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(Eníiotoelí b^ ^^t 2Díalectíc
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THE LIBRARY OF THE
UNIVERSITY OF
NORTH CAROLINA
AT CHAPEE HILE
ENDOWED BY THE
DIALECTIC AND PHILANTHROPIC
SOCIETIES
BUfLDíNG USE Offlf
PQ6217
vol, 16 no, I-IÍ4
" ^serafín y JOAQUÍN ALVAREZ QUINTERO
Los chonos del oro
SOCIEDAD DE AUTORES ESPAÑOLES Húñex de Balboa, 12
i©oe
LOS CHORROS DEL ORO
Jásia obra, es propiedad de sus autores, y nadie po- drá, sin su permiso, reimprimirla ni representarla en España ni en los países con los cuales se hayan celebrado ó se celebren en adelante tratados interna- cionales de propiedad literaria.
Los autores se reservan el derecho de traducción.
Los comisionados y representantes de la Sociedad de Autores Españoles son los encargados exclusivamente de conceder ó negar el permiso de representación y del cobro de los derechos de propiedad.
Queda hecho el depósito que marca la ley.
LOS CHORROS DEL ORO
ENTREIVIES
serafín i JOAQUÍN ALVAREZ QUINTERO
Estrenado en el TEATRO DE APOLO el 8 de Marzo de 1906
■^
MADRID
R. Velasco, impresor, Marqaés de Santa Ana, 11 Teléfono número oóJ
1906
y¡ Joaquina del pino
s:a,la. de la raza, andaluza,
oJuS aatniíadoieS u autiaoá,
y.oJ CLLuio^ied.
REPARTO
PERSONAJES A OTORES
MERCEDES Seta. Pino.
JUAN MANUEL Se. Garberas.
JUANITA Paquita Novo.
LOS CHORROS DEL ORO
Habitación baja en casa de Mercedes, mujer del pueblo no mal aco- modada, en Sevilla. Al foro una ventana que da á la calle. A la derecha del actor una puerta, y á la izquierda otra. Las paredes blancas y lucientes. El suelo, de lositas de dos colores, aljofifado de tal modo, que se pueden comer migas eu él. Muebles modes tos, pero bien ordenados y muy limpios Entre ellos una cómoda. En el centro de la habitación una mesita, sobre la que hay un costurero. -Es de dia.
(Mercedes está asomada á la ventana. Es una mujer que marea de guapa y de limpia. Lo da el sol y parece que tiene lentejuelas )
Merc. ; Adiós! Aya va conao una palomita .. Se
come la caye, y no levanta der suelo tanto así. ¡Hija mía, qué presiosa es! Si viviera su padre, se le caería la baba mirándola. La puerca e la vesioa se ha parao á darle un beso: á vé si le deja la seña... ¿Otro beso? ¡Vamos, güeno está- de cariño, señoral Sí, hija mía, sí; hases bien en echa á corre. Y ee que no le gusta que la bes3 nadie. Las tonterías de las mujeres cuando somos ni- ñas. Ya dobló la esquina. (Se retira de la venta- na.) Chala me tiene. Vamos á guardarle er
baberito. (Recoge uno que hay sobre una silla, y con gran cuidado lo guarda en un cajón de ia cómoda )
¿Esto es una mancha? No. Pensé... Ks des- colorió de lavarlo. ¡Ajajá! (poniendo bien una silla que no está en su sitio.) ¡JesÚs! Por donde
607010
— 8 —
Juan
Merc
Juan Merc . Juan Merc. Juan
Mfrc.
Juan
pasa mi madre arma un terremoto. (Fijándose en la silla.) ¿Le paese á usté? Forvo. (coge un paño y la limpia y la frota ) Así te quiero, pren- da. Y ahora, á seguí cosiendo estas naguas
blancas, (siéntase á ello jiiuto á la mesita.) ¡Se tar- da Juan Manué... Quisa haya estao esperan- do á vé salí á mi niña. Como le tengo dicho que cuando eya esté aquí no entre... Sí, por- que la niña va á hasé en Agosto los siete años, pero paese que yeva un viejo en la ba- rriga, según ee fija en to. Y no me agrada que note na de esto, mientras yo no me de- termine. Juan Manué es un buen hom- bre... y me quiere... Y me hase grasia, esta es la verdá. Porque Juan Manué tiene gra- sia. ¡Pero es tan adán! ¡es tan sueio er gran- dísimo condenao! Mi madre se dispara cuan- do ve que yo yevo las cosas adelante. «¿En qué estás pensando, hija mía? Acuérdate de tu marío, que era como los chorros del oro er pobresito, y fíjate después en ese tipo que ahora te pretende; que le teme al agua niás que un perro rabioso.» Y es la verdá: es muy susio. No, y eso no: como Juan Manué no se corrija... Porque sobre sé muy susio, es muy desastrao. Yo creo que si, que se corrige... Muestras va dando de eyo... Kr rose conmi- go argo ha de podé .. Lo que me hase más grasiit es lo que se esfuersa er pobre en pre- sentárseme arreglaíto.
(Asomándose por la ventana.) ¿Vive aqUÍ la mUJÓ
más bonita der barrio?
¿Quién pregunta por eya?
El hombre más feo de Europa.
¿De Europa na más?
Na más: los chinos son más feos que yo.
Pos esa mu jé no vive aquí.
¿Que no vive aquí? A mí se me había fígii-
rao que estaba yo hablando con eya.
Viene usté malo de la vista. O no se habrá
usté lavao bien los ojos.
¿Ya estamos con el agua á pleito? ¡Me los
he lavao con aguarrás, pa darle á usté
gusto!
— 9 -
Merc. ¡Jesús, con aguarrás! Es preferible el agua
clara.
Juan Güeno; ¿me deja usté que entre á acompa-
ñarla un ratito, ya que ha salió la niña?
Merc. Entre usté.
Juan Abra usté la cánsela.
Merc. No es presiso: mi madre está á la puerta e
la caye.
Juan ¿Y está suerta?
Merc. ¡Oiga usté!
Juan Usté perdone: he querío pregunta si no
muerde.
Merc. No muerde, no; pero ándese usté con cui-
dao.
•Juan Con quien tengo yo que anda con más cui-
dao que un equilibrista, es con la hija, (vase
de la ventana.)
Merc. Na, que me hase grasia este hombre. Señó,
no la tendrá pa nadie, pero pa mí la tiene. Y luego, como también es viudo, y con una niña, como yo... lo que piensa una: paese que está escrito. Bien dise la copla que to cae ensima: tanto critica yo de la gente desasea... y miste por donde viene er diablo y lo enreda.
Nadie diga en este mundo de este agua no he de bebé, porque er caminifo es largo y puede apreté la sé...
(Sale Juan Manuel por la puerta <le la izquierda. Es cajista de imprenta.)
Juan ¿Sabe usté lo que me ha dicho su madre?
Merc. ¿Qué le ha dicho?
Juan Que si tengo paraguas, que lo tire.
-Merc. ¿Pa qué?
Juan Pa que me moje siquiera los días que
yueva. Merc. (Riéndose.) Mi madre tiene güeuos gorpes.
Juan Sí, señora; y la hija también; pero la hija
y la madre se couose que me han tomao á
mí por aseite, que por no está en el agua se
va arriba.
— 10 —
Merc ¿y no hay na de eso?
Juan No hay na de eso. Vamos á vé, con impar-
nialidá: ¿qué tar vengo hoy? Merc Desde aquí, mejó que otros días. Asérquese
usté un poco más. Pero suerte usté antes er
sombrero. Juan ¿Ve usté cómo se ersagera un poquivf ?
(Deja sobre una silla el sombrero. Mercedes, mientras, ve que trae manchada de yeso la espalda.)
Merc (Levantándose.) ¡Virgen de las Angustias!
Juan ¿Qué ocurre?
Merc ¿Usté se ha visto por la esparda?
Juan ¡No pueo! ¿Qué traigo por la esparda?
Merc ¡To er yeso de un tabique!
Juan ¡Mardita sea mi suerte! Ahora sí tiene usté
rasón: es que hoy están en casa de obra, y antes de salí se me orvidó refregarme con- tra la cama.
Mefc. ¡Ave María! ¿De esa manera se sepiya usté?
Juan La esparda, sí señora.
Merc Venga usté acá, hombre, venga usté acá...
(Coge un cepillo y lo cepilla con coraje.)
Juan Cuando digo yo que es usté la mu jé que yo
nesesito...
Merc. ¡üfl ¡lo que suerta! Meresía usté que le va-
reara la americana sin quitársela.
Jlan ¡Ay! que me base usté cosquiyas, Mersedes.
Merc. Y vaya una manchita que tiene usté aquí
en el hombro.
Juan ¿Eq el hombro? Del hombro pa atrás no
pueo responde, porque no me fijo; pero por delante, lo que es hoy no me encuentra usté á irí ni una mancha.
Merc ¿No?
Juan No.
Merc (señalándolas.) Una... dos... tres... cuatro .. sin-
co... seis... siete... ocho...
Juan ¡Caray, no siga usté! ¡Miste que es lo gran-
de! En mi casa no me veo'ni una sola; sar- go ar só, y me veo dos ó tres, y yego aquí, y na más que piso er cuarto este, ya estoy plagaíto.
Merc. ¿Si, eh? Pos las mismas que tiene usté aquí,
tenía usté en su casa. ¡Que así andará eya!
— 11 -
Y que las hay de tos colores. Dise mi ma dre que se prensa un traje de usté y sale un tinte. Juan No, bí ya sabemos que la mamá tiene mu-
cha grasia. Pero comprenda usté, Mersede«, que un pobre cajista de imprenta, que está to er día metió en tinta, como los calama- res, y que está cuidao por una cuña — ¡mar tiro le peguen!— y por una niña de este arto, no pué vení aquí como pa ponerlo en un escaparate. Además, usté no se ocupa más que de critica, y de sacarle á uno los colo- res, y cuando uno hase un esfuerzo pa que usté lo estime, usté no lo estima. Toavía no me ha dicho usté na de la corbata.
MeRC. (Reparando en que no trae puesta nir.guna.) ¿De
qué corbata?
Juan (Llevándose la mano ai sitio.) jAy, qué grasiOf^a!
¡De esta!
Merc. ¿De esa, eh?
Juan ¿Le paese á usté, si es sino? Hay días en
que ar salí de casa debía uno pisa una cas- cara de melón y estreyarse contra las pie -
dras. (Saca la corbata del bolsillo.) Miste donJe
la traigo. Merc. ;.Qué más da?
Juan Pero, güeno: ¿la corbata es de gusto ó no es
de gusto, que es aquí lo que se discute? Merc. Le diré á usté: pa aliñarla, no es fea.
Juan ¿Con que pa aliñarla? ¿No le gusta á usté la
corbatita? Merc Como escarola, sí.
Juan ¡Se acabó!
Merc ¿Qué va usté á hasé con eya?
Juan ¡A tirarla á la caye! Yo sé que er que se la
ponga, se luse; pero á usté no le ha agradao,
y eso basta. ¡La tiro! (La tira por la ventana en efecto.)
Merc ¿Es que piensa usté tira to lo que no me
agrade á mí? Juan ¡Ni más ni menos!
Merc. Pos entonses suba usté arriba y tírese usté
por er barcón, (vuelve á sentarse.)
Juan Eso no me lo diga usté ni en broma.
— 12 —
Merc Pero ¿C(irao vi yo á haserle cara á nn hom-
bre que ca día que pasa está más desastrao y más susio? Juan ¡No, que vi á está más limpio ca día! ¡Qué
cosas tiene usté! ¡Si uno no vive en un íaná, señora! ¡Miste las estatuas: hasta jaramagos les salen! Merc. ¿Es desí, que usté hasta que no le sargan ja-
ramagos no está contento?
Juan Yo no estoy contento mientras usté no pe
desida á quererme. (Se sienta ai lado de eiia.;
Merc. Pos largo le va. El hombre que á mí me
yeve otra vez á la iglesia, ha de hayarse en el agua tan á gusto como á la vera mía.
Juan ¡Por vía e Dios! ¿Su difunto de usté era un
sarmonete?
Merc. Mi difunto era un hombre que daba gloria
de mirarlo: limpio, colorao, escamondao...
Juan Y engüerto en harina, sí señora; lo estoy
viendo en una freiduría.
Merc. O se caya usté, ó tenemos un dijusto serio.
Juan No lo tome usté así: er mismo respeto que
le guarde usté á su difunto, le guardo yo.
Merc. Pos mucho ojo con lo que se h^.bla.
Juan Y si se quié usté desquita, mét;.se usté con
mi difunta y yo la acompaño.
Merc. Creo que era pa el avío.
Juan ¡Pa viví con usté!
Merc. Sluy mujé de su casa... muy consertaíta...
Juan fi\
Merc. A mi me han contao que argunos días se en-
contraba usté las botas en el nparadó.
Juan No tanto, no tanto... No hay que pondera.
La sopara ensima e la cama sí que me la encontré muchas veses.
Mérc. ^,Y su cuña de usté, la hermana de eya, es
lo mismo?
Juan Es peo.
Merc. Disen que le da por la iglesia.
Juan Demasiao. Pa mí que parará en un convento.
Merc. ¿Que parará?
Juan Que parará, sí; que parará. No creo que haya
errata.
Merc. ¡Vaya una diversión de familia!
— 13 —
JjAN Por eso busco otra, Mersedes... porque pien-
so en mi hija, que ca día nesesita más quien la acompañe; porque pienso en mí, que estoy
más solo que un sereno, (viendo que Mercedes se prende una aguja en el pecho.) CuidaO, nO Se
pinche usté con esa aguja.
Merc. Descuide usté, que no me pincho.
Juan ¿Hay argodón?
Merc. So hay argodón.
Juan Pos argo hay.
MtíKc. Argí», t^í, pero argodón, no. Siga usté con lo
que iba disiendo.
Juan Si es lo mismo que le he dicho á usté vein-
tisinco veses: que yo no vivo más que pa este ratito que los domingos paso con usté; que me tiene usté que me van á echa de la imprenta, porque desde que la conozco lo pongo to con armirasiones: hasta las pregun- tas; que ni como, ni bebo, ni duermo, ni... ¿Cómo dise aqueya copliya que usté canta tanto?
íMerc. ¿Cuá?
Juan Aqueya de...
Ni como ni duermo, niña...
Mérc. Ah, ya.
Ni como ni duermo, niña, desde que te conosí...
Juan No, no; pero canta, canta es como yo la
quiero. Merc. ¡Vamos, hombre!
Juan Ande usté, Mersedes; ya que ha salió la con-
versasión.
Merc. (cantando.)
Ni como ni duermo, niña, desde que te conosí, que no me arcansan las horas más que pa pensar en tí.
Juan ( rirando el cigarro contra el suelo, en un arrebato de
admiración.) ¡Ole COn ole!
Merc. ¡Coja usté ese sigarro ahora mismo, so
puerco!
~ 14 —
Juan Perdone usté, Mersedes, no me he dao cuen-
ta de lo que hasía. (Lo recoge, y no sabiendo don- de echarlo, se lo va á guardar en un bolsillo.)
Merc. ¿Pero va usté á guardár£elo, hombre?
Juan ¿Me lo vi á come?
Merc. ¡Tírelo usté á la caye, señó! Mañana compro
un senisero.
Juan \^ Después de tirar á la calle el cigarro.) ¿Su difuntO
de usté no fumaba? Merc. No, señó.
Juan Mi difunta, sí. (Se acerca á ella, y le canta muy
mal lo que ella ha cantado muy bien.)
Ni como ni duermo, niña, desde que te conosí...
Merc. ¡Cayese usté por Dios! ¡Jesú^ qué oído!
Juan íSÍ que es malo, (vuelve á sentarse.)
Merc. ¿Con que ni come usté ni duerme desde que
la conosió?... ¿Y por quién va eso, Juan Ma-
nué? Juan ¿Que por quién va eso?... ¿Quiere usté que
le regale el oído? Merc. ¡No! ¡el oido no! ¡Ni regalao lo quiero! ¡Quée-
se usté con é!
Juan (cociéndole una mano entusiasmado) ¡Bendita
sea!... ¡Tiene usté grasia pa pone un putsio!
Merc. ¡Suerte usté, grandísimo adán! ¿Se atreve
usté á coge una mano mía con esas manos?
Juan Las de usté están más limpias; es verdá.
Mañana me pongo unos guantes.
MEk( . Hombre, no; mañana se las lava usté con
jabón, y por argo se enripiesa.
Juan Mañana, y pasao, y toa la vida haré yo lo
que a usté se le antoje. Imitaré á mi niña, que me trae loco con la de usté.
Merc. ¿Con la mía?
Juan Sí, señora: como er domingo pasao no vine,
no hemos hablao de esto. Usté sabe que la he puesto en la misma academia.
Merl. Sí.
Juan Pos güenot le ha dao á la mía por copia á la
de usté: se ha enamorao de eya. Y no yeva su niña de u«té unos carsetines,ó unas bota^, ó un vestío, ó un laso, ó un babero, que no
— 15 ~
'venga mi Juanita á desirme: «Papá, la niña de Ja trensa rubia — que es como la yama— se ha comprao esto y esto: cómpramelo tú á mí.*
Merc. ¡Angelito!
Juan Y yo ¡clarol ¿qué he de hasé más que com-
plaserla? Y está la chiquiya que es un car- eo e la otra. Le arvierto á usté que ni que fuean gemelas: de formalidá.
Merc. Me la tiene usté que trae uti día pa que la
conozca.
Juan ¡Ya lo creo! Usté va á sé su madre... Y lo
más grasioso de to esto...
(preséntase de improviso Juanita por la puerta de la izquierda llamando á su padre. Viene la infeliz que da pena verla: desgreñada, sucias la cara y las manos, las medias caídas, el vestidillo manchado y roto.)
JuA. jPapá! ¿Está aquí mi papá?
(e1 papá quisiera que la tieira se lo tragase.)
Merc. (Levantándose.) ¿Qué dises, niña? ¿Quién es tu
papá? JuA . Este.
Merc. (con asombro é indignacióu.) ¿Este?
JuA. Sí, señora. Papá, tu compadre Arturo está
en casa esperándote. Juan (Desconcertado.) ¿Está en casa, eh? ¿No lo ha
cogió un tranvía ni na?
(Mercedes se va derecha á él, decidida á todo, y él le huye.)
Merc. . ¡Sinve^-güensa! ¡granuja! ¡charrán! ¡embuste- ro! ¡Venga usté, que le saque los ojos!
Juan Los ojos no, Mersedes: ¿con qué iba yo á
miradla á usté entonses?
Merc. ¡A mí no me tiene usté que mira más en su
vida, cara de mico! ¿Con que esta era er careo? ¿Con que esta era er remeo de mi niña? ¡Vamos, eche usté á corre ya si no quiere morí á mis manos! ¡Trapalón! ¡mal hombre! ¿Y dise usté que me quiere á mí y tiene de esta manera á su hija? ¡Si estoy por y ama á un munisipá pa que lo yeve a usté á la carse! ¡No hable usté! ¡No se de- fienda usté, que es peo! ¡Esto es un crimen! ¡esto es una infamia! ¡No paga usté ni fri-
-^ 16 —
to! [Pobrepita! Pero ¿usté no ve que le quita salú, que le quita alegría, que le quita cari- ño de to er que la mire, porque no tiene un sitio pa darle un beso? Y es bonita la pobre; que da más lástima toavía... ¡Vayase usté, vayase usté de mi casa ya, que hasta hoy no he visto yo bien claro lo retesusio, lo rete- puerco, lo retemalo, lo retefeo y lo reteanti- pático que es usté! Juan Mersedes... que se me van á sarta las lágri
mas... y no traigo pañuelo. Merc. ¡Vayase usté, hombre, vayase usté y no pase
por esta caye como no sea en carnavá, que yo no lo conozca! Juan Mersedes...
Mekc. ¡Vayase usté, le digo!
Juan Ya me voy... Niña...
Merc No; esta se queda aquí un ratito.
Juan ¿Que se queda aquí?
Merc. Si, señó.
Juan ¿Qué va usté á hasé con eya?
Merc. A ponerla como su madre la parió; á echar-
le ensima toa el agua que le hase farta ar padre; á fregarla; á dejarle er cuerpesito como una rosa; á vestirla luego con ropita limpia de mi hija; á peinarla, á carsarla, á darle después cuatro besos muy apretaos, y á mandársela á usté pa que se entere de lo que es un careo de mi Carmen; por supues- to, con orden de que no se asenque á Uí-té hasta que no esté limpio. ¡Y ya tiene usté penitensia! Juan (Afligido.) Mersedes... yo soy un esclavo de
usté. Dios le pague á usté lo que va á hasé con mi niña. Cuando usté quiera, hase lo mismo con er padre. Merc Güeno, güeno: á la caye ahora. Ya sabe us-
té como á mí me gusta la gente. Juan Ya lo sé; y bien meresío tengo este castigo
y este bochorno. Mientras que no me saque briyo, no güervo á vení. Palabra. Cómprese usté unas gafas negras pa que cuando me vea no le lastime er resplandó. Y luego nos casamos; y la luna de mié la vamos á pasa
á la oriya der río. Y ayí coge usté una pie- dra, y me la tira al agua, y yo me echo al agua por e3^a y la saco en la boca. ¡Sí, por- que estoy convenció de que coq:o no me güerva perro de agua usté no me hase caso! Güeñas tardes, (se va.) Merc Vaya usté con Dios, (a la niña.) Y tú no te
asustes, hija mía. Yo tengo una niña como tú, y quiero que te parezcas á eya, pa darle una lersión á tu padre, que es un embuste- ro. Entra ahí, que pa aya voy yo.
(Vase Juanita por la puerta de la derecha.) Juan (Asomándose por la ventana.) ¿Sabe USté lo qUe
me ha dicho su mamaíta? Merc ¿Qué?
Juan Que al amánese pasa er carro e la basura.
¡Por si yevaba poco! ¡Mardita sea!... (vase.) Merc Si de esta no se enmienda... es homb^-e al
agua. Que es lo que yo querría.
(ai público )
Es pa er cuerpo y pa la cara el agua clara un tesoro, der que siempre he sío avara... ¡Dios bendiga el agua clara! ¡Vivan los chorros del oro!
FIN
Madrid, Febrero, 1906
OBHñS DE IiOS IWISIVIOS RUTONES
Esg'riina y amor, juguete cómico. (2.* edición.)
Belén, 12, principal, jasfuete cómico.
Oililo, juguete cómico-Úrico. Música del maestro Osuna. (2.* edición
lia media naranja, juo'uete cómico. (2.'' edición.)
El tío de la flauta, juguete cómico. (2.* edición.)
El ojito derecho, entremés. (3." edición.)
Ea reja, comedia en un acto. (4.* edición.)
Ea buena sombra, sainete en tres cuadros, con música del maes- tro Brull. (6.* edición.)
El pereg-rino, zarzuela cómica en un acto. Música del maestro Gómez Zarzuela.
Ea vida íntima, comedia en dos actos. (3.* edición.)
Eos borrachos, sainete en cuatro cuadros, con música del maes- tro Giménez. (2.* edición.)
El chiquillo, entremés. (5.* edición.)
Eas casas de cartón, juguete cómico.
El traje de luces, sainete en tres cuadros, con música de los maestros Caballero y Hermoso.
El patio, comedia en dos actos. (3.* edición.)
£1 motete, pasillo con música del maestro José Serrano. (2.* edi- ción.)
El estreno, zarzuela cómica en tres cuadros, con miísica del maes- tro Chapí.
Eos Galeotes, comedia en cuatro actos. (3." edición.)
Ea pena, drama en dos cuadros. (2.» edición.)
Ea azotea, comedia en un acto.
El g-énero ínfimo, pasillo con miísica de los maestros Valverde (hijo) y Barrera.
El nido, comedia en dos actos. (2.* edición.)
Eas flores, comedia en tres actos.
Eos piropos, entremés.
El flechazo, entremés.
El amor en el teatro, capricho literario en cinco cuadros, pró- logo y epilogo.
Abanicos y panderetas 6 ¡ *. Sevilla en el botijo! humorada satírica en tres cuadros, con música del maestro Chapí.
Ea dicha ajena, comedia en tres actos y un prólogo.
Pepita Reyes, comedia en dos actos.
Eos meritorios, pasillo.
Lia zaborí, entremés.
lia reina mora, saínete en tres cuadros, con música del maestro José Serrano. (2." edición.)
Zarag'atas, sainete en dos cuadros.
lia zag'ala, comedia en cuatro actos.
Lia casa de Ciarcía, comedia en tres actos.
lia contrata, apropósito.
El amor que pasa, comedia en dos actos.
El mal «le amores, sainete con música del maestro José Serrano.
El nuevo servidor, humorada.
Mañana de sol, paso de comedia.
Fea y con grracia, pasillo con música del maestro Turina.
Ea aventura de los g'aleotes, adaptación escénica de un capi- tulo del Quijote.
Ea musa loca, comedia en tres actos.
Ea pitanza, entremés.
El amor en solfa, capricho literario en cuatro cuadros y un pro logo, con raúsica de los maestros Chapi y Serrano.
Eos chorros del oro, entremés.
31 orrltos, entremés.
títulos.
ACTOS.
AUTORES.
Propiedad
qae corresponde
ZARZUELAS.
Animales y plantas
RaQos sulfurosos
Circulo nacional
De músicos y locos
El fonógi-^ifo
i:i Barbián rte la Persia . . . Rl puesto de las castañas..
Kl ültirao tranvía
Frutos... coloniales
Gandollo
La divina zarzuela
La Pilarica
L;isCarolín.is
Miss Eva
¡Uucliacho!
Pintar como querer.......
¡Quién fuera ella!
(Josas de Madrid
De Madrid á los corrales.. Los honores de b guerra.
Mascarada nacional
Pinafor
Kl arto de la Nanita
El corazón en la mano
El rey reina
El viaje á Suiza
Graciela (ópera»
La pnerra alegre
1.a guerra y el hogar
Un regalo de boda
I D. E. Navarro L.
1 K. Navarro L.
1 Ma-^uelNiclo M.
1 M. Nieto M.
1 José del Castillo..... L.
1 E. Navarro L.
1 E. Navarro L.
1 R.Blasco i|2L.
1 Luis .\rDedo M.
1 N. N L. vM.
i José del Castillo •. li2'L-
1 Sres. G. Perrin y Miguel de P L. y M .
1 D. N.N : L.
1 Perrin'y Palacios L.
1 A. Corsino y Suppé L. y M.
1 Mauuel Nieto M.
i Perrin, Palacios y Nieto L. y M.
5 Arango, Asensio'y Viaña L. y M.
'2 Carlos de Olona..... L.
'i Arango y Viaña L. y M.
2 . Bolumai- V Peidro L, y M.
2 Llanos y Taboada M. yli^L.
5 Luis >r, de Larra L.
3 Miguel E. Tormo •... L. y M.
3 Sres. Tormo y Nieto L. vM.
3 D. M. Echegaray IrZL.
."> Francisco Javier Blasco M.
Casademunt y H:3rich 1. y M.
3 Carmelo Calvo L.
3 Zapata y Maríjaés L. y M.
PUNTOS DE VENTA.
En casa de los corresponsales y principales librerías de Eg« pana y Extranjero.
Pueden también hacerse los pedidos de ejemplares direc* lamente al EDITOR, ^p^mpar.ando su importe en sellos de franqueo ó libranzas, sin cuyo requisito no serán servidoiS.
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NORTH CAROLINA
AT
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