Lp qu ESTE NO PRESA e A TÉ A SS HRS = > ETA O AT A ==> A AI p po SS == ERA A _ - 3 A E Sa At == ER ¡EW AAZERA ZAR > mE PRA A => A === SES > AAA a a A ASAS mi PSN nl a A Digitized by the Internet Archive in 2009 with funding from Ontario Council of University Libraries http://www.archive.org/details/memorias17acaduoft VU Ñ ' IE O O nl EN e Ñ Al NT nl! ' | AN ' pu 'Ñ i AUN i ' | ñ 0 Í de 1 pl ' Ñ wo ? l Jl 1 AN y i AN Í fl 0 Y o AN MN ] - Ñ : mA E q Sociedad Cientlica Antono Alzate, MÉMOIRES DE LA Y SOCIETE SCIENTIRIOU “Antonio. Alzatlern Publiés sous la direction de RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN, Secrétaire perpétuel. TOME XVII 1re. Sermmestre 1802. MEXICO IMPRIMERIE DU GOUVERNEMENT FÉDÉRAL 192902 Dr a As e | ra y) $. MEMORIAS EDAD CINTIA “Antonio. Alzate.” Publicadas bajo la dirección de RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN, Secretario perpetuo. A RR RI RRNNRIRRIN RARE RR RIN RI RIN INN NRO res ra rrronrers reo TOMO XVII ler. Sermestre 1902. MÉXICO IMPRENTA DEL GOBIERNO FEDERAL EN EL EX-ÁRZOBISPADO (Avenida Oriente 2, Núm. 726.) 1902 SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE?” MEXICO. FONDÉE EN OCTOBRE 1884. Membres fondateurs. MM. Rafael Aguilar y Santillán, Guillermo B. y Puga, Ma- nuel Marroquín y Rivera et Ricardo E. Cicero. Vice - Président honoraire perpétuel. M. Ramón Manterola. == Secrétaire général perpétuel. A M. Rafael Aguilar y Santillán. +17 Conseil directif.—1901. PRÉSIDENT.—Ing. Gilberto Montiel Estrada. ViceE-PRÉSIDENT.—Manuel Moreno y Anda. SECRÉTAIRE.—Ing. Peáro C. Sánchez. VICE-SECRÉTAIRE.—Prof. Felipe Sierra. 'TRÉSORIER PERPÉTUEL.—M. José de Mendizábal. —_—_—___—__—_l —— La Bibliothéque de la Société (Ex-Mercado del Volador), est ouverte au public tous les jours non fériés de 4 h.a 7 h. du soir. Les “Mémoires” etla “Revue” de la Société paraissent par cahiers in 82 de 64 pags. tous les mois. La corespondance, mémoires et publications destinés á la Société, doi- vent étre adressés au Secrétaire général a Palma 13.—MÉXICO (Mexique). Les auteurs sont seuls responsables de leurs écrits. Les membres de la Société sont désignés avec M. $. A. , y l e y . E 5] A SS a AA , ñ Se o a dl / LSO Exa Er ta os AS Í il pr A . 5 EE CAR EN á ) , ; nu A, P ' la y me tn ' E AA ' | MES F e A e Aer a FJ ny Ingeniero de Minas D. IGNACIO ALCOCER. IGNACIO ALCOCER. DE LA GALERIA DE MINEROS MEXICANOS POR EL SEÑOR INGENIERO DON SANTIAGO RAMIREZ, M. $. A. En los estudios histórico—científicos que en diversas 0ca- siones y con diferentes motivos hemos tenido oportunidad de hacer, y que algunas veces hemos podido publicar, se nos ha presentado no pocas, el caso, bien satisfactorio por cierto, de examinar la vida y juzgar los trabajos de muchos de los hom- bres, que más ó menos directamente, pero siempre de una ma- nera eficaz y provechosa, han influido, sosteniendo la marcha científica y el movimiento minero de nuestro país, en los ade- lantos que ha alcanzado en él este ramo tan interesante en la historia de su riqueza, y tan preferente en el cuadro de su pro- ducción; y.á cuya sombra hemos visto concebirse, iniciarse, desenvolverse y realizarse el pensamiento noble, levantado, benéfico y patriótico á que debe su existencia y ha debido su desarrollo y su engrandecimiento el Colegio de Minería, don- de sin cesar, y de la manera más ventajosa, se ha efectuado la interesante trasformación del niño en hombre; y donde mer- ced al estudio de ramos conducentes y á la dirección de profe- sores ilustrados, las inteligencias se han desenvuelto y los ta- lentos se han cultivado. + 6 Memorias de la Sociedad Científica g AISSISIDDIDIAIILIEADIDIDIDIDADADDDADDIDADDS DLL DDD De las aulas abiertas en ese precioso plantel, lustre y hon- ra de nuestra culta sociedad, hemos visto salir alumnos apro- vechados, para volver á ellas trasformados en profesores dis- tinguidos, ó para llevar la luz de los más útiles conocimientos al laboreo de las minas, disipando las nieblas y las sombras del empirismo, de la preocupación y de la rutina. Hemos visto pasar por ese benéfico Instituto, varias series de generaciones de estudiantes, de cada una de las cuales ha salido un tipo, llamado á representar al buen nombre de un establecimiento de tan merecida reputación y de tan justa uti- lidad. Sucesivamente nos ha tocado ver á nuestros primeros sa- bios, reflejando el lustre de su nombre sobre el Colegio que establecieron, y á este Colegio reflejando la luz de su fama so- bre el nombre de los sabios que en él se formaron; y por esta acción incesante y recíproca, consolidar el mérito del Colegio de Minería por sus mineros, y la celebridad de los mineros por la del Colegio de Minería. La marcha de este grandioso establecimiento científico de nuestra Patria, ha dejado una huella de luz, bajo cuya influen- cia se han desarrollado mexicanos ilustres, ingenieros inteli- gentes, sabios distinguidos, dignos de figurar de una manera honrosa en nuestros anales mineros. Al sacudir el polvo del olvido que cubre los sepulcros de algunos de estos compatriotas eminentes, nos encontramos con la interesante figura que ahora nos toca bosquejar, desig- nada de antemano en nuestro cuadro por un latido del corazón, pues á ella nos ligaron los vínculos de la sangre, los lazos del cariño y los deberes de gratitud. Doblemente satisfactorio nos es por lo mismo, desahogar las exigencias de tan naturales sentimientos, honrando con ellos una memoria que por más de un motivo nos es grata. En este halagador trabajo tenemos que trasportarnos á la Capital del Estado de Jalisco, donde vió la lúz primera el céle- “¿Antonio Alzate. ñ 7 WIILILLILIIOLDIIIIOIIODIIIIILOI III bre Comentador de las Ordenanzas de Minería; y allí nos en- contramos á los vástagos de las nobles familias formadas por el matrimonio de Don Francisco González Alcocer y D* Ma- ría Antonia Alvarez del Castillo, y por el de Don José Atana- sio Ramírez y D* Josefa Echagaray, cuyos hijos Don Santia- go Alcocer y D* María Antonia Ramírez Echagaray, unidos por el vínculo dulce del augusto Sacramento, dieron ser á una familia compuesta de personas todas útiles, todas honorables, todas dignas de la estimación y del respeto con que la sociedad culta y sensata corresponde los servicios que recibe de la vir- tud y del talento. La luz del 5 de Noviembre de 1806, alumbró la cuna de un huevo fruto de este estimable matrimonio, del que resultaron ocho hijos; el que al ser marcado con el signo del cristiano, recibió los nombres de José Ignacio de Jesús, en el Sagrario de la Catedral de Guadalajara, el 11 del mismo mes. Los primeros pasos que da el hombre por la vida, cuando niño no puede discernir sobre lo que puede serle más ventajo- so, son debidos á las tendencias de los autores de sus días; y el Sr. Don Santiago Alcocer, comerciante acreditado y mine- ro distinguido, cuyas luces le merecieron la honorífica distin- ción de ser Secretario de la Universidad de Guadalajara, pro- curó como era natural, y á suilustración correspondia, dar á su hijo una educación susceptible de aprovechar sus dotes inte- lectuales, que, iniciándose en las primeras manifestaciones de su rudimentaria inteligencia, no pudieron pasar inadvertidas á la penetración y el estudio de un padre ilustrado y prudente. En aquella época, figuraba entre los principales estableci- mientos de Instrucción Primaria, una escuela dirigida por unos sacerdotes Jesuitas, cuyas dotes para la enseñanza no se han atrevido á negarles ni sus más apasionados detractores: y ba- jo la acertada dirección de esos virtuosos miembros de la Com- pañía de Jesús, hizo el niño Alcocer los estudios que debían ser la base de los conocimientos que más tarde había de ad- S Memorias de la Sociedad Científica quirir, y con los que tan ventajosamente, se había de dar á conocer. Una distinción, que en aquella época era privilegio exclu- sivo del mérito, por más que posteriormente haya solido ser patrimonio de las nulidades, obligó á la familia de quien nos ocupamos, á emigrar á la Capital de la República. Aprobada por la Junta soberana provisional gubernativa instalada el 28 de Septiembre de 1821, en su sesión de 10 de Noviembre, la convocatoria para la formación del primer Con- greso Constituyente, se fijó en 162 el número de diputados - propietarios y en 29 el de suplentes; debiendo dichos diputa- dos estar reunidos en México el 13 de Febrero de 1822, para que el Congreso fuera instalado el 24, aniversario de la pro- clamación en Iguala del plan de Independencia, por Don Agus- tín de Iturbide. Al Sr. Don Santiago Alcocer, le tocó ser electo Diputado á este Congreso; y ya en la Capital, justamente preocupado con el porvenir de su hijo, que terminaba á la sazón el tercer lustro de su vida, fijó los ojos en el Colegio de Minería, donde la ca- rrera del ramo se hallaba establecida; donde las ciencias físi- cas, matemáticas y naturales se cultivaban con más extensión; donde las inteligencias superiores encontraban un dilatado campo en que explayarse y donde daban derecho á ingresar á este joven, sus honrosos antecedentes, sus excepcionales cir- cunstancias y los servicios prestados á la minería por su padre. No nos detendremos en detallar éstos, pues basta á nues- tro propósito, consignar el hecho de que D. Santiago Alcocer fué un minero distinguido, el que queda acreditado con el de que, el Mineral de Ramos lo nombró su apoderado para las Juntas Generales celebradas en 1825, en observancia del ar- tículo 5” de el Título 1% de las Ordenanzas. Estas Juntas se abrieron á las 4 de la tarde del 12 de Agosto con toda solemnidad y con asistencia del Ministro de Relaciones, Diputados, etc., y el 7 anterior, el Tribunal de “¿Antonio Alzate.” 9 e” ” DIOLLLLIOI0L LILIA Minería, examinó y aprobó el Poder presentado por el digno Representante del Mineral de Ramos. Resuelto el ingreso al Colegio de Minería del joven Don Ignacio Alcocer, su padre elevó al Tribunal el ocurso corres- pondiente, acompañado de los documentos que acreditaban que el pretendiente llenaba los requisitos exigidos. Como desde la separación del Sr. D. Fausto de Elhuyar el 22 de Octubre de 1821, la Dirección del Colegio quedó in- terinamente á cargo del Administrador general D, Miguel de Septien, los expedientes de admisión de alumnos, eran exami- nados por todo el Tribunal; y éste, formado por el Ministro mencionado, y por los Diputados D. Tomás Alamán y D. José Garces, recibió aquel expediente; y habiéndolo encontrado sa- tisfactorio en el examen que hizo de él, dispuso en su decreto de 16 de Diciembre de 1823, que admitido el escrito, se prac- ticaran las demás diligencias; nombrando al Perito Facultativo de Minas D. Domingo Lazo de la Vega, que era el sustituto de Cátedras. para que examinara al joven pretendiente en los ra- mos que constituían la instrucción primaria, y presentara el informe correspondiente. El Sr. Lazo desempeñó con toda eficacia esta comisión, que se le comunicó por nombramiento especial el día 20, pre- sentando el 23 un honorífico Informe que acredita la apti- tud del joven examinado, cuyo informe mandó el Tribunal agregar al expediente en su auto de 24; nombrando á la vez, al joven Alcocer, alumno de distinción del Colegio de Mine- ría, al que ingresó el 7 de Enero de 1824, en que se verificó la apertura de las clases. Allí lo vemos distinguiéndose de sus compañeros, por su aplicación, su aprovechamiento, su inteligencia y su buena conducta, recibiendo y ostentando los distintivos establecidos; allí lo vemos sustentar en ese año y en los siguientes, el acto de Primer curso de Matemáticas bajo la dirección de D. Ma- nuel Castro; el de Segundo curso, bajo la de D. Joaquín Ramí- Memorias.—(1901).— T. XVII. 2. 10 - — Memorias de la Sociedad Científica rez Rojas; el de Física, con D. Manuel Ruiz de Tejada; el de Química con D. Manuel Cotero y el de Orictognosia, Greogno- sia y Laboreo de minas con D. Andrés Manuel del Río; termi- nando con este último certámen, verificado el 25 de Octubre de 1828 su luminosa carrera de estudiante. En este período de su carrera, le correspondía, para alcan- zar el título de la profesión que con tanto provecho había ter- minado, llevar al terreno de la práctica, los variados, extensos y profundos conocimientos que en las cátedras había adqui- rido. La Comisión de Estadística del Estado de México, de que en otro lugar hemos hecho mención, presidida por el sabio mexicano D. Tomás Ramón del Moral, necesitando, para el desarrollo de su programa, la aplicación de todos esos conocl- mientos, presentaba una Escuela Práctica para el Estadista, el Topógrafo, el Geógrafo, el Astrónomo, el Naturalista y el Minero. En esta Comisión ocupaba el puesto de Primer Ingeniero, el ameritado Capitán Comandante D. Joaquín Velázquez de León,” quien el 27 de Septiembre de 1828 recibió orden del General Filisola para incorporarse con dos oficiales subalter- nos, á la División del General Rincón, con el grado de Coman- dante de Ingenieros. El cumplimiento de esta orden, dejó vacante el puesto ocu- pado por este inteligente Ingeniero; y para cubrirlo, el Sr. del Moral, obrando con el acierto del que sabe conocer y aprove- char las aptitudes, nombró al joven Aleocer, quien ingresó á la expresada Comisión, el 20 de Noviembre del miso año de 1828. La expresada Comisión se hallaba entonces en Zimapán, ocupándose en las observacienes astronómicas conducentes á (1) Biografía de D. Tomás R. del Moral. (2) Véase su biografía. “¿Antonio Alzate.” 11 la situación geográfica de dicho punto, y en las operaciones topográficas que habían de fijar los lugares adyacentes. A pesar de que las cireunstancias políticas eran en extre- mo desfavorables, pues el Gobernador Zavala se hallaba pró- fugo, y las autoridades de Zimapán le eran hostiles, el joven Ingeniero pudo visitar las principales negociaciones mineras entre las que figuraba el famoso criadero de plomo de Lomo de Toro, haciendo los estudios geológicos á que las excavacio- nes subterráneas se prestan, y tomando los datos que, á la vez queformaban parte esencial del contingente con que debía con- tribuir á los trabajos de la Comisión, constituían el principio de su práctica de minas: pues en esa época no había Escuela Práctica, y los alumnos que terminaban sus estudios teóricos pasaban á un Mineral al cuidado de la Diputación Territorial respectiva. A muestro futuro minero le tocó hacer estos trabajos en un campo más extenso, asociados á otros que se llevaban á ca- bo en grande escala y con suficientes recursos, y bajo una di- rección que no pudo ser ni más acertada, ni más inteligente, ni más provechosa. Trasladada la Comisión al Cardonal, pasó con ella á este punto; y á la vez que ayudaba el Sr, del Moral á tomar altu- turas de Sol para determinar la latitud y trazar líneas de inter- sección á puntos conocidos para apreciar la longitud, estudia- ba los criaderos de plomo, comparándolos con los de Zimapán; seguía los trabajos mineros, recogía ejemplares, así de las ma- sas de galena que constituyen el eriadero, como de la piedra fé- tida y de la caliza alpina en que éstos arman, y que reciente- mente hemos tenido ocasión de ver en una de las colecciones de la Comisión, á cuya formación contribuyó en no pequeña escala. En el tránsito de la Comisión para Mextitlán, situó topo- gráficamente los pueblos de Xico, San Juan Amaxaque, y otros muchos pueblos, cerros y ranchos, determinando alturas, haciendo cortes geológicos y recogiendo colecciones, 12 Memorias de la Sociedad Científica Ayudó de una manera especial á su sabio Jefe en la de- terminación de alturas de Sol y distancias de este astro á la Luna, para multiplicar datos con el objeto de verificar la lon- gitud de México, y en el levantamiento topográfico que com- prendió todos los puntos de la Vega de Mextitlán hasta el pue- blo de Azolcintle y el Rincón de Coyometaco río abajo, y el de Xilotla y rancho del Salitre hácia arriba. De allí pasó para Zacualtipan, situando los pueblos de Olo- tla y Xoxoquiapan, en el tránsito, y después la posición Greo- gráfica de este punto por medidas directas de latitud; y la lon- gitud, por medidas de referencia hacia Atotonilco el Grande, situado por el Baron de Humboldt. Por diversos procedimientos topográficos quedaron situa- dos numerosos puntos de las inmediaciones, entre otros, el pueblo de San Agustín Mexquititlán; las Haciendas de Tusa- napa y los Alumbres; los ranchos de San Miguel y Xochimil- co; la ranchería de San Bernardo, etc,, etc. A los trabajos efectuados con el Cuerpo de la Comisión, se agregaron otros que desempeñó por sí solo en la división que de ellos hizo el experto jefe encargado de dirigirlos. La fragosidad de la Sierra de Huejutla, haciendo imposi- ble el método cómodo, sencillo y exacto de triangulación, de- cidió al Sr, del Moral á determinar tres travesías en la Sierra: la primera por Santa Ana Tianguistengo; la segunda de Hue- jutla por Zahualica, Huasalingo, Tlanchinol y Molango á Za- cualtipan, y la última de Huejutla por Atlapexco, Zoquitia- pam y Tlacolula á Zacualtipan. La segunda fué confíada al Sr. Alcocer, donde éste prac- ticó todas las operaciones topográficas é hipsométricas, siendo auxiliado por los Sres. del Moral y Arellano, con los astronó- micos que no puede efectuar un solo individuo. Lo mismo sucedió cuando la Comisión, después de iS recorrido Atotonilco el Grande, Tulancingo, Hacienda de San Miguel, Huascasaloya, Real del Monte y Pachuca, levantando / “Antonio Alzate.” 13 PEDEODOSLEOSO DAI APIS planos, tomando alturas, fijando posiciones y coleccionando minerales, plantas, rocas y fósiles, tuvo necesidad de dividir- se: tocando al Sr. Alcocer ir á Zempoala y Apam, con el Sr. Arellano, y quedando el Sr. del Moral en la Hacienda de Acul- co, con el Sr, Ortega. No obstante que la Comisión hacía reunida la mayor par- te de sus excursiones, siempre presidía la división del traba- jo; y notando el Sr. del Moral los extensos conocimientos que el Sr. Alcocer tenía en Geología, le confió casi exclusivamente los que se referían á este ramo. En desempeño de esta comisión, que podemos llamar es- pecial, descubrió en el viaje de que acabamos de hacer men- ción, la esmeralda, en su variedad de berilo, en la cañada de Tulancingo. Volviendo á incorporarse con sus compañeros en Texeoco, hizo, con éstos, los trabajos correspondientes, pasando en se- guida á Chalco para levantar el plano de la Municipalidad y el de las lagunas de Chalco y Xochimilco; y apoyándose en la línea que une los cerros de Xochitepec y el Sacro Monte, se formó una red trigonométrica, que permitió levantar y situar los planos de Tlalmanalco, Tenango del Aire, Tepeapulco y Ameca. Terminados los trabajos en esta región, la Comisión se trasladó al plan de Amilpas, dirigiéndose con sus operaciones hacia Cuautla; extendiéndolas á todos los lugares que hoy for- man el Estado de Morelos, y continuando hacia el de Guerre- ro hasta Chilpancingo. : Allí la Comisión volvió á dividirse, tocando á Alcocer via- jar por las costas de Acapulco y demás poblaciones inmedia- tas, con su compañero Arellano. En Tixtla, Hacienda de Mazatlán, Acahuixotla, Dos Arro- yos, Buenavista, Río del Papagayo, Venta del Peregrino, el Alto del Camarón, El Ejilo, Venta Vieja, Acapuleo, Tecpan de la Costa Grande, Pueblo de San Márcos en la costa Chica, 14 Memorias de la Sociedad Científica Tlacotepec, Zacualpan y otros muchos puntos que sería prolijo y aun difícil enumerar; fijó las coordenadas geográficas, las al- 'titudes, posiciones relativas, y levantó los planos correspon- dientes. ; Pasó en seguida al Mineral de Zacualtipan cuya posición determinó, haciendo á la vez un estudio de su constitución geológica, de sus trabajos, productos y establecimientos mi- neros, pasando de este Mineral á Ixtapan y en seguida á Mé- x1Co. Después de coordinar sus datos, colectar sus observacio-, nes, reunir sus ejemplares, clasificar sus colecciones, dibujar sus planos y redactar sus memorias, pasó á Pachuca, Real del Monte y Tasco, á efectuar algunas observaciones astronómi- cas y medidas topográficas, consagrándose de una manera es- pecial á los estudios mineros y metalúrgicos, que ocupaban un lugar tan preferente en su carrera, y que constituían sus prácticas de minas. En ese entónees fué nombrado Ensayador de la Casa de Moneda de Guanajuato, á cuyo Mineral se trasladó halagado por la idea de encontrar en él un campo extenso en que ejer- cer su profesión, aplicar sus conocimientos, asegurar su posi- ción y labrarse un porvenir. Estas ilusiones, que reconocían un fundamento racional, pues se apoyaban en las probabividades más rigurosas, y en la marcha natural de los acontecimientos humanos, no tarda- ron en alcanzar la más satisfactoria y completa realización. El Colegio de la Purísima Concepción en Guanajuato, era uno de los primeros establecimientos científicos en esa época; así por las materias que en él se enseñaban y por los profeso- res que las servían, como por el acierto en los reglamentos que normaban su marcha y el empeño de las autoridades y sus superiores, para conservar á esos reglamentos su vigor y su observancia. Inspeccionado ese Colegio desde la fecha de su erección “Antonio Alzate.” 15 por el Real Tribunal del Importante Cuerpo de la Minería en Nueva España, estaba sujeto á un plan muy semejante al que regía al Colegio de Minería de México, Así se ve que con fecha 16 de Diciembre de 1797, el Tri- bunal de Minería, formado por los Sres. Zevallos, Valcarze, Noriega y Vega, pasa á Informe del Director General D. Faus- to de Elhuyar, el expediente que le fué remitido por el Go- bierno, sobre las propuestas hechas por el Ayuntamiento de Guanajuato para proveer las plazas de Rector, Vice— Rector, Catedráticos y Maestros de Primeras letras en el expresado Colegio de La Purísima. El artículo 1* del plan formado el 12 de Enero de 1790 por el Sr. Elhuyar, en armonía con los artículos 10 y 11 del Título 18 de las Ordenanzas, disponía que para la provisión de las cátedras se abrieran oposiciones, convocadas por edictos pu- blicados con la debida anticipación. Semejante á este artículo era el análogo en el Reglamen- to del repetido Colegio; y conforme á él se abrieron las oposl- ciones para las clases de Física y Francés, á principios de 1831 con emplazamiento de seis meses: el joven Aleocer se presen- tó como primer opositor; y habiendo obtenido dichas clases, entró á servirlas á mediados de ese año. En los mismos términos entró á servir la cátedra de As- tronomía, en cuyo ramo había hecho una gran práctica en la Comisión Científica del Estado de México, y atesorado excep- cionales conocimientos. Nadie ignora el impulso que las cien- cias recibieron en nuestro país por la creación de la Sociedad de Geografía y Estadística, que conforme á las bases de su creación, estableció corresponsales en diferentes Estados de la República: solamente los hombres verdaderamente científi- cos ingresaban entonces al seno de esta respetable Sociedad, la que deseosa de utilizar los conocimientos del joven Inge- niero, lo nombró corresponsal en Abril de 1833, A la vez que atendía sus labores en la casa de Moneda y 16 Memorias de la Sotiedad Científica sus cátedras en el Colegio, visitaba las numerosas negociacio- nes Mineras de ese extenso Mineral, ensanchando su práctica, aumentando sus conocimientos, perfeccionando su instrucción, recogiendo datos, practicando medidas y preparándose en fin para sostener el examen profesional que le abriría la puerta, con el carácter de facultativo, 4 una profesión á que estaba destinado á prestar tan señalados servicios. Así preparado, y habiendo excedido en esta utilísima pre- paración el plazo fijado por las Ordenanzas y por las disposi- ciones concordantes del Colegio de Minería, en Diciembre de 1833 elevó un ocurso á la Dirección, solicitando el examen pro- fesional. En esa época este Establecimiento acababa de experimen- tar un cambio en su organización, á consecuencia de la ley de 26 de Octubre de 1833, expedida para el arreglo de la Instrue- ción Pública en el Distrito Federal. Dicha ley estableció seis establecimientos de Instrucción Pública, en el orden siguiente: 1? De estudios preparatorios. 2% De estudios Ideológicos y humanidades. 3 De ciencias Físicas y Matemáticas. 4% De ciencias Médicas. 5% De Jurisprudencia. 6” De ciencias Eelesiásticas. En virtud de este arreglo, el expresado Colegio quedó ocu- pando el tercer lugar, cambiando su nombre por el de “Esta- blecimiento de Ciencias Físicas y Matemáticas,” y formando todo lo relativo al ramo de Minería, un establecimiento espe- cial denominado “Establecimiento de Minería.” El Director del Colegio así trasformado, no sabiendo cómo proveer la solicitud del Sr. Alcocer, con fecha 4 de Enero de 1834 consultó al Sr. D. Francisco Robles, Director antiguo del Colegio, y á la sazón del Establecimiento de Minería, á “¿Antonio Alzate. ” 17 WILLIS quién correspondía efectuar este exámen y expedir este título; y el Sr. Robles, con la misma fecha, le manifestó que después de la extinción del Tribunal, estos actos los efectuaban los pro- fesores del Colegio presididos por el Apoderado de los Mineros en virtud de la Suprema resolución de 22 de Octubre de 1828, y con sujeción al artículo 17 de la ley de 20 de Mayo de 1826. No encontrando el Sr. Mora, Director del Establecimiento, aplicable esta resolución al caso, consultó con fecha 15 á la Dirección General; acompañando, con un proyecto de ley que había formado, la solicitud y documentos presentados por el Sr, Alcocer. Salvadas las dudas, allanados los obstáculos, vencidos los inconvenientes y fijadas las reglas para proceder á los exáme- nes profesionales, se señaló el 20 de Enero de 1835 para efec- tuar los del Sr. Alcocer, quien fué examinado en las dos pro- fesiones de Perito Facultativo de Minas y Beneficiador, y de Ensayador Apartador de Metales; y habiendo sido aprobado por unanimidad, se le expidió el título de dichas profesiones. No estando aún precisada la disposición de que los Inge- nieros de Minas podían ejercer legalmente la profesión del In- geniero Topógrafo, el Sr. Alcocer, deseando estar en aptitud de ejercer esta último, solicitó el exámen correspondiente, que sufrió el 7 de Agosto del mismo año, con el mismo satisfacto- rio resultado, recibiendo el título respectivo. Vuelto á Guanajuato con estos honrosísimos títulos con tanto talento y tanta instrucción conquistados, los empresarios trataron de aprovecnar en favor de sus Negociaciones la ins- trucción de tan entendido Ingeniero; y desde luego fué nom- brado Administrador de la Mina de Rayas. En las elecciones verificadas en 1836 para formar la Di- putación de Minería, fué electo segundo Diputado propieta- rio; cuyo cargo sirvió durante un año, entrando al siguiente á ocupar el puesto de Presidente, en el que varias veces lo co- locaron sus cualidades, sus aptitudes y la confianza de los mi- neros de esa interesante región. Moemorias.—[1901]. T. XVII.-—3. 18 Memorias de la Sociedad Científica TOLDOS ILLIA Entre las minas que en esa época estaban registradas y eran conocidas en Guanajuato, fignraba de una manera espe- cial la llamada de Nuestra Señora de Guadalupe, (a) de La Luz, situada en el Real del Realejo y cerro de este nombre, la que por más de un concepto llegó á ser una mina histórica, y hoy se menciona de una manera especial en nuestros anales mineros. Esta mina fué descubierta en 1793 por D, Pedro Marmo- lejo, á quien se le dió en posesión el 11 de Junio, quedando en consecuencia dueño de ella, con cuyo carácter el 6 de Mayo de 1794 celebró un contrato con D. Lorenzo Soria, en cuya virtud cedió á éste veintidós barras, quedándose con dos so- solamente. Como para atender á los gastos del laborío, D. Manuel Ru- bio hizo algunos desembolsos, el Sr. Soria le cedió como remu- neración nueve barras, cuya cesión se formalizó por escritura de 19 de Julio del mismo año; y en el siguiente de 1795, D. Manuel Antonio de Otero, por Escritura otorgada en 29 de Abril, adquirió por compra que hizo á Soria y Marmolejo, las quince barras que éstos tenían; quedando la mina de la exclu- siva propiedad de los Sres, Otero y Rubio. Este último, en virtud de un contrato celebrado el 24 de No- viembre de 1796, adquirió una nueva cuadra anexaá La Luz, denominada El Avemaría; y con el objeto de que esta nueva cuadra fuera considerada como parte esencial de La Luz, y el trabajo de la una pudiera hacerse porla otra, en Mayo de 1800 acudió Rubio ála Diputación de Minería solicitando su formal agregación, la que le fué concedida por decreto de 11 de Junio. - Para dar ensanche á este importante fundo minero, se ad- quirieron con posterioridad nuevas pertenencias, todas las que entraron al dominio exclusivo de D. Manuel Rubio, conforme á la enajenación que D. Manuel Antonio Otero le hizo de sus barras por escritura fecha 26 de Mayo de 1803, otorgada ante el Escribano de minas D. José María Marquina. “Antonio Alzate.” 19 Durante cinco años D. Manuel Rubio estuvo en quieta y pacífica posesión de todas las minas, hasta que el 22 de No- viembre de 1808, una sentencia judicial lo obligó á ceder ocho barras á la Señora su Madre D* Francisca Posadas, á quien dió la debida posesión el Regidor Alguacil Mayor D. José Mi- guel de Septien. A la muerte de D* Francisca Posadas acaecida el 2 de Ju- nio de 1817, y á la del fallecimiento de su hijo D. Cosme, uno de sus herederos, la mina quedó distribuida entre sus otros dos hijos D. Manuel y D* Juana, y D. Mariano Otero. Los horrores de la guerra de insurrección que de una ma- nera tan directa se hicieron sentir en Guanajuato, según en otro lugar hemos tenido ocasión de ver,” paralizaron los tra- bajos de esta mina, que permaneció mucho tiempo en abando- no si no legal, porque conforme al artículo 14 del Título IX de las Ordenanzas, no procedía, sí de hecho por la suspensión de los trabajos: y con el fin de evitar un denuncio, que aunque improcedente pudiera perjudicar á sus dueños, el Administra- dor D. Modesto Villa, esposo y apoderado de D* Feliciana Echeverría, heredera de D. Manuel Otero, la denunció á su nombre y al de los otros dueños, por escrito de 7 de Octubre de 1820. El estado en que quedó la mina después de tantos años de abandono; los gastos muertos que para su limpieza y pre- paración de las labores era necesario erogar; la escasez de fon- dos de los parcioneros á quienes correspondía hacer estos gas- tos y la existencia de un litigio entre éstos, que se hizo nota- ble por la importancia que llegó á tener, hicieron que para rea- nudar los trabajos, el Sr. Villa iniciara un contrato con la Com- pañía Inglesa, que no llegó á surtir sus efectos. No es nuestro ánimo ni corresponde á nuestro propósito examinar el valor legal de estos hechos, que solo menciona- mos como procedentes al rápido bosquejo histórico de esta mi- e (1) Biografía de D. José Casimiro Chovell. 20 Memorias de la Sociedad Científica POLI na, y nos sirve de eslabón en la cadena de los acontecimientos que constituyen la vida que estamos examinando. El año de 1842 los parcioneros de esta mina solicitaron un avío del Sr. D. Juan de Dios Pérez Gálvez, que tenía varios negocios de minas en Guanajuato y á la sazón residía en Mé- xico. El Sr. Pérez Galvez para tomar una resolución acertada en tan delicado asunto, comisionó al Sr. Alcocer, que tanto se estaba distinguiendo en el ejercicio de su profesión como mi- nero facultativo, para que hiciese un reconocimiento de la mina y sus anexas, y en caso de que su juicio fuera favorable, for- mase el plan de laborío, acompañando el presupuesto corres- pondiente. Complexa y delicada era la cuestión que en este encargo se le proponía; pero también le abundaban los elementos pa- ra resolverla: así es que considerando el negocio que la explo- tación de esas minas ofrecía, como de grande importancia, pre- sentó el plan y presupuesto que debían ser la consecuencia de esta opinión, que sus apreciaciones sostenían y que los hechos posteriores confirmaron. Aprobado el plan por tan entendido Ingeniero propuesto, se le designó, celebrado el avío, para desarrollarlo, poniendo á su disposición los fondos necesarios para el objeto. No faltaron entretanto personas, que por error ó por ma- licia, trataron de influír sobre el ánimo del Sr. Pérez Galvez para hacerlo desistir de una empresa calificada de ruinosa; y con hechos mal apreciados, con consecuencias mal deduci- das, con reflexiones inoportunas y apreciaciones infundadas, lograron decidirlo á la suspensión de los trabajos, en cuyo sen- tido escribió al Sr. Alcocer, quien con una actividad propia de su carácter, y un acierto en armonía con su ciencia, acababa de emprenderlos y se ocupaba en impulsarlos. Sin perder de vista las operaciones indispensables de for- tificación y limpia, concentró su atención en el cuele de un po- >. — A AA coin 91 zo, con todo estudio trazado, de cuyo plan se había de romper un crucero para cortar con él la veta en una región inexplo- rada. Ninguna duda podían dejarle las medidas, dada la impro- babilidad de un cambio de echado, en una veta que con tanta eserupulosidad había reconocido, del punto en que iba á alcan- zarla: y aunque los estudios geognósticos y mineralógicos en que fundó la elección y locación de esas obras le hacían con- cebir esperanzas, la ley general que preside la distribución del mineral en sus criaderos, en cuya virtud se alternan con los tramos favorables, tramos borrascosos, engendraba en su es- píritu los más serios temores; y éstos, obrando con la cordura de que en todos sus actos dió testimonio, le sirvieron de base para formar el presupuesto, en el que supuso que las frentes y pozos que conforme á 'su plan había que romper una vez cortada la veta, serían obras de exploración, y debían ser con- sideradas como muertas. En medio de un entusiasmo creciente, y reforzado por las indicaciones litológicas que le permitía observar el cuele de sus bien meditadas obras, fué sorprendido por la carta de Pé- rez Gálvez, cuyo cambio de opinión tan inesperado no podía explicarse por una conjetura racional. Consultando su deber, que siempre aconseja con acierto en las determinaciones delicadas, resolvió continuar con más actividad los trabajos: y en una bien meditada contestación, expuso sus ideas sobre la inconveniencia del paso que se le ordenaba. Lentas eran entonces las comunicaciones; y las cambiadas entre la Capital de la República y la del Estado de Guanajua- to, tardaban mucho tiempo en llegar á su destino: así fué que mientras Alcocer recibió una segunda carta, en que de una manera más resuelta se le repetía la decisión indicada en la primera, el cuele del crucero había adelantado en términos que correspondían á la ansiedad de su inteligente Director. 92 Memorias de la Sociedad Científica OOLIIOLOOS II IIS DIO LI III Otro que no hubiera tenido la ciencia, la energía, la segu- ridad, la conciencia del deber y demás cualidades que nuestro minero en tan alto grado poseía, habría obedecido sin obser- vación; pero éste, como la vez anterior, contestó de la misma manera, consignando el hecho de que debía continuar y con- tinuaba los trabajos. Tal vez esta carta llegaba á las manos de la persona á quien iba dirigida, excitando su ira por ver su orden por se- gunda vez desacatada, cuando el crucero tocaba á su término; y los últimos barrenos abiertos sobre la guarda del respaldo, arrancaron de la orilla atacada, y dejaron ver entre las pie- dras despedazadas por la explosión, abundantes masas de pla- ta sulfúrea, acompañada en su mayor parte de rosicler. Presente estaba el Sr. Alcocer, cuando imperfectamente disipado el humo, los barreteros, con un entusiasmo que raya- ba en delirio, le mostraban las seña.es del codiciado metal, que tanto había de influír en la prosperidad del Estado y ha- bía de labrar grandes fortunas. La veta se había cortado en bonanza! “Como chispa eléctrica eundió tan plausible noticia en todo el Mineral; los trabajos de investigación, se convirtieron en trabajos de disfrute: el rico mineral que casi sin pepenar se trasportaba á las Haciendas de Beneficio, pronto era trasfor- mado en barras, y éstas en pesos, en las oficinas de la amone- dación: cuatro mil operarios llenaban á los pocos días las pla- nicies de los valles, las gargantas de la sierra y hasta la cima de los cerros; y álos trabajadores que acudían con su trabajo, se agregaban los comerciantes que llevaban sus mercancías, los agricultores sus abastos, los artesanos sus industrias, los fleteros sus animales, sosteniendo un movimiento y una ani- mación de que no puede formarse idea el que no haya visto un Mineral en bonanza. Fácilmente se comprende cuál fué la respuesta que dió el Sr. Alcocer á la tercera carta en que con acritud se le exigía “Antonio Alzate. 23 OIIPLILIDDIIIILIIDLIIIIIIIIIIIIIIIL la suspensión de los trabajos, cuya continuación y resultados le merecieron el Poder General, que lo puso al frente de las principales Negociaciones mineras de Guanajuato. Pronto se levantó una población, donde antes solo era un desierto: el Sr. Alcocer trazó las calles, situó la Iglesia, distri- buyó los lotes, y dió, en fin nacimiento á un pueblo trabaja- dor, industrioso y feliz, si se nos permite la expresión, pues nació enmedio de la riqueza. La importancia que llegó á adquirir el Mineral de La Luz fué tanta, que en Enero de 1846, se segregó de la Capital, que- dando erigida en Cabecera de un nuevo Municipio; unido á la Capital por un camino, cuya concesión se hizo á D. Marcelino Rocha el 27 de Mayo de 1847. El camino entre La Luz y Guanajuato, estaba cubierto por hatajos que iban y volvían, casi sin interrupción: los re- zagos de las Haciendas no podían contener el mineral que les llegaba, sin embargo de estar constantemente solicitado por los morteros, cuyo golpeo incesante no dejaba de oirse: las innu- merables tahonas de Rocha, Flores, San Francisco de Flores, y todas las Haciendas, no detenían su movimiento sino los instantes necesarios para cambiar las mulas que terminaban sn cuarto: los patios estaban tapizados por las tortas: los lava- deros hacían desaparecer estas entre sus agitadas aguas, lle- vando al río entre sus turbias y lechosas corrientes, partículas de pella, que eran aprovechadas por multitud de infelices que se agrupaban para recogerlas: las capellinas y los hornos de afi- nación estaban en continua actividad: diariamente entraban á la Casa de Moneda las barras destinadas á la acuñación: y desde que se abría el Despacho en la Hacienda de Flores don- de estaba la Dirección, hasta horas avanzadas de la noche, no cesaba el ruido que producen al chocar entre sí las monedas cuando se cuentan. Y no bastando este movimiento para el de tan extensa y rica explotación, semanariamento se vendía mineral en resca- tes por valor de $ 14,000 término medio. ns 2 Memorias de la Sociedad Científica ELLIS III DIO DIZE II DOLIDO Según documentos que tenemos á la vista, consta en los estados generales de la Mina de La Luz, que desde 1842 has- ta 1848, la venta de los rescates produjo $ 3.729,927,50 cs. Al mencionar estas operaciones, nos viene á la memoria un hecho que pone en relieve el grado de delicadeza y de hon- radez que distinguió al personaje que estudiamos. En uno de los tequios destinados al rescate, estaba un hermoso grupo de cristales de rosicler, que no pudo pasar inadvertido á tan in- teligente mineralogista, quien tuvo el deseo de poseerlo para agregarlo á su escogida colección. Nada habría sido más fácil, para el legítimo representante de los dueños de aquellas toneladas de mineral que represen- taban una fortuna, que haber tomado esa pequeña muestra, que solo pesaba unas libras: pero el íntegro Director, consi- derando este acto indebido, se convirtió en rescatador, y al anunciarse el rescate de aquel, se acercó al cído del Adminis- trador, según la costumbre establecida, diciéndole que al pre- cio máximo ofrecido, agregara algunos pesos, y se le adjudi- cara la busca. Así se hizo en efecto: y cuando el Administrador, después de recibir todas las ofertas, anunció en alta voz, que aquella busca quedaba en 15,000 y pico de pesos al Sr. Alcocer, éste levantó la piedra que deseaba, y ordenó que siguiera el rema- te por su cuenta; perdiendo en esta operación 500 y pico de pesos. Su eserupulosidad en este punto era tanta, que cuando visitaba alguna mina ó Hacienda de la vasta Negociación que dirigía, pagaba las pasturas consumidas por su caballo y el de su mozo. Sus dotes administrativas, que tenían un campo tan ex- tenso en que aplicarse, le facilitaban los medios de dominar el complexo negocio á cuya cabeza se encontraba. Sabía á cuánto ascendía la extracción diaria de cada mi- na; cuál era la ley média de sus frutos; cuántas tortas había “(Antonio Alzate.” 25 en cada Hacienda y cuál era el metal que habían de producir en su movimineto; cuál era la existencia de cada centro de tra- bajo, y cómo estaba representada; cuántos dependientes y operarios había y todo lo que con esta colosal empresa pudiera relacionarse. Consultando los mismos documentos antes mencionados, en el mismo tiempo se remitieron de la Mina de La Luz álas Haciendas del Sr. Pérez Galvez para su beneficio, 370,316 car- gas 11 arrobas de mineral, cuya extracción, así como la del vendido en los rescates, importó 2.246,771 pesos 6 reales 2 oe- tavos. Calculando bajamente el valor medio de este mineral en 15 pesos carga, valor producido, el valor total representado por dicha suma es de 5.404,761 pesos, 6 reales, 2 octavos; cuya cantidad, unida á las de las ventas, hace un total de 9,134,404 pesos, 2 reales, 2 octavos; de,cuya cantidad deducidos los gas- tos, resulta un sobrante de 6.887,732 pesos que es la utilidad líquida y corresponde á 286,588 pesos 5 reales por barra has- ta fin de 1848. En el año siguiente de 49, la bonanza llegó á su apogeo, habiendo llegado el producto de los rescates á 100,000 pesos semanarios. En éste y en los de 50 y 51, se mandaban semanariamente á las Haciendas que el Sr, Alcocer dirigía, 1,500 cargas de me- tal, que en dicho tiempo hicieron un total de 234,000 cargas, que dieron una utilidad mínima de 3.510,000 pesos de los que corresponden á cada barra 146,250 pesos. Fácilmente se comprende que con un reparto medio sema- nario de un mil y pico de pesos, los accionistas, ávidos siem- pre de recibir cuantiosos dividendos, no se apercibirían de la corta diminución que éstos sufrieron, al invertir una parte de los productos en sostener obras de especulación que ase- guran el porvenir de una mina; de suerte que mientras el Sr. Alcocer sostenía la producción en la altura de que hemos da- Moemorias.—[1901,]—T. XVI. 26 Memorias de la Sociedad Científica do una idea pálida en nuestra ligerísima reseña, concebía, cal- culaba y llevaba á feliz término obras preparatorias de nuevas labores, que vinieran á reemplazar á las de disfrute cuando és- tas se agotaran. En medio de unos trabajos tan sostenidos, de un laborío tan extenso, de un pueble tan numeroso, de una extracción tan abundante, la más diligente vigilancia se hacía sentir en todo este movimiento, dando cumplimiento á las más pruden- tes disposiciones; de manera que en los extensos comidos y largos cañones de donde se arrancaba tan rico mineral se de- jaban, con gran disgusto de codiciosos barreteros, cuyas 1n- elinaciones moderaba la más rigurosa disciplina, robustos pi- lares y voluminosos bordos, que formando una fortificación natural, daban lasolidez necesaria á esas extensas excavaciones. Cómodamente, y no sólo sin gasto alguno, sino con una utilidad respetable, pudieron estas fortificaciones ser reempla- zadas con otras de mampostería; pero el previsor minero resol- vió dejarlas, con la idea de que cuando los planes estuvieran inaccesibles, las labores emborrascadas y la necesidad obliga- ra á ir abandonando los trabajos inferiores, ó á efectuar des- embolsos de consideración, se emprendiera el disfrute de esos bordos y pilares, ya para abandonar determinadas regiones en el primer caso, ya para atender, en el segundo, las emergencias que se presentaran, sin pedir exhibiciones á los accionistas. Entre estas obras figuraba en primer término por su im- portancia, por su aplicación y por su expectativa, el cuele de un tiro que debía alcanzar la profundidad de 100 varas, á la que se rompería un crucero perpendicular á la veta, para cor- tarla en el bajo. : La imaginación se pierde al considerar la importancia que ofrecería á la explotación esa zona vírgen, que se hallaba á tan atendible profundidad, en la que podía hacerse un laborío en- teramente nuevo, teniendo en los altos labores en bonanza ó en frutos; y en el caso más desfavorable de un general é ines- ““ Antonio Alzate.” 27 PILLAN perado agotamiento, riquísimos bordos y pilares, que consti- tuían cajas cerradas, con los fondos necesarios para una am- plia refacción. A pesar de estos delicados quehaceres, que absorbían la mayor parte de su atención y de su tiempo, consagraba una parte no pequeña de éste y aquella al servicio de sus cátedras, al estudio de las diversas materias de su profesión y al culti- vo de sus ramos favoritos, entre los que se hallaba la Astro- nomía. El 8 de Marzo de 1843, comenzó á verse en Guanajuato un cometa, notable, además de serlo por la poca frecuencia con que se dejan ver estos astros, por su considerable magni- tud, su extraordinaria belleza y su brillante claridad. Nuestro hábil astrónomo se dedicó á observarlo con todo el detenimiento que requería y con todo el acierto que su pe- ricia le otorgaba; y cuando el astro hubo desaparecido, su di- ligente observador publicó respecto de él un estudio que me- reció los más satisfactorios elogios de las personas competen- tes para calificarlo. Los que de alguna manera han fijado su atención en la marcha que entre nosotros ha seguido el importante ramo de la Minería, conocen, á lo menos en parte, los trabajos en dis- tintas esferas emprendidos, para el descubrimiento de criade- ros de mercurio; y estos trabajos llevados al terreno de la práe- tica en su aspecto propio, dieron lugar á reconocimientos peri- ciales, confiados en lo general á personas competentes. El suelo de Guanajuato, designado por Humboldt como productor del buscado metal, cuyo carácter le imprimieron los estudios periciales del malogrado Chovell, fué uno de los estu- diados con más diligencia; pues sus activos é ilustrados hijos que siempre se han distinguido promoviendo todo lo que pue- da contribuir al adelanto del ramo que tan empeñosamente cultivan, proyectaron una asociación denominada “Compañía Guanajuatense para minas de azogue y carbón de piedra,” des- tinada á estas interesantísimas exploraciones. 28 Memorias de la Sociedad Científica ' A su vez la Junta de Fomento y Administrativa de Mine- ría, entre cuyos recursos contaba con los fondos del azogue y dotal de los mineros, nombró diversas Comisiones científicas que se ocuparan en estos trascendentales estudios. El Sr. Alcocer fué designado Presidente de la que debía estudiar Guanajuato; y asociado al Sr. D. Benito Herrera, re- conoció los criaderos de El Rodeo, San Nicolás del Chapín, Cerro del Pinalillo, El Centeno, El Gigaute, El Toro, San Juan de la Chica, El Fraile, Palos colorados, Targea, San Pedro de los Pozos, etc... . tocando en su Informe la formación geológi- ca, los caracteres mineralógicos y geognósticos, las posiciones relativas, las condiciones mineras y todas los detalles necesa- rios para formarse idea exacta del asunto sobre que informa. En este interesante documento, que por sí solo acredita la pericia del minero que lo formó, se leen estas significativas pa- labras, que el Sr. D. Antonio del Castillo reproduce en su inte- resante trabajo sobre las minas de azogue, y que entrañan un juicio digno de meditación y de estudio: “Si en las minas de pla- ta se hubiera observado la regla que hasta ahora se ha querido establecer para las minas de cinabrio, de abandonarlas luego que no producen frutos costeables á la profundidad de 20 ó de 30 y álo más de 60 varas, la República se habría visto, con muy pocas excepciones, privada de aquellas y de la enorme riqueza que han producido.” El ramo de la Instrucción Pública, tan preferente en to- da Administración bién ordenada, solicitó de él su valioso con- tingente, que le prestó al desempeñar el honorífico y elevado cargo de Inspector. No solamente en estos ramos era consultada su opinión: en las complicadas cuestiones políticas, que para alcanzar una so- lución acertada necesitan el concurso del talento, de la cir- cunspección y la prudencia, se hizo sentir la necesidad de su consejo, y para lograrlo, se le nombró Individuo de la Asam- blea Departamental. “Antonio Alzate.” 29 La muerte del Sr, D, Luis de la Rosa, acaecida el 2 de Sep- tiembre de 1856, dejó vacante la Dirección del Colegio de Mi- nería que desde el 15 de Octubre del año anterior desempeñaba por nombramiento que en Consejo de Ministros, le expidió el Jefe del Gobierno Gral. D. Rómulo Díaz de la Vega, y rati- ficó el Gobierno el 15 de Octubre; quedando al frente de este importante puesto con el carácter de Director interino, el Pre- fecto de estudios D. Blas Balcárcel. Por la disposición del Ministro de Fomento D. Manuel Si- liceo, de 11 de Septiembre del mismo año, el cargo de Direc- tor debió desempeñarlo uno de los catedráticos, propuesto en terna por los catedráticos mismos; y en virtud de ella, dichos catedráticos presentaron la respectiva terna, en la que figuró el Sr. Alcocer al lado de otros dos eminentes Ingenieros y an- tiguos alumnos: D. Blas Balcárcel, que fué nombrado el 18 de Noviembre y D. Manuel Robles Pezuela. A la muerte de D. Juan de Dios Pérez Gálvez, la Señora su hermana D* Francisca de Paula, le otorgó su Poder Gene- ral y amplísimo; estipulándose una cláusula en cuya virtud no habría entre el Apoderado y la Poderdante una tercera entidad para el arreglo de los negocios, en el que uno y otro, se co- municarían directamente. En estricta observancia de esta cláusula, tan esencial, tan necesaria, ban conveniente y tan digna de ser respetada, el Sr. Alcocer, siempre que la gravedad del caso lo exigía, se trasla- daba á esta Capital, sin embargo de los trastornos que ésto le originaba, y de que la travesía era larga, incómoda y peli- grosa. Su delicadeza, que presidía aun el más insignificante de sus actos, hacía que los gastos de estos viajes, apesar de ser de consideración, los sufragara por cuenta propia, sin cargarlos á los fondos que manejaba con tanta honradez como acierto, y con tanto desprendimiento, como inteligencia. En este punto, no encontró por parte de su poderdante la 30 Memorias de la Sociedad Científica reciprocidad á que tenía derecho, y que era tan necesaria pa- ra el equilibrio y la armonía del contrato. La intervención de D. Manuel Campoverde en los asuntos de la Sra. Pérez Gálvez, afectando el exacto cumplimiento de una cláusula tan esencial, afectó también los derechos del dig- nísimo Sr. Alcocer, quien se separó de los negocios, de la ma- nera más enérgica, más digna, más absoluta y más completa. Personas como el Sr, Alcocer, se sustituyen, pero no se reemplazan; y mucho menos, cuando la elección tiene por ba- se la parcialidad y el desacierto. El sustituto del Sr. Alcocer en la dirección de las Minas, siguió los trabajos de éstas bajo un plan enteramente distinto del adoptado por su antecesor, ó mejor dicho, sin plan alguno. Suspendió todas las obras muertas, incluso el tiro de que hicimos mención, en cuyo cuele se habían avanzado 60 varas; dispuso que en él se arrojaran los atierres y tepetates, para economizar el costo de su extracción; mandó disfrutar los pi- lares y bordos conservados tan cuidadosamente, y entregó la mina á buscones cuyos impremeditados trabajos determina- ron el hundimiento, y pudiéramos decir, la pérdida total de las minas, El pillaje de la explotación subterránea se hizo sentir has- tala superficie; pues las casas, inhabitadas ya por falta de gen- te, la que emigró en busca de trabajo, fueron destechadas pa- ra quemar las vigas; y para utilizar en pequeñísima escala los fierros, fueron arrancados los balcones. Entretanto el Sr. Alcocer, que con natural amargura con- templaba estos desaciertos, veía desde la serenidad de su reti- ro destruir esas obras, que fueron el resultado de su estudio, de su inteligencia y de sus afanes, y cegar un porvenir, que pa- ra la Minería y para el Estado, preparó con tanta diligencia. Los frutos de su saber, los seguía brindando á su familia, á sus discípulos, á sus amigos y á las Sociedades Científicas que buscando sus luces lo habían llamado á su seno. ii AS “Antonio Alzate.” 31 PLLLILDIIIEIIIDLIILIIIISILIICIIIAIDIDIIIEIIDIIIADIOIOO OOOO La de Geografía y Estadística, en el impulso que prestó 4 las ciencias Físicas, cuyo cultivo llegó á formar parte intere- sante de su complexo programa, le dirigió una comunicación con fecha 7 de Abril de 1859, pidiéndole las noticias que ha- bía recogido y las observaciones que había hecho en sus ex- pediciones á Aguas Buenas, Silao y el Cerro del Cubilete. Por las alteraciones á que sujetaban la regularidad en la correspondencia las cireunstancias políticas de entonces, has- ta el 22 de Mayo recibió esta comunicación el Sr. Alcocer; quien expresando en su contestación este retardo, remitió con fecha 30, los datos científicos que se le pedían, y otros muchos que consideró conducentes, entre los que comprendió la declina- ción de la aguja magnética en Guanajuato. Esta misma Sociedad le hizo una distinción tan honrosa como merecida, expresándole con un voto de confianza, la es- timación en que tenía sus conocimientos mineros, y el valor que daba á los estudios que había emprendido en uno de sus ramos principales. Para comunicar á la Estadística, objeto principal de su Ins- tituto, el impulso que tan urgentemente necesitaba, compren- dió que el primer paso que debía dar y el primer trabajo que estaba llamada á emprender, consistía en llamar la atención sobre los principales, de los numerosos ramos que esta cien- cia comprende, dándolos á conocer bajo el punto de vista que les es propio. Con tal motivo nombró, para que abriera dictamen so- bre asunto tan esencial, una Comisión formada por los respe- tables socios Dr. D. José Guadalupe Romero, Dr. D.JoséI. Du- rán, Lic. D. Antonio María Salonio y D. José Joaquín Pesado. En la sesión del 23 de Febrero de 1860, presentó esta Co- misión su dictamen, en el que proponía “nombrar sesenta in- dividuos facultativos del seno de la Sociedad, para que cada uno reuna los datos oficiales ó extraoficiales, escriba el artículo estadístico que se le encomiende y lo remita á la Corporación dentro del sexto mes de la fecha.” 32 Memorias de la Sociedad Científica Entre las materias designadas en la parte resolutiva de es- te dictamen, para la distribución consultada, figuran las siguien- tes, que se refieren al ramo de la Minería: “Minas de plata y oro; minas de cobre, estaño y antimonio; minas de cinabrio; minas de carbón de piedra; minas de fierro; minas de los de- más metales no comprendidos en las anteriores; haciendas de beneficio de metales; canteras, granitos, jaspes y mármoles; esmeraldas, topacios, rubíes y piedras preciosas; arcillas para porcelanas, colores y medicinas; y salinas.” Discutido y aprobado por la Sociedad este dictamen, en sus sesiones del 31 de Septiembre, y 7 y 14 de Noviembre de 1861, en la del 21 se hizo la distribución respectiva, en la que —sea dicho de paso —se ve dominar el acierto; y conforme á ella, el Sr. Alcocer fué comisionado para estudiar los puntos relativos á los criaderos de cinabrio y de carbón. A la vez que se ocupaba en sus clases y sus estudios pre- dilectos, derramaba los beneficios que eran una necesidad de su corazón magnámino y de su carácter generoso y despren- dido. Muchos rasgos pudiéramos citar para comprobarlo, pero nos limitaremos á uno que pasó á nuestra vista de niños, de- jándonos unaimpresión tan duradera, como las que en esa edad se reciben, y tan grata como todas las que con la Caridad se relacionan. Para sustraer á su familia del azote del cólera, que comen- zó á hacerse sentir en Guanajuato en Marzo de 1850 se tras- ladó á esta Capital; y al ocuparse de su instalación compró un carruaje en la afamada carrocería del Sr. Wilson. Después de pagarlo, ordenó que lo llevaran á su casa des- pués de hacerle ciertas insignificantes modificaciones. Una omisión en la Administración del establecimiento, hi- zo que no se remitiera luego que estuvo concluído; y llegados entre tanto los días de la Semana Santa, en que según las pia- dosas costumbres de aquella época, se suspendía el tránsito “Antonio Alzate.” 33 LISIS de carruajes, se dispuso enviarlo á su dueño al comenzar la Se- mana de Pascua. Entre las efemérides notables que en los anales de Méxi- co se registran, figura el horroroso incendio que tuvo lugar la tarde del Viernes Santo, 29 de Marzo de 1850, que comenzan- do en la mencionada carrocería, se propagó á diversos puntos de la ciudad favorecido por el huracán más terrible que se ha sentido. Pocos de los objetos existentes en el establecimiento in- cendiado, lograron salvarse; y entre los que fueron destruidos por la voracidad de las llamas, estaba el coche del Sr. Alcocer. Pasado este terrible siniestro, el dueño de la carrocería se dispuso á reponer el carruaje perdido, penetrado de la obliga- ción que para ello tenía; pero el Sr. Alcocer, condolido de la situación á que esa catástrofe imprevista acabada de reducir á un industrial á quién ni siquiera conocía, se negó á recibir in- demnización alguna, suplicando al carrocero que le permitie- ra contribuir al alivio de su desgracia, relevándole de esa obli- gación y condonándole el pago que envolvía. Por la acrisolada Caridad del Sr. Alcocer, muchos hom- bres desvalidos tuvieron apoyo; muchos brazos ociosos encon- traron trabajo; muchas familias indigentes tuvieron pan; mu- chas necesidades se socorrieron, muchas lágrimas se enjuga- ron y muchos males, que por su magnitud parecían irremedia- bles, hallaron remedio. El Colegio del Estado, al que prestó tan importantes ser- vicios, y al que consagró en la enseñanza una gran parte de su vida, deseando dar un testimonio de confianza, de cariño, de estimación y gratitud al decano de sus profesores, apro- vechándose al mismo tiempo de sus luces, de su experiencia, de su rectitud y de su acierto, le confió su dirección al dejarla vacante la ausencia del Sr. Lozano; y al ocuparla el 1* de No- viembre de 1867 recibió con ella el último homenaje. El 14 de Marzo de 1870 renunció este puesto de honor; y aceptada Memorias.—(1901) — T. XVII 5. 34 Memorias de la Sociedad Científica us renuncia por los poderosos motivos en que la fundaba, el 16 inmediato lo entregó al Sr. Lic. D. Nicanor Herrera nom- brado para reemplazarlo. Pronto se inició en su vigorosa naturaleza la enfermedad que debía de llevarlo al sepulero; y avanzando esta con lenti- tud aunque con energía, dejó entrever un resultado funesto. Anticipándose á éste, se preparó con los Sacramentos, las indulgencias y las gracias con que la Iglesia hace sentir su maternal ternura en los momentos últimos de los fieles eris- tianos; y auxiliado por uno de sus hijos, que poco tiempo an» tes había recibido las sagradas Órdenes, que le elevaron á la dignidad del Sacerdocio, entregó su alma al Criador el 10 de Diciembre de 1870 á los 65 años, 1 mes y 6 días de una exis- tencia ventajosamente aprovechada. Su cadáver fué inhumado en la Capilla de la Hacienda de San Antonio que era de su propiedad; y su memoria, asocia- da á los adelantos mineros y á los hechos científicos más im- portantes de su época, vive aún y vivirá eternamente en los círculos mineros de nuestra Patria. SOBRE EL ARMADILLO. (Cachicama novemcincta). POR EL DOCTOR ALEREDO DUGES, M.S. A. (Lámina 1). Muy común en México, esta especie, merece una atención particular en cuanto á su biología y á algunas de sus partes anatómicas. El armadillo habita las tierras templadas y calientes, pero se suele encontrar también en comarcas bastante frías, de ma- nera que se acomoda bien á todas las temperaturas de los Es- tados Unidos Mexicanos. Tiene algo de puerco y de rinoceron- te en su aspecto; su piel, aunque gruesa y correosa es flexible y cede fácilmente á la presión del dedo aun en la porción dor- sal, y solo la cola es extremadamente dura. Esto se explica porque las plaquetas dermatoesqueléticas de la cola están ín- timamente unidas entre sí, mientras en el resto del carapacho ellas pueden movilizarse por sus articulaciones flexibles, sien- do éstas muy aparentes en la piel del joven. (Fig. 10). La fuer- za muscular del armadillo es considerable, pues un hombre tiene que esforzarse mucho para detenerlo, y si el animal pue- de agarrarse con sus patas como lo hace cuando se mete en un agujero, es casi imposible sacarlo: sus movimientos no son 36 Memorias de la Sociedad Científica COLLIS TDI IL nada torpes; corre bien apoyándose sobre los dedos ó sobre las uñas de las patas delanteras y la planta de las posteriores: (cuando está excitado puede treparse á una reja de alambre.) Salta verticalmente hasta á treinta centímetros, golpean- do el suelo con la cola. Este miembro le sirve también pa- ra mantenerse parado como un kangurú. Los muebles muy pesados pueden ser apartados de la pared con relativa facili- dad cuando el armadillo se empeña en pasar detrás de ellos. Su sueño es profundo, y un ruido algo fuerte no lo despierta; pero de noche duerme muy poco y este es el tiempo de su vi- da activa: he visto uno que en una noche practicó una exca- vación de treinta centímetros de profundidad, en una pared de ladrillo y adobe. Este edentado” tiene una temperatura muy elevada: no he podido medirla con termómetro pues su brutalidad no lo permite, pero al agarrarlo se siente un calor intenso como el de un febricitante. Como tiene mucha sangre y los latidos del corazón son muy frecuentes, se explica lo alto de su tempe- ratura. Los armadillos beben mucho, y he notado que cuando se les pone agua en una cazuela, prefieren verterla para chupar el agua en el suelo: al beber hacen ruido como un gatito que mama. Si se les inquieta, soplan fuertemente como los alican- tes (Coluber Depei), y su laringe posee una lámina vibrante ver- tical como la de dichos reptiles y de las chachalacas (Fig. 1): en los jóvenes esta lámina es poco aparente. Este animal hace muchos estragos en las milpas, pues rompe las cañas para comerse el grano. Sin embargo, su ré- gimen es mas bien insectívoro, pues en su tubo digestivo se hallan larvas de dípteros, orugas, lombrices terrestres, restos de coleópteros negros, etc. A pesar de esta alimentación la (1) Edentados, m. pl. Familia de mamíferos cuyo aparato dentarío es más ó menos incompleto. Nuevo Diccionario de la lengua castellana por una Sociedad literaria. París, 1875). “Antonio Alzate.” 37 carne del armadillo, sobre todo asada en su propio carapacho, es sabrosísima y no conserva el olor de pescado ó de tortuga que tiene cuando está fresca. El hígado es malo y como lodoso. El armadillo parece bastante estúpido: sin embargo, su ce- rebro no es chico comparado con la cabeza, pero los hemisfe- rios son lisos: los cuerpos opto estriados están bien marcados. (Figs. 2* y 2?) El macho es eriptórquido. Su pene es bastante extraño: en efecto, los cuerpos cavernosos que son enormes forman en su extremidad una doble saliente abajo del glande, que es muy pequeño; la uretra corre á lo largo de la parte que dejan libre los cuerpos cavernosos, y termina en una foseía navicular se- parada de la canal por un cuello angosto (Fig. 3). De cada la- do del recto (también en la hembra) existe una bolsa glandu- losa (Fig. 4) euya canal se abre formando una curva á los la- dos del ano, y contiene un líquido mucoso y amarillento. Este Órgano, cuyo uso no conozco, se compone, como lo demuestra la Fig. 4%, de una gruesa envoltura de músculos estriados, de- bajo de la cual hay otra de tejido fibroso elástico, denso; más adentro se observan numerosas glándulas ó cordones glandu- losos de tejido epitelial amarillo, cuyos conductos exeretores en la cavidad de la bolsa no he podido descubrir: la pared in- terna está constituída por la mucosa. El útero (Figs. 5 y 6) es bastante parecido al de la mujer, salvo que el fondo de su cuerpo es cónico: una sección deja ver numerosos pliegues longitudinales en el cuello, Los anexos están normalmente reunidos en una masa esférica que se ne- cesita desenvolver para ver bien la trompa de Falopio y el ovario. El clítoris está hendido y los labios de la vulva muy abultados. Detrás de la vulva se vé el ano rodeado de cuatro orificios que son los de un igual número de glándulas anales ó sacos de los cuales he descrito dos en el macho (Fig. 7). En el mes de Marzo de 1879, hallándome mudando de tem- peramento en la Hacienda de Tupátaro, entre Pénjamo y Cue- 38 Memorias de la Sociedad Científica mm rámaro, Estado de Gunajuato, trajeron los peones una grande hembra de armadillo; y como, afortunadamente, presenció la abertura del cuerpo, encontré un útero grávido, cuya breve descripción envié al Prof. Alfonso Milue Elwards, y fué pu- blicada, si: divujos, en Ann. Sel. nat. Paris 1879, art. núm. 3, y reproduzco aquí un poco modificada. El útero (Figs. 8 y 8*) era pequeño, piriforme y contenía cuatro embriones, uno de los cuales era la mitad más chico que los otros. Al abrir esta víscera, hallé una mucosa uterina gruesa, muy congestiona- da, arrugada, comenzando á desprenderse de las paredes, y observé que no había más que una sola envoltura para los cuatro embriones: era la caduca refleja. En el fondo de la ma- triz adhería una placenta discoídal, que me pareció como indis- tintamente dividida en cuatro. Continuando la disección, ad- vertí que las otras membranas eran distintas, cada embrión teniendo su alantoide y amnios propios; los cordones umbili- cales, bastante cortos y no torcidos, se internaban cada uno en un punto diferente de la placenta común, precisamente donde comenzaba la alantoide. El resultado de este examen fué que yo veía una caduca para todos los embriones, pero que cada uno poseía su alautoide y amuios propios, con una sola placen- ta para tudos, pero me pareció que las alantoides no comuni- caban entre sí por ninguna parte. Cumo esta pieza es única y tal vez no halle otra igual, confieso francamente que me do- lió despedazarla, y dejo para otra oportunidad el hacer un exa- men más pormenorizado. Los embriones, enteramente desnu- dos, sin pelos ni escamas, no tienen mas que un repliegue longitudinal partiendo do la axila, indicio de la futura coraza. (Fig. 8S*). La Fig. 9 representa otra preñez más avanzada (abril): el feto tiene ya su aspecto de adulto. Espero que este pequeño trabajo ofrecerá algun interés, por haber sido compuesto en vista de las cosas mismas y no por referencias ajenas. “Antonio Alzate.” 39 DPIDIILIISRIIILIIÓSLLIIIDLDIIDO IL APENDICE A LA NOTA SOBRE ARMADILLO (CACHICAMA NOVEMCINCTA). . Aleconsiderar la forma de la placenta del Dasypus novemcine- tus, puede uno abrigar alguna duda sobre el valor de la estrue- tura de este órgano cenando se trata de establecer las afinida- des de los mamíferos placentados entre sí. En efecto, llamaré la atención sobre la lista que sigue en que se comparan las placentas en varios órdenes: Pizonaras Diamán 6 Dyrax Pr Dad godos ARS 3,9005, MEA pOr IO a lao meca ce 1S9WES., De 3 en los primeros............ cod ARA AS A e a o oicls LOA IAN E ARO 2000):3%,. PRE A 150, DAA VACA AA 3,000 ,, a a el 3,500, Media poz do: o aia taa de de 10 Memorias. —(1901).—T. XVI.—3. 58 Memorias de la Sociedad Científica PLL El mismo autor asienta las siguientes conclusiones: La temperatura de las nubes es superior á la del aire que las rodea. El decrecimiento es más rápido en las regiones vecinas á la superficie del suelo y disminuye con la elevación. El decrecimiento es más rápido en la tarde que en la ma. ñana, y en los días calientes más que en los fríos. Algunas veces se encuentran en la atmósfera regiones más calientes ó más frías que la media de una altitud dada, sur- carido en aquella como á manera de ríos áereos, De las numerosas y arriesgadas ascenciones aerostáticas verificadas por el físico inglés Glaisher, se deducen las siguien- tes cifras que representan el decremento de 19 en la tempe- ratura según la altitud de las diversas capas de aire. Variación Altitud aproxi- de 19 por mada, TOAMBITOS A PE ciao 0 metros. COMA CON 1,0007. AA 2,000 ,, AA AA 3,000, e Ti e ro AA y 4.000 ,, DO Na 5,000 ,, ION RIA AOS 6,000 ,, e EA 7,000 ,, e o 8,000 ,, a RR E 9,000 ,, Puesto que la temperatura decrece con la altitud, dice el sabio meteorologista Angot, en las regiones muy elevadas de la atmósfera débense encontrar temperaturas muy bajas. Las recientes observaciones hechas con globos sondas han dado, en efecto, temperaturas de-600 4-70 en altitudes de 14 á 15,000 “* Antonio Alzate.” 59 metros. De donde resulta por termino medio y á partir del suelo un decrecimiento de 095 ó 06 por 100 metros. Si esta ley de decrecimiento se continúa, á una altura de 53 kilóme- tros próximamente se alcanzará una temperatura de-2730, á cuya altura hay aún ciertamente una atmósfera apreciable, como lo demuestran, por ejemplo, las auroras boreales, las es- trellas errantes, ete., etc. Tal correlación es, pues, imposible; el decrecimiento de la temperatura debe ser menos rápido á medida que aumenta la elevación. Las cifras de Glaisher parecen confirmar esta última idea, pues á 9,000 metros la variación por un grado es ya el doble de la que se observa á 2,000. Si de las observaciones aerostáticas pasamos á las que en el interior de los continentes se han hecho, encontramos des- de luego anomalías de mayor consideración, debido á la in- fluencia que ejerce el suelo en las capas aéreas vecinas á la superficie. Y como ésta, por múltiples causas, obra de un mo- do especial sobre la temperatura de aquéllas, resulta que el decrecimiento termométrico varía en un mismo lugar con las distintas horas del día, con los meses y las estaciones, con las di- yersas regiones y con la situación topográfica. Vemos, pues, que los resultados obtenidos están muy le- jos de conformarse con la hipótesis de un decrecimiento pro- porcional con la altitud, y tan es así que la Comisión nombra- da por el Comité Meteorológico internacional en su reunión de Berna en 1880, para la formación de las “Tablas Meteoro- lógicas Internacionales” declaraba: “(Que en el estado actual de la ciencia, el problema de la reducción de la temperatura al nivel del mar no parecía suscep- tible de solución práctica, rigurosa, y que en la imposibilidad de establecer sobre una base incontestable las tablas para la referida reducción, que convinieran á todos los países y á to- das las condiciones meteorológicas, conservaba la hipótesis de un decrecimiento proporcional, que frecuentemente ministra 60 Memorias de la Sociedad Científica valores bastante exactos de la temperatura media entre dos estaciones; teniendo en cuenta, por otra parte, que desde el punto de vista de la meteorología general, el empleo de un método de reducción uniforme es sobre todo indispensable pa- ra las medidas barométricas.” En consecuencia, las susodichas tablas fueron calculadas haciendo uso de los coeficientes que por término medio se ad- miten en Francia y que son los siguientes: 19 por 180 metros para la Primavera y el Otoño. 19 por 200 metros para el Invierno, y 19 por 160 metros para el Estío. Indudablemente que las razones alegadas por la Comisión son fundadas; sin embargo, creo que en el caso en que se en- cuentran todas las estaciones meteorológicas de la Mesa Cen- tral mexicana al reducir sus observaciones barométricas al ni- vel del mar haciendo uso de las mencionadas tablas cometen un error, que algunas veces por condiciones y circunstancias particulares en el estado atmosférico, puede ser de conside- ración, puesto que se ha demostrado que tratándose de los picachos aislados el decrecimiento es rápido, con un valor que se acerca al admitido para la Primavera y el Otoño, y en las mesetas elevadas, como lo es la mexicana, es muy lento y ma- yor que el aceptado para el Invierno. En comprobación de lo dicho, voy á presentar los resulta- dos de algunas observaciones termométricas practicadas en nuestro país las que cuadrando perfectamente al objeto de es- te estudio se han discutido en el orden siguiente. I. Las medidas mensuales de temperatura deducidas de dos años de observaciones (1891-92) practicadas en Veracruz, Puebla, Tacubaya y Toluca, es decir, desde el nivel del mar hasta una altura de 2,620 metros. TI. Las observaciones de temperatura hechas por el Dr. Fernando Altamirano en la Hacienda de Esalva durante el “¿Antonio Alzate.” 61 mes de Julio de 1895, y las correspondientes del Observato- rio Meteorológico Central. Dicha hacienda se encuentra en la cordillera de Ajusco, á 452 metros sobre la plaza de México. II. Las observaciones de temperatura que en una excur- sión á nuestros volcanes del Popocatepetl y el Pico de Oriza- ba hizo el astrónomo Norte— Americano Douglas, en los días 13 y 29 de Abril de 1897 comparadas con las correspondien- tes de Toluca, Tacubaya, Puebla y Veracruz. IV. Y por último las temperaturas obtenidas por nosotros durante 8 días de permanencia en la cima del Tlaloc, que se eleva á 4,150 metros, sobre el nivel del mar. Tacubaya, 1901. depa Ol sE aqh FLA 6 PES, e CONTRIBUTION A L'ÉTUDE DES DÉFORMATIONS PELVIENNES Á MÉXICO PAR LE DOCTEUR J. DUQUE DE ESTRADA, M.$. A., Chef de Clinique d'Obstétrique a École de Médecine de México. AVIS AU LECTEUR. Les difficultés et les angoisses que j'ai eprouvé dans quel- ques cas de rétrécissement du bassin dans lesquels J'ai dú in- - tervenir et dans quelques autres dont j'ai été témoin oculaire, m'ont fait étudier avec un soin spécial les déformations du bassin mexicain. Mettant á profit mon séjour á la Maternité de cette capi- tale comme chef de Clinique d'Obstétrique, j'ai fait Phistoire . des rétrécissements que j'ai pu constater en dissequant et gardant les bassins rétrécis, dans les cas od Pautopsie a pu étre faite et la mutilation consécutive du cadavre. C'est cette étude que je publie aujourd'hui dans la premiére partie. Il m'est arrivé d'étre en désaccord avec 1 enseignement des maítres et des personnes autorisées. Ce n'est pas de ma faute. Je n'ai eu de collaboration d'aucune sorte; je n'ai tenu compte que de ce que J'ai vu et vérifié par moi-méme plu- 64 Memorias de la Sociedad Científica sieurs fois, sans autre préoceupation que la recherche de la vérité. Je décris des bassins que je conserve soigneusement comme les procés justificatives de rares travaux et je rapporte des observations consignées dans les comptes rendus de 'Eta- blissement; toutes ont eu un ou plusieurs témoins et Pancien chef de Ciinique Mr. le Dr. Barreiro la été plusieurs fois. Aiz3e fait de fausses interprétations? Ai-je tiré de fausses conclusions? Quoiqwil en soit, le fait elinique quw'un grand nom- bre de personnes ont pu contróler, et surtout les bassins, au- tentiques resteront comme d'importants matériaux que des mains plus habiles pourront utiliser pour l'étude des déforma- tions du bassin chez nous. Les catastrophes dont j'ai été témoin, la mort de méres et Venfants causées par des vices pelviens non diagnostiqués, me poussent á faire un recueil de mes observations lesquelles, je n'en doute pas, fixeront attention des médecins. Une fois avertis, ceux—ci emploieront, en son temps, une thérapeutique habile et intelligente et rationnelle, dans la majorité des cas, pour sauvegarder les vies confiées á leur talent et a leur pro- bité.. Mon travail n'est done pas une oeuvre de combat et bien moins de reproche. .... J'évite, avec un soin tout spécial, de nommer les confréres lorsque ¡e me trouve en désaccord avec eux, et j'al fait tout mon possible pour que méme pas le con- cept le plus léger put étre interprété comme offensif pour ces personnes. Je crois en effet que rien n'est plus amer que de récolter des reproches et d'étre Pobjet une critique blessante en échange de notre travail et de notre bonne volonté. Cela ne veut pas dire que je repousse les observations qu'on veuille bien me faire: J'accepterai toute espéce de discus- sion si, purement scientifique et de bon ton, elle n'a pas pour objet de rehausser mes imperfections et ineptitudes person- nelles, que je suis le premier á plaindre et á reconnaítre. “¿Antonio Alazte. ” 65 PAM AAA AAAMOOO LIDO IO Je erois que chez nous on n'a pas donné aux rétrécisse- ments du bassin l'importanee qu'ils méritent. Tres nombreux ont été les accouchements dystociques que ces rétrécissemts ont produits et bien rares les médecins qui ont publié leurs observations. Le peu que sur cette matiére a été mis au jour est parfaitement oublié, et la grande majorité des médecins mexicains v'en tient pas compte dans la pratique. Les observations des vieux máitres, Vértiz, Jiménez, Mar- tínez del Río, Ortega, Torres, etc., ont été considérées comme des raretés pathologiques et n'ont pas servi de stimulant pour recueillir et classer les cas nouveaux et former une étude na- tionale des déformations du bassin. Au Musée de l'Ecole de Médecine se trouvent les bassins offerts par Mr. le Dr. Sanchez á la dite Ecole et mesurés par lui; seulement pathologiques, sans annotation et sans aucun * renseignement sur eux, on y rencontre un bassin ostéomala- cique, un autre légérement rétréci sur tous ses diamétres, et le squelette du trone avec son bassin d'une eyphotique. Au Musée National il y en a deux autres: celui de Josefa Martí- nez qu'a conservé Mr. le Dr. Jean-Marie Rodríguez et celui une autre eyphotique. Cela révéle incurie pour ce genre d'études. La collection de bassins déformés que je posséde et peux présenter, se compose d'un nombre d'exemplaires plus grand que celui qui existe dans les deux musées ensemble, et j'ai soin d'avertir que quatre Ventre eux ont été recueillis en 1897 et 1898, lors- que je fréquentais la Maternité comme Chef de Clinique. Si tous les faits cliniques eussent été publiés et tous les bassins viciés recuelllis, si toutefois cela eut pu se faire, notre littéra- Menmorias.—(1902).— T. XVI. 9, 66 Memorias de la Sociedad Científica ture obstétricale ne serait pas si pauvre á ce point de vue, et Von posséderait au moins un classement de nos viciations du bassin. Et si en ce moment méme on demande quel est le type des déformations que se sont rencontrées plus ou moins fré- quemment, il serait difficile d'y répondre en sS'appuyant sur une observation sérieuse et consciencieuse des bassins défor- més. L'abandon de cette étude nous a menés insensiblement á la negation. La majorité de nos médecins, nous comptons heu- reusement quelques exceptions, vit dans la croyance que ces déformations n'existent pas á Mexico” qwá létat de ráretés pathologiques, ce qui entraíne, on le comprend parfaitement, des conséquences graves et transcendentales. Il est certain que chez nous les viciations du bassin ne sont pas aussi fréquentes quen Europe; on peut cependant affirmer sans crainte de se tromper, qu'elles existent et non pas en si petit nombre qu'on puisse les considérer comme des raretés pathologiques ainsi qu'on les a nommées. Lorque on a vu qu'une téte fétale, au dernier mois de la gestation, ne engage pas, on Pattribue á toute autre cause qwá la difformité du bassin; on abandone la femme dans Pes- poir qu'au cours des derniers jours la téte engagera sponta- nément, et si cela arrive pas, laccouchement la surprendra sans que son bassin et la téte du produit n'aient été mesurés, sans qu'aucune précantion ait été prise. ' Si le manque dengagenment est le résultat d'un rétréci- ssement du bassin et si létroitesse n'est pas tres—-considerable, la téte engagera longtemps apres etá la suite de souffrances (1) A un Conconrs d'Obstétrique qui a en lien á École de Médecine de cette Capi- tale et dont la these a été: * Ré'trécissements du bassin, ” un des candidats a dit: “qu'il repéterait par coeur ce que disent les livres européens sur cette matiere, puisqu'a Mexico les rétrécissements du bassin n'existent pas.” Parmi les autres candidats les uns niérent ca- tégoriquement leur existence, les autres “ont nié ni affirmé, mais pas nn d'eux n'a étudié et pris en considération les viciations observées á México parles vienx máitres de notre Ecole. ¿ «“Antonio Alzate.” 67 rn trós-aigiles, en vertu des efforts utéro-abdominaux. Si Pex- cavation est normale, il est probable que Paccouchement au- ra lieu une fagon spontanée, mais si elle est infundibulifor- me, rótrécie á ses diamótres tranversaux, la téte, pour descen- dre, doit vainere de plus sérieux obstacles, principalment quand Putérus fatigué ne peut plus lutter et que la femme se trouve épuisée par les nombreux efforts qw'elle a dú faire. Dans des conditions aussi eritiques eb craignant pour la vie des deux ótres, on se décide enlin á recourrir au forceps. On s'apergoit alors que application a été laborieuse; qwil a fallu déployer beaucoup de force pour achever la descente et faire bien appu- yer la téte sur le plancher périnal, que peut-étre il a été néces- salre Vappliquer plusieurs fois Pinstrument, et tout cela pour extraire un fétus mortou que estmortdeux ou trols jourse apres. Il en est résulté que la femme est restée tres-maltraítée, le périnée, le vagin et peut étre les culs-de sacs déchirés, etle puer- pére trés orageux a occasionné la mort. Ce cas a été entiére- ment perdu et le diagnostic 1'a jamais été verifié. Il y a-t-l eu ou non étroitesse du bassin ? Mon imagination va pas forgé á plaisir le tableau que je viens de décrire. Ce que je rapporte je Vai vu de mes propres yeux, et bien de confréres en ont été témoins, quoique plu- sieurs ne s'en soient pas rendu compte, parce que vivant dans la ferme conviction qu'a Mexico les rétrécissements du bassin rexistent pas, ils n'ontpas donné aux particularités du cas leur juste valeur et wont pas étudié le bassin qwils avaient sous les yeux. Il arrive un jour, cependant, oú le fait apparait sous son véritable aspect: les dificultés sont si grandes quand on appli- que le forceps qu'on ne peut moins faire qu'accepter l'évidence du rétrécissement; apres mille péripéties on extrait un fétus mort; la mére meurt quelques jours aprés, et comme par ha- sard Plautopsie a pu se faire (c'est un cas excessivement rare ); la piéce anatomique alors est lá révélant lexistence de la vi- 68 Memorias de la Sociedad Científica ciation du bassin. Mais...... on n'en doit tenir aucune comp- te; c'est une rareté pathologique! Une autre fois, et cela se passe á l'Hópital, le soir de 18 février 1895, la nommée Eulalie Rivera arrive dans un étab agonique, et sans donner lieu á une intervention quelconque. En faisant Pautopsie et dans un but d'étude on pratique une symphysiotomie; on sépare les pubis de 0,"065”* et méme ainsi il est difficile Vengager et de faire tourner la téte pour lextraire. Le conjugué du détroit supérieur mesurait 0,"076"". Il a été impossible d'extraire et de conserver ce bassin, les parents de la morte voulurent absolument emporter le cadavre; mais le docteur Barreiro, témoin de ce cas le rapporte dans sa these “Tatéralization de la tóte,” pag. 22-1895. Observation recuel- llie par Pinterne Mr. Limon. Cependant le temps s'écoule et comme, en outre, ces faits ne sont pas trés-connus, on ne leur donne pas toute Pimpor- tance qwils méritent; et si un cas semblable vient a se présen- ter de nouveau, on discute, on nie, on fait peut-étre du diag- nostic rétrécissement un sujet de plaisanterle! Comme malgré son existence une déformation du bassin rest pas toujours assez considérable pour rendre Paccouche- ment impossible; comme le fétus n'est pas toujours á son point terminus ni également volumineux; comme le degré de redue- tibilité varie fréquemment; comme l'energie des contractions utérins est pas la méme chez toutes les femmes et égale á chaque accouchement de la méme femme; enfin, comme il a suffit une application unique de foreeps pour enfantement, le diagnostic demeure en suspens pour les uns et d'autres le considerent comme erroné. DP'action de la Bienfaisance Publique étant trós-réduite 4 Mexico proportionnellement au nombre des femmes grosses car la Capitale ne posséde quw'une seule Maternité et dans les autres hópitaux les femmes grosses ne sont point admis pour y ótre délivrées; et de plus si 1l”on tient compte de 'habi- “¿Antonio Alzate.” 69 PLIOLILIIOLIIIS MODAL tuello répuenance quont les gens du peuple Á entrer au dit Etablissement, on comprendra alors combien de cas de défor- mation pelvienne passent inapergus, faute Vautopsie, C'est a dire faute du fait anatomique irrécusable, et non-seulement restent perdus pour la science, mais encore laissent subsister le doute sur existence, chez nous, des déformations dont je m'occupe. Il y a qu'ua ou deux casisolés et trés-rares dans la pra- tique civile oú Pon peut procéder á Pautopsie et.ceux qui se présentent á la Maternité; mais méme dans cette Maison et en plus par certaines causes, il n'est pas toujours facile de re- cueillir les pióces anatomiques paree que Pextraction du bassin mutile considérablement les cadavres et que les parents les réclament á P'Hóital pour les veiller chez eux. Il resort de ce que nons venons d'exposer que les difficul- tes apportées á Pétudo de ces viciations sont manifestes, et sur- tout si lon pense que pour faire pénétrer la conviction dans Vesprit de ceux qui nient, l'obser vation clinique ne suffit pas, mais il faut en outre pouvoir présenter le bassin déformé. Lon- gue et laborieuse est la táche; mais si nous lentreprenons avec persévérance et constance Vétude, le sueccés couronnera nos efforts et nous arriverons á rendre evident ce point de notre obstétrique nationale; mais si, au contraire, imbus de précecu- pations suraunées, endormis dans une routine paressense, nous nions parceque nos ancótres ont nié, tout progres deviendra alors impossible. La négation euerve et consume, c'est P'a- neantissemént; le doute soutient eb stimule: c'est le progrés! II Mais si ces vices de zonformation existent, pourquoi les méconnaitre au point de les nier? En premier lieu convaincu de leur absence, on ne les cher- 70 Memorias de la Sociedad Científica che pas, quand on pratique lexamen d'une femme aux derniers jours de sa gestation, on analyse son urine, on examine et on recherche le mode de preséntation et la position, mais on néglige Vétude et mensuration du bassin. De plus, pour cette exploration anticipée, si importante pour toute femme grosse, le médecin est rarement appelé et bien moins Paccoucher, le véritable spécialiste. En second lieu, les déformations qui, jusqu'aujourd'hui ont été observées á Mexico ne sont pas de nature rachitique ni ostéo—-malacique; dans ce cas le promontoire est facilement accescible et en conséquence le diagnostic s'impose par cette seule donnée. Dans les déformations que jJ'al observées et que je présente dans cette étude, il s'agit de bassins plus ou moins petits, de diamétres transversaux racecourcis; quelques — uns complétement rétrécis; autres déprimés d'arriére en avant ou vice-versa; Vautres enfin en forme d'entonnoir de la cavité; mais le promontoire a été peu de fois facilement accessible, de sorte que á un examen qui n'a pas été consacré d'une facon spéciale á l'étude d'un vice du bassin, ee vice de conformation passe facilement, trés facilement inapercu, et cela quand on a sous la main un bassin énormément déformé, comme l'indiquent ceux quí sont marqués des lettres A et B (voir les photogra- phies). Dans les viciations dont je parle, le diagnostic entraí- ne des difficultés: il faut étre prévenu et étudier avec grand soin la conformation du petit bassin et surtout du détroit mo- yen et inférieur. En troisiéme lieu, l'accoucheur n'est pas toujours appelé en temps opportun mais seulement lorsque le travail est déjá tres-avancé et lorsque laccouchement na été bien spontané- ment, aprés la rupture de la poche, peut étre á la suite de ma- nceuvres intempestives et quelquefois méme aprés Padminis- tration un oxitocique queleonque. Et il arrive alors, qu'en- tourés de parents affligés et affolés, en but aux exigences et niaiseries qui dans de telles circonstances ne font presque ““Arftonio Alzate.” 71 jamais défaut, 1l nous est trés-difficile de nous rendre compte de toutes les particularités d'une déformation du détroit infé- rieur et surtout si on se rappelle que nos moyens dVexplora- tion manquent dans ce cas de 1”exactitud et de,la facilité dé- sirables. C'est ce qui est arrivé non pas seulement dans un cas, mais dans plusieurs que je ne détaille pas pour ven étre pas auto- risé. Des accoucheurs de réputation se sont divisés sur le diag- nostic: les uns soutenant existence de la déformation du bas- sin, Vautres la niant; Vaccouchement ne s'effectue pas, on chloroforme et on baigne la patiente; aprés des heures de vaine attente on applique le forceps; Popération se termine en cra- nioclasie et le lendemain par la mort de la femme. Cette scóne s'est répétee lors de Paccouchement de Ma- dame Z., primipare, ágée de 19 ans. On propose et on appli- que le forceps; on tire et un craquement se fait entendre: la - téte descend et on retire un fétus mort. En faisant la suture du périnnée, on trouve la paroi antérieure du vagin déchirée et en communication avec Particulation pubienne facilement mobile et excessivement douloureuse. Mort consécutive de la malade par infection puérperale. Plus émouvant encore a été le cas suivant: primipare qui wWatteint pas encore 20 ans; téte qui ne s'engage pas, col dont la dilatation se fait avec difficulté et lenteur et poche q: se rompt avec anticipation. Les manosuvres commencent par le forceps, continuent par le basiotribe, et huit heures suffisent á peine pour extraire la téte brisée en morceaux. Mort de la patiente douze heures aprés. Un médecin fait deux applications de forceps há Madame de G., eta la seconde la symphyse se déchire.... Deux mois plus tard on m'a fait appeler pour soigner cette malade qui ne tient plus sur pied. L'examen que je pratique me fait voir le déchirement complet du périnée; uno blessure en suppuration á la paroi antérieure du vagin et un trajet fistulenx (j' y pou- 72 Memorias de la Sociedad Científica vais passer mon petit doigt) á gauche de Purétre que se trou- vait notablement deviée á droite, et par ce trajetje pus attein- dre Particulation du pubis. Cinq mois de repos et de soins as- sidus furent nécessaires pour obtenir la cicatrisation, pour que la malade pút se tenir debout et faire les premiers pas. Cette dame qui possede un bassin enfantin infundibuliforme, un are pubien étroit et un diamétre bis-ischiatique de 7U millimétres, a été examinée et son bassin mesuré á la fin de la cure par Mrs. les docteurs Armendáriz, Abogado, Barreiro, ete., qui ont confirmé la viciation et ratifié les dimensions. Ce rest pas seulement dans la pratique civile que j'ai ren- contré des cas analogues á ceux que je viens de rapporter. A la Maternité j'ai pu observer quelques uns qui démontrent Pexistence de ces rétrécissements et queje veux passer en re- vue avant de commencer létude anatomique parce que s'ils peuvent étre relatés comme il ressort des temoignages insérés dans les Rapports et qu'ils aient eu pour témoins plusieurs personnes, ils possedent en plus toute Pauthenticité désirable. PREMIERE OBSERVATION. Eulalia Rivera, de 29 ans, multi- pare fut requeá la Maternité a deux heures et demie du soir, le 18 Février 1895. L'examen révele une grossesse a terme, la po- che des eaux rompue, dilatation presque complete et fétus mort. Comme on lui avait administré Zihuatlpatl et que des personnes ignorantes avalent pratiqué des mancsuvres que nous ne púmes qualifier, létat de cette femme á son arrivée á PEtablissement, était désespéré. Elle mourut le méme soir á 6 heures et demie, sans intervention d'aucune sort, car, je le répéte, son état ne le permit pas. Aprés Pautopsie on trou- va une présentation de sommet occipito-postérieure droite, On pratiqua la symphysiotomie, on sépara les pubis de 0”, 065”, et malgré cela il fut difficile de faire évoluer la téte et de Pextraire. Le conjugé mesurait 0”,076"" de longueur La courbe sacré était trós—-légére et Pos presque plat. (Notes prises par interne Mr. Limón). “Antonio Alzate. ' 73 IPLLAIIIOD IIS III A Il est digne de remarque qu'elle ait été multipare. Si ce rensegenement fourni par les parents est exact, car la malade était incapable d'en donner, il "y a pas á douter que les accou- chemente précédents aient 6té prómaturés; quoiqwil en soit, un bassin qui mesure 0%,076”” avee un sacrum presque plat, est manifestement vició et digne Vune étude qui malheureu- sement n'a pu se faire dans ce cas. DEUXIEME OBSERVATION. Le 24 Septembre 1897, P. U. en- tre ála Maternité en travail d'enfant. On Pexamine et on cons- tate qw'elle traverse la période de dilatation, la poche intacte, présentation de face antérieure droite, contractions réguliéres et vigoureuses. Aprés douze heures de travail le menton vient. se placer exactement sous Vare pubien, (Penfant quí avait un bec de liévre sortait la langue á la vue de tous) et quand il semblait que Paccouchement allait bientót aboutir, et que les lumiéres bien disposées, les éléves ocenpaient les points les plus á propos pour ne perdre aucun détail, au moment ot la ce devalt se détacher, on remarque que le temps s'écoule á la grande impatience de tous les assistants, que les efforts uté- rins sont impuissants, que le travail n'avance pas et que les douleurs de la patiente demeurent inutiies. 6 heures et demie du soir venaient de sonner. Une heure aprés, le travail ne fai- salt aucun progres et les contractions devenaient plus fortes et fréquentes, et comme la présentation ne gagnait pas d'un millimétre, je fis un examen afin de me rendre compte de Pobs- tacle quí se présentait et je sentis que la téte appuyait forte- ment, pendant les contractions, sur les ischions qui la rete- naient dans son trajet; mais lá v'était pas Vunique obstacle: á la partie moyenne et postérieure, la téte appuyait sur la pointe du sacrum, et si dans Pintervalle des contractions j'imtrodui- sals le doigt entre Pos et la téte, j'expérimentais á ce doigt, quand la contraction se renouvellait une pression douloureuse, lorsqwil était comprimé par elle. Une heure aprés, persuadé que Paccouchement n'aurait Memorias. —[1902].—T. XVII.—10. 74 Memorias de la Sociedad Científica pas lieu d'une facon spontanée je constatal l' arrét des batte- ments du coeur fétal, je me décidai á intervenir, en ayant soin que les étudiants de 5éme année: Messieurs Sánchez, aujourd”hui médecin á Teocelo, Etat de Veracruz; Flores Bulmaro, interne de Enfance, médecin á San Luis Potosí; Saldaña fixé comme médecin au Texas; Regino del Pozo également médecin aujourd'hui et fixé á San Luis Potosí, et a V époque, interne á la Maternité; je fis en sorte, dis—je, que ces Messieurs touchássent la patiente et se rendissent compte du grand obstacle que le trépied du bassin, pointe du sacrum et tubérosités ischiatiques, mettait au dégagement de la téte. J”eus soin que pendant les contractions qui, je le répéte, étaient tres—vigoureuses, ils sentissent la pression douloureuse qwexpérimentait le doigt placé entre la téte et le sacrum, en arriére, et entre l'ischion et la téte, sur les cótes. Bien plus encore, je chargaie Messieurs del Pozo et Sanchez de faire le toucher rectal qui permettait le mieux 'reconnaítre l obstacle. Avec beaucoup de dificulté pour introduire les doigts, j'appli- qual le petit forceps de Pajot, et apres de fortes tractions exercées pendant quelque temps, je réussis á extralre une en- fant dont il fallut guérir les empreintes des cuillers du for- ceps sur les bosses pariétales. Cette femme mince, de 1*46*" de stature, posséde un bassin infundibuliforme, du type en- fantin, dont le diamétre bisischiatigque mesure 0”,080”", Le promontoire n'est pas accessible, mais la cavité est réduite transversalement et on peut tres-facilement parcourir avec le doigt ses parois, TROISIEME OBSERVATION. Matiana González, de Queréta- ro, primipare, au terme de sa gestation, arrive á la Maternité le 19 Novembre 1897, avec 40 heures de travail et 390 de tem- pérature; dilatation compléte, poche rompu, téte non engagée, immobile, présentation de face (voir dans la photographie ci- jointe la déformation de la téte), bruits du coeur fétal, sourds, á peine perceptibles, lents et irréguliers. Cette femme présen- tait tous les caracteres de Pacondroplasie. “¿Antonio Alzate.” 75 LLL LIIIILIIIIIL J'appliquai le forceps, et aprés de fortes tractions je par- vins á extraire un fétus acondroplasique comme la mére, qui survécut seulement une heure, je laissai á la Maternité deux exemplaires de la photographie. L'examen du bassin révéla que le promontoire pubien mi- nimum mesurait 0,085", Aprés laccouchement et malgré les soins assidus dont nous entourámes cette femme, il fut impos- sible d' abaisser la température et la malade mourut quelques jours aprés, victime de Vinfection qu'elle avait apportée avec elle á la Maternité | (QUUATRIÉME OBSERVATION. Le 13 Décembre 1897, Nestora Medina, primipare, de Tepozotlán, ágée de 16 ans, entre á la Maternité, en travail déja, avec un produit á terme. La moitié du produit est en dehors des organes génitaux externes, á partir de Pinsertion du cordon ombilical, et le reste: le trone, les mem- bres supérieurs et la téte, restent immobiles dans le détroit supérieur. Le fétus était mort. Le travail, commencé la veille matin en présentation pelvienne, avait été laborieux. A minuit la poche amniotic se déchira spontanément et quelques instants apres les membres inférieurs apparurent á la vulve. Voyant que le fétus ne nais- salt pas, une personne de la famille pratique des tractions par les pieds, sans obtenir d'autre résultat que Pextraction du bas- sin et une partie de labdomen, faisant effleurer avec la vul- ve Pinsertion du cordon ombilical, Aprés avoir placé la femme en position obstétrique et avoir soigneusement lavée ainsi que le produit et le vagin, Vinterne du Département, Mr. Regino del Pozo procede aP'ex- traction des membres supérieurs, manceuvre longue et difficile durant laquelle il se rendit compte du notable rétrécissement du bassin. L'extraction des membres supérieurs achevée, la téte de- meura emprisonnée au détroit supérieur et les épaules reste- rent appliquées avec une telle force contre la vulve, qwelles 76 Memorias de la Sociedad Científica entravérent la continuation de la manceuvre. Tout ce qui fut tenté ensuite pour extraire la téte, ne donna Vautre résultat que la désarticulation de Patlas et de Poceipital, la téte du pro- duit Yadhérant au corps que par la peau et certaines parties molles du col. Vu cette situation, on me fait appeler. Mis au courant, á mon arrivée a 1 Etablissement, de ce qui venalt de se passer, je pus observer, aprés un nouveau lavage, que les organes génitaux externes, tres—-petits et obturés par le bisacromial, ne laissaient passer ma main que trop difficile- ment, et seulement avec de tres-grandes précautions je pou- vais trouver un espace suffisant á lexploration de la cavité. J'atteignis le cóte gauche du détroit supérieur, droit et court, en supposant qu'il était la Porigine des difficultés qui sétalent presentées, je táchai (uon sans peine, car la femme avait pris du Zinuatlpatl,) de mouvoir la téte et dela faire évol uer, afin de transporter Pocciput a Pendroit le plus large. Ce résultat obtenu et pour rencontrer un point ferme de traction qui me manquait sur le cou fétal, j'introduisis le crochet de Belore dans la bouche et le larynx, et á Paide de pressions énergiques au dessus du pubis, j'essayal 'engager la téte, mais je ne réus- sis pas. Et alors afin de mieux juger du rétrécissement, je séparal dun coup de ciseaux le corps du fétus qui ne servait qua ren- dre les manceuvres difficiles, et procédai á un nouvel examen, duquel je pus déduire que le détroit supérieur était triangu- laire, car ses cótés au lieu 'étre recourbés étalent droits, ce qui empéchait la téte appuyée sur lui de s'engager. J'obser- vai également plus d'ampleur du cóté droit; que la main une fois passée, dévialt fortement la téte, qui allait se loger á la _fosse iliaque droite ou gauche. Poursuivant mon examen, je remarqual que le pouce se placait toujours a Pangle formé par les deux corps du pubis et que le petit doigt appuyalt sur le promontoire; la main, cependant, demeurait comprimée, faute Vespace. Une fois la main abaissée jusqu'a la cavité, seule- 'epe4353 ap anbng “4q np 013991109 “auJepnfue¡1-enb1]qo ursseg 11 1d TIAX L « 9YBZ[ Y) "908 "WI LE ho 0 , » A ] FA EN mv OS e DEN LR e “¿Antonio Alzate.” 77 WII VEL LLILLIIIEIIIIL ment alors elle sentait ampleur et explorait un des cótes avec une facilité relative; mais il était impossible de la faire tour- ner pour continuer Pexamen, á cause de lVischion et des parois latérales trop rapprochées. De quel espéce de rétrécissement s' agissait—il et quelle forme de bassin connu pouvait-elle loccasionner? Je ne pus me le répondre á moi-méme et je me contental de faire ob- server aux personnes présentes ce que je viens de décrire, tout en appelant leur attention sur la forme triangulaire du détroit supérieur, sur sa petitesse eb sur Pangle pubien, tout spécia- lement, Une particularité me surprit: si le bassin était aussi étroit que je le sentais, pourquoi ni Pindex ni le majeur de ma main watteignait pas le promontoire, lorsque j'essayais de mesurer le promonto-pubien? S'agissait-il Vun bassin de Robert? Mais ma main placée par précaution dans le détroit supérieur ne trouvait pas Vespace suffisant, atteignant toujours le pubis et le promontoire, les doigts parfaitement unis et comprimés. Etant donnés ces conditions, la baslotripsie était Vopération toute indiquée (nous ne songeons méme pas un instant au forceps quí articulé, était tres - volumineux et 10'auralt pu pas- ser par la détroit supérieur et bien moins par la cavité) et je procedai á la perforation. Mais en introduisant la main gauche afin de proteger les parties molles et affirmer le point de la téte que je devais perforer, celle—ci glissalt en avant etá gau- che, au deussus de la branche horizontal du pubis, et sl la pres- sion exercée á Pextérieur empéchait ce glissement en avant, je la deviais alors en arriére, vers la fosse iliaque gauche et dans de telles conditions je ne pouvais pas diriger perpendi- culairement á sa surface la pointe du pérforateur. Je changeal de main afin de loger la téte sur le cóté droit, le plus ample du bassin; je dirigeal le perforateur de la main gauche et quoique mieux placé, je ne pus pas reussir á la fixer dans une bonne direction et je dus me contenter de la perforation de la cavité orbitaire droite. 78 Memorias de la Sociedad Científica Comme la téte était déviée á droite et que le perforateur ne pouvait la traverser dans son centre, et qw'en introduisant davantage ma main droite, au—dessus du détroit supérieur pour que elle servit de guide á la premiére cuillére du basio- tribe, la téte déviait encore plus á droite et montait, poussée qwelle était par ma main, et échappait au perforateur: je reti- ral la main et, prévoyant la difficulté, de méme que le danger pour la patiente, de placer les cuilléeres sans une main—guide qui protegeát les parties molles de la mére, sur une téte aussi facilement mobile, je dús renonger á Papplication des cuille- res du basiotribe ci-dessus mentionnés. Me souvenant alors quw'une fois mon maitre feu le docteur Aniceto Ortega (pere) avait fait avec la main une sorte de cranioclasie, je me proposai de suivre son exemple et pour la mettre á exécution, je fis deux perforations de plus: une á la voúte palatine et Vautre pres du ptérion; et avec la main, de- ployant toute ma force, je communiquai, tant qwil me fút pos- sible, les ouvertures pratiquées; en évacuant la masse céróbra- le et je pus aplatir le cráne. Ensuite, mes forces s'étant épul- sécs, je chargeai Mr. Pozo de faire, avec une pince—érine que Jenvoyal chercher, Pextraction de la téte, ce qu'il fit parfaite- ment. Le placenta se présenta spontanément; on fit des lavages intrautérins; on canalisa matrice et vagin avec la gaze lodo- formée; on fibá la vulve une cure de ouate et de gaze et la malade fut transportée á son appartement. Pendant cinq jours son état fút satisfaisant; mais á midi du cinquiéme jour, en s'incorporant pour prendre la vase de nuit, des symptómes de dépression mortelle occasionnerent la mort subite de la malade. A Pautopsie les organes de la génération se trouvérent en parfait état, sans le moindre vestige de traumatisme, de péri- tonite, ete.; rien qui expliquát une mort aussi rapide qu'inat- tendue. Le bassin extrait et próparé est celui qui est marqué de la letra A. “¿Antonio Alzate.” 79 VOLS ILILIIIIIIS CINQUIÉME OBSERVATION. Le 18 Décembre 1897, on ameé- ne á la Maternité Bibiana Gutiérrez, ágée de 26 ans, du Peñón de los Baños, Distrito Federal, primipare, au terme de la gros- sesse et en travail déjáa. Chez cette femme le promontoire est facilement accesible. Le conjugué mesure 0,085"... Com- me le cas me parait intéressant, jJavise Mr. le docteur Capeti- tillo, professeur de Clinique Vobstétrique qui m'aida á soigner cette femme. Durant le jour et la nuit du 18, la dilatation s'a- cheva et elle était complete le dimanch 1949 heurs du matin. Ce jour lá le docteur Capetillo rompit la poche ot sortit un liquide amniotique tres—teint de méconium. A 11 heures du matin la malade a déjá 40 heures de travail, six de dilatation compléte, deux de fontaine rompue, et la téte demeure sans pouvoir s'engager, au-dessus du détroit supérieur. Les bruits du caour, prócipités a 9 heures du matin, commencent A siir- régulariser et se ralentir; le pouls de la mére est fróquent et elle aparait tres—-fatiguée. Craignant pour la vie des deux étres on pensaá lintervention. Quelle serait-elle? Le docteur Capetillo résolut de faire une application de forceps, et si par ce moyen on r'obtenait pas le résultat désiré, on ferait la sym- physiotomie et dans ce but j'avais préparé les instruments et les objets de cure nécessaires pour cette opération. Au moyen du forceps tarnier on prit la téte dans le détroit supérieur par son diamétre fronto-mastoidéen ¡la téte était en transverse gauche) dans la direction du diamétre oblique droit du bassin, et pendant que je faisais des tractions, Mr. Cape- tillo poussait la téte, au dessus du pubis, aidant ainsi á Vaction de Pinstrument, Des tractions vigoureuses obtinrent lenga- gement et la descente de la téte. L'enfant put étre réanimé, mais il mourut 48 heures aprés au milieu de convulsions. A sa sortie de 'Établissement, je recommandai beaucoup a la mére qu'a sa prochaine grossesse elle se présentát á la Ma- ternité, avant accomplir les 8 mois de sa gestation. SIXIEME OBSERVATION. Le soir du 16 Jauvier 1897, on 80 Memorias de la Sociedad Científica rt conduit á la Maternité Refugio Bernal, Irapuato, ágée de 22 ans; femme robuste et bien constituée, primipare et au terme de sa gestation. Le fétus était mort. La patiente était en tra- vail depuis cinq jours et il y avait denx jours qwWelle souffrait des accés Véclampsie. Elle meurt á 7 heures du soir, deux heures et demie aprés son entrée, sans que se soit effectuée la naissance de Venfant. En faisant Vautopsie, je remarque que la téte en position transversa, ne s'étalt pas engagée a cause Yun rétrécissement antéro—postérieur du détroit supé- rieur. Ce bassin est indiqué dans Pouvrage par la lettre (. SEPTIEME OBSERVATION. Sotera Orozco, de Tlalpam, ágée de 19 ans, entre á la Maternité le 22 Mars 1897, le travail a commencé la veille. L'examen révele une présentation de som- met antérieure droite; les bruits du coeur sont excellents; le col effazé, peu dilaté; la poche intacte et tres—tendue; la téte trós—-haute, non engagée et difficilement accessible. Le jour suivant 23, la dilatation est complete, poche des eaux intacte, téte mobile appuyée sur la ligne innomée; contractions fré- quentes, énergiques, réguliéres, prolongées, fétus vivant. Mr. le docteur Barreiro, rompt la poche dans Pespoir Vun prompt engagement; mais 1ayant pas réussi, aprés quelques heures dVattent il emploie le levier, sans aucun résultat. Il applique ensuite le forceps Tarnier, sans obtenir lengagement, malgré Vimmenses efforts soutenus pendant longtemps. Il recourt alors á la version, mais comme la matrice était vide de liquide amniotique et excessivement irritable, Pintroduction de la main et la prise du pied furent extremement laborieuses: Véyo- lution le fút bien davantage et on ne Pobtint qu'apres Pinero- yables efforts. Il est inutile de dire que le fétus était mort; sa téte cependant ne passait pas encore le détroit supérieur. La manceuvre de Champetier de Rives ne suffit pas a Pen- gager et il fút nécessaire de perforer l'oeciput, Vévacuer la masse cérébrale et Vappliquer les cuilleres du basiotrible pour triturer la téte et procéder á son extraction. Ainsi termina “Antonio Alzate.” 81 cet accouchement, un des plus laborieux qui aient étó enregis- trós A la Maternité. En mesurant le bassin, on remarqua que le promontoire était accessible á Vindex gt que le conjugué mesurait 0”,098=" approximativent. Cette femme sortit saine de la Maternité. (La note in extenso de ce cas fut ródigée par Vinterne Mr. del Pozo, qui aida le Dr. Barreiro). HUITIEME OBSERVATION. Le 22 Juin 1900, Bibiane Gutié- rrez entre á la Maternité pour la seconde fois (voir lobserva- tion 5%**)au terme de sa seconde grossesse et en travail d'ac- couchement qui avait commencé le mardi 19. L'examen révé- le: utérus inerte, téte non engagée et quelque peu mobile, col non complétement dilaté bien que dilatable et avec sa lévre antérieure, grosse, édémateuse, poche des eaux rompue dés le mercredi 20, selon ce qu'affirma la patiente chaque fois qu'elle fut interroguée. En faisant le toucher, le méconium s'écoule épais, glaireux et tant soit peu fétide. Bruits du comur fétal légérement précipités. Température de la femme 38.95, Le bassin de Bibiane, nous lavons déjá vu á sa premiére entrée a l'Hópital, est étroit, de promontoire accessible et avec un conjugé de 0”,085"", Le détroit supérieur a la forme d'un cosur de jeu de carte, á cause de la saillie du promontoire, La cavité est légérement infundibuliforme; épines sciatiques non saillantes; diamétre bis—-ischiatique de 0",096%"; are pu- bien étroit et pubis de 07,040"" de hauter. M. le docteur Barreiro s'étant absenté de la ville et m” ayant chargé de le remplacer, Mr. Santos Grande interne de service m'informe du cas et j'arrive á la Maternité a 4 heures du soir du méme jour 22. Apres avoir fait le diagnostic, car cette femme ne nous donna ni á moi ni á Monsieur Santos, de renselignements sur sa premiére entrée a ''Hópital, je compris que Paccouchement spontané était impossible et qu'une inter- vention s'imposait. Si la poche ne se fút pas rompue depuis tant d'heures; si Memorias.—(1902).—T. XVI. 11. 82 Memorias de la Sociedad Científica IL le méconium n'eút pas été fétide; si les bruits du eceur eus- sent été absolument réguliers; si la température de la femme vWeít pas atteint 38,95, la symphysiotomie était Popération in- diquée, et avec d'autant plus de raison, si Pon se rapelle les péripéties du premier aceouchement et surtout la mort du non- veau—né au milieu de convulsions. Mais pratiquerune symphy- siotomie sur une femme en pleime infection, épuisée par 4 jours de travail et dontla poche amniotique que était rompue depuis deux jours, pour sauver la vie grandement compromise du produit, c'était, á mon avis, courir directement á la dérou- te. Dans ces conditions la vie du fétus devait peser bien peu dans Pesprit de lPacecoucheur qui, au contraire, devait employer toutes ses armes au profit de la mére. Etant donnés Vétroitesse du bassin et le volume de la téte fétale, Papplication du forceps était embryotomie sur un fétus vivant; mais slaux mauvaises conditions mentionnées on ajoute celles oú se trouve la Maternité qui v'a ni table, ni salle d'opé- rations et oú tout doit s'improviser, on comprendra que eút été cruaté que symphysiotomiser cette femme. En 1897 les conditions de la Maternité étaient les mémes qu aujourd' hui et je fus alors malgré cela incliné á la sym- physiotomie, parce que la femme n'était pas alors infectée comme aujourd'hui; parce que jJ'avais surveillé le travail; parce que le fétus n'avait pas souftert; parce que je pouvais choisir le moment le plus apte et le plus propice á intervention et parce qu'enfin, pendant lP' intervention 1l m'eút été possible de recourir pour Pextraction, soit au forceps, soit a la version, selon Pindication du moment. Mais cette fois je ne pouvais compter sur rien de tout céla, la téte ne descendait pas spon- tanément et puisque Putérus était inerte, ce qu'il y avait de plus probable était de la prendre avec le forceps. Le fétus le supporterait-11? Est-ce que je ne m'exposais pas á le retirer mort et á laisser sur la table opératoire une symphysiotomisée en pleine infection? “(Antonio Alazte. ” 83 nos J'optai par le forceps que j'appliqua au détroit supérieur en sens oblique á la téte et dans un sens oblique au bassin, et peu aprés les premiéres tractions qui furent vigoureuses, Vin- terne Mr. Santos Grande, sur mon indication, ausculta le cosur dont on ne pouvait compter alors les palpitations. Des trac- tions réitérées engagórent la téte et la détachérent. L'extrae- tion des épaules occasiona certaine difficulté. Le fétus naquit mort. Dans la nuit la femme eut 400.4; la température descendit les jours suivants; le 4*"" jour, elle monta de nouveau et je fis une exploration et trouvai la paroi postérieure du col per- forée dans sa partie infra-vaginal, C'était une ouverture cir- culaire, de deux centimétres de diamétre environ, dúe á la compression de la téte, sur le promontoire. Cette blessure fut - parfaitement soignée et la femme fut licenciée le 6 Juillet. Avant son départ Mr. Barreiro et Moi nous lexaminámes de nouveau et confirmámes, dans tous ses détails, le diagnostic du rétrécissement ainsi que les mesures du bassin. NEUVIEME OBSERVATION. Luz Trujillo, ágée de 20 ans, de México, primipare et en travail des le jour précédent, est ame- née á la Maternité le 27 Décembre 1849. Premiére menstrua- tion á 19 ans. Elle a 1”,30”" de hauteur et une cyphose dor- solombaire. On remarque de plus le ventre en forme de bissac et Putérus télanisé. Le 28 á dix heures du matin, elle fut examinée par Mr. le docteur Barreiro qui trouva dilatation complate, 40 heures de travail, 39.05 de température et épuissement de la femme. La veille, deux médecins avaient fait, dans la rue, deux applica- tions de forceps et ensuite, au commisariat, la méme opération avait été repétée d'une facon infructueuse. Mr. Barreiro procéda á une nouvelle application de Vins- trument de Tarnier, Le produit en présentation de sommet position O S, était retenu á sa descente par les épines sciati- ques en fort proéminence dans la cavité, ce qui occasionna des PI 84 Memorias de la Sociedad Científica difficultés ainsi que V'étroitesse de la cavité, pour Papplication des cuilléres, et obligea á se servir par deux fois du forceps: la 1% oblique, la 2%"* directe, se dégageant ensuite en occipi- to-sacrée. Si Vapplication de Vinstrument offrit des difficultés, il n'en fut pas de méme pour l'extraction, car la mobilité anormale des os de la ceinture, propre A cette espéce de déformations pelviennes (bassin eyphotique) ainsi que la mort du produit, avec ses os mobiles et sa maigreur cadavérique, réussirent á mouler facilement la téte déjá comprimée par le forceps et a la faire passer par le détroit moyen, tres-réduit comme le prou- vent les mesures. Le lendemain 29, la femme Trujillo mourut et Pautopsie * révéla une péritonite généralisée avec un epanchement séreux et déchirure du fond de sac vaginal postérieur et du col de la matrice. Une fois le bassin extrait, gráce aux soins et á Vhabi- lité de Vinterne Mr. Bulmaro Flores, (car les parents de la dé- funte sS'oppostrent, avec tenacité a Pautopsie) il le prépara convenablement et c'est celui que désigne la lettre E. Ce cas vient á démontrer cliniquement, encore une fois ce que je faisais observer au commencement de ce travail: que ce qui occasionna la mort de la mére et du fétus fut de r'avoir pas tenu compte ou avoir méconnu la déformation pelvienne. Si des le moment ot la dilatation se completa et qu'on vit que la téte ne faisait aucun progrés, on eut cherché et recon- nu en observant qwWelle était cyphotique, la cause du retard, on aurait pensé sur le champ, á une intervention avec laquelle on aurait épargné deux existences. Mais il n'en fut pas ainsi: on s'entéta dans une lutte désastreuse qui aboutit á la mort du fétus; les forces de la patiente s'épuiserent; on donna á Vinfection le temps et Popportunité d'accomplir ses ravages, et ce n'est que lorsque la femme agonisait qu'on la remita la Maternité. Ici on trouve une téte qui n'est qu'une poche d'os que le “Antonio Alzate.” 85 forceps, impuissant auparavant, extrait avec la móme facilitó que Veút fait le basiotribs, mais aucun espoir pour la malheu- reuse cyphotique qui résista longtemps et qui aurait pu mou- rir comme il arrive quelque fois dans des cas semblables. Un fait aussi éloquent doit nécessairement donner á mes paroles un grande force: il existe chez nous des déformations pel- viennes que nous devons bien connmaítre pour savoir les traiter et sauver la vie de meres et d'enfants. / DIXIEME OBSERVATION. Sotera Orozco, au terme de sa gestation revient pour la seconde fois á la Maternité. (voir la septiéme observation) dans les premiers jours de Juillet, pour étre soignée dans son accouchement. Le travail commence le 6; et le 7:4 midi, voyant que la dilatation est compléte, que la téte ne s'engage pas au dessus du détroit supérieur et que les bruits du coeur fétal sont précipités et quelque peu irréguliers, le docteur Barreiro fait une application de forceps quí réussit á fixer la téte á lentrée du bassin; une deuxiéme application, avec prise, fronto-mastoidée, la fait descendre et on extrait un enfant vivant. Mr. le docteur Barreiro avant de licencier cette femme, mesure le bassin es obtient: promonto—pubien 0,098"", Bis- isquiatique 0,095" et bis-sciatique 0”,085”", Hauteur du pubis 0”,050"", La mére et Penfant sortirent de ' Hópital salns et saufs. ONZIEME OBSERVATION. Le 6 Juillet 1900, Mr. le docteur Francois Armendáriz w'invita á examiner á "Hópital de Mo- relos (San Juan de Dios) une prostitués, de 18 ans, nomméos Frangoise Villa, qui se faisait soigner, au dit Hópital; des chan- cres de la vulve et qui ocenupait le lit n? 17 de la Salle Pasa- lagua. C'est une femme de taillé moyenne et chez elle on ne re- marque pas la viciation de son bassin. Dés Váge de 14 ans sa menstruation a été réguliére et en général elle a joui d'une bonne santé. 86 Memorias de la Sociedad Científica En examinant son bassin, je trouve un pubis plus haut que le normal; are pubien tellement étroit qwil donne á croire que la ditte femme ne ment pas lorsqu'elle afirme que les rela- tions sexuelles n'ont jamais été completes et parfaites; dia- métre bis-isquiatique de 0”,055%* á 0%,060””, et dans la cavi- té on observe les épines seiatiques saillantes. Le diamétre subsacro-pubien est normal. A cause des chancres et des dou leurs qwils reveillent, on remet á plus tard Vétude complete de ce bassin; mais une fois guérie cette femme refusa de souftrir une nouvelle exploration. Vu les conditions dans lesquelles je faisais cet examen, on comprendra que les dimensions que je donne, wont pas toute Pexactitude désirable; mais méme en se passant Velles, le simple toucher vaginal révele claire; ment un rétrécissement trés-notable et digne Vune étude ap- profondie et minutieuse. DOUZIEME OBSERVATION. Pamphile López, cyphotique, (cyphose dorsale) de 24 ans, V'Ayotla, mariée, primipare, ayant eu antérieurement le tifus et 1*escarlatine, entre á la Mater- nité le 15 Octobre 1900, le troisiéme jour de travail Venfan- tement áterme. L'examen révele col effacé, dilatation d'envi- ron 2 centimétres, la poche amniotique rompue, douleurs ir- réguliéres, peu violentes, tres—-espacées, ventre en outre, pro- duit vivant, téte engagée en D. T. et en présentation de face, épines sciatiques saillantes, diamétre bis-sciatique de ...... 0,080” á u”,085”, et cavité infundibuliforme. On ordonne tout Vabord un bandage au ventre, sucre de lait, quinine, strychnine. Le 16, la dilatation v'a fait aucun progrés, les douleurs ny'ont augmenté ni en fréquence ni en intensité, mais on re- marque le col dilatable. A 11 heures on applique un globe di- latateur. A 4 heures du soir la dilatation est d'environ 8 cen- timótres et Mr. le Dr. Barreiro Pachéve de la main et appli- que le forceps de Trélat en plagant un cuillóre devant le pro- montoire et lautre derriére Parc du pubis. D'énergiques trac- «“Antonio Alzate.” 87 tions ne parviennent pas á terminer la descente ni á faire évoluer la téte, ce qui nous obliga á faire une nouvelle appli- cation avee prise différente. Mr. le docteur Barreiro eut Pama- bilité de me permettre de proceder á cette deuxiéme applica- tion que je vérifial au moyen de Pinstrument de Tarnier, en. prenant la téte A son diamétre fronto-mastoidé (apophyse mastoide droit et frontal gauche ); et jereussis á extralre un fétus vivant qui mourut une demi-heure aprés. Extraction manuelle du placenta; lavage et frottement digital de la cavi- té utérine á cause des adhérences et perinéorraphie immédia- tement aprés. Cet accouchement fut tres-difficile ayant en tout contre lui: dilatation artificielle, contractions tres—faibles, irréguliéres et inefficaces; mauvaise position de la téte; bassin infundibuliforme et étroit; femme délicate, petite (1”,34"*) et mal constituée. Le 16 on licencia cette femme une fois guérie et on ratifia les mesures de son bassin. TREIZIEME OBSERVACION. A 11 heures du soir le 23 Mars 1901, Espiridiona Rosales, de Mexico, 19 ans, primipare, torti- llera, entre á la Maternité pour y étre soignée des suites de son accouchement. Cinq heures auparavant, a 6 heures du soir, elle avait mis au jour spontanément une fille vivante et nor- malement conformée. Le temps du travail écoulé depus les premiéres douleurs jusqw'a Pexpulsion du produit fut de 3 heures; le placenta fut expulsé également une heure aprés. Cette femme qui mesure 1”,50%”* ne présente pas apparem- ment une mauvaise conformation; mais en faisant les lavages vulvaire et vaginal (mesures urgentes dans Pétat de malpro- prété oú elle arriva) la sage-femme de service observa au des- sus du pubis, la peau du ventre ridée, pliée, plus sombre de couleur, sur une étendue d'environ 7 á 8 centimótres carrés, et cela dú á une cicatrice irréguliére de 6 centimétres environ, quí a la forme d'une S. La vulve est située plus en avant et 88 Memorias de la Sociedad Científica plus en haut que la normale. En faisant la palpation de l'hy- pogastre, on remarqua le manque de pubis, et qu' á sa place il y avait un vide profond, de 9 centimétres de longitude en- viron. C'est pourquoi, le bassin ainsi interrompu, au lieu Vavoir la forme d'un anneau, a cello un fer á cheval ouvert en avant. C'est n type de bassin creusé. Elle ne rapporte rien sur ses antécédents qui mérite Pat- tention. Elle ne souvient pas á quel áge elle commenca a fai- re les premiers pas; elle s'est toujours crue bien conformée; elle sait seulement qu'en naissant, selon ce que lui a dit sa mére, aujourd'hui décédée, qw'á la place de la cicatrice il y avait un trou par oú s'échappait un peu d'urine; mais que sans opération et seulement au moyen dVPonctions d'une pomma- de quelconque, cette ouverture se referma et tout échappe- ment d'urine cessa alors. Elle a toujours pu sans difficulté faire son métier de tortillera et elle peut parcourir de grandes distances sans butter en chemin. Sur la partie moyenne de 'hypogastre, correspondante á la vessie, on remarque, comme je Pai déja dit, la peau plus obscure de couleur, pliée, minée, présentant une cicatrice ir- réguliére, courbé en forme de'S. Quand cette femme se trouve dans une position verticale, il se forme á ce point une saillie arrondie, hernie de la vessie, de la grosseur d'une petite orange, lorsque n'est pas pleine la vessie quí oceupe la place de la symphyse pubienne. La vulve est horizontale, commencant tres en avant et laissant voir le clitoris qui est tres en sailllie. Les fosses iliaques déviées vers le bas et en dehors; les crétes peu recourbées et divergentes; entre les épines iliaques antéro-supérieures il y a 0,25" de distance. En arriére, les épines iliaques postéro—supérieures sont plus rapprochées que le bassin normal et le sacerum semble un peu abattu. Les cuisses sont séparés dans toute leur longueur, de fa- “¿Antonio Alzate.” 89 PAIN” con á laisser apercevoir la vulve assez facilement; les genoux ne se touchent pas et en marchant la femme se balance trés- légéórement. . On v'atteint pas facilement le promontoire au toucher et il est pas saillant non plus, la cavité parait ample, les tubé- rosités ischiatiques bien séparées, et la matrice en nto ot sion et 'abattue. Lorsque j'examinai cette femme peu de jours aprés son accouchement, la matrice rachevait pas encore son involu- tion, le sang coulait facilement et le toucher vaginal était dou- loureux; pour cela je dus me conformer aux renseignements donnés et omettre, quoique je le désirasse, lexploration com- plete du bassin et sa mensuration. D'autre part comme á.cet- te époque, ce travail avait été livré á limprimerie, il m'a été impossible Vattendre plus longtemps et, bien qw'incomplete, je me résous á publier cette observation, parce qwil s'agit d'un cas trós—rare et d'une anomalie provenant du manque de dé- veloppement. QUATORZIEME OBSERVATION. L'habile chirurgien Mr. le docteur Jules Clément assista á Guadalajara la nommée Clai- re Camacho, ágée de 27 ans, primipare et au terme desa gros- sesse. Cette femme mesurait 1”,09* de hauteur. Le conju- gué avalt 0”,036"*" de longueur; le bis-ischiatique 0,061” et le coxipubien 0”,099”", Au moyen de la cranioclasie prati- quée par ce docteur aidé de plusieurs médecins de Guadala- jara, il put obtenir la déliverance. La femme guérit. I'observation détaillée se publia en francais dans la Gra- zette Médicale parue en 1869, tome 4*”" pag. 239. Plusieurs observations ont été publiées de bassins remar- quablement étroits, avec diamétres conjuguées de 42, 70, 80 et 83 millimétres et dont les cas furent soignés par ¡es doc- teurs Jiménez, Vértiz, Torres, Ortega, Espejo, Leguí et Mar- tínez del Río. Memorias.—[1901.] —T. XVH.—12. 90 Memorias de la Sociedad Científica - mw LWLIIILIOSIL LILA TT Que ces observations que je rapporte, unies á la descrip- tion des pióces que je présente, puissent former le point de départ d'une étude qui fasse connaítre le type ou les types des viciations pelviennes á Mexico, leur fréquence, leurs cau- ses, leur profilaxie et leur meilleur traitement! IV Bassin A. Le plus curieux, sans doute, de ceux que je présente, est celui=ci'qui a appartenu a Nestora Medina (voir Pobservation 4%*). Ce bassin est petit dans tout. son ensem- ble, comme sil n'avait pas atteint son entier développement; tous ¡ses diameétres “sont raccourcis el seulement le sub=sa- erum-sub-pubien dépasse la longueur normale. Cette petites- se est en proportion du:reste du squelétte, car les fémurs sont plus minces et plus eourts, mais de conformation normale; il en est de méme de la colonne vertébrale, des os des membres supérieurs, ete. La taille de Nestora était d'un metre 58 cen- timétres. L'aspect général de cette femme ne révélait pas le vice de conformation de son bassin, Lliléon gauche un: peu redressé et légerement plus petit que le droit, présente une synostose parfaite avec Vaile gauche atrophiée du sacrum, formant avec elle á la partie correspon- dante á la ligne innomée, une petite courbe qui répond :4 un arc de cercle de 07,014" de rayon: La. fosse iliaque, petite, conserve sa conformation normale. La ligne innommée, courte, droite, déviée á droite, Ra une edbgera nie en syenkylosant au sacrumo 0. 00107 0 art Le bras horizontal du pubis, nan french bol mince, termine par une extremité grossie dirigée en dehors; le corps y" “¿Antonio Alzate. 91 DELL LI du pubis, tres-réduit, est convexe du haut en bas sur sa face interne postérieure, et est parfaitement ankylosé á son con- généere. Tl est concave'A sá face externe ou antérieure, de bas en haut, et dirigé en avant et en dedans. Bassin A. (Collection du Dr. Duque de Estrada). En se soudant, les deux pubis laissent A leur partie supé: rieure une échanerure de concavité antérieure et sur leur face antérieure une moulure qui, a 'état frais, était oceupée par car. 92 Memorias de la Sociedad Científica OIL tilage. Le corps du pubis droit est plus gros que le gauche et les deux en se soudant forment une esptce de caróne, de gran- de résistance, dirigée en avant et en bas et qui a 43 millimé- tres de longueur. Le corps de ces deux os pubiens est dirigé en avant et en dedans, continuant la direction rectiligne des lignes innommées et sont en outre déprimés transversalement, ce qui rapproche entre eux les trous ovales qui á la partie mo- yenne sont séparés Pun de Pautre de 22 millimétres. En vertu de cette double synostose sacro-iliaque et pu- bienne, le bassin n'est constitué en realité que par un seul os, sans plus de solution de continuité que Particulation sacro- iliaque droite. Le fosse iliaque droite est plus ample et plus creusée que la fosse gauche; la ligne innommée est droite á ses deux tiers antérieurs et courbe au tiers postérieur prés de son articula- tion avec le sacrum, avec Paileron duquel elle forme une cour- be damplitude double á la gauche, mais inférieure á la nor- male, et qui correspond á un arc de cercle de 25 millimétres de rayon. On remarque que les éminences iléo-pectinées sont légé- rement prononcées. Le sacrum présente un manque de symétrie tres—notable, dú au degré différent de développement de ses deux moitiés droite et gauche. Tandis que Vaile droite mesure 35 millime- tres, Paile gauche wen compte que 18 et cette atrophie se re- marque aussi bien sur la face antérieure que sur la postérieure et dans les trous sacrés. Cette alle gauche est intimement sou- dée á Piléon á ses parties antérieure et supérieure; sur la face postérieure on remarque une fente linéal correspondante aux surfaces articulaires des deux os. Cette ankylose comprend, en avant et en bas, Vaile gauche du sacrum et la surface auri- culaire correspondant á Viléon et vers le bas le bord gauche du sacrum á la partie qui correspond aux deux premiers trous, plus étroits et allongés dans le sens vertical et bien différents. de ceux du cóté opposé qui sont normaux. “Antonio Alzate.” 93 ILLIA we La face antérieure est presque plane de haut en bas car la corde se sépare de are de 9””; transversalement elle est en- core plus plane. Sa longueur mesure 92%" et sa largeur 75%”. Les quatre trous gauches sont situés presqu'au bord de Pos; ils sont plus petits que ceux du cóté opposé, excepté le 3*"", et sans les gouttiéres ou moulures qui les accompagnent á Pétat normal, pour le passage des nerfs. Le manque de symétrie de la face antérieure existe aussi dans la face postérieure, de facon que la distance qui sépare VPapophyse épineux de la premiére vertébre sacrée de lPépine iliaque postero-supérieure gauche est de 20" et la droite de So) hee T'os est dévié vers la gauche, comme s'il eút évolué autour de son axe vertical ou pour mieux dire, de son grand axe, d'oú il résulte que la moitié de droite est plus antérieure que celle de gauche, qui se trouve en plan postérieur. Il présente une deuxiéme déviation, de hant en bas et de droite á gauche, ce qui fait que Paile gauche atrophiée soit en plan supérieur á celui qu'occupe Y aile droit, et que la pointe de l'os se trouve plus rapprochée de lépine seiatique gauche (50) et plus éloignée de la droite (67"""). Enfin, il offre une troisiéme dé- viation, en vertu dela quelle la base est dirigée en avant et en bas et sa pointe, au contraire, en arriére et en haut, cette bascule de Pos ainsi que son aplatissement fait que le subsacro- pubien soit le diamétre le plus long de tous ceux de ce bassin. On comprend sans difficulté que le détroit' supérieur a la forme oblique triangulaire, car le pubis est dévié á droite de la ligne moyenne et le sacrum á gauche; la ligne innominée gauche, droite, en plan plus élevé que celle de Pautre cóte, dé- viée en dedans et tres-légéerement courbe vers son quart pos- térieur, pour s'enkyloser au sacrum; deux fils á plomb, P'un pen- -dant du pubis et Vautre de lapophyse épineux de la premiére sacrée, au lieu de eoincider sur le méme plan antéro—posté- rieur, se séparent de 23"; la ligne innommée droite, droite á 94 Memorias de la Sociedad Científica ses deux tiers antérieurs, est seulement courbe au tiers posté- rieur au moment de sS'articuler au sacrum. Ces caracteres jus- tifient la dénomination d'oblique-triangulaire (Voirle diagram- me de ce bassin). , Les diamétres du détroit supérieur sont les suivants: Promonto-pubien...... A dl Oblique=droit! 2.2 Lo. ni. 0 al 0%:092w*". 1d. ganehe/s2b 5 ¿0 here 06 TL - 0,085". Tranvers—utile-c....ccl.lo ici 0,073". Girconférénte, ph. 9d PIDO Spa 0=,30ems Distance du promontoire á Vépine ilia- que, antéro—supérieure droite ...... 09,116" Antéro-supérieure gauche........-.-.. 0,090». En abordant lVétude de Vexcavation, nous observerons la grande échanerure sciatique gauche plus étroite que celle du cóte opposé et située plus en arriére; son bord antérieur obli- quement dirigé de haut en bas et d'en dehors en dedans, fait que son extremité, lépine sciatique, vienne rester en ligne droite, antéro—postérieure, devant le 4* trou sacré et 450 mi- llimétres de lui. Le plancher de la cavité cotiloide repoussé en dedans, est légerement convexe, surtout vers en haut, ac- cusant la pression exercée par la téte fémorale; et comme sa direction est oblique vers le bas et en dedans et comme en outre il existe obliquité semblable du cóté droit, Pexcavation reste déprimée transversalement el acquiere la forme Yun en- tonnoir. Le trou (obturateur) ovale a la forme d'un trapéze; il est petit et ses bords sont minces et tranchants. L'ischion gauche est un peu plus mince et situé á 8 millimétres plus bas et plus en arriére que lP'ischion droit. Le bras ischio-pubien, mince, large, un peu convexe en de- dans, concave en dehors et placé également plus en arriére “Antonio Alzate.” 95 que son congénére, forme avec lui, non pas un arc, mais un angle aigu dont la base mesurée par la distance des ischions est de 0”,062%*", Le pubis a 42 millimétres de hauteur, bifurqué á sa par- tie inférieure, aux deux branches ischio-pubiennes qui en sé- parant forment un angle de 520, Le eóté droit de Pexcavation est un peu plus ample que le gauche, de méme que la grande echancrure; le plancher coti- loidéen plan et incliné en dedans et vers le bas fait que s'ac- centue la saillie de lépine sciatique, sans qwelle le soit autant qwá la gauche. Le trou ovale a presque la forme et la dimen- sion de celui de gauche et le bras ischio-pubien plus gros et moins recourbé, que le gauche, presque droit, se termine en un ischion plus volumineux. La distance entre les deux épi- nes sciatiques est de 07,055” et celle de tubérosités ischiati- ques de 0,062», Le coceyx est formé de deux piéces; car la 1%” et la 2% sont ankylosées de méme que la 3%" et la 4%" et Pun plus . grand développement du cóté droit, Le détroitinférieur, déprimé transversalement, allongé de VPavantálarriére, a laforme un losange irrégulier de 0”, 123%" dans sa plus grande longueur et de 0”,055"” de largeur á sa partie la plus étroite. Ce bassin présente des particularités dignes d' attention. La premiére Ventre elles est la synostose pubienne, tellement 'rare quon est allai jusqu'á nier son existence. Le Docteur Queirel étudie 35 bassins pathologiques en plus de 200 autres; si Pon y ajoute les 100 qui servirent á la thése du Dr. Pinard et les 66 également viciés de 1 Hópital Baudelocque, nous aurons un total de 401 parmi lesquelles on ne trouva pas un exemplaire de cette espóce. Le Dr. Morisani afirma v'avoir jamais rencontré cette synostose, et seul le Prof. Siebold eroit ne Pavoir vue qu'une fois; mais il n'en publie pas les détails relatifs. Il existe pas non plus chez nous d'observation qui 96 Memorias de la Sociedad Científica indique quon aitrencontré cette anomalie. Jusqwaujourd'hui on peut considérer cet exemplaire unique dans la science. La seconde est la forme triangulaire du détroit supérieur, ainsi que sa petitesse qui la différencient grandement de celle de Nogelé avec laquelle on pourrait á premiére vue la con- fondre. En effet, si dans le bassin que je décris on trouve en plus de la synostose sacroiliaque, Vatrophie de Vaile gauche du sa- crum avec rétrécissement des trous sacrés correspondants au cóté atrophié; largeur moindre de Viliaque et petitesse de sa grande échanerure sciatique, déviation du sacrum vers le cóté ankylosé; déviation vers le cóté sain (qwici nous ne pouvons pas appeler sain ) de la symphyse pubienne; renforcement de la paroi latérale de Pexcavation, correspondant au cóté ankylo- sé; rétrécissement du bis-sciatique et du détroit inférieur, qui s'observent dans le bassin de Noegelé; on doit remarquer, par contre, que la plus grande partie de ces particularités du cóté gauche, se trouvent aussi dans le cóté droit, bien que moins accentuées; sacrum moins développé; largeur moindre du coxal et de sa coupe sciatique; aplatissement de la paroi latérale de Vexcavation et proéminence de lépine sciatique, (il ne manque que la synostose etl'atrophie sacrée correspon- dante ), caracteres quí n'existent pas dans celle de Noegelé. Le petitesse totale de ce bassin, sa forme triangulaire, son ankylose pubienne, son excavation inf undibuliforme, Pespé- cialisent de telle sorte qu'il estimpossible de Pe confondre avec celui de Noegelé. l De tous les bassins viciés décrits jusqu/á ce jour, il yy en a pas un qui ressemble á celui-ci, et si on prétendait le claser, on ne trouvarait sa place qwentre celui de Noegelé et celui de Robert, car il a avec le premier les ressemblances déjá signa- lées et avec le second, Pangle formé par les pubis; le rétrécis- sement des diamétres transversaux; le petit éloignement des ischions et le rétrécissement de Pare pubien qui est ankylosé. ““ Antonio Alzate. ” 97 LILIIL PILLS '” Il diffóre des deux par la forme du détroit supérieur, par le lieu des synostoses, par la forme asymétrique du sacrum, et par la conformation générale qui est tros—différente des types Neegelé et Robert. Mais si on laisse de cóté létude comparative, on ne peut pas omettre sa petitesse qui róvéle un manque de développe- ment dans les pióces qui, primitivement séparées, le compo- sent. Sacrum petit, presque plan, court et étroit, fosses ilia- ques reduites; pubis sans développement complet; diamétres, tous courts; détroit supérieur petit; excavation en entonoir, aplatie transversalement et son poids léger, de 293 grammes, révelent le type enfantin, conservé ainsi, faute de développe- ment; et sur cette distrophie ou á cause Velle, se produit la double synostose qui lui imprime des caractéres si particuliers. V Bassin B. lla appartenua F, L. primipare de 19 ans, de Tu- lancingo. Au terme de sa grossesse et en travail denfante- ment elle est examinée par X***, qui, trouvant le col dilaté et la téte dans Pexcavation en OP, sans que le travail avan- cát, appliqua le forceps. Ne soupconant pas Pexistence d'une viciation pelvienne et au toucher n'atteignant pas le promon- toire, il erutfacile Vopération; mais les grands efforts qwil dút déployer lui firent vite comprendre que la situation était gra- ve. Malgré cela il continua les tractions qui obtinrent enfin la sortie un fétus mort et la mére eut le périnée et le vagin de- chirés, seules lésions qui, alors, purent étre apreciées. Cette femme eut une élévation de température dés le jour méme de Paccouchement et Vinfection fut si sérieuse qu'elle occasionna la mort, L'autopsio qui se fit, gráces á des incidents qwil estinutile Memorias. —[1902].—T. XVII.—13. Gs 58 Memorias de la Sociedad Científica TEC OLEO O OLAS COLL ILICIILIIIAS de rapporter, démontra: 1? déchirures des ligaments et cartila- go de Particulation pubienne, avec arenchement du petit man- che péri-osseux du corps du pubis gauche; fracture incom- Bassin B. (Collection du Dr. Duque de Estrada). pléte de Vextremité du bras horizontal du pubis droit; déchi- rure compléte de Varcuatum et en un mot de toute la symphy- sé pubienne qui, baignée de pus, communiquait ayec le vagin es ARAS Alzate.” 99 ” par une blessure retro-pubienne, dans laquelle on comprenait aussi Vurétre. 2% déchirure des deux articulations sacro-ilia- ques; déchirures des parties molles voisines; fractures des Bassin B. (Collection du Dr, Duque de Estrada). bordes antérieut et supérient des deux ailes sacrées, sur des points rapprochés et correspondant á leurs articulations avec les iliaques. 100 Memorias de la Sociedad Científica Ces lésions du pubis et du petit manche péri-osseux, ain- si que les fractures des ailes du sacrum, sont parfaitement vi- sibles dans ce bassin. Pour en donner lidée aussi exacte que possible, j'ai cru convenable de faire abord la description de chacun des os et ensuite celle du bassin dans son ensemble, ce qui fera mieux apparaítre ses déformations. L'attention se fixe immédiatement sur le sacrum qui me- sure 70 miliimétres de longueur et dont la plus grande largeur á sa base est de 80 millimétres; sa face antérieure, de 63 milli- mótres de largue est peu recourbée; la corde se sépare de Parc de 15 millimétres et suivant sa courbature, la longueur du sa- crum atteint 0”,077"”. Il West formé que de quatre vertébres sacrées, car la derniére, la 5”"” est rudimentaire et v'a que 5 millimétres de hauteur. Les ailes du sacrum atrophiées et déformées á peine con- servent-elles les traces de leur forme normale; rien ne peut donner une idée aussi exacte de leur difformité, que de les supposer faites de cire et comprimées ensuite transversale- ment par les iliaques, en vertu une pression excentrique. Effectivement, leurs surfaces se voient comme ridées, on- dées, repoussées en dedans, pliées sur la face antérieure, plus la droite que la gauche, ce qui interrompt la partie de la ligne innominée que devrait former ces deux ailes. Cet aplatisse- ment transversal fait que les ailes sacrées ne soient pas seu- lement ondoyantes, déformées, mais encore élevés sur ses fa- ces supérieures; que la surface articulaire supérieure de la premiére vertébre sacrée soit placée sur un plan inférieur au bord articulaire supérieur des dites ailes et que le corps du sa- erum soit enfoncé entre elles. Sur leur face supérieure ces ailes forment aux cótés de la 5*”* lombaire, une moulure qui livre á peine passage á lindex. Au bord antérieur, c'est-á-di- re, 4 la partie oú ces ailes concourent á former “la ligne inno- minée, elles se replient en dedans, plus la droite que la gau- ““« Antonio Alzate.” 101 — e -—- — — — ——— che, formant un angle obtus avec la face antérieure du corps de la 1** vertébre sacrée, disposition qui interrompt la grande courbe que devait avoir le détroit supérieur vers arrióre. L'aile gauche mesure 0”,020”" et Paile droite 0",017'"", Ces dif- formités donnent au sacrum un aspect que peu de mots su- ffisent á-décrire: petit; composé de 4 vertébres, aplati transver- salement, invaginé dans ses ailes cannelées, difformes, étroi- tes et pliées sur leur face antérieure, sur la premiére sacrée, formant un € couché. Comme TPaile gauche est légérement plus grande que Vaile droite ebcomme celle-ci est plus pliés que la gauche, on peut déjá supposer que cette légére asymétrie se traduit sur la conformation du détroit supérieur. La cinquiéme lombaire en s'articulant avec la premiére sa- crée forme un promontoire á peine saillant. Dans le reste de Vos on ne trouve pas Pautre particularité digne d'étre prise en considération, et je me rappelle seule- ment que sur ses alles il y a des traces des fractures qui se produisirent lorsque les articulations sacro-iliaques se déchi- rérent (voir la photographie). Trois tubercules aplatis dont le premier et le plus grand présente un rudiment de cornes, constituent le coceyx de ce bassin, Triliaque, petit, mais fortement constituté, gros et résis- tant, présente une fosse iliaque peu creussée, presque plane, redressée comme si elle eut été comprimée de dehors en de- dans dans les sens transversal, la ligne innominée peu saillan- te et moins courbe, obéit au redressement général de Pos. A la partie inférigure á la ligne innominée se trouve le plancher de la cavité cotyloide plus réduit et dirigé Vune maniere plus oblique en dedans et vers le bas; Pischion estégalement plus pe- tit et plus mince et moins repoussé vers le dehors. Le trou sub—pubien garde sa forme triangulaire; mais il est notable- ment plus petit et il n'est pas fermé en dedans par la surface quadrilatérale que forme normalement le corps du pubis qui 102 Memorias de la Sociedad Científica nn mor. fait défaut dans cet os et dont il ne reste que des traces á Punion de la branche horizontal avee la descendante du pubis. La face externe á sa partie supérieure, ou soit la fosseilia- que externe nr'offre rien qui mérite attention si ce rest son peu de courbature et sa direction rapprochée de la verticale, par cause du redressement dont j'al parlé précedemment; la ca- vité cotyloide est elliptique et moins creusée que la normale et Pischion plus mince et un peu large. Le bord supérieur ou eréte iliaque moins courbe et plus petite, garde sa forme d'S italique; mais son épine antéro-su- périeure est abattue, ce qui forme un saillie anguleuse, bien marquée, á 6 centimetres en arriére et en haut de cette épine, sur la créte mentionnée. Le bord antérieur n'offre rien de remarquable dans sa par- tie supérieure; mais dans sa partie horizontale á peine aper- coit—-on le canal propre au passage du psoas et iliaque; il en est de méme de leminence iléo—pectinée et de lépine du pu- bis que seule absence du corps pubien fait deviner. Sur le bord postérienr on remarque la saillie tres-pronon- cée que fait lépine sciatique etle peu d'amplitude de la gran- de échanerure du méme nom. Le bord inférieur estformé du bras ascendant de lischion, car le bras descendant en plus d'étre rudimentaire, forme avec celui du cóté opposé Particulation pubienne. Le bras ascen- dant de lP'ischion, court, droit et large se termine en un carti- lage qui Punit á ce qui devrait étre le bras descendant du pu- bis; termination qui laisse en avant une saillie convexe trés- perceptible et des ce point, vers le haut, commence l'articula- tion pubienne dont les ligaments soigneusement conservés se yoient déchirés, spécialement sur la face postérieure, á consé- quence du traumatisme opératoire. Les deux iliaqnes pS égaux présentent la méme conformation. Aprés avoir donné une idée de chacun des deux os, consi- dérons ce bassin dans son ensemble afin de rendre ses défor- mations plus perceptibles et de les mettre davantage en relief, ” “¿Antonio Alzate.” : 103 T'aplatissement transversal tellement prononcé qwil im- prime caractére á ce bassin attire Vabord Pattention. Les fos- ses iliaques, petites, presque plates, redressées, font que le grand bassin soit si étroit qwentre les deux épines iliaques antéro-supérieures il ny att que 16 centimétres de distance et 17 á la épine moyenne des deux crétes. Le sacrum étroit, quelque peu asyméetrique, enfoncé entre ses ailes; le promontoire si peu saillant; les lignes innommées peu courbes et les trois os si petits, déforment grandement le détroit supérieur en diminuant sa courbature et en raccour- cissant les diamétres obliques et transversaux. Cette défor- mation est augmentée par le manque de corps des pubis et la petitesse de leurs bras horizontaux, qui en s'unissant pour former la symphyse font angle au lien de la courbe normale. Comme en méme temps que le sacrum est aplati transversa- lement, les fosses iliaques se sont redressées, 1l résulte un en-, foncement de la partie postérieure de ce bassin, tellement marqué qu'un plan horizontal qni passe par la partie la plus haute et supérieure des crétes iliaques, se trouve á 6 centimé- tres au dessus de la surface articulaire supérieure de la 1*"- vertóbre sacrée. Le diagramme de grandeur naturelle, ci-joint, donne une idée de la forme du détroit supérieur et les dimensions de ses différents diamétres et laisse voir sa forme ovalaire, légére- men asymétrique, un peu anguleuse en avant, á Punion des pubis, de méme que Petroitesse des diamétres transversaux dont le plus grand et impracticable na que 88 millimétres. Le promonto-pubien mesure 94 millimétres et le promonto- sub'—pubien 0,100”; ce qui démontre qu'en faisant le tou- cher, le promontoire v'était pas facilement accessible. T'aplatissement transversal atteint aussi lexcavation, la rétrécissant toujours et lui donnant la forme d'un entonnoir Vautant plus prononcé qwelle se rapproche davantage des épi- nes sciatiques. Les détroits moyen et inférieur si importants 104 Memorias de la Sociedad Científica LLL dans ce type de bassins, puisque ce sont eux qui dans laccou- chement doivent opposer les plus grands et les plus graves obstacles, sont si réduits dans ce bassin—ci qwils atteignent seulement, le bis-sciatique 63” et 70” le bisischiatique, tan- dis que Pantero-postérieur, sub-sacro-pubien, mesure 96 mil- limétres. Pare pubien esten relation de Paplatissement transversal du petit bassin, Comme les corps des pubis wexistent pas; comme les bras horizontaux sont petits et droits, on comprend qu'en s'unissant pour former la symphyse, ils le fassent d'une facon angulaire; que les trous obturés soient bien petits et que la distance qui existe entre eux soit de 23” au lieu de 59%" pour le moins. D'autre part, comme le bras descendant du pubis v'existe non plus qu'a Pétat rudimentaire, il résulte que la symphyse, tres-petite n'atteint que 28” de hauteur et que Pare ainsi formé soit tres—réduit. On doit ajouter á ceci que les bras ascendants de Visehion sont petits et droits, ce qui dé- forme encore davantage Pare pubien. Le bras ascendant de Pischion en s'unissant avec le bras descendant du pubis pour completer le trou ovale et former la symphyse pubienne, le fait par Vintermédiaire un cartilage, unique vestige des trois parties qui composérent primitivement le coxal. Mais comme ces cartilages restent si immédiats et en contact avec les liga- ments articulaires, on peut, aun moyen Veux, communiquer, par un coup de bistouri, les deux trous sub—pubiens. Cet are, petit, étroit, anguleux, formé par les bras droits de Visehion et si courts qwils ne mesurent que 5 centiméetres, de méme que le raccourcissement des diamétres bis-sciatiques et bis-ischiatiques, expliquent les déchirements tant périnéals qWarticulaires et osseux, quand se détache, de vive force, une téte de fétus á terme! Ce bassin retréci transversalement, avec des iliaques re- dressés, sacrum étroit, court et peu courbe; promontoire peu saillant; pubis atrophiés; are pubien peu ouvert; excayation “(Antonio Alazte.” 105 infundibuliforme et poids si léger qwá peine atteint-il 278 grammes, rappelle la conformation du bassin enfantin. Si Vautre part, nous remarquons le manque de dévelop- pement du sacrum ainsi que celui des iliaques; la petitesse des horizontales des pubis, absence du corps pubien pro- prement dit, le manque Vossification de la branche descendan- te du pubis et ascendante de Pischion qui sont unies par un cartilage, ete., nous nous verrons forcés de convenir que ce bassin n'a pas atteint son complet développement. Les grands caracteres du type enfantin: situation et peti- tesse du sacrum; forme en entonnoir de tout le bassin; et son aplatissement transversal á cause de l'atrophie sacrée, unis au développement insuffisant des trois os, sont tellement per- ceptibles dans la piéce que je décris, qwils me font affirmer qu'elle appartient au type de bassins viciés par le développement incomplet avec persistanee du type enfantin, uni a Patrophie du sa- crum. VI Dans le département de Tératologie du Musée National se trouve un petit bassin qui a appartenu a Josefa Martínez, ágée de 17 ans, de Pachuca, sourd-muette sur laquelle le Dr. Jean-Marie Rodríguez, pratiqua le 12 Mars 1884, Popération de Porro, la premiere qu'on ait fait á México, obtenant la vie Vune enfante á qui on donna le nom de Nonata Porro y Rodrí- guez.? Bien que ce Monsieur ait publié Pétude qwil fit de ce bassin, dans le tome 19 de la Gazette de Médecine, correspon- dant a Pannée de 1884, page 329 et sulvantes, j'en décrirai cependant les principaux caractéres quoique briévement, par- (1) U y a plusieurs années que cette jeune fille se trouve asilée á 1Hospice des Pau- vres de cette capitale, ou nous lavons vue en 1900, Mr. Capetillo et moi. Elle est régu- liérement dévcloppée et ne semble pas avoir hérité des défauts physiques de sa mére. Elle ne porte aucum trace de rachitisme. Memorias.—(1902).— T. XVI, 14. 106 Memorias de la Sociedad Científica ce que cette piéce possede une grande ressemblance avec le bassin B, et appartient au méme type. Ce bassin est remarquable par sa petitesse, par son apla- tissement transversal et en général par son manque de déve- loppement et sa légéreté, car 1l ne pése que 115 grammes. Le sacrum petit et étroit, de face antérieure légéerement convexe et d'alles petites comme dans le bassin B., est com- posé en réalité de 4 vertébres car la cinquieme est entiére- ment rudimentaire et est unie á la quatriéme par un cartilage. La hauteur de Pos est de 65 millimétres. Les ailes sacrées sont étroites, rudimentaires et horizon- tales, á tel point que le corps du sacrum semble enfoncé entre elles. Aux cótés du corps et sur sa face antérieure, au—des- sous de dites alles, sur une étendue de 3 centimétres, vertica- lement et au niveau de la 2%* et 3'"* vertébres sacrées, se trouve un cartilage qui, á ces cótés et sur cette étendue vient le completer sur sa face antérieure. Il s'articule avec la 5%ne lombaire qui a qu'un centimétre de hauteur, sans former promontoire, car la saillie qu'on y observe á peine mérite-t-elle ce nom. Le plan horizontal qui passe par la partie la plus éle- vée des deux crétes iliaques, demeure á un centimétre au—-des- sus de la surface articulaire supérieure de la 5%"* yertebre lombaire. Un peu plus atrophié sur son cóté gauche, il présent une légére deviation autour de son axe longitudinal, de sorte que sa face antérieure est dirigé á droite, ce qui donne lieu á la petite asymétrie du bassin et fait que le pubis ne corresponde pas exactement á la moitié du promontoire, mais qu'il soit dé- vié á droite de 10”” approximativement. (voir le diagramme du détroit supérieur de ce bassin). La face postérieure n'est remarquable que par son ossifi- cation complete et son peu de développement. Le coceyx, dans Vétat oú la piéce se trouve au Musée, est recouvert de ligaments et replié en angle droit sur la face an- térieure du sacrum. ““Antonio Alzate.” . 107 Les iliaques, assez minces, petits et mal développés, pré- sentent une fosse iliaque de 55”, un peu creusée et dirigée en arrióre et en dehors. lis sont articulés avec le sacrum trós- obliquement, de facon a étre dirigés de Parriéóre á Pavant et: Ven dedans en dehors, ce qui fait que le diamétre bis-épineux qui mesure 144”” soit plus grand que le bis—iliaque, qui n'a que 132", Les crótes iliaques dessinnent peu la S italique; les bords antérieurs, minces et obliques wont que 5 centimétres de longueur. Les lignes innommées courtes et presque droites, plus en- core la droite que la gauche, en s' unissant vers avant pour former la symphyse font angle, au lieu de la courbe normale, ce qui donne au détroit supérieur une forme triangulaire. Lexcavation de forme infundibuliforme, offre avec, les epines sciatiques et les trous sub-pubiens, treés-grands, com- parés aux dimensions de Pos, un aplatissement transversal et une asymétrie qui place Pischion gauche plus haut et sur un plan plus postérieur que le 'droit. Les tubérosites ischiati- ques, petites eb minces, etá peine déviées vers le dehors, sont séparées Vune de Pautre de 62 millimétres. La symphyse pubienne de 43" de hauteur est formée des corps pubiens courts et sans développement; le bras descen- dant du pubis ne se continue pas, comme dans le bassin B, directement avec Pascendant de Pischion, mais par Pintermé- diaire un cartilage qui les unit et les compléte, Ces bras no- tablement minces et quelque peu courbes forment un arc de certalne amplitude comparé aux dimensions si réduites du bassin. En vertu de laplatissement transversal de tout le bassin, le détroit supérieur est allongé Ven avant en arrióre, raccour- ci transversalement, avec forme de triangle, dont la base for- mée par le sacrum, a le sommetsur le pubis. Mais comme des deux lignes innommées, la droite est un peu plus droite que la gauche, et comme le sacrum est légérement dévié á gaucho, 108 Memorias de la Sociedad Científica le sommet du triangle ne correspond pas á la moitié de la ba- se, mais á dix millimétres á droite, d'oú résulte son manque de symétrie, Le détroit supérieur mesure de conjugué 92%"; 83" Poblique-gauche; 90 le droit et 70"" le transveral utile. Dans Vexcavation le sub-sacro—-pubien atteint 95%"; 58m Pintercotiloidéen, 55” le bis-sciatique; 62%” le bis-ischiati- que; 70” le promonto—cotiloidéen droit et 60” le gauche. On voit que dans ce bassin de méme que dans les deux bassins décrits précedemment, le promontoire n'était pas fa- cilement accessible. Les deux cavités cotiloidés, petites, de bords arrondies, confus, hypérostosés, accusent un travail phlogistique évl- dent, osteite produetive, et une double luxation coxo-fémora- le incompléte. En effet les cavités cotiloides absolument ré- duites ont, celle de droite 25" á son plus grand diamétre et 15" a son plus petit, et la cavité gauche 24” á son plus grand diamétre et 15” á son plus petit, la cavité étant, dans sa circon- férence oceupée par la production ostéitique qui s'étend a 12" autour du bord cotiloide dans ses parties antérieure, supérieure et postérieure, Les tétes fémorales doivent done avoir été in- completement luxées en vertu de ce travail pathologique le- quel sil ne date pas de sa naissance, est du moins contempo- rain des'premiéres années de la vie de Josefa; il est trés—-pro- bable qu' avec Vautres causes il alt exercé quelque influence sur Parrét de développement, dans Venfantisme de ce bassin. Si la luxation eut été compléte ou si la femme eut marché appuyée verticalement sur ses membres inférienrs, nous au- rions rencontré en plus du manque de développement qui presque toujours accompagne ces lésions, Pamplitude du dé. troit inférieur, la déviation au-dehors des tubérosités ischia- tiques; en un mot, les caractéres propres aux bassins iléo-fé- MOTaux. On peut comprendre sans effort que ce bassin est vicié faute de développement avec persistance du type enfantin, car, de méme que la précédente que j'ai décrite (B), le sacrum a “Antonio Alzate. ” 109 AA 0 la position et la direction propre á Venfantisme; les iliaques petits et aplatis transversalement, avec lignes innommés pres- que droites; lexcavation en entonnoir; raccourcissement de tous les diamétres transversaux; diminution de la saillie qui norma- lement forme le promontoire, caractéres que nous ne pouvons comparer qu'au type enfantin soutenu faute de développement, sans donner lieu á penser ni au ranisme, ni au rachitisme, par- ce que du premier il manque le distinctif principal et plus im- portant: la persistance des cartilages qui unissent entre eux les divers points Vossification et du second, on ne trouve dans la conformation générale de ce bassin ni le vestige le plus éloigné. Le bassin de Josefa et le précédent (B) ne different que par le degré de viciation et peut étre par la cause qui Pocca- siona; mais on voit clairement qu'ils appartiennent au méme type et á cause de cela je Pai décrit ici, comme piéce anato- mique qui démontre un degré moindre de développement. Ces bassins ainsi qu'un autre que je décris dans la 2*"* partie de cette étude, constituent une collection trés-importante, oú Pon peut étudier les divers degrés de cette viciation, par manque de développement avec persistance du type enfantin. VII Bassin C. Le bassin désigné par cette lettre est rétréci á tous ses diameétres, présentant un, le conjugué, plus court que les autres; tout en conservant, en général, lapparence une bonne conformation. Le promonto—pubien mesure 85”; Pobli- que gauche 113 millimétres et le droit 110%”; le sub-sacro- pubien a 115”"; le bis-sciatique 92" et le bis-ischiatique 101”” (voir le diagramme). Le sacrum est digne (une mention spéciale par étre for- mé de 6 vertéebres á cause de lP'assimilation complete de la 5%" lombaire á la premiére sacrée; et méme avec cette aug- 110 Memorias de la Sociedad Científica mentation il ne compte que 120”” de longueur. Sa courbature est réguliére: la corde se sépare de Parc de 28%", Sa plus grande largeur á sa base est de 98", C'est un sacrum petit, car avec lassimilation á peine atteint-il la longueur normale, étroit, de promontoire saillant, situé 10”” au dessus d'un plan horizontal qui passe par la ligne innommée, au niveau des ar- ticulations sacro-iliaques. La légére asymétrie qui s'observe a la partie supérieure de la face” antérieure de cet os á peine déforme-t-elle le détroit supérieur qui est remarquable que par le raccourcissement de son conjugué. Le promontoire est constitué par les deux derniéres verté- bres lombaires, car la premiére sacrée proprement dite se con- tinue parfaitement avec la derniére lombaire, sans relief Van- gle sacré vertébral. Sur la face postérieure, vers le haut, prés de la base, on note bien Parc et apophyse articulaires de la derniére lombaire, assimilée a la premiére sacrée, ce qui dis- sipe toute espece de doute qu'on pourrait avoir sur cette as- similation. Le coceyx est formé de 3 piéces qui gardent leurs carac- téres propres; la quatriéme, rudimentaire, est formée par un petit tubercule soudé á la face postéro—inférieure de la 3%" coccygée. L'excavation légerement plus réduite que la normale, con- serve régularité dans sa forme et avec la proportion due entre les diameétres bis-sciatique et bis-ischiatique. Le pubis mesure 30”"” de longueur et son arc est bien con- formé. Ainsi donc, ce bassin est loin de présenter les carac- teres de la cyphose, comme on Pa observé dans les viciations par assimilation complete de la derniére vertébre lombaire au sacrum. Son poids est de 315 grammes. Cette déformation, west pas due au rachitisme: la femme haute, robuste, fortement constituée ne présentait ni dans les membres inférieurs, ni dans les supérieurs, ni sur le tronc, ni sur la face, aucun stigmate de la dite maladie. En outre, la “(Antonio Alzate.” 111 différence de 25”" qui existe, dans le grand bassin, entre le bis-iliaque et le bis-épineux, es suffisamment grande, si Pon considere le raccourcissement général des diamétres. Cette déformation est due, d'une part, á un développement insuffisant (le bassin est d'un poids inférieur et, dans son en- ensemble, est plus petit que la normale), et Pautre part, et c'estici le point capital, á lassimilation de la derniére lombaire qui en placant le promontoire sur un plan plus antérieur, rac- courcit notablement le conjugué. C'est un bassin aplati de derriére en avant, dans son détroit supérieur, et uniformément rótréci par développement insuffisant, sans traces apparentes de rachitisme. (A suivre ). y 3d 7 ¡us Ac A Pd: es A Ga el elorcós: id indi] haci is sd, He red MA, Da aa (es MA id dal ANSAÍA «dde Es Aoypradd AA AN Ae me MR 0 pos pe Caed pá iia A. $ e diga te. vol Es E be Fu AR 0 E o ia y $ Sl dr oa el ds Ga, IAS da Mud , Uat y hi ex ot O ¿re veas re e Sorin de is vta des Lio Le ib Ed IN Da: y ip op Ay A Pl to poi? nba ale, ds pa A parir ista A OR 4 O doy aii oa mes a gd dle al No a, A MDI bi Ari odi Pessl noia a0. 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La saponina verdadera, llamamos así, á la que se extrae de la raíz de saponaria, se presenta bajo la forma de un pel- vo amorfo, blanco, inodoro, de sabor dulce, al principio estíp- tico, y algo amargo después. Es tóxica. Es un estornutatario poderoso. Se disuelve en todas proporciones en el agua, muy poco en el alcohol frío; un miligramo basta para volver el agua espumosa. Á peso igual no da soluciones tan espesas como la goma. Es insoluble en el éter, la benzina y el cloroformo. Es Memorias. —[1902].—T. XVIT.—15. 114 Memorias de la Sociedad Científica levógira. Cuando se quema sobre una lámina de platino, emi- te un olor de azúcar quemada, arde y deja un residuo poroso cuya combustión completa es difícil. Las soluciones acuosas poseen la propiedad notable de di- solver las sustancias insolubles en el agua formando con ellas emulsiones estables. Se ha utilizado esta propiedad para pre- parar emulsiones con las resinas, el alcanfor, los aceites, ete. Disuelve ciertas sales como el sulfuro de plomo, el carbonato de barita lo cual hace que se presenten grandes dificultades para obtener la saponina pura. Cuando se calienta en B. M. una solución de saponina en presencia de ácido sulfúrico ó clorhídrico diluidos se descompone en saponetina y glucosa según Schaparelli. La saponina hace el agua tan espumosa como el jabón y emulsiona los cuerpos grasos casi como lo hacen los oleatos de potasa y sosa. La saponina es muy activa, su acción general sobre los animales hace á Malapert colocarla entre las sustancias nar- cóticas acres. Brouno le atribuye los mismos efectos que á la Nielle des bles. Un gramo basta para matar un pollo, y 8 para hacer perecer un perro de gran talla. En el animal envenena- do el vómito es la regla; después sobreviene, alcabo de una hora y media, cierto cortejo de síntomas característicos: debi- lidad muscular principalmente de los múscules que rigen la cabeza, calosfríos, disnea, aceleración de los movimientos car- díacos, aturdimiento, marcha difícil; el animal se abate, se de- bilita, se insensibiliza y sucumbe al cabo de 24 horas más ó menos. En la autopsia, se le encuentra una viva irritación del tu- bo digestivo lo que se concibe sin esfuerzo, atendiendo á que la saponina es uno de los más poderosos estornutatorios y un irritante violento de las vías respiratorias, pero este efecto es puramente local porque inyectada en la sangre no se produce. (Tesis de L. Home, 1883). , “¿Antonio Alzate.” 115 . E. Pelican, inyectando algunas gotas de solución de sapo- hina debajo de la piel del músculo de la rana, observa un de- bilitamiento considerable de la fuerza muscular en el miembro inyectado, y la pérdida completa de los movimientos reflejos. La sensibilidad desaparece igualmente, se produce la aneste- sia, y además, los músculos tocados por el veneno, pierden su excitabilidad eléctrica y entran inmediatamente en rigidez. La sección previa del nervio sciático impide estos fenóme- nos; por el contrario la ligadura del ilíaco acelera la aparición, sin duda porque entonces la inyección cutánea no es tan rá- pidamente llevada al torrente circulatorio. Con una fuerte dosis de veneno la parálisis muscular avan- za de lugar en lugar y se extiende en todo el cuerpo. El mis- mo corazón es atacado y se paraliza después de la abolición de los movimientos reflejos. Según un médico ruso, la saponina considerada como ve- neno, se asemeja á la atropina y á la fisostigmina. Según Kochler, paraliza los centros respiratorios y vaso-motor en la médula alargada, así como los nervios cardíacos y el mismo co- razón. Algunas veces no es la parálisis del corazón la que ocasio- na la muerte, la respiración se paraliza antes y el corazón pue- de seguirse contrayendo por las excitaciones directas. Orth considera la saponina como antagonista de la digital y asegura que la digitalina reanima el corazón paralizado por la saponina. Keppler ensayó sobre sí mismo la saponina inyectándose un centigramo de esta sustancia y observó: elevación de tem- peratura y abatimiento después, calosfrío, depresión de la ac- tividad cerebral, cefalea, exostalmos, respiración difícil, debi- litamiento muscular considerable, náuseas, salivación y des- pués vuelta á la salud después de dos ó tres días de reposo. La saponina es un veneno violento que obra sobre las vías digestivas á la manera de los venenos irritantes, produciendo 116 Memorias de la Sociedad Científica AI después de la absorción y difusión perturbaciones circulato- rias y respiratorias graves, al mismo tiempo que parálisis mus- cular. La saponina del comercio, que se extrae siempre de la cor- *teza de Quilaya, contiene cierta cantidad de lactosina y su ac- tividad es debida, según Kobert, á dos principios que propone llamar ácido quiloyaico y sapotoxina. La toxicidad del ácido quiloyaico (y sus combinaciones) es tan grande que basta in- yectar éste en los vasos sanguíneos de un perro ó de un gato á razón de medio miligramo por kilo de animal para producir la muerte, mientras que una dosis de dos gramos administra- da por el estómago es bien soportada. La polígala de Virginia contiene un glucósido del grupo de las soponinas, la seneguina, está considerada como el ácido poligálico por algunos; es un principio acre y estornutatorio que á la dosis de 0.30 centigramos ó 0.50 determina en el pe- rro: vómitos, perturbación de la respiración y la muerte en tres horas. Inyectada en la sangre á la dosis de 10 centigramos hace perecer al animal en menos tiempo. Antiguamente se considerabá la seneguina idéntica con lasaponina, pero investigaciones recientes han demostrado que el producto que resulta del desdoblamiento de la seneguina por los ácidos diluidos, es diferente de la sapogenia que se obtie- ne en las mismas condiciones con la saponina. La raíz de zarzaparrilla contiene tres saponinas homólo- gas de la fórmula general: parrillina, smilo-saponina, Zarza- ponina. Refiriéndome ahora á las plantas que coloco entre el gru- po de que me ocupo, trataré en primer lugar del Microsechium helleri, de la Cóngora ó Fitolaca después y por último del Mia- mole. Plantas que contienen la saponina en muy regular can- tidad y que por esta razón deben ser colocadas en el grupo á que vengo haciendo mención, “Antonio Alzate. 117 WILLIS M. helleri. La raiz de Chichicamole contiene gran cantidad de saponina, de fácil separación según los estudios químicos de la Sección 2* Dicha saponina es muy activa como puede verse en los trabajos de la Sección 3% á propósito de esta plan- ta. Su acción no se limita al tubo digestivo, se ha visto que se extiende al sistema nervioso, al aparato respiratorio, loco- motor, circulatorio y á diferentes secreciones. El extracto alcohólico compuesto en su mayor parte de sa- ponina, obra en la rana de la manera siguiente: pérdida del movimiento y de la sensibilidad; rigidez y desaparición com- pleta de los reflejos, ausencia de la excitabilidad eléctrica en los músculos y nervios sciáticos, generalización de estos fe- nómenos á la media hora de inyectada la sustancia en la pan- torrilla de la rana en la dosis de 0.20 cent. del referido ex- tracto. Como se ve, este cuadro de síntomas es idéntico al señala- do por algunos autores al hablar de la saponina de la quilaya y saponaria. La acción de esta planta sobre otros animales también es semejante á la de la Saponaria y puede reasumirse en las con- clusiones siguientes: . 1% La parte activa es la saponina y ésta es análoga á la sa- ponina de la Saponaria. 2* El extracto alcohólico está constituído en su mayor parte por saponina. 3* El extracto alcohólico es emeto-catártrico, colagogo, tenífugo, diurético, 4* Trae la pérdida de la sensibilidad y del movimiento, precedidas de convulsiones; la parálisis se extiende á la res- piración y al corazón; con dosis tóxicas, produciendo antes au- mento en el número de las respiraciones y mayor energía en las contracciones cardíacas; además, disminuye el calibre de los vasos capilares y produce la muerte del músculo. La cóngora ó mazorquilla, aunque contiene también sapo- 118 Memorias de la Sociedad Científica Sn nina obra de distinta manera que la anterior. El polvo de la raíz ingerido á varios perros á la dosis de tres gramos, no pro- dujo efecto alguno y fué necesario elevar la cantidad á 5 gra- mos para obtener simplemente el efecto vomipurgante y me- nos acentuado que el que resulta con dosis mucho menos ele- vadas del chichicamole. Con la planta fresca los efectos vo- mipurgantes se obtuvieron más fácilmente que con la seca, pero no resultó venenosa á la dosis de 5 gramos. La acción de esta planta puede reasumirse en las conclu- siones siguientes: 1. Que la raíz posee propiedades vomipurgantes. 2. Que su efecto es variable según se administre la planta fresca Ó seca, siendo en general más activa la fresca, 3, Que para producir el efecto se necesitan dosis relativa- mente fuertes (2 gramos por kilo de animal). 4. Queno es tan tóxica como la del chichicamole aun cuan- do se administren de 6 á 8 gramos al perro. Ñamole, es la última de las tres nuevas plantas que he co- locado en el grupo de las que contienen saponina. Contiene ésta en gran cantidad y sin embargo sus efectos fisiológicos son distintos de las otras dos. Diez centigramos del extracto alcohólico, constituído en su mayor parte por saponina, inyectados á una paloma de 346 gramos de peso, no produjeron efecto alguno. El mismo ani- mal fué inyectado al siguiente día con 0.20 de la misma pre- paración y tampoco se obtuvo resultado. A un perro de 5,200 gramos le inyecté 1.20 del extracto mencionado sin notar tampoco, durante 48 horas, que la droga hubiese producido efecto. Por lo expuesto se ve que las drogas citadas contienen sapo: nina y que tienen un efecto común, aunque en distinto grado, el vomipurgante. Pero hay alguna diferencia en la acción ge- neral; la primera es muy venenosa para los animales, el ña- mole á pesar de contener mayor cantidad de saponina no es “¿Antonio Alzate.” 119 LIT LIO LIE III III tóxico y la Fitolaca es purgante á dosis menores que el ña- mole. Quizá la diferencia de acción de estas plantas pueda ex- plicarse recordando lo que dice Kobert á propósito de la ac- tividad de la saponina: La saponina que se extrae de la cor- teza de quilaya debe su actividad á dos principios que llama, ácido quiloyaico y sapotoxina. La de la polígala, es conside- rada como un ácido también tóxico. Las tres saponinas de la zarzaparrilla, tienen propiedades emetocatárticas, diuréticas y diaforéticas. No, es pues, extraño que las tres plantas de que me vengo ocupando, á pesar de su analogía de composición tengan tam- bién propiedades distintas, lo que nos pone en guardia para juzgar á priori, de las plantas que, como las anteriores conten- gan saponina, pues es ya probado que las distintas clases de saponinas pueden tener, y de hecho tienen, propiedades fisio- lógicas diferentes. México, 30 de Abril de 1902. RAT 22 ES Lio rd pres Ps ps acalt O dra pa ate a , ARS 24 y ya y TUS ON O od lua da opa pad PA RS | caos Os intra so loinguraos b. alrolame sotano pi NE AMA an 91109, soon dede 19% NE o popa APO ORO A E sap obadórg ax ey ÓN RAR pago Api ae ibas de > pa 08 do EAS ue NAC Eio derbi a , ARE A Atos Y la 00): bits ¿hi -d E ni A A qa LA EAN PA Md dl : Ps A MA E ) de, , O VIA SUN Sa is ió eeicidd 3 E | pe O e A, IN ] o PI NS Sé | Ea AN ad eS RA p ONE LESA OSA : CN ñ AS ñ da 0 ae Aina ro yes E es y A E EOS PA OA AUR e od ETA ,: 0 MS Eo e AAN st vel A Edd NA / A | a y Ye ; ARO yA pS an Ae ir lR ) . EVO PERA Cd ] AL 40 AL A ta CA 3 Y AR A Y pode e E O de AA MOS E 20 pee de as DE E AN Jai e ed , e 5 k s% Ml » E my e AL “wi dios AN E OS pil poo ps id o: Ba A Í * se Ñ "A a , y! % - 4 no U y e " r We » p A A e E) q . ni .l Mem. Soc. “Alzate.” -————T,XVII lám. Y. MAA AO ón 7 ; E q 2) 5% Fig. 1, Glaridon uninctatus, Poéy (The Cypridodonts, S. Garman. Pl. VIII, 14).—Fig. 2, Ganbusia infans, Woolman. ( Tamaño natural ).— Fig. 3, Gambusia afinis (Según Jor- dan y Evermann, como tipo). GAMBUSIA INFANS WOOLMAN. POR EL DOQTOR sx ALFREDO DUGES, M. S. A., Profesor de Historia Natural en el Colegio del Estado de Guanajuato. (Lámina V). La reproducción de los peces presenta al estudio fenóme- nos de los más interesantes, pero por ahora se trata solamente de la fecundación interna que se puede considerar, si no como excepcional, á lo menos como poco frecuente en los peces te- leósteos. Todos los peces celacios machos poseen órganos de cópula que consisten en apéndices cartilaginosos colocados de cada lado de la base de la cola, provistos de músculos intrínsecos, y en relación con la nadadera ventral, destinados probable- mente á abrazar la hembra para facilitar la introducción en la cloaca de una papila cónica que hace veces de pene: entre los selacioslos torpedinios y los escualos vivíparos guardan los hue- vos fecundados en una especie de útero de “donde no sale la ería sino cuando está ya bien formada. Estos peces no son los únicos vivíparos, pero no siempre se encuentra en otros un aparato de intromisión: así es que la - Memorias.—[1901.]—T. XVH.—16. se EPR 4 . E > me PEO RPTE TUI NE A Ar A CRL TA / PATITO, NN RA A é | sue de Del asmab E perico ego cotas da | opividrlo ordos sigh plo oyio, comes OÍ alos al oh aiadob abatir. PRI os Le Tuya opos: de iefmtlbailo de ae con y ct acomete ad gala: os presi icon des otpog a, bid e prualena ea, gia, 109 as Dial; pee an tarta Men uta pe cio ALA ani e HSA Ai; Et ¡AMLO odas pel Ses; A ¿cl PE de FAA ¿de ys des > y ee An Ae: bd pen Ad IS AG Xx NA NL TAR el EA! Ñ E q os q DA o dar 20 AAA ¿A > Ains ió, is Ef JC Es E A q AS dul dal » DAN: AÑ pr CNN ui tai, ' Ae A o ADOOS O A - b, ] Es 0% iia > de AZAR y el bo; JN 3% és 5 de dele ade A AA Agulo ds. de a mi A po aby ccslcatidd dea dd A E € AS TO: AO có ¡ de rad! Ea des IO DO E ¿Ae par A A rd. se piaclera A Gia Ta cda di m3 , ara a AN ce pra dl pay l 7 o ES ys el bp de MALT Dl atvrao Y , ANO O AÑ de ISA gee 0 ATA ES e «ii Seite sl sue anal ys de 15 hs Bi Va do ds Pedir co ea; HA ¡Eh pe bs ESTADO DE TABASCO. DESCRIPCIÓN TOPOGRÁFICA. —FORMACIÓN GEOLÓGICA.—DEPÓSITOS MINERALES.—PRODUCTOS VARIOS. —VÍAS DE COMUNICACIÓN. POR EL INGENIERO DE MINAS TEODORO L. LAGUERENNE. Descripción topográfica. El Estado de Tabasco está situado entre los 16%46' y 18040" Latitud Norte y entre los 4050" y 829 Longitud Este de Mé- xico; es plano casi en su totalidad, el terreno comienza á ele- varse gradualmente al Sureste de la Villa de Macuspana, pre sentándose al otro lado del río del mismo nombre las prime- ras eminencias de la Sierra del Tortuguero, la cual es de poca elevación, y puede considerarse como un contrafuerte de la Sierra elevada y escabrosa que se encuentra en la línea divi- soria de este Estado con el de Chiapas. Varios ríos caudalosos como el Grijalva, el Usumacinta y otros desembocan en el Golfo de México; todos estos ríos es- tán comunicados entre sí por infinidad de arroyos y arroyue- los, los ríos son en su mayor parte navegables por vapores que calan hasta nueve piés ingleses; los arroyos y arroyuelos lo son por canoas ligeras ó cayucos. Por lo expuesto se com- prende: que estas corrientes de agua forman una verdadera red que abraza todo el terreno, existiendo además un gran nú- 126 Memorias de la Sociedad Científica mero de lagos ó lagunas de todas dimensiones, en los espacios de terreno que se encuentran entre estas corrientes de agua. En la época en que comienzan las crecientes, que es del mes de Julio en adelante, todos los ríos y arroyos se desbor- dan sobre las partes bajas, es decir: sobre la mayor parte del terreno que ocupa este Estado hacia el Norte ó sea en di- rección al Golfo de México, pudiéndose asegurar que en el año durante seis meses, muchos terrenos quedan recubiertos por las aguas, por cuya causa son pocos los lugares que puedan utilizarse para la construcción de carreteras y vías férreas, de- biéndose aprovechar para esta clase de obras las alturas que se presenten Creo conveniente hacer notar que en la época de la seca, como la mayor parte de las lagunas se desecan del todo ó par- cialmente, la corriente de los arroyos y arroyuelos es en di- rección á los ríos grandes que desembocan en el mar; en esta misma época en estos ríos el nivel de agua baja á veces hasta cinco y seis metros, á pesar de lo cual siempre son navegables. En la estación de las aguas sucede lo contrario, los ríos gran- des no solo llenan sus cauces, sino que se desbordan, y el exce- so de sus aguas vuelve á llenar las lagunas, en cuyo caso la dirección de las corrientes de los arroyos y arroyuelos es in- versa, es decir que es de los ríos hacia las lagunas. En un terreno plano como lo es éste, los depósitos que anualmente dejan las aguas deben ser de importancia, y en efecto así sucede; este trabajo de sedimentación es tranquilo, por cuya causa estos depósitos se presentan en capas perfec- tamente horizontales, bien sea que estén lejos ó cerca del mar; á esta causa debe atribuirse indudablemente la formación de la barra en el Puerto de Frontera, la cual sube de día en día, pudiendo asegurar que buques que calen más de diez piés ya no pueden franquearla fácilmente. Se comprende que la vegetación ha de ser exuberante en un terreno de sedimento, cuyo espesor va aumentando de año ““* Antonio Alzate. ” 197 A DOUE A A AAA AAA en año, estando además ayudada por una temperatura cálida y húmeda; es tal la fuerza de la vegetación, que si se desmon- ta un terreno para siembra, y si no se tiene cuidado de estar- lo limpiando constantemente, al mes á más tardar, se cubre de plantas que en muy poco tiempo adquieren un gran des- arrollo. Rocas eruptivas no se presentan en ninguna parte: la roca calcárea únicamente comienza á aparecer en la Sierra del Tor- tuguero. Las partes más elevadas del terreno, forman lomas ó colinas de poca elevación y de pendientes suaves, compues- tas de depósitos plásticos y arenosos en su mayor parte. Formación geológica. Por las observaciones y datos que he podido adquirir en el desempeño de algunas comisiones científicas en esos luga- res, y por lo que he notado en algunos sondeos que se han hecho con el objeto de buscar petróleo, se comprende que la formación geológica en la mayor parte de este Estado, es po- co más ó menos la siguiente, la cual describo partiendo de la superficie del terreno hacia la profundidad. Primero se presenta una capa de tierra vegetal, y en se- guida capas de arenas y guijarros impregnados en algunas lo- calidades con petróleo, presentándose después capas de arci- llas amarillas, capas con pedernal, arcillas agrisadas, arcillas azul verdoso, arenas con conchas y caracoles, arcillas grises con vetas verdes, piedras pequeñas y fragmentos de conchas, arena de conchas y en algunas localidades capas delgadas de lignite, arcillas grises, azules y verdes; capas delgadas de lig- nite y arenisca en la base. Por lo expuesto se comprende que esta formación puede clasificarse, como perteneciente al Período Plioceno y Mioce- no del Tiempo Cenozóico, indicando la presencia de los ligni- tes y areniscas el Período Eoceno, faltando únicamente las ar- 128 Memorias de la Sociedad Científica cillas pardas, verdes, rojas y amarillas que caracterizan la ter- minación del tercer grupo ó Período Eoceno, para entrar en se- guida á los Terrenos del Tiempo Mesozóieo. Debo hacer notar que en las capas atravesadas por los son- deos, la estratificación es perfectamente horizontal, observán- dose que faltan las calizas de-la Edad Terciaria, cuya falta me la explico por la ausencia de rocas calcáreas en las inme- diaciones. Se conoce que el trabajo de sedimentación ha sido tranquilo, y como no ha habido levantamientos ni rocas erup- tivas que se bayan abierto paso al través del terreno durante esta época, resulta que no ha habido metamorfismo ninguno en las capas atravesadas; como he dicho ya, la roca calcárea comienza á presentarse en la Sierra del Tortuguero, y por la comparación del terreno se comprende que cuando este levan- tamiento terminó, es decir, cuando todo estaba tranquilo otra vez, fué cuando comenzaron á depositarse las arenas y las ar- cillas de la Edad Terciaria: de la misma manera que en las la- gunas y terrenos que se inundan todos los años, están deposi- tándose á nuestra vista las capas que constituyen la forma- ción reciente de la Edad Cuaternaria del Tiempo Cenozoico. Desde la Sierra del Tortuguero hacia el Sur en dirección del Estado de Chiapas, es en donde se presenta la parte mon- tañosa, en la cual dominan las calizas del Tiempo Mesozóico, levantadas por los granitos y los pórfidos; con solo ver esta Sierra, se comprende que la fuerza eruptiva ha de haber sido “sumamente enérgica, pues se nota que la estratificación es completamente discordante, por euya causa el terreno presen- ta señales de dislocación perfectamente bien marcadas. Depósitos Minerales. PETRÓLEO. El petróleo se encuentra en abundancia, se le vé por muchas partes en eapas superficiales de muy poco espe- sor; este petróleo proviene indudablemente del pie de la Serra- “¿Antonio Alzate.” 129 nía que existe entre este Estado y el de Chiapas, en la cual deben existir abras ó fisuras por donde el petróleo se escapa poco á poco, no pudiendo penetrar hacia abajo del terreno, por encontrar capas arcillosas que son impermeables, y aun pudiesen pasar de la superficie hacia abajo, lo que hará úni- camente será impregnar las capas arenosas, pero de ninguna manera podrá acumularse en abras ú oquedades, las cuales no pueden existir en un terreno compuesto de arenas y arcillas, y el cual está aún en vía de formación. Estoy convencido que si se hiciesen investigaciones por medio de la sonda, al Sur de la Villa de Macuspana del otro lado del río del mismo nombre, desde la Sierra del Tortugue- ro hasta la Serranía del Estado de Chiapas, los resultados se- rían satisfactorios, por encontrarse en dichos lugares calizas que han de contener abras más ó menos grandes; dichas cali- zas deben pertenecer al Período Jurásico del Tiempo Meso- zóico; están fuertemente inclinadas y dislocadas á causa del levantamiento de las rocas primitivas. Los hechos observados con relación á los manantiales de petróleo, parecen probar que se encuentran siempre en terre- nos que presentan una estratificación fuertemente inclinada, el aceite se acumula en estos terrenos, y á causa de las pre- siones que soporta, se eleva hacia la superficie del suelo, al través de las abras naturales que existen en estos terrenos. La caliza que contiene al aceite es de orígen marino, y no contiene más que restos orgánicos de animales marinos, lo que hace creer que estos hidrocarburos provienen de la descom- posición de los tejidos de estos animales marinos, pudiendo por lo tanto suponer, que muchos animales gelatinosos y tal vez algunas plantas, cuyos restos han desaparecido pueden haber contribuido á la formación del petróleo. El petróleo se encuentra en abras casi verticales. La ri- queza de los terrenos en aceite mineral parece estar en rela- ción con el número de fisuras y abras que contiene. Es un he- Memorias.—(1901).—T. XVI.—17. « 130 Memorias de la Sociedad Científica cho excepcional el encontrar petróleo en capas horizontales, por el contrario se le encuentra en abundancia en capas más ó menos inclinadas. Los principales criaderos se. encuentran en terrenos que presentan señales de una disiocación cierta y bien marcada. Los manantiales de petróleo se encuentran en las inmedia- ciones de las capas de hulla y diseminados en la misma cuenca, lo que hace creer que la hulla y el petróleo tienen un origen común. Los hechos parecen probar, que los yacimientos de petró- leo se encuentran generalmente en los terrenos, que han su- frido fuertes dislocaciones á causa de cataclismos que se re- montan á una época más ó menos lejana. Se sabe que el terreno carbonífero contiene cierto número de manantiales salados en su parte inferior, y es precisamente en el plano común al Devoniano superior y al Carbonífero in- ferior del Tiempo Paleozóico, en donde se han encontrado el mayor número de pozos de petróleo, CARBÓN. Los depósitos de carbón se presentan general. mente en lomeríos de muy poca elevación, de pendientes sua- ves como son todas las lomas ó colinas en este Estado; el des- cubrimiento del carbón se debe probablemente á los deslaves producidos por las aguas, sobre las faldas de estas colinas; en muchas partes está recubierto el carbón por una capa de ar- cilla plástica y endurecida de color gris azulado, cuyo espesor es variable, teniendo en algunos lugares nada más que cuatro á cinco centímetros de grueso; el espesor de la capa de carbón que he visto en dos localidades, la una cerca de la Villa de Macuspana, y la otra en el paraje nombrado El Chiquiguao, es de sesenta á setenta y cinco centímetros, el carbón está al- go descompuesto por los agentes atmosféricos, pero de la par- te inferior de la capa se pueden sacar buenos ejemplares. Esta formación carbonífera parece que se encuentra en la base do los Terrenos de la Edad Terciaria del Tiempo Ceno- “Antonio Alzate.” 131 zóico; por sus caracteres mineralógicos este carbón puede cla- sificarse como perteneciente á la variedad de los lignites. Estos depósitos de carbón deben investigarse á la profun- didad, para cerciorarse si se encuentran varias capas super- puestas; debe tenerse presente que los depósitos carboníferos de la Edad Terciaria tienen más importancia que los de la Se- cundaria, pues generalmente los de la Epoca Secundaria son pequeñas formaciones locales y aisladas, mientras que los de la Epoca Terciaria tienen más regularidad, son más extensos, tienen mayor potencia y generalmente se encuentran varias capas superpuestas, separadas las unas de las otras, por inter- medios arcillosos más ó menos endurecidos, que en algunos casos llegan á adquirir la consistencia y dureza de las piza- Tras. Productos varios. Debo manifestar que abundan las maderas propias para la ebanistería, pues es bien sabida la gran exportación que se hace de caoba y de cedro colorado; entre las maderas se en- cuentran el jobillo, el tinco ó amargosa, el huacapaque, el ma- cayo, el moral y el chacte, lo mismo que otras muchas adecua- das á distintos usos. El cacao se produce en abundancia y se encuentra aun en estado silvestre; el tabaco que se cesecha es de suprema cla- se; también se siembra el café, el arroz y la caña de azúcar. Aves y peces de varias especies, así como tortugas y la- gartos existen en gran abundancia. Vías de comunicación. Las vías de comunicación son fáciles y los fletes son ba- ratos, debido al gran número de ríos navegables que existen en el Estado. México, Abril de 1902. | la pleby adi las uooiy dieras ds po ye mo qiía Ehh aRisr cátabndas: he ja”: debo 5 a0riodras, zotizoqub sol sp sinororq sarao adab; ol abaost AA di UE 20 rotos db obreol dp ol Aaa Y do labol ¿Andi ORAR LO añ de Dibiniioybr sei do libio abmio D anbeaí aiiduns 0 eta oY diia eh Aaginibtod arto al AD el ibrdeqóa Pre) pomo gle as: Ap ¿obisuiibus AÑUONI dañan codi 885 al eb. axciub CORRAN. ae inipds o ¿M0 0E ARA eN AR, brotes yalres. oh y loe BA hrio prpiarvsid l 19 Pda O vunE to alar mi E ul «slipaba ascos hdi) sap cae? al «biada 0 O ÍA abia y 7 RS! Bl y iba Ta o E all se Y lcd Y Amos oLLOO nea ¡Bilsages aboer mb 30099 Prada . e id ua vd EA sotividi "add: dolido rod E cap la GI OOLAD Bnboalsaf ab adiós ado aL% Adagio ral nódeb roda. ob al ARA ep A ¿dc ios ¡ali PA AN NAAA De ) y. AN seo Dr sl daa eee Pa pul iiionde: Bup cial Sr 5% 0up AO AIYES Mr] El abidia nojd 29 Zocy BN usa an y POmi mod: 1 116 sua PS up Y elit mo a eu o 0 7 bla rabauda hera le 4 sob > y MR 1 a ¿38 DN p 24 te O AS AN sobras Sup rldsjoian Ada ob home pia ho ed vb dy AROS Mii Mb, E y E Pal aadd .* “LA IMITACIÓN DEL PROTOPLASMA. POR EL PROFESOR ALFONSO L, HERRERA, M. $, A,, Jefe de la Comisión de Parasitología Agrícola del Ministerio de Fomento, Profesor de Biología en la Escuela Normal de Profesores. (CONTINUACIÓN). Segun Richter'” la gelatina es muy semejante á la albú- mina, por la composición química y ha sido clasificada por Schútzemberger en el sexto grupo de las materias albuminoi- des. Tratada por el ácido metafosfórico adquiere estructuras notables que presentan muchas analogías con las naturales, como la solubilidad en el fosfato de sodio y la coloración por el verde de metilo, y dos diferencias importantes, si se les com- para con el protoplasma; inmovilidad en el agua fría y disolu- ción completa en el agua tibia. ' Debo describir los procedimientos operatorios y los prin- cipales resultados: IA SU PUTA cada do .... 30 gramos. ronca a PAN! Se calienta durante dos minutos, á 90%. y añaden á la so- lución fría algunas partículas de ácido metafosfórico reciente- mente fundido. Resultados. Estructuras reticuladas de una gran finura. Ca- (1) Organic Chemistry, Aliphatic Series. Vol. 1, p. 586-1900. 134 Memorias de la Sociedad Científica da partícula de ácido forma una esferita reticulada, con pro- longaciones radiantes como las astro-esferas, del núcleo. GS UA BUA Eras aio 60 gramos. E eS A RA A Se calienta á un calor suave, se deja enfriar, se tritura la pasta gelatinosa, hasta que se obtenga una mezcla uniforme, y se añaden algunas partículas de ácido metafosfórico. Resultados. Astro-esferas voluminosas, con estructura re- ticulada, sin núcleo, provistas de gran número de radiaciones transparentes y filamentosas. : 3 Asa may aa. oo e 40 gramos. Acido metafosfórico..... a Des, E Se añade una gota de esta solución á la solución gelatino- sa preparada con 60 gramos de agua fría y 2 de grenetina. Resultados. Tejido redondo regular formado por gran nú- mero de celdillas transparentes esféricas ú ovales. AMARA PEDO. OI AA . 9U gramos. Grenetina Mica al h40l 1 10d £ Se calienta á un calor suave y se añade un gramo de áci- do metafosfórico. Se precipita depositando una gota de esta preparación so- bre agua fría. Resultados. Filamentos irregulares anastomosados ó encor- vados, transparentes, hialinos ó granulosos, vibrando con fa- cilidad bajo la influencia del menor choque ó corriente de aire. Substituyendo al ácido metafosfórico el fosfórico anhidro, se obtiene un gran número de glóbulos ó discos, semejantes á los glóbulos de la sangre, redondos ó elípticos; algunos tie- nen una especie de núcleo rudimental. En estos casos el ácido metafosfórico se transforma en osfórico tri-hidratado y el anhidro en metafosfórico, pirofos- “¿Antonio Alzate. ” 135 mo e fórico y ortofosfórico. Es sabido que estas hidrataciones se hacen muy fácilmente en frío y más aún en caliente. 52 A una solución gelatinosa caliente se le añade un exce- so de ácido anhidro y se vierte una gota de esta solución en agua fría. Resultados. Protoplasma vacuolisado, con dos ó más capas perifóricas alveolares, como las que muestran las emulsiones de Biitschli. Los vacuolos son simples ó dobles, siempre in- variables. En condiciones mal definidas se forma una especie de emulsión imperfecta y algunas figuras nucleadas, como las que ha visto el Sr. Ledue en las mezclas de gelatina y ferri- cianuro de potasio. Como es]sabido, el núcleo y la celdilla se componen de al- búminas fosforadas. * k Xx He podido obtener bolsitas membranosas en cuyo interior se verifican corrientes osmóticas, depositando escamas de cla- ra de huevo seca en una solución de tanino.? En este caso no se forman núcleos. * X* K Mucho han discutido los naturalistas acerca del orígen de las materias orgánicas. A este respecto debo decir que por medio de soluciones saturadas de un fosfato soluble y una sal soluble de cal, he preparado celdillas con núcleos y capas con- céntricas presentando corrientes internas activísimas y cierto poder de selección por los cuerpos disueltos. Muestran una multitud de analogías con el citoplasma, como las formadas con ferricianuro de potasio y sulfato de cobre, de Leduc, pero (1) Recuérdense los experimentos análogos de Traube hechos con gelatina hervida á 1500 y solución de tanino al 2 por ciento. 136 Memorias de la Sociedad Científica tienen una gran superioridad sobre éstas: que se componen de fosfato de cal en la forma coloide. Ahora bien, en la natura- leza existe y ha existido el fosfato de cal en gran abundancia, formando varios minerales, como las apatitas de Scanio, Gate y el Tirol. Puede suponerse que la materialorgánica;se formó en emul- siones de fosfato de cal parecidas al protoplasma de las plan- tas y viviendo como él de oxígeno, ázoe, ácido carbónico, agua y sales, conforme á las leyes de la osmosis y la disociación de los ¡ons. Entiéndase bien que no doy esta suposición como una ver- dad demostrada. * kk Xx El ácido metafosfórico disuelto en aleohol á 850 ó en áci- do acético, precipita la clara de huevo, que es una substancia albuminoide, formando núcleos, celdillas con membranas con- céntricas y otras estructuras que tengo en estudio, Según pa- rece la hidratación del ácido metafosfórico es muy nociva, por- que se transforma en ácido ortofosfórico, que disuelve ó des- agrega las estructuras albuminoides. Esta transformación se evita en gran parte por medio del alcohol ó el ácido acético. México, Mayo 31 de 1902. NUEVOS DATOS LA ARQUEOLOGIA MEXICANA. POR EL DOCTOR NICOLAS LEON, M. $. A. Interesantísimas y trascendentales han sido para las anti- gúedades pre-colombinas de México, las exploraciones efec- túadas en Oaxaca, durante los inviernos de los años 1898 y 1900, por el Sr. Marshall H. Saville, uno de los distinguidos profesores de la sección de Antropología del Museo de Histo- ria Natural de Nueva York. Teatro de ellas han sido los MOGOTES de Xoxo, los pa- lacios de Mitla y sus alrededores y las ruinas de Monte Albán. Los resultados completos de todo ello se darán á conocer en una obra extensa, llena de ilustraciones á cual más bellas é interesantes. Por nuestras manos han pasado la mayor parte de éstas, excitando nuestro interés científico dos de entre ellas que bon- dadosamente nos fueron obsequiadas. Representa una (fig. 1) parte de los muros de un salón que yacía cubierto por una colina artificial de tierra, y á la que los actuales indios llaman “pasa á carrera,” situada á medio kiló- metro al Este del actual pueblo de Mitla. Como se ve en la ilustración adjunta, los muros de esa A A XVIT.—18. 138 Memorias de la Sociedad Científica re construcción nos presentan en estado incipiente 6 embriona- rio, el sistema ornamental de las paredes de los salones de los palacios de Mitla. Se miran embutidas y distribuidas con simetría á lo largo de esa pared, grandes piedras verticales, alternando con otras de menor tamaño, y en los intermedios de todas ellas están implantados con estudiado propósito, fragmentos de grandes vasijas de barro. Creemos ver en ello, y esta es también la opinión del Sr. Saville, el ensayo ó idea primitiva de los vistosos mosaicos, formando grecas, que se admiran en las ruinas de los edificios de Mitla. La evolución de este género de arte ornamental, en al- gunas de sus etapas todas, debe encontrarse en monumentos cercanos al que nos ocupa, enlazándose así el procedimiento rudimentario con el muy adelantado que se usó en Mitla. No es de menor importancia lo que el mismo Sr. Saville descubrió en el mogote número 19 cerca á Xoxo, y fué ello un cerramiento monolítico (fig. 2), cubierto en su cara exterior por una inscripción jeroglífica, de un estilo hasta hoy desco- nocido. ¿Nerá ella la verdadera escritura zapoteca? ¿acaso podrá ser la genuina mixteca, en la que fueron escritos los libros de que con tanto elogio habla el dominico Fr. Gregorio García? Su conjunto nos ha impresionado en el sentido de ver do- minar en ella el estilo de la CALCULIFORME ó maya, y al estudiarla en detalle, nos parece haber encontrado genuinos elementos de ésta. Desde luego es notable su alineamiento en katunes ó se- ries verticales, propio de la escritura yucateca y palencana, y el doble tamaño del glifo inicial. Examinando aisladamente los elementos figurativos de ca- da katun, que para mejor inteligencia hemos numerado, ve- mos que el signo superior á la derecha del lector, tiene tamaño ““Antonio Alzate.” 139 mayor que todos los demás, y recuerda el que en el Códice Cortesiano forma el ojo de un dios ahí representado, y tam- bién es muy parecido al signo del día, IK. Inmediatamente debajo de él, claramente se perciben los signos numéricos ma- yas, DOS LINEAS igual á 10 y dos puntos iguales á 2, con- junto que da la suma de 12; en el mismo sentido y en la parte inferior se reconoce con facilidad una cabeza de venado, (Ceh). A la izquierda de este mismo cartucho hay dos figuras de ca- bezas numanas superpuestas, la superior parece una máscara sagrada y la inferior, de perfil, la representación de un BA- CAB ó CHAC. Esta misma figura humana sigue repetida, idénticamente, en las 13 columnas restantes y en el mismo sitio. En concepto nuestro, asumen representación genuina ma- ya, los signos de la parte superior delos katunes nos. 2, 4, 5, 6, 7, 8, 10, 12 y 14. Los del mismo lugar en los katunes nos. 3, 9, 11 y 13, nos parecen signos eronográficos nahuas. El 2, 4 y 6 son iguales y creemos son el signo PAX; y el 8 MULUC, según lo pinta Landa. El 9 tiene todo el aspecto de OLLIN, el 11 es sin duda ACATL, y el 13 quizá sea OZDOMATLI, los tres de estilo en- teramente nahua. La parte intermedia de todas las series, muestra puntos y rayas que en combinación con los contornos de las figuras de abajo, principalmente en 1, 2, 3, 4 y 5, forman caras humanas análogas á las del AHAU maya. El encontrar entre objetos genuinamente zapotecas, cosas pertenecientes á la civilización maya, no es del todo nuevo, como lo manifiesta la bellísima figura humana de barro halla- da en Cuilapa y que describimos en el vol. X de las “Memo- rias” de esta Sociedad, el año de 1897, bajo el nombre de “Un nuevo documento jeroglífico maya.” Cierto es que un empeñoso amigo, de la tierra zapoteca, á quien estimamos cordialmente, se levantó en contra nuestra 140 Memorias de la Sociedad Científica ñ€S€SSSSICLI IDAS LALALA LLL LAA € + _x___——— KK refutando esa opinión y exponiendo una explicación y teoría bien original, acerca de los cartuchos jeroglíficos del ídolo de Cuilapa y los de las estellas de Copán. En compensación á ello, sabios de la talla del difunto Dr. Daniel G. Brinton y del consejo aúlico Sr. Foerstemann, apro- baron nuestra interpretación, y éste último, con su gran com petencia en asuntos de escritura calculiforme, se dignó comu- nicarnos su opinión en estos términos: “los jeroglíficos del pe- “cho indican el día 13 del mes Pax, y los de la cabeza el día, “13 Chiecan, representando juntos la fecha 13 Chiécan, 13 “Pax (comunmente escrita XIII, 2: 13 15; pertenecientes á un año 1 Ix, que es 1517 ó 1413, etc.” Estas opiniones y las contradicciones y extravagancias de la refutación citada, nos hicieron dejarla correr sin objeción ninguna. En resumen, con todo temor de errar y respecto á los sa- bios, creemos que no se trata en ésta lápida de ESCRITURA ZAPOTECA, sino de una mezclada, marcando quizá una época de transición, ó confirmando el hecho bien averiguado de que mexicanos y mayas tenían en sus pictógrafos un patrimonio común, que los unos y los otros ponían á contribución siem- pre que lo necesitaban. (Seller, Gerste).* (*) De la región mixteca he recibido últimamente objetos con este género de escri: tura jeroglífica y las recientes exploraciones de Monte Albán han dado también buen contingente de ellos. Me propongo escribir y publicar una Memoria extensa y bien ilus- trada referente á cuestión tan importante. | Cerramiento monolítico de la cripta de Xoxo. Oaxaca. e O | Í Nel A di o! Al at Lia . e PA A e 04 A mE o Dl br ] br 4 Me » y 4 MA j LS 4 y ' A SY A Ki | ) , WS E CAR uk PON Sd Ñ e ÉN . O: E TABS IS pu A po 1, IS PUN ol LA Ñ MIA aX. ol Asia pay ATA divslimarsd0 ' a I 2 ul « Ñ yl ES E 2% 5 FORMICA FUSCA Linn, Subsp. SUBPOLITA Mayr, var, PERPILOSA, 0. var, By Prof. Wm. M. WHEELER, University of Texas. "WORKER. Length 3.-5. 5 mm, Head red, with the erown and occiput more or less infus- cated or black. Thorax, petiole, legs and antennae red, the first sometimes slightly infuscated except at the sutures. Gas: ter black. Body and legs smooth and shining, the surface of the trunk and coxe finely coriaceous. Metathorax and epinotum subo- paque, owing to the more pronounced coriation which passes on the metapleurae into a system of fine, parallel ruge inter- sected by another system of fainter lines, | Whole trunk beset with long, erect, subobtuse, silvery white hairs. Those on the lower surface of the head few but always distinct. Hairs more abundant on the mandibles, ely- peus, head, thoracic dorsum and petiolar margin, and most abundant and conspicuous on the gaster. On the legs the hairs are sparse and suberect and mostly confined to the flexor sur- faces of the femora and tibiee. | FEMALE. Length 7. 5-9 mm. Coloration like that of the worker with the following mo- difications: Mesonotum with a median black blotch near its anterior border and a smaller bloteh on either side near the ego Agrba tg e dial ceci 8 det q ads Mal e.” Aé id Dscien Agaisat di: o > M7] mp Ni asi: EE ETA A lie acutelloin ab Pr AA JAI A NAO e nado vedad, Hat y y e DASS ¿A y 4 "e Y ; e : e 25% al big) / MERA ld bel ; Pa E q EANGES eta ELO E poe “le a bald vna A : AS Diaria: IA 0 5 E rs rio E Lota E e icanetdl A ENAR E ESA ado Vita e Mat a FS AR HS ¿auolssnco os pdealgas alo, 1D S mapbak ¿A ni és duoda) xovaos. rió cali e ue ls qabie dobau-deogeaireb ade tie ea agarro debes ddnibeors solquiazo 195 poo e rtosabadí o enrertoy sompil-al aicidis - hopwoisente gnal; vasta E Pivod accio atlablró — aginara e o 4Ad dóidw ¿1043 oxilagd Tayudne1o bat gti ora oq O mii od EN | -otuod ¡ogobl essa! Cil Pujas ms rs E ta Le Fu al dr Ads e depor bozogorgh Ñ UA ONLINE EL Fr, mao ¿las E ON A SPECIES OF PSEUDOCOCCUS (family Coccidae). FROM MEXICO By T. D. A. COCKERELDL. The insect here described was sent to me by Professor Herrera, who found it on the Agave, in Quecholac, Mexico, Puebla, in company with Neolecanium herrerae, It is easily distinguished from the Neolecanium by its nar- row form, mealy covering, and well developed legs and an- tenne. On making a microscopical examination, 1 found that it belonged to the genus Pseudococcus Westwood (Dactylopius, Auctt.; not Dactylopius, Costa which is Coccus, Auctt.), and could not be separated from the species described by Coqui- llett Dactylopius ephedrae in West American Scientist, Vol. VII (1890) p. 43. In the Collection of the Division of Entomology, UÚ. S. Department of Agriculture, I have examined two slides of D. ephedrae collected on Ephedra at Acton, California, De- cember 1893, by Mr. Coquillet. These are marked “tipe” which they cannot be, owing to the fact that they were collected three years after the deseription was published, but I am wil- ling to accept them as typical of the species. On comparing the antenne of the mexican insect with that of other species of Pseudococcus ( Dactylopius), 14 is found that they agree quite sufficiently well with the Californian P. Memorias.—(1902).— T. XVII. 19. 146 Memorias de la Sociedad Científica ephedrae, and are similar to no other species, except the Bra- silian P. magnolicida (( Von Thering M S.), which differs suf- ficiently in its larger legs and more hairy body. The other characters of the mexican species also agree so nearly with those of P. ephedrae that 1t is impossible to regard the former as more than a variety, which may be described as follows. Pseudococcus ephedrae (Coquillet), variety. ¿¿Female. About 33 millim. long, 2 broad, red-brown, with a mealy covering. Skin with small round glands and scattered hairs. Labium tow-jointed, pointed, about oroyer twice as long as the breadth of its base. No caudal tubercles; anal ring with six long hairs. Leg-—bristles small, fairly numerous, about 16 in a row. on in- ner side of tibia; tarsal digitules with fine hairs, with very minute knots; claw without any denticle on inner side. - Middle leg measuring in : femur + trochanter, 390; tibia, 300; tarsus (without claw), 100, width of femur 96, of tarsus about 451. Antenne 8 jointed, sometimes appearing nine- jointed by the division of the last joint, Measurements of antenne and legs, compared with the Californian P. ephedre. Joints of Antenne. (1) (2) (3) (4) P. ephedre, México ....69 to 75....87 to 95....84 to 95....60 to 65 id tr cr e dt pe o o A Joints of Antenne. (5) (6) (7) (8) P. ephedra, México --..60 to 72....54 to 57.-...54 to 58....108 to 114 y P> ephettre, Calitorita - 11... 00 Po. 06. 2 A Anterior legs. Femur ++trochanter. Tibia. Tarsus. P. ephedra, México......-.--. 315 250 96 P. ephedre, California. ......- 344 249 99 Of course these measurements vary somewhat with diffe- rents individuals. OBSERVACIONES MAGNETICAS PRACTICADAS EN LAGOS (ESTADO DE JALISCO). POR M. MORENO Y ANDA, M. $. A. En la primera quincena del mes de Junio de 1896, con mo- tivo de úna expedición que hicimos á la ciudad de Lagos, ca- becera del 2? Cantón del Estado de Jalisco, autorizados por el señor Director del Observatorio llevamos el magnetómetro unifilar, una brújula de inclinación y un cronómetro arreglado á tiempo medio. ODAIEda Ya en la mencionada ciudad y manifestado que hubimos al ilustrado Director del Liceo del Padre Guerra nuestros de- seos de hacer observaciones magnéticas, nos sugirió la idea de que estas se hicieran en aquel Establecimiento de enseñan- za superior, idea que aceptamos desde luego tanto porque el lugar elejido llenaba las condiciones requeridas, como por tra- tarse de un plantel tan lleno de interés y de gratos recuerdos para nosotros. | Los instrumentos fueron colocados en su tripié sobre un sólido poste de mampostería que en el cruzamiento de dos fuertes muros del templo de Capuchinas contiguo. al Liceo, tiene construído hace tiempo eel Sr. Dr. Alejandro Martín del Campo, con el objeto de colocar más tarde un instrumento as- tronómico. 148 Memorias de la Sociedad Científica De las observaciones practicadas en varios días, sólo han podido aprovecharse las de inclinación y de fuerza horizontal correspondientes al día 9. Las de declinación tuvimos que desecharlas por un error cometido en la observación del Sol para determinar el meridiano astronómico. Debemos hacer constar que el citado Dr. Martin del Cam - po y los Dres. Bernardo Reyna y Pascual Toral, Director y profesores, respectivamente, del Liceo, nos auxiliaron eficaz- mente en la práctica de todas las observaciones. Hé aquí los principales resultados obtenidos: LAGOS. Longitud W. de Greenwich............ 64742", 16 Vatitud Ni ro Se DES 21007 A A A 17986 9 DE JUNIO DE 1896. DESVIACIÓN. e A 10*45" Temperatura ciar ome 2606 c. Angulo de desviación 4 30%.....o.o.o.... 50341125 ó Ss E NE AA 220275 log Z 00. 2obiranponacobibeor ra srl 3,122995 Momento magnético del imán.........-. 436.92 OSCILACIÓN Hódra media:2 suridondaa dahliae doi 951” 'Deniperaburas Ll DL do. UA IDE 30.60. Duración de una oscilación ............ 35283 ““ Antonio Alzate. ” INTENSIDAD. HA Re AN 0.32916 : EE A Ap a EU E AOS 0.34890 unidades JM E IN 0.47967 mn Inelinmación NC lacoio.o aguja núm. 1=46035/05" Hora media 10*20”...... AS 246 45:08 Mod a Sd 4640/04 Tacubaya, Junio de 1898. IA Hu CN ' . ¿ 1) p A ie e ER EN CN q ' Cn ql Me de. die 1 ye Ms AN AAN a pub ; s Berea. AA lali habre vt achro A TN MENA ¿rs de, ¿rca E 3, ñ 0 A el: ds : 24, NN loe APTA A 153 DEA í A E Po ml ds Hi de só 4 . TOPS, id, Ñ , eS cd ee Lo o 7; 7 E Y AN CUA y de indi Pim cel A e . y 1 ; e Hi y Ñ ¡ E o: Bo e a sa . Dn a A co o , ¡J%: A Y E AS | a y ide. ¿UCA a a: y ” Var AG) Y 4. ! IN an: ee ok: hs: SA ad A e AIN de ia ALAN y A dela Mao e ma ' h Ñ ñ AN Ad » A : y 14 A r " ' y a e | 0 q 4 Ñ e ) . ' ñ ( . » 1 . " qn í - Y , y a y j W ni 4 UN 7 A » A - ' Ñ SA / A Y ; 1 4 A JA € , » NA 4 UE £ A IN 47% Ñ A IN Ae UN BREVES CONSIDERACIONES ACERCA DE LAS FUNCIONES DE LAS RESINAS POR EL DOCTOR F. F. VILLASEÑOR, M.S. A., Jefe de la Sección de Química en el Instituto Médico Nacional. o Las resinas son sin duda alguna, uno de los principios más numerosos que existen en el reino vegetal, y aunque sus apli- caciones son bastantes, ninguna, sobre todo en la actualidad, tiene la importancia de la de otros cuerpos; lo que tal vez ha hecho que su estudio no se haya llevado á la perfección y que á la hora actual, los autores no estén aún de acuerdo en mu- chos puntos concernientes á ellas, ni aun su origen; así, vemos á unos considerarlas como un residuo de la nutrición; otros, Schultz entre ellos, piensan que constituyen principios alimen- ticios; Tecul, ve en ellas cuerpos que han servido para la nu- trición y que se acumulan en los laticíferos para ser utiliza- dos más tarde; en fin, Cauvet, fundándose en que pueden en- contrarse dentro Ó fuera de las celdillas, supone que, Ó son productos de secreción ó de la destrucción delos tejidos; qui- zá tenga razón, pues este grupo de cuerpos en apariencia tan semeiante, tiene en realidad grandes diferencias desde el pun- to de vista químico, diferencias que al mismo tiempo que in- dican distintas funciones y por lo mismo diversa constitución 152 Memorias de la Sociedad Científica atómica, revelan diferente modo de formación y orígen. Así, se tienen desde luego, resinas ácidas y resinas neutras, pro- piedades conocidas de mucho tiempo atrás y que sirvieron á Underdorven para hacer su clasificación que ya en la actuali- dad es insuficiente, pero que ha sido el punto de partida de su estudio; pero, cuando se trata de saber la verdadera función química de una resina, nada se encuentra en los autores y no es raro ver párrafos como el siguiente, tomado de Wurtz: “Es difícil definir exactamente lo que se entiende por resina, aunque estos cuerpos estén excesivamente esparcidos en la naturaleza y que se produzcan en gran número de reaceiones químicas. La razón está en que las resinas son todavía mal conocidas y que su función química no está determinada; no se les puede definir pues, sino enumerando el conjunto de sus propiedades.” Sin embargo, estudiando estas mismas propiedades, se ha conseguido desde luego hacer agrupaciones y distinguir va- rias Clases de resinas generalmente referidas á las drogas in natura consideradas como productos comerciales, y así se tie- nen las gomo—resinas, oleoresinas, bálsamos, trementinas, etc.; pero, estas divisiones químicamente no tienen razón de ser, porque se trata de mezclas y no de productos definidos, y si para el droguista es de mucha importancia puesto que estudia el producto bruto, no así para el químico analizador cuyo ob- jeto es llegar hasta el cuerpo más simple que compone la di- cha droga; en efecto, si quitamos á estos cuerpos las esencias, gomas y ácidos, llegamos á obtener siempre las verdaderas resinas, sobre las que tenemos que proponernos el mismo pro- blema ¿cuál es su verdadera función química? Pero, para abordarlo, tenemos que empezar por hacernos la reflexión de que si son cuerpos definidos deben tener 'una función, y son pocas las que admite la Química; si no son cuer- pos definidos, tendrán que estar formados de otros que lo sean, y que por tanto entren en algunos de los grupos de función eonocida. ¿“Antonio Alzate.” 153 rss Sentado este principio de una verdad inconcusa, examine- mos en la historia misma de las resinas, algunos hechos que parecen aislados y sin importancia y que sin embargo, pueden conducirnos á algún resultado. I. Las esencias al contacto del aire, producen resinas. Este hecho, aunque negado por algunos autores y no cier- to de una manera absoluta, es en la mayoría de lgs casos, evi- dente. Ahora, para interpretarlo ¿qué son las esencias? y ¿qué fenómenos sufren bajo la influencia del aire? Las esencias son generalmente carburos de hidrógeno; es decir, los cuerpos que como dice Istrati, forman el esqueleto de la Química orgánica, puesto que ellos son los núcleos de donde se parte para for- mar la inmensa serie de derivados que constituyen casi todos los cuerpos conocidos; pero por sí solos y sometidos á influen- cias diversas, solo pueden producir isómeros y polímeros; te- niendo necesidad del oxígeno y de otros elementos, para trans- formarse en ácidos, aldehidas, alcoholes, etc. La influencia del aire se reduce á ser una oxidación lenta, pero enérgica, pues- to que algunas veces llega hasta formarse ozone; luego pode- mos enunciar el hecho anterior diciendo que, los carburos de hidrógeno al oxidarse producen resinas; hecho importantísi- mo que no debemos olvidar y que quizá sea la clave del des- cubrimiento de la verdadera función de las resinas. Pero, si nos preguntamos ¿qué cuerpos se producen por la oxidación de los hidrocarburos? Recordaremos que en ge- neral, se van formando sucesivamente según el grado de oxi- dación, alcoholes, aldehidas, ácidos, etc., y que estos cuerpos varían según el hidrocarburo de que se trate, dando nacimiento igUa..... uu, dor ejemplo, á fenoles, cetonas, quinonas, etc,, y pudiendo también estos derivados combinarse entre sí para producir, por ejemplo, los éteres. Memorias.—[1902.]—T. XVH.—20. 154 Memorias de la Sociedad Científica TI. En gran número de reacciones se obtienen resinas. o Algunas aldehidas bajo la acción de los álealis producen re- sinas. Diversas esencias, tratadas por la anhidrida fosfórica producen resinas, ¿Qué acción tienen los álcalis sobre las aldehidas? Producen ácidos que generalmente en la misma reacción se combinan con el exceso de álcali; por ejemplo el propanoa- to (propionato) de potasio, se forma según la fórmula: CHs CH3 | | CH? —+KOH=CH*? '+H2 | | CHO CO.OH Propanal (aldehida propiónica ) Propanato de potasio Igualmente la anhidrida fosfórica, produce con los hidro- carburos, cuerpos de función ácida y más bien de substitución. TIT. Algunas resinas se saponifican. Es decir, se combinan á los álcalis para formar sales, lla- madas resinatos que á su vez son descompuestas por los ácidos. Este hecho de una importancia indiscutible y que no ha pasado desapercibido á muchos químicos, sobre todo á Barth y Hlasiwetz, ha permitido demostrar que las resinas ácidas están formadas en efecto, por algunos ácidos combinados con otros cuerpos que no siempre ha sido posible definir. Esta reacción de tanta trascendencia, da derecho á buscar las seme- janzas y diferencias entre las grasas y las resinas, conociendo lo que son aquéllas y tratando de investigar lo que sean éstas. Otros muchos hechos podrían señalarse por su trascendencia é importancia; pero nos limitaremos á éstos que, como se ha- “Antonio Alzate. ” 155 brá notado, se refieren á las resinas ácidas de la antigua cla- sificación y que son las que han servido de punto de partida para los recientes trabajos del Profesor Tschirch que permiten afirmar que la mayor parte de los compuestos resinosos son éteres de ácidos aromáticos. En efecto, por la saponificación de las resinas ácidas, se ha llegado á obtener, por una parte, ácidos grasos (princi- palmente butírico y valeriánico, abiético, pínico, etc.), ácidos aromáticos (benzoieo y cinámico) y sus deribados (como el ben- zoilacético y ortoxibenzoico (salicílico), el camárico, el ortoxi- cinámico (ferúlico), el umbélico, etc.), y por otra parte, cuer- pos como la floroglucina, la resorcina, el pirogalol y otros va- rios que han sido llamados resitanoles Ó simplemente tanoles por tener ciertas reacciones semejantes con el tanino y que generalmente tienen función fenólica; pero, de la misma mane- ra que en las esencias naturales se encuentran mezclas de va- rios cuerpos de diversas funciones y solo una análisis detalla- da permite separarlas, en las resinas nos encontramos mez- clas de diversos cuerpos que la saponificación nos separa, in- dicándonos por su diversidad 1? que efectivamente un buen número de resinas son éteres de los ácidos aromáticos; 2? que hay algunas que son éteres de ácidos grasos; 3? que existen también mezclas de éteres, ya entre sí, ya con cuerpos de otras funciones; 4? que se encuentran sin estar mezclados con éte res, cuerpos de otras funciones, y 5% que hay también un gru- po, bastante numeroso que, ya entra en mezcla con los ante- riores, ya existe solo, cuyas funciones no se conocen aún, que corresponden en su mayor parte á las resinas neutras y que ac- a. tua: -—. “an recibido de U'schirch el nombre de resinas (re- senahrz) y que están caracterizadas por “resistir á la acción de los álcalis, mostrar una indiferencia absoluta respecto de los reactivos y contener un principio amargo ” Llegados á este punto, parece entreverse un principio de clasificación técnica de las resinas; sin embargo, las considera- 156 Memorias de la Sociedad Científica ciones ya hechas y otras más que estas mismas sugieren, pero ¡que omitimos por no alargar más este trabajo, nos han hecho pensar con bastante fundamento que á estos cinco grupos hay que hacer adiciones y subdivisiones y esperamos que pronto llegará 4 confirmarse la idea que hoy enunciamos de que entre las resinas encontramos la mayor parte de las funciones de la Química orgánica y que tendremos como en general en los de- rivados de log hidrocarburos: Resinas hidrocarburos; ej. resina del benjuí. Resinas alcoholes; ej. resina de Guayacán. Resinas fenolis; ej. resina de sagapeno. Resinas aldehidas; ej. resina de guta. Resinas cetonas; ej. pieropodofilina. Resinas quinonas; ej. resina de Pipitzahoac. Resinas ácidos; ej. resinas de tapsla. Resinas éteres; ej. la mayoría de las resinas ácidas. Resinas de funciones mixtas y Resinas indeterminadas ó resenas; ej. mirra. Una vez aceptada esta clasificación que nos parece muy justa, creemos que la palabra resina, si es que se le debe con- servar, sólo servirá para indicar algunas propiedades físico— químicas que aparentemente aproximan entre sí estos cuer- pos; pero de ninguna manera un carácter esencialmente quí- mico, que hemos visto que ni tiene ni pueden tener, por ser cuerpos enteramente desemejantes. México, Abril de 1902. ¡€x----- A _—_——_—_——. ERE SO TADOS DE LAS OBSERVACIONES MAGNETICAS Practicadas en el Observatorio Astronómico N. de Tacubaya durante el año de 1896 M. MORENO Y ANDA, MM. S. A. -+ Los trabajos llevados á cabo en el Departamento magné- tico durante el año de 1896, comprenden como los de los años anteriores, todas las observaciones indispensables para deter- minar los valores absolutos de la declinación, la fuerza horizon- tal y la inclinación. DECLINACIÓN. Dos veces en el día, á las 8 a. m. y á las 2 p. m. invaria- blemente, se observó el imán colimador de declinación. Esta se determina por medio de dos lecturas del círculo azimutal: una que corresponde á la posición directa de la aguja, esto es, con las divisiones de su escala al derecho, y la otra á la posi- ción inversa, ó con las divisiones de la escala al revés, hacien- do girar el imán 1800 sobre su eje, La semisuma de las indi caciones correspondientes á aquellas dos horas, restando la 158 Memorias de la Sociedad Científica lectura de la señal meridiana y el azimut de ésta, la conside- ramos como la declinación media del día, y su diferencia, co- mo la variación ó excursión diurna de la aguja. En los cuadros que siguen, constan los resultados declino- métricos obtenidos en cada día de observación durante el año de 1896. FECHA DECLINACIÓN ORIENTAL. Sa. m. 2p.m. Media. 1896.—Enero 8..... TILL, MOSgaa” Ted 38% EAS: 41 39 Ve bo 41 04 ll A 40 24 VA 40 19 NCAA 41 46 POTRAe 4019 e: 41 09 ios 4119 pa les e 42 39 ra yal he 41 34 Ya po dd 40 54 Pas 39 59 LES 40 51 E 4316 O 41 39 30 colo oro 41 21 LIS ess 41 21 Media.7941'24" 38 14 36 29 35 04 38 44 31 29 39 21 39 49 40 29 36 41 39 38 38 59 38 06 38 14 41 36 399 04 40 56 39 16 1938/44" 399 56 38 46 37 44 39 31 39 37 39 50 40 29 40 54 39 40 40 34 39 56 39 02 29 32 42 26 40 21 41 08 39 58 7940/03" Variaeión. 3/391 325 4 24 520 125 4 17 058 120 050 5 98 156 155 156 2317 1 40 2.35 025 305 2/401 “¿Antonio Alzate.” 159 DECLINACIÓN ORIENTAL. FECHA. 8a. m. 2 p.m. Media. . Variación. 1896.—Febrero 4.. .7%43/26" 7038'51" 7941/08" 4/35" o bio: 5.98 8M1'24 01 944019. ,1 4041" 105 ET. BLADI: 6.4% 8141/26 40 34 4100 052 a ay TARADO 40 29 4115. 132 y ib. 8.10 514940 3914, 7 “LOL 389 Y Vds 12: 3 894814 4539 4656 225 Si AÑ 0138-50 3448/04 4136 4450 628 as ¡ph TA dE 0144 59 4156 4327 303 z PE 15-00 15435612 842,46 ..81:4321- 110 o TU 16.21 1145/54 10 1041.59..11 4356 355 4 DÉ 17.351645 449014224 Aj 4404 320 . SU 18.21 01435697 9+44:29.. 01 4427 —1 08 y 9 19.81 2143 2611 1)43,46..0% 4336 020 y DE 20-01 41461407 7144.46. 16:35:40 128 y Ph 21.46 01545.5910:0142,56..14 4422 258 y 0) 29 4 41444901 P142.46 46.4347 203 : sb, 24 1,0145 3900 004204 00 4851 350 > 0 ra bg 4819 4409 140 A 6.1 áb99 > 419b dba o 2.03 y OT SO 48800. BIO > 3 AO 10 05%. 4336, Odo 0618 A AOL paso DUI TOO 0 UA Media. .7%45'25 7042/25 7043/55 3/00" 160 Memorias de la Sociedad Científica DECLINACIÓN ORIENTAL. 1896.—Marzo 3.....7048/26/ 7043/19": 7045/5241 5071 * dl EDEN Al 4619 4239 * 4499 340 a OD 5. de 4509014394. 4416 145 o E 46564441. 4543 205 y 0 7 4624 449% 4554 100 , $ 3210/02 5124 ' 4354 4739 730 8 DE UL DA 5029 4531 4800 458 sl «Eh 19.003. 48164524 4650 252 , - 0% 13.04.0948 2400 5144.06.01 4618 418 S RANA 51014444 ' 4752 617 0 12318... 49 4917 514416.11. 46,32. La3 Ñ FLO... 08 4856 "4514 ' 4705 344 y Eh 20.-011247 160€ 0145 16.01 4616 200 a 4-06 21.04 4729 4449 4609 240 ; e 1494.00, 4934 14334 4634 600 Y 1£4.95..01.0)484901 1144 39.2% 4644 1410 Ñ c£l96:. 30. 5020014354 1 4711. 635 Media, .7%48'21 7044/24" 7046/23 3/58" “¿Antonio Alzate. 161 A ARO ERRATA TRECE ADIDAS RIA DECLINACIÓN ORIENTAL. FECHA. 8a. m. 2 p.m. Media, Variación. 1896.—Abril 8..... 1949/49) TOR TZ 19 dao Pos 1 A Li ATA 90 24 46 24 4826 355 3 A 52 19 45 39 4859 640 3 ies o 49 44 46 49 4816 255 $7 ETE 50 09 45 14 4741 455 $ O A 50 14 45 57 4806 415 EN O e 50 24 44 46 4735 588 Es e: EN 49 46 44 44 4515 502 se O 4916 43 34 4625 542 E hp 28 lui l d1 44 43 09 4716 835 5 o Ad 49 44 43 39 4641 605 ps o UA 50 36 42 49 4642 747 Media. ..7050/24/1 7044/48 1947/36" 5361 DECLINACIÓN ORIENTAL. FECHA. Sa. m. 2 p.m. Media. Variación. 1896 —Mayo 1...... 7047/34" 7043/4911 7045/4]1 3/45 03 a AL 46 56 43 49 4522 307 ds Pelo y 0 apa 48 46 47 2 4805 192 e pe te » 4841 45 49 ETA DA EN » ce 47 49 45 26 4637 223 2 > A 45 59 45 09 4534 050 3) A E 47 14 45 09 4641 205 e pega 1 48 11 44 01 4606 410 . ca 48 29 43 34 * 4601 455 A CIO: 46 39 Media... .7047/441 7044/54" 794616" 2501 Memorias. —(1902).—T. XVI —215 , 162 Memorias de la Sociedad Científica Anno Media... 1896.—Septbre .. Media.. 1896.—Octubre .. ” ” VARIACIÓN. FECHA. VARIACIÓN. 30 3:05 | 1896.—Octubre.. 7 200" SO LESS 12 053 -.. 220 07 jas DORE 22. 20153:30 22 22101009 ...- 28 640 >. 29:09:88 50961 3 310” 5 040 5. DAENDE O E 26 505 28 2208 . 30 415 3/20 1 100" 3100 »” Media... 1896.—Novbre. .. AAA .. 12 332 -. 13 043 17 ZA VO AOS Media. .. 8 550 9 040 -. 10 450 y do 750 .. 14 440 - 15 305 . 16—0 30 29/46" 10 112 91141! 1896, —Dicbre:.. 24 1'40" ” »” Media. .. 29 088 1/18” ““Antonio Alzate.” 163 RESUMEN. DECLINACIÓN ORIENTAL. FECHA, Bam 2pm Media Variación. 1896.—Enero....... 7041/2411 7038/44" 7040/03 240" ó Febrero ..... 45 21 42 19 4350 302 4 Márzo.. 0. 52 48 22 44 24 4623 358 y ¿157 AA 50 24 44 48 4736 536 en Mayo SI 47 44 44 54 4619 250 A E II A EAS E e PR dh) NAO E A A o 5 26 5 PERU AA IA 3 20 $ DOE ADA A PO 2 46 > RONDA O ER AAA A 214 > Dicriómbpre!! 2 LAB Parc 118 Media...... 7046/39" "7043/0211 7044/50 3/37" Los resultados obtenidos á partir del mes de Julio acusan un movimiento anormal de la aguja hacia el Este, notable por su magnitud y constancia, pues por ellos consta que la aguja no llega á marcar un valor aproximado, siquiera, á los obser- vados antes de tan brusca desviación. Hasta el mes de Mayo los valores medios de la declinación oscilan entre 7947/36" y 7940/03", que comparados con los de los años anteriores, presentan diferencias que llegan apenas á 5'; y el término medio de los cinco primeros meses (de Ene- ro á Mayo), comparado con el de igual período de 1895, da un aumento sobre éste de 1'27"””, debido á la variación secular. Así, pues, hasta el susodicho mes de Mayo nuestros resulta- dos declinométricos llevaban una marcha perfectamente uni- forme y de acuerdo con el desalojamiento hacia el Este que 164 Memorias de la Sociedad Científica indicábamos en 1895 y que debería ser, según las observacio- nes de 1893-1894 y 1894-1895, de unos 2” aproximadamente. Tratando de investigar la causa que originaba un aumento tan notable como repentino, en la dirección de nuestro imán de declinación, llegamos á preocuparnos con la idea de una influencia efectiva del gran Ecuatorial y su cúpula que en el mes de Marzo comenzaron á trasladarse del lugar que hasta entonces habían ocupado y que quedaba al S.E. del magnetó- metro, á la torre central del nuevo edificio del Observatorio al N.N.E. del mismo instrumento. En Julio había terminado dicha traslación, y ya entonces la declinación aparecía 23 más alta que en el, mes de Mayo anterior. Afortunadamente nues- tros temores eran infundados, como lo demostraron los resul- tados posteriores de la inclinación y de la fuerza horizontal, pues es evidente que, de existir aquella influencia, su efecto se habría hecho sentir á la vez en estos dos elementos. ¿La causa de la aparente anomalía en cuestión residía sen- cillamente en la imperfecta, ó más bien defectuosa manera de destorcer el hilo de seda del cual se suspende el imán; y la referimos para que sirva de enseñanza á los observadores no- veles, y para que se juzgue de la magnitud de los errores á que se está expuesto cuando no se han satisfecho todas las condiciones y cuidados que requieren las delicadas medidas de los elementos del magnetismo terrestre. Entre los accesorios del magnetómetro unifilar figura una pequeña plomada de cobre que sirve para anular la torsión del hilo de seda“ de un peso proporcionado á la resistencia Suspendida dicha plomada en el estribo ó apéndice á que se fija el imán, gira sobre sí misma hasta que termina la fuer- de éste. (1) El hilo que se emplea en la suspensión de los imanes está formado por la reu- nión de varios hilos de capullo de seda tratados de antemano por el jabón hirviendo. Ca- da uno de ellos se extiende paralelamente por un peso, y luego se unen en un solo haz con- seryando su paralelismo. Al todo se le da, finalmente, un baño de sebo. “Antonio Alzate.” “65 PSI L IO III IO LL III III ILL III LEIOA “za de torsión, pero entonces, en virtud de la velocidad adqui- rida, el hilo se tuerce en sentido contrario; vuelve á girar en sentido opuesto y luego en el primitivo, y así sucesivamente hasta que queda en reposo. Conseguido esto, y si los dos pe- queños trazos que lleva la plomada perpendicularmente á su eje no han quedado en la dirección del meridiano magnético, se mueve el casquillo superior que lleva la cremallera á cuyo extremo inferior va fijo el hilo, el ángulo necesario para satis- facer aquella condición. Anulada de este modo la torsión, se retira la plomada y se coloca el imán. Como la mencionada plomada se nos extravió en una ex- pedición que hicimos á la ciudad de Lagos en la 1* quincena del mes de Junio, llevando los instrumentos magnéticos, ya de regreso en el Observatorio, cada vez que poníamos hilo nuevo, se hacía uso unicamente del estribo que recibe el imán, como plomada para anular la torsión del hilo. Esta sustitución introdujo un error notable en todas las determinaciones de la declinación practicadas en el segundo semestre del año; error que no fué advertido sino cuando se trató de calcular los va- lores declinométricos correspondientes al año en cuestión. De las numerosas medidas de torsión que hasta hoy se han hecho, resulta que una torsión de 1800 en el hilo, produce en el imán una desviación de 130 aproximadamente. Si, pues, aparece una desviación mayor y se comprueba que no es orl- ginada por influencias locales, ni por cambios extraordinarios en la dirección de la fuerza magnética terrestre, no habrá más recurso que buscar la causa en la imperfecta manera de des- torcer el hilo; lo que, en efecto, quedó demostrado por varias experiencias que practicamos á principios del año de 1897, Dos hilos con su estribo correspondiente y fijos á dos cas- quillos con cremallera, se colocaron alternativamente en el tu- bo de cristal del magnetómetro: uno de ellos había sido des- torsido de antemano empleando un cilindro de latón de un pe- so aproximado al de la aguja magnética, y el otro, por medio 166 Memorias de la Sociedad Científica Srl del estribo, como se había practicado desde la pérdida de la plomada. El primer día de la experiencia, la declinación obtenida á las S a. m. y á las 2 p. m. con el hilo sin torsión, esto es, con el que se destorcía haciendo uso del cilindro, fué de 17 minu- tos más baja que la que resultó con el otro hilo. Pongo en seguida las diferencias que aparecen entre una y otra declinación en varios días de experiencias, debiendo ad- vertir que los valores obtenidos con el hilo que había estado sujeto á la acción del pequeño peso del estribo fueron siempre los mayores. 717 12,19 851 18*+2* DUST 1 12 8 08 9 03—á las 2 p. m. La falta de concordancia entre los valores que acabamos de apuntar indica claramente lo defectuoso del procedimiento que seguimos para destorcer el hilo, pues como el estribo es de un peso mucho menor que el de la plomada y el cilindro, empleando aquel no había la tensión suficiente que impidiera en cada caso la más pequeña torsión. Esta última cireunstancia nos obligó á desechar por com- pleto la idea de corregir las observaciones del 2” semestre: no pudiendo colocarnos en las mismas condiciones pasadas, la determinación posterior del término correctivo habría resul- tado incierta, y por consiguiente, los datos así obtenidos de escaso ó de ningún valor científico. En el siguiente cuadro constan los valores declinométri- cos extremos observados en cada uno de los 5 primeros meses del año. ““Antonio Alzate.” 167 DECLINACION ORIENTAL. FECHA. 1896.—Enero...... Febrero .... En el período. . Máxima. 7043/26" 49 54 51 24 52 19 48 49 1052/19" Mínima. 1935/04 98 51 42 39 42 49 43 34 1935/0411 FUERZA IIORIZONTAT. Variación. 8/221 11 03 845 9 30 512 3 ds Para determinar este elemento del magnetismo terrestre se siguieron los procedimientos ordinarios de observación y de cálculo que han sido descritos en nuestras Memorias pre- cedentes. Las observaciones, en número de 32, fueron hechas únicamente en los 5 primeros meses del año. Los valores de la constante P, que se deducen de las ob- servaciones de desviación á 30 y 40 centímetros de distancia, son los siguientes: 1896.—Enero.... 10 0.4669 ” .... -. 14 3.7221 . 16 3.1057 . 18 0.4662 . 21 2,4826 -. 23 3.2089 --. 259 4.7988 - 28 4.4872 30 0.9316 1896.—Febrero, . 2 »” »” 5 »” 2 »” > » A ” E 4 4,1841 6 6.4976 8 2.1723 . 13 1.7022 15 3.2438 17 4.4816 21 5.0930 25 0.9314 27 0.4646 t 168 Memorias de la Sociedad Científica 1896,—Marzo... 4 4.9345 1896.—Marzo... 12 3.1226 $ sr LL. 3965 $ » =.. 24 5.3068 A” » --. 10 4.0536 a 2” ==. 26 5.1065 Mayo::.. "2 21771 Valor medio adoptado en la serie: PELIS Log = 0.44906 En los cuadros que siguen figuran los principales resulta- dos de las observaciones verificadas para determinar el valor absoluto de la fuerza horizontal geomagnética: 169 “Antonio Alzate.” or tm O | essora | ope | 1 RN ' ErTA | 86191'G | vere | 13) E a a A á POT | 8IS9rG | 89m | 69) O O a O TS A er; cera | lores e ed A E as A od A 11) a o ar, 0 PETER | em9rG | omore | GC) a O oO o deca y A E IS e So O A a A a O10UH—"9681 “ul HO LwLogO ap UDIO[LORO pa y en UDLIVIA E Dre OS PR A EA 'SVHOHA “"SHNOIOVW"IIOSO "SHNOTIOVIASHCT 'S YD "0 SIAVAINA NA TVLNOZIHOH VZ430J1 VI 4 NOIOVAHASEO Memorias. —(1902).—T. XVI.—22. Memorias de la Sociedad Científica 170 £c3T'OL UPETOL 9c0T "OL LO00T"OL 6PTEOL D00GT "OL OTETOL 69PL'0L 963101 cG91 "OT "8880 HUT 9899P'0 TG80"L Po9G6'0 E96€3 Z 0899P'0 5080"2 Cpor€'0 v9€7'L 26c9v'0 €£T90'L 85566'0 36362 ELS9P'0 36P0"L $063€'0 Tpe3"L 8£997v'0 1890"2 0693€'0 - 90€3'2 3999P"0 9080"2 8r93€'0 G0€6 "2 GTL9P 0 3980"2 €L936'0 vOrG"L 98L9P "0 0960"2 8T23€'0 636 "2 FLO9PO ¿800 099360 G1EGL 8c89p"0 GvET"2 9686€'0 : T2ZEG "2 'S DD “seso du] "susaSuy "SIPeprIun Y 187+0.L "SOPepruna Xx [eorio A G98€€'0 99€€€'0 £€£8€E6'0 GcE€E$'0 696660 Le8€6'0 p8£86'0 Gvres'0 Gre 00 69€€6'0 *“SOPe*prun yx [e quoOzZLIO FJ "(IV aUOisSN=ILNI AAN ...--- ..---.- 4“ de ...--- ..---- (Y “ no. £ 19 ..oooo. so oo-oo Y 4 ....-..---- Ll sl nooo. ooo sl 4 ooo. . oo. «4 4 no... ooo 4 « a pod — 0087 "SVHOHMH 171 “¿Antonio Alzate.” ma : NA TA 18 03 3 0? | $3 A e A o a dig ep ee e oe | 8Tz PA A e“ 3SIp? | 8Ls9r3 | cuoye | Pen] ca read ve |-8/00 O AAA e or Sl6LTGL | ZE0%% op | 203 cozpp | 06693 | 9mwe | 081) O COS | TA .s GO 3Hp | 33693 | zocpe | 3“Ir) o E e de Hei ME de Pr o” e > Tide «rr 4 1926681 GT IG Z 0? | 01 | A NS 9 TE] 1EEZT | 00988 0€ | 6€l 90 ler. “ 0 | or 583231 | Ze03:3 0? | 9T6G A E a G0Z8T Gcee € 0€ | € TZ A o 0 yy $ £60GT 3003 3 0? |.22 A a o da A O A ecor? | 6089LTG | esope | 31) sos e brea e É 93 y ecozI - 9861 3 0P 0 33 : ) ! 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XVII.—23. 178 Memorias de la Sociedad Científica ENCINA CTIOD: Las medidas de la inclinación fueron hechas en los mismos días en que se hicieron observaciones para fuerza horizontal. La brújula empleada tiene la marca: “Dover N. €. Z., num. 73.” Pongo á continuación los resultados obtenidos cada día y la media correspondiente al mes: FECHA. * Hora del principio. Hora del fia. — Inclinación M. 1896.—Enero ..2o.ooo.... 10 8h ]5m 9gppom 44035/30" > O 14 8 30 8 50 24 31 pS a 16 8 00 8 30 22 24 SS O LA A E 21 8 00 8 30 24 05 E A a ER 23 11 10 11 25 19 45 33 NS RS A 25 8 00 8 30 nl > o co 28 8 00 8 30 19 35 ES O 30 8 00 8 30 2230 : Media E Tes 4402959" 1896.—Febrero.---...--.--- 4 gh pom gh 3Qm 44025301 55 o 6 8 30 9 00 26 39 pe > a a 8 8 00 8 30 21 04 » A 13 8 00 8 30 21 05 SS o Ia 15 8 00 8 30 17 59 AS A 17 8 00 8 30 22 41 AE E ASE 21 8 00 8 30 18 48 20 A 25 8 00 8 30 23 41 Media Pl === 2 14 440924 1896:—Marzo.--- ==> bo=0. 4 sh pom 8h 30m 44021/'30" 53 IR AAA 7 8 00 8 30 19 45 E E EA 10 8 00 8 30 18 54 55 DS 12 8 00 8 20 22 50 33 E LI EA 17 8 00 8 30 20 05 3 ss 24 8 00 8 38 20 44 sa A MI 26 8 00 8 20 16 43 Mediante. ei 44020'04" 1896: Abril aos cane 21 sh Om gh 30m 44016'11” ES A 23 8 00 8 30 22 06 pS a 28 8 00 8 30 17 20 5 A EN A E E 30 8 00 8 30 18 34 Medias 2 eos 440]18/33" 1896.—Mayo. .ooooomo---- 8 gh pom 8h 30m 440929/48" Ab E 13 8 00 8 30 14 58 a e 15 8 00 8 30 6 49 7 AN red a Ed 16 8 00 8 30 11 26 Media. Usoozajs 44014'001” Tacubaya, Junio de 1898. BREVES DISERTACIONES SOBRE ALGUNOS PUNTOS DE ARQUITECTURA LEGAL. ESTUDIO DEDICADO Á LA SOCIEDAD POR MARIANO TELLEZ PIZARRO, M. $. A., Ingeniero Civil y Arquitecto. Construcciones contiguas. I El suelo de México, por su conformación, da lugar á hun- dimientos de las construcciones que se levantan sobre él. Ca- sas muy viejas y ya bien asentadas, no por eso dejan de sufrir desperfectos cuando contigua á ellas se edifica una nueva más pesada. En estos casos, nuestro Código Civil no determina quién debe sufrir el quebranto por los desperfectos, ó sea quién deba sufragar los gastos para remediarlos, si el perju- dicado, ó el que perjudicó con su nueva y pesada construc- ción, Se deja entender que éste, en uso de su perfecto dere- 180 Memorias de la Sociedad Científica cho, hizo en su terreno lo que creyó conveniente á sus intere- ses, y si de ello resultó perjuicio á su vecino, la ley no esta- blece que deba resarcírselo; y como la misma ley no priva al vecino perjudicado, del derecho de presentarse en los tribu- nales demandando al que lo está perjudicando con una obra nueva, resuitan litigios en casi todos loy casos de nuesvas construcciones que se levantan contiguas á otras ya existen- tes. Algunos de estos litigios se prolongan por meses y años, llegando siempre á un resultado contrario á los intereses de ambos litigantes. En el ejercicio de mi profesión durante cuarenta años, se me han presentado muchos casos de esta naturaleza; y en los que he intervenido como perito, unas veces consultado por parte del que construía, y otras por las del propietario perju- dicado, procurando conciliar los intereses de ambos, en todos los casos logré traer á las dos partes á un arreglo extra—]udi- cial y sin intervención de abogados, arreglo que siempre nos pareció el más sencillo y equitativo, en estos términos: — El nuevo constructor tomaba sus precauciones para evitar en lo posible los desperfectos en la propiedad contigua, atrojelando. algunos vanos, poniendo puntales, etc., todo á su costa y ba- jo su responsabilidad, prestándose el perjudicado, á sufrir las molestias consiguientes á la obra y á facilitar la ejecución de ella, concediendo la entrada por su propiedad, dejando hacer uso de sus azoteas, y en algún caso hasta teniendo que des- ocupar una parte de su habitación por requerirlo así el mejor éxito y la más pronta terminación de la obra. Si á pesar de las precauciones tomadas, había algún deterioro, se reparaba en la parte material de construcción por cuenta del que cons- truyó de nuevo, y sólo lo relativo á pinturas, tapices y decora- ciones no era á su cuenta ni tampoco con su intervención. En ningún caso hubo un propietario que al construir re- husara este arreglo, como tampoco por parte del perjudicado hubo resistencia para admitir las molestias y quebrantos que se le originaran por causa de la obra nueva de su vecino. “Antonio Alzate. ” 181 En un solo caso, ajeno á los que á mí se me presentaron, se me habló para servir de perito por una de las partes; pero estando ya el asunto ventilándose en los Tribunales, indiqué al interesado que no admitiría el nombramiento judicial. Casos de esta naturaleza, cuando llegan á tratarse judicial- mente, he visto que se convierten en litigios largos y enojosos; y bien estudiado este punto por abogados competentes, po- drían estos señores llegar á precisarlos lo más claramente posi- ble, y proponer la adición de algún ó algunos artículos en el Código Civil, para evitar con esto muchos litigios. — Yo sola- mente les refiero los hechos según han pasado con mi inter- vención, en muchos casos, y si creen que debe generalizarse ese procedimiento, por encontrarlo equitativo, arreglado á él podrán formular los artículos, ajustados á derecho y según su leal saber y entender. II Respecto al mismo asunto, de construcciones contiguas, tratándose de luces, el Sr. Arquitecto D. Manuel Rincón y Mi- randa, en su Tratado de Legislación de Edificios y Construe- ciones (aprobado por la Asociación del derecho, previo infor- me de los Sres. Abogados D. Luis Méndez y D. José Linares), se expresa en estos términos, en la página 118, artículo 193: —“'Es verdaderamente deplorable que el Código Civil del Dis- “trito Federal haya hecho punto omiso de una circunstancia “en que deberían haber fijado su atención de una manera muy “especial los legisladores, y es la de determinar la distancia á “que puede edificarse un muro, respecto del muro separativo de dos “propiedades, para poder abrir luces en él sin que el vecino alegue “los perjuicios que le sobrevengan por causa de estas luces, conocidas “con el nombre de vistas directas. — Es notoria la falta de un ar- “tículo que determine una distancia, porque de la no existen- “cia de él, se presume que cualquier propietario tiene derecho 182 Memorias de la Sociedad Científica “(de impedir que su vecino abra estos claros en un muro situa- “¿do á cualquiera distancia del muro separativo, insistiendo en “las ya referidas molestias. Se puede considerar de otro mo- “do la cuestión: puesto que el Código es omiso en ese punto, “todo propietario tiene derecho para practicar luces en un mu- “ro situado á una distancia cualquiera del límite separativo “de las propiedades; resultando de esto que cuando el vecino “pretenda alzar el muro separativo, el dueño de las ventanas “puede oponerse, alegando perjuicios causados por la diminu- “ción de luz, y en algunos casos servidumbre por prescripción: “de aquí se engendran multitud de cuestiones que son comu- “nes en la práctica, difíciles de resolverse, y por lo mismo, “conduciendo á largos litigios que no cesarán, por la omisión “del Código en esta materia.—El proyecto de Código Civil “del Dr. D. Justo Sierra, en su página 126, artículo 532, fija “dla distancia de seis pies, por lo menos, para que puedan te- “nerse vistas directas, balcones ó voladizos, sobre la propiedad “del vecino. — El art. 678 del Código Civil francés, conforme “con el art. 202 de la Costumbre de Paris, prohibe establecer “ventanas en un muro contiguo á la propiedad vecina, en tan- “(to que no haya 19 decímetros (6 pies) por lo menos, entre la “pared en la cual se abran las ventanas y el muro separativo “de las dos propiedades. Si la distancia es menor ó el muro “en que se pretenda abrir ventanas es el separativo, sólo se “pueden tener luces de tolerancia, en la forma que prescriben “los artículos 676 y 677 de dicho Código. —Por lo mismo, se- “ría conveniente que entretanto se reforma nuestro Código ““en este punto, se adoptase la citada distancia de 19 decíme- “tros, en obvio de discusiones y pleitos ruinosos entre veci- “nos.” Hasta aquí el Sr. Rincón. Y estando conforme con él en que debe reformarse el Código Civil en esta parte, no lo es- toy con la manera que él propone, fijando una distancia para abrir, en un predio propio, ventanas ó balcones con vista de “¿Antonio Alzate.” 183 DOLIDO SISLILIIIILILIIIAI aspecto sobre la propiedad del vecino. Me parece más liberal y más protector de la propiedad permitir que el propietario, en esa materia de luces y vistas, las establezca en su predio á la distancia que crea conveniente, con sólo la restricción de no acercar tanto sus ventanas, baleones ó voladizos, qué una vl- sual pueda pasar verticalmente hasta el predio vecino; distan- cia que podrá fijarse en 0"80, contados desde la parte más vo- lada de las ventanas ó balcones que se establecieren, hasta la línea divisoria de las dos propiedades. Pero á la vez que tie- ne esa libertad, el vecino disfrutará también el derecho de le- vantar su muro cuando le convenga, y obstruirá las luces, tanto más, cuanto que los claros estén más próximos al muro sepa- rativo. Yo creo que esta fué la mente de los legisladores al hacer esa omisión en el Código Civil, y lo que propongo no se aparta mucho de lo que previene el Código francés, siendo á la vez más liberal. Las prevenciones terminantes de nuestro Código en esta materia, serán las únicas que podrán evitar los numerosos li- tiglos que á diario se ventilan en los tribunales; y al propo- nerlas según lo he expresado, lo he hecho guiado por un prin- cipio de conveniencia para los propietarios, quienes compren- diendo sus intereses, estimarán si les conviene abrir luces á tal distancia mejor que á cualquier otra, con la seguridad de que el Código Civil se los permite; pero también quedan en- tendidos en que cuando el vecino quiera, puede levantar el muro divisorio y nulificar en parte las ventajas que hubieren disfrutado respecto de luz. Mientras mayor sea la distancia entre el muro separativo y las ventanas ó balcones, menor se- rá la diminución de luz que se reciba á través de ellos al le- vantar el vecino dicho muro separativo, pues esa diminución está en razón directa de la altura del muro levantado, é inver- sa de la distancia á que se encuentren de él los claros abiertos. Ya entendidos en esto los propietarios, al hacer proyee- 184 Memorias de la Sociedad Científica tar sus fincas por los arquitectos, les darán sus instrucciones y trabajarán éstos bajo un plan seguro para mejor arreglar y distribuir las luces con previsión del caso de que el propieta- rio vecino levante el muro divisorio; ó más bien, teniendo en cuenta como si de hecho se hubiere de levantar alguna vez. TI _ Otro punto relativo á construcciones contiguas, que se pa- só por alto en el Código Civil, y tiene gran importancia, es el que se refiere á fijar la distancia á que se puede construir en un predio que soporta servidumbre de luz á favor del predio vecino. Este punto tiene bastante analogía con el que acaba de tratarse referente á la determinación de la distancia á que puede edificarse un muro, respecto del muro separativo de dos propiedades, para poder abrir luces en él sin que el vecino ale- gue perjuicios. Este es un caso que se presenta con mucha frecuencia, y como el Código Civil no se ocupa de él, los dueños del pre- dio dominante siempre alegan perjuicio por la proximidad de la construcción, y de aquí resulta en cada caso un litigio in- terminable, pues por ninguna de las dos partes litigantes hay base legal para defender su derecho; tampoco los peritos ar- quitectos la tienen; y con vistas de ojos, informes periciales y otras diligencias, los pleitos se hacen eternos, porque en rea: lidad los jueces no se deciden á dar un fallo, y más bien es- peran á que las partes lleguen á una transacción que exima á dichos jueces de expedir una sentencia que no pueden apoyar en ley alguna. Quizá sería preferible, para evitar pleitos en- tre colindantes, que la ley prohibiera en lo absoluto hacer obra alguna al dueño del predio sirviente, frente á los claros á que tiene derecho de luz el propietario del predio dominante, pues, con toda evidencia, en vista de tal prohibición, no habría ya .6 Antonio A lzate. 24 185 II ILNnd lugar á litigio. Pero como una disposición semejante rayaría en absurdo, se palpa la imperiosa necesidad de que el Código fije una distancia, sea cual fuere, á la que el dueño del predio sirviente no pueda acercar su construcción, pero en excedien- do de la distancia fijada, tenga derecho de construir cuando le convsnga, sin que sea una traba la servidumbre de luz que soporta su propiedad. Este punto, relativo á la distancia, es de estudiarse y es urgente resolverlo, pues por no estar determinado, todo pro- pietario que disfrute de luz, por servidumbre del predio'con- tiguo, se siente con el derecho de impedir á su vecino que le- vante una construcción enfrente de sus ventanas ó balcones, sea cual fuere la distancia que la separa de ellos. Tuve intervención directa en un caso de esta especie: — un propietario me encargó de la modificación de dos de sus casas que colindaban entre sí, y se comunicaron para hacer una distribución mejor. Una de ellas, en un patio de unos 12 metros de longitud, soportaba la servidumbre de luz de dos ventanas abiertas en el piso bajo de una de las casas conti- guas. Tratando de aprovechar el patio, se proyectó levantar en él una construcción de dos pisos, y encontrando el incon- veniente de la servidumbre de luz de las dos ventanas del pre- dio vecino, se proyectó dejar un pasillo, enteramente libre de techo, entre las dichas dos ventanas y la construcción proyec- tada. Para fijar la anchura de este pasillo sin exponerse á re- clamación por parte del vecino, y á falta de una prevención del Código que determine la distancia, se consultó con perso- nas competentes y se llegó á estimar, por analogía con otros casos semejantes, que era suficiente dejar una anchura libre de 19 decímetros entre las ventanas del vecino y la construc- ción que iba á levantarse. Encontrando que no había incon- yeniente en destinar alguna extensión más á este pasillo, se fijó en latitud poco mayor de tres metros, tanto por conside- rar que dándole mayor anchura, el propietario vecino queda- Memorias.—[1902.] —T. XVH.—24. 186 Memorias de la Sociedad Científica ría más conforme, cuanto por dejar una comunicación más amplia con los diversos departamentos por ese lado. Ya re- suelto el ensanchamiento del pasillo, se modificó el proyecto en ese sentido y se desplantó la construeción con buena mam- postería. Se había levantado la obra hasta el primer piso, 6 iba á procederse á la ejecución de los techos, cuando el veci- no promovió en un Juzgado Civil un interdicto de obra nue- va, Se suspendió la obra por orden judicial y comenzó la tra- mitación:—vista de ojos por el personal del Juzgado, escritos, nombramientos de peritos, informes, citaciones, conferencias, alegatos, etc., etc., en que se emplearon algunos meses sin lo- grar otro resultado que la pérdida del tiempo para el deman- dado y los gastos y disgustos consiguientes. Tan fastidiado llegó á estar el propietario que construía, que manifestó ha- berse arrepentido de emprender esa obra, pues que ya le eran insoportables los perjuicios de toda especie que estaba resin- tiendo con la suspensión, y como á la vez su contrincante se complacía en la demora, le propuso una transacción que re- sultó bastante onerosa para el demandado, y hasta entonces fué cuando logró continuar la construcción. Todo, por la omi- sión del Código Civil que no determina la distancia á que un propietario pueda construir en su predio cuando tiene servi- dumbre de luz á favor del predio vecino. Si se tiene en cuenta la opinión de los Sres. Dr. Justo Sie- rra y Arquitecto Manuel Rincón de fijar en 19 decímetros la distancia á que puede edificarse un muro, respecto del muro separativo de dos propiedades, para poder abrir luces en él sin que el vecino alegue perjuicios, y se considera que este caso tiene gran analogía con el de levantar una construcción enfrente de un muro que tiene claros para dar luz, en la pro- piedad vecina, parece muy natural, para este segundo caso, fijar la misma distancia mínima de 19 decímetros entre las lu- ces y el muro que se levante delante de ellas, pues si se juzga justa esta determinación para el primer caso, no hay razón para que en el segundo no lo sea. ““Antonio Alzate. ” 187 Como se ha visto, yo opino de distinta manera para resol- ver el primer caso, dando más franquicias á uno y otro pro- pietario, y para el segundo, insisto en que la ley debe fijar la distancia, sea cual fuere, pero determinando la mínima, con lo cual-se evitarán los litigios en casos de esta especie. Luces de tolerancia. Sin darles el título de luces de tolerancia, el Código Civil del Distrito Federal las considera en el Capítulo VII, artículos 1023 y 1024, que aunque expresados con bastante claridad, no tienen la suficiente precisión para evitar litigios en algunos casos. El Art. 1023 dice: —“El dueño de una pared no mediane- “ra, contigua á finca ajena, puede abrir en ella ventanas ó “huecos para recibir luces, á una altura tal que la parte infe- “rior de la ventana diste del suelo de la vivienda á que da luz, “tres metros á lo menos, y en todo caso con reja de hierro re- “¿metida en la pared, y con red de alambre cuyas mallas ten- “san tres centímetros á lo más.” — Este artículo que, da un derecho al propietario para proporcionarse luz de tal manera —digamos—como una gracia, todos lo comprenden muy bien, y siempre que pueden, lo aprovechan en su beneficio, aunque no todos cumplen estrictamente con lo que dicho artículo pre- viene sobre las condiciones en que deben dejar cubierto el hueco, lo cual suele ocasionar litigios que no debieran tener lugar por un motivo semejante. El Art. 1v24 dice: —Sin embargo de lo dispuesto en el “artículo anterior, el dueño de la finca ó propiedad contigua “á la pared en que estuviesen abiertas las ventanas ó huecos, “podrá construir pared contigua á ella, ó si adquiere la: me- ““dianería, apoyarse en la misma pared medianera, aunque de “tuno ú otro modo cubran los huecos ó ventanas.” — Esto qué es bastante claro, no siempre quieren entenderlo los dueños 188 Memorias de la Sociedad Científica Pe de las luces, y con frecuencia se resisten á perderlas, apelan- do antes á un litigio que resulta más ó menos largo y enojoso, y sólo por la razón de que se les hace muy duro privarse de un beneficio del que han disfrutado por más ó menos tiempo. Fuí nombrado perito en uno de estos casos: Se trataba de dos ricos propietarios, personas de buena posición social; el uno había construido su gran casa de habitación hacía ya quin- ce años, y en el fondo que lindaba con un corral estableció una ventana en pared propia. El propietario del corral comen- zó á construir una finca en su terreno y pasó recado atento al vecino paraque con tiempo viera de proporcionarse luz por otra parte, pues que próximamente se taparía la ventana con la construcción que tenía emprendida. El dueño de la ventana no hizo aprecio del aviso, y esperó á que estuviera desplanta- do el muro al pie de dicha ventana para dirigirse á un Juez Civil, interponiendo el recurso de interdicto de obra nueva, que luego fué proveido mandando el Juez suspender la obra en la parte denunciada. Llegado el caso, el demandante me nombró perito sin hacérmelo saber anticipadamente, y al ver- me para comunicármelo—creyendo contar con mi anuencia— me hizo una relación del asunto, bastante claro y sencillo. Sin vacilar le dí mi opinión, enteramente contraria á sus intere- ses, y tuvo que revocar mi nombramiento y nombrar á otro perito. Siguió suspendida la obra por varias semanas, lo que me llamó la atención, pues yo esperaba que apenas iniciado el juicio se sentenciara en contra del demandante por ser de justicia y tratarse de un asunto bastante claro, cuya solución, en mi concepto, no debería dar lugar á demora alguna. La sentencia le fué contraria, pero se hizo esperar algunas se- manas. He sabido de varios casos semejantes que se han ventila- do en los Tribunales, y en otros dos en que intervine extra- judicialmente, no hubo gran dificultad para convencer á los interesados en conservar una luz de que nabían gozado más “¿Antonio Alazte. ” 189 CDLIOZOEOOLL DIED ó menos tiempo, logrando hacerlos desistir de entablar una demanda injusta, para ver de seguir disfrutando del beneficio. Casos tan frecuentes de demanda sobre un punto tan claro é indiscutible, dan á entender que la ley no es bastante preci- sa y dejar lugar á que, por algunos recursos de la misma, se promueva la oposición y por tanto se prolonguen los juicios de esta naturaleza, que debieran ser muy expeditos y breves; porque hay que considerar que si todo pleito judicial es one- roso para las dos partes litigantes, los que se promueven para la conservación de luces de tolerancia, redundan en perjuicio solamente del demandado que sufre, á más de todo lo consi- guiente, el quebranto de la suspensión de su obra; mientras que el demandante, cuanto más largo sea el tiempo que la obra permanezca suspendida, mejor la aprovecha él, pues que con- tinúa disfrutando de un beneficio que nada le costó adquirir pero que se resiste á perderlo. Por lo mismo, la ley debería ser precisa, terminante y enér- gica para evitar hasta donde sea posible tales litigios; y más clara, expresando que esas son luces de tolerancia y que no pue- den adquirirse por prescripción, pues sería injusto que un pro- pietario que en mucho tiempo no tuvo la posibilidad de cons- trulr en'su terreno, ála hora que pudiera emprender una obra, se encontrara con una servidumbre de luz, no habiendo esta- do en su arbitrio evitarla: primero, porque su vecino al abrir «sus claros lo hizo en virtud de un derecho que el Código Civil le concede, y después; porque ese propietario en muchos años no tuvo recursos para construir. A la vez sería conveniente que la incomunicación por los claros abiertos en pared propia fuese absoluta, agregando á lo que previene el Código, que se pongan cristales apagados — por supuesto—además de todo lo que establece en su artículo 1023, siquiera en compensación del beneficio gratuito que va á recibir con la luz ó las luces ese propietario, y para dejar de la mejor manera garantizado á su vecino de que no sufrirá molestia alguna, pues que quedará enteramente incomunicado. 190 Memorias de la Sociedad Científica O AA PLILIILIIODDIL * k * Lo expuesto se refiere solamente á manifestar la necesi- dad que hay de que el Código determine con más precisión lo relativo á luces de tolerancia, según están establecidas por la costumbre y hay que respetarlas mientras subsistan; pero, en mi concepto, nada perjudicial resultaría con la prohibición de que se estableciesen en lo sucesivo, pues siempre el que pro- yecta para construir tiene recursos para evitar el de ir á bus- cár luz del lado del predio contiguo Y sino es un inconveniente el prescindir de estas luces en todo caso, sí trae ventajas notorias la separación absoluta de los predios contiguos; porque en primer lugar aleja toda cues- tión entre vecinos desde que no están comunicados. En se- gundo lugar, no habiendo claro alguno en la pared separativa, en caso de incendio comenzado en uno de los predios, hay me- nos probabilidades de que se comunique el fuego al otro. En tercer lugar, ya no habrá motivo para las cuestiones entre pro- pietarios, promovidas por la manera de cubrir los claros.—Y por último, cesará el inconveniente de que estando las venta- nas muchas veces al alcance de los Liabitantes del predio sir- viente, éstos deterioren las redes de alambre y los vidrios, y sin la menor intención de causar un mal, puedan perjudicar al vecino del predio dominante; como, por ejemplo, en el caso de que la ventana venga á quedar por su parte baja al nivel del piso de una azotehuela del predio sirviente, y al lavar el suelo de dicha azotehuela dañen involuntariamente de alguna ma- nera al vecino del predio dominante, lo que por lo regular ori- gina cuestiones siempre enojosas, cuando no judiciales. Las luces de tolerancia están permitidas solamente en los países latinos; los sajones no las tienen, y bien podríamos imi- tar á estos últimos, prohibiéndolas en lo sucesivo. Han tenido su razón de ser en México, mas no por esto debe dejar de pro- “Antonio Alzate.” 191 LILLO LI III III LIDIA PLILLIIIN curarse que poco á poco vayan suprimiéndose, hasta llegar á quedar abolidas después de más ó menos tiempo. Muros de medianería. Es muro de medianería el que siendo divisorio de dos pre- dios, es del uso comun de ambos. Los propietarios de esos predios son medianeros. Un muro de medianería en toda su extensión podrá perte- necer á muchos propietarios; pero un tramo de él, de longitud y altura determinadas, no puede ser más que de dos mediane- ros á la vez. El muro de medianería es una co—propiedad indivisible, tan útil á una como á otra de las dos propiedades que separa. Ambos medianeros tienen los mismos derechos para usarlo, así como también las mismas obligaciones para conservarlo en buen estado; de donde resulta que esta co-propiedad es al propio tiempo una servidumbre recíproca para los dos me- dianeros que la disfrutan, por lo cual viene á representar un papel de bastante importancia en las construcciones. Cada co-propietario de un muro de medianería tiene fa- cultad de gozar sobre toda la extensión común, con tal que no cause perjuició ni interrumpa el goce del otro medianero. Así pues, puede hacer entradas para colocar vigas ó soleras en todo el espesor del muro, pero sin llegar á ser visibles del otro lado las cabezas de las vigas, y siempre que el vecino no ten- ga empotramientos en el mismo lugar y que fuera necesario destruir, en euyo caso no se le permitiría, y buscaría la mane- ra de hacer su obra sin perjudicar á la ya existente; lo cual es de fácil solución atendidos los recursos de que se dispone en el arte de construir. La razón de poder hacer empotramien- tos en todo el espesor del muro medianero, es muy obvia, puesto que dicho muro es de uso común y una co—propiedad indivi- sible á cuyo uso no se le debe poner más limitación que la de 192 Memorias de la Sociedad Científica III no perjudicar los derechos del otro medianero; y el ocupar con los empotramientos todo el espesor del muro, no solamente no perjudica, sino que favorece á los intereses de ambos pro- pietarios, ya por la mejor y más sólida ligazón entre sus dos fincas, ya por otras varias razones técnicas, reconocidas. De la condición de medianería de una pared se desprende naturalmente la prohibición de hacer en ella otra clase de per- foraciones que las indispensables para el empotramiento de vigas y soleras, en los términos indicados: no se permite ahue- car el espesor de la pared para formar alacenas ó nichos ni para colocar chimeneas, pues resultaría que si los dos media- neros lo hiciesen cada uno por su lado en el mismo lugar, se establecería la comunicación entre los dos predios. Tampoco se debe practicar en el muro de medianería ningún claro, ela- raboya ú otra abertura cualquiera, y así lo previene el Código Civil en su artículo 1,022.—Y, en general, es prohibido hacer en un muro de medianería por uno de los medianeros, cual- quiera cosa que perjudique ó menoscabe los derechos del otro medianero. Así, para emprender uno de ellos cualquier obra. de las permitidas en esta clase de muros, el que trate de ha- cerlas lo advertirá al otro y le pedirá su consentimiento. Esto que es tan claro y conveniente para los medianeros, y que bien entendido como debe ser los aleja de cuestiones li- tigiosas, viene á nulificarse por completo con el art. 1,013 del Código Civil vigente, que dice: —“Cada propietario de una pa- “red medianera podrá usar de ella en proporción al derecho “¿que tenga en la mancomunidad: podrá, por tanto, edificar, “apoyando su obra en la pared medianera, ó introduciendo “vigas hasta la mitad de su espesor; pero sin impedir el'uso co- ““ mún y respectivo de los demás medianeros. — En caso de re- “sistencia por parte de los propietarios, se arreglarán por me- “dio de peritos las condiciones necesarias para que la nueva “obra no perjudique los derechos de aquéllos.” —Comenzando por el nombre de medianera dado á una pared de medianería, “¿Antonio Alzate.” 193 ya sus co—propietarios (que son los medianeros) se creen con el derecho de juzgar que la pared dividida por mitad en su es- pesor les pertenece á cada uno, separadamente, la de su lado; es decir, como si fueran dos paredes arrimadas. Lo corrobo- ran con la prescripción del art. 1,013 citado, alegando que di- ce que el medianero no tiene derecho de introducir vigas sino hasta la mitad del espesor; y de este artículo deducen también que tienen derecho de abrir huecos para nichos, alacenas ú otro destino, siempre que no sobrepasen la mitad del espesor de la pared.—Esta creencia es muy general, y la interpretación á que, sin violencia, se presta el artículo 1,013 es la de conside- rarse cada medianero como el dueño de la mitad de la pared, nulificando así la bondad y conveniencia del principio funda- mental que establece los muros ó paredes de medianería. — De aquí nacen las cuestiones judiciales, y como el mismo ar- tículo 1,013 en su parte final dice que en caso de resistencia se arreglarán las condiciones por medio de peritos, éstos, que por lo regular están bien penetrados de lo que es la mediane- ría, rinden informes contrarios al texto del referido artículo, y con ello dan lugar á los abogados para que hagan sus 'lar- gos alegatos, fundados en la ley y en las deducciones que de ella sacan, haciendo muy costosos é interminables estos liti- glos. Muy conveniente sería precisar este punto de tan grande interés para los propietarios, el cual, bien fundado en el prin- cipio de medianería y bien explicado en la ley, de manera ter- ' minante, haría, no cesar, pero al menos disminuir en mucho los pleitos judiciales entre medianeros. * e % Hay otro motivo por el cual con frecuencia se promueven litigios por paredes de medianería: es el de la averiguación en- tre dos propietarios que disputan la pared, uno como propia Memorias.—(1902).— T. XVII. 25. 194 Memorias de la Sociedad Científica y el otro como de medianería.—El Código Civil, en la fracción III del art. 998, dice: —“Hay signo contrario á la medianería: “—III. Cuando la pared soporta las cargas de carreras, pa- “sos y armaduras de una de las posesiones y no de la conti- gua.”— Muchos casos han pasado por mi vista, en que me ha parecido que esas indicaciones no eran signos contrarios á la medianería, y ostensiblemente en uno de ellos para cuyo liti- gio un humilde propietario me nombró su perito en el Juzga- do: —Se trataba de un gran convento que había vendido el Gobierno, en lotes: uno de ellos, de los de más importancia, lo compró una persona rica, y el lote contiguo bastante pequeño y compuesto de un patio en su mayor parte, lo había compra- do mi cliente. Conrenzó á construir en el patio haciendo uso de la pared divisoria de los dos lotes, y el vecino lo demandó, interponiendo el reeurso de interdicto de obra nueva. La obra fué suspendida en el acto por orden del Juez, y comenzó la tramitación. Informé que en mi concepto la pared era de me- dianería por pertenecer á un edificio que se había vendido en lotes; 4 menos que en la escritura constara terminantemente que toda ella quedaba inclusa en la venta del lote grande. No constaba esta circunstancia, y sin embargo se siguió un juicio que después de más de un año arruinó á mi pobre cliente, quien tuvo que malbaratar su lote para subvenir á los gastos del litigio, y todavía quedó con deudas después de haber per- dido su propiedad. - ——Enpleitos semejantes lo más común es que el litigante que lo promovió por considerarse dueño exclusivo del muro, aun en el caso de serle favorable la sentencia, ya ha tenido que erogar más gasto que lo que pudiera importar el valor de la medianería; y no se diga del contrincante que perdió, el cual puede llegar hasta arruinarse, como le pasó á mi cliente en el caso mencionado. Reflexionando sobre esto, me parece conveniente para to- dos los propietarios en general, proponer la modificación del + ““ Antonio Alzate.” 195 Código Civil en el sentido de que se limiten á muy pocos ca- sos las presunciones de no medianería, suprimiendo en primer lugar la de la fracción II del artículo 998 que antes he citado. Si se tiene en cuenta que por lo regular cuando se promue- ven litigios de esta naturaleza, resulta lo que acabo de expo- ner, se verá que es equitativo favorecer la medianería de los “muros en todo caso de duda. Debe sobreentenderse que un muro de medianería que ter- mina en la fachada conserva en esa parte su calidad de media- nería; mas no por eso puede admitirse que los medianeros ha- gan uso de él en todo su espesor para prolongar las cornisas de su fachada, como en el caso de empotramientos en que pue- den ocupar todo el grueso del muro, Precisamente por la cir- cunstancia de medianería, que da derechos iguales á los dos medianeros, se deben terminar las cornisas en el centro verti- cal de la pared de fachada, lo cual se explica por sí solo. Sin embargo, he sabido de algunos casos de litigio por invasión del muro medianero con las cornisas de la casa de uno de los co-propietarios, y aun hubo un pleito muy ruidoso, largo y costoso ¡parece increíble! por un caso de esta especie. Ya que en la práctica se han suscitado litigios por causa de la prolongación de las cornisas más allá de la mitad del es- pesor del muro de medianería, sería de desear que un artículo del Código Civil lo prohibiera terminantemente. Es incuestionable que el propietario de un muro tiene ab- soluto derecho sobre él, y el de impedir que lo disfrute el ye- cino. Sin embargo, no debiera prohibir el propietario de ese 196 Memorias de la Sociedad Científica muro, que en nada le pertenece á su vecino, lo aplane, pinte y decore á su costa por su lado, entendido en que no tiene de recho á reclamación alguna cuando al reparar el dueño su mu- ro, le deteriore ó destruya el decorado, pintura y aplanado.— Supe de un caso en que un vecino se permitió aplanar y pin- tar un muro ajeno, y el dueño de él lo obligó á quitar la pin- tura y el aplanado para dejar el muro como estaba. Esto pue- de ser solamente por egoismo ó por capricho, pues que lejos de perjudicar al muro con esa obra, le redundaba en provecho contribuyendo á su conservación y sin menoscabar los dere- chos de su dueño. » El Código Civil debería prevenir los casos de esta especie. Techos de medianería. El artículo 1,014 del Código Civil establece las reglas que deben observar los diversos propietarios de los diferentes pi- sos de una casa, para contribuir á las obras necesarias, si los títulos de propiedad no arreglan los términos en que deben hacerlo, Han de ser muy raros seguramente los casos en que una finca pertenezca, por pisos, á diversos propietarios, siendo uno el dueño del piso bajo, otro el del primero, otro el del segun- do, etc. Sin embargo de esto, como pudiera presentarse algún caso, el Código Civil lo previene y da reglas ajustadas á los principios generales de derecho, para ejecutar las reparacio- nes en su Caso. Hasta ahora no he tenido ocasión de saber de una casa que en tales condiciones pertenezca á diversos propietarios, y sí de muchas de propiedad común de varios en que cada uno de ellos representa un tanto por ciento en el valor de la casa; proporcionalmente á ese tanto por ciento disfruta de las ren- tas, y en igual proporción contribuye á los gastos de toda es- pecie. Pero siempre es.una sola persona la que representa la “Antonio Alzate.” 197 ue OLI CILLIIIA casa. por convenio de los diversos propietarios entre sí, quie- nes autorizan á su representante para encargarse de las repa- raciones, y entenderse con el Fisco para lo relativo á contri- buciones, y con el Ayuntamiento para el agua, pavimento, etc. Sea como fuere, el Código Civil no se refiere á los simples casos de un techo de medianería, casos que con mucha fre- cuencia se presentan en México, y de los cuales he tenido que ver en varios, extrajudicialmente; por lo cual creo que deben consignarse en el Código unos cuantos artículos relativos á dichos techos de medianería. Se entiende que la reparación, ó la reconstrucción en su caso, debe ser por cuenta de los dos co-propietarios; pero es justo estimar que sean por mitad en la parte de la cubierta, sea de vigas de madera ó de hierro, ó formada de bóveda, has- ta el casco inclusive, debiendo ser el pavimento por cuenta ex- elusiva del co-propietario de arriba, y hecho también á su en- tera satisfacción, sin estar obligado á dar intervención alguna al co-propietario de abajo. Las obras de construcción, reparación y conservación del piso Ó pavimento deberán ser de cuenta solamente del co- propietario de arriba, porque los deterioros en esa parte de- penden casi exclusivamente del uso que él haga de dicho piso y del mayor ó menor cuidado que tenga para su conservación. Igualmente, el deterioro del techo por goteras, y aun su ruina total por esa causa, será reparado por cuenta exclusiva del co- propietario de arriba, como una consecuencia de la obligación que tiene de reparar y conservar el pavimento, á su costa. El co-propietario de abajo podrá hacer uso del techo para colgar de él algunos objetos ligeros, como lámparas, cortinas ú otros de poco peso; pero no varillas de donde penda un ta- paneo que se quiera utilizar como bodega, pues en habiendo tal pretensión, solamente con el previo informe de peritos, siéndole favorable, podrá obtener el permiso. Si uno de los co-propietarios exigiese la reparación ó la 198 Memorias de la Sociedad Científica reconstrucción del techo y el otro la rehusare, deberá resol- yerse por peritos si ha lugar ó no. 5 Si al reconstruir el techo resultare que se puede disminuir su espesor, debido álos materiales que se empleen, la diferen- cia en altura la ganará por mitad cada uno de los co-propie- tarios, si es que no tuvieren un arreglo para aplicar á uno solo la altura total que se ganare. —Lo mismo debe entenderse si convinieren en dar mayor espesor al techo: la altura que se le aumentare, se tomará por partes iguales tanto de arriba como de abajo, salvo el caso de un arreglo. Techos con servidumbre de derrame de aguas pluviales. 4 No son raras en México las casas que tienen la servidum- bre de recibir los derrames de aguas pluviales de los techos de la casa contigua. Algunas de estas servidumbres pesan so- bre un techo, y el propietario del predio sirviente está en la obligación de recibirlas en su dicho techo, facilitarles el escu- rrimiento y darles salida por los mismos conductos que llevan hacia afuera las aguas de su predio. Cuando el propietario del predio sirviente quiere levantar su techo, no puede hacerlo á una altura tal que imposibilite ó siquiera dificulte el escurrimiento del agua pluvial de esa par- te del predio dominante. Queda obligado á prescindir de su obra ó á hacer, dentro de su propio predio, las necesarias, de manera que la elevación de su techo no nulifique ni menos- cabe la servidumbre que soporta, lo cual es enteramente jus- to; pero acontece muchas veces que para poder levantar el te- cho á la altura que le conviene, sin perjudicar á la servidum- bre para nada, las obras que tendría que ejecutar en su pre- dio resultarían defectuosas, mfentras que ejecutando las con- venientes en el predio vecino, aunque fuesen de mayor costo, darían un resultado más satisfactorio para ambos propietarios. . Hechas las obras en el predio dominante, todas á costa y “Antonio Alzate.” 199 LLILILILIDIIOODOIOII III bajo la responsabilidad del dueño del predio sirviente, con in- tervención de perito nombrado por los dos propietarios de común acuerdo, y expensado sólo por el último, darían por re- sultado la supresión de la servidumbre sin quebranto de nin- guna especie para el dueño del predio dominante, y con la ven- taja de independer las dos fincas, á costa del propietario del predio sirviente por lo que respecta á los gastos que deman- den las obras; y en cuanto al dueño del predio dominante, sin otro sacrificio que el de sufrir las molestias transitorias, oca- sionadas por las obras que se ejecutaren en su predio. El Código Civil, en previsión de estos casos, podría deter- minar en el sentido de favorecer la extinción de esta clase de servidumbre. México, Junio de 1902. POSICIONES GEOGRÁFICAS DEL ESTADO DE YUCATAN DETERMINADAS ASTRONÓMICAMENTE. Acanceh: ct aci debas 20048/50.""6 33D. 63 Cansacabes: ardid 21 .:9,32..2 40 22... 99 aa ic 2056.2.00 40 43. 04 Mendaro a 20 58 3. 8 38 19. 42 Motu 21 549, 5 39 39. 58 Eres res ela 20 736. 4 41 5. 15 WI e RE 20 1216. 2 40 31, 18 a ta ct ce 21 98.4 41 1. 16 Mic A e es Ta 20 2356. 4 38 38. 26 A and E 20 46 5. 1 43 16. 70 TIkokoD Es oe 2 ODO Ab 39 12. 98 Tunkazias ae 20 5414. 0 41 46. 27 Valladolid. os 20 4127. 6 43 56. 78 Para la determinación del tiempo se empleó el método de Maupertuis, que es el mejor para instrumentos portátiles. Las latitudes fueron determinadas por el método de Horrebow, El lugar á que se refieren las posiciones anteriores es el cen- tro de las respectivas plazas principales, excepto en Izamal y Motul en que se observó á 6 m. al $. E. del centro de la plaza principal y en Mérida en el patio del Cuartel de la Federación; las coordenadas de la torre N. de la Catedral respecto del lu- gar de observación son 1.16 N. y 1.*65 W. Las longitudes de Mérida y Tunkaz se determinaron por señales telegráficas; las otras por transporte de cronómetro. México, Julio 26 de 1901. : JOAQUÍN DE MENDIZÁBAL TAMBORREL, M. $. A., INGENIERO GEÓGRAFO. LE PROTOPLASMA DE METAPHOSPRATE DE CHAVA PAR LE PROFESSKUR A. L. HERRERA, M. $. A., Chef de la Commission de Parasitologie, Professeur de Biologie á 1'Ecole Normale. Aprés quelques années de recherches expérimentales j'ai enfin obtenu un protoplasma inorganique de métaphosphate de chaux. Dans mes derniéres notes publiées par la Société Zoologi- que de France et par la Société Alzate, j'al mentionné les émulsions qui se forment avec Vacide phosphorique anhydre et le chlorure de calcium et Pimportance qu'elles présentent relativement á Vexplication de la vie et leur origine á la sur- face de la terre. Ces vues ont été confirmées par mes nouvelles expériences. Tout d'abord je dois avouer que les structures imparfaites obtenues avec le blane Y oeuf et les acides phosphoriques, sont dues, plutót qu/a la formation des nucléines, á la présence des impuretés, des sels. En effet, ces structures ne se produisent avec la gélatine purifiée et elles sont plus visibles si Pon sa- ture le blanc Poeuf par le phosphate de sodium et Pon préci- pite par Pacide acétique á 99%. Par conséquent j'ai été amené á Pétude du protoplasma inorganique. ó Memorias.—[1902.] —T. XVIL.—26. 202 Memorias de la Sociedad Científica A A —— »p»x_ Q»z-_ »>-____=>___ Q_z>=>_ __5EEOOÓOÓ A A 1%e- PARTIE, FAITS, ' Préparation du métaphosphate de chaux. a.) On triture ensemble Vacétate, le carbonate ou le chlo- rure de caicium en excés avec une petite quantité d'acide mé- taphosphorique (acide phosphorique vitreux, glacial, en baguet- tes) et Pon observe au microscope, dans Peau salée ou dans la solution Ranlin, Fig. 1. Plasmode artificiel de métaphosphate de chaux, en mouvement dans lP'eau salée. (oc. 3; 0b 3 de Reichert.) b.) On triturele carbonate ou le chlorure de calcium avec une petite quantité acide phosphorique anhydre et Von ajoute “Antonio Alzate.” 203 LOLI. un excés d'eau froide, pour déterminer la formation de Vacide métaphosphorique. Les résultats sont moins constants, par eftet de Pacide phosphorique trihydraté, qui se forme aussi en petite quantité. Quand Pon opére avec le chlorure de calcium il y en a dé- placement de chlore, qui produit peu aprés Pacide clorhydri- que. Cet acide et Pacide orthophosphorique attaquent bientót les structures. J'ai en étude la maniére Véviter ces difficultés, Fig. 2. Plasmode artificiel de métaphosphate de chaux se mou- vant dans Peau salée (oc. 3; ob. 3 de Reichert.) ainsi que Vaction, peu importante Vailleurs, des impuretés des réactifs, Vacide vitreux ayant souvent des traces de soude et Vacide pyrophosphorique. 204 Memorias de la Sociedad Científica Resumé des principaux résultats. 1. Globules et corps sarcodiques de la consistance du pro- toplasma naturel, pleins de granulations en mouvement, ou transparents, d'une structure homogéne, se déformant dans Peau et se soudant entre eux lentement ou s'allongeant et di- visant en deux parts qui prennent bientót la forme sphérique. Globules petits, sans granulations. Corps sarcodiques pleins de vacuoles qui changent peu á peu, se déformant dans les bords ou produisant des tubes avec la pointe élargie, se divi- sant et séparant en fragments irréguliers. Parfois on y obser- ve une espéece de réseau et des files de granulations. En ajou- tant de Veau salée les structures acquiérent une grande stabi- lité et á la fois des contours lobulés, les lobes ayant la pointe claire. Fréquemment il y en a des colonies de globules qui donnent Papparéance d'une émulsion huileuse ou Yun oléate, mais qui sont plus denses que leau et insolubles dans Péther. (Méme Poléate de chaux flotte toujours á la surface de P'eau.) Si Pon ajoute de Peau distillée aprés Paction de Peau de sel, les mouvements recommencent, les globules se divisant, présen- tant des points brillants intérieurs ou un commencement de vacuolisation. Ce qui frappe le plus c'est la formation'de vé- sicules pleines de granulations et qui par leur transparence et plusieurs autres caractéres ont une grande analogie avec les Protozoaires en général; prennent le vert de méthyle et parais- sant avoir un óu plus noyaux coloréables. e 2. Cordons granuleux obscurs semblables au macronu- cléus des Infusoires. 3. On traite le carbonate de chaux par Pacide métaphos- phorique, jusqw/á expulser tout lacide carbonique. Le produit yu au microscope, dans Veau pure, alaspect des détritus inor- ganiques, sans structure, mais en y ajoutant un excés d'acide clorhydrique ou de chlorure de sodium, les détritus se gon- “¿Antonio Alazte. ” 205 LSLILIILIIIL nar LLDLILILOLIOLOILIILIIIIIII flent et il y a formation d'un plasmode, avec les caractéres or- dinaires, changeant lentement de forme, présentant des vacuo- les qui disparaissent peu á peu, des étranglements qui se ré- duisent á un fil transparent, des lobules péripheriques, ete. Les microphotographies montrent ces structures et chose cu- rieuse, des vacuoles et régions en mouvement et des parts im- mobiles, de contour bien défini. Les solutions plasmolysantes réduisent le corps protoplasmique, qui prenne exactement Paspect un plasmode jeune de Aethalium septicum. Dans la solution Raulin le-plasmode artificiel se divise en lobules et bras plus grandes. 4. Le métaphosphate de calcium préparé par trituration .de Pacide vitreux et un excés de chlorure de calcium, est sou- mis á Paction de la solution Raulin, filtrée et bouillie préala- blement et examinée au microscope, pour savoir si elle Wa guere des corpuscules organisés accidentels. On ajoute la solution chaude. lies résultats sont extraor- dinaires, ainsi que Pon peut observer dans les mierophotogra- phies. Tout dabord il y en a apparition de globules et corps irreguliers s'étranglant et divisant rapidement. Peu aprés on . voit un grand nombre de corps ovales. * Deux heures plus tard les globules ont une structure ra- yonné ou finement granulé ou en fin, ils présentent dans le surface deux ou trois files d'alvéoles polyédriques excessive- ment petits. Il y en a en outre des colonies de cellules ovales ressemblant á une levúre. Les corps sarcodiques les plus vo- -lumineux acquierent aussi un grand nombre d'alvéoles polyé- driques tres fins. y 2" PARTIE, Hypothése provisoire. Je ne suis pas capable de resister au désir, bien justifié ici, de proposer une nouvelle théorie de Porganisation, qui est au 9206. Memorias de la Sociedad Científica + moins séduisante par leur structure. Mais si j?abandonne le terrain ferme des faits pour m'égarer peut étre dans le chemin incertain des hypothéses, C'est avec Pespoir de ce qu'on don- nera á ma théorie la valeur qwelle a réellement en sa qualité de provisoire, en attendant une autre meilleure ou des preuves suffisants. Moi méme Jaurai le plaisir d'avouer linexactitude de la dite hypothése au cas ou Pexigeront alnsi des nouvelles expériences et observations. Fig. 3. Plasmode artificiel se mouvant dans la solution saline nutritive de Raulin. (oc. 3; ob 3 de Reichert.) * * Le protoplasma naturel est un métaphosphate inorganique im- pregné de substances de toute sorte, absorbées ousécrétées dans des con- ditions osmotiques el electrolytiques spéciales. “Antonio Alzate.” 207 VILLILIILILIIILIIICLLILIAN Le phosphate de chaux existe partout dans la nature et il est transformé en métaphosphate par Paction de la chaleur,” se gonflant dans Pean salée. Les substances albuminoides ont probablement un róle multiple, évitant une diffusion excessive, retenant quelques corps inorganiques, emmagasinant Pacide phosphorique (nucléimes ), produisant par 0xy- dation la chaleur nécessaire, etc. Voici les arguments que se présentent tout naturellement a Vappui de cette hypothese provisoire : Fig. 4. Plasmode artificiel en mouvement plus rapide, dans Veau salée. (oc. 3; ob. 3 de Reichert.) 1. Toutes les imitations du protoplasma sont inférieures au métaphosphate de chaux et par leur composition chimique (1) Ou des agents réducteurs. 208 Memorias de la Sociedad Científica (poisons, graisses) trop différente de celle qui a le produit na- turel, et par leur évolution trop limitée. 2. Le protoplasma a toujours une grande quantité de chaux ou magnésie et acide phosphorique. Le plasmode de Fuligo, si ressemblante aux plasmodes de métaphosphate de chaux, a 29% de cendres et 54% de chaux dans les cendres. (Reinke.) — — Fig 5. Plasmode artificiel en mouvement, dans Veau salée. (oc. 3; ob. 3 de Reichert.) ” 3. Le calcium est Pélément métallique le plus abondant dans le corps, dans toutes les cellules et fluides.” D'apres Harting le corps protoplasmique est saturé de sels de chaux.* (1) Howell, cité par Calkins. The Protozoa. p. 289. (2) Tbid. p. 293. “¿Antonio Alzate.” 209 4. Preuves et arguments tirés de Varticle de Lów." Les sels de chaux sont indispensables pour la segmenta- tion des oeufs des animaux marins inférieurs; le propriótés des protéines sont dues á leurs'impurétés minérales (Nencki); Lie- Fig. 6. Protoplasma granuleux. (oc. 3; ob. 3 de Reichert.) big a dit que les phosphates sont indispensables pour la for- mation de Palbumine; les cellules des algues cessent de se re- produire dans Pabscence des phosphates inorganiques;la chaux est trés abondant chez les feuilles verts et nécessaire pour la formation de la chlorophylle; le transport de Vamidon exige la chaux, ainsi que la production de la paroi cellulaire (Boehm) et des plastides; le noyau et les corps chlorophylliens sont for- més par les composés de calcium et protéine (Lów); le sel le (1) The physiological róle of mineral nutrients. 1892. Memotlas.—(1902).— T. XVII, 27. 210 Memorias de la Sociedad Científica A . plus important pour le développment des oeufs des Oursins est le phosphate de calcium (Herbest.) 5. Selon Kearney et Cameron " et le Dr. Loeb, bien con- nus par des travaux Vun haut intéret, les sels de calcium ont les effets les plus henreuses sur la végétation, en neutralisant Paction nuisible des sels de magnésium et sodium en excés. -S- . z ; a z Fig. 7. Gouttes sarcodiques vacuolées en voie de conjugaison et déformation. Oc. 3; ob. 3 de Reichert; voir la Fig. S. Microphotographie pri- se a 4». Qm- p. m. 6. Les corps inorganiques forment la base de la terre et de Palimentation de la plante, ayant apparu les premiers. 7. Selon Houssay la chimie du noyau est peu avancée, hy- (1) Some mutual relations between alkali soils and vegetation. Washington, 1902. , “Antonio Alzate.” 211 === — poe A e pothétique, basée principalement sur des colorations. Le mé- taphosphate prenne aussi le vert de méthyle. 8. Boveri a dit que Parchoplasma est le matériel homogé- ne de la cellule et qwil cristallise en dehors du protoplasma. Les infusoires sont pleins de cristaux de phosphate de calcium (Schewiakoff) quijont un róle trós important (Calkins.) » Fig. 8. Gouttes sarcodiques de la fig. 7 dans un état plus avan- cée de conjugaison et déformation. Microphotographie prise á 4 h. 12m. p.m. 9. Selon Liebermann, Pacide métaphosphorique est Vacide quí existe dans la nucléine. 10. Selon Bokorny'” Vabsence de calcium est traduit dans (1) Labbé, Cytologie. p. 109. 212 Memorias de la Sociedad Científica la cellule par une diminution du volume du noyau, qui pour- ralt méme disparaitre, et par la réduction des baudes chloro- phylliennes. 11. Le chlorure de sodium, qui gonfle et fait mouvoir le métaphosphate, a un effet tonique merveilleux, méme sur les animaux mourants, salgnés á blanc. La vie a apparu proba- blement dans Peau salée ou dans les sources, pres des gise- ments des phosphates. : 12. Selon Mairet”” on voit les phosphates entrer dans la constitution de tous nos tissus, ils sont indispensables pour Palimentation et leur abscence entraíne la mort ( Weiske); en fin, ils ont la curieuse propriété d'emprisonner les ferments. 13. “L'acide phosphorique se trouve á un grand état de diffusion á la surface de la terre; mais en certains points il s'ac- cumule pour former de véritables gisements. C'est, a de rares exceptions prés en combinaison avec la chaux, que nous ren- controns Vacide phosphorique, formant un phosphate tribasi- que; dans quelques cas particuliers, il est combiné á la mag- nésie, a Voxyde de fer, á Palumine, etc...... Quelques phos- phates sont une nature manifestement minérale, comme les apatites; paraissent ótre le résultat de dépóts formés par les eaux thermales; ils seralent amenés de lintérieur de la terre vers la surface, et leur origine est á chercher dans les roches existant dans les profondeurs de la couche terrestre. Le phos- phate de chaux entre pour environ 85% dans la matiére miné- rale des animaux supérieurs. Les phosphates se rencontrent' dans Presque tous les étages géologiques. Dans le terrain pri- mitif on trouve les immenses gisements Vapatite du Cana- da. Aus 2 (2) “Boussingault a fait une expérienee concluante: il mit une plante dans un sol chargé de principes azotés assimilables, mais complétement dépourvu Vacide phosphorique, cette plan- (1) Recherches sur 1 élimination de Pacide phosphorique, Paris, 1884. (2) Mimtz et Girard. Les engrais, tome Il, p. 368. “¿Antonio Alzate.” 113 te ne se développa que lorsqu'on lui donna la quantité de .phosphate quí lui était indispensable. - “M. Hownes a démontré, par de nombreuses analyses, Pexis- tence de Vacide phosphorique, en proportion variable, dans un - grand nombre de roches éruptives,”* Mexico, le 3 Aoút 1902. NortE.—Selon Raulin et Richards le zine est un puissant excitant de la végétation, et J'ai obtenu aussi un métaphos- phate, préparé avec Poxyde, et quí produit un plasmode dans Peau salée. Le méme résultat donne probablement Voxyde de fer. (1) Olry. Le phosphate de chaux, p. 11 (2) Ibid. p. 15. cua mo . E! ERA E SE ADC HON 1, k 'y e / o A os da mc AAA y ya Oz LAI RD hu É yle oa HARÁ DOLO oh El lay daa pr E | AE der slronóh e ¿4 AT ¿ARAN se ARE A Mute q 7 y FL A E O dd Je PM - E a usó . Bl ela] y Y pa at de ¡A q Mb: el id E JUSAiS Sua A dio miá) «8 E A , o e y AE, an cial í EAS a Job ey Pie dis ALA aa A j 6 dl $ E e Mx ó ñ sESuNa pe tube DN Ñ Dita: A 5 ES Tun pad s e Aid dla: ei des > póne. Pepia: ni e E AS. 0 ONÍS AS OS ee e VA ve ayy Aj e de, Al a A de LEÑA TOS E! Aj Woo HA hy, ue Y UN ” ao 0 MOS ea Md Né PES Hs A in A eS ES rey pr 7: Ardo. 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El barómetro se consideraba, no hace mucho tiempo, como el instrumento que en Meteorología pro- porcionaba la base más sólida para un pronóstico. Corren pu- blicados los valores barométricos que indican el tiempo pro- bable; valores que modificándose según las circunstancias lo- cales forman un auxiliar poderoso, pero que aisladamente na- da significan. A la temperatura y ála humedad no se les había dado la importancia que realmente tienen y á las corrientes superiores é inferiores de la atmósfera se les consideraba más que como elementos de pronóstico como consecuencia de las indicaciones barométricas. Adquirida la convicción de la inutilidad de los valores me- teorológicos aislados, se avanzó un paso en el estudio del pro- nóstico con la investigación de las correlaciones de dichos va- lores. En los boletines nacionales meteorológicos se encuen- 216 Memorias de la Sociedad Científica tran publicados mensualmente cuadros comparativos entre las temperaturas, presiones, dirección del viento, lluvias, ete. Me- teorologistas hay que aconsejan la construcción de rosetas que facilitan estas comparaciones. Por este sistema se ha lle- gado á comprobar, por ejemplo, en el Valle de México, que los vientos australes coexisten con las bajas barométricas y con las alzas de la temperatura; y que los boreales coexisten de la propia manera con altas barométricas y bajas de tempera- tura. ' | La coexistencia entre muchos fenómenos, aun cuando es un requisito de la causalidad, constituye no obstante una prue- ba muy débil de ella. Pero cuando estas coexistencias se ob- servan de una manera constante y en una serie considerable de casos, pueden aprovecharse ventajosamente. Las correla- ciones á que me refiero, aun cuando se producen uniformemen- te, si se consideran aisladamente, en una sola localidad, los fe- nómenos no pueden servir de base á un pronóstico verdadera- mente práctico. Un. día, por ejemplo, baja el barómetro en México; el descenso es notable, las condiciones de humedad nos autorizan á eliminar las probabilidades de nublados y llu- vias; esto sucede como á las tres de la tarde, y con pocas ho- ras deintervalo soplan vientos australes. Recíprocamente por otras cireunstancias soplan vientos australes á las tres de la tarde y éstos hacen bajar el barómetro. ¿Cuál de los dos ele- mentos casi coexistentes es la causa, y cuál el efecto? difícil será contestar satisfactoriamente á esta pregunta. Si la comparación de todos los elementos meteorológicos de una localidad no basta para una previsión útil, nos vemos . conducidos á aceptar como base de un buen pronóstico la com- paración de los datos meteorológicos recogidos en diversas lo- calidades tan numerosas como sea posible. La Meteorología, como todas las ciencias de observación - en las cuales el efecto resulta de pluralidad de causas, nece- sita en su estudio la asociación de todas aquellas circunstan- “¿Antonio Alzate.” 217 cias que modifiquen ó tiendan á modificar el fenómeno, sin despreciar ninguna por accidentada que parezca, inquiriendo las condiciones de sucesión ó coexistencia que liguen á todas ellas. De estas consideraciones se desprende un principio fun- damental: en el estudio del pronóstico del tiempo debe partir- se de la comparación de todos los elementos meteorológicos utilizables. ¿Qué requisito es indispensable para que ésta com- paración pueda servir de base á un estudio fructuoso? Una ante todo: la simultaneidad. Los hechos aislados no significan nada. Muchas observaciones del mismo día en diversas loca- lidades pero á diferentes horas, son como.los episodios de una historia importantísima coleecionados en desorden; represen- tan fragmentos de un paisaje, reunidos en un mismo cuadro, pero reunidos sin arte, sin armonía, sin método. El fenómeno meteorológico, animado de fuerza, poseído de energía, sola- mente se podrá seguir en sus infinitas variaciones considerán- dolo en un mismo instante, sorprendiéndolo en el momento en que son más comparables sus circunstancias. De aquí la uti- lidad de las observaciones simultáneas. La comparación de los muchos elementos meteorológicos es un problema no siempre tan fácil como pudiera creerse; más todavía: es en la mayor parte de los casos un problema com- plicado. Hay una manera de facilitar dicha comparación, á saber: la representación gráfica de ellos, eliminando las circuns- tancias locales cuando sea necesario. Este método pone al me- teorologista en aptitud de abarcar á primera vista extensas zo- nas en las cuales el fenómeno se manifiesta de un modo uni- forme, hace extraordinariamente sencilla la comparación de estas Zonas y sirve para estudiar el movimiento general de las curvas representativas. Las construcciones de cartas del tiempo se fundan en una hipótesis que quiere ver la distribución uniforme de los fenó- menos meteorológicos de tal manera, que si estos son conoci- Memorlás.--(1902).—-T. XVIT.—28. 218 Memorias de.la Sociedad Científica SAID LD LIDO LI LIL IIIILLIIIL AS dos en dos estaciones cercanas, las intermedias tendrían, se- gún dicha hipótesis, valores comprendidos entre esas estacio nes. Por lo accidentado de nuestro territorio, cabe preguntar si la hipótesis á que nos referimos tiene entre nosotros proba- bilidades de certidumbre. La contestación solamente podrá fundarla la experiencia; pero como ese método se sigue con feliz éxito en todas las naciones adelantadas del mundo, debe en mi concepto aceptarse porque hasta hoy no existe otra de mejores resultados prácticos. Espíritus conservadores, habían ido que por la posi- ción geográfica de la República Mexicana, por lo accidentado de su territorio, ete., no eran aplicables en trenosotros los mé- todos de previsión que tan felizmente se desarrollan en otros países del mundo; suponían que nuestra meteorología debería de tener leyes especiales cuyo conocimiento implicaba un es: tudio laboriosísimo; y que recurrir á las observaciones simul- táneas para que sirvieran de base al pronóstico era solamente para subsanar la diferencia de ellas por un camino ilógico; era extraviar el problema en vez de plantearlo. Yo había sido del número filiado á esa bandera, había defendido su causa en nombre de la observación y del progreso. Poco tiemnvo fué necesario para que los hechos demostra- ran la real utilidad que tienen esos métodos de investigación, aun en nuestro territorio colocado como bien se sabe en cir- cunstancias excepcionalísimas. Creo inútil háblar más acerca de este punto supuesto que hoy ya no se discuten sus ventajas. * kk * Las cartas de isobaras reducidas al nivel del mar construí- das con observaciones simultáneas sirven para seguir el curso de los ciclones y anticiclones formados cerca de nuestras fron- teras cuya influencia está perfectamente demostrada; ayudan “¿Antonio Alzate. 219 Lt ILDIZII WII admirablemente en el pronóstico de Nortes y fundan la previ- «sión de las oscilaciones barométricas. Las cartas de isotermas al nivel del suelo forman un au- xiliar poderoso á las anteriores y sirven además para seguir el curso de las ondas frías y predecir las variaciones de tempe- ratura. Sus oscilaciones nos dan cuenta de las zonas en don- de el aire se calienta ó se enfría más ó menos según las otras cireunstancias meteorológicas. Las cartas de humedad nos muestran claramente las zo- nas secas y las zonas húmeuas, enseñándonos la relación que existe entre unas y otras, y, á la vez, que su disposición no es caprichosa. Sus variaciones nos explican el mecanismo y la razón física de cómo en unas zonas aumenta el estado higro- métrico del aire y de cómo:y por qué en otras disminuye. Las cartas de nebulosidad nos muestran ora las zonas «me- nazadas por los nimbus, ora las abrigadas por los inofensivos alto-cúmulus y cirrus; nos dan cuenta de que muy á pesar de los accidentes tan variados que presenta el territorio mexica- no, su disposición no es caprichosa sino que pueden distribuir- se estas Zonas según una relación que ayuda poderosamente en el pronóstico. : La carta en donde se representan las corrientes superio- res é inferiores de la atmósfera es de grande utilidad. Las co- rrientes inferiores son un auxiliar importante de los otros ele- mentos; las corrientes superiores, cuando nos sean mejor co- nocidas, proporcionarán una utilidad inestimable en la previ- sión del tiempo, .* * Me voy á ocupar de las variaciones barométricas, descar- tándolas del cuadro en el cual deben estar colocadas forman- do parte de los otros medios de pronóstico; las voy á conside- rar como recursos; y las conclusiones á que me conduzca este estudio serán moditicadas más ó menos según las indicacio- 220 Memorias de la Sociedad Científica nes justamente apreciadas de los otros elementos meteoroló- gicos, auxiliares poderosos en la previsión. Como en el estudio de la Meteorología dinámica se da siempre preferencia á las observaciones simultáneas, se com- paran las observaciones barométricas bajo dos aspectos, á sa- ber: 1% observaciones econ veinte y cuatro horas y 2? observa- ciones con doce horas de intervalo y con el resultado de di- chas comparaciones se construyen cartas aplicando el método general. Por hacerse estas comparaciones con datos recogl- dos simultáneamente; por tener estos datos una relación ínti- ma con las observaciones simultáneas, y para abreviar pala- bras y facilitar mi exposición general designaré con el nom- bre de variaciones barométricas simultáneas á las diferencias que se encuentren entre los valores del mismo elemento meteoro- lógico observados á la misma hora. En la República Mexicana se han organizado, gracias al empeño del actual Director del Observatorio Meteorológico Central, dos observaciones simultáneas; una á 6" 23” a. m. y otra á 6" 23" p. m. tiempo de México. De la comparación de los valores barométricos recogidos á estas horas resultan cua- tro casos: 1* Diferencia entre el barómetro á 6.23 a. m. y 6.23 p. m. del mismo día. 2% Diferencia entre las observaciones de 6.23 p. m. de un día y 6.23 a. m. del siguiente. 32 Diferencia entre las observaciones de 6.23 a. m. de un día y 6.23 a. m. del siguiente. 42 Diferencia entre las observaciones de 6.23 p. m. de un día y 6.23 p. m. del siguiente. : Como se ve: en los dos primeros casos las observaciones están separadas por un intervalo de doce horas y en los dos, últimos por uno de veinticuatro. Si tomamos la diferencia entre las observaciones de 6.23 a.m. y de 6.23 p. m. del mismo día de cada una de las Esta- “¿Antonio Alzate. ”* 221 SLLLCOCIIOIIIIOO DILO IIIIIIIS ms ciones meteorológicas y hacemos en una carta de la Repúbli- ca la representación gráfica de estas diferencias siguiendo.el método general, encontraremos en la inmensa mayoría de los casos, curvas negativas. De manera que en este caso lo que nos importa conocer, son las zonas donde la presión baja más y su relación con los otros elementos representados de idén- tica manera. Si ahora comparamos la observación de 6.23 p. m. de un día con la de 6.23 a. m. del siguiente, encontraremos una di- ferencia positiva y entonces lo que nos interesa conocer son las zonas de mayor ascenso barométrico. En las Estaciones de invierno y primavera, y aun en mu- chos días del resto del año, se ve muy claramente que las zo- nas de mayores oscilaciones barométricas corresponden á las inversas de oscilaciones térmicas. De aquí una de sus muchas utilidades supuesto que nos ayuda á prever las zonas en las cuales el aire se calienta más durante el día ó se enfría más durante la noche; y relacionando esto con el estado higromé- brico del aire podremos prever las zonas de mayor evapora- ción y las de helada. Si se toma la diferencia entre las observaciones simultá- neas de 6.23 a. m. y p. m. de un día y se les compara respec- tivamente con las observaciones simultáneas del día siguiente se encontrará una diferencia positiva ó negativa según los ca- sos. Un estudio de estas diferencias nos muegtra ya un ascen- so ó descenso generales, ya una zona de ascenso y otra de des- censo en la misma carta separadas por una curva de cero. Estas son las variaciones barométricas que van á formar el principal objeto de mi estudio. Por el hecho de tomar como punto de partida la curva de cero y á fin de dar una idea más clara del fenómeno, llamaré á las curvas de descenso varia- ciones negativas y á las de ascenso variaciones positivas. La construcción de estas cartas denominadas cartas de va- riaciones barométricas no tiene nada de especial; acompaño á 222 : Memorias de la Sociedad Científica AWIIDZIIL este trabajo una colección de dichas cartas en las cuales se ve el método seguido en la construcción y todos los detalles re- ferentes á las observaciones que cito en este estudio. Para juzgar si hay ó no uniformidad en la variación baro- métrica, creo que lo mejor es comparar las observaciones si- multáneas. Alguien ha dicho que en nuestro territorio esas oscilaciones son uniformes; pero no cabe duda que dicha afir- mación se aleja mucho de la verdad durante los meses de llu- via; no obstante que en algunos días de la estación de invier- no se acerca á ella lo bastante para creer en su exactitud. Una colección de cartas que representen estas varlaciunes durante el período de nortes, es muy instructiva, y de su utl- lidad me he podido convencer por la experiencia. Las oscilaciones barométricas simultaneas presentan ver- dadero interés durante el invierno y una parte de la primave- ra, y probablemente tiene importancia en el resto del año; pe- ro hasta hoy mis observaciones se limitan á la época del año en que con tanta frecuencia se observan los nortes del Golfo. He podido observar que su propagación no es caprichosa; que obedece á cierto sistema, á determinado orden en su propaga- ción; de tal manera que presta utilidad en el pronóstico sin prejuzgar ley alguna. Imagínese un centro perturbador colo- cado en las fronteras de nuestro territorio al Norte ó Noroes- te; supónganse sus ondulaciones de propagación orientadas según un eje augiral, considerándoles una amplitud é intensi- dad variables según los casos; y de esta manera se podrá te- ner una idea gráfica de la propagación de las oscilaciones ba- rométricas en el período á que me vengo refiriendo. Cuando se siguen día por día las variaciones desde que aparacen al N. W hasta que invaden una porción más ó menos vasta de nuestro territorio, siendo comunes los casos en los cuales la variación se extiende á toda la República, es fácil convencer- se de que su marcha es regular, que obedece á una disposi- ción uniforme, la cual representada por las curvas, recuerda “Antonio Alzate.” 223 NSPLILIIIIIS NAIL ID IIILIDDI de un modo evidente un centro de oscilación máxima y á su derredor curvas progresivas de mayor amplitud y de me- nor intensidad. Me recuerda esta disposición armónica la mis- ma que se observa en la onda sonora; remeda fielmente la on- da térmica; parece imitar á la onda eléctrica; á la onda lumi- nosa, etc. Tal es la impresión que me ha sugerido el estudio de una serie de cartas en las cuales se ve repetidas veces y siempre de idéntica manera el fenómeno que me veo tentado á llamar por analogía la onda de variación barométrica. En un trabajo presentado al Segundo Congreso Meteoro- lógico Nacional% sostuve la posibilidad de predecir los Nortes del Golfo fundándome en las siguientes condiciones: Primera.—Depresión barométrica en las costas. Segunda.—Temperatura alta en ellas. Tercera.—Vientos australes en las mismas. Cuafta.—Centro anticiclónico en las Montañas Rocallosas ó cerca de ellas con trayectoria inclinada hacia el E, ó S.E. Cité algunos casos que demuestran la posibilidad de la pro- ducción del Norte no obstante la falta de la primera, de la se- gunda, de la tercera cireunstancia y aun de las tres; con solo el hecho de que el centro anticiclónico sea de considerable in- tensidad. De manera que es asunto de vital importancia el conoci- miento de esos centros de alta, la trayectoria que siguen, y no será de despreciarse todo detalle encaminado á presumir su aparición y á fijar con probabilidades de éxito su trayec- toria. Los centros ciclónicos siguen una marcha análoga. Y apro- posito de ellos se pueden hacer las mismas consideraciones que acabamos de señalar hablando de los anticiclones. De las observaciones que á continuación vamos á exponer y de lo que se ve con muchísima frecuencia en el estudio de -las cartas durante el invierno y la pirmavera, podemos dedu- (1) Mem. del 2? Congreso Meteorológico Nacional, p. 151. . 224 Memorias de la Sociedad Científica cir, que su principal importancia está basada en el hecho de que nos hace presumir con 12 ó 24 horas de anticipación los centros de alta y de baja presión. Atendiendo á la intensidad de la oscilación y al probable desalojamiento de ésta, se pue- de fijar con muchas probabilidades de éxito, la trayectoria de los centros ciclónicos y anticiclónicos. Veamos el resultado de algunas observaciones tomadas de las cartas que posee el Observatorio Meteorológico Cen- tral, previa autorización de su distinguido Director. Primera observación. Día 13 de Febrero de 1902. El des- censo de la presión iniciada desde el día anterior continúa marcándose en la vertiente del Golfo; se extiende á toda la Re- pública y tiene su mayor intensidad en una zona que compren- * de los Estados de Chihuahua, Coahuila, parte de Zacatecas y Nuevo León; solo se observa un pequeño aumento en la re- gión Norte del Estado de Sonora. a Día 14. —El barómetro continúa bajando en las regiones media y Sur de la vertiente del Pacífico, en la región alta de la Mesa Central, en la región Sur de la vertiente del Golfo, Istmo de Tehuantepec y Península de Yucatán; teniendo su mayor intensidad en estos dos últimos: el ascenso (barométri- co) se extiende á los Estados de la frontera y tiene su mayor intensidad en la región Norte de Chihuahua, Coahuila y Nue- vo León. Hasta este día se pudo fijar el centro de alta al Nor- te de nuestras fronteras. Día 15. — La baja de la presión se sostiene solamente en el Estado de Tabasco. El barómetro sube en todo el resto de la República, la zona de mayor ascenso ocupa la región Norte de la vertiente del Golfo. E Día 16. Comienza á descender la presión en la región Nor- te de la vertiente del Pacífico. Día 17. La baja se extiende á los Estados de la frontera. Día 17 por la tarde. El barómetro continúa bajando en los Estados de la frontera y el descenso se extiende á la vertiente del Golfo. “Antonio Alzate. ” 225 —-——5 Día 18. El barómetro baja en toda la República. La zona de mayor descenso ocupa la región Norte de la Mesa Central y de la vertiente del Golfo. La baja es mucho menos rápida -que en días anteriores y que en las demás regiones del país, en la región Norte de los Estados de Sonora y Chihuahua. Día 18 por la tarde. El barómetro sube en una zona que comprende los Estados de Sinaloa, Durango, Sonora, Chihua- hua y Coahuila. El deseenso tiene su mayor intensidad en las costas del Golfo. Día 19. La zona de aumento ocupa las regiones media y Norte de la vertiente del Pacífico, toda la Mesa Central y una porción del Estado de Nuevo León. El barómetro continúa bajando en las costas del Golfo. Hoy se señala el centro de alta al Norte de nuestras fronteras. Día 20. El aumento de la presión se extiende á toda la Re- pública teniendo su mayor intensidad en las costas del Golfo. Baja rápidamente el barómetro en New Orleans y Mobile. Día 21. La presión continúa en aumento en toda la Repú- blica, con excepción de los Estados de Sonora y Chihuahua en donde comienza á descender. Segunda observación. Día 15 de Marzo de 1902. Ascenso barométrico en los Estados de Sonora, Chihuahua, y Coahuila. Descenso en el resto de la República teniendo su mayor in- tensidad en las costas de Tamaulipas y Veracruz. Día 16. Zona de ascenso abarcando la Mesa Central, ver- tiente del Golfo y región Norte de la vertiente del Pacífico. El descenso se sostiene solamente en New Orleans y Mobile. Día 17. El barómetro sube en la Mesa Central, en la ver- tiente del Golfo y en la Península de Yucatán. La mayor in- tensidad se observa en las costas del Golfo. Comienza á des- cender el barómetro en la región Norte de la vertiente del Pa- cífico. - Tereera observación. Día 19 de Marzo de 1902. La presión comienza á subir muy lentamente en la región Norte de la ver- Memorias.—(1902).— T. XVII.—29. 226 Memorias de la Sociedad Científica tiente del Pacífico. Continúa el descenso en la región Norte de la Mesa Central y en la vertiente del Golfo encontrándose la zona de mayor descenso entre los Estados de Coahuila, Nuevo León y parte Norte de Tamaulipas. Día 20. La zona de aumento barométrico ocupa las regio- nes Norte de la Mesa Central y de la vertiente del Pacífico. * La de diminución sigue apenas marcada en las costas del Gol- fo y muy notable cerca de New Orleans y Mobile. Día 21. Aumento de la presión en la vertiente del Golfo. Se inicia una baja barométrica en los Estados de Sonora y Chihuahua. Estudiando atentamente lo que pasa con los descensos y ascensos barométricos nos será fácil convencernos de que si- guen, en general, una marcha análoga á la que dejamos bos- quejada, por lo menos en las estaciones de Invierno y Prima- vera. Podemos resumir dicha marcha en el orden que gene- ralmente se verifica, de la siguiente manera: 1? Aparece la variación inicial en la región Norte de la vertiente del Pacífico. 2 Se extiende á la región Norte de la Mesa Central y de la vertiente del Golfo. 3? Continúa extendiéndose á la vertiente del Golfo y á la región alta de la Mesa Central. 4% Sigue á las regiones media y Sur de la vertiente del Pa- cífico. Esta marcha es la que generalmente se observa, pero exis- ten muchas excepciones que es conveniente señalar. 1* La oscilación barométrica puede aparecer rápidamente abarcando toda la frontera,* de ahí extenderse á la vertiente del Golfo y á la Mesa Central. 2* La oscilación puede abarcar solamente la parte E. de - la frontera, extenderse á la vertiente del Golfo y ser apenas sensible en la región alta de la Mesa Central y de la vertiente del Pacífico y “¿Antonio Alzate. 227 3% Puede comprender solamente una pequeña porción de la vertiente del Golfo. Para conocer aproximadamente la extensión que abarque la oscilación barométrica y para poder predecir dichas oscila- ciones con probabilidades de éxito es muy importante cono- cer las trayectorias de los centros de alta y de baja presión formados cercar de nuestras fronteras. Estas trayectorias y las posiciones de dichos centros, se pueden fijar, atendiendo á las variaciones barométricas, observando principalmente las zo- nas en donde estas se manifiestan con más ó menos intensidad. Una vez observada la variación inicial, atendiendo sobre todo á su intensidad, se podrá pronosticar el cambio baromé- * trico y sus consecuencias en las otras regiones. Puede presa- glar la oscilación barométrica un centro de alta ó de baja se- gún los casos; pero esto no siempre. Cuando es bastante in- tensa dicha variación ayuda para pronosticar con probabilida- des de éxito los vientos australes si es de descenso, boreales si es de ascenso, en determinadas zonas. Esta última condición, tratándose de variaciones de ascen- so, no siempre es rigurosa, y puede, en algunos casos produ- cirse la variación en toda la República sin que haya la forma- ción de ninguna alta. Es curioso esto á propósito de un fonó.- meno que ereo útil señalar. Desde el día 22 se comenzó á indi- car una baja barométrica en la región Norte de la vertiente del Pacífico, baja que se extendió siguiendo la vertiente del Golfo, la Mesa Central y la mayor parte de la vertiente del Pacífico. La propagación fué rápida; y ya el día 22 por la noche se ob- servaba un ligero aumento en el Estado de Sonora, El día 23 por la mañana dicho ascenso se extendió á casi toda la fron- tera; al día siguiente no existía alta alguna y, sin embargo, con solo el hecho de que la zona de mayor intensidad de ascenso marchaba sobre el Golfo, hubo Norte ligero en AlAtAroroS á las 5 p. m. y en DAMOS de á las 9 p. m. Las cartas de isotermas 6 isobaras relativas á las observa- ciones antes señaladas nos proporcionan los siguientes datos: 228 Memorias de la Sociedad Científica LILELLIS IL III IIED 1* Observación, Día 13 de Febrero. Baja al Norte de Abi- lene. Día 14. Alta en Denver (E. U.) Baja en el Golfo. Día 15. Alta al Norte de Abilene. Día 16. Alta al N. E. de Matamoros. - Día 18. Baja entre Abilene, El Paso y C. Porfirio Díaz. Día 19. Alta al Norte de Phoenix. Baja en el Golfo. Día 20. Alta entre Abilene y El Paso. Baja en el Golfo al Sur de New Orleans. Día 21. Alta al Norte de Tamaulipas. 2* Observación. Día 15 de Marzo. Baja entre Abilene y y Galveston. Día 16. Alta entre Abilene y el Paso. Baja en el Golfo. Día 17. Alta sobre Abilene. 3" Observación. Día 19. Baja al Norte del Paso. Día 20. Baja al Norte de Abilene, . Día 21. Alta al N. N. E. de Abilene. Día 22. Alta al Norte de New Orleans. Los pronósticos de Norte se hicieron en el orden siguiente: Día 13 de Febrero. Se pronosticó Norte en la carta de 6' 23” p. m, Después con mejores datos y en presencia de la al- ta, el día 14. se avisó á los puertos anunciándoles Norte fuerte y frío y señalando aproximadamente el tiempo de su llegada á ellos. Día 17. Se anunció Norte en la carta de 6" 23” p. m. y se ra- tificó en la mañana del día 18 en que se dió aviso á los puertos. Día 20. Norte de poca intensidad pronosticado la tarde de ese día. Se dió aviso á los puertos de Norte flojo la mañana del 21. Todos estos pronósticos se realizaron difiriendo el telegra- ma-aviso y las contestaciones de los puertos solamente en la hora de la llegada á ellos. Estudiando con cuidado las observaciones anteriormente citadas, nos es fácil derivar algunas consideraciones útiles que, “Antonio Alzate.” 229 sin presuponer ley alguna en la regularidad de los fenómenos, son, sin embargo, de provechosa enseñanza. - Las dos primeras observaciones se refieren á Nortes fuer- tes acompañados en general de un descenso más ó menos no- table de la temperatura, porque la pendiente barométrica en ellos ha sido notable, y además, porque la trayectoria de las al- tas se ha inclinado según dejamos apuntado ya, hacia el S. E. Esta intensidad la marcan claramente los centros de variacio- nes barométricas positivas y negativas; y al mismo tiempo, la trayectoria de las altas está indicada por la posición relativa de ellas y la rapidez más ó menos enérgica dé la variación ba- rométrica. La 3* observación se refiere á un Norte excesivamente flo- jo al punto de que apenas merece dicho calificativo; es un Nor- te en el cual las variaciones barométricas se lan anticipado más de 24 horas á la aparición del centro de alta, y cuando se tuvo noticia de él se encontrabá ya al E. de Abilene en una posición desfavorable para tener influencia en los vientos de nuestras costas, muy á pesar de la persistencia de la baja en ellas. La intensidad de este viento pudo preverse gracias álas oscilaciones barométricas que eran pequeñas y que se an- ticiparon, como ya dijimos, el tiempo suficiente para que el aviso fuera práctico y oportuno. Alcanzó solamente 4 Mata- moros, Tampico y llegó muy débil 4 Veracruz. Hemos tomado estas observaciones al azar, despreocupa- dos en lo absoluto de toda idea preconcebida y sin preocupar- nos de que ellas fueran prácticas y demostrativas al fin que perseguimos. Pero el análisis de los casos que nos proporcio- nan las cartas de variaciones barométricas durante el invierno son más significativas aún; en mi concepto tiene más impor- tancia entonces la oscilación térmica, supuesto que en esta época del año se anticipa á la verificación del Norte. Aun cuando las observaciones son limitadas, podemos agruparlas estudiando las relaciones que unen entre sí el Nor- 230 Memorias de la Sociedad Científica te, y las variaciones térmicas y barométricas. En otro estudio nos hemos ocupado de estas relaciones importantísimas desde el punto de vista del pronóstico. Sabemos que el descenso de la temperatura se anticipa al Norte ocasionando con esto una desproporción entre la intensidad del viento y la pendiente barométrica. Estos casos se observan á propósito de las on- das frías de invierno. Puede suceder que haya relación pro- porcionada entre el ascenso barométrico y el descenso térmi- co; por último, el ascenso barométrico se anticipa á la produc- ción del Norte, de esto resulta naturalmente desproporción in- versa á la señalada en el primer caso. Temeroso de las conclusiones que á continuación expreso tengo que advertir la deficiencia que se desprende de este tra- bajo en vista del reducido número de datos. He aquí dichas conclusiones: 1* Las variaciones barométricas son de hecho un recurso importante en el pronóstico. 2* Sirven para presumir la aparición de centros de alta ó de baja presión con12ó 24 horas de anticipación; centros que en muchos casos tienen realmente influencia en el territorio. 3* Ayudan á precisar la trayectoria de los centros ciclóni- cos ó anticielónicos. 41 Sirven para el pronóstico de las variaciones térmicas. 5% Ayudan al pronóstico de vientos débiles boreales ó aus- trales en la región Norte de la República y en la vertiente del Golfo. México, Abril de 1902. ESTUDIO SOBRE EL TETRABORATO DE SODIO POR EL PROPESOR RAMOIT RODRIGUEZ, M.S. A. A. En la actualidad la terapéutica oculista hace uso de una preparaciónimpropilamente denominada tetraborato de so- dio; hay que desentrañar ese error, pues hasta el presente la química no reconoce más que el tetraborato de sodio técnico cuya fórmula es: Bo*07Na? mas 10 ó 7 moléculas de agua de cristalización según las condiciones en que se hace la erista- lización; este compuesto lleva también los sinónimos de bórax, atíncar, biborato de soda, etc. B. El procedimiento que se sigue para la preparación de este producto es: disolver á caliente partes iguales de ácido bórico y bórax común en agua, haciendo después cristalizar por enfriamiento. En el año de 1892 apareció en la prensa esta preparación con el nombre de boroborax. C. Puesto que hay dos tetraboratos de sodio que se dife- rencian uno de otro por las 10 ó 7 moléculas de agua de eris- talización, veremos qué combinación puede formarse con cada una de ellas. D. El peso molecular del tetraborato de sodio de la fór- mula Bo*07Na?+10H?0 es 382, si se toma igual cantidad de ácido bórico, como el peso atómico del ácido bórico es 62 y en 382 hay 6 moléculas de ácido y necesitándose 4 de ácido bóri- 232 Memorias de la Sociedad Científica co para formar una de ácido tetrabórico, doblándose la canti- dad de ambos tendremos las moléculas de ácido bórico nece- sarias para obtener 3 moléculas de ácido tetrabórico (se dobla la cantidad para ver con claridad qué combinación se puede formar). Supóngase que existe un tetraborato monosódico de la fórmula Bo*07NaH lo cual no es imposible exista puesto que el ácido tetrabórico tiene entre sus elementos 2 átomos de hidrógeno susceptibles de sustituirse por los metales, es de- cir que por su capacidad de saturación para las bases es bibá- sico; se tienen dos moléculas de tetraborato de sodio, dos de ácido tetrabórico y 4 átomos de sodio; el ácido bórico suminis- tra tres de ácido tetrabórico: en total hay 5 moléculas de áci- do y 4 de sodio para que se forme un tetraborato monosódi- co Bo*07NaH falta un átomo de sodio; en consecuencia no hay combinación químicamente bien definida. E. Si se opera con el tetraborato de la fórmula Bo*07Na*2 7420 haciendo las mismas consideraciones anteriores (D) sien- do el peso átomico de esta sal 382 para hacer la experiencia con moléculas completas se toma el peso de tres moléculas de tetraborato 984 que corresponden á igual cantidad de ácido bórico á 4 de ácido tetráborico; de este ácido se tiene entre el tetraborato de sodio y el que se forma con el ácido bórico, 7 moléculas y 6 átomos de sodio; tampoco se puede formar el tetraborato de Bo*07NaH, pues falta un átomo de sodio. F, Por lo expuesto anteriormente en €, y D., se sigue que en teoría no hay formación de tetraborato de sodio, si hay com- binación no es bajo esa forma; además la preparación de que se viene tratando su solución no es neutra, sino ácida, ligera- mente alcalina, lo que prueba que no hay una combinación completa. G. Como además del tetraborato hay un borato de sodio de la fórmula Bo03Na? que resulta en la preparación del bo- ro; no está fuera de lo posible la existencia de un borato de la fórmula Bo00*NaH20 borato monosódico; se hizo la siguiente “Antonio Alzate.” 233 PIDIO experiencia. Se tomó un gramo de ácido bórico y se saturó por carbonato de sodio, en seguida se agregó á la solución 2 gramos de ácido bórico, se tomó la reacción y fué ácida y al- calina lo que prueba que tampoco hubo formación del borato monosódico Bo0*NaH?. H. Para probar que el borax es el tetraborato técnico se calculó la composición centesimal teóricamente según las pro- porcionessiguientes partiendo de la fórmula Bo*+07Na*?10H20. BORAX. SODIO. BORAX. SODIO. 382: 46 :: Y; x = 0,1204 BORAX. SODIO. BORAX. SODIO. (ISA LSO E: x = 0,4712 BORAX. SODIO. BORAX. BORO Y OXIGENO. 382 : 156 :: los x = 0,4084 Composición teórica centesimal. e e, AO E A e PAR 0,1204 A 0,4712 AE O O PESA 0,4084 a 1,0000 Prácticamente se determinó el peso de los elementos de un gramo de bórax. Se tomó un gramo de bórax y agregó un exceso de ácido clorhídrico evaporado en B, M. hasta la seque- dad, desprendiéndose el exceso de ácido se trató por agua des- tilada el residuo para obtener 100” “* de líquido, después por medio de un licor titulado de nitrato de plata se dosificó el elo- ruro de sodio siendo su peso por gramo 0,3065; calculando el sodio por la proporción: ' ClNa Na CiNa Na 580 : 2 0,3065: x = 0,1203 por otra parte se calentó un gramo de bórax hasta la fusión Memorias. —(1902).—T. XVIT.—30. 234 Memorias de la Sociedad Científica ignea, pesando el residuo disminuyó de peso 0,4711 que re- presentan el agua de cristalización. El boro y oxígeno se cal- culó por diferencia; restando el peso del sódio del residuo que quedó después de la calcinación dando un peso de 0,4084. Si se comparan los pesos obtenidos por medio de la expe- riencia, y los que teóricamente se calcularon en la composi- ción centesimal según la fórmula Bo*07Na?+10 H?0. Composición teórica Centesimal. Experimental. Sodio... LOL Lo =-o 0,120%. 1: ek 0,12,3 ao AE can EM or b 0,4711 Boro y Oxígeno... 0,4084 "ssp -2u.t 0,4084 1,0000 0,9998 la diferencia es inapreciable; luego se sigue, que el tetrabora- to de sodio tiene la fórmula Bo*07Na?+-10H20 que le asig- nan los tratados sobre la materia. Conclusión: Por lo expuesto anteriormente se deduce que el denominado en terapéutica oculista no es tetraborato de so dio, y que el bórax, atíncar, biborato de sodio es el tetrabora- to técnico, y por consiguiente el tetraborato es un compuesto bien definido y el boro—borax no lo es. Querétaro, 10 de Junio de 1902. APUNTES SOBRE LA FUNDACIÓN DE ESTACIONES AGRONÓMICAS EN MÉXICO POR EL DOCTOR SILVIO BONANSEA, MENS AR Agente de la Comisión de Parasitología Agrícola. El mundo de los Agrónomos y hombres que estudian las Ciencias Naturales en México, ha promovido en diversas 0ca- siones iniciativas de gran interés con el fin de hacer adelantar la Agricultura Nacional, y en estos últimos tiempos especial- mente, se propuso por la H. Sociedad Agrícola Mexicana, el establecimiento de una Estación Agronómica. como una nece- sidad pública y urgente. Tratándose de un tema de tamaña importancia para Mé- xico, y revistiendo el asunto un carácter altamente científico, espero no disgustar á los ilustrados miembros de la Sociedad Científica “Alzate” que tanto interés toma en el adelanto de las Ciencias, presentándoles unos apuntes á este propósito, recordando los trabajos y la utilidad que instituciones análo- gas tienen en Europa. Una Nación muy, adelantada en la agricultura es induda- blemente la más feliz. La Agricultura es la primera, la más 236 Memorias de la Sociedad Científica ”m necesaria de las artes; en ella traen su orígen la grandeza, la prosperidad y la riqueza de las naciones, por lo que en todos tiempos, todos los gobernantes han dictado leyes con el obje- to de favorecer á la Agricultura. Hasta que la Agricultura no corresponda dignamente á los sudores del agricultor y no ha- ya equilibrio del trabajo y de la recompensa, el agricultor no podrá disfrutar de una proporcional riqueza, á la cual, traba- jando tiene derecho. . Pero, para llegar á mejorar las condiciones de la agricul- tura, es necesario que los agricultores mismos faciliten las buenas intenciones de los gobiernos y de las Instituciones Agronómicas. Se ha dicho que la Agricultura es el Edo propio para ha- cer ricas y grandes las Naciones, que por ella se multiplican las substancias de las cuales el hombre se sirve para alimen- tarse y vestirse. Pero si la agricultura es el más grande bene- ficio para las poblaciones, no lo es para los pobres trabajado- res de los campos, los cuales, como bien dijo La Bruyére, aho- rrando á los demás hombres las fatigas de la siembra, trabajo “y cosecha para vivir, merecen que no les falte el pan que han sembrado. | Es preciso instruir al agricultor, al propietario y al traba- jador de los campos en las mejoras que se pueden y se deben introducir con grande ventaja en el cultivo de los terrenos. Sumamente útil sería dar á conocer las utilidades inmediatas que se sacan de la agricultura racional, con el empleo apropia- do de abonos químicos y máquinas agrícolas, las cuales ade- más de obligar los terrenos á rendir mayores productos hacen menos gravoso el trabajo del agricultor. Una cosa sumamente perjudicial al perfeccionamiento de la agricultura mexicana es la falta de instrucción agraria en los agricultores y las mu- chas preocupaciones que tiene la gente trabajadora del cam- po, la cual no se puede instruir ni convencer con discursos académicos y teóricos y sí con ejemplos y hechos prácticos. “(Antonio Alzate.” 237 Dadas las condiciones actuales de la Agricultura Mexica- na, no es cosa fácil el proponer el establecimiento de institu- tos científicos que puedan ser de pronta y verdadera utilidad para la nación. Este es un gran problema social digno de ser estudiado á fondo y en todas sus partes, lo cual no es ni fácil ni breve. Es fácil decir: fundamos escuelas, instruimos; pero cómo hacer- las, qué enseñar y á quién instruír? ¿La enseñanza agraria es verdaderamente necesaria en Mé- xico? Contesten por mí el deseo expresado por muchos y en ma- nera explícita formulado por sabios y hombres de sentido práe- tico; contesten la presente inferioridad de producción de los campos mexicanos comparada con la de otros para los cuales fué más avara la naturaleza; conteste la relativa inferioridad del ganado en general, la falta de producción de seda, de vi- no y la mínima producción de legumbres y frutas que son pro- ductos naturales de los fértiles terrenos mexicanos; contesten las pocas rentas de los propietarios de extensas fincas, y final- mente las nuevas condiciones comerciales, pues las buenas re- laciones que el sabio Gobierno de la República mantiene con las otras Potencias, permitiría á México hacer gran exporta- ción, En lugar de importar, de productos agrícolas 4 Europa, y especialmente de maiz, trigo, café, frutas, fibras textiles, ma- deras, etc. ¿A qué personas tiene que impartirse la enseñanza agra- ria? ; A las instruídas, contesto, las cuales obran poderosamen- te con la palabra, con los hechos y con los escritos. A las acre- ditadas, como las que tienen más ó menos influencia directa sobre la economía y la administración en general. A los ingenieros, de los cuales frecuentemente depende el daño ó el beneficio que las públicas ó privadas construccio- nes causan á los campos. A los médicos veterinarios, que en 288 Memorias de la Sociedad Científica PIO DAA la curación higiénica de los animales notan la necesidad de conocimientos agronómicos, y pueden con su modesta palabra, insinuar en los campesinos la convicción de obras útiles, mu- cho mejor de lo que lo pueden hacer el profesor y el sabio. Por fin, á los propietarios, de quienes deben derivar los principios útiles, ejemplos de mejoras económicas, único me- dio, yo creo, para vencer la testarudez y el ciego andar de la gente del campo. Convencidos de la necesidad de divulgar la instrucción agraria, teniendo presente que para la enseñanza teórica ya hay en México una Escuela Superior de Agricultura, de la cual salen óptimos ingenieros agrónomos, los cuales no son todavía bastantes para difundir la instrucción agraria á los prácticos del campo; qué sistema de enseñanza, qué escuela ó ó qué instituciones convendría establecer para dar á los agricul- tores mexicanos una instrucción verdaderamente práctica y útil Eso es lo que me propongo estudiar con motivo de la pu- blicación hecha en el Boletín núm. 28 de la H. Sociedad Agrí- cola Mexicana, Lejos de mí la idea de hacer la crítica de dicho artículo. Al contrario lo estimo mucho y felicito al autor, aungue no tenga la fortuna de conocerle, solamente me permito respetuo- samente observar que una estación agronómica como la pro- puesta en dicha publicación, no me parece práctica ni conve- niente en las actuales condiciones de la agricultura y de los agricultores mexicanos. Si no apruebo la forma, aprecio mucho la idea, y muy bien contestó mi distinguido amigo el Profesor Ingeniero Segura, Director de la Escuela de Agricultura, quien demostró cono- cer perfectamente las instituciones agronómicas europeas ha- ciendo notar su utilidad y sus inconvenientes. Repito, pues, que sin tenerla más ligera intención de eriti- car al ilustrado autor que propone el establecimiento de una Es- “Antonio Alzate.” 239 VIDAD III tación Agronómica en México, me permito exponer mis ideas fundadas sobre el conocimiento que tengo de las instituciones agrarias europeas, en las cuales hice mis estudios antes, y he sido profesor después. Por lo tanto conozco algo de los incon- venientes que presentan dichas instituciones, y creo estar al tanto de su utilidad, lo que me permite suponer que no sea conveniente la fundación en México de una estación agronó- mica bajo las bases propuestas en la publicación que originó estos apuntes. Me limito á reproducir la parte conducente á los cargos que debería tener la propuesta Estación Agronómica. “I. El análisis de las tierras para determinar los abonos ó “correctivos que deban aplicarse en cada caso y en relación “con las necesidades del cultivo á que hayan de dedicarse. “(Estación química). “IT. Análisis de abonos para determinar su riqueza, fijan- “do el valor comercial que evite los fraudes y adulteraciones “¿que son causa de pérdidas y de decepciones en las empresas ““mejoradoras. (Sindicatos agrarios). “TIT. Aprovechamiento de las materias fertilizantes que la “agricultura y las industrias abandonan con perjuicio de la ri- “queza pública. (Fábrica de abonos.) “IV. Estudio de las industrias que se derivan de la agri- “cultura para fijar los métodos de operación y aplicaciones “bacteriológicas que cada una requiere: como en las de leche- “ría, bebidas fermentadas (pulque, vino, cerveza, aguardiente) “las de elaboración de azúcar, aceite, conservación de frutos, “preparación de despojos animales (pieles, carnes, grasas, hue- “sos, cuernos, etc. (Estación de Química Tecnológica). “V, Estudio de los componentes orgánicos vegetales para “Seleccionar las variedades que deban cultivarse preferente- “¿mente porque posean en predominancia los principies extrac- “tivos, aromáticos y demás que dan á esos vegetales la estima- “ción conforme al uso á que se destinan: como en tabacos, ca- 240 Memorias de la Sociedad Científica “fé, caña de azúcar, granos harinosos, etc. (Estaciones espe- “rimentales agronómicas). “VI. Estudiar la fisiología vegetal para establecer los mé “todos más perfectos de cultivo. Comprendiéndose en este ca- ““pítulo el estudio de las enfermedades de las plantas y sus “remedios, los animales perjudiciales y medios de destruirlos, “cuyos trabajos se han encomendado anteriormente á la Co- “misión de Parasitología. (Jardines botánicos. — Estación de “Patología vegetal. “VII. Examen de las aguas potables y para regadío. (Es- “tación química). “VIII. En el departamento de bacteriología se haría el cul- “tivo y la distribución de virus para precaver y combatir las “enfermedades de los animales.” (Laboratorio bacteriológico). Esta aglomeración de labores no son compatibles en un solo instituto, y se vió en Europa que no dió buenos resulta- dos. Un director sólo, aun cuando sea persona científica, no puede materialmente atender á todo, no puede ser perito en ciencias diversas y además de esto faltaría la emulación que es el más importante factor para despertar la actividad de las personas que tienen que dirigir semejantes institutos. Mucho mejor resultado dieron las instituciones independientes, y di- rigidas por personas prácticas, especialistas en cada ramo. No hablaré de las muchas instituciones agronómicas Ale- manas, Belgas, Francesas, ete., sólo recordaré las de mi pa- tria, Italia, que conozco especialmente. Tenemos en Italia: a). Escuelas' Superiores de Agricultura; de las cuales salen los Doctores de Agraria, que forman el personal científico- técnico, es decir los profesores de agraria. b). Escuelas de Ingenieros y arquitectos; que forman los Inge nieros Agrónomos. e.) Escuelas prácticas de Agricultura; de las cuales salen agró- nomos prácticos, buenos directores ó administradores de ha- ciendas agrarias. “¿Antonio Alzate.”- 241 d). Escuelas especiales de “Viticultura” y “ Enología;” de las cuales salen especialistas por lo que respeta al cultivo de la vid y la tecnología de la fabricación de los vinos y alcoholes. e). Escuelas especiales de quesería; en las cuales se estudia la química tecnológica de la manipulación de la leche; (fabri- cación de queso, mantequilla, azúcar de leche, Kumis, Kefir, etc.). S | y f). Escuelas de fruticultura y selvicultura; donde se estudia especialmente el cultivo de los árboles frutales y florestales, y los profesores son luego empleados del Gobierno como agen- tes florestales para la conservación de los bosques. g). Escuelas de Piscicultura; en las cuales se estudia la cría de los peces para repoblar los lagos, ríos, estanques, etc. h). Observatorios bacológicos y Escuelas de “Baquicultura”; en donde se estudia el cultivo de la morera y la cría del gusano de seda. Estas instituciones podemos llamarlas escuelas técnicas ó prácticas de agricultura, y todas dependen del Gobierno. Ins- tituciones con carácter especialmente gientífico, aunque de- pendientes del Gobierno son las siguientes: a). Las Escuelas Superiores de Medicina Veterinaria; de don- de salen los Doctores Veterinarios, b), Institutos bacteriológicos; que ocupan médicos veterina- rios, doctores en agraria y en ciencias naturales y estudian bacteriología y parasitología animal, dando sus luces á todos los otros institutos que á él recurren. e). Los Observatorios Astronómicos; para la previsión del tiempo. d). Las estaciones de Patología Vegetal; donde son empleados como Profesores los Doctores en Agraria, que provienen de las Escuelas Superiores de Agricultura, ó bien los Doctores en Ciencias Naturales, que salen de las Reales Universidades del Reino. e). Las Estaciones Agronómicas Experimentales; que se ocu- Memorias.—[1902.] —T. XVUH.—231. 949 | Memorias de la Sociedad Científica pan especialmente de la creación de nuevas variedades de plantas agrícolas, de la importación y aclimatación de tubércu- los, raíces carnosas, granos, cereales, legumbres, ete., con el fin de mejorar y evitar la degeneración de las variedades que desde largo tiempo se cultivan en las diferentes regiones ita- lianas. : Dichas estaciones agronómicas tienen campos especiales, llamados campos experimentales, y en ellos se experimentan abo- nos y semiilas de los más variados cultivos. Son de mucha utilidad práctica. f). Estaciones de (Química Agraria; que se ocupan exclusi- vamente de análisis de terrenos, minerales, abonos, vinos, acel- tes, leche, agua, etc. g). Institutos Botánicos; donde Doctores en Ciencias y Agro- nomía estudian la flora, ocupándose de la botánica general. h). Institutos Criptogámicos; donde botánicos salidos de las Universidades é Institutos Botánicos, estudian exelusivamen- te las enfermedades criptogámicas vegetales, es decir la Mico- logía aplicada. S : 1). Estaciones Entomológicas; donde hay Doctores en Cien- clas que estudian exclusivamente los insectos. 3). Huertos Botánicos, Museos, Jardines Zoológicos, donde se estudian Ciencias naturales para formar los Profesores de Ciencias y Agronomía. Como instituciones exclusivamente prácticas recordaré las siguientes: 1). Reales jardines de Propagación de vides americanas, donde se experimentan las vides americanas, se forman híbridos, y se estudia la práctica de los injertos con variedades europeas para la resistencia á la “Filoxera vastatrix” y distribuyen gra- tuitamente las vides de estos planteles á los agricultores. 2 ) Reales jardines de Selvicultura; que propagan especies florestales, y dan semillas y plantas gratuitamente á los agri- cultores que hacen demanda para poblar los montes. ““ Antonio Alzate.” 243 e 3). Reales Observatorios de Apicultura; para el estudio de las abejas. 4). Reales estaciones de monta, donde se tienen toros ó caba- llos de raza para mejorar las razas indígenas. 5.) “Reali Cantine Esperimentali” donde se hacen estudios para mejorar la fabricación de los vinos y proteger y favorecer la exportación. A estas están unidos los Laboratorios Zimotéc- nicos para la preparación de los fermentos seleccionados que se emplean en la fabricación de los vinos. 6). Estaciones prácticas de quesería; en las regiones donde se cría mucho ganado y se fabrican quesos y mantecas. 7). Escuelas prácticas de oleificio; que se establecieron en las localidades donde se cultiva el olivo y se fabrica el aceite. 8). Depósitos gubernativos de máquinas agrícolas; establecidos en los principales centros agrícolas. El Gobierno presta gra- tuitamente las máquinas á los agricultores á fin de hacerlas conocer y generalizar su empleo. Todas estas instituciones dependen del Gobierno; tenemos además otras que son regionales, aprobadas y subvencionadas por el Gobierno, cuyos gastos principales están cubiertos por las provincias, los municipios ó consorcios privados; y son las siguientes: 1). Cátedras ambulantes de Agricultura; cuyo éxito fué sor- prendente tanto en Italia como en Francia y Alemania. Consisten estas cátedras en instituciones provinciales que, siendo independientes, (condición sine qua non para que cualquie- ra institución dé buenos resultados) obran de común acuerdo con las otras instituciones. Hay un profesor de Agraria que es el Director, y un ad- junto que es Vicedirector. Tienen que ser Doctores en Agra- ria, La oficina está en la'ciudad principal de la provincia, lo que se puede comparar á la capital de los Estados Mexicanos aislados. A petición de los alcaldes, jefes políticos, síndicos, ó de 244 Memorias de la Sociedad Científica na los simples agricultores, los Profesores se trasladan á cual- quier pueblo de la provincia para dar lecciones ó conferencias sobre el tema que se les pide. Así por ejemplo, si un pueblo tiene cultivos de maíz suplicará se le den lecciones para este cultivo; si por lo contrario le interesa más la vid, el Profesor hablará del cultivo de la vid, de las enfermedades, de la fa- bricación del vino, ete. Además se establecen campos experimentales en las pro- piedades de los agricultores que lo deseen; y de esta manera se instruye prácticamente el agricultor, se despierta mucha emulación no solo entre los agricultores, sino también entre los varios Directores de Cátedras ambulantes, y esta emula- ción es muy útil para el bien general. Yo opino que no sería malo que la H. Sociedad Agrícola Mexicana ensayara este sistema de propaganda agrícola, que entre todas las instituciones europeas son las que han dado los más prontos y prácticos resultados. 2). Escuelas Agrarias regionales. 3). Colonias Agrícolas. 4). Institutos Agrarios; tres instituciones que aun cuando llevan diferente denominación, tienen el mismo objeto, es de- cir enseñar á los hijos de los agricultores de una región dada, los cultivos que en aquella se hacen. 5). Comicios Agrarios; tienen bibliotecas agrarias circulan- tes, dan conferencias, favorecen exposiciones, promueven con- cursos, etc. 6). Sindicatos agrarios; proporcionan máquinas, abonos, se- millas, etc., á sus socios, combaten los “Trust” de los fabri- cantes, hacen análisis y proporcionan materiales de buena clase á precios cómodos y dando fianzas á los socios. 7). Sociedades Enófilas, Zootécnicas, Hortícolas, que se ocu- pan de proteger y mejorar las condiciones de los que respecti- vamente atienden la enología, el ganado, las hortalizas y flores. 8). Sociedades protectoras de animales. “Antonio Alazte. ” 245 III 9). Por fin, las Reales Academias de Agricultura, que son verdaderas Academias científicas, donde se estudian y se po nen á discusión todos los progresos agronómicos. Pasando así en rápida revista las varias instituciones agro- nómicas italianas, que son más ó menos las que existen en las otras Potencias europeas, es fácil comprender que el trabajo está muy dividido, y es por esto posible seguir muchos estu- dios con buenos resultados. Aglomerando en una institución sola todos los trabajos como se propone para la Estación Agro- nómica de México, se incurriría en muchos y graves inconve- nientes ya lamentados en Europa. Los institutos deben ser autónomos é iguales entre sí, to- dos dependientes directamente según su naturaleza del Mi- nisterio que corresponde. Con el proyecto citado, el Director de la propuesta Estación agronómica, tendría que ocuparse á un tiempo de química pura, de química tecnológica, de quími- ca especial é industrial; de botánica general, sistemática, pa- tológica, micológica, histológica, etc.; de patología animal, de bacteriología, meteorología, mecánica agraria, higiene, legis- lación rural, ete. Todo el mundo ve que no sería posible ni conveniente dar tantos cargos á un hombre sólo. Grave error sería también el de añadir la Comisión de Pa- rasitología á una nueva institución. La Comisión de Parasito- logía que da tan buenos y prácticos resultados, perdería todo el prestigio adquirido venciendo tantas dificultades, si se le quitara su autonomía. Al contrario esta institución que puede, como lo demues- tra cada día, proporcionar grandes utilidades á la agricultura nacional, va á necesitar muy pronto un local más amplio, ma- yor número de empleados, con el fin de formar tres importan- tes secciones, es decir una Sección de Micología, con laborato- rio é instrumentos científicos propios para el estudio exclu- sivo de la parasitología vegetal, (y que ya fueron pedidos); una 246 Memorias de la Sociedad Científica Sección de Entomología con sus laboratorios convenientemente dotados de instrumentos para el estudio de los insectos; en fin una Sección de Bacteriología con todo lo necesario para el estu- dio de las bacterias. Así son las instituciones análogas en Europa, que ya die- ron resultados prácticos para la agricultura en general. Aña- dir la Comisión de Parasitología á otro instituto, sería hacer fracasar todo lo que se hizo hasta hoy por esta H, Comisión. Tambien perjudicaría sumamente el admitir meritorios sin co- nocimientos científicos y que estorbasen á los empleados, por- que nada hay peor que la “Scienza dimezzata” y esto á mi pa- recer y por lo que he visto en Europa, sería una economía muy mal entendida. Una Estación Agronómica no puede emplear personas que no sean técnicas, tendría que emplear solo Doctores en Cien- cias, en Agraria, Químicos, Ingenieros agrónomos, y veterina- rios; ahora no se puede pretender que estos profesionistas tra- bajen gratuitamente como meritorios. Por fin, repetiré que un sólo Director no podría atender á todo, no habría emulación, no sería posible que todos los ra- mos adelantaran provechosamente; se ocasionaría un fracaso que además de significar la pérdida de mucho dinero, desacre- ditaría al Gobierno, áxas instituciones, á los sabios; y los agri- cultores desconfiarían más de todo lo que es científico, Para evitar este peligro que sería un gran mal para la na- ción, yo creo que se debe proceder con mucho cuidado al es- tablecer nuevas instituciones sin haber hecho ensayos prácti- cos que aconsejen las instituciones y aseguren su práctica uti- lidad, única condición para que tenga una vida larga y segura. Estoy en completo acuerdo con el articulista en proponer el establecimiento de institutos agrarios científicos y práctl- cos, sea cual fuera el nombre que se les de: Escuelás, Estacio- nes, Observatorios, no importa la terminología, pero,no me parece oportuno hacer intervenir al Gobierno en la fundación “¿Antonio Alzate.” 947 de nuevos institutos sin haber dotado antes y establecido de una manera conveniente los que ya existen. He enumerado las instituciones agronómicas italianas, pero no me atrevería á aconsejar el establecimiento de ellas, porque la prudencia aconseja á no introducir de repente costumbres inusitadas del extranjero, y sí á probar todos los medios para mejorar y per- feccionar las propias. Si yo hablé en favor de las instituciones italianas de Agraria, no fué para ofrecer un modelo que se co- pie, sino para presentar una base que estudiada y modificada podría adaptarse á las condiciones del país y de sus habitantes. - De mucha utilidad práctica para la Nación Mexicana sería una Estación Experimental Agraria, cuyo objeto fuese esen- cialmente la importación de nuevas especies de trigo, malz, papas, y todos los innumerables cereales y legumbres que se cultivan en Europa; establecer campos experimentales en los varios Estados de la República con el fin de aclimatar esas plantas á las varias regiones. Su objeto sería proporcionar un surtido de legumbres á precio moderado al alcance de la po- blación pobre, es decir, de la multitud, la cual con gran perjui- cio de sí misma y de la Nación va degenerando en una vida de pobreza y miseria. La alimentación general es dada por el maíz y el frijol, las demás legumbres son siempre muy caras, especialmente el arroz, las papas, los chícharos, las habas, etc. Las papas, por ejemplo, serían un excelente alimento pa- ra las clases trabajadoras, y si se cultivasen las papas de gran producto que en Italia y en Alemania (Estación Agronómica de Gembloux, Prof. Petermann ) dieron cosechas de 50 á 90 mil kilos por hectárea, se podría proporcionar á la multitud un alimento sano y barato. 6 Además se podría dar vida á fábricas de fécula, lo que se- ría de gran utilidad general y un progreso para la Nación. De esta manera se conseguirían varios fines; se mejoraría la agricultura nacional, se introducirían nuevos cultivos y se 248 Memorias de la Sociedad Científica facilitarían alimentos nuevos y baratos á las poblaciones po- bres, evitando una lenta pero continua degeneración. Salus publica suprema lex esta, y la Agricultura moderna no es completa si no tiene sus clases de higiene rural. Por último, no acabaré estos apuntes sin hacer notar que como en la República Mexicana no hay ni un jardín botánico, sería oportuno que la Sociedad Científica “Alzate” estudiara si conviene establecer un Instituto Botánico Internacional á se- mejanza del grande Instituto de Buitenzorg, que el Gobierno Holandés estableció en la Isla de Java, Instituto que es la ri queza de aquella isla, y que mejoró las condiciones económi- cas de los habitantes. El gran Jardín Botánico de Buitenzorg, además de representar un instituto de estudios teóricos, está también destinado á las investigaciones de índole agraria y económica, y es en este instituto donde se estudiaron los me- dios racionales para el cultivo de las plantas útiles, donde se intentó la cría y la difusión de muchas plantas exóticas, pero ventajosas bajo el punto de vista industrial y agrario, y don- de por fin se pusieron bajo una diligente y metódica observa- ción las enfermedades de las plantas cultivadas, á la vez que se ensayaron todos los medios más adecuados para curarlas. Los principales Gobiernos de Europa y las grandes Acade- mias Científicas, comprendiendo la gran importancia del Insti- tuto de que se habla, concedieron sumas de dinero que cada año se dan á aquellos sabios que desean ir á Java para estu- diar la flora tropical. México, con sus inmensas florestas vírgenes hasta hoy so- lo sumariamente estudiadas, y muy ricas en especies útiles al hombre, sería muy adecuada para el establecimiento de un gran jardín é Instituto que tuviera el encargo de estudiar las especies florestales más importantes bajo el aspecto agrario, industrial y farmacéutico, y dictar instrucciones para un cul- tivo racional de los bosques y campos. No será malo, para comprender :la importancia de semejante institución, tener *“ Antonio Alzate.” ; 249 - presente que los Estados Unidos Mexicanos están muy lejos de haber completado,su evolución agrícolo-económica; puede ser á causa de haber cuidado demasiado de la minería, olvi- dando el arte agrario. La agricultura no sale todavía de un estado de simple empirismo, poco provechoso, y además los sistemas actualmente en uso de cortar y explotar demasiado intensamente aquellas especies de esencias florestales que con- tienen substancias útiles al hombre, no tardarán en ser muy perjudiciales al país que verá sus florestas privadas de los más importantes productos. La historia de algunas especies de plantas ricas en caout- chou y de ciertas quinas desaparecidas, deberían servir á Mé- xico de útil enseñanza. Semejante institución, en la cual pudiesen acudir á estu- diar los sabios de todo el mundo, encontraría sin duda cierto apoyo en toda la Europa, y los Gobiernos contribuirían con buenas sumas de dinero á la fundación de un Instituto Inter- nacional, que incontestablemente sería una riqueza para Mé- xico. Concluyendo, repetiré, que, sea cual fuese el instituto que se establezca, los que ya existen, Museos, Escuelas agrarias, Instituto Médico, Comisión de Parasitología, Instituto Meteorológico, etc., no deberían ser cambiados en nada, y aunque en cierto caso pudiesen tomar parte más ó menos importante en el nuevo Instituto, deberían siempre quedar completamente independientes y con una vida propia. De esta manera los Institutos actuales, que ya hacen im- portantes trabajos, podrían realizar muchos adelantos en las investigaciones de naturaleza zoológica, mineralógica, geoló- gica, paleontológica, botánica, meteorológica, agronómica y veterinaria, mientras que la fusión en un sólo Instituto sería la muerte de todos. México, Agosto 2 de 1902. FIN DEL TOMO XVII. Memorias.—(1902).— T. XVII —32, Mi 4 RNE $ : e? a o eee le Abed Ñ ; AAA AAA poi tna | e e narran asco onertlbad ral | : aso2o o gaby aca dp A A ea ceba dica. IAE nee DM Ani reido DAR fala] e » ATA RAR ASEO 6 EA nit d ribrn iibo] rasta! cebo cadóal Mod SA oalcici ls abusbionas eco ld he har al a | saeta Ae ed Ñ a de pridiid se putitas rivas RE 0 ce ps £ 1 coMpAia 00m aho mo apli sy e , as irálebe. oder dario: voi po ss Be dual E Parada pla A Hitar + rie 4 hiw? Y rimas de Vir q, Y SR de ik 100 O prad, UA A $ e Fent e 5 HOZ T—, (2000) anio > 9 k * “ de 4 dde 4 LA 4 sd A MN) + Y pd ia ¿sip io q ek Lg ¡a icono. tas: SS AA ¡Mprdo te cope sai erro cade, ¿SOSA DA evi: euro siii ar a dE atrial add E : sao 8 viálesa, ppinaleraci: galas e E OSO oia y ayi enemies | A Y o pla da y Índice del Tomo XVII de las Memorias. (1Er, SEMESTRE 1902), Table des matieres du Tome XVII de Mémoires. PÁcixas. Armendaris (Dr. Eduardo). Las propiedades fisiológicas de la Saponina de algunas plantas. (Les proprietés physiologiques de la Saponine de quellques plantes). 113 Bonansea (Dr. Silvio). Apuntes sobre la fundación de estaciones agronómicas en Mé- xico. (Sur la fondation de stations agronomiques qu Mexique). 235 Cockerell (T. D. A.) A new Scale-insect on ÁgaVe -.ooooocooccocodca cora 143 On a species of Pseudococeus (family Coccidae).-.... -.... 145 Duges (Dr. Alfredo). Sobre el armadillo. (Sur le Tatouw) Cachicama novemeincta. Lá- minad) Plancha DB) sos berri elos aos 35 Gambusia infans, Woolman. (Lámina V). (Planche V)..... 121 Duque de Estrada (Dr. Juan). Contribution á létude des déformations pelviennes á México. (Planches HL: TEL SV) musica ines Sy «e > 63 Guzmán (José). Utilidad de las variaciones barométricas en el pronóstico del tiempo. ( Utilitó des variation barométriques dans la prevision NTE A A A A E IN AA 215 Herrera Alfonso (L.) La imitación del protoplasma (L'imitation du protoplasma). 133 -—— Le protoplasma de métaphosphate de chaux. (Avec figures). 201 TI y PEGINAS. Laguerenne (Teodoro Luis). Ligeras observaciones sobre la Climatología de México. (Lé- geres observations sur la Climatologie de Mexico) o... 48 ——— El Estado de Tabasco. (D'Etat de Tabasco) ......o.-----=-» 125 León (Dr. Nicolás). Nuevos datos para la Arqueologia Mexicana. (Lámina VI). (Vou- veauz matériaue pour Y Archéologie Mexicaine) (Planche V1). 137 Mendizábal Tamborrél (Joaquín de). Posiciones geográficas del Estado dé Yucatán determinadas As- tronómicamente. (Positions yéoyrapliiques de ' Etat de Yuca- tan, determinées astronomiquement) .oooooooonocooo ono. 200 Moreno y Anda (Manuel). —— El decrecimiento de la temperatura con la altitud. (La dé- croissance de la température avec Valtitude) 2oooooooocon-.-- 53 $) q s . —— Observaciones magnéticas prácticas en Lagos, Jal. (Observa- tions magnétiques faites a Lagos, Jal.) .oocooccocconicon.-.. 147 Resultados de las observaciones magnéticas practicadas en'el' Observatorio de Tacubaya durante el año 1896. (Observa * tions magnétiques faites a U Observatoire de Tacubaya; pendant TT E A A O 157 Ramírez (Santiago). Biografía de D. Ignacio Alcocer (Con retrato).—(Biographie de ME ALCOCen): NAVECPORTAMO ota a NS 5 Rodríguez Ramón1).) Estudio sobre el tetraborato de sodio. (Etude sur le tetraborate de sodiumM)..2cocmo..- AMBRECO. EROS SO Pl 231 Tellez Pizarro (Mariano). Breves disertaciones sobre algunos puntos de Arquitectura le- gal. (Note sur quelques points d' Architecture légale)---..... 179 Villaseñor (Dr. Federico F.). Breves consideraciones acerca de las funciones de las resinas. (Légéres considérations sur les fonctions des résines)...=..... 151 Weeler (Win. M.). Formica fusca Linn. Subsp. Subpolita, Mayr, var. Perpilosa, n. A 141 MEm. S > Tome.XVIL pl. TIL. JU DETROIT SUPERIEUR. frandeur naturelle. sciatig; _.* Di RC. A :Q UJSOUg Ñ 9ynod onbiqoros A 7 a O E uz *"LINIDES *opppsmen upresa Y NMATNANS LIOHLAA NO ANUAVIADVIO + “Y Ursmg ayonos 93uad-o3p IIUPUVUE 9poxp 23uprad-09]1 2IUIUME] ' 1 ñ 1 1 1 ¡ ' ñ 1 1 1 1 ¡ 1 ' ñ 1 1 1 1 ñ ' ñ ñ s 4% NN Eo po sd . E 1 EN AA, O A A A A A EN y A TRAS an 7 998 A Y A A E AE 7 EOS DS OS Br : A só eS O y e 2 UB E ES e aa / a ys y y de o] e + 7 y 4 4 . ' Z a 09POvId NATHAANS LIOYLAA NA ANMAVADVIA ome anoputlO "Y ATAGAOS LIONLAA NA IMMYYDVIA : A Td ax. E UA siqna | ' 4 h 1 ] M' U 1 Ñ 1 Ú t J Ú ! 9mo8 quo d-0911 f.. 2d-09 . SUMAN EN YNMPE 291 B HLAP IMEI pp A IIUPULM, TÍ 949n05 onbvra 9ymos anboy: 04905 JAY —CAIOS “AD "904p 9nÚ0171 =04IDS *J4P7 *TUNIIES arpamel muepueo YN AIEAANS LIOYIIA MU INMNVYDVIA Y Ulsarg v9NVÉ 2qunood-ogp oruaU A A ua > oYmos anboyX 3 —04I0S “JA pr A03INIANS LIOYLAA Na AMIAVE9VIa YUNIINAIANS LJOYL30 Na AMNMNVYA9DV Ia AL IU TTA Xx OO y pa KA p DIXEA SIOZ Ii REVISTA CIENTÍFICA Y BIBLIOGRAFICA. Société Scientifique “Antonio Alzate.” FUENTE SOENTIEQUE El DIDLIOGRAPHIQUE PUBLIÉE SOUS LA DIRECTION DE RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN Secrétaire perpétuel. 1902. 1” Semestre. MEXICO IMPRIMERIE DU MINISTERE DE FOMENTO Rue San Andrés, 15 1902 ' Sociedad Científica “Antonio Alzate.” REVISTA CIENTIFICA Y BIBLIOGRÁFICA PUBLICADA BAJO LA DIRECCION DE RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN Secretario perpetuo. 1902. 1” Semestre, MÉXICO OFICINA TIP. DE LA SECRETARÍA DE FOMENTO Calle de San Andrés número 15. (Avenida Oriente 51.) 1902 SOCIETE SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE.” MEXICO. FONDEE EN OCTOBRE 1884. —— O Á Membres fondateurs. MM. Rafael Aguilar y Santillán, Guillermo B. y Puga, Manuel Marroquín y Rivera et Ricardo E. Cicero. Vice-Président honoraire perpétuel. M. Ramón Manterola. Secrétaire général perpétuel. M. Rafael Aguilar y a Conseil directif.—1902. PrésipeNT.—Ing. Gilberto Montiel Estrada. Vice-PrÉsmeNT.—Manuel Moreno y Anda. SECRÉTAIRE.—Ing. Pedro C. Sánchez. Vice-SECRETAIRE.—Dr. Roberto Jofre. TrÉsorIER.—M. José de Mendizábal. La Bibliotheque de la Société (Ex-Mercado del Volador), est ouverte au public tous les jours non fériés de 4 h. a 7 h. du soir. Les “'Mémoires” et la “Revue” de la Société paraissent par cachiers in 82 de 64 pags. tous les mois. La correspondance, mémoires et publications destinés á la Société doivent étres adressés au Secrétaire général á Palma 13-—MÉXICO (Mexique). Les auteurs sont seuls responsables de leurs écrits, Les membres de la Société sont désignés avec M. S. A. Soeredad Gientilica Antonto Aa ho MEXICO. Revista Científica y Bibliográfica. Núms. 1 y 2. 1902. EL DR. ALFREDO DUGES. NOTA BIOGRÁFICA PRESENTADA EN LA SESIÓN QUE LA SOCIEDAD “ALZATE” DEDICÓ Á ESTE SABIO NATURALISTA, El Dr. Alfredo Dugés ha sido, después de mi padre, mi maestro y consejero, en un lapso de 16 años y temo no cumplir acertadamente 6 con el grato deber de glorificar su vida triste, laboriosa y sin horizon- tes. Sin embargo, prefiero hacerlo cuando él vive, temiendo que des- pués de su muerte no se creería en la sinceridad de mis alabanzas. Señores, es raro lo que aquí sucede, casi maravilloso. ¡Honrar á un vivo! ¡Hacer justicia á un sabio modesto, cuando puede aún venir y levantarse ante nosotros, disputarnos una bandera y arrojarnos, du- rante nuestro sueño, del frío nido de nuestras ciencias! ¡Acordarse de un viejecito que cría serpientes en un rincón de la patria y enseña zoología en un centro mineral, tan árido que sólo da abrojos en las abruptas serranías, tan pobre que no dió nunca á Dugés una corona de laureles ó la felicidad del descanso y de la paz! Consagrarle una sesión ya que no pueden dedicársele todas, implorar casi su biografía para enviarla impresa á Europa, es tarea que honra á nuestra Sociedad ““Al- zate,”” nuestra verdadera patria, nuestra especie nueva de luz. Por cuarta vez venimos á honrar á un investigador modesto y olvi- dado. ¿Habrá acaso otras Sociedades que den gloria á los poderosos, 4 los europeos, á los lores que descubren un átomo de un gas nuevo, inerte como ellos, en un laboratorio artesonado, particular? No; la agrupación científica generosa hace dos clases de trabajos: los que se imprimen y los que piensan. Da su propia savia y cultiva á todo ger- men, á toda larva, para que le dé flores ó alas. Hacer una obra es po- co, se aspira á hacer sabios, genios, apóstoles. El riego para estos gér- menes es la sanción, la piedad, la atención, todo lo que sea opuesto á la severidad y el frio; el alimento para estas larvas es el libro, el ejem- plo y el amor. ¿Habrá otras Academias que no aspiren á ser madres, que no críen antorchas, que no quieran escuchar á la hora del es- truendo y del festín la vocecita muriente que pide desde lejos ternura, luz, pan? ¡Ay de ellas si existen! El tribunal de los siglos futuros las aguarda desde su estrella para juzgarlas. Aquí es otro el sistema. Se le dice al joven: levántate, marcha, tra- baja, sube. ¿Ruedas? Vuelve á subir sin tregua ni reposo; todo lo nues- tro es tuyo, te esperamos. Y al viejecito francés, tan simpático, tan dulce, tan sabio, se le dice con mucho respeto y con, humildad: bendito seas, maestro: descansa. 7 Y dentro de aquella alma caldeada por el fuego de setenta y tres pri- maveras de virtud y de trabajo hacen estas palabras el efecto de un ti- bio soplo. ¿No lo veis? Fijaos bien. Cerrad los ojos y allá en la noche profunda, allá en la academia de amibas, que está hilando á obscuras para la delicada urdimbre del pensamiento, veréis á Alfredo, á Augus- to, que lee esto y llora, y dice: al fin, basta. Todos los humildes y olvidados esperan entre las alternativas de sus desconsuelos y de sus entusiasmos una aurora, aquí abajo, ó en otra patria paralela, á una distancia infinita; todos repasan alguna vez la suma obscura, discutida ó negada de sus esfuerzos y de sus dolores y se dicen cuando nadie está ahí para escucharles: espero, confío, tam- bién yo he ganado mis victorias. Pero á veces nada humano alcanzan; mueren y sólo entonces se de- tiene un instante en la estación árida de su tumba el gran convoy que va rodando ásperamente hacia la eternidad. e La culpa es del espiritu humano, entidad apocada y utilitaria, miope; lenta para premiar y para comprender cuál es el producto material de una vida de medio siglo comprimida entre las paredes de un laborato- rio, pero desplegada con gigantescos vuelos en la contemplación inter- na de la naturaleza. No, no, no quieren comprenderlo ó dicen que el sabio, que va del hombre al infusorio y del infusorio al hombre, todo lo materializa y crea al fin el tiempo brumario de una época de terror, es decir, de explicación tremenda de la vida por la física, por la me- cánica y por la química. ¿Y por eso se evitan todos los problemas es- pirituales, quedan resueltos? No. Dugés se escuda en su fe, creyendo en todas las promesas de una justicia superior. Sus trabajos son siempre meditados, modestos y sin amargura, mu- chos de utilidad práctica é inmediata. Especialmente se refieren á los Reptiles: también se puede deleitar el pensamiento con la Serpiente y con el Batracio, porque la poesía de las cosas es inagotable y profun- da. Ved esa larva 'que Dugés estudia en un vivarium, con solícito cui- 8 dado. Apenas siente y apenas vive, mas poco á poco gana fuerza y ac- tividad, hasta que sale del líquido elemento y comienza una nueva vida en un medio más vasto y más etéreo. Es su metempsicosis. (Yo conozco otras larvas que aspiran como aquélla á la eterna transfor- mación.) Otros méritos tiene nuestro sabio: la actividad á los 73 años, la exac- titud y la constancia en todos sus deberes. Gracias á ellas ha sido un vulgarizador en México de los conocimientos biológicos y sus múltiples estudios y observaciones se eitan por doquiera y sus “Elementos de Zoologia,” censurados quizá en los conciliábulos, dan una luz especial á los que preparan trabajosamente sabias lecciones de repetición. La ingratitud, carácter étnico de todas las razas humanas, vivientes y extinguidas, es siempre de color sombrío, pero llega al negro de los espacios inhabitados cuando busca una víctima en el nuevo mundo de los que saben. En tanto que otros duermen, ellos velan espiando al astro que voltea en el empireo ó el infusorio que gira en la gota; en tanto que otros disfrutan de todas las alegrías, ellos apuran todas las amarguras, todas las privaciones, todas las congojas del trabajo sin es- peranza. Si quieren juzgar á Dugés en Europa recuerden esto. No olviden que México no aspira tanto á saber como á vivir. El sabio ceñudo de Viena ó de Paris no sabe que aquí se es todo ó no se es nada, porque el poli- morfismo tiene alas rudimentales y medios inverosímiles. Se acumu- lan tres ciencias en un mismo cerebro y se le anonada. Si quieren juzgar á Dugés en México, también deben recordar esta miseria de nuestra pequeña situación intelectual. ¿Y por qué no en vez de juzgarle duramente le traen á México? Se ha intentado sin con- seguirlo. El sólo quiere la paz. Hay otros obstáculos. xk * xk ¡Qué triste ejemplo, qué horrible amenaza para los que seguimos! ¡73 años, 40 títulos, 100 memorias, 100,000 ideas! Todo sin recom- pensa! 9 Ahora es preciso que expliquemos 'nuestro pensamiento. Parecerá obscuro, porque hoy no se acostumbra ejercitarse en la conmiseración. Un hombre así que da pruebas de virtud y de saber es útil, singular y debía dársele su lindo laboratorio, con vista hacia el oriente, con sus estu- fas para defenderle de los inviernos, sus microscopios, sus libros y sus colecciones de Reptiles embotellados, alineados en cómoda estantería- Además de esto una cinta roja para el ojal, una renta módica, vitalicia, y un jardincillo inmediato al laboratorio, con plantas raras y curiosas como la Victoria regia y la Felicia tenella. En vez de esto se le da aún trabajo á los 73 años. Inmensa ingratitud que la Sociedad “Alzate” in- tenta compensar con esta sincera manifestación, sencilla y respetuosa, organizada por un grupo de investigadores que ejercitan sus energías en ciencias diversas y están unidos, íntima é indisolublemente, por el deseo de rendir una especie de culto á nuestros verdaderos sabios. - México, Agosto 6 de 1899. Ar ln blerrena. ALFREDO Aucusto DeLsescAUTZ Duces nació el 16 de Abril de-1826 en Montpellier, Francia; hijo del eminente Profesor Antonio Luis Del- sescautz Dugés. Sus primeros estudios escolares los hizo en dicha ciu- dad, así como los médicos, los cuales continuó en Paris, en donde se recibió de Doctor en Medicina. Vino á México en Mayo de 1853 y casi toda su vida la ha pasado en Guanajuato. Títulos. 1.—Bachiller en letras. 1846. 2.—Bachiller en ciencias. 1846. 3.—Miembro titular de la Sociedad de Medicina y Cirugía prácticas de Montpellier. 1849. 4.—Miembro corresponsal de la Sociedad de Biología. 1852. Revista (1902].—2 10 3.—Doctor en Medicina. Facultad de Paris. 1852. 6.—Doctor en Medicina. Facultad de México. 1853. 7.—Vocal de la Junta Superior de Beneficencia y Sanidad de Gua- najuato. 1856. 8.—Médico de cárceles y encargado de la Vacuna, Silao. 1857. 9.—Miembro corresponsal de la Academia de Ciencias y Letras de Montpellier. 1858. 10.—Presidente sustituto de la Sociedad Filantrópica extranjera de Guadalajara. 1860. 11.—Socio corresponsal de la Sociedad Jalisciense de Bellas Artes de Guadalajara. 1861. 12.—Socio corresponsal de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadistica. 1864. 13.—Vocal de la Junta Departamental permanente de exposiciones, Guanajuato. 1865. 14.—Miembro corresponsal de la Sociedad Filomática de Paris. 1868. 15.—Socio corresponsal de la Sociedad Mexicana de Historia Na- tural. 1869. 16.—Médico de la Mina de Rayas, Guanajuato. 1870. 17.—Socio corresponsal de la Sociedad Humboldt, México. 1870. 18.—Catedrático de Zoología y Botánica en el Colegio del Estado, Guanajuato. 1870. 19.—Socio corresponsal de:la Sociedad Médica de San Luis Potosí. 1873. 20.—Socio corresponsal de la Sociedad Médico-Farmacéutica de Puebla. 1874. 21.—Miembro corresponsal del Museo de Historia Natural de Paris. 1875. 22.—Socio honorario de la Junta de Exposiciones de Michoacán. ST: 23.—Médico examinador de la Sociedad de Seguros “La Equitati- va”. 1880 (?). 24.—Socio colaborador de la Sociedad Médica “La Fraternal” de Guadalajara. 1882. 11 25.—Profesor de Historia Natural en la Escuela Normal de Profe- soras de Guanajuato. 1888. 26.—Socio corresponsal de la American Ornithologist's Union. 1884. 27.—Socio correspondiente de la Sociedad Médica “Pedro Escobe- do.” 1885 y 1894. 28.—Agente consular de Francia. 1885. 29.—Socio honorario de la Sociedad Científica “Antonio Alzate.” 1885. 30.—Miembro corresponsal de la Sociedad Zoológica de Francia. 1886. 31.—Socio honorario de la Sociedad Filomática de México. 1886. 32.—Corresponsal delegado del Congreso Internacional de Ameri- canistas. 1890. 33.—Colaborador del Instituto Médico Nacional de México. 1891. 34.—Médico adscrito al Registro civil de Guanajuato. 18953. 35.—Miembro del Comité de organización del Congreso de Antro- pología, etc., de Moscow. 1893. 36 —Miembro del Comité de organización del Congreso Interna- cional de Zoología de Paris. 37.—Delegado al 22 Congreso Médico Nacional en San Luis Potosi. 1894. 38.—Miembro honorario de la Sociedad Científica de Chile. 1895. 39.—Académico corresponsal de la Academia Mexicana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. 1896. Trabajos publicados. 1.—Memoria sobre víboras de Francia. Gaz. méd. Paris. 1850. 2.—Tesis sobre inocuidad de la leche de las nodrizas sifilíticas para los niños. Paris. 1852. 3.—Pachy cercus aculeatus. Rev. et Mag. de Zool. N. 9. 1854. 4.—Enderezamiento de los dientes venenosos en los Tanatofidos. Ann. Se. Nat. Paris. 3 ser. XVII. 12 5.—Urodelos de Francia. Ann. Se. Not. Paris. 3 ser. XVII. 6.—Consideraciones generales sobre la Fauna de Guanajuato. Bull: Soc. Imp. d'acclimat. Paris. 1868.—La Naturaleza, 1. Pp. 314-318. 7.—Catálogo de animales vertebrados observados en la República Mexicana. La Naturaleza, 1. 1869. Pp. 137-145. - 8.—Gangrena de la piel. Gaz. méd. Paris. 1869. 9.—Una nueva especie de ajolote de la laguna de Pátzcuaro, Sire- don Dumerili. La Naturaleza. 1. Pp. 241-244. 10.—Estudio sobre una nueva especie de camaleón, Phrynosoma taurus. La Naturaleza. 11. Pp. 802-805. E 11.—Sobre la estructura de los pelos de una oruga urticante. La Na- turaleza. 1. 1873. Pp. 314-318. 12.—Aparato defensivo de una especie de Pachylis, vulgarmente llamado pedorro en Guanajuato. La Naturaleza. II. 1874. Pp. 52-53. 13.—El Tlalcoyotl, Taxidea Berlandieri. La Naturaleza. MI. 1874. Pp. 156-157. 14.—El Ophybolus doliatus. Coronella amillada. La Naturaleza. III. Pp. 222-226. 15.—Nota sobre un ortóptero Hémallo Timbuche en Guanajuato. La Naturaleza. IV. Pp. 86-89. 16.—Apuntes para la monografía de los crótalos de México. La Na- turaleza. IV. 1876. Pp. 1-29. 17.—Una nueva especie de saurio, Scelopurus intermedius. La Na- turaleza. IV. Pp. 29-38. 18.—Crotalus Jimenezi. La Naturaleza. 1879. 19.—Nota acerca de los fetos de Cachicama novemcincta. La Natu- raleza. 1V. 1879. Pp. 275-276. 20.—Descripción de un género nuevo de la familia de las ramná- ceas. La Naturaleza. IV. Pp. 281-282. 21.—Canto del Ocanthus varicornis. La Naturaleza. 1879. 22.—El perro de Chihuahua. La Naturaleza. V. 1880. Pp. 14-17. 23.—Ensayo de una clasificación anatómica de los frutos. La Na- turaleza. V. Pp. 251-254. 24.—Algo sobre microorganismos. La Naturaleza. V. Pp. 258-261. 13 25.—Botánica para los niños. El Repertorio, Guanajuato. 1876. 26.—Leche de una mula. El Repertorio, Guanajuato. 1876. 27. —Zonothrichia malo. El Repertorio, Guanajuato. 1876. 28.—Argas turicata. El Repertorio, Guanajuato. 1876. 29.—Nota sobre el Cocoatl 6 Trimorphodon viscutata. La Naturale- za. VI. 1882. Pp. 145-148. 30.—Turicata y Garrapata de Guanajuato, Argas turicata y Argas Megnini. La Naturaleza. VI. Pp. 195-198. 31.—Consideraciones sobre la clasificación natural del hombre y de los monos. La Naturaleza. VI. Pp. 280-285. 32.—Informe sobre el Axe. La Naturaleza. VI. Pp. 283-284, 293, 376 y 378-380. 33.—Atax Alzatei. La Naturaleza. VI. Pp. 344-347. 34.—Dos reptiles de México, Geophis Dugessi y Eumeces Dugesst. La Naturaleza. VI. Pp. 359-862. 35.—Una nueva especie de Salamanquesa. Hemidactylus Navarri. La Naturaleza. VI. Pp. 309-312. 36.—Llaveia axinus. La Naturaleza. 1884. 37.—¿Adonde van las golondrinas? La Naturaleza. VII. 1885. Pp. 77-79. 38 — Opilio ischio notatus, segador de ancas manchadas de blanco. La Naturaleza. VI. Pp. 194-196. 39.—Nota sobre las coralillas. La Naturaleza. VII. Pp. 200-203. 40.—El Trombidium Dubrueilli. La Naturaleza. VII. Pp. 306-307. 41.—Programa de un curso de Zoología. Guanajuato, 1878. 42.—Platygonus Aleman, Fósil cuaternario. La Naturaleza. 2* se- rie, I, 1887. Pp. 16-18. ] 43.—Adelophis Copei, Argas Sanchesi y Ornitomyia Villadae. La Naturaleza. 2% serie, I, pp. 18-21. 44. —Rhinocheilous Antoni. La Naturaleza. 2* serie, 1. Pp. 66-67. 45 —Erpetología del Valle de México, La Naturaleza. 2% serie, 1. Pp. 97-146 y 205-206. 46.—La tortuga polifemo. La Naturaleza. 2? serie, I. Pp. 146-147. 47.—La Llaveia Dorsalis. La Naturaleza. 2* serie, I. Pp. 160-161. 14 18.—Bolsas glandulosas de los erocodilos. La Naturaleza, 2* serie, I. Pp. 206-207. : 49.—Tingis spinosa. La Naturaleza. 2* serie, 1. Pp. 207-209. 50.—Un punto curioso de Geografía zoológica. La Naturaleza. 2* serie, l. Pp. 209-211. 51.—Sinónimos de Francisco Hernández. La Naturaleza. 2% serie, I. Pp. 282-288. 52.—Storeria dekayi. Proc. U. S. National Museum. 1888. La Na- turaleza. 2* serie, I. Pp. 401-402. 53.—Dos nuevas especies de ofidios mexicanos. Erythrolampus grammophrys y Hemigenius variabilis. Proc. Am. Phal. Soc. 1888. La Naturaleza. 2” serie, 1. Pp. 402-403. 54.— Aparato venenoso del Bagre, Zetalurus Dugesú. La Naturale- za. 2* serie, L. Pp. 405-408. 55—HEumeces Altamirani. La Naturaleza. 2% serie, 1. Pp. 485- 486. 56 —Contia Michoacanensis. La Naturaleza. 1891. 571. —Elaps Michoacanensis. La Naturaleza. 2? serie, L. P. 487. 58.—lxodes Herrerae. La Naturaleza. 2* serie, L. Pp. 487-488. 59.—Elementos de Zoología. Edición de la Secretaría de Fomento. México. 1884. 479 págs. 11 láms. 60.—Alophus Antoni. Bull. Soc. Zool. Fr. 1885. 61.—Metamorfosis de Corydalis. Bull. Soc. Zool. Fr. 1885. 62.—Hylodes Augusti. Miss. sc. du Mexique. (Batraciens). 63.—Ave nueva de México, Dendroica Dugesú. La Naturaleza. 2* serie, 11. 1892. Pp. 97-98. 64.—Descripción del esqueleto del Rhinophrynus dorsalis. La Na- turaleza. 2% serie, 11. Pp. 98-100. 65.—El Dendrophidium dendrophis. La Naturaleza. 2* serie, II. Pp. 100-101. 66.—El Gamasus Townsendi. La Naturaleza. 2” serie, IL. Pp. 102- 103. 67.—El Tordito, Molothrus ater. La Naturaleza. 2% serie, II. Pp. 103-105. 15 68.—Un nuevo Ixodideo, Gonixodes rostralis. Bull. Soc. Zool. Fr. 1888. La Naturaleza. 2” serie, 11. Pp. 164-167. 69.—El Tlalzahuatl. El Estudio. IV. Pp. 198. La Naturaleza. 2% serie, 11. Pp. 167-168. 70.—Acantia inodora. La Naturaleza. 2* serie, 11. Pp. 169-170. 71.—Un Zanate Isabelino. La Naturaleza. 2% serie, 1. Pp. 172 173. 72.—Huevo y feto de Cuiji, Poliborus Cheriway. La Naturaleza. 2* serie, IL. Pp. 173-174. 73.— Instrucciones para colectores de aves. La Naturaleza. 2% se- rie, 1. Pp. 175-179. 74.—Variaciones de coloración en el Ferrhonotus imbricatus. La Naturaleza. 2* serie, II. Pp. 294-895. 75.—Colyonics elegans. La Naturaleza. 2* serie, 11. Pp. 296-298. 716.—Eumeces Rovirosae. La Naturaleza. 2* serie, II. Pp. 298-299. 77.—Boa imperator. La Naturaleza. 2* serie, 11. Pp. 300. 78.—Apuntes biológicos acerca del Dipodomys Phillipsú. La Natu- raleza. 2% serie, IL. Pp. 373-374. 79.—Lista de algunos reptiles y batracios de Tabasco y Chiapas. La Naturaleza. 2* serie, 11. Pp. 375-377. 80.—Anomalía de los órganos genitales de una yegua. Bol. de Me- dicina. Guanajuato. 1888. 81.—Santa Teresa. Ligero estudio sobre el éxtasis. Gaceta Médica de México. XX III, 1888. Pp. 312-321. 82.—Hemichirotes tridactylus. La Naturaleza. 2% serie, 11. Pp. 411-412. 83.—Nueva especie de Trombidio Mexicano. La Naturaleza. 2* se- rie, IL. Pp. 412-414. 84.—Un nuevo Jahuique. Tigridia Dugesi. La Naturaleza. 2” se- rie, IL. Pp. 453-454. 85.— Geophis tecpanecus. La Naturaleza. 2” serie, 11. Pp. 455-456. 86.—Una mariposa nueva, Ophideres Raphael. La Naturaleza. 2% serie, 11. Pp. 456-459. 87.—Ajolote de las Cruces, Amblistoma Altamirani. La Naturale- za. 2% serie, II. Pp. 459-461. 16 88.—Intestino del Crocodilus americanus. La Naturaleza. 2% serie, 11, Pp. 477-478. 89.—Reptiles y batracios de los Estados Unidos Mexicanos. La Na- turaleza. 2* serie, IL. Pp. 479-485. 90.—Enyaliosaurus Quinquecarinatus. La Naturaleza. 2* serie, IL. Pp. 523-524. 91.—El carácter en los animales. La Naturaleza. 2% serie, le 1898. Pp. 39-42. 92.—Flores de madera. La Naturaleza. 2” serie, III. Pp. 42-43. 93.—Paralelo de los cráneos de caballo y de asno. La Naturaleza. 2% serie, II. Pp. 49-51. 94.—Un nuevo género de Ofidio, GFeatractus tecpanecus. La Natu- raleza. 2* serie, III. Pp. 52. 95.—Geckobia oblonga. Bull. Soc. Zool. Fr. 1888. 96.—Garbancillo 6 Hierbaloca, Astragalus Humboldtii. El Estudio. IV. Pp. 350-352. 97.—Dermatoptismo. Mem. Soc. Alzate. 1X. 1896. Pp. 139-146. 98.—Le Dermatoptisme et la lumiére noire. Mem. Soc. Alzate. IX. Pp. 261-262. 99.—El pie de los monos. Mem. Soc. Alzate. IX. Pp. 325-327. 100.—Comparación entre el esqueleto de la ave y el de la tortuga. Mem. Soc. Alzate. IX. Pp. 329-331. 101.—Relations mutuelles des étres. Mem. Soc. Alzate. IX. Pp. 349-350. " 102.—Calamarideos del grupo de Conopsis de México. Mem. Soc. Alzate. YX. Pp. 409-413. 103.—Fisiología. Mem. Soc. Alzate. X. 1897. Pp. 161-164. 104.— Influencia del medio ambiente sobre la Readaptación. Mem. Soc. Alzate. X. Pp. 341-342. 105.—Contribución á la anatomía de la Hatteria. Mem. Soc. Alzate. X. Pp. 393-396. 106.—Fractura consolidada espontáneamente. Mem. Soc. Alzate. XI. 1898 Pp. 65-66. 107.—Albinismo en ardillas. Mem. Soc. Alzate. XI. Pp. 67-69. 17 108.—Un chilacayote monstruoso. Mem. Soc. Alzate. XII. 1898. Pp. 91-93. + 109.—Emigración accidental de unas aves. Mem. Soc. Alzate. XII.* Pp .313-314. 110.—Nota sobre la laringe de una puerca. Mem. Soc. Alzate. XL !. Pp. 455 457. 111.—Una monstruosidad de la Crassecheverria imbricata. Mem. Soc. Alzate. XIV. 1899. Pp. 121-122. 112.—Modo de conocer el cráneo del Cuguar. Mem. Soc. Alzate. XIV. Pp. 361-362. 113.—Taxeonomía ornitológica. Mem. Soc. Alzate. XV. 1901. Pp. 221-224. 114.—Sobre un Amblystoma Altamirani. Mem. Soc. Alzate. XVI. 1901. Pp. 31-33. La Naturaleza. 2 serie, III. P. 562. 115.—Cassiculus Melamicterus. Mem. Soc. Alzate. XVI. Pp. 253- 254. 116.—Lista de animales y vegetales del Estado de Guanajuato. Mem. del Gobernador del Estado. 1895. 117, —Oreophis Boulengeri. Proc. Zool. Soc. London. 1897. 118.—Venin de 1 Heloderma Horridum. Cinquantenarre de la Soc. de Biologie. Paris. 1899. Pp. 134-137. 119.—Un Megaterídeu de los Estados Unidos Mexicanos. Anuario Academia Mexicana de Ciencias. IL. 1896. Pp. 201-203. 120.—Consideraciones sobre reptiles. Anuario Academia Mexicana de Ciencias. IV. 1898. Pp. 61-66. 121.—Glándulas salivares de los ofidianos. Revista Científica é In- dustrial. México. 1901. Pp. 100-104. 122.—Sobre el armadillo. Cachicama novemcincta. Mem. Soc. Alza- te. XVII. 1902. Pp. 35-42. 123.—Gambusia infans. Mem. Soc. Alzate,. XVII. México, Abril 1902. Kevista [1902.]—3 18 SESIONES DE LA SOCIEDAD. + Junio 2 pE 1901. Presidencia del Sr. Profesor D. Alfonso L. Herrera, Presidente. Traasos.—Dr. J. Duque de Estrada. El Forceps del Dr. Zárraga. (Revista, 1900-1901. p. 121). J. M. García Muñoz.— Breves apuntaciones para un estudio de la Meteorología Agrícola del Distrito de León en sus relaciones con los cultivo rutinarios y perfeccionarios. (Memorias, XVI p. 5). M. Moreno y Anda.—Notas relativas á un trabajo de W. L. Moore sobre la previsión del tiempo y de los temporales. (Revista 1900-1901. p: 129): Prof. A. L. Herrera.—Notas de Parasitología. Ing. M. Téllez Pizarro.— Tarifa de precios para el metro cuadrado de terreno en los diversos lugares de la Ciudad de México. (Memorias XI! p. 85. Boletin Municipal,I ). Prof. G. Torres Quintero.—La educación entre los antiguos mexi- canos. (Memorias, XV, p. 387). NomBRAMIENTOS. —Socio honorario: D. Marrano TéLtez Pizarro, Ingeniero Civil y Arquitecto. Socio de número: Ing. D. Jesús Meza. Socios correspondientes: Ing. D. SaLvapor Mora VeLasco, Guadalajara. D. José M. García Muñoz, León. JuLio 12 pe 1901. Presidencia del Sr, Profesor Alfonso L. Herrera. TraBasos.—Dr. N. León. Los Huavi, Estudio etno- o (Memorias, XVI, p. 103). 19 Ing. E. Ordóñez. —The onyx-marble deposits of Fímulco, Coahuila. (Memorias, XV, p. 382). Ing. S. Ramirez. —Estudio biográfico del distinguido minero D. 1g- nacio Alcocer. (Memorias, XVII, p. 5). a A. Téllez Pizarro.—La cal, sus propiedades y su empleo en la cons- trucción. (Memorias, XV. p. 373). AcosTo 5 DE 1901. Presidencia del Sr. Profesor Alfonso L. Herrera. Donaciones.—El Secretario perpetuo dió cuenta con las del Institu- to Geográfico y Estadístico le Madrid y la monografía sobre la Torre de 300 metros remitida por el eminente Ingeniero G. Eiffel por con- ducto del Sr. Ingeniero D. Luis Salazar. TraBaJos.—Dr. A. J, Carbajal. Estudio sobre el pulque considerado principalmente desde el punto de vista zimotécnico. (Boletín de la So- ciedad Agrícola Mexicana, t. 25, n. 33). Prof. L. G. León. Estudio sobre la germinación. Prof. A. L. Herrera. La plaga de los moscos combatida por el pe- tróleo. (Boletín de la Comisión de Parasitología). Dr. A. Dugés. Sobre un Amblystoma Altamirani. (Memorias, XVI, p. 31. La Naturaleza, 2a série, Ill, p. 562). M. Moreno y Anda. La Meteorología y las predicciones del Calen- dario de Galván. (Memorias, XVI, p. 229). Ing. G. B. Puga. Aplicaciones de la termodinámica de la atmósfera á la predicción del tiempo. Ing. Leopoldo Salazar. Apuntes sobre el mineral de Taxco de Alar- cón. (Memorias, XVI, p. 167. El Minero Mexicano, t. 39, n. 15). Dr. F. Villaseñor. Análisis del humor acuoso normal y patológico. NomBRAMIENTOS.—Socios honorarios (por aclamación). Ing. Gustavo ErrreL, Paris. Dr. Antonio J. CARBAJAL. PostuLación—Para socio de número, Dr. Roberto Jofre. El Secretario unual, F, M, RonrícueEz. 20 ELOGIO DEL SR. DR. D. MANUEL M. VILLADA, Leído en la Sesión que la Sociedad le consagró el día 27 de Marzo de 1898. Cuando la Sociedad “Alzate” acordó honrar á aquellos de sus so- cios que merecen con sobra de justicia, el dictado de beneméritos, ad- virtió que estaba lejos de ella la adulación, que sólo quema su incien- cio ante el altar del poderoso, y que, en el comercio de la vida, aspira, entre mezquindades y bajezas, el favor señalado del que puede. Apenas habrá intención más pura y más inmaculada que aquella que hubo de mover á vuestra Sociedad para llevar al corazón de cada uno de sus miembros laboriosos, el torrente de simpatías, de justicia y de cariño en que rebosa nuestra “Alzate,” por todo lo que significa abnegación y trabajo. Por eso hemos traido á un sabio humilde, á un batallador modesto, á que nos honre hoy con su presencia; á un naturalista que ha apura- - do los mejores días de su existir, ante la planta, sobre la roca ó en el estudio del fósil. Allí está el Sr. Villada, con su frente alta y serena, de quién podremos decir más tarde, aun cuando ofenda en estos momen- tos su modestia, que deja á la ciencia un nombre ilustre y á nosotros el vivo recuerdo de un sincero respeto engendrado con su ejemplo y sus virtudes. Pensaba hacer un breve panegérico de sus obras y su vida. Temo ofenderle. Ya, sin que él nos oiga, sin que de ello se dé cuenta, dare- mos á conocer por los cuatro vientos en nuestras “Memorias” su retra- to y los méritos que ha alcanzado en la lucha por la vida. En esta vi- da en la cual todo es batallar incesante con aquellos sepulcros blan- queados por los espíritus mezquinos que tratan de empañar las glorias porque de ellos no puede la fama pregonar otro tanto. La Sociedad “Alzate” por mi conducto, agradece hondamente al Sr. Dr. Villada la exquisita bondad con que aceptó venir hoy á presidir- 21 nos: uno de los principales objetos fué hacer resaltar la abnegación con la cual el Sr. Villada ha trabajado durante largos años por el progreso de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, en el periódico “La Na- turaleza.” “La Sociedad “Alzate,” que lleva en la República el estandarte del entusiasmo y del amor á la ciencia, no puede menos de congratularse al saber que su hermana la de Historia Natural, trata de redoblar sus esfuerzos por el estudio de los bellísimos ramos que cultiva. En ella, el Sr. Villada es lo que en la “Alzate” nuestro también benemérito Aguilar: la columna que sostiene á todo el edificio. Réstame felicitarme á mí mismo, por habérseme honrado con tomar la palabra en estos gratos momentos; en los que me siento más lleno de fe por nuestro porvenir cientifico; y más pletórico el pecho de en- tusiasmo por la lucha y el trabajo. ¡Adelante! Que los sabios y los maestros como el Sr. Villada nos es- timulen y alienten; nosotros cumplimos ciñendo sus sienes con mo- desto laurel; y si alguna ocasión las amarguras de la vida llegan en su colmo á rebosar; aquí hay fuego; á su amor vendremos á revivir las fuerzas ateridas, y que recuerde el Sr. Villada que la Sociedad “Alzate” bendecirá su nombre, honrará siempre su memoria, y, á su ejemplo, no nos apartaremos nunca del sendero del bien y del progreso. J. GaLinDO Y Vina, M. S. A. NECROLOGIA. EL Proresor D. Vicente FervánDez.—El 23 del mes de Abril de 1901 dejó de existir en Silao de la Victoria el ilustrado Profesor con cuyo nombre encabezamos este artículo; fué muy dedicado á las cien- cias naturales, sobre todo á la Química y á la Taxidermia en las que logró hacerse verdaderamente notable. Al fundarse los Observatorios Profesor D. Vicente Fernández, M. S. A. Meteorológicos por iniciativa del General Riva Palacio fué encargado por el General D. Francisco Z. Mena, Gobernador entonces del Estado de Guanajuato, del eslablecimiento del de la Capital del Estado, traba- jando á conciencia en su cometido, logrando que ese Observatorio es- tuviese bien dotado y bien servido. Fué un trabajador científico incan- sable y si hubiese dedicado todas sus energías al análisis de los fenó- menos por él observados, con su juicio y talento, nos habría dejado brillantes trabajos en la ciencia del tiempo; pero desgraciadamente gran parte de su tiempo lo dedicó en ciertas épocas á tratar de inventar apa- ratos, para cuya construcción no contaba con los elementos necesarios y por consiguiente los resultados nunca pudieron ser del todo satisfac- torios. A pesar de todo, nosotros que lo conocimos y tratamos desde los 23 principios de sus arranques científicos, no podemos menos que lamen- tar la desaparición del mundo de los vivos de uno de los incansables peones de la ciencia.—M. Leal, M. S. A. BIBLIOGRAFTA. Cours de la Faculté des Sciences de Paris. Cours d'Analy- se Mathématique par Edouard Goursat, Professeur a la Fa- culté des Sciences de Paris. Tome I. Dérivées et différentielles, Intrégrales définies. Développements en séries. Applications géo- métriques. Paris, Fauthier— Villars. 1902. Gr. in 82 VI-620 pags. 52 figs. 20 fr. Esta obra es un resumen del Curso dado por el autor en la Sorbona, pero arreglado de manera que sea una obra de consulta más bien que de texto, conteniendo todo lo relativo á las funciones de variables rea- les, excepto el estudio de las ecuaciones diferenciales. Las nociones fundamentales que sirven de base al Análisis, tales co- mo las del límite superior, de la integral definida, de la integral doble, etc., están tratadas en este tomo con todo el desarrollo deseado desde el punto de vista elemental y sin tocar generalidades superfluas en un libro de enseñanza. Algunos párrafos impresos con caracteres peque- ños contienen ejemplos desarrollados ó complementos que el lector puede pasarlos sin inconveniente en una primera lectura. Cada capí- tulo va seguido de ejercicios, los cuales son en su mayor parte de las aplicaciones inmediatas de los métodos tratados en la sección respec- tiva; otros ejemplos marcados con un asterisco son más difíciles y han sido tomados de los trabajos originales citados en cada caso. Los capitulos tratan las materias como sigue: Derivadas y diferen- ciales. Funciones implicitas. Determinantes funcionales. Cambios de variables. Fórmula de Taylor. Aplicaciones elementales. Máxima y Mínima. Integrales definidas. Integrales indefinidas. Integrales dobles. Integrales múltiples. Integración de las diferenciales totales. Desarro- llos en series. Series enteras. Series trigonométricas. Curvas planas. Curvas alabeadas. Superficies. El tomo II que se halla en prensa contendrá la Teoría de las fun- 24 ciones analíticas, Ecuaciones diferenciales, Ecuaciones de las deriva- das parciales y Elementos del cálculo de las variaciones. Cours de Mathématiques a usage des Eleves—architec- tes el Ingénieurs. Professé a l'Ecole des Beaux—-Arts par Carlo Bourlet, Docteur es Sciences, Professeur a l'Ecole Nationale des Beaux—Arts. Paris, C. Naud. 1902. 82 244 pages, 8 fr. Esta obrita comprende el programa de Matemáticas puras y se com- pone de elementos de Trigonometría, de Geometría elemental de las cónicas, de Geometría analítica y de Cálculo diferencial é integral. Los rudimentos de estas últimas materias son los necesarios á los aspiran- tes á arquitectos que deseen leer y comprender los tratados científicos relativos á su ramo, tanto de arquitectura como de construcción. Contiene notables adiciones con tipos chicos que no es indispensa- ble leer y buen número de ejemplos prácticos tomados de dos excelen- tes tratados de construcción. Creemos que este libro, escrito con suma claridad y sencillez, pres- tará grandes servicios á todo el que quiera iniciarse en las matemáti- cas. Les Combustibles solides, liquides, gazeux. Analyse, détermination du pouvoir calorifique par H, J, Phillips, Fi C., F. C.S., Chimiste conseil du Great Eastern Railway. Ouvrage traduit de Panglais d'apres la troisieme édition par Joseph Ros- set, Ingénieur Civil des Mines. Paris, Gauthier— Villars, 1902. 182 x- 165 pages, 15 figs. 2 fr. 75 c. Siendo los combustibles la base de casi todas las industrias ya sea que consistan en transformar el calor desarrollado por su combustión en trabajo mecánico, como en las máquinas de vapor, de petróleo ó de gas, ya sea que tengan por objeto emplear ese calor en la transfor- mación de los productos naturales en materias comerciales, como en metalurgía, es indispensable conocer el valor exacto del combustible que se emplee, valor que depende no sólo de su poder calorífico, sino también de su composición química. De aqui el interés tan grande de hacer un análisis exacto de los combustibles. La presente obrita da los métodos más simples de análisis de la ma- yor parte de los combustibles é indica los procedimientos para deter- minar su poder calorífico. Termina con una serie de cuadros de los resultados interesantes respecto á la composición y potencia calorífica de toda clase de combustibles, desde la hulla hasta el petróleo y los gases de los gazógenos y altos hornos. Sociedad Cientíica “Antonio Alzate.” MEXICO. Revista Científica y Bibliográfica» Núm. 3. 1902. SESIONES DE LA SOCIEDAD. SEPTIEMBRE 2 DE 1901. Presidencia del Sr. Profesor D. Alfonso L. Herrera. TraBajos.—Dr. A. J. Carbajal, Composición química del pulque. (Boletín de la Sociedad Agrícola Mexicana, t. 25, n. 37). Dr. J. Duque de Estrada. Nueva observación relativa á las defor- maciones de la pelvis en México. Ingeniero T. L. Laguerenne. Posibilidad de hacer navegable el Río de Mezcala 6 de las Balsas. (Memorias, XVI, p. 131). Profesor A. L. Herrera. Diversas aplicaciones de la reforma de la nomenclatura de la Historia Natural. (La Ciencia Popular, D. M. Moreno y Anda. La Meteorología y las predicciones del Calen- dario de Galván. (Memorias, XVI, p. 229). NomBRAMIENTO.—Socio de número: Dr. RorerrTo Jorre, Director del Instituto de Electricidad Médica. PostuLación.—Para socio de número: Ingeniero geógrafo D. Valen- tín Gama. Revista (1902.]—4 26 OCTUBRE 7 DE 1901. Presidencia del Sr. Profesor A. L. Herrera. Tranajos.—R. Aguilar. La Escuela Politécnica Federal de Zu- rich, Profesor A. L. Herrera. La Termoquímica considerada como base de la Biología. Ingeniero G. B, Puga. Consideraciones sobre la distribución gene- ral de las lluvias y en particular en la República Mexicana. (Memo- rias, XVI, página 137.—Boletín de la Sociedad Agrícola Mexicana, t. | 26, n. 4.—El Arte y la Ciencia, II). Profesor A. Rangel. Los parásitos del picudo del algodón. (Boletín de la Comisión de Parasitología Agrícola, 1). Profesor G. Torres Quintero. La Universidad Imperial del Japón. El Sr. Julián Sierra hizo una breve exposición de sus estudios so- bre la amalgamación del hidrógeno. NomBRAMIENTO.—Socio de número: Ingeniero D. VaLentíN GAMA, Subdirector de la Comisión Geodési- ca Mexicana. PosruLación.—Para socios de número: Dr. Ernesto Ulrich y Sr. Julián Sierra. NOVIEMBRE 4 DE 1901. Presidencia de los Sres, Ingenieros J. Galindo y Villa y Dr. E, Armendaris, Tramasos.— Dr. A. J. Carbajal. —Los Laboratorios Zimotécnicos. (Memorias, XVI, p. 191.—Boletín de la Sociedad Agrícola Mexicana, t. 25, n. 41). 27 Dr. R. Jofre. La electro-sinu—cáustica 0 sea la cirugía ígnea por medio de las corrientes de alta tensión y alta frecuencia. (Memorias, XVI, p. 161). Ingeniero T. L. Laguerenne. Descripción del beneficio electro—quí- mico para toda clase de minerales de oro y plata. (Memorias, XVI, p. 19). Dr. N, León, Los Comanches y el dialecto Cahuillo de la Baja Ca- lifornia. (Anales del Museo Nacional, VII, p. 263). M. Moreno y Anda. Reducción de las curvas de los instrumentos meteorológicos registradores. El Sr. Ingeniero Joaquín de Mendizábal Tamborrel se ocupó de la conveniencia de obtener electricidad económicamente por medio de un dinamo accionado por un molino de viento, almacenándose en acumu- ladores. NomBRAMIENTOS.—Socios honorarios: Iimo. Dr. D. AtenóGEnNES Sibva, Arzobispo de Michoacán. Inc. D. ManueL E. Pastrana, Director del Observatorio Meteoro- lógico Central. PostuLación.—Para socio de número: D. José Guzmán. DICIEMBRE 2 DE 1901. Presidencia del Sr. Prof. Alfonso L, Herrera. MeDaLLA BertHeLOT.—El Secretario perpetuo anunció que' remitió á Paris la cantidad de 100 francos, reunida con las cuotas extraordi- narias dadas por varios socios, á fin de contribuir á la medalla que se ha entregado al eminente químico M. Berthelot, M. $. A., en su quin- cuagésimo aniversario científico. TraBaJos.—Profesor A. L. Herrera. Imitación del protoplasma con las emulsiones de albúmina y cloroformo. 28 El mismo socio presentó el original de la obra relativa 4 as Plagas de la Agricultura, que comenzará á publicar próximamente la Comi- sión de Parasitología del Ministerio de Fomento. Profesor L. O. Howard. Informe acerca de las Universidades de los Estados Unidos. Ingeniero Leopoldo Salazar. Informe sobre el Mineral de Naica, Chihuahua. Profesor J. Varela Salceda. Nuevo procedimiento para el beneficio de la plata. NomMBRAMIENTOS.—Socio de número: D. José Guzmán, Jefe de la Sección de Cartas del tiempo del Obser- vatorio Meteorológico Central. Socios honorarios: InceNERO D. Luis SaLazar, Jefe de Sección en el Ministerio de Comunicaciones y Obras Públicas. Proresor D. MicuEL E. SchuLz, Profesor de Geografía en las Es- cuelas Preparatoria y Normal de Profesores. | Socios correspondientes: D. José M. De La Fuente, Yautepec, Morelos. D. VaLentín F. Frías, Apaseo, Guanajuato. 22 Conareso MereoroLócIcO.—El Secretario perpetuo participó que se ha recibido ya regular número de adhesiones y que se verificará los días 17 á 20 del presente mes. El Secretario anual, F. M. RoDRÍGUEZ. NECROLOGIA. El Prof. Dr. Carlos Federico Rammelsberg. Este eminente mineralogista alemán falleció el 28 de Diciembre de 1899, en Gross Lichterfelde (cerca de Berlin) á la edad de 87 años. 29 El Profesor Dr. Carlos Federico Rammelsberg. Fué uno de los sabios que más han influido en su siglo en los pro- gresos de la Mineralogía; durante su larga y laboriosa carrera contri- buyó por su enseñanza, sus obras didácticas y sus trabajos originales, á la formación de numerosas generaciones de hombres de ciencia, y cooperó, quizá como ningún otro, á esparcir el gusto por las investi- gaciones de Química mineral. Fué ante todo químico, pero químico como pocos, pues siempre creyó que aun determinada la composición de un cuerpo, faltaba todavía definir exactamente sus propiedades geométricas y físicas. 30 Su idea fundamental, que emitió desde que principió sus trabajos y que conservó hasta el fin, fué que la Mineralogía no es más que un capítulo de la Química, y que los cuerpos naturales y los productos de laboratorio deben ser estudiados con el mismo interés y por igua- les procedimientos. Sus investigaciones numerosas sobre los compues- tos más diversos lo convencieron de que la analogía de la composi- ción química sólo accidentalmente puede ser la causa de la identidad de las formas; creía que los cuerpos de composición muy diferente pueden, en ciertas condiciones, cristalizar unidos en proporciones in- definidas. Examinándo la lista de sus 419 trabajos (1836 á 1897) maravilla su prodigiosa actividad; porque entre sus títulos se encuentran no so- lamente un gran número de estudios de dilatado desarrollo, sino tam- bién obras considerables que han exigido inmensas investigaciones bibliográficas. Entre estas obras hay dos que son los más hermosos timbres de gloria de Rammelsberg: su Manual de Química Mineral (2 edición, 1875) y su Manual de Química Física y Cristalográfica, cuya 2” edición apareció enteramente reformada en 1881. Estos dos libros, que sólo Rammelsberg pudo haber empezado y concluido fe- lizmente, han prestado y prestan aún servicios incalculables á todos los que se ocupan de Mineralogía química. De sus trabajos, debemos citar los siguientes, relativos á especies minerales de México y cuyas traducciones han aparecido en La Na- turaleza. (Tomo III, 1* serie). Ueber das Buntkupfererz von Ramos in Mexico und die Constitution dieses Minerals túiberhaupt. (El cobre abigarrado de Ramos y su . composición común). (Zeitschrift der deutschen geologischen Gesellschaft, 18, 1866, p. 19). Ueber den Castillit, ein neues Mineral aus Mexico. (La Castillita, nuevo Mineral de México). (1d., íd,, 18, 1866, p. 23). Ueber den Enargit aus Mexico und einen neuen Fundort des Berth- ierits. (De la Enargia de México y de una nueva localidad de Berthierita). (1d., (d., 18, 1866, p, 241). Ueber den Xonaltit, ein neues wasserhaltiges Kalksilicat und den 31 Bustamit aus Mexico, (De la Xonaltite 4 un nuevo hidrosilicato de cal y de la Bustamita). (Id., íd., 18, 1866, pp. 17 á 33). Neues Mineral aus Mexico. (Nuevo Mineral de México). (Id., íd., 20, 1868, p. 744). Ueber zwei Meteoreizen aus Mexico. Mixteca Alta y Yanhuitlán. (Dos meteoritos de Mexico). (Id., íd., 21, 1869, p. 83). Ueber Tellurwismuthsilber aus Mexico. (El telururo de bismuto y plata de México). (Id., íd., 21, 1869, p. 81). Ueber den Cuprodescloizit, ein neues Vanadinerz aus Mexico. (La Cuprodescloizita, nuevo mineral de vanadio de México). (Sitz- ungsderichte der K, Akademie der Wissenschaften, Berlin, 1883, Il, p. 1215), Era el decano de los miembros de la Academia Real de Ciencias de Berlin (Agosto, 1855), miembro honorario de la Sociedad Francesa de Mineralogía, etc., etc.) R. A.S. BIBLIOGRAFIA. 1851-1901. Cinquantenaire Scientifique de M. Berthe- lot, 24 Novembre 1901. Paris, Cauthier— Villars. 1902. 4? 186 pages, 24 planches, 20 fr. Este tomo da cuenta detallada del grandioso y justo homenaje que el mundo científico entero ha dado al eminente quimico francés, M. Berthelot, nuestro distinguido y sabio consocio, con motivo de haber cumplido cincuenta años de labor científica no interrumpida. Una comisión nombrada por la Academia de Ciencias de Paris se encargó de organizar una sesión solemne en honor del sabio y de co- lectar los fondos necesarios para ofrecerle una placa conmemorativa y publicar el presente tomo. A este llamamiento acudieron gustosos to- 32 dos los hombres de ciencia, Academias, Sociedades é Institutos del globo, y nuestra Sociedad “Alzate” no quizo quedarse sin tan grande honor pues contribuyó con una corta cantidad. La sesión tuvo lugar en el gran anfiteatro de la Sorbona el 24 de No- viembre de 1901 á las diez de la mañana, bajo la presidencia de M. Loubet, Presidente de la República Francesa, quien entregó al ilustre químico la hermosa placa hecha en su honor por M. Chaplain. Con- currieron á dicha ceremonia millares de personas, entre las que se con- taron á los más notables representantes de la Ciencia, del Gobierno, del Comercio, de la Industria, etc. El presente volumen contiene una reseña detallada de dicha reu- nión, enumerando los concurrentes más notables. Incluye los discur- sos pronunciados por M. Leygues, Ministro de Instrucción Pública; M- Darboux, Secretario perpetuo de la Academia de Ciencias; M. Fouqué, Presidente de la misma Academia; M. Moissan, de la Sección de Quí- mica de la propia Corporación; M. Gastón Paris, Administrador del Colegio de Francia; M. Guyon, Presidente de la Academia de Medici- na; M. Chauveaux, Presidente de la Sociedad Nacional de Agricultu- ra; y M. Bouchard, Presidente de la Sociedad de Biología. Estos dos últimos oradores entregaron también á M. Berthelot medallas en nom- bre de las Sociedades que representaron. A continuación se hallan las calurosas felicitaciones enviadas por los cuerpos científicos más notables del mundo; discursos de M. Gua- reschi, representante de la Academia Real de Ciencias de Turin, etc. y el de M. Berthelot, contestando todos estos homenajes, y en fin nu- merosas cartas, telegramas, felicitaciones, etc.; la lista de los subscrito- res y la de los 36 tomos que forman las obras del insigne maestro, que todavía con sus 75 años de edad no cesa de dar notables trabajos á las comptes-rendus de la Academia de Ciencias y á los Annales de Chi- mie et de Physique. Étude sur les actions de contact. Oxydation des Alcools par l'action de contact par J. A. Trillat, Directeur du Ser- vice d'analyse a l'Institut Pasteur. Paris, C. Naud, 1901. 8% 208 pages, 5 fr. 33 Se sabe que existen gran cantidad de reacciones que tienen lugar en presencia de ciertos cuerpos sin que estos sufran transformaciones apa- rentes. De una manera general estas reacciones han sido designadas con el nombre de fenómenos catalíticos. La obra presente es un estudio precioso de varias de esas reaccio- nes, por medio de un aparato especial del autor, llegando á conclusio- nes en extremo interesantes; entre otras cree que existe cierta analogía entre los procedimientos de oxidación de la naturaleza y los que indi- ca en su obra. Por medio de los métodos que describe le ha sido posible limitar la reacción disminuyendo la formación de productos de pirogenación, y ha mostrado además la diferencia que hay entre estos últimos y los - productos inmediatos que resultan de la acción catalítica. Los capítulos que contiene la obra tratan los asuntos siguientes: Fenómenos catalíticos. Aparato para el estudio general de las accio- nes de contacto. Estudio de la acción de contacto sobre las series al- cohólicas. Alcohol metílico. Aplicaciones. Investigación del alcohol metílico y de la formaldehida. Alcohol etílico. Series propílica y bu- tílica. Ensayo sobre los alcoholes amílicos superiores. Alcoholes no sa- turados. Alcoholes plurivalentes. Oxidación de los alcoholes de las series aromáticas. Alcoholes aromáticos no saturados y plurivalentes. Estudio de la acción de contacto sobre diversas combinaciones. Con- clusiones. Recueil de l'Institut Botanique (Université de Bruxel- les) publié par L. Errera. Tome V. Avec 8 figures dans le texte et 9 planches. Bruxelies, H. Lamartin, 1902. 82 357 pages. Acaba de aparecer esta notable publicación que comprende los tra- bajos de 1900 á 1901, hechos en el Instituto que dirige nuestro ame- ritado consocio. Los tomos l á IV están preparándose y los formarán los trabajos de 1882 á 1900 que se hallan dispersos en varias colec- ciones ó aún inéditos. La dificultad de poseer muchas de esas coleccio- nes justifica la publicación de estos tomos, que serán de grande utilidad. Revista (1902.]—5 e ene L. Errera, M. 3. A. 35 El tomo en cuestión tiene las memorias siguientes: Naturaleza y significación de los alcaloides vegetales, por G. Clau- triau, Asistente en el Instituto de Botánica.—La digestión en las urnas de Nepenthes, por G. Clautriau.—Investigaciones microquímicas sobre la presencia de los alcaloides y de los glicosidos en la familia de las Ranonculáceas, por E. Vanderlinden, Doctor en ciencias naturales. In- vestigaciones sobre los organismos inferiores, por J. Massart, Profesor en la Universidad. Sobre la miriotonía como unidad en las medidas osmóticas por L. Errera.—Influencia de la temperatura sobre la per- meabilidad del protoplasma viviente para el agua y las substancias di- sueltas, por F. Van Rysselberghe, Doctor en ciencias naturales.—De la pretendida existencia de solanina en las hojas de tabaco, por J. Starke. Ensayo de clasificación de los reflejos no nerviosos por J. Massart. So- bre una bacteria de grandes dimensiones: Spirillum Colossus, por L. Errera. Cliniques Médicales Iconographiques par MM. P. Haushalter, G. Etienne, L. Spillmann, Agrégés á la Fa- culté de Médecine de Nancy, Ch. Thiry, Ancien interne des hopitaux de Nancy.—Paris, C. Naud, 1901-1902. fol. 382 pages, 62 planches. 50 fr. Se hallan reunidas en esta excelente obra las fotografías colecciona- das por los autores durante varios años en sus clínicas. Representan . grupos perfectamente elegidos que muestran las modificaciones, hábi- tos, actitud, etc., en las amiotrofías progresivas, la parálisis y hemiplegia infantiles, parálisis de la cara, nevritis periférica, rigidez espasmódica infantil, hidrocefalia, enfermedad de Basedow, reumatismo crónico, raquitismo, gangrenas, lepra, alteraciones cutáneas, sífilis, dermatosis, etc. Entre las 398 figuras algunas son relativas á enfermedades excep- cionales ó á casos particulares; otras se refieren á formas clásicas de enfermedades vulgares 6 á afecciones raras. Todas estas fotografías hacen renacer y precisan los recuerdos de casos análogos ya estudia- dos, y dan cuerpo á las nociones vagas que se tienen sobre las formas mórbidas no observadas, encontradas excepcionalmente ó estudiadas 36 de prisa. En fin, fijan las formas exteriores y los signos aparentes en una multitud de casos particulares, de los cuales aun la historia clíni- ca más minuciosa, escrita en los términos más apropiados, no podría poner en relieve los rasgos salientes; permiten también la comparación de casos semejantes, mostrando en un golpe de vista sus diferencias y analogías, asegurando en muchos casos un diagnóstico verdadero. L'ÉRUPTION DE LA MONTAGNB-PELÉR, A LA MARTINIQUE. Le 8 mai, vers huit heures du matin, la ville de Saint-Pierre a été anéantie par une épouvantable catastrophe. Le volcan de la Montagne—Pelée, situé á quelques kilométres de la ville, éteint depuis 1851, et dont le cratére était occupé par un lac, sous une formidable poussée de lave incandescente, accompagnée d'éjection de gaz enflammés, a, en quelques minutes, converti la ville en un immense brasier s'étendant sur le littoral avoisinant Saint—Pierre, formant ainsi une ligne de feu depuis le village du Carbet jusqu'au bourg du Précheur. Les efíets de cette poussée volcanique se firent sentir jusqu'a Fort- de-France, oú l'on recut une pluie de cendres et de pierres de la gros- seur d'une noisette, pesant de sept á dix grammes. Toute líle fut couverte d'une épaisseur de cendres d'environ trois millimétres. Tous les bateaux qui se trouvaient en rade de Saint-Pierre prirent feu et coulérent, sauf un, qui put prendre le large sous la pluie de feu, avec son gréement á moitié consumé, et une partie des hommes de son équipage brúlés. Le nombre des victimes est de trente á quarante mille. En un quart d'heure, l'ouragan de feu avait fait son ceuvre, et toute fuite avait été impossible. L'éruption reprit d'ailleurs aprés quelque temps, et de nouveaux cratéres s'ouyrirent autour de l'ancien. 37 C'est á peine si l'on compte trois cataclysmes de cette nature dans les vingt derniers siécles. A ce propos, le Temps fait le compte des volcans actuels, et donne successivement leur histoire: On connaít, á l'heure actuelle, environ mille volcans dont trois cent vingi-cing son encore en activité. Le repos de ceux qui ne sont pas en activité est, d'ailleurs, toujours suspect. Car, d'aprés tous les docu- ments, le Vésuve était considéré par les anciens comme una monta- gne tout á fait inoffensive jusqu'au jour de la grande éruption de Pan 79, laquelle ensevelit Herculanum et Pompéi. Ensuite, il resta en- dormi pendant trois siécles, de 1306 á 1631: ce fut un de ses grands repos. L'Islande est'un centre d'action continue, une fournaise terrestre, dont 1'Hécla, toujours en activité, est la cheminée principale. L'Etna, le Stromboli et le Vésuve sont également en activité, par intermittences. En Espagne, les volcans, vers 1819, prirent une grande activité dans la province de Murcie. Les Acores, volcaniquement tourmentées, semblent étre sorties de la mer, ainsi que les Canaries et les les du Cap-Vert, gráce a leurs volcans. L'ile Bourbon, les ¡les de la Sonda, les Philippines, les ¡les du Japon, les iles Sandwich sont de véritables hauts fourneaux intra- terrestres; la Terre de Feu doit son nom á ses convulsions. Les volcans éteints, trés nombreux, sont répartis un peu partout. En France, 1'Auvergne, le Velay, le Vivarais, les Cévennes, le Lan- guedoc, la Provence présentent de nombreux cratéres éteints avec leurs coulées de lave caractéristiques. Les bords du Rhin, dans les provinces d'Eiffel et de Neuwied, la Saxe, la Bohéme sont volcaniques, ainsi que la Hongrie, la Transy]l- vanie, le Caúcase, la Gréce et ses ¡les. L'Asie a des volcans en constante activité. Comment s'annonce une éruption en dehors des émissions conti- nuelles de gaz et de scories en quelque sorte réguliéres, comme en montre-le Stromboli, par exemple? Quelles sont les caractéristiques 38 des éruptions renaissantes comme celle que vient de voir la Marti- nique? D'abord, et en général, il y a tremblement de terre, trouble séis- mique. Mais cela ne paraít pas s'étre produit á la Martinique. Le volcan éteint se rallume en tout état de cause, comme un énorme poéle dont on aurait laissé tomber le feu. Il commence par lancer d'abondantes fumées formées de gaz et de vapeur d'eau, puis des ma- tiéres pulvérulentes, des cendres volcaniques, auxquelles se joignent bientót, dans de formidables hoquets, des fragments de pierres po- reuses incandescentes nommées lapilli et pouzzolanes. Des matiéres fondues globulaires, arrachées á la lave du cratére, sont lancées en tournoyant sous la forme géométrique de tores analogues aux tores de fumée que fournissent les canons paragréles: ce sont les bombes volca- niques dont l'infortunée ville de Saint-Pierre paraít avoir été criblée. Alors s'entend une suite de détonations, de gerbes pulvérulentes éclairées par la réverbération de la lave en fusion, se tordant comme des flammes pour aller retomber en tous sens plus ou moins loin du foyer, suivant la densité de leur composition globale. En méme temps s'écoulent, se chevauchent et se replient, descendant sur les flanes du volcan rallumé, les vagues déferlantes et incandescentes des tufs vol- caniques et ponceux, des conglomérats fondus ou a l'état páteux, qui font table rase de tout sur leur passage, étres animés, végétations, constructions méme dévorées par l'atmosphére incandescente que souffle devant lui le fléau. > Les vapeurs et les cendres obscurcissent l'atmosphére. Un peu plus tard, on retrouvera les cendres á d'énormes distances. Des cendres du Vésuve ont été portées souvent jusqu'a Constantinople. Celles du volcan de Saint—-Vincent, dans les Antilles, en 1812, allerent faire la nuit noire á la Barbade; celles de l'éruption de Sumbawa, en 1815, furent portées jusqu'aux ¡les d'Amboine et de Banda, á pres de 1 200 kilométres. Des navires, sur presque toutes les mers, rapportérent des cendres de l'éruption célébre du Krakatoa dans les ¡les de la Sonde. Les produits volcaniques gazeux sont dangereux á respirer en dehors des produits pulvérulents qui exercent sur l'organisme une action mé- 39 canique fácheuse. On y trouve les acides chlorhydrique, sulfureux, carbonique, sulfhydrique; peut-étre y a-t-il dans de certaines circon- stances des gaz ammoniacaux. A Java, le sol est partout recouvert, aux environs des volcans, de carcasses de tigres, de chevreuils, de cerfs, d'oiseaux et d'ossements humains. M4. de Buch a observé que, dans les éruptions volcaniques, c'est l'acide chlorhydrique qui se ma- nifeste tout d'abord, ce qui s'expliquerait par l'irruption souterraine des eaux de la mer, chargées de chlorure de sodium, sur la matiére en fusion. Ensuite vient l'acide sulfureux, puis l'acide carbonique. Ce dernier ce dégage pendant des siécles, alors que les éruptions ne sont méme plus á l'état de souvenir. Ainsi, on obtient de curieux dégage- ments d'acide carbonique atavique en remuant les terrains voisins de nos vieux volcans éteints de l' Auvergne : il y en a qui «soufflent l'acide carbonique» perpétuellement, sous la simple influence des variations barométriques. Mais ce qui est tout d'abord dangereux au point de vue épidémique, dans des cas spéciaux comme celui de l'éruption volcanique de la Mar- tinique, ce sont les agglomérations de cadavres humains et d'animaux morts sur certains points. Il y a lá de réels dangers hygiéniques pour la région. L'énergie volcanique, la force de soulévement qui produit ces cata- elysmes peut étre sommairement évaluée et elle est considérable. Le cratére de l'Etna est á 3 300 métres, celui du pic de Ténériffe a 3710, celui de l'Antisana, dans la province de Quito, 4 5833 métres. Pour déverser la colonne de lave á ces hauteurs, pour «dégorger», il faut, ou il a fallu, une pression de 900 atmosphéres á Etna, de 1000 au pic de Ténériffe, de 1500 atmosphéres á 1'Antisana, car la densité de la lave fondue varie entre 2 et 3. Pour le volcan de la Montagne— Pelée, á la Martinique, étant donnée la cote 1 350 du cratére, la pres- sion d'éruption a dí étre d'environ 400 atmosphéres. Cela permet de prendre une idée assez exacte de la zone de dévastation des projectiles volcaniques proprement dits; mais il faut y ajouter la zone de transport des cendres enflammées ou brúlantes, qui parait avoir dépassé 7 ki- lométres dans le vent d'aprés les premiéres informations reques. [Revue Scientifique. 17 mai 1902.] 40 Sur la composition des cendres projetées, le-9 ma 1902, par la Montagne Pelée, NOTE DE M. MICHEL LÉVY, M. S. A. «J'ai regu hier soir, de M. Louis Lion, ingénieur en chef des Ponts et Chaussées, un échantillon des cendres projetées le 3 mai dernier par la Montagne Pelée, au moment du départ du courrier qui vient d'arriver en France. «Un examen rapide de ces cendres y décéle des feldspaths tricli- niques, mélés de quelques cristaux de bisilicate ferrifére. «L'axe n, fait un trés petit angle avec lParéte h' g' dans g'. Poly- chroisme intense, vert suivant n,, jaune suivant n,, et n,. Ce bisilicate ne peut étre que de la hornblende ou de l'hypersthene; j'opine pour ''hypersthéne, á cause de la biréfringence relativement peu élevée. «Les fragments de feldspath triclinique présentent les propriétés optiques de l'andésine; les extinctions des lamelles de clivage suivant g' donnent les mémes résultats que la valeur des indices de réfraction, qui sont compris, tous les trois, entre 1,542 et 1,554 (détermination au moyen de la liqueur de Klein convenablement titrée). Cette an- désine présente la macle de Carlsbad et celle de Valbite; les lamelles g' se montrent légéerement zonées. «Le grain moyen de la cendre est de ¡m á im de millimétre. Un examen plus approfondi sera nécessaire pour déterminer s'il n'y a pas d'autres composants cristallisés. «On sait que dans la mer des Antilles les derniers plissements sont dáge post-crétacé; l'ére des effondrements et du volcanisme parait débuter avec l'Oligocéne; les éruptions se sont prolongées jusqu'a Pépoque actuelle et ont fourni des produits trés variés: andésites, rhyolites, basaltes.» [C. R. Ac. Se. Paris. 20 mai 1902.] O 3 pr . e OA M. Berthelot, M. $. A. Nacrpo EN Paris EL 25 DE OCTUBRE DE 1897. >retedad Crentilica Antonio Alzate.” MEXICO. Revista Científica y Bibliográfica: Núms. 4 y 5. 1902. SESIONES DE LA SOCIEDAD. Enero 6 DE 1902. (La Junta Directiva acordó suspender esta sesión, por enfermedad del Secretario perpetuo R. Aguilar y Santillán). FeBrerO 10 DE 1902. Presidencia de los Sres. A. L. Herrera y G. Montiel Estrada. PubLicaciones.—Entre las recibidas durante el mes, el Secretario anual presentó el Cóbice NurraLL, publicado por la Sra. Zelia Nuttall, M.S. A. Execciones.—Junta Directiva para 1902: Presidente.—Ing. G. Montiel Estrada. Vicepresidente.—M. Moreno y Anda. Secretario anual.—Ing. Pedro C. Sánchez. Prosecretario.—Dr. Roberto Jofre. El Presidente nombró á los socios Herrera y Rodríguez para que Revista [1902.]—6 42 visitaran al socio Aguilar y le hicieran presente la congratulación de la Sociedad por su restablecimiento, y dió las gracias á los Dres. Ci- cero y Vergara Lope por la eficacia con que atendieron á dicho socio, felicitándolos á la vez y á la Sociedad. TraaJos.—A. L. Herrera. Informe relativo á los trabajos y progre- sos de la Sociedad. durante el año 1901. (Revista, 1901, p. 78). Dr. R. E. Cicero. Empleo del arsénico en Dermatología. Dr. A. Dugés. Cassiculus melanicterus, Bp. (Memorias, XVI, p. 253). Prof. J. Varela Salceda. Método fácil y rápido para reconocimiento de sales. (Revista, 1901, p. 72). Marzo 10 pe 1902. Presidencia del Sr. Ing. Gilberto Montiel Estrada. Traasos.—Ing. T. L. Laguerenne. Ligeras observaciones sobre la climatología de México. (Memorias, XVII, p. 43). Prof. A. L. Herrera. Las Ligas Ornitófilas. Ing. J. de Mendizábal. Descripción de un nuevo pluviógrafo. ABRIL 7 DE 1902. Sesión dedicada á la memoria del Sr. Ingeniero de Minas D. Manuel M. Contreras, socio honorario. Presidencia del Sr. Ing. Gilberto Montiel Estrada. El Sr. Ing. D. Joaquín de Mendizábal Tamborrel hizo el elogio del Sr. Contreras. El Sr. Ing. D. Santiago Ramírez leyó un examen de algunos de los trabajos mineros del Sr. Contreras. 43 Se presentaron además los trabajos siguientes: Prof. T. D. A. Cockerell. Descripción de un nuevo parásito del ma- guey. (Memorias, XVID. J. Guzmán. Utilidad de las variaciones barométricas en la previsión del tiempo. Prof. A. L. Herrera. Las Lagas Ornitófilas (continuación). Ing. P. C. Sánchez. Medida de la base de Tecamachalco por la Co- misión Geodésica Mexicana. (Boletín del Ministerio de Fomento, 1). e Concurrieron á la sesión los Sres. Dr. Angel, David y Samuel Con- treras, en representación de la familia del ilustre finado; los Sres. E. C. Rébsamen, Director de la Escuela Normal; L. Kiel, Dr. J, M. Gúi- josa, Ing. A. Aldasoro, A. Muñoz Navarro, Ing. T. L. Laguerenne, -Ing. A. Capilla, L. Velázquez de León, I. Vázquez, y los Sres. socios R. Aguilar Santillán, Armendaris, Díaz de León, Fernández Leal, Guz- mán, Herrera, L. G. León, Mendizábal (Joaquín), Montiel, Ordóñez, Oropesa, Ramírez (Santiago), Romaní, Salazar (Leopoldo), Sánchez, Vergara Lope y Villaseñor. Mayo 12 pr 1902. Presidencia del Sr, Ing. G. Montiel Estrada. El Presidente presentó á la Sra. ZeLIa NurraLL, socia honoraria, que concurre á la sesión por primera vez. FaLLerimienTto.—El Secretario perpetuo dió cuenta de la muerte del ilustre socio honorario ALrreDO M. CorNv, acaecida el 12 de Abril. Trarasos.—Dr. E. Armendaris. Las propiedades fisiológicas de la Saponina de algunas plantas. (Memorias, XVII, p. 113). Prof. T. D. A. Cockerell. On a species of Pseudococcus [ Coccidae]. (Memorias, XVII, p. 137). Dr. A. Dugés. Gambusia infans. (Memorias, XVII, p. 121). 44 Ing. T. L. Laguerenne. El Estado de Tabasco. (Memorias, XVII, p. 125). Ing. Joaquín de Mendizábal Tamborrel. Posiciones geográficas de algunos puntos del Estado de Yucatán, determinadas astronómicamen- te. (Memorias, XVII). El Secretario anual, Pero C. SÁNCHEZ. BREVE ELOGIO DEL SR. INGENIERO DE MINAS D. MANUEL MARIA CONTRERAS, Miembro Honorario de la Sociedad “Alzate,” fallecido el 22 de Marzo de 1902. Si he aceptado Señores, hacer el elogio del distinguido y sabio in- geniero Sr. D. Manuel M. Contreras, á cuya memoria dedica hoy su - sesión la Sociedad “Antonio Alzate,” es debido á la gratitud que siem- pre le profesé por haber terminado á su lado mi práctica de Ingeniero de Minas, recibiendo constantemente de él muy acertados consejos é inmerecidas consideraciones. Nació el Sr. Contreras en la ciudad de México el 21 de Febrero de 1833, siendo sus padres D. José M. Contreras, Comisario principal de Artillería, y la virtuosa Sra. D” Luz Alcocer. Digno de todo elogio es el hombre que como el Sr. Contreras, por su talento y aplicación, obtuvo en sus estudios primarios los principa- les premios y después sustentando actos públicos en todos los años en la Escuela de Minería, hoy Escuela Especial de Ingenieros, en la que ingresó para cursar los estudios preparatorios y profesionales para la carrera de Ingeniero de Minas. Cuando la invasión Norte Americana, época tan aciaga para México, teniendo apenas la edad de 14 años, sus- 45 pendió sus estudios para prestar sus servicios en otra escala, marchan- do á Querétaro, pues fué nombrado Oficial 32 del Ministerio Político de Artillería. Terminados los terribles acontecimienios de la citada época que vosotros bien sabéis, volvió de nuevo á la misma Escuela de Minería para terminar sus brillantes estudios, recibiéndose de Ensa- yador el 22 de Junio de 1853 y de Ingeniero de Minas el 14 de Mar- zo de 1856. Numerosos fueron los empleos y cargos que el Sr. Contreras desem- peñó siempre con una intachable honradez, singular asiduidad y no- table acierto. Entre ellos citaré los siguientes: En 1859, Diputado de Minería en Pachuca. 1863 Diputado de Minería en Guanajuato. En 1856 fué nombrado Interventor de la Compañía Inglesa de Mi- nas del Mineral del Monte. De 1857 á 1859 Inspector de las Minas de Santa Inés y La Providencia En 1860 Director de la Negociación de la Mina de Guadalupe y de la Hacienda de Beneficio, La Purrísima. De 1862 á 1865 Apoderado de la casa Pérez Gálvez para la dirección de las Minas y Haciendas de Beneficio que tenían en Guanajuato. En 1866 Ingeniero Metalurgista de la Compañía de Real del Monte. En 1868 Ensayador de la Casa de Moneda de México; en 1869 Oficial de la Sección 1” del Ministerio de Fomento. En 1880 formó parte de la Comisión nombrada para estu- diar los contratos de Ferrocarriles Internacionales é Interoceánicos. Varias veces fué Regidor y Presidente del Ayuntamiento de la Capital; fué miembro de la Comisión del Código de Minería; Diputado al Con- greso de la Unión y Senador. Cooperó de una manera muy eficaz para llevarse á efecto el Desagiie del Valle de México. Varias veces desempeñó interinamente la Dirección de la Escuela Normal para Profesores y en ese tiempo se hizo estimar extraordina- riamente, tanto de los profesores como de los alumnos y todos ellos tu- vieron ocasión de apreciar su exquisito trato, honradez y su empeño por el progreso de la Escuela. Durante muchos años ejerció el profe- sorado. Desde 1868 fué nombrado Profesor de Matemáticas en la Es- cuela Nacional Preparatoria; en 1874, profesor de Física experimental, 46 en la cual dió mucho tiempo conferencias públicas en la misma; en 1877 de Mecánica en la Escuela de Ingenieros; en 1887 profesor de Matemáticas en la Escuela Normal para Profesores. Como profesor siempre se dió á querer de sus discípulos, por su Ca- rácter, sabiduría y especial don de enseñar. Muchas Sociedades tuvieron el honor de contarle como uno de sus miembros más distinguidos, las principales son: miembro honorario de nuestra Sociedad “Alzate,” de la Sociedad Humboldt, de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, de la Sociedad de Geografía y Estadís- tica, de la Academia Mexicana de Ciencias, de la Sociedad Minera Me- xicana, de la Sociedad Mexicana de estudios pedagógicos; de la Socie- dad de mejoras morales de Real del Monte; por aclamación fué nom- brado socio honorario del Instituto Americano de Ingeniero de Minas, en su sesión de México en Octubre de 1901. Ningún mexicano ha contribuido tanto á la enseñanza de las partes elementales de la Matemática como el Sr. Contreras, pues además de profesor, escribió: Aritmética, Algebra, Geometría y Trigonometría, cu- yos tratados han estado de texto en casi todas las Escuelas Preparato- rias de la República; difícil será encontrar algún lugar desde Sonora hasta Yucatán en donde haya estudiantes que no hubieran conocido al Sr. Contreras por sus obras de Matemáticas. De la Aritmética y Alge- bra salieron 9 ediciones; de la Geometría 7, y de las Trigonometrías 6. Además de sus diversas obras de Matemática escribió muy intere- santes memorias mineras relativas á los ensayos de pella, al beneficio llamado de patio, á la concentración de minerales y al cálculo del tra- bajo mecánico de los morteros. De estos estudios hoy nos va á hacer una reseña, con la alta competencia que le caracteriza, nuestro ilustra- do consocio el Sr. Ingeniero de Minas D. Santiago Ramírez. Felicito de todo corazón á nuestra Sociedad por haber hecho un ac- to de justicia; y me felicito 4 mí mismo, por contribuir con mi insig- nificante colaboración á honrar la memoria de un compatriota verda- deramente sabio y modesto. México, Abril 7 de 1902. Joaquín DE MENDIZÁBAL TAMBORREL, Ingeniero Geógrafo. 47 LIGERO EXAMEN De tres trabajos mineros del Sr. Ingeniero de Minas D. Manuel M. Contreras, leido en la sesión que le consagró la Sociedad “Antonio Alzate,” la noche del lunes 7 de Abril de 1902, por su Socio Honorario el Ingeniero de Minas Santiago Ramirez. Señor Presidente de la Sociedad: Señores Representantes de la familia del Mustre finado: Señores: Haciendo un esfuerzo extraordipario y supremo; tan supremo y tan extraordinario, como el impulso que el corazón que siente es suscep- tible de comunicar á la voluntad que determina, he podido, en estas solemnes circunstancias, y en estos instantes solemnísimos, salir del fondo de un sepulcro, que para mí no puede estar nunca cerrado, pa- ra venir á colocarme á la orilla de otro sepulero recientemente abier- to; y recogiendo de aquél todo el dolor en que mi vida se consume, traer á éste el contingente de dolor que el sentimiento me reclama. Chorreando sudor la frente, acíbar los labios, sangre el corazón y lágrimas los ojos, vengo á esta respetable Sociedad, á la que hoy me siento ligado por un nuevo título; en cuya atmósfera saturada de amar- gura, respiro un perfume; de cuya voz severa y gemebunda recojo los acordes de una melodía, y en cuyo seno me encadenan, con un atrac- tivo irresistible, los crespones de su luto. Ella me llama con la autorizada voz del mismo sentimiento; ella me señala el asiento, con que su indulgencia me agraciara; ella me pide mi justificado pesar haciéndolo suyo, brindándome con su mere- cido homenaje, para hacerlo mío; ella me muestra un sitial desocupa- do, en el que están frescas y con terrible claridad marcadas las huellas de la muerte, y quiere que con ella me acerque á depositar en él las 48 £ primicias de la gratitud; ella se digna darme acceso á su respetable tribuna, que á tan honrosa altura han elevado nuestras eminencias científicas, y á la que yo con planta vacilante subo, sin preocuparme mi debilidad ni hacerme titubear mi insuficiencia; pues no voy á ocu- parla para poner la brillante corona de,la inmortalidad sobre la frente del sabio; paso simplemente por ella, para acercarme al lugar en que mis afectos me llaman, y depositar la sencilla flor de los recuerdos so- bre el sepulcro del amigo. Pero ni aun esta flor me pertenece, y conoceréis al punto que no es mía, por los colores que la embellecen, por la frescura que la anima y por el aroma que exhala: calidades que conservará, aunque menos- cabadas por el contacto de mi atrevida mano que la ha ido á cortar en el florido vergel de una bien cultivada inteligencia. Lo que de esta preciosa flor me pertenece, es la espontaneidad con que la he recogido, el atrevimiento con que la he marchitado, la sin- ceridad del cariño con que la ofrezco y la lluvia del corazón con que la mojo. I “No hay—ha dicho un autorizado publicista—más que una alaban- za digna de un autor: el espectáculo de sus obras.” Y tal vez por esto, cuando la tierra de que estamos formados se abre para reclamarnos como cosa propia una victima que le pertenece, ó cuando la muerte al pasar por nuestro hogar desolado, nos deja en él un inerte cadáver en el lugar de que arrebata un ser querido, la memoria evoca los recuer- dos; el corazón reproduce las impresiones; la inteligencia enumera los merecimientos; el dolor parece acrisolar las virtudes, y á la orilla de aquel sepulcro, y á la cabecera de ese féretro, al mismo tiempo que los ojos se anegan para dar salida á las lágrimas, los labios se abren para formular los elogios. La bien aprovechada vida que acaba de llegar á su ocaso, y que pa- ra siempre se ha precipitado en los abismos de la muerte, está llena de hechos meritorios dignos de recuerdo, de mención y de alabanza» que tal vez pronto consignará la Biografía; y de estos hechos voy á 49 considerar algunos, únicamente para abrir las válvulas del sentimien- to: me fijaré para la elección, que la hace difícil el indisputable méri- to de todos, en los que el fraternal espíritu de Cuerpo me señala, y la importancia indiscutible del ramo que es la esencia de su Profesión, autoriza. Trasportémonos por un momento, Señores, al centro de una Nego- ciación Minera, cuyos trabajos se sostienen con cierto grado de activi- dad. En el Patio del Quebradero, que á uno y otro lado del tiro general se extiende, están hacinadas las enormes masas de mineral que por muchos siglos estuvieron sepultadas en las entrañas de la tierra; que el ojo penetrante del estudio descubrió al través de las capas geológi- cas, trasparentadas á la enérgica acción de los principios; señaladas al pico del obrero por la mano segura de la ciencia; arrancadas de sus yacimientos naturales por los vigorosos efectos de los eficaces explosi- vos, y depositadas por la extracción, en las manos del Metalurgista. Las ordenadas operaciones del trabajo que con actividad prodigiosa se sostienen y con inquebrantable regularidad se encadenan, arreba- tan y se disputan esas masas, para sacar de ellas el metal precioso que contienen, y cuya adquisición es el objeto de tan atrevidos trabajos. Contrastando con ese movimiento que desvanece y con ese ruido que aturde, un joven de porte distinguido, de aspecto simpático, de mirada penetrante, de continente severo, está de pie, delante de esas masas, en las que lee como en un libro abierto; guardando el silencio más absoluto y descansando en la inmovilidad más completa. En esa lucha de los esfuerzos del trabajo contra las resistencias pa- sivas; del espíritu contra la materia, de la actividad inteligente contra la fuerza bruta, que con tanta claridad se observa en los trabajos de las minas, parece que este joven, admirado por tan colosales resisten- cias, se confiesa vencido y se rinde desalentado. Pero todo menos que eso. El lee con la lente poderosa de la ciencia con que se halla amplia- mente enriquecido, y esta lectura le presenta tres interesantes proble- mas, que su dedicación coloca bajo el dominio de su estudio, y en los 50 que su pericia lo pone en aptitud de llegar á los más satisfactorios re- sultados. Parece que en esa lucha titánica, encarnizada y sostenida, esas ma- sas inertes y pesadas se animan para decirle con la voz amenazadora del reto: la fuerza de cohesión con que están reunidos los elementos componentes que nos forman, nos comunica una dureza que no po- drán destruir del todo tus esfuerzos: por la irregularidad con que en nuestras matrices se halla distribuido el codiciado metal que tú am- bicionas, te impedirán recogerlo los grandes volúmenes que protejerán sus partículas pequeñas; y aun una parte de la que hayas sometido á tus tratamientos especiales, se te escapará de entre las manos en los momentos mismos en que te dispongas á recogerla, viéndose favoreci- da en su fuga por la acción misma de tus poderosos agentes. La molienda, la concentración y las pérdidas metalúrgicas, son los tres problemas que ve, las tres amenazas que escucha, las tres necesi- dades que palpa nuestro interesante minero, que no habla, pero me- | dita; no obra, pero discurre; está inmóvil, pero su cerebro estalla á la acción del más vertiginoso movimiento. El plantea estas tres intere- santes cuestiones, él las estudia y él las resuelve. Seanos lícito acompañarle por unos instantes siquiera en estos la- boriosos trabajos. No solamente como un principio científico, sino también, y más propiamente hablando, como una verdad de sentido común, se puede considerar el hecho de que el beneficio de los minerales será tanto más perfecto cuanto la desagregación sea más completa; porque sola- mente de este modo toda la masa metálica, ya en el estado nativo, ya en combinación con los elementos con los que se halla en la natura- leza, quedará en el estado libre, para poderse someter á la acción de las afinidades y las atracciones, separarse de las matrices, los acompa- fiantes y demás elementos inútiles y recogerse en su totalidad, con sólo las pérdidas inevitables. Con excepción de los minerales que se benefician por fundición, en los que la fusión completa de la revoltura efectúa esta desagregación de la manera más perfecta que puede desearse, en los demás sistemas 51 metalúrgicos, esa necesaria desagregación no se obtiene sino por una _finisima molienda, que en su grado mayor de sutileza constituye la porfirización. A esta molienda no se someten los voluminosos fragmentos de mi- neral, como quedan después de la pepena: hay que reducir antes este volumen á otro mucho más pequeño, que forma lo que se llama la granza, lo que se consigue por una operación especial, conocida con el nombre de granceo. Hasta hace pocos años, la máquina más generalizada en nuestros centros mineros para efectuar esta operación, era el mortero de maceo seco, de cuya exactitud en la construcción dependía su mayor efecto útil; es decir, hablando en términos industriales: la mayor cantidad de granza con el menor costo y el menor trabajo. En la mayor parte de nuestras Haciendas de Beneficio, la construc- ción de estos morteros, lo mismo que la de los demás aparatos, estaba confiada á carpinteros más ó menos hábiles, pero ignorantes aun en los rudimentos de la Mecánica; por lo que, en cada pieza construída, reproducían los defectos que la acompañaban. Nuestro inteligente Mecánico, al ocuparse en la construcción de una de estas máquinas, que quiso dirigir personalmente, reunió en un es- tudio previo todas las circunstancias que debe tener una máquina pa- ra producir el máximo de efecto, así como los defectos que se pueden presentar en su construcción y en su marcha; y particularizando estas consideraciones al caso de un mortero destinado al granceo de los mi- nerales que se han de porfirizar en los arrastres para ser beneficiados por patio, hace su descripción, examina cada una de las piezas aisla- damente y en sus relaciones con las demás; estudia y discute el valor mecánico que tienen, y el papel que les corresponde desempeñar en el equilibrio de la máquina; aisla, por decirlo así, por una especie de anatomía mecánica, cada una de las máquinas simples que concurren en la máquina compuesta que estudia, para relacionar y darse cuenta rigurosa y exacta de sus principios estáticos y de sus efectos dinámi- cos; determina la forma, las dimensiones y el peso de estas piezas, así como sus posiciones y distancias relativas; relaciona todos estos datos 52 con la fuerza motriz, cuyo trabajo previamente determina; fija, por un cálculo riguroso y comprobado, el efecto útil de los mazos, las resis- tencias nocivas, el trabajo total absorbido por éstas, su relación con el trabajo motor y con el efecto útil teórico, deduciendo de este conjunto tan complexo y de estos detalles tan numerosos, reglas prácticas y sen- cillas de inmediata, pronta y fácil aplicación. Los Directores facultativos primero, y los puramente prácticos des- pués, aplicaron estas reglas á la construcción de sus morteros, pudien- do prácticamente palpar sus ventajas en favor de sus intereses. Il Fabulosas son las cantidades de mineral pobre, que con toda propie- dad se le designa con el gráfico nombre de incosteable, que existen en todas nuestras negociaciones mineras: ya en el seno de sus propios yacimientos donde las conveniencias industriales han arrancado la ba- rrena de las manos de la explotación, ya en los terreros donde han sido arrojadas con los desechos de la pepena; ora en los lameros en que están acumulados los residuos del beneficio, ora en los rezagos donde los deposita la esperanza.” Halagadora es, con razón, la espectativa, no probable, sino segura, que presenta á la consideración del minero, la trasformación de estas enormes masas inútiles en minerales costeables y ricos: trasformación capaz de conseguirse por el solo hecho de separar de aquéllas, la ma- yor parte de la materia inútil, reteniendo el metal precioso en la que queda; el que estará con el conjunto en una proporción tanto mayor, cuanto mayor sea la parte estéril eliminada. El problema de la concentración ha sido y es una promesa de pros- peridad para la industria minera, y de salvación para no pocas nego- ciaciones que están en la decadencia ó en la ruina; y satisfactoriamen- te resuelto, realizará la quimera de la piedra filosofal en el terreno de la industria y por la aplicación de los principios. Este problema ha llamado á las puertas del estudio de muchos mi- neros con el pesado aldabón de su importancia. 53 Entre los que acudieron presurosos á tan interesante llamamiento, figura de una manera especial nuestro minero diligente; quien además de las bien ordenadas experiencias que como alumno practicante de Metalurgía, hizo con su sabio Profesor, el Sr. D. Miguel Velázquez de León, efectuó otras por sí mismo, que le llevaron á las más provecho- sas consecuencias, en cuanto á que lo pusieron en aptitud de presen- tar esta interesante, delicada, complexa, trascendental y halagadora cuestión, bajo el punto de vista que le es propio. Para plantearla en el terreno de los principios científicos, y poder llevarla con mano segura al terreno de la experimentación, comienza por un estudio mineralógico, general para todas las sustancias, en el que asigna á los caracteres físicos, especialmente á Jos que se refie- ren á la densidad y al volumen, el papel que les corresponde desem- peñar y la influencia que deben ejercer en la marcha de esta opera- ción: y no localiza este delicado estudio en el mineral considerado en su conjunto, sino en sus elementos componentes, para aprovechar sus propiedades relativas, reteniendo los unos y alejando los otros. Sin perder ni uno siquiera de los datos técnicos recogidos y de los principios científicos invocados, pasa á aplicar éstos y utilizar aquéllos en sus bien preparadas experiencias. La fuerza motriz necesaria para poner en acción los aparatos con- centradores; los gastos que la ejecución de las manipulaciones origi- na; el consumo de agua, que por su fluidez efectúa las desagregacio- nes necesarias, y por su movimiento elimina las sustancias inconve- nientes, y las pérdidas de mineral inevitables en la separación de las matrices, cuyas pérdidas significan una baja en la ley, son los factores que de preferencia toma en consideración, porque no es posible pres- cindir de ellos sin desvirtuar las operaciones, entorpecer los resultados y viciar las consecuencias. En los Minerales de Fresnillo, Guanajuato, Valenciana, Pachuca, Real del Monte y Mina de la Hucha en el Estado de Puebla, hizo re- petidas experiencias, recogiendo de cada una datos preciosos y obte- niendo resultados concluyentes. Cambiando los aparatos empleados, la velocidad en los movimien- 54 os, la masa de agua y la rapidez de su corriente, el volumen del mi- neral tratado, el grado de finura en la molienda y demás elementos de experimentación, reune por una elección acertada, para sus experien- cias definitivas, los que resultan más favorables, depurando de todo error sus consideraciones, y dando todo el valor deseable á sus conse- cuencias. Compara los resultados obtenidos en sus experiencias con los efec- tuados en otras partes del país y en el extranjero; y haciendo entrar el factor necesarísimo del costo, tan preferente en las operaciones in- dustriales, hace una completa y exacta sinopsis del beneficio; señala el costo de cada una de las operaciones que lo constituyen; examina cuál de estas partidas es susceptible de disminuirse por la diminución de la carga en la concentración, por el aumento de ley obtenido ó por los gastos independientes de estos factores, y por una comparación tan mi- nuciosa como exacta, deduce que el beneficio resulta más ventajoso sin: concentrar previamente el mineral que se beneficia. Sus principios, sus experiencias, sus observaciones, sus cálculos, las. consecuencias por él deducidas y los resultados por él alcanzados, de- puran esta cuestión de los errores de que suele presentarse rodeada; la despojan del falso ropaje con que siempre había estado vestida, y sin desconocer su importancia, ni rebajar su valor, ni negarle su es- pectativa, hace sensibles las dificultades que para su completa solución: se presentan; y dándola á conocer tal como es en sí, la deposita entre las manos de los que se dediquen á estudiarla, bajo el punto de vista que le es propio, y el único que puede dar el acierto para resolverla. 100! Natural y noble, á la vez que justificada y legítima es la gloria con que se envanece nuestro suelo, de haber sido la cuna del sistema de amalgamación por Patio, inventado en 1557 por el minero de Pachu- ca, Bartolomé de Medina, en la Hacienda de la Purísima, que se dis- tingue ahora de otra que se estableció después, llamada del mismo mo- do, con el nombre de La Purísima Grande. 55 Tan pronto como este ingenioso, sencillo, económico y aun pudiera decir inspirado sistema fué conocido, fué á la vez generalizado; y la mayor parte de la plata que han producido nuestras minas, se ha re- ducido por el beneficio de Patio. Pero este sistema salió de las manos de su inventor, fué recogido por las que se apresuraron á recibirlo, las que á su vez lo pasaron á las que después vinieron, y de una en otra generación se fué trasmitiendo, en- vuelto en las sombras del empirismo, y puesto en ejecución, obede- ciendo una ciega rutina. Los hombres de estudio que aparecieron más tarde, fijaron su aten- ción, como no podían menos de hacerlo, en esta invención extraordi- naria; y ya por el año de 1782, el Sr. D. Joaquín de Velázquez Cárde- nas y León, ese sabio entre los sabios, que no sólo inmortaliza una época y engrandece una Nación, sino qne honra á la humanidad, in- ventó una máquina ingeniosa y bien entendida para efectuar el repaso en sustitución de los caballos, con los que en 1781 reemplazó el repa- so hecho por hombres, D. José Cornejo, á quien se concedió privilegio por diez años. Casi desde entonces los inventores sucedían á los inventores, y los inventos se eslabonaban con los inventos: y José Antonio Montero en 1789; el R. P. Fray Juan B. Gómez, El Sr. Cura D. José Gil Barragán; los Sres. D. Juan de Otal, D. Pedro Rodríguez y D. José Garcés, los Capitanes D. Pedro de Mendoza y D. Pedro García de Tapia y el Br. D. Tomás de Torres en 1790; D. Fermín Reigadas en 1791; Miguel de Aguirre en 1795, Juan José Gómez en 1797; Timoteo Paniagua, Mi- guel José de Salvatierra y Anastasio José Benítez en 1798; José Garcés en 1800; Juan Pedro Bastibas, Juan Antonio Vargas y Diego Moreno en 1802; Manuel Pérez en 1803; el Capitán Simón de Tapia en 1804; Juan Antonio Ayerdi y José Gorostieta en 1816; Marcos Granados en 1821 1 y otros muchos que sería prolijo, y en un trabajo de esta natu- . raleza, sería impertinente enumerar, hicieron estudios, proyectaron modificaciones, solicitaron privilegios, pero no tuvieron resultado. + 1 Biografía de Bartolomé de Medina. 56 Vuelvo, Señores, á invitaros á que me acompañéis con vuestra be- névola condescendencia y os trasladéis con la imaginación, al término del primer lustro con que abre su marcha la segunda mitad del Si- glo XIX. En el cuadro que pongo á vuestra vista, podréis ver las figuras que lo forman y escuchar el diálogo mudo que con misterioso lenguaje sos- tienen. Frente á un Vaso de afinación, en el que el fuego á la elevada tem- peratura del rojo blanco, efectúa las operaciones finales del Beneficio de la plata por el sistema de Fundición, está el mismo joven, á quien poco ha vimos en un Patio de Quebradero, leyendo ea un libro infor- me que para todos permanecía cerrado, y solamente para él estaba abierto. La masa metálica en estado de perfecta fluidez, se agita en su can- dente lecho en movimientos indeterminables y como convulsivos, en los que parece detener la cubierta ligerísima de plomo que le había servido y le sirve aún de envoltura, y que está ya muy próxima á rom- perse; no de otra manera que como el moribundo, que con las convul- siones congojosas de la agonía, se esfuerza en el lecho de su dolor pa- ra detener el alma, á la que su ya desorganizado cuerpo habia servido y sirve aún de envoltura, y del que está próxima á escaparse. Todavía no: dice esa película irisada, que á la vez que recrea la vis- ta con los vivos colores del espectro, habla á la inteligencia con el per- suasivo lenguaje de los principios: de esos principios que son tan co- nocidos por el experto Ensayador de veinte años, pues son los mismos que tantas veces ha podido observar en los fenómenos de la copela- ción. > Todavía no, le dice, porque la plata que tú quieres purificar está aún impura. Todavía no, porque esos hermosos colores que cubren la masa fundida, residen en sus impurezas, cuya presencia están revelan- do. Todavía no, porque esos puntos brillantes que con su viveza te deslumbran, son los únicos en que la impureza ha desaparecido y en que el metal está purificado. Todavía no, porque el procedimiento no está aún concluído......... 57 Ya! dice esta misma voz después de unos instantes, en que los co- lores del iris han desaparecido; en que la tenue película de plomo, qui- tada de allí por la volatilización, parece que se ha rasgado, y en que la masa argentífera, con el brillo deslumbrador del relámpago, gira sobre sí misma, como para dejarse ver por todos lados. ? Ya, le dice, porque la purificación es ya completa. Ya, porque la afi- nación está ya terminada. Ya, porque con una demora, aunque sea li- gera, se perderá para la volatilización una parte del metal con tantos sacrificios alcanzado......... No es ya un Vaso de afinación, sino una torta de Patio, el libro en que nuestro aprovechado practicante lee, y el interlocutor con quien nuestro futuro Metalurgista habla. Acostumbrado al lenguaje de la ciencia, con que tantas veces la na- turaleza le ha presentado sus fenómenos, le ha dado á conocer sus le- yes y le ha permitido escudriñar sus misterios, ve la tentadura, obser- va el botón, separa el azogue, examina la limadura; castiga, por decir- lo así, el polvillo é interroga el conjunto; en lo que no puede descu- brir, lo que el práctico asegura que ya ha visto, y en vano espera aquel tranquilizador “todavía no,” que lo determine á continuar el beneficio de la torta, y aquel terminante “ya” que lo decida á apresurar su la- vado. Estas necesarias respuestas, constituyen un problema, que lleva cer- ca de tres siglos de planteado, y que á él le toca resolver; envuelve un misterio, que por el mismo tiempo ha estado oculto, y que á él estaba reservado descubrir; se hallaban detenidas por una confusión, que él tuvo la gloria de aclarar. Lejos de mí, Señores, la injusticia de negar, y aun de poner á dis- cusión la pericia de nuestros azogueros. Soy el primero en reconocer su habilidad y su destreza, y más de una vez, lo recuerdo sin modes- tia y lo confieso sin jactancia, he subordinado mi propio dictamen á sus acertadas indicaciones, sin considerar por esto rebajado, y ni si- quiera comprometido el decoro de mi título profesional. Pero no pue- 1 A este fenómeno que en la copelación se llama el relámpago, los fandidores en la afinación lo llaman “dar la vuelta.” Revista [1902.]—7 58 do negar tampoco, que su opinión no tiene otro fundamento que sus apreciaciones, puesto que los caracteres que presenta la tentadura no tienen ni pueden tener el grado de exactitud que sólo puede esperarse de la Ciencia por la aplicación de sus principios. Esta imposibilidad sube de punto, cuando se recuerda que dichos caracteres no son los mismos para todas las pintas y varían de una á otra localidad; siendo muy frecuente el caso de que los caracteres por los que en la tentadura reconoce una marcha normal en su torta el azoguero de un lugar, son los que indican en otro lugar que la torta está caliente. Esto mismo hace que la pericia de los azogueros puramente prácti- cos, con ser tan grande, sea puramente relativa, y al pasar de una lo- calidad á otra se encuentren desorientados y confundidos. La falta de una exactitud rigurosa en las indicaciones para precisar el rendimiento de una torta, hace incurrir en uno de estos dos desa- ciertos: un lavado prematuro, cuando el beneficio no está aún concluí- do, y por consiguiente, no todo el compuesto argentífero está desmi- neralizado, ó un lavado tardío en el que el metal ya reducido perma- nece sin necesidad en el Patio. Por lo primero se pierde toda la plata contenida en la parte que no se ha desmineralizado; cuya pérdida, que se puede evitar, hay que aña- dir á las pérdidas inevitables; y por lo segundo, además de las pérdi- das debidas á la volatilización, hay que considerar los gastos muertos de un beneficio innecesario. Nuestro sagaz observador, colocándose enfrente de la cuestión para resolverla, ve en la torta dos partes esencialmente y bajo todos aspec- tos distintas: la parte que se debe recoger, y la parte que se tiene que tirar. De una manera preferente, pero no exclusiva, fija su atención en la primera; de una manera secundaria, pero no accidental, lleva sus ob- servaciones á.la última. La pella, formada por la plata que se ha recogido amalgamada con el mercurio que se ha ¿ncorporado, es la que desde luego fija su aten- ción: porque en sus relaciones con el mercurio que se ha puesto en la 59 torta, la pella estará tanto más seca cuanto mayor sea la cantidad de plata recogida; ó lo que es lo mismo, la parte desmineralizada de la masa que forma la torta. Un rayo de luz brotado del estudio, debe de haber iluminado aque- ila inteligencia privilegiada, dejándole ver lo que en el cálculo del en- saye docimástico se verifica todos los días, y la semejanza que existe entre esta cuestión ya resuelta, y aquella cuya solución está buscando; y ve con claridad deslumbradora, que por el conocimiento de la can- tidad de plata contenida en la pella, se puede obtener la total reducida en la torta, puesto que se conoce la cantidad de mercurio empleado. El ensaye de la pella es el salvador Eureka que, como el del ilustre sabin de Siracusa se repercute en eco prolongado por toda la extensión del mundo, repercutirá los suyos en todos los circulos mineros. Pero no se oculta á un observador tan diligente que no todo el mer- curio puesto está amalgamado: sabe que por efecto de las reacciones una porción de este metal está perdida; y el experto químico empieza por determinarla, para de la cantidad empleada, deducirla. La exactitud en los resultados, no es parte para que economice las precauciones; y sin embargo de que por la comparación entre la plata que el ensaye de la pella le hace conocer que ha recogido, y la plata contenida en la torta que por el ensaye docimástico sabe que ha de re- coger, viene en conocimiento de lo que le falta, la ciencia que tiene de las causas de error que afectan estos factores, le hace buscar el modo de sustraerse á su influencia. Repite el ensaye con intervalo de unos días, con lo que conoce la nueva cantidad de plata que se ha recogido, la actividad con que mar- cha el beneficio y la utilidad que de esta marcha resulta. Como cuando el beneficio está adelantado, es poca la cantidad de plata que queda, es poca, por consiguiente, la que se recoge, y va sien- do menor cada día. Cada día se conoce, por lo mismo, el valor que se obtiene; y comparándolo con lo que cuesta sostener la torta en un día, se puede, con todo conocimiento, fijar aquel en que conviene lavarla. Este momento no se puede precisar por los caracteres de la tenta- dura; y de esta imposibilidad resulta uno de los dos inconvenientes 60 anotados, anticipando ó retardando la operación de lavar; y sufriendo, en un caso ó en otro, las pérdidas consiguientes. Estas pérdidas, como lo acabamos de ver, se evitan por el procedi- miento igenioso, natural y sencillo al que estamos consagrando nues- tra atención, y por el que, su inteligente y distinguido autor, ha reem- plazado la vaguedad y confusión del empirismo, por la precisión y exactitud de las Matemáticas: pues reduciendo á elementos algebraicos y generalizando por la fórmula los factores que ha puesto entre sus ma- nos por los recursos de la Química, le ha impreso el carácter y comu- nicado el valor de las ciencias exactas. Todavía más: como se comprende desde luego y se desprende del carácter natural de tan interesante problema, éste tiene dos aspectos, á cada uno de los cuales corresponde un medio de resolución. Porque siendo el objeto hacer que todo el metal que el mineral que se beneficia contiene, se recoja, y que ni una pequeña parte se pierda, este objeto se puede conseguir, y al resultado en él propuesto se puede llegar por dos caminos: el de reconocer el metal que se trata de obte- ner allí donde tiene que encontrarse, ó el de buscar la parte que se puede escapar allí donde puede perderse. El primer dato lo obtiene nuestro laborioso investigador por el en- saye de la pella, y el segundo, por el ensaye de los residuos. El segundo viene á completar el primero, cuya exactitud depende de la del conocimiento de la plata contenida en la torta; exactitud que nunca se tiene previamente, por la inexactitud que es inseparable de los dos factores que fijan esta cantidad: el peso, que no es rigurosamen- te exacto, por la manera tosca con que lo aprecian las romanas, y la ley; porque ademas de que la toma de ensaye no es, en su ley de pla- ta, idéntica á toda la masa de la torta, á pesar de las precauciones con que se acostumbra sacarla, va alterada con una parte extraña, debida al aumento de polvo estéril que contiene, por el desgaste que en los arrastres experimentan los tacos ó los bancos del fondo y las piedras voladoras. Es verdad que esta causa de error puede hacerse desaparecer en el ensaye de la pella, por la comparación de los resultados que se obtie- 61 nen entre dos ensayes consecutivos: pero esta comparación puede mi- nistrar un dato falso por el enfriamento de la torta. Por eso el ensaye de los residuos completa el ensaye de la pella; y estos dos ensayes se comprueban al mismo tiempo, como se comprueba una sustracción poniendo la resta en lugar del sustraendo, y sumando éste con aquélla. De la elevada altura del estudio, del cálculo y de la invención á que sólo la Ciencia eleva al sabio, desciende hasta el humilde puesto del obrero y al modesto del operador; señalando á uno y á otro las precau- ciones que se deben tomar y los procedimientos que conviene seguir pára obtener los resultados que pueden esperarse de su invento. Desprendido, abnegado y generoso, como lo era por virtud, por edu- cación y por carácter, ni pensó siquiera en solicitar un privilegio con el que se habría labrado una fortuna; y lejos de utilizar en su prove- cho su interesantísimo trabajo, lo pone entre las manos de los azogue- ros, que desde luego se apresuraron á recibirlo y aplicarlo. Imposible de todo punto es someter al cáleulo ni aun aventurar una apreciación sobre la cantidad de plata cuya pérdida se ha evitado por el empleo de estos ensayes para precisar el fin del beneficio; pero sin exageración, porque la exageración implica mentira, y la mentira ofen- de á Dios, menosprecia á la Sociedad, mancha los labios y profana los sepulcros, puede decirse: que una fracción pequeña de esa plata, sería bastante para construirle con ella un monumento, tan rico como pu- diera desearlo el cariño y tan grandioso como tendría que serlo para perpetuar su memoria. Señores: No son éstos trabajos los únicos que hizo en su carrera; ni estos servicios los únicos que prestó á su profesión; ni la Minería fué el único ramo que se aprovechó de los méritos de todo género que lo distinguieron y de las excepcionales dotes que lo adornaron; pero repitiendo para concluir lo que dije para comenzar, he querido sola- mente depositar una flor sobre este sepulcro, para lo cual no es nece- sario despojar de sus flores, los jardines. Cumplido aunque imperfectamente este deber, en que el espíritu de Cuerpo satisface una necesidad, el corazón experimenta un desahogo y el dolor se alivia por un consuelo, no me queda que hacer otra cosa 62 que envolver en mi adiós de despedida, formulado en un familiar “has- ta luego,” las protestas que brotan del corazón hecho girones sobre el sepulero en que un organismo deleznable se destruye y un recuerdo glorioso se conserva, y en el que me ligan hoy, y me ligarán de hoy para siempre, al amigo, el cariño del corazón; al compañero, la más fraternal amistad; al maestro, la más sincera gratitud; al sabio, el más merecido respeto; al creyente, el dogma sublime, bello, consolador y dulce de la Comunión de los Santos. BIBETOGRAFIA" E. Artini e G. Melzi.—Richerche Petrographiche e Geologiche sulla Valsesia.—Con 20 tavole in fototipia una carta geologica e una tavola di profili.—Milano, 1900. 4? 172 pags. Esta excelente Memoria, que fué publicada por el Real Instituto Lombardo (Mem. XVIII, pp. 219-392), es el resultado de varios años de estudios ejecutados por los Sres. Dr. Héctor Artini, Director de la Sección de Mineralogía del Museo de Milán y por nuestro sentido con- socio el Conde Gilberto Melzi, quien ya no tuyo el gusto de ver con- cluída su obra. Contiene importantes descripciones petrográficas acompañadas de ex- celentes microfotografías de las rocas que componen la región del va- lle del Sesia y que son principalmente: gneiss, micaesquistos, granitos, dioritas, gabbros, peridotitas, anfibolitas, etc., con detalles acerca de la estratigrafía y geología, que proporcionan un nuevo y valioso contin- gente para el conocimiento de la región Alpina, Exposition Universelle de 1900. Congrés International de Chronométrie.—Comptes Rendus des travaux, Proces—ver- baux, Rapports et Mémoires publiés sous les auspices du Bu- reau du Congrés, par MM. E. Fichot et P. de Vanssay, Secré- 63 taires.—Paris, Gauthier— Villars. 1902. 42 X[-254 pages, avec figures. 15 fr. En el Congreso Internacional de Cronometría de 1900 se trataron numerosos puntos relativos á la medida del tiempo en trabajos de pre- cisión y ha obtenido gran éxito en las discusiones y en las resolucio- nes. Se trataron asuntos de tan gran interés como la elección de una unidad de tiempo independiente del movimiento diurno; el problema de la compensación delos balancines; el arreglo de los cronómetros de bol- sa, y en fin, la aplicación, por demás curiosa, del movimiento sobre balas en los mecanismos de relojería. El presente tomo que señala serios y notables progresos que intere- sarán á los astrónomos, físicos, marinos, etc., contiene, después de las listas de socios, delegados y actas de las sesiones, los informes y me- morias siguientes: Allocution de M. Caspari. Epreuves et concours pour les chronomé- tres de poche. Comparaison des réglements, par M. P. de Vanssay. Mémoire sur la compensation thermique des pendules, par M. J.-M. Faddegon. Rapport sur la question. Définition du chronométre, genre d'échappement qu'il comporte, par M. 4.-H. Rodanet. Classification des échappements, par M. Paul Ditisheim. Sur Vhorloge á grand ba- lancier de l'Observatoire de Nice, par M. A. Cornu. Action du champ magnétique terrestre sur la marche d'un chronométre aimanté, par M. A. Cornu. Réglage des chronométres de poche aux positions vertica- les. Appareils servant á déterminer exactement et pratiquement la po- sition du point d'attache du spiral á la virole, pour une montre don- née, par M. Favre Heinrich. Etude sur la montre á billes, par M. Mai- llard-Salin. Le prix d'un chronométre etsa valeur scientifique, par M. C. Féry. Determination des constantes des formules des marches par le calcul. Etude sur les méthodes de Tobie Mayer et de Cauchy, par M. Goedseels. Les aciers au nickel et leurs applications á la Chrono- métrie, par M. Ch.-Ed. Guillaume. Chronographe, par M. C.-W. Schmidt. Application de chronométres décimaux á la pratique de la navi- gation, par M. E. Guyou. Décimalisation du jour entier, par M. de Rey Pailhade. Décimalisation du temps et des angles, Tables de réduction, 64 par M. E. Goedseels. Systeme métrique décimal dans le calcul du temps, par M. le Dr. Florenzo Jaja. Horloge électrique, par M. KR. Thury. Rapport de la Commission chargée de l'étude des épreuves et concours pour les chronométres, dans le but d'obtenir une uniformisa- tion des épreuves dans les observatoires, par M. R. Gautier. Sur les chronométres de la marine frangaise, par M. E. Caspari. Sur un mo- yen de maintenir á pression constante une horloge placée dans une enveloppe á peu pres étanche, par M. G. Bigourdan. Lois des varia- tions rapides d'amplitude du balancier des chronométres, par M. Mar- cel Brillouin. Sur la définition d'une unité de temps indépendante du mouvement diurne, par M. G. Lippmann. Rapport de la Commission des formules de marche, par M. Goedseels. Les unités de l'horlogerie, par M. Ch.-Ed Guillaume. Rapport sur les délibérations de la Com- mission des unités, par M. Faddegon. Etude sur les lames bimétalli- ques des balanciers compensateurs et sur les divers systemes de com- pensation supplémentaire qui ont été employés dans les chronométres, par M. A.-L. Berthoud. L'heure perpétuelle par la marée, par M. L. Poultier. Appareil pour la construction des courbes terminales des spi- raux, par M. Ch.-Ed. Guillaume. Sur la distribution de l'heure civile, par M. A. Favarger. Appareil sémaphorique a signaux instantanés dit signal horaire, pour la transmission de l'heure dans les ports. Systéme imaginé par MM. Hanusse, ingénieur hydrographe, et G. Borrel, cons- tructeur, par M. E. Borrel. Vitesse angulaire du balancier, engrenages a bascule, rayon de giration d'un balancier circulaire, variations de marche des chronométres, par M. E. Antoine. Répartiteur angulaire de M. Guillerminet, par M. Rozé. Mémoires sur l'isochronisme du spiral eylindrique, par M. E. Caspar. ti o l 3 Y a , val vel "JU dre Ae dls MÍN: 04 as n A Ñ Í y ri ed, me do ES $ pda a y Y e 1 : > ñ % % UA Í AN Mebñ- Det dió TS E AS 0 ns > a le Sociedad Cientiica “Antonio Alzate.” MEXICO. Revista Científica y Bibliográfica. Núm. 6. 1902. RAS PEREELPPPLT: Philippi es el Néstor de los naturalistas y especialmente de los geó- logos en América. Nació el año de 1808 en Alemania y tendrá pues en el año entrante 95 años. Le debemos trabajos muy importantes so- bre la fauna y la geología de Chile y especialmente sobre la fauna ter- ciaria y actual. El que como miembro honorario pertenece también á nuestra sociedad es todavía de gran vigor mental, como lo prueban sus obras publicadas en 1899 sobre los fósiles secundarios de Chile, y pa- rece también haber conservado su buen humor hasta la edad más ma- dura; lo que nos muestra el artículo siguiente. Hemos elegido este pa- ra la traducción, * primero porque se nos muestra el sabio anciano en todo su vigor mental y segundo porque nos describe cómo se cambió de médico y botánico á paleontologista y geólogo. También de por sí contiene el artículo muchas cosas interesantes; nos recuerda condicio- nes que son casi olvidadas y que no obstante de esto existen todavía en la actualidad en la Calabria y en la Sicilia; allí ha cambiado poco también bajo el nuevo gobierno liberal, especialmente en lo que con- cierne á la instrucción pública; habrá todavía hoy cerca de 80 por cien- to de analfabetos; en cambio habrá aumentado en algo Ja miseria del campesino y la carga de contribuciones. Philippi viajó en compañía de Hofímann y de Escher von der Linth. 1 El original se publicó en las Abhandlungen des Vereins fúr Naturkunde zu Kassel, año 1901-1902, Kassel 1902, pag. 1-49. Revista [1902.]—8 66 Del viaje de los tres geólogos resultaron entre otros los siguientes tra- bajos importantes: Philippi: Ueber das Verhaeltniss der lebenden und untergangenen Konchylien-Arten in Siciliens Tertiaerbildungen. Beschreibung einer neuen Art Pollicipes. Enumeratio Molluscorum Siciliae viventium et fossilium. Geognostische Skizze Calabriens. Nachricht ueber die letzte Eruption des Vesuvs. (1839) Ecmedus und Phyllodes, zwei neue Genera fossiler Korallen Ueber Clypeaster altus Scilla's und einige Verwandte. Procente lebender Petrefakten—Arten in Italiens Tertiaerge- bilden. Alecto alticeps, n. sp. tertiaere Comatula von Palermo. Hoffmann: Knochenhoehle von Mardolce Knochenbreccie in Sicilien. Erdstoesse bei Palermo. Entdeckungen ueber den Marmor von Carrara, Vulkanische Bildungen von Neapel, Sicilien und den Lipa- rischen Inseln. Geognostische Beschaftenheit der Liparischen Inseln. Gebirgsverhaeltnisse in der Grafschaft Massa Carrara. Ueber die sizilischen Kreidemergel. Geognostische Beobachtungen gesammelt auf einer Reise durch Italien und Sizilien von 1830-32. En cuanto á Escher von der Linth, por lo que yo sé, no publicó na- da sobre este viaje. Acompañamos al artículo publicado en las siguientes páginas, en versión española, el retrato del autor que nuestra sociedad debe á su bondad. Termino esta corta introducción con el deseo de que Philippi goce todavía por mucho tiempo de su buen humor y que nos regale todavía muchos otros de sus recuerdos que contienen tantas cosas in- teresantes. México, Agosto 12 de 1902. Dr. EmiLio Bóse, M. $. A. 67 La Sicilia y la Calabria meridional en el decenio de 1830- 1839, por R. A. Philippi. Santiago de Chile. Los acontecimientos que en los últimos años tuvieron lugar en los mencionados países me han recordado vivamente lo que he visto y ex- perimentado en las citadas partes más meridionales de Italia, y que quizá pueda ser de algún interés para el lector. Debo decir antes qué causas me han conducido allí en dos diferentes épocas y cómo he via- jado. En la primavera de 1830 obtuve el grado de doctor en medicina, cuando sólo tenía 21 años cumplidos de edad y tuve vehementes de- seos de ver algo del mundo y pasar en el verano á Italia, en el invier- no á Paris y aumentar cuando hubiera ocasión mis conocimientos mé- dicos. En Nápoles y sus alrededores había permanecido el último mes de verano y esperaba un navío para ir de Nápoles á Marsella. Enton- ces vinieron dos señores á Nápoles, á quienes había conocido poco en Berlin: Federico Hoffmann, profesor extraordinario de geología en la Universidad de Halle, que con subvención del gobierno prusiano esta- ba haciendo un viaje geológico en Italia, y Arncldo Escher von der Linth, de Zurich, más tarde profesor de mineralogía y geología en la Universidad del mismo lugar. Acababan de terminar un viaje por los Abruzos y se alegraban de encontrar en mí á una persona que conocía los alrededores de Nápoles y á mí á mi vez me daba mucha satisfac- ción poderles servir de guía. Su estudio se dirigía naturalmente de preferencia á los fenómenos volcánicos, al Vesubio, á los Campos Flegreos, la isla de Ischia, ete Allí visitaron naturalmente también el museo de antigiiedades, Pom- peya, Sorrento, Capri, Amalfi, las ruinas de Pesto, etc., localidades que visité gustoso por segunda vez con ellos. El término de nuestros viajes fué la isla de Ischia. De vuelta de esta isla, estuvimos una noche en una cena frugal en la loggía de la taberna de Pozzuoli y esta noche: fué para mí de la más grande influencia para lo sucesivo de mi vida y nunca la he podido olvidar. No se sentía el más ligero soplo de aire, el mar estaba tan tranqui- 68 lo como un espejo y reflejaba la Luna, Venus y otras estrellas gran- des. Claramente se extendía delante de nuestros ojos la lengua de tie- rra de Micenum, con las ruinas del templo de Venus de Bajae hácia adelante y detrás de la peninsula las islas de Procida é Ischia. Enton- ces dijo Hoffmann: «Hemos estudiado el Vesubio y deberíamos en rea- lidad volver á nuestra tierra, pero pienso que podemos visitar todavía antes el Etna. La cosa no es tan difícil; un velero nos lleva en tres días á Messina y en breve podemos salir para allí. En este año han acaba- do un camino carretero de Messina á Catania, el cual hace un corte profundo en los cerros que se extienden al Sur de Messina hasta el mar, de modo que nos será dado observar perfectamente la constitu- ción geológica de aquellos lugares como no lo podríamos hacer mejor de otra manera. El estudio del Etna y todo el viaje no puede durar cuando mucho más que seis semanas y Philippi viajará con nosotros.» Escher estaba enteramente de acuerdo con este propósito, pero yo no. Yo quería partir para Marsella, así es que dije: «si dependiera sólo de mi, les acompañaria á Vds. con mucho gusto, pero debo pasar el in- vierno en Paris.» Hoffmann no quiso hacer caso de mi objeción y di- jo: «No nos haga Vd. creer la patraña de que le interesa aprender to- davía mucho de medicina en París por la visita de los hospitales, pues para eso cuatro ó tres meses son suficientes. Si Vd. quiere establecer- se en Berlin como médico puede Vd. decir muy bien: he visitado ta- les y cuales hospitales, he visto estos y aquellos hombres ilustres, etc., estando tres meses en Paris podrá Vd. ver y aprovechar lo mismo que si estuviera seis; así pues, vendrá Vd. con nosotros.» Contra esto no pude objetar nada y tuve que salir con la verdadera causa de mi nega- tiva, que era ésta; «no puedo procurarme de ninguna manera dinero para un viaje á Sicilia.» Entonces dijo Hoffmann á Escher: «¿En qué estado quedan sus recursos de viaje? Opinaría que juntando ambos nuestro dinero para viaje, alcanzaría para que una tercera persona pueda viajar con nosotros. ¡Venga Vd. con nosotros, Philippi! Si puede Vd. más tarde devolvernos los gastos de su viaje, lo hará, si no puede no se preocupe Vd. por eso.» Escher fué de la misma opinión y así naturalmente no pude decir que nó. 69 Las seis semanas susodichas se hicieron año y medio, y decidieron mi futura carrera. Contratamos como sirviente á un muchacho de 15 años de edad, nativo de Pozzuoli, llamado Tobia di Traja, un mozo que se mostró tan fiel, tan de buena voluntad, tan afecto á nosotros y tan hábil como no habrá otro; nos embarcamos y realmente tres días después en la mañana bastante temprano llegábamos á Messina. Habiendo todavía tiempo hasta el «pranzo,» el prandium latino, el almuerzo chileno, alquilamos una lancha y fuimos al faro, que como se sabe queda en el término de una lengua de tierra estrecha, arenosa y de forma de una hoz, la cual ha dado á la Messina antigua griega el nombre de Zancle, hoz, y nos sorprendimos de ver en la playa cente- nares de pequeñas conchas de caracoles de diferente forma y color. Nunca había tenido antes en la mano una concha de mar, ni tampoco mis amigos y nos llenamos las bolsas de estos bonitos objetos. A la si- guiente mañana fuimos á una cantera para estudiar los caracteres de la roca; era una caliza moderna que estaba llena de fósiles, que con gran admiración nuestra eran idénticos á los caracoles recogidos vivos el día anterior. Esto me hizo una impresión tan grande, que desde en- tonces dirigí mis estudios casi exclusivamente á los moluscos y los fó- siles, sin acabar de coleccionar plantas y estudiar la flora de la Sicilia Pero después de esta digresión vuelvo á ocuparme del verdadero obje- to de mi narración. Para el estudio de la isla fué necesario que viajáramos á pie y que exploráramos á diestra y siniestra, aun en la parte de la isla que nun- ca es visitada por los turistas. Naturalmente teníamos siempre unas mulas cerca de nosotros y te- níamos que quedarnos frecuentemente en lugares donde no había al- bergues ó donde los albergues (en lugares pequeños) estaban tan in- descriptiblemente sucios, que á toda costa procurábamos encontrar otro alojamiento. Por esto estuvimos en contacto más íntimo con el pueblo que la generalidad de los viajeros y en realidad con gente de todas las clases sociales, que la mayor parte nunca había visto otros hombres que los Sicilianos. El invierno, cuando porlos aguaceros torrenciales y los caminos he- 70 chos lodazales, se hacia imposible el viajar á distancias más grandes, lo pasamos en Catania, ciudad de casi 70,000 habitantes, la segunda de la isla y con razón llamada la bella. Llega hasta inmediaciones del mar y de las lavas del Etna y tiene su Universidad. Conocimos y nos hicimos amigos de varios profesores de ésta, especialmente del profe- sor Carlo Gemmellaro, profesor de mineralogía, y Ferdinando Cosen- tini, profesor de botánica. Yo conocí además á un monje del suntuoso monasterio de Benedic- tinos, cuya ancha escalera podía haber sido el adorno del castillo de un emperador. Se llamaba Emiliano Gutta D'Auro, tenía una colección bastante bonita de conchas y casi todas las antiguas y caras obras de conchiliología que antes habían pertenecido á la biblioteca real de Ná- poles, pero que fueron robadas por la plebe en el asalto del palacio real y ofrecidas en las calles, donde el padre las había comprado á un precio ínfimo. Tuve pues, ocasión de estudiar conchiliología y conocer el modo de vivir de los Benedictinos. Cada uno tenía un aposento grande y al la- do de éste una recámara. Dos juntos tenían á un sirviente y no sé cuanto de dinero para gastos menores. En la comida tomaban cuatro platillos, en la cena tres. Visitaba al buen padre generalmente dos ve- ces en la semana, desde las dos hasta las cuatro; á las tres creo que debían los monjes cantar la hora en la iglesia; pero el padre Emiliano como hombre ya de setenta años, estaba dispensado de esto y tenía li- cencia para rezar sus oraciones, etc., necesarias, en su celda. Si yo es- taba con él y el tiempo se acercaba, entonces tomaba su breviario y murmuraba lo que estaba leyendo, pero miraba cada rato lo que yo es- taba haciendo. «Qué libro está Vd. buscando?» preguntaba él entonces, «¿el Born?; lo encontrará Vd. más á la derecha» entonces murmuraba otra vez mirando en su breviario; «¿ya lo encontró Vd.?» Otra vez mur- murando. Entonces dijo: «Es un hermoso libro, sólo dos escudos he dado por él.» De esta manera rezaba las horas. Cuando el tiempo lo permitía iba yo á la playa y colectabd conchas. Entre los días de Jlu- vias torrenciales, había frecuentemente días con el más hermoso sol y una temperatura casi estival. En los campos floreaban entre el trigo 71 Jas más bonitas Anémonas que adornan nuestros jardines, Tazetas y Gladiolus. El Etna quedó perfectamente estudiado en varias excursio- nes y tuvimos entonces que vivaquear varias veces en Octubre y No- viembre á una altura de 5,000 pies. Subimos dos veces al cráter el 18 de Octubre y el 12 de Noviembre. En la noche del 11 al 12 de aquel mes cayó la primera nevada en los cerros, pero en tan poca cantidad que no nos impidió bajar desde la llamada casa ¿nglese hacia el Este y estudiar el lado oriental del cerro, nunca visitado hasta entonces. Me sorprendí mucho de encontrar un bosque de abedules. Este árbol sep- tentrional se encuentra en la Italia meridional sólo en alturas conside- rables y en dos lugares, el Etna y en la montaña de Aspromonte en la punta meridional de la Calabria. Era el 4 de Febrero, si no recuerdo mal, día que celebraban la fies- ta de Sta. Agata la santa titular de Catania. A esta fiesta afluían todos los habitantes de los alrededores de la ciudad, muchos miles de hom- bres y toda la gente se ponía como loca. Al amanecer comienza el gri- to: “Evviva Santa Agata!” y las calles están repletas de gente que no tiene otra ocupación que el de gritar: “Evviva Santa Agata!” Ni los soldados ni la policía se dejan ver. Si unos hombres que habían ofre- cido demasiado temprano sacrificios á Baco, llegaban á las manos, en- tonces era suficiente que cualquier pasante pusiera sus brazos entre los contendientes y los separara con la palabra mágica de: “Huviva Santa Agata!” y toda la riña se acababa. La procesión que va de la catedral hasta la plaza grande era muy bonita é imponente. Bajo un baldaquín ligeramente abovedado que en cada lado descansa sobre tres columnas de la altura de un hombre y acanaladas en la parte superior, se conduce un busto de la santa y el armario que contiene sus reliquias. Todo esto es de plata; la cubierta tiene la forma de un techo poco abovedado, cuyos ángulos consisten en cabezas de ángeles. Sobre cada columna se levanta una pequeña estatua. Bajo las cornisas están colgadas lámparas y coronas. La base sobre la cual descansan las columnas está adornada con relieves. La ima- gen de la santa es la mitad superior de una niña que tiene el tamaño y las proporciones de un muñeco y lleva una corona. Tiene un gran 72 número de collares de piedras preciosas, las cuales deben ser muy an- tiguas porque, por lo que pude ver, ninguna piedra preciosa estaba con facetas, provienen pues de una época en que no se sabía todavía pulir las joyas en esa forma. El pedestal sobre el cual van las reliquias. tie- ne la forma de una iglesia gótica sin torres. Las columnas por supues- to son huecas ó de madera y sólo revestidas de gruesa lámina de plata; pero no obstante se necesitaban hombres muy fuertes para-cargar to- das las andas. Atrás de ella seguía el ayuntamiento con sus vestidos blancos, hasta el suelo, el clero de la catedral, los monjes de los mo- nasterios y un gentío inmenso. Un miembro del ayuntamiento que era extraordinariamente popular entre los habitantes, había sido obliga- do á subir á las andas donde podía pararse sólo con la mitad del pie, de modo que continuamente tenía que irse abrazando de una de las columnas. Esto era para él una honra muy grande, pero también muy penosa. Cuando las andas llegaban á la plaza grande, se quemaban los fuegos artificiales. Toda la plaza estaba adornada con una serie tri- ple de tubos colorados, rellenados de pólvora como los cohetes, dobla- dos en zig zag, los cuales provienen de China y hacían al quemarse un ruido terrible, semejante á un repetido fuego de fusilería de pelotón de soldados y al mismo tiempo quemaban un gran número de cámaras. Sin tales fuegos artificiales no puede uno imaginarse una fiesta religio- sa en el reino de las dos Sicilias. Al día siguiente fueron mostradas las reliquias al pueblo en la ca- tedral, levantándolas los canónigos desde el coro alto al gentío que lle- naba la parte inferior de la iglesia. Nosotros queriamos también ver algo de ellas y atravesábamos por en medio de la gente hacia adelante, donde nos vió D. Mario Gemmella- ro y nos condujo hasta los escalones del coro alto. Llamó entonces á un canónigo habló con él algunas palabras y éste bajó, abrió la puerta de la reja que separa los laicos del coro alto reservado al clero, y nos llevó para arriba para que nosotros los protestantes viéramos las reli- quias muy de cerca. Primero nos enseñaron un pecho seco que pue- de haber pertenecido á una muchacha como de diez años; estaba en una cápsula redonda de plata cubierta de cristal, después un brazo 73 también seco de una muchacha de la misma edad aproximadamen- te; estaba también en una cápsula de plata cubierta de cristal de una forma irregular correspondiente al brazo doblado en el codo. Tocamos el cristal que cubría estas santas reliquias con nuestros labios, pero me pareció raro que nosotros los herejes obtuviéramos la preferencia ante los fieles, de poder contemplar las reliquias tan de cerca. Debo obser- var en esta ocasión, que nunca hemos experimentado los menores de- sagrados por nuestra fe disidente, ni por sacerdotes ni por laicos; lo que honra mucho al pueblo napolitano. La tercera reliquia era el velo de Sta. Agata, que tiene la cualidad notable y laudable, que consiste en detener á una corriente de lava del Etna, cuando se lo ponen de- lante. D. Mario Gemmellaro que nos explicó esto tenía casi dudas en creer en esta cualidad, la que había oido por su madre, nodriza, etc. La fe en ella ha sido muy disminuída, si no me equivoco, en 1837. 1 En el mencionado año hubo una erupción del Etna y la lava corrió lo que raras veces sucede al Norte hacia la villa de Bronte. Mientras que corrió aun en la parte superior y casi estéril del cerro, la gente de Bron- te no le hizo caso. Pero cuando la lava llegó á sus viñedos y éstos em- pezaron á quemarse entonces mandaron por el velo de Santa Agata* Los canónigos pusieron primero varios pretextos para no venir con el velo, pero cuando la lava penetró más y más en las huertas, tuvieron siempre que traer el velo milagroso, pero la lava siguió corriendo ha- cia adelante. Entonces se puso la gente de Bronte alborotada y me con- taron que apalearon á uno de los canónigos, aunque ellos no tenían la culpa de que el velo hubiera perdido su poder. Al día siguiente visité al canónigo D. Giuseppe Alessi hombre docto y con razón muy estimado; era profesor de derecho conónico en la uni- versidad y también predicador de la universidad y que escribió una obra sobre las erupciones del Etna, que es muy apreciada, porque con- sultó con mucha asiduidad no sólo los autores antiguos, sino también las crónicas impresas más tarde y hasta las inéditas y los archivos de Catania. Es verdad que su cuarto de estudio estaba algo desordenado 1 En realidad ocurrió esto en el año de 1843. [El trad.] * 74 y él mismo dijo que tenía sus colecciones en una pequeña confusión (confusionetta). Me enseñó seis cuadros al oleo que estaban muy vie- jos y muy negros, de modo que me costó mucho trabajo distinguir si estos bustos representaban hombres ó mujeres y él me los explicó y me indicó su alto valor. Yo repliqué: “Sono molto interessanti.” Te- nía una pequeña colección de minerales, una pequeña colección de conchas, algunas terracottas, como lámparas de barro, etc., de la anti- gúedad y una colección de antiguas monedas sicilianas, que me pare- ció de mucho valor. Aquí vi por primera vez la admirable moneda de plata que muestra en un lado la cabeza de una hermosa mujer con la inscripción “Basilissas philistides” en el otro lado una cuadriga con cuatro caballos. Ningún artista moderno podría grabar esto tan her- mosamente como el antiguo monedero. La historia no sabe nada de una reina Philistis, pero como su nombre está cincelado en el Teatro de Siracusa como denominación de un sector, debe haber sido una reina de Siracusa. Después de los saludos acostumbrados dijo el respetable viejo: “¿Ea pues, qué tal le ha gustado la fiesta de Sta. Agata? ¿No era enteramen- te así como los antiguos celebraban la fiesta de Ceres?” El buen canó- nigo en la inocencia é ingenuidad de su corazón había pronunciado un verdadero auto de condenación, lo que muchas otras circunstancias todavía confirmaron. Es verdad, mucha verdad que la iglesia en Sici- lia y Nápoles ha aceptado una cantidad de costumbres paganas para ganar más fácilmente á los paganos para la doctrina cristiana y hasta hoy día no ha hecho nada para reprimir la superstición antiquísima. Cuando la primavera empezó, nos pusimos en camino para estudiar en sentido geognóstico la parte Sureste de Sicilia, antes llamada Val di Noto. Allí en numerosas partes está la caliza moderna cortada por el basalto, y por esto se nos hizo necesario recorrer el país á diestra y si- niestra. Visitamos casi todos los pueblos y solicitábamos en todas par- tes la hospitalidad de los Capuchinos, á causa de la ya mencionada falta de limpieza de los albergues, cuando los había. En todos sentidos tengo que dar el mejor testimonio de los Capuchi- nos. Nos recibían agradablemente, nunca hacian la menor observación de TE 75 vituperosa sobre nuestra fe disidente. Permitían á nuestro sirviente en este tiempo de cuaresma preparar alimentos de carne en su cocina, etc. Es verdad que nos podían ofrecer pocas comodidades, cada uno de nosotros estuvo en una celda de monje, que contenía sólo una ca- ma, una pequeña mesa y unas sillas. La cama era igual á la de los monjes, consistía en un costal de paja, un colchón para enrollar, una almohada y una cubierta de lana. En la mayor parte de los monaste- rios no había sábanas, de modo que nosotros dormíamos como los monjes, medio vestidos. Á veces no había agua para lavarse en la cel- da. Nuestras excursiones hacían que naturalmente tomáramos la co- mida principal, que era generalmente la única caliente en la tarde, ya casi en la noche. La comida se servía en el refectorio, entonces se sen- taban generalmente unos monjes á nuestro lado para platicar porque tenían muchos deseos de saber algo del mundo fuera de la Sicilia. En el monasterio de Sortino, el prior ó como dicen en Sicilia “¿7 de- finitore” del monasterio, se sentó con nosotros y preguntó ' entre otras cosas, si había todavía muchos monasterios en Prusia. Cuando contes- tábamos que la mayor parte estaban clausurados, decía él: “Vuestro rey ha hecho muy bien en clausurarlos!” Un monje, el padre Luigi, in- quirió algunos hechos que habían tenido lugar en el Siglo XVI en tiempo de la reforma y entonces se aclaró el hecho curioso que en es- te monasterio tan al interior del pais y lejano de cualquiera ciudad grande existía en la biblioteca un gran número de escritos polémicos cambiados entre Lutero y otros reformadores y los adversarios de la reforma y que éstos fueron también leídos. En la tarde venían gene- ralmente algunos monjes á la celda en que estaba Hoffmann porque éste fumaba y los otros tenían también ganas de fumar, lo que era con- tra la regla y no podía bien pasar, porque el prior hacía todas las tar- des el giro por el monasterio y notaría en seguida el olor del tabaco, si se fumaba en una celda. Estuvimos cuatro días en este monasterio porque aquí teníamos que hacer excursiones á todas partes. Así, entre otras, al valle de Pantali- ca, (élebre por sus tumbas en las rocas; en esta excursión nos acom- pañó el padre Archangelo; era muy gracioso y jovial y tenía unos ojos 76 que se meneaban tanto como lo he visto sólo una vez en otro hombre, un señor Luco, en Santiago. Las tumbas en las rocas se encuentran en gran número en un valle angosto con acantilados de caliza casi perpendiculares, de una altura de 30 á 40 pies. A mí me hizo la impresión como si una cantidad de drepanisos * hubiera construido sus nidos en el borde perpendicular de un río. Están en filas horizontales, de las cuales se cuentan, según la localidad, 2 hasta 5, y puestas tan altas que aun las inferiores se alcanzan sólo con una escalera. Son cámaras cuadrangulares, tan lar- gas ó tan anchas que un cadáver puede yacer cómodamente. Una al- zada de varias pulgadas sobre el piso indica el lugar donde estaba la cabeza del cadáver ó de los cadáveres si varios de éstos estaban depo- sitados en una cámara. La altura de las cámaras habrá sido algo más de un metro. Delante de la cámara estaba la roca cortada perpendicu- larmente, de modo que se formó un pequeño vestíbulo ó entrada de- lante de la:puerta, la cual era cuadrada y se podía cerrar por una laja de piedra de forma cuadrada. , Me parece que las tumbas en la roca de Jerusalem deben haber si- do enteramente semejantes y no entiendo cómo se podía cerrar su en- trada por un pedruzco rodado delante de ésta. El padre Archangelo nos aseguró que todas las tumbas desde tiempo inmemorable estaban despojadas y vacias. Tampoco hay huella de esqueletos y nadie sabe á qué ciudad antigua servían estas tumbas en la roca como cemen- terio. y Cuando volvimos de la excursión nos sorprendimos no poco de en- contrar á cinco músicos delante del monasterio con violines y clarine- tes, que nos recibieron con marchas y melodías alemanas. Eran veci- nos de la villa, que por una causa singular habían recorrido media Europa y hasta visitado los Estados Unidos; nos siguieron al patio del convento y su música hizo que pronto se juntaran con nosotros la mi- tad de los monjes, á los cuales se añadían algunos habitantes de la cercana villa, que estaban entonces en la vecindad. (Observo que los- + 1 Golondrina de la costa. 17 conventos de Capuchinos siempre están á alguna distancia de los pue- blos). Los músicos tocaron también melodías de baile y daban las ex- plicaciones necesarias á éstas; particularmente admirable pareció á su auditorio lo que dijeron de nuestros locos valses, porque el pueblo ita- liano conoce sólo las danzas efectuadas por una pareja. Nos suplica- ron que lés enseñáramos cómo se bailaba el vals; Hoffmann me de- claró ser la dama y bailó unas veces conmigo por el patio, mientras que Escher giraba tan bien como podía con el gordo padre Archange- lo, lo que sirvió para maravillar y alegrar á los que estaban alrededor. Entonces nos llamaron á la comida y los músicos nos siguieron al re- fectorio y continuaron tocando. Ha sido quizá la única vez que en un convento de los Capuchinos se oía música profana alegre y hasta de baile. Nadie tuvo escrúpulos en esto, pues también en las iglesias y las procesiones se oye mucho más aire de ópera y otra música profana que música seria de coro. Especialmente populares eran en aquel tiempo “Wir winden dir den Jungfernkranz” y otras melodías del ““Freischútz.” Vuelvo á ocuparme de Sortino. En ningún monasterio nos estuvimos tanto tiempo como en el de Sortino y esto hizo que entráramos con los monjes en relaciones de amistad é intimidad. El padre Archangelo nos quiso persuadir para que nos quedáramos un día más y dijo entre otras cosas que nos que- ría enseñar una de las más hermosas muchachas que existían en la Sicilia; que no tenía más que 11 años cumplidos y que estaba educán- dose en el convento de monjas de la villa, cuyo confesor era él. Las monjas debían obsequiarnos con un buen chocolate y entonces llamar á la muchacha, que se quedaría detrás de Ja reja del cuarto de cónfe- sión y la podríamos mirar á pedir de boca. Que era verdad que la re- ja era demasiado angosta para poderle dar un beso; pero nosotros de- clinamos su ofrecimiento dándole las gracias. Como se sabe, preten- den que en Sicilia las muchachas ya muy temprano llegan á la puber- tad, y esto es cierto. Hemos visto dos veces madres de 12 años de edad. La instrucción pública en el reino de las dos Sicilias era miserable 78 $ en todos sentidos. Voy á citar algunos ejemplos graciosos. En Siracu- sa conocimos á un doctor Francesco Muré, que había hecho sus estu- dios médicos en Catania. Me preguntó un día si los sajones vivían to- davía en cuevas de rocas. “¿De dónde ha deducido usted esta ¡idea curiosa?”, le repliqué. El: “Ea, pues se llaman Sassoni porque viven en sassi” (sasso, saxum en latin, roca.) Otro señor en Siracusa pretendió una vez haber visto en aquel puer- to un buque suizo, El amigo Escher le explicó que eso era imposible, y después de muchas palabras descubrimos que el buque había sido de nacionalidad sueca. En otra ocasión me preguntaron si Prusia era tan grande como el reino de Nápoles, y el interlocutor no me lo que- ría creer, que aquélla es más de dos veces más grande. También me preguntó un día un aduanero con quien había llegado á una conver- sación en un café, cuánto era el tributo que el rey de Prusia pagaba al emperador de Austria. Ya he dicho que los conocimientos botáni- cos del profesor de botánica en la universidad de Catania, eran muy modestos. En mi segunda visita á Nápoles conocí en un viaje en la Calabria á Don Carlo Parentino, profesor de botánica en la universi- dad de Catanzaro, hombre todavía joven y muy amable, con quien me familiaricé en pocos días. Un día hicimos una excursión á caballo á una cantera á distancia de algunas millas de una villa cuyo nombre he olvidado. La roca es muy curiosa. Una mezcla de grano grueso de calcita blanca y serpentina verde obscura, con la cual labran bonitas co- lumnitas y otras cosas. Cuando pasábamos la villa llamó Don Carlo mi atención á unas mujeres que estaban en un balcón á las cuales sa- ludó. Dijo que ellas eran muy conocedoras de la Toxicología! Apenas estuvimos á diez minutos de Catanzaro, cuando me preguntó por el nombre cientifico de un cardo que estaba cerca del camino y es muy frecuente en tuda la Italia meridional. Al profesor de botánica le era desconocido. De él supe ocasionalmente, que todos los estudiantes eran internos, que vestían eclesiásticamente y que de tiempo en tiem- po un inspector eclesiástico los llevaba al paseo como niños chiquitos. En Palermo conocí al cónsul general austriaco, al Sr. von Laurin, que me comunicó varios documentos interesantes y desconocidos por el público. 79 Cuando después de la caída de Napoleón l el rey de Nápoles estaba de vuelta de la Sicilia á la tierra firme y había tomado posesión de ella, había nombrado á una comisión que debía informar sobre el es- tado de la instrucción pública en su reino y sobre las medidas para mejorarla y remediar las inconveniencias. La comisión consistió, co- mo era matural, casi exclusivamente de eclesiásticos. Su presidente era el obispo de Pozzuoli. Este informe lo he tenido en mis manos y lo copié. Lastimosamente se me perdió esta copia, así como mis dia- rios en los cuales había apuntado cuidadosamente día por día lo que había hecho, visto y oído; esto pasó en el incendio que en Noviembre de 1863 redujo á cenizas mi mansión con todos los edificios acceso- rios, en mi hacienda de San Juan, en la provincia de Valdivia. En el documento se decía: “Que el gobierno no debía establecer escuelas en las aldeas y en el campo, porque si la plebe aprendía á leer, se impre- sionaría mucho de los folletos y escritos de los Carbonari, Jacobinos y otros revolucionarios y por esto fácilmente la podrían instigar á re- voluciones é insubordinaciones contra el gobierno. También en las ciudades tendrían las escuelas que estar severamente vigiladas, y co- mo lastimosamente no era posible prohibir el establecimiento de es- cuelas privadas, éstas deberían estar vigiladas con especial rigor. Que la iglesia debía tomar á su cargo la instrucción, sólo ella podría de- fender el estado contra los efectos del dogma falso.” En Diciembre de 1839, en mi segunda morada en Nápoles, nació mi hijo, que todavía vive; dicho sea de paso, esto fué durante una fuerte erupción de cenizas del Vesubio y bajo detonaciones del volcán. El estado de mi esposa hizo necesaria una nodriza. La primera que se me recomendó la tuve que despedir después de algunos días, poco antes de Navidad; ella me dijo: “Mangiare zeppole nella settimana santa di Natale, questo d la nostra religione.” (Zeppole es una especie de pasta ó pastel.) La administración de la justicia. Cuando en el año de 1806 los franceses conquistaron á Nápoles y el rey huyó á la Sicilia, la isla estaba todavía en condiciones de la Edad 80 Media y la administración de la justicia estaba en. un estado malísimo, especialmente en el campo, el cual pertenecía enteramente á la noble- za y al clero. Estos grandes barones tenían la plena jurisdicción sobre sus súbditos, hasta el derecho de condenar á muerte. Como ellos mis- mos nombraban los jueces, un fallo imparcial en litigios entre el súb- dito y el señor del feudo era imposible. Las cuadrillas de salteadores eran muy frecuentes. Como estas condiciones acabaron entonces final- mente, los jueces fueron nombrados por el gobierno, la isla dividida en Intendencias (Provincias), en cada una fué fundado un tribunal su- perior y en la capital de Palermo un tribunal superior de apelación. Es verdad que las opiniones y malas costumbres de los hombres no podían ser cambiadas con esto, pero era siempre un progreso inmenso contra tiempos anteriores. Los jueces fueron nombrados primero á prueba para diez años. Los que durante este periodo se mostraron honrados quedaron nombrados definitivamente. Por la bondad del Sr. von Laurin pude leer el informe del ministro de justicia napolitano al rey sobre el éxito de la nueva organización de la justicia. Allí dice: «Siento mucho tener que decir á V. M. que sólo pocos jueces (olvidé el número) se han mostrado aptos para un em- pleo á vida.» He oído muchas quejas sobre la venalidad de los jueces no sólo en mi primera visita á Italia, sino tambiéA en la segunda en los años de 1838-40. Si se nombraba juez á un abogado pobre entonces se decía: «dentro de pocos años tendrá su casa y carroza.» Panaderos y carniceros lo proveían de balde por su conveniencia con pan y carne. A fines del año de 1831 ó á principio del entrante, viajé en la dili- gencia de Catania á Palermo. Eramos cuatro pasajeros, un hacendado de Sentini, que estaba provisto de víveres para todo el viaje, y que en- tre otras cosas tenía un ganso entero guisado en vinagre, un Francis- cano que llevaba consigo su maquinita de café, un notario de una al- dea situada al pie del Etna y yo. En este viaje tuve ocasión de ver qué económica es esta gente y qué poco puede ganar de ellos un posadero. Por una cama con ropa recibía un Carlino y medio igual á 50 fenines 81 (12 centavos oro). El notario pidió una cama sin ropa y durmió vesti- do, pagó sólo un Carlino, 333 fenines (8 centavos oro). Yo como ex- tranjero tuve que pagar dos Carlinos, igual á 67 fenines (17 centavos oro). Como el hacendado tenía demasiadas provisiones y con gusto las repartía, se pidieron sólo pocos platillos para la comida, cuyo precio estaba en proporción al de las camas. El Franciscano nos proveyó va- rias veces con café. Naturalmente no se encuentra alguna comodidad en estos albergues, pero por lo menos están limpios. Una vez llovió tanto que á medio día no pudimos seguir el viaje. El cuarto que nos asignaron no tenía ventanas con vidrios sino sólo puertas y el viento arrojaba la lluvia en el cuarto, de modo que se formó un gran charco de agua en el piso. Una criada tuvo que venir y remover el agua, y tra- jeron una lámpara porque después de cerrar las puertas quedó suma- mente obscuro el cuarto. El hacendado había ordenado la comida que siempre tomábamos juntos por la tarde. Yo tenía hambre pero no qui- se pedir algo especial para mí y entonces me ayudó la casualidad. En el albergue habían tomado posada también algunos carreteros que te- nían que conducir sus carros al interior y consumieron en un rincón de la gran caballeriza abovedada un platillo de lentejas y otro de coli- flor. Cuando yo por casualidad llegué á la caballeriza, me invitaron con afabilidad á comer con ellos, lo que yo naturalmente acepté. En el via- je que duró cuatro días y medio llegamos á conocernos perfectamente. El notario contó que tenía un pleito por un terreno que ahora estaba en la segunda instancia en Palermo y que él había perdido en prime- ra instancia, pero esperaba ganarlo en la apelación. El pleito ya le ha- bía costado cerca de mil escudos. Le pregunté cuánto era el valor del terreno. El opinó que en verdad no valía los gastos procesales, pero que siempre uno debía defender su derecho; Tutti gli Italiani sono cosi, añadió. El haeendado viajaba á Palermo también por un pleito y hablaba mal hasta de los jueces superiores. Nos contó de un pleito en el cual se trataba de designar después de la extinción de una casa de príncipe ó ducal á quien pertenecía la herencia y que él pretendía que el here- dero á quien se le adjudicaron no era el que tenía el derecho pero que Revista [1902.]—9 82 había ganado el pleito mandando á cada juez 3,000 ducati y al presi- dente 6,000 ducati. (El ducato es sólo una moneda de cuenta, moneda ficticia y corresponde á ¿ de un escudo español, igual á 33 marcos y á 83 cs. oro). Quizá era el fallo justo y el cohecho sólo una calumnia, pe- ro el cuento prueba siempre el concepto que la gente se había forma- do hasta de los jueces superiores. Ahora me ocurre otro cuentecito que se refiere á este capítulo. En el año de 1859 viajaba en la diligencia de Calabria á Nápoles y tuve durante un tiempo la compañía de un juez recién nombrado que iba á tomar posesión de su empleo. Yo mismo lo he oido suplicar al con- ductor de la diligencia que despachara de balde sus cartas particula- res; los otros pasajeros opinaron que este deseo era muy natural. Castigo de los criminales. Cuando después de la caída de Napoleón l el rey de Nápoles había vuelto á su capital, Nápoles, muchas mejoras establecidas por los fran- ceses fueron conservadas, así por ejemplo, el registro civil, y yo mis- mo tuve que mandar inscribir la muerte de un niño y el nacimiento de otro. También se conservó la abolición del foro del clero y los crí- menes cometidos por eclesiásticos fueron puestos como los de cual- quier otro hombre, delante de un juez común; pero se encontró siem- pre un expediente para castigar á los criminales de rango eclesiástico más indulgentemente que á los de la clase laica. Pues se dió la ley que cada fallo de castigo pronunciado contra un eclesiástico debiera ser presentado para su revisión á una comisión especial, la que natu- ralmente estaba compuesta casi únicamente de eclesiásticos. Esta co- misión moderaba casi siempre la pena decretada por el juez. Conozco dos ejemplos sorprendentes de esto. Un día visité en Nápoles al canónigo Montizelli, el autor de la co- nocida y estimada Lithología Vesuviana. Estuvimos sentados á la ven- tana y platicábamos. De repente esclamó él: «Mire Vd. aquel hombre que va allí abajo en la calle, que está vestido de tal y tal manera. Es- te es un eclesiástico que no hace mucho años envenenó á su tío para 83 heredar de él y ahora anda en libertad y lleva su cabeza tan alta como el más honrado aunque el tribunal lo haya condenado á muerte.» «¿Cómo es esto posible?» pregunté yo. Y entonces él me lo explicó. Primero el tribunal de revisión había conmutado la pena de muerte á pena de penitenciaria para 30 años y entonces habían venido los in- dultos que el rey decreta cada vez que nace un principe ó una prince- sa sobre todos los condenados que se encuentran en las prisiones. Asi se perdonaba por ejemplo, 10 años áun condenadoá 30,5 á un condenado á 20 y así sucesivamente. Así pues, como su majestad la reina alegraba al país casi anualmente con el nacimiento de un prínci- -pe ó una princesa, pasaba que después de 6 67 años, un criminal con- denado á la más larga prisión estaba completamente indultado y pues- to en libertad. Cuando vine en 1838 á Nápoles oí hablar mucho del siguiente acon- tecimiento. Cerca de la villa de Arpino, el lugar nativo de Cicerón, se había formado una cuadrilla de salteadores, á la cual la policía por mucho tiempo no podía dominar, porque ella siempre recibía noticia de todas las medidas usadas para apresarla. Su impertinencia llegó hasta tal grado, que al último aprendieron á uno de los habitantes más estimados de la villa, lo llevaron á la montaña y pidieron un rescate muy considerable, diciendo que en caso contrario matarían á su vícti- ma. Casi toda la población estaba indignada con esto y un gran núme- ro de vecinos se armaron para aprender juntos con los gendarmes á los ladrones. Cuando llegaron cerca del lugar á donde debían haber llevado el rescate, mataron los salteadores ásu víctima con sangre fría y empezaron á hacer fuego sobre la gente que avanzaba. Estos contes- taron con tanto éxito que un par de los ladrones cayeron, uno muerto, el otro gravemente herido y los otros emprendieron la fuga. En el he- rido se reconoció al hermano de un monje del convento de Capuchi- nos, situado delante de la ciudad de Arpino y la indagación judicial fué dirigida contra los habitantes del convento, de la cual resultó que el monasterio era la guarida de la cuadrilla, de la cual los otros miem- bros pudieron ser fácilmente arrestados. Fueron condenados á fuertes penas. Uno de los monjes hasta á muerte, otros á penas de penitencia- 84 ría de larga duración. En Nápoles calcularon entonces que en pocos años los condenados estarian otra vez en libertad. Por una parte por- que el tribunal de revisión eclesiástico había disminuido para los miembros clericales de la cuadrilla las penas decretadas contra ellos, que entonces las penas fueran otra vez mitigadas por la acostumbrada vía de indulto con la ocasión del nacimiento de un príncipe ó de una princesa hasta que fueran perdonados por completo. Llego ahora á la Seguridad pública. Era tan grande en Sicilia en mi primer viaje en Italia, como en el estado mejor gobernado; pero fué conservada de una manera curiosa. En cada una de las siete provincias de la isla estaba arrendada al que pidió menos, que por supuesto tuvo que depositar una caución bastan- te considerable, no solamente por asaltos de robo en el campo sino también por robos en las ciudades, y si había en alguna parte un asal- to ó un robo él debía reintegrar el daño y hacer todo lo posible para descubrir al malhechor y capturarlo, para lo cual tenía la acción libre. Me decían que varios de estos arrendatarios de la seguridad pública antes habían sido jefes de cuadrillas de ladrones y que por esto eran muy aptos para conocer y arrestar á los hombres que querían asaltar ó robar. Desgraciadamente este estado de cosas no duró mucho tiem- po. Cuando visité otra vez la Sicilia en el año de 1839, la falta de se- guridad en el campo era de nuevo tan grande como nunca y esto por las dos siguientes causas: primero el gobierno había abandonado el cu- rioso arrendamiento de la seguridad pública y en vez de este introdu- cido el sistema de gendarmes, usado en el continente y perfectamen- te bueno, pero había tenido que mandar allí gendarmes del continen- te. Pero desde las vísperas sicilianas existía siempre una especie de odio entre los Sicilianos y los Napolitanos del continente. Los Sicilianos vulgares llamaban frecuentemente á los Napolitanos «Cacca porti,» lo que probablemente no tendré que traducir, y asi los gendarmes en la busca por criminales no sólo no encontraron ayuda A 85 en la población sino hasta enemistad. Pasó que un aldeano viendo en- trar á caballo á un gendarme en su aldea, dijo á su hijo: «Allí viene otra vez ese tal caccuzza, mátalo de un balazo.» Lo que hizo el hijo obediente. Entonces huyó á la montaña y vivió allí como bandido has- ta que se hubo olvidado el asunto. Segundo: mucho más malo era el monopolio del azufre. En Francia se había formado una sociedad, lo que ahora llaman un sindicato, para adquirir el comercio con el azu- fre siciliano, que suministraba la mayor parte del artículo. Ofrecieron pagar anualmente una fuerte suma al gobierno napolitano, si este mo- nopolizaba la producción del azufre y se la encargaba. La idea de re- cibir sin ningún costo una fuerte cantidad era una tentación grande y fué ayudada porque la sociedad, como me han contado, se captó al mi- nistro de hacienda y al padre confesor del rey para su ¡idea por ricos regalos de dinero. Se decía que el primero había recibido 40,000 du- cados y el segundo 20,000. Esto recuerda el petardo de Panamá. La sociedad adquirió el monopolio. Sus agentes compraban al precio acos- tumbrado todo el azufre en los almacenes de los comerciantes y tam- bién el que sacaban de las minas, pero entonces prohibieron sacar más de las minas para los siguientes seis meses ó más. La consecuencia fué, naturalmente, que el precio del azufre subió en Europa, pero para la Sicilia era esto la calamidad más grande. Los poseedores de las minas de azufre, gran parte de los cuales vivían principalmente del rédito de aquéllas, ya no tenían entradas y tenían que ceñirse mucho y vivir con estrechez. Los trabajadores en las minas estuvieron por mucho tiempo sin pan, así como los numerosos muleros que antes conducían el azufre de las minas hasta la costa y aun en los puertos faltaron los buques que exportaban antes este artículo. No fué raro que los trabajadores diligentes se convirtieran en salteadores que in- festaban los caminos. Los extranjeros estaban menos en peligro, si no inducían á los sal- teadores en tentación por un vestido rico y si eran muy imprudentes, Un conocido mio, el geólogo Abich, que después estuvo al servicio de Rusia y que fué el primero que hizo la ascensión del Ararat, haciendo en este tiempo un viaje cientifico por la Sicilia, acompañado por sólo 86 un mulero, llegó en este viaje al centro del distrito donde están las minas del azufre. Una tarde, á las tres, pasó por una taberna en la cual estaban varias personas sentadas y sintió el deseo de refrescarse un poco. Bajó de su mula, pidió un poco de vino, queso, fruta, y que- riendo pagar, encontró que no tenía dinero en la bolsa. Entonces man- dó bajar una petaca de la mula, la abrió delante de la gente, sacó un rollo de pesos españoles (la única moneda de plata grande que enton- ces existía en el reino de las dos Sicilias) y pagó. Mientras que estaba bebiendo su vino había tomado informes sobre el nombre de las más cercanas minas de azufre, de su rédito, poseedor, etc. Por esto se ha- bía formado en la gente la sospecha de que él era uno de los agentes de la Compañía del monopolio de azufre y que llevaba mucho dinero consigo. Cuando hubo andado otra hora y llegado á un paso estrecho, de repente le salieron al camino hombres armados. El trepaba la pen- diente rápida pero muy corta del desfiladero, vió á lo lejos la gente en el campo, corrió hacia ésta y estuvo á salvo. El honrado mulero no quiso soltar por nada los bienes de su amo y en la riña con los salteadores perdió la vida. Los ladrones fueron descubiertos por la policía, presos y castigados con pena de muerte. El padre Benedictino Barnaba La Via, del convento de Catania, que había acompañado á los condenados al patíbulo, me contó la historia con todos sus detalles. Más tarde visitó Abich la interesantísima re- gión volcánica de Rocca Monfina, cerca de Capua, y justamente con mi Tobia, varias veces mencionado. Tenía la mala costumbre de le- vantarse muy tarde en la mañana y no podía frecuentemente estar en sú casa antes de la caída de la noche. Tobia me contó que Abich en es- tas excursiones, cuando empezaba á obscurecer, sacaba su pistola y caminaba llevándola adelante, lo que le parecía á él superfluo y casi cómico. Aunque la Compañía del monopolio de azufre que trajo una desgra- cia tan grande sobre la Sicilia, realizaba en el primer tiempo pingúes utilidades, no duró mucho. Por una parte se podían ahora explotar depósitos pequeños de azufre en varias partes de Europa, cuyo rédito antes, con los precios baratos del azufre, no habrían cubierto los gas- 87 tos de la explotación. Por otra parte, podían los químicos utilizar más frecuentemente el ácido sulfúrico extraído de las piritas, el que con los precios baratos del azufre antes no podía hacer la competencia al áci- do sulfúrico común, pero siempre limitaba en algo el uso del azufre. Entonces bajaron de nuevo los precios de este artículo y la Compañía del monopolio quebró. Termino este capítulo sobre la seguridad pública en Sicilia con la observación que en 1839 la sociedad secreta de la Mafia todavía no existía, y paso ahora á lo que he visto y todavía no he anotado oca- sionalmente en mi segunda permanencia en Italia, en la Calabria y la Apulia. Esta segunda permanencia fué motivada por el estado de mi salud, y como mi enfermedad por mucho tiempo fué un problema pa- ra los médicos, me permito hablar de ella. En el invierno de 1836-37 dominaba en Alemania una epidemia de gripa ó influenza, como se dice hoy. Tenía en Febrero un ataque fuerte de ella, pero convalecí, con excepción de una ronquera que du- ró casi dos años. En el verano de 1837 tuve una hemorragia de san- gre por la garganta que con sus consecuencias me hizo guardar cama durante seis semanas; sufrí palpitaciones y nunca me acostaba sin pen- sar que á la mañana siguiente sería un cadáver. Pero sané también de esto y estuve tan bien que creía poder volver á dar mis clases en Octubre. Desde la primera hemorragia de sangre siempre escupía sangre. Con cada esputo salía una gota de sangre y con la estación fría aumentaba esto y tuve que dejar de dar clases. Los médicos en Cassel declaraban mi enfermedad ser tisis laringea y profetizaban un fin malo. En esta época mi esposa, con quien me casé desde el 1* de Enero de 1836, re- cibió una herencia de 1,100 Thaler (poco más de 800 pesos oro). En- tonces ella preguntó al médico si yo podía sanar permaneciendo algún tiempo en un clima caliente. “Si—fué la contestación, —si sus recur- sos lo permiten; es lo único que quizá puede salvar á su esposo.” El director superior de minas, Schwedes, que entonces dirigía la escuela superior de industria donde yo era profesor, me dijo: “Le po- demos dar licencia con goce de sueldo (que era entonces de 500 Tha- 88 ler) por un año. Si su salud después de este tiempo no se ha resta- blecido completamente, entonces hace vd. una solicitud para prórroga y espero poderle dar en este caso un segundo año de licencia.” No necesito decir que no podía haberme casado con 500 Thaler de sneldo, pero mi esposa tenía de su fortuna materna, anualmente, 700 Thaler. Pero siempre la suma de 1,200 Thaler no habría sido sufi- ciente para vivir en Niza, la Riviera ó Génova, y tanto más que tenía- mos un niño de un año de edad. Resolví, pues, ir á Nápoles, donde ya sabía yo que la vida era muy barata y en donde podía yo continuar mis estudios sobre la fauna ma- rina de allí. El día 8 de Abril partimos llevando una buena criada de Kassel, en un coche que debía llevarnos hasta Munich. Había escupi- do continuamente sangre hasta entonces y estaba muy mal y nervioso. Desde el momento en que tomé asiento en el carruaje acabó el escu- pir sangre, no obstante que en todas partes había nieve hasta en el va- lle del Mein y el aire era cortante. ¿Cómo se explica esto? Llegados á Nápoles quisimos establecer un pequeño domicilio propio. El primer día después de la llegada salí para este fin y encontré pronto en la ca- lle á un antiguo conocido, el pintor Gótzlaff, pintor de la reina madre, quien se sorprendió mucho de volverme á ver, y le expliqué mi asun- to. “Viene vd. muy á tiempo,” dijo él. “En la casa donde vivo se ha desocupado un piso que llenará sus pretensiones modestas y es barato. Además, tiene una situación preciosa en la Riviera Chiaja, pero en verdad bastante lejos del centro de la ciudad. Esta calle es muy an- cha pero no tiene más casas que en el lado hacia la tierra, en el lado del mar se encuentra el parque, largo y estrecho, llamado “Villa reale,” que está separado de la playa por una pared baja.” La casa estaba en una esquina con un frente muy angosto. El se- gundo lado de la casa daba á una calle estrecha que se extendía hacia arriba y estaba habitada principalmente por pescadores. La casa pertenecía á dos damas de edad madura, duquesas de Ava- los, pero de recursos modestos. Una de ellas estaba casada con un conde Céstari di Scapoli, capitán en la guardia real. Ya estaba fuera de los años en los cuales las mujeres tienen niños, pero se imaginaba 89 estar embarazada; compraba ropa de niños, la cual colgaba en los bal- cones delante de sus ventanas, motivando así el escándalo y las burlas de Jos pasantes, y hacía muchas otras ridiculeces. Ellos habitaban el segundo y tercer piso. En el piso bajo vivía un panadero que tenía to- davía una tahona, la que usaba de vez en cuando. En el cuarto piso vivía mi amigo el pintor, que estaba casado con una joven alemana, y el primer piso lo pude alquilar yo por un precio barato. Anoto aquí de una vez de qué modo se pagaba la renta. Cuando se cumplió el primer mes y yo quería pagar la renta, como es costumbre en Alemania, me dijo mi amigo Gótzlaf, todavía á buen tiempo: “Aquí no se hace esto así. Vd. debe pagar el dinero al banco y avisar que esta es la renta del primer piso de la casa número..... de la Riviera Chiaja, que pertenece á las duquesas de Avalos, etc., y que está alqui- lada á vd. De esto le da el banco un recibo con todas estas indicacio- nes y este recibo lo da vd. al Sr. Conde Céstari di Scapoli, que enton- ces recoge el dinero en el banco.” Es cierto que de esta manera un fraude es imposible, pero siempre es característico que la gente lo pue- de tomar por muy posible. Las altas damas no tenían servidumbre, pero todas las mañanas venía Isidoro, nativo de Baden, que había ser- vido en la guardia suiza; vivía cerca y estaba casado. El hacía las ca- mas, limpiaba los cuartos, proveía también la comida y volvía á las seis de la tarde á su casa. Como paisano alemán entabló conocimien- to con nuestra criada alemana y podía contar muchas cosas. El go- bierno de una casa es en Nápoles mucho más sencillo que en Alema- nia. Temprano en la mañana se conducen cabras ó vacas por las calles y se ordeñan delante de los ojos de las criadas. Por esto tenía uno leche sin agua. La gente que vive en algún piso alto baja por medio de una reatita un jarro con asas en cuyo fondo meten dinero, cuyo importe indica cuánta leche quieren, y suben entonces el jarro con le- che. Otras madres de familia proceden de una manera más cómoda. Al café más cercano mandan traer el café con azúcar y leche y el pan necesario; así se ahorran el trabajo de hacer fuego y preparar el café personalmente. Ya se ha descrito muchas veces cómo en Nápoles se venden en la calle Revista [1902.]—10 90 todas las necesidades de la casa, como carbón, leña, agua, legumbres, mantequilla, pescado, carne y fruta. Todo esto con la gritería más grande, por ejemplo: “¡Qué naranjas tan magníficas, son verdaderas naranjas reales!” En la casa donde vivía existía un pozo, pero el agua no era potable sino que sólo podía utilizarse para lavar trastos, etc. El agua potable tenían que traerla desde una fuente pública que es- taba á la distancia de un cuarto de hora casi, servicio que nuestra cria- da hacía gustosamente; como ella estaba más limpiamente vestida que las criadas napolitanas y las mujeres de los pescadores y gente semejante suelen estarlo, era ella considerada por estos individuos co- mo persona de respeto y la titulaban madama, lo que le causaba mu- cha alegría. Llegó perfectamente á acostumbrarse al modo de vivir y aprendió pronto el italiano. Debo referir lo que he dejado de decir y es cómo nos instalamos. Compré sólo los muebles más necesarios, en lo cual busqué especialmente baratura. Las camas eran como en la clase media napolitana, muy sencillas: dos caballetes de fierro sobre los cua- les se pusieron tres tablas. Encima de éstas venía un colchón rellena- do de las hojas que encierran la mazorca del maíz y que son muy elásticas. Encima de éste un colchón lleno de lana, una almohada re- llenada de lana y una cubierta también de lana completaban la cama; la ropa de lienzo la habíamos traído con nosotros. He visto que en muchas familias no hay dormitorio especial. Cuando Jos dueños se han levantado la criada enrolla el colchón, la almohada, la cubierta de lana en un bulto y lo lleva junto con los caballetes 4 algún rincón de la casa, de donde lo llevan en la noche de nuevo al aposento. Vecinos muy molestos de una casa napolitana son las numerosas pulgas y es original un remedio para quitar una parte de ellas. Muy temprano en la mañana puede uno ver cómo los criados salen al balcón para sacu- dir las camisas y otras partes del vestido de sus dueños, de modo que las pulgas tienen que brincar á la calle. En las noches calientísimas del verano duermen hombres y mujeres enteramente desnudos y se cubren solamente con la cobija. (El dormir desnudo existe en reali- dad también en Alemania: me pude convencer de esto como mucha- 91 cho en la familia de un zapatero; en Francia debe haber sido costum- bre hasta en la clase media, pues Moliére en su preciosa comedia “Le precieux ridicule” hace decir á una hija, á quien se anuncia que tien que casarse, que ella no tiene ganas de esto, porque ya la idea de ““coucher contre un homme tout nue” le. era insoportable). De útiles de cocina se compró solamente lo más necesario, y no obs- tante de esto hemos tratado con comida casera algunas veces á Alema- nes muy apreciables que vinieron á Nápoles. La primera vez me hi- zo mi esposa objeciones, que ella debía poner uno ó dos platos más en la mesa. “Esto puedes hacer siempre,” dije yo “tienes suficientes platos y platones.” “Sí, eso sí, pero ahora tengo que poner también al- go en los platones, lo que no se compra aquí en la calle.” “En esto no hay ninguna dificultad, ven conmigo.” Fuimos lentamente á Santa Brígida, una especie de mercado ó calle ancha donde se encuentra to- da especie posible de comestible y donde hay siempre una bulla de compradores y muchachos que llevan canastas bajas cuadrangulares con borde perpendicular y hajo en la cabeza. Allí encuentra uno toda clase de legumbres, chile verde, sardinas, aves de corral, ya despluma- das, abiertas y separadas en dos ó cuatro piezas. Especialmente se en- cuentran: hígados de pollo, crestas de gallo, en fin, todo lo que el co- razón desea, y ya tan preparado que uno solo tiene que ponerlo en la casuela ó sartén. Mi esposa compró y un muchacho estaba listo á quien se puso lo comprado en la canasta; entonces volvimos Jos tres á la casa. Tuve que recompensar al muchacho y dije 4 mi esposa: “Hemos empleado para la vuelta un buen cuarto de hora, voy á dar al mucha- cho un carlino” que es la duodécima parte de un peso español, según la moneda actual alemana 334 fenines (8 centavos oro). Pero enton- ces el muchacho disgustado dijo que qué era esto de ofrecerle tan po- co dinero por un camino tan largo, etc. Ya conocía el modo napolita- no y supe que le había dado demasiado y por esto le dije: “Si no ba- jas de una vez por la escalera, entonces te daré una patada y bajarás volando.” Gótzlaff á quien conté esta pequeña aventura, dijo: “Vd. tie- ne mucha razón, para semejante camino es el precio medio carlino.” 92 Cuando pasaba después algunas veces con mi esposa por Santa Brí- gida, venía siempre el mismo muchacho brincando: “Tómeme á mi, tómeme á mi, yo sé su habitación.” Es una raza curiosa estos pillitos napolitanos y sicilianos. Son la honradez misma y hábiles para todo. Es verdad que uno debe saber su lenguaje y estar napolitanizado en Nápoles. Más tarde con la enfermedad de mi niño tuve que mandar á uno de estos muchachos frecuentemente al centro de la ciudad, para traer medicina de una botica alemana ó un cuarto de pollo de Santa Brígida; el dinero para este último tuve que darlo naturalmente á él y nunca pasó que él se fuera con el importe. El proveía todo bien y con formalidad y estaba contento cuando recibía su medio carlino. Es ver- dad que tratándose de un extranjero son de naturaleza algo diferente. Una comodidad muy grande era para mi esposa la circunstancia de que la señora Gótzlaff vivía en la misma casa y que entabló pronto amistad con ella. Cuando al principio que casi nada sabía de italiano, se atarantaba por el idioma, tenía sólo que salir por la puerta al des- canso de la escalera y llamar: “Luisa” y ya bajaba la señora Gótzlaft y la sacaba del apuro. Estábamos bien instalados en todos sentidos y podía abandonar la casa por algunos días para excursiones botánicas, etc. Visitamos, como se puede imaginar, todas las curiosidades de Nápoles y sus alrededo- res, pero nuestra vida ha tenido también días muy lúgubres. El vera- no de 1838 fué en la Europa meridional descomunalmente caliente y en Nápoles como en Grecia dominaba una epidemia de disenteria en- tre los niños por la cual sucumbió también nuestro hijito. El 19 de Di- ciembre nació mi hijo Federico que todavía vive y poco faltó para que su nacimiento costara la vida á la madre por la asistencia defectuosa de las parteras napolitanas. Ya he mencionado arriba que tuvimos ne- cesidad de una nodriza, que tuve que despedir la primera después de unos días y que la segunda era una mujer muy perfecta. Mi salud se había mejorado muy pronto, pero tenía todavía ronque- ra y ésta no desapareció antes del año siguiente, en el cual ya pude hacer viajes más grandes á la Sicilia, Calabria y Apulia. Tanto más que mi esposa había hecho el conocimiento de una señora alemana, que 93 : . vivía desde hacía años en Nápoles, es decir, la esposa del Cónsul de Mecklemburgo Klenze y había contraído íntima amistad con ella. En Marzo viajé á Palermo para estudiar allí la fauna del mar, en donde la pasé tan felizmente como en Nápoles, pues hallé en la calle el día de mi llegada temprano en la mañana, al buscar una vivienda, al Sr. Jacobo Hirzel 4 quien conocí en mi primer viaje. Nos sorprendimos mucho de volvernos á ver y cuando él supo que yo buscaba una pe- queña vivienda en las cercanías del mar, me dijo: “Ea, entonces ven- ga Ud. á mi casa,” vivía en la casa de un duque que había engañado á un salteador, muy cerca del mar y tenía varios cuartos desocupados. Me dijo: “Pongo sólo una condición. Comeremos juntos y después ca- da uno va á sus asuntos, así estaremos ambos libres y no obstante jun- tos.” Cuando fuí la siguiente mañana al café para desayunarme, me regañó: “He ordenado á mi ama que le dé á Vd. el café ó el chocola- te del desayuno ó lo que Vd. quiera y á la hora que le plazca.” Después de una permanencia de cuatro semanas en Palermo viajé á Mesina y por tierra. Es verdad que me había embarcado en un peque- ño velero por el temor que tenía por la falta de seguridad en los cami- nos, pero este pronto llegó á tierra por viento contrario y además no me gustó la compañía en él y me pensé, quizá tienen mis conocidos sicilianos razón, diciéndome que no tenga que temer el menor recelo ni aun en el caso de que la diligencia sea parada por los salteadores. Un sabio extranjero es ante los ojos de todos los Sicilianos una perso- na de respeto y no tenía bienes que pudieran excitar su avaricia. Y así sucedió. Mis antiguos conocidos en Mesina se alegraron de volverme á ver, pero me mostraron su desconfianza cuando les dije que quería viajar también en la Calabria y me quisieron disuadir de ello. “Vd. verá” dijo el Sr. Jiger “Vd. mismo oirá, hay en nuestro alma- cén un comerciante de la Calabria; le suplicaré que entre.” Vino y el Sr. Jáger le preguntó: “Aquí está un señor que quiere viajar por la Ca- labria. ¿Puede hacer esto con seguridad?” El otro dijo, encogiéndose de hombros: “Sí, los caminos están algo sucios [sporche.]” “¿Cómo? hace tiempo que mo llueve, ¿cómo pueden estar sucios?” “No lo digo en este sentido” contestó “sino que cuando hace tres meses hubo en 94 San Bruno la gran feria, en la cual un mercader de ganado recogió una gran suma de dinero, fué á la vuelta para su domicilio sorprendido por salteadores y al defenderse fué matado en el combate.” “Si esto es todo, repliqué yo, entonces viajaré con confianza,” y así atravesé á Reg- glo, para cuya ciudad tenfa una carta de recomendación á un botica- rio Greco. Encontré en él á un hombre muy amable é instruído, que me dió toda la información deseada y los mejores consejos. Me quitó todo cuidado en cuanto á la seguridad en viajar. Dijo que los Calabre- ses son injustamente desacreditados. Dos circunstancias son las que en verdad hacen una mala impresión al viajero ligero. Primero, ve uno en el camino una pequeña cruz de madera y si uno pregunta á su guía: “¿Qué significa esto?” entonces dice este flemáticamente: “En es- te lugar fué apuñaleado D. Chich' por D. Pepe,” y en otra cruz: “Aquí fué D. Vicenzo matado con un tiro.” “¿Por ladrones?” “No. D. Chich' había llegado á una intimidad demasiado grande con la esposa de D. Pepe, ¿y D. Vicenzo? Pues este había en una disputa ofendido mor- talmente á su adversario, etc.” Pero de asaltos á viajeros no se sabía nada; y en verdad no viaja ningún turista en la Calabria y hace algunos meses que leí en un pe- riódico alemán, que el boticario Greco deplora que después de Philip- pi ningún viajero científico haya vuelto á visitar la Calabria. * Quería visitar la montaña de Aspromonte, que se levanta en las in- mediaciones de Reggio á una altura de 5,000 pies * sobre el nivel del mar, si no me equivoco, porque allí se encuentra un gran bosque, una rareza en la Italia meridional, el bosque Sila, que está formado por ha- yas y pino blanco, donde se hallan también como en el Etna abedules y que presenta muchas plantas raras al botánico; yo expresé hacia Greco algún cuidado porque decian que había muchos salteadores en el monte. Entonces reía él y decía: “Vd. encontrará en verdad á estos 1 Tengo que anotar que esta pretensión del Sr. Greco no es enteramente exacta, porque hubo en los últimos decenios varios geólogos que visitaron la Calabria, por ejemplo, Cortese, ! i Stefano, Taramelli, De Lorenzo y el tra- ductor de este artículo. (El Trad.) 2 Su cima, el “Montalto”” tiene 1958 m. (El Trad.) 95 bandidos, pero será bien recibido por ellos y verá que en su mayoría son hombres instruídos y no salteadores de camino. Cuando la dili- gencia lleva el dinero recogido en la provincia á Nápoles, podía ser asaltada y robada por ellos, de modo que la tienen que acompañar gendarmes montados; pero esto sería casi un hecho patriótico, porque es un escándalo que el dinero que pagan las provincias vaá Nápoles y el gobierno no hace nada para las provincias. Estos bandidos no son salteadores sino hombres que están perseguidos por el gobierno á cau- sa de alguna falta, venganza ó por otra cosa y prefieren pasar el tiem- po en el verde fresco del monte en vez de la prisión húmeda, hasta que los asuntos por los cuales han huido, estén arreglados por los es- fuerzos de sus amigos ó hasta que se hayan olvidado. Tienen su cuar- tel general en un aserradero, á donde sus parientes les mandan víve- res y lo que necesitan de otras cosas. Además, le podría dar una carta, pero le voy á hacer otra propuesta. Iremos juntos allí, pero no lo pue- do hacer en el acto sino hasta dentro de quince días. Visite Vd. mien- tras la costa oriental.” Estaba de acuerdo con la propuesta, y él me hi- zo un itinerario indicándome día por día el lugar donde tenía que per- noctar. «Albergues no los encontrará» decía él, «fuera de la cabecera de un distrito. Pero en cada lugar se encuentra algún habitante bien acomodado que le recibirá con gusto y le dará alojamiento.» Me eseri- bió en el acto cuatro cartas de recomendación para varias personas, y para los lugares donde no conocía á nadie me procuró también cartas. «Venga Vd. conmigo al café» dijo él, «donde uno siempre encuentra mucha gente» y allí preguntó: «No hay ninguno aquí que tenga un buen amigo en Bove ' ú otros lugares que pudiera dar alojamiento á este sabio extranjero?» Entonces seencontraba siempre alguno que po- día escribir personalmente una carta ó que tenía un pariente ó amigo de quien recibí una carta. Partí, primero á la punta meridional de Ita- lia, después á todos los lugares de la costa oriental y fuí recibido en todas partes de la manera más amable. Puedo sólo alabar esta hospi- talidad pero tiene también sus incomodidades. Cuando uno ha mar- 1 Será Bova y no Bove. (El Trad.) 96 chado todo el día, cubierto de sudor y polvo y llega después á la casa de un señor, entonces quiere uno antes de todo lavarse y limpiarse, quizá también cambiar la camisa, pero esto no es posible. Cuando el señor ha leído la carta, le obligan á uno á entrar en el mejor aposen- to y comienza una serie de preguntas, porque el huesped quiere satis- facer su curiosidad muy justa en cuanto al extranjero. Mientras, la se- ñora, ya avisada de la llegada de tan raro huesped extranjero, se ha puesto sus vestidos de gala y aparece también. Se entabla» entonces una conversación, que dura varias horas hasta que se sirve una cena espléndida. Me llamó la atención que me preguntaban casi siempre: «¿Cuánto de sueldo recibe Vd. mensualmente?» Voy á dar aquí un ejemplo de la hospitalided siciliana. Habíamos partido no sé si de Mistretta ó de Sperlinga, el único lugar donde en las vísperas sicilianas los Franceses no fueron asesinados, por lo que se lee allí la inscripción: “Quotceuntis siculus placuit Sperlinga nega- vit.” Atravesamos la cadena montafiosa de las Madonie, de algunos miles de pies de altura * y que sigue la costa septentrional de la Sici- lia á poca distancia del mar y llegamos hacia las cinco bañados en su- dor y empolvados á San Stefano, ? lugarcito en la costa del mar. Allí no había albergue. Utilizamos entonces el método de estar parado, co- mo el profesor Hoffmann lo llamaba, el que ya se había probado útil tanto en los Abruzos como en la Sicilia. Paramos en la plaza, donde se juntaron pronto muchas personas para mirar el fenómeno de viaje- ros extranjeros, que además se distinguían por un vestido de viaje na- da común, un jaquet corto y pantalones de lienzo, y para preguntar, tanto más que en este lugar probablemente nunca habían estado via- jeros de una nación extranjera. Manifestamos nuestros deseos de al- guilar por la noche un cuarto con camas y tener ocasión de hacer pre- parar una cena por nuestra Tobia. Pronto se halló alguno que quería dar un cuarto y cama. En el cuarto estaban habas y otros productos de huerta. Mientras que se removían estos, que se traían catres con colchones y TPobia 1 La cima principal tiene 1,975 m. (El Trad.) 2 El autor se refiere á San Stefano di Camastra, El Trad.) 97 compraba una cena sencilla, nos paseábamos por la villa y gozábamos la hermosa vista sobre el mar á las islas de Lipari. De vuelta nos acos- tamos sobre las camas con la esperanza de que la cena estuviera lista y nos dormimos. Entonces nos despertaron, el señor alcalde deseaba ver nuestros pasaportes. Naturalmente estuvimos muy de mal humor por esta imprudencia y ya queríamos dormirnos de nuevo Cuando el hombre que había recibido nuestros pasaportes volvió y nos dijo, que el señor síndaco nos suplicaba que nos quedaramos por la noche en su casa. Se lo agradecimos calurosamente, pero nos excusamos á Cau- sa de nuestro cansancio. Vino pronto por tercera vez: que el señor sin- daco no podría permitir que pasáramos la noche tan incómodamente é insistía que vinieramos á su casa. ¿Que podíamos hacer? Medio amo- dorrados fuimos allí, Hoffmann olvidó hasta ponerse las medias que se había quitado y entró con los pies desnudos en sus zapatos. El hom- bre probablemente un alguacil pero sin ninguna insignia nos llevó á una bonita casa, abrió el zaguán y cuando hubimos llegado al vestíbulo se abrieron de repente dos medias puertas y entramos en un cuarto bien alumbrado, donde la dama de la casa con vestido de fiesta estaba sen- tada en un sofá y se encontraban además de su esposo, un conde, cuyo nombre desgraciadamente he olvidado, el cura del lugar y algunas su- jetos de distinción. Se podrá imaginar nuestra confusión, entrando empolvados y sucios como estábamos, en esta sociedad: se entabló pronto una conversación muy animada, la que duró un par de horas, entonces se retiraron los otros huéspedes y fuimos conducidos al comedor donde nos esperaba una cena suculenta. Cuando terminamos era la madrugada. El conde nos invitó á permanecer algunos días en su casa, y visitar sus grandes plantios de naranjos. Desgraciadamente tuvimos que declinar esta amable invitación porque queríamos estar en Palermo en la famosa fiesta de Santa Rosalía. Hasta tuvimos que partir muy temprano en la mañana y por esto despedirnos en el acto de nuestro amable huésped y de su esposa. En nuestra recámara encontramos bandejas y jarras de plata! Una sola vez he sido recibido asperamente, no sé si en Bianca ó en Kevista [1902.]—11 98 Bove. * Cuando llegué llamaron al dueño de la casa, leyó mi carta de recomendación y me dijo: “Voy á ver si le puedo recibir,”” y volvió á la casa. Me senté en el banco de piedra delante de la puerta y tuve que esperar casi media hora hasta que volvió. Al fin apareció. “Vd. dispense que le haya recibido tan mal, pero tenía tantas cosas en la cabeza y no supe en verdad en el momento si le podía dar un cuarto. Mi esposa está enferma y ya tengo dos señores forasteros en mi casa, un abogado y un ingeniero, que están comisio- nados por el gobierno para elegir un lugar aproposito para un cemen- terio é instalar éste, porque según una nueva ley está prohibido ente- rrar los muertos en la iglesia. Pero ya la dificuitad está felizmente allanada, entre Vd.” Hay que considerar que había de dar alojamiento no sólo á mi per- sona sino también á mi fiel sirviente Tobia, al mulero y dos mulas, y no obstante tanta hospitalidad! La cena estuvo muy alegre, se habló mucho sobre la Calabria y sobre sus condiciones; contaron que la Ca- labria había proveído á la iglesia de un gran número de santos que to- dos reglamentariamente habían hecho milagros pero nunca uno útil á la humanidad ó á la provincia. Uno observó que el diablo había sido mucho más útil al hombre porque habia construido uno ó dos puentes, ¿por qué no había hecho ningún santo en Calabria un puente, que especialmente en esta parte sería tan necesario y útil? En toda la costa de esta parte de la Calabria bajan de la cresta de la montaña numerosos valles hondamente cortados en dirección vertical á la costa. Todas las villas están en las lomas que separan estos va- lles, á una ó varias horas horas de distancia de la playa del mar, en una altura de 400 hasta 800 pies. El camino directo de un lugar al otro baja la pendiente rápida y sube al otro lado una altura no menos abrupta y es muy penoso. Lo he hecho siete veces en un día querien- do determinar el límite entre el granito y los depósitos modernos. Un puente en el valle angosto de un lugar al otro sería un gran be- neficio. Generalmente da uno una vuelta para llegar de un lugar al ] Será Bova. (El Trad.) 99 otro. Baja uno en la loma hasta el mar, sigue á lo largo de la costa y sube entonces la pendiente suave á la segunda loma. En invierno cuando las lluvias hacen engrosar los arroyos casi secos en verano á ríos caudalosos entonces es otro camino imposible. Varias causas han motivado la posición incómoda de tales pueblos. En las cercanías del mar muchas veces no habría lugar, y también el peligro de que los pi- ratas podían fácilmente desembarcar, saquear las casas y llevar los ha- bitantes como esclavos. Tercero: la malaria que domina en la costa y produce malas fiebres. En lo general hay poco terreno para sembra- dura y en todo es esta parte de la Calabria bastante pobre. La vegeta- ción es intersante para el botánico, en las faldas crece Erica arborea en grandes cantidades y en los arbustos se encontraban en aquel tiem- po muchísimos ruiseñores, como no los he oído en ninguna otra par- te. Frecuente es también la escordia odorifera cuyo líber labra la gen- te como el cáñamo y el lino y hacen hasta telas de él. Una vez he te- nido que dormir en una cama cuyas sábanas consistían en esta tela. La tela puede ser muy durable, pero es tan áspera como un rallador. (También en el Sur de Francia se utiliza el líber de esta planta del mismo modo). En la villa de Stilo fuí recibido por el Barón de Crea, uno de los nobles más estimados y más ricos de esta parte de la Cala- bria y cuya casa ofreció todas las comodidades que uno puede encon- trar en una ciudad grande. En las cercanías se explota un criadero de fierro; era y es probable- mente todavía la única mina en el reino de Nápoles, pertenece al fisco y está bajo el Ministerio de Guerra, que encarga á un oficial la direc- ción de los trabajos de la mina. El Mayor que en el tiempo en que vi- sité la mina, dirigía los trabajos me dijo que cuando él había tomado á su cargo el puesto, había encontrado en el terrero una gran cantidad de metal que contenía ocre de fierro amarillo y que su predecesor había mandado tirar, tomando el ocre amarillo por azufre. Es apenas crei- ble, pero el Mayor no habrá mentido. En el siglo pasado el gobierno había traido mineros de Alemania, pero no vivieron muchos años y es- to por la baratura del vino. Me permito intercalar aquí algo sobre es- ta baratura. Habiendo estado en la primavera de 1832 la semana san- 100 ta en Roma, me propuse el plan tonto de caminar á pie á Nápoles pa- ra coleccionar en el camino las plantas florecientes en la primavera; tonto porque me tomaron en todas partes por un recluta de alguno de los regimientos suizos al servicio de Nápoles y me trataron como tal. Cuando llegué á Velletri me sorprendió un aguacero; entré á una pa- nadería y supliqué á la mujer que estaba allí, que me permitiera pasar el aguacero. Pronto se aclaró que la mujer era alemana y estaba ca- sada con un italiano que tenía además de su panaderia un viñedo. Yo dije que entonces debía estar bien acomodada. “Oh” dijo ella “cuánto deja un viñedo! Por mayor en barrica valdrá la botella medio bajocco igual á dos fenines de moneda alemana (medio centavo oro).”” Hacía algunos años que las vides habían dado tanto que su esposo no había tenido suficientes barricas para el mosto estrujado y le había dejado escurrir porque el comprar una barrica nueva habría costado más de lo que podrían haber ganado de todo el vino contenido en ella. Por la morada de Velletri se me hizo imposible alcanzar cierta casa de correos en las Lagunas Pontinas donde quería pernoctar, tuve que quedarme en una anterior donde llegué temprano en la tarde. Estaba sólo la señora del maestro de postas, ningún mozo. Estos iban sólo cuando se esperaba la diligencia, que viajaba entonces sólo dos ó tres veces en la semana entre Roma y Nápoles. Sin más tomé asiento en el cuarto y supliqué que me dieran algo de comer. Ella decía que no tenía nada. Yo pensaba, como estará entonces la cena y el alojamien- to. Entonces llegó un pescador, que había cogido anguilas en las zan- jas de los pantanos y cargaba algunos víveres, entre otras cosas alca- chofas. Las puso sobre el brasero en el cuarto, pidió á la señora un poco de aceite el que echó gota á gota encima; tenía también un poco de pan y me invitó á tomar parte. Entonces se acordó la señora que había quedado todavía pescado de la comida y que también tenía la llave de una especie de alacena en la cual había pan, vino y queso y trajo esto, creo que también huevos, de modo que pude perfectamente matar el hambre. Tuve que dormir en el pajar. Temprano en la mañana pregunté cuánto debía pero ella no quería aceptar nada. Sus niños jugaban afuera y así les dí á cada 101 uno una pequeña moneda de plata, con las cuales se pusieron conten- tísimos. Llegado á Mola di Gaeta tomé un cochecito hasta Capua y de allí me fuí en la diligencia á Nápoles. No me fué muy agradable via- jar á pie en un pais, donde hasta el más pobre tiene un burro que montar. El gobierno napolitano había querido introducir en el país la industria del tejido de algodón y del cultivo de esta planta y se habían establecido cerca de Nápoles dos fábricas de tela de algodón, bajo la dirección de Suizos. Conocí á uno de los señores. Los primeros tra- bajadores tenían que ser extranjeros y se habían tomado operarios SUIZOS. “Hace ahora 15 años,”” me dijo el señor, “y ya está enterrada la mitad de los trabajadores. Esto hace el vino barato. Los hombres no pueden dominarse y le beben como agua, así como los mineros en Stilo.”” También en Nápoles es el vino muy barato. A mí no me es- taba permitido por mi salud beber vino. A mi esposa no le gustaba tampoco, pero nuestra nodriza, Pascuala, estaba acostumbrada á be- ber vino. Compraba un vino tinto que costaba tres groni la botella. El gront es igual á 33 fenines (poco menos que un centavo oro) y tres groni iguales á 10 fenines (24 centavos oro). Yo tenía también gene- ralmente un vino mejor en la casa, sea Falerno, Lacrimae Christi, Malvasio ó vino tinto de Mesina. La botella costaba sólo 13 carlinos— 50 fenines (12 centavos oro); esto lo hice para poder obsequiar un vasito á las visitas. Un día se me había acabado cuando vino una vi- sita de viajeros alemanes; les ofrecí el vino barato de la nodriza y me excusé que no tenía otro mejor en la casa; pero les gustó tanto, que me preguntaron dónde podrían encontrar un vino tan bueno, que era mucho mejor que el vino de mesa del hotel, que pertenecía á la co- mida y que no se pagaba aparte, mientras que uno tenía que pedir las mejores clases y pagarlas á lo menos con el doble de los precios indi- cados arriba. Una botella de cerveza costaba entonces 2 carlinos-67 fenines (17 ventavos oro). Vuelvo á ocuparme de la Calabria. Una vez casi me habían arres- tado: era en otofio cuando había ido la segunda vez desde Catanzaro á la parte meridional de la Calabria para terminar mis estudios geog- nósticos, paleontológicos y botánicos. 102 Stilo era otra vez el punto terminal del viaje en el Sur; de alli tenía que hacer una buena jornada para llegar á un lugar donde pudiera encontrar alojamiento por medio de una carta de recomendación. Pe- ro el Barón de Crea no me quería dejar salir; tenía visita y yo debía de todos modos desayunarme con él; á las nueve tendría que estar lis- to el desayuno. Estuve muy molesto porque tenia mucha prisa de lle- gar á Catanzaro. El guía calabrés que me acompañaba me consoló diciendo: «Co- nozco en la costa una estación de aduaneros donde podemos quedar- nos en la noche y saliendo temprano el día siguiente podemos llegar todavía en el mismo día á Catanzaro.» Pero se difirió el desayuno de una hora á otra, de modo que no pude salir de Stilo sino después de las doce. Nuestro camino nos llevó por un lugar llamado Monastera- ce. Allí quisimos comprar forraje para las mulas y víveres para la noche, porque los aduaneros probablemente no podían alimentar á tantas personas, á mí, mi fiel Tobia, al guía, al mulero y las dos mu- las. Encontramos en seguida suficiente forraje para las mulas, Hedy- sorum coronarium cortado verde, planta que se cultiva en Alemania como adorno de jardines, pero en Calabria y Sicilia como forraje. Peor estaba el asunto de los víveres. Fuera de pan, queso y atún salado, no se encontró nada. Mientras, se había juntado alrededor de nosotros una cantidad de gente curiosa y un hombre en mangas de camisa se acercó á mi y preguntó por mi pasaporte. Yo repliqué riendo: «¿Qué le importa mi pasaporte?» «Muy mucho, yo soy el alcalde del pueblo.» «Dispénseme Vd., esto es otra cosa. Pero tengo que decirle que dejé mi pasaporte en Catanzaro, porque me dijo allí la policía que no lo necesitaba para mi viaje en esta provincia.» «Lo siento mucho,» replicó el alcalde, «pero Vd. está aquí en otra provincia y tengo órdenes rigurosas.» Es verdad, uno tenía que proveerse de un pasaporte viajando de una pro- vincia napolitana á otra, y hasta queriendo hacer de Nápoles una ex- cursión á Pesto, necesitaba uno un pasaporte especial, Entonces dije al alcalde sacando mi cartera: «Tengo aquí una carta del Cavaliere Capialti en Monteleone, que le quitará quizá á Vd. los temores respec- to á mi persona.» 103 Era exactamente la carta que debía procurarme un alojamiento pa- ra la noche. El alcalde leyó la carta. «Es de uno de los primeros no- bles del pais y le legitima á Vd. más perfectamente que un pasaporte. Le suplico que se quede Vd. aquí por la noche y que sea mi huésped.» Tuve que declinar la amable oferta. Poco antes de la puesta del sol estuvimos en la costa del mar y cerca de la aduana Torre Vinciacello. El edificio era uno de los cien y más que fueron construidos bajo Car- los V para protejer el pais contra los asaltos de los Berberiscos y donde se encontraban guardias que daban la voz de alarma cuando se acer- caban barcos corsarios á la costa. Estaba entonces habitado por dos aduaneros, uno de los cuales estaba en la cama con tanto calosfrío que su cama temblaba. Su compañero dijo flemáticamente: «Tiene la fie- bre. Ahora estoy tantos «ños en el servicio y he tenido la fiebre trece veces.» No era muy consolador saber que toda la costa también en Apulia es malsana y expresé mi temor de que podía atrapar la fiebre. El opinaba que esto no era de temer si yo usaba las siguientes me- didas de precaución: «Vd. no debe beber ninguna agua, sino mucho vino fuerte y poner á sus alimentos mucho chile.» El había cazado una paloma é iba á freirla. La partió conmigo y comimos juntos. El daba aceitunas y ajo, nosotros atún, queso y pan caliente. Tomé sus medidas de precaución, me dormí pronto, pero pronto desperté sintiéndome como si corriera fuego por mis venas, de modo que me levanté á las tres de la mañana, corrí al pozo, y, no obstante sus consejos, bebi en cantidad grande el agua fría. Algunos días des- pués tuve en verdad los frios en Tarento, pero no puedo decidir si me vino de beber agua ó del aire malo de Tarento. A las cuatro dí la voz para la salida, de modo que teníamos un largo día delante de nosotros. Pero también teníamos que hacer jornada y media en un día. De Catanzaro fui á Cotrone, lugar que está construido sobre las rui- nas del antiguo Croton. De antigúedades no existe nada más que una ó dos columnas, que están á distancia considerable de la ciudad anti- gua, y según dicen, han pertenecido á un templo de Juno Lacinia, se- mejante á la única columna del templo de Júpiter cerca de Siracusa. Es raro que en la amplia llanura que se extiende desde la bahía de Tarento hasta los estribos de la cadena apenínica hayan podido existir 104 en la antigúedad tres ciudades grandes, Metapontum, Sybaris y Croton, mientras que ahora se encuentran allí sólo pueblos insignificantes y pocos restos de la antigua magnificencia. De Tarento hice un viaje rápido á Gallipoli, donde pude recibir di- nero. Pero ví lo suficiente para poderme convencer que en la penín- sula no existe nada de la cadena apenínica, como ya he mencionado antes. Es una llanura ondulada, llegando en su punto más alto á sólo 600 pies sobre el nivel del mar; se compone de caliza moderna y está cubierta en su mayor parte con olivos. El aceite se embarca en Galli- poli y lo ponen hasta aquel momento en cisternas, que están excava- das en una caliza porosa, en las cuales se clarifica. Después la sacan de las cisternas á barriles, que después de ser pesados en la balanza pública los echan en el mar y los llevan flotando hasta los buques, don- de los izan y estivan. También Gallipoli es una ciudad griega, pero tampoco ha dejado monumentos de importancia, como las otras gran- des ciudades griegas mencionadas. Me contaron de uno que debía vi- sitar y que está á alguna distancia. Es un relieve de mármol que han levantado, pero que antes estuvo acostado, y en la parte inferior hay ahora un tubo de fuente, de la cual, cuando yo lo visité, sacó agua una muchacha. Representa á un joven y á una muchacha en una posición extremadamente impúdica. Me he admirado mucho de que esto se represente públicamente á los ojos de los espectadores, pero es anti- guo, y esto disculpa en Italia todo. Mi intención de estudiar animales marinos en Tarento fué frustrada por una carta de mi esposa, en que me comunicaba que nuestro hijito estaba atacado por una encefalitis, de modo que me apresuré á volver á Nápoles. Llegado á Nápoles, encontré á mi niño durante mucho tiempo en el mayor peligro; pero gracias al empeño del Dr. Zimmermann, un cur- landés, se salvó. Mis frios desaparecieron por sí mismos, y en este tiempo se aclaró por primera vez lo que hahía sido la causa de la en- fermedad problemática que me había obligado á buscar salud por una permanencia alargada en Italia; eran hemorroides anormales. Salieron de repente y de modo que una operación parecía necesaria, pero que siempre se podía evitar. Desde aquel tiempo he tenido esta enferme- 105 dad con la mayor regularidad, y durante muchos años, el primer ve- rano después de mi vuelta, tenía cada mes una inflamación de los ojos de tres días de duración. En el segundo año tuve, cuamdo entró el ca- lor, cada mes fuertes dolores de muelas. Después tomó la enfermedad su curso regular. A fines de Febrero partí de Nápoles. La última mi- tad del invierno era extraordinariamente dura. En Enero, cerca de Napoles, la vid había hecho ya retoños largos; cuando partí de Nápo- les, colgaban las columnitas de hielo de las fuentes públicas. En Ro- ma había nieve, fenómeno tan raro, que cuando cae una nevada se cierran los tribunales y las escuelas. Allí he tenido el gusto de conocer al excelente zoólogo Carlo Bona- parte, príncipe de Musignano, que me recibió con la mayor amabili- dad y me enseñó su colección de pájaros disecados y conchas terres- tres. También entablé conocimiento con el Monsignore Lavinio di Medici Spada, presidente del tribunal superior papal, la Ruola, que poseía una excelente colección de minerales. Fué por una temporada Ministro de Guerra del Papa y escribió á Sartorius von Waltershausen en Góttingen, con quien tenía amistad íntima: «Qué dice Vd., queri- do amigo, que soy ahora Ministro de Guerra, yo que apenas sé distin- guir un cañón de una pistola; pero qué quiere Vd.; ya conoce las con- diciones en Roma. No puedo negarme á aceptar el puesto.» Cuando llegué en la mañana á su casa lomamos antes chocolate, y entonces cogió cada uno de nosotros uma olla en forma de cazuela, pero con asas, que contenía carbón ardiente, que calentó á lo menos las manos que cogían las asas, y entramos en la sala donde estaban colocados sus minerales. He visto también en otras casas varias de estas cazuelas llenas de carbón ardiente estando en el vestíbulo, las que fueron utilizadas cuan- do alguno tenfa que hacer algo en la casa, para que no se le entumie- ran los dedos. El resto de la vuelta lo hice por Marsella, Avignon, Lyon, Ginebra, Neuchátel, donde conocí á Luis Agassiz y me quedé dos dias. Santiago, 30 de Octubre de 1900. Dr. R. A. PhuiLippr. Revista [1902.]—12 106 Cobaltiferous Smithsonite from Boleo, Lower California, Mexico BY C. H. WARREN. (American Journal of Science, August 1898). This mineral was sent to this laboratory for identification, by Mr. Geo. W. Fiss of Philadelphia, and was supposed to be the rare hy- drated cobalt carbonate, Remingionite, the composition of which is not known. The mineral consist of little crystalline particles of a delicated pink color, imbedded in gypsum and associated with a little atacamite. The mineral was first carefully sellected from all material of a green color by hand picking, and was then crushed and sifted to a uniform grain, and treated with the heavy solution to separate the lighter por- tion. The heavy portion when examined under the microscope was apparently very pure. The specific gravity was found to be 3.874, and analysis gave the following results: L IL AveraceE. Rario. CO” 36.89 36.99 36.94 .839 .839 FeO .33 ES 33 041004) IN TN oda 0010.97 "010,205 0 29504 04 9gn10 15 336 MnO 3.40 3.32 3.36 .047| MgO 7.00 7.43 71200 CuO 1.63 1.67 1.65 Cl lo obli 11 HO 1.24 1.34 1.29 100.17 Regarding the small amount of CuO, HO and Cl as impurities, re- sulting possibly from a slight admixture of atacamite, the ratio of CO*: (Zn+Co+Mn-+Fe+Mg)0 is .839: .838 or almost 1:1. indicating that the mineral is a normal carbonate, and essentially a zinc carbo- nate, Smithsonite, in which the zinc is partially replaced by cobalt, manganese aad magnesium. Laboratory of Mineralogy and Petrography, Sheffield Scientific School, 107 Observaciones pluviométricas hechas en la Hacienda de Aco- zac (Municipalidad de Ixtapaluca, Distrito de Chalco, Es- tado de México), durante el año 1901. RE O RIA 0.0 MEA AN 14.0 Marzo ARAS RA Mic 1.5 Abril AS A OS ANA 8.0 Mayo (Di) RA q MO As 20.5 Junio Il pad A PS e y RONEARA 27.5 Julio A cat ado ada ds dc 169.5 Agosto E si pap slot seo 117.0 E o e MEA A o no AE 129.5 Octubre A to A ASE ARAN IA 26.5 NOEmnbre EL20 7 MA AL. aL. 16.5 Diciembre Uleila als pct? 1.5 TA EA A ir ee el ll 532.0 MARIANO TÉLLEZ PIZARRO, M. $. A. BIBLIOGRAFIA. Théorie élémentaire des séries. Límites. Séries á termes constants. Séries á termes variables. Fonction exponentielle. Fonctions circulaires. Fonction gamma. Par Maurice Gode- froy, Bibliothécaire de la Faculté des Sciences de Marseille. Avec une préface de L. Sauvage, Professeur á la Faculté des Sciences de Marseille.—Paris, Gauthier- Villars. 1903. 82 266 pages. Esta importante obra puede ser leída sin dificultad con sólo conocer 108 los rudimentos de cálculo diferencial; se notan en ella corrección de estilo, juiciosa elección de las notaciones, irreprochable rigor en los razonamientos y originalidad en las ideas. Es esencialmente práctica y muy á propósito para despertar el gusto por el estudio del Análisis. Contiene después de cada capítulo interesantes datos históricos y bi- bliográficos de completa exactitud. Un sumario de las materias que forma el libro dará á conocer su importancia: I. Limites. Continuidad.—I!I. Series de términos constan- tes. Series positivas. Series alternadas. Series absolutamente conver- gentes.—III. Series de términos variables. Series enteras. ——IV. Fun- ción exponencial. Logaritmos.—V. Funciones circulares. Funciones circulares inversas. Funciones hiperbólicas. --- VL Función gama. Funciones 9 (2) y Y (x).---Ejercicios. Bibliografia.---Indice alfabético. La Face de la Terre (Das Antlitz der Erde) par Ed Suess, ancien Professeur de Géologie a l'Université de Vienne (Au- triche), Associé étranger de l'Institut de France (Académie des Sciences). Traduit avec lPautorisation de l'auteur par Emma- nuel de Margerie.—Tome III (1re Partie). Avec 3 cartes en couleur et 94 figures dont 67 executées spécialement pour l'édi- tíon frangaise.—Paris, Librairie Armand Colin. 1902. 82 530 pages. 15 fr. En esta parte primera del tomo III el autor, con la erudición y ele- gancia que le caracterizan, * se ocupa de los fenómenos de plegamien- to de la corteza terrestre, tratando con extensos detalles ciertas regio- nes poco conocidas. Después de hacer un análisis del plano de las líneas directrices y del plegamiento general de los terrenos más antignos, estudia sucesi- vamente el Norte de Siberia, la cumbre ó remate primitivo; formacio- nes periféricas al Este de la cumbre; el Altai y los Altaides; los Altai- des orientales; el areo de Yarkend, el Iran y el Touran; los Tauridos y los Dinaridos; el Norte de Europa. 1 Véase la bibliografía de los dos tomos anteriores de esta obra, Revista, 1899- 900, p. 82. 109 U. S. Coast and Geodetic Survey.——Geodesy. The Eastern Oblique Arc of the United States and osculating Sphe- roid. By Chas. A. Schott, Assistant, Coast and Geodetic Sur- vey.—Special Publication No. 7.-—Washington, Government Printing Office. 1902. 42 394 p.., 38 ¡'lustrations and 2 maps. Haállanse en esta excelente publicación todos los detalles de la trian- gulación ejecutada para trazar el arco oblicuo oriental en los Estados Unidos, comenzada desde 1833 y terminada en 1898. La triangulación comprende desde la latitud N. 45% 11" 09"4 y long. W. de Greenwich 67% 16' 57"9 en Calais, Maine, atraviesa la cadena de las montañas Appalaches, llega hasta la costa del Golfo de México cerca de la Ba- hía de Mobile y termina en Nueva Orleans, La. á los 29% 57' 24"4 de latitud y 902 04” 244 de longitud. La línea geodésica cubre 232 30' 57” con una extensión total de 2612.83 km., con un azimut de 579 307 en Calais y de 223% 225 en Nueva Orleans; sus extremos difieren 15% 13' 45” en latitud y 229 47' 265 en longitud, recorriendo dieci- seis Estados. Report of the Superintendent of the Coast and Geo- detic Survey showing lhe progress of the work from July 1, 1900 to June 30, 1901.—Washington. Government Printing Of- fice. 1902. 42 440 p. 46 illustrations and 4 maps. Además de los informes anuales relativos á los trabajos geodésicos, hidrográficos, topográficos, magnéticos, de pesas y medidas, etc., este tomo contiene detalles acerca de las operaciones del campo y de gabi- nete; la medida de nueve líneas de bases á lo largo del meridiano no- venta y ocho; extensión de las tablas para computar las posiciones geodésicas al Ecuador; determinación de los valores relativos de la gra- vedad en Europa y Estados Unidos en 1900 y la triangulación en el meridiano noventa y ocho en Kansas y Nebraska. Travaux du Congrés de Physique réuuia Paris en 1900, sous les auspices de la Société Francaise de Physique, rassem- blés et publiés par Ch. Éd. Guillaume et L. Poincaré, Secré- 110 taires généraux du Congrés. Tome IV. Procées-verbaux. An- nexes. Liste des membres. Paris, Gauthier— Villars. 1901. 82 169 pages. Figs. 6 fr. Con este tomo terminan los trabajos del Congreso de Física de 1900. De los tres primeros tomos dimos ya cuenta en esta Revista. Además de los documentos relativos á la organización del Congreso la lista de los socios, las actas de las sesiones generales y de las sec- ciones, las conferencias y visitas, contiene los trabajos siguientes: Rapport sur les conclusions prises par la Commission chargée de Vétude des propositions relatives aux unités physiques; par W. Spring. —Sur les avantages d'adopter des unités nouvelles; par J. de Rey- Pailhade.—Remarques sur le Rapport de M. C.-V. Boys; par F. Ri- charz et O. Krigar- Menzel.—Sur la photogalvanographie; par N. Pilt- sehikoff.—De la distinetion que V'on doit établir entre la force électro- motrice de contact et la différence de potentiel au contaet; par H. Pellat. —Résistivité et fluidité; par Goure de Villemontéc.—Méthodes galva- nométriques de niesure des grandes résistances liquides; par D. Ne- greano.—Sur Pétat électrique d'un résonateur de Hertz en activité; par A. Turpain.—Remarques au sujet du Rapport de MM. Bichat et Swyngedauw; par E. Warburg.—Sur la capacité électrique du corps humain; par G. de Metz.—Note relative au Rapport sur l'échelle nor- male des températures; par P. Chappuis.—Liste des Membres du Con- grés. FIN DE LA REVISTA. INDICE DE LA REVISTA. (PRIMER SEMESTRE 1902). Table des Matiéres de la Revue. Págs. Actas de las sesiones (Comptes-rendus des séances). Junio á Diciembre. E A 18,25 y 41 Berthelot, (Le Cinquantenaire Scientifique de M.) (Avec portrait)...... 31 Contreras (El Sr. Ingeniero de Minas D, Manuel María). Breve elogio por el Ing. Joaquín de Mendizábal Tamborrel. (Con retrato)......... 44 _Contreras. (Ligero examen de tres trabajos mineros del Sr. Ingeniero de Minas D. Manuel María). Por el Ingeniero de Minas D. Santiago A O O 47 Dugés (El Sr. Dr, D. Alfredo). Biografía y bibliografía. (Con retrato). (Biographie et bibliographie). Por el Prof. A. L. Herrera......ooo.oo... 5 Éruption de la Montagne-Pelée a la MartiniqU€....ocoococcoccorooccnorsoss*>.o. 36 Fernández (El Prof D, Vicente), Necrología por el Prof. M. Leal. (Con MEMES Jano r ren aD codos O TO OOOO ono Vo sacos oncoccnnnon canon 2] Lévy (Michel), Sur la composition des cendres projetées, le 3 Mai 1902, o 40 Philippi (Dr, R, A.) La Sicilia y la Calabria meridional en el decenio do TO O rones cidn tenen cantos nono mar dsaiasa o Denelmadinena 65 Rammelsberg (El Prof. Dr. Carlos Federico). Necrología por R. Agui- IEA LO create so samne cascos ota son costosas capas ve nasa cala 28 Villada (Elogio del Sr, Dr, D. Manuel M.), por el 1ng. J. Galindo y O OS DS 20 112 Bibliografía. BIEL TOETE ATP ERIeS Ear Artini% Melzi. Richerche Petrographiche e Geologiche sulla Valse- A A A os riscacoció 62 Bourlet...CGonrs de, Mathómatiquessc:coat.cmicononecoronorasars proa y E 24 Congrés International de Chronométre:.accoococonosoovoocoroesinzan cono oo cdo D Sa 62 Congres International de Physique, EV F acoscocotoenacceononoo cios coo PEC DAN 109 Errera. Recueil de l'Institut Botanique (Université de Bruxelles)......... 33 Godefroy. Théorie élémentaire des SÉrieS.....ooccoonocoocoonanconccnccaccnnccnanons 107 Goursat. Cours d'Analyse Mathématique.....oococooccoconconcnncnonconanenanacons 23 Huushalter, Etienne, Spillmann et Thiry. Cliniques Médicales Iconogra- PLIQUES cocos adaraaneinnsas 2 doo don dan acia dro serenos die oa lena aaa 35 Phillips. Les combustibles solides, liquides, gazeUX.ccooocooocoocconcnconononos 24 Report of the U. S. Coast € Geodetic Survey, 1900-1901 ...ocooccmmocconconono 109 Schott: The E. Oblique Arc ofithe UiiSk.eac coreasiones de diga e sales ió Dare eee sa 109 Suess ¡La Face de la Terre; Ii ooo to o e ASS 108 Trillat. Oxydation des nleools par l'action de CONtaCt....oocoomoccmom.. EA 32 Q Academia Nacional de Ciencias 23 Antonio Alzate, Mexico A6 Memorias Physical € Applied Sci. Serials PLEASE DO NOT REMOVE CARDS OR SLIPS FROM THIS POCKET UNIVERSITY OF TORONTO LIBRARY AS Y E == e ES a = , PAS - La ANA E TN EA MAJA AE ANA CINE AAA AO OPEN AED FONI: 14) ¿ TA % HINA Oido TOA A