encuentre el límite de temperatura que su economía puede soportar. Me parece que en la Cordillera la suspension de la vegetacion arborescente depende de otras causas. En efecto, cosa notable, la zona de los bosques casi escapa á las nieves del invieruo; éstas no se extienden sobre la cin- tura superior de los bosques sino por intervalos y permaneciendo apénas. No son, pues, los frios excesivos del invierno los que hacen perecer á las coníferas, y debe buscarse más bien la razon de su detencion en causas estivales. ¿Se la encon- trará en las caídas de nieve tardías y cuotidianas de los meses de Mayo y Junio ó en las heladas de la noche durante el estío? Solo la observacion podrá enseñarlo. Sobre todos estos volcanes me ha parecido que los bosques son rechazados por una causa especial, no extendiéndose hasta el límite de altitud que la temperatura média deberia, al parecer, permitirles alcanzar. * Sobre ciertos volcanes elevados, pero no lo bastante, sin embargo, para que la cima conserve nieves perpetuas, se les ve prolongarse más léjos que sobre los picos coronados de nieve (Cofre de Perote y la Malinche); sin duda porque allí la nieve de cada dia no permanece sobre las rocas desnudas de la cima y estorba ménos la vegetacion, atendiendo á que las montañas rocallosas están ménos sujetas á las nieves que las praderas. Allí, los bosques de coníferas parecen llegar más cerca de su límite natural, por- que comienzan á tomar formas raquíticas como en los Alpes: se ve en su forma que la vegetacion viene á ser penosa á esta altura. Sobre los conos regulares, como el Popocatepetl, los bosques se terminan sú- bitamente á una cierta altitud, sin que los árboles de la zona superior tomen una apariencia mezquina y sin prolongarse irregularmente, dejando claros, como en ciertas regiones de los Alpes, en donde se observa sobre los confines de los pastos como una lucha entre la vegetacion arborescente y las escarchas que la combaten. Me parece que hay una ley casi inversa de la que regula la vegetacion de nues- tros Alpes. Entre nosotros, el calor del estío permitiria á las coníferas extender- se más arriba de lo que lo hacen, y la causa de su detencion se encuentra más LA NATURALEZA 335 bien en el rigor y larga duracion del invierno, que en la temperatura baja del estío. En México, donde la diferencia de temperatura entre el estío y el invierno es mucho ménos grande que bajo la zona templada, esta causa no existe. Que se agregue á dicha circunstancia la regularidad de formas arredondadas y convexas de los volcanes, y se comprenderá por qué el límite superior de los bosques dibuja sobre las montañas de este país una línea muy regular bastante distinta de la que se observa sobre nuestros Alpes, donde los extremos entre las dos estaciones en- cendran diferencias más pronunciadas entre las aristas y los valles, dando líneas isofitas locales más sinuosas. Varias especies de coníferas de las montañas de México que he tratado de acli- matar en Europa, no se han logrado, en razon de las circunstancias meteoroló- gicas totalmente distintas que encuentran en nuestro continente. Estas plantas soportan en su patria, durante el estío un abatimiento de temperatura descono- cido en nuestra llanuras, pero en invierno no atraviesan frios rigurosos. En los lugares en que vegetan, las diferencias extremas no son entre el estío y el invier- no, sino entre el dia y la noche en toda estacion, puesto que hiela aun en estío (Mayo y Junio) durante la noche, mientras que el dia es muy caliente aun en invierno. Pareceria, pues, que las coníferas de las altas regiones mexicanas fuesen capaces de soportar una «alternativa rápida entre extremos de temperatu- ra distantes, con tal de que sean muy cortos, que se sucedan rápidamente y que no pasen de algunos grados bajo de cero; miéntras que sucumben bajo frios aun moderados cuando éstos se prolongan, como entre nosotros, durante una parte del invierno. * 2.2 PLANTAS HERBÁCEAS. Su dominio es relativamente más limitado que en las montañas de Europa. Comparacion entre los límites de las plantas herbáceas en Europa y Mé- xico.—En los Alpes los bosques de coníferas se elevan hasta 6,000 piés de altitud (cerca de 2,000 metros); pero las yerbas no pueden alcanzar casi su límite natu- ral detenidas que son por las nieves perpetuas. Las montañas de México ofrecen, al contrario, este hecho interesante, que se puede seguir allí la vegetacion hasta su completa extincion, bajo la sola influencia de la altitud, sobre los picos que no llevan una cantidad de nieve suficiente para rechazar las plantas. El Nevado de Toluca, bajo este respecto, es la montaña más interesante, porque sobrepasa los límites de la vegetacion, sin ofrecer, sin embargo, más nieve que sobre algunos puntos aislados. En efecto, el Cofre de Perote no se eleva más allá del límite de las yerbas; en el Popocatepetl, el Citlaltepetl y el Ixtaccihuatl, por el contrario, la masa de las nieves es bastante poderosa para rechazar á la vegetacion, avanzán- dose sobre ciertos puntos, ó para influenciarla á distancia. Es, pues, sobre el Nevado de Toluca, y quizá tambien sobre las porciones libres del Ixtaccihuatl, que la cuestion puede estudiarse en su estado normal; pero muy particularmente sobre 336 LA NATURALEZA el volcan de Toluca, atendido que éste no entra en la region de las nieves perpe- 4uas sino por rocas y agujas que no retienen bien la nieve; de tal suerte, que ésta se acumula más abajo y solamente por pequeños campos aislados, miéntras que todo el vértice queda libre. Así las plantas, léjos de quedar sofocadas bajo la nieve en la porcion más elevada de la montaña, pueden desarrollarse en ella con más libertad. Segun Galeotti, la vegetacion de las yerbas alcanza en México la altitud de 4,300 metros, ó aun la sobrepasa, y á la altitud de 4,100 se ven aún enebros. Los líquenes no sobrepasan á las yerbas sino 150 metros. Los bordes del cráter del Nevado de Toluca, á 4,600 metros, no ofrecen ningun vestigio. Si se coloca en México el límite de las nieves á 4,400 6 4,500 metros, la vege- tacion libre se detiene, pues, sensiblemente á la misma altura que las nieves per- petuas. * En los Alpes, por el contrario, la vegetacion de las yerbas sobrepasa en mucho el principio de la region nevada y no se le conoce realmente límite pro- piamente dicho. Casi en todas partes es rechazado por las nieves, de manera que en general no puede tomar toda la extension vertical de que seria susceptible: cir- cunstancia que de hecho falta en México ó que no existe sino en un grado menor. Corta extension relativa de la zona de las yerbas en México.—La conse- cuencia natural que pareceria deducirse de este estado de cosas, es, que en este país los pastos deberian tomar una extension mayor que en los Alpes. Pero me he sor- prendido al observar precisamente lo contrario, y ver cuán poco extendido es comparativamente el dominio de las plantas herbáceas. Esta diferencia es quizá exagerada por el hecho de que en Europa la explotacion de los bosques ha sido llevada muy léjos, y que el provecho que se saca de los pastos ha conducido sin cesar á la destruccion de bosques elevados, que una vez destruidos, necesitan siglos para restablecerse. Sin embargo, haciendo abstraccion de esta circunstancia, la diferencia que bajo este respecto ofrecen las dos regiones me ha llamado aún la atencion. La simple inspeccion de los lugares muestra ya lo que confirman las cifras, á saber: que en la cordillera de México y en los Alpes, existe poco más ó ménos la misma distancia vertical entre el límite de los bosques y el de las nieves. Por consecuencia, si á la latitud de México las nieves están más retiradas que en los Alpes, es en provecho de los bosques, y de ninguna manera de las yerbas: los bosques sobrepasan á los de los Alpes en una cantidad al ménos igual á la que las nieves retroceden, como lo prueban las cifras que siguen: Si se admite para el límite de las nieves sobre los picos de México un altitud de.. 13,500 p. Sobre las montanas delos e 8,500 p. La diferencia entre la nieve de las dos regiones €s de........ooooooommo.omoo... 5,000 p. Si, por otra parte, se admite para el limite de los bosques en la cordillera de Méxi- cone todo cette A O DOS a o oBe 11,500 p. £ En los “Alpes de: Ho ao do Mei crol dono sado 6,500 p.” LA NATURALEZA 337 Los bosques avanzan, pues, en altura sobre las montañas de México una cantidad igual á la que retrocede la nieve, comparada á la de nuestros Alpes. La canti- dad de espacio vertical libre, ganada por la menor extension de las nieves á esta latitud es, pues, del todo en provecho de los bosques y sin beneficio alguno para el dominio de las yerbas. * El límite donde comienza la zona de las yerbas se en- cuentra así rechazada verticalmente de cerca de 4 á 5,000 piés. Véamos si su límite superior asciende una cantidad igual. A la verdad, casi no es posible resolver esta cuestion, atendiendo á que el límite superior de las plantas herbáceas no está bien definido. Se puede, sin embargo, estimar que en México se encuentra á una altura de casi.. 13,300 p. Miénims quejendos; A lpesjexcede de pei ti la as ooo ADO Diferencia 4,000 p. La extension vertical ganada por las yerbas es, pues, inferior á la extension que éstas ceden á los bosques (4,500 6 5,000 piés). De lo que resulta que éstos últimos ganan mucho en extension en México, miéntras que la zona de las yer- bas (aunque se eleven más alto que en los Alpes) no añade nada á la extension de su dominio, sino al contrario, pierde alguna cosa. Llego á la misma conclusion por la comparacion siguiente. Si el espacio que separa los bosques de las nieves perpetuas es casi el mismo en los Alpes que en México (quizá algo menor en Mé- xico), era preciso para que el dominio de las yerbas fuese igual en este pais á lo que es en los Alpes, que excediese notablemente el límite de las nieves perpetuas (puesto que lo excede en los Alpes). Ahora bien; hemos visto que las yerbas se detienen más adelante ó en el límite de las nieves de la Cordillera. Investigando la causa de esta detencion de las plantas herbáceas, creo encontrarla, como para los bosques, en los meteoros del estío más bien que en los del invierno. Pequeña extension de los pastos.—Se deduce de estas consideraciones que los pastos propiamente dichos deben ser bastante restringidos sobre los picos de la Cordillera. En efecto, lo serian ya en superficie por el solo hecho de la senci- llez de la forma de los volcanes que no desarrollan estos valles altos y estas es- pecies de mesas ó terrados tan frecuentes en los Alpes, en donde vegetan los más hermosos pastos. Pero lo son, además, en extension vertical, más de lo que se podia suponer: bien pronto se pierden en las rocas ó en los escombros, donde no crecen sino yerbas raquíticas y aisladas. Este estado de cosas me parece expli- carse por el hecho de que los bosques, elevándose muy alto, la mayor extension de las yerbas se encuentra rechazada á las regiones pedregosas ó rocallosas, y ya bastante elevadas para que su vegetacion sea suficientemente vigorosa para ta- pizar el suelo y formar lo que se llama pastos. * Arriba de los bosques del Popocatepetl no hay pastos del lado norte; mas esto depende únicamente de las prolongadas pendientes de arena movediza que siguen á los bosques, porque se ve crecer yerbas en estas arenas; y además sobre el Ix- LA NATURALEZA.—Tomo VIT.—43. 338 LA NATURALEZA taccihuatl, sobre el pico de Orizaba, se encuentran, aunque en corta extension, especialmente en el alto valle abrigado que separa los dos conos de esta montaña. Líquenes.—En fin, la comparacion de la vida de los líquenes daria lugar á una singular observacion. En México estas plantas, segun Galeotti, no se elevan sino hasta 14,000 piés: ahora bien, en Suiza los líquenes no tienen límite, puesto que se les encuentra hasta la cima del Monte Blanco, á 14,800 piés de altitud.” Aunque Galeotti no haya encontrado ninguna de estas plantas en la cima del pico de Toluca, me sor- prenderia que se detuviesen á un nivel tan bajo, porque no es admisible casi que los líquenes alcancen en los Alpes la misma altitud que en la cordillera de México. * CoxcLusioNEs. Resumiendo lo que antecede se ve que: 1.2 Los bosques se elevan en México, en notable cantidad, más alto que en los Alpes (casi 5,000 piés), de manera que en los dos continentes reina una distancia bastante igual entre el límite de las nieves y la de los bosques, sea 2,500 piés, pero más bien menor en México, vista la invasion de los bosques. 2.0 Las yerbas de México no avanzan en altitud de una cantidad tan grande sobre la de los Alpes; no los exceden probablemente sino de 3,500 ó 4,000 piés y se detienen en el límite de las nieves. 3.2 Los líquenes no parecen alcanzar una altura mayor en México que en los Alpes. Si este último hecho llega á comprobarse, demostraria que miéntras que los ex- tremos de temperatura baja que en nuestra latitud reinan sobre las más altas montañas, no bastan para destruir la vegetacion, * una temperatura poco varia- ble, pero siempre medianamente baja, como sobre los picos de la Cordillera, se opone á la vida de las plantas. Condiciones diferentes que reglan la vegetacion en México y en los Alpes. —La manera notable de conservarse las plantas de los Alpes á traves de las nie- ves y de las escarchas de una estacion, me confirman en la opinion de que las cau- sas que en México determinan el que la vegetacion herbácea y criptogámica se suspenda á una altitud tan poco considerable para la latitud, son causas estivales; porque las criptógamas y las yerbas soportan perfectamente el invierno sobre las montañas de México, en donde hace ménos frio que en los Alpes. La igualdad que reina entre las estaciones bajo el trópico hace que aun en elevadas altitudes una temperatura média, casi uniforme, sea la que presida á la vida de los vegetales, y no como entre nosotros el fuerte calor que ocasiona el estío. El calor del estío se aleja mucho ménos de la temperatura média que en nues- tra latitud; es el que permanece relativamente más bajo y el que debe limitar la extension de las plantas, en vez de que entre nosotros son los frios del invierno. Sin estas causas estivales las yerbas deberian continuarse á traves de las nieves del Popocatepetl. ** LA NATURALEZA 339 Se pueden generalizar de la manera siguiente estos principios teóricos, compa- rando las dos contrarias que ofrece la vegetacion sobre las montañas de los tró- picos y sobre la de la zona templada y ártica. Trópico.—Bajo el ecuador, la diferencia entre el invierno y el estío siendo nula, las nieves tienen, teóricamente hablando, un límite invariable en toda esta= cion, que se encuentra colocado en donde la atmósfera alcanza una temperatura média, vecina de 0%. Es evidente que vista esta temperatura del estío, no po- drán vegetar allí más, y que si este estado se encontrase en toda su regularidad, el límite de la vegetacion deberia casi coincidir con el de las nieves. Zona templada y ártica.—Aquií los grandes extremos de temperatura hacen que el dominio de las nieves perpetuas y el de las plantas herbáceas se cruce y se penetre; las escarchas del invierno llevan muy abajo las nieves y el calor del estío eleva á las plantas aun muy arriba. Miéntras más se avanza hácia el ecua- dor, más debe, por consecuencia, abatirse el límite de la vegetacion con relacion al de las nieves perpetuas (es decir, tiende á aproximarse á ellas), hasta el mo- mento donde estos dos límites se confunden. A la latitud de los volcanes de Mé- xico no deberian confundirse aún; pero hemos indicado que el límite de las nieves excepcionalmente es alto en las montañas de este país, y quizá es la razon por la cual los dos límites coinciden de hecho, aunque á esta latitud las plantas debie- sen aun salvar el límite de las nieves, si causas especiales no llevaran una modi- ficacion en el órden teóricamente normal. Se deduce tambien de lo que precede, que miéntras más se avanza hácia el ecuador, más tambien la temperatura del estio contribuye á determinar los límites de la vegetacion. En efecto; esta tem- peratura se aproxima más y más á la temperatura média de los lugares y acaba por coincidir con ella en el ecuador, y aquí precisamente es esta temperatura que suspende la vegetacion á la altitud en donde se aproxima de 0%. Imposibilidad de líneas isofitas entre las montañas de México y los Alpes.—De todo lo que precede se puede concluir tambien, que si entre nosotros las altas regiones del globo tienden á reproducir el carácter de las regiones árti- cas, no es lo mismo bajo los trópicos, en donde los meteoros tienen una distribucion muy diferente y conservan un carácter tropical aun sobre las altas montañas. * Es, pues, casi imposible trazar una línea isofita entre las altitudes de dos lu- gares tan distantes, puesto que bajo estas latitudes separadas, las plantas son in- fluenciadas de una manera especial por líneas isoteras é isoquímenas que están en relaciones muy distintas. Esta línea no seria sino una línea de hecho compuesta de segmentos que no se adaptarian unos á otros y creo que es preciso limitarse á decir que los límites de la vegetacion en México no pueden compararse á los límites que se observan en las regiones templadas, porque las causas que los determinan son sensiblemente distintas. En efecto, la comparacion de los lími- tes de tal 6 cual vegetacion en dos hemisferios y bajo latitudes separadas, no tie- nen ningun sentido bajo una forma absoluta. 340 LA NATURALEZA Para establecer de una manera virtual esta línea isofita, era preciso, como lo digo más arriba, poder identificar, bajo las dos latitudes, la distribucion de los meteoros, lo que en México equivaldria á descargar el estío de una gran parte de sus lluvias para cargar con ellas el invierno bajo forma de nieve. En estas condiciones ciertas especies de coníferas podrian, sin duda, resistir aun el invierno, y con un estío más caliente, podrian sobrepasar el límite de altitud actual. Pero por otro lado, hemos visto en un caso semejante, extenderse más abajo las nie- ves perpetuas de manera que probablemente la vegetacion arbórea alcanzaria muy de cerca su límite con detrimento casi absoluto de las praderas. * Este fenómeno seria aun más marcado si los volcanes nevados de México, en lugar de ser cimas aisladas, formaran una cadena de montañas agrupadas, en donde las nieves des-= cienden más abajo que sobre los picos aislados. Mas como en las armonías de la naturaleza está que cada planta, conforme su economía á las estaciones donde vegeta, bien se puede, bajo cierto punto de vista, considerar como normales, toda causa que sirve de barrera á sus facultades. Se puede, pues, si se quiere, decir que su límite normal de vegetacion, se encuen- tra en el lugar donde se le ve sucumbir, cualquiera que sea la causa, sea el frio de las noches de estío, ? como en México (y sin duda tambien otras causas) ó la temperatura média (ó especial á una estacion), como sobre los Alpes, siempre que no se olvide recordar las causas especiales y contrarias que en cada zona ter- restre forman la detencion que la diseña. Se definirá, quizá, mejor de una ma- nera general la diferencia entre el aspecto más aparente de los Alpes y de las Cordilleras, diciendo que la temperatura más uniforme entre el estío y el invierno que reina en México, favorece más que en los Alpes la extension de los bosques con detrimento de las praderas. NOTAS. 1 Habia creido notar que esta zona de los bosques se divide en tres pisos botánicos: el primero ocupado por Pinus 6 pinos (Ocotes), bajo los cuales crece una yerba larga y abundante; el segundo por Abies ú abetos (Oyamel), debajo de los cuales el suelo está tapizado de musgo; el tercero por Pi- mus bajo los cuales se encuentra la yerba. Ignoro si los pinos de las dos zonas extremas pertenecen á la misma especie; posible es que no sea asi, atendiendo que la flora de México es infinitamente rica en coníferas. (Últimamente, M. Roztzl, botanista horticultor establecido en México, ha descrito más de 70 especies de Pinus de este país, y aunque este número es, sin disputa, exagerado, indica, sin embargo, una extremada riqueza en coniferas.) Pero algunas personas que han recorrido México, me han afirmado el no haber observado estas tres zonas regulares y dudan que los abetos estén siempre intercalados como lo he indicado. Dejo la cuestion indecisa, pues es posible que tan sólo haya yo atra- vesado extensiones accidentalmente pobladas de abetos en medio de bosques de pinos. Sin embargo, jamás he visto á los abetos alcanzar los últimos límites de la vegetacion arbórea; por el contrario, en esa zona he visto siempre pinos, de manera que los abetos me parece corresponden más especialmen- te á la cintura intermedia, miéntras que los pinos vegetan á todas alturas, desde el nivel de la mesa hasta una altitud de cerca de 12,000 piés. LA NATURALEZA 341 2 El hecho-que la vegetacion de una planta no es solamente una funcion de la latitud, de la tem- peratura média, y por consecuencia de la altitud, está suficientemente probado por las singulares ex- cepciones que se observan bajo este respecto. Al N. E. de Irlanda el mirlo crece en plena tierra, como en Portugal, y sin embargo, las manzanas maduran con dificultad. Sobre las costas de De- vonshire se ha visto el Agave americano florecer en plena tierra, y los naranjos en espaldera lle- var frutos, etc. (Humboldt, Cosmos.) Las costas del mar de Cortés, aunque de hecho extra—tropicales, tienen una flora tropical. Por otra parte, ciertos frutos que buscan el calor, llegan ménos bien á la madurez bajo los trópicos que en las regiones templadas, vista la igualdad de temperatura del estío y del invierno. Nuestros frutos europeos no adquieren en México el mismo sabor que tienen en Europa. 3 Me parece que esto viene en apoyo de la opinion de Quetelet, que las rápidas variaciones de temperatura favorecen la vegetacion. Pero como nuestros pinos de México se logran en un inver nadero de temperatura fija, es probable que las grandes variaciones de temperatura no le sean nece- sarias, lo que confirma, por el contrario, la opinion de A. De Candolle, de que las temperaturas útiles son las únicas que obran en la vegetacion, y que las variaciones termométricas no producen el mismo efecto, sino porque atraviesan temperaturas útiles. 4 En efecto, la observacion del Nevado de Toluca muestra que la vegetacion libre de México, es decir, aquella que se manifiesta sobre las rocas situadas completamente fuera de la influencia de las nieves, se detiene á una altura sensiblemente igual á aquella que, sobre los grandes picos, sirve de límite normal á las nieves perpetuas. Esta coincidencia es tanto más notable, cuanto que es pura- mente accidental en México. La vida animal se prolonga mucho más alto que la de las plantas. En el vértice del Popocatepetl, á 5,300 metros de altitud, sobre el borde sudeste del cráter que está privado de nieve, he visto un coleóptero de la familia de los Blaps introducirse entre las piedras. Tal parece que la tierra recalen- tada por los vapores subterráneos, forma alli, en medio de las nieves, un oasis propio á la conserva- cion de la vida en donde los animales pueden encontrar un abrigo. Este pesado coleóptero no ha podido ser trasportado accidentalmente por los vientos á esta gran altura, como la mariposa que mi abuelo vió en la cima del Monte Blanco, como los que Zumslein ha encontrado en el vértice de la pirámide Vincent (una de las cimas del Monte Rosa, 13,000 piés de altura.) Es preciso que haya su- bido los flancos de la montaña por las pendientes de arena y las aristas desnudas que podian ofrecerle momentáneamente una ruta desprovista de nieve. 3 Sea sobre montañas perfectamente aisladas, como lo son las de México. 6 Segun Glennie, de 11,760 piés. Este viajero fija el límite de la vegetacion en el Popocatepetl á una altitud inferior á 12,000; pero es evidente que se equivoca, y que ha creido encontrar este lí- mite donde comienzan los derrumbes de arena movediza accidentalmente desprovistos de vegetacion. 7 Altitud un poco grande, pero probablemente la normal, porque la destruccion reciente de los bosques elevados ha bajado su límite. Además, excepcionalmente se ha visto vegetar el Pinus cembra hasta una altura de 8,000 piés. 8 Estas apreciaciones no pueden ser sino estimativas; pero aun cuando no se admitan las cifras que sirven de base á este cálculo, no quedará ménos claramente establecido que los bosques invaden á es- ta latitud un espacio igual al que es cedido por las nieves. 9 En efecto, Zumstein ha encontrado plantas vivas y en flor á 11,000 piés de altitud, casi en Na- se, cima que domina una cresta que desciende de Lys Kamm y divide en dos brazos el ventisquero de Lys. Los Sres. Shlagintweit, en su ascension al Monte Rosa, han encontrado plantas fanerogamas que florecen á 11,462 piés de altitud sobre la isla de roca del ventisquero de Gornerhoon, llamado Auf der Platte. 10 Sea á causa del enrarecimiento del aire, sea por otras causas que detienen la vegetacion en el límite de las nieves, y que no existen en los Alpes al mismo grado. Los pastos de México, estando si- tuados á una altura absoluta más grande que los de los Alpes, no están colocados exactamente en las mismas condiciones físicas. Las lombrices desempeñan un papel muy importante en la formacion de los pastos, arrojando á la superficie del suelo las pequeñas cantidades de tierra que sacan de cierta pro- 342 LA NATURALEZA fundidad. Las piedras se cubren poco á poco por este trabajo continuo, hundiéndose gradualmente en el suelo hasta algunas pulgadas de profundidad, cediendo su lugar á una capa de césped. (Véase Bowditch, «Journ. de la Soc. Roy. d'agricult. d'Anglet., 1858.») Es posible que en las elevadas al- titudes de México falten estos animales, ó que su trabajo sea ménos considerable que en los Alpes. 11 La Umbilicaria virginis, se ha encontrado 10 metros abajo de la cima del Jungfrau y se ha visto la Lecanora polytropa y Lecidera confluenta en la cima del Monte Blanco. Se han encontrado tam- bien musgos á grandes alturas, como la Andrea rupestris vegetando en el Monte Rosa á 14,770 piés de altitud sobre la pirámide Vincent. 12 Creo recordar haber visto líquenes en el borde del cráter del Popocatepetl. M. Craveri creyó haberlos visto tambien sobre las paredes del cráter. Preocupado con otros asuntos, no he dado á este hecho suficiente atencion. En todo caso, no me he impresionado en la cima de este volcan como en la del Cofre de Perote, por la abundancia de liquenes que forman placas de color vivo sobre las rocas de esta montaña. 13 El mismo hecho explica la gran prolongacion de la vida de las yerbas arriba del nivel de las nieves perpetuas; las plantas, resistiendo al invierno y al estio, pueden seguir vegetando. 14 Tenoro si el enrarecimiento del aire puede ser causa de que la vegetacion se detenga. Podria suponerse esto al ver los líquenes detenerse en México y en los Alpes á la misma altitud, pero dudo mucho que esta circunstancia sea la causa real. 15 Las altas regiones representan tanto mejor la zona circumpolar, cuanto que están situadas más al norte, y tanto ménos á medida que se aproximan al ecuador. 16 Creo, en efecto, que en este caso las nieves perpetuas llegan bastante cerca del verdadero li- mite de los bosques ó aun les servirian de barrera; porque en estos límites haria aun calor en estio- y durante el invierno reinaria un frio soportable para ciertas especies de coniferas. Pero las altas re, giones estarian necesariamente pobladas de otras especies de las que vegetan ahora. (Traducido de la obra del autor citado en el título, cual es “Conp d'oeil sur hydrologie du Mexique,” etc. Gi- nebra, 1862). A TALARA A DATOS PARA LA CLASIFICACION DE LOS MELOIDEOS DE MÉXICO Por EL Señor Doctor EuGenIo DuGis, SOCIO CORRESPONSAL. En este corto trabajo no pretendo de ninguna manera presentar la clasificacion acabada de los Meloideos de México. Mi objeto al escribirlo ha sido tan sólo el facilitar á los jóvenes naturalistas la determinacion de géneros del país ya cono- cidos. Por esta razon, lo reduzco á un simple cuadro sinóptico, exponiendo en seguida la lista de los vesicantes de mi coleccion particular. Como base nos hemos servido de la clasificacion de los Meloidae de J. Le Con- te y G. H. Horn.* Para facilitar la inteligencia del cuadro, es preciso explicar ántes lo que entendemos por «escotaduras sedosas». Este carácter, que sólo existe en los miembros anteriores, ha sido indicado por mí anteriormente.” Los auto- res americanos lo han empleado en su clasificacion expresando asi: «muslos 1 Clasification of the Coleoptera of North America, p. 415. 1883. 2 Tomo IV de este periódico, pág. 63. LA NATURALEZA 343 anteriores con a sericeous hairy spot,» lo cual necesita una explicacion. No es una mancha, spot, como dicen estos autores, sino una escotadura que se encuen- tra en la extremidad del muslo anterior, sobre su borde inferior. Está llena de pe- los sedosos y dorados que la hacen muy visible. Pero lo que no han dicho los cita- dos autores es que existe otra escotadura semejante á la primera en la base y sobre el borde de la tibia anterior. Resulta de esta disposicion que cuando la ti- bia se dobla sobre el muslo, las dos escotaduras se corresponden, limitando así un espacio elíptico guarnecido de pelos en el contorno. Ignoro el uso de este aparato que existe en los dos sexos, pero es de importancia para la clasificacion, puesto que existe en las dos tribus y confirma la oportunidad de admitir ciertos géneros que muchos sabios vacilan en conservar. ' Dirémos tambien dos palabras de un género que me parece demasiado aber- rante, el género Hornia, Riley. Como verán nuestros lectores en el Cuadro, Le Conte y Horn, para dividir los Meloid«e en dos tribus, han invocado como carácter fundamental: 1.*, la invisibilidad de las pleuras ó flancos que están ocul- tos á consecuencia del gran desarrollo del repliegue elitral=Le/oína (Meloideos verdaderos de Lacordaire); 2.%, la visibilidad de estas partes, y por consecuencia el pequeño desarrollo del repliegue elitral=Cantharini (Cantáridas de Lacordaire). Por otro lado, este último autor caracteriza así las dos tribus que igualmente admite: 1.”, Metasternon corto y caderas posteriores cubiertas por las intermedias, Meloideos verdaderos (Meloince, L. y H.); 2.%, Metasternon alargado y caderas posteriores no cubiertas por las intermedias, Cantáridas (Canthaini de L. y H.) Asentado esto, vemos que la Hornia mexicana, nobis, de la cual sólo hemos visto dos individuos hembras con los élitros escuamiformes, de tal suerte, que no cubren las pleuras, ni tienen repliegue elitral, carácter de los Cantharini de Le Conte y Horn, y que debe, segun ellos, pertenecer á esta tribu, que como lo he- mos indicado, corresponde á la de las Cantáridas de Lacordaire. Mas por otra parte, su metasternon es muy corto y sus caderas intermedias cubren á las pos- teriores. Ahora bien; Lacordaire, dice hablando de este último carácter: carác- ter del que no conozco un segundo ejemplo en el órden entero de los Coleóp- teros, sirviéndose de este carácter y del primero para determinar su tribu de los Meloideos verdaderos, que corresponde á la de los Meloini de Le Conte y Horn. Vemos, pues, por lo que precede, que de los tres autores de gran autoridad, dos colocan el género Hornia en la tribu de las Cantáridas, y el tercero en la de los Meloideos: lo que demuestra la exactitud de lo que hemos dicho al principio respecto á la aberrancia de ese género. Tal vez seria conveniente crear para él una tercera tribu intermedia á las otras dos, pero no he visto sino la única espe- cie arriba citada, y por lo mismo no me creo con autoridad suficiente para tomar este partido. Por lo pronto me basta el haber llamado la atencion de los ento- mologistas sobre este punto interesante, y en el Cuadro dejaré, con Le Conte y Horn, la Hornia en el grupo de los SITARIMI. 34% LA NATURALEZA CUADRO SINÓPTICO. PrrzAS laterales del meso y metatorax ocultas por los ri la parte replegada delestostórganos muy ancla condesa no MELOINI. A. Td., id., no ocultas por los ólitros, su parte replegada estrecha. - CANTHARINI. B. A. a. Ganchos hendidos, sus dos mitades iguales. b. Élitros cortos imbricados sobre la sutura, escotaduras sedosas de los miem- bros anteriores ausentes, mandíbulas tridentadas...-- Sano tanocécana Treiodous. . Élitros medianos, contiguos, sobre la sutura escotaduras sedosas de los miembros anteriores ¡EM osa ndoncodons cados coo mon oseobos ide a. Ganchos dentados en la base. b. Élitros cortos, contiguos sobre una extension muy corta (nula?) sobre la sutura, sin escotaduras sedosas en los miembros anterioXeS-...=..-... Megetra. . litros envolviendo todo el cuerpo, globulosos, contiguos sobre toda la sutura, escotaduras sedosas ausentos. oooooocoomsennoccanaconaconooo Cysteodemus. B. a. Frente no prolongada más allá de la base de las antenas, labro pequeño, apé- nas visible, sin escotaduras sedosas en los miembros anteriores.-....--.. HORIINI. 2. dW. Frente prolongada, sutura frontal distinta, labro siempre visible, las escota- duras sedosas presentes ó no. b. Mandíbulas prolongadas, agudas, lóbulos de las maxilas muy frecuente- mente alargados, sin escotaduras SedosaS...oooooomoocnaneneocoooo. NEMOGNATHINI. 4. b. Mandíbulas no prolongadas, en general obtusas. Es Élitros rudimentarios, sin escotaduras sedosas..... Gosccamieso +--- SITARINI. le > Élitros enteros, antenas rectas no en maza, escotaduras sedosas pre- GUI O) Or copos scores sameco se Soncoatoco 200000 9 0seooo soc oo CANTHARINI GENUINI. 3. 1.FGanchos'simples, sin'alas membradosas-- 22220 ocios acne cae nen Hornia. 2. Cabeza grande, pa último artejo de los palpos maxilares más corto que el LALO Horia. 3. (1, Vertex no elevado, primer artejo de las antenas desarrollado; el segundo largo relativamente al tercero, escotaduras sedosas en los miembros anteriores-... MACROBASES. A. + Vertex no eleyado, segundo artejo de las antenas generalmente pequeño, mu- cho más corto que el tercero, sobre todo en los machos, las escotaduras sedo- Sas presentes Ó MO=acamcconcco name memeanannnnn nn SE ooodbroy SSSec o222... CANTÁRIDAS. B. a osicaraciéres (delerapol (Vi: del dos oca eee las Macrobasis. B. a. Penúltimo artejo de los tarsos, cilíndrico, escotaduras sedosas presentes ó nO. b. Mitades inferior y superior de los ganchos iguales, separadas (ganchos hendidos). c. Escotaduras sedosas, antenas rectas, filiformes ó adelgazadas en la ex- tremidad, su segundo artejo muy corto, élitros lisos, mandíbulas cortas. Epicauta. C. Sin escotaduras sedosas en los miembros anteriores. d. Antenas filiformes, muy frecuentemente subgeniculadas; sus últimos artejos lindo tomo OYE dd denia. gen Pyrota. d'. Antenas rectas engruesando en su extremidad; sus últimos artejos ovales ó arredondados..... dorBrcyosonsoma ba ccosco te roocos Cantharis. d', Mitad inferior de los ganchos más corta que la superior, unidas entre sí (ganchos dentados), labro emarginado, cuerpo lampiño sin escotaduras SA o ala Tegrodera. «, Pemúltimo artejo de los tarsos bilobulado, ganchos hendidos, sin escotaduras SOdOsAs asas oa eel Sososin ospaboscas dojonos Stoneoncanacona Tetraonyz. . Maxilas con el lóbulo externo prolongado, setáceo. b. Antenas no engruesando en la extremidad; protórax cuadrado....-..-...... Nemognatha. qa Antenas engruesando en la extremidad; ESOO estrecho hácia adelante... Gnathium. . Maxilas con el lóbulo externo no alar gado bisadaacé dsncoos bdo ua Pa Zonitis. LISTA DE LOS MELOIDEOS INDÍGENAS DE MI COLECCION. MELOINI.—Treiodous cordillere, Chev. (T. Barranci, E. Dug., Meloe tridentatus, L. M. Jimenez), Henous cardui, Chev. (H. conferta, E. Dug.), Megetra cancellata, Brandt et Erich., Cysteodemus, Wisliseni, L. C. SITARINI.—Hornia mex., nobis. HORIINI.—Horia maculata, Swed. HN THARINI GENUINI.—Grupo I. MACROBASES: Macrobasis Borrei, labialis y protarsalis, nobis. M. an- tenalis, Deyr. Grupo II, CANTÁRIDAs: Lpicauta cupreola, cinctella, rufipes, punctum, stigmata, vicina, subatrata, nigra, ru- Fescens, nigerrima, marginata, terminata, croceicincta, ocellata, punctata, media, subrubra, mixta, albolineata, y vittata, nobis; E. funesta, obesa, nigritarsis, Po , cinctipenmis y rufipennis, Chev.; E. carmelita, Chev. Haag. Grupo ITI. PYROTA: P.m ylabri ina, Chev.; P. tenuicostata, nobis; P. quadrinervata, Herrera y Mendoza. Grupo IV. CANTHARIS: €. monilicor MÁS, Alfr edi, atrovirens, variabilis y evenina, nobis; C. quadrimaculata, eucera y cardinalis, Chev.; C. eryihrothorax, Herrera y Mendoza: además tres especies aun no determinadas. Grupo V. TEGRODERA: T. erosa, Le Conte. Grupo VI. TETRAONYX: T. femoralis y bipartitus, nobis; T. fulvus (rufus, nobis); T. proteus, Haag. (ochra- ceoguttatus, nobis); T. frontalis, Chev. NEMOGNATHINI.—Grupo 1. ZoNITIS: Z. rubra, atra, favicollis y Flohri, nobis.—Grupo II. NEMOGNATHES: N. zonitoides, nobis; N. versicolor, Chev.—Grupo TIT. GNATIUM: G. atrum y favum, nobis. (Traducido del Boletin de la Sociedad Zoológica de Francia, 1886, con nna adicion hecha por su autor.) Tomo VI. LA. NATURALEZA. Lamina IX. Larvas invadidas por hongos, y rizoma parecido á una de estas con su tallo en via de desarrollo. TRICHODECTES LIPEUROIDES P MEGNIN. ” ej a Di) 17 ar di . k de PARO AE * ui e” 7 A / Mis o A e E A y e de 14 % Ñ i NA o ma Ne y '' AAN y 1 y ES Se A A e APUNTES PARA EA LODO GRyA DE DA BAD VERTEBRADOS OBSERVADOS EN EL TERRITORIO DE MACUSPANA Por EL Sr. JosÉ N. ROVIROSA, SOCIO DE-NÚMERO. Á LOS SEÑORES PROFESORES DEL MUSEO NACIONAL Y DISTINGUIDOS NATURALISTAS MEXICANOS, DOCTORES D. JESUS SANCHEZ, D. JOSÉ RAMIREZ, D. MANUEL M. VILLADA, D. ANTONIO PEÑAFIEL Y D. MANUEL URBINA: AL REPUTADO QUIMICO, DOCTOR D. FERNANDO ALTAMIRANO. Testimonio de amistad del Auter. INTRODUCCION. Cuawpo se dirige uno hácia la region meridional de Tabasco remontando la corriente del Chilapa y del majestuoso Tepetitan, despues de corta navegacion, si se viaja en buque de vapor, ofrécese á las miradas del espectador, desde el Torno de los Pedernales, el cuadro más bello con que la naturaleza y la mano del hombre adornaran las encantadoras riberas de aquellos caudalosos rios. La hacienda San Diego con su gran caserío, ocultándose entre pinos, maculi- ces y cocoteros, aparece en primer término en el paisaje, esbeltas palmeras per- fectamente alineadas, robustos árboles de caoba y bosques seculares en el fondo, y en lontananza, perdiéndose en la region de las nubes, maravillosamente esla= bonadas á manera de bellísimo anfiteatro, la Sierra de Tulijá y las abruptas y gi- gantescas montañas de Tumbalá, sobre cuyas crestas parece descansar la bóveda celeste. ¡Cuán gratas son las sensaciones que se apoderan del espíritu al contem- plar aquel delicioso sitio! Acostumbrado el viajero á la monotonía del paisaje, á no ver en los litorales más que humildes chozas, pobres cabañas, solitarios rediles, y al aspecto uniforme de un suelo perfectamente nivelado por los aluviones, ex- perimenta esa dulce expansion con que nos sentimos animados cuando algo gran- de é imponente viene á despertar en nosotros el sentimiento de lo bello. Aquellas agrestes campiñas guardan las impresiones de mis primeros pasos; en sus florestas ví deslizarse tranquila la época más preciosa de mi juventud, y en sus lagos y sus rios, sus bosques y sus prados, formé de los cuadros de la naturale- za un templo y del estudio de sus obras un culto. Acostumbrado desde niño á la La NATURALEZA, —Tomo VIL.—44, 346 LA NATURALEZA observacion constante del variado conjunto de séres que en admirable muchedum- bre se disputan la posesion de aquellas comarcas, me persuadí, llegado el perío- do de la vida en que principia á manifestarse la razon en el hombre, que allí, en esa lucha sostenida por tan diversos organismos, en la actividad de la materia ani- mada, debia buscar el reflejo de las leyes que determinan la armonía universal, las de compensacion que rigen á todo lo creado y acaso la explicacion de algunos de los misterios en que está envuelta la existencia del hombre. Tales considera- ciones, unidas á un deseo ardiente de ver figurar en los cuadros de producciones del suelo mexicano las que son peculiares de Macuspana, me inclinaron al estudio de la Historia Natural, estudio cuyos resultados, bien pequeños por cierto, tengo el honor de ofrecer hoy, en parte, á esta respetable Sociedad. Al presentarme en este augusto recinto á dar lectura á mi humilde trabajo, he querido pagar justo tributo á la gratitud, dedicándolo al honorable Presidente de nuestra Institucion y á sus dignos miembros. Susaber, su celo por el adelanto cien- tífico de México, su prudente exámen en todas las cuestiones directamente liga- das con los altos fines que los unen, nie hacen esperar que, no obstante sus im- perfecciones, encontrará entre ellos la indulgencia que se sirvieron dispensar á mis primeros ensayos. PRELIMINAR FÍSICOGE-OGRÁFICO. * Las observaciones de todos los naturalistas demuestran plenamente que las es- pecies animales y vegetales necesitan para su perfecto desarrollo, un medio espe- cial, cuyas condiciones meteorológicas, altimétricas y geográficas, favorezcan su reproduccion y las funciones orgánicas de cada una. Hé aquí la base en que descansan la geografía botánica y zoológica, las investigaciones acerca de la fau- na de determinadas localidades; estudios de inmenso valor, de donde ha surgido un manantial precioso de conocimientos que han impulsado la riqueza de ambos Continentes, y de donde brotarán, sin duda, las verdades que más tarde vengan á disipar las tinieblas de hoy sobre muchos fenómenos biológicos, y especialmente sobre el gran problema que inspiró al inmortal autor de E orígen de las especies. En consecuencia, se hace necesario ántes de ordenar en familias, describir ó enu- merar los animales que pueblan un país, dando á conocer su área de habitacion, dirigir una mirada á la topografía, es decir, álos accidentes del suelo, tales como las montañas, rios y lagos; tomar en cuenta el régimen de las lluvias y de los vientos, el estado higroscópico de la atmósfera, y finalmente las oscilaciones de la columna termométrica que determinan sus líneas isotérmicas. El conocimien- * Estas noticias y algunas que en el curso de este estudio iré dando á conocer acerca de las cos- tumbres de varios animales, las he extractado de una obra que en 1883 tuve el honor de ofrecer á la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadistica, en cuya biblioteca existe aún inédita. LA NATURALEZA 347 to de tales elementos exige, sin duda, largos años de constantes y concienzudos es- tudios que no me ha cabido la dicha de realizar en Macuspana. Sin embargo, creo de sumo interes, para los que más tarde vengan á corregir, anotar y llenar las inmensas lagunas que encontrarán en mis APUNTES, ofrecerles los pocos da= tos que sobre esta materia me ha sido permitido obtener. El territorio de Macuspana abraza una superficie de 2,264.57 kil. cuad. (128.99 les. mex. cuad.) y está comprendido próximamente entre los 17% 21* y 172 51' de lat. N. y 6 22 55" y 79 1" 40" long. E. de México. Su suelo, formado en lo gene- ral por los detritus litológicos que con el trascurso de los siglos han venido de- positando las aguas fluviales, ofrece el aspecto de una vasta llanura ligeramente accidentada por suaves colinas en la region central y por dos cadenas de corta elevacion en la meridional. Una de ellas puede considerarse como contrafuerte ó ramal de la sierra de Za y Tumbalá que, desprendiéndose de la montaña prin- cipal en el pueblo de Chacahuanté, corre en la direccion del N. O. y termina en el rio Macuspana, á inmediaciones de las haciendas Carolina y Buenavista. Sus puntos más culminantes son los cerros del Tortuguero, del Iguanero y del Sal- to. La otra cadena, aun menos elevada, está formada por los cerros del Limon y Chinal, hácia el S. de la hacienda San Diego y por lomeríos que vienen á ser los eslabones que la ligan á los cerros de Michol y las elevadas Sierras de Don Juan y del Naranjo, situadas al S. de las Ruinas del Palenque. La vegetacion de aquella parte de México es robusta; ofrece el carácter de la de Misantla, Minatitlan y la Baja Verapaz, si bien en ciertos lugares se en- cuentran espacios de algunas leguas de extension, en que las plantas arbóreas han cedido el predominio á las Gramíneas: tales son las sabanas de Santa Lucía, Chi- guihuite, el Maluco, Salsipuedes, el Tinto y otras que forman parte de los her- mosos llanos de los Cerrillos y el Palanque, en Chiapas. Tres rios principales, varios riachuelos, numerosos arroyos y caños, y extensas lagunas constituyen allí un sistema hidrográfico importante. Figura entre los pri- meros, en órden categórico el Tu/ijá, cuyo nacimiento se encuentra en las mon- tañas de Bachajon, del Estado de Chiapas. Su curso general es de S. á N., forma varias preciosas cataratas á inmediaciones del pueblo del Salto, y cambiando su denominacion primitiva en las de Tepetitan y Chilapa la Grande, desemboca en el Grijalva, entre San Juan Bautista y Frontera. Un brazo que de él se separa en la Encrucijada, forma el rio Chilapilla, afluente tambien del Grijalva. Ocupa el segundo lugar el rio Macuspana, que tiene su orígen en las montañas próximas á Yajalon, y se une al Tulijá, á dos y media leguas de San Diego y diez de la villa de Macuspana, que le ha dado su nombre. Inútil me parece, para el objeto de estos ApuxTES, dar á conocer todos los afluentes de estos rios; me limitaré á enumerar aquellos que deba citar en el curso de mis estudios. En el Tulijá des- aguan: el rio Michol y los arroyos Lumijá, Chinal, Higo, Tepecentila, Suche, Chiflon, y Arroyo-negro. En el Macuspana: el rio Chinal, que atraviesa el 348 LA NATURALEZA valle de Buluji, y los arroyos Macuspana, Jobo, Acumba, Anton y Manati- nero. En el Chilapilla: los arroyos San Cárlos, Otatal, Jobillo, lemate y Santa Isabel. El Maluco y el Cojinicuil, más bien que arroyos, son caños de comu- nicacion entre los rios Tepetitan, Chilapa y Usumacinta. La poca elevacion del suelo sobre el nivel del mar y el crecido número de cor- rientes de agua, son circunstancias que, unidas á la constitucion detrítica del ter- reno, hacen de la region geográfica de que me ocupo una de las más pantanosas, especialmente en la parte septentrional. Esto, el estado higroscópico de la atmós- fera, próximo casi siempre al punto de saturacion, la temperatura média anual, que oscila entre 24 y 25" *, la fuerte presion barométrica y el carácter selvático de la vegetacion, que recuerda el de los bosques primitivos del Continente Austral, la colocan asimismo en el número de los países excesivamente húmedos. Las llu- vias son allí copiosísimas: su minimum corresponde á los meses de Marzo, Abril y Mayo y alcanzan al máwimum en Setiembre y Octubre, época en la cual se des- bordan los rios, se convierte casi todo el territorio en vasto archipiélago, y nue- vos y sorprendentes fenómenos que ofrecen material para valiosos volúmenes, se manifiestan en las funciones orgánicas de la escala zoológica; nuevas especies ala- das procedentes de remotos climas, aun de las comarcas situadas entre el Trópico de Cáncer y el Círculo polar Ártico, aparecen sustituyendo á otras emigrantes. Pasada aquella estacion vuelven las aguas á su estado normal, permaneciendo es- tancadas en algunas cuencas y depresiones del suelo que constituyen otras tantas lagunas. Las más notables son: al Oriente, la de Ramon, la Sandía, Bolio 6 Palo-Alto y Puertocaballo; al Sur, la Lagartera, la del Higo, Tepecentila, Acumba y San José; en el centro, las del Suche, la Palma, la Guaruma, la del Congo y la del Bayo. Hácia el N. se extiende un vasto lago, entre el Chilapilla y el Grijalva, cuyas ensenadas toman las denominaciones de lagunas del Limon, Bernete, Corozal, Chilapa, San Juan, San Cristóbal, Tierra-colorada, Ma- tillas y otras derivadas de las haciendas de sus litorales. Para terminar, sigue á continuacion una noticia de aquellos puntos que citaré más á menudo, con sus distancias y rumbos referidos á la Villa de Macuspana, situada bajo los 17" 38' lat. N. y 6 29' long. E. de México. Acumba, 4 leg. al S. E. El Guano, 14 leg. al N. E. Anton, 6 leg. al $. E. El Jobo (de Ponce), 1% leg. al N, E. Bernete, 6 leg. al N. E. El Limon, 8% leg. al S. E. Cármen (de Rovirosa), 6 leg. al S. E. El Taciste, 7 leg. al N. Carolina, 1 leg. al S. O. San Diego, 8 leg. al S. E. Concepcion (de Rovirosa), 4 lez. al S. O. San Cárlos (pueblo), 3 leg. al N. E. Corozal, 7 leg. al N. E. San Fernando (pueblo), 4% leg. al N. E. Chilapa, 8 leg. al N. E. Tinto (de Garrido), 20 leg. al N. E. Encrucijada, 7 leg. al N. E. Tierra—colorada, 8 leg. al N. E. LA NATURALEZA 349 CLASSIS 1. MAMMATLIA. SUBCLASSIS J. MONODELPHIA. ORDO I. PRIMATES. FAM. I. CEBIDA. MYCETES VILLOSUS, Gray.—Vulg. Saraguato. Llamo aquí la atencion de la Sociedad sobre este cuadrumano, porque las no- ticias á él referentes muy poco han llegado al conocimiento de los naturalistas del país. En efecto, en las colecciones del Museo Nacional no existe más especie mexi- cana del órden de los primatos que el Ateles vellerosus, y aun hace pocos años no se describia como nuestra esta especie, en las obras europeas que se han ocupado de la Mamalogía mexicana. Fué descubierta en 1855, en las márgenes del Usu- macinta, por el célebre viajero frances Mr. Arthur Morelet,' subiendo de Palizada al Palenque. En 1881 la dió á conocer el distinguido naturalista Mr. Francisco Sumichrast, en un excelente estudio que vió la luz en «La Naturaleza.»” «La existencia de un mono perteneciente al género Mycetes en la República Mexicana, dice este autor, parece haber quedado ignorada hasta hoy dia de los naturalistas extranjeros, pero no abrigo la menor duda de que una especie del referido género se encuentre en los departamentos meridionales del país, siendo el rio Goatzacoal- cos el límite más septentrional de su extension geográfica.» En Macuspana viven los Saraguatos en sociedad, en número de seis, ocho y hasta quince individuos, en la cima de los árboles más corpulentos, especialmente en ciertas Leguminosas y Sapotáceas, en el Brosimim alicastrum y la Ostrya mexicana, conocidos respectivamente con los nombres vulgares de Ox y Gua- paque. En la hacienda San Diego es indescriptible la cantidad de estos anima- les: sus gritos, perceptibles á más de dos kilómetros y capaces de infundir ter- ror á quien por primera vez los escucha, anuncian la primera luz del nuevo dia y se dejan oir á intervalos miéntras el sol está sohre el horizonte ó hasta que las tinieblas los llaman al silencio y al reposo. Se encuentran igualmente en las selvas vírgenes del Tortuguero y de Bulují, en los ramales de la Sierra próxi- mos á los límites de Chiapas, en el Ma/uco, en Santa Lucía y finalmente en los países desiertos del Peten y la Verapaz comprendidos en la América Central. MYCETES PALLIATUS, Gray.—Mono propiamente dicho en Macuspana. Distinguen los campesinos perfectamente este mono del anterior por el color ne- gro-rojizo de su pelaje, tirando al gris en el vientre, y sobre todo, por su voz ménos 1 Voyage dans 1 Amérique Centrale, Ue de Cuba el le Yucatan. 1, p. 247. 2 Enumeracion de las especies de Mamáferos, Aves, Reptiles, y Batracios observados en la parte cen- tral y meridional de la República Mexicana, por F, Sumichrast. 350 LA NATURALEZA estentórea que la del saraguato. Hay que consignar aquí el hecho singular, que én los bosques donde habitan los monos no se encuentran nunca saraguatos, cir- cunstancia que contribuye á conservar perfectamente marcados los límites de sus localidades. Siguiendo el curso del rio Tepetitan principia á oirse el grito del M. palliatus en la Boca del Maluco, dos leguas ántes de llegar al pueblo de Tepetitan; desde allí no vuelve á encontrarse al M. vi/losus en ningun sitio de las márgenes del Chilapilla, del Chilapa ni del Grijalva hasta Frontera, rios pobla- dos todos por la especie de que me ocupo. El MZ. palliatus prefiere para vivir los chaparros, nombre con que se designan en Macuspana las masas de vegetacion formadas por lianas y árboles de poca altura. Por lo demás, ofrece un carácter semejante al de su congénere; como él, es perezoso, y comunmente he visto des- truir por las carabinas de inhumanos cazadores una partida sin que abandonen aquellos pobres animales el árbol de su habitacion. He conservado largo tiempo en domesticidad muchos saraguatos y monos, y se vuelven extremadamente dóciles; pero viven entregados al sueño y la inaccion y no vuelven nunca á lanzar los ter- ribles alaridos que en la selva parecen interpretar los goces de su libertad y de su vida en sociedad. ATELES VELLEROSUS, Gray. Ateles fuliginosus, Schlegel; A. pan, Schlegel. Vulg. Mico, Macaco y Tucha., De todos los Neopitecianos hoy conocidos en México, ninguno rivaliza con éste en la vivacidad, agilidad y aptitudes para imitar con bastante perfeccion diversos ejercicios gimnásticos. listo, sin duda, ha contribuido á que su existencia no per= maneciera largo tiempo ignorada de los sabios mexicanos, pues los prestidigitado- res ambulantes lo han convertido en un compañero inseparable, dócil é inteligente intérprete de los juegos y magias con que excitan la curiosidad y conquistan los aplausos del público. Por otra parte, su área geográfica es mucho más extensa que la de los Mycetes en la República. En Macuspana he observado que esta es- pecie se ha ido replegando á la Sierra, á medida que la poblacion aumenta y el cul- tivo de los campos disminuye la extension de las grandes selvas habitadas por ella. Pero más que esto, ha determinado tal emigracion la guerra sin cuartel que una gran mayoría de los habitantes le hacen diariamente. No comprendo cómo puedan aquellas gentes vencer la natural repugnancia que inspirar debiera á todos el uso de la carne de un animal tan semejante al hombre, ni mucho ménos cómo pue- dan ser bastante frios é indiferentes ante el cuadro desgarrador que ofrecen estos monos, cuando al ser heridos de muerte exhalan lamentaciones que consternan, quejas capaces de arrancar la compasion, y cuando próximos á espirar parecen dirigir miradas llenas de cargos y á veces compasivas á su terrible asesino. Kn cuanto á mí, no he sido bastante inhumano, ni aun con el objeto de hacer una adquisicion zoológica, para privar de la vida á séres tan inofensivos como estos. LA NATURALEZA 351 ORDO II. CHIROPTERA. FAM. I. VESPERTILIONIDE. VESPERUGO PARVULUS, Dobson. Rhogoésa parvula, H. Allen; Rh. tumida, H. Allen: Vulg. Murciélago; Tzolz en idioma Tzolzil. VESPERTILIO ALBESCENS, Él. Geoftroy. Vespertilio leucogaster, Max. Vulg. como la anterior. FAM. Il. PHYLLOSTOMIDA. GLOSSOPHAGA SORICINA, Peters. Vespertilio soricinus, Pallas; Glossophaga amplexicaudata, Ét. Geoftroy; Phyllophora nigra, Gray; Monophyllus Leachii, Gray; Glossophaga Leachi, Tomes. Vulg. Murciélago. Son muchas las especies del órden de los Queirópteros peculiares de Macuspa- na; su habitacion favorita en aquel distrito la he encontrado comunmente en los techos de las casas formados con hojas de palmera (Chamcerops sp.); pero sus gua- ridas preferibles en el rio Tepetitan y en el Tulijá, cerca de las grandes cataratas del Salto, son los troncos viejos del Bitze (Inga spuria, L.) y las raíces adven- ticias de los sauces (Saliw sp.). En San Diego aparecen con bastante frecuencia algunos individuos de los cuales logré matar uno que media 0652 (28 pulgadas mexicanas) de uno á otro extremo de las alas; su hoja nasal estaba bastante des- arrollada y cortada en triángulo, la cola sobresalia poco de la membrana inter- femoral, la lengua estaba cubierta de papilas duras, su color era gris oscuro en el dorso y claro en la region abdominal, su sistema dentario */, caninos muy robus- tos, */, incisivos, siendo los dos superiores del medio más largos y truncados, y 19/,, molares. Estos caractéres me inclinaron á ver en él un Vampyrus, aunque nunca pude fijar con precision el género y la especie por la falta de obras de cla- sificacion. Durante mucho tiempo dudaron los naturalistas de la propiedad que tienen estos mamiferos de chupar la sangre de los animales dormidos. Aceptaron este hecho cuando Mr. d'Orbigny publicó sus notables observaciones en la América del Sur, y hoy todos saben que atacan aun al hombre, de lo cual pude convencer- me por mí mismo durante una corta permanencia en la hacienda Concepcion, cerca de Macuspana. Grande fué mi sorpresa cuando al despertar despues de una noche de estío en que el calor me obligó á aceptar una hamaca, observé empa- pada con mi sangre la tela de mi lecho y una pequeña herida en el dedo mayor del pié. En algunas fincas son los murciélagos un terrible azote para los caballos y marranos, y aun llegan á extinguir la cria de gallinas. Los campesinos los des- 352 : LA NATURALEZA tierran colocando en los gallineros ramas de Bejuco de ajo, especie de Bignoniá- cea que despide un olor semejante al de la Liliácea, que le ha prestado su nombre, 6 haciendo derribar los árboles de Chicozapote (Sapota achras, Mill.), de Poma- rosa (Jambosa vulgaris, D. C.) y de Nance (Malpighia favinia?), porque se cree que atraídos por los frutos de esas plantas, llegan hasta las habitaciones. . ORDO III. CARNIVORA. FAM. l. FELIDA. FELIS ONCA, L. Felis onza, Baird; Leopardus Hernandezii, Gray; E. onca, Moore; Tlatlauhqui Ocelotl seu Tigri mexicana, Hernandez. Vulg. Tigre real; Balam en idioma Maya y sus dialectos. El vulgo, ó para hablar con más propiedad, los primeros colonos españoles que parecen haberse empeñado en trasplantar á la América, viniera ó no al caso, la nomenclatura del Antiguo Continente, bautizaron este Felido con el impropio nombre que dejamos apuntado. Es, sin disputa, el más notable de la familia en toda la República y uno de los más abundantes en Macuspana, al grado que en el Limon, hacienda de ganado de mi padre, llegafon á encontrarse partidas en nú- mero de seis en la época de la cópula. En las fincas dedicadas á la cria, cuyos ganados son constantemente atacados por los tigres, tienen los propietarios espe- cial interes en destruirlos. Inmediatamente que el Rey de los zopilotes (Sar- coramphus papa, Dam.) ó los mismos zopilotes (Catharistes atratus, Bartr.), denuncian á lo lejos en la llanura una res muerta, salen los cazadores con perros educados expresamente, ó acechan el momento en que el tigre se aleja de su presa para instalar una trampa armada con lazo, fusiles ó grandes pesos, y en este caso le dan el nombre mayo de Peso ó Peotl: si la trampa está construida para apo- derarse de él vivo, le cortan las garfas, le cosen la boca y lo conducen á la finca para diversion de todos. Otras veces procuran obligarle á treparse en los árboles y allí lo matan, y no son raros los casos en que sorprendido por los vaqueros en medio de una extensa sabana, hagan aquellos alarde de su destreza en el manejo del lazo para hacerlo perecer ahorcado. FELIS PARDALZLIS, L. Leopardus pardalis, Moore; L. pictus el L. griseus, Gray; Tlacoozelotl, Tlalocelotl, Catus pardus, Mexicanus, Hernandez. Vulg. Frijolillo, Corralero. Los nombres vulgares con que se designa esta especie en Macuspana, son de- nominaciones vagas aplicadas frecuentemente á individuos distintos pero del mis- mo género. El primero está fundado en las manchas de la piel, en que el vulgo ha pretendido ver el aspecto que ofrecerian las simientes del frijol (Phaseolus vul- LA NATURALEZA 3953 garis, L.) esparcidas en desórden, y el segundo recuerda la costumbre que tiene este animal, de visitar por la noche los rediles y toriles para dar caza á los becer- ros, cabras y ovejas. Es de pequeña talla y no causa tanto daño en las haciendas como el F. onca. FELIS TIGRINA, Erxleben. Felis mitis, F. Cuv.; F. macroura, Max.; F. mexicana, de Saussure. Vulg. Mijilote. Es aun de menor talla que el F". pardalis y se alimenta exclusivamente de pe- queños mamiferos, tales como Ucos (Dasyprocta punctata, Gray), Tepetzcuin- tes (Coelogenys paca, Tomes), aves de corral y silvestres. FELIS CONCOLOR, L. Leopardus concolor, Moore; Mitzli, Hernandez. Vulz. Leon. Este cuadrúpedo, conocido en la América Meridional con el nombre de Puma, es poco abundante en Macuspana. Sin embargo, cuando aparece en algunas ha- ciendas perjudica bastante. Segun me han asegurado muchos campesinos, ataca de preferencia á los becerros, muletos y potrillos. FAM. II. PROCYONIDA. PROCYON LOTOR, Allen. Ursus lotor, L.; Procyon lotor, var. Is. Geoftroy; P. Hernandezii, Wagler; P. Hernandezil, var. mexicana, Baird; P. nivea, Gray; P. psora, Gray; Mapach quauh-pecoili, Hernandez. Vulg. Mapache. Este mamifero es uno de los más perjudiciales á las sementeras de maíz. NASUA NARICA, Allen. Viverra narica, L.; Nasua leucorhynchus, Tschudi; N. fusca, Tomes; MN. solitaria, var. mexica- na, Weinland; N. socialis et solitaria, de Saussure; Quauh pecotl seu Meles montanus, Hernandez. Vulg. Chico. En algunas localidades; de México se da el nombre de Tejon solo al Procyon lotor, denominacion confirmada en la Biología Centrali-Americana, Zool., v. I, p. 70, sobre la cual creo interesante entrar aquí en algunas explicaciones. Des- de muy niño oia hablar en San Diego de un cuadrúpedo comun en aquella ha- cienda y en todo el Estado de Tabasco nombrado allí Chico-solo, sinónimo de Tejon-solo, para distinguirlo del Chico propiamente dicho. Más tarde tuve oca- sion de matar algunos, y cuando me dediqué á observar los animales, llamóme altamente la atencion el hecho de nunca dar caza á una hembra. Comuniqué es- to á varios campesinos recomendándoles mucho se fijasen en el sexo de aquel mamífero, repetí cuantas veces pude mis observaciones, obteniendo en todas el mismo resultado, hasta que ellas y un exámen atento de los caractéres zoológicos me condujeron á esta conclusion: el Chico-solo es el mismo Nasua narica que, La NATURALEZA. —Tomo VIL.—45. 354 LA NATURALEZA llegado á una avanzada edad, abandona el hatajo y vive errante y solitario en la “espesura de los bosques. El Chico es tan perjudicial como el Mapache; pero se domestica perfectamente. Yo logré conservar algunos tan dóciles y obedientes á mi voz, que llegaron á sen- tir por mí la misma adhesion que un perro. FAM. II. MUSTELIDA. MUSTELA BRASILIENSIS, Sewastonoff. Mustela frenata, Lichtenstein; M. ranthogenys, Gray; M. noveboracencis, Frantzius; Putorius bra- siliensis, Coues; P. frenatus, Baird. Vule. Comadreja. Este pequeño mamífero suele visitar por las noches las habitaciones de campo y los gallineros para devorar los huevos de las gallinas y pavos. GALICTIS BARBARA, Frantzius. Mustela barbara L.; Galera barbara, Moore; Tepeytzcuitli seu Canis montamus, Hernandez. Vulg. Cabeza-blanca, Tigrillo zapotero. Es muy general la opinion que hace de este mustelido uno de los más feroces de Macuspana, creencia fundada indudablemente en la propiedad que tiene de aco- meter á los transeuntes. Tuve ocasion de observar que al pasar una persona de- bajo de un árbol en que habia algunos de estos animales, bajasen á tierra y cami- nasen largo trecho siguiéndole la pista. No obstante estos instintos, el Cabeza- blanca se domestica perfectamente. Yo conservé por mucho tiempo uno que, vi- viendo en completa libertad en la casa, á nadie molestaba; pasaba el dia oculto en los tablados en sociedad con un Nasua narica, y al escuchar mi voz acudian am- bos con prontitud. El Cabeza-blanca se empeñaba en hacerme caricias, le metia los dedos en la boca, y á semejanza de los perros, me mordia suavemente ó se acos- taba en el suelo, tomándome las manos con la suyas y empleando el mayor cuidado para no causarme molestia con sus afiladas uñas. Acostumbrado á alimentarse con carnes condimentadas, no manifestó nunca tendencias á recobrar su primitiva libertad. CONEPATUS MAPURITO, Coues. Viverra mapurito, Gmelin; Mephitis mapurito, Lichtenstein; M. leuconota, Lichtenstein; M. me- soleuca, Lichtenstein; M. nasuta, Bennett; Thiosmus nasutus, Dugés; Conepatus nasulus, Gray; Me- phútis intermedia, de Saussure; M. chilensis, Frantzius. Vulg. Zorro hediondo. Ningun naturalista ignora que la única defensa de este animal consiste en sa- turar la atmósfera con su peculiar fetidez, debida á un humor contenido en dos glán- dulas. Cuando se ve perseguido por el hombre, los perros ú otro animal, comprime aquellas por medio de los fuertes músculos que las rodean, y lanza por el ano el mencionado líquido. Nadie podria explicar lo bastante hasta qué grado se hace inaguantable en aquel instante el ambiente; baste decir que si el hecho tiene lugar LA NATURALEZA 395 en una habitacion, es indispensable ventilarla varios dias, porque la ropa, los mue- bles y los aposentos quedan impregnados completamente. En el campo se sabe la presencia de un zorro en los alrededores, porque aun estando á cierta distancia se percibe su insoportable olor. La supersticion y la ignorancia, que por desgracia residen en todos los sitios del globo habitados por el hombre, han explotado á su sabor esta particularidad, in- ventando mil ridículas consejas, dignas de ser miradas con el más supremo desden, pero que la observacion recoge cuidadosamente y el fiel narrador debe consignar siempre que se trata de añadir un dato más á la historia natural de una especie. Estando en la hacienda Limon ví un indio consagrado con empeño á la construc- cion de una hornilla su¿ generis, y habiéndole preguntado el uso que le daria, me contestó que era para fumigar sus perros, porque el maligno viento del zorro les habia hecho perder el olfato y ya no seguian la pista del Cereque (Dasyproc- ta punciata, Gray). Continué observando su labor sin perder ningun detalle, y mi admiracion creció de punto cuando ví que aquel desgraciado, tomando cierto aire misterioso, revistiéndose del carácter de un hechicero, colocó en la lumbre de su hornilla fragmentos de colmillo de jabalí (Dicotyles labiatus, Cuv.), de co= la de armado (Dasypus novemcinctus, L.), de hiel de tepescuinte (Coelogenys paca, Tomes), hojas de palmas benditas y Chile (Capsicum annuum, L.). Incon- tinenti obligó á los pobres canes á aspirar el fatal humo desprendido de aquel singular conjunto de sustancias, lo cual terminado, manifestóse muy complacido porque estaba plenamente convencido que sus fieles compañeros le proporciona- rian en lo sucesivo abundante caza. LUTRA FELINA, Coues. Mustela felina, Molina; Nutria felina, Gray; Lutra chilensis, Bennett; £. californica, Gray. Vulg. Perro de agua. Pocas especies zoológicas de Tabasco debieran ser tan estimadas como ésta si la industria diera á su piel las numerosas aplicaciones de que es susceptible. Está re- vestido este animal de dos pelajes, uno ordinario perceptible al exterior y otro finísimo exactamente igual al de la nutria de Europa, cubierto por el primero. La preparacion de estas pieles es costosa por cuanto exige mucho tiempo para despo- jarlas del pelo ordinario, no habiéndose arbitrado hasta hoy un medio que facilite aquella operacion. Unido esto á la natural indolencia de los habitantes, permanece nuestra nutria sin prestar á las artes su valioso contingente. El perro de agua es bastante comun en Macuspana; le he visto en todos los rios y en muchos arro- yos, especialmente en los del Higo y la Montaña en San Diego. Esto parece no estar muy conforme con las observaciones del Sr. Sumichrast en la parte S. E. de Veracruz, pues asegura aquel sabio naturalista que la L. felina habita de prefe- rencia en los rios pedregosos y muy poco en las aguas cuyo lecho es cenagoso. Sin poner en duda este hecho, creo encontrar su explicacion en la escasez de alimentos 356 LA NATURALEZA que tal vez ofrezcan aquellos rios á este mamífero ó en los enemigos que le obli- guen á refugiarse en las corrientes de la sierra. Los huecos de los árboles y las cavidades de las rocas á inmediaciones de los litorales, son los sitios de reposo y las guaridas en donde oculta sus pequeñuelos la nutria. Se abriga la creencia errónea en Macuspana que puede vivir indefinidamente en el agua, siendo así que necesita salir de aquel líquido con frecuencia para respirar, como lo comprueba el haberse encontrado ahogado un perro de agua que cayó en una naza en el arroyo de Acumba. El buen éxito alcanzado por el marqués de Courtivron en la domesticacion de una nutria en la abadía de San Juan el Grande, Autun, segun carta que con fe- cha 15 de Octubre de 1779 escribia al inmortal Buffon, y los servicios que una de Noruega educada, prestaba á su amo, segun Montoppidan, los creo imposibles tratándose de la especie tabasqueña. He conocido varias personas consagradas á la solucion de este problema; sus experiencias, así como algunas tentativas hechas por mí, fueron siempre de resultados negativos. ORDO IV. SIRENIA. FAM. 1. MANATIDE MANATUS AUSTRALIS, Tilesius. Trichechus manatus, L.; Trichechus manalus, e*. australis, Gmelin; Manatus americanus, Desma- rest; M. latirostrís, Harlan. Vulg. Manati, Pocos años despues del descubrimiento y conquista de la América, y especial- mente á fines del siglo pasado, las miradas de los sabios europeos se fijaron en las regiones cálidas de la América Meridional, atraídas evidentemente por los te- soros que sus grandes rios, sus inmensas selvas y sus nevadas montañas, ofrecian con profusion á todos los espíritus investigadores. Consecuencia de esto fué que México, no ménos rico que aquellos países, ocultase á los ojos de los naturalistas especies tan notables como la que me ocupa. El célebre navegante Dampier pare- ce haber sido el primero que observó en las costas de Campeche y en el rio Gri- jalva este raro mamífero, y quien dió á conocer extensamente en Europa los por- menores relativos á su pesca, citados por el naturalista inglés Mr. E. R. Alston.' En 1880 publicó tambien sus interesantes trabajos el Sr. Sumichrast,* á quien Mé- xico es deudor de tantos y tan valiosos datos sobre la fauna local, quedando así fijada la área geográfica de esta especie en el litoral del seno mexicano. En Tabasco se alejan bastante de la costa los manatíes, internándose por el Gri- jalva hasta los rios Chilapilla, Chilapa, Usumacinta y los Ídolos. El rio Macus- 1 Biol. Cent.—Amer., Mamm., Vol. 1, p. 95. 2 La Naturaleza, Vol. Y, p. 213. LA NATURALEZA 397 pana tiene un afluente pequeño, distante 48 leguas próximamente de la Barra de Tabasco, al cual ha impuesto el vulgo el nombre de Manatinero, por encon- trarse allí, se dice, este mamífero; mas esta aseveración parece estar desmentida por la experiencia, pues no sé que á tan larga distancia de la costa exista el sireni- do en cuestion. Nunca he tenido el placer de ver estos animales en los referidos rios;, hube de conocerlos en San Juan Bautista, adonde los llevan los pescadores, y ano- tar lossiguientes datos: largo, 4 metros, y circunferencia 38, que corresponde á un diámetro de 12. El cuerpo de este mamífero afectala forma de un elipsoide prolon= - gado; la cabeza se asemeja á un cono truncado y corresponde aparentemente á un tercio de la longitud del cuerpo; las manos, ó más bien dicho, las aletas están pro- vistas de uñas redondas y planas; el oído está situado casi á la misma distancia que los ojos de la extremidad del hocico y consiste en un agujero sumamente pe- queño; la piel es en lo general áspera y gris con algunos pelos aislados, más nu- merosos y rígidos en la comisura de los labios y en la faz palmada de las aletas, y en cuanto á los órganos genitales de la hembra, en los cuales ha pretendido ver el vulgo un símil de los de la mujer, no creo ofrezcan nada de particular. Los ma- natíes frecuentan las orillas de los rios en donde crecen las plantas propias para su nutricion, entre otras, el Camalote de agua 6 Grama de agua (Oplismena holciformis?). Es comun oir en el rio Chilapilla, cerca de San Roman, el Mulato, la Boca del Jobillo y Santa Isabel, el ruido producido por ellos cuando en el silen- cio de la noche se aproximan á los sitios cubiertos por aquella gramínea. Los pes- cadores se dirigen á esos lugares con el mayor sigilo, porque los manatíes son amimales que al menor ruido emprenden la fuga, y al efecto se embarcan en cayu- cos, especie de chalupas muy ligeras construidas de una pieza, y los asechan cuando están comiendo, dormidos ó en el momento en que sacan fuera del agua la cabeza para respirar. Es indudable que aquella pesca es la que ofrece mayores atractivos en los rios de Tabasco. Tan luego como el pescador tiene uno á su alcance lanza sobre él su harpon sujeto de antemano á una larga cuerda de henequen llamada tiburonera, la cual pende porla otra extremidad de una boya demadera muy ligera. El manatí, al sentirse herido, emprende la fuga con toda la rapidez de que es ca- paz, arrastrando el flotador que va indicando todas sus evoluciones; el cayuco, im- pulsado por los hábiles remeros, le sigue describiendo las mismas curvas, hasta que agotadas sus fuerzas, cuando se siente próximo á sucumbir y obligado por la nece- sidad de respirar, busca la orilla, adonde saltan con prontitud sus perseguidores para acabar de darle muerte. Los habitantes de las márgenes del Chilapilla, gen- tes pobres consagradas á la pesca, se consideran muy dichosos cuando se apoderan de un manatí, por cuanto la piel se vende siempre con estimacion y recompensa á satisfaccion sus fatigas. De esta piel, que suele tener hasta dos centímetros de espesor, he visto fabricar bastones que con el pulimento ó cierto barniz que les aplican, adquieren el aspecto del ámbar amarillo. Tambien explotan admirable- mente los pescadores la credulidad de muchos incautos que atribuyen á los hue- 358 LA NATURALEZA sos del manatí propiedades maravillosas para combatir ciertas enfermedades, y Mayormente para estar á cubierto de los hechizos. Si á esto se agrega el exquisito sabor de su carne, comparable segun unos á la de ternera, y á la de puerco segun otros, razon debemos conceder á quienes tantas muestras de regocijo dan cuando hacen semejante adquisicion. ORDO V. UNGULATA. SUBORDO Il. PERISSODACTYLA. FAM. Il. TAPIRIDA. TAPIRUS BAIRDI, Dow. Tapirus americanas, Moore; Elasmognalhus Bairdii, Gill. Vule. Anta 6 Danta. Durante mucho tiempo se confundió esta especie mexicana con el 7. Dowi y otras de la América meridional, sin duda por la popularidad que alcanzaron en Europa y en la misma América las descripciones que desde mediados del siglo pasado vinieron produciendo las plumas de Marcgrao de Liebstad, Azara, Reng- ger, el principe de Wied, Tschudi y Schomburgk. Hoy está tan bien determinada, que inútil seria repetir aquí lo que tantas veces han dicho los naturalistas sobre sus caractéres. En muchos puntos de Macuspana se encuentran las Dantas; pero he observado gue huyen de los grandes pantanos del N., fijando su residencia favorita en las sel- vas del Valle de Bulují, en el Tortuguero, en las colinas próximas al Manatinero y en los bosques del Higo, cerca de San Diego. Comunmente se alimenta este pa- quidermo con hojas de palmeras tiernas y ciertas enredaderas leguminosas; pero en sus correrías, que regularmente son de noche, abandona la espesura de los bosques para invadir las plantaciones de cacao y más particularmente las de frijol. Bien con sus pisadas, bien devorando aquellas delicadas plantas, producen en una sola noche daños considerables, montantes, no pocas veces, á centenares de pesos. Cuando la vigilancia de los propietarios no les permite esto y los bosques no les brindan suficientes alimentos, buscan la proximidad de los rios y de los pantanos, para regalarse con las plantas acuáticas más suculentas. SUBORDO Il. ARTIODACTYLA. FAM, Il. SUIDA. DICOTYLES TAJACU, Soclater. Sus tajacu, L.; Dicotyles torquatus, Cuv.; Quauhilacoymatl, Quapizoll, Aper Mexicanus, Coyamell, .q. X Hernandez. Vulg. Puerco de monte, Coche de monte, Lechon de monte, Tzamoyoya en idioma Zogte. No es del todo exacto, como se dice en el Museo Pintoresco de Historia Natu- ral, Vol. II, pág. 20, que este paquidermo prefiera para vivir las montañas á los 1 Véase la Biol. Cent.—Amer., Mamm., Vol. I, pág. 101 y siguientes. LA NATURALEZA 359 terrenos llanos y los valles, pues en Macuspana se le encuentra lo mismo en la region del N., atravesada por grandes pantanos, que en la del S., accidentada por varios ramales de los Andes de Chiapas. Cierto es que allí abunda más, sea por los elementos de vida que le ofrezcan las selvas, sea porque esas comarcas no están sujetas á las inundaciones anuales. Este mamifero' se alimenta de raíces, semillas y frutas silvestres, especialmente de Chiguiyul, que es el fruto de una palmera conocida con el nombre de Jahuacte (Bactris sp.); tambien apetece los sapos, culebras, lagartos, ciertos crustáceos y un pequeño quelonio, el Cy- nosternon pensilvanicus, llamado vulgarmente Pochitoque. Todos los natura- listas saben que este animal tiene debajo de la piel, en la region del sacro, una glándula abultada, de la cual arroja un licor fétido. «Ray y otros muchos auto- res han pretendido que el licor que sale por la hendidura del lomo del Pecari, (así se le llama en la América del Sur y en Europa), es una especie de almiz- cle, un perfume agradable aun al tiempo de salir del cuerpo del animal, y que este buen olor se percibe á bastante distancia y perfuma los lugares por donde pasa el animal y el paraje en que habita.» «Nosotros, dice Buffon (y en esto estoy de acuerdo con él) hemos experimentado mil veces lo contrario; el olor del licor ex- presado, al tiempo de salir del animal, es tan ingrato que no podiamos sufrirle, ni hacerle recoger sin sumo disgusto.»' En comprobacion de esto, debo decir lo que he visto en Macuspana repetidas veces. En el acto de dar muerte los cazado- res á un puerco de monte, cortan esa glándula para que la carne no se impregne del olor fuerte y desagradable, y no son raros los casos en que para obtener un resultado completo, hagan igual cosa con los órganos de la generacion, si es ma- cho. Cuando se domestica, lo cual se consigue muy fácilmente, se obtiene por la castración una carne tan deliciosa como la del Ceelogenys paca 6 Tepelzcuinte. DICOTYLES LABIATUS, Cuv. Vulg. Jabalt. Esta especie habita de ordinario los terrenos elevados; solo en la primavera y en el estío baja á los llanos boscosos en partidas de doscientos ó trescientos, pro- cedentes de las sierras de Tila y del Palenque. Seria muy interesante averiguar si los individuos que suelen llegar á Macuspana se destacan de Belize y de la Vera Paz, residencia de este suideo, segun los Sres. Temple, Godman y Salvin.? Las correrías de estos animales se perciben á larga distancia por el ruido que producen, y porque su fetidez es más pronunciada que en la especie anterior. Este cuadrúpedo es tan feroz que acomete á los perros y á los cazadores, habién- dose dado casos en que un gran número de ellos rodeasen á un individuo obligán= dole á subirse en un árbol para no perecer entre sus afilados caninos. 1 Museo Pintoresco de Historia Natural, loc. cit. 2 Biol. Cenf.—Amer., Maram., Vol. I, p. 109. 360 LA NATURALEZA FAM. Il. CERVIDA. CARIACUS VIRGINIANUS, Brooke. Cervus virginianas, Boddaert; Cervus mexicanas, Gmelin; Cariacus mexicanus, Brooke; Cervus nemoralis, Hamilton-Smith. Vulg. Venado bayo, Moa en idioma Zoque. Cuando los rios se desbordan, abandonan los venados las playas ó lugares ba- jos próximos á las lagunas, que parecen ser su habitacion más favorita. Muchos perecen ahogados, y otros que logran alcanzar los sitios más elevados convertidos en islotes, sucumben atravesados por las balas de los cazadores, que penetran has- ta en las selvas más cerradas en cayucos (especie de chalupas), aprovechando las circunstancias que impiden la fuga de centenares de animales. No obstante esto, la especie de que se trata es muy numerosa, y sus pieles forman uno de los ramos más importantes de exportacion extranjera. CARIACUS RUFINUS, Brooke. Cervus rufinus, Bourcier et Pucheran; Cervus Sartori, de Saussure. Vulg. Cabrito, Yuco. ls más raro que el anterior. ORDO VI. GLIRES. SUBORDO I. SIMPLICIDENTATA. FAM. l. SCIURIDA. SCIURUS RUFIVENTRIS? Vulg. Ardilla colorada. SCIURUS CINEREUS? Vulz. Ardilla rocilla. SCIURUS SP. Vulg. Ardilla negra. Estos roedores habitan en los Jahuactales, nombre con que se designan los bos- ques abundantes en una palmera (Bactris sp.), denominada Jahuacte, cuyos fru- tos, no obstante la dureza de su perisperma, parecen constituir su alimento pre- dilecto. Sin embargo, las ardillas abandonan á menudo su habitacion para invadir las plantaciones de maíz y de cacao, cuyas mazorcas apetecen mucho. De tal magnitud son los daños que ocasionan, que los propietarios de fincas de cacao se ven obligados á pagar una ó dos personas, á quienes dan el nombre de tiradores, con el exclusivo objeto de destruir estos animales. Este empleo es uno de los me- jores para ciertos individuos, porque además del sueldo que disfrutan mensualmen- te, tasado en ocho pesos, y la asistencia que se les da, obtienen veinticinco cen= tavos por cada cola de ardilla que presentan, como prueba de su cacería. Parece que en todas las localidades en donde se cultiva el cacao es perseguido por las ar- dillas, pues, segun las observaciones del Dr. Frantzius, en Costa-Rica produce iguales devastaciones el Sc. hypopyrrhus.' 1 Biol. Cent.—Amer., Mamm., Vol. l, p. 133. LA NATURALEZA 361 FAM. Il. GEOMYIDA. GEOMYS HISPIDUS, Le Conte. Ascomys mexicanus, Eydoux et Gervais; Saccophorus quachil, Gray; Geomys heterodus, Peters. Vulz. Tuza; Tómbijtz en idioma Zoque. Como es sabido de todos, las tuzas disponen sus habitaciones en grandes gale- rías subterráneas, en cuya construccion cortan las raíces de las plantas que en- cuentran á su paso, sea para alimentarse ó para formar sus guaridas, y hé aquí por qué se hacen tan nocivas á la agricultura. Estos roedores habitan los terre- nos altos de Macuspana, es decir, los que no están sujetos á inundaciones, por lo cual se consideran superiores para la labor los litorales aun cuando sufran allí los propietarios las incomodidades y ligeras pérdidas que se derivan de las crecidas anuales de los rios. En todas las fincas donde existen tuzas se consagra un indivi- duo que lleva el nombre de tucero, á su exterminio. Al efecto observa los sitios donde se encuentran, fácilmente reconocibles por los montones de tierra que de- positan á la entrada de la cueva y coloca en cada uno trampas de lazo, ó bien hace excavaciones hasta llegar á sus guaridas. Cualquiera que sea el medio em- pleado, reciben los tuceros doce ó veinticinco centavos por una tuza además del sueldo estipulado. FAM. Ill. HYSTRICIDA. SYNETHERES MEXICANUS. Hystrix mexicana, Kerr, Linn.; Cercolabes Lieomannt, Reinhardt; €. nove-hispanice, Waterhouse; Hoitztlocuatzin seu Tlacuatzin spinosus, Hernandez. Vulg. Zorroespin. De una manera dudosa me veo precisado á colocar aquí este mamifero. Es de- masiado raro en Macuspana, y aunque he tenido algunos ejemplares á la vista, ha- ce de esto tantos años que ni aun los caractéres más sencillos me seria posible conservar en la memoria. A pesar de esto, no dudo que el roedor de que se trata sea el S. mexicanus, porque hasta hoy no se tiene noticia de que exista otra es- pecie en el país. FAM. IV. DASYPROCTIDA. DASYPROCTA PUNCIATA, Gray. Dasyprocta Azar, Tomes. Vulg. Uco, Cereque, Guaqueque. CELOGENYS PACA, Tomes. Mus paca, L.; Celogenus subniger, Fréd. Cuv. Vulg. Tepetzcuinte. Estos dos roedores son objeto de una tenaz persecucion, así porque proporcio- nan una de las carnes más delicadas, como para evitar los ataques constantes del último á los frutos del cacao cercanos á las raíces del árbol. Cuando se ven per- seguidos por los perros se refugian en los huecos de los troncos viejos ó en las cue- La NATURALEZA. —Tomo VII.—46., 362 LA NATURALEZA vas de los Armados (Dasypus novemcinctus, L.), de donde los desaloja uno de los cazadores por medio de humaredas, en tanto que otro espera el momento de la fuga para darles muerte con un machete, especie de alfanje muy pesado y cortante. Ambas especies se domestican fácilmente. ORDO VII. EDENTATA. SUBORDO J. ENTOMOPHAGA. FAM. I. DASYPODIDAE. TATUSIA NOVEMCINCIA, Alston. Dasypus novemcinctus, L.; Dasypus novemcinctus, var. mexicanas, Peters; D. peba, Desmarest; D. fenestratus, Peters; D. mexicanus, Fitzinger; Tatusia mexicana, Gray; T. leptorhynchus, Gray; Ayotochtli seu Dasypus cucurbitinus, Hernandez. Vulg. Armado, Jueche; Juech 6 Huech en idioma Maya y en dialecto Chontal. Parece innata en la raza indígena la persecución á este animal; su caza la preo- cupa constantemente y es curioso ver en las habitaciones prendidas en las amar- ras de los setos, á guisa de trofeos, las colas de armado disecadas por centenares. Fácil es comprender la razon de esa perpetua guerra; la especie de que me ocupo es inofensiva; con la mayor sencillez se le obliga á refugiarse en sus cuevas, en donde se apoderan de ella los cazadores. La fuerza de estos animales no parece corresponder á su tamaño, pues un hombre por vigoroso que fuese, asido á su cola cuando está bajo de tierra, no sería capaz de sacarlo si no emplease el ardid demasiado vulgar, dado á conocer por el Dr. Brehem en su obra monumental so- bre la vida de los animales, de hacerle cosquillas en el ano con un bastoncito, me- dio por el cual la pobre víctima se entrega á su terrible enemigo. La caza del armado ofrece el gran peligro de las víboras; repetidos casos se han dado de que un hombre al introducir las manos en una cueva haya recibido la mortífera mor- dedura de esos ofidianos. FAM. II. MYRMECOPHAGIDA. MYRMECOPHAGA TETRADACIYLA, L. Tamandua telradactyla, Salvin. Vulg. Oso colmenero. El nombre de Oso colmenero, con que el vulgo ha bautizado este cuadrúpedo, traesu orígen de la persecucion que hace á los panales de las abejas silvestres(Tri- gona sp.) para regalarse con la miel que elaboran y devorar los huevos y lar- vas de esos insectos. CYCLOTURUS DIDACTYLUS, Alston. Myrmecophaga didaciyla, L.; Cyclothurus dorsalis, Gray. Vulg. Mico de noche. El nombre vulgar de esta especie está conforme con sus hábitos nocturnos. De LA NATURALEZA 363 dia sele ve siempre con la cabeza metida entre las manos esquivando la luz y afectando la forma de una bola ó más exactamente la de un vilano sedoso del más bello color de oro. Nuestro ilustrado consocio el Dr. D. Jesus Sanchez ha sido el primero que ha dado á conocer como nuestro este singular y precioso desden- tado. * SUBCLASSIS II. DIDELPHIA. ORDO VIII MARSUPIALIA. FAM. 1. DIDELPHIDA. DIDELPHIS VIRGINIANA, Kerr. Didelphys californica, Bennett; D. breviceps, Bennett; Tlacuatzin, Hernandez. Vulg. Zorro blanco; Tzit en idioma Zoque. Este marsupial vive comunmente en los huecos de los árboles, en las bodegas y en los almacenes de granos, de donde sale por las noches para frecuentar las casas de paja y los gallineros, con el objeto de devorar los pollos, huevos y ga- llinas. Cuando le dan caza los perros tiene la particularidad de fingirse el muerto. En algunas localidades de Tabasco tienen el extravagante gusto de comer la car- ne de este animal. CLASSIS II. AVES.? ORDO I. PASSERES. SUBORDO I. OSCINES. FAM. 1. TURDIDA. TURDUS MUSTELINUS, Gm. Turdus (Hylocichla) mustelinus, Coues; T. densus, Bp. Nomen vulgaris ignotus. TURDUS GRAYI, Bp. Turdus tristis, Scl.; T. casíus, Bp.; T. helvolus, Licht. Vulg. Calandria. El canto de esta avecilla se compone de muy pocas notas; pero es tan sonoro, tan claro, tan armonioso y argentino, segun las hermosas frases de Audubon, que no se puede oir sin conmoverse profundamente. Llamada á figurar en primera línea, en la clasificacion que he adoptado, no vacilaré en colocarla asimismo entre las 1 Revista de Historia Natural, por J. Sanchez. La Naturaleza, Vol. VII, p. 32%. 2 La clasificacion de las aves está de entera conformidad con la obra de Mr. Elliott Coues, Birds of the Nortwest: a hand-book of the ornithology of the region drained by the Missouri river and is tributaries. Washington, 1874. 364 LA NATURALEZA mejores especies canoras de la fauna local que describo. Desde la primavera hasta principios del estío, época de sus amores, vive dejando oir sus inimitables melodías. Es necesario haber visitado los ardientes climas del SE. de México, los exuberan- tes bosques donde vive la Calandria, estar dotado de exquisita sensibilidad, para interpretar las notas de su canto; para comprender que aquella música es bella y melodiosa, cuando en hermosa mañana y bajo un cielo de zafir desplega todas sus galas la naturaleza tropical, y triste y melancólica en los calurosos dias en que la creacion parece inanimada y las selvas primitivas ofrecen el aspecto de antros so- litarios, sin habitantes, sin una sola especie de las muchas que los pueblan. Los alimentos de la calandria consisten en insectos, larvas y bayas. Su nido lo coloca en árboles de diversas especies, ya próximos á las habitaciones, ya distan- tes y en el centro de impenetrables bosques. La puesta, segun he podido obser- var, consta hasta de cuatro huevos. FAM. II. ICTERIDA. GYMNOSTINOPS MONTEZUM2, Sel. Cacicus montezuma, Less.; Ostinops montezumee, Sel. Vulg. Zacua 6 Tzacua. El color general de esta ave es castaño, con las dos rectrices del medio negruz- cas y las plumas caudales, amarillas. El pico es amarillo en la punta y negro desde su base hasta el medio; las tibias, tarsos y dedos tambien son negros. Es- tos caractéres son semejantes en ambos sexos, aunque la hembra es mucho menor que el macho. Las zacuas abundan mucho en los grandes bosques y sitios poblados de arbo- ledas de todo el Estado de Tabasco; frecuentemente se les ve invadir las planta- ciones en grandes bandadas, posarse en las ramas, apoderarse de los granos tiernos del maíz, bayas y frutos de varias clases cuando están maduros y conducirlos á distancia para devorarlos. En el mes de Setiembre, cuando los rios están creci- dos, se acercan á los litorales para alimentarse con los frutos del Bitze (Inga spuria, L.) Tales hábitos hacen de esta ave una de las más perjudiciales á la agricultura; todo lo destruye, los plátanos, naranjas, anonas y otros frutos, cuan- do los árboles están á inmediaciones de los bosques que les sirven de guaridas. El G. montezum«e anida en árboles corpulentos de corteza lisa, principalmente en el Palo mulato (Bursera gummifera, Jacq.), en la Palma real (Oreodoxa regia, H. B. et K.), en la Ceida (Bombax pentandrum, L.) y en el Cantemó, grande y bella especie de la familia de las Leguminosas. Su nido, en forma de bolsa, construido con Pasto (Tillandsia usneoides, L.) ú otros materiales, tiene de 60 á 80 centímetros de longitud y 18 á 20 de diámetro, y pende de las ramas más delgadas, siendo de tal manera ligero, que la más suave ráfaga de viento lo balancea suavemente. «Para el naturalista y el cazador no puede haber más cu- rioso espectáculo que el de un árbol cargado así de nidos, y en el cual se agitan LA NATURALEZA 365 aquellos grandes y hermosos pájaros. Los machos ladean su magnífica cola, en- treabren las alas, bajan la cabeza, inflan el buche y producen su canto singular.» Al inclinarse el pájaro y quedar pendiente de los piés, deja oir un ruido laríngeo semejante al de una vasija de agua que se derrama, suceden á éste varios silbi- dos en que se percibe el tañido delicado de la flauta y otras notas que producen un canto prolongado y agradable. MOLOTHRUS PECORIS, Sw. Pringilla pecoris, Gm.; Emberiza pecoris, Wils.; Passerina pecoris, Vieill.; Icterus pecoris, Bp.; Molothrus ater, Gray; Oriolus fuscus, Gm.; O. minor, Gm.; Icterus emberizoides, Daudin; Fringilla ambigua, Nutt. Vulz. Pijuy, Pico de cera, Garrapatero. El molotro vive comunmente en los pantanos, en los matorrales y en los pra- dos; se le ve frecuentar por las tardes los sitios donde pacen los ganados, saltar entre las patas de los bueyes y caballos ó posarse en sus lomos para devorar las garrapatas y otros insectos parásitos. Sialgo le inquieta, deja oir su débil canto de alarma, tz2)uy, tzijuy, repetido con violencia, y que el vulgo ha aprovechado para imponérselo como nombre especifico. Por la noche se refugia en las bre- ñas y cañaverales, bien á inmediaciones de los prados, bien en los litorales de los pantanos y de los rios. AGELANUS PHGUNICEUS, Vieil!. Oriolus pheniceus, L.; Icterus pheniceus, Daud.; Psarocolius pheniceus, Wagl.; Sturnus preda- torius, Wills. Vulg. Sargento. Esta avecilla es una de las más preciosas de la ornitología tabasqueña, así por el hermoso contraste que forman las plumas del carpo, matizadas de amarillo y de carmin, con el color negro intenso de todo su plumaje, como por su canto dulce y melancólico. Habita de preferencia los lugares pantanosos; en el Limon la veía á menudo reunida en pequeñas bandadas ya en el centro de un extenso popal* dando caza á los insectos, ya á la sombra de los tintos (Hcematoxyloh campe- chianum, L). Allí pude tambien observar sus curiosas costumbres, dignas de lla- mar la atencion del naturalista. Consignaré aquí uno de los rasgos más caracte- rísticos de este icterido, dejando el uso de la palabra á nuestro sabio cuanto mo- desto naturalista D. Manuel M. Villada. «Son amigos tambien de la raza bovina, dice, con quien se toman grandes li- bertades; se paran sobre el cuello de las vacas ó en la punta de los cuernos. Cuando en los grandes calores del dia, los toros se hunden en el limo de las lagunas para sustraerse de los ardores del sol y de los piquetes de los animales, dejando sola- mente de fuera la extremidad del hocico, un comendador ? se fija en este islote de 1 Esta yoz equivale á la española pantano, y parece venir del verbo mexicano potoni (heder ú oler mal) y el sustantivo palli (barro negro). Popalli ó popal se traduciria entónces por barro hedion- do 6 lodo hediondo. 2 Asi se le llama en el interior de la República. 366 LA NATURALEZA carne viva que le sirve invariablemente de pedestal. Ahora bien, en este sitio cuida atentamente la nariz de su huésped, en la cual ningun tábano podria ar- riesgarse á entrar sin que fuera devorado al instante.» * STURNELLA MEXICANA, Sel. Sturnella hippocrepis, Scl.; St. magna, var. mexicana, B. B. « R. Vulg. Sabanero. Es exclusiva de los prados y muy abundante en las sabanas de Santa Lucía, Chiquihwite y el Zopilote. ICTERUS BALTIMORE, Daud. Oriolus baltimore, L.; Iphantes baltimore, Vieill.; Psarocolius baltimore, Wagl.; Iphantes balti- more, Cab.; Icterus baltimorensis, Scl.; Iphantes baltimorensis, Sel. Vulz. Zenzontle amarillo. Esta especie es notable por su plumaje matizado de amarillo y negro en el ma= cho y con tintes oliváceos en la hembra. Su nido lo suspende graciosamente en las palmeras y se alimenta de larvas. Su vida se abrevia cuando se le aprisiona aun empleando las mayores precauciones, razon por la cual no satisface del todo las exigencias de las personas aficionadas á los pájaros. QUISCALUS MACROURUS, Sw. Chalcophanes macrourus, Cab.; Quiscalus major, var. macrourus, B. B. «+ R. Vulg. Zanale el macho y Picho la hembra; en Campeche, Zocao el macho y Cahuix la hembra; Cacshi en idioma Zoque. . Difieren tanto en su aspecto los individuos de uno y otro sexo en este pájaro, que el vulgo ha llegado á hacer de ellos dos especies distintas. El color del ma- cho es negro con reflejos metálicos de azul purpurino en la nuca y el pecho, y de azul verdoso en la cola; la hembra es mucho más pequeña y de color gris pardo- oscuro en la parte superior, y claro en la region torácica y abdominal. Ambos ofrecen los siguientes caractéres comunes: íris amarillo, pico más largo que la ca- beza, con la mandíbula superior convexa y encorvada en la punta; tarsos negros y raquíticos. A principios de la primavera revisten los quiscalos su más hermoso plumaje. Los machos se posan en la parte más elevada de los árboles y de los tejados de las casas, miran al cielo, ladean la cabeza como complaciéndose en su belleza y dejan oir su canto, que podria simularse con las voces krikrikri, toilin, tailin. Sus habitaciones favoritas son los pantanos, en donde encuentran abundancia de larvas é insectos para nutrirse. Es comun verlos confundidos con las garzas, ibis, numenius y otras aves acuáticas en los campos inundados, y más de una vez dí muerte á algunos al hacer un tiro de fusil sobre una bandada de patos (Quer- quedula discors, Steph.) ó de pijijes (Dendrocygna arborea, Sw.) Estas aves son muy ágiles en el vuelo y muy voraces. Penetran al interior de las habitacio- nes de los indios cuando están solas para robarse el maíz cocido, invaden en gran- 1 Memoria de los trabajos ejecutados por la comision científica de Pachuca, en el año de 1864, página 276. LA NATURALEZA 367 des bandadas las sementeras de maiz recientemente sembradas y buscan debajo de tierra los granos, destruyen la misma planta desde que nace hasta que tiene un palmo de altura, y lo que sorprende más, su glotonería los conduce al hecho no raro de caer sobre los pollos de las gallinas que andan en los prados, abrirles el buche y extraerles los granos de maíz con que se habian alimentado. En cam- bio, devoran las langostas y otros insectos dañinos á la agricultura; pero estos beneficios nunca compensan sus devastaciones. Nada es más curioso que un nido de zanates, porque, como se ha dicho, pe- netran á las casas y aun á los templos y acarrean cuanto pueden cuando llega la época de la postura; de manera que los niños hacen una tenaz persecución á esos nidos, así por el deseo de apoderarse de los polluelos, como por complacerse des- baratándolos para examinar el sinnúmero de objetos que entran en su confeccion, entre los cuales se cuentan cintas, hilos de diversos colores que se emplean en los bordados, pedazos de telas, rosarios y escapularios ó reliquias de santos. Su nido lo instalan por lo comun en el cogollo de las palmeras (Cocos nucifera, L.), y la hembra pone hasta cinco huevos blancos tirando al gris, manchados irregular- mente de puntos negros y pardos. FAM. HI. CORVIDA PSILORHINUS MORIO, Gray. Pica morio, Wagl.; P. fuliginosa, Lesson; Psilorhinus mexicanus, Rippell. Vulg. Pea. El nombre con que se conoce esta ave en Macuspana, es uno de los muchos ejemplos que ofreceré á mis lectores sobre el carácter esencialmente onomatópico de la nomenclatura zoológica vulgar en Tabasco, Chiapas y Yucatan, punto so-= bre el cual me permito llamar de paso la atencion de los hombres estudiosos, tanto porque el orígen de ese lenguaje se remonta á la civilizacion primitiva de las ra- zas indígenas, como porque estando fundado en caractéres constantes para una misma especie, no debe ser mirado con indiferencia por los naturalistas viajeros. En efecto, siendo el silorrino de que me ocupo una de las aves más perspicaces y de oído más sutil, basta el menor ruido, basta la presencia de un animal extraño ó del hombre, para que en el acto se le vea saltar de rama en rama, agitarse, incli- narse como acechando al transeunte á traves del follaje y formar un alboroto con su canto repitiendo con violencia las voces pea, pea, pea. Esta propiedad le ha traído siempre el aborrecimiento de los cazadores, porque los venados ú otros ani- males se ponen en guardia ó emprenden la fuga al oir el canto del silorrino. Por lo comun se encuentra esta ave á la orilla de los caminos, en el interior de los bosques y más generalmente en las plantaciones de cacao, entre el ra- maje de los árboles de Madre (Erythrina coralloides, D. C.) Para los árboles. frutales es tan perjudicial como el Fymnostinops montezumce. 368 LA NATURALEZA CYANOCORAX CRASSIROSTRUS? Vulg. Pea azul, Azulejo. Dudosamente consigno esta especie, por carecer de elementos para su determi- nacion exacta. Es muy comun en Macuspana y creo no equivocarme al decir que es la misma conocida en algunas localidades de Yucatan con el nombre de Chel 6 Chele. SUBORDO Il. CLAMATORES. FAM. l. TYRANNIDA. MILVULUS TYRANNUS, Bonap. Muscicapa tyrannus, L.; Despotes tyranmus, Bonap.; Tyrannus savana, Vieillot; Muscicapa sa- vana, Bonap.; Milvulus savanus, Gray; Tyranmus milvulus, Nuttall; Tyran d queue fowrchue, Buffon. Vulg. Tijereta. Los prados y las estepas son los sitios de residencia de esta especie. En la pri- mavera y el estío es cuando aparece en mayor número en San Diego, en las sa- banas de Santa Lucía y otros lugares donde es fácil verla posada sobre los flexibles tallos de las Bahuinias y las Asclepiádeas. «Segun Schomburk, se ven numero- sas bandadas de estas aves en las breñas ocupadas en cazar insectos: por la tarde vuelven á su lugar de reposo y al dia siguiente aparecen de nuevo en las estepas. Miéntras están posadas, parecen tristes, silenciosas y melancólicas, al paso que cuando vuelan llaman desde luego la atencion; á cada momento ensanchan su larga cola ó unen más las plumas, de tal modo, que parece una tijera que se abre y se cierra.» Sus nidos los colocan en la espesura de los matorrales y los huevos de color blanquecino están manchados de rojo pardo. TYRANNUS VOCIFERANS, Sw. Laphyctes vociferans, Cab.; Tyranmus Cassini, Lawr.; Muscicapa satelles, Licht. Vulg. Chilera, Madrugador, Tia-maría. Esta ave habita en los lugares descubiertos, en los prados, en los matorrales, en todos los sitios donde existe un árbol ó arbusto que le sirva como de atalaya para descubrir los insectos que cruzan por el aire. Jamás esquiva la vecindad del hombre; por el contrario, parece buscar para su dormitorio la proximidad de las habitaciones, las huertas, los árboles frutales que circundan la morada del agri- cultor, y nada hay más agradable en el campo, en las riberas de los rios de Ta- basco, en donde una alta temperatura convida á los habitantes á gozar del aire matinal, que despertar oyendo el canto del Madrugador, en que el vulgo ha pre- tendido descubrir palabras semejantes á las que forman el último nombre vulgar que he señalado. LA NATURALEZA 369 SAUTROPHAGUS SULPHURATUS? Vulg. Pistuje, Justo-fué, Come-chile. El nombre de Saurophagus impuesto á este género por Swainson, está fun- dado en la propiedad que tienen estas aves de alimentarse con lagartijas, aunque tambien dan caza, y es lo más frecuente, á los insectos, tales como las libélulas y lepidópteros. Las costumbres de esta avecilla son semejantes á las del Madru- gador; pero su carácter es esencialmente pendenciero. «Jamas, dice el príncipe de Wied, deja escapar la ocasion de acosar ó perseguir á una rapaz.» Y esta propiedad, en diversas ocasiones observada por mí, se manifiesta más en la guerra constante que hace á los zopilotes (Cathartes atratus, Bartr.) Basta que vea posarse uno en el árbol donde se encuentra para que le acometa; pasa rozando su cabeza y lanzando un chillido, vuelve á pasar repetidas veces en sentidos opues- tos, hasta que obliga al bulturido 4 emprender la fuga. El Saurofago fabrica comunmente su nido en los arbustos, prefiriendo el Cor- nesuelo (Acacia cornigera?) «Consiste en una gran bolsa compuesta de musgo, hojas y plumas, con una abertura lateral pequeña y redondeada. Cada puesta cons- ta de tres ó cuatro huevos de un color verde pálido, sembrados de espesas manchas negras y de un verde azul, numerosas principalmente hácia el extremo grueso. »* ORDO II. PICARIA. SUBORDO I. CYPSELI, FAM. Il. CAPRIMULGIDA. ANTROSTOMUS VOCIFERUS, Bp. «Caprimulgus minor, Forst.;» €. europous, Barton; «C. virginianus, L.;» C. clamator, Vieill.; €. vociferus, Wils.; €. vociferans, Warth. Vulg. Pucuy, Judío, Tapa-camino. Existen varias especies de caprimulgídeos nocturnos que aparecen desde Enero hasta Mayo. FAM. 1. ALCEDINIDA. CERYLE TORQUATA? Vulg. Chalalá. Aparece en grande abundancia desde Enero hasta Abril.” Sus nidos los hace en los ribazos, practicando profundas horadaciones. 1 La Creacion, Vol. MI, pág. 345, La NATURALEZA.—Tomo V11.—47. 370 LA NATURALEZA CERYLE ALCYON, Boie. Alcedo alcyon, L.; Ispida alcyon, Sw.; Megaceryle alcyon, Reich.; Streptoceryle alcyon, Cab.; Chloroceryle alcyon, Sel.; Alcedo ludoviciana, Gm.; A. jaguacati, Dumont; A. guacu, Vieill. Vulg. Martin pescador. Es más abundante que el C. torgquata, y se le encuentra en las orillas de los rios y litorales de las lagunas. FAM. IM. PICIDA. CAMPEPHILUS PRINCIPALIS, Gray. Picus principalis, L.; Dendrocopus principalis, Bon.; Campephilus principalis, Gray; Dryoto- mus (Megapicus) principalis, Bon.; Dryocopus principalis, Bon. Vulg. Carpintero. CAMPEPHILUS IMPERIALIS, Gray. Picus imperialis, Gould; Dryocopus imperialis, Bon.; Megapicus imperialis, Bonap.; Dryotomus amperialis, Cassin. Vulg. Carpintero. PICUS SCALARIS, Wagler. Picus (Dyctiopicus) scalaris, Bon.; Picus gracilis, Less.; P. parvus, Cabot. Vulg. Chejé. No son las tres especies anteriores las únicas representantes de los Picidos en Macuspana; he podido observar otras que me privo de consignar aquí por no ha- berlas determinado científicamente. Los que saben cuán difíciles son las clasi- ficaciones en Historia Natural y los elementos cuantiosos que se necesitan para proporcionarse una regular biblioteca, no extrañarán el corto número de espe- cies que forman mi catálogo. Los Picidos, designados en todos los países latino-americanos con el nombre ge- nérico de carpinteros, ofrecen caractéres y costumbres dignas de la atencion del naturalista. Pasaré en silencio la descripcion anatómica de ellos, por ser perfec- tamente conocida, y solo me detendré en la sorprendente estructura de la lengua, órgano perfectamente adaptado á los hábitos de nutricion de estas avecillas. En la verdadera acepcion de la palabra, la lengua no es otra cosa que la extremidad cór- nea que se observa alojada en el pico, terminada en papilas duras y provista á los lados de pequeños ganchos vueltos hácia atras; pero ese aparato se encuentra in- mediatamente implantado en lo que el vulgo llama lengua y que no es mas que el hueso hioides ajustado en un saco membranoso. Ese hueso hioides se prolonga hácia atras, se bifurca en dos ramas cartilaginosas, las cuales abrazan la traquearteria, se encorvan sobre la cabeza pasando por unas ranuras que existen sobre el cráneo, y se fijan en la base del pico, es decir, en la frente del ave. Gracias átan mara- villosa estructura y á la disposicion especial del sistema muscular, la lengua de los carpinteros se prolonga y se contrae admirablemente como una lombriz de tier= ra. M. Gerbes dice, y con razon, que es más bien un órgano del tacto que del gusto, á lo que agregaré que su oficio principal es el de trinchante para extraer las larvas y gusanos de sus profundas guaridas en los troncos y ramas viejas. LA NATURALEZA 371 El vuelo de los carpinteros es rápido, corto y ondulado. Se paran verticalmente sobre la corteza de los árboles apoyándose con las penas de la cola, y ascienden dando pequeños saltos y describiendo espirales alrededor de los tallos y ramas. Durante su marcha ascendente, golpean con el pico la corteza y aplican el oído para percibir el ruido producido por los insectos. Si descubren la presencia de ellos debajo de la corteza, emprenden el trabajo tan ímprobo y lleno de fatigas al decir de Buffon, de practicar un agujero al traves de las capas corticales ó hasta el interior del cuerpo leñoso; dan con el objeto codiciado, y ayudados de su larga lengua lo extraen. Si, por el contrario, su primer exámen no les promete nada, vuelan al árbol vecino ó á otros hasta alcanzar el fin propuesto; pero una vez entregados á su tarea, es imponente y agradable el efecto producido por sus gol- pes, repetidos por los ecos en todos los ámbitos de la selva. La creencia tan generalizada de que estos pájaros destruyen los árboles, es en cierto modo exagerada, pues solo en la época de la postura practican grandes agujeros, y esto, aprovechando las partes podridas y enfermas de las plantas ó las pequeñas horadaciones de los insectos; nunca perforando la madera sana y viva. Cierto es que hacen perecer algunos, porque sea como fuese, activan la destruc- cion de la madera ó impiden que las fuerzas vitales repongan los tejidos deterio- rados por otros agentes. Las palmeras parecen ser las que ménos resisten la accion de los carpinteros. Recuerdo perfectamente una preciosa calle de palmas reales (Oreodoxa regia, H. B. et K.) que se encuentra al llegar á la finca Jesus-María, distante dos leguas de Macuspana, la cual fué casi destruida por estos pájaros. Aunque los alimentos usuales de los Picidos que conozco consisten en larvas, hay varias especies que gustan de regalarse con bayas y frutos blandos, y bajo este aspecto los daños que ocasionan son de mayor consideracion. FAM. IV. RAMPHASTIDA. RAMPHASTOS CARINATUS, Sw. Ramphastos tucanus, Shaw.; R. callorhinchus, Wagl.; R. pecilorhinchus, Licht.; R. sulfuratus, Less.; R. piscivorus, L.; Tucana brasiliensis gutlure albo, Briss.; Brazilian toucan, Lath. Vulg. Pito—eal. PTEROGLOSSUS TORQUATUS, Wagl. Aracari toucan, var. A. Lath.; Ramphaslos torquatus, Gmel.; Pleroglossus ambiguus, Less.; Pl. regalis, Licht.; Tucana mexicana torquata, Briss.; Gollared toucan, Lath. Vulg. Picojacha 6 Pico hacha. La identidad de costumbres en estas dos especies me facilita, sin incurrir en graves errores, comprenderlas en un solo artículo. Los tucanes habitan todos los bosques de Macuspana, pero segun he podido observar, el R. carinatus es más numeroso en la parte meridional. Prefieren la soledad de los grandes bosques y sus nidos los colocan en los huecos de los troncos viejos. Sin embargo, abando- nan á menudo sus guaridas y caen sobre los árboles frutales, especialmente en la 372 LA NATURALEZA época en que madura el fruto de la pimienta (Hugenia pimenta, D. C.) Nada es más curioso que el espectáculo que ofrecen los ranfastidos en los bosques vír= genes de los climas tropicales de México. Sus brillantes colores, su desmesurado al par que gracioso pico y sus costumbres, son motivo de justa admiracion para los naturalistas viajeros. En cambio el indio y el descendiente de europeo, fami- liarizados con las bellezas de su suelo, sumidos en goces que más tienen de ma- teriales que de morales, ven con la mayor indiferencia estas aves. Lo más que hace el sencillo campesino es derribarlas con su carabina para entretener los jue= gos infantiles de sus niños, con su pintado pico y matizadas plumas. He visto en Loma-larga, camino del Cármen y en el Higo bandadas nume- rosas de tucanes formando inmenso alboroto con su canto parecido á la voz rack, repetida en compas de */, por cada uno, aunque desordenada en conjunto. Tuve tambien oportunidad de observarlos en los árboles de pimienta, cuyas bayas ape- tecen mucho; para tragarlas las lanzan al aire y las reciben con el pico abierto. FAM. V. ARIDA. ARA MACAO, L. Vulg. Guacamaya. En las colecciones zoológicas del Museo Nacional puede verse un ejemplar mag- nífico de esta ave, la más hermosa de todos los aridos mexicanos, por su figura y por los bellos matices de su plumaje. «La cabeza, el cuello, el lomo, el pecho y el vientre son de un color rojo escarlata; las plumas de la nuca y de la parte supe- rior del lomo tienen un filete verde, el cual se va ensanchando á medida que baja; el centro de aquel, así como el obispillo, son de un azul celeste; las pequeñas plu- mas superiores que cubren el ala, de un rojo escarlata; las medias verdes, así co- mo las del pliegue del ala que presentan visos rojizos; las sub-alares primarias, las remiges y las barbas externas delas plumas de la cola, son de un azul de ul- tramar; las barbas internas de éstas y las sub-alares más próximas al cuerpo, de un rojo mate; las rectrices medias, rojas, y las barbas internas de las remiges, ne- gras. La parte desnuda de las mejillas, en la que solo hay cinco ó seis séries de plumitas rojas, que parten de las fosas nasales y rodean los ojos, es de color de carne y parece empolvada de polvo blanco; la base de la mandíbula superior tiene un tinte claro de cuerno; la punta, los bordes y la mandíbula inferior, son negros; elíris de un blanco amarillento; las patas de un gris negro y las uñas pardo negras. »* Si se considera por un momento la impresion, á la vez que sorprendente muy agradable, que debe causar á los sabios de allende el océano el espectáculo que ofrecen estas aves en los países equinocciales del Nuevo Mundo, encontrarán dis- culpa las narraciones exageradas que han salido de las plumas de algunos, entre otros del ilustrado viajero Waterson. Nada más fácil que incurrir en semejante falta cuando, encontrándose dotado de un cerebro pensador y fácilmente impresio- 1 La Creacion, tom. II, Ay., pág. 27. LA NATURALEZA 373 nable, se desea describir las maravillas de la creacion. Por mi parte confieso que,, no obstante el haber nacido en una de las comarcas más ricamente dotadas del Continente Americano, jamas ha podido la costumbre convertirme en frio espec tador de estos cuadros; siempre me han parecido nuevos, siempre los he visto como con ojos europeos, y tratándose de la especie á que este artículo se refiere, ha sido una de las que más han llamado mi atencion. Todavía conservo fresco el recuerdo de las hermosas mañanas y serenas tardes en que me deleitaba en San Diego ó en las soledades del Chilapilla, contemplando el espléndido plumaje rojo, la larga cola y la voz de las guacamayas, cuando batiendo lentamente sus alas cruzaban el aire, destacándose sobre el oscuro azul del cielo, segun las hermosas frases del príncipe de Wied. La guacamaya prefiere para vivir los bosques húmedos de Macuspana; poco se remonta á las sierras de Chiapas. Allí encuentra sobrada abundancia de alimen- tos, y cuando los frutos de la Ostrya mexicana maduran, se les ve en bandadas numerosas acudir á esos árboles. Miéntras están comiendo guardan un silencio casi completo; apénas «se oye un ligero murmullo, semejante al cuchicheo de va- rias personas.»* Su presencia solo se descubre por los pericarpios y sarcocarpios de aquellos frutos que caen á manera de lluvia al pié de los árboles, siendo de notar que al extraer las semillas, único producto que aprovechan, le cortan con tal delicadeza, cual lo haria la mano más hábil; de modo que, segun pude obser- var repetidas ocasiones, muchas personas van á recogerlos para la confeccion de dulces, evitándose así un trabajo tan laborioso como dilatado y fastidioso. Si de improviso son sorprendidas por el cazador, se interrumpe el silencio y forman un alboroto con su voz ronca, dejando percibir á intervalos la voz ara, la cual les ha valido el nombre genérico. Debo manifestar aquí que el príncipe de Wied ase- gura no haber oído nunca la emision de esa voz; pero es un hecho que la expe- riencia me ha demostrado, y en apoyo del cual puedo citar la respetable autoridad de Burmeister. Las guacamayas aprenden á hablar aungue no tan bien como los demás loros, y su lenguaje es por lo general monosilábico. CHRYSOTIS ALBIFRONS, Sparm. Vulg. Cotorra de frente blanca. CHRYSOTIS SP. Vulg. Cotorra de cabeza colorada. CHRYSOTIS AUTUMNALIS, L.? Vulg. Loro real, Loro palencano. En todo el territorio de Macuspana abundan las tres especies anteriores. En las mañanas de Diciembre, al despuntar los primeros rayos del sol, es innumera- 1 La Creacion, loc. cit. 374 LA NATURALEZA ble la cantidad de estas aves que salen de los bosques y caen sobre los naranjales “que limitan los potreros de las haciendas, sobre las plantaciones de cacao, cuyos granos, como es sabido, están envueltos en una pulpa agridulce muy agradable al paladar, y sobre todos los árboles frutales. A fines del año de 1874 permanecí más de un mes en la hacienda Concepcion, distante un cuarto de legua de Ma- cuspana, y allí pude observar algunos rasgos que caracterizan las costumbres de las cotorras. En una cerca de árboles de naranjo agrio (Citrus vulgaris, L.) cargados de frutos maduros veía posarse á mañana y tarde bandadas enteras que me empeñaba en cazar. Su arribo se anunciaba por una estrepitosa charla; pero tan luego que principiaban á comer reinaba el más profundo silencio, y solo se sabia su presencia por las cáscaras y semillas que continuamente dejaban caer. Aquel me pareció en los primeros dias el momento de darles caza, mas no tardé en comprender mi error, pues de tal manera se confunde el color verde de estas. aves con el follaje y tal es la delicadeza de su oído, que cuando más las buscaba, ellas me estaban mirando y de improviso se levantaban por decenas rompiendo- en su acostumbrada algazara. Los loros reales son más numerosos en los terrenos pantanosos del Norte de Macuspana; en la Encrucijada, en los rios Chilapa y Chilapilla, en la laguna. del Congo y el arroyo de San Cárlos, se les ve cruzar en bandadas de un punto á: otro del horizonte. Pero debo hacer notar que sus itinerarios obedecen á una ley invariable; estas aves se dirigen al occidente al ponerse el sol para pasar la noche- y al oriente en busca de alimentos cuando aquel astro envía sus primeros rayos. á la tierra. Durante muchos años viví observando en San Diego este rasgo co- mun á los loros y cotorras. Como era natural, la curiosidad y el deseo de darme explicacion de tan singular costumbre, me obligaron á repetir mis observacio- nes y á consultar todas las obras de Historia Natural que llegaban á mis manos; pero si bien no me cabe duda de la verdad que asiento, debo asimismo decir que nada mencionan acerca de ella los autores. El príncipe de Wied, Wilson, Azara, el Baron de Humboldt, Schomburgk, Waterson y Audubon, que tan bellas como exactas descripciones nos han dejado de las costumbres de los aridos americanos, guardan silencio profundo á este respecto. ¿No tuvieron aquellos sabios ocasion de fijarse en este hábito, ó es exclusivo de los loros norte-americanos y reconoce por causa. la influencia de circunstancias locales? Cuestiones son estas de tal im- portancia para la biología en general y las ciencias naturales mexicanas, que no vacilo en excitar á los naturalistas viajeros ó residentes en el país á que fijen su atencion en ellas. CONURUS AZTECUS, Souancé. Vulg. Perico, Periquito, Alcaparrero. Es tambien muy numerosa esta especie. El nombre vulgar de alcaparrero que le suelen dar, reconoce por orígen la costumbre que tiene de invadir las planta- LA NATURALEZA 375 ciones de cacao en Diciembre y Enero para alimentarse con las flores de la Ery- ihrina coralloides, designadas en Macuspana con el nombre de alcaparras. Tambien apetece las flores del Charamusco, que me parece ser la Inga anomala. EDO ELL E Ab LORDS... FAM. I. STRIGIDE. STRIX FLAMMEA, var. AMERICANA, Coues. Strix flammea, Wils.; Ulula flammea, Jard.; Strix americana, Aud.; St. flammea americana, Schl.; Sí. pratincola, Bp.; St. flammea, var. pratincola, Ridgw.; St. perlata, Kaup. Vulg. Lechuza. BUBO VIRGINIANUS, Bp. Strix virginianus, Gm.; Bubo virginianus atlanticus, Cass.; Otus virginianus, Steph.; Ulula vir- giniana, Jam.; Strix pythaules, Bartr.; Bubo ludovicianus, Daud.; B. pinicola, Vieill. Vulg. Tecolo- te, Lechuza, Buho. Los dos estrigidos anteriores son muy comunes desde Macuspana hasta el lito- ral del Seno Mexicano. El B. virginianus aun cuenta una área geográfica más extensa, pues se le encuentra, segun las observaciones del Sr. Sumichrast, bajo todas las latitudes y á diversas alturas dentro de los límites de la República. * Desde la más remota antigúedad se ha considerado por el vulgo como ave de mal agúero la zamaya de Europa (St. fammea, L.), creencia que, importada á México por los conquistadores españoles, vino á confirmar las supersticiones de varias naciones indígenas que sucumbieron al poder de las huestes castellanas. El Tamaxihu (St. flammea, var. americana, Coues) y el Piguia (B. virginia- nus, Bp.) de los zapotecas, eran vistos por ellos y otras tribus mexicanas como presagios de desgracia. * La tradicion ha venido trasmitiendo hasta nuestros dias tales ideas, por más que las personas ilustradas se empeñan en hacer ver lo in- fundadas que son. Basta que una lechuza se pose en el techo de una casa donde existe un enfermo y deje oir su lúgubre canto, para que los deudos se consternen y vean como seguro barrunto de muerte, lo que á la luz de la razon quizá sea la expresion del amor ó la alegría. FAM. II. FALCONIDA. ASTURINA MAGNIROSTRIS, var. GRISEOCAUDA, Ridgw. Vulg. Gavilan pollero, Espanta-venados; Tajpt en idioma Zoque. Es muy comun en todo el Estado de Tabasco. Su habitacion favorita son los planteles de cacao, donde fácilmente se le encuentra en los árboles de Cocoite (Robima? maculata, H. B. K.) 1 La Naturaleza, Vol. Y, p. 237. 2 Arle del idioma. zapoteco, por el P. Fr. Juan de Córdova, pág. 214, Morelia, 1886. 376 LA NATURALEZA URUBITINGA GHIESBREGHTI, Du Bus. Vulg. Gavilan blanco, Pascua—-florida blanca. Muy rara es esta rapaz en la parte N. y central de Macuspana; hácia el S., en las selvas del Tortuguero, Agua-blanca y el Chinal, parece encontrarse su re- sidencia favorita. Tuve ocasion de verla varias veces volando majestuosamente en los límites de los bosques ménos frecuentados; pero sus sitios preferidos son las cañadas profundas, las abras de las sierras más escarpadas limítrofes entre Chia- pas y Tabasco. Su color blanco se destaca perfectamente del fondo verde ó azu- lado de las montañas cuando enteramente inmóvil está posada sobre las ramas secas, y su canto, reducido á un chillido, acusa su presencia si vaga lentamente en el aire apareciendo y desapareciendo entre las sombras de los bosques vírgenes. THRASAETUS HARPYA, Gray. Vultur harpya, L.; Harpya destructor, Daud.; Harpya maxima, Vieill.; Faleo destructor, Daud.; Vultus cristatus, Mig.; Vulg. Aguila. * Hasta 1877 se ignoraba que esta rapaz, la más grande y notable de la Amé- rica, formase parte de la ornitología tabasqueña. Que habita en varios puntos de México es un hecho demostrado hace algun tiempo, pues de 1854 á 1855 se con- servaba viva una en Chapultepec, otra fué capturada en Orizaba en 1862, otra en Tehuantepec por el infatigable naturalista Mr. F. Sumichrast en 1868, y por último, he podido ver dos ejemplares, uno en el puerto de Frontera en 1885, pro- cedente de Macuspana, y el segundo á inmediaciones de esta Capital, en 1886. En el año referido de 1577 un indio del arroyo Agua-blanca, logró herir leve- mente y apoderarse de una harpía cerca de las selvas del Tortuguero. Grande fué la admiracion que produjo en Macuspana el raro falconido jamás visto en aquella poblacion. Fué obtenido por D. Napoleon Hernandez, quien obsequió con él al Lic. D. Serapio Carrillo, en cuyo poder existió en San Juan Bautista hasta 1878, que fué vendido en la Habana. Otras que se han matado posteriormente demuestran que esta especie habita todas las selvas primitivas comprendidas en- tre los rios Puscatan y Tulijá, es decir, los sitios húmedos situados en la falda de los Andes de Chiapas regados por varios riachuelos, donde la presencia del hom-= bre es rara. Allí encuentra la harpía sobrados alimentos en los Mycetes, Ate- les, Ccoelogenys, Dasyprocta y jóvenes Cariacus. «Los primeros autores que han escrito sobre América, hacen mencion de la rapaz y cada cual cuenta sus historias, á cual más inverosímiles. Fernandez dice que es tan grande como un carnero; que aun domesticada, acomete al hombre por el más ligero motivo; que es siempre maligna y feroz; pero que se la puede adiestrar fácilmente para la caza. Mauduyt asegura que de un solo picotazo parte 1 Harpya capite pennis elongatis cristato; corpore supra nigro, candido et fulvo mixto, sublus albo; pedibus flavis. (D'Orb., Voy. dans "Am. Mérid. Tom, IV, pág. 81.) LA NATURALEZA 377 la harpía el cráneo de un hombre: y deja entrever que á menudo hace uso de su fuerza. Estaba reservado á los observadores modernos d'Orbigny, Tschudi y Pourlamaque, darnos á conocer las costumbres de la harpía y reducir tales exa= geraciones á su justo valor. . . . A juzgar por lo que dice d'Orbigny, siempre se ve á la harpía solitaria cuando no está en el período del celo. A semejanza del azor, rara vez se posa en los árboles altos, y prefiere permanecer á poca altura. Desde allí párte como una flecha, remóntase verticalmente por los aires, traza varios circulos, y apénas divisa una presa, cae sobre ella impetuosamente. No es recelosa, pues permite al hombre acercarse mucho, aunque solo ocurre esto en los bosques donde no ha tenido frecuentes ocasiones de encontrarse con su más temible enemigo.» * HERPETOTHERES CACHINNANS, L. Vulg. Vaquero 6 Pájaro vaquero. Derívase el nombre de este falconido de la semejanza que existe entre su can- to y los gritos que emplean los vaqueros ó guardianes de los ganados para hacer venir las reses á los rediles. En la Costa de Sotavento y otros puntos del litoral mexicano, se conoce con el nombre de Llamanorte, denominacion fundada en una antigua y general preocupacion de las gentes sencillas del campo. Dícese en Macuspana que cuando estas aves cantan posadas en una rama verde anuncian lluvias ó nortes, y dias serenos, si se dejan ver sobre troncos ó árboles secos. Bien se ve que semejante creencia no es más que una de tantas supersticiones populares. PANDION HALIAETUS, Cuv. Aquila haliceltus, Briss.; Aguila (Pandion) halieéta, Sw.; Falco haliaétus, L.; Accipiter halietus, Pall.; Balbusardus halicetus, Flem.; Falco arundinaceus, Gm.; F. cayanensis, Gm.; F. carolinensis; Gm.; Pandion carolinensis, Bp.; P. haliceetus, var. carolinensis, Ridgw.; P. fluvialis, Savi.; Trior- ches fluvialis, Leach.; Aquila piscatrix, Vieill.; A. americana, Vieill.; Pandion americanus, Vieill., Aquila balbuzardus, Dum.; Pandion ichtyaétus, Kaup.; P. indicus, Hodgs.; P. leucocephalus, Gould.; P. halieetus, var. leucocephalus, Ridgw.; P. Gouldii, Kaup; P. alticeps el planiceps, Brehm; P. fas- ciatus, Brehm. Vulg. Gavilan pescador. El gavilan pescador habita las dos costas del territorio mexicano, pero solo en el verano se interna siguiendo el curso de los rios. Por esta razon es una ave rara en Macuspana. Como su nombre lo indica, se alimenta exclusivamente de peces, y al efecto se le ve como á los vulturidos describiendo círculos en el espa= cio, bien para cerciorarse de que no le amenaza ningun peligro, bien para descu- brir una presa. Si su exámen es infructuoso, permanece inmóbil en un mismo sitio á una altura de 20 430 metros, defeca para atraer á los peces, y en el instante que columbra uno se lanza rápidamente sobre él, produciendo un gran ruido, seme- jante á la detonacion de una arma de fuego, desaparece bajo las aguas por un mo- 1 Brehm. La vie des animauz illustréc. Tom. MI, pág. 393. La NATURALEZA.—Tomo VII.—48, 378 LA NATURALEZA mento y vuelve á aparecer batiendo fuertemente las alas para remontarse y sa- cudir las gotas adheridas á su plumaje. Cuando no alcanza resultado alguno, no desiste de su intento; busca otro ú otros sitios hasta lograr hundir sus vigorosas garras en el lomo de un pez, y esto con tal fuerza, que aun él mismo siente dificul- tad para desprenderlas. Esta particularidad pone en inminente peligro la vida del pandion, cuando el pez de que trata de apoderarse es demasiado robusto. FAM. IN. CATHARTIDA. SARCORAMPHUS PAPA, Dum. Vultur papa, L.; V. elegans, Gerini; Gypagus papa, Vieill.; fribu rubicha, Azara. Vulg. Rey de los zopilotes; Júguicohuina en idioma Zoque. El Sarcoranfo, una de las más bellas y hermosas especies de nuestras aves, habita las llanuras y colinas cubiertas de selvas vírgenes. 1l primer ejemplar que tuve en mis manos, logré cazarloen 1873 en la montaña 'del 4j¿/adero, cerca dela hacienda Limon. En aquella misma finca les veia venir 4 menudo de los bosques de la Joya y de la vertiente septentrional del cerro del Chinal, batiendo lentamente sus anchas alas con las que producian gran ruido. Se posaban en los árboles cercanos al po- trero ó daban vueltas en los contornos buscando alguna res muerta. Si descubrian un cadáver, se acercaban con precaucion fijándose en el árbol más imediato, y allí permanecian cierto tiempo, hasta que obligados por el apetito, y persuadidos de la ausencia de todo peligro, bajaban á devorar la presa. Muy rara vez logra. el Sarcoranfo ser el primero en gustar la carne de los animales muertos, porque los zopilotes, más numerosos, más activos en sus incursiones por los campos, le lle- van siempre mucha ventaja. «Aunque haya centenares de buitres (zopilotes) reu- nidos alrededor de un resto animal, todos se retiran apénas aparece el sarcoran- fo real. Posados en un árbol próximo ó en tierra, esperan con los ojos brillantes de codicia y de envidia, á que el tirano acabe de aplacar su hambre y se retire; tan pronto como concluye precipitanse todos, y se disputan la mejor parte de los restos. Con frecuencia he sido testigo del hecho, y puedo asegurar que ante ninguna otra ave se retiran las pequeñas especies de vulturidos ni abandonan su presa sino ante el sarcoranfo real. Cuando le divisan á lo léjos, retíranse todos, por ocupados que estén, y al acercarse, parece como que le saludan, levantando y bajando alternativamente las alas y la cola. Cuando la rapaz ha ocupado su pues- to, todas las demás permanecen silenciosas y esperan tranquilamente hasta que le place retirarse.? Esta relacion de Schomburgk fué puesta en duda por Tschudi, y aunque su autor refutó victoriosamente las criticas que se le dirigieron, debo decir en este lugar que la encuentro digna del célebre viajero y en perfecta ar= monía con lo que he podido observar. 1 En Macuspana se da este nombre á los bosques virgenes. En este sentido se toma aquí la voz. 2 Schomburgk in Brehm. La vie des animaux illustrée. Tom. IM, pág. 466. LA NATURALEZA 379 CATHARTES AURA, Ill. Vultur aura, L.; Catharista aura, Vieill.; Perenoplerus aura, Stph.; Rhinogryphus awra, Ridgw .; Vultur aura, $8, Lath.; V. iota, Molina; Cathartes ¿ota, Bridg; CG. ruficollis, Spix; €. septentrionalis, Maxim.*Vulg. Zopilote de montana; Tzamajúqui en idioma Zoque. La denominacion vulgar de este vulturido recuerda la costumbre que le carac- teriza de habitar en los sitios apartados de las poblaciones, en los bosques conoci- dos con el impropio nombre de montañas. CATHARTES ATRATUS, Bartr. Vultur brasiliensis, Ray; Cathartes brasiliensis, Bp.; Vultur atratus, Bartr.; Calhartes atratus, Less.; Catharista atrata, Gray; Vultur aura niger, b, Kerr.; V. aura, Daud.; Cathartes aura, Spix; Vultur urubu, Vieill.; Cathartes uwrubu, Less.; Perenoplerus wrubu, Steph.; Cathartes foetens, 1; Vultur iota, Ord; Cathartes iota, Bp.; Neophron iota, Cuv. Vulg. Zopilote, Shope, Chombo; Júqui en idioma Zoque. «La carne podrida no es el único alimento de los zopilotes; su apetito se aco- moda bien á la fresca, y no es raro que ataquen á los animales enfermos ó agoni- zantes. Continuamente están parados en las copas de los árboles siguiendo con la vista los hatajos, rebaños, etc., y observándolos sin cesar: si un buey ó un caba- llo se mueren, están prontos á lanzarse sobre él. Comienzan á dar majestuosas vueltas en los aires alrededor de su presa, mirando sus movimientos, y esperando con una persistencia lúgubre el momento en que la muerte se los entregue. Cuan- do comienza la agonía, descienden á la tierra, se aproximan, circundan su víc= tima y la vigilan con una calma flemática. Á medida que la vida se apaga, estos grupos negros se estrechan más y más acercándose con desconfianza; en fin, cuan= do los movimientos llegan á ser tan débiles que no sean peligrosos, se arrojan sobre el cadáver, le comen los ojos y laceran el ano á picotazos. Muchas veces los sacudimientos convulsivos del moribundo los alejan por un momento; pero evitan sus golpes saltando maquinalmente de un lado á otro, volviendo á la car- ga sin precipitación ni cólera sino con cierto aire de indiferencia, que tiene algo de diabólico. Despues de abrir el vientre y devorar las entrañas, siguen excavan- do el interior como hábiles mineros, y no dejando más que los huesos cubiertos de la piel que ha servido para evitar que la carne se seque con los rayos del sol.»* «Desde la humilde choza del indio hasta las populosas ciudades cuentan con este celoso encargado de la limpia pública. ls muy lógico suponer que esta ave, léjos de disminuir con la presencia de los europeos en este Continente, se haya multi- plicado á causa de la introduccion del ganado vacuno y otros animales que debe- mos al Antiguo Mundo; y como los españoles siguieron respetándola tanto como los indios, hoy pululan los zopilotes á millares en los campos y poblaciones, inva- diendo hasta los tejados de las casas. No solo los peces de los lagos que se secan 1 Manuel M. Villada. Memoria de los trabajos ejecutados por la Comision Científica de Pachuca, en el año de 1864, pág. 270. 380 LA NATURALEZA por la evaporacion, los animales muertos y las inmundicias forman sus alimentos; tambien apetecen y devoran los becerros, muletos y cochinos recien nacidos; así que, si bien son útiles en una sociedad poco acostumbrada al aseo de las poblacio- nes, en las haciendas dedicadas á la cria son inmensos los perjuicios que oca- sionan.»' ORDO IV. COLUMBA4. FAM. 1. COLUMBIDA. MELOPELIA LEUCOPTERA, Bp. Columba leucoptera, L.; Zenaida leucoptera, Gray; Turtwr leucopterus, Gosse; Columba trudeani, Aud. Vulg. Torcaza; Cucu en idioma Zoque. CHAMAPELIA PASSERINA, Sw. Columba passerina, L; Columba (Goura) passerina, Bp.; Chameepelia passerina, Bp.; Ch. passeri- na, var. pallescens, Bd.; Pyrgileenas passerinus, Reich.; Peristera passerina, Schl.; Columba minuta, L.; Chamepelia granatina el albivitla, Bp.; Pyrgitenas albivitta, Reich. Vulg. Tortolita, Purbuca, Purugúés; Mucuyita en Campeche. ORDO,V "GAIN FAM. I. TETRAONIDE. CYRTONIX SP? Vulg. Boloctoque, Golonchaco. Ave comun en el Valle de Bulují, en el Cármen, en el rio Tulijá, especialmen= te en el Salto y en el Cerro del Limon. FAM. Il. CRACIDA PENELOPE PURPURASCENS, Wagl. Vulg. Cojolite; Gúecu en idioma Zoque. CRAX GLOBICERA, L. Vule. Faizan; Tzúmjon en idioma Zoque. ORTALIDA MC-CALLI, Baird. Ortalida vetula, Lawrence; O. poliocephala, Cassin. Vulg. Chachalaca; Ejqueñe en idioma Zoque. El interior de los bosques más espesos es la habitacion de los cojolites y faisanes. En los meses de Marzo, Abril y Mayo, cuando los árboles pierden parte de sus. 1 J. N. Rovirosa. El Partido de Macuspana, cap. V. Obra inédita. y SÓ LA NATURALEZA 381 hojas por efecto de la escasez de lluvias y una alta temperatura parece imponer silencio á los habitantes alados de las selvas tropicales; la majestad, el imponente aspecto de aquellos antros solitarios y primitivos, auméntanse al repetir los ecos en derredor del naturalista ó del cazador el grito del cojolite y el gruñido del fai- san. Si el reposo de la selva no se interrumpe, el 22m prolongado y profundo de éste se aproxima, se percibe cada vez más cerca, y no tarda en dejarse ver la her- mosa ave marchando con paso lento y majestuoso al pié de las gigantescas higueras salvajes, recogiendo los frutos que le son más codiciados. Las chachalacas aman ménos el retiro de las selvas, no esquivan tanto la ve- cindad del hombre y se les encuentra en las plantaciones y arboledas bajas. En las mañanas de Diciembre y Enero es innumerable la cantidad de estas aves que alegran las orillas de los rios con su canto que el vulgo traduce por no hay cacao. Hay un punto muy digno de llamar la atencion de los naturalistas en lo tocan- te al régimen alimenticio de las tres aves de que me ocupo. Entre los frutos más apetecidos por ellas, figura uno conocido en Macuspana con el nombre vulgar de Chilillo, producido por una planta que no he tenido ocasion de determinar bien, y que pudiera ser el Thoa urens de Aublet, hoy Gnetum thoa de De Candolle. Los cracidos en cuestion tragan sin triturar esos frutos, dotados de principios al- tamente venenosos, pero inofensivos para ellos. Cuando los faisanes, cojolites ó chachalacas tienen chilillo, segun la expresión de los campesinos, se sabe perfec- tamente por la trasparencia de los huesos, lo cual no impide que sus delicadas carnes se sirvan en la mesa sin el menor peligro de intoxicacion, pero muy bien se cuidan de que los perros coman los desperdicios, porque mueren inevitablemente sufriendo fuertes accesos semejantes á los que produce la hidrofobia. EDO VE CRA POR FAM. l. TINAMIDA. TINAMUS ROBUSTUS, Sel. Vulg. Perdiz; Nazcucu en idioma Zoque. La perdiz habita en todos los bosques, aun los cercanos á las poblaciones, pero prefiere las grandes selvas, particularmente las meridionales donde el ter- reno es accidentado y pedregoso. Pasa el dia vagando al pié de los árboles, como las gallinas, en busca de frutos duros que traga juntamente con granos de arena. Corre con mucha rapidez y de cuando en cuando deja oir un prolongado y tré- mulo canto, perceptible en un extenso radio, que aumenta la austeridad de aque- llos retiros. La hembra practica una pequeña excavacion en el suelo al pié de un árbol ó debajo de una roca, y allí deposita sus huevos, los más hermosos que co- nozco por su color uniforme azul-verdoso. 382 LA NATURALEZA ORDO VIT. GRALLATORUS. SUBORDO J. LIMICOLE. FAM. Il. CHARADRIDA. SUBFAM. I. CHARADRIINA. ZEGIALITIS VOCIFERUS, Bp. Charadrius vociferus, L.; Oxyechus vociferus, Reich.; Charadrius torquatus, L.; Ch. jamaicen- sis, Gm. Vulg. Titirillo, Gollaludo. En Octubre y Noviembre, al pasar las inundaciones, es la época de mayor abun- dancia de esta especie. Nada hay que llame tanto la atencion de los niños ni que les preocupe más que la caza de los titirillos. Al efecto, atan en varillas de ma- dera de un metro ó metro y medio de longitud, muchos lazos de cerda de caballo; tienden en el césped diez ó doce varillas unas á continuacion de otras y obligan á los caradrios á pasar corriendo sobre ellas. El resultado es feliz; tres, cuatro ó más de aquellas avecillas quedan aprisionadas por los piés; levantan el vuelo lle- vándose la pieza de madera, de intento escogida entre las más ligeras, para que las cerdas no cedan á la fuerza de los aletazos; pero en el acto caen á corto tre- cho cansadas y se entregan á sus perseguidores. Aquella distraccion infantil es la más inocente y agradable en las amenas praderas de Tabasco. FAM. II. EDICNEMIDA. (EDICNEMUS BISTRIATUS, Wagl. Vulg. Taratana, Alcaraban. Los hábitos nocturnos de esta ave la obligan á pasar el dia en los límites de los bosques ó á la sombra de los matorrales. Por tal razon su aspecto es triste, pero en la noche se vuelve ágil y alegra los prados con su canto prolongado, seme- jante á las notas del diapason. En varias haciendas acostumbran domesticarlas para que persigan á las cucarachas (B/ata sp.) y demás insectos dañinos. En el Limon y en las sabanas de Santa Lucía son muy abundantes las taratanas. FAM. IM. PÁRRIDA. PARRA GYMNOSTOMA, Wagal. Parra cordifera, Less.; Vulg. Zacuita de los pantanos, Pespita, Viudita. Habita en todos los pantanos de Tabasco. Repetidas veces observé las pespi- tas en el centro de una extensa laguna, léjos de los litorales, posadas graciosa= mente en los grupos de plantas acuáticas que al golpe de las olas se balanceaban suavemente. En aquel manto de verdura, impelido lentamente por la brisa, me LA NATURALEZA 383 deleitaba viéndolas ganar poco á poco las ensenadas rebosando en alegría, cor- riendo sin cuidado sobre las anchas hojas de las Nimpheáceas y de la Pistia stratiotes. Cuando me acercaba á ellas ó hacia un tiro de fusil, se levantaban produciendo un grito singular comparable á una carcajada y volvian á posarse á corta distancia manteniendo un instante levantadas las alas, como para osten- tar la belleza de sus amarillas remeras y el brillante espolon de que están provis- tas. El príncipe de Wied ha dicho, y con razon, que estas aves sobrepujan en be- lleza á las magníficas flores sobre las cuales se mueven. FAM. IV. RECURVIROSTRIDE. HIMANTOPUS NIGRICOLLIS, Vieill. Charadriíus mexicanus, Múller; Himantopus mexicanas, Ord; Charadrius himantopus, Lath.; Re- curvirostra himantopus, Wills.; Hypsibates nigricollis, Cab.; Macrotarsus nigricollis, Gund!. Vulg. Taratana. Esta especie peculiar de los pantanos y los terrenos húmedos, aparece en Ma- cuspana desde las primeras crecidas de los rios en Junio y emigra en el mes de Febrero. FAM. V. SCOLOPACIDA. GALLINAGO WILSONI, Bp. Scolopazx gallinago, Wils.; Sc. Wilsoni, Temm.; Gallinago gallinaria, var. Wilsoni, Ridew.; G. Brehmii, Bp.; Scolopazx delicatula, Ord; Sc. Drummondi, Sw.; Gallinago Drummondiz, Bp.; Scolo- paz Douglasii, Sw. Vulg. Agachon. Muy abundante en Octubre y Noviembre en todos los terrenos húmedos, pa- lúdicos y en los litorales. TRINGA MINUTILLA, Vieill. Actodromus minulilla, Bp.; Actodromas minutilla, Coves; Tringa pusilla, Wills.; Pelicua pusi- lla, Bp.; Tringa Wilsonz, Nutt.; Actodromus Wilsoni, Bp.; Tringa nana, Licht.; T. georgica, Licht. Vulg. Tingúis. . Numerosa en los mismos meses, en los prados y litorales húmedos. TOTANUS MELANOLEUCUS, Vieill. Scolopax melanoleuca, Gm.; Gambetta melanoleuca, Bp.; Scolopax vociferus, Wils.; Totanus vo- ciferus, Sab.; T. sasashew, Wieill.; T. chilensis, Philippi. Vule. Gaviota. TOTANUS FLAVIPES, Vieill. Scolopaz favipes, Gm.; Gambetta flavipes, Bp.; Totanus natator, Vieill.; T. fuscocapillus, Vieill.; «T. leucopyga,» Mliger. Vulg. Tingúis grande. TRINGOIDES MACULARIUS, Gray. Tringa macularia, L, Totanus macularius, Actitis macularius, Boie; Tringoides hypoleucus, var. macularius, Ridew.; Tringites macularius, Scl.; Tringa notata, 1.; Actitis notata, Bp.; A. Wiedi, Bp. Vulg. Tingúisito. 384 LA NATURALEZA NUMENIUS HUDSONICUS, Lath. Scolopax borealis, Gm.; Numenius borealis, Ord. N. intermedias, Nutt.; N. rufiventris, Vig.; N. pheeopus, Cab.; N. brasiliensis, Maxim. Vulg. Correa. Desde la primera crecida de los rios, llamada de San Juan, porque tiene lugar en Junio, principia á aparecer en todos los llanos inundados de Macuspana este escolopacido. Él con su agradable canto, en que parece pronunciar la voz correa, con la cual le ha bautizado el vulgo, alegra y ameniza aquellas zonas palúdicas del S. E. de México, de suyo lúgubres y solitarias, como habrán tenido ocasion de observarlo muchos viajeros. Digna de consignarse aquí es la costumbre que tiene el NV. hudsonicus de ali- mentarse con la Ampullaria ampullácea conocida en Macuspana con el nombre de Tote. Siempre observaba que esta ave frecuentaba los sitios donde abunda aquel molusco, fácilmente reconocibles por los huevos que en forma de ciertos confites deposita fuera del agua sobre los tallos de la Zarza (Mimosa polydactyla?). Dos hechos vinieron á comprobar su objeto en los referidos lugares, los restos de Ampullaria que logré encontrar en el estómago de varias correas, y el haber ob- servado constantemente que, cuando me aproximaba á ellas ó por otro motivo se alarmaban, volaban á los árboles de Tabebwia pentaphylla 6 Maculices, lle- vando en el pico una Ampullaria. Las conchas y opérculos del molusco indica= do yacian formando una gruesa capa en el suelo. SUBORDO II. HERODIONES. FAM I. TANTALIDA. SUBFAM. Il. TANTALINA. TANTALUS LOCULATOR, L. Tantalus plumicollis, Spix; Ibis nandosson, Vieill.; [. nandopoa, Vieill. Vulg. Gaitan, Cabeza— de-cera. En los meses de Marzo, Abril y Mayo se ven llegar á Macuspana numerosas bandadas de gaitanes, atraídos por los peces moribundos de los pantanos ó lagos que se secan por la accion de los rayos solares. Esta es una de las aves que se remontan á mayor altura en la atmósfera; se le ve describiendo circulos en union de los zopilotes, de los cuales se distingue per= fectamente por su mayor talla y el color blanco que domina en su plumaje. SUBFAM. II. IBIDIN. IBIS ALBA, Vieill. Scolopaz alba, L.; Tantalus alber, L.; T. albus, Gm.; Eudocimus albus, Wagl.; ¡Tantalus coco, Jacq,; T. griseus, Gmel.; Eudocimus longirostris, Wagl. Vulg. Coco. Es ave muy abundante desde Junio hasta Diciembre. El vulgo admite tres es- pecies: cocos negros ó pardos, pintos y blancos; pero estas variantes en el plu- . “nio Y Y Sue y 9) 91109) uowejpB9A e] 2P ANT ELE 2902 quo uororjadan ep aun 9nam se ap ar IAS ó 9,02 NN =Q 08 "9 OMAUIRIp Jo Undas 18]P:0 ep 9107) “so 19 O1=100,/0 eJe0s7 y ue7 “VZITVYNLUN Y not “Se oe ur] 3p Opuel Ja A ooJer “eostuesaluy od esedamb Pau ey opuembts qpadaqesodo¿19p eun *] la 09TX9]N ap 09180708) 21107) É y Sl O(S7A U0Uag a) eu9p[e”) e] AS ¿1832 Eu 7 :09[e4) Pp ver s 'SEDUBO|OA SEWL) 7 T E SUOWDII EA A, NX uu PJa EOL '0919[y Ap e2uan) ej ap sasnoe] seqo, [——] 'Se9JUB2JOA Sel4odsy 'SeAe7 ¡ER 1680 apueye o Y 'SOUTG So] ap ¿huy " 'S8QU9] SE] ap ojtul 9194 “seoreajon seuuy [E] O “¿no e 'seyuejo “sejmbea] S0p14104 seme sey eaed soxmour o0q 10d Á “SeruesIp sey exe somaroyy 7 lod o.ounpreo MY) seJeosg a 'YWZITWYNLVN YA ol Mio], LA NATURALEZA 385 maje, dependen exclusivamente de la edad y de ningun modo constituyen carac- téres específicos. FAM. II. ARDEIDA. SUBFAM. I. ARDEINA. ARDEA HERODIAS, L. Ardea hudsonias, L. Vulz. Gallinazo, Sabroso, Garzon. Ave abundante en todos los pantanos y lagos, y cuya carne se reputa como muy exquisita por algunas personas. ARDEA EGRETTA, Gm. Herodias egrelta, Gray.; H. alba, var. egretta, Ridew.; H. egretta, var. californica, Baird.; Ardea leuce 1l.; Egrelta leuce, Bonap.; Herodias leuce, Brehm.; Ardea alba, Bonap.; A. «occidentalis» Newb. Vulzg. Garza grande, Garzon blanco. Es tan comun como la anterior. ARDEA CANDIDISSIMA, Gm. Ardea nivea, Jacq.; Egrettanivea, Cab.; E. candidissima, Bp.; Herodias candidissima, Gray; Gar- zeta candidissima, Bp.; Ardea carolinensis, Ord. Vulg. Garza blanca; Pobopojpon en idioma Zoque. Esta especie habita en número extraordinario los lagos, pantanos y rios. Solo sus plumas se utilizan para usos domésticos. ARDEA VIRESCENS, L. Ardea (Bolaurus) virescens, Bp.; Herodias virescens, Bole.; Egrelta virescens, Sw.; Agamia vi- rescens, Reich.; Ocniscus virescens, Gundl.; Butorides virescens, Bp.; Ardea ludoviciana, Gm.; A. tor- quata, Mill.; A. chloroptera, Bodd; A. maculata, Bodd. Vulg. Jojó. NYCTIARDEA GRISEA, var. NZVIA, Allen. Bolaurus nevius, Briss.; Ardea nevia, Bodd.; Nyctiardea nevia, Gray.; Nycticorax ncevia, Gray; Nycliardea grisea, var. ncevia, Allen; Nycticorax griseus, Reinh.; Ardea hoactli, Gm.; A. gardeni, Gm.; Nycticorax garden, Jard.; Nyctiardea gardeni Bd.; Nyetiardea grisea, var. gardeni Ridgw.; Ardea nycticorax, Wils.; A. maculata, Frisch; A. discors, Nutt.; Nycticorax americanas, Bp. Vulg. Cupido. BOTAURUS MINOR, Boie. Botaurus freti-hudsonis, Briss.; Ardea freti-lvidsonis, Schlegel; A. hudsonias, Merr.; A. stella- ris, var. Forst.; A. stellaris, var. 6; Botawrus freli-hudsonis, Lath.; A. stellaris, var. B. minor Gm.; A. minor, Wils.; A. lentiginosa, Mont.; Botawrus lentiginosus, Steph.; Butor lentiginosus, Jard; Butor americana, Sw.; Ardea molkoko, Vieill.; A. adspersa, Licht.; Botawrus adspersus, Cab. Vulg. Cupido. ARDETTA EXILIS, Gray. Ardea exilis, Gm.; Ardea (Ardeola) exilis, Bp.; Ardeola exilis, Bp.; Butor exilis, Sw.; Vulg. Jojoito. FLORIDA CARULEA, Baird. Ardea ccerulea, Catesby.; Heron bleuátre de Cayenne, Buft.; Ardea ccerulea, L.; Blue Heron, var. A,, Lath.; Ardea ccerulescens, Lath.; Le Crabier bleu 4 cow brun, Buft.; Blue Heron, Lath.; Ardea LA NATURALEZA.—Tomo VII.—49. 386 LA NATURALEZA ardesiacea, Less.; Herodias Poucheti, Bonap.; Ardea ccerulea, var. alba, Reichenow; Ardea ccerulea, var. cyanopus, Reichenow; Ardea mexicana cinerea, Briss. Ardea americana cinerea, Briss.; Ardea cancrophagus brasiliensis, Briss.; Ardea chalybea, Stephens. Vulg. Garza morena; Jomaopojpon en idioma Zoque. Especie muy comun en las lagunas y pantanos, en las orillas de los rios y en la desembocadura de los arroyos, cuando salen los peces de las lagunas. En la época de la crecida de los rios viajan estas aves confundidas con los zanates, so-- bre las grandes palizadas que arrastran las corrientes, con el fin de apoderarse de los insectos y crustáceos que se encuentran adheridos á las maderas viejas. CANCROMA COCHLEARIA, L, Vulg. Paspaque, Cucharon. Los hábitos de esta ave, muy comun en el otoño é invierno, son nocturnos. De dia se le encuentra siempre posada en las ramas de los árboles de las orillas de los rios y lagunas, prefiriendo la sombra de los Gusanos, especie de Leguminosa corpulenta adonde acuden tambien los cupidos (Botaurus ncevius, Briss.) «Abun- da más en el interior de las selvas vírgenes que en las costas: cuando se aproxi- ma una barca salta rápidamente de rama en rama y desaparece de la vista. Se alimenta de animales acuáticos mas no de peces.»* Por la noche visita los cam- pos inundados y las orillas de los rios. Entónces ya no es el ave taciturna y som- bría que se observó durante el dia; manifiesta tanta agilidad como las otras, y si álguien se acerca, emprende el vuelo dejando oir su voz, semejante algunas veces á una carcajada sardónica. FAM. III. PLATALEIDA. AJAJA ROSEA, Reich. Platea rosea, Briss.; Platalea ajaja, L.; Platea mexicana («Willoughby »), Gamb.; Roseate Spoon- bill, Penn. Vulg. Chocolatera. Ave apreciable por el hermoso color rosado de sus plumas. ORDO VIII. LAMELLIROSTRES. FAM. I. ANATIDAE. SUBFAM. I. ANSERIN£. ANSER HYPERBOREUS, Pall. Anas hyperboreus, Gm.; Chen hyperboreus, Boie.; Anas nivalis, Forst:; Tadorna nivea, Brehm.; White Brant, Lawson; Snow Goose, Penn.; Anser albatus, Elliot; A. hyperboreus, var. albatus, Coues; A. hyperboreus, b. albatus, Coues; Chen hyperboreus albatus, Ridgw. Vulg. Anser. 1 Brehm. La vie des animaux illustrée, tom. IV, pág. 627. LA NATURALEZA 387 Desde las comarcas heladas y pantanosas del Tundra hasta la América Central se extiende la área geográfica habitada por esta especie. En Tabasco son raras sus inmigraciones, al ménos en el distrito de Macuspana, en el cual he hecho mis observaciones. Solo dos veces recuerdo haber visto estas hermosas aves; la pri- mera en 1873 frente á la hacienda Sabanas-Nuevas, en las extensas lagunas situadas entre los rios Chilapilla y Grijalva; la segunda vez en 1874, navegando en el Tepetitan, entre la Palma y el Arrastradero, observé grandes bandadas de ánseres que á grande altura se dirigian de E. á O., hácia los hermosos llanos conocidos con el nombre de Playa-grande. DENDROCYGNA FULVA, Burm. «Penelope mexicana, Briss.;» Anas fulva, Gm.; Fuligula fulva, Steph.; Dendronessa fulva, Wagl.; Anas virgata, Maxim.; 4nas sinuata, Licht.; Anas bicolor, Vieill.; Anas collaris, Merrem. Vulg. Algarabía. Ave muy numerosa en las lagunas de las Matillas, Tierra-colorada, Taciste y Corozal; en Playa-grande, Lino y los Llanos inundables del Tinto. Pocas veces pude observarla en los pantanos de San Diego y el Limon. DENDROCYGNA ARBOREA, Sw. Anas arborea, L.; Dendronessa arborea, Wagl.; Dendrocygna arborea, Sw. Vulg. Pijije, Pishisht. Los mexicanos llaman á esta ave Pichichi 6 Pichichil, voces que los tabas- queños han corrompido en las que dejo apuntadas. Es más abundante que la D. fulva; en todas las lagunas y pantanos de Macuspana es asombroso su nú- mero. Al atravesar los llanos pantanosos de la Ciénega para pasar del rio Tepe- titan al Usumacinta, ó cuando se viaja por el Chilapilla, causa verdadera admi- racion el bullicio producido por el canto de los pijijes y el ruido constante que forman, semejante al de lejanas descargas de fusilería, al emprender el vuelo las miriadas que forman las bandadas. SUBFAM. II. ANATINE. QUERQUEDULA CAROLINENSIS, Steph. Anas crecca, var. Forst.; 4nas (Boschas) crecca, var. Sw.; Anas crecca, Wils.; Anas carolinen- sis, Gm.; Netlion carolinensis, Bd.; Anas americana, Vieill.; Querquedula americana, Mur.; «Anas sylvatica, Vieill.» Vulg. Pato floridano. QUERQUEDULA DISCORS, Steph. Anas discors, L.; Anas (Boschas) discors, Sw.; Cyanopterus discors, Eyt.; Pterocyanea discors» Bp. Vulg. Patillo. QUERQUEDULA CYANOPTERA, Cass. Anas cyanoptera, Vieill.; Anas rafflesii, King.; Cyanoptera rafflesii, Eyt.; Plerocyanea rafflesit, Bd.; Plerocyanea coruleata, Licht.; Querquedula coeruleata, Bridges. Vulg. Patillo. 388 LA NATURALEZA SUBFAM. 111, FULIGULINE. ERISMATURA RUBIDA, Bp. Anas rubida, Wils.; Anas (Fuligula) rubida, Bp.; Fuligula (Oxyura) rubida, Bp.; Fuligula (Gymnura) rubida, Nutt.; Fuligula rubida, Sw.; Cerconectes rubida, Wagl.; Biziura rubida, Sehl.; Anas jamaicensis, Ord. Vulg. Pato floridano. Habiendo poco que decir acerca de las querquédulas y erismatura arriba indi- cadas, por ser sus caractéres y costumbres demasiado conocidos, me concretaré á manifestar que pocas son las aves acuáticas viajeras que cuentan tan considera- ble número de representantes en Macuspana desde fines del estío hasta fines del invierno. En todos los lagos se les encuentra, pero especialmente frecuentan los prados inundados alfombrados de grama (Panicum sp.), cuyas flores forman su alimento predilecto, segun he podido observar siempre que he hecho la autopsía de estas aves. ORDO IX. STEGANOPODES. FAM. I. PELECANIDE. PELECANUS TRACHYRHYNCEKUS, Lath. Pelecanus erylhrorhynchus, Gm.; Cyrtopelicanus trachyrhynchus, Reich.; Pelecanus onocrotalus, var. Forst.; Pelecanus onocrotalus, Bp.; Pelecanus americanas, Avd.; «Pelecanus brachydactylus, Licht?»; Vulg. Alcatraz blanco. Solo visitando las comarcas mexicanas situadas á inmediaciones del Golfo pue- de llegarse á tener cabal idea del hermoso espectáculo que ofrecen estas aves, ya se les observe formando numerosos ejércitos en las playas arenosas del mar, ya deslizándose suavemente cual blancos y ligeros esquifes sobre la superficie tran- quila de los lagos. En Macuspana es innumerable la cantidad de alcatraces blan= cos que invaden las lagunas del N. y del N. E., siendo de advertir que jamas se encuentran solos ni en corto número, sino formando bandadas de centenares y aun de millares de individuos. Muchas personas me han asegurado que los peces de las lagunas cuyas aguas no se renuevan, mueren envenenados por los excremen- tos de los alcatraces; mas no sé hasta qué punto sea cierto este hecho, que nunca tuve ocasion de comprobar. Los habitantes de los lugares frecuentados por esta ave le hacen una constante caza para utilizar el afelpado plumaje de la region torácica y abdominal en la fabricacion de colchones y cojines. PELECANUS FUSCUS, L. Leptopelicanus fuscus, Reichemb.; Onocrotalus fuscus, Bonap. Vulg. Ponto. A diferencia de sus congéneres, que flotan sobre las aguas como cuerpos inertes á favor de la capa de aire que tienen debajo de la piel, la especie de que me ocu- po toma su alimento sumergiéndose al caer en el agua. En Macuspana es muy LA NATURALEZA 389 raro el P. fuscus; el único que he visto lo mató mi hermano Erasmo en la En- crucijada, en el mes de Enero de 1870 al entrar al rio Chilapa. FAM. Il. PHALACROCORACIDA. GRACULUS MEXICANUS, Bp. Carbo mexicanas, Brandt; Graculus floridanus el mexicanus, Schl.; «Carbo graculus, ex parte, Temm.;» «Phalacrocorax lacustris, Gundl.;» «Phalacrocorax resplendens (ad.), el townsenda (juv.), Lemb.» Vulz. Cuervo; en Campeche, Camacho; Nópechau en idioma Zoque. Los cuervos habitan desde la orilla del mar hasta los rios impetuosos de la sierra, aunque en estos últimos pocas veces tuve ocasion de observarlos. Su residencia ordinaria son las lagunas y los rios de curso tranquilo. Comunmente se les ve entregados por la mañana á la pesca, descansan al medio dia y vuelven á su ocu- pacion en la tarde. Por la noche buscan los árboles de las orillas de las corrien- tes ó de los islotes para dormir. Muchas veces, navegando de San Diego á San Juan Bautista á favor de una hermosa noche de luna, me despertaba el rumor producido por el ronco graznido de estas aves alarmadas por el ruido de los re- mos ó las canciones nacionales que entonaban los conductores de la embarcacion. En San Roman y el Mulato se cubren los árboles con centenares de cuervos; al amanecer todos abandonan esos sitios de reposo y se arrojan en el rio 6en las la- gunas vecinas. Toda la torpeza que parecian revelar cuando estaban en las ramas, se convierte entónces en una agilidad asombrosa, y nada es más curioso que ob- servarlos cuando están entregados á la pesca. Aquí se hunde éste permaneciendo tan largo rato debajo del agua que á dudarse llega si volverá á aparecer; allí se observa aquel mostrando tan solo el cuello y la cabeza, que á veces se confunden con una rama seca y encorvada, y si el observador está colocado en lo alto de un ribazo ó entre las ramas de un árbol inclinado sobre el rio, verá, á traves de la masa negra de las aguas, pasar rápidamente al diestro buzo, persiguiendo su presa, como pasa veloz la sombra de una ave que se cierne en el aire. FAM. IMM. PLOTIDAE. PLOTUS ANHINGA, L. Plotus melanogaster, Wils. Vulg. Saramagullon. Tal es la identidad de hábitos entre esta especie y la anterior, que me abstengo de hacer mencion de ellos, debiendo tan solo añadir, que el P. anhinga sobrepuja mucho al (7. mexicanus en ligereza, habilidad, desarrollo de la vista y delicadeza del oído. En cuanto á los servicios que estas aves prestan al hombre en Tabasco, son nulos; uno que otro infeliz campesino suele proporcionarse el raro placer de comer su carne. Todavía entre nosotros nadie ha intentado adiestrar estas aves pa- ra la pesca, como lo han alcanzado los chinos, segun las minuciosas narraciones de Forton y Doolitle. Aaa Ra | iio SO yl la Wertrs le OT al pe > 11 .. CM EII Sa y" red bu” e es 6 ¡tala Ñ k É , WIR A ad a 3) A o 5 5 os ¡noltia OR h APÉNDICE COLECCIÓN DE DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA NATURAL PU MEDSCECO MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE, BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. 1884 A pa á A OMITA IVA JADE OVAL A ATA JS UN RITAUÍA ANA BA BOLA. ¡ aah. í A ' y) b —GUACAMOTE POR EL SR. ALZATE Y RAMIREZ, * A preocupacion y la tradicion popular han intentado atribuir 4 ciertas plan- tas y á algunos animales una virtud venenosa, que tienen desvanecidas las observaciones recientes: se asegura que el sumo de la yuca, que en el país conocemos por guacamote, es venenoso en las islas orientales de la América, y en dos Memorias que tengo leidas, en las que se trata de la yuca, se asienta lo mismo. No obstante, para rebatir estas noticias in- fundadas, expondré ciertas reflexiones que puedan aclarar la realidad. La preparacion de la yuca se ejecuta en las islas por personas asalaria- das por la gente rústica: si el sumo de esta raíz fuese tan venenoso como se supone, ¿no se experimentarian diariamente resultas funestas? En la Habana el sumo reputado por venenoso lo preparan poniendo á hervir y á espesar, y entónces es comestible. ¿Qué, tan fácilmente se disipa la cualidad mortífera? Pero lo que más me inclina á creer que lo venenoso de la raíz es una tradicion popular, es el ver que en Nueva España se ex- trae de la tierra la raíz del guacamote, y sin otra preparacion que ponerla á cocer al vapor del agua,' se vende en los mercados con mucha abundancia, y no se sabe que haya causado el más ligero perjuicio. Una de dos: Ó el sumo de la yuca no es venenoso, Ó la que se cultiva en Nueva España es de muy diversa especie. Lo cierto es que en la Memoria de Mr. N., impresa en el Diario de Física, veo que se describe la planta que sur- te el guacamote como una de las especies de yuca, y que el autor no hace distincion de si ésta es venenosa. En otra ocasion hablaré del método que aquí se practica para sem- brarlo, que es muy particular. Gaceta de Literatura de 25 de Enero de 1791. * En el Apéndice al tomo VI de este periódico se publicaron ya algunos de los trabajos del Sr. Alzate, relativos 4 la flora y fauna de México.—J. $. 1 Esta práctica de cocer con el vapor de la agua los camotes, guacamotes, calabazas, peras, ete., etc., es propia de los indios: las frutas se hacen más deliciosas y más suaves que cuando se cuecen sumergidas: el grande químico Parmentier ha introducido en Europa esta práctica de cocer las yerbas con el vapor de la agua, y las vasijas se Co- nocen por marmitas ú ollas americanas; hagamos presente al mundo que esta no es invencion nueva: en los domi- nios de la España es en donde se practica de tiempo inmemorial; ya se tratará de esta útil y fácil preparacion. NOTICIA DE ALGUNAS PLANTAS POR EL SEÑOR ALZATE Y RAMIREZ. Los autores de la Enciclopedia metódica, dispuesta é impresa en Paris, no solo pare- ce se han dedicado á herir 4 nuestra nacion con suposiciones falsas, con sátiras y burlas; sino que han llegado á ejecutar mucho más, como es el trastornar la historia para des- pojarnos de aquellas acciones heróicas de que ninguna nacion puede presentar otras iguales. Se sabe que el portugués Magallanes, y el vizcaino Sebastian Cano fueron los primeros que enseñaron al mundo el modo de poder dar una vuelta alrededor de él. No obstante, uno de los enciclopedistas, Mr. Brison, en el Diccionario de física (que es una parte de dicha Enciclopedia) omite noticia tan vulgar y conocida aun de los que mane- jan pocos libros, por estas expresiones, indignas de un escritor, en el tomo 1, pág. 110, art. Antípodas. “Se refiere, dice, que Platon fué el primero que sospechó hubiese An- “típodas; pero no ha habido certidumbre de su existencia, hasta que los franceses, in- “(gleses y holandeses rodearon por medio de la navegacion al globo.” Mas ¿quiénes fue- ron los guías de los franceses, ingleses y holandeses? Los dos españoles ya citados. Sin embargo, esto se calla maliciosamente, sin duda porque el autor de una obra tan proli- ja, y para cuya composicion se necesita poseer mucha instruccion, no debia ignorar que existió una nao conocida por Victoria, la que dirigida por los dos pilotos españoles, atra- vesó el océano y el peligroso estrecho de Magallanes, surcó el dilatado mar pacífico del Sur, y caminando al Oriente, llegó por fin con felicidad á la España. Omision tan ma- liciosa puede ser no se le encuentre igual en el dilatadísimo cuerpo enciclopédico. Tengo expuesto en varias Gacetas cómo los extranjeros intentan exponer como nue- vos descubrimientos, hechos ya referidos largo tiempo ántes por los españoles. En una obra reciente, que se imprimió en Paris en 1789, leo una carta Memoria, cuyo título es éste: Exámen de una sustancia gelatinosa, colectada por Mr. Dombei en un nopal, Por Mr. Sage. La opuntia, de Linneo, conocida por cactus opuntia, Higuera de Indias, ra- queta (nopal) 6 cardaso, majado en un almirez de piedra, surte un jugo gelatinoso y verdoso. En el tiempo que produce el fruto es cuando el jugo ó sávia se altera y toma un bello color rojo?, que se muda por la nutricion, porque este color subsiste en la co- chinilla que se cria en el nopal: cuando se comen los frutos del nopal, las venas* adquie- ren un rojo muy oscuro. 1 Es cosa bien particular, que solo Madrid sea la ciudad 4 la que, segun consta de los nuevos descubrimientos hechos en la mar del Sur, se le reconozcan verdaderos antípodas: esto es, hombres que, si se formase un taladro des- de Madrid, que penetrase por el diámetro de la tierra, en sus dos extremidades, se verificaria que estaban piés con piés con los madrileños; lo que ciertamente no se observaria en ninguna de las otras ciudades conocidas. Véase la Coleccion de los viajes de Cook, 2 Al yer hablar 4 Dombei en un tono decisivo, ¿quién no creería que esta noticia la vierte despues de mil obser- vaciones hechas y reiteradas con la mayor exactitud? Pero para convencerse de lo contrario basta advertir que la cochinilla ó grana, no solo nace, crece y se propaga en nopales que producen frutos de color rojo, sino tambien en los que los surten de color blanco, amarillo y colores intermedios: tanta observacion repentina y presentada por Dombei y otros de este carácter, como hechos constantes, atrasa demasiado los conocimientos acerca de la naturaleza. 3 Ciertamente que se trastornó la imaginacion al ver impreso las venas adquieren un color rojo; mas la correc- cion de erratas impresa despues disipó mi confusion, porque veo debo decir la orina de los que comen el fruto del nopal; lo que deberá entenderse cuando los frutos son de color carmin, MR La sustancia amarillosa semitrasparente, difícil de desmoronarse, y que colectó Mr. Dombei en el nopal, proviene del jugo ó sávia de la opuntia, que rompe los vasos de la epidérmis de la planta, para espesarse en la superficie: No continuaré traduciendo el resto de la pequeña Memoria de Mr. de Sage, porque se reduce á participarnos la aná- lisis de la goma del nopal, tan dudosa como todas las más que salen en el dia de los fo- gones de los químicos recientes. Uno dice, que de tal sustancia tuvo tales resultados, y otro concurrente varía en la dósis, y aun en algo más. ¿Puede darse material ménos compuesto que la agua? No obstante esto, se impacien- ta el genio más sufrido para leer las variaciones que exponen los químicos que en el dia escriben. Refieren sus experimentos; pero resultando un cúmulo interminable de con- tradicciones, de forma que el lector se halla con mayores dudas que las que tenia ántes de leer tanta disertacion y tanta serie de adarmes, granos, escrúpulos, etc., etc., ¿qué resulta útil nos franquean tantas operaciones? Operibus credite et non verbis. Estamos tan ignorantes de los principios constitutivos de las producciones de la naturaleza, como se hallaban casi casi los hombres en tiempo de Dioscórides, de Galeno y demás autores naturalistas. Lo que apura más mi sufrimiento es el ver cómo: un Dombei y otros mil que se le asemejan, dan por nuevos descubrimientos, hechos que ya son rancios en los autores españoles. ¿Por qué no indagan si los sabios españoles que habitaron en América, tra- taron en estos asuntos, para hablar con conocimiento? Veo que el infatigable y sabio Hernandez, quien describió las plantas de Nueva España en el siglo décimosexto, tra- tando del nopal dice: Gummi fert renum, et urine calorem temperans. Succus aut aqua stillatitia mirabilis est adversus biliosas, et pestilentes febres, presertim si cum succo Pitahaye fructus misceatur: que en castellano quiere decir: la goma del nopal es eficaz para corregir el calor delos riñones y de la orina, etc. El P. Jimenez, traductor de Hernandez, y muy práctico en la medicina, imprimió en México á principios del siglo 17 estas advertencias: “Echa de sí esta planta (el nopal) una goma que templa el calor de los riñones y la orina. El zumo y el agua destilada es admirable remedio contra las fiebres coléricas y pestilenciales, si le mezclan el fruto que llaman pitahaya: y al márgen advierte, que los españoles llaman á la goma del no- pal alguitira de la tierra.” ¿Y es posible que despues de documentos tan claros vertidos por dos españoles, se nos aparezca un Mr. Dombei como descubridor de una goma que produce el nopal? Mas sea lo que fuere, de la análisis que ejecutó el químico parisiense Sage, lo que tengo verificado es, que por los meses de Abril y Mayo se ven los nopales cubiertos con porcion de goma, la que á las primeras lluvias se disuelve, y se registran las plantas sin la menor señal de haber producido goma: ¿irémos al suelo á colectar el aceite y todos los residuos que colectó en su análisis Sage por medio del fuego, que todo lo altera, todo lo destruye Ó forma nuevas combinaciones? Pero por ahora concluiré este asunto haciendo una advertencia, y es, que si algun comerciante se dedicase 4 remitir 4 Europa (pensamiento que hace mucho tiempo ten- go meditado) la goma del nopal, acaso lograria mucha utilidad, y plantearia un ramo de comercio útil al país. Lo cierto es, que esta abundancia de goma que proyeen los no- 1 Respecto al nopal, se verifica lo mismo que con nna infinidad de especie de árboles: el pino, el durazno, el ce- rezo, etc., etc., en la Primavera surten muchas gomas ó resinas. ¡Qué mucho que el nopal arroje á la superficie los jugos abundantes ó snperfluos! Lo mismo tengo verificado respecto al maguey. En una palabra, todo árbol, todo ar- busto que recibe más nutrimento que el que necesita, lo extravasa hácia la superficie. =f= pales, es de mucha consideracion por su abundancia. ¿En cuántas artes se podria em- -plear ya para dar lustre á los tejidos de seda, ya para otros varios usos? Pero nos ha- llamos muy distantes de promover la industria útil: quiero decir, aquella que consiste en cosechar sin desembolsar dinero. ¿Cuántos materiales son reputados por inútiles en Nueva España, que trasportados á Europa serian ventajosísimos? Mas el oro y plata son los que nos tienen embebecidos, y hacen que no procuremos aprovecharnos de los más materiales que la naturaleza nos surte sin fatigas. Gaceta de Literatura de 19 de Abril de 1791. E UTILIDAD DE LOS ÁRBOLES DEL PERÚ POR EL SEÑOR ALZATE Y RAMIREZ. Las abundantes cosechas de café que logran en el dia los franceses en sus islas, se deben á la conduccion de una planta, la que confiada 4 un hombre verdadero patriota, la con- servó privándose de parte de la pequeña cantidad de agua que se le ministraba para su diario sustento, y partiéndola con su planta favorita, con el fin de que no pereciese por falta de agua. El Excmo. Sr. D. Antonio de Mendoza, primer virey de México, habien- do pasado el Perú para gobernar aquel reino, remitió á su estimada Nueva España una poca de semilla del molle, que aquí conocemos por árbol del Perú: pocas providencias logran más felices útilidades: si no fuese por los árboles del Perú, que tanto se han pro- pagado en varios territorios, sus habitantes, á causa de haberse aniquilado los montes, ya no tendrian combustibles: ¿de qué material usarian los moradores de Zempoala, Otumba y de mucha parte del Norte de México, si no se hubiesen propagado los árbo- les del Perú? No se piense que estos árboles se siembran de intento: el viento, los pájaros, princi- palmente los zenzontles, los que nombran jilgueros y otros, son los que propagan las siembras, porque las aves engullen el fruto, y como la semilla no es tiger) la espelen intacta y así se comunica de país á país. Si los dueños de haciendas meditasen en sus intereses, ¡con qué facilidad lograrian bos- ques de árboles de tanta utilidad! porque es vegetal que crece con prontitud, ya sea en pedregales 6 ya sea en terrenos pingiies, y lo más particular que he observado es, que tambien en terrenos salinos, tequezquitosos ó alcalinos vegeta con vigor. En las orillas de la laguna de Texcoco son los únicos árboles que prosperan. El modo de propagar esta especie en los dilatados territorios que ya se resienten de la escasez de madera, seria conducir la semilla y desparramarla: dentro de pocos años los terrenos y pedregales que en el dia son infructíferos, serian muy pingiies. La cantidad de semilla que surte cada árbol es excesiva: he visto la cuenta que un sugeto curioso y dueño de una pequeña hacienda situada al Norte de México, formó de los productos, y ví que al año utilizaba más de setenta pesos de la venta de la semillla de este útil ár- bol; porque los indios la compran para componer cierto brebaje que propuso un curioso —/ — en la Gaceta política, pensando vertia nuevas ideas, cuando los indios lo hacen diaria- mente. ¡Cuántos terrenos inútiles en el dia en los contornos de México y otras jurisdic- ciones, se harian proficuos si se sembrase semilla de árbol tan útil para los beneficios caseros, para carpintería y fábricas de coches! Se continuará por ser esto de tanto interés. P. D. Se cree comunmente que la sombra del árbol del Perú es dañosa: bien puede ser así; mas lo que veo es, que las aves al medio dia se albergan en ellos para libertar- se de los fuertes calores, y los cuadrúpedos ejecutan los mismo. Si la sombra que mi- nistran estos árboles fuese dañosa, ya los animales huirian de tan funesto abrigo: es mu- cho su instinto, y la sábia Providencia les tiene comunicadas las reglas seguras para alejarse de todo lo que les es nocivo. Aun los racionales disponen sombríos con ramas del mencionado árbol, y no sabemos experimenten novedad en su salud. Un experimen- to continuado es de mayor peso que todas las teóricas que no se comprueban con hechos prácticos. Gaceta de Literatura de 3 de Mayo de 1791. DE bit AY (9 be POR EL SR. ALZATE Y RAMIREZ. El árbol del pan que los naturalistas conocen por Rima, es uno de aquellos vegeta- bles útiles, que las naciones poseedoras de colonias en la tórrida zona procuran con grandes fatigas trasportar á sus posesiones; pero en la Nueva España, aunque no se crie el rima, abunda un fruto que le es muy parecido; trato del chayote, de esta rara y admirable produccion, y que presenta objetos de mucho interés. Bien sé que Olavigero trata de este fruto, y aun lo estampó, pero con imperfeccion: supliré, pues, por una des- eripcion lo que omitió nuestro Clavigero. El fruto es de la figura de un huevo, de seis pulgadas poco más ó ménos en su mayor diámetro: la cáscara, corteza ó pellejo es de fuerte consistencia y poblada de espinas de dos líneas (tambien los hay sin ellas): en to- do el interior se compone de una pulpa aguanosa, y en su centro se halla colocada la simiente, 6 como dicen, pepita, de figura elíptica, y como de una pulgada de diámetro; su grueso no pasa de dos á tres líneas. La planta es particular, así por su fruto y por su hermosura, como por el medio con que la naturaleza proporciona su propagacion: el fruto cocido, por lo que infiero respec- to á los informes de los que lo han gustado navegando en las islas de los Ladrones, es muy semejante al del rima; la planta por la figura de vástagos y hojas, debe reducirse á las cucurbitas 6 calabazas, de forma que una planta de chayote al tiempo de las aguas presenta una hermosísima vista; los tallos se extienden á muchas varas, y siempre que se le acomoda un apoyo horizontal, que aquí llaman cama, lo puebla de manera que pre- senta un techado impenetrable á las aguas; las hojas muy abundantes forman una es- pecie de cubierta, porque están colocadas como las tejas. == Logra esta planta la especial prerogativa de que no solo fructifica en países calientes, sino tambien en los frios, y que una vez sembrada, como que es vivácea, en cada año retoña, para ocupar la cama que le preparan ó las ramas de árboles, si la siembran en la inmediacion de alguno. En todos los nudos de las ramas arroja unas fibras, las que le sirven de manos para asegurarse, por lo que ascienden á mucha elevacion;lo que es digno de reconocer es, cómo estos filamentos, cuando no encuentran apoyo en que enredarse, forman una espira que se enreda en ella misma: demostracion evidente de que la naturaleza las destinó á for- mar una especie de apoyos, que sirviesen de instrumento para sostener los vástagos, que son muy quebradizos. La planta del chayote es de aquellas que podemos caracterizar por hidrópicas. Si se corta un tallo, prontamente se ve destilar grande porcion de la sávia ó jugo, por lo que en sitios resecos no se logra; necesita de mucha humedad en el terreno para adquirir vigor y extender sus tallos 4 mucho ámbito. He deseado en muchas ocasiones plantear, tocante á la planta del chayote, los expe- rimentos del célebre Guetard para averiguar la cantidad de agua que en una noche sut- tia una rama; pero el hombre, limitado por su suerte, desea más de lo que consigue. El chayote es preferible al rima 6 árbol de pan, porque al primer año de sembrado fructifica; lo que no se podrá verificar respecto al rima: este es árbol, y los árboles no producen fruto sino pasado algun tiempo, el correspondiente á lo que la naturaleza les tiene asignados para ser fructíferos. El rima solo produce frutos y no raíces comestibles; por el contrario el chayote, surte en abundancia la fruta, y al entrar el invierno se extraen de la tierra porcion de raíces harinosas, las que alimentan bastantemente, y dan una buena harina para fabricar pan, aunque algo indigesto, y una fécula propia para formar almidon, como me lo han hecho ver los experimentos que tengo ejecutados. Sus raíces son tuberosas, y están formadas del modo que vemos dispuestos los chori- zones: de las raíces principales, que son de las que anualmente salen los retoños Ó ramas, se propagan otras en figura de patata, de un pié, y aun de dos en largo, y de tres hasta cuatro pulgadas en el grueso; estas raíces se propagan formando un círculo de tres, cua- tro y aun de seis varas hácia al centro en que se hallan las raíces principales; y de la extremidad de éstas nace un filamento de casi dos líneas de diámetro, y 4 su extremi- dad vegeta otra raíz, y así hasta la distancia referida: estas raíces secundarias son las que se excavan para que sirvan de alimento: no hay que tocar el núcleo de las raíces, porque se pierde la utilidad respecto á los años venideros. ¿Habrá planta en el mundo que produzca frutos, y que en el mismo año puedan los hombres aprovecharse de las raíces? En lo poco que he leido no encuentro circunstan- cias tan particulares. Si debo dar crédito 4 informes de prácticos, una planta de chayote produce frutos y raíces por el tiempo de siete años. Si esta planta es admirable en lo que nos provee por alimento, lo es aun mucho más por el modo de propagarse, acaso único en el reino vegetal. No ignoro que el café, el cacao, son semillas que deben sembrarse frescas para que nazcan y se logren; mas esto se entiende cuando han llegado á un estado de madurez y que no han perdido todo el jugo; pero la semilla del chayote jamás se deseca, debe nacer y vegetar en el propio fruto para propagarse, y la práctica para sembrarlo es ésta: se escogen por Octubre los frutos más robustos, y se colocan en los alcorazados, Ó suspendidos á una pared en lu- 99 — gar cubierto; allí desde Noviembre comienza el gérmen á brotar, y crece en virtud de los jugos que le surte el fruto: en semejante colocacion llega á crecer el vástago media vara, tres cuartas ó aun más, hasta principios de Febrero. Causa especial regocijo ver á las plantas salir de los alcorazados, y tan verdes como si fuesen plantas nacidas en la tierra; fenómeno que al aplicado á la historia natural no puede ménos de confundir: á principios de Febrero los frutos con su rama se siembran en esta forma: se hace la excavacion, y se siembran juntos cuatro, seis y aun doce cha- yotes; los frutos se cubren con tierra, procurando el que no padezcan.los tallos que que- dan descubiertos; se cerca el sitio para que los animales no los devoren, y se tiene cui- dado de formar una cubierta con yerba seca Ó con paja, para que los hielos no destruyan los vástagos, porque es planta muy sensible á las heladas: se riega á menudo, por ser planta hidrópica; se le dispone un tapiz, que aquí nombran cama, y los vástagos se di- funden por toda ella vegetando con vigor y dando producto en el año. Si se intenta formar una chayotera que cubra con sus ramas mucho terreno, se siem- bran ocho ó diez frutos contiguos; si menor, bastan cuatro ó tres: el número de plantas hace que los tallos comprendan más ó ménos extension. Los tallos que han vegetado en virtud de los jugos del fruto desde Octubre hasta Fe- brero, colocados en tierra arrojan nuevas raíces (en el fruto no forman alguna) por los sitios en que las hojas seminales que componian la pepita se unen; estas raíces se intro- ducen en la tierra, vegetan con vigor, y en su correspondencia la planta; así no es ex- traño ver por Junio un hermoso tapiz formado por los vástagos que tuvieron su orígen en los frutos que se depositaron en la tierra por el mes de Febrero. Parece que esta ligera descripcion manifiesta al mundo los caractéres particulares de esta planta americana: no ignoro que el botánico aleman Jacquin, que viajó por nuestras islas, describe al chayote; pero ignoro si especifica todo lo que llevo expuesto; es muy difícil lo haya ejecutado, porque estas prácticas solo se adquieren por una muy prolija y dilatada experiencia, á lo que no pueden suplir los conocimientos científicos de nin- gun literato, como lo es el Sr. Jacquin. Para concluir, expondré estas observaciones: siempre tenia observado que el fruto del chayote al gusto se presentaba muy frio, y que las gentes fatigadas por el sol procura- ban comerlo para saciar la sed: en virtud de esto procuré en este año hacer experimen- tos, porque si fuese cierto que todos los cuerpos colocados en una pieza manifiestan el mismo grado de calor (axioma recibido por los físicos), seria extraño que al gustar el fru- to del chayote se experimentase cierta frialdad. Por lo que en la misma habitacion co- loqué un termómetro expuesto al aire, y al mismo tiempo introduje otro en lo interior de un chayote: las resultas que obtuve son estas: En el dia 10 de Noyiembre de 91, el termómetro expuesto al aire de la pieza manifestaba aaron y media de laltarder asc iocans ao oa a aa ll 15 gr. El introducido en elfrubo....ooococcoorooo0ommons=ocos td LE A las nueve de la noche, el primero.-..ooocooococicccocoddcoomconnna cc 143 -,, AA A A O io O ds En el dia 11 el primero, esto es, el expuesto á las dos.de la tarde ---.oopomooooooo.o-o MIT E, EA A E A A 1 > Para evitar toda equivocacion, en el 12 coloqué un termómetro en agua, para averi- guar y observar si la frialdad que observaba en los frutos del chayote estaba sujeta á la indicacion del tiempo, y de la comparacion me resultó que los termómetros expuestos APÉNDICE.—2, 0 — al ambiente y sumergidos en el agua se hallaban uniformes: luego la frialdad que pre- senta el fruto del chayote no es aparente, es verdadera y manifiesta. ¡Lo que se engañan los físicos cuando asientan que los cuerpos en determinada atmósfera reciben igual can- tidad de calor! ¡Qué puerilidad, dirán algunos, es semejante série de experimentos! Mas como los conocimientos en la física dependen de ápices, expongo esto para contribuir á los conocimientos útiles: una cuña empleada á tiempo sostiene á un edificio: no soy ca- paz de fabricar una pared; pero mi anhelo se dirige á ser útil á los que deben dirigir obras que los hagan inmortales. Si esta rara observacion acerca de la frialdad del chayote perturba tan solamente anunciada la asercion de los físicos, seguramente que verificada los contendrá en sus límites, y no propondrán como axiomas las cosas que aun no están enteramente averiguadas. Basta lo dicho para que el lector prudente deduzca lo útil. Al jardin botánico de Madrid remití unas cuantas plantas de este precioso fruto, que debe propagarse en beneficio de los hombres: ignoro si se ha logrado; reiteradas remi- siones y lo que más importa procurar naturalizar en Europa, las plantas útiles de la América, contribuirá á la felicidad de aquel país. APÉNDICE.—Para completar la sucinta descripcion del Chayote (planta peregrina, segun se manifiesta por lo expuesto), debo exponer el método propio de los indios mexi- canos para cocerlo y ponerlo en estado de que sirva de alimento: se reduce á esta prác- tica. En una olla, como á cuatro dedos de distancia del fondo, colocan dos maderos del- gados, que forman una cruz: sobre éstos extienden una poca de paja Ó yerbas secas, y sobre este apoyo 6 cama que los indios llaman tlapestle, van colocando chayotes, camo- tes ú otras muchísimas frutas; llenan con agua el espacio comprendido entre el fondo de la olla ó vasija y los maderos; la colocan sobre el fuego, tapan la boca con una cazuela, y el hervor de la agua cuece los frutos en virtud del vapor que circula en lo interior de la vasija. Esta práctica es utilísima y de mucho aprecio por lo que mira á la salud y uso de ali- mentos; porque los vegetables sumergidos en agua en virtud de la actividad del fuego en ella, quedan privados de sus partículas nutritivas y útiles; y como esta agua por lo regular se arroja por inútil, el hombre tan solamente devora el esqueleto de la planta. Es tanta la diversidad que hay entre un fruto cocido al vapor, 4 otro sumergido en la agua que, por ejemplo, el chayote cocido al vapor presenta una pulpa suave, y si se su- merge al agua se endurece y adquiere un sabor detestable. ¡Cuántas nociones útiles pueden deducir de lo expresado los verdaderos químicos! El célebre Parmentier, químico útil, por cuanto no se ocupa en operaciones curiosas, sino en las que se dirigen al sustento de los hombres, parece que ha introducido la práctica de los mexicanos de cocer los alimentos al vapor del agua, y las máquinas que ideó con este motivo (seguramente no serán tan sencillas como las de los indios) las publicó con el título de Marmitas ú ollas americanas; ¡pero qué diferencia tan grande hay entre unas y/otras! El indio con vasijas de poco valor, efectúa lo que Parmentier propone se ejecute con máquinas costosas. La ejecucion en las operaciones no debe tomarse de los hombres instruidos; éstos, po- seidos del lujo que tanto se ha introducido en todo y por todo, ahuyentan á las gentes pobres que no pueden usar de máquinas costosas; las naciones pobres y necesitadas de alimentarse, son las que nos enseñan cómo se debe gocen el fin 4 que nos dedicamos por los medios más sencillos. pa e Quisiera que los químicos examinasen la naturaleza del chayote, porque es fruto que si se condimenta con azúcar en pocos dias pasa del estado dulce al acedo, y se ve toda su superficie cubierta de plantas microscópicas; preparado con el vinagre presentaria otros fenómenos. ¿Cuáles son las sustancias que lo componen? Me contento con desear experimentos, pues no puedo ejecutarlos. Gaceta de Literatura de 31 de Enero de 1792. MEMORIA ACERCA DE rro ds OO POR EL SEÑOR ALZATE Y RAMIREZ. “En fin, quien suspendiere la evacuación de la sangre por “método seguro en todas las ocurrencias, sin ligadura como “se practica en el dia, será digno de los mayores elogios, y de “la recompensa más honorífica.” Tratado de las enfermedades á que atiende la cirugía, por M. Petit, de la Real Academia de las Ciencias. Obra póstu- ma, publicada por el Sr. Lesné. Diario de los Sabios, mes de Noviembre de 1774. Las tentativas que han planteado los facultativos para contener una hemorragia ó efusion violenta de sangre; la receta que, como un hallazgo de mucho interés (pues pre- servó del suplicio á un delincuente que la manifestó), se dignó nuestro Santísimo Padre Pío Sexto comunicar á las testas coronadas, demuestran visiblemente lo importante que es presentar un medicamento adecuado al intento, y que con simplicidad efectúe la cu- ra solicitada. La yerba del pollo, indígena en Nueva España (acaso lo será tambien en la América meridional), satisface completamente á los deseos de los sabios médicos y al consuelo de los pacientes. Las noticias bien aseguradas, y los experimentos decisivos, son los que deben establecer la inutilidad ó eficacia de un medicamento: en virtud de este axioma que no se puede controvertir, expondré lo que he visto. Pero ántes de todo me parece conveniente dar una descripcion, aunque sea general, de esta planta. En el reino la conocen los patricios por yerba del pollo, á causa, segun tengo indagado, de que los apostadores de gallos de pelea la emplean para detener la sangre que éstos derraman de las heridas. Es el caso, que como los que apuestan tienen derecho á reclamar siempre que les parece que los gallos no tienen bien amarrada la na- vaja, luego que ven sus gallos heridos se valen de este pretexto ó de cualquiera otro para separarlos, y entónces al disimulo les aplican esta yerba, con lo que consiguen de- oí BR tener la hemorragia y que sus gallos continúen en la pelea sin riesgo de desfallecimiento. Mas ¿cómo llegó á noticia de los galleros la virtud de esta yerba? Yo sospecho que des- de luego alguno de estos jugadores tuvo la noticia de algun indio, y como'la codicia hace uso de cuantos recursos se le presentan, no es mucho lo planteasen, y viendo que el su- ceso correspondia á sus designios lo hayan mantenido. Lo que me hace más fuerza es, que el sabio Hernandez, cuyo busto es digno de colocarse en el más visible sitio de la ciudad, no expresase estas virtudes de la planta. ¿Lo ignoró? ¿Cómo un hombre, por sabio que sea, podrá describir todas las plantas útiles de determinado terreno? Experimentos decisivos aclaran la realidad; lo que oí, ví y practiqué privadamente to- cante á esta privilegiada planta á la cual debo la vida, lo tenia olvidado en los desechos de mis débiles tareas: vino 4 Nueva España el Sr. D. Antonio de Pineda, profundo sa- bio, perfecto naturalista, y á su instancia sacudí el polvo de que estaban cargados, y en virtud de ellos ejecutamos en comun experimentos decisivos. Su señoría, con aquella sinceridad que caracteriza á los sabios, á primera vista observando el portento, aun de sí mismo desconfiaba; mas la continuacion de ellos lo obligó á creer la eficacia de la in- sinuada yerba para contener sin peligro una hemorragia, y confesó que la yerba del pollo era el non plus ultra, el secreto tan deseado en Europa. Para referir los experimentos diré: que si 4 un animal se le separa una pierna, ó si es ave, una ala, por medio de una amputacion violenta, como cuando se rompe un madero, la impetuosidad de la sangre en venas que son las más vigorosas, fluye con violencia; pero si se aplica á la herida la yerba del pollo machacada 6 mascada, estando fresca, y si seca puesta en infusion en agua caliente, con el apósito de la yerba la sangre se es- tanca de pronto; el animal al dia siguiente se alimenta de la misma manera que si no se le hubiese separado algun miembro importante. Pero lo que debe admirar á los genios perspicaces, es cómo la yerba por sí sola, sin vendas ni otro admínieulo, estanca la sangre á pesar del ímpetu con que sale. A muchos pollos (se ha ejecutado la operacion en éstos por la facilidad de conseguirlos á cualquie- ra hora) se les ha separado del muslo que, como todos saben, es delicado, y con solo aplicarles la yerba y dejarlos en el suelo han sanado: de lo que se deduce una prueba concluyente de la virtud exaltada de ella para contener una hemorragia: porque el pollo precisamente arrastra contra el suelo la parte herida: parece que esta indispensable fro- tacion de una parte tan noble é indefensa, por no haberle aplicado vendaje ni otro apa- rato quirúrgico, debia padecer 4 cada momento la renovacion de una hemorragia; pero experimentos ejecutados con frecuencia han hecho palpable lo contrario. Siempre me regocijará la memoria que conservo de uno de estos experimentos: corté 4 un pollo las dos alas en el lugar que éstas se unen á la masa del cuerpo: le apliqué el matlalitzic, no pasó media hora de tiempo cuando le ví tomar alimento y cantar; lo que prueba, en mi concepto, que esta preciosa yerba amortigua los dolores fuertes que se experimentan en una amputacion. Pero lo que más me divirtió y me presentó una escena verdaderamente cómica, fué el ver al dia siguiente que se le cortaron las alas, cómo intentaba pelear con sus hermanos, 4 quienes ántes les habia quitado una pierna, y aun con unas gaviotas. Su aspecto era risible, y causaba risa ver un gallo sin alas con un cuerpo demasiado adelgazado por fal- ta de ellas, acometer con tanto ímpetu á su contrario; lo que prueba la eficacia del me- dicamento. Por varios dias me estuve divirtiendo con estos pollos, hasta que el pesado pié de un criado lo oprimió y me quitó esta diversion. 7 Propongo este problema á los físicos. Los más establecen que las deformidades se per- petúan en las familias: pues bien; córtensele las alas ó un pié á una clase de aves con sus progenies: ejecútese lo mismo con otros animales. Con el tiempo ¿conseguirian los hombres, aves sin alas ú organizadas con solo un pié? Del éxito de estas operaciones re- sultarian mil conocimientos útiles á la física y aun á la medicina. Formaré aquí un pa- réntesis para hacer una reflexion importante. Todos somos descendientes de Adan, y esto no obstante, las familias, con motivo de su trasporte Ó de su permanencia en ciertos países, han adquirido ciertas enfermedades ó dolencias que se han perpetuado en sus familias. De aquí se pudiera deducir, 4 mi ver, que seria útil que el médico en ocasio- nes averiguase 4 qué especie de enfermedades habian sido propensos los ascendientes del enfermo. Baste de digresion acaso fuera de tiempo; pero al escribir se presentan ciertas ideas, que si se omiten proponerlas de pronto, se confunden; si nó, se olvidan para siempre y tal vez pueden ser útiles. Volviendo á tomar el hilo que se me habia cortado y en honor del suelo mexicano, piedra preciosa que adorna con esplendor á este globo, digo, que si se han propuesto varios medicamentos á la Europa para contener la efusion de la sangre, ¿podrán tantos proyectistas proponer medicamento más simple que la yerba del pollo? Lo cierto es que hasta ahora no lo han hecho. En 1750 el cirujano Brosard anunció que el agárico del encino (hongo que en Nueva España se conoce por yesca) era muy acomodado para contener la hemorragia: se le oyó; se le premió: pero ¿qué hubiera dicho el Sr. Brosard, si de Nueva España se le hubiese comunicado que dicho agárico Ó yesea es un apósito nimiamente mecánico equivalente á una venda, que no solida * las extremidades de las venas cortadas? No es así respecto á la yerba de que se trata en la Memoria; aplicada sin preparacion, sin venda, efectúa lo que tanto desean los cirujanos europeos. Quisiera que en consideracion á tantas plantas útiles de la Nueva España se expre- sase con ingenuidad lo que se sabe de positivo, lo que de cierto se conoce en virtud de experimentos, y no por lo que se ha visto en una ú otra ocasion, en la que acaso la na- turaleza, que es un excelente médico, ha sido la causa verdadera de la curacion. La virtud vulneraria de esta preciosísima planta ha movido 4muchos á ministrarla en varias enfermedades internas: no puedo atestiguar de ningun hecho positivo, como lo hago respecto á su aplicacion exterior, de lo que puede cerciorarse quien guste de ver con sus ojos el portento que se palpa al ver la mayor hemorragia suspendida por medio de semejante vegetal. He oido 4 muchos que una familia radicada en el barrio de Santa María vendia un jarabe para curar la tísis y otras enfermedades que acometen al pulmon y pecho, y se asegura que la yerba del pollo era el principal ingrediente. Como jamás salgo por fia- dor de lo que no he visto, tan solamente expongo esta noticia, por si algun amante de la humanidad se dedica á ejecutar experimentos. La yerba del pollo es de diversas especies: las que han llegado 4 mi conocimiento son siete. Tres son viváceas, pues anualmente las raíces arrojan vástagos, y las otras cua- tro son anuales; el color de la flor varía segun es la especie, desde el color de flor de ro- mero hasta el carmin más hermoso. Hay una cuya flor es blanquecina; pero la principal, la más proficua es la que produce flor azul: este material que aquí conocen por rosilla, con el que se tiñe papel ó lienzo, es el que presenta un color nada inferior al que minis- 1 Consolida.—J. $. 7 tra el azul de Prusia; y tengo observado que un papel ó lienzo tinturado con este color, es un poderosísimo intermedio para reconocer si un licor es ácido ó alcalino, porque el color verde ó rojo que toma el material teñido con la flor, demuestra al punto la natu- raleza del licor que se experimenta. No necesitamos en Nueva España del jarabe de violetas, ni del pastel, para los usos químicos relativos al intento. No puedo omitir aquí una reflexion: se sabe que el azafran es de mucho valor á causa del dilatado trabajo que es necesario emplear para cosecharlo: ¿pues cómo los indios colectan la flor (6 rosilla) de la yerba del pollo y la venden tan barata? Ello es que es mercaduría que pasa por muchas manos, y las últimas proveen de ella al público por un valor muy corto. Esto no prueba otra cosa sino la paciencia de los indios: solo ellos pueden sostener ciertos ramos de comercio que desampararian los blancos, ú otras cas- tas por lo corto de la utilidad.' Si la planta es tan útil para contener el peligro de una hemorragia, parece que la flor aun es más eficaz, por lo que me resolví á hacer unos experimentos de que ha resultado: Que la flor de un tan poderoso vulnerario es la que tiene ménos virtud para conte- ner una hemorragia: es cierto se consigue el efecto; pero con mucha cantidad de flor, cuando aplicando las ramas ó las raíces el efecto es pronto: ¡qué conocimientos útiles pueden sacarse de este experimento! En la práctica de la medicina se usa con preferen- cia de la flor de la rosa que conocemos por de Castilla; de las flores del durazno para purgar; de las de borraja como diaforéticas. Acaso la virtud propia á los vegetales pa- ra rebatir nuestras dolencias goza de más vigor en las ramas que en la hoja: un hecho, cual es el que presento, debe poner alerta á los que se dediquen á cuidar de la salud del pueblo. Mi voto no es decisivo; pero el resultado que propongo parece incita á que se hagan sobre este asunto algunos experimentos. Las flores de la yerba del pollo no con- servan la virtud de la planta, y su configuracion es muy diferente. Este es un campo muy amplio y que debe cultivarse con demasiada atencion: ignoro si algun naturalista ha formado ántes que yo esta observacion. Lo cierto es que de los experimentos ejecutados con las flores de la yerba del pollo me prometia unos resultados ventajosos, porque es- taba persuadido á que la virtud vulneraria de la planta debia hallarse más vigente en la flor. Hasta aquí tengo tratado de la parte experimental; me resta exponer ciertas reflexio- nes, que no profiero como seguras, porque me conozco y sé hasta dónde llegan mis al- cauces: deseo tan solamente incitar á otros para que determinen. Se sabe que los ciru- janos para contener la efusion de sangre tienen por recurso comprimir la parte herida por medio de una venda, ó por la aplicacion de materiales astringentes que cierren los tubos cortados. Pues bien: la yerba del pollo al olfato, al gusto, no ministra sino un olor, un sabor herbáceo; no se percibe en ella algun carácter decisivo: oler 6 gustar la yerba, es lo mismo que oler ó gustar cualquiera otra que se reputa por inútil: pues esta virtud vulneraria en supremo grado ¿4 qué puede atribuirse? Creo que si se considera con aten- cion el asunto, se verá que su sávia ó jugo es un mucílago: éste al mismo tiempo que sirve de obstruir, tapar, sufocar y reunir * contiene en sí partículas antisépticas y nutri- 1 Si algun comerciante se dedicase á remitirla á Europa, creo lograria mucha utilidad: son muchas las artes á que pueda aplicarse su uso; y por esto se estableceria un ramo de comercio útil á los indios con la venta de la flor. 2 Lo cierto es que no contiene partículas astringentes, porque el zamo mezclado con vitriolo de fierro no toma color negro. SÉ tivas, las que hacen que no se verifique gangrena. Yo no sé lo que sucede; pero veo sus efectos: y si en las armadas, en los ejércitos hubiese provision de tan estupendo vegetal, los muertos serian en menor número: vale mucho un ocurso á tiempo. Apénas he avistado el campo útil, otros lo cosecharán; pero siempre viviré y moriré gustoso, porque procuro ser útil á la nacion y aun al universo. APÉNDICE.—Esta rara planta presenta un modo particular en su eflorescencia: los botones, que siempre están colocados en las extremidades de las ramas, cuando están tiernos forman una espiga, pero inclinados al centro de la tierra: luego que llegan al es- tado de presentarse las flores, toman otra direccion: los pétalos ú hojas de la flor se re- gistran en la línea vertical respecto al horizonte: despues de esto se marchita la flor; y para madurarse la semilla, el cáliz se exalta y toma una direccion vertical hácia el zenit. Tantos, tan particulares caractéres manifiestan raros fenómenos. He hablado en el particular con sinceridad; y en efecto, ¿de qué me sirve en la hora la yerba del pollo? Servirá 4 mis conciudadanos, á los hombres que están muy olvidados de lo que es la Nueva España. Gaceta de Literatura de 6 de Marzo de 1792. LEA IA_ ABEJAS Y ARANAS POR EL SR. ALZATE Y RAMIREZ. Luego que las naciones europeas reconocieron que la principal riqueza consiste en utilizar las producciones de cada país, para libertarse de la compra de géneros extran- jeros establecieron compañías, propusieron premios, fundaron academias para lograr por estos seguros caminos el acierto: el cultivo de las abejas ha sido de los ramos de comercio, en que se ha puesto mucha atencion. Vemos que en el centro de la Alema- nia se halla establecida una Academia, cuyos miembros no tienen otra ocupacion, no se dedican á otra parte de física, Ó de economía, que á solo lo perteneciente á las abejas. Si en Nueva España se hubiese de tratar de propósito de estos insectos, serian nece= sarias muchas plumas hábiles para efectuarlo, porque es inmensa la variedad de abejas, que erian cera y miel; las hay de varios tamaños, de varios colores; * unas fabrican las colmenas en los árboles huecos, otras en la tierra, otras en las paredes ó concavidades de las peñas: si este ramo de industria se fomentase, si los indios para lograr cera y miel anualmente, no destruyesen cuantas colmenas se presentan á su vista, la Nueva España lograria un sobrante de cera, que podria remitir de mar en fuera. En otras ocasiones se expondrán varias observaciones sobre el particular; por ahora trato del propolis, esto es, de aquel material que las abejas colectan para tapar las ren- 1 En la jurisdiccion de Sinagna, registré unas de color verde, á las que en brillantez no excede la más preciosa esmeralda; si una de estas colmenas se condujese á Europa, se apreciaria al tanto que se estiman los pescados dora- dos que lleyan del Oriente. AB = dijas de las colmenas; su naturaleza se ignora en Europa, porque Mr. de Bomare en 1776 hizo esta reflexion. “No obstante, Mr. de Reamur, aquel infatigable observador, “no ha podido registrar á las abejas en la cosecha del propolis.” “Este es un descubri- ““ miento que aun no se ha verificado.” Esto, que se ignora en Europa, lo tengo aquí verificado, porque con el motivo de haber conducido á esta ciudad varias colmenas, con el fin de ver si se propagaban, lo que puede ser se haya verificado, porque muchos en- jambres salieron de ellas, observé en varias ocasiones que conducian resina verde y roja. Admirado de esto, porque en México no hay árboles que produzcan resinas de estos colores, malicié que habian ido á cosechar en algunos utensilios, que se habrian pintado con cardenillo desleido en aceite de trementina, 6 en éste mezclado con bermellon: para desvanecer toda duda, coloqué en la inmediacion de las colmenas cardenillo y bermellon mezclado con dicho aceite, y formé varias hendiduras á las colmenas: sin que me quedase la menor duda, ví cómo las abejas se encaminaban á surtir defaquellos materiales, y que los introducian en lo interior de sus habitaciones; finalmente, pasados algunos dias despedacé un madero en que se hallaba la colmena, y reconocí todas las hendiduras em- betunadas de verde y rojo, en virtud de los materiales que les habia preparado: luego debemos confesar, que el propolis no es otra cosa que resina que las abejas acarrean con el fin propuesto.' Miéntras más se observa la naturaleza, se ve que ésta rompe aquellas prisiones, re- glas y axiomas á que los naturalistas quieren sujetarla. El célebre Bomare, tratando de las arañas, en el tomo primero de su Diccionario, se explica así: “Cuando no se ig- “nora que las arañas se aborrecen naturalmente, y se matan en toda otra ocasion que “no sea dirigida á la propagacion.” Mr. de Reamur encontró una dificultad invencible (procurando verificar el proyecto de seda de arañas, propuesto por Mr. Bon) á causa del odio mutuo que se verifica en ellas. En el pueblo de San Agustin de las Cuevas, á fines del mes de Diciembre de 84, registrando la cornisa de una ventana expuesta al Norte, para colectar algunas crisálidas Ó6 ninfas, que son aquellos cuerpos orgánicos que en los calores se nos presentan en forma de mariposas, advertí una maraña ó cúmulo de cer- das que me causaron novedad: temiendo no fuese algun animal nocivo, con un palito lo toqué, y al punto ví segregarse una porcion de arañas que se dirigian por todos rumbos; esto verifica, contra la asercion recibida, que no todas las arañas se odian, sino que hay una especie que vive en sociedad: su organizacion es diferente de las regulares; éstas tienen el cuerpo de manera, que el vientre se une al resto del cuerpo por un pequeño conducto; el cuerpo de las que registré es de figura ovalada, de la grandeza de un grano de trigo, tienen cuatro partes del largo de una pulgada, y otras tantas del de dos; de manera que cuando caminan, permanecen en una continua vibracion, á causa del desme- dido tamaño de los piés, por lo que se podian especificar estas arañas por oscilatorias. En virtud de mi primera observacion, despues hallé, en varios sitios, muchos cúmulos de ellas, y 4 principios de Enero de 86, en las inmediaciones de Mazatepec, en un ora- torio observé, que en un confesonario, y en la inmediacion de una ventana se registraban dos dilatados espacios, que se asemejaban á dos porciones de cuero de puerco; por tales 1 El Padre Paulian, autor del Diccionario de física, supone que las abejas recogen el propolis en madejas po- dridas, en las pajas y licores alterados, ó en plantas de olor muy desagradable; no refiere observacion exacta, co- mo la que tengo expuesta, que puede reiterarse con el seguro de verificarla completa. 7 = los tuve á la primera inspeccion, pero luego que me acerqué observé cierta agitacion en las que pensaba fuesen cerdas; con una varilla moví aquellas dos apariencias de piel cerdosa, y luego se separaron las arañas: continuando mis observaciones por varios dias, yerifiqué que estas arañas son nocturnas; al ocultarse el sol se separan para viajar en solicitud de alimento, y al amanecer se juntan á centenares ó millares para formar las acumulaciones referidas. Gaceta de Literatura.—1788. YERBA DE LAS CUCARACHAS*' POR EL SEÑOR ALZATE Y RAMIREZ. Ya que tengo tratado del algodon, noticiaré cómo en Cuernavaca (y precisamente en las demás tierras calientes) la naturaleza provee una planta, la que surte filamentos más fuertes y finos que el lino; la conocen por yerba de las Cucarachas, porque es el veneno activo que las extermina: esta noticia me la comunicó D. José de Valdovinos (que de Dios goce), quien surtió en este periódico noticias de mucho interes: me dijo que su hijo, registrando un sembrado de año, observó en la extremidad de una rama de dicha plan- ta unos filamentos fuertes que se asemejaban á la seda: los condujo á su padre, el que con aquella su natural atingencia reconoció ser superiores 41os que provee la planta lino: me remitió una poca de yerba, y preparada en arreglo al método sabido en consideracion á lo que se practica para utilizar el lino, verifiqué ser un precioso hallazgo: no lo utili- zarémos por ahora, porque despreciamos á la naturaleza que con los brazos abiertos nos convida á usufructuar sus riquezas que con profusion nos franquea: la necesidad, el tiem- po, son los que obligan al hombre á utilizar lo que pisa con desprecio y mira con indife- rencia. Es digno de considerarse que el lino es planta anual, y la planta de que trato es vivácea. ¡Qué ahorros no se presentan al que atentamente reflexiona sobre esto! Gaceta de Literatura de 17 de Junio de 1795. * En la “Sinonimia vulgar y científica de algunas plantas silvestres y de varias de las que se cultivan en Mé- xico”, por el Sr. Alfonso Herrera, se encuentra una “yerba de la cucaracha” clasificada en la familia. de las Apoci- neas con el nombre de Echites hypoleuca, De Candolle.—J. 8. APÉNDICE, —3. DISCURSO PRONUNCIADO EN EL REAL JARDIN BOTANICO DE MEXICO EL 2 DE JUNIO DE 1794 POR EL CATEDRÁTICO DON VICENTE CERVANTES. SEÑORES: Buscando entre tantas y singulares producciones con que observamos cubierto el suelo de la feracísima tierra de Nueva España, un objeto digno de mover la curiosidad de los ilustres y distinguidos profesores que se han dignado honrar con su asistencia esta real escuela, mereció mi principal atencion aquella preciosa planta que los antiguos mexica- mos llamaron Holgualaitl,* y que los naturales del dia conocen generalmente con el nombre de árbol del hule. Este raro y nuevo producto del reino vegetal, no tanto por la estructura de su organizacion, cuanto por ser un manantial copioso de la sustancia que los mexicanos modernos llaman hule, y los europeos goma y resina elástica, me dará su- ficiente materia para llenar el breve rato que vuestra bondad se dignare oirme, sirvién- dome al mismo tiempo su descripcion para principiar las lecciones de esta ciencia, y de justo reconocimiento á la amistad del benemérito profesor farmacéutico y botánico Don Juan del Castillo, 4 cuya memoria ha querido consagrarlo la expedicion botánica de este reino, nombrándolo en obsequio de sus tareas y generosidades castilla elastica.?* Para proceder con algun órden en la materia del presente Discurso, lo dividiré en tres partes: en la primera daré noticia de las plantas que suministran el hule, al que llamaré en lo sucesivo resina elástica, acomodándome con esta denominacion que se halla admi- tida entre todos los físicos y químicos de Europa: describiré despues el árbol de que fluye en Nueva España dicha sustancia, valiéndome para ello de la exacta descripcion que hizo de él, y noticias que adquirió en su suelo nativo el Sr. Director de la Expedicion y Jardin Don Martin de Sesé y Lacasta, añadiendo el método de que se valen en el Bra- sil y en el reino para extraer el jugo resinoso de dicho árbol. En la segunda pondré el resultado de las experiencias hechas con el jugo líquido y sólido; y en la tercera especi- ficaré los usos á que se ha destinado en Europa la resina elástica, los que tienen en el país y en otras partes la resina líquida, y el medio más ventajoso para hacer con ella algunos instrumentos útiles á la sociedad. 1 Hernan., edit. Roman., pág. 50, Matritens. tom. 2, pág. 336, 2 Nació Don Juan del Castillo en la ciudad de Jaca, en el reino de Aragon, en donde despues de instruido en la latinidad, se dedicó á la farmacia con tanto aprovechamiento, que para examinarse de maestro en esta facultad, fué preciso dispensarle la menor edad. Pasó á la isla de Puerto Rico de edad de 27 años con el empleo de boticario ma- yor de aquel hospital real, que desempeñó con acierto por el espacio de 17 años, hasta que noticiosos en la corte de su aficion y conocimientos botánicos, se le destinó á viajar y reconocer con otros profesores las producciones natu- rales de este reino, en cuya ocupacion se mantuyo cinco años, habiendo padecido en este tiempo varias enfermedades peligrosas, y últimamente una obstruccion en el píloro, de que murió el dia 26 de Julio de 1793, á los 49 años de su vida, dejando legados 4,000 pesos para la impresion de la Flora Mexicana en que habia trabajado con particular esmero. * Creemos que por una errata de imprenta dice en el original Castilla, debiendo ser Castilloa elastica.—J. $. O PARTE PRIMERA. La resina elástica se recoge de distintos vegetales que crecen en las dos Américas y en algunas islas, de los cuales los: más conocidos hasta ahora son los siguientes: La Yatrofa elastica, * 4 que los portugueses del Brasil llaman pao siringa, *los habi- tantes de la provincia de Esmeraldas Jeve, y los indios mainas que pueblan el rio de las Amazonas cautchov, produce en mucha abundancia la resina elástica, y segun la rela- cion de algunos viajeros, es el árbol de que se extrae toda la que corre con este nombre en el comercio de Europa. En las tierras calientes de este reino abundan muchas espe- cies del mismo género yatrofa, como son la mala mujer, * el árbol de los piñones de In- dias, *y otras varias especies conocidas ? y nuevas * descritas por el citado Señor Director en la Flora Mexicana, todas las cuales, principalmente la que ha denominado pestañosa, arrojan gran cantidad de jugo lechoso, y no seria extraño que pudiese conseguirse de ellas alguna parte de resina. Esta advertencia no se hace para el reino de Nueva Es- paña, en donde es muy comun el árbol del hule; pero podrá hacerse algun uso de ella en las tierras calientes en que crecen las yatrofas, y se carece de aquel árbol. La cecropia con hoja en forma de broquel” 4 que los indios de la Jamaica apellidan, segun las relaciones de Rroun, Sloan y el padre Nieremberg, coylotapalo y yarumba, y los del Brasil, por las descripciones que han hecho de ella Pison y Marcgraw, ambayba, es otra especie de árbol de que se extrae la resina elástica, valiéndose para ello de los mismos medios que se expondrá más abajo para conseguir la del árbol del hule. La higuera con hoja de ninfa * nombrada en el dia higueron, y por los mexicanos an- tiguos amacoztic, tezcalamatl y tepeamatl, produce tambien la misma resina conocida en el reino con el nombre de tezcalama, y la misma propiedad gozan el amate, * la higuera de Indias, * y acaso será comun á todas las especies de higueras, aunque se encuentre alguna diferencia en la cantidad que pueden suministrar de'dicha sustancia, y variar ésta en el grado de elasticidad, como efectivamente sucede en la tescalama. 1 Jatropha elastica, Linn. 2 Llámanlo así los portugueses de Para, porque de la resina líquida hacen unas botas de figura de pera, en las que aplican una cánula para servirse de ellas en lugar de jeringas. 3 Jatropha urens. 4 J. curcas. 5 Manihot. Jan J. Janipha. J. Herbacea, Linn. 6 Jatropha (Peltata) floribus caliculatis, folíis peltatis, Flor. Mex. cum icone. Jatropha (edulis) foribus caliculatis, foliis cordatis integerrimis sublobatisque. Flor. Mex. cum icone. Jatropha (ciliata) foribus caliculatis: foliis cordatis, ovatis ciliato denticularis. Flor. Mex. cum icone. Jatropha (Dioica) floribus caliculatis dioicis, foliis oblongo spatulatis. Flor. Mex. cum icone. Jatropha (Palmata) foribus caliculatis, foliis cordatis, lobatis denticulato ciliatis. Flor. Mex. Jatropha (triloba) foribus excaliculatis, foliis trilobis acuminatis, integerrimis. Flor. Mex. Hucipochotl, Her- nandez, edit. Rom. 61. Matritens., tom. 2, p. 361. Jatropha (Quinqueloba) floribus excaliculatis foliis quinque lobis oblongo-ovatis integerrimis. Flor. Mex. Jatropha (octandra) floribus excaliculatis octandriis, foliis palmatis lobis intermediis hastatis. Flor. Mex. cum icone. 7 Cecropia peltata, Linn. 8 Ficus Nimpheifolia, Linn. Amacoztic, Hernandez, edit. Rom., p. 81. Matritens., tom. 1, p. 166. 9 Ficus Benjamina, Linn. 10 Ficus indica, Linn. —A— Además de las especies citadas, que se hallan descritas en muchas obras botánicas así “ antiguas como modernas, se conocen en el dia, aunque no tan circunstanciadamente, otros árboles de que puede sacarse la resina elástica: tales son las plantas de que Mon- sieur Fresnau, caballero de la órden de San Luis, éingeniero en Cayena, comunicó á la real Academia de Ciencias de Paris, cuya Memoria se halla inserta entre las del año de 1751, y Mr. Berniard publicó un extracto de ella, que puede verse en el tomo 17 de las observaciones sobre la Física, Historia Natural, etc., del abate Rosier, pág. 267. Entre ellas se enenta el mapa 6 amapa, cayo árbol no describe Mr. Fresnau, conten- tándose con decir que es muy comun y conocido de los indios de Para, añadiendo sola- mente que es un árbol muy alto, grueso y poco ramoso, que su corteza es lisa, y que la hoja se parece al tilo de Holanda, 4 excepcion de ser un poco más larga. El zumo de estos dos árboles mezclado en cantidades iguales, dice Mr. Fresnau, pro- duce una especie de correa 6 de suela muy parecida al cuero, y añade más adelante, que esta analogía es más perfecta en el resultado que proviene de la mezcla de tres partes del jugo del comacay ó higuera silvestre, con dos partes de la leche que se saca de esta especie de peral 4 que los portugueses de Para nombran couna. El pao comprimido de los portugueses de Para es otra especie de árbol descubierto por Mr. Fresnau, cuyo jugo lechoso se espesa por sí solo, y tiene mucha semejanza con la resina elástica. Este árbol, dice el citado autor, es muy alto, de un grueso proporciona- do, sin rama alguna alrededor del tronco, y remata en una hermosa y redonda copa. Las hojas son puntiagudas en uno y otro extremo, lisas en la parte interior, ásperas en lo exterior, y de un color verde claro tirante á pajizo. El fruto es largo y grueso con poca diferencia del dedo meñique, de color pajizo cuando está sazonado, y su hueso ó nuez es muy larga y dura. Por una descripcion tan incompleta, es imposible averiguar á qué género de planta puede reducirse este árbol; pero sí puede afirmarse que no es el pao syringa ó yatrofa elastica, como pretende Mr. Berniard en la citada Memoria, lo que demuestra claramente la figura del fruto, que es una drupa, en lugar de que el paosyringa y en todas las ya- trofas es una cápsula tricoca: Últimamente Mr. Fresnau dió parte á la Real Academia de Ciencias de haber encon- trado en aprouage y en la ribera de maturini un gran número del verdadero y legítimo pao syringa, cuya descripcion, siendo más circunstanciada que las que hizo del pao com- primido y demás árboles, no deja la menor duda de que sea la yatrofa elastica de Lin- neo que dejó citada. CARACTER NATURAL DE LA CASTILLA ELASTICA. FLORES MASCULINAS. MASCULI FLORES. CAL.... Perantio hemisferio de una pieza, apiñado con escamas aovadas y agudas. COR.... ninguna. EST.... muchos filamentos de hechura de hilos, pren- didos á la pared interior del cáliz, y los exteriores gra- dualmente más largos: borlillas redondas y sencillas. Flores femeninas en un mismo ramo alternando con las masculinas. CAL.... perianthium hemisfericum, monophillum im- bricatum squamis ovatis acutis. COR.... nulla. STAM.... filamenta plwima filiformia, intus calicis parietis inserta: exteriora gradatim longiora anthere simplices subrotunde. Feminei flores in eodem ramo, masculis alterni. Íi= CAL.... como en las masculinas, con las escamas al- go más anchas y gruesas, permanente y dilatado segun crecen los frutos. COR.... ninguna. RIST.... muchos gérmenes (15-20) aovados: estile- tes comunmente dos, alguna vez tres, divergentes, y que permanecen con el fruto: estigmas sencillos y revueltos. PER. drupas de 15 4 20, pegadas unas y otras por su base, de tres ángulos poco manifiestos y escavadas en CAL.... utin masenlis, squamis paululum latioribus, et crasioribus, persistens; fructibus provectioribus ex- pansis. COR.... nulla, RIST.... germina plurima (15-20) ovata: Stili duo, raro tres divergentes, persistentes, stigmata simplicia revoluta. PER. drupe 15-20 basi connate obsolete triangula- res, Apice escavate. la punta. SEM. nuez aovada de una celdilla: almendra de la misma figura. SEM. nux ovata unilocularis: nucleus conformis. Por esta descripcion se echa de ver con bastante claridad que la Castilla debe redu- cirse á las clases: De Cesalpino TL. Árboles euyo eórenlo rompe de la base de la semilla, ord. VIT. Flo- res bajas ó en el mismo sitio que el fruto. De Morison 1. Árboles con fruto de almendra. De Rai XXX. Árboles cuyo fruto carece de coronilla, ord. L, con almendra. De Berahave XXXL Árboles sin pétalos con el fruto separado de la flor masculina. De Tournefort XVIIL Árboles sin pétalos, ord. 1. Flores en un mismo árbol sepa- radas de los frutos. De Linneo XXXI. Flores masculinas y femeninas separadas en un mismo pié de planta, 0rd. VIII, con muchos estambres. Del órden natural de las coadunadas, 6 con muchos frutos reunidos en un mismo re- ceptáculo. DESCRIPCION DE LA CASTILLA. Este árbol es uno de los más elevados y frondosos que crecen en las costas calientes de Nueva España. A primera vista se parece mucho al árbol de la anona, que vulgar- mente se llaman cabezas de negro. * El tronco es de tres Ó cuatro varas de grueso, y muy derecho, tiene la corteza lisa, blanda y gruesa, de tres á cuatro líneas, de color ceniciento y sabor amargo nauseabun- do, como la leche que arroja por donde quiera que se parte. Produce las ramas alternas horizontales, rollizas, flexibles, y pobladas en su remate de pelos rígidos: las hojas se hallan alternas, de pié y medio de largas, y de siete pulgadas de ancho, tienen una gran- de escotadura en la base, y las más veces terminan en una punta aguda, son vellosas en ambas caras y enterísimas, aunque parecen á primera vista dentadas, especialmente las más tiernas, en cuyos márgenes se reune el vello en pequeños flecos ó hacecillos 4 iguales distancias: por la parte superior están rayadas oblicuamente, siguiendo la direc- cion de las venas mayores, y éstas ramificadas en redecilla, y sostenidas de pezones gruesos, rollizos, pelosos y de poco más de media pulgada de largo.—Las estípulas se observan á uno y otro lado de los pezones más tiernos, y son oblongas, angostándose gradualmente desde la mitad hasta la punta, su consistencia es membranosa, y frecuen- temente se marchitan, caen ántes que la hoja haya llegado 4 su total incremento.—Las flores nacen en las axilas ó encuentros de las hojas; las femeninas, solitarias y sentadas, 1 Annona muricata, Linn. — 99 — y las masculinas con un piececillo muy corto, de dos en dos, rara vez tres juntas, y al- ternando con las femeninas en la parte inferior de los ramos; pero en las puntas son todas masculinas; y entónces por lo comun se hallan solitarias.—Los cálices están apiñados, con escamitas de color de paja y membranosas, su figura es hemisférica, aunque al tiem- po de la fecundacion suelen prolongarse, aun hendirse los masculinos echando fuera los es- tambres, y los femeninos dilatarse á proporcion que los frutos crecen: el pequeño piece- cito que sostiene las flores masculinas, y que apénas excede el largo de dos líneas, está apiñado con escamitas menudas, lo mismo que los cálices.—Los filamentos son blancos, y aunque los exteriores gradualmente más largos y parece que se alargan al tiempo de la fecundacion, apéuvas superan las últimas escamas del cáliz: las antenas ó borlillas son redondas y de color amarillo bajo.—Los frutos son unas drupas aovadas con tres ángu- los poco manifiestos, poco más gruesos que un garbanzo, prendidas por su base al cáliz ensanchado, y por los lados pegadas unas á otras en número de quince á veinte, de co- lor naranjado cuando están maduras, insípidas y mucilaginosas. Método de que se valen los del Brasil y los naturales de Nueva España para extraer el zumo de los árboles que producen la resina elástica. Los portugueses de Para, como tambien los habitantes de la provincia de Esmeralda y los indios mainas, se valen de unos mismos medios para extraer el zumo resinoso, del pao syringa, jeve 6 cautchov. Limpian primeramente el tronco del árbol: despues hacen con la podadera Ó hacha unas incisiones á lo largo, cuidando de que queden éstas obli- cuas Ó sesgadas, y unas sobre otras, para que la materia que fluye de las primeras caiga en las que le suceden, y de éstas á la última, por debajo de la cual sujetan con arcilla una hoja de plátano * ú otra equivalente, para dirigir el zamo á una vasija que colocan al pié del árbol. En las jurisdicciones de la antigua Veracruz Cosamaloapan, Acayucan y otras partes del reino en que crecen los árboles de hule, acostumbran los que se emplean en este tra- bajo, hacer alrededor del tronco algunas incisiones espirales de una pulgada de ancho y otra de profundidad, principiando en la parte inferior del tronco más próxima á la tierra, y terminando en la altura 4 que alcanza con el machete Ó segur el brazo del operario. En el extremo de la incision, al pié del tronco, forman un hoyo en la tierra que recibe la resina líquida, la cual principia á fluir poco despues de hecha la incision. La canal espiral se practica solo en aquellos árboles que tienen el tronco cilíndrico, como se ob- serva generalmente en el mayor número de los individuos de este género; pero en los que se apartan de aquella figura, se trazan las incisiones de distinto modo, guardando el medio más regular para que caiga la resina en el hoyo excavado en la tierra para re- cibirla. Cuando se ha recogido toda la cantidad que puede dar de sí el árbol, lo sacan del hoyo con unas jícaras, * y lo pasan á los corambres Ó botas de cuero que tienen para este efecto, Ó más bien se sirven de las que suelen hacer de bramante crudo encerado con el mismo hule, sin otra costura que la que forma la union de la resina en los lados y extremos del lienzo, la cual es mucho más segura, pronta y económica que la que pu- diera ejecutarse con el hilo más torcido y fuerte. 1 Musa, Linn. 2 Llámanse así unas cazolejas formadas de la corteza del fruto de una nueya especie de Crescentia, á que tam. bien suelen llamar Tecomatl ó tecomate. po A primera vista se echa de ver que el método de recoger la resina líquida de dichos árboles, viene á ser, con poca diferencia el mismo, conviniendo en la sustancia, y apar- tándose en el modo; pero no queda duda en que es mejor y debe preferirse el que usan los indios del Brasil, haciendo correr la resina por una hoja de plátano á la vasija que colocan al pié del árbol, porque además de la mayor limpieza de la operacion, se evita el desperdicio que precisamente ha de suceder de esta sustancia recibiéndola en los ho- yos formados en la tierra, segun se acostumbra en este reino. PARTE SEGUNDA. Cualidades físicas del hule, y experiencias hechas con la resina líquida y sólida. Habiendo leído en el segundo tomo de los Anales de química de Mr. Lavoisier el grande empeño que han tenido muchos químicos y físicos de Europa para conseguir la resina elástica en el estado que mana del árbol, habiendo llegado á ofrecer el caballero Banks, presidente de la real sociedad de Lóndres, cincuenta luises de oro *á quien le di- rigiese una botella de esta sustancia sin descomponerse: y enterado de lo que previene Mr. Fourcroy en la Memoria que presentó á la sociedad de agricultura de Paris, inserta en el expresado volúmen, sobre las experiencias que hizo relativas á este punto, de que los álealis producian un efecto contrario á los ácidos cuando se mezclaban con el zumo líquido del Jeve ó yatrofa elastica, dilatando la parte resinosa, é impidiendo la precipi- tacion de ésta, como habia sucedido con las botellas que recibieron los mismos Señores Banks, Fourcroy y Mr. Grosart, me valí del Sr. Director D. Martin de Sesé, para que encargase á D. José Mociño, botánico naturalista de la expedicion y discípulo de esta escuela, que se hallaba reconociendo las producciones animales y vegetales de la costa de Veracruz, algunas botellas del jugo resinoso de la Castilla, y que pusiera en cada una distintas dósis de álcali fijo, para cerciorarme con qué cantidad se mantenia más tiem- po sin descomponerse, y hacer con él en México algunas experiencias. Don José Mociño desempeñó inmediatamente este encargo remitiendo al citado Di- rector catorce botellas en que habia mezclado desde dos hasta diez y seis dracmas de potasa; pero al tiempo de abrirlas advertí que se habian aflojado algunos tapones, sien- do esto motivo para que no tuviese lugar la observacion de saber qué cantidad de álcali conseryaria en mayor fluidez y por más tiempo el líquido lechoso de la Castilla, pues se halló totalmente endurecido y separado de un licor acuoso tirante á negro en las bote- llas en que se habian puesto cuatro, siete, catorce y diez y seis dracmas de álcali fijo, permaneciendo líquido y sin descomponerse en otras en que se habian mezclado seis, ocho, doce y quince dracmas de la misma materia. Finalmente, otra botella en que se habian añadido nueve dracmas de potasa, y cuyo tapon venia perfectamente ajustado, hizo tal efervescencia al tiempo de abrirla, que apénas pudieron recogerse cuatro onzas, derramándose todo el licor por la boca, del mismo modo que sucede con las botellas de cerveza en que la fermentacion espirituosa se encuentra más activa. No permitiendo la estacion detenerme más tiempo para abrir el curso de botánica, 1 Cada Inis equivale á cinco pesos fuertes, e en cuya primera leccion habia determinado leer esta Memoria, me puse desde luego á practicar algunas experiencias con el zumo líquido de la Castilla mezclada con el álcali, dejando para otra ocasion el examinarla pura y sin adicion de otra sustancia, si acaso es posible que pueda llegar á México en este Estado, ' observando escrupulosamente cuánto tiempo podrá permanecer este líquido sin descomponerse, tanto el que estuviere puro, segun destila del árbol, como el que mandaré reponer de nuevo con distintas dósis de potasa, encargando que se cierren con la mayor prolijidad y cuidado las botellas. Despues de abiertas tres botellas en que observé coagulado el zumo de la Castilla, destapé la cuarta que estaba perfectamente líquido, en la cual se habian puesto ocho dracmas de potasa: despidió un olor fétido bastante activo, muy semejante al del hidró- geno sulfurado, y su color era de un blanco opaco, descubriendo cuando se movia con una espátula muchos lineamientos ó rayas oscuras que provenian de la parte acuosa del mismo jugo. El sabor se notaba al principio un poco dulce, dejando despues por mucho tiempo una impresion muy desagradable y amarga, y su gravedad específica, comparada con el agua destilada fué 1,0450. Puestas sobre la palma de la mano cuatro ó seis gotas de dicho líquido y agitadas con la otra, se advierte un tacto jabonoso, y despues de evaporada por la frotacion la parte acuosa de esta leche 6 emulsion vegetal, se separa la resina elástica pura, dotada de to- das sus propiedades. Al aire libre se descompone esta leche separándose la parte acuosa y sobrenadando la resina, que cargándose poco á poco del oxígeno del aire, se coagula y trasporta en resina elástica. En el agua se dilató esta materia tinturándola de un blanco verdoso, lo que puede provenir del álcali con que se habia mezclado, y se hizo más visible este color verdoso puesta al fuego hasta llegar á hervir, separándose poco rato despues la resina líquida, sobrenadando el agua y dejándola teñida del mismo color. Todos los ácidos tienen accion sobre la leche de la Castilla, obrando de distinto modo y produciendo efectos diferentes. El ácido acético y acetoso se tinturan de un color rojo, más subido en el primero que en el segundo líquido, excediendo en muchos grados el que toma el vinagre comun muy blanco, y sobrenadando en todos la resina que permanece líquida por mucho tiempo, hasta que por último se coagula sin perder cosa alguna de sus propiedades. El ácido muriático oxigenado cuaja con mucha prontitud la leche, separando la resina elástica sin la menor alteracion, y tinturándose de un color tirante á verde: este efecto lo causa la superabundancia de oxígeno en el ácido muriático, que separa repentina- mente toda la resina elástica que hay en el líquido, causando en pocos momentos lo que el contacto del aire atmosférico no puede hacer sino en muchos dias. 1 El dia 3 de Junio recibí una botija del jugo lechoso de la Castilla sin mezcla alguna de álcali, recogida en las cercanías de Jalapa el 22 de Mayo á diligencia del Dr. D. Daniel O-sulivan, profesor muy distinguido y acreditado en la medicina, y afectísimo á las ciencias naturales, á quien hice este encargo sabiendo que partia para aquella ciu- dad. La botija estaba perfectamente tapada, y el líquido contenido en ella llegó sin la menor descomposicion: era de un color mucho más blanco que el que vino en las botellas mezclado con la potasa, sin manifestar cuando se re- movia, lineamiento alguno negro, como sucedía con aquel, prueba evidente de la accion que ejercen los álcalis sobre dicha sustancia, poniéndola primero amarillenta, y teniendo despues la parte acuosa de un licor muy oscuro. Inme- diatamente la distribuí en diferentes vasijas, poniendo en ellas distintas dósis de ácido de naranja y de potasa, dejan- do á otras con un poco de agua, y otras finalmente con la leche pura, y todas exactamente tapadas, para notar la alteracion que padecen, de cuyas resultas daré noticia en otra ocasion, Loca a El ácido nitroso precipita inmediatamente la resina elástica; pero el resultado es muy diferente del que produce el ácido muriático oxigenado: en éste queda la resina elástica sin perder sus propiedades, aun despues de mantenida por espacio de quince dias en dicho ácido; pero en el nitroso sucede todo lo contrario, se precipita la resina, se descom- pone enteramente, y despues de ocho dias de infundida en este menstruo, se redujo ú un polvo amarillo que se disolvia en el agua, tiñéndola de un color muy parecido al de la gutagamba. El ácido sulfúrico desleido en cuatro partes de agua coaguló la resina, dejando teñido el menstruo, despues de ocho dias de maceracion, de un color lechoso cuando se meneaba, pero que á pocos minutos de reposo quedaba trasparente, sobrenadando la resina elás- tica, y una materia blanquecina, que diluida en mucha agua y dejada al aire libre por quince dias no varió de color ni figura. El ácido sulfúrico concentrado precipitó la resina elástica sin alteración alguna, ni la manifestó en su color el mismo ácido despues de quince dias que lo tuve en macera- cion con ella. Los álcalis obran tambien sobre el jugo lechoso de la Castilla, combinándose con su parte acuosa, y tiñéndola de un color tirante 4 negro; pero en vez de precipitar la resi- na, como sucede con los ácidos minerales, queda sobrenadando al ácali, cuajándose al cabo de quince ó veinte dias la resina elástica con todas sus propiedades. Estas experiencias que hice primeramente, poniendo cuatro dracmas de resina líquida en dos onzas de carbonato de potasa, y que repetí despues mezclando la misma canti- dad de resina con dos onzas de agua en que se habia disuelto media onza de potasa, dieron un mismo resultado, tinéndose de color negro ambos menstruos, y sobrenadan- do la resina líquida, que insensiblemente se fué cuajando, sucediendo lo mismo con la que habia puesto en una onza de sosa disuelta en dos onzas de agua. De estas experiencias se infiere que los álcalis no tienen la propiedad de mantener líquido el zumo de la Castilla, como creyó Mr. Fourcroy, que lo hacian mezclados con la resina líquida del Jeve 6 yatrofa elástica, pues aunque se conserva muchos dias sin cuajarse, lo ejecuta por último, y la misma propiedad tienen los ácidos débiles y los del reino vegetal, con los cuales mezclé diferentes dósis de resina líquida, por haberme in- formado de que en algunas partes del reino en donde se recoge, acostumbran mezclar un poco del zumo de naranja para impedir coagulacion. Es verdad que en todos estos casos no se verifica tan pronto; pero lo es tambien que el agua comun produce el mismo efecto y acaso mejor que los ácidos y álcalis débiles, lo que observé con cuidado en lo sucesivo. De las mismas experiencias inferí que el color pardo-oscuro que se advertia en la re- sina líquida de las botellas provenia de la accion que el álcali ejerce sobre la materia acuosa, porque en el fondo de las que traian enteramente coagulada la resina elástica, habia diez 6 doce onzas de un licor tirante á negro, muy parecido en todo al que toma- ba el agua saturada de potasa y sosa en los experimentos que practiqué, y el de las bo- tellas era tanto más oscuro cuanto mayor era la dósis del álcali que se habia mezclado. Dos onzas de espíritu de vino rectificado, puesto con dos dracmas de resina líquida, se tinturó pasadas veinticuatro horas, y al fin de doce dias separé por decantacion el licor, que era de un color tirante 4 rojo y en el fondo se habia reunido la resina elásti- ca inalterada. j Lo mismo observé con igual cantidad de resina y de aguardiente, 4 excepcion de haberse coagulado ménos resina elástica en el fondo de la vasija, quedando el líquido mucho más APÉNDICE.—4, 98 — cargado de color que el experimento antecedente y con más de una dracma de resina líquida. ) Igual experimento repetí con el licor anodino mineral de Hoffman, que cuajó la resina elástica, quedando tinturado como el espíritu de vino, aunque más vivo el color que en aquella experiencia. Puestas dos onzas de espíritu, ó por mejor decir, de aceite esencial de trementina con dos dracmas de resina líquida, se disolvió al'cabo de ocho dias, tomando el aceite la for- ma de un mucílago trasparente, y quedando separada en el fondo del vaso la materia acuosa de esta sustancia cargada del color oscuro tirante 4 negro: el mismo efecto pro- dujeron otros aceites esenciales, quedando las disoluciones del color del aceite que se habia empleado, y en la parte inferior de la vasija la humedad propia del jugo resinoso con el color negro indicado. El éter vitriólico extraido de la mezcla de dos partes de ácido sulfúrico con dos de es- píritu de vino rectificado segun el método de Macquer, y puesto en cantidad de dos on- zas sobre cuatro dracmas de resina líquida, coaguló en ménos de dos minutos toda la re- sina elástica con solo haber agitado con alguna violencia la vasija que contenia la mistura, permaneciendo el éter trasparente y sin mudar de color, cubriendo la resina y dejando en el fondo el agua negra que resulta en casi todos los experimentos. El mismo éter lavado en bastante cantidad de agua destilada, para privarlo de todo el ácido sulfuroso que pudiera contener, y puesto en la misma cantidad sobre dos drac- mas de resina líquida, quedó ésta perfectamente disuelta por medio de la agitacion en eosa de dos minutos, produciendo un efecto diametralmente opuesto á lo que sucedió en la experiencia antecedente, tomando la mezcla en esta segunda un color rojo oscuro, y una consistencia de trementina Ó mucílago espeso. Habiendo advertido que el agua que sirvió para lavar el éter habia quedado muy sa- turada de este principio y de un sabor muy activo, quise averiguar el efecto que produ- ciria sobre la resina líquida, y habiendo puesto cuatro dracmas de ella en cuatro onzas de dicho licor, agité la mistura por espacio de dos minutos, la cual adquirió un color blanquecino opaco, que por la quietud varió de aspecto, presentándose la mayor parte del líquido de un color rojo oscuro cubierto de otra materia lechosa, que pasados quince dias la hallé convertida en resina elástica. Ocho onzas de resina líquida de otra botella en que habia doce dracmas de potasa sa- turadas con siete onzas y media de vinagre destilado, y puestas á evaporar á un calor lento, precipitaron despues de disminuida más de la mitad del licor, una porcion de resi- na elástica mezclada con otra materia blanquecina muy parecida á las féculas de los vegetales: aparté el vaso del fuego, y habiéndole añadido dos libras de agua caliente destilada, se reunió toda la resina elástica, que recogí lavándola bien, y haciendo pasar el licor por un cedazo de cerda; éste era de un color blanquecino opaco como la resina líquida, y habiéndolo filtrado por un lienzo tupido, pasó con el color oscuro insinuado tantas veces, y sobre el filtro quedó la materia feculenta, cuyas partículas se separaban unas de otras con la menor agitacion entre los dedos; pero á proporcion que la humedad se disipaba, se reunian más y más entre sí, mudándose por grados el color blanque- cino en pardo-oscuro: separé entónces toda la materia que estaba sobre el lienzo, y com- primiéndola entre las manos por privarla del resto de humedad que le habia quedado, la hallé repentinamente convertida en' resina elástica tan pura como la que habia conse- guido de los demás experimentos. De este ensayo obtuve dos onzas y seis dracmas de resina elástica, una onza en la ae A evaporacion de la resina líquida saturada con el vinagre, y la onza y seis dracmas de la materia feculenta que quedó sobre el filtro. De otra experiencia que practiqué en los mismos términos, extraje dos onzas y cuatro dracmas; de suerte que tomando un térmi- no medio, puede decirse que cada quintal de resina líquida contiene cerca de treinta y seis libras de resina elástica pura. El licor pardo-oseuro que pasó por el lienzo evaporado hasta la consistencia de jarabe espeso, y dejándolo en un lugar frio por algunos dias, no dió señal de cristalizacion; pero. el áleali con que se habia mezclado la resina líquida estaba perfectamente saturado con el ácido acetoso, y sin duda habia en la materia cierta cantidad de acetito de potasa Ó tierra foliada de tártaro, que no podia descubrirse por la poca humedad que habia en el extracto, aunque era muy sobrada para mantener en disolucion una sal tan deli- cuescente. Una libra de resina líquida puesta en una retorta y aplicándola un fuego moderado, destiló primero una agua clara, que progresivamente fué tomando un color rojo: man- tenida despues la retorta con un fuego violento por veinticuatro horas, cayó al recipiente un aceite muy encendido de color, y habiendo. dejado enfriar los vasos, aparté el reci- piente y por medio de un embudo de vidrio separé la materia aceitosa, que pesó dos on- zas y cinco dracmas: la parte acuosa estaba cargada de amoniaco, y mezclada con los ácidos produjo una efervescencia muy sensible; su olor se parecia enteramente al espí- ritu de cuerno de ciervo, y su peso fué de cinco onzas y siete dracmas: el residuo carbo- noso que quedó en la retorta pesó tres ouzas y cinco dracmas, resultando de pérdida total de la libra que puse á destilar, tres onzas y siete dracmas, que probablemente se disiparon en algunos gases, los que por falta de instrumentos acomodados no pude re- coger para examinarlos. La materia carbonosa hervida en libra y media de agua filtrada, dió por la evaporacion sies dracmas de álcali fijo de un color bastante pardo, La resina elástica que obtuve de los ensayos antecedentes era de color blanco muy parecido al de los emplastos hechos recientemente con las sales de plomo en aceite co- mun, el que perdia prontamente dejándola expuesta al aire, y con mucha brevedad ála luz del sol, tiñéndose de un color pardo que poco á poco se aumentaba hasta ennegrecerse; pero conservaba su primer color metida dentro de la agua y cuidando de tenerla sujeta al fondo de la vasija, pues de lo contrario se tiñe la superficie que queda descubierta. El agua en que se sumerge la resina elástica blanca, se tintura del mismo color que ad- quiere con el tiempo la que corre en el comercio, y continúa tiñendo las aguas que se mu- dan, comunicándolas un ligero sabor amargo; pero no he podido observar todavía las propiedades de esta agua, ni el peso que podrá perder la resina sumergida en ella. Tratada la resina elástica sólida con los reactivos, presenta los mismos resultados que la resina líquida; permanece inalterable con todos los ácidos, ménos con el nitroso, que la descomponen enteramente reduciéndola 4 un polvo amarillo soluble en el agua. Los álcalis no tienen accion alguna sobre ella estando frios, pero por medio de la ebu- llicion la corroen y encornecen obrando casi del mismo modo que sobre las materias ani- males. Los aceites grasos no la alteran estaudo frios; pero la disuelven ayudados de un grado de calor conveniente, y forma con ellos barnices impenetrables al aire, al agua, y resisten tambien mucho á la accion de los ácidos. Los aceites esenciales la disuelven aun estando frios, dejándola macerar en ellos por algunos dias; pero se aumenta consi- derablemente su accion auxiliados con el fuego, disolviendo mayor cantidad de resina en mucho ménos tiempo. El éter sin lavar no la disuelve, como lo experimentó con gran sorpresa el célebre Mr. poe] Berniard en la citada Memoria inserta en el Diario de Física de Mr. Rosier, pero lavado cuádrupla Ó mayor cantidad de agua, la disuelve completamente en pocas horas tin- _turando al éter de un color rojo subido. De todo lo dicho resulta que la resina elástica no puede compararse con los aceites grasos concretos, como algunos autores han querido, ni con las resinas que conocemos hasta ahora, como han pretendido otros; pudiendo asegurarse que es una materia única en su género, que tiene más analogía con el principio glutinoso que con todas las demás sustancias conocidas, conviniendo principalmente con el gluten en la elasticidad, en su- ministrar por medio de la destilacion una considerable cantidad de aceite fétido y de amoniaco (sin que deba atribuirse este segundo principio al humo que recibe en las chi- meneas para curarse, como han supuesto Mr. Berniard y algunos otros químicos), y úl- timamente por el gas ácido prúsico y azótico que se desprende de ella cuando se mezcla con el ácido nítrico, segun observó Mr. de Foureroy en la resina líquida del jeve, que ade- más de estos principios le dió tambien ácido oxálico y gas ácido carbónico, habiendo re- cogido los mismos productos de la resina elástica del comercio que considero absoluta- mente idéntica con el hule de Nueva España. PARTE TERCERA. Usos méditos y mecánicos de la resina elástica. Aunque no tengo noticias de que en el dia se prescriba la resina elástica líquida ni sólida en especie alguna de enfermedad, como ni tampoco parte alguna del árbol que la produce, hallándose desterrada enteramente de la materia médica de Nueva España, el célebre Dr. Hernandez, sin embargo, atribuye muchas virtudes á su jugo, corteza y hojas, confesando haberlas aprendido de los indios, con aquella ingenuidad que le es pro- pia, y que se le observa como característica tanto en el artículo de esta planta como en todo el resto de su obra. Si en el cocimiento de la corteza, que por sí es amarga, dice el citado autor, se infun- de la goma elástica, aprovecha en las disenterias, surtiendo igual efecto el jugo tomado por sí solo en dicha enfermedad y en las diarreas. Mezclado con el zumo de yoloxochitl * y untado la vulva y el ano, provoca la orina y menstruos, limpia el útero y cura la esterilidad. La goma quemada destruye las nubes de los ojos, y sorbido el polvo como tabaco hace estornudar, llama la pituita 4 las nari- ces, cura la hemicrania, y calma otros dolores de cabeza: de las hojas secas puestas en bocado ó cebo oyó decir que mataban á los leones y otros animales. No son estos los únicos usos internos y externos que los antiguos mexicanos hacian de la resina elástica, como puede verse en la obra del citado Dr. Hernandez; pero los más necesitan de una crítica que no puede sujetarse á los cortos límites de esta diser- tacion. 1 Magnolia grandiflora, Linn. == Los usos mecánicos 4 que se destina actualmente esta rarísima produccion, son mu- cho más variados y la utilidad que sacaria de ella la industria de los hombres, seria in- mensa si cuidaran de ensayarla con empeño en una multitud de casos á que se puede aplicar con muchas ventajas. Propondré aquí los más principales, añadiendo las observaciones 4 que me han dado lugar las experiencias que he practicado con ella, y siempre que tenga proporcion re- petiré eon gusto otros ensayos para confirmar algunas ideas que me ha suministrado su manejo, y los publicaré si se reconocieren útiles, por suplemento de esta Memoria. Los indios de la provincia de Esmeraldas se sirven de la resina elástica del Jeve para hacer hachas de viento, á las cuales dan pulgada y media de diámetro, sobre dos piés de largo: para esto forman un cilindro con dos hojas de plátano del diámetro y longitud referida, sujetándolo con hilos, y en él colocan la resina líquida, sirviendo las hojas para mantenerla en este estado miéntras se coagula, y para que no se derrame énando están encendidas: la luz de estas hachas, dice Mr. Bernard, que es muy viva, sin causar el me- nor fastidio el poco olor que tienen, y añade que cada una puede durar cerca de 24 horas. Los mismos indios, los que habitan el rio de las Amazonas y los Portugueses de Para hacen moldes de greda ó arcilla de distintas figuras, sobre los cuales dan con una bro- cha ó con la mano una capa de la resina líquida, dejándolos expuestos al humo en un lugar donde el calor del fuego no se sienta demasiado, y tienen cuidado de voltear los moldes para que la resina se distribuya igualmente por todos sus lados: cuando esta primera capa ha tomado un color pardo y no se pega á los dedos, repiten otra segunda, y continúan del mismo modo hasta que las vasijas y demás figuras tienen el grueso su- ficiente: cada molde está formado sobre un palo que sale fuera de él, y sirve para el me- jor manejo de la pieza que trabajan, á la cual sacan el palo despues de concluida, y en el agujero que deja echan una poca de agua, y con este auxilio hacen salir poco á poco toda la tierra. Bien se echa de ver el fácil manejo de esta operacion, y las muchas conveniencias que ofrece y pueden resultar, dedicándose los que tengan proporcion de adquirir esta mate- ría, á emplearla en una multitud de utensilios, que solo sabrán apreciarse cuando se vean las ventajas que tendrán en infinitos casos sobre los de cualquiera otra materia. En este reino se hace un consumo considerable de la resina líquida de la Castilla, pero su uso está limitado á cubrir algunas telas que destinan despues para hacer mangas, capas, sobre-sombreros, botas, zapatos y otras piezas impenetrables al agua. Las telas son de seda, lino ó algodon, pero las de este último son más á propósito para admitir con facilidad la resina líquida y retenerla por más tiempo, porque hace tal union con su pelusa, que es imposible el separarla; lo que no sucede en las de lino, bien que en las que no son muy lisas y tienen alguna pelusa no deja de adherirse la resina aunque sean de este género. En las telas de seda se dificulta más retener el barniz de la resina; sin embargo, se ha encontrado el modo de trabajarlas y hacerlas más útiles y permanentes que las demás; esto se consigue poniendo la tela de modo que quede en medio del barniz, y de esta suerte se evita el inconveniente de que se peguen las superficies barnizadas, como sucede frecuentemente con las piezas en que queda descubierta la resina elástica. Para preparar las telas se colocan en un bastidor ó telar puesto á los rayos del sol, dejándolas muy tirantes, al modo que lo ejecutan los bordadores: en esta disposicion vierten sobre la tela cierta cantidad de resina, y se procura extender prontamente por toda la superficie con una tablilla larga, angosta y delgada que sirve para este efecto. peo Dada esta primera capa, se deja secar al sol por dos ó tres horas, al fin de las cuales se repite la segunda y despues las demás hasta el número de diez, sin valerse en estas úl- timas de la tablilla para extenderla, bastando el que se ejecute con la mano. Entre una y otra capa se lava la superficie barnizada con agua de jabon, frotándola fuertemente con la mano para limpiarla de las impuridades que lleva consigo la resina, y dejarla tan tersa y brillante. En las dos últimas capas se le da á la resina el color que se quiere. Los que se usan más frecuentemente son el negro de la tinta de sombrereros y el almagre, aunque algunas veces se acostumbra mezclar el azarcon, bermellon y añil: para esto se deslíen los colo- res en agua, y despues de colada, se incorpora con la resina al tiempo de derramarla sobre la tela. A las piezas de algodon ó lino se dan comunmente ocho manos ó capas y á la de seda diez, extendiendo y pegando sobre la última la otra tela, para que el barniz quede cu- bierto entre las dos. Por esta relacion que se me remitió casi en los mismos términos de la villa de Oriza- va, se manifiesta la imperfeccion con que se maneja la resina elástica para emplearla con utilidad en los encerados, y lo mucho que falta para llevar á la debida perfeccion este trabajo. Yo no dejaré de hacer algunas tentativas con los disolventes de la resina, y comunicaré al público con mucho gusto cualquiera experiencia que ofrezca algunas comodidades. En Europa se han valido en estos últimos tiempos de la resina elástica para cubrir los aerostáticos, disolviéndola en aceites desecantes como los de linaza, nueces, etc., se- gun queda dicho, y este método podria perfeccionarse hasta llegar 4 hacer encerados finos, aplicándose los artistas á vencer las dificultades que pueden presentarse en el ma- nejo de esta operacion. En la física, química y mecánica pnede presentar mil ventajas la resina elástica, y los profesores de estas facultades han sabido ya sacar un utilísimo partido de su elasticidad, para aplicarla con mucho provecho en un gran número de máquinas. Los profesores de cirugía la han reconocido tambien muy útil en varios instrumentos quirúrgicos hechos con ella, destinados para sujetar algunas partes del cuerpo humano, sin ejercer una com- presion demasiado fuerte, porque plegándose á todos los movimientos, tienen todas los flexiones que ejecutan los miembros. Mr. Bernard, y despues los dos hermanos MM. Durand han hecho algunos de estos instrumentos, y el primero se dedicó á hacer alga- lias de un tejido de seda muy apretado, cosido en todo su largo por un molde, y cubier- tas despues con varias capas de resina elástica disuelta en un aceite secante. Estas algalias se hallan elogiadas en el Diario de los nuevos descubrimientos impreso en Madrid; * pero Mr. Grossart asegura, que usadas por algun tiempo, se hiende la cu- bierta de resina, cayéndose despues á pedacitos y quedando de todo punto inutilizadas. Estas algalias no tienen la propiedad de alargarse y volver á tomar las mismas dimen- siones, como los tubos hechos únicamente de resina elástica, y aunque pueden hallarse casos, como dice Mr. Grossart, en que por esta misma razon lleguen á ser más útiles dichos instrumentos que los de resina elástica pura, lo cierto es que hasta el presente no lo han sido. Animado del deseo de perfeccionar unos instrumentos tan útiles, y desconfiado de que pueda llegar líquida 4 Europa la resina elástica, emprendió Mr. Grossart disolver la re- sina sólida del comercio ensayándola con diferentes menstruos, y consiguió por fin de 1 Cuaderno 1, p. CLVI. == sus tentativas el poder presentar á la Academia de Dijon unos tubos hechos de resina elástica pura, habiendo tenido la satisfaccion de encontrar método sencillo y poco dis- pendioso para trabajarlos. Sabia Mr. Grossart que la resina elástica se disolvia en el éter sulfúrico lavado con mucha agua; pero la dificultad de manejar esta disolucion y lo costoso de ella, le hicie- ron pensar en otros medios más acomodados. Disolvió la resina elástica en los aceites esenciales, y vió que esta disolucion era más incómoda y ménos proporcionada para for- mar algunos instrumentos que la del éter; pero habia observado que uno y otro mens- truo ablandaban é hinchaban la resina elástica ántes de disolverla, y que en este estado era fácil la union de dos pedazos comprimiéndolos con alguna fuerza, quedando tan fuer- temente adheridos, que tirando de ellos hasta romperse, lo hacian frecuentemente por un lado de las partes pegadas ántes que por la misma union. Esto lo indujo 4 cortar cireularmente una botella de resina elástica de las que corren en el comercio de Europa, y habiendo infundido una larga tira en el éter sulfúrico lava- do, las sacó pasada media hora, despues que advirtió que se habia esponjado lo bastan- te; pegó entónces el extremo de una punta al molde que tenia preparado, y la fué arrollando espiralmente sobre él, teniendo cuidado de rebajar y de comprimir con la mano todos los bordes, para no dejar intervalo alguno vacío, y ponerlos exactamente unidos: hecho esto, enrolló sobre el tubo una cinta de una pulgada de ancho en la mis- ma direccion que la tira de resina elástica, pasando despues un hilo por encima de cada revolucion de la cinta, para dar de este modo una presion igual á todas las partes, y de- jando secar el aparato, quedó preparado el tubo. Para sacarlo del molde, encarga Mr. Grossart que se ponga despues de seco en agua caliente, la cual dilatando la resina elástica, hace que se desprenda con facilidad y sin riesgo de romperse, y aconseja que en los tubos muy delgados no se compriman los bor- des de la primera cinta con el hilo, sino con otra cinta más angosta, para evitar que éste no penetre en la resina elástica, y corte los tubos. El mismo efecto consiguió dejando macerar algunas tiras de resina elástica en los aceites esenciales de espliego y trementina; y aunque estos métodos eran poco costosos, pues el éter puede servir en muchas ocasiones, dejándolo bien tapado, y los aceites de espliego y trementina tienen un precio cómodo, principalmente el último, halló Mr. Grossart otro disolvente más barato, que se encuentra en todas partes, para que cual- quiera sin costo alguno pueda hacer tubos de resina elástica, siempre que tenga necesi- dad de ellos. Habia reflexionado Mr. Grossart que la resina elástica puesta en agua caliente tomaba alguna trasparencia en sus bordes, presumió que este efecto no se debia únicamente á la dilatacion de su volúmen por medio del calor, adelántandose á presumir que en aquel temple podria muy bien tener el agua alguna afinidad con la resina elástica, y persuA- diéndose de que una larga evolucion le daria un resultado más sensible, pasó á experi- mentarlo, y al fin de un cuarto de hora que mantuvo en el agua hirviendo una tira de resina elástica, advirtió que sus bordes estaban un poco diáfanos, y arrollándola entón- ces en el molde que tenia dispuesto, consiguió con solo el auxilio del calor y del agua formar otro tubo igual en todo 4 los que habia preparado en el éter y aceites esenciales, procediendo con el mismo método que queda dicho en la construccion de los primeros, y encargando solamente que despues de envuelta la cinta y de estar bien afianzada con el hilo, se ponga por muchas horas en el agua hirviendo, y dejándola secar se saque des- pues del tubo. == En este reino es mucho más fácil y más cómoda la construccion de las algalias y tu- “bos de distintos diámetros y tamaños, que tendrian mucho despacho en toda Europa, y seria un ramo de industria á que podrian destinarse muchas familias pobres, las cuales, impuestas una vez en el mejor manejo de la resina líquida, sabrian extender su aplica- cion á cuantos instrumentos y utensilios se considerara útil, cediendo en propia conve- niencia de sus personas y en comun beneficio de todo el género humano. Para la formacion de los tubos y algalias no hay que hacer más que disponer de ma- dera los moldes que han de servir de madre, dando á los primeros un diámetro igual en toda su longitud, y 4 los de las algalias un poco menor, en una extremidad que debe aumentarse gradualmente hasta la otra: despues de preparados en esta forma, se les da una capa de tierra fina pasada por un cedazo sutil y desleída en agua para formar un lodo de mediana consistencia, sobre la cual, estando bien seca y lisa, se dan con la re- sina líquida todas las capas que sean necesarias para que adquieran un grueso suficiente, segun el uso á que hubieren de destinarse. Con este método dispuse media docena de tubos sobre madres de alambre cubiertas de cera, los que sumergí muchas veces al dia en un cilindro de cristal lleno de la resina líquida; pero habiendo observado que la superficie de todos quedaba desigual, procuré re- mediar este grave inconveniente, y conocí que era imposible lograr el efecto sin purifi- car la resina, tanto de las impuridades con que se halla mezclada por la poca curiosidad con que se recoge, cuanto porque naturalmente se halla unida á cierta cantidad de jugo acuoso propio del árbol, el cual, tardando en evaporarse más tiempo que el que necesita para secarse la resina, queda sobre las primeras capas que se han dado al molde, impi- diendo á ésta el correr con igualdad y causando por esta detencion muchas elevaciones en toda su superficie, las que se van aumentando á proporcion que se da mayor número de capas, por existir las mismas causas en toda preparacion. Con el fin, pues, de evitar esta deformidad en los tubos, colé la resina por un lienzo tupido, sobre el cual quedaron muchas partículas terrosas y muchas pequeñas astillas, propias sin duda del árbol de que destila, y para privar 4 toda la materia de la hume- dad que le es natural, puse la resina con cuatro partes de agua pura y agitándola fuerte- mente por espacio de tres Ó cuatro minutos, la dejé en reposo por 24 horas, al fin de las cuales observé que toda la materia resinosa estaba sobre la superficie del agua con un color mucho más blanco que anteriormente, y el agua muy tinturada del color pardo= oscuro que sobresalia en casi todos los experimentos. Separé por medio de un embudo toda la parte acuosa, y con la resina que quedó sobre él preparé un tubo, que salió sin las elevaciones y desigualdades que afeaban á los primeros. Con el mismo método puede purificarse en Villa de Córdoba, Orizava y en las demás partes del reino en que se hace uso de esta resina, toda la que hubiere de emplearse en obras delicadas, para lo cual no hay que hacer otra cosa que colarla por un cedazo bien tupido, y lavarlo despues con mucha agua en tinajas ú ollas de tamaño proporcionado, en cuya parte inferior deberán tener un agujero para hacer salir por él el agua propia del árbol, y la que se hubiere añadido, despues de dos ó tres dias de reposo; de esta suerte se tendrá una resina muy pura, que se manejará mucho mejor, y se empleará con mayores ventajas en todo género de trabajos. La preparacion de las algalias y tubos será muy fácil haciendo varios círculos de ma- dera de distintos diámetros, en que puedan estar suspendidos á proporcionadas distan- cias para que no se peguen, cincuenta, ciento, Ó mayor número de moldes cubiertos de una capa de lodo muy igual, segun queda insinuado, y sumergiendo á un tiempo to- ig dos los moldes que hubiere en un círculo en la resina purificada, que deberá tenerse en vasijas cilíndricas de un diámetro que exceda alguna cantidad al de los círculos, se re- petirá con todos la misma diligencia, volviendo á principiar por el primero que se su- mergió, y continuando este trabajo por todo el tiempo que dictare la práctica ser nece- sario para que los tubos y algalias adquieran el grueso conveniente, se conseguirán éstos en gran número, y podrán expenderse 4 un cómodo precio. Aunque el método propuesto por Mr. Grossart ofrece mil comodidades para formar en Europa á poco costo los tubos y algalias de resina elástica, es impracticable en el reino, en donde se carece de las bobas y demás utensilios trabajados con mucha curiosi- dad en el Brasil, siendo facilísimo cortar de ellas las tiras espirales que se infunden en el éter, aceites esenciales y en el agua, é imposible de ejecutarlo con la resina sólida que se encuentra vendible en las tlapalerías de México, y que solo sirve para llenar las pelo- tas de juego; porque hallándose toda en masas informes, esponjosas y llenas de des- igualdades, no pueden hacerse las tiras proporcionadas para este trabajo; pero puede sacarse mejor partido de la resina líquida purificada, poniéndola con un poco de agua en vasijas de madera ó de barro de todo el largo y ancho que se quiera, y dejándolas tapa- das en reposo por mucho tiempo hasta que se cuaje, se tendrán pedazos de resina elás- tica del ancho, largo y grueso que se desea, de los que pueden cortarse tiras y formar con el procedimiento de Mr. Grossart las algalias y tubos, con la ventaja que no habrá que hacer más que una union á lo largo del molde, cortando las tiras de su misma figura. Finalmente, la resina elástica preparada en esta última forma, daria 4 Nueva España un ramo de comercio de bastante utilidad, porque se expenderia con mucho aprecio en toda Europa, y los físicos, químicos, mecánicos y artistas diestros sabrian sacar muchas utilidades de las infinitas que ofrece esta singular sustancia. DEL GÉNERO CHIROSTEMON* Por D. ViceNTE CERVANTES, PROFESOR DE BOTÁNICA EN MÉXICO. Pocos vegetales se pueden llamar peregrinos y raros con tanta razon como el que hace el objeto de este artículo. Conocido desde el tiempo de Hernandez, se ha conservado con tanta escasez, que solamente se tenia noticia del único individuo que se admiraba en Toluca, ciudad situada al occidente, y 4 unas diez y seis leguas de distancia de Mé- xico. Allí existe de tiempo inmemorial, en la falda de un cerro muy árido y peñascoso, 1 En la Disertacion que voy 4 extractar se llamó el árbol chiranthondendron; le doy ahora el nombre de chiros- temon, porque así lo quiere el Sr. Cervantes, como consta de la carta siguiente, que me escribió en 9 de Abril de este año. “Incluyo á yd. (dice) la Disertacion que se imprimió tiempo hace del árbol de manitas, á quien llamé chiran- “ thondendron por las razones que advertirá vd. en ella; y si tiene vd. por conveniente que se inserte su descripcion “en los “Anales” puede llamarse con más propiedad chirostemon, porque en los estambres, y no en toda la flor, re- “side el carácter de la figura que le da el nombre."—A, José Cavanilles. APÉNDICE.—5. en que solo se crian magueyes y algunas plantas ánuas, expuesto á todas las inclemen- cias del tiempo, y amenazando ruina su vegetacion por la mucha antigiiedad que tiene. Luego que los botánicos de la expedicion de Nueva España tuvieron noticias de la singular fructificacion del árbol de las manitas, llamado así vulgarmente por la forma que presentan sus estambres, pasaron á la ciudad de Toluca á mediados de Diciembre del año de 1787 acompañados de un dibujante de la misma expedicion, con el único ob- jeto de observar, describir y dibujar esta peregrina especie; lo que ejecutaron con exac- titud, habiendo tenido la satisfaccion de hallar algunas flores abiertas, por las que se sacó al natural el dibujo de un ramo, y además todo el árbol en compendio. Pregunta- ron á los indios si aquel vegetal se propagaba por semillas Ó por estacas, y respondie- ron supersticiosamente que no queria Dios que hubiera sino un solo árbol de manitas, y que por tanto habian sido inútiles los esfuerzos de infinitas personas curiosas que ha- bian intentado extenderlo, plantando estacas en diferentes estaciones y de distintos grue- sos en toda especie de tierra; añadiendo algunas fábulas ridículas, que no son aquí del caso. Los señores de la expedicion hicieron de ellas el desprecio que convenia, y dispu- sieron se colocase en las primeras divisiones del tronco un gran cajon de tierra, en que acodaron varias ramas de diferentes gruesos, y mandaron cubrir con un petate Ó estera una rama en que habia algunos botones de flor muy adelantados, con el fin de pre- servarlos del hielo y recoger sus frutos y semillas. Encargaron al Sr. Corregidor de To- luca y al Gobernador de los indios el cuidado de aquella maniobra y ofrecieron un premio erecido al indio que vivia más próximo al árbol para que regase las ramas acodadas cada tres Ó cuatro dias, y para que cuidara de las flores que se dejaban en reserva hasta que los frutos estuviesen en sazon. Estas prevenciones tuvieron efecto por algunos dias, pero despues abandonaron el cuidado del cajon, quitaron la cubierta á la rama que se habia reservado, cortaron sus flores y se hubieran frustrado los deseos de nuestros botánicos sin la precaucion de traerse consigo hasta unas veinticuatro estacas de diferentes gruesos, que arrancaron con bas- tante corteza de las ramas mayores á que estaban prendidas, colocándolas despues en un canasto de tierra de buena calidad, y humedeciéndolas con suficiente cantidad de agua. A su regreso á México, las plantaron en macetas y en barriles, donde se mantuvieron frescas por mucho tiempo, rompiendo algunas yemas en la mayor parte de las estacas; y trasplantaron tres de las más vigorosas al jardin del Real Palacio, que sirve hoy de jardin botánico, y en él continuaron sanas por algunos meses; pero despues se fueron _marchitando dos de ellas, y al fin perecieron como todas las que habian quedado en la casa del Director D. Martin de Sesé y Lacasta. La tercera y única que prevaleció, continuó arrojando muchas yemas, de las cuales algunas crecieron una vara en el primer año: fué preciso en el segundo sacarla de la ma- ceta y trasplantarla en uno de los cuadros del jardin, donde adquirió mucho vigor, con- tinúando con tanta lozanía, que á los ocho años tenia quince varas de altura y tres troncos en que se divide hasta la base; dos de ellos de tres cuartas de grueso, y el tercero de cinco. Deseaba multiplicar esta singular y escasa especie, dice el Sr. Cervantes, y con este fin mandé traer de Toluca, en diferentes ocasiones hasta ciento y treinta y seis estacas, cogi- das todas, aunque en años diversos, en la misma estacion y con las mismas precauciones que se observaron con la que hoy vive; pero ni éstas, nilas muchas que ha suministrado la planta del jardin, que ya pasan de ciento, han podido prosperar á pesar del empeño, destreza é industria del jardinero mayor, Jacinto López, ya plantándolas en macetas y cajones, ya variando las calidades de tierras, y ya, últimamente, acodando algunas ramas ES de la misma en grandes embudos de hoja de lata llenos de tierra, * practicando en ellas cuantas diligencias le sugiere el arte de la jardinería, con el objeto de remitir al jardin de nuestro Católico Monarca este prodigioso árbol: la única ventaja que hemos logrado se reduce, 4 que habiéndose reconocido los acodados de los embudos, se halló uno de ellos poblado de muchas raíces. Si éste continúa con prosperidad, se remitirá con el ma- yor cuidado, en primera ocasion, al Real Jardin Botánico de Madrid. ? Desconfiado el mencionado López de multiplicar por estos medios el árbol, recurrió al directo, que es el de semillas, y para lograr algunas, mandó despojarlo de todas sus hojas á principios de 1794, cuya operacion repitió infructuosamente otras cuatro veces desde el mes de Setiembre hasta fines de Diciembre del mismo año; mas viendo que en todas ocasiones brotaban sus yemas con mayor vigor, hizo sangrar en la primera de 1795 una de las gruesas ramas en que está dividido el tronco, haciéndole muchas sajaduras por todos sus lados, y comprimiéndola con fuertes ligaduras en la parte superior, con el fin de evitar la demasiada nutricion que le suministra la buena calidad de tierra en que está plantado. Esta operacion produjo muy en breve el deseado efecto: su ramos superiores se cargaron de gruesos botones, que se abrieron á principios del invierno; y de sus flores resultaron hasta una docena de frutos, que tardaron seis ú ocho meses en sazonarse. Desde aquella época, posterior á la lectura pública de esta disertacion en primero de Junio de 1795, jamás le han faltado flores al árbol, sin duda por el mayor abrigo que tiene el jardin. El feliz hecho de haber dado fruto me suministró datos para completar la descripcion del carácter genérico, pues pude examinar detenidamente la flor, el fruto y la semilla. He sembrado algunas hace seis meses, y aunque ninguna ha tallecido aún, confio lo harán, porque se mantienen enteras y sin la menor alteracion, y tal vez serán de las que nece- sitan más tiempo para desplegar su energía y perpetuar la especie. Para completar la historia de este árbol, convendrá recordar lo que de él mismo di- jeron Hernandez, Vetancurt y Olavigero. El célebre D. Francisco Hernandez hizo men- cion de este vegetal en su Historia de las plantas de la Nueva España al folio 531 del segundo tomo de la edicion de Madrid, y en el Compendio que de la misma obra publicó en Roma Nardo Antonio Recho al folio 283, en donde se ve una figura muy impropia, tanto de las flores como de las hojas de este precioso árbol. La descripcion es tambien muy imperfecta en ambas ediciones; pues solo dicen que es un árbol grande, con las flo- res en figura de mano, y las hojas parecidas á las de la higuera, aunque más pequeñas. No citó Hernandez el lugar, ni explicó la especie de tierra donde se criaba el árbol de las manitas; lo que hace probable que en su tiempo era ya muy escaso, y que se culti- vaba solamente en algunos jardines particulares como una cosa singular y extraordinaria: por lo ménos podemos creer que ignoró el sitio donde vegetaba espontáneo; porque 4 saberlo lo hubiera notado, como lo hizo puntualmente con casi todo los vegetales que describió en su citada obra. Añadió en ésta que el mencionado árbol florece al principio del invierno; que se mantiene verde todo el año, como la mayor parte de los árboles de este Nuevo Mundo; y que su fruto es duro y leñoso. Estos caractéres del fruto se supri- 1 Tal vez convendría ingertar árboles análogos, como el dombax, con yemas del chirostemon. En nuestro Jar- din Real de esta Corte tenemos muchos años hace un solo individuo de la Bignonia linearis, que jamás fructifica, aunque se carga de flores desde Junio hasta Setiembre. Deseábamos multiplicar este arbusto, y viendo siempre in- fructuosos los medios de acodo, recurrió Don Claudio Boutelon al ingerto, y puso varios sobre el Catalpa. Prendió uno y creció con lozanía más de media yara; pero murió el patron al trasplantarlo, y se frustró por entónces la bien fundada esperanza de multiplicarlo. 2 Aun no se ha verificado esta adquisicion. mieron en la edicion romana, donde además se dice que las hojas son semejantes á las del moral, con las cuales no tienen relacion alguna. Faltó en esto Recho, mas no en darle el verdadero nombre de macpalxochiqualuitl, compuesto delas tres voces mexica- nas, que por su órden significan mano-flor=árbol. En la edicion de Madrid tiene el de mac- palxochitl, cuya denominacion se aplica impropiamente á una planta herbácea descrita en la página 532. El k. P. Fr. Agustin de Vetaucurt, en su Teatro Mexicano, pág. 54, dice del macpal- xochitl “que da por el mes de Setiembre y Octubre una flor roja de forma de mano de “criatura, tan bien formada, y con tal primor tiene las junturas, artejos y dedos, y pal- ““ma de la mano, que ni el mejor escultor la sacará con.más primor: cuando verde está “cerrada en forma de higa, y al irse poniendo roja se va abriendo, y queda media abier- “ta; nace en tierras frias, como en Toluca, y en los cerros altos de Ayotzingo; es me- “diano y tiene la hoja como la del encino.” El Ilustre P. D. Francisco Javier Clavigero trata muy de paso del macpalxochitl, 4 quien aplica tambien el nombre vulgar de árbol de las manitas, de cuya flor dice que es semejante al tulipan, y que su pistilo representa la figura de un pié de pájaro, Ó más bien el de una mano con seis dedos, terminados en otras tantas uñas, en cuya explica- cion se echa de ver que se equivocan los filamentos con el pistilo, que es uno solo, y cinco aquellos, como luego verémos. El célebre Jacquin creyó haber hallado nuestro chirosiemon en su Helicteres apetala, que describió en la pág. 115 de su excelente obra Selectarum stirpium americanarum ivstoria, refiriéndolo con duda al macpalxrochiquahuitl de Hernandez. Si este gran bo- tánico hubiera visto el verdadero chirostemon, jamás lo hubiera confundido con su He- licteres apetala, ni tampoco lo hubiera hecho si la descripcion de Hernandez estuviese completa. Explicada la historia de este árbol, y conocido el terreno y temperatura donde vegeta, como igualmente los nombres mexicano y vulgar, convendrá dar su descripcion. Tiene la raíz leñosa, muy gruesa, horizontal, ramificada en todos sentidos, y poblada en muchas partes de fíbrillas delgadas, cubierta de una epidermis de color oscuro, y que se separa fácilmente de la corteza exterior, que por de fuera es de color amarillento, y por lo interior blanca como la sustancia lemosa, la cual expuesta al aire adquiere en poco tiempo el color amarillento qué tiene la corteza en su exterior. El tronco es de cinco á seis varas de grueso, y de casi igual longitud hasta las prime- ras divisiones de sus ramos; tiene la corteza un poco áspera y quebrada en muchas par- tes, como sucede al mayor número de árboles antiguos, y su altura total llega á quince Ó veinte varas. Las ramas se hallan regularmente alternas y extendidas, las más viejas tortuosas, y las tiernas rollizas, ralladas con líneas que se interrumpen de varios modos, y cubiertas de un tomento sutil de color pardo—ceniciento, el cual en las extremidades se hace más perceptible, tanto por su mayor densidad, como por el color amarillo de ocre que adquiere. Las hojas inferiores están alternas, escotadas en la base, y con cinco, siete Ó más ga- jos, que por sus bordes tienen algunos dientes muy pequeños, obtusos y apartados; lisas, y de un verde claro en la parte superior, blanquecinas y tomentosas en la inferior, con venas bastante salientes, y de color de ocre que les presta el tomento que las cubre, el cual visto con un lente se observa en forma de estrellas ó de hacecillos diseminados en to- da la superficie inferior de la hoja, entre otro número mayor de estrellitas compuestas de tomento blanquecino: su mayor longitud es de catorce á quince pulgadas, y su mayor Ey ==> anchura de seis á siete. Las hojas últimas de los ramos son tomentosas por una y otra parte, y de color de ocre algo más claro. Los pezones son rollizos, incrasadós en la base, casi tan largos como las hojas, y cu- biertos con el mismo tomento que éstas. Las estípulas son alesnadas, algo carnosas, revueltas, tomentosas, de una media pul- gada de largo, y se caen fácilmente. Las jlores se hallan opuestas á las hojas, formando un racimo ladeado, sencillo y ter- minal, con seis ú ocho flores cada uno. Los cabillos son mucho más cortos que la flor, comprimidos y tomentosos. Las brácteas aovadas, agudas, enteras, carnosas, cubiertas con el mismo tomento que las partes contiguas, puestas de tres en tres en el remate de los cabillos, con una de ellas un poco más inferior, las cuales 4 primera vista representan un cáliz periantio. El cáliz no lo hay, si no quiere tenerse por tal las brácteas que quedan descritas. La corola de una pieza en forma de campana y persistente, * partida en cinco lacinias oblongas, acuminadas, aquilladas, carnosas, tomentosas y de color rojo-oscuro por de fuera; lisas, y de un rojo subido en lo interior; su tamaño es igual al de una azucena me- diana. El nectario lo forman cinco excavaciones cónicas, comprimidas por los lados, pues- tas en el fondo de la corola que rodean al gérmen, cuya convexidad sobresale por la parte exterior formando una base de cinco ángulos. Los estambres son cinco filamentos alesnados, reunidos en la parte inferior en un ci- lindro de color rojo que envuelve al pistilo, sueltos por arriba, encorvados, un poco des- iguales, y representan el pié de un pájaro. Las anteras oblongas, acuminadas, ondeadas, con un surco longitudinal, que las divide en dos partes, pegadas al dorso de los filamen- tos, y más cortas que ellos, aunque las dos exteriores se escurren por la base hasta cerca del orígen de los dedos. El pistilo tiene un gérmen alto, aovado, con cinco ángulos obtusos; el estilo de cuatro á cinco ángulos, velloso, un poco más grueso y encorvado en la parte superior; el estig- ma sencillo y agudo. El pericarpio es una cápsula leñosa, larga, de tres 4 cuatro pulgadas, y de una á una y media de grueso, entre oblonga y elíptica, acuminada, de cinco ángulos, cubierta con un tomento de color de ocre, de cinco loculamentos y otras tantas ventallas. Las semillas cincuenta Ó sesenta en cada fruto, y diez 6 doce en cada celdilla, perfec- tamente aovadas, lisas, lustrosas y negras, con una glándula globosa, de color de naranja y del tamaño de un grano de mostaza cerca de su base, que cubre la cicatriz, prendidas por un filamento muy corto, y por el extremo más estrecho á la parte interior de las ventallas y envueltas en un pelo casi cerdoso. El receptáculo de la misma figura que la cápsula, pegado fuertemente á4 ella por la parte interior, de modo que forma á primera vista un solo cuerpo, el cual se separa en cinco partes, pegada cada una á las ventallas de la cápsula. Usos y virtudes: el cocimiento de las hojas y la cataplasma de éstas, se aplican con buen suceso en las inflamaciones, y para mitigar el dolor de las almorranas, y producen los mismos efectos que las sidas, malvabiscos y malvas, poseyendo, como ellas, una vir- tud emoliente, laxante y madurativa. Las flores infundidas en agua caliente, prestan un mucílago abundante, parecido al 1 Por esta propiedad de permanecer la corola adherida al fruto hasta su maduracion, se puede reputar por cáliz periantio, en cuyo caso puede decirse que tiene cáliz doble, tomando las brácteas por el exterior. 3 = de la zaragatona, el cual diluido en bastante agua, se usa en las inflamaciones de los ojos, y mitiga el dolor de muelas enjuagándose con él. La raíz es un astringente poderoso, y como á tal se podria aplicar en muchos casos en que están indicados los astringentes. La madera es muy frágil y blanda, y por tanto, no tendria nunca estimacion, aun cuando hubiese abundancia de estos árboles. De la precedente descripcion resulta el carácter genérico siguiente. CARÁCTER GENÉRICO. CÁLIZ ninguno, á no tomar las brácteas por cáliz. COROLA de una pieza campanuda y persistente, partida en cinco lacinias oblongas, acuminadas, aquilladas carnosas: nectario, cinco excavaciones en el fondo de la corola que rodean al gérmen. ESTAMBRES: cinco filamentos alesnados, encorvados, un poco desiguales, y reunidos en cilindro por su parte inferior: anteras oblongas, ondeadas, puestas en el dorso de los filamentos, y más cortas que ellos. PistTILO: gérmen alto, aovado, de cinco lados: estilo anguloso, un poco más grueso, y algo encorvado en su ápice y más corto que los filamentos: estigma sencillo y agudo. PERICARPIO: cápsula leñosa, oblongo—elíptica de cinco lados, cinco ventallas y otras tantas celdillas. SEMILLAS diez á doce en cada loculamento, aovadas, lisas, lustrosas, con una glán- dula globosa cerca de su base, y envueltas con pelo casi cerdoso. REO0EPTÁCULO de la misma figura que la cápsula. Observ. Este género tiene mucha afinidad con el Bombax de Linneo, aunque se dis- tingue de él en otros muchos caractéres; pertenece á la Monadelfia y órden 5? pentan- dria Ó de cinco estambres en el sistema sexual, y al órden de las Columniferas, 6 con estambres reunidos en una columnilla en el natural. El carácter esencial ó nota singular y propia del Chirostemon consiste en la figura y direccion de sus cinco filamentos, que representan el pié de un pájaro, Ó como quieren algunos, la mano de un mono. El facticio compendiado: en un cáliz de tres brácteas caedizas (si éstas se quieren re- putar cáliz): en la corola campanuda y persistente: en los cinco estambres reunidos por la base y separados hácia su medio en forma de un pié de pájaro, y en la caja leñosa de cinco ángulos y de cinco celdillas. * (Tomado de los 4nales de Ciencias Naturales, tomo VI, publicado el año de 1803). * Se ha publicado el trabajo acerca de la gramíneas de México, del Sr. Cervantes, en el tomo I, página 343 de esta publicacion.—J. S. DISCURSO QUE DIJO DON JOSE MARIANO MOCINO EN LA APERTURA DE LAS LECCIONES DE BOTÁNICA EN MÉXICO. (EXTRACTO.) Don José Mariano Mociño, botánico de las expediciones facultativas de la Nueva Es- paña, despues de hacer ver que aun carecen los de aquel reino de una materia médica propia del país, y despues de declamar contra muchos de los que allí ejercen el arte de eurar, porque supersticiosos é ignorantes continúan en recetar como remedios drogas sin virtud, é incapaces de combatir las dolencias para que se recetan, dice: Son poquísimos los simples, y más pocos todavía los compuestos, que puedan merecer la confianza de un verdadero profesor, y seriamos venturosos si abandonando las fantás- ticas ideas de esa acrimonia, que de ordinario no existe más que en la imaginacion de los médicos que la acusan, simplificáramos nuestro método curativo, figurándonos que hay realmente la necesidad de cercenar muchísimo en casi todas las materias médicas, y subrogar á lo verdaderamente útil que tienen las europeas aquellos sucedáneos que encontramos en nuestros países. Ni hay droga alguna medicinal, exceptuando tres ó cuatro, de que no estemos surti- dos abundantísimamente en nuestro suelo, que produce, 6 las mismas especies puntual- mente, ú otras equivalentes de igual Ó tal vez de mayor eficacia. No resta más que el que quieran los facultativos usar de ellas con discernimiento, para que pueda México gloriarse de tener su materia médica propia, compuesta sólo de los remedios de virtud indisputable. El Director de este jardin y de las expediciones facultativas del reino, haciéndome el honor de tomarme por uno de sus asociados, ha dado principio á esta ardua empresa en las salas, que á pedimento suyo, se han establecido en los hospitales generales de esta Capital, y son conocidas con el nombre de salas de observacion. En ellas nos hemos encat- gado de asistir á los enfermos de cualquiera achaque que se hayan presentado, y conti- nuamos asistiéndolos y procurando combatir sus dolencias con medicinas muy fáciles de adquirirse y mucho más fáciles de prepararse. En ellas hemos comenzado á valernos de tres ó cuatro especies de vegetales para cada indicacion, reservando el aplicar otros va- rios despues que estemos bien asegurados de los efectos favorables 6 adversos ó inefica- ces de las que actualmente usamos. Así es, que para las indicaciones de los astringentes usamos las raíces de las cramerias, de las alchemillas y de las potentillas, y para el uso externo el jugo de la tezcalama (Fi- cus nympheifolia), el del Hule, (Castillow'elastica); y para el interno y externo el zumo de agraz y dos especie de Sangre de drago, que son el verdaderamente tal (Peterocar- E) pus draco), y el Eztqualuil (Croton sanguiferum). Nuestros emolientes son todas las columnáferas: nuestros corrosivos son el Tlepatli (Plumbago lanceoalata), la corteza de la semilla del Marañon (Anacardium occidentale), la del tronco de la Daplme laureola, los ajos y todos los chiles. Las cataplasmas de la mostaza son el epispático de que usa- mos con más frecuencia y con más felicidad. Las raíces del Gengibre, de Costus spicatus y la Maranta galanga son excelentes es- timulantes aromáticos; y en el órden de los fragrantes apénas habrá cosa mejor que el Romero, la Monarda pestañosa, el Yoloxochitl (Magnolia glauca), el Tepozan (Budleia occidentalis) y muchas especies de salvias muy olorosas, á más de innumerables del ór- den natural de las verticiladas. Las Peperomias y la Yerba santa (Piper sanctum) nos sirven en los casos que necesitamos picantes suaves; y si queremos medicinas acres, las hallamos en el Pzacatlaxcalli (Cuscuta americana), en la Coanabiichi (Hypocratea vo- lubilis), la corteza del Drymis Winteri y las semillas de la Algalia (Hibiscus Abel- moschus). Tenemos entre los narcóticos la cabeza de la Adormidera, las hojas de la Cicuta (Co- num maculatum), la Yerba mora (Solanum nigrum), el Toloache (Datura stramonium) y el Tabaco. Nuestros refrigerantes, diluentes y atemperantes son, 6 el agua sola, Ó mezclada con algunos ácidos como el Tamarindo, la Piña (Bromelia ananas) y los Timbirichis (Bro- melia pingwin). Las Sales neutras, los Jabones, la Miel y la Azúcar son nuestros ate- nuantes y nuestros demulcentes: las semillas llamadas vulgarmente frias mayores, la Cebada, la Lippia dulce, el Nanahuapatli (Smilaz aspera) y el Cocolmecatl (Smilaz china). ) Nuestros febrífugos, tónicos y antisépticos son las raíces de las Barbudillas (Dorstenia contrayerba, Drakenia Houson), el palo del Quasi (Quassia amara), el Copalchi de Gua- dalajara (Portlandia hexandria), el de Tehuantepec (Croton febrifugum), el de Costa Rica (Croton cascarilla), la Prodigiosa (Athanasia amara), el Haba de San Ignacio (1g- natia amara) y la Contrayerba de Julimes (Asclepias contrayerba). La raíz del gato (Valeriana plvú), el Cacaloxochitl (Plumeria alba), el Yepazotl (Che- nopodium ambrosiodes), el Eneldo, el Hinojo, el Anís y la Ruda son los antiespasmódi- cos vegetales de nuestro uso, 4 que agregamos el hollin, las sales alcalinas volátiles, los aceites esenciales y empireumáticos, como tambien los espiritus etéreos. Nuestros errhá- nos son la raíz del lirio morado y las hojas de la Nama errhina: nuestros sialágogos, el Tabaco y las Peperomvis: el mismo tabaco nos sirve de espectorante, como tambien el Pan- cratio ilirico. Usamos poquísimas veces de los eméticos y purgantes, porque son tambien poquísimas las ocasiones en que nos parecen estar verdaderamente indicados; y en esos casos hace- mos vomitar con nuestra Viola verticilada, ó con la Poligala tricosperma, Ó con el Es- tropajo de Oaxaca (Lujfa fricatoria), y purgamos con el sulfato de sosa, Ó con la yerba del zorrillo (Croton vulpinum), contando, para cuando la indicacion lo exija, con la Ca- nafistula, con el Mechoacan, la Jalapa y otros muchísimos catárticos de que abunda nuestro territorio, sin necesidad de consumir una sola ochava de maná. Todas las plantas llamadas comunmente diuréticas son nuestras, ó por lo ménos la, mayor parte de ellas; y entre las diaforéticas tenemos el Guayacan y al Sasafrás, que exceptuando el Opio y el Almizcle, valen por el mayor número de las medicinas de esta clase. Para emenagogos contamos con la Valeriana plú, la Iris sambucina, el Eringio fétido, el Comino, el Culantro y el Bálsamo de Guatemala. A ÁÓ Así pues, podemos 4 poco costo surtirnos de una multitud de simples con que acudir á todos nuestros achaques; y por lo mismo digo que seriamos venturosos si llegáramos á conocer los bienes que poseemos, y de que no hacemos aprecio. Las plantas cogidas en nuestro territorio tienen desde luego la ventaja de ser más frescas, y por consiguiente ménos desvirtualizadas: tienen la de ser más baratas, y por lo mismo de una adquisicion más fácil para todo género de personas, sin riesgo de que se traigan adulteradas. ¿De qué viene, pues, que siendo habitantes de un país feracísimo, en que por frecuen- tes testimonios se nos refieren las prodigiosas curaciones que en otro tiempo se hacian con los medicamentos indígenas, no sepamos curar nuestros achaques sino con drogas exóticas, adulteradas muchas veces, corrompidas otras, y las más de ellas carísimas? Nuestra conducta ciertamente nos hace semejantes, y aun peores todavía, que lo que estaban años há los egipcios, dueños de abundantísimas cosechas de trigo, pero incapa- ces de beneficiar el pan. Poseer en nuestro terreno casi todas las sustancias medicina- les, y esperar que se surtan nuestras boticas con las facturas que se nos remitan de Europa, es lo mismo que olvidarnos del trigo que tenemos en Atlixco, y esperar que se nos traiga de Berbería el que debe servirnos de sustento. No se me oculta que este modo de proceder, nada conforme con nuestras verdaderas utilidades, se deriva de dos causas dignísimas de notarse, para ver si por este medio lle- gan alguna vez á corregirse. La primera es, que no habiendo estudiado más libros de medicina que los escritos por los europeos, tampoco muchos de entre nosotros han aprendido otras fórmulas que las que encontraron en ellos. La mayor parte de éstas admite en su composicion los sim- ples más comunes de aquellos territorios, que adoptados maquinalmente por muchos facultativos, se han hecho un artículo de comercio sujeto 4 las vicisitudes y malversa- ciones de los demás, y en todo tiempo á la subida de precio consiguiente á su larga con- duccion y á los peligros del mar. Llevados otros de solo el nombre, administran sustancias muy diversas, y algunas veces demasiado peligrosas, sólo porque tienen aquí la denominacion propia de las me- dicinales que hay en los libros, sin atender á que estos nombres están impuestos sin la más pequeña inteligencia, y que la equivocación á que inducen á los que no examinan las cosas en sí mismas, cuando no tengan pésimas consecuencias, á lo ménos será causa de que no se logren los efectos que se deseaban. Unos cuantos ejemplos ilustrarán completamente este artículo. lin lugar de Coclea- ria se despacha en muchísimas boticas un Ranúnculo; en lugar de Hiedra terrestre la Ipomea violacea: en lugar de Chicoria el Dipsacus fullonum: por Elaterio el Coscoma- te (Pluysalis pubescens): la Canna indica en vez de Bardana: y siendo la Bardana y el Lampazo tan una misma cosa como el hombre y el animal racional, la que se despacha con la Canna indica, cuando se pide con el nombre de Bardana, se despacha asimismo con las hojas de una Nymphea en pidiéndose con el de Lampazo. Lo que en las boticas se tiene por Escabiosa es la Escorzonera mexicana: lo que se tiene por Verbasco 6 Gor- dolobo es el Gnaphalium indicum. Carecemos de verdaderos Yezgos, que no son otra cosa que el Sambucus edbulus; y la Ortiga comun de aquí es la que se vende por Yezgos en las oficinas. Se receta frecuentemente la Butua, que es la Parcira brava, Cissampelos pareira, y se provee la receta con la Parra silvestre (Vitis labrusca). Se recomiendan los Berros, y lo que se toma en lugar de ellos es el Sim angustifolium, como en lugar de Cardo santo el corrosivo Chicalote (Argemone mexicana). Estas equivocaciones son tan crasas, como si en lugar de unos pichones que recetá.- APÉNDICE.—6, —19— ramos á algun enfermo, se le diera 4 comer la carne de un loro 6 la de un buitre; porque las plantas que tienen las falsas denominaciones que acabo de referir, son tan diferentes entre sí por su estructura y sus propiedades respectivas, como lo son las liebres y los ti- gres, los cocodrilos y los salmones. La segunda causa de no aprovecharnos de nuestras medicinas propias es la poca afi- cion que se ha tenido á la historia natural, siendo ella una parte esencialísima de la ma- teria médica, en tanto grado, que jamás saldrian nuestros conocimientos de la limitada esfera de un ciego é irracional empirismo, si no nos diera esta ciencia sus luces auxiliares, ayudándonos la química, para equivocar ménos nuestros juicios. La parte de la historia natural que trata de los vegetales, formando con rigurosa exac- titud sus géneros, ha colocado debajo de ellos, gobernada por los caractéres que imprimió en cada individuo el Autor de la naturaleza, todas aquellas especies que se aproximan más entre sí, tanto por su estructura, como por las cualidades sensibles de su olor y de su sabor. Es casi imposible que las especies de un mismo género, conviniendo en la iden- tidad de estos caractéres, dejen de tener alguna mayor Ó menor semejanza en sus res- pectivas propiedades. Guiado el médico por estos principios, hijos de la más sana razon, se halla expedito para subrogar á las plantas exóticas que recomiendan los autores, las especies congé- neres que germinan en nuestro suelo, y en las cuales son más sobresalientes los princi- pios activos á que debe atribuirse su virtud medicinal. Pero ¿qué vergiienza no será para un facultativo el hallarse no solo distante de poder subrogar unas especies por otras, sino tambien de conocer en sí mismas las que receta con tanta satisfaccion? Esto seria lo mismo que abonar para cajero de una casa Ó ad- mistrador de una hacienda á un hombre que no conociéramos, y de quien no tuviéramos más noticia que el que se llamara Isidro, acordándonos que labrador madrileño de este nombre habia sido un gran santo. La ignorancia de la Botánica expone á los profesores á algunos chascos con sus en- fermos y á la irrision de los inteligentes: chascos con sus enfermos, porque los remedios que les apliquen pueden ser muy bien de indicaciones contrarias, como el Ranmúnculo, v. gr., en lugar de Coclearia, y el Chicalote en vez de Cardo santo; é irrision con los in- teligentes, cual merece todo el que se expone á hacer 6 á decir lo que no entiende afec- tando que lo sabe. La expedicion botánica de Nueva España tiene un larguísimo catálogo de plantas con que llenar todos los artículos de cualquiera materia médica; pero quieren hacerlo sus in- dividuos, no como unos meros compiladores, sino como unos observadores exactos que se contentan con dejar á la posteridad los resultados fieles de quince ó veinte plantas bien examinadas, y no la broza inútil é indigesta, de que sin erítica ni juicio alguno re- cargaron sus materias médicas nuestros antepasados, llenando al vulgo de una multitud de necedades, que acaso un siglo entero de filosofía no será capaz de desarraigar. (Tomado de los Anales de Ciencias Naturales, tomo V, publicado el año de 1802). DE LA POLYGALA MEXICANA POR EL SEÑOR DON JOSÉ MARIANO MOCIÑO. Entre los preciosos vegetales que produce la Nueva España, merece un lugar muy distinguido una especie de Polygala, por los usos médicos á que puede aplicarse, espe- cialmente en aquellas dolencias que con mayor frecuencia y acerbidad afligen á la espe- cie humana. Esta Polygala, llamada mexicana por los botánicos de la expedicion de aquel reino, produce la raíz sencilla, central, de un pié de largo, y del grueso de una pluma de escribir. Está toda llena de anillos elevados semejantes á los de la ipecacua- na: es blanquecina interior y exteriormente, con un fibra leñosa en su medio, muy se- mejante á la que tienen las raíces de la ipecacuana del Brasil, y las de la Violeta estre- llada Ó Xochipitzalmac de los mexicanos. Su sabor es al principio dulce, despues amargo con un poco de astringencia, y últimamente acre, y que se agarra mucho á las fauces. El tallo se compone de muchas ramitas débiles, lisas, lampiñas, angulosas, de pié y medio de largo, cuando la planta se cria en terrenos húmedos y sombríos, y de 44 5 pul- gadas en los lugares elevados y secos. Las hojas se hallan alternas: son entre lineares y alesnadas, enteras, lisas, lampiñas, de 3 á 4 líneas de largo, sentadas en los ángulos salientes de los ramos, y que se caen fácilmente cuando éstos han llegado á todo su incremento. Las brácteas son aovadas, cóncavas, muy agudas, sentadas tambien en los ángulos, de donde nacen las flores, blanquecinas en los márgenes, purpuráceas en el medio, muy caedizas, y recostadas sobre las dos hojuelas del cáliz. La inflorescencia es en racimos sencillos que terminan las ramas; cada uno de los cuales tiene de diez á quince flores, con los cabillos muy cortos, derechos en las floreci- tas, € inclinados en los frutos: toda la flor tiene 4 lo más línea y media de longitud. El cáliz periantio de tres hojuelas iguales, dos en la parte inferior, y una en la supe- rior de la corola, aovadas, agudas, lisas, lampiñas, enteras, blancas en los márgenes, señaladas en el medio con una línea purpúrea, persistentes, y parecidas en todo á las brácteas. La corola irregular de tres pétalos: los dos superiores lanceolados, más largos al triplo que las hojas del cáliz, señaladas, como ellas, por el medio, con una línea purpúrea, en lo demás blancas y persistentes. El pétalo inferior (que hace veces de quilla) es 4 ma- nera de un saco, compuesto de tres lacinias; las dos laterales aovadas, y recostada la una sobre la otra, la intermedia algo ensanchada, tubulosa, con los márgenes aproxima- dos, que abraza dentro de sí 4 los estambres y al pistilo, y remata en un fleco compuesto de ocho dientes rollizos y largos. Todo el pétalo con los dientecitos es blanco, exceptuan- do la parte tubulosa de la lacinia del medio, que es purpúrea interior y exteriormente. Los estambres son ocho filamentos muy cortos y reunidos en una membranita con las anteras oblongas. ES - El pistilo tiene un gérmen oblongo y aplastado; el estilo Ó puntero muy corto, con el estigma más grueso que él, dividido en dos lóbulos, y con unas barbillas en la medianía. El pericarpio es una legumbre, ó llamémosla cápsula oblonga, comprimida, señalada con un sulco que corre por su medianía en ambos lados, de dos celdillas y otras tantas ventallas, con el disepimento opuesto 4 éstas. Las semillas son dos, una en cada celdilla, oblongas, rollizas, negras y pelosas. Esta planta tiene mucha afinidad con la Polygala trichosperma del Sr. Mutis; pero se distingue de ella en que su inflorescencia no es espigada, sino racemosa, en que sus tallos no son propiamente estriados, sino angulosos, terminando los ángulos en el nacimiento de las hojas, lo que sucede igualmente en las flores, y por último en que las simientes no están cubiertas de aristas, ni de cerdas, sino de pelos. Pudiéramos suponer que será acaso ura variedad suya; mas para decirlo sin equivo- eacion, seria indispensable cotejar vivas las dos especies, y saber si las raíces son seme- jantes; pues en la obra de Linneo no se hace mencion de la forma que tienen las de la trichosperma. Podemos, pues, arreglar la nota diferencial que distingue esta especie de las de su género del modo siguiente: Polygala con flores crestadas y en racimos, tallos en varitas y angulosos, y hojas entre lineares y alesnadas. Polygala floribus cristatis racemosis, caulibus virgatis angulosis, folíis lineari-subulatis. Bien sabida es entre los botánicos la historia de la Polygala virgimiana, conocida en- tre los indios de aquella provincia con el nombre de Sénega, y uo son ménos notorios los inútiles esfuerzos que practicaron por mucho tiempo los europeos establecidos en aquel clima para descubrir la planta que les servia de antídoto para curar instantáneamente y á manera de milagro las crueles y venenosas mordeduras de la culebra de cascabel (cro- talus dwurissus, de Linneo). Poseian los indios el secreto, y lo reservaban cautelosamente, despreciando los crecidos premios que en diferentes ocasiones les ofrecieron los médicos de Europa, por ser dueños de tan precioso vegetal. Éstos, frustrada su esperanza, hi- cieron mil tentativas con diferentes plantas, empleando la Serpentaria virginiana, la Actea racemosa, la Serpentaria negra de Plukenecio, la Prenantes blanca, el Veratro ama- rillo de Gronovio, la Osmunda de Virginia, la Cunila mariana, la Sanícula del Canadá, la Uvularia perfoliada y la Aletris harinosa, plantas todas del mismo autor, sin que ha- llasen en ninguna el efecto que deseaban, hasta que el ilustre Tenencio manifestó á los médicos y botánicos de Europa, que el legítimo arcano era la raíz de una especie de Polygala, que desde entóces se llamó Polygala sénega, ó séneca simplemente, como se observa en algunas materias médicas de aquel tiempo. El uso que hacian los indios de esta planta se limitaba 4 mascar un poco de su raíz verde ó seca, á tragar la parte disuelta en la saliva, y á poner el resto sobre la morde- dura. Mas habiendo observado el mismo Dr. Tenencio que los mordidos por la culebra de cascabel sufrian unos accidentes iguales á los que se advierten en algunas enferme- dades inflamatorias, se atrevió á experimentarla en semejantes casos, correspondiendo el efecto 4 sus bien fundadas esperanzas. Desde entónces la aplicó con suma felicidad en la pleuresía, peripneumonía, pleuropneumonía y parafrenitis, logrando tantas ven- tajas con su uso, cuales no se habian conseguido hasta aquella época con ningun otro remedio, y por lo mismo, fué remunerado el celo de este profesor con un premio de se- tenta y cinco libras que le asignó el Parlamento de Filadelfia. Finalmente, los experi- mentos que se continuaron despues con la misma raíz en diversas enfermedades, la acre- ditaron utilísimamente en la hidropesía y asma, en la gota, en el reumatismo crónico y ME = la especie de marasmo, que es endémico en Virginia, tomando de aquí motivos el mismo profesor para administrarla con buen éxito en la phthisis incipiente; lo que de paso nos hace notar la índole de las pulmonías y dolores de costado, en que es utilísimo su uso. Las cualidades de nuestra Polygala mexicana son en todo conformes á las que posee la celebrada de Virginia: carece, como ésta, de olor; el color de su epidermis es pardo ce- niciento, y blanco amarillento el de su sustancia interna; el sabor en la raíz reciente es, como viene dicho, un poco dulce al principio, despues amargo con un poco de astringen- cia, y últimamente acre nauseoso, y que se agarra mucho á las fauces, cualidad que con- servan las raíces secas, aunque en ese estado son más harinosas. La tintura acuosa de la Sénega de Virginia, dice el Dr. Tenencio, que es de un olor y sabor casi vinoso y agradable, manifestando despues un sabor propio de la raíz, que se agarra á las fauces, excitaudo una tos violenta que apénas puede contenerse. Es de color blanquecino, y tan mucilaginosa, que pasa difícilmente por un papel de estraza. La tintura espirituosa es de color amarillo, de un olor vinoso, y de sabor ardentísimo tan violento, que lastima las fauces y el esófago, excitando el vómito, ó mucho conato á vomitar: La tintura vinesa, hecha con vino blanco, tiene un color que tira un poco á purpúreo, y el sabor semejante al de la raíz. Las tinturas que hizo con la mexicana Don Vicente Cervantes, salieron idénticas 4 las que acaban de describirse del Dr. Tenencio. Este profesor desterró de su práctica las dos primeras, é hizo solamente uso de la vinosa, que preparaba del siguiente modo: Raíz de Sénega quebrantada, cuatro onzas. Vino blanco una libra. Póngase en digestion por tres dias, decántese y cuélese. Dósis: una ó dos cucharadas cada tres horas. El citado autor usaba tambien con frecuencia del cocimiento de la Sénega dispuesto de la forma siguiente: Raíz de Sénega quebrantada, tres Onzas. Agua de fuente, dos libras. Cuézase hasta que se cousuma la tercera parte, y cuélese con expresion por un lienzo. Dósis: dos Ó tres cucharadas cada tres horas. Habiendo, pues, una conveniencia tan grande entre la Polygala mexicana y la de Vir- ginia no solo en la forma que constituye el caráter botánico de las dos, mas tambien en las cualidades sensibles de olor, color y sabor, así en la raíz pura, como en todas sus tinturas, presumió con sobrado fundamento Don Vicente Cervantes que deberian con- venir necesariamente estas dos especies en sus virtudes medicinales; y habiendo sugerido esta feliz idea 4 sus compañeros los botánicos de aquel reino que ejercian la medicina, y se habian encargado de examinar por el arduo camino de la experiencia la actividad comparativa de las plantas de Nueva España, una reiterada série de observaciones les hizo ereer que la Polygala, abundantísima en los contornos de México, en nada era inferior á la más celebrada de la Virginia, y que bien podia excusarse la nacion de comprar aquella droga exótica, pudiéndola tener 4 precio más cómodo en su propio territorio. Si en Europa han llegado 4 sustituir con mucha utilidad los profesores de medicina la Polygala vulgar en los mismos casos en que se aplicaba la de Virginia, á pesar de no ser tan sensibles en la vulgar las cualidades que se acaban de exponer, por mayoría de razon pudieron valerse los botánicos de México de su Polygala, que posee en grado emi- nente las cualidades arriba dichas. La Polygala mexicana es tan sialagoga como la de Virginia, pues masticada una corta cantidad excita poderosamente la saliva; es tan vo- Ue mitiva como aquella, cuando se administra en mayor dósis que la que se requiere en los casos en que se administra directamente sin esta intencion; mueve tambien, como la otra, ligeramente el vientre; es un poderoso diurético, pues excita copiosamente la orina; divide y atenúa los humores, y por lo mismo debe reconocerse como un incidente muy ventajoso; es tambien un expectorante de los de primer órden; y en una palabra, posee una energía estimulante bien acreditada por la experiencia, que hará conocer 4 cual- quiera que la maneje, que es uno de los simples más apreciables que tiene la medicina en el reino vegetal. (Tomado de los Anales de Ciencias Naturales, tomo VII, publicado el año de 1304.) => OBSERVACIONES SOBRE LA RESINA DEL HULE POR EL SEÑOR DON JOSÉ MARIANO MOCIÑO. En el Correo Mercantil de 31 de Marzo de 1803, se publicó el siguiente artículo co- piado de la Gaceta de Bayona. “A treinta leguas de Veracruz, en el reino de México, hay una montaña llamada Orizaba, de donde mana continuamente un betun, del que los habitantes de aquella pro- vincia no hacian el menor caso. Aquel betun es tan elástico como los de Cayena y Gua- yana; pero se derrite con la mayor facilidad. Si se frota con él una tela de lienzo ó seda no es posible el hacerle despues salir. “El que da esta noticia ha estado en Veracruz, y compró allí por seis pesos un redin- gote y unas botas de cotonía teñidas con aquella goma; y á pesar de que ha usado mucho de las botas, tanto á pié como á caballo, siempre se han conservado en su estado primi- tivo, sin que la agua las haya jamás penetrado. Sin duda esta goma es tan elástica como aquella de que habla Buffon, y que segun él se cria en nuestra América meridional, apénas comparable por su elasticidad con ninguna de las que conocemos. “Segun el cómputo prudencial que tengo echado, dice, me parece que con el valor de cien reales vellon, comprendidos los gastos de trasporte, habria bastante para encerar y engomar tres mil varas de lienzo. Como en México todo el mundo piensa en las minas de oro y plata, no se hace ningun aprecio de este ramo ignorado en Europa, y del que el comercio y la industria podrian sacar tantos beneficios. —Gaceta de Bayona.” El que dió esta noticia á los editores de la Gaceta de Bayona, probablemente no tuvo quien le informase acerca del verdadero orígen de la preciosa resina, que justamente ce- lebra, y por lo mismo, juzgo importante desengañar al público sobre este particular. La tal resina no es un betun que mane de la elevada montaña de Orizaba, sino de la corteza de un árbol llamado hule en toda la Nueva España, y por los antiguos mexica- nos holgualwitl, y conocida ya entre los botánicos con el nombre de castilloa elastica, que le impuso la expedicion facultativa de aquel reino en obsequio de su benémerito profesor D. Juan Diego del Castillo, que de resultas de sus largas peregrinaciones por y EN la frigidísima serranía de la Tarahumaria alta en compañía del que escribe esto, perdió la salud y despues la vida en 1793. Al año siguiente se imprimió en México una Disertacion sobre este árbol, compuesta por Don Vicente Cervantes, catedrático de aquel Jardin Botánico, en la cual, á más de haberse dado su descripcion fitológica muy completa, é ilustrada con su lámina corres- pondiente, se especifican muy por menor los usos, que ya se hacian de tiempo inmemo- rial de su resina, y otros nuevos y de muy grande importancia 4 que la destinó el mis- mo Cervantes; se hace mencion allí mismo de otros vegetales, que producen tambien resina elástica, los cuales eran ya conocidos por los botánicos anteriores. Como las poquísimas obras que en México se imprimen poco ó nada circulan por Eu- ropa, no es extraño que se ignorase en Bayona la verdadera historia de la resina elás- tica de Orizaba, que en efecto debe estimarse como un ramo de que el comercio y la industria pueden sacar utilidades muy considerables, dándole toda la extension de tráfico de que es susceptible. Entretanto, debo advertir que en México no solamente se piensa, Ó por mejor decir, no todo el mundo piensa solamente en las minas de oro y plata: es vastísimo aquel país, y los lugares de minas son una parte muy pequeña comparada con el número de las otras poblaciones, cuya subsistencia pende de la agricultura, la cria de ganados, las artes y el comercio. Los árboles que producen esta resina no se crian en la misma villa de Orizaba, ni en sus inmediaciones, sino en los montes de Cotazotla, en Medellin, el Novillero, la Anti- gua y otros lugares, desde los cuales, como más próximos 4 Veracruz, debe ser poco costosa su extraccion para Europa: Orizaba es el país en que se trabaja más con el hule, y por eso le ha dado su denominacion. Si el comercio que Cádiz, Málaga, Santander, Barcelona, etc., hacen con la América, no fuese tan de rutina como es; si los comerciantes, digo, no limitasen sus especulacio- nes á llevar solamente frutos y manufacturas de consumo infalible y ganancia asegurada, sin otro riesgo que los comunes del mar; si en retorno no extrajesen solamente los me- tales y producciones ya conocidas, que han de tener en Europa un despacho útil y pronto, contaría desde luego la nacion con otras nuevas riquezas, que no aprovecha, porque no eonote ni da á conocer al resto de los hombres que las consumirian. Es injusticia decir que en México solo se piensa en las minas de oro y plata, y se des- atiende todo lo demás: allí se piensa, como en todas partes, en cuantos arbitrios pueden dejar utilidad: allí trabajan los hombres en cultivar todas aquellas cosas que han de te- ner consumo. Por tenerlo muy grande la grana, el añil y la azúcar, son objetos que no se ven con indiferencia en aquel reino, á pesar del sumo trabajo y prolijidad que su cul- tura demanda. Hay compradores para las otras materias útiles que allí abundan, y yo aseguro que no faltarán vendedores. (Tomado de loz 4nales de Ciencias Naturales, tomo VII, publicado el año de 1804.) CARTA. DEL SEÑOR JOSÉ MARIANO MOCIÑO DIRIGIDA AL SR. D. JOSÉ ANTONIO ALZATE Y RAMIREZ ACERCA DE LA INTRODUCCION DE CAMELLOS. Guadalajara, 14 de Junio de 1791. MUY SR. MIO Y MI ESTIMADO AMIGO: Dias há que parlando con Don José Manuel Ibargoyen, contador de esta factoría del tabaco, de cuya instruccion ha de tener vd. las mejores pruebas, despues de haberlo tra- tado, discurriamos ambos sobre diversos arbitrios que podrian plantearse para socorrer á varias necesidades que padece la Nueva España, y en cuyo remedio no se ha pensado por los particulares todavía con la seriedad y constancia que demanda la materia. Era muy natural que, entre otras cosas, nos ocurriera que una parte muy grande de las es- caseces que padecen algunas poblaciones, y de que varias veces no ha estado exenta la capital, * proviene de la falta de bestias para conducir los granos, que casi nunca dejan de ser abundantes en las tierras calientes, particularmente en las costas. En los viajes que nosotros hemos hecho por semejantes regiones, hemos quedado convencidos ente- ramente de esta verdad, y hemos reconocido que hay en esos países terrenos feracísimos en que jamás desmerece la vegetacion, y en que se puede sembrar mucho maíz y arroz en cualquier tiempo del año, quedando por lo comun asegurada en todos la cosecha.” Un pronto consumo de ella haria que se multiplicasen los sembrados y abaratase esta semi- lla tan de primera necesidad; porque tiene enseñado la experiencia que á pocos meses pican los insectos el maíz y demás granos de tierra caliente, * devorando con prontitud toda su sustancia. Conque si hubiera muchas bestias de carga, si su flete fuera ménos costoso, si sus jornadas más largas y su fuerza capaz de sufrir el peso de cuatro mulas, vea vd. qué ventajas se proporcionaban á favor de la humanidad. Pues en efecto, hay tales bestias, y solo se necesita traerlas de su país nativo, y con- naturalizarlas en los nuestros, que no dejan de parecerse bastante á los temperamentos en que prospera su especie. Ya vd. habrá comprendido que el pensamiento del caballero Ibargoyen se dirigia á la introduccion de los camellos en nuestra América, y no necesi- taria yo más que haber apuntado la idea, para que vd. sacase, sobre la marcha, todas 1 En efecto, el maíz en el dia se está vendiendo á tres pesos ó poco más, que es un precio moderado, y en las Amilpas y jurisdiccion de Cuernavaca, que sólo dista diez y seis leguas con corta diferencia, la carga se vende á pe- so y aun á seis reales. Esto parece comprueba lo que expone el autor de la Memoria. 2 En virtud de estas verdades propuse en 1785 la siembra de maíz en el invierno en las tierras calientes, y ha- biéndose ésta planteado, se logró desarmar á los estancadores que se hallan surtidos de maíces, y quienes infalible- mente los hubieran vendido al precio que les hubiera sugerido su insaciable avaricia, 3 Silos agricultores encerrasen las semillas en trojes ó bodegas subterráneas, las libertarian del ataque de los insectos. ¿14 E las consecuencias útiles que puede franquear este proyecto. * Vd. sabe muy bien que el calor de nuestras costas no es tan excesivo como el del África 4 igual latitud; que nues- tro terreno no es tan penoso como los vastos arenales de la Libia, ni tanta la escasez de agua, aun en lo más reseco, como en los desiertos de la Arabia; que el camello hace un gasto muy reducido, respecto á su corpulencia, y que es casi imposible que aquí le falten los pastos. Supongamos por un instante surtida ya la Nueva España de estos animales, y conside- remos en qué poco tiempo todos los víveres debian abaratar. De Tehuantepec 4 México gastarian los nuevos conductores cinco dias de camino, cargado cada uno con cincuenta ar- robas de peso; otros tantos en su regreso, sin necesidad de comer ni beber en toda esta distancia. En una palabra, caminando á treinta leguas por dia, una jornada de camello equivale á seis de las mulas, y acaso más, ahorrando por otra parte los pastos que éstas consumen diariamente. ¡Con qué prontitud y con qué poco gasto tenia vd. 4 México y las demás ciudades del reino abastecidas de los frutos de las Costas, cuyo precio habia de disminuirse en razon inversa de la abundancia y directa de la rebaja de fletes! * ¡Qué porcion de pescado en las cuaresmas, qué huevos de tortuga, qué carne de vaca en otros tiempos, qué abundancia de frutas en todos no se debia esperar! Los géneros ultrama- rinos, especialmente establecido ya el comercio libre, ¡con cuánta comodidad se podrian vender, costando tan poco su conduccion desde Veracruz! Pues ¿por qué no se plantea un proyecto de tan conocidas ventajas? Vd., amigo, si tiene por cuerdo este modo de discurrir, puede por medio de su Gaceta exhortar á los hombres acaudalados, principalmente á los dueños de haciendas en tierra caliente, para: que aventuren algun dinero en la compra y trasporte de estos animales tan bienhecho- res del hombre. * Es digna la humanidad de que se inviertan en beneficio suyo algunos caudales, aun cuando las utilidades que se esperan sean muy contingentes. La de los camellos es muy probable, y no puede costar mucho la compra y conduccion de los in- dividuos necesarios para la procreacion, que debe multiplicar su especie dentro de pocos años, como puede calcularse, suponiendo un parto cada dos años, y siendo de más de treinta seguramente la duracion de la fecundidad en estos brutos, y su edad total de cincuenta. Doce hembras pueden, sobre poco más 6 ménos asegurar ciento y cincuenta crias en el espacio de treinta años, y al cabo de este tiempo haber parido ya las prime- ras de estas crias, y aumentando más de seis veces su número, haciendo un total de un mil cabezas. Continúese este cálculo con sus justas proporciones, y se verá el aumento prodigioso al cabo de un siglo, suponiendo solas doce hembras fecundadas en el primer año. No lo extiendo en los términos exactos, que concluirian demostrativamente esta: 1 Llevado de semejante idea propuse en años pasados al grande minero de Nueva España Don José Borda, pidie- se al Perú guanacos, que son una especie de carneros que cargan mucho y sirven para la conduccion de metales en aquel reino; mas habiéndole sorprendido la muerte 4 poco tiempo, quedó frustrado este proyecto á mi parecer tan útil. Lo cierto es que el guanaco á más de que sirve de bestia de carga, es de mucha resistencia y se alimenta de lo que encuentra: sus carnes sirven igualmente para alimentarse, y su lana para la fábrica de varios tejidos. ¿Es posi- ble que no haya en Nueya España algun hombre verdaderamente amante de la patria que introduzca en ella anima- les tan útiles? 2 El comercio activo de Nueva España es muy limitado: por otra parte los fletes excesivos impiden la extraccion de los efectos que abundan aquí, y que serian apreciables en Europa. Para allanar estos inconvenientes no hay utro recurso que el que nos presenta el caballero Don José Mociño. 3 Verdaderamente es cosa extraña ver que los comerciantes no duden pedir 4 Europa relojes de mucho precio, vestidos costosos, enya duracion es la misma que la de la instantánea moda, y no piensenjamás en procurarse unos bienes permanentes y útiles 4 la sociedad. El fin es proporcionarse en el menor tiempo utilidades cuantiosas, y no hacer jamás aprecio de la prosperidad. APÉNDICE.—7. verdad, * porque para vd. era superfluo este trabajo, y para los que carecen de inteligen- cia en el álgebra una algarabía incapaz de entenderse la série creciente, que era necesario seguir, y cuya ejecucion no tengo tan presente, que pudiera en el mismo instante resol- ver el problema completamente, hallándome aquí sin los libros que en México me podrian auxiliar, y sin la voz viva del que tuvo la bondad de enseñármelo alguna vez. Pasemos, pues, 4 desatar algunas dificultades que pueden oponérsenos como obstáculos muy gran- des para realizar este proyecto. Una de ellas es, que parece haber conformado la naturaleza 4 estos brutos para sólo habitar en cierta extension de terreno, fuera de la cual no pueden absolutamente sub- sistir. Esto depende seguramente, no de una cualidad oculta de aquel clima, sino de sus particularidades sensibles, que consisten en el grado de calor, elevacion sobre el nivel del mar, y naturaleza de vientos; porque los pastos son casi los mismos para los camellos en todas partes. En la América Septentrional (y lo mismo digo de la Meridional) hay temperamentos en que será insensible para ellos la variedad de calor á que están acos- tumbrados, y la mayor Ó menor altura se puede proporcionar como en ninguna par- te, agregando á esto unos vientos en todo semejantes á los que soplan en África. En estos países por de contado se debe esperar que los camellos no desmerezcan en nada, y más sabiendo que aun cuando caminen hácia parajes en que varíe este temperamento, con tal que no residan en ellos largo tiempo, no experimentarán atraso alguno, como no lo experimentan los que conducen cargas hasta Constantinopla. Su viaje hasta América no carece enteramente de peligro; pero este es mucho menor, no teniendo que hacerlo casi más que dentro de los Trópicos, en donde no experimentarán el rigor de los mares frios, que están más allá de las zonas templadas. Conque el temperamento ni aquí, ni en todo su viaje puede causarles perjuicio. * Pero hay otra dificultad, y ésta es más difícil de vencer que cualquiera que se presente, siendo la que no debia reputarse por tal entre racionales. No han traido otros esta es- pecie 4 América, y los que tienen proporciones para hacerlo en el dia, se contentan con los productos actuales de sus fincas, y no toman interes en aumentarlos por nuevos ar- bitrios, y hacer este beneficio á sus semejantes. Esta dificultad sólo se podrá allanar inspirando á unos y fomentando á otros las ideas de un justo patriotismo y el amor á la humanidad, pintándoles vivamente la situacion infeliz de muchos hombres reputados comunmente por ociosos, y que en realidad lo son por no tener en que trabajar, despues de haber hecho todos los esfuerzos posibles para buscar en qué ocuparse. Habiendo esta nueva especie auxiliar de nuestros trabajos, puede la agricultura ponerse en un pié muy 1 Lo que se han multiplicado en la América los pocos toros, caballos y otros animales conducidos de Europa, manifiesta bastantemente esta verdad, 4 más de que el geógrafo Martiniere ¿no refiere que un individuo que naufragó con tres mujeres pobló la isla de Pines, la que al cabo de casi un siglo estaba ya repleta de habitantes? No hay, pues, motivo justo de temer que los camellos no se multipliquen en el reino. 2 Las reflexiones del Sr. Mociño son muy sólidas. in Nueva España es tanta la diversidad de temperamentos, que causa mucha admiracion. Cerca de México se registra la cosa más particular que pueda presentarse á un natu- ralista. Un viajante en Huichilaque, por el mes de Enero experimenta un invierno riguroso: no se ve rodeado más que de encinos, que son árboles propios de tierras frias; mas desde la cumbre de este pueblo registra, á tres legnas de distancia, los campos tan verdes y lozanos, que casi se ve tentado á dudar de lo que le están enseñando sus pro- pios ojos. Si pasa más adelante encontrará en Cuernavaca árboles no sólo florecientes, sino tambien cargados de fru- tos. Semejante espectáculo no hace toda la impresion que debe sino á los que tienen alguna instruccion en la historia natural. Fuera de esto, no se trasportan monos, loros, y otra multitud de animales propios de tierras calientes á las frias? ¿Por qué no se ejecuta, pues, lo mismo con los camellos, que no satisfacen únicamente nuestra curiosidad como los monos, sino lo que es más, nos pueden acarrear las mayores utilidades? EA floreciente y desterrar la miseria de toda la Nueva España, que sin embargo de produ- cir tanta plata, es una de las tierras más pobres que hay en todo el orbe. * No consiste la agricultura sólo en los trigos de Atlixco y Tehuacan, el maíz de Chalco, Toluca y Tepeaca, el añil de Michoacan, la azúcar de Cuernavaca y de Izúcar, y los otros pocos renglones que producen nuestras tierras. Necesitamos lino, seda, lana, cáñamo y otras mil cosas que podemos sacar con abundancia de dichas tierras, siempre que los ricos tengan la generosidad de emprender su cultivo, y ocupar en él á tantos individuos sin destino. España por sí sola no puede socorrer las necesidades de sus vastas colonias, y así las fábricas extranjeras * se enriquecen con nuestra plata, que podia conservarse en el Estado, siempre que estuviésemos abastecidos de lo necesario por nosotros mismos. Reservando, pues, para el cultivo del maíz y demás semillas de primera necesidad los terrenos en que no sólo es ménos contingente, sino casi segura la cosecha, * y teniendo bestias de carga para facilitar con prontitud y comodidad su conduccion, los labradores de las otras tierras se dedicarian á estos nuevos ramos de industria, y dentro de pocos años tomaria un feliz incremento el comercio interior de nuestras provincias y se des- terraria para siempre la ociosidad y la miseria, que indefectiblemente la acompaña en todas partes. Viviriamos todos 4 ménos costo, y la poblacion se aumentaria más y más todos los años; porque es cosa averiguada, que uno de los medios de multiplicarla es el fomento de la agricultura. Exhorte vd., pues, á las gentes 4 que se impresionen de estas ideas, y conozcan me- jor sus intereses particulares y los del público, para que salgan de ese letargo mortal que los tiene en la más funesta inaccion. Su genio de vd., mil veces explicado á favor de los establecimientos útiles, me hace esperar que extienda las ideas de éste de un modo capaz de persuadirlas eficazmente, como ha sabido hacerlo sobre otros puntos, que han surtido en muchas partes buen efecto. Ya sé que se han de burlar de nuestros pensa- mientos aquellos cuyo entendimiento es tan corto de vista, que no alcanza á observar lo que será el mundo de aquí á veinte ó sesenta años; pero sus burlas no deben causarnos ni enfado ni cobardía. Viva el hombre, no tenga hambre, vístase y tenga en que traba- jar, y en cambio quisiera yo ser escarnio de la plebe y reputado por un extravagante de los mayores. * Dios guarde 4 vd. muchos años, Su afectísimo servidor, José Mociño.—Sr. D. José Antonio Alzate. 1 Un sabio extranjero me decia no há mucho tiempo, al ver y registrar las producciones de México: Ustedes son pauperes in divitiis. ¡Qué bien se expresó! . 2 Las Memorias que las diputaciones de Cataluña, Vizcaya y Real Sociedad de Madrid tienen publicadas, en virtud de real órden, han manifestado lo que utilizan los extranjeros en los consumos de efectos que se venden en Nueva España. El comercio español se debe considerar como el de un corredor de lonjas, que apénas logra una pe- quenñísima cantidad respecto á lo que utiliza el principal comerciante, esto es, el extranjero. 3 Pocas provincias logran las ventajas que México tocante á las semillas: si se pierden las de las tierras frias, queda siempre un recurso en las de las calientes, como sucedió en 1786. 4 Sucede así efectivamente: por tanto cualquiera que se dedique á escribir al público necesita de armarse de pa- ciencia y despreciar las murmuraciones, así de sus enemigos como tambien de aquellos que sin ser enemigos, lleva- dos de un espíritu de contradiccion, censuran cuanto no piensan. Yo, por lo ménos, desde que formé la resolucion de trabajar en la Gaceta de Literatura, procuré al mismo tiempo revestirme de constancia y sufrimiento, bien en- tendido de que las murmuraciones de una parte de mis conciudadanos no me dispensaban de la obligacion de coad- yuyar con mis cortas luces al bien de la otra. (Tomada de la Gaceta de Literatura, tomo 11.) A EZIRAIAAA DE LA VIOLETA ESTRELLADA Y DE SUS VIRTUDES. EXTRACTO DEL DISCURSO LEÍDO EN MÉXICO EL DIA 3 DE JUNIO DE 1798, POR EL CATEDRÁTICO DE Bornica Don VICENTE CERVANTES. Entre las muchas utilidades que puede proporcionar al hombre el estudio de la Bo- tánica, no es la menor la que se dirige, en primer lugar, á la conservacion de su salud y 4 la curacion de sus enfermedades: destituido de auxilios en muchas ocasiones para ocurrir á sus dolencias, halla en el reino vegetal una multitud de remedios heróicos pa- ra vencer las indisposiciones más rebeldes, sin necesidad de gastar el tiempo en combi- naciones prolijas para prepararlos: la más comun y hollada planta, despreciable tal vez á los ojos del ignorante vulgo, lo libra de un violento accidente, sin más que tomar una ligera infusion Ó cocimiento de sus raíces, hojas ó flores, Ó alguna parte de su tallo ó fruto; y esto con tan feliz suceso como el que puede producir la más decantada fórmula, dispuesta con mucho trabajo y tiempo en los laboratorios de la Farmacia y dela Química. Pero este socorro, que halla por casualidad el rústico que aplica el impírico en fuerza de la tradicion, y que el verdadero profesor reforma en virtud de las reglas que le dictan sus conocimientos prácticos, no se encuentra siempre sin riesgo, no se aplica siempre sin peligro, ni se decide la virtud del remedio hallado sin una instruccion sólida de los principios del arte. ¡Cuántas vidas deben sacrificarse ántes de conocerse las cualidades de un vegetal, para que llegue á dictar la experiencia los casos en que conviene su justa administracion! ¡Ouántos hombres habrán perecido á la violencia de los drásticos, al poderoso influjo de los narcóticos, y 4 la destruetora cauticidad de los corrosivos, etc., ántes de haberse averiguado la dósis, la preparacion y demás circunstancias con que de- ben aplicarse los vegetales que suministran estas clases de medicinas! Es cierto que los mejores remedios los debemos á los incultos bárbaros, como lo prueban el opio, la ¡pe- cacuana, el ruibarbo, la simarruba, la zarzaparrilla, el guayacan, las contrayerbas, la pereira brava, el sen, la cañafístula, el tamarindo, el acíbar, la asafétida, el alcanfor, el gálbano, el catecú, con otros infinitos que se hallan en las materias médicas; pero lo es tambien que para administrar en el dia algunos otros con el debido acierto, ha sido pre- ciso sufrir ántes los efectos de su cualidad virosa; y aun hasta el dia se recuerdan con dolor los estragos causados por el cólchico y la catapucia, por el deleño, datura y bella- dona, y por otros varios así purgantes, como los que inducen sueño, por haberlos dispen- sado la ignorancia 6 la malicia. Es evidente, pues, que aunque nos sean útiles las drogas medicinales adquiridas por este medio, se consiguen siempre con perjuicio de la huma- nidad, verificándose en todos estos casos el muy trillado proverbio experimentum peri- culosum. No está libre de iguales inconvenientes el empirismo, aunque tenga por otra parte sus ventajas: éste sólo cuida de aplicar los remedios aprobados por la experiencia, sin dete- nerse en averiguar el modo con que obran en el cuerpo humano: tal fué la primera me- dicina de los hombres destituidos de los conocimientos anatómicos, fisiológicos, patoló- lie gicos, químicos y botánicos, extendiéndose hasta nuestra edad en aquellos pueblos en que por falta de cultura no ha podido establecerse la medicina dogmática y metódica. Aquella misma es tambien la que aun practican los médicos del imperio Chino, cuidán- dose muy poco de imponer nombres científicos á los vegetales que emplean para com- batir sus dolencias, denominándolos únicamente con el de la enfermedad para que sirven. Es muy comun entre ellos decir, por ejemplo, la yerba del cólico, la yerba de la terciana, la yerba del tabardillo, la yerba del dolor de costado, etc., y hasta en sus oficinas y dro- guerías se señalan con el mismo nombre los botes y cajas en que conservan estos reme- dios para prescribirlos en infusiones Ó en cocimientos á los acometidos de estos males. Así, no debe despreciarse en lo absoluto la medicina empírica, porque aprobando sólo los medicamentos útiles, y desechando los que por una constante observacion no han producido favorable efecto, conservan únicamente los simples más enérgicos, los que pa- sando despues á noticia del médico racional, enriquece su práctica con observaciones útiles, y reforma los defectos que no conoció el empírico. Este mismo método observaron los mexicanos antiguos con las plantas que conocieron ventajosas para eurar sus dolencias, de cuya verdad se satisface cualquiera que examina ligeramente la erudita obra del Dr. Hernandez. A cada instante se encuentran en ella nombres de vegetales que indican la enfermedad á que se aplican, conservándose hasta entre los mexicanos modernos el cihuapatli, el palancapatla, el tlepatli, el nanahuapatla, que significan por su órden, medicina de mujeres, medicina de llagas, medicina de fue- go, medicina de bubos, con otras muchas que puede ver el curioso acabadas en la misma terminacion, y en las de xihaitl, xochitl y qualaritl, denotando con ellas las yerbas, flores y plantas leñosas que dispensaban en las enfermedades anunciadas en las voces que pre- cedian á dichas terminaciones. Últimamente la medicina empírica ha sido comun á todas las edades y poblaciones del mundo, y en todos tiempos han impuesto los hombres á las plantas y á otros individuos de los demás reinos naturales los mismos nombres con que han distinguido las enferme- dades que les han sido comunes; y así como en nuestra Península se conservan la yerba de la alferecía, la yerba lombriguera, la yerba de la gota, la yerba de la rabia, la yerba berruguera, etc., así tambien en Italia, en Francia, en Alemania, en Inglaterra y en los demás países de Europa han distinguido sus habitadores 4 muchos simples sacados del reino animal, vegetal y mineral con nombres parecidos en todo á los que dejo expresados. Es, pues, evidente que el empirismo, hasta cierto término permitido, tiene su utilidad y por lo mismo dijo Wedelio con mucha razon en su teorema nono, que todas las sectas médicas convienen con la empírica, y la reconocen por base fundamental; pero debe callar el empírico luego que se presente el médico dogmático, á quien compete arreglar despues el remedio simple 6 compuesto que la experiencia haya demostrado útil, valién- dose de los principios que enseña la medicina racional. Lo mismo ha debido practicarse con la planta que me propongo ilustrar en este Dis- curso; porque hallándose dotada de las cualidades eminentes que luego explicaré, y ha- biendo sido puramente empírico el uso que hacian de ella algunos indios, ha sido preciso determinar con rigurosa erítica sus virtudes, aunque sus efectos correspondiesen ya uni- formemente á la intencion de los que la administraban. De lo cual puede resultar á la humanidad el mismo beneficio que logra con las especies exóticas que tienen su virtud, y 4 muestro comercio la ventaja de introducir en su giro un efecto que puede darle tantas Ó mayores utilidades que la jalapa, el mechoacan, la zarzaparrilla, la vainilla y otros simples medicinales. AE Esta es una especie de Violeta que crece con abundancia en los contornos de México, y es de las especies que tienen las flores derechas, las anteras libres, y la flor sin espolon: caractéres tan sobresalientes y diferentes de los que presentan otras muchas especies de este género, que tal vez convendría separarlas en dos, no solamente para la mayor fa- cilidad de reconocer y distinguir cada uno, sino tambien porque hoy vemos que botánicos de mucho mérito han partido en dos géneros las especies que Linneo creyó debian con- servarse en uno solamente: miéntras que algun botánico haga esta reforma útil, me con- tentaré con dar el siguiente carácter artificial para el género viola. Cáliz de cinco hojuelas prendidas por la base ó más arriba de ella: corola irregular de cinco pétalos volteada ó derecha, con un nectario:en forma de cuernecillo ó sin él en la base del pétalo superior: cinco estambres, un gérmen con un estilo, caja de una celdilla y de tres ventallas. Ñ Con semejantes notas quedará bien distinguida la Violeta de los demás géneros com- prendidos en su órden, y se disiparán las dudas que indispensablemente deben ocurrir en la determinacion de cualquiera de las especies anómalas. La Violeta estrellada es de estas últimas, y para distinguirla entre las congéneres bastará hacerse cargo de la siguiente descripcion: Produce la raíz central, muy poco ramosa, larga de un pié y del grueso de una pluma de escribir, con algunos anillos algo elevados, blanca exterior é interiormente, bastante carnosa respecto á su corto diámetro, y con una fibra leñosa que corre por todo el centro. El tallo, compuesto de muchas ramitas débiles, 4 veces inclinadas ó tendidas sobre la tierra, y á veces derechas, rollizas, algo vellosas, del largo de dos piés Ó más, si la plan- ta crece en terrenos cultivados; y de tres ó cuatro pulgadas cuando nace en campos eria- les Ó en terreno estéril. , Las hojas opuestas, muy rara vez de tres en tres, alguna vez alternas en los sitios muy sombríos, alanceadas, enteras, Ó con muy pocas y ligeras aserraduras, lisas, lampi- ñas, sentadas, de poco más de media pulgada de largo, y de dos á tres líneas en su ma- yor anchura. Las estípulas lineares, la mitad más cortas que las hojas, puestas á su lado de dos en dos, de suerte que con ellas se compone un verticilo de seis hojas, cuatro pequeñas y dos más grandes. Los cabillos axilares, de una sola flor, del largo de las estípulas, con una ó dos bráe- teas muy pequeñas cerca de la base, articulados en la parte superior, un poco más grue- sos sobre la articulacion, y algo inclinados. El cáliz aovado, de cinco hojuelas casi iguales, aovado-agudas, algo vellosas, y con un nervio que corre por medio de cada una, acercadas entre sí, ménos hácia la parte in- ferior, que en las flores más adelantadas se separan por sus bordes las dos inferiores, dejando deseubierto al pétalo mayor en toda su longitud. La corola irregular de cinco pétalos inversa, los dos superiores oblongos, acanalados, obtusos y escondidos dentro del cáliz; los dos laterales un poco oblicuos, del largo de las lacinias, y tambien algo acanalados; el inferior mayor que todos, ensanchado en la base, algo más angosto en su medio, con un canal más bien formado que en todos los otros, y vuelto 4 ensanchar en su ápice, redondeado y doblado: toda la flor llega apénas á línea y media, y los pétalos son de un blanco amarillento con un ligero tinte rosado en los ápices. Los estambres son cinco filamentos muy cortos, con cinco anteras libres, esto es, se- paradas unas de otras, cubiertas exteriormente con una membrana más ancha y larga que las anteras y de color melado en la parte superior. PS El pistilo tiene un gérmen de tres lados poco manifiestos, el estilo es del largo de los pétalos menores, doblado en la base, más grueso en la parte superior y encorvado, con el estigma agudo, muy corto y horizontal. La cápsula es de tres lados obtusos, de una celdilla y de tres ventallas consistentes, con todas las partes de la fructificacion, que permanecen con ella hasta sazonarse el fruto. Las semillas son seis casi aovadas, prendidas de dos en dos por su parte más estrecha á cada una de las ventallas, lisas, lustrosas, duras y negras. Habita en los campos eriales y cultivados de la Tlaxpana, de Tacubaya y Tacuba, en Coyoacan, San Angel, San Agustin de las Cuevas, y en otras muchas partes. Florece casi todo el año; y aunque perece el tallo algunas veces en los terrenos frios, es perenne en los jardines y en los sitios abrigados. He dado esta descripcion para que los principiantes y aficionados jamás confundan esta especie con otra de su género; pero como al botánico le bastan ciertos caractéres más abreviados para discernir Jas que se sujetan á su exámen, quedará arreglada su di- ferencia específica diciendo: Violeta (estrellada) con hojas opuestas, alanceadas, enteras ó aserradas y sin pezon: estípulas lineares, de cuatro en cuatro: cabillos axilares y de una flor. Nadie de los instruidos en la historia de los vegetales ignora las dudas que ocurrieron á los botánicos de Europa cuando quisieron determinar el género á que correspondia la TIpecacuana del Brasil. El célebre Ray en su Historia de plantas la creyó especie del género Paris; Plukenetio en el Almagestum botanicum la tuvo por Peryclimenum; Mo- rison fué del mismo sentir, pues la pone por una especie de Lonicera, que es el mismo Peryclimenum; Linneo la colocó algun tiempo entre las Huforbias; pero ignoro quién ha sido el botánico que le comunicó esta noticia. Barrere fué el primero que la determinó por violeta llamándola viola grandifiora veronica folio villoso: de esta opinion fué tam- bien Allamand, profesor de cirugía y botánica, que despues de varios viajes que hizo á Surinam, la determinó por Violeta, y comunicó á Linneo el hallazgo. Vandeli, profesor de Historia natural en Lisboa, hizo de ella un género nuevo llamándola Pombalia ipeca- cuana; y Linneo la redujo despues al de Viola, conservándole el mismo nombre trivial. Por último, Daniel Wickman, profesor de medicina, sostuvo igual opinion en el discurso que leyó en Upsal el 16 de Diciembre de 1774, el cual se insertó despues en el octavo tomo del Amenitates Academica con el título de Viola ipecacuana; pero todas estas opi- niones quedaron destruidas luego que el diligentísimo botánico Don José Celestino Mutis participó 4 Linneo que la legítima Ipecacuana correspondia al género Psycothria, y con este nombre la publicó despues su hijo en el suplemento llamándola Psycothria emetica. Creo que todos los botánicos están decididos al presente en favor de esta opinion; y aun- que el citado Wickman sospecha que la Ipecacuana de Pison, la Viola de Barrere, y la Duragoga que describe Linneo en el Hortus cliffortiamus, pueden ser una misma espe- cie, no puede tener ningun lugar la conjetura, despues de la descripcion dada por nues- tro Mutis, la cual conviene más bien con lo que dejaron escrito Marggrave y Pison en la Historia de plantas del Brasil, pues uno y otro le atribuyen un fruto de baya, siendo una cajita el de las violetas. Todo lo dicho interesaria poco en el presente Discurso, si no reflexionáramos que algunas especies del género Viola han corrido en el comercio y en la medicina por verdaderas ipecacuanas, correspondiendo sus efectos á la intencion de los profesores que las han dispensado; y supuesto que entre las especies congéneres suele haber algunas dotadas de mayores virtudes que se manifiestan por el olor y el sa- bor, tendrémos por más enérgicas aquellas que se acerquen más á la especie oficinal, así en estas cualidades como en los efectos; y esto es lo que sucede puntualmente con la Ipecacuana criolla, que este es el nombre con que se conoce en el vulgo, desde que bien observada su eficacia en el hospital general de San Andrés, la hice reconocer á los herbolarios para que la colectaran y vendiesen á los boticarios de México. Es de presumir que la Ipecacuana blanca que se ha usado en la medicina provenga de alguna especie nueva ó conocida del género Viola. Yo no he tenido ocasion de ob- servarla nunca, porque cuanta ba corrido por mi mano ha sido de la parda correspon- diente al género Psycothria; pero si no es la Pombalia de Vandeli, como sospechan al- gunos, ni la Viola parviflora de Mutis, que asegura ser muy parecida á la verdadera Tpecacuana, así en la forma como en las virtudes, ni finalmente la violeta estrellada de estos contornos, que sin duda es tan eficaz como cualquiera de las expresadas, podemos á lo ménos sustituirla sin reparo en todos aquellos casos en que esté indicada la Psyco- thwia emetica, supuesto que los efectos son con corta diferencia los mismos, y que los resultados han sido siempre favorables. El acaso, fecundo manantial de toda clase de descubrimientos, fué tambien el que pro- porcionó el hallazgo de esta apreciable especie. Recorriendo un dia los sembrados que hay en la Tlaxpana, en frente del Acueducto de Chapultepec, observé algunas matas de ella; y habiendo encontrado alguna dificultad en determinar el género por la pequeñez de sus flores, y por ser la primera especie anómala que examinaba, cogí una mata de las más cargadas de flores y frutos para inspeccionarla en mi estudio con más prolijidad y cuidado: el terreno en que habia nacido era arenisco y flojo y salió con todas las raíces; la figura de éstas me sorprendió desde luego, por ser enteramente conformes á las de la Ipecacuana oficinal, pero se aumentó mi sorpresa cuando habiéndola gustado, la hallé semejante en todo á la misma Ipecacuana: esta observacion me excitó desde luego la idea de las Violetas, y creí haber encontrado la Pombalia de Vandeli, 6 Viola ipecacua- na de Linneo; pero examinados sus caractéres, conocí que era diversa de ella y de la Viola parviflora descubierta por Mutis en el reino de Santa Fe; y así, le puse el nombre de Viola verticillata por la disposicion de sus hojas y estípulas explicadas en la descripcion. Recogí cantidad competente de las raíces, las hice secar y reducir á polvo, en cuya última operacion se notaron unos efectos análogos á los que produce la verdadera Ipe- cacuana cuando se pulveriza; éstos son excitar violentos estornudos, promover la tos, inflamar las fauces con el polvo que se introduce por la boca, etc., y así, se hace preciso el molerla con las mismas precauciones que aquella. Con semejantes datos no dudé un momento en dispensarla por la Ipecacuana en la primera ocasion que se ofreciese: se administró en la dósis de un eserúpulo, y surtió el efecto que se deseaba; se repitió por muchas veces la misma diligencia, y las resultas fueron siempre favorables, y desde aquel tiempo se ha continuado su uso con feliz suceso dentro y fuera del hospital, surtiéndose todas las boticas de la misma droga; y habiéndola remitido en cantidades grandes fuera del reino con el motivo de faltar en estas oficinas la Ipecacuana de Cartagena de Indias, no ha tenido demérito su virtud, y ha llenado las ideas de los que la han prescrito. Ya hacia seis años que corria con crédito la Ipecacuana criolla, cuando se presentó en México José Cataño, natural de la Puebla de los Ángeles, con el secreto de curar el gálico, empleando á este fin dos raíces que le dió á conocer una acreditada curandera de la Huasteca: examiné de órden superior dichas raíces, una de las cuales era la zarza- parrilla, y la otra la Ipecacuana criolla, á que Cataño daba el nombre de xochipitzahoac (que en mexicano quiere decir for pequeña), con que era conocida entre los indios. El secreto era un método sudorífico, que se reducia á hacer un largo y continuo uso del Ey dE cocimiento de la Zarza y de su pulpa pulverizada, y propinada en grandes dósis por es- pacio de nueve ú once dias que duraban los sudores: al fin de ellos, ó en el intermedio, si habia necesidad, se administraban dos dracmas del zochipitzahoac en polvo, y tres de la pulpa de Zarzaparrilla, disuelto todo con un terron de azúcar en ocho onzas del coci- miento de dicha Zarza, é incorporado al fuego hasta que principiaba á hervir, cuya po- cion se repetia algunas veces, si era conveniente. Esta crecida dósis de Ipecacuana perdia su virtud emética mezclada con el mucílago de la Zarzaparrilla, y se convertia en un poderoso y benigno catártico. Si la primera tanda de sudores con los purgantes necesarios no destruían el vírus y quedaban algunas reliquias de él, se dejaba descansar al enfermo algunos dias, y se volvian 4 repetir de nueyo en la misma forma. Con este método se curaron muchos enfermos de notable gra- vedad; los reumáticos, los hidrópicos, y otros varios en que el vívus sifilítico habia hecho grandes progresos, y presentaban síntomas del mayor cuidado, ó se restablecieron com- pletamente ó sintieron considerable alivio; y no dudo que puesto en manos de un médico prudente, podrá usar de él con mucho provecho en muchas ocasiones. Omito aquí otras circunstancias que se juzgan indispensables en el tratamiento de los enfermos que se sujetan á este método, pues basta conocer el remedio, para que los pro- fesores instruidos lo administren con las precauciones convenientes, modificándolo y re- formándolo en todas sus partes; y así concluiré este Discurso con las virtudes que se tienen bien determinadas en varias especies de Violetas, para que en su consecuencia pueda formarse juicio de las que residen en nuestra Ipecacuana. En las materias médicas se encuentran hasta ahora cuatro especies oficinales, que son: 1? la Violeta de olor: 22 la de tres colores llamada vulgarmente trinitaria y pensas mientos: 3? la que tiene el nombre de Ipecacuana: y 4? la de flor pequeña del Dr. Mu- tis; las dos primeras corresponden á las Violetas propiamente tales, y las dos segundas á las anómalas. Las hojas de la Violeta de olor Viola odorata Linmmn., se tienen por emolientes y refri- gerantes; las flores frescas, por anodinas y nervinas; las semillas por diuréticas y vomi- tivas, tomándolas en cantidad de media dracma tres ó cuatro veces al dia; y la infusion de dos ó tres dracmas en una libra de agua hirviendo, se estima muy ventajosa en el cálculo y en las arenas de los riñones. La Violeta de tres colores, Viola tricolor Linn., es un laxante eficaz y agradable, se- gun el ilustre Bergio, tomando cada dos horas cuatro onzas de infusion de la yerba re- ciente y hecha con onza y media machacada en doce onzas de agua hirviendo y colada despues de una hora. Añade este autor, que conserva su virtud despues de seca, pero que se debe aumentar la dósis: observó tambien que obraba en algunos como emética, y la recomienda sobre otros purgantes en los casos en que conviene hacer uso de los catárticos mucilaginosos. El Dr. Stark, médico suizo, expuso en una disertacion médica las ventajas que habia conseguido con la infusion de una dracma de la hierba fresca, y mejor todavía de las flores para exterminar sin malas resultas la crusta láctea de los ni- ños, cuya circunstancia hace apreciable por este solo hecho á una planta que crece en todas partes, y que solo cultivamos por recreo. La Violeta Ipecacuana, Viola ipecacuana Linn., se administra como emética en can- tidad de un escrúpulo hasta dos en los adultos, asociándola muchas veces con un grano de tártaro emético. En los niños bastan cinco ó seis granos para hacerlos vomitar. Cura la disenteria originada de la saburra del ventrículo, evacuando este material por vómito, y aumentando el movimiento peristáltico de los intestinos. Las diarreas inveteradas han APÉNDICE.—3. AE cedido tambien en muchas ocasiones tomando tres granos mezclados con media dracma de azúcar tres veces al dia. Cocida la raíz por mucho tiempo pierde la virtud emética, y se vuelve purgante, diurética, sudorífica y antihelmíntica. La Violeta de flor pequeña, Viola parviflora Supplem., no se ha introducido todavía en las oficinas; pero asegurando el Dr. Mutis que se parece mucho en la forma y en las virtudes á la verdadera Ipecacuana, debemos creer que experimentó sus cualidades y que son efectivas sus virtudes. Todo esto y mucho más debemos esperar de la Violeta estrellada; prueban su virtud incidente, tónica, diurética y sudorífica y el sabor amargo, acre y nauseoso de que está dotada: la experiencia ha confirmado siempre su eficacia con favorables efectos, y no dudo que administrada prudentemente y con las indicaciones debidas, no echarán de ménos los buenos prácticos la Ipecacuana del Brasil ni la de Cartagena, y que tendrán en ésta un auxilio tan poderoso como en aquella para curar las disenterias y las diarreas, para limpiar el ventrículo de la perniciosa saburra, para extirpar las lombrices, para pro- mover los menstruos suprimidos, y finalmente para aplicarla exteriormente con feliz éxito en las úlceras, en las fístulas y en otros afectos locales en que se tiene por singu- lar remedio la verdadera Ipecacuana. Solo resta prevenir á los farmacéuticos, que para reponer esta planta con toda su vir- tud se deben elegir las raíces más gruesas y mejor nutridas, secarlas prontamente al sol, 6 en un sitio privado de toda humedad, conservándola despues en cajas bien cerradas, y en un lugar seco. Cuando se pulverice se tendrá cuidado de separar la parte pulposa de las fibras intermedias, que no tienen virtud, y guardar el polvo en frascos de cristal bien tapados. (Tomado de los Anales de Ciencias Naturales, tomo VI, publicado el año de 13203.) —___NIL AA BOTÁNICA FISIOLÓGICA. SOBRE UNA NUEVA ESPECIE DE CEDRELA * POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. La Cedrela es el árbol por excelencia, y el vegetal que presenta los más hermosos y extremados contrastes. ¡Qué proceridad! ¡Qué robustez de miembros! ¡Qué aire tan ma- jestuoso! ¡Qué de pompa, vigor y magnificencia; pero al mismo tiempo qué de gentileza y gracia! ¡Qué de suavidad, delicadeza y dulzura en todo su porte y arreos! En aquel la- berinto de los bosques Cordobeses, ? mejor diré, en aquel abismo de verdura, por entre 1 En la tierra caliente llaman al árbol y su madera simplemente cedro; pero en las tierras frias le llaman cedro de la Habana ó cedro colorado, para distinguirlo de los cedros ó cipreses que vegetan en tierras altas y sujetas al bielo, 2 Se han citado con particularidad los bosques Cordobeses, por ser allí donde be yisto y observado la cedrela; por lo demás, estos árboles abundan en todas las tierras calientes húmedas. NE masas colosales descuella la Cedrela tendiendo sus inmensos brazos. Hija del sol, léjos de temer sus ardores, se lanza en la atmósfera para recibirlos en mayor plenitud: sus hojas cuelgan en amorosos grupos y festones: el verde es de lo más apacible y deleitoso: su tejido y formas de lo más fino y delicado. Ni la Cedrela figura y vive para sí sola en el gran teatro del universo vegetal: en sus ramas se abrigan y conservan colonias numerosas de parásitas, y solo arrimadas á su tronco pueden levantar la cabeza los corpulentos bejucos y las vides gigantescas.* La Cedrela tiene su asiento favorito en lo más intrincado y fragoso de las sierras y espesu- ras, y aun se solaza sobre los altos y mondos bancos de caliza, pero no por esto puede llamarse agreste Ó montaraz, pues que se presta, por decirlo así, á la sociedad y aten- ciones del hombre. Plantada efectivamente en torno de sus habitaciones, vive contenta y vigorosa, y llegada la época, lo enriquece con sus gérmenes, que vuelan, se desarrollan y prenden hasta sobre bóvedas, tejados, grietas y salientes de las paredes.? De este mo- do, despues de haber lucido y enseñoreádose, beneficiando, de los bosques, y despues de haber contrastado los temporales y huracanes más desechos, sólo al cabo de centenares de años, cede á esta accion general que ha puesto un término á todos los séres. Los animales más nobles y apreciables presentan un objeto de horror cuando finan; la cedrela, al contrario, sigue entónces figurando ventajosamente en otro órden: el color de su madera, lo brillante de la tez, la gracia de sus aguas, arcos y juegos, el aroma que despide, la docilidad con que se presta á toda especie de instrumentos, su ligereza y ri- gidez, el grandor de las piezas que proporciona, el ser inaccesible 4 los insectos? y la eterna incorruptibilidad de su fibra, le darán siempre el primer lugar entre los despojos de los árboles. Así es, que igualmente estimada del constructor de grueso y del ebanista, luce en las salas y retretes más apuestos y curiosos, al paso que armada en buques, va á luchar con los furores del Océano, atravesándolo de polo á polo. Con razon los mexica- nos le dieron el nombre de teoguahuitl, árbol divino 6 árbol por excelencia. ¡Qué de ali- vio y consuelo no he sentido á la sombra de estos árboles en aquellos climas de fuego! ¡Y qué impresiones tan inefables al ver un viviente tan majestuoso y benéfico! ¡Oh cedro, orbamento de nuestros bosques, dominador generoso de los cerros y cañadas, magnate 1 Son muchas las corpulentas enredaderas que se encuentran en los bosques Cordobeses, y la que llaman parra silvestre es muy notable por la grande cantidad de agua que contiene. Examinada la madera de este bejuco, no se advierten más que unos cañutos armados entre los intervalos de los rayos medulares; de manera que puede consi- derarse como un haz ó conjunto de tubos, hechura que se va alejando ya de las Dicotiledóneos, y por lo que hace á la porcion de agua que contiene, diré lo que me pasó. Hallándome en uno de los boseosos cerros de Córdoba, por el mes de Marzo, que es de los más calurosos y secos del año, agotada el agua que habiamos llevado, y no pudiendo dar paso por la sed que me deyoraba, uno de los monteros me ofreció agua de parra, y diciendo y haciendo, trozó un bejuco grueso como el brazo, y que en forma de columpio habia pasado de uno á otro árbol: tomó en seguida un calabazo vacío, le acomodó una hoja en la boca en forma de embudo, y separando de la parte cortada del bejuco un pedazo como de una vara, en el acto empezó á salir una gran porcion de agua, percibiéndose una especie de zumbi- do, y repitió otras dos veces la operacion hasta casi llenar el calabazo. Los ojos ye me iban tras el líquido; pero to- mar agua sacada de un bejueo para mí desconocido, y en medio de un cerro montuosísimo, no era negocio tan llano. Adyirtiólo sin duda el montero, y me pidió permiso para beber, lo que hizo, y tomando yo en seguida el calabazo, apagué la sed con una agua que me pareció deliciosa: estaba efectivamente fresca, trasparente y no de mal gusto, en términos que eu toda aquella expedicion seguí usando de la misma agua. No he visto los frutos ni las hojas de este bejuco, pnes en los montes vírgenes como aquel, la fuerza de la vegetacion solo se manifiesta en la parte supe- rior de los árboles, y todo lo inferior hasta el suelo se observa desnudo y sombrío. 2 Así lo he visto en la hacienda de D. Manuel de La Llave, llamada La Concepcion, cuatro leguas abajo de Cór- doba. La Cedrela tambien se propaga por estacas. 3 Debe exceptuarso la albura 6 samago, como llaman los carpinteros; pero afortunadamente la cedrela tiene pro- porcionalmente muy poca de esta madera inmatura é imperfecta. cu (lic y protector del mundo vegetal, tua grandeza me reuerda el poder infinito del que te ha eriado, y tus nobles cualidades su inagotable benevolencia! “Los naturalistas sólo conocen una especie de este género con el nombre de cedrela olorosa (cedrella odorata), pero á mi juicio son dos las especies, y para ello me fundo en la razon siguiente. Los monteros y prácticos de aquellos bosques distinguen dos cla- ses de cedros, el que llaman macho y otro al que dan el nombre de hembra. Esta dis- tincion no alude á diversidad de sexos, sino á diversidad de especies por las diferencias que les notan, en lo que son muy duchos y avisados, como que toda su vida la pasan en los montes y solo tratando, por decirlo así, con los árboles, de manera que cuando les aplican esta distincion, puede uno estar seguro de diferencias específicas.* En efecto, presentándoles una muestra de cedrela, en el acto dicen si es macho ú hembra: aquel es de un rojo más encendido, de fibra más vidriosa, mucho más pesado y el perfame más subido, y ya se viene en conocimiento de que estas modificaciones hasta cierto punto, han de ser tambien trascendentales 4 los demás órganos exteriores; así es, que yo dis- tinguia ya en los bosques la hembra del macho, al solo aspecto de la corteza, pues éste la tiene mucho más áspera y escabrosa, con las grietas más largas y apartadas; y en la hembra, por el contrario, están más aproximadas y son más menudas. Quiere decir, que atendiendo á los caractéres fisiológicos es una especie bien caracterizada, y este modo de clasificar, aunque no es el usado, tiene bastante fundamento, y por lo mismo he ereí- do poder presentar desde ahora la llamada hembra con el nombre de cedrella mollior, dejando al macho el de cedrella odorata. Entretanto no puedo ménos de excitar á los botánicos que se hallen en circunstancias favorables para confirmar Ó contrariar esta opinion, lo hagan, observando con prolijidad si hay tambien diferencias en otros Órga- nos Ó en sus modificaciones. 1 Esta distincion de hembra y macho la aplican no solo á la cedrela, sino á otras muchas especies de árboles se- gun el grado de color ó dureza de su fibra. (Del Registro Trimestre. México, Mayo 2 de 1832.) 1 A o a A E A A POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. Un hombre sólo ha hecho á veces bienes incalculables; y así como ha habido algunos exterminadores de pueblos y naciones enteras, otros, para consuelo de nuestra especie, con poquísimos recursos han hecho su felicidad, ministraudo con que subsistir 4 gene- raciones y más generaciones. Quisiera omitir aquí una circunstancia porque no hace mucho honor al género humano, pero se hace preciso recordarla; y es que desgraciada- mente los primeros han sido celebrados, y al contrario, los segundos y benéficos, bajan por lo comun al sepulcro sin que se sepa ni aun su nombre. No séamos, pues, ingratos: e el café se va extendiendo por algunos de nuestros Estados, y despues de haber cubierto las Antillas, empieza á propagarse por nuestro continente, sustentando 4 bastantes fa- milias; y ya que no podemos levantar un monumento grandioso en obsequio del que trajo este grano precioso á las islas, sepamos siquiera el nombre de un bienhechor tan insigne del género humano. En el Diccionario de ciencias naturales, en el artículo Cafier, sus- erito por el Sr. Beauvois, hay un párrafo que dice así: “Esta especie de café, coffea arabica, tiene las hojas ovales, oblongas, y las flores, que son blancas y olorosas, nacen de los sobacos en rodajas. Es originaria esta planta de la Arabia Feliz, y se cultiva, sobre todo, en el Yemen, en los cantones de Aden y de Moka. Los holandeses trasplantaron el café 4 Batavia y de allí pasó 4 Amsterdan, de donde Resson lo hizo traer, y dió un pié al jardin botánico de Paris, y allí se multiplicó. De este depósito precioso sacó Declieux algunos granos y un arbolito, y lo trasportó á la Martinica, y de aquí se fué propagando por todas las Antillas. En honor de la memoria de un hombre tan benemérito, debemos decir que habiendo sido muy penosa y larga su navegacion y puestos á racion de agua, no obstante que la que tocaba á Declieux apé- nas bastaba para satisfacer su necesidad, sin embargo la partia con su arbolito, para que no se le desgraciase, con lo que tuvo la satisfaccion de que llegase á la Martinica en buen estado. A este hombre, pues, de inmortal memoria, son deudoras las islas de una mina inagotable, que ha hecho y seguirá haciendo subsistir 4 innumerables familias.” Ahora, por lo que á mí toca, ya que no he podido hacer otra especie de obsequio, con- sigué en los fastos botánicos, dedicándole una planta magnífica, la memoria del Sr. D. Juan Antonio Gómez, nacido en las montañas de Santander, y que fué el que introdujo el mango y el café en mi patria, la Villa de Córdoba. Este hombre respetabilísimo, y que en todas las acciones de su vida respiraba benevolencia y sentimientos dulces, querido de sus esclayos, respetado de sus paisanos y de los mexicanos más patriotas, y estima- do, finalmente, de cuantos lo conocieron, finó no hace muchos años en Veracruz, con sentimiento universal de los cordobeses, á los que ha dejado un manantial inagotable de riqueza en el enltivo del café.* ¡Qué felices serian los humanos si hubiese muchos Gó- mez y Declieux! y ¡cuán apreciable seria un libro en que se nos diese la historia de las introducciones de artículos de subsistencia, y de inocente utilidad y regalo, con los nom- bres de sus introductores y promovedores! 1 Se nos ha asegurado que en Córdoba se han abandonado algunos cafetales por no ofrecer ninguna utilidad su cultivo; pero el café es como todos los frutos comerciables, que suben ó bajan de precio; y si entónees se hubiera he- cho una expedicion remitiéndolo á Europa y cambiándolo por los efectos que de allá nos vienen, tal vez se hubiera reportado algun beneficio. Por otra parte, ínterin este efecto no esté bastante conocido en los mercados de Europa, tampoco puede ser estimado; pero si se sigue cultivando como corresponde, y se logra ponerlo bién condicionado en los puertos ultramarinos, dentro de poco será suficientemente conocido, y no dejará de asegurarse la preferencia, pues tenemos datos para creer que el café cordobés es de lo mejor en su clase. (Del Registro Trimestre. México, Junio 16 de 1832.) —————_—_—_— AO A a INDUSTRIA FABRIL POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. Sin hablar de la finísima pita de Acayucan, ni de las labores é industria de los yuca- tecos en el ramo de costalería y demás jarcias, contrayéndome á México y sus contornos, yo estaba persuadido que los artefactos de esta clase que aquí se expenden, se hacian solo de lechuguilla, * y exclusivamente en el Mezquital, ? pero despues he sabido que no era así, y habiendo tomado informes, resulta que en el Mezquital no solo fabrican los efectos de jarciería de la lechuguilla, sino que hacen tambien algunos de la hilaza del maguey manso, * sacaudo de éste una gran cantidad que viene á México en estado de ixtle Ó estopa, de la que parte se elabora aquí mismo en cuerdas, y otra bien considera- ble se consume en los estropajos de las cocinas y baños. Se me ha asegurado tambien que por Huisquilucan se teje mucho ayate con la fibra del yczotl,* y que en Tlayacapan trabajan toda clase de jarcia, empleando para ello otra especie de maguey que no es la lechuguilla ni el manso. Finalmente, he sabido con la ma- yor complacencia y satisfaccion, que en Teompahuacan se elaboran los mismo efectos con la hilaza 4 que reducen una especie de malvrácea. He dicho que tuve esta noticia con gran placer, porque me acordé de haber leído hace años algunas memorias sobre este artículo, excitando en un reino de Europa á la siembra de plantas de esta familia, para aprovechar sus capas filamentosas, con lo que me pareció que la industria de este tejido grosero, estaba mucho más adelantada aquí que en otros países que se reputan más ilus- trados, y hasta llegué á creer que la fabricacion del Alan? cóxtal era reciente é introdu- cida por europeos; pero habiendo hecho indagaciones sobre este punto, me llegué á cer- tificar de que la industria de Tzompahuacan es anterior á la conquista. Deseoso de examinar por mí mismo una pieza fabricada con la hilaza de esta malvácea, la encargué y me la proporcionaron. El color es mucho más blanco que el del cáñamo, la fibra muy flexible, y habiendo registrado un hilo delgadísimo con una buena lente, advertí que por el márgen asomaban las cabecitas de otras sutilísimas y casi impercep- 1 No he visto las flores de esta liliácea, pero conjeturo que ha de ser una agave. 2 Es muy laudable y merece ser citada la aplicacion y sobriedad de los otomites del Mezquital, que abandonando sus chozas, se trasladan á sus aridísimos cerros poblados de lechuguilla y otras plantas de este jaez, que están indi- cando la pobreza de aquel suelo. Allí pasan muchos dias expuestos á todas las inclemencias, comiendo poco, bebien- do el malísimo pulque que sacan de un maguey silvestre, y trabajando mucho. La lechuguilla la preparan á golpe de mazo sin macerarla'en agua, y el iustrumento que usan para la talla es una costilla de vaca con cabos que nada tienen de finos. Los muchachos trabajan en labores proporcionadas á su edad, y las mujeres, sin máquinas y con solo el aparato sencillísimo del tzo0tzopastli, hacen todo lo que es tejido. Aquí dirémos al pasar, que con el tzotzopastli se teje la finísima rebocería que se hace de algodon en Sultepec y otros pueblos comarcanos, y si no me equivoco, el telar del tzotzopastli es el mismo con que en el Indostán se trabajan sus riquísimas telas. 3 El agave americana, de que hay muchas que se reputan castas, y que probablemente son especies bien distintas. 4 El yezotl es una yuca, aunque ignoro si es la filamentosa. 5 Alan es la malva en lengua mexicana, y el cóxtal es tomado del castellano costal, al que corresponde en idio- ma mexicano la palabra paltel. E E tibles fibrillas que lo componian; de manera que manejando esta materia, segun los pro- cedimientos con que se prepara el lino y dándole los mismos beneficios, creo podrian fa- bricarse telas más preciosas que las que se labran con el lino más exquisito. Ienoro cuál sea la malvácea de que usan en Pzompahuacan, pero en Córdoba he visto una mealeácea (creo que es una Urena) muy alta y delgada, de flexibilidad y resistencia extraordinaria, y que cuesta trabajo cortarla con el machete de roza: esta planta es es- pontánea y abundantísima, y si la industria estuviese allí más adelantada, pudiera re- portar mucho beneficio. Los jonotes (ereo que son del género heliocarpus) son tambien árboles cuyas últimas capas son de mucho mucílago y filamento, y con solo tallarlas quedan en estado de servir para ataderos y envolver los manojos de tabaco. En parti- cular el jonote manzanillo es muy fino, blanco, flexible, y recibe muy bien los tintes, y he visto manojos de tabaco para regalo, muy gruesos y de más de dos varas de alto, cu- biertos con este jonote, y adornados con lazos, flores y figuras de la misma materia y distintos colores. No falta, como digo, más que un poco de industria; por lo demás, so- bran primeras materias y disposicion y habilidad en nuestros obreros. (Del Registro Trimestre. México, Junio 18 de 1832.) A A a ORNITOLOGÍA. SOBRE TRES ESPECIES NUEVAS DEL GÉNERO “TETRAO” POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. El género perdiz es muy abundante en nuestro país; de solo los contornos de México eonozco cinco especies, pero únicamente hablaré de tres que he tenido ocasion de obser- var, por haber mantenido en mi casa muchos individuos, algunos por más de un año y visitándolos con frecuencia. La primera es del tamaño de una polla grande, el pico pequeño y muy robusto, de color de coral lo mismo que los piés, que carecen de espolon. Tienen desnudo el ámbito del ojo y del mismo color encendido. La cola es larga, un poco levantada sobre la línea horizontal, plana, con las rectrices iguales. Esta circunstancia me da 4 entender que pu- diera cómodamente separarse del género tetrao. En otra vez discurrirémos sobre ello, y por ahora la reducirémos al referido género. La barba es negra, las plumas de la ca- beza algo erizadas, las del pecho cenizosas con el centro achocolatado. El dorso, cola y remos marmolado de blanquizco y negro. El idioma de estas aves es muy variado y agradable, ménos una entonacion peculiar al macho y que le he oído muchas mañanas al tiempo de abrir la ventana por donde les entraba la luz: es un golpeo ó aullido ronco y desagradable, que va subiendo por pun- a tos, y en llegando á cierto término va bajando del mismo modo. El alimento con que se _han mantenido ésta y las demás especies, es el maíz pequeño que llaman de pichones, y las lechugas, que todas comen cou mucho gusto. Una sola ocasion he visto que una hembra se atravesase al macho, echándose como para excitarlo á que la cubriese; accion que éste vió con la mayor indiferencia; pero todas las mañanas al tiempo de echarles el grano manifestaba la galantería propia del sexo, llamándolas sin cesar para que viniesen á comer, y el movimiento con que lo hacia no era el más gracioso, pues era empinán- dose, abriendo las alas y esponjando toda la pluma, aunque la voz era dulce y graciosa. La segunda especie es incomparablemente más pequeña que ésta, tiene en la cabeza una cresta de plumas muy erguida y delgada; el pico negro, la cola medianita, el cuerpo longano muy levantado, el pié trasero robusto y pequeño de color gris ó negruzco, y más que de letrao, tiene el aire de las alondras Ó terreras. Casi toda es aplomada, con las plumas del pecho ribeteadas de negro, y las de los hipocondrios con manchas longitudi- nales blancas. Suidioma es tambien muy variado, y el macho tiene un castañeteo fuer- te, subiendo y bajando la cabeza. No le he advertido ninguna galantería; es animal des- confiadísimo, todos sus movimentos bruscos, y 4 pesar del mucho tiempo que les he estado dando de comer, cada dia estan más broncas y ariscas. La tercera especie há pocos dias que me la han traído; es un poco más pequeña que la anterior, y su porte enteramente distinto. Éstas meten la cabecita en los hombros, son casi redondas, la colita pequeñísima y caída, y en todo están anunciando una dul- zura, y por decirlo así, una bondad de carácter que probablemente no se encontrará en ninguna especie de este género. Son naturalmente mansas y domésticas, en términos de dejarse coger con la mano: están siempre juntitas formando una parvita; en cuanto alguna se separa las demás la van siguiendo; no gustan, como las otras, de dormir en alto, sino en el suelo y muy arrimaditas para abrigarse; y su lenguaje, que no deja de ser variado, es muy bajo y pianito; nunca he oído expresion fuerte al macho. En las otras dos espe- cies éste se distingue de la hembra solo en el tamaño, siendo el color y pinta la misma, pero en esta última especie el macho tiene en la cabeza y sus lados unas listas blancas, que se eruzan y parecen una toquita.* Aunque manifiestan mucha ligereza y velocidad cuando se asustan, por lo demás su andar y movimientos son habitualmente lentos y pausados, trayendo la pluma como esponjada. Tienen el piquito negro muy recogido, con su base azul, y algo azulados los piés, que son pequeños, sin espolon, pero con grandes uñas corvas. El ropaje no deja de ser vistoso: el centro de la parte inferior es de un cas- taño subido y lo demás negro con gotas blancas que á veces forman bandas: la braga y muslos negros, y por el dorso tienen las plumas largas, con una raya blanquizca ó acho- colatada en la mayor parte del eje de la pluma, y el resto atravesado alternativamente con fajitas negras y bayas ó achocolatadas. En esto convienen todas, pues por lo demás he advertido diferencias especialmente en la parte inferior. Por las siguientes descrip- ciones se formará una idea más cumplida de estas aves. 1 Esta especie necesita de nuevas observaciones, pues hemos visto que en algunos individuos, que reputábamos hembras, han aparecido despues las fajas y manchas blancas ó la toca. TETRAO MARMORATA. Cristata, variis pica coloribus, rostro pedibusque corallinis. Rostrum breve, robustum intense corallinum, maudibulis levibus, paulolam undula- tis, superiore adunca, lateribus compressa. Caput plumis cristatum suberectis, nigrescentibus, apice testaceis; barba, collo ge- nisque nigris, hinc lineolis albidis quatuvr intersectis, occulorum ambitu nudo etiam eo- rallino, iride pallide virescenti. Collum, pectus, totaque subtus variegata plumulis cinereis centro rufescentibus. Remiges primores, fusco—nigrescentes, reliqui fasciis ex albido nigroque marmorati. Cauda rectricibus 12 apice latioribus; centrales omni ex parte uti remiges marmora- to-—fasciati, laterales altera tantum medietate, de cetero nigrescentes, pedibus ecalca- ratis rostro concoloribus. Corpus ab vropigio ad rostri basim 12 pollicare. Cauda 6 pollices longa, plana, hori- zontalis. Habitat regionibus callidis ad Mexici meridiem. Vidiindividuum captum nivoso Po- pocatepec, totum cinereum. TETRAO CRISTATA. Plus minisve cinerea, pectoris plumulis nigro marginatis, crista erecta. Rostrum breve nigrum, naribus tuberculatis, supra cinerea aut cinereo fusca, crista frontali concolori erecta, apice quasi penicillata et albida. Subtus collo pectoroque plu- mis vestita cinereis, margine nigris, abdomine et crisso rufescentibus margine fusco, hipocondriis maculis albis longitudinalibus notatis. Rectrices 14 cinereo fuscae remigibus concoloribus. Pedes fusco virescentes aut grisei ecalcarati. Maguitudo corporis 8 po- llicaxis. Habitat ad Mezquital septentrionali Mexici plaga. Subtus in pectore presertim, plumarum centro macula triangularis animadvertitur rufidula. TETRAO GUTTATA. Subtus, albo nigroque variegata, supra plumis vestita longis, rachide rufescenti, de cetero albido rufescenti nigroque trasversim fasciatis. Rostro robusto, brevi, nigro, basi cerulescenti, mandibula superiori adunca. Caput rufo et nigro variegatum, nucca rufa, subcristata. Barba nigra, collari albo cincta, occu- lorum regione concolori vestita mandibula inferiori ad latera macula etiam alba notata. Supra, variegata plumulis rachide rufescentibus, de ceetero nigro et rufo fasciatis eb marmoratis: Subtus, centro intense castaneo, lateribus nigris albo gutíatis, abdomine, erisso femoribusque nigris. Remiges fusci rufo fasciati, tectribus nigro guttatis. Pedes cerulescentes unguibus maguis arcuatis. Cauda brevissima deflexa. Corpus 5... 6 po- llicare. Habitat regione callida meridionali, Mexicum versus. Femina mari «equalis, collari exepto maculisque albis occuloruam. * 1 Véase la nota anterior. (Del Registro Trimestre. México, Diciembre 2 de 1831.) ZA A APÉNDICE, —9, MEMORIA ACERCA DE UNA NUEVA ESPECIE DE ZAPOTE POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. El herborizar en Buropa no presenta graves dificultades. Se marcha siempre por sem- brados, praderas, eriazos de poca mata, y si se entra en algun bosque, éstos en lo general son claros, y los árboles desembarazados con todas sus formas bien visibles. No así en la tierra caliente húmeda de nuestro territorio y que abraza una extension de bastantes leguas. Todo está cubierto de bosques macizos y obstruidos, y lo primero que tiene que hacer un botánico es habilitarse de uno Ó6 dos monteros que vayan abriendo camino. Como todas las flores están allá sobre los árboles, es menester ir con samo cuidado para distinguir las que caen entre la hojarasca y broza, y cuando se encuentran no sabe uno 4 cuál árbol pertenecen, porque éstos no solo se tocan, sino que se entrelazan y compli- can. Por fin se conoce el árbol que está floreciendo, pero como están enredados y cubier- tos con tantas plantas parasíticas * y corpulentos bejucos, el medio más expedito para ha- cerse de un ejemplar, es el de abatir el árbol 4 boca de hacha. Para entónces, si es en tiempo de seca, ya el botánico está lleno de pinolillo y otras especies de garrapatas, y ya ha sido víctima del rodador, del gegé y del chaguistle, * esto sin contar con los peligros á que se expone de que lo muerda una palanca, un suchil* 6 víbora de cascabel. Ahora, si es en tiempo de aguas, cuando uno ménos lo espera viene un chubasco, los suelos llanos están fangosísimos, los quebrados resbalosos por extremo, y con solo entrar en el bosque mas que sea á caballo, se expone uno á ser atacado de una fiebre.* A todo esto se agrega el disgusto de lo mal que quedan los ejemplares que se recogen, pues se hace difícil la desecacion, y por más precauciones que se tomen, los esqueletos de plantas se ennegrecen. Qué diferencia tan enorme entre esta situacion y la de un botánico de Europa, que va escogiendo por su mano los ejemplares que le aco- modan, discurriendo por lugares saludables, terreno despejado, cubierto de casas de cam- po, sin temor de insectos, y con la idea de tener dentro de poco un hermoso herbario. En tal estado de cosas, creo que no será despreciable algun otro medio de clasificar los vegetales, pues así cuando ménos, quedarán provisionalmente reducidos á sus géne- 1 He visto parásitas del tamaño de grandes magueyes, y bejucos tan gruesos como el tronco de un hombre robusto. 2 Insectos euya picadura excita una comezon tal, que obligan á rascarse con exceso, resultando á veces llagas de difícil enracion. 3 Reptiles corpulentos y venenosos, y el suchil particularmente tan atrevido, que se viene encima y ataca á los que lo persiguen. Así me lo han asegurado, y refieren una porcion de hechos en confirmacion. 4 Por estas cláusulas creerán algunos que las tierras calientes húmedas son detestables, pero debe advertirse que éste es el reverso de la medalla, y que se habla de los que sin tener costumbre se ven obligados á transitar por sus bosques. Por lo demás, aquellas tierras son un verdadero paraíso, y lo cierto es que las gentes nacidas ó aclimata- das en aquellas tierras, la mayor parte las extrañan cuando se yen obligados á establecerse en ctras partes. a ros ó familias, ínterin hay proporcion de irlos colocando, por los medios que hasta ahora se han practicado. El de que voy á hablar es un arbitrio fisiológico, aplicable á los ve- getales de árbol y que no deja de ser muy seguro en su clase. Este es el de la inspeccion de la madera, y no hay duda que en algunos casos surte muy buen efecto, y no puede ménos que ser así, pues la naturaleza es muy consecuente; esto es, cuando las maderas son idénticas en su organizacion, puede estarse seguro de la identidad de especie, género ó familia. Voy á referir un hecho que me hace presentar como una especie nueva de zapote al Cosagitico. * En mi juventud no tenia ideas de historia natural, pero sí una pasion decidida por la caza. Hallándome en un paraje del canton de Córdoba, llamado Puente chica, dí en un árbol corpulentísimo con una tropa de monos, que azorados con los tiros, léjos de huir y escaparse por los árboles como lo acostumban, no hicieron más que buscar el extremo de la copa del árbol en que los hallamos. Jl expediente fué acertado, pues cubiertos con las ramas y disminuido el volúmen con la altura, ya no se les podia tirar, y los auimales se creían tan seguros, que se pusieron á comer muy contentos, tirándonos de cuando en euando con la fruta Ó con sus cuescos, que son bien duros. Aunque como digo, no tenia ideas de historia natural, no dejaba de ser sensible á las bellezas de la naturaleza, y admi- rando la frondosidad y elevacion del árbol, pregunté á los monteros que me acompañaban, y me dijeron que era un cosagitico. Toqué con la lengua la fruta, que me pareció agridul- ce, y preguntándoles si se comia, me contestaron que no, que era veneno, expresion con que generalmente califican los frutos que no hay costumbre de comer. Así terminó la cosa, sin más resultados por entónces, que dejar en la fantasía un cuadro fresco y de hermoso colorido de tan grata expedicion, que he recordado muchas veces con suma complacen- cia, y en el que hacian un papel principal el gigantesco cosagitico con sus monos hostili- zadores. Al cabo de muchísimos años, y con ideas de historia natural, y empeñado en formar una coleccion de maderas, recibí de Córdoba una muestra del cosagitico. Ya yo tenia ordenada la familia de los zapotes, y bien vista la organizacion del amarillo, del mamey cimarron y cultivado, y la del chico ó zapotillo manso y montés, cuya conforma- cion es la más genuina y castiza. Pues bien, visto el cosagiiico, sa organizacion es idén- tica, y estoy tan seguro que más no puede ser, de que es una nueva especie de zapote. que como tal la presento con el nombre de Achras cosayitico. La única diferencia que se advierte, es la del color: el zapotillo es más 6 ménos rojo, y de melado claro el cosagútico, Me ha venido tambien otra madera con el nombre de chicle, ? pero sin embargo de que 1 El Galacto-dendrum ú árbol de la leche, y el Corallophillum, se han presentado como géneros nuevos en la obra del Sr. Kunth, no obstante ignorarse el número é insercion de los estambres del primero, y dudarsa de su fruto, y no conocerse el pericarpo del segundo. Pues del mismo modo incompleto, presentamos el Cosayíico como especie nueva de zapote. E 2 El chicle es una sustancia que se encuentra en algunos zapotes y otros árboles. En el chico-zapotée como una cera compacta y blanquísima cubre los huesos, y lo van recogiendo formando de ello bolas, que las mujeres del pue- blo tienen gusto en mascar, y aun saben darle cierto traquido, y su continua masticacion aumenta el fiujo de la sa- liva. Cuando me hallaba en la hacienda del Corral, acostumbraba bañarme en una poza, que llamaban del hule, por- que estaba á la orilla de un árbol que se creia de esta especie; pero un campista inteligente me dijo que era una equivocacion, y me hizo conocer los verdaderos hules, asegurándome que el de la balsa era un amate, especie de ceiba, género abundantísimo en aquella tierra. Como siempre que podia hacia incisiones en los árboles, lo verifiqué en este amate del rio, y salió mucha leche que ví con un especie de horror; pox la idea que en general se tiene de que los jugos vegetales de esta natualeza son cáusticos; pero al día siguiente advertí que la parte del suelo en que habia caido aquella sustancia, estala llena de avispas que la comian; volví 4 hacer otra incision, probé la leche y la hallé dulce. Con esto bice traer un plato hondo, y lo llené hasta la tercera parte de su cavidad de la referida leche, Ni me han asegurado que es árbol distinto del cosagitico, lo dudo mucho, pues son idénti- cos hasta en el color. Para que se vea que este medio es á veces segurísimo, vaya otra especie. Me traje- ron de Orizaba una hermosa madera con el nombre de Teotlale, asegurándoseme que sus hojas eran grandes y redondas. En cuanto la ví la califiqué por un ciprés, é insistí en que las hojas no podian tener aquella hechura, y como trataba con persona eficaz, hizo que de intento se las trajesen, y resultó lo que yo habia asegurado. Tambien me vino despues una muestra con el letrero de Ahuacatillo, lo que dudé mucho, pues su confor- macion era idéntica á las anonas. Con esto pedí á mi hermano una muestra de Ahaua- eatillo, que abunda en aquella villa, la que en efecto me remitió, y éste sí tiene la orga- nizacion de los laureles 4 que corresponde el ahuacate. que al dia siguiente presentaba negruzca la superficie, habiéndose adherido tan tenazmente á la vasija que no podia separarse. La cubrí toda con aguardiente, hasta que rebozó en el plato, la tuve de esta suerte toda la noche, y al dia siguiente la encontré en los mismos términos. Escurrí en seguida muy bien el aguardiente, puse agua en su la- gar, y al otro dia hallé la superficie blanquísima, toda la sustancia requebrajada y desprendida del plato. Al estarla manejando me ocurrió que podia ser chicle, hice en efecto que lo mascasen, y resultó que era un verdadero chicle aunque no tan compacto como el del chico-zapote. Yo no sé si se habrá hecho análisis químico de esta sustancia, que no disolvió ni el aguardiente ni el agua, únicos agentes que tenia 4 mano. Por lo demás, estoy dudando si acaso el tal árbol es el Galacto dendrum de que se habla en el Sinopsis plantarum cequinotialium del Sr. Kuntb, y au- menta la sospecha el que el referido antor nos dice que el hábito de la planta es el de los higos, género á que per- tenecen las ceibas. (Del Registro Trimestre, México, Febrero 6 de 1832). =P BOTÁNICA. DESCRIPCION DE ALGUNOS GÉNEROS Y ESPECIES NUEVAS DE VEGETALES POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. El Sr. D. Casimiro Gómez de Ortega dedicó en sus Décadas una planta al naturalista mexicano D. José Mariano Mociño, y á poco el Sr. Cabanilles, en sus Zcones, dedicó la misma planta á Loureiro, asegurando que dos años ántes que la publicase el Sr. Ortega, habia él leído una Memoria sobre este género 4 la Academia de Medicina y Ciencias Na- turales de Madrid. Parece que la cuestion debia haber quedado decidida á favor del Sr. Ortega, una vez que fué el primero que la publicó; pero lo cierto es, que unos botánicos han admitido la loureira y otros la mocinna; y finalmente, en las últimas compilaciones que se tienen por libros clásicos y que andan en manos de todos, se ha omitido el segundo nombre, prevaleciendo el primero. Para consignar, pues, en los fastos botánicos el nom- 0 bre de un naturalista tan benemérito como el Sr. Mociño, * vamos á dedicar á sua memo- ria una planta, y quiera la buena suerte que no suceda el que la publiquen despues con 1 El Sr. Mociño no solo era médico eminente y muy versado en la historia natural, sino tambien literato y exce- lente humanista, y hacia con suma facilidad epigramas latinos, que apreciaba sobremanera el célebre D. Casimiro Gómez de Ortega, diciendo que los vaciaba y que nunca necesitaban de lima. Era naturalmente festivo y jovial; pero las contrariedades, y la pobreza sobre todo, consumieron su humor alegre, y aquella disposicion de su imaginacion para exaltarso, como lo acredita la elegía que hizo en versos latinos sobre el cráter del Joruwllo, produccion que supli- camos al que la tenga nos la confíe para imprimirla. Por lo que hace á la medicina, el Sr. Mociño la ejerció en Es- paña con un desinteres y dignidad sin igual. Incapaz de intrigas rateras para introducirse en las casas, y huyendo po- sitivamente de las de muchas conveniencias, donde no creía tener suficiente libertad, sólo curaba á los pobres; y no obstante de padecer de reumas y ser muy crudos los inviernos de Madrid, á pesar de ello, en siendo miserable el que lo necesitaba, salia inmediatamente á socorrerlo. Al llegar aquí me he encontrado con una exposicion del Sr. Mociño á la Academia Médica de Madrid escrita de su puño, y me ha parecido oportuno insertarla, porque 4 más de incluir especies que hacen honor á Mociño, comprende noticias á que debe darse notoriedad, y es como sigue, supri- miendo algunos nombres por evitar toda idea de personalidad, y porque el mismo Sr. Mociño tachó el nombre de al- gunas personas, aunque puede entenderse fácilmente quiénes son. Dice así: SEÑORES PRESIDENTE, VICEPRESIDENTE, SECRETARIOS, CENSORES Y DEMAS INDIVIDUOS DE LA REAL ACADEMIA MÉDICA DE MADRID. “D. Jos3 Mariano Mociño, que ha tenido el honor de ser miembro numerario de ese respetable cuerpo, que por dos años de seguida ba sido su primer secretario interinamente y por otros cuatro su jefe único, implora la proteccion de Y. SS., bien satisfecho de que se la prestarán, sabiendo que cuando pudo la prestó á varios individuos de esa Real Academia.” “Y. SS. saben que no vine de mi patria, en donde disfrutaba algunos créditos lucrativos en la práctica de la me- dicina, sino para publicar en España, asociado con nuestro difunto colega D. Martin de Sessé, las observaciones de historia natural que nuestros largos viajes nos habian puesto en el caso de poder hacer: que en el mismo año de nues- tra llegada se apareció nuevamente aquella fiebre epidémica que devastó una gran parte de España, que se llamaba la fiebre amarilla; que sin haberla padecido yo, me expuse sin remuneracion alguna á su mismo foco, y que de allíno saqué ganancias pecuniarias y sí muchísimas cosas de que debo estar sumamente quejoso; porque habiendo escrito un tratado sobre esta enfermedad, en el cual manifestaba y acaso probaba opiniones contrarias ú las de algunos otros médicos, habiéndose remitido mi obra á la censura de la junta superior de medicina, y comisionado ésta 4 un censor anónimo, la desaprobó como acostumbraba hacerlo con cuantas obras de autores vivos y presentes llegaban á sus manos. En las actas de la Academia debe haber constancia del aprecio que este trabajo mio mereció á sus sabios in- dividuos, y en su archivo existirán los dictámenes que dí cuando ella me hizo el honor de consultarme sobre varios puntos.” “Creo que no habrá individuo de ese respetable cuerpo de los residentes en Madrid, que no certifique haberme de- bido á mí su conservacion no interrampida. Se derribó la casa que nos estaba asignada, y 4 mis expensas se traslada- ron sus enseres á la oficina botánica de los sabios autores de la Flora del Perú y de Chile: mandada tambien derribar esta casa, se trasladaron de nuevo á mis expensas dichos enseres al convento de San Francisco, y mi casa fué perpe- tuamente la de la academia, sin haber exigido nada en medio de mi pobreza por los gastos de chimenea, etc., etc.” “Creo que en las actas de esa Academia conste cuál ha sido mi carácter, especialmente cuando era el úvico jefe de ella. No quise admitir por presidente á Mr. Parrois, primer médico de José Napoleon, y por el contrario, hice ges- tiones para que esta dignidad no se confiriese indistintamente 4 un profesor ignorante que, por capricho del príncipe, podia estar encargado de su persona.” “Yo me hallo en la indigencia; no he vuelto 4 España por falta de medios, y no salí de ella por aficion á los fran- cesez, y sí huyendo de ladrones que V. SS. saben muy bien cuáles fueron cuando el general N. (*) y el jefe político N. tomaron el gobierno de Madrid, en donde yo residí sin moverme porque no tenia motivo para temer. Es tambien no- torio el tratamiento vilipendioso que recibí en este caso: el jefe de la academia médica, pasando de cárcel en cárcel, hubo de salir el primero atado con una cuerda como un facineroso, viejo, con poca salud y eon menor fortuna, 4 un destino incógnito, que era lo mismo que sentenciarme á muerte, sin haberme hecho cargos ni haber oído mis des- cargos.” “Este escarmiento me hizo refugiarme en Francia, abandonándome hasta el extremo de la mendicidad, que no ha llegado todavía, porque la generosidad de algunos amigos alemanes y franceses me ha suministrado hasta cierto tiem- po una cantidad mediocre, pero suficiente para comer frugalmente y pagar la estrecha celda en que vivo. He proeu- rado traer conmigo los dibujos que deben pertenecer á la historia de Sessé y mios raptos ex hoste penates, porque temí perder esta propiedad, que no es enteramente mia, cuando volviesen los revoltosos á ocupar esa capital. Los ta- * Aquí están designadas en el original las personas por sus nombres. 0 ió == otro nombre, como vemos que se está haciendo diariamente. Aunque he comido el fruto Ale la planta de que voy á hablar, no he tenido ocasion de examinar las flores, y así voy á sacar los caractéres de una descripcion inédita del Sr. D. Vicente Cervantes, profesor que fué por muchos años de botánica en esta capital. DIECIA DECANDRIA, Mocinna.—Germen basi appendiculis instructum. Bacca monolocularis polysperma, germivis appendiculis incrassatis et prolongatis, seminibus parietibus aflixis, Mocinna heterophilla.—Radix tuberosa, perennis, corpulenta. Caulis-volubilis, glaber. Folia—alterna, longe petiolata, nuda, ut pluarimum ovata, de cactero hastata, sinuata, cordata, ac multiformia. Infiorescentia-paniculata, pedunculis filiformibus, in foeminis brevioribus. Flos masculus-Perianthium monophillam, brevissimum, quinquedentatum, dentibus ovato-acutis cum corolla decidentibus. Corolla monopetalla, infundibiliformis; tubus ca- lice triplo longior; limbus quinquefidus laciniis ovatis. Antherae-decem oblongae, biloculares, sessiles in ore tubi. Flos femineus—Perianthium ut in masculis. Corolla quinquepetala, petalis oblongis, alternis angustioribus. Ovarium ellipsoideum longitudine petalorum, basi apendicibus quinque carnosis, pe- talis obtectis, indutum. Stylli nulli; stigmata quinque carnosa subulata. Pericarpium—Bacca unilocularis ellipsoidea, apendicibus germinis elongatis, ¡CATBORISS persistentibus, appendice unico carnoso terminata. Semina—plurima, ovata, receptaculis quinque parietibus interioribus, peduneulis pro- piis aífixa. Floret majo et junio Ditione Guanajuatensi eb multis aliis in locis. Vernacule Jar- rilla, granadilla. les dibujos pertenecen al rey, despues que ma hayan servido de auxilio para hacer mis descripciones, ó corregir las que ya están hechas. El Sr. D. Cárlos IV nos mandó verbalmente á Sessé y á mí que observásemos esta conducta, y ereo que su digno hijo es acreedor á iguules derechos y 4 igual miramiento.” “Viendo que los extranjeros me iban privando de la propiedad de mis géneros nuevos, cuyo descubrimiento hace un honor científico á España, y hacen conocer que nuestros reyes han promovido las ciencias naturales en todos sus dominios, he procurado asegurar la posesion en las obras del célebre Mr. Decandolle, ginebrino y profesor de botáni- ea en esta escuela de Montpellier.” “Tengo otras muchas cosas que comunicar á los sabios individuos de esa Academia, que están ó bien en cifras, ó bien en mi vacilante memoria, y que quisiera no se perdiesen, porque costaria mucho adquirir nuevamente su conoci- miento despues ba mi muerte. Tales son las aguas termales, los volcanes, las montañas, y otras cosas que nadie pue- de decir sino yo.” “Estos trabajos quiero que sean de España, y si yo no puedo concluirlos, quiero que sean los sucesores á su eum- plimiento los individuos que esa Academia designe, en el caso que mi quebrantadísima salud me ponga en la impo- tencia de realizarlo por mí mismo. Me hallo cerca del sepulcro; en vano se lisonjea á un médico filósofo con esperan- zas frustráneas: puedo salir de este equinoccio, pero desconfío del que se debe seguir, y crecerá mi desconfianza para el otro: estoy en el noveno septenario de mi vida: los que me conozcan estarán seguros de que sé medianamente cal- eular, y así no creerán que mis expresiones son hipocóndricas, y sí dictadas por una razon que lleva más de cincuen- ta años de ser reflexionada.” “Sabiendo cuál es el protector de nuestra ciencia, y conociendo el influjo que se puede tener en su Serenísima per- sona por algunos de los individuos de nuestro cuerpo, me atrevo á dirigir ésta á fin de que me proporcionen los me- dios de volver á España con honor, porque de otra manera quedaré abandonado á los extremos que mi carácter podrá sugerirme, y España habrá perdido unos cuantos millones de reales, que serán de pérdida irreparable.” “Pongo adjunta una relacion de la carrera de mis servicios, para que si se tiene por oportuno se haga presente ú nuestro protector, de cuyo generoso ánimo debo esperar alguna compasion en mis desgracias.” “Dios guarde á V. SS. muchos años, etc., etc., etc.” == Creo que se puede formar una idea bien exacta de esta planta por los caractéres refe- ridos, observados por el Sr. Cervantes y sus más adelantados discípulos. Creemos tam- bien que tiene mucha afividad con las pasionarias, y tanto más cuanto que las gentes del campo, grandes observadores de analogías, le dan tambien el nombre de granadilla, con que aquí denotamos el fruto de una pasionaria. El de la jarrilla, que tendrá como un palmo en su diámetro mayor, se confita y conserva en azúcar, y tiene un sabor deli- cado, sobre todo cuando van rellenos de coco. El Sr. D. Miguel Bustamante, profesor actualmente de nuestro jardin, consiguió traer una gran raíz de jarrilla de los contor- nos de Guanajuato, y la hizo plantar en Chapultepec; pero se perdió del todo, y ahora se hacen de nuevo diligencias para tener en nuestro jardin una planta tan curiosa. Nos ha hecho fuerza que enredándose la jarrilla por los nopales y presentando tan singula- res caractéres, no se haya publicado en Europa, cuando lo han hecho con una porcion de otros géneros, y hasta de especies pequeñitas y poco notables; pero lo cierto es que no hemos podido encontrar la jarrilla descrita en las últimas compilaciones, y por lo mismo nos parece que habrémos hecho un obsequio efectivo al benemérito Mociño, de- dicándole una planta que tenemos por nueva, y de caractéres bien sobresalientes y no- tables. Son tantos los géneros que se han acumulado en la clase singenesia, que cuando se me presentan plantas de esta seecion con caractéres que no permiten colocarlas en los géneros ya conocidos, me hallo en cierto embarazo y nunca me resuelvo á instituir un nuevo género, sin una especie de repugnancia. Así me ha sucedido con la planta que voy á describir; creía que tuviesen ya conocimiento de ella los botánicos; pero habiendo registrado las compilaciones modernas, no le he encontrado cabida, y de consiguiente debo presentarla como género nuevo. Es como sigue. SINGENESIA, POLIGAMIA, SUPERFLUA, RADIATA. Gama* Calix heemisphericos; ligulee capillares variis ordinibus collocatee; flosculi 4 dentati; receptaculam nudum, pappus vix notabilis. Gama angulata-Canlis herbaceus, ramosus, teres, striatus, ramulorum summitate dichotomus, hincque pilis glandulosis viscosus. Folia—alterna, petiolata, pilosa, ovata, margini bi aut simpliceter angulata. Calix—hemisphericus ex foliolis 12-20 acutis, subequalibus duplici collocatis ordine. Eadius—albus, ex multis constans ligulis, minutis, capillaceis, variis ordinibus dispo- sitis. Discus-ex flosenlis flavescentibus, minutis, quadridentatis. 1 Género dedicado al Sr. D. Antonio de Leon y Gama, mexicano, insigne geómetra y anticuario, que dejó inédi- tas varias obras muy apreciables, habiendo dado sólo 4 luz un cuaderno, que en el año de 1792 se imprimió en la ofici- na de D. Felipe de Zúñiga y Ontiveros, con el signiente título: Descripcion histórica y cronológica de las dos piedras que con ocasion del nuevo empedrado que se está formando en la plaza principal de México, se hallaron en ella el año de 1790. Explícase el sistema de los calendarios de los indios, el método que tenian de dividir el tiempo y la corree- cion que hacian de él para ignalar el año civil de que usaban, con el año solar trópico. Noticia muy necesaria para la perfecta inteligencia de la segunda piedra, á que se añaden otras ewriosas é iustructivas sobre la mitología de los mexicanos, su astronomía, y sobre los ritos y ceremonias que acostambraban en tiempo de su gentilidad. / 29 = Receptaculum-conicum, cavum, punctatum. Pappus—corona vix notabilis. Habitat in satis ad fandum $. Josephi del corral, Ditione Corduvensi apud Veracru- zamus. Florebat martio. Genus Matricariz affine. Ahora, de las lomas de Santa Fé, 4 muy corta distancia de esta Capital, me han traí- do en estos dias un arbustito, que es, en mi juicio, una especie nueva del género amiris y muy notable por el fenómeno que presenta. Del cuello de la raíz, que es tuberosa, pardo rojiza y corteza escabrosa, sale y continúa el tallo engruesándose hasta formar una barriga, que va disminuyéndose en proporcion. Toda esta parte es de una sustan- cia verdosa, blanduzca, y cubierta con una epidermis muy lisa y blanquecina, que deja trasparentar muy bien la sustancia verdosa, y concluida esta especie de barriga ó abul- tamiento, sigue el tallo con aspecto leñoso, de manera que viéndolo parece como un in- gerto, y que hay una transicion repentina del estado herbáceo al leñoso. Rebanada la raíz y la parte ventricosa, fluye un licorcito lechoso, balsámico y de muy buen olor. To- das estas condiciones hacen reducir este gracioso vegetal al género amúris, aunque por lo demás no convenga con él, á Jo ménos segun la definicion que da de este género el Sr. Wildenov, que es como sigue: Cáliz de cuatro dientes; cuatro pétalos; stigma tetrágono; baya drupácea. Todo es distinto, como vamos á ver en nuestra planta; pero á pesar de ello creemos que no puede formar género nuevo, y que debe agregarse á los amiris. Amiris ventricosa.—Frutex tripedalis ramosissimos, ramis subteretibus, scabrosis. Folia inparipimnata, 3-6, jugia, rotundata, integra, rachide subalata. Flores solitarii, sessiles. Calix trifidus, rubescens; corolla, flava, tripartita. Filamenta, 6-7. Germen trigonum, stigmate trigono—capitato. Drupa monolocularis monosperma, cortice coria- ceo trivalvi comprensa-Radix tuberosa, cortice fusco rubenti. E radicis ad ramorum usque insertionem, caulis ventricosus est, blandus, viridis, subpellucidus, extusque epi- dermide papiracea levi et glabra indutus; grossitudo minuitur, eb tune caulis subito lig- nosus cortice fusco et exásperato aparet, quo fit, ut quodammodo insertus sese exbibeat. Tenemos tambien otro amiris de que vamos á hacer mencion. Ni los Sres. Sessé y Mociño, ni el profesor D. Vicente Cervantes, ni el Sr. D. Antonio Cal ni yo, hemos con- seguido ver sus flores, no obstante de que abunda tanto este árbol por el rumbo de Te- huacan y la Misteca, que en algunos de aquellos trapiches no gastan otro combustible. Hablo del linaloé 6 linanoé, como vulgarmente se dice, tan conocido por las cualidades de su madera, que es efectivamente preciosa. Empeñado en ver las flores de este vege- tal, se las encargué á uno residente en la Misteca, y de cuya eficacia estaba seguro, y su diligencia fué tal, que me puso un propio inmediatamente, con un saco en que habia ra- mas y hojas frescas con una gran porcion de frutos, pero desgraciadamente sin una flor siquiera, que era lo que más interesaba. Lo mismo le sucedió al Sr. D. Antonio Cal, que, como yo, solo obtuvo hojas y semillas, de todo lo que me mandó ejemplares; pero en mi juicio, basta lo que tenemos para determinar el género, y segun se verá, parece que no cabe duda en que es un amiris. Las hojas son pinadas con impar, de tres pares aovado-lanceoladas, profundamente aserradas, con dientes más ó ménos obtusos, algo vellosas, con el eje alado. La hoja del impares mayor, y se angosta del medio á la base sin estar dentada. El fruto es rigurosamente una caja unilocular de dos ventallas, con N EN E una nuecesita angulosa que contiene una semilla. Las ventallas se abren, y entónces se ve que el huesecillo está cubierto, ménos en la parte superior, de una sustancia viscosa muy encarnada. Tendrémos pues: Amiris linaloé—Folia imparipinata, subtus pilosa, supra nomnihil lucida, ovato-lan- ceolata, profunde serrata, dentibus plus minusve obtusis, rachide alata, foliolo ultimo longiori, de medio ad basim integro et angustato. Capsula monolocularis, vivalvis, nu- cem angulosam complectens, medietate inferiori rubro mucilagine tectam. No sé la altura de este árbol, pero he visto en algunas carpinterías de esta Oapital troncos de mucho grosor. Su madera es muy recomendable por su color, que es de un blanco en parte melado con ráfagas y jaspes de pardooscuro; es de poco peso, no se abre ó ventea (como suelen decir), fenómeno raro en México, donde son muy pocas las made- ras que no se rajan por la excesiva sequedad. El corte del linaloé no es tampoco asti- lloso, y su perfume sobre todo es delicadísimo. En cualquiera otro país se sacaria mucho beneficio de esta madera, para forrar la cajonería de los muebles finos en que se guar- dan las camisas, pañuelos y demás atavíos, en especial de las señoras, 4 lo que comunica su agradable aroma. Agrégase el tamaño de las piezas que puede dar, y la variedad del jaspeado, de lo que resultaria en lo interior de los cajones un aspecto de mucha vista y gusto; de manera, que el que emprenda remitir á Luropa paquetes de esta madera con tablas bien aserradas, creo que no perderia su capital, y pudiera formarse un ramo de industria, de un árbol que hasta ahora solo se gasta y consume en las hornallas de los trapiches. Voy á concluir esta Memoria con dos especies nuevas de tagetes, de que tal vez pu- dieran formarse dos géneros nuevos por los caractéres que ofrecen. Taygetes lanceolala.—Caulis herbaceus. Folia simplicia, opposita, connata, lanceolata, bipollicaria et amplias, profunde serrata, glabra, punctis pellucidis undequaque pertusa. Calix quinquedentatus. Receptaculum paleis stratum minutis. Pappus ex setis plurimis aristatis. La única planta con que pudiera confundirse la presente, es la lucida de Cabanilles; pero segun la descripcion que nos ha dejado este autor, su tagetes tiene nueve dientes en el cáliz, el receptáculo desnudo, las hojas exactamente elípticas, con pestaña de cer- ditas en el márgen y barbas en la base, condiciones que no se hallan en la especie que hemos descrito. El Sr. D. Emeterio Pineda, botánico de la expedicion de Pos acoaldos cogió esta planta cerca de Oaxaca. Tagetes Pineda.—Folia simplicia, connata, sessilia, linearia, erasciuscula, dentibus distantibus serrata, undequaque pellucido-punctata, nonnullis basi barbatis. COalix 5 dentatus, dentibus setigeris, 8 suleatus, punctis etiam diafanis instructus. Radius ex 4 ligulis. Pappus ex paleis 4 rotundatis, extus aristis 2 oppositis. Receptacalum nudum. In honorem Emetherii Pineda expeditionis ad lumen Coatzacoalcos botanici beneme- riti, quí non longe á Mitla, ditione Oaxacensi eam florentem invenit. APÉNDICE, —10, 7 Por lo dicho se viene en conocimiento de que estos dos vegetales presentan carac- -téres muy bastantes para instituir dos géneros nuevos que ecabrian muy bien entre el tagetes y el pectis; á lo ménos con fundamentos más débiles se han hecho y corren géne- ros nuevos de esta familia. (Del Registro Trimestre. México, Junio 12 de 1832.) ENTOMOLOGÍA Y ECONOMÍA. a a ej POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. El ahuanutle es un comestible de que se hace mucho uso en México en determinadas épocas del año. Eu mi niñez habia oído decir en esta Capital que el ahuautle era el hue- vo de un mosco, y como en mi país nativo no se conoce esta sustancia, desde entónces la tomé entre ojos, porque esto de comer huevos de mosquitos, de cuya familia solo eo- nocia el sanguinario zancudo (culex pipiens), naturalmente me repugnaba. Vencí ya de grande esta preocupacion; he comido el ahuautle muchas veces y no me ha sabido mal, y ahora me ha ocurrido decir algo sobre ello, pues aunque en México son estas cosas muy conocidas y vulgares, no dejarán de venir bien para la curiosidad en países extran- jeros, y aun contribuir para que por allá se forme mejor idea de los antiguos habitantes de nuestro país, que introdujeron este artículo en la cocina. Estamos en que el ahuautle es el huevo de un insecto. ¿Pero qué animal es este? ¿Y 4 qué género ó familia debe reducirse? In llegando á este punto debemos recordar que en nuestras cireunstancias* no puede haber copia de recursos para entender en cosas de entomología, que es la parte más difícil de la clasificacion de los animales; sin embargo, tomando por guía la Zoologie analitique del Sr. Dumeril, haré todo lo posible por colocar el insecto del ahurantle en el lugar que le corresponde en la escala de los animales. No sé si acertaré, pero la marcha que voy á seguir es la más adecuada y conducente para llegar á obtener buenos resultados. 1 En los países de Buropa hay muchas plazas y bien dotadas para enseñar la historia natural, de manera que su estudio puede considerarse como una carrera útil, y yo-he conocido algunos que se mantenian con desahogo, forman- do colecciones de plantas, insectos, ete. Nada de esto hay entre nosotros por ahora á lo ménos; de suerte que los que aquí se dedican á estos ramos, deben hacerlo con todo desinterés y sin más mira ú objeto que contentar el deseo de saber. En efecto, el insecto que produce el «huarntle pertenece á la gran seccion de coleópte- ros nadadores, no cabe en esto duda. Pero todos estos animales están reducidos en la referida Zoologie analitique, primero á la familia de los nectópodos que comprende los dísticos, las hiphidras, los girinos y los haliples, á ninguno de los cuales puede pertene- cer nuestro insecto, por no tener cinco artículos en los tarsos, carácter esencial en la fa- milia de los neciópodos. Tampoco puede reducirse al género hidrophilo de la familia de los heloceres, ya por no tener las antenas en clava ó maza perfoliada, y ya porque en esta familia se requiere igualmente la condicion de los cinco tarsos de que nuestro ani- mal carece. Queda, pues, solo la familia de los remitarsos Ó hidrocóreas, que comprende cinco géneros. Ahora bien, para proceder con órden, y acabar de despejar la incógnita, será muy conducente describir aquí el insecto que suministra el ahuanile, al que segui- rémos dando el mismo nombre, aunque en México solo se aplica al huevo. El ahuavtle es del tamaño de un grano de arroz, su figura más que aovada linear, la cabeza gruesa inclinada de la vertical hácia el pecho, la frente algo hundida, los ojos muy grandes y prominentes compuestos de innumerables facetas, cuyo total contorno no es un círculo Ó aovado, sino acercándose á la figura triangular, y aunque he exa- minado muchos individuos vivos y muertos, no he podido distinguirles antenas de nin- guna clase. Tiene este animal seis piés Ó miembros para manejarse y trasladarse de un lugar á otro. Los dos anteriores son cortos y gruesos compuestos de dos tarsos, de los que el segundo termina dilatándose en forma algo cóncava Ó acucharada, y ro- deado este órgano por una pestaña de cerditas. Los del medio son delgados, pero duplo y aun triple mayores que los primeros, con tres tarsos, el primero muy largo proporcio- nalmente, el segundo la mitad más corto, y el tercero ménos todavía, terminando en una larga pinza. Los posteriores y últimos se componen de tres divisiones, reforzada la pri- mera en su nacimiento, son tanto ó más gruesos que el primer par, y poco menores que el segundo, y terminan en un verdadero remo algo corvo y ensanchado pero acabando en punta, y se observa en el agua, que casi todo él está cubierto de mazos Ó paque- tes de pelos largos y sutiles. El corselete es pequeño, las elitras 6 tapas de las alas cu- bren todo el abdómen, y las delicadas alitas son casi del mismo tamaño. La mayor parte de los coleópteros tienen arredondeado el contorno del abdómen, pero los anillos Ó seg- mentos del ahuautle no son así, sino que están comprimidos y terminan en una especie de márgen, armado en el borde de una ú otra cerdita. La extremidad del abdómen es bífida, tambien con algunas cerditas, y tiene el ano en el ángulo ó seno de la bifurcacion. Los ojos son más ó ménos castaños, una mancha negra en el corselete, las élitras finísi- mamente punteadas ó estriadas de negro, las alas de un blanco azulado ó como de ópalo, y fajas con algunas manchas negruzcas en el abdómen. Por lo demás, los piés, cabeza y resto, todo es más ó ménos blanco, y el animal muerto parece envainado en un estuche de vidrio. Hecha esta descripcion despues de haber observado muchos individuos vivos y no vi- vos, vamos á cotejarla con los caractéres de los cinco géneros que comprende la única familia á que puede reducirse el ahuautle, que es, como hemos dicho, la de los remitar- sos 6 hidrocóreas. Ésta comprende cinco géneros, que son: el ranatra (de Fabricio), que tiene el cuerpo linear, terminado por unos hilitos largos, con las antenas cortas y ahor- quilladas. El segundo género nepa (de Geoffroi), solo se distingue del anterior por su forma aplastada y oval. El tercero es el naucoris (de Geoffroi), cuyos tarsos anteriores están armados de corchetito ó garfio. El género sigara (de Fabricio), que es el cuarto, en lugar de corchete tiene pinzas; y el quinto, que es el notonecta (de Linneo), tiene el dorso aquillado y nadan habitualmente boca arriba. Por manera que cotejada la des- £ripcion del ahuautle con estos cinco géneros, se verá que 4 ninguno de ellos pertenece. Ahora bien, si tuviéramos á mano un Species insectorum, veriamos si con todas estas diferencias lo habrian incluido en alguno de los referidos géneros como especie anómala; pero como no podemos valernos de semejante recurso en este momento, ateniéndome á los caractéres de familia, creo que sin temeridad lo puedo presentar por género nueyo, como lo hago, con el nombre de Ahuautlea mexicana. La Ahuautlea náda siempre boca abajo, lanzándose con un movimiento fuerte hecho particularmente con los piés traseros Ó remos que mueve, no alternativa sino simultá- neamente, y cuando se va acabando el movimiento repite la misma faena, pero variando un poco la direccion á cada nuevo golpe ó empuje, y solo la he visto seguir una recta cuando náda hácia el fondo, siendo entónces menor el intervalo en el movimiento simul- táneo de los remos, que sobrepasan con mucho la extremidad del abdómen. Sacando vi- vos fuera del agua estos insectos, se inqnietan y están en continno movimiento saltando, para lo que sin duda les sirven los piés de en medio, y aunque la ala es larga, nunca he visto que usen de ella. El modo de coger los huevos es formando unos mazos Ó haces del tule Ó enea que se introducen en el agua, y á poco se cargan de tanto huevo, que no solo cubren la super- fiicie toda del tule, sino que forman racimos ó grupos de huevos sobre huevos: sácanse entónces del agua los tules, y despues cuando están enjutos, no se hace más que sacu- dir un poco el mazo sobre una estera ó cosa equivalente, y cae casi todo el ahuautle, quedando pocos hueyos adheridos, los que acaban de desprenderse pasando ligeramente la mano. El huevo es proporcionado al tamaño del animal y echando en un plato pare- cen arena. Ahora el modo más comun de preparar el ahuautle es moliéndolo crudo, mezclándolo y batiéndolo con huevos para hacer unas tortillas que cortadas en pedaci- tos sirven para guarnecer el plato que llaman revoltíllo, muy usado en noche buena, Se- mana Santa, y generalmente en dias de abstinencia de carnes. El sabor de esta sustancia es el de la hueva, aunque siempre inferior al de las de pescado, que curadas se traen de las costas. Ni por suministrar tan copiosamente una sustancia alimenticia se escapa la ahuautlea de las manos destructoras del hombre, y hay una porcion de gentes que se ocupan en pescar este insecto, para servir de alimento á los zenzontles * y otros pájaros. El que reflexione sobre la inmensa cantidad de ahuautle que se consume en México y sus contornos, no podrá ménos de maravillarse del prodigioso número de hembras que lo surten, y más atendiendo á lo que la especie debe disminuirse, por la gran cantidad que se coge para mantener pájaros. El cuartillo ó enarta parte de almud de ahuautle se vende en México á medio real, y el de mosco, desde medio hasta cuatro reales cuan- do escasea. No se sabe cuál de las naciones que han habitado este suelo introdujo el uso del ahuarutle; pero si, como lo sospecho, han sido los mexicanos que estuvieron confinados en los lagos, tenemos otra prueba de su sagacidad, viéndolos sacar tanto y tan gran par- tido de objetos tan pequeños, aun cuando se tome en cuenta la necesidad y estrechez en que los ponian la falta de tierras, en que proporcionarse otra clase de subsistencia. Las vendedoras del ahurautle se colocan en el claro que hay entre la plazuela del Vo- lador y el lienzo occidental de la Universidad; y cuando por allí se pasa, al oír el idioma 1 Turdus polyglotus an orpheus? a que hablan, y ver sus trajes, sus actitudes, los chiquihuites, * los ayates, * ete., no puede uno ménos que trasportarse 4 otros tiempos, y representarse aquel magnífico Tianguis * de que habla Cortés con tanto encarecimiento, y de que desgraciadamente no han que- dado ni vestigios. ¡Cómo se apaga y desaparece la prosperidad y grandeza de los pueblos! 1 Canasta honda tejida de carrizo ú otate, que es una especie de bambusa. 2 Tejido grosero de maguey ó palma de que se servian y sirven los mexicanos para muchos usos. 3 Mercado. (Del Registro Trimestre. México, Mayo 7 de 1832.) BOTÁNICA Y ECONOMÍA. SOBRE UNA ESPECIE NUEVA DE SALVIA POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. Aunque en la gran seccion vegetal nada puede haber indiferente 6 despreciable á los ojos de un botánico, hay ciertos géneros ó porciones que deben llamar su atencion por las condiciones que reunen, y tales son las salvias. La figura graciosa de sus flores, su variedad extraordinaria en medio de la uniformidad de la hechura bilabiada, la riqueza de colores, lo castizo del género, lo beneficioso de muchas de ellas, y la inocencia de to- das, las hace recomendables de un modo particular. Agrégase la robustez y flexibilidad de su organizacion. Se encuentran salvias en temperamentos fríos, templados y calien- tes, en terrenos húmedos y sequísimos, en regiones altas y bajas, en el antiguo y nuevo continente, es decir, que es de los géneros más extendidos, y que no hay punto en el globo en que no pueda radicarse alguna salvia. Ahora, el país predilecto y favorito de este género puede decirse que es el nuestro; en él se crian las salvias más vistosas y ga- lanas, y la resplandeciente, la involucrada, la leucanta, la mexicana, la patente y la de regla, descritas y dibujadas por mi respetable maestro el célebre profesor Cabanilles, to- das nacen en nuestros contornos. Mas dejando lo vistoso por lo útil, vamos 4 hablar de una salvia muy modesta y de poca apariencia, pero que suministra productos de varias aplicaciones y en lo que ninguna especie puede equiparársele. Pregunté una vez al profesor de botánica D. Vicente Cervantes por la calificacion de la salvia de que vamos hablando, y me aseguró que era la salvia hispánica. Extrañé por entónees que ésta fuese la misma especie que la que de tiempo inmemorial cultiva- ron los antiguos mexicanos, y más fuerza me hizo despues, cuando supe que los jesuitas no habian podido lograrla en fruto en Italia, país más templado que la España, y en el que segun los autores vegeta espontáneamente la salvia hispánica. Con esto, me pareció necesario examinar atentamente la planta: para ello la hice sembrar, á fin de poderla yer viva, y hé aquí su descripcion hecha con cuidado y prolijidad: o Raíz fibrosa, tallo de más de vara (en tierra pujante), de cuatro ángulos, acanaladas las caras y con puntos rojizos. Hojas aovadas, estrechas por abajo, agudas por el ápice, vellosas, algo arrugadas y por el márgen entre almenadas y aserradas. Pasan de cuatro pulgadas las de abajo, y en general los cabillos son del mismo largo de las hojas y en la arte exterior de su base tienen dos pequeñas excrecencias en forma de crestas ó calli- tos, que son más visibles en las hojas tiernas. El tallo termina en una espiga, y tambien salen otras de los sobacos de los ramillos superiores. La espiga es por lo comun densa, en términos que las flores aparecen recargadas, pero siempre se distinguen las rodajas ó verticilos de que está compuesta. A cada rodaja corresponden dos brácteas pestaño- sas, arredondeadas, que terminan en una especie de pincho, mayor á veces que la mis- ma bráctea, y que no es otra cosa que la prolongación del nervio principal. El cáliz es de tres dientes, velloso, estriado, y cubre todo el tubo de la flor, llegando hasta la base misma de su limbo. La fior es ordinariamente azul, mediana, y parece menor de lo que es, por ocultarla el cáliz en gran parte; el capacete es erguido, velloso, entero, y sobre él se carga y revuelve el estigma. Las semillas, gue son como del grosor del ajonjolí, vistas con la lente aparecen de la figura de un frijol, tienen la superficie lisa y su color es aplomado con ráfagas negras. Por esta descripcion se viene en conocimiento de que es bastante parecida esta espe- cie á la salvia hispánica, y que aunque hay caractéres que la distinguen, el decisivo se- ria observar si las semillas de la hispánica tienen las mismas propiedades que las de la que estamos tratando, pues estoy persuadido que en géneros tan castizos y numerosos como la salvia, no está de más apelar á toda especie de caractéres y distintivos. Vamos ahora á las aplicaciones que se hacen de este grano ó semillita: la principal y más usada es la de disponerla en bebida, y si acaso este escrito llega 4 manos de algun nacido en México y residente en país extranjero, al ver aquí estampado el nombre de chia, que es el específico que damos á esta nueva salvia, no dejará de conmoverse dulce- mente su corazon, recordando los años de la niñez en que por tiempo de Semana Santa, habrá ido 4 tomar esta bebida sabrosa en aquellos puestos rústicos de petates* y cañi- zo, en aquellos mostradores de huacales *? revestidos de alfalfa y meliloto, aparatados con odoríferas y vistosas flores de Ixtacaleo, con doradas jícaras * y cristales trasparentísimos, y aquellas grandes fresquísimas tinajas llenas de horchata, limonada, agua de piña, ta- marindo y la refrigerante chia.* Esta semillita echada en agua, á poco se pone como 1 Esteras de tule ó de palma, y de esta última las hacen tambien finísimas. 2 Especie de cajones hechos con palos (del largo y diámetro que se quiere) que se van sobreponiendo y atando por ambos extremos, con lo que resulta una diminucion considerable de peso, sin perjudicar á su solidez, y así sirven para conducir lo que se quiere, particularmente cosas blandas y frágiles como frutas, loza, cristal, ete. 3 El pericarpio de la Crescentia cujete, al que dan en el Sur un maque particular y muy hermoso, con sobre- puestos de oro y plata: este maque despide un olor agradable al tiempo de beber en la jícara, y como éstas por lo regular tienen el interior de color de lacre, no hay vasija en que más luzcan la leche y el pulque. 4 El célebre Hernandez menciona más de veinte nombres de plantas en que entra la palabra chian. Leyendo sus descripciones, parece convienen los caractéres del Chiantzotzoli á muestra planta, que no solo tiene flores azules, pues hay muchas matas que las tienen blancas, y que dan las espigas no muy densas y apretadas. El carácter fisiológico de hincharse en el agua la semilla del Chiantzotzoli parece capital, y hé aquí un caso bien marcado y que prueba bastante que á veces no son suficientes los caractéres puramente botánicos. Para que se vea lo que hay en el caso, pondrémos aquí la descripcion del Chiantzotzoli de Hernandez, y al mismo tiempo servirá para hacerse cargo de los usos médicos y otros curiosos relativos á nuestra chia. De CHTANTZOTZOLLI seu planta in humore intumescente. Radices fundit susculosas CHIANTZOTZOLLI, et ex cis caules quadratos et sexquidodrantales, folia Hedera majora, flores candentes, exiles, vasculis oblongis contentos, in quibus demum semen generatur atque continetur, candens, contusum, planumeve, lentium forma. Olet ihymum nos- > == MI babosa, y pasado más tiempo se disuelve todo el mucílago que contiene, formando una pegueña esfera cuyo centro es la semillita, á Ja que tenazmente se adhiere. Las cosas más fáciles necesitan siempre ciertos conocimientos prácticos, y el buen éxito suele consistic en pequeñeces al parecer despreciables. Dígolo, porque hallándome una yez en Cádiz, al cabo de muchos años de ausencia de América, me regalaron un saquito de chia que aprecié con entusiasmo. Dispusimos varios compatriotas una especie de fiestecita para hacer el debido honor á nuestra paisana la chia. Echamos una por- cion de ella en una jarra con la correspondiente azúcar, y llegado el caso de tomarla no pudimos, porque estaba hecha grumos. Repetimos la experiencia, pero siempre in útilmente, porque á nadie le ocurrió el sencillísimo medio de que se valen las que pre- paran esta bebida, y es el siguiente: en una olla se echa la agua proporcionada segun la cantidad que se intenta hacer; en este estado se introduce un molinillo en el agua, y se empieza no á batir, sino 4 removerlo con viveza, ínterin otra persona va echaudo desde cierta altura poco á poco la chia, con lo que se consigue que se distribuya con igualdad,, y no forme los cuajarones con que nos salia en Oádiz. Hecho esto se deja reposar, se va desenvolviendo la babita Ó mueflago, y queda tan bien repartida, que no se percibe ninguna desigualdad al tragarla. Generalmente la chia se bebe sin más que endulzar el agua, pero algunos de gusto más refinado, le echan cáscaras de limon y otros un polvito de canela. Que los mexicanos gusten de esta bebida no es extraño, como que se acos- tumbran á ella desde niños; pero yo que soy nativo de un país mexicano donde no hay chia, y otros muchos que se hallan en el mismo caso, y aun extranjeros que no se han desdeñado de tomarla, todos le hemos encontrado un sabor agradable. La civia no solo se bebe en México por gusto, sino tambien como remedio: hubo tiempo en que estuvo muy en boga para ciertas enfermedades, y no puede negarse que una sustancia tan mu- cilaginosa debe ser muy útil en muchos casos. Se extrae tambien de esta semilla por el método comun un aceite precioso, por su ligereza y cualidad disecativa, por lo que lo aprecian mucho los pintores. Hé aquí, pues, los principales productos que se sacan de esta pequeñita semilla, que presta bebida, alimento, remedio, excelente luz y otras aplicaciones á las artes. No qui- siéramos estar repitiendo una misma cosa, pero hay fenómenos que lo merecen, y uno de ellos es el que presenta el uso y enltivo de la clúia. ¿Qué pueblo, pues, es este que ha sabido sacar tan gran partido de una cosa tan pequeña? Pues son los pescadores del Ahuautle y los que ban domesticado el Azin y la cochinilla. ¿Y cómo ha podido pasar por bárbaro ese pueblo? Yo no lo sé. La chia se da silvestre en muchas partes, y hácia Guadalajara para enltivarla no se hace más que remover un poco la tierra, se asurca, se riega la semilla y esto basta hasta que llega el tiempo de cosecharla. En México se con- tratem, sed e vestigis odor, languescit: folia ac radices non omnino videntur expertia caloris, at eujusdam adstrin- genticz et amaritudinis. Semen vero frigidum est aut caloris temperanti, non sine quadam lubricitate et salivosana- tura, et quod devorar: soleat matutino ac postremo vespere adversus febres, ac dysenterias, ceterasque defluxiones ez aque uncice unius pondere miro suecessu, dum tamen ventris bis aut ter applicetur emplastrum, constans aranco- rum telis, oleo rosato, et aliquol infrixis pariter ovis. Parantuwr ex eo saccharo acmelle condito atque interdum ad- Jectis expurgatis amigdalis, melonumque, et aliarum plantarum seminibus, pergrata quedam genera bellariorum pationmque refrigerantium, qualis est CHLANTZOTZOLLATOLLI vocata, extinguendo febrili, fervori aptissima ac bo- num gratumgue preebens alimentum. (Juin belli tempore maxima habebatur quo si saccin plenum secum ferrent, mihil, quod alendo corpori esset commodum, sibi arbitrabantur deesse. Miscebant vero id semen in farinam redac- tum Maizio torrefacto atque contrito, ut diutius integrum et immaune a vitio servaretur, cumque esposcebat occasio, potionem parabant, cui interdum succum Metl, ignem expertum, viz melli nostrati cedentem, ac paululum siliquas- tri solebant adjungere. Ubique sata hee planta provenit, locis prazcipue cultis, irriguis et aquosis. SO —'y % SE 0 sumen grandes cantidades para solo beber y extraer el aceite, es decir, que hay porcion de familias dentro de la ciudad y en los campos que deben su subsistencia á la chia. Esta planta figura tambien en la antigua historia mexicana, pues se sabe que al célebre Nezahualcoyotl fugitivo lo escondieron por Cuautitlan entre unas gavillas de cla que estaban asoleando, y aun por esto habia pensado darla el nombre específico de nezahua- lia; pero atendiendo á lo conocida que es esta semillita en muchas partes de nuestro territorio, me ha parecido mejor darla 4 conocer con el nombre de salvia chian. Al ir concluyendo me parece oportuno repetir que lo denso de la espiga, lo recargado de las flores y su color azul, no son caractéres fijos, pues de la semilla que he sembrado, al- gunas de las plantas han variado en esta parte, no faltando espigas en que los cálices se han presentado rojizos. En fin, de los muchos vegetales en cuya denominacion entra la palabra chian, la mayor parte me parecen salvias, segun las descripciones de Her- nandez, y ahora acabo de saber que cuando los californios salen de las misiones á reco- ger en los campos frutos silvestres, hacen grande acopio de una semillita que allí llaman chia; y aunque la planta que la da es enteramente distinta de la nuestra, un botánico que ha herborizado en aquellas partes me ha asegurado que es tambien una salvia. (Del Registro Trimestre, México, Julio 14 de 1832). HALA OTRAS CUATRO ESPECIES NUEVAS DE SALVIA POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. En nuestro artículo anterior dijimos, que el territorio mexicano podia llamarse el país de las salvias, tanto por su número, cuanto porque en él vegetan las especies más her- mosas y notables de este género. A las ya conocidas podemos agregar otras que en nada les ceden, y sea la primera una que se distingue por su tallo leñoso, alta estatura, er- guido porte, tamaño, color y brillantez de cálices y corola. Hace años que traída de Cuautla, * vegeta lozanamente en nuestro jardin, y este individuo será el que nos sirva para la descripcion. Es un arbusto como de tres varas de alto, y bastante ramoso: tiene las hojas sostenidas por largos cabillos, las superiores más angostas que las inferiores, que son oblongo-lanceoladas, agudas, casi desnudas, muchas enteras, y las de más edad se advierten algo ondeadas en el mmárgen y con dientes distantes hácia la punta. El verde de la página inferior es amarillento, los nervios de esta parte sobresalen mucho, y entre ellos se nota la epidermis partida en puntos ó pequeñas lentejuelas, que vistas en el sol al soslayo, parecen doradas. Hácia la parte superior del arbusto, se advierten largas es- pigas arqueadas, en que se van sucesivamente desenvolviendo y marchitando las corolas; 1 El Dr. Schiede nos ha asegurado haber visto muchos individuos en los campos michoacanos de Tuxpam, cerca de Augangueo. , V E [PO así es que en cada una de ellas se ven pocas flores á la vez, pero como permanecen los cálices encarnados, presentan un cuajado en que contrasta agradablemente este color con el verde subido y amarillento de las hojas. El cáliz es de tres dientes, hinchado, es- carioso, con venas, lampiño, de color carmesí muy vivo ántes de abrirse la corola, y pá- lido despues, hasta declinar en verdoso por la base. La corola será como de pulgada y media de largo, peluda y de un carmesí resplandeciente, con el estilo por lo comun lam- piño, y finalmente, las semillas tienen la superficie como granujienta y con pelos tiesos aunque pequeños. Esta planta florece en todas las estaciones y por eso le he dado el nombre de Salvia semper florens. Hemos puesto entre los caractéres lo de las semillas, porque la experiencia nos ha enseñado que en un género tan abundante de especies, no está de más ningun indicante, y el Sr. Cavanilles ha usado tambien de esta nota, segun puede verse en su obra de Zcones. Hay una planta algo parecida á ésta en la Flora del Perú con el nombre de Salvia longiflora; no tengo á mano esta obra pero por la descrip- cion que he visto en el Sinopsis de Persoon, se vendrá en conocimiento de que son plan- tas enteramente distintas. En fin, no sé si se hace uso medicinal de nuestra planta en los países donde se cria, pero por supuesto, considerándola como planta de adorno, es una especie sobresaliente, y vendrá muy bien en los espesillos, bosquetes, y otros pun- tos de los jardines. La otra Salvia de que tenemos que hablar es de tallo herbáceo, alta como de vara y media, y con muchos y largos brazos. Las hojas son pecioladas, casi lanceoladas, agu- das, aserradas con gruesas almenas, y por debajo con vello tomentoso, un poco blanque- cino. Los verticilos ó rodajas se aproximan y componen de seis á doce flores, con cabillos cortos. El cáliz es tambien de tres dientes, campanudo, escarioso, de un verde amari- llento, y con costillas guarnecidas de pelitos cortos y tiesos. Las corolas son más que medianas, de azul de púrpura, con estilo del mismo color, barbudo (ménos por los lados), y finalmente, las semillas son lisas. Esta planta no deja de tener afinidad con la Salvia mexicana que describe en sus Icones el Sr. Cavanilles, pero las hojas son diferentes, y sobre todo, la sustancia y forma de los cálices nos hace creer que es una especie nueva, y como tal la presentamos. Florece en el Estío, en las lomas de Santa Fe, y su estatura, y el contraste que ofrece entre el azul purpúreo de las corolas y el verde pajizo de los cálices, la recomiendan igualmente para planta de adorno. Ahora, como el color de las flores es de un azul tan subido y marcado, me ha parecido darle el nombre de Purpurina. La tercera especie tiene tambien el tallo herbáceo, por lo regular de un verde azulado por uno de sus lados, y sobre poco más ó ménos es de la altura de la que antecede. Las hojas tienen tambien el cabillo azulado, hay una ú otra medio acorazonada, pero en lo general son oblongo-lanceoladas, aguzadas, con pelos pequeños en el envés: la parte aguzada es entera, pero por lo demás su márgen es aserrado con dientes desiguales, de los que algunos terminan en una como glándula. Las rodajas son de dos á diez flores aproximadas, con cálices cuyo pedúnculo es azul; este Órgano es campanudo de tres y dos dientecillos, de un verde azulado y cubierto de pelos muy azules y derechos, y que terminan en una glandulita. La corola es más pequeña que en la especie anterior, pero igualmente vellosa, y de un azul purpurino más claro, con las anteras blancas y las se- millas lisas. Me la trajeron en el Estío con flores, de las lomas de Santa Fe, y le he pues- to el nombre de Azurea. SALVIA SEMPERFLORENS.—Frutex triulnaris, ramosisimus, erectus. Folia longe pe- tiolata, oblongo—lanceolata, acuminata (majoribus latioribus), margine repanda aut re- APÉNDICE. —11. E mote dentata, supra saturate viridia, subtus viridi flavescentia, nervis prominentibus, epidermide in areolas minutisimas fracta. Calix breviter pedunculatus, 3 dentatus, in- flatus scarioso-venosus, ante esplicationem floris saturate, post pallide coccineus. Corolla bipollicaris eb amplius, villosa, splendide coceinea, stylo imberbi, et concolori. Semina papillosa, aliquantum hirsuta. Vivit totoque anno floret, ad Mexici et Morelise meri- dionalem plagam. SALVIA PURPURINA.—Caulis herbaceus, ramosus, 4-6 palmaris. Folia petiolata, sub lanceolata, acuta, crenis magnis serrata subtus piloso tomentosa. Flores peduculati, in spicam densam dispositi, verticillis 6-12 floris. Calix 3 dentatus, campanulatus, scario- sus, ex viridi pallescens, striis scabris costatus. Corolla ceruleo-purpurina, villosa, stylo supra infraque barbato. Semina leyvia. Habitat in campis Mexico viciniis, seestate florens. SALVIA AZURBA.—CUaulis erectus, tetragonus, ex altera parte viridi cerulescens. Fo- lia petiolata, oblongo lanceolata, acuminata (uno alterove cordato), petiolo subceruleo, subtus, pilis rarioribus minutisimis instructa, acumine integro, margine de costero denti- bus inequalibus serrata, nec raro in glaudulam desinentibus. Verticilli adproximati, 2-10 floribus constant. Calices pedunculis viridi-cerulescentibus, bilabiati, quinquedentati, striati, pilis purpurinis glandulosis erectis vestiti. Corolla ceruleo purpurea stylo barbato, antheris albis. Semina levia superficie in nonnullis quasi fracta. Habitat in clivo Mexi- cano Sancte Fidei, eestateque foret. Finalmente, en un paquetito de plantas que me ha remitido de Puebla el Sr. Profesor de Botánica D. Antonio Cal, viene otra Salvia nueva, á la que he dado el nombre de Dichroma. Sus caractéres los ha expresado el mismo Sr. Cal en la descripcion siguiente: $. DICHROMA.—Oanle suffructicoso; ramis cano—tomentosis; foliis ovatis, subcordatis, crenatis, superne glabris, rugosis, inferne veni villosiuscnlis; galea calyceque bilabiato hirsutis. Cawlis: sufruticosus, sesquipedalis, erectus. Rami tetragoni, cano-tomentosi. Folia: opposita, petiolata, ovata, subcordata, obtusa, crenata, pallide—viridia, superne glabra, rugosa, inferne venis villosiusculis. Petioli breves canaliculati, villosi. Spica: terminalis, bipollicaris, verticillata; verticillis sex—foris remotis. Bractee: subrotunde, concave, acuminate, villosiusculle, caducs. Pedunculi: erecti, teretes, pubescentes, brevissimi. Oalyx: bilabiatus, hirsutus, labio superiore integro, inferiore bifido laciniis acutis. Corolla: bicolor, tubo superne ampliato, compresso, calyce duplo longiore, roseo; labio superiore concolore, bifido, hirsuto; inferiore longiore, reflexo—patente, albido, trilobato; lobo medio latiore, emarginato. Stamina: inclusa. Stylus superne dorso villosus. Stigma bifidum, lacinia superiore re- flexa, galeaque paulo longiore. NOTAS DEL SEÑOR CAL. Las hojas despues de secas, toman una figura entre romboidal y aovada. Las corolas se separan muy fácilmente del cáliz, y pierden casi del todo su color, que es de rosa claro en el tubo y labio superior, y el inferior blanquecino. —83— Segun apuntes del catedrático de botánica D. Vicente Cervantes, se conoce esta plan- ta en México con el nombre de Salvia Real, y los Señores de la Expedicion facultativa la llamaron Salvia bicolor, aunque es muy diferente de la de Lamarck, que se encuentra con el mismo nombre específico en Sprengel. Entre las muchas especies de Salvia publicadas en Kunth, no se encuentra, á mi pa- recer, una cuyos caractéres convengan completamente con esta especie, lo que hace sos- pechar sea nueva. (Del Registro Trimestre, tomo II. México, Febrero 1? de 1833.) BOTÁNICA. DESCRPOIN DE. UN GENERO NUEVO Y DE: ADQUNAS. ESPECIES DE TIGETALES POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. El general de division D. Manuel de Mier y Terán, ornamento de la República por sus talentos, por su saber y clarísimos hechos, con dolor de sus amigos y de todos los patriotas y aun con sentimiento de sus enemigos mismos, á los cuarenta y tres años de su edad le hemos visto fenecer y terminar su carrera. Grave quebranto y herida debe haber sufrido nuestra patria con el fallecimiento de un hijo tan benemérito é ilustre, y las ciencias tendrán que resentir de su falta, pues que las cultivaba con infatigable apli- cacion y esmero. Terán, en efecto, no sólo se habia dedicado al estudio de la cosa mili- tar, sino que tambien amaba con pasion las humanidades, la astronomía, la mineralogía, la química, y muy particularmente la encantadora ciencia de los vegetales: así es que aun prescindiendo de la amistad que con él tuve y de otras relaciones que merecen con- sideracion y respeto, en la situacion en que me hallo, debo hacer porque su nombre que- de tambien consignado en los fastos de la Botánica. Celebren, pues, otros sus memora- bles gloriosísimos hechos de guerra, lo grande de sus cualidades, y la importancia de sus servicios er obsequio del bien comun; y ya que no puedo erigirle un monumento, ni que sabré cantar dignamente sus loores, voy á dedicarle una planta que me parece de género nuevo, á fin de inmortalizar en este ramo su memoria. SINGENESIA. —POLIGAMIA, SEGREGATA, RADIATA, FRUSTRANEA. TERANA.—Ualix communis oligophyllus; proprius uniflorus spathaceus: semen paleis brevibus coronatum, spatba involutum. | lc TERANA LANCEOLATA.—Canulis herbaceus, tripalmaris, simplex, striatus.—Folia op- - posita, petiolata, lanceolata, pilis incumbentibus rigidis vestita, margine angulato-den- tata.—Oalix communis, 5 phillus, foliolis brevibus, patentibus, lanceolatis.—Oalix pro- prius, uniflorus, spathaceus, hispidus, florem ad limbum usque involvens.—Radius, ex ligulis 5, flavis; lato-Janceolatis, erectis, ungue coartato.—PFlores hermaphroditi, tubu- losi, concolores, limbo inflato, profunde 5 partito, laciniis linearibus revolutis, apice se- tigeris.—Receptaculum, conicum, compressiuscalum.—Semen, spatha involutum, turbi- natum, coronula paleacea delicatisime disecta instructum.—Septembri floret in Oaxace viciniis. El Sr. Pineda encontró esta hermosa planta en los contornos de Oaxaca. Toda ella está cubierta de pelos tiesos, recostados, lo que hace que la extremidad de las tiras de los tubos aparezca con un manojillo de cerdas, cireunstancia que agregada á lo hincha- do del tubo en la parte superior, y á la de las lengiietas del radio que están erguidas, y no en postura horizontal, le dan un singular aspecto á esta flor. Como la rígida y larga espata cubre casi el tubo, y envuelve despues la semilla, lo primero que ocurre es la idea de la poligamia segregada; pero si se contemplan estas espatas como partes de un receptáculo pajoso, tendrémos entónces que la Terana pertenece á la poligamia frustra- nea, aunque siempre resulta nueva, pues ni en una ni en otra seccion del Wildenow y del Sprengel, hemos encontrado su descripcion. Parece que las hojas deben contener muy poca materia herbácea, pues en la planta seca he observado que la lámina que presenta la hoja es muy delgada, y de un verde blanquizco. Pectis gibbosa.—Calix 8 phyllus, basi gibbosus.—Polia crassa, elliptica, utraque pa- gina nuda. Caulis herbaceus, procumbens.—Folia connata ut plurimum elliptica, integra, crassa, pellucido-punctata nervo primori canaliculato, utraque pagina nuda, ad basim pilis lon- gis barbata.—Flores, solitarii pedunculo brevi insidentes, folioso, ac clavato.—Calix 8 phyllus, foliolis equalibus, margine superimpositis, ad basim nonnil prolongatis, conca- vis ac quasi gibbosis.—Radius, ex ligulis 6 aurantiacis.—Discus, ex tubis plurimis, ra- dio concoloribus.—Receptaculum, punctatum.—Pappus, ex aristis plurimis, dentatis inequalibus.—Semina, linearia.—Habitat in maritimis Tehuantepec, ubi eam D. Pine- da florenten inyenit. No faltará quien tenga por demasiado difusa y prolija esta descripcion, pero habiendo ocurrido á las especies que trae el Sr. Sprengel, he visto que no están de más los pormeno- res. En efecto, en géneros tan castizos y de tanta uniformidad, como los que se compren- den en la gran familia del ZTagetes, es menester proceder con eserupulosidad, pues de lo contrario, cualquiera se expone á disminuir ó aumentar indebidamente las especies. Pectis linearis.—Canlis, erectus, palmaris, dichotomus, purpurascens.—Polia, sessilia, linearia, punctis pellucidis, delicatisime serrulata, barbata basi.—Pedunenli, axillares, solitarii, elongati, una alterave bractea instructi.—Oalix 5 phyllus.—Pappus, aristato- denticulatus.—Floret Septembri prope las Bacas, in ditione Oaxacenci, ubi eam Pineda invenit. Es muy graciosa esta planta por la misma finura y delicadeza de todas sus partes. Lo e BÉ aserrado de las hojas, se observa especialmente en el ápice, pero es preciso verlas con atencion, porque si no á primera vista parecen enteras. FPuchsia arborescens.—Foliis lato-lanceolatis, integerrimis, glabris: pedunculis race- moso—paniculatis, caule arborescente.—Arbuscula 15-20 pedes alta, venustissima.— Rami teretes, dichotomi, quamdoque terni.—Folia opposita, 4-5 po!licaria, lato-lanceo- lata, integerrima, glabra, subtus transversim nervosa, suprema aliquando terna: petiolis brevibus rubieundis, sufíulta.—Inflorescentia, paniculato-racemosa, terminalis.—Pedun- culi partiales, rubicundi, nunc solitarii, nuue gemini, nunc denique terni quaternive, te- retes, semipollicares, glaberrimi: ovaria calycesque rubentes, petala dilutiora.—Bacce globos, nigre, quadriloculares, pulvere corulescente tenui mollisimoque obducte, pa- pyrum, colore violaceo tingentes.—Semina plurima ovata.—Habitat in horto mexicano. Floret toto anno. Este es uno de los arbustos que más hermosean nuestro jardin por su frondosidad, y por el contraste que forma el rojo de las flores con lo negro delos frutos. La descripcion de esta planta es del Sr. D. Vicente Cervantes, que hace años me la comunicó. 2 Lantana crocea.—Canulis inermis, tomento delicato indutus.—Polia, opposita, oblonga, utrinque denso tomento vestita nervis subtus insigniter prominentibus, margine denti- bus maguis et obtusis serrata.—Flores in capitula heemispherica crocei uno alterove au- rantiaco. Esta planta la cogió y determinó su género en el camino de San Luis Potosí, el bo tánico D. Manuel Altamirano, quien me dió algunos ejemplares. (Del Registro Trimestre. México, Julio 20 de 1832). TAR ODO ENTOMOLOGÍA. LAS BÚUSILERAS U HORMIGAS DE MIEL POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. Hace años oí decir que por tierra-adentro habia unas hormigas que daban miel, y habiendo vuelto de Europa con alguna aficion á la historia natural, un dia que me -ocur- rió la especie de las tales hormigas, me hice ánimo de tomar informes sobre ello, tanto más, cuanto que por lo que habia oído decir muy en general, me parecia que este insecto no podia pertenecer al género formica. Una persona avecindada en la villa de Dolores, en cuyos contornos hay de estos hormigueros, y muy observativa, me dijo: que por cu- as riosidad habia hecho escarbar algunos de los nidos de estos insectos que llaman dusileras. Me refirió que era una especie de hormiguita que no forma terrero en la entrada ó boca de su habitacion, y que siguiendo la mina y sacando la tierra, se llega á una espe- cie de bóvedas ó galerías, en cuyo interior en la parte alta se encuentran las busileras suspendidas y colgadas, y que estando (el sugeto que me lo referia) con cuidado, por te- mor de que entre la tierra removida hubiese algunas hormigas que pudiesen picarlo, notó: que solo habia las que estaban asidas á los techos y muy inmediatas unas de otras. Me dijo tambien que las mujeres y muchachos del campo eran los que se ocupaban en escarbar los nidos por la codicia de la miel; que si era para hacer algun obsequio, las iban cogiendo con delicadeza, y cortándoles la cabeza y el pecho, las echaban en un plato, pero que si no era con ánimo de regalarlas ó reservarlas, conforme las cogian chupa- ban la parte melífera arrojando el resto. El objeto de cortarles la cabeza y pecho era (segun se me aseguró) para impedir que las mismas hormigas se reventasen, pues aun- que no pueden andar por lo abultado del abdómen, poniéndolas en el plato, unas sobre otras ó muy inmediatas, procuran asirse con los piés y entónces se desgarran, por ser muy sutil y ponerse muy tirante la película de todo el abdómen que contiene la miel Agrégase que cuando no hacen esta operacion de separar el tronco del animal, la miel se disminuye, y como dicen los rústicos la hormiga se la come. Se me proporcionó despues un jornalero de la villa de Dolores, 4 quien pregunté so- bre la materia, y me contestó: que siendo muchacho, y hallándose de pastor en una ha- cienda de su jurisdiccion, se juntaba con otros de su edad y ejercicio, para escarbar los hormigueros y comerse la miel, y habiéndole hecho varias preguntas, con poca diferencia (una de ellas la del nombre, pues las llamaba huitzileras), convino con el informe que se me habia dado. Todas estas noticias me confirmaban más y más en la idea de que el tal insecto no podia ser una hormiga, y lo que más extrañaba era la replecion é inmo- vilidad de estos animales, que solo pueden estar colgados, y la cosa en todo caso se pre- sentaba muy difícil de explicar, aun suponiendo que fuesen verdaderas hormigas. Porque en efecto, ¿cuándo se verifica esta replecion enorme? ¿Antes de subir al techo de la galería? Pero esto no puede suceder porque lo abultado del abdómen, y su figura orbicular les impide manejar los piés y les quita el movimiento. ¿Suben acaso ó se cuelgan cuando el abdómen no está muy crecido, y que de consiguiente pueden todavía andar? Pero entónces, ¿quién suministra esta superabundancia de materia ó alimento? ¿Serán acaso los pulgones? Pero además de que estos (segun el Informe) no se encuentran en los nidos, siempre se presenta otra dificultad, y es que las hormigas que se mantienen de la mielecita del pulgon, * no es porque éste venga á buscar á la hormiga para propi- 1 Uno de los hechos más curiosos de la historia de las hormigas, es el arte con que se sustentan y extraen su man- tenimiento de los pulgones. Se sabe que estos insectos se pegan á las plantas, metiendo en su tejido para chuparlas la punta de la trompa, y se sabe tambien que la mayor parte de especies (diferentes en cada planta) tienen por detras dos cornezuelos, que son otros tantos conductos por donde el animal se descarga de un humor más ó ménos trasparente y azucarado, que lo lanza á veces á distancia considerable, y que seco sobre las hojas forma una especie de barniz. Mr. Boissier de Sauvages habia observado ya que las hormigas aprovechaban el momento en que los pulgones despedian este maná precioso para comérselo; pero Huber fué el que descubrió que esto no era lo más en las hormigas, sino que habian llegado al grado de conseguir que el pulgon se descargase del licor cuando ellas lo habian menester. Obser- vando este naturalista una rama cubierta de hormigas y pulgones, pero dirigiendo á éstos particularmente la vista para notar el instante en que hacian salir de su cuerpo la materia, advirtió que salia muy pocas veces, y que al con- trario los pulgones que estaban distantes de las hormigas, lo lanzaban con abundancia. ¿En qué consistirá, decia,” que las hormigas que andan por el ramo tengan un vientre voluminoso y lleno evidentemente de este licor? Una sola hormiga observada con atencion el reveló el misterio. Vió, en efecto, que esta hormiga se detuvo junto á un pulgon, ayy ¡an narle el néctar, sino porque, al contrario, la hormiga excita al pulgon 4 que se descargue del licor con el movimiento de sus antenas. A veces me ocurrió, si acaso los insectos suspendidos en las galerías serian hembras en estado de ovacion, pero hormigueros to- dos de hembras y en tanto número, no podia ser en habitaciones y enjambres de hor- migas, entre las que el número mayor es siempre de neutros. Luchaba yo con estas ideas cuando el Sr. Excmo. Conde del Peñasco me mandó unas busileras en aguardiente, con dos individuos muertos dentro de algodones, distinguiéndose en la botella busileras de varios estados: unas con el abdómen enjuto y proporcionado al resto del cuerpo, envasándose en- parte los segmentos ó anillos como generalmente sucede en todos los insectos: otras con el vientre ya más cargado y los segmentos desen- vasados y estirados: otras más todavía, en que solo se reconocian unas fajitas restos del anillo; y otras finalmente, que son las que se suspenden con el abdómen esférico ya del todo sin rastro de segmentos, trasparente como un cristal, sin advertirse intestinos ú otra materia heterogénea, sino todo trasparente y uniforme. La materia contenida en el abdómen varía del blanco cristalino hasta el color de vino de Jerez, y me han asegu- rado que la miel de este último color es de un dulce neto, y que en la otra se distingue una punta de agrio, de lo que no pude certificarme, porque siendo pocos los individuos no queria yo destrozarlos, y porque me pareció que el aguardiente debia haber produci- do en la miel alguna alteracion. Uno de los puntos que deseaba liquidar, era el de fijarme sobre el género entomoló- gico á que pertenecia este insecto, y á pesar de mi prevencion en contra, confieso que no puedo ménos de tenerlo por una hormiga. Su tamaño en los que tienen enjuto el ab- dómen es como el de la hormiga loca, ó un medio entre las que llamamos en tierra ca- liente hormiga soldado * y la bizcochera,? es decir, de un grandor ménos que mediano; y que tccándole con viveza y alternativamente la parte posterior con las antenas, vió, repito, con sorpresa, asomar la gotita que la hormiga inmediatamente hizo pasar á su boca; verificó lo mismo con otros cuatro pulgones, hasta que satisfecha sin duda. tomó el camino del hormiguero. La hormiga fusea es la más hábil en esta materia, aunque todas las especies saben más ó ménos este manejo: “no conozco hormigas que ignoren este arte de mantenerse, dice Huber, y no parece sino que los pulgones han sido cria: dos para ellas.” Pero lo más raro es el hecho siguiente, que Huber describe como el resultado de una ¿industria casi humana: ; Hay hormigas que pocas veces salen de los hormigueros, y que sin embargo se multiplican extraordinariamente; estas son las hormigas que llaman amarillas y que merecian más bien el nombre de subterráneas. Deseando saber Huber cómo podian sustentarse estas hormigas, que tan pocas veces salen de su habitacion, tomó el partido de escar- barles el nido, y quedó admirado de encontrar allí pulgones, y examinando con más cuidado, reconoció que las raíces de las gramíneas que venian á quedar sobre el hormiguero, estaban llenas de estos insectos de muchas clases y co- lores. Semejante descubrimiento explica por qué estas hormigas salen poco, pues tienen dentro de su nido el fondo de subsistencia, que sonlos pulgones. Así es que los cuidan con esmero, y que cuando hay dos hormigueros inmedia- tos, se los roban recíprocamente, como que son todo su tesoro. Un hormiguero es más ó ménos rico segun el número de pulgones: estas son sus vacas y cabras, y ¿quién habria adivinado, agrega Huber, que las hormigas vivian como los pueblos pastores? Artículo fourmi del Diccionario de ciencias naturales, suscrito por Mr. Dumeril. 1 Entre las muchas hormigas que he yisto en Córdoba y sus contornos, una de las más notables es la hormiga soldado, que entiendo se encuentra en gran parte del Estado de Veracruz, y es regular la haya tambien en otros Es- tados. No sé en qué época ni en qué términos procede este insecto para propagar su especie, pues nunca las he visto salir de hormigneros ni conducir á él la presa, sino que donde mismo la cogen la devoran. En los grandes calores las he encontrado formando á la sombra columnas cerradas de una cuarta de ancho y algunas varas de largo, inmóviles y como descansando muy arrimadas unas á otras: á veces las he encontrado tambien en los mismos términos, pasa- do un aguacero, abrigadas del bosque, y situadas en los pedazos más altos y eminentes del terreno. Es de las hormi- gas que pican, y dos veces que lo han hecho conmigo en el monte, por no adyertir que por allí andaban, sentí un piquete general, es decir, que fueron subiendo por los piés € introduciéndose sin hacer mal, hasta que todas ó casi todas me picaron á un tiempo, como si hubieran recibido una señal para hacerlo. Este animal es verdaderamente fe- 2 Véase la Nota relativa 4 bizcochera,-en la pág. 88. —88— sn color en el aguardiente es pardo—negruzco, el ojo chico, las antenas entre los ojos for- mando una especie de ángulo en la mitad, 6 quebradas, como dicen los entomologistas; del ángulo hácia la base parece la antena lisa, pero de allí hasta el extremo parece arti- culada. El abdómen es pedicelado, oblongo, de cinco anillos, y termina en punta. En las dusileras que se encuentran suspendidas, el abdómen es muchas veces mayor que el ani- mal, y nadando en el aguardiente parecen unas botellitas redondas con cuello, que lo forman la cabeza, el corselete y piés del animal. El abdómen de éstas viene á ser como una grosella grande, Ó como un grano pequeño de uva. Yo le he dado el nombre de Jformica melligera, con lo que queda resuelto este problema entomológico; pero en cuanto álo demás, será preciso que nuevas observaciones lo aclaren y desenvuelvan; y uno de los motivos que he tenido para hablar de este asunto, es el de excitar con ello á los que tengan proporcion, para que se dediquen á esclarecer la historia y manejo de este insecto, que á mi ver merece la atencion de los entomologistas. En fin, para no cansar, concluirémos con la enumeracion abreviada de sus caractéres. Formica melligera.—Corpore orizee grano subeequali: capite, thorace, pedibusque ru- fidulis, abdomine nigrescenti, antennis capiti concoloribus, fractis medietate, superiori articulatis. Abdomine, in quodam statu, corpore multoties majori, globoso, pellucido, mele repleto. Habitat subterra, ditione Guanajuatensi ubi nomine busilera distinguitur, et multis aliis in locis. roz, segun verémos despues, y no debo omitir aquí un hecho que tambien lo confirma. Acabado de pasar un agua- cero, encontré las terribles bandas como entumidas, á este tiempo salió el sol despidiendo el fuego propio de la esta- cion de las lluvias, á poco volvieron en sí las hormigas y empezaron á desfilar. En esto me ocurrió dar fuego por varias partes á un gran pedazo de yezca y echárselos, y las valientes hormigas, sin arredrarse con la brasa, la atacaron en términos, que despues de retiradas contamos más de ciento entre muertas y estropeadas. En medio de estas cireuns- tancias ¿quién creeria que la visita de este insecto en las habitaciones es para el hombre un presente inestimable de la Providencia en las tierras calientes? En efecto, aun ántes de llegar á las casas, ya los insectos de que se alimentan presienten su exterminio, y salen á luz mas que sea á medio dia, alacranes, toda especie de arañas, cientopiés, grilllos, cucarachas y hasta ratoncillos y culebritas, todos se ponen en movimiento y corren aturdidamente; pero sus esfuer- zos son inútiles: llega, en fin, el atroz enjambre en una especie de desórden, ó mejor diré, desplegados sus terribles batallones: nada hay que pueda resistir á su inexorable furor; cuanto encuentran allí mismo lo devoran, y concluida la matanza, suben ordenadamente en columnas por las paredes y techos, en busca de los insectos que se han quedado ocultos en sus escondrijos y madrigueras. En poco tiempo registran y dan vuelta á toda una casa, y cuando se reti- ran es porque ya la dejan limpia. Como no tengo ahora á la vista esta hormiga, no puedo describirla, pero sí aseguro que no es la militaris de Fabricio. Se me pasaba decir, que estos animales se desordenan y huyen, tomando entre los dedos una tabla y dándole repetidos golpes con un palo como bolillo, es decir, que el tambor que en nuestros soldados arregla y sostiene la marcha, en estos insectos produce el efecto contrario. He visto tambien en estas tri- bus guerreras, individuos que se distinguen del resto por su tamaño y color, pero en poca cantidad, lo que me hace sospechar que son las hembras. y 2 La que yo llamo bizcochera, es una hormiguita muy chica, de andar lento, abdómen alazan, y más oscuro el tórax y la cabeza. Es la más golosa de las hormigas, y en los países en donde habitan, no hay fruta, dulce ó bizcocho seguro. Muchas veces en una hacienda de mi hermano, despues de haber limpiado muy bien una gran mesa y regis- trádola con mucha atencion, poniamos un bizcocho y 4 muy poco ya se aparecian dos ó tres hormiguitas, y tras de éstas millares de millares; tal es la fuerza de su olfato. Me llevaron una vez de Orizaba una canasta forrada interior- mente de papel y llena de bizcochos; no estuvo más que un par de dias en la referida hacienda, y cuando me la remi- tieron adonde me hallaba, no encontré más que polvo. Bien es verdad que á las bizcocheras, á mi juicio las ayudó otra hormiga mediana, de andar tambien lento, y color muy renegrido. Como no tengo presentes los caractéres, tam- poco puedo decir si estarán ya descritas estas hormigas. (Del Registro Trimestre. México, Julio 21 de 1832.) e BOTÁNICA. SYNGENESIA, POLYGAMIA SUPERFLUA” POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. Calyx communis subellipticus, imbricatus, foliolis oblongis, concavis, scariosis, infimis brevioribus. Corolla composita radiata: Flosculis hermaphroditis 3-6 in disco: 6-7 semiligulatis foeemininis in radio. Propria hermaphroditis subeampanulata; limbo quinquepartito; laciniis acutis, seequa- libus patentibus. Foemineis semiligulata, concava, acutiuscula, hermaphroditis brevior. Stamina hermaphroditis: Filamenta quinque, capillaria, brevissima. Anthera cylin- dracea. Fosmineis: Filamenta nulla. Pistillum: Hermaphroditis: Germen oblongum. Stylus cylindraceus. Stigma bifidum, laciniis incrassatis. Foemineis: Germen ut in hermaphroditis. Stylus capillaris longitu- dine eylindraces semiflosculorum partis. Stigma erectum, bifidun, ligula longius. Pericarpium nullum, Calyx immutatus. Semina: Hermaphroditis oblonga, compressa, striata. Pappus nullus. Foemineis se- millima hermaphroditis. Receptaculum nudum planum. Planta sufructicosa, valde glutinosa, et quasi alcoholica sandarachx solutione ¡llita. Caulis bicubitalis, erectus, paniculatus, ramis tetragonis. Folia sessilia, alterna, lineari-lanceolata, integerrima, subtrinervia, bipollicaria. Flores paniculato—corymbosi, lutei, terminales. Stipule lineari-lanceolate, unica in singulo pedunculo communi et partial. Crescit in Huantinchán prope civitatem Tepeacensem. Floret Septembri et Octobri. AD incolis nomine vernaculo Jarilla cognoscitur. Obs. Utitur in decoto aquoso pro ba!neis ad dolores rheumaticos et arthriticos sedan- dos, demataque ab eis producta resolvenda, necnon á contusionibus orta. Infunditur etiam in alechole per aliquot dies; postea filtratur tinetura, que ad cosdem morbos inservit, frictionibus tepide applicata. Obs. Semiflosculi diversis temporibus etpriusquam flosculiexplicantur. Flaverie affinis? Hasta aquí el Sr. Cal, y ahora agrego: que esta planta hacia tiempo la habia yo visto seca, en cuyo estado nunca pude examinarla á mi satisfaccion, por lo pequeño y frágil de las flores; pero despues me la trajeron viva de aquí cerca, y habiéndola registrado me pareció un género verdaderamente nueyo, por el hábito que ofrece. (Del Registro Trimestre, tomo II. México, Febrero 1? de 1833.) 1 El Sr. D. Mariano de Cal, profesor de Farmacia en Puebla y muy dado á las cosas de Botánica, me ha dirigido la siguiente descripcion y observaciones que la acompañan. AAA O A/A APÉNDICE.—12. MATERIA MÉDICA VEGETAL POR EL SEÑOR DON PABLO DE LA LLAVE. Entre los vegetales dignos de atencion del suelo Americano, uno de los primeros es el Huaco.* Dón precioso de la Providencia, de energía y eficacia que raya en lo prodigio- so, anonadador del veneno de las serpientes, que las sujeta, aturde y adormece, y que aun en el caso de hincar su diente mortífero, resultan nulos sus ataques: esta planta be- neficiosa y de poder mágico, recomienda, honra y debe dar un cierto valor á los países en que vegeta. Los indígenas de Bogotá conocieron sin duda la actividad de este antí- doto; pero apurando la historia de los hechos relativos al Huaco, los primeros que apa- recen en la escena como depositarios del secreto de su eficacia, fueron ciertos negros de aquellos países, que se presentaban manejando las serpientes más venenosas sin recibir daño de ellas, y que aun cuando mordian quedaban serenos, sin temer resultados funes- tos. Tales hechos pasaron por fabulosos, hasta que el Sr. Mutis empezó á proclamar y sostener su verdad. Este hombre célebre fué el primero que dicen arrancó el secreto á los negros encantadores de las serpientes, pero 4 mi noticia no ha llegado que determi- nase botánicamente la planta, y la única idea que en esta parte conservo es, que por una descripcion que el Sr. de Rieux, cultivador en las orillas del Magdalena, envió al Sr. Oa- vanilles, este sabio? calificó al Huaco por un Eupatorium. Despues se fijó en que tenia bastante afinidad con el Zupatorium vincefolium de Aublet, pero reparando luego en algunas diferencias que ofrecian ambas plantas, y habiendo recibido al mismo tiempo otra parecida al Huaco, que le remitió el Sr. de Jussieu con el nombre de Carelia sa- turaje-folia (Eupatorium satureje—-foliwm de Lamarck), creyó que el Huaco debia agregarse á este grupo, á pesar de algunas diferencias que presentaba, quedando tan persuadido de ello, que concluye con una definicion característica del género Carelia que debia incluir al Huaco. Nadie dudaba ya de las eminentes virtudes de este vegetal y de su poder maravilloso, restringido á neutralizar el veneno de las serpientes, y aun para adormecer las más ac- tivas y ponzoñosas, y el reino de Santa Fe podia gloriarse por entónces de ser el único poseedor de tan rico tesoro, pero fuese descubriendo sucesivamente en Venezuela, Gua- temala, en las Chiapas y en Tabasco: yo busqué infructuosamente el Huaco en los bos- ques cordobeses que tienen analogía con los terrenos y temperatura de Tabasco, y esta gracia, que no quiso el cielo conceder á mi empeño y solicitud, y á los trabajos y peli- gros que corria atravesando bosques y más bosques, la cedió á un negro caraqueño, que 1 Parece que el primer indicador de las virtudes de esta planta fué el pájaro llamado Huaco, que persiguiendo á las serpientes para deyorarlas, cuando se siente herido se cura con esta enredadera, y de aquí provino dar al vegetal el nombre de Huaco. 2 Todas estas especies se hallan en la Memoria que sobre el Huaco escribió este ilustre botánico, y constan en el tomo sexto de los 4nales de ciencias naturales. Yo me hallaba en el Jardin botánico de Madrid con los Sres. Caya- nilles y de Rienx, cuando el primero encargó al segundo un esqueleto ó descripcion del Huaco, y éste cumplió tan bien que remitió uno y otro, y de ello se sirvió el Sr. Cavanilles para reducir finalmente el Huaco al género Carelia. Má == ha reconocido el Huaco en la hacienda del Potrero, dos leguas abajo de mi patria, Cór- doba, 4 cuyo Canton pertenece. Como esta planta es de tanto interés, hacia años que habia encargado á Chiapas que me enviasen la semilla, y el muy digno y benemérito dominicano Fr. Matías de Córdoba me remitió inmediatamente un saquito que distribuí por muchas partes, pero no ha lle- gado ú mi noticia que en alguna de ellas progresasen. Recibióse despues del Peten un saquito mayor que llegó hallándome yo en el Ministerio de Relaciones; se me permitió tomar de ello, y cogí como dos puñados que repartí en nuestro Jardin botánico, en al- gunos conventos de monjas, y entre algunas personas que me constaba eran muy curiosas y esmeradas en esto de criar plantas, pero lo cierto es que los granos no han germinado. Por la analogía, como he dicho, del terruño de Tabasco y sus demás accidentes con lo que ofrece Oórdoba, yo siempre insistia en que debia hallarse el Huaco en nuestro Canton; con esto dí á mi familia las señas de las florecitas, y el dia ménos pensado reci- bí de mi hermano con el nombre de Huaco una matita seca y muy maltratada cogida en su hacienda; mas nada pude resolver pues no traia flores. Recibí despues otra planta de virtud particular contra la mordedura de las serpientes, que me fué remitida igualmente con el nombre de Huaco por uno de mis sobrinos, y aunque llegó más maltratada que la otra, inmediatamente reconocí que era una Aristolochia. Ya iba perdiendo las esperanzas de que se hallase en aquella parte del territorio ve- racruzano el admirable Huaco, cuando recibí una carta, y al abrirla me encontré con un ramito de flores que en el acto me parecieron de lMikania: * fué inefable el placer que sentí, pero no queria registrarlas temiendo una ilusion, y que fuese tal vezun Hupatorio: al fin, medio temblando, las examiné, y no quedándome ya duda de tener ante mis ojos una Mikania, estuve un rato como fuera de mí, tocando por la primera vez de mi vida y con la mayor veneracion este vegetal, por decirlo así, sagrado, y que me infundia sen- timientos que no puedo explicar, especialmente cuando me ocurria que las florecitas ha- bian sido cogidas en un bosque cordobés por el negro que he indicado. Permítaseme seguir esta digresion de mi enajenamiento: desde que soy aficionado á las plantas no he recibido placer igual; yo no me hartaba de ver las flores; ya las tomaba con respeto en la mano, ya con el mismo las ponia sobre un papel en la mesa, y en fin, mis emociones fueron de tal naturaleza, y produjeron en mi sér tales efectos, que aun agobiado por la fiebre y una penosa diarrea, en el acto de no quedarme duda de ser Mikamia lo que te- nia á la vista, me sentí otro hombre, y del estado de languidez pasé á otro de tan viva animacion, que hasta 4 mis domésticos y otras personas que llegaron, que nada saben de botánica, les hablaba con entusiasmo del Huaco, sus virtudes y términos en que úl- timamente se habia hallado en aquel punto del Estado veracruzano. Mis sensaciones fueron tanto más vehementes, cuanto que aquel dia habia tomado á la madrugada dos pozuelos de infusion de Huaco tabasqueño que me habian aliviado, y todo me cogia con la imaginacion exaltada, pues que en aquellos dias habiamos tratado entre varios, de las extraordinarias y nuevas virtudes que se van reconociendo en el Huaco. Tomemos las cosas de más atrás. El Sr. D. Juan Pablo Anaya, hallándose de Comandante en el Estado de las Chiapas, no obstante de haberse visto en circunstancias que debian absorber toda su atencion, no cesaba de buscar y remitir 4 México cuantos objetos y producciones podia propot- cionar, con tal que le pareciesen útiles. Entre otras cosas de que se habilitó al volver 1 A este género pertenece el Huaco. A de aquella comandancia, fué de una gran porcion de Huaco seco, trayendo al mismo tiempo algunas plantas vivas* para nuestro Jardin, con objeto de propagar un vegetal tan apreciable entre nosotros. Restituyéndose como digo, para esta Capital por el camino de Tabasco, lo sorprendió la fiebre amarilla en un paraje sin recursos, vióse en peligro de muerte, pero luego que se sintió mejor, hizo que el asistente le hirviese el Huaco y tomó una gran cantidad de esta infusion, que lo hizo sudar copiosamente, y con esto se resta- bleció y pudo continuar el viaje, muy persuadido de que el Huaco lo habia salvado. Lle- gado á Veracruz, aunque el hecho era particular, creyó debia divulgarlo, 4 fin de que se repitiesen las experiencias en aquella poblacion, que de cuando en cuando destroza des- graciadamente el vómito. El Sr. Chavert, doctor en medicina, se hallaba justamente en aquella ciudad estudiando un mal tan terrible; se encargó de hacer tentativas con el Huaco, y segun las noticias que tengo, las que se han hecho hasta abora resultan fa- vorables á la eficacia del Huaco. El mismo Sr. Dr. Chavert envió un poco de esta planta á Burdeos, y habiendo el médico á quien la dirigió usado de ella en algunos casos de Cholera morbus, segun escriben, ha producido efectos asombrosos. ¡Oh si el cielo quisiera concedernos la dicha de que el Dragon exterminador del género humano viniese 4 de- poner su infernal guadaña á los piés de una planta americana de tan poca exterioridad, y que aun para sostenerse necesita del apoyo de los árboles! Ahora, como cuanto puede pertenecer al Huaco debe esclarecerse y apurarse hasta lo último, á fin de que quede la verdad lo más puro y neto posible, voy á encargarme de una especie que he leído en la obra francesa Dictionnaire classique d' histoire naturelle, artículo Huaco, suscrito por el Sr. Guillemin; dice así: “Huaco es el nombre vulgar de dos plantas que pertenecen á la familia de las Synanthereas. Los habitantes de las ori- llas del Magdalena, entre Mehates y Angostura, aplican este nombre á la Milkania huaco de Humboldt y Bonpland, al paso que el Huaco de los contornos de Santa Fe de Bo- gotá es el Spilanthes ciliata de Kunht. Oreemos que el Huaco, tan célebre por sus pro- piedades eficaces contra la mordedura de las serpientes venenosas, es aquella planta y no la Mikania huaco. En efecto, Mutis no conocia esta última, cuando en presencia del Sr. Zea y otros naturalistas colombianos incurrió en la imprudencia de permitir que uno de los dibujantes de su expedicion se dejase morder de una serpiente muy venenosa á fin de experimentarlaeficaciadel Huaco.” Aquí hay varias aserciones, pero desgraciadamente sin comprobantes, y por lo que he visto, leído y noticias que me han llegado, no hay exactitud en este artículo. Manos á la obra. Se asegura que la planta de que usaba el Sr. Mutis era un Spilanthes; pero el Sr. Zea, discípulo del Sr. Mutis, inteligente en la botánica de aquel país, y testigo presencial de los experimentos sobre la eficacia contra la mordedura de las serpientes de la planta que en Santa Fe llamaban Huaco, en una carta al Sr. Cavanilles, despues de hablarle sobre los maravillosos efectos de este vege- tal, le agrega lo siguiente: “(Jue el Huaco es un género nuevo, al que se deben reducir las Cacalias, Laurifolia y Cordifolia del hijo de Linneo; y que quiere dejar al Sr. Mutis, como descubridor, intacto el derecho de dar nombre botánico á la planta.” Este docu- mento se halla en el tomo TIT de los Anales de ciencias naturales, en la página 116, en una nota en que tambien se cita el tomo TV del Semanario de agricultura, pág. 397. Ahora bien, ¿qué analogía puede haber entre un Spilanthes y una Cacalia? El uno 1 Es mucho engorro el conducir en macetas plantas vivas y de tan léjos, y por ello se vendrá en conocimiento del esmero y pasion del Sr. Anaya por todo lo que puede contribuir á la ilustracion y demás bien comun. Si todos los Señores Comandantes generales tuviesen los sentimientos que animaron al Sr. Anaya en las Chiapas, nuestro Jar- din y Gabinete rebosarian en riquezas exquisitas. —(H= tiene el receptáculo cónico, y 4 veces tan prolongado que pasa á columnar y es además pajoso; el vilano por lo comun de dos aristitas débiles, y el cáliz de muchas escamas en dos órdenes y por lo regular recargadas: y por fin, son muchos los flósculos y ann se des- criben algunas especies con rayo. ¿Qué semejanza, repito, puede haber entre esta flor y otra que solo tiene por cáliz cuatro hojuelas cruzadas, un receptáculo plano y desnudo, cuatro flósculos, y un vilauo abundante entre dentado y plumoso? La Cacalia sí tiene afinidad con la Piqueria, Stevia, Eupatorio, dec.: conque si el Sr. Zea asegura que al nuevo género se debe reducir la Cacalia Laurifolia que tiene cuatro hojuelas en el cáliz y cuatro flóseulos, pregunto: ¿podrá ser un Spilanthes la planta de que usaban en Santa Fe para los experimentos? y como á todo esto se agrega que no se cita hecho ni razon para comprobar la ocurrencia del Spilanthes, y habiéndola, sí, en contrario sentido, nos debemos atener á esto último. Al leer el artículo del Sr. Guillemin, como que se da á entender que el Spilanthes y no la Mikania huaco, es el eficaz y que neutraliza el veneno de las serpientes. Tampoco en esto hay razon, y puede ser que en Santa Fe no haya el cámulo de experiencias so- bre la eficacia del Huaco, que en las cercanías del Magdalena. Pues véase la descripcion del Sr. de Rieux, y el juicio que por los esqueletos formó el Sr. Cavanilles, y se vendrá en conocimiento de que los efectos admirables que se palpan en las tierras del Magdalena, deben atribuirse á una planta reducida al género que no há mucho instituyó el Sr. Will- denow con el nombre de Mikania. Quede, pues, sentado que la que salva al hombre del diente de las culebras, es la Mikania huaco del modo más positivo y documentado, sin negar por esto que haya algun Spilanthes Ó cosa que se le parezca, que tenga el mismo privilegio. ] Vaya otra razon en contra. Dicen que el Huaco que se encuentra en las islas, ha sido llevado del continente: prescindo de esta cuestion, y para lo que tratamos, poco hace que sea natural ó forastero de las islas; lo que nos importa saber son sus efectos, y estos no puede negarse que son maravillosos contra la accion y veneno de las serpientes. Pero ¿qué planta es esta? Es una Mikamia, y el que lo dude que se tome el trabajo de leer la Flora pittoresque et médicale des Antilles; la descripcion y la planta iluminada son indudablemente de una Mikania. No he visto el Huaco, esto es, la planta de Guatemala, Chiapas, Peten; pero he visto la de Tabasco, y aunque no me he hallado en el caso de poder observar sus flores, reconocida en el seco, y consultado cuanto cabe su hábito, me parece tambien Mikania, aunque no estoy del todo seguro de ello. Concluirémos con el Sr. Guillemin, sintiendo la inculpacion de imprudencia que imputa al Sr. Mutis: este sabio naturalista y astrónomo fué el ornamento de su nacion y del clero á que pertene- cia, no solo por su saber, sino por su humanidad, por su cireunspeccion, y por un cúmulo de cualidades que admiraron los Sres. Humboldt y Bonpland; así la cosa del pintor, en la suposicion de que se dejase morder de la culebra, sucedería en términos en que no pueda resultar culpabilidad contra un sabio tan respetable y benemérito. Como las cualidades del Huaco han debido llamar tanto la atencion, reputándose ex- traordinas, naturalmente se han hecho aplicaciones para curar otras dolencias, y aunque no estoy en el caso de salir por fiador de los hechos que se aseguran, sí me parece que conviene que se divulguen, á fin de que se siga trabajando sobre ello, y pueda saberse de un modo terminante lo que hay sobre el particular. Con esta mira, copiaré lo que he leído en el Mercurio de Nueva York de 27 de Diciembre de 1832: “Como el Huaco se despoja de todas sus hojas durante el tiempo seco que aquí llamamos Verano, y como el zumo puro que se extrae de ellas no puede conservarse muchos dias sin que se cor- —9— rompa, es preciso, para no privarse de este remedio en aquella estacion, hacer la prepa- xracion siguiente: Se toman las hojas solas de la planta, y molidas, se les extrae el zumo por un lienzo ó de cualquier otro modo. Inmediatamente se ponen en una botella igua- les partes de este zumo y de aguardiente cognac Ó de caña, y batiéndose bien esta mez- ela por una sola vez, se tapa la botella y se deja en reposo por ocho dias, al cabo de los cuales ha bajado todo el sedimento al fondo de la botella, y el licor se presenta clarificado. Entónces se decanta en otra botella que se tapa muy bien: de este modo se conserva el licor en buen estado cuanto tiempo se requiera, ménos en los casos en que se usa para inocularse con esta planta, á fin de poder manejar las culebras y ponerse más á cubierto de sus mordeduras, pues para esta operacion debe tomarse siempre el zumo fresco.” Esto supuesto, seguirémos copiando del referido Mercurio las enfermedades contra que se aplica el Huaco, y las cantidades en que lo suministran. 1. “Para la picadura de la culebra se toman inmediatamente tres cucharadas gran- des del zamo puro del Huaco, y se aplica al mismo tiempo una cataplasma de las hojas molidas, 4 la picadura, se repite esto todos los dias, Ó hasta que el enfermo se ponga bueno. Si solo hubiese 4 mano el Huaco preparado, tomará el paciente tres cucharadas de él, y con el mismo se le frotará la picadura, repitiéndose esta aplicacion con la del zumo puro y la cataplasma. A los caballos, reses y otros animales mordidos de culebras, se les administrará mayor dósis. 2. Lo mismo se practicará en las picaduras de alacran, y en lasmordeduras de perros ú otros animales rabiosos, prolongando la aplicacion en este último caso á cuarenta dias. 3. Para curar el reumatismo y la gota, se administrarán diariamente dos cuchara- das del zumo ó del licor, y con uno ú otro se frotan las partes doloridas ó se aplican cataplasmas. 4. En las caídas y aporreos es igual la aplicacion por espacio de ocho ó diez dias, con la diferencia de que la dósis debe ser de tres cucharadas. 5. En las suspensiones del menstruo se tomarán dos cucharadas diarias, hasta remo- ver la obstruccion. Lo mismo se practicará en las demás obstrucciones de vientre y mal del hígado, añadiendo en el último caso cataplasmas de las hojas del Huaco sobre esta entraña ó frotando la parte con el licor. 6. Al que padezca de úlceras viejas y obstinadas, sele harán tomar diariamente tres ó cuatro cucharadas del zamo puro ó del licor, y se le pondrán cataplasmas de las hojas sobre las úlceras, Ó se lavarán con el licor. 7. El tétano (pasmo de tierra caliente) se cura, envolviendo en paños mojados en el licor las quijadas y la cabeza del paciente, y dándole á beber tres cucharadas del mismo, ó del zumo puto y repitiendo la dósis como en iguales casos se repiten las del opio. En el espasmo del estómago, se tomarán cuatro cucharadas del zumo, ó del licor con prefe- rencia, y se aplicarán al estómago los paños indicados. S. Para la ética, se emplea la infusion de las hojas en agua caliente. 9. Para el asma, se hace la aplicacion quinta. 10. En las tercianas y en toda calentura con frio, se administrarán cuatro cucharadas al entrar el frio, bien sea del zumo puro, ó bien del licor, y se continúa dando igual dósis en ayunas por espacio de un mes. 11. El autor de la Memoria no dice cuál debe ser la aplicacion para las lombrices. Yo creo que puede administrarse una cucharada en ayunas á los niños, y dos á los adultos del zumo puro ó del licor. 12. La aplicacion es igual para las personas debilitadas. AO 13. Dos cucharadas en ayunas del zumo ó del licor y otras tantas poco ántes de co- mer, basta para curar radicalmente la jaqueca. 14. Para el dolor de muelas se toman buches del zumo puro ó del licor, y se aplica un algodon mojado en una ú otra cosa á la muela dolorida.” Me resta hablar de las flores del Huaco cordobés. Flores en corimbo; pedúnculo particular muy pequeño; cáliz de cuatro hojuelas ergui- das, algo romas por la punta, las dos interiores mayores, ásperas todas por el envés, y en general por una pequeña bráctea al pié del cáliz; receptáculo plano; semilla pentágono— asurcada, más angosta por la base; vilano entre dentado y plumoso: flores cuatro, blancas. (Del Registro Trimestre, tomo II. México, Febrero 12 de 1833). ESTADO DE LA AGRICULTURA DE NUEVA ESPAÑA —MINAS METALICAS, POR EL SR. BARON ALEJANDRO DE HUMBOLDT. Producciones vegetales del Territorio Mexicano.—Progresos del cultivo del terreno.— Influencia de las minas en el desmonte de las tierras. —Plantas que sirven de alimento al hombre. Un imperio que se extiende desde el 169 hasta el 372 de latitud, ofrece desde luego por sola su posicion geográfica, todas las modificaciones de clima que se encontrarian trasportándose desde las orillas del Senegal á España, Óó desde las costas del Malabar á los arenales de la grande Bucaria. Auméntase esta variedad de climas todavía más por la constitucion geológica del país, por la masa y forma extraordinaria de las montañas mexicanas. En la loma y en la falda de las cordilleras, la temperatura de cada meseta ó llano es diferente, segun que es mayor ó menor su altura. No son unos picos aislados euyas cimas juntas al límite de las nieves perpetuas se cubren de pinos y de robles. Provincias enteras producen espontáneamente plantas alpinas, y el cultivador habitante de la zona tórrida, muchas veces pierde allí la esperanza de sus cosechas, por efecto de las heladas ó por la abundancia de nieve. Tal es la admirable distribucion del calor en el globo, que en el océano aéreo se en- cuentran capas más frias 4 proporcion que se sube; al paso que en lo profundo de los mares, cuanto más léjos se está de la superficie de las aguas, tanto más disminuye la temperaturas En los dos elementos, la misma latitud reune, por decirlo así, todos los climas. A desiguales distancias de la superficie del océano, pero en el mismo plano ver- tical, se encuentra tongadas de aire y agua de la misma temperatura. De ello resulta que, bajo los trópicos, en la falda de las cordilleras, y en el abismo del océano, las plan- tas de la Laponia, y los animales marinos vecinos al polo encuentran el grado de calor necesario para que se desarrollen sus órganos. == Segun este órden de cosas, establecido por la naturaleza, se concibe que en un país «montañoso y extenso como el reino de México, debe ser inmensa la variedad de produe- ciones indígenas, y que apénas hay en todo el resto del globo una planta que no puede cultivarse en alguna parte de la Nueva España. A pesar de las penosas investigaciones de tres botánicos distinguidos, los Sres. Sesé, Mociño y Cervantes, que la corte encargó de examinar las riquezas vegetales del reino de México, estamos muy distantes de poder lisonjearnos de conocer todas las plantas que se hallan, ya esparcidas en los varios picos solitarios, ya amontonadas las unas sobre las otras en inmensos bosques al pié de las cordilleras. Si todavía hoy se descubren diariamente nuevas especies herbáceas en el alto llano central, y en las inmediaciones mismas de la ciudad de México, cuántas plan- tas arbóreas no se habrán ocultado á los ojos de los botánicos en aquella region húmeda y caliente que corre á lo largo de las costas orientales, desde la provincia de Tabasco y de las orillas fértiles de Guasacualco hasta Pecolula y Papantla, 6 4 lo largo de las costas occidentales desde el puerto de San Blas y la Sonora hasta los llanos de Tehuantepec en la provincia de Oaxaca? Hasta ahora en la parte equinoccial de Nueva España, no se ha encontrado ninguna especie de quina (Cinchona), ni aun del pequeño grupo que tiene los estambres más largos que la corola, y que forma el género exostema. Sin embargo, es probable que algun dia se hará este precioso descubrimiento en la falda de las cordilleras, en donde abundan el helecho arbóreo, y en donde comienza la region de la verdadera quina febrífuga con estambres muy cortos y la corola vellosa. * No nos proponemos describir aquí la innumerable variedad de vegetales con que la naturaleza ha enriquecido el vasto territorio de Nueva España, y cuyas útiles propie- dades se conocerán mejor al paso que la civilizacion haga progresos en el país. No ha- blarémos de los varios géneros de cultura que un Gobierno ilustrado podria introducir con buen éxito. Nos limitarémos á examinar las producciones indígenas que en la ac- tualidad son objetos de exportacion, y que forman la base principal de la agricultura mexicana. Bajo los trópicos, principalmente en las Indias occidentales, que han llegado á ser el centro de la actividad comercial de los europeos, la palabra agricultura se toma en un sentido muy diferente del que sele da en Europa. En la Jamaica, ó en la isla de Cuba, cuando se oye hablar del estado floreciente de la agricultura, esta expresion no ofrece á la imaginacion la idea de cosechas que sirven para el alimento del hombre, sino la idea de terrenos que producen objetos de cambio para el comercio, y de materias primeras 1 Véase mi Geografía de las Plantas, y una Memoria que publiqué en aleman, y contiene observaciones físicas sobre las diversas especies de Cinchona que crecen en los dos continentes. Memorias de la sociedad de Historia na- tural de Berlin, 1807, núms. l y 2.) En México se cree que el Portlandia mexicana, descubiertopor el Sr. Sesé, podria reemplazar la quina de Loja, como lo hacen hasta cierto punto el Portlandia hexandra (coutarea Aublet), en Cayena, el Bonplandia trifoliata Willd ó el Cusparé, en las orillas del Orenoco, y el Switenia Febrífuga Roxb, en las grandes Indias. Es de desear que se examinen tambien las virtudes medicinales del Pinkneya pubens, de Michaux (Mussaen- da bracteolata, Bartam), que crece en la Georgia, y que tiene tanta analogía con la Cinchona. Examinando la propie- dad de los géneros Portlandia, Coutarea y Bonplandia, ó la afinidad natural que presenta el verdadero Cinchona espi- noso y rastrero, descubierto en Guayaquil por el Sr. Tafalla, con los géneros Paederia y Danais, se advierte que ej principio febrífugo de la quina reside en muchas rubiáceas. Asimismo el Caoutchoue, no es solamente extraído del Heyea, sino tambien del Urceola elástica, del Commiphora madagascarensis, y de un gran número de otras plantas de la familia de los euforbios, de las ortigas (Ficus Cecropia), de los cucurbitáceos (Carica) y de las campanuláceas Lobelia. El Sr. Augusto de Saint-Hilarie ha dado á conocer modernamente (en 1824) un Apocynea, el Strychnos pseudoquina del Brasil, que obra en las calenturas intermitentes como la verdadera Cinchona, aunque no contiene ni brocina ni quinina. Esta Memoria del Sr. de Humboldt sobre las quinas de los dos continentes ha sido traducida y enriquecida con notas muy instructivas por M. Lambert. (Véase Illustration of the genus Cinchona, 1821, p. 2-59, y Humboldt, Relation hist., t. 1.) AÑ para la industria de las fábricas. Además, por rico y fértil que sea el campo, por ejem.- plo el valle de las Guines, al SE. de la Habana, uno de los sitios más deliciosos del Nue- vo Mundo, se ven en él muchas llanuras plantadas con esmero, de caña de azúcar y de café; pero regadas con el sudor de los esclavos africanos. La vida del campo pierde su atractivo, cuando es inseparable del aspecto de la infelicidad de nuestra especie. En lo interior del reino de México, la palabra agricultura recuerda ideas ménos penosas y tristes. El cultivador indio es pobre, pero libre. Su estado es muy preferible al de los aldeanos de una gran parte de la Europa septentrional. En la Nueva España no hay con- tribucion de servicios corporales ni esclavitud; el número de esclavos es casi ninguno; y la mayor parte del azúcar es fruto del trabajo de manos libres. Los principales objetos de la agricultura no son esos productos á que el lujo de los europeos ha dado un valor variable y arbitrario, sino los cereales, las raíces nutritivas, y el maguey, que es la viña de los indígenas. La vista de los campos recuerda al viajero que aquel suelo da de comer á quien lo cultiva, y que la verdadera prosperidad del pueblo mexicano no depende ni de las vici- situdes del comercio exterior, ni de la política inquieta de la Europa. Los que no conocen lo interior de las colonias españolas sino por las nociones vagas é inciertas publicadas hasta el dia, con dificultad se persuadirán que los principales ma- nantiales de la riqueza del reino de México no están en las minas, sino en su agricultura, que se ha mejorado muy visiblemente desde fines del útimo siglo. Sin hacer reflexion en la inmensa extension del territorio, y sobre todo en el gran número de provincias, que al parecer carecen totalmente de metales preciosos, se imaginan comunmente que toda la actividad del pueblo mexicano está dirigida al beneficio de las minas; porque la agri- cultura ha hecho progresos muy grandes en la capitanía general de Caracas, en el reino de Guatemala y en la isla de Cuba, y donde quiera que los cerros están reputados po- bres en productos del reino mineral, se cree poder inferir de aquí que el poco cuidado que se ha puesto en el cultivo del terreno en otras partes de las colonias españolas, es efecto del laboreo de las minas. Este raciocinio es exacto, cuando no se aplica más que á pequeñas porciones de terreno. Es cierto que en las provincias de Choco y de Antioquía y en las costas de Barbacoas, los habitantes prefieren el buscar oro de lavaduras en los arroyos y barrancos, al desmonte de una tierra vírgen y fértil: es cierto que al principio de la conquista los españoles que abandonaban la península ó las islas Canarias, para establecerse en el Perú y en México, no tenian otro interés que el de descubrir metales preciosos. “Auri rabida sitis a cultura Hispanos diverti,” dice Pedro Martir, * escritor de aquel tiempo, en su obra sobre el descubrimiento de Yucatan y la colonizacion en las Antillas; pero este raciocinio no sirve en el dia para explicar por qué la agricultura se halla en un estado de languidez en unos países que tienen tres Ó cuatro veces mayor ex- tension de terreno que la Francia. Las mismas causas físicas y morales que entorpecen todos los progresos de la industria nacional en las colonias españolas, se han opuesto á las mejoras del cultivo del terreno. No se puede dudar que si se perfeccionan las insti- tuciones sociales, las comarcas más ricas de producciones metálicas serán tan bien y acaso mejor cultivadas, que las que aparecen desprovistas de metales. Pero el deseo natural del hombre de reducirlo todo á causas muy simples, ha introducido un modo de raciocinar en las obras de economía política, que se perpetúa, porque lisonjea la desidia del mayor número de los hombres. La despoblacion de la América española, el estado 1 De insulis muper repertis, et de moribus incolarum earum. Grynoi Orbis, 1555, p. 511. APÉNDICE.—13. de abandono en que se hallan sus tierras más fértiles, la falta de industria manufac- tural, se atribuyen álas riquezas metálicas y á la abundancia de oro y de plata, del mismo modo que segun esta misma lógica, todos los males de España vienen del descubri- miento de la América, de la trashumacion de los ganados merinos, Ó de la intolerancia religiosa del clero. No se observa que la agricultura esté más descuidada en el Perú que en la provincia de Cumaná ó en la Guyana, sin embargo que en estas últimas no hay ninguna mina en beneficio. En México los campos más bien cultivados, los que recuerdan á los viajeros las más hermosas campiñas de Francia, son los llanos que se extienden desde Salamanca hasta las inmediaciones de Silao, Guanajuato y la villa de Leon, y en los cuales están las minas más ricas del mundo conocido. En todos los parajes en donde se han descu- bierto vetas metálicas, en las partes más incultas de las cordilleras, en llanuras aisladas y desiertas, el beneficio de las minas, léjos de entorpecer el cultivo de la tierra, lo ha favorecido singularmente. Los viajes sobre la loma de los Andes ó en la parte monta- ñosa de México, ofrecen los ejemplos más evidentes de la benéfica influencia de las mi- nas sobre la agricultura. Sin los establecimientos formados para el beneficio de las minas ¡cuántos sitios habrian permanecido desiertos! ¡Cuántos terrenos sin desmontar en las cuatro intendencias de Guanajuato, Zacatecas, San Luis Potosí y Durango, entre los paralelos de 21 y 259, en donde se hallan reunidas las riquezas metálicas más conside- rables de Nueva España! La fundacion de una villa es la consecuencia inmediata del descubrimiento de una mina considerable. Si la villa está colocada en el flanco árido Ó sobre la cresta de las cordilleras, los nuevos colonos han de ir léjos 4 buscar todo lo ne- cesario para su subsistencia y la del gran número de acémilas que se ocupan para el agotamiento de las aguas, en la saca y amalgamacion del mineral. Al momento la ne- cesidad despierta la industria: se empieza á labrar el suelo en las quebradas y pendien- tes de las montañas vecinas y en todas partes en donde la peña está cubierta de mantillo. Se establecen haciendas en las inmediaciones de las minas; la carestía de los víveres y el precio considerable en que la concurrencia de los compradores sostiene todos los pro- ductos de la agricultura, indemnizan al cultivador de las privaciones á que le expone la vida penosa de las montañas. De este modo, solo por el aliciente de la ganancia, por los motivos de interes mutuo que son los vínculos más poderosos de la sociedad, y sin que el Gobierno se ocupe en la fundacion de colonias, una mina que en el principio parecia aislada en medio de montañas desiertas y salvajes, en poco tiempo se une á las tierras ya de antiguo labradas. Todavía más: esta influencia de las minas en el desmonte progresivo del país es más duradera que ellas mismas. Cuando las vetas están agotadas y se abandonan las obras subterráneas, no hay duda en que se disminuye la poblacion de la comarca, porque los mineros van á buscar fortuna á otra parte; pero el colono está ligado por el apego que ha tomado al suelo que le ha visto nacer, y que sus padres han desmontado con sus brazos. Cuanto más aislado está el sitio de la hacienda, tanto más atractivo tiene para los habitantes de las montañas. Tanto al principio de la civilizacion como en su deca- dencia, el hombre parece arrepentirse de la sujecion que se haimpuesto entrando en la sociedad: ama la soledad, porque ésta le restituye su antigua libertad. Esta tendencia mo- ral, este deseo de aislamiento, se manifiestan sobre todo entre los indígenas de raza bron- ceada, que una larga y triste experiencia ha fastidiado de la vida social, particularmente de la vecindad de los blancos. Semejantes á los árcades, los pueblos de raza azteca ape- tecen habitar las cimas y el flanco de las montañas más escarpadas. Este rasgo particu- Mu yo lar de sus costumbres contribuye singularmente á extender la poblacion en la region montañosa del reino de México. ¡Cuán interesante es para un viajero el ir siguiendo estas pacíficas conquistas de la agricultura, ver aquellas innumerables chozas indias es- parcidas en las quebradas más silvestres, aquellas leguas de tierra cultivadas, que se avanzan en un país desierto, entre baucos de roca desnuda y árida! 5 Las plantas que forman el objeto del cultivo de aquellas regiones elevadas y solitarias, difieren esencialmente de las que se cultivan en los llanos 6 mesetas ménos elevados, en la falda y en el pié de las cordilleras. Podria tratar de la agricultura de la Nueva Espa- ña, siguiendo las grandes divisiones que he expuesto más arriba, al bosquejar el cuadro físico del territorio mexicano podria seguir las líneas de cultivo que están señaladas en mis perfiles geológicos, y cuyas alturas en parte están indicadas; pero es necesario obser- var que tanto estas líneas de cultivo como la de las nieves perpetuas á que son parale- las, se abajan hácia el Norte, y que los mismos cereales que, bajo la latitud de las ciu- dades de Oaxaca y México no vegetan abundantemente sino á la altura de 1,500 4 1,600 metros, en las provincias internas bajo Ja zona templada, se encuentran en los llanos ménos elevados. La altura del terreno que requieren los diversos géneros de cultivo, depende en general de la latitud de los parajes; pero la flexibilidad de organizacion en las plantas cultivadas es tal, que ayudadas por la mano del hombre, muchas veces pa- san los límites que el naturalista ha osado señalarlas. Bajo el Ecuador, los fenómenos meteorológicos están sujetos, como los de la geografía de las plantas y de los animales, á leyes inmutables y fáciles de conocer: allí, solo la altura del sitio modifica el clima, y la temperatura es casi constante, 4 pesar de la diferencia de las estaciones. Alejándose del Ecuador, principalmente entre los 15% y el Trópico, el clima depende de una multitud de circunstancias locales, y varía á la misma altura ab- soluta y bajo la misma latitud geográfica. Esta influencia local, cuyo estudio es tan im- portante para el cultivador, se manifiesta todavía más en el hemisferio boreal que en el austral. La grande anchura del Nuevo Continente, la proximidad del Canadá, los vientos que soplan del Norte, y otras causas que he manifestado más arriba, dan un carácter particular á la region equinoccial de México y de la isla de Cuba. Podria decirse que en aquellas regiones la zona templada (la de los climas variables) se ensancha hácia el $S., y pasa más allá del Trópico de Cáncer. Basta recordar aquí, que en las inmediaciones de la Habana (latitud 239 S'), 4 la pequeña altura de 80 metros sobre el nivel del Océa- no, se ha visto bajar el termómetro hasta el punto de congelacion, * y que ha nevado cerca de Valladolid (latitud 199 42) 4 1,900 metros de altura; al paso que bajo el Ecua- dor no se observa este último fenómeno sino á elevaciones dos veces mayores. Estas consideraciones nos prueban que hácia los trópicos, allá en donde la zona tórrida está más inmediata á la templada (me sirvo de estos nombres impropios que el uso ha adoptado), las plantas cultivadas no están sujetas á ciertas alturas fijas € invariables. Podria ensayarse el distribuirlas segun la temperatura média de los parajes en donde vegetan. A la verdad se observa que en Europa el minimum de la temperatura média, que exige un buen cultivo para la caña de azúcar, es de 19 4 209; para el árbol del café 1 El Sr. Robredo ha visto en el mes de Enero formarse hielo en un dornajo de madera, en el pueblo de Ubajay, 15 millas al SO. de la Habana, 74 metros de elevacion absoluta. Yo he visto en Rio Blanco, el 4 de Enero de 1801 á las 8 de la mañana, el termómetro centígrado 4 72 5' debajo de cero: y durante la noche habia muerto de frio, en una cárcel, un desyenturado negro. Sin embargo, en los llanos de la isla de Cuba, en los meses de Diciembre y Enero las temperaturas medias son de 17? y 189. Estas determinaciones han sido todas verificadas con excelentes termó- metros de Nairne. 100 — 189; para el naranjo 17%; para el olivo de 139,5 á 149; para la vid que dé vino potable “109 4112 centígrados. Esta escala termométrica de agricultura es bastante exacta, cuan- do no se toman los fenómenos sino en su mayor generalidad; pero se presentan muchí- simas excepciones, si se consideran países en donde el calor medio del año es igual, miéntras que las temperaturas médias de los meses difieren mucho las unas de las otras. La reparticion desigual del calor entre las diferentes estaciones del año, como lo ha pro- bado muy bien M. Decandolle, + es lo que principalmente influye sobre el género de cul- tivo que viene á tal Ó tal latitud. Varias plantas anuales, principalmente las gramíneas de semillas harinosas, son bastante diferentes al rigor del invierno; pero necesitan mucho calor en el verano, como los árboles frutales y la vid. En una parte del Maryland, y so- bre todo en Virginia, ?la temperatura média del año es igual y quizá superior á la de Lombardía, y no obstante esto, las escarchas del invierno no permiten mucho el cultivo de los mismos vegetales que hermosean los llanos del Milanés. En la region equinoccial del Perú 6 de México, el centeno y mucho ménos el trigo no llegan al verdadero punto de madurez en los llanos que tienen 3,500 á 4,000 metros de elevacion, 4 pesar de que el calor medio de estas comarcas alpinas es superior al de los parajes de la Noruega y Siberia, en donde los cereales se cultivan con buen éxito. Pero en los países más inme- diatos al Polo, durante unos treinta dias, la oblicuidad de la esfera y la corta duracion de las noches dan más fuerza á los calores estivales; al paso que bajo los trópicos, en el llano de las cordilleras, nunca el termómetro se sostiene un dia entero más arriba de 109 4 120 centígrados. Para no mezclar ideas teóricas y poco susceptibles de una rigurosa exactitud con la exposicion de hechos ciertos, no dividirémos las plantas que se cultivan en Nueva Es- paña, segun la altura del terreno en donde vegetan con más abundancia, ni segun los grados de temperatura média que parece necesitan para desarrollarse; las clasificarémos más bien por la utilidad que ofrecen á la sociedad. Empezarémos por los vegetales que constituyen la base principal del alimento del pueblo mexicano; despues tratarémos de las plantas que presentan materiales á la industria manufacturera; y terminarémos estas indagaciones, descubriendo lo productos vegetales, que son el objeto de un comercio im- portante con la metrópoli. El Plátano ó Banano, es para los habitantes de la zona tórrida el mismo alimento que las gramíneas cereales, el trigo, la cebada y el centeno para el Asia occidental y la Europa; el mismo que las infinitas variedades de arroz para los países situados más allá del Indo, principalmente para Bengala y la China. En ambos continentes, en las islas que comprende la inmensa extension de los mares equinocciales, en todas partes en donde el calor medio del año excede á 24? centígrados, el fruto del plátano es un objeto de cul- tivo del mayor interes para la subsistencia del hombre. El célebre viajero Jorge Forster y otros naturalistas que le han seguido, han sostenido que esta planta preciosa no exis- tia en América ántes de la llegada de los españoles, sino que la habian llevado allí de las islas Canarias al principio del siglo XVI. En efecto, Oviedo, que en su historia natural de las Indias distingue con escrúpulo y muy cuidadosamente los vegetales indígenas de los que se han introducido, dice positivamente que un fraile de la órden de predicadores, 1 Flora francesa, tercera edicion, tomo 11, pág. 10. 2 En Umea, en Westro-Botnia) lat. 632 49”), en 1801, los extremos del termómetro centígrado en verano, eran de + 359, y en invierno — 479,7. El Sr. Acerbi se queja mucho de los grandes calores del verano en la parte sep- tentrional de la Laponia. — 101 — Tomás Berlangas, * en 1516, plantó los primeros plátanos en la isla de Santo Domingo. Asegura haber visto él mismo, el Musa cultivado en España, cerca de la ciudad de Al- mería, en el reino de Granada, y en el convento de Franciscanos de la isla de la Gran Canaria, en donde Berlangas habia tomado los hijuelos que se trasportaron á Hispanio- la, y de allá sucesivamente á las demás islas y Tierra Firme. Podria apoyarse la opinion de Forster con que, en las primeras relaciones de los viajes de Colon, Alonso Negro, Pinzon, Vespucci ? y Cortés, se habla muy 4 menudo del maíz, del papayo, del jatrofa manhiot y del maguey, pero nunca del plátano. Sin embargo, el silencio de estos prime- ros viajeros solo prueba la poca atencion con que miraban las producciones naturales del suelo americano. Hernandez que, además de las plantas medicinales, describe otros mu- chísimos vegetales mexicanos, no hace mencion del Musa; pero este botánico vivia me- dio siglo despues de Oviedo; y los que consideran el Musa como procedente del Nuevo Continente, no ponen en duda que su cultivo era muy comun en México á últimos del siglo XVI, á una época en que una multitud de vegetales ménos útiles al hombre, ya habian sido trasportados allí de España, de las islas Canarias y del Perú. Luego el si- lencio de los autores no es una prueba suficiente en favor de la opinion de M. Forster. Tal vez en cuanto á la verdadera patria de los plátanos, sucede lo mismo que sobre la de los perales y cerezos. Por ejemplo el cerezo de monte (Prunus avium) es indígena en Alemania y Francia: se halla en nuestros bosques desde la más remota antigiiedad, como el roble y el tilo; al paso que otras castas de cerezos que se consideran como va- riedades que se han hecho permanentes, cuyos frutos son más sabrosos que los del cerezo de monte, los Romanos los trajeron del Asia menor, * y en particular del reino del Ponto. Asimismo, en las regiones equinocciales, y hasta el parelelo de 33 Ó 34 gra- dos, se cultivan bajo el nombre de plátanos un gran número de plantas que difieren esencialmente por la forma de sus frutos, y que quizá constituyen verdaderas especies. Si hasta hoy dia no se cree bastante probada la opinion, de que todos los perales cul- tivados traen su orígen del peral silvestre como de un tronco comun, debe sernos to- dayía más permitido el dudar que el gran número de variedades constantes de plá- tanos lo traen del Musa troglodytarum que se cultiva en las islas Molucas, que segun Geertner, tal vez él mismo no es un Musa, sino una especie del género Ravenala de Adanson. En las colonias españolas no se conocen todos los Musa 6 Pisang descritos por Rum- phius y Rheede; sin embargo se distinguen tres especies que los botánicos no han determi- nado todavía sino muy imperfectamente, el Plátano 6 Harton (Musa paradisiaca, Lin.), el Camburi (Musa sapientium, Lin.), y el Dominico (Musa regia, Rumph). Yo he visto cultivar en el Perú una cuarta especie de un gusto muy exquisito, el Meiya del mar del Sur, que en el mercado de Lima se llama Plátano de Taiti, porque la fragata “Águila? llevó los primeros plantones de la isla de Otahiti. Ahora bien, en México, y toda la Tierra Firme de la América meridional, es una tradicion constante que el Plátano Har- ton y el Dominico se enltivan allí mucho tiempo ántes de la llegada de los españoles, pero que el Guineo, que es una variedad de Camburi, fué Nevado de las costas de África, co- 1 De plantis esculentis commentation botanica, 1786, p. 28. Histoire naturelle et générale des Iles et terres fer- mes de la grande mer'océane 1556, p. 112-114. 2 Christophori Columbi nayigatio. De gentibus ab Alonzo repertis. De navigatione Pinzoni socii admirantis. Nayigatio Alberici Vesputii. Véase Grynay nov. orbis, 1555, p. 64, 84, 85, 87 y 211. 3 Desfontaimes, Histoire des arbres et arbrisseaua qui peuvent étre cultivés sur le sol de la Prance, 1809, t. TI, p- 208: obra que contiene sábias y curiosas indagaciones sobre la patria de los vegetales útiles y sobre la época de su primer cultivo en Europa. —102— mo su mismo nombre lo prueba. El autor peruano Garcilaso de la Vega, * que es el que ha señalado con más atencion las diferentes épocas en las cuales la agricultura mexicana se ha enriquecido con producciones extranjeras, dice expresamente que en tiempo de los incas, el maíz, el quinoa, las patatas, y en las regiones calientes y templadas los pláta- nos formaban la base del alimento de los indígenas: describe el Musa de los valles de los Andes; distingue aun la especie más rara que da una frutilla azucarada y aromática, el Dominico del plátano comun ó Harton. El P. Acosta * afirma tambien, aunque ménos positivamente, que los americanos cultivan el Musa ántes de la llegada de los españoles. El plátano, dice, es un fruto que se encuentra en todas las Indias, aunque hay gentes que pretenden que es originario de Etiopía, y que de allí vino 4 América. En las már- genes del Orenoco, del Casiquiare ó del Beni, entre las montañas de la Esmeralda y las fuentes del rio Oarony, en medio de los bosques más espesos, casi en todas partes en donde se descubren pueblos indios que no han tenido relaciones con los establecimientos europeos, se encuentran plantíos de cazabe y de plátanos. El P. Tomás de Berlangas no pudo trasportar de las islas Canarias á Santo Domingo otra especie de Musa que la que allí se cultiva, que es el camburi (caule nigrescente siriato, fructu minore ovate-longato), y no el plátano harton ó zapalote de los mexicanos (caule albo—virescente leevi, fructu longiore apicem versus subarcuato, acute trigono.) Sola la primera de estas dos especies se cria en los climas templados, como las islas Oana- rias, Túnez, Argel y en la costa de Málaga. Tambien en el valle de Caracas, situado á los 109 30' de latitud, pero 4 900 metros de altura absoluta, solo se encuentra el cambu- ri y el Dominico (caule albo—virescente, fructu minimo obsolete trigono), y no el plátano harton, cuyo fruto solo madura bajo la influencia de una temperatura muy elevada. Se- gun estas pruebas multiplicadas, es indudable que el plátano, que varios viajeros dicen haber visto silvestre en Amboina, Giloto y en las islas Marianas, se cultiva en Amé- rica ántes de la llegada de los europeos. Estos no han hecho mas que aumentar el nú- mero de las especies indígenas. Como quiera que sea, no se debe extrañar que el Musa no existiese en la isla de Santo Domingo ántes del año de 1516. Los salvajes se pare- cen á ciertos animales, que las más veces no sacan su alimento más que de una sola especie de planta. Los bosques de la Guyana presentan muchísimos ejemplos de tribus, cuyos plantíos (conucos) contienen cazabe, yaro ó dioscórea, y ni un solo plátano. A pesar de la grande extension del alto llano mexicano y de la altura de las monta- ñas vecinas á las costas, el espacio cuya temperatura es 4 propósito para el cultivo del Musa, tiene mas de 50,000 leguas cuadradas, y cerca de millon y medio de habitantes. En los valles calientes y húmedos de la intendencia de Veracruz, al pié de la cordillera de Orizaba, el fruto del plátano harton algunas veces tiene más de tres decímetros, y muchas de 20 á 22 centímetros (7 4 8 pulgadas) de largo. En aquellas regiones fértiles principalmente en los alrededores de Acapulco, de San Blas y del rio Guasacualco, una támara, Ó racimo de plátanos contiene de 160 á 180 frutos, y pesa de 30 á 40 kilógramos, Dudo que en el globo haya otra planta que, en un pequeño espacio de terreno, pue- da producir una cantidad tan considerable de sustancia nutritiva. Ocho Ó nueve meses 1 Comentarios reales de los Incas, t. 1. El pequeño plátano almizclado, el Dominico, cuya fruta me ha parecido la más sabrosa en la provincia de Jaen de Bracamorros, en las márgenes de la Amazona y del Chamaya, parece idén- tico con el Musamaculata, de Jacquin (Hortus Schoenbrunensis, tab. 446), y con el Musa regia de Rumphius. Acaso esta última especie no es más que una variedad del Musa mensaria. En los montes de Amboine hay, y este hecho es muy curioso, un plátano silvestre cuya fruta no tiene pepitas, el Pisang jacki. Rumph. V, p. 138. 2 Historia natural de Indias, 1608. — 103— despues de plantado el ehupon, empieza el plátano 4 desarrollar su racimo, y puede co- gerse el fruto á los diez ú once meses. Cuando se corta el tronco, entre los numerosos ta- llos que han brotado de las raíces, hay constantemente un pimpollo que, teniendo dos tercios de la elevacion de la planta madre, á los tres meses da fruto. De esta manera un platanar se perpetúa, sin que el hombre tenga más trabajo que el de cortar los tron- eos cuyo fruto ha madurado, y cavar un poco la tierra alrededor de las raíces una ó dos veces al año. Una superficie de terreno de cien metros en cuadro, puede contener al ménos de treinta Ó cuarenta piés de plátanos; y en un año este mismo terreno da más de dos mil kilógramos ó cuatro mil libras de peso de sustancia nutritiva, no contando el peso de cada racimo más que de 15 á 20 kilógramos ¡Qué diferencia entre este produe- to y el de las gramíneas cereales de los parajes más fértiles de Europa! El trigo, supo- niéndolo sembrado, y no plantado segun el método de los chinos, y calculando sobre la base de una cosecha décupla, en un terreno de cien metros en cuadro, no produce más que quince kilógramos ó treinta libras de peso en grano. En Francia, por ejemplo, la media hectárea ó fanega legal de 15443 toesas cuadradas, se siembra á puño en tierras excelentes, con 160 libras de grano; en tierras medianas ó malas, con 200 ó 220 libras; y el producto varía de 1000 4 2500 libras. La patata, segun M. Tessier, da en Europa, por 100 metros en cuadro de tierra, bien cultivada y estereolada, una cosecha de 45 ki- lógramos ó 90 libras de raíces, y se cuentan de cuatro á seis mil libras por fanega legal. Por consiguiente, el producto de los plátanos es en proporcion al del trigo, como 133: I; al de las patatas, como 44: IL. A los sugetos que han comido en Europa plátanos madurados en los invernaderos, seles hace difícil de concebir que un fruto que por su melosidad se asemeja un poco al higo seco, pueda ser la base del alimento de muchos millones de hombres que habitan ambas indias. Olyidan que en el acto de la vegetacion, los mismos elementos, segun se combinan ó sepa- ran, forman mezclas químicas muy diferentes. En efecto, en el mucílago lechoso que con- tienen los granos de las gramíneas ántes que madure la espiga, ¿se reconoceria aquel perisperma harinoso de los cereales que alimenta la mayor parte de los pueblos de la zona templada? En el Musa, la materia del almidon se forma ántes de la madurez, y se debe distinguir bien entre la fruta del plátano cogida verde, y la que se deja en el pe- dúneulo hasta que se pone amarilla; en ésta, el azúcar está del todo formado y se le encuen- tra mezclado con la pulpa, en tauta abundancia que, si la caña de azúcar no se cultiva- se en la region de los plátanos, se podria extraer azúcar de este último fruto con más ventaja que de las remolachas y uvas en Europa. El plátano cogido verde contiene el mismo principio nutritivo que se ve en el trigo, el arroz, las raíces tuberosas y el sagú (meollo de cierta palma de la India oriental), á saber, la fécula amilácea unida á una pequeña porcion de glúten vegetal. Amasando con agua la harina de plátanos secados al sol, no he podido obtener más que algunos átomos de aquella masa dúctil y viscosa que reside abundantemente en el perisperma, y con particularidad en el embrion de las cereales. Si de un lado el glúten que tiene tanta analogía con las materias animales y que se hincha con el calor, es de una grande utiildad para hacer el pan; de otro lado no es indispensablemente necesario para que una raíz ó un fruto sea nutritivo. M. Proust ha encontrado glúten en las habas, las manzanas y membrillos; pero no lo ha visto en la ha- rina de patatas. Las gomas, por ejemplo, la de la sensitiva nilótica (Acacia vera Willd.), con que se alimentan varios pueblos africanos durante su paso por el desierto, prueban que una sustancia vegetal puede ser alimento nutritivo, sin contener glúten, ni mate- ria amilácea. —104— Difícil seria describir las muchísimas preparaciones por medio de las cuales los ame- ficanos hacen del fruto del Musa una comida sana y sumamenne agradable, sea ántes sea despues de su madurez. Remontandolos rios, he visto muchas veces que los naturales que se dedican á un trabajo largo y penoso, hacen una comida completa con una peque- ñísima porcion de cazabe y tres plátanos de la casta grande (plátano harton.) Si es que debemos dar crédito á los antiguos, en tiempo de Alejandro, los filósofos del Indostan todavía eran más sobrios. “Arbori nomen pale pomo ariene, quo sapientes Indorum vivunt. Pructus admirabilis succi dulcedine ut uno quaternos satiet.” (Plin. XIT, 12.) Por punto general, en los países calientes el pueblo considera las sustancias azucaradas no solo como una comida que sacia por el momento, sino como verdaderamente nutritiva. Yo he observado á menudo en las costas de Caracas que los arrieros que conducian nues- tros bagajes, preferian en su comida el azúcar tosco (papelon) á la carne fresca. Los fisiologistas todavía no han determinado con precision lo que caracteriza una sus- tancia eminentemente nutritiva. Oalmar el apetito estimulando los nervios del sistema gástrico, ó suministrar al cuerpo materias que pueden asimilarse fácilmente, son modos de accion muy diferentes. El tabaco, las hojas del Erythroxylon cocca, mezcladas con la cal viva, el opio, de que los naturales de Bengala muchas veces se han servido con buen éxito en tiempo de carestía, durante meses enteros, calman la violencia del ham- bre; pero estas sustancias operan de una manera muy distinta que el pan de trigo, la raíz de jatrofa, la goma arábiga, el lichen de Islandia, ó el pescado podrido, que es el principal alimento de varias tribus de negros africanos. Parece indudable que á igual volúmen las materias animales alimentan mejor que las vegetales, y que entre estas úl- timas, el glúten es más nutritivo que el almidon, y éste que el mucílago; pero no se de- be atribuir á estos principios aislados lo que depende de la mezcla variada del hidrógeno corbono y el oxígeno en la accion del alimento en el cuerpo viviente. De este modo una materia se hace eminentemente nutritiva, si contiene, como el cacao, 4 más de la mate- ria amilácea, un principio aromático que excita y fortifica el sistema nervioso. Estas consideraciones, á las que no podemos dar aquí mayor extension, servirán para poner más en claro las comparaciones que hemos hecho de los productos de varios cul- tivos. Si en un mismo espacio de tierra se coge un peso triplicado de patatas que de trigo, no se debe sacar por consecuencia que á igual superficie el cultivo de las plantas tuberosas puede alimentar triplicado número de individuos que el de las cereales.* La patata secada á un calor suave, queda reducida á la cuarta parte de su peso; y el almi- don seco que podria separarse de 2400 kilógramos cogidos en media hectárea de tierra, apénas igualaria á la cantidad que pueden dar 800 kilógramos de trigo. Lo mismo su- cede con el fruto del plátano ántes de su madurez, aun en el estado en que es muy harino- so, que contiene mucha más agua y pulpa azucarada que las simientes de las gramíneas. 1 En la isla de Cuba se plantan los plátanos ordinariamente á cuatro varas en cuadro de distancia (una vara es igual á 0,43 de toesa): algunos colonos los plantan más juntos; pero entónces producen mucho ménos. Cada grupo se compone de cuatro ó cinco piés que retoñan por sus raíces; pero no se puede contar mas que con tres racimos de plátanos por año en cada grupo; porque siempre hay algunos que se desgracian ántes que el fruto esté maduro, ó experimentan otros accidentes. Por cada racimo de estos se pueden contar veinticinco ó treinta plátanos de la espe- cie larga y cincuenta ó sesenta de la pequeña. Un trabajador que tenga buen apetito, y que no tenga ningun otro alimento, necesitará 12 plátanos de la especie gruesa ó treinta de la pequeña, porque se valúa que cinco de estos úl- timos tienen igual cantidad de materia nutritiva que dos de la primera. De este cálculo resulta el consumo de medio racimo por dia, y para la subsistencia de un hombre bastarian sesenta y tantos grupos de plátanos á distancia de cuatro varas en cuadro. (Carta de un antiguo colono sobre la agricultura de las Antillas; manuscrito. Contineau La Roche, Noticia sobre la Guyana francesa y la colonia del Mana, 1822, Humboldt, Relat. hist., tom. 11.) — 105 — Hemos visto que, en un clima favorable, igual extension de terreno puede producir 106,000 kilógramos de plátanos, 2400 de raíces tuberosas, y 800 de trigo. Estas cantida- des no son en proporcion del número de individuos, que el mismo espacio de terreno po- dria alimentar con estos diversos cultivos. Jl mucílago acuoso que contiene el plátano ó la raíz tuberosa del Solanum, no hay duda que tiene propiedades nutritivas. La pul- pa harinosa, tal cual la naturaleza la presenta, es ciertamente más alimenticia que el almidon separado por el arte: pero el peso, por sí solo, no indica las cantidades absolu- tas de la materia nutritiva; y para conocer cuánto más alimento puede dar el cultivo del Musa que el del trigo en un mismo espacio de terreno, deberia más bien calcularse se- gun la masa de sustancia vegetal necesaria para saciar á un individuo adulto. Segun “este último principio, y es un hecho muy curioso, hallamos que en un país eminente- mente fértil, una media hectárea Ó fanega legal de tierra, plantada de plátanos de la grande especie (plátano harion), puede alimentar más de cincuenta individuos; al paso que en Europa la misma extension de terreno no da al año (suponiendo ocho granos por uno) más que 576 kilógramos de harina de trigo, cantidad que no basta para el alimento de los individuos: * por esto lo que más admira al europeo que llega á la zona tórrida, es la poquísima extension de los terrenos cultivados alrededor de una choza habitada por una numerosa familia de indígenas. El fruto maduro del Musa, secado al sol, se conserva como nuestros higos; la piel se vuelve negra, y adquiere un olor particular parecido al del jamon sahumado: en este es- tado se llama plátano pasado, y es un objeto de comercio en la provincia de Mechoacan. Este plátano seco es un alimento de un sabor agradable y muy sano; pero los europeos recien llegados consideran como muy indigesto el harton maduro y fresco. Esta opinion es muy antigua, pues Plinio refiere que Alejandro mandó á sus soldados que no tocasen á los plátanos que crecen en las márgenes del Hyphaso. Se extrae la harina del Musa cortando 4 pedazos el fruto verde, secándolo al sol y machacándolo cuando es fácil de desmenuzar. Esta harina, ménos usada en México que en las islas, ? puede servir para los mismos usos que las de arroz ó maíz. La facilidad con que el plátano renace de su propias raíces, le da una extraordinaria ventaja sobre los árboles frutales, y aun sobre el del pan que, durante ocho meses del año está cargado de frutos harinosos. Cuando unos pueblos hacen la guerra á otros y destruyen los árboles, esta desgracia se hace sensible durante mucho tiempo. Un plan- tío de plátanos se renueva con chupones en el espacio de pocos meses. En las colonias españolas se oye repetir muy á menudo que los habitantes de las tier- ras calientes no saldrán de la apatía en que hace siglos están sumergidos, hasta que una real cédula mande destruir todos los platanares. A la verdad el remedio es violento, y los que lo proponen con tanto ardor, generalmente no desplegan más actividad que el comun del pueblo al que quieren hacer trabajar, aumentando la masa de sus necesida- des. Esperemos que la industria progresará entre los mexicanos, sin que se empleen medios destructivos. Además, si consideramos la facilidad con que el hombre se susten- ta en el clima en que crecen los plátanos, no debemos extrañar que en la region equi- noccial del nueyo continente, la civilizacion haya comenzado en las montañas, en su suelo ménos fértil, bajo un cielo no tan favorable al desarrollo de los séres organizados, 1 Se ha calculado por los principios siguientes: 100 kilógramos de trigo dan 72 kilógramos de harina, y 16 kilógra- mos de harina se convierten en 21 de pan. El alimento de cada individuo se cuenta 4razon de 547 kilógramos de pan al año. 2 Véase la Memoria interesante de M. de Tussac ensu Plora de las Antillas, pág. 60 APÉNDICE. —14. — 106 — y en donde la misma necesidad despierta la industria. Al pié de la cordillera, en los va- Íles húmedos de las intendencias de Veracruz, Valladolid 6 Guadalajara, un hombre que trabaje ligeramente solo dos dias en la semana, puede sustentar una familia entera; y con todo eso es tal el amor al suelo natal, que el habitante de las montañas á quien la helada de una noche arrebata muchas veces la esperanza de su cosecha, no baja 4 aquellos llanos fértiles, pero desiertos, en donde la naturaleza vanamenté ostenta sus beneficios y riquezas. * En la misma region que se cultiva el plátano, hay tambien la planta preciosa cuya raíz da la harina del manioc ó mañoc. El fruto verde del Musa se come cocido ó asado como el del árbol del pan ó como la raíz tuberosa de la patata; pero la harina del ma- nioc y la del maíz se convierten en pan, y da á los habitantes de los países calientes lo que los colonos españoles llaman pan de tierra caliente. El maíz, como lo verémos luego, tiene la gran ventaja de poderse cultivar bajo los trópicos, desde el nivel del Océano hasta elevaciones que igualan las de las más altas cimas de los Pirineos: goza de esta extraordinaria flexibilidad de organizacion, que caracteriza los vegetales de la familia de las gramíneas; y aun la posee en más alto grado que las cereales del antiguo continente que padecen bajo un cielo abrasador, al paso que el maíz vegeta con lozanía en los países más cálidos de la tierra. La planta cuya raíz da la fécula nutritiva del manioc, es designada, segun una palabra tomada de la lengua de Haity, ó la isla de Santo Domingo, bajo el nombre de Yuca. No se cultiva con buen éxito fuera de los trópicos; en la parte montañosa del reino de México, su cultivo no se eleva generalmente sobre la altura absoluta de 600 4 800 metros; y so- brepuja con mucho al Camburi 6 plátano de Canarias, que se acerca más á la meseta central de las cordilleras. Los mexicanos, así como los naturales de toda la América equinoccial, cultivan desde la más remota antigiiedad dos especies de yuca, que los botánicos han reunido en su inventario de las especies, bajo el nombre de Jatropha manihot. En las colonias españolas 1 Desde que se publicó esta obra por la primera yez se han suscitado nuevas dudas sobre el orígen americano de los plátanos que cultivan los indios salvajes del Orenoco y del Casiquiaro; y yo debo anotarlas en este lugar. El autor de las Observations systematical and geographical on the Herbarium collected on the banks of the Congo (1818, p. 51), el Sr. Roberto Brown, al mismo tiempo que recuerda que Margraf y Piso (His. nat. du Brésil, p. 554) miraban los plátanos del Brasil como venidos de la costa de África, sienta por principio general que en los casos dudosos se puede admitir con alguna probabilidad que una especie cultivada es exótica en el país en donde no se encuentre ninguna otra especie indígena del mismo género. Segun este principio, que parece muy bien fundado, las diferentes variedades de plátanos cultivados en América pertenecerian originariamente al Asia, cuyo continente presenta ya cinco espe- cies distintas del género Musa, que crecen espontáneamente, al paso que en América no hay una siquiera. Todas las variedades del Musa que sirven de alimento al hombre, y de las cuales se cultivan diez y seis, sólo en el archipiélago indio (Craufurd, Hist. of the Indian Archipiélago, t. 1) descienden, segun M. Brown, del Musa sapientum, indíge- na en Asia, en donde tiene unos granos que no son abortivos (Roxburgh Coron., tab. 275). Por otra parte, yo podria citar en favor de mi opinion, que es tambien la del Sr. Robertson, y contra la de los Sres. Robert Brown y Devaux (Journal de Botanique, vol. IV, p. 4), que en el hemisferio austral aseguran los Puris haber cultivado en las orillas del Prato, mucho tiempo ántes de sus comunicaciones con los portugueses, una pequeña especie de plátano (Cald- cleuhg, Travels in Southy América, 1825, t. 1) y que se hallan en las lenguas americanas las palabras no traidos para distinguir el fruto del Musa, por ejemplo: paruru en tamanaco; arata en maypuro (Humboldt, Relat. hist., t. 1 y UD). (Leopoldvon Buch, Physic. Beschreibung der Can. Inselm, 1825, p. 124). Me parece tambien que la palabra pala de que se sirve Plinio para designar el Musa (en árabe Mouz) se debe á una equivocacion ó mala inteligencia, que son tan frecuentes aun en nuestros dias entre los viajeros, y que viene del sanscrit. phalam, que significa fruto en gene- ral. La palabra pisang, introducida en la lengua alemana, es malaya (Crawfurd, t. 1); banana ó plátano viene, sin duda alguna, de dbarano-busa, que segun Amaracosha es sinónimo en sancrit. de radala, rambha, y mocha, palabras que todas significan Musa. 4inslie, Materia medica, of Hindostan, 1813, p. 234). — 107 — se distingue la yuca dulce de la amarga. La primera, que en Cayena se llama camañoc, puede comerse sin riesgo, al paso que la otra es un veneno bastante activo. Ambas pue- den servir para hacer pan; sin embargo, en general no se emplea para este uso sino la raíz de la yuca amarga, cuyo zumo venenoso se separa con mucho cuidado de la fécula ántes de hacer el pan de manioe, llamado cazavi ó cazare. Esta separacion se hace com- primiendo la raíz raspada en el cibucan, que es una especie de saco prolongado. Segun un pasaje de Oviedo (lib. VI, c. 2), parece que la yuca dulce, que él llama boniata, y que es el huacamote de los mexicanos, no se encontraba originariamente en las islas An- tillas, sino que se trasplantó allí del comercio vecino. “El boniata, dice Oviedo, es pare- “cido al de la Tierra Firme; no es venenoso y puede comerse con su zumo sea crudo, “cocido Ó asado.” Los naturales separan cuidadosamente en sus campos (conucos) las dos especies de Yatrofa. Es muy notable que unas plantas cuyas propiedades químicas son tan diferentes, sean tan difíciles de distinguir por sus caractéres exteriores. Brown,*en su historia natural de la Jamaica, ha creido encontrar estos caractéres en el calado de las hojas. La yuca dulce la llama sweet cassava, Jatropha foliis palmatis lobis incertis, y la yuca amarga 6 acre, common casava jatrofa foliis palmatis pentadactylibus; pero examinando muchos plantíos de manhiot, he visto que las dos especies de Yatrofa, así como todas las plantas que se cultivan con hojas palmeadas, varían prodigiosamente en su aspecto. Yo he ob- servado que los naturales distinguen el manioc dulce del venenoso, ménos por la grande blaneura del tallo y color rojizo de las hojas, que por el sabor de la raíz amarga. Lo pro- pio sucede con el Yatrofa cultivado que con el naranjo dulce, que los botánicos no saben distinguir del amargo; no obstante que segun las bellas experiencias de M. Galesio, es una especie primitiva que se propaga con la pepita como el naranjo amargo. Algunos naturalistas, á imitacion del Dr. Wright de la Jamaica, han tomado la yuca dulce por el verdadero Jatropha Janifa de Linneo, ó el Janifa fructescens de Lóffling; ? pero esta última especie, que es el Jatropha carikaginensis de Jacquin, difiere esencialmente por la forma de sus hojas (lobis uiringue sinuatis), que se parecen á las del papayo. Mucho dudo que el cultivo pueda trasformar el Yanifa en el Jatropha manihot. Tampoco parece probable que la yuca dulce sea un Yatrofa venenoso, que por el cuidado del hombre ó por efecto de un largo cultivo haya perdido gradualmente la acrimonia de su jugo. La yuca amarga de los americanos es la misma hace siglos, aunque se plante y cuide como la dulce. No hay cosa más misteriosa que esta diferencia de organizacion interior de los vegetales cultivados cuyas formas exteriores son casi idénticas. Raynal * asegura que el manioc se ha trasportado de África á América para servir de alimento á los negros; y añade, que si acaso existia en la Tierra Firme ántes de la lle- gada de los españoles, no lo conocian los naturales de las Antillas en tiempo de Colon. Recelo que este autor célebre, que por otra parte describe los objetos de historia natu- ral con bastante exactitud, haya confundido el manioc con las ignamas ó batatas; es de- cir, el Yatrofa con una especie de Dioscorea. Desearia saber con qué autoridad se puede probar que el manioc se cultiva en Guinea desde los tiempos más remotos. Varios viajeros han pretendido que el maíz era silvestre en aquella parte del África; y no obstante es muy cierto que los portugueses lo han trasportado allí en el siglo XVI. No hay cosa tan difícil de resolver como los problemas de la emigracion de las plantas útiles al hom- 1 Hist. of Jamaica, págs. 349 y 350. Véase tambien Acosta, lib. IV, cap. XVII. 2 Eeza til Spanska Lenderna, 1758, pág. 309. 3 Histoire plilosophique, t. III, pág. 112-114. — 108 — bre, especialmente desde que las comunicaciones se han hecho tan frecuentes entre los continentes. Fernandez de Oviedo, que ya en 1513 habia pasado á la isla de Hispaniola ó Santo Domingo, y que habitó varias partes del nuevo continente durante más de veinte años, habla del manioc como de un cultivo muy antiguo y propio de la América. Si por el contrario, los negros esclavos lo hubiesen llevado consigo, Oviedo habria visto con sus ojos el principio de este ramo importante de la agricultura de los trópicos: si hubiera creí- do que el Yatrofa no era indígena en América, habria citado la época en que se planta- ron los primeros piés, así como relata con la mayor eserupulosidad la primera introdue- cion de la caña de azúcar, del plátano de Canarias, el olivo y la palmera. Américo Ves- pucci refiere en su carta dirigida al duque de Lorena, * que vió hacer pan de manioc en las costas de Paria en 1497. “Los naturales, dice este aventurero, poco exacto por otra “parte en su narracion, no conocen nuestro trigo y demás granos harinosos; sacan su “principal alimento de una raíz que reducen á harina, que llaman los unos ¿ucha, otros “chambi y otros igname” No es difícil reconocer la palabra yuca en iucha; en cuanto á la igname, en el diadesigna la raíz del Dioscorea alata, que Colon ? describe con el nom- bre de ages, de que luego hablarémos. Los naturales de la Guyana española, que no re- conocen la denominacion europea, tambien cultivan el manioc desde la más remota antigiiedad. Repasando las rápidas del Orenoco á nuestro regreso del Rio Negro, y ha= llándonos faltos de víveres, nos dirigimos á la tribu de los indios Piraoas, que viven al E. de Maypures y nos dieron pan de Yatrofa. Por consiguiente no puede quedar ninguna duda en que el manioc es una planta cuyo cultivo en América es mucho más antiguo que la llegada de los europeos y africanos. El pan de manioc es muy nutritivo, quizá 4 causa del azúcar que contiene, y de una materia viscosa que reune las moléculas harinosas del cazave. Esta materia parece te- ner alguna analogía con el caout-chouc, que es tan comun en todas las plantas del grupo de los Tithymaloideg. Al cazave se le da una forma circular. Los discos, que se llaman tortas 6 jaujan, en la antigua lengua de Haity tienen de 5 4 6 decímetros de diámetro y 3 milímetros de espesor. Los naturales, que son mucho más sobrios que los blancos, comen en general ménos de una libra de manioc al dia. La falta de glúten mezclado con la materia almidonácea, y lo cenceñoso del pan le hace muy quebradizo y difícil de tras- portar. Este inconveniente se hace sentir con especialidad en las navegaciones largas. La fécula del manioc raspada, seca y acecinada es casi inalterable. Ni los insectos ni los gusanos la tocan, y todos los viajeros conocen las ventajas del couaque en la América equinoccial. Dela Yuca amarga no solo la fécula sirve de alimento 4los indios, sino que tambien em- plean el zamo exprimido de la raíz, que es un veneno activo en su estado natural. Este zumo se descompone al fuego. Dejándolo mucho tiempo en ebullicion, á medida que se espuma, pierde sus propiedades venenosas; se emplea sin peligro como salsa, y yo mis- mo he tomado muchas veces este zamo de un color pardusco, que se asemeja 4 un caldo muy nutritivo. En Cayena * lo espesan para hacer el cabiou, que es análogo al souy, que traen de la Ohbina y que sirve para sazonar los manjares. De cuando en cuando acaecen accidentes muy graves si el zumo exprimido no ha cocido bastante. Es un hecho muy conocido en las islas, que antiguamente un gran número de naturales de Haity se en- venenaron voluntariamente con el zumo sin cocer de la raíz de yuca amarga. Oviedo 1 Gryneus, pág. 215. 2 1bid., pág. 69. 3 Aubdlet, Histoire des Plantes de la Guyane frangaise, t. II, pág. 72. — 109 — refiere, como testigo ocular, que aquellos desgraciados que, 4 imitacion de varias tribus africanas, prefieren la muerte á un trabajo forzado, se reunian por cincuentenas para tragar juntos el zumo venenoso del Yatrofa. Este desprecio extraordinario de la vida caracteriza al hombre salvaje en las partes más lejanas del globo. Reflexionando sobre la reunion de circunstancias accidentales que han podido deter- minar á los pueblos para dedicarse á tal Ó tal género de cultivo, causa maravilla el ver que los americanos, en medio de una naturaleza tan rica, buscan en la raíz venenosa de un euforbio (Tithymaloide) la misma sustancia almidonácea que otros pueblos han en- contrado en la familia de las gramíneas, en las de los plátanos, de los espárragos (_Dios- corea alata), de los aroides ( Arum mocrorrhizon, Dracontium poliphyllum), de la dul- zamara, de los alboholes (Convolvulus dbatatas, C. chrysorhizus), de los narcisos (Tacca pinnatifida), de las poligóneas (P. fagopyrum), de las ortigas (Artocarpus), de las le- guminosas y de los helechos arbóreos (Cycas circinalis). Ahora bien, se pregunta ¿cómo el salvaje que descubrió el Jatropha manihot, no desechó una raíz cuyas propiedades ve- nenosas debió enseñarle una triste experiencia, ántes que pudiese conocer las nutritivas? Pero tal vez el cultivo de la yuca dulce, cuyo zumo no es nocivo, ha precedido al de la yuca amarga que en el dia da el manioc. Quizá tambien el mismo pueblo, el primero que tuvo valor para alimentarse de la raíz del Jatrohpa manhiot, habia cultivado ántes plantas análogas á los Arum y Dracontin, cuyo zumo es acre sin ser venenoso. Fácil era ob- servar que la fécula extraída de la raíz de un aroide, tiene un gusto tanto más grato, cuanto más cuidadosamente se lava para separarla de su zumo lechoso. Esta observa- cion muy sencilla, naturalmente debia fomentar la idea de exprimir las féculas y prepa- rarlas del mismo modo que el manioc. Se deja conocer que un pueblo que sabia dulcificar las raíces de un aroide, podia muy bien emprender el alimentarse con una planta del grupo de los euforbios. El paso es fácil, aunque el peligro va siempre en aumento. En efecto, los naturales de las islas de la Sociedad y de las Molucas, que no conocen el Ja- tropha manioc, cultivan el Arum macrorrhizon y el Tacca pinnatifida. La raíz de esta última planta requiere las mismas precauciones que el manioc, y con todo eso, en el mer- cado de Banda, el pan de tacca rivaliza con el de sagú. El cultivo del manioc requiere más cuidado que el de los plátanos; se asemeja al de las patatas, y no se coge hasta al cabo de siete Ó nueve meses que se han plantado las estacas. Un pueblo que sabe plantar el Yatrofa, ya tiene un cierto grado de civilizacion. Hay varias especies de manioc, por ejemplo, las que en Cayena llaman manioc, madera blanca, y manioc mai-podri—rojo, cuyas raíces no pueden arrancarse hasta al cabo de quince meses. 1l salvaje de la Nueva Zelanda sin duda no tendria paciencia para aguar- dar una cosecha tan tardía. Actualmente hay plantaciones de Jatrohpa manihot á lo largo de las costas, desde el embocadero del rio de Guasacualco hasta el Norte de Santander, y desde Tehuantepec hasta San Blas y Sinaloa, en las regiones bajas y cálidas de las intendencias de Veracruz, Oaxaca, Puebla, México, Valladolid y Guadalajara. Un botánico juicioso, que felizmente en sus viajes no se ha desdeñado en ocuparse en la agricultura de los trópicos, el Sr. Anblet, dice con razon: “que el manioc es una de las más bellas y útiles producciones ““del suelo americano, y que con esta planta podria el habitante de la zona tórrida pa- “sarse sin arroz y toda suerte de trigo, no ménos que sin todas las raíces y frutos que “sirven de alimento á la especie humana.” El maíz ocupa la misma region que el plátano y el manioc; pero su cultivo es todavía más importante y extenso que el de las dos plantas que acabamos de describir. Subien- —110— do hácia el alto llano central, se encuentran campos de maíz, desde las costas hasta el valle de Toluca, que tiene 2,800 metros de elevacion sobre el nivel del Océano. El año en que falta la cosecha del maíz, es de hambre y miseria para los habitantes del reino de México. No se duda ya entre los botánicos que el maíz ó trigo turco es un verdadero trigo americano, y que el Nuevo Continente lo ha dado al antiguo. Tambien parece que el eul- tivo de esta planta en España es muy anterior al de las patatas. Oviedo, * cuyo primer ensayo sobre la Historia natural de las Indias se imprimió en Toledo, en 1525, dice ha- ber visto maíz cultivado en Andalucía y cerca de la capilla de Atocha en las inmedia- ciones de Madrid. Este aserto es tanto más notable, cuanto un pasaje de Hernandez (lib. VII, cap. XL) podria dar lugar á creer que el maíz todavía no era conocido en Es- paña en tiempo de Felipe IL á últimos del siglo XVI. Cuando los europeos descubrieron la América, el Zea maíz (en lengua azteca tlaolla, en la de Haity malúiz, en Quiehua cara), ya se cultivaba desde la parte más meridional de Chile hasta Pensilvania. Era tradicion en los pueblos «aztecas, que los toltecas son los que introdujeron en México, en el siglo V11 de nuestra era, el cultivo del maíz, al- godon y pimiento. Acaso estos ramos diversos de agricultura ya existian ántes de los toltecas, y podria muy bien ser que aquella nacion, cuya grande civilizacion han cele- brado todos los historiadores, no hizo más que darles mayor extension con buen éxito. Hernandez nos dice que los mismos otomíes, que era un pueblo errante y bárbaro, sembraban maíz. Por consiguiente, el cultivo de esta gramínea se extendia hasta más allá del Rio Erande de Santiago, en otro tiempo llamado Tololotlan. ? El maíz que se ha introducido en el Norte de Kuropa, padece con el frio en todos los parajes en que la temperatura média no llega 4 7 ú S grados centígrados. Lo propio su- cede en la loma de las cordilleras, en donde el centeno y particularmente la cebada, ve- getan con mucha lozanía en alturas que no son á propósito para el cultivo del maíz á causa de la intemperie del clima. Pero en cambio este último baja hasta las regiones más cálidas de la zona tórrida, y hasta en llanos en donde la espiga del trigo, cebada y centeno ni aun llega 4 desarrollarse. De ahí resulta que en el dia, en la escala de los va- rios géneros de cultivo de la parte equinoccial del reino de México, el maíz ocupa un lu- gar mucho más distinguido que los cereales del Antiguo Continente, y es tambien de 1 Rerum medicarum Nove Hispania Thesaurus, 1651, lib. VII, cap. XL, pág. 247. 2 El Sr. Roberto Brown, cuyo nombre es de tanta autoridad en todas las cuestiones de la geografía y de la his- toria de las plantas, considera tambien el maíz, el manioc, el capsicum y el tabaco como plantas de orígen americano (Botany of Congo, p. 50), al paso que Crawfurd, en su excelente obra sobre el archipiélago de la India (t. 1), cree que el maíz que tiene una denominacion (que no se la han dado los extranjeros), es ásaber jagang en malayo y ja- vanala en sanserit. (Ainslie, Mat. med. of Hindostan, p. 218), se ha cultivado en este archipiélago ántes del descu- brimiento de la América. ¿Habrán acaso traído los pueblos de la raza malaya ó de la Gran Polynesia, en los tiempos más remotos ántes de la llegada de los enropeos, el maíz y plátano del Asia 4la América? Tl aislamiento botánico del género Zea y su gran diferencia de todas las gramíneas que crecen espontáneamente, son unos hechos muy nota- bles. “En el Asia oriental continental, el maíz no tiene nombre propio; en la lengua china se llama yu-chu-chu, gra- nos de chu ó yu (jade), ó yu my (arroz parecido al jade); en lengua japonesa se llama nandan-kibi, Ó granos de nanban, y ordinariamente trigo extranjero; en mandchues se llama aikha-chu-chu, granos de vidrio de color. En el grande herbario Chino, que se titula Pen-thsao-kangmou, que se compuso á mediados del siglo XVII, se dice que el maíz ha sido llevado á la China de los países occidentales.” (Nota manuscrita de M. Klaproth.) Podia llamar la aten- cion el ver que el trigo, uno de los cinco granos que cultivaron los chinos desde la antigúedad, se haya llamado en su lengua con el nombre de may-tsée, que casi corresponde á la pronunciacion de maíz; pero es necesario tener pre- sente que la palabra maíz es una corrupcion de maiz, usada solo en Haity ó Santo Domingo, y que en las costas opuestas al Asia, los nombres de esta gramínea no tienen ninguna analogía con el radical may. Entre los celtas y los livonios, maise significa pan. — 111 — todas las gramíneas útiles al hombre, la que tiene más volúmen de perisperma ha- rinoso. Comunmente se cree que esta planta es la única especie de trigo conocida de los ame- ricanos ántes de la llegada de los europeos. Sin embargo, parece cierto que en Chile, en el siglo XV aun mucho tiempo ántes, además del zea maíz y el zea curagua, se cultiva- ban dos gramíneas llamadas magu y tuca que, segun el abate Molina, la primera era una especie de centeno y la segunda de cebada. El pan que se hacia con este trigo araucano, se designaba con el nombre de covque, palabra que sucesivamente ha pasado al pan he- cho con trigo de Europa. * Hernandez pretende aun haber encontrado entre los indios de Mechoacan una especie de trigo * que, segun su descripcion, se asemeja al trigo de abun- dancia (triticum compositum), que se cree originario de Egipto. A pesar de todos los informes que he tomado durante mi mansion en la provincia de Valladolid, no me ha sido posible aclarar este punto interesante para la historia de los cereales. Nadie conoce allí un trigo propio del país, y sospecho que Hernandez ha llamado triticum nichuaca- nense alguna variedad de trigo europeo que se ha vuelto silvestre, y que crece en un suelo fertilísimo. La fecundidad del tlaolli 6 maíz mexicano es mayor de cuanto se puede imaginar en Europa. Fayorecida la planta por la fuerza del calor y por la mucha humedad, se le- vanta hasta dos ó tres metros de altura. En los hermosos llanos que se extienden desde San Juan del Rio hasta Querétaro, por ejemplo en las tierras de la grande hacienda de la Esperanza, una fanega de maíz produce á veces ochocientas; algunas tierras fértiles dan unos años con otros de tres á cuatrocientas. En las inmediaciones de Valladolid se reputa por mala una cosecha que no produce más de 130 ó 150 por uno. Enlos parajes en que el suelo es más estéril, todavía se cuentan sesenta ú ochenta granos. En general se cree que el producto del maíz, en la region equinoccial del reino de Nueva España, se puede valuar á ciento cincuenta por uno. Solo el valle de Toluca coge al año más de 600,000 fanegas * en una extension de treinta leguas cuadradas, y en gran parte este ter- reno se da al maguey. Entre los paralelos de 18 y 22 grados, los hielos y vientos frios hacen poco lucrativo este cultivo en los llanos cuya altura pasa de tres mil metros. En la intendencia de Guadalajara (como ya lo hemos observado) la cosecha anual del maíz pasa de noventa millones de kilógramos, ó un millon ochocientas mil fanegas. Bajo la zona templada, entre los 33 y 38 grados de latitud, por ejemplo en la Nueva California, en general, el maíz no produce unos años con otros más que de 70 á SO gra- nos por uno. Comparando las memorias manuscritas del padre Fermin Lassuen, que tengo en mi poder, con los resúmenes estadísticos que se han publicado en la Relacion histórica del viaje del Sr. de Galiano, pudiera yo muy bien indicar pueblo por pueblo las cantidades de maíz sembradas y cosechadas. He hallado que, en 1791, doce misiones de la Nueva California * cosecharon 7,625 fanegas en un terreno que habian sembrado con 96. En 1801, la cosecha de diez y seis misiones fué de 4,661 fanegas, sin haber sembrado más que 66. De ahí resulta para el primer año un producto de 79, y para el segundo de 70 por uno. En general esta costa, bien así como todos los países frios, parece más apta para el cultivo de los cereales de Europa. Con todo, los mismos estados que tengo á la vista prueban que en algunos parajes de la Nueva California, por ejemplo, en los 1 Molina, Historia natural de Chile, pág. 101. 2 Hernandez, págs. 7, 43.—Clavigero, t. L, nota PF. 3 Una fanega pesa 4 arrobas ó 100 libras; en algnnas provincias 120 libras (50 4 60 kilógr.) 4 Viaje de la Sutil, pág. 168. —112— campos pertenecientes á los pueblos de San Buenaventura y Capistrano, muchas veces ha dado el maíz de 180 á 200 por uno. Aunque en México se cultiva una gran cantidad de trigo, el maíz debe considerarse como el alimento principal del pueblo, como tambien lo es de la mayor parte de los ani- males domésticos. El precio de este género modifica el de todos los demás, y es por de- cirlo así el regulador natural. Cuando la cosecha es mala, sea por falta de agua, sea por hielos tempranos, la carestía es general y tiene funestísimos efectos. Las gallinas, los pavos y aun el ganado mayor tambien se resienten de ella. Un caminante que atraviesa una provincia donde el maíz se ha helado, no encuentra huevos, ni aves, ni pan de arepa, ni harina para hacer el atolli, que es una especie de papas nutritivas y sabrosas. La ca- restía de víveres se hace sensible, principalmente en los alrededores de las minas mexi- canas; en las de Guanajuato, por ejemplo, en donde catorce mil mulos se ocupan en los obradores de la amalgamacion, se consume anualmente una cantidad enorme de maíz. Ya he citado más arriba la influencia que las carestías han ejercido periódicamente en el progreso de la poblacion de Nueva España. El hambre horrible del año de 1784 pro- vino de una helada terrible que hubo el 28 de Agosto, época en que ménos debia espe- rarse bajo la zona tórrida, y á la altura poco considerable de 1800 metros sobre el nivel del Océano. De todas las gramíneas cultivadas, ninguna presenta un producto tan desigual. Este producto varía en un mismo terreno de 40 4 200 6 300 granos por uno, segun las mu- danzas de humedad y temperatura média del año. Si la cosecha es buena, el colono se enriquece más rápidamente con el maíz que con el trigo, y puede asegurarse que este cultivo participa de las ventajas y desventajas del de la viña. El precio del maíz varía desde medio peso hasta cinco la fanega. El precio medio es de un peso en el interior del país; pero el porte lo aumenta de tal manera, que durante mi mansion en la intenden- cia de Guanajuato, costó la fanega catorce reales de plata en Salamanca, dos pesos y medio en Querétaro y cuatro y medio en San Luis de Potosí. En un país en donde no hay almacenes, y los naturales no viven más que para salir del dia, el pueblo sufre in- mensamente cuando el maíz se mantiene durante mucho tiempo á dos pesos la fanega: entónces los naturales se alimentan de fruta que todavía no está sazonada, bayas de cactus y raíces. Esta mala comida produce enfermedades, y en general se observa que las carestías van acompañadas de una gran mortandad en los niños. En las regiones cálidas y muy húmedas el maíz puede dar dos ó tres cosechas al año; pero en general no se hace más que una: se siembra desde mediados de Junio hasta últimos de Agosto. Entre muchísimas variedades de esta gramínea nutritiva, hay una cuya espiga madura á los dos meses de sembrado el grano. Esta variedad precoz es muy conocida en Hungría, y M. Parmentier ha tratado de propagar su cultivo en Francia. Los mexicanos que habitan en las costas del mar del Sur, dan la preferencia 4 otra ca- lidad, que ya Oviedo* asegura haber visto en la provincia de Nicaragua, que se cosecha en ménos de treinta ó cuarenta dias. Pambien me acuerdo haberlo observado cerca de Pome- penda, en las márgenes del rio de las Amazonas; pero todas estas variedades de maíz, cuya vegetacion es tan rápida, parece que tiene el grano ménos harinoso y casi tan pe- queño eomo el zea curagua de Chile. La utilidad que los americanos sacan del maíz es demasiado conocida, para que sea necesario detenerme aquí á manifestarla. El uso del arroz apénas es tan variado en la 1 Lib. VIT, cap. I, pág. 103. —113— Ohina y las grandes Indias. Se come la espiga cocida ó asada, y con el grano machacado se hace pan muy mutritivo (arepa), bien que no hace masa ni tiene levadura, á causa de la pequeña cantidad de glúten unido á la fécula amilácea. Con la harina se hacen puches que los mexicanos llaman atolli, y las sazonan con azúcar, miel y á veces pa- tatas molidas. El botánico Hernandez * describe diez y seis especies de atolli que vió hacer en su tiempo. Mucho trabajo tendria un químico para preparar la innumerable variedad de bebidas espirituosas, ácidas Ó dulces, que los indios saben hacer con mucha maña, poniendo en infusion el grano del maíz en donde la materia azucarada empieza á desenvolverse con la germinacion. Estas bebidas, que comunmente se designan por la palabra chicha, se parecen unas á la cerveza y otras á la cidra. Bajo el gobierno monástico de los Incas, no era permitido en el Perú fabricar licores que embriagan, principalmente los que lla- man vinapu y sora.? Los déspotas mexicanos tomaban ménos interes en las costumbres públicas y privadas: por eso, en tiempo de la dinastía azteca ya era muy comun la embria- guez entre los indios. Pero los europeos han multiplicado los goces del comun del pueblo introduciendo el cultivo de la caña de azúcar. Hoy en dia cada altura ofrece al indio bebi- das particulares. Los llanos inmediatos á las costas producen el guarapo Ú aguardiente de caña, y la chicha de manioc: en la falda de las cordilleras abunda la chicha de maíz: el alto llano central es el país de las viñas mexicanas: allí se encuentran los plantíos de agave que producen el pulque de maguey, que es la bebida favorita de los naturales. El indio acomodado añade á estas producciones del suelo americano otro licor, más es- caso y caro, cual es el aguardiente de uvas que llaman aguardiente de Castilla, que en parte va de Europa y en parte se hace en el país mismo. Hé aquí muchísimos recursos para un pueblo que apetece los licores fuertes hasta el exceso. Ántes de la llegada de los europeos, los mexicanos y los peruanos exprimian el jugo de la caña del maíz para hacer azúcar. No se contentaban con reconcentrar este jugo por medio de la eyaporacion, sabian preparar el azúcar bruto haciendo enfriar el jarabe espeso. Describiendo Cortés al emperador Cárlos Y todos los géneros que se vendian en el mercado grande de Tlaltelolco, cuando entró en Tenochtitlan, cita expresamente el azúcar mexicano diciendo: “venden miel de avejas, y cera, y miel de cañas de maíz, “que son tan melosas y dulces como las de azúcar: y miel de unas plantas que llaman “en las otras y estas maguey, que es muy mejor que arrope; y de estas plantas facen “azúcar y vino que asimismo venden.”* La paja de todas las gramíneas contiene mate- ria azucarada, principalmente cerca de los nudos: sin embargo parece de poquísima con- sideracion el azúcar que puede dar el maíz en la zona templada: bajo los trópicos, al con- trario, su tallo hueco es en tal manera azucarado, que yo he visto frecuentemente á los indios chupario como hacen los negros con la caña de azúcar. En el Valle de Toluca, cha- fan la paja de maíz entre cilindros; y con su zamo fermentado preparan un licor espirituoso llamado pulque de maíz ó tlaolli, que es un objeto de comercio bastante considerable. Las descripciones estadísticas que se han formado en la intendencia de Guadalajara, cuya poblacion no es más que de 500,000 habitantes, hacen probable que, año medio, la cosecha anual del maíz en toda la Nueva España es de más de 17 millones de fanegas, ú 800 millones de kilógramos. En México, en los climas templados, este grano se con- serya tres años en el Valle de Toluca, y en todos los altos llanos cuya temperatura mé- 1 Lib. VII, cap. XL, pág. 244. 2 Garcilaso, lib. VII, cap. IX (tomo 1). Acosta, lib. IV, cap. XVI, pág. 238. 3 Lorenzana, pág. 103. APÉNDICE.—15, —114— dia baja de catorce grados centígrados, cinco ó seis, principalmente si aunque esté seco no lo siegan hasta que el grano maduro haya sufrido alguna helada. En años buenos, el reino de Nueva España produce mucha más cantidad de maíz de la que puede consumir. Como el país reune en un pequeño espacio una grande variedad de climas, y que el maíz casi nunca da bien en las tierras calientes y en las frias 4 un mismo tiempo, el trasporte de este grano vivifica singularmente el comercio interior. Comparado el maíz al trigo de Europa, tiene la desventaja de contener menor cantidad de sustancia nutritiva en un volúmen mucho mayor. Esta circunstancia, unida á la de los malos caminos en la falda de las montañas, son obstáculos para su exportacion. Será más frecuente cuando esté concluida la hermosa calzada que debe ir de Veracruz á Jalapa y Perote. Las islas en general, principalmente la de Cuba, consumen una cantidad enorme de maíz; y muchas veces les falta, porque el interes de los habitantes se fija casi exclu- sivamente en el cultivo de la caña de azúcar y café; no obstante que algunos agriculto- res instruidos han observado hace mucho tiempo, que en el distrito que hay entre la Habana, el puerto de Batabano y Matanzas, los campos de maíz cultivados por hom- bres libres dan más beneficio neto que una hacienda de caña: este último cultivo exige adelantos considerables en compra de esclavos, manutencion de éstos y la construccion de sus dependencias. Si es probable que en Chile, en otro tiempo, 4 más del maíz se sembraban dos gramí- neas de semilla harinosa, que pertenecen al mismo género que nuestra cebada y trigo, no es ménos cierto que ántes de la llegada de los españoles 4 América no se conocia allí ningun cereal del Antiguo Continente. Suponiendo que todos los hombres traen su orígen de un mismo tronco, acaso podria admitirse que los americanos se han separado, como los atlantes, * del resto del género humano ántes que el trigo se cultivase en el llano central del Asia. Pero ¿debemos perdernos en los tiempos fabulosos, para explicar antiguas comunicaciones que parece haber habido entre ambos continentes? En tiempo de Herodoto, toda la parte septentrional del África no ofrecia aun otros pueblos agricul- tores, sino los egipcios y cartagineses.” En lo interior del Asia, las tribus de raza Mon- gola, los Hiong—nu, los Burates, los Kalkas y los Sifanes, constantemente han sido pas- tores errantes. Pero si aquellos pueblos del Asia central ó si los Libios del África hu- biesen podido pasar al nuevo continente, no habrian ni unos ni otros introducido allí el cultivo de los cereales: luego la falta de estas gramíneas no es una prueba contra el orí- gen asiático de los pueblos americanos, ni contra la posibilidad de una trasmigracion bas- tante reciente. Como la introduccion del trigo europeo ha tenido la influencia más feliz en el bienestar de los mexicanos, es interesante referir la época en que tuvo principio este nuevo ramo de agricultura. Un negro, eselavo de Cortés, encontró tres ó cuatro granos de trigo entre el arroz que servia de alimento al ejército español: aquellos granos se sembraron, segun parece, ántes del año de 1530; por consiguiente el cultivo del trigo es algo más antiguo en México que en el Perú. La historia nos ha conservado el nombre de una señora es- pañola, María de Escobar, mujer de Diego Chávez, que fué la primera que llevó algunos granos de trigo á la ciudad de Lima, llamada entónces Rimac. El producto de las cose- chas que obtuvo de aquellos granos, los distribuyó durante tres años entre los nuevos colonos, de manera que tocaron veinte ó treinta granos á cada arrendador. Garcilaso se queja de la ingratitud de sus compatriotas, que apénas conocian el nombre de María de 1 Véase la opinion enunciada por Diódoro de Sicilia, Bibl. lib. IM, Rhodom 186, 2 Heeren úber África, pág. 41. —115— Escobar.* Ignoramos la época precisa en que comenzó el cultivo de los cereales en el Perú; pero es cierto que en 1547, en la ciudad de Cuzco, aun no se conocia el pan de trigo. En Quito, el Padre José Rixi, natural de Gante en Flandes, sembró el primer trigo europeo, cerca del convento de San Francisco. Todavía los frailes enseñan como una curiosidad el tiesto en que fué de Europa el primer trigo, y lo conservan como una religuia preciosa.? ¡Ojalá que en todas partes se hubiese conservado el nombre de los que, en vez de asolar la tierra, la han enriquecido con plantas útiles al hombre! La region templada, principalmente los climas en que el calor medio del año no pasa de diez y ocho á diez y nueve grados centígrados, parece la más á propósito para el cul- tivo de los cereales, no comprendiendo con esta denominacion mas que las gramíneas nutritivas conocidas de los antiguos, á saber: el trigo, la espelta, la cebada, la avena y el centeno. * En efecto, en la parte equinoccial del reino de México, en ningun paraje se cultivan los cereales de Europa en llanos cuya elevacion baje de S00 4 900 metros, y ya hemos observado que en la falda de las cordilleras, entre Veracruz y Acapulco, gene- ralmente no se ve empezar este cultivo hasta la altura de mil doscientos á mil tres cientos metros. Una larga experiencia ha probado á los habitantes de Jalapa, que el trigo sembrado en los alrededores de la ciudad vegeta con mucha lozanía, pero no grana, y solo lo siembran para forraje (zacate). Sin embargo, es muy cierto que en el reino de Guatemala, y por consiguiente más cerca del Ecuador, el trigo madura á alturas muy inferiores á las de la ciudad de Jalapa. Una situacion particular, vientos frescos que so- plan en la direccion del Norte y otras causas locales, pueden modificar la influencia del clima. En la provincia de Caracas, cerca de la Victoria (latitud 109 15), 4 quinientos ó seiscientos metros de altura absoluta, he visto hermosísimas mieses de trigo, y parece que los campos que rodean las Cuatro Villas en laisla de Ouba (latitud 219 58”), tienen aun ménos elevacion. En la isla de Francia (latitud 209 10”), se cultiva el trigo en un terreno que está casi al nivel del Océano. Los colonos europeos no han variado bastante sus experiencias para saber cuál es el minimum de altura en que los cereales pueden producir en la region equinoccial de México. La falta absoluta de lluvias durante los meses de verano es tanto más contraria al trigo, cuanto mayor es el calor del clima. Verdad es que la sequía y los calores son muy considerables tambien en Siria y en Egipto; pero este último país, tan abundante en trigo, tiene un clima enteramente distinto del de la zona tórrida: la tierra siempre con- serva un cierto grado de humedad que se debe á las inundaciones benéficas del Nilo. De otra parte, los vegetales que pertenecen á los mismos géneros que nuestros cereales, solo se encuentran silvestres en los climas templados, y aun en los del antiguo Conti- nente. A excepcion de algunas arundináceas gigantescas, que son plantas sociales en general, las gramíneas parecen infinitamente más raras en la zona tórrida que en la tem- plada, en donde dominan, por decirlo así, sobre los demás vegetales. No debemos, pues, extrañar que los cereales, á pesar de la gran flexibilidad orgánica que se les atribuye, y que les es comun con los animales domésticos, prosperen más en el alto llano central de México, en la parte montuosa en donde encuentran el clima de Roma y Milan, que en los llanos vecinos al Océano equinoccial. 1 Comentarios reales XI, 24. Tomo II, pág. 332. “María de Escobar, digna de un gran Estado llevó el trigo al “Perú. Por otro tanto adoraron los gentiles á Ceres por Diosa, y de esta matrona nv hicieron cuenta los de mi tierra.” 2 Véanse mis Tableaus de la Nature. á 3 No examinaré en este logar si los romanos han cultivado verdaderamente la avena y el centeno, y si Teophrasto y Plinio han conocido nuestro Secale cereale. Compárese Dioscor. 11, 116; IV, pág. 140. Seracen, 126 y 294, con Columela, II, 10, y Teoph. VIII, 1 4 con Plin. 11, 126. —116— Si el suelo de la Nueva España estuviese regado por lMuvias frecuentes, seria uno de los terrenos más fértiles que los hombres han desmontado en ambos hemisferios. El hé- roe, * que en medio de una guerra sangrienta tuvo la vista fija sobre todos los ramos de industria nacional, Hernan Cortés, escribia á su soberano, poco tiempo despues del sitio de Tenochtitlan: “todas las plantas de España producen admirablemente en esta tierra. “No harémos aquí como en las islas, en donde hemos descuidado el cultivo y destruido “los habitantes. Una triste experiencia debe hacernos más prudentes. Suplico 4 V. M. “que mande á la Casa de Contratacion de Sevilla, que ningun barco pueda hacerse á la “vela para este país, sin cargar una cierta cantidad de plantas y granos.” La gran fer- tilidad del suelo mexicano es incontestable, pero la falta de agua disminuye muchas ve- ces la abundancia de las cosechas. En la region equinoccial del reino de México, aun hasta los 289 de latitud boreal, no se conocen mas que dos estaciones: la de las aguas, que empieza en el mes de Junio 6 Julio y acaba en Setiembre ú Octubre; y el estío, que dura ocho meses, desde Octubre hasta fin de Mayo. Las primeras lluvias se hacen sentir generalmente en la falda orien- tal de la Cordillera. La formacion de las nubes y precipitacion del agua disuelta en el aire, empiezan en las costas de Veracruz. Estos fenómenos van acompañados de violen- tas explosiones eléctricas, que se verifican sucesivamente en México, Guadalajara y en las costas occidentales. La accion química se propaga del E. al O., en la direccion de los vientos alisios; y llueve quince 6 veinte dias ántes en Veracruz que en el alto llano cen- tral. Algunas veces en las montañas y aun á ménos de dos mil metros de altura abso- luta, se ve la lluvia mezclada con granizo y nieve en los meses de Noviembre, Diciembre y Enero; pero estas lluvias son de corta duracion y no pasan de cuatro á cinco dias; y aun cuando son frias, se las considera como muy útiles para la vegetacion del trigo y los pastos. En general, sucede en México como en Europa, que las lluvias son más frecuen- tes en la region montuosa, principalmente en la parte de las cordilleras que se extiende desde el pico de Orizava, por Guanajuato, Sierra de Pinos, Zacatecas y Bolaños, hasta las minas de Guarisamey y del Rosario. La prosperidad de la Nueva España depende de la proporcion establecida entre la du- racion de las dos estaciones de lluvia y sequedad. Rara vez sucede que el labrador se queje de demasiada humedad; y si algunas veces el maíz y los cereales de Europa están expuestos á inundaciones parciales en los llanos, muchos de los cuales forman conchas circulares cerradas por las montañas, el trigo sembrado en las faldas de las colinas ve- geta con mucha más lozanía. Desde el paralelo de 242 hasta el de 309, las lluvias son más raras y de más corta duracion. Por fortuna las nieves, que son bastante abundan- tes desde los 26% de latitud, suplen á esta falta de lluvia. La extrema sequedad 4 que está expuesta la Nueva España, desde el mes de Junio hasta el de Setiembre, precisa 4 los habitantes de una gran porcion de aquel vasto país á valerse de riegos artificiales. No hay ricas cosechas de trigo, si no se hacen sangra- duras á los rios conduciendo el agua desde muy léjos por medio de acequias. Este sistema de canalizos se sigue particularmente en los hermosos llanos que adornan las márgenes del rio de Santiago, llamado Rio Grande, y en los que se encuentran entre Salamanca, Irapuato y Leon. Las acequias, las presas y norias son objetos de la mayor importancia para la agricultura mexicana. Semejante el interior de la Nueva España á la Persia y á la parte baja del Perú, es muy productivo en gramíneas nutritivas, en todos los parajes en 1 Carta al emperador Cárlos Quinto, fecha en la gran ciudad de Temixtitan, en 15 de Octubre de 1524. —117— que la industria del hombre ha sabido disminuir la sequedad natural del suelo y del aire. * Tampoco en ninguna parte, el propietario de una grande hacienda se halla más 4 me- nudo en la necesidad de valerse de ingenieros que sepan nivelar el terreno, y que conozcan los principios de las construcciones hidráulicas. Sin embargo, lo mismo en México que en todas partes, se han preferido las artes que deleitan la imaginacion, 4 las que son indis- pensables á las necesidades de la vida doméstica. Han conseguido formar arquitectos que juzgan científicamente de la hermosura y órden de un edificio; pero todavía no hay cosa más rara que encontrar sugetos capaces de construir máquinas, diques y canales. Por fortuna el aguijon de la necesidad ha despertado la industria nacional; y una cierta sa- gacidad que es comun á todos los pueblos montañeses, suple en cierto modo á la falta de instruccion. En los parajes faltos de riego artificial, el suelo mexicano no tiene pastos sino hasta los meses de Marzo y Abril. En esta época en que sopla con frecuencia el viento de la Misteca, Ó SO. que es seco y cálido, desaparece todo verdor, y las gramíneas y demás plantas herbáceas se van secando poco á poco. Esta mudanza es tanto más sensible, cuanto ménos abundantes han sido las lluvias del año precedente, y que el verano es más caluroso. Entónces, y sobre todo en Mayo, el trigo padece mucho, si no se riega artificialmente. La lluvia no da nueva vida á la vegetacion hasta el mes de Junio: las primeras aguas cubren los campos de verdor; la frondosidad de los árboles se renueva, y el europeo que sin cesar se acuerda del clima de su país natal, goza duplicadamente de la belleza de esta estacion de las lluvias, porque le presenta la imágen de la primavera. Al indicar los meses de lluvia y sequedad, hemos descrito el curso que comunmente siguen los fenómenos meteorológicos. Sin embargo, de algunos años á esta parte parece que estos fenómenos se han desviado algun tanto de la ley general, y desgraciadamente las excepciones han sido en daño de la agricultura. Las lluvias se han hecho más raras, y sobre todo más tardías. El año que fuí á ver el volcan de Jorullo, la estacion de las lluvias se retardó tres meses enteros: empezó en Setiembre, y no duró más que hasta á mediados de Noviembre. En México se observa que el maíz padece mucho más que el trigo con las heladas del otoño, y tiene la ventaja de reponerse más fácilmente despues de las grandes sequedades. En la intendencia de Valladolid, entre Salamanca y la laguna de Cuzco, he visto campos de maíz que se creian perdidos, vegetar con un vigor extraor- dinario á los dos ó tres dias de lluvia. La grande anchura de las hojas sin duda contribuye mucho á la nutricion y fuerza vegetativa de aquella gramínea americana. En las haciendas de trigo en que el sistema de riego está bien establecido, como cerca de Leon, Silao € Irapuato, se riega dos veces, la primera en el mes de Enero luego que la planta nace, la segunda, á principios de Marzo cuando la espiga está inmediata á des- arrollarse; y aun algunas veces se inunda todo el campo ántes de sembrarlo. Se observa que dejando permanecer las aguas algunas semanas, el suelo se empapa de humedad en tal punto, que el trigo resiste más fácilmente á las grandes sequías. Luego que se des- aguan los campos abriendo las acequias, se siembra á puño. Este método recuerda el cultivo del trigo en el bajo Egipto; y aquellas inundaciones prolongadas disminuyen al mismo tiempo la abundancia de yerbas parásitas que se mezclan con las mieses cuando se siegan, que por desgracia una parte ha pasado 4 América con el trigo de Europa. La abundancia de Jas cosechas en los terrenos cultivados con esmero es maravillosa, principalmente en los que se riegan, ó que están mullidos y bien barbechados. La parte 1 Véase tomo I. —118— más fértil es la que se extiende desde Querétaro hasta Leon. Aquellos llanos tienen treinta leguas de largo y ocho ó diez de ancho. Sembrados de trigo dan de 35 4 40 por uno; y varias haciendas grandes pueden contar hasta 50 6 60. La misma fertilidad he hallado en los campos que se extienden desde el pueblo de Santiago hasta Yuririapún- daro, en la intendencia de Valladolid. En las inmediaciones de la Puebla, Atlixco y Oe- laya, en una gran parte de los obispados de Mechoacan y de Gualadajara, el producto es de 22 á 30 por uno. Un campo se reputa por poco fértil, cuando una fanega de trigo sembrada no da unos años con otros más que diez y seis fanegas. ln Cholula, la cose- cha comun es de 30 á 40 granos; pero muchas veces pasa de 70 4 80. En el Valle de México se cuentan 200 granos para el maíz, y 18 á 20 para el trigo. Debo observar que las cantidades que acabo de citar, tienen toda la exactitud que se puede desear en un ob- jeto tan interesante para el conocimiento de las riquezas territoriales. Como deseaba con ansia conocer los productos de la agricultura bajo los trópicos, he tomado todas las no- ticias en los mismos parajes, y confrontado los datos que me han facilitado colonos in- teligentes, y que habitan en provincias muy apartadas unas de otras. He puesto aun más exactitud en este cálculo, porque como he nacido en un país en donde el trigo apé- nas da cuatro ó cinco por uno, me hallaba más dispuesto que nadie á desconfiar de las exageraciones de los agrónomos; exageraciones que son las mismas en México, en Ohina, y en todas partes en donde el amor propio de los habitantes quiere embaucar á los via- jeros crédulos. No ignoro que á causa de la gran desigualdad con que se siembra en países diversos, hubiera sido mejor comparar el producto de las cosechas por la extension del terreno sembrado; pero las medidas agrarias son tan inexactas, y hay tan pocas haciendas en México en las cuales conozcan con certidumbre el número de toesas Ó varas cuadradas que contienen, que ha sido preciso atenerme á la simple comparacion del trigo cogido con el sembrado. Las indagaciones 4 que me dediqué durante mi mansion en México, me dieron por resultado que, un año con otro, el producto medio de todo el país es de 22 á 25 por uno. Regresado á Europa, se me habian ocurrido nuevamente algunas dudas sobre la exactitud de este importante resultado, y tal vez hubiera titubeado en publi- carlo, si recientemente no hubiese tenido la proporcion de consultarlo en Paris mismo con un sugeto respetable é ilustrado que hace treinta años habita en las colonias espa- ñolas y se ha dedicado á la agricultura con un buen éxito. El Señor Abad, canónigo de la Iglesia metropolitana de Valladolid de Mechoacan, me ha asegurado que segun sus cálculos, el producto medio del trigo mexicano, léjos de ser menor de veintidos granos, hay probabilidad que es de 25 á 30; lo que segun los cálculos de Lavoisier y Necker, excede de cinco á seis veces al producto medio de la Francia. Oerca de Celaya, los agricultores me hicieron ver la enorme diferencia que hay en el producto de las tierras regadas artificialmente y las que no lo son. Las primeras, que reci- ben las aguas del Rio grande, distribuidas á este efecto por medio de sangrías en varios estanques, producen de 40 á 50 por uno; al paso que los campos que no pueden gozar del beneficio del riego, no dan más que de 15 á 20. Se comete allí la misma falta de que se quejan los agrónomos casi en toda Europa, cual es la de emplear mucha simiente, de modo que el grano se pierde y sofoca uno á otro. Sin esta costumbre, el producto de las cosechas seria aun mucho mayor del que acabamos de indicar. No será ocioso apuntar aquí una observacion * que hizo cerca de Celaya un sugeto 1 Sobre la fertilidad de las tierras en la Nueva España, por Don Manuel Abad y Queipo, despues obispo electo de Mechoacan. (Nota manuscrita escrita en 1808). —119— digno de confianza, y muy versado en esta clase de investigaciones. En un hermoso campo de trigo, de grande extension, cogió el Sr. Abad cuarenta plantas (de triticum hybernum) á la aventura; metió las raíces en el agua para limpiarlas de toda la tierra, y vió que cada grano habia producido 40, 60 y hasta 70 cañas; las espigas estaban casi todas igualmente bien provistas: contó el número de granos que contenian, y vió que en algunas pasaba de ciento y aun de ciento veinte; el término medio pareció ser de no- venta: algunas espigas contenian hasta ciento sesenta granos. ¡Por cierto que este es un ejemplo de fertilidad bien admirable! En general se observa que en los campos mexi- canos macolla extraordinariamente; que un solo grano echa un gran número de cañas, y que cada planta tiene las raíces extremadamente largas y apiñadas. Al Norte de aquel distrito eminentemente fértil de Celaya, Salamanca y Leon, el país es árido en extremo, sin rios ni manantiales, y presentando en vastas extensiones cos- tras de arcilla endurida (tepetate), que los labradores llaman tierras duras y frias, y que las raíces de las plantas herbáceas difícilmente pueden penetrar. Estas capas de arcilla, que tambien he encontrado en el reino de Quito, desde léjos se asemejan 4 unos bancos de roca desnudos de toda vegetacion; pertenecen á la formacion trapeana, y en la loma de los Andes del Perú y México, constantemente acompañan los basaltos, grunstein, amigdaloidas y pórfidos amfibólicos. Lo contrario sucede en otras partes de la Nueva España; en el ameno Valle de Santiago y al $. de la ciudad de Valladolid, los basaltos y amigdaloidas descompuestos han formado con el tiempo un mantillo negro muy pro- ductivo: tambien los campos fértiles que rodean la alberca de Santiago recuerdan los terrenos basálticos' del Mittelgebirge de la Bohemia. Hemos descrito ya, * caundo hablamos de la estadística particular del país, los desier- tos faltos de agua que separan la Nueva Vizcaya del Nuevo México. Todo el llano que se extiende desde Sombrerete hasta el Saltillo, y de allí hácia la punta de Lampazos, es pelado y árido, sin más vegetacion que algunos nopales y otras plantas espinosas: no hay el menor vestigio de cultivo, excepto en algunos puntos en donde la industria del hombre ha recogido un poco de agua para regar los campos, como en los alrededores del Saltillo. Tambien hemos bosquejado el cuadro de la Vieja California, ? cuyo suelo no es más que un peñasco, sin mantillo ni fuentes. Todas estas consideraciones concuer- dan con lo que hemos dicho: que una parte considerable de la Nueva España, situada al: Norte del trópico, no es susceptible de una gran poblacion, 4 causa de su extremada se- quedad; y al mismo tiempo ¡cómo salta á los ojos el aspecto tan diverso que presentan dos países contiguos como son México y los Estados Unidos de la América septentrional! En estos últimos el suelo no es más que un dilatado bosque, surcado por una multitud de rios que desembocan en golfos espaciosos. México, por el contrario, presenta al E. y al O. un litoral poblado de árboles, y en su centro un enorme macizo de montañas Co- losales, en cuyas lomas se prolongan llanuras desnudas de árboles, y tanto más áridas! cuanto que la temperatura del ambiente está aumentada por la reverberacion de los ra- yos solores. En el Norte de la Nueva España, lo mismo que en Thibet, en Persia, y en todas las regiones montuosas, una parte del país no será apta para el enltivo de los ce- reales hasta que una poblacion reconcentrada y que haya llegado 4 un alto grado de civilizacion, venza los obstáculos que la naturaleza opone á los progresos de la economía rural. Pero, lo repetimos, aquella aridez no es general; está recompensada con la gran fertilidad de las comarcas meridionales, aun en aquella parte de las provincias internas 1 Cap. VIT, tom. IT. 2 Cap. VIII, tom. II, pág. 114. — 120 — que están cercanas á los rios; con las conchas del Norte, Gila, Yaqui, Mayo, Ouliacan «lel Rosario, de Conchos, de Santander, Tigre y de los innumerables torrentes de la pro- vincia de Tejas. En el extremo más septentrional del reino en las costas de la Nueva California, el pro- ducto del trigo es de 16 á 17 granos por uno, tomado el término medio entre las cosechas de diez y ocho pueblos durante dos años. Oreo que los agrónomos verán con interes la relacion individual de aquellas cosechas en un país situado bajo el mismo paralelo que Argel, Túnez y la Palestina, entre los 322 39 y 37? 48' de latitud. 1791. 1502. COSECHA a FANEGAS|FANEGAS | considerada como múl- DE 1OS PUEBLOS DE LA NUEVA CALIFORNIA, | —Pesmico | pomo [votodo gras sentado —— E : E ¿ |vr7o1.[1so2. Sm IDESD:.: c0dovo' 0/0 aca oa 0 000U Ue Oe 60 3,021 50 3d. San Luis Rey de Francia............ 100 1,200 12 San Juan CapistraD0....oooooo.ooco.. 80 1,586 j 103 2,908 | 198d. | 28 2d. Sanabria o fotos tatdad as 178 3,700 | 282 3,800 | 20 7d. | 13 4d. SamkBernandos estafa to ere 100 2,800 28 San BuenayentulA....o..ooooooccroo o. 44 259 96 3,500 | 58d. | 36 4d. SIDA ale 65 1,500 | 113 2,876, | 23 25 4d. Tia Purísima Concepcion............ 76 s00 96 3,500 | 105d. | 36 4d. Sants iODPISpOr ta aa EE 86 1,078 | 161 4,000 | 125d. | 254d. Si A bla TO 1,600 22 8d. Set sonon o ondar sore opono ano T8 500 64d, San Antonio de Padua.............. 90 952 | 139 1,200 | 105d s 7d SO Ode sacaanodo rave ana no/os 71 221 60 240 31d. 4 SanJuanbatisa olaaa 52 1,200 23d: SA CA. co bbdo gado doo IS UaaS 60 550 91d. SM Usos odar opor as obboa nas 64 1,400 | 129 2,000 | 218d. | 15 3d. SIMIO Ate alias lia aia 84 1,200 14 5d. SUE A 60 680 | 233 2,322 | 11:38:43 [449/9103 874 | 15,197 | 1,956| 35,896 | 17 4d. | 172d. Parece que la parte más septentrional de aquella costa es ménos á propósito para el cultivo del trigo, que la que se extiende desde San Diego hasta San Miguel. Además, en los terrenos recientemente desmontados el producto del suelo es más desigual que en los países ya de antiguo cultivados, bien que no se observa en ninguna parte de la Nue- va España aquella diminucion progresiva de fertilidad que aflige 4 los nuevos colonos en todos aquellos parajes, en donde se han desmontado los bosques para hacer tierras de labor. Los que han reflexionado seriamente sobre las riquezas del suelo mexicano, saben que la porcion de terreno ya desmontado podria producir lo suficiente para la subsistencia de una poblacion ocho ó diez veces mayor, solamente con un poco más de esmero en el cultivo, y sin suponer un trabajo extraordinario para regar los campos. Silos llanos fér- * —121 — tiles de Atlixco, Cholula y Puebla no producen cosechas más pingiies, debe buscarse la causa principal en la falta de consumo, y en las trabas que la desigualdad del suelo opo- ne al comercio interior de los granos, principalmente para trasportarlos hácia las costas que baña el mar de las Antillas. Cuando hablemos de la exportacion de Veracruz, vol- verémos á examinar este objeto interesante. ¿Cuál es en la actualidad la cosecha de granos en toda la Nueva España? A la ver- dad este problema será muy difícil de resolver en un país, en donde desde la muerte del conde de Revillagigedo el gobierno ha favorecido muy poco las indagaciones estadísticas. Aun en Francia las estimaciones de Quesnay, Lavoisier y Arthur Young varían de 45 y 50 hasta 75 millones de sextarios * de peso de 117 kilógramos cada uno. No tengo datos positivos sobre las cantidades de centeno y cebada que se cogen en México; pero creo poder calcular aproximadamente el producto medio de trigo. En Europa el cálculo más seguro, es el que se funda en el consumo que se estima por cada individuo: es el medio que MM. Lavoisier y Arnould han empleado con buen éxito; pero este método no puede seguirse, cuando se trata de una poblacion compuesta de elementos muy he- terogéneos. El indio y el mestizo que habitan en el campo, no se alimentan más que con pau de maíz y de-manioc. Los blancos criollos, que habitan en las ciudades, consumen mucho más pan de trigo que los que permanecen habitualmente en las haciendas. La capital, que cuenta más de 33,000 indios, necesita anualmente cerca de diez y nueve. millones de kilógramos de harina, consumo que es casi el mismo que el de las ciudades europeas que tienen igual poblacion; y si quisiéramos calcular el consumo de todo el reino de Nueva España tomando esta base, llegariamos á un resultado que seria cinco veces demasiado grande. Supuesto estas consideraciones, prefiero el método que se funda en valúos parciales. Segun la descripcion estadística que el intendente de la provincia de Guadalajara comu- nicó á la junta de comercio de Veracruz, la cosecha de trigo de aquella intendencia, en 1802, fué de 45,000 cargas 6 6.450,000 kilógramos. La poblacion de la intendencia de, Guadalajara es poco más ó ménos un noveno de la poblacion total. En aquella parte. de México hay un gran número de indios que comen pan de maíz, y se cuentan allí po- cas ciudades populosas habitadas por blancos acomodados. Segun la analogía de esta. cosecha parcial, la general de la Nueva España no seria más que de 59 millones de ki- lógramos; pero añadiendo 36 millones, á causa de la influencia benéfica que tienen el consumo de las ciudades *de México, la Puebla y Guanajuato, en el cultivo de los dis- tritos circunvecinos, y á causa de las provincias internas cuyos habitantes viven casi exclusivamente de pan de trigo, hallarémos para todo el reino cerca de diez millones de miriagrámos ó más de 800,000 sextarios. Este avalúo nos da un resultado muy pequeño; porque en el cálculo que acabamos de presentar, no se han separado como corresponde las provincias septentrionales de la region equinoccial. Sin embargo, esta separacion la dicta la naturaleza de la misma poblacion. 1 Medida de áridos: 15 sextarios hacen 41 fanegas de Castilla, 2 Por los materiales exactos que poseo, he formado el estado siguiente, en el que comparo el consumo de harina con el número de habitantes. APÉNDICE.—16. —122— CIUDADES. CONSUMO DE HARINA. POBLACION. México. ...... 19.100,000 kilógramos. 150,000 habitantes. La Puebla... 7. 790,000 S 67,300 a La Habana .... 5.230,000 0 130,000 De Paris, . . . .. . . 111.300,000 z 714,000 A Sobre el consumo de Paris, véanse las curiosas investigaciones comunicadas en 1825 por el Sr. Conde Chabrol; y que M. Peuchet ha consignado tambien en su Statistique élémentaire de la France, p. 372. El comun del pueblo de la Habana come mucho cazave y arepa. El con- sumo anual de la Habana, tomando el término medio de cuatro años, es de 427,018 arrobas, Óó de 58,899 barriles. (Papel periódico de la Habana, 1801, núm. 12, pág. 46.) En las provincias internas el mayor número de habitantes son blancos ó reputados como tales y se cuentan 400,000. Si suponemos su consumo de trigo, en proporcion con el de la Puebla, hallarémos seis millones de miriágramos. Tomada por base de nuestro cálculo la cosecha anual de la intendencia de Guadalajara, podemos admitir que en las regiones meridionales de la Nueva España, cuya poblacion mixta se valúa en 5.437,000, el consumo de trigo en el campo es de 5.800,000 miriágramos, y añadiendo tres millo- nes seiscientos mil para el consumo de las grandes ciudades interiores de México, la Puebla y Guanajuato, hallamos que el consumo total de la Nueva España, pasa de 15 millones de miriágramos, 0 1.250,000 sextarios de peso de 240 libras cada uno. Parecerá muy extraño el hallar, segun este cálculo, que las provincias internas cuya poblacion no es más que un catorceavo de la total, consumen más de un tercio de la cosecha del reino de México; pero no debemos olvidar que en aquellas provincias septen- trionales, el número de blancos proporcionalmente á la masa total de españoles (criollos 6 europeos) es como 1 á 3, y que esta casta es la que consume principalmente la harina de trigo. De los 800,000 blancos que habitan la region equinoccial de la Nueva España, cerca de 150,000 viven en un clima excesivamente cálido en llanos cercanos á las costas y se alimentan de manioc y plátanos.* Lo repito, estos resultados no son más que sim- ples aproximaciones; pero me ha parecido tanto más interesante el publicarlas, cuanto ya fijaron la atencion del Gobierno, durante mi mansion en México. Cuando se publica por primera vez un hecho que interesa 4 toda la nacion, y sobre el cual todavía no se han aventurado cálculos ningunos, se aguijonea la curiosidad de investigar. Segun M. Lavoisier, la cosecha total de granos, es decir de trigo, centeno y cebada, era en Francia ántes de la revolucion, y por consiguiente en una época en que la poblacion del reino ascendia á 25 millones de habitantes, de 58 millones de sextarios ó de 6,789 mi- llones de kilógramos; y, como segun los autores de la Fenuille du Cultivateur, el trigo que se coge en Francia es en proporcion á toda la masa de granos, como 5 : 17, resulta de ello que solo el producto de trigo, ántes de 1789 era de 17 millones de sextarios: cose- cha que fijándonos en cantidades absolutas, sin considerar las poblaciones de ambos im- perios, es poco más ó ménos trece veces mayor que la de México. Esta comparacion concuerda perfectamente con las bases de mi cálculo anterior, pues el número de habi- tantes de Nueva España que habitualmente se alimentan de pan de trigo, no pasa de 1.300,000; además es sabido que los franceses comen más pan que los pueblos de raza española, principalmente los que habitan en la América, 1 Véase más arriba. —123— Pero con motivo de la extrema fertilidad del suelo los quince millones de miriágra- mos de trigo que anualmente produce la Nueva España, se cogen en una extension de terreno cinco veces menor del que igual cosecha necesitaria en Francia. A la verdad es probable que á medida que la poblacion mexicana irá anmentando, se verá disminuir esta fertilidad que se puede llamar média, y que señala 24 por 1 como producto total de las cosechas. En todos los países los hombres empiezan á cultivar las tierras ménos áridas, y naturalmente el producto medio debe disminuir á proporcion que la agricul- tura se extiende, y abraza por consiguiente mayor variedad de terrenos. Pero en un vasto imperio como el mexicano, este efecto no puede manifestarse sino muy tarde, y la industria de los habitantes se aumenta con la poblacion y el número de necesidades. Vamos á reunir en un mismo estado las nociones que hemos adquirido sobre el pro- ducto medio de los cereales en ambos continentes. No se trata aquí de ejemplos de una fertilidad extraordinaria observada en una corta extension de terreno, ni del trigo sem- brado segun la práctica de los chinos. El producto seria con poca diferencia igual en todas las zonas, si cuando se escoge el terreno se cultivasen los cereales con el mismo esmero que la hortaliza. Pero si tratamos de la agricultura en general, no debemos atenernos sino á grandes resultados, 4 cálculos en que la cosecha total de un país se considera co- mo múltipla de la cantidad de trigo sembrado, y hallarémos que este múltiplo que se puede considerar como uno de los primeros elementos de la prosperidad de los pueblos, varía del modo que sigue: De 5 á 6 granos por 1 en Francia, segun Lavoisier y Necker. M. Peuchet valúa que 4,400,000 fanegas de tierra sembradas de trigo, dan anualmente 5,280 millones de libras en peso, lo que hace 1,173 kilógramos por hectárea. Ese es el producto medio en el Norte de Alemania, en Polonia, y segun M. Riibs, en Suecia. En Francia, en algunos distritos eminentemente fértiles de los departamentos del Escalda y del Norte, se cuentan 15 por 1; en las tierras buenas de la Picardía y de la isla de Francia, de 8 á 10 por 1, y en las tierras ménos fértiles de 4 4 5 granos. * De 8 á 10 granos por 1, en Hungría, Croacia y Esclavonia, segun las investigaciones de M. Swartner. 12 por 1 en el reino de la Plata, principalmente en los alrededores de: Montevideo, segun Don Félix Azara. Cerca de Buenos Aires, se cuentan hasta 16 granos. En el Paraguay, el cultivo de los cereales, en el Norte hácia el Ecuador, no se extiende más allá del paralelo de 24 grados. ? ; 17 granos por uno en la parte septentrional del reino de México, y á la misma distan- cia del Ecuador que el Paraguay y Buenos Aires. 24 granos por 1 en la region equinoccial de México, á dos 6 tres mil metros de altura sobre el nivel del Océano: allí se cuentan 5,000 kilógramos por hectárea. En la Provin- cia de Pasto, que atravesé en el mes de Noviembre de 1801, y que hace parte del reino de Santa Fe, los altos llanos de la Vega de San Lorenzo, Pansitara y Almaguer? co- tmunmente producen 25, en años muy fértiles 35 y en años frios y secos 12 por 1. En el Perú, en el hermoso llano de Cajamarca, * que bañan los rios de Mascon y Utusco, y cé- lebres por la famosa derrota del Inca Atahualpa, el trigo da de 18 á 20 por 1. En el mercado de la Habana, las harinas mexicanas entran en concurrencia con las 1 Penchet, Statistique, pág. 290. 2 Viaje de Azara, t. 1, pág. 140. 3 Latitud 19 54/ boreal. Altura absoluta 2,300 metros. 4 Latitud 72 8' austral. Altura absoluta 2,860 metros. Véase mi Recueil Y Observations astronomiques, tom. L. — 124 — de los Estados Unidos. Cuando esté enteramente acabado el camino que se construye - desde el llano de Perote hasta Veracruz, el trigo de Nueva España se exportará para Burdeos, Hamburgo y Bremen. Entónces los mexicanos tendrán la doble ventaja sobre los habitantes de los Estados Unidos, de una mayor fertilidad de terreno y los jornales más baratos. Seria bien interesante, bajo este punto de vista, el poder comparar aquí el producto medio de las varias provincias de la confederacion americana, con los resul- tados que hemos obtenido para el reino de México; pero la fertilidad del suelo y la in- dustria de los habitantes varían tanto de una provincia á otra, que es difícil encontrar un término medio que corresponda á la cosecha total. ¡Qué diferencia entre el excelente cultivo de las cercanías de Lancaster y varias partes de la Nueva Inglaterra y el de la Carolina septentrional! El inmortal Washington en una de sus cartas 4 Arthur Young dice: “Un labrador inglés formará una idea horrible (a horrid idea), del estado de nues- “tra agricultura ó de la naturaleza de nuestro suelo, cuando sepa que un acre no pro- ““ duce más de ocho ó diez bushels. Pero no debe olvidar, que en todos los países en “¿donde las tierras son baratas y los jornales caros, se prefiere cultivar mucho á culti- “var bien. En general no se hace más que arañar ?* la tierra en vez de ararla con es- “mero.” Segun las investigaciones que recientemente ha hecho M. Blodget, que se pueden considerar como bastante exactas, resulta lo siguiente: POR ACRE. POR HECTÁREA. En las provincias atlánticas, al E. de los montes Alleghanys: En tierras abundantes. . . . . . . 32 bushels: 2,372 kilógramos. AS MAN aa 667 os En el territorio del Oeste, entre los Alle- ghanys y Mississipi: En tierras abundantes. . ..... 40. ,, 2,965 27 En tierras medianas da 0d 2D 09 1,853 0 Por estos datos se ve que en las intendencias mexicanas de la Puebla y Guanajuato, en donde reina en la loma de las cordilleras el clima de Roma y Nápoles, el terreno es más abundante y productivo que en las partes más fértiles de los Estados Unidos. Como desde la muerte del general Washington, la agricultura ha hecho progresos muy considerables en la region del O., principalmente en el Kentucky, el Tenessée y la Lui- siana, creo que podemos considerar de 13 4 14 bushels como el término medio de las cosechas actuales; lo cual no hace todavía más que 1,000 kilógramos por hectárea, Ó mé- nos de 4 por 1. En Inglaterra comunmente se estima la cosecha de trigo de 19 á 20 dushels por acre, lo que da 1,450 kilógramos por hectárea. Repetimos que esta compa- racion no manifiesta una gran fertilidad del suelo de la Gran Bretaña. Léjos de darnos una idea espantosa de la esterilidad de las provincias atlánticas de los Estados Unidos, solo nos prueban que en todos los parajes en que el colono posee una vasta extension de tierra, el arte de cultivarla se perfecciona muy lentamente. Con todo, las memorias de la Sociedad de Agricultura de Filadelfia ofrecen varios ejemplos de cosechas que han 1 “Much ground has been seratched over, and none eultivated “as it ought to have been.” Esta carta interesante se publicó en el Statistical Manuel for the United States, 1806. pág. 95. Un acre tiene 4,029 metros cuadrados. Un bushel de trigo pesa 30 kilógramos. — 125— pasado de 39 á 40 bushels por acre, siempre que los campos de Pensilvania se han la- brado con el mismo esmero que en Irlanda y Flandes. * Ya que hemos comparado el producto medio de las tierras en México, Buenos Aires y los Estados Unidos, pasemos la vista rápidamente por el precio del jornal en estos di- versos países. En México se computa á razon de dos reales de plata en las regiones frias y de dos y medio en las calientes, donde hay falta de brazos y los habitantes en general son muy perezosos. Este precio parecerá muy módico si se considera la riqueza metá- lica del país y la cantidad de plata que está continuamente en circulacion. En los Esta- dos Unidos, en donde los blancos han hecho retirar la poblacion india más allá del Ohio y del Mississipi, el jornal se paga de 14 416 reales de vellon, en Francia se puede va- luar de 6 á 8 reales de vellon, y en Bengala á medio real de plata. Por esta razon, á pe- sar de la enorme diferencia del flete, es más barato en Filadelfia el azúcar de las grandes Indias que el de la Jamaica. De estos datos resulta que en la actualidad el precio del jornal en México está en proporcion del de RDACIO SEARS AMAS AG HosiEstados Unidos A Sa BOSA IS A == A El precio medio del trigo en Nueva España es de 4 á 5 pesos fuertes la carga, que pesa 150 kilógramos, comprando en el campo á los mismos cosecheros. En Paris, de algunos años á esta parte, 150 kilógramos de trigo cuestan 30 francos (6 pesos fuertes). En la ciudad de México la carestía del trasporte aumenta de tal manera el precio, que comunmente cuesta de 9 410 pesos la carga. Los extremos en épocas de la mayor Ó menor fertilidad, son allí de 8 y 14 pesos. Es fácil pronosticar que el precio del trigo mexicano disminuirá considerablemente, cuando se hayan hecho caminos en la falda de las cordi- Jleras y cuando una mayor libertad de comercio favorezca los progresos de la agricultura. El trigo mexicano es de primera calidad y puede compararse con el mejor de Anda- lucía: es superior al de Montevideo, que segun la opinion de Sr. Azara, tiene el grano la mitad más pequeño que el de España. En México el grano es muy grande, blanco y nutritivo, principalmente en las haciendas que se riegan. Se observa que el trigo de sierra, es decir, el sembrado en grandes alturas, en la loma de las cordilleras, tiene el grano cubierto de una película más gruesa, al paso que el de las regiones templadas abunda de materia glutinosa. La calidad de las harinas depende principalmente de la proporcion que hay entre el glúten y el almidon; y parece natural que en un clima que es favorable ála vegetacion de las gramíneas, el embrion y la capa celulosa? del albumen, que los fisiologistas consideran como el sitio principal del glúten, son más voluminosos. - 1 Segun M. Tessier, enyas obras han contribuido tanto á los progresos de la agricultura, el arpent legal ó rea] de las aguas y bosques (medida hectárea) de 1,344 toesas cuadradas, se siembra en Francia á puño, en buenas tierras, con 160 libras de grano de trigo, y en tierras medianas con 200 ó 220. (El arpent frances es media fanega de Toledo de 400 estadales, y el estadal de 11 piés.) El producto es de 2,400 4 2,500 libras por arpent legal en terreno muy fértil; y de 900 41,000 libras en los malos terrenos. El producto medio por arpent lega en Francia 4 1,000 libras, La patata en tierra barbechada y estercolada, da de producto medio por arpent legal de 1,507 metros cuadrados, 3,000 libras de raíces, y en tierras excelentes cinco ó seis mil. Segun M. Dandolo, la misma práctica da, en la Lombardía, 208 libras de trigo y 1,800 libras de patatas (Bibliotheque universelle, 1807, pág. 189). En los Estados Unidos, en Pensylyania, se siembra en el dia de hoy una medida (cosa de una fanega) 6 medida y media por acre, y se coge por producto medio 16 de las mismas medidas de trigo, segun el Sr, Alberto Gallatin, y raras veces ménos de 12; y en los terrenos que son muy fértiles 25 4 28 medidas. La cosecha que yo he visto en los valles de Aragua (República de Colombia), era de 3,200 libras de trigo por arpent legal, 6 de aguas y bosques de Francia; cantidad que es igual 44 medidas inglesas por acre inglés. (Relation historique, tom. 11). 2 Mirbel, sobre la germinacion de las gramíneas. (Annales du Muséum Y Histoire natwrelle, vol. XT, p. 147). —126— En México difícilmente se conserva el trigo más de dos ó tres años, principalmente en los climas templados, y no se han estudiado bastante las causas de este fenómeno. Seria prudente formar almacenes en los parajes más frios del país. Además, en los puer- tos de la América Española hay la preocupacion de creer que las harinas de las cordi- lleras se conservan ménos que las de los Estados Unidos. Fácil es de adivinar la causa de esta preocupacion, que ha sido muy perjudicial á la agricultura, sobre todo en la Nue- va Granada. Los comerciantes que habitan las costas opuestas á las islas Antillas y que se encuentran atados con las prohibiciones del comercio, por ejemplo los de Cartagena, tienen un gran interes en mantener relaciones con los Estados Unidos. Los empleados de las aduanas á veces son bastante indulgentes para tomar un barco de la Jamaica, por uno de la isla de Cuba. : El centeno y sobre todo la cebada resisten al frio mejor que el trigo y se cultivan en las mesetas más elevadas. La cebada todavía da abundantes cosechas en alturas en que el termómetro rara vez se sostiene durante el dia más arriba de 14 grados. En la Nueva California, tomando el término medio de las cosechas de trece pueblos, la cebada pro- dujo 24 por 1 en 1791, y 18 en 1802. En México se cultiva muy poco la avena, y aun en España se ve raras veces, porque los caballos se alimeutan con cebada, como en tiempo de los griegos y los romanos. El centeno y la cebada pocas veces padecen una enfermad que los mexicanos llaman cha- huistle, que destruye frecuentemente las más bellas cosechas de trigo, cuando la prima- vera y el principio del verano han sido muy calientes y frecuentes las tempestades. Uo- munmente se cree que esta enfermedad del grano es causada por unos pequeños insectos que llenan lo interior de la caña é impiden que el jugo nutritivo suba hasta la espiga. Una planta de raíz nutritiva originaria de América, la patata (¡Solanum tuberosum), parece que se introdujo en México en la misma época, poco más ó ménos que los cerea- les del antiguo Continente. Yo no decidiré la cuestion de si las papas (es el antiguo nombre peruano con que en el dia se conocen las patatas en todas las colonias españo- las) han venido 4 México junto con el schinus molle* del Perú, y por consiguiente por el conducto del mar del Sur; ó si los primeros conquistadores las han traído de las monta- ñas de la Nueva Granada. Como quiera que sea, es cierto que no las conocian en tiempo de Moctezuma, hecho tanto más importante, cuanto es uno de aquellos en que la histo- ria de las emigraciones de una planta se enlaza con la de las emigraciones de los pueblos. La predileccion que ciertas tribus dan señaladamente al cultivo de algunas plantas, las más de las veces indica 6 identidad de raza ó antiguas comunicaciones entre hombres que habitaban climas diferentes. Bajo este aspecto, tanto los vegetales como las lenguas y las fisonomías de las naciones, pueden tenerse como monumentos históricos. Los pue- blos pastores Ó los que solo viven de la caza, no son los únicos que, impelidos por un espíritu turbulento y guerrero, emprenden viajes largos: los aduares de orígen germá- nico, aquel enjambre de pueblos que desde lo interior del Asia se trasportaron á las márgenes del Boristenes y del Danubio, y los salvajes de la Guayana nos ofrecen nu- merosos ejemplos de tribus que, estableciéndose por algunos años, desmontan cortas ex- tensiones de tierra, siembran en ellas los granos que cogieron en otra parte y abandonan estos cultivos apénas empezados, luego que una mala cosecha ó cualquier otro accidente les disgusta del sitio que poco ántes escogieron. De este modo los pueblos de raza mon- gólica se han trasportado, desde la muralla que separa la China de la Tartaria hasta el 1 Hernandez, lib. TIT, cap. XV, pág. 54. —127— centro de la Europa; de este modo algunos pueblos americanos del Norte de la Califor- nia y de las márgenes del rio Gila, han refluido hasta el hemisferio austral. En todas partes vemos torrentes de aduares errantes y belicosos, abrirse paso entre pueblos tran- quilos y agricultores. Estos últimos, inmóbiles como Jas márgenes de un rio, recogen y conservan con esmero las plantas nutritivas y los animales domésticos, que acompaña- ron aquellas tribus errantes en sus largas correrías. Muchas veces el cultivo de un corto número de vegetales, bien así como algunas palabras extranjeras, mezcladas en idiomas de diyerso orígen, sirven para señalar el camino que ha llevado una nacion al pasar de uno á otro extremo del Continente. Estas consideraciones que he manifestado más por extenso en mi Essai sur la Géo- graphie des plantes, bastarán para probar cuán interesante es para la historia de nuestra especie, el conocer con exactitud hasta dónde se extendia primitivamente el dominio de ciertos vegetales, ántes que el espíritu de colonizacion de los europeos hubiese llegado á reunir las producciones de los climas más lejanos. Si los cereales, si el arroz* de las Grandes Indias eran desconocidos á los primeros habitantes de la América, en cambio el maíz, la patata y el quinoa no se cultivaban ni en el Asia oriental, ni en las islas del mar del Sur. Los chinos introdujeron el maíz en el Japon, ?*y aquellos, segun dicen al- gunos autores, debian haberlo conocido desde la más remota antigiiedad. Este aserto, si estuviese fundado, aclararia mucho la idea de las antiguas comunicaciones que se su- pone haber habido entre los habitantes de ambos continentes. Pero ¿en dónde están los monumentos que atestigiien que el maíz se haya cultivado en Asia ántes del siglo XV 1? Segun las eruditas investigaciones del P. Gaubil, * parece todavía dudoso que mil años ántes hubiese visitado las costas occidentales de la América, como lo habia sentado el célebre historiador M. de Guignes. Persistimos en la creencia de que el maíz no fué trasplantado desde la llanura de la Tartaria á la de México, y que tampoco hay más probabilidad de que ántes que los europeos descubriesen la América esta preciosa gra- mínea hubiese pasado del Nuevo Continente al Asia. 3 La patata, si la consideramos bajo un punto de vista histórico, nos presenta otro pro- blema curiosísimo. Parece cierto, como ya lo hemos dicho ántes, que esta planta, cuyo cultivo ha tenido en Europa la mayor influencia en los progresos de la poblacion, no se conocia en México ántes de la llegada de los españoles. En aquella época se cultivó en Chile, en el Perú, en Quito, en el reino de la Nueva Granada y en toda la cordillera de los Andes, desde los 409 de latitud austral hasta cerca de los 509 de latitud boreal. Los botánicos suponen que crece espontáneamente en la parte montuosa del Perú. De otra parte los sabios que han hecho investigaciones sobre la introduccion de las patatas en Europa, aseguran que tambien la hallaron en Virginia los primeros colonos que Sir Wal- ter Raleigh envió allí, en 1584. Pero ¿cómo se concibe que una planta que se dice no pertenecer originariamente al hemisferio austral, se encuentre cultivada al pié de los montes Alleghanys, cuando no se conocia en México ni en las regiones montuosas y tem- pladas de las islas Antillas? ¿Es probable que algunas tribus peruanas hayan penetrado hácia el N., hasta las márgenes del Rapahannoc, en Virginia, Ó las patatas han venido del N. al S., á la manera de los pueblos que desde el siglo VII han aparecido sucesiva- 1 ¿Qué es el arroz silvestre de que habla M. Mackenzie, gramínea que no crece más allá de los 509 de latitud, y con la cual se alimentan los naturales del Canadá en invierno? (Viaje de Mackenzie, 1, pág. 156.) 2 Thunberg, Flora Japonica, pág. 37. En japones el maíz se llama Sjo Huso, y Too Kibbi. La palabra Kuso in- dica nna planta herbácea, y Too una produccion exótica. 3 Manuscritos astronómicos de los padres jesuitas, que se conservan en la oficina de las longitudes, en Paris, — 128 — mente en el alto llano de Anáhuac? En una y otra de ambas hipótesis ¿cómo no se ha introducido ó conservado ese cultivo en México? Hé aquí unas cuestiones hasta ahora poco agitadas, y con todo muy dignas de llamar la atencion del físico, que abrazando de un golpe de vista la influencia del hombre sobre la naturaleza, y la reaccion del mundo físico sobre el hombre, cree leer en la distribucion de los vegetales la historia de las pri- meras emigraciones de nuestra especie. Para no sentar aquí sino hechos exactos, desde luego observaré que la patata no es indígena en el Perú, y que en ningun paraje se le encuentra silvestre en la parte de las cordilleras que está situada bajo los trópicos. M. Bonpland y yo hemos herborizado en la loma y falda de los Andes desde los 5? grados N. hasta los 122 S. Nos hemos infor- mado de sugetos que han examinado aquella cordillera de montañas colosales hasta la Paz y Oruro, y estamos seguros que en aquella vasta extension de terreno no vegeta espontáneamente ninguna especie de solano de raíces nutritivas. Es verdad que hay pa- rajes poco accesibles y muy frios, que los naturales llaman páramos de las papas; pero estas denominaciones, cuyo orígen es fácil de adivinar, son pequeño indicio de que aque- llas grandes alturas produzcan la planta que les dió el nombre. Pasando más al Sur del otro lado del trópico, se la encuentra, comunmente segun Molina, * en todos los campos de Chile. Allí los naturales distinguen la patata silvestre cuyos tubérculos son pequeños y un poco amargos, de la cultivada desde muchos siglos. A la primera llaman maglia, y á la segunda pogny. Tambien cultivan en Chile otra es- pecie de solano que pertenece al mismo grupo, de hojas pinadas y sin espinas, cuya raíz es muy dulce y de figura cilíndrica. ls el Solanum cari, aún desconocido no solo en Eu- ropa, sino aun en Quito y en México. Podria preguntarse si estas plantas, útiles al hombre, son verdaderamente originarias de Chile, ó bien si por un dilatado defecto de cultivo se han vuelto silvestres en aquel país. La misma cuestion se hizo á los viajeros que hallaron los cereales creciendo espon= táneamente en las montañas de la India y del Cáucaso. Los Sres. Ruíz y Pavon, cuya autoridad es de mucho peso, dicen haber hallado la patata en los terrenos cultivados in cultis, y no en los bosques ó en la loma de las montañas. Pero debemos observar que en nuestros países, el solanum y las diferentes especies de trigo no se propagan por sí mis- mas de un modo duradero, cuando los pájaros llevan los granos á los prados y bosques. En todos aquellos parajes en que estas plantas parecen volverse silvestres á nuestra vista, léjos de multiplicarse como el Erigeron canadense, el Oenothera biennis y otros colonos del reino vegetal, desaparecen en corto espacio de tiempo. El maglia de Chile, el trigo de las márgenes de Terek * y el de las montañas (Hill-wheat) del Boutan, que M. Banks* acaba de dar á conocer ¿serian acaso el tipo primitivo del solanum y de los ce- reales cultivados? Es probable que el cultivo de las patatas ha ido poco á poco avanzando desde las montañas de Chile hácia el Norte, por el Perú y el reino de Quito, hasta el llano de Bo- gotá, el antiguo Cundinamarca. Esta ha sido tambien la marcha que los incas han se- guido en la série de sus conquistas. Fácilmente se concibe, porque mucho tiempo ántes de la llegada de Manco—-Capac, en aquellos tiempos remotos en que la provincia del Oa- llao y los llanos de Tihuacan eran el centro de la primera civilizacion de los hombres, *las 1 Hist. nat. de Chile, pág. 102. 2 Marschall de Biberstein, sobre las riberas occidentales del mar Caspio, 1798, págs. 65 y 105. 3 Bibl. brit., 1809, núm. 322, pág. 86. 4 Pedro Cieza de Leon, cap. CV. Garcilaso, TIT, I. | —" — 129 — emigraciones de los pueblos de la América meridional, más bien debian hacerse del Sur al Norte, que en una direccion opuesta. Los pueblos montañeses de ambos hemisferios en todas partes han manifestado el deseo de acercarse al Ecuador ó al ménos á la zona tórrida, la cual á grandes alturas ofrece un clima suave y las demás ventajas de la zo- na templada. Costeando las cordilleras, ya desde las márgenes del Gila hasta el centro del reino de México, ya desde Chile hasta los amenos valles de Quito, hallaron los in- dígenas en las mismas alturas, y sin bajar á los llanos, una vegetacion más vigorosa, heladas ménos adelantadas, y nieves no tan copiosas. Los llanos de Tiahuacan (lat. 172 10' Sur), cubiertos de ruinas grandiosas y respetables, y las márgenes del lago de Ohu- cuito, concha que parece un pequeño mar interior, son el Himala y el Thibet de la América meridional. Allí es donde los hombres, gobernados por la ley, y reunidos en un suelo no muy fértil, comenzaron á dedicarse á la agricultura. De aquella mesa notable, situada entre el Cuzco y la Paz, bajaron un gran número de pueblos poderosos, que han llevado sus armas, lengua y artes hasta el hemisferio boreal. Los vegetales que se cultivan en los Andes han refluido hácia el Norte, Ó por medio de las conquistas de los incas, cuya consecuencia era el establecimiento de algunas colo- nias peruanas en el país conquistado, Ó bien por las comunicaciones lentas pero tran- quilas, que siempre hay entre dos pueblos vecinos. Los soberanos de Ouzco no exten- dieron sus conquistas más allá del reino de Mayo (lat. 19 34 bor.), que pasa al Norte de la villa de Pasto. Luego las patatas que los españoles hallaron en cultivo entre los pueblos Muyscas, en el reino del Zaque de Bogotá (lat. 49-69 bor.), no pueden haber ido allí del Perú sino por efecto de las relaciones que poco á poco se van estableciendo, aun entre pueblos de montaña, y separados unos de otros por desiertos cubiertos de nieves ó por valles intransitables. Las cordilleras que conservan una altura formidable, desde Chile hasta la provincia de Antioquía, bajan repentinamente hácia las fuentes del grande rio Atracto. El Choco y el Darien no presentan más que un grupo de colinas que en el istmo de Panamá solo tiene algunos centenares de toesas de altura. Jl cultivo de la patata entre los trópicos no da bien sino en mesas muy elevadas, en un clima frio y nebuloso. El indio de tierra caliente prefiere el maíz, el manioc y el plátano. Además, el Choco, el Darien y el istmo, cubiertos de bosques espesos, han sido en todo tiempo ha- bitados por aduares de salvajes y cazadores, enemigos de todo cultivo. No debemos, pues, extrañar que la reunion de estas causas físicas y morales haya impedido que la patata penetrase hasta México. No conocemos hecho alguno que enlace la historia de la América meridional con la de la América septentrional. En la Nueva España, como lo hemos observado repetidas ve- ces, el movimiento de los pueblos siempre es de N. áS. Parece advertirse* una grande analogía de costumbres y civilizacion entre los toltecas, á quienes, segun se dice, una peste obligó á abandonar la mesa de Anáhuac, 4 mediados del siglo duodécimo, y los perua- nos gobernados por Manco-Capac. Más bien puede ser que algunos pueblos que salieron de Aztlan, se adelantasen hasta más allá del istmo ó del golfo de Panamá; pero no es muy probable que con las emigraciones del Sur hácia el Norte, las producciones del Pe- rú, de Quito y de la Nueva Granada, hayan pasado nunca 4 México y al Canadá. Resulta de todas estas consideraraciones, que si los colonos que envió Raleigh hallaron efectivamente patatas entre los indios de Virginia, es difícil separarse de la idea de que esta planta haya sido originariamente silvestre en algunas comarcas del hemisferio bo- 1 He disentido esta hipótesis del caballero Boturini, en mi Memoria sobre los primeros habitantes de América, (Ueber die Urvólker) Neue Berlin. Monatscherift, 1806, pág. 205. APÉNDICE, —17. —130— real, como lo era en Chile. Las importantes investigaciones que han hecho MM. Beck- “mann, Banks y Dryander, ! prueban que unas embarcaciones que venian de la bahía de Albemarle, en 1586, trajeron á Irlanda las primeras patatas, y que Tomás Harriot, más célebre matemático que navegante, describió esta raíz nutritiva bajo el nombre de ope- nawk. Gerard, en su Herval, publicado en 1597, la llama patata de Virginia, 6 norembega. Oasi se podria creer que los colonos ingleses la habian recibido de la América española. El establecimiento de éstos existia ya desde el mes de Julio de 1584. Los navegantes de aquel tiempo, para acercarse á tierra en las costas de la América septentrional, no se- guian el derrotero en derechura hácia el O; todavía acostumbraban seguir el camino que Colon habia señalado, y aprovecharse de los vientos alisios de la zona tórrida. Este viaje facilitaba las comunicaciones con las islas Antillas, que eran el centro del comercio es- pañol. Sir Francis Drake, que acababa de recorrer estas mismas islas y las costas de la tierra firme, habia tocado en Roanoke, *en Virginia. Parece, pues, bastante natural el suponer que los mismos ingleses habian llevado las patatas desde América meridional, ó de México á Virginia; y cuando las llevaron de este último punto á Inglaterra, ya eran comunes en España é Italia. No debiéramos, pues, extrañar que una produccion que habia pasado de uno á otro continente, haya podido en América mismo pasar desde las colonias españolas á las inglesas. Solo el nombre con que Harriot describe la patata pa- rece probar su orígen virginiano. ¿Habrian acaso los salvajes tenido una palabra para una planta extranjera, y Harriot no habria conocido el nombre de papas? Los cultivos que pertenecen á la parte más elevada y fria de los Andes y cordilleras mexicanas, son los de la patata, del tropeolum tuberosum* y del chenopodium quinoa, cuyo grano es un alimento tan sabroso como sano. En la Nueva España, el primero de estos cultivos es tanto más importante y extendido, cuanto no exige más que un suelo muy húmedo. Tanto los mexicanos como los peruanos saben conservar la patatas años enteros, exponiéndolas á las heladas y secándolas al sol. La raíz endurecida y falta de su jugo se llama chunu, segun una palabra de la lengua quichua. Seguramente seria muy útil en Europa el imitar esta preparacion, pues muchas veces un principio de ger- minacion hace perder las provisiones del invierno. Pero aun seria más importante el proporcionarse la semilla de las patatas que se cultivan en Quito y en la mesa de Santa Fe. Yo he visto una de ellas de forma esférica de más de tres decímetros (doce á trece pulgadas) de diámetro, y de un gusto mucho mejor que las de nuestro continente. Es sabido que ciertas plantas herbáceas cuyas raíces se han multiplicado durante mucho tiempo, acaban degenerando, particularmente cuando se tiene la mala costumbre de cor- tar las raíces en muchos pedazos. En algunos parajes de Alemania, la experiencia ha probado que de todas las patatas, las plantadas con semilla son las más sabrosas. Se conseguirá mejorar la especie, ha- ciendo coger la semilla de su país natal, y buscando en la misma cordillera de los An- des las variedades más recomendables por el tamaño y sabor de sus raíces. Hace mucho tiempo que tenemos en Europa una patata que los agrónomos conocen con el nombre 1 Beckmanns Grundsetze der toutschen Landwirthschaft, 1806, pág. 289. Sir Joseph Banks, an Attempt to acer- tain the time of the introduction of potatoes, 1808. La patata se cultiva por mayor en el Lancashire, desde 1684; en Sajonia desde 1717; en Escocia desde 1728; y en Prusia desde 1738. 2 Roanoke y Albemarle, en donde Amides y Barlow habian formado su primer establecimiento, hoy dia perte- necen al Estado de la Carolina septentrional. Consúltese sobre la colonia de Raleigh, Marshalls Life of. Washin- gton, V, L, pág. 12. : 3 Esta nueva especie de capuchina, vecina del Zropaolum peregrinum, se cultiva en las provincias de Popayan y Pasto en mesas de 300 metros de altura absoluta. P —131— de patata colorada de Bedfordshire, cuyos tubérculos pesan más de un kilógramo; pero esta variedad (conglomerated potatoe) tiene un gusto desabrido y casi no sirve más que para el ganado, al paso que la papa de Bogotá, que contiene ménos agua, es muy hari- nosa, un poco dulce y de un sabor muy agradable. Entre el gran número de producciones útiles que las emigraciones de los pueblos y las navegaciones lejanas nos han dado á conocer desde el descubrimiento de los cereales, es decir, desde tiempo inmemorial, ninguna planta ha tenido una influencia tan señalada sobre el bienestar de los hombres, como la patata. * Este cultivo, segun los cálculos de sir John Sinclair, puede alimentar nueve individuos por acre de 5368 metros cuadrados. Se ha hecho comun en la Nueva Zelanda, *en el Japon, en la isla de Java, en el Bou- tan y en Bengala, en donde, segun afirma M. Bockford, las patatas se consideran como más útiles que el árbol del pan introducido en Madras. Su cultivo se extiende desde la extremidad del África hasta el Labrador, en Islandia y en Laponia. Es un espectáculo bien interesante el ver una planta que ha bajado de unas montañas que están bajo el Ecuador, avanzarse hácia el polo, y resistir á todos los hielos del Norte, aun más que las gramíneas cereales. Acabamos de examinar sucesivamente las producciones vegetales que hacen la base del alimento del pueblo mexicano, el plátano, el mamioc, el maíz y los cereales. Hemos procurado dar alguna importancia á este artículo, comparando la agricultura de las re- giones equinocciales con la de los climas templados de Europa, y uniendo la historia de las emigraciones de los vegetales, con los acontecimientos que han hecho refluir el gé- nero humano de una á otra parte del globo. Sin entrar en pormenores botánicos, que no ofrecerian interes, concluirémos este artículo indicando sucintamente las demás plan- tas alimenticias que se cultivan en el suelo mexicano. Un gran número de estas plantas se han introducido desde el siglo XVI. Los habi- tantes de la Europa occidental han depositado en América todo lo que habian recibido 1 La opinion de que el Solanum tuberosum no está considerado sino como una planta introducida en Virginia, se ha hecho mucho más general desde la primera vez que publiqué esta obra. Se asegura que mucho tiempo ántes de Drake, un mercader de esclavos llamado Juan Hawkins, habia llevado, en 1545, esta produccion á la Irlanda desde las costas de la Nueya Granada; y el primero que la cultivó en Inglaterra fué Gerard, que la habia recibido del mis- mo Francisco Drake. Su cultivo pasó á Bélgica en 1590; pero los irlandeses lo descuidaron hasta que Raleigh intro- dujo allí de nuevo la patata al principio del siglo XVII trayéndola de Virginia. Putsche und Bertuch. Monogra- phie der Kartojfeln, 1822. Yo he examinado el rarísimo libro que se titula: General History of Virginia, New En- gland and the Summer Isles, fron 1584 to 1626, by Capt. Jolm Smith, governor in these conutries and admiral of New-England (London, 1632); pero en la parte que contiene (pág. 9) las observaciones de Thomas Harriot, que Ca- lifica de sabio matemático, no he podido encontrar la descripcion de la patata. A mediados del siglo XVII fué cuando se introdujo esta raíz en las islas Bermudas, llevada de Europa y no de la Virginia. Por otra parte las denominacio- nes de Norembega y de Openaml:, que los primeros escritores ingleses dieron al Solanum tuberosum, no son nombres de plantas indígenas, al contrario, traen un orígen, á mi modo de ver, de una de estas equivocaciones ó mala inteli- gencia, tan comunes entre los viajeros que no saben la lengua del país. Acabo de descubrir que Norembega es el nom- bre antiguo de la Nueva Inglaterra (Smith, general hist., pág 203). La palabra Openawk, es probable que se derive del nombre de los indios Lenni-Lenaps, con quienes los primeros colonos tuvieron frecuentes relaciones, y 4 quienes por corrupcion llamaban Openagi y Apenagi, en lugar de llamarles Wapanachki (Transactions of the hist. Com- mittee of the American philos. Society, 1819, tom. 1, pág. 25). ¿Y qué? ¿los navegantes que trajeron la planta á la Inglaterra la habrian dado el nombre del país y de los habitantes de aquel en donde los colonos habian ensayado su enltivo? M. Bonpland y yo no hemos encontrado nunca el Solanum tuberosum en estado silvestre en ninguna parte de la América; pero los Sres. Caldeleugh y Baldwin han hecho recientemente este importante descubrimiento, el uno en Chile y el otro en Montevideo y de Maldonado; tal vez será el Solanum comersomú de M. Dunal; pero M, Lambert considera esta especie como una nueva variedad de la patata comun. (Jowrnal of Sciences and Arts, nú- meros 19 y 28, sabine en las Transact. of the Horticultural Society, vol. V, tom. II, pág. 137. Long. Exped., tom. 1, pág. 94. Lambert, on the native country of the potatoe, en su grande obra sobre los pinos, pág. 41). 2 Jolm Savage, Account of New Zealand, 1807, pág. 18. — 132— en dos mil años, por sus comunicaciones con los griegos y romanos, la irrupcion de los aduares del Asia central, las conquistas de los árabes, las cruzadas y las navegaciones de los portugueses. Todos estos tesoros vegetales acumulados en un extremo del antiguo continente, por el movimiento constante de los pueblos hácia el Oeste, conservados bajo la feliz influencia de una civilizacion siempre creciente, se han hecho casi 4 un mismo tiempo la herencia de México y del Perú. Posteriormente los vemos, aumentados con las producciones de América, pasar todavía más léjos á las islas del mar del Sur, 4 aquellos establecimientos que un poderoso pueblo acaba de formar en las costas de la Nueva= Holanda. De esta suerte el más pequeño rincon de la tierra, si llega 4 ser la propiedad de los colonos europeos; sobre todo, si presenta una grande variedad de climas, atestigua la actividad que ha desplegado nuestra especie desde algunos años acá. Una colonia reune en un pequeño espacio lo que el hombre errante ha descubierto de más precioso en toda la superficie del globo. La América es extraordinariamente rica en vegetales de raíces nutritivas. Despues del manioc y las patatas, no hay otras más útiles para la subsistencia del pueblo que el oca (Oxalis tuberosa), la patata y el iñame. La primera de estas producciones solo se cria en los países frios y templados, en la cima y falda de las cordilleras; las otras dos pertenecen á la region cálida del reino de México. Los historiadores españoles que han descrito el descubrimiento de la América, confunden *las palabras de axes y patatas, aun- que la una designa una planta del grupo de los espárragos, y la otra un convolvulus. El iñame 6 Dioscorea alata, bien así como el plátano, parece comun á toda la region equinoccial del globo. La relacion del viaje de Aloysio Cadamusto*nos enseña que los árabes conocian esta raíz. Su nombre americano todavía puede darnos alguna luz acerca de un hecho importantísimo para la historia de los descubrimientos geográficos, que no parece haber llamado hasta ahora la atencion de los sabios. Cadamusto dice que en el año de 1,500 el rey de Portugal habia enviado una flota de doce bajeles alrededor del Cabo de Buena Esperanza, á Calecut, bajo las órdenes de Pedro Álvarez Cabral. Este almirante, despues de haber visto las islas del Oabo Verde, descubrió una grande tierra desconocida, que tomó por un continente. Encontró allí hombres desnudos, morenos, pintados de colorado,.con el pelo largo, que se mesaban los pelos de la barba, se hora- daban la barbilla, se acostaban en hamacas, é ignoraban enteramente el uso de los me- tales. Por estas señas fácilmente se conocen los indígenas americanos. Cabral abordó á la costa del Brasil (tierra de Santa Oruz ó Insula Psittacorun), y halló que se cultivaba allí una especie de maíz, y una raíz con la que se hace pan que se llama iñame. Ves- pucci, tres años ántes que Cabral, habia oído pronunciar esta misma palabra á los habi- tantes de la costa de Paria. El nombre haitiano del Dioscorea alata es axes Ó ajes. Oon este nombre describe Colon el ¿ñame, en la relacion de su primer viaje; y es tambien este mismo el que tenia en tiempo de Garcilaso, Acosta y Oviedo, * que han señalado perfectamente los caractéres con que los axes se diferencían de las batatas. Las primeras raíces del Dioscórea se trasportaron á Portugal en 1596, de la isleta de 1 Gomara, lib. III, cap. XXI. 2 Cadamusti Navigatio ad terras incognitas. (Gryneus Obis Nov., págs. 47, 215. Herrera, Déc. 1, lib. IV, cap. VII.) Cadamusto señala con estas palabras el famoso almirante Cabral: Petrus quidam Aliares ac Abrilus Fidalcus. El desventurado capitan Tuckey encontró silvestre el Yam amargo (Dioscórea) en las orillas del Congo. (Brown, Botany of Congo, pág. 54.) 3 Christophori Columbi navigatio, capítulo LXXXIX. Comentarios reales, t. 1, pág. 278. Historia natural de Indias, pág. 242. Oviedo, lib. VII, cap. UI. —133— Santo Tomás, situada cerca de las costas de África, casi bajo el Ecuador. * En una em- barcacion que conducia esclavos á Lisboa, habian embarcado aquellos iñames para co- mida de los negros durante el viaje. Por semejantes circunstancias varias plantas ali- menticias de Guinea se han introducido en las Indias occidentales, y se han propagado con esmero para proporcionar á los esclavos el mismo alimento á que venian acostum- brados de su país natal. Se observa que la melancolía de aquellos infelices se disminuye de una manera sensible, cuando al desembarcar en una tierra nueva, encuentran las plantas que han rodeado su cuna. ln las regiones cálidas de las colonias españolas, los habitantes distinguen el axe de las Ramas de Guinea. Estas últimas han venido de las costas de África á las islas Antillas, y el nombre de iñame ha prevalecido poco á poco sobre el de axe. Acaso estas dos plantas no son otra cosa mas que variedades del Dios- corea alata, aunque Brown haya procurado elevarlas á la clase de especies, olvidando que la forma de las hojas de los iñames varía singularmente con el cultivo. En ninguna parte hemos encontrado la planta que Linneo llama Dioscorea sativa, ? tampoco la hay en las islas del mar del Sur, en donde la raíz del Dioscorea alata, mezclada con la carne de la nuez del coco y la pulpa del plátano, es la comida favorita del pueblo taitiano. La raíz del iñame adquiere un tamaño muy crecido, cuando se halla en un terreno fértil. En los valles de Aragua, en la provincia de Caracas, se han visto algunas de ellas que pesaban de 25 á 30 kilógramos. Las batatas se designan en el Perú con el nombre de apichu, y en México con el de eamotes, que es una corrupcion de la palabra azteca cacamotic: * se cultivan muchas va- riedades con raíces blancas y amarillas, y las de Querétaro, que crecen en un clima aná- logo al de Andalucía, son las más estimadas. Dudo mucho que los navegantes españoles bayan hallado nunca las batatas silvestres, aunque Olusius se haya adelantado á decirlo. Yo he visto cultivado en las colonias, además del Convolvulus batatas, el C. platanifo- lius, de Vall, y me inclino á creer que estas dos plantas, el Umara de Taiti (C. chry- sorrizus de Solander) * y el C. edulis de Thumberg, que los portugueses han introducido en el Japon, son variedades que se han hecho constantes, y descienden de una misma especie. Seria tanto más digno de saberse si las batatas cultivadas en el Perú son las mismas que Cook encontró en la isla de Pascuas, cuanto la posicion de esta tierra y los monumentos que en ella se han descubierto, han dado lugar á varios sabios para sospe- char que han podido existir antiguas relaciones entre los peruanos y los habitantes de la isla que descubrió Roggeween. Gomara dice que Colon, despues de su regreso á España, la primera vez que se pre- sentó á la reina Isabel, le regaló granos de maíz, raíces de iñames y batatas: así es que el cultivo de estas últimas ya era comun en la parte meridional de la España, á mediados del siglo XVI y en 1591 se vendieron hasta en el mercado de Lóndres.? Comunmente se cree que el célebre Drake 6 Sir John Hawkins las dió á conocer en Inglaterra, en donde duraute mucho tiempo les atribuian las propiedades misteriosas con que los grie- gos preconizaban las cebollas de Megara. Las batatas tambien se dan en el mediodía de la Francia. Su cultivo requiere menor calor que el iñame, además que por la gran 1 Clusii rariorum his., lib. IV, pág. 77. 2 Sin embargo, Tumberg asegura haberla visto cultivada en el Japon. Hay una gran confusion en el género Dioscórea, y sería de desear que se hiciese de él una monografía. Hemos traído un gran número de especies nuevas, que en parte se hallan descritas en el Species plantarum, publicada por M. Willdenow, tom. IV, cap. I, p. 794-796. 3 Cacamoc-Tlanoquiloni 6 Caslatlapan, figurado en Hernandez, cap. LIV, parece ser el Convolvulus Jalapa. 4 Forster, Plante, esculente, pág. 56. 5 Clusius, VII, cap. LL —134—= cantidad de materia nutritiva que dan sus raíces, merecería con mucho la preferencia sobre la patata, si se pudiese cultivar con buen éxito en los países cuya temperatura mé- dia es menor de 189 centígrados. Todavía debemos contar entre las plantas útiles indígenas de México, el cacomite ú oceloxochitl, especie de tigridia, cuya raíz da una harina nutritiva á los habitantes del Valle de México; las numerosas variedades de tomates ó tomatl (¡Solanum lycopersicum), que antiguamente se sembraban entremezcladas con el maíz, la pistacha de tierra Ó ma- ni* (Arachis hypogea), cuyo fruto se esconde en la tierra, y que parece haber existido en África y Asia, especialmente en Cochinchina? mucho tiempo ántes del descubrimiento de la América; en fin, las diferentes especies de pimientos (Capsicum baccatum, C. annuum y frutescens), que los mexicanos llaman chilli, y los peruanos uchu, cuya fruta es tan in- dispensablemente necesaria á los indígenas, como la sal 4los blancos. Los españoles lla- man al pimiento chile 6 axi. La primera palabra se deriva de cuauh—chili, la segunda es una palabra haitiana que no se debe confundir con axe, que, como ya lo hemos obser- vado, designa el Dioscorea alata. No tengo presente haber visto cultivarse en parte alguna de las colonias españolas las cotufas (Helianthus tuberosus) que, segun el Sr. Correa, tampoco se encuentran en el Brasil, aunque en todas nuestras obras de botánica se las diga originarias del país de los brasileños topinambas. El chamalitl 6 girasol de flores grandes (Helianthus annuus) del Perú ha venido á la Nueva España: antiguamente se sembraba en varias partes de la América española, no solo para sacar aceite del grano, sino tambien para asarlo y ha- cer un pan muy nutritivo. El arroz (Oryza sativa) era tan desconocido á los pueblos del nuevo continente como 4 los habitantes de las islas del mar del Sur. Cada vez que los primeros historiadores se sirven de la expresion de arroz pequeño, quieren designar el chenopodiwn quinoa que he hallado muy comun en el Perú, y en el hermoso valle de Bogotá. El cultivo del arroz, que los árabes introdujeron en Europa, * y los españoles en América, es de poca monta en la Nueva España. La grande sequedad que reina en el interior del país, no es favo- rable á este género de cultivo. En México no están acordes en la utilidad que podria sacarse del arroz de montaña, que es comun en la China y el Japon, y que conocen todos los españoles que han habitado las islas Filipinas. Es cierto que este arroz de montaña, tan alabado en estos últimos tiempos, no se da más que en la falda de las colinas rega- das por torrentes naturales, Ó por canales de riego * abiertos á grandes alturas. En las . costas de México, principalmente al SE. de Veracruz en los terrenos fértiles y pantano- sos que hay entre los embocaderos de los rios de Alvarado y Guasacualco, el cultivo del arroz comun podrá ser algun dia tan importante como lo es hace ya mucho tiempo en la provincia de Guayaquil, para la Luisiana y la parte meridional de los Estados Unidos. Seria tanto más de desear que se dedicasen con ardor á este ramo de agricultura, 1 La palabra mani, bien así como la mayor parte de las que los colonos españoles dan á las plantas cultivadas, es tomada de la lengua de Haiti, que hoy dia es una lengua muerta. En el Perú el arachis se llamó ¿nchic. M. Brown tambien cree que el arachis es comun en ambos continentes. (Congo, pág. 54.) 2 Loureiro, Flora Cochinchinensis, pág. 522. 3 Los griegos conocian el arroz sin cultivarlo. Aristobule chez Strabon, lib. XV, pág. Casaub. 1014.—Theophr., lib. IY, cap. V.—Dioscor., lib. TI, cap. CXVI, pág. Sarac. 127. 4 Crescit Oryza japonica in collibus et,montibus, artificio singulari Thumberg, Flora Japon, pág 147. M. Titzing, que ha vivido mucho tiempo en el Japon, tambien asegura que el arroz de montaña, cerca de Nangasacki, se riega, pero que necesita ménos agua que el de la tierra llana. M. Grawfurd nos dice, por el contrario; que en Jaya el mountain ó dry land rice se cultiva sin ninguna especie de riego. (Hist. of the Ind. Archipielago, tom. L, p. 361). —135— cuanto que las grandes sequedades y los hielos tempranos hacen faltar 4 menudo las cosechas del trigo y maíz en la region montañosa, y el pueblo mexicano periódicamente sufre las funestas consecuencias de una hambre general. El arroz contiene mucha sus- tancia nutritiva en pequeño volúmen; y en Bengala, donde cuarenta kilógramos se com- pran por poco más de medio peso, el consumo diario de una familia de cinco individuos consiste en cuatro kilógramos de arroz, dos de guisantes, y dos onzas de sal.* La fru- galidad del indígena azteca es casi igual á la del indostanés; y se evitarian las carestías frecuentes en México, multiplicando los objetos de cultivo, y dirigiendo la industria há- cia productos vegetales más fáciles de conservar y trasportar, que el maíz y las raíces harinosas. Además, y lo digo sin perjuicio del famoso problema de la poblacion de la China, no parece dudoso que un terreno cultivado de arroz alimenta mayor número de familias que otro igual en extension sembrado de trigo. En la Luisiana, en la hoya del Mississipí” se cuenta que una fanega de tierra comunmente produce 18 barriles de arroz, de trigo y avena 8, de maíz 20, y de patatas 26. En Virginia se cuenta, segun M. Blodget, que un acre da de 20 á 30 bushels de arroz, al paso que de trigo no da más que de 15 416. Noignoro que en Europa se consideran los arrozales como muy contrarios á la salud de los habitantes; pero una larga experiencia, hecha en el Asia oriental, parece probar que su efecto no es igual en todos los climas. Como quiera que esto sea, no se debe te- mer que el trigo de los arrozales aumente la insalubridad de un país que ya está lleno de pantanos (Rhizofora mangle), y que forma un verdadero Delta entre los rios de Al- varado, San Juan y Guasacualco. y Los mexicanos poseen hoy dia todas las plantas de hortaliza y árboles frutales de Eu- ropa. No es fácil indicar cuáles de las primeras existian en el nuevo continente ántes de la llegada de los españoles. La misma incertidumbre reina entre los botánicos, sobre las especies de nabos, ensaladas y berzas que cultivaban los griegos y romanos. Sabemos con certeza que los americanos han conocido en todo tiempo las cebollas (en mexicano jona- catl), las judías (en mexicano ayacotli y en peruano ó en lengua quichua puratu), las ca- labazas (en peruano capallu), y algunas variedades de garbanzos (Cicer., Linn.) Hablando Cortés * de las vituallas que diariamente se vendian en el mercado del antiguo Tenochti- tlan, dice expresamente que se hallan en él de toda especie de legumbres particularmente cebollas, puerros, ajos, mastuerzos, berros, cardos y tagarninas. Parece que en América no se cultivaba ninguna especie de berzas ni nabos (Brassica et Raphanus), aunque los indígenas apeteciesen mucho las yerbas cocidas. Mezclaban juntas varias especies de hojas y flores, y esta comida se llamaba ¿raca. Parece que los mexicanos no han cono- cido originariamente los guisantes, y este hecho es tanto más notable, cuanto se cree que nuestro Pisum sativun es silvestre en la costa NO. de la América. * : En general si se echa una ojeada á las plantas de hortaliza de los aztecas, y al gran número de raíces harinosas y azucaradas que se cultivaban en México y en el Perú, se ve que la América no estaba ni con mucho tan escasa de plantas alimenticias, como un falso espíritu de sistema lo ha hecho decir 4 algunos sabios, que no conocian el nuevo 1 Bochfod's Indian Recreations: Calcuta, 1827, pág. 18. 2 Nota manuscrita sobre el valor de las tierras en la Emisiana, que me ha comunicado el general Wilkinson. 3 Lorenzana, pág. 103. Garcilaso, págs. 278 y 336. Acosta, pág. 245. Las cebollas no se conocian en el Perú, y los chocos de América no eran garbanzos (Cicer arietimum). Ignoro si los famosos frijolitos de Veracruz que se han hecho un objeto de exportacion, descienden de nn Phaseolus de España, ó si son una variedad de ayacotli mexicano. 4 En las islas de la Reina Carlota, y en la bahía de Norfolk ó Tchiukitané. (Voyage de Marchand, tom. 1, pá- ginas 226 y 260.) Estos guisantes ¿habrian sido por ventura sembrados allí por algun navegante europeo? Sabemos que de poco tiempo á esta parte, las berzas se han hecho silvestres en la Nueva Zelandia. — 136— continente sino por las obras de Herrera y Solis. El grado de civilizacion de un pueblo no está en ninguna relacion con la variedad de producciones que hacen el objeto de su agricultura ú hortaliza. Esta variedad es más Ó ménos grande, á proporcion que las co- municaciones entre regiones apartadas han sido más ó ménos frecuentes, ó que las na- ciones separadas del resto del género humano en tiempos muy remotos, se han encon- trado por situacion local en un aislamiento absoluto. No debemos extrañar que los mexicanos del siglo XVI careciesen de las riquezas vegetales que en el día tienen nues- tros jardines de Europa. Los mismos griegos y romanos no conocian las espinacas, coliflores, escorzoneras, alcachofas, ni otras muchísimas legumbres. La mesa central de la Nueva España produce con muchísima abundancia cerezas, cirue- las, melocotones, albaricoques, higos, uvas, melones, manzanas y peras. En las inmedia- ciones de México, en los pueblos de San Agustin de las Cuevas y de Tacubaya, el famoso jardin del convento de carmelitas en San Ángel, y el de la familia de Fagoaga en Tlane- pantla, en los meses de Junio, Julio y Agosto hay una innumerable cantidad de frutas, la mayor parte de un sabor exquisito, 4 pesar de que los árboles en general están mal cui- dados. Se admira un viajero al ver en México, así como en el Perú y en la Nueva Grana- da, las mesas de los habitantes acomodados provistas á un mismo tiempo de las frutas de la Europa templada, y de ananas,* granadillas (varias especies de Passiflora y Tacsonia), zapotes, mameyes, guayabas, anonas, chirimoyas y otros productos preciosos de la zona tórrida. Esta variedad de frutas se encuentra casi en toda la comarca desde Guatemala hasta la Nueva California. Si se estudia la historia de la conquista, se admira la actividad extraordinaria con que los españoles del siglo XVI han extendido el cultivo de los vege- tales europeos en la loma de las cordilleras de uno á otro extremo del continente. Los eclesiásticos y en particular los frailes misioneros, han contribuido á estos rápidos pro- gresos de la industria. Las huertas de los conventos y de los curas han sido otros tan- tos criaderos de donde han salido los vegetales útiles modernamente connaturalizados. Los mismos conquistadores, que no debemos considerar á todos como guerreros bárbaros, en su vejez se dedicaban á la vida campestre. Estos hombres sencillos rodeados de in- dios cuya lengua ignoraban, cultivaban con preferencia, como para consolarse de su so- ledad, las plantas que les recordaban el suelo de Estremadura, y de las dos Castillas. La época en que por la primera vez maduraba una fruta de Europa, se señalaba con una fiesta de familia. No se puede leer sin emocion lo que dice el inca Garcilaso sobre la manera de vivir de aquellos primeros colonos. Cuenta con una simplicidad que conmue- ve cómo su padre el valiente Andrés de la Vega, reunió todos sus antiguos camaradas para partir con ellos tres espárragos, los primeros que se criaron en la mesa de Cuzco. Ántes de la llegada de los españoles, México y las cordilleras de la América meridio- nal producian varios frutos que tienen una grande analogía con los de los climas tem- plados del antiguo continente. La fisonomía de los vegetales tiene trazas de semejanza en todas partes en donde hay la misma temperatura y humedad. En la parte montuosa de la América equinoccial hay cerezos (capulines), nogales, manzanos, moreras, fresales, rubus, y groselleros que son propios del país. * Cortés dice haber visto á su llegada á 1 Los españoles, en sus primeras navegaciones, tenian la costumbre de embarcar ananas que se comian en Es- paña cuando el viaje era corto. Ya las presentaron al emperador Cárlos Y, que halló la fruta muy hermosa, pero no quiso catarla. Al pié de la grande montaña de Duida, en las márgenes del alto Orinoco, encontramos ananas silyes- tres de un sabor sumamente exquisito. Las simientes no siempre se malogran todas. En 1594 ya se cultivaba la ana- na en China, adonde lo habian llevado del Perú (Kirker, China illustrata, pág. 188). 2 El célebre botánico, M. Kunth ha descrito estas especies en la obra que se titula: Nova Genera et Spec. Plant. / ( e México, además de las cerezas indígenas que son bastante ácidas, ciruelas, que añade ser enteramente semejantes á las de España. Yo dudo de la existencia de estas ciruelas mexicanas, aunque el abate Clavigero hace tambien mencion de ellas. Tal vez los pri- meros españoles tomaron el fruto del Spondias, que es un drupa ovoide, por las ciruelas europeas. Aunque el grande océano baña las costas occidentales de la Nueva España, y aunque Mendaña, Gaetano, Quiroz y otros navegantes españoles han sido los primeros en visi- tar las islas situadas entre América y Asia, las producciones más útiles, cuales son el árbol del pan, el lino de la Nueva Zelandia (Phormium tenax) y la caña de azúcar de Otahiti, permanecieron desconocidas á los habitantes de México. Estos vegetales des- pues de haber dado la vuelta al globo, les llegaron sucesivamente de las islas Antillas. El capitan Bligh los llevó á Jamaica, y de allí se propagaron rápidamente á la isla de Cuba, á la Trinidad y á la costa de Caracas. El árbol del pan (Artocarpus incisa) de que he visto plantíos considerables en la Guayana española, vegetaria vigorosamente en las costas húmedas y calientes de Tabasco, Tuxtla y San Blas. Sin embargo, hay poca pro- babilidad de que los naturales abandonen por este cultivo el de los plátanos que, en igual extension de terreno dan más sustancia nutritiva. Es verdad que el Artocarpus está con- tinuamente cargado de fruto durante ocho meses del año, y que solo tres árboles ali- mentan un individuo adulto; * pero tambien lo es que una fanega, ó media hectárea de tierra no puede contener más que 35 Ó 40 árboles de pan, ? pues cuando se plantan de- masiado cerca los unos de los otros y que sus raíces se encuentran, dan ménos fruto. La gran lentitud con que se hace el viaje de las islas Filipinas y Marianas á Acapulco, y la necesidad que tienen los galeones de Manila de elevarse á grandes latitudes para tomar los vientos NO, dificultan mucho la introduccion de los vegetales de la Asia oriental. Por eso en las costas occidentales del reino de México no se encuentra nin- guna planta de la China ni de las islas Filipinas, excepto el Triphasia aurantiola (Limo- nia trifoliata ), arbusto elegante cuya fruta se confita, y que segun Loureiro, es idéntico con el Citrus trifoliata, 6 Karatats-banna de Kampfer. En cuanto á los naranjos y li- mones que en la Europa austral resisten, sin padecer, un frio de cinco grados debajo de cero, se cultivan en el dia en toda la Nueva España, hasta en la misma mesa central. Muchas veces se ha suscitado la cuestion de si estos árboles han existido en las colonias españolas ántes del descubrimiento de la América, Ó si los europeos los han llevado de las islas Canarias, de la de Santo Tomás ó de las costas de África. Es muy cierto que una especie de naranjo de fruta pequeña y amarga, y un limon muy cargado de espinas que da una fruta verde, redonda, con la corteza sumamente aceitosa y que muchas veces apénas es del tamaño de una nuez, se cria silvestre en la isla de Cuba y en las costas de la Tierra Firme. Pero á pesar de todas mis indagaciones jamas he podido hallar ni un solo pié de ellos en lo interior de los bosques de la Guayana, entre el Orinoco, el Casi- quiaro y las fronteras del Brasil. Acaso los naturales cultivaban antiguamente el limoncito verde, y quizá no se ha vuelto eequin. Orbis nova, bajo los nombres de Mespilus rubescens (moran en México), Mespilus stipulosa (Chillo, cerca de Quito), Cerasus salicifolius (Nueva Granada), Morus celtidifolia y Morus corilifolia (México); Ribes multiflorum, Kibes afine, Ribes microphillum y Ribesjorullense (México); Ribes frigidum (Quito), Rubus floribundus (Loja), Ru- bus bogotensis, Rubus glabratus y Rubus nubigena (Andes de la Nueva Granada). El fresal que hemos encontrado silvestre en el paso de la cordillera de Quindin, es el verdadero Fragaria vesca, 1 Georg. Forster vom Brodbaume. 1784. $. 23. 2 Compárese lo que se ha dicho más arriba acerca del producto de los plátanos, del trigo y de las patatas. APÉNDICE, —18. —138— silvestre sino en los parajes en que la poblacion, y por consiguiente la extension de los terrenos cultivados, eran más considerables. Yo me inclino á creer que los portugueses y los españoles * solo han introducido el limon sutil y el naranjo dulce. En las márgenes del Orinoco solo los hemos visto en los parajes en que los jesuitas habian establecido sus misiones. Cuando se descubrió la América, el naranjo no existia ni aun en Europa sino de pocos siglos ántes. Si hubiese habido antiguas comunicaciones entre el Nuevo Continente y las islas del mar del Sur, el verdadero Citrus aurantium habria podido lle- gar al Perú 6 México por el conducto del Oeste, pues M. Forster lo halló en las islas Híbridas, en donde Quiroz lo habia visto mucho mucho tiempo ántes que él. ? La grande analogía que se advierte entre el clima del alto llano de México y el de Italia, Grecia y la Francia meridional, deberia animar 4 los mexicanos al cultivo del olivo, que ya lo ensayaron con buen éxito desde el principio de la conquista; pero el Go- bierno, por una política injusta, léjos de favorecerlo ha procurado más bien impedirlo indirectamente. Que yo sepa, no hay ninguna prohibicion formal, pero los colonos no han osado dedicarse á un ramo de industria nacional, que pronto hubiera excitado los celos de la metrópoli. La corte de Madrid siempre ha mirado con disgusto que el olivo, la morera, el cáñamo, el lino y la viña se cultiven en el Nuevo Continente. Si ha tole- rado el comercio de vinos y aceites indígenas en Chile y el Perú, solo ha sido porque aquellas colonias situadas más allá del cabo de Hornos, frecuentemente se hallan mal abastecidas de Europa, y se temen los efectos de cualquier medida vejatoria en provin- cias tan lejanas. En todas las colonias, cuyas costas baña el océano Atlántico se ha se- guido con tenacidad el más odioso sistema de prohibicion. Durante mi permanencia en México, el virey recibió una órden de la corte que mandaba arrancar las cepas de las viñas en las provincias septentrionales del reino de México, porque el comercio de Cá- diz se quejaba de diminucion en el consumo de vinos de España. Por fortuna esta órden no se ejecutó, como muchas que dan los ministros. Se conoció que á pesar de la pacien- cia extrema del pueblo mexicano, podria ser arriesgado el reducirle á la desesperacion, devastando sus haciendas y precisándole 4 comprar 4los monopolistas europeos lo que la benéfica naturaleza produce en el suelo mexicano. El olivo es muy raro en toda la Nueva España; no hay más que un solo olivar, pero hermosísimo, que pertenece al arzobispo, situado en Tacubaya, á dos leguas SE. de la Oapital. Este olivar produce anualmente unas 200 arrobas de aceite de muy buena ca- lidad. Tambien se cultivan muchos olivos en la hacienda de los Morales, en los alrededo- res de Tacubaya, cerca de Chapultepec, en Tulyahualco, cerca del lago de Chalco, en el distrito de Celaya. Ya hemos hablado ántes del olivo cultivado por los misioneros en la Nueva California, principalmente cerca del pueblo de San Diego. Si el mexicano se ocupa libremente del cultivo de su suelo, podrá con el tiempo pasarse sin el aceite, vino, cáñamo y lino de Europa. El olivo de Andalucía que introdujo Cortés, algunas veces se resiente del frio en el alto llano central, pues las heladas sin ser fuertes, son frecuen- tes y muy duraderas. Seria útil plantar en México el olivo de Córcega, que resiste más que otro alguno á la intemperie del clima. Ántes de terminar la enumeracion de las plantas alimenticias, pasarémos rápidamente 1 Oviedo, lib. VIII, cap. 1. y 2 Plantae esculente Insularum australium, p. 35. El naranjo comun de las islas del Grande Océano es el Citrus decumana. El mangle (Garcinia mangostana), cuyas innumerables variedades se cultivan con tanto esmero en las Grandes Indias y en el archipiélago de los mares del Asia, es muy comun en las islas Antillas de diez años á esta parte. En mi tiempo no existia aún en México. —139— la vista á los vegetales que suministran bebidas al pueblo mexicano. Verémos que bajo este aspecto, la historia de la agricultura azteca ofrece una particularidad tanto más cu- riosa, cuanto nada se encuentra de análogo en un gran número de naciones mucho más avanzadas en la civilizacion que los antiguos habitantes de Anáhuac. Apénas existe en el globo una tribu de salvajes que no sepa preparar alguna bebida sacada del reino vegetal. Los miserables aduares que vagan en los bosques de la Gua- yana, con varias frutas de palmeras hacen emulsiones tan gratas como la horchata que se prepara en Europa. Los habitantes de la isla de Pascua, retirados sobre un monton de peñascos áridos y sin ninguna fuente, además del agua del mar, beben el zumo ex- primido de la caña de azúcar. La mayor parte de los pueblos civilizados sacan sus bebi- das de las mismas plantas que forman la base de su alimento, cuyas raíces ó simientes contienen el principio azucarado unido á la sustancia almidonácea. En el Asia austral y oriental es el arroz; en África, la raíz de los iñames y de algunos yaros; en el Norte de la Europa, los cereales son los que suministran los licores fermentados. Hay pocos pueblos que cultiven plantas determinadas con el único objeto de hacer bebidas. El an- tiguo continente no nos ofrece viñedos sino al O. del Indus. En los hermosos tiempos de la Grecia, este cultivo se hallaba limitado á los países situados entre el Oxus y el Eufrates, el Asia menor y la Europa occidental. En el resto del globo, la naturaleza produce varias especies de Vitis silvestres, pero en ninguna parte el hombre ha probado reunirlas cerca de sí para mejorarlas con el cultivo. El Nuevo Continente nos ofrece el ejemplo de un pueblo, que no solo extraia bebidas de la sustancia almidonácea y azucarada del maíz, del manioc y de los plátanos, Ó de la pulpa de algunas especies de mimosa, sino que cultivaba expresamente una planta de la familia de las ananas, para convertir su jugo en un licor espiritoso. En la mesa in- terior, en la intendencia de la Puebla y en la de México, se recorren grandes distancias en donde la vista no descubre más que campos plantados de pita ó maguey. Esta planta con hojas coriáceas y espinosas, que con el Cactus opuntia, desde el siglo XVI se ha vuelto silvestre en toda la Europa austral, islas Canarias y costas del África, da un ca- rácter particular al terreno mexicano. ¡Qué contraste de formas vegetales es el que pre- senta un campo de trigo, un plantío de agave, Ó un grupo de plátanos cuyas hojas lus- trosas guardan constantemente un verde fresco y delicado! Bajo todas las zonas, mul- tiplicando el hombre ciertas producciones vegetales, modifica á su placer el aspecto de la comarca reducida á cultivo. En las colonias españolas hay varias especies de maguey que merecen examinarse atentamente, algunas de las cuales, 4 causa de la division de su corola, lo largo de sus estambres y la forma de su estigma parece que pertenecen á géneros diferentes. Los maguey 6 metl que se cultivan en México son numerosas variedades del Agave america- na, con flores amarillas, en hacecillos y derechas, con los estambres dos veces más lar- gos que la corola, que se ha hecho tan comun en nuestros jardines. No debe confundirse este mell con el Agave cubensis * de Jacquin (foribus ex albo virentibus, longe panicula- tis, pendulis, stamimibus corolla duplo brevioribus) que M. Lamarck ha llamado A. me- xicana, y que algunos botánicos (ignoro el por qué) han creído que es el objeto principal de la agricultura mexicana. Los plantíos de maguey de pulque remontan á tanta antigiiedad como la lengua azteca. 1 Enlas provincias de Caracas y Cumaná, el 4gave cubensis (A. odorata Persoon) se llama Maguey de Coeuy. Ho visto troncos cargados de flores, de 12 4 14 metros de alto. En Caracas, el Agave americana se llama Maguey de Cocuiza. —140— Los pueblos de raza otomí, totonaca y misteca son aficionados al octli, que los españoles llaman pulque. En el alto llano central, al Norte de Salamanca, apénas se cultiva el maguey. Los más bellos plantíos que he tenido proporcion de ver, están en el valle de Toluca y en los llanos de Cholula. Los piés de agave están plantados por filas, 4 quince decímetros de distancia los unos de los otros. Las plantas no empiezan á dar el jugo, que se designa con el nombre de miel, á causa del principio azucarado de que abunda, hasta que el tallo está al punto de desarrollarse; por esto el cultivador tiene un grande interes en conocer con exactitud la época de la florescencia. Su proximidad se anuncia por la direccion de las hojas radicales, que el indio observa con mucha atencion. Estas hojas, que hasta entónces estaban inclinadas hácia la tierra, se levantan repentinamente, y se van acercando unas á otras, como para cubrir el tallo que está próximo á formarse. Al mismo tiempo el corazon toma un verde más claro, y se alarga sensiblemente. Los indí- genas me han asegurado que es difícil equivocarse en estas señales, pero hay otras no ménos importantes que no se pueden explicar con precision, porque pertenecen simple- mente al porte ó traza de la planta. El cultivador recorre diariamente sus plantíos, para señalar los piés que están próximos á florecer: si le queda alguna duda, se dirige á los peritos del pueblo, á los indios ancianos que, por una larga experiencia, tienen el juicio, 6 por mejor decir, el tino más seguro. Oerca de Cholula, y entre Toluca y Cacanumacan, un maguey de ocho años ya da se- ñales de quererse desarrollar su tallo. Entónces empieza la cosecha del zumo con que se hace el pulque. Se corta el corazon, se ensancha insensiblemente la herida, la cubren con las hojas laterales levantándolas y atándolas juntas por los extremos. En esta herida es en donde parece que los vasos depositan todo el jugo que debia formar el tallo colosal car- gado de flores. Es una verdadera fuente vegetal, que chorrea por el espacio de dos ó tres meses, y de la cual el indio saca el jugo tres veces al dia. Se puede formar juicio del em- puje más 6 ménos lento del maguey, por la cantidad de miel que se saca en diversas épocas del dia. Comunmente cada pié da todos los dias cuatro decímetros cúbicos 6 200 pulgadas cúbicas, que equivalen á 8 cuartillos, tres al salir el sol, dos á medio dia, y tres al anochecer. La planta que está muy lozana da algunas veces hasta 15 cuartillos dia- rios, durante cuatro Ó cinco meses, que hacen un enorme volúmen de 1100 decímetros cúbicos. Esta abundancia de jugo, producido por un maguey que apénas tiene metro y medio de alto, es tanto más maravilloso, cuanto los plantíos de agave están en los ter- renos más áridos, y muchas veces en bancos de rocas apénas cubiertos de tierra vegetal. Un pié de maguey, que está próximo á su florescencia, vale en Pachuca cinco pesos. En terreno ingrato el indio no cuenta más que 150 botellas por cada maguey y un real por el valor diario del pulque. El producto es tan desigual como el de la cepa, que unas ve- ces tiene más racimos y otras ménos. En Cholula una india dejó 4 sus hijos haciendas de maguey que se estimaban en setenta ú ochenta mil pesos. El cultivo del agave tiene ventajas reales sobre el del maíz, del trigo y de las patatas. Esta planta, cuyas hojas son recias y carnudas, no teme la sequedad, el granizo, ni el frio excesivo que en invierno reina en las altas cordilleras de México. El tallo muere despues de haber dado las flores, y si se le quita el corazon, se seca en cuanto se ha agotado el jugo que la naturaleza parecia haber destinado para el acrecen= tamiento del tronco. Entónces nacen una infinidad de hijuelos de la raíz de la misma planta que acaba de morir, pues no hay otra que se multiplique con más facilidad. Una fanega de tierra contiene de 1200 á 1300 piés de maguey. Si el campo es cultivado de antiguo, se puede calcular que todos los años la duodécima ó décimacuarta parte de estas — 141 — plantas producen miel. Un propietario que planta 30 6 40,000 magueyes, está seguro de fundar la riqueza de sus hijos; pero para dedicarse á un cultivo que no empieza á ser lucrativo hasta al cabo de quince años, es menester paciencia y mucho valor. En un buen terreno el agave entra en florescencia á los cinco años; en terreno ingrato, no se puede contar con cosecha hasta los diez y ocho años. Aunque la rapidez de la vegeta- cion es del mayor interes para los cultivadores mexicanos, no por eso procuran acelerar el desarrollo del tronco, mutilando las raíces 6 regándolas con agua caliente. Se ha ex- perimentado que valiéndose de estos medios se debilita la planta, y se disminuye sensi- blemente la afluencia del jugo hácia el centro. Una planta de maguey se pierde, si el indio, engañado con falsas apariencias, hace la herida mucho tiempo ántes de la época en que las flores se habrian desarrollado naturalmente. La miel ó jugo del agave tiene un sabor agridulce bastante grato, y fermenta fácil- mente á causa del azúcar y mucílago que contiene. Sin embargo, para acelerar esta fer- mentacion, añaden un poco de pulque añejo y agrio: la operacion se hace en tres ó cuatro dias. La bebida vinosa, que se asemeja á la cidra, tiene un olor de carne podrida muy desagradable. Los europeos, que han conseguido vencer el disgusto que causa este olor fétido, pre- fieren el pulque á toda otra bebida; y le consideran como estomacal, fortificante y sobre todo muy nutritivo. Se recomienda su uso á las personas demasiado flacas. He visto blancos que, al modo de los indios mexicanos, se abstenian totalmente de agua, cerveza y vino, y no bebian otro líquido que el zumo del agave. Los que se precian de conocer las calidades de esta bebida, hablan con entusiasmo del pulque que se hace en el pueblo de Ocotitlan, situado al Norte de la ciudad de Toluca, al pié de un cerro casi tan alto como el nevado de este nombre, y aseguran que su excelente calidad depende no solo del arte con que está hecho, sino tambien de un sabor de tierra que toma el jugo, segun los campos en que se cultiva la planta. Cerca de Ocotitlan hay haciendas de pulque que re- ditúan anualmente más de ocho mil pesos. Los habitantes del país no están acordes en la verdadera causa del olor fétido que despide esta bebida. En general aseguran que es- te olor, semejante al de las materias animales, dimana de los pellejos en que meten el jugo fresco del agave; pero varias personas instruidas pretenden que el pulque prepara- do en vasijas de tierra tiene el mismo olor, que si no se encuentra en el de Toluca es porque el gran frio del alto llano modifica el curso de la fermentacion. Yo no tuve co- nocimiento de esta última opinion hasta la época de mi salida de México; de suerte que debo sentir el no haber podido aclarar, con experimentos directos, este punto curioso de la química vegetal. Acaso este olor proviene de la descomposicion de una materia vége- to-animal análoga al glúten contenido en el jugo del agave. El enltivo del maguey es un objeto de tanta importancia para el fisco, como que los derechos de entrada que se cobraron en 1793, en las tres ciudades de México, Toluca y la Puebla, importaron 817,739 pesos. Los gastos de cobranza entónces eran de 56,608 pe- sos, de suerte que el Gobierno sacó del zumo del agave un producto neto de 761,131 pesos. El deseo de aumentar las rentas de la corona, hizo en estos últimos años sobre- cargar los derechos de fabricacion del pulque de un modo tan vejatorio como inconside- rado. Ya es tiempo que se cambie de sistema en este particular; pues no haciéndolo, es presnmible que este cultivo, uno de los más antiguos y lucrativos, declinará insensible- mente, á pesar de la decidida predileccion del pueblo por el jugo fermentado del maguey. Destilando el pulque se hace un aguardiente llamado mexcal 6 aguardiente de ma- guey, que embriaga mucho. Me han asegurado que la planta que cultivan para destilar —142— el jugo, difiere esencialmente del maguey comun ó de pulque: me ha parecido más pe- queña y las hojas ménos blancas: como no la he visto en flor, no puedo juzgar de la dife- rencia de ambas especies. Tambien la caña de azúcar presenta una variedad particular con el tallo morado que ha venido de las costas de África (caña de Guinea), y que en la provincia de Caracas se prefiere para la fabricacion del rom, á la caña de azúcar de Otahiti. El Gobierno español, particularmente la real Hacienda, hace mucho tiempo que persigue con todo rigor el mexcal, que está severamente prohibido, porque su uso perjudica el comercio de los aguardientes de España. Sin embargo, se fabrica una can- tidad enorme en las intendencias de Valladolid, México y Durango, principalmente en el nuevo reino de Leon. Si se considera la desproporcion que hay entre la poblacion del reino de México y la importacion de los aguardientes de Europa que se hace anualmente por Veracruz, se podrá juzgar de la importancia de aquel tráfico ilícito, pues toda esta importacion no sube más que á 32,000 barriles. En algunas partes del reino, por ejem- plo en las provincias internas y en el distrito de Túxpam, perteneciente á la intendencia de Guadalajara, de algun tiempo acá han empezado á permitir la venta pública del mezx- cal, cargando este licor con un derecho de poca monta. Esta medida, que debiera hacerse general, ha sido útil al fisco y al mismo tiempo ha acallado las quejas de los habitantes. Pero el maguey no solo es la viña de los pueblos aztecas, tambien puede reemplazar el cáñamo del Asia, y la caña de papel (Cyperus papirus) de los egipcios. El papel en que los antiguos mexicanos pintaban sus figuras jeroglíficas estaba hecho con las fibras de las hojas del agave, maceradas en agua y pegadas á tongadas como las fibras del cyperus del Egipto y de la morera (Brousonetia) de las islas del mar del Sur. He traído varios frag- mentos de manuscritos aztecas en papel de maguey, y de un grueso tan variado que-los unos parecen cartones y los otros papel de la Ohina. Estos frgmentos son tanto más dig- nos de atencion cuanto que los únicos jeroglíficos que existen en Viena, Roma y Veletri, están escritos en pieles de ciervos mexicanos. El hilo que se saca de las hojas de ma- guey se conoce en Europa con el nombre de pita, y los físicos lo prefieren á cualquiera otro, porque está ménos sujeto 4 torcerse; sin embargo, resiste ménos que el que se pre- para con las fibras del Phornium. El jugo de cocuyza que da el agave cuando todavía está distante de la época de su florescencia, es muy acre, y se emplea con buen éxito como cáustico para limpiar las llagas. Las espinas que terminan las hojas así como las del Cactus, las hacian servir los indios antiguamente como los alfileres y clavos. Con ellas los sacerdotes mexicanos se horadaban los brazos y el pecho en los actos expiatorios análogos á los de los Buddistas del Indostan. Por todo lo que acabamos de referir acerca del uso del maguey, se puede concluir que despues del maíz y la patata, esta planta es la más útil de todas las producciones que la naturaleza ha concedido á los pueblos montañeses de la América equinoccial. Cuando se hayan quitado las trabas que el Gobierno ha puesto hasta el dia á varios ramos de la industria nacional; cuando la agricultura mexicana no esté atada por un sistema de administracion que empobrece las colonias sin enriquecer la metrópoli, los viñedos se sustituirán poco á poco á los plantíos del maguey. El cultivo de la viña se aumentará especialmente con el número de los blancos, que consumen una gran canti- dad de vinos de España, de Francia, de Madera y de las islas Canarias. Pero en el actual estado de cosas, la viña casi no puede contarse entre las riquezas territoriales del reino de México; tan miserable es su cosecha. La mejor calidad de uva es la de Zapotitlan, en la intendencia de Oaxaca. Tambien hay viñedos cerca de Dolores y San Luis de la Paz, al Norte de Guanajuato, y en las provincias internas, cerca de Parras y del Paso —143— del Norte. El vino del Paso es muy estimado, principalmente el de las tierras del mar- ques de San Miguel. Aunque preparado con poco esmero, se conserva muchos años. En el país se quejan de que el mosto que se coge en el alto llano fermenta difícilmente, y acostumbran mezclar arrope con el zumo de la uva. Esta operacion da un gustillo de mosto á los vinos mexicanos, que no tendrian si estudiaran más el arte de hacer vino. Cuando á fuerza de años, el nuevo continente quiera pasarse sin las producciones de antiguo, las regiones montuosas y templadas de México, Guatemala, la Nueva Granada y Caracas, podrán surtir de vino á toda la América septentrional: serán para esta última lo mismo que son mucho tiempo hace la Francia, Italia y España para el Norte de la Europa. Plantas que suministran las materias primeras para las manufacturas y el comercio.— Cria de ganados.—Pesca.—Producto de la agricultura, calculado por el valor de los diezmos. POR EL SEÑOR BARON ALEJANDRO DE HUMBOLDT. Aunque la agricultura mexicana, bien así como la de todos los países cuyos produc- tos igualan á las necesidades de su poblacion, se dirige principalmente al cultivo de las plantas alimenticias, no por eso la Nueva España es ménos rica en géneros llamados exclusivamente colomiales; es decir, en producciones que suministran materias primeras al comercio y á la industria manufacturera de Europa. Aquel vasto reino reune, bajo este aspecto, las ventajas de la Nueva Inglaterra á las de las islas Antillas. Comienzan principalmente á rivalizar con estas islas, desde que la guerra civil de Santo Domingo, y la devastacion de los ingenios de azúcar franceses han hecho más ventajoso el cultivo de los géneros coloniales, en el continente de la América; y aun se observa que en Méxi- co este cultivo ha hecho progresos mucho más considerables que el de los cereales. En aquellos climas la misma extension de terreno, por ejemplo una fanega de 6400 metros cuadrados, produce al cultivador por valor de 16 420 duros en trigo, 50 en algodon y 90 en azúcar.* Segun esta enorme diferencia en el valor de las cosechas, no debemos extra- ñar que el colono mexicano prefiera los géneros coloniales al trigo y cebada de Europa. Pero esta predileccion no trastornará el equilibrio que existe hasta ahora entre los di- versos ramos de agricultura; porque, por fortuna, una gran parte de la Nueva España, situada en un clima más frio que templado, no es á propósito para producir azúcar, café, cacao, añil, ni algodon. El cultivo de la caña de azucar ha hecho progresos tan rápidos en estos últimos años, que en la actualidad la exportacion de azúcar, por el puerto de Veracruz, es de más de 500,000 arrobas, que á tres pesos la arroba, en 1803, valen millon y medio de pesos. Ya hemos observado ántes que los antiguos mexicanos no conocian más que el jarabe de miel de abejas, el del metl (agave) y el azúcar de la caña de maíz, La caña de azúcar, 1 Esta valuacion es la que los colonos consideran como la más exacta en la Luisiana, en las tierras vecinas de la ciudad de Nueva Orleans. Allí se cuentan 10 bushels de trigo, 250 libras de algodon, 1000 libras de azúcar por ca- da acre. Es el producto medio; pero es fácil concebir hasta qué punto modificarán estos resultados las cireunstan- cias locales, — 144 — cuyo cultivo es de la más remota antigiiedad en las grandes Indias, en Ohina ! y las islas del mar del Sur, los españoles lo introdujeron de las islas Canarias á la de Santo Do- mingo, desde donde pasó sucesivamente á la isla de Ouba y á Nueva España. Pedro de Atienza plantó las primeras cañas de azúcar en 1520, * en las inmediaciones de la ciudad de la Concepcion de la Vega. Gonzalo de Velosa construyó los primeros cilindros, y en 1535 se contaban en la isla de Santo Domingo más de treinta ingenios, muchos de los cuales ocupaban más de cien negros esclavos, y habian costado de diez á doce mil duca- dos en gastos de construccion. Merece observarse que entre estos primeros molinos de azúcar (trapiches ), construidos por los españoles á principios del siglo XVI, los habia ya que andaban, no con caballos sino con ruedas hidráulicas, aunque algunos refugiados del cabo frances hayan introducido en nuestros dias, en la isla de Cuba, estos mismos trapiches ó molinos de agua, como una invencion extranjera. En 1553, la abundancia de azúcar era ya tan considerable en México, que se exportó de Veracruz y Acapulco para España y el Perú, * pero esta última exportacion ha ce- sado hace mucho tiempo, porque en el mismo Perú se coge más del necesario para su consumo. Como la poblacion de Nueva España está apiñada en lo interior del país, se encuentran ménos ingenios á lo largo de las costas, en donde los calores excesivos y las lluvias abundantes podrian facilitar el cultivo de la caña de azúcar con más ventaja que en la falda de las Cordilleras y en las partes más elevadas del llano central. Los princi- pales plantíos están en la intendencia de Veracruz, cerca de las ciudades de Orizaba y Córdoba; en la de Puebla, cerca de Cuautla de las Amilpas, al pié del volcan de Popo- catepetl; en la de México, al O. del Nevado de Toluca y al S. de Cuernavaca, en los llanos de San Gabriel; en la de Guanajuato, cerca de Celaya, Salvatierra y Pénjamo, y en el Valle de Santiago; y en las de Valladolid y Guadalajara, al S. O. de Pátzcuaro y Tecolotlan. Aunque la temperatura média que conviene mejor 4 la caña de azúcar es la de 242 6 259 centígrados, esta planta puede aún cultivarse con buen éxito en los para- jes donde el calor medio del año no excede de 192 6 20%. Y como la diminucion del ca- lórico es poco más ó ménos de un grado del termómetro centígrado, * por 200 metros de elevacion se encuentra generalmente bajo los trópicos, en la falda rápida de las Oordi- lleras, esta temperatura média de 209 4 100 metros de elevacion sobre el nivel del Océano. En las llanuras de una grande extension, la reverberacion del sol aumenta de tal mane- ra el calor, que la temperatura média de México es de 179, 0? centígr., en vez de 142, 7; la de Quito de 14, 4, en vez de 13, 2. De estos datos resulta, que en la llanura central 1 Me inclino á creer que la operacion que seguimos para hacer el azúcar, nos vino del Asia oriental. En Lima he reconocido, en pinturas chinescas que representan asuntos de artes y oficios, los cilindros puestos de punta, y movidos por una máquina de rodete, los avíos de las calderas, y los parajes en que se purifica el azúcar, de un todo parecidos á los que vemos hoy dia en las islas Antillas. 2 No en 1506, como generalmente se dice. Oviedo, que fué á América en 1513, afirma positivamente que vió es- tablecer los primeros ingenios en Santo Domingo. (Historia natural de Indias, lib. IV, cap. VIT.) 3 “Además del oro y plata, México produce tambien mucha azúcar y cochinilla (géneros ambos muy preciosos), “plumas y algodon. Pocos buques de España se vuelyen sin cargamento, lo que no sucede en el Perú, á pesar de “ tener la falsa reputacion de ser más rico que México: tambien esta última region ha conservado mayor número de “sus primitivos habitantes. Es un hermoso país muy poblado, y nada le faltaria si lloyiese más á menudo. La Nue- “ya España envía al Perú caballos, carne de vaca y azúcar.” Este pasaje notable de López de Gomara, que describe con tanta exactitud el estado de las colonias españolas á mediados del siglo XVI, no se encuentra sino en la edicion de la Conquista de México, publicada por Medina del Campo, en 1553, fol. 139. Falta en la traduccion francesa, im- presa en Paris, en 1587, pág. 191. 4 Véase mi Memoria sobre las Refracciones, y mi Recueil d'Observations astronomiques, tom. I, y las Lignes isothermes, páginas 125 y 131. M5 de México, el maximum de altura en que la caña de azúcar vegeta con lozanía, sin que se resienta de los hielos del invierno, no es de 1,000, sino de 1,400 4 1,500 metros. En ex- posiciones ventajosas, principalmente los valles resguardados por cerros de los vientos del Norte, el límite superior del cultivo de la caña se eleva aun mas allá de 2,000 metros. En efecto, aunque la altura de los llanos de San Gabriel, que tienen los más bellos plan- tíos de azúcar, no es más que de 980 metros, las inmediaciones de Celaya, Salvatierra, Irapuato y Santiago tienen mas de 1,500 metros de elevacion absoluta. Me han asegura- do que los plantíos de caña de Rio Verde, situados al Norte de Guanajuato, 4 los 222 30' de latitud, están á 2,200 metros de elevacion absoluta, en un valle angosto, rodeado de altas cordilleras, y tan caliente, que muchas veces los habitantes padecen fiebres inter- mitentes. Examinando el testamento de Cortés, * he descubierto que en tiempo de este grande hombre ya habia ingenios de azúcar cerca de Coyoacan en el valle de México. Este hecho curioso prueba lo que indican otros varios fenómenos, que este valle es más frio ahora, que no lo era al principio de la conquista, porque entónees una multitud de árboles que habia, disminuian el efecto de los vientos del Norte, que en el dia soplan con mucha violencia. Los que están acostumbrados á ver plantíos de caña de azúcar en las islas Antillas- se admirarán al ver que en el reino de la Nueva Granada la mayor parte del azúcar se coge no en los llanos situados en las márgenes del rio de la Magdalena, sino en las fal- das de las cordilleras, en el valle de Guaduas, en el camino de Honda á Santa Fe, en un terreno, que segun mis medidas barométricas, está de 1,100 hasta 1,600 metros de al- tura sobre el nivel del Océano. La introduccion de los negros no se ha aumentado feliz- mente en México con la misma proporcion que el cultivo del azúcar. Aunque en la in- “tendencia de la Puebla, cerca de Cuautla de las Amilpas, hay haciendas de caña que dan al año por encima de veinte ó treinta mil arrobas, ? casi todo el azúcar mexicano lo fabri- can los indios, y por consiguiente hombres libres. Es fácil de prever que las pequeñas islas Antillas, á pesar de su situacion favorable al comercio, no podrán sostener mucho tiempo la concurrencia con las colonias continentales, si éstas continúan cultivando con el mismo esmero el azúcar, café y algodon. Tanto en el mundo físico como en el moral, todo acaba volviendo á entrar en el órden que la naturaleza ha prescrito; y si unos pe- queños islotes, cuya poblacion ha sido exterminada, han hecho hasta ahora un comercio más activo con sus producciones que el Continente que los avecina, es solo porque los habitantes de Cumaná, Caracas, Nueva Granada y México han sido muy tardíos en aprovecharse de los inmensos dones que la naturaleza les ha concedido. Saliendo las co- lonias españolas del Continente del letargo en que han estado sumergidas tantos siglos, y desembarazadas de las trabas que una política errónea ponia 4 los progresos de la agri- cultura, se apoderarán poco á poco de los varios ramos de comercio de las Antillas. Esta mudanza, que los acontecimientos de Santo Domingo han preparado, tendrá la más feliz influencia en la diminucion del tráfico de negros. La humanidad paciente conseguirá del curso natural de las cosas, lo mismo que en justicia debia esperar de la cordura de los 1 “Mando que se examine si en mis Estados se han tomado á los naturales tierras para plantar viñedos; quiero “* tambien que se reconozca el terreno que he dado en estos últimos años á mi criado Bernardino del Castillo para “ establecer un ingenio de azúcar cerca de Cuyoacan.” (Testamento manuscrito de Hernan Cortés, otorgado en Se- villa 418 de Agosto de 1548, art. 48). 2 Este producto es muy considerable: en la isla de Cuba no hay más que una sola hacienda llamada Rio Blanco, que pertenece al marqués de Arcos, entre Jaruco y Matanzas, que produzca 40,000 arrobas de azúcar al año. Y no hay ocho que, en diez años seguidos, hayan dado 35,000. APÉNDICE.—19. —146— gobiernos europeos. Tambien los colonos de la Habana, muy instruidos en sus verdade- Tos intereses, tienen puesta la vista en los progresos del cultivo del azúcar en México y Guatemala y del café en Caracas. Hace mucho tiempo que temen la rivalidad del Con- tinente, principalmente desde que la falta de combustibles y la excesiva carestía de ví- veres, esclavos, utensilios metálicos y de ganados necesarios en un ingenio, han dismi- nuido considerablemente el producto neto de las haciendas de caña. La Nueva España, á más de la ventaja de su poblacion, tiene todavía otra muy con- siderable, cua) es la de una enorme masa de capitales amontonados en manos de los pro- pietarios de minas, ó en las de negociantes que se han retirado del comercio. Para apre- ciar laimportancia de esta ventaja, se debe tener presente que para plantear un grande ingenio en la isla de Cuba, que con el trabajo de 300 negros produce anualmente 400,000 kilógramos de azúcar, se necesita un desembolso adelantado de 400,000 pesos que dan 60 á 70,000 de producto. El colono mexicano puede escoger á lo largo de las costas y en valles más Ó ménos profundos, el cultivo de la caña de azúcar, y tiene ménos moti- vos para temer los hielos que el colono de la Luisiana. Pero la extraña configuracion del suelo mexicano entorpece mucho el trasporte del azúcar á Veracruz. La mayor par- te de las haciendas de caña que hay en el dia, están muy léjos de la costa opuesta á Europa, y como el país no tiene canales ni caminos carreteros, el porte en mulos au- menta un peso por arroba el precio del azúcar en Veracruz. Estas trabas se disminui- rán mucho con los nuevos caminos que se están construyendo de México 4 Veracruz por Orizaba y Jalapa, á lo largo de la falda oriental de las cordilleras: tambien es probable que los progresos de la agricultura colonial contribuirán á probar el litoral de la Nueva España, que hace ya siglos está inculto y desierto. En el largo tiempo que fueron difíciles las comunicaciones interiores, el azúcar de las. cercanías de Cuernavaca y Valladolid de Michoacan no pudo exportarse con utilidad por el puerto de Veracruz, sino en la época en que con motivo de la destruccion de San- to Domingo subieron los precios á 48 y 56 pesos la caja (de 4 tercio Ó 16 arrobas). Se ha exportado azúcar de México para Veracruz: Eny802 4439132, 0 Talon de afeitado $ 1,476,435 7» 1803 490,292 ,, A E NR 1.514,882 ,, 1804 381,509 ,, MA e ado 1.097,505 ADA a de soe 272,363 e je O DA ¿DURO 010 o E Ed 9 Ub GA PA ACOTADO 30,575 La exportacion disminuye en proporcion que bajan los precios: éstos eran en Veracruz, desde 1802 á 1804, de tres pesos por arroba; y desde 1810 4 1812, de dos pesos y medio. En el dia (1825) la arroba no vale más que 1 $; pesos fuertes. Para que la exportacion del azúcar mexicana pueda llegar á ser independiente de la gran subida de precio en Europa, es preciso trasportar los ingenios de azúcar de lo interior hácia las costas, en- tre Alvarado y Tabasco. En la República de Centro-América, las orillas de Ulúa * po- drán algun dia entrar en la concurrencia con los distritos más fértiles de la isla de Cuba. Se observa en México que el vezu ó jugo exprimido de la caña de azúcar, es más ó ménos dulce, si la planta se cria en las tierras bajas Ó en un llano elevado. La misma diferencia se encuentra entre la caña que se cultiva en Málaga, en las islas Canarias y 1 Redactor general de Goatemala, 1825, página 25. —147— en la Habana. En todas partes la elevacion del suelo produce los mismos efectos en la vegetacion, que la diferencia de latitud geográfica. Tambien influye el clima, en la pro- porcion que hay entre las cantidades de azúcar líquido y cristalizable que contiene el zumo de la caña; pues algunas veces el vezu tiene un sabor muy dulce, y con todo se cristaliza muy dificilmente. La composicion química del vezu no es siempre la misma, y las primorosas experiencias de M. Proust han dado mucha ilustracion sobre los fenó- menos presentes á las oficinas de los ingenios de América, que muchos de ellos incomo- dan extraordinariamente á los refinadores de azúcar. Segun los cálculos exactos que he hecho en la isla de Cuba, hallo que una hectárea de tierra da, término medio, doce metros cúbicos de vezu, que siguiendo el método usado hasta ahora con el cual la violencia del fuego descompone mucha materia azucarada, producen cuando más 10 Ó 12 por ciento, ó 1,500 kilógramos de azúcar terciado. En la Habana y en los parajes cálidos y fértiles de la Nueva España, se combina que una ca- ballería de tierra que tiene 18 cordeles de 24 varas en cuadro, 6 130,118 metros cuadra- dos, produce anualmente 2,000 arrobas, 6 25,000 kilógramos. Sin embargo el producto medio no es más que de 1,500 arrobas, que hacen 1,320 kilógramos por hectárea. En Santo Domingo el producto de un carreau de tierra que tiene 3,4083 toesas Ó 12,900 metros cuadrados, se valúa á 4,000 libras, lo que tambien hace 1,550 kilógramos por hectárea. Tal es en general la fertilidad del suelo de la América equinoccial, que todo el azúcar que se consume en Francia, que valúo (en 1804) en veinte millones de kiló- gramos, * podria cultivarse en una extension de siete leguas cuadradas de tierra, exten- sion que no es ni aun la trigésima parte del más pequeño departamento de la Francia. En las tierras que pueden regarse, y en que ántes de la caña de azúcar ha habido ba- tatas ú otras plantas de raíces tuberosas, el producto anual del azúcar asciende 4 3,000 6 4,000 arrobas por caballería, 6 4 2,660 y 3,540 kilógramos de azúcar en bruto por hec- tárea. Ahora pues, valuando una caja de 16 arrobas á 24 pesos, que es el precio de la Habana (en el año 1824), resulta, segun aquellos datos, que una hectárea de tierra de regadío puede dar en azúcar el valor de 400 pesos, al paso que la misma hectárea no produciria más que 50 pesos en trigo, suponiendo una cosecha diez veces mayor, y el valor de cada cien kilógramos de trigo de tres pesos. Al comparar estos dos ramos de cultivo, es menester tener presente que los adelantos de dinero que es preciso hacer pa- ra establecer un ingenio, disminuyen notablemente los beneficios que ofrece el de la ca- ña de azúcar. La mayor parte del azúcar que produce la Nueva España, se consume en el mismo país; y es muy probable que este consumo, 4 pesar del gran número de indios, asciende á más de 24 millones de kilógramos; porque en la isla de Cuba ascendió probablemente, en el año 1825, 4 60,000 cajas de 16 arrobas 6 184 kilógramos. Los que no han visto con sus ojos el gran consumo de la América española, aun en las familias ménos aco- modadas, deben admirarse al ver que toda la Francia solo consume, en el año 1825, para sus usos, tres 6 cuatro veces mayor cantidad de azúcar que la isla de Cuba, cuya pobla- cion libre no pasa de 450,000 habitantes. Hubiera querido reunir en un solo estado la exportacion de azúcar de la Nueva Es- paña y la de las Antillas; pero me ha sido imposible reducir todos los datos á la misma 1 En 1788 la Francia sacaba de sus colonias un total de 872,867 quintales de azúcar terciado, 768,566 de azúcar blanca y 242,074 de la superior. De esta cantidad, segun M. Peuchet, no se consumian en el reino de Francia má- que 434,009 quintales de azúcar refinada. Las listas publicadas, durante el ministerio de M. Chaptal, nos manifiess tan que la importacion del azúcar en Francia en el año IX, ascendió á 515,100 quintales. — 148 — época de 1803. No he podido adquirir noticias ciertas acerca del producto de los ingenios en las islas inglesas, que se ha aumentado prodigiosamente. La isla de Cuba ha exporta- do, en 1803, por el puerto de la Habana, 158,000 cajas; por el de la Trinidad y por San- tiago de Ouba, incluyendo el contrabando, 30,000 cajas. Desde esta época se ha aumentado de tal suerte la exportacion, que ha sido en la Habana, desde 1815 4 1819, un año con otro, de 206,360 cajas; en 1820, de 215,593 ca- jas; en 1821, de 236,669 cajas; en 1823, de 300,211 cajas; en 1824 (año poco fértil), de 245,329 cajas. Si se añaden ' á estas exportaciones de la Habana, el consumo interior, las cantidades de azúcar que salen por Matanzas, Trinidad, Santiago de Cuba y Bara- coa, y los efectos del contrabando, no se puede dudar que en el dia de hoy, la produccion de la isla de Cuba es, en años medianamente fértiles, de 400 4 450,000 cajas, es decir, de 73.500,000 4 82.700,000 kilógramos.? El producto de azúcar en la parte francesa de Santo Domingo era, en el año 1788, de 80.360,000 kilógramos (en 1799 apénas era de 203 millones). La exportacion de Santo Domingo para Francia ascendia en 1788 á 70.5315,147 kilógramos, *la de todas las colonias francesas en las Antillas y en el mismo año, es decir, cuando estaban en la mayor prosperidad estos establecimientos, 4 92.286,943 kilógramos. En estos últimos tiempos ha recibido la Francia de sus colonias, desde 1817 4 1821, un año con otro, 35.545,400 kilógramos de azúcar; en los últimos años ha pasado de 40 millones de kilógramos. La exportacion de las colonias inglesas de las Antillas, que no ascendia en 1802 sino 4 128.569,728 kilógramos de azúcar, ha sido en 1823 (incluyen- do la Guyana inglesa) de 3.583,660 cwt, 6 182.014,091 kilógramos, *sin contar 4.833,844 yallons de ron. La Jamaica por sí sola daba á la Metrópoli 1.417,758 cwt, 6 72.007,928 kilógramos de azúcar, y 2.951,110 gallons de ron. La exportacion de la Jamaica en azú- car se diferencía hoy dia muy poco de la de Santo Domingo en 1788, y es 3 superior 4 la de la isla de Cuba en los años de mediana fertilidad. * Segun las noticias curiosas que ha dado M. Bockford en sus Recreaciones Indianas, impresas en Calcuta, en Bengala la caña de azúcar se cultiva principalmente en los dis- tritos de Peddapore y de Benares, en el Delta de Godavery, y en las márgenes del rio Elyseram: las haciendas allí se riegan, como tambien es estilo, en varias partes del rei- no de México y en el yalle de los Guines, al SE. de la Habana. Para no apurar la fer- tilidad del suelo, hacen alternar el cultivo de las plantas leguminosas con el de la caña, que en general tiene tres metros de alto, y tres 6 cuatro centímetros de grueso. En Ben- gala, un acre (de 4,044 metros cuadrados) da 2,300 kilógramos de azúcar, lo que hace 5,750 kilógramos por hectárea: por consiguiente el producto del suelo es doble mayor que en las islas Antillas; al paso que el precio del jornal del indio libre es casi tres veces 1 El término medio de la exportacion de la Habana, en los últimos ocho años ha sido de 237,000 cajas; en los otros puertos: 70,000; fraude 4 á lo ménos ó 77,000: consumo interior 60,000; producto total: 444,000 cajas; exporta- cion total, lícita é ilícita: 384,000 cajas de azúcar. 2 Para inteligencia de la reduccion de las medidas: 100 libras españolas ó un quintal=45 kil., 97; I arroba=25 libras españolas = IT kil., 49; por consiguiente, una caja de azúcar ó 16 arrobas = 400 libras españolas = 183 kil., 904. Por otra parte, 1 cwt = 112 libras inglesas = 50 kil., 796, suponiendo un libra francesa = 0 kil., 489 milésimos. 3 A saber, 822,628 quintales de azúcar en bruto, 566,285 quintales de azúcar terciado, 49,090 quintales de azúcar purificado. Peuchet, Siatist. de France, p. 407. 4 Statist. Ilustrations of the British Empire, 1825, p. 54. 5 Segun los registros de la aduana, los dos puertos de la Habana y de Matanzas han exportado juntos en el año fertilísimo de 1823, en producciones del país, el valor de 15.139,188 pesos, de los cuales fueron 5.254,680 arrobas de azúcar (327,855 cajas) y 979,864 arrobas de café. Pero no hay exageracion en contar, en 1823, por la isla entera (los puertos de la Habana, de Matanzas, de Trinidad, de Santiago de Cuba y de Baracoa), una exportacion de 360,000 cajas de azúcar, ó 66,240,000 kilógramos. — 149 — menor- que el del esclavo negro de la isla de Cuba. En Bengala, seis libras de zumo de caña dan una libra de azúcar cristalizado, cuando en la Jamaica se necesitan ocho para dar una de azúcar comun. Considerando el vezu como un líquido cargado de sal, halla- mos que este líquido contiene en Bengala 16 y en la Jamaica 12 por ciento de materia azucarada: por eso en las Grandes Indias el azúcar es tan barato, que el cultivador la vende á 42 rupias el quintal, ó un real de vellon el kilógramo, que es poco más ó ménos el tercio del precio 4 que se vende en el mercado de la Habana. Aunque en Bengala el cultivo de la caña de azúcar se propaga con una rapidez asombrosa, el producto total todavía es mucho menor que lo que se cree generalmente. M. Bockford supone que la cosecha (no la exportacion) de Bengala, era todo lo más, en 1802, la cuarta parte de la de la Jamaica. La determinacion del consumo de los géneros que en el estado actual de la civiliza- cion europea son los principales objetos de la industria de las colonias, es uno de los problemas más interesantes de la economía política. Se puede llegar á unos resultados aproximativamente exactos á unos números límites por dos caminos diferentes: 12 in- vestigando la exportacion de los países que dan las cantidades más considerables de es- tos géneros, que son, por lo que toca al azúcar, las Antillas, el Brasil, las Guyanas, la isla de Francia, Borbon y las Grandes Indias; y 22 examinando la importacion de los géneros coloniales en Europa, y comparando su consumo anual de la poblacion, con la riqueza y con los hábitos nacionales en cada país. Cuando solo hay un producto, como por ejemplo el té, las investigaciones de esta clase son fáciles y bastante ciertas; pero las dificultades se aumentan en las regiones de los trópicos que todas producen unas cantidades más ó ménos considerables de azúcar, de café 6 de añil. En este caso para establecer un número límite del minimum del consumo, es necesario empezar fijando la atencion sobre las masas en grande. Poco importa saber si las Antillas holandesas y di- namarquesas producen 18 ó 22 millones de kilógramos de azúcar, si sabemos que segun el registro de sus aduanas, exportan anualmente las Antillas inglesas, españolas y fran- cesas 269 millones de kilógramos. Si el Brasil, Demerary, Berbice y Essequebo expor- tan 155 millones de kilógramos, cualquier duda acerca de lo que producen Surinam y Cayena, que juntos dan ménos de doce millones de kilógramos, influye muy poco en la valuacion del consumo general de Europa. Ya en otro lugar (Relation histor., tom. 11), he hablado del problema, cuya solucion se discutirá en esta nota; entónces pensaba, con vista de materiales ménos numerosos y ménos exactos, que el consumo de azúcar de Europa, en el año 1818 no ascendia sino á 450 millones de libras. Este número, aun en esta época, pareceria quedarse corto, lo ménos en una quinta ó cuarta parte; pero es necesario tener presente que, desde 1818 hasta 1823, ha bajado el precio del azúcar de América un 38 por ciento, y que el con- sumo está en razon inversa de los precios. (Table of prices dans Tooke Append. to part TV, 1824, p. 53, y Statist. illustr. of the British-Empire, 1825, p. 56.) En Francia, por ejemplo, ha aumentado, desde el año 1788 hasta 1825 más de 40 por ciento: en 1788 era de 21 millones; en 1818, de 34 millones, y en 1825 de más de 50 millones de kiló- gramos. El fijar naméricamente el estado de las cosas en una época dada es muy im- portante, 4 causa de la rapidez misma con que crece el comercio de las colonias y la prosperidad europea. Los trabajos de esta naturaleza dan unos puntos de comparacion cuya importancia percibirán vivamente los que siguiendo las huellas de M. Tooke, qui- sieren seguir observando en otro siglo el desarrollo progresivo del sistema industrial en ambos mundos. Empezarémos por echar una ojeada sobre el producto del azúcar, 6 más — 150— bien sobre las cantidades exportadas por vías lícitas para los puertos de Europa y de los Estados Unidos. ; Millones de kilóg. ARCHIPIÉLAGO DE LAS ÁNTILLAS .....«...... 287 ANTILLAS INGLESAS ....<....... +. CUA AI 165 Hemos calculado más arriba la exportacion media de la Jamaica, desde el año 1816 hasta 1824, por los puertos de la Gran Bretaña y de la Irlan- da (y tébgase cuidado de no confundir la exportacion con el producto), en 1.597,000 cwt ú 81.127,000 kilógramos. La del resto de las Antillas ingle- sas ha sido de 1.634,000 cwt, ú 83.007,000 kilógramos; total 3.231,000 cwt, 6 más de 164 millones de kilógramos. Atendiendo á los últimos cinco años (1820-1824), se tendrá un año con otro, por lo que hace á Jamaica, segun los mismos datos oficiales, 1.573,000 cwt, 6 79.908,000 kil.; y por lo que hace á las otras Antillas inglesas, 1.564,000 cwt, 6 79.451,000 ki- lógramos; total 159.359,000 kilógramos. La diferencia, segun que se to- men los términos medios desde 1816 ó desde 1820, no es más que de 43 millones de kilógramos ú 88,500 cwt; cantidad mucho menor que las va- riaciones que experimentan las exportaciones de azúcares de la Jamaica para Europa en dos años consecutivos. Si se colocan las Antillas inglesas segun las cantidades de azúcar que envían actualmente al comercio, se las habrá de dar el órden siguiente: Jamaica, San Vicente y Barbada, casi igua- les en producto; Granada, Antigua, Trinidad, Tabago, San Cristóbal, Santa Lucía, Dominica, Neris, Monteserrata, Tórtola. AÁNTILLAS ESPAÑOLAS. ......... O 62 En este estado se atiende sólo á las cantidades que han sido registradas: si se pone en cuenta el contrabando, sólo la exportacion de Cuba es de más de 70 millones de kilógramos. ANTILLAS FRANCESAS... .......% PODA NT IAS MA La poblacion esclava de las Antillas francesas y españolas está exacta- mente en la misma relacion que la exportacion del azúcar; lo que prueba la gran fertilidad del terreno de la isla de Cuba, porque casi la tercera par- te de sus esclavos habitan las grandes ciudades. (Relation historique.) ANTILLAS HOLANDESAS, DINAMARQUESAS Y SUECAS .... 18 O IR A de e e pre 125 En 1816, la exportacion fué de 5.200,000 kilógramos más considerable, Al frente 0D, 412 — 151 — Millones de kilóg. DEI rEaitean a ae 412 segun las indagaciones del baron Delessert; pero ya hemos dicho más ar- riba, que en los años de grandes sequías, la exportacion disminuye hasta 91 millones de kilógramos. GUYANAS inglesa, holandesa Y francesa . .....o o... ...... 40 Tomando en consideracion sólo los cinco últimos años (1820-1824), la exportacion de Demerary, Essequebo y Berbice, ó de la Guyana inglesa, ha sido de 30.937,000 kilógramos. Por aquí se ve que el cultivo de esta parte de la Guyana se aumenta al mismo tiempo que el de las Antillas inglesas propende un poco á decrecer. El término medio, desde 1816 4 1824, ha dado, respecto á la Guyana inglesa, 525,000 cwt 6 263 millones de kiló- gramos; lo que anuncia un aumento anual de exportacion de 43 millones de kilógramos ó de ¿, al paso que las Antillas inglesas han disminuido, si se comparan los términos medios desde 1816 á 1824, y desde 1814 4 1824, igualmente de 43 kilógramos ó de 35. DIUESTANAS Ade e OE pele AN a ato 15 GRANDES INDIAS, islas de Francia y de Borb0M.......... 30 Isla de Francia, 12 millones de kilógramos; las Grandes Indias, todo lo más, 10 millones de kilógramos; Borbon, 8 millones de kilógramos. En es- te estado se hallan reunidas, como en todas partes, las exportaciones para los Estados Unidos con las que se hacen para Europa. Silas Grandes In- dias hubieren de reemplazar las Antillas inglesas, seria menester que su exportacion en azúcar fuese 16 veces mayor. TOTAD io ¿dean Ds 495 He indicado pormenorizadamente las fuentes de donde he sacado los elementos del esta- do general; porque las indagaciones de esta naturaleza tienen poco valor cuando no se in- dican los documentos que han servido para ellas. Es menester poner al lector en estado de examinar los datos que hasta al dia de hoy son parciales. Las dudas solo versan so- bre pequeñas cantidades (por ejemplo, acerca de las exportaciones de Puerto Rico, Cu- razao y Santo Tomás) ó sobre el producto desigual de los azúcares del Brasil. Valuando en 53 millones de kilógramos estas oscilaciones Ó el conjunto de incertidumbres que quedan, todavía la diferentia en la suma total de la exportacion no seria uno catorce avos. Comparando las poblaciones de la isla de Cuba, de la Gran Bretaña, de los Estados Unidos y de la Francia, con las cantidades de azúcar en bruto que se consumen en estos diferentes países, se encuentra una progresion descendente bastante notable, segun los grados de bienestar y de comodidad, y particularmente segun las costumbres nacionales. —152— Consumo anual en kiló- A a: AA Congumo anual de azú- 2 TAmos 2 RE. . PAISES E OR de azúcar por POBLACION LIBRE Cr por Cabeza: O A A 11 millones. 450,000 242 kilógr. Gran Bread a 142 me 14.500,000 92M, Estados Unidos de América......... 36 5 9.400,000 Bbrolls LACA a 52 sis 30.600,000 ia Si se descuentan de los 495 millones de kilógramos de azúcar en bruto, puestos anual- mente en comercio en la Europa y en los Estados Unidos, 38 millones de kilógramos por el consumo de los Estados Unidos y del Canadá de los ingleses, quedan 457 millones de kilógramos de azucar (de los cuales ¿ en bruto, y 2 terciado) para la importacion anual en Europa. Este es un número límite por el mínimum: porque los elementos de estos cálculos se han sacado de los registros de las aduanas, sin añadir nada por el producto del comercio fraudulento. Si se divide la masa de azúcar en bruto que se consume en Europa, por el número de habitantes (2083 millones), se tiene 21 de kilógramos por ca- beza; pero este resultado no es más que una abstraccion estéril aritmética, del cual pue- den sacarse tan pocas consideraciones útiles, como de esos ensayos que se hacen para repartir la poblacion que contienen las regiones cultivadas de los Estados Unidos ó de la Rusia sobre la área total de 174,000 y 616,000 leguas cuadradas marítimas. La Eu- ropa cuenta 51 centésimos ó 106 millones de habitantes, que amontonados en el imperio británico, los Países Bajos, la Francia, la Alemania propiamente dicha, la Suiza y la Italia, consumen una cantidad prodigiosa de azúcar; y 37 centésimos ó 73 millones que están dispersos en la Rusia, la Polonia, la Bohemia la Moravia y Hungría, países en donde la indigencia de la mayor parte de los habitantes hace que el consumo de azúcar sea sumamente pequeño. Estos pueblos son los últimos puntos de la escala con respecto al lujo 6 á las necesidades facticias de la sociedad. Para que se pueda valorar el bien- estar de la poblacion de Alemania, notaré aquí, que solo en el puerto de Hamburgo se han importado, en 1821, cerca de 45 millones de kilógramos de azúcar, al paso que en 1824, la importacion ha sido, del Brasil, 44,800 cajas, 6 29.120,000 kilógramos; de la Habana 23,800 cajas Ó 4.5379,000 kilógramos, y de Lóndres 10,600 barricas ú 8.480,000 kilógramos; total: 41.979,000 kilógramos. En 1825 se han importado 31,920 cajas ó 20.748,000 kilógramos del Brasil; 42,255 cajas 6 7.774,900 kilógramos de la Habana; y de la Inglaterra 20,506 barricas 6 16.404,800 kilógramos; total: 44.927,000 kilógramos. Así, pues, esta importacion de Hamburgo, en 1825, no era inferior á la de toda la Fran- cia sino en ¿. El puerto de Bremen ha importado, en 1825, cerca de 5 millones de kiló- gramos; y el de Amberes, en el mismo año, 10.758,000 kilógramos. En el Sur de la Alemania, en donde el consumo de azúcar es tambien muy considerable, las complica- ciones del tránsito y del contrabando hacen muy difíciles las investigaciones estadísticas. Por ejemplo, ¿cómo se ha de admitir, segun piensa M. Memminger, que en el reino de Wurtemberg, que goza de una gran prosperidad, un número de 1.446,000 habitantes no consumen más que 980,000 kilógramos de azúcar por año? 1 El consumo parcial del azúcar de la India ascendia en la Gran Bretaña en el año EC ES cet q dd a ess 23,526 cwt. A AR MIN 9,313 A Rs. A 42,145 E O Ar o q tech LIRA 90,625 ¡E e A e da TR a, a 121,859 VOR Sl AT RE ADA e Se 22 DANDO y — 153 — Si de los 457 millones de kilógramos de azúcar importada en Europa se descuentan 2043 para el consumo de la Francia y de los tres Reinos Unidos, y suponiendo 2 kilógra- mos por cabeza (suposicion demasiado grande) para la poblacion de 76 millones en los Países Bajos, la Alemania propiamente dicha, la Suiza, la Italia, la Península ibérica, la Dinamarca y la Suecia, quedan cerca de 1003 millones de kilógramos para el Asia me- nor, las costas de Berbería, los gobiernos occidentales de la Siberia y la Europa habitada por los pueblos de raza esclayona, húngara y turca. Pero las poblaciones de Marruecos, de Argel, de Túnez y de Trípoli, son bastante considerables, puesto que ascienden á un to- tal de 24 millones. El Asia menor tiene más de 4 millones de habitantes. Se puede su- poner, sin exagerar nada, una exportacion de 10 millones de kilógramos de azúcar en bruto para las costas de África, del Asia menor y de la Siria, sin contar más que la po- blacion del litoral, que está lleno de grandes plazas de comercio. De estos datos seria menester deducir que consumen todavía 125 de kilógramos por cabeza los 80 millones de habitantes que contienen la Europa esclavona, madjaria y turca (la Rusia, la Polo- nia, la Moravia, la Hungría y la Turquía). Este resultado tiene algo de extraordinario, puesto que se compara el estado actual de la civilizacion de estas regiones con el de la Francia: se prometeria uno un consumo mucho menor, y con todo, la valuacion del azú- car exportado de América y de las Grandes Indias para la Europa y los Estados Uni- dos, léjos de estar exagerada es probablemente menor de lo que es en la realidad. Si el fraude de las aduanas hace el consumo de la Gran Bretaña y de la Francia (paí- ses ambos que han servido de tipo para los raciocinios precedentes), más considerable de lo que se le supone, y si se quiere admitir que los franceses y los ingleses consumen to- davía más de 1% y 9 kilógramos por cabeza, sera necesario tener presente que la misma causa de error se encuentra en la valuacion de las exportaciones en la América y las Grandes Indias. En el año de 1810, en que la Gran Bretaña ha consumido cerca de 1772 millones de kilógramos, el cociente ha sido de 12 kilógramos por cabeza. Seria de desear que un escritor que fuese diestro en hacer con exactitud las indagaciones numé- ricas, y que pudiese beber en buenas fuentes, quisiese tratar, en una obra particular, los importantes problemas del consumo que se hace en Europa, de azúcar, de café, de té y de cacao en un tiempo dado. Para este trabajo serian necesarios muchos años; porque muchos de los documentos no se hallan impresos, ni pueden adquirirse sino por medio de la correspondencia activa de las casas más fuertes de comercio de Europa. Yo no he podido dedicarme á estas indagaciones en toda su extension. Dia llegará, y no está muy léjos, en que los géneros coloniales serán en gran parte el producto, no de las colonias, sino de países independientes; no de islas, sino de los grandes continentes de la América y del Asia. La historia del comercio de los pueblos está falta de datos numéricos que digan relaciones con el estado de la sociedad entera, y esta laguna no puede llenarse si- no cuando, á la vista de una época en que amenazan grandes revoluciones al mundo in- dustrial, hay valor y constancia para recoger los materiales que están esparcidos y so- meterlos á una crítica severa. El algodon es una de aquellas plantas, cuyo cultivo es tan antiguo entre los pueblos aztecas como el de la pita, maíz y quinoa. Lo hay de superior calidad en las costas 0c- cidentales, desde Acapulco hasta Colima, y en el puerto de Guatlan; principalmente al Sur del volcan de Jorullo, entre los pueblos de Petatlan, Teipa y Atoyaque. Como no conocen aún las máquinas que sirven para despepitar el algodon, el costo del trasporte perjudica mucho á este ramo de la agricultura mexicana. Una arroba de algodon con pepita, que no vale más que peso y medio en Teipa, cuesta tres en Valladolid, 4 causa APÉNDICE.—20. — 154— del trasporte á lomo de los mulos. La parte de la costa oriental, que se extiende desde las bocas de los rios de Guasacualco y de Alvarado hasta Pánuco, podria surtir al comercio de Veracruz con una cantidad enorme de algodon; pero aquel litoral está casi desierto, y la falta de brazos causa una gran carestía de víveres contraria á todo es- tablecimiento de agricultura. La Nueva España no surte anualmente á la Europa más que con 25,000 arrobas, 6 312,000 kilógramos de algodon. Sin embargo esta cantidad, aunque poco considerable en sí misma, es ya seis veces mayor (segun las noticias que debo á la bondad afable de M. Gallatin, ministro que fué de hacienda en Washington) que la que los Estados Unidos exportaban de su propia cosecha, en 1791. Pero es tan grande la rapidez con que se aumenta la industria de un pueblo libre y bien gobernado que, segun una nota que me ha facilitado aquel mismo estadista, los puertos de los Es- tados Unidos han exportado: Algodon extranjero. Algodon indígena. AAN nd te 1.200,000 Tb. STO ESO 00 y. Maid? no On DUDO EE rta E ATEOS O 03 da II A A 37.712,079 ,, De estos datos resulta, * que en doce años el producto del algodon ha sido 377 veces mayor. Comparando la posicion de México y la de los Estados Unidos, no se puede du- dar que aquellos dos países solos podrán un dia producir todo el algodon en lana que la Europa emplea en sus manufacturas. Los comerciantes ilustrados que forman la junta de comercio de Paris, han afirmado en una memoria impresa, hace pocos años, que la importacion total de algodon en Europa es de 30 millones de kilógramos. Yo me inclino á creer que esta valuacion es cortísima con mucho; pues en esa época, los Estados Uni- dos exportaban ya más de 18 millones de kilógramos de algodon en lana todos los años; la Gran Bretaña sola recibia, desde 1802 á 1806, un año con otro, cerca de 32 millones de kilógramos, y en 1825 más de 100 millones. El lino y el cáñamo podrian eultivarse con ventaja en todas aquellas partes en que el clima no permite el algodon, como las provincias internas, y aun en la region equinoc- cial, en llanos altos cuya temperatura média baja catorce grados del termómetro centí- grado. El Abate Olavigero dice que en la intendencia de Valladolid y en el Nuevo México, el lino es silvestre; pero yo dudo mucho que este aserto esté fundado en la observacion 1 La exportacion de algodon de los diferentes puertos de los Estados Unidos, que fué en el año de 1790 de 1,300,000, ha ascendido en Ti AT MP 1820 4 127.860,152 1b. A TT 1891 ,, 124.893,406 ,, VIA ETS AMNL: alien dle! pez 1822 ,, 144.675,095 ,, 1818. O OJL7S y Esad 1823 ,, 173.723,270 ,, 1010 EOI. a A de rre 1824 ,, 142.369,663 ,, 1825 4 166.784,629 1b. La Gran Bretaña recibió de los Estados Unidos, desde 1802 á 1806, un año con otro, 104,000 bass de algodon, y desde 1820 hasta 1823, un año con otro, 359,300 bags (Statistical Ilust., 1825, p. 58). La importacion del algodon del Brasil en los puertos de la Gran Bretaña no se ha aumentado en el mismo intervalo, sino de 1 42. En 1802, era de 74,720 bags de algodon; en 1823, de 148,070 bags. La importacion total de algodon en la Gran Bretaña ascendió á 7,393,000 libras inglesas en el año 1822; en 1823, 4 180.233,795,'y en 1825, á 224.576,000 libras. El Egipto, cuya ex- portacion era casi nula en 1823, da ya á la Gran Bretaña 4 del consumo total. La importacion de los Estados Uni- dos en todos los puertos de la Gran Bretaña era, en 1815, de 425,100 bags, al paso que la del Egipto era de 103,400 bags (Nicholson, Suppul. to Lond. New price-current, 1825, página 17). — 155 — exacta de un viajero botánico. Como quiera que sea, es muy cierto que hasta el dia no se cultiva en México el cáñamo ni el lino. En España ha habido algunos ministros, que han querido favorecer estos dos ramos de industria colonia); pero este favor siempre ha sido pasajero. El consejo de Indias, cuya influencia es tan duradera como la de todos los cuerpos en que se perpetúan los mismos principios, ha querido constantemente que la metrópoli se opusiese al cultivo del cáñamo, del lino, de la viña, del olivo y de la morera. El Gobierno, poco ilustrado sobre sus verdaderos intereses, ha preferido que el pueblo me- xicano se vista de telas de algodon compradas en Manila y Canton, 6importadas 4 Cádiz por barcos ingleses, que proteger las manufacturas de la Nueva España. Se puede esperar que la parte montuosa de la Sonora, la intendencia de Durango y el Nuevo México, ri- valizarán un dia en la cosecha del lino con Galicia y Asturias. Respecto al cáñamo seria importante no introducir en México la especie europea, sino la que se cultiva en China (Cannabis indica), y cuyo tallo llega á seis metros de altura. Por otra parte, es proba- ble que el cultivo del cáñamo y del lino se extenderá muy difícilmente en el reino de México, en donde el algodon produce con abundancia. El enriado de aquellas plantas es un trabajo más difícil y penoso que el de despepitar el algodon; y en un país en donde hay pocos brazos y mucha pereza, el pueblo prefiere un cultivo euyo producto se emplea pronto y con facilidad. (Yo parece justo echar la culpa al Gobierno español de haberse opuesto al cultivo del lino; yo quiero rectificar este error involuntario, con arreglo á las noticias que ha tenido á bien comunicarme D. José Cia, sobrino del digno virey D. Miguel José de Azanza). El emperador Oárlos V, por una órden dada en 13 de Junio de 1545, mandó á los vire- yes y gobernadores de las Indias, que hagan sembrar y beneficiar en las Indias lino y cáñamo, y procuren que los indios se apliquen á esta granjería y entiendan en hilar y tejer lino. (Recopilacion de leyes, tít. XVIII, lib. IV, cap. 20). Bajo el reinado de Cár- los UI, en una época en que los precios del cáñamo y del lino extranjero eran muy su- bidos en Cádiz, el ministro renovó por real cédula de 12 de Enero de 1777 el estímulo que habia dado Cárlos V, declarando expresamente que no solo no estaba prohibido en América el cultivo del lino, sino que los alcaldes mayores debian protegerlo. El Gobierno hizo, además, un contrato con algunos particulares que debian llevar colonos europeos para que instruyesen á los indios en las preparaciones del cáñamo y del lino, y á estos par- ticulares se les cedieron unos terrenos que habian pertenecido á los jesuitas. Don Luis Parrilla, director de las Temporalidades, fué colocado al frente del establecimiento en Chalco. Se fabricaron en "México algunas telas de lino del país que se enviaron en 1783 á Madrid y á San Blas; pero despues de haber gastado 122,000 pesos, la corte renunció al proyecto de Parrilla. Los cultivadores europeos se volvieron á fines del año 1786 4 Europa: no se hicieron más compras por cuenta de la real hacienda, mas se continuó permitiendo á los indios el dedicarse al enltivo del cáñamo y del lino. Los vireyes, conde de Revillagigedo y marqués de Branciforte excitaron á los obispos y curas á que favore- ciesen este ramo de industria. La corte de Madrid dió nuevas Órdenes en 1792, 1795 y 1796; pero la facilidad con que se tienen telas de algodon, aun en la region fria de Mé- xico, hizo inútiles todos estos laudables esfuerzos. Para probar, por otra parte, que el cultivo del lino y del cáñamo no ha estado nunca prohibido, no hay más que citar el ar- tículo 43 del Reglamento del libre comercio (12 de Octubre de 1778), segun el cual, el lino y el cáñamo (31 vienen de la América española), están exentos de todo derecho de importacion. El enltivo del café, en la isla de Cuba y en las colonias españolas del continente, no — 156 — ha empezado hasta despues de la destruccion de las haciendas de Santo Domingo. * En 1804, la isla de Cuba ya produjo 12,000 quintales, y la provincia de Oaracas cerca de 5,000. En la Nueva España hay trapiches más multiplicados y considerables que en la tierra firme; pero el producto del café todavía es nulo, bien que es indudable que este cultivo tendria muy buen éxito en las regiones templadas, á la altura de las ciudades de Jalapa y Ohilpaucingo. El uso del cafe * todavía es tan raro en México, que en todo el país no se consumen anualmente más que 400 ó 500 quintales, al paso que en Francia, cuya poblacion apénas es cinco veces mayor que la de Nueva España, ascendia, con corta diferencia (en 1803) á 5.880,000 kilógramos; y desde 1820 á 1823, un año con otro, á 8.197,900 kilógramos. El cultivo del cacao (cacari ó cacavra qualmitl) era ya muy comun en México en tiem- po de Moctezuma: allí fué donde los españoles conocieron este árbol precioso que segui- damente trasplantaron en las islas Canarias y Filipinas. Los mexicanos preparaban una bebida llamada chocolatl, en la que mezclaban al cacao (cacahuatl)? un poco de harina de maíz, vainilla (¿iljochitl), y el fruto de una especie de pimiento (mecajochitl). Sabian tambien reducir el chocolate á ladrillos; y este arte, los instrumentos de que se servian para moler el cacao y hasta la palabra chocolatl, de México han pasado á Europa. Esto aumenta tanto más la admiracion, cuanto se ve que hoy en dia el cultivo del cacao está casi del todo descuidado. Apénas se encuentran algunos piés de este árbol en las inme- diaciones de Colima y en las márgenes del Guasacualco. Los cacacuales en la provincia de Tabasco son de poca consideracion; y el reino de México, todo el eacao que necesita para su consumo, lo saca del reino de Guatemala, Maracaybo, Oaracas y Guayaquil. Segun parece, este consumo es de 30,000 fanegas al año, de peso de 50 kilógramos cada una: el Abate Hervas pretende que toda la España consume 90,000 fanegas.* De esta valuación, que me parece demasiado baja, resulta que la España no consume más que la tercera parte del cacao que se importa anualmente á Europa. Pero segun las indaga- ciones que he hecho en el mismo país, he hallado que, desde 1799 hasta 1803, la expor- tacion anual de cacao ha sido: En las provincias de Venezuela y Maracaybo de............. 145,000 fanegas. En la provincia de la Nueva Andalucía (Cumaná), de........ 10000 En la provincia de la Nueva Barcelona, de.........o..oo.... NODO: En el reino de Quito, del puerto de Guayaquil, de ...... AO 1 La parte francesa de Santo Domingo en 1783, no produjo más que 445,734 quintales de café; pero cinco años des- pues produjo 762,865. Sin embargo, en 1783 su precio era de 10 pesos el quintal, y en 1788 de 19; lo que prueba cuán- to ha aumentado en Europa el uso del café á pesar de su mayor precio. El Temen da anualmente, segun M. Raynal, 130,000, y segun M. Page, 150,000 quintales, que se exportan casi todos en Turquía, Persia y las Indias. Las islas de Francia y de Borbon dan 45,000 quintales. Me parece, segun las noticias que he procurado adquirir, que la Euro- pa entera consumia en 1818, con corta diferencia, 68 millones de kilógramos de café. Un árbol de café da, en bue- nas tierras, 3 kilógramo de café, y se plantan 3,500 piés en una hectárea de terreno. 2 Este uso ha aumentado mucho desde el año 1803, y la exportacion del café de la Habana para México ha lle- gado á ser importantísima. La Isla de Cuba exportó, en 1823, solo por los puertos de la Habana y de Matanzas, se- gun el registro de la aduana (y sin contar el contrabando) 979,864 arrobas; al paso que la importacion de café en Francia ha sido, en 1818, de 6.795,000 kilógramos, y que el consumo del café en Inglaterra era de 2 millones de ki- lógramos. 3 Hernandez, lib. YI, cap. XV: lib. TIL, cap. XLVI; lib. V, cap. XIII. En tiempo de Hernandez se distinguian cuatro variedades de cacao, llamadas quauhcahuatl, mecacahuatl, jochicucahuatl y tlalcacahuatl. Esta última va- riedad tenia el haba muy pequeña: el árbol que lo producia era sin duda análogo al del cacao que encontramos sil- vestre en las márgenes del Orinoco, al E. de la embocadura del Yao. El cacao cultivado desde siglos, tiene el haba más gorda, más dulce y mantecosa. No se debe confundir con el ¿heoproma cacao, el t. bicolor, euyo diseño he dado en nuestras Plantas equinocciales, (t. 1, pl. XXX, a y ), p. 104), y que es peculiar de la provincia de Choco. 4 Idea del Universo, tom. V, pág. 174. Yo he valuado, en el año de 1818, el consumo de cacao en Europa en 23.000,000 de libras. (Véase Relation hist., tom. 11.) — 157 — El valor de 11 millones y medio de kilógramos de cacao asciende en Europa, en tiem- po de paz, no valuándolo más que á cuarenta pesos la fanega, á la suma de 9.120,000 pesos fuertos. En las colonias españolas no se considera el chocolate como un objeto de ojo, sino como un género de primera necesidad: en efecto, es un alimento sano, muy mutritivo, y sobre todo de un gran auxilio para los viajeros. El que se fabrica en México es de superior calidad, porque el comercio de Veracruz y de Acapulco hacen refluir á la Nueva España el famoso cacao Soconusco (Foconochco) de las costas de Guatemala; el de Gualan, del golfo de Honduras, cerca de Omoa; el de Uritucu, cerca de San Sebas- tian, en la provincia de Caracas; el de Capiriqual, de la provincia de Nueva Barcelona; y el de la Esmeralda, del reino de Quito. En tiempo de los reyes aztecas, los granos de cacao servian de moneda en el gran mer- cado de Tlaltelolco, como las conchas en las islas Maldivias. Para el chocolatese empleaba el cacao Socomusco, cultivado en el extremo oriental del imperio mexicano, y los granos chicos llamados Tlaleacahuatl. Las especies de calidad inferior se reservaban para servir de moneda. Cortés en su primera carta al emperador Carlos V dice: “E por alli, segun “los españoles que allá fueron me informaron hay mucho aparejo para hacer estancias “* y para sacar oro, rogue al dicho Moctezuma, que en aquella provincia de Malinaltebe- “ que, porque era para ello mas aparejada, hiciese hacer una estancia para V. M.; y “ puso en ello tanta diligencia que dende en dos meses que yo se lo dige estaban sem- “bradas sesenta hanegas de maiz y diez de frijoles y dos mil pies de cacap, que es una “fruta como almendras, que ellos venden molida: y tiénenla en tanto que se trata por “ moneda en toda la tierra, y con ella se compran todas las cosas necesarias en los mer- “cados y otras partes.” * Aun en el dia en México el cacao sirve de vellon: como en las colonias españolas la moneda más pequeña es un medio, el pueblo halla muy cómodo el empleo del cacao como moneda: setenta y dos granos representan un medio. Los aztecas han trasmitido á los españoles el uso de la vainilla. El chocolate mexica- no, como lo hemos observado ántes, era perfumado con muchos aromas, entre las cua- les la vainilla ocupaba el primer lugar. Hoy en dia los españoles no hacen el comercio de este producto precioso sino para venderlo 4 los demas pueblos de la Europa. El cho- colate español no tiene vainilla; y en el mismo México hay la preocupacion de conside- rar este aroma como nocivo, principalmente para las personas que tienen el sistema ner- vioso muy irritable. Se oye decir con mucha gravedad que la vainilla da pasmo. Hace pocos años que se decia lo mismo en Caracas del uso del café, que sin embargo ya em- pieza á usarse entre los indígenas. Cuando se considera el precio excesivo 4 que se vende constantemente la vainilla en Europa, admira la incuria de los habitantes de la América española, que descuidan el enltivo de una planta que la naturaleza produce espontáneamente entre los trópicos, casi en todas partes donde hay calor, sombra y mucha humedad. Toda la vainilla que consume la Europa viene de México, y por el único conducto de Veracruz. Se coge en una extension de terreno de algunas leguas cuadradas. Sin embargo es indudable que la costa de Caracas, y aun la Habana, podrian hacer con este producto un comercio muy considerable. Durante el curso de nuestras herborizaciones, hemos encontrado vainillas muy aromáticas y de un tamaño muy crecido, en las montañas de Caripe en la costa de Paria; en el hermoso valle de Bordones, cerca de Cumaná; en los alrededores de Porto- cabello y de Guaiguaza; en los bosques de Turbaco, cerca de Cartagena de indias; en la 1 Lorenzana, p. 91, $. 26, Clavigero, 1, p. 4; IL, p. 219: IV, p. 207. APÉNDICE, —20, * —158— provincia de Jaen, en las márgenes del rio de las Amazonas, y en la Guayana, al pié de las rocas graníticas que forman las grandes cataratas del Orinoco. Varios habitantes de Jalapa que hacen el comercio de la hermosa vainilla mexicana de Misantla, se quedaron atónitos de la excelencia de la que M. Bonpland habia traido del Orinoco, que habiamos cogido en las selvas que rodean el Raudal de Maypure. En la isla de Cuba se encuen- tran plantas de vainilla (Epidendrum vainilla) en las costas de Bahía Honda y en el Mariel. La de Santo Domingo tiene el fruto muy largo, pero poco oloroso, pues muchas veces una grande humedad, al paso que favorece la vegetacion, es contraria al desarro- llo del aroma. De otra parte, los viajeros botánicos no deben juzgar de la bondad de la vainilla por el olor que ésta exhala en los bosques de la América: aquel olor lo causa en gran parte la flor que, en los valles profundos y húmedos de los Andes, tiene algu- nas veces cuatro ó cinco centímetros de larga. El autor de la Historia filosófica de las dos Indias* se queja de las pocas nociones que ha podido adquirir sobre el cultivo de la vainilla en México. Ignora hasta el nombre de los distritos que la producen. Como he estado en el mismo país, me he hallado en po- sicion de adquirir noticias las más cireunstanciadas y exactas. He consultado sujetos en Jalapa y Veracruz que há treinta años que están haciendo el comercio de vainilla de Misantla, Colipa y Papantla. Hé aquí el resultado de mis indagaciones sobre el actual estado de este ramo interesante de industria nacional. Toda la vainilla con que el reino de México surte á Europa, se coge en las dos inten- dencias de Veracruz y Oaxaca. Esta planta abunda principalmente en la falda oriental de la cordillera de Anáhuac, entre los 19? y 209 de latitud. Los indígenas que desde el principio reconocieron cuán difícil es la cosecha á pesar de su abundancia, 4 causa de la vasta extension de tierra que todos los años debian recorrer, han propagado la especie reuniendo un gran número de plantas en un espacio más limitado. Para esta operacion no ha sido menester mucho cuidado, pues ha bastado el limpiar un poco la tierra y plan- tar un par de estacas de Epidendrum al pié de un árbol, ó bien fijar las partes cortadas del tallo al tronco de un Liquidámbar, de un Ocoteca, Ó de un Piper arbóreo. Las estacas generalmente tienen tres ó cuatro decímetros de largo, y con bejucos las atan á los árboles que han de servir de apoyo á los nuevos tallos. Cada estaca da fruto á los tres años, y durante treinta ó cuarenta cada pié da hasta cincuenta habas, princi- palmente si la vegetacion de la vainilla no se halla entorpecida por la vecindad de otros bejucos que la sofoquen. La vainilla cimarrona ó silvestre, que crece en terrenos cubier- tos de arbustos y otras plantas que se encaraman, da frutos muy secos y en cortísima cantidad. En la intendencia de Veracruz, los distritos célebres por el comercio de la vainilla son la subdelegacion de Misantla, con los pueblos indios de Misantla, Colipa, Yacuatla (eer- ca de la Sierra de Ohicunquiato) y Nautla, perteneciente en otro tiempo á la Alcaldía mayor de la Antigua; la jurisdiccion de Papantla, y las de Santiago y San Andres Tux- tla. Misantla está á treinta leguas de distancia de Veracruz al N. O., y á doce leguas de la costa del mar: es un lugar delicioso en donde no se conoce la plaga de los mosqui- tos y gegen, que tanto abundan en el puerto de Nautla, en las márgenes del rio de Qui- late y en Colipa. Si el rio de Misantla, cuya embocadura está cerca de la Barra de Palmas, fuese navegable, aquel distrito llegaria en poco tiempo á un alto grado de prosperidad. 1 Rainal, t. IL, p. 68, $ 16. Thiery de Menonville: del cultivo del Nopal, p. 142. Tambien se cultiva un poco de vainilla en la Jamaica, en las parroquias de Santa Ana y Santa María. Brown, p. 326. — 159 — A . . . . Los misantleños cogen la vainilla en las montañas y bosques de Quilate. La planta florece en Febrero y Marzo: si en esta época los vientos del norte son frecuentes y acom- pañados de mucha lluvia, la cosecha es mala. La flor cae sin dar fruto, cuando hay de- masiada humedad; y una sequedad extremada tambien es perjudicial al acrecentamiento del haba. De otra parte, ningun insecto ataca el fruto estando verde, á causa de la le- che que contiene. Empiezan á cortarla en Marzo y Abril, cuando el subdelegado ha pu- blicado un bando en que anuncia que la cosecha es permitida á los indios, y dura hasta fin de Junio. Los naturales pasan ocho dias seguidos en los bosques de Quilate, y 4 su regreso venden la vainilla á la gente de razon, que son blancos, mestizos y mulatos: es- tos son los únicos que conocen el denejicio de la vainilla, es decir, el modo de secarla con esmero, conservarla un lustre plateado y atarla para mandarla á Europa. Extienden el fruto amarillo sobre lienzos, y lo ponen al sol durante algunas horas. Cuando se ha ca- lentado suficientemente, lo arropan con mantas de lana para hacerlo sudar: la vainilla entonces se ennegrece, y la ponen á secar, dejándola al sol desde la mañana hasta la noche. El beneficio que en Colipa dan á la vainilla es muy superior al que se usa en Misantla. Aseguran que cuando en Cádiz se abren los paquetes de vainilla, en la de Colipa apenas se encuentra un desfalco de seis por ciento, al paso que la de Misantla pierde el doble á causa de las habas podridas ó dañadas que contiene. Esta última variedad es más di- fícil de secar, porque tiene el fruto mas grande y mas acuoso que la de Oolipa, que re- cogida en las sabanas y no en las montañas, la llaman vainilla de acaguales. Cuando el tiempo lluvioso no permite 4 los misantleños y colipeños exponer la vainilla á los rayos del sol hasta que adquiera un color negruzco y se cubra de manchas plateadas, se ven precisados á valerse del calor artificial. Forman con tubillos de caña un cttadro suspen- dido con cuerdas, y cubierto con una manta de lana en la cual extienden las habas: el fuego está puesto debajo, pero á una distancia considerable, y se seca la vainilla dando un movimiento suave al cuadro y calentando poco á poco las cañas y la manta. Es me- nester mucho cuidado y experiencia para conseguir el secar bien la vainilla con este mé- todo, que se llama beneficio de poscoyol. En general hay pérdidas considerables cuando se emplea el calor artificial. En Misantla la vainilla se arregla en mazos; cada uno tiene cincuenta habas; por con- siguiente un millar se compone de veinte mazos. Aunque toda la vainilla que entra en el comercio parece producto de una sola especie de epidendrum (tliljochitl), sin embargo, el fruto cogido se divide en cuatro clases diferentes. La naturaleza del suelo, la hume- dad del aire, y el calor del sol influyen singularmente en el tamaño de las habas, y en la cantidad de partes aceitosas y aromáticas que contienen. Estas cuatro clases de vaini- lla, empezando por la de superior calidad, son las siguientes: vainilla fina, en la que se distingue de nuevo la grande fina y la chica fina, Ó mancuerna; el zacate, el rezacate y la basura. Cada clase es fácil de reconocer en España por el modo con que los mazos vienen atados. La grande fina, tiene comunmente 22 centímetros de largo, y cada mazo pesa diez onzas y media en Misantla, y en Colipa de nueve á diez. La chica fina, es cin- co centímetros más corta que la precedente, y se compra la mitad ménos cara. El zacate es una vainilla muy larga, en extremo delgada y muy acuosa. La basura, cuyos mazos contienen cien habas cada uno, no sirve más que para llenar el fondo de las cajas en que la expiden para Cádiz. La peor calidad de vainilla de Misantla se llama cimarrona (sil- vestre) 6 vainilla palo: es muy delgada y casi del todo falta de jugo. Una sexta varie- dad, que es la vainilla pompona, tiene el fruto muy grande y hermoso: varias veces la — 160 — han remitido á Europa por el conducto de los comerciantes de Génova para el Levante; pero como su olor es muy diferente del de la vainilla llamada grande fina, hasta ahora no ha tenido despacho. Por lo que acabamos de manifestar sobre la vainilla, se ve que lo propio sucede con la bondad de este producto que con la quina, que depende no sólo de la especie de chin- chona de que proviene, sino tambien de la altura del terreno, de la situación del árbol, de la época de la cosecha y del esmero con que se ha secado la corteza. El comercio de la vainilla y el de la quina están ambos entre manos de algunos sugetos que llaman ha- bilitadores, porque adelantan dinero á los cosecheros, que con este motivo se ponen bajo la dependencia de los primeros. Estos son los únicos que sacan casi todo el provecho de este ramo de la industria mexicana. La concurrencia de los compradores es tanto me- nor en Misantla y Colipa, cuanto es menester tener una larga experiencia para no de- jarse engañar en la compra de la vainilla preparada. Una sola haba manchada puede echar á perder toda una caja, durante el viaje de América 4 Europa. Las faltas que se descubren, ya sea en el haba, ó bien en la garganta, se designan con los nombres parti- culares de mojo negro, mojo blanco y garro. Por ello, un comprador prudente examina repetidas veces los mazos que junta en la misma remesa. Los habilitadores han comparado en los últimos doce años el millar de vainilla de pri- mera calidad, contando unos años con otros, de 25 á 35 pesos; el de zacate á 10, y el de rezacate á 4. En 1803, el precio de la yrande fina era de 50 pesos, y el de zacate 15. Los compradores, léjos de pagar á los indios en dinero contante, les dan en cambio, y 4 precios exorbitantes, aguardiente, cacao, vino, y con particularidad telas de algodon fabricadas en la Puebla; y en este cambio consiste una gran parte de la ganancia de aquellos logreros. El distrito de Papantla, que en otro tiempo era una alcaldía mayor, está 4 18 leguas de Misantla: produce muy poca vainilla, y aun ésta mal secada, bien que muy aromática. Se acusa á los indios de Papantla y de Nautla, de introducirse furtivamente en los bos- ques de Quilate, para recoger el fruto del epidendrum plantada por los misantleños. El pueblo de Teutila, en la intendencia de Oaxaca, es célebre por la excelente calidad de la vainilla que producen los bosques inmediatos. Parece que esta variedad fué la pri- mera que se introdujo en España en el siglo XVI; pues aun hoy dia se prefiere en 0Oá- diz la vainilla de Teutila 4 todas las demás: en efecto la secan con mucho esmero, pi- cándola con alfileres y suspendiéndola con hilo de pita; pero pesa 3 ménos, con poca di- ferencia, que la de Misantla. Iguoro qué cantidad se coge en Honduras, y cuánta se exporta anualmente por el puerto de Trujillo, pero parece que es de poca monta. Los bosques de Quilate, en años abundantes, dan 800 millares de vainilla; una mala cosecha en años muy lluviosos no pasa de 200. Año medio, el producto se estima: Denis y fi 700 millares. De rBa panda at ito rastrojo ds ECTS 100 3 ANSIA SA Rc onala 110 on El valor de estos 910 millares en Veracruz, es de 30 440,000 pesos. Deberia añadir- se el producto de las cosechas de Santiago y de San Andrés de Tuxtla, para lo cual no tengo datos bastante exactos. Muchas veces la cosecha de un año no pasa toda entera 4 Europa, sino que se reserva una parte para juntarla con la del siguiente. En 1802, salieron del puerto de Veracruz 1793 millares, Debe parecer extraño que el consumo de toda la Europa no es más considerable. NV — 161 — La misma falda oriental de la cordillera en donde se coge la vainilla, produce tambien la zarzaparrilla, de la que, en 1803, se exportaron en Veracruz cerca de 250,000 kiló- gramos, * y el purgante de Jalapa, que es la raíz del convolvulus Jalapa, y no del Mira- bilis Jalapa, M. dichotoma. Este albohol vegeta á la altura absoluta de 1,300 4 1,400 metros, en toda la cordillera que se extiende desde el volcan de Orizaba hasta el Cofre de Perote. En nuestras herborizaciones á los alrededores de la misma ciudad de Jalapa, no la encontramos; pero los indios que habitan los pueblos inmediatos, nos trajeron varias raíces muy hermosas, cogidas cerca de la Banderilla, al E. de San Miguel del Soldado. Este precioso remedio se coge en la subdelegacion de Jalapa, alrededor de los pueblos de Santiago, Tlachi, Tihuacan de los reyes, Tlacolula, Jicochimalco, 'Patatila, Ixhuacan y Ayahualulco; en la jurisdiccion de San Juan de los Llanos, cerca de San Pedro Chilcho- tla y Quimixtlan; en los partidos de Córdoba, Orizaba y San Andres Tuxtla. El verdadero purgante de Jalapa solo se cria en un clima templado, casi frio, en valles sombríos y en la falda de las montañas. Atónito me he quedado á mi regreso de Europa, cuando he sabido que un viaje ro instruido y que ha manifestado el mayor celo por el bien de su patria, Thiery de Monville, * ha afirmado haber encontrado Jalapa con grande abundan- cia en las tierras áridas y arenosas que rodean el puerto de Veracruz, por consiguiente, en un clima excesivamente cálido y al nivel del mar. Reynal * dice que la Europa consume anualmente 7,500 quintales de Jalapa. Esta va- luacion parece duplicada de la realidad, porque segun las investigaciones exactas que he podido tomar en Veracruz, en 1802 no se exportaron en aquel puerto más que 2,921 quintales, y en 1803, 2,281. Su precio en Jalapa mismo, es de 24 4 26 pesos el quintal. Durante nuestra permanencia en Nueva España, no hemos visto el albohol, que se- gun dicen, produce la raíz de Mechoacan (el tacuache de los indios tarascos, el tlalanila- cuitlapilli de los aztecas): ni aun oimos hablar de ella en el viaje que hicimos en el an- tiguo reino de Mechoacan, que hace parte de la intendencia de Valladolid. El abate Clavigero * cuenta que un médico del último rey de Tzintzontzan dió á conocer este re- medio á los frailes misioneros que habian seguido la expedicion de Cortés. ¿Existe efec- tivamente una raíz que bajo el nombre de Mechoacan se exporta á Veracruz, ó bien este remedio, que es idéntico con el jeticuco de Marcgrave, * nos viene de las costas del Brasil? Parece que el verdadero Jalapa antiguamente se llamaba Mechoacan, y que por una de aquellas equivocaciones tan comunes en las historias de las drogas, este nombre con el tiempo pasó á la raíz de otra planta. El cultivo del tabaco mexicano podria llegar á ser un ramo de agricultura de la ma- yor importancia, si su comercio fuese libre; pero desde que se introdujo el monopolio, ó que el visitador D. José de Gálvez estableció el estanco real de tabaco, en 1764, no solo se necesita un permiso especial para plantar tabaco, no solo se obliga al cultivador 4 venderlo á la administracion al precio que ésta le fija arbitrariamente, segun la buena ó mala calidad del género; sino que el cultivo está limitado á solas las inmediaciones de 1 La zarzaparrilla del comercio procede de varias especies de smilax, muy diferentes del S. zarzaparrilla. Véase la descripcion de once especies nuevas, que hemos anotado en el Species de M. Willdenow, t. IV, p. 773 y en nuestro Nov. Gen., t. L 2 Thiery, pág. 59. Usta Jalapa de Veracruz parece ser idéntica con el que M. Michaux encontró en la Florida. Véase la Memoria de M. Desfontaines, sobre el Convolvulus Jalapa, en los Annales du Muséum d' Histoire Naturele, tom. II, pág. 120, 3 Hist. philos., t. 11, pág. 68. - 4 Storia antica di Massio, t. II, pág. 212. 5 Lin., Mat. Medica, 1749, p. 38. Murray, Apparatus medicaminum, t. 1, p. 62, APÉNDICE, —21. — 162— Orizaba y Córdoba, y á los partidos de Huatusco y Songolica, sitos en la intendencia de Veracruz. Los guardas de tabaco recorren el país para arrancar cuantas plantas en- cuentran fuera de los distritos que acabamos de nombrar, y multar 4 los labradores que se atreven á cultivar ni aun el necesario para su propio consumo. Se ha creído disminuir el contrabando limitando el cultivo á una extension de cuatro ó cinco leguas cuadradas de terreno. Antes de establecerse el estanco real, la intendencia de Guadalajara, prin- cipalmente los partidos de Autlan, Ezatlan, Ahuxcatlan, Tepic, Santixpac y Acaponeta eran célebres por la abundancia y excelente calidad del tabaco que producian. La po- blacion de aquellas comarcas, felices y forecientes en otro tiempo, ha disminuido mucho desde que los plantíos se han trasferido á la falda oriental de la cordillera. En las islas Antillas es en donde los españoles han aprendido á conocer el tabaco. Es- ta palabra, que todos los pueblos de Europa han adoptado, es de la lengua de Haití 6 Santo Domingo, pues los mexicanos llamaban á esta planta yetl, y los peruanos sairi. * En México y el Perú los indígenas famaban y tomaban tabaco en polvo. En la corte de Moctezuma los grandes señores usaban el humo del tabaco como un narcótico, no solo para dormir la siesta despues de la comida, sino tambien para dormir por la mañana despues del almuerzo, como todavía se acostumbra en varias partes de la América equi- noccial. Con las hojas secas del yetl hacian cigarros, y los adaptaban á unos tubos de plata, madera ó caña: muchas veces mezclaban la resina del Liguidámbar, styraciflua y otras materias aromáticas. En una mano tenian el cigarro, y con otra se tapaban las na- rices para tragar el humo del tabaco con más facilidad: varias personas se limitaban á sorber el humo por las narices. Aunque el Picietl (Nicotiana rústica) fué muy cultivado en el antiguo Anáhuac, con todo parece que sólo las personas acomodadas usaban del tabaco, pues en el dia vemos que este uso es del todo desconocido á los indios de raza pura, porque casi todos descienden de la última clase del pueblo azteca. En Veracruz se valúa la cantidad de tabaco que se coge en los distritos de Orizaba y Córdoba, en ocho ó diez mil tercios (de ocho arrobas), que hacen 1.600,000, Ó 2.000,000 de libras; pero esta valuacion parece que es demasiado baja. El rey paga al cultivador la libra de tabaco á dos reales y medio de vellon. En el curso de esta obra verémos, se- gun las noticias que he tomado de documentos de oficio, que generalmente el estaneo rea] de México vende al año, en el mismo país, por más de siete millones y medio de pesos de tabaco de humo y polvo, que dan á la real hacienda un beneficio neto de más de cua- tro millones de pesos. Este consumo de tabaco en la Nueva España debe parecer enor- me, mayormente si se considera que sobre una poblacion de 5.8500,000 almas, se deben descontar dos millones y medio de indígenas que no fuman. De otra parte, en México la venta del tabaco es un objeto mucho más importante para el fisco que en el Perú, por- que en el primero de aquellos dos países, el número de blancos esmucho más considerable, y el uso de fumar mucho más comun, aun entre las mujeres y niños. En Francia, en don- 1 Hernandez, lib. V, chap. LI, p. 173; Clavigero, t. IL, p. 227. Garcilaso, lib. IL, C. 25. Ya los antiguos mexi- canos encargaban el tabaco como un remedio para el dolor de muelas, resfriado y cólico. Los caribes se sirven de las hojas del tabaco machacado como antídoto. En nuestro viaje al Orinoco, vimos aplicar con buen éxito el tabaco machacado á mordeduras de culebras venenosas. Despues del famoso Bejuco del Guaco, cuyo conocimiento se debe á M. Mutis, el tabaco es sin duda alguna el antídoto más activo de la América. El cultivo de esta planta se ha pro- pagado con una rapidez tan grande, que en 1559 ya se sembraba en Portugal, y á principios del siglo XVII se plantó en las Grandes Indias, Beckmanns Geschichte der Erfindungen, B. 3, p. 366. Grawfurd, Hist. of the Ind. Archip., t. 1, pág. 409. La palabra haitiana tabaco no indica la planta sino el cañoncillo con que se fumaba. Relat. hist., t, IL. El género Nicotiana, á excepcion del Vicotiana nudulata verde, es enteramente mexicano. Brow Botany of Congo, página 53. — 163 — de segun las investigaciones de M. Fabre del Aude, hay ocho millones de habitantes que toman tabaco, el consumo total es de veinte millones de kilógramos; pero el valor de las importaciones de tabaco extranjero, en 1787, no fué más que de 14,142,000 libras tor- nesas * 6 2.528,000 pesos. La Nueva España, léjos de exportar tabaco del país, recibe anualmente cerca de 56,000 libras de la Habana. Sin embargo, las vejaciones que se han hecho sufrir á los cultivadores, y la preferencia que se ha dado al cultivo del café, han disminuido mucho el producto de la administracion de la isla de Cuba. Esta, hoy dia, apénas produce 150,000 arrobas, al paso que ántes del año de 1794, se valuaba la cosecha en 315,000 (7.875,000 libras?), de las cuales 160,000 se consumian en la isla, y las 125,000 restan- tes se enviaban á España. Este ramo de la industria colonial es de la mayor importan- cia, aun en el actual estado de monopolio y prohibicion. La renta del tabaco de la penín- sula da un producto neto de seis millones de pesos, producto que en gran parte es debido á la venta del tabaco que de la isla de Cuba se envía á Sevilla. Los almacenes de esta última ciudad algunas veces están provistos con 18 ó 19 millones de libras, solo en taba- co de polvo, cuyo valor asciende á la suma exorbitaute de cuarenta milliones de pesos. El cultivo del añil, muy extendido en el reino de Guatemala y en la provincia de Ca- racas, está muy descuidado en México. Los plantíos que se encuentran á lo largo de las costas occidentales, no son suficientes ni aun para las pocas fábricas de tegidos de algo- don del país. Todos los años se importa añil del reino de Guatemala, en donde el produc- to total de los plantíos ascendia, en 1803, á 2.400,000 pesos. Esta sustancia colorante sobre la cual M. Beckmann ha hecho eruditas investigaciones, ya era conocida de los griegos y romanos, bajo el nombre de Indicum. La palabra añil, que ha pasado á la lengua española, viene del árabe nir Ó nil. Hernandez, hablando del añil mexicano, lo llama anir. Los griegos, contemporáneos de Dioscórides, lo sacaron de la Gedrosia; y en el siglo décimotercio, Marco Polo describió con esmero el modo como lo preparaban en el Indostan. Malamente pretende Raynal que los europeos han introducido en Amé- rica el cultivo de esta planta, pues varias especies de indigofera son peculiares del nuevo continente; ? y Fernando Colon, en la vida de su padre, cita el añil entre las produccio- nes de la isla de Haití. Hernandez refiere el modo cómo los mexicanos separaban la fécula del jugo de la planta, operacion muy distinta de la que se emplea en el dia. Los panecillos de añil se- cados al fuego se llamaban mohutli ó tleuohuilla; aun la misma planta se designaba con el nombre de jiuhquilipitzahuac. Hernandez * propuso á la corte que se introdujese el cultivo del añil en la parte meridional de España; ignoro si se siguió su consejo, pero es muy cierto que esta planta era muy comun en Malta á fines del siglo XVII. Las especies de indigofera de que en las colonias hoy dia extraen el añil son: el Indigofera tinctoria, L. añil, I. disperma é [. argentea, como lo atestiguan las pinturas jeroglíficas más antiguas de los mexicanos; aun treinta años despues de la conquista, no habiendo los españoles hallado todavía ingredientes para hacer tinta, escribian con añil, como lo comprueban los papeles que se conservan en el archivo del duque de Monte—Leone, úl- 1 Peuchet, págs. 315 y 409. 2 Raynal (t. TIT, p. 268) no valuaba la cosecha más que en 4.675,000. La Virginia producia al año, ántes de 1775 más de 55,000 hogsheads, 6 35 millones de libras de Tabaco: Jefferson, pág.323. Lo que produce Cuba ascendia des- de 1822 4 1823, un año con otro, á 400,000 arrobas. 3 Humb., Bonpl. y Eunth., Nov. Gen., et srec., t. VI, y Relation hist., t. TL. 4 Hernandez, lib. TV, cap. XXIL, pág. 103. Clavigero, 11, 189. Beclemann, l. C. IV, 474-532. Bertholet, Eté- ments de Part de la teínture, IL, 37. — 164 — timo vástago de la familia de Cortés. Aun hoy dia en Santa Fé se escribe con el zamo exprimido del fruto de la uvilla (Cestrum mutissi), y hay una órden de la corte que manda á los vireyes que para los papeles oficiales, no se emplee otra cosa sino el azul de wvilla, porque se ha experimentado que es más indestructible que la mejor tinta de Europa. El estado siguiente presenta la exportacion de los añiles de Guatemala en nueve años consecutivos; los resultados se han sacado de los registros de las aduanas. (Véase Re- dactor general de Guatemala, 1825, núm. 5,121.) AÑOS. LIBRAS DE AÑIL. VALOR EN PESOS FUERTES. A A A DILO li lea 641,393 O rante da. Li e LOS SN cti E sa jaioa 1.066,786 Me AS O LAR A, 1.369,881 A A A 7 MA A OA O De 211,650 MS NS iaa A as A e AO 141,859 O EN o 469,592 OA EA aa yn s qa 398,096 IS toa lo la SUM A Ne dsd 332,063 AL de e O Ad DATO: GTO IIA TIENE: 1.921,356 La desigualdad que se advierte en la exportacion ha sido el efecto simultáneo de la estimacion del comercio y de la falta de buques europeos. El cultivo de añil de San Sal- vador casi enteramente se hace por manos libres. Desde que el precio del añil vuelve á empezar á subir en Europa, Guatemala aumenta tambien de nuevo. Segun unas notas que debo á la bondad del Sr. García Granados, la exportacion actual (año 1825) de los añiles de Guatemala es de 12,000 tercios (de 150 libras ó seis arrobas) por año. En Gua- temala el precio de una libra es de 9 reales de plata Ó peso y medio; de suerte que el valor de una exportacion de 1.800,000 libras asciende en la República de Centro Amé- rica 4 más de dos millones de pesos. La Gran Bretaña ha recibido en sus puertos, des- de 1821 á 1824, un año con otro, 5.077,878 libras inglesas de añil de la América y de las Grandes Indias; en 1825, más de 7.539,500 libras. Despues de haber examinado cuidadosamente los vegetales que hacen el objeto im- portante de la agricultura y comercio de México, vamos á echar una ojeada rápida á las producciones del reino animal. Aunque la cochinilla, que es la más codiciada de todas, pertenece originariamente á la Nueva España; sin embargo, es constante que las más interesantes para el bienestar de los habitantes se han introducido del antiguo Conti- nente. Los mexicanos no habian probado á reducir al estado de domesticidad las dos es- pecies de bueyes salvajes (Bos americanus y B. moschatus) que vagan á manadas en los llanos inmediatos al rio del Norte. No conocen el llama, que en la cordillera de los An- des no pasa el límite del hemisferio austral. No sabian sacar partido de las ovejas sal- vajes de la California, ni de las cabras de las montañas de Monterey. Entre las innu- merables variedades de perros ' que pertenecen al reino de México, solo una, el techicha, servia para alimento de los habitantes. No hay duda en que se sentia ménos la falta de animales domésticos ántes de la conquista, en una época en que cada familia no culti- vaba más que una corta extension de terreno, y una gran parte del pueblo vivia casi ex- 1 Véanse mis Tableaux de la Nature, t. 1. Una tribu de las provincias septentrionales, la de los Cumanches, se sirve de perros para llevar sus tiendas como yarios pueblos de la Siberia. Los peruanos de Jauja y Huanca comian sus perros (runaleo ), y los aztecas vendian en el mercado la carne del perro mudo, techichi, que lo capaban para ce- barlo. Lorenzana, pág. 103. Compárese Relat. hist., t, Il. — 165— clusivamente de vegetales. Sin embargo, la falta de aquellos animales precisaba á una clase numerosa de habitantes cual es la de los Tlamama, á hacer el oficio de acémilas, y pasar su vida en los caminos reales, cargados con grandes cajas de cuero llamadas pe- tacas (petlacalli en mexicano) que contenian géneros de peso de treinta á cuarenta ki- lógramos. Desde la mitad del siglo XVI, los bueyes, caballos, ovejas y cerdos que son los ani- males más útiles del antiguo continente, se han multiplicado extraordinariamente en toda la Nueva España, particularmente en todos los vastos llanos que hay en las pro- vincias internas. Seria superfluo refutar * aquí las aserciones arriesgadas de M. de Buffon sobre la supuesta degeneracion de los animales domésticos que se han introducido en el nuevo continente. Estas ideas se han propagado fácilmente, porque al paso que lisonjean la vanidad de los europeos, tienen alguna conexion con las hipótesis brillantes sobre el antiguo estado de nuestro planeta. Desde que se examinan cuidadosamente los hechos, el físico reconoce armonía, en donde el escritor elocuente solo anunciaba contrastes. En las costas orientales de México, hay una grande abundancia de ganados de asta, principalmente en la embocadura de los rios de Alvarado, Guasacualco y Pánuco, en donde un sinnúmero de rebaños encuentra pastos constantemente verdes. Sin embargo, la ca- pital de México y las grandes poblaciones inmediatas á ella, se proveen las carnes de la intendencia de Durango. Los naturales, bien así como la mayor parte de los pueblos del Asia, al Este del Ganjes, ? son muy poco aficionados á la leche, manteca y queso. Este último es muy apetecido de los mestizos, y forma un ramo de comercio interior bastante considerable. En la descripcion estadística que el intendente de Guadalajara formó en 1802, que he citado varias veces, se estima el valor anual de los cueros zurrados en 419,000 pesos, y el del sebo y jabon en 549,000. Solo la ciudad de la Puebla fabrica anualmente doscientas mil arrobas de jabon y curte ochenta y dos mil cueros de vaca; pero la ex- portacion de estos dos artículos, por el puerto de Veracruz, ha sido aquí de poca impor- tancia. En 1803 apénas ha llegado á 140,000 pesos; y aun parece que en el siglo XVI, ántes que el consumo interior hubiese aumentado con el número y lujo de los blancos, la Nueva España enviaba á Europa más cueros que hoy dia. El P. Acosta * refiere que una flota que entró en Sevilla, en 1587, traia 64,540 cueros mexicanos. Los caballos de las provincias septentrionales, principalmente los del Nuevo México, son tan célebres por sus excelentes calidades como los de Chile: segun dicen, unos y otros descienden de raza árabe; campesinos, andan vagando á bandadas en las sabanas de las provincias internas. La exportacion de estos caballos para Natchez y Nueva Orleans, cada año se va haciendo más considerable. Varias familias de México tienen en sus hatos de 30 4 40,000 cabezas de ganado entre bueyes y caballos. Los mulos serian aun más numerosos, si no pere- ciesen muchísimos en los caminos reales, por el cansancio que padecen en viajes de muchos meses. Se cuenta que solo el comercio de Veracruz ocupa cerca de 70,000 mulos al año; y en la ciudad de México se emplean más de 5,000 en lujo de los tiros. * 1 Esta refutacion se halla en la excelente obra de M. Jejferson, sw la Virginie, págs. 109-166. Véase tambien Clavigero. 2 Por ejemplo, en el S. E. del Asia, los chinos y los habitantes do la Cochinchina. Estos últimos nunca ordeñan sus vacas, á pesar de que en los trópicos y en las partes más cálidas del globo, la leche es excelente. Voyage de Mar- cariney, vol. TI, pág. 153, y vol. IV, pág. 59. Aun los griegos y los romanos no aprendieron á hacer manteca hasta que comunicaron con los escitas, los traces y los pueblos de raza germánica. Bekmann, 1. e. b., TL, p. 289. 3 Lib. IV, c. III. 4 En la Habana hay 2,500 calesines llamados volantas, que ocupan más de 3,000 mulos. En 1802 se contaban en Paris 35,000 caballos. » APÉNDICE. —21,* — 166 — La cría de los carneros ha sido muy descuidada en Nueva España, bien así como en tódas las colonias españolas de América. Es prob:ble que el primer ganado lanar que se introdujo en el siglo XVI, no era de la raza de los merinos trashumantes, ni tampoco de la leonesa, segoviana ó soriana; y desde aquella época nadie se ha dedicado á mejorar la raza: sin embargo, en la parte del reino de México que está fuera de los trópicos, sería fácil introducir el régimen de los ganados que en España se designan con el nombre de mesta, segun el cual las ovejas mudan de clima con las estaciones, y siempre se encuen- tran en armonía con las mismas. No hay miedo que en muchos siglos, estos viajes per- judicasen en nada á la agricultura. En el dia las lanas que se reputan por las mejores, son las de la intendencia de Valladolid. Es digno de notar que ni el cerdo comun? ni las gallinas que se encuentran en todas las islas del mar del Sur, no las han conocido los mexicanos. El Pecari (sus tajasu), que á menudo se encuentra en las chozas de los naturales de la América meridional, fácil- mente se hubiera podido domesticar; pero aquel animal no es 4 propósito sino en la re- gion de la tierra llana. De las dos castas de cerdos que en el dia son más comunes en México, la una se introdujo de Europa, y la otra de las islas Filipinas: se han multipli= cado muchísimo en el alto llano central, en donde el valle de Toluca hace un comercio de jamones muy lucrativo. En las habitaciones de los indígenas del nuevo continente, ántes de la conquista, habia muy pocas aves domésticas, porque su conservacion y alimento exige un cuidado muy par- ticular en países recientemente desmontados, y cuyos bosques abundan de animales carní- voros de toda especie. Además, la necesidad de los animales domésticos se hace sentir ménos en el habitante de los trópicos que en el de la zona templada, porque la fertilidad del suelo le dispensa de labrar una grande extension de terreno, y porque los lagos y los rios están cubiertos de innumerables pájaros que se cogen con mucha facilidad y proporcionan abundante comida. Un viajero europeo se admira al ver que los salvajes de la América meridional se dan muchísimo trabajo para amansar monos manaviris (Ursus caudivolvu- la) 6 ardillas, al paso que no procuran domesticar un gran número de animales útiles que se hallan en los bosques inmediatos. Sin embargo, ya ántes de la llegada de los españoles, los pueblos más civilizados del nuevo continente criaban en los corrales varias gallináceas, como hocos (Crax nigra, C. globicera y C. pauzxi), pavos (meleagris gallopavo), faisanes, patos, gallinetas, yacus ó guans (Penelope, pava de monte) y aras (Psittaci macrouri), que se estiman como una comida muy sabrosa cuando son jóvenes. En aquella época, el ga- llo, originario de las grandes Indias y comun en las islas Sandwich, era del todo desco- nocido en América. Este hecho importante, bajo el aspecto de la emigracion de los pue- blos de raza malaya, se ha contestado en España desde últimos del siglo XVI. Algunos sabios etimologistas probaban que los peruanos debian haber tenido gallinas ántes del descubrimiento del Nuevo Mundo, porque la lengua del Inca designa el gallo por la pa- labra gualpa. Tgnoraban que gualpa 6 huallpa es una contraccion de Atalhuallpa, y que los naturales de Cuzco habian puesto por mofa á los gallos que llevaron los españoles el nombre de un príncipe detestado 4 causa de las crueldades que ejercia contra la familia 1 Pedro de Cieca y Garcilaso de la Vega, han conservado en sus obras los nombres de los colonos que fueron los primeros en América que se dedicaron á criar animales domésticos de Europa. Refieren que á mediados del siglo XVI dos cerdos costaban en el Perú 1,600 pesos; un camello 7,000, un borrico 1,540, una vaca 1,004, un carnero 40. Cieca: Crónica del Perú (Amberes, 1554), pág. 65. Garcilaso, t. 1, p. 328. Estos precios enormes prueban, además de lo raro de los objetos de venta, la abundancia de los metales preciosos. El general Belalcazar, que habia comprado ana marrana en 800 pesos, no pudo resistir á la tentacion de comerla en un banquete. Tal era el lujo que se estilaba. en el ejército de los conquistadores. — 167 — de Huestar, imaginándose, lo que parece muy extraño á los oídos de un europeo, en- contrar una semejanza entre el canto del gallo y el nombre de Atahuallpa. Esta anéc- dota, consignada en la obra de Garcilaso (t. L, p. 331), me la contaron en 1802, en Ca- jamarca, en donde ví, en la familia de los Astorpilco, los descendientes del último Inca del Perú. Estos pobres indios habitan las ruinas del palacio de Atahuallpa. Garcilaso refiere que los indios imitaban el canto del gallo pronunciando con cadencia palabras de cuatro sílabas. Los partidarios de Huescar habian compuesto coplas jocosas para bur- larse de Atahuallpa, y de tres de sus generales llamados Quilliscacha, Ohalchuchima y Ruminavi. Si se consultan las lenguas como monumentos históricos, es menester distin- guir cuidadosamente lo que es antiguo y lo que ha sido naturalizado por el uso. La pa- labra peruana micitu, que designa el gato, es tan moderna como la de huallpa. Los pe- tuanos formaron micitu, del radical miz, porque notando que los españoles lapronunciaban llamando el gato, creyeron que miz era el nombre del animal. Es un fenómeno fisiológico muy curioso, que en el llano de Cuzco, que es más eleva- “do y frio que el de México, las gallinas no han empezado 4 connaturalizarse y propagarse sino al cabo de treinta años. Hasta aquella época, todos los pollos perecian al salir de la cáscara. En el dia las varias castas de gallinas, particularmente las de Mozambique, que tienen la carne negra, se han hecho comunes en ambos hemisferios, en todos los parajes en donde han penetrado los pueblos del antiguo continente. Muchas tribus de indios salvajes que viven en las inmediaciones de los establecimientos europeos, han sa- bido procurárselas. Ouando estuvimos en Tomependa, en las márgenes del rio de las Amazonas, vimos algunas familias de indios Jibaros, que se han establecido en Tutum- bero, en un paraje casi inaccesible entre las cataratas de Yariquisa y Patorumi: en aque- llas chozas de salvajes ya habia gallinas cuando hace algunos años se aportó á ellas por la primera vez. A la Nueva España debe la Europa el más grande y útil de los gallináceos domésti- eos, cual es el pavo (totolin ó huejolotl), que en otro tiempo se encontró silvestre en la loma de las Cordilleras, desde el istmo de Panamá hasta la Nueva Inglaterra. Cortés refiere que millares de aquellas aves que llama gallinas, se criaban en los corrales de los palacios de Moctezuma. De México los españoles las llevaron al Perú, 4 Tierra Firme (Castilla del Oro) y 4 las Antillas, en donde los descubrió Oviedo en 1515. Hernandez ya observó muy bien que los pavos salvajes de México eran mucho mayores que los do- mésticos: en el dia solo se encuentran los primeros en las provincias septentrionales, y se retiran hácia el Norte, 4 medida que aumenta la poblacion, y que por una consecuen- cia necesaria, los bosques se hacen más raros. Un viajero instruido, á quien debemos una descripcion muy interesante de los países situados al O de los montes Allegha- nys, * M. Michaux, nos dice que el pavo silvestre del Kentucky pesa 4 veces hasta cua- renta libras, peso enorme para una aye, cuyo vuelo es tan rápido, principalmente vién- dose acosado. Cuaudo los ingleses abordaron en Virginia en 1584, ya habia cincuenta años que los pavos se conocian en España, Italia € Inglaterra. ? Luego no es de los Es- tados Unidos que esta ave ha pasado la primera vez á Europa, como lo han sentado falsamente varios naturalistas. Las pintadas (Numida meleagris) que los antiguos designan tambien con el nombre de aves guttate, son muy raras en México, al paso que en la isla de Ouba se han vuelto sil- vestres. En cuanto al pato moscado (Anas moschata), que los alemanes llaman pato tur- 1 Voyage de Michauzx, p. 190. 2 Belmann, 1. c., t. TIL, págs. 238-270. — 168 — co, tan comun en nuestros corrales, tambien nos ha venido del nuevo continente: lo vi- aos silvestre en las márgenes del rio de la Magdalena, en donde el macho adquiere un tamaño extraordinariamente grande. Los antiguos mexicanos tenian patos domésticos, y todos los años les arrancaban la pluma, que era un ramo de comercio importante. Pa- rece que estos patos se han mezclado con la especie llevada de Europa. El ganso es la única de las aves caseras que casi nose halla en parte alguna de las colonias españolas del nuevo continente. El cultivo de la morera y la cria de los gusanos de seda, se introdujeron por el cuida- do de Cortés, pocos años despues del sitio de Tenochtitlan. En la loma de las Cordille- ras hay dos especies de moreras propias de las regiones equinocciales, el Morus celtidi- folia et Morus corylifolia, que hallamos silvestres en el reino de Quito, cerca de los pueblos de Pifo y Puembo. La hoja de esta morera es ménos dura que la colorada (M. rubra) de los Estados Unidos, y los gusanos de seda la comen como la de la mo- rera blanca de la China. Este último árbol, que segun Olivier de Serres, no se ha plan- tado en Francia hasta el reinado de Cárlos VIII el año 1494, poco más 6 ménos, ya era muy comun en México á mitad del siglo XVI. Entónces se cogia seda en cantidad bas- tante considerable en la intendencia de la Puebla, en las inmediaciones de Pánuco, * y en la provincia de Oaxaca, en donde algunos pueblos de la Misteca todavía llevan los nombres de Tepeji de la seda y San Francisco de la seda. La política del consejo de In- dias, constantemente opuesta á las manufacturas de México, y el comercio más activo con la China, unido al interes que tiene la compañía de Filipinas en vender á los mexi- canos las sederías del Asia, parecen ser las principales causas que han aniquilado len- tamente este ramo de industria colonial. Hay pocos años que un particular de Queré- taro propuso al Gobierno el hacer grandes plantíos de moreras en uno de los más her- mosos valles de México, la Cañada de los Baños de San Pedro, que lo habitan más de tres mil indios. La cria de los gusanos de seda no necesita tanto cuidado como la de la cochinilla, y el genio de los naturales es muy á propósito para todas las ocupaciones que exigen una gran paciencia y un esmero minucioso. La Cañada, que está á dos leguas de Querétaro hácia el NE., goza constantemente de un clima suave y templado. En el dia no se cultivan allí más que (Laurus persea), y los vireyes, que no se atreven á chocar con lo que en las colonias llaman derechos de la metrópoli, no han querido permitir que á este cultivo se le sustituyese el de las moreras. En la Nueva España hay varias especies de orugas indígenas que hilan seda seme- jante á la del Bombix mori de la China, pero que los etimologistas todavía no han exa- minado suficientemente. De estos insectos viene la seda de la Misteca, que ya era un objeto de comercio en tiempo de Moctezuma. Aun hoy dia, en la intendencia de Oaxaca se fabrican pañuelos de aquella seda mexicana y compramos de ellos en el camino de Acapulco á Chilpancingo. El tejido es áspero al tacto, bien así como ciertas sederías de la India, que asimismo son producidas por insectos muy distintos del gusano de seda de la morera. , En la provincia de Mechoacan y en los montes de Santa Rosa, al Norte de Guana- juato, se ven suspendidos á varias especies de árboles, principalmente en las ramas del Arbutus madroño, unos saquitos de forma oval, que se parecen á los nidos de los tru- piales y caciques. Estos saquitos, llamados Capullos de madroño, son producto del tra- bajo de un gran número de orugas del género Bombyx de Fabricius, insectos que viven 1 La Florida del Inca. (Madrid, 1723, t. I, pág. 258.) a Y A — 169 — en sociedad y trabajan juntos. Oada capullo tiene 18 6 20 centímetros de largo y diez de ancho, son de una blancura resplandeciente y formados por capas que se pueden se- parar las unas de las otras: las interiores son más delgadas y muy trasparentes. La ma- teria de que están formados estos grandes bolsillos se parece al papel de la China: su tejido es tan denso, que casi no se reconocen los hilos que están pegados trasversalmente los unos sobre los otros. He encontrado muchísimos de estos capullos bajando del Cofre de Perote hácia las Vigas, á una altura absoluta de 3,200 metros. Se puede escribir en las capas interiores de estos capullos, sin que de antemano se las haga ninguna prepara- cion. Es un verdadero papel natural de que sabian sacar partido los antignos mexicanos, pegando varias capas juntas para formar un carton blanco y lustroso. Hicimos venir con el correo, de Santa Rosa á México, orugas vivas del Bombix madroño: son de un color de aceituna oscuro y cubiertas de vello, largas, de 25 4 28 milímetros. No hemos visto su metamórfosis, pero hemos reconocido que á pesar de la belleza y lustre extraordi- nario de esta seda de madroño, será casi imposible sacar partido de ella por la dificultad que hay en devanarla. Como muchas orugas trabajan á un tiempo, sus hilos se cruzan y entrelazan mutuamente. He creído deber entrar en estos pormenores, porque algunos sugetos más celosos que instruidos, hace poco que han fijado la atencion del Gobierno frances sobre la seda indígena del reino de México. La cera es un objeto de la mayor importancia para un país en donde reina mucha mag- nificencia en el culto exterior. En las fiestas de las iglesias, tanto en la capital como en las capillas del último villorrio de los indios, se consume una enorme cantidad. Las colmenas son de un gran producto en la Península de Yucatan, principalmente en las inmediaciones del puerto de Campeche, que en 1803 expidió 582 arrobas de cera para Veracruz, y se cuentan hasta 600 6 700 colmenas reunidas en un colmenar. La cera de Yucatan provie- ne de una especie de abejas propias del nuevo continente que dicen son sin aguijon, sin duda porque su arma es muy débil y poco sensible. Esta circunstancia ha dado lugar á que en las colonias españolas se le dé el nombre de angelitos á las abejas que MM. Illiger, Jurini y Latreille han descrito bajo el nombre de melipone y trigone, Ignoro si la abeja de Campeche es distinta del Melipona fasciata que M. Bonpland ha encontrado en la pen- diente oriental de las cordilleras.* Lo cierto es que la cera de los enjambres americanos es más difícil de blanquear que la de las abejas domésticas de Europa. La Nueva España saca anualmente de la Habana cerca de 25,000 arrobas de cera, de importacion cuyo va- lor asciende 4 más de 400,000 pesos. Sin embargo, solo una pequeña porcion de esta cera de Ja isla de Cuba proviene de los trigones silvestres que están en los troncos del Cedrela odorata; la mayor parte se debe á la abeja originaria de Buropa (Apis mellifica), cuya eria se ha extendido muchísimo desde el año de 1772. La isla de Ouba ha exportado en 1803, comprendido el contrabando, 42,670 arrobas de cera, cuyo precio era entónces de 20 á 21 pesos; pero el precio medio en tiempo de paz no es más que de 15 pesos la arroba. En América la proximidad de las haciendas de caña perjudica mucho á las abejas; estos insectos, muy ansiosos de miel, se anegan en el zumo de la caña que los pone en un estado de inmobilidad y embriaguez, cuando lo chupan con exceso. La cria de la cochinilla (grana nochiztli) en Nueva España, remonta á la más alta an- tigiiedad, probablemente ántes de la incursion de los pueblos toltecas. En tiempo de la dinastía de los reyes aztecas, la cochinilla era más comun que hoy dia y habia nopale- 1 Véase los insectos que recogimos en el enrso de nuestra expedicion, descritos por M. Latreille, en nuestro Re- cueil Y' Observations de Zoologie et Y Anatomie comparée, t. 1, p. 251. APÉNDICE, —22, —170— rías no solo en el Mistecapan (la Misteca) y en la provincia de Huaxyacac (Oaxaca), sino tambien en la intendencia de la Puebla, en los alrededores de Cholula y de Hue- jotzingo. Las vejaciones á que han estado expuestos los naturales al principio de la con- quista, el vil precio á que los encomenderos forzaban á los cosecheros á venderles la co- chinilla, han dado motivo á que este ramo de industria indiana ha sido descuidado en todas partes, excepto en la intendencia de Oaxaca. Hace apénas cuarenta años que en la Península de Yucatan aun habia nopalerías considerables. Una sola noche ví cor- tar todos los nopales que alimentan la cochinilla. Los indios pretenden que el Gobierno tomó esta medida violenta para hacer aumentar el precio de un género, cuya propiedad exclusiva se queria asegurar á los habitantes de la Misteca. Los blancos, por el contra- rio, aseguran que los indígenas, irritados y descontentos del precio que los comerciantes fijan 4 la cochinilla, se han unido para destruir el insecto y los nopales á un mismo tiem- po. La cantidad de cochinilla con que la intendencia de Oaxaca surte á la Europa, pue- de estimarse, año comun, comprendiendo las tres suertes de grana, granilla y polvos de grana, á 4,000 zurrones Ó 32,000 arrobas; que contando la arroba á 75 pesos, valen 2,400,000 pesos. Se ha exportado cochinilla por Veracruz: AN AN 3.368,557 pesos. AED OONGLO e Asilo del ON ¿2,238,613 , Pero como muchas veces sucede que una parte de la cosecha de un año se junta ála del siguiente, no se debe juzgar de los progresos del cultivo por sola la exportacion. En general parece que las nopalerías de la Misteca aumentan con mucha lentitud. En la in- tendencia de Guadalajara apénas se cogen anualmente 800 arrobas de cochinilla. Rainal, (tom. II, pág. 78), valúa en 4,000 quintales toda la exportacion de la Nueva España, estimacion que es pequeña de la mitad. Tambien las Grandes Indias han empezado á dar cochinilla al comercio, pero en corta cantidad. El capitan Nelson se llevó el insecto de Rio Janeiro en 1795, y se establecieron nopalerías en las inmediaciones de Calcuta, Ohittagong y Madras; pero encontraron muchas dificultades para procurarse la especie de cactus que es á propósito para el alimento del insecto. Ignoramos si esta cochinilla brasileña, que se ha trasportado á la Asia, es la especie harinosa de Oaxaca, 6la cochi- nilla vellosa (grana silvestre). No repetiré aquí lo que Thiery de Menonville y otros naturalistas han publicado so- bre el cultivo del nopal y la cria del precioso insecto que éste alimenta. M. Thiery ha empleado tanta sagacidad en sus investigaciones, como valor en la ejecucion de sus pro- yectos. Sus observaciones sobre la cochinilla introducida en Santo Domingo, son segu- ramente muy exactas; pero durante su mansion en la intendencia de Oaxaca, como ig- noraba la lengua del país, y temiendo de otra parte excitar la desconfianza manifestando una curiosidad demasiado activa, no pudo recoger más que nociones muy imperfectas sobre las nopalerías mexicanas. Yo he tenido la proporcion de observar la cochinilla sil- vestre en el reino de la Nueva Granada, en Quito, el Perú y en México; no he sido bas- tante feliz para ver la cochinilla fina; pero he consultado varias personas que han vivido mucho tiempo en las montañas de la Misteca, y he tenido á mi disposicion copias de varias memorias manuscritas, que el conde de Tepa hizo extender durante su perma- nencia en México, por los alcaldes y eclesiásticos del obispado de Oaxaca, y me lisonjeo poder dar algunas nociones útiles sobre un insecto que en el dia es un objeto de la ma- yor importancia para las manufacturas de Europa. SN —1711 — La cochinilla harinosa fina, 6 misteca (grana fina), ¿escespecíficamente distinta de la cochinilla vellosa ó silvestre (grana silvestre), 6 esta última es la raíz primitiva de la pri- mera, que por consiguiente no seria más que el producto de una degeneracion, debido al modo de criarla y á los esmeros del hombre? Este problema es tan difícil de resolver como el de si la oveja doméstica trae su orígen del muflon (carnero silvestre), el perro del lobo, y el buey de Aurochs. Todo lo que dice relacion con el orígen de las especies, con las hipótesis de una variedad que se ha hecho constante, Ó de un tipo que se per- petúa, pertenece á problemas de zoonomía, sobre los cuales no es prudente dar un fallo definitivo. La cochinilla fina difiere de la silvestre, no solo por el tamaño, sino tambien porque es harinosa y está cubierta de un polvo blanco: al paso que la silvestre está envuelta de un vello espeso que no deja distinguir sus anillos: de otra parte las metamórfosis de ambos insectos son las mismas. En los parajes de la América meridional en donde se dedican hace siglos á criar la cochinila silvestre, no han podido conseguir el hacerla per- der su vello. Es verdad que en Santo Domingo han creído notar en las nopalerías que estableció M. Thiery, que el insecto cuidado por la industria del hombre aumentaba de tamaño y experimentaba una mudanza sensible en el espesor de su envoltura vellosa; pero un erudito entomologista, M. Latreille, que se inclina á considerar la cochinilla sil- vestre como una especie distinta de la fina, cree que esta diminucion de vello, solo es aparente, y que debe atribuirse al acrecentamiento del cuerpo del insecto. Los anillos del lomo de la hembra siendo más dilatados, los pelos que cubren aquella parte han de aparecer ménos unidos, y porlo mismo más claros. Algunos sugetos que han permanecido mucho tiempo en las inmediaciones de la ciudad de Oaxaca, me han asegurado que en- tre los insectos recien nacidos, algunas veces se observan algunos cubiertos de pelos bas- tante largos. Este hecho casi podria considerarse como una prueba de que la naturaleza cuando se ha desviado del tipo primitivo, vuelve de cuando en cuando á su primer sér: así es que la simiente de la Fragaria monophylla de M. Duchene, constantemente pro- duce algunas fragarias comunes con hojas divididas. Pero no debemos olvidar que la cochinilla fina, cuando sale del cuerpo de su madre tiene el lomo arrugado y cubierto con doce pelos que á veces son muy largos, pero que desaparecen en el insecto adulto. Las personas que no han comparado atentamente la siembra de la cochinilla fina con la de la silvestre, se admiran de la existencia de aquellos pelos. La cochinilla fina aparece cubierta de polvo á los diez dias de nacida, luego que suelta su cubierta peluda; la co- chinilla silvestre, por el contrario, se cubre de pelo á medida que va creciendo; su vello se espesa, y el insecto se asemeja á un copo de algodon en la época que precede á la union de los dos sexos. Algunas veces se observa en las nopalerías de Oaxaca, que el macho alado de la co- chinilla fina se junta con la hembra de la silvestre. Este hecho lo citan como una prueba evidente de la identidad de la especie, pero vemos comunmente en Europa juntarse va- cas de San Anton que difieren esencialmente por su forma, tamaño y color. Cuando in- sectos de dos especies están inmediatos unos á otros, no debemos extrañar que se unan. ¿La cochinilla fina y la planta que la alimenta, se encuentran ambas silvestres en Mé- xico? M. Thiery ha creído poder responder negativamente á esta pregunta. Parece que este naturalista admite que el insecto y el nopal de los plantíos de Oaxaca se han modi- ficado insensiblemente en su forma, por efecto de un largo cultivo. Sin embargo, esta suposicion me parece tan voluntaria como si se considerase el trigo, el maíz y el plátano como plantas degeneradas; Ó para citar un ejemplo sacado del reino animal, el llama, —112— que no se conoce salvaje, como una variedad de la vicuña de los altos Andes. El cocus cacti cuenta una infinidad de enemigos entre los insectos y las aves. En todos los para- jes donde la cochinilla vellosa se propaga por sí misma, se encuentra en poca abundan- cia: luego es fácil de concebir que la cochinilla harinosa todavía ha debido ser más rara en su país natal, porque es más delicada, y como no está cubierta de vello, es más sen- sible al frio y á la humedad del aire. Suscitándose la cuestion de si la cochinilla fina puede propagarse sin el cuidado del hombre, el subdelegado de la provincia de Oaxaca, Ruiz de Montoya, * cita en su Memoria un hecho muy notable, “que á siete leguas de “distancia del pueblo de Nejapa hay un paraje favorecido por cireunstancias particula- “res, en donde la más hermosa grana fina se coge en nopales silvestres muy altos y «* cubiertos de espinas, sin que jamás nadie se haya tomado el trabajo de limpiar las plan- “tas Ó renovar la simiente de la cochinilla.” Además, no deberiamos extrañar que, aun en un país en donde este insecto fuese indígena, cesase casi enteramente de hallarse en el estado salvaje luego que los habitantes empezasen á estimarlo y criarlo en las nopa- lerías. Es probable que los toltecas, ántes de emprender una cria tan penosa, habrian recogido la cochinilla fina en los nopales que crecian espontáneamente en el flanco de las montañas de Oaxaca. Recogiendo las hembras ántes que hubiesen puesto sus hue- vos, pronto se hubiera destruido la especie, y para precaver esta destruccion progresiva é impedir la mezcla de las cochinillas vellosas con las harinosas en el mismo cactus (pues- to que las primeras quitan todo el alimento á las segundas) los naturales han establecido las nopalerías. Las plantas en que se propagan las dos especies de cochinilla son esencialmente di- ferentes: este hecho muy cierto, es uno de los que indican una diferencia primitiva y es- pecífica entre la grana fina y la grana silvestre. ¿Es acaso probable que la cochinilla ha- rinosa, si no fuese más que una simple variedad de la vellosa, pereciese en los mismos cactus que alimentan á esta última, y que los botánicos designan con los nombres de Cactus opuntia, C. tuna y C. ficus indica? M. Thiery, y en la obra? que varias veces he- mos citado, asegura que en Santo Domingo, en el llano del cul de sac, la cochinilla vellosa ó silvestre no se cria en el Cactus tuna, sino en el €. pereskia, que coloca entre las higue- ras de Indias apaletadas. Me temo que este botánico haya confundido una variedad de opuntia con el verdadero pereslia, que forma un árbol con hojas anchas y gruesas en el cual nunca he hallado cochinilla. Tambien considero como muy dudoso que la planta que Linneo llama cactus coccinellifer y que cultivamos en Europa, sea el nopal en que los indios de Oaxaca crian la cochinilla harinosa. M. Decandolle, * que ha ilustrado mucho esta materia, parece que es de mi opinion; pues cita como sinónimo del nopal de cochi- nilla al nopal silvestre de Thiery de Menonville, que es enteramente distinto del de los plantíos. En efecto, Linneo dió el nombre de Cactus coccinellifer al nopal con el cual varios jardines botánicos de Europa han recibido la cochinilla vellosa, especie con flor purpúrea (Ficus indica vermiculos proferens, de Plukenet), que es silvestre en Jamaica, en la isla de Ouba y casi en todas las colonias españolas del continente. Yo he hecho ver este Cactus á sugetos muy ilustrados, que habian examinado cuidadosamente las nopalerías de Oaxaca, y me han asegurado constantemente que el nopal de los plantíos difiere esencialmente de aquel, y que este último, como lo indica tambien M. Thiery, no 1 Gaceta de literatura de México, 1794. 2 Páginas 275-282. 3 Plantes grasses de MM. Redouté et Décandolle, entrega 24. Ia se halla silvestre. Aun más, el abate Clavigero * que ha vivido en la Misteca por espacio de cinco años, dice terminantemente que la fruta del nopal, en que se propaga la cochi- nilla fina, es pequeña, desabrida y blanca, al paso que la del Cactus coccinellifer, Lin., es colorada. El célebre Ulloa afirma en sus obras, que el verdadero nopal no tiene es- pinas, pero parece que confundió esta planta con otra que hemos encontrado 4 menudo en los jardines (conucos) de los indios de México y del Perú, y que los criollos por su tamaño gigantesco, la excelencia de su fruta y la hermosura de sus hojas, que son de un verde azulado y sin espinas, designan con el nombre de tuna de Castilla. Este último nopal, el más vistoso de todos los opuntia, es efectivamente 4 propósito para alimentar la cochinilla harinosa, principalmente recien nacida; sin embargo, se encuentra rara vez en las nopalerías de Oaxaca. Si, segun la opinion de algunos botánicos distinguidos, el tuna ó nopal de Castilla no es otra cosa más que una variedad del Cactus opuntia comun debida al cultivo, debe sorprendernos que los nopales cultivados desde siglos en nuestros jardines botánicos, y los de las nopalerías de la Nueva España, no hayan tambien per- dido las espinas con que las hojas se hallan guarnecidas. Los indios de la intendencia de Oaxaca, no siguen todos, en la cria de la cochinilla, el mismo método que vió practicar M. Thiery de Menonville cuando pasó rápidamente por San Juan del Re, San Antonio y Quicatlan. Los del distrito de Sola y Zimatlan, * ha- cen sus nopalerías en la falda de las montañas ó en torrentes distantes dos ó tres leguas de los pueblos. Despues de haber cortado y quemado los árboles que ocupaban el ter- reno, plantan los nopales: si siguen limpiando el suelo dos veces al año, á los tres los nopales están en estado de alimentar la cochinilla. Para este efecto, en el mes de Abril ó6 Mayo, el propietario de una nopalería compra ramas ú hojas de tunas de Castilla car- gadas de pequeñas cochinillas (semilla) recien nacidas; estas hojas desprovistas de raíz y separadas de los troncos, conservan su jugo muchos meses, y se venden en el mercado de Oaxaca á cinco reales de plata el ciento, poco más ó ménos. Los indios conservan la simiente de la cochinilla por espacio de veinte dias en cuevas ó en el interior de sus cho- zas; despues de este tiempo, exponen los tiernos insectos al aire libre y cuelgan las ho- jas en que están fijados dentro de un tinglado cubierto de paja. El acrecentamiento de la cochinilla es tan rápido, que en el mes de Agosto Ó Setiembre las madres están ya fecundadas ántes que los hijuelos hayan salido. Ponen estas cochinillas madres en nidos hechos con una especie de tillandsia llamada paxtle: dentro de estos nidos las llevan 4 dos ó tres leguas del pueblo, las distribuyen en las nopalerías, y las plantas tiernas to- man la simiente. La postura de las cochinillas madres dura trece ó quince dias, y si el paraje en que está situado el plantío no es muy elevado, en ménos de cuatro meses se puede contar con la primera cosecha. Se ha experimentado que en un clima más bien frio que templado, el color de la.cochinilla tiene la misma belleza, pero la cosecha es más tardía. En el llano, las cochinillas madres se hacen más gruesas, pero tambien hallan allí más enemigos en los innumerables insectos que las devoran (Jicaritas, perritos, ara- dores, agujas, armadillos, culebritas), lagartos, ratas y pájaros. Es necesario tener muchísimo cuidado para limpiar las hojas de los nopales: 4 este efecto las mujeres indias se sirven de una cola de ardilla ó ciervo; se pasan horas ente- ras puestas en cuclillas al pié de una planta, y á pesar del excesivo precio de la cochinilla, dudo que este cultivo fuese ventajoso en países en donde se sepa sacar partido del tiem- 1 Tomo 1, pág. 115. 2 Informe de D. Francisco Ibañez de Corvera (manuscrito). —I74— po y del trabajo. En Sola, en donde en el mes de Enero hay lluvias muy frias y 4 veces - granizos, los naturales conservan las cochinillas tiernas, cubriendo los nopales con este- ras de junco; por esto la simiente de grana fina, que comunmente no cuesta más que un peso la libra, sube á veces hasta de tres pesos y medio á cuatro. En varios distritos de la provincia de Oaxaca se hacen tres cosechas de cochinilla al año, la primera de las cuales (la que da más simiente) no es lucrativa, porque la madre conserva poquísimo jugo colorante si muere naturalmente despues que ha puesto sus huevos. Esta primera cosecha da la grana de paxtle 6 cochinilla de los nidos, así llamada, porque despues de la postura se encuentran las madres en los mismos nidos que se ha- bian suspendido en los nopales. Cerca de Oaxaca se siembra la cochinilla en el mes de Agosto; en el distrito de Chontale no se hace esta operacion hasta Octubre, y en los lla- nos más frios en Noviembre y Diciembre. La cochinilla vellosa ó silvestre, que se introduce en las nopalerías, cuyo macho, se- gun la observacion del Sr. Alzate, no es mucho más pequeño que el de la cochinilla ha- rinosa ó fina, hace mucho daño en los nopales. Por eso los indios la matan siempre que la encuentran, á pesar de que el color que da es muy sólido y hermoso. Parece que no solo la fruta sino tambien las hojas verdes de varias especies de Cactus podrian servir para teñir el algodon morado y colorado, y que el color de la cochinilla no proviene enteramen- te de una operacion de animalizacion de los jugos vegetales en el cuerpo del insecto. En Nejapa, se.cuenta que en años buenos una libra de simiente de cochinilla harinosa puesta en los nopales en el mes de Octubre, da en Enero una cosecha de doce libras de cochinilla madre, dejando en la planta la simiente necesaria, es decir, no empezando la cosecha hasta que las madres han hecho la mitad de sus hijuelos. Esta nueva simiente produce hasta Mayo otras treinta y seis libras. En Zimatlan y en otros pueblos de la Misteca y del Jicayan, apénas se coge tres ó cuatro veces la cantidad de coclúinilla sem- brada. Si el viento del Sur, que es perniciosísimo al acrecentamiento del insecto, no ha sido duradero, y la cochinila no tiene mezcla de tlazole, es decir, despojos de los machos alados, secada al sol, no pierde más de dos tercios de su peso. Ambas especies de cochinilla (la fina y la silvestre), parece que contienen más princi- pio colorante en los climas templados, principalmente en las regiones que la temperatura media del aire es de 18 6 20 grados centígrados. La cochinilla fina puede resistir frios muy considerables: en la provincia de Oaxaca se cria aun en llanos en donde el termó- metro centígrado está casi constantemente á 10 6 12 grados. La cochinilla silvestre la hemos encontrado en abundancia en climas los más opuestos, en las montañas de Rio- bamba, 4 2,900 metros de altura absoluta, y en los llanos de la provincia de Jaen de Bracamoros bajo un cielo abrasador, entre los pueblos de Tomependa y Chamaya. Alrededor de la ciudad de Oaxaca, principalmente cerca de Ocotlan, hay haciendas que tienen de 50 á 60,000 nopales plantados en filas como pitas Ó magueyes de pulque. Sin embargo, la mayor parte de la cochinilla que entra en el comercio, la dan las nopa- lerías pequeñas pertenecientes á indios muy pobres. Generalmente no dejan crecer el nopal más de unos doce decímetros, á fin de poder limpiarlo más fácilmente de los in- sectos que devoran la cochinilla. Se prefieren las variedades de Cactus que tienen más espinas y vello, porque estas armas protegen la cochinilla de los insectos volátiles, y se tiene mucho cuidado de cortar la flor y la fruta, para impedir que estos últimos deposi- ten en ellas sus huevos. Los indios que crian la cochinilla, que se designan con el nombre de nopaleros, prin- cipalmente los que viven en las inmediaciones de Oaxaca, siguen un uso muy antiguo y. —175— extraordinario, cual es el de hacer viajar la cochinilla. En aquella parte de la zona tór- rida llueve en los llanos y en los valles desde el mes de Mayo hasta el de Octubre; al paso que en la cordillera inmediata, llamada sierra de Istepeje, las lluvias solo son fre- cuentes desde Diciembre hasta Abril. En vez de conservar el insecto en lo interior de las chozas durante la estacion de las lluvias, los indios meten las cochinillas madres, á tongadas, dentro de canastos hechos con bejucos muy flexibles, cubiertos con hojas de palmera, y los llevan á cuestas con toda la velocidad posible á la sierra de Istepeje, en- cima del pueblo de Santa Catalina, 4 nueve leguas de Oaxaca. Las cochinillas madres procrean en el camino, y al abrir los canastos los encuentran llenos de insectillos que dis- tribuyen en los nopales de la sierra; allí permanecen hasta el mes de Octubre, que aca- ban las lluvias en las regiones más bajas; entónces los indios vuelven á la sierra 4 buscar la cochinilla para reponerla en las nopalerías de Oaxaca. De esta manera el mexicano hace viajar los insectos para sustraerlos de los perniciosos efectos de la humedad, bien así como el español hace viajar los merinos para precaverlos del frio. En la época de las cosechas los indios matan las cochinillas madres recogidas en un plato de madera llamado chilcalpetl, echándolas en el agua hirviendo ó amontonándolas á tongadas al sol, ó bien poniéndolas en esteras que meten en los mismos hornos de figura circular (temazcalli), que sirven para baños de vapor y de aire caliente de que he- mos hablado ántes. * Este último método, que es el ménos usado, conserva al insecto aquel polvo blanquecino que lo cubre, y le da mayor valor en Veracruz y Cádiz. Los compradores prefieren la cochinilla blanca, porque admite ménos la mezcla fraudulenta de partículas de goma, madera, maíz y tierra colorada. En México hay leyes muy antiguas (de los años 1592 y 1594) dadas con el objeto de impedir la falsificacion de la cochinilla. Desde el año 1760 se han visto en la necesidad de establecer en la ciudad de Oaxaca un tribunal de veedores que examinan los zurrones ántes que se envíen fuera de la pro- vincia. Se ha mandado que la cochinilla al ponerse en venta, tenga el grano separado, á fin de que los indios no puedan introducir materias extrañas en las masas conglutina- das llamadas bodoques; pero todos estos medios no han bastado para evitar el fraude. Sin embargo, el que hacen los tiangueros Ó zánganos (falsificadores) en México es de poca consideracion si se compara con el que se hace en los puertos de la península y en el resto de Europa. Para completar el cuadro de las producciones animales de la Nueva España, todavía debemos echar una ojeada rápida á la pesca de perlas y de la ballena. Es probable que estos dos ramos de pesca, algun dia serán objetos importantísimos para un país que abra- za una extension de costas de más de 1,700 leguas marítimas. Mucho tiempo ántes del descubrimiento de la América, ya los naturales apreciaban mucho las perlas. Hernando de Soto encontró una gran cantidad de ellas en la Florida, principalmente en las pro- vincias de Ichiaca y de Confachiqui, en donde las vió que adornaban las tumbas de los príncipes.? Entre los presentes que Moctezuma hizo á Cortés ántes de su entrada en México, y que éste envió al emperador Cárlos V, habia collares guarnecidos de rubíes, es- meraldas y perlas. * Ignoramos si los reyes aztecas recibian una parte de estas últimas por conducto del comercio con los pueblos bárbaros y errantes que frecuentaban el gol- fo de California: es más probable que las hacian pescar en las costas que se extienden 1 El Sr. Alzate, que ha hecho un buen diseño del temazcalli (Gaceta de literatura de México, tom. III, página 252), asegura que el calor ordinario del vapor en que se baña el indio mexicano es de 66" centígrados. 2 La Florida del Inca (Madrid, 1723), págs. 129, 135 y 140. 3 Gomara, Conquista de México (Medina del Campo, 1553), fol. 25. —176— desde Colima, límite septentrional de su imperio, hasta la provincia de Joconochco 6 So- conusco, principalmente cerca de Tototepec, entre Acapulco y el golfo de Tehuantepec y en el Cuitlatecapan. Los Incas del Perú estimaban en mucho las perlas; pero las le- yes de Manco-Capac prohibian 4 los peruanos el oficio de buzos, como poco útil al Esta- do y peligroso para los que lo ejercen. Las aguas que, desde la descubierta del nuevo continente han dado más abundancia de perlas á los españoles, son las siguientes: el brazo de mar entre las islas Oubagua y Coche y la costa de Cumaná, la embocadura del rio de la Hacha, el golfo de Panamá cerca de las islas de las Perlas, y las costas orientales de la California. En 1587, se lle- varon á Sevilla 316 kilógramos de perlas, entre las cuales habia 5 kilógramos * que eran hermosísimas, destinadas para el rey Felipe IT. La pesca de las perlas de Oubagua y de Rio de la Hacha ha sido muy productiva, pero de corta duracion. Desde el principio del siglo XVII, particularmente desde las navegaciones de Tturbi y Piñadero, las perlas de la California empezaron á rivalizar en el comercio con las del golfo de Panamá. En aquella época enviaron buzos muy hábiles á las costas del mar de Cortés: con todo, pronto se vol- vió 4 descuidar la pesca; y si en tiempo de la expedicion de Galvez se procuró fomentarla, esta tentativa ha sido infructuosa. Solo en 18083 un eclesiástico español, residente en México, ha fijado de nuevo la atencion del Gobierno sobre las perlas de la costa de Oer- ralvo en California. Como los buzos pierden mucho tiempo en subir á la superficie del agua para respirar el aire, y se fatigan inútilmente bajando varias veces al fondo del mar, este eclesiástico propuso valerse para la pesca de las perlas de una campana de buzo que debe servir como un depósito de aire atmosférico, en donde el buzo podrá refugiarse cada vez que tenga necesidad de respirar. Provisto de una carátula y de un tubo flexible, po- drá pasearse en el fondo del océano aspirando el oxígeno que le dará la campana por medio del tubo. Durante mi permanencia en la Nueva España, he visto en un pequeño estanque, cerca del castillo de Chapultepec, hacer una série de experiencias dirigidas á poner en práctica este proyecto: seguramente fué la primera vez que se ha construido una campana de buzo á la altura de 2,300 metros, es decir, á una elevacion igual á la del paso del Simplon. Tenoro si las experiencias que se hicieron en el Valle de México se han repetido en el golfo de California, y si la pesca de las perlas ha vuelto 4 empezar allí al cabo de más de treinta años de interrupcion, pues hasta ahora las perlas que las colonias españolas envían 4 Europa, todas vienen del golfo de Panamá. Entre las conchas pelágicas de la Nueva España, tambien debo nombrar aquí el Murex de la costa de Tehuantepec en la provincia de Oaxaca, cuya capa trasuda un licor colo- rante purpúreo, y la famosa concha de Monterey, que se parece á los más bellos haliotis de la Nueva Zelandia. Esta última se halla en las costas de la Nueva California, prin- cipalmente entre los puertos de Monterey y San Francisco, y la emplean, como ya lo he- mos observado, en el comercio de peleterías con los habitantes de Nutka. En cuanto al gasterópodo de Tehuantepec, las mujeres indias recogen el licor purpúreo, siguiendo la ribera y estregando la capa del Murezx con algodon despepitado. Las costas occidentales de México, principalmente la parte del Grande Océano situada. entre el golfo de Bayona, las tres islas Marías y el cabo de San Lúcas, abundan en cacha- lotes, cuya pesca se ha hecho un importantísimo objeto de especulacion mercantil para los ingleses y anglo-americanos, á causa de la gran carestía de la esperma de ballena (adipocire). Los españoles mexicanos ven arribar á sus costas los pescadores de cacha- 1 Acosta, lib. 1V, cap. XV. a y lotes que están precisados á hacer una navegacion de más de 5,000 leguas marítimas, y que designan malamente con el nombre de balleneros (whalers); pero con todo no les tienta el deseo de tomar parte en la caza de aquellos grandes mamíferos cetáceos. M. Schneider, tan buen físico como sabio helenista, MM. Lacépéde y Fleurieu, * han dado noticias exactísimas sobre la pesca de la ballena y del cachalote en ambos hemisferios. Diré aquí las nociones más recientes que me he podido procurar durante mi permanen- cia en las costas del mar del Sur. Sin la pesca del cachalote, sin el comercio de pieles de nutrias marítimas de Nutka, los anglo-americanos y los europeos frecuentarian muy poco el Grande Océano. A pesar de la suma economía que se tiene en las expediciones de pesca, las que se hacen más allá del Cabo de Hornos, son demasiado caras para que la ballena (blackwale) pueda ser su principal objeto. Los gastos de estas navegaciones lejanas, solo pueden compensarse con el excesivo precio que la necesidad ó el lujo dan á los géneros de retorno; pues de todos los líquidos aceitosos que entran en el comercio, pocos hay que sean más caros que la esperma de ballena, ó sea la sustancia particular que contienen las enormes cavidades del hocico del chacalote. Uno solo de los cetáceos gigantescos produce hasta 125 barri- les” ingleses (á 323 gallons cada uno) de sperma ceti. Un tonel que contiene ocho de aquellos barriles ó 1,024 pintas de Paris, se ha vendido en Lóndres, ántes de la paz de Amiens, á 70 ú SO libras esterlinas, durante la guerra de 95 á 100. No fué la tercera expedicion de Cook dirigida á las costas NO. del nuevo continente, la que dió á conocer á los europeos y anglo-americanos la abundancia de cachalotes que hay en el Grande Océano al Norte del Ecuador, sino el viaje de James Collnet 4 las islas Galápagos. Hasta 1788, los pescadores de ballena no frecuentaban más que las costas de Chile y del Perú; entónces no se contaban más que doce ó quince barcos al año que pa- sasen el Cabo de Hornos para hacer la pesca del chacalote; al paso que cuando yo me hallaba en el mar del Sur, habia más de setenta con bandera inglesa. El Physeter macrocephalus no solo habita los mares árticos, entre las costas de Groen- landia y el Estrecho de Davis, ni se le encuentra solamente en el Océano Atlántico, en- tre el banco de Terra-Nova y las islas Azores, en donde los anglo-americanos lo pescan algunas veces; este cetáceo tambien se presenta al Sur del Ecuador, en las costas del Brasil y de Guinea. Parece que en sus viajes periódicos se acerca más al continente de África que al de América; pues en las inmediaciones del Rio Janeiro y de Bahía, no se pescan más que ballenas. Con todo, la pesca del cachalote ha disminuido mucho en las costas de Guinea, desde que los navegantes temen ménos doblar el Cabo de Hornos, y desde que se ha fijado más la atencion en los cetáceos que abundan en el Grande Océa- no. En el canal de Mozambique y al Sur del Cabo de Buena Esperanza se encuentran bandadas bastante considerables de Fiseteras; pero en aquellas aguas el animal es por lo comun muy pequeño, y el mar constantemente se eleva, y agitado no es favorable para la maniobra de los harponeros. El Grande Océano reune cuantas circunstancias pueden hacer fácil y lucrativa la pes- ca del cachalote: siendo más abundante de moluscos, pescados, marsopas, tortugas y an- fibios de toda especie, ofrece más alimento á los cetáceos PFiseteras ó sopladores, que el Océano Atlántico: tambien hay allí mayor número de estos últimos, más gordos y de un 1 Voyage de Marchand, tom. TI, págs. 600-641. 2 Un barril contiene 148 hectólitros (734 azambres de Castilla) 6 1783 pintas de Paris (Recherches sur la richesse des nations, par Adam Smith). APÉNDICE, —23. —178— tamaño más crecido. La calma que una gran parte del año reina en la region equinoccial del mar del Sur, facilita mucho la persecucion de los cachalotes y ballenas. Los prime- ros se alejan poco de las costas de Chile, el Perú y México, porque son acantiladas y bañadas por aguas de mucha profundidad. Por regla general el cachalote huye de los bajíos, al paso que la ballena los busca; y por esta razon este último cetáceo es muy fre- cuente en las costas bajas del Brasil, miéntras que el primero abunda cerca de las de Guinea, que son más elevadas y en todas partes accesibles para los buques más grandes. Tal es, en general, la constitucion geológica de ambos continentes; las costas occidenta- les de América y de África son muy parecidas entre sí; al paso que las orientales y occi- dentales del nuevo continente, ofrecen una contraposicion muy notable, en cuanto á su elevacion sobre el fondo del océano contiguo. La mayor parte de las naves inglesas Ó auglo-americanas que entran en el Grande Océano, van con los dos objetos de la pesca del cachalote y del comercio ilícito con las colonias españolas. Despues de haber tanteado dejar géneros de contrabando á la embo- cadura del rio de la Plata, 6 en el presidio de las islas Malvinas, doblan al Cabo de Hor- nos y empiezan á hacer la pesca del cachalote cerca de las pequeñas islas desiertas de Mocha y de Santa María, al Sur de la Concepcion de Chile. En Mocha hay caballos sal- vajes que han introducido los habitantes de la costa inmediata, y que algunas veces sir- ven de alimento á los navegantes. En la isla de Santa María hay fuentes muy hermosas y abundantes; tambien cerdos que se han vuelto salvajes y una especie de nabos muy gran- des y nutritivos que se creen propios de aquellos climas. Despues de haber permanecido durante un mes en aquellas aguas y haberse dedicado al comercio de contrabando en la isla de Chiloe, los barcos balleneros acostumbran costear Chile y el Perú hasta el Cabo Blanco, que está 4 los 42 18' de latitud austral. En aquellas aguas es muy comun el ca- chalote hasta quince ó veinte leguas de distancia del Continente. Antes de la expedicion del capitan Collnet, la pesca no llegaba mas que hasta el Oabo Blanco ó cerca del Ecuador; pero de quince ó veinte años á esta parte, los balleneros la continúan en el Norte hácia más allá del Cabo Corrientes, en las costas mexicanas de la intendencia de Guadalajara. En los alrededores del Archipiélago de los Galápagos, en donde es muy peligroso ater- rarse 4 causa de la fuerza de las corrientes y en los de las islas de las Tres Marías, los cetáceos son muy frecuentes y de un tamaño gigantesco. En la primavera las inmedia- ciones de aquel Archipiélago son el punto de reunion de todos los cachalotes macrocéfalos de las costas de México, de las del Perú y del golfo de Panamá que van allí 4 juntarse los sexos. Más al Norte de las islas Marías, en el golfo de California, no se encuentran ya cachalotes; solo hay ballenas. Los pescadores balleneros fácilmente distinguen de léjos los cachalotes de las ballenas en el modo con que los primeros hacen saltar el agua por sus oídos. Los primeros pue- den estar debajo del agua mucho más tiempo que las últimas: cuando suben á la super- ficie, su respiracion se interrumpe más á menudo; dejan permanecer ménos tiempo el agua en los buches membranosos que tienen debajo de las narices; los chorros son más frecuentes, más dirigidos hácia adelante y más altos que los de los demás sopladores. La hembra del cachalote es cuatro ó cinco veces más pequeña que el macho; su cabeza no produce más que 25 barriles ingleses de adipocira, al paso que la del macho da de 100 á 125. Un gran número de hembras (cow-whales) viajan por lo comun juntas, con- ducidas por dos ó tres machos (bullwales), que perpetuamente describen círculos alre- dedor de su manada. Las hembras muy jóvenes, que no dan más que 12 á 16 barriles de materia adipocirosa, y que los pescadores ingleses llaman discípulas (school-wales), =M9= nadan tan cerca las unas de las otras, que muchas veces sacan la mitad del cuarpo fuera del agua. Es casi superfluo observar aquí que el adipocira, que no hace parte del cere- bro del animal, no solo se encuentra en todas las especies conocidas de cachalotes (Ca- tadontes Lac.), sino tambien en todos los fisalos y fiseteras. La esperma de ballena sa- cada de las cavidades del hocico del cachalote, cavidades que no debemos confundir con el cráneo, no es más que el tercio del aceite espeso y adipociroso que produce el resto del cuerpo. El esperma ceti de la cabeza es de primera calidad, y lo emplean para hacer velas: el del cuerpo y la cola no sirve, en Inglaterra, mas que para dar lustre 4 los paños. Esta pesca, para que sea útil, se ha de hacer con la mayor economía: para ella se em- plean barcos de 180 hasta 300 toneladas; no tienen más que 16 á 24 hombres de tripu- lacion inclusos el capitan y el patron ó maestre, los cuales están obligados á tirar el harpon como los simples marineros. En Lóndres, los gastos de armamento de un barco de 180 toneladas forrado en cobre y con víveres para una campaña de dos años, se va- lúan en 700 libras esterlinas. Oada bareo pescador del mar del Sur tiene dos botes: el armamento de cada bote exige cuatro marineros, un grumete, un timonero, un cable de 130 brazas de largo, tres lanzas, cinco harpones, una hacha y una linterna para hacerse ver de léjos durante la noche. El armador no da más que la comida á los marineros, y una módica cantidad de dinero á título de adelanto: su paga depende del producto de la pesca; pues como toda la tripulacion trabaja en ella, cada individuo tiene derecho al be- neficio. El capitan recibe uno diez y seis avo, el patron uno veinticinco, el segundo pa- tron uno treinta y cinco, el contramaestre uno sesenta y el marinero uno ochenta y cinco de todo el producto. Se considera buena pesca cuando un barco de 200 toneladas vuel- ve al puerto cargado con 800 barriles de esperma de ballena. De algunos años á esta parte, el cachalote, como se halla perseguido sin cesar, empieza á ser más feroz y difícil de coger. Pero para favorecer la navegacion del mar del Sur, el Gobierno británico hace adelantos á cada barco que sale para esta pesca. Estos adelantos son desde 300 hasta 800 libras esterlinas, segun la capacidad del barco. Los anglo-americanos hacen esta pes- ea aun con más economía que los ingleses. Las antiguas leyes españolas prohiben la entrada en los puertos de América tanto á los barcos balleneros como á todas las demás embarcaciones extranjeras, 4 ménos que no sea en un caso de peligro ó de falta de agua ó víveres. En las islas de los Galápagos, en donde los pescadores algunas veces desembarcan sus enfermos, hay fuentes, pero son muy escasas é inconstantes. La isla de los Cocos (lat. 52 35' bor.) es muy abundante de agua; pero llevando el rumbo de los Galápagos al Norte, esta isleta solitaria es de difí- cil encuentro á causa de la fuerza é irregularidad de las corrientes. Los balleneros tie- nen motivos muy poderosos para preferir hacer agua en la costa: buscan pretextos para entrar en los puertos de Coquimbo, Pisco, Tumbez, Payta, Guayaquil, Realejo, Sonzo- nate y San Blas. Pocos dias y á veces pocas horas, bastan á la tripulacion de las barcos pescadores para trabar amistad con los habitantes, vender los géneros ingleses y tomar cargamentos de cobre, vicuña, azúcar y cacao. Este comercio de contrabando se hace entre sugetos que no hablan la misma lengua, muchas veces por señas y con buena fe, muy rara entre los pueblos civilizados de Europa. Seria superfluo enumerar las ventajas que los habitantes de las colonias españolas tendrian sobre los ingleses y anglo-americanos de los Estados Unidos, si quisiesen par- ticipar de la pesca del cachalote. En diez ó doce dias irian desde Guayaquil y Panamá á las aguas en donde abunda este cetáceo. La navegacion desde San Blas hasta las islas Marías apénas es de treinta y seis horas. Los españoles mexicanos, si se dedicasen á esta. — 180 — pesca, harian 4,000 leguas ménos que los anglo-americanos y tendrian los víveres más baratos; y á cada paso encontrarian puertos que les recibirian como amigos y les facili- tarian víveres frescos. Es verdad que la esperma de ballena todavía es poco buscada en el continente de la América española: el clero se obstina en confundir el adipocira con el sebo y los obispos americanos han declarado que los cirios que arden en los altares no pueden ser sino de cera de abejas. Con todo, en Lima ya han comenzado á sorprender la vigilancia de los obispos mezclando la esperma de ballena con la cera. Algunos co- merciantes que han comprado presas inglesas, se han encontrado con partidas conside- rables, y el adipocira empleado en las fiestas de las iglesias, se ha hecho un nuevo ramo de comercio muy lucrativo. No es la falta de brazos la que podria impedir á los habitantes de México el dedicarse á la pesca del cachalote; doscientos hombres bastarian para armar diez barcos pescado- res y recoger anualmente cerca de mil toneles de esperma de ballena: esta sustancia podria ser en lo venidero un artículo de exportacion casi tan importante como el cacao de Guayaquil y el cobre de Coquimbo. En el estado actual de las colonias españolas, la desidia de los habitantes es un obstáculo para la ejecucion de estos proyectos. En efec- to, ¿cómo se pueden encontrar marineros que quieran dedicarse á un oficio tan duro, á una vida tan miserable cual es la de los pescadores de cachalote? ¿Cómo hallarlos en un país en donde segun la opinion del comun del pueblo, el hombre es feliz solo con tener plátanos, carne salada, una hamaca y una guitarra? La esperanza de la ganancia es un estimulante muy débil, bajo una zona en donde la benéfica naturaleza ofrece al hombre mil medios de procurarse una existencia cómoda y tranquila sin apartarse de su país ni luchar con los monstruos del océano. Desde muchísimo tiempo á esta parte el Gobierno español ve con disgusto la pesca del cachalote que atrae á los ingleses y anglo-americanos * á las costas del Perú y Mé- xico. Antes que estuviese en uso esta pesca, los habitantes de las costas occidentales de la América no habian visto en aquellos mares otra bandera que la española. Muchas ra- zones políticas habrian podido empeñar la metrópoli 4 no perdonar medio alguno para animar las pescas nacionales, tal vez ménos con el objeto de una ganancia directa, cuanto para excluir la concurrencia de los extranjeros é impedir sus relaciones con los naturales. Los privilegios que se concedieron á una compañía que residia en Europa, y que nunca ha existido más que en el nombre, no podian dar el primer impulso á los mexicanos y pe- ruanos. Los armamentos para la pesca deben hacerse en la misma América, en Guaya- quil, Panamá ó San Blas. En aquellas costas constantemente hay un cierto número de marineros ingleses, que han abandonado los barcos balleneros, sea por descontento, sea por buscar fortuna en las colonias españolas. Estos marineros, que tienen una larga experiencia de la pesca del ca- chalote, podrian emplearse en las primeras expediciones, mezclándolos con los zambos americanos, que tienen la osadía de atacar á los cocodrilos cuerpo á cuerpo. 1 Segun las notas oficiales que me ha franqueado M. Gallatin, ministro de hacienda en Washington en los años de 1801 y 1802, hubo anualmente en el mar del Sur de 18 á 20 barcos balleneros (de 2,800 á 3,200 toneladas) de los Estados Unidos. Un tercio de estos barcos salen del puerto de Nantucket. En 1805, la importacion de la esperma de ballena en aquel puerto fué de 1,146 barriles. — 181 — Acabamos de examinar la verdadera riqueza nacional del reino de México, pues los productos de la tierra son la única base de una opulencia duradera. In efecto, consuela el ver que los afanes del hombre, de cincuenta años á esta parte, más se han dirigido hácia este manantial fecundo é inagotable, que hácia el beneficio de las minas, cuyas riquezas no influyen directamente en la prosperidad pública, ni cambia más que el valor nominal del producto anual de la tierra. El impuesto territorial que percibe el clero, con el título de diezmo, mide la cantidad de este producto; señala con exactitud los progresos de la industria agrícola, si se comparan épocas en cuyo intervalo no ha habido variacion sensible en el precio de los productos. Hé aquí el estado del valor de estos diezmos, * to- mando por ejemplo dos séries de años, de 1771 41780, y de 1780 á 1789. Nombres de las diócesis. Épocas. Valor de los diezmos Épocas. Valor de los diezmos en pesos. en pesos. MEXICO Mates IS 1771-1780.... 4.132,630.... 1781-1790.... 7.082,879 Puebla de los Ángeles..... 1770-1779.... 2.965,601.... 1780-1789.... 3.508,884 Valladolid de Michoacan... 1770-1179.... 2.710,200.... 1780-1789.... 3.239,400 Oracion rl 1771-1780.... 715,974.... 1781-1790.... 863,237 Guadalajara. ¿hrs 1771-1780.... 1.889,724.... 1781-1790.... 2,579,108 Durango....... OA RETO O o 943,028.... 1780-1789.... 1.080,313 Resulta de este estado que los diezmos de la Nueva España han ascendido en las seis diócesis A a ais lado á $13.357,157 a Do A E á , 18.353,821 Por consiguiente, el aumento total ha sido en los diez últimos años de cinco millones de pesos, ó de dos quintos del producto total. Listos mismos datos indican tambien cuánto más rápidos son los progresos de la agricultura en las intendencias de México, Guada- lajara, Puebla, Valladolid, que en la provincia de Oaxaca y en la Nueva Vizcaya. Los diezmos casi han doblado en el arzobispado de México, pues los percibidos en los diez años anteriores á 1780 han sido en proporcion de los diez siguientes, como 10 : 17. En la intendencia de Durango ó de la Nueva Vizcaya, este aumento solo ha sido en razon de 10411. El célebre autor de las Investigaciones sobre la riqueza de las naciones, * ha valuado el producto territorial de la Gran Bretaña, por el del impuesto territorial. En el estado político de la Nueva España, que presenté á la corte de Madrid en 1803, aventuré un cálculo semejante por el valor de los diezmos pagados al clero: de esta operacion resul- taba que el producto anual de las tierras en México, por lo ménos es de 24 millones de pesos. Los resultados en que me fijé al formar aquel primer estado, se han discutido con mucha sagacidad en una Memoria que el Ayuntamiento de Valladolid de Michoacan presentó al rey en Octubre de 1805, con motivo de una real cédula dada sobre los bie- nes del clero. Segun aquella Memoria, de que tengo á la vista una copia, es menester 1 He sacado este estado de una Memoria manuscrita del Sr. Maniau, formada con presencia de documentos ofi- ciales que tiene por título: Estado de la Renta de la Real Hacienda de Nueva España en un año comun del quin- quenio de 1784 hasta 1789. Las cantidades que contiene este estado difieren un poco do las que ha publicado M. Pin- kerton (vol. III, pág. 234), segun la obra de Estalla, que hasta ahora no he podido adquirir. 2 Adam Smith. — 182— añadir á los 24 millones de pesos otros tres millones por el producto de la cochinilla, vainilla, Jalapa, pimienta de Tabasco y zarzaparrilla que no pagan diezmo, y dos millo- nes por el azúcar y el añil, que en vez de diezmos enteros, solo percibe el clero un derecho de cuatro por ciento. Adoptando estos datos, hallamos que el producto total de la agri- cultura asciende anualmente á 29 millones de pesos; que reduciéndolos 4 una medida na- tural, y tomando por base el precio actual del trigo en el reino de México, que es á tres pesos por diez miriagramos,* equivale 4 96 millones de miriagramos de trigo. La masa de los metales preciosos beneficiados auvalmente en la Nueva España, apénas represen- ta 74 millones de miriagramos de trigo; lo que prueba el hecho importante de que el ya- lor del oro y plata de las minas de México es casi una cuarta parte menor que el pro- ducto territorial. El cultivo del terreno, á pesar de las trabas que lo entorpecen por todos lados, ha hecho en estos últimos tiempos progresos tanto más considerables, cuanto muchas fa- milias que se habian enriquecido, sea con el comercio de Veracruz y Acapulco, sea con el beneficio de las minas, han empleado capitales inmensos en compras de tierras. El clero mexicano apénas posee bienes raíces por valor de dos ó tres millones de pesos; pero los capitales que los conventos, capítulos, cofradías, hospicios y hospitales han puesto sobre hipoteca de tierras, ascienden 4 la suma de 44 y medio millones de pesos. Hé aquí el estado de estos capitales que se designan con el nombre de capitales de capellanías y obras de la jurisdiccion ordinaria, formado en vista de un documento oficial. ? Arzobispado de México........ e E A SS $ 9.000,000 Obispado de rula Sa Ea OE. ,») 6.500,000 Obispado de Valladolid (valuacion exactísima).......... ,») %4.500,000 Obispado de Guadalajara. ..... A ea ,») 3.000,000 Obispados de Durango, Monterey y SON0TA......o....... ») 1.000,000 Obispados de Oaxaca y Mérida......... PSP rod ,») 2.000,000 Obrasipias acc aa 23, 2.500,000 Bienes de dotacion de las iglesias y de las comunidades de frailesiyde monjasi.. cie MA EA A O $ 16.000,000 $ 44.500,000 Esta suma inmensa que se halla en manos de los hacendados y está hipotecada sobre bienes raíces, poco le faltó para ser distraída de la agricultura mexicana en 1804. El mi- nisterio de España, no sabiendo cómo evitar una quiebra nacional acarreada por la su- perabundancia de vales reales, tanteó una operacion muy peligrosa. Un real decreto de 26 de Diciembre de 1804, no solo ordenó la venta de los bienes raíces del clero mexica- no, sino tambien que se juntasen todos los capitales pertenecientes á eclesiásticos para enviarlos á España y ponerlos en la caja de consolidacion de vales reales. La junta su- perior de la real Hacienda que preside el virey, en vez de reclamar contra este decreto y representar al soberano cuán perjudicial seria su ejecucion para la agricultura y el bienestar general de los habitantes, empezó 4 hacer sus cobranzas sin reparo alguno. La resistencia de los propietarios fué tan grande aque, desde el mes de Mayo de 1805 hasta Junio de 1806, no entraron en la caja de consolidacion, más que 1.200,000 pesos. Se puede esperar que unos administradores ilustrados en los verdaderos intereses del 1 Véase más arriba. á 2 Representacion de los vecinos de Valladolid al Excelentísimo Señor Virey, con fecha del 24 de Octubre del año- 1805 (manuscrito). — 183— Estado, habrán hecho despues acá cesar una operacion, cuyos funestos efectos se ha- brian hecho sentir con el tiempo. Leyendo el excelente informe sobre la ley agraria que se presentó al consejo de Cas- tilla en 1795, * se reconoce que á pesar de la diferencia de clima y otras circunstancias locales, la agricultura mexicana está llena de trabas por las mismas causas políticas que entorpecen los progresos de la industria en la Península. Todos los vicios del Gobierno feudal han pasado del uno al otro hemisferio; y en México los abusos han sido tanto más peligrosos en sus efectos, cuanto más difícil ha sido á la autoridad suprema el re- mediar el mal y desplegar su energía á tan inmensa distancia. El suelo de la Nueva Es- paña, bien así como el de la Vieja, en gran parte se halla en poder de algunas familias poderosas que han absorbido lentamente las propiedades particulares. Tanto en Amé- rica como en Europa, hay grandes distritos que están condenados á servir de pasto para el ganado y á una perpetua esterilidad. En cuanto al clero y á su influencia en la socie- dad, las circunstancias no son las mismas en ambos continentes: en América es ménos numeroso que en la Península, y allá los frailes misioneros han contribuido mucho á ex- tender los progresos de la agricultura entre pueblos bárbaros. La introduccion de los mayorazgos, el entorpecimiento y la pobreza extrema de los indios, son más contrarios á los progresos de la industria en aquel país que las manos muertas del clero. La antigua legislacion de Castilla prohibe á los conventos el poseer bienes raíces en propiedad, y aunque muchas veces se ha eludido esta ley tan sábia, no ha podido el clero adquirir propiedades de mucha consideracion en un país en que la devocion no ejerce una influencia tan imperiosa en los ánimos como en España, Portugal é Italia. Desde la ex- pulsion delos jesuitas, pocas tierras pertenecen al clero mexicano: su verdadera riqueza, como lo acabamos de indicar, está en los diezmos y en los capitales hipotecados en las haciendas de los labradores. Estos capitales se hallan invertidos útilmente y aumentan la potencia productiva del trabajo nacional. Además, no deja de sorprender el ver que el gran número de conventos que desde el siglo XVI se han fundado en todos los puntos de la América española, todos han sido amontonados en el centro de las poblaciones. Diseminados en los campos, edificados: en la loma de las Cordilleras, habrian podido ejercer sobre la agricultura aquella influencia benéfica, cuyos efectos se hacen sentir en el Norte de la Europa, en las márgenes del Rhin y en la Cordillera de los Alpes. Los que han estudiado la historia saben que los fral- les del tiempo de Felipe II, en nada se parecian á los del siglo nono. El lujo de las ciu- dades y el clima de las Indias se oponen á la austeridad de costumbres y al espíritu de órden que caracterizaron las primeras instituciones monásticas; y cuando se atraviesan los desiertos montuosos del reino de México, se echa de ménos el no encontrar allí, co- mo en Europa y Asia, aquellos asilos solitarios en los cuales la hospitalidad religiosa tiende una mano benéfica y consoladora á los viajeros. 1 M. de Laborde acaba de publicar la traduccion de este informe del Sr. Jovellanos, en el cuarto tomo de su Zti. neraire descriptif de l Espagne, págs. 103-294. e de A Ñ dd > AN NN . , MA dr DT AA JOA Mpal $ LA ed antoclo eoleo ia. 80709 ¡Uriata dp 6UO 000 Dn da 0d y A squid 909 Ñ > ” a po - $ : pa 90 00 0isaros ls 0300 UL WI 09% TN alo wal Sa lso yo bd dy . e a Ll Ains AERÑOL A sub al ab to 200uvo pa! CON AUPRITU: arstino enruelol e Lona al de ¡90% Motos are Diinidos ! ¡pOr ol, 2l 4 di l) 308912:010. 501 MAD olas! o e a anal y od ob ea "br a be GE OO o ad todo 6 qu susoraiog : y NO ala clara NE, ARIAS uilaesb darle Je mill TO ¡ SARA A ' Gumos Tas all 10 mah a: ¡A Pe 4 o ls sl gi «156990 RIA ¡TL o O na TN al aid E Aroads al 7 4, Me ' 1 DA spcand duelo í peas AA ; EN 0 UY 00 coa higabiari st zara al [haga ner 9 lo 4 Mi PORO sd , ] ' . , Í 00 ARI F a > A E mn . ' , j 7 « Vu Ñ o i k. y ATA MO o | O e Y - . ie H . « y IS -) , DGA ' + ERE IIA A ; ke hi 1H ' É 2BT 1 de = 13 14 OO q 15 3 OE: ic 1 sí abuyisrl Ñ ", Ñ y p 0 ote J ref cionalog ALA -= MD : , j 20 la 49 abit Poeja 3 ne A cop) BL oh col al. e : EN YINUAS, STR pop MN | TO E sob ade dd j olía le $ $ agil bb oyuais e e 7 hd 10009 as abia ¡ Li eel o) ¡ATA 6x4 200, ' : a > p Í ¡5l t : OA HET husdisa ¡hea S lito | ; solis 200 pa da ba E qt, 40 “Got : iodo r uismwd.e +00; 654 AU ÍNDICE DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO VII. A ZOOLOGÍA. PÁGINAS. Observaciones acerca de la Hormiga de Miel (Myrmecosystus melliger, Wesmaél), traducido por el SEA Herrera (O os ao ae 1 ¿Adónde van las golondrinas?—Artículo por el Sr. Alfredo Dugés, socio correspon- SMC A O ls eE a “WT Apuntes acerca de la mariposa del madroño, por el Dr. Jesus Aleman, socio corres- ROA MEA CA MO A 152 Apuntes para el estudio de la Limnadia filomatica, por el Sr. Alfonso Herrera (hijo). 156: La resistencia de los pájaros al frio, por el Sr. A. Milne-Edwards, miembro del Ins- LIO der as sea ise cinaja asi 192 Opilio ischionotatus, Alf. Dug.—Segador de ancas manchadas de blanco, por el Sr. REO DAS sas ls 194 Una nueya especie de araña mexicana (Tetranichus Dugesii), por el Sr. Donaciano CARO YA LCACIO SOCIO de (RÚMETO alacant ao ptr ce tale top hl tr a 197 Nota sobre las coralillas (Elaps, Schneider), por el Sr. Alfredo Dugées............. 200 Nota acerca de los moscos zancudos que han invadido la Capital en el presente año (LSS50 por eb Sr les Jesus Sanchez tacos lo a Ide. 203 as/hormesas melteras; porel Srs Eo SartoriOS ono. alle le lara 229 La Nigua (Rhyncoprion penetrans, Oken), porel Sr. Donaciano Cano y Alcacio.... 233 Subfamilia Mephitince: Las Mofetas ó Zorrillos, por el Profesor Elliot Coues...242 y 289 Fauna indígena. —El Trombidium Dubrueilli, nov. sp., por el Sr. Dr. Alfredo Dugés. 306 Metamórfosis de la Leptinotarsa undecimlineata, Stal, por el Sr. Dr. Eugenio Dugés, BOC COTE PONS e e a at ad nr ea 308 Fauna indígena. —Trichodectes Lipeuroides, nov. sp.—Traduccion del Sr. A. Dugés, 331 Datos para la clasificacion de los Meloideos de México, por el Sr. Dr. Eugenio Dugés. 342 Apuntes para la Zoología de Tabasco.—Vertebrados observados en el territorio de Macuspana, por el Sr. José N. Rovirosa, socio de DÚMETO......oooooooo....o.. 345 BOTÁNICA. Estudio sobre la Castilleja canescens, por el Sr. Fernando Luna y Drusina......... 15 Estudio sobre la Flor de Noche Buena, por el Sr. Gustavo R. Artigas............. 22 Observaciones sobre la distribucion geográfica y geológica de los Helechos en México, Delos Sres Maarten O aICObti co rcocca ias ao 29 Estudio acerca de algunos purgantes indígenas, por el Sr. Manuel F. de Jáuregui.. 104 Estudio de algunos principios astringentes vegetales, por el Sr. Pascual Alcocer.... 116 Purgantes del reino vegetal, por el Sr. D. Ildefonso Velasto................o.o.... 1297 Sustituciones de algunas drogas indígenas, por el Sr. Ramon N. Aveleyra......... 169 Del Maníó Cacahuete. Artículo tomado del Diario de Costa Rica, Febrero 18 de 1885. 177 Vegetacion espontánea y repoblacion de los Médanos de la zona litoral de Veracruz, por el Sr. Ingeniero Ignacio Ochoa Villagómez.........0o..o.o.ooooooommom.o... 179 PÁGINAS. Estudio acerca del A uacate, por el SB 214 De la vegetacion sobre las altas montañas de México, por el Sr. Henry de Saussure. 333 MINERALOGÍA. Un nuevo mineral de Vanadio.—Su análisis. Por el Sr. Miguel Velazquez de Leon.. 65 El estudio químico mineralógico del Sr. Velazquez de Leon, por el Sr. Santiago Ra- MU atera ls aa a ee A 73 Algunas observaciones acerca del Albayalde, por el Sr. Víctor Lucio.............. 159 PALEONTOLOGÍA. Noticia acerca del hallazgo de restos humanos prehistóricos en el Valle de México, por los Sres. Mariano Bárcena y Antonio del Castill0............... O 257 Antropología Mexicana. —Nuevos datos acerca de la antigiiedad del hombre en el Va- lle de México, por el Sr. Mariano Bárcena, socio de NÚMerO...oooooooommoooo.. 265 Antropología. —Discusiones acerca del hombre del Peñon. Carta del Profesor New- beryalleditor de La DRDS 284 Contestacion á las observaciones de la carta anterior, dada por el Sr. Mariano Bárcena. 286 MISCELÁNEA. Biografías de Naturalistas mexicanos, por el Sr. D. Francisco Sosa. —DA Jos AWZate,y ANAmUTeZ. etanol ad e eel NN 38 Ba blood aa. AI AN O A 79 1). José Apolinario NIELOs Puerma O A ES a 101 =D. JOSÉ ¡MARAano, MOON A A a IO 113 —DAMguelBustamnante a a a. A 126 DA JOA qu Dd A e NS 167 Apuntes históricos sobre el cultivo de la Seda en México, por el Sr. A. Núñez Or- (oso opio SSL Sbo dopo doo sou losiuOny Ou pb bomiba: oa E 40y Sl Recuerdos de una ascension á la montaña de Lomo-de-Caballo, por el Sr. Agrimen- sondosé NRO IA ATA A A SS 270 Apuntes biográficos del Sr. Francisco Sumichrast, miembro que fué de esta Sociedad, escritos por el Sr. Adolfo Bora lia is 312 El Bosque de Chapultepec. —Proyecto de un Jardin Botánico, por el Sr. Gabriel Alco- cer, socio hOnOrariO....oooocoomoerrommmoo.. A 317 Revista delElstoria Natural porid. Sanchez IN 323 APÉNDICE. Coleccion de documentos para la Historia Natural de MéxiCO.......oooommmomo.... 1 Escritos del Sr. D. José Alzate y Ramirez: tano spa cada Sano nar sa aaa raoba po podias 3 Nc A Se 4 Mmtilidad de Tostarboles deliBeru Alo alos to loliels Maps ola tale a ias 6 DEL diosss cesa bo bboobr aro BNS SPA bacOB aros nora por coror nodos 7 Memoria acerca de la yerba del pollo aa Aa 11 —Abejas y ATADaS.... oocomeerosreroacaan o nao nao ore 15 Yerba de las icucara ca ea aleta eto lalo O s 17 Escritos del Sr. Cervantes: —PDiscurso pronunciado en el Real Jardin Botánico de México el 2 de Junio PÁGINAS. —De la violeta estrellada y de sus virtudes—Extracto del discurso leído en Méxicoreldiaraide Junio de IIS ro tl o os alo 52 Escritos del Sr. José Mariano Mociño: —Discurso que dijo D. José Mariano Mociño en la apertura de las lecciones de botánicas ene México: Extracto a a Se seieleale 39 Mea Roly sala Mexican do sofa 43 —Observaciones sobre la resina del hule............ MOSS AO O OSO BOI OUO A 46 —Carta del Sr. José Mariano Mociño dirigida al Sr. D. José Antonio Alzate y Ramirez, acerca de la introduccion de camellos................... 48 Escritos del Sr. D. Pablo de La Llave: —Botánica fisiológica. —Sobre una nueva especie de cedrela.......... IS 58 ESO ARCO al se oa aa 60 — MEE a o oO oo O ao A 62 —Ornitología.—Sobre tres especies nuevas del género ““Tetrao.”........... 63 —Menmoria acerca de una nueva especie de Zapote.....oooomoocoommmomoo... 66 —Botánica.—Descripcion de algunos géneros y especies nuevas de vegetales. 68 —Entomología y Economía.—El Ahuautle.........ooooooccorooorso. o... 74 —Botánica y Economía.—Sobre una especie mueva de salvia.........oo.... Wi —Otras cuatro especies nuevas de salvi2............. OIE Ben. 80 —Botánica.—Descripcion de un género nuevo y de algunas especies de vege- A os aa SO 83 —Entomología.—Las busileras ú hormigas de miel. ..........o.oo.o...ooo.... 85 —Botánica.—SYNGENESIA, Polygamia SUperf(Ua....o.o.ooooccooccorcccccccc. 89 MACETA MECA VO A a aa a lie 90 Escritos del Sr. Baron Alejandro de Humboldt: —Estado de la agricultura de Nueva España.—Minas metálicas. —Produccio- nes vegetales del territorio mexicano. Progresos del cultivo del terreno. —Influencia de las minas en el desmonte de las tierras.—Plantas que ENE dC US 95 —Plantas que suministran las materias primeras para las manufacturas y el comercio.—Cría de ganados. —Pesca.—-Producto de la agricultura, cal- culado porel valor de lO EZ o e 143 PLANTA PARA LA COLOCACION DE LÁMINAS. Lámina 12—A. Eacheiria socialis. B. Limnadia filomatica.............. AR E 156 y 2—Tetranychus Dugesii.—Opilio ischionotatus..-........ooooooo.ooooo..- 200 »» 32*—Pié humano atacado por la nigua.................. A: 242 e ESA e O OO ADA NOAROD Ib. 2» 5% 1d. O a TOO OO Ib. 6 Restos Humanos prelistóricOS. to eje aerea le aja eel ela 258 » T*—Cnuadro pintoresco de la distribucion de las plantas, etC............... 284 +» 8*—Trombidium Dubrueilli.—Leptinotarsa undecimlineata................ 310 .» PT—Larvas invadidas por hongos.—Trichodectes lipeuroides.............. 332 1 AVISO AL ENCUADERNADOR. .ex Este Volúmen lleva un Apéndice con foliatura separada, y los pliegos que le corres- ponden deberán desglosarse de las entregas para compaginarse y encuadernar dicho Apéndice. Al be e Mes y E e q oÑe 2 qe Y boda el ES a dota oir A AAA JODIE e IA pz > Hand, « . 15. H04 ZA AGATOMA LA gar ñ* SOTO Ol nr somalí RA :q9 9 EAS polfcikjs. NS Di AAA € neta har: [ron rude cago ed oy o ., ? PERIÓDICO CIENTIFICO : DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL ; Tomo VI1i.—Entrega 1! . SUMARIO 1.—Observaciones acerca de la Hormiga de Miel. —Myrmecosystus Melliger, Wesmaél,—Traduccion del Sr. A. Herrera (hijo). 2,—Estudio sobre la Castilleja Canescens, por el Sr. Fernando Luna y Drusina. 3.—Apéndice.—Coleccion de Documentos para la Historia Natural de México.— Guacamote.—Noticia de algunas plantas. —Utilidad de los árboles del Perú.—Del Chayote: por el Sr. Alzate y Ramirez, MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE - BAJGS DE SANJAGUSTIN, Num, 1. — 1884 Registrado en la Administracion General de Correos como artículo de segunda clase. EMMA ¿rd LA NATURALEZ PERIÓDICO CIENTÍFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL Tomo VIIT.—Entrega=2! ” SUMARIO 1.—Estudio sobre la Castilleja Canescens, por el Señor Fernando Luna y Drusina.— (Conclusion.) 2.—Estudio sobre la Flor de Noche Buena, por el Sr. Gustavo R. Artigas. 3.—Observaciones sobre la distribucion geográfica y geológica de los Helechos en México, por los Sres. Martens y Galeotti. 4.—Apéndice.—Del Chayote. (Conclusion).—Memoria acerca de la yerba del Pollo.—- Abejas y Arañas, por el Sr. Alzate y Ramirez. MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE BAJOS DESAN AGUSTIN, NUM, 1. — 1884 Registrado en la Administracion General de Correos como artículo de segunda clase. ATURALEZ PERIÓDICO CIENTÍFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL Tomo VIIL.—Entrega 3! SUMARIO 1.—Observaciones sobre la distribucion geográfica y geológica de los Helechos en México, por los Sres. Martens y Galeotti. (Conclusion.) 2.—Biografías de Naturalistas Mexicanos.—Don José Alzate y ii por el Sr. D. Francisco Sosa. 3,—Apuntes históricos sobre el cultivo de e Seda en México, por el Soñor A, Nu- ñez Ortega. 4.—Apéndice.—Yerba de las Cucarachas, por el Sr. Alzate y Ramirez.—Disenrso pro- nuuciado en el Real Jardin Botánico de México, el 2 de Junio do 1794, por el cate- drático Don Vicente Cervantes. MÉXICO IMPRENTA DE IGN ACIO ESCALANTE BAJOS DESAN AGUSTIN, Nun. 1. -— 1884 Registrado en la Administracion General de Correos como artículo de segunda clase. ESA RO A ATURALEZ PERIÓDICO CIENTÍFICO SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL Tomo VIL-E ntrega a” SUMARIO 1.—Apuntes históricos sobre el cultivo de la Seda en México, por el Señor A. Nu- ñez Ortega. (Continuacion). 2,—Un mueyo mineral de Vanadio.—Sn análisis, —Artícalo por el Sr. Miguel Velaz- quez de Leon. ; ] > : MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM, 1. — 1884 Registrado en la Administracion General de Correos como artículo de segunda clase. ES MnziA UNS AAA pele PAL hd a NATURALEZ PERIÓDICO CIENTÍFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL - a Tomo VIl—Entregas5' SUMARIO 1.—El estudio Químico mineralógico del Sr. Velazquez de Leon, por el Sr. San- tiago Ramirez. 2,—¿Adónde van las golondrinas?—Artículo por el Sr. Alfredo Dugés, socio corres- ponsal en Guanajuato. 3.—Biografías de naturalistas mexicanos.—Don Pablo de La Llave, por el Señor Francisco Sosa. 4,—Apuntes históricos sobre el cultivo de la Seda en México, por el Señor A. Nu- ñez Ortega. (Continuacion). 5.—Apéndice.—Discurso pronunciado en el Real Jardin Botánico de México, el 2 de Junio de 1794, por el catedrático Don Vicente Cervantes. (Continuacion). MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE BAJOS DESAN AGUSTIN, Num, 1, —— 1885 Registrado en la Administracion General de Correos como artículo de segunda clasa. as JA ES Sen MA =S) PO : Ro 1d lod! dd az” INTERESANTE... Habiéndose terminado la reimpresion de la obra hotánica, agotada ya, de los Sres. La Llave y Lexarza, que lleva por título: Novorum veyetabilium descrip- tiones. Mexici. MDCCCXXIV, se pone en conocimiento del público que se halla de venta, al precio de 50 centavos el ejemplar, en la librería de los Sres. Aguilar é hijos, situada en la calle de Santo Domingo. EZRA BA “LA NATURALEZA.” Las colecciones de este periódico se venden con una notable rebaja sobre el precio de suscricion. Las personas de la capital que quieran suscribirse, se ditiz virán al actual Tesorero de la Sociedad de Historia Natural, en el Museo Nacio- nal; las de los Estados pueden dirigir sus pedidos al Sr. Aguilar y iS en su librería, situada en la calle de Santo Domingo. (5 El precio de la entrega es de 25 centavos. TA IAS ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MEXICO. Se ha publicado ya la entrega 6? del tomo III de este importante periódico cien= tífico. Consta de 68 ada en folio, y 3 láminas que representan asuntos arqueo- lógicos. —listudios sobre la Historia de la Medicina en México, por F. P. T. —Boturini, por A. Chavero. O :—Fragmentos de la obra de Gama, titulada: « Las Dos Piedras, » etc., con una Advertencia y notas, por J. Sánchez. —Sigiienza y Góngora, por A. Chavero. - Su precio en la capital es de 1 peso; y en los Estados, franco de porte, 1 peso 23 centavos. Se halla de venta en la Secr etaría del Miss Nacional y en la librería del Se- ñor Aguilar y Ortiz, situada en la calle de Santo Domingo. Jesus SANCHEZ, Tesorero. aINTERESANTE. 48 SS _ ALA Y Mabiéndose terminado la reimpresion de la obra botánica, agotada ya, de los Sres. La Llave y Lexarza, que lleva por título: Novorum vegelabilium descrip- tiones.. Mewxici. MDCCC XXIV, se pone en conocimiento del público que se halla de venta, al precio de 50 centavos el ejemplar, en la librería de los Sres. Aguilar é hijos, situada en la calle de Santo Domingo. AZAR __—— - “LA NATURALEZA.” Las colecciones de este periódico se venden con una notable rebaja sobre el precio de suscricion. Las personas de la capital que quieran suscribirse, se diri= - girán al actual Tesorero de la Sociedad de Historia Natural, en el Museo Nacio- nal; las de los Estados pueden dirigir sus pedidos al Sr. Aguilar y-Ortiz, en su librería, situada en la calle de Santo Domingo. I=> El precio de la entrega es de 25 editada ————— LL A AAA —— ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO. Se ha publicado ya la entrega 6* del tomo III de este importante periódico cien= tífico. Consta de 68 págs. en folio, y 3 láminas que representan asuntos arqueo- ' lógicos. —Lstudios"sobre la Historia de la Medicina en México, por F. P. T. —Boturini, por A. Chavero. —Fragmentos de la obra de Gama, titulada: « Las Dos EjcdraS » etc., con una Advertencia y notas, por J. Sánchez. —Sigienza y Góngora, por A. Chavero. Su precio en la capital es de 1 peso; y en los proa franco de porte, 1 peso 25 centavos. Se halla de venta en la Secretaría del Museo Nacional y en la librería del Se- ñor Aguilar y Ortiz, situada en la calle de Santo Domingo. JESUS SANCHEZ, Tesorero. a” INTERESANTE. ..

El precio de la entrega es de 25 centavos. ALLA ADSL ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO. - Se ha publicado ya la entrega 7% del tomo III de este importante periódico cien tífico. Consta de 78 págs. en folio, y 1 lámina representando asuntos arqueoló- gicos. Las materias que contiene son las siguientes: —Sigiienza y Góngora, por A. Chavero. (Conclusion.) | eS -— El precio de la entrega es de 25 centavos, ; tífico. Corti de 20 págs. en folio, yl lámina. Las materias que contiene son las siguientes; Sd —Los mamiferos del: Mo de México ya e po: a 0 E ea para 2 aprendes la Lengua Mexicana, o Andres de Alina. en 1547. AS 41 á 80. a del. autor ho : 25 centavos. Se halla de venta en la Secretaría del Moseé alla cena, y Ortiz, situada en la calle de Aaule. Domi atado 0 INTERESANTE. 57 ce Habiéndose terminado la reimpresion de la obra botánica, agotada ya, de los Sres. La Llave y Lexarza, que lleva por título: Novorum vegetabilium descrip- tiones. Mexici. MDCCCXXTV, se pone en conocimiento del público que se halla de venta, al precio de 50 centavos el ejemplar, en la librería de los Sres. Aguilar é hijos, situada en la calle de Santo Domingo. AA AZ KÁ “LA NATURALEZA.” Las colecciones de este periódico se venden con una notable rebaja sobre el precio de suscricion. Las personas de la capital que quieran suscribirse, se diri= oirán al actual Tesorero de la Sociedad de Historia Natural, en el Museo Nacio- nal; las de los Estados pueden dirigir sus pedidos al Sr. Aguilar y Ortiz, en su _librería, situada en la calle de Santo Domingo. ¡3 El precio de la entrega es de 25 centavos. === ALLA AG VIA —_— ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO. Se ha publicado ya la entrega 9* del tomo IM de este importante periódico cien- * tífico. Consta de 24 págs. en folio, y 2 láminas representando asuntos arqueo- lógicos. Las materias que contiene son las siguientes: —Notas arqueológicas: el sueño de Motecuhzoma, por J. Sanchez. —Mapa Tlotzin. Fragmento de la obra de M. Aubin. (Traduccion.) —Lingúística de la República Mexicana. Segundo artículo, por F. P. T. —Apéndice.—Arte para aprender la Lengua Mexicana, compuesto por Fr. Andrés de Olmos en 1547.—(Págs. 1 á 40.) Su precio en la capital es de 1 peso; y en los Estados, franco de porte, 1 pa 25 centavos. Se halla de venta en la Secretaría del Museo Nacional y en-la librería del e ñor Aguilar y Ortiz, situada en la calle de Santo Domingo. E AO O y b az” INTERESANTE. .:£D — ITA Habiéndose terminado la reimpresion de la obra botánica, agotada ya, de los Sres. La Llave y Lexarza, que lleva por título: Novorum vegetabilium descrip= tiones. Mesxici. MDCCCXXIV, se pone en conocimiento del público que se halla de venta, al precio de 50 centavos el ejemplar, en la librería de los Sres. Aguilar é hijos, situada en la calle de Santo Domingo. APRA AZ. A “LA NATURALEZA.” Las colecciones de este periódico se venden con una notable rebaja sobre el precio de suscricion. Las personas de la capital que quieran suscribirse, se diri- virán al actual Tesorero de la Sociedad de Historia Natural, en el Museo Nacio- nal; las de los Estados pueden dirigir sus pedidos al Sr. Aguilar y Ortiz, en su librería, situada en la calle de Santo Domingo. ¿M (7 El precio de la entrega es de 25 centavos. === LELR IIA _—_— ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO. Se ha publicado ya la entrega 9? del tomo III de este importante periódico cien= tífico. Consta de 24 págs. en folio, y 2 láminas representando asuntos arqueo- lógicos. ; Las materias que contiene son las siguientes: —Notas arqueológicas: el sueño de Motecuhzoma, por J. Sanchez. —Mapa Tlotzin. Fragmento de la obra de M. Aubin. (Traduccion.) —Lingúística de la República Mexicana. Segundo artículo, por F. P. T. —Apéndice.—Arte para aprender la Lengua Mexicana, compuesto por Pr. Andrés de Olmos en 1547.—(Págs. 1 á 40.) Su precio en la capital es de 1 peso; y enlos Estados, franco de porte, 1 peso "25 centavos. Se halla de venta en la Secretaría del Museo Nacional y en la librería del So- ñor Aguilar y Ortiz, situada en la calle de Santo Domingo. LA NATURAL! = PERIÓDICO CIENTÍFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL A ARA Tomo VIiL—Entrega 21 SUMARIO 1,—Revista de historia natural, por J. Sanchez. (Conelusion.) 2.—Fauna indígena. —Trichodectes Lipeuroides, N. Esp.—Traduccion del Sr. A. Dugés, socio corresponsal. 3.—De la vegetacion sobre las altas montañas de México, por el Sr. Henry de És Saussure. 4.—Datos para la clasificacion de los Meloideos de México, por el Sr. Dr. Eugenio a _ Dugés, socio corresponsal. 5.—Apéndice.—Plantas que suministran las materias primeras para las manufacturas y el comercio.—Cria de ganados.—Pesca.—Producto de la agricultura, calculado por el valor de los diezmos: por el Sr. Baron Alejandro de Humboldt, (Conti- nuaeion.) MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE BAJOS DE SAN AGUSTIN, Nun. 1. —— 1886 Registrado en la Administracion General de Correos como artículo de segunda clase. El a ] 9 LA ¡'RALEZA PERIÓDICO CIENTÍFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL Tomo VIL.—Entrega 22 SUMARIO. 1.—Apuntes para la Zoología de Tabasco.— Vertebrados observados en el territorio de Macuspana, porel'Sr. José N. Rovirosa, socio de número. 2.—Apéndice.—Plantas que suministran las materias primeras para las manufacturas y el comercio.—Cria de ganados. —Pesca.—Producto de la agricultura, calonlado por el valor de los diezmos: por el Sr. Baron Alejandro de Humboldt. (Conti- nuacion.) MÉXICO [MPRENTA DE IGNACIO ESCALANTK BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. —— 1887 Registrado en la Administracion General de Correos como artículo de segunda elase. EAS NATURALEZA PERIÓDICO CIENTÍFICO DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL > —— + Tomo Y 1f.— Entrega 23 SUMARIO 1.—Apuntes para la Zoología de Tabasco.—Vertebrados observados on el territorio de Macuspana, por el Sr. José N. Rovirosa, socio de número.—(Continuacion.) 2.—Apéndice.—Plantas que suministran Jas materias primeras para las manufacturas y el comercio. —CriaMde ganados. —Pesca.—Producto de la agricultura, calculado por el valor de Jos diezmos: por el Sr. Baron Alejandro de Humboldt. (Conti- nuacion.) MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM, 1. > 1887 Registrado en la Administracion General de Correos como artículo de segunda clase. LA . ATURALEZA PERIÓDICO CIENTÍFICO DE LA 1 SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL ( A e —— Tomo VI1iI.—Entrega 24 SUMARIO 1.—Apuntes para la Zoología de Tabasco, —Vertebrados observados en el territorio de Macuspana, por el Sr. José N. Rovirosa, socio de númoro.—(Conclusion.) 2.—Apéndice.—Plantas que suministran las materias primeras para las manufacturas y el comercio.—Cria de ganados.—Pesca.—Producto de la agricultura, calonlado por el yalor de los diezmos: por el Sr. Baron Alejandro de Humboldt. (Con- —elusion.) 3.—Indice de las materias contenidas en el Tomo VIT. E MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1; —— 1887 e E Registrado en la Administracion General de Correos como artículo de segunda clase. e » e q A PA az INTERESANTE... Habiéndose terminado la reimpresion de la obra botánica, agotada ya, de los Sres. La Llave y Lexarza, que lleva por título: Novorum vegelabilium descrip- tiones. Mexici. MDCCCXXTIV, se pone en conocimiento del público que se halla de venta, al precio de 50 centavos el ejemplar, en la librería de los Sres. Aguilar é hijos, situada en la calle de Santo Domingo. ; AA ITOZÍA “LA NATURALEZA.” Las colecciones de este periódico se venden con una notable rebaja sobre el precio de suscricion. Las personas de la capital que quieran suscribirse, se diri- girán al actual Tesorero de la Sociedad de Historia Natural, en el Museo Nacio- nal; las de los Estados pueden dirigir sus pedidos al Sr. Aguilar y Ortiz, en su librería, situada en la calle de Santo Domingo. ¡35 El precio de la entrega es de 25 centavos. RG ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO. Se ha publicado ya la entrega 11* del tomo III de este importante periódico cien- tífico. Consta de 20 págs. en folio. Las materias que contiene son las siguientes: —Mapa Quinatzin: fragmento de la obra de M. Aubin, traducido para los «Anales.» (Conclusion.) —Mapa de Tepechpan. Historia sincrónica y señorial de Tepechpan y México, por J. S. (Con una lámina.) —Índice del tomo TIL, con la portada respectiva. —Apéndice.—Arte para aprender la Lengua Mexicana, compuesto por Fr. Andres de Olmos en 1547.—(Págs. 81 á 126. Conclusion.) Su precio en la capital es de 1 peso; y enlos Estados, franco de porte, 1 peso 20 centavos. Se halla de venta en la Secretaría del Museo Nacional y en la librería del Sr. Aguilar y Ortiz, situada en la calle de Santo Domingo. e halla de venta, A precio de 50 soiaos el ejemplar, en la librería Aguilar é hijos, situada en la calle de Santo Domingo. eS - . DAS A SO O eS “LA Sa : nal; E de los Estados pueden dirigir sus pedidos E Sr. Aguila y Oti, e librería, situada en la calle de Santo Domingo. 2 El precio de la entrega es de 25 centavos. ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO. pe di . A Ae > . i o 6 po. Y " Seha UblaadO ya la entreya 11* del tomo II de este importante periódico cien tífico. Consta de 20 págs. en folio. - Las materias que contiene son las siguientes: —Mapa Quinatzin: fragmento de la obra de M. Aubin, do pa «Angles.» (Conclusion. Je por J. S. (Con una lámina.) —Índice del tomo JIL, con la portada respectiva. —Apéndice.—Arte para aprender la Lengua Mexicana, € compuesto por Andres de Olmos en 1547.—(Págs. 81-4 126. Conclusion.) es] S Ol 0 a E dl 1 - b o aINTERESANTE..1p —r ne nta A Habiéndose terminado la reimpresion 49 la obra botánica, agotada. ya, me: los Sres. La Llave y Lexarza, que lleva por título: Novorum vegetabilium descrip- e tiones. Mexici. MDCCCXXIV, se pone en conocimiento del público que se halla de venta, al precio de 50 centavos el ejemplar, en la librería de dos Sres. ; Aguilar é hijos, situada en la calle de Santo Domingo. : A S a “LA NATURALEZA.” Las colecciones de este periódico se venden con una notable rebaja sobre el. precio de suscricion. Las personas de la capital que quieran suscribirse, se diri= virán al actual Tesorero de la Sociedad de Historia Natural, en el Museo Nacio= nal; las de los Estados pueden dirigir sus pedidos al Sr. Aguilar y Ortiz, en su . librería, situada en la calle de Santo Domingo. 4 El precio de la entrega es de 25 centavos. ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE MÉXICO. Se ha publicado ya la entrega 11? del tomo III de este importante periódico cien. tífico. Consta de 20 págs. en folio. Las materias que contiene son las siguientes: E —Mapa Quinatzin: fragmento de la obra de M. Aubin, traducido para los 4 «Anales.» (Conclusion .) : e —Mapa de Tepechpan. Historia sincrónica y señorial de Lofechpan 3 y dd A por J.S. (Con una lámina.) Le | a a : —Índice del tomo 1IL, con la portada respectiva. E , E —Apéndice.—Arte para aprender la Lengua Mexicana, compuesto por Fr. e Andres de Olmos en 1547.—(Págs. 81 á 126. Conclusion.) YE Su precio en la capital es de 1 peso; y en los Ends, franco de pd 1 peso 25 centavos. Agulo y Ortiz, situada en la en de Sanio Domingo. 1 ” detalladas iio «deba jodo jojo PUTIN Ped: paje! E . retrete Posa! be joto aber rap ojo hr pbd paje Ami. 24obnbmi mbr iicrjededa ¿Tobar pere po raso pearodS les 2401 ¡ono es EME] Feio 1! estr Tal AIDA Ada Dos cdob odo bai ara psiobo rd AieTd ebro y 14 a hetoioro ro Are rOSDLAS, pohajmso poso! IRIS 1434 ehrieeieleto E IIA jos AROSA ALpDS brebaje ' 1 bo Abejar 224 pol A ArarabesS 1 pl dede e IAE re Abro JONA TA JOA 0 Aita t ad bdo hrhepr ist .y ES Peeieiese nNuns erpparseriptreroje retro ya Ae perapobap abel SIE (01 MESA depa PGA Peieiono rel 0 DTO dere peindedas TS tay tenes LE an Meira 7 oboe y ARANA eS! ; E ETOINTie pp dle HIjeriet 1 MAS A 1d eledejeiaipdeds ile) PLANEE RAS AE LT Aparte ye ad pei .. 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