AAA AIR OS » DU 14 ANSIA De Aa E RO Ia AY ARS) EA Lala IRA M4] A y w AIN y) Y 10h SNA Ñ » UI CAA y EA WINO AA AURA nO A AO 6 UN ¿a A "e Ñ III NA . == . 2 A _ A = 7 a EROS = PESE SA 5 Y CA) AAA | q EA DA a A: Zz Res "y 0 vdD AS NN ) UM ANO w l MEMORIAS Verdad CenilicaAntomo Alzado. MEMOIRES DE LA A | JOCIELE GLENDA “AntorMOs2A lzate.” Publiés sous la direction de RAFAEL AGUILAR Y SANTILLAN, Secrétaire perpétuel. ic IA, MEXICO IMPRIMERIE DU GOUVERNEMENT FÉDÉRAL 1908 di MEMORIAS SOCIEDAD: CUENTÍFIC “Antonio Alzate.” Publicadas bajo la dirección de RAFAEL AGUILAR Y SANTILLÁN, Secretario perpetuo. 1903. 1), MEXICO IMPRENTA DEL GOBIERNO FEDERAL, EN EL EX-ARZOBISPADO. (Avenida Oriente 2, Núm. 726.) 1908 vent étre adressés au > SOCIÉTÉ SCIENTIFIQUE “ANTONIO ALZATE? MEXICO. FONDÉE EN OCTOBRE 1884. Membres fondateurs. MM. Rafael Aguilar y Santillán, Guillermo B. y Puga, Ma- nuel Marroquín y Rivera et Ricardo E. Cicero. Vice - Président honoraire perpétuel. M. Ramón Manterola. Secrétaire général perpétnel. a M. Rafael Aguilar y Santillán. Conseil directif.—1903. PRÉSIDENT.—Dr. Manuel Uribe Troncoso. Vi1cE-PRÉSIDENT.—Dr. Juan Duque de Estrada. Le Secrétaire zénéral. SECRÉTAIRE.—Ing. Leopoldo Salazar $. VICE-SECRÉTAIRE.—Ing. Adrián Téllez Pizarro. TRÉSORIER PERPÉTUEL.—M. José de Mendizábal. La Bibliotheque de la Société (Ex-Mercado del Volador), est ouverte au public tous les jours non fériés de 4 h.a 7 h. du soir. Les “Mémoires” et la “Revue” de la Société paraissent par cahiers in 8? de 64 pags. tous les mois. La corespondance, mémoires et publications destinés á la Société, doi- Secrétaire général á Palma 13.—MÉXICO (Mexique). Les auteurs sont senls responsables de leurs écrits. Les membres de la Société sont désignés avec M. S. A. - , ———— _ _ __»»»z>- ———————_ _ |: PA 85.6+ (1) Mem. Soc. Alzate, XVI, p. 137. 12 Memorias de la Sociedad Científica ASA NA 714.9+ LEIDA 106.24 ISI OL 33.8— 18982 00100.:800 58.1— 1806 Sia 64.5— EOL 15.2— IA Precipitación media anual aceptada...71""1 Número de años.........-.. e 100. 22 Los datos anteriores, aunque tomados de observaciones hechas en el extranjero, son semejantes á los que podrían ob- tenerse en la región N, O. de Sonora y N. E. de la Baja Cali- fornia. Es notable la poca precipitación. En ninguno de los ob- servatorios del país se ha registrado una precipitación tan pe- queña. a Desde 1880 hasta 1883, inclusive, hay en la curva de pre- cipitación un descenso bajo la línea que representa la media anual. Después de 1894 vuelve á bajar la curva y sólo hay un año, el de 1897, que tuvo mayor precipitación que la media. EL PASO, TEXAS. E. U. DE A. DATOS. Altura sobre el nivel del mar...1205% ... Puga. Precipitación anual media..... SI di ION a 168.4— 1887 .......... 171.7— VO iuciariss A O 1 A 248.74 TOMA es pas 461.5+ Io A 180.3— o A A e e LISO LA E 328.2 + IST ZE 56. 4— O O O 464.84 oi: A 135.1— 1990 35 DE 1 A Lo AA 276.3+ “Antonio Alzate.” 13 LOAD 223 0 ZORTAM ooo 156.5— 1892... yn RAROS. 1... >. 185.4— ID e 3 tar -190080L. ...2-: 201.9— Precipitación media anual aceptada..234""8 Múámero de aña 105. 21 Las lluvias en el Paso, Texas, registradas durante este pe- ríodo de tiempo, sirven para el presente estudio como si fue- ran datos relativos al Norte de Chihuahua por la proximidad de ese punto con la línea divisoria de México. Desde 1885 hasta 1894 sólo hay dos años sobre la media y son 1888 y 1893. Desde 1895 hay una serie de tres años so- bre la media y después hay un descenso en la curva para los otros tres años. No he podido conseguir los datos posteriores á 1900 pero creo que habrá un ascenso porque los dos últimos años y sobre todo el presente han sido buenos años en este res- pecto. La simple inspección de este diagrama acusa un decreci- miento en la cantidad de lluvias anuales. GALVESTON, TEXAS. E. U. DE A. DATOS. Altura sobre el nivel del mar .... 12% .-Puga. Precipitación media anual.......1328%*".. Número de años .....o..o...-.. dali. . Precipitación anual (O. M. C.) ” 2” ” DOTA A IO a a 1589.0+ AR 683.3— 1886 .......... 977.9— AO a. EEES A 1143.1— 188 4011 zw 1353.34 1888 .......... 1526.3+ 1882 ..........1465.14+- 1889.......... 953.0— A O AAA 1894 ..... PA SA > 1 OA 1054.3— 14 Memorias de la Sociedad Científica O A eos CREA TOO Pi a e 742.1— ABONA is SID IMPI rr 1066.8— IA adi 1032. 3— 189 00moncomo. 1060.7— 1 00 1883: 1000 2 bh as .-1769.4 + Do OIE AAA 622.2— Precipitación media anual aceptada.1120"".6 Número de. anos... ess 22 Los datos de Galveston pueden compararse con los de al- gunos puntos de nuestra zona del Golfo de México. Desde 1889 hasta 1899 la precipitación fué inferior á la media aceptada y en ese período solo puede haber sido supe- rior en 1890, de cuyos datos carezco. La inspección de este diagrama acusa una diminución en las lluvias aunque actualmente parecen ir en ascenso. ZACATECAS. —ZAC. DATOS. Altura sobre el nivel del mar .......2496” ..Puga. Precipitación anual media.......... A Número de años con que se calculó.. 10 AE Latitud Nota 22046'. Matías Romero. Presión barométrica media...3/3""4, 5 ds Temperatura máxima ....... 2108 $ e $ E 601 De e . 5 CAS 1302 _ PA Dirección dominante de las nubes.S.E. ” de del viento.. .S.E. Número de años...» amic só di O ” Precipitación anual (J. A. y Bonilla y O. M. C.) AA 900/04 18d 1D ia 40H. AO eii 560.0— 1d O A 672.04 “Antonio Alzate.” 15 EL EROS A 1 AA 412.0 — AE as cd 700.04 1892.......... 226.0— IU o vio eli A 163.0— Poo Ele AM 825.04" 18% ico... 368.9— O o AD AA 271.8— a LOS 1 ASA iio 480.6— O SUE A a e 784.94 e ais de 978.04+ 1898..........D16.0— A e pis IG 1100 das caos 409.0— 12 AIRE OO. ADO 0 ia eco iaa 805.3+ o A 5 E |? 1 AA 452.9— Precipitación media anual aceptada...... 6520 AN 24 El de Zacatecas es uno de los diagramas más curiosos en- tre todos lós que he construído porque en la mayoría de ellos los años de mucha lluvia están alternados con los años malos haciendo que la curva suba y baje á tramos cortos, mientras que en éste se nota desde 1878 hasta 1888 un ascenso casi constante pues la diminución de 1885 4 1887 es insignificante. Desde 1889 hasta 1897 hay una curva bajo la línea media, siendo este último año, entre los de este período el único que está marcadamente sobre la precipitación normal. Después de 1898 el diagrama sigue con irregularidades se- mejantes á las de otras poblaciones. La inspección del diagrama acusa diminución en las llu- vias aunque parece que, como en Galveston, van las lluvias en aumento. Las curvas de precipitación mensual que tengo construí- das para los años de 1894 á 1901 acusan una gran irregulari- dad siendo notable el año de 1895 por la poca precipitación que hubo en tiempo de lluvias ordinarias. 16 Memorias de la Sociedad Científica GUADALAJARA, JAL. DATOS. Altura sobre el nivel del mar....1566" ..Puga. Precipitación media.....-...... pa Número de amOS: Número de añOS opos 7 Precipitación anual (M. Nieto, O. M. C. y Hospital Belem.) Como en los datos correspondientes á Guadalajara hay al- gunas diferencias he tomado en algunos casos los promedios entre los datos suministrados por el Señor Director del Obser- vatorio de Guadalajara y los suministrados por el del Hospi- tal Belem. TEL 900.0 ».1.1 ¡11806040 cat 853.9 = Ao AAN SEO > 1BBT Lo 00110134 4 TOA: 687.0" 018884 asta a 910. =— es Da A AA 792.0.pr.2— 057. 10830::5) a» IDO ug 008 1076.9. ,, 8— or e 6700 PL MB A 1087.1. ,, 3= IS ads: VO Oran Ai e 789.7. ,, 2 JOBRR 1032.8.pr.2— 1893 ...... 20 728,91 ¡Qe A rad de 828.0: 2" 18040 Jo. ¿20088524 E 719 D35 ¡eo ABIB E Ada 2004886 Ds To. de OB edA e y TO 1426.7., 24 1885 ........1143.0 E IR ja e 1340.7. ,, 3-+ “Antonio Alzate.” 17 AAA Pe gt 1875.8.,, 24 1900. Nohubo observaciones. 18994 af 1432.3.,,24+ 1901........1323.9. Precipitación media anual aceptada....1134"".5 IAMCTO de AOB:: WI naaa. o 24 Lo más notable que presenta el diagrama correspondien- te á Guadalajara es que antes de 1894 todos los años tuvieron una precipitación inferior á la normal con excepción de 1885 cuyo exceso fué insignificante y después de 1894 todos tuvie- ron más lluvia que la normal, circunstancia muy curiosa que en todo caso demostraría mejoramiento en el régimen pluvio- métrico de aquella ciudad. La inspección del diagrama acusa aumento en las lluvias. En las curvas de precipitación mensual que he construído con datos relativos á los años posteriores á 1889 suministra- dos por el Sr. Mariano Nieto, del Observatorio del Estado, se nota que la curva empieza á elevarse casi siempre en Mayo ó Junio, es decir que entonces comienza el tiempo de aguas; que el tiempo de aguas está bien caracterizado no volviendo á bajar la curva de precipitación sino hasta alguno de los úl- timos tres meses del año, generalmente Octubre y que el mes de Abril es uno de los más uniformemente resecos, pues solo tuvo una precipitación considerable de 125%" en 1896 siendo nula ó insignificante en todos los demás años. ' SALTILLO.—COAH. DATOS. Altura sobre el nivel del mar.... 16327 ..Puga. Precipitación media anual....... A E a E A oro e LA TIO 25025',M. Romero. EII AOS. ca o src E AA Temperatura máxima ........-. 340. 0 le . Memorias.—(1903).—T. XX.—3. 18 Memorias de la Sociedad Científica VILLE LIL LILIA Temperatura mínima. .--....... —20.8.M. Romero. É MOI liar ot 160.8 5 Precipitación anual media...... 527.3 sy Número de años 30 Se oe e 4 0 Precipitación anual (M. Kubieza, Director del Observatorio del Colegio de San Juan Nepomuceno). 5 A RES A >|: > AA, AA 307.4— e JR AS AI E a aio a 815.5+ e e ia 674.44 1d A a 596.0+ 1 AA 639.9+ IO a 713.04 MA a IS 716.0+ ¡yor A A de 343,0— A id 585.6+ 1 E e 405.0— 1 AP 313.0— LA aa Se 593.84 IO e 117.9+ 11d E Pe 7141.5+ 0 164.3— Precipitación media anual aceptada:....d93"".8 Número de BOS 20. nocaooe. A 17 Lo único digno de notarse que encuentro en el diagra- ma de precipitación lanual del Saltillo es el aumento uniforme de las lluvias desde 1897 hasta 1900 y el descenso considera- ble, que es el mayor de toda la época registrada, correspon- diente al año de 1901. Por lo demás las irregularidades del diagrama son proporcionadas á la precipitación y no son tan notables como en otros observatorios. La inspección del diagrama, aunque en el último año tu- vo un gran descenso, no parece acusar ni aumento ni diminu- ción en las lluvias. Las curvas de precipitación mensual presentan los siguien- tes caracteres: gran irregularidad de unos años á otros; tiem- po do aguas muy mal determinado y muy variable, los meses de Julio y Agosto unas veces tienen gran precipitación y otros años la tienen insignificante. Si se construyera una curva del “¿Antonio Alzate.” ILLIA LIL ILLIA LLL LL LLL OIL ll 19 año normal para compararla con la de cada año por superpo- sición se encontrarían diferencias marcadísimas en cada uno de los años registrados. LEÓN.—GTO. DATOS. Altura sobre el nivel del mar Precipitación anual media........ Número de años Latitud Nort8...ciocoiociicc.a Presión barométrica media Temperatura máxima mínima ” ” Dirección dominante de las nubes eN mn del viento .. Precipitación anual media Número de años 1798” . Leal. 728" Mia 210,07/. M. Romero. 617. 4 350.6 —10.1 180.9 -S.0 -N.NO Precipitación anual y número de días con lluvias (Mariano Leal). YA 601.5— 92— 1890...... 867.24 145+ y E AA 709.24+-100— 1891...... 429.8—116— 1 eii 825.4+-1194+ 1892...... 473.2—1294+ O dt 629.9—1274+ 1893...... 648.54+-109— A dz 699.34+-117— 1891...... 552.7—125+ UA 900.9+- 1344 1895...... 531.3-113+ LOA - pajó a 613.1—111— 1896...... 314.6—117— 1885... tu: 7186.24-1304 1897...... 571.7—118=normal JOA 2% (29.9 9771898 . oia 747.64 102— EA 7181.84 1364 1899...... 510.3—108— LS: cid 869.64+-152+ 1900...... 960.6—127+ 1889......767.5+-134+ 1901...... 439.5— 94— 20 Memorias de la Sociedad Científica PA A A Precipitación media anual aceptada... .618""2, Promedio de días lluviosos en el año...118 Númerd de AÑOS: IA o ds 24 El diagrama de la precipitación anual de León en mi con- cepto, tiene los siguientes caracteres notables, dignos de men- cionarse: 1? una serie sucesiva de años sobre la precipitación media comprendidos entre 1885 y 1890 inclusive y 2? que an- tes de 1890 la mayoría de los años registrados están sobre la normal, no habiendo sino tres con precipitación inferior que son los de 1878, 1881 y 1884, mientras que después de aquel año (1890) casi todos han tenido una precipitación muy redu- cida, pues solo hay un año con precipitación normal que fué el de 1893 y uno con precipitación mayor que fué el de 1898, La simple inspección de este diagrama acusa diminución en las lluvias y la parte correspondiente á los últimos años va en descenso, lo que no sucede con otros de los que he estu- diado. Me parece que este puede citarse, como uno de los diagra- mas que caracterizan mejor la existencia de un período de se- cas que para la última decena se nota en otros varios observa- torios cuyos datos he estudiado y estudiaré en seguida. Para este observatorio que es uno de los más importantes del país, desde el punto de vista agrícola, y cuyos datos com- pletos me fueron suministrados por el Señor Director de él, he construído un diagrama de número de días lluviosos que ha habido cada año desde 1878 y noto que sigue la línea una marcha concordante, hasta cierto punto con la línea de preci- pitación en la mayoría de los años, aunque no sucede esto en otros como en 1881, en 1893, 1894, 1896, 1898 y 1899. Las curvas de precipitación mensual no aparecen tan irre- gulares como para otros observatorios, pero lo son más que las de Toluca, México y Puebla, El período de lluvias representa- do por esas curvas puede decirse que acusa pocas interrupcio- NOPAL RADA po OD IOwpg alot “¿Antonio Alzate.' 21 nes y en cuanto al retardo del tiempo de aguas no lo demues- tra, pues generalmente se nota que en los meses de Mayo á Junio la curva va ya en ascenso. Para descubrir otras peculiaridades ó cambios que tal vez existan, tanto en este como en otros diagramas, sin que yo los haga constar, se necesitaría hacer un estudio más detenido y especializado que el que me permiten las circunstancias y el objeto de este trabajo. Altura sobre el nivel del mar Precipitación anual media INÚMmEerO de años; la 24 00m». Latitud Norte Presión barométrica media Temperatura máxima »” ” Dirección dominante de las nubes.1896.NHK. 2 TOLUCA.—MÉX, DATOS. ” o Lorena abs 199.17M. Romero. ” mínima... ....- ” ...2620" ..Puga. al O Dio data -. 006.6. is A pl ...—3.8. 3 ... 138 AS del viento... , .Oy080. ,, Precipitación anual y número de días con lluvia (O. M. C. y E. Schulz). Como en algunos casos no concuerdan entre sí los datos que he obtenido, hago constar los promedios. E AS 792.94 JO 563.1— PA 662.9..pr. de 2-131— Ea AGE 843.7 +160+ e eE 572.8 a Y PR 660.3..pr. de 2—154+ .—146-- 22 Memorias de la Sociedad Científica 1007 Gu E de ili old posa 1808 Lv da 778.5..pr. de 24+188+ PE TL sogas 1 joa 19001902 obs TOTO ARE +146— 1001 Vero oda 2020/Q0e, LULA e EE Y. MS Precipitación media anual....676"”.6. Promedio del número de días con lluvia .147.--10 años. Numero dd AOS 2 as es E 12. No son suficientes los datos para notar por simple inspec- ción del diagrama, ningún cambio en el régimen pluviométri- co de este lugar. La línea va en descenso en los últimos años. La marcha de la línea de días lluviosos es casi siempre concordante con la de precipitación anual. Las curvas de precipitación mensual acusan regularidad relativa en el período de lluvias. EL 1 LR UE: 541.3— o dad 659.6— 184 cal ds 549.0— PO A 677.0+ E a. DN 1011.0+ AO AS 568,1— A 692.14 OE LAMAS IO DA, RR 718.3+ 170 E O 695.0+ 18 ES LEO 746.44 a EN 758.7+ o AM A o ad 596.2— Pe O 18714 PA E de 669.1— Precipitación anual media para época anterior á 1877.671"".3 Número de años..... A A 15 “Antonio Alzate.” 23 Epoca posterior á 1877. TO CDE 4040— 1890 .---..638.14 IB TOO io de 892.64. 1891........-.. 658.3+ pe A ATA 4172 1892.........- 444. 2— 890 n 20. 2h409 552.2 1893.......... 568.6— VOL. LA 505.2— 189... 331.8— ¡Ey IRA 661.04 —1895.........- 559.1— IO ADS 608.74 1896... ......152.0— TOA ITA 4685 18M .......... 652.14 IES. 59. 13Í0S 6715.84 1898.......... 593.7+ ¡EM 531.2 1899.......... 581.1+ ia 812.74 — 1900.......... 535.9— e A E E 1 A 527.1— e 408.1— Precipitación media anual aceptada para el perío- A O A A A al Nameroidaanas- 0d ds is did ds 25. Precipitación media anual calculada con todos los A E AMA A A 608.7 O O 40 No es el diagrama de las lluvias en México, correspondien- te á los últimos 25 años uno de los que acusen más claramen- te la diminución de las lluvias, por la simple inspección del dibujo. +. Las partes ascendentes y descendentes de la línea se al- ternan á cortos períodos. Acusa, sin embargo, como otros de los que he construído, un período de sequías, descenso de la curva en forma de co- lumpio, para la última parte del período registrado. Es nota- ble que en los últimos 4 años la línea vá en descenso no inte- rrumpido. Pero el estudio de los datos numéricos que he hecho cons- tar antes es más elocuente, por desgracia, que la inspección 24 Memorias de la Sociedad Científica gráfica del diagrama. En efecto, la media para la época an- terior 41877 es mayor que la media total, y aquella y ésta son .mayores que la media para el período posterior á 1877 y, sien- do este uno de los lugares para los cuales se tienen mayor nú- mero de datos, creo justificada la aseveración de que las llu- vias han disminuído en la Capital de la República. Las curvas de precipitación mensual no pueden calificar- se de muy irregulares, pero sí creo digno de hacerse constar que en toda la segunda parte del período construído ó sea en los últimos 12 ó 13 años no ha vuelto á haber en México me- ses tan lluviosos como: Julio y Agosto de 1878, Septiembre de 1880 y de 1886, y Julio de 1887. PUEBLA.—PUEB. DATOS. Altura sobre el nivel del mar....... 21677" .. Puga. Preecipitacion anual media ......... PESgren 010 Númerd Paños ILJALMAS TADO AO i El ted aled L Latitud-Norto::2<<:220:332225:: 80: 19003'M. Romero. Presión barométrica media......... HOP Sm Temperatura MÁXIMA... ......... 310,9 S Z A AA A —1.1 4 a Ma: TAL IPR A 150.7 a Dirección dominante de las nubes .. E, NE 8 A > del viento...N. E. $ Precipitación anual media.......... 926.0 a Número de añoS.....ooooooooo o... 14 Precipitación anual.—(F. de P. Servín) (Colegio del Estado) y G. Carrasco (Colegio Católico). Como hay en Puebla dos observatorios de cuyos datos dis- pongo, he querido construir y estudiar separadamente dos dia- gramas relativos á la misma población ya que no lo hice tra- “¿Antonio Alzate.” 25 API IILIIILILIIIDILILIDLIDIIDIIDIILIIDIOLS III III tándose de Guadalajara, para tener idea de las variaciones que pueden notarse con observaciones hechas á corta distan- cia y realmente he quedado admirado de las diferencias que resultan. No me era desconocida la distinta precipitación que puede obtenerse aún en dos barrios distintos de la misma po- blación, pero comparando datos anuales no esperaba que re- sultaran diferencias tan notables como la que arrojan los da- tos que hago constar en seguida, ó como se vé en los diagra- mas que he dibujado. Como he notado diferencias entre algunos de los datos que me suministró el O. M. C. relativos al Colegio Católico de Puebla y los que el señor encargado de ese Observatorio _se sirvió facilitarme hago constar-los promedios. COLEGIO DEL ESTADO. COLEGIO CATÓLICO. 1878....1117.5+ 1890.... 853.5— | 1877.. 925.7 —.1889..1070.8 — 1879.... 846.3— 1891....1025.34- |1878..1281.9 +1890.. 680.8 — 1880.... 977.74- 1892.... 824.2— | 1879..1016.4 —1891..1002.4 — 1881.... 912.24 1893....1273.8+ | 1880..1568.5 +1892.. 983.9 — 1882.... 930.24+ 1894.... 719.7— |1881.. 932.0 — 1893..1867.5 + 1883.... 974.14 1895.... 603.7— | 1882..1205.1 + 1894.. 757.4 — 1884.... 673.9— 1896.... 686.1 1883 ..1498.7 +-1895.. 644.8 — 1885 .... 973.24- 1897.... 827.9— | 1884..1105.7 —.1896.. 688.5 — 1886.... 750.4— 1898.... 938.84- | 1885..1582.2 +4 1897.. 973.9 — 1887....1193.24+ 1899.... 787.0— | 1886.. 902.7 —.1898.. 963.0 — 1888.... 984.3+ 1900.... 763.7— |1887..1848.5 +1899.. 900.8 — 1889.... 790:7— 1901.... 737.3-- | 1888..2263.4 +1900.. 869.3 — Precipitación media anual 1901... 759.7 — ACOPtada - 2.24% iamiól -- 881.mmg | Precipitación media anual Número de años...-.--.. 94 AGOPLAdAL. - ela 11310, 7 Número de años......... 2 “El diagrama construído con los datos del Colegio Católico es mucho más irregular que el construído con los del Colegio del Estado, pero en ambos se nota lo siguiente: dos descensos de la curva en forma de columpio para la segunda mitad del período registrado y que la línea del diagrama vá bajando sin interrupción en los últimos cuatro ó cinco años. Memorias. —(1008).— T. XX. .—4. 26 Memorias de la Sociedad Científica SNS Las curvas de precipitación mensual son mucho más irre- gulares para el Colegio Católico que para el del Estado, pero generalmente se nota concordancia entre ambos. PACHUCA. —HGO. DATOS. Precipitación anual media....... 2427". .Puga. Número: de: AñO ¿510 dejó pa e e Altura sobre el nivel del mar .. ..2460” M. Romero. DANEUO NOOO Ti o e 200077. xs Presión barométrica media....... EA Temperatura MÁXIMA ........... 2702 se Ss o A A 006 > S e O A 13097 5 Dirección dominante de las nubes.S.O. > a 54 del viento.. .N.E. pe Número de añOS....ooooooo.-..- 1 5 Precipitación anual (A. Romero é Y. M. Cobos). A AN A A 475. 4— E AAA e NA e 146.5— 1 A MA 327.2— 50: 226.5— AE... ¿aa tae ade has 2749.0+ A E 2952.44 A E O SE 2504.3-+ E e OS 1060.4— E 2006.0+ Precipitación media anual aceptada. .... 1383""0 Número de años.......o MÍNIMA. boi 90.4 S da IO ros 240.8 Re Dirección dominante de las nubes. S.O Pa l: de del viento... S.O ba NÚmeró de MOON. ¿ar don a 1 Precipitación anual (F. Castrejón. Obs. de Colima. Seminario y O. M. C). PERE A ld de 7155.4— A 1416.5+ pr AA IR 1049.94 IM rote cani 960.4— A E 1223.0+ IBAI SII O 892.6— Lo O 749.4— VOR TOO TI TICIDAI 898.7— TOA EITC TINAR ed 1038.8+ IR RAE 1207.04 TO SI IR ITA 859.1— Precipitación media anual aceptada... .1004""6 NUNCIO US AMOS ee a > ciales 11 Como faltan muchos años en la serie es imposible hacer constar ningún carácter especial del diagrama. LILILIIIIIIIOLIIIIA “¿Antonio Alzate.” 29 ms MAZATLÁN. —— SIN. DATOS. Altura sobre el 'nivel del mar. .... 76" ....Puga. Precipitación anual media........ 798"... ,, Número de añOS......oooommooo.. 20242110) Latitud Norte 10nctaldacuis ere 24011',M. Romero. Presión barométrica media....... 759 3 . Temperatura MáxiMa--.....--.. 3401 5 bo it EA? 1093 557 e media. ...... iio 2502 Dirección dominante de las nubes.N. O. he ñ del viento...N. O. Precipitación anual media........ 519"".2 Número de añoS......oooooooo... 4 Precipitación anual (N. González). 1880.. 948.64 794 1891... 390.9—67— 1881..145424+ 99+ 1892... 326.1 -—60— 1882... 4056— 92 1893... 771.4=74= 1883.. 748.6— 83+ 1894... 560.2—62— 1884..1122.64+102+ 1895...1088.5+75 igual BOM Ol pos 1896: 991,370 BB: 799.578 TÚ OT o 695367 1887..1206.44+ 914 1898... 663.5—63— 1888.. 676.1— 764 1899... 852,.1+54— 1889... 834.4+ 77+ 1900... 812.64 59— 1890... 685.8— 713= “1901... 948.5+71— Precipitación media anual aceptada..... 805”"=,8 Promedio del número de días con lluvia. 75 INRICrO CEADOS uoh a ar boa Bola haa 22 El diagrama de lluvias anuales en Mazatlán presenta gran- 30 Memorias de la Sociedad Científica des irregularidades y se nota en él un descenso, seguido de elevación de la curva, como sé ha notado en otras varias po- blaciones, que para esta comienza en 1887 y llega al máximum de elevación en 1895 para descender al siguiente año y volver á subir con pequeñas interrupciones alternadas durante los úl- timos cinco años. Las curvas de precipitación mensual presentan más irre- gularidades que las de otras poblaciones del interior dela Re- | pública, como México, Toluca y Puebla y son notables por- que el tiempo de aguas tiene pocas interrupciones, es decir, que la curva asciende y baja uniformemente sin tener entradas y salientes. Las mayores irregularidades consisten en las dife- rencias que hay entre los meses más lluviosos de un año á otro, de donde resulta que unos años aparece la curva muy al- ta y otras muy baja. Respecto al diagrama del número de días lluviosos en ca- - da año es digno de notarse que antes de 1889 no hay ningún año que figure muy abajo de la normal, pues solo en 1886 tie- ne un día menos con lluvia, mientras que después de 1899 to- dos los años son inferiores con excepción de 1895 que fué igual. El aspecto del diagrama hace ver que, de una manera ge- neral, han disminuído las lluvias. MONTERREY.—N. L. DATOS. Altura sobre el nivel del mar.... 496”....Puga. Latitud Norte... -. asen Lot y 25%40'.M. Romero. Presión barométrica media..... ¿AOS - Temperatura máxima .......... 3302. $ e DÁMIA <> > aisjae 1197. pá E GALA er dde 2100, % Dirección dominante del viento. .S.E. si . Número de años ...conoourssaño 2 pe “Antonio Alzate.” 31 Precipitación anual (A. Carrillo). A E 744.0— O A 427.0— A 417.5— rios Litio quis 449.0— A A O 341.3— A A 283.2— A A AN 338.6— A A TA 264.2— SDB aña Loaf» near sal sobas - os: 186.6— A 137.0— ps a a da 489.9+ EA as A 12 549.94 LO o o IN TOS a 628.0+ AA A A 581.04 A a le lr ot 0d a 488.8+ A A 969.44 A A 795.64 PO 729,74 Precipitación anual media aceptada..475""1 Número de años: suso id 17 El diagrama de las lluvias anuales en Monterrey es nota- ble porque sus descensos y elevaciones siguen una marcha constante en períodos largos de tiempo; no se notan en él cam- bios súbitos, como en el de otros observatorios. Otra cireuns- tancia notable que presenta es que sigue una marcha distinta de la generalidad, cuando menos para los años con registro pluviométrico; pues antes de 1893 todos los años tuvieron pre- cipitación inferior á la normal y después de esa fecha pasó lo contrario. Como se ve, el diagrama acusa un aumento en las lluvias. Es de sentirse que no se tengan sino 17 años de observa- ción para este observatorio que es tan importante por la sibua- 32 Memorias de la Sociedad Científica ción y por los caracteres que presenta el diagrama de los años construídos. Las curvas de precipitación mensual son curiosas por las irregularidades que presentan, debido á un período de relati- va sequía que casi siempre interrumpe al período de lluvias. Es digna de mencionarse igualmente la poca precipitación que hubo en los meses muy lluviosos de la primera parte del período registrado. Es notable el año de 1888 porque la poca lluvia que tuvo se distribuyó en casi todos los meses del año, habiendo sido Noviembre el mes más lluvioso, con la precipitación muy re- ducida de 27"”.3, MÉRIDA.—YUC. DATOS. Altura sobre el nivel del mar.... 9” ..Puga. Precipitación anual media....... SANA Número de añoS..........-..-.. 2: ¿Ud Latitud Nortteipons na in1t8. 20055/.M. Romero, Presión barométrica media...... T609.5 % Temperatura máxiMa, .....-.... 4005, e pa DIM dle mem 2 be 1201, .- EA O al A 2508. A Dirección dominante de las nubes. E. pe 5 del viento... N. E. NUMOrO O AOS acia e aeean des 1 (1896). ” Precipitación anual (Boletín de Estadística de Yucatán ). E E a 913.0— 1890 L9MB8 JUL BAD9R IPDDA 864.0— o IO A 911.0+ “ Antonio Alzate. ” Precipitación anual media aceptada..... ....- 560.0— 957.24 94— 744.0— 974 914.74+118+ CO 875.0+...+ pa. 1139.9-4194 — 7 1062.54 78— 943.64 93— 601.7— 65— 86773 Promedio del número de días con lluvia E AAC A Número de años. ......... Aunque son muy pocos los años registrados, se notan en el diagrama de lluvias anuales el ascenso que se ha hecho no- tar en otros observatorios para el período de los últimos de 4 á 8 años, precedido de una época de años generalmente malos que marcan en la curva la parte descendente citada con ante- rioridad en este estudio. Nada indica el examen del diagrama respecto á diminu- ción ó aumento de las lluvias. En cuanto á la precipitación mensual y al número de días con lluvia en cada año, para lo que he construído curvas de los últimos siete años, tampoco hay nada notable que pueda mencionarse. TUXPAM.—VER. DATOS. Precipitación anual media. Número de años........... Latitud o APANPIARÓA Presión barométrica media el: 1532". ..Puga. e: 08 1d A 19 0 20059.M. Romero. A 763"".0 ” Memorias. —(1903).—T. XX.—5. 34 Memorias de la Sociedad Científica Temperatura media .-......... . 2405. M. Momero. Dirección dominante de las nubes. N. O. a vs zo del viento ... O. 3] Precipitación anual media ......- 1654.3 ,, NúmerodO OS La 2 y. Precipitación anual (O. M. C.) NE 1592.5+ Le a a e jo 1505.5+ 1 AR e tol e me 1589.0+ ASA. ISA 1109.3— E A a 893.0— E AAA 1716.13 1 AAA 1199.1— ICA ds aia das 1839.04 Precipitación media anual aceptada ....1430"”.4 Número der ados. deme ande ia 8 Lo único digno de notarse á propósito de Túxpam es que ocupa el tercer lugar en la lista de las poblaciones de México donde hay observatorio meteorológico por su precipitación anual media. TEZIUTLAN.—PUE. DATOS. Altura sobre el nivel del mar..... 1982" ...Puga. Precipitación anual media........ IL NÚMmErO O AMOS: II ON e 5. > at. loas lata 1339.2— Uri ATAR SA O PO 1927.24 Pe A a. 1884.24 ““Antonio Alzate. ” 35 AA 1240.6— o A A ¿2268.24 Precipitación media anual aceptada ....1653"”.7 Ina tO de AOS ID Di cae 6 Por su precipitación media anual Teziutlán ocupa el pri- mer lugar entre las poblaciones de las que se tienen datos por 6 años ó más. REAL DEL MONTE.—HGO. DATOS. Precipitación anual (O. M. C). 1 A 768.24 ASIA 1 1482 as ID AD 828.0+ po AA O A 1023.0+ O 853.0+ e E e a 596,0— A Ad Pl 565, 1— E AR AA AD 621.1— 1 E: ai ED ado 435.0— A O A al 779.94 E o ra al y 917.9+ MN a e o a 689.0— A end 955.0+ Precipitación media anual aceptada. ....749"",3 LT A A 12 Muy bien caracterizado se nota en el diagrama de Real del Monte el descenso y ascenso de la curva que comienza en 1891 y termina en 1898, sobre los cuales he venido llamando la atención en el curso de este estudio al tratarse de otros ob- servatorios. 36 A Memorias de la Sociedad Científica TACUBAYA.—D. F. DATOS. Altura sobre el nivel del mar. ...... 2323" ..Puga. Precipitación media anual ......... a Numero de AOS > - qt aicn 10 5 Latitud Norte... 2 inem AS 190,12, M. Romero. Presión barométrica media......-.983"".6 we Temperatura MÁXIMA 0.0... 280.6 e E Tar a Rd 09.8 EN ES medi): lesa il 159.5 A Dirección dominante del viento......NO 53 Precipitación media anual-......... 668.1 po Número HOR o ae 9 67 Precipitación anual (M, Moreno y Anda). No PAS AUR ln. AO e 485.1— AB ollo 6/96 ¿(1893 .-.-ddona 7126.84 LL TA O E AE 388.5— Id er Sab 1890032. 208 627.8— oo E 632.2— 1896......... 440.3— 1SOO 8 OR 2 OO E: 7 EPA RA 665.4+ E AS LD -> TOO e 681.1+ EE 1 e 883.04 1899.........-626.8— e e Ro 668.8+ Precipitación anual media aceptada. ....643"".1 Número do años... 4202 ar JA 17 El diagrama de lluvias en Tacubaya, acusa por la simple inspección de él una diminución en el período registrado y co- mo es natural esperarlo, cierta semejanza con el de México, debido á la corta distancia que separa á ambos observatorios. No se notan, comparando ambos diagramas, las diferencias ““Antonio Alzate.” 37 tan marcadas que existen entre los dos construídos con los da- tos del Colegio Católico y Civil de Puebla. PABELLÓN.—AGS. *, DATOS. Altura sobre el nivel del mar.......... 1924” ..Puga. Precipitación anual media....... ON > 506, Número do ados il. obrado Later 1 E E Latitud Norte... Jean 220.04',M. Romero. Presión barométrica media .......o..... 607.8. z Temperatura/:MmáxiMa ...oooooocmm...-. 240.0 ES ps O AA SS S A AA A 180.2 ze Dirección dominante de las nubes...... S.SE . e y . del viento... , .OSO. % Precipitación anual media........... 337.0. > Número de añosi/. 00isemremnaos 10. e Precipitación anual (O. M. C.) O e AO 377,4— E dl 467.1 24 434.4— RA et 697.4+ ¿3 tr apremio 602.14 A A TAO 444,9— ALA PARA RE Ai de 605.5+ AA APO sibom lanus 262.1— la cadositoscscincii do 648.5+ E LIO O ps 539.24 A e e dial 669.14 O o NU 758.24 A A 566.6 + 38 Memorias de la Sociedad Científica Precipitación anual media aceptada... .529"7 Número de ¡Morillo ¿id dd 14 La inspección del diagrama acusa aumento en las lluvias para el período registrado, aunque de una manera muy poco notable. , HUEJUTLA.—HGO. DATOS. Altura sobre el nivel del mar.... 376" . Puga. Precipitación media anual....... AO Número db Años: : 3: 037.21 HDI EU Latitud Norte cora 3 Fl 21941',M. Romero. Presión barométrica media...... a AO Temperatura máxima .......... 340. 0 ss E ama a A 3 100.8. A $ mádis MPA po 230.0 y) Númeto damos... ida. 1 l Precipitación anual (O. M. C.) Dio AS A A 1154.6— o A UA 1215.0— AA A 1247,2— A a as 1093.7— pl SOS al 1165.2— dE A A A AA 2109.3 + O a o as e OS 1121,8— Lo O A e at 1383.34 Precipitación anual media aceptada....1311"".2 A ARA 8 SAN LUIS POTOSÍ. —S. L. P. DATOS. Altura sobre el nivel del mar....... 1890" ..Puga. Precipitacion media anual ......... e AN “Antonio Alzate.” 39 A A 10. Puga. EBativad Nortaisó. DET I. 22009'M. Romero. Presión barométrica media........- CA Temperatura MÁXIMA... ......... 330,9 a $ e AAA —12,8 ii e MAMA o o ÍA 170.4 ph Dirección dominante de las nubes .. O. Ti se Ñ del viento..... E. A Precipitación anual media.........- 389.0 a - Número de AÑOS: - divido cid IPS 9 ho Precipitación anual (Instituto de San Luis y O. M. C.). 1878....432.4 - 1890....531.2 EF 1879.. .380.2pr.de2+ 1891....257.6 pr. de 2.— 1880... .359.2 o 1892....244.5 , 5, 1 — 1881....444.0 - 1893....414.1 ,, , ,+ 1882....347.5 -- 1894....229.1 - 1883....404.0 - 1895... .285.7 — 1884....189,9 — 1896....249.7 pr. de 2. — 1885....484,0 + 1897....367.8 + 1886... .403.3 + 1898....383.5 = 1887....506.8 + 1899....200.1 — 1888... .504.8pr.de24 1900....264.0 - 1889....331.0 SS Precipitación media anual aceptada..357""1 Númeto Ub ADON. /...c ocn 23 No puede calificarse al diagrama de lluvias de San Luis como uno de los más irregulares, pues así como otros de po- blaciones donde la precipitación es pequeña la línea de las llu- vias se separa poco de la media. El exámen del diagrama acusa diminución de las lluvias en la última parte del período registrado, pues posteriormente á 1890 todos los años están bajo la normal con excepción de tres que son 1893, 1897 y 1898. Memorias de la Sociedad Científica TEPIC. —TEP. DATOS. Altura sobre el nivel del mar... 1051” .0. M. C. Puga. Precipitación anual media..... -1090== sm de Número de años. . cuts sul ah. 7 e >) Precipitación anual (O. M. C.) Epoca anterior á 1877 Tb 1270.0— 1854.......... 1651.0+ 1 rl 1066:8— 11: 185) lu ut.4bt 1231.9— E A 15240 —- 1856.::. 203 MENOS 13475. 1 dE 1I6L3HFH 18 609.6— 18880: VI2TTEF-.1858..-00.2%El 952.5— 18949... -ESTY: 19558 1859..0cUdth 1854.24 1850... E, QNS 18923... 1866... 002 TAS 1498.6+ IL. TORES 1638.84 -. 1867.-.. .ULQE 1384.83— 12h. 141 105 144784 1868.......... 1663.7+ E a 1333.5— Precipitación anual media para la época an- a A A EPM 1433"".7 Númerd deiOs cio EA e aio IEA UA 19 AUR 1447.8+ MRS a OS 1155.7— 198% rl sb. sacemaeibla pi 1473.24 1 de. uds ...16764+ IBBOL Lduopeo. as iiostbdos 1244.6— 1800-00 conos de Lal el 1409.7+ [Bbisuussib cena asas 1371.6— dv trreabatagií: 1231.6— 10800: Losa. el oied.abire 1600.2+ “¿Antonio Alzate. ” 41 / IPHLLLIIL III IO LIA OO AAA Precipitación anual media aceptada. .....-. 1379*",1 Número de añestoU.mil. ob. cbiuicioib. self 10 Precipitación media anual, calculada con to- dos los datos que existen........-.....- 1414"".8 Número ide: años: ó0 00 2 Aa 29 OAXACA.—OAX. DATOS. Altura sobre el nivel del mar ...1546" ..Puga. Precipitación anual media. ...... a Número:de ¡ADOB»+ 2 osea e e AS Latitad Norba's. io k essa p 17004 M. Romero. Presión barométrica............ 636 Temperatura MáxiMa........... 320.9 A z AAA + cad 69.2 E a MOI ha Pe. eo 209.6 Sl Dirección dominante del viento... O. a Precipitación anual (O. M. C.) AO. 0033 DIND=" IB 714. 4— A io A S '- 1 A 1032.44 o did e a 0: GA 849.24 ITIACIAT 858.9+ 1893...... -.. 1098.14 TIRITAS AE 516.5 189%.......... 663.7— PSA a rr A 7113.3— O a II IO o a a 700.2— as jade al o e 843,94 ss TL MTB oa a 880.54 ¿de e telar dd 729.3— Precipitación anual media aceptada ......... 8l4"" 7 EPA A 19 Se nota en el diagrama de lluvias correspondiente á Oaxa- ca un descenso en la curva posteriormente á 1893, como se Memorias, —(1903).—T. XX.—£6. 42 Memorias de la Sociedad Científica PILLLILIDIILIIDIIDIDLILIDIIIIIODIDIDISIOLILELDIDIIDIIIIIIIO OOOO nota para otro de los diagramas que he construído, pero en general no indica diminución de las lluvias, porque antes de 1886 existen para este lugar descensos semejantes y aun ma- yores, pues los cuatro años de precipitación mínima, entre los registrados, se encuentran antes de esta última fecha. MORELIA. — MICH. DATOS. Altura sobre el nivel del mar ....1940” .. Moreno. Precipitación anual media....... TE" A Número de aOB, .-.oooo-eaemes > > e e 19042/M. Romero, Presión barométrica media...... 608”"”.8 fo Temperatura máxiMa, .........- 3195, pa de im ad 105. pe . o y ra A ys 1608. E Dirección dominante de las nubes. O. pa E > del viento... S. SO. = E A A RR 1896 4 Precipitación anual (O, M. C.) 182. a e E > 648.8— A 527.64 o A A 837.2+ o E 619.9— E A A 580.3— 1898 o er > 707.9+ AA A 772.6-4+ o AT OA 626.7— o det iD eo 831.14 Precipitación anual media aceptada..... 683.5 Náúmeró de ¿ños.1 ¿ciu luso bl 9 «Antonio Alzate. ” 43 PILLO LILLO LLL ALLA LASA ALI III A JALAPA.—VER. DATOS. Altura sobre el nivel del mar ....1321" .Moreno. Puga, Precipitación anual media....... E A INNUENAS ARQ == .ms cy oia os ES E A a A A 19031'. M. Romero. Presión barométrica media....... 649,3 A Temperatura MÁXIMA ........... 33% : m MDMA. ado 506 5 PR media vo9y.. 2 db 1805 ls Dirección dominante del viento ..N. A q GO A A A TR EA 1896 5 Precipitación anual (O. M. C.) 13: ¡AI A o A 917.5— LIO ERRE IRIANRIRA 1306.0— AAA NR 1779.4— II pa 1193.34 2 EPA RA AO 2156.14 1899 ¿ nocomooo.. 1670.74 A 1611.1+ Precipitación anual media aceptada... .1519"”,2 SES de MORAGA 204 Om ana 7 La inspección del diagrama de lluvias en Jalapa acusa au- mento en ellas, pero es de muy poco valor esta indicación por ser muy corto el número de años registrados. GUANAJUATO.— GTO. DATOS. Altura sobre el nivel del mar...... 2060” ...Puga. Precipitación media anual...... DIA y 44 Memorias de la Sociedad Científica Número: de años pai e 6. Puga. Latitad Norté.s: 300 oie dina a 21001".M. Romero. Presión barométrica media....... 601.3 am Temperatura máxima-...-.. -.--. 3097 > kl IMA DA A 103 :_ SS OU OA O 1706 q Precipitación media anual........ 964.5 e Número de AmO. ¿2 aaa ER 5 e Precipitación anual (O. M. C.) 10007 CAPO, e 890304" -AOIBRLDA 590.2— IS OS 945:24+-- 1892 UPS. 452.0— aa 5038 1893.%.... 532.5— Le 1070.74 1894 ......... 546.0— E EA TORA DABA 578.2— IP as or O E TOA 524.2— LESS ans STAR, AUT A 639.5— 1860 - ¿us 640.5—=.. 189875. 2. De gy 798.4+ 18000 7 nep gon GOLI="-18997....... -.« 631.3+ 100... EP 651.14 Precipitación anual media aceptada ....- 691""1 Número de añoS............... ¿add - JUNY Creo que ninguno de los diagramas que he construído es más curioso que el de Guanajuato por ser el que tiene más bien marcada la curva en forma de columpio y el que la tiene más amplia, pues comienza el descenso en 1887 y el ascenso sigue todavía en 1900, es decir que comprende un período de catorce años, cosa que no se ha visto en ningún otro. Series tan grandes de años en que las lluvias han ido disminuyendo primero y después aumentando sin interrupción, no se yen en ninguno de los diagramas que he estudiado. ““ Antonio Alzate.” 45 AGUASCALIENTES. —AGS. DATOS. Altura sobre el nivel del mar. ....- 1861". .Puga. - Precipitación media anual...... .. LAB di A AC A 2202 Ue 0% pd Ma (Sy e dc A 21053 5 Presión barométrica media...... -605.""1 3 Temperatura Máxima ............ 29 05 5 a minimo 19 YI PDA 2 2.08 y ES MOMIA. das e ale 18.26 ño EE a 418.4— AM A EA 675.0+ ASILO Ia ER, co UY, 529.6— A A A OA 474. 3— AUOIO O UE 0 PA 762,44 o e AORTA 594.5+ SATA DOS URAC A La MAFIA, 08 542.2— Precipitación media anual aceptada......... 570"".9 INMBrO de HMOB >: [di ono 003 ne > eo OUR 7 DATOS. Altura sobre el nivel del mar...362" - Temperatura mínima en 6 años.9%en Febrero-11414 1899. % media , 5 9 224 Número de añOS...coooooo.=¡.. 6 Precipitación anual y número de días con lluvia Martín Stecker). 46 Memorias de la Sociedad Científica o A NP 887460 1898. 2d dl AIRIS 543—51 A a de ae de 789—49 TO da ci A 990+66 EE A AE 1014453 Precipitación anual aceptada .... <....... 836%", Número de años El estudio del diagrama no permite apreciar si ha habido en Linares un aumento ó diminución marcados en la precipi- tación anual, porque es reducido el número de años de obser- vación. Tres de los años registrados están sobre la normal y tres bajo ella. En las curvas de precipitación mensual que también he construído con los datos que bondadosamente me ha suminis- trado el Sr. Stecker, se nota que la precipitación se recarga en dos temporadas del año, cosa que no pasa en otras poblaciones. Las curvas tienen dos partes ascendentes bien caracteri- zadas en los años de 1896, 1897, 1899 y 1901. En 1898 faltó uno ó varios meses de mucha precipitación para determinar el primer ascenso de la curva y en 1900 se caracterizó poco el segundo ascenso. ZAPOTLAN.—JAL. DATOS. Altura sobre el nivel del mar....1530”.Moreno, Puga. Datitud Norte Li IA 19036'.M. Romero. Presión barométrica media..... .636"”",8 ES Temperatura máxima .......... 3999. 2 5, 1 690 .. E media ¿Jvejs sipmualll> 2005, us Dirección dominante de las nubes,N.E. “Antonio Alzate.” 47 Dirección dominante del viento. .S.E. M. Romero. _ Número de años ........-. 1 (1896).. ze Precipitación anual (O. M. C) y $. Díaz). A A NO 663.0— A do 836.3— A A a E 915.9+ A O 886.5— 18980. 42L 004410904 ps 1027.7+ 1999 copo RAUL 21 963.54 £e 1 1 a 111 y Mt AA 1008.14 190 o LOL... OA. 1001.8+ Precipitación anual media aceptada-.... 912””.8 Número de años con que se calculó .... 8 La inspección del diagrama acusa un aumento en las llu- vias durante los años registrados y en los descensos ligeros que hay, nunca baja la curva hasta igualar, siquiera, á la pre- cipitación del año anterior en cada caso. En el primer período de cuatro años sólo hay uno, el de 1896, que excede muy poeo á la normal, siendo los otros tres inferiores; en el segundo período de cuatro años todos tuvie- ron mayor precipitación que la media aceptada. Las curvas de precipitación mensual durante los años re- gistrados acusan un carácter regular en el período de las llu- vias y estas están bien distribuídas, pues desde Abril, Mayo ó Junio que comienza á subir la curva no vuelve á bajar has- ta Noviembre ó Diciembre de cada año. - QUERÉTARO. —QRO. DATOS. Altura sobre el nivel del mar..... 1850" ...Puga. Precipitación anual ............- EN Número de añOS.....ooooo..---. 17, e 48 Memorias de la Sociedad Científica Latitud Norte. «obesa sisas: 20035/.M. Romero. Presión barométrica media ...... 613"".8 5 Temperatura MáxiMa .... .....-. 330,1, E o A A si VELO Ll AR AR 1801 A Dirección dominante del viento..E. 5 Número dejanos ilci do 3 2) 1877 Hai me 517.14 1 iia a DOY) 440.9— 1878..421,2003... 675.17 18D ion és 539.94 1979. H 0. BMEL- 562.9+ BL e ea A 471.1— ISO L IA. sees 638.5+ E 374.1— 0 MA 665.6+ 1893 aos «dy y 641.14 Il ts 480.0— E 372.2— tos e A 577.8+ A 252.7— A 295.4— O e 290.0— A ca 631.84 dd o 518.64 18860 at 606.7 + ara il 509.1+ JAR cd 500.04 E o e 563.74 pool: Medea dr dd E 480.0— les 0.4) MA 348.2— iy 1 idad SAO 214.4— Precipitación media anual aceptada..... 489" 1 Número de años con que se calculó..... 25 El estudio del diagrama correspondiente á Querétaro in- dica claramente que ha habido diminución en las lluvias en aquel lugar y acusa el período de sequía que se revela en otros de los diagramas que he construído con un descenso conside- rable de la curva, en forma de columpio, correspondiente al penúltimo quinquenio. Sólo he podido obtener los datos completos de precipita- ción mensual desde el año 1893 hasta la fecha y por lainspee- ción de las correspondientes curvas que he dibujado, se vé que no hay ninguna uniformidad entre las curvas de diversos años. “¿Antonio Alzate.” - 49 HACIENDA.—EL CARMEN. —GUÉMES.—TAM. Precipitación (Ingeniero Francisco Benitez y Leal). A AS ... 866+ 7 IRC REI 827+ A E A ANA 539— IAS 313— A 823+ Precipitación anual media.............--. 684"m8, Núnerb: de -Añ09 10 aru, UA QU 23 Aunque sólo hay cinco años de observación para este pun- to, cuyos datos debo á la bondad del Sr, Benítez y Leal, he construído el diagrama correspondiente y tomaré en cuenta en el estudio general que voy á hacer el curso de la precipita- ción en Giiémes considerando como una cireunstancia feliz el poderlo hacer, porque es el único lugar del Estado de Tamau- lipas acerca del cual he podido conseguir datos. Acusa el diagrama un descenso notable desde el primer año registrado hasta el penúltimo, pero en seguida hay un au- mento en la precipitación, que coloca al extremo de la línea, casi á la altura del punto de partida. Las curvas de precipitación mensual son muy irregulares y no tienen ninguna especialidad que las caracterice digna de hacerse notar. Ho consignado los datos que tengo recogidos, creyendo - que son la mayor parte de los que pudieran utilizarse para un estudio de esta naturaleza; he construído los diagramas de precipitación anual para cada una de las poblaciones donde hay observatorio meteorológico y las curvas de las lluvias men- suales para aquellos puntos de donde he podido adquirir los datos necesarios y he hecho notar las particularidades que me Memorias. —(1903).—T, XX.-—7. 50 Memorias de la Sociedad Científica A han parecido más notables tanto en los primeros como en las últimas. Fáltame, pues, hacer la condensación de todos estos datos para averiguar si con ellos:«pueden resolverse las siguientes preguntas: 1% ¿Qué cambio ha sufrido el régimen de las lluvias en el país? 2 ¿El cambio que haya habido ha sido constante en el úl- timo cuarto del siglo pasado ó se ha acentuado en ciertas épocas? * 3% ¿El-cambio ha sido general en todo el país y cuál pue- de haber sido la causa de ese cambio? 4% ¿Qué porvenir nos espera? 5% ¿Qué podemos hacer para mejorarlo? ESTUDIO DEL CUADROS Constan en la primera columna los nombres de las pobla- ciones cuyos datos pluviométricos me ha sido posible conse- guir. j En la segunda columna los períodos de años cuyos regis- tros pluviométricos tengo en mi poder y los nombres de las personas que se han dignado suministrármelos, siendo en su mayor parte los Directores de los Observatorios respectivos. La abreviatura O. M. C. significa que esos datos los he obte- _nido del Observatorio Meteorológico Central de México, el cual publicó hace tiempo, una hoja con algunos de esos datos á los cuales se han hecho posteriormente varias correcciones. La columua número tres contiene los promedios acepta- dos por mí, calculados con el mayor número de años que ha sido posible, posteriores á 1877, para la cantidad de agua que cae anualmente en los lugares respectivos. Estas cantidades son las que indican en los diagramas de precipitación el valor de la línea horizontal á la cual ne referido las alturas de las “(Antonio Alzate.” 51 PILILILIIILIIDIIDILI IIS II IDA lluvias anuales. La columna número cuatro indica el número de años con que se calcularon esos promedios, para que se pue- da apreciar la exactitud que á cada uno puede atribuirse. Las columnas números cinco y seis indican, respectiva- mente, las precipitaciones máximas y mínimas anuales en todo el período registrado, y los años á que cada una corresponde. La número siete indica la separación entre la máxima y la mínima anual. Es notable esa diferencia para algunos obser- vatorios, y con ella se demuestra claramente la poca regula- ridad de nuestras lluvias, pero no creo que sea este un carác- ter excepcional de nuestro clima como algunos pretenden, pues diferencias semejantes, y aun mayores, se notan en otros paises. Mi intención al formar las columnas cinco y seis fué estu- diar si había alguna relación entre la sucesión de los años de máxima y mínima precipitación, con el aumento ó diminución de la cantidad media de agua que cae anualmente en cada lu- gar; pero no he podido descubrir ninguna relación, pues en dieciseis casos el año de mayor lluvia es anterior al año de precipitación menor, y en diecisiete casos sucede lo contrario. La diferencia, como se vé, no justificaría ninguna deducción. Para averiguar si ha habido tendencia general á la dimi- nución ó aumento de nuestras lluvias, si hubiera en todos nues- tros observatorios registros pluviométricos de igual período de tiempo, bastaría dividir estos períodos en dos épocas, y com- parar las precipitaciones medias que se calcularan para cada una, pero no estamos en condiciones de hacer esto porque son pocos los observatorios que tienen registro anterior á 1877; hay algunos que funcionaron cierto número de años y ya no exis- ten; otros que se fundaron recientemente y siguen haciendo observaciones pluviométricas, y otros que trabajaron en años no continuados. Como he querido fundar mis conclusiones en el mayor nú- mero posible de años observados, y he querido aprovechar to- 52 Memorias de la Sociedad Científica O RRA RR E A SAO dos los pocos elementos con que puede contarse, lo que he hecho ha sido: dividir la época registrada en cada caso en dos períodos, primero y segundo, para los cuales he calculado se- paradamente la precipitación media respectiva, que hago cons- tar en las columnas ocho y nueve. Cuando el número total de años registrados es impar, no he tomado en cuenta la precipitación del año medio de la se- rie, para no comparar entre sí promedios calculados con diver- so número de años, aunque me he convencido de que los re- sultados no se habrían alterado en ninguno de los dieciseis ca- sos de serie impar de años. En la columna número diez indico con los signos más ó menos si ha habido aumento ó diminución en la precipitación media para cada período, y demasiado elocuente es, por des- gracia, el resultado, pues hay veintiun signos menos contra do- ce signos más. ' Podría objetarse al fundamento de esta conclusión que los períodos primero y segundo, en los diversos casos, no se refie- ren á la misma época, es decir que no se comprenden en todos ellos los mismos años, puesto que tratándose de México, por ejemplo, el primer período comprende de 1877 á 1888 mientras que tratándose de Linares comprende de 1896 á 1898, pero creo que esa objeción queda destruida con sólo pensar en que el ob- jeto de la comparación que se condensa en la columna número 10 es saber solamente si ha habido tendencia general á la di- minución ó al aumento de las lluvias. Los resultados de esa comparación, parala época que he és- tudiado, adquirirían el mayor valor posible si todos los obser- vatorios tuvieran su registro pluviométrico desde 1877 hasta 1901, pero esto no es así. Después de este caso, los resultados de esa comparación tendrían el mayor valor posible si hubiera igual número de observatorios que hubieran hecho observa: ciones al principio del período de 25 años y hubieran dejado de hacerlas depués, al de observatorios que se han fundado du- “¿Antonio Alzate.” 53 A A E A A A A LALA rante la segunda parte de esa época. Tampoco este caso es el “nuestro. La mayor parte de los observatorios se han fundado recientemente, y de aquí provendría el mayor peso de la ob- jeción citada. Ahora bien ¿Qué influencia podría tener esta causa de error en el resultado que arroja la columna número 10? Como se verá después, (columna 23), la tendencia al au- mento de las lluvias durante el ultimo quinquenio, con rela- ción al penúltimo, es marcadísima y por lo mismo, la influen- cia de esa causa de error sería aumentar la cantidad de signos más en la columna núm. 10, porque siete de los doce signos más que hay en esta columna se refieren á registros llevados por menos de 10 años en los dos últimos quinquenios y quizá se trasformarán en signos menos si las observaciones se refirie- ran á otra época. El error que se puede haber cometido, al ha- blar de toda la época de 1877 á 1901, con estos datos, es pues, obteniendo una diferencia menor que la real, entre los signos menos y más y mientras esto sea así, queda anulada dicha objeción y la conclusión aparece bien fundada, En las columnas 11 y 12 he marcado el número de años bajo la precipitación normal de toda la época que ha habido en los períodos primero y segundo, para cada observatorio, y el resultado de la comparación corrobora el de la columna nú- mero 10, pues en los segundos'períodos ha habido 137 años bajo las normales contra 115 que hubo en los primeros. En seguida, he dividido la época total en estudio, en cin- co quinquenios, he calculado los promedios de la precipitación en cada uno de ellos, indicando el número de años que sirvie- ron para el cálculo, con el fin de que se pueda saber la exacti- tud que como promedios pueden tener; he formado una colum. na para datos anteriores 41877 y la comparación de las diver- sas columnas de la número 13 á la 23 nos pone en aptitud de estudiar si las tendencias de aumento ó diminución de las llu- vias se han acentuado en épocas determinadas. 54 Memorias de la Sociedad Científica ná RESUMEN. 1% Ha habido diminución de las lluvias en México duran- te los ultimos 25 años. (Columnas 10, 11 y 12 del cuadro). Esta afirmación, que para algunas personas que han creí- do en esa diminución puede parecer una verdad que no ne- cesitaba probarse, considerándola como cosa sabida, debe pe- sar en el ánimo de nuestros agricultores, no como una causa de desaliento, sino como un estímulo: para mejorar los siste- 'mas agrícolas, para impedir la explotación selvícola irracional; para no recargar de ganados los terrenos pastales; para em- prender toda obra con que se logre la absorción del agua plu- vial por el terreno y la captación de las aguas pluviales, de arroyos y de ríos; y en el ánimo de nuestros gobernantes: pa- ra convencerlos de que se deben impulsar esas obras y esos mejoramientos por todos los medios posibles y de que se im- pone la necesidad de hacerlo, porque todo empeño sería más útil y la lucha más fácil mientras más temprano se emprenda. 2% La diminución de las lluvias no ha sido tan general co- mo se ha creído ni tampoco constante de todo el período de 1877 4 1901. Los registros pluviométricos, durante los años que se han llevado, acusan aumento para Zapotlán, Linares, Aguascalientes, Jalapa, Morelia, Oaxaca, Huejutla, Pabellón, Mérida, Monterrey, Pachuca y Guadalajara. Del primer quinquenio (1877 á 1881) al segundo quinque- nio (1882 á 1886) puede decirse que hubo una diminución in- significante (Columna 17: 11—8+). Del segundo (1882 á 1886) al tercero (1887 á 1891) hubo un aumento también insignifican- te (Columna 19: 10—13+). Del tercero (1887 á 1891) al cuar- to (1892 á 1896) hubo una diminución general en nuestras llu- vias (Columna 21: 18—4+). y Del cuarto (1892 á 1896) al quinto y último (1897 á 1901) “Antonio Alzate.” 515) anno hubo un aumento general y muy marcado en nuestras lluvias (Columna 23: 4-22 +). Los resultados de las columnas 21 y 23 confirman la ge- neralidad de las observaciones que hice al estudiar los diagra- mas de precipitación. Esta diminución después de 1891 y au- mento después de 1896 no es sino el resultado de los descen- sos en forma de columpio que hice notar al estudiar los diagra- mas, descensos que aunque no coinciden para los mismos años en las diversas poblaciones sí aparecen con marcada frecuen- ciaen la última parte de muchas de las líneas de precipitación. 3% La causa de la diminución de las lluvias en el período estudiado debe haber sido causa extraña á la acción del hom- bre, porque si la causa principal fuera alguna de las que ge- neralmente se cree que han originado este efecto (desarrollo de nuestro sistema ferrocarrilero, los desmontes ) los efectos habrían aumentado y se habrían hecho más notables cuando máyores han sido las causas. Nunca hemos tenido más ferro- carriles, ni se han despoblado nuestros montes más que en el último quinquenio y sin embargo en este período, comparado con el quinquenio anterior, han aumentado las lluvias en 22 casos contra 4 en que han disminuído. La tala de nuestros bosques puede tener influencia en la modificación de nuestro clima y quizá la tenga más marcada en el porvenir que en el pasado, pero no es la causa principal de los cambios que el público ha creido notar. La perjudicial influencia de esos desmontes inconsidera- dos, más que en la modificación del régimen de nuestras llu- -vias se ha hecho sentir en la desaparición de manantiales, so- bre todo en las regiones montañosas. La magnitud y generalidad de la diminución atribuida á nuestras lluvias y al aumento de su irregularidad se han exa- gerado en el concepto del público, en general, debido á tres causas principales: la mayor facilidad que hay para apreciar y conservar el recuerdo de los excepcionalmente buenos; la aper- 56 Memorias de la Sociedad Científica tura de nuevas tomas de agua, que el aumento del cultivo de riego, con respecto al cultivo de temporal, ha requerido y la escasez de brazos para la agricultura (Primera parte de este estudio). ' 4% El aumento de las lluvias en el último quinquenio (co- lumna 23), es realmente halagador y más lo sería si no tuvié- ramos en contra el resultado general anotado de la columna 10 y hecho constar en la parte primera de este resumen. Ha habido últimamente tendencia al aumento de nuestras lluvias; algunas poblaciones han tenido en los últimos años lluvias que exceden á la cantidad caleulada como normal, pero no hay datos suficientes para fundar una predicción general. Hay algunas poblaciones, como se puede ver en los diagra- mas que he construído, cuyas lineas de precipitación se elevan durante uno, dos ó tres años para volver á bajar durante un pe- ríodo de tiempo semejante. Creo que en ellas, dado el carác- ter de la curva, pueden temerse años malos después de una serie de dos Ó tres años de mucha precipitación, puesto que generalmente se van alternando unos y otros en series cortas. Hay otras poblaciones donde aparecen grandes descensos en la línea de precipitación, durante series largas de años, eo- mo lo he hecho notar en los diagramas respectivos. En esos lugares creo que debe ser causa de alarma la continuación de varios años sobre la normal á altura casi igual, ó todo prin- cipio de descenso en la curva de precipitación y causa de con- fianza lo contrario. Es la historia siempre repetida de la pro- fecía de José con motivo del sueño del Rey Egipcio. 5% Para mejorar nuestro porvenir en este respecto, cual. quiera que sea, deben obrar en conjunto la acción oficial y la iniciativa privada de los agricultores. Limitándome á esta última, debe recomendarse en el pri- mer término la formación en embalses parciales y malecones para dominar las avenidas y aumentar la absorción del agua pluvial en el terreno; la construcción de toda clase de obras “Antonio Alzate. ” 57 cuyo fin sea la captación del agua; mantener una proporción racional entre el ganado que debe tenerse y la superficie del terreno ocupado por los pastos; el estudio y la propagación de nuestras plantas silvestres útiles, que son indudablemente las que pueden prosperar mejor en nuestras condiciones de clima y terreno; el mejoramiento de nuestras praderas naturales; la dotación de abrevaderos en las haciendas ganaderas para que los animales no tengan que recorrer grandes distancias en bus- ca de pastos, destruyendo estos donde el terreno es arenoso y formando veredas que se transforman en arroyos y facilitan el escurrimiento del agua llovediza; la explotación moderada de nuestros bosques y el mejoramiento del cultivo para lograr la economía del agua. Si no le es dado al hombre, hasta ahora, modificar el clima, haciendo que aumenten las lluvias, puede cuando menos, apro- vechar mejor la poca agua de que dispone y ayudar á la natu- raleza, imitándola, para que las aguas pluviales se absorban, se detengan, se evaporen y se utilicen en los continentes en vez de irse 4 perder á los mares. Ciudad Juárez, Diciembre 29 de 1902. Memorias.—(1903).—T. XX.—8, ] ries AGAN ÓN ARS 04% A el : pr ii a P : SON AG EN AIN ji 0d ne sida | 3 Jeje ARNO abr dro pl ¿hide os a A AN NOR HS A be is: 0, IMPAR $0 % 4 : dió dí Pay ES TE RT E ITA Ny: vosvalg 4 | ES Are ea loan A A dis as eS ¡7 al $ k r 2 y : e Ñ ¿ A ad add re 60 my rado ¿e odo y OSA | el PIAIS ADA Dad A A qagont os : e hi A e ia Ae: simandade anal $ l ] pS AAA god PEA le] RS RA OS ls bado edi sE e] j ! al a ep Lio e bnk ES 0 iS A ¿ AE ña A sh > Fn : de 4% ' aio a Aomabeido ctra ¡qué acota $ Ñ DGA O LL A AS ys Dp£ POUR AE AO Y. h ; al Pb as a aus o “bs Ml 0 lima rpg 0d ot Pod PAINE el 4 1 AE DAS del A einer 5] cl EA er; e a úl A Ms E PEA > q y ' EN de rro PA E Pi á LOA A k 56 : q hh : . impri hi ¡ AR di e mat A i E , 4 £ e es a ps ya k : he > A ? f ; o + 1) % na 7 rn ! 5 A e sd A REN y X PARA TE aL q : i HA IEA O a SU y 24 Ñ e + > a rió sz A a ne 4 ps ne | 4 A EN a “LA 6 Lea a E 3 . "ELE bl od A " 1 A Eds pa Ss (Y ES > | 1 BENI RON dos E a na ino mo? 4 AOS br 9 AO Sr Se e E dd) bj 4 d “ 0 ATTE eo] 3 e dE Periodo ante- | ler. Quinque- rior á 1886, nio. 1877 á 3881. Comparación. Vúm. de años, o sanos | o.onoes= [| o.oooo » a a mm o PP. ———— a a mn e a E _—_——— — “ ”P0 NG 0 0 CUADRO ANEXO AL ESTUDIO “LAS LLUVIAS EN MEXICO” POR EL | ENIERO AGRONOMO ROMULO ESCOBAR. = === = = == > = — == — = AAA —— = —— -=5 0 AN sz | ÑOS Y AUTO! e econ y. | lación pato Irena dd 2> uno ad] 4 o "IONES A 3 Y Y ADE ylÓ por lo corres | correspon An y de años 'omparación. mío, n. nia Comparar, POBLACIONES. AÑOS Y AUTORIDADES: Pa ci ci A rn AGAR A A o IA = = Z A A AÑ — == - - a 2 3 4 5 6 7 1 12 13 14 15 16 19 2 Hacienda del Carmon..| 97 4 01 Francisco Benítez Leal. ..ooooomoommm.o.... E 806,0 373,0 493,0 0 A O O E PS O EA mm... 1897 1900 Po... Peza | O Querétaro - TT A01—O. M. 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Ha- biéndose encargado al que suscribe, parte del Cálculo y la dis- cusión de estas observaciones, tengo el honor de presentar á la Sociedad, una ligera reseña de los trabajos y los resultados que se obtuvieron. Aunque el método que se siguió en esta determinación sea muy conocido, no parece inoportuno dar algunas indicaciones de la manera cómo se determinaron algunas de las constantes instrumentales, dados los medios de que se dispuso. Memurtos,—T, XX.—(1908).—10. E 74 dE Memorias de la Sociedad Científica EE AA A O CR Lugar de observación. El sitio donde se hicieron las obser- vaciones pertenece á-la Hacienda de San José de Ocotepee, inmediata á Apam (Estado de Hidalgo) y queda cerca de la vía del Ferrocarril Mexicano, Elinstrumento se instaló en un pilar de mampostería, protegido por una tienda de campaña que podía abrirse por el techo de manera de permitir las obser- vaciones sin dejar á la intemperie el cronómetro con que se re- gistran los tiempos, y los otros aparatos que se usan para de- terminar la diferencia de longitudes entre este punto y el Ob- servatorio Nacional de Tacubaya. Instrumento. El que se usó es un Anteojo Zenital cons- truído por A. Repsold € Sóhne, de Hamburgo, que sirve tam- bién de Anteojo de Pasos. Las principales dimensiones de este aparato, son las si- guientes: Distancia focal... Pr HE 0. 80 Diámetro del objetivo.......... 0. 066 Aumento del ocular.......... 2. 66 En uno de los extremos de los muñones del anteojo, está el ocular con el micrómetro y en el extremo opuesto, un círculo - graduado que sirve de buscador mediante una alidada provista de un nivel. Los niveles están en una caja que se fija al anteojo por medio de un collar y un tornillo de presión que permite variar el ángulo que forman con el telescopio y mantenerlo constante al invertir éste sobre sus apoyos. La inversión se hace por me- dio de un bastón, que obra sobre un mecanismo especial que levanta el telescopio y lo hace girar en torno de un eje vertical hasta que vuelve á descansar sobre los apoyos. Observaciones. Después de orientado el instrumento por ob- servaciones de cireumpolares en su paso por el Meridiano, se dió principio á observar los pares de estrellas que se habían dispuesto de antemano, haciendo varias bisecciones de cada “Antonio Alzate. ” 75 estrella zon el hilo móvil del micrómetro, leyendo las indica- ciones de la cabeza del tornillo y anotando los tiempos del cro- nómetro, cuya corrección se determinaba todos los días de ob- servación. Las posiciones medias de las estrellas que forman los pa- res, se tomaron en su mayor parte del Catálogo de Estrellas Fundamentales de Nowcomb, y las otras de los catálogos de de Safford y del Cabo. De los treinta y cuatro pares que se observaron, solo cua- tro lo fueron una sola vez, haciendo un total de noventa y sie- te observaciones, durante diez noches de trabajo. CONSTANTES INSTRUMENTALES. Las que se determinaron de preferencia fueron el valor an- gular del micrómetro y los de los niveles fijos; nos ocupare- mos separadamente de cada uno. Valores angulares de los niveles. Para el estudio de estos se usó el aparato de G. Laegmiiller que da directamente segun- dos de areo por las lecturas hechas en la cabeza del tornillo micrométrico que está dividida en doscientas partes; las frac- ciones de segundo se obtienen por estima. Para proceder al estudio de uno de los niveles, se le colo- có en el aparato y se hizo recorrer á la burbuja toda la gra- duación de cinco en cinco divisiones, anotando las lecturas co- rrespondientes del micrómetro y las del nivel; después se re- pitió la operación en sentido contrario hasta volver al punto de partida, tomando como índice uno de los extremos de la burbuja. La misma operación se repitió tomando como índice el otro extremo. De esta manera se obtuvieron dos series de observaciones, con las cuales se calcularon los valores de los grupos de cinco divisiones; pero como se vió que eran casi iguales, se prefirió 76 Memorias de la Sociedad Científica y hallar el de una división, por medio de todas las observacio- nes, compensándolas por el método de los mínimos cuadrados. Con el fin de operar con números más pequeños, se supu- sieron valores aproximados á las incógnitas y se calcularon las correcciones que dichos valores necesitaban. Las ecuaciones de observación se establecieron de la manera siguiente: Sean m y l, las lecturas del micrómetro y nivel, respecti- vamente, para una posición cualquiera de la burbuja; m,+dm, la indicación del micrómetro cuando la burbuja del nivel ocu- pa el punto medio del tubo y que la lectura es 30 divisiones; v-Hdv, el valor angular de una división que se busca. Para la primera série de observaciones se obtuvieron ecua- ciones de la forma dm +(1,—30) dv=m,—(1, —30)y—m,p Para la segunda, como la indicación del micrómetro co- rrespondiente á la del nivel cuando la burbuja marca 30 divi- siones de la escala, varía muy poco, se tiene í dm”, +(",—.30)dv=w"w", —(P,—30)v—m', Sustituyendo por], l,....ete, l, V,....ete; m;,, m»... 0, nz... - valores numéricos, y conociendo un valor aproximado de my se pueden resolver estas ecuaciones por el método de Gauss y hallar los valores más probables de dm, dm, y dv lo mismo que el peso de este último valor y su error probable, pues el de observación se obtiene por el método de los resi- duos. (1) La graduación de los dos niveles fijos es de 0 4 60 divisiones. En un nivel las divisiones son negras y en el otro bastardilla. ““Antonio Alzate. ” (so) = (su)= e, 'Tr=(sd) 96007 =(77) C36'L1LT ZeP "IS crpr=(se) 1000' EO> 1 — CZISLET 0833 G6LE=> e...» C30%' q = 10 + C3Lb 6? | 90P'€ 299 — e..... hPPI' ge” — |. 80* czI8p 390 9 —= conos 6000" £0' e 00918 P83'0 0P'£ AE caGT' CE" 6€' 009€ 'C9 PO€'9 09'8 e. 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PG vEG'9 1» OPI pol Ib OPT 6EP'S .” 3350 "PG PG8"T 916 9190 — 019 v0E'0 009226 996'2 0065 TO! z 100) 00 “SHITIEVINMON SANOIOV MOM SV" HA SAL NHATOIHIHO O A AAÁ Ó<_<__— _— _—_— —_——__—___——____<<4<4<4<4<4<4<= _———mmumouagzaao£áÉ AA “Antonio Alzate.” 79 Para mayor claridad ponemos á continuación, los cálculos de los valores de los dos niveles: NIVEL DE DIVISIONES NEGRAS. ECUACIONES NORMALES +12dm,+ 0.00+2.15 dv =— 1.5 +12. dm” —0.25dv +=, 190 =—_+1716,.025dv=+ 51.072 Memorias de la Sociedad Científica 80 26630'0 =AP=3'uw - 9E9'SILT 3:00 L8€'TG Gu E 1) 1:90 (1:99) 1:89 Toq 2000. 19 Two4—| — 0P0'0 1'YQ 1'oq— 886'99,1 152 TP9'STLT 1:99 LwE'TO 10 vol * DD DD , A =9807GSe(0m)| P8E'0 00 m—|— 2130 a REA = up A ————— ——— (199) L66'89L1 ($90) | ezo'9r,t (00) —100'0 ap (Toq) 1:90 TI TU T ¿8T'0=28U'T | T'sq | —130'0 1oq : ; dede SS e , —o c9'er 1:sq | — 280 19 031 1:99 61 (19) ££T'0 ="wp (vv) (vo) (mo) (»v) 0 (9D) (qu)— 0 (qu) (qm)— (q9)--| £00'0 ap (am) (90) (9q) 031 (9) 0 9 aup (q9)— (9) (vo) | (mo) 621'0 (on) 0 (qm) ¡88 0 (un) er (9D) 0 (00). 0'BT (qn) = PeI (up) ———— ATOTOLO OSI E “Antonio Alzate.” 81 COMPROBACIÓN DE LOS COEFICIENTES. (ns)=+ 51.432=(an)=(bn)+(en)=-—1.54-—1.904- 51.072=4- 51.432 (as)]=+ 14. 15=(aa)—(ab)+(ac)=+12.0+0. 04 12 15=+ 15 15 (bs)=+ 11. 75=(ab)4-(ab)4-(bb)=-+0.0+4-1.20— 0. 2=+ 11 75 (es)=-+1717.925=(ac)+(bc)+(cc)=+2.15—0.25+- 17.12. 025=-4-1717.925 VERIFICACION. —1.596+0.900+ 0.064=— 0.53 0.000+1.908— 0.007=-+ 1.90 —0.286—0/040+51.393=-+51.067 Error medio de observación e, =, (60) =, [10990031 Error probable de 7 p=2¿e=+0.21 *21 ; | Peso de dv=1716. E, =y/1715 7+0.005 Memorias, —T, XX.—(1903).—11. z 0) 4 da bp * SEN qa E 2. ELSE (rd Le É MA Ls Bas: vil mé 48d Ue io y 0,008, ¡EP E ES e de seg Pame: Elo AOS A xn 2 A e, Y pe > 7 cc Ná de Y í sFZ rl sa, ve n ar ber o dy E ON ES el LE ae an pa od si 4% e y , q , h - Y Mar y á Py ES dE 7 , Sa E 5 ; pe A $ » A ía : 5 A e cf 4 qe pa rá Pe - ME pa z mm. Ms 07 E o vd Ba * s dh se ; Te: qa A de AS O Y pe E ANC A K Ñ $ DA | Esti y . o$ ps db - 5 de ES THLA L* i Me po 1D + ES 5% Gap ES y LS > q, Y eS 7 nds a o de PIN y 4 a da ms A o á Y Fez pe | ' + 2 7 1 4 md ride LA p : A y e . h bl” > A E ln po 3 : 4 ' q : 4 $. ja 14 4 É ¿ » y Pa E (gt RASO, , 4 e 7 = o $ o a A Á . A qe ale 4 ¡ A e y ; y . PA M z. Í DY LY e ' Ñ y eat . uN > > Cy ye e | a e r E E PA y A pb F EX¿ e E Es dy $ p 0 , ' o xl ide «y 17 4 : , JS q * y 1 VEN a Xx E ] E y jp : er ao qua ds $ Pata sr bli Y plo A $ E p > ' : 5 A A (2 Pr E á ; ' 4 Es p 3 A NS pS E Y . pi y ' - » Í ” sl s p 2 ¡ q at! E Me y am” É E w ' » 1d y mn o - > e ri e. X - : , í ñ Y ys - A y «a a ' ++ 0 A 20 $ 2% EA , NS A A € í SN . : JAS ”, - .i q AS E $. py H > ve O . 4 4 >, 4 ? | Al , a ÓS PA nO E e ó EN ó 0 PMA , ] Y al s 1 Tar A á 4) 2 E a e 0 L ANEr ( ' . ye Y, - A a e Tr A ; E AG , ho ve .. » pe: 3 a a Wa > - j k * ta, ; 4 A Sa | SAG E AS e edo A ¿de ds, 7 Pp e e pos a er ' e A AER o» NES 4) kr q * 7 ride A pe: a + a A 0 rado e a GUS RN o ; LE 0 ) Pes 4 4 ee "e $ ¿ hs te » PY A .! 4 . Fla * > e ne a E == , h dy , ; k y á e ad Pe - A s d . y nd A. Y Ja 4 INFECCIÓN DEL ACTIONOMYCES BOVIS EN EL GANADO MEXICANO POR EL DOCTOR SILVIO BONANSEA, M. S. A. En una excursión que hice el mes de Marzo de 1903 en el Estado de Morelos, por asuntos profesionales tuve que de- tenerme un mes en la pequeña población de Zacualpan de Amilpas. La sequía era grande, los campos y los potreros secos, el calor intenso, así es que el ganado soltado por los áridos cam- pos, se hallaba en muy malas condiciones, viéndose obligado á comer magros talluelos de plantas secas y unos duros tallos de maíz dejados en los campos. Me consta que en algunos potreros la sequía y la corres- pondiente falta de pastos ocasionó la muerte de unas cabezas de ganado. No extrañará, pues, si en estas condiciones, mu- - Chas reses se enfermaban. En esta ocasión tuve oportunidad de visitar unos bovinos de la Hacienda de Cuautepec, donde encontré tres bueyes muy enfermos, con úlceras en la boca, que les impedían el comer. Llamado á curar estos animales empecé á hacer una minu- ciosa observación, encontrando en los tres enfermos unos tu- 84 Memorias de la Sociedad Científica” PILLS AL AI PIDO mores en las mandíbulas, la inferior especialmente, así como en el paladar y en la lengua. Uno, el más enfermo, presenta- ba también una grave conjuntivitis la que resultó ser causada por el Actinomyces. Este animal tenía varios tumores sarco- matosos, la lengua, las tonsilas, el paladar, y la laringe esta- ban gravemente atacados, y la mandíbula inferior tenía una úlcera que del centro de la mandíbula salía al exterior, presen- tando un canal lleno de pus y: de larvas de la mosca carnaria. La mandíbula estaba partida en dos, los dientes se movían y no permitían al animal comer. La lengua, (que presento) es- taba destruída por la gangrena húmeda, á su extremidad don- de tenía muchísimas larvas de mosca, y á la base presentaba varios túmores sareomatosos de menor importancia. El caso era tan grave que aconsejé matar pronto al animal, pues se- gún mi opinión era perfectamente inútil intentar curarlo. A la autopsia encontré tumores sarcomatosos en los gan- glios linfáticos, hígado y pulmones. Los otros dos bueyes enfermos, menos graves, los curé estirpando los tumores, que se presentaban cartilaginosos, cauterizando después con el termocauterio y siguiendo la cu- ración con fricciones de una pomada compuesta de manteca, yoduro de potasio y eromato ácido de potasio. En el maxilar inferior de uno de los bueyes encontré un tumor osteoplástico que tuve que cortar con el cincel; y va- rios tumores purulentos en forma de caries contra los palos dió excelentes resultados la cauterización. Creo que esta enfermedad en los bovinos de 1 á 3 años es más frecuente de lo que generalmente se cree; no está bien conocida por los ganaderos, los que por lo común no se aper- ciben del mal hasta que el parásito ya está desarrollado á tal punto que en la mayoría de los casos es inútil toda curación. Según pude observar, el Actinomyces origina trayectos fistu- losos que del interior de la boca comunican al exterior donde sale el pus y so desarrollan las larvas de las moscas, las que ““Antonio Alzate.” 85 AILILIOLLIILA IL nn ” AA pasan después á la boca, y los ganaderos designan la enferme- dad con el nombre genérico de animal agusanado, equivocán- dose en que tomen el efecto por la causa. e: El actinomyces bovis de Harz, ó discomyces bovis de Rivolta, es un microorganismo del género streptothriz que se encuen- tra sobre los yegetales, especialmente sobre las cáscaras y aristas de la cebada. El microorganismo llega con el pasto á /la boca de los animales, á donde encontrando un ambiente cá- lido-húmedo, se desarrolla, y, ó por unas heridas que con fre- cuencia hay en las mucosas, ó bien por los dientes cariados el microparásito llega al hueso maxilarinvadiendo después la lengua, la faringe, los pulmones, etc. El Prof. Rivolta fué ol primero que hizo notar las propiedades físico-quimigas do es- te parásito; Perroncito y Bollínger demostraron ie su naturale- za vegetal y su valor patórénico. Como esta enfermedad puede manifestarse con demasia- da frecuencia en los potreros del país, ereo no sería inoportu- no que se buscaran medios para divulgar nociones de ciencias zooyaticas entre los ganaderos, pues con una bien entendida y mejor aplicada higiene, con un buen régimen alimenticio, limpiando los alimentos (y sobre todo los grános) destinados álos animales, por ejemplo picando los rastrojos y los olotes; y lavando los granos como la cebada, el maíz, la avena, y hu- medeciendo estos alimentos, con agua acidulada con ácido hi- droclórico, sulfúrico, ó con simple solución de creolina, se evi- tarían estas infecciones que á veces son causa de muy graves pérdidas. : CA. Ps OA qe NA Y ads; 2 AS segs e e ade, BNO E a aóS Dz, iy : 4 Í e Ln] JS pai a, Mia , gs ib: ESA A icemtisa 8 eN de ys a E E OEA E alles EN 5 e Er E Mestold ET ¿dl hood 5% Sorteo: yinás E LETS 4 AO CARL de E Lars NS GA é pel OS a iiQers ra pH Ñ id ¿e ; cada $ $6 Artica Par 11D q BA a E e one bal el: ines Or DEA e: : 3 : lied dar CA 1 A + ASI code 5er, S ad AA e 17 Pr és ra LN >. 150 PT ad se Es o ed rs hdi ps ¿dq bl y ¿qa AN E É pia Arba de ba 2% 190: ro UL ns O us: A 07 iS Y al de deci a Ab e NT PI A NO TN pei 0 aid) e 9b cd Pal ER AE po ad IO A E ARIS Le e ld VAGA pa md iÑ tale Eb ql a O E rl DA ¿30% apurcoiagk db pa le? A: era pad 409 ¡elas CN: A a hs ES praia 14 AD, o ig SN JA0DRiA ha. | PÁFONO Ras ¿Al RADO Dog e ie a e 4 .” 4 a s Uxe EAT Y yá 4. ed a na de sb. Se : > - $ Me Pes 4 ; 143 TE Witt ESA e ..- h a Ñ E e . e ve ] O E A O E A => ON e ' E m AN y A i > . A ANA ES Lo cs y , a ARAS AS A E E ML 4 , y e: : El 7 >» - e . > - 1 4 z 4 e A ; o .. EL VANADIO DE CHARCAS | (E. de San Luís Potosí. México). POR EL PROFESOR GUSTAVO DE J. CABALLERO, S, J., M. S.A. Sabido es cómo én 1801 analizando el Sr. D. Andrés del Río el plomo pardo de Zimapán (E. de Hidalgo); encontró 80.72 por 100 de sesquióxido de plomo y 14.8 por 100 de una sustancia, que al principio llamó PANCROMO, por la multipli- cidad de colores de sus compuestos; y después la llamó eritro- nio, por formar con los alcalinos y alcalino-terreos, sales que se ponían rojas al fuego, ó al contacto de los ácidos concen- 'trados.* En 1797 Vauquelin había descubierto el cromo en el plomo rojo de Siberia, pero el Sr. Del Río no había tenido oportunidad de conocer ni el nuevo metal ni sus sales; y así comunicó sus observaciones al Barón de Humboldt, que ha- bía llegado de Europa no hacía mucho y á quien suponía bien enterado de los caracteres del cromo y de sus minerales: el (1) “Asíllamé yo eritronio á minuevo metal, por la bella propiedad característica, de que sus sales blancas de amoníaco, potasa, sosa, barita, cal, etc., se vuelven al fuego y con tocar una sola gota de ácido concentrado, del más hermoso rojo escarlata.” —Ele- mentos de Orictognosia. p. 155. México. 1846. (2) “Expongo el trabajo que hice, bastante exacto para aquel tiempo, que comuni- qué al Barón de Humboldt, á quien suponía bien impuesto, en los caracteres del cromo; y así le fué fácil persuadirme de que lo era el mío. A su salida de México, le dí, sin em- bargo una copia en francés, de mis experimentos para que los publicase.” — Elementos de Orictognosia.—Parte práctica. p. 484. Filadelfia. 1832. 88' Memorias de la Sociedad Científica Barón de Humboldt, le persuadió que el metal que había en- contrado era el cromo: y Del Río se convenció tanto más fá- cilmente euanto, que suponía á Humboldt bien seguro de su aserción: sin embargo entregó al sabio Barón á su salida de - México, una copia en francés de su análisis, para que la pu- blicara en Europa: cerca de Pernambuco naufragó el buque en que había enviado Humboldt dicho documento, y Del Río ni siquiera se enteró del paradero de su trabajo. En 1830 Sefstróm'" encontró un nuevo metal en los mine- rales de fierro de Taberg, que es una región ferrífera cerca de Jónkóping en Suecia; y le dió el nombre de Vanadio, de Va- nadis, que era una de las antiguas diosas de Suecia. En el mismo año Woóbhler probó, que el mineral de Zima- pán analizado por Del Río, no era más 5 que un vanadato de plomo. En 1831 imposibilitado ya Sefstróm de proseguir sus inves- tigaciones, sobre el nuevo metal, envió á Berzelius algunos gramos de mineral, y éste último químico publicó” el estudio de varios compuestos del vanadio, y pretendió haber determi- nado su peso atómico; aunque según se vió más tarde confun- dió el vanadio con alguno de sus óxidos, ó con el azoturo. Más tarde (1807) se dedicó al estudio de este nuevo ele- mento el químico Roscoe,* y como fruto de sus investigacio- nes, nos dejó la reseña más completa que se conoce del vana- dio y sus compuestos. ; Otros distinguidos mineralogistas, como Websky, 2 M. des Cloizeaux, Pisani,” Witz, Osmond,O Rammelsberg, y otros (1) Poggend. Ann., t. XXI. p. 43. (2) Poggend. Ann., t. XXI. p. 1. (3) Bull. Soc. Chim., t. X. p. 362. Proceed. Roy. Soc., t., XVI. p. 223. » A treatise on Chemistry., t. TI. p. 277-300. (4) Sitzungsber, Wien. Akad. Ber., t. XXX. p. 661. (5). Bull. Soc. Min. Fevrier. 1889. (6) Bull. Soc. Chim., t. XXXVIIL p. 49. e “Antonio Alzate.” , 89 ——— - que sería prolijo enumerar, han enriquecido la literatura mi- nera, con el estudio de algunos de los compuestos del vanadio. También en nuestro país por el año de 1885 el mineralo- gista mexicano D. Miguel Velázquez de León, emprendió el estudio de uno de los compuestos del vanadio, ó sea del va- nadato de plomo cupfífero, el cual llamó Ramirita en honor del ilustre Ingeniero de Minas D. Santiago Ramírez. El estudio del Sr. Velázquez de León es concienzudo y mi- nucioso: y puesto que no nos creemos competentes para dar de él un juicio cabal, remitimos al lector al artículo de “El Minero Mexicano” ya citado, donde se expone detalladamente el mérito de dicho estudio. No ha mucho el Sr. Ing. D. Blas Escontría, tuvo la ama- bilidad de obsequiarnos unos ejemplares de Ramirita, proce- dente de Charcas, (E. de San Luis Potosí) con lo cual, y con la noticia de los últimos estudios que se han hecho sobre el vanadio, nos alentamos á hacer el presente trabajo. Existe, pues, el vanadio en Charcas, en una mina explota- da por mina de plata: se halla en venas bastante continuas de vanadato de plomo cristalizado en agujas amontonadas para- lelamente á sí mismas de 5 á 13 milímetros de largas y de un color amarillo de cera. Este vanadato viene asociado á la coelcita romboédrica, y atraviesa una capa arcillosa, depositándose principalmente en las paredes que abarcan el filón argentífero. La cristalización es monoclínica, pues tiene siempre extinciones oblicuas á las agujas. El mineral tiene una dureza de 3.5 y su densidad 6,20 á Los datos analíticos que hemos obtenido difieren algún tan- to de los que obtuvo hace 20 años Velázquez de León. El pro- cedimiento seguido en el análisis es como sigue: Se somete el (1) “La Ramirita.”—Nueva especie mineral, por M. Velázquez de León. 1885. “El Minero Mexicano” n? 28. t. XL Memorias.—(1903). T, XX.-— —12, 90 Memorias de la Sociedad Científica PIDIO DIDIILIDIDILL Anne mineral finamente pulverizado á una temperatura de 1209,c. por espacio de dos horas en la estufa de desecación, de modo que nos cercioramos de la completa desaparición del agua hi- groscópica: después lo calentamos en tubo cerrado, donde se * desprende el agua de composición: se corta el tubo y se deter- mina la cantidad en peso del agua. El mineral así deshidratado y amasado con aceite de olivo se somete á la temperatura del rojo en un crisol de porcelana y durante cinco minutos: el mineral llega á fundirse, hirvien- do suavemente, despide el arsénico, y queda una masa negro- plomiza, adherente á las paredes del crisol: una vez enfriado éste, se pesa, y se obtiene por diferencia el arsénico. En el mismo crisol se va echando por partes el Az¿0%H diluido y se va calentando: separando en una cápsula las por- ciones de Az03H saturado en que se va disolviendo el mine- ral: así se continúa hasta que el crisol quede limpio. La solu- ción, que es de un color verde yerba, se deja reposar y Ene, y luego se filtra para separar el Mn?0*. La solución se va concentrando al baño de maría y neu-' tralizando con AzH3: cuando está bien concentrada y casi neutra, se acidula con unas gotas de ácido etanoico, y casi hir- viendo aún se trata por el nitroso-B-naftol disuelto en eta- noico al 50 por 100, con lo cual se separa el nitroso-B-nafto- lato de cobre, que recogido en un filtro, lavado con agua, seca- do y calcinado, nos da el óxido de cobre. Vuelve después á neutralizarse la solución con AzH*? y se le va sometiendo á la acción del ácido etanedioico, que precipita el etanedioato de plomo: recogido éste en un filtro, lavado, secado y calcinado en un crisol de porcelana, agregándole al fin algo de nitrato de amonio, nos da el óxido de plomo. La solución restante se evapora, calcina en el erisol de plomo, y se trata por clorídico: neutralizada casi la “solución por el AzH*? se acidula con unas gotas de metil-3-pentanol- 3-trioico 1. 3. 5, y después se somete á la acción del H2$, el “Antonio Alzate.” 91 AZAR cual precipita el sulfuro de zine, el precipitado se lava con so- lución de H3S. Queda un líquido de un morado bellísimo: se evapora á se- quedad, se calcina, el residuo se disuelve en Az¿O*H al 50 por 100: neutralizada la solución se somete á la acción del AzH*C1 en exceso: que por concentración deposita cristales de vana- dato de amonio: este se recoge y calcina y nos da el anhidrido vanádico. Queda pues el fosfórico que se dosifica por medio del mo- libdato. : Hemos hecho repetidos análisis de comprobación, precipi- tando las bases por vía electrolítica, y verificando después el fraccionamiento: también precipitando las bases por medio de el H25S y el (AzH*)?5, y verificando asimismo después el fraccionamiento, También separando primero el vanadio por el hidrato de bario, que da el vanadato de bario insoluble: 'en fin hallando concordes los análisis creímos poder anotar los resultados, que son los siguientes: ANÁLISIS. CÁLCULO. Pb—54.10 59.10 V —13.31 13.54 Zn— 4.27 4.21 Cu— 4.14 4.11 Ph— 2,00 2.01 As— 4.80 4.86 O —16.61 16.63 H?0— 1.12 117, El Mn?0*? se encuentra en cantidades insignificantes y variables, y al parecer como impureza, y no formando combi- nación con los otros elementos. De donde se deduce que el mineral en cuestión es un va- 92 Memorias de la Sociedad Científica LLL A eo. nadato neutro de plomo, con agua de composición: y su fór- mula teórica será: (VO*)*Pb*+H20. ; Pero existe como se deduce del análisis una sustitución del Zn y Cu en vez de dos equivalentes ó átomos del Pb y el Ph y el As no parecen estar bajo la forma de fosfatos, fosfi- tos, arseniatos, ni arsenitos, pues el Az0* Ag no produce con la solución neutra del mineral los típicos precipitados amari- llo y rojo respectivamente. | De donde hechas las sustituciones que indica el anilla! tenemos la fórmula real de la Ramirita: Ph,As(VO%)2Pb4,Cu,Zn+H20. Y la fórmula racional, que indica las diversas funciones: id NDA , VO' ==¿£n m0 MUDA +H MIS Sp, Donde se ve que el equivalente ó número de átomos de plomo es cuatro veces mayor, que el de cualquiera de las otras bases; las cuales entran en proporciones iguales ó lo que es lo mismo un solo átomo respectivamente de cada una; se ve al mismo tiempo la plena saturación de las basicidades del vaná-. dico; y la función ácida que ejercen el Ph y el As. La fórmula que atribuye ála Ramirita Velázquez de León: ¿Pb3(As,Ph),3(Pb,Cu,Zu)3 V no parece admisible, supuesto que el mineral es á todas una sal oxigenada de vanadio: por otra parte la cantidad de Pb y de V es en realidad mayor de la asignada por dicho quí- mico: puede ser que el error en menos en cuanto al vanadio y en más en cuanto al cobre provenga del método que emplea “Antonio Alzate.” 93 PLL ADAL III IIA O a, para el fraccionamiento, pues supone que la separación com- + pleta del ácido vanádico se verifica por medio del HgC1? y el AzH?: y dice que una vez formado el precipitado blanco de vanadato amonio mercurial, queda azul el líquido: esta colo- ración podría atribuirse ó al cobre ó al vanadio ó á los dos: él supone que esta coloración depende solamente del cobre y lo prueba implícitamente de esta manera: “En la solución de “donde se separó el vanadio, después de concentrada á la mi- “tad, por haber aumentado su volumen con las aguas de lava- “dura, se agregó ácido clorhídrico, en ligero exceso, y se hizo “basar lentamente una corriente de sulfídrico, hasta la com- ““pleta saturación: se dejó asentar el precipitado, lo que exi- “ió algunas horas, se filtró rápidamente, lavando el precipi- “tado con gas sulfídrico y poniéndolo después con todo y fil- “tro en larga digestión en sulfidrato de amoníaco á un suavo “calor. Este oyente no se colora, demostrándose así que en el “precipitado no hay vanadio.” Aquí Velázquez de León olvida lo que dijo (p. 14.) que “el vanadio tiene tal afinidad por el cobre, que aunque no sea “precipitado por el H25 en solución ácida, es sin embargo “arrastrado en gran cantidad por el CuS, al formarse este “compuesto en un líquido que contenga los dos metales.” Y * podremos nosotros añadir que el vanadio entrañado en poca cantidad por el CuS, no se disuelve en el (AzH*)*S y por con- siguiente no da á este reactivo la coloración que suelen dar las sales de vanadio. Además no parece admisible la fórmula de Velázquez de . León, porque no se trata de una sal anhidra. Difícil será también atribuirle la fórmula de la cuprodes- eloizita: pues tanto la descloizita, como la cuprodescloizita, no parecen todavía tener una fórmula determinada admitida co- munmente por los químicos mineralogistas. Wurtz califica á la descloizita lle vanadato de las fórmulas; (1) “La Ramirita” p. 19. 94 Memorias de la Sociedad Científica LIE (1 Y207Pb2 “2 VO*(Pb,Zn)?0H - Lapparent” la califica de vanadato zincífero de la fórmu- la; H? (Pb,Zn)1V201*0 y dice que cristaliza en el sistema mo- noclínico. Penfield'" le dalafórm. R,(OH)VO¿ó6 pH Landero le atribuye la fórmula:* 4RO,V205+H?0 en la cual R=Pb,Zn y dice que eristaliza en el sistema orto- rómbico. A la eupro descloizita Pisani le atribuye la fórmula:” (Va02)?(Pb,Cu)? (Pb, Zn,Cu)(OH(VO* Como se ve cada uno admite fórmula distinta: y además ninguna de ellas parece indicar de una manera clara la pro- porción en que entran las bases en el compuesto: ni se diga y Dana:” que estas proporciones pueden variar en un mismo mineral, pues entonces no estando conforme con la ley de las propor- _cibnes definidas de Proust, no representarían una combina- ción, ni podrían expresarse por medto de una fórmula química. La fórmula que Landero da á la Ramirita es:'” 2Pb0,2(Zn,Cu)jO(Va,As,Ph)205+ H20 (1) Die. de Chim. t. IU. p. 639. (2) Deux. suppl. au Dic. de Chim. t. 1H. p. 17. (3) Cours de Minéralogie. p, 569- (4) Am. Jour. of Se. 1883. p. 364. (5) Sinopsis Mineralógica. p. 48€. (6) Comp. rend. t. XCIT p. y A (7) System of mineralogy. ' (8) Las objeciones que oponían Sehntzenherger y Bloutlerow á la invariabilidad de la ley de Proust, se referían á cambios insignificantes, incluídos entre límites casiimper- ceptibles: del mismo género son las objeciones qne más recientemente opone Duhamel. (9) Sinop. Min. p. 487. : : “¿Antonio Alzate.” 95 LAIA LAIA OLDEOLL LILIA ys que como se ve, participa de la misma vaguedad ó indetermi- nación que las anteriores, extendiéndose aquí la indetermina- ción, no solo al elemento básico sino también al ácido. Creemos pues que en un mineral tanto el elemento básico, como el elemento ácido no puede ser sustituido en fracciones de equivalente ó hablando con más propiedad, en fracciones de molécula ó de átomo: pues estos elementos son la cantidad más pequeña sustituible: y por eso la tendencia general que va dominando de duplicar ó triplicar los exponentes en las fór- mulas mineralógicas para evitar las fracciones. Por consiguiente en un mineral puede variar el número de átomos del elemento básico, ó el número de átomos de ele- mento ácido::ó el número de átomos de entrambos elementos: el mineral no dejará en todos estos casos de pertenecer á la misma especie: pero según el caso tendremos que colocarlo en distinta variante, ó en distinta variedad: supuesto que los mi- nerales son sales; y en las sales no es lo mismo v. gr. O=PHZ0H_ “0. 1d=0 Pe o e y 15 O=PA—=0 Ca Sal La ES 044 OS BO e 'á pesar de que tanto el ácido; como la base son los mismos. Ahora, pueden estos mismos elementos no solo aumentar ó disminuir en número de átomos, sino ser también sustituí- dos por uno ó varios átomos de un elemento congénere, y en- tonces estará más caracterizada la variedad; pues bien dice Lapparent,? que la variedad se distingue por sus caracteres físicos, y también frecuentemente por las materias extrañas que intervienen en mayor ó menor cantidad. (1) Cours de Minéralogie. p. 457. 96 Memorias de la Sociedad Científica wo LLIDLILILLILILILIIILIIS AI Creemos pues que la Ramirita y la euprodescloizita son dos variedades distintas de la especie descloizita: lo cual se verá más claramente según los principios antes pu comparando los respectivos análisis. DESCLOIZITA, CUPRODESCLOIZITA. RAMIRITA Damour-Rammelsberg. Pisani. (1) G. de J. C. V20 E... 24.80. 22.75 17.40 23.68. PhbOQpuses 60.40 56.48 53.90 58.29 -Zm0...... 2.28 16.60 11.40 5.32 AO ca 0.99 0.99 8.80 5.18 MnO...... 6.52 1.16 0.00 Mn?02—0.14 FoDiuitimi 1.65 1.65 00; 1. 5a 0.00 H20...... 2.43. 2.34 3.20 1.12 Ph208...... 0.00 0.00 0.00 4.57 As?05...... 0.00 0.00 4.78 7.90 Como se ve la Ramirita contiene fósforo y la cuprodeseloi- zita no: además la: proporción en que entran los otros cuer- pos simples es muy diversa. Convienen en designar á la Ramirita como una variedad de la descloizita Penfield” y Genth” cuyos nombres son de reconocida autoridad. | Fuera de la Ramirita se encuentra además el vanadio en - otras localidades de la República:"como en la mina de la Con- cepción, en Catorce (E. de S. Luis Potosí): en Tasco (E. de Guerrero): en Zimapán y en las minas de S. Antonio y el Puerco en Pachuca (E. de Hidalgo:) en la mina de $S. Fran- cisquito, Villa Rosales (E. de Chihuahua) y en la mina de Santa Brígida, Mineral de Pozos (E. de Guanajuato) en esta última mina los fragmentos botroidales de mineral vienen á (1) Traite de Minéralogie. p. 280. (2) Var. of descloizite from Mexico.—Amer. Jour. of Science. Nov. 1883. (3) Contributions to Mineralogy. n? 29. 1887. (4) Bol, del Inst. Geol. de México. n? 11. “¿Antonio Alzate.” o7 A Ez ———ÁÁ == veces cubiertos en parte por agujas prismáticas de cerusita hialina. La Ramirita de Charcas se explota en regular escala en- viándose,á Francia, donde es pagada como mineral de va- nadio. En el presente año de 1903 desde el 1? de Enero basta el 28 de Agosto se han exportado 3509 kgr. de mineral de vana- dio econ una ley de 10.5 por 100 de vanadio. * XX Creemos oportuno dar una breve reseña histórica de la vi- da del Sr. D. Andrés Manuel del Río inventor del vanadio. El Sr. D. Andrés Manuel del Río nació en Madrid el 10 de Noviembre de 1764. Estudió Latín y griego en el Colegio de San Isidro y el año de 1780 se graduó de Bachiller en la Universidad de Alcalá de Henares. y Fué discípulo de Física de D. José Solano el año de 1787. Lo destinó el Gobierno á las minas de Almadén, en calidad de alumno de su academia (1782), donde se aprovechó de las sa- bias instrucciones de D. Enrique Cristóbal Storr fundador de aquella escuela. El año 1783 salió para París pensionado por el Gobierno; y allí se dedicó á la Química bajo la dirección de _Darcet. En 1787 se trasladó á Freiberg donde se dedicó á la Geología y Mineralogía bajo la dirección de Werner. Tuvo aquí por condiscípulo é Weaber, de Saussure, Dolomieu, y el Baron de Humboldt. En 1791 se dirigió á Inglaterra, donde visitó los principales establecimientos mineros; y de aquí pa- só otra vez á Francia, donde se dedicó de nuevo á la Quími- ca, en compañía de Lavoisier, y donde le sorprendió la catás- trofe social de 1793, que contó entre sus víctimas al mismo Lavoisier: el Sr: del Río huyó de Francia disfrazado de agua- dor (1794) escapando así de una muerte segura. De regreso en su patria fué nombrado por el Grobierno profesor de Mine- Memorias.—(1903).—T. XX.— 13. 98 Memorias de la Sociedad Científica SS ralogía del Colegio de Minería de México; y así se embarcó en Cádiz el 2 de Agosto del 94; llegando á Veracruz el 20 de Oc- tubre del mismo año. El 27 de Abril de 1795 se abrió en Mé- xico el primer curso de Mineralogía, que fué explicado por Del Río, sirviendo de texto los apuntes que después publicó, bajo el título de “Elementos de Orictognosia.” Desempeñó su cátedra de Mineralogía hasta el año de 1820, - que fué nombrado Diputado á las Cortes Españolas. Durante este largo período acreditó su nombre impartiendo una ense- ñanza amplia y sólida; desempeñando comisiones científicas arduas y de gran trascendencia, y dando á conocer algunos elementos mineralógicos de nuestro país hasta entonces igno- rados. En esa época descubrió la plata azul de Catorce;'” des- cubrió el vanadio en el plomo pardo de Zimapán; y descubrió la marganesa sulfúrea de Oaxaca. Como diputado en España tuvo el valor cívico de defender en las Cortes la independen- cia de México, cuando tuvo noticia de que ésta se había ya verificado, con la entrada en México del Ejército Trigarante el 27 de Septiembre de 1821. Del Río, rehusando los cargos honoríficos que le ofrecían en Europa se volvió á México. En 1825 descubrió el mineral de oro y rodio; y en 1827 descubrió el biseleniuro de zinc. Al verificarse en 1829, la expulsión de los españoles aun- que él estaba exceptuado nominalmente por la ley, quiso, á pesar de su amor á México, participar de la suerte de sus pai- sanos, y así se dirigió á los Estados Unidos del Norte. Vuelto más tarde á su patria adoptiva, encargóse de nuevo de la cá- tedra de Mineralogía que desempeñó hasta la última época de su vida. Su muerte fué el 23 de Mayo de 1849. México, 1903. , (1) “La Gaceta de México” 12 de Noviembre de 1802. Mem. Soc. Alzate. Tome XX, pl. 11T. sol. : ¡in dl S deMorzodat903, $ Pe, ER ase : Fot. R. R. Rivera. Éruption du Volcan de Colima du 8 Mars 1903, LES DERNIBRES ÉRUPTIONS DU WOTO AN DS COLIMA LA EZEQUIEL ORDOÑEZ, M. S. A. (Planches !!l et IV), La région occidentale du Mexique comprise entre le 19éme et le 21éme paralléle de latitude est le sióge d'une activité séis- mique et volcanique que nous pouvons considérer comme per- manente.' Beauconp des grands tremblements de terre qui ont secoué presque tout le block séismique mexicain, pendant les derniers sidcles sont partis de cette région voleanique, quoi- que trés rarement comme immédiats aux recrudescences dans Vactivité de ses volceans. Dans ce centre d'activité séismique on trouve les voleans bien eonnus Jorullo et Ceboruco, ce der- nier Vactivité tres récente, et le volcan de Colima (le Vésuve mexicain) qui a été un foyer constant depuis la période histo- rique. Soit qwil agisse Vune coincidenee étrange, soit Pune vé- ritable corrélation, le fait est que peu de temps aprés les érup- tions des voleans des petites Antilles et du volcan de Sta. Ma- ría de Guatemala, en octobre de lannée derniére, notre Coli- 100 Memorias de la Sociedad Científica VEOLSLILIL III LDL mes ma est entré á son tour, au commencement de 1903 dans une nouvelle période de paroxysme bien saisissante. En 1902, en effet, il était dans Vétat de tranquilité relative, de plus en plus accentuée depuis 1890 lors de la fin des éruptions iniciées en Novembre 1889. Un repos semblable suivit nO plus fortes é- ruptions de 1885-1886. E Les phénomenes de cette année 1'ont pas été assez consi- derables pour causer de sérieuses inquiétudes, comme cela eut lieu il y a huit ans, parmi les habitants de la région voisi- ne du volcan. Maintenant que les éruptions se succedent á des intervalles chaque fois plus longs, il est probable que le colos- se retournera bientót á son état solfatarique ordinaire. La nouvelle série Véruptions du volcan de Colima eut son début dans Paprés midi du 15 février de cette année; on vit sortir par le eratére un amás considérable de vapeurs qui bien- tót s'élévérent comme une immense colonne. Le phénoméne se reproduit instantanément trois jours apres, C'est á dire le 20, mais dans des proportions extraordinaires; en méme temps, on entend un grondement souterrain qui inquiéte les habitants de Vhacienda de San Antonio, située aux flanes de la monta- gne, et ceux des villages de Tonila:et Tuxpam, pres de sa base. Des témoins oculaires déclarent que jamais, dans les derniers paroxysmes du volcan, aucune éruption va surpassé en gian- deur et en beauté celle du 20 février. Du cratére surgit subi- tement une grosse colonne élancée de vapeurs, un vrai nuage épais et obscur doué une grande force ascentionelle; puis la partie supérieure s'étale sous forme Yun amas floconneux qui peut étre comparé á une cervelle, dont les cireumvolutions se déplacent rapidement. Une détonation semblable á un fort coup de canon se produisit au début de Pexpulsion des vapeurs; elle fut suivie peu aprés par le bruit souterrain, la detonation fut entendue jusqwá la ville de Colima, a 33 kilométres du sommet du volcan. En méme temps les habitants de Tonila et de Tuxpam purent distinguer facilement des projections “ Antonio Alzate. ” 101 COLOLLLLILIIA LLL LLL LLL LL LLL LOLI AO LOL IO LAO OI AA AAA de grosses pierres qui étaient incandescentes á en juger par les trainées blanches qwelles détachaient sur le ciel un bleu inmaculé autour du nuage de vapeurs. Beaucoup de ces pier- res de gran volume, élancées á des hauteurs considérables, venaient tomber et rouler sur les talus extérieurs du cratére; Vantres, plus petites, attaignaient les foréts qui couvrent Vim- mense cóne surbaissé servant de base á Védifice complétement nu batit par les modernes éruptions. La chaleur des pierres fut sufisante pour oceasioner Vincendie de ces foréts qui com- menga en quatre ou cing points différents et dura plusieurs jours. , A partir de ce moment la plupart des éruptions furent accompagnées Vune pluie abondante de cendres et de sables voleaniques qui atteignirent Colima, Tuxpam et Tonila, et couvrirent la campagne environnante d'un léger manteau gris. La chúte de la poussiére volcanique fut si abondante á Zapotlan, queles rues restérent complétement obscurcies entre trois et cinq heures de l'aprés midi du 23 février. - Les.mémes phénoménes: haute colonne de vapeurs noires, bruits souterrains, détonations, projection de pierres et de cen- dres, et faibles ébranlements du sol, se reproduisirent avee plus ou moins d'intensité le 24, 25 et 28 Février. Le 25 on vit un véritable écoulement de pierres incandescentes rouler sur les pentes ouest et sud-ouest du cóne. Au mois de mars un nombre semblable Véruptions eurent lieu. lW'activité du volcan, un peu ralentie pendant le mois Vavril, eut une recrudescence durant les mois de mai et juin. Comme nous le disions plus haut, les éruptions continuent jusqwá présent sans avoir limportance et la fréquence de cel- les des périodes Vactivité antérieure. Ces indications nous sont fournies par les messages que nous recevons fréquem- ment de M. A. Castellanos, de 1 Observatoire Météorologi- que de Colima, á Vobligeance duquel nous somme redevables Vétre au courant des événements du volcan. Le six aoút' eut 102 Memorias de la Sociedad Científica o. NA lieu une abondante émision de vapeurs accompagnée de for- tes détonations et suivis d'une pluie de cendres. Le 24, la montagne étant completement couverte de nuages, on enten- dit les détonations et bruits précurseurs une nouvelle érup- tion. Les éruptions 1'ayant pas eu de conséquences désastreu- ses, on a pu admirar ayec calme toute la grandeur et la majes-- té de ces phénomenes, particulicrement pendant les deux pre- miers mois, sous un ciel de fin d'hiver toujours bleu, avec une limpidité d'atmosphére remarquable, et á la lumieére éclatante' pid: p q , du soleil. Dés que léruption s'annonce par de faibles mouve- ments du sol et des bruits souterrains, tout le monde se met á la vue du volcan pour observer lémission du nuage noirátre, la projection des pierres précédées de détonations et pour sul- vre les formes de la colonne de vapeurs, quí s'élance d'abord y , á des hauteurs considérables, prend á sa partie supérieure sous Pinfuence des courants atmosphériques. Le spectacle devient plus imposant et grandiose aux moments, trés fréquents Yail- leurs, oú le nuage dense et noir rougit sous le feu des éclairs qui éclatent dans sa masse. Mais si la scéne est, magifique á la lumiére du jour, ou durant des crépuscules prolongés et lu- mineux, elle est imposante et superbe durant la nuit, oú les trainées de feu des pierres incandescentes, dessinent les talus de cóne, et oú quelques fois une lumiére brillante, élancée du fond du cratere au moment des détonations, éclaire Vune lueur : blanchátre le panache fumant. . Quelques observateurs ont eru voir du cóté ouest une min- ce coulée de lave sortie par le bord fendu du cratére tandis que d'autres pensent que cette lave s'échappe par une vraie fissure. En tous cas le cratére a souffert de petites modifica- tions dans la forme de son rebord. On dit méme que le rebord ouest a diminué de hauteur. ] A Tonila, á Tuxpam ainsi que pres de Colima, des frag- ments de lapilli de la grandeur une noix sont tombés en mé- A “¿Antonio Alzate.” Eo 103 MAALIIIIOILIOILILI III III PILLILIIIILIIIIIDIIIA me temps que les cendres et les sables volcaniques. Les cen- dres en général ont couvert une surface dV'á peu pres cinquante kilometres de rayon; mais quelques fois, deviées par les vents, elles ont été transportées á des distances beaucoup plus con- sidérables. Tel fút le cas pour les jours 24 Février et 3 Mars oú les cendres ont atteint Guadalajara et Uruapam, distantes . Venviron 200 kilométres du volean, mais dans des directions opposées, Le produits jetés par le volcán pendant les éruptions de cette année sont tout—a- fait de la méme nature de ceux des éruptions antérieures. Les cendres ont Paspect une poudre fine a couleur grise jaunátre tros claire se rapprochant par son alure extérieure h _celles du volcan de Sta. Maria á Guatemala. La grandeur des grains ne depasse un cinquiéme de milimetre. Le microscope fait voir que la plupart des grains ne sont que des fragments de feldspath andésine et oligoclase. Dans des grains forte- ment colories on recomnait Paugite et 'hypersthéne, des rares particules d'hornblende et de Volivine. Il y en a adherés á ces minéraux ou isolés des écailles d'un verre incolore et compact. Les sables d'une couleur sombre grise sont composées de fragments de lave rondes ou'auguleux jusqu'a quatre' milli- métres de grandeur melés toujours á des grains des mémes minéraux des cendres. Les fragments de lapilli nous laissent voir la propre com- position de la lave qui obstruiet le conduit recemment ouvert par les explosions. Cete roche, absolument semblable á celle qui en casquettes suecesives constitue le grand cóne qui for- me le cratére est une andésite augitique a hypersthéne assez porphyritique par le nombre de cristaux Vandésine et de Poli- goclase parsemés dans la páte grise ou brune Yapparence trés vitreuse. Ona aussi entre le fenocristaux, des petits indi- vidus d'hypersthene et plus rarement de Vaugite, et acciden- tellement des grands cristaux noirs brunátres d'hornblende. 104 Memorias de la Sociedad Científica OLIILLILIIDIIIIILIL Dolivine est pius rare. Le magma est composé d'un verre brun ou incolore semé de petits grains opaques de fer oxydu- 16, Vabondantes microlithes Vaugite et Voligoclase avec des formes rectangulaires parfois allongées comme des fines al- guilles groupées en trainnées fluidales. Dans des fragments de lapilli généralement arrondis il y en a quelques uns qui montrent une-minee croúte unie com- me s'ils avaient souffert un principe de refonte á sa surface. e Mexico, Aoút 1903. Mem.Soc. Alzate. “Tome XX, pl. IV. Fot. R. R, Rivera. Éruption du Volean de Colima du 24 Mars 1903. e a A is Vo A eslora rd o a o e pd a nn AA 3 Ñ po ; E As “re pa > A a p . Pe a FO “y d y v y E 5 Ñ bi “A ' AE Pa Y y NN > É A E . s xa ART OSA yal rro aña ny e - aos 4 Eat A ADA AITANA E DS end db rtaorqntd del rr OS Su Snmizas Y ia ay att aid MAIS y ai. Jaiba o = Fra 9% dssogrodona La ar Des E artitoreala L Eb o esesñirogoS To aa”, 85595 ¿hidro E po disonicroal a; qad” > cáS assoazió. NE"? ERES año sñals ¿mol ÚT somÁ ¡eso sillomior Y PAGES “easoligare a O e cal cap D. claves : Y esobilal E: do A. E ar A aa . 4 U 3 > A O e, e NA : y Lo K HER 4 Ñ 4 pa ENSAYO DE APLICACIÓN 4 A La FLORA MEXICANA DE LA NUEVA NOMENCLATURA BOTÁNICA Del Profesor Don ALFONSO L. HERRERA. POR EL PROFESOR C. CONZATIT,M.S. A. Este Ensayo comprende todos los Géneros de la Flora mexicana pertenecientes á las Fanerógamas y Criptógamas Vasculares. Géneros. FAMILIAS. 35 Acantáceas 3 Alismáceas 20 Amarantáceas 15 Amarilidáceas 2 Ampelidáceas 12 Anacardiáceas 8 Anonáceas 22 Apocináceas 9 Aráceas 4 Araliáceas 1 Aristoloquiáceas 26 Asclepiadáceas Radical Géneros. Ac. FAMILJAS, 2 Balanoforáceas 1 Balsamífinas 1 Begoniáceas 1 Berberidáceas 9 Bignoniáceas 6 Bixáceas - . 19 Borragináceas 7 Bromeliáceas 1 Burmaniáceas 4 Burseráceas 1 Batídeas Brom, Burm. Burs. Batis. Memorias.—(1903).—T. XX,—14. 106 Memorias de la Sociedad Científica PLIEODELLIODIIIL ns Géneros. FAMILIAS. 11 Cactáceas 3 Campanuláceas 8 Caparidáceas 6 Caprifoliáceas 14 Cariofiláceas 13 Celastráceas 1 Ceratofiláceas 3 Cicadáceas 1 Ciclantáceas 14 Ciperáceas 2 Cistináceas 2 Citináceas 1 Clorantáceas 6 Combretáceas 12 Comelináceas 10 Coníferas 2 Connaráceas 8 Convolvuláceas 1 Coriariáceas 2 Cornáceas 4 Crasuláceas 26 Crucíferas 28 Cucurbitáceas 5 Cupulíferas 1 Dafnáceas 1 Datiscáceas 3 Dileniáceas 1 Dioscoreáceas 2 Ebenáceas 2 Elatíneas 14 Enoteráceas Radical Géneros. FAMILIAS. Cacto. 1 Equisetáceas Campa. 12 Ericáceas Cap. 1 Eriocauláceas Capri. 45 Escrofulariáceas Car. 14 Esterculiáceas Cel. 2 Estiracáceas Cer. 33 Euforbiáceas Cyc. Cy. 7 Fitolacáceas u Cyp. 1 Frankeniáceas Cis. 1 Fuquieráceas - Cyt. Chlor. 12 Gencianáceas Combre. 6 Geraniáceas Com. 15 Gesneráceas Coni. 1 Gnetáceas Conn. 1 Goodeniáceas Con. 121 Gramíneas Coria. 2 Gutíferas Cor. h COras. 3 Halorageáceas Cru. 1 Hemodoráceas Cu. 1 Hidrocarídeas Cup. 9 Hidroleáceas 3 Hipericáceas Daph. Dat. 1 Ilicáceas Dill. 12 Iridáceas Dios. 1 Isoetáceas Eb. 2 Juglandáceas El. 2 Juncáceas CEn. Radical. Equis. Er. Erio. Seroph. Ster. Styr. Euph. Phyt. Fran. Fouq. Gen. Ger. Ges. Gmnet. Goo. Gram. Gut. Hal. Heem. Hydro, Hydr. Hyp. Il. Ir. ls. Géneros, 36 Labiadas 1 Lacistemáceas 9 Lauráceas 102Leguminosas 2 Lemnáceas 2 Lennoáceas | FAMILIAS, 2 Licopodiáceas 24 Liliáceas 2 Lináceas 8 Litráceas 8 Loasáceas 7 Lobeliáceas 8 Loganiáceas 3 Lorantáceas 3 Magnoliáceas 16 Malpiguiáceas 30 Malváceas 2 Maratiáceas 1 Marsileáceas 21 Melastomáceas 5 Meliáceas 1 Meliósmeas 4 Menispermáceas 5 Mesembriantémeas 1 Miricáceas 1 Miristicáceas 4 Mirsineáceas 8 Mirtáceas 2 Monimiáceas 4 Monotropáceas 6 Naiadáceas “Antonio Alzate.” Radical. Géneros. FAMILIAS Labi. 14 Nictagináceas Lacis. 3 Ninfeáceas Laur. . Leg. 1Ocnáceas Lem. 2 Ofioglosáceas Len. 3 Olacáceas Lyco. 8 Oleáceas Lil. 3 Orobancáceas Lin. 81 Orquídeas Lythr Loas. 19 Palmeras Lob. 2 Papayáceas Log. 10 Papaveráceas Lor. 4 Paroniquiáceas 1 Pasifloráceas Mag. 3 Piperáceas Malp. 1 Plantagináceas Mal. 1 Platanáceas Mar. 3 Plumbagináceas . Mars. 3 Podostemáceas Mel. 7 Polemoniáceas Meli. 4 Poligaláceas Melios. 13 Poligonáceas Men. 53 Polipodiáceas Mos. 3 Pontederiáceas Myri. 7 Portulacáceas Myris. 7 Primuláceas Myrs. 1 Proteáceas Myr. Mo. 13 Quenopodiáceas Mon. 12 Ramnáceas « Na. 7 Ranunculáceas 107 nn Radical. Nyet. Nymph. -Och. Oph. Ola. Ol. Oro. Or. Pal. Papay. Pap. Par. Pas. Pip. Plan. Plat. Plum. Pod. Polem. Po. Poly. Pol. Pon. Por. Prim. Prot. Chen. Rham. Ran. 108 - Memorias de la Sociedad Científica Géneros. DABRELEAS, Radical Géneros. FAMILIAS. Radio. 2 Resedáceas Res. 1 Rizoforáceas Rhiz. 7 Ternstromiáceas Terns. 27 Rosáceas Ros, 1 Tifáceas Typh. 54 Rubiáceas Rub. 10 Tiliáceas Til. 18 Rutáceas Rut. 1 Turneráceas Tur. 2 Salicíneas Sal. 41 Umbelíferas Um. 2 Salviniáceas Salv. 21 Urticáceas Ur. 4 Samidáceas Sam. 2 Utriculáriáceas Utri. 1 Santaláceas San. 17 Sapindáceas Sap. 3 Vacciniáceas Vac. 5 Sapotáceas Sapo. 3 Valerianáceas Val. 10 Saxifragáceas Sax. 17 Verbenáceas Ver. 7 Scitamináceas Scit. 6 Violariáceas ¿e Wal, 1 Selagineláceas Sel. 2 Sesámeas Ses. 1 Xirídeas Xyr. 9 Simarubáceas Sim. 248 Sinantéras Syn. 7 Zigofiláceas Zyg. d' 28 Solanáceas Sol. Explicación: (D. P.) significa Dicotiledónea Polipétala. (D. G.) ml Dicotiledónea Gamopétala. (D. Mjasis; Dicotiledónea Monoclamídea. (G.) 5 Gimnosperma. ' (M) - Monocotiledónea. (OH) ito Criptógama Heterospórea. (C. IL) ». Criptógama Isospórea., Rad. h Radical. ““Antonio Alzate. ” Acantáceas.—Rad.=AC. Androcentrum, Lem. AnisacAnthys, Nees. Aphelandra, R. Br. Barleria, Ei Beloperone, Nees. Berginia, Harv. Blechum, R. Br. Bravaisia, DC. * Buceragenia, Greenm.' Calophanes, Don. Carlovvrightia, Gray. Chaetothylax, Nees. Chileranthemum, CErst. Dianthera, Gronov. Dicliptera, Juss. Dyschoriste, Nees. Elytraria, Vahl. Eranthemunm, L. Glockeria, Nees. Habracanthus, Nees. Henrya, Nees. Holographis, Nees. Hoyverdenia, Nees. Hygrophila, R. Br. Jacobinia, Moric, Justicia, Houst. Nelsonia, R. Br. Neohalia, Hens. Ruellia, Plum. Selerocalyx, Nees. Siphonoglossa, UErst. Stenandrium, Nees. Ac-androcentra Ac-anisacantha Ac-aphelandra Ac-barleria Ac-beloperonea Ac-berginia Ac-blecha Aec-bravaisia " Ac-buceragenia Ac-calophanea Ac-carlovvrightia Ac-chactothylaxa Ac-chileranthema Ac-dianthera Ac-dicliptera Ac-dyschoristea Ac-elytraria Ac-eranthema Ac-glockeria Ac-habracantha Ac-henrya Ac-holographa Ac-hoverdenia Ac-hygrophila Ac-jacobinia Ac-justicia Ac-nelsonia Ac-neohalia Ac-ruellia Ac-sclerocalyxa Ac-siphonoglossa Ac-stenandria 110 Memorias dela Sociedad Científica LIL Tetramerium, Nees. Thunbergia, Linn, f. Thyrsacanthus, Nees. Ac-tetrameria (D. G.) Ac-thunbergia a Ac-thyrsacantha ñ Alismáceas.—Rad.=Al. Alisma, L. Echinodorus, L. C. Rich. Sagittaria, L. Al alisma (M) Al echinodora 44 Al-sagittaria ” Amarantáceas.—Rad.=Am. Acanthochiton, Jorr.. Achatocarpa, Triana. Achyranthes, L. Alternanthera, Forst. Amarantus, L. Celosia, L. Chamissoa, H. B. K. Cladothrix, Nutt. Cyathula, L. Dicraurus, Hook. f. Froelichia, Mcench. Gomphrena, L. Gossypianthus, Hook. Guilleminea, H. B. K. . Hebanthes, Mart. Tresine, L. Mogiphanes, Mart. Philoxerus, R. Br. Pleuropetalun, Hook. f. Telanthera, R. Br. Am-acanthochita (D. M) Am-achatocarpa », . Am-achyranthea ,, Am-alternanthera ,, Am-amaranta ” Am-celosia Y Am-chamissoa "il Am-cladothrixa pa Am-cyathula ' - Am-dicraura Lam - Am-frolichia > Am-gomphrena pS Am-gossypiantha ,, Am-guilleminea ,, Am-hebanthea $ Am-iresinea mn Am-mogiphanea »,, Am-philoxera Am-pleuropetala ' Am-telanthera y “(Antonio Alzate.” 111 PILES IIA LARIOS Amarilidáceas.—Rad.=Amar. Agave, L. - - Amar-agavea (M.) Beschorneria, Kunth. Amar-beschorneria ,, Bomarea, Mirb. Amar-bomarea e Brayoa, Llav. y Lex. Amar-bravoa pe Chlidanthus, Herb. Amar-chlidantha > Cooperia, Herb. Amar-cooperia 4 Crinum, L, ) Amar-erina $ Fureroea, Vent. Amar-fureroea be Hippeastrum, Herb. Amar-hippeastra A Hymenocallis, Salisb. Amar-hymenocallida ,, Hypoxis, L. Amar-hypoxida GS Polianthes, L. . Amar-polianthea 1 Prochnyanthes, Wat. : Amar-prochnyanthea ,, Sprekelia, Heist. Amar-sprekelia y Zephyran¿hes, Herb. Amar-zephyranthea ,, Ampelidáceas.—Rad.=Amp. Ampelopsis, Michx. i Amp-ampelopsida (D. P.) Cissus, L. Amp-cissa $ . Vitis, L. Amp-vitisa y Anacardiáceas.—Rad.—An. Anacardium, Rottb. An-anacardia (D. P.) Comocladia, P. Br. An-comocladia $ Dasycarpa, Liebm. An-dasycarpa Mig; Juliania, Sehl. An-juliania 5 Mangifera, L: An-mangifera y Pistacia, L. , An-pistacia + Pseudosmodingium, R. An-pseudosmodingia,, Rhus, L, An-rhusa si 112 Memorias de la Sociedad Científica Schinus, L. An-schina (D. P.) Smodingium, E. Mey. An-smodingia e Spondias, L. An-spondia . ñ Tapiria, Juss. An-tapiria pe Anonáceas.—Rad.=Anon. Anona, L. Anon-anona (13, Asimina, Adans. Anon-asimina Ps Cymbopetalum, Benth. Anon-eymbopetala ,, Guatteria, Ruiz y Pav. Anon-guatteria 1 Rollinia, St. Hil. Anon-rollinia E Unona, Linn. f. Anon-unona z Uvaria, L. Anon-uvaria Ñ Xylopia, L. Anon-xylopia pe Apocinaceas.—Rad.=Ap. . Amsonia, Walt. - Ap-amsonia (D. G.) Apocynum, Tourn. Ap-apocyna a Aspidosperma, Mart. y Zucc. Ap-aspidosperma Ñ Echites, P. Brovvne. Ap-echitea só Forsteronia, G. F. W. Mey, Ap-+*forsteronia ñ Haplophytum, A. D C. Ap-haplophyta A, Macrosiphonia, Muell. Arg. Ap-macrosiphonia ,, Mandevilla, Lindl, Ap-mandevilla > Nerium, L. Ap-neria - Plumeria, L, Ap-plumeria o Prestonia, R. Br Ap-prestonia ey Rauvvolfia, L. Ap-rauvvolfa A Rhabdadenia, Muell. Arg, Ap-rhabdadenia ,, Stemmadenia, Benth. . Ap-stemmadenia. ,, Streptotrachelus, Greenm. Ap-streptotrachela ,, Tabernaemontana, L. Ap-tabernaemontana,, “Antonio Alzate.” g13 CTIIIIS Thenardia, H. B. K, Ap-thenardia — (D.G.) Thevetia, L. Ap-thevetia E Trachelospermum, Lem. Ap-trachelosperma ,, Urechites, Muell. Arg. Ap-urechitea > Vallesia, Ruiz y Pay. Ap-vallesia z Vinca, L. Ap-vinca PR Aráceas.—Rad.=Ar. Anthurium, Schott. Ar-anthuria (M.) Arisaema, Mart. Ar-arisaema 5 Dieffenbachia, Sehott. Ar-dieffenbachia +: ,, Monstera, Adans. Ar-monstera Philodendron, Schott. Ar-philodendra ye Pistia, L. - Ar-pistia A Spathiphyllum, Schott. Ar-spathiphylla 5 Syngonium, Schott. Ar-syngonia sh XanthosomaySchott, Ar-xanthosoma .l Araliáceas. —Rad.—Aral. Aralia, L, Aral-aralia (D. P.) Dendropanax, Dene. y Pl. Aral-dendropanaxa ,, Gilibertia, Ruiz y Pav. Aral-gilibertia 3 Oreopanax, Dene y Pl. ; Aral oreopanaxa y Aristoloquiáceas.—Rad.=Arist, Aristolochia, L. Arist-aristolochia (D. M.) Asclepiadáceas.—Rad.=As. Acerates, Ell. As-aceratea (D. G.) Asclepias, L. As-asclepiada Memorias.—(1903).—T. XX,—15. ” 14 Memorias de la Sociedad Científica Asclepiodora, Gray. As-asclepiodora (D. G.) Astephanus, R. Br. As-astephana A Blepharodon, Dene. As-blepharoda ss Dictyanthus, Dene. As-dictyantha AS Enslenia, Nutt. As:enslenia a Fischeria, D: C. As-fischeria y Gomphocarpus, R. Br. As-gomphocarpa ,, Gonolobus, Michx, As-gonoloba Es Himantostemma, Gray As-himantostemma ,, Lachnostoma, H. B. K. As-lachnostoma ,, Macroscepis, H. B. K. As-macroscepida ,, Marsdenia, R. Br. As-marsdenia có Mellichampia, Wat. As-mellichampia ,, Metastelma, R. Br. As-metastelma A Nephradenia, Dene. As-nephradenia ,, Oxypetalum, R. Br. As-oxypetala y Pattallias, Wat. As-pattalia y Philibertia, H. B. K. * As-philibertta A Polystemma, Dene. As-polystemma E Rothrockia, Gray. As-rothrockia óe Roulinia, Dene. As-roulinia 2 Trichosacme, Zucc. As-trichosacmea ,, Urostephanus, Rob. y Greenm. As-urostephana y Vincetoxicum, L. . As-vincetoxica y Balanoforáceas.—Rad.=Ba. Helosis, Rich. : Ba-helosida (D. M.,) Langsdorfña, Mart. Ba-langsdorffia Ñ Balsamíflnas. —Rad.=Bals. Liquidambar, L. Bals-liquidambara (D. P.) Batídeas.—Rad.=Bat. Batis, L. Bat-batisa (D. M.) “Antonio Alzate.” $5 Begoniáceas. —Rad.=Beg. Begonia, L, Beg-begonia (D. P.) Berberidáceas.—Rad.—Ber. Berberis, L. Ber-berberida (D. P.) Bignoniáceas.—Rad.—Big. Amphilophium, Kunth. Big-amphilophia (D. G.) Bignonia, Tourn. Big-bignonia pa Chilopsis, Don Big-ehilopsida pa Crescentia, L. . Big-crescentia 5 Distictis, D. C. Big-distictida e Parmentiera, D. C. Big-parmentiera ,, Pithexoctenium, Mart. Big-pithecoctenia ,, Tabebuia, Gómez. Big-tabebuia 55 Tecoma, Juss. Big-tecoma 5 Bixáceas.—Rad. =Bix. Amoreuxia, Moc. y Sess. Bix-amoreuxia (D. P.) Azara, Ruiz y Pav. Bix-azara BA Bixa, L. Bix-bixa ES Cochlospermum, Kunth, Bix-cochlosperma ,, Mayna, Aubl. Bix-mayna + Xylosma, Forst. Bix-xylosma e Borragináceas.—Rad.=Bor. Amsinkia, Lehm. Bor-amsinkia (D.G.) Borrago, Juss. Bor-borragoa a Bourreria, P. Brovyne Bor-bourreria Coldenia, L. Bor-coldenia É16 Memorias de la Sociedad Científica Cordia, Plum. Bor-cordia (D. G.) Echidiocarya, Gray. Bor-echidiocarya ,, Echinospermum, Lehm. Bor-echinosperma ,, Ehretia, L. Bor-ehretia . q Harpagonella, Gray. Bor-harpagonella ,, Heliotropium, Tourn. Bor-heliotropia y Krinitzkia, Fisch. y Mey. Bor-krinitzkia $ Lithospermunm, L. Bor-lithosperma ,, Macromeria, Don Bor-maeromeria ,, Myosotis, L. Bor-myosotida 5 Omphalodes, Mcaench. Bor-omphalodea ,, Onosmodium, Michx. Bor-onosmodia SN Plagiobothrys, Fisch, y Mey. Bor-plagiobothrya ,, Rhabdia, Mart. Bor-rhabdia y Tournefortia, L. Bor-tournefortia ,, Bromeliáceas.—Rad.=Brom: Aechmea, Ruiz y Pav. Brom-s*chmea (M.) Ananas, Adans. Brom-ananasa $ Bromelia, L. Brom-bromelia pS Catopsis, Griseb. Brom-catopsida si Hechtia, Klotzsch. Brom-hechtia . Pitcairnia, Lher. Brom-pitcairnia .. Tillandsia, L. Brom-tillandsia > Burmaniáceas.—Rad.=Burm. Apteria, Nutt. Burm-apteria (M.) Burseráceas.—Rad.=Burs, Bursera, L. Burs-bursera (D. P, Elaphrium, Jacq. Burs-elaphria po Hedvvigia, Svv. Burs-hedvvigia yy Icica, Aubl. Burs-icica mm “Antonio Alzate, ” Cactáceas. —Rad.=Cacto. Cereus, Havy. Echinocactus, L. y O. Leuchtenbergia, Hook. Mammillaria, Havv. Melocactus, L. y O. Nopalea, $. D. Opuntia, Mill. Pelecyphora, Ehrenb. Pereskia, Mill. Phyllocactus, Link. Rhipsalis, Gaertn. Cacto-cerea Cacto-echinocacta ,, Cacto-leuchtenbergia,, Cacto-mamillaria ,, Cacto-melocacta ,, Cacto-nopalea e Cacto-opuntia > Cacto-pelecyphora ,, Cacto-pereskia A Cacto-phyllocacta ,, Cacto-rhipsalida ,, - Campanuláceas.—Rad.=Campa, Campanula, Tourn. - Specularia, Heist. Sphenoclea, Gaertn. Campa-campanula(D. Campa-specularia ,, Campa-sphenoclea ,, Caparidáceas.—Rad.=Cap. Atamisquea, Miers. Capparis, L, Cleome, L. Cleomella, D. C. Crataeva, L. Gynandropsis, D. C. Polanisia, Rafin. Wislizenia, Engel. m7 (D. P.) Cap-atamisquea (D. P.) Cap-capparida e Cap-cleomea a Cap-cleomella ¿ Cap-crataeva de Cap-gynandropsida ,, Cap-polanisia e Cap-vvislizenia Si Cariofiláceas. —Rad.=Car. Arenaria, L. Cerastium, L. Car-arenaria Car-cerastia e (D. P.) NL 1S Memoriasde la Sociedad Científica Cerdia, Moc. y Sess. Car-cerdia (DEB?) Colobanthus, Cartl. Car-colobantha di Drymaria, Willd. Car-drymaria . Hymenella, Moc, y Sess. Car-hymenella . Loeflingia, L. Car-leflingia Si Lychnis, L. Car-lychnida si Polycarpaea, Lam. Car-polycarpaea ,, Sagina, L. Car-sagina só Silene, L. Car-silenea de Spergula, L, Car-spergula á . Spergularia, Pers. Car-spergularia de Stellaria, L. Car-stellaria 44 Caprifoliáceas.—Rad.=Capri. Abelia, R. Br. Capri-abelia (D. G.) Lonicera, L. Capri-lonicera y Microsplenium, Hook. f, Capri-microsplenia ,, Sambucus, Tourn. Capri-sambuca ¿A Symphoricarpus, Dill. Capri-symphoricarpa,, Viburnum, L. Capri-viburna he Celastráceas. —Rad. Cel. Celastrus, L. "— Cel-celastra ONES! Euonymus, L. Cel-euonyma da Glossopetalum, Gray. Cel-glossopetala ,, Hyppocratea, L. Cel-hyppocratea ,, Llavea, Liebm. Cel-llavea p Maytenus, Feuill. Cel-maytena ES Mortonia, Gray Cel-mortonia 33 Myginda, L. Cel-myginda '. Pachystima, Rafin Cel-pachystima ás Perrottetia, H. B. K. Cel-perrottetia. “Antonio Alzate.” Schaefferia, Jacq. Wimmeria, Schl. Zinovvievvia, Turez. Cel-schaefferia Cel-vvimmeria a Cel-zinovvievvia ,, Ceratofiláceas.—Rad.=Cer. Cer-ceratophylla (D. M.) Ceratophyllum, L. Cicadáceas.—Rad.=Cyc. Ceratozamia, Brongn. Dioon, Lindl. Zamia, L. 219 (D. P.) Cyc-ceratozamia (G.) Cye-dioona Oye-zamia Ciclantáceas.—Rad.=Cy. Cy-carludovica (D. M.) Carludovica, Ruiz y Pay. Ciperáceas.—Rad.=Cyp. Carex, L. Cyperus, L. Dichromena, Mich. Eriophorum, L. Fimbristylis, Vahl. Fuirena, Rottb. Heleocharis, R. Br. Hemicarpha, Nees Kyllinga, Bottb. Lipocarpha, R. Br. Rhynchospora, Vabhl. Scirpus, L. Seleria, Berg. Uncinia, Pers. ” ” Cyp-carexa (M.) Cyp-cypera as Cyp-dichromena ,, Cyp-eriophora A Cyp-fimbristylida ,, Cyp-fuirena y Cyp-heleocharida ,, Cyp-hemicarpha ,, Cyp-kyllinga 3 Cyp-lipocarpha m Cyp-rhynchospora ,, Cyp-scirpa A] Cyp-scleria 5 Cyp-uncinia A $0 Memorias de la Sociedad Científica Cistináceas.—Rad.=Cis. Helianthemum, Pers. * Lechea, L, Cis-helianthema (D. P.) Cis-lechea e Citináceas.—Rad.=Cyt. Apodanthes, Poit. Cytinus, L. Cyt-apodanthea (D. M.) Oyt-eytina A Clorantáceas.—Rad.=—Chlor. Hedyosmum, Svv. Chlor-hedyosma (D. M.) Combretáceas.—Rad.—Combre. Combretum, L. Conocarpus, Gaert. Gyrocarpus, Jacq. Laguncularia, Gaert, Sparathanthelium, Mar, Terminalia, L. Combre-combreta (D. P.) Combre-conocarpa ,, Combre-gyrocarpa - ,, Combre-laguncularia ,, Combre-sparath an- thelia ,, Combre-terminalia ,, Comelináceas. —Rad.=Com. Athyrocarpus, Sebhl. Callisia, L, Campelia, L. C. Rich. Commelina, L. Dichorisandra, Mik. Leptorhceo, Hems. Rhoea, Hance. Spironema, Lindl. Tinantia, Scheidvv. Com-athyrocarpa (M.) Com-callisia . Com-campelia Com-commelina Com-dichorisandra Com-leptorhoa » Com-rhoea 5 Com-spironema Com-tinantia »” ” ” ” “¿Antonio Alzate. ” 921 Tradescantia, L. Com-tradescantia (M.) Weldenia, Schult Com-vveldenia He Zebrina Schm. Com-zebrina ds Coníferas.—Rad.=Coni. Abies, Juss. Coni-abieta (G.) Arancaria, Juss. Coni-arancaria > Cupressus, L. Coni-cupressa 4 Juniperus, L. Coni-junipera E Libocedrus, Endl. Coni-libocedra E Pinus, $. Coni-pina z Pseudotsuga, Carr. Coni-pseudotsuga ,, Taxodium, L. C. Rich. Coni-taxodia q Taxus, L. Coni-taxa ta Thuya, L. Coni-thuya A Connaráceas.—Rad.=Conn. Cnestidion, Planch. Conn-enestidia (D. P.) Rourea, Aubl. Conn-rourea il Convolyuláceas.—Rad.=Con. Brevveria, R. Br. Con-brevveria (D. G.) Convolvulus, L. Con-convolvula a Cressa, L. ' Con-cressa y Cuscuta, Tourn. : Con-cuscuta 4 Dichondra, Forst. Con-dichondra 3 Eyvolvulus, L. Con-evolyula E Ipomoea, L. Con-ipomoea > Jacquemontia, Choisy. Con-jacquemontia ,, Memorias. —(1903).—T. XX.— 16. 99 Memorias dela Sociedad Científica ÁS DIDIIDIIDIDADEDEDADLADA DDN DEAD IELDIACETET LEE ADIDALARECIAAS Coriariáceas.—Rad.—Coria. Coriaria, L. | Coria-coriaria (D. P.) Cornáceas.—Rad.=Cor. Cornus, L. Cor-corna (D. P.) Garrya, Dougl. Cor-garrya 5 Crasuláceas.—Rad.—Cras. Bryophyllum, Sal. Cras-bryophylla (D. P.) Cotyledon, L. Cras-eotylodona - y, Sedum, L. Cras-seda pe Tillaea, L. Cras-tillaea a Crucíferas.—Rad.=Crn. Arabis, L. Cru-arabida (D. P.) Barbarea, R. Br. Cru-barbarea á Biscutella, L. Cru-biscutella e“ Brassica, L. ; Cru-brassica z Cakile, Geert. -Oru-cakilea ls Capsella, Mcench. Cru-capsella E Cardamine, L. Cru-cardaminea ,, Cochlearia, L. Cru-cechlearia .s Draba, L. Cru-draba pa Dryopetalum, Gray Cru-dryopetala rRpeU Eruca, Tourn. Cru-eruca a Erysimum, L. . Cru-erysima de Greggia, Gray Cru-greggia Es Lepidium, L. Cru-lepidia p. Lesquerella, Wat. Cru-lesquerella pe “¿Antonio Alzate.” Lyrocarpa, Harv. Nasturtium, Br. Pachypodium, Nutt. Raphanus, L. Sisymbrium, Ll. y ¿pheerocardamum, Sch. Sureptanthus, Nutt. Synuthlipsis, Nutl. Thlaspi, L. Thysanocarpus, Hook. Vesicaria, Lam. Cucurbitáceas. Anguria, L. Apodanthera, Arn. Brandegea, Cogn. Corallocarpus, Welv. Cucumis, L. Cucurbita, L, Cyclanthera, Sehrad. Echinocystis, Torr. y Gray. Elaterium, L. Fevillea, L. Gurania, Cogn, Hanburia, Seem. Luffa, Cav, Maximovviczia, Gray. Melothria, L. Microsechium, Naud. Momordica, L. Peponopsis, Naud, Roseanthus, Cogn. Schizocarpum, Schrad. Sechiopsis, Naud. *Cru-thlaspia 223 Cru-lyrocarpa (D.P.,) Cru-nasturtia e Cru-pachypodia by Cru-raphana y Cru-sisymbria a) Cru-spheerocardama,, Cru-streptantha 6 Cru-synthlipsida ,, Cru-thysanocarpa ,, Uru-vesicaria 53 Rad.= Cu. Cu-anguria Cu-apodanthera Cu-brandegea 2 Cu-corallocarpa Cu-cucumisa Cu-cucurbita Cu-cyclanthera e Cu-echinocystida ,, Cu-elateria Cu-fevillea Cu-gurania Cu-hanburia Cu-luffa Cu-maximovvicezia ,, Cu-melouhria Cu-microsechia Cu-momordica Cu-peponopsida Cu-roseantha Cu-schizocarpa Cu-sechiopsida (D. P.) pos Memorias de la Sociedad Científica DAI ILI III IDDIIDIDD DI IIIDDID ID IDIIIDIDIDIDIDODDIDDID ADD Sechium, P. Br. Cu-sechia (D. P.) Sicana, Naud. Cu-sicana 5 Sicydium, Gray. Cu-sieydia A Sicyos, L. Cu-sicya Mm Sicyosperma, Gray. Cu-sicyosperma > Trianosperma, Mart. Cu-trianosperma y, Triceratia, A. Rich. Cu-triceratia 4 Vaseyanthus, Cogn. Cu-vaseyautha > Cupulíferas.—Rad.=Cup. Alnus, Gaert. Cup-alna (D. M.) Carpinus, L. Cup-carpina y Castanea, Gaert. Cup-castanea 3 Ostrya, Scop. Cup-ostrya > Quercus, L. Cup-querca 5 Dafnáceas. —Rad.=Daph. Daphnopsis, Mart. y Zucc. Daph-daphnopsida (D. M.) Datiscáceas.—Rad.—Dat. ' Datisca, L. Dat-datisca (D, P.) Dileniáceas.—Rad.=Dill. Crossosoma, Nutt. Dill-crossosoma (D. P.) Curatella, L Dill-curatella oa Tetracera, L. Dill-tetracera » Dioscoreáceas.—Rad.=Dios. Dioscorea, L. Dios-dioscorea (M.) / «Antonio Alzate.” 995 Ebenáceas.—Rad.=Eb. Diospyros, L. Eb-diospyra (D. G.) Maba, Forst. * Eb-maba - Elatíneas.—Rad.=El, Bergia, L. El-bergia (D, P.) Elatine, L. El-elatinea m Equisetáceas.—Rad.=Equis. Equisetum, L. Equis-equiseta (€. 1) Enoteráceas.—Rad.=(En. Diplandra, Hook. y Arn. (En-diplandra (D. P.) Epilobium, L. (En-epilobia y Eulobus, Nutt. (En-euloba Bn Fuchsia, L. (En-fuchsia ó Gaura, L. (En-gaura 0 Gongylocarpus, Ch. y Sehl. (En-gongylocarpa ,, Hanya, Moc. y Sess. (En-hauya x Jussiaea, L. (En-jussiaea Fe Lopezia, Cav. (En-lopezia Pe Ludvvigia, L. (En-ludvvigia ps (Enothera L. (En-cenothera pe Riesenbachia, Presi, (En-riesenbachia ,, Semeiandra, Hook. y Arn, (En-semeilandra 5 Zauschneria, Presl. (En-zauschneria ,, Ericáceas.—Rad.=Er. Agarista, D. Don Er-agarista (D. G.) Andromeda, L. Er-andromeda ” po - Memorias de la Sociedad Científica Arbutus, Fourn. Er-arbuta (D. G.) Arctostaphylos, Adans. Er-arctostaphyla ,, Bejaria, Mutis. Er-bejaria E Chimaphila, Pursh, _ Er-chimaphila ñ Clethra, Gronov. Er-clethra a Gaultheria, L. Er-gaultheria 7 Lyonia, Nutt. Er-lyonia » Pernettya, Gaud. : Es-pernettya $ Pyrola, Tourn. Er-pyrola $ Rhododendron, L. Er-rhododendra Eriocauláceas.—Rad.=Erio. Eriocaulon, L. Erio-eriocaula (M.) Escrofulariáceas—Rad. =Serohp. Alonsoa, Ruiz y Pay. Scroph-alonsoa (D, G.) Angelonia, Humb, y Bonpl. Seroph-angelonia ,, Antirrhinum, L. Scroph-antirrhina ,, Bartsia, L. Seroph-bartsia 5 . Berendtia, Gray. Sceroph-berendtia ,, Buchnera, L, y Seroph-buchnera ,, Calceolaria, L. Seroph-calceolaria ,, Capraria, L. Seroph-capraria 5 Castilleja, Mutis. Scroph-castilleja .,, Collinsia, Nutt. Seroph-collinsia Ñ Conobea, Aubl. Seroph-conobea ¿3 Cordylanthus, Nutt. Seroph-cordylantha ,, Digitalis, L- , Scroph-digitalida ,, Escobedia, Ruiz y Pav. Seroph-escobedia ,, Galvesia, Juss. Seroph-galvesia 5 Gerardia, L. Scroph-gerardia yy Ghiesbreghtia, Gray. Scroph-ghiesbreghtia,, . “Antonio Alzate.” Gratiola, L. Herpestis, Geertn. Tlisanthes, Rafin. Lamourouxia, H B K. Leucocarpus, Don Leucophyllum, Humb. y Bonp!l. Limosella, L. Linaria, Juss. Melasma, Berg. Maurandia, Ort. Micranthemum, Michx. Mimulus, L. Mohavea, Gray. Orthocarpus, Nutt. Pedicularis, Tourn. Pentstemon, Mitch. Rhodochiton, Zucc. Russelia, Jacq. Seoparia, L. Serophularia, Tourn. Seymeria, Pursh. Sibthorpia, L. Silvia, Benth. Stemodia, L. Tetranema, Benth. Uroskinnera, Lindl. Verhascum, L. Veronica, L. Seroph-herperstida ,, Seroph ilisanthea ,, Seroph-lamourouxia,, Seroph-leucocarpa ,, Scroph-leucophylla ,, Seroph-limosella . ,, Scroph-linaria y Seroph-melasma ,, Seroph-maurandia ,, Scroph-micranthema,, Seroph-mimula Seroph-mohavea ,, Seroph-orthocarpa ,, Seroph-pedicularida ,, Seroph-pentstemona,, Seroph-rhodochita ,, Seroph-russelia > Seroph-scoparia” ,, Seroph-serophularia ,, Scroph-seymeria ,, Scroph-sibthorpia ,, Scroph-silvia ” Seroph-stemodia ,, Seroph-tetranema ,, Seroph-uroskinnera ,, Seroph-verbasca ,, Scroph-yeronica ,, Esterculiáceas.—Rad,=8ter. Ayenia, L. Buettneria, L. Ster-ayenia Ster-buettneria a Cheirostemon, Humb. y Bonpl. Ster-cheirostemona ,, Scroph-gratiola (D. G.) 127 (D. P.) b28 Memorias de la Sociedad Científica Fremontia, Torr. Guazuma, Plum. Helicteres, L. Hermannia, L. Melhania, Forsk. Melochia, L. Myrodia, Svv. Physodium, Presl. Sterculia, L. Theobroma, L. Waltheria, L. Ster-fremontia (D.P.) Ster-guazuma " Ster-helicterea Ster-hermannia Ster-melhania A Ster-melochia ,, Ster-myrodia 5 Ster-physodia e Ster-sterculia E Ster-theobroma mn Ster-vvaltheria An Estiracáceas.—Rad.=Styr. Styrax, Tourn. Symplocos, Jacq. Styr-styrazxa (D.G.) Styr-symploca > Euforbiáceas.—Rad.=Euph. Acalypha, L. Adelia, L. , Alchornea, Svv. Argithamnia, Svv. Bernardia, P. Br. Buxus, L. Caperonia, St. Hil. Corythea, Wat. Croton, L. Dalechampia, L. Dalembertia, Baill. Euphorbia, L. Forchhammeria, Liebm. Garcia, Rohr. Gymnanthes, Svv. Hieronyma, Allem. Euph-acalypha (D. M.) Euph-adelia Euph-alchornea > Euph-argithamnia ,, Euph-bernardia $ Euph-buxa 4 Euph-caperonia y Euph-corythea n Euph-crotona de Euph-dalechampia ,, Euph-dalembertia ,, Euph-euphorbia ,, Euph-forchhammeria,, Euph-garcia A Euph-gymnanthea ,, Euph-hieronyma ,, “¿Antonio Alzate.” 129 Hippomane, L. Hura, L. . Jatropha, L. Julocroton, Mart. Mabea, Aubl. Manihot, Adans. Pedilanthus, Neck. Phyllanthus, L. Plukenetia, L. Reverchonia, Gray. Ricinus, L. Sapium, P. Br. Sebastiania, Spreng. Simmondsia, Nut. Stillingia, L. Tragia, L, Zimapania ' Euph-hippomanea(D. M.) Euph hura pS Euph-jatropha y Euph-julocrotona ,, Euph-mabea PA Euph-manihota , ,, Euph-pedilantha ,, Eupb-phyllantha ,, Euph-plukenetia ,, Euph-reverchonia ,, Euph.-ricina Es Euph-sapia » Euph sebastiania ,, Euph-simmondsia ,, Euph-stillingia de Euph-tragia deb Euph-zimapania a Fitolacáceas.—Rad.—Phyt. Agdestis, Moc. y Sess. Petiveria, L. Phaulothamnus, Gray. Phytolacca, L. Rivina, L. Stegnosperma, Benth, Villamilla, Ruiz y Pav. Phyt-agdestida (D. M.) Phyt-petiveria 5 Phyt-phaulothamna ,, Phytphytolacca ,, Phyt-rivina e Phyt-stegnosperma ,, Phyt-villamilla A Frankeniáceas.—Rad.=Fran. Frankenia, L. Fran-frankenia (D. P.) Fuquieráceas.—Rad.=Fonq. Fouquiera, H B K. Fouq fouquiera (D. P.) Memorias.—(1903).—T. XX,—17. 130 Memorias de la Sociedad Científica PILI LISIS III ISS IIS LESS LS LSSI LOL LLL LLL LL LOL LLL LS LIL LS LL LLS LLL LLL LLO LOLI IACATIOLTIO RI Gencianáceas.—Rad.—Gen. Coutoubea, Ánbl. Gen-coutoubea (D, G.) Erythraea, Renealm. “Gen-erythraea ss Eustoma, Salisb, Gen-eustoma » Geniostemon - - Gen-geniostemona ,, Gentiana, Tourn. Gen-gentiana E Halenia, Borkh. -— Gen-halenia sl Leianthus, Griseb. Gen-leiantha 5 Limnanthemum, Gmelin. Gen-limnanthema ,, Lisianthus, Aubl. Gen-lisiantha he Sabbatia, Adans. Gen-sabbatia E Schultesia, Mart. Gen-schultesia > Voyria, Aubl. Gen-voyria ps Geraniáceas.—Rad.=Ger. Erodium, Lher. Ger-erodia (4:25) Geranium, L. Ger-gerania a Impatiens, L. G+r-impatiensa E Oxalis, L. Ger-oxalida pa Pelargonium, Lher. Ger-pelargonia ES Tropeeolum, L. Ger-tropeeola .e Gesneráceas.—Rad.=Ges. Achimenes, P. Br. Ges-achimenea (D. G.) Alloplectus, Mart. Ges-alloplecta a Anetanthus, Hiern. Ges-anetantha PA Besleria, L. Ges-besleria E Columnea, L. Ges-columnea » Episcia, Mart. Ges-episcia dá Gesnera; Mart, Ges-gesnera eS Gloxinia, Lher. Ges-gloxinia » “¿Antonio Alzate.” 131 PILILIOI ILLIA LIL LLO IL LOA AO OO OOOO AAA AAA AAA Isoloma, Benth. Ges-isoloma (D. G.) Klugia, Schl. Ges-klugia 5 Mitraria, Cav. Ges-mitraria mi Negelia, Regel. Ges-negelia ó Niphea, Lindl. Ges-nipheea by Pentarhafia, Lindl. Ges-pentarhafia dl Solenophora, Benth. * Ges-solenophora ,, Gnetáceas.—Rad.=Gnet. Ephedra, L, Gnet-ephedra (G.) Goodeniáceas. —Rad.=(G00. Semvola, L. Goo-scevola (D. G.) Gramíneas.—Rad.=Gram. Acheta, Four. ' Gram-acheta (M.) LEzopogon, Humb. y Bonpl. Gram-egopogona ,, Agropyrum, (aert. " Gram-agropyra > Agrostis, L. Gram-agrostida 3 Andropogon, L. Gram-andropogona ,, Anthenantia, Beauv. Gtam-anthenuantia ,, Anthephora, Schreb. Gram-authephora ,, Aristida, L. Gram-aristida » Arthrostylidium, Rupr. Gram-arthrostylidia,, Arundinaria, Mich. Gram-arundinaria ,, Arundinella, Raddi. Gram-arundinella ,, Arundo, L. Gram. arundoa »% Atheropogon, Muehl. Gram-atheropogona ,, Ayena, L. j Gram-avena z Bambusa, Schreb. Gram-bambusa A Bauchea, Four. Gram-bauchea E Bealia. ' Gram-bealia 132 Memorias de la Sociedad Científica Boutelowa, Lag. Brachypodium, Beauv. Briza, L. Bromus, L. Buchloé, Engelm. Calamagrostis, Adans. Calamochloa, Four. Cathestechum, Presl. Cenchrus, L. Chaboissea, Tourn, Chetium, Nees. Cheetochloa, Chloris, Svv. Chondrosium, Desv. Chrysopogon, Trin. Chusquea, Kunth. Cinnastrum, Fourn. Coix, L. Cottea, Kunth. Crypsina, Fourn. Ctenium, Panz. Cynodon, Pers. Dactyloctenium, Willd. Danthonia, DC. Deschampsia, Beauv. Deyenxia. Clar. Dimorphostachys, Fourn. Diplachne, Beauv. Disakisperma. Dissanthelium, Trin. Distichlis, Rafin. Eatonia, Rafin. Eleusine, Gaert. Elionurus, Humb. y Bonpl. Gram-boutelowa (M.) Gram-brachypodia ,, Gram-briza 5 Gram-broma 2% Gram-buchloéda " Gram-calamagrostida,, Gram-calamochloa ., Gram-cathestecha ,, Gram-cenchra Es Gram-chaboissea — ,, Gram-chaetia be - Gram-chaetochloa ,, Gram-chlorida pe Gram-chondrosia, Gram-chrysopogona ,, Gram-chusquea si Gram-cinnastra de Gram-coixa 1; Gram-cottea > Gram-crypsina e Gram-ctenia e Gram-eynodona m Gram-dactyloctenia ,, Gram-danthonia .,, Gram-deschampsia ,, Gram-deyeuxia A Gram-dimorphostachya,, Gram-diplachnea ,, Gram-disakisperma ,, Gram-dissanthelia ,, Gram-distichlida ,, Gram-eatonia 5 Gram-eleusinea mn Gram-tlionura 3) X Lcd Elymus, L, Epicampes, Presl. Eragrostis, Beauv. Erianthus, Mich. Eriochloa, HBK. ' Euchlena, Schrad. Festuca, L. , Glyceria, Br, Gouinia, Fourn. Graphephorum, -Desyv. Guadua, Kunth. Gymnopogon, Beauv. Gynerium, Humb. y Bonpl. Hermatbhria, Br. Heteropogon, Pers. Hierochloe, Gmel. Hieronyma (?) Hilaria, HBK. Hordeum, L. Ichnanthus, Beauv. Imperata, Cyr. _Isachne, Br. Ischemum, L. Jouvea, Fourn. Leersia, Svv. Leptochloa, Beauv. Lolium, L. Luziola, Juss. Lycurus, HBK. Manisuris, L. Melica, L. Mierochloa, Br, Miscanthus, Anders. Monanthochloe, Entel. “Antonio Alzate.” 138 Gram-elyma (M.) Gram-epicampea ,, Gram-eragrostida ,, Gram-eriantha 44 Gram-eriochloa > Gram-euchleena d Gram-festuca a Gram-glyceria 5 Gram-gouinia s Gram-graphephora ,, Gram-guadua $ Gram-gymnopogona,, Gram-gyneria $ Gram-hermathria ,, Gram-heteropogona ,, Gram-hierochloea ,, Gram-hieronyma ,, Gram-hilaria 0 Gram-hordea y Gram-ichnantha ,, Gram-imperata $ Gram-isachnea $ Gram-ischema PE Gram-jouvea 4 Gram-leersia so Gram-leptoehloa ,, Gram-lolia 77 Gram-luziola y Gram-lyeura y Gram-manisurida ,, Gram-melica Gram-microchloa ,, Gram-miscautha Gram-mouanthochloea,, 134 Memorias de la Sociedad Científica Mueblenbergia, Schreb. Munroa, Torr. Nazia. Olyra, L. Opizia, Presl. Oplismenus, Beauv. Orthoclada, Beauv. Oryza, L. Oryzopsis, Mich. Panicum, L. Pappophorum, Schreb. Paspalum, L. Pennisetum, Pers. Pentarrhaphis, HBK. Pericilema, Presl. Peyritschia, Tourn. Phalaris, L. Pharus, L. Phleum, L. Phragmites, Trin. Poa, L. Pogonopsis, Presl. Polypogon, Desf. Pringleochloa. Rhachidospermum. Rottboelia, Linn. f. Saecharum, L. Schaffnera, Benth. Seleropogon, Phil. Secale, L. Setaria, Beauv. Sorghum, Pers. Spartina, Schreb. Spodiopogon, Trin, Gram-muehlenbergia(M.) Grám-muuroa y Gram nazia Gram-olyra Gram-opizia Gram-oplismena Gram-orthoclada Gram-oryza Gram-oryzopsida Gram-panica Gram-pappophora ,, Gram-paspala Gram-penniseta 3 Gram-pentarrhaphida,, Gram-pericilema 5 Gram-peyritschia Gram-phalarida ” ” Gram-phara Gram-phlea Gram phragmitea Gram-poa Gram-pogonopsida ,, Gram-polypogona ,, > Gram pringleochloa -,, Gram-rhachidosperma,, Gram-rottboelia Gram-sacchara » Gram-schaffnera Gram-seleropogona Gram-secalea Gram-setaria Gram-sorgha ” Gram-spartina Gram-spodiopogona ,, Sporobolus, Br. Stenotaphrum, Trin. + Stipa, L. Trachypogon, Nees. Tragus, Hall. . Triena, HBK. Trichloris, Tourn. Triathera, Desv. Triodia, Br. Tripsacum, L. Trisetum, Pers. Tristachya, Nees. Triticum, L. Uniola, L. Zea, L. Zeugites, Schreb. “Antonio”: Alamite;” 1: 135 Gram-sporobola (M.) Gram stenotaphra ,, Gram-stipa En Gram-trachypogona ,, Gram-traga A Gram-trisena A Gram-trichlorida ,, Gram-triathera de Gram-triodia va Gram-tripsaca 5 Gram-triseta as Gram-tristachya ,, Gram-tritica sa Gram-uniola + Gram-zea p. Gram-zeugitea 4 Gutíferas.—Rad.=Gut. Clusia, L. Mammea, L. Gut-clusia (D. P.) Gut-mammea si Halorageáceas.—Bad.=Hal. Callitriche, L, Myriophyllum, L. Proserpinaca, L. - Hal-callitrichea (D. P.) Hal-myriophylla d; Hal-proserpinaca ,, Hemodoráceas.—Rad.=Hem. Xiphidium, Aubl. Hem-xiphidia (D. M.) 136 ¡ Memorias de la Sociedad Científica “IIED A AAA Az ——————— —-__ _—_—____——————_— Hidrocarídeas. —Rad.=Hydro. Limnobium, L. C. Rich. Hydro-limnobia (M.) Hidroleáceas.—Rad.=Hydr. Ellisia, L. Hydr-ellisia (D. G.) Emmenanthe, Benth. Hydr-emmenanthea ,, Eriodictyon, Benth. Hydr-eriodictyona ,, Hydrolea, L. Hydr-hydrolea ó Lemmonia, Gray. Hydr-lemmonia Ñ Nama, L. Hydr-nama > Nemophila, Nuts. Hydr nemophila ,, Phacelia, Juss. Hydr-phacelia de Wigandia, HBK. Hydr-vvigandia ó Hipericáceas.—Rad.=Hyp. Aseyrum, L. Hyp-ascyra (D, P.) Hypericum, L. Hyp hyperica ho Vismia, Vell. Hyp-vismia > Micáceas.—Rad.—Ml. Nlex, L. T-ilexa Es a, Iridáceas.—Rad. =Ir.. Calydorea, Steud. Ir-calydorea (M.) Cipura, Aubl. Ir-cipura de Iris, L. Tr-irida al Marica, Ker. Ir-marica 3 Nemastylis, Nut. Ir-nemastylida “(Antonio Alzate. ” - 137 Orthrosanthus, Svveet, Ir-orthrosantha (M.) Rigidella, Lindl. Ir-rigidella MX Sisyrinchium, L. Ir-sisyrinchia > Sphenostigma, Bak. Ir-sphenostigma > Tigridia, Ker. Ir-tigridia A Trimezia, Salisb. Tr-trimezia $ Gladiolus, L, Ir-gladiola % Isoetáceas.—Rad.=Is. 1soétes, L. Is-isoétea (C. H.) Juglandáceas.—Rad.=Jug. Carya, Nutt. Jug-carya (D..M.) Juglans, L. Jug-juglanda ; Juncáceas.—Rad.—Jun. Juncus, L. Jun-junca (M.) Luzula, DC. Jun-luzula + A Labiadas.—Rad.=Labi. Audibertia, Benth. Labi-audibertia (D, G.) Brunella, L. Labi-brunella >, Calamintha, Moench. Labi-calamintha ,, - Catopheria, Benth. Labi-catopheria si Cedronella, Moench. Labi-cedronella Cunila, L. Labi-cunila 2 Dekinia, Mart. y Gal. Labi-dekinia di Dracocephalum, Tourn, Labi-dracocephala ,, Gardoquia, Ruiz y Pav. Labi-gardoquia e Hedeoma, Pers. Labi-hedeoma A Hyptis, Jacq. Labi hyptida 5 Memorias. —(1903).—T. XX.— 18, 138 Memorias de la Sociedad Científica Lepechinia, Willd. Labi-lepechinia (D. G-) Lophanthus, Benth. Labi-lophantha > Marrubium, Tourn. Labi-marrubia E Marsypianthes, Mart. Labi-marsypianthea,, Mentha, Tourn. Labi-mentha 108 Microwmeria, Benth, Labi-micromeria ,, Monarda, L. Labi-monarda A Monardella, Benth. Labi-monardella ,, Nepeta, L. Labi-nepeta á Ocimum, Tourn. Labi-ocima A Origanum, Tourn. -Labi-origana da Perilomia, HBK. Labi-perilomia E Physostegia, Benth. Labi-physostegia ,, Poliomintha, Gray. Labi-poliomintha ,, Salazaria, Torr. Labi-salazaria > Salvia, L. Labi-salvia en Salviastrum, Scheele. : Labi-salviastra ES Scutellaria, L. Labi-seutellaria 5 Sphacele, Benth. Labi-sphacelea pa Stachys, Tourn. Labi-stachyda ha Tetraclea, Gray. Labi-tetraclea e Teucrium, L. Labi-teucria 2 Thymus, Tourn. Labi-thyma A Trichostema, Gronov. Labi-trichostema ,, Lacistemáceas.—Rad.=Lac. Lacistema, Svy. -— Lac-lacistema (D. M.) Lauráceas.—Rad.=Lanur, Beilschmiedia, Nees. Laur-beilschmiedia(D. M.) Cassytha, L. Laur-cassytha ;e “Antonio Alzate.” « 139 Litsea, Lam. Laur-litsea (D. M.) Misanteca, Cham. y Schl. Laur-misanteca 5 Nectandra, Roland. Laur-nectandra a Ocotea, Aubl. Laur-ocotea o Persea, Gaertn. f. Laur-persea 4 Sassafridium, Meissn. Laur-sassafridia 4 Umbellularia, Nees. Laur-umbellularia ,, Leguminosas. —Rad.=Leg. Acacia, Willd. Leg-acacia (D. P.) Mischynomene, L. Albizzia, Durazz. , Amicia, HBK. Amorpha, L. Amphicarpea, Ell., Andira, Lam. Apoplanesia, Presl. Arachis, L. Astragalus, L. Ateleia, Moc. y Sess. Barbieria, D. C. Bahuinia, L. Brongniartia, HBK. Cesalpinia, L. Cajanus, DC. Calliandra, Benth. Calopogonium, Desy. Canavalia, Adans. Cassia, L. Cercidium, Tul. Cercis, L. Centrosema, DC. Cicer, L. Leg-eschynomenea ,, Leg-albizzia Leg-amicia Leg-amorpha Leg-amphicarpea Leg andira Leg-apoplanesia Leg arachida. Leg-astragala Leg-ateleia Leg-barbieria Leg-bahuinia Leg-brongniartia Leg-cesalpinia Leg-cajana Leg-calliandra Leg-calopogonia Leg canavalia Log-cassia Leg-cercidia Leg-cercida Leg-centrosema Leg-cicera 140 Memorias de la Sociedad Científica PIOSOCOOLEIIIIIIIS LIL EII PILI Clitoria, L. Leg-clitoria (D. P.) Cologania, Kunth. Leg-cologania Fi Coursetia, DC. Leg-coursetia mí Cracca, Benth. Leg-craccea 'ñ Crotalaria, L. Leg-crotalaria Chetocalyx, DC. Leg-cheetocalyxa ,, Dalea, L. Leg-dalea $ Dalbergia, L. Leg-dalbergia $ Desmodium, Desv. Leg-desmodia ds Diphysa, Jacq. Leg-diphysa Pe Dipteryx, Schreb Leg-dipteryxa ”* Drepanocarpus, W. Mey. Leg-drepanocarpa », Desmantbus, Willd. Leg-desmantha - », Entada, Adans. Leg-entada ¿1 Eriosema, DC. Leg-eriosema $ Erythrina, L. Leg-grythrina Pe Eysenhardtia, HBK. Leg-eysenhardtia ,, Galactia, P. Br. Leg-galactia ” Gliricidia, HBK. Glycirrhiza, L. Leg-glycirrhiza y Leg-gliricidia » Hematoxylon, L. E Leg-hematoxyla ,, Harpalyce, Moc y Sess. Leg-harpalyeea de Hoffmanseggia, Uav. Leg-hoffmanseggia ,, Hosackia- Dougl, Leg-hosaekia $$ Hymenza, L. Leg-hymenxa y” Indigofera, L. Leg-indigofera Pe Inga, Willd. Leg-inga mn Lathyrus, L. Leg-lathyra % Lennea, Klotz. Leg-lennea >) Lens, Gren. y Grodr. Leg-lentida "” Lespedeza, Mich. : Leg lespedeza > Leucena. Benth. Leg leucena y Lonchocarpus, HBK. Leg-lonchocarpa Lupinus, L. Leg-lupina e «* Antonio Alza ¡> 141 Lysiloma, Benth. -—— Leglysiloma (D.P.) Macheerium, Pers. Leg-macheeria m Marina, Liebm. . -— Leg-marina Y Medicago, L. Leg-medicagoa 5 Melilotus, Juss. Leg-melilota Y Mimosa, L. Leg-mimosa » Minkelersia, M. y G. | Leg-minkelersia ,, Muecuna, Adans. Leg-mucuna m Muellera, L. Leg-muellera de Myroxylon, Linn. f. Leg-myroxyla y Neptunia, Lour. Leg-neptunia JON Nissolia, Jacq. Leg-nissolia e Olneya, Gray. Leg-olneya »/ Ormocarpum, Beauv. Leg-ormoearpa Ss Oxytropis, DC, Leg-oxytropida ” Pachyrhizus, Rich. Leg-pachyrhiza 1 Parkynsonia, L. Leg-parkynsonia ' ,, Petalostemon, Mich. Leg-petalostemona ,, Peteria, Gray. Leg-peteria Mel Phaseolus, L. Leg-phaseola y Pictetia, DC. Leg-pictetia $ Piptadenia, Benth. Leg-piptadenia e Piscidia, L. Leg-piscidia dá Pisum, L. Leg-pisa A Pithecolobium, Mart. Log-pithecolobia ;, Platymiscium, Vog. Leg-platymiscia as Poiretia, Vent-Choix. Leg poiretia > Prosopis, L. Leg-prosopida > Psoralea, L. Leg-psoralea 4 Pterocarpus, L. Leg-pterocarpa e Rhynchosia, Lour. Leg-rhynchosia An Robinia, L. Leg-robinia zi Schrancekia, Willd. Leg-schranekia A Sesbania, Pers. Leg-sesbania 5 142 Memorias dela Sociedad Científica IR RRRE A ASSSASASSSAASSAAS - Sophora, L. Stylosanthes, Svv. Svvartzia, Schreb. Leg-sophora (D. P.) Leg-stylosanthea ,, Leg-svvartzia 5 Tamarindus, L. Tephrosia, Pers. Teramnus, Svv. Leg-tamarinda Leg-tephrosia Leg-teramna Trifolium, L. Leg-trifolia E Vicia, L. / Leg-vicia » Vigna, Savi. Leg-vigna 4 Willardia, Rose. Leg-wvillardia ys Zornia, Gmel, Leg-zornia e Lemnáceas. —Rad.=Lem. Lomna, L. Lem-lemna (M.) Wolffia, Horkel. Lem-vvolffa 3 Licopodiáceas. —Rad.=Lyco. Lycopodium, L. Lyco-lycopodia (C. 1.) Psilotum, Svy. Lyco-psilota Liliáceas.—Rad.=Lil. Allium, L. , Lil-allia (M.) Aloe, L. Lil-aloea Anthericum, L. Lil-antherica Asparagus, L. - Lil-asparaga Behria, Greene. Lil-behria Bessera, Schult, Lil-bessera Brodixa, Sm. Lil-brodisea e Calochortus, Pursh. Lil-calochorta $ Dasylirion, Zucc. Lil-dasyliria 4 Echeandia, Ortega. Lil-echeandia Lináceas.—Rad.=Lin. Erythroxylon, L. Linum, L. Lin-erythroxyla Lin-lina ñ Lennoáceas. —Rad.=Len. Ammobroma, Torr. Lennoa, Llav. y Lex. “Antonio Alzate.” 143 Gliphosperma, Wat. Lil-gliphosperma (M.) Hemiphylacus, Wat. Lil-hemiphylaca ES Hesperaloe, Engelm: Lil-hesperaloea ps Hesperocallis, Cray. Lil-hesperocallida ,, Milla, Cav. Lil-milla ? Muilla, Wat. Lil-muilla A Nolina, Mich. Lil-nolina 5 Nothoscordum, Kunth. Lil-nothoscorda > Schcenocaulon, Gray. Lilsschonocaula ,, - Smilacina, Desf. Lil-smilacina b Smilax, L. Lil-smilaxa te Stenanthum, Gray. - Lli-stenantha ” Yucca, L. Lil-yueca hi Zygadenus, Mich, Lil-zygadena S (D. P.) Len-ammobroma (D, G.) Len-lennoa A Litráceas.—Rad.=—Lythr. Ammannia, L. Antherylium, Rose. y Vasey. Cuphea..P. Br. : Lavvsonia, L. Lagerstroemia, L. Lythrum, L. Nesea, Comm. Lythr-ammanvia (D. P.) Lythr-antherylia ,, Lythr-cuphea - hi Lythr-lavvsonia ,, Lythr-lagerstroemia ,, Lythr-lythra r Lythr-nesma x 144 Memorias de la Sociedad Científica LIDIA Punica, L. Lythr-punica (D. P,) Rotala, L. Lythr-rotala 0) , Loasáceas. —Rad.=Loas. Cevallia, Lag. Loas-cevallia (D. P.) Eucnide, Zuec. Loas-eucnidea 5 Gronovia, L. Loas-gronovia JA Mentzelia, L. Loas-mentzelia % Petalonyx, Gray. Loas-petalonyxa ,, Loasa, Juss. Loas-loasa di Selerothrix, Pres]. Loas-sclerothrixa ,, Sympetaleia, Gray. Loas-sympetaleia ,, Lobeliáceas. —Rad.=Lob. Centropogon, Presl. Lob-centropogona(D. G.) Heterotoma, Zuce. Lob-heterotoma bi Laurentia, Neck. Lob-laurentia n Lobelia, L. Lob-lobelia Z Nemacladus, Nutt, Lob-nemaclada % Palmerella, Gray. Lob palmerella - Siphocampylus, Pohl. Lob-siphocampyla ,, Loganiáceas.—Rad.=Log. Buddleia, Houst. Log-buddleia (D. G.) Emorya, Torr. - Log-emorya pe Gelsemium, Juss. Log-gelsemia mi Mitreola, L. Log-mitreola $ Plocosperma, Benth. Log-plocosperma ,, Polypremum, L. — Log.polyprema 53 Spigelia, L. Log-spigelia Po Strychnos, L. Log-strychna- -. y, A “¿Antonio Alzate.” 145 Lorantáceas.—Rad.=Lor. Lor-arceuthobia (D. M). Arceuthobium, Bieb. Loranthus, L.- Phoradendron, Nutt. Lor-lorantha Lor-phoradendra Magnoliáceas. —Rad.=Mag. Drymis, Forst. - Magnolia, L. Talauma, Juss. ” ” Mag-drymida* (D. P.) Mag-magnolia Mag-talauma Malpiguiáceas.—Rad.—Malp. Aspicarpa, Lagas. Banisteria, L. Brachypterys, A. Juss. Bunchosia, Rich. y Juss. Byrsonima, Rich. y Juss. Echinopterys, A. Juss. Galphimia, Cav. Gaudichaudia, HBK. Heteropterys, Kunth. Hirea, Jaco. Janusia, A. Juss. Lasiocarpus, Liebm. Malpighia, L. Stigmaphyllon, A. Juss. Tetrapterys, Cav. Triopterys, L. ” »” Malp-aspicarpa (D. P. Malp-banisteria Malp-brachypterya Malp-bunchosia Malp-byrsonima Malp-echinopterya Mrlp-galphimia Malp-gaudichaudia Malp-heteropterya Malp-hirea Malp-janusia Malp-lasiocarpa Malp-malpighia Malp-stigmaphylla Malp-tetrapterya Malp-triopterya Abutilon, Gaert. ” ” »” »” ” ” ” ” Mal abutilona (D. P.) » Memorias. —(1908).—T. XX.— 19. 146 Memorias de la Sociedad Científica OAADAAOLD IA e Horsfordia, Wat. - Ingenhousia, Moc. y Sess. Kosteletzkya, Presl. Malachra, L. Malva, L. Malvastrum, Gray. Malvaviseus, Dill. Modiola, Moeneh. Montezuma, DC. Ochroma, Svv. Pachira, Aubl. Pavonia, Cav. Rebsamenia. Sida, L. Sidalcea, Gray. Spheeralcea, St. Hil. Thespesia, Corr. Urena, L. Wissadula, Medik. Anoda, Cav. ) Mal-anoda (DEA Areynospermum, Turez. Mal-areynosperma ,, Bastardia, HBK, + Mal-bastardia 2 Bombyceospermum, Pres]. Mal bombycosperma,, Bombax, L. Mal-bombaxa y Callirhoe, Nutt. Mal-callirhoea $ Eriodendron, DC. Mel-eriodendra de Fnugosia, Juss. Mal-fugosia > Gaya, HBK. Mal-gaya e Gossypium, L. Mal-gossypia do Hampea, Schl. Mal-hampea sd Hibiscus, L. Mal-hibisca Se Mal-horsfordia ,, Mal-ingenhousia ,, Malkosteletzkya ,, Mal-malachra sj Mal-malva 6 Mal-malvastra PA Mal-malvavisca A Mal-modiola >” Mal-montezuma ,, Mal-ochroma A" Mal-pachira . Mal-pavonia -, 5 Mal rebsamenia e Mal-sida > Mal-sidalcea ” Mal-spheeralcea . ',,, Mal-thespesia . - Mal-urena | ó Mal-vvissadula A - “Antonio Alzate.” Maratiáceas.—Rad.—Mar. Danea, Smith. Marattia, Smith. 147 Mat-danea (Ue E) Mar-marattia Marsileáceas.—Rad. Mars, Marsilea, L. »” Mars-marsilea (C. H.) Melastomáceas.—Rad.=Mel. Aciotis, Don. Adelobotrys, DC. Arthrostemma, Ruiz y Pav. Bellucia, Neck. Calophysa, DC. Calyptrella, Naud. Centradenia, G. Don Clidemia, Don Conostegia, Don Heeria, Schl. Heterotrichum, DC. Miconia, Ruiz y Pav. Monachetum, Naud. Mouriria, Mig. Oxymeris, DO. Pleroma, Don. Pterogastra, Naud. Pterolepis, Mig. Rhynchanthera, DC. - Sagrea, DC. Topobea, Aubl, Mel aciotida (1 P7) Mel-adelobotryda Mel-arthrostemma Mel-bellucia Mel calophysa Mel-calyptrella Mel-centradenia Mel-clidemia Mel-conostegia Mel-heeria Mel-heterotricha Mel-miconia Mel-monacheta Mel-mouriria Mel-oxymerida Mel-pleroma Mel-pterogastra Mel-pterolepida Mel-rhynchanthera Mel-sagrea Mel-topobea ” ” 148 Memorias de la Sociedad Científica Meliáceas.—Rad.=Meli. Cedrela, L. Meli-cedrela (D. P.) Guarea, L. Meli-guarea % Melia, L. Meli-melia . É Trichilia, L. Meli-trichilia e Syvietenia, L. Meli-svvietenia e Meliósmeas.—Rad.=Melios. Meliosma, Blume. Melios-meliosma (D. P.) Menispermáceas.—Rad.—Men. Cissampelos, L. Men-cissampela (D. P.) Clambus, Miers. Men-clamba Cocculus, DC. - —Men-coccula 5 Hyperbena, Miers, Men-hyperbena ,, l Mesembriantémeas.—Rad. =Mes. Glinus, L. Mes-glina (D: ES Mesembryanthemum, L. Mes-mesembryanthema,, Mollugo, L.. Mes-mollugoa ha Sesuvium, L. Mes-sesuvia a Trianthema, L. Mes-trianthema Me Miricáceas.—Rad.=Myri. Myrica, L. Myri-myrica (D, M.) Miristicáceas.—Rad.=Myris. Myristica, L. Myris-myristica (D. M.) LI * “Antonio Alzate.” : 149 ' Mirsineáceas. —Rad.—Myrs. Ardisia, Svv. Myrs-ardisia (D. G.) Jacquinia, L. Myrs-jacquinia SNTE Myrsine, L. Myrs-myrsinea E Parathesis, Hook. f. Myrs-parathesida ,, Mibtáceas.—Rad.=Myr. Calycorectes, Lher. ' Myr ealycorectea (D, P.) Calyptranthes, Svv. Myr-calyptranthea ,, Eucalyptus, Lher. Myr-eucalypta 3 Eugenia, L. Myr-eugenia a Myrcia, DC. Myr-myreia y Myrtus; L. Myr-myrta 5 Pimenta, Lind!. Myr-pimenta E Psidium, L, Myr-psidia a Monimiáceas.—Rad.=Mo. Mollinedia, Ruiz y Pav. Mo-mollinedia (D. M.) Siparuna, Aubl, Mo-siparuna ” Monotropáceas.—Rad.=Mon. Hypopithys, Adans. Mon-hypopithyda(D. G.). Monotropa, L. : Mon-monotropa ,, Pterospora, Nuts. Mon-pterospora ,, Sarcodes, Torr. . Mon-sarcodea S Naiadáceas.—Rad.=Na. Lileea, Humb. y Bonpl. Na-lileea (M.) 150 Memorias de la Sociedad Científica Naias, L. Potamogeton, L. Ruppia, L. Triglochin, L. Zannichellia, L. Na-naiada (M.) Na-potamogetona ,, Na-ruppia . Na-triglochina a Na-zamnichellia $e Nictagináceas.—Rad.—Nyct. Abronia, Juss. o Nyct-abronia (D.M.) Acleissanthes, Gray. _Nyct-acleissanthea ,, Allionia, L. Nyct-allionia a Boerhaavia, L. Nyct-boerhaavia ,, Boldoa, Cav. Nyet-boldoa ó Bougainvillea, Com. Nyct-bougainvillea ,, Cryptocarpus, HBK. Nyct-eryptocarpa ,, Mirabilis, L. Nyctaginia, Chois. Nyct-mirabilida, ,, Nyct-nyetaginia ,, Okenia, Cham. y Sehl, Nyet-okenia Er e Oxybaphus, Vabhl. Nyct-oxybapha 5 Pisonia, L. Nyct-pisonia a Selinocarpus, Gray. Nycet-selinocarpa ,, Senkenbergia, Schauer. Nyct-senkenbergia ,, Ninfeáceas.—Rad.=Nymph. Brasenia, Schreb. Cabomba, Aubl. Nympheea, L. Gomphia, Schreb. Nymph-brasenia (D. P.) Nymph-cabomba ,, Nymph-nymphea ,, Ocnáceas.—Rad.=0ch. Och-gomphia (D. P.) “Antonio Alzate.” 351 . Ofloglosáceas.—Rad.=0ph. Botrychium, Svv. Oph-hotrychia (C. I.) Ophioglossum, L. Oph-ophioglossa ,, Olacáceas.—Rad.=0la. Mappia, Jacq. - Ola-mappia (D. P.) Schoepfia, Schreb. Ola-schoepfia É Ximenia, L. Ola-ximenia As Oleáceas.—Rad.=0l. Forestiera, Poir. - Olforestiera — (D.G.) Fraxinus, L. Ol fraxina 3 Hesperelea, Gray. Ol -hesperelsea E Jasminum, L. Ol jasmina Y Ligustrum, L. OLligustra o Menodora, Humb. y Bonpl. Ol-menodora ss Olea, L. OL olea A Syringa, L. Ol-syringa MS Orobancáceas.—Rad.=0ro. Aphyllon, Mitch. Oro-aphylla (D. G.) Boschniakia, O, A. Mey. Oro-boschniakia ,, Conopholis, Wallr. Oro-conopholida *,, Orquídeas.—Rad.=0r. Acineta, Lindl, Or-acineta (M.) Alamania, Llay. Or-alamania 5 Androchilus, Liebm: Or-androchila y Arethusa, L. Or-arethusa la 152 Memorias de la Sociedad Científica E A O PILLO Arpophyllum, Llav. Or-arpophylla (M.) Bletia, Ruiz y Pav. Brassavola, Br. ' Brassia, Br. Calanthe. Br. Campylocentrum, Benth. Catasetum, Rich. Cattleya, Lindl. Chysis, Lindl. Coelia, Lindl. Comparettia, Poepp. Corallorhiza, Br. Corymbis, Thou. Cranichis, Svv. Cryptarrhena, Br. Cychnoches, Lindl. Cypripedium, L. Cyrtopodium, Br. Diacrium, Lindl. Dichea, Tindl. Dignathe, Lindl. : Elleanthus, Presl. Epidendrum, L. Epipactis, Br. Erycina, Lindl. Eulophia, Br. Galeandra, Lindl. Góngora, Ruiz y Pav. Goodyera, Br. Govenia, Lindl. Habenaria, Willd. Hartvvegia, Lindl. Hexadesmia, Brongn, Hexalectris, Rafin. Or-bletia » Or-brassavola . Or-brassia Or-calanthea Or-campylocentra Or-cataseta Or-cattleya . Or-chysida Or-coelia Or-comparettia Or-corallorhiza Or-corymbida- Or-cranichida Or-cryptarrhena Or-cyehnochea Or-eypripedia Or-eyrtopodia Or-diacria Or-dicheea Or-dignathea Or-elleantha Or-epidendra Or-epipactida Or-erycina * Or-eulophia Or-galeandra Or-gongora Or-goodyera Or-govenia Or-habenaria Or-hartvvegia Or-hexadesmia Or-hexalectrida ' Ornithocephalus, Hook. Pachyphyllum, HBK. . Papperitzia, Reichb. f. Physosiphon, Lindl. Pleurothalys, Br. Polystachya, Hook. Pogonia, Juss. Ponera, Lindl. Ponthieva, R. Br. Prescottia, Lindl. Restrepia, HBK. Scaphyglottis, Poepp. Sechomburgkia, Lindl. Seraphyta, Fisch. y Mey. “Antonio Alzate.” 153 Hexisea, Lindl. Or-hexisea (M.) Hormidium, Lindl. Or-hormidia e Ionopsis, HBK. ki Or-ionopsida ” Isochilus, Br. Or-isochila Si Lacena, Lindl. Or-laceena ds Leiochilus, Kn. y Weste. Or-leiochila hi Lepanthes, Svv. Or-lepanthea . Liparis, Rich. Or-liparida S Lockhartia, Hook. -Or-lockhartia > Lycaste, Lindl. Or-lycastea > Masdevallia, Ruiz y Pav. Or-masdevallia % Maxillaria, Ruiz y Pav. Or-maxillaria y Meiracylium, Reichb. f. “Or-meiracylia > Microstylis, Nutt. Or-microstylida 5 Mormodes, Lindl. Or-mormodea sy Mormolyce, Fenzl. Or-mormolycea Es Notylia, Lindl. Or-notylia 5 Odontoglossum, HBK. Or-odontoglossa 5 Oncidium, Syy, Or-oncidia » Ornithidium, Salisb. Or-ornithidia +: > Or-ornithocephala ,, Or-pachyphylla ,, Or-papperitzia 9 Or-physosiphona ,, Or-pleurothalyda ,, Or-polystachya 5 Or-pogonia mn Or-ponera E Or-ponthieva ii Or-prescottia > Or-restrepia A Or-scaphyglottida ,, Or-schomburgkia ,, Or-seraphyta Memorias.—(1903).—T. XX,—20. 154 Memorias de la Sociedad Científica Sobralia, Ruiz y Pav. Or-sobralia (M,), Spiranthes, Rich. Or-spiranthea * ,, Stanhopea, Frost. Or-stanhopea y Stelis, Syv, Or-stelida e Trichocentrum, Poepp. Or-trichocentra » Trichopilia, Lindl. Or-trichopilia $ Vanilla, Syv. Or-vanilla > Zygopetalum, Hook. Or-zygopetala » Palmeras. —Rad.—Pal. Acanthorhiza, Wenadl. Pal-acanthorhiza (M.) Acrocomia, Mart. > Pal-acrocomia 4 Astrocaryum, G. W. Mey. Pal-astrocarya $ Bactris, Jacq. Pal-bactrida o Brahea, Mart. Pal-brahea y Calyptrogyne, H. Wendl. Pal-calyptrogynea ,, Cocos, L, Pal-coca 5 Copernicia, Mart. Pal-copernicia mE Uhamecdorea, Willd. Pal-chamedorea Y Desmoncus, Mart. Pal-desmonca dy Erythea, Wat. Pal-erythea de Geonoma, Willd. Pal-geonoma 2, Phoenix, L. Pal-phonixa y Reinhardtia, Liebm. Pal-reinhardtia mm Sabal, Adans. Pal-sabala 7 Washingtonia, Wendl. Pal-washingtonia ,, Attalea, HBK. Pal-attalea Y Elxis, Jacq. Pal-eleeisa y Oreodoxa, Willd. Pal-oreodoxa 5 Papayáceas. —Rad.=Papay. Carica, L. Papay-carica (D,P.) Jacaratia, DC. Papay-jacaratia $ / “Antonio Alzate.” 155 Papaveráceas.—Rad.=Pap. Argemone, L. Pap-argemonea (D. P.) Bocconia, L. Pap-boeconia sl Corydalis, DC. Pap-corydalida 3) Dendromecon, Benth. Pap-dendromeca ,, Echscholtzia, Com. Pap-echscholtzia ,, Fumaria, L. Pap-fumaria pr Hunnemannia, Svveet. Pap-hunnemamnia ,, Papaver, L. Pap-papavera % Platystemon, Benth. Pap-platystemona ,, Romneya, Haxrv. Pap-romneya 5 Paroniquiáceas.—Rad.=Par. Achyronychia, Torr. y Gray, Par-achyronychia(D. M.) Corrigiola, L. Par-corrigiola Paronychia, Juss. Par-paronychia Pentaceena, Bartl. Par-pentacena Pasifloráceas.—Rad.=Pass. Passiflora, L. Pass-passiflora Piperáceas.— Rad.= Pip. Houttuynia, Thunb. Pip-houttuynia Peperomia, Ruiz y Pav, Pip-peperomia Piper, L. Pip-pipera Plantagináceas.—Rad.=Plan. Plantago, L. Plan-plantagoa ” ” ” (D. P.) (D. G.) 156 Memorias de la Sociedad Científica Platanáceas.—Rad.=Plat. Platanus, L. j Plat-platana (D. M.) Plumbagináceas. —Rad.=Plum. s Armeria, Willd. Plum-armeria (D. (+) Plumbago, Tourn. Plum-plumbagoa ,, Statice, Tourn. Plum-staticea ',, Podostemáceas.—Rad.=Pod. Marathrum, Humb. y Bonpl. Pod-marathra (D. M.) Oserya, Tul. Pod-oserya 2% Potamobryon, Liebm. Pod-potamobryona ,, Polemoniáceas.—Rad.=Polem. Bonplandia, Cav. Polem-bonplandia(D. G.) Cobea, Cav, Polem-cobeea bs Collomia, Nutt. Polem-collomia le Gilia, Ruiz y Pav. Polem-gilia % Loeselia, L, Polem-leselia o Phlox, L. Polem- phloxa A Polemonium, Tourn. Polem-polemonia ,, Poligaláceas. —Rad.=Po. Krameria, L. Po-krameria (D, 42.) Monmnina, Ruiz y Pav. Po-monnina E Polygala, L. Po-polygala y Securidaca, L. Po-securidaca E “¿Antonio Alzate. ” Poligonáceas.—Rad.=Poly. Antigonon, Endl. Campderia, Benth. Coccoloba, L. Chorizanthe, R. Br. Eriogonum, Mich. Muchlenbeckia, Meissn. Nemacanlis, Nutt. Podopterus, Humb. y Bonp!l. Polygonum. L. Pterostegia, Fisch. y Mey. Rumex, L. Ruprechtia, C. A. Mey. Triplaris, L. Poly-antigona Poly-campderia _Polp-coecoloba Poly-chorizanthea Poly-eriogona 157 (D. M.) Poly-muchlenbeckia,, Paly-nemacaulida Poly-podoptera Poly-polygona Poly-pterostegia Poly-rumexa Poly-ruprechtia Paly-triplarida Polipodiáceas.—Rad.=Pol. Acrostichum, L. Adiantum, L. Alsophila, R. Br. Adiantopsis, Fee, Anapausia, Presl, Anemia, Svy. Anemidictyon, J. Sm. Antrophyum, Kaulf. Aspidium, Svy. Asplenium, L. Athyrium, Roth. Blechnunm, L. Ceratopteris, Brongn. Cheilanthes, Svy. Cibotium, Kaulf. Pol-acrosticha Pol-adianta Pol-alsophila Pol-adiantopsida Pol-anapausia Pol-anemia Pol-anemidictya Pol-antrophya Pol-aspidia Pol-asplenia Pol-athyria Pol-blechna Pol-ceratopterida Pol-cheilanthea Pol-cibotia — 158 Memorias de la Sociedad Científica Cyathea, Smith. Cyrtomium, Pres]. Cystopteris, Bernh. Davallia, Smith. Dennstedtia, Bernh. Dicksonia, L'Horit. Dictyosiphium, Hook. Didymochlena, Desv. Dictyopteris, Presi. Diplazium, Svy. Elaphoglossum, Schott. Gleichenia, Smith. Goniophlebium, Schott. Gymnogramma, Desyv. Hemionitis, L. Henmitelia, R. Br. Hymenophyllum, Sm. Hypolepis; Bernh. - Lastrea, Bory. Lindseea, Dryand. Llavea, Lag. Lomaria, Willd. Lygodium, Svv, Meniscium, Schreb, Monogramma, Schk. Hydroglossum, Willd. Nephrodium, Rich. Nephrolepis, Schott. Nothochlena, R. Br, Osmunda, L. ' Platyloma, J. Sm. Polypodium, L. Pteris, L. Schizea, Smith. Pol-cyathea Pol-eyrtomia _Pol-eystopterida: Pol-davallia Pol-dennstedtia Pol-dicksonia Pol-dictyosiphia Pol-didymochlena Pol-dtetyopterida Pol-diplazia Pol-elaphoglossa Pol-gleichenia Pol-goniophlebia Pol-gymnogramma Pol hemionitida Pol-hemitelia Pol-hymenophylla Pol-hypolepida Pol-lastrea Pol-lindsea - Polllavea Pol-lomaria Pol lygodia Pol-meniscia Pol-monogramma Pol-hydroglossa Pol-nephrodia Pol-nephrolepida Pol-nothochlena Pol-osmunda Pol platyloma Pol-polypodia Pol-pterida Polschizea (O. L) “¿Antonio Alzate.” 159 PILI III AL Scolopendrium, Smith. Pol-scolopendria (C. I.) Trichomanes, L. Pol-trichomanea ,, > Vittaria, Smit. Pol-vittaria > Woodsia, R. Br. Pol-vvoodsia 6 Woodvvardia, Smith. Pol-vvoodvvardia ,, Pontederiáceas.—Rad.=Pon. Eichhornia, Kunth. Pon-eichhornia (M.) Heteranthera, Ruiz'y Pav. Pon-heteranthera ,, Pontederia, L. Pon-pontederia 5 Portulacáceas.—Rad.=Por. Calandrinia, HBK. Por-calandrinia (D. P.) Calyptridium, Nutt, Por-calyptridia Claytonia, L. Por-claytonia ía Montia, L. - Por-montia A. Portulaca, L. . Por-portulaca Pa Talinopsis, Gray. Por-talinopsida ve Talinum, Adans. :—— Por-talina só Primuláceas.—Rad.=Prim. Anagallis, Tourn. Prim-anagallida (D. G.) Androsace, Tourn. Prim-androsacea ,, Cyclamen, L, Prim-eyclamena ,, Dodecatheon, L. Prim-dodecathea ,, Centunculus, L. * Prim-centuncula ,, Lysimachia, Tourn. Prim-lysimachia ,, Samolus, Tourn, Prim-samola E Proteáceas.—Rad.=Prot. e Roupala, Anbl. Prot-roupala (D. M.) 160 Memorias de la Sociedad Científica Quenopodiáceas.—Rad.—Chen. Anredera, Juss. Atriplex, L. Beta, L, Boussingaultia, HBK. Chenopodium, L. Corispermum, L. Cyeloloma, Moq. Eurotia, Adans. Monolepis, Sehrad. Nitrophila, Wat. Salicornia, L. Spirostachys, Wat. Sueda, Forsk. * Chen-anredera (D. M.) Chen-atriplexa DA Chen-beta 6 Chen-boussinganltia,, Chen-chenopodia ,, Chen-corisperma , Chen-eyeloloma sl Chen-eurotia Chen-monolepida ,, Chen-nitrophila ,, Chen-salicornia si Chen-spirostachyda ,, Chen-suseda de Ramnáceas.—Rad.=Rham. Adolphia, Meisn. Ceanothus, L. ' Colletia, Comm. Colubrina, L. C, Rich. Condalia, Cav. Cormonema, Reissek. Gouania, L. Karvvinskia, Zucc. Microrhamnus, Gray. Rhamnus, L. Sageretia, Brongn. Zizyphus, Juss. Rham-adolphia (D. P.) Rham-ceanotha Rham-colletia pi Rham-colubrina ,, Rham-condalia a Rham-cormonema ,, Rham-gouania bs Rham-karvvinskia ,, Rham-microrhámna,, Rhamerhamna $ Rham-sageretia ,, Rham-zizypha di Ranunculáceas. —Rad.=Ran. Anemone, L. Ran-anemonea- (D. P.) “¿Antonio Alzate.” AA Aquilegia, L. Clematis, L. Delphinium, L. Thalictrum. L. Myosurus, L. Ranunculus, L. Ran-aquilegia (D. P.) - Ran-clematida _Ran-delphinia Ran-thalictra Ran-myosura Ran-ranunecula Resedáceas. —Rad.=Res. Reseda, L. Oligomeris, Cambess. Res-reseda (D. P.) Res-oligomerida Rizoforáceas.—Rad.=Rhiz. Rhiz-rhizophora (D. P.) Rhizophora, L. Rosáceas.—Rad.=Ros. Adenostoma, Hook. y Arn. Agrimonia, L. Acena, L. Alchemilla, L. Amelanchier, Lindl. Cercocarpus, HBK. Chrysobalanus, L. Cotoneaster, Medik, Covvania, Don. Couepia, Aubl. Crataegus, L. Fallugia, Endl. Fragaria, L, Geum, L. . Hirtella, L. Ivesia, Torr. ” Ros-adenostoma (D. P.) Ros-agrimonia Ros-acena Ros-alchemilla Ros-amelanchiera Ros-cereocarpa * Ros-ehrysobalana Ros-cotoneastera Ros-covvania Ros-couepia Ros-crataega Ros-fallugia Ros-fragaria Ros-gea Ros-hirtella Ros-ivesia ” ” Memorias. —(1903).—T. XX.—21. 162 Memorias de la Sociedad Científica LIL Lecostemon, Moc. y Sess. Ros-lecostemona(D. P.) Lindleya, HBK. ' Ros-lindleya hi Photinia, Lina]. Ros-photinia Je Potentilla, L. Ros-potentilla a Prunus, L. Ros-pruna 3 Pterostemon, Schauer. Ros-pterostemona ,, Pyrus, L. Ros-pyra ES Rosa, L. Ros-rosa a Spirza, L. ; Ros-spirzwa 7 Vauquelinia, Corr. Ros-vauquelinia ,, Rubiáceas.—Rad.—Rnb. Alibertia, A. Rich. Rub-alibertia (D. E.) Antirrhoa, Comm. p Rub-antirrhoza >) Asemnantha, Hook, f. | Rub-asemnantha ,, Basanacantha, Hook, f. Rub-basanacantha ,, Bouvardia, Salisb. Rub-bouvardia Ad Catesbea, L. ' Rub-catesbea Se Calycophyllum, DC. Rub-calycophylla ,, Cephalanthus, L. Rub-cephalantha ,, Cephaelis, Svv. Rub-cephaelida » Chiococca, P. Broyvne. Rub-chiococea Est Chione, DC. Rub-chionea m Chomelia, Jacq. * [e Rub-chomelia y Coccocypselum, P. Br. Rub-coceoeypsela ,, Coffea, L. Rub-coffea $ Coutarea, Aubl, Rub-coutarea 7 Crusea, Cham, y Sehl. Rub-erusea Ñ Dasycephala, DC. Rub-dasycephala ,, Declieuxia, HBK. Rub-declieuxia $ Dentella, Forst. Rub-dentella a Deppea, Cham. y Sehl. Rub-deppea ,, Didymea, Hook. f. Rub-didymea “¿Antonio Alzate.” 363 Diodia, Gronov. Rub-diodia (D. G.) Exostema, Rich. Rub-exostema ho Faramea, Aubl. Rub-faramea iS Genipa, Plum. Rub-genipa he Galium, L. : Rub-galia SS Geophila, Don. ' Rub geophila PR Gonzalea, Pers. Rub-gonzalea E Guettarda, L. Rub-guettarda E Hamelia, Jacq. Rub-hamelia $ Hexasepalus, Bartl, Rub-hexasepala ,, Hoffmannia, Svv. Rub-hoffmannia ,, Houstonia, Gronov. Rub-houstonia PA Isertia, Schreb. Rub-isertia CE Lindenia, Benth, Rub-lindenia be Machaonia, Humb. y Bonpl. Rub machaonia y Manettia, Mutis. Rub-manettia pe Mitchelia, L. Rub-mitehelia 5 Mitracarpus, Zucc. Rub-mitracarpa pe Nertera, Banks. y Sol. Rub-nertera en Oldenlandia, L. Rub-oldenlandia ,, Palicourea, Aubl. Rub-palicourea e Placocarpa, Hook. f. Rub-placocarpa 5 Portlandia, P. Br. Rub-portlandia > Posoqueria, Aubl. Rub-posoqueria ,, Psychotria, L. Rub-psychotria y Randia, Houst. Rub-randia a Relbunium, Endl. Rub-relbunia y Richardia, Houst. -—— Rub.richardia A Rondeletia, L. Rub-rondeletia SS Sabicea, Aubl. Rub-sabicea * pl Sommera, Sehl. Rub-sommera y. Spermacoce, Dill. Rub-spermacocea ,, Triodon, D. €. Rub-triodona 164 Memorias de la Sociedad Científica PILI Rutáceas.—Rad.=Rut. . Amyris, L. Astrophyllum, Torr. y Gray Casimiroa, Llav. y Lex. Citrus, L. | Choisya, Kunth. Decatropis, Hook. f. Erythrochitum, N. y M. Esenbeckia, Kunth. Helietta, Tul. Megastigma, Hook. f. Peganunm, L. Polyaster, Hook. f. Ptelea, L. Ruta, L, Sargentia Stauranthus, Liebm. Thamnosma, Torr. y Frem. Triphasia, Lour. Zanthoxylum, L. Rut-amyrida Rut-astrophylla Rut-casimiroa Rut-citra Rut-choisya Rut-decatropida Rut-erythrochita Rut esenbeckia Rut-helietta Rut-megastigma Rut-pegana Rut-polyastera Rut-ptelea Rut-ruta Rut-sargentia Rut-staurantha Rut-thannosma Rut-triphasia Rut-zanthox yla Salicíneas.—Rad.=Sal. Populus, L. Salix, L. Sal-popula Sal-salixa Salviniáceas.—Rad.=Salv. Salvinia, Micheli. Azolla, Lam. V Salv-salvinia Salv-azolla Samidáceas.—Raád. =Sam. Banara, Aubl. Sam-banara (D.P.) “¿Antonio Alzate. ” 165 LIULILLILIILIIIIILIISELIDILIIIIIIILLIIIIIIDILIEL DIDIDID IS DO IIDILI ILL LILIIIIISILIIL Casearia, Jacq. Sam-casearia (D.P.) Homalium, Jacq. Sam-homalia E Samyda, L. Sam-samyda a Santaláceas.—Rad.=San. Comandra, Nutt. San-comandra (D. M.) Sapindáceas.—Rad.=Sap. Acer, L. Sap-acera (DB) 2Esculus, L. Sap-eescula po -Alvaradoa, Liebm. Sap-alvaradoa S Cardiospermum, L. Sap-cardiosperma ,, Cupania, L. Sap-cupania 7 Dodonea, L. Sap-dodonea 5 Negundo, Moench. Sap-negundoa SS Paullinia, L, Sap-paullinia > Ratonia, DC. Sap-ratonia 53 Sapindus, L, Sap-sapinda > Schmidelia, L. Sap-schmidelia » Serjania, Plum. Sap-serjania E Staphylea, L. Sap-staphylea 5 Thouinia, Poit. Sap-thouinia ne Turpinia, Vent-Choix. Sap-turpinia > Ungnardia, Endl. Sap-ungnardia si Urvillea, HBK. Sap-urvillea s Sapotáceas. —Rad.=Sapo. Achras, L. Bumelia, Svy. Sapo-achrasa (D.G,) Sapo-bumelia 7 Chrysophyllum, L. Sapo-chrysophylla Lucuma, Juss, Sapo-lucuma e Sideroxylon, L. Sapo-sideroxyla 166 Memorias de la Sociedad Científica Rear Saxifragáceas.—Rad.=Sax. Deutzia, Thunb. Sax-deutzia DPS Fendlera, Engel. Sax-fendlera sj Heuchera, L. Sax-heuchera .s Hydrangea, L. Sax-hydrangea o Lepuropetalon, DC. Sax-lepuropetala ,, Philadelphus, Y. Sax-philadelpha ,, Phyllonoma, Willd. Sax-phyllonoma ,, Ribes, L. Sax-ribesa ds Saxifraga, L. Sax-saxifraga a Weinmannia, L. Sax vveinmannia Scitamináceas.—Rad.=Scit. Canna, L. Scit-canna (M.) Costus, L. Seit-costa .. Heliconia, L. Seit-heliconia ») Maranta, L. Scit-maranta " Musa, L. Scit-musa A Renealmia, Linn. f. Scit-renealmia e ” Thalia, L. Scit-thalia Selagineláceas.-—Rad.=Sel. Selaginella, Beauv. — Sel-selaginella (C. H.) - Sesámeas.—Rad.=Ses. Martynia, L. Ses-martynia (D.G.) Sesamunm, L. Ses-sesama Simarubáceas.—Rad.=Sim. Brunellia, Ruiz y Pav. Sim-brunellia (D, P.) “¿Antonio Alzate.” .. Castela, Turp. Cneoridium, Hook. f. Holacantha, Gray. Kaeberlinia, Zucc. Picramnia, Svv. Richiostachys, Plan. Simaba, Aubl. Spathelia, L. 167 Sim-castela (DP) Sim-cneoridia Sim-holacantha Sim-koeberlinia Sim-picramnia Sim-richiostachyda Sim-simaba Sim-spathelia Sinantéreas.—Rad.=Syn. Abasoloa, Llav. y Lex. Achillea, Vaill. Achyrocline, Less. Actinella, Pers. Actinomeris, Nutt. Adenopappus, Benth. Adenophyllum, Pers. Achaetogeron, Gray. Ageratella. Ageratum, L. Aganippea, DC. Agiabampoa, Rose. Aiolotheca, DO. Allendea, Llav. y Lex. Alomia, HBK, Alvordia, Brandegee Amblyopappus, Hook. y Arn. Ambrosia, Tourn. Anaphalis, DC. . Antennaria, Gaert. Aphanostephus, DC. Aplopappus, Cass. Artemisia, Tourn. ” Syn-abasoloa (D. G.) Syn-achillea Syn-achyroclinea Syn-actinella Syn-actinomerida Syn-adenopappa Syn-adenophylla Syn-achaetogera Syn-ageratella Syn-agerata Syn-aganippea Syn-agiabampoa Syn-aiolotheca Syn-allendea Syn-alomia Syn-alvordia Syn-amblyopappa Syn-ambrosia Syn-anaphalida Syn-antennaria Syn-aphanostepha Syn-aplopappa Syn-artemisia 1b) » ” ” 168 Memorias de la Sociedad Científica NADLIIIZIIIIDIIDIISL Aschenbornia, Schauer Aster, Tourn. Aspilia, Thou. Axiniphyllum, Benth. Baccharis, L. Baeria, Fisch. y Mey. Bahia, Lag. Baileya, Harv. y Gray. Baltimora, L. Barroetea. Bartlettia, Gray. Bebbia, Greene Bellis, L. Berlandiera, DC. Bidens, Tourn. Bigelovia, DC. Blainvillea, Cass. Bolanosa, Gray. Boltonia, Lher. Borrichia, Adans. Brickellia, Ell. Caealia, L. Calea, L. Calendula, L. Calycoseris, Gray. Carduus, Tourn. Carminatia, Moc. Carphephorus, Cass. Carphochaete, Gray. Centaurea, L. Cheenactis, DC. Chaetopappa, DC. Chaptalia, Vent. Chionolaena, DC. Syn- aschenbornia(D. G-.) Syn-astera Syn-aspilia Syn-axiniphylla Syn-baccharida Syn-baeria Syn-bahia _Syn-baileya Syn-baltimora Syn-barroetea Syn-bartlettia Syn-bebbia Syn-bellida Syn-berlandiera Syn-bidensa Syn-bigelovia Syn-blainvillea Syn-bolanosa Syn-boltonia * Syn-borrichia Syn-brickellia Syn-cacalia Syn-calea Syn-calendula Syn-ealycoserida Syn-cardua Syn-carminatia Syn-carphephora _Syn-carphochaetea Syn-centaurea Syn-chaenactida Syn-chaetopappa Syn-chaptalia Syn-chionolaena ” “¿Antonio Alzate.” 169 AAA Chromolepis, Benth. Syn-chromolepida(D. G.) Chrysanthellum, Rich. Syn-chrysanthella ,, Chrysactinia, Gray. Syn-chrysactinia ,, Chrysanthemum, Tourn. Syn-chrysanthema ,, Chrysopsis, Nutt. Syn-chrysopsida ,, Cichorium, Tourn. Syn-cichoria $ Clappia, Gray. Syn-clappia si Clibadium, L. Syn-clibadia a Cnicus, Tourn. Syn-cnica me Conyza, Less. Syn-conyza + Coreopsis, L. Syn-coreopsida E Cosmos, Cav. Syn-cosma 3 Cotula, L. Syn-cotula > Coulterella, Vasey y Rose. Syn-coulterella 7 Cynara, L. Syn-cynara md Dahlia, Cav. Syn-dahlia y Decacheta, DC. Syn-decacheta 4 Desmanthodium, Benth. Syn-desmanthodia ,, Dicranocarpus, Gray. Syn-dicranocarpa ,, Distasis, DC. Syn-distasida . Dysodia, Cav. Syn-dysodia $ Eclipta, L. Syn-eclipta Y Egletes, Cass. Syn-egletea 3 Electra, DC. Syn-electra 5 Elephantopus, L. Syn-elephantopa ,,- Elvira, Cass. Syn-elvira 5 Encelia, Adans. Syn-encelia e Engelmannia, Torr. y Gray. Syn-engelmannia ,, Epaltes, Cass. Syn-epaltea 5 Erechthites, Rafin ¿ Syn-erechthitea 3 Erigeron, L. Syn-erigera A Eriophyllum, Lag. Syn-eriophylla ,, Eupatorium, Tourn. - Syn-eupatoria E Euphrosyne, DC, Syn-euphrosynea ,, Momorias.—(1008).—T. XX,-—1. 170 Memorias de la Sociedad Científica AAAADAL IDOL Eutetras. Syn-eutetra (D. G.) Evax, Gaert. Syn-evaxa pa Faxonia, Brandegee. Syn-faxonia .p Filago, Tourn. | Syn-filagoa . Flaveria, Juss. Syn-flaveria $ Fleischmannia, Sch. Bip. Syn- fleischmannia ,, Florestina, Cass. Syn-florestina m7 Flourensia, DC. Syn-flourensia de Franseria, Cav. Syn-franseria m Gaillardia, Fougeroux. Syn-gaillardia 5 Galeana, Llav. y Lex. Syn-galeana a Galinsoga, Ruiz y Pav. Syn-galinsoga s Geissolepis, Rob. Syn-geissolepida ,, Gnaphalium, L. Syn-gnaphalia mi Gochnatia, HBK, Syn-gochnatia » Golionema. Syn-golionema ¿ Greenella, Gray. Syn-greenella Ps Grindelia, Willd. Syn-grindelia 55 Guardiola, Humb. y Bonpl. Syn guardiola A Gutierrezia, Lag. Syn-gutierrezia w Gymnocoronis, DC. Syn-gymnocoronida,, Gymnolomia, HBK. Syn-gymnolomia ,, Gymnosperma, Less. Syn-gymnosperma ,, Haploesthes, Gray. Syn-haploesthea ,, Hecubaea, DC. Syn-hecubaea A Helenium, L. Syn-helenia a) Helianthella, Torr. y Gray. Syn-helianthella ,, Helianthus, L. Syn heliantha ml Heliopsis, Pers. Syn-heliopsida A Hemizonia, DC. “8 Syn-hemizonia e Heterospermum, Cav. Syn-heterosperma ,, Heterotheca, Cass. Syn-heterotheca ,, Hidalgoa, Llav. y Lex. Syn-hidalgoa > Hieracium. Tourn. Syn-hieracia 57 “¿Antonio Alzate.” Hofmeisteria, Walp. Hulsea, Torr. y Gray. Hymenatherum, Cass. Hymenoeloa, Torr. y Gray. Hymenopappus, Lher. Hymenostephium, Benth. Hymenothrix, Gray. Hymenoxys, Cass. lostephane, Benth. Isocarpha, R. Br. Iva, L. Jaegeria, HBK. Jaliscoa. Jaumea, Pers. Keerlia, Gray. Kubhnia, L. Lactuca, Tourn. Lagascea, Cav. Laphamia, Gray. Layia, Hook. y Arn. Lepachis, Rafin. Lepidospartum, Gray. Leptosyne, DC. Lessingia, Cham. Liabum, Adans. Liatris, Schreb. Lindheimera, Gray y Engel. Lygodesmia, Don. Madia, Molina. Malacothrix, DC. Mallinoa. Malperia, Wat. Matricaria, Tourn. Melampodium, L. Syn-hofmeisteria(D. G.) Syn-hulsea Syn-hymenathera Syn-hymenocloa Syn-hymenopappa Syn-hymenostephia Syn-hymenothrixa Syn-hymenoxyda Syn-lostephanea Syu-isocarpha Syn iva Syn-jaegeria Syn-jaliscoa Syn-jaumea Syn-keerlia Syn-kuhnia Syn-lactuca Syn-lagascea Syn-laphamia Syn-layia Syn-lepachida Syn-lepidosparta Syn-leptosynea Syn-lessingia Syn-liaba Syn-liatrida Syn-lindheimera Syu-lygodesmia Syn-madia Syn-malacothrixa Syn-mallinoa Syn-malperia Syn-matricaria Syn-melampodia ” ” ” 172 Memorias de la Sociedad Científica Melanthera, Rohr. Mesoneuris, Gray. Microseris, Don. Microspermunm, Lag. Mikania, Willd. Milleria, L. Mirasolia, Sch. Bip. Montanoa, Llav. y Lex, Neurolena, R. Br. Nicolletia, Gray. Oaxacania, Rob. y Greenm. Oliganthes, Cass. Oliveea, Sch. Bip. Onoseris, DC. Ophryosporus, Meyen. Otopappus, Benth. Oxylobus. Oxypappus, Benth. Oyedea, DC. Palafoxia, Lag. Parthenice, Gray. Parthenium, L. Pectis, L. Pelucha, Wat. Pentacheta, Nutt. Perezia, Lag. Pericome, Gray. Perityle, Benth. Perymenium, Schrad. Peucephyllum, Gray. Phania, DC. Philactis, Schrad. Pinaropappus, Less. Piqueria, Cav. Syn-melanthera (D. G.) Syn-mesoneurida Syn-microserida Syn-microsperma Syn-mikania Syn-milleria Syn-mirasolia Syn-montanoa Syn-neurolena Syn.nicolletia Syn-oaxacania Syn-oliganthea Syn-olivea Syn-onoserida Syn-ophryospora Syn-otopappa Syn-oxyloba Syn-oxyp2ppa Syn-oyedea Syn-palafoxia Syn-parthenicea Syn-parthenia Syn-pectida Syn-pelucha Syn-pentacheeta Syn-perezia Syn-pericomea Syn-peritylea Syn-perymenia Syn-peucephylla Syn-phania Syn-philactida Syn-pinaropappa Syn-piqueria ” ” “¿Antonio Alzate.” 173 AI IIS LIL LLL LL LIE ILIAAIIA Pluchea, Cass. Syn-pluchea (D. G.) Polymia, L. Syn-polymia Ñ Podachenium, Benth. Syn-podachenia ,, Polypteris, Nutt. Syn-polypterida e Porophyllum, Vaill. Syn-porophylla * Psathyrotes, Gray. Syn-psathyrotea. ,, Psilactis, Gray. Syn-psilactida pa Pterocaulon, Ell. Syn-pterocaula a Pyrrhopappus, DC. Syn-pyrrhopappa ,, Rafinesquia, Nutt. Syn-rafinesquia y Riddellia, Nuts, Syn-riddellia e Rudbeckia, L, Syn-rudbeckia e Rumfordia, DC. Syn-rumfordia we Sabazia, Cass. Syn-sabazia a Salmea, DC. Syn-salmea o Sanvitalia, Lam. Syn-savitalia me Sartvvellia, Gray. Syn-sartvvellia en Schaetzelia, Sch. Bip. Syn-schaetzelia ,, Selerocarpus, Jacq. Syn-sclerocarpa " Schkubhria, Roth. Syn-schkuhria Ñ Schistocarpha, Less. Syn-schistocarpha ,, Selloa, HBK. Syn-selloa A Senecio, Tourn. Syn-senecioa E Siegesbeckia, L. Syn-siegesbeckia ,, Solidago, L. Syn-solidagoa á Soliva, Ruiz y Pav. Syn-soliva S Sonchus, Tourn. Syn-soncha ¿ Spilanthes, Jacq. Syn-spilanthea ko Stachycephalum, Sch. Bip. Syn-stachycephala ,, Stephanomeria, Nutt. Syn-stephanomeria ,, Stevia, Cav. Syn- stevia 5 Stylocline, Nutt. Syn-styloclinea ; Syncephalanthus, Bartl. Syn-syncephalantha,, Synedrella, Gaert. Syn-synedrella ” 174 Memorias dela Sociedad Científica a Tagetes, Tourn. Syn-tagetea (D, G.) Taraxacum, Haller. Syn-taraxaca z Tessaria, Ruiz y Pav. Syn-tessaria ES Tetradymia, DOC. Syn-tetradymia pe Tetragonotheca, Dill. - Syn-tetragonotheca ,, Thelesperma, Less. oyn-thelesperma ,, Thymophyllum, Lag. Syn-thymophylla ,, Tithonia, Desf. Syn-tithonia y Tovvnsendia, Hook. Syn-tovvnsendia ,, Tragoceros, HBK. Syn-tragocera he Trichocoronis, Gray. Syn trichocoronida ,, Trichoptilium, Gray. Syu-trichoptilia $ Tridax, L. Syn-tridaxa a Trigonospermum, Les, Syn-trigonosperma ,, Trixis, P. Brovvne. Syn-trixida 6 Varilla, Gray. Syn-varilla A. Verbesina, L. Syn-verbesina 3 Vernonia, Schreb. Syn-vernonia AS Viguiera, HBK. Syn-viguiera o Villanova, Lag. Syn-villanova A Wedelia, Jacq. Syn-vvedelia > Wyethia, Nutt. Syn-vvyethia pa Xanthium, Tourn. Syn-xanthia Le Xanthocephalum, Willd. Syn-xanthocephala ,, Zaluzania, Pers. Syn-zaluzania > Zexmenia, Llav. y Lex. Syn-zexmenia s Zinnia, L. Syn-zinnia a Solanáceas.—Rad.=Sol. Acnistus, Schott. Sol acnista Athenea, Sendtn. Sol-athenzea Bassovia, Aubl. Sol-bassovia Bouchetia, DC. Sol-bouchetia ““ Antonio Alzate.” 175 ILL ILDLILIIIIILIIIIIIILIIOIIS Brachistus, Miers. Sol-brachista (D. G.) Cacabus, Bernh. Sol-cacaba . Capsicum, L. Sol-capsica SS Cestrum, L. . Sol-cestra S Chamaesaracha, Gray. Sol-chamaesaracha ,, Cyphomandra, Sendtn. Sol-eyphomandra ,, Datura, L. Sol-dafura E Dunalia, HBK. Sol-dunalia » Hyoseyamus, Tourn. Sol-hyoscyama ” Jaborosa, Juss. Sol-jaborosa e Juanulloa, Ruiz y Pav. Sol-juanulloa 3 Leptoglossis, Benth. Sol-leptoglossida ,, Lycium, L. Sol-lycia Ñ Lycopersicam, Tourn. Sol-Iycopersica ú Margaranthus, Schl. Sol-margarantha ,, Nectouxia, HBK. Sol-nectouxia A Nicandra, Adans. Sol-nicandra ya Nicotiana, L, Sol-nicotiana . Nierembergia, Ruiz y Pav. Sol-nierembergia ,, Petunia, Juss. Sol-petunia ñ Physalis, L. Sol-physalida $ Saracha, Ruiz y Pav. Sol-saracha E Solandra, Svv. Sol-solandra e Solanum, Tourn. Sol-solana sy Ternstremiáceas.—Rad.=Terns. Cleyera, DC. Terns-cleyera (D. P.) Freziera, Svv. Terns-freziera Ñ Gordonia, Ellis. Terns-gordonia y Marcgravia, L. Terns-marcgravia ,, Ruyschia, Jacq. Terns ruyschia A Saurauja, Willd. Terns-saurauja 8 Ternstroemia, Linn. f. Terns-ternstroemia ,, 176 Memorias de la Sociedad Científica —Tifáceas.—Rad.—Typh. Typha. Typh-typha (M.) Tiliáceas.—Rad.=Til, Belotia, A. Rich. Til-belotia (DP Apeiba, Aubl. Til-apeiba e Corchorus, L. Til-corchora je Hasseltia, HBK. : Til-hasseltia pa Heliocarpus, L. Til-heliocarpa ds Luhea, Willd. Til-luhea PR Muntingia, L. Til-muntingia P Prockia, L. Til-prockia » Tilia, L. Til-tilia 9 Triumfetta, L. Til-triumfetta ,, Turneráceas. —Rad.=Tur. Turnera, L. Tur-turnera (D. P.) Umbelíferas.—Rad.=Um. Ammi, L. Um-ammia (DIT) Ammoselinum, Torr. y Gray. |Um-ammoselina ,, Angelica, Í. Um-angelica % Apiastrum, Nutt. Um-apiastra > Apium, L. Um-apia a Arracacia, Bancr. Um-arracacia id Asteriscium, Cham. y Sehl. Um-asteriscia 0 Bovvlesia, Ruiz y Pav. Um-bovvlesia " Berula, Hoffm, Um-berula eE Caucalis, L. Um-caucalida e Conioselinum, Fisch. Um-conioselina s. “¿Antonio Alzate. ” Conium, L. Coriandrum, L. Cicuta, L. Coaxana, Coult. y Rose. Coulterophytum, Rob. Deanea, Coult. y Rose. Danucus, L. Eryngium, L. Foeniculum, Adans. Hydrocotyle, L, Lilaeopsis, L. Ligusticum, L. Leptocaulis, Nutt. Micropleura, Lag. Musenium, Nutt. Museniopsis, Coult, y Rose. Neogoezia, Hems. (Enanthe, L. Osmorbiza, Rafin. Oreomyrrhis, Endl. Ottoa, HBK. Petroselinum, Koch, Pimpinella, L. Peucedanunm, L. Prionosciadium, Wat. Rhodosciadium, Wat. Neonelsonia, Coult. y Rose. Spananthe, Jacq. Sanicula, L. Tauschia, Sehl. Crantzia, Nutt. Um-conia Um-coriandra Um-cicuta Um-coaxana Um-conulterophyta Um-deanea Um-dauca Um-eryngia Um-foenicula Um-hydrocotylea Um-lilaeopsida Um-ligustica Um-leptocaulida Um-micropleura Um-musenia Um-museniopsida Um-neogoezia Um-cenanthea Um-osmorhiza Um-oreomyrrhida Um-ottoa Um-petroselina Um-pimpinella Um-peucedana Um-prionosciadia Um-rhodosciadia Um-neonelsonia Um-spananthea Um-sanicula Um-tauschia Um-crantzia Urticáceas.—Rad.=Ur. Boehmeria, Jacq. MOE Ur-boehmeria (D. P.) (D. M) Memorias.—(1903).—T. XX,—23. 178 Y PIO Memorias de la Sociedad Científica . LPLLLLIIIIIEOOL IIS Brosimum, Svv. Castilloa, Cerv. Cecropia, L. Celtis, L. Chlorophora, Graud. Dorstenia, L. Ficus, L. Fleurya, Gaud. Laportea, Gaud. Morus, L. Myriocarpa, Bentbh. Parietaria, L. Phenax, Wedd. Pilea, Lindl. Pouzolzia, Gaud. Sahagunia, Liebm, . Trema, L. Trophis. UÚlmus, L. Urera, Graud. Urtiea, L. 6 Ur-brosima Ur-castilloa Ur-cecropia Ur-celtida Ur-chlorophora Ur-dorstenia Ur-fica Ur-fleurya Ur-laportea Ur-mora Ur-myriocarpa Ur-parietaria Ur-phenaxa Ur-pilea Ur-pouzolzia Ur-sahaguvia Ur-trema Ur-trophida Ur-ulma Ur-urera Ur-urtica Urtriculariáceas.—Rad.—Utri. Pinguicula, Tourn. Utricularia, L. Utri-pinguicula (D. G.) Utri-utricularia. Vacciniáceas.—Rad.=Vac. Cavendishia, Lindl. Macleania, Hook. Vaccinium, L. (D. M.) ” Vac-cavendishia (D. G.) Vac-macleania Vac-vaccinia Valerianáceas.—Rad.=Yal. Phyllactis, Pers. Val-phyllactida (D. G.) UN »” “Antonio Alzate.” 179 Valeriana, Tourn. Valerianella, Tourn. Val-valeriana (D.G.) Val-valerianella Verbenáceas.—Rad.=Yer. Mgiphila, Jacq. Avicennia, L. Bouchea, Cham. Callicarpa, L. Citharexylum, L. Clerodendron, L. Cornutia, L. Duranta, L, Lantaua, L. Lippia, L. Petitia, Jacq. Petreea, L. Priva, Adans. Stachytarpheta, Vahh. Tamonea, Aubl. Verbena, Tourn. Vitex, L. ” Ver egiphila (D. G.) Ver-avicenula Ver-bouchea Ver-callicarpa Ver-cithrarex yla Ver-clerodendra V er-cornutia Ver-duranta Ver-lantana Ver-lippia Ver-petitia Ver-petrea Ver-priva Ver-stachytarpheta ,, Ver-tamonea Ver-verberna Ver-vitexa Violariáceas.—Rad.=Yiol. Alsodeia, Thouars. Corynostylis, Mart. Ionidium, Vent. Schvviggeria, Spreng. Sauvagesia, L. Viola, L. Xyris, L. »” Viol-alsodeia (D.P.) Viol-corynostylida ,, Viol-ionidia Viol-schvviggeria Viol-sauvagesia Viol-yiola Xirídeas.—Rad.=Xyr. Xyr-xyrida 180 : Memorias de la Sociedad Científica ; CIPSA ISS LIS LS IL ILISLLLSSALLLAULILILLSLILISL ASIS ISI III DI III Zigofiláceas.—Rad.=Zyg. _ Chitonia, Moc, y Sess. Zyg-chitonia (D.P.) Fagonia, L. Zyg-fagonia A Guaiacum, L. Zyg-gualaca E Larrea, Cay. Zyg-larrea E Porlieria, Ruiz y Pay. Zyg-porlieria pl Sericodes, Gray. y Zyg-sericodea si Tribulus, L. Zyg-tribula ni Oaxaca de Juárez, Mayo de 1902. CLIMATOLOGÍA DE LA REPUBLICA MEXICANA DESDE EL PUNTO DE VISTA HIGIÉNICO. POR JOSÉ GUZMÁN, M.S. A. INTRODUCCIÓN. Hoy ya no se acepta la bella frase que describía el clima del Territorio Mexicano como una perpetua primavera, por- que la observación ha demostrado que una extensa zona de éste, presenta variaciones climatológicas suficientemente in- tensas para merecer un lugar en el cuadro de los climas ex- tremosos y variables. Se había dicho que las grandes pertur- baciones meteorológicas no eran propias de nuestro país, en el cual los fenómenos atmosféricos tenían oscilaciones insig- nificantes y las circunstancias telúricas se sintetizaban en las fértiles selvas de los Andes australes acariciadas por caudalo- sos ríos inmensamente fecundos. Los ciclones que año por año azotan las costas de ambos mares, los temporales del Golfo, tan comunes y extensos en los meses de invierno y primavera, los calores en las costas de BR .Memorias de la Sociedad Científica PILI Chiapas y en la península de Yucatán, el rigor del invierno en la región Norte de la Sierra Madre Occidental, los nume- rosos ríos, arenales, pantanos, cuencas y lagos, obligan á con- cluir que en la República Mexicana las condiciones telúrico— atmosféricas son excepcionalmente variables, encontrándose todos los climas, desde los cálidos de las costas hasta los in- tensamente fríos de las grandes alturas. Latitud, exposición y altura, son tres atributos climatoló- glcos que ofrecen innumerables combinaciones en nuestro país, de las cuales resultan á veces climas muy variables que difícilmente encuentran lugar en las clasificaciones conocidas, y á veces climas moderados capaces de rivalizar con los más hermosos del mundo, en puntos que por su latitud debian es- tar sujetos á los rigores del calor y por su altura á las incle- mencias del frío. Medio tan heterogéneo ejerce una influencia complexa y permanente en el individuo, modifica y altera la salud propor- cionalmente á la intensidad de sus variaciones, es factor po- deroso de la distribución geográfica de las enfermedades y de la prosperidad de ciertas especies de insectos y parásitos aptos para trasmitirlas. La complexidad de tal estudio obliga á subdividirlo, su terminología tan variada necesita simplificarse en obsequio á la claridad, y con el fin de facilitar descripciones áridas dán- doles al mismo tiempo brevedad, he recurrido á las represen- taciones gráficas usando, para la construcción de los perfiles, métodos que solamente son aproximados, pero que bastan pa- ra fundar las conclusiones.' Estudiando primero las circunstancias telúricas y después las atmosféricas, si se buscan las relaciones de ambas, es po- sible clasificar los diversos climas de la República. Conocido el “medio” y suponiendo al individuo fisiológico dentro de éste, es fácil concluir las modificaciones que los climas ocasionan en el funcionamiento orgánico, y por tanto, las enfermedades “Antonio Alzate.” 183 LLL que se desarrollan en dichos climas; pero como entre los fac- tores de trasmisibilidad ocupan el primer lugar ciertas espe- cies de insectos y parásitos, se impone como necesario el es- tudio de las relaciones de éstas con las condiciones climatoló- gicas de las diversas zonas en que prosperan. Finalmente, se tratará de los preceptos de profilaxis general que se relacio- nen con las enfermedades propias á cada clima. il EL SUELO. 1.—La República Mexicana es notable por los accidentes topográficos tan variados de su suelo: la Sierra Madre de Gua- temala atraviesa el Estado de Chiapas de E. á W., y al llegar al vigoroso núcleo del Zempoaltepetl, se divide en dos cade- nas que corren paralelas á las costas del Pacífico y del Golfo recibiendo respectivamente los nombres de Sierra Madre Oe- cidental y Sierra Madre Oriental; entre ellas existe una ex- tensa zona llamada Mesa Central cuya altura decrece de S. á N.; los ramales que de las cadenas mencionadas se despren- den, internándose en la parte central del país, forman ora la cuenca de caudalosos ríos, ora el límite de valles fértiles y ex- tensos Ó bien intrincados bosques de abruptas pendientes don- de se admira la lujuriosa vegetación tropical. El territorio mexicano bañado por dos inmensos mares en una extensión aproximada de 8,830 kilómetros, tiene una su- perficie de 2 millones de kilómetros cuadrados, donde se en- cuentran movtañas que se elevan á la región de las nieves per- petuas y valles que se deprimen casi hasta el nivel del mar. Como consecuencia natural de tales accidentes resultan in- clinaciones en el suelo que dirigen el curso de las aguas ya hacia las costas ya hacia el centro de las cuencas. La rapi- 184 Memorias de la Sociedad Científica dez y la magnitud de las pendientes son extremadamente va- riadas: sobre el paralelo 180.40" partiendo de las costas del Golfo, existen alturas de más de 3,000 metros en menos de 20 meridianos; esta inclinación tan notable decrece progresiva- mente de $S. á N. alcanzando su mínimum en las márgenes del río Bravo. En la vertiente del Pacífico, partiendo de las cos- tas, sobre el paralelo 199.30/, se encuentran alturas de poco más de 2,600 metros en una extensión aproximada de 49.20' meridianos; esta pendiente decrece en altura de Sur á Norte, pero en una proporción notablemente menor que la observada en la vertiente del Golfo. Los límites del Territorio Mexicano son: 140,30, 320.42/ de latitud N.; y 120.21' E, 189,W del meridiano de México. El país está cruzado por el trópico de cáncer que pasa cerca de las siguientes ciudades: Mazatlán, Durango, Zacatecas, €. Victoria, y Tampico; dados los anteriores límites, se le consi- deran á México dos zonas: una tropical y la otra extra—tropi- cal que, por sus condiciones de altitud, no corresponden al clima de las regiones á que pertenecen. 2.—Los estudios de diversas comisiones científicas nacio- nales, han dado lugar á clasificaciones oro—hidrográficas del suelo mexicano, todas muy interesantes y útiles según el ra- mo científico que las aprovecha; yo he buscado la más conve- niente para la Climatología y la observación diaria me ha con- vencido de que la mejor es la que estudia las cuencas y las vertientes, porque además de la vital importancia que tienen en el curso y estancamiento de las aguas, modifican sensible- mente los fenómenos atmosféricos locales, con especialidad el régimen de las lluvias, la dirección de los vientos débiles, la oscilación térmica y el estado nigrométrico del aire. Dicha clasificación se encuentra sintetizada en el siguiente cuadro: “Antonio Alzate.” 185 T.—-Cuenca de México, T.—Cuenea cerrada Gruñidora-Salado. 111.—Porción E. dela Cuenca del Santiago. Mesa Central, IV. .—Porción W. de la enenca del Pánuco. V.—Cuenca cerrada del Bolsón de Mapimí VI—Cuenca cerrada del Janos. I.—Cuenca del Bravo. í IT —Región Norte. y) HIL.—Parte E. de la cuenca del Pánuco. IV.—Región Sur. , Vertiente del Golfo, I.—Cuenca del Yaqui. IT. —Región Norte. > Vertiente del Pacífico. CES UNEN DS bebe cd cuenca del Santiago. V.—Cnenca del Balsas. VI.—Región Sur. 3.—La cuenca de México no ha mucho tiempo cerrada, se abre hoy hacia el orígen dé la del Pánuco gracias á las inte- resantes y loboriosas obras del desagiie. Tiene por límites: al NE. la vertiente del Golfo, al N. y NW. la cuenca del Pánu- co, al SE., S. y SW. la del Balsas. Está situada entre los 1993' y 20022 de latitud N.; y entre los 0033 E. y 0925/W. del me- ridiano de México. Las cadenas de montañas limítrofes son: al S. la Sierra del Ajusco cuya mayor altura es de 3,900 me- tros, al N. las Sierras de Pachuca de corta elevación, al E. las Nevadas y al W. la Sierra de las Cruces. La cuenca de Mé- xico pertenece al sistema compuesto de doble corriente, pues las aguas al caer en las montañas que la limitan, se reparten siguiendo unas la inclinación de las vertientes limítrofes y otras dirigen su curso por las vertientes interiores depositán- dose en los lagos del Valle. El centro de la cuenca está formada por el Valle de Mé- xico que tiene aproximadamente la forma de una elipse; su eje mayor está dirigido de N. NE., 4 S. SW., y su eje menor de E. SE. 4 W. NW. Memorias. —(1903),—T. XX.—24. 186 Memorias de la Sociedad Científica Partiendo de N. á $., se encuentran elevaciones, hasta de 2,440 metros desde las cuales el terreno sufre un decrecimien- to gradual, interrumpido por accidentes de poca importancia, que se sostiene hasta el paralelo 190,32; de este se eleva el . LATITUD. 20* ye hold 199 PACHUCA OTUMBA “Q) MEXICO () TLALNEPANTLA € TLALMANALCO ( CUENCA DE MÉXICO. horizontal : 1: 2000 000 Escalas...< vertical +1: 10000 terreno, primero de un modo relativamente rápido, después gradual y progresivamente hasta la Sierra del Ajusco. Com- parando la parte más elevada de la región N. con la más baja de la medida, se tiene un desnivel aproximado de 230 metros. El Valle se divide en tres zonas: la del N. con una altura media de 2,350, donde se encuentran los lagos de Xaltocan, “Antonio Alzate.” 187 LIOLIILILILILI ILLIA Zumpango y San Cristóbal; la zona media que es la más baja, pues mide solamente 2,23U metros por término medio, tiene en su area el lago de Texcoco y la ciudad de México; por úl- timo, la zona S. donde están los lagos de Chalco y Xochimil- co, tiene una altura media de 2,28U metros. Por lo expuesto se ve que al N. está la región más alta, en la zona media la más baja y al Sur la intermedia; por esto las aguas que rebasan de las zonas N. y $. tienden á depositarse en la media. 4.—La cuenca conocida con el nombre de' Gruñidora-Sa- lado está situada entre los 219.4 y 259.15 de latitud N.; y -entre 19,5 y 39. 34/W de México. Su forma se aproxima á la de un cuadrilátero irregular: el lado mayor está dirigido de N. á S.; es ligeramente convexo hacia el E. y alcauza una altura media de 1,540 metros; está constituído por la Sierra Madre Oriental que separa esta cuenca de la del Panuco y de la re- gión N. de la vertiente del Golfo. El lado N. orientado de NE. á SW. es ligeramente ondulado y de pequeña elevación; sir- ve de línea divisoria de las aguas entre la gran cuenca del Bol- són de Mapimí y la que se estudia. Tanto el lado W. que está dirigido de N. á S.: como el SW. que se dirige de NW. á SE. están formados por la Sierra de Zacatecas cuya altura media es de 1,9U0 metros; el primero de estos lados limita con la cuenca del Bolsón de Mamipí, decrece en altura de S. á N. y coincide con el trazo dado al Ferrocarril Central Mexicano que sigue casi exactamente su dirección; el segundo, sensiblemen- te rectilíneo, limita con la cuenca del Santiago. El centro de la cuenca está constituído por las altas y ári- das llanuras del Salado con numerosas aungue pequeñas la- gunas y ríos de muy poca importancia. Estudiando esta cuenca según una sección hecha de N. á $S. y muy cerca del centro, se notan fuertes desniveles que au- mentan hacia el E, dando lugar á cañadas amplias y á quebra- das é imponentes barrancas. Los mayores desniveles pasan 188 Memorias de la Sociedad Científica de 350 metros siendo más bruscos hacia la región SW. Si se estudian los accidentes del terreno siguiendo al paralelo 220, 4”, se nota una rápida pendiente como de 1,000 metros entre los meridianos 20.30 y 42.60 W. LATITUD 28* IS E 26%. 25% QA io 239) UBAS 2,2004 proa de apa aaa 2,200" PATOS a ad: Uni: 2,1004 a SE | | ds: 2,0004 patear FS LS cun 1,900! nd | 800 | — luradal Lor) lcra ió 1700 MÍ 1 prisa o —Á 1600 M|__ joa ds | Al bi 11500M | 1,1400M 1300" 11200M 1,1005 1,000M Z YN o =L S u a =; 3 [54 ra 4 z o mm] z Y — En E Ls La] um Le o [ra CUENCA CERRADA DEL BOLSÓN DE MA PIMÍ. A 3 horizontal 1: 10,000,000, Escalas... Vertical ¡1: 20,000 A la cuenca en estudio, pueden considerársele, por consi- guiente, tres zonas: la primera abarca las regiones E., S. y SW. cuya altura media es de 1,750 metros; es notablemente acci- “Antonio Alzate.” . 389 nr dentada; la segunda corresponde á la región W. decreciendo en altura de S. á N. y con una elevación media de 1,700 me- tros; finalmente, la tercera abarca el centro y la porción NE. de la cuenca: tiene una altura media de 1,680 metros; es muy poco montañosa. 5.—La extensa cuenca cerrada del Bolsón de Mapimí cu- ya forma es en extremo irregular, remotamente puede compa- rarse á la figura de pentágono aceptándola sólo con objeto de facilitar su descripción. El lado N. limita con la cuenca del río Bravo pudiendo considerarle tres porciones: la primera empieza en un punto cuyas coordenadas geográficas son: 220 20' de latitud N. y 19,30” de longitud W. de México, dirigién- dose de S. SE, á N. NW. para terminarse en el punto marca- do con las siguientes coordenadas: 28050' de latitud N. y 30 - de longitud W. de México; la segunda porción parte de este último punto y, siguiendo una dirección de E. á W. se termi- na en otro que se encuentra en el mismo paralelo y sobre el meridiano 6%. W.; la última porción se dirige de N. NE. S. SW. terminándose á los 269,20/ de latitud N. y 6260" de longitud W. El lado W. que forma un ángulo muy obtuso con el ante- rior, se dirige de N. NW. á S. SE. y se termina en un punto cuyas coordenadas son: 209.10 latitud N. y 69.30” longitud W.; corresponde á la Sierra Madre Occidental que separa es- ta cuenca de la región N. de la Vertiente del Pacífico; su in- elinación hacia el E. es rápida habiendo desniveles hasta 900 metros; la altura media de este lado es de 2,200 metros. El la- do 5. forma casi un ángulo recto con el anterior; sigue de W. á E. el paralelo 230 terminándose á los 39.30 de longitud W.; su altura media que es de 2,000 metros, decrece de W. á E.; está formado por la Sierra de la Breña que constituye la línea divisoria de las aguas entre la cuenca del Bolsón de Ma- pimi y la del Santiago. Los lados 1. y SE. han sido ya des- eritos al estudiar la cuenca Gruñidora-Salado. En el centro de la cuenca el terreno se deprime hasta ad- 190 Memorias de la Sociedad Científica quirir una altura media de 1,100 metros; está formado por ex- tensas llanuras casi desprovistas de agua hacia el N.; en la porción S. se encuentran terrenos pantanosos y los lagos de Parras y Mairán que reciben principalmente las aguas de las Vertientes S. y W. La Cuenca del Bolsón de Mapimi se divide en las siguien- tes zonas: primera, la zona del N. baja, arenosa y poco irriga- da; segunda, la zona del centro con los caracteres antes seña- lados; tercero, la zona E. montañosa, y cuarto la zona SW. muy montañosa, fértil y de rápidas pendientes. 6.—La cuenca del Janos está colocada en la porción NW. del Estado de Chihuahua: tiene una altura media de 1,350 metros. Su forma recuerda la de una elipse de gran eje diri- gido de N. á S.; las Sierras del Nido, separa esta cuenca de la del Bravo y la Sierra Madre Occidental, de la del Yaqui, La cuenca que se estudia se divide en tres zonas: la pri- mera es la zona central cuya altura media es de 1,100 metros; está formada por angostos Valles y llanuras de corta exten- sión donde se encuentran las lagunas de Guzmán y Santa Ma- ría; la segunda corresponde á la porción W. y tiene numero- sos accidentes con las bellezas propias de las regiones mon- tañosas; la tercera abarca la región E. de la cuenca: tiene una altura media de 1,5UU metros y declives hasta de 250. 7.—La extensa cueuca del Bravo representa una faja de terreno extendida de NW. á SE. Sus límites son: al N. el río del mismo nombre, al W. las Sierras del Nido que las sepa- ran de la cuenca del Janos y la Sierra Madre Occidental que la separa de la región N. de la Vertiente del Pacífico; al Sur los diversos accidentes ya descritos á propósito del lado N. de la cuenca del Bolsón de Mapimí que se continua con una cadena de montañas desprendida de la Sierra Madre Orien- tal y que decreciendo en altura, se dirige sobre el paralelo 259 N. hacia las costas del Golfo; esta cadena de montañas sepa- ra á la cuenca del Bravo, de la región N, de la Vertiente del Golfo. ó > ““Antonio Alzate.” 191 LADILLA En tres porciones distintas está naturalmente dividida es- ta cuenca: la primera es la zona W. cuyo terreno al mismo tiempo que se inclina hacia el río Bravo lo hace al SE.; su al- tura media es de 1,300 metros y el declive general de 700; la segunda corresponde á la parte media: es de muy corta exten- sión, se inclina hacia las márgenes del Bravo y presenta una altura media de 800 metros; por último, la zona del E., de do- ble pendiente, pues se inclina hacia el río Bravo al mismo tiempo que hacia la Vertiente del Golfo, presenta como altura media 350 metros. 8. — Lo que se designa en este estudio con el nombre de Región Norte de la Vertiente del Golfo, es una zona situada entre los 22.030 y 24.040/ de latitud Norte; y entre 19.55 E. y 19.30" W. del meridiano de México. Su forma se aproxima á la de un cuadrilátero irregular pudiendo por consiguiente describírsele cuatro lados: uno, situado al N. enyo estudio se hizo ya á propósito de la cuenca del Bravo; otro al W. corres- pondiente á la Sierra Madre Oriental y que separa esta región de la cuenca Gruñidora-Salado; el tercero al S. formado por un ramal de montañas de corta elevación desprendida de la Sierra Madre Oriental y que le sirve de límite con la cuenca del Pánuco; el último corresponde á las costas del Golfo. * La parte SW. de la región donde se observan las mayo- res elevaciones, es en extremo accidentada y de aquí el terre- no sigue dos inclinaciones; la de mayor pendiente es el del E, la segunda al NE, se continúa insensiblemente con las eleva- ciones del N. Esta región se divide en dos zonas: la del W. notable por la fragosidad y majestuoso aspecto de su configu- ración, tiene una altura media de 1,900 metros y desniveles hasta de 600 en extensiones relativamente cortas; la segunda es la zona del E, formada por extensos y pintorescos Valles y llanuras bajas, arenosas que terminan en las costas. 9.—Contrastan en la importante cuenca del Pánuco la va- riedad extrema de sus climas, las áridas llanuras del E. con 192 Memorias de la Sociedad Científica LPI ”o. es las fértiles selvas de la región central, la majestad y belleza de las zonas Occidentales con los imponentes declives del SE. La forma de esta cuenca se aproxima mucho á la de un pen- tágono irregular y se extiende desde los 230.54', hasta los 190, a X Pa 1 = E ía = T CUENCA DEL PÁNUCO. horizontal ! 1: 12,000,000 Escalas...4 voi” 11: 25,000 “¿Antonio Alzate. ” 193 ” mr 35 de latitud N. y de 19,25 E. 4 20.10 W. del meridiano de México. El. lado NE. se ha estudiado en la región N dela vertiente del Golfo; el NW. separa esta cuenca de la Gruñi- dora-Salado: al describir esta última se dió á conocer; quedan pues, por describir, los lados SW., S. y SE.; el primero de ellos se dirige de NW. SE. comenzando en la unión de los lados E. y SW. de la cuenca del Salado, punto que se precisa por las coordenadas 210.40/ latitud N. y 19.50 de longitud W. de Mé- xico, y terminando en la Sierra de las Cruces; está constituí- do al N. por una prolongación de la Sierra Gorda que se en- laza con la de Querétaro; tiene una altura media de 2,100 y divide claramente las aguas entre la cuenca que se describe y la del Santiago. El segundo, de menor extensión que los de- más, está situado casi al Sur; lo forman las Sierras de Pachu- ca y las de las Cruces que separan la cuenca del Pánuco de la de México. Finalmente, el tercero, con una dirección de $. SW. á N. NE. parte de las montañas de Pachuca y termina en las costas cerca del puerto de Tampico ofreciendo una rápida pendiente. El centro de la cuenca es en extremo irregular: está atra- vesado por la Sierra Madre Oriental que se deprime al nivel del paralelo 219.30 para dar paso al caudaloso río Pánuco; puede dividirse en las siguientes zonas: primero, la zona del N., escarpada y notablemente montañosa, con una altura me- dia de 1,200 metros; segundo, la del W. comprendida entre la Sierra Gorda y la Sierra Madre Oriental, con una altura me- dia de 1,400 metros, pasando sus desniveles de 300; tercero la zona del S. montañosa y de rápidas pendientes, cuyos desni- veles llegan hasta 500 metros, con una altura media de 1,900; cuarto, la zona central, fértil, regada por numerosos ríos, con una altura media de 800 metros y desniveles hasta de 350; finalmente la zona del E. llana, arenosa, muy baja y poco irri- gada, inclinándose suavemente hacia las costas del Golfo. 10, — La región S. de la Vertiente del Golfo, es una faja Memorias.—(1903).—T, XX.—25. 194 Memorias de la Sociedad Científica 2 de terreno dirigida de N. NW. áS. SE. notable por la rapidez de sus pendientes. Está situada entre los 220,10/ y 1705! de latitud N.; y entre los 59.50/ y 09.40/ W. del meridiano de Mé- xico. Sus límites son: al N.. el lado SE. de la cuenca del:Pá- nuco ya conocido, al E. las costas del Golfo, al W. y $. la Sie- rra Madre Oriental que la separa de la cuenca del Pánuco y de la región $. de la Vertiente del Pacífico. La región que se describe está naturalmente dividida en dos zonas: una ocupa las porciones W. y $., es montañosa en extremo, muy fértil, su altura decrece hacia las costas y mide por término medio 1,200 metros, encontrándose declives rápidos hasta de 300 en una extensión muy corta sobre el paralelo 180.50; la otra oeu- pa la porción E, es muy extensa y está formada por llanuras arenosas y bajas que se inclinan suavemente hacia las costas. 11. —Según el plan descriptivo que se adopta en el presen- te estudio. la Vertiente del Golfo termina comprendiendo la porción W. del Estado de Tabasco. Debe señalarse sin em- bargo, en el Istmo de Tehuantepec, la vertiente N. de la Sie- rra Madre, pues un poco al E. de la parte más angosta de di- cho Istmo se encuentran las cueneas de los ríos Grijalva y Usumacinta separados tan sólo por una baja cadena de mon- tañas desprendida de la Sierra Madre que reciben el nombre de “Montañas de Chiapas.” El Estado de Tabasco puede con- siderarse como un aluvión de los ríos antes citados, de la mis- ma manera que Egipto lo es del Nilo y Holanda del Rhin. 12.—Toda la porción del país que está comprendida entre el Usumacinta al W., el mar de las Antillas al E., Golfo de México al N. y W. y la Sierra Madre al $S., es la península de Yucatán, enorme porción de tierra árida, apenas recorri- da por pequeñas corrientes, El sistema de montañas propio á esta península, parte del núcleo guatemalteco dirigiéndose casi directamente al N., con el nombre de Sierra del Peten; esta Sierra se bifurca en la porción N. de la península de ma- nera de figurar una Y dando lugar por consecuencia á tres “(Antonio Alzate.” 195 III LIL LILIA AIDA III PEI vertientes: la del N. caracterizada por la porosidad de su sue- lo y sus corrientes subterráneas visibles en varios puntos por hoyos denominados “cenotes;” la del mar de las antillas con riachuelos que casi se pierden en el suelo entre los cuales se encuentra como más importante el río Hondo que sirve de lí- mite con Belice; por último, la Vertiente Occidental inclina- da hacia el Golfo de México, menos áridas que las anteriores, con los ríos de Champotón, Mamantel y Concepción. 13.—En la región N, de la vertiente del Pacífico se encuen- tra la cuenca del Yaqui que solo se mencionará por ser sus caracteres climatológicos idénticos á los de la región en estu- dio. Se encuentra situada entre los 319.20/ y 219,50" de lati- tud N.; y entre los 59,50 y 159.50 longitud W. de México. Hacia el N. se pierde en la vasta región Occidental de los Es- tados Unidos del Norte; al E. la Sierra Madre Occidental la separa de las cuencas del Janos, Bravo y Bolsón de Mapimí; al W. el Golfo de Califoruia y el Grande Océano; al $. un ra- mal de montañas desprendido de la Sierra Madre Occidental que se dirige de NE. á SW. perdiéndose insensiblemente en las costas y separando esta región de la extensa cuenca del Santiago. Esta región está naturalmente dividida en dos zonas: la del Este, montañosa en extremo, con una altura media de.... 2,10U metros y con declives hasta de 350; la W. formada por extensas llanuras, pequeños valles y cuencas de muy poca im- portancia; su altura decrece insensiblemente hacia las costas. . 14.—La extensa cuenca del Santiago cuyos caracteres oro- hidrográficos la hacen muy importante, está situada entre los 190.24 y 230,25" de latitud N.; y entre los 09.15 y 60,20" de longitud W. de México. Comienza en la Sierra de las Cruces por una estrecha porción denominada Valle de Toluca; á par- tir del meridiano 19.34 W., comienza á ensaucharse gradual- mente para alcanzar su máximo sobre el meridiano 59.34! W.; de aquí se estrecha rápidamente y se termina en las costas 196 Memorias de la Sociedad Científica del Pacífico. El río que le ha dado su nombre le recorre en toda su extensión; nace en el pequeño Valle de Toluca con el nombre de río Lerma, que conserva hasta desembocar en el la- go de Chapala después de recorrer terrenos que fertiliza y de aumentar su caudal con ríos más ó menos importantes; sale LATITUD 23" a do ÓN LEON GUADALAJARA MORELIA S uy > z CUENCA DEL SANTIAGO. horizontal ' 1: 7.000 000, Escalas. .. vertical ¿1l: 20,000, del lago, con el nombre de río de Santiago ó Tololotlán y cru- za ya planicies en que sus aguas se extienden, ya profundas y fragosas barrancas formando saltos y cascadas entre las que descuella la de Juanacatlán por el sublime aspecto que ofre- ce; finalmente, se abre paso entre las gargantas de la potente Sierra Madre Occidental formando paisajes no menos impor- tantes y se arroja en el Grande Océano. En esta cuenca pueden considerarse dos lados para facili- tar su descripción: uno situado al N., convexo que le sirye de “Antonio Alzate.” 197 nr límite eon las del Pánuco, Gruñidora-Salado, Bolsón de Ma- pimí y región N. de la Vertiente del Pacífico; las cadenas de montañas que lo forman, se han señalado en las descripciones respectivas; el otro lado está al S.: con fuertes ondulaciones, lo constituyen de E. 4 W., las Sierras de Maravatío y Michoa- canas que sirven de límite con la cuenca del Balsas y un ra- mal de la Sierra Madre Occidental que al dirigirse de SE. á NW. hacia las costas, disminuyendo gradualmente en altura, sirve de límite con la región media de la Vertiente del Pací- fico. , La cuenca del Santiago puede dividirse en las siguientes zonas: la del N. de carácter montañoso, de fuertes declives y con una altura medi de 2,200 metros; la zona central cuya altura media es de 1,800, metros tiene variados accidentes; la del S., con una altura media de 1,300 metros, podría llamarse la zona de los lagos; la del E. alta y montañosa; por último, la zona del W., poco extensa y de rápida inclinación hacia las costas. 15.—La región media de la Vertiente del Pacífico, es de forma triangular; situada entre los 189,10 y 210.30" de latitud N.; y entre los 39.25 y 69.30 de longitud W. de México. El lado NE., por su parte N. limita con la cuenca del Santiago y por la S. con la del Balsas; los lados W. y S, corresponde á las costas. Esta región se divide en dos zonas: la Oriental, mon- tañosa, de altura media de 1,200, donde se encuentran pinto- rescos Valles; y la Occidental formada por llanuras de poca elevación. 16.—A semejauza de las cuencas del Pánuco y Santiago, la del Balsas es muy importante por su extensión, la variedad de su clima y la fertilidad de su suelo. Geográficamente está situada entre los 179.5' y 249,3/ de latitud N.; y entre 19.50" E. y 49.10 W. del meridiano de México. En casi toda su exten- sión está recorrida de E. á W. por el majestuoso río Balsas que al seguir su curso, ya por feraces campiñas, ya por escar- 198 Memorias dela Sociedad Científica padas barrancas que le forman las enormes estribaciones des- prendidas de las cordilleras que limitan su cuenca, aumenta más y más su caudal con el de numerosos afluentes hasta des- aguar por varias bocas en el Pacifico. De los cuatro lados que se le pueden considerar á la cuenca que se describe, el situa- do al N. se dirige de W. á E. y lo forma las Sierras Michoaca- nas, de Maravatío, Ajusco y las Nevadas que dirigiéndose al NE. se enlazan con la Sierra Madre Oriental; el lado E. está constituído por las Sierras de la Malinche de escasa altura y por la primera porción de la Sierra Maire Oriental; el lado $. con una dirección general de E. á W. lo forma la Sierra Ma- dre Occidental que en esta porción recibe el nombre de Sie- rra Madre del Sur; finalmente, el lado W. es ya conocido por haberse estudiado en la región media de la Vertiente del Pa- cífico. : Pueden, en esta cuenca, considerarse cuatro zonas: la pri- mera está situada al NE., corresponde al Valle de Puebla ori- gen del Balsas, su altura media es de 2,200 metros; la segun- da es la zona N., muy extensa. montañosa, con una inelinación general hacia el centro de la cuenca y una altura media de 1,800 metros; la tercera, que corresponde en su mayor parte al trayecto del Balsas, es la central, con una altura media de 1,100, y teniendo puntos hasta de 500; la última es la zona $. cuya altura media es de 1,300 metros y con dos inclinaciones: una hacia las márgenes del río, otra suavemente hacia el E. 17.—La región S. de la vertiente del Pacífico es una faja extensa de terreno orientada de E. á W. que se sitúa entre los 140,30/ y 189.10" de latitud N.; y entre los 79. E. y 20,40' de longitud W. de México. Está limitada por la Sierra Madre y por la Sierra Madre del Sur. al N., y por las costas del Golfo de Tehuantepec y las del grande Océano al S.; ofrece dos zo- nas: una al N. alta, montañosa, de rápidas pendientes, mide 700 metros por término medio en altura; la otra al S. formada por pequeñas y numerosas cuencas y angostas llanuras de po- ca elevación que se pierden insensiblemente en las costas. “¿Antonio Alzate.” ; 199 IIS PILI DALI ILLIA AI 18. —Por más que un estudio geológico de la República, sea de vital importancia eomo complemento de las considera- ciones telúricas que acaban de hacerse, la Higiene aprovecha solamente lo que se relaciona con la estructura de las capas superficiales que son las únicas que tieneu una influencia de- finida en la salud. Los importantes estudios del Instituto Greo- lógico y los de otras personas que se han dedicado á esta mate- rja, serán utilizados al estudiar la climatología de cada cuenca. Abundan en zonas extensas de la República, los terrenos pantanosos cuya influenciá en la salud es importantísima; los más extensos y mejor conocidos son: los de la península de Yu- catán, los de la costa Sur del Pacífico, los que se observan en los centros de las cuencas del Balsas y del Bolsón de Mapimí, los de la región Sur de la cuenca del Santiago, los no menos importantes de las cuencas del Pánuco y del Salado y final- mente los de la Vertiente del Golfo. Jia EL AIRE. 1.—Miden el interés de la Meteorología las necesidades que esta ciencia está llamada á satisfacer en la Higiene, la Medicina, la Agricultura, la Navegación, y aun en los usos comunes de la vida. : Quedan todavía en la República, vestigios de la tenaz opo- sición que se hizo no ha muchos años, al progreso de los es- tudios meteorológicos, vestigios que no han podido destruir- se ni por el éxito de los primeros ensayos de aplicación, ni por el estímulo extranjero, ni por la febril exitación que despier- tan en todo espíritu progresista, los tentadores problemas de la Meteorognesia. 200 Memorias de la Sociedad Científica La Meteorología es, en nuestra Patria, apenas un estudio incipiente: las energías que en la actualidad se desplegan pa ra darle impulso, hacen entrever horizontes de progreso y aca- riciar la esperanza de que en breve plazo sus resultados ob- tengan aplicaciones de utilidad general. En las mismas con- diciones se encuentra la Climatología, y no puede ser de otro modo, toda vez que aquella proporciona los elementos indis- pensables para el cabal conocimiento de ésta. Para que el estudio de la Climatología Mexicana fuera completo y exacto, sería necesario, alemás de muchos años de observación, estaciones numerosísimas y convenientemente elegidas; esto, por el momento, es un ideal y lo será por mu- cho tiempo; forzoso es, pues, conformarse con los escasos ele- mentos que posee la red meteorológica del país. Voy á pre- sentarlos en la forma que creo más conveniente para dar una idea, siquiera aproximada de las diversas zonas climatéricas. Con tal motivo he recurrido á los valores hipotéticos de los elementos meteorológicos correspondientes á puntos situados en circunstancias diversas de las de los observatorios que fun- cionan regularmente. La experiencia diaria de más de cinco años me ha convencido de que dichos valores hipotéticos ó calculados, no distan en muchos casos de los valores reales; pero mis conclusiones no serán absolutas y podrán modificar- se en detalle frente á nuevos datos. Todas las observaciones y resúmenes que cito en el eurso de este estudio, sirven de ejemplo y no de base á mis afirmaciones, pues estas se deri- van de un acopio de datos que no he creído oportuno citar en obsequio de la claridad y sencillez. 2.—Entre todos los elementos elimatéricos ocupa el primer lugar la temperatura, por estar ligada á ellos con vínculos de tal manera estrechos, que obligan por lo menos á suponer re- laciones de causalidad. No son necesario datos numéricos pa- ra demostrar la influencia que la temperatura tiene sobre los reinos animal y vegetal, pues las observaciones más vulgares “¿Antonio Alzate.” 201 OVPLELILLII Il LL ICO LOL LLL LA LLL LIL LALALA AAA prueban que á los cambios térmicos son sensibles los delica- dos organismos de las plantas, y que ellos ocasionan alteracio- nes diversas en la vida animal y con especialidad en la vida humana. El estudio de la temperatura es de tal manera importante, que desde tiempo inmemorial ha llamado la atención de todos los observadores. Los aparatos destinados á valorar el factor térmico, se han ido perfeccionando cada día y de los resulta- dos obtenidos por la observación de éstos, se han derivado di- versos datos muy importañtes para la Climatología, entre los cuales se encuentra la “temperatura media” que se calcula por muchos métodos de los cuales tres se han empleado en el país: el de observación horaria que se practica solamente en el Ob- servatorio Meteorológico Central, el de tres observaciones se- gún la serie asimétrica + (84-13+20)" que solamente se em- plea en el Estado de Zacatecas y por último, el de tres obser- vaciones conforme á la serie asimétrica 3 (7414421) segui- do en casi todos los observatorios de la República; esta serie, estudiada en el año de 1815 por Dewey en la América del Norte, fué recomendada más tarde por el Instituto Smithso- niano de Washington y propuesto por Díaz Covarrubias á la Sociedad de Geografía y Estadística, en 1862, que la aceptó para las oficinas meteorológicas nacionales. La temperatura media obtenida por cualesquiera delas series, necesita una co- rrección que se calcula por la siguiente fórmula: t=a sen (m+F,)+a, sen (m+F,)+ etc..... En la que m, representa el tiempo contado en ánguló á ra- zón de 159 por hora y á partir de media noche; a,, az, el coe- ficiente de variación; F,, F,, el tiempo expresado en arco des- de O9, hasta el momento en que la variación llega á su máxi- mum. Por esta fórmula se obtienen correcciones que son, pa- ra 4 (8+134-20) =—09,84, y para 2 (7414412) =-—-00.33. (1) Las series se refieren á tiempo astronómico. Memorias.—(1903).—T. XX.—26. ht. 202 Memorias de la Sociedad Científica No es útil un estudio en conjunto de la repartición de las temperaturas media, máxima y mínima, en vista de los acciden- tes del suelo mexicano que las hacenirregulares en extremo; tal estudio se hará al tratar de cada cuenca. Por el contrario, las oscilaciones térmicas se prestan á consideraciones genera- les de importancia. La intensidad de estas oscilaciones es proporcional á la altura y á la latitud; la zona del país ecoloca- da al N. del Trópico de Cáneer y la Vertiente del Golfo, tienen las variaciones térmicas máximás, y corresponden las mínimas variaciones á la zona tropical, con especialidad á la región me- dia de la Vertiente del Pacífico; en ellas la oscilación térmica diurna es fuerte y apenas sensible en el intervalo de veinti- cuatro horas, considerando al sol á la misma altura sobre el ho- rizonte. Solamente es posible estudiar en conjunto estas va- riaciones haciendo uso de observaciones simultáneas y com- parando los datos de 6*.23" a. m. ó p. m. de un día con los de 6,23%. a. m. ó p. m. del día siguiente, tiempo de México; los resultados de estas comparaciones han formado el objeto de algunos de mis trabajos? en donde he precisado su utilidad y señalado sus muchas aplicaciones; por el momento sólo debo decir que ellas forman la base de del estudio de la oscilación tér- mica consideradas ya en un día ya en:un mes, ya en uno ó va- rios años. Si se les considera en Estío y en el primer mes de Otoño, llamará la atención su irregularidad y la distribución en apariencia caprichosa así eomo la pequeñez de sus valores, dependiendo todo esto de un conjunto de fenómenos físicos que yo describo con el nombre de.iaterferencias de las ondas ba-- rométiicas y térmicas; si se les estudia durante el Invierno y la Primavera, se observa una perfecta regularidad en la distri- bución de los valores que, siendo máximos especialmente en los meses de Diciembre, Enero y Febrero, se sitúan al rededor» de un centro colocado en la región N. de la Vertiente del Pa- (1) Memorias del tercer Congreso Meteorológico Nacional. Trabajo presentado á la “Sociedad Científica Antonio Alzate.” y 3 : “Antonio Alzate.” 203 cífico y de allí se propagan á toda la República delineando su ¡trayectoria hacia el SE.; con tan marcada exactitud se hace esta propagación, que recuerda claramente la onda sonora, imi- ta la onda luminosa y es inversa á la onda barométrica que se propaga en el mismo sentido, anticipándose ó retardándose 24 horas ó bien coexistiendo con ella según la época del año en que se le considere. 3. — Con el objeto de dar una idea general de la manera cómo se encuentra distribuida la presión barométrica, he creí- do que lo mejor es reducir los valores al nivel del mar, porque así se facilita extraordinariamente la comparación, pues se eli- minan todas las circunstancias de altura, latitud, causas loca- les, ete., aplicando á los valores barométricos medios anuales la siguiente fórmula: log PB¿=lo0g PB+m—fP m—m. en la que m representa la corrección por altura, fm es la co- rrección por tensión y jm es la corrección por latitud; todos estos valores se obtienen directamente por tablas ad—hoc, sien- do $ la presión reducida á US y á la gravedad normal. Si con los resultados de estos cálculos se hiciera la construcción de una carta de isobaras, se observaría lo siguiente: 1? una exten- sa zona de 76U”".5 que abarca las costas de ambos mares y la península de Yucatán; 2” una zona de 759”".3 abarcando los Estados de la frontera; 3” una zona de 763.4 que corres- ponde á los Estados del. Centro y á las Sierras Madres Occi- dental y Oriental. Una carta estival de isobaras demuestra: una área de álta en la Mesa Central; área de presión normal en las costas del Pacifico y en las australes del Golfo; y área de baja barométrica en los Estados de la frontera. En Estío las variaciones barométricas son pequeñas, irregulares y len- tas en su propagación, Durante el Invierno y la Primavera, particularmente en 204 Memorias de la Sociedad Científica los meses de Diciembre, Enero, Febrero y Marzo, las áreas de alta y baja barométricas se suceden en los Estados de la frontera y en los del Golfo, con intervalos de tres á seis días; las variaciones barométricas son, en los meses citados, muy intensas sobre todo en los estados de la frontera y en la re- gión N. de la Vertiente del Golfo, se propagan de NW. áSE. como las ondas térmicas, alcanzan casi siempre á toda la Re- pública, observándose su mínimo valor en la región media de la Vertiente del Pacífico. 4.— La humedad relativa del aire, está distribuida muy irregularmente: con las medias anuales del mayor número de observaciones hechas en las estaciones meteorológicas, se ob- serva lo siguiente: en las costas del Golfo, una humedad me- dia de 90 por ciento, en las del Pacífico de 80 por ciento; en la península de Yucatán próximamente de 75 por ciento; en el istmo de Tehuantepec y región $. de la Sierra Madre Orien- tal, 68 por ciento; Sierra Madre Occidental en su región $S., 70 por ciento, en su región N., 66 por ciento; en toda la porción elevada de la Mesa Central, 58 por ciento; en la parte NE., 64 por ciento y en la N. próximamente 56 por ciento. La humedad permanece alta casi todo el año en las cos- tas; ascendiendo de éstas hacia la Mesa Central, se encuentra una zona extensa que abarca la mayor parte de las dos Ver- tientes y en la que se observan humedades progresivamente crecientes de la Primavera al Otoño, habiendo casos en que el Invierno es tan húmedo como el Estío en la Vertiente Orien- tal. En la Mesa Central, la humedad crece, generalmente, de Mayo á Septiembre y decrece de Octubre á Febrero; tiene su máximum en Estío y su mínimum en Primavera; en dicha zo- na se observan las máximas oscilaciones de la humedad. Si se desciende hacia las costas, se nota que las oscilaciones van siendo gradual y progresivamente menores hasta alcanzar su mínimum en ellas. 5.—En la República Mexicana se observan los vientos pe- “Antonio Alzate. ” 205 riódicos, los variables, los constantes, los débiles, los modera- dos, los fuertes y excepcionalmente los huracanados; todos tienen interés en Climatología. Las corrientes dominantes en los Estados del Golfo son las NE. y SE., interrumpidas con periodicidad por los vientos de la región boreal; en toda la porción E. de la Mesa Central dominan vientos orientales; en la porción S. de esta misma, vientos del NE. y NW.; en su porción W., vientos de la re- gión SW.; en la porción N. de la Vertiente del Pacífico, domi- nan vientos de la región Occidental; en la parte media, vientos del SE. y SW. y en la parte S. vientos del SE. y NE. Todas estas corrientes de viento se modifican por las circunstancias locales y se interrumpen periódicamente por vientos de la re- gión boreal y del SW. Lo que se observa en la República respecto á. vientos do- minantes durante las estaciones es lo que sigue: en Estío, con- siderando la zona colocada al S. del Trópico de Cáncer y ex- ceptuando la región media de la Vertiente del Pacífico, domi- na una corriente general de NE, y de E.; en toda la zona ex- tra-tropical y en la región media de la Vertiente del Pacífico, hay una corriente dominante de E. y SW. que se interrumpe con frecuencia por los vientos del N. Estos fenómenos se pue- den explicar por una área constante de alza barométrica en el Golfo y otra de depresión barométrica en los Estados de la frontera, áreas cuya observación es un hecho evidente. En Otoño estas dos grandes corrientes cambian al E. y al SE., como si la grande área de depresión barométrica se mo- viera al SE. y la de alza al SW.; en este período del año se ha- cen más frecuentes las interrupciones por corrientes boreales. En el Invierno estas dos corrientes se inclinan mucho más al S. y al SE, como si las áreas barométricas que las originan se movieran al SE. y SW.; pero en esta época del año son ya tan frecuentes las interrupciones por los vientos boreales que en muchas localidades tropicales, especialmente en los Esta- dos del Golfo, dominan vientos, 206 Memorias de la Sociedad Científica En la Primavera ya las corrientes han tomado la inclina- ción de S. y SW. como si dominara una área de alta en la re- gión S. de la Vertiente del Pacífico y una de baja en la región NE. del país; pero las interrupciones por las corrientes borea- les son todavía tan frecuentes, que llegan á dominar en mu- chos puntos de la Vertiente del Golfo. Si no hubiera causas perturbadoras, los vientos en las cos- tas deberían ser constantemente dos: la brisa y el terral; ó lo que es lo mismo, el viento continental y el marítimo; pero en realidad estos vientos sólo se observan regularmente en los meses de Estío y Otoño. La dirección é intensidad de los vientos en las costas, son una resultante cuyas componentes están formadas por el viento periódico y el ocasionado, ya por los centros de alta y baja barométricas, ya por las condicio- nes orográficas. La situación de los centros de alta y baja, producen, en unos casos, vientos del S,, en otros los del N., los primeros, generalmente secos, elevan la temperatura, ha- cen bajar el barómetro y son de corta intensidad generalmen- te; los segundos merecen estudiarse con especialidad por los cambios atmosféricos que originan en la Vertiente del Golfo, en la Mesa Central y á veces en toda la República. Estos vientos se observan generalmente con intervalos de 4 á 6 días en Primavera y de 3 á 5 en Invierno, teniendo una duración aproximada de 1 á 4 días; coinciden con alza barométrica, son húmedos en general y van acompañados de ondas frías de in- tensidad variable ocasionando casi siempre en Invierno, ilu- vias y densos nublados por lo menos en la vertiente del Gol- fo; su intensidad es muy variable dominando, sin embargo, N. fuertes que producen mal tiempo en el Golfo. Creo haber de- mostiado''”? que tales vientos soplan precedidos de todas ó al- gunas de las condiciones siguientes: 1* temperatura alta en las costas; 2* área de depresión barométrica en ellas; 3? vien- (1) Memorias del 22 Congreso Meteorológico Nacional. Boletines del Observatorio Meteorológico Central, meses de Enero y Febrero de 1903. “Antonio Alzate.” 207 tos australes en las mismas; 4* área de alta barométrica ó cen- tro anti-ciclónico en las Montañas Rocallosas ó al N. de la Ver- tiente del Golfo con trayectoria inclinada hacia el SE. Vientos periódicos se observan también en otras zonas. del país; en la región media de la Vertiente del Pacífico soplan por la mañana vientos del NE. y por las tardes australes du- rante el Estío; en la región N. de la Sierra Madre Occidental son casi constantes los vientos del NW. y SW. por las tardes; en algunas localidades altas de la Mesa Central durante el In- vierno y la Primavera es muy común el viento NW. Casi siempre al terminar el Invierno ó al comenzar la Pri- mavera, se observan en muchos puntos de la Mesa Central y de la región $. de la vertiente del Pacífico, temporales de du- ración variable que se inician con viento austral, caracterizán- dose ya por lluvias y densos nublados, ya por fuertes descen- sos térmico y á veces por nevadas. Año por año cruzan la parte Oriental del Golfo, ciclones tropicales que hacen sentir sus efectos desastrosos en la pe- nínsula de Yucatán y antes de recurvar se acercan más ó me- nos á las costas de Tamaulipas y Veracruz; como excepciona- les pueden considerarse los casos en que, como en Agosto de 1903, la zona de enérgicas manifestaciones ciclónicas, alcance la región N. de la Vertiente del Golfo. Los ciclones tropica- “les solamente eruzan el Golfo por-los meses de Julio 4 Octu- bre. Casi en la misma época se sienten iguales perturbacio- nes atmosféricas en las costas del Pacífico. 6.—La lluvia es un elemento climatérico importantísimo, por los caracteres especiales que reviste en la República. Deben dividirse en dos grandes grupos: primero lós de ca- rácter general, y segundo los de carácter local; las primeras aceptan una subdivisión, en temporales y tropicales. Las tempo- rales son producidas por las áreas de baja barométricas que se internan en el Golfo cruzando las costas ó pasando cerca de ellas; son generalmente extensas, las acompaña un N. ó 208 Memorias de la Sociedad Científica bien una onda fría; duran de 3 á 6 días; en las localidades al- tas generalmente son ligeras, de intensidad variable ó abun- dantes en las localidades de altura media y en las bajas; au- mentan de intensidad por la tarde y noche durando á veces todo el día con intermitencias y siendo siempre seguidas de uu período de buen tiempo cuya duración es variable. Las llu- vias tropicales son la consecuencia de grandes perturbaciones atmosféricas originadas en la zona tórrida; se observan en ca- si toda la República, especialmente en la zona tropical; hay dos períodos: el primaveral que se presenta en los meses de Abril y Mayo, con lluvias poco extensas, generalmente de cor- ta intensidad, acompañadas de manifestaciones eléctricas y precedidas de un calor intenso: su duración media es de 15 á 20 días, pero con frecuentes interrupciones parciales; las ma- ñanas de los días de lluvia en este período, son apacibles y se- renas, siendo frecuente el buen tiempo en las horas cercanas al medio día; el segundo recibe el nombre de período estival: comienza en la segunda décade de Junio y termina en la pri- mera de Octubre; tiene casi siempre tres ó cuatro interrupcio- nos con intervalos de 5 á 8 días durante los cuales sólo se ob- servan precipitaciones locales; esías lluvias son generalmente intensas, se presentan por la tarde ó noche con escasas mani- festaciones eléctricas anunciándose por vientos húmedos dé- biles, fuertes y aun violentos, por alta tensión y humedad, por cúmulos del NE. que tienden á nimbificarse á medida que el sol declina y principia el enfriamiento. Las lluvias locales se presentan de improviso, sin que ha- ya fenómenos aparentes que las precedan, en pleno buen tiem- po, casi sin observarse cambios en los instrumentos meteoro- lógicos ni siqniera horas antes de principiar la lluvia. Combínense las lluvias temporales, tropicales y locales, como sucede en la República Mexicana y se tendrán períodos en extremo variados definibles solamente después de un pro- fundo análisis. De estos tres grupos de lluvias, el primero se “Antonio Alzate. ” 209 DIA observa como dominante en la Vertiente del Golfo, el segun- do en la Mesa Central, y en la Vertiente del Pacífico se tienen como dominantes las lluvias tropicales y locales siendo verda- deramente excepcionales las temporales. Varios autores afirman que en nuestro país hay solamente dos estaciones: la de secas y la de lluvias, denominadas por otros Verano é Invierno; tal opinion es cierta únicamente pa- ra determinadas zonas. Lo que demuestra la observación es que en los años lluviosos se suceden los períodos de lluvia de un modo tal, que ante un análisis superficial podría creerse que se trataba de uno solo; pero en realidad dichos períodos siempre están separados por días durante los cuales disminu- yen notablemente las precipitaciones. Las leyes que rigen la sucesión de los períodos de lluvias, permanecen aún envueltas en densa obscuridad; por esto, pa- ra explicar problema tan complexo, cuya resolución será un triunfo positivo para la humanidad, sostengo con entusiasmo, desde hace dos años, la hipótesis de la periodicidad de la onda barométrica en relación con los demús elementos atmosféricos. La re- lación que existe entre los fenómenos desarrollados en la at- mósfera y las manchas solares es un hecho evidente y sin em- bargo, los autores que han pretendido relacionar la periodici- dad de las lluvias con la de las manchas solares, han llegado por la comparación de los mismos datos á conclusiones ente- ramente diversas. Haciendo la construcción de una carta de la distribución de las lluvias en la República con las cantidades totales me- dias del mayor número de años y correspondientes á cuantas estaciones fuera posible reunir, se encontraría: primero, una zona de más de 2,000 milímetros de precipitación total en el año, que corresponde á las regiones Sur de la Vertiente del Golfo y Sur de la del Pacífico; segundo, zonas en donde la pre- cipitación anual total media, de varios años, es de 1,500 mi- límetros, observándose en el istmo de Tehuantepec, cuenca — Memorias.—(1903).—T. XX.—27. 210 Memorias de la Sociedad Científica del Balsas y región media de la Vertiente del Pacífico; terce- ro, zonas con precipitación anual de 800 milímetros observa- das en las cuencas del Santiago, del Pánuco y de México, y en la porción E. de cuenca del Salado, en la región N. de la Vertiente del Golfo, y en la zona W. del Bolsón de Mapimí; cuarto, zonas de menos de 300 milímetros de lluvia anual, que se encuentran en la región W. de la cuenca del Bravo, en el centro de la cuenca del Bolsón de Mapimíi y en la región Nor- te de la Vertiente del Pacífico. Durante el Invierno, llueve con más ó menos intensidad en casi todo el país; en los años de escasa precipitación llue- ve por lo menos en la Vertiente del Golfo. En esta estación se encuentra la zona de precipitación máxima, en la región $. de la Vertiente del Golfo; siguen después en orden decrecien- te: la zona E. de la cuenca del Bravo, la región N. de la Ver- tiente del Pacífico, la cuenca del Pánuco, la cuenca del San- tiago, las regiones media y $. de la Vertiente del Pacífico, la Beuenca del Bolsón de Mapimí y por último la de México. Ya se dijo que durante la Primavera hay un período de lluvias bien caracterizado; la intensidad de ellas está en el or- den decreciente que sigue: regiones $. de la Vertiente del Pa- cífico y S. de la del Golfo, cuencas del Bravo, del Pánuco, del Santiago, de México y del Bolsón de Mapimí y regiónes N. y media de la Vertiente del Pacífico. El Estío es la estación lluviosa por excelencia: las preci- pitaciones se observan en todo el país con una intensidad cu- yo orden decreciente es como sigue: cuenca de México, Re- gión S. de la Vertiente del Pacífico, cuenca del Balsas, Región media de la Vertiente del Pacifico, cuencas del Santiago, del Pánuco, del Bravo, Región Norte de la Vertiente del Pacífico y cuenca del Bolsón de Mapimí. El Otoño es todavía una estación lluviosa: en la Vertiente del Golfo es á veces la más lluviosa. La cantidad total de llu- via está distribuida así, en orden decreciente: Regiones $. de ——— y 2. “Antonio Alzate.” 211 la Vertiente del Pacífico y S. de la del Golfo, cuenca del Bal- sas, Región media de la Vertiente del Pacífico, cuencas del San- tiago, del Bravo y de México, Región N. de la Vertiente del Pacífico y cuenca del Bolsón de Mapimí. Por lo expuesto se ve, que la estación más lluviosa es Es- tío, luego Otoño, después Primavera y finalmente Invierno. En la Vertiente del Golfo, suele ser más lluvioso el Otoño que el Estío, y más el Invierno que la Primavera. 7.—No puedo entrar en detalles acerca de la distribución de la nebulosidad en la República por falta de datos; solamen- té diré que la máxima nebulosidad se observa en la Vertiente del Golfo y que en el resto del país, la frecuencia de la lluvia da idea de la frecuencia de la nebulosidad. 8.—Del ozono se poseen escasos datos, y los procedimien- tos que en la actualidad se siguen para determinarlo, son im- perfectos. Las mínimas absolutas y medias tienen lugar en Invierno; erecen progresivamente en Otoño, Primavera y Es- tío; en éste se observan las máximas. Todas las consideraciones anteriores se fundan en datos recogidos de observaciones hechas á la sombra. Los corres- pondientes á la intemperie tienen una relación que es ya co- nocida para muchas estaciones por medio de la cual se puede pasar de una á otra. En la ciudad de México la temperatura media anual á la intemperie y la media á la sombra son casi iguales. Esta últi- ma afirmación puede aplicarse también á las medias diarias á la sombra y á la intemperie. Lo que se observa en la ciudad de México es gpienble á muchos puntos de clima templado del país. 7 212 Memorias de la Sociedad Científica TAS EL CLIMA. 1.—Se entiende por clima el conjunto de circunstancias telúrico-atmosféricas propias de cada localidad. Se han estu- diado ya las cireunstancias telúricas así como las atmosféri- cas; como el clima resulta de las relaciones entre ambas, este capítulo será la consecuencia de los anteriores. No es posible aceptar la clasificación climatérica de Ro- chard porque se basa en las líneas isotermas y éstas, por lo menos en nuestro país, son más ilusorias que reales. La ela- sificación de Fonsagrives y la que aceptan la mayoría de los autores, dividiendo los climas en templados ó mesotérmicos, fríos ó hipotérmicos y cálidos ó hipertérmicos, está bien funda- da; pero en la República Mexicana, su aplicación no es del to- do satisfactoria porque existen zonas cuya temperatura me- dia las colocaría entre los climas templados, sin embargo de que el Invierno es excesivamente frío y el Verano en extremo caluroso; por este motivo, se propone la clasificación siguiente: Marítimos. Barométricos. ¿ Continentales. Montañosos. Fríos. Templados: Cálidos. Extremosos. Climas Térmicos. . Dos circunstancias es necesario tener presentes al clasifi- car los climas: la humedad y la intensidad y frecuencia de los vientos. Por la primera, el clima puede ser seco, húmedo ó variable, y por la segunda, puede ser sereno ó ventoso, ya de un modo constante ya en determinadas épocas del año. Las condiciones de humedad y vientos, están en relación “¿Antonio Alzate.” 213 LIIIELLISIIIILI III IE LILIA LIDIA IO LIDO LOLA AI Ñ directa con la temperatura; pero en la República tiene algu- nas excepciones esta afirmación, pues se observa que en casi todos nuestros climas templados, soplan vientos algo fuertes al finalizar el Invierno y al comenzar la primavera y que en zonas extensas de los climas cálidos, soplan apenas vientos moderados durante el Estío; por lo que toca á la humedad se observan zonas frías muy húmedas durante el Invierno y zo- nas cálidas relativamente secas durante el Estío; esto se com- probará al estudiar la climatología de cada cuenca. 2.—Cuenca de México. —(Parte Sur del Estado de Hidalgo, Distrito Federal y una parte del Estado de México.) Temperatura media anual .........- .150,8 Ss » en Invierno ......120.5 pe E A OTODO atan Acla 140,5 >> e AOL e de 1895 ze AA a AAA 17.03 ss máxima extrema ........ 319.8 y mínima A —-20.0 Presión barométvrica media anual .....586”",3 Humedad media anual ..... Ce 61% Viento dominante del......... NW. y NE Número de días nublados al año.. .... 112 Número de días de lluvia por año..... 143 Estos datos corresponden á una altura de 2,230 metros so- bre el nivel del mar con una latitud aproximada de 199,30/ (1) Equivalencias calculadas con datos de los observatorios de Méxi- co y Tacubaya: por 100 metros de altura 02.8 del centígrado en Estío y Otoño, en Invierno y Primavera 1.2. Los estudios de Dové insertados en la Meteorología de Mohn, dan como valor más conveniente para esta lati- tud: 12 Lat. =07.42 del centígrado. — Recordando el estudio hecho en el capítulo 1 párrafo 3, es fácil deducir con estas equivalencias, los datos tér- micos probables para las diversas zonas de la cuenca, pues bastaría encon- trar la diferencia entre la altura de la localidad y 2,253U metros, (altura á que corresponden los datos arriba citados), dividir esta diferencia por 100, 214 Memorias de la Sociedad Científica PI El centro de la cuenca tiene un clima templado; las esta- ciones no son rigurosas, se pasa de una á otra por grados in- sensibles. Durante la Primavera y el Estío, se siente calor de. las 10 de la mañana á las 4 de la tarde: en Invierno sólo es frío el período de tiempo comprendido entre las 7 p.m. de un día y las 9 a. m. del día siguiente, siendo templado y agrada- ble el resto del día; en Otoño, la marcha diurna de la tempe- ratura tiene oscilaciones menores que en Invierno. Este cli-. ma, verdaderamente hermoso, se altera en cortos períodos por las lluvias, por los temporales del Golfo y los del Sur, por los vientos fuertes de corta duración arrafagados y secos austra- les, que soplan por las tardes del fin de Primavera y los hú- medos del NW., fuertes también, que acompañan á las tem- pestades de Estío. La zona del N. es la más expuesta á los enfriamientos: por ella se inician generalmente las heladas, es la menos fértil y la menos lluviosa; en la del Sur son más frecuentes las preci- pitaciones locales y las nieblas. Los puntos situados cerca de los lagos están expuestos á frecuentes brisas y á nieblas lo- cales. En las regiones más elevadas de las zonas N. y media, soplan casi constantemente por las tardes, vientos del NE. y NW. que aumentan de intensidad en los meses de Invierno y Primavera. Las elevaciones mayores de 2,5U0 metros que ro- dean la cuenca, corresponden á climas fríos. 3. — Cuenca del Salado, — (La mayor parte del Estado de San Luis Potosí, una porción del Sur del de Coahuila $ la par- te oriental del Estado de Zacatecas). Datos para una altura de 189U metros con una latitud de 220.9": Temperatura media anual............ 172.8 Ñ y en JInvierno ...... 140,1 y multiplicar el cociente por 09.8 en Estío y Otoño, por 19.2 en Invierno y Primavera; el producto se agrega á los datos térmicos para las localidades de una altura menor que 2,280 metros y se resta para las de altura mayor. ““Antonio Alzate.” 215 ALADILI III III LIOPIILIIA Temperatura media en Otoño ........1599 4 pe 1 ¡y Primavera.....200.2 3 + AO 210.2 »” ». máxima extrema........ 339.0 eS mínima e ATA Y 20.8 Presión barométrica media anual ..... 613"".00 Humedad media anual ..... A , Número anual de días con lluvia...... 60 Dirección dominante del viento ....... E.NE. ZONA DEL E.S. y SW."— Regiones climatéricas: de 1,000 á 1,500 metros; de 1,500 4 2,000, de 2,000 á 2,400 y más de 2,400 metros de altura.” En la primera de estas regiones el Estío y la Primavera son calurosos, el Otoño es templado y en el Invierno las he- ladas son ligeras y poco extensas; la segunda tiene un clima templado: el paso de una estación á otra se hace por grados insensibles; en la tercera, cuya área corresponde á la mayor parte de la zona Sur; es muy frío el Invierno y generalmente al comenzar esta estación empiezan las heladas abarcando grandes extensiones; el Otoño es templado y poco calurosos el Estío y la Primavera; por último las elevaciones mayores de 2,400 metros que dominan en la parte SW. de la cuenca, tie- nen un clima frío, están expuestas más que las otras á los (1) Equivalencias calculadas con datos de los observatorios de Za- catecas y San Luís Potosí: en Invierno y Otoño 19 centígrado = 260 me- tros, en Estío y Primavera=200 metros. Las equivalencias para las correc- ciones por latitud, cuyos valores son máximos en Enero y mínimos en Ju- nio, tienen un valor medio aunual de: 19 Latitud=09.62 del centígrado.— Consultando el párrafo 4? del Capítulo I, se ve que para esta zona, la co- rección aditiva á las temperaturas es de 09.5, con la cual se obtienen los datos relativos á la altura media de ella. ' (2) Los datos térmicos probables para estas diversas regiones pue- den calcularse llevando en cuenta las equivalencias señaladas en la nota anterior. 216 Memorias de la Sociedad Científica LLL DIN vientos fríos del N. y á los fuertes y secos del SW. dominan- do en ellas heladas notables por su extensión é intensidad. Las dos últimas regiones de las que acaban de mencionarse corresponden á las alturas que limitan la cuenca. ZONA DEL OxsTE.? — En general dos regiones climatrié- cas pueden considerarse en esta zona: la primera está com- ¿prendida entre 2,200 y 1,100 metros de altura: se encuentra situada al Sur y domina en ella clima templado; el Invierno y parte del Otoño son fríos, calurosa la Primavera y el prin- cipio del Estío. La segunda tiene una altura comprendida en- tre 1,700 y 1,200 metros; está situada al N. y en general do- mina un clima templado: el Otoño y el Invierno son modera- dos y muy calurosos los meses de Mayo y Junio. ZONA DEL CENTRO Y PORCIÓN NE.%—En ésta pueden con- siderarse dos regiones climatéricas: la primera está compren- "dida entre 1,400 y 1.900 metros de altura, tiene en general un clima templado, pues solamente es intenso el calor al fina- lizar la Primavera y al comenzar el Estío; en Invierno es mo- derada la temperatura y durante las ondas frías de éste, sue- ¿len observarse heladas ligeras y de corta extensión; la segun- da, situada entre 780 y 1,400 metros de altura, es de clima ca- luroso, acentuándose por vientos arrafagados secos del sw. tan comunes en Primavera; la temperatura so modera algo du- rante el Invierno en el cual son raras las heladas y de muy corta extensión. 4,_—Cuenca del Bolsón de Mapimí.—(Porciones SE. del Es- tado de Chihuahua, NE. del de Durango, pequeña porción del Y (1) Para obtener las correcciones térmicas correspondientes á la al- tura media de esta zona, se emplearán las mismas equivalencias que en la anterior. —Debe llevarse en cuenta la corrección por latitud particularmen- te para los puntos situados más al N., recordando que: 19 Lat. =09.62 del cent., sustractiva. (2) Para obtenerlos datos térmicos probables en esta zona, empleen- se las mismas equivalencias que en las anteriores. “¿Antonio Alzate.” 237 N. del Estado de Zacatecas y una extensa porción del de Coa- huila.) ZONA DEL NORTE.—Datos correspondientes á una altura de 1,135 metros con una latitud de 25.040", : Temperatura media anual............ 240.0 > ll A 159,1 e e OOO 2 230,2 2 a » Primayera.....2092 EN TIA Hi AA: 300.0 ta máxima absoluta.......... 380.0 E mínima extrema........-- 30.0(?) Presión barométrica media anual ..... 667"".00 Humedad media anual............... 677% Vientos dominantes del............. NE. Número de días de lluvia por año..... muy variable, Puede afirmarse que el clima correspondiente á esta zona, es caluroso principalmente en Estío en que llega á ser exce- sivo el calor por la escasez de lluvias; durante el Invierno la temperatura se modera un poco y las ondas frías tan comu- nes en esta época del año, aunque de corta duración, producen fuertes descensos térmicos y á veces heladas de importancia, En los años fríos (1895, 1878, 1879, etc.) esta zona se acerca mucho á los climas extremosos; presenta además de notable, la intensidad de los vientos que, ya secos de la región austral, ya húmedos de la boreal, ocasionan fuertes oscilaciones en la humedad y disipan ó acumulan rápidamente las nubes de llu- via tan escasas en ella. (1) Equivalencias calculadas con datos de los observatorios de C. Lerdo y Durango: en Invierno 19 centígrado=221 metros de altura, en Primavera, Estío y Otoño=161 metros. —Equivalencias calculadas con da- tos de los observatorios de Saltillo y Monterrey: en Invierno 1“ centígra- do=250 metros de altura, en Primavera, Estío y Otoñno=210 metros. —Un grado de latitud=09.52 del centígrado. Memorias. —(1903).—T. XX.—28. 218 Memorias de la Sociedad Científica e ZONA DEL CENTRO. —Se clasifica entre los climas cálidos pudiendo hacer en ésta, las mismas consideraciones que en la zona anterior. Las condiciones locales de su clima provie- nen de los pantanos qne aquí existen y de las aguas que es- curren sobre todo de la vertiente SW. ZONA DEL E.—Datos correspondientes á una altura de... 1,640 metros con una latitud de 250,26/%, Temperatura media anual............ 180.0 E »: em Invierno,....:-1292 pS e CIPOO ano o 140.3 bs 3 » Primavera..... 190.5 A e Md ti: 230.3 de máxima absoluta.......... 380,1 es mínima EUA as —10.7 Presión barométrima media anual... ..628"",50 Humedad media anual............... 68% Vientos dominantes del........ .N. y NE. Número de días de lluvia al año. .... ..110. Cantidad media anual de nubes..... . 4.4, Casi todos los puntos de esta zona forman por su altura una misma región climatérica que por los datos térmicos anua- les, podría ser clasificada entre los climas templados, pero que atendiendo á las fuertes oscilaciones térmicas que en ellas se observan, se acerca mucho á los climas extremosos. En efee- (1) Deben usarse para ésta, las equivalencias calculadas con los da- tos de C. Lerdo y Durango. Recuérdense las alturas y desniveles descri- tos en el párrafo 5. capítulo 1. Los datos climatéricos de la zona del N. pue- den aplicarse á ésta con solo una corrección térmica aditiva de 09.84 del cen- tígrado por latitud y altura. (2) Para la determinación de los valores térmicos probables en los otros puntos de ésta zona, se usarán las equivalencias calculadas con los datos de Saltillo y Monterrey ya señalados. Véase lo relativo á esta zona en el párrafo, 5 cap. L “¿Antonio Alzate.” 219 to: durante el Estío el calor es intenso, se pasa al Otoño por una transición relativamente brusca, para-llegar al Invierno en el cual se hace sentir el frío con alguna intensidad. Es útil recordar que las ondas frías ocasionan extensas heladas no obstante su mediana altura. ZONA DEL SW.—Datos correspondiennes á una altura de 1,90€ metros con una latitud de 239,1/.4 Temperatura media anual............ 170.1 Ñ ») en Invierno ......120.2 > A A e 172.0 pa mis 3 E rImayora mente 199,3 Ss pe o 212.8 > máxima absoluta......... 979,5 E mínima extreMa....o.o.o.. —539.0 Presión barométrica media anual ..... 610"”".00 Homadadomedia aqual: cul as la 54%, Vientos dominantes del.............. Sw: Número anual de días con lluvia.. .... 70 En esta zona pueden considerarse tres.regiones Climaté- ricas: la primera con localidades cuya altura es mayor de... . 2,100; la segunda comprendida entre 2,100 metros 1,700 y la tercera con localidades de altura inferior á 1,700 metros. La primera de estas regiones tiene un clima frío, notable por la extensión y persistencia de sus heladas, por la frecuencia de tempestades y precipitaciones locales y por la intensidad que alcanzan los vientos secos primaverales de SW.; la segunda región es de clima extremoso: durante el Invierno son frecuen- tes las ondas frías y las heladas, en el Estío y la Primavera el calor es excesivo, pero se modera un poco por las lluvias el (1) En esta zona se han utilizado datos de los observatorios de C. Lerdo y Durango. Hay que tener presente los desniveles y alturas estu- diados en el párrafo 5, cap. 1. 220 Memorias de la Sociedad Científica OSI PLDIIDIIIDIIIDIDIDIIDIIIILIEILDIIIIIDLILISDIDIIS ODIOSO. Otoño es templado y agradable; por último la tercera situada más al Este, posee en general un clima caluroso. 5.—Cuenca del Janos.? (Porción NW. del Estado de Chi- - huahua.) El clima de esta cuenea es extremoso; en la zona central, las oscilaciones térmicas son menos marcadas que en las otras dos; la del W. se acerca mucho á los climas fríos: en ella son muy frecuentes las heladas; por último la zona del E. se ca- racteriza por la intensidad y frecuencia de los vientos fríos del NW. que soplan durante el Invierno y por el aspecto tem- pestuoso que se observa en muchas lluvias, aun ligeras del principio del Estío. 6.—Cuenca del Bravo. — (Porción NE. del Estado de Chi- huahua, N. de los de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.) * ZONA DEL W.—Datos para una altura de 1,423 metros con una latitud de 289.42. Temperatura media anual............ 200.0 As ES LOA ro Lo AO 180,7. e dd Dis TA 120.5 . st idas Primavera: Jard 109.1 A a 2 BO la os 240.5 5 máxima absoluta.......... 360.5 s mínima aii AN Presión barométrica media anual ..... 640"",00 Humedad media anual............... 547% Vientos dominantes del......... E, y SW. Cantidad media anual de nubes ...... 4.4 Número anual de días con lluvia. -.... 50 (1) Recuérdese la división en tres zonas de esta cuenca y los deta- lles de alturas y desniveles estudiados en el párrafo 6, cap. I. Por no ha- ber datos meteorológicos para esta cuenca, se han utilizado en el estudio de su clima, los valores calculados con los de los observatorios de C. Ler- do y Durango. - (2) Equivalencias calculadas con los datos de Saltillo y Monterrey: “Antonio Alzate. ” 221 PIILIIISLIIL LL LIL LI LIL LILLO LLL LIE ILL LIILL ISLAS Hay dos regiones elimatéricas en esta zona: la primera comprendida entre 1,340 y 1,340 metros de altura, está situa- da al W. y tiene un clima extremoso; las heladas son fuertes y extensas, principalmente á mediados de Otoño para termi- nar en el último mes del Invierno; los vientos del NW. soplan aquí con tal intensidad, que no es raro lleguen á tomar un ca- rácter huracanado á causa de la aproximación de los ciclo- nes desarrollados en la República del N. La segunda región elimatérica está comprendida entre 1,300 y 9UU metros de al- tura; aunque también su clima es extremoso, no tiene carac- teres idénticos á los de la anterior: el Invierno es un poco me- nos intenso, en Estío el calor se modera con las lluvias, y el Otoño es templado. ZONA INTERMEDIA. —PForma una sola región climatérica, pues en realidad su clima es calido; en Estío y Primavera el calor es excesivo, en Invierno se modera un poco observándo- se heladas solamente en cortos períodos que corresponden á la propagación de las ondas frías intensas. ZONA DEL E. — (Datos que corresponden á una altura de 496 metros con una latitud de 259,4u,% Temperatura media anual..... eine dió 5) , "en Invierno.......150.2 ” ” ” Otoño .... ...o. 219.7 » pta Primavéra... 1.249,39 » DA E EISLO e claro 0 O en Invierno 19 centígrado=253 metros de altura; en las demás estaciones, 19 centígrado=198 metros. Eu el estudio climatérico de esta cuenca se utilizaron las equivalencias ya cunocidas que se obtuvieron con los datos de C. Lerdo y Durango. > (1), En esta zona se han utilizado para el estudio de su clima, los mis- mos datos que en lu del W. (2) Las equivalencias calculadas con datos de Saltillo y Monterrey, son las que se hau empleado para esta zona. Téngause en cuenta los es- tudios del párrato 7 cap. L 222 Memorias de la Sociedad Científica Temperatura máxima absoluta........—00.5 be mínima extrema.......-2. —00.5 Presión barométrica media anual..... 113%",50 Humedad media anual .............. 68% Vientos dominantes del.... .... NE y SE Número anual de días con lluvia...... 99 Hay dos regiones climatéricas: la primera con una altura mayor de 350 metros, tiene un clima extremoso, está situada al SW., son en ella frecuentes las tempestades locales y sue- len observarse vientos huracanados á causa de la aproxima- ción de los centros ciclónicos y heladas de poca importancia; la segunda región cuyas localidades tienen una altura menor de 35.) metros, está al Oriente y termina en las costas del Gol- fo; es de clima cálido, húmedo y algo ventoso; excepcionalmen- te se observan heladas (Enero 29 de 1944), 7.—REGIÓN N. DE La VEKTIENTE DEL GOLFO.—(Gran porción de la parte Oriental del Estado de Tamaulipas y la parte Sur del de Nuevo León.) Datos correspondientes á una altura de 362 metros con una latitud de 240,54, Temperatura media anual............ 220.2 0 si ») €nInvierno....... 130,2 > A ARA 240.5 * 14377 PAmávera. ¿2 , e BOI 270.9 5 máxima absoluta......... 400.0 ól mínima extrema.......... —20.0 Presión barométrica media anual..... 7128"".80 Humedad media anual. ....o..o.o.... 70% Vientos dominantes del .......... SyN (1) Las equivalencias, calculadas con datos de Saltillo y Monterrey, . son las que se han empleado en el estudio climatérico de esta regiónEs con- veniente recordar el estudio de alturas y desniveles hecho en el párrafo 8 cap. L “Antonio Alzate.” 223 Número anual de días con lluvias. .... 120 Cantidad media do nubes. ........-. 5.5 La zona del W. constituye una sola región climatérica, formada en su mayor parte por las montañas de la sierra Ma- dre Oriental; tienen ún clima templado, excepto en los puntos más bajos de los desniveles, cuyo clima es extremoso; son en ellaintensos, los vientos secos arrafagados australes y frecuen- tes las tempestades locales. La zona del Este corresponde á un clima cálido que se modifica por las intensas. ondas frías de Invierno y por las lluvias estivales. 8. — Cuenca del Pánuco. — (Parte SW, del Estado de Ta- maulipas, NW. del de Veracruz, N. del de Hidalgo, SE. del de San Luis Potosí y la mayor parte del Estado de Querétaro). ZoNA DEL E.— Datos correspondientes á una altura de 13 metros con una latitud de 220.18/:)" Temperatura media anual............ 240,1 > AUS OnSCIOnO.. toa 20 Dal $ US TOO a 180.9 pe SE PUMareta 0. 240.8 .S si A DAT MAIN: 280.1 S máxima absoluta........ 392.8 > mínima extrema......... —A40.0 Presión barométrica media anual...... 759" .60 Humedad media anual............... 76% Vientos dominantes del ............. sE Número anual de días con lluvia ...... 98 La zona en estudio tiene un clima cálido; el Invierno es templado notable por la intensidad y frecuencia de las ondas frías y de los vientos húmedos del Norte. (1) Equivalencias calculadas con datos de los observatorios de Pa- chuca y Tampico: en Estío y Otoño 19=210 metros, en Invierno y Prima- vera=240 metros de altura. La corrección por latitud .es la misma que se señaló en la cuenca anterior. 224 Memorias de la Sociedad Científica ZONA DEL CENTRO." —Su elima es cálido, pero la tempe- peratura empieza á moderarse desde la segunda mitad del Otoño, llegando á ser templada en Invierno; en esta estación se observan con frecuencia ondas frías que cuando son inten- sas ocasionan heladas ligeras; la velocidad de los vientos en la zona anterior, disminuye notablemente en ésta á causa de su posición orográfica. ZONA DEL NORTE.” —Pueden considerarse dos regiones climatéricas: la primera, comprendida entre 1,200 y 1,800 me- tros de altura, tiene un clima templado en general; sin embar- go, en Estío el calor se deja sentir con alguna intensidad y en Invierno suelen observarse heladas extensas; la segunda, comprendida entre 1,20 y 700 metros de altura, posee un eli- ma cálido; en esta región se observan rararcente las heladas. ZONA DEL W.—Datos para una altura de 1850 metros con una latitud de 209.354 Temperatura media anual....... 2 Sed ¿BO DO > 0 db 170.2 - A A AS 140,2 > » y Primavera..... 2119.7 > ro ero ca 200,1 p máxima absoluta........ 340.0 E mínima O + de —10.2 Presión barométrica media anual ..... 613%" 60 Humedad media anual .............. 56% Número anual de días con lluvia. ....89 Vientos dominantes del ..... ....... E. Nebulosidad media anual. ........... 4.9 (Y) Para el estudio del clima de esta zona, se emplearán las mismas equivalencias aplicadas á los datos de la del Este. (2) Equivalencias calculadas con datos de los observatorios de Que- rétaro y Sar Luis Potosí: en Estío y Otoño 19=120 metros, y en Invierno y Primavera=210 metros. Aplicando estas equivalencias á los datos tér- micos de la cuenca Gruñidora-Salado, se deduce el clima de esta zona. (3) Se han empleado en al estudio climatérico de esta zona, las equi- “Antonio Alzate.” 225 PILLS ALI La zona en estudio ofrece tres regiones climatéricas que considerarle: la primera, comprendida entre 800 y 1,200 me- tros de altura, cuyo clima es cálido en general; la segunda en- tre 1,200 y 1,900 metros de altura, posee un clima templado, frecuentes lluvias de carácter tempestuoso y heladas que aun- que ligeras, son generalmente extensas; la tercera cuyas lo- calidades pasan de 1,900 metros, puede ser clasificada entre los climas fríos, no obstante el calor que se experimenta en los meses de Estío y Primavera. ZONA DEL S.—Datos para una altura de 2,770 metros con una latitud de 200,8", 1 Temperatura media amnal............ 119.8 A a PLE CODA ur are el ete 119.3 z A A 90.2 5 a EIA bas 120.8 Se A DIO e dl 130.6 . máxima absoluta ........ 280.0 - sl mínima 0 Y, e CTA —40.8 Presión baromértrica media anual ..... 550"" 30 Humedad media anual .............. 48% Viento dominante del.......... ..... NE Número de días de lluvia anual ...... 125 Cantidad media anual de nubes........ 5.0 Las dos regiones climatéricas que pueden considerarse á la zona del S. son: una, cuyas localidades pasan de 2,200 me- tros de altura, de clima frío, de fuertes y extensas heladas, y expuesta constantemente á los vientos húmedos del N.; la otra, comprendida entre 2,200 y 1,600,metros de altura, posee en general un clima templado. valencias calenladas con datos de los observatorios de Querétaro y San Luis Potosí. (1) Usense las mismas equivalencias que para la zona del W. de esta misma cuenca. Memorias. —(1908).—T. XX.—29. 226 Memorias de la Sociedad Científica 9.—REGIÓN $. DE LA VERTIENTE DEL GOLFO.—(La ma- yor parte del Estado de Veracruz y las regiones E. del Estado de Puebla y W. del de Tabasco.) ZONA DEL W.— Datos correspondientes á una altura de 1,450 metros con una latitud de 199,31, Temperatura media anual............ 160.8 my OE MAvISraO >. je > 140,5 Y ta RO be 170,2 > > E O 180.9 PA o IO e Sl 190.3 ce máxima absoluta.......... 339,5 y mínima extrema -.......-.-- 20.5 Presión barométrica media anual ..... 649"".30 Humedad media anual............-.. 79% Vientos dominantes del.......... N. y NW Número de días de lluvia por año..... 200 "Cantidad media de nubes ............ 7.0 A la zona en estudio pueden considerársele las siguientes regiones climatéricas: primera, la que se encuentra compren- . dida entre 800 y 1,200 metros de altura, cuyo clima es extre- moso, pues el calor que se siente en Primavera y Estío, se acentúa por los vientos secos é intensos australes; la tempe- ratura media en Invierno no autoriza á considerarlo como frío, pero esto depende de que los fuertes descensos térmicos oca- sionados por los nortes tienen muy corta duración; segunda, la comprendida entre 1,200 y 1,800 metros de altura, en la que domina un clima templado; tercera, la región situada en- tre 1,800 y 2,300 metros de altura, que se caracteriza por su clima frío; por último, las elevaciones que pasan de 2,300 me- (1) Equivalencia calculada con los datos meteorológicos de Jalapa y Veracruz: 19 cent.=175 metros de altura. Recuérdese el estudio de altu- ras hecho en el párrafo 10 del cap. L “¿Antonio Alzate. ” 227 LLL LL LLL LL LILLE IIA e a ira we” tros, en las que la mayor parte del año se hace sentir un frío intenso, alcanzando algunas de ellas la región glacial. Las precipitaciones son frecuentes é intensas, sobre todo en la se- gunda y tercera regiones; las heladas se presentan en la ma- yor parte de la zona: locales y ligeras en su primera región climatérica, extensas, pero ligeras en la segunda, en la terce- ra y última, muy extensas y fuertes. ZONA DEL E,—Datos correspondientes al nivel del mar con una latitud de 199.210, Temperatura media anual........... .220.9 Al »,. €n Inviérmno ...... 200,2 $ X pai 8d ¿git 240.8 e > ,» Primavera ..... 240,4 : a Si URL 0 de mat 270,9 Presión barométrica media. .......... 759.8 (?) Humedad media por ciento anual...... 89%(?) Viento dominante anual del.... ......NE. Atendiendo á su corta altura sobre el nivel del mar, una sola región climatérica debe considerarse en esta zona; es cá- lida en extremo, no obstante los nortes fríos de Otoño é In- vierno y las abundantes lluvias que se observan en ella; pre- sóntanse también con regularidad, las turbonadas. ' 10.—La mayor parte del Estado de Tabasco, posee un cli- ma cálido y muy húmedo: la: temperatura se sostiene elevada en la mayor parte del año, moderándose un poco solamente en cortos períodos, durante los cuales se dejan sentir las in- tensas ondas frías que acompañan al viento norte. 11. — PENÍNSULA DE YUCATÁN. —(Estados de Yucatán, Campeche y pequeña porción oriental del de Epia Terri- torio de Quintana Roo). Datos para una altura de 15 metros con una latitud de 209.58": (1) Usense para esta zona las mismas equivalencias que para la an- terior, 228 Memorias de la Sociedad Científica Temperatura media anual.......... . 269.0 ” pi. Om Qioño retinol 250,9 Í » ¿ic Anwlerao'. roy 230.2 * a idos LEMA cut 270.7 SS ñ rio grs l 270.5 6 máxima absoluta. ....... 390,2 ES mínima extrema... ..... 100.6 Presión barométrica media anual ..... 160" 30 Humedad media anual -............. 72% Número anual de días con lluvia. ....93 Vientos dominantes del _.... .......NE. Nebulosidad media anual. ....... 05 En la península de Yucatán domina un solo clima, el cá- lido; la temperatura se mantiene elevada durante todo el año, moderándose un poco en los cortos períodos de ondas frías; año por año hacen sentir en ella sus terribles efectos los ci- clones tropicales. 12. —REGIÓN N. DE LA VERTIENTE DEL PAcíFICO. — (Es- tados de Sonora y Sinaloa y pequeñas porciones del W. delos de Chihuahua y Durango). ZONA DEL W.—Datos para una altura de 7 metros con una latitud de 230,11'”; Temperatura media anual. .......... 250,1 z E? E NEO dass 240.6 de $ ¡IO VIernO. a... 220.2 A a IA TORA. a 260.6 5 E A 270.2 id máxima absoluta. --..... 390,2 A mínima extrema........... 109,0 (1) El estudio climatérico de esta región, se ha hecho tomando en cuenta las equivalencias, ya conocidas, calculadas con datos meteorológi- cos de Durango y C. Lerdo. La corrección por latitud que más conviene en el presente caso es de 19 lat. =09.62 del centígrado. “Antonio Alzate.” 229 SII II SII LIL LLL, Presión barométrica media anual..... 789*=.50 Humedad media anual............... 78% Vientos dominantes del.............. NW. Número anual de días con lluvia...... 59 ' Nebulosidad media anual............ 35 Puede clasificarse la zona del W. entre los climas cálidos, pues la temperatura se sostiene alta durante todo el año con ligeros decrecimientos ocasionados por los temporales y las ondas frías que por su notable intensidad llegan hasta ella. En su porción N. la temperatura se sostiene moderadamente - alta durante el Invierno, observándose casos en que los aba- timientos térmicos sean suficientes para producir heladas en su parte más septentrional. ZONA DEL E, —$Se divide en dos regiones climatéricas: la del N. cuyo clima es extremoso, notable por la intensidad y exteusión de sus heladas que se inician desde á mediados de Otoño, continuando en casi todo el Invierno; por las ne- vadas de extensión variable y por las tempestades locales; la del Sur se subdivide en dos pequeñas regiones: la primera comprendida entre 1,700 y 2,100 metros de altura, posee, en general, un clima templado; la segunda eon elevaciones que pa- san de 2,100 metros en las que domina un clima frío. 13.—Cuenca del Santiago,— (Parte S. del Estado de Zaca- tecas, SW. del de Gruanajuato, N. del de Michoacán, gran par- te del Estado de Jalisco y el Estado de Aguascalientes.) ZONA DEL N.— Datos correspondientes á una altura de... 2,443 metros con una latitud de 220,46/:4 pp ed . . . (1) Como en la zona que se va á estudiar no existe observatorio, los datos climatéricos utilizados se han calculado tomando las mismas equiva- lencias que en la anterior. (2) Equivalencias calculadas con datos de los observatorios de León y Zacatecas: 12=210 metros de altura en Otoño é Invierno, en Estío y Pri- mavera=145. E 230 Memorias de la Sociedad Científica Temperatura media anual...........- 150,4 SS » €nÍInyierno...... 119.3 > ” ot Oi ed e 150.8 7 » 3) Primavera..... 169.7 5 y E 1 Lo PA. 170.5 ; 2 máxima absoluta........ 282.8 di mínima O ENS TR — 40.0 Presión barométrica media anual...... 5713".00 Humedad media anual...........-.-: 9% Vientos dominantes del.......... E. y SW. Número anual de días con lluvia ...... 68 Nebulosidad media anual............. 4.3 La zona que se estudia puede dividirse en las siguientes regiones climatéricas: primera, la comprendida entre 2,300 y 3,000 metros de altura, euyo clima frío es notable por la ex- tensión é intensidad de las heladas y por los fuertes enfria- mientos que ocasionan los nortes de Invierno; segunda, la si- tuada entre 2,300 y 1,900 metros de altura, de clima templa- do en general, no obstante el frío intenso que á veces se ex- perimenta en Invierno; por último, la que se encuentra entre 1,900 y 1,600 metros de altura con clima caluroso. ZONA DEL CENTRo.— Datos correspondiemnes á una altu- ra de 1,580 metros con una latitud de 209,40 Temperatura media anual. ........... 190.5 iS y en JInvierno...... 150.6 ñ utibaciporniaa 190.3 mA E 210.9 de A UB: ora 220.2 A máxima absoluta.......... 360.1 > mínima extrema.......... —10.2 Presión barométrica media anual ..... 634=m 7 (1) Para estas zonas deben usarse las mismas equivalencias que pa- ra la anterior. “Antonio Alzate.” 23) Humeda:l media anual ...... .......- 82% Vientos dominantes del. ......... E. y SW. Niíímero anual de días con lluvia.. .... 112 Nebulosidad media amual............. 5.0 Como regiones climatéricas pueden considerarse: la que pasa de 2,300 metros de altura, de clima frío; la comprendida entre 2,300 y 1,800 metros de altura en la cual domina clima templado; la situada entre 1,800 y 1,000 metros, de clima ca- luroso, pero muy moderado en Invierno; por último la infe- rior á 1,000 metros, de clima caluroso durante todo el año. En las tres primeras regiones se observan heladas que varían de intensidad proporcionalmente á la altura. ZONA DEL S. Ó DE LOS LAGOS.—— Datos correspondien- tes á una altura de 1,950 metros con una latitud de 190,42,0 Temperatura media anual............ 160.5 A “+, en Invierno....... 130,7 3 5 OOO > e 150.5 > e y PTIMAVORA 190.2 Be o a Da 180.0. e máxima absoluta........ 310.0 7 mínima A —40,4 Presión barométrica media anual...... 609" 00 Humedad media anual............... 66% Vientos dominantes del.... .......... SW Número anual úe días con lluvia....... 130 Nebulosidad medi aaral: 32: 4 «idad 6.0 Hay aquí dos regiones climatéricas bien caracterizadas: una comprendida entre 2,000 y 1,600 metros de altura, de eli- ma, en general templado y otra cuyas localidades tienen al- tura inferior á 1,600 metros, de clima caluroso y muy húme- (1) Equivalencias calculadas con datos de Toluca y Morelia: en Es- tío 12=104 metros de altura, en el resto del año=182 metros. 232 Memorias de la Sociedad Científica do; son notables, principalmente en la segunda. las precipita- ciones locales y los vientos intensos del SW. ZONA DEL W.“"—De un modo general puede. afirmarse que su clima es cálido; la porción alta de ella, situada al E., tiene un Invierno agradable y templado. ZONA DEL E. — Datos correspondientes á una altura me- dia de 2,685 metros con una latitud de 199,17/4, Temperatura media anual. ........... 140,4 2 yet sis ORITYIOTRO - Lito 120 6 > tr E TA 140.6 > És m E PIMAvora...-. 140.8 y o ad 260.8 e máxima absoluta.......... 260.8 $ mínima extrema......... —20.0 Presión barométrima media anual... ..558"*.00 Humedad media anual. .............- 54% Vientos dominantes del........ W. y NE. Número de días de lluvia al año. .... ..147. Nebulosidad media anmual........-.--. 5.0 Pueden considerársele dos regiones climatéricas: una su-. perior á 2,270 metros de altura, de clima frío; algunas de sus alturas alcanzan las nieves perpetuas; otra comprendida en- tre 2,270 y 1,900 metros, con un clima en general templado; las heladas son frecuentes, fuertes y extensas. 14, — REGIÓN MEDIA DE La VERTIENTE DEL PACÍFICO. (Estado de Colima y parte del de Jalisco.) ZONA DEL E.—Datos correspondientes á una altura de 1,548 metros con una latitud de 190,38", (1) Usense los mismos datos y equivalencias que para la del centro. (2) Usense las mismas equivalencias que para la zona del N. (3) Equivalencias calculadas con datos meteorológicos de Colima y Zapotlán: 12=190 metros de altura. “¿Antonio Alzate.” 233 Temperatura media anual............ 19977 a ,, en Invierno....... 160.3 $ A Otoño o os 190.6 D. O E 209.7 , o la Dai Daba 210.6 97 máxima absoluta......... 339,4 4 mínima extrema... ...... —40.3 Presión barométrica media anual..... 637" 40 Humedad.media anual.............. 61% Vientos dominantes del .......... S. y SE Número anual de días con lluvias. ...- 131 Cantidad media de nubes............ 4.5 De una manera general, esta zona tiene un clima templa- do; el Estío y la Primavera son algo calurosos y durante el In- vierno suelen observarse heladas. ZONA DEL W.—Su clima es cálido y tiene de notable, que año por año los vientos originados por los temporales del Pa- cífico se hacen sentir con alguna intensidad. 15.—Cuenca del Balsas. — (Parte de los Estados de Puebla, Guerrero, Michoacán, México y Oaxaca, casi todo el de Mo- relos.) “? ZONA DEL NE. — Datos correspondientes á una altura de 2,171 metros con una latitud de 190,2: Temperatura media anual............ 169,1 m » en JInvierno...... .130.1 pe orita Otoño ¿2001 1h. 160.4 nn 1 y Primávera:.0: 170.9 % O AA 170.9 á, máxima absoluta.... .... .319,2 , mínima extrema ......... —10,8 (1) Equivalencias calculadas con los datos de Oaxaca y Tuxtla Gu- tiérrez 12=205 metros de altura. Memorias. —(1903).—T. XX.—30. 234 Memorias de la Sociedad Científica Presión barométrica media anual...... 594um Humedad media anual. .............- 61% Vientos dominante del....... .... E. y NE. Número anual de días con lluvia -....- 147 Nebulosidad media anual............- 4.7 Pueden considerarse aquí tres regiones climatéricas: la pri- mera, de clima frío, con localidades que pasan de 2,300 metros de altura; la segunda situada entre 2,300 y 1,900 en la que do- mina clima templado y la tercera con clima moderadamente caluroso, de localidades inferiores á 1,900 metros de altura; en todas ellas son abundantes las precipitaciones y frecuentes las heladas. ZONA DEL N.—Se pueden considerar á ésta, tres regiones climatéricas con caracteres idénticos á los de la anterior; se diferencia de aquella, sin embargo, en que las regiones no es- tán separadas claramente unas de otras; pues al lado de loca- lidades que tienen clima netamente caluroso, se encuentran otras con un clima frío bien marcado, lo cual depende de la ra- pidez de sus pendientes. ZONA CENTRAL.—Es de clima caluroso: la temperatura se mantiene alta durante la mayor parte del año pasando de una , estación á otra por grados insensibles; el Invierno, en su ma- yor parte es templado y los vientos de mayor intensidad so- plan de la región SW. ZONA DEL S.—Corresponde, en general, á los climas tem- planos; sin embargo el calor es excesivo durante la Primave- ra y una parte del Estío; el Invierno es moderado y se obser- van heladas generalmente poco extensas. 16.—REGION S DE La VERTIENTE DEL PAcíFICO. — (Por- ción S. de los Estados de Chiapas y Guerrero, la mayor parte del de Oaxaca.)'" (1) Equivalencias calculadas con datos delos observatorios de Tuxtla Gutiérrez y Salina Cruz: 192=140 metros de altura. “Antonio Alzate.” 235 ZONA DEL N.—Datos correspondientes á una altura de.. 1,574 metros, con una latitud de 179.3”. Temperatura media anual ............ 209.3 ” » €m Inyierno....... 189,1 se di ds Oiaños 20750. 200,0 E si ¿he ERAN cia se 210,4 > 5 > SOS 210.6 Sd máxima absoluta.......... 369.0 y mínima extrema......o.oo.. 39.1 Presión barométrica media anual...... 700",20 Humedad media anual......... ye si 60%, Vientos dominantes del........ SW. y NW. Número anual de días de lluvia....... 128 Nebulosidad media anual............. 4.5 La zona que se estudia puede dividirse en las siguientes regiones climatéricas: primera, la de localidades mayores de 2,000 metros de altura, de clima frío; segunda, la comprendi- da entre 2,000 y 1,600, cuyo clima es templado, y tercera la situada abajo de 1,600 metros con clima moderadamente ca- luroso. ZONA DEL S.—El clima que le corresponde es netamente cálido; al Este de la zona, todo el año reinan temperaturas ele- vadas y al W. solo en Invieruo se moderan un poco. IV El clima en relación con la salud. 1. — La salud resulta del equilibrio entre las condiciones del medio (material y social) y las del individuo cuyas com- plexas funciones van á desarrollarse dentro de él; roto este equilibrio, el organismo lucha por acondicionarse á las nuevas 236 Memorias de la Sociedad Científica circunstancias en que se ve colocado: si triunfa, la salud se restablece; pero en caso contrario, queda bajo el dominio de las enfermedades ó perece. Hechos de observación prueban la influencia que el clima ejerce en el individuo, tan variada y en extremo complexa, que su estudio necesita de artificios para simplificarse; el me- jor de ellos consiste en suponerle dentro de un clima dado y deducir en seguida las diversas alteraciones que ocasiona en el funcionamiento normal de sus órganos. Los climas cálidos favorecen el desarrollo del individuo haciéndole notablemente precoz, pero á la vez apresuran su fin”. Este hecho se encuentra comprobado por muchas esta- dísticas entre las que figuran algunos trabajos belgas; tienen igualmente estos climas, una influencia bien demostrada en la coloración de la piel, en el desarrollo del sistema piloso y en el color del iris; dominan en ellos los temperamentos bilio- so y nervioso, siendo excepcional el temperamento sanguíneo. Las estadísticas de Benoiton de Cháteaunef, prueban que en los climas cálidos la fecundidad es mayor, afirmación que pa- rece cierta no obstante el desacuerdo de los estudios suecos y portugueses sobre esta materia; la mujer llega á núbil pre- cozmente, pero pronto envejece”; su menstruación empieza, por consiguiente, mucho antes de la época en que aparece en los otros climas. Consecuencias no menos importantes de los climas cálidos son: el aceleramiento de la circulación, la anoreccia casi cons- tante, las digestiones lánguidas, la pronta y exagerada fatiga en el trabajo muscular; la hematosis se hace incompletamente, por lo cual son frecuentes la hipohemia y la anemia; la sAhn- gre, sobrecargada de ácido carbónico, exagera la función bi- liar y la formación de pigmentos cutáneos. El organismo co- locado en una atmósfera de temperatura elevada, coutrarres- (1) Quetelet. Sur homme et sur le developement de ses facultes. (2) Estudio de Leith y Webb. “¿Antonio Alzate.” 237 PILLO e A ta en parte los efectos de ella exagerando la función de las glándulas sudoríparas; pierde por esto, mayor cantidad de agua que en los otros climas y para suplirla, se ingiere en exce- so, no el agua higiénicamente pura, sinó el agua más ó menos contaminada, las bebidas temperantes mal preparadas y lo que es más grave aún, las bebidas alcohólicas. De estas conside- raciones resulta, que en los climas tropicales son muy frecuen- tes las diversas afecciones de la piel como las dermatosis, el eritema solar, la sarna beduina, el liquen tropical, etc., y mu- chas enfermedades del aparato digestivo, como las enteritis, las gastritis, diversas formas de dispepsia, etc”... Al hígado se le ha llamado el pulmón de los países cálidos, para recordar el exagerado funcionamiento de este órgano que lo predispone á muchas enfermedades como las hepatitis, los abscesos tropicales etc. i La humedad y el calor, atributos del clima tropical, son condiciones propicias para la vida y prosperidad de los in- sectos que trasmiten enfermedades y de los micro—organis- mos, importantes factores causales de ellas; esto explica por qué son frecuentes en dichos climas, el paludismo la fiebre amarilla, ete. En el clima que se estudia hay una hiperexcita- bilidad del sistema nervioso que alterna con períodos de pro- funda depresión, lo que explica las diversas formas atenuadas de delirio impulsivo tan comunes en los individuos tropicales; el carácter de éstos, se marca por la febril actividad que des- plegan en asuntos de elaboración lenta; pocas veces el pensa- miento profundo y reposado es el fruto de sus inteligencias; las voluntades firmes y serenas son excepcionales; los senti- mientos tienen con frecuencia manifestaciones violentas. Un distinguido estadista afirma que la vida media es in- versamente proporcional á la cantidad de calor que recibe una zona dada. La observación parece comprobar en efecto, que en los climas cálidos la vida media es menor, hay en ellos me- nos viejos y son mayores la morbilidad, la mortalidad, la na- talidad, que en los otros climas. 4 238 Memorias de la Sociedad Científica En resumen: los climas cálidos son prolíferos en todos sen- tidos y esta es la causa de la mayor inmigración en ellos, á pe- sar de sus muenos inconvenientes. La insolación es un accidente propio del clima tropical que se observa á 300, cent. cuando el organismo está en activi- dad recibiendo directamente los rayos solares y á 150 si se en- cuentra en reposo. 2.—La temperatnra baja, atributo fundamental del elima frío, estimula todas las funciones de la economía: hace más activas la respiración y la circulación, favorece la transpira- ción pulmonar y despierta notablemente el apetito. El orga- nismo dentro de un clima frío, hace su evolución más lenta- mente y alcanza mayor desarrollo; se observa de preferencia en estos climas el temperamento sanguíneo. Las estadísticas, cuidadosamente recogidas en Suecia y San Petersburgo, prue- ban que la menstruación se retarda, que el carácter de los in- dividuos se marca por la serenidad y que las manifestaciones violentas de los sentimientos son excepcionales. En los climas fríos, la piel funciona poco como órgano de eliminación, pero en cambio, la función real es muy activa, de lo que resulta una predisposición para las diversas formas de nefritis; la exa- gerada actividad que el organismo tiene que desplegar en ta- les climas, se repara ó por lo menos se sostiene ingiriendo grandes cantidades de grasa é hidrocarbonados, lo cual predis- pone á varias formas de dispepsias, gastritis, etc., y al desarro- llo de diversos parásitos intestinales. El frío y la poca hume- dad atmosférica, son condiciones inadecuadas para la prospe- ridad de seres vivos transmisores de enfermedades y para la | vida microbiana; á la vez tales circunstancias impiden la rá- pida descomposición de los desechos orgánicos haciendo por este medio poco comunes las enfermedades telúricas y las in- fecciosas; por el contrario, otro grupo de enfermedades como la escarlatina, la viruela, el surampión, etc., se observan con más frecuencia. Está probado que en clima frío son menores la > ““Antonio Alzate.” 239 — —— ——= —— — a AS morbilidad, la mortalidad y la inmigración y mayor la vida me- dia. El frío intenso, propio de las grandes alturas y de los cli- mas polares, tiene dos clases de manifestaciones en el orga- nismo: unas de orden local y otras de carácter general; las pri- meras consisten en fictenas, eritemas y aun gangrenas superfi- ciales, las segundas pueden observarse en dos cireunstancias diversas: cuando se hace rápidamente ó cuando tiene lugar lenta y progresivamente el enfriamiento; en ambos casos pue- de llegar á producir la muerte. Una temperatura baja se resiste mejor cuando hay calma atmosférica, que cuando soplan vientos húmedos y el cielo se cubre de nubes ó densa niebla; en este último caso, aumentan de un modo notable sus efectos. 3.—En el clima, verdaderamente templado, se atenúan no- tablemente las alteraciones de la salud que producen los eli- mas frío y caluroso, de suerte que, las enfermedades reinan- tes en él, se deben con especialidad á otros factores causales; pero aun en los climas de la República Mexicana que más se acercan al ideal del clima templado, demuestra la observa- ción relaciones de importancia entre determinado grupo de enfermedades y las variaciones climatéricas que se presentan cuando se pasa del Invierno á la Primavera ó recíprocamente, y durante las transiciones bruscas entre dos períodos de cor- ta duración: uno de alza barométrica y vientos húmedos bo- reales, el otro de baja, con vientos secos de la región austral. Son comunes en los climas templados, enfermedades di- versas de los aparatos digestivo y respiratorio; se observan también, aunque en menor escala, el tifo, la escarlatina, la vi- ruela la malaria, etc. El organismo dentro de un clima templado tiende al equi- librio de todas sus funciones, de tal manera que considerán- dole en circunstancias fisiológicas, la piel no funcionaría exa- geradamente, se encontrarían normales la funciónes hepática, renal, el apetito estaría colocado dentro de sus justos límites, 240 Memorias de la Sociedad Científica etc. A semejanza de las funciones de la vida orgánica, las psí- quicas tendrían también al equilibrio de suerte que el carácter violento del individuo de clima tropical y el sereno, á veces has- ta estóico, del que habita las regiones frías, sería un carácter intermediario quizá el más útil á todo progreso y el mejor adaptable á cualquier medio. 4. —Los climas extremosos, como ya se dijo, son cálidos durante el Estío y fríos.en el Invierno, pasando de una á otra estación por trancisiones más ó menos marcadas; por lo que es fácil suponer las enfermedades que dominan en tales eli- mas. Las afecciones peculiares á ellos son las que tienen en- tre sus factores causales como más importante, el cambio tér- mico brusco y de notable amplitud (diversas formas de coriza, bronquitis, bronconeumonía, etc.) ; V Ligeros apuntes de Geografía médica. 1.—Dada mi escacísima práctica médica y las muy pocas observaciones personales con que cuento acerca de esta ma- teria, he utilizado en su estudio los datos que bondadosamen- te me han proporcionado algunos Señores honorables Docto- res que por sus vastos conocimientos, por haber ejereido en diversas zonas de la República, por su lealtad médica, merecen toda mi confianza y reconocimiento; además he consultado va- rias publicaciones nacionales tomando de ellas los datos esta- dísticos indispensables para el desarrollo de mi programa. En vista del interés práctico que ofrecen los estudios de Geogra- fía médica, mis afirmaciones estarán basadas en el mayor nú- mero de casos; frente á divergencia en opiniones, aceptaré las que tengan en su favor la comprobación de estudios recientes. Lo defectuoso de algunas estadísticas, ya por tomarse á veces como hechos reales casos imaginarios, ya por la falta de eui- “Antonio Alagte.” 24) dado en las observaciones ó bien por no tenerse en cuenta to- dos los requisitos inherentes en una buena estadística, cons- + tituye un escollo que si bien he procurado obviar, podrá ser causa de algunas afirmaciones que disten mucho de la verdad. Voy á presentar la distribución de las enfermedades apar- tándome del plan descriptivo que se ha seguido en todas las publicaciones de este género, adoptando el mismo sistema de cuencas, zonas y regiones climatéricas expuesto en la primera parte de este trabajo. Entre las muchas razones que meindu- cen á elégir tal sistema, resaltan dos principalmente: la prime- ra está fundada en las relaciones de más ó menos importan- cia que existen entre el clima y las enfermedades; la segunda dimana de la imposibilidad en que se está para asignarles lí- mites, tan caprichosos y artificiales como son los límites polí- ticos, pues entre ellas, 4 semejanza de lo que se observa en los climas, no existe línea divisoria. La objeción más seria que podría hacerse á tal plan descriptivo, estaría fundada en la obscuridad con que tropezará el lector poco ilustrado en la constitución oro-hidrográfica del país; pero tal objeción se destruye al recordar el cuidado con que se precisaron por me- dio de coordenadas geográficas los límites de las cuencas de modo que se les pudiera figurar sobre un mapa de la Repúbli- ca; además se han dado á conocer sus equivalencias en Esta- dos y porciones de éstos, al estudiar el clima. 2. — Cuenca de México. — Desde 1894 hasta el presente año, la mortalidad arroja en ésta una cifra que fluctúa entre 49 y 52 por mil habitantes, cifra en verdad elevada y digna de llamar la atención.” De un modo general puede afirmarse que el mayor número de defunciones se observa en Primave- ra y el menor en Otoño”; en los años de escasa precipitación (1) Boletín demográfico de la Sección de Estadística, México. 1895 á 1900. (2) La división del año en estaciones, se debe entender desde el punto de vista del año meteorológico que comienza el 1% de Diciembre y termina el 30 de Noviembre; de es- te período de tiempo el Invierno comprende los tres primeros meses, es decir, Diciembre Enero y Febrero; la Primavera, Marzo, A bril y Mayo; el Estío, Junio, Julio y Agosto y el Otoño los tres últimos. Memorias. —(1903).—T. XX.—31. 242 Memorias de da Sociedad Científica ó cuando el período de lluvias estivales se retarda, las enfer- medades suelen causar mayor número de víctimas en los me- ses de Mayo y Junio y menor en los de Noviembre y Diciem-, * bre; esto mismo se observa en los años muy calurosos. Las afecciones de los aparatos digestivo y respiratorio son las do- minantes y año por año causan una mortalidad superior á cualquiera de las otras; en proporción al número de habitan- tes, son más frecuentes en la zona del centro; atacan ladistin- tamente á los dos sexos y desde el punto de vista de la edad son mucho más frecuentes en los niños antes de los 5 años. Por multitud de causas entre las que descuellan la mala alimentación y las bebidas anti-higiénicas, las enfermedades del aparato digestivo son tan comunes en la clase prolétaria,, principalmente las que presentan el síntoma diarrea; contras- tando con ésto, se observan en las mujeres de la clase acomo- dada, un extreñimiento habitual y rebelde, ligado íntimamente con las condiciones de vida que llevan. Las enfermedades del aparato respiratorio, tan comunes como las del digestivo, están distribuidas de un modo unifor- me, en proporción con el número de habitantes, en las tres zo- nas de esta cuenca; muchas de ellas necesitan como factor causal, un enfriamiento ó bien una oscilación térmica amplia y fuerte, lo que explica su mayor frecuencia en el período de transición del Invierno á la Primavera; se observan años en que el mayor número de enfermedades corresponde á los me- ses de Marzo y Abril, cuando persisten los vientos secos aus- trales cargados de polvo y el período primaveral de lluvias se retarda. Hay enfermedades del pulmón, relacionadas más de cerca con los enfriamientos, como la congestión activa idiopáti- ca, la neumonía; ésta última se presenta endémicamente y aun cuando hay autores que niegan sus relaciones con el clima, la observación ha demostrado que el número de neumónicos au- menta desde el primer mes de Invierno y que comienza á de- crecer desde Abril hasta el último mes de Estío en que alcan- za su mínimo. “Antonio Alzate.” 243 La tuberculosis pulmonar, terrible azote de la humanidad que tantas víctimas causa en el país, es endémica y proporcio- nalmente existe mayor número de casos en la zona media, son raros en la región climatérica fría de la cuenca; tiene su máxi- mo en los meses de Enero, Febrero y Marzo, decrece de Abril á Octubre para aumentar de Noviembre en adelante. Algunas estadísticas tienden á demostrar que el número de tuberculo- sos aumenta año por año; esta afirmación debe aceptarse con algunas reservas toda vez que puede haber error en dichas estadísticas porque la práctica médica demuestra que un buen número de tuberculosos, generalmente graves, de otras regio- nes de la República, vienen á la capital aprovechando las rá- pidas y cómodas vías de comunicación, en busca de alivio y por prescripción del médico que los atiende van á radicarse si no en la capital, en algún punto alto de la cuenca donde las condiciones higiénicas sean más favorables; ya porque su cu- ración se prolonga; ya por otros muchos motivos, vuelven pron- to á sus residencias (á veces antes de un año) y no son pocos los casos en que estos individuos perecen dada la gravedad de su lesión; si estos casos forman parte de una estadística, se- guramente la desvirtúan supuesto que la enfermedad ni ha nacido ni se ha desarrollado en la región, pero sí forman nue- vos focos de contagio que por lo menos medianamente tienden al aumento de la tuberculosis. ¿Existe el paludismo en la cuenca de México? Esta cues- tión ha dado lugar á numerosas discusiones. Desde 1865 en que el Dr. Aniceto Ortega insistió en los no pocos casos de in- termitentes y de perniciosas graves observados en la capital, co- menzó á arralgarse más y más la creencia en las intermiten- tes hasta que en 1884, el Dr. Reyes (J. M*) afirmaba que el impaludismo dominaba nuestra patología. En 1885, cuando apa- recieron en abundancia los moscos del género cúlex, nadie du- daba que el paludismo era muy común en la capital y sus al- rrededores; afirmaciones semejantes se hacen en la Geografía 244 Memorias de la Sociedad Científica médica del Dr. Orvañanos publicada en el año de 1889. En el mes de Octubre de 1892, el Dr. J. Terrés, presentó á la Aca- demia de Medicina de México, un estudio acerca de este pun- to fundado en numerosas observaciones, en el cual demostró que en la ciudad de México raras veces ó nunca toma su ori- gen el paludismo. No. obstante la tenaz oposición que se le hizo, su opinión triunfó y actualmente la mayoría de los mé- dicos la aceptan. El tifo exantemático ó tabardillo (tabes consunción, ardens ar- diente) es endémico en toda la cuenca; su frecuencia es mayor al finalizar el Invierno y durante la Primavera, sobre todo en los meses de Abril y Mayo, decrece en Estío y alcanza su mí- nimo en Otoño. La mayoría de las autoridades médicas nacio- nales aceptan como hecho evidente, las relaciones que existen entre la intensidad de las precipitaciones y el número de ca- sos de tifo exantemático; el mecanismo íntimo de estas rela- ciones es muy obscuro y para explicarlo se ha recurrido á nu- merosas hipótesis que no ha sancionado la experiencia. Por este motivo solamente me limitaré á citar hechos de observa- ción, cuyo valor se realza por la coexistencia repetida de los fenómenos observados en largos períodos: 1? los años en que la lluvia disminuye, aumenta el número de casos de tabardi- llo llegando estos á constituir una epidemia en los años de es- caséz notable; 2%, en los de precipitación abundante, disminu- ye el número de casos; 3?, el retardo en el período estival de lluvias? aumenta la frecuencia del tifo exantemático en los meses de Mayo y Junio y 4” su anticipo lo disminuye. Además de estas proposiciones que se aceptan como evidentes, llamo la atención acerca de la coexistencia, que en mi concepto es de interés, entre el máximo de casos de tabardillo y él pe- ríode de lluvias primaverales cuyos atributos meteorológicos las distinguen radicalmente de las estivales; vastará recordar que dichas lluvias generalmente son ligeras, cireunscritas y de (1) Véase el estudio de las lluvias, cap. Il, párrafo 6. ““Antonio Alzate. ” 245 Pe e”. corta duración; que la temperatura continúa notablemente ele- vada sin experimentar abatimientos persistentes y por último, que presentándose comunmente por las tardes originan fuer- tes, bruscas y pasajeras oscilaciones térmicas é higrométricas, las cuales predisponen al organismo á enfriamientos; dejo á la consideración del lector las deducciones que yo me abstengo de hacer, temeroso de darles más importancia de la que me- recen. Las relaciones que el tifo exantemático tiene con la temperatura, son muy vagas y en muchos puntos dudosas; de un modo absoluto yo no puedo negarlas, toda vez que se acep- tan universalmente las conexiones íntimas entre la tempera- ratura, la altitud y la lluvia; creo por esto provechoso.llamar la atención hacia este problema empleando mayor número de estadísticas. Gozan los enfriamientos en la etiología del ta- bardillo el papel de causa puramente ocasional en organismos ya debilitados ó en los cuales la enfermedad inicia sus prodro- mos; desde este punto de vista tienen mayor interés los en- friamientos que se deben á las lluvias, especialmente prima- verales, que los originados por las ondas frías de Invierno. La fiebre tifoidea, confundida á menudo con el tabardillo, por lo que probablemente no son exactas algunas estadísticas que á ella se refieren, ha dado lagar á opiniones diversas acerca de su existencia en la cueuca de México; médicos com- petentes afirman que no es común por lo menos en la capital. Sus relaciones con el clima no están demostradas, pero se sa- be que el número de casos aumenta en Otoño. El sarampión, enfermedad infecciosa tan común en la ni- ñez, temible más bien por sus complicaciones, es endémico solamente en las grandes ciudades por su contagiosidad y por los recursos profilacticos poco eficaces que en la actualidad se poseen para evitar su propagación. Como los lugares más po- blados se encuentran en la zona del centro, se observan casos en la mayor parte del año que aumentan en Primavera y á veces á tal grado que llegan á tomar carácter de epidemia y se extiende á las otras dos zonas. 246 Memorias de la Sociedad Científica La escarlatina, también enfermedad infecciosa y propia de la niñez, raramente se observa y está en relación con el núme- ro de habitantes de los pueblos en que se desarrolla. En la ciudad de México causa un número de defunciones por mil, menor que en otras ciudades más pobladas (Londres, París). Se presenta excepcionalmente en Invierno; durante la Prima- vera y el Estío, obsérvanse algunos casos en la zona del cen- tro que suelen extenderse á las otras dos zonas dando lugar en algunas ocasiones á epidemias. La viruela, propia solamente de pueblos incultos, tiende á desaparecer por la yacuna; actualmente son ya raros los casos que se observan durante la mayor parte del año, habiéndose notado que aumentan un poco en los meses de Abril, Mayo y Junio. Epidémicamente se presentó haciendo terribles estra- gos en los años de 1762, 1779 y 1794; otros muchos de menor [importancia hasta la última circunscrita á porciones de la zona central en 1889. Casos de lepra en sus tres formas (manchada, tuberculosa y nerviosa!”) existen solamente en puntos aislados de las zo- nas del centro y del 5. (Tlálpam, Xochimilco, México ); entre los pocos casos que se presentan, obsérvase con más frecuen- cia la forma manchada. A decir de algunos médicos, esta en- fermedad no aumenta en extensión. La tos ferina se presenta comunmente en Primavera revis- tiendo la forma de pequeñas epidemias en la zona del centro. Obsérvase la gripa en forma epidémica durante las esta- ciones de Invierno y Primavera, particularmente en el perío- do de transición de aquel á ésta. .3.—Cuenca del Salado.—En ésta, la mortalidad presenta caracteres menos alarmantes que en la anterior; arroja una ci- fra media que oscila entre 37 y 41 por mil y aun hay regiones en las cuales es mucho menor, por ejemplo, en la primera re- gión climatérica de la zona del Oeste. En vista de los datos (1) Patología interna. José Terrés, III tomo, pág. 475. . y “Antonio Alzate.” 947 A TAE estadísticos frecnentemente contradictorios, no me creo por el momento autorizado á presentar alguna afirmación acerca de la época del año en que las enfermedades causan más de- funciones; parece probable que corresponda á los meses de Primavera y Otoño, y que la de menor número se observe en Invierno. En proporción al número de habitantes la zona del centro tiene la mayor mortalidad y la menor las dos prime- ras regiones climatéricas de la zona del SW. No se caracterizan de un modo evidente las enfermeda- des que dominan en esta porción del país, tan poco estudiado desde todos puntos de vista; sin embargo, tres grupos mere- cen preferencia: las infecciosas, las del aparato digestivo y las telúricas, distribuidas todas de un modo irregular. El tifo exantemático, obsérvase endémico en las siguientes regiones climatéricas: 31 y 4* de la zona del E. S. y SW. y 1* de la zona del Oeste; solamente epidémico en la zona del cen- tro y porción NE; en la 2* región climatérica de la primera de estas zonas, el número de tifosos es muy escaso en Otoño, au- menta un poco en Invierno y Estío, llegando á ser frecuente en Primavera. Las relaciones de esta enfermedad con los ele- mentos meteorológicos se han señalado en la anterior; nada hay que decir especial á la presente. La fiebre tifoidea suele observarse, aunque con poca frecuen- cia, en la zona del centro y en la 2* región climatérica de la del Oeste; es muy rara en el resto de la cuenca y casi excep- cional en la última región de la zona del E. S. y SW. Casi en sentido inverso al tabardillo, están distribuidas las fiebres palúdicas y el reumatismo articular en sus diversas formas; mientras que aquel causa menor número de víctimas en la zona del centro, estos tienen principalmente sus mani- festaciones en dicha zona; el primero es frecuente y endémico en la 3* y 4* regiones climatéricas de la zona del E. S. y SW. precisamente en donde las dos últimas enfermedades pocas veces toman su orígen. Causas ya ocasionales, ya accesorias 248 Memorias de la Sociedad Científica al desarrollo del reumatismo son, el calor húmedo y los vien- tos fríos ó capaces por lo menos, de abatir la temperatura del aire rápida é intensamente; por esto se explica su mayor fre- cuencia en los meses de Estío y Otoño, sobre todo en el pe- ríodo transitorio de una á otra de dichas estaciones. La mis- ma afirmación y lo que se dijo en el párrafo 3 de “el clima” pone en aptitudes de aceptar sin eserúpulo la evidencia de al- gunos casos de réuma desarrollados en la última región eli- matérica de la primera zona. Tomasu origen el paludismo so- lamente en las zonas del centro y del Oeste al comenzar los calores de Primavera, aumenta con las escasas lluvias de ésta y las del principio del período estival que rehacen las ciéne- gas y los pantanos, decrece en Otoño y alcanza su mínimo en Invierno observándose años fríos en que desaparece casi por completo durante la última estación. a Aquí, como en toda la República, se ha observado el sa- rampión en diversas epidemias de 1836 á 1885, sin respetar los límites climatéricos, pero causando siempre más estragos en las regiones calurosas; año por año, durante la Primavera, se registran varios casos en las zonas del Centro y del Oeste; en éstas durante los meses de Abril, Mayo y Junio la viruela causa todavía algunas víctimas. Leprosos suelen verse con re- lativa frecuencia en estas mismas zonas (partidos del Venado, Salinas, etc.) únicamente; pues en el resto de la cuenca cuan- do los hay proceden de otras regiones. Las enfermedades del aparato digestivo prestan un con- tingente notable, tanto por su variedad, cuanto por el número de muertes que ocasionan. Regiones en las que se'presentan con frecuencia son: la 1* y 2? correspondientes á la zona del E. S. y SW., la 1* de la zona Oeste y sobre todo la zona cen- tral. Enteritis y gastritis agudas, por lo menos en los meses de Abril, Mayo y Junio, infecciones intestinales endógenas y enteritis crónicas con sus múltiples complicaciones, son las enfermeda- des dominantes del aparato digestivo; casos de enteritis coleri- “Antonio Alzate.” 249 NIALLLSLL LD III ILL LD IIIIIIIIIIIIIA OLI LILIANA forme no son raras durante la Primavera en las zonas del cen- tro y del Oeste, durante el Otoño en esta última, hay frecuen- tes casos de disentería que no persisten en el resto del año, al menos con igual frecuencia. Las enfermedades inflamatorias de los bronquios, encuen- tran aquí medio propicio para su desarrollo desde el último mes de Invierno hasta principios de Estío. Es casi endémica la neumonía en las dos últimas regiones de la zona del E. $. y SW.; los casos observados en las otras zonas corresponden á los meses de Primavera. Respecto á la tuberculosis pulmo- nar, aunque se observa en toda la cuenca, causa más víctimas en la zona del centro y menos en las regiones frías del SW. Muchas enfermedades de los nervios entre las que figuran principalmente las neuritis, las parálisis funcionales, las neural- gías, que ámenudo tienen como causa ocasional un enfriamien- to brusco ó bien la humedad Á baja temperatura, obsérvanse con notable predominio en los límites australes. En vista de los datos estadísticos y á reserva de una com- probación posterior, es posible afirmar que el bocio no reina aquí endémicamente; si se exceptúan algunos puntos del Sur (partidos de Valles, Guadalcázar y Cerritos) en los cuales hay muchos individuos con bocio, en el resto, los muy pocos casos que se encuentran son emigrados de otras zonas. De las tres formas de mal de pinto, que en otras regiones son tan comunes, la dominante aquí es la blanca y existe en muchos lugares de las zonas del centro y del E. S. y SW. (par- tidos de Venado y Santa María del Río). Porciones poco extensas de las zonas del centro y del Oes- te están ocupadas por lazarinos especialmente de las formas tuberculosa y manchada (partidos de Salinas y Venado). 4.—Cuenca del Bolsón de Mapimí.—La mortalidad varía notablemente en sus diversas zonas: en la del centro y del N., fluctúa entre 38 y 40 por mil, en la del E. apenas llega á 34 y en la del SW. son más frecuentes las oscilaciones, pero Memorias.—(1903).—T. XX.—32. 250 Memorias de la Sociedad Científica la cifra media es aproximadamente 27 por mil. En vista de muchas causas entre las cuales probablemente intervienen condiciones elimatéricas, las defunciones varían mucho de un año á otro habiendo algunos en que el aumento es excesivo principalmente en las zonas del E. y del centro y otros en que la diminución es también notable. Como enfermedades dominantes se encuentran las infec- ciosas, las de los aparatos digestivo y respiratorio y aunque en menor escala, las del sistema nervioso. El tifo exantemático es endémico únicamente en las dos pri- meras regiones climatéricas de las zonas del SW.; aumenta en los meses de Marzo, Abril y Mayo y decrece notablemente en Otoño; obsérvase en las otras zonas presentando la forma epidémica; pero aun en esta forma es bastante raro en las zo- nas del centro y del N. Dada la irregularidad con que varían los elementos meteorológicos relacionados íntimamente con esta enfermedad, se comprenden las variaciones notables que tiene desde el punto de vista de su frecuencia, época en que aparece, defunciones que causa según los meses, etc., en las diversas Zonas. La fiebre tifoidea es rara en las zonas del E. y SW.; en las del N. y centro se observan mayor número de casos los cuales aumentan al finalizar el Otoño y al principiar el Invierno. Los lazarinos, especialmente de las formas tuberculosa y manchada, se observan en algunas localidades del centro y N. (distritos de Torreón, Matamoros y Zaragoza, Coabh.), y en otros puntos de la segunda región del SW. (partidos de Duran- y go, Papasquiaro). Casi en toda la zona del SW. se observa el << bocio habiendo localidades en que los individuos que llevan es- ta afección son numerosos (Part. Papasquiario, El Oro, Tama- zula, San Dimas, Durango ); en la zona del N. son muy raros (Zaragoza, Monclova, Coah). El mal del pinto existe, aunque escasamente, en las zonas del SW. y N. (Part. Tamazula, San Dímas, Ramos Arispe, Arteaga, Coah.); domina la formablanca. “¿Antonio Alzate.” 251 Hay todavía extensas porciones de las zonas del centro y del N., en las cuales es endémica la viruela; durante la Prima- vera, dadas las condiciones favorables del clima para su des- arrollo, suele propagarse á las zonas del E, y SW. La escarlatina es casi desconocida y aun el sarampión solo se observa en Primavera y Estío por lo menos en la zona del centro. Entre las enfermedades del aparato digestivo merecen pre- ferencia por causar más víctimas, las enteritis y gastritis cróni- cas, en las zonas del centro N: y E; aunque no escasean en to- do el año, su frecuencia se marca sin embargo en los meses de Abril, Mayo y Junio; son raras relativamente en la zona del SW., pues en ella más bien se observan gastritis y diver- sas formas de dispepsias. Se han señalado en la zona del cen- tro, durante los meses de Mayo y Junio, diversos casos de en- teritis coleriforme y otros de disentería en la misma época y al iniciarse las ondas frías de Otoño. / Las enfermedades del aparato respiratorio son aquí muy frecuentes; catarros brónquicos y faringo-nasales, de forma ge- neralmente aguda y benigna, existen casi todo el año, espe- cialmente en la zona del N ; el número de casos aumenta en los períodos transitorios del Otoño al Invierno, de este á la Primavera y de ésta al Estío; los vientos primaverales secos del SW., las bruscas oscilaciones térmicas é higrométricas y el viento húmedo del N., son las condiciones climatéricas me- jor relacionadas con dichas afecciones. La neumonía y las con- gestiones ideopáticas del pulmón, reinan en la mayor parte del año, en las dos primeras regiones climatéricas de la zona del SW., suelen extenderse á las otras en el período de transición del Invierno á la Primavera. Varios casos de difteria se han señalado en la zona del SW. , El paludismo toma su origen en las zonas del centro y del N.; es frecuente en ellas y en la segunda origina una mortali- dad digna de llamar la atención; son pocos los casos que de esta enfermedad se observan en la zona del SW, 252 Memorias de la Sociedad Científica El reumatismo en sus diversas formas, es más frecuente en la zona del N. y menos en la del SW.; alcanza su máximo en Primavera é Invierno. Diversas formas de neuritis se han señalado como frecuen- tes en las zonas del E. y N., en ellas se les asigna papel causal á los enfriamientos y á los vientos húmedos del Norte. 5.—Cuencas del Janos y del Bravo. —La mortalidad por término medio es de 24 por mil; tiene su máximo en Primave- ra, decrece en Estío y Otoño para alcanzar su mínimo en In- vierno. Estas afirmaciones se modifican un poco según las di- versas zonas, en razón de la variabilidad que presentan desde muchos puntos de vista, pues solo son ciertas en tésis general. Por la distribución geográfica de las enfermedades y por sus condiciones climatéricas, tiene mucha semejanza la cuen- ca del Janos y la zona W. de la del Bravo: en ambas la mor talidad tiene fluctuaciones de importancia según los años y según los meses; da una cifra de 22 por mil que aumenta en los años muy calurosos y durante la Primavera, disminuye de un modo sensible en los años muy fríos y durante el Invierno. Hay dos hechos dignos de mengionarse: la oscilación de esta cifra en relación con las variaciones térmicas y su aumento progresivo á medida que se consideran puntos más bajos ha- cia E.; comprueban lo primero varios años de observación particularmente el de 1897, en el que la mortalidad tuvo su mínimo en los meses de Noviembre y Diciembre, un aumento en el mes de Enero y un nuevo descenso en el de Febrero; lo segundo se ve comprobado en las estadísticas que dan una mortalidad media de 21 por mil en los puntos elevados del Dis- trito de Hidalgo (Chihuahua) y de 27 en los de Camargo y Jimé- nez (Chihuahua). En la zona intermedia de la cuenca del Bra- vo, la cifra es de 26 por mil y con menos fluctuaciones que en las anteriores; pero en la del E. que es la más poblada (gran parte del Estado de N. León) llega hasta 37. Las enfermedades dominantes son principalmente las in- “¿Antonio Alzate.' 253 fecciosas y las del aparato respiratorio; siguen después en or- den decreciente las palúdicas, las cutáneas, las del aparato di- gestivo y las del sistema nervioso. No hay zonas bien caracterizadas en las cuales el tabardi- llo se observa endémicamente; bajo la forma epidémica suele presentarse durante la Primavera causando mayor número de víctimas en la zona del W. En la zona del E., bay á veces du- rante el Estío, algunos casos de tabardillo, especialmente en los años escasos en precipitación, cuando las lluvias estivales son muy circunscritas de corta duración y generalmente lige- ras. La ficbre tifoidea es rara en general, se presenta en las zo- nas del centro y del E. al principiar el Otoño y durante el Es- tío. La escarlatina es casi desconocida y el sarampión solo se observa durante la Primavera en porciones poco extensas de la zona del W. La viruela casi ha desaparecido en la zona oriental, disminuye notablemente día por día en la del W.; pe- ro causa todavía muchas víctimas en la intermedia durante la Primavera y el Estío. La lepra, preferentemente la forma manchada, está circins- crita á porciones poco extensas de la zona del centro (distri- to de Río Grande, Coah.). En la del E. hay poblaciones don- de pueden observarse individuos atacados de bocio (Monte- morelos, Allende, Hualahuises, Zaragoza, ete.); en la misma hay escasos pintos de la forma blanca (Monterrey, Allende, Hualahuises, etc.). Por las condiciones especiales del clima extremoso, que de un modo general, caracteriza á la porción del país en estu- dio, las enfermedades del aparato respiratorio son frecuentes y muy variadas. Diversas formas de corizas y bronquitis, espe- cialmente agudas, se presentan casi todo el año aumentando notablemente en los periodos transitorios del Otoño al Invier- no y de éste á la Primavera; disminuyen durante el Estío y en la segunda región climatérica de la zona del W.; son raras en Otoño. La neumonía comienza á observarse desde media- 254 - Memorias de la Sociedad Científica dos de Invierno, aleanza su máximo al fin de la Primavera cuando las oscilaciones térmicas son más bruscas y el calor es excesivo; en Estío y Otoño los casos de esta enfermedad son relativamente raros. De un modo general puede afirmarse que es mucho menos frecuente en las zonas intermedias y del E, que en la del W. La tuberculosis pulmonar existe en toda la cuenca y segun cortas estadísticas ha tenido un aumento en estos últimos años; este aumento es más notable en la zona del E., pero pro- porcionalmente al número de habitantes causa más víctimas en la zona intermedia. Casos de difteria, laringea, nasal y brón- quica, obsérvanse por lo menos en la zona del W. El paludismo varía en las diversas zonas: endémico en la del E., aumentando el número de casos desde el primer mes de Primavera hasta mediados de Estío y disminuyendo noto- riamente en Invierno; la intermedia tiene condiciones favora- bles al desarrollo de dicha enfermedad en los meses de Marzo á Septiembre; proporcionalmente al número de habitantes, hay menos palúdicos en esta zona que en la anterior; finalmente en la zona del W., es todavía menos frecuente el paludismo siendo desconocido en muchos puntos durante el Invierno. Las dermatosis, los eritemas y el eczema, se observan con re- lativa frecuencia en porciones muy circunscritas de las zonas del E. é intermediaria, especialmente en los niños y en los que trabajan en el campo. Son interesantes más que por su gravedad, por su frecuen- cia, las enteritis crónicas, gastritis agudas y dispepsias; tienen una distribución análoga á la del paludismo, es decir, son más frecuentes en la zona del E., menos en la intermedia y relati- vamente raras en la zona del W.; en esta última se han seña- lado algunas formas de dispepsia durante la Primavera. Todas estas afecciones tienen su máximo en los meses de Marzo á Junio y su mínimo de Octubre á Febrero, Son más frecuentes los casos de reumatismo articular en “¿Antonio Alzate.” 255 las zonas del E. é intermedia, muy raros en la del W.; varían mucho según la intensidad y duración de las lluvias estivales: cuando éstas son escasas, el máximo se presenta en Otoño y cuando son abundantes suele observarse á fines del Estío. Entre las enfermedades del sistema nervioso deben seña- larse por su frecuencia, diversas formas de neuritis y parálisis funcionales que se presentan más comunmente en los meses de Febrero, Marzo, Septiembre y Octubre. 7.—REGIÓN N. DE LA VERTIENTE DEL GOLFO.—La división de esta en dos zonas se justifica tanto por sus condiciones oro— hidrográficas, cuanto por la distribución de las enfermedades y el número de fallecimientos que causan Mientras que la mortalidad en la zona del W., es apenas de 28 por mil, en la del E. pasa con frecuencia de de 32; sin embargo, al hacer es- tas afirmaciones debo señalar no solamente lo incompleto de las estadísticas y su forma incorrecta para poderlas discutir con fruto, sino también sus frecuentes discordancias. ¿Cuál es la época en que tiene lugar la mayor mortalidad? A esta pre- gunta solamente puede contestarse por medio de conjeturas: mientras que en unos años parece corresponder á la Primave- ra (1809), en otros obsérvase durante el período transitorio del Otoño al Invierno (1895) y finalmente en algunos presentarse durante el Otoño (1897); algo semejante pasa con el mínimo de mortalidad que corresponde en unos años al Invierno y el otro al Otoño. Tal variabilidad me autoriza para no presentar afirmación alguna acerca de este punto y á la vez me incita á recordar algo de lo ya dicho á propósito de oscilaciones térmi- cas y lluvias. En la región Norte de la vertiente del Golfo, suele ser más lluvioso el Otoño que el Estío y más el Invierno que la Prima- vera; pero hay años en que se observa precisamente lo con- trario; las lluvias son producidas por el paso de las areas de alta y baja barométricas cuya periodicidad no está aún bien definida y las ondas frías y calientes se suceden á intervalos 256 Memorias de la Sociedad Científica - AA de variable duración, siendo más ó menos persistentes, másó , menos intensas. Acaso existan relaciones entre estos hechos meteorológicos y los de mortalidad anteriormente señalados que necesiten la comprobación de observaciones cuidadosas. La zona del W. se caracteriza por el notable predominio de las enfermedades del aparato respiratorio: las inflamaciones de los bronquios existen en la mayor parte del año y su máxi- mo tiene lugar en épocas muy variables, pero su mínimo co- rresponde generalmente al Estío; la neumonía es más frecuen- te en los meses de Marzo á Junio, disminuye mucho en Oto- ño, y la tuberculosis existg en toda la zona siendo más común en Primavera. Con excepción de esta última dolencia, las otras del aparato respiratorio son menos comunes en la zona del E, la cual se caracteriza por las enfermedades palúdicas tan co- munes y variadas en ella. El paludismo toma su orígen aquí propagándose á toda la región en los meses de Estío y Prima- vera; sus complicaciones no son raras, por lo menos las ane- mias palustres. No obstante las afirmaciones de algunos autores fundadas en estadísticas y relativas á la endemicidad del tabardillo en esta región, los hechos posteriores tienden á confirmar que hay meses de Invierno y Otoño en que dicha. enfermedad se desconoce y años en que no se observa ó por lo menos los ca- sos son muy raros. Es todavía más común la fiebre tifoidea, so- bre todo en la zona del E. Muchos casos de reumatismo articu- lar se han señalado en ésta. El docio y el mal del pinto son casi desconocidos, la lepra excepcional, la escarlutina rarísima y el sarampión, aunque no con frecuencia, se presenta epidémicamente en algunos años durante la Primavera. , La viruela queda cireunserita á pueblos incultos de la zo- na E.; cuando el calor es excesivo suele aumentar de exten- sión pero desde hace algunos años ya no toma forma epidé- mica. : sa A S $ * - zona del E. y en los meses calurosos, 'su mínimo se observa a — Enderilis crónicas y PRA son las enfermedades del aparato digestivo que dominan; su frecuencia es mayor en la + en el Invierno. ¿A En cuanto á enfermedades nerviosas, nada 09 puedo señalar á esta región. 7.—Cuenca del Pánuco.—Tan variadas como ¡E condicio- nes climatéricas son las enfermedades propias á ella; no tie- nen una distribución bien definida y el número de fallecimien- tos que causan, así como su frecuencia, varía mucho en las diversas zonas, por lo cual he creído conveniente hacer la dis- tribución en tres grupos: 1? zonas en que predominan las Jie- bres intermitentes y las enfermedades del aparato digestivo, (las del centro y E. y la primera región climatérica de la del W.); 2? zonas en las que dominan enfermedades del aparato respi- ratorio, (las del N. y W.); 3* la zona del $. caracterizada prin- cipalmente por el predominio de las enfermedades infecciosas. Los fallecimientos en el primer grupo son de 35 por mil, en el segundo de 28 y en el último de 31, 1” grupo: — La mayor parte de las condiciones telúrico— atmosféricas, si no todas, son favorables para el desarrollo del paludismo en Primavera y Estío; diversas formas de éste son graves y con frecuencia conducen á la caquexia. Las ane- mias palustres son muy comunes ya aisladamente ya presen- tando de tiempo en tiempo accesos febriles. Entre las enfer- medades hepáticas, unas son el resultado de las fiebres palú- - dicas como la esclerosis del hígado, su degeneración grasosa, etc., que se observan de preferencia, otras independientes de toda causa palustre se presentan raramente. Las enfermeda- des dominantes del aparato digestivo son las enferitis crónicas y la disentería; suelen presentarse casos de enteritis coleriforme con relativa frecuencia en la zona del E. Debe advertirse que las relaciones de estas últimas enfermedades*con!las condicio- nes meteorológicas, son las mismas que las ya mencionadas á -propósito de me cuenca Gruñidora-Salado. : Memorias. —(1903).—T. XX.—33, / 258 . Memorias de la Sociedad Científica 2" grupo: —Enfermedades inflamatorias de los bronquios, de la faringe y fosas nasales, son comunes en casi todo el año; - aumentan con las oscilaciones térmicas bruscas de amplitud notable, con los vientos primaverales secos y cargados de pol- vo y disminuyen con los períodos de lluvias, con los de relati- va calma atmosférica y con los vientos orientales débiles. La neumonía obsérvase de preferencia en Primavera y Estío prin- cipalmente en la zona del W. En cuanto á la tuberculosis pul- monar, las estadísticas señalan un número de casos menor que en la zona del centro. Se presentan algunos casos de esclerosis pulmonar que cuentan entre sus causas el paludismo. 3” grupo:—El tabardillo es endémico en casi toda la zona del S. sin que puedan señalársele caracteres especiales desde el punto de vista climatérico, fuera de los ya conocidos. La fe- bre tifoidea se presenta raramente así como la escarlatina y la viruela. El sarampión reviste la forma de pequeñas epidemias en Primavera y en el resto del año dicha enfermedad es muy rara. Hay otras muchas enfermedades como la lepra, las enfer- medades nerviosas, el bocio, el mal del pinto, etc., que es importan- te señalar no obstante las relaciones mal definidas que tienen con el clima: la 1* circunscrita á porciones poco extensas de la zona del N. (Tancanhuitz, Río Verde) y á puntos aislados de la del centro; las segundas distribuídas irregularmente; por último, el bocio y mal del pinto en sus formas blanca y roja, se limita á localidades de poca importancia en la zona central. El reumatismo articular es más común en las regiones cáli- das y húmedas de la cuenca. 8.— REGIÓN $, DE La VERTIENTE DEL G+OLFO.—Las dos zonas que climatéricamente se han considerado en ésta, se ca- racterizan no solamente porsus condiciones oro-hidrográficas sino también por la distribución de las enfermedades: mien- tras que en la zona del W., dominan las del aparato respira- torio y las infecciosas, en la del E. se observan con notable predominio las palúdicas y las gastro-intestinales. La morta- lidad en la primera es de 26 por mil y de 30 en la segunda; su máximo tiene lugar en ambas durante el Estío y su mínimo en Invierno. : Las enfermedades más comunes del tubo digestivo y al mismo tiempo las más extensas son las enteritis y las gastro- enteritis; en la zona del E. se presentan casos de disentería y de enteritis coleriforme en Otoño y Primavera. La fiebre amarilla es endémica en la costa y á veces duran- te el Estío y la Primavera se extiende epidémicamente á toda la zona del E, y á muchos puntos de las dos primeras regio- nes de la del W. Las condiciones climatéricas que favorecen su desarrollo son: el calor húmedo, el viento austral, la calma atmosférica y la escasez de lluvias; las desfavorables son: el viento fuerte del N., los enfriamientos bruscos, la temperatu- ra baja y la sequedad atmosférica. El paludismo existe endémicamente en la zona del E., sue- le extenderse á las dos primeras regiones de la del W. y es raro en el resto de la cuenca. El tabardillo y la neumonía tienen una distribución análoga: endémicos en las tres últimas regiones climatéricas de la zo- na del W., observándose durante la Primavera, aunque esca- samente, en las dos primeras de la misma zona y muy rara- mente en la del E.; en la cual se presenta con relativa frecuen- cia la fiebre tifoidea. Otras enfermedades del aparato respiratorio como inflama- ciones brónquicas, enfisema pulmonar, difteria y tos ferina, son mu- cho más frecuentes en la zona del W. y muy raras en la del E. El reumatismo, principalmente el articular, es más común en la zona del E. La escarlatina, la viruela y el sarampión, se han observado en epidemias, de preferencia en los meses calurosos. Es necesario llamar la atención sobre el bocio, de tal mane- ra extenso, que invade casi toda esta región. 260. El mal del pinto, bajo sus tres formas, ocupa la región S. (Coatepec, Cozomaloápam, Acayúcan, Minatitlán, Veracruz y e Zongolica). En estos mismos cantones se observan escasos la- zarinos repartidos de un modo muy irregular. 9.-—- PENÍRSULA DE YUCATÁN.—Al estudiar en párrafos anteriores esta importante porción del país, he procurado in- sistir en las tres vertientes en que está dividida por la Sierra del Peten; las dos primeras tienen una mortalidad muy elevada, E pues alcanza las cifras de 47 á 51 por mil; en la tercera es mu- cho menor el número de fallecimientos, llegando apenas á 30 Aa por mil. Las épocas en que la mortalidad tiene su máximo y su mínimo varían mucho de un año á otro; generalmente se verifican la primera en Estío y Otoño y la segunda en Inyier- no. Las enfermedades gastro intestinales están casi uniforme- mente distribuidas en las tres vertientes; obsérvanse, con ma- yor frecuencia en Primavera, dominando las enteritis y la disen- : : tería; no sucede lo.mismo con las palúdicas que tienen notable predominio en las dos primeras y con las del aparato respirato- rio que lo tienen en la tercera, : - El paludismo se observa en todo el año; aumenta en Prima- vera y Estío y disminuye al finalizar el Invierno y durante el 2% Otoño; las diversas complicaciones palúdicas llaman aquí la e atención por su frecuencia principalmente las anemias y algu- | nas formas de esclerosis. El tabardillo no es endémico; únicamente se le ha observa- do pocas veces en forma de epidemias primaverales; y deigual modo la viruela, el sarampión y la escarlatina. E Hay pocos lazarinos en los partidos de Hecelchacán (Cam- peche), Ticul, Motul é Izamal (Yucatán); dominan las formas tuberculosa y manchada. El bocio es raro, existe en los partidos de las Islas, Motul, Valladolid y Peto. El mal del pinto en sus formas blanca y roja, se e PEGAS en los partidos de las Islas, Mérida y Progreso. pd 77 LA EF. La fiebre aria: es endémica en las costas; á veces se ex- tiende á á toda la región en forma de epidemias primaverales ó estivales. Las inflamaciones de los bronquios, farin ge, ete., y la neu- monía, especialmente en Primavera y Otoño, son más frecuen- tes en la vertiente occidental y ménos en la del E. Con distri- bución casi uniforme y con mucha frecuencia se observa la tu- berculosis pulmonar. El reumatismo articular existe en toda la Primavera; aumen- -ta en Estío y Otoño. 10.—REGIÓN N. DE LA VERTIENTE DEL Pacírico,—La división en dos zonas desde el punto de vista climatérico, está justificada también por las enfermedades y por el número de fallecimientos. En la zona del E., la mortalidad alcanza una cifra de 21 por mil y llega hasta 25 en la de W.; las enferme- dades que en aquella dominan, son las del aparato respirato- tio mientras que en ésta toman carácter dominante las del aparato digestivo y las palúdicas. La mayor mortalidad tiene lugar durante los meses de Estío y Otoño, la menor se observa en Invierno. Es de notar la gran extensión que ofrecen las zonas inva- didas por el bocio, pues si se exceptúan los Distritos de Ála- mos, Guaymas y Ures, en todo el resto de la región se obser- “van casos más ó menos numerosos principalmente en la por- ción del $. Algo menos extenso que el bocio es el mal del pinto que - predomina en los distritos de Cosalá, Sau Ignacio, Badiragua- to, Ures, Zahuaripa, Moctezuma y Arispe, con especialidad las formas roja y blanca. La lepra, con notable predominio la forma tuberculosa, existe en toda la región $. distribuida de un modo irregular. Por las condiciones especiales del clima, es fácil compren- der el hecho, demostrado por la observación, de que las injla- maciones agudas de los bronquios son comunes en los períodos 262 Memorias de la Sociedad Científica transitorios del Invierno á la Primavera y del Estío al Otoño; son raros los casos que persisten en el resto del año, en la zo- na del W. Es de interés el incremento que ha tomado la tu- berculosis pulmonar en toda la zona del W. y sobre todo en su porción Norte. El tifo exantemático es endémico en la segunda región cli- matérica de la zona del E.; bajo forma de epidemias primave- rales se extiende á las otras partes de la región. Parece que existen más casos de reumatismo en el centro de las pequeñas y numerosas cuencas, con especialidad en la zona del W. y du- rante el Estío. La escarlatina, el sarampión y la viruela se han presentado bajo forma de pequeñas epidemias durante la Primavera; es- ta última enfermedad es común en los distritos de Ures, Mag- dalena, Hermosillo y Guaymas. El paludismo es muy común en la zona del W.; se propaga á la del E. en Primavera y Estío. La fiebre amarilla, en la zona del W. se ha observado en for- ma de epidemias (1882, 1893-1884.) .. 11.—Cuenca del Santiago.— Desde el punto de vista mé- dico pueden formarse tres grupos de las diversas regiones eli- matéricas expuestas en el párrafo 13 de “El clima:” primero, zonas del N. y E. en las que dominan las enfermedades del aparato respiratorio y ¿las infecciosas; segundo, las del W. y- centro en donde predominan las del aparato digestivo, y las pa- lúdicas; y tercero, la zona del $. en la cual toman incremento notable las fiebres intestinales y el reumatismo. La mortalidad es por término medio de 36 por mil, es mayor en la zona del $, pues llega hasta 40. Las inflamaciones agudas delos bronquios, faringe y fosas nasales, tienen dos períodos de máxima que corresponden uno á las perturbaciones meteorológicas acaeci- das en Primavera, con vientos del SW. nublados, lluvias y á veces heladas; y la segunda á los meses de Enero y Febrero. La neumonía y el tabardillo son muy frecuentes (endémico el 2%) en las regiones frías y templadas de la zona del N. en las dos primeras de la zona del centro y en la del E.; enel resto suelen presentarse casos en los meses de Abril, Mayo y J unio. Casos frecuentes de enfisema pulmonar se han señalado en la zona del E, La tuberculosis existe en toda la cuenca; es mucho más co- mún en las zonas del centro y S.; distribución análoga tienen el reumatismo y las enfermedades gastro— intestinales principal- - mente las inflamatorias; estas últimas afecciones aumentan en Primavera y Estío. El paludismo es constante casi todo el año: alcanza su máxi- mo en Estío y su mínimo al fin del Invierno; por las condicio- nes telúrico-atmosféricas de la zona del S. es más común en ella; siguen después en orden decreciente la zona del centro, la del W. las regiones calurosas del N. y finalmente la del E. en donde es muy raro. Hay pueblos en la zona del $. caracte- rizados por el gran número de individuos que padecen anemia. Casos frecuentes de viruela se observan todavía durante la Primavera en las zonas del centro y $. y en las dos últimas regiones climatéricas de la del N. La escarlatina, el sarampión y la difteria se presentan en los meses de Febrero á Junio en lugares cireunseritos de la cuenca. Una de las enfermedades más notables por su extensión es el bocio; se observa escasamente en el partido de Ocampo (Aguascalientes) en el departamento de León (Guanajuato), en el partido de Juchipila (Zacatecas) y en mayor número en el Estado de Jalisco y en la porción del Estado de Michoacán que corresponde á la zona del $. de la cuenca en estudio. La lepra es aquí una enfermedad común, más frecuente en las zonas del centro y S.; domina la forma tuberculosa en la zona del N. y en el resto se observan de preferencia las for- mas manchada y nerviosa. Individuos con mal del pinto en su forma blanca se obser- Ta > Y . van, en escaso número, en las zonas del N. y E.; de la misma EN forma, son comunes en la del centro y W. y en las formas ro- ja y azul preséntanse en corto número en la zona del $. - 12. — REGION MEDIA DE La VERTIENTE DEL PACÍFICO. — En esta pequeña porción del país la mortalidad es elevada, pues alcanza una cifra de 38 por mil; tiene su máximo en Es- tío y su mínimo en Invierno. Las enfermedades dominantes son las palíúdicas, las gastro-intestinales y el reumatismo. Hay vumerosos pintos de las tres formas, dominando la azul, especialmente en la zona del W. El bocio es muy frecuen- te y como el anterior es más común en la zona del W. La le- pra es también común, domina la forma tuberculosa. En cuan- to á la tuberculosis pulmonar causa más víctimas en la zona del E. que en la del W. no siendo rara en esta última la tubercu- losis intestinal. 12.—(Cuenca del Balsas.—Las diversas zonas de esta pue- den colocarse en dos grupos: primero, las del NE. y N. donde se observan de preferencia las enfermedades del aparato res- z piratorio; segundo las del centro y S. en las cuales dominan las gastro-intestinales y las palúdicas. La mortalidad es más ele- vada en la zona del N. pues aleanza la cifra de 40 por mil, si- guen después las del centro y $. en las que solamente llega á 31 y por último la del NE. en la que es de 35 por mil. Entre las enfermedades notables por su extensión, debe 3 señalarse en primer lugar el mal del pinto, pues con excepción | de algunas localidades del NE. en donde no se observa, en to- | das las otras regiones son numerosos los individuos que pade- 4 cen este mal; el mayor número se encuentra en las zonas del centro y N. dominando las formas roja y azul. Tan común co- mo el mal del pinto es el bocio; su distribución es idéntica, con la sola diferencia de que es más escaso en la zona NE. : El mal de San Lázaro es frecuente en la zona del centro, predomina la forma tuberculosa; en la del N. es relativamente común la forma manchada; siendo muy escasa en la zona del NE. 3 a Po e Je ) ó “Antonio Alzate.” | 265 PILI Existen las afecciones gastro-intestinales en toda la cuenca, - pero alcanzan notable predominio en las zonas del centro y 5; merecen especial mención por su gravedad los casos no raros - de disentería y de enteritis coleriforme. El tabardillo es endémico en las dos primeras regiones eli- matéricas de la zona del NE. y en las frías de la zona del N. El paludismo es propio de la zona del centro; frecuente en la del S. y en general escaso en las N. y NE. Una distribución semejante tiene el reumatismo. - Las enfermedades del aparato respiratorio, tan comunes en las zonas del N. y del NE., se presentan con relativa frecuen- cia solo durante los períodos transitorios del Invierno á la Pri- mavera y del Otoño al Invierno. La neumonía se distribuye casi como el tabardillo y en cuanto á la tuberculosis pulmo- nar está generalizada y parece ser más común en las partes bajas de la zona del N. Todavía se observan frecuentes casos de viruela en la zo- na del centro durante la Primavera y el Estío. 13.—REGIÓN $S. DE LA VERTIENTE DEL PacíFICO.—La di- visión en dos zonas se justifica también por las enfermedades reinantes: en la zona del N. dominan las enfermedades infeccio- sas y las del aparato respiratorio, en tanto que en la del $. se observan con-notable predominio las intestinales y las palúdicas. La mortalidad es un poco mayor en la porción W., pues alcan- - za 30 por mil, mientras que en la porción del E. es apenas de 24 por mil; tiene lugar su máximo en Primavera y al princi- pio del Estío, disminuye á fines de éste y en Otoño. Las enfermedades del aparato digestivo, aunque existen en to- da la región, son mucho más comunes en la zona del S;; deben señalarse especialmente la disentería, común en todo el año, con exacerbaciones notables en Primavera y al principiar el Estío, las enteritis rebeldes y las gastralgías sintomáticas, El paludismo en sus diversas formas, tan común en la zo- na del $., es todavía algo frecuente en las dos últimas regio- : Memorias. —(1903).—T. XX.—34. e O , e yu 4 e ET 4 A A de nes climatéricas de la zona del N. y raro en sus dos primeras. Son tan frecuentes como el paludismo las anemias y la ca-- quexia. : El mal del pinto existe en toda la región, distribuidas sus tres formas de un modo irregular. j El bocio, llama la atención por su frecuencia; pero su dis- tribución es irregular pues existen pueblos en que casi todos sus habitantes lo poseen en tanto que hay otros en los cuales es relativamente raro. El tabardillo es endémico en las dos primeras regiones eli- matéricas de la zona del N.; en estas mismas regiones es fre- cuente la neumonía y el enfisema pulmonar. Casos de reumatismo no son raros en los meses de Estío y Otoño en la zona del Sur. Durante la Primavera y el Estío se hace notable la fre- cuencia de los casos de viruela en muchos lugares de esta re- gión. VI Medios comunes de transmisión de las enfermedades. 1,—Los últimos estudios de Parasitología han demostra- do el papel que desempeñan los moscos en la transmisión de las enfermedades; dentro de los estrechos límites de este tra- bajo, solamente me ocuparé de los que transmiten las más in- teresantes para nuestro país. A.—Por una serie importantísima de observaciones y ex- periencias que se inician con los estudios de Tosti (Siglo XVI), Ray Laukester, Goli (1885), encadenados con los de Mauson, Laveran, etc., la etiología y la profilaxis de la mala- ria han alcanzado un triunfo científico. $ La gran familia de los culicideos se divide en varias sub-fa- milias; una de ellas es la anophelina entre cuyos géneros se encuentra el anopheles al que pertenece el mosquito del palu- dismo. Las especies más comunes según el Dr. A. Dugés son: an. maculipennis; an. puncti. pennis; y an. albipes. La experien- cia autoriza solamente para considerar á estos mosquitos co- mo transmisores del paludismo. Los del género culex lo trans- miten también? á esta pregunta no puede contestarse satisfac- toriamente. Los anopheles hacen la postura de sus huevos en las prime- ras horas de la mañana, depositándolos en las aguas estanca- das más ó menos cenagosas; estos huevos se unen formando estrellas ó figuras que algo recuerdan las formas geométricas; pero á la menor agitación y por la influencia de los vientos se mezclan confusamente con el agua y entonces es muy difícil separarlos. Estos huevos resisten bien el calor, la sequedad y el frío; se les ha visto aún en aguas congeladas y en lugares secos. Uada puesta comprende de 250 á 400 huevos; si encuen- tran condiciones propias á su desagzollo, al cabo de 24 ó 36 ho- ras se transforman en larvas, las cuales se sitúan á muy cor- ta distancia de la superficie líquida, y para respirar flotan ca- si todo su cuerpo en el agua, se mueven por contorsiones, y su coloración varía del amarillo-claro al verde obscuro: son eminentemente carnívoras pues su alimentación está consti- tuída en su mayor parte por larvas menos aptas que ellas pa- ra la lucha. Después de 20 ó 40 días, la larva se torna en nin- fa, que tiene como carácter importante permanecer 3 ó 4 días en la superficie del agua sin nutrirse y solamente respirando; pero 5 días más, bastan para que aparezca el ¿mago ó insecto alado que prefiere habitar cerca del hombre. Estos insectos tienen una vida efímera; 5 ó 6 generacio- nes se suceden en una estación; pero á la vez se multiplican de una manera extraordinariamente rápida; toda vez que una hembra pone en Primavera 200 huevos, de éstos la mitad (100) son hembras que al fin de la estación han producido 20,000 A , e DAA PYR "2 TV o 1 SANITAS ¡A > ÍA FADXE, 268 Memorias de la Sociedad Científica INS mosquitos (200 x 100); asi se explica que no hayan logrado des- aparecer á pesar de sus muchos enemigos naturales, que son - principalmente los microbios, las bacterias del agua, ciertos hongos inferiores, ete. Generalmente los machos no pican al hombre ni á los ani- males, sino las hembras; lo hacen de noche separándose muy poco del suelo; á veces se aprovechan de la débil luz crepus- eular. Dícese que una hembra para poner necesita haber pi- cado previamente; pero que después de haber puesto sus hue- vos, generalmente muere. ; La hemameba del paludismo, desarrolla su ciclo aohiaoed nico en la sangre del hombre y su ciclo sporogónico en el cuerpo de las anopheles. Observando lo que pasa en el estó- mago de un anopheles que ha chupado sangre palúdica llaman la atención dos funciones: primera, la fezundación de los ele- mentos sexuales que tienen la forma de luna en creciente ó bien esférica; segunda la transformación de los macrogametos en ookinetos. Antes de las 42 horas, todos los parásitos han penetrado en las paredes del estómago, siguen su evolución hasta el séptimo día, en que los esporozoites ya bien formados y en número excesivo van á las glándulas salivares, de donde al picar el mosquito, son vertidos en la sangre y de esta pasan á los glóbulos rojos, como lo han probado las bellas experien- cias de Schaudiun; desde este momento principia el segundo ciclo. Estas evoluciones no se verifican abajo de 150 cent. Se ha dicho que un anohpeles puede tener más de 10,000 espo- rozoites. : La figura adjunta está destinada á dar una idea del des- arrollo del mosquito; me fué proporcionada por el ilustrado Profesor Don Alfonso Herrera; se ve en el agua á la derecha una larva suspendida de cabeza aspirando el aire libre por me- dio de un apéndice respiratorio ó gran tráquea; en el lado opues- to una crisálida con sus dos tubos respiratorios; en la super- ficie del líquido un mosco naciendo de su crisálida. : La distribución del anopheles en la República no está bien estudiada; se ha demostrado su presencia en las costas de am- A bos mares; parece probable que exista en el centro de las d cuencas del Salado, Bolsón de Mapimí, Santiago, Pánuco y P 270 , Memorias dela Sociedad Científica e LLLL LILLE LI Balsas, en las zonas S. y W. de la del Santiago y en la del E. de las del Pánuco y Bravo. En la cuenca de México, por más que se ha buscado el. anopheles, no se le ha encontrado; pero dadas las rápidas vías de comunicación, es probable que exista aunque en escaso nú- mero. No obstante la facilidad con que estos moscos se acli- - matan á diversos medios, su presencia no se ha demostrado en las regiones climatéricas altas del país. B.—El mosquito de la fiebre amarilla es un díptero perte- neciente á la familia de los culicideos del género estegomyia y de la especie fasciata. Sus condiciones de vida desde el punto de vista climatérico son: temperatura alta, abundante humedad atmosférica, aguas estancadas y más ó menos cena- gosas; está demostrado que no prospera en atmósferas de tem- peratura inferior á 160. Sus costumbres se parecen mucho á las del anopheles, así como su evolución; pican generalmente por la noche y en las últimas horas de la tarde; esas picadu ras solo son temibles cuando el mosquito ha picado antes á un individuo enfermo de fiebre amarilla; necesita para poner- se en condiciones de transmitir el gérmen infeccioso por lo menos 12 días. . Interesan sobre manera, la resolución de dos problemas en nuestro país: 1? el que se refiere á la extensión que en la ae- tualidad ocupa el estegomyia fasciata, 2” el que tiene por ob- jeto determinar las zonas en las que sin existir actualmente el mosquito, tienen condiciones favorables para su desarrollo. Desde los trabajos de Theobald acerca de los culicideos (1901) se dijo que la zona propicia para el desarrollo del mos- quito de la fiebre amarilla, estaba representada por una enor- me faja de 76% extendiéndose desde los 380 de latitud N., hasta los 380 de latitud S. Dentro de estos límites toscos, está comprendido todo el territorio mexicano y sin embargo, exis- ten regiones extensas de éste, cuyas condiciones climatéricas son de las menos propicias para su desarrollo. sa AMI 271 La presencia del estegomyia fasciata se ha demostrado en las costas del Golfo y del Pacífico, en algunos puntos de las zonas E. de las cuencas del Bravo y del Pánuco, W. de la del Santiago y central de la del Balsas; y en porciones extensas de las penínsulas de Yucatán y Baja California. En algunos puntos de la Mesa Central suele encontrársele transportado por los ferrocarriles ó impelido por los vientos, pero no tenien- do sus larvas condiciones favorables para su desarrolla, la es- pecie no prospera. En un interesante trabajo escrito por Howard (Public Health Reports; Washington Nov. 3 de 1903) se resuelve el segundo de los problemas que se han planteado aplicándolo á los Estados Unidos del N.; las afirmaciones que se refieren áMé- xico, no están en mi concepto enteramente justificadas por la notoria diferencia que existe entre ambos países desde el pun- to de vista climatérico. Las consideraciones que siguen, no tienen por base la división del territorio mexicano tal como la presenta el autor del trabajo antes citado, pues al referirse á las zonas austral inferior, austral superior, boreal, intermedia- ria y tropical, se descuidan muchos detalles de altura y hume- dad trascendentales en el asunto de que se trata. El Dr. Mar riam cree que es posible precisar los puntos en los cuales el estegomyia fasciata puede desarrollarse, sumando las tempera- turas medias diarias de todo el año exceptuando las inferio- res á 69 cent. ó 43 Farh.; si esta suma da una cantidad igual ó mayor que 10,000 cet. ó 18,000 Farh., el punto en cuestión estará en condiciones para el desarrollo del mosquito; á esta cifra llama el autor constante fisiológica del estegomyia fasciata. Se hace exclusión de las temperaturas medias inferiores á 6“cent., por representar esta cifra el límite de la actividad reproducto- ra. Estos estudios han encontrado aplicación en muchos pun- tos del hemisferio boreal; pero en la República Mexicana los resultados que se obtienen con aquella regla dejan mucho que desear; y no podía ser de otro modo, toda vez que la tempera- : 3 Zo 3 : a 3 a, ts >. o UM Do E AA La RAR ed A E - tura no es ni siquiera el factor más importrnte en la vida del mosquito; basta señalar como condiciones desfavorables para su vida, las aguas cargadas de substancias alcalinas, la seque- dad atmosférica y las oscilaciones térmicas amplias, para com- prender que la regla de A dista mucho de ser una ver- dad cientifica. Recordando las condiciones telúrico-atmosféricas de nues- tro país estudiadas ya, se puede concluir que las zonas aptas - para la vida del estegomyia fasciata son: las zonas del centro y E. de la cuenca del Bolsón de Mapimí, la intermedia y la primera región climatérica de la del E. en la del Bravo; la se- eunda región climatérica de la zona del N, en la cuenca del Pánuco; y las zonas $. de la del Santiago y de la del Balsas. C.—$Se ha considerado el jején como transmisor del mal del pinto, por algunas personas que afirman como condiciones indispensables para dicha transmisión que haya picado antes á un pinto y que la persona sana picada por él permanezca en tierra caliente el tiempo necesario para la incubación del mal. El ilustrado Dr. A. Dugés que con tanto empeño como prove- cho ha estudiado la fauna mexicana, afirma que ha visto el je- jén únicamente en San Blas y que el mal del pinto no es endé- mico allí; él supone que los moscos transmisores de este mal pertenecen, no ála familia de los culicideos sino á la de los di- mulideos tan comunes en algunas zonas del país. G D.—Son la chinche, la pulga y otros insectos, trausmiso- res de la peste ya entre individuos de la misma especie ó bien - entre los de especie diferente. Todavía no existen datos expe- rimentales para precisar el papel que los mencionados insec tos desempeñan en la transmisión de otras enfermedades co- mo el tifo exantemático, la escarlatina, la viruela, etc. 2,—Los vientos tienen una influencia bien demostrada en la transmisión de las enfermedades: son vectores de los gér- menes que las ocasionan ó de cuerpos extraños capaces de po- seer dichos gérmenes. Los vientos transportan muchos mi- . -crobios entre los cuales interesa considerar los patógenos y «Antonio Alzate.” 273 los que sin serlo pueden constituir con ellos asociaciones mi- crobianas temibles por la gravedad que imprimen á las dolen- cias; conducen además mosquitos que pueden estar en condi- ciones favorables para producir determinadas afecciones. Es indudable que los vientos solamente podrán considerarse co- mo factores causales eñ la transmisión de las enfermedades si reunen las condiciones siguientes: primera que crucen por un lugar en donde existen dichas enfermedades; segunda, que ten gan la intensidad suficiente para contrarrestar los obstácu- los encontrados á su paso; tercera, que sus condiciones me- teorológicas sean propicias para la vida de los gérmenes ó in- sectos vectores; y finalmente que estas mismas condiciones existan en los lugares á donde son transportados tales górme- nes ó insectos. La intensidad del viento da idea de la área que puede abarcar-la enfermedad propagada por él; si sopla periódica- mente, origina péqueñas epidemias también periódicas en lu- gares que no poseen las condiciones propicias para la coloni- zación del microbio ó insecto; pero si es constante puede dar lugar á una verdadera endemia aun en puntos colocados en estas últimas cireunstancias. Estos conceptos generales encuentran aplicaciones conere- tas en nuestro país; desde luego puede afirmarse que los vien- tos mejor acondicionados para ser vectores de gérmenes ó in- sectos son los del SE. y SW. tan comunes en Primavera y que los menos favorables para tal objeto son los boreales. Si su in- tensidad es cuando menos algo fuerte, son inútiles los límites de las cuencas y las epidemias toman el carácter de generales; pero si es débil ó moderada, los detalles:oro-gráficos imprimen caracteres más ó menos marcados á la distribución de la en- fermedad, porque algunas zonas quedan á enbierto de su ac- ción directa; así se explica que los vientos del NW, y NE. de corta intensidad ocasionados por causas meteorológicas gene- Memorias.—(1903).—T. XX.—35. 274 Memorias de la Sociedad Científica ”. rales, casi sean inadvertidos en las zonas W. de las regiones medias y $., de la Vertiente del Pacífico, en la central de la cuenca del Balsas, etc.; y que los del SE y SW. con los mis- mos caracteres, no tengan influencia en las zonas central y SW. de la del Pánuco. Las enfermedades en las cuales el transporte por el viento tiene un papel causal de primer orden son: el paludismo, la fiebre amarilla, la escarlatina, la viruela, el sarampión, la gri- pa, el crup, la tuberculosis, ete. 3.—Considerando á las lluvias en su verdadera acepción, lejos de propagar y transmitir enfermedades, son benéficas á la salud toda ves que limpian á la atmósfera de sus polvos y gérmenes habituales; pero de un modo indirecto contribuyen á la propagación ó acentuación de una dolencia, por las osci- laciones de la capa de agua subterránea en lugares no sanea- dos, por la humedad que comunican al suelo y por las corrien- tes líquidas que ocasionan, las cuales siguen la dirección de las vertientes para dirigirse al centro de las cuencas; de lo primero se tiene un ejemplo claro en la acentuación de las en- demias y epidemias de tabardillo, lo segundo está comproba- do por el aumento y la extensión de los casos de reumatismo y lo tereero se ve con evidencia en la manera como se propagan algunas afecciones gastro-intestinales y la fiebre tifoidea. Es hasta ocioso advertir que en los conceptos anteriores conside- ro á las lluvias y á sus consecuencias como uno de tantos fac- tores en la transmisión, que no siempre puede ser el de mayor importancia. - 4.—Los medios comunmente utilizados por el hombre pa- ra transportarse de un lugar á otro (ferrocarriles, navíos, ete.), los vestidos, los útiles de escritorio, las monedas, los alimentos, ete. son sin duda factores interesantísimos en la transmisión de enfermedades; salen fuera de mi programa porque no tie- nen relación precisa con el clima. “Antonio Alzate.” 275 LL PROFILAXIS. 1.—La rigurosa práctica de los preceptos que aconseja la Higiene Preventiva pone al individuo en condiciones favora- bles para conservar su salud aumentando el bienestar; pero en multitud de casos á la ejecución de dichos preceptos se oponen las imperiosas leyes de la lucha por la vida y en tal caso se tienen como recursos supremos los de la Higiene Po- sitiva, destinados á crear en el organismo aptitudes para que pueda luchar con éxito dentro del medio en que va á desarro- llarse. La profilaxis (de una voz griega que significa preservación), cuenta con numerosos recursos para modificar el medio des- truyendo ó por lo menos atenuando la causa de las enferme- dades y proporciona al individuo recursos efectivos para pre- caverse de éstas; sus preceptos son ya generales si deben apli- carse en cualesquiera circunstancias á todas las enfermedades, ya especiales si se relacionan con determinado grupo de afec- ciones; unos son de inmediata y urgente aplicación, otros ne- cesitan tiempo para realizarse y su eficacia está en relación directa con la cultura de los pueblos. 2. —Cuando pacientemente se estudian las circunstan- cias telúrico-atmosféricas del suelo mexicano, la distribución de sus enfermedades relacionadas con sus medios comunes de trausmisión, no puede menos que concluirse con el rigor lógi- co indispensable para dar seguridad á las afirmaciones, que las partes más insanas del país están en el centro de las cuencas y en los límites marítimos de las vertientes; á tal resultado contribuyen numerosos factores entre los que se encuentran las circunstancias climatéricas, toda vez que en dichas porcio- nes hay más pantanos, calor y humedad altos, fuertes vientos 276 Memorias de la Sociedad Científica etc.; además las lluvias son muy variables en cuanto á su fre- cuencia é intensidad. Contribuye á remediar en parte este grave mal una obra gigante acaso realizable en el presente si- glo: la canalización y la distribución regular de las aguas en el suelo mexicano; no se necesita insistir en las ventajas hi- giónicas de tal obra que transformaría terrenos áridos en fér- tiles campiñas, pantanos insalubres en suelos desecados y ap- tos para servir de residenciá higiénica al hombre. 3.—Todo suelo en que: resida una colectividad humana necesita estar saneado; este precepto, cuya trascendencia es indiscutible desde el punto de vista higiénico, se ha llevado á la práctica en muy pocas ciudades, pues en la gran mayoría de las poblaciones, debido á multitud de circunstancias, el sa- neamiento no existe. A menudo se ven establecimientos de colonias en terrenos que están muy lejos de satisfacer los re- quisitos higiénicos más rudimentarios, perjudicando así no so- lamente á sus habitantes sino también á los que viven en sus cercanías. Hay muchas poblaciones que por su situación geo- gráfica, se encuentran en las más desfavorables cireunstancias elimatéricas, ya por recibir constantemente la acción de vien- tos insalubres, ya porque las aguas que utilizan atraviesan por lugares contaminantes, ó bien por el carácter irregular é inten- so de las precipitaciones. Por esto debían hacerse obligatorios. los preceptos siguientes: 1?, practicar el saneamiento en todas las poblaciones establecidas y exigirlo previamente á aquellas que vayan á fundarse; 2", elegir el terreno llevando en cuenta las condiciones telúrico-atmosféricas tanto generales como lo- cales. : 4.—Casi la totalidad de las habitaciones en los pueblos de segundo y tercer orden y muchas en los de primero, se han construído sin atender á las reglas que aconseja la Higiene Preventiva, cuidando ante todo de la estética y economía. Dados los caracteres de nuestros climas cálidos se puede afirmar que los requisitos necesarios para una habitación hi- “¿Antonio Alzate.” 217 giénica en ellos son: amplitud en las tres dimensiones, eleva- ción sobre el nivel del suelo por lo menos dos metros, ventila- ción amplia, luz siempre difusa, cortinas blancas y ligeras dis- puestas de manera que eviten la penetración directa del vien- to, muebles de estilo austriaco sin cojines; la casa debería te- ner del lado $S., un jardín que modificara los caracteres me- teorológicos de los vientos de esta región. En los climas fríos, sobre todo en los de Invierno riguro- so, debe preferirse como medio calefactor el que consiste en elevar la temperatura del aire en las piezas por el intermedio de los muros; las habitaciones deben ser moderadamente am- plias, usándose en ellas cortinajas de telas gruesas, muebles acojinados, etc. . En los climas extremosos debería disponerse de dos ha- bitaciones: una adecuada para el Invierno y otra para el Es- tío y la Primavera. Atendiendo á las condiciones meteorológicas, las puertas y ventanas de las habitaciones deben abrirse, para renovar el aire, durante las horas próximas al medio día en los climas fríos; en los cálidos, durante el Invierno, en las últimas horas de la mañana y durante el Estío y la Primavera en las prime- ras, evitando siempre hacerlo por las tardes. 5.—La emigración y la inmigración se han considerado co- mo funciones humanas, aumentan proporcionalmente al des- arrollo económico y tienen especial interés desde el punto de vista profiláctico por las cireunstancias tan variadas del clima mexicano Estas dos manifestaciones interesantes de la acti- vidad humana obligan al organismo casi constantemente á quebrantar las reglas de la Higiene Preventiva exponiéndole á los peligros é inconvenieutes de un nuevo medio. Hay ne- cesidad entonces de utilizar los dos recursos más eficaces pa- ra lograr la adaptación: el vigorizamiento orgánico y la vacu- nación. Esta última ha constituido un precepto obligatorio en todos los pueblos civilizados; debe hacerse en los primeros me- EAN 278 Memorias de la Sociedad Científica OOLIILIILILDICODI III DIDILIAIDDIIDISIIIIDILIIIIDIIIO LIDIA III ses de la vida y repetirse por lo menos cada 10 4 12 años. Se- - ría de recomendar á las personas que viajan, con especialidad á las que lo hacen por las zonas en que es frecuente la virue- la y en las épocas favorables á su desarrollo, que repitieran la vacuna antes de emprender el viaje. Llegado el caso deben tomarse las vacunas de Haffkine y las antirábicas y antidif- téricas, As Contribuyen á la vigorización orgánica muchos recursos efectivos que sufren modificaciones de detalle según los eli- mas, por lo que me veo en la necesidad de tratarlos aunque sea someramente. Los alimentos adecuados, nutritivos, suficientes y varia- dos dan al organismo energías para la lucha y le precaven de muchas enfermedades. En nuestros climas cálidos, especial. mente en los del litoral del Pacífico cuyas temperaturas sufren las menores oscilaciones, la alimentación debe ser uniforme en todo el año, recomendándose ante todo la sobriedad, los alimentos de más fácil digestión, las bebidas frescas acuosas é higiénicamente puras; que de las comidas, aquella en la que se tomen más sustancias alimenticias se haga en las últimas horas de la tarde, cuando haya pasado el máximo del ascenso térmico; preferir la ingestión aunque frecuente de cortas can- tidades de alimentos, á la de copiosas comidas dos veces al día; proscribir de un modo absoluto las bebidas alcohólicas. En los climas fríos debe evitarse el abuso de las grasas y de las carnes frías mal condimentadas; el régimen alimenticio debe ser substancioso y moderado; tomar frutas acuosas en las comidas, usar como bebidas las aguas puras y frescas, y nunca las alcohólicas; es conveniente que la mayor ingestión de sustancias nutritivas se haga en las horas próximas al me- dio día, es decir lejos de las oscilaciones térmicas bruscas. En los climas templados y sobre todo en los extremosos, la ali- mentación debe adecuarse á las estaciones. El aseo cuidadoso y diario es un requisito indispensable 279 en toda persona culta y forma en ella aptitudes que le evitan algunas enfermedades. Debe preferirse para este objeto el agua á temperatura moderada; se practicará dentro de una pieza bien abrigada, procurando que sea después de las 8 de la mañana, en los climas fríos; pues antes de esta hora son muy sensibles los enfriamientos originados por las nieblas lo- cales, En los climas cálidos lo mejor es practicar el aseo muy temprano, si es posible antes de las 7 a. m. es decir, antes de que comience áacentuarse el ascenso térmico. Está probado que muchas enfermedades tienen como cau- sa ocasional un enfriamiento; de suerte que el precepto higié- nico derivado de este hecho consiste en evitar los enfriamien- tos y en acostumbrar al organismo á ellos; ésto último se con- sigue por medio de los baños fríos, rápidos y de regular pre- sión. Parecerá extraño que recomendando en el aseo agua á temperatura moderada y dentro de una atmósfera de cortísi- mas oscilaciones térmicas, en el baño se prescriba casi lo con- trario; esta aparente oposición se desvanece recordando que el primero debe durar el tiempo suficiente para realizar el aseo completo, en tanto que el segundo debe ser de corta du- ración, pues un baño frío prolongado, lejos de favorecer per- judica á la salud. Se recomienda el baño en los climas calu- rosos lo más temprano posible y en los fríos las mejores ho- ras para aplicarlo son las últimas de la mañana. Los ejercicios y los trabajos habituales de cada persona, son de indiscutible utilidad en su desarrollo siempre que es- tén de acuerdo con las prescripciones higiénicas. Es necesa- rio procurar que los priemeros sean siempre moderados, gene- rales, al aire libre y en plena luz. En cuanto á los trabajos, ja- más debe olvidarse que si son excesivos debilitan al organis- mo y acaban por destruirlo. Seguramente que en los climas fríos el individuo se encuentra en aptitud de trabajar mayor número de horas diariamente, pero nunca deben pasar de ocho procurando no utilizar las primeras horas de la mañana en vis- 280 Memorias de la Sociedad Científica ta de los enfriamientos. Las horas próximas al medio día, so- bre todo las primeras de la tarde, no deben emplearse en los climas cálidos para ejercicios ó trabajos; sino antes bien para reposar de la manera más completa posible. Se comprenden bien las razones que existen para variar según las estaciones dichos trabajos y ejercicios en los climas extremosos. Fuera de los detalles higiénicos que desde el punto de vis- ta general deben llenar los vestidos, es necesario que estén acondicionados al clima porque así se favorecen muchas de las funciones orgánicas y se evitan al mismo tiempo algunas enfermedades. En nuestros climas calurosos el vestido debe ser de tela ligera, de color blanco, con la amplitud suficiente para permitir el renovamiento fácil del aire, lo más sencillo posible, y de una substancia que guarde poco calor; en tanto que en los climas fríos deben elegirse para el vestido, telas gruesas, de color obscuro, malas conductoras del calor (lana) y de poca amplitud; unas y otras condiciones necesitan satis- facer los vestidos en los climas extremosos según la estación. Con frecuencia es necesario utilizar ya para determinados ejercicios (ejércitos), ya para grandes trabajos (labradores del campo, obreros de las fábricas, etc.) 4 un conjunto de indivi- duos que, aparte de las consideraciones antes hechas para ca- da uno, deben satisfacer otras especiales relacionadas con la calectividad. En los climas fríos estos grupos humanos pue- den trabajar con pocos inconvenientes aun cuando la distan- cia que separa á un individuo de otro sea muy corta, siempre que estén al aire libre ó en piezas ampliamente ventiladas; pe- ro en los climas cálidos hay graves peligros en seguir esta práe- tica, pues debe procurarse ante todo, que haya amplio espacio de un individuo á otro y que nunca se trabaje durante las ho- ras más calurosas, mucho menos recibiendo directamente los rayos del sol. 6.— Todas las consideraciones anteriores, bosquejan el ideal higiénico al que debe constantemente aspirarse; pero co- ' e . 0 “Antonio Alzate.” 281 fimo ya se dijo, no siempre es posible alcanzarlo y en multitud «de cireunstancias, el individuo se ve en la necesidad de que- brantar los preceptos que deben observarse para llegar á él. Los que se refieren al medio raras veces llegan á practicarse en todos sus detalles, pero siempre que no se violen los fun- - damentales, la salud no se compromete de un modo directo é inmediato; los que se relacionan con la vigorización orgánica deben constantemente practicarse porque están al alcance de todas las fortunas y son los recursos más eficaces que se tie- nen para precaverse de las enfermedades. 7.—Al estudiar la distribución geográfica de las enferme- dades en la República Mexicana, se han sorprendido algunas relaciones de importancia entre ellas, los medios de transmitir- se y otras circunstancias telúricas; pueden utilizarse tales rela- ciones desde el punto de vista profiláctico estableciendo los preceptos que conviene observar, ya para precaver al organis- mo de dichas enfermedades, ya para impedir su desarrollo ó atenuarlas en una colectividad. A.—ENFERMEDADES DEL APARATO DIGESTIVO.—Entre los factores que intervienen de un modo más directo para man- tenerlas, endémicas y tan comunes en zonas extensas de la - República, se tienen la alimentación, las bebidas, las circuns- tancias climatéricas y el abuso de los medicamentos. Acerca de la alimentación conviene advertir que si se hiciera sujetán- dose á los preceptos higiénicos antes señalados, disminuirían considerablemente muchas de estas enfermedades; aun en la elase proletaria se conseguiría el mismo efecto con solo eyitar el abuso del chile y de otras substancias irritantes usadas de preferencia en las regiones templadas y cálidas del país. Es una práctica viciosa y desgraciadamente muy generalizada en nuestros climas cálidos, el uso exagerado de bebidas alcohóli- cas más ó menos mezcladas con agua generalmente impura; esto es una circunstancia que favorece en ellos el desarrollo de las enfermedades gastro-intestinales. Sería de desearse Memorias. —(1903).— TY. XX.—36. "Tia". * re a] e 3 7 ; . rt e O 282 Memorias de la Sociedad Científica - que se pusieran en vigor los dos preceptos siguientes: 1? evi- tar la propagación de dichas bebidas por medio de fuertes im- puestos y castigando severamente el aleoholismo; 2* hacerles competencia con bebidas temperantes frescas, agradables y ba- ratas. El agua debe utilizarse siempre filtrada; en las pobla- - ciones en que esto no es posible conviene hervirla y aerearla bien antes de hacer uso de. ella. : Las circunstancias climatéricas, con entera independencia de otras causas, influyen de un modo directo en las afeccio- nes gastro-intestinales; con el fin de eliminar lo más posible esta influencia es necesario adecuar la alimentación á los di- versos climas, lo que se consigue practicando las reglas ante- riormente formuladas. Una terapéutica injustificada y excesiva es á veces la cau- sa de diversas afecciones inflamatorias del aparato digestivo, y más en nuestros climas cálidos en que se abusa de los pur- gantes, antisépticos intestinales, absorbentes, ete. Para obviar esta fuente inagotable de desprestigio médico, es obligatorio usar en todas las enfermedades, pero sobre todo en las gastro— intestinales, únicamente fórmulas terapéuticas cuya indicación esté plenamente justificada; pues en caso contrario es prefe- rible no dar medicamento alguno toda vez que es menos pu- nible no hacer en beneficio de un enfermo cuanto está indica- do que perjudicarlo. : B.—ENFERMEDADES DEL APARATO RESPIRATORIO.—Dados los límites térmicos de nuestro país, puede afirmarse que, des- de el punto de vista de las afecciones bronco-pulmonatres, tie- nen mayor interes los enfriamientos que las temperaturas de- masiado altas ó muy bajas. El precepto higiénico que se de- riva de la anterior afirmación comprobada por observaciones numerosas, es fundamental y consiste en evitarlos enfriamien- tos y poner en vigor los recursos positivos encaminados á crear aptitudes en el organismo para que pueda resistir á ellos. En el estudio de las diversas regiones climatéricas del país, “Antonio Alzate.” 283 ' se ha visto que los climas extremosos ofrecen bruscas oscila- ciones térmicas, especialmente en los períodos transitorios del Invierno á la Primavera y del Estío al Otoño; sería de reco- mendarse por esto, que las personas debilitadas y las predis- puestas á enfermedades del aparato respiratorio, no habitaran esos climas en dichos períodos. En la Vertiente del Golfo los Nortes ocasionan las oscilaciones térmicas de mayor intensi- dad, sensibles sobre todo en la zona W.; por consiguiente ésta, en los meses de Invierno, es inadecuada para servir de resi- dencia á las personas que se encuentren en las condiciones antes señaladas. Observando lo que pasa en nuestros climas templados, se nota que las oscilaciones térmicas son propor- cionales á la distancia que los separa de la Vertiente del Gol- fo; así por ejemplo, en la cuenca de México se tienen oscila- ciones más intensas que en la región templada de la zona Sur de la cuenca del Santiago y en ésta mayores que en la reyión media de la Vertiente del Pacífico; ya se dijo que ésta última es, en toda la República, la zona en que los enfriamientos son de menor intensidad. En el estudio de la propagación de las ondas térmicas se han dado algunos preceptos que sirven de base á la previsión de ellas, y esto ofrece un recurso eficaz á la higiene, toda vez que pudiéndolas preveer es posible evitar sus consecuencias. Los esputos desecados de los tuberculosos, neumónicos, etc., se mezclan íntimamente con el polvo, son transportados por el viento á distancias más ó menos considerables; duran- te la estación de Primavera muchas de nuestras ciudades tro- picales se ven envueltas por las tardes en una nube de polvo. De aquí un peligro inminente de contagio, y por esto es nece- sario establecer como precepto obligatorio, el que jamás se arrojen los esputos sino en escupideras conteniendo alguna solución anticéptica; esta regla debe ser universal y su im- portancia crece sobremanera cuando se trata de individuos enfermos, pues en tal caso por ningún motivo debe violarse. 284 Memorias de la Sociedad Científica Estas personas deberán cargar sus escupideras de bolsillo y dentro de sus habitaciones será conveniente que tengan siem- pre cerca de sí una escupidera con solución de ácido fénico, pues éste por su olor desagradable, llamará la atención de las personas sanas que les visiten y tomarán sus precauciones. Em cuanto al-enfermo es conveniente despertarle el egoismo ase- gurándole que los vapores de ácido fénico, como antisépticos, al ser aspirados ayudarán notablemente á su curación. C.—ENFERMEDADES DE LA SANGRE.—Entre éstas interesa considerar especialmente la fiebre amarilla, el paludismo y las muchas complicaciones de éste. Desde el momento que se - aceptó como una verdad científica la transmisión de tales en- fermedades por intermedio de los mosquitos, las propiedades biológicas de estos forman en su totalidad los detalles etiológi- cos de aquellas, y además los recursos profilácticos acerca de las mismas se sintetizan en dos preceptos: 1? destruir los mosqui- tos; 2” evitar sus picaduras. Lo primero se consigue por varios medios: ya destruyendo las larvas ó las ninfas, ya obrando di- rectamente sobre el mosco ó bien modificando las circunstan- cias telúrico —atmosféricas de tal modo que sean inadecuadas para su vida. Los recursos empleados comunmente para des- truir las larvas ó las ninfas, consisten en colocar petróleo en las aguas estancadas donde se encuentran; no entro en los deta- lles de esta operación porque los más interesantes son de or- den económico, concretándome á decir que es conveniente ele- gircondiciones atmosféricas favorablespara hacerla; esta elec- ción será la consecuencia del conocimiento climatérico de las re- giones. Para lograr la destrucción del mosquito, se ha recurrido á numerosos insecticidas más ó menos eficaces entre los cuales señalaré únicamente el polvo de crisantema ó peritre estudia- do por la Comisión de Parasitología, con el cual se han tenido éxitos numerosos. Los defectos que se le atribuyen injustifi- cadamente, son debidos á que se les agregan algunas substan- cias extrañas y nosivas como el cromato de plomo, sales de “Antonio ALS 2 285 - estaño, etc., ó bien á que siendo probablemente volátil su prin- cipio activo, se pierde con facilidad á causa de los malos pro- cedimientos que se emplean para conservarlo. En vista de la mala práctica que se tiene de incinerar el polvo de crisantema en el interior de las piezas, es obligatorio asegurarse de su buena calidad por medio de los siguientes procedimientos: 1? REACCIÓN PARA EL CROMO.—Se tomán cerca de 2 gra- mos de polvo y se ponen en una cápsula; se les trata por 4 ye- ces su peso de una mezcla á partes iguales de carbonato de sodio y nitrato de potasio, fundiéndolo en seguida; el contenido de la cápsula se disuelve en agua destilada al baño de maría y después se filtra acidulándole ligeramente econ ácido acético; en este líquido se busca el cromo por medio del acetato de plomo. 2* REACCIÓN PARA EL PLOMO.—Se ponen 2 gramos de pol- vo en una cápsula de porcelana agregando una poca de agua destilada y 10 centímetros cúbicos de ácido clorhídrico con- - centrado; se coloca en baño de maría por media hora, después se diluye y se filtra agregando en seguida carbonato de sosa hasta alcalinizar la solución, y ácido acético después hasta ob- tener reacción ácida; se filtra y se agrega una solución de ero- mato de potasio; cuando el plomo existe, aparece un precipita- do amarillo.” Casi constantemente se encuentran combinados los dos cuerpos anteriores bajo forma de eromato de plomo. Para asegurarse de la eficacia del polvo, es conveniente hacer la prueba antes con un insecto cualquiera. Es necesario conservar el polvo en frascos perfectamente cerrados al abrigo de las fuertes oscilaciones térmicas. El mejor procedimiento para destruír los mosquitos en una pieza, consiste en cerrarla al anochecer y después, por medio de pulverizadores, esparcir unos 15 ó 20 gramos de peritre en (1) Estos procedimientos se encuentran descritos en “'Insecticide Studies.” J. K. Haywood. 1903, Washington . ++ 7 PO po 3 E $) de la Sociedad ¡morias Me “¿Antonio Alzate.” 287 las paredes y entre las ropas de la cama. Las figuras núm. 1 y núm. 2, dan una idea clara de los pulverizadores que más comunmente se emplean: me han sido proporcionadas por el ilustrado jefe de la Comisión de Parasitología Sr. Alfonso He- rrera. El peritre se usa con éxito en la destrucción de todo lo pa- rásito y aun para matar los alacranes cuya picadura en tierra caliente es muchas veces mortal para los niños. El principal de los recursos empleados para evitar el des- arrollo de los mosquitos, consiste en la desecación de los panta- nos. Para evitar el piquete se emplean diversos procedimientos entre los que figuran los mosquiteros tan comunes en las zonas cálidas del país. Como el estegomayia es peligroso únicamente cuando ha picado á enfermos de fiebre amarilla, conviene ais- lar á estos en piezas pequeñas cuyas puertas y ventanas estén provistas de alambrados muy finos y emplear diariamente el procedimiento de destrucción de los moseos ya indicado. Los conocimientos que se tienen acerca de las costumbres de los mosquitos deben utilizarse desde el punto de vista profilácti- co; así por ejemplo: se sabe que pican generalmente de noche, no se debe salir durante ella 4 los lugares invadidos. Existen plantas que favorecen ó perjudican el desarrollo del mosquito; entre aquellas se tienen el café, la caña de azúcar, el Arroz, entre éstas se- cuenta el ocote principalmente, el pino. D.— INFECCIONES GENERALES. —Es indispensable aplicar en este grupo los tres grandes preceptos higiénicos á saber: declaración, aislamiento y desinfeccion; el segundo de estos es á veces poco eficaz, cuando se trata del sarampión por ejemplo, porque el diagnóstico se hace generalmente en el período de exantema, es decir, cuando ya el enfermo ha contagiado á “otros. Al estudiar el tabardillo se han visto las zonas en las cuales es endémico, que son la mayor parte de las localidades de la Mesa Central situadas á más de 1,600 metros de altura; en las partes bajas sólo epidémicamente se ha observado; ade- a PI ts Me. > Ñ ”P . AIR e o ER y PS Y e RENA ade 288 Memorias de la Sociedad Científica A ES más se conocen las épocas del año en que aumenta, y sus re- -— laciones con los períodos de lluvias; todos estos conocimien- ME, y “q. . ; tos se utilizan en la profilaxis de tal enfermedad especialmen- te desde el punto de vista de la emigración y de la inmigración, así como también para formular preceptos á los individuos debilitados ó predispuestos. En todas las infecciones genera- les, los enfriamientos desempeñan el papel de causas auxilia- res, ya en la producción de la dolencia, ya en la de sus nume- rosas complicaciones, por esto debe aute todo preservarse de ellos. En determinado período de algunas de estas enferme- dades como la escarlatina, la viruela (período de descamación), el viento transporta los gérmenes ó las substancias capaces de contenerlos; y de aquí el precepto higiénico de evitar dichas corrientes por débiles que sean, lo que se consigue haciendo que los enfermos permanezcan dentro de una pieza bien abri- gada, el tiempo suficiente para que desaparezca tal peligro. Ed Memorias.—(1903).—T. XX.—37. “YA 9 A re 4 eN 4 % 3] $ E A E y 207 O AN eE A 238 Ya E A ESTUDIOS SOBRE LUCES Y VISTAS EN LAS HABITACIONES Y ALTURA DE ESTAS EN CALLES Y PATIOS POR MANUEL FRANCISCO ALVAREZ, M.S. A, Ingeniero Civil y Arquitecto. La benevolencia con que han sido recibidos mis trabajos por los miembros de esta distinguida Sociedad, me animan á presentarles un estudio de que me he tenido que ocupar últi- mamente y que creo de algún interés, principalmente para los ingenieros y arquitectos, siendo estos últimos los que se ocu- pan de asuntos de arquitectura legal referentes á luces y vis- tas en las habitaciones y sus respectivas alturas en los patios, en lo que interviene la autoridad, así como en las casas á ori- lla de las calles. Frecuentemente el levantamiento de una pared entre dos propiedades es motivo de disputa y aun de litigio por la pér- dida de luz, sol y aire que sufran, y de aquí la intervención del perito arquitecto para determinar sobre el perjuicio resen- tido, teniendo, por consiguiente, que apreciar dicha pérdida sufrida, contentándose siempre con estimarla por la vista. Desde hace diez años tuve que dictaminar en caso seme- 292 Memorias de la Sociedad Científica jante y apliqué unas tablas que proporcionan el tanto por cien- to de luz difusa perdida; tres años después se me presentó otro caso y recientemente he vuelto á aplicar dichas tablas, y. como no son bastante conocidas, he creído conveniente y útil agregarlas á este estudio por si acaso pudieran servir á mis compañeros en casos semejantes. De la mayor importancia he encontrado también el traba- jo del Dr. Clement, de Lyon, Francia, relativo á la altura de - las casas y anchura de las calles en las ciudades; y como del alto de las habitaciones dependen las dimensiones de los pa- tios delas casas, he creído oportuno hacer el estudio corres- pondiente. | Por último, como los artículos de nuestro Código ó no ¿on- sideran todos los casos, ó dejan duda sobre su aplicación, he estudiado lo relativo en otros códigos como cuerpo de doctri- na y así lo consigno también en el estudio que presento. * k Con objeto de poder con el mayor acierto dar contestación á las preguntas del cuestionario formulado para los peritos á causa de las diferencias entre los dueños de dos casas A y B, he creído conveniente hacer los reconocimientos necesarios en dichas casas y pared medianera que las separa, tomando las medidas que me han permitido hacer los planos y cortes que acompaño y que servirán para aclarar el estudio que del asunto he hecho y paso á exponer. La lámina primera es el plano de las azoteas de las casas citadas, en el que se ve que se ha levantado sobre la pared medianera del lado de la calle, otra para formar unas piezas de la casa B: que entre los dos primeros patios no hay ningu- * na pared sobre la medianera, lo que contesta la cuarta pregun- ta del cuestionario; entre los cubos de las escaleras de ambas ES e casas, se levantó una pared sobre la medianera para formar el de la casa B; entre los segundos patios de las referidas ca- sas hay una pared levantada sobre la'medianera, según los datos correspondiente á la casa A; y en fin, en el fondo de las casas se ha levantado sobre la pared mediauera otra para for- mar los cuartos de la casa B, á quien pertenece por ser estos de mayor altura que los de la casa A. También se ve que hay un cuarto construído en la azotea del tercer piso de la casa B. La pared levantada sobre la medianera y correspondiente á la casa B, es un obstáculo que evidentemente quita luz y sol á la casa A, pues cubre para ésta parte del cielo que envía los rayos luminosos y caloríferos; y tan esto es cierto, que al for- mar una pieza á la calle, viene á ser obstáculo para los veci- nos, y la autoridad interviene fijando las alturas de las casas sobre la vía pública, habiéndose dado una disposición muni- cipal últimamente sobre dichas alturas. Sin hacer caso de la mayor ó menor cantidad de luz que recibe un punto dado, ni de la intensidad que tenga la luz en los diversos puntos del glo- bo terrestre, y sí considerando la luz que quita un obstáculo interpuesto á los rayos luminosos, como los de la luz difusa que en todos sentidos envía el cielo, se puede calcular el tan- to por ciento que hace perder un obstáculo, por medio de las tablas calculadas por Homersham Cox, considerando la dis- tancia del obstáculo y su altura sobre el horizonte" Conside- rando un punto de la azotea de la casa A, á seis metros de dis- tancia de la pared de la casa B, y haciendo uso de las citadas tablas, encuentro que la pared de la casa B quita el veinti nueve por ciento á la casa A: esto contesta la primera pregun- ta del cuestionario. En la lámina segunda consta lo que pasa entre los primeros patios de las casas A y A. Por los cortes se ve que no hay nada levantado sobre la pared medianera y a) He creído útil acompañar las tablas de Homersham y Cox con un ejemplo que servirá para dar á conocer su empleo y para guiar en la aplicación que se puede hacer pa- ra todos los casos que se presenten, cualquiera que sean las dimensiones del obstáculo y la altura á que se encuentre. . 3 ; + 1 3 ye e po E 1 eS dy JEDI AUABN REA - 294 Memorias de la Sociedad Científica que es más baja que el antiguo nivel que ésta tenía, como lo indica la vista de frente de esa lámina, lo que hace compren- der desde luego que así reciben más luz, sol y aire los patios de ambas casas, y que una mayor altura sería obstáculo para lograr ese fin. Tan lo comprendieron así los propietarios de ambas casas, que por escritura pública de 27 de Marzo de 1865, lo hicieron constar: “Es condición que en la pared divisoria se abra un medio punto de tales dimensiones, constituyéndose mutua servidumbre para que ninguno de los dueños que al presente lo son, ó lo fueren, en lo sucesivo pueda alzar la ex- presada pared sin licencia expresa y por escrito del dueño de la otra casa.” Y como las dos casas constaban de piso bajo y alto, y de la misma altura, ambas estaban en idénticas condi- ciones. Más tarde, el propietario de la casa B levantó un tercer piso, y desde luego al abrir claros en la pared levantada frente á la pared mediauera, gravó la servidumbre non altius tollendi de S INS Z% Y 4 % VA A WA Y L Z, Le SO esa pared, constituyendo otra con vistas rectas ó de frente sobre la casa A, al grado de ver todo lo que pasa en el inte- “rior de ésta, y ser necesario colocar cortinas en las puertas pa-. .ra evitar ser visto. El Código Civil en su artículo) respectivo, nada precisa sobre los casos que pueden presentarse. Este ca- so de Arquitectura legal ha sido resuelto en Francia por ca- “Antonio Alzate.” 295 sación de 4 de Febrero de 1889. En el tratado práctico de Le- gislación de las construcciones, del arquitecto E. Barberot, Y 1898, en el párrafo 620 dice: Un propietario no tiene razón de invocar contra el propietario su vecino las disposiciones de los artículos 678 y 679, cuando los claros abiertos por este último no le causen ningún perjuicio, como cuando dan exclusivamen- +i te sobre una pared maciza ó un techo; pero no sucede lo mis- mo si los dichos claros pueden ser vistos desde los patios ó ventanas del inmueble del reclamante. Se ve, pues, que en cuanto á vistas la casa A está en con- diciones más desventajosas que la casa B. Si se considera que los altos levantados frente á la pared divisoria son obstáculo que cubre parte del cielo á la casa A, la hace perder vista la distancia y altura á que está colocado y siempre caleulando con las tablas expresadas, un dos por ciento al piso bajo y un e cuatro por ciento al alto; pero no solo hay esta construcción, sino también las piezas laterales que forman el claro del patio 2 en el tercer piso; por estas pierde la casa A en los altos el diez «y ocho por ciento ó sea un total de un veintidós por ciento de luz que recibiría si no existieran esos altos. Las paredes late- rales también gravan la servidumbre de medianería que repor- SS E ta la casa A, estableciendo vistas y luces laterales. Estas es- -———tám constituidas por las puertas y corredores altos de la casa Pue MN 296 : Memorias de la Sociedad Científica B, de los cuales el del lado Sur está apañado con la pared le- vantada sobre la medianera (a, b, de la lámina segunda) y el del lado Norte sobresale y establece también una vista de fren- te (e, d, de la lámina segunda) no llenando la condición de los seis decímetros de distancia de que habla el Código; esto me- rece una aclaración que hace Barberot en su citada obra. Al tratar de las vistas de lado ú oblícuas en el párrafo 623 dice: “No se puede tener vistas de lado ú oblicuas sobre la heredad del vecino si no hay los sesenta centímetros de distancia (fig. 130) (art. 670 del Cod. Civ.): en el párrafo 624 dice: “La dis- 1 tancia se cuenta desde el paramento exterior del muro en que se abra el claro, es decir, de la mocheta del elaro ó vano hasta la línea de separación de las dos propiedades (art. 680 del Cod. Civ.) En el párrafo 628 dice el citado autor: “Si por una causa cualquiera, llega á ser absolutamente necesario abrir vistas oblicuas á una distancia menor de sesenta centímetros, el que practica estas vistas debe levantar un muro de ala de sesenta centímetros igualmente saliente formando ángulo con el muro en el cual debe de tomar las luces y debe subir este muro hasta encima de la altura máxima de esos claros, (fig. 132); (Casación 1? de Julio de 1865); así pues la servidum- bre de medianería que tiene la casa A se ha gravado con la molestia de las vistas laterales que ha establecido el propieta- rio de la casa B sin llenar ninguna condición, pues el corre- ds Antonio Alzate. ” 297 dor del lado Sur que goza de luz y vista no está remetido, sino —apañado con la pared divisoria, y el del Norte sobresale de la pared divisoria de ese lado. En la pared correspondiente á las escaleras de las casas A y B, el propietario de esta última le- vantó una pared sobre la medianera para formar el cubo de su escalera, quitando á la casa A luz, sol y aire, siendo la pér- dida de un siete por ciento para los altos, y un uno y medio para los bajos; que vista la disposición que todo cubo de esca- lera tiene, que hasta hace necesario un tragaluz en el mayor _número de casos, viene dicha pérdida á poner en peores con- diciones esa parte, al grado de hacerse sensible la falta de luz en las piezas bajas y aun en las altas. La pared levantada por el propietario de la casa B, sobre la medianera entre los cu- bos de las escaleras, está desplomada hacia la casa A: el hilo á plomo acusa un desplome del lado de la casa B de dos cen- tímetros y medio á la altura del antiguo nivel de la pared di- visoria y de nueve sobre la azotea, lo que indica que la pared medianera ya estaba desplomada como lo muestra el rincón del cubo de la escalera de la casa A, que no es vertical ó á plomo. Memorias.—(1903).—T. XX.—38. 298 Memorias de la Sociedad Científica LEOOO LL LL LLL LLL LILIA La pared levantada sobre la medianera entre los segundos pa- tios de las casas, quita luz á ambas y evita la vista desde los corredores y puertas del tercer piso levantado en la casa B sobre la casa A. La pared levantada en el fondo de las casas referidas separa los cuartos de ambas. Por lo expuesto, la con- testación á las preguntas del cuestionario, es la signiente: A la primera, que sí; que las construcciones hechas sobre el se- gundo piso de la casa B quita luz de la que recibía la casa A. A la segunda: que la casa A se encuentra en peores condicio- nes que la casa B, porque á la circunstancia anterior de pér- dida de luz hay que añadir la molestia de ser visto desde las construcciones altas de la casa B. 4 la tercera: que á la servi- dumbre de no levantar la pared medianera, se ha agregado la de diminución de luz, sol y aire, lo que viene á constituír un nuevo gravamen (carga, impuesto ú obligación que pesa so- bre alguna finca ó gravita sobre alguno) ó agravar (cargar, causar gravamen, molestia, ete.) la ya establecida con la de la medianería de la pared divisoria. A la cuarta: que no existe ninguna construcción sobre el claro de la pared medianera que separa los primeros patios de las.casas A y B. A la quin- ta: que existen sobre la pared medianera paredes levantadas por el propietario de la casa B, y entre los segundos patios hay una pared levantada sobre la medianera por el propieta- rio de la casa A. o. Con lo anterior concluí un informe que correspondía á las cuestiones que se me habían propuesto, pero como estudio del asunto mucho pude agregar, que si entonces habría sido tal. vez demasiado extenso y aun confuso, creo que ahora sí cabe perfectamente para completar el estudio en general, como paso á hacerlo. : , La cuestión de luz debe considerarse bajo dos aspectos: como luz difusa que envía el cielo en todas direcciones y co- - “Antonio Alzate. ” OS 299 mo solar ó insolación. Respecto al influjo de ambas en la vida, no cabe la menor duda que es trascendental, y si mucho se ha observado respecto del reino vegetal y se ha notado la in- fluencia que sobre el crecimiento de las plantas y cereales tie- ne la luz difusa, como lo hace notar el Dr, Clement, falta mu- cho estudio sobre el hombre; pero tampoco cabe duda la in- fluencia que sobre éste ejerce; pues la falta de luz, predispone diversas enfermedades por retardo de la nutrición. En los cereales se hace más notable que es la luz difusa del cielo, y no la temperatura media del lugar, la que influye en el crecimiento. En Lyndes, cerca del cabo Norte, á 709 de latitud, el trigo madura en 72 días, habiendo 575 grados de ca- lor, mientras que en Orange con 1,601 se han necesitado 117 días para madurar, debido, á lo que parece, no solamente al “calor, sino que la excitación luminosa tiene una gran influen- cia, como lo prueba el hecho de que en las altas montañas, no obstante ser más baja la temperatura que en las llanuras, el desarrollo de las plantas es mejor, debido á que la luz es más viva y que las radiaciones luminosas atraviesan una capa at- mosférica de menor espesor. Fenómenos semejantes se verifican en las regiones borea- les, habiendo una compensación entre los días largos en el es- tío y la corta duración del período en que es posible la vege- tación, por la continuidad de obrar la luz, no sólo por los ra- _yos directos, sino por la radiación de los largos erepúsculos que continúa la acción solar. -—Comolo hace notar Mr. Ulement, por esto en los estudios de meteorología agrícola, además de considerar las radiacio- nes directas del sol, se tiene en cuenta también las radiaciones enviadas por el cielo, y si el sol está cubierto, influye de ma- nera notable en la vegetación. Respecto del hombre, mayor es la influencia de la luz di- fusa; debido á ella ejecuta sus trabajos, principalmente los in- dustriales, y en el comercio se hace indispensable para juzgar 300 ei Memorias de la Sociedad Científica E : E de los colores, para lo que es insuficiente la luz artificial, la que llega á ser nociva en muchos casos por su costo y en las impresiones psíquicas del hombre relevando y fortificando su mo- ral y produciendo el decaimiento los días obscuros. Por esto es de tanta importancia que se proporcione la su- ficiente luz difusa á las habitaciones, y por lo mismo, relacio- nar el ancho de las calles y el alto de las habitaciones de la ma- nera más conveniente. Pero como lo hace notar el Dr. Clement, parece que nada de esto se ha tenido presente para fijar aque- llas dimensiones, sino que más bien parece que lo único que se ha considerado es el facilitar el tráfico, según la importan- : cia y desarrollo de las ciudades. Así en París, se han fijado las principales disposiciones. Las casas no podrán tener una altura de más de 12 metros para vías públicas de 7.80 metros; de 15 metros para las de 7.8 4 9.74; de 18 metros para las de 9.75 á 20 metros; de 20 | metros para las de 20 metros de ancho y aun más. En Lyon, el reglamento es el siguiente: la altura no será mayor de 18 metros para calles de menos de 8 metros de an- - chura; 19 para las de 8 á 10 metros; de 20.50 metros para las de 10 metros; de 22 metros para los muelles y playas de 50 me- tros: además aun se permite una mansard de determinado perfil que aumente en 2,60 metros la altura de las casas. Comparando estas dimensiones se vé que las alturas fija- das, son mayores en Lyon, que en París, pero que en ambas | ciudades no se sigue ninguna regla fija, pudiendo décir que si | la altura es igual á la anchura más una cantidad, esta no es constante, variando para Lyon de 9 metros á 13.50 metros. Se vé, pues, que nada ha sido considerada la higiene en estos reglamentos ni las condiciones locales y que con frecuen- cia se aceptan los reglamentos de París en otras ciudades. Po- cos higienistas se han ocupado del asunto; sin embargo, hay que hacer excepción, entre otros, de M. Arnould. También M. Fonssagrives, se ha acercado á una solución científica, ha- DS De ta ri 7 E o” E! LWNIAYA SSI: ISA YT ARA Su y — g Ha >=.) ve, por EA z £ ——_ E Corea Carcimíacas mb! PLANTAS 1 —— A DIT ao Pl Pont e a an Ada E a Al il 5 3 In A o | / AN 200, 5... 0. NS le rantarics on la cara DB 1 — 5 Jm . 2 Y ka J] Pa ku Q 3 3 po y Amaro AjnG = me 10% = NSSEÉSOINS HARTA ¿Vit bel ma | eb N k INS Pes N | MES N == ATAR. METAS. O EN Ñ Ñ N N N IN Ñ y N IN Ñ SOS OOOO Lrinin 2 Lal, SSO5OyOOONOOONOAN Ñ a ce DETALLES la Cmos ¿bone Lia - Larmmliate. tro Ún =-- DO neefp cado - la ta xa Á, Msi A pando 9 oda 1903 Ing! Cd y Ary dic A Y E NZZ SOS a Y DRDI ml 7 Ul W de TTT TEA dr AAA. 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El Dr. Clement, después de estas consideraciones pasa á considerar la cuestión bajo el verdadero punto de vista cientí- fico y aun llega á proponer una cuestión, que como dice no ha- bía sido abordada por los sabios: Determinar á qué grado actino- métrico corresponde la cantidad mínima de luz que necesita el hombre para ejecutar trabajos de cierta precisión y que vie- ne á ser el complemento de su estudio, Desde luego hace notar que la fórmula H=L (altura igual anchura) aunque con apariencia científica, en nada tiene en cuenta las diferencias de intensidad luminosa en los diferen- tes lugares de la tierra, resultando buena para algunas ciuda- des, insuficiencia para muchas y excesiva para las que reciban gran cantidad de luz; y cita como casó, que siendo por obser- vaciones de Bunsen y Roscoe, sobre la intensidad de la luz en diversas latitudes, la del Cairo 581 el día de los equinoccios cuando en esa fecha sería en San Petersburgo sólo de 253, y por lo mismo, se puede obtener en la primera ciudad, aun hacien- do las calles menos anchas que la altura de las casas (L < H) condiciones de alumbrado mejores que en San Petersburgo con la fórmula L=H, que recibe la mitad de la luz. — Así ' pues, para poder fijar las proporciones relativas de la altura y la anchura, será preciso conocer las leyes de la distri- bución de la luz en la superficie de la tierra, como lo son las relativas al calor y la presión barométrica y aunque se puede calcular en vista de la latitud de un lugar de la tierra, el gra- do actinométrico correspondiente á un día determinado del dl 302 Memorias de la Sociedad Científica año, la determinación téorica difiere mucho de la observación directa, al grado de no poder servir en la práctica. La distribución de la luz del cielo varía con diversas cir- eunstancias locales y por lo mismo deben influir en la fórmula H=L y hacer necesario un factor que introduce el Dr. Clement, y que debe ser determinado después de una serie de observa- ciones para cada ciudad, con objeto de deducir las dimensio- nes relativas de anchura y altura de las calles. Para esto, el citado profesor, hace observar que las ciuda- des generalmente están suficientemente alumbradas y consi- dera las causas desfavorables tanto astronómicas como locales: la distancia zenital del sol, hace variar la cantidad de luz re- cibida por un punto dado de la tierra y cuanto más oblícuos son los rayos, mayor es el espesor de la atmósfera que tienen que atravesar: también el vapor de agua, el polvo, el humo, las neblinas hacen disminuir la intensidad luminosa y como los efectos de estas causas son mayores en invierno, de preferen- cia en esta época, es cuando conviene tener los datos actino- métricos para fijar las dimensiones de las calles, de manera de utilizar lo mejor posible la menor intensidad de la luz re- cibida. : El Dr. Clement pasa á estudiar la luz en Lyon, y al efecto empieza por considerar la latitud de esa ciudad que es 45" 45 45” y por lo tanto la distancia zenital del sol extrema es de 709 £ £ más Óó menos el 21 de Diciembre. Calculado el espesor de la capa atmosférica que tienen que atravesar los rayos luminosos es igual á 2.9 mientras que en el solsticio de estío es de 1.078 con una distancia zenital de 22 grados próximamente. Conforme á las tablas del Anuario del Observatorio de Montsouris, y suponiendo el cielo puro, aquellas causas astro- nómicas hacen bajar los grados actinométricos, caleulados á medio día de 8607 el 21 de Junio, á 7205 el 21 de Diciembre. —_— 0, ] NR has “Antonio Alzate.” 303 Estos datos y los correspondientes medios mensuales, distan mucho de lo que dan la observación directa. Estas se hacen en Lyon, en un lugar cuya situación es comparable á la de Montsouris en París, lejos de todo obs- táculo á la radiación solar, siendo las cifras obtenidas superio- res á las que se obtendrían en el interior de la ciudad, por es- tar en ésta siempre tapada una. parte del cielo por las casas próximas. Para las observaciones se hace uso del actinómetro de ter- mómetros conjugados: son dos termómetros en el vacío, uno con la bola ennegrecida y el otro transparente, y la diferencia de sus indicaciones dan la fuerza de radiación; admitiendo las proporcionalidades entre los poderes calorífico y luminoso, co- sa que se puede admitir; pero mejor sería estudiar como lo hace notar el Dr, Clement, la actinometría solamente bajo el punto de vista óptico, Comparando las medidas actinométricas de París y Lyon, calculadas y observadas, se viene en cuenta de que á pesar de su latitud más meridional, Lyon recibe mucha menos luz que París durante los meses de Noviembre y Diciembre y aun du- rante todo el año, á causa de sus condiciones atmosféricas lo- cales que hacen que apenas reciba en invierno en el suelo la eyarta parte de la luz que debía recibir. Para mejor darnos cuenta de esa absorción basta dividir el grado actinométrico real por el correspondiente calenlado, lo que dará la fracción de la radiación solar que llega hasta el suelo, obteniéndose para las observaciones de varios años de 0.20 á 0.36 en los meses de invierno, lo que viene á decir que para Lyon, la luz reflejada por el cielo durante el invierno y la mayor parte del día es ape- nas suficiente y hace necesario dar á las calles una gran anchu- ra para que deje de perder lo menos posible de la luz recibida. Hechas estas consideraciones, el Dr. Clement estudia la marcha de los rayos luminosos al establecer su fórmula para determinar el ancho de las calles. PILI IAS , E e 304 Memorias de la Sociedad Científica Sea un haz de rayos luminosos oblícuos SS, haciendo un - S ángulo z con la vertical y cayendo sobre el suelo CB; el diá- metro de su sección es A B ó c que cubrirá en el suelo una su- perficie redondeada cuyo diámetro será CB ó a. Si llamamos I la intensidad luminosa del haz é P el alumbramiento de la parte horizontal, ésta varía en razón inversa de las superficies ó de sus diámetros. En el triángulo rectángulo A BC, se tiene c=a cos B y como B=z se tiene : Ahora bien, si se considera una superficie vertical, como la fachada de una casa, se obtendrá igualmente siendo H el ángulo que los rayos luminosos hacen con la nor- mal á la fachada, es decir, con el horizonte. “¿Antonio Alzate.” 305 mm > Si en la fórmula (1) hacemos z=0, cos z=1 éP' =1 lo que quiere decir que la superficie horizontal recibe el haz lu- minoso con toda su intensidad, y si z=0, cos z es nulo. Las mismas variaciones tienen Jugar respecto á la fórmula (2) si ha- cemos H=0, los rayos luminosos caen perpendicularmente á -Ja fachada en toda su intensidad, y á medida que H crece, I con H disminuye hasta llegar á ser 0. Por las disposiciones de las casas, unas enfrente de las otras y sus alturas, resulta que nunca llegan los rayos lumi- nosos normalmente á las fachadas, sino que mientras más an- gostas son las calles, es más reducida la parte visible del cie- lo que envía la luz difusa, más oblícuos son los rayos y más pierden su poder iluminativo, mientras que si las calles son más anchas, mayor es la parte visible del cielo y más se acercan los rayos á la normal á la fachada, siendo por lo mis- mo más abundantes é intensos y más penetran en las babita- clones. El Dr. Clement, encuentra pues, comprobada por la dis. cusión anterior de las formulas (1) y (2) la opinión de la ma- yor parte de los higienistas, de que los rayos luminosos Ca- yendo á 450 como en la fórmula L=H son favorables para alumbrar las calles y las habitaciones, pues siendo H=450 el ángulo z tiene la misma medida y los términos 1 cos z é 1 cos E son iguales: la luz se reparte igualmente en el suelo y las fachadas, mientras que si H es más grande que z el suelo se ilumina á espensas de las casas: resultando pues las condicio- nes menos malas cuando el ancho de la calle es igual á la al- tura de las casas. , Con algunos ejemplos se verá mejor cómo se deben de aplicar los datos matemáticos establecidos por el Dr. Cle- ment. Si suponemos que la experiencia haya demostrado que en San Petersburgo la luz sea favorable cuando los rayos lumino- sos hagan con la base de la fachada un ángulo de 50% y que Memorias.—(1903).—T. XX.—39. 306 Memorias dela Sociedad Científica LILLO Or la altura de las casas sea de 20 metros, ¿cuál debe ser la an chura de las calles? : Y El triángulo rectángulo ABC nos da L=H tan y El án- gulo y=A B0=50" de donde L=20 tang 500 ó L=23”80 Tomemos otro ejemplo: sabiendo que el grado de alum- bramiento en el Cairo es doble que el de San Petersburgo; ¿cuál debe ser el ancho de las calles del Cairo para obtener una luz igual á la de la ciudad rusa, siendo iguales las alturas de las casas en ambas ciudades? Puesto que el poder iluminativo es doble, los rayos corres- pondientes á la mitad del ángulo de 500 darán la misma luz. La fórmula para el Cairo será: L=H tan 250 de donde L=9m 30 Así pues, la fórmula L=H tan g propuesta por el Dr. Clement tiene en cuenta las condiciones climatéricas, puesto que contiene un factor variable y que como depende de la in- tensidad de la fuente luminosa, es decir, de la luz del cielo, permite determinar las dimensiones de las calles en función de la altura de las casas y del grado actinométrico y por eso llama su fórmula, de la anchura actinométrica ó simplemente actínica de las calles. “¿Antonio Alzate.” 307 IIA Como se ve hay necesidad de obtener las observaciones directas sobre el grado actinométrico medio del invierno en cada localidad, y de fijar cuál es el grado actinométrico nor- mal que permite un trabajo de cierta precisión, como la costu- ra ó la escritura. Con datos semejantes, fácil es determinar el ancho actíni- co de sus calles, y supongamos que el grado actinométrico nor- - mal sea 150 y que la media actinométrica observada sea 300, se quiere fijar la anchura mínima de las calles: en otros térmi- nos es preciso que la intensidad luminosa I=300 debilitada por la inclinación de los rayos no sea inferior á 15, La fór- mula 1'=1 cos H nos da 150=300 cos H de donde H=560 7 20” y y=330 42% 40” Ahora bien, si las casas tienen 20 metros de altura, la fór- mula L=H tan y es L=20 tang 330 42 40” y L=Jl3m 383. Si el grado actinométrico medio observado es igual ó me- nor que el normal supuesto de 159 no se podrá tener un alum- bramiento satisfactorio, lo que quiere decir que las calles de- berán ser más anchas que profundas y solo consideraciones económicas determinarán las dimensiones de anchura de las calles y altura de las casas. Finalmente, para determinar la anchura actínica de las ca- lles en un lugar en que la media actinométrica es superior al grado normal, se calculará el ángulo y por la fórmula 1'=1 cos H y después se resuelve la ecuación L=H tan q. En cuanto al grado normal, cuya necesidad como lo exige 308 Memorias de la Sociedad Científica DIOS e el Dr. Clement, es tan notoria, M. André le dió la siguiente respuesta: “En cuanto al número correspondiente al alumbra- do de un trabajo dado, ninguna experiencia se ha hecho, pues todos los aparatos de que se puede disponer funcionan á la vez como receptores de luz y de calor. No obstante, si se par- te del hecho que del 17 al 27 de Diciembre, época del solsti- cio de invierno, se puede siempre escribir en la tarde hacia las 4 (en Lyon), se puede concluir muy aproximativamente que el número 30 (grado actinométrico medio) se acerca á la ver- dad.” Pero si se tiene en cuenta todas las causas de pérdida de luz en las habitaciones, se puede aumentar hasta 9 ó 10 los grados actinométricos necesarios. Respecto de Lyon, cuya actinometría se conoce, se tiene que el grado actinométrico medio de los meses de Noviembre y Diciembre es de 129; el grado normal supuesto de 90 y la altura de las casas de 20 metros, resúlta que I”=1I cos H y po- niendo los valores 9=12 cos H, veamos qué ángulo satisface esta igualdad. Si H=450, I”=80 485, en este caso la anchura de la calle es igual á la altura de las casas, pura Lyon el alumbrado es insuficiente, puesto que I es menor que 99 grado normal. Si H=430, I=80776; H=420, I”=80917, en fin H=410, I=90 03. Ejecutando los cálculos según la fórmula del Dr. Clement, L=H tan g en la cual y es el complemento del ángulo H, se encuentra en diferentes casos que el ancho de las calles debe ser de 21m50, 22m18 y 22m05, es decir, que la anchura debe ser mayor que la altura le las casas, lo mismo que para todas las ciudades que tengan igual grado actinométrico; para las que tengan un grado mucho mayor que el normal indicado, las calles pueden ser más angostas que profundas y entonces se puede tomar un mínimum normal mayor que el citado y be- neficiar la higiene de las ciudades dando más ancho á sus calles, “Antonio Alzate.” 309 El interesantísimo estudio del Dr. Clement, no puede ser ni más importante, ni más benéfico para la higiene pública y fijándome en él, traté de aplicarlo al caso que se me presen- taba por la elevación de paredes. Desde luego, la mayor altu- ra cubre parte del cielo y ocasiona una pérdida de luz que pu- de apreciar por las tablas de Homersham Cox, pero pudiera también aplicar la fórmula del Dr. Clement, y de esto traté aunque sin éxito. En efecto, la base son las observaciones ac- tinométricas y desgraciadamente no se han hecho en México; inquirí lo que hay en el particular y encontré en el interesante informe del Señor Ingeniero Manuel Pastrana, cálculos astro- nómicos relativos al eclipse de sol, de 283 de Mayo de 1900, ob- servado en Montemorelos, registrándose en dicho trabajo las observaciones actinométricas hechas en el Observatorio Cen- tral de México, los días 28 y 29 de Mayo de aquel año, de las 5 á las 8 de la mañana, que de nada me podrían servir para mi objeto. Así es que aplazo para dentro de poco poder apli- car aquella fórmula respecto de diferentes anchuras y alturas y entre ellas para las de las calles. Me prometo que con un ac- tinómetro que recibiré pronto, podré hacer observaciones du- rante el próximo invierno, época, que como se ha dicho, es la conveniente para las observaciones actinométricas necesarias en la fórmula y me prometo adquirir la determinación del gra- do normal para México. Entre lo que he consultado, he tenido el gusto de encon- trar en la escogida cuanto rica biblioteca de esta Sociedad “Antonio Alzate” el Anuario del Observatorio Meteorológico Municipal de París, de Montsouris, y en el tomo correspon- diente al año de 1900 se encuentran datos del mayor interés, como: tanto por ciento de la luz recibida, su intensidad calorí- fica, la faja de luz solar ó insolación en las fachadas de las ca- sas contada desde la parte superior de las casas, y esto en to- das las calles, cualquiera que sea su dirección. De desear es que lleguemos á tener tan importantes datos en México, que nn De e 310 Memorias de la Sociedad Científica no son un lujo científico, sino que se hacen ya necesarios para la higiene principalmente. *? Hemos considerado la luz difusa del cielo; si consideramos la luz solar, podemos estudiar las condiciones de insolación de las calles. Los efectos de los rayos solares no sólo son lumi- nosos, sino que producen también calor, y por consiguiente, entre otras acciones químicas de las más útiles ellos tienen : una influencia notoria en el estado de humedad de los pisos bajos de las habitaciones, disminuyendo por el calentamiento de los muros por los rayos solares y forman lo que los alema- | nes llaman capa de aire por la renovación de éste al secarse las paredes, lo que produce una ventilación intersticial más fácil. Es pues, de la mayor necesidad, que los rayos solares pe- | netren lo más bajo posible en las calles hasta el suelo, y esto no podrá suceder si no se establece la conveniente relación entre la anchura de ellas y la altura de las casas, Siguiendo los trabajos de Vogt y el estudio que de ellos hace el Dr. Cle- - ment, se tiene que considerar que el calor solar es más útil en invierno, se debe procurar que los rayos lleguen hasta los ba- jos de las casas el día más desfavorable del año, el 21 de Di- ciembre y durante el tiempo suficiente para que sea benéfica la insolación, tiempo que es difícil de marcarle un mínimum por influir diversas causas locales, no siendo constantes sino las astronómicas, es decir, las que varían: con la latitud del lugar. : a | (1) El Observatorio Meteorológico de Montsouris, en París, fué fundado por el Mi- - nistro de Instrucción Pública Duruy y bajo la alta influencia de M. Dumas, Secretario $ perpetuo de la Academia de Ciencias y Presidente del Consejo Municipal de París. En 1870 se acordó al Observatorio una subvención que empezó á percibir en 1871; en 1876 se 4 le encomendó los estudios de Meteorología aplicada á la higiene, y en 1884 se estableció otra estación cerca del Hotel de Ville en la calle Lobau; en 1385 se dió más impulso á los trabajos, que tienen por objeto el saneamiento de la ciudad, agregándose como sucursal uua estación meteorológica en el interior de París, en la Torre S. Jacques. Desde entonces se siguen con toda regularidad todos los trabajos divididos en varias secciones: 1? Servicio de Física y Meteorología. 2? Servicio de Química, y 3? Servicio Micrográfico. q or ÓN “Antonio Alzate,” 311 Pasemos á la determinación de las dimensiones de las ca- Sea SO un rayo solar que pasa por el techo de una casa y que proyecta la sombra del ángulo de aquella según la lí- nea BO, cuya longitud les dada por la resolución del triángulo OBC. , : OBó1=BC tang OCB El ángulo OCB=VOS ó Z, es decir, la distancia zenital del Sol en el momento de la observación; BO=H altura de la casa, de donde 1=H tang Z. Ahora bien, hay varios casos que considerar; si la calle es paralela al meridiano y suponemos que pase por la base de la casa, Ó sea MM, y prolongamos la línea O B hacia S”, tendre- mos la proyección horizontal del Sol cuando esté en $: la línea BS” hace con el meridiano un ángulo T que da la medida del arco que tendrá que recorrer el Sol para pasar por el meridia- no, y por lo tanto una fachada levantada en el punto O para- lela á la casa recibirá los rayos solares todo el tiempo que el 312 Memorias de la Sociedad Científica e Sol tarde en recorrer el ángulo T, y si se calcula la distancia OA que separa ambas fachadas, se tendrá la anchura de la calle para una insolación que dure T. Se tendrá pues OA=0B sen ABO ó OA 6:.L=H tan Z son DT. 0 gon (1) Si la calle hace un ángulo y con el meridiano y la fachada tiene la dirección MM”, la longitud de la sombra OB no va- ría, pero la distancia del punto O á la fachada es la perpendi- cular O A” más grande que OA; así pues | OA'=0B sen A'BO A'BO=S'BM'=T-+y de donde OA”=L=H tan Z sen (T+y)........ (2) Y si el ángulo de la fachada con el meridiano fuera al Este, en lugar de ser al Oeste, se tendrá L=H tan Z sen (T—y)...........- (3) Y por último, si la fachada es perpendicular al meridiano, T Tr es decir, si está dirigida de Este á Oeste, y=- y sen (+5 ¡232 =c0s T, de donde L=H tan Z eos T............. (4) Fácil es calcular Z, ó sea la distancia zenital del Sol según | el lugar, día y hora por la relación (clásica) cos Z=sen ¿sen A + cos ¿eos A eos a siendo A la declinación, a el ángulo horario T y 2 la latitud del lugar. Así pues, se tienen todos los datos del problema. El medio más seguro, como lo hace notar el Dr. Clement, para comprobar las fórmulas de Vogt, es bajo el punto prácti- co aplicarlas á algunos casos, empezando á determinar el ya- 30 35 |. 40 45 50 55 |. 60 65 |. 70 |. 15 80 85 |. 90 OBSCURECIMIENTO POR OBSTACULOS DE ANGULOS UNIFORMES DE ANCHURA Y ALTURA ANCHURA ANGULAR (Homersham Cox) 4 202 | 25? | 30? | 352 | 409 | 459 | 502 [55 [ 609 | 659 | 702 21.045|.048]|. .084|.090/.0951. 31.141). .184|. .249|.263|. 2971. .328|.6 .3041.: -316|. 31.394]. .408|.42 .418/.435 9/.425|. 1.4291. 1.431/.4 .409/.432|. 3|.4101.433|.45: Obstáculo. Planta. A LS a MS a 302 y 402 189 tabla 20 y 40 9 » 318 6 31É o Po de pérdida de luz. Obstáculo altura 75 $80? 850 |90' e 701.483) -493| 408) 504 >, e Al . a - A pi do Ey) de a E “Antonio Alzate.” 313 lor de Z para diferentes latitudes, el 21 de Diciembre, en el que la declinación austral llega á su límite extremo de 230 27, teniendo en cuenta las diferentes posiciones, diferentes según que se tome como punto de partida una duración de insolación, comprendida entre 10 minutos y 4 hóras. Tabla 1. La siguiente tabla II da el ancho de las calles paralelas al meridiano para diferentes latitudes, suponiendo una altura de 20 metros á las casas, para recibir con esa anchura el sol du- rante el tiempo T el 21 de Diciembre, determinado según la fórmula L=H tan Z sen T. Esta tabla nos hace ver que para las calles meridianas, aun las más estrechas, permiten en todas las latitudes una in- solación de cerca de una hora; que para una de cuatro horas, la anchura debe ser-mayor que la altura de las casas á partir del paralelo de 400 y si esta latitud crece, el ancho de las ca lles deberá ser tal, que alcance dimensiones irrealizables, como de 36m. Lyon, 47.44 para el paralelo de 59 y para 550 sería la anchura de las calles de 76m.50, y de 190 metros para la lati- tud de 609, así pues, la fórmula de Vogt es inaplicable. Mayor es el aumento de anchura de las calles para las que hacen un án- gulo con el meridiano, como lo indica la siguiente tabla III. Un hecho notable es pues, que la fórmula de Vogt esta- blecida de preferencia para las cindades del Norte, dan mejo- ves resultados para las del Mediodía y siendo evidente que si el Sol está más vertical, más cerca del cenit 4 medida que se acer- ca uno al ecuador, aun las calles más angostas permiten una in- solación prolongada en el invierno y así en las ciudades de una latitud menor de 300 las calles meridianas de menos de 8 me- tros, recibirán el sol durante dos horas, las de menos de 12 metros durante tres, y las de 13 metros durante cuatro horas. Si no conviene para estas latitudes de menos de 300 una prolongada duración de insolación en el solsticio de estío, será pues necesario evitar construir calles meridianas é inclinarlas más ó menos sobre el meridiano. Memorias.—(1903),—T. XX.—40. a e a 314 Memorias de la Sociedad Científica El Dr. Clement hace otra observación importante: se fija en que bien pudiera suceder que á una insolación determinada para el solsticio de invierno no correspondiera una muy grande para el otro solsticio; ó lo que es lo mismo, que si las calles de dimensiones calculadas para una insolación de corta dura- ción cuando el Sol está á una distancia cenital Z y á una decli- nación austral máxima, ¿cuál será la duración de insolación en el solsticio de estío para la misma distancia cenital? El problema que se presenta se reduce á encontrar el valor de un ángulo en un triángulo esférico en el cual se conocen los bres lados; ó sea la latitud, la declinación del Sol (se toman los complementos de estos valores) y el tercer lado es precisamen- te la distancia cenital que el Sol tiene el 21 de Diciembre. He aquí la fórmula conocida: C E ie ea EROS n= / sen (p—a) sen ( p—b) 2 sen p sen ( p—<) a+b+c=2 p. El Dr. Clement ejecutando los cálenlos obtiene la siguien- te tabla: TabLa LV. . INSOLACION CORRESPONDIENTE ma EN EL SOLISTICIO DE ESTIO insolación (Latitudes.) en el A, €Qqu-—ooeo solisticio MATTE ey e de invierno 10 m. 8h,30 | 10h;50 | 12h,30 1 hora 8h.34 | 10h,56 | 1 h,34 Sh, 48 ” ” 9h, 10 , ” 9h, 41 | 13h,4 | 13h,38 17 80 |22 70 |24 38 [30 90 [26 43 [83 34 [36 54 [47 483 [19,8 | 7,26/13,0 [18,0 [24,0 | 25,0 114,6 ¡20,0 ¡25,0 [31,0 33,0 [24,0 [30,0 [36,0,/41,0 43,0 [48,0 34,0 [61,0 [67,0 [72,0 | ou 872 1910 | 19:17 | 19 45 [5 29|6 70|7 14|8 77 [iz 05 [14 00 [is 05 18 80 | | e y La pa B AE AT payo A IES E nd A ETT o: < a . má Y pa pe . AA ADE 0 E A A mi $ y A! Tama 1. —Valor de A. Duración de la insolación Angulo horario T 10 m.| 19,15 439 7 3044 15 1h 2h. 3h. [22 3048 4h, 30 SEGUN LA LATITUD Y LA DURA (ION DE LA INSOLACION correspondiente ,28'20”|530,28'10”[639,27754”[689,P7>4:7”(699,18'48”/739,1920” o )77471699,13'43 55 .2140”164 4040157 ,3920”|66 2222160 "4320159 ,2027”[73 431174 ds ADO 4h) 45% 3 n LYON 509 78 2745” 74 296” 11030” 76, 710” 20? [78 , 730” ,50'29”168 ,D7744”|[69 ,33' 5841” 69 :B8'34”/70 ,33 - ANETATA Pg 172 M. A. Vogt fija sin apoyarse en dato preciso en 4 holas la duración de la insolación creyendo suficiente, de 10 horas á 2 en la zona templada| comprendida entre 40" y 60 de latítud y es el punto débil de su bello trabajo. Además eska duración se considera repar- tida igualmente entre las dos fachadas de la calle y siempile que á ella se refiere asi se en- tendera, á no ser que se especifiqueel caso en que sea unilateral. DURACION Dw. LA INSOLACION 200 LATITUD | 2,06| 3,701 5,3 | 6:9 | 4,19 5.82 7,4 | 8,9 7,05 8,71110,3 (11,8 | 9,90112,2 10.5012,2218,6 (15,3 [14,5 [16,9 [19.0 14,89116,60118,3 [19,8 |20,4 (22,9 300 LATITUD| | 490 LATITUD 2,93| 5,27) 7,5 4,35 7,8 (11,2 [14,6 | 5,51 5,94 8,2 (10.5 (146 | 8,8 [12,2 [15,5 [18,8 [11,16 21,4 [24,9 (18,6 28,1 (31,5 127,5 37,0 140,0 (39,3 TarLa 11.—Calles meridionas H-—2) latitudes. Duración de la 209 80 .| insolación | AA sm mo mala 1 hora| 2: 52|3 75.5 570 3 a a ps 2 ” 5 30 7 47 11 00 115 05 118 80 ds 8 67 12 05 17 70 194 38 30 90 95 [17 78 25 34 136 54 47 43 TABLA] TIL—Calles que hacen un ángulo y con el meridiano LYON | 500 LATITUD | a | 2 o | 150 202 E 18, 1 5:87/10:5 115,9 19.8 | 7,2613,0 [18,0 24,0 | 19,8 23,0 [L1.89l16,4 [21,0 25.0 (11.6 20.0 25,0 [81,0 | 31,0 119,85/24.5 2970 133,0 [24,0 ¡30,0 36,0. 141,0 82,0 (85,9 (40,0 [29.4 [34,2 (38,0 3.0 [57.0 43,0 (48,0 340 d A | ¡ 44,0 (48,0 [52,0 41,9 (46,9 [51,0 155.0 [+10 510 (67,0 720 | = z el A metros y las siguientes “¿Antonio Alzate.” 315 PILI Hace observar que si una insolación de 10 minutos en el solsticio de invierno equivale á la de muchas horas en el de estío, para éste solamente casi tiene la misma duración la inso- lación de 10 minutos del solsticio de invierno (6 horas 13 para la latitud de 209) que la de 4 horas de ese mismo (8 horas 58 para la latitud de 300) así pues, las calles de las ciudades del para- lelo de 200 que reciban el Sol durante 10 minutos el 21 de Di ciembre, lo recibirán durante 6 horas 3 el 20 de Junio y las que lo reciban en invierno durante 4 horas, lo recibirán 8 ho- ras 58 en el estío y en el grado 50 de latitud la insolación se- rá de 13 ó 14 horas. Aplicando la fórmula de Vogt en todo su rigor á las ciuda- des del Mediodía permite aceptar calles más angostas que pro- fundas de 13 metros de ancho para 20 de altura de las casas, sin que se tenga que sentir una excesiva insolación en verano, pues que á dos horas de insolación unilateral en invierno, co- rresponde 4 horas 29 en Junio. En estas mismas condiciones para 400 de latitud la insolación es de 6 horas y de 7 horas 14 para el grado 50, lo que viene á comprobar lo asentado por “el Dr. Clement, de que la fórmula de Vogt, parece hecha para las condiciones astronómicas de las ciudades de latitudes cer- canas ó inferiores á 302 más bien que á las del Norte, puesto que no será.posible sostener que calles de 40 á 60 metros de anchura son fáciles de establecer. Observaciones tan juiciosas y fundadas como las del Dr. Clement, le hacen todavía decir que pudiera haberse equivo- cado en algo aunque cree que no tendría que modificar mucho su juicio, y acaba por formular una opinión tan justa como práctica en los siguientes términos: “Si los higienistas quie- ren ser atendidos por los poderes públicos, deben saber limi- tar sus exigencias y conservarse en el dominio de las cosas prácticas, y bajo este punto de vista la elección entre el mé- todo de Vogt y el que propongo no me parece dudoso. Puesto que no podemos realizar las mejores condiciones de insolación 316 Memorias de la Sociedad Científica o NOD III contentémonos con pedir las mejores de alumbrado: además * realizando éstas, frecuentemente se satisfará ampliamente á las primeras.” : El anterior estudio nos proporciona los medios bastantes para fijar la distancia perpendicular entre dos construcciones paralelas llenando las convenientes condiciones higiénicas de luz é insolación según sus alturas, y por lo mismo lo que se debe aplicar para determinar la anchura de las calles y la al- tura de las casas; puede servir muy bien para estudiar el efee- to que produce la elevación de una construcción sobre otra que le sea próxima. Como dejé asentado en la primera parte de mi estudio, ó sea del informe sobre la cuestión que se me propuso, pude con el auxilio de las tablas, fijar un tanto por ciento de pérdida de luz por la elevación de paredes y he sen- tido carecer de los datos actinométricos y normales correspon- dientes á México, para ampliar mi estudio respecto á esta cues- tión de luces. | En el diario de La Arquitectura de San Petersburgo, co- rrespondiente al 5 de Septiembre de 1896, se han publicado los siguientes datos relativos á San Petersburgo: Entre las leyes rusas se encuentra un Código de las cons- * trucciones y además por la extensión y particularidades loca- les, las municipalidades y consejos de provincia tienen el de- recho de expedir reglamentos conforme á las condiciones eli- matéricas y económicas de los pueblos y ciudades. El art. 358 del Código ruso ordena que en San Petersbur- go la altura de las nuevas casas particulares, cualquiera que sea el número de pisos, no debe ser mayor que la anchura de las calles ó callejas en que se construyen, contándose la altura desde el nivel de la banqueta hasta el nacimiento del techo. En las plazas y otros lugares descubiertos cuya anchura sea mayor de 11 sagenes (23m.70) tampoco podrá ser mayor la al- tura de las habitaciones que este límite fijado. Respecto de los techos inclinados ó mansardes, dice el art. 317 em 25 del citado Código, que está autorizada la construcción con las condiciones siguientes: a. La mansarde no debe aumentar - la altura de las casas prescrita por la ley; b. La mansarde le- vantada sobre una casa cuya altura sea igual al ancho de la calle, debe construirse con una inclinación de 450 al menos. En París, además de las alturas fijadas, es permitida una mansarde con un perfil reentrante y que solo tenga respecto á la fachada 2 60 metros. SE El art. 115 de las ordenanzas municipales de Barcelona de 1891, previene que la altura de los edificios no excederá de 20 metros y solo si la anchura de la calle fuese de 20 metros ó más podrá llegar hasta 22 metros contados desde la rasante de la acera hasta el límite máximo de la cubierta; y por el art. -117 más allá de esa elevación fijada no podrá subir pared al- guna del edificio, ni otro objeto colocado sobre el mismo en la línea de la fachada, y sólo se permitirá colocar un antepecho volado, de hierro ú otro metal, de un metro de alto. Las ordenanzas municipales de Madrid se ocupan de la altura de las casas, y el art. 644 clasifica las calles según sus anchuras, en las de primer orden ó de 20 metros por lo menos de ancho, la mayor altura será de 20 metros; en las de segun- do, ó sea de 15 á 20 metros, de 19; en las de tercera de 15, y en las de cuarta, ó sea de 6 á 10, de 14.—El art. 645 á la letra di- ce: “Se permitirá elevar sobre las alturas totales de fachadas, pabellones, miradores, torrecillas, ó cúpulas en los edificios que, teniendo sus fachadas un carácter monumental, no sean construidas por sus propietarios con el completo de los pisos consentidos en las alturas totales, sino con uno menos, dando por consiguiente más desahogo en luces á los restantes, y siem- pre que dichos cuerpos elevados no se dediquen á viviendas.” Dichas ordenanzas municipales tratan en artículos subsecuen- tes todos los detalles relativos á la construcción de fachadas. Ultimamente, con fecha 29 de Mayo de 1903, el Ayunta- miento de la ciudad de México, acordó que á reserva de lo que 318 Memorias de la Sociedad Científica establezcan los reglamentos que preve el Código Sanitario, los edificios de propiedad particular no podrán tener más de 22 metros de altura de la banqueta al cornisamiento superior en calles de 18 metros de ancho y en las de menos anchura la + dirección de Obras públicas determinará en cada caso lo que estime conveniente sin fijarle ninguna base á que deba suje- tarse. Y como pocas calles son las de más de 18 metros de anchura respecto á las muchas de menor ancho, hay necesidad en la mayoría de casos de que los propietarios para evitarse ; dificultades posteriores, pidan á la autoridad les fije según el juicio de ésta, la mayor altura á que puedan construir según - los casos. Pasando ahora á las dimensiones de los patios de las ca- sas, natural es que se tengan en cuenta las condiciones de luz é insolación que la higiene demanda para las habitaciones, así como para las calles; pero aquí también parece que no se han tenido en cuenta y que todo se deja al acaso ó al arbitrio las más de las veces, Nuestro código civil nada dice á este respecto, siendo á cada paso motivo de disputa unas veces, y de insalubridad las más de ellas, la elevación de las construe- ciones. En París el reglamento vigente sobre la altura de las ca- sas se ocupa de ésta en los patios detalladamente, y entre otras cosas dispone en el artículo 16 que los patios no tengan menos de 3U metros de superficie con un aucho medio no inferi,r de 5 metros, y si la casa tiene en la calle una altura superior de 18 metros, la superficie mínima del patio será de 40 metros cua- drados con ancho mínimo de 5, y si las alas Ó paredes interio- res tienen tambiéu los 18 metros de alto, el patio tendrá 6U me- tros cuadrados y el ancho mínimo de 6 metros. El artículo 28 “Antonio Alzate. ” 319 previene que cuando varios propietarios por acto notariado se hayan comprometido con la ciudad á mantener á perpetuidad los patios comunes, y que estos patios tengan juntos una vez y media la superficie reglamentaria, los propietarios quedan “autorizados para levantar sus construcciones á dicha superfi- cie reglamentaria. En París desde el 5 de Junio de 1897 la antigua oficina de Alineamientos, lo es también de Paseos y Plantaciones que- dando dividida en dos secciones, una de Alineamientos y Po- licía de las construcciones y la otra de Paseos y Plantaciones. La primera sección tiene á su cargo además de los permi- sos de construir, los alineamientos y nivel de las casas; per- misos de salientes sobre la vía pública; reglamentos especia- les concernientes á los cuadros-anuncios para la publicidad teatral; la prohibición de que los cimientos salgan de la vía pública; el cuidado de las construcciones peligrosas; los con- cursos anuales de fachadas; la revisión de los decretos de 1882 y 1884 vigentes sobre altura y saliente de las construcciones; el estudio y resolución de las cuestiones que se susciten en la aplicación de las disposiciones y reglamentos; tiene á su car go, decía yo, los contratos para patios comunes de que hemos ha- blado. Si un constructor reclama el beneficio de esa disposi- %, , 7 . ción, después que los planos de la construcción han sido reco nocidos como conformes con los reglamentos, la Administra- ción hace levantar por uno de los notarios de la ciudad un con- trato estableciendo la servidumbre con que se gravan los pa- tios así establecidos. El código de las construcciones de San Petersburgo se ocupa de los patios, y el artículo 7 proviene que siempre haya un patio de 30 sagenes euadrados (63 m 9) y que el ancho no se- rá menor de 3 sagenes (6. 40 metros:) podrá haber en el mismo lote otro patio de una superficie menor de 30 sagenes, pero de- berán estar reunidos entre sí y con la calle por tránsitos cu- biertos de un ancho de 44 archines (3. 20 metros). ro A 320 Memorias de la Sociedad Científica El artículo 8 refiriéndose á la altura de las construcciones sobre los patios, previene que no debe ser mayor de 11 sage- nes (23 m 70) tomando desde el nivel de la banqueta hasta el nacimiento del techo; además, si el patio tieno una forma rec- tangular, esta altura no debe exceder una vez y media la dis- tancia que separa el muro exterior de esta casa del muro de ala colocado enfrente ó del límite del patio ó del vecino; y si la figura es irregular la vez y media será de la anchura media de todo el patio y si han de ser de diferentes alturas las cons- trucciones, cada parte tendrá lo correspondiente á vez y media el ancho perpendicular á su frente. Las construcciones que den á dos patios de diferente anchura podrán aprovechar del mayor ancho de aquellos. El referido código ruso se ocupa también de las mansar- des sobre los patios y previene entre otras disposiciones, que además de tener la construcción la altura fijada por la ley, la altura interior de las mansardes desde el piso hasta el techo no será menor de 34 archines (2.50 metros). Como se ve por lo que antecede, en San Pertersburgo la altura de las casas está limitada por el ancho de las calles y lo correspondiente á los patios, á una vez y media el ancho del patio ó del espacio que separa las dichas construcciones; lo que solo se explica considerando que generalmente el piso bajo no es para habitaciones, sino que se dedica á cocheras, caballerizas, almacenes de leña, lavaderos, es decir, locales que no necesitan del Sol.- Las ordenanzas de Madrid disponen en su artículo 778, que toda casa tenga un patio por lo menos de un 15% de la super- ficie total que ocupe: en el 780 se previene que todo patio del que tomen luz y aire las piezas destinadas á dormitorios, ten- drán cuando menos 20 metros superficiales si la casa consta en su altura de tres ó cuatro pisos sobre el bajo, y 30 en los que tengan cuatro pisos, la menor dimensión será de 2 metros y medio para los primeros y 4 para los segundos. *“¿Antouiu Alzate. ” 321 ALI En Barcelona, por el art. 164 de sus ordenanzas munici- pales citadas, se exige que en casa de una sola fachada se deje como mínimun el 12% «e la superficie total para patios de luz y ventilación. En casa de dos fachadas el 8% y en las de tres y cuatro fachadas el 6%. Decía yo que de nada de esto trata nuestro código civil, ni los reglamentos de policía de las construcciones y sanita- rio, y por lo tanto, frecuentes son las disputas y litigios que se suscitan tanto entre los particulares, como entre éstos y las au- toridades que se encuentran impotentes para proceder con acierto y justificación en los diversos casos que se presentan y de desear es que se vayan llenando los vacíos que se pre- sentan y que hacen necesarios urgentemente reglamentos y disposiciones convenientes á la cultura que se requiere y al desarrollo material de la ciudad. Por mi parte creo que he to- cado cuestiones verdaderamente interesantes, que he presen- tado consideraciones y datos del mayor interés que se deben tener en cuenta para determinaciones que más adelante y tal vez pronto se tomen, y por lo menos, llamo la atención hacia estudios que tienen por objeto intereses ciertamente grandio- sos cuales son la tranquilidad y el bienestar personales y hasta la vida de los habitantes de nuestra querida México. México, Octubre 5 de 1903. e Memorias. —(1903).—T. XX.-.-41. PROCEDIMIENTO INDUSTRIAL PARA LA DETERMINACION CUANTITATIVA DEL COBRE, DEL ZINC, Y DE OTROS METALES, POR LICORES TITULADOS, POR EL INGENIERO DE MINAS JUAN D. VILLARELLO, M. $. A. Para determinar el peso de una substancia la química mo- derna utiliza dos procedimientos: el ponderal, usando la ba- lanza; ó el volúmetrico por medio de la bureta. El primero, por vía física, es el antiguo método de “precipitación y pesada;” el segundo, por vía química, es el método de “licores titula- dos;” procedimiento éste que si en un principio sólo fué una operación técnica, más tarde, establecido sobre base científica por el notable químico alemán Dr. Mohr, y perfeccionados los instrumentos y los medios de experimentación, llegó á em- plearse para determinar los equivalentes y los pesos específ- cos de los gases. '" - El método cuantitativo volumétrico es un poderoso auxi- liar que la química moderna proporciona al comerciante, al agricultor, al industrial, y con particularidad al metalurgista; pues por este medio casi siempre exacto y rápido, puede este último hacer investigaciones durante el tratamiento metalúr- gico, investigaciones de las cuales depende muchas veces el buen éxito de la operación. (1) Dr. F. Mohr. Traité d'analyse chimique á l'aide de liqueurstitrés, traduit sur la quatrióme édition allemande par C. Forthomume. Paris (1875), p. 2. o 4 324 Memorias de la Sociedad Científica PILI III Muchas son las ventajas que en la generalidad de los ca- sos resultan á favor del método volumétrico cuando se com- para con el antiguo sistema ponderal, pero no me ocuparé de ellas en este estudio, y sólo diré con M. Pelouze que: las aná- lisis volumétricas “sont aux anciens procédés par précipita- tion et pesée ce que sont les chemins de fer aux routes ordi- naires,” acertada opinión que corrobora el Dr. Mohr al decir que: el método por licores titulados es “une sorte de micros cope, á Paide duquel on apercoit en un instant des nombres qu'on ne trouvérait autrement qwWavec bien de la peine.” Por las justificadas comparaciones anteriores se comprende fácil- mente que: la principal ventaja del método volumétrico es la rapidez de su ejecución, siempre que esta rapidez esté acom- pañada de la exactitud de los resultados, La bondad de un método volumétrico depende de dos co- sas: la naturaleza de la reacción química que le sirve de fun- damento, y la claridad del fenómeno que indica el fin de la operación. Las reacciones químicas que conducen á, resulta- dos más exactos en la volumetría, son: las instantáneas, com- pletas y constantes en las condiciones del experimento; y un fenómeno de coloración que es, según el Dr. Fleischer, el medio más seguro para conocer el final de una reacción química. Y El final de los procedimientos volumétricos está indicado: “ya por un cambio de color como en la alcalimetría, ya por la aparición de un precipitado como en el cuanteo del cianógeno; otras veces es un precipitado que deja de formarse como en la análisis de los compuestos de plata ó de cloro; ó bien es un color que aparece, como al hacer uso del camaleón mineral ó cuaudo se cuantea el yodo.” % Los fenómenos anteriores se producen á las veces en la misma solución sobre la cual se ope- ra; y otras, como sucede en los métodos que designa el Dr. (1) Dr. E. Fleischer. Traité d'analyse chimique parla méthode volumétrique, traduit de P'allemand sur la deuxiéme edition par le Dr, L. Gautier. París. 1880. p. 150. (2) Dr. E, Mohr. Loc cit p. 2. Er “Antonio Alzate.” 325 Mohr con el nombre de análisis “al toque,” " hay necesidad de tomar, para que los fenómenos anteriores se produzcan, una gota de la solución, colocarla en una placa de porcelana, y tra- tar esta gota por algún reactivo llamado “indicador.” Los fenómenos que indican el final de la reacción en los procedimientos volumétricos influyen notablemente en la exae- titud de los resultados, y desde luego diré con el Dr. Mohr, que: “les plus beaux travaux volumétriques sont ceux qui se terminent par un phénoméne bien apparent, qui se produit au sein du liquide méme;” * pues en las análisis “al toque,” como sucede al cuantear la urea con una solución titulada de nitrato de bióxido de mercurio, se pierde una parte de la subs- tancia por analizar con cada gota de las que se toman para to- carla por separado con el reactivo indicador; y además la ejecu- ción de estos métodos es dilatada por tener que estar tocando una gota después de cada adición de licor titulado, y es muy fácil que pase desapercibido el momento preciso en que la reac- ción termina por completo. Esto último no sucede en la ma- yoría de los casos cuando el fenómeno que indica el final de la operación se produce en el mismo líquido que se analiza, pues entonces no hay manipulaciones que hacer para que el fenómeno se verifique, y es suficiente observar el líquido des- pués de cada adición del licor titulado para conocer el final de la operación. Los fenómenos que se producen en el mismo líquido que se analiza no tienen igual valor como indicadores del final de la operación. En efecto, un precipitado que deja de formarse es fenómeno muchas veces difícil de percibir, por estar el lí- quido turbio como consecuencia de la misma precipitación; y por otra parte, los procedimientos volumétricos cuyo final está indicado de este modo no son de ejecución rápida, porque es preciso esperar algún tiempo después de cada adición de licor (1) Mohr. Loc. cit; p. 53. (2) Mohr. Loc. cit, p. 52. - 326 Memorias de la Sociedad Científica titulado para que el precipitado se asiente, el líquido se aclare en parte, y pueda verse si una nueva agregación del licor pre- cipitante produce ó no algún enturbiamiento. Por el contrario, un fenómeno de coloración producido en el mismo líquido que se analiza es claramente perceptible, y permite conocer con exactitud el final de un procedimiento volumétrico. Indicadas ya las generalidades anteriores paso á exponer el procedimiento volumétrico que estudié con atención, expe- rimenté con método, y que por vez primera doy á conocer, Determinación cuantitativa del cobre por licores titulados. Entre los numerosos métodos propuestos para la determi- nación cuantitativa del cobre por licores titulados se encuen- tran los siguientes, que según el notable químico R. Fresenius son los mejores. '? z. El método propuesto por F. Weill % consiste en reducir el bicloruro de cobre por una solución titulada de protocloruro de estaño, en presencia de un exceso de ácido clorhídrico, sien- do el fenómeno que indica el final en este procedimiento la de- - coloración del líquido caliente. Este método es defectivo según el Dr. Mohr, porque “Paction du protochlorure d'etain West pas instantanée, elle ne se produit qu'au bout de quelque temps, et n'est méme compléte qu'á la température de Pebulli- tion: or cela peut faciliter une -reoxydation partielle par lPoxygéne de Pair, surtout dans des vases ouverts. Enfin la teinte finale jaune est trop pále pour qw'on puisse facilement reconnaítre la fin de Poperation, a Los métodos de Schwartz Y de Fleischer % de Fleitmann % y de Steinbeck "? exigen se precipite previamente el cobre al (1) R. Fresenius. Traité d'analyse chimique. (2) Zeitschr. f. analyt. chem. IX p. 297. (3) F. Mohr. Loc. cit. p. 313. (4) Ann. d. Chem u. Pharm LXXXTYV p. 84. (5) Fleischer. Loc cit p. 97. 354. 355 y Zeitschr f. analyt Chem. IX p. 255. (6) Ann. d. Chem u. Pharm XCV II p. 141. (7) Fresenius. Loc cit p. 286, “Antonio Alzate.” 397 estado de protóxido, de sulfocianuro, ó de cobre metálico; y por lo tanto, según M. Fresenius: “elles ne peuvent donc, abstraction faite encore d'autres raisons, avoir un avantage - sur les dosages en poids que dans des cas tout particuliers; pues es más fácil y rápido secar á 1000 e el sulfocianuro ó el cobre metálico, y pesar estos precipitados, que someterlos á las manifestaciones que indican los procedimientos volumétri- cos anteriores. El método de Haen (“” está fundado en la siguiente reac- ción: si se trata una sal de bióxido de cobre por un exceso de yoduro de potasio, se forma yoduro de cobre, y yodo libre que se disuelve en el yoduro de potasio. Determinando por el mé- todo de Bunsen, ó por la solución de thiosulfato de sosa, la cantidad de yodo puesta en libertad por la reacción anterior se puede calcular la cantidad de cobre contenida en la solu- ción analizada. Respecto á este método dice el Dr. F Mohr que: “une série Vessais faits avec du sulfate de cuivre pura montré en effet que les résultats s'eloignent notablement de la vérité si Von change beaucoup la dilution des liqueurs ou si Pon ajoute des excés différents Viodure de potassium.” % El método de Parker “* y el de H. Fleck ” están funda- dos en la siguiente reacción: cuando se agrega cianuro de po- tasio á un líquido amoniacal de cobre, el color azul celeste des- aparece al formarse cianuro de cobre, cianuro de amonio, potasa, urea, oxalato de urea, cianidrato y formiato de amo- níaco. Acerca de este procedimiento dice M. Fresenius ” que sólo da resultados aproximados porque “la reaction n'est pas toujours la méme: elle se modifie par la quantité et la con- centration de 'ammoniaque,” y las “sels ammoniacaux neutres modifient les résultats.” (1) Mohr. Loc cit p. 646, y Zeitschr f. analyt. Chem VIII. p. 8. (2) Ann der Chem und Pharm, XCI. p. 237. (3) Mohr. Loc cit p. 312. (4) Mining Journal (1851). (5) Polytechn. centralb. (1859) p. 1313. (6) Loc cit p. 283. 328 Memorias de la Sociedad Científica : Por último, los métodos que se usan más generalmente en muchas Oficinas están fundados en la precipitación del cobre por el sulfuro de sodio en soluciones amoniacales. El más an- tiguo de estos métodos es el de Pelouze, el cual consiste en - hacer la precipitación anterior entre 600 y 800 e. y conocer el final cuando desaparece el color azul de la solución. Este mé- todo presenta según el Dr. Mohr “? dos inconvenientes: “le - plus grave C'est la composition variable du precipité suivant la temperature, % et on west pas toujours tout a fait maítre de la régler;” y además “la disparition de la couleur bleue west pas toujours un indice suffisant de la decomposition compléte, car souvent des liqueurs incolofes donnent encore un precipité brun trées-net.” Kunzel % modificó el método an- terior proponiendo que: la precipitación se haga á la tempera- tura de ebullición, y se reconozca el final en que una gota del líquido que se analiza no colore en pardo al sulfuro de zine hidratado. Este método como todas las análisis cuantitativas “al toque,” presenta los inconvenientes ya indicados. F. Mohr “Y modificó también el método de Pelouze, y propone dos procedimientos: consiste uno, en hacer la precipitación del cobre por el sulfuro de sodio entre 300 y 400 e., y conocer el final cuando una gota del líquido que se analiza no produzca una coloración negra al ponerse en contacto con otra gota de solución alcalina de plomo; y el segundo procedimiento con- siste en precipitar la solución de cobre á la temperatura de 350 á 450 e., y conocer el final cuando no se produce ya pre- cipitado de sulfuro de cobre. La primera de estas dos modifi- caciones tiene los inconvenientes de todas las análisis volumé- (1) Loc cit p. 457. (2) A la temperatura ordinaria el precipitado es protosulfuro (Cu S); entre 609 y 30 e es un oxisulfuro (5 CuS-- Cu O); y entre 900 y 1000 e es un oxisulfuro más rico en óxido, y queda en el líquido protóxido de cobre que no colora la solución (F. Mohr. Loc cit. p. 457). ; (3) Jour. f. prakt Chem. LXXXVITI, p. 686. (4) Mohr. Loc. cit. p. 458, 459. 5 o | “¿Antonio Alzate. ” 329 AS —— tricas “al toque;” y la segunda, es de ejecución lenta, pues como dije antes: cuando el final de un procedimiento volumé- trico se conoce por no formarse ya un precipitado, hay nece- sidad de esperar que el líquido se aclare después de cada adi- ción del licor titulado, y esto motiva lentitud en la ejecución del procedimiento. En vista de los inconvenientes que presentan los métodos anteriores, y couviniendo con la opinión del Dr. Fleischer, “ - quien no considera un método por precipitación como real- mente aplicable, sino cuando se puede conocer el final del pro- cedimiento por algún fenómeno de coloración que se produz- ca en el mismo líquido, traté de modificar el procedimiento de Pelouze antes indicado; y después de muchos experimentos puedo proponer ahora el siguiente método industrial para la determinación cuantitativa volumétrica del cobre. Se coloca en una cápsula de porcelana la solución neutra ó ácida que contenga al cobre, se trata por un exceso notable de amoníaco, * con objeto de disolver todo el óxido de cobre formado; se filtra, en caso que este tratamiento ocasione la precipitación de óxidos metálicos insolubles en el amoníaco; se agrega al líquido filtrado cloruro de amonio en solución, % y en seguida se procede á precipitar el cobre. Para esto se ca- lienta primero la solución anterior hasta que su temperatura sea de 300 á 400 c, y se la agrega despuéssulfuro de sodio en solución titulada, y en cantidad mayor que la necesaria para pre- cipitar todo el cobre, agitando el líquido con una varilla de vi- drio. Se conoce que el sulfuro de sodio está en exceso cuando el color azul de la solución desaparece, y el líquido se vuelve amarilloso ó pardusco. Se apunta el número de centímetros cúbicos que se emplearon del licor titulado de sulfuro de sodio; y en seguida, operando siempre entre 300 y 400 e., se deter- MN (1) Loc cit p. 11 y 150. | (2) Se cuidará no falte este exceso A amoníaco en toda la operación. 13) 20 e. c. de solución de 1 á 10 de agmna, por 100 c. c. de líquido cuprífero. Memorias.—(1903).—T. XX.—42. 330 Memorias de la Sociedad Científica mina el exceso de sulfuro de sodio empleado, dejando escurrir sobre el mismo líquido una solución titulada de sulfato de co- bre, hasta que aparezca la coloración azul celeste de la sal de cobre amoniacal. El licor titulado de sulfuro de sodio se pue- de dejar escurrir econ rapidez, agitando el líquido; pues por una parte, debe agregarse en exceso este licor; y por otra, es muy sensible la coloración parduzca que toma el líquido cuan- do se encuentran en él algunos centímetros cúbicos, empleados en exceso, de la solución de sulfuro de sodio. Al dejar escu- - rrir el licor titulado de sulfato de cobre se observa un fenó- meno muy notable y es, que: al aproximarse el final de la pre- cipitación del exceso de sulfuro de sodio empleado, si se agita. el líquido constantemente, el precipitado se aglomera forman- do grumos y se asienta con mucha facilidad, el líquido se aclara, y éste es de un color amarilloso. El fenómeno '” ante- rior permite dejar escurrir de prisa, gota por gota pero sin in- terrupción, el licor titulado de sulfato de cobre hasta que el (1) Cuando se precipita una solución cuprífera por el sulfuro de sodio entre 309 y 400 e se forma siempre protosulfuro de cobre Cu S (Mohr. Loc. cit. p. 458), y este proto- sulfuro es insoluble en el cloruro de amonio (Arthur M. Comey Dictionary of Chemical Solubilities inorganic London 1896. p. 139). y lentamente seluble en un exceso de sulfuro de sodio (Becker. Amer. Journ. of Science 3? Serie Tomo 33. p. 199); pero el protosulfu- ro de sodio en exceso y en presencia dei protosulfuro de cobre se transforma en polisul- furo alcalino y se forma un oxisulfuro de cobre. Conocido lo anterior es muy fácil expli- car los fenómenos que se verifican en este procedimiento; en efecto: al comenzar la ope- ración; y entretanto no está en exceso el sulfuro de sodio, se precipita protosulfuro de cobre Cu S; después, cuando domina el sulfuro alcalino. una parte del protosulfuro de co- bre se transforma en oxisulfuro y el azufre que queda libre se combina al sulfuro alcalino para formar un polisulfuro de sodio; en seguida, al dejar escurrir la solución titulada de sulfato de cobre comienza á precipitarse polisulfuro de cobre pero sigue aumentando la sulfuración del sulfuro de sodio, porque contiuúa atacando al protosulfuro de cobre pri- meramente formado, y llega un momento en que el protosulfuro alcalino se transforma en pentasulfuro de sodio; y entonces, al agregar más solución titulada de cobre se preci- pita pentasulfuro de cobre. Las soluciones de polisulfnro de sodio son amarillas /Wurtz) y por esto aparece en el líquido que se analiza la coloración amarilla cuando se encuen- tra en exceso el licor titulado de sulfuro de sodio, pues este exceso se transforma en poli- sulfuro alcalino por lu acción del protosnlfuro de cobre; y por otra parte, como el pentasul- furo de cobre es un precipitado muy voluminoso, aunque ligero, reune al oxisulfuro de cobre ya precipitado formando grumos lo cual permite que el líquido se aclare, y poco an- tes de que la operación concluya por completo, porque siendo ésta muy rápida sólo cuan- do el sulfuro alcalino está en pequeño exceso puede alcanzar su mayor swfuración. Este s 331 DIRA . “Antonio Alzate.” - precipitado comience á aglomerarse; y entonces, se deja escu- rrir el mismo licor de cineo en cinco y después de dos en dos gotas hasta que se pierda el colur amarilloso del líquido y apa- rezca la coloración azul, la cual se percibe con mucha claridad sobre el fondo blanco de la cápsula cuando se inclina ésta sua- vemente. - Si al comenzar á escurrir la solución titulada de sulfato de cobre nose forma claramente un precipitado pardusco, esto in- dicaría que no existe en el líquido que se analiza un exceso de sulfuro de sodio; y en este caso, se agrega mayor cantidad de la solución de este sulfuro, y después la de sulfato de co- bre hasta obtener el color azul ya indicado. Para que la coloración azul se produzca es necesario em- plear un pequeño exceso de la solución titulada de cobre, ex- ceso que varía con la cantidad de líquido que deba colorarse. Para evitar el ligero error que podría resultar por este motivo fenómeno precursor del final de la operación se percibe con mayor claridad en presencia del cloruro de amonio, porque este compuesto facilita que el precipitado se asiente (Fre- senius), y más aún cuando el líquido está á la temperatura de 302 4 400 c. Después de reu- nirse el precipitado en pequeños grumos el licor titulado de cobre seguirá formando pen- tasulfuro de cobre, y conviene entonces no agitar violentamente para no destruir esos grumos que permiten esté el liquido claro y pueda verse fácllmente cuando desaparezca la coloración amarillosa del líquido, debida á la presencia del polisulfuro alcalino, y apa- rezca el color azul del óxido de cobre amoniacal, cuando se encuentre en pequeño exceso el licor titulado de cobre. El objeto que tiene calentar el líquido que se analiza entre 302 y 40? e. es fucilitar que el precipitado se asiente, y no debe pasarse de 402 c., porque á una “temperatura mayor de 459 e la composición del precipitado varía mucho (Mohr), pues el protosulfuro de cobre ataca á la solución cúprica amoniacal á esa temperatura y forma oxisulfuros de cobre (Wurtz); y por lo tanto, se necesitarían distintas cantidades de sul- furo de sodio para precipitar, una misma cantidad de cobre si se opera á temperatura elevada; y además, la coloración azul que indica el final perdería su yalor á esas tempe- raturas. " Para tener una idea de la composición del precipitado que se forma en este procedi- miento hice la siguiente operación. Puse en una cápsula de porcelana 20 e. c. de la solu- ción de sulfuro de sodio, y agregué 24 c. e. de solución de cloruro de amonio de 1: 10, y 20 e. e. de sulución amoniacal de densidad 0.978; calenté á 409 c., y después dejé escu- 7 rrir 36 e. e. de la solución de sulfato de cobre. En este momento comenzaba á aglomerar- se el precipitado, filtró y lavé este precipitado que era de color negro, de densidad 2.609, y Constituido por un oxisulfuro de cubre, cuya análisis cuantitutiva dió el siguiente re- sultado: U=3.8 p3 5=27.2 p3 Cu=69 p3, composición ésta que tiene que variar en distintos ¡momentos del procedimiento. El líquido resultado de la filtración anterior, lo 332 Memorias de la Sociedad Científica | PIEL hice varios experimentos, y ahora puedo decir que: para ob- tener una coloración azul débil pero claramente perceptible, se necesitan por cada 100 c. e. de agua amoniacal 0.4 c, e. de -la solución de sulfato de cobre del título que indicaré adelante. Por lo tanto, se operará siempre sobre el mismo volumen de líquido, se procurará que la coloración final en las análisis sea aproximadamente igual á la producida como acabo de decir; y entonces, para corregir-el error anterior, bastará restar del volumen empleado de solución titulada de sulfato de cobre, 0.4 c. c. por cada 100 c. e. de líquido analizado. Si la coloración obtenida al concluir alguna análisis fuese más intensa que la ya indicada, se agregarán de nuevo al lí- quido que se analiza algunos centímetros cúbicos de la 'solu- ción de sulfuro de sodio; y después, operando con mayor cul- dado, se dejará escurrir el licor de cobre titulado hasta obtener el color azul bajo que sirve de término de comparación. Por calenté á 400 e y le agregué después solución titulada de cobre hasta que apereció la co- loración azul. El precipitado que se formó en esta segunda operación era de color pardo claro, muy voluminoso, de densidad 1.288 y constituído por un pentasulfuro de cobre cu- ya análisis cuantitativa dió el siguiente resultado: S=71.6p2, Cu=28.4 pS. La densi- dad del líquido analizado varió en toda la operación entre 1.039 y 1.067. La composición variable del precipitado, cuando está ya en exceso el licor titulado de sulfuro de sodio, no tiene influencia en la exactitud de los resultados obtenidos por este método porque esa variación solo ocasiona como dije antes: que el protosulfuro de sodio en exceso se transforme en polisulfuros de sodio, lo cual no es un iuconveniente, pues se necesita la misma cantidad de cobre para precipitar una molécula de protosulfu- ro de sodio ó una molécula de cualquiera de los polisulfuros de sodio; porque como dice M. Rose'cuando se preciplta una solución de cobre por un polisulfuro alealino se forma un polisulfuro de cobre cuya sulfuración es igual á la del sulfuro precipitante; y por lo mis- mo, la cantidad de licor titulado de cobre que se emplee en este procedimiento determi- nará con exactitud el exceso del licor de sulfuro de sodio, cualesquiera que sean los diver- sos grados de sulfuración que adquiera este sulfuro alcalino en el curso de toda la ope- ración. Conviene que se forme cierta cantidad de pentasulfuro de cobre para que éste reuna al precipitado formando grumos, el líquido se aclare, y pueda verse con facilidad la apa- rición del color azul que indica el final. Pará que este pentasulfuro de cobre s forme en cantidad suficiente para aclarar el líquido, basta emplear en la generalidad de los casos: 5610.c. e. en exceso del licor titulado de sulfuro de sodio, de la concentración que se in- dica en este estudio; y cuando al final de la operación el líquido que se analiza no se acla- re fácilmente bastará agregar algunos e. e. más de la solución de sulfuro de sodio y luego la de cobre anotando la cantidad total que se emplee de estas dos soluciones tituladas. 333 RS. E “Antonio Alzate.” último, se apuntará el número total de centímetros cúbicos del licor de sulfato de cobre que se hayan empleado en toda la operación. Para comprobar los resultados obtenidos del experimento . _ o >. , y ¿ | anterior se procede como sigue. Se toma del líquido enprífero que se está analizando un volumen igual al que se empleó en la operación anterior, se sobresatura con amoníaco hasta di- solución completa del óxido de cobre, se agrega cloruro de «amonio disuelto y agua hasta formar un volumen de solución cuprífera amoníacal igual al que se empleó en el primer expe- rimento; luego se agrega del licor titulado de cobre, el núme- ro de centímetros cúbicos empleados en la primera operación menos diez; se calienta el líquido hasta que su temperatura sea 400 c.; y en seguida, se deja escurrir en él y con rapidez toda la cantidad de la solución de sulfuro de sodio que se hu- biere empleado la primera vez. Se agita bastante el líquido, y después se sigue agregando el licor titulado de cobre, pri- mero de medio en medio centímetro cúbico, y después de dos en dos gotas, hasta que aparezca la misma coloración azul. * Si el número de centímetros cúbicos del licor de cobre emplea- dos en esta segunda operación no difiere mucho del que fué necesario emplear en la primera se adoptarán los datos de la segunda, por ser más aproximados, y con ellos se calculará la análisis. - Para poder hacer el cálculo de la análisis anterior se ne- cesita titular la solución de sulfuro de sodio, determinando la relación que exista entre ésta y el licor titulado de sulfato de cobre de la siguiente manera. Se prepara la solución de sul- furo de sodio disolviendo 55 gramos de esta substancia fun- dida * en 1000 c. e. de agua destilada; y para hacer la solución (1) Debe procurarse que la temperatura del líquido no descienda de 309 e. en toda esta operación, para lo cual basta dejar la cápsula sobre un baño de arena caliente cuya temperatura no exceda de 40? o. (2) Se puede usar también sulfuro de sodio cristalizado. e 334 Memorias dela Sociedad Científica COLLIIS titulada de cobre se pulveriza sulfato de cobre cristaliza lo, Y se seca entre hojas de papel fi.tro, y se disuelven 39.4 3375 de - este polvo en agua destilada, diluyendo después la solución hasta completar 1000 c. e, Así preparado este licor contendrá 10 gramos de cobre metálico por litro. Para titular la solución del sulfuro se ponen en una cápsula de porcelana 20 c. e. de este líquido y se le agrega amoníaco, cloruro de amonio y agua, hasta formar un volumen igual al de la solución cuprí- fera que se va á analizar; y procediendo en tedo como dije antes, se determina el número de centímetros cúbicos del licor titulado de cobre necesario para producir la coloración azul tomada como modelo. Suponiendo que se emplearan en este experimento después de deducir la corrección indicada antes, 4U c. e. de licor de cobre para precipitar completamente 20 c. e. del de sulfuro de sodio, la relación entre estos dos sería de 1: $; y por lo mismo 1 e. e. del licor de cobre correspondería á 4 ce. e. del de sulfuro de sodio y como en 1006 c. c. de la so: lución titulada de sulfato de cubre hay 10 gramos de este me- tal en 1 e. e. del mismo líquido habrá 0. ** Ul1; y por eonsiguien- te 1 c. c. de la solución de sulfuro precipitará U. ** 02 de cobre metálico. : Conocidos los datos anteriores el cálculo de una análisis es muy sencillo. En efecto, suponiendo que se emplearan en esta análisis 70 e. c. de la solución de sulfuro, y 10 e. e. de la de cobre, el cálculo se haría como sigue: 70 e, e, del licor de sulfuro de sodio precipitan: 7U X0.£* 02...= 1.4* 40 de cobre 10 e. e. del licor de sulfato de cobre E contienen: 10 XU.**01...= 0.*%- 10 de cobre _Diferencia= 1.*% 30 de cobre 1, $030 será el peso de cobre metálico contenido en la solu- ción analizada. (1) Sulfato de cobre puro de la fórmula Cu S 05H? O. La solución de sulfato de cobre es inalterable. si se con- serva en frasco bien tapado, pero la de sulfuro de sodio se al- tera; Y y por lo mismo, debe titularse cada vez que se haga una serie de análisis, E —Procediendo en todo como he indicado se llega á resulta- Y dos bastante exactos; pues en muchos experimentos que he hecho, y variando: las cantidades de cobre contenidas en los líquidos por analizar, la concentración de estos últimos, y las - proporciones de amoníaco y de cloruro de amonio, he obteni- do casi siempre 9996 100.1 en vez de 100 partes de cobre , - previamente pesadas. Por la exposición anterior se comprende que: el procedi- miento propuesto es rápido, pues como el licor titulado de sul- furo de sodio debe emplearse en exceso se le puede dejar es- currir con rapidez hasta que aparezca la coloración amarillo- sa; y como esta coloración es bastante sensible ese exceso es corto en la generalidad de los casos, y puede determinarse en poco tiempo porque la solución titulada de sulfato de cobre puede dejarse escurrir también de prisa hasta que comience á aglomerarse el precipitado como dije antes. X AAN A IA HOT LO a? MA A La reacción química que se verifica en este procedimiento es instantánea, completa, y no invertible en las condiciones de la operación; y como el método es muy rápido la alteración del precipitado es insignificante, siendo su composición la in- dicada en la nota de la pág. 330. j Comparando este procedimiento con los dos métodos pro- puestos por el Dr. Mohr, para modificar el poco exacto de Pe- =louze, se comprende fácilmente que: no obstante estar todos fundados en la misma reacción química, la introducción del “nuevo licor y la bondad del punto final, indicado por un fenó- meno de coloración muy claro que se produce en el mismo lí- TO AEREA WS A -quido, permiten operar en el procedimiento que propongo con mucha mayor rapidez y más exactitud que en los métodos del (1) Se transforma parcialmente en sulfato de sosa. 2 ke 3 ul PRESA 336 Memorias de la Sociedad Científica OAADADIL A Dr. Mohr, pues el primero de estos tiene todos los inconve- - nientes de una “análisis al toque:” lentitud y ser poco exac- to; y el segundo no es rápido, porque el fenómeno que indica el final es: que no se forme precipitado, lo cual como dije an- tes significa lentitud en la ejecución del procedimiento. Experimentado, según las indicaciones del Dr. Mohr, Mel método que he descrito condujo á resultados satisfactorios; y por lo tanto, puedo proponerlo como un procedimiento in- dustrial aplicable, de fácil y rápida ejecución. Determinación cuantitativa del zinc y de otros metales por licores titulados. ; El procedimiento volumétrico ya descrito puede genera- lizarse para la determinación cuantitativa de los metales eu- yos óxidos son solubles en el amoníaco, como son entre otros: el zine, el niquel y el cobalto. Para cuantear el niquel ó el cobalto se procede en todo de la misma manera que cuando se analiza el cobre, es decir: se precipitan estos metales al estado de sulfuros, agregando el licor titulado de sulfuro de sodio, y hasta que esté en exceso, á la solución amoniacal de niquel ó cobalto, operando á la tem- peratura de 300 á 409 e; y el exceso de sulfuro alcalino se de- termina con el licor titulado de cobre, hasta aparición del ceo- lor azul antes mencionado. Para calcular estas análisis se de- terminará el título del licor de sulfuro de sodio precipitando soluciones de niquel ó cobalto de riqueza conocida, Este méto- do es más rápido y exacto que el propuesto por Kunzel, * pues el de este químico es una análisis “al toque.” Para aplicar el procedimiento que he propuesto á la deter- minación cuantitativa del zine es preciso filtrar, después de haber precipitado la solución amoniacal de este metal por un” exceso del licor titulado de sulfuro de sodio; % y determinar (1) Mohr. Loc. cit. p. 712. (2) Zeitschr. f. analyt Chem 11. p. 373. (3) La filtración es necesaria porque el sulfuro de zine precipita al estado de sulfuro, en presencia del amoníaco, al cobre del licor titulado. me Sh. ALO e ee y ] ns - este exceso, con la solución de cobre, en el líquido filtrado ope- - rando como indiqué antes, al hablar del modo como se deter- mina la relación entre los licores titulados de sulfuro de sodio y de sulfato de cobre. Para que la filtración y lavado del sulfuro de zine no sean me muy lentos se operará en caliente, y con un filtro grande, ple- gado, y de papel fácilmente permeable, El lavado se hará con agua amonlacal, y se titulará el licor de sulfuro de sodio con una solución amoniacal de zinc de riqueza conocida. Conclusiones.' Resumiendo lo anterior puede decirse que: Los metales cuyos óxidos se disuelven en el amoníaco, como son entre otros: el cobre, el zine, el niquel y el cobalto, pueden cuantearse volumétricamente precipitando en caliente sus soluciones amoniacales con un exceso de licor titulado de sulfuro de sodio, y determinando después este exceso con una solución titulada de sulfato de cobre. El final de este procedimiento está indicado por un fenó- meno de coloración producido en el mismo líquido que se ana- «liza, coloración debida al óxido de cobre amoniacal. -————Laprecipitación de los metales mencionados es instantá- nea y completa. : Por último, los resultados experimentales de este método - volumétrico son satisfactorios; y puede proponerse como pro- cedimiento industrial rápido, y de muy fácil ejecución. Memorias.—(1903).—T. XX.—43. 2 de rad 2 de ne Pe No | Algo sobre las causas ocasionales de la mortalidad en la cuudad de México, por las enfermedades wastro-intestinales, -. POR J. M. DE LA FUENTE, M $. A. Cuantas veces se publican los cuadros de las defunciones habidas en la ciudad de México, se ve que las enfermedades gastro=intestinales son las que proporcionan mayor contin- gente á la mortalidad, y comentando estos hechos la prensa periódica, achaca ese fenómeno á la adulteración de las bebi- das y comestibles, en lo que no anda fuera de razón; pero se han olvidado otros factores patógenos, no por cierto de menor importancia, y aunque sin la más remota esperanza de poder- los remediar me conformo, al menos, con ponerlos de mani- fiesto señalando así el peligro, ya que no está en mi mano el evitarlo; mas no sin manifestar antes: que ni por un momen- to tengo la pretensión de haber resuelto el problema, En primer lugar, no sólo está el peligro en la adulteración de los alimentos y golosinas y en los colores venenosos con que se pintan muchas de ellas, especialmente las que realizan los vendedores callejeros, sino que la falta de precauciones que se tiene con esas golosinas las hace mucho más peligro- sas, puesto que no sólo son aptas para envenenarnos con los venenos con que se pintan y se adulteran y con ptomainas producto de la descomposición de muchas de ellas, sino que también son portadoras de infinidad de microbios patógenos que recogen con el polvo, el contacto de las moscas y el con- í 340 Memorias de la Suciedad Científica o. tínuo manoseo de los compradores entre los que hay muchos que padecen diversas enfermedades trasmisibles, las mismas - que padecen también muchos de los mismos vendedores, lo que hace mucho más inminente el peligro. A A Para evitar, en lo posible, estos males, no habría otro re- medio que estudiar algún medio, que sin perjudicar los inte- reses de los comerciantes pobres, ponga sus mercancías al abrigo del polvo, las moscas y el manoseo de los consumido- res, impidiéndose el que comercien en este ramo los que pa- dezcan alguna enfermedad contagiosa, así como la venta de frutas desprovistas de su corteza, á no ser aquellas que por su alto precio sea preciso vender en rebanadas para ponerlas al aleance de los pobres, pero poniendo siempre los medios más adecuados para preservarlas del contagio. Y á propósito de las golosinas. La perniciosa costumbre que tenemos de tomar á cada momento cuantas golosinas en- contramos al paso, es otro de los más importantes factores pa- tógenos de las enfermedades de las vías digestivas, pues sabe- mos que es una ley fisiológica, que toda célula que trabaja gasta sus energías acumuladas, las que solo puede reponer por medio del reposo (Luys) y como con esa pésima costum- bre de comer á cada momento, no dejamos el reposo necesa- rio, para reponer sus pérdidas, á las células de nuestros órga- nos digestivos, y por otra parte, la continua excitación á que las tenemos sujetas por nuestra imprudencia, hace que éstas pierdan sus funciones fisiológicas, se degeneren, y se hipertro- fien, y como es natural, las glándulas del estómago siguen ne- cesariamente la misma evolución, se degeneran también, se hipertrofian y pierden sus funciones fisiológicas dejando desde luego de producir el verdadero jugo gástrico y el líquido que producen es un líquido alcalino absolutamente desprovisto de propiedades digestivas (Beaumont). Es De este modo se coustituyen la dispepsla y el catarro gás- “trico el que no tarda en propagarse al intestino, por idéntico ES ““Antonio Alzate.” III AAA mecanismo, debido á los alimentos no digeridos que pasan del estómago. 0 - Es un hecho demostrado, que los alimentos que no se di- gieren entran en descomposición y producen gases, los que - ocasionan el meteorismo, el que, prolongándose, acaba por re- bajar las fibras musculares del estómago y producir su dilata- ción, y ésta á su vez, cuando es intensa, por acción mecánica rechaza el hígado y éste el riñón derecho, acabando por dislo- . carlo y producir la ectopía renal. _ El líquido alealino que producen las glándulas degenera- - das, no sólo es impotente para efectuar la digestión sino que su falta de acidez lo hace apto para el favorable desarrollo de los microbios patógenos, los que libres ya de la barrera que les oponen los ácidos del jugo gástrico, encuentran la puertá franca para penetrar al organismo sin inconveniente alguno. La irregularidad y falta de método en las horas de nues- tras comidas es otro de los factores patógenos de las enferme- dades de los órganos digestivos. - Nadie ignora que los tocineros y carniceros, para dar sa- lida á las carnes desecmpuestas las convierten eu carnitas, salchicha, longaniza y chorizo: efectos todos de gran consumo y por lo mismo altaménte peligrosos, pues llevan consigo varias ptomainas tóxicas entre las que se encuentra la midaleina eu- ya toxicidad se manifiesta por desórdenes graves del tubo di- gestivo. ; Las jaletinas que á diario se venden por las calles, cuan- do entran en descomposición, contienen también ptomainas tóxicas entre las que se encuentra la Coledina; así como en el , queso podrido se encuentra la Ziratoxima y en el pescado ave- riado la Betaina y siendo estos articulos de constante con- sumo, son asimismo un constaute peligro á que estamos ex- puestos. : aji Eo muchas casas de vecindad se conservan aún las famo- sas fuentes de agua limpia, si hemos de creer á los señores pro- ” » $ A p P + e Cs, 342 Memorias de la Sociedad Científica pietarios; mas en realidad no son otra cosa que un semillero de microbios patógenos entre los que se encuentran el bacilo de la diarrea verde y las bacterias del cólera nostra y del cun así como huevos de ascárides y ténia. Otro terrible factor de las enfermedades de las vías diges- tivas, lo tenemos en el alcohol, el cual, tanto por su acción refleja cuanto por su acción directa sobre los órganos digesti- vos, es uno de los venenos más temibles y que mayor núme- ro de víctimas hace diariamente. Bouchard, ha encontrado, que la dosis tóxica de alcohol por kilogramo de materia viva es de 8 c. e. de solución acuo- sa al 2U%, en inyección subcutánea y de 4, 7 c. e. de la misma solución en inyección intravenosa. Dujardin Beaumetz y Audigi han fijado la dosis tóxica de alcohol diluído en agua, por kilogramo de animal en 7, 79 e. €., cuya dosis es casi igual á la de Bouchard; además, estos au- tores en sus estudios subre la toxicidad de los alcoholes han demostrado, que el alcohol cuanto más elevado es en la serie es tanto más tóxico, y así han establecido que la dosis tóxica media por kilogramo de animal es para los alcoholes que en seguida se expresan, diluídos en agua, las siguientes: Alcohol Metílico, 7,04; Etílico, 7,50; Propilico, 3,15; Butílico, 1,85, y Amílico, de 1,94 á 1,64. Taylor vió morir un uiño de siete años que tomó nua dosis de 9J gramos de alcohol diluido y Todd vió perecer uu adulto envenenado con un litro de Rom. El alcohol es un veneno que ataca á todo el organismo: en contacto con la sangre, se apudera del oxígeno de la hemo- globina produciendo una especie de asfixia de los glóbulos ro- jos; su acción sobre los nervios, produce una alteración quí- mica de la célula nerviosa, de lo que resulta una depresión nerviosa, que bien podríamos llamar neurastenia alcohólica, la que se manifiesta por la impresión de tristeza característica de los bebedores, la debilidad de la inteligencia, la lentitud y dificultad de la palabra y el temblor de las manos; la presen- ““ Antonio Alzate.” 343 cia del alcohol en los elementos anatómicos, dificulta la asi- milación, á la vez que absorbiendo el óxigeno disminuye las oxidaciones y la materia nitrogenada que no puede ser que- mada se transforma en grasa, la que se acumula debajo de la piel, en el epiplón y al derredor del corazón; pero si no estan- do retrasada la asimilación, continúa la desasimilación, el al- cohólico enflaquece (Bouchard). El alcoholismo crónico, como es bien sabido, determina lesiones materiales de todos los órganos; en el hígado, hepa- titis y cirrosis; en los pulmones, neumonía crónica; en los ri- ñones, enfermedad de Bright; en los centros nerviosos, tras- tornos funcionales, tales como manía, imbecilidad, demencia, epilepsía y parálisis; por retardo de nutrición, polisarsia y glu- cosuria; en el aparato circulatorio, por la imbibición alcohóli- ea, se produce un estado ateromatoso de las arterias y los ca- pilares, lo que motiva á su vez afecciones valvularos del cora- zón que pueden ocasionar la muerte por afecciones apopléti- cas cerebrales (Habershon) y en los órganos digestivos, que es lo que hace á nuestro propósito, dificulta la secreción de los líquidos digestiyos por efecto de los trastornos circulato- rios que provoca su acción local sobre la mucosa gástrica. Ade- más, coagula la pepsina y el moco, y si está algo concentrado, detiene la secreción panereática (C1 Bernard). La digestión, por lo mismo, queda dificultada, siendo así como el alcoholis- mo produce el catarro crónico de las vías digestivas, de lo que resultan: la dispepsia, la anorexia, la gastritis crónica alcohóli- ca, las diarreas que alternan con constipación y la gastrorrea caracterizada por los vómitos matutinos (pituita de los borra- chos) la que es debida al agotamiento de las glándulas de pepsi- na que han cesado en sus funciones para dar lugar á la secre- ción de las glándulas mucíparas. Otro de los venenos que se consumen diariamente en las cantinas en unión de los licores y aguardientes adulterados, son los llamados aperitivos, pues está demostrado que no ejer- 344: Memorias de la Sociedad Científica , cen acción alguna estimulante sobre la digestión, ni influen- cia alguna favorable sobre la secreción del jugo gástrico, la gue, por el contrario dificultan, así como la asimilación de las materias albuminoideas. El calambre que se siente en el es- tómago por la acción irritante de estos pretendidos aperitivos, es lo que gereralmente se cree que es sensación de hambre. Cuanto hemos dicho del alcohol, le conviene al pulque, y por lo mismo no insistiré más sobre sus efectos como aleohó- lico; pero es evidente que tanto por su fermentación pútrida, como por las adulteraciones que sufre esta bebida, así como el estado de descomposición en que á menudo se vende, lo ha- cen mucho más peligroso que los aguardientes y licores, y sus víctimas son infinitamente más numerosas, tanto más, cuanto que el uso de esta perniciosa bebida está tan generalizado en la capital, que son muy excepcionales las personas que no lo toman, aunque no sea mas que en las comidas. Y tanto por las grandes cantidades que de él se ingieren, cuanto por el gas carbónico que contiene y sus componentes que fácilmente entran en descomposición, es el que mayor número de dilata- ciones de estómago produce. Así es que: EL PULQUE ES EN- TRE TODAS LAS BEBIDAS ALCOHÓLICAS LA MÁS PELIGROSA Y LA QUE MÁS PROPAGA SUS PERNICIOSOS EFECTOS EN LA PO- BLACIÓN DE LA CAPITAL. Los niños al nacer, son seres incompletos; como bien sa- bemos, su organismo tiene aún necesidad de completarse y desarrollarse; comienzan á funcionar algunos órganos que du- rante la vida intrauterina permanecieron inactivos, éstos se desarrollan y perfeccionan á la vez que desaparecen otros que son ya innecesarios, y ese estado anormal en que se enenen- tra colocado el niño en esos momentos en que la naturaleza se ocupa de erearlo y desarrollarlo, lo colocan en las condicio- nes más favorables para contraer las enfermedades, á la vez, que su delicado organismo es impotente para luchar con éxito en contra de ellas; y dle estas enfermedades las que con ma- 345 ILL IO ILL LALA «“ Antonio Alzate.” yor frecuencia atacan á los niños son las del tubo digestivo el que debido á su gran susceptibilidad es interrumpido á menudo en sus funciones fisiológicas por la causa más insignificante. La aglomeración en que viven con sus familias muchos ' niños pobres, en cuartos reducidos, sin ventilación y sin luz respirando un aire envenenado, y la suciedad y el abandono con que los crían muchas madres, perjudican su desarrollo y los predisponen á las enfermedades de las vías digestivas (Bouchut). Pero sobre todo hay cuatro causas á las cuales se deben más comunmente los desórdenes del tubo digestivo de los ni- ños y son: A, insuficiencia de alimentación; B, alimentación excesiva; C, alimentación sólida prematura, y D, lactancia ar- tificial. , A. ALIMENTACIÓN INSUFICIENTE, ésta reconoce siempre una de estas dos causas, ó las dos á la vez, á saber: la corta cantidad de leche que lacta el niño, ó la pobreza de esa leche en principios nutritivos, pudiendo muchas veces asociarse am- bos defectos, en cuyo caso, es más complicada la situación. Ahora bien, no creo que se necesite un derroche de elo- cuencia para probar lo que está á la vista de todos, puesto que nadie ignora lo desarrollado que éstá el vicio del pulque en México, y ninguno ignora tampoco, la creencia vulgar de que las mujeres que crían deben tomar mayor cantidad de pulque que la que acostumbran dizque para tener leche. Por mi parte, sin meterme á discutir las propiedades lactógenas del pulque, solo pregunto: ¿la leche que produce esa nociva bebida alcohólica, es una buena leche? esto es, ¿contiene en proporción fisioló- gica todos y cada uno de los principios nutritivos que debe contener una leche de buena calidad? y esa leche, en fin, ¿no está alcoholizada? , Inter no se me pruebe lo contrario, me veré precisado á contestar la primera de estas preguntas en sentido negativo y afirmativamente la última. 3 Memorias. —(1903).—T. XX.--44. 346 Memorias de la Sociedad Científica Me explicaré: ; Sabemos que el alcohol envenena la sangre, se opone á la digestión y dificulta la nutrición; pues siendo así, las mujeres que están bajo su influencia deletérea es imposible que pue- dan producir una buena leche estando como están en ellas en- torpecidas tan importantes funciones fisiológicas y no sólo mi- nistran al niño que crían una leche incompleta y de mala ca- lidad, sino también alcoholizada; y ese alcohol que lacta el niño con la leche de la madre ó nodriza alcohólicas, viene á producir en su delicado organismo efectos mucho más desas- trosos que en el adulto, puesto que su resistencia es mucho menor; y á esto se deben frecuentemente muchas diarreas y convulsiones de los niños cuya causa no puede explicarse; pues los nocivos efectos del alcohol vienen á complicar en alto grado los efectos patógenos de la alimentación insuficiente. Entre las clases más elevadas de la sociedad muchas seño- ras no toman pulque, pero por desgracia tampoco crían á sus hijos sino que los confían á nodrizas mercenarias á quienes las mismas familias les proporcionan el pulque en abundancia, sin prever los funestos resultados que esto tiene que produ- cir en sus tiernos hijos. : B. ALIMENTACIÓN EXCESIVA. Los gritos y el llanto de muchos niños que unas veces no son otra cosa que un acto fisiológico para el desarrollo de sus pulmones y en otras la expresión de algún sufrimiento físico, las madres los interpretan siempre por sensación de hambre del niño y procuran calmarlos dándoles el pecho, sin imagi- narse siquiera las fatales consecuencias que esto trae consigo; pues el excesivo trabajo que inconsideradamente se impone á los órganos digestivos del niño, acaba bien pronto por agotar- los y nulificar su poder digestivo, de lo que necesariamente resultan: la dispepsia, los vómitos, la lienteria y la diarrea con- secutiva obligatoria. C. ALIMENTACIÓN SÓLIDA PREMATURA. - “Antonio Alzate.” 347 Idénticos resultados que los de la alimentación excesiva, se obtienen cuando se da al niño una alimentación inapropia- da al estado de desarrollo y poder digestivo de estómago. Es muy frecuente ver el empeño que muestran muchas madres porque sus hijos empi-cen á comer cuanto antes, y para ense- -ñarlos les dan sopa, frijoles, carne, frutas y cuanto ellas toman y lo que es peor aún, les hacen tomar pulque porque dicen que el agua les hace daño y que con el pulqne se crían fuer- tes. De tan absurda práctica, no podemos esperar otros resul- tados que las indigestiones, las dispepsias, las diarreas y aun la enterocolitis ó atrepsia de Parrot, que tantas víctimas hace diariamente. D. LACTANCIA ARTIFICIAL. La lactancia artificial es otro ¡de los terribles enemigos de los niños, siendo muy raros los que alimentados artificialmen- te no sufren dispepsias y diarreas, lo que se debe á la mala ca- lidad de la leche que se les da, á su falta de esterilización y á que nunca está en relación con la edad y potencia digestiva del niño, así como á la incuria que se tiene con la botella y pezón de goma que les sirve de mamadera; pues para que éstos prestaran alguna garantía, sería preciso que se desinfectaran después de cada mamada lavándolas muy bien con una solu- ción bórica caliente, lo que jamás se hace. Los exagerados cuidados que muchas madres tienen con sus hijos confinándolos á recámaras obscuras y sin ventilación, priváudolos del aire libre y el sol y teniéndolos siempre en bra- zos sin permitirles la libertad necesaria para su desarrollo, pone á los niños en las condiciones más favorables, no solo para adquirir las enfermedades del tubo digestivo, sino que los convierte en candidatos forzosos de la escrófula y la tisis. De seguir señalando las harinas picadas y las mantecas rancias con que se elabora el pan, las esencias con que se con- feccionan las pastillas, los dulces y licores y tantos otros ve- nenos más con que nos brindan por donde quiera los envene- Memorias de la Sociedad Científi id nes; pero con lo Saco basta, á mi ver, para poner de ro 3 a de el por qué de la preponderancia de la mortalidad ocasionada y por las enfermedades de las vías digestivas; pues es elaro que siendo tan innumerables los factores patógenos de estas en- ze fermedades, y estando nosotros tan íntimamente ligados á los. principales de ellos, por nuestros vicios y nuestras malas cos- tumbres, nada más lógico y racional que las enfermedades gastro-intestinales sean las que ocasionen mayor número de defunciones en nuestra capital. Febrero 1? de 1904. F APUNTES SOBRE TN DEL AIRE COMPRIMIDO EN LAS MINAS Y SU APLICACIÓN Á LA PERFORACIÓN MECÁNICA POR EL INGENIERO DE MINAS - TEODORO FLORES, M. S, A. La experiencia viene demostrando, desde hace tiempo, que en la explotación de las minas con economía de brazos y ra- pidez en las labores, conviene sustituir el trabajo del barrete- ro, pesado y lento, por el de maquinaria perfeccionada; espe- cialmente en ciertas obras muertas cuyo avance importa ace- lerar para que el capital invertido en ellas comience á producir en el menor tiempo posible, En efecto, bien conocidas son las malas condiciones en que generalmente se encuentra el barretero: colocado en pos- turas incómodas, en sitios estrechos muchas veces mal venti- lados, teniendo que imprimir á sus herramientas velocidad - considerable, no rinde la cantidad de trabajo que es suscepti- ble de desarrollar el hombre en mejores condiciones. Así es que, continuamente se ha tratado de inventar má- quinas que desempeñen el trabajo de la perforación. En los primeros ensayos que se hicieron, se intentó utilizar mejor la fuerza muscular humana sirviéndose de ella para imprimir V Ñ : . Y A a E , E 350 Memorias de la Sociedad Científica movimiento á las máquinas; pero los resultados que se alcan- zaron fueron poco satisfactorios, pues el uso de estas máqui- nas movidas á mano, era difícil y estorboso, sin dar en su ren- dimiento una notable diferencia al obtenido por el empleo del marro y la barrena. Se hacía pues necesaria la aplicación de una fuerza, que incansable y muy superior á la del hombre, proporcionara el medio de taladrar las rocas en poco tiempo y sin fatiga. La que se empleó primero, por ser ya utilizada en otras máquinas, fué la fuerza expansiva del vapor; pero su uso pre- senta, en este easo especial, graves inconvenientes; si se es- * tablecen en el interior de las minas los generadores de vapor, elevau mucho la temperatura del aire y producen gases irres- pirables que exigen instalaciones especiales para su expulsión; si se colocan en el exterior y se conduce por tubos el vapor, se encuentra su presión muy disminuida por la condensación, siendo entonces necesaria una tubería provista de una cubier- ta poco conductora del calor, y que requiere un cuidado espe- cial para evitar los numerosos escapes que tendrían lugar si no se conservara constantemente en buen estado. En vista de estos inconvenientes, tuvo que sustituirse la fuerza expansiva del vapor por otra que pudiera aprovechar- se en condiciones más favorables, para el caso de su aplica- ción á máquinas que tenían que funcionar en el interior de las minas. Esta fuerza es la que desarrolla el aire atmosférico llevado á cierto grado de compresión. El aire comprimido posee entonees todas las cualidades esenciales del vapor sin - sus inconvenientes, y se convierte en un agente de trasmisión muy cómodo para llevar la fuerza generada en la superficie á determinados puntos de una explotación; se conduce por una tubería que fácilmente se conserva y contribuye notablemente á la ventilación de las labores. Atendiendo á estas consideraciones, es evidente que con- viene emplear como motor en las minas el aire comprimido; “* Antonio Alzate.” 351 i pero es necesario tener en cuenta algunas pérdidas que ocu- tren principalmente en el momento de su producción y que disminuyen su efecto útil. Cuando se comprime aire en un espacio cerrado, se desarrolla calor; este calor se produce á expensas de la fuerza empleada en comprimirlo y además el aire se dilata por efecto del calor. Según esto el émbolo de una compresora tendrá que vencer, además de la resistencia que el aire presenta á la compresión, el aumento de resisten- cia debido á la expansión producida por el calor, si no se impi- de su desarrollo durante la compresión, La elevación de temperatura que el aire experimenta por * la compresión tiene lugar conforme á la siguiente tabla, sien- -do la temperatura y presión iniciales de veinte grados centi- grados y una atmósfera respectivamente. Presión Temperatura Presión Temperatura Presión Temperatura en atmósferas en grados c. enatmósferas engrudosc, en atmósferas engradose. 2 85.20 5 194.02 8 262.04 3 129.09 6 219.06 10 298.03 4 164.09 7 242.01 15 369.05 Para comprimir 1 metro cúbico de aire atmosférico á 200 e, de temperatura, hasta reducirlo á un décimo de su volumen, se tendría que emplear si la temperatura se conservara cons- tante, una presión de diez atmósferas solamente; pues que se- gún la ley de Mariotte: v P y P : y en este caso; V=1""; V/=0"”*1; P=1 atmósfera, y por consiguiente: ' , VP 1x1 . P=-—=-— =10 atmósferas. VI 1 : Pero como la temperatura se eleva á 29803, según la ta- bla anterior, el volumen del aire será entonces, aplicando la fórmula de Gay-Lussac para la dilatación de los gases, 352 Memorias de la Sociedad Científica 1+aP? 2.092 V,=V——=1 —--=1""946" l+at 1.075 y entonces habría que elevar la presión á 19 Y este aumento de presión causa una pérdida aun más sensible, porque no se puede emplear el aire en el momento mismo de la compresión, antes de que se enfríe; sino que hay que conducirlo á alguna distancia, lo que da por resultado que. pierda por enfriamiento el exceso de presión que adquirió por el calor. En consecuencia, para obtener el mayor resultado econó- mico, importa mucho impedir el desarrollo de calor durante la compresión, pues como se ve, causa una fuerte pérdida de trabajo. Varios medios se han empleado sucesivamente para pre- venir esta producción de calor: en las primeras máquinas se atmósferasg interponía una masa de agua entre el émbolo y el aire por comprimir; al funcionar la máquina, el émbolo trasmitía á la masa de agua un movimiento oscilatorio, verificando así alter- nativamente la aspiración y compresión del aire que se enfria- ba por contacto con el agua. Fácilmente se comprende la im- perfección de este sistema; estas máquinas no podían andar sino lentamente, pues si se movía el agua con rapidez, era pro- yectada á las válvulas y conductos alterando la marcha regu- lar de la máquina que suministraba cantidades insuficientes de aire. Después se inyectó dentro del cilindro compresor agua fría en forma de rocío, aumentando la cantidad de agua á medida que era mayor la densidad del aire. Este sistema tiene la ven- taja de que diseminándose el agua dividida en gotitas por todo el volumen de aire, absorbe casi todo el calor debido 4 la com- presión; pero presenta el grave inconveniente de que el aire se satura de humedad que arrastra consigo y se congela por (1) En este cálculo tomé para valor de «, coeficiente de dilatación del aire, el que da Ganot en su Física a= 0,003665. “¿Antonio Alzate.” el considerable descenso de temperatura que se produce en el momento de la expansión del aire después que ha obrado en las máquinas que utilizan su fuerza; el hielo formado se inter- pone en las distribuciones, acaba por obstruírlas completamen- te y hace la marcha imposible. “ + Otro sistema, muy usado en las compresoras modernas, con- o . . . . . siste en enfriar el aire por medio de agua que circula al rede- dor del cilindro compresor en un espacio que lo rodea comple- tamente y que toma por esto el nombre de camisa de agua. Este método es ventajoso comparado con el anterior, porque no es- tando el aire en contacto con el agua, puesto que es un enfria- miento por circulación externa, suministra aire seco y evita el inconveniente de la formación de hielo; pero en mi opinión es imperfecto todavía, porque siendo el aire mal conductor del calor sería necesario, no solamente que cada una de sus par- tículas estuviera en contacto con la superficie enfriada por la camisa; sino que estuviera el tiempo necesario para ceder la ma- yor parte de su calor. Ahora bien, en el cilindro de una com- presora que trabaja á gran velocidad el aire permanece en él un espacio pequeñísimo de tiempo, insuficiente para que ceda su calor; además, sólo una porción del volumen total del aire está en contacto con la superficie interna del cilindro; y por último, el émbolo en su carrera cubre parte de esta superficie interior y disminuye el enfriamiento. Muy recientemente se ha adoptado por los constructores americanos el uso de cilindros de aire compound en las compre- soras; con el objeto, entre otros, de evitar los efectos perjudi- ciales del calor, de que me he venido ocupando. Primero se comprime el aire parcialmente en un cilindro (en el de diáme- tro mayor) y después de atravesar un enfriador, en donde se abate bastante su temperatura, pasa á otro ú otros cilindros de menor diámetro en los que se lleva gradualmente á la pre- sión requerida. Los cilindros tienen camisa de agua y el en- friador que los comunica entre sí está formado por una cáma- Memorias.—(1903).—T. XX.—45. 354 Memorias de la Sociedad Científica ra cilíndrica que tiene en su interior numerosos tubos de co- bre de pequeño diámetro al través de los que circula agua fría. Entonces el aire, al pasar del primero al siguiente ó siguien- tes cilindros, pierde su calor en el enfriador sin perder su pre- sión, se pone en contacto con mayor superficie de enfriamien- to, dividiéndose en corrientes parciales, entre los espacios de, los tubos del enfriador y permanece más tiempo en contacto con ellos. Parece que este sistema es el mejor actualmente y según los datos de los fabricantes se ahorra un 20% de fuerza motriz sobre la empleada en cilindros enfriados por camisa de agua solamente, : Las compresoras que he tenido ocasión de conocer son las siguientes: Compresora “ Ingersoll--Sergeant” en la mina “Dificultad” en Real del Monte. Compresora “ Ingersoll” en la mina * Barron” en Pachuca. Compresora “ Burckhardt d Weiss” en la mina * San Ra- fael” en Pachuca. Compresora “Rand” en la mina “San Rafael,” Pachuca. Compresora “Rand” en la mina “El Xotol,” Pachuca, Compresora “Ingersoll-Sergeant” en la mina “La Esperan- za,” Mineral de “El Oro,” Estado de México. Antes de entrar en su descripción y estudio, daré algunas : ideas sobre las compresoras en general. Una compresora de aire consiste esencialmente en un ci- lindro en el que se comprime aire atmosférico por medio de un émbolo movido por vapor, agua ó electricidad. El cilindro de aire es casi siempre de doble efecto, y por tanto está pro- visto de válvulas para la entrada y salida del aire en cada tapa del cilindro, cuando son válvulas las que hacen la absorción y descarga del aire. En cada golpe de émbolo cierto volumen de aire comprimido pasa del cilindro á un recipiente, y de este recipiente se distribuye por tubos á los lugares donde se va. á aplicar. El volumen de aire atmosférico que una compresora j puede absorber en un minuto para llevarlo á cierto grado de compresión, es lo que se llama su capacidad. La capacidad teó- rica se obtiene multiplicando el área del émbolo por su velo- cidad, y para obtener la efectiva, hay que deducir las pérdi- das por espacios perjudiciales, diámetro de la.varilla, fricción de las válvulas, etc., que son diferentes en cada compresota; pero que no deben pasar de 10%. La capacidad de una com- presora varía también con la altura sobre el nivel del mar del lugar en que trabaja, siendo menor á medida que esta al- tura aumenta, porque entonces. el cilindro compresor toma el -.aire á una presión menor que la del nivel del mar. En la siguiente tabla se ve cómo disminuye esta capacidad para diversas alturas. | Altura Pérdida de capacidad Altura Pérdida de capacidad en metros en tanto por ciento. en metros” en tanto por ciento 0.00 0.0 1828.78 18.0. 304.79 2.8 2133.58 20.7 6U9.59 65 2438.37 23.0 2914.39 9.2 2743.17 25.0 1219.19 11.6 3U47.97 28.0 1923,98-- 15.0 330.00 30.1 Así, por ejemplo, en la Compresora “ Burckhardt d+ Weiss” en la mina de “San Rufael” que tiene dos cilindros de aire de 30 centímetros de diámetro cada uno, por una carrera de 45 centí- metros, trabajando á 11U revoluciones por minuto, para compri- mir aire á 5 atmósferas tendría una capacidad teórica al nivel del mar dez 1? X 1 Xn=3.141 X< 0.15? x0.45 Xx 110x2= 6.70m* para cada cilindro, que se reducen á 6.15 m' por los espacios perjudiciales etc., de modo que, la capacidad total de la com- presora es de 12.3U metros cúbicos; pero como trabaja en un punto que está próximamente á 2,400 metros sobre el nivel del 356 ¿ Memorias dela Sociedad Científica : nr mar, su capacidad disminuye un 23% y es de 9.48 metros cúbi- cos solamente., Paso á estudiar las compresoras que antes mencioné, en el mismo orden en que las he enumerado. Compresora Ingersoll en la mina “ Dificultad."— Tiene esta máquina un solo cilindro de aire á continuación de uno de va- por; los que están separados entre sí un espacio suficiente para colocar entre ellos una cruceta, en la que se insertan dos bie- > las, que sirven para mover un par de volantes de 244 de diámetro, que están montados de cada lado del cilindro de va- por. Los volantes tienen por objeto equilibrar la máquina, de manera que almacenen el exceso de fuerza del vapor en la pri- mera parte de la carrera, y la devuelvan al final de ella. La necesidad de estos volantes se comprende mejor, si se tienen en cuenta los fenómenos que se presentan al funcionar la má- quina. Al comenzar la carrera del émbolo en el cilindro de aire, la presión que se ejerce sobre él es igual á la atmosférica; cuando el émbolo avanza, la presión va aumentando lentamen- te primero; pero rápidamente después, de modo que la resis- tencia en el cilindro de aire varía desde cero en el principio de la carrera, hasta alcanzar su máximun cerca del final de ella; mientras tanto la fuerza desarrollada en el cilindro de vapor, cuando se emplea expansión como generalmente sucede, sigue precisamente un orden inverso; tendría entonces que emplear- se una expansión muy corta con detrimento de la economía del combustible, si no fuera por los volantes que salvan esta dificultad. Sin embargo he podido notar, que á pesar de los volantes, existe una marcada falta de suaviiad en los movi- mientos de esta compresora y es muy común que se pare en el punto muerto cuando el aire del recipiente excede á la pre- sión conveniente, teniendo entonces el maquinista que sacarla - de él moviendo los volantes con una palanca. Para evitar es- to, tiene un aparato automático por medio del que, la presión misma del aire regula la admisión del vapor en el cilindro mo- "A oros '3uop] 19p ¡Doy us «poynoYu] Dun 0] US «UVIIAIS —/0549.BU] » DAOSIAGUO) V] US 94ID IP OAPULLO 19P 7VIGADA 240) SA OSOS ZZZIZZZZZZZAZZZZZÓAS Y DBRADZZZA Y A % Ge 7 Y ZZZZZZZZIZIZIZ A V2ZZZZ ZZZZZZZ2ZZZ) a [4 de DA O A A 'DIIXBp[ 9182 [y "908 WIp] 3 1 Vo o e y o - O de A SS Ys ¿e po $3 5 e Le E . > , 5 : y Le SS ; LS " IPEDELI see 7 ] LITA 77 -: EIIILIL ES] : | a SS NS E A AS Eds ys a MIOS > >] , EX as Y , > A »] : jo INE y] $ A A A | ÉS AA ori abr : A A E K De .S px A 4 y A RICO : » LM RA A Maat yg nd sl me isp so opa le ri 0 A o O AR A y” > a a e AA E E PO O "(90380 [>p OMPSp UN 'VINYIODS «“90/VA UDS» Ip VULtUL D] U9 «SS12844 Q IPADYAIANZ » VAOSIAJUOD D] e 94110 Ip 04PUIII 12P IVJUOZIAOY 9740) SS a AN —AN e E E 1 SES Ñ —SSN SS SS SST SS PIPA 74 “UW87 "YX 0U0/ | 'DIIXEp | '918Z [7 208 “U13p] Me 4 5 " ds eS a, 4: AN an A SN —— TA Í SS Z » > TS sos ARAN Y Si 4 h : NS NS poives : re | | NS : Mesa a, SNS SO ON : E AÑ SASLIT AL TAE AED ITIAICDO va JS Ay "o y. : . 4 y O LN SS sa dia 23. po SD ruubldivu fr mud) Haba os 1 morral Sr) » dl -.. al . er ” y su Pú, on *[81N38U ¡9P OMIDPP UN 'DINYIOZ «IOS “DIJ YUVS' IP VULU D] US «PUVIT Y VAOSIAQUO) VD] UI 24D IP OAPUIJLO 79P ¡VIADA 9740) y vá ¡W% 4 % Cf NS) » Y A OZIZZRTICAZZZ2TZIZIZITITITT ZZZZZZZIZZZZRZT IÓN 114 “WET YY 0uoO/ 091X3p] "92 [7 "908 “Wapy] Sl 1 e E 'e É Y SIS qn = Ms : SLI LIT 27 IA TR ERE, ELLAS SITAS TRI SS mi yd Er á . » as e . ?. a cd 5 ! Pra Di ICAA dd id DS DN a yv Ñ , TAB ITA AIRIS ISA ITIRII PESTE IRA T II SE SAGE DA IND 7) N 1.'ú e Sy ANS le | NS a : | : a E z ] ee A A TA ' ' ¿ É tés La i j / e 4 s A dl O A pa o SACARA ar as rn er roo al a rr A la e? Sas ss sr Y Ns A | LIRA a PPP HE | de eg E | | o] z y 4 A RLOOZLo-2o2oazazn =- 06 e E | e a ht Es per Pr A (rr : E ; E pa o E 3 ÍS E A e 'Q iS 'A o Y A PR a ' LS A JPA Y S S NS Y) ¿Om ESTO IS eN. 00C. A/ZAÍe. IMOXICO. SSA TIPA VARET DA 2 IIA RA ¿e Es j 1 ño. p Jo o A ; 34 Ñ ; y E 1 A] > o a LITEEN H y y e O 15 S ' mv y y ets 1 ds : A HE ) CS LS É UE Hu? ¡1% ] =N . pe: , A M » A ed 5d o a * 1 A y uo r ñ em. e ' » $ > E - ” - is E a ya SS ASS s e MN y A E ASE DR AASIRRSR ASPAS LTRSASS 27 ÁS ¿ARANA LIRA? REGLA je ETS: ASIA RO IS e TIA 4 PUBIS 1 a CANA AALAIADALIASIS A "BS v 'N > y pe AUS : ras AS E 6 - AAITA Or. - TINA 7 TALA IP EDE Ls III AA RARAS DA ) PITIRAS RIÓ A STR Ns a e » ESTILA PIIIA IPN e! A SAOP2 NESARA , e: N A A AS ] AN RA y br IS A A / = TRAIGO IPIPLES 7 Z 7 SP PAIR ALAS IBN CRA ERA SES cb. ETRE ¡e Y 27) E - uN 8 +. wi 208 ñ + z * PA SS S A VE 4 . ed, O y E y A a S | LF " ó 7 MN PITT É DN 3 TARDA 357 as “Antonio Alzate. ” tor. Consiste esencialmente en una especie de válvula de se- guridad en comunicación con el recipiente; cuando la presión del aire vence los contrapesos, se mueve un sistema de palan- cas que obran sobre un obturador en la válvula de admisión, abriéndola para admitir más vapor y aumentar la velocidad; pero como todos los aparatos automáticos se desarregla con frecuencia y no funciona oportunamente. El eilindro de aire tiene 6U5 milímetros de diámetro por 76 centímetros de carrera. La compresora trabaja á 80 revolu- ciones por minuto, y entonces tiene una capacidad de 33" *98, que se reducen por la altura á 25”*31, Comprime el aire á 5 atmósferas. El vapor se usa á 6 atmósferas de presión. El ci- lindro de vapor tiene un diámetro de 60 centímetros y su dis- tribución es del sistema Meyer para poder variar la expan- sión, entre Í y 3, estando la máquina en movimiento. En el corte vertical que acompaño (Lám. V, figura 1) del cilindro de aire de esta máquina, á yy del natural, se puede ver como funciona; a, es la varilla del vástago del émbolo del cilindro de vapor, que se une al émbolo hueco b del cilindro de aire; c, es un tubo que se atornilla á este émbolo y que por consiguiente se mueve simultáneamente con él en su carrera; d y d, son dos collares montados de cada lado del émbolo con- céntricamente á c y á a, y que pueden resbalar paralelamente al eje del cilindro una pequeña distancia suficiente para cerrar ó abrir el espacio anular e para la entrada del aire; m y 2? son las válvulas de descarga; h la camisa de agua; y el lubricador; s la cámara de aire por donde pasa el aire al recipiente por un tubo que se atornilla en r. Consideremos el movimiento del émbolo indicado por la flecha que está en su varilla; entonces se forma un vacío en el espacio A que obliga á penetrar al aire exterior por los espacios e e, siguiendo el camino indicado por las pequeñas flechas; mientras que la válvula m se conserva cerrada en virtud de la tensión del resorte en espiral que tiene en su interior. En la cara opuesta del émbolo, entretanto se Memorias de la Sociedad Científica va comprimiendo el aire en B, el anillo cierra el espacio e por medio del reborde o (Lám. V, figura 2) y cuando el aire llega á cierto grado de compresión, vence la tensión del resorte de la válvula m', que se abre y se escapa á la cámara s. Estos fe- nómenos se repiten indefinidamente, y de una manera inversa de cada lado del émbolo en los golpes sucesivos de éste. En los otros cortes (Láms. VI y VIL) las mismas letras tie- nen igual significación que en éste, y no he creido por esto necesario describirlos, pues la simple inspección de ellos bas- ta para comprenderlos. : "Esta compresora puede mover doce perforadoras, y actual- mente suministra ajre á un pequeño malacate que sirve para extraer el tepetate en el cuele del contratiro, y á cuatro perfo- radoras con las que se está siguiendo dicho cuele. - El aire se conduce por tubos de 15 centímetros de diáme- tro á un primer recipiente, y de allí á un segundo, colocado en el Cañón de San Vicente. Compresora * Ingersoll” en la Mina de “ Barron. ”—Esta má- quina es igual á la anterior en la disposición de sus Órganos; únicamente difiere de ella en que la absorción y descarga del aire se hace por válvulas, cuyo corte (al tamaño natural) se puede ver en las figuras de la Lám. VI, y en que el enfria- miento se hace por camisa de agua é inyección interna. ] En los tres diagramas núms. 1, 2 y 3 (Lám. IX) he hecho el estudio del rendimiento de esta máquina. El núm. 1 se to- mó en ambos lados del cilindro de vapor cuando la máquina marchaba normalmente (á 52 revoluciones por minuto), el núm. 2 en ambos lados del cilindro de aire en las mismas con- diciones, y el núm. 3 se tomó para saber la pérdida debida á la fricción, trabajando la máquina á 2U revoluciones solamen- te y sin comprimir aire. Después de medir las superficies con un planímetro, y de tomar el promedio de diversas determi- naciones, obtuve: Para el núm. 1, una superficie de 522 cuadradas, que divididas por 48 y multiplicadas por 3U (nú- F d Y sv 4 A E o r e Alzate? 359 mero del resorte"empleado en el indicador) me dió una pre- : CoN sión media de 32.66 libras por pulgada cuadrada. Ne Para el núm. 2, superficie: 2.90; 2.90 4.8 =0.604; 0.604 x 40 =24.16 libras de presión media. . Para el núm. 3, superficie: 1”08; 1.084,8 =0.224; 0.224 Xx 30 = 6.72 libras de presión media. Haciendo los cáleulos con estos datos, y los que constan en la última hoja titulada “Diagramas,” resulta, que según | el núm. 1, la máquina desarrolla una potencia de 54.59 A llos " (de los que-50.92 son debidos al vapor y 13,674 y según el núm. 2 el aire desarrolla un trabajo de 47.4 llos y por tanto el efecto útil de esta máquina es de... el 47.49 64.59=7352%. El número 3 da nna pérdida por frie- ción de 5.93 caballos. Esta compresora suministra aire á un malacate que está en el Cañón 355”*, y que sirve para hacer Ta extracción de la cuenta, entre este cañón y el 400”s, Compresora “ Buckhardt de: Weiss” en la mina “San Rafael.” Tiene esta máquina dos cilindros de aire, enyas dimensiones mencionaré al determinar su capacidad. Está movida por un motor eléctrico que transmite su fuerza por medio de una ban- da, á un volante colocado entre los dos cilindros. Fué traída de Alemania recientemente, y se instaló en la mina á media- dos de este año. Suministra aire á un malacate que hace el servicio de extracción en el tiro interior llamado “El Trom- = pillo” (de 110”* de profundidad) y 4 dos pequeños malacates que hacen la extracción entre los cañones 265"* y 350%* -———Enlos cuatro diagramas AA (Lám. X) y BB (Lám, XI) he hecho el estudio de rendimiento de esta máquina. Los dia- | gramas A A corresponden al cilindro de la izquierda, para el movimiento hacia atrás y hacia adelante del émbolo, y los B B al de la derecha. Pongo á continuación los datos de que me serví para hacer el cálculo de su efecto útil, y los resultados que obtuve. 1007 (1) English horse-power. E: AI EE 15) CE GE 360 A de la Sociedad Científica - ¿A SANDS DAN DEDEDEDEDDADDS DIDDDEDADEDSDDDAN DDDDE e DATOS. COMPRESORA Dos cilindros de 30 centímetros de diámetro por una cCa- rrera de 45 centímetros. S Revoluciones por minuto: 110 MOTOR ELÉCTRICO Volts: 1100 - mperes: 426 tutaleza de la corriente: trifásica. DIAGRAMAS Resortes núms, 30 y 40 > Promedio de 8 determinaciones para la superficie: 2,235; presión indicada: 2.*8 247; presión nominal: 2.** 797, RESULTADOS Trabajo transmitido por el motor eléctrico: 93.67 caba- llos Y Trabajo desarrollado por el aire: 83.71 caballos. Rendimiento: 89.36%. Compresoras “Rand” en las minas de “San Rafael” y “El Xotol.” ) La Compresora “Rand” de la mina de “San Rafael,” cons- ta de dos cilindros de vapor que mueven respectivamente cada uno á otro de aire; tiene un volante central y manezuelas á 900. La aspiración y descarga del aire se hace por válvulas, como se puede ver en el corte respectivo á 7; del natural (Lám. V1I). Actualmente está parada; su trabajo lo desempe- ña la compresora anteriormente descrita, y entiendo que la van á cambiar de local. Es de capacidad moderada, y cada ci- (1) Cheval-vapeur. Le 2. | E lindro de aire tiene 35 centímetros de diámetro por 55 centí- metros de carrera. Los cilindros de vapor tienen distribución de cajón. La del “Xotol” se compone de una máquina de vapor “Compound Corliss,” en la que los cilindros de alta y baja pre- sión mueven respectivamente á uno de aire. Trabaja á 75 re- voluciones”por minuto, lleva el aire á cerca de 4 atmósferas de presión, y emplea el vapor á más de 5 atmósferas. Los ci- lindros de aire tienen 45 centímetros de diámetro por 90 cen- tímetros de carrera; el cilindro de alta presión tiene un diá- metro de 60 centímetros, y el de baja presión de 95 centíme- tros. La absorción y descarga del aire se hace por válvulas (5 de absorción y 2 de descarga en cada tapa). Es de gran ca- pacidad, pues puede suministrar, al nivel del mar, 37.62 me- tros cúbicos por minuto, que se reducen por la altura á 29.62 metros cúbicos. Puede mover 20 perforadoras, y cuando la ví trabajar, suministraba aire á tres malacates interiores, y á 2 perforadoras, con las que se seguía el cuele del (rucero Sur en el 3” Cañón para cortar la veta de “La Luz.” Compresora “ Ingersoll-Sergeant” en la mina “La Esperan- za,” en el mineral de “El Oro.” Enteramente igual en su dis- posición á la que acabo de describir de “El Xotol,” con la úni- ca diferencia que los cilindros de aire son del sistema “Inger- soll,” ya estudiado en la Compresora de la mina “Dificultad.” Sus dimensiones son las siguientes: motor '“Corliss” cilindro de alta presión: 60 centímetros; cilindro de baja presión: 85 centímetros; carrera: 1 metro; cilindros de aire: 60 centíme- tros de diámetro cada uno; revoluciones por minuto: 75 á 80; presión del aire: 50 á 60 libras; presión del vapor: 80 á 90 li- bras. Puede alimentar á 20 perforadoras. En esta mina no emplean la perforación á mano y hacen solamente uso de la perforación mecánica, para cuyo servicio suministra aire esta máquina. Estudiadas ya las máquinas que sirven para la compre- Memorias. —(1903).—T. XX.--46 362 Memorias de la Sociedad Científica AA o sión del aire, describiré ligeramente, por no alargar mucho : estos apuntes, una perforadora y la manera como he visto usarla. La perforadora se compone del soporte y de la máquina. El soporte que usan en la mina de “Dificultad,” es una co- lumna de fierro de 1” 83 de altura; la base está formada por un travesaño, también de fierro, firmemente unido á ella en ángulo recto; y lleva dos fuertes tornillos de 030 de largo por 0*06 de diámetro para fijarla sólidamente por compresión. En la columna se monta por unas abrazaderas, la pieza llamada codo que lleva una plataforma ó laña formada por un disco de fundición con un reborde incompleto en donde se adapta el cuerpo de la perforadora. Esta plataforma puede dar una revolución completa en el eje del codo, y se fija en una posición determinada por medio de-un tornillo. El cuerpo de la perforadora está formado por un cilindro de gruesas pare- des, caja de la válvulawde distribución fija por tornillos al ci- lindro, válvula y émbolo cuyo vástago lleva en,su extremidad una pieza llamada “chuck,” y por último, la barrena. Todas estas piezas forman un conjunto, y puede deslizarse á lo largo de dos varillas laterales de acero que se unen á un bastidor; en la parte inferior del que hay un platillo circular con su bor- de biselado y que entra en el disco incompleto que mencioné al describir la laña, de manera que, puede moverse entonces el cuerpo de la perforadora según el plano del disco tomando todas las posiciones posibles. El cuerpo de la perforadora lleva una tuerca que corresponde á un tornillo de 42 milímetros de diámetro; este tornillo tiene en su extremidad una manija que sirve para moverlo y hacer avanzar todo el conjunto del apa- rato á medida que se profundiza el barreno. En la mina “La Esperanza” en “El Oro,” emplean como soporte en lugar de la columna anteriormente descrita, un tripié que lleva en cada varilla ó pie un peso adicional para mantenerlo inmovil. La perforadora tiene tres movimientos: el de percusión y 363 PLILILAIIIIALAIIIAA para hacer el barreno triturando la roca; el de rotación ó bor- neo, para hacer cilíndrico el barreno y evitar que se atore la barrena; y el de avance para alcanzar el fondo del barreno en el curso de la operación. En el corte respectivo (Lám. XII) se puede ver como funciona el aire y como se obtienen los dos primeros movimientos. La barrena es una varilla octogonal de acero cuya boca varía de forma según la dureza de la roca; si es blanda, se le da la forma de cincel; y si es dura las formas de “bonete” ó en “cruz? : Para hacer un barreno con perforadora, he visto proceder de la manera siguiente: Se comienza por instalar la columna apoyando sus extre- midades sobre zoquetes de madera, y se aprietan fuertemente los tornillos que lleva en su base, hasta fijarla sólidamente; se monta el “codo,” y luego la plataforma que soporta la perfora- dora. Se pone la perforadora en la plataforma, y por último, la barrena en el “chuck;” se afirma la “manguera” á un apén- dice llamado “niple,” que está opuesto á la caja de distribu- ción. La “manguera” es un tubo de cautchoue que se usa para conducir el aire del tubo de fierro hasta la perforadora; tiene de 10 á 15 metros de largo, y su superficie está protegida con lona enrollada al derredor y sostenida por un alambre en es- piral. Una vez fijo todo el conjunto, y dada á la barrena la di- rección conveniente, se aprietan bien los tornillos y se hace avanzar el cuerpo de la perforadora moviendo la manija hasta que la boca de la barrena toque la roca, y después de dar una vuelta más á la manija de avance, se abre la llave para comen- zar el barreno. Para un barreno de llos metros que ví hacer, se usaron cuatro especies de barrenas llamadas de 1*, 2*, 3* y 4* Las de 1* miden 60 centímetros de largo por 62 milímetros de boca mom 2, 1"20á 150 ”o.m »)y 50 ” ”o» ” »” 3 ” 1180 ” ,) ,” 47 ” »” »” »” ” 4 20040 ” » ” 37 ” ” ” 364 Memorias de la Sociedad Científica — | e S a mr, Los barreteros distinguen los barrenos en tres clases: de “agua,” “media agua” y de “polvo,” esto es: inclinados hacia abajo, ó pudiendo contener el agua que se pone en ellos; E horizontales ó con poca inclinación, que contienen poca agua, é inclinados hacia arriba, que no pueden contener nin- guna. Para hacer un barreno se comienza con una barrena de 1* atacando la roca con lentitud, esto es, con muy poco aire, has-— ta marcar perfectamente su contorno á 30 ó 45 milímetros de profundidad, lo que se llama “abrir cajita.” Se da después todo el aire para seguir avanzando, cuidando de conservarlo limpio del polvo de la roca triturada con un alambre, durante la ope- ración, ó con la cucharilla al cambiar las barrenas; pues sin esta precaución el polvo mojado se apelmaza y la barrena se atora 6 “atasca,” y para desatorarla se tiene que golpear la caña. Los barrenos de “agua” y “media agua” se limpian por sí solos; pues el lodo semi-líquido que se forma salta hacia afuera. Se limpian también los barrenos con golpes de aire dados con la misma manguera, Cuando se advierte (por el oído educado ya por la prácti- ca) que la barrena no trabaja, se cierra la llave del aire para suspender el movimiento. La barrena deja de operar por ha- berse gastado su filo (matarse) ó por haber penetrado toda en- teramente, y en ambos casos se cambia por otra nuevamente afilada ó más larga (de 2*, 32 6 4*). Abiertos ya y limpios del mismo modo y á la profundidad requerida todos los barrenos que se ha creído conveniente hacer en un lugar determinado, se procede á cargarlos introduciendo en cada uno de ellos, uno después de otro, los cartuchos de dinamita, asentándolos hasta el fondo, y en contacto unos con otros, con un atacador de ma- dera llamado “faenero.” En el último se coloca el cápsul, rom- piendo la cubierta del cartucho y haciéndole un lugar con un 5 estilete de madera, en donde se introduce y se asegura des- pués al cartucho con dos ó tres vueltas del alambre que pende PS . » 37 S ” e 3 . A O Antonio Alzate.” 365 AAA RARA de él y que sale del barreno; y finalmente, se atacan los barre- nos con tierra que se aprieta bien. Los cartuchos tienen de 10 * á 20 centímetros de largo, y pesan de 55 á 100 gramos cada uno de ellos. El alambre del cápsul es doble, y se unen entre sí los barrenos como se ve en el eroquis ( Lám. XIII figura 1) dejando libres dos hilos extremos para ponerlos en comunica- ción con los alambres de los polos de la “batería.” Es ésta una máquina magneto—eléctrica que por el rápido movimiento de una barra dentada, hace girar un carrete entre las dos ramas de un imán en herradura, y produce una corriente eléctrica que hace detonar los cápsules y con ellos toda la carga. Como el humo producido por la dinamita causa náuseas y vértigos, se tiene cuidado al desmontar las perforadoras, para hacer el disparo, de abrir las llaves del aire y dejar las man- gueras bien resguardadas de la explosión. El aire entonces disipa los gases de la dinamita, no se pierde tiempo, y'se pro- cede en seguida á que la “fuena” haga la limpia para seguir el trabajo. , En el contratiro de “Dificultad,” que tiene una sección de 460x238 y dista unos 15”* al O del Tiro, se “pegan” 22 cohetes disponiendo los barrenos como se ve en el croquis (Lám. XII figura 2) en dos pares de hileras extremas de á cua- tro (de “empareje”) y en dos hileras centrales de á tres más profundos que los anteriores (al “cuele” ). En las dos hileras centrales los barrenos convergen formando una cuña (Lám. XIII figura 3). A la cavidad que deja esta cuña le llaman “fu- que.” En el primer par de hileras extremas los barrenos con- yergen en sentido contrario, y en el otro son verticales. A un barrenó de 25) le ponen cuatro “cargas,” Ó sea cuatro cartu- chos de dinamita de 20 centímetros de largo cada uno, que ocupan la tercera parte de su longitud total. Se comienza pe- gando los barrenos centrales para tumbar la cuña y aflojar, y después se pegan los extremos de empareje. El avance por tronada es muy variable. 366 - Memorias de la Sociedad Ciantifiós PILI En el cuele del erucero Sur en la mina de “El Xotol,” se hacen cuatro hileras de barrenos simétricos al eje vertical de la frente (Lám. XIII figura 4) y separado de él 80 centímetros los centrales, y 1”30 los laterales. Los barrenos centrales tie- nen 150 á 2”* de profundidad y los laterales 1” solamente. Se pegan también primero, los centrales y luego los late- rales. En la mina “La Esperanza” en El Oro, ví hacer barrenos sobre veta, para el tumbe del metal; pegan de 6 á 9 simul- táneamente en la frente que van siguiendo, de una profun- didad de 1%50, y la carga es de 441 kilg. de dinamita. La veta es blanda: dilatan de 25 á 35 minutos en hacer un ba- rreno. Se paga al perforista $1.50, y á su ayudante $0.75 de jornal. Pongo á continnación, para comparar los resultados, los gastos erogados en el cuele del contratiro de la “Dificultad” en la semana 2* de Marzo de 1899, tomados de los libros de la Administración; y el importe del metro de cuele en el plan de “El Agua” en la pertenencia “Sorpresa” de la Negociación de “San Rafael” que tiene la misma sección que el contrati- ro, y que se coló á mano, estando ambos en iguales condicio- nes. En el plan de “El Agua” los gastos fueron como sigue: Destajero (contratista á $100 metro)....... $ 100 00 Consumo de mantas. ....oococenooonooo 15 00 Extracción y limpia: 72 peones 4 $0.75, .... 54 00 Aguce de 600 barrenas á $7 millar. ........ 4 20 Maquinista del malacate de aire comprimido.. 15 40 Se coló en la semana 1%, cuyo importe total e Y en el contrato de la “Dificultad” po a - PERFORISTAS. 33 Perforistas á $3.00...........- sl De $ 9900 38 Ayudantes 4 $1.50 .......-.....-.-.-..-- 49 50 17 Peones á a A A IA ÓN 31215 : 2537 EMPTA; 7 Contratista á $1.25... A A 8 75 80 Peones á $0.Tloooooncoococoommcmorm > 56 00 MAQUINISTA Y EMPLEADO. A A De 15 00 14 Mecánico. ......... As e A 14 69 14 Peones...... QA OS e 18D pl A A A $ 263 04 a AVÍO. ¡505 kils. Dinamita á 96 cs. kil............- $ 48 48 36 kils. Velas 4 50 Cs. kil...o.oo.o... -.-.- 18 00 103 Fulminantes (estopines)......ooo..... 10 30 , ALUMBRADO Y LUBRICANTE, IA OT A AA 3 84 GO LATOS petrolo0 +... “7 vo den. 1 56 z COMBUSTIBLE. 15,000 Kils. carbón á $20 ton.........----. 300 00 E BARRENAS. 104 Barrenas (aguce) 45 CS..ooooo........ 5 20 Atizador LAA OS A 523 A o A diia + $ 392 63 ” "TOTAL GASTOS... ..... $ 665 67. 368 Memorias de la Sociedad Científica ”. LILIA E Se colaron en la semana: 230, y por tanto, el costo por metro de cuele es: $285.07. Comparado este costo con el an- terior, resulta una diferencia de $96.87; por lo que se ve que sale costando más la perforación mecánica que el trabajo á mano; pero la ventaja de la primera consiste esencialmente en la rapidez de la ejecución en cierta clase de-obras: cuando se trata, por ejemplo, de colar un tiro que debe cortar una veta, de comunicaciones para ventilar, cruceros, ete. ? Ultimamente se han inventado perforadoras eléctricas con las que se obtienen, según las descripciones, resultados más económicos que en las que el motor es aire comprimido;.pero como no las he visto trabajar (pues entiendo que aun no se han introducido en nuestro país) omito su descripción, que no. sería sino una copia de lo que he leído; y me limito á poner.en orden las notas que he tomado de lo que he visto, y los datos que he podido recoger de los operarios en las mismas labores sobre el aire comprimido, tan extendido ya en nuestras minas. DIAGRAMAS. Núm. 1, del cilindro.de vapor; Máquina: Compresora “ In- gersoll” de la mina de “Barron;” Diámetro del cilindro: 18”; Diámetro del vástago: 70 milímetros; Carrera: 301; Fecha: Nov. 30 de 1898; Tiempo: 12*30”; Extremidad del cilindro: ambas; Escala del resorte: Núm. 30. Presión en las calde- ras: 60 1b; Vacío: 18 b; Revoluciones por minuto: 52; Presión departamento de aire: 57 bb. Núm. 2, del cilindro de aire; Máquina: Compresora “In- gersoll” de la mina de “ Barron;” Diámetro del eilindro: 18“; Diámetro del vástago: 70 milímetros adelante, y 50 milímetros atrás; Carrera: 30; Fecha: Nov. 30 de 1898; Tiempo: 12* 30"; Extremidad del cilindro: ambas; Escala del resorte: Núm. 40; Presión en las calderas: 60 b; Vacío: 18 1h; Revoluciones por minuto: 52. Presión en departamento de aire: 57 bb, Mem. Soc. Alzate. México. ZTomoXX. Lám. IX DIAGRAMA N? 1. Presión media: 32 66 lb. Línea atmosférica. 48 Línea de vacio. DIAGRAMA N? 2. Presión media: 2416 /6. DIAGRAMA N? 3. Línea atmosférica. Presión media: 6.72 1/6. 368 Se col: metro de « terior, res: sale costa: mano; per: la rapidez trata, por de comuni Ultime las ue se económico como no ); han introd sería sino orden las que he po: sobre el ai EN. gersoll” d Diámetro Nov. 30 d: ambas; E: ras: 60 tb; departame Núm. gersoll” d Diámetro atrás; Car Extremid: Presión e minuto: 5: Mem. Soc. Alzate. México. TómoXX. Lám. X DIAGRAMAS AA. Compresora “' Burckhardt £ Weiss ” 18 Julio 99. Resorte núm. 30. Amptéres 42,6 Presión media 30 lbs.— 2 109 por cent” cuadrado. Linea atmosfbrica Cilindro izquierda (adelante) Presión media 3045 lbs— 2.140. Linea atmosférica Cilindro izquierda (atras) Ms. O >ovadA pea 088 sa | Y SAMA DAIO a ez 1 mm. ES POmÚmis. (siualabe) ebistupsi obvia s oa ed! 2 0L albsar Mem. Soc. Alzate. Mexico. Tomo XX. Lám. XT DIAGRAMAS BB. Compresora ''Burckhardt £ Weiss” 18 Julio 99. Resorte núm. 40. Amperes 42,6 Presión media 30,72 lbs- 2 160 por dit cuadrado. Linea atmosférica Cilindro derecha (adelante) Presión media 33,2 1bs.— 2.334. Linea atmosférica Cilindro derecha (atras) 4 » sal o ela 4 ME. RCAMAÑDAIAa 1 "els W 8 istlnat IE ol 100 od 2-adi eejos albara de - / e YE" > 193 e mn E henmnme aer 5 AS si e Es q á e ' » 240 10 vUOaTun/ 0097 AvAJSOw vAVÍ “OJOQUI J9p SOARISIIMS SIUOIASOS SAP UI « PUDY » viopvoroJtad vun ap 2340) DÍ SÍÓS SN Y ESTÉ al ¿CE SO A OS ZZZZZ ZN ZZZ ZETA A A ESSS ”Z2ZZZA IL IIR 4 ZN A AA NIJESSS5553 5 ES ESSE E Ñ ES ¡e N FRÁ]A]R]])s]sRáÑ IGSS 7E A JAY ALEZIZA Y A % VIGA IZZLZZA IX "UET "XX owo7 'DOIX8Bp | '918Z [7 "908 “WIp] » >) o g e E A > ¿Mé 0 4 Ñ a d 4% LIRA uan ' ACTA A, A OS QS > IPCANAN AAA BEAN CARAS ION ON W 4 Ho >! 5 4 4 ES Sy «de . “Es E dro 93 bo PROA É "3 e al y o AS » a só J Ah sia a Me -.- $? h % j E E S g LINILL, Y DL] PUAREIIS PEN IRECICAA, Y) ISO COSSA RIAS AS A , Tb 4 E ps y pul Y) IPS Y) Sa E ¿il EE (71/7/77 Ps LE Vf e e N 2 OS YY, Ze s ESA IS Om 3 ANS Sl a) 2 ¡UR NA PS 9118707 (1) 2 $4 EMIR 'DIIXBp[ '9I8Z [7 908 “Ul8 pl e Nénis 3, del cilindro de ina oia “In - gersol » de la mina de “Barron; ” Diámetro del cilindro: 181; » Ps Diámetro del vástago: 70 milímetros; Carrer»: 30; Fecha: Noviembre 30 de 1898; Tiempo: grp, Extremidad del cilin- a dro: ambas; Escala del resorte: Núm. 30; Presión en las calde- as: 60 b; Vacío: 18; Revoluciones por minuto: 20. Presión de Eto caja distribución: 5 tb, AS 2 7 NOTAa.—Al tomar los diagramas núms. 1 y 3 ro se tuvo en cuenta la temperatura del agua de condensación, tanto á la entrada como á la salida, por falta de un termómetro. . Pachuca, 1899. Memorias.—(1903).—T. XX.-.47. Es E Y LIGERA CRITICA ACERCA DEL ABRIGO “PASTRANA” PARA TERMÓMETROS Adoptado en los Observatorios de varias de las Redes Meteorológicas Nacionales. POR FRANOISCO DE P. TENORIO, M. $, A. Hace cinco años, al hacerme cargo del Observatorio Me teorológico del Colegio del Estado de Puebla, llamó desde lue- go mi atención lo defectuoso del abrigo para termómetros que durante veinte años se había utilizado en los trabajos diarios de observación; pensé remediar este mal solicitando, con la urgencia que el caso requería, autorización para invertir la can- tidad que fuera necesaria en la construcción de un nuevo abri- go que llenara las condiciones que la ciencia del tiempo señala para esta clase de instalaciones. No desconocía que era grave inconveniente el que presentaba la situación del Observatorio que, como la mayor parte de los que forman la red meteoro- lógica mexicana, está en la azotea de un edificio y por lo tanto era imposible adoptar alguno de los sistemas clásicos que con tanto éxito se emplean en las Estaciones Francesas ó Inglesas, por ser inadecuados para el caso. Estudiaba con afán el modelo que más couviniera ensa: 5% A A AAA 27 e ¿de es o FESTA A 372 - Memorias de la Sociedad Científica - yando algunos que apenas daban medianos resultados, y aun- que estaba seguro que ninguno llenaría, en las condiciones que por necesidad debía colocarse, perfectamente su objeto; quise, sin embargo, evitar lo más que se pudiera las perturbaciones que por radiación sufren las columnas termométricas, con la mejora proyectada; para salir victorioso en el problema que se me presentaba, solicité la valiosa ayuda de algunos de los miembros de la comisión especial nombrada por el primer Con- greso Meteorológico Nacional, en la sesión del día 1? de No- viembre de 19U0. Al efecto me dirigí al distinguido meteoro- logista Sr. D. Manuel Moreno y Anda, y al laborioso é inte- ligente Director del Observatorio Meteorológico Central de México, quienes con la bondad que les caracteriza me die- ron provechosos consejos. Siguiendo los del Sr. Pastrana, por parecorme que daban algunas garantías para el éxito final, me resolví al fin á construir un abrigo para termómetros de la for- ma y dimensiones que este señor me recomendaba, quedando concluído el día 14 de Diciembre de 1901, fecha en la que se inauguró tal mejora. Está formado el abrigo por un cuarto de madera de dobles persianas y doble techo situado en el ángulo SE. del edificio, orientado de N, á S. y-descansando sobre un macizo de mampostería revestido de cemento. Forma la base un cuadra- do de dos metros por lado; la pared que ve al Norte tiene 2m75 de altura y la que ve al Sur 2m25, ofreciendo por lo tanto el techo exterior un declive de 0m50. Entre las dos per- sianas y ambos techos media un espacio de 0m25, las duelas de las persianas exteriores son más anchas y más grandes que las del cuarto interior, tienen Om10 de ancho por 0m85 de largo, y 0mU6 por 0m40 inclinadas unas y otras en sentido contrario. El piso del abrigo está perfora lo, levantado sobre el suelo 0m25 y el techo exterior es de zinc, sacando un costo total de $120. Aunque por su situación no podía temerse, que construc ciones cercanas perturbaran la marcha de los aparatos que debían colocarse en él, termómetros, psycrómetro, evaporóme- tros y registradores de los elementos temperatura y hume- dad; temía sin embargo que las bóvedas que forman el techo del Colegio, por su forma radiaran calor, y que, por otra par- te, las corrientes de aire que se establecieran en el interior del abrigo afectaran de un modo no despreciable las indicaciones de los termómetros, activando á la vez la evaporación lo que daría por resultado errores en el cálculo de la humedad del aire por medio del psycrómetro, Con el fin de determinar la corrección que debiera hacerse, procedí á observar simultá- neamente, por espacio de un mes, las indicaciones dadas por el termómetro patrón núm. 15,151 de la casa Rousseau de Pa- rís, colocado en el interior del abrigo, y las del termómetro honda formado con un pequeño termómetro, marca Negretti € Zambra, comparados respectivamente en la Oficina Meteo- rológica Central Francesa y en el Observatorio de Kew, In- glaterra, siendo correcta la marcha de ambos, habiendo comen- zado este trabajo el día doce de Mayo de 1902. Los resultados fueron los que indica el cuadro adjunto. Como se ve el resultado obtenido es bastante satisfactorio tratándose de la temperatura del aire, pues el termómetro honda, después de haberse usado con gran cuidado, acusó va- lores un poco superiores á los dados por el termómetro patrón, lo que atribuyo á la rapidez con que renueva el aire en el in- terior del abrigo. No sucede lo mismo con el psycrómetro, en el que las corrientes de aire al activar la evaporación hacen que las temperaturas del termómetro húmedo sean inferiores “á las que daría colocado en los abrigos Francés ó Inglés, co- mo lo comprobé en las observaciones que hicimos simultánea- mente, el Ayudante del Observatorio, Se. Alberto Lezama, que operó en un jardín próximo al Colegio con un pequeño abrigo, sistema Francés; y el que esto suscribe en el abrigo del Observatorio. 374 Memorias de la Sociedad Científica Días del mes. momo Termómetro Diferencia Termómetro Termómetro Diferencia patrón honda patrón honda 6.23 a. m. 6.232, m. 6.23 p. m. 6.23p m. 12 de Mayo 12.6 13.0 —0.4 16.3 16.5 —4.2 ; E 11.5 11.7 —0.2 20.4 20.9 —0.5 | 14 12.0 12.3 8 21.7 29.2 —0.5 15 12.2 12.5 —0.3 92.4 23.0 —0.6 16 11.8 12.2 0.4 =- 218 22.0 032 17 15.0 15.2 —0.2 22.0 22.2 a 18 15.4 15.7 03 DLS 92.0 —0.2 19 12.9 13 EL 0:79 128% 23.0 +0.1 20 13.0 183. —03- B4 22 JA 21 17.2 17.5 03 17.1 17.4. 03 22 14.5 14.9 —0.4 18.5 188-709 23 14.7 15.2 —0.5 ari 21.2 E ; 24 8.6 8.2 +0.4 19.7 19.8 —0.1 25 12.7 13.0 08 20.5 20.8 —0.3 26 12.2 12.5 —0.3 21.2 21.5 -—0.3 27 12.4 12.7 —0.3 23.1 23.3 —4.2 28 14.5 14.8 —0.3 21:1 21.3 E 29 14.8 14.9 E 17.9 18.0 A El 30 14.3 14.5 0 20.1 —0.0 31 15.3 15.9 —0.6 22.4 22.4 —.0 1deJunio 13.0 13.1 04 17.2 17.3 0,1 2 13.1 13.3 ua 19.0 19.3 —4.3 3 13.9 14.0 —0.1 18.9 19.0 0 4 13.0 132 —02 197 20.0 03 5 132 SAI 16.5 16.8 —0.3 6 15.3 15.6 20:37 BS 18.8 03 7 14,8 15.1 —0.3 15.8 16.1 —-0.3 8 15.0 15.2 —0.2 20.3 20.5 02 9 13.0 13.2 —0.2 19.8 19.8 —0.0 10 13.1 13.4 —0.3 20.0 20.1 —0.1 11 13.4 13.7 —0.3 21.6 21.7 DE 12 13.0 13.3 3 213 21.5 —0.2 Dif. mediaá 6h. 23m.a.m.....—0.2 A6h.23m.p.m..... —4.2 A Corrección -+ 0.2 qué deberá agregarse á las lecturas he- chas en los termómetros colocados en el abrigo. “Antonio Alzate.” Los resultados que obtuvimos y que constan en el cuadro siguiente darán á conocer las grandes diferencias que se notan en las indicaciones de los termómetros húmedos, lo que no su- cede en los secos: Jarpís Exórico OBSERVATORIO Dias DEL MES Abrigo Francés Abrigo “Pastrana” Dif. respecto al Psycrómetro Psycrómetro abrigo F. Mayo de 1902 T. seco “T. húmedo T,seco T. húmedo T. libre T húmedo 18h. a.m. 13.2 30,8 13.5 10.0 +0.3 —0.8 2 5 13.3 9.4 13.5 8.6 +0.2 —4.8 A 10.5 138 9.8 +04 —0.7 4 pe 13.4 11.3 14.0 10.1 +0.6 —1.2 5 y 13.0 11.9 13.6 10.9 +0.6 —1.0 6 . 14.1 12.0 14.8 11.3 +0.7 —0.7 y PA 14.0 12.2 14.4 11.3 +9.4 —0.9 84h. p.m. 23.2 16.2 23.4 15.6 +0.2 —0.6 E 93.2 14.0 93.6. 13,1 +04 —0.9 07 24.2 14.6 A E ed A 11 de 25.3 15.2 25.6 14,3 +0.3 -—0.9 12 be 26.8 15.0 27.0 7 143 +0.2 —0.7 13 VS 22.7 12,4 23.0 : 11.0 +0.3 —1.4 14 en 21.1 16.7 21.4 15.4 +0.3 —1.3 A 24.2 13.0 24.6 126 +04 —0.4 DI. Media... >. > +0.35 —0.92 La diferencia de temperaturas acusadas por los termóme- tros secos instalados en los abrigos, es un poco mayor que la obtenida en la comparación que hice con el termómetro patrón núm. 15,151 y el termómetro honda, siendo superiores en este caso las observadas en el abrigo “Pastrana” á las del abrigo Francés, lo que atribuyo, no á defecto en la disposición que -— tienen las partes componentes del primero, sino al inconve- e niente tantas veces censurado de pretender acondicionar Ob- servatorios en la azotea de edificios que necesariamente deben . “irradiar calor que ocasione perturbaciones en los aparatos, de- fecto que, en mi concepto, ninguna forma de abrigo podrá evi- o do 1 A «ez 376 Memorias de la Sociedad Científica PILES III tar, pues aun cuando, como en el caso presente, se hagan mi- nuciosas investigaciones para averiguar la mayor ó menor bon- dad de un modelo; el termómetro honda, recomendado por to- dos los meteorologistas para estos casos, opera en una masa de aire calentado por las irradiaciones de los materiales de construcción, cuyo poder emisivo se aumenta en el Colegio con la forma abovedada que tienen los techos. Si es perfectamente explicable lo observado en la compa- ración de los termómetros libres, también lo son las diferen- cias muy notables (0.92) que aparecen en las temperaturas de los húmedos, en los que, á la causa común de perturbación (radiación) debe agregarse la producida por las corrientes de aire que se establecen en el interior del abrigo, las que, al ac- tivar la evaporación, hacen que descienda la columna del ter- mómetro humedecido, pues de otro modo no se explica el que se obtengan temperaturas más bajas en el abrigo “Pastrana” que en el abrigo Francés, instalado aquel en una azotea y éste en un lugar perfectamente descubierto, algo retirado de edi- ficios y con el piso cubierto por césped; lo que racionalmente daría por resultado que en el abrigo francés se indicaran tem- peraturas más bajas que en el abrigo “Pastrana.” Por lo expuesto se puede deducir lo siguiente: 1. El abrigo “Pastrana” ideado para Observatorios que estén situados en lo alto de edificios, es un modelo que llena en parte su objeto tratándose de la temperatura del aire. 2. El cáleulo de la humedad, por medio del psyerómetro, sufre errores cuando está instalado el aparato en el abrigo que motiva el presente estudio, debidoá las corrientes de aire que se establecen en el interior de él. 3. Deberá modificarse el piso del abrigo, que en el diseño del autor aparece perforado, pues la masa de aire, calentado por el suelo de las azoteas, tiende á ascender con más ó me- nos rapidez según sea la diferencia de temperatura del aire' en contacto con el piso y la del interior del abrigo. El asunto merece la pena de ser estudiado, ya que este modelo se ha adoptado en un gran número de estaciones me- teorológicas que, por diferentes circunstancias, están situadas en lugares impropios para su objeto. Sin desconocer la utili- dad de este abrigo, no se deberán olvidar las recomendacio- nes que hiciera el Primer Congreso Meteorológico Nacional, de procurar el establecimiento de Observatorios fuera de las * Ciudades, en los que sea posible usar el modelo Francés, úni- co con el que, en mi concepto, se corregirán los errores por tantos señalados. Cuando se realice este ideal que todos los observadores perseguimos, habremos dado un impulso más á la ya adelantada Meteorología Nacional. Memorias.—(1903).—T. XX.—48. Pe A A AS DE Pr dde: IDEAS GENERALES PARA LA FORMACION DE LOS PRESUPUESTOS EN LAS OBRAS DE CONSTRUCCIÓN POR ADRIAN TELLEZ PIZARRO, M. $. A,, Profesor en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Se llama construcción, al arte que basado en los principios fijados por la ciencia, nos da á conocer las reglas necesarias para proyectar, dirigir y vigilar la buena ejecución de toda clase de obras, cualesquiera que sean su naturaleza, especie y destino. , Uno de los principios fundamentales en que se apoya este arte, para construir con perfección, es la solidez, exigiendo además cuidados y atenciones especiales para lograr la econó- mica inversión de los fondos que deban erogarse. Suponiendo una cimentación convenientemente dispuesta, es preciso, para que las obras tengan la solidez y duración ne- . cesarias, que los materiales.que en ellas se empleen estén en las mejores condiciones, para lo cual hay que atender á su ca- lidad si son naturales, y á su fabricación si son artificiales. Es un error el creer que se suple el defecto de estas con- diciones con exagerar las medidas de los diversos elementos de la construcción, porque además de aumentar notablemente su costo, hay que observar, que siendo de mala calidad los 380 Memorias de la Sociedad Científica materiales ó estando mal dispuestos, no se puede asegurar de ningún modo, la duración del edificio construido con ellos, sobre todo si se tiene en cuenta la acción destructora del tiem- po, del agua, del viento y de otras causas imprevistas. El constructor, además de buscar siempre una economía bien entendida, debe procurar que sus construcciones obedez- can á los principios dictados por la ciencia y que su ejecu-, ción se haga de acuerdo con las reglas establecidas por el arte. La economía bien entendida en una construcción, consis- te en la elección, distribución y combinación racionalmente justificadas, de los diversos materiales empleados en ella, de tal manera, que los distintos elementos de la -obra, desempe- ñen debidamente todas las funciones á que estén destinados. La buena ejecución de una obra, tiene por punto de par- tida el conocimiento de las propiedades y de los precios de los - distintos materiales que la forman, eligiendo los más apropia- dos á las diversas necesidades y distribuyéndolos convenien- temente, teniendo en cuenta su resistencia, los esfuerzos á los cuales serán sometidos y las condiciones de todas clases que deban de llenar. El conocimiento perfecto de las propiedades relativas á los materiales de construcción, es más importante de lo que á primera vista parece, pues de él dimanan, no sólo la solidez y duración de las obras en que ellos intervienen, sino que ese conjunto de conocimientos forma también la base indispen- sable y enteramente segura, para la formación racional de los presupuestos de costo y duración de los trabajos de esas mis- mas obras. Para conocer un material, no basta saber cuáles son sus propiedades físicas, químicas, etc., pués este conocimiento re- sulta insuficiente en la práctica, es necesario, además, tener en cuenta los datos de todos géneros que con él se relacionan, como son: cantidades de material por unidad de superficie ó de volumen, mano de obra que exijan estas unidades, canti- y «Antonio Alzate.” dad de materiales auxiliares, etc., etc. La reunión de todos estos datos, pondrá en aptitud al constructor para estudiar, tanto la parte de solidez y de economía, como la parte no me- nos importante de los presupuestos. La falta absoluta ó relativa de los conocimientos indica- dos, ha ocasionado trastornos más Ó menos graves, á las em- presas y á los particulares, que sólo contaban con los recursos designados por malos presupuestos para la construcción de un edificio. Hasta hoy, puede decirse que no hay un método racional para la formación de los presupuestos de dinero, y para los presupuestos de tiempo, no hay ninguno. El sistema generalmente empleado entre nosotros para formar un presupuesto de costo, ha sido estimarlo por el valor de las diversas unidades de construeción, tomando como pun- to de partida, los costos obtenidos por algunos constructores. Este procedimiento que ha dado, da y dará en la práctica, re- sultados que distan mucho de la realidad, no sería tan malo, si esos valores de las diversas unidades correspondieran á tiempo presente. Todos los valores de que hasta hoy se ha par- tido, son de tiempo pasado, hay algunas unidades á las que se les da el mismo valor que el que obtuvo la persona que dió el dato hace cuarenta años, sin tener en cuenta el aumento de precio de los materiales, los jornales de actualidad, el 5% del impuesto sobre materiales, etc., etc. Esta ha sido la causa por la que los presupuestos nunca han estado de acuerdo con las obras realizadas, resultando di- ferencias entre los presupuestos y los costos efectivos, que en muchos casos han pasado del 50%. . — De aquí ha provenido la desconfianza que tienen los pro- pietarios, desconfianza muy natural y justificada, pues ya es fama que los gastos erogados en la construcción de un edificio superan en mucho, á la cantidad fijada de antemano por el in- - geniero, arquitecto ó constructor. 382 Memorias de la Sociedad Científica mo Para desvanecer esos temores de las empresas ó de los particulares, hay que fundar los cálculos en una base más es- - table. Los únicos datos fijos y que en mi concepto deben tomar- se como base para la formación de los presupuestos de tiempo y de dinero, son los siguientes: Cantidad de material, por unidad de superficie ó volumen. Materiales auxiliares que entren en la formación de esa misma unidad y Mano de obra para la ejecución de la unidad elegida. Adquiridos estos datos, en promedio de muchas observa- - ciones, no queda más que aplicarles los precios corrientes, para obtener en una época cualquiera el valor efectivo de la unidad. Con los valores de las diversas unidades de construcción, de- ducidos de la manera que acabamos de indicar, puede asegu- rarse que los presupuestos que con ellos se formen, muy poco han de diferir del gasto efectivo. De todo lo dicho resulta, que el conocimiento perfecto de los materiales de "construcción en general, y especialmente de los de la localidad en que se construye. es una de las bases en que descansa la honradez profesional de todo constructor. México, Marzo 25 de 1904. CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LAS CORRIENTES DE ALTA FRECUENCIA EN EL TRATAMIENTO DE LA TUBERCULOSIS POR EL DOCTOR JOSE JOAQUIN URRUTIA, M. $, A, Los ensayos de tratamiento de la tuberenlosis por las co- rrientes de alta frecuencia han tenido en algunos casos resul- _tados halagadores. Así lo afirman en Francia Doumer y Oudin, Lagriffoul y Desnoyés, Gandil y Riviére, Jofre en México, O'Farrill en Puebla. He querido contribuir de alguna manera, aunque sea insig- nificante, á precisar el verdadero valor del efluvio en el terri- ble mal y saber si realmente hemos adquirido ya una arma valiosa de combate ó si se trata de una de tantas ilusiones terapéuticas llamadas á desaparecer después de efímero rei- nado. : Con este objeto he emprendido experiencias, no termina- das aún, de las cuales voy á dar cuenta á esta docta esrpora- ción, urgido por el honroso para mí deber de presentar un tra- bajo reglamentario. 384 Memorias de la Sociedad Científica - Según los modernos trabajos bacteriológicos la fórmula de la enfermedad infecciosa es la siguiente: microbio e =enfermedad organismo Para que aparezcan los fenómenos morbosos es necesario: 1?, que la bacteria sea virulenta, es decir, que elabore toxinas; 2%, que disminuyan las defensas del organismo. De dos mo- dos, pues, podemos luchar contra la infección tuberculosa: lo- grando atenuar la virulencia del bacilo ó reforzando las defen- sas del organismo. E Si el efluvio tiene una influencia dichosa sobre la tubercu- losis debemos encontrar la comprobación investigando en una y en otra de esas vías. A ellas me he dirigido. Lo que hasta hoy se conoce acerca de la acción fisiológica de las corrientes de alta frecuencia no basta, en mi concepto, para explicar la pretendida acción curativa. Como resultado de las aplicaciones generales se ha observado: la aceleración de las combustiones, el mayor número y amplitud de las respira- ciones, la actividad de reducción de la oxihemoglobina, el au- mento del calor animal, la diuresis y la eliminación más fácil de los excreta, particularmente de la urea. Como efecto de las aplicaciones locales: la chispa del reso- nador determina en el punto tocado la anemia de la piel, al- canzando una circunferencia de uno á dos centímetros de radio, después toma el aspecto de carne de pollo y al fin un tinte rojo que persiste largo tiempo. Una serie de chispas á lo largo de la columna vertebral levanta la presión arterial. El efluvio ocasiona una vaso-dilatación intensa y el aumento de la pre- sión arterial y Desnoyés le atribuye una acción analgésica local. De los efectos fisiológicos generales se deduce que puede ser útil la aplicación de la alta frecuencia en aquellas enfer- medades que directamente dependen de la diminución de la ““ Antonio Alzate.” 385 ———__— e nutrición, Tales son: la diabetes, obesidad, artritismo, albu- minuria. Sin embargo, en la práctica no ha correspondido á las esperanzas; porque los resultados, según Weil, han sido variables, y eso después de 200 ó 300 sesiones, tiempo extre- madamente largo para que lo soporte y pague el enfermo. Prescindo de mencionar las diversas afecciones en las que pueden estar indicadas las aplicaciones directas, para limitar- me á la tuberenlosis. Siendo la tuberculosis una enfermedad clásicamente infec- ciosa, cuyas localizaciones son variables, generalizándose á veces con rapidez (tuberculosis aguda), estando demostrado que las toxinas del bacilo son venenosas en alto grado y que la virulencia de la bacteria se conserva durante muchos meses hasta en los cultivos viejos, ¿es posible que se pueda luchar contra enemigo tan poderoso excitando al organismo sólo du- rante las sesiones de aplicación, con ese latigazo á su actividad! Por otra parte el Dr. Berlioz, apoyándose en las experien- cias de D'Arsonval y Charrin y las de Marmier sobre bacte- rias y toxinas, concluye que las corrientes alternativas de alta frecuencia no han producido ninguna atenuación (Précis de Bacteriologie médicale 1903). Lleno de estas dudas he dado principio á mis trabajos. Comencé por aislar el bacilo tuberenloso inoculando cuyos con el esputo de un tísico, diagnosticado por el examen bacterio- lógico, y empleando los medios glicerinados. Pedí además el cultivo puro al laboratorio de Parke Davis, deseoso de violen- tar los trabajos; porque en Bacteriología las experiencias se refieren en pocas palabras y se realizan en muchos meses. Obtenido el cultivo puro sembré con él, en estría, cuatro tubos de gelosa glicerinada. Dos tubos ordinarios y dos con la siguiente modificación: el fondo del tubo y el tapón deal. godón atravesados por sendos alambres de platino, el alambre inferior aprisionado en la masa de gelosa y el otro terminán. dose á poca distancia de la superficie del medio por una lami- Memorias.—(1903).—T. XX.—49 386 Memorias dela Sociedad Científica LLLLLILIILDIIILL APIS rÁÍ nita cuadrangular también de platino. Los extremos libres de los alambres permiten que se liguen á los polos del resonador.. Todos los tubos fueron colocados en la estufa á la tempe- ratura de 383 centígrados. Los que tenían electrodos de pla- tino eran diariamente efluviados durante media hora, haciendo caer sobre ellos agua fría gota á gota para evitar su calenta- miento. A la vez inoculé el esputo á dos cuyos, inyección in- traperitoneal, y á uno de ellos, á quien corté una oreja para distinguirlo, le apliqué todos los días media hora el efluvio.. Posteriormente inoculé dos cuyos, con cultivo efluviado y no efluviado respectivamente, Los resultados han sido los que á continuación se expresan: 1% Los cultivos se desarrollaron en el mismo tiempo, sin diferencia apreciable (15 días). 2% El cuyo inoculado con el esputo y efluviado falleció ocho días antes que el no efluviado, 3? El cuyo inoenlado con el esputo efluviado falleció úni- camente con un día de diferencia que el otro inoculado con el no efluviado. Por supuesto que no cometeré el atentado lógico de sacar una consecuencia de casos particulares. Continuaré mi expe- rimentación y en el próximo trabajo reglamentario daré cuenta con los resultados nuevos. Como todos aquellos que han manejado alta frecuencia han comprobado diferencias de reacción considerables, según los aparatos, su self y capacidad y según los valores de la co- rriente, voy á deseribir los que poseo y estoy utilizando. La corriente es la del alumbrado incandescente de la ciu- dad, corriente alterna de 60 períodos y 104 voltios. Dicha co- rriente llega á un cuadro de distribución provisto de voltíme- tro y amperiómetro, y un reostato ordinario. El trasformador es una bobina de inducción, de 35 centímetros de chispa, mar- ca “Allgemeine Elektricitáits-Gese:lschaft, Berlin,” 15 voltios y 15 amperios, sobre una caja de caoba que encierra el con- densador. Empleo el interruptor electrolítico de Webhnelt, mo- dificado por Gaiffe. Forman el condensador cuatro láminas gruesas de cristal, unidas dos á dos y que tienen por sus caras libres pegadas hojas de papel de estaño, de menor superficie, á semejanza del cuadro fulminante; los cristales pueden deslizar uno sobre el otro para variar la capacidad. Las cuatro láminas de cristal están sostenidas por cuatro columnas de ebonita y todo lo so- porta un banco aislado. Dos de las columnas están atravesa- das por tallos metálicos provistos en una de las extremidades de una esfera y en la otra de un mango de ebonita. Dos de las armaduras se conectan con estos tallos y á la vez con el inducido de la bobina. Las otras dos armaduras lo están con las espiras del medio del solenoide. Este es el detonador. El resonador está hecho de un alambre de cobre, grueso y aislado, enrollado en espiral al rededor de un armazón de madera que posee cierto número de barrotes verticales, sobre los cuales va sujeto el alambre por medio de grapas. De los extremos del solenoide parten hilos flexibles y largos que fa- cilitan las aplicaciones á distancia. Este solenoide es bipolar, modelo del Dr. O' Farrill, quien me vendió la instalación que poseo. El número de espiras es divisible por tres y las espiras del centro desempeñan el papel de inductoras respecto de las superiores y las inferiores. Para terminar, los excitadores son: una lámina y un cepillo metálicos. yO e a >" DESCRIPCION DE LOS CRIADEROS DE MERCURIO DE CHIQUILISTLÁN (JALISCO), POR EL INGENIERO DE MINAS JUAN D. VILLARELLO, M. $. A, Muy poco se ha publicado acerca de los criaderos de mer- curio en México; y son muy pocos los que han sido convenien- temente explorados, aunque en alguna época estuvo muy pro- tegida por el Gobierno la explotación de estos yacimientos. Casi siempre se ha creído que la cantidad de mercurio contenida en los minerales de México es muy pequeña para costear la explotación de estos últimos en gran escala; y á la ley baja de estos minerales se atribuyen los fracasos de las Compañías mineras que han invertido pequeños capitales en la exploración de estos yacimientos. Sin embargo de lo ante- rior creo que: ni es tan baja la ley de los minerales de mercn- rio que se encuentran en México, ni es esta la causa principal del fracaso de las pequeñas exploraciones. En efecto, la ley media de los minerales de mercurio varía aquí entre el 0.50 y el 1%, ley semejante á la que tienen los minerales que con éxito comercial han sido explotados en diversas partes del mundo; pues exceptuando la famosísima mina de Almaden en España, las demás han producido minerales cuya ley rara E 390 Memorias de la Sociedad Científica 3 ILL vez ha sido mayor de 1%, como se ve por los siguientes da- tos: “? las minas que se encuentran junto á las de Almaden, - como son las llamadas Almadanejos, Azogues, Concepción y Registro del Entredicho, han producido mineral cuya ley en promedio ha sido 0.65 % de mercurio; las minas de Idria en Aus: tria, según datos oficiales, produjeron durante más de catorce años minerales cuya ley fué tan sólo 0.86%; y la mina de Huan- cavelica en el Perú sólo dió un promedio de 0.80 á 1% de mer- curio en todo el mineral que se sometió á la destilación. Se- gún esto, no puede decirse que: son tan pobres los minerales de mercurio en México que su explotación es incosteable; pero én cambio, puede asegurarse que los procedimientos metalúr- gicos empleados en diversas partes de este país para extraer el mercurio han sido siempre bastante imperfectos, á las veces casi primitivos, y en todos casos poco económicos. Esta imper- fección de los sistemas metalúrgicos por una parte, y por otra, la irregularidad de forma de los criaderos de mercurio, lo cual dificulta la exploración de estos últimos, han sido las causas principales del fracaso de Compañías que con poco capital y dirección técnica poco acertada han querido explotar los refe- ridos yacimientos. No es mi objeto en este escrito estudiar el sistema meta- lúrgico para la extracción del mercurio considerado en la ac- tualidad como el mejor y más económico; pero quise indicar lo anterior para que se conozca el motivo por el cual están muy poco explorados los criaderos de mercurio en México, exploración pequeña que en la mayoría de los casos no pro- porciona datos suficientes para hacer un estudio geológico de- tallado, y determinar el verdadero valor comercial de los men- cionados criaderos.' Indicado lo anterior, paso á describir someramente el Mi- neral de Chiquilistlán. (1) Datos tomados de James Mactear. Explotación y metalurgia del mercurio en México. Minero Mexicano. Tomo XXVILL, núm. 9, pág. 103. . A . MINERAL DE CHIQUILISTLÁN. > Ubicación. —El Distrito minero llamado Martínez, y cono- cido hoy más bien con el nombre “Mineral de Chiquilistlán” está situado aproximadamente á los 40 49' de longitud Oeste de México, y á los 200 4' de latitud Norte. Se encuentra este mineral entre lós pueblos de Tapalpa y Chiquilistlán, en la Municipalidad de este último nombre, perteneciente al Can- tón de Sayula, ó sea al 4? Cantón del Estado de Jalisco, y á 190 kilómetros al S. W. de la ciudad de Guadalajara. Vías de comunicación.—Dos caminos pueden seguirse para ir de Guadalajara al mineral de Chiquilistlán, y son los siguien- tes. Por el ramal del Ferrocarril Central de Guadalajara para Ameca se llega á la Estación de la Vega; de este lugar el ca- mino es carretero hasta Cocula, y de herradura, atravesando la Sierra, hasta Ohiquilistlán; pero se puede llegar en un día desde La Vega hasta el Mineral mencionado. Para seguir el otro camino se utiliza el ferrocarril de Guadalajara á Colima hasta la Estación de Sayula, y de este lugar en un día á ca- ballo, y pasando por el pueblo Tapalpa, se llega á Chiquilis- tlán. De este pueblo para las minas de mercurio sólo hay 10 kilometros «le buen camino de herradura. Historia del Mineral.—Por el año 1843 se formó una Com- pañía minera para trabajar este Mineral, y durante los meses de Abril á Agosto del citado año se extrajeron de la mina “El Manto” 361 toneladas de mineral conteniendo 2.3% de mercu- rio, ó sean 8,303 kilos de este metal; pero por el sistema me- talúrgico primitivo que se empleó en aquella época sólo pu dieron extraerse 2,256 kilos de mercurio; y por lo tanto, la pérdida fué de 72.8%.“ Desanimada la Compañía por esta enorme pérdida contrató la Negociación con los Sres. Blume y Castaños; y en Mayo de 1844 y después de gastar estos se- (1) A. Castillo. Resumen del reconocimiento de criaderos y minas de azogue. Pe- riódico “En Naturaleza.” Tomo 11, 1873, pág. 56, e 392 Memorias de la Sociedad Científica ñores $5,000 sin obtener mejores resultados se suspendieron los trabajos en las minas. Después, los “gambusinos” traba- jaron en algunas de éstas; y ahora, los Sres. Miguel Díaz Fer- nández y Joaquín García han formado una compañía, y pronto se comenzarán de nuevo los trabajos en las minas de Chiqui- listlán. Topografía.—El mineral de que me ocupo se encuentra al pie de la sierra que con rumbo SE. á NW. se extiende de Ta- palpa para Tecolotlán y Mechitiltic. Esta sierra, limitada al NE. por los fertilísimos valles de Sayula, Ameca y Etzatlán, establece la división de las aguas entre el territorio de la lagu- na de Chapala, que por el río Tololotlán desagua al mar cerca de San Blas, y la región de Tecolotlán que desagua por el río * Tuscacuesco, el cual forma en Colima el río de la Armería, y desemboca hacia el Sur en el Pacífico. Toda esta serranía que está cubierta de bosques formados por pinos, robles y enci- nos, está regada por ríos permanentes, y el clima es templado y favorable á la salud. Geología general.—En la sierra de Tapalpa y en los alrede- dores de Chiquilistlán se encuentran dos formaciones geoló- gicas; una es sedimentaria mesocretácica; y la otra es eruptiva terciaria. La primera está constituída por caliza con rudistas, cubierta á veces por capas de arenisca, arcilla y marga; y la roca eruptiva es una andesita de hornblenda. Las capas de arenisca, arcilla y marga tienen un rumbo me- dio de 450 NW y están echadas 200 al NE. El espesor de estas capas es relativamente pequeño, pues á poca profundi- dad se han encontrado en algunos trabajos mineros las calizas duras, y de color gris, que afloran en las cercanías de la mina llamada el Manto. Estas calizas están agrietadas en varias direcciones; y parece, sin que pueda asegurarse por estar muy poco explorada la región, que en los lugares en que se cruzan dos ó más sistemas de grietas es en donde se encuentran los depósitos minerales. 2 — La estructura general del terreno es monoclinal, no se ob- servan fallas ni grandes fracturas; pero el esfuerzo horizontal que motivó el plegamiento de las capas calizas debió “ formar un sistema de pequeñas “fracturas conjugadas” % normales á la dirección de la fuerza y paralelas al eje del levantamien- to; así como otro sistema de grietas perpendiculares á las-an- teriores y debidas á la acción combinada del esfuerzo referido y de una presión lateral; y aunque estas pequeñas fracturas ocasionan deslizamientos del terreno, son éstos tan pequeños en el Mineral de Chiquilistlán que no se les puede dar el nom- bre de fallas. “ Las grietas anteriores, contemporáneas del plegamiento del terreno y de la emisión de las andesitas, permitieron la circulación por las calizas de las aguas superficiales descen- dentes, y de las termo-minerales ascendentes que formaron los criaderos de mercurio como indicaré después. Minerales. —En los afloramientos de los criaderos así domo en el pequeño laborio explorador que puede visitarse en la ac- tualidad solo se observan los siguientes minerales: cinabrio, azurto, malaquita, cobre sulfurado, óxido de fierro (limonita), calcita y poco yesu. La estructura del mineral es maciza, y en ninguna parte del laborio descubierto se encuentra la es- tructura-en fajas ó bandas que indica los diversos períodos del depósito de mineral, nila “estructura en cintas” % que in- dica movimientos del criadero posteriores á su relleno primi- tivo. La cantidad de mercurio contenida en estos minerales es de 0.80 % como promedio. (1) A. G. Leonard. Lead and zine deposits of lowa. (2) Valdemar Lindgren. The gold and silver veins of Silver City, De Lamar and - Other mining Districts in Idaho. Twentieth Ann. Rept. U. S. Geol. Survey 1898-99. Part. II pág. 102. (3) 3. S. Curtis. Silver-Lead Deposits of Eureka, Nevada. Monographs of the U. $. Geol. Survey, vol. VII, 1884 pág. 20. (4) Valdemar Lindgren. The gold-quartz vein of Nevada City, and Grass Valey Ava California. Seventeenth Ann. Report U. $. Geol. Syrvey, 1895-96, IU. pág. Memorias.— (1903), —T. XX.—5 394 Memorias de la Sociedad Científica ”o Criaderos.—Los minerales anteriores se encuentran relle- nando pequeñas grietas ú oquedades de la caliza, y forman - “ojos” ó “cintas” entrelazadas. La reunión de estos ojos y cintas constituye zonas mineralizadas que afectan la figura de “bolsas” irregulares, las cuales se extienden á veces más en el sentido horizontal como si fueran “mantos;” y son otras veces angostas y largas, orientadas aproximadamente con el mismo rumbo de las capas calizas, figurando vetas de regular corrido. La primera forma se encuentra en la mina “El Man- to,” y la segunda en la llamada “El Refugio.” De las bolsas ya mencionadas, cuyas dimensiones son va- riables, se desprenden á los lados y á la profundidad hilos ó venas mineralizadas, siguiendo las grietas de las ealizas; y dentro de las referidas bolsas se encuentran trozos de caliza de formas y dimensiones variables envueltos con el relleno metalífero. La distribución del mineral parece haber sido determina da más bien por el carácter físico de la roca, y no por cam- bios en su composición química ó mineralógica. El mine»=? se depositó en las zonas agrietadas de la caliza, zonas de “permeabilidad en grande” Y que permitieron: la fácil circu- lación de las aguas termominerales; la disolnción de la caliza .. por estas aguas; y por lo tanto, el ensanchamiento de las re- feridas grietas. Según esto, la forma y distribución de estos criaderos metalíferos dependió de la permeabilidad de las calizas, es decir, del mayor ó menor agrietamiento de estas últimas. El estudio detallado del relleno de estos yacimientos in- dica que el espacio que ocupan los criaderos no estuvo abier- to en su totalidad antes que circularan las aguas termomine- rales, pues en este caso se observaría en el relleno la estruc- (1) Daubrée. Les Eaux souterraines á 1' époqne actuelle. 1887. Tome l, pág. 17. = o “Antonio Alzate.” 395 tura en bandas; " y la ausencia de esta estructura hace creer que las aguas mineralizantes, á la vez que ensancharon las grietas por las cuales se verificó su circulación ascendente, depositaron sus minerales por el procedimiento de substitu- ción metasomática. Todos los datos que se pueden tomar basta ahora en la región en estudio parecen probar: que los criaderos de Chi- quilistlán fueron formados, en la era terciaria, por solucio- nes termominerales ascendentes debidas á la acción solfata- riana poco posterior á la erupción de las andesitas; que los minerales se depositaron al estado de sulfuros, por el proce- dimiento llamado metasomatosis ó metasomatismo, y en las zonas agrietadas de las calizas; y por último, que las aguas su perficiales transformaron á los sulfuros de cobre y fierro en carbonatos de cobre (azurita y malaquita) y óxidos de fierro (limonita). ; Geología química.—Son muy pocos los datos que se pueden obtener ahora en la región de Chiquilistlán para poder hacer —"Lestudio geológico-químico de aquellos criaderos de mercu- rio, estudio quo reservo para más tarde, cuando la explora- ción proporcione los datos necesarios, y por ahora diré sola- mente que: la asociación de los sulfuros de mercurio, fierro y cobre en esos criaderos, y la pequeña cantidad de azufre de- positado indican que las aguas termominerales, circulantes por las grietas de las calizas de Chiquilistlán en la época de la formación de esos yacimientos, contenían: sulfuros de cal- cio; thiosulfato, carbonato y sulfato de cal; thiosulfato, carbo- nato y sulfato de sosa, y ácido carbónico libre; encontrándose en pequeña cantidad el ácido sulfhídrico, y dominando el car- bonato alcalino y el ácido carbónico libre. Las aguas terma- (1) J. S. Curtis. Loc. cit. págs. 98 y 102. (2) Valdemar Lindgren, Trabajo citado. Twentiéth Ann. Rept U.S. Geol. Survey 1898-99 Part III, págs. 104, 217. e TE 396 Memorias de la Sociedad Científica SLLLIICOLIDIDEODDILI IO III III ILL COLO LOLI DOLO DION les de esta composición pudieron disolver " á los sulfuros me- tálicos que forman el relleno útil de aquellos criaderos. Descripción de las minas.—Muy pocos son los trabajos mi- neros que se pueden visitar ahora en Chiquilistlán, y entre estos se encuentran los siguientes: La mina “El Manto” se compone de las siguientes labo- res: un tiro vertical que comunica, á los 10 metros de profun- didad, econ un gran'salón abierto en parte por los trabajos de explotación y en parte por los derrumbes posteriores; y dos comidos de grandes dimensiones en la superficie, pero azol- vados á la prófundidad, la cual según noticias es de 50 metros aproximadamente. : En el fundo San Miguel se encuentran las siguientes labo- res: un gran tajo superficial en parte hundido; un socavón abierto poeo abajo del tajo anterior, y que por un erucero y un pozo comunica con otro crucero inferior, cuya frente se “coló” hasta colocarla en la vertical del tajo mencionado; y va- rias catas pequeñas abiertas recientemente. En El Mercurio existen dos obras: un pequeño socavón, y un tiro de 12 metros de profundidad que comuniea von un cañón de 12 metros de longitud, y en cuya frente se encuen- tra mineralizado el criadero. En el fundo La Cobriza, que se encuentra en la prolonga- ción hacia el W. del fundo el Mercurio, solo se encuentra un tajo abierto de poca longitud. Las minas “El Saucillo,” “El Socorro” y “San Benito” están completamente azolvadas, pero produjeron en otro tiem- po de 40 á SU kilos de mercurio semanariamente, (2 y no obs- tante la imperfección del sistema metalúrgico empleado. Como se comprende por lo anterior: el mineral de Chiqui- listlán ha sido muy poco explorado; ha producido frutos cuyo (1) Véase Juan D. Villarello. Génesis de los yacimientos mercuriales de Palomas y Huitzuco. Memorias Sociedad Alzate. Tomo XIX, 1903. págs. 97-123. (2) El Jalisciense. 29 de Agosto de 1845. > 7 mtenido en mercurio fué relativamente alto; se CUORE en :'0n liciones favorables para el trabajo económico; es de desear- que la nueva Compañía explore convenientemente la re- gión; y entonces podrá hacerse un estudio detallado acerca > | Fin del Tomo XX de Memorias. - nn 2 Indice del Tomo XX de las Memorias. Table des matiéres du Tome XX des Mémoires. Alemán (Silverio). Observaciones de latitud en Apam practicadas por la Comi- sión Geodésica. (Ob3ervations de latitude d Apam)....... - Alvarez (Manuel F.). Estudio sobre las luces y vistas en las habitaciones y altura de estas en calles y Patio8......ooooomooomo=oono=o-=--> Becerril (Luis G-). La Piedra de Netzahualcoyotl ó delos “Tecomates.” Lám. II y Il bis. (La Pierre de Netzahualcoyotl). (Pl. IT $ IZ bis). —Ronansea (Dr. Silvio). Infeceron «Lal Actinomyces bovis en el ganado mexicano. (In- Jection du Actinomyces bovis chez le bétail mexicain)...... Caballero (Gustavo de J.), El vanadio de Charcas, E. de San Luis Potosí. (Le vanadium A A A O AS o e Conzatti (C ). Ensayo de aplicación á la Flora mexicana de la nueva nomen- clatura botánica del Prof. A. L. Herrera. (Essai d' appli- cation a la Flore mexicaine de la nouvelle nomenclature bota- GUA die Prof. A. Lo. TRONTOrO aiii " Escobar (Rómulo). Las lluvias en México. (Les pluies au Mexique).....? » A ES 0 ) pl | : 7 4 tia * + ! +. y 1 e nm bl PAY de e 5 , á ; > + A 4 : po E Ú “ 1. ; E - . , vs. 0 y a pa m ¿ , gn 4 E Lia . És . , ¡ 4 " br des . q / he 7 yA A . í : K ts ; : , » y A j ) 1 y E >= += ' y CA Rev. Soc. Alzate.—México, ¿A Es Sida Cienifica Antonio Alto.” . ; MEXICO. 4 Revista Científica y Bibliográfica. : ) Núms. 7-10, 1903-904. á NECROLOGÍA. e 3 KARL ALFRED VON ZITTEL. 2 2 El día 6 de Enero murió en Munich (Alemania) el paleontologista más eminente del mundo entero: Karl Alfred von Zittel. Había estado en- fermo del corazón, y el año pasado los médicos lo resucitaron realmente, por medio de fuertes corrientes eléctricas, cuando su corazón ya no latía. En Noviembre de 1903 fué Zittel gravemente herido por un ciclista, pe- ro sanó con sorprendente prontitud, y ya había empezado á dar nueva- mente sus clases en la Universidad cuando sucumbió de repente. Todos ; " aquellos que se ocupan en la geología han sentido la muerte de Zittel co- e mo una pérdida irreparable. e El sabio alemán no llegó á una edad muy avanzada. Nació en Bah- ; E lingen cerca de Freiburg (Baden, Alemania), el 25 de Septiembre de 1839. 3 Su padre Karl Zittel fué un eminente teólogo protestante de ideas libera- 3 les, y lo fué también su hermano Emil Zittel, conocido por sus opiniones 3 liberales sobre el valor de la biblia. Zittel estudió la mineralogía y geolo- gía en Heidelberg, Paris y Viena, pero se ocupó más tarde principalmente 2 en la paleontología, y llegó á ser el maestro de casi todos los paleontologis- tas notables del mundo. Después de haber sido ayudante en el Hofmine- 13 ralienkabinett, y profesor supernumerario en la Universidad de Viena, fué ed nombrado catedrático del Politécnico de Karlsruhe, en donde quedó solo , A poco tiempo, porque en 1866, cuando tenía solo 27 años de edad, fué lla- b mado á ocupar la cátedra de paleontología de Munich, una de las más im- % z portantes de Alemania. Allí estuvo durante un año solamente el notable . . . PB AS paleontologista Oppel, conocido por sus estudios sobre el Jurásico, y éste z Revista. (1903). —4. . ; A E el y . y , % o y e TE y YE 2 r 4 E As Ne = e eS É A o MS ia > E a 26 =- había empezado á arreglar la colección paleontológica de Munich, quehas- 0 ta entonces no había estado en buen orden, y que era de la mayor impor- tancia por contener muchos originales de especies descritas, por Múnster, — Goldfuss y otros, al comienza del Siglo XIX. Después de la muerte de Op- pel se ocupó Zittel arduamente en la misma tarea, y él ha logrado hacer de esta colección la más completa del continente europeo, no obstante los escasos recursos del museo. : S En los primeros años que pasó en Munich publicó Zittel una serie de * trabajos especiales sobre fósiles jurásicos y cretácicos, los cuales indicaron desde luego la mano del maestro. Ya en estas obras se formó él una repu- tación científica muy buéna; pero llegó á ser de fama universal, cuando empezó á publicar su monumental obra, su Tratado de Paleontología en 5 tomos. La publicación de este trabajo duró de 1876 hasta 1893, y estos tomos contienen realmente todo lo que había alcanzado la Paleontología hasta aquel tiempo. Este tratado fué traducido muy pronto al francés por Charles Barrois con la colaboración de muchos sabios franceses; y este tra- tado sirve todavía hoy de base para los trabajos paleontológicos en todos los países civilizados del mundo. Como al terminar la obra estaban ya algo anticuados los primeros tomos Zittel los revisó luego, y publicó porlo pron- to un Manual de Paleontología (1895), en el cual se encuentra la revisión , de toda la- primera parte. Ese Manual fué traducido al inglés por el ameri-- cano Charles Eastman. Hacía mucho tiempo la Academia de Ciencias de Munich había en- cargado á Zittel escribir una historia de la geología, él había coleccionado constantemente material para esta historia, y solo á su energía ferrea le fué posible vencer el material gigantesco en pocos años, de modo que en 1899 pudo publicar su Historia de la Geología y Paleontología en un tomo bas- tante grande. Esta Historia fué traducida luego al inglés por M. M. Ogil- vie-Gordon, traducción que se publicó en 1901. Siempre trabajando, se ocupaba Zittel últimamente en preparar una nueva edición de su Manual de Paleontología, de la cual se publicó hace pocos meses la primera parte, cuando al fin le sorprendió la muerte en medio del trabajo. Zittel fué el hombre más amable que puede imaginarse, y todos sus discípulos se acordarán del interés que tomó en los trabajos ejecutados por ellos en su museo. En Munich estudiaron casi todos los paleontologistas modernos de Alemania y de los Estados Unidos, muchos de Francia, Aus- tria, Italia, Inglaterra, Rusia y el Japón. Enlos años de 1889-1894 que es- tuve en Munich estudiando en el Museo de Paleontología hubo siempre numerosos extranjeros allí; además, acudieron constantemente paleontolo- gistas muy conocidos para comparar fósiles con los de la gran colección - del Museo, de la cual dice el conocido paleontologista americano H. F. Os- born, que: en ninguna parte del mundo puede un investigador seguir tan fácilmente toda la historia de la evolución de la vida como allí. ya 1d Zittel supo entusiasmar á sus discípulos, supo ayudar y desarrollar en ellos la sed del saber, del estudio. Todos los que realmente querían adelantar fueron bien recibidos, y Zittel fué tan liberal que todos podían obtener cualquier material para sus trabajos, aunque fuera de las cosas más raras. En cambio, todos los discípulos contribuyerun á enriquecer el museo con sus colecciones. Además, supo Zittel interesar á personas ricas por su Museo, obteniendo como resultado muchas donaciones para éste. He conocido á pocos hombres tan trabajadores como Zittel.. mpe- zaba á dar sus clases en verano á las 7 de la mañana, en invierno á las 8. Trabajaba después hasta la 1, y volvía al Instituto Geológico entre las 2 y las 4 de la tarde para trabajar hasta las 7 y muchas veces hasta las 9 de la noche, y esto todavía cuando tenía ya 60 años de edad. Sólo de este modo le fué posible acumular una cantidad de conocimientos verdaderamente admirable. Zittel hizo extensos viajes: en 1873-1874 tomó parte en la expedición de Rohlfs á través del desierto de la Libia, en el Norte de Africa; estuvo dos veces en los Estados Unidos, y conoció gran parte de Europa. En los últimos decenios fué colmado de honores. El príncipe—regente de Baviera le concedió la nobleza personal. y más tarde lo nombró Consejero Privado, la Academia de Munich lo eligió en 1899 como Presidente, numerosas Academias tanto de Alemania como del extranjero, y entre estas últimas la de París, y la Sociedad Real de Londres lo nombraron miembro, y mu- chísimos países le confirieron medallas y condecoraciones. Nuestra Socie- dad le había nombrado Socio honorario en Octubre del año pasado, y po- cos días antes de su muerte recibimos su amable contestación. Ahora todo el mundo científico deplora la muerte repentina de Zit- tel como una párdida irreparable, pues podemos decir con Osborn; Zittel hizo más para la promoción y difusión de la paleontología que cualquier otro hombre del Siglo XIX, México, Enero de 1904, , Dr. EmiLiI0 BasE, M. $. A. RS in AS S dí pe ' Ei E a > a te PA A La, SUR LES RÉGIONS OCÉANIQUES INSTABLES 1 ET LES COTES A VAGUES SISMIQUES sv PAR F. de MONTESSUS de BATLORE,M.S. A, (Extrait des Archives des Sciences Physiques et Naturelles. Juin 1903). Dans un mémoire tres récent, et á juste titre fort remarqué, Seismolo- gical observations and earth physics. Geographical journal, jan. 1903, un des sismologues des plus autorisés, Y. Milne, vient, par une méthode indirecte tres curieuse, de déterminer á la surface du globe douze régions, dont éma- neraient les principaux tremblements de terre liés aux mouvements géné- raux dé Vécorce terrestre. Cing entre elles sont uniquement océaniques, six sont situées sur terre eb sur mer, une seule est exclusivement conti- nentale. Les nombres 16 et 8 représentent approximativement leurs sur- faces maritimes et terrestres, proportion notablement inférieure á celles des surfaces immergées et émmergées, ce qui reviendrait á dire que les continents sont relativement moins stables que les océans. C'est cette dé- termination de régions océaniques instables, non soupgonneés jusqu'á pré- sent, qui a le plus attiré Vattention du monde savant, car elles sont peu accesibles á l'observation directe. : En raison méme du chemin tres détourné suivi par Milne, et malgré Vautorité incontestée autant que méritée dont il jouit, on ne saurait ce- pendant accepter sans plus ses résultats, et c'est á leur confrontation avec ceux de Vobservation qu'on nous permettra de nous livrer aprés avoir briéyement rappelé la méthode suivie par lui. John Milne commence par distinguer en macroséismes et en micro- séismes les tremblements de terre suivant que, s'étendant a toute la sur- face terrestre, aussi bien qu'a son noyau, on les pergoit directement dans e. Y, LP un a plus ou moins óloigné de leur origine et instrumentablement dans les observatoires sismologiques les plus éloignés, ou suivant que, con- “servant un caractére local, ils ne se propagent qw'á la surface terrestre et ne sont pas enregistrés au loin. Les premiers résulteraient des grands mou- vements de lécorce, dont le processus, s'il n'est pas continu, estdu moins, de toutes les époques; les seconds d'actions géologiques toutes locales. - Cette distinction est peut-ótre factice, car si leur différenciation réside en ? A . la présence ou en Pabsence des frémissements préliminaires qu'aceusent les sismogrammes, on est en droit de supposer quil ne s'agit lá que d'une HE A - question de degré et non d'une véritable diftérence de nature intime. En y tout casil est parfaitement possible, si les frémissements sont exclusive- ment inhérents au passage des ondes sismiques au travers du noyau in- 4 terne, que les séismes locaux manquent simplement de lintensité néces- E saire pour cette traversée et se limitent á la propagation par la surface. 0 Rien ne dit non plus que dans vingt ans peut-étre, avec des instruments beaucoup plus sensibles encore que ceux dont on se sert actuellement, et quand on aura pu éliminer Pinfhuence du mouvement du support de Pap- S pareil mis en vibration par les SoCOusses, on ne pourra enregistrer, dans un observatoire bien outillé, tous les séismes petits ou grands ressentis á la surface du globe. Il y a plus, il est toujours dangereux et souveraine- ment génant pour les adeptes d'une science de voir ex abrupto changer le sens des termes qu'ils emploient depuis longtemps, les mots de macroséis- mes et de microséismes s'entendant jusqu'a présent des chocs perceptibles á homme ou aux seuls instruments. : Quoiqwil en soit, il résulte des études inaugurées par J. Milne au Ja- pon, dés 1883, et de ses imitateurs et continuateurs d'Europe, en particu- lier 'A. Belar á Laibach, que Vexamen d'un sismogramme, peut conduire á une estimation approchée de la distance á laquelle s'est produit le séis- me qui a actionné les appareils; indiquer, par exemple, s'il viendrait de son r $ antipode. On a vu, et ce fut pour la premiére fois, le tremblement de 'In- á de NE du 12 juin 1897 mettre en mouvement les sismographes du monde 4 - entier et ses vibrations revenir á leur point de départ aprés leur conver- : r gence autour de P'antipode. Un sismogramme complet présente E genres distincts d'ondula- tions. 1% des frémissements préliminaires décelant de trés courtes oscila- E. —tions inférieures au millimétre et Vune période variant de 04,1 4 5”, 29; des vibrations de plus d'amplitude et de plus longue durée. 32 de grandes -——ondulations d'une période de 15 420”. On admet généralement que les pre- —mibres résultent de la propagation du mouvement sismique an travers de toute la masse terrestre avec une vitesse énorme de quelques 10 km. á la seconde, et que les autres correspondent aux mouvements horizontanx et e verticaux de Vécorce terrestre et avec des vitesses respectives de 5 km. EE et de 23 á 3 km, á la seconde. L'intervalle de temps écoulé entre Vinscrip- ; tion au sismographe de ces diverses vibrations permettra de calculer la dis- ] tance a lépicentre inconnu. Que plusieurs observatoires se livrent au mé- . | ¿me caleul pour un méme tremblement de terre lointain, et son épicentre pourra étre localisé par ses coordonnées géographiques, sans qu'on ait be- soin d'en avoir d'autres renseignements. Cette méthode est assurément tres ingénieuse, mais de quel degré d'approximation est-elle susceptible?, c'est ce qwil importe d'examiner. Pour nous en faire une idée, prenons par exemple le tremblement déja cité- du 12 juin 1897, il n'eut pas d'épicentre véritable, mais présenta une sur- face épicentrale en forme de triangle curviligne dont la base s'étendait sur une ligne ESE de Rangpur au delá de Sylhet, plus de 338 km., et sa hau- teur de 160 km. par—dessus la vallée du Brahmapoutre et la pénéplaine de lAssam jusqw'au pied de l' Himalaya oriental. Le mouvement géologique a vraisemblablement aftecté toute cette aire immense. On doit admettre - que dans ce cas les erreurs de la méthode auraient atteint les énormes di- mensions de ce triangle épicentral. Autrement dit, si ce séisme n'avait été connu que par les sismogrammes d'Europe, on aurait pu se tromper de ces longueurs sur la position de l'épicentre, dont on aurait eronnément fait un point. p Ce rest pas tout, si la vitesse de propagation des vibrations de la pre- midre espéce parait á peu pros constante parce qw'ellestraversent un mi- lieu homogéne, le noyau central, devant lequel la croúte externe est négli- geable par ses faibles dimensions relatives, il n'en va pas de méme des vi- brations des deuxiéme et troisiéme especes qui se propagent au travers de lVécorce hétérogéne et irreguliére. Leurs vitesses de propagation seront tres variables, impossibles méme á prévoir, et de fait les meilleures éva- luations différent considérablement entre elles, les nombres mentionnés plus haut n'étant que des indications sur leur ordre moyen de grandeur. Il faut aussi de toute nécessité que les sismogrammes résultent d'un méme E, type de sismographe, condition probablement réaliséee dans les recherches p de J. Milne, du mons le supposons—nous. Il est donc prudent de considé- DS rer, comme entachées d'erreurs notables les déterminations de distances q faites jusqw'a présent par cette méthode, et nous ne croyons pas que dans — 3 Pétat actuel de la sismologie, on puisse aller plus loin que d'y voir une sim- j ple indication par estime de la région probable du globe oú le séisme s'est produit. C'est beaucoup et peu tout á la fois. 3 Ceci posé, voici comment Milne a utilisé cette méthode, plus ingé- nieuse que réellement exacte. Il a pris les 208 séismes des trois années , 1899 a 1901, dont les sismogrammes, enregistrés principalement dans les AAA ia ad E | E 38 stations pálidos! munies de son sismographe, présentaient les trois gen- res de vibrations et lui permettaient de leur appliquer de plusieurs sta- - tions les caleuls dont le principe vient d'étre exposé. Il a trouvé que leurs épicentres se groupaient en 12 régions, comme nous l'avons dit au début. Nous allons les étudier en détail en les comparant aux régions instables du voisinage. Ce sera d'autant plus facile que, tombant en majorité sur des espaces océaniques, nous pourrons nous appuver sur le grand travail de E. Rudolph Vuber submarine Erdbeben und Eruptionen et sur notre pro- pre description sismique du globe, maintenant terminée. Cette comparaison peut ótre faite actuellement avec une exactitude trás satisfaisante. Il est vrai qu'on ne posséde pas encore, et il s'en faut, la valeur chiffrée de la sismicité de toutes les parties du globe; mais on peut dire qu'au moins sur terre, on a une idée trés approchée de son plus ou moins d'importance partout. Quantáce qui concerne les océans, on est, il faut bien Vavouer, un peu plus éloigné de ce résultat, mais la naviga- tion moderne est tellement développée et Rudolph a dépouillé ou fait dé- pouiller tant de journaux de bord qu'on posséde une indication véritable- ment suffisante des espaces océaniques instables. En outre les vagues sis- miques donnent aussi de précieux renseignements, quand elles viennent frapper les mémes rivages. Ceux qui y sont exposés ne sont pas quelcon- ques, et abstraction faite des grandes séismes dont les vagues traversent par exemple tout le pacifique et frappent les cótes opposées aux points ou ils se sont produits, ils sont situés soit au bord de surfaces océaniques pré- sumées instables par les seconsses sous - marines que les navigateurs y ont plus ou moins souvent éprouvées, soitau bord méme de rógions terrestres instables. Ces vagues sont done origine tantót marino, tantót terrestre, et le móme rivage peut étre exposé aux unes et aux autres. En résumé, la sismicité de toutes les parties du globe doit étre con- sidérée cómo tros approximativement connue, méme dans les cas les plus défavorables. On ne doit peut-étre méme pas en excepter les régions po-' laires, pour lesquelles on ne connaít aucun séisme, car il serait bien éton- nant que leurs nombreux explorateurs n'y aient jamais signalé de trem- blements de terre, s'il ne s'agissait pas de territoires parfaitement stables. On peut objecter toutefois qu'enserrés dans la banquise ou le pack, les ob- servateurs auraient presque fatalement confondu les secousses sismiques avec les dangereux mouvements de la glace. Passons, en laissant un pru- dent point d'interrogation. Nous allons rapidement examiner les douze régions á macroséismes déterminées par J. Milne, dans les sens qwil attache á ce mot, et les com- parer avec les résultats dé l'observation directe, tout en observant que le savant sismologue n'ayant opéré que sur les trois années 1899 á 1901, on A AT a $ h! O Y e: z 32 e ¿ ne saurait lui attribuer la prétention V'avoir fait un travail définitif, nou- veau motif pour n'accepter ses résultats que sous bénéfice Vinventaire. Région A, ou de Alaska. 25 macroséismes. Région B, ou de la Cordillére. 14 macroséismes. Son grand axe est notablement plus incliné que celui de la précéden- te et se présente á peu prés parallelement á Varéte générale de la Cordille- re centre-américaine entre les 80we et 125me méridiens. Rasant Pextrémité sud de la vieille Californie, il mord sur le littoral mexicain du cap Corrien- tes á Port Sacrificios et revient toucher la cóte au cap Mata Palo au dé- bouché du Golfe Dulce. L'ovale embrasse bien, il est vrai, des territoires extrémement insta- bles, Costarica, Nicaragua, Salvador, Guatémala SW, puis les régions sis- miques du Mexique entre Pisthme de Tehuantepec, la fosse du Chapala et le plateau de "Anahuac, et dont la sismicité s'atténue progressivement vers le nord, mais comprend en bien plus grande proportion des surfaces oú les séismes sont plutót rares. Honduras oriental, Belize, Tamaulipas, désert de Mapimi, vieille Californie, et d'autres enfin oú ils sont tout afait incon- nus, Veragua, Mosquitie, Peten et Yucatan. L'intervalle des ovales A et B correspond á la Californie méridionale dont Vinstabilité est tres grande. Le golfe du Mexique, malgré des fonds de 2000% et quoique dominé par le massif mexicain, 1'a fourni aucun séisme sous-marin, et le Pacifi- que un seul au large des ¡les Revilla Gigedo. Des vagues sismiques n'ont été signalées que sur les cótes d'Acapulco, Guatémala et Costarica, toutes régions instables. Comme Vautre part le Nicaragua et le Salvador, ce der- nier surtout une sismicité considérable, n'en ont point présenté jusqu'ici, on est en droit de supposer par contraste que celles des cótes précitées ont une origine sous- marine. Parsa proximité du littoral, laxe de Povale coin- cide presque avec Visobathe de 4000m, Lá done encore Vexistence du raide talus sous-marin ne coexiste que partiellement a7ec les régions instables émergées et immergées. Région C, ou des Antilles. J6 macroséismes. Région D, ou des Andes. 12 macroséismes. ds Région E, ou japonaise. 29 macroséismes. Région F, ou de Java. 41 macroséismes. Région G, ou de Maurici. 17 macroséismes. Région H, ou de U' Atlantique NE. 22 macroséismes. 4 , P ; $ q y - pq Région I, ou de " Atlantique NV. 3 macroséismes. hos A Région J, ou de l Atlantique nord. 3 macroséismes. 9 . Je a + Région K, ou alpini, balkanique, caucasienne et hymalayenne. 14 macro- $ E ny séismes. S pa Région L, ou antarctique. 2 macroséismes. E Abbeville, le 1er mai 1903. : | be NOTE RELATIVE A LA RÉGION B. E d Un fait récent, depuis peu arrivé á notre connaissance la vague vrai- a semblablement d'origine sismique observée le 21 février 1902 sur les cótes 3 du Salvador, est de nature á mitiguer un peu ce que nous disions á la fin e de ce paragraphe. ol e ZA e E 0 ¿M BE Ñ A ls oa BIBLIOGRAFIA. e 4 Traité de Chimie physique. Les Principes. Par Jean Perrin, Chargé du cours de Chimie physique á la Faculté des Scien- : ces de Paris. —Paris, Gauthier—Villars. 1903. 8* gr, xXxvIn-300 iS: pages, 38 figs. 10 fr. Se hallan reunidos en este libro los principios cuyo estudio y discu- de : sión han parecido al autor que deben formar una introducción natural á las A diferentes ciencias físicas. Despojado por completo de viejas preoeupacio- e e nes, y haciendo á un lado muchas definiciones, teorías ó hipótesis, que en E a realidad hasta la fecha no satisfacen, ni de nombre, ha redactado su obra siguiendo una marcha enteramente nueva y tratando de limitar el domi- nio que puede reservarse á la Química física. Enuncia y discute en este tomo los principios generales que él llama; en el prefacio hace la reseña par- ca 8 ticular del objeto de la Química física y el espíritu que le ha guiado en la E dirección de esos principios, y consagra cada uno de los nueve capítulos del 0% libro á las cuestiones siguientes: I. La noción de fuerza. —IL Los factores de acción (tensiones ó pre- siones, fuerza electromotriz, temperatura, radiaciones, acciones químicas). — [M5GI. Principio de equivalencia. —IV. Papel de los factores de acción en Bl y la producción de los cambios. V. Principio de evolución. — VI. Caracte- LS Revista. (1903). —5. res del equilibrio estable. — VIL Cuerpos puros y leyes de las combinacio- a nes. — VII. Potencial químico. —IX. Regla de las fases. 3 Lamentamos sinceramente que por la corta extensión de nuestra Re vista, no nos sea dable hacer una reseña completa de la importancia y mo- vedad de esta obra, cuyo autor anuncia que la terminará en otro tomo más, y en el que tratará de la aplicación de la Regla de las fases álos cuerpos puros; de las leyes de la materia diluída, de la Electro-química, de las soluciones coloidales, y, por fin, de las acciones químicas de las radiaciones. Traité pratique des instalations d'éclairage électrique. Adap- tation de Vouvrage de MM. Herzog et Feldmann “Handbuch der Elektrischen Beleuchtung” par Henry Boy de la Tour, In- génieur, Chef du service électrique de la Compagnie de Fives- —Lille.—Paris. Librairie Polytechnique, Ch. Béranger. 1903. 1 vol. gr. in €. 548 pages. 432 figs. 20 fr. relié, La presente obra, escrita en vista: de los trabajos de distinguidos in- genieros prácticos, será de gran utilidad á electricistas. ingenieros mecá- nicos, industriales y á los alumnos de escuelas técnicas. No es una tradue- ción de la edición alemana, sino que tiene añadidos. ó modificados muchos capítulos adaptados á diferentes condiciones y cireunstancias, tanto res- pecto á las instalaciones, como respecto del material empleado, ete. El li- bro en cuestión contiene condensados todos los procedimientos, aparatos, manejo, etc., relativos al vasto asunto de instalaciones de alumbrado eléc- trico, y todos sus capítulos son prácticos y llenos de datos numéricos de eS inmediata aplicación. ¿ AN Véase en seguida los puntos principales de los capítulos de la obra: I Manantiales de luz eléctrica. — IL. Construcción de canalizaciones (interiores, exteriores, subterráneas). — IT Diferentes sistemas de dis- tribución. —IV. Máquinas eléctricas (dinamos, generadores, acumulado- res). —V. Métodos y aparatos de arreglo. — VI. Aparatos auxiliares (apa- ratos para interrumpir circuitos, de medida, etc.). — VIL Aislamiento de e redes eléctricas. — VII. Soportes de las lámparas eléctricas. —IX. Indi- caciones generales sobre las instalaciones eléctricas (generadores y moto- res de vapor, turbinas hidráulicas, gastos de instalaciones diversas, precios de aparatos, rendimientos, etc. ). —X: Descripcion de algunas instalacio- nes existentes. a _Les Chemins de Fer Électriques par Henry Maréchal, Ingé- E. -— nieur des Ponts et Chaussées. Avec 516 figures dans la texte. 5 -——Paris. Libraire Polytechnique, Ch. Béranger. 1904. 1 vol. gr. > in 8? 599 pages 25 fr. relié. % ad p y , ¿es . Y q Los progresos grandiosos é incesantes que los ferrocarriles eléctricos eS > hacen día á día, son seguidos con especial interés y atención por todo el 2 mundo civilizado, y se busca siempre con empeño una obra que esté al co- , rriente de su construcción, funcionamiento, manejo, explotación, etc. El ; eN presente libro reune excelentes condiciones desde todos esos puntos de 18 vista; ha sido escrito por un hábil ingeniero que se ocupa científica y prác- A , a ticamente de la tracción eléctrica, y que á sus conocimientos ha añadido los datos de buenos autores y los suministrados por las compañías mismas ¿ que han instalado y explotan vías térreas eléctricas. El autor es ya venta- [5 josamente conocido por su útil libro acerca de tranvías eléctricos que pu- 5 blicó desde 1897, y del cual se han hecho dos ediciones. A, La presente obra consta de once capítulos que desarrollan suficiente- ” % mente las materias que indicamos á continuación: EN: + L Disposiciones generales de los ferrocarriles eléctricos. Tracción ; por locomotivas eléctricas. Tracción por coches automotores, Alimenta- a ción de los motores eléctricos. Corrientes empleadas. Alimentación de las * ¿ líneas de distribución, —1I. Producción de la electricidad para la tracción e de los ferrocarriles. Generadores de corriente continua ó de corriente al- A | ternativa. Plantas hidráulicas. ó de vapor, ó de gas. Empleo de acumula- + y dores en estaciones centrales. — UI. Vía. Entablados eléctricos, plásticos a y de amalgama. Rieles soldados, ete. —1IV. Distribución de la electricidad 4 á lo largo de las vías. Tercer riel, Aislamiento, Frotadores para tomar co- rriente. Conductores áereos, etc.— V. Alimentación de las líneas de dis- tribución. Transformadores, subestaciones, etc. — VI Motores eléctricos m ,-8 - diversos, empleados en la tracción de ferrocarriles. — VIL. Tracción. Re- "0d ae sistencias que hay que vencer, por la rodada, el aire delante del tren, por 0 las curvas, rampas y pendientes. Consumo de energía. La tracción eléctri- y ca y la de vapor. — VIIL Automotores eléctricos. —IX. Locomotivas eléc- 4 tricas. —X. Caminos de fierro diversos de tracción eléctrica; de cremalle- de ra, funiculares, plataformas continuas, ete. Ferrocarriles para minas. — y e XI. Explotación y gastos. ARE : > po L'Atelier Moderne de Constructions Mécaniques. Procédés e Mécaniques Spéciaux et Tours a Main, par Robert Grimshaw, : ; E EN z , : a x | ; 2 El -M. E.<—Pyomidro Sério. Tradeit de langlals par AN, Lat tuga. —Paris, Gauthier—Villars. 1903. 8* 222 figs. 394 pages. 10 fr. Encuéntranse detallados en esta obra los procedimientos que los in- dustriales norte-americanos emplean en sus manufacturas, y con los cua- les obtienen, entre otras cosas, lo siguiente: 1%, precisión de la producción; 2%, fabricación en masa á bajo precio; 32, cambio mutuo de las partes com- ponentes de las máquinas; 4?, adaptación del producto para ser empleado por obreros sin educación previa especial; 5%, durabilidad del producto; 62, hacer piezas sobre máquinas cuya capacidad normal no está prevista para tales dimensiones; 7%, efectuar operaciones especiales sobre máquinas de uso muy diferente. Creemos que la lectura atenta de este Ñhro por el artesano que real- mente quieta obtener resultados en todos sentidos satisfactorios, será de inapreciable valor y utilidad. Contiene la descripción y manejo de los tornos y su arlicación á la fabricación de infinidad de piezas, dando los más minuciosos detalles des- de la colocación del material, su movimiento, tallado, ete., así como del uso de accesorios indispensables en la manufactura de muchas piezas, y, en fin, centenares de procedimientos, recetas, artificios, etc., que son de muy fácil ejecución y están perfectamente comprobados La obra tiene un índice alfabético detallado, en donde se hallan, bajo varios títulos, los pro- cedimientos que se busquen. L'Électricité et ses applications par A. Reboud, Licenció ds Sciences Mathématiques et Physiques, Principal du Collége de Sisteron.—2*"* partie. Les machines d'induction.—Paris, Libraire Polytechnique, Ch. Pe 1903. 377 pages, 100 figs. 10 fr. relié. La primera parte de esta obra, que trata de los principios generales de la electricidad y el magnetismo y las aplicaciones domésticas, industria- les y médicas de la corriente de la pila eléctrica, la dimos á conocer hace poco tiempo. (Revista, 1902, XVIII, p. 54). El presente tomo forma la segunda parte de la obra y está consagra- do á las máquinas de inducción, ocupándose de todos los puntos importan- tes de la producción, distribución y aprovechamiento industrial de la ener- gía eléctrica. Con un estilo claro y sencillo trata sucesivamente de la energía y sus ad A EAS ni transformaciones y conservación; de las corrientes continuas, alternativas y polifáseas; aplicaciones térmicas, químicas y mecánicas de la energía eléctrica; magnitudes eléctricas; dinamos de corriente continua, alterna- dores; transformación de la energía eléctrica; acumuladores y transforma- dores; aparatos accesorios de una instalación eléctrica; interruptores, con- mutadores, reóstatos, aparatos de medida, de comprobación y de seguridad; distribución y canalización de la energía eléctrica; alumbrado por medio de lámparas incandescentes y de arco; electrotermia: trabajo eléctrico de los metales, hornos eléctricos, calefacción eléctrica; electro-química y elec- tro-metalurgia; motores de corriente continua y de corrientes alternativas, aplicaciones; transporte eléctrico de la fuerza; tracción eléctrica; auxilios á las personas fulminadas; Congreso de la hulla blanca; Ejercicios y pro- blemas. E ENCYCLOPÉDIE SCIENTIFIQUE DES AIDE-MÉMOIRE. Paris, Gauthier-Villars. Chaque volume, 3 fr. Essais des metaux. Théorie et pratique. Par L. Gages, Chef dVescadron d'Artillerie. 1004. 168 pages. Comprende este tomito dos títulos: el primero analiza los principales trabajos ó memorias relativas á la ciencia de los ensayes, así como las ex- periencias fundamentales que les sirven de base. (Teoría de los ensayes. Estudio general del fenómeno de tracción; repetición de los esfuerzos; dis- tribución de las deformaciones en los metales sometidos á esfuerzos). El título segundo se ocupa de los diversos métodos de ensayes de los metales empleados en la práctica, especificando, para los más importantes, los de- talles de aplicación de esos métodos, según las cargas admitidas más gene ralmente. (Práctica de los ensayes. Ensayes de fábricas; ensayes mecáni- cos propiamente dichos de recepción de los metales de la familia del fierro; ensayes mecánicos de Utros metales; ensayes complementarios: quebradu- ras; metalegrafía microscópica, etc. ). ' 38 SESIONES DE LA SOCIEDAD. NOVIEMBRE 10 DE 1902. Presidencia del Sr. Ing. G. Montiel Estrada. — TRABAJOS.—G. B. Puga y R. Aguilar. Análisis mierográfic de las cenizas del Volcán de Santa María. Prof. T. D A. Cockerell. 4. Synopsis of the Aleyrodid« of Mexico. (Memo- rias, XVIII, 203). Prof C. Conzatti. Las Criptógamas Vasculares de México. Dr. 1. Dugós. Trichodects geomydis, var. expansus. Alf. Duges. (Memo- rias, XVIII, 185). El Sr. Dr. A. J. Carbajal hizo una breve exposición sobre sus estudios re- ferentes á la enfermedad del ganado en México, conocida con el nombre de “ranilla.” NOMBRAMIENTO. Socio de número, D. RÓMULO ESCOBAR, Ingeniero agró- nomo. Ciudad Juárez, Chih. SECCIONES. — A moción del Prof. A. L. Herrera, la Sociedad acordó por unanimidad la creación de su SECCIÓN DE BIOLOGÍA, y á moción del Sr. Prof. R. Aguilar, las de AsTRONOMÍa y METEOROLOGÍA y de GEOLO- GÍA y MINERÍA, que tendrán sus respectivos secretarios. El Secretario interino, JESÚS MEZA. DICIEMBRE 2 DE 1902. Presidencia del Sr. Ing. G. Montiel Estrada. TRABAJOS. — Prof. G. de J. Caballero, S. J. — El atomismo y la teoría ató- mica. Prof. T. D. A. Cockerell —Table to separate the commoner scales cocaida of the orange. (Memorias, XIII, 349). Prof. M. Dauvergne, S. J.—Mimetismo defensivo en dos larras afidifagas. Dr. A. Dug*s. —4Algo sobre distribución geográfica de algunas aves. (Revis- ta, XVIII, 44). Ch. E. Hall. — Notes on a geological section from Iguala to San Miguel To- tolapa, Guerrero, (Memorias, XII, 327). E ed de Mendizábal. —Tablas de Multiplicar. po NOMBRAMIENTOS. Socios honorarios: 7% 3 : - DUQUE DE LouBar, Paris. 38 DR ALFONSO STGBEL. Dresden. - dE " "E X AS PosTULACIÓN. Socio de número. Lic. D. Genaro García. ENERO 12 DE 1903. Presidencia de los Sres. M. Moreno y Anda é Ing. Joaquín de Mendizábal Tawmborrel. NOMBRAMIENTO.—Socio honorario, PROF. Dr. G. ARCANGELI, Pisa.—So cio de número, Lic. D. GENARO García, Historiador. PostTuLACIÓN.—Para Socio de número, D. Benjamín Anguiano. aos ELECCIONES.—Junta Directiva para 1903: Presidente, Dr. Manus] Uribe Troncoso. : Vicepresidente, Dr. Juan Duque de Estrada. a Secretario anual, Ing Leopoldo Salazar. + - Prosecretario, Ing. Adrián Téllez Pizarro. l A ES - 'TraBaJos.—Dr. A Dugés. Las garrapatas de México. (Memorias, XVIII, pi S 187). . : E Ing. Joaquín de Mendizábal, Descripción de un nuevo anemógrafo. a AS E p$ FEBRERO 2 DE 1903. x ¿5 Presidencia del Sr. Dr. M. Uribe Troncoso. - NR 3 a y Lo '. do TRABAJOS.—Dr. S. Bonansea.. Las inyecciones de sublimado corrosivo en la S AS curación de la peste. (Memorias, XVIIT, 213). Prof. G. de J. Caballero, S. J.—Le Cobalt au Mexique. (Memorias, X VII, 197). Ing. S. Ramírez. Estudio biográfico del Sr. Ingeniero de Minas D. José M. Alcocer (Memorias, XVII, 225). A Prof. A. L. Herrera. Alimentación artificial del acariano destructor del picu- AS 4 = do del algodón * $ ES EN Y Joaquín de Mendizábal. Efemérides astronómicas decimales para el año ds + 1904, A | Prof. R. Rodríguez. Método para la separación del carbono del fierro. (Me- Nes — morias, XVIII, 211). : de : y ” : > tá 40 NOMBRAMIENTO. —Nocio de número, D. BENJAMIN ANGUIANO, Adjunto de la Comisión Geodésica. Tacubaya. PosTULACIÓN. —Para Socio de número: D. Manuel Miranda y Marrón. MARZO 2 DE 1903. Presidencia del Sr. Dr. M. Uribe Troncoso. TRABAJOS. — Ing. M. F. Alvarez. Las Escuelas Técnicas é Industriales de Sajonia. E Prof. F. Silvestri. Risultati di uno studio biologico sopra ¿ Termitidi sud- americani. (Memorias, XIII, 354). Prof. G. de J. Caballero, S. J. La Domeykita de Chihuahua. (Memorias, XVIII, 243). Dr. A. Dugés. Un pollo monstruoso. (Memorias, XVIII, 209). ñ Ing. E. Ordóñez. El Sahcab de Yucatán. (Memorias, XVIII, 217). Ings. E. Ordóñez y F. Prado y Tapia. Los Volcanes de Zacapu, He (Memorias, XVIII, 257). NOMBRAMIENTOS. Socio de número, Lic. D. MANUEL MIRANDA y MA- RRÓN, Profesor en la Escuela Nacional Preparatoria. k Socios honorarios. GUSTAVO DE J. CABALLERO, $. J., Profesor en el Ins- tituto Científico de San Francisco de Borja, VICENTE VARGAS GALEANA, $. J., Profesor en el Instituto Científico de San Francisco de Borja. PROF. GIOVANNI BRIOSI, Director del Instituto Botánico de la Universi- dad. Pavía. CONDE GUGLILMO VINCI, del Consejo Superior de Agricultura, Roma. Dr. G. DELACROIX, Director de la Estación de Patología Vejetal. París. PosTULACIÓN. Socio de número, Ing. D. Francisco Prado y Tapia. ABRIL 6 DE 1903. Presidencia del Sr. Dr. M. Uribe Troncoso. 'TTRABAJOS.—Dr. S. Bonansea. Las aves insectívoras en Agricultura. Ing. R. Escobar. Las lluvias en México. (Memorias, XX, 5). Prof. J. Gasca. Resolución de los triángulos esféricos. Ing. F. Gómez Mendicuti. Apuntes sobre los Nortes en el Golfo de México. (Memorias, XVIII, 247). NOMBRAMIENTO. Socio de número, ING. D. FrRANCIsCO PRADO y TAPIA. El Secretario anual. - LEOPOLDO SALAZAR. . E | cil Cnlca “Anton Ale. MEXICO. Revista Científica y Bibliográfica. Núms. 11-12. 1903-904. SESIONES DE LA SOCIEDAD. MAYO 4 DE 1903. Presidencia del Sr. Dr. M. Uribe Troncoso. BIBLIOTECA.—El Secretario perpetuo presentó la artística plaqueta y el volumen del Ateneo de Brescia (Italia), consagrados á conmemorar su ler. centenario, que cumplió en 1902, TRABAJOS. —G. de J. Caballero, S. J. El vanadio de Charcas (Memo- rias, XX, 87). Ing. E. Ordóñez. Les derniéres éruptions du Volcan de Colima (Memo- rias, XX, 99). Dr. M. Uribe Troncoso. Análisis del humor acuoso en caso de catarata senil, ; JUNIO 1* DE 19083. Presidencia del Sr. Dr. M. Uribe Troncoso. BIBLIOTECA.—El Secretario perpetuo presentó tres excelentes foto- grafías de la biblioteca de la Sociedad tomadas por el socio D. Vicente Var- gas Galeana, $. J. TRABAJOS.—Dr. Simón Alemán. Notas acerca de Biología. Dr. E. Bóse. Breve noticia sobre el estado actual del Volcán de Tacaná, Chiapas (Memorias, XVIII, 267). Reyista. (1903). —6, A, 42 EA Ing. T. L. Laguerenne. do des de los alrededores de la Gruta de dl cahuamilpa. El socio V. Vargas Galeana presentó una iniciativa para que la Socie- dad promueva la formación de libros de texto para nuestras escuelas, por autores mexicanos (Revista, p. 45). NOMBRAMIENTOS. Socios correspondientes: Dr. CONSTANTINO GOVINI, Profesor de Bacteriología en la Escuela Superior de Agricultura de Milán, DR. GIACOMO DEL GUERCIO, Profesor en la Estación de Entomología Agraria de Florencia. : Dr. Luigi BuscaLIONI, Profesor de Botánica en la R. Universidad de Sassari (Cerdeña). > Socio honorario: Dr. FRIDIANO CAVARA, Profesor de Botánica en la R. Universidad de Catania. JULIO 6 DE 1903. Presidencia del Sr. Dr. M. Uribe Troncoso. TraBaJos.—Ing. Silverio Alemán Observaciones de latitud en Apam, ta por la Comisión Geodésica (Memorias, XX, 73). Dr. S. Bonansea. Infección del Aye bovis en el ganado mexi- cano (Memorias, XX, 83). G. de J. Caballero, S. J. Análisis de algunas escorias de fundiciones del país. José de Mendizábal. Un plano de Puebla del Siglo XVIII (Memorias, XX, 59). M. Moreno y Anda. Decrecimiento de la temperatura con la altitud (Memorias, XIX, 137). Ing. E. Ordóñez. Geología de la Sierra de las Cruces y Monte Alto. NOMBRAMIENTO.—Socio correspondiente: MR. JOSEPH WHARTON. Filadelfa. POSTULACIONES. Para socios de número: Dr. Ernesto Angermann é Ing. Juan de D, Villarello. El Secretario anual, LEOPOLDO SALAZAR. AGOSTO 3 DE 1903. Presidencia del Sr. Dr. M. Uribe Troncoso. FALLECIMIENTO. —El Secretario perpetuo dió cuenta de la sentida muerte del venerable profesor D. Joaquín Varela Salceda, miembro hono- rario de la Sociedad, acaecida el 12 de Julio pasado. TRABAJOS.—Dr. S. Bonansea. Ensayo de algunos anestésicos sobre los animales. G. de J. Caballero, S. J. Límite práctico de trabajo de las válvulas No- - don. (Memorias, XIX, 313). M. Miranda y Marrón. Un grave error cronológico. Ing. E. Ordóñez. El Valle de Cerritos, S. L. P. Prof. P. Pizzetti. Sur le probleme des m corps alignés. (Memorias, XIX, 169). Dr. D. Vergara Lope. Proyecto de un sanatorio para tuberculosos en el” Valle de México (Memorias, XIX). NOMBRAMIENTOS. Socios honorarios. Pror. DR. PIETRO SACCARDO, Director del R. Instituto Botánico de la Universidad de Padua. á : Pror. W. Prinz, Profesor de Geología en la Universidad Libre de Bruselas. Dr. P. GARNAULT. Paris. Socios correspondientes: DR. FILIPO SILVESTRI, Entomólogo de la Escuela Superior de Agri- cultura de Portici. ProrF. Dr. STANISLAO POLVERINI, Médico-Veterinario provincial en Girgenti. SEPTIEMBRE 7 DE 1903. Presidencia del Sr. Ing. T. L. Laguerenne. TRABAJOS. — Dr. S. Bonansea. Prioridad en el descubrimiento de Lci- dium de una Puccinia sp? del género Mahonia, en México. (El mismo socio depositó un pliego cerrado, para que la Sociedad lo conserve y se abra en tiempo oportuno). Ing. A. García Conde. Determinación del azimut astronómico. Zenita- les iguales de tres estrellas. v M. Moreno y Anda. Relación entre la temperatura ylas manchas solares. Ing. E. Ordóñez. El Mineral de Angangueo, Mich. : Dr. M. Uribe Troncoso. Un caso de retinitis circinada. (Memorias, XIX, 319). NOMBRAMIENTOS. Socios de número: A Dr. ERNESTO ANGERMANN. Instituto Geológico. Iva. JUAN DE D. VILLARELLO. Instituto Geológico, Socios honorararios: PROF DR. W. BRANCO, Berlín. PROF. DR. K. VON ZITTEL, Munich. PROF. DR. G. DE LORENZO. Nápoles. DR. P. GROSSER. Bonn. PosTULACIÓN. —Para Socio de número: Ing. Angel García Conde. OCTUBRE 5 DE 19083. 192 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA SOCIEDAD. Fr Presidencia del Sr. Dr. M. Uribe Troncoso. SECRETARÍA. —El Secretario perpetuo leyó un informe acerca-de la marcha de la Sociedad y su estado actual, y presentó el diploma y medalla de plata que obtuvo en la Exposición de París de 1900. TRABAJOS. —Ing. M. F. Alvarez. Estudio sobre luces y vistas de las ha- bitaciones y altura de éstas en calles y patios (Memorias, XX, 291). Dr. E. Bóse é Ing. E. Ordóñez. Proposiciones para la organización de las observaciones seísmicas en México. G. de J. Caballero, S. J. La Regla de Cramer y el Teorema de Rouché en las ecuaciones químicas. Dr. P. Garnault. La Statue parlante de Memmon (Memorias, XIX, 273). Ing. T. L. Laguerenne. Las Minas. Ing. B. Romo. Cálculo de presas que satisfacen á la condición propuesta por M. Maurice Lévy. Ing. Adrián Téllez Pizarro. Argamasas, morteros ó mezclas (Memo- rias, XIX, 289). Ing. J. D. Villarello. Procedimiento industrial para la determinación cuantitativa del cobre, del zinc y de otros metales por licores titulados. (Me- morias, XX, 323). sa yA Concurrieron á la sesión los socios M. F. Alvarez, Angermamn, B. Anguiano, Arochi, Bóse, Bonansea, Caballero, A. Y. Carbajal, Dauvergne, Garnault, Hunt y Cortés, Laguerenne, Mendizábal (Joaquín), Mendizábal (José), Miranda y Marrón, Moreno y Anda, Sra. Z. Nuttall, F. M, Rodrí- - guez, B. Romo, Solórzano Arriaga, Uribe Troncoso, Vergara Lope, Villa- rello y el suscrito. El Secretario perpetuo, R. AGUILAR SANTILLAN. INICIATIVA PARA LA PORMAOION DE TEXTOS NAOIONALES. A la Sociedad Científica “Antonio Alzate, ” instituída para cultivar las ciencias en nuestra Patria, que á fuerza de asídua laboriosidad ocupa ya un distinguido puesto entre las sociedades de su especie en el mundo científico y que abriga en su seno versadísimas personas en toda ciencia, corresponde no sólo iniciar, sino proseguir y llevar á cabo todo lo que se encamina al fomento de los estudios. Bla Convencido de esto y contando con el favor de los señores presentes, voy á manifestar brevemente una idea loablemente iniciada ya en nuestra Sociedad y en parte realizada, y cuya activa prosecución estimo de la ma- yor conveniencia. Los rápidos progresos de las ciencias, sobre todo las matemáticas en sus variadas ramificaciones, es sin duda uno de los motivos que hacen cam- biar frecuentemente los programas de estudios en las escuelas oficiales, De aquí resulta, por consecuencia, la adopción de nuevos textos de acuerdo con los nuevos adelantos, y la necesidad en que se ven los que ]le- van sobre sí la ardua tarea del magisterio, de buscar los textos apropiados, de suplir las deficiencias de éstos con bromosos apuntes, anotaciones y ci- tas, que duplican el trabajo del alumno y del maestro y llevan un tiempo que pudiera estar mejor empleado. ¿Cómo evitar tales inconvenientes? La respuesta es muy sencilla: teniendo obras de texto expresamente escritas para los nuevos programas, estos inconvenientes estarían ventajosamente superados, Pues bien, yo pregunto: ¿porqué en México, en donde las ciencias, las artes, las industrias y todo lo que constituye el saber y actividad hu- J manos están tomando incrementos prodigiosos, porqué no se han de eseri- bir todos los libros de texto necesarios? ¿Porqué en lugar de estar pen- dientes de las producciones extranjeras no se estimula á nuestros sabios, como se estimula al industrial y al agricultor á exhibir los frutos de sus afanes? Felizmente en México no faltan, antes bien abundan personas muy competentes en las diversas asignaturas que prescriben las leyes de ins- trucción pública; existen profesores en las escuelas oficiales y particulares, que no sólo desempeñan digna y loablemente su cometido, sino que tienen sobra de aptitud para formar y explicar sus respectivos textos acomodados á las debidas circunstancias. Pero si es cierto que hay en nuestra Patria tan felices disposiciones para las ciencias que llaman la atención en los colegios extranjeros á donde van no pocos de nuestros jóvenes á instruirse, también es verdad aunque sea doloroso confesarlo, que no hay estímulos ó son estos muy pocos, para el hombre científico, para el literato y para el publicista. ¿Pues porqué la Sociedad “Antonio Alzate,” que cuenta con mien- bros tan competentes para llevar á feliz remate cualquier trabajo cientifico, no ha de estimular á éstos y á todas las personas que forman el gremio científico, para que muestren el fruto de su inteligencia en honra propia y de la Sociedad y en beneficio general? Mas á lo dicho no pocas veces oímos objetar algunas razones prove- nidas quizá de la modestia que trata de ocultar el propio mérito. Para es- eribir, se dice, y sobre todo, para escribir obras de texto, se requiere no- vedad, originalidad ¿y quién puede tener originalidad en materias cientí ficas? ¡Se ha escrito tanto y se escribe aún! Pero á esto se puede responder que quien escriba sobre cosas cono- cidas y triviales, que no haga más que trascribir los conocimientos adqui- ridos de otro, pero expuesto con brevedad y claridad, con orden y distin- ción, en una palabra, con todos los preceptos de la Didáctica, quien tal haga, se puede asegurar que no carece del mérito de la originalidad. No sería difícil prodigar razones para insistir en tan importante cues- tión; pero habiéndome propuesto no fatigar la atención de las personas que me escuchan, sólo indicaré la necesidad por lo menos en algunas materias. Sabido es que la enseñanza de las Matemáticas es la base de las ca- rreras literarias en México. Los primeros pasos del estudiante son por el sendero de los números, Ahora bien, los progresos de esta ciencia son tan grandes, el campo de su acción tan vasto, que para adquirir siquiera las nociones elementales apenas es suficiente el tiempo señalado, y por otra parte, los textos adoptados, meritorios por otos títulos, pero acomodados á programas anteriores, no llenan los requisitos indispensables para los ac- tuales y es de todo punto imprescindible suplir las deficiencias á costa de trabajos, de tiempo y dificultades, que mejor estima quien tiene que lu- char con ellos. Citamdo casos concretos, los alumnos no bien se encuentran en el te- rreno de la especulación matemática, les salen al paso la noción del infi- nito matemático, mal definida y lastimosamente confundida en no pocos libros; la idea del límite y de otros términos, de cuya mala inteligencia se originan ideas confusas y por lo tanto dificultad suma y aun aversión para emprender el estudio del análisis trascendente. Además, es necesario iniciar siquiera al estudiante en el admirable estudio de las expresiones imaginarias, cuya noción, generalmente mal ex- plicada, ha dado lugar al descubrimiento de un riquísimo venero de inago- tables tesoros para el cáleulo y sus múltiples aplicaciones. Nada diré de las discusiones analíticas donde comienza la joven inte- ligencia á medir sus fuerzas; ni de la noción precisa del cero, ni de los va- lores singulares de las incógnitas, etc. Y dando un paso más adelante, ten- dré que pasar por alto lo que pudiera decir acerca de lo que se exige actual- mente en el 22 curso, como son conocimiento de series, de operaciones con infinitamente pequeños, y otras importantes cuestiones de que apenas se hace mención en los textos corrientes. Estas consideraciones bastan para comprender la necesidad de poner manos á la obra, ó diré mejor, para proseguir la ya felizmente emprendida por algunos de nuestros dignos é ilustrados consocios, de cuyas eruditas obras he tenido ocasión de aprovecharme en mis aficiones científicas. ¿Porqué no continuar tan meritoria tarea, de las que más provechosa y honrosamente pueden ocupar la atención de la Sociedad? ¡Porqué ese empeño decidido en nuestros hombres de ciencia, permitidme que lo diga, en querer ser sabios para sí y no para los otros, en disfrutar á solas de uno de los más puros y agradables gustos que concede Dios N. $. en esta vida, cuales son los del entendimiento que investiga y que conoce? _ A la Sociedad “Antonio Alzate;” repetiré para concluir como he co- menzado, incumbe iniciar y llevar á término todo pensamiento que con- duce al verdadero adelanto intelectual de México, y por eso yo, el último de sus miembros, bondadosamente admitido en su seno, al ver y palpar la necesidad expuesta, no he dudado en manifestar libre y sinceramente mi pensamiento, esperando que sea benignamente acogido por las personas que se han dignado prestarme inmerecida atención. Vicente Vargas Galeana. e de NECROLOGÍA. M, FERDINAND FOUQUÉ, M. $. A. “J'ai un bien pénible devoir á remplir, celui de vous annoncer la mort soudaine de notre éminent confrére et maítre, M. Fouqué, membre de 1 Institut, professeur au Collége de France. Il est passé brusquement, ce matin, du sommeil á la mort. Rien ne faisait prévoir cette fin subite. IT] paraissait étre en bonne santé. Vous savez tous quelle vigueur intel- lectuelle et quelle verdeur physique il avait gardées sous ses 75 ans. Sa- medi dernier, avant hier, il avait fait son cours au College de France, avec le méme entrain que d' habitude. Hier soir encore, dans son salon, il causait pétrographie avec son gendre, M. Lacroix, et sa conversation ne dénotait aucune fatigue. Ñ : “Au nom de la Société géologique de France, dont M..Fouqué était membre á vie depuis 1865, j' exprime a la famille de ce bon maítre, et par- ticulierement á M. Lacroix, notre profonde émotion et notre respectueuse sympathie. é ““Cette mort ouvre un grand vide, Messieurs, et c' est, pour la science, une perte cruelle que la disparition d'un tel homme. L'weuvre de M. Fouqué est considérable. Il faudra qu'elle nous soit rappelée dans notre séance annuelle de 1905, et qu'une notice nécrologique assure pour toujours, dans notre Bulletin, la survie de un des créateurs de la Minéralogie micro- graphique et du premier chef de 1 École francaise de pétrographie. Nous demanderons au plus illustre éleye de M. Fouqué, a celui qui a si longtemps collaboré avec lui, et qui est devenu, apres lui, le maítre incontesté des pétrographes frangais, á M. Michel Lévy, de vouloir bien remplir ce pieux devoir: et nous ne doutons point qu'il ne défére au désir unanime de “tous les membres de la Société géologique. “Les premiéres études de M. Fouqué ont eu pour objet le volcanisme et les tremblements de terre. Sa mission scientifique á Santorin, en 1866, le rend immédiatement célebre. Le beau mémoire qu'il publie, douze ans plus tard, sur les résultats de cette mission, devient classique, aussitót qu'il est paru. Mais tout en étudiant 1' Etna, les anciens volcans de la ES > Greco, ou Santorin, le jenne professeur se préoceupe de donner á la con- —maissance minéralogique et chimique des roches volcaniques une base so- Hide, et á la science nouvelle qui vient, sous le nom de pétrographie, de -—prendre essor, une méthode précise. En 1879, avec la collaboration de M. ESE M ichel-Lévy, il publie cette ““Minéralogie micrographique” qui á été, pour toute une génération de pétrographes. le catéchisme doctrinal et le livre de chevet. Et vous savez sans doute, que, si 1' on a été plus avant, en sui- PR vant d' ailleurs la voie tracée par les deux ilustres auteurs de la “Minéra- Ps logie mierographique, ” ón v'a pas fait mieux, et que nombre de pages de ee ce livre resteront toujours vraies et toujours jeunes. o “En méme temps qu il faisait ainsi, de l ancienne lithologie, si vague et si incertaine, une science exacte et -positive, M. Fouqué appliquait la nouvelle méthode á 1 étude des roches éruptives et des roches cristal- lophylliennes du Massif central de la France. 1 nous faisait connaítre, en E publiant une série de feuilles de la carte géologique detallée, la váritable ES nature et l' ordre de succession des éruptions voleaniques du Cantal, et, 7 es sous les anciens volcans tertiaires, 1 allure des gneiss et des micaschistes. o . $ A Mi E . dd y “Mais Y oeuvre principale de M. Fouqué, celle qu' il a chérie parti- -— culitrement, et á laquelle il a consacré le plus de temps et d' effort, c' est si la determination des propriétés optiques des feldspaths plagioclases. Le a probléme, á peine attaqué par Des Cloizeaux, était hérissé de difficultés: lA etil y fallait une patience extraordinaire, en méme temps qu'une con- ; naissance profonde de la Minéralogie et de la Chimie M. Fouqué y a tra- a aga vaillé pendant douze ans. En 1894, le probléme était resolu, et, depuis es lors, toutes les études, si nombreuses, qui ont été publiées surla diagnose | des feldspaths dans les plaques minces, se sont appuyées sur les données de M. Fouqué, et ont montré, directement ou indirectement, la parfaite ys exactitude de ses déterminations. ” PRA EN a? 7 NA ts e , e P. Termier. A : . (Soc. Géol, de France, 7 Mars 1904). Revista. (1903).—7. EL PROP. GAETANO GIORGIO GEMMELLARO, LIIIIS El día 16 de Marzo del presente año falleció en Palermo (Sicilia) este eminente paleontologista italiano, que había nacido en Catania el año de 1832. En dichas ciudades han hecho por el ilustre difunto sinceras demos- traciones de condolencia y nuestra Sociedad se honra igualmente en con- sagrarle unas líneas á su memoria. Los trabajos del Prof. Gremmellaro tienen una grande importancia general; sus admirables monografías paleontológicas sobre los varios pisos del Cretácico, del Titónico (del cual fué uno de los primeros ilustradores, junto con Zittel y Neumayer), sobre otras zonas del Jurásico superior, so- bre el Oolite, el Lías y el Trías, son las que han servido de base al examen de los sedimentos mesozóicos de facie alpina, no sólo de Italia sino de otras regiones. El descubrimiento de la fauna pérmica de Palazzo Adriano, la cual tiene sus relaciones con otras contemporáneas ó casi, de los Urales, del Kanato de Bochara, del Tibet y de Texas, ha hecho inmortal el nombre del Prof. Gemmellaro. ] Fué él quien creó con su gran actividad el Museo Geológico de la Universidad de Palermo, en donde está instalado todo el vasto é importan- te material científico, que-parece recogido por generaciones de sabios. Tan notable museo es digno de compararse á las colecciones paleontológicas del: British Museum y al de Munich. sed Su labor paleontológica en Sicilia puede asimismo compararse á la del ilustre Alcide d'Orbigny en Francia. : La Sociedad “Alzate” lamenta sinceramente la irreparable pérdida que la Italia y la ciencia en general han experimentado con la muerte del Prof. Gemmellaro. "BIBLIOGRAFIA. ( Manuel théorique et pratique de la métallurgie du fer par A. Ledebur, Professeur de Métallurgie á Y École des Mines de Freiberg (Saxe). Traduit de Pallemand par Barbary de Lan- glade, Ingénieur civil des mines. Revu et annoté par F. Valton, Ingénieur civil des mines. Deuxiéme édition francaise, entie- rement refondue d'aprés les troisiéme et quatriéme éditions allomandes.—Paris, Librairie Polytechnique, Ch. Béranger. 1903. 2 vol. gr. in-8, 404 figs. 50 fr. relié. El autor y su obra son ya bastante conocidos por los especialistas y saben bien la importancia de este libro. No trataremos pues de hacer aho- ra su encomio y nos limitaremos á presentar un resumen de los capítulos que contiene y en los cuales trata cvu notable claridad y detalle los múlti- ples asuntos que se refieren á la metalurgia del fierro, dando en cada caso la lista de las obras especiales que pueden consultarse. PRIMERA PARTE.—Introducción á la metalurgía del fierro.—I. Cla- sificación de los productos de la metalurgia del fierro; reseña histórica y estadística.—IT. Combustión, reducción, producción y transmisión del ca- lor.—IlT. Combustibles. —IV. Hornos y materiales refractarios.—V. Es- corias que se producen en la fabricación del fierro y de sus derivados.— VI. Minerales y fundentes, su preparación antes del tratamiento metalúr- gico. — VI. Estudio químico del fierro desde el punto de vista meta- lúrgico. SEGUNDA PARTE.—Fierro colado y su fabricación. —I. Propiedades y Clasificación de las fundiciones y del ferromanganeso.—I. Altos hornos. —IH. Fuelles, aparatos de aire caliente. —IV. Monta-cargas.—V. Trans- porte y almacenaje de las materias de las capas de fusión. —VI. La fusión en el alto horno.—VIL. Productos accesorios de los altos hornos y sus em- pleos.—VIIL. La segunda fusión y la purificación del fierro colado. TERCERA PARTE.—El fierro maleable y su fabricación.—I. Clasifi- cación de fierros y aceros, sus propiedades; ensayes á que se les somete. —II. Aparatos mecánicos destinados á mejorar el fierro y el acero y á PT nm ” darles una forma determinada.—IIL. Fabricación del fierro y del acero A por fusión.—Afinación por cementación oxidante, fundición maleable.— sa TV. Acero de cementación.—V. Elaboración complementaria del fierro y del o | acero. E yx Les applications des aciers au nickel. Avec un Appendice sur la Théorie des aciers au nickel. Par Ch. Éd. Guillaume, Directeur adjoint du Bureau international des Poids et Me- : sures.—Paris, Gautlier—Villars. 1904. 8” vim-215 pages. 25 j fig. 3 fr. 50 e. Aye Este libro está consagrado al estudio de las numerosas simplificacio- nes de los mecanismos y de los métodos á los cuales conduce el empleo de los aceros de níquel. La primera parte se ocupa de las nociones generales sobre las propie- dades de los aceros de níquel reversibles; anomalías de dilatación; varia- ciones pasajeras y permanentes; anomalías de elasticidad. Segunda parte. Patrones de longitud. Condiciones que deben lle- nar. Descripción de un nuevo patrón geodésico. Estudio de los alambres ” destinados á la medida de bases; su empleo práctico. Tercera parte. Aplicaciones cronométricas. Construcción de un pén- dulo de varilla de acero de níquel. El balancín compensador; la espiral. Cuarta parte. Aplicaciones diversas. Ligas de débil dilatación. Li- gas de dilatación determinada. Ligas de módulo de elasticidad invariable. DE —Apéndiee. Teoría de los aceros de níquel. Traité des gisements métalliferes par le Dr. Richard Beck, Professeur de géologie et de gisements métalliféres á VAca- démie royale des mines de Freiberg. Traduit sur la seconde édition par O. Chemin, Ingénieur en chef des Ponts et Chaus- sés.—Paris, Librairie Polytechnique, Ch. Béranger 1904. 1 vol. gr. in-8. £08 pages, 257 figs. 30 fr. relié, Esta importante obra está escrita en vista de la génesis probable de las vetas metalíferas, para cuya clasificación el autor tiene en cuenta los progresos que la petrografía ha realizado con la ayuda del mis oiOaaoa E Dicha clasificación es la gn 1. VETAS METALÍFERAS PRIMARIAS. - A. Singenéticas: vetas metalíferas que se han producido al mismo tiempo que la roca empotrante. —1. Secreciones magmáticas: ej. minera- les de fierro magnéticos en pórfidos de ortosa.—2. Minerales como rocas se- dimentarias, y en parte en el mismo estado que en el momento de su de- pósito (limonita), y en parte habiendo estado sometida á efectos metamór- ficos, como los minerales de fierro magnéticos de los esquisitos cristalinos. Bb. Epigenéticas: vetas metalíferas formadas posteriormente á su roca em- potrante.—1. Pilones metalíferos, es decir, rellenamientos de hendeduras con formaciones asociadas; p. e. los minerales de estaño para los cuales el rellenamiento de las hendeduras ha marchado paso á paso con la impregua- A de la roca empotrante.—2. Fetas metaliferas epigenéticas que no tienen la forma de filones. _ a) Capas de minerales epigenéticas: vetas metalífer as producidas esen- cialmente por una impregnación de rocas no calcáreas y que afectan más generalmente una forma de depósitos en capas. b) Masas de minerales epigenéticas: vetas minerales producidas por substitución metasomática de masas de rocas calcáreas y que afectan casi siempre la forma de masas ó de columnas. e) Vetas metaliferas de metamorfismo de contacto: capas y cúmulos de minerales, que se han producido bajo la influencia de un metamorfismo de contacto de parte de masas plutónicas intrusivas; p. e. los minerales de fierro magnéticos. d) Rellenamiento de vacíos por miner rales vetas minerales producidas esencialmente por el simple rellenamientó de cavidades preexistentes y que tiene principalmente la forma de masas ó de REE p. e. los mine- rales de fierro de grano. 2. VETAS METALÍFERAS SECUNDARIAS. Depósitos de minerales que provienen de la destrucción y del nuevo depósito de acumulaciones de minerales de las vetas primarias.—1. Vetas secundarias antiguas. —2. Vetas secundarias recientes ó aluviones. a) Formaciones producidas esencialmente por acciones químicas so- bre yacimientos primarios, ó aluviones eluviales A b) Formaciones producidas principalmente por acciones mecánicas sobre yacimientos primarios, ó aluviones propiamente dichos. De todas estas formaciones estudia las regiones típicas en los diver- TS países, con muy buen acopio de datos y citas bibliográficas. 54 Controverses Transformistes par Alfred Giard, Professeur a la Sobornne, Membre de Y Institut.—Paris, C. Naud, 1904. 8 180 pages, 23 fig. 7 fr. pe Este tomo contiene reunidos varios trabajos del autor relativos á las interesantes controversias neo-darwinistas, y que ha publicado en diver- sas ocasiones, en un período de tiempo de más de treinta años que profesa la materia. Será leído con singular interés por los biólogos, los filósofos y por los que se dedican al movimiento científico de las leyes de la evolu- ción : Los capítulos están consagrados á las cuestiones siguientes: 1 His- toria del transformismo. 11. La embriología de los ascídios y el origen de los vertebrados. IM. Los falsos principios biológicos y sus consecuencias en taxonomía.—IV. Los factores de la evolueión. —V. El principio de La- marck y la herencia de las modificaciones somáticas. —VI. La convergen- cia de los tipos por la vida pelagica.—VI. Sobre la pleurostasis y los ani- males disdipleuros. Cours de Mathématiques Supérieures á usage des candi- dats á la licence és sciences physiques par M. Pabbé Stoffaes, Professeur adjoint á la Faculté catholique des Sciences, Di- recteur de Institut catholique d'Arts et Métiers de Lille.— 2"* édition, entiérement refondue. —Paris, Gauthier—Villars. 1904. 8* 536 pages, 191 figs. 10 fr. , El contenido de la primera edición de esta importante obra, lo dimos á conocer cuando apareció en 1891 (Revista, V, 1891-92, p. 40). Esta segunda edición aparece con nuevas teorías, con otras que se han completado, con modificaciones de algunas demostraciones y, en gene- ral, con los cambios que han aconsejado al autor, conservando la concisión y claridad que tan apreciable han hecho su libro. Annuaire pour Pan 1904 publié par le Bureau des Longitu- des. Ayec des Notices scientifiques.—Paris, Gauthier—Villars. [851 p. 4 pl. 1 fr. 50. Además de los numerosos é importantes datos astronómicos, físicos y químicos que contiene el tomito de este año y que han sido notablemen- o A ME te mejorados y aumentados, se leerá án con interés la Nota sobre la Confe- rencia Geodésica internacional celebrada en Copenhague en Agosto de 1903, por M. Bouquet de la Grye; la Teoría elemental de las mareas, por M. Hatt; Unidades eléctricas nsadas en las aplicaciones de la Electri idad, por A. Cornu, etc. La Machine Locomotive. Manuel pratique donnant la des-. eription des organes et du fonctionnement de la locomotive á Pusage des mécaniciens et des chanffeurs par Édouard Sau- vage, Ingénieur en Chef des mines, Ingénieur en Chef conseil des chemins de fer de VOnest, ete.—4”" édition. — Paris, Li- braire Polytechnique. Ch. Béranger. 1904. 8” 389 pages, 324 figs. 5 fr, relié. Es esta una obrita, escrita con mucha claridad á fin de que sea com- prendida y aprovechada, no sólo por profesores é ingenieros, sino por me- cánicos, fogoneros, ete. Contiene todo lo que de más moderno y perfeccio- nado se usa hoy día en la tracción por vapor, y proporcionará, al que la revise, nociones prácticas y precisas, sobre todos los detalles de construc- ción, funcionamiento, manejo, ete., de las locomotoras. El autor, después de tratar generalidades históricas, la potencia de las máquinas, resistencia de rieles, material empleado en la construcción, velocidad de los trenes, etc., se ocupa de la caldera, con detalles de sus variadas disposiciones, accesorios, combustibles, etc., el mecanismo de los numerosos órganos, su uso, su cuidado, la suspensión de las máquinas, los muelles, las ruedas, los tipos diversos de locomotivas, los tenders, me- dios de detención de los trenes, manejo, aseo y reposición de las máqui- nas, terminando con una brillante exposición de los incaleulables benefi- cios emanados de las locomotivas y del grado sorprendente de perfección á que actualmente han llegado. A Tablas de multiplicar que dan los productos de los núme- ros de 1 y 2 cifras por todos los comprendidos entre 1 y 10,000 - y reducen cualquier otra multiplicación á una sencillísima adi- ción, así como las divisiones á sustracciones. Hay además otras tablas que dan los cuadrados de todos los números menores que 10,000 y los cubos de los números inferiores á 1,000, Por el Ingeniero geógrafo J. de Mendizábal y Tambor MAR Imp. y Encuad. de Mariano Nava, 2* calle de A a 1903. 93 p. o q Ú 1) uc cd Estas útiles tablas que tienen una ingeniosa y cómoda disposición, YA contienen en pocas páginas los mismos productos que otras tablas dan en numerosas páginas. Su manejo es sumamente fácil y será de inmensa uti- lidad á los calculadores, á quienes abreviará el a de una manera no- $ table. pe - - S pS 5 z A ta Jacques DR Préparateur particulier de M. Curie á - VÉcole de Physique et de Chimie industrielles de Paris. Le Radium, sa préparation et ses propriétés. Préface de M. Ch. x Lauth, Directeur de PÉcole de Physiqne et de Chimie indus- trielles de Paris. Extrait du Génie Civil. —Paris, Librairie Po- lytechnique, Ch. Béranger. 1904. 8* 82 p. 35 figs. 4 fr. relié. EE Se comprenderá la importancia de este libro por ser su autor el pre-_ = parador de M. Curie, quien también le revisó después de escrito. Presenta el estado actual de los conocimientos sobre las propiedades de las sales de radio. Trata primero de la historia del descubrimiento y en seguida del modo a de extracción y preparación de dichas sales; después estudia sus propieda- (3 des características, su radiación y los efectos que produce, su acción fisio- lógica tan interesante y cuyos resultados llegarán á ser de eminente im- portancia en terapéutica. En fin, se ocupa de la radioactividad inducida y. de su producción, y concluye con el examen de las diversas hipótesis emi- tidas para explicar los fenómenos que han preocupado al mundo científico ea y que parecen estar en contradicción con las leyes de la física y la química generalmente admitidas. ze pe Contiene al fin una completa bibliografía muy útil, desde su origen e hasta su actual estado. Escuela Normal para Profesores. Nociones de Biología por Alfonso L. Herrera.—México. Imp. de la Secretaría de Fo. mento. 1904. 8* 251 p. 84 figs. - 308 pl 2) La A > A Este importante libro es un resumen de las lecciones dadas por su EN autor en la clase de la Escuela Normal y está adaptado para servir de tex- toenel curso. de Biología, materia de que se ocupa nuestro ilustrado con- socio desde el año de 1888. El plan de la obra es el siguiente, que el autor deaarrolla con clari- dad y acierto. Libro primero. Proposición fundamental. Todos los fenóme- nes materiales del organismo, en el pasado y en el presente, han tenido ó me tienen por cansa las fuerzas físico-químicas conocidas. (Refiriéndose á los fenómenos materiales, sin negar ni afirmar los inmateriales).—Libro 2% Demostración. —A. Hechos de la unidad fundamental.—B. Hechos de la vida celular.—C. Hechos de la evolución.—Libro 32 Conclusiones. 1. ¿A dónde va el hombre sobre la tierra?—2. ¡Á dónde va la materia en el infi- nito? Ergebnisse der Arbeiten am Aeronantischen Observatorium. 1. Oktober 1901 bis 31. Dezember 1902. Von R. Assmann und A. Berson. Mit einer Tafel und zwei Beilagen.—Berlin 1904. A. Asher € Co. 15 M, 4? 262 p. (Veróffentlichungen des Kónigl. Preuss. Meteorologischen Instituts. Herausgegeben durch dessen Direktor Wilhelm yon Bezold). - Contiene esta interesante publicación los resultados de las observa- ciones registradas á diversas alturas en la atmósfera por medio de cometas ó globos-sondas provistos de aparatos especiales. Después de dar una reseña general de los métodos y aparatos usados, se encuentran los datos obtenidos por las ascenciones núms. 120 á 475 ejecutadas casi diariamente á varias horas, del 2 de Octubre de 1901 al 31 de Diciembre de 1902, por globos-sondas ó cometas con registradores. En- tre estos datos vemos las siguientes alturas á que llegaron los aparatos y las temperaturas respectivas registradas: SS o 1901. Nov. 7. 12010 m. —5804 1902. Mayo 1. 19464 —5395 (?) PAE > 19960 —6390 (?) AR A 18795 —5490 Agosto 7. 19160 —68*0 Los dos apéndices son: un estudio del Prof. Hermann Elias sobre la formación y desaparición de las nieblas, y una revista de las observaciones hechas con cometas en los mares de Noruega y los mares polares árticos por 4. Berson y H. Elias. Revista. (1003). —8. The temperature of the air above Berlin from October 1st z a 1902 until December 31st 1903, as shown by the daily ascents exeeuted at the Aeronautical Observatory of the Royal Meteo-- rological Institute of Prussia. By Prof. Dr. Richard Assmann, Director of the Observatory. —Berlin 1904. Otto Salle. Librito altamente interesante que da en oO AñO las temperaturas tomadas día por día en Berlín con globos ó cometas desde 40 m de altura hasta más de 5,000 sobre la capital de Prusia. La preciosa lámina de las curvas perfectamente ejecutada y que mide unos 3 m. tiene marcadas las alturas por líneas horizontales de 100 en 100 m. y en líneas verticales los días; en otras líneas verticales gruesas están señaladas las ascensiones y las temperaturas registradas. Catalogue of the Ward—Coonley Collection of Meteorites; ay ay, A. Ward.—Chicago, 1904. 8* 113 p: 10 pl. E Tan importante catálogo, reune á su elegante impresión, datos de sin- gular interés acerca de los fierros y piedras meteóricas de todo el mundo, y que forman la rica colección del conocido y activo Prof. Ward. En 1900 el catálogo comprendía 424 ejemplares representando un peso total de 1399 kg.; en 1901, 511 ejemplares, 1786 kg. y el actual llega á 603 ejemplares con un peso de 2,500 kg. Esta numerosa colección se halla ex- puesta en el departamento de geología del American Museum of Natural e History, en Nueva York, en donde el propietario la tiene depositada tem- poralmente; en ella se ven fragmentos de la mayor parte de las piedras y fierros meteóricos mexicanos. Los datos que el catálogo da acerca de cada número son: la localidad, fecha de las caídas registradas, su clasificación conforme al sistema de Bre- zina, fecha y lugar de su primera descripción, terminando con listas cro- nológica. alfabética y geográfica. Las 10 láminas son irreprochables graba- dos de los más notables ejemplares y de las lajas pulidas y atacadas. Lowell Observatory. Flagstaff, Arizona. Bulletin, Núm. 1-11, p. 1-55, 1903-1904, in-4. N? 1. Projection on Mars. Percival Lowell. —The Spectroscopic Bi- nary ¡4 5corpii. V. M. Slipher. , - N? 2, Experiment on the visibility of fine lines in its bearing on the breadth of the ““Canals” of Mars. Percival Lowell. —Manner of making of the polar caps of Mars. Percival Lowell. , z N23.A Spectrographic investigation on the rotation velocity of AS Venus.—Y. M. Slipher. E N? 4. On the efficiency of the spectrograph for investigating plane- En tary rotations and on the accuracy of the inelination method Er : of measurement. Tests on the rotation on the planet Mars. 3 y —Variable velocity of 7 Scorpii in the line of sight. Y. M. po Slipher. Eo N? 5. Width of the double canals of Mars with different apertures. E Percival Lowell. N2 6. Venus, 1903. Percival Lowell. ] N? 7. Mare Erythraeum. Percival Lowell. 3 N? 8. The Thoth and the Amenthes. Percival Lowell S 4 N? 9, New determinations of the position of the axis of rotation of 4 > Mars. Percival Lowell. . _N? 10. Notes on visual experiments. V. M. Slipher, C. O Lampland. . : N? 11. A list of five Stars having variable radial velocities. V. M. | Slipher. "+ ns > Report of the Superintendent of the Coast and Geodetic Survey showing the progress of the work from July 1, 1902, to June 30, 1903.—(O. H. Tittmann, Superintendent).—Was- hington. Government Printing Office. 1903. 4? 1032 p., pl. ; figs. Además de los informes oficiales de los jefes de los diversos departa- E mentos, presentan gran interés los apéndices que contiene el tomo y que 28 son: Detalles de los trabajos en el campo y en el gabinete, p. 23-187. Nive- po laciones de precisión en los Estados Unidos, por J. F. Hayford, p. 191-509.— - Triangulación á lo largo del meridiano 98 en 1902, por J. F. Hayfórd, p. 817- 930.—Observaciones magnéticas de Julio1902á Junio 1903, por L. A. Bauer, F * — p. 935-1003. - Dragádo de canales y bahías, por D. B. Wainwright, p. E: 1007-1009. —Nombres geográficos de Alaska; Isla de San Jorge, Mar de Es Beking, por G. R. Putnam, p. 1013-1016. E Manuel du Conducteur de Moulins et du Meunier par F. he - Baumgartner, Ingénieur—constructeur des moulins, Traduit ES p = A 0 de Vallemand par Paul Schoren, Ingénieur des Arts et Ma- > 7 nufactures.—Paris, Librairie Polytechnique, Ch. Béranger, 1903. 2 vol. gr. in-8. 612 et 429 p., 482 et 280 figs. 38 fr. relié. 77 LN Se deben á Alemania los grandes progresos recientes, sobre todo de veinte años á la fecha, en la construcción de los molinos, y por eso el tra- ductor ha dado á conocer esta obra, que sin duda será apreciada en todos > los países industriales. Es una obra completa relativa á la construcción de los molinos y la molinería en general; comprende cinco partes. La primera que forma todo | el primer tomo, trata de las máquinas, de su construcción y manejo, y de las máquinas auxiliares ó aparatos accesorios. La segunda trata de la cons- trucción de los molinos propiamente dichos y su instalación, arreglo y dis- tribución en el edificio. La tercera se ocupa de estos edificios, la formación 559 de sus planos, etc. La cuarta concierneá los molinos de viento con las cons- trucciones relativas, y por fin, la quinta parte se consagra á los graneros 3 de trigo, con las instalaciones respectivas de elevadores, máquinas de trans- porte, etc. E | ? El autor da excelentes detalles de todo género, con datos prácticos recogidos en los talleres ó molinos más bien instalados y en vista de los a mejores resultados obtenidos. 33 The Alaska Boundary. George Davidson, President of the Geographical Society of the Pacific, etc , etc.—Published by Alaska Packers Association.—Sam Francisco. 1903. 8* 235 p. Portrait of Mr. G. Davidson d 2 maps. (Press of the Bosqui Engraving $ Printing Co. San Francisco). El eminente autor de este libro consigna en él datos históricos, geo- gráficos y políticos del mayor interés acerca del territorio comprado por los Estados Unidos, con numerosas citas de los documentos y mapas con- S sultados, Obras completas de D. Francisco Pimentel, Miembro que fué de varias sociedades científicas y literarias de México, Euro- pa y Estados Unidos de N. América. Publícanlas para hon= rar la memoria de su padre, sus hijos Jacinto y Fernando.— ' México. Tip. Económica, Cazuela 1. 1903, 5 t. 8” (Retrato del autor). Es de aplaudirse la publicación de los trabajos de tan distinguido compatriota, en una edición elegante y correcta, pues las primeras edicio- nes están agotadas. Comprenden los siguientes escritos que serán leidos y consultados con especial interés. Tomos 1 y U.—Cuadro descriptivo y comparativo de las lenguas in- dígenas de México, ó Tratado de Filología Mexicana. Tomo HI.—Memoria sobre las causas que han originado la situación actual de la raza indígina de México y medios de remediarla.-- La Econo- mía Política aplicada á la propiedad territorial de México. Impugnación al discurso sobre la poesía erótica de los griegos, leído en el Liceo Hidal- go por el Sr. D. Ignacio Ramírez. —Historia y Literatura. — Escritos suel- bos. S Tomos IV y V - Historia crítica de la poesía en México.—La Colo- nización negra. Informe á la Secretaría de Relaciones. Obras sobre Mathematica do Dr. F. Gomes Teixeira, Direc- tor da Academia Polytechnica do Porto, antigo professor na Universidade de Coimbra. etc. Publicadas por ordem do Go- verno Portugués, Volume primero.—Coimbra. Imprenza da Universidade, 1904. 4* 402 p. Los trabajos del distinguido matemático portugués, nuestro ilustra- do consocio, se han publicado en diversas revistas, y á moción del Sr. Di- rector General de Instrucción Pública, se reunen ahora de una manera uniforme y sistemática bajo la inmediata revisión y dirección del autor, en una série completa que formará varios tomos. El tomo primero que acaba de salir á luz contiene las catorce memo- rias siguientes, casi todas en francés. Sobre el desarrolio de las funciones en serie (Memoria premiada y publicada por la R. Academia de Ciencias de Madrid).--El desarrollo de las funciones en serie ordenada siguiendo las potencias de los senos y cosenos de la variable. —Las series ordenadas si- PE... A 2d z , > guiendo las potencias de una función dada.—Curvas paralelas á la elipse. —Sobre las derivadas de orden cualquiera.—Desarrollo de las funciones implícitas en serie. —Desarrollo de las funciones doblemente periódicas de segunda especie en série trigonométrica.—Integración de las ecuaciones y z a mE; pa "A A E de las derivadas parciales.—Integración de las ecuaciones de las derivadas parciales de segundo orden. —Diez artículos diversos relativos á Geometría analítica plana. —La convergencia de las fórmulas de Lagrange, Gauss, ete. —Seis artículos sobre Análisis infinitesimal. Controle des installations éléctriques au point de vue de se- curité. Par A. Monmerqué, Ingénieur en chef des Ponts et Chaussées, etc.—Deux éme édition, revue et augmentée.—Pa- ris, Librairie Polytechnique, Ch. Béranger. 1904. 8% 775 p. 228 figs. 15 fr. relié. Es esta una obra completa y detallada acerca de la corriente eléctri- ca y sus aplicaciones, escrita con un estilo claro y adaptada á los ingenie- ros, industriales, etc. Nos bastará enumerar las materias de que cada ca- pítulo se ocupa para que se aprecie la importancia del libro. Generalidades y definiciones. Fenómenos generales de la corriente eléctrica. Aplicaciones sobre las leyes de Ohm y de Kirchhoff. Las diver- sas naturalezas de la corriente. Corrientes alternativas. Fenómenos de ca- pacidad. Unidades eléctricas. Resumen de las nociones generales de los fenómenos eléctricos. Aplicaciones de las leyes generales de los imanes y de las corrientes á los electro-imanes y á los dinamos. Campos giratorios - y su aplicación á las corrientes polifáseas. Comparación de los fenómenos eléctricos con otros fenómenos físicos. Electro-química Producción de energia eléctrica. Construcción de los dinamos. Acumuladores. Genera- dores y transformadores. Distribución de la energía. Aparatos y métodos de medida. Efectos peligrosos de las corrientes. Comprobaciones ó revi- siones en los talleres, en las redes, en las instalaciones interiores, en las instalaciones especiales. Resultados de explotación. Constantes numéri- cas experimentales. Leyes y reglamentos expedidos por los poderes ó ser- vicios públicos en diversas naciones, para instalaciones en la vía pública, ferrocarriles y tranvías eléctricos; accidentes personales. Instrucciones para la seguridad personal. — > Termina el tomo con un índice alfabético que facilita la consulta no- tablemente. : s . ; S , ) INDICE DE LA REVISTA. 1903-1904. Table des matiéres de la Reyue. Actas de las sesiones de la Sociedad. Nov. 1902á Octubre 1903. Bose (Dr. Emilio). —La organización del estudio de los tem- blores sobre toda la tierra....... RE Fonqué (Ferdinand).—Nécrologie par : M. P. artaicn” Gemmellaro (Gaetano Giorgio).—Necrología.-... + Ez E 0% E E ES ñ DS" Sd y A , . 64 a Boy de la Tour. Traité pratique des instalations d'éclairage E O O E Candlot. Chaux, ciments et MortierS.-...oocccoccncccoconcnooo Colomer. Mise en valeur des gites MinéraUX....oocoooooooo=.o E Davidson. The Alaska Boundary De Launay. Les richesses minérales de 'Afrique-.........-.-- Fabre. Aide-mémoire de pbotographie pour 1903. -..-.......- Faure. Drainage et assalnissement agricole des terres. .......- Fischer. Manuel pour Vessai des combustibles................ Gages, ¿Eesais des metia ir O ido OT Geikie. Eléments de géologie sur le tertall.-....oooooocoooo.- Giard. Controverses Transformistes -....occomocconccccorocos Grimshaw. Procédés mécaniques SpéciaUX....oooommoooco-o-- Guillaume. Les applications des aciers au nickel...........- os Haller. Les industries chimiques et pharmaceutiques......-... Herrera, Nociones de Biología...........-. E E Hervieu. Le chemin de fer métropolitain de Paris............ Laussedat. Recherches sur les instruments, les méthodes et le dessin topographiques. Tome Il. 2m*. parti0........-.... E Ledebur. Métallurgio du ter. een adoos NN Lowell Observatory BulletiD......ooooooooo..... Ajó iz da Maréchal. Les chemins de fer électriques....