El : La Sistoria General y Natural De Indias. Rare book ELY 1855 v,3 HISTORIA GENERAL Y NATURAL DE LAS INDIAS, ISLAS Y TIERRA—FIRME DEL MAR OCÉANO, POR a CAPITAN GONZALO FERNANDEZ DE OVIEDO Y VALDÉS, PRIMER CRONISTA DEL NUEVO MUNDO. PUBLICALA LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA, COTEJADA CON EL CÓDICE ORIGINAL, ENRIQUECIDA CON LAS ENMIENDAS Y ADICIONES DEL AUTOR, É ILUSTRADA CON LA VIDA Y EL JUICIO DE LAS OBRAS DEL MISMO POR D. JOSÉ AMADOR DE LOS RIOS, : Individuo de Número de dicho Cuerpo, Catedrático de Ampliacion de la Literatura Española en la Universidad de esta Córte, etc, TERCERA PARTE.—TOMO IV. ' LS MADRID. IMPRENTA DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA, A CARGO DE JOSE RODRIGUEZ, CALLE DEL FACTOR, NUM. 9 1855. - MSSOUAI BOTANICAL Barcen Liezany ADVERTENCIA, E presente volúmen enciérra la 111.* Parte de la Historia general y natural de Indias, inédita hasta ahora, pues que solo se habian dado á la estampa en 1555 -y 1547 (Sevilla y Salamanca) algunos capitulos del libro L, á que puso Oviedo el título de Infortunios é naufragios, segun oportunamente queda advertido. Tiene, pues, la Academia la noble satisfaccion de ver cumplidos los justos deseos de cuantos escritores nacionales y extranjeros echaban de menos y aun exigian de no- sotros la publicacion de esta celebrada historia, que ha conquistado á Oviedo seña- lado lugar entre los cronistas del Nuevo Mundo. Mas al ver terminada la edicion de tan importante obra, creeria faltar á uno de los más sagrados deberes, cual es el de la gratitud, si no manifestara en este sitio que semejantes resultados son hijos, en la parte económica, del incansable celo é inteligente solicitud de su di- funto director, el Exmo. Sr. D. Luis Lopez Ballesteros. Cuando tuvo la Acade- mia el imponderable sentimiento de perder. á este dignisimo presidente, no solo se habian impreso los tres tomos anteriores, sino que se contaba ya con los me- dios necesarios para la conclusion de toda la historia. Pagado este merecido tributo á la buena memoria de aquel respetable acadés mico, será bien dar razon de las materias que el primer cronista de las Indias comprendió en esta 111.* Parte. Ante todo parece conveniente notar que sigue en los doce libros, en que la divide, el mismo órden de narracion adoptado para las. dos precedentes; método que si, como hemos observado, apta algun 1 sal lect diligen- 1r, hasta el año e 1548, te cromBU hasta el momento de dejar la última fecba que cita en Sus atados, Tienen los doce libros de este tomo IV por objeto principal dar á conocer los sucesos acaecidos en la conquista y poblacion de las regiones australes de la Tier- ra-Firme. Explicada en el XX la geografia ó asiento interior de las comarcas, que se extienden desde el cabo de San Agustin hasta la tierra del Labrador, procura en el XXXIX, primero de la referida MI.* Parte, describir la costa ó litoral de aquellas mismas comarcas, desde la boca occidental del Estrecho de Magallanes hasta la ciudad de Panamá, y de allí al rio de Ja Posesion, preparando. asi el : tego. d e soe sucest vi ADVERTENCIA. tan completa, como era posible en su tiempo, el referido propósito, no y solamente puso Oviedo en contribucion la carta de marear, novísima entonces, del renom- brado cosmógrafo Alonso de Chaves, sino que aprovechó tambien una esfera (una poma) que le mostró el sciente é reverendo fray Diego Muñoz de Salamanca, de la Órden de Predicadores, coronando sus trabajos con el auxilio de otro mapa (figu- ra en plano) que le suministró el piloto Nicolás Lamorano, práctico en la na- vegacion de aquellas costas. El libro segundo, que solo consta de dos capitulos, se refiere igualmente á la descripcion geográli ca de las regiones nuevamente descubiertas en- la Tierra- Firme por los conquistadores del Imperio Mejicano; no sin que se narren tam- bien las contenciones y altercados, habidos entre el famosisimo Hernan Cortés y don Antonio de Mendoza sobre la legitimidad de los referidos descubrimientos. Diversas son las materias que encierra el libro siguiente: comenzando con re- cordar el concierto celebrado por los adelantados don Francisco Montejo y Pedro de Alvarado respecto de la gobernacion de Honduras, agregada finalmente 4 la de Guatimala, cuenta la expedicion del último á las regiones del Sur, dáse cum- plida noticia de su infeliz muerte y de la de su esposa doña Beatriz de la Cueva; y describiéndose la indicada ciudad de Guatimala, tal como existia por los años de 1541, se relatan cuantas particularidades ofrece esta gobernacion, asi res- pecto de la fertilidad de sus tierras, como de los usos y costumbres de sus pri- mitivos moradores. La provincia ó reino de Nicaragua es objeto preferente del libro XLI de la Historia general, 1V.* de esta TII.* Dario. Oviedo, reconocida la condicion é ín- dole de los naturales de esta region, y expuestos como indispensables prelimina- res, los curiosos datos recogidos por él en órden á sus peregrinas costumbres, aspira á dar exacta nocion de las creencias religiosas de este pueblo, valiéndose - al intento de la informacion hecha por fray Francisco de Bobadilla, de la Órden - de la Merced, en la misma ciudad de Nicaragua. Este documento, que inserta. por entero, es de sumo provecho para comprender la teogonia, profesada por los indios, probando que lejos de merecer las injustas calificaciones de los que du- daron de la existencia de su alma, tenian formada la más alta idea de la di- vinidad, y creian al propio tiempo en la imortalidad del espiritu y en los pre- mios y castigos, á que en otra vida estaba sujeto. El efecto de la predicación del mercenario Bobadilla, des ues de reconocidas las creencias 5 de, Jo 3 _lMama grandemente la atencion de Oviedo, quien-apuntado el-múméro verdad mente prodigioso de los que abrazan la religion- JS “habla de le ceremo- nias de su primitivo culto, y ofrece muy curiosos pormenores sobre la vida de sus príncipes y magnates, sus matrimonios, bailes y cantares, única tradicion histórica asi de. aquella como de las demas gentes ó naciones que poblaban- el Nuevo Mundo. Á estas investigaciones ha unido, y digámoslo asi, mezclad descripcion del maravilloso volcan de Massaya y la memorable. empresa do su re= conocimiento por fray Blás del Castillo, cuya relacion pudo rectifica: mismo Oviedo, cuando en 1020 visitó el 25 referido. La muerte del famoso Pedrarias. ADVERTENCIA. VI Dávila, que desolado el Darien y Castilla del Oro, obtuvo el mando de la pro- vincia de Nicaragua; los desaciertos de Francisco de Castañeda que le sucedió, como alcalde mayor que era alli 4 su muerte; y por último la breve permanencia de Rodrigo de Contreras en aquella infortunada comarca, forman los -postreros capitulos del mencionado libro XLÍI, interesante por tantos conceptos. No son de igual sustancia los dos siguientes, pues que el primero está re- ducido á dar algunos pormenores acerca de la costa austral de Castilla del Oro, provincia de quese trató en el libro XXIX, y el segundo tiene por objeto referir - las malhadadas expediciones del adelantado don Pascual de Andagoya al rio de San Juan, que solo produjeron su ruina, con la muerte de su teniente Payo de Romero. Enlázanse no obstante con estos desagradables acontecimientos los no * más faustos, en que aparece como actor principal el adelantado Sebastian de Be- nalcázar, quien no solo aprisionó y desposeyó al don Pascual de Andagoya de las tierras que habia descubierto y poblado con autorizacion régia, sino que dió más adelante injusta muerte al mariscal Jorge de Robledo, apoderándose de la provin- cia de Popayan y sus anejos, que este gobernaba. Tan lamentables revueltas son asunto del libro XLV, que termina Oviedo en 1548. Más importantes que los anteriores y aun que todos los demas de la MI.* parte, son los libros XLXVI, XLVH, XLVI, XLIX, destinados á la narracion de la conquista del Perú, empresa no menos heróica 2 maravillosa que la llevada á ca- bo por Hernan Cortés respecto del famosísimo imperio de Motezuma *. Oviedo, toma el hilo de los sucesos desde que se forma aquella manera de compañia, en que entra el astuto y desalmado Pedrarias Dávila con todas las esperanzas de Jo- gro y ninguna exposicion, quedando todo el trabajo y gasto para el maestrescuela don Fernando de Luque, y los soldados Francisco Pizarro - y Diego de Almagro, =S verdaderos debeladores del renio de los Incas. Reseñadas las primeras expedi- ciones, cuyo escaso fruto produjo en el ánimo de Pizarro tal postracion que hu- biera abandonado la empresa, sin la perseverancia de Almagro; tomados en cuenta los nuevos preparativos hechos por los tres compañeros, que logran desasirse del codicioso Pedrarias por una suma considerable de castellanos, en- tra Oviedo en la verdadera relacion de la conquista, dándonos á conocer todos los pasos de aquel reducido ejército, destinado por 1 la, iO á derribar en _Caxamalca el poderio del grande Atab, aliba (Atau a). Esta la victoria esperada de los mismos" españoles , pon niendo os de Pcaero al dueño de aquellas feracisimas comarcas, cuyas riquezas reducian á la nada cuanta magni- _ficencia habia soñado el antiguo mundo, constituye la más pura gloria de tan. renombrada empresa; naciendo ya de su propios despojos la feroz discordia, que - anublando los resplandores de aquella hazaña, riega el suelo del Perú de hi- dalga sangre española. La amistad desinteresada y generosa, que habia subi-. do á la cumbre de la prosperidad á Francisco Pizarro y Diego de Almagro, a vino á ser turbada por la ms É, los hermanos del futuro nes 2 a 3 Véase lb XXXI de la IL Parte VII ADVERTENCIA. nes, atraidos por el cebo de los tesoros del Inca, habian dejado el hogar pa- terno, para reconocer como superior al que solo consideraban antes cual des- preciable bastardo. No olvida Gonzalo Fernandez de Oviedo, á pesar del dolor que le causan estas desavenencias, cuyos fatales resultados predice á los mismos conquistadores, trazar el cuadro de los sucesos posteriores al triunfo de Caxamal- ca, revelándonos, con la honradez que le caracteriza, asi el mal trato dado por el vencedor y los suyos al desgraciado Atabaliba, como las atrevidas expediciones, hechas por los capitanes del nuevo gobernador para allanar la tierra. Esta parte de la Historia, en que ya resaltan las grandes virtudes bélicas de nuestros mayo- res, ya aparecen estos dominados por el ciego espiritu de banderia, lejos de ter- minar con la muerte del mariscal y del marqués, abarca la escandalosa rebelion de Gonzalo Pizarro, que sobrepuja en ambicion y osadia ásus deudos y maestros.— Desvanecidoel tirano del Perú con la derrota del virey Blasco Nuñez Vela, recibe de - manos de Pedro de la Gasca el merecido premio de sus crímenes: el primer cronista del Nuevo Mundo lograba, pues, comprender en su libro la epopeya de Caxalmaca y la tragedia de Xaquijaguana.—Para conseguir todo el fruto por él apetecido, no solamente se valió, como lo tenia de costumbre, de testigos fidedignos, sus cono- cidos, sino que logró copioso número de cartas de los principales capitanes, y aun de los mismos Pizarros, teniendo presentes diversas relaciones, escritas á vista de los sucesos: entre otras, que cita, extracta ó inserta integras, deben mencionarse las del veedor Miguel de Astete, Diego de Molina, Alonso Dávila, fray Francisco de Bobadilla, Diego de Almagro, y sobre todas la del capitan don Alonso de Montemayor, por ser la más completa é interesante de cuantas llegan á sus manos. Oviedo se sirvió tambien de la Conquista del Perú de Francisco de Xerez, impresa en 1547 con la 1.* Parte de su Historia general de Indias *; pero lejos de seguirle, lo contradice y enmienda en diferentes pasajes, mostrán- dose poco pagado de su veracidad y exactitud históricas *. El libro XU de la MI.* Parte, L y postrero de toda la obra, está estimado á la relacion de cuantos naufragios habian acaecido en los mares de Occidente desde el descubrimiento de las Indias hasta el año de 1548, en que termina. Es por tanto un curioso repertorio de interesantes anécdotas, no contenidas en otra obra alguna, en las cuales aparecen á menudo puestos á prueba el valor, la fé y la admirable constancia due mostraron en las adversidades y peligros los primeros conquii del Nuevo- undo=-El último capí e este libro,.con que se cierra: la Historio, se dirige E estar 1 que tuvo el autor para pre- | ferir en su redaccion la lengua castellana á la latina; razones bastantes á probar el extravio de los que, teniendo el idioma patrio en poca Óó ninguna estima, hu- bieran querido hacer patrimonio de los doctos- la crónica de la eS más popular que han presenciado los siglos. Tales son, pues, las materias. contenidas en esta ue EE final Parte de la Hi | toria general y natural. de las Indias. po. opi | 4 Véase en el tomo 1, pág. XXIV de la Vida 2 Lib. XLV cap. XIV, 205, as , = de Oviedo, lamola 6, 0 volen, o cx E 3 presente | e ASI Este es el primero libro de la parte tercera, y es trigéssimo nono del número prin- cipal de la Natural y general historia de las Indias, Islas y Tierra-Firme del mar Ogéano de la corona é ceptro real de Castilla é de Leon: el qual tracta de la geo- graphia é assiento de la grand costa é mares australes de la Tierra-Firme ó parte exterior della; porque lo que está ynterior á la parte que está desde el Cabo de Sanct Augustin hasta la tierra del Labrador, contado lo há la historia en el libro XXI de la segunda parte destos tractados. S. Ces. p ues ha plagido á Dios, Nuestro Señor, - sin cuya voluntad imposible seria' un so- lo hombre haya escripto tanta moltitud de historias é secretos del universo, infinitas gracias le doy porque me ha dexado ver aquestos tractados en tal estado: los qua- les no dubdo que han de ser con el tiem- po muy mejores que todo lo que en los treynta é ocho libros antecedentes yo he escripto, aunque se junte con ellos lo que en los siguientes escribiré, si no queda por descuydo ó negligencia del que me - subcediere para los continuar con el mes- Cath. R. M. el que he tenido porque salgan á luz es- tas cosas sais como General historia de Indias. Bien conozco que estoy al cabo de la vida, é Poio quassi al principio de la medula de los grandes é innumerables secretos que están por saberse del segun- do hemispherio é partes ignoradas é in- cógnitas á los antiguos, pues tovieron la mayor parte dellos, é aun quassi todos los que en tal materia escribieron, que la tórrida gona ó equinocial línia de los ex- tremos ó polos en lo que está debaxo de- a Nos, que es deshabitado; é : pues dixo | nio que de ginco partes del y 2 HISTORIA GENERAL Y NATURAL habitaban sino las tres *, síguese que lo menos dél supieron, é fué mucho más aquello de que no tovieron noticia los passados; pues el mesmo auctor é otros afirmaron que del un trópico al otro no se podia passar, á causa del excesivo ca- lor. É esso de la tórrida cona (que en- trellos está) es error por cierto al pres- sente muy averiguado, pues que cada dia nuestros españoles passan del trópico de Cáncer al de Capricornio é de aquel tor- nan á estotro. É ved que tan en contra está la verdad, que debaxo de la línia del equinocio en muchas partes de la Tierra- Firme hallan más templada é fresca la tierra, Ó más habitada ó tan dispuesta á vivir los hombres allí como desta é de la otra parte. É demás desso, debaxo de la línia hay muchas sierras é montes con perpétua nieve, á causa de su altura, pues que encumbrándose hácia el cielo, passan la region del fuego é penetran á caliginoso ayre, para cubrirse de nieve é aver grandíssimo frio é hielos allá arriba; de que resulta la templanca de la parte inferior ó baxa; y es la línia equinocial ó tórrida cona donde aquesto se vé. El año próximo passado de mill é qui- nientos é quarenta años, á ocho dias del mes de agosto, llegó á esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española el li- cenciado Johan de Vadillo, oydor de Vues- tra Magestad en esta su Real Audiencia é Changilleria que aqui reside, el qual fué por.mandado de Vuestra Magestad á la provincia de Cartagena de la Tierra-Firme cinco años, é continuando cierto. descu- brimiento (como se dixoen el libro XX VIL, capítulo X de la segunda parte) fué á pa- rar á la gobernacion del marqués don Francisco Pigarro, é vido lo que tengo dicho debaxo de la línia equinocial , é con él otros muchos lo vieron; é antes quél y ellos y despasto es Sn cursado por nues- 4 Plin., lb. Mos. 2 tros españoles passar de la una parte á la otra como de la Andalucia á Castilla, á Navarra ó Aragon: assi que esto muy no- torio está. Pero junto con lo ques dicho de aquel famoso auctor, me paresce me- jor é tengo por cierta otra cosa lo quél di- ce, tractando de los planetas, por estas pa- labras: «Nos mostraremos en aquestas es- trellas muchas cosas de otra manera que los antiguos ; non obstante lo qual, á ellos lo atribuyamos, pues que nos enseñaron á buscar Ó inquirir las cosas del mundo, por lo qual no debemos dexar de esperar quel tiempo de continuo halle cosas nue- vas?». Con esta ragon me paresce que sa- tisfage este auctor lo que de susso dixe dél; y aunque apuntaba essas novedades en las estrellas, tambien se puede enten- der en las cosas terrestres como en las ce- lestiales: é ya tengo declarado ser assi, por lo quél dixo de la compusicion de la tierra é del cielo, é por lo que en contra- rio el tiempo nos ha mostrado é muestra al pressente, quél ni otros muchos sabios no supieron en ello. É assi los que despues de mí tomas- sen este cargo de escribir las cosas de estas partes, hallarán ó sabrán muchas novedades, que podrán añadir Ó acres- centar en augmentacion destas historias, para que siempre sea loado el Maestro é inmenso Dios, hacedor de todo. Porque en la segunda parte en el li- bro XXI dixe la geographia é assiento de la Tierra-Firme desde el Estrecho de Magallanes, é desde su embocamiento oriental truxe continuada- mi relacion hasta la tierra del Labrador, queda ago- ra que se diga desde el embocamiento ocidental costa á costa, comencando del mesmo Estrecho é Cabo Desseado, que está á la parte del archipiélago, ques. una de las dos puntas de aquel embo- camiento, para E: CULT DE INDIAS. LIB. XXXIX. PROHEMIO. 3 mos en demanda de la equinocial, vi- niendo de la parte austral hácia nuestro polo, puesto que no está descubierto ni - sabido lo que desde allí hay hasta llegar á la gobernacion del infelice, muy no- table servidor de Vuestra Magestad el adelantado don Diego de Almagro, de bue- na memoria, por la qual dificultad toma- ré la primera tierra oriental que las cartas de navegar ponen, é desde allí daré prin- cipio quanto á los grados é alturas del po- lo antártico, é llegaré á la cona tórrida, é verné continuando la costa, allegándome á estotro polo ártico hasta lo postrero que se sabe de la mar del Sur de la Nueva España, conforme á la figura de las car- tas de los cosmógraphos Alonso de Cha- ves (puesto que al pressente yo creo que aquesto se sabe más puntualmente en Es- paña). Pero en tanto que otros lo ponen más al proprio, como cada dia acaesce, enmendando las cartas de navegar, diré lo que he sabido por este auctor, é des- pues, distinguiendo los libros adelante escriptos, diré lo que toca á cada gober- nacion particular de aquellas costas (digo donde hay poblaciones de chripstianos), para que se guarde en este tercero volú- men ó parte la órden que he tenido en la segunda precedente; todavia suplicando . á Vuestra Magestad Cessárea se tenga por servido de mi desseo, é acepte esta mi - Ocupacion con aquella clemente liberali- - dad que de tan altu é soberano príncipe confio; é que en esto de la geographia di- cha del libro XXXIX no me mande culpar, pues yo no puedo al pressente más cor- rectamente decirla de lo que sus cosmó- graphos nos la dan (y aun venden pinta- da). En lo demás de los gobernadores é gobernados vassallos que Vuestras Mages- tades tienen en aquellas costas de la mar del Sur, diré lo que en ella he visto, é lo que no he visto pepsi por pe - a E la sermone, , De pentnia. e nes de personas que merezcan crédito, las quales no podrán bastar á que á mí se me quite, aunque esté engañado en lo que dixere que oy, por todas estas racones: la primera, porque yo no he podido ser pres- senteá todo: la segunda, porque he hecho mis diligencias, informándome de hom- bres que merescen crédito: la tercera, porque la tierra ha seydo riquíssima é enriquesgídose en ella los más atentos á sus ganancias que á escribir repertorios, é aun porque los menos saben decir lo que ven : lo quarto, porque partes ha avi- do donde una mano de papel un tiempo valia un marco de oro ó más: lo quinto, porque aunque barato valiesse, no escri- ben todos con una tinta ni con una vo- luntad: lo sexto, porque á Vuestra Cessá- rea Cathólica Sacra Magestad avrán in- formado particularmente de las cosas é contenciones que en aquellas partes aus- trales han passado. É plega á Dios é 4 Dios le plegad que haya seydo diciéndole verdad, é no á sabor ó propóssito de los informadores: que sé yo que han ydo de muchas maneras é de muchas cautelas, é si oyessen los tales aquel sermon del glo- rioso doctor de la Iglesia Sanct Augustin para informar á Vuestra Magestad de lo cierto, acordarse hian que hay Dios, é ques más lo que dél se espera quel placer ni pessar que se puede conseguir de la amistad de los hombres, diciendo menti- ra, el qual sagrado Sancto dice assi: «Es- te castigo le dan al pecador que al punto de su muerte no se acuerde de sí mesmo, pues que en la vida no se acordó de Dios» *. É assi creo yo que olvida á Dios el que se atreve á decir á su Rey cosa al- guna que no sea muy cierta é Jimpia de cautelas. - Dios alumbre 4 Vuestra Magestad en la manera que ha de tener“para creer ó dubdar las cosas que oyere, é le led E h HISTORIA GENERAL Y NATURAL acertar en todas é ver lo que más fuere su servigio de aquel en cuyo lugar Vues- tra Magestad es en la tierra, para que goce despues de los otros más seguros reynos del cielo, como vuestro real co- racon lo dessea. CAPITULO 1. Relatando la geographia de la tierra é mares australes desde la boca ocidental del Estrecho de Magallanes hasta el puerto de la cibdad de Panamá, reservando para en su tiempo lo que está por saberse de lo in- cógnito del dicho Estrecho á esta parte. E, el embocamiento del famoso Estre- cho de Magallanes, á la parte ocidental, hay dos puntos”“en su entrada é salida por allí: la que está á la parte de la línia equi- nocial se dice Cabo Desseado, é la que está al opóssito de la otra parte hácia el polo antártico se llama assimesmo Cabo Desseado ; é con el que dixe que está há- cia la equinocial, están próximas á él por allí muchas islas que se llaman el archi- piélago del Cabo Desseado, las quales ni sus nombres particularmente no sabemos, ni de la costa de la Tierra-Firme que con- tinúa con el dicho Cabo hácia la línia equi- nocial por la mar austral. Puesta una re- gla Ó un hilo derechamente desde el di- cho Cabo Desseado hasta el cabo del An- guilla, en aquella distancia, medido aque- llo con un compás, hay ochocientas é cinqúenta leguas de camino en la carta del cosmógrapho Alonso de Chaves. Es- te cabo del Anguilla es en la goberna= cion del adelantado don Diego de Alma- gro; pero háse de advertir que en estas ochocientas é cinqúenta leguas, midién- dolas como es dicho por tierra incógnita, háse de esperar quel tiempo mostrará ade- lante que son muchas más, quando pun- tual é ciertamente se sepa la costa; é no me maravillaria que fuessen nde nl é quinientas, á causa de las entradas é salidas de las puntas é ancones é promon- torios que Td mar é la tierra en la costa de nescessidad ha de tener. Y esso decir- lo han los que me subcedieren , é yo diré. lo que más desta materia supiere en mi. tiempo cómo se vaya sabiendo é verifi- cándose lo que agora no se sabe, con lo que más me ocutriere. Bien es verdad que una nao que llevó un hijo del ligen- ciado Vargas, que su hermano es obis- po de Plasencia, don Gutierrez de Var- gas, derecho fué al dicho Estrecho, é lo passó é llegó al puerto de Lima. É yo he - visto una figura desta pausa ó tierra in- cógnita, é no le dí crédito porque no sé quién la higo; ni quiero negarla, pues que si es vera, presto se pondrá en la carta de navegar: y esto se quede assi en aques- ta pausa incógnita, dentro de la qual ha de aver é saberse muchos secretos. Discurramos, pues, en lo demás por nuestra geographia, aunque á la verdad hablaré en ella no tan á mi sabor como desseara, dexando á cada cosa su proprio nombre antiguo ó primero, como los in- dios le daban á cada puerto, rio ó pro- montorio ó valle ó sierra é á lo demás; porque estos nombres que nuestros espa- ñoles dan á estas cosas, Ó son como he dicho en otra parte una suma de catálogo destos, no bien ni mal compuesta, sabida la causa é notorios disparates. é nombres dados á voluntad é comp: derada. é mal. fundadamente. Dexemos aquesto, que no es pocá cosa entre sabios saber nombrar estas cosas á proporcion del ser, valor é fertilidad, bondad ó de- fetlo de aquello que se hombre: is El cabo del Anguilla está en siete gra- de de la otra parte de la línia equinocial : ES el ess mas , E del cabo del DE INDIAS. LIB. Anguilla hasta la punta de Payta, vinien- do hácia la equinogial, hay veynte leguas, y está en seys grados menos un quarto de la otra parte de la línia equinocial; y en- tre el cabo del Anguilla y el de Payta es- tá, en la mitad del camino que hay del un promontorio al otro, el rio que llaman de la Silla, é cerca de la dicha punta de Payta está una isla que se dige de Lobos. Desde la punta de Payta al puerto que llaman Parina se ponen diez leguas de abertura, en la qual en la mitad de la tierra adentro sale de tierra á la mar el rio de Sanct Miguel, que está veynte é cinco leguas de Payta, y en el camino é costa está la dicha Payta, y el dicho puer- to de Parina en cinco grados de la otra parte de la equinocial de la banda del Sur. Más acá diez leguas está el Cabo Blanco, el qual promontorio está en algo más de quatro grados é medio de la otra parte de la línia á la banda del Sur. Desde el Cabo Blanco al rio de Tumbez se corren veynte é tres leguas Nordeste Sudueste, y está el rio dicho de Tumbez en quatro grados de la otra parte de la línia á la banda del Sur. Desde el rio de Tumbez al rio de las Balsas hay diez leguas, é córrense assi- _mesmo Nordeste Sudueste, y está aquel dicho rio de las Balsas en algo más de - tres grados y medio de la otra parte de la línia de la banda del Sur. Desde el rio de las Balsas hasta el rio y embocamiento- de Tamepumpa hay otras diez Jeguas; y está la dicha boca en tres grados y me- dio , é desta otra parte del dicho rio está la poblacion 6 cibdad llamada Chincha, la qual y el dicho río están en los dichos tres grados y medio, é de la otra parte de la equinocial á la banda del Sur, en- frente deste embocamiento, está la isla de Ampuna á..... * leguas de la costa, la qual es poblada é buena cosa, y está en 5 » 4 Hay un claro en el códice que sirve de lexto. ANA GAPEE: >. 5 tres grados de Ja otra banda de la equi- nocial: é cerca della está otra isla menor que se dice Sancta Clara, en los mes- mos tres grados é algo menos. Desde el rio de Chincha se va á la costa al Oesno- rueste treynta leguas hasta la punta de Sancta Elena , la qual está en dos grados, é algunos minutos de la otra parte de la línia equinocial de la banda del Sur. Des- de la punta de Sancta Elena ya la costa derechamente al Leste veynte leguas hasta Odon: el qual Odon está en dos grados, como la dicha punta; é cerca de allí há- cia la línia está una isla redonda junto á la costa que se dice Calango, que está en algo menos de dos grados de la otra par- te de la línia equinocial. Desde Odon al cabo de Sanct Lorenco hay veynte leguas Sudueste Nordeste, en el qual camino más cerca de la punta está la provincia de Collao ; assimesmo está la punta de Sanct Lorenco en algo más de un grado de la otra parte de la equinocial. Desde la pun- ta de Sanct Lorengo se corren veynte é cinco leguas Sudueste Nordeste hasta Pas- sao, que está junto á la línia equinogial de la banda del Sur, é luego viene el ca. bo de Quexemiel, por el qual passa la equinocial por aquella tierra; pero la opi- nion de muchos es que la línia puntual- mente passa por el puerto de Passao. Y en la mitad deste camino, entre la isla de Collao é la equinocial, está una isla que se llama isla de Plata, quatro ó cinco leguas de Puerto Viejo: el qual Puerto Viejo está desta parte de la punta de Sanct Lorengo algo más de un grado de la otra parte de la línia. Passando de la línia equinocial hácia nuestro polo ártico veynte leguas, está el cabo de Sanct Francisco en un grado é algunos minutos desta parte, el qual cabo está Norte Sur con la dicha lí- nia. Desde el cabo de Sanct Francisco vuelve la costa al Orienty treynta leguas, e 6 HISTORIA GENERAL Y NATURAL hasta la punta que llaman de Mangles; é quassi en el medio de essas treynta leguas está la bahia de Sanct Mateo, é más acá está el rio de Sanctiago. Y está la dicha punta de Mangles en un grado é un quar- to desta parte de la línia equinocial; é cerca de la costa, algo más acá, está la isla del Gallo en grado y medio desta par- te de la equinocial. Desde la punta de Mangles hasta el rio de la Magdalena hay veynte é cinco leguas: en la mitad del camino está una punta salida en la mar que se dice Cobacha; el qual rio de la Magdalena está en grado y medio desta - parte de la equinocial. En frente de aquel embocamiento está la isla de Sanct Chrips- tóbal en un grado é dos tercios desta par- te de la línia. Desde el rio de la Magda- lena hasta el rio de Palmas se corren treynta y nueve leguas al Nordeste, y en estas está primero el rio de Sancta Marta y el rio de Sanct Johan y el rió del Perú; pero porque estos nombres son notables para adelante, diré algo más de lo que aqui pensé decir. El rio de Sancta Marta no es aquel que - acá en la mar del Norte se llama Sancta Marta ó rio Grande, sino otro llamado Sancta Marta, que está en dos grados de esta parte de la equinocial: y el rio de Sanct Johan está en los mesmos dos gra- dos é algo más, é aqueste rio de Sanct Johan es donde fué á poblar el adelanta- do don Pasqual de Andagoya en el año de mill é quinientos é quarenta, del qual é de sus subcessos se dirá en su lugar. El rio del Perú, de que tanta fama im- propriamente se le ha atribuido á este Perú, está en dos grados é un tercio des- ta parte de la equinocial hácia muestro polo. Porque quadra aqui este nombre Perú mejor que no llamar Perú á aquella tierra del grand príncipe Atabaliba é 4las otras, donde han andado los capitanes que -fueron despues del adelantado don Fran- cisco Pigarro é don Diego de Almagro, | - tiene dicho E á la diré qué cosa es el Perú, ó al menos la noticia que dél se tiene al pressente, y es aquesta. En el año de mill é quinientos é catorce años desde la cibdad de Sancta Maria del Antigua del Darien el goberna- dor Pedrarias Dávila envió cierta gente la via del golpho de Sanct Miguel é de la is- la de las Perlas llamada Terarequi, que avia descubierto el año antes el infelice adelantado de la mar del Sur é primero descubridor de aquella costa Vasco Nu- nez de Balboa: é desta gente fué por ca- pitan un hidalgo llamado Francisco Be- . cerra, é la relacion que primero se tuvo del cacique é tierra llamada Perú este ca- pitan la truxo: el qual salió del Darien con ciento é cinqiienta hombres en el mes de agosto de dicho año de mill é quinientos é catorce , é tornó desde á cinco ó seys meses en el siguiente año de mill é qui- nientos é quince , é truxo seys mill é tan- tos pessos de oro é algunas perlas é mu- chos indios é indias de buena ó mala gra- cia. É llegado á la mar del Sur, fué por la parte del Poniente encima de Panamá, é siguió al Oriente por la costa que llaman de Tamao, é passó el rio al cacique de Tumaca, é llegó al rio é cacique de Cha- pe, ques ya en el golpho de Sanct Mi- guel, do está la dicha isla de las Perlas, á quince ó diez y seys leguas de Panamá. Desde Chape fué al rio de Tocagre (que otros llaman el cacique Quemado), é pas- só al cacique Chameco é al rio del Sue- gro, ques el más poderoso rio de todos aquellos, en el qual entra el rio del caci- que Queracha, que otros llaman de la Ca- mea Nueva, y el rio de Tutibra, y el rio de Toto; y en el cacique Jumeto ovo no- ticia de otros caciques, é aun peló é robó dellos lo que pudo, assi como de Tapicox, Porore é Penaca. É adelante de Penaca está un rio que assimesmo entra en el golpho de Sanct Miguel, que se dice Ju- meto, é ya es aquesto en. la sta que Ps 2 o Levante: DE INDIAS. LIB. XXXIX. CAP. 1 Y é allí tuvo notigia este capitan como gier- tas jornadas adelante, la tierra adentro, está el cacique é provincia llamado Perú: é porque el dicho capitan Francisco Becer- ra é los que con él yban eran poca gente é cansada, é aquellas jornadas que le di- - xeron que avia hasta el Perú son de mon- tañas é muy fragosas é ásperas sierras, no se atrevieron él ni los de su compañia á yr al Perú, aunque les dixeron que aquel cagique era muy rico. É dexó aque- llo reservado para su muerte é de otros muchos en otro viage, é siguió la costa adelante hácia el Sur, é llegó al cacique de Chiribuca, é ovo noticia de otros dos caciques, llamados Topogre é Chucara, á los quales assimesmo compuso, é de allí passó hácia la punta de Canachine, que está en seys grados é un tercio desta par- te de la línia equinogial, la qual agora llaman los chripstianos punta de Piñas. É mucho más hácia el Oriente é atrás de lo que está dicho es el Perú, más de veyn- te é cinco ó treynta leguas dentro de tier- ra, é pónese ó debe estar á mi estimati- va en los mesmos seys grados , poco más Ó menos, como el dicho golpho de Sanct Miguel. Quiero decir quel rio que se dixo de susso, yo tengo por dificultad que sea ni vaya del Perú, pues que está en dos grados é un tercio, de manera que aun- que esse rio se llame Perú, como estotro cagique, que está donde he dicho, el nom- bre es improprio para llamarse Perú la tierra que Picar é Almagro a ron. El capitan ocn es , cómo en essa sacon no estaban los capitanes des- tas Indias tan acostumbrados á ver tanto oro ni hallarlo en tanta moltitud como despues se ha avido , se volvió desde la dicha punta de Canachine por la mesma costa de tierra del dicho golpho de Sanct Miguel hasta el rio que se dixo del Sue- gro, é de allí por sus jornadas se fué al Darien. Siguióse despues queste adelan- tado, seyendo Pasqual de Andagoya, criado de Pedrarias, gobernador de Cas- tilla del Oro, fué con ciertos navios é ca- noas al dicho golpho de Sanct Miguel, é subió la costa adelante, é segund él me dixo, llegó á aquel rio del-Perú que está más acá del rio de Sanct Johan , é aun se oviera de ahogar allí, é anduvo en el agua ciertas horas assido de una canoa que se trastornó con él é otros, de los quales algunos se ahogaron, é lo mesmo hiciera él, si no fuera socorrido. É yol- vióse á Panamá gastado é muy enfermo. Despues tomaron la empressa de aquel descubrimiento Pigarro é Almagro, é don- de primero fueron por la industria de un gentil é diestro piloto, llamado Bartolo- mé Ruiz de Estrada, fué al rio Perú, de que aqui se ha hecho mencion, é al de Sanct Johan, que está adelante, é á lo de- más de que tantos thessoros se han re- crescido en aquella tierra é mares austra- les. Despues el dicho Pasqual de Andago- ya fué á España, y en remuneracion de lo que dixe que sirvió é gastó en aquel su viaje, quando se oviera de ahogar, é por otras causas é méritos de su persona, que á Sus Magestades les movieron, le hicie- ron merced de officio é cargo de la go- bernacion del rio de Sanct Johan, é de allí hácia esta parte é hasta aquel otro Pe- rú, de que dió noticia el capitan Frangisco Becerra é de otras provincias. Aquesto he querido decir aqui para que sepays, le- - tor, quel que hoy se llama Perú y es tan nombrado, no es el Perú, sino una pro- vincia Ó reynos de otra manera llamados por otros nombres, donde el príncipe grande Atabaliba é su padre Guaynaca- va senorearon; é en las partes australes donde los dichos adelantados Picarro é Al- magro é los que con ellos militaron tantos millones de oro é de plata, é tantas é tan presciosas esmeraldas han avido é se han llevado fuera destas Indias, no son el Pe- e rú. Tornemos á nuestra geographia.. 8 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Desde el rio de Palmas, que está más acá del que se dixo del Perú, hasta el Cabo Quemado, se va la costa al Norues- te quince leguas, y está el dicho cabo en tres grados desta parte de la línia del equinocio, y en la mitad deste camino es- tá una isla que dicen isla de Palmas; y en la costa, entre el dicho cabo y el rio de Palmas, hay otro que se llama rio de Bal- sas. Desde el Cabo Quemado á la punta de la Feria se corren treynta é dos ó treynta é tres leguas de Norte á Sur, y está la dicha punta de la Feria en cinco grados é un tercio desta parte de la línia equinocial. Veynte leguas más acá del Cabo Quemado está el rio Copisagra, é más acá está otro que se dice rio de Ca- mazagra é punta de Piñas, é más acá está la dicha punta de Feria, á par de la qual pinta la carta una isla sin nombre. Desde la punta de Feria hasta la punta de Piñas que yo digo, que se ha de decir de Ca- nachine, ques de la entrada del golpho de Sanct Miguel, se corre la costa algo más de veynte leguas de Norte á Sur. Y está la punta de Canachine, ó de Piñas, ó Sanct Miguel, como ya se ha dicho, en seys grados é un tercio desta parte de la línia equinocial : é los rios que dentro des- te golpho entran la carta. no los pone, é yo los dixe de susso; y está la rica isla de las Perlas, llamada Terarequi, desde la qual á Panamá hay quince ó diez y . seys leguas. Desde la punta de Canachine ó del gol- pho de Sanct Miguel, más al Oriente está la punta de Chane, é pone la carta cin- qiienta leguas: la qual Chane está á la par- te ocidental de Panamá veynte é tantas leguas; pero no particularica las islas que - hay en medio dessas leguas, que son mu- chas, sin la de las Perlas, dicha Terarequi, é sin la de Otoque, que están pobladas, é tambien lo están otras que hay por allí. É sin la de Terarequi hay otras isletas en aquel golpho, en que se hallan perlas mu- chas é buenas; pero la de Terarequi é Otoque están pobladas, é tambien lo es- tán otras dos ó tres que están en frente de Panamá, á dos é á tres leguas de la cos- ta, quel licenciado Gaspar de Espinosa, alcalde mayor del gobernador Pedrarias Dávila, quiso decir quél las avia descu- bierto, en lo qual él é los que lo digen se engañan ó yerran. É pensó que con hacer pintar este licenciado una carta ásu sabor é intitularlas islas de Sanct Pablo, avian los hombres de perder la memoria é quitar las gracias al capitan Goncalo de Badajoz, que fué el que las descubrió é dexó con sus nombres proprios: la mayor de las quales se llama Taboga, é assi co- inunmente las llaman islas de Taboga. Paremos ó concluyamos aqui este ca- pítulo, por no cansar al letor, en la cibdad de Panamá, hasta la qual des- de la punta de Canachine se le pueden dar quarenta leguas, pocas más ó me- nos: la qual Panamá está en ginco gra- dos y medio desta parte de la línia equi- nocial. De manera que quien toviere atencion en lo que está dicho desde el cabo del Anguilla basta Panamá, hallará que le he dado relacion de quatrocientas é veynte é tres leguas; las doscientas é tres hasta la equinocial, é las doscientas é veynte desde la equinocial á Panamá. Pero yo tengo que son por la costa desde la equinocial á Panamá más de lo que es- tá dicho: é déxase de decir lo que está por descubrir en las ochocientas é cin. qúenta legnas de la pausa, que se dixo que por un hilo ó regla hay hasta el cabo del Anguilla desde el Estrecho de Maga- llanes; porque han de ser muchas más de nescessidad por el assiento de la tier- ra, Cuya forma al pressenté no se puede - medir puntualmente, sin se saber. DE INDIAS. LIB. XXXIX. CAP... 9 CAPITULO Il. En continuacion de la geographia é assiento de la Tierra-Firme desde la cibdad é puerto de Panamá hasta el rio de la Possesion, ques en la gobernagion de la provincia de Nicaragua. Y he navegado lo que hay en la mar del Sur desde la cibdad é puerto de Pa- namá, ques en la gobernacion de Castilla del Oro en Tierra-Firme, é de la lengua que los indios digen de Cueva, hasta el rio que llaman de la Possesion, á la par- te ocidental que está en la gobernación de Nicaragua, é más de una vez é con diverssos pilotos é hombres de la mar diestros en aquella costa: é comunmente ponen desde Panamá á la Possesion tres- cientas leguas, navegándolo por alta mar é no costa á costa; pero agora porné la costa de la tierra é diré las leguas que yo hallo por estas cartas modernas, é digo assi. Desde Panamá hasta la punta de Cha- - me se ponen veynte é cinco leguas en larga mar; pero corridas tierra á tierra por la costa son más de cinqiienta: aque- lla punta está en siete grados y medio (di- go Chame); mas la mesma Panamá es- tá en ocho grados y medio desta parte de la línia equinocial (indubitadamente), porque yo he muchas veces tomado allí el altura con el estrolabio y en di- -_verssos tiempos, y estando el sol desta parte de la línia, é tambien dando en el trópico de Capricornio de la otra parte. della. Desde la punta de Chame hasta la pun- ta de Gúera hay veynte é cinco leguas, pero andándolas tierra á tierra son más de treynta; y está la dicha punta de Giie- ra en seys grados y medio. Y entré am- bas puntas está el golpho que llaman de Paris, porque allí estuyo un rico é pode-- -roso cacique, llamado Paris; pero los es- pañoles le hicieron presto pobre é flaco. Notorio es que en e más de noventa ES TOMO e : ó gient mill pessos de oro dió é le toma- ron diverssos capitanes. Desde la punta de Giiera á la punta de Buenavista se ponen veynte leguas; pero andándolas por la costa, son más de veyn- te é cinco: y está la punta de Buenavista en seys grados y medio desta parte de la línia, y en este camino está entre ambas puntas el rio de Giera. Desde la punta de Buenavista á la pun- ta de Sancta Maria hay veynte é tres ó veynte é quatro leguas, é andándolo cos- ta á costa, más de quarenta é cinco. En este ancon está, en la parte más septen- trional dél, el puerto de Ponuba, el qual está en siete grados y medio desta parte de la línia; pero la punta de Sancta Ma- ria está en seys grados é tres quartos des- ta parte del equinocio: é dentro del dicho ancon é de las dichas puntas están las is- las de Cebaco, á tiro de escopeta ó poco más la una de la otra, que son dos, é de buenas fuentes é torrentes ó arroyos. Y en la que está más al Leste está enterra- do aquel docto philósopho veneciano, lla- mado Codro, que con desseo de saber los secretos destas partes, passó acá é murió allí, y el piloto Johan Cabecas lo enterró en aquellas islas, donde á su ruego lo sa- có á morir: é acabó encomendándose á Dios, como cathólico, non obstante que un dia ó dos antes emplacó al capitan Ge- rónimo de Valenguela, que le avia mal- tractado; é le dixo estas palabras el Co- dro: «Capitan, tú eres causa de mi muer- te, por los malos tractamientos que me has hecho: yo te emplago para que vayas á a estar á juigio ante Dios conmigo dentro de un año, pues yo pierdo. la vida p 10 HISTORIA GENERAL Y NATURAL dió que no curasse de hablar aquellos desvarios, é que si se queria morir que á él se le daria poco de su emplacamiento: quél enviaria un poder á su padre é abue- los é otros debdos suyos, que estaban en el otro mundo, que le responderian como él merescia. El caso es quel capitan le pudiera ha- cer placer en contentarle, é sin poner na- da de su casa, si quisiera: finalmente, que el Valenquela murió dentró del tér- mino quel otro le señaló ó dixo en su em- placamiento. Yo estuve con el mesmo pi- - loto en la mesma isla, é me enseñó un árbol, en la cortega del tronco del qual estaba hecha una cruz cortada, é me dixo que al pié de aquel árbol avia enterrado á dicho Codro: de forma que este murió en su officio, como Plinio * en el suyo, es- cudriñando é andando á ver secretos de natura por el mundo. Á este piloto le pes- saba mucho de la muerte de Codro, é le loaba de buena persona: é á otros que le tractaron he oydo decir lo mesmo, é me dixo que, estando apartados de tierra en la mar, le rogó que por amor de Dios le sacasse á morir fuera de la caravela en una de aquellas islas, y el piloto le dixo: « Miger Codro, aquello que decís que son islas, no lo son, sino tierra doblada, é no hay islas allí». Y él replicó: «Lleváme, que sí hay dos buenas islas junto á la cos- ta é de muy buen agua, é más adentro está una grand bahia ó ancon con un buen puerto en la Tierra-Firme ». É assi era la verdad, y el puerto por quien Codro de- cia, es el de Ponuba, del que de susso se dixo; y el piloto quedó maravilla pues que salieron en tierra é vido ser có- mo Codro avia dicho, sin aver estado allí chripstiano alguno ni saberse tal puerto de ningun español. Passemos á lo demás. Gerca desta punta de Sancta Maria es- 1 Murió Plinio, subiéndose al monte Vesubio, que agora se llama de Soma en el reyno de Nápo- les , que en aquel tiempo echaba fuego é humo por tá una buena isla, que se dice Isla de Sancta Maria, é desde la punta de Sancta Maria hasta la punta de Borica hay veyn- te leguas: dentro de las quales puntas hay algunas islas, é la que está más afuera dela mar es la isla de Benamatia, é los chrips- tianos, engañándose, la llamaron Sancto Mathias, la qual dicha isla está en seys grados desta parte de la equinocial, é la punta de Borica está en seys grados y medio. En estas veynte leguas que he di- cho que hay de punta á punta, andándo- las por de dentro, tierra á tierra, hay más de quarenta por la costa de la tierra. Esta tierra de Borica es muy fértil é de mu- chas é buenas pesquerias é rios, é de mu- cha monteria de puercos é venados é de otras salvajinas, é de muchos é buenos é grandes mameyes é de muchos cocos de los grandes. Dentro en la mar enfrente de Borica, á diez 6 doge leguas antes de la tierra de Norte á Sur, é otras tantas ade- lante é más, en espacio de treynta é cua- renta leguas de mar, pocas más ó menos, hay innumerables culebras negras por encima é amarillas por debaxo, é de lo negro baxan unas puntas en los lados, é de lo amarillo suben otras puntas entrete- xidas en los costados, como dientes ó pun- tas amarillas é negras, que entran unas en otras, é ándanse sobre aguadas, é llá- mase aquello el golpho de las Culebras: son más gruessas que el dedo pulgar de - la mano, é de quatro palmos de luengo é menores. (Lám. 1.*, fig. 1.*) Desde la punta de Borica hasta el ca- bo de Sancta Maria que está más al Oci- dente, hay quince leguas, é hágese un grand ancon redondo de promontorio á promontorio, é ambos están en una altu- ra é grados, é llámase aquella mar que está entremedias Golpho de Osa, dentro del qual hay un buen rio; pero estas quin- las cumbres, é ee todo aquello muy buenas viñas. DE INDIAS. LIB. ce leguas por dentro son largamente treynta, Desde el cabo de Sancta Maria hasta la punta que está cerca de la isla del Caño, hay diez é ocho ó veynte leguas, é la dicha isla está cerca de tierra ; é llá- mase del Caño, porque segund fuí infor- mado del piloto Johan de Castañeda, que la descubrió en compañia del licenciado Gaspar de Espinosa, hay allí un caño de una fuente natural, muy hermoso, que cae de una peña alta, é pueden meter la bar- ra debaxo y henchir las pipas que quisie- ren dentro de las barcas, é es tan gruesso Ó más que un círculo de un real de plata castellano. Esto doy al precio que lo ove; porque aunque lo he preguntado á otros, no lo han visto ó no lo saben tan puntual- mente: é passé dos veces bien cerca de esta isla é con determinacion de ver si era assi como lo he dicho Ó me avian in- formado, y el tiempo no dió tal oportuni- dad, como yo quisiera, para comprobar lo ques dicho, é assi nos convino apartar é meternos más á la mar. La punta de la Tierra-Firme que está más cerca de la di- cha isla del Caño, está en siete grados de aquesta parte de la línia del equinocio, y en los mesmos está la dicha isla del Caño. Desde la dicha punta ó isla del Caño hasta el Cabo Blanco ó al puerto de la Herra- dura hay quarenta leguas, la vuelta del Poniente: é aqueste puerto y el dicho Cabo Blanco es el embocamiento del gol- pho de Orotiña, alias golpho de Nicara- gua, é otros le digen golpho de Gúestares, ques otra nacion. Deste golpho tracté é aun le pinté en el libro XXIX, capítu- lo XXI de la segunda parte *. Está el dicho puerto de la Herradura en ocho grados de la línia equinocial, y el dicho Cabo Blanco está en siele grados y medio, se- gund la carta; pero otros le ponen en ocho é al puerto de la Herradura en ocho » En efecto menciona Oviedo este golfo en el eitado libro y capítulo; pero el diseño, de que tra= ta, ó no llegó á trazarlo , ú se perdió, pues que ya XAXXIX. CAP. Il. : 41 y medio. En este camino destas quarenta leguas están la punta de Sanct Lácaro y el golpho de Sanct Lúcas é algunas islas pequeñas: é hasta este golpho de Sanct Lúcas es hasta donde llegó con la vista é no con los navios el licenciado Gaspar de Espinosa, quando fué á descubrir por la mar del Sur con los navios que avia he- cho el adelantado Vasco Nuñez de Bal- boa ; pero no entró el dicho ligenciado en el dicho golpho, é de allí adelante descu- brió despues el capitan Gil Goncalez Dá- vila. Desde el puerto de la Herradura cn- tra aquel golpho de Orotiña Ó de Nicara- gua diez é ocho ó veynte leguas de longi- tud , é por la otra costa yendo hasta el di- cho cabo otras tantas, que son por todas guarenta leguas dentro de la ensenada é deste golpho é de sus islas, que son Cha- ra, Chira, Cachoa, Irra, Urco é Pocosi, que todas están pobladas é son fértiles. Ya lo tengo escripto en el lugar alegado, é no hay para qué repetirlo aqui ;-pero yo estuve en aquel golpho ó islas que están dentro dél, é tomé el sol muchas veces é assimesmo el estrella (porque tuvimos nescessidad de reparar allíla caravela), é hallé el golpho de la Herradura quassi en nueve grados, y el Cabo Blanco en ocho y medio, é la isla de Chira en diez, é la de Chara en nueve é dos tercios, é la de Pocosi en nueve é algo más de medio grado desta parte de la equinocial. Lo que dixe primero es de las cartas de na- vegar, y esto último ví yo, si lo supe en- tender, é aun en compañia de pilotos diestros. Desde el Cabo Blanco hasta el puerto de la Possesion ponen á ojo los pilotos cient leguas, é hasta el dicho cabo desde Panamá doscientas ;“pero ya desde Pana- má he dicho más puntualmente lo que hay conforme á las cartas. Dígase agora lo que no existe, por lo cual no fué posible reproducirto en el tomo anterior, á que oc . . 12 HISTORIA GENERAL Y NATURAL hay desde este cabo al Ocidente hasta el rio é puerto de la Possesion. Digo que desde el Cabo Blanco hasta una isla que la carta llama Moya, pone veynte é cinco leguas, y en estas nombra á Pocosi; y es mucho engaño, porque Po- cosi es una isleta dentro del golpho de Nicaragua, vel Orotiña, é no tierra fuera en la costa; é nombra Arragifes é Pari, é tambien se engaña, que no ha de decir sino Paro, ques un buen cacique é rio; é dexa de nombrar el puerto de las Velas, que está en la costa delante del Cabo Blanco, é luego comienca el golpho que llaman del Papagayo, é aun á veces es de más la navegacion; é llámanle assi, porque los papagayos las más de las ve- ces hablan é cherrian sin voluntad de su dueño; é assi allí las cuerdas é xarcias de los navios paresce que hablan é sue- nan más de lo que querian los que por aquel golpho navegan. La isla dicha Moya está cerca de la costa, en siete grados é dos tercios desta parte de la equinocial, é hay hasta ella desde el dicho Cabo Blanco veynte leguas (despues de la dicha isla de Moya hasta el rio Ó puerto de la Possesion) cinqienta é cinco leguas Ó más; pero como la costa va enarcándose, bien se pueden contar ochenta hasta la Possesion desde el Cabo Blanco ó más, non obstante que los hom- bres de la mar comunmente las cuentan por ciento bien cumplidas. Y en este ca- mino desde la dicha isla de Moya, siguien- do al Poniente veynte leguas, pone la punta de Catalina en ocho grados é dos tercios desta parte de la línia, é desde allí á la Possesion treynta é cinco; pero en estas pone en la carta una isleta que nombran Nicaragua é un rio llamado Me- sa; é pone el dicho puerto de la Posse- sion en poco más de diez grados, en lo qual se engaña mucho la carta é quien le informó al pintor della, porque como he dicho (en algunas partes) en lo que sé de 0 e vista, quiérome creer á mí. Este puerto de la Possesion está en trece grados jus- tos desta parte de la línia equinogial; é yo estuve allí doce ó trece dias en tierra á par del puerto, esperando tiempo para navegar, y estaban dos pilotos, el uno Johan Cabecas, y el otro se decia Johan Miguel , diestros en aquella costa, y ellos é yo juntamente, cada uno por sí, toma- mos el altura del sol é de las estrellas mu- chas veces, é siempre lo hallamos todos en conformidad ser asi, é no aver más ni menos de trece grados. Este puerto está trece ó catorce leguas de la cibdad de Ni- caragua, que está la tierra adentro en la provincia de Nagrando, junto á una de las lagunas grandes, de las quales en su lugar se hablará más copiosamente. Este puerto tiene en la embocadura una isla al- ta de peña tajada é llaníssima: podrá te- ner de circunferencia una pequeña legua: la boca más oriental deste puerto es me- nos hondable que la ocidental. Allí ma- tamos muchos pescados de un palmo ó poco más ó menos, de los quales no per- mitiera Pitágoras comer á sus discípulos, el qual les mandaba tener silencio cinco años primero que gocassen de su dottri- na, é que comiessen peces, porque son callados; lo que no eran aquestos que en aquel puerto tomábamos, porque á la verdad, echados en una caldera una do- cena dellos, no hacen menos ruido que otros tantos cochinos gruñidores. Son ar- mados de malos é agudos dientes, é llá- manlos acá los hombres de la mar ron- cadores, é sónlo en tanta manera que yo no he visto cosa semejante, segund su mucho gruñir ó roncar; pero es muy buen pescado é sano, é menos flemoso que otros, é de escama. Tornando á nuestro propóssito é cami- no, yo he dado relacion particular en es- tas trescientas leguas que se ponen en larga mar; é digo lo que hay más pun- tualmente pon la a é hallo que son DE INDIAS. LIB. trescientas é noventa, aunque como he dicho, hallo en la carta veynte menos des- de el Cabo Blanco hasta la Possesion , de lo que los hombres de la mar lo marcan: que á la verdad hay cient leguas ó más, é seguramente por la costa é tierra no pode- mos hacer este camino menos de quatro- cientas leguas. Llamo el puerto de la Posse- sion, porque la armada del capitan Gil XXXIX. CAP. Il. 43 Goncalez Dávila, de la qual era piloto ma- yor Andrés Niño, tomó allí la possesion de la tierra por Su Magestad , quando fué por su mandado á descubrir por la mar del Sur, como «se dixo en el libro XXIX de la segunda parte destas historias, en el capítulo XXI. Passemos á lo demás de la geographia. CAPITULO UL Continuándose la geographia de la costa de la Tierra-Firme en la mar austral, desde el golpho é puerto de la Possesion, que es en la gobernacion de Nicaragua, siguiendo la via del Poniente hasta el rio de Sancti Spiritus, ques hasta el pressente tiempo lo último que en la carta de navegar está notado al Poniente de la Nueva España la vuelta del Norte, como más punlualmenle se dirá en este capitulo , conforme á la pintura de la carta moderna del cosmógrapho Alonso de Chaves. Desde el puerto é rio de la Possesion, en la provincia de Nicaragua, seguiré la costa al Poniente é Septentrion todo lo que hallare notado en la geographia des- tas cartas de navegar, aunque en la yer- dad, como son tierras nuevas, no me sa- tisfago en algunas cosas desta pintura; porque los que navegan por acá más se siguen por derrotas la carta en la mano que por el estrolabio: nilo han menester donde la tierra se ve, porque su intento es solamente hacer su camino é no yr apuntando puntualmente las alturas, ni aun lo saben hacer los más dellos. Assi los errores que aqui se hallaren, no serán mios, donde los oviere, sino de los que no saben informar á los que en Sevilla en España hacen estas cartas. Ya dixe de susso que en la carta hallo que ponen el rio del puerto de la Posse- sion en diez grados Ó poco más, é sé yo muy cierto, y he visto, medido y experi- mentado muchas veces aquello, é son tre- ce; porque con pilotos é hombres diestros del quadrante lo examiné allí, estando de- tenido por falta de tiempo, é sé que la 1 Plinio, lib. II, cap. 23. costa, quanto más adelante va al Poniente, más se va enarcando é dando la vuelta al Norte, é los grados aumentándose, é han de ser más de los trege que he dicho poco ápoco. É por tanto, avido aquesto por má- xima, tomad , letor, lo que aqui diré por relacion del cosmógrapho que he dicho, como lo halláredes, pues yo no he passa- do del dicho puerto. Si erráre, hallaredes que de allí adelante no es mio lo que di- ré, sino del cosmógrapho Alonso de Cha- ves é de su carta, é no solamente en ella sino despues, diré lo queexpresa porel pa- tron nuevo acabado y examinado por to- dos los cosmógraphos de Su Magestad el año de mill é quinientos é treynta y seys en Sevilla; pero yo quisiera más que dos 6 tres dellos lo ovieran visto é navegado. Torno á decir aquella auctoridad de Plinio que dice que estas cosas encubiertas é inextricábiles assi las da é las cuenta, co- mo las ha resgebido *, puesto que aquesto no es ininteligible, si los que lo apuntaron lo entendieran bien, y en cada puerto ó parte hicieran la diligencia y examinacion como convenia , ó como yo la hice en es- 14 HISTORIA GENERAL Y NATURAL te puerto de la Possesion : el qual nombre le dió el capitan Gil Gongalez Dávila, que fué criado del obispo don Johan Ruiz de Fonseca, obispo de Búrgos, presidente del Consejo de las Indias, y el piloto Andrés Niño, quando lo descubrieron, como he dicho. É llamáronle assi porque demás de lo que otros capitanes avian descubierto de aquella costa, fué allí donde en lo que estos ni otros españoles no sabian, toma- da possesion en nombre de Su Magestad. Desde allí se corren al Norueste quince leguas hasta la bahia de Fonseca; é pues la costa ya vuelve al Norte, de racon avia de estar en más grados desviada de la equinocial quel puerto de la Possesion. É pone la carta que he dicho esta boca de la bahia en onge grados, ques noto- rio error, pues avia de poner catorce: é - aquesta ignorancia, como he dicho, no es de los que hacen las cartas, sino de quien los informa, porque es imposible que dexe de estar en los catorce, poco más Ó menos. De aqui adelante no quie- ro repetir más estas faltas, por la racon que he dicho, sino conformándome con Plinio, darlo como me lo dan élo veo pin- tado. | Debaxo de la Possesion está un rio que llaman Sanct Pedro, é dentro de aquella bahia está una isla, entre otras menores, quel dicho piloto é Gil Goncalez la llama- ron Petronila, é á la bahia Fonseca, ques el un nombre y el otro un disparate, é por echar cargo al dicho obispo por algunos respectos que no son para la historia, ni fueron bien puestos. Assi que, no curan- do dessas faltas de la graduacion , passa- ré de largo, con protextacion que quan- do oviere las cartas enmendadas, si yo fuere vivo, enmendaré lo que aqui diré, conforme á mejor examinacion; pero pa- ra mí yo creo que hay assaz faltas en esta costa, é que está más puesta al Septen- trion de lo que esta carta moderna dice. Desde la dicha bahia de Fonseca hasta el golphete de Chorotega hay algo más de veynte leguas. Háse de decir Chorotega Malalaco. Estos indios chorotegas son de otra lengua por sí, é más varones é hombres de guerra que los de la lengua de Nicara- gua, é la lengua de Nicaragua é la de México Ó Temistitan en la Nueva Es- paña es toda una. Los chorotegas to- dos comen carne humana, é tambien hay gente dellos entre los de Nicara- gua; é antes que chripstianos allá pas- sassen tenian guerra los unos con los otros, porque assi como difieren en las lenguas, assi en cerimonias é ritos é amistad, y en todo lo demás son diferen- tes. Está en el golpho de Chorotega é dentro de aquel ancon, que se puede de- cir más propriamente golpho, una isla re- donda é poblada é otras pequeñas yer- mas, que son escollos: é pónenla en esta carta en onge grados é algunos minutos, é córrese del Leste al Hueste; pero el promontorio que tiene la bahia de Fonse- ca hágia Poniente ó hágia Thorotega !, llá- mase Cabo Hermoso. Desde aquella boca ó isla de Thorote- ga hasta el rio del Campo pone la carta siete é ocho leguas , y en la mesma altu- ra de Chorotega , é de allí se va la costa, é trae ocho leguas hágia el Norte, é de allí ya otras doce ó trece hasta el rio Grande, la boca del qual pone esta carta en doce grados. Desde el rio Grande hasta el golpho de Guacetan pone el cos- mógrapho Alonso de Chaves cient leguas, las quales se corren del Leste al Hueste, é assi está en los mesmos doce grados é- altura este golpho de Guacetan que está el rio Grande; pero en estas cient leguas hay adelante del rio Grande todo lo que aqui diré subcesivamente: Rio de Maris- 1 Thorotega: mas arriba Chorotega. : DE INDIAS. LIB. XXXIX. CAP. III. AS ma, Rostro Fragoso, Los Frayles: estos son tres isletas en triángulo á la punta ó boca de un rio, é hasta estos Frayles des- de el dicho rio Grande hay treynta le- guas. É más adelante está el Aguada de Briga, é más al Poniente está el rio de Guatimala, ques en la gobernacion del adelantado don Pedro de Alvarado, des- de la qual al dicho golpho hay quarenta é cinco leguas, poco más Ó menos. De- lante de Guatimala está la Playa, é más adelante Rio Ciego, é adelante está el an- con de Matas, é más adelante el rio de Sanct Gregorio, é más adelante Soconus- co, é más adelante las sierras de Gil Gon- calez Dávila, é más adelante está la pun- ta de Citula, donde se cumplen las dichas cient leguas, ques á la entrada del gol- pho de Guacetan. É de allí adelante al Poniente entra un ancon al Hueste derechamente, que tura veynte é cinco leguas de longitud é terná de latitud seys ó siete Ó ocho leguas, poco más ó menos, é vuelve á subir la otra costa del mesmo ancon otras veynte é cinco leguas al Leste: é todo aquello se cuenta del dicho gol- pho de Guacetan, y está en los dichos doge grados desta parte de la equinocial, ó en la punta de aqueste embocamiento, que está de la banda del Sur, é lo llama la carta Laguna de Cortés. Desde esta punta de la Laguna de Cortés al golpho ya di- cho, la qual punta está en once grados y medio, se corren quassi quarenta leguas al Hueste quarta de Sudueste hasta la punta de Coyta, que está en once grados. Des- de la punta de Coyta al Rio Cerrado , hay sessenta leguas, y en estas hay muchas islas pequeñas é isleos, y está el dicho Rio Cerrado en trece grados desta parte de la línia equinogial, é allí á par dél se hace un grand ancon. | Desde el Rio Cerrado á la punta quel * Columnia. Antes habia dicho Coluna. dicho ancon tiene hay diez leguas, y en la vuelta del dicho ancon otras tantas, que son veynte en todas, y está la dicha punta del ancon que he dicho en doce grados é un quarto. Desde la punta del dicho ancon hasta Tegoantepeque hay veynte é cinco leguas, é la costa se vuel- veenarco, como medio grado al Norte, y en el camino están los Pegios; y está el dicho Tegoantepeque é su puerto ó rio en trege grados, segund esta carta. De- lante de Tegoantepeque está Tuantepe- que, é más adelante Cacatula, é desde Tegoantepeque hasta Cacatula hay poco más de veynte leguas al Hueste: é la di- cha Cacatula está en los mesmos trege grados trás un ancon redondo de muchos baxos; é de la parte del Poniente en la punta del ancon de Cacatula hay otras is- letas pequeñas. Desde Cacatula hasta Ca- bo de Isleos hay treynta leguas, y está el dicho Cabo de Isleos en trege grados des- ta parte de la equinocial. Desde el Cabo de Isleos hasta la mitad de la boca del ancon de Coluna hay treynta leguas (el qual dicho ancon Ó bahia le pintan lleno de baxos), y está aquel embocamiento de Coluna en catorge grados desta parte de la línia equinocial. Desde la mitad del em- bocamiento ó bahia de la Columnia* has- ta la mitad de otro ancon, que está al No- rueste, hay veynte é cinco leguas, y es de notar que todo lo que hay desde el Cabo de Isleos hasta este ancon postrero ques dicho, se corre Norueste Sueste, y está este ancon en catorce grados é tres quartos. Desde el ancon que he dicho hasta el rio Grande se corren otras veynte é cinco leguas assimesmo al Norueste, y está la boca de dicho rio Grande en algo más de quince grados; é delante del dicho rio Grande la vuelta del Huessudueste están tres islas , que van una delante de otra, 16 HISTORIA GENERAL Y NATURAL cercanas é sin nombre. Desde la punta ocidental del rio Grande hasta la Playa hay treynta leguas, y está la punta infe- rior de la dicha Playa en diez y seys gra- dos desta parte de la línia. Desde la Playa hasta Cabo Salido hay treynta leguas. Es- tá el dicho Cabo Salido en diez y seys gra- dos y medio desta parte de la línia equi- nocial. Desde el Cabo Salido hasta la pun- ta inferior del golpho Salado hay algo más de treynta leguas, y está el dicho golpho é punta en diez y nueve grados desta par- te de la línia. Desde la punta del golpho Salado hasta el rio de Sancti Spiritus hay quarenta leguas, y está la boca deste rio en veynte é un grados y un quarto: é des- de allí adelante no hay escripto ni nom- brado más en la carta, salvo lo que pintan en ella sin nombre alguno, señalando que la costa se va todavia enarcando hácia el Norte. É yo soy de opinion questos gra- dos desde el rio de la Possesion adelante en todas las partes nombradas hasta el dicho rio de Sancti Spiritus, son tres gra- dos más de lo que la carta pinta, De ma- nera quel dicho rio Sancti Spiritus es- tará en veynte é quatro grados, poco más ó menos. Póngolo assi, porque como he di- cho, siempre se va la costa hácia el Norte. Por manera que si he sabido darlo á entender (ó el letor ha comprendido lo que he dicho) yo he dado relacion parti- cular en este capítulo de seyscientas é doce leguas, con que se dá fin al pressen- te libro é geographia dél hasta en fin del año que passó de mill é quinientos é qua- renta años, atendiendo lo que más nos enseñare el tiempo pressente y el venide- ro. Y en todo lo que he dicho he dado relacion desde el cabo del Anguilla, que está en la costa austral de la otra parte de la línia equinocial hasta el rio de Sanc- ti Spiritus, que está en la parte septen- trional é mares exteriores de la otra parte de la Tierra-Firme, hasta agora que es- tamos ya en el año de la Natividad de Nuestro Redemptor Jesu Chripsto de mill é quinientos é quarenta y siete años, mill é quatrocientas é treynta leguas: é que- damos en la parte austral por saber lo que hay puntualmente desde la dicha punta ó cabo del Anguilla hasta el embo- camiento ogidental del Estrecho de Maga- llanes, ques la pausa de lo incógnito que tasé en ochocientas é ginqiienta leguas: las quales juntadas con las sussodichas, serian dos mill é doscientas é ochenta y cinco leguas por todas, non obstante que aquestas ochocientas é cinqiienta han de ser muchas más, sabiéndose puntualmen- te aquello. É quedan á la parte septen- trional desdé el dicho rio de Sancti Spiri- tus hasta la tierra del cabo del Labrador, que está assimesmo por saber, muchas Jjeguas de costa, segund la pintura del mundo nos requiere que se sospeche de lo que se espera saber adelante. DE INDIAS. LIB. XXXIX. CAP. IV. 47 CAPITULO 1V. De cierta relacion quel auclor ó historiador supo de olras nuevas tierras en la mesma costa austral, conti- nuándola por relacion é aviso de una poma en cuerpo esphérica, que desde la villa de la Habana le envió un devoto é sciente reverendo padre, llamado fray Diego Muñoz de Salamanca, de la Órden de los Pre- dicadores: el qual llegado en la isla de Cuba á la villa ques dicho, se partió para España á dar notigia á la Cessárea Magestad deste descubrimiento; pero en aquella figura calló los nombres , é súpolos este auctor por otra figura en plano, que le envió el piloto Nicolás Camorano , que lo anduvo é lo navegó é pintó hasta se poner en treynta é siete grados desta parle de la equinocíal, siguiendo la costa la via del Norte de la ma- nera que en la pintura é narracion deste capitulo yo querria decirlo; mas porque de la mesma persona é del E aviso del piloto el auctor ó choronista no se satisface , dice assi. Dio el choronista quél no se ha satisfe- cho desta cosmographia por la discrepan- cia del piloto, que se dixo de susso, é de la poma de aquel reverendo padre, que dexó quassi oculto é sin letras é sin nom- bres lo que en ella contiene. Pues quédese assi hasta lo verificar; é ponerse ha en la segunda impression, si antes no oviere lugar, porque el auctor destas materias no es adevino; é pues los allegados dis- crepantes no se conciertan, no se puede TOMO 1V. resumir ni quiere ser juez desta causa, si- no remitirla al tiempo, el qual si no fue- re á nosotros, á los que vinieren lo mani- festará al proprio, como la cosa fuere. É por tanto es de esperar en Nuestro Señor que todo lo clarificará é porná en tanta luz que la Iglesia será en más é más par- tes é lenguas ensalgada, é la corona real de Castilla tan sublimada como todos los leales españoles lo dessean, á servicio de Dios é aumento de la religion chripstiana. Este es el libro segundo de la tergera parte, y es el quadragéssimo de la Natural y general Historia de las Indias, islas y Tierrra-Firme del mar Océano de la corona é ceptro real de Castilla é de Leon: el que tracta de la costa de la mar austral é septentrional quel Océano comunica con la Nueva España, é de las tierras mueva- mente descubiertas por aquellas partes. CAPITULO 1. En que se tracta una breve relacion de la nueva tierra descubierta desde la Nueva España , é de la yda del marqués del Valle 4 Castilla sobre la contencion entre él y el señor visorey don Antonio d aquesle descubrimiento. Di. el señor visorey don Antonio de Mendoca, en un capítulo de una carta quél escribió desde la grand cibdad de Temistitan á Alonso de la Torre, thesso- rero de Sus Magestades en esta rica Isla Española, que fué fecha á diez é seys de otubre del año que passó de mill é qui- nientos é treynta y nueve años, estas pa- labras puntualmente: «Lo que de acá pue- do decir es, demás que yo estoy bueno, que esta tierra assimesmo lo está , é muy adelante en el servicio de Dios é Su Ma- gestad, é cómo envié á descubrir por la parte de la costa del Sur á dos religiosos de la Órden de Sanct Francisco, é son vueltos con nueva de muy buena tierra, grande é de muchas poblaciones: é lo que al pressente yo proveo en ello es en- viar hasta doscientos de caballo por tier- ra é dos navios por mar con hasta cient e Mendoga sobre arcabuceros é ballesteros, é aun estos con algunos religiosos, á solamente ver cómo serán rescebidos de aquellos natu- rales. Dios les encamine como más se sir- va », Con esta carta le vino otra al mes- mo thessorero, fecha á diez é ocho de Ootubre del dicho año de mill é quinientos é treynta y nueve, del contador de la Nueva España Rodrigo de Albornoz, en la qual otro capítulo dice á la letra desta manera: «No sé si quando esta llegue, sa- brá Vuestra Merced nuevas de la tierra nueva, que se ha descubierto en esta Nue- va España hácia la parte de la goberna- cion que tenia Nuño de Guzman á la mar del Sur, junto á la.isla que agora última- mente descubrió el marqués del Valle, adonde ha enviado tres ó quatro arma- - das, y que sabiendo nuevas é teniendo no- ticia desta tierra el señor visorey, envió DE INDIAS. un frayle é un negro que vino de la Florida con otros que de allí vinieron de los que escaparon de la gente, que allá llevó Pam- philo de Narvaez: Jos quales fueron á pa- rar con la noticia que tenia el negro á una tierra muy riquíssima, segund dice, donde ha dicho el frayle (que es ya vuel- to) aver siete cibdades muy populosas é de grandes edeficios. De la una de las quales daba nueva de vista, é de las de- más adelante por oydas, que há nombre esta donde ha estado Cibola, é la otra el reyno de Marate; é Otra tierra muy po- blada, de que dá muy grandes nuevas, as- si de la riquega della como del congierto é buena manera é órden que entre sí tie- nen la gente della, assi de edeficios como de todo lo demás; porque tienen casas de cal é canto de dos ó tres sobrados , y en las puertas é ventanas mucha cantidad de turquesas. É hay animales de camellos y elephantes, é vacas de las nuestras é mon- tesinas, que las cacan por los montes la gente della, é mucha cantidad de ovejas, como las del Perú, é otros animales que tienen un cuerno solamente, que le alle- ga hasta los piés: á cuya causa dice que come echado de lado. Dice que no son unicornios, sino otra manera de animales: la gente dice que anda vestida de unas ropas largas hasta el cuello, de chamelo- te é ceñidos , é que tiene manera de mo- ros: en fin, se conosce ques gente de - ragon 6 no de Ja: manera 2 los desta tierra. LIB. XL. CAP. 1. 19 - Sobre la conquista della hay diferencia entre el señor visorey: dige pertenescerle á él por averla él descubierto, y el mar- qués alega é dice averla él descubierto mucho há, é gastado en descubrirla mu- cha suma de pessos de oro, é sobre ello ha avido de la una parte á la otra mu- chos requirimientos é respuestas; y en fin el marqués se tiene por muy cierto yr á España en los primeros navios que fue- ren. Y el visorey envia á Francisco Vaz- quez de Coronado con trescientos hom- bres, los doscientos de caballo é cient peones, á que tomen larga relacion é no- ticia de la tierra é hagan lo que buena- - mente pudieren, juntamente con doce re- ligiosos de la Órden de Sanct Francisco, que van con ellos para traerlos en conos- cimiento del camino verdadero á nuestra sancta fée cathólica. Su partida será de aqui á mes y medio». Esto que está dicho saqué yo á la letra de las mesmas cartas originales del viso- rey é contador: é despues prosiguierido el marqués su camino para España, me escribió desde la isla de Cuba desde el puerto de la Habana á cinco de hebrero de mill é quinientos é quarenta años, ha- ciéndome saber cómo yba á Castilla é otras cosas que no son al propóssito de la historia: ni esto se dice para más de en- tender quél fué en continuacion del dere- cho que pretende á esta empressa. Lo que subcediere se dirá en su lugar. CAPITULO UI. Cómo el adelantado don Pedro de Alvarado se puso en órden con una hermosa armada por la mar del Sur (ó mejor diciendo por la ogidental) , é de la otra parte de la Tierra-Firme para descubrir por aquellas par- tes, conforme á lo que por el Emperador, nuestro señor, tiene capitulado é le está mandado ; é otras co- sas que competen á la historia pressente. E, adelantado don Pedro de Alvarado, despues que ovo pacificado la goberna- cion de Honduras, como se dixo en el li- bro XXXI, fué de España, é vuelto des- pues á la mesma gobernagion, é desde allí Seres > la de paro dió. mu- 20 HISTORIA GENERAL Y NATURAL cha priessa á acabar ciertos navios que por su mandado se hacian en la costa de la otra mar austral, para efettuar é am- pliar cierto descubrimiento, que se ofres- ció de hacer é capituló que haria con el Emperador Rey, nuestro señor, é los se- ñores de su muy alto Consejo de las In- dias. Y en la provincia é puerto de Ysta- pa, donde se hicieron los ocho navios, salió de allí para Acaxucla, puerto de la mar del Sur, desde donde avia de co- mengar su viaje en demanda de las siete cibdades en el mes de agosto que passó del año próximo de mill é quinientos é quarenta años, con trece navios entre grandes é pequeños: los tres galeones de más de cada doscientas toneladas cada uno dellos, é una galera muy hermosa é dos fustas, é todos los demás navios de á cient toneladas Ó más, muy bien pro- veydos todos los unos é los otros de mu- chos bastimentos é armas é artilleria é municiones, é con muy buena gente para la mar é para la tierra, en número de más de mill hombres entre los que con él vinieron de España é los que ya esta- ban cursados en Indias. Esta relacion, assi como está dicho, se supo aqui en esta cibdad de Sancto Do- mingo de un criado del mesmo adelanta- do, quél envió á Céssar á le dar noticia de lo ques dicho, é aun llevaba una pintura quél mesmo me enseñó de la forma é cantidad de los navios quel dicho adelan- tado llevaba, de que á mí é á otros mu- chos dixo, con esperanca que avia de sa- lir grand fructo, si Dios fuesse servido que aquella empressa é viage se conti- nuasse. Pero ordenóse por Dios que aquel camino é conquista se suspendiesse por estonces, é quel adelantado no hiciesse el viage, é que su vida se acabasse de- sastradamente, como más largamente se dirá en el siguiente libro del número XLI, en el capítulo II, como en parte más apropriada destas historias. Aqueste es el libro tercero de la tercera parte, ques el quadragéssimo primero de la Natural y general historia de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Océano de la corona é ceptro real de los reynos de Castilla é de Leon: en el qual se tracta de la gobernacion de Guatimala é sus anexos. CAPITULO 1. En que se tracta del concierto que ovo entre los adelantados don Pedro de Alvarado € don Francisco de Montejo sobre la renunciacion de la gobernagion del puerto de Honduras é cabo de Higueras, é cómo se juntó con la de Guatimala é se apartó de la de Yucatan. , Guatimala, como está dicho en el li- bro XXXVIT, está en la costa de la mar del Sur en doce grados desta parte de la línia equinocial, conforme á la carta del cosmógrapho Alonso de Chaves; é yo no soy de tal parescer, por lo que tengo di- cho en el libro alegado de la geographia: - antes creo que está en quinge grados, po- co más ó menos. Confina por la parte del Ocidente con la gobernacion de la Nueva España, é por la parte oriental con la go- bernagion de Nicaragua, é por tierra adentro á la parte del Norte tambien la Nueva España está de Norte á Sur con el rio de Alvarado, ques en la mar del Nor- te Ó mediterráneo de la Nueva España: el * Nien el original de Oviedo que tenemos á la vista, ni en la copia del siglo XVI sacada por el maestrescuela de Sevilla, y citada ya diferentes veces por nosotros, se conserva el proemio de que qual rio de Alvarado está del Leste al Hueste con la punta del Negrillo de la isla de Jamáyca, é tiene la dicha Guatimala al Nordeste estotra gobernacion de Hon- duras é cabo de Higueras que estaba, como se dixo en el prohemio”, encomen- dada al adelantado don Francisco de Montejo; é cómo el año passado de mill é quientos é treynta y nueve fué á se desembarcar el adelantado don Pedro de Alvarado en puerto de Honduras, para tomar allí su camino por tierra hasta Gua- timala, é ya él estaba en aquella tierra muy bien quisto de los españoles é de los naturales, desde quando allí avia ydo é poblado la villa de Sanct Pedro é avia habla aqui el autor, siendo verosimil que ú lo omi= fiera el mismo Oviedo, ó se hubiese ya exiraviado, al hacerse dicha copia. aa 22 HISTORIA GENERAL Y NATURAL tornado á poner en pié aquel estado, en lo qual gastó mucha hacienda é pretendia cobrarla, sobre esso é otras cosas tu- vieron algunas diferencias los dos ade- lantados, é dióse cierto assiento con que quedaron amigos, é fué de aquesta ma- nera: Quel adelantado don Pedro de Al- varado dió al adelantado don Francisco de Montejo un gran pueblo que tenia en Nueva España que se dice Suchimilco, muy buena pieca é rico poblado, é dióle más dos mill pessos de oro de minas é la villa de Chiapa, ques de la gobernacion de Guatimala, para que se junte con la de Yucatan (porque están cerca de Yu- catan), é que le dexe (como dexó) el di- cho adelantado don Francisco de Monte- jo la gobernacion del puerto de Hondu- ras é cabo de Higueras. É assi se higo; y el adelantado Alvarado quedó por gober- nador, como he dicho, de Guatimala é Honduras, y el otro adelantado Montejo se fué á Chiapa é á Yucatan *. Para confirmacion de aquestos truecos é dar cuenta al Emperador, nuestro se- nor, é suplicar que Su Magestad lo admi- tiesse é aprobasse, como ellos avian capi- tulado, é hacer relacion de otras cosas tocantes al servicio de Dios é suyo é al bien é perpetuidad de la tierra é de los chripstianos que en ella viven, á ruego de los adelantados é de los españoles, fué. á Castilla el electo de Honduras, á quien Su Magestad higo merced de aquel obis- pado, llamado el ligengiado Pedraca, per- sona muy reverenda é de mucha auctori- dad é buen perlado: el qual me escribió todo lo ques dicho desde la villa de la Ha- bana de la isla de Cuba, yendo de cami- no á España á entender en lo que tengo dicho. La carta es fecha á los nueve de hebrero de mill é quinientos é quarenta años, despues de lo qual rescibí otra le- * Ya antes de ahora ha dado Oviedo cuenta de este concierto, como puede verse en los últimos tra del adelantado don Pedro de Alvara- do, fecha en la cibdad de Gracias á Dios á quatro dias de agosto de mill é quinien- tos é treynta y nueve, é llegó aqui más tarde qué la del electo, aunque se escri- bió antes quassi seys meses. Aquella cib- dad de Gracias á Dios es la cabeca é prin- cipal poblacion de los chripstianos en la gobernacion de Honduras; é por su carta me higo saber que llegó al puerto de Ca- ballos despues que de aqui partió, é se desembarcó allí y estuyo veynte é cinco días poniendo recabdo en su desembarca- cion é municiones, que llevó muchas é buenas, sin que se le muriesse algun hom- bre, ques mucha ventura, por ser los más que llevaba nuevamente venidos á estas partes; pero adolescieron los más, é me- diante Dios, con el buen recabdo de me- _ decinas é bastimentos, de que yba muy bien proveydo, como hombre que tiene bien entendidas é aun probadas las nes- cessidades destas partes, remedióse la gente é sanaron los enfermos. É salió de aquel puerto de la villa de Sanct Pedro con su compañia, é hico saber su llegada á toda la tierra; y estuvo en ella quarenta é tres dias en tanto que le llevaban sus municiones é hacienda por tierra en cier- tas agémilas que de allí llevó é por un rio - arriba en barcas é bateles, é como en la entrada passada avian quedado en aque- lla tierra algunas vacas suyas , y él lle- vaba mucho vizcocho é tocinos de Espa- ña é quesos de las islas de Canaria, dió la vida á muchos de sus mílites para con- valescer é reparar sus personas. Allí le acudieron muchos españoles de Guatima- la é destotra gobernacion de Honduras é muchos más indios, é recogido su farda- - ge, partióse con su gente, é fué á la dicha. cibdad de Gracias á Dios á yerse con el adelantado don A de e: é capillos del libro XXX, po DE INDIAS. passaron entrellos muchas cosas, que no hacen al caso de la historia, más de sa- ber que al fin se volvieron é restituyeron todos los pueblos quel dicho adelantado don Francisco de Montejo le avia toma- do, é pronuncióse entrellos un acto de sentencia en que dice que avia rescebido de daño diez é siete mill pessos de oro. Y en tanto que este litigio andaba, pro- veyó á Guatimala para que dentro de breve tiempo ó en fin del año ya dicho de mill é quinientos é treynta y nueve, saliessen ciertos navios á la mar en se- guimiento y execucion de lo que con Su Cessárea Magestad capituló agerca del descubrimiento: é tenia ya acabada una galea pequeña de veynte bancos, é dá- base mucha priessa á otra del mesmo ta- maño, para que ambas fuessen costean- do toda la costa hácia el Poniente, por- que se sepa el fin de la mesma Tierra- Firme é los puertos é rios de la costa. É despues de me aver escripto lo ques - dicho, dige más en su letra, que se con- certaron él y el adelantado don Francisco LIB. XLI. CAP. 1. 23 de Montejo, en que le diesse el adelanta- do don Pedro á Cibdad Real de Chiapa, ques en la gobernagion de Guatimala, y en la de México el pueblo de Suchimilco con toda su tierra, é más dos mill pes- sos de oro; y el dicho adelantado don Frangisco, en recompensa de lo ques di- cho, le dexó é renunció el derecho que tenia á la gobernagion de Higueras é Hon- duras, para que Su Magestad le hiciesse merced della con la de Guatimala. Y por ser cosa tan importante á la gobernacion de Guatimala, é tambien porque si él no la tomara, se perdiera la de Honduras, vi- no en hager los conciertos, segund es di- cho, é desde luego entró en la possesion é mando de ambas gobernaciones. Tiéne- se mucha esperanca que por el aparejo de ambas mares ha de ser muy provechoso é rico estado aquel assi juntado. Despues acá han venido nuevas que se han descu- bierto muy ricas minas de plata, non obs. tante que las hay muy buenas de oro, de lo qual adelante más puntualmente trac- taremos. CAPITULO IL. En el qual se hace memoria cómo el adelantado don Pedro de Alvarado se aparejó para yr á descubrir por la mar del Sur con su armada, é otras cosas competentes á la pressente historia. E, el libro precedente, en el capítulo II, se dixo cómo el adelantado don Pedro de Alvarado, con cierta armada que se higo en Ystapa, avia determinado de yr para Acaxucla, puerto de la mar del Sur, é po- ner en efetto su viage en demanda de las siete cibdades, en el mes de agosto del año de mill é quinientos é quarenta, con trece nayios entre chicos é grandes: lo qual me certificó Bernaldo de Molina, su criado, é aun dixo que lo vido partir, é quél yba por su mandado á España á dar relacion á Sus Magestades, é otras cosas, é aun llevaba pintada la dicha armada en una tela. É supe deste hidalgo quel dicho ade- lantado yba muy bien proveydo é con muy buena gente de mar é de tierra: del qual camino se esperaba, si Dios fuesse servido, se haria mucho fructo é amplia- miento á nuestra religion chripstiana: y como subcediere se escribirá, si en mis dias lo permitiere Dios, é si yo no lo vie- re ú oyere, quedará á cargo del histo- riador, que subcediere en estas materias. 24 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO HIT. En el qual se tracta el infelige é mal subgesso é desastradas muertes del adelantado don Pedro de Alvarado é doña Beatriz de la Cueva , su muger; € de un grande hnracan é terremoto que destruyó la cibdad de Gua- timala , en que murieron muchos chripstianos é indios, el año de mill é quinientos é quarenta y uno. y Ca son de mucha lástima y espanto para los oydos é juicios humanos las di- verssidades de los nuevos desastres ane- xos á los pecadores, é aun á los que es- tán en via de salvacion, que en esta bre- ye é miserable vida padescen los hom- bres; y paresce que á los unos convienen si los casos semejantes los toma en esta- do de gracia. Pero guay de aquellos que sin ella se hallan engolphados y envueltos en vicios, é desacordados de la certini- dad de la muerte, andan é se emplean de todo su coracon en exercicios tan peli- grosos, cobdiciando señorio y estos bie- nes é riquegas temporales, sin saber ni querer contentarse con lo que tienen, dando gracias á Dios que se lo ha dado, ni poniendo medida ni término ni sosiego á sus desseos ni Obras sanas, ni quieren _conoscer el peligro en que andan sus per- sonas é ánimas! Y assi le ha intervenido al adelantado don Pedro de Alvarado, que no hico sino enhilar é tragar en su mente, é arbitrio cosas de mayor impor- tancia que sus fuergas, é de más posibili- dad quél tenia, é con su desasosegado espíritu no se quiso contentar con lo ad- quirido, estando muy honrado-y. en par- _te é gobernaciones que en pocos años é tiempo fuera riquíssimo cavallero é se- ñor. Y assi no bien considerando, sacó de sus tragas la conclusion quél no sospe- chaba, no acordándose que puede Dios hager más de lo que puede entender el intelecto humano, como lo dice Hilario: 1 Plara potest Deus ay q. intellectus in= telligere. 2 Cire, Cire, sanguinem sitisti, es Me. be he D. «Más puede Dios hacer quel entendimien- to humano entender» ? Muy grandes fueron las fuercas é ri- quecas é soberbia de Siro, rey de Per- sia, pues como dice Orosio, desparció el Ganges en quatrocientos y sessenta rios (pequeños), enojado contra aquel pode- roso rio, porque se ahogó en él uno de sus criados; pero despues vino á ser muerto por la industria militar de una mu- ger; é sobrepujado de la reyna de los Masajettas , llamada Tomiri, ella le hico cortar la cabeca é meterla en una odre ó vasso lleno de sangre, diciendo como más largamente Justino lo escribe: «Ciro, Ci- ro, Oviste sed de sangre, sangre bebe» ?, Alexandro Magno, seyendo tan glorio- so vencedor entre los mortales é tan po- deroso príncipe, con mucha facilidad, dándole veneno, Casandro le mató 3. Aquel grand Céssar dictador, que tan poderoso fué é que tantos reynos é bata- llas venció, preguntad á Plutarco ó á Sue- tonio qué fin hico, é deciros han que Bru- to é Casio con otros conjurados le mata- ron. Podráse decir que estos príncipes mu- rieron por manos de otros hombres. Otros innumerables se pueden nombrar que murieron desastradas muertes, sin enten- der en ellas las humanas asechancas, sino solamente sus desdichadas yenturas, assi como Tullio Hostilio, tercero rey de Ro- ma, con toda su familia, fueron heridos de rayo del cielo, y enteras en : 3 Quinto Caro, bs. XyxI > DE INDIAS. LIB. XLI. CAP. Ill. 95 dos con toda su casa. Nivencis Calva, compañero de Tiberio Graco en Corcega, la qual avia sojuzgado para los romanos, murió súbito de vanagloria, viendo las cartas é honra que por ellas le hacia el Senado *. : En nuestros tiempos, el príncipe don Alfonso, hijo del rey don Johan, segun- do de tal nombre en Portugal, murió de una cayda de un caballo; y mucho an- tes en Alcalá de Henares, corriendo otro caballo, murió el Rey de Castilla don Jo- han primero de tal nombre, é la mesma muerte oyo el rey Phelipe de Francia. Otros príncipes muchosse podrian traer á consecuencia, que hicieron desastrados fines; pero ninguno de los que mueren de las maneras ya dichas ni de otras, hallo yo tan culpado como aquel que se mata á sí proprio por sus manos mesmas ó por su mesma industria, assi como Quinto Catulo, que estando condenado á muerte por las disensiones civiles, se echó en su nueva cama cubierta de cal viva y bien caliente de grand fuego, por se ahogar, y en esso murió 2. Ó como Cornelio Mérula, que se higo sangrar en el templo, é mu- rió dexándose salir quanta sangre tenia, como lo escribe Valerio: el qual auctor dice assimesmo que Gayo Licinio Macer se ahogó con una toca, porque sus bienes no fuessen vendidos, puesto quél fuesse condenado á muerte, porque assi era la costumbre entre los romanos. Ó como _ aquel espejo vil é maldito exemplo de crueldades Neron, que se mató él mes- mo?*, ó como se mató aquel alabado y excelente capitan de los cartagineses, Áni- bal, que de su voluntad tomó poncoña, por no se ver en poder de sus enemigos los romanos ?*. ) | - Dexemos las historias antiguas, pues 4 Valerio Máximo, lib, IX. Y. J0., 1% 3 ES 3 Suetonio, in vitd Neronis. - 4 Plutarco, in vitá Annibalis. TOMO IV, + en esta que tenemos en la mano destas Indias hay barto que ver é considerar de las malas muertes destos capitanes é go- bernadores, y en especial adelantados. Y porque el letor podrá, si quiere, ser in- formado de todo ello, no es menester nombrarlos aqui, pues de cada uno hay particular historia. De lo qual viene muy á propóssito lo que dige Séneca de la soberbia alegria destos, quel vulgo é los hombres reputan ó estiman por feli- Ces, que assaz veces Ó las más es fingida gloria 6 estado que repressentan con su jactancia *. : Á mi ver, este título de adelanta- miento en estas Indias aciago es, pues vemos en muchos adelantados que con tal dignidad se ha mostrado claramente la mesma desventura de sus malos fines, unos ahogados en la mar, otros muertos á traycion, é otros de diverssas é crudas muertes, andando trás estas riquecas, que tantos siglos estovieron escondidas á los chripstianos, é por su mal de los más que las han buscado, se hallaron. ¡Oh glorioso vasso de elecion! de quánto valor é sanc- ta doctrina son, é quán ciertas tus pala- bras, diciendo: «¡Oh alteca delas riquecas de la sapiencia y sciencia de Dios , quán- to son incomprensibles sus ios é in- vestigables sus vias *! » : Vengamos á nuestro mal afortunado atado don Pedro de Alvarado, que seyendo un pobre. soldado, puesto que de noble sangre cavallero militar del há- bito de Sanctiago, con una espada é una capa passó mancebo á estas partes á bus- car la vida, como suelen hacer los hidal- gos é hombres de honra; é con su buena diligencia é gentil habilidad é valiente osadia, le avia dado Dios el estado que bien merescido é servido tenia. Y en la -5 Horum, quos felices putas, hilaritas ficta est. 6 Oaltitudo divitiarum sapientiz el scientie Dei, quam incomprehensibilia sunt judicia ejus et inves= none vie ejus (5. Pablo, Ad Romanos; 26 HISTORIA GENERAL Y NATURAL verdad era uno de los que bien é mucho avian trabaxado en estas partes como perfetto é osado mílite (dado que se mos- tró crudo algunas veces, como lo oy tes- tificar á muchos de los que se hallaron en la conquista de la Nueva España). Pero ya que estaba en señorio é mando de tierras tan ricas, racon fuera que sose- gara, grangeando é gobernando aquello que tenia á cargo, sin embaracarse entre- texiendo tantas cosas. El caso es que se- gund hico la urdimbre, assi acabó la tela. En este tractado se hace : memoria del armada que quiso enviar en demanda de aquel su descubrimiento: é puesto por obra, como se dixo en el capítulo de susso, desde á algunos dias ciertos navios de aquella su flota arribaron por tiempos forcosos, é con nescessidad volvieron á la costa; é como hombre que le dolia, fué allá en persona para los proveer é hacer que volviessen en seguimiento de su via- ge. Y estando en Tegoantepeque, tuvo no- ticia el visorey de la Nueva España don Antonio de Mendoca, que se avia rebela- do la provincia de Xalisco (que agora sg llama la Nueva Galicia) é como el ade- lantado estaba no muy léxos de allí, é se hallaba en la costa austral, escribióle ro- gándole que pues allá estaba, é porque en ello serviria mucho al Emperador, - nuestro señor, fuesse á aquella provincia é tuviesse forma cómo aquel cacique é gente rebelada se reduxessen á servicio de Sus. Magestad é les higiesse la guerra, sino quisiessen la paz. Y el adelantado, —poniéndolo assi por obra, fué con gente la que pudo antes allegar para esto, écon los amigos é criados que con él se halla= ron: é llegó á una sierra do estaban los indios alcados é muy fuertes, é despues que por ningun concierto ni partido qui- sieron venir á la obidiencia, acordó de tentar la via de las armas, y determinóse de subir con su gente á un peñon aspe- Dios es misericordioso, no se debe sos- .ríssimo, donde los indios estaban, é re- partió sus soldados para que subiessen arriba por diverssas partes de aquel mon- te á combatir los contrarios. Y como al- gunos de los chripstianos yban por aque- llas cumbres é riscos por donde mejor les parescia, é más altos quel adelantado, é de peña en peña, é todo fragossísimo é angosto, quiso su ventura que de los su- periores se despeñó un caballo de los que subian á la sierra, é vino con grand ím- petu rodando hácia donde el adelantado yba prosiguiendo una ladera más baxo. É cómo lo vido venir, figurósele que tenia más peligro, estando á caballo, é apeó- se presto pensando que se podria me- jor desviar del caballo que venia; y fué peor, porque el caballo que venia de lo alto, topó con él é no con su caballo, é arrebatólo, é llevándolo antecogido, le hi- co despeñar, y donde paró quedó ya tan mal tractado, que le costó la vida. Mas plugo á Dios que tuvo lugar de se confes- sar é hacer testamento, é rescibió los sanctíssimos sacramentos: é desde allí fué llevado á Xalisco, donde dió el ánima á Dios desde á ocho dias despues que allí llegó. Haya Jesu Cripsto piedad dél, pues - ques de los del prescio de su sangre, por quien se puso en el árbol de la cruz! Llegada la nueva de su muerte del adelantado á Guatimala, donde su muger doña Beatriz de la Cueva estaba, é no con más ventura que su marido, ella hi- co el sentimiento que suelen hacer las buenas é generosas mugeres sus seme- jantes, é aun excediendo en desatinadas | palabras que con el. extremado dolordixo, la éfuerade sentido. Y como pechar que miraria en su flaqueca 6 va- nas palabras para lo que se siguió « des- pues: ques caso muy notable en estas partes, nunca otro tan espantable hasta : DE INDIAS. LIB. XLI. CAP HL. 27 Dos horas ó tres, poco más Ó menos, despues que anochesció, á los diez dias del mes de septiembre de mill é quinien- tos é quarenta y un años, aviendo aquel año seydo de muchas aguas, cargaron mucho más las lluvias (quando subgedió lo que agora se dirá) tres dias á reo sin cessar momento, jueves, viernes é sába- do; y en este sábado á la hora ques di- cho súbitamente vino grandíssima tor- menta de agua, que reventó ó salió de lo alto de un monte semejante á Mongi- bel 6 Vulcano que allí hay, en las haldas del qual está aquella cibdad de Guatima- la; y fué tan acelerado este huracan ó tormenta, que no ovo lugar, algun socor- ro ni remedio para excusar las muertes é daños que intervinieron. Traia esta tem- pestad é agua consigo muchas é grandís- simas piedras é muy grandes árboles é maderas que arrincó de donde estaban nascidos , que los hombres que lo vieron quedaron atónitos y espantados: é assi entró esta mala fortuna por la casa del adelantado, é llevó las paredes é texados é terrados más de un tiro de ballesta. Es- taba la desdichada doña Beatriz de la Cue- va ya acostada en su cama, contemplando en la pérdida é viudez suya, ó por ven- tura durmiendo, quando llegó su muer- te; mas por no exceder de la relacion é términos con que lo escribió quien se ha- | dó: pressente, diré lo que ley desto. capital doña Beatriz, estaban en es- sa hora en una : cÁltara que acababan de decir maytines, é se querian yr á dormir, y entró el agua de golpe (que la piedra aun no avia llegado), é levantólos en alto, y ellos estovieron desatinados é quedaron quassi sin sentidos por la súbi- ta agua é tempestad no pensada: é llegá- ronse á una ventanilla pequeña, que esta- ba abierta é un estado alta del suelo, é pa pul salieron á su pessar, es por Un ae “comendador de Santiago, | , 6 otro. clérigo, Eo dieron las ¿bnimos 4 ba su Cri la puerta era impossible por el grand gol- pe de agua: é aquella los echó grand tre- cho de allí en la plaga, é quiso Dios que como estaba gerca la casa del obispo, fueron socorridos, aunque con mucho tra- baxo, estos dos sacerdotes. Paresgerles há á algunos quel historia- dor con menos palabras pudiera decir el número de los muertos, sin los nombrar 6 passar adelante, 6 assi es la verdad; pero no me dexó mi consciencia hacerlo assi, porque acaesqe que muchos destos pecadores españoles, que por acá andan en estos é otros muchos peligros, son es- perados en sus patrias, estando muertos, é ques mejor decir quién son é desenga- nar á los que los atienden, para que ha- gan bien por sus ánimas, é quiten su es- peranca dellos é la pongan en Dios. Tornando á la historia, es de saber que cómo en la casa del adelantado no avia quedado hombre alguno, que la tor- menta los avia echado fuera quassi muer- tos, hallóse aquella desdichada señora su muger, con algunas de sus doncellas y criadas: 6 como oyó el ruydo espantoso, y el agua llegaba á su recámara, donde dormia, levantóse con mucha turbacion de la cama en camisa, cubriéndose con una colcha delgada que sobre sí tenia, dando voces á sus mugeres para las reco- ger consigo. Y entróse con ellas en una capilla, donde acostumbraba oyr missa, é cresciendo el agua é andando en ella has- tala cinta ó más, se subió sobre el altar, encomendándose á Dios, Nuestro Señor, é llamándole é á su gloriosa Madre la Vírgen Sancta Maria; é con muchas lá- grimas, abracándose con un crucifixo que estaba en el altar, é teniendo á par de sí una niña hija del adelantado, llegó la tormenta de la piedra á dar derechamen- te en la capilla con tan grandíssimo ím- petu, que red é tomólas á todas debaxo, dond el primero golpe cayó la pa=. 28 HISTORIA GENERAL Y NATURAL encomendándose á él; y assi se debe creer que. las rescibió é las tiene en su reposso é gracia. Acaso doña Leonor de Alvarado, hija del adelantado, é Johana de Alvarado, é doña Francisca, hija de Jorge de Alvara- do, é otra hermana menor, é Francisca de Molina é otras doncellas, que estaban fuera del apossento de doña Beatriz, que- riéndose recoger con su señora arrebató- las el golpe del agua en el camino, é lle- —vólas con las paredes del huerto de la ca- sa é con los naranjos; é como las tomó el hilo del agua, llevólas bien quatro tiros de ballesta fuera de la cibdad. Quiso la Divina Magestad que como la tormenta se avia derramado por toda la cibdad , fuera en el campo no llevaba tanta furia, é tu- vo lugar doña Leonor de hacer pié en unas hierbas é maderas en que reparó; é de allí pudo poco á poco allegar á un ran- cho ó choca que cerca de allí estaba, donde halló un muchacho. É cómo se re- conosció quán desviada estaba del pue- blo, díxole quién era, pidiéndole ayuda; é fué tan comedido, que á cuestas la sacó: que no fué poca admiracion á quan- tos lo vieron, por ser el muchacho de tan poca edad y el trecho muy grande que la llevó sobre sí hasta una casa, donde la de- xó en salyo. De las otras doncellas que salieron, es- caparon quatro, porque las demás que acaso las llevaba el agua de golpe á otras casas, -salváronse echándoles cuerdas é ayudándoles los que se acertaban en su socorro. En la casa del adelantado fueron -onCe- mugeres las: que murieron | Jem: de doña Beatriz, su señora; é todas o ce juntas, como las hallaron á la maña- as E na, fueron enterradas en una sepoltura, é á doña Beatriz sepultaron como conve= nia á su persona al pié del alta de la iglesia catedral: Otra mu paresció. Estaba rc casa del adelantado enmedio o. - dro de Conte é su —Muger, é S Alvarez é su muger, é.. el manco, E el mesmo. Bar de la placa en lo alto, é hácia la parte de Mediodia de la dicha casa es la cibdad; y en las dos partes della cayeron la ma- yor parte de las casas é se anegaron ó atolvaron de tanta tierra é lama é arena quanto eran altas é aun más, é algunas fueron llevadas enteras grand trecho, de tal manera, que parescia ser imposible, aunque lo vian en efetto. Los indios fueron más de seyscientos muertos: quedaron muchas casas sin he- redar, porque murieron padres é hijos, sin quedar persona conoscida, sino abar- risco con toda la familia. Siguióse un ca- so notable, que se tuvo por cosa maravi- llosa; é fué que un niño de seya semanas nascido é otro de cinco años, é otro de dos años, á los más chiquitos llevólos la corriente del agua muy grand trecho de donde los arrebató, é halláronlos otro dia de mañana vivos: el mayor destos niños se halló en casa de un vecino, llamado Es- pinel, en un corredor é quedó salvo: que todos tuvieron por cosa de mucha ad- miragion aver llegado hasta allí donde paró é se estuvo hasta que amanescio; é acaso entró un español que lo halló, é con una soga le subieron á la casa de un hi- dalgo, llamado Johan de Chaves, é en aca- bando de sacar el niño, se hundió la casa. La casa de otro hidalgo llamado Alonso de Velasco, él é su muger é un hijo é to- dos los demás que en ella avia, murieron, é ninguno de todos se halló muerto ni vi- vo. La muger de otro vecino que se de- cia Bosarra, con unas niñas que tenia es- pañolas , é todos los que en aquella casa E avia, , peresgieron. con cient personas, sin 1redar € 'osa enhiesta, é aun par- te de los cimientos se llevó la tormenta, é solos el Bosarra é un español escapa- zo ron. Tambien se llevó la casa de un Bar- tolomé Sanchez, é murieron su yerno Po- Ss DE INDIAS. é todas quantas personas avia en aquella casa, sin escapar alguno, ni se hallaron despues muertos ni vivos: en la qual ca- sa luego al dia siguiente á medio dia se halló un niño medio enterrado, que acaso mirando se vió trás la puerta. Murieron Hernando el ciego é su muger é tódos los de su casa, sin quedar persona. Murieron Robles, sastre, é su muger é unas niñas é todos los de aquella casa, sin escapar persona. La muger de Francisco Lopez, dos hijas suyas, é sus negras é todos quantos avia en su casa ninguno escapó, sino él solo: el qual despues juró, afir- mando que estando una viga atravessada sobre él é su muger llegó un negro muy alto de cuerpo é le preguntó si era Mora- les; y él le rogó que le quitasse aquella viga que tenia á cuestas, é llegó con una palanca é con mucha facilidad la levantó é la dexó caer sobre la muger, de lo qual murió: y el negro se fué por una calle adelante, como si fuera por enxuto, lo qual era imposible á hombre humano, se- gund estaban las calles, que tenian más de dos estados en alto el cieno en mu- chas partes, por donde aquel negro yba tan á su placer ó libremente. Murió su muger de Alonso Martin Ga- nado é sus nietos é hijos de Johan Paez, é assimesmo una hija suya, con quatro hijos abracados, que vivia en Colimar, é fué hallada muerta, é assimesmo fueron | enterrados en una assepoltara; 6 A ; Don Francisco de la Cueva, con mu- cha turbacion del estruendo que oyó, é no pensando qué era, sospechó que fues- se algun ruydo de gente: é queriéndose acostar, tornóse á calcar las calcas á mu- cha priessa é tomó una lanca, é salido de una sala, halló el patio lleno de agua é quassi atapada la puerta de la calle. É como se reconosció é se acordó de doña Beatriz, aguijó á una ventana que estaba LIB. go á casa del. | ayudará aquella señora, -y él assimesmo dor, é con mucho trabaxo llegaron essos dos á la casa del adelantado, é luego ella XLI. CAP. IL 29 sobre la calle, é ya el agua llegaba quas- si tan alta como la ventana , é no se atre- vió á salir por allí, porque sin dubda mu- riera; é temiendo que la casa cayesse so- bre él, salió á los corrales, é assi como saltó, se halló metido en el cieno hasta en- cima de la cintura, sin poder yr atrás ni adelante. É despues que un grand rato estuvo porfiando, topó hácia donde esta- ba un caballo, que estaba ahogado, é su- bido sobre él de piés, vido unos palosatra- vessados en una pared que estaba enbies- ta, é con grand fatiga se puso encima della: é allí estuvo hasta la mañana que paresció, teniéndose ya por muerto, como murieron todos los de su casa é sus ca- ballos : que otro hombre ni chico ni gran- de escapó sino él é un español, llamado Cabañas. El ynfortunio é tormenta fué tan ar- rebatada é súbita, que no tuvieron lugar ni tiempo para se poder socorrer unos á otros, sino fué acaso llevándolos el agua hácia donde otros se hallaban por aventura; é assi como se sintió el estré- pito é ruydo que consigo traia el agua, entró en casa del obispo, don Francisco Marroquin, un Johan Perez de Ardon, é díxole: «Señor, salios de aqui: que esta casa es muy alta é grande»; y el obispo le respondió: «Mejor será yr á socorrer á la señora doña Beatriz de la Cueva, é .socorrerla». É mandó á sus criados é á otros que estaban con a ól que fuessen lue- ido con hachas á puso en obra de hacer lo mesmo, como padre espiritual de todos é por socorrer gus ovejas; é yendo á á par del mesmo Jo- han Perez, le dixo: «Cómo lleva Vuestra Señoria pantuflos?» É pidió unos capatos é detúvose á los esperar. Y el Johan Pe- rez passó adelante, por yr á socorrer á aquella señora, con un Rodriguez Herra- 30 HISTORIA GENERAL Y NATURAL se cayó é aun faltó poco para ser muertos. É passando adelante, toparon las mugeres ques dicho que se salvaron que las lleva- ba el agua, é pensando que era doña Bea- triz, assieron de una dellas, y en sacán- - dolas é dándoles ayuda, llegó otro bor- bollon gruesso de agua é apartólos y echó á cada uno por su parte, é llevólos hasta el rio, donde el Johan Perez passó mu- cho peligro, y estuvo en grand trabaxo hasta que fué de dia; 6 á la mañana, quando le truxeron vivo, lo tenian por muerto. Todos los demás españoles esca- paron por estonces; pero algunos dellos é muchas mugeres descalabradas, é qual quebrado el brago, é quál la pierna ó la cabeca lisiados, que passada la tormenta murieron desde á pocos dias. Quedó aquella cibdad tan destruyda é gastada, é con pérdida de muchas ha- ciendas, é la gente della tan temoricada, que quedaron de acuerdo de la desam- parar, assi por lo acontesgido, como por- que al primero temblor de la tierra (lo qual allí es muy ordinario) esperaban que las casas que quedaron enbiestas, avian de caerse , segund quedaban atormenta- das. Muy diferente cosa es oyr semejantes cosas de lo que sentirian los que en ellas se hallaron, porque indio ni chripstiano ovo que no quedasse muy temorigado pa- ra el tiempo venidero por la vecindad de aquel monte, ques otro Etna ó Vulcano. Traia aquella agua tanta tierra hecha : sieno delata, de En é fanta arena é pie- el Pó en Fora 6 el Ebro' “en Miranda el Tajo en Toledo, Ó como los muy pode- é lo demás mezclado todo de piedras tan grandes como diez. bueyes juntos, étan ligeramente movidas como si fueran cor-. E chos sobre el agua, é todo en. ee cantidad que la cibdad quedó llena una lanca en alto, é las calles tales que era imposible andar por ellas á pié ni á caba- llo, porque el cieno quedó emparejado quassi con las más altas ventanas. Fué aqueste huracan ó tormenta mucho más temerosa de lo que se puede conjec- turar: era la escuridad muy extremada; el viento incomportable y excesivo; el agua parescia un grand mar; los hombres no se podian ver, ni era posible socor- rerse unos á otros; los gritos é voces con llantos é clamores generales de aquella afligida república, y el estruendo de la tempestad tan sublimado, que no se ojan ni entendian los que pedian socorro á Dios é ayuda á los vecinos; é assi cada uno de los que escaparon, hasta que se vieron con la luz del dia, pensó quél solo que- daba con la vida, é que todos los demás eran perdidos; é cómo fué amanesciendo el dia siguiente, se pudo tener noticia de los que peresgieron. Acaesció la mesma noche que al ruydo de la tormenta un Álvaro de Paz é otro español salieron, como hombres de mu- cho ánimo é gentil esfuerco, con deter- minacion de socorrer á doña Beatriz, mu- ger del adelantado, la qual, por su bon- dad propria, era amada é bien quista de todos; é porfiando estos de passar ade- lante, llegaron cerca de las ventanas de la casa, é allí los arrebató el agua é los apartó grand trecho, de arte que salieron muy mal tractados é pensaron perescer. Francisco Cava acometió muchas veces ”- enun caballo de passar adelante; é no hiendo ica se apeó, é porfiando randíssimo trabaxo tardó hasta me- S dia noche: en llegar. al apossento de doña rosos otros rios correr suelen donde ma- - yOr curso tienen; é yba la mesma agua Beatriz, 6 halló la Cama caliente, en la. qual si ella estoviera con sus criadas se = DE INDIAS. LIB. tenia medio cuerno y en el otro una so- ga, é arremetió á él é lo tuvo debaxo del cieno dos veces, de tal forma quél pen- só morir. Esta vaca creian que era dia- blo, porque andaba en el ayre con gran- de estruendo, é ponia grand temor y es- panto á los que la veian, porque demás desso se puso la mesma noche en la pla- ca é no dexaba passar á hombre ninguno á socorrer á nadie. Otras muchas vacas é ganados, con te- mor de la tempestad, vinieron con gran- des bramidos á la cibdad (é dessas me paresce á mí que debiera ser essa vaca que les paresció demonio). É la mesma noche, hácia la puerta del Levante, quas- si tres tiros de ballesta de la cibdad, sa- lió de encima de aquel mesmo monte ques dicho semejante á Mongibel ó Vulcano, otra tempestad tan grande, é.con tanta piedra é madera, que asoló é destruyó quanto halló delante por donde passó, é mató grand cantidad de ganado é muchos indios: é créese que” no quedara hombre vivo en la cibdad, si juntamente vinieran ambas tempestades á ella; pero quiso Dios repartiresse trabaxo ó dividirle, por- que menor fuesse en cada parte de aque- llas por donde tocó essa desaventura. Todo se atribuye á los pecados de los hombres; é para aplacar la ira de Nuestro Señor, otro dia por la mañana aquel buen perlado, obispo de Guatimala, que ave- mos dicho, persona muy reverenda é de sancta vida y exemplo, mando hager pro- cession, é se cantó la letania con mucha devocion, é aun hartos la lloraban con dolor de lo acaescido delante del altar mayor. É higo al pueblo un raconamien- to é devota amonestacion, esforcándolos á todos é dándoles á entender que á los buenos avia Dios lleyado á su gloria, é á los que no eran muertos, los avia dexa- do avisados para que fuessen tales que enmendado sus vidas, se salvassen; y exhortando para que, como cathóli- tentos, ES tomassen reo A h XLI. CAP II. 31 cos, en todo tiempo temiessen la muerte. En la sacon quel trabaxo ques dicho allí les vino, é segund el castigo que hico en casa de los que padescieron, túvose en parte por misterio é acote señalado de Dios, y él solo sabe por qué. Decian algunos ignorantes quel senti- miento tan extremado que aquella señora hico por el adelantado, su marido, era la causa, por ser tan excesivo que ni co- mia ni bebia; é corrigiéndola de algunas palabras que con la passion é dolor decia, digen que dixo muchas veces que ya no le podia Dios bager más mal de lo que le avia hecho; pero dexada su pena aparte, su bondad, que era mucha y exemplo de chripstiana perfetta é devota, la des- culpan en parte. Posible seria que Dios fuesse servido de su martirio corporal pa- ra mejoramiento é beneficio de su ánima, é para dar exemplo á los que andan yi- vos para que por ningun trabaxo nadie se desmande ni atreva en palabras desa- catadas, pues la blasfemia es pecar con- tra mandamiento expresso de Dios. Mandó aquel reverendo perlado á to- dos los de la cibdad que ayunassen tres dias, jueves é viernes é sábado, é que con mucha devocion se encomendassen - en la misericordia divina. Y en tanto que turó el officio divino, estaba el pueblo lle- no de luto, porque se hacian las honras del adelantado : é cómo los lloros eran ate. _Por los otros defanctos é por él, -sassen las Mena pares lutos, que ces- é se 0cu- passen todos en honrar é servir á Dios, y se alegrassen é le diessen gracias conti- nuas é dexassen la tristega; pues no po- dia bastar en tan grandes pérdidas. É higo quitar los paños negros de la iglesia, assi por el consuelo de los españoles co- mo porque los indios é naturales de la tierra no pensassen que estaban los chripstianos tan desanimados é de 32 en malos pensamientos y en alguna rebe- lion, que no seria de menos peligro quel huracan ó tormenta passada. É aunque los españoles que murieron, no fueron mu- chos, la cibdad se comencó á velar é á estar sobre aviso, porque viessen que en los chripstianos no avia descuydo, é por la falta del caudillo ó gobernador que per- dieron, porque el adelantado era muy varón é muy experimentado en la guer- ra, é muy temido de los indios. Pero ninguna alteración ovo en ellos: antes to- dos los caciques é señores principales de la tierra vinieron luego á la cibdad, mos- trando mucho pessar de lo subgedido, é diciendo que aquello era cosa natural, é que otras veces se avia visto lo semejan- te, aunque no tan grandes huracanes co- mo el que la historia ha dicho. Juntamente con este trabaxo estaban de propóssito aquellos veginos de la cib- dad de Guatimala de hacer una rancheria grande en el campo, ó pueblo de buhios de prestado, donde todos viviessen has- ta tanto que se comengasse á hacer otro pueblo nuevo, donde les parescia que es- taria mejor aquella república; porque en la mesma Guatimala, en aquel sitio, no hay hombre que quiera volver á su casa, aunque quedaron algunas pocas en su ser. Escriben ques cosa de grandíssima lás- tima ver tantas é tan buenas casas como allí se han perdido é se dexan; é la igle- sia mayor é las casas del obispo, que eran edeficios tales que adonde quiera se buyieran en grand estimacion é valor, ni spues de México $ des- costa. EN Estas nuevas truxo á la isla Fernandi: _na, alias Cuba, Johan de Alvarado, so- HISTORIA GENERAL Y NATURAL anduvieron con el mesmo adel od me escribió todo lo ques dicho por su carta fecha á quatro de enero de mill é qui- nientos é quarenta y dos años. Y fué as- saz presto sabido en esta tierra, porque yo ove aqui la relacion que he dicho á los veynte é siete del mesmo mes de ene- ro. Torno á decir lo que dixe en fin del capítulo precedente, que assi como sub- cedieren las cosas, se escribirán por mí, si en mis dias acaescieren, Ó quedarán á cargo del historiador que despues de-mí continuare estas materias. Y digo demás desto que este título de adelantado no le debe dessear ninguno en estas partes, porque los adelantados que avemos visto por la mayor parte les fuera más utilidad llamarse recagados ó más templados en la cobdicia de tales honores, pues tan mal acaban con ellos. É porque se dixo que los indios de- cian que lo acaescido en Guatimala otras veces se avia visto, aunque no en tan- ta tormenta, no es de maravillar, por- que essas cosas son naturales, segund largamente Plinio, en el segundo libro de su Natural historia, lo escribe, é dá las causas destas tempestades é terre- motos: el qual dice que en tiempo de Ti- berio emperador, doce cibdades se arruy- naron ó se perdieron en una noche en el - Asia; y en el tiempo de la guerra de Ani- A brino del mesmo adelantado don Pedro, que aportó al puerto de la Habana, des- de donde el capitan . Johan de Lobera, su su dellas, é kh villa. de Ls amigo é uno de cl málitos que un e pet s bal ovo cinqiienta é siete terremotos en Italia en un año. Pregunten á la cibdad de Pucol, que está á doce leguas y media de la cibdad de Nápoles, si le es estos ter- remotos cosa nueva (é aun en nuestro stra ngo) di- Somo. se Ine quar destruydo con tales cen que no avia a tales fábricas n mi tant Ll AR E | ad cibdad. de Cuma 6 Bayas están bundidas cerca della. Pues a años há > de Granada, se han h DE INDIAS. LIB. XLI. CAP. JIL. 33 é con muerte de los vecinos é moradores. No busquemos historias passadas ni antiguas, ni comparaciones fuera de nuestras Indias, pues que en Nicaragua, en la mesma costa austral continuada con Guatimala, hay una provincia que llaman los Maribios, donde están tres montes juntos de que sale contínuamente gran- díssimo humo, é acaesce baxar de aque- llas cumbres tal tempestad dello é de fue- go, vertiéndose hágia la parte austral é á la mar, que abrasa é destruye todos los heredamientos é hace grandes daños en aquella tierra. Y en la mesma goberna- cion de Nicaragua, en la provincia de Nagrando, á una legua óÓ poco más de la cibdad de Leon, está un altíssimo monte, de las cumbres del qual por diverssos humeros siempre sale humo; é suele acaescer que con tempestad é terremo- tos saltan pedacos grandíssimos de pie- dra é tierra del mesmo monte, é destruye parte de la tierra. Todos estos terremotos é tempestades se causan de las concavi- dades é cavernas que las tales montañas tienen en sus interiores, é porque son mineros de acufre ó de alumbre, é los vientos reinclusos en aquellos vyaquos, quando espiran, revientan é hacen essos daños. En las partes que he dicho se han visto, como en Guatimala, é aun algunos muy peores podriamos traer á conseqien- cia: y pues son cosas ordinarias á la na- tura y en el mundo acostumbradas, aun- que de tarde en tarde acaesge, y en es- pecial donde hay las dispusiciones dessos montes ó cufretales ó alumbres, debian los fundadores de nuevas poblaciones apartarse de tales vecindades é assientos peligrosos; porque aunque tarde subce- dan semejantes daños, débese de cons1- derar que en qualquier tiempo que ello sea, es destruycion é desolacion de los hombres é provincias, donde tales tor- mentas intervienen. Volviendo al adelantado don Pedro de Alvarado , digo quél murió sirviendo á su Rey y en su offigio de cavallero, é acabó como cathólico, conosciendo á Dios, é co- mo dice Francisco Petrarca en un diálogo de aquel su tractado De próspera é adver- sa fortuna, « ningun bueno muere mal E ningun malo bien». Haya Dios misericor- dia de aquella señora, su muger, é de to- dos los que con ella murieron, é de to- dos aquellos que en su misericordia con- fian. Amen. CAPITULO IV. ES provincia de Casma es en la Tierra-Firme en la costa de la mar del Sur, é la gente della belicosa é ydóla- tras. Son flecheros é no tienen hierba; comen carne humana; la tierra es muy sana é fértil de muchos mantenimientos, assi como mahiz é muchas fructas é le- gumbres , fésoles de muchas maneras, é muchos animales de todos aquellos géne- ros que en las otras' partes de la Tierra- Firme. 4 buenas .. é muchas é di- TOMO 1 _Crifficios é matrimonios diverssas costum- De la fertilidad de la tierra é E otermason de o Guatimal, é de e las rtotridades della e en nene verssas aves, mucha miel é cera, tmucho algodon, é son las mugeres buenas hi- landeras é hacen gentiles telas dello. Hay muchos é buenos pescados, é los indios son grandes pescadores é buenos monte- ros, é matan muchas animalias salvajes con los arcos é tambien con cepos é otras armaduras. Y en sus ritos é cerimonias hay muchas cosas que decir, y en sus sa= bres é ritos ps dre 34 HISTORIA GENERAL Y NATURAL hay ydolatria é se dexa de adorar é co- noscer al verdadero Dios, ningun bien puede aver, quanto más mezclándose con este principal error sacrificar hombres é comer carne humana. Todo es bosque ó jardin infernal, hasta que la misericordia divina permita el mejoramiento de los naturales, para que instruydos en las co- sas de nuestra sancta fée cathólica, se sal- ven é conozcan la iglesia é sus thessoros, para conseguir la gloria celestial. Este es el libro quarto de la tercera parte, y es el quadragéssimo segundo de la Na- tural y general historig de las Indias, islas é Tierra-Firme del mar Océano de la co- rona é real ceptro de los Reyes é reynos de Castilla é de Leon: el qual tracta de la gobernación del reyno é provincia de Nicaragua é sus anexos. A CAPITULO L. En el qual se tractan sumariamente muchas generalidades notables de las provincias e gobernagion del reyno de fia ¿e é sus anexos , que cada una dellas es memorable é todas eii nescessarias á la historia, de - sima es un grand reyno, de mu- chas é buenas provincias, é las más de- llas anexas á quatro ó cinco lenguas dis- tintas, apartadas é diverssas las unas de _las Otras. La principal es la que llaman de Nicaragua, y es la mesma que hablan hay ques del ha de Orofnaraba hácia la parte del Nordeste, ó otras lenguas hay. adelante la tierra adentro. Por la parte del Oriente tiene de frontera é cos- ta esta gobernacion desde el puerto de la Possesion hasta el puerto de la Herradu- ra cient leguas, é inclusive. el golpho de - Nicaragua al Sud de Orotiña. El puerto de la Possesion está en trege grados desta Parte dela línia equinogial, y E en México 6 en la Nueva España. La de a, avia en n ella más de dos cañas é paja; y en Uranada avia hasta j suo, en mica. ea, la primera de que aqui se tracta. A > cipal puerto de la gobernacion, porque es el más cercano de la cibdad de Leon de Nagrando, ques la cabecera de aquel reyno, é allí es la silla episcopal. Quando yo ví aquella cibdad, en tiempo de los. gobernadores Diego Lopez de Salcedo é cient vecinos, poco más Ó menos: é co- mo tengo dicho, ambas cibdades están en la costa de la laguna, la qual está muy poblada toda por la costa, é dentro della hay algunas islas. buenas para madera é otros provechos é pesquerias; pero la que llaman Cocabolca está poblada de indios. eS Otra laguna hay mayor que la que he di- 36 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Norte, é assi ha parescido ser la verdad, é han salido aquellas aguas á la mar cer- ca del puerto, en donde las aguas de la primera é segunda van á parar, é desde allí siguen su curso; é de poco tiempo acá se sabe é se tiene por cierto que sa- len á la mar del Norte, que llaman Car- tago, é por aquella costa (cosa de mucha importancia averse hallado este desagua- dero). Desto, é de las lagunas que hay en aquella gobernación, más puntualmen- te se dirá adelante lo que yo pude com- prender é ví. Desde el puerto de la Pos- sesion al Ogidente tiene de costa esta go- bernacion otras quarenta leguas, poco más Ó menos, hasta la punta que está más al Poniente del golpho de Chorotega. El principio del descubrimiento de Ni- caragua se tocó en el capítulo XXI del li- bro XXIX de la segunda parte destas his- torias. Es de las más hermosas é aplaci- bles tierras los llanos de Nicaragua que se puede hallar en estas Indias, porque - es fertilíssima de mabhicales é legumbres; de fésoles de diverssas maneras; de mu- chas é diverssas fructas; de mucho ca- cao, ques aquella fructa que paresce al- mendras é corre entre aquella gente por moneda, con la qual se han é compran todas las otras cosas que de mucho ó po- co prescio son, assi como el oro é los es- clayos é la ropa é cosas de comer é todo lo demás. Hay mucha copia de miel é ce- ra, é mucha monteria de puercos é yena- dos é otras salvaginas é conexos é otros lan é texen las indias de la tierra; y es cadañero, porque cada un año lo siem- bran. é cogen. Hay mucha. moltitad denle cad en aquella provincia de Nagrando, don- de está la cibdad de Leon, como en otras de aquel lies, é cen dellas a no se gobernaban por caciques é úni- co señor, sino á manera de comunida- des por cierto número de viejos eseo= gidos por votos: é aquellos creaban un capitan general para las cosas de la guer- ra, é despues que aquel con los demás regian su estado, quando moria ó le ma- taban en alguna batalla ó recuentro, ele- gian otro, é á veces ellos mesmos le mata- ban, si lo hallaban que era desconviniente á su república. Despues los chripstianos, para se servir de los indios é se entender con una cabeca, é no con tantas, les que- braron essa buena costumbre, é aquellos senados ó congregación de aquellos vie- jos, como eran hombres principales é se- ñores de diverssas placas é vassallos, é concurrian en una voluntad y estado jun- tos, separáronlos é hiciéronlos caciques sobre sí para los repartimientos é subje- cion nueva, en que los españoles los me- tieron, non obstante lo qual tambien avia : caciques en algunas partes é señores de provincias é de islas. Tenian libros de pergaminos que ha- cian de los cueros de venados, tan anchos como una mano ó más, é tan luengos co- mo diez ó doge passos, é más é menos, que se encogian é doblaban é resumian en el tamaño é grandeca de una mano por sus dobleces uno contra otro (4 manera de reclamo); y en aquestos tenian pinta- dos sus caractéres ó figuras de tinta roxa ó negra, de tal manera que aunque no eran letura ni escriptura, significaban é se entendian por ellas todo lo que que- zu a —Fian muy e e y en estos tales li- é buena ropa que dello sé eS 6lo hi s sus términos y here- | dimiebtos,; 6 lo que más les parescia que debia estar figurado, assi como los cami- nos, los rios, los montes é boscages é sE demás, para los tiempos de contienda ó pleyto determinarlos por allí, con pares: - ger de los viejos, guegues (qu e E re decir. guegue como y ; DE INDIAS. llaman orchilobos, como en la Nueva Es- paña, é sus sacerdotes para aquellos ne- fandos diabólicos sacrificios: é delante de cada templo de aquellos un torrontero ó monton de tierra á mano puesta, é tan alto como una lanca de armas, delgado en lo alto é abaxo ancho, de la hechura que en las heras está un monton de trigo ó cebada, é unos escaloncillos cavados en él, por donde sube aquel sacerdote del diablo é la víctima, ques el hombre ó mu- ger ó muchacho que ha de ser allí enci- ma sacrificado Ó muerto en el conspec- to é pressencia del pueblo. É muchos ri- tos tienen estos de Nicaragua, como los de la Nueva España, que son de la mesma jengua , como he dicho. Los de la lengua de Chorotega, que son sus enemigos, tie- nen los mesmos templos; pero la lengua, ritos é cerimonias é costumbres diferentes de otra forma, tanto que no se entienden. Los chondales assimesmo son diferentes de los unos é de los otros en la lengua, é no se comunica la de los unos con los otros, ni se paresce más que la del viz- cayno con el tudesco. En una cosa ó en las que diré se imi- tan é son conformes; y es que cada ge- neracion destas tienen sus placas é mer- cados para sus tractos é mercaderias en cada pueblo principal; pero no se admite en essas ferias ó placas sino los de la mes- ma lengua, é si estos otros van, es lleván- * a dolos á vender para los comer ó se servir ) mo son COn- formes en que dos los ques dicho co- men carne humana, é todos ellos son ydó- latras é siervos del demonio en diverssas maneras de ydolatrias. Hay mugeres públicas que ganan é se congeden á quien las quiere por diez al- mendras de cacao de las que se ha dicho ques su moneda: é tienen rufianes algu- nas dellas, no para darles parte de su ga- _hancia, sino para se servir dellos 6 que Jas acompañen é guarden la casa en lan- yr LIB. XLII. CAP. 1. | 37 to que ellas van á los mercados á se ven- der é 4 lo que se les antoja. Tienen diverssos dioses, é assi en el tiempo de su cosecha del mahiz, ó del ca- cao ó del algodon ó fésoles, con dia se- ñalado, y en diferentes dias, les hacen señaladas é particulares é diferentes fies- tas, é sus areytos é cantares al propóssi- to de aquel ydolo é recogimiento del pan ó fructo que han alcancado. Son todos fle- cheros; pero no tienen hierba. En algunas partes hay señores ó prín- cipes de mucho estado Ó gente, assi- mesmo el cacique de Teocatega y el de Mistega, y el de Nicaragua y el de Nico- ya é otros tienen vassallos principales é cavalleros (digo varones, que son cabe, ceras de provincias ó pueblos con señorio por sí con yassallos), á los quales llaman galpones: é aquellos acompañan é guar- dan la persona del príncipe ordinariamen- te, é son sus cortesanos é capitanes: é son muy acatados los señores é sus prin- - Gipales; é son muy crudos á natura, é sin misericordia, é muy io, é de ninguna piedad usan. Sus matrimonios son de muchas mane- ras é hay bien que decir en ellos, é co- munmente cada uno tiene una sola mu- ger, é pocos son los que tienen más, ex- cepto los principales ó el que puede dar de comer á más mugeres; é los o al quaples a ii en o Maelo: sus sacerdotes de Sa- tanás, que viven sobre sí é los tienen en cda veneración. En la manera de su gobernacion son muy diferentes, é los mensajeros é cau- dillos son creydos por su palabra en todo lo que de parte del señor dicen ó man- dan á la otra gente, si llevan un mosca- dor de plumas en la mano (ques como entre los chripstianos la vara de justicia); e a e moscador dálo e rsiords su ma- 38 e HISTORIA GENERAL Y NATURAL no al que vee que mejor le servirá, é por el tiempo que le plage que sea official suyo. En las islas del golpho de Orotiña é otras partes usan unos báculos luengos de muy linda madera, y en lo alto dellos una hoquedad ó váquo con unos palillos allí dentro, que en meneando el palo, te- niéndole fixo de punta en tierra, movien- do ó temblando el braco, suena de la ma- nera que aquellos juguetes que llenos de pedrecicas acallan los niños: é va un men- sajero destos con aquel bordon á una pla- ca de un pueblo , y encontinente corre la gente á ver lo que quiere; y él, puesto - el palo de la manera que dicha es, dice á altas voces: «Venid, venid, venid». É dicho tres veges en su lengua dice lo quel señor manda á manera de pregon, é váse encontinente; y de paz ó de guerra, ó de la forma que les es mandado, sin faltar en cosa alguna, se cumple enteramente lo que les fué denunciado. Estos bordo- nes son en lugar de los moscadores que los que se dixo de-susso traen los otros, é son como insignias del señorio; y en volviendo con la respuesta, ponen el bordon alli donde están otra docena, ó más 6 menos dellos, cerca del príncipe, para este é otros efeítos; y él los dá de su mano segund é quando le conviene. - Son gente de buena estatura é más blancos que loros: traen rapadas las ca- becas de la mitad adelante é los aladares por debaxo, é déxanse una coleta de ore- ja 4 oreja por detrás desde la coronilla. Y entrellos el que ha. vencido alguna | ba- talla per po ác de los ex la corona tan alto como el trecho que hay desde la cintura alta del. dedo. in- dexá- la cabega del. mesmo dedo, para denotar el caso por esta medida del. cabello: o que son de dos ; - é:sin capelladas, sino € na dexan un flueco de cabellos más al. tos, que parescen como borla: estos son como cavalleros muy estimados é hon- rados entre los mejores de los destas tres lenguas, nicaraguas, chorotegas, ochan- dales. Traen sajadas las lenguas por de- baxo, é las orejas, é algunos los miem- bros viriles, é no las mugeres ninguna cosa destas, y ellos y ellas horadadas las orejas de grandes agujeros; é acostúm- branse pintar con sajaduras Ó navaxas de pedernal, y en lo cortado echan unos polvos de cierto carbon negro, que lla- man tiel, é queda tan perpétua la pintura quanto lo es la vida del pintado. É cada cacique ó señor tiene su marca Ó manera desta pintura, con que su gente anda se- ñalada; é hay maestros para ello, é muy diestros, que viven desso. Traen los hombres unos cosseletes sin mangas de algodon gentiles é de muchas colores texidos, é unos cenideros delga- dos ó blancos de algodon tan anchos co- mo una mano, é tuércenlos hasta que quedan tan gruessos ó más quel dedo pul- gar, é dánse muchas vueltas al rededor del cuerpo, de los pechos abaxo hasta la punta de la cadera: é con el un cabo que les sobra métenlo entre nalga é nalga, é- sácanle adelante, é cubren sus vergiien- cas con aquel, é préndenlo en una de aquellas vueltas del ceñidero; é aquella - vuelta é cabo suéltanle para orinar é des- cargar el vientre é hacer lo que les con- viene. Las mugeres traen naguas de la: parte abaxo hasta cerca de la rodilla, é - las que son principales hasta cerca de los - - tovillos. más elgadas, é unas gorgueras qui; y este, para señal destasaran? opi- : mas, trae rapada la cabega con una co- rona encima tresquilada, y el cabello de m, que les' cubren los pechos, Los hombres hacen aguas puestos en clu- quillas, é las mugeres estando derechas E de piés á dó quiera que les. viene la ga o na. Ellos traen capatos, que ==. DE INDIAS. LIB. XLIL. CAP. 1. 39 los dedos al cuello del pié ó tovillos á ma- nera de alpergates. Ellas traen muchos sartales de qiientas é otras cosas al cue- llo, y ellos son gente belicosa é astutos é falsos en la guerra é de buenos áni- mos. | 54 Tienen cargo los hombres de proveer la casa propria de la labor del campo é agricoltura é de la caca é pesqueria, y ellas del tracto é mercaderias; pero antes quel marido salga de casa, la ha de dexar barrida y encendido el fuego, é luego to- ma Sus armas é ya al campo ó á la labor dél, Ó á pescar ó cacar Ó hacer lo que sabe é tiene por exercicio. Hay. buenas minas de oro, é no tienen hierro, é las saetas traen con pedernales” é huessos de pescados en las puntas; é son de carricos (que hay muchos por las costas de las lagunas), é los arcos son de lindas ébuenas máderas. Dexemos agora las generalidades, é assi en algo de lo que está explicado co- mo en otras particulares cosas yré dis- curriendo como convenga á la órden de la historia. CAPITULO Il. En que se tracta de cierta informacion que por mandado del gobernador Pedrarias Dávila tomó un padre reverendo de la Órden de la Merced, cerca de la creencia é rilos é cerimonias destos indios de Nicaragua, para saber quáles eran chripslianos antes que Pedrarias fuesse á aquella tierra , é qué sentian de Dios é de la inmortalidad del ánima, é otras cosas que le paresció que se debia preguntar á los indios: é por evitar pro- lixidad yrá dicho á manera de diálogo; é quando oviere F. pregunta ó habla este religioso , llamado Fray _ Francisco de Bobadilla , é donde oviere Y. responde ó replica el indio ques interrogado. E, el tiempo que Pedrarias Dávila go- bernaba á Nicaragua, fué aviso desde Es- paña que Gil Goncalez Dávila, quando des- cubrió aquella tierra á servigio del Empe- rador, nuestro señor, que avia converti- do y hecho bapticar treynta é dos mill indios ó más, é quel capitan Francisco Fernandez avia assimesmo hecho bapti- gar Otra grand cantidad, é quel goberna- dor Diego Lopez de Salgedo assimesmo avia aproyechado mucho en la conyer- sion de aquella gente. É cómo Pedrarias los tuyo á todos tres se >nemi rios, é vía que le inculpaban de negli- gente, quiso hacer una probanca por donde constasse que era burla é que aque- llos no eran chripstianos: é la mesma se pudiera hager en Castilla del Oro, donde Pedrarias avia estado por gobernador quinge años Ó más avia. É sin dubda en este caso yo pienso que por culpa de los chripstianos, Ó por incapagidad de los in- dios, ó porque Dios los tenga por maldi- ta generacion por sus vigios é ydolatrias, - nuestro señor, é. hacer de más pro] muy raros é poquíssimos son los indios que se pueden decir chripstianos de los que toman el baptismo en la edad adoles- cente ó desde arriba. Para esta comision higo comisario á un frayle reverendo, grand amigo suyo, provincial de la Órden de la Merced, llamado fray Francisco de Bobadilla, el qual lo aceptó de muy bue- na voluntad, assi por complacer al gober- nador, como porque él pensaba servir rá Dios en ello y echar cargo al Emperado chripstianos todos los indios que e atraer al camino de la verdad, para que se salvassen. É para esto partió de Leon é fué á la provincia de Nicaragua, é ]le- vó consigo á un Bartolomé Perez, escri» bano público del concejo de la cibdad llamada Granada, alias Salteba; y en una plaga que se dice Teoca en el pueblo é provincia de la dicha Nicaragua, en tér- mino é jurisdigion de la dicha Granada, - | : por interpretacion de Luis Dávila é Fran- gisco Ortiz é ada Arcos, lengu 40 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Ó intérpetres, sobre juramento que pri- mero hicieron en el dicho pueblo á los veynte é ocho de septiembre de mill é quinientos é treynta y ocho años, interro- Só algunos indios para ver cómo sentian de la fée ó de qué setta ó creencia eran, y en todo lo que más le paresció que de- bian ser examinados. Y el primero fué un cacique llamado Chicoyatonal, al qual el dicho padre reverendo le bapticó, é llamáronle Alonso de Herrera: é pre- guntóle si sabia que avia Dios é que avia criado al hombre é al mundo é á otras cosas, é á todo respondió que no sabia nada de aquello: antes se maravilló mu- Cho de lo que le preguntaron. Á un gue- gue principal (porque como ya he dicho guegue quiere decir viejo), cuyo nombre proprio era Cipat, le preguntó si queria ser Chripstiano é dixo que no, é diósele á entender que avia parayso é infierno, é no aprovechó nada: antes dixo que no se le daba más yr á un cabo que al otro. É á quanto se le preguntó de las obras de Dios é del mundo, dixo que ni sabia quién lo higo ni nunca tal le fué dicho, antes se espantaba de lo que le fué preguntado. Interrogó á otro cacique que se decia Mi- sesboy, é dixo que era chripstiano é que le echaron agua sobre' la cabeca, pero que no se acordaba del nombre que le pu- - sieron. F. - ¿Sabes quién crió el cielo é la tierra? Y. Seyendo muchacho me dixeron : e ps te ento é iipoitonal ¿Quién sa besos? Eran. hombres ó po Ó pescados? Y. Nolo sé, porque mis' padres no los vieron, sino que lo oyeron decir: is Sa dise ni asado: se ; E 3 Qui A ger é á todas las otras cosas? ye os ri: PA cho: Tamagostal é Cipaltonal € Oxo mogo é Calchitguegue € Chicociagat. F. ¿Dónde están essos? Y. No lo sé; sino que son nuestros dioses mayores, á quienes llamamos teotes. F. ¿Essos tienen padre ó madre ó hermanos? Y. No; que son teotes é dioses. F. ¿E los teotes comen? Y. No lo sé; sino que quando tene- mos guerra es para darles de comer de la sangre de los indios, que se matan 6 toman en ella, y échase la sangre para arriba é abaxo é á los lados é por todas partes; porque no sabemos en quál de las partes están, ni tampoco sé si' an Ó nó la sangre. F. ¿Sabes ó has oydo de si des- pues quel mundo fué hecho, si se ha per- dido ó nó ? Y. Á mis padres oy decir que mucho tiempo avia que se avia perdido por agua, é que ya aquello era passado. F. ¿Ahogáronse, si sabes, todos los hombres? Y. Nolo sé, sino que los teotes ree» deficaron el mundo de más Eele: é aves é de todas las cosas. F. - ¿Cómo escaparon los teotes?.. Fué en alguna altura Ó canoa ó barca? Y.. No sé más, sino quellos son dio- ses: ¿cómo se avian de ahogar? F. ¿Cómo los páxaros ó venados no se avian ahogado? Y. Los que agora hay los teotes los tornaron á hacer de nuevo, é assi á los » Bembres conlo E 0dAS Has otras vosás. F. Esto que has dicho ¿sábenlo todos los indios ? E Sábenlo los padres de las casas de oracion ó templos, que E - todos los caciques. A? Ls 5 e Á los viejos he egir que tie- jue los si, que los indios DE INDIAS. LIB. - que se muerenen sus casas questos se van abaxo de la tierra, é que los que se mue- ren en la guerra, essos van á servir á los teotes. : F. ¿Quál es mejor, yr abaxo de la tierra Ó yr á servir á los teotes ? Y. Mejor es yr á servir á los teotes, porque ven allá á sus padres. F. Si sus padres mueren en casa ¿có- mo los pueden ver allá? Y. Nuestros padres son aquellos teo- tes. F, —¿Quandoalguno se muere, sábenle los teotes resucitar, ó ha tornado alguno de allá? Y. No sé más, sino que los niños que mueren antes que coman mahiz, ó que dexen de mamar, han de resucitar ó tor- nar á casa de sus padres, é sus padres los conoscerán é criarán; é los viejos que mueren, no han de tornar ni resucitar. F. Si los padres mueren antes que tornen los hijos ¿cómo los podrán ver ni -criar ni conoscer? Y. Si fueren muertos los padres, per- derse han los niños ó no. F. ¿Pues qué se harán? Y. No sé más de lo que he dicho; y esto assi me lo contaron mis padres, é pienso que assi debe ser. El cacique Avagoaltegoan dixo que era a é que se llama don Francisco. E. ¿Es bueno ser pi dicho quel CAADITADO, quando muere, va al parayso, y el que no lo es, se va al in- fierno con el diablo. -F, ¿Quién crió el cielo é la tierra y “estrellas é la luna é al hombre é todo lo rr - Y. Tamagastad é Cipattoval; é Tama- gasa es hombre é Cipattoval es muger. F. ¿Quién crió esse hombre y essa mu ? : 1 MO IV. XLU. CAP. Il. 441 Y. No: nadie, antes descienden dellos toda la generagion de los hombres é mu- geres. e F. ¿Essos criaron á los chripstianos? Y. Nolo sé, sino que nosotros los in- dios venimos de Tamagastad é Cipattoval. F. Hay otros dioses mayores quessos? Y. No: estos tenemos nosotros por log mayores. F. ¿Cómo sabeys esso? Y. Porque assi lo tenemos por cierto entre nosotros, é assi nos lo dixeron nuestros padres. F. ¿Teneys libros donde esso esté por memoria como este que te muestro? (que era una Biblia ). Mo > NO; F. Pues que no teneys libros ¿cómo os acordays de lo que has dicho? Y. Nuestros antepassados lo dixeron, - é de unos en otros discurriendo, se plati- ca, como he dicho; é assi nos acordamos dello. F. ¿Háslo dicho tú á tus hijos assi? Y. Sí, dicho se lo hé, é mandádoles tengo que assi lo tengan ellos en la me- moria para que lo digan á sus hijos, quan- do los tengan, é aquellos lo digan des- pues á mis nietos: por manera que no se pierda la memoria. É assi lo supe yo é' los que son vivos de nosotros los indios. F. ¿Á essos vuestros dioses, veyslos? 108 No; _pero 1 los prueado aquel | E X quién hablan vuestros sacerdo- tes Ó padres de vuestras mezquitas? Y. Despues que murió un cacique que llamaban Xostoval, padre de Cuylomegilte, nunca más han hablado con nadie en las mezquitas, é hasta estonces hablaban; y este murió mucho tiempo ha, que yo no le conoscí, mas assi lo he oydo. F. ¿Essos dioses que dices, son de carne ó de palo, ó de quál materia son? e - De carne son, £hombreé mu 42 HISTORIA GENERAL Y NATURAL é mocos, é siempre están de una manera é son morenos de la color que nosotros los indios, é andaban por la tierra vesti- dos é comian de lo que los indios co- mian. F. ¿Quién se lo daba? Y. Todo era suyo. F. ¿Dónde están agora? Y. En el cielo, segund me dixeron mis passados. F. ¿Por dónde subieron? Y. No sé sino ques allá su morada, ni sé como nascieron, é no tienen padre ni madre. F. ¿Qué comen agora? Y. Lo que comen los indios; porque de allá donde están los teotes, vino la planta é todas las otras cosas de comer. F. ¿Sabes ó has oydo si se ha perdi- do el mundo, despues que estos teotes le criaron, Ó no? Y. Antes que oviesse esta generacion que hay agora, se perdió el mundo con agua é se hico todo mar. F. ¿Pues dónde escaparon esse hom- bre y essa muger? F. Enel cielo, porque estaban allá, é despues baxaron á tierra é reedeficaron todas las cosas que hay oy, é dellos ve- nimos nosotros. F. Pues dices quel mundo se perdió por agua ¿escaparon algunos hombres en alguna canoa ó de otra manera? Y. No: que todos se ahogaron, se- gund mis A me contaron, como As in Y. Dedo” que nosotros o - assi, que en muriendo algund indio, no E hay más. E A qua tiempo los qu mueren? as YT NE 3 F. ¿Dónde van los muertos? - Y. Los que son buenos van al ficlo con los teotes, é los que son malos van abaxo á una tierra que se llama Migtan- teot, ques abaxo de la tierra y es mala. F. ¿Van como acá están con aquel cuerpo é cara é piés é manos juntamente como acá viven en la tierra? Y. No; sino en muriendo, sale por la boca una como persona que se dice yulio, é vá allá donde está aquel hombre é mu- ger, é allá está como una persona é no muere allá, y el cuerpo se queda acá. F. ¿Este cuerpo que acá queda, háse de tornar á juntar algun tiempo con aque- lla persona , que dices que se salió por la boca? Esa: O - F. ¿Á quál tienes por bueno para yr arriba, é á quál por malo para yr abaxo? Y. Tengo por buenos los que se acuer- dan de sus dioses é van en los templos é casas de oracion; y estos van arriba, é los que esto no hacen, van abaxo de la tierra. F. ¿Quién los mata, quando se mue- ren los indios? Y. Los teotes matan aquellos que no los quieren servir, é los otros yan arriba que no mueren, porque arriba están vi- vos, aunque acá mueren. Interrogó este padre reverendo un in- dio viejo llamado Tagoteyda, padre ó sa- cerdote de aquellos descomulgados orato- rios de aquel pueblo de Nicaragua, que al parescer seria hombre de sessenta años, é díxole si era chripstiano é respon- dió Le no era chripstiano. ¿Quieres serlo? eS e No: que ya soy viejo. _¿Para qu qué ! he de ser chripstiano? F. Porque se te seguirán muchos bie- nes en esta vida, si lo fueres, y en la otra donde todos avemos de permanescer; DE INDIAS. LIB. Y. Yosoy viejo é no soy cagique pa- ra ser chripstiano. Finalmente, por mucho quel padre Bo- badilla le predicó é amonestó, nunca qui- so ser chripstiano. F. Pues eres hombre é no bestia, ¿sa- bes quién crió el cielo é la tierra? Y. Tamagastad é Cipattoval lo criaron é tambien las estrellas é todo lo demás. F. ¿Son hombres? Y. Hombres son. F, ¿Cómo lo sabes? Y. Mis predecessores me lo dixeron. F. ¿Dónde están essos vuestros dio- ses? | Y. Mis antepassados me dixeron que están donde sale el sol. F. ¿Están en el cielo, ó en la mar, ó dónde están? Y. Nosé dónde están; mas quando los avíamos menester para la guerra, é antes que vosotros los chripstianos viniés- sedes á ella, llamábamoslos nosotros á que nos ayudassen , dándoles voces has- ta el cielo. F. ¿Venian á coro llamado, ó á vues- tros oratorios á hablaros? Y. Nuestros antepassados dixeron que solian venir é que hablaban con ellos mucho tiempo há; pero ya no vienen. F. ¿Aquellos teotes comian? | Y. Oy decir á mis passados que co- mian sangre é coracones de hombres é de algunos páxaros; é les daban sahume- rios de la tea eto E de: 2 que comen. E — ze F. ¿Quién hico Á essos Tamagastad é é Cipattoval? Y. No lo sé, F. ¿Son de carne, ó de piedra, ó de palo, ó de qué son? Y. Hombres son mangebos, como los indios. | - F, Pues si son qa ¿cómo nas- jeron, no teniendo men. E No lo sé. XLEIL. CAP. IL 43 F. ¿Anduvieron por la tierra? Y N6. F. ¿Tienen padre é madre? Y. Nolo sé. F. ¿Despues quel mundo fué criado, háse perdido, ó háse de perder? Y. Nolo sé; é si otros lo han dicho ellos lo sabrán, que yo no lo sé. F. ¿Quando los indios mueren, dón- de van? Y. Van debaxo de la tierra, y los que mueren en la guerra de los que han vivi- do bien, van arriba, donde están Tama- gastad é Cipattoval. F. Primero dixistes que no sabias dónde aquestos estaban: ¿cómo dices ago- ra que los que mueren en la guerra de los que viven bien, van arriba con ellos? Y. Donde el sol sale, llamamos nos- otros arriba. F. ¿Los indios que van abaxo, qué vida tienen allá? Y. Entiérranlos é no hay más. F. ¿Los que van arriba, están allá co- - mo acá con el mesmo cuerpo é cara é lo demás? Y. No va más del coracon. F. Pues si le sacan el coracon ¿cómo lo llevan? Y. No vael coracon, mas va aquello que les hage á ellos estar vivos, é ydo aquello, se queda el cuerpo muerto. F: ¿Los muertos. a de tornar. acá Y. No haw == rnar. F. ¿Qué han de ger ori de muertos todos aquellos é Tamagastad é Cipattoval? Y. En muriéndose todos, no sé yo lo que se han de hacer. ! - Pues viendo lo que estos jinkos a. y desseando este padre apurar y examinar estas depusiciones, para sacar algo desta gente é informacion en sí diferente y en pocas cosas concordante, higo llamar á un > e a ns ica 4l HISTORIA GENERAL Y NATURAL gua, la cabeca blanca de canas, que los que lo vieron juzgaron por hombre de ochenta años ó más, el qual se llamaba Co- yevet. Preguntóle si era chripstiano; dixo que sí, que agua le avian echado en la cabeca; pero que no le pusieron nombre ni se acordaba dél. F. Porque eres bueno, é lo ha sabi- do el Emperador, nuestro señor, ques el teyte grande de Castilla, me ha enviado para que te diga las cosas de la fée cathó- lica, é para que tú me digas todo lo que sabes de lo que te preguntare ; é habla sin miedo, que ningun. mal te ha de ser hecho. Y. Yo te diré lo que supiere. F. ¿Quién crió el cielo é la tierra é los hombres é todo lo demás? Y. Tamagastad é Cipattoval lo cria- ron todo. | F, ¿Son hombres ó mugeres? Y. Son como dioses, é son hombres. F. ¿Estos vienen á hablar con los pa- dres de vuestros templos ó mezquitas? Y. No: ni sé quien los crió, é segund mis passados me dixeron, arriba están. F. ¿Tenés libros ó escriptura para que se Os acuerde de lo que decís ? Y. Nola tenemos, sino que de uno en otro, discurriendo por los passados, he sabido lo que digo. F. —¿Essos vuestros dioses comen? Y. Comen sangre é coracones de mu- chachos é sahumerios de tea é resina, y estos nuestros dioses son hombres, como los indios, é son mancebos. Y. No sé más sino. que son diose: F. —¿Anduvieron por la tierra? Y. - No,ni sé si tienen padre ni madre. E Despues quel mundo fué chiado piba Astochimal, hombre : años: dixo A LS cosa viva alguna; y estos dioses que he dicho lo tornaron á criar de nuevo, é as- si lo tenemos por cierto, porque de mis padres lo supe. ] F. ¿Dónde van los indios despues de muertos? Y. Van debaxo de la tierra, é los que mueren en la guerra, van arriba, como los teotes. F. ¿Van con el cuerpo como acá están ? : Y. El cuerpo se pudre en la tierra, y el coracon va arriba. -F. ¿Si le sacan el coracon para lo lle- var? . : ; Y. Noselo sacan; que aquel coracon que va es el que los tiene vivos, é salido aquel, se mueren. -F. ¿Han de volver acá los que se mueren? Y. No, que allí se acaba. En el mesmo pueblo de Nicaragua un miércoles siguiente treynta de dicho mes fué interrogado el cacique Quiavit, señor de la plaga de Xoxoyta, mancebo de treynta años, poco más ó menos; é fué preguntado por las lenguas si era chrips- _fiano, é dixo que no. F. ¿Quieres serlo? Y. Si quiero. á Bapticóle el dicho padre, é nombróle don Francisco de Bobadilla, é fueron sus padrinos Diego de Escobar, clérigo, é Alonso de Herrera Dávila. | F. - ¿Sabes quién erió el cielo é la tier- ra é los hombres é lo demás? de No-lo sé. : E ¿Dónde van los indios dass de E E é si han de tornar acá, Ó qué se hace dellos? Y. Yonosé nada pos sz Fué interrogado otro indio que e ) DE INDIAS. LIB. XLH. CAP. ll. 45 me si sabes ó has oydo decir quién crió el cielo é la tierra é todo lo demás? - Y. Tamagastad é Cipattoval: é Cipat- toval es muger, é son dioses, é como no los he visto, no sé si son de carne ó de qué son; mas mis passados me dixeron que están arriba dentro del cielo. F. ¿Cómen essos? 16 3. F., ¿Qué comen? Y. Gallinas é mahiz é todo lo que quieren. ea : -F. ¿Comen sangre é corel de los indios? Y. Nolo sé, nilo he oydo. F. Son essos dioses marido é muger? Y. No lo sé; mas pienso que deben ser marido é muger, pues que es el uno hombre y el otro muger. F. Despues questos dioses criaron el mundo ¿háse perdido ó háse de perder en algun tiempo? Y. Mis padres me dixeron que se avia perdido; pero no sé si por agua ni por fuego ni cómo se perdió. F. ¿Cómo escaparon aquellos dioses? Y. No lo sé: dioses son. F. ¿Tamagastad murió alguna vez? Y. No. Dioses ¿cómo avia de morir? F. Quando mueren los indios ¿4 dón- de van? ¿En Y. Yulio (ques el ánima) del bueno Y Allá s se onda Sobres : no > sé: si allá barren ó qué es lo que hacen. F. ¿El cuerpo va arriba como acá estaba? Y. Nosé: acá veo los huessos é po- drir la carne. F. Si se saca el coragon ue va ar- riba ? , Y. No va el coragon,. sino alle que acá los tenia vivos y el ayre que va arriba con los ps sa la a o les sale por la boca, que llaman yulio. Á todas estas preguntas, que turaron tres dias, estovieron pressentes, demás de las lenguas, Diego de Escobar, cléri- go, y el capitan Johan Gil de Montene- gro, é Alonso de Herrera Dávila. Hico despues aqueste reverendo padre juntar trege caciques é principales é padres ó sagerdotes de aquellos infernales templos, é preguntóles si eran naturales de aque- lla tierra de Nicaragua ó de dónde vi- nieron, Y. No somos naturales de aquesta tierra, 6 há mucho tiempo que nuestros predecessores vinieron á ella, é no se nos acuerda qué tanto há, porque no fué en nuestro tiempo. F. ¿De qué tierra vinieron vuestros passados, é cómo se llama vuestra. tierra natural donde vivian, é por qué se vinie- ron é la dexaron? : Y. La tierra, de donde vinieron nues- tros progenitores, se dige Ticomega é Ma- guatega, y es hácia donde se pone el sol: é viniéronse porque en aquella tierra: tenian amos, á quien servian, é los trac- taban mal. F. ¿Aquellos sus amos eran chripstia- nos ó indios? Y. - Indios eran. F. ¿En qué los servian? ¿Por qué se se vinieron? , Y. a arar 6 sembrar servir, zo: as Tae comian, Aj por “essó A Exaron sus casas de miedo é vinieron á esta tierra de Ni- caragua; é aquellos amos avian allí ydo de otras tierras, é los tenian avassalla- dos, porque eran muchos, é desta. causa dexaron su tierra é se vinieron á aquella dó estaban. : F. ¿En quién creeys, á quién ado- rays? Y. Creemos y adoramos á Tamagas- tad é Cipattoval, me» son nuestros: . - 46 HISTORIA GENERAL Y NATURAL F. ¿Quién llueve é os envia todas las cosas? Y. El agua nos envia Quiateot, ques un hombre, é tiene padre é madre, y el padre se llama Omeyateite, é la madre Omeyatecigoat; y estos están en cabo del mundo , donde sale el sol en el cielo. F. ¿Essos que decís anduvieron acá en el suelo? Y. No. F. ¿Cómo nasció esse que decís ue tiene padre 6 madre? Y. Ovieron ayuntamiento carnal, é parió la madre aquel hijo, é aquel es el que envia el agua é hace los truenos é relámpagos é llueve. F. ¿De dónde vinieron? Y. Nolo sabemos ni alcancamos. F. ¿Quién crió el cielo é la tierra é las estrellas é todo lo demás? Y. Tamagastad é Cipattoval. F. ¿Criaron si sabeys á essos padres -de Quiateot? Y. Nolos criaron: questo del agua era otra cosa, é no sabemos más desto, F. —¿Quiateot es casado ? Y. No tiene muger. F. - ¿Quién le sirve ? Y. Creemos que le debe servir ás na gente; pero no sabemos quién. F. ¿Qué comen? Y. Lo que comemos acá, pues que de allá nos vino. F. —Quál teneys por mayor señor, al puts ó á la madre ó al hijo? == ¿letesago pigualea, F, ¿Qué hageys con los cuerpos de los que assi se matan é sacrificays? Y. Los chiquitos se entierran, é los cuerpos que son de indios grandes, comen los caciques principales, é no come dellos la otra gente. F. Las ánimas é coracones de aque- llos que se sacrifican allí ¿adónde van? Y. No van á parte alguna, que allí se quedan con el cuerpo. F. Quando aquesso haceis ¿envíaos el agua esse vuestro Dios? Y. Á las veces sí é á las veces no. F. ¿Á qué vaysá essos templos ú ora- torios, é qué decís é haceys allá? Y. Estos nuestros templos tenemos co- mo vosotros los chripstianos las iglesias, porque son templos de nuestros dioses, é de allí les damos sahumerios, é pedimos á nuestros dioses que nos den salud quan- do estamos enfermos, é que nos den agua quando no llueve, porque somos pobres é se nos secan las tierras é no dan fruc- to. É vamos allí á rogar é pedir estas co- sas é otras, y el mayor cacique de todos hace la oracion é plegaria por todos den- tro del templo, é los otros indios ó indias no entran allá; y este cacique mas prin- cipal está en esta rogativa un año conti- nuo, que no sale de la casa de la oracion ó templo, y en cumpliendo el año, sale é le hacen grand fiesta de comer é de can- tar. É luego buscan otro cacique grande que entra y está en el templo de la mes- ma manera otro año, é desta forma siem- pre está uno en aquella casa é oracion. É despues que sale cada uno, le horadan las A - Nariges por señal que ha seydo podre: de - plo que tenemos suyo, é allí a sacrifican muchachos é muchachas: é cor- tadas las cabegas, « echamos la sente qu x, por grande honra: y esto se hace. en los templos principales; y en los abros comunes que tenemos, como orato- rios, cada uno puede poner su. hijo. allí, é o estar dentro todos los que sieren, con tal 2 no sean casal DE INDIAS. LIB. XLIL. CAP. IL. 0 47 los dichos caciques ó padres están dentro, hasta que salgan. F. Los casados que quisieren yr ahí é dexar sus mugeres ¿puédenlo hager? Y. Sí; pero cumplido aquel año, han de volver á su muger, é si es cacique, vuelve á mandar como antes. F. ¿Quién les da de comer? Y. Dánselo muchachos pequeños de casa de sus padres, y en toda la placa ni en el templo donde están, entran allí hom- bre ni muger en tanto que allí están, sino solamente los muchachos pequeños que les llevan é dan de comer. F. ¿En aquel año que están allí, ha- blan con sus dioses, ó con quién hablan? Y. Mucho tiempo há que nuestros dio- ses no vienen ni les hablan; pero antes lo solian hacer, segund nuestros antepassa- dos nos dixeron, é no sabemos más de quanto los que están en aquesta rogativa piden agua é salud, é lo ques más menes- ter, á nuestros dioses. F. ¿Habiendo guerra, salen de allí? Y. No: é las placas adonde están los templos, siempre están muy limpias. F, ¿Quién las limpia é barre? Y. Los muchachos, é no viejos 1 ni casados. F. ¿Teneys tiempo señalado por venir todos al templo? Y. Enun año tenemos veynte é un dias de. fiestas (é no juntos estos dias) é entrar dentro della persona alguna. F, ¿Las mugeres trabaxan en coger paxa ó traer madera ú otra cosa para ha- cer é reparar los templos? Y. Las mugeres en cosa ninguna de ningun género que sea tocante al templo, no pueden entender, ni son admitidas por ningun caso. F. Pues decís que algunas veges sa- -crificays mugeres ¿cómo corrompeys essa cado 6 ó mabiz y a cosas, 6 los mucha- ley de no entrar allí mugeres en los tem- plos? Y. En los templos a casas de oracion principales, quando algunas mugeres son sacrificadas, no se hace más de sacrifi- carlas é matarlas fuera de la placa, y en los otros templos comunes se pueden ha- cer sacrificios de mugeres dentro en ellos. F. ¿Qué haceys de la sangre de las indias que son sacrificadas fuera de las casas é templos principales? Y. Métenla en el templo é tómala el sacerdote, é con la mano rocia todas las figuras de los ydolos que allí están. F. ¿Qué se hace del cuerpo? Y. Lo comen los caciques, é por no meter carne de muger en el templo no come della el padre sacerdote que está dentro; pero si es hombre el sacrificado, dánle su parte al sacerdote para que la coma. F. ¿Estos que sacrificays, es por vo- luntad dellos ó por suerte , ó quién los dá é trae al suplicio ó pena? Y. Son esclavos ó de los que toma» mos en las guerras. F. ¿Cómo es posible sacrificar á vuestros dioses lo peor, pues en tanta veneracion los teneys? Y. Assi lo hacian nuestros passados é lo continuamos nosotros. F, ¿Ofregeys en e5508 vuestros tem- chos lo resciben é meten dentro en el templo. F, ¿Quién come essas cosas de essas ofrendas? Y, Cómelas el padre del templo, é lo que les queda, comen los muchachos. F. ¿Llévanlo crudo ó guisado al tem- plo? cruda. Y. Guisado, é caga cosa A e 4S HISTORIA GENERAL Y NATURAL F. ¿De essas ofrendas comia alguien primero quel padre sacerdote? Y. No comia alguno ni llegaba á ello primero quel sacerdote: antes essa es una de las principales cerimonias de nuestros templos. | F. ¿Por qué os sajays é sacrificays las lenguas? Y. Assi lo acostumbramos hacer, quando avemos de yr á comprar ó vender ó contractar, porque tenemos opinion que - por esso se consigue buena dicha, y el Dios que para esse efetto se inyoca é lla- mamos se dice Mixcoa. -F. ¿Dónde está esse vuestro dios Mixcoa? ¿ Y. Esso es unas piodels que tencinos por figuras en reverencia suya. F. ¿Cómo sabeys que esse vuestro Dios os ayuda en las contractaciones que teneys? Y. Porque assi lo tenemos por. cos- tumbre é nos hallamos bien. dello: para nuestro comercio é contractacion. : F. ¿Por qué os sajays el miembro generativo? Y. Esso no lo hacen todos, sino algu- nos bellacos, por dar mas plager á las mugeres; pero no es cerimonia. nues- tra. F. ¿En algun tiempo ha venido 4 es- ta tierra de Nicaragua alguna gente, como los chripstianos, que os haya dicho que hagays aquellas gerimonias quellos os mandan, ó que os echeys agua encima de las: A ú otros es os 5 corteys el a. "Nal nunca as desata nido á nuestra noticia, é despues que los chripstianos vinieron, nos han dicho poe a al a 2 e _ F. ¿Por qué creeys que se lava el co- racon? Y. No sabemos sino que nos queda limpio: decidnos vos, padre, el cómo é lo demás. F. De que os morís ¿qué recabdo de- xays en vuestras cosas, é qué provecho para la otra vida? Y. Quando nos morimos encomenda- mos á los que quedan vivos nuestras co- sas é hijos é hacienda, para que no perez- ca é que miren por ello, pues que nos va- mos desta vida; y el que se muere, si es bueno, va arriba con los teotes nuestros dioses , é si es malo, va abaxo de la tier- ra; é nuestros dioses son Tamagastad é Cipattoval, los quales quando vamos di- cen: «Ya vienen mis hijos». : F. ¿Por qué quebrays unas Gguras, que rompeys sobre las sepolturas? Y. Porque haya memoria de nosotros hasta veynte ó treynta dias: é despues se pierde por ahí aquello. F. ¿Para qué os embixays con essa tinta colorada é os poneys plumages é cantays é tañeys é baylays é haceys fies- ta, quando os morís? Y. Nosotros no hacemos cosa alguna dessas; mas si tenemos hijos, los enterra- mos á las puertas de nuestras casas, re- vuelto cada uno en una manta, quando se muere: é todo lo que tenemos se queda para nuestros hijos, y ellos lo heredan si son legítimos del padre é de su muger é nascen dentro de casa; é si no tenemos hijos, todo lo que tenemos se entierra COn nosotros. => ¿Qué mar ra deñóys en os? ando algun señor ó cagique grande 1 muere, búscanse muchas mantas é camisas é capirotes é ropa de la tierra é a é o é de cada cosa DE INDIAS. LIB. XLH. CAP. Il. 49 échanla en un librillo ó urva, esto es olla Ó vasso, y entiérranlo en la cenica delan- te de su casa del tal cacique ó señor. F. ¿Por qué no los entierran en aque- llos vuestros templos? Y. Porque no lo tenemos por costum- bre. F. ¿Poneysle algo de comer? - Y. Quando los quieren quemar pó- nenles allí pocol (ques mahiz) cocido en una higiiera (ques una taca de calabaca, ó como calabaca es la higiiera), é átanse- lo al cuerpo é lo queman juntamente con el cuerpo, segund está dicho. F. ¿Mueren el cuerpo y el coracon y el yulio é ánima? Y. Si ha vivido bien ya el yulio ar- -riba con nuestros dioses, é si ha vivido mal allí muere é peresce con el cuerpo é no hay más memoria dél. F. . ¿Al tiempo de la muerte ven visio- nes estos vuestros indios ú Otras cosas? Y. Quando se quieren morir ven vi- siones é personas é culebras é lagartos é otras cosas temerosas, de que se espan- tan é han mucho miedo, y en aquello ven que se quieren morir; é aquello que ven no hablan ni les dicen nada más de espan- tarlos, é algunos de los que mueren tor- nan acá, y essos ven la vision de muchas maneras y espantan á los que los ven. F. ¿Las cruces que ponen los chrips- tianos, hallays que aprovechan en esso? Y. Sí, mucho aprovechan; porque despues que los chripstianos pusieron cru- ces, no vemos visiones. F. ¿Quién os.mostró hacer aquellas fi- guras de los ydolos que teneys? Y. Nuestros antepasados nos los de- xaron hechos de piedra, é por aquellos hacemos otros que tenemos en nuestros buhios. F. ¿Para qué los teneys? Y. Tenémoslos en nuestras casas pa- ra quando queremos tractar algunas co- sas, rogarles que nos den buena dicha en ello, é para pedirles que nos den salud. F. ¿Sacrificays en las casas á aquellos ydolos, para que os ayuden é den salud? Y. No. CAPITULO IL En continuacion de los ritos é cerimonias de los indios de Nicaragua, é de lo que más inquirió el dicho Padre reverendo Fr. Francisco de Bobadilla de sus matrimonios é costumbres en aquellas provincias, é de los muchos indios que bapticó ; é de las maravillosas bocas de fuego é humo de ciertos montes, é de otras muchas é notables A á la historia anexas. : - long para interpretar y entender los indios; é teniendo juntos algunos caciques é indios principales é viejos, quiso saber qué manera tenian en sus matrimonios y en otras cosas, é dixéronle assi: Y. Nosotros, quando queremos casar nuestros hijos, va el padre del hijo al pa- dre de la hija é ruégale que se la quiera - dar por nuera; é si es contento matan ga- -—linas de las artes (que: son como: == : TOMO FV. Decano « esto. -padre reverendo que- ud sa infer ores, por moneda) é Aito aculos (estos son unos perros gozques mudos que crian en casa), é son buen manjar, é otras comi- das; é hágese mucha fiesta de areytos, é los veginos é amigos juntos, celébrase la boda desta forma. Es preguntado el pa- dre ó madre de la novia, ó aquel que la da, si viene vírgen: é si dicen que sí y el marido no la halla tal, se la torna, y el = z matdo Eat ihr y —> p. mala mu 50 HISTORIA GENERAL Y NATURAL ger conoscida: pero si no es vírgen y ellos son contentos, passa el matrimonio, quando antes de consumar la cópula avi- saron que no era vírgen, porque muchos hay que quieren más las corrompidas que no las vírgenes. El dote es árboles de fructa , assi como mameyes é nísperos é cocales é ciruelos de aquellos que hacen vino, é tierras, é de la hacienda que tiene el padre della, é tambien el padre dél le da de lo que tiene á su hijo en casamien- to; é si esta muger é marido mueren sin aver hijos que los hereden, vuelve la ha- cienda al tronco de cada uno, é si los tie- nen, essos heredan. É quando se han de juntar en uno, toma el cacique al novio é á la novia por los dedos meñiques ó auri- cularios de las manos izquierdas con su mano derecha, é mételos á entrambos en una casa chiquita, que para ello tienen, é díceles: «Mirad que seays bien casados, é que mireys bien por vuestra hacienda, é que siempre la aumenteys é no la de- xeys perder». É déxalos allí solos con un fuego pequeño, que baste á darles clari- dad, de unas astillas de tea, é los novios se están quedos, mirando cómo aquella po- ca tea se quema: é acabada, quedan ca- sados é ponen en efetto lo demás. É lue- go el dia siguiente comen con mucha fies- ta é placer los parientes é los que allí van, é les dan de lo que tienen; pero antes des- ta comida, si el marido halló vírgen la novia, dicen que está buena é acuden con una grand grita los parientes é del ban- do della en señal de victoria: é si no la E enyíala á F. ¿Puede tener el indio más de una "muger entre vosotros? - A] Na más de una Es casada; otras partes, ninguno tiene que hacer. con ue- ni cura della, ni ¡4 él le es ninguna manera, ni casar con otra durari- te la vida de la primera. E aunque algu- nas veces reñimos é nos apartamos, pas- sado el enojo, nos tornamosá juntar; é sl - uno es casado é viviendo su muger, se ca- sa con otra, tómanle la hacienda é des- tiérranle de toda la tierra, é si torna, riñen con él sus parientes dél é tórnase á yr: é para reprehension é riña júntanse sus pa- rientes á monexico ó concejo entre sí, é repréndenle por de poca vergiienca é ma- lo y échanlo de allí; pero no lo matan por ello. É la mesma pena se da á la que se casa con hombre que sabia que era casa- do, que assi le toman á ella la hacienda é la destierran. Y essa hacienda que se toma, dánla toda á la primera muger que assi queda sin marido, é puédese ella tor- nar á casar, pues que su marido tomó - Otra muger seyendo ella viva, y el ma- rido primero es ydo desterrado de la tier- ra; pero si del primero marido que assi fué desterrado, quedaron hijos á essa mu- ” ger primera, no se puede ella casar. É la muger ques adúltera, sabido el marido el adulterio, la castiga é la envia en casa de su padre con lo que ella tiene: é se puede él casar otra vez, porque su muger fué mala; y ella no se puede casar, : F. ¿Qué pena le dan al adúltero, que se echa con la muger de'otro? Y. El marido della riñe con él é le da de palos; pero no lo mata. F. ¿Adónde se quedan los hijos de que destierran é de la muger que queda é se casó su marido por aver ella hecho adulterio? Es o el padre ul oder della 6 dél. Si alguno. aca Ó lleya una muger. casada á él, ni al marido della no se le. da n que ella se vaya, pues ques mala MM DE INDIAS. LIB. mucho enojo é aborrescimiento della. F. ¿En qué grados os podeys casar con vuestras parientas? Y. No podemos casar con nuestras madres ni con nuestras hijas ni con nues- tras hermanas ; pero con todas las otras, de qualquier grado que sean de nuestro linage, podemos casar, porque el paren- lesco esté más junto. F. ¿Qué pena dan al que se echa con -su hermana? Y. Nunca tal cosa se hace; pero el que duerme con la hija de su amo ó se- nor, todos los que están en la casa don- de esto acaesce, parientes dellos, toman los dos delinqientes fornicarios y entiér- ranlos vivos, sin ningun llanto ni dolor ni fiesta, diciendo todos: «Mueran : que son bellacos». F, ¿Teneys justigia, que castigue los delictos? Y. No; é si alguno mata áotro, el muerto se queda por muerto, é al que lo mata, no le dan pena ni le hacen daño; pero si alguno mata á otro, ques libre, da á sus parientes é muger un esclayo ó es- claya ó ropa ú de lo que tiene, é no se le da otro castigo. F. ¿Qué pena dan al que mata algun cacique? - Y. Nunca tal acaesce, porque el ca- - Cique no comunica con personas ba- el hurto, ca nelo atado hasta que le paga ó contenta de aquello que le hurtó; é si no tiene de qué pagar, tiéneselo por esclavo : é al que se ha rescatado, córtanle los cabellos en señal que ha seydo ladron, porque en tanto que le crescen consiga el crédito que dél se debe tener para adelante; é des- pues que le han creacido,p nO:5e: los cor- UB: más. ] XLH. CAP. HL E ¿Qué pena dan al ques pato, E a si 51 qual vosotros llamays cuylon, si es el pa- ciente? Y. Los muchachos lo apedrean é le . hacen mal, é le llaman bellaco , é algu- nas veges mueren del mal que les hacen. F. ¿Teneys mugeres malas entre vo- sotros, que ganan prescio por dar sus cuerpos? | Y. Sí bay, y lo que ganan es para ellas. F. ¿Essas mugeres tienen rufianes, á quien den parte de lo que ganan? Y. —Rufianes tienen; mas para servir- se dellos , é lo demás no se usa. F. Al que fuerca alguna 'muger en el campo ¿qué pena le dan? Y. Si ella dá voces, acude gente é to- manal forgador é átanlo, é llévanloá á casa del padre della; é tiénenlo atado cinco ó - seys dias hasta que se rescata ó contenta á sus padres della ó á ella, si no tiene pa- dres: é si no se rescata, queda el forca- dor por esclayo de los padres della, si los há, é sino, queda por esclavo de la mu- ger forrada. F. Quando alguno viene á -pobieca ¿qué hace ó de qué se sostiene ? Y. El que tiene extrema nesgessidad 6 ha vendido quanto tiene, acaesce que venden los padres á los hijos, é aun cada uno se puede vender á sí proprio, si quie- re é por lo que quisiere; pero puédense * q los unos á los otros rescatar | 2 voluntad E Esta carne húmdba que comés ¿cómo lo hacés, si es á falta de manjares, Ó por qué? Y. Cómo se hage es que se. corta la cabega al que ha de morir, é hácesele el cuerpo pequeños pedacos, é aquellos échanse á cocer en ollas grandes, é allí échase sal é axi é lo ques menester para guisarlo. Despues de guisado, traen cebo- si llos de mahiz, é con mucha alegria 52 ( HISTORIA GENERAL Y NATURAL comen de aquella carne, é beben maca- morra é cacao. É la cabeca no la cues- cen ni assan ni comen; pero pónese en unos palos que están fronteros de los ora- torios é templos. Y esta es la cerimonia que tenemos en comer de aquesta carne, ta qual nos sabe como de pavos ó puerco - 6 de xulo (id est, de aquellos sus perros) ques presgioso manjar entre nosotros; y este manjar de la carne humana es muy presciado. Las tripas destos que assi co- memos, son para los trompetas, á quien llamamos escoletes, é los que les tañen al cacique con las trompetas en tanto quél come é las fiestas, é quando el señor se va á echar, como hacen los chripstianos á sus capitanes grandes. Estos escoletes * lavan aquellas tripas é las comen, como la carne. | F. Vosotros llamays á vuestros conce- jos é ayuntamientos secretos monexicos: ¿teneys casas de cabildo, donde os junteys? Y. Sí tenemos: é allí nos juntamos, quando el cagique tiene nescessidad de proveer algunas cosas tocantes á la guer- ra Ó á otras nescessidades, y el cacique: (al qual en aquella lengua se llama teyte) habla é propone el caso é nescessidad pressente , é los exorta é pide su auxilio, pues que lo que pide es bien universal de la república. É despues que le han oydo los otros, dan sus paresceres, é de allí sale acordado lo que se ha de hacer. (Esta casa dé cabildo llaman galpon, pe- ro segund yo ví muchos soportales en las é son apartados cada uno para sí, en los quales en cada uno hay un principal con. cierto número de gente, que siempre es- tán allí en guarda del señor principal, é cada portal de aquellos llaman galpon). - Ieys menos de lo que soleys? 0- va parejo con el co Si a > jares. q Y. Porque tenemos opinion que ha= ciéndolo assi, no nos cansamos ni tenemos hambre, ó que á lo menos haciendo esto no nos cansamos tanto é nos aquexa me- nos la hambre en el camino por donde vamos; y el nombre proprio del dios de la hambre, llamámosle Bisteot. F. ¿Teneys otros dioses? Y. Al dios del ayre llamamos Chi- quinaut y Hecat. ¡ F. En el tiempo de aquellas once fies- tas, que decís que teneys cada año ¿qué fiesta Ó solemnidad haceys á tales dias? Y. En aquellas fiestas no trabaxamos ni entendemos en más de emborrachar- . Os; pero no dormimos con nuestras mu- geres, é aquellos dias, por quitar la oca- sion, duermen ellas dentro en casa é no- sotros fuera della: é al que en tales dias se echa con su muger, nuestros dioses les dan dolencia luego, de que mueren; é por es- so ninguno lo 0sa hacer, porque aquellos dias son dedicados á nuestros dioses. F. ¿Qué dioses son aquessos? ¿Cómo se llaman por sus nombres proprios? Y. —Llámanse los de las fiestas desta manera : Agat, Ocelot , -Oate, Coscagoate, Olin, Tapecat, Quiaiit, Sochit, Cipat, Acat, Cali, Quespal , Coat, Misiste, Ma- cat, Toste, At, fzquindi, Ocomate, Mali- nal, Acato. Estos dias son nuestras fies- tas, como vosotros los chripstianos te- neys los domingos, y estos dias reparti- mos en un año. F. - Un año ¿quántos dias tiene entre vosotros? Y. Tiene diez cempuales, é cada cempual es veynte dias, y esta es nuestra Cuenta é no por lunas... 5-0 essos dias ó en otros ayunays, dejays de comer carne ó pescado, óco- Y. En ningun tiempo « DE INDIAS. LIB. XLII. CAP. 111. 53 F. Estos montones de tierra, que en cada placa está un monton alto delante de la puerta de vuestros templos princi- pales, redondo y encima agudo, como un monton de trigo ó tierras amontonadas, y encima está una piedra, é tiene el mon- ton unos escaloncillos cavados en la mes- ma tierra para subir hasta la punta, ¿á qué efetto los teneys, é cómo se llama es- se monton ? Y. Llámase tescuit, é á él se sube el padre ó sacerdote desse templo donde él está, el qual se llama tamagast: é allí corta la cabega al hombre que sacrifica con una cuchilla de pedernal, é con la sangre aquel padre unta los ydolos de piedra, que tenemos, y en pa templo están. F. Aquellas hacinas grandes de le- ña apiladas, que están en las placas de los templos ¿para qué son? Y. Para que se alumbren los padres de los templos: la qual leña traen allí los muchachos é mancebos, é no tocan en ella mugeres. É de noche queman de aquella en los oratorios, para que los que sirven á los padres, vean lo que está den- tro. Y en aquellos portales que están á trechos cubiertos en torno de la placa, el qual portal se llama galpon , allí duermen los mancebos que no tienen mugeres, é porque estén allí puestos é juntos para la guerra; É¿ hagen su vela ordenada cada: “rios é guerras? Y. Sobre los términos de nuestras ju- risdiciones, é por echar los unos á los otros de la tierra. (Las armas desta gente son langas é ma- canas é arcos é flechas y espadas é rode- las : é las espadas son de palo y en los fi- los dellas unos dientes de pedernales que cortan como navaxas. Las armas defensi- vas son aquellas rodelas de cortegas de árboles ó de madera ligera, é cubiertas de plumas é de labores de pluma é de al- godon; é de tal manera, que son muy li- geras é lindas é fuertes, é unos jubones bastados de algodon, algunos hasta la cinta, é otros que les cubren los muslos. No tiran con hierba, que no la saben ha- cer ni tienen noticia della). E. ¿En essas guerras que teneys, es el cacique capitan, Ó quién manda la gente, quando aveys de pelear? Y. Escogemos á uno que ya está te- nido y estimado por valiente hombre, é de quien se tiene vista la expiriencia; é aqueste ordena la gente é los amonesta que sean valientes é maten quantos pu= dieren de sus enemigos, é corten bracos é cabecas é lo demás de sus contrarios, é que no huyan. F. ¿Pues por qué dicen que huys, si matan vuestros capitanes, é no OSays es- perar en viéndole muerto? Y. Porque aquel anima la gente é sa- be lo que se ha de hacer, y el cacique queda en el pueblo é no:sabemos lo que querrá hacer; mas si el cacique es valien- te hombre, tambien va á pelear, é aunque maten al capitan queda é gobierna el exército, Ó nombra luego otro capitan. Mas si queda en el pueblo, quando torna la gente, sálelos á rescebir con mucho placer, si vuelyen con victoria, é si vienen vencidos Ó desbaratados llora ra dellos e a ! dos, hu se han avido de los enemigos? Y. Nose parten: que los cáptivos é despojos cada uno es señor de lo que to- mó en la guerra, sin que dé parte á nin- guño. Verdad es que de los esclavos que traen, luego sacrifican algunos en aquel monton de tierra, ques dicho que está de- lante del templo. F. Ési no traeys esclavos ¿qué sa- crifican? e -Y. Sino los 3 traen, van allí á par del 54 HISTORIA GENERAL Y NATUBAL monton los capitanes principales é lloran con mucha tristeca. E al que en la guerra no hage lo quel capitan le manda, quítan- le las armas é dánle con ellas é dícenle feas é injuriosas palabras, y échanle del real, é no le pueden matar ni se acostum- bra; pero si le matasse el capitan, no le harian mal por esso. F. Al cacique ¿qué le dan ó con qué le sirven ? Y. Nole dan nada ni le sirven en co- sa alguna mas de la gente quél tiene en su casa é sus esclavos : essos le sirven, é no puede el cacique mandar sino en las cosas de la guerra ó bien del pueblo, é aun para esto ha de ser primero acordado en el monexico; pero no se puede tener el monexico sin el cacique, por ser el principal señor. F. Estos indios que hay pobres en- tre vosotros y mendicantes ¿por amor de quién piden limosna, ó qué es lo que di- cen, quando la demandan? Y. No piden por amor de Dios, ni digen sino dadme esto, que lo hé menes- ler, é dánselo porque diga bien de quitn' se lo dá, é assi se hace. Y essos pobres no van á pedir á todos, sino á quien creen que les dará lo que piden; é tam- bien se lo dan, porque han mancilla de su pobreca. É assi andan de casa en casa pi- diendo. j P. Estos officiales que hay entre vo- sotros ¿con qué les pagays sus labores é jornales ó lo que se les compra? Y Con I08ni 6 6 con cacao $0 con man- assi vamos de unas se llevan en de cada uno lo mejor quél puede, é nin- guno del pueblo (que sea hombre) no puede entrar en el tiangiiez (ques la plaga del mercado) á comprar ni vender ni á otra cosa, mi pararse á lo mirar desde fuera: é si lo miran les riñen, é si entras- sen, les darian de palos é los ternian por bellacos á qualquiera que por allí se ha- llasse Ó passasse. Pero todas las muge- res van al tiangiijez con sus mercaderias, é tambien pueden entrar los hombres é las mugeres, si son de otros pueblos é forasteros, en los dichos tiangiiez é mer- cados sin pena; pero esta costumbre no es general para los forasteros en todas partes, sino entre los aliados é confede- rados amigos; é á los dichos mercados van todo género de mugeres é aun los muchachos (si no han dormido con mu- geres). Allí se venden esclavos, oro, mantas, mahiz, pescado, conexo é caca de muchas aves, é todo lo demás que se tracta é vende ó compra entre nosotros de lo que tenemos é hay en la tierra é se trae de otras partes. -F. ¿Cómo no teneys vosotros la cabe- ca de la hechura que los chripstianos? Y. Quando los niños nascen, tienen las cabegas tiernas, é hácenselas como - veés que las tenemos con dos tolondrones á los lados dividiendo, é queda por me- dio de la cabega un grand hoyo de parte á parte ; porque nuestros dioses dixeron á nuestros passados que assi quedamos hermosos é gentiles hombres, é las cabe- gas quedan más recias para las Sergas ue nuestras mercaderias é de unos pueblos año Aaron. ( | en ess hal có prometo DE INDIAS. LIB. úno dessos nombres tenemos un dios; mas no por esso comemos á dios, sino para tomar essos animales é cacallos in- vocamos al dios Macat, para tomar los ciervos, éal dios Toste para tomar los co- nexos en más cantidad, é ponemos las cabecas á la puerta de la casa del que los mata por memoria. Tomamos la sangre de los venados despues de degollados, é se- cada, envolvémosla en unas mantas é po- némosla en una gesta colgada en casa, y esso tenemos por el dios de los venados. F, ¿Cómo tomays essos animales? ¿Y si teneys dioses de los otros? Y. Matámoslos con los arcos é con cepos é redes é como mejor podemos; pe- ro no tenemos dioses de los puercos ni de los pescados ni gallinas, mas tenemos el del agua, que se dige Quiateot, el qual llueve: é honrámosle con sahumerios de tea é resina, é si con este servicio no llueve, sacrificamos indios ó indias. F. ¿Llueve con esso? Y. Á las veces sí, é á las veces no. F. — Quando algun indio se quiere yr de la tierra ¿puédelo hacer? Y. Puédelo hacer; mas no puede vender su hacienda, pero puédela dexar á sus parientes. E F. ¿Por qué no admitís á las mugeres que entren en vuestros templos? ye Porque nuestros antiguos assi lo ordenaron, é tambien mandaron que es- XLIL. CAP. IL 55 Y. Porque assi está en costumbre é desta manera andovieron nuestros padres é antecessores. ' F. ¿Es verdad que hay entre voso- tros el que mirando algunas personas á otras, las matan? Y. Sí; mucha verdad es que á los niños aojan é algunas yeges se mueren dello. F, Quando alguno de vosotros bag alguna cosa mal hecha ¿decíslo á los pa- dres de vuestros templos, ó pedís perdon á vuestros teotes, arrepintiéndoos é pes- sándoos dello? Y. Decímoslo á los viejos más anti- guos é no á los padres; é cómo lo avemos dicho, andamos descansados é con placer de se lo aver dicho, como si no lo oviés- semos hecho. É los viejos nos dicen: «Andá: yos é no lo hagays otra vez». É hacémoslo assi, porque lo tenemos por bueno, é porque no nos muramos é nos venga otro mal, é porque pensa- mos que quedamos libres de lo que higi- mos. F. ¿Esso decísselo público ó en se- creto á los viejos, é á quántos viejos se lo decís? | Y. Á uno solo y en secreto é no de- lante de nadie, y estando en pié, y este viejo no lo puede descubrir á nadie, sino pr secreto en su coracon. | ¿Qué pecados é males son essos tando Pob a, costumbre 1 no «dormiéramos - que le decís á ta, y él págalo? Y, El.que toma algo prestado, en su mano está pagarlo ó no; pero si es mahiz ú otra cosa que se pueda tomar y entregar- se, el que prestó váse al mahical del otro é págase de su mano, sin incurrir en pena. F, ¿Por qué andays desnudos, pues que os podríades vestir, é teneys mucho E algodon é muy bueno? 0 alg o A. ? da aquellas fiestas que lencrios á no préstanle otros PrGEOS que Fado ó le fal- E falta alguna: is las avemos guardado, ó si decimos mal de nuestros dioses, quando no llueye, é si decimos que no son buenos; é los viejos nos echan pena para el templo. F. ¿Qué pena os. ¿colar -Ó cómo la cumplis? as Y. Mándanos que ramos leña, con que se alumbre el templo ó que le bar- ramos, é cumplimos essa penitencia sin 56 ; HISTORIA GENERAL Y NATURAL F. ¿Essa confession hacéysla delante de qualquiera viejo? Y. No, sino á uno que está diputado para esto é trae por señal al cuello una calabaga; é muerto aquel, nos juntamos á cabildo é hacemos otro, el que nos pa- resce más bueno, é assi van sucedién- dole, y es mucha dignidad entre nosotros tal officio. Y este viejo no ha de ser hom- bre casado, ni está en el templo ni en ca- sa de oracion alguna, sino en su casa propria. F. ¿Qué “nombre tiene esse acaba confessor de la calabaca? - Y. El que se tenia primero antes que tal officio toviesse. F. Despues que aveys hecho essos ss: ¿qué tanto tardays en los yr á de- cir á esse viejo? Y. Luego desde á poco, esse dia ó - el siguiente; pero no se dicen hasta que el que yerra es de edad que llega á mu- ger, é no de antes, porque son mucha- chos. F. Quando se hacen a sacrificios ¿qué reca ó dice aquel padre Ó sagerdote : que los hage? Y. Dice á aquellos ydolos é piedras que están en los templos, estas palabras: «Tomad, rescebid esto que os dan los ca» ciques», é diciendo aquesto, hacen los sa- -crificios. S F. ¿Essos templos tienen renta ó algu- nos derechos é proprios, é los que sacri- fican son de vuestros parientes ó vosotros? É ¿ke No tienen ¿Broprios ni rentas, ni com nuestros hijos de esclavos $ foraste Siguióse quando este padre reverendo fué á aquella tierra de Nicaragua, qué es- o taba eedida por falta de agua, que avia nolavia;. .6_asek cónto llegó, - sangre dellos venados, todo junto en una grand pea : S de la a placa ya dicha. Hecho aque nas é devotas palabras cómo lo hacia Dios, Nuestro Señor, é la gloriosa Virgen Sanc- ta Maria; é que si fuessen chripstianos é buenos, lloveria á sus tiempos é les daria buenos temporales, é se salvarian sus áni- mas, guardando la fée cathólica: é assi á este propóssito dixo muchas cosas, enca- minándolos para su salvacion. É un vier- nes, dos dias de otubre de mill é qui- nientos é veynte y ocho años, en la placa de Totoaca, la qual placa es en el pueblo de Nicaragua, este padre é los españoles que alli se hallaron fueron en procession é muchos caciques é indios é indias é ni- ños, é truxeron allí muchos ydolos por su mandado, é despues que higo un breve é devoto sermon á los chripstianos, ex- hortándolos á rogar á Nuestro Señor les diesse gracia ante él para que por su mi- sericordia viniesse en los coracones de los indios para rescebir-el Sacramento Sancto del Baptismo, hico luego enten- der por sus lenguas á los caciques é in- dios la verdadera fée nuestra é principio de nuestra creacion, conforme á la Sagra- da Escriptura, de que Dios crió el mun- do, é despues la encarnación del Hijo de Dios é su muerte é passion é resurrecion é asungion, é las cosas que le paresció que se les debia decir más para los atraer á nuestra sancta fée cathólica. É respon- dieron que algo de aquello avian oydo; pero no tan bien ni tan largamente como aquel padre se lo avia dicho. É de su gra- do con mucha alegria, por mano del pa= dre reverendo y españoles que allí se ha- llaron, é por mano de los mesmos indios tambien, se quemaron infinito número de yas de venado é pellas de , que tienen por dios de los DE INDIAS. ciques principales que allíestaban : é as- simesmo bapticó muchos indios é indias, 6 les dió á entender sus errores é ydola- trias é cómo eran malos; é los dottrinó en esse poco tiempo que allí estuvo, acor- dándoles lo que avian de hacer é les con- venia para salud de sus ánimas. É fecho, fueron todos en procession al templo (de aquel pueblo) principal é lo bendixo, ver- tiendo por sus paredes é suelo mucha agua bendita: é puso un altar y en él una cruz, é mandó que aquella casa tuviessen por iglesia, é que allí fuessen á adorar la cruz é á pedir á Dios mercedes é miseri- cordia. É luego adoraron todos la cruz, é desde allí los indios, bendiciéndolos el padre, se tornaron á sus casas. Otro dia siguiente este padre reyeren- do hico llevar una devota ymágen de Nuestra Señora á la iglesia nueva de Sanc- ta Maria é la puso sobre el altar: é dixo á los indios como era la ymágen de la Ma- dre de Dios, é que allí avian de yr á ha- cer oracion, é que fuviessen muy bien limpia é tractada é barrida la dicha igle- sia, é allí se encomendassen á Dios € á su gloriosa Madre, como buenos chrips- . tianos. É dióles á entender qué cosa son las ymágines é lo que repressentan, para que no se repressentasse en los indios aquel error de los griegos (sobre lo qual ya oyo contención sobre si se avian de omitir ó quitar las ymágines, diciendo que era ydolatria; pero en el concilio de Gons- tanga fueron aprobadas, no que á ellas adoremos, sino aquello que nos repres- senta por ellas, como más largamente tracta el bienaventurado Sancto Antonio de Florencia, arcobispo, en sus Parles historiales *). Y por fée de aquel escribano que dixe del concejo de Granada pares- ce y ví signado que avia este padre re- verendo Fr. Francisco de Bobadilla , pro- naa de la Órden de Nuestra Señora de E A 1v. z provi ¡as de Nicaras .nuevecientas é diez y sie- 4 EU Antonio de Miótencia, lib, XXI, Ana LIB. XLI. CAP HL. 57 la Merced, bopiicadl: de hombres, mu- geres é niños en la provincia de Nicara- gua veynte é nueve mill ésessenta y tres personas En la provincia de Nicaragua. en espacio de nueve dias. XXIXMLXIII. En el cacique de Oxo- morio ochenta é cinco . Oxomorio. POrsoÑaS EE is LXXXV. En el cacique é provin- cia del Diria, con todos los cagiques sus comarca- nos, cinco mill é diez y Diría. ocho personas. ...... VMXVUIL En el cacique Bomba- cho, ques en la-dicha pro- vincia, tres mill é dos- cientas é quarenta q Bombacho. POFEOOA. 2. PU, TMIMCCXLI. En el cacique de Massa- ya, ques en las dichas - provincias, nuevecientas Massaya. é treynta ésiete. ..... XXXVII. En el cacique de Mata- palete, ques en las di- chas provincias, ciento é Matapalete. cinqúenta é quatro... CLIV. En el cacique de Ma- rinalte, ques en las di-- chas provincias de Nica- ragua, quatrocientas é - Marinalle. nueve personas. ..... CCCCIX En el cacique de Len- deri, ques en las dichas | nd Lenderi ; te persónas.......... IMXIXVIL. En aquesta relacion dice que este padre reverendo é un hidalgo llamado Mena, ques de Cibdad Real, é otro llamado Bar- roso, é otros pocos españoles subieron al monte de Massaya, é que á la boca dél y en derredor pusieron cruces: é yo lo tengo por dificultoso, porque á mi parescer no 58 HISTORIA GENERAL Y NATURAL se pueden poner en lo alto al rededor de la boca por la asperega é fragosidad é al- tíssimas cumbres del monte. Pero una sola, cerca de la boca, yo la hallé allí, é me dixo el cacique de Lenderi, que yba conmigo á me mostrar aquel espantoso é terrible fuego que allí hay, quel dicho padre Bobadilla la avia puesto. De es- to se dará más noticia adelante, porque yo estuve aquel mesmo año allí, é lo ví despues que los ques dicho allí estovie- ron, y es cosa muy no- table IL. En Mangua bapticó el dicho padre mill é ciento, Mangua. é diez é seys personas. . IMCXVI. En el cacique de Mati- : rari, ques en las dichas provincias, bapticó qua- | trocientas é veynteé una Matiari. persa CCCCXXI. Una india estaba en el camino por don- de este padre yba en la provincia ya dicha, é tenia un niño que se le queria morir, de hasta tres años, é dixo á este reyerendo padre que se lo bapticasse é le echasse agua; y él le preguntó que pa- ra qué queria que le bapticasse, é la ma- dre replicó que para que se fuesse arriba al cielo; y el padre le dixo: «¿Quieres que sea lu hijo chripstiano?»; y ella dixo que sí. Estonges el padre sacó agua hen- dita de una calabaga en que la llevaba, é teniendo al niño en bracos el capitan - Andrés Garavito, lo bapticó, é luego el niño dió una voz que paresció que decia Cruz, $luego espiró, que estaba muy ma- lo. É la madre luego quiso ser. baptica- da, y este religioso la bapticó 6 la llama- ron Maria, 6 acabada de bapticar, comen- có á dar voces, diciendo que via á su hijo - yr al cielo derecho. Y el padre comencó 4 degir las cosas. de la fée, » é volvió al el miraglo, 6 levó pe =$ . o lo qual fué : ES, renta y seys personas. . causa que se bapticaron muchos indios de su voluntad. En el cacique Mavitia- pomo se baptigaron sep- tenta é cinco personas. . En el cacique Nagran- do é Ariat é Mabitra y en el de Mahometombo se bapticaron quinientas é ochenta y ginco personas. En la provincia de Ma- ribio se baptigaron seys mill é trescientas é qua- Mavitiapomo. LXXV. Nagrando, Ariat, Mabitra , Maho- metombo. DLXXXV. Maribio. VIMCCCXLVI. En la provincia del vie- Lo jo Tecoteaga se baptica- ron dos mill é ciento é sessenta y Mueve. ...-. Fueron bapticados los indios é indias del núme- ro ques dicho, desde pri- mero de septiembre del año de mill é quinientos é treynta y ocho hasta cinco de marco de mill é quinientos é treynta y hueve años, que son por todas las personas bapti- cadas cinqiienta é dos mill é quinientas é cin- qiienta y ocho personas. — LIUMDLVHL En el qual tiempo que aquestos baptis- mos se hicieron, da fée el escribano que tengo dicho que aqueste reverendo padre quebró muchos ydolos, é quemó mezqui- tas é oratorios é templos de indios, é puz so cruges en todos los caminos é plagas é lugares altos, donde se pudiessen ver Tecoteaga. JIMCLXIX. muy bien, hico iglesias, é puso ymági- ) a Señora é cruces é agua bendita; y en los más cagiques dexó mu- chachos ladinos , para que enseñassenálos lodos el Pate Micoer y ela DE INDIAS. LIB. avrán baptigado é convertido más indios. Pero yo haré esto: tómense todos los que fueron bapticados en tiempo de todos los gobernadores é capitanes, que por aquella tierra han andado desde que en ella entró el capitan Gil Goncalez Dávila, é por ca- da uno de aquellos baptigados que se le acordare el nombre é supiere el Pater Noster ni el Ave Maria, ni dar racon de sí, como chripstiano, yo pague un pesso de oro; é por el que no lo supiere, me den un maravedí solamente. É con tal partido pienso que ganaria yo muchos di- neros: porque la gente de aquella provin- cia é gobernagion es mucha, é no aprove- cha bapticar los indios ó dexarlos en sus ritos 6 cerimonias é pecados é ydolatrias, ni con solo llamarse chripstianos (é aun sin acordarse desus proprios nombres) se han de salvar estas gentes. Si este padre re- yerendo é otros allí residieran, no se en- friara esse chripstianismo ; pero estas re- laciones, hechas assi de caballero ó de pas- so para enviar á España á Su Magestad, para los señores de su Consejo (más con intencion é propóssito de impetrar officios é mercedes, é conservarse en los que tienen, é obispados é otras dignidades, que no para continuar é perseverar en la enseñanga de los nuevamente bapticados), no me agrada. Harto mejor seria que uno quedasse perfeto y enseñado y entero chripstiano que no mill baptigados, queno no »- inca depeiala qe jaio léria é apto ¿quién puede ¡ignorar se-sopan 23 núeson-obripsija 108: hi de aquellos que enti : é de allí arriba; y no ha sablo en los n niños, que si mueren en el estado de la ¡ inocen- cia 6 bapticados, bienaventurados delos. - Querria yo preguntar á essos padrinos, que son compadres en estos baptismos de giento é de quinientos baptigados, qué les han enseñado é á qué se obligan en esse sacramento, Ó ¿qué quereys que enseñára un padrino, que oyo entre Josotros de los e apt do es burla sino ser.moros », tf Math., cap. XVL. XLIL. CAP. UL. — baptismos ya dichos, que seyendo hom- bre de más de quarenta años, en un jue- go de cañas, que oyo en la cibdad de Leon en Nicaragua se hicieron másca- ras, los del un bando llamándose mo- ros é los otros chripstianos, é un capi- tan que allí andaba, hecho moro, é.otro: arremetieron hácia donde estaban ciertas mugeres españolas, mirando la fiesta, é díxoles: «Señoras, tornaos moras: que to- é otras pa- labras á este propóssito; é á unas tres veces que lo dixo, se cayó del caballo é nunca más habló palabra? Este bien ense- ñaria á sus abijados la fée, pues que ne- gándola en alabar la setta condenada de Mahoma, murió súbitamente?.. Yo quisiera más ser aquel niño, quél tuyo en los bra- cos, quando este padre reverendo lo bap- ticó, que dixo en alta voz cruz! é se mu- rió luego, é lo vido la madre subir al gie- lo, como la historia lo ha dicho, que no su padrino Andrés de Garavito, que tan ma- la fin higo : el qual es aquel que Pedrarias Dávila perdonó, porque condenó al ade- lantado Vasco Nuñez de Balboa é sus con- sortes, quando los degollaron, segund la historia en la segunda parte, en el lí- bro XXIX, lo ha contado. Ved, letor, có- mo tiene Dios su cuenta con aquellos que acá no castiga la justigia del suelo. -Dexemos estos juicios á Dios, al qual plega. que en tal estado le tomasse su A o á nuestra ma- aquella sagrada y evangélica verdad, que dice: «Predicad el Evangelio á toda cria- tura, é quien creyere é se bapticare, será salvo, y el que no creyere, condenado *»? É assi parésceme 4 mí que para esta creencia desta gente nuevamente allega- da á la iglesia, que es más menester de bapticarlos é dexarlos, pues que sin creer, 60 HISTORIA GENERAL Y NATURAL como lo dice la mesma verdad evangéli- ca, no se pueden salvar, sino condenar. Yo me remito al parescer dessos sagrados theólogos é á lo que nuestra iglesia de Roma en esto y en lo demás toviere. É aun en aquestos negros que traen cada dia á esta cibdad é isla é otro dia los bapti- gan, sin que sientan ni sepan qué es fée ni la pidan, y luego se pide Ó mandan nuestros provisores que, si les ovieren de dar carne la quaresma, que saquemos una cédula de licencia, para que puedan co- mer carne en quaresma (porque hay fal- ta de pescado) estos negros nuevamente bapticados, é por una llevan al dueño de los negros medio pesso ó un pesso, Ó más ó menos, segund es la cantidad de los ne- gros; parésceme que descomulgar al dueño ó mandarle só graves censuras es” to ques regia cosa, porque el negro no sabe en esse año ni en otros qué cosa es quaresma. No sé hablar en esto ni quiero decir lo que siento, puesto que á religio- sos destos he oydo decir que es mal he- cho, é aun predicarlo assi delante de nuestros perlados; pero súfrese, porque dicen quel dinero de aquestas licencias tales se allega para una custodia que se ha de hacer, quando Dios quiera, para el Sancto Sacramento. Passemos á las Otras cosas, que están por decir de Nica- ragua. CAPITULO IV. En el qual se tracta de las lagunas de Nicaragua, que unos decian que eran dos é otros que tres, é yo digo que no es sino una todas aquellas, pues que la una desagua en la otra, é la otra en la olra, é la otra é úl- tima ó tercera en esta mar del Norte; é tambien se tractará aqui de otras lagunas de aquel reyno é go- bernacion. Mus gerimonias é ritos é costumbres é cosas notables están por decir que no se han dicho desta gobernacion é sus ane- xos, é decirlas todas seria imposible, as- si por no se entender tan particularmente como convernia, á causa de las diverssi- dades de lenguas, como porque la guerra é conversagion de los chripstianos y el tiempo han consumido é dado fin á las vidas de los indios viejos é aun de los mogos, é la cobdicia de los jueces é go- bernadores é de otros que han dádose mucha priessa 4 SOCAr indios con nombre de esclavos fuera de aquella jerra, para los vender en Castilla del Oro é para otras partes. Ési lo eran ó no, yo no quiero es- - sa Cuenta, pues quien la ha de tomar tie- -ne tan sabida la copia é número de todos ellos, que. en uno ni pogo no pen que o epados que aitor la de ¡ te > uell cho por Gil Goncalez é por el padre Bo- badilla son ochenta é quatro mill é qui- nientas é cinqúienta y ocho personas) é quiero que se añadan é atribuyan á cum- plimiento de cient mill con los que en tiempo del capitan Francisco Fernandez é de otros se bapticaron), son quatro tantos é más los que se han sacado de la tierra é se han muerto á causa del nuevo seño- rio, en que están. Pues ved si faltando tanta moltitud desta gente , si se han de aver olvidado las cerimonias é todo lo de- más, acabándose las vidas. Todavia se de otras muchas particularidades, que pude yo saber más quel frayle que he di- cho, porque residí más tiempo en la tier- ra, é muchas más quedarán pot decir que no supe. E Para inteligencia de lo que se tracta, es de saber que los indios de la Chorotega son los señores az DE INDIAS. LIB. XL. CAP. 1V. A una cruda gente é valerosos en su esfuer- co; é muy mandados é subjetos á la vo- luntad é querer de sus mugeres; é los que llaman é son de la lengua de Nicara- gua son muy señores de sus mugeres é las mandan é tienen subjetas. É cómo los de Nicaragua é su lengua son gente venedi- ca, estos (de dó quiera que vinieron) son de los que truxeron á la tierra el cacao 6 almendras que corren por moneda en aquellas partes; y en poder dessos están los heredamientos de los árboles que lle- van essa fructa, é no en poder de choro- tegas un solo árbol destos; y en poder de los chorotegas están todos los árboles de los nísperos, que en aquella lengua se llaman nunocapot, ques la mejor fructa de todas las que yo he visto en estas partes ni fuera dellas. De los unos é de los otros se tracta más particularmente en la pri- mera parte destas historias, en el li- bro VIII; pero dexemos esto que se ha dicho destas dos generaciones de gente, é vengamos á particularicar estas lagunas de Nicaragua, que son muy notable cosa. Á estas lagunas han dado diverssas me- didas, é la que está más cerca de la mar del Sur en la provincia de Nagrando, á par de la qual está la cibdad de Leon, di- cen que tiene cinqiienta leguas de gircun- ferencia; y á la que está más adelante está hácia el Norte, á par de la qual está la cibdad de Granada, en la provincia de Salteba, dánle PESAR AR Siguióss quel es le mill 6 epichentos - é veynte y nueve, Martin de Estete (del qual se higo mencion en el libro XXIX de la segunda parte) fué por mandado de Pedrarias á una provincia que se dige Votto con cierta gente, para ver el fin destas lagunas é si yban á vaciar en la mar del Norte, pues que la primera lle- va su curso á vaciar en la segunda. É cómo este capitan sabia más de amoti- narse é revolver que no de la guerra ni exercitarla, como debia, dióse mal re- cabdo é volvió huyendo é desbarata- do, é le mataron algunos chripstianos é indios de los de servicio, que lleva- ban: é si no fuera por el buen ánimo y esfuerco del capitan Gabriel de Roxas, no quedara español con la vida. El qual hico cara á los enemigos é peleó como muy valiente soldado y experto capi- tan en cierto passo, de tal manera que resistió los contrarios é se pudieron reco- ger los chripstianos é salir de ciertos trampales é ciénegas é de donde estaban quassi perdidos, si por este capitan no fuera. Assi que, este volvió á Leon, don- de en lugar de ser castigado, fué más fa- vorescido de su amo Pedrarias Dávila : é quitó al capitan Diego Alvarez una entra- da que le avia dado y hecho gastar mu- chos dineros en aderescarse para ella é comprar caballos, é dióla al Estete, é fué á ella é hícolo peor que en la ques dicho; é desdeñado Diego Alvarez, y eno- jado del descomedimiento de Pedrarias, se fué de la tierrá á Panamá. En aquel viage que Estete hico á Votto, se ovo no- ticia de otra tercera laguna, é desde cier- tas cumbres algunos soldados españoles la vieron muy léxos, tanto que unos de- cian que era agua é otros lo ponian en dubda. Yo me hallé en essa sagon en aque- lla cibdad de Leon é oy á algunos ha- blar en esto de los que fueron á qu entrada, é se afirmaron que era otra la- guna el agua, que de léxos avian visto más hácia la parte del Norte: é creian que la segunda grand laguna yba á vaciar 6 se desaguaba en la tercera. Esto está ya averiguado, porque el año passado de mill € quinientos y quarenta años vino á esta cibdad de Sancto Domingo, é desde aqui fué á España, el piloto Pedro Corco, ques uno de los que se hallaron en el via- ge de Votto con Martin Estete, é vido _.. paca é dubdosa a é ee a 62 HISTORIA GENERAL Y NATURAL dixo que viniendo él de la Nueva Castilla (donde es gobernador el marqués don Francisco Pigarro), halló ciertos amigos suyos é conoscidos de la provincia de Ni- caragua en el puerto del Nombre de Dios: los quales tenian allí una fusta é un ber- gantin, que en compañia de un hidalgo llamado Diego Machuca, que yo conozco (al qual está encomendado el cacique de Lenderi é aquella tierra del infierno de —Massaya), avian fechó en la costa de la laguna grande de Granada (cuyo nombre proprio en la lengua de los naturales de aquella tierra es Coabolco); é gastaron mu- chos millares de pessos de oro en la la- bor dessos navios y en los proveer, é to- do á su propria costa, con determinacion de morir ó ver el fin de las dichas lagu- nas. É por tierra este capitan Diego Ma- chuca con hasta doscientos hombres si- guió su camino, é la fusta é bergantin é algunas canoas por el agua hicieron lo mesmo: é salieron los de los navios á esta nuestra mar del Norte, donde pa- resge que las dichas fágunas desaguan, - É cómo en la boca ó puerto donde salie- ron, no conoscieron la tierra, para saber adónde estaban, subieron la costa de la mar al Oriente é fueron al puerto del Nombre de Dios, donde este piloto los yi- do é habló é comunicó é comió é bebió con essos que assi salieron de las dichas lagunas. É me dixo más: quel doctor Ro- bles, que gobernaba á Castilla del Oro, tenia pressos á aquellos que vinieron de las sl. é les avia ía. embargado: la fusta para gogar de sudores: oe ia S acá lo han acostumbrado algunos jueces letrados, y en esso han sabido emplear > sus Ss: S Jotras é sibod Jonás que en - para ser is seydo el más alto ó apto é más diestro ti- rano, é por tal le han removido del offi- cio. Bien se cree que aunque oviesse en- viado á poblar en el dicho desaguadero de las lagunas, que los que- fuessen, ya hallarian en la costa de la mar al capitan Machuca, que no daria lugar á que se perdiesse su tiempo é hacienda é traba- xos para que con su malicia saliesse el dicho doctor, porque hasta esto tan bien lo alcanca un buen soldado veterano co- mo un famoso legista. Preguntando yo á este piloto á qué par- te de la costa del Norte avian salido aque- llos navios por las lagunas, dixo que no se lo avian querido decir aquellos; é yo pienso quél no ovo gana que yó lo su- piesse , é aun me puso en sospecha quél yba sobre el mesmo negocioá España. Por parte de aquellos que hallaron el dicho desaguadero, yo pienso, é aun otros hay de mi opinion, que aquel embocamiento desta mar para yr á las lagunas ques di- cho, es en la bahia del puerto de Carta- - go ó cabo de Arragife ó por allí; é puede ser cinqúenta leguas, poco más Ó menos, más al Ocidente del puerto del Nombre de Dios; pero en sabiéndose aquesto más puntualmente, se enmendará aqui ó más adelante en este pressente libro del nú- mero XLII. Agora quiero decir mi opinion, pues que siempre he dicho questas lagunas no son dos.ni tres ni más, sino sola una, por- que para dividirlas no se ha de comuni- car mi continuar el agua de una con la Otra, como lo hagemos en la tierra, que , ha de ser cercada de agua, 6 assi para ser lago, ha de ser gercado de tierra, Aviendo tantos millares de le- PS -guas en la Tierra-Firme continuada, no se tiene por isla, porque me ; ni porque de lo. áltim alar manera DE INDIAS. LIB. guna, é segund sus vueltas é viages ó assiento, á causa de los promontorios de la tierra, yo pienso que hay más de dos- cientas é cinqiienta leguas en circunfe- rencia de su entrada á la mar del Norte hasta la parte más austral de la dicha la- guna por la una é otra costa della. É las medidas primeras de Pedrarias é otros claro está que son falsas , porque pues no sabian la longitud ¿cómo arbitraron la circunferencia? Llamaron una laguna á aquella agua della, que estaba á par de Leon de Nagrando, porque quando llega á la tierra de un cacique de aquella cos- ta, ques donde digen que desagua en la de Granada, es aquello alli estrecho, y en verano está tan baxo que un hombre lo atraviessa de costa á costa, dándole el agua á los pechos ó más abaxo; é aquel passo ó el cacique se llaman Itipitapa. Hay en esta laguna muchos é buenos pesca- dos en todas partes della (6 dellas si qui- sióredes que sean diverssas), pero yo tén- gola por toda una, é aun hay otra racon para ello muy perentoria, y es que hay pescados muy grandes en ella que son de la mar, é della entran en la laguna, assi como tiburones é lagartos muchos é co- catriges. É lo que tengo en más é confir- ma mi opinion é me ha hecho estar firme en ques toda una agua é comunicable con la mar, es quel año de mill é quinientos e tags y nueve 29 pes Ja costa ra: el qual nunca hombre vido a ni es muer- - to sino en la mar, é llámanle pexe vigúela, ques aquel que trae por hocico alto en el extremo de la mandíbula superior aque- lla ferocíssima espada llena de colmillos muy agudos (en ambos filos) puestos á trechos. É son grandíssimos pescados, y yo le he visto tan grande, que un par de bueyes con una carreta tienen assaz XLI. CAP. IV. 63 En la primera parte, libro XI, capí- tulo II, hallareys quáles son estos pes- cados, y este que digo que hallé muerto fuera de la laguna no podia ser sino que entró por el dicho desaguadero; é aun- que era de más de doce piés de luengo, era pequeño, porque aquella espada era pequeña é no mayor que palmo é tres dedos, é no más ancha en lo más ancho ó en su nascimiento que dos dedos. De mu- chas é diverssas maneras hay pescados, y el agua es muy buena é sana é no muy delgada ni es gruessa: y entran innumera- bles rios é arroyos en ella, é hartos dellos muy calientes en algunas partes, á causa de aquellos montes que echan fuego é mineros de acufre que están en las costas desta grandíssima laguna, la qual en algu- nas partes es de ocho é diez é veynte bra- cas Ó más de hondo, y en otras menos, é muy baxa. É assi por todas partes no es navegable, sino á la medida é forma del hondo, haciendo los navios ó barcas para ello. ] Hay dentro muchas islas de muy bue- nas maderas é para ganados é otros ser- vicios. Hay otros islotes é peñones dentro desta agua dulge; pero la principal isla que en ella hay es de más de ocho leguas de circunferencia y está poblada de in- dios, é otro tiempo lo estuvo más, é avia en ella nueve ó diez pueblos, y es muy fértil, NR venados é Conexos, é cir dos si sierr: as: ome quiere decir dos, 6 tepet quiere decir sierra. La una é otra sierra están continuadas , é la que está 4 la parte del Leste es más baxa que la que está hácia el Poniente, é aquella más al- ta es tan alta, que muy pocas veces se puede ver la cumbre della. É quando yo passé por la costa desta laguna, de ven- tura estuvo clara giertas horas é la ví muy á mi placer, porque dormí en una estan- gia de un hidalgo, llamado Diego de Mo- ran, 6 de un Avilés, y el Avilés erael 64 HISTORIA GENERAL Y NATURAL estanciero: la qual estancia está en la costa de la laguna é á legua poco más Ó menos de la dicha isla (que esto puede estar de tierra), é aquel Avilés me dixo que avia más de dos años que estaba allí, é que sola otra vez avia visto clara la - cumbre dela dicha isla, á causa que siem- pre está coronada é cubierta de ñubla- dos ó niebla lo alto desta sierra: é en la cima della está partida; é por esso lo pin- té aqui, para lo dar mejor á entender al letor. La hendedura de aquella cumbre ó valle dentre las puntas está del Leste al Hueste: assi quel un pico es al Sur y el otro al Norte, y entre ambos se hace aquel valle, que los divide como en esta figura se vée (Lám. 1.*, fig. 11.%).. La playa ó camino que está entre la grand laguna, tiene de anchura, enfrente de otro lago que se llama Songocama, - giento é cinqúenta passos (porque yo lo medí), é por esso llaman á aquella estan- cia que he dicho la estancia de Songo- cama. El qual lago está á la banda del Sur, con el intervalo que he dicho desde la laguna. Y este lago ó braco es de aque- lla llovedica, é quando acuden las lluvias, cresce mucho, porque está más alto que la laguna, é deságuase en la laguna gran- de, é rompe un valladar ó montones de arena que hay entre la una agua é la otra al trecho que digen de los ciento é cin- quenta é doscientos passos en partes, é atraviessa el agua la playa. Y en aquel tiempo que la playa é camino de la costa tiene aquella corriente, entran de la lagu- na en el dicho lago studies _Pesca- ebcatripes" 6 cosoadad las fluvias é veni- do el tiempo seco, sécase aquel desagua= dero de la playa é queda enxuto el cami: no, é yo passé por él en seco. É quando e 2 o ó Sus matan - 'OCUrre una pe tura y es luengo más de legua y media, é de ancho quassi la mitad. Quando yo lo ví fué en fin de julio del año de mill é quinientos é treynta y nueve, é tenia po- ca agua. | Ese Avilés que estaba allí en Songoca- ma tenia muchos puercos, que eran su- yos é del Diego de Moran, de los quales daban carne á la cibdad de Granada; é cómo comian infinito pescado de aquel charco, parábanse muy gordos, tanto, que de gordos, é porque tenian sabor é aun olor de pescado, eran aborrescibles, é por esso los traian ya apartados del agua, é no los dexaban entrar en ella pa- ra más de beber. ] Allí en la costa de Songocama hay cier- ta generación de tigres negros, que avian hecho harto daño en aquellos puercos; é aqueste Avilés, con muy buenos é deno- dados perros, avia muerto algunos. Y en- tre Otros perros tenia uno, que decia que aquel solo, sin ayuda de otros canes, avia matado á dos ó tres de aquellos tigres. É me mostró el cuero de uno dellos tan ne- gro como un terciopelo é muy lindo el pe- lo; é me decia que eran mayores é más fieros tigres los negros que los pintados: é al perro se le parescia bien en la lucha é insignias de sus batallas, porque assi la cara é cabeca, como todo el cuerpo, tenia lleno de las señales de las heridas é cica- triges que avia baratado é avido de las uñas é dientes de los tigres. É me juraba aquel Avilés que no daria el perro por quinientos pessos de oro; porque decia que sus puercos valian más de mill, é que si los tenia, era por aquel perro, porque sin él ya se los ovieran muerto todos los leones é tigres, é assi ya no osaban lle- garse al charco de sus puercos, en oyen- do ladrar un perro, qualquiera que fues- se, para el qual efetto =>: a ya bien pro= e de canes. a = - Volvamos á: nuestras DE INDIAS. LIB. XLIL CAP. IV. 65 mucho, y es que en aquella cibdad de Leon é por allí hay más indios tuertos que en toda la tierra é gobernacion restante de Nicaragua: y es la causa el contínuo polvo, que allí es muy cotidiano, é por maravilla falta el viento del Leste, que sale de aquella laguna; é como hay mu- cha arena é menuda, echa aquel polvo sobre la cibdad. É de sí mesma la tier- ra de Nicaragua es muy polvorosa, é si va hombre por aquellos llanos, paresce que pissa sobre terreno hueco, é de he- cho espessas veces los caballos por donde hombre va, meten el pié ó la mano un pal- mo é atollan donde no se piensan. Otra laguna de mayor admiracion que la muy grande, de quien se ha tracta- do, se me ofresce, la qual, aunque no es en grandega digna de compararse á la de Cocabolca, es en calidad y en la forma della cosa más de ver é de me- jor agua: é llámase la laguna de Lende- ri, y el cacique principal se dice el caci- que de Lenderi, ques á tres leguas de la cibdad de Granada de Salteba, é muy grandes á mi parescer, é aunque las lla- massen quatro, me paresce que las hay bien cumplidas. Yo llegué allí dia del glo- rioso Apóstol Sanctiago, veynte é cinco de julio del año de mill é quinientos é veynte y nueve, é dormí en la estancia de aquel hidalgo llamado Diego Machu- ca, de quien se higo mencion de susso, donde fuí muy bien acogido é hospedado; é luego: fuí á ver con él aquel lago, ques cosa muy extraña: é allí gerca de la ca- sa del Machuca está el un camino ó esca- la más propriamente que camino, de mu- chas baxadas, que hay para llegar al agua de aqueste lago; y es desta mane- ra. Está un cerro muy alto é redondo, en la cumbre del qual hay un caos ó profun- didad grandíssima, de la qual sale fuego ó tal resplandor como aquel de Mongibel en Secilia, alias Etna, é mucho mayor é más continuo, como adelante en su lugar TOMO 1V. se dirá. Este monte se llama el monte Mas- saya, é de la parte de Mediodia baxa ten- diéndose con un mal pays hasta el agua del dicho lago ó muy cerca, porque queda alguna playa llana por aquella parte cerca del agua. Por las otras tres partes de Le- vante é Poniente é Mediodia está muy grande hondura de baxar é con mucha dificultad: é cómo llegué al principio de aquella baxada, ví una senda la más es- pantosa é dificultosa que se puede pensar para descender de peña en peña, é de tal género la peña que muchas piedras é par- te de la montaña parescen proprio fierro; y en partes está aquella senda por donde baxan al lago, tan derecha como una pa- red rasa, á causa de lo qual en diverssos lugares hay tres escalas de madera grues- sas de cada seys ó siete escalones, que se baxan no con menos temor que todo lo demás desta via. La qual está arbola- da de muchos é diverssos géneros de ár- boles, é tura más de ciento é treynta bra- cas: hasta el agua es descender, é allá abaxo está aquel lago muy hermoso é claro, el que tiene de longitud legua é media ó más, é de latitud una legua. Dixéronme este hidalgo Machuca é su cacique, ques el señor principal de allí, que hay en torno del dicho lago más de veynte escalas ó caminos peores quel que tengo dicho por donde yo baxé, por las quales todos los dias del mundo baxan > por el agua que beben tados. las ias dicho lago, donde viven sobre cient mill personas. En verdad yo me ví arrepenti- do más de una vez en aver comencado á baxar por tan peligrosa senda, sino que de una parte la vergiienca, é de la otra ver que otros lo hacian, é tambien que subian cargadas muchas indias con cánta- ros de una arroba é más de agua, tan sueltas como si fueran por un camino muy llano, esto me hico proseguir lo comen- cado. En lo baxo, tocando. el equ con E : 66 HISTORIA GENERAL Y NATURAL la mano, está tan caliente que de mala ga- na ó con mucha sed se beberá; pero su- bida en lo alto fuera de aquella sierra é profundo, luego en el instante se torna templada é fria, y es de las mejores aguas que puede aver en el mundo. Este lago, á mi parescer (é assi lo juz- gan otros) está en el pesso é hondura que está el fuego que dixe en el poco del monte de Massaya, que assi se nombra en lengua de aquellos chorotegas (Massaya), que quiere decir sierra ó monte que arde. Á este lago de Lenderi no le hallan suelo por su mucha hondura, ni en él hay pes- cado de ningun género, sino unos pesca- dicos tan pequeños como cabo de aguje- tas, que no se pueden comer por ser tan menudos mejor que en tortillas de hue- vos, é assi los comí yo en casa del dicho Machuca. Dicen los indios que aquella agua les es muy sana é provechosa, porque no consiente criar bago, é para se lavar é nadar en ella; é assi quantos indios ó indias baxan por ella, primero se lavan é nadan que tornar arriba, é aun la su- bida es tal quel bago se deshiciera pres- to á los que lo continuassen. Yo le pregunté al cacique que por qué no echaban en aquel lago algunos buenos pescados, traydos de algunas partes, é me respondió que muchas veces se avia probado para que se multiplicassen é tu- viessen qué comer, é que luego se mue- ren é hieden, y el agua los sube encima de sí, é aun la dañan; é por esso, como cosa muy experimentac , KO curan dello, baxar por esta agua, hay una ques de be- xuco de alto á baxo; é no hay otra agua hasta dos ó tres leguas de allí. É cómo en lo demás es tierra fértil, sufren 6 compor- llaman Managua á la dicha Lenderi, á un tiro de ballesta Óó poco más de Managua, está otra laguna muy hermosa é quadra- da que paresce alberca, y está de mon- tes bien altos é de peña tajada en partes é muy hermosamente cercada; é assi los montes naturalmente puestos en quadra de diez é quince é veynte estados de alto aquellas cumbres alrededor hasta el agua; é tiene solamente una entrada allá, ques la del camino, é tiene mucho pescado é bueno, y en los quatro ángulos ó rincones hay de uno á otro hasta trescientos pas- s0s , poco más ó menos. É llámase la la- guna de Managua. Otra laguna hay en la provincia que se dige el Diria, y es mayor que la que se dixo de susso Lenderi: esta es de agua salada como la mesma mar, é tiene mu- cho pescado é muy bueno, que hace ven- taja en el gusto é bondad á todos los otros pescados de todas las otras lagunas dul- ces ya dichas. Y está á dos leguas de la de Lenderi hácia Poniente, y está de la mar cinco ó seys leguas, y está aquesta laguna del Diria á legua é media ó dos leguas de Salteba, ques Granada; é to- dos los indios destas lagunas son de la lengua de chorotegas, sino es aquella pro- vincia de Nicaragua donde el padre Bo- badilla anduvo, bapticando indios, como ya se dixo. ! Otra laguna hay á dos leguas de la cib- dad de Leon, de agua dulge, que puede . bojar dos leguas; é beben della los veci- nos que están gerca della: llámase Tegua- cinabie. - Hay otra laguna á quatro leguas de Leon, que puede bojar otras dos leguas 6 algo más, de agua dulce, é beben de- lla, la qual se llama Tecuañavete. Todas estas lagunas é lagos están po- blados en las costas de mucha gente, en especial de los chorotegas ; mas pues des- tas lagunas é lagos se ha dicho lo que pa DE INDIAS. LIB. XLII. CAP. IV. 67 conviene á la historia, passemos á estos montes espantables é fogosos, que á la verdad me paresge que exceden á Mon- gibel é Vulcano é otros que son muy nombrados por el mundo. CAPITULO Y. El qual tracta del ardentíssimo y espantable monte de Massaya, del qual continuamente todas las noches sale fuego, ó tal resplandor que muchas leguas léxos dél se ve aquella claridad; é de otros montes que arden y echan humo en aquella provincia é gobernacion de Nicaragua, é de los veneros de piedra aquíre é aceche, é de otras cosas que quadran á la historia. Ansitióme que estando el Emperador, nuestro señor, en la cibdad de Toledo el año de mill é quinientos é veynte é cinco, le osaron escribir el gobernador Pedra- rias é sus ministros que en Nicaragua se avia hallado una cibdad de tres leguas en luengo , é otras cosas inciertas, é las ex- orbitancias que se atreven descomedidos á escribir á su Príncipe é Rey soberano: que si se castigassen, sabrian que no hay licencia (donde hay vergiienca) para tan- to atrevimiento. É llegó la cosa á tanto, que demás de los traslados que embaxa- dores y extrangeros por el mundo envia- ron de la copia de sus cartas (en que es- sa grand mentira é otras estaban), les die- ron mucho crédito, con verlas predicar, como se predicaron en púlpitos é templos principales de aquella cibdad, á vueltas del sagrado Evangelio. É assi lo afirman aquellos predicadores, como la mesma verdad, que son obligados á pregonar é dar á entender á los fieles; pero todo es- to no era con falta de arti licia, para engañar al Rey é 4 su Consejo é á quantos aquellos sermones oyan. É yo escuché alguno dellos, lo qual yo tuve por fábula, como lo era; no porque yo lo dubdasse por cosa imposible, sino por- que conoscia muy bien al inventor de aquellas novelas, é sabia el crédito que sus palabras merescian : é assi lo dixe é desengañé á algunos de aquellos señores del Consejo Real de Indias, aunque apro- 3 ai: poco; é propuse de yr á o Silo ni una; «parocávia én su 10 á ver si aquellos púlpitos avian seydo bien informados, é ninguna cosa hallé ser assi como la predicaron é aquella carta decia. Y porlo quese dixo fuíála poblagion de Managua de la lengua de Chorotega, que á la verdad fué una hermosa é popu- losa placa, é como estaba tendida á ori- lla de aquella laguna, yendo de Leon á ella, tomaba mucho espacio; pero no tan- to ni aviendo cuerpo de cibdad, sino un barrio ó placa delante de otro con harto intervalo : é quando más próspero estuvo - (antes que entrasse allí la polilla de la guerra), fué una congregacion extendida é desvariada, como en aquel valle de Ála- va ó en Vizcaya é Galicia y en las monta- nas y en el yalle de Ibarra é otras partes están unas casas apartadas é á vista de Otras, que tenian mucho compás. Pero aquestas de Managua estaban como soga al luengo de la laguna, é no en tres. le- icio ni sin ma- — renta mill ánimas, placa de cese y Esta: ya la más despo- blada é asolada que avia en aquella go- bernacion, quando yo la ví, que fué poco más de tres años despues de aquella carta é sermones. Esta poblagion de Managua está ocho leguas de Leon. Avia en Matinari quatro mill ánimas, en que eran los seyscientos de arcos é fle- chas: en Matiari avia mill lecheros, que eran más de doce mill ánimas, y en aquel. e => es de a avia Lo mill 6 qui 68 HISTORIA GENERAL Y NATURAL nientas ánimas, y eran en ellos ochogien- tos archeros. De la otra parte del cacique de Itipitapa, en la otra costa de la laguna en seys leguas, avia bien seys mill ánimas é ochocientos archeros. En fin, porque en esto no nos cansemos, digo que en el tiem- po quel capitan Gil Goncalez fué á aque- lla tierra, é despues dél el capitan Fran- cisco Fernandez, teniente de Pedrarias, parescia que hervia de gente aquella tier- ra, segund yo lo supe en ella de los que lo vieron. Dexemos aparte el asolamiento é cau- sas de tantas muertes de los indios, é tractemos de los montes que arden é de los rios calientes de aquellas partes, que - es lo que yo quiero predicar ó atribuyr á este quinto capítulo, é digo assi. Desde Managua á Itipitapa hay dos le- guas de camino, en el qual passo hay veynte é un arroyos de agua caliente, que entran en la laguna de Leon, en la costa de la qual están Managua é Itipita- pa de la banda del Sur, é de más lexos nasce una legua de la dicha laguna, é to- dos ellos vienen de hágia la parte é mon- te de Masaya; pero comencemos del in- fierno, que llaman los indios mamea , que es cosa muy notable -de ver é considerar. - Y es desta manera (Lám 1.*, fig. 11%). Legua y media de la cibdad de Leon está un gerro muy alto de la otra parte de la laguna, el qual es de la manera que le pinté aqui, é la cumbre más alta tiene muchos agugeros, por donde, apartados unos de otros,-contínuamente, sin cessar un momento, sale humo. Bien ereo yo que hasta la cabega é parte superior del mon- te, é desde Leon hay más de tres leguas, porque de más de diez y ocho ó veynte leguas se paresce este humo, el qual de dia ni de noche no echa llama. Hay por allí mucha piedra acufre é muy buena, é aun tiénese por la mejor que se ha visto, segund la loan artilleros, para hacer pól- vora, é otros e diverssos efettos. En las espaldas é lados deste monte é sus ane- xos, que turan en redondo más de cinco Ó seys leguas, hay en muchas partes mu- chas bocas de agua hirviendo, de la ma- nera que en el Pucol á dos ó tres leguas de Nápoles, hierve la cufretara; é assi pienso yo que es todo este monte é sierra mineros de agufre. Hay otros agugeros por la tierra adentro de la dicha circunfe- rencia , por donde sale grandíssimo vien- to é muy caliente, tanto que no se puede comportar de cerca. Hay otros agugeros por donde no sale viento, sino algun po- co de ayre; pero llegándose hombre cer- ca (como lo hacen muchos sin peligro) se oye muy grandíssimo ruydo, que paresce que allá dentro suenan diverssos é innu. - merables fuelles de fraguas de herreros: é algunas veces gessa aquella espantable armonia por poco espacio, é torna á ha- “cer lo mesmo, é assi de quando en quan- do son aquellas pausas ó silencio; pero el tiempo que essa, es menos que la quar- ta parte del tiempo que se oye aquel es- truendo. Tambien se halla mucho agije perfetto por allí, y entre las otras fuentes calientes hay una cerca de un pueblo que se dige Totoa, tan caliente, que cuescen los indios allí la carne y el pescado y el pan que comen, en ella, y en muy breve espacio, que no se tarda en cocer tanto como se tardará en decir dos veces el Credo; é los huevos antes que se diga la mitad del Ave Maria se cuescen. En el tiempo que truena ó llueve, ó en aquel tiempo que las aguas se continúan (aun- que á la verdad muy pocas veces llueve en aquella tierra); pero lloviendo ó sin llover, ningun año passa sin temblar mu- chas veces la tierra. É no es temblor assi sumario ni presto, sino muy rescio é lar- go; é yo he estado en aquella cibdad, é ví temblar de manera aquellas casas, que nos saliamos , huyendo dellas, hieecalles y á la placa, porque no se hundiesse bre la gente: é conté Ta lo dia €: DE INDIAS. LIB. che sessenta é tantas veces essos temblo- res, Ó aquestas Óó más muchos dias, é á veces tan contínuos é unos tras otros, que es cosa de mucho temor. É á veces caen rayos é matan gente é queman casas. Todo lo que he yo visto en aquel pue- blo de Leon, é sin dubda no es compara- cion en la tierra tremol ó temblores la de la cibdad de Pucol (que por ellos la ví yo un tiempo quassi destruyda) con lo que hacen en Leon; é soy de opinion que si fuesse edeficada de casas de piedras, co- mo esta nuestra cibdad ó como las de Es- paña, que muchas derribarian aquestos temblores de la tierra con muertes de muchos. Passemos á los montes que se llaman los Maribios, que tambien son co- sa notable. - Hay una cordillera de una sierra conti- nuada, yendo de la cibdad de Leon al puerto de la Possesion, y en esta sierra se alcan tres montes, uno delante del otro continuados, é las cumbres dellos distin- tas, como aqui los pinté (Lám. 11.*, fig. 1.2): 4 la parte del Norte son de tierra ás- pera, é á la del Sur tienen sus vertientes tendidas igualmente hasta los llanos. Y es tierra muy fértil, é cómo allí es muy contínuo el viento oriental, siempre pen- de un humo contínuo é muy ancho é luengo hácia la parte del Poniente, que sale de los tres montes más altos de toda la cordillera: é quassi una grand legua continuada va aquel humo, é turan essos montes assi en aquel cuchillo de sierras seys Ó siete leguas, -y el más cercano monte deste humo á la cibdad de Leon estará quatro ó cinco leguas della. Acaes- ce algunos años, ventando rescios Nortes» dexar el humo, que ordinariamente suele llevar su camino á Poniente, é yr hácia el Sur, é baxar por aquellas vertientes á los Manos, é quemar é abrasar los mahi- cales é las otras labores del campo, é ha- 1 Ovidio, Metham., lib. X; Virgilio, Georg., XLIT. CAP. Y. 69 cer grandíssimo daño en tres ó quatro ó más leguas y en los pueblos, que hay muchos por allí, é no poder tornar la tierra en sí en essos quatro ó cinco años, por la aver dexado quemada é destruyda el fuego. Otro monte hay en aquella provincia que llaman Massaya, del qual hablaré como hombre que le ví é noté despues de aver “oydo muchas fábulas 4 diverssos hombres que decian aver subido á verle. Visto hé á Vulcano, é subido hé hasta la cumbre de aquel monte de que sale con- tínuo humo: é allá engima está un hoyo de veynte é cinco ó treynta palmos en hondo, y en él no se ve sino cenica, en- tre la qual sale aquel sempiterno humo - que se ve de dia, é dicen algunos que de noche se convierte en un resplandor ó lla- ma. Pero yo estuve allí el dia que llegué dos horas antes que fuesse de noche, y estuve el dia siguiente todo, é con otros salté en tierra, é subí á ver aquella cum- bre, y estuve encima más de un quarto de hora; é baxado, estuve en aquel puer- to tambien aquella segunda noche hasta que fué de dia el tercero que alli llegué con la sereníssima Reyna de Nápoles, mi señora, á quien yo servia de guardaropa, —muger que fué del Rey don Fernando se- gundo; é con siete galeras estuvo Su Ma- gestad en aquel puerto el tiempo que he dicho, SS ! desde: allí fuimos á Palermo. - 5 - Tambien he oydo en Secilia. hablar. 4 muchos en aquel Mongibel, que los anti- guos llaman Etna, é de quien tanta men- cion hacen historiales é poetas antiguos *. Tambien he oydo hablar á muchos de nuestros españoles en aquel monte frago- so de Guaxocingo en la Nueva España. Tambien he oydo que en Grecia, en la provincia Lacónica , está el monte Téna- ro, en que hay una boca escura é profun- lib. 1V; Solino, Polihyslor, cap. 7. 70 HISTORIA GENERAL Y NATURAL da, que algunos pensaban ser boca del infierno *. Tambien he oydo que en la parte me- ridiana está el monte que los griegos lla- maban Honocauma (en la mar), el qual siempre arde, desde el qual hay navega- cion de quatro dias hasta el promontorio Hespericeras , en el confin de África, cer- ca de los ethiopios é Hesperis. Esto es de Plinio, é pienso que dige por la isla del fuego, ques una de las de Caboverde. En Licia arde el monte Chimera, é de dia é noche tura la llama; y en la mesma Licia hay montes llamados Ephesios, que tocándolos con un tigon ardiendo, se en- cienden de tal manera que la tierra é la piedra é arena de las riberas arden en el agua, etc. Y en la tierra de los Batria- - nos la cumbre del monte Chophanto ar- de de noche, é lo semejante interviene en Media, á los confines de la Persia. En el llano de Babilonia, por espacio de una yugada, arde la tierra de tal manera que paresce un lago de fuego. En Ethiopia, - cerca del monte Espero, hay campos que de noche paresce que están llenos de es- trellas. Esto é otras más cosas escribe Plinio en su Natural historia ?. Ya dixe en el libro XXXVII de la se- gunda parte, de aquellos tres montes de la isla de Islandia, las cumbres de los quales están cubiertas de perpétua nieve, é al pié de cada uno un horrendo abismo de perpétuo fuego, semejante 4 aquel de Mongibel de Secilia. Tambien sé por auc- toridad del mesmo Olao Gotho, que en la LS Pao un monte de continua sas semejantes é muchas Poda 1 pro á propóssito destos montes ó partes que | sede para se: nO nOs parezca ques co- que ninguna de las sussodichas es de tan- ta admiracion ni tan notable cosa como Massaya: de la qual diré lo que entendí é ví, y el letor juzgue lo que le parescie- re del que lo haya cotejado con las cosas sussodichas, Ó con otras; é su figura es aquesta (Lám. 1.*, fig. 11%), y pues he pintado ó puesto la figura de aqueste mon- te de Massaya, que quiere decir monte que arde, en la lengua de los chorotegas en cuyo señorio é tierra está é en la len- gua de Nicaragua le llaman Popogatepe, que quiere decir sierra que hierve, díga- se lo que ví. Yo partí un dia veynte é cinco de ju- lio del año de mill é quinientos é veyn- te y nueve de la placa Ó pueblo de Ma- nagua, é fuí á dormir á Lenderi, quatro leguas, á la estancia de aquel hidalgo que he dicho que se dige Diego Machuca, que está á parde la baxada del lago que dicen de Lenderi, é obra de media legua del pié deste monte de Massaya (pero tornando atrás está una legua, porque yo yba de la parte del Norte, é la estancia está del otro cabo de aquesta sierra, hácia Salte- ba 6 Granada). Y este mesmo dia baxé 4 ver el lago, é aquella mesma noche de Sancliago , antes que fuesse de dia, parti de la estancia para subir al monte de Mas- saya é ver aquel fuego: é lo que allí hay es una sierra muy áspera é de dobladas montañas (pero pobladas de indios de la lengua que he dicho de Chorotega), en la qual hay muchos tigres é leones é otros diverssos animales nocivos. Desta monta- ña que he dicho precede espacio de media legua un pays ó. terreno, que vulgarmente assi llaman los españoles á una tierra fra- gosíssima, ques toda ella 4 manera de escorias de herreros $ ; peor: deste terre- no se encumbra un monte separado é bien alto, desde el pié del pus qe 2. perior de sus cumbres hay más de | DE INDIAS. LIB. gua: terná de circuyto la redondez infe- rior tres leguas é media Ó quatro. Este monte es redondo é distinto de todas las otras montañas de la dicha sierra é co- marca. Bien sé que algunos han escripto de aqueste monte de Massaya al Emperador, nuestro señor, é algunos han ydo á Es- paña que han dicho que le vieron, lo qual “yo no dubdo, é por esso huelgo yo de hablar en una cosa tan señalada é que no falten otros que lo aprueben, aunque la subida deste monte es de trabaxoso é ás- pero camino. Yo subí á caballo más de las tres partes dél, é llevaba conmigo por guia al cacique indio é señor de aquella tierra, que estaba con su pe encomen- dada al dicho Machuca, é á otro hidalgo llamado Barroso: y ningun chripstiano yba conmigo (porque uno ó dos que avian de aguardar en la estancia é me prometie- ron de subir conmigo, é venian un dia antes, quando llegaron á vista de Massa- ya, acordaron de no atenderme ni cumplir su palabra). Aunque dicen muchos que han visto á Massaya, es desde léxos; pe- ro pocos los que se atreven á subir allí arriba: é porque algunos decian que tres leguas apartados deste monte vian de no- che á leer una carta, por la claridad que * dél sale (lo qual yo no apruebo), yo par- tí, como he dicho, de noche de aquella estancia de aquel hidalgo Machuca, é me amanesció encumbrado é bien cerca de lo alto de aquel monte; pero no. pude ver á leer en unas horas de regar que Jleva- ba, puesto que enaba ya menos de un quarto de legua de aquel cabego que es- tá en lo más alto de la montaña, aunque hacia muy escuro, é aquel resplandor que de allí progede en noches escuras da ma- yor claridad. Verdad es que á personas de crédito he oydo decir que quando ha- ce muy escura noche é llueve, resplandes- ce más aquella llama é luz que deste mon- te sale, é que se ve á leer una carta á me- XLU.*CAP. V. TA dia legua ó más apartado del monte: lo qual ni dubdo ni afirmo, porque en Gra- nada de Salteba, que está tres leguas de allí, todas las noches que no hace luna, paresce en la claridad que la hay por la lambre que redunda del resplandor de Massaya en toda aquella comarca, é aun algo más adelante de donde es dicho. Y es verdad que á diez é ocho é veynte leguas apartado de aquella sierra he visto é se ve muy claramente aquel resplandor; pe- ro aunque de susso dixe llama é pinté lla- mas de fuego, é á la boca por dó sale aquella luz fogosa, no alga ni hay llama alguna, sino humo tan encendido como fuego, que de dia no se ve de léxos, é de noche es qual digo. Assi que, tornando á mi camino, yba conmigo aquel cacique llamado don Francisco (é su primero nombre en lengua de Chorotega, antes que se bapticasse, era Nacatime) é un negro é otros dos indios mansos mios; pe- ro aunque el negro era seguro, yo con» fiesso que fué error llevar tal compañia, pero causólo el desseo que yo tenia de ver el fin desto, é que al Machuca hallé enfermo y que los que dixe aver faltado de su palabra se fueron á Granada antes que yo allegasse. Pero como yo no me podia detener en mi viage, quise acabar de en- tender las novelas é particularidades que diferenciadamente me avian sa los que decian aver allí subido. 17 Qué ado la dispa asicion delo du nino dió Esa del é icóni unos arpas (porque ningun capato es bueno ni bas- tante para tal terreno); é dexado allí un indio en guarda del caballo, seguí trás el cacique que me guiaba, é al negro é al otro indio tambien los hice yr delante de mí. É assi como la guia llegó cerca de la boca, donde está aquel fuego, assentóse desviado della quince Ó veynte passos é señalómela con el dedo adonde estaba aquel temeroso esta É ps pas- . . 72 HISTORIA GENERAL Y NATURAL sos de allí, aunque ya era llano aquello (pero de mala dispusicion de peñas de color rubias é pardas é negras é otras co- lores é mixturas), ví que toda la altura del monte, quan grande era, estaba sobre un poco, excepto por aquella parte que yo yba, que era de la banda del Oriente. Y era tan grande la redondez ó boca des- ta sima, que ninguna escopeta (á mi pa- rescer) alcancara de una parte á otra por qualquier parte que la atravessassen (de medio á medio tirando). Y de allí salia un humo continuo é no enojoso á la vista, ni la empachaba niexcusaba de verse toda la parte é circuyto de toda la redondez alta é baxa desta boca, á causa de ser tan so- bre el dicho humo, é tambien porque en aquella tierra aquel viento oriental, que “los marineros llaman Leste, es muy con- tinuo, é assi ventaba estonces, aunque poco. Assi que, los que allí suben, van con el viento por propria dispusicion de natura, y el viento no les da empacho ni les es molesto. Aquella hondura baxaba, á lo que yo pude considerar (é aun assi lo he oydo degir y estimar á otros), cien- to é treynta bracas ó estados, é allá en lo baxo no es tan ancho como en lo alto é circunferencia de donde yo lo miraba. Este monte todo es muy más alto en - todas las otras partes que la parte orien- tal desde donde se mira su profundidad, ni que la del Mediodia: é paresce como si fuesse hecho á mano, segund está liso é pendiente de todas partes, salvo que desde aqueste lugar ó miradero ques di- cho está la peña más áspera é diferente, é hay. algunas concavit ides en ella, AUN- que se ve poco de la. pared. (de la parte que está el que mira) é hágia abaxo, por- que no se osa hombre parar tan adelante. Abaxo, en el fin de aquesta hondura, está una. plaga redondíssima, é tan gran- de al parescer que en otro tanto compás mn jugar á las cañas más de ciento de á caballo, é mirarlos más de mill per- sonas; é si no hubiesse un poco que hay en la dicha placa (más acostado al Medio- dia que á otra parte), seria mucho mayor el número de gente que en aquella placa cabria. Todo está tan claro que ninguna cosa se esconde ; ni fuera de la dicha si- ma ó placa á la desde donde se mira no hay cosa más clara, mi en todo quanto el sol mira en todo el mundo (Lám. 11.*, fi- gura 11.?. Á la parte de Mediodia, como he di- cho, hay en aquella placa baxa un poco, que quando yo le ví me paresció que era tan hondo lo que se via dél, como la mi- tad ó tercia parte de la altura que dixe que avia desde la placa á lo más alto de la peña ó monte, é tamaño que en el tra- vés de la boca desse poco podria aver catorce ó quince passos, poco más ó me- nos, segund la vista mia arbitraba. Pero en la verdad debe ser mucho más, por la grand distancia que hay desde donde se mira hasta el poco, é de allí abaxo des- de la boca dél á la materia que allí den- tro se cuege, queda ó hay de espacio en- tre el poco é la peña, á la parte meridio- nal della, las tres partes menos que hácia la parte del Norte. Despues en Vallado- lid, año de mill é quinientos é quarenta y ocho, estando en la corte del Prínci- pe, nuestro señor, me dixo Rodrigo de Contreras, gobernador de aquella pro- vincia por Su Magestad , que en su pres- sencia se avia medido esta altura ques di- cho, é que desde donde se mira esta si- ma hasta la placa hay ciento é treynta bragas, y en lo que se ve del poco has- ta la materia que en él arde, hay quaren- ta bragas. - Una de las cosas, de que yo más me maravillo, es que oy decir al comendador fray Francisco de Bobadilla, provincial en aquellas partes de la Órden de la Mer- ced (que subió con otros á ver lo que digo que allí hay), que estonges € taba el poc en medio de la > e la materi DE INDIAS. fuego que dentro dél hay, llegaba cerca de la boca, é que no se vian de las pare- des del poco quatro palmos, al parescer; é no avian passado seys meses desde quel frayle lo vido hasta quando yo lo ví. Y creo que debia ser assi; porque demás de ser religioso é persona de crédito, Oy decir al mesmo Machuca que avia él visto la materia ó fuego que hay dentro del poco quassi ras con ras de la boca dél. Digo que en la hondura é última parte que yo ví deste poco avia un fuego líqui- do como agua, ó la materia quello es es- “aba más que vivas brasas encendida su color, é si se puede decir muy más fogo- sa materia parescia que fuego alguno puede ser: la qual todo el suelo é parte inferior del poco ocupaba y estaba hir- viendo , no en todo, pero en partes, mu- dándose el hervor de un lugar á otro, é resurgie un bullir ó borbollar, sin gessar, de un cabo á otro. Y en aquellas partes, donde aquel hervor no avia (6 cessaba), luego se cubria de una tela ó tez ó napa en- cima, como horrura ó resquebrada, é mos- traba por aquellas quebraduras de aque- lla tela ó napa ser todo fuego líquido co- mo agua lo de debaxo; é assi por todo el circuyto del poco. É de quando en quan- do toda aquella materia se levantaba pa- ra susso con grand ímpetu, é lancaba muchas gotas para arriba, las quales se tornaban á caer en la mesma materia Ó pi vista > más de un esta > - ces acaescia. caer á la orilla del poco allá abaxo fuera de aquel fuego, y estaba más espacio de lo que se tardaria en de- cir seys veces el Credo, sin acabarse de morir poco á poco, como lo hace una es- coria de una fragua de un herrero. No creo yo que hay hombre chripstia- no que, acordándose que hay infierno, aquello vea que no tema é se arrepienta de sus culpas, en especial trayendo á : comparacion en este venero de acufre TOMO 1v. LIB, XLIT. CAP. Y. 73 (que tal pienso ques) la infinita grandega del otro fuego ó ardor infernal, que 2 ran los ingratos á Dios. : Encima de aquel poco ques dicho, quassi en el mesmo espacio que hay des- de lo más alto desta montaña, é hasta la boca dél 6 placa ya dicha, volaban mu- chos papagayos de los de las colas luen- gas, que llaman wawabes, á los quales nunca pude ver los pechos, sino las es- paldas, porque yo estaba muy más alto quellos; y estos criaban é se entraban en la peña debaxo de donde yo miraba. É los que allí van, miran asi aquel pogo é lo ques dicho. Digo más, que yo arrojé algunas pie- dras, é tambien las bice tirar al negro, porque era mancebo é rescio, é nunca ja- más pude ver adónde paraban ó daban, sino que salidas de la mano hágia el po- co parescia que se yban enarcando é se metian debaxo de donde hombre estaba mirando; en fin, que ninguna se vido adónde paró, lo que notoriamente mos- traba la mucha altura que hay hasta la placa. Quieren algunos decir que assi por andar allí aquellos papagayos, como por poder un hombre humano sin fatiga estar atento mirando aquella placa é poco, que no es fuego, sino agua é materia de aqu- fre: esta determinacion remito yo á los que mejor lo sabrán decidir, é tambien no me ind de « su a e ras á la Parte del Leste , sobre el camino por donde van á ver lo ques dicho; y allí está otra hondura tan grande como la que tiene el pogo, y está más alta aquella cumbre, é de noche humea, é de dia no se ve tan claro el humo della, más de no- che dá la mesma claridad que la otra, é se mezcla el un resplandor con el otro; pero en lo baxo della no hay placa, sino un hoyo que en la abertura arriba es grande e o E a 1% HISTORIA GENERAL Y NATURAL ma de una tolba, y en lo baxo paresce todo cenica. Díxome aquel cacique quel fuego avia estado allí primero en tiempo de sus pas- sados , é que despues se avia venido don- de agora está, y el un hoyo y el otro es- tán distintos con ciertas peñas, é ambos juntamente tienen la circunferencia que tengo dicho, é como lo muestra la figura de susso. Todo aquel terreno está en la mayor parte lleno de árboles salvages é sin fruc- to, excepto que hay muchos que llevan unas majuelas amarillas, tamanas como pelotas de escopeta ó algo mayores, é llá- manse nangt, 'é son buenas de comer, é dicen los indios que restriñen el fluxo del vientre. Ningunas aves allí yí por aquellas sier- ras, excepto los papagayos donde dixe, -é acá fuera algunos cuervos. Paresce grand extremo ó cosa que en ella mesma se contradice decir yo que ví aquel fuego en tanta hondura del poco, é que aquel religioso é Diego Machuca me dixeron é certificaron averlo visto quassi á vara de la boca: é platicando en esto, supe que quando está cerca de la boca aquella materia, es porque de próximo ha llovido, é con el agua que de las cum- bres é de toda la placa allí se recoge, cresce é sube é se aumenta para arriba y está lleno hasta quel agua se consu- me y es vencida por el contrario ardor de aquel licor ó fuego.-Con esto consue- na lo que escribe aquel gosmógrapho é docto varon Olao Gotho, ale- gué : el qual dice, hablando en el fuego. de los montes de Islandia, ques de ma- nera que no puede encender ó consumir la estopa, é continuamente consume el | 3EnA:: Eassi debe ser el de LN por- _paresgo no. Nam: e buno or en- | es SÓN vivíssimas ..: que se viene extendiendo é cubriendo aquellos montes , lo qual no se puede ver sin mu- cha admiracion y espanto: é si fuego fuesse, no quedaria árbol ni hoja ni cosa verde por todo aquello. Y es al contrario, pues que toda la montaña está arbolada é con hierba muy verde é fresca, é has- ta muy cerca de la dicha boca de Mas- saya. Despues que estuve más de dos horas, é aun quassi hasta las diez del dia de Sanc- ta Ana gloriosa, mirando lo que he dicho é debuxando la forma deste monte con papel, como aqui lo he puesto, seguí mi camino para la cibdad de Granada, alias Salteba , ques tres leguas de Massaya; é assi en aquella cibdad como en más de otras dos adelante resplandesce Massaya de noche, como lo suele hacer la luna muy clara, pero quassi como luce pocos dias antes de ser llena. E Oy decir á aquel cacique de Lenderi que avia él entrado algunas veces en aquella placa donde está el poco de Mas- saya con otros caciques, é que de aquel poco salia una muger muy vieja desnuda, con la qual ellos hacian su monexico (que quiere decir concejo secreto) é consulta- ban si harian guerra ó la excusarian ó si otorgarian treguas á sus enemigos; é que ninguna cosa de importancia hacian ni obraban sin su parescer é mandado; é quella les decia si avian de vencer ó ser vencidos, é si avia de llover é-cogerse mucho mahiz, é qué tales avian de ser los temporales é subcessos del tiempo que estaba por venir, é que assi acaescia como la vieja Jo pronosticaba. É que an- pues un dia ó dos que aquesto se hiciesse, echaban allí en sacrificio un hom- bre ó dos ó más é algunas mugeres é muchachos é muchachas; é Qe q pligio. É que despues que pstia- nos avian ydo á aque salir la vieja 4. dar ¿ DE INDIAS. LIB. XLIL CAP. Y. 75 sino de tarde en tarde ó quassi nunca, é que les decia que los chripstianos eran malos é que hasta que se fuessen é los echassen de la tierra, no queria verse con los indios, como solia. Yo le pregunté que cómo baxaban á la placa, é dixo que pri- mero avia por donde baxar por la peña; pero que despues se avia hecho mayor la placa, é avia caydo de todas partes la tierra, é se avia quitado aquel descende- dero é oportunidad de baxar. Yo le pre- gunté que despues que avian avido su concejo con la vieja Ó monexico qué se hacia ella, é qué edad tenia ó qué dis- pusigcion: é dixo que bien vieja era é arrugada, é las tetas hasta el ombligo, y el cabello poco é alcado hácia arriba, é los dientes luengos é agudos, como perro, é la color más escura é negra que los in- dios, é los ojos hundidos y encendidos; y en fin él la pintaba en sus palabras co- mo debe ser el diablo. Y esse mesmo de- bia ella ser, é si este decia verdad, no se puede negar su comunicacion de los indios é del diablo. É despues de sus con- sultaciones essa vieja infernal se entraba en aquel poco, é no la vian e hasta otra consulta. Destas validadás é otras copiosamente hablan los indios, é segund en sus pintu- ras usan pintar al diablo, ques tan feo é tan lleno de colas é cuernos é bocas é otros visages, como nuestros pintores lo suelen pintar á Jos piés del arcángel Sanct dentro.en tierra en d Miguel 6 del- apóstol. Sanet. Bartolomé, sospecho que le deben aver visto, é quél se les debe mostrar en semejante mane- ra; é assi le ponen en sus oratorios é ca- sas é templos de sus ydolatrias é diabó- licos sacrificios. Á par de la boca desta sima de Massa- ya estaba un grand monton de ollas é pla- tos y escudillas é cántaros quebrados é otras vassijas, é algunos sanos é de muy buen vidriado ó loca de tierra, que so- lian lleyar los indios, quando allí yban, llenos de manjares é diverssos potajes , é los dexaban allí, diciendo que eran para que la vieja comiesse, é por la complacer é aplacar, quando algun terremoto ó tem» blor de tierra ú otro rescio temporal se se- guia, porque pensaban que todo su bien ó su mal procedia de su voluntad della. Aquella possada ó materia (donde aque- lla vieja decia este indio que se recogia) yo no la sabria comparar ni me paresció de otra manera que la pasta del vidrio, quando está cociéndose, Ó como el meta! ó bronce de una campana ó de un tiro de pólvora, é assi aquello que hervia en el poco de Massaya parescia lo mesmo. Son las paredes de la barranca mayor de pie- dra rescia en parte é de tosca é delezna- ble en la mayor cantidad del circuyto; y el humo que sale del poco, es de la parte del Leste, y extiéndese al Hueste por la continuacion de la brisa, y en la boca del poco, á la orilla, hácia el Norte, tam- bien sale un poco de humo. Este monte de Massaya está á seys ó siete leguas de Sgmctel Sur, dé apartado de. la cata os minutos mí pS 'deda linia quo: en q parte de nuestro polo ár- tico. É aquesto baste quanto á lo que prometí escribir en este quinto capítulo. 76 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO VI. En que se tracta é hace memoria de cierta relacion que escribió fray Blás del Castillo, de la Órden de Sancto Domingo, é la enderescó al reverendo padre fray Tomás de Berlanga , obispo de Castilla del Oro, el qual frayle entró en el dicho infierno de Massaya; é por evitar prolixidad decirse há lo que hace al caso, dexan- do muchas menudencias, quél quiso decir á su propóssito ó por su voluntad. Dardo se remedian las palabras que por el mundo se desparcen contra la verdad, aunque esta, sabiéndose, las confunda é deshaga; porque no todos los primeros mal informados pueden despues ser avi- sados é desengañados de lo TES antes se dixo. Si este padre fray Blás del Castillo mi- rára que era posible venir á mis manos su relacion, no dixera en la introducion de- lla que Goncalo Fernandez de Oviedo, -choronista de las Indias de Sus Magesta- des, no más de porque avia visto el dicho infierno de Massaya, le pidió por armas á Su Magestad, etc. Sin dubda á mí nun- ca me passó por pensamiento pedir tales armas ni merced, ni yo ni otro chripstia- no las debe querer, y el frayle dixo lo que le plugo en ello. En lo que yo es- cribí en el capítulo precedente dixe lo que vi é lo que sentí, y este religioso dige lo que á él le fué mostrado por sus ojos, se- gund lo entendió: é no me maravillo- de que baxando á la placa desta sima, tenga otra vista é haya más cosas que notar de las que yo tengo dichas en este caso. É por tanto, abreviando su relacion, sin - dexar de decir lo que á su relacion com- pote. y es sub; stancial, diré lo que. siento de su motivo é lo que : de más informado de la historia. Este frayle, el año de mill é quinientos - € treynta é quatro, estando en Nicaragua | ta hablar en este. E e en el año de mill é quinientos é treynta y seys fué desde México á Nicaragua, que hay quatrocientas leguas por tierra; é fuésse á Granada, é acordó de yr á verá Massaya despues que lo ovo comunicado con un frayle de Sanct Francisco, flamen- co ó francés que allí halló, llamado fray Johan de Gandabo. Y para esto tomó en su compañia á Johan Anton é Johan San- chez Portero é Francisco Hernandez de Guzman, é llegaron á ver aquella sima martes en la tarde, dia de Sanct Basilio, doce de junio de mill é quinientos é treynta é siete años. É dice este padre que ningu- no de los que allí han subido, no saben de- cir ni afirmar qué cosa es aquello que yen en aquel profundo; porque unos dicen ques oro, otros ques plata, é otros ques cobre , Otros ques hierro, é otros piedra - aquífre, é otros agua, é otros dicen ques infierno ó espiradero del mal; que en el fin de su relacion hablará sobre todos es- sOs paresceres, pues no se confirman ni hay quien sepa dar á entender lo que ven á quien no lo ha visto. É dice que cres- cido su desseo de entrar á ver qué cosa es aquello, que en aquel abismo con tan grand furia é ruydo de dia é de noche assi hierve, comencó á reprender los que En - Aquella tierra avian gobernado, pues que dido desta materia, porque el letor c que- en catorce € años. ó más que en ella avia chripstianos no se avia entendido qué co- sa era aquello, porque aunque no fuesse cosa de provecho lo que allí está, seria muy bien inquirirlo para la conversion de los indios, é seria hager mucho servicio al Emperador, nuestro | : DE INDIAS. LIB. á los ques dicho este padre que si le dies- sen aparejo é indios que entrassen con él, 4uél entraria en aquel infierno, porque él solo no bastaria á sacar cosa alguna de lo que en aquella caldera profunda Ó poco ques dicho avia. É aquel Johan Anton dióle del codo, é díxole : « Callad, padre: que por ventura Dios no quiere que lo descubran capitanes ni personas ricas, si- no pobres é humillados. » Despues que estuvieron allí platicando é se hartaron de ver aquel fuego é si- ma, se tornaron á Granada, concertando la entrada al dicho infierno: é desque es- tuvieron en la cibdad, consejáronse con aquel frayle flamenco, el qual ya antes avia visto á Massaya é desseaba saber este secreto, é aun les dixo que aquello que allí ardia, no podia ser sino metal de oro ó plata é la mayor riqueca del mun- do: é dábales algunas racones para que ello subcediesse assi, é que á su parescer seria bien entrar á lo ver. Pues cómo fray Blás é los demás oyeron esto, é quel fray- le francisco hablaba á propóssito de su cobdicia, acogieron otros dos compañe- ros: el uno se degia Goncalo Melgarejo y el otro Pedro Ruiz, vecinos todos de la mesma Granada. É todos seys é fray Blás juraron el secreto é capitulacion: é pro- metió fray Blás de ser el primero que en aquel infierno entrasse, y el Johan San- Chez Portero se profirió de ser el segun- do, 6 Pedro Ruiz dixo quél seria el ter- 3 gero: é. assi los pareció que no avia nes- cessidad que in en, sino que se estuviessen nba con los otros com- pañeros restantes para meter é sacar los que avian de entrar. Con este concierto ya dicho, el frayle é Johan Anton é Francisco Hernandez fue- ron con cuerdas de cabuya á medir la hondura que avia hasta la placa del dicho infierno; é no se pudo por estonces sa- ber, porque la cuerda se e rn po Ceras partes. XL!II. CAP. VI. 77 Despues, á los treynta de aquel mes, Johan Anton solo fué con mucha cantidad de cuerda é lo midió; é halló que hasta cierto muladar ó monton de tierra é pie- dra que hay abaxo en la placa, son ciento é veynte bracas. Despues, á los ocho de agosto, volvieron á Massaya fray Blás é Johan Anton, para mejor se informar de la medida, é anduvieron el terreno de di- cho infierno todo por arriba (en que hay una legua é de malíssimo camino), por considerar é ver por qué parte debia ser la entrada más á propóssito é segura; é tornando á medir, hallaron que avia hasta la peña principal, que está ó sale en me- dio del camino, sessenta é seys bracas, é desde la dicha peña hasta el muladar ó monton de tierra ques dicho que está aba- xo, otras sessenta é siete bracas : é desde allí hasta la plaga abaxo dice este padre que hay cient bracas, é desde la plaga hasta aquella materia que hierve otras ciento; de manera que todas son tresgien- tas bracas Ó más, desde donde todos pueden llegar arriba á verlo é hasta don- de anda aquello que hierve. Y hecha es- ta diligencia, se tornaron á Granada. Esta medida yo no la apruebo ni la creo, ni otros muchos que allí han esta- ' do, ni tampoco el gobernador Rodrigo de Contreras, que se halló pressente quan- do este frayle entró la tergera vez en e infierno ó sima , E otros s imuchos que yan q é assi n me e parescieron á mí, quando lo ví que podria ser ello, po- co más Ó menos. Pero pues dixo que yo pedí por armas aquel infierno, assi co- mo en ello no dixo lo cierto, no me ma- ravillo que se alargue en su medida, la qual no aceptará ningun hombre de ra- con é buena vista que allí haya subido é visto aquella hondura. | Á los veynte de agosto se torharon. á 9 June: el ES . sus AS E O HISTORIA GENERAL Y NATURAL tificaron su compañia é ordenaron de con- - tribuyr en los gastos, y eximieron dessá costa á este padre por ser religioso y el inventor desta su empressa, é se ofrescia de ser el primero que avia de guiar ó en- trar donde es dicho. Assi, por las aguas que sobrevinieron, para allegar los per- trechos é maromas é cosas nescessarias para efettuar lo que estos desseaban, se dilató algunos meses este negocio; pero juntadas todas las poleas é recabdo de todo lo nescessario, se pusieron en un pueblo de indios, que se llama Mamboci- ma, que está media legua de Massaya, el qual pueblo servia á aquel Goncalo Mel garejo , consorte de los sussodichos. Hi- ciéronse muchos aparejos para esta labor, assi cómo poner úna asa de hierro á un servidor de lombarda gruesso, é una esphera grande redonda de hierro con sus barras, que se podria abrir é cerrar, pa- - ra meter en ella cangilones de barro, que en cierta manera metidos en aquel poco : pudiessen sacar en ellos de aquel metal ó licor. É porque fallaba un cabestrante é no lo mandaban hacer por no ser descu- biertos, el frayle lo higo por su mano en el lugar ques dicho que estaban todos los otros aparejos: é un miércoles, diez dias de abril del año de mill é quinientos é treynta y ocho, juntado el frayle é su compañia, el Pedro Melgarejo les dixo questo era un peligro notorio é nunca visto su semejante, é no queria estar pres- sente á la entrada de aquel infierno, por- que pensaba que quantos entrassen, avian de morir é se rian vivos; pero quél se queria yrá su pueblo de - é les daria indios é todo recabdo, é quel frayle é sus compañeros se fuessen con Dios. Tambien se salió afuera el Francisco : Hernandez. Al dla e rea cabestrante, quél puso é todo lo demás á punto para entrar Otro dia siguiente sá- bado. Dice este padre que la boca deste in- fierno es como una campana la boca há- cia arriba y ensangostándose para aba- xo, é arriba en las orillas no está igual en altor como la otra ya dicha, é á la parte oriental, ques hácia la otra, ó sea más igual é baxo, é por todas las otras partes está mucho más alto, é al Ponien- te es quassi un tercio más alto que por el Oriente: quiere decir, que si á Oriente tiene trescientas bracas de hondo, como dice el frayle que Jas tiene, que son que nientas é más al Poniente. Crian por todas aquellas peñas é soca- renas, que están hacia dentro del infier- no, muchos papagayos grandes é peque- ños, porque es mucha la distancia que hay de parte á parte de la boca, que será á parescer un tiro de falconete Ó passavo- lante, é bien se puede andar la boca á pié alrededor, aunque es mucha la dis- tancia, é hay una legua en torno é de mal camino: é yéndose ensangostando la bo- ca desta sima para ayusso, como es di- cho, hágese allá abaxo una placa grande, no bien redonda, prolongada un poco de Oriente á Poniente, que terná de ancho abaxo quassi un tiro de escopeta; é de la tierra que de muchos tiempos é años ha caydo con las muchas aguas é temblo- res de tierra (los quales en aquellas par- tes son muy continuos) hay tanta tierra é piedra abaxo en la placa, que se-hacen arrimados á las paredes de las barrancas, alrededor. de la plaga, unos muladares ó iontones de tierra é piedra de cient es- tados é más en alto. La tierra de las bar- rancas é paredes alrededor es de muchas eolores, conviene saber: blanca, negra, +oxa, acul, amarilla é parda: vienen al- rededor en todas las barrancas de alto á DE INDIAS. LIB. XLII. CAP. VL 79 unas derechas é otras dando vueltas co- mo culebras , que se diferencian mucho de la otra tierra de las barrancas; é las dichas vetas son más anchas que palmo é medio é dos palmos. En toda la parte de dentro, en pare- des ni en la placa, no hay rama ni hier- ba chica ni grande, sino tierra de peña tosca, y de las más peñas que quiten de- llas pedacos, son muy pessados, como que tienen metal en sí. É Jo mesmo tiene la tierra que arrancaron de sobre las vetas, non obstante que la vecindad del tan grand fuego todo lo tenga chupado é _atraydo á sí. En la placa abaxo, de lo que ha caydo de arriba de peñas muy gran- des, como quatro ó cinco carretas juntas, é de todas suertes, por su mucha hondu- ra é distancia, parescen desde arriba bolas ó chapines de mugeres: está la dicha pla- ca llena de espinas negras é un poco ru» bias, á manera de listas Ó raspas de tri- go, quel mesmo infierno arroja é despide de abaxo con tormentas é€ huracanes, quando essas escorias echa por el ayre muy quemadas é recogidas é livianas, co- mo esponjas. CAPITULO VII]. De lo que dice el auctor ó choronista aditando ó advirtiendo al letor en lo que está dicho de la relacion del Antes que á más se proceda en la rela- cion deste padre fray Blás del Castillo, porque el que lee no dexe de saber lo cierto, en que me paresce é aun afirmo que se engaña este religioso, Ó yo no lo sentí assi quando ví este espectáculo ó monte de Massaya, pues dice que la pla- ca baxa desta sima no es redonda, sino prolongada, é aun me paresció redondís- simamente perfetto su círculo, excepto si se debe comprender é sospechar que no siempre tiene una forma, sino que con el tiempo hage mudanga, á causa de aquel continuo hervor « que en o anda de que los chrpaliinós do en aquella tier- ra más hondo, al parescer, de lo que en dichos tiempos otros le han visto, Ó por aguas ó tierra tremol, ó por qualquier co- sa quello sea. É aquellos muladares que este padre dige que hay abaxo en torno de la placa, tampoco yo no los yí quando frayle. en aquel monte subí, ni aquellas vetas de muchas colores é continuados, como él dice, sino á partes; é no por órden, sino una mancha acá é otra acullá, desviadas. Torno á decir que no me maravillo que allá abaxo tenga aquella profundidad otra figura Ó parescer muy distinto de lo que desde tan léxos pueden considerar ó ¡ig- norar los ojos humanos, viéndolo desde la parte superior que aquello se mira, é des- de donde yo estuve mirando aquella sí- ma: glo Aaa aun en las.cosas que dades; 6 assi las entienden renciada: mente por defetto de los mesmos ojos, por la diferencia ó porque el sentido es diferente en los hombres, ó por otras cau- sas que á este propósito : se podrian dar, en que ne me quiero detener por proce- der en la relacion deste religioso. 80 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO VIII. En la prosecugion de la relacion de fray Blas del Castillo en lo que por él se noló del infierno de Mas= saya. : : L, manera de la caldera ó poco que di- ce que está en medio de la placa, me ha- ce assimesmo sospechar en las mudangas de su forma. Quando yo lo ví, estaba más acostado á la parte del Sur que á otra par- te, como lo pinté en mi relacion é histo- ria; é yo no contaba aquella hondura del poco desde la placa hasta la materia que arde, como el letor puede aver oydo, si- no tan hondo como la mitad de tercia par- te, é yo arbitré de la altura que hay des- de la dicha placa á lo más alto de la pe- ña, é dice fray Blás que tiene cient bra- cas de hondo el poco desde la placa á la materia. El gobernador Rodrigo de Contreras, é otros que se hallaron pres- sentes, quando la tercera vez este frayle entró, dicen que no avia sino hasta qua- renta Ó cinqiienta bracas. ) Yo me maravillo tambien de que dice este padre que por arriba en la cumbre se puede este monte andar muy bien en derredor, como unas barandas de agotea que tienen su patio en medio, porque á mí me paresció asperíssimo é imposible po- derse andar como él lo dice. Tambien di- ce que la boca del poco no es redonda, sino prolongada (como la placa) de Orien- te á Poniente, é á mí me paresció desde aenbal tan A como un o La Fa tanto como dos carreras de caballo grandes, é una buena de ancho, é yo no la juzgara assi ni por la octava parte des- : OS é O os no me Are | Dicen que por la parte de Poniente no van las peñas derechas hácia abaxo, sino echadas ó ensangostándose hácia el me- tal Ó aquello que hierve; de manera que arriba está ancha la boca del poco, é abaxo, junto á la materia que hierve, es- 5d tá angosto por aquella parte del Poniente, é que á la parte del Oriente no van assi las peñas, sino al revés; que arriba está la caldera angosta, é abaxo, junto aquel licor que hierve, está ancho; de manera que lo demás de la placa de aquella parte está socavada ó en vago. Lo que anda debaxo derretido, dice ques desta mane- ra. Una laguna colorada, con tan grand ruydo como la mar, quando con mucha furia bate en las peñas, y encendida esta laguna ó licor sin llama, como el metal de una campana quando está derretido é lo quieren soltar para que entre en el mol- de, ó como el oro ó plata derretido lí- quido en la riclara, salyo que tiene una tela Ó napa encima, negra é muy grande, de dos ó tres estados en gordo, al pares- cer. Y es de notar que si no fuesse por essa tela é horrura de escorias que aquel licor ya dicho encima de sí tiene, echaria á toda sacon tanta claridad é resplandor de sí, que no solamente en la placa aba-. xo no se podria estar ó entrar, mas arri- ba en lo alto de la cumbre desse monte . no avria quien por el mucho calor se: > asomar á verlo; pues esta tela é horrura, ya se abre ó resquiebra por unas partes é ya por otras é ya por toda ella juntamente, y estonges paresce el licor é metal abaxo colorado, á manera de r re- a lámpago, quando va or ada como Po y os DE INDIAS. LIB. En medio dessa laguna Ó metal saltan ó revientan dos borbollones ó manaderos muy grandes de aquel metal continua- mente, sin ningun punto cessar, é siem- pre está el metal ó licor allí colorado é descubierto, sin escorias; y echa allí aquel metal más alto, al parescer, de quatro ó cinco estados , é unas veces más que otras. Está el un borbollon 6 manadero un ti- ro de herron bueno apartado del otro, y esto es hácia enmedio de la laguna é á las orillas hácia las peñas ó junto á ellas: é salta é hierve é revienta aquel metal ó li- cor, ya por una parte é ya por otra, que paresce que vienen de léxos á entrar en él arroyos ó gruessos caños de aquel licor ó metal; y esto con grand ruydo ó furia, que andan las olas de una parte á otra hácia las paredes ó peñas, como artilleria, quando baten muralla. É todo esto con tan grand sonido como una mar, quando anda brava con tempestad, batiendo en peñas é rocas. Tiene todas las peñas ó pa- redes que están alrededor juntas al me- tal siete ú ocho estados al parescer muy negras, que se diferencian mucho de las otras peñas de más arriba; y esto es que quando hierve, salta ó arroja aquel metal arriba é alcanca hasta allí: al Oriente, un poco más al Lesnordeste, allá abaxo _ junto al metal, ya una entrada de cueva por debaxo de las peñas muy honda é muy ancha al parescer, que terná un tiro grande de herron de anchor; 6 del metal 6 licor de la mesma laguna entra por la di- cha cueva un arroyo á manera de rio de aquel metal, que paresce quel mesmo metal de la laguna se va desaguando por la dicha cueva, de manera que corre un rato é párase otro,' é corre otro é cessa otro, é assi anda siempre. Sale de dentro - desta cueva hácia la laguna grand huma- da, porque es más el humo que sale por aquella cueva quel de toda la aguna jun- = el qual humo huele un poco á piedra TOMÓ Iv. XLI. CAP. VHUL 81 cufre, é no mucho á respeto de su grand cantidad, é todo aquel humo de la laguna é de la cueva es grasiento , como en las minas de la plata, quando funden el me- tal. Finalmente, sale de toda aquella cal- dera hágia arriba tan grand calor é res- plandor, que no se puede creer ni decir, si no se ve, porque de noche con el grand resplandor é claridad que de sí echa, pa- ra todo el gielo ó ayre de encima de la cal- dera é de la sierra tan claro, ques cosa de ver, desta manera: que de noche en el cielo encima de aquel volcan ó sierra hay una claridad muy grande é muy cla- ra, é más arriba un trecho en otras nubes hay otra claridad tan grande é menos cla- ra como una corona de un papa, y esto en las nubes ó en el ayre de encima. De manera que la dicha claridad dice fray Blás quél la ha visto de noche muchas veces por tierra doce leguas, é por otras partes se ve más, y en la mar del Sur la ven los marineros de noche, quando por allí passan, veynte é veynte é cinco le- guas , é quanto más escura es la noche, más claridad paresce. Está el dicho infier- no de la mar del Sur la tierra adentro poco más de siete ú ocho leguas. Es de notar queste fuego, ó lo ques, no echa llama ni abaxo la hay chica ni gran- de, salvo que quando desde arriba echan un palo ó una saeta tirada con ballesta, como seta e Sé qu las vió tirar” en- nda muy pequeña, é quemado aquel palo, no hay más llama. Dice el choronista Goncalo Fernandez de Oviedo que desde donde él vido aque- lla napa ó tela é horrura que está sobre aquel licor, de que aqui se tracta, no pa- rescia sino muy delgada, como una espu- ma que se hace en una olla al fuego pues- ta con agua, é que pues el frayle testifi- ca de tanta grosura, como dice, que assi e debe ser; ña no pta que 82 HISTORIA GENERAL Y NATURAL aquel licor como relámpago debaxo de - aquella horrura, ni creo que si no la tu- viesse, echaria tan excesiva claridad, como el padre dige, que no se pudiesse entrar en la placa ni asomarse arriba á vello: é pruébase lo contrario, porque - quando huye aquella horrura con el bor- bollar y hervor que alca aquel licor, ni hay más claridad ni calor que hasta en- trar. En lo demás no se debe dexar de creer que estas cosas é otras quanto de más cerca. son consideradas , mejor se penetran de nuestra vista é más propor- cionadas al natural se entienden ses des: de léxos... --- : Bay mucha as en ver este in- fierno de dia ó de noche, porque de no- che eeha tan grand claridad que paresge muy bien y es cosa de ver. En verano ó en tiempo de aguas ó truenos hay tanta diferengia, que no se puede creer sin verlo, porque en levantándose el aguace- ro Ó nublado, hage cosas é visages que paresce ques cosa viva é que siente, é no cosa muerta é sin sentido: é quando el agua cae derecha del cielo en la cal- dera, en el ayre, antes que llegue á la escoria, con su grand calor la consume, tornándola humo ó niebla, de manera que todo lo oscuresce. Esto es de dia; porque de noche todo está claro, de for- ma que desde lo más alto de la barranca ó monte, donde todos pueden llegar los que verlo quisieren, se lee muy bien á qualquiera hora de la noche en todo el po del. año una carta ó las que quisie, lla tierra que en unos ac de aros que están gerca del dicho infierno, una le- gua abaxo solados: han SR ao tal Ó licor, no pueden ver por su grand hondura todo el campo ó grandeca ó can- tidad del metal, é que quando mucho vieren, podrá ser la tercera parte, desta manera : que si el que mira abaxo se po- ne á la parte del Oriente, no ve abaxo en la caldera sino el tercio.que della está al Poniente; é si mira desde la parte del Po- niente, no ve de la caldera sino lo que ella tiene al Oriente. É assi de las otras par- tes, excepto los que han entrado á la pla- ga abaxo ó los que entraren, que aques- sos-lo ven bien éaun no todo, é con mu- cho peligro de caer dentro. Afirman en aquella tierra los indios, é aun los españoles, que despues que se ganó aquella provincia, una vez que llo- vió mucho aquel año, subió Ó cresció aquel licor ó metal hasta arriba, é no sa- ben de qué manera; é que con su grand fuego quemó en una legua ó más alrede- dor quanto halló, é que echó un rocio ó vapor de sí tan caliente, que todas las hojas de los árboles é ramas é hiervas en dos leguas é más A se pegeton en toda aquella tierra. > Tienen los indios por. su dios á ato in= fierno, é solian allí sacrificar muchos in- dios é indias é niños chicos é grandes, é los echaban dentro en la plaga por aque- llas peñas abaxo; y esta causa dice este padre que le movió principalmente á entrar dentro, por quitar á los indios, si pudiesse, de tal creencia é fée como en esse diablo tienen. Y es de notar que si no eran ciertos viejos que allí tenian cuydado de los sa» crifigios, como sacerdotes, los demas, por ia é temor, no osaban, ni A gora -osan, llegar á verlo. Dice más | este padre: que no hay persona que lo pueda ver, sin grand temor é admiragion ó arrepentimiento de sus culpas é peca- dos, Peas en esta vida no > se puede ver DE INDIAS. LIB. ello es. Y á esta causa dice que en aque- lla tierra los confessores han dado por pe- nitencia á algunos que han confessado, que lo vayan á ver; pero que despues de averlo visto la primera vez, no se hartan los ojos humanos de verlo, aunque mill XLI. CAP. VIIL 83 veces lo hayan visto, porque alegra mu- cho la vista aquel Jicor que allá abaxo an- da hirviendo y encendido. Porque segund él dige, con toda verdad se puede degir ques aquel un lugar, donde no hay escu- ridad ni noche. CAPITULO IX. En prosecución de la empressa é relacion d e fray Blás en el infierno de Massaya. Y. tengo dicho (dice fray Blás) que có- mo se truxeron los aderescos nescessa- rios sobre la barranca del infierno é los assentaron para entrar, otro dia siguiente sábado, pusieron el cabestrante treynta piés apartado de la orilla de la barranca, é pusieron una viga de veynte é cinco piés ó poco más con un agujero al cabo, y en él una roldana ó castillo con un per- no ó clavo gruesso; y el cabo desta viga salia afuera volante sobre la barranca quatro ó cinco piés, é destotra parte ó ca- bo en tierra cargáronla de grandes pie- dras. Esto era en derecho y en par del cabestrante , al qual se puso un gruesso cable Ó maroma de ciento é treynta é cin- co bracas: é metieron el cabo desta ma- roma por la dicha roldana é polea que te- nia la viga, donde salia fuera de la bar- ranca. Á este cabo del cable ataron un ca, por d6 estaba atado el exblo 4 esse troncon, porque las peñas no le rogassen por allí: é soltaron ó aflojaron el cabes- trante poco á poco, é desta manera, é no con poco trabaxo , metieron el tronco has- ta que se sentó sobre uno de los mulada- res ó montones de tierra é piedra que la historia ha dicho que hay abaxo. Las pe- ñas é piedras é tierra queste troncon der- z ágos dó pora, POLA Era 00 y. el ruydo que yba haciendo, no se pue- den creer sin verlo; pero totalmente este palo les aliñó é aseguró el camino. | Desque lo tuvieron asseñtado abaxo, tornaron á tirar de la maroma como si la quisieran subir, é assi se estiró Ó atesó el cable todo lo posible , en tal forma que se salvaban muchas peñas é socavaduras ó socareñas que hay en la barranca, é quedó el cable que parescia estay de nao (ques aquella cuerda que desde la gavia de la nao, para la tener fuerte, va tira- da hasta el castillo de proa), excepto que esta yba más derecha para abaxo: é aqueste era el camino ez los que avian de abaxar.. Tenian otra roldana ó castillo redondo, del tamaño de un plato, con un agujero en la mitad tan grande como la muñeca del brago; y. essa ias con un esrend do tan poro atada 5er gruessa DAL, grande ó tan luenga como la que tenia el troncon. Y en esta segunda metian al que avia de entrar (salvo quel primero cable ó estay yba metido por enmedio del car- rillo de palo ya dicho é de su arco de hierro), de manera que atado el hombre al haro ó asa de hierro de la roldana yban- lo metiendo con la maroma é cabestrante poco á poco: é no podia yr por las peñas moria -sino dere 84 HISTORIA GENERAL Y NATURAL por el cable ó estay abaxo hasta el mu- ladar, dó estaba el troncon assentado allá abaxo. Y el hombre yba metido en un balso ó cincho como aquellos con que cogen la orchilla en Grand Canaria: de manera que si el que assi baxaba murie- ra ó se desmayara en el camino, lo po- dian tornar á subir arriba. Estos artifi- cios peligrosos enseña la cobdicia hu- mana á los cobdiciosos, que sin temor de perder el cuerpo y el ánima, se ponen 6 aventuran tan determinadamente á po- ner las vidas en riesgo é aventura de mo- - rir Ó cumplir sus vanos desseos. -—— Assi que, llegado el sábado del año de mill é quinientos é treynta y ocho, y en el mes de abril, é antes de la domíni- ca de Ramos, trece de aquel mes, el fray- le é sus tres compañeros se levantaron muy de mañana, é despues de se aver confessado é los que avian de entrar trás él (que eran Johan Sanchez Portero é Pe- dro Ruiz), el fray Blás dixo missa de Nues- tra Señora, é recó las horas de aquel dia todas juntamente, é almorcaron. É fecho esto, se pidieron perdon los unos á los otros con lágrimas, porque no sabian si se avian de tornar á ver ni en qué avia de parar este negocio, é luego el frayle cogió muy bien las faldas de sus hábitos á la cinta , é puesta la estola como sacer- dote en cruz delante de su pecho, é ata- da con la cinta bendita, tomó un martillo pequeño, é púsosele en la cinta á la ma- no derecha (para derribar las piedras movedigas por el camino) é una calabaca pequeña con hasta: un quartillo de vino é agua, é atada á la mano siniestra, é un casco de hierro en la cabega, y encima un sombrero bien atado. É assi se puso en el balso ó cincho en que avia de en- E trar, $ atado. muy des tomó una cruz les dió á entender que la cruz que en la mano llevaba era la espada é armas de los chripstianos contra el dios ó diablo de los indios, despidióse este padre de sus compañeros, y ellos le encomendaron á Dios. Entrado dentro por la forma ques di- cho, fué el primero hombre que tal cami- no hico, é no sin harto trabaxo é peligro, porque como los que arriba quedaban no eran diestros en el officio, é muchas ve- ces le perdian de vista por las concavida- des de la barranca, soltábanle muchas - veces en el ayre ó en vago quatro ó cin- co estados ó más, como al que dan tracto de cuerda. De manera que quando llegó abaxo al troncon ya dicho, le faltaba la mayor parte del cuero de las manos, é le ovieran aprovechado assaz unos guantes, é á no llevar casco en la cabeca corriera peligro su vida, porque le acertó á dar una piedra tamaña como una nuez en la cabeca con tanta furia, que le hico meter el pescueco en el cuerpo é temblar todas las carnes. Y es muy contínuo caer allí piedras é galgas de toda suerte juntamen- te con tierra de muchas partes, en espe». cial estonces por donde yba este padre, porque los cables ya dichos derribaron de la barranca muchas piedras. Llegado abaxo, se hincó de rodillas, é bessó la tierra, dando gracias á Dios que le avia guardado, é fuésse con su cruz en la mano por el muladar abaxo hasta la placa, que hay buen trecho é de cuesta . muy derecha: é cómo llegó á la placa, le perdieron de vista desde arriba sus com- - A mucha hondura. e e quel atrevimiento é osadia deste frayle es el más temerario caso que he oydo, porque como he visto este in- fierno de Massaya é me acuerdo de su - profundidad, me maravillo más -de- lo : queste padre emprendió: é yo le tengo por más osado é cobdic DE INDIAS. LIB. dar á entender que aquella materia que hierve, es oro ó plata. Dice que baxado ya á la placa, fuésse santiguando con la cruz que llevaba en la mano, é recatándose si por acaso avia, acercándose á la caldera fogosa, algun peligro, porque en muchas partes en el llano mesmo de la placa sale el humo co- mo de chimenea por entre las peñas; é yba diciendo el evangelio de Sanct Johan, é aquel acabado, decia: «Non nobis, Domi- ne, non nobis ; sed nomini tuo da gloriam» . «No á mí, Señor, no á mí; mas á vues- tro sancto nombre sea dada la gloria». É comencó á mirar si por aquellos mulada- res vía los huessos de algunos indios de los que allí avian despeñado ó algunos ydolos: é no vido cosa alguna, porque aunque los oviesse, la tierra que cae de lo alto lo ternia todo cubierto. Despues llegóse este padre á una de aquellas ve- tas que baxan de alto á baxo, é con el martillo que llevó, dió golpes en ellas, é no halló nada más de parescerle á él ve- tas de metal de plata, é que por el grand fuego de abaxo de la caldera, están chu- padas é mamadas sin virtud. Desque esso oyo hecho, fué á una pe- ña de las grandes que está en la placa, y encima della puso la cruz de palo pe- queña que llevaba, lo mejor que pudo, _ con unas piedras en torno della, porque el viento no la derribasse. É volvióse fray : Blás por dó avia baxado, é le veisacon é vieron desde arriba sus compañeros, é , no poco se holgaron, porque avia rato que no le vian en ninguna parte de la pla- ca, á causa de la grand distancia; é pen- saban que era ya quemado. Y cómo el fray Blás miró arriba, vido que le hacian señas con un paño blanco, sin que las voces que le daban se pudiessen enten- der ni oyr más del eco é retumbar de- llas, no claro lo que le decian; pero en- tendió que essas señas le llamaban para - que se subiesse é atasse al balso, porque XLIT. CAP. IX. 85 los indios, pensando que era muerto, se huían, é los de arriba no los podian de- tener. Estonces este padre se fué al balso ó cincho, é halló que se lo avian subi- do en el ayre más de dos lancas en alto; é á más no poder le fué nescessario, pa- ra alcangarlo, que se acordasse de lo que avia aprendido á trepar antes que fuesse frayle, é con harto peligro por la tierra que de lo alto caia. Podria estar en todo quanto estuvo dentro de la placa, espa- cio de tres horas largas: atado al balso, le tornaron á subir arriba. No dexo de creer que este frayle fué marinero algun tiempo, é que seyendo - hombre de la mar, passó á las Indias, pues dice su relacion que fray Tomás de Ber- langa le dió el hábito en Sanctiago: el qual, mucho tiempo antes que fuesse obis- po, fué morador en las Indias é perlado é buen religioso en el monesterio de la cibdad de Sanctiago de la Isla Española. De los peligros que se sospechaban an- tes que fray Blás entrasse en Massaya, diré algunos; y eran tener por imposible entrar allí hombre vivo, é ya que allá ba- xasse, ser imposible tornar á subir: lo se- gundo, que como desde arriba paresce en la placa todo lo que della se puede ver pardo, pensábase que seria cenica, é no terreno tiesto é seguro, sino floxo é caliente, por la vecindad de tan grand a quel que entrasse allí, se sumiria ei a: lo tercer ), p siya, é FR OMpOrIaDIe ella y el humo que allá anda. É otras muchas cosas decian que se dexan por su prolixidad; é aun platicaban entre los españoles quel que allí entrasse, no avia de ser sino alguno ya sentenciado por sus delictos á la muerte; é sospechábase que allá en aquella pro- funda sima no andaba viento para tem- plar tanta calor, é poder alentar el que allí descendiesse. En fin, subido fray , Blás, fué srande el gogo de los compa 86 HISTORIA GENERAL Y NATURAL ros , é muchas las preguntas que le hicie- ron de aquel infierno de donde venia: el qual les respondió, que quanto á subir é baxar ya ellos lo avian yisto, é que quan- to á la cenica no era lo que parescia, si- no espinas quel mesmo infierno echa fue- ra del poco quando las despide á manera de escorias; é que como las envia calien- tes, se van derritiendo en el ayre como hilitos Ó aristas Ó raspas de las espigas de trigo, é rubias un poco; é despues que se enfrian, quiébranse por muchas partes; é que no le pessara aver llevado guan- tes, porque no pocas dessas espinas traia -— hincadas en las manos. E -—Quanto á la calor, dixo que ño la avia allá abaxo, sino tanto ó más ayre que le de la tierra que de arriba cae el ayre ha- ce mucho polvo é lo metia por los ojos; é quel que allá abaxo está, es menester guardarse de las galgas é piedras que las barrancas despiden. É que de quando en quando salen de aquella caldera unos bahos calientes grasientos, como de me- tal, que huele un poco á piedra cufre; pero que abaxándose el hombre un poco, atapada la cara é los ojos, luego passa aquello: é que otro peligro alguno en - Dios y en su consciencia no avia tenido - ni sentido allá abaxo; é quél tenia á todo su juycio por plata aquello que anda der- retido en la caldera de aquella profundi- dad, é que era menester que toviesse más compañia para sacar la muestra de- hay arriba ó fuera de aquella sima, tan- llo é salir dessa dubda. to que en partes era perjudicial, porque CAPITULO X. Continuándose la relacion del frayle en las cosas del infierno de Massaya. Lio vieron fray Blás é sus compañe- ros el término en que estaba su empres- sa, é que tenian abierta la puerta y hecho claro el camino para no temer cosa que tan temerosa antes les parescia, é quel estay é todo lo demás estaba aparejado, acordaron que uno dellos quedasse allí á guardar todo aquello (este fué Pedro Ruiz, con algunos indios) y el frayle é los demás se fueron aquella noche á Gra- nada á dar órden en Jascespentar el nú Je todo lo que avia passado: el qual se nos de. -aUer- oydo missa, ca delas oyrlo, é. dice parte á0 otro. les - que la cosa era tan rica, si saliesse como ellos lo arbitraban, que avia para sacar de nescessidad á muchos. Assi que, ya eran siete compañeros, conviene á saber: fray Blás, Johan Anton, Johan Sanchez Portero, Goncalo Melgarejo, Pedro Ruiz, Benito Dávila y Francisco Fernandez. É concertaron que otro dia, lunes de la se- mana sancta, disimuladamente, unos por una parte é otros por otras, se fuessen luego al infierno de Massaya á conseguir su propóssito; é assi se juntaron el már- al di unta= les, diez é seys. de abril, de la semana ron por la mañana pie Erancisoo E llamaron á Goncalo Melgarejo é contáron- e monte. de Massaya. É cada uno decia que queria ser el primero. que en- trasse, por ganar honra; é. po A. tar DE INDIAS. LIB. Blás. Fecho esto, se escribió la capitula- cion desta compañia, é la firmaron de sus nombres , é hicieron tres cédulas pa- ra las poner abaxo en la placa á manera de possesion que tomaban de aquella cal- dera de metal que allí hierve, en nom- bre de Su Magestad é dellos; y essas qé- dulas metió el frayle por todos sus com- pañeros, cada una puesta en su encerado sobre sí, que se escondieron en la dicha placa. Assi que, estando todo á punto, des- pues de aver dicho missa este padre, é ya que querian almorcar para comengar su entrada, vieron asomar gente de caballo que venian en su rastro, y eran ciertos vecinos dessa cibdad de Granada, llama-' dos Alonso Calero, Francisco Sanchez, Frangisco Nuñez, Pedro Lopez, Diego de Obregon é otros, de lo qual el frayle é sus consortes resgibieron pena en verlos; pe- ro disimularon su enojo, pues que en aquello pensaban que servian á Dios é al Emperador Rey, nuestro señor. É llega- dos los que assi venian, maravilláronse de ver el artificio para entrar en aquel in- fierno, tan á punto é con tanta xarcia é cadenas é lo demás, é conoscieron que aquello era cosa pensada é aparejada des- de muchos dias antes, é aunque lo vian no lo creian, porque les paresció que aquello era empressa de un príncipe miás - que de hombres semejantes. É cómo des-- seaban ayudar á los. Primeros, no como | testigos, sino npañeros ; quexaban al Serie Eos 41108 otros, en no les aver dado parte de aquel se- creto al principio. En fin, dadas sus bue- nas respuestas, todos almorcaron juntos, é los que avian de entrar se pusieron en órden, unos con guantes, é los que no los tenian pusiéronse paños en las manos, por las espinas quel frayle les avia dieho que avia, é cada uno con su casco en la cabega, por las piedras é galgas que caen; $ algunos se pusieron nóminas con reli- A muladar abzo dla e e torno á - subir el balso, é púsose en él Benito Dá- XLII. CAP. X. quias al cuello, é se encomendaron á Dios, y en las oraciones de los que acá quedaban, como los que van á morir. E No es poco de loar el esfuerco é osadia desta muestra nascion; y es gierto que aunque esto está de muchos é muy lar- gos tiempos experimentado, é por incon- tables auctores é ojos de los passados é pressentes visto, que á quien ha mira- do este infierno de Massaya, como yo, le parescerá ques una de las mayores Osa- dias que un hombre mortal puede acome- ter entrar en aquella sima tan profundís- sima, donde solo mirarlo desde arriba, y estando seguro del peligro, es mucho es- fuerco llegarse hasta aquella boca, quan- to mas descender adonde tan ciertos in- convinientes é trabaxos están aparejados, é tan dificultosa la baxada é incierta la vuelta. Cosa es verdad de grand espanto pensarlo, é historia muy peregrina é muy estimada de quantas se han oydo ó es- cripto por verdaderos auctores. Al primero que desta compañia le cupo entrar en Massaya, fué Pedro Ruiz; é atado en el balso, é atada consigo una cesta con una calabaga de agua dentro 6 comida, é alrededor puesta paja, porque 87 no se quebrassen las vassijas por las pe- ñas, y encomendándole todos los mira- dores á Dios, anduvo el cabestrante é tor- no, ae pá) poco pen: vila con otra cesta de bastimento ó comida: é agua é una cruz de palo pequeña, é fué abaxado por la mesma órden, é desatán- dose, baxó desde el troncon hasta la pla- ca; é llegado allá, le yierón desde arriba cómo se hincó de rodillas á la otra cruz, quel frayle ayia metido allá el sábado an- tes, que estaba sobre una peña, y en otra el Benito Dávila hincó ó clavó la cruz que as llevaba, con un er de el 88 HISTORIA GENERAL Y NATURAL entró en él Johan Sanchez con otra cesta, en que yban los cangilones de barro co- cidos, que dentro en la esphera de hierro se avian de meter cada uno por sí: é tor- nado el balso arriba, entró fray Blás, é á él atados sus hábitos é puesta su estola, como hico la primera vez, é llevaba las tres cédulas de la possesion; é metió otra cesta con las cadenas é la esphera de hier- ro, é un mortero ó servidor de lombarda é un martillo é unas tenacas y escoplo é algunos clavos, por si fuessen menester. Cómo todos quatro fueron abaxo, dióse órden de meter una viga grande de veyn- te é nueve piés luenga, con una roldana al cabo, en que se ocuparon é se passó aquel dia hasta la noche , dexando cansa- dos los de arriba é de abaxo, por lo qual no se les pudo meter agua; é la que avian llevado los que en la sima estaban era poca , é con el trabaxo é la calor bebie- ron la que les quedó con muy estrecha racion, é assi passaron hasta el siguiente dia. Éá prima noche, por su sed, no se pudo hacer más de llegar la viga á la ori- lla de la caldera, é assentáronla por don- de les paresció que convenia, desta ma- nera : sacaron el un cabo de la viga con la roldana ó carrillo que tenia hasta cin- co piés fuera de la orilla de la caldera, y el cabo que quedaba dentro de la placa, é cargáronle de piedras, é pusieron las cadenas é maroma á punto ; y hecho esto se pusieron á dormir un rato dentro en la placa. E De zpoches la grand claridad que de sí aquella plaga, é por esso no aguardaron ae álan mañana ; sino cómo reposaron alguna ca tiembla. Assi que, levantados todos en pié, fueron todos quatro á la viga é alis- tóse la soga, é comencaron á meter el mortero de hierro hasta una braca, é hin- cáronse de rodillas é prometieron á Nues- tra Señora de Guadalupe cierto voto; é levantáronse en pié é comencaron á me- terlo los tres dellos, porque el otro, que fué Johan Sanchez, fué á la otra parte de la caldera, quassi al contrario , en- frente de los compañeros, para ver quán- do llegaban abaxo. Encima del mortero de hierro arriba, quanto una braca dél en la mesma cade- na, yban atadas ciertas hilachas blancas, para quel que yba á la otra parte viesse el mortero, élo segundo para que quan- do se encendian é ardian essas hilachas, se entendiesse quel mortero allegaba aba- xO á la escoria. Finalmente, se metió el mortero tres veces, y en las dos no sacó nada, aunque les parescia que avian lle- gado abaxo á las escorias; pero la verdad era que no llegaba: la tergera vez , cómo la cadena y el mortero se pegaron con la escoria abaxo, tuvieron trabaxo en ar- rancar é despegar el mortero de la esco- ria por su grand pesso, é parescióles que traia metal, y era quel mortero é la ca- dena venian todo enfoscado é cubierto al- rededor de escorias. Lo qual, subido ar- riba, é visto que no podian sacar más de las escorias de encima del metal, é que la escoria era mucha é negra é liviana é agujereada de agujeros muy lucios é blancos é resplandescientes (como que dellos se oviera sacado metal, é paresgia ia que debia ser oro ó plata más que otros blettuar porque allí no hay noche. en metales), é porque estonces quedaban cansados é con mucha sed, estos experi- mentadores cena á Feo so la mañana. Quanto á la hondura de Gua bragas en la callos hasta aquel e DE INDIAS. LIB. XLIL CAP. X. 89 - Ó placa hasta essa pasta ó lo que es, que fray Blás afirmaba ser oro ó plata, é los más tienen ques minero de acufre. Llegado el dia, los de abaxo enviaron con las sogas una carta para que les ba- xassen agua; é no les escribieron lo que passaba por no les desmayar: antes les significaron que era grand riqueca ó que avia muestra de plata; y en tanto que la carta yba parescióles á los de abaxo que se debian salir luego, porque eran pocos para lo mucho que avia que hacer, é por la grand hondura el mortero é la cade- na é soga pessaban mucho, y las cator- ce bracas de cadena que eran menester más; porque la soga que metian yba á riesgo de quemarse, é cada vez salia cha- muscada en partes, é á quemarse aque- lla soga, corrian los de abaxo grand peli- gro, assi de no poder tornar arriba como - de no los poder desde encima proveer de - comida ni de agua, porque con aquella - soga, que seria de ciento é quarenta bra- cas, ternian los de abaxo lo que desde arriba se les enviaba. Era essa soga tan gruessa como el de- do pulgar, é con essa cuerda el balso era guiado; é assi por lo ques dicho tenia de tornar á meter la dicha soga en la calde- ra con las cadenas é lo demás, é por tan- to estaba de voluntad de subir arriba pa- ra volver á su labor con mejor adas _á concluyr lo comencado. - Los de arriba holgáronse con la taria, . y enviaron luego una cal: aca grande de agua é una cesta con una carta, en que les enviaban á decir, pensando qué avian sacado mucha plata, que mirassen lo que hacian é cómo la sacaban, porque los hi- dalgos que allí avian venido, cobdiciaban mucho ver é saber qué era lo que avian sacado, contra su voluntad, si de grado no se les mostrasse; é que subiesse Be- nito Dávila primero. Cómo los de abaxo vieron esta carta, acordaron que dixes- sen que avia grand muestra de riquega; TOMO Iv. é subieron los tres primeros é quedó el frayle á la postre. É llevaba consigo una cesta, en que la esphera y el servidor ó mortero avian baxado, é dióles á enten- der que allí yba lo que avian sacado; y en la verdad, si no usara deste ardid ó les diera esperanca con la cesta á los de arriba, posible fuera que algun travieso é de poca consciencia le hiciera alguna bur- la é le cortara la soga. É acabado de su- bir, todos fueron á él, é le rogaron que les mostrasse lo que traia; pero él dixo que no lo podia hacer sin ligencia de los compañeros, é con la mejor manera que lo supo encubrir, metió la cesta en una ar- ca que allí tenia, é guardó la llave. Visto esto, se apartaron de allí enoja- dos los que atendian y escribieron al go- bernador Rodrigo de Contreras , que es- taba en Leon, hagiéndole saber lo que avian visto é que sospechaban que se avia sacado grand muestra de riqueca. Y con el Benito Dávila escribió fray Blás al go- bernador lo que avia passado, é dándole á entender que no se debia ya llamar in- fierno Massaya, sino parayso, aunque él tampoco lo entendió, como los demás, puesto que entró dentro. Aquella tarde desbarataron el Pe trante é púsose en cobro lo demás, é otro dia amanescieron estos compañeros y el frayle en Granada. Por manera que publicada la cosa, y « entrando en e 23 Ja viessen á pantó Pos los aparejos que convenian para entrar en aquella sima, porque él queria mandar entrar en aquel infierno, y estar pressente á ver qué co. sa era aquella. É assi se higo: quel sába- do, veynte é siete de abril de aquel año, el gobernador fué en persona, é se puso en órden todo lo nescessario; y el már- tes siguiente, postrero de abril, señaló siete personas que entrassen en elinfier= no, los quales fueron aquestos: fray Blás e A 90 HISTORIA GENERAL Y NATURAL del Castillo, Pedro Ximenez Panyagua, Johan Platero, Joan Martin, Anton Fer- nandez, portugués, Nicardo, francés. Ca- da uno dellos se aparejó é proveyó de casquetes é guantes é lo que más les con- vino: é mandó el gobernador alargar diez bragas de cadena, é fueron con las que primero tenia veynte é quatro bragas. Y el mártes por la mañana, postrero de abril de mill é quinientos é treynta y ocho, despues quel frayle se ovo metido en el balso é le ovieron encomendado á Dios é comencaron á lo meter, el gobernador se fué de la otra parte contraria por le yer mejor entrar; y en fin él baxó é- despues dél otros dos juntos, que eran Pedro Xi- menez y el Nicardo. É volvió el balso ó cincho arriba é baxaron otros dos, que eran Panyagua é Johan Platero, estos baxaron riñendo; é tornando el balso á subir, baxaron Johan Martin é Anton Fer- nandez, portugués, é venian maltracta- dos de las piedras que caian, é riñendo como los otros; pero á essos otros se les quebraron las vassijas de agua en el ca- mino é quedaron con poca agua. É pas- sóseles lo restante de aquel dia en meter otra viga con su roldana al cabo, por dó avian de baxar las cadenas al metal, por- que la que la otra vez metieron, el fray- le la avia echado en el fuego por ver si hacia llama. La siguiente noche, ya pues- ta muy bien su 0 é con su cadena é polea, avia en la cadena que avian de meter con el mortero tres señales 'en la una braga Aparjada una de otra, mortero allá Asen S Sa “Tinas el encendiessen. Sanet Francisco ; é que todos essos de ple- que aquello era metal, á sa arescer que sí: é la tercera vez salió el mortero de hierro atapada la boca, con grand bulto de escorias é pesso mucho, é pen- saban por esso que traian algo; é subido arriba, no avia sino escorias. Tornado á meter la quarta vez, entraron diez é siete ó diez é ocho bragas de cadena; é como la escoria está grande é tan gorda no de- xó passar el mortero abaxo al metal der- retido, é quedóse allá con aquellas bra- cas de cadena, la qual era delgada, po- co más gorda que la guarnicion de una espada, y el resto de la cadena salió co- lorada, como si saliera de una fragua, no derretida sino colorada; é la soga salió por muchas po quemada é chamus- cada. - Hecho esto, labao desde a les ba- xaron agua é una carta del gobernador, en que les decia que le enviassen de lo que avian sacado é de la tierra que esta- ba cabe las vetas: é assi se le subieron unas piedras pequeñas é pessadas , de las de la placa, é algunas escorias de las que se avian sacado de la caldera. Lo qual vis- to arriba, quedaron descontentos muchos que lo estaban ahí esperando, é cada qual se fué por su parte á la cibdad; pero to- davia fray Blás porfiaba que aquella ma- teria que allí anda derretida es metal, por muchas ragones quél quiere dar confor- mes á su cobdicia, que no le deben ser creydas. É para que se le crean, dice que todas las personas doctas que hasta es- tonces avian llegado á ver aquel infier- no, son de su Opinion, conviene á saber: fray Francisco de Bobadilla, de la Órden erged,. yel maestro Alonso de Ro- ), € fray Bartolomé de las Ca- E 508, 2 Órden: de los Predicadores, é Despues que estuvieron juntos los > ) se hincaron. de -rodillas é hiciere. s fray Johan de Gandabo, de la Órden de JA y 3 AS AI ñ O ln > Pe m A y , DE INDIAS. LIB. mo cobdicioso , porque yo los conos- cí muy bien á todos, excepto al Gan- dabo; pero en fin el mesmo fray Blás dige que de cierto no se sabe que aque- llo sea metal, porque el gobernador de aquella provincia no avia consentido que otros entren allí. É habla este padre con mucho fervor é aficion, porfiando que aquella materia que en aquella sima arde es plata, é que todos ó los más lo juzgan por acufre; y en la verdad assi me pares- ció á mí, é me paresce quel gobernador, como sabio é prudente, é porque le pa- resció notoria liviandad la deste frayle, no queria que los hombres se pusiessen á tan notorio peligro; é cómo Rodrigo de Con- treras, á cuyo cargo está aquella tierra por Sus Magestades, es cavallero pru- dente, hacia muy bien en no consentir que aquella temeraria opinion desse pa- dre, é de otros cobdiciosos que con él andaban embelesados con la opinion de baxar á aquel infierno, procediessen ade- lante: antes si fuera otro gobernador, le maltractara á él é á los demás por su loca osadia. É no queria el gobernador que sin consulta del Emperador, frayle ni otro hombre entendiesse en aquelló: ni el frayle tenia licencia de su perlado para estar allí, ni para hacer essos juramentos é capitulaciones quél hico, 6 4 los otros cobdiciosos que con él se juntaron, ex- hortados por él; y en mucho peligro de E su ánima é consciencia higo. todo Jo que hico, é assi lo he yo oydo. platicar é cul- parle otros religiosos de su mesma Ór- den, muy letrados é de auctoridad, é aquella osadia no le llama ni llamará nin- gun prudente ni discreto varon celo de servir á Dios ni al Rey, sino especie de hurto, é querer él por aquella via nesces- sitar para capitular despues con su Mages- tad, si por caso salia el efetto al propós- sito del frayle. Dige assimesmo su rela- cion, quel gobernador les tornó á escri- bir, estando él en persona mirando la si- : a XLIL CAP. X. 91 ma, que pues no queria subir que subies- se más tierra de cabe las vetas para que se pudiesse hager ensayo; é como no te- nia barreta ni herramienta para ello, más de aquel martillo ques dicho, con él el frayle é Johan Platero arrancaron lo que pudieron, é pusiéronlo en una cesta. Es- te Johan Platero decia que sin dubda aquello que estaba derretido en la calde- ra era oro derretido. Estonces, cómo le oyó decir esto el Pedro Ximenez, dixo que se fuessen todos, que aquella veta más principal que está hácia la parte de Leon, quél la tomaba en nombre de su señor Alonso Calero. Otro de los que estaban abaxo, que se decia Panyagua, dixo que se fuessen todos, que otra veta quél señalaba á la parte de Momborima, ques un pueblo de indios, la tomaba para su señor Frangis- co de la Peña, primo del gobernador. Cómo el frayle oyó esto, creyendo ó barruntando que sus amos les avian man- dado arriba que assi lo higiessen, antes que allá entrassen, dixo: «Sedme testi- gos que yo no tomo essa veta ni essotra, sino que tomo essa caldera de metal que allá abaxo hierve, en nombre del Rey, nuestro señor, é del mio é de mis com- pañeros»: de lo qual se rieron todos. - Despues de esto comengaron á reñir los unos con los otros, é á se amenagar pa- ra quando oviessen salido de allí; yen tanta manera cresció la rengilla, que acas de agua les. baxaban quebraban por. reñir, no tirando como avian de tirar la cuerda. Pero el frayle los higo allí amigos, é subieron de dos en dos, cada uno con el que ayia baxa- do esta tercera vez: que era Pedro Xi- menez y el Nicardo, -Panyagua é Johan Platero, Johan Martin é Anton Fernan- dez, portugués; y el frayle subió á la postre con la cesta para hacer el ensayo de la tierra que en ella se sacó, é cómo. fué arriba, la peesecotó al eres Lo - —— formassen con el pare bles, que todos creen ques 2quel. 92 HISTORIA GENERAL Y NATURAL qual despues el besado en Leon lo mandó ensayar, é no salió nada. No cansado el frayle é los demás de su bando, suplicaron é aun requirieron al gobernador que les diesse licencia para tornar á entrar en aquel infierno, é no se la quiso dar, ni permitir quessos ni otros allá fuessen á entrar en aquella sima. É á esta tercera vez quel frayle é los otros seys ques dicho entraron, el gobernador estuvo pressente, con otros muchos que los vieron entrar é salir. Grand paciencia es la que ha menester é mucha prudencia el gobernador para contentar á los súbditos de su jurisdicion, y en especial á algunos tan desatinados como andaban inducidos por este frayle: que como él no ponia dineros en el ne- gocio, ni le dolian los que los simples compañeros avian gastado, ni le penaba que se acabassen de perder trás sus pa- labras. Pero como dicho es, el goberna- dor, viendo el notorio peligro é aventura en que aquellos querian traer sus vidas é sus haciendas, no les quiso dar lugar á que se perdiessen; é aun porque todos aque- llos aparejos é xarcias subian los cuitados indios por aquellas breñas é sierras con excesivo trabaxo, de que tampoco se do- lia fray Blás ni su compañia. Digo yo que dar licencia para entrar allí á algun chripstiano, no-osara hacer ningun. gobernador cathólico ,-si no fuesse despiadado é cruel é de poca conscien= cia, quanto más que bastaba ya lo expe- rimentado para sacar á este padre é á los demás de su falsa opinion, é que se con- piedra acufre. ES - Otras muchas cosas é nov velados cuen- 5 ta el Sage Sa su ación de poco fructo, "es er de in ra z 2: E permanescer en su errada Ó vana opi- nion. É dá assimesmo anchas racones en fin de todo para que se le crea que aque- lla materia que allí hierve en aquella pro- funda sima es metal, é que no es boca de infierno ni espiradero dél ni agua; é dige que aquel ruydo tan grande que allá anda, no es sino de metal, é no sali- tre ni piedra aqufre, como gunos quie- ren decir. É dige que tampoco es hierro ni cobre y concluye que es oro ó plata ó juntamente oro é plata. Y afirma que los que dicen ques plata, essos traen más ra- - con; é yo pienso quél é los tales están fuera della, é que no lo entienden. Ni yo aqui pusiera esto, sino porque me paresce conviniente, por lo que agora diré: lo pri- mero, porque de nescessidad aquel hoyo é sima ha de tener otra dispusición é vis- ta allá abaxo muy diferente de la que de arriba pueden ver é considerar los que desde donde yo lo ví lo han visto ó lo vie- ren, é aquesto cuéntalo bien este padre, aunque en la distancia é bracas de la hondura no digen todos tantas como él; é yo he oydo despues al gobernador Ro- drigo de Contreras, que lo vido é se halló pressente la tergera vez quel frayle é los que he dicho que allí entraron; é aun di- ce que despues que entran en aquella pro- fundidad, hay otra dispusicion, é cada dia la hay é se hunde más tierra en torno de aquella plaga donde essos llegaron. Lo se- gundo que me movió á sacar ó poner aqui esta suma de la relacion deste padre fray Blás, es porque se sepa un tan temerario acometimiento como este religioso tuvo, - en que no solamente aventura la vida si- : E no el ánime todo ello es para dar loores á Dios en to- 2, 4 lo que paresce. Y en fin, do lo. ques dicho, é no dexar de dárselos - por le aver librado de su desatino é cob- dicia á él é á los quél movió é truxo á su : Opinion. Passemos adelante 4 o as DE INDIAS. LIB. XLIL. CAP. X. 93 CAPITULO XI En el que se tracta de los areytos é de otras particularidades de la gobernagion de Nicaragua é sus anexos, é assimesmo de algunos ritos é cerimonias de aquella gente, demás é allende de los que la historia ha con- tado. A costambraron los antiguos (en el oto- ño) acabados de coger los fructos de la tierra, que se juntaban los hombres en los templos é hagian fiestas é sacrificios, haciendo placer á sí mesmos é honra á sus dioses *. Pues luego, si tal costumbre ovo antigua, y entre gente de tanta ra- con, no es mucho que los indios lo ha- gan. É assi digo que en la placa del ca- cique Viejo, que assi le llaman, porque él era muy viejo (é yo le conoscí é ha- blé), pero su proprio nombre fué Aga- teyte, é su placa é señorio se decia Te- coatega, era uno de los mayores señores de aquella gobernacion de Nicaragua, é tenia seys mill hombres de hecho de ar- co é flecha, € más de veynte mill vassa- llos entre hombres é mugeres chicos é grandes. Y halléme un dia á ver un arey- to, que allí llaman mitote, é cantar en coro, como los indios suelenhacerlo, y era acabando de coger el fructo del ca- cao, que son aquellas almendras que en- tre aquella gente corren por moneda, é de que hacen aquel brevage que por tan exgelente cosa tienen ; y fué de aquesta - manera. Andaban un contrapás hasta ses- senta personas, hombres todos, y entre- os mugeres,. pintados to- llos ciertos hec. dos é con muchos y hermosos penachos é calcas, é jubones muy bigarrados é di- verssas labores é colores, é yban desnu- dos, porque las calgas é jubones que di- go eran pintados, é tan naturales que ninguno los juzgara sino por tan bien vestidos como quantos gentiles soldados alemanes ó tudescos se pueden ataviar. 1 Aristóteles, Eth., cap. VIII. Y essa pintura era de borra de algodon picado (é primero hilado), que lo ha- cen quedar como la borra que dexan las tixeras de los tundidores, y era de quantas colores puede aver, é aquellas muy finas. Algunos llevaban máscaras de gestos de aves, é aquel contrapás andá- banlo alrededor de la placa é de dos en dos, é desviados á tres ó quatro passos; y en medio de la placa estaba un palo al- to hincado de más de ochenta palmos, y engima en la punta del palo estaba un ydolo assentado é muy pintado, que di- cen ellos ques el dios del cacaguat ó ca- cao: é avia quatro palos en quadro pues- tos en torno del palo,. é revuelto á esso una cuerda de bexuco tan gruessa como dos dedos (ó de cabuya), é á los cabos della atados dos muchachos de cada siete ú ocho años, el uno con un arco en la ma- no, y en la otra un manojo de flechas; y el otro tenia en la mano un moscador lin- do de plumas, y en la otra un espejo. Y á cierto tiempo del contrapás, salian aque- - los muchachos de fuera de aquel quadro, é desenvolviéndose la cuerda, Andaba en olayre dando vícltas red afuera é olperión. dose el uno al otro, destorciendo lo co- gido de la cuerda; y en tanto que baxa- ban essos muchachos, dancaban los ses- senta un contrapás , muy ordenadamente, al son de los que cantaban é tañian en cer- co atambores é atabales, en que avria diez ó doce personas cantores é tañedores de mala gracia, é los dancantes callando é con mucho silencio. 9% HISTORIA GENERAL Y NATURAL Turóles esta fiesta del cantar é tañer é baylar, como es dicho, más de media hora; é al cabo deste tiempo comencaron á baxar los muchachos , é tardaron en po- ner los piés en tierra tanto tiempo como se tardaria en decir cinco ó seys veces el Credo. Y en aquello que tura el desarre- volverse la cuerda, andan con assaz ve- locidad en el ayre los muchachos, me- neando los bracos é las piernas , que pa- resce que andan volando; é cómo la cuer- da tiene cierta medida, quando toda ella se acaba de descoger, paran súbitamente á un palmo de tierra. É quando ven que están cerca del suelo, ya llevan encogidas las piernas, é á un tiempo las extienden, é quedan de pié los niños, uno á la una parte é otro á la otra, á más de treynta passos desviados del palo que está hin- cado; y en el instante, con una grita grande, cessa el contrapás é los cantores é músicos, é con esto se acaba la fiesta (Lám. V.*, fig. 1.2). Y estáse aquel palo allí hincado ocho 6 diez dias, á cabo de los quales se juntan cient indios Ó más é le arrancan, é qui- tan de allí aquel cemi ó ydolo que estaba encima del palo, é lléyanlo á la mezquita é templo de sus sacrificios, donde se está hasta otro año que tornan á hacer la mes- ma fiesta. É sin dubda es cosa para hol- gar de verlo; pero lo que mejor me pa- resció era la manera del atavio ó vestido qual es dicho, é los muchos é lindos pe- nachos que llevaban, é ver de una librea 6 forma de pintura dos dellos ó quatro, Ade sie ulqsenelada. Otros tantos, pa- qua del Espíritu Sancto, desta manera. Delante del buhio del cacique estaban de- baxo de una barbacoa hasta veynte in- dios, pintados de bixa é de xagua, ques roxo é negro , é con muchos é lindos pe- nachos, cantando de pié, con tres ó qua- tro atambores é atabales; é fuera de aquel portal, en la placa, delante dessos músi- cos, á veynte passos, andaban hasta diez ó doce gandules disfracados é muy pinta- dos assimesmo de bixa é xagua, con sus penachos é tiras é moscadores é pelotes * de algodon é de otras maneras, baylan- do á forma de contrapás. É desviados destos, diez passos á la mano derecha, estaban otros quatro gandules, dispuestos hombres, pintados como los sussodichos de muchas colores, é las carás roxas co- mo sangre pintadas, con ciertas cabelle- ras é plumas é penachos, é como ellos se suelen poner para mejor parescer en la guerra. É destos quatro los tres estaban parados ó quedos, que no se movian, y el uno solo baylaba é andaba á manera de contrapás, sin salir ni se apartar más de un passo ó dos á un lado ó á otro de Te- coatega, señor de aquella placa, que es- taba arrojándole varas al que baylaba desde á tres ó quatro passos dél; é mu- chas veges ó las más le daba por aquellos costados é lomos é vientre é bracos é piernas é por donde le agertaba, pero nunca le tiraba á la cabeca. É al tiempo quel cacique soltaba la vara, el que la atendia hurtaba ó torcia el cuerpo á un lado ó al otro, ó se abaxaba ó volvia las espaldas, de forma que muchas veces le erraba; pero las más veces le acertaba é le. lia 6 . daba buenos golpes, que le alcaban bien Alemania ra muy ) han Ex en | Sulanisra parte del mundo. S SS -. Otra manera de areyto ví enla mesma _en uno por todos quatro: hasta q | oro las ronchas. É quitábase aquel y entraba otro de los dichos quatro, y esperaba e sn dolia Na . DE INDIAS. LIB. ínanera de cañalejas, delgadas como. el dedo menor de la mano, y en la parte más gruessa é cabo de la vara un cipote 6 cabeca de cera; de manera que aunque el golpe no era peligroso, era bestial bur- la, por estar como estaban desnudos. Y el que rescibia el tiro ningun sentimiento ni mudanca hacia, ni se tentaba la heri- da, ni se condolia de ningun golpe, sino luego se preparaba para esperar otro, é con una mesma cara é semblante; é tam- bien con la mesma vara tiraba el cacique tres Ó quatro veces, hasta la quebrar ó le errar é que la vara passasse adelante. Desta manera quebró é despendió en los dichos quatro indios bien treynta va- ras de las ques dicho, y estaba mucha gente de indios, chicos é grandes é mu- geres, mirando la dicha fiesta; é acaba- das de tirar las varas , el cacique mandó sacar cacao, é dió de su mano á cada uno de los quatro hasta quinientos granos é almendras del dicho cacao. Y hecho aques- to, con una grande grita, se fueron los bayladores é músicos é cantores é los gol- peados ; é trás ellos mucha gente de in- dios, á otras placas á otros caciques é señores á hacer lo mesmo y esperarles otros tantos tiros, quatro mancebos otros de los que estaban sanos é no garrocha- dos; é para esto ellos mesmos llevaban dos da cargados con dos ses de aquellas varas. E Assi cómo se fueron; $0 | p cacique que para qué se hacia que si era aquel dia fiesta cstrellos; 6 qué misterio significaba: é dixo que no era fiesta, sino que aquellos indios eran de otras plagas, y eran mancebos, é por su placer andaban como en aguinaldo á pe- dir cacao á los señores é caciques que lo tenian, é quellos se lo daban, como él avia hecho; é que primero que se lo diessen, acostumbraban tirarles veynte ó treynta varas hasta las quebrar en ellos, segund es dicho, en que parescia que se mostra- | dl XEM. CAP. XL 95 ban mancebos de buen esfuerco, é altos é dispuestos para la guerra é de buen su- frimiento para las heridas. Y es cierto quel cacique ques dicho, se las arrojaba aquellas varas de buena gana, y era man- cebo é rescio é les daba buenos papiro- tacos, que les levantaba un dedo 6 más - las ronchas. Este dia, queriendo yo ver la hora que era en uno destos reloxes de sol que traen de Francia é de Flandes, con un espejue- lo é la caxa de marfil, que podia valer tres Ó quatro reales de plata en España, me le pidió este cacique, porque dixo que le parescia bien; y él me dió otro de mar- garita del tamaño de un ducado doble de los nuestros, engastado en una piedra de muy excelente jaspe ó pórfido verde, al qual espejo en aquella lengua se llama chaschite. Otros areytos é cantares, juntados con el baylar é contrapases, usan los indios, é son muy comunes, como en otras par- tes destas historias está dicho; é aquellos son comunes y en el tiempo de sus obse- quias 6 muerte de los caciques principa- les, é que les quedan en lugar de historia é memoria de las cosas passadas, é van acrescentando lo que subcede. Y “otros hay que ordenan sobre hacer alguna tray- cion, como se hico en la muerte de don Chripstóbal de Sotomayor en la isla de Sanct Johan pi capítulo * ne E ; Otros areytos hay ques son Fs comu- nes para hacer sus beoderas, en los qua- les anda tan espeso el vino como el can- tar, hasta que caen hechos cueros borra- chos é tendidos por el suelo. É muchos de los que assi se embriagan se quedan allí donde caen, hasta quel vino se les pas- sa ó viene el dia siguiente, porque el que le ye caer de su compañia, más le ha envidia que no mangilla , é aun porque no entró á baylar sino para quedar de aque- lla manera. Pero diré aqui de otro q 96 HISTORIA GENERAL Y NATURAL la verdad yo é un clérigo é otros tres ó quatro españoles que allí nos hallamos quisiéramos estar léxos dellos , porque ver septenta ú ochenta indios con su ca- cique borrachos, é gente tan béstial é ydólatra é tan llena de vicios (é que de los chripstianos yo creo que ningun con- tentamiento tienen en la verdad, porque de ser señores los han hecho siervos, y en sus ritos é cerimonias é vicios les han ydo á la mano) ¿qué se puede pensar de su amistad? É demás desto estábamos lé- xos del socorro é ayuda de los chripstia- nos, y en casa de uno de los mayores se- ñores de aquella gobernacion, y en tierra que assi por mar como por la tierra te- nian aparejo para se salir con lo que hi- ciessen: todas estas conjecturas eran apa- rejo para temer lo que allí vimos. Verdad es que uno de los caciques que más se han presciado de la amistad de los espa- ñoles, es aqueste llamado Nicoya, y era bapticado, é se llamaba don Alonso, é como indio se dice Nambi; é si le pedian algunos .indios para alguna cosa que oviéssemos menester , decia él: «Yo no tengo indios, sino chripstianos, é si chripstianos quereys, yo os los daré.» — «Pues dadnos chripstianos que hagan aquesto, de que tenemos nescessidad ». Y luego nos daba tantos indios como se le pedian, é hacian lo que se se les manda- ba. Pero oyd agora lo que debaxo de su baptismo este cacique é su gente hicieron, é fué aquesto. Un sábado diez é nueve de agosto de do mill é quiniento: en la a de Nicoya, don , cique de aquella provincia, por otr o bre llamado Nambi, que en aquella su — Jengua chorotega quiere decir perro, dos dos que fuesse de ES 4 una os é veynte. ES: años, a Con las palmas un atabal é- asta Otros), estuvieron assi hastam e. noche, que los más delos otra parte de la placa mesma se sentó el cacique con mucho placer é fiesta en un duho ó banquillo pequeño, é sus prin- cipales é hasta otros septenta ú ochenta indios en sendos duhos. É comencó una moca á les traer de beber en unas higiie- ras pequeñas, como escudillas ó tagas, de una chicha ó vino quellos hacen de mahiz muy fuerte é algo aceda, que en la color paresce caldo de gallina, quando en él deshacen una ó dos yemas de huevo. É assi cómo comencaron á beber, truxo el mesmo cacique un manojo de tabacos, que son del tamaño de un xeme, é del- gados como un dedo, é son de una cierta hoja arrollada é atada con dos ó tres hi- los de cabuya delgados: la qual hoja é planta della ellos crian con mucha dili- gencia para el efetto destos tabacos, y engendíanlas por el un cabo poca cosa, y entre sí se va quemando (como un pibe- te) hasta que se acaba de quemar, en lo qual tura un dia: é de-quando en quan- do metíanla en la boca por la parte con- traria de donde arde, é chupan para dentro un poco espacio aquel humo, é quí- tanla, é tienen la boca cerrada, é retie- nen el resollo un poco, é despues alientan é sáleles aquel humo por la boca é las na- rices. É cada uno de los indios que he dicho tenia una destas hojas rebollada , á la qual ellos llaman yapoquete, y en len- gua desta isla de Hayti 6 Española se di- ce tabaco. É continuando el beber yendo é viniendo indios é indias con aquel bre- vaje, á vueltas del qual les traian otras higieras Ó tagas grandes de cacao coci- do, como ellos lo acostumbran beber (pe- 'desto no toman sino tres ó quatro: tra- gos, é de mano en mano, ora de lo uno, quando de lo otro, entremedias tomando aquellas abumadas, é tañendo entre ellos ! DE INDIAS. ros. É cómo la ombriaguós diferenciada- mente obra en los hombres, unos pares- cia que dormian sin se mover, otros an- daban llorando, é otros gritando, é otros dando traspiés desatinados. Y estando ya en este estado, vinieron sus mugeres é amigos ó hijos, é los tomaron é llevaron á dormir á sus casas, donde se durmie- ron hasta otro dia á medio dia, ó hasta la noche siguiente algunos, é mas é me- nos, segund que avian cargado é partici- paron de la beodera. Y el que aquesto desta gente no hace, es tenido entrellos por hombre de poco é no suficiente para la guerra. En aquel tiempo que lloraban é grita- ban, era cosa temerosa ver sus desatinos; y en aquel tiempo quellos se están embor- rachando mucho más, porque quanto más nos era encubierto el dubdoso fin de Ja fiesta, tanto más era de temer el peligro en que nos parescia que estábamos. Des- ta mesma manera, aparte, lo hacen las mugeres de la manera que está dicho; pe- ro las principales. Bien pensamos una vez quel areyto y embriaguez avia de ser en daño de los seys ó siete españoles, que allí nos halla- mos, é por esso estuvimos en vela é con las armas en la mano, porque aunque no bastássemes á defendernos de tantos con- trarios, á lo menos pensábamos vender- les bien caras nuestras vidas, é procurar pu E quales la: Otra t a co, é muy desscanidilados é Sibardos sin sus capitanes. Passada la borrachera, yo le dixe al cacique que pues era chiripstia- no é decia que assi lo eran sus principa- les é mucha parte de su gente, que para qué hacian aquella borrachera, porque un - beodo no es más, perdido el sentido, que una bestia ó un animal bruto é sucio; que bien conoscia que lo mejor quel hombre tiene es la ragon y entendimiento, é que DO 1v, LIB. XLI. CAP XL 97 quanto mejor que otro entiende assi se aventaja entre los otros hombres, é más le estiman todos é más meresce ser hon- rado; é quanto más loco ó bobo ó insi- piente es, más semejante á las bestias: é que bien sabia él que entre sus vassallos avia principales que eran mayores seño- res é más cercanos debdos suyos que don Diego (que era un principal muy privado suyo), é me avia dicho él que le queria más que á todos, porque era más sabio é valiente que los otros, pues por el buen saber suyo era más estimado; que por qué perdian el saber é se emborrachaban é quedaban sin sentido, como bestias; é que los chripstianos no avian de hacer lo quél hacia, que las más noches dormia con una moga vírgen, que era grand pe- cado é cosa muy aborrescible á Dios, ni avia de tener más de una muger sola y él tenia muchas, allende de aquellas que desfloraba. Respondióme que en lo de las borra- cheras él via que era malo; pero que era assi la costumbre é de sus passados, é que si no lo hiciesse, que su gente no lo querria bien é le terniau por de mala con- versacion y escaso, é que se le yrian de la tierra. É que en lo de las mugeres quél no queria más de una, si fuesse posible, que menos ternia que contentarse una que muchas; mas que sus padres se las da- : ba é rogaban que las tomase, | 6 otras z todos de 1 matar al a é los qu más : - quele - Z cas vírgines, quél lo E por las honrar á ellas é á sus parientes, é luego se ca- saban con ellas de mejor voluntad los otros indios, é por esto lo hacia. Á todo esso se le replicó lo que me pa- resció, dándole á entender su error é có- mo todo aquello era muy grave pecado, é no eran obras de chripstiano, sino de Infiel; y él aceptaba lo que yo decia, é decia que le consejaba bien, é que poco á 7% enmendaria, Pero en fin él teni > 98 HISTORIA GENERAL Y NATURAL el nombre como las obras é las obras como el nombre Nambi, que como tengo dicho, quiere decir perro. Y entre las otras tienen Otra mane- ra de areyto é rito, ques de aquesta forma. En tres tiempos del año, en dias señalados que ya tienen por fiestas prin- cipales, este cacique de Nicoya, é sus principales é la mayor parte de toda su gente, assi hombres como mugeres, con muchos plumages é aderescados á su mo- do é pintados, andan un areyto á mo- do de contrapás en corro, las mugeres asidas de las manos é otras de los bra- cos, é los hombres en torno dellas más afuera assi asidos, é con intervalo de quatro Ó cinco passos entrellos y ellas, porque en aquella calle que dexan en me- dio, é por de fuera é de dentro, andan otros dando á beber á los dancantes, sin que cessen de andar los piés ni de tra- gar aquel su vino: é los hombres hacen meneos con los cuerpos é cabecas, y ellas por consiguiente. Llevan las mugeres ca- da una aquel dia un par de gutaras (ó ca- patos nuevos); é despues que quatro ho- ras Ó más han andado aquel contrapás de- lante de su mezquita ó templo en la placa principal en torno del monton del sacri- ficio, toman una muger ú hombre (el que ya ellos tienen elegido para sacrificar) é súbenlo en el dicho monton é ábrenle por el costado é sácanle el coracon, é la pri- mera sangre dél es sacrificada al sol. É luego descabecan aquel hombre é otros quatro Ó cinco sobre una piedra que está en clafisheiucatos: en lo. alto ll é la los é hos pa é mios con ella, é úntanse á sí mesmos los becos é rostros aquellos Po ó as > dellos es como el que to é muy presciado. En aquel instante que acaban aquel maldito sacrificio, todas las mugeres dan una grita grande é se van huyendo al monte é por los boscajes é sierras, cada una por su parte ó en com- pañia de otra, contra la voluntad de sus maridos é parientes, de donde las tornan á unas con ruegos, é á otras con prome- sas é dádivas, é á otras que han menes- ter más duro freno á palos é atándolas por algun dia hasta que se les ha passado la beodez; é la que más léxos toman, aque- lla es más alabada é tenida en más. Aquel dia ú otro adelante de la fiesta de las tres cogen muchos manojos de mahiz atados, é pónenlos alrededor del monton de los sacrificios, é allí primero los maestros 6 sacerdotes de Lucifer, que están en aquellos sus templos, é luego el cacique, é por órden los principales de grado en grado, hasta que ninguno de los hombres queda, se sacrifican é sajan con unas navajuelas de pedernal agudas las lenguas é orejas y el miembro ó verga generativa (cada qual segund su devo- cion), é hinchen de sangre aquel mahiz, é despues repártenlo de manera que alcan- ce á todos, por poco que les quepa, é có- menlo como por cosa muy bendita. Estos desta provincia de Nicoya traen oradado el labio baxo, hecho un agujero entre la boca é la barba, é allí puesto un huesso blanco é redondo tamaño como medio real: é algunos traen en lugar del huesso un boton de oro de martillo, é préndenlo por de dentro de la boca; é aquello con que lo prenden y el asidero del dual sa topan en el assiento de los ien' 1XO: , tanto quanto más bulto tie- ne, telmo: subs salido para afuera les hage traer el bego 6 labio baxo de la boca; é para comer é beber se los quitan essos botones, si quieren. Pero su hábito é de México 6 los de Leon DE INDIAS. LIB. del cuerpo, é assimesmo coseletes de al- godon pintados é sin mangas. Las muge- res traen una braga muy labrada, ques un mandilejo de tres palmos, cosido en un hilo por detrás; é ceñido el hilo, mé- tenlo entre las piernas é cubren la natura, é meten el cabo debaxo de la cinta por delante. Todo lo demás de la persona an- dan desnudas, é los cabellos luengos é cogidos en dos trangados, porque por me- dio de la carrera ó «crencha se peyna la mitad de la cabega, y el un trancado se coge derechamente sobre la oreja, é otro trancado sobre la otra con la otra mi- tad de los cabellos; é assi bien cogidos los cabellos, traen aquellos trancados de tres é quatro palmos , é más é menos, se- gund tienen el cabello luengo ó corto. Y estos indios é otros muchos son, como es dicho, de la lengua de Chorotega, é los _de las islas del golpho de Orotina é Nica- ragua que están allí gerca. Las mugeres - de Nicoya son las más hermosas que yo he visto en aquellas partes. Passemos á las otras cosas que propu- se decir en este capítulo, pues en lo de los areytos he satisfecho; y en otras par- tes destas historias se hace mencion de “Otras maneras de areytos, porque como son diverssas lenguas é costumbres de las gentes, assi lo son sus cantares é bay- les é otras muchas cosas. - Son los indios muy agoreros é gerimo-- niosos; é acaesció que estando yo en la cib- dad de Leon de Nicaragua, ví un jueyes diez é nueve de enero de mill é quinientos é veynte y nueve, de noche en el cielo una línia, al parescer tan ancha como suele pa- rescer ancho el arco del gielo, é aquesta línia era de color blanca é transparente, porque las estrellas en el qual derecho ella passaba se vian: é nascie de la parte del viento Subdueste, ques entre Medio- dia é Poniente, é yba continuada hasta - medio cielo ó la mitad de lo que se mues- teadol Oriente en lo alto, é de allí no pas- XLII. CAP. XL saba ; é desde su principio tiraba hácia el viento Nordeste, ques entre la parte oriental é Septentrion. É despues que pa- rescia la luna, estaba menos clara la dicha línia, é cada una noche de las siguientes 99 se paresció hasta los seys dias del mes de hebrero. Assi que, turó continuadamente veynte é quatro noches las que yo la ví; pero decian otros que la avian visto algu- nas noches antes que yo la viesse. Preguntando yo á los indios que qué significaba aquella señal, decian los sa- bios é más ancianos dellos que se avian de morir los indios en caminos, é que aquella señal era camino, que significa- ba su muerte dellos caminando, Y podían- lo muy bien degir Ó adevinar, porque los chripstianos los cargaban é mataban, sirviéndose dellos como de bestias, acar- reando é llevando á cuestas de unas par- tes á otras todo lo que les mandaban. As- simesmo digo que aquella señal ó luna, assi como se yba adelgagando é consu- miendo, cada dia más hasta ser del todo deshecha, tambien yba acortándose por el pié ó nasqimiento de los cabos y extre- mos della; de manera que lo que á la pos- tre se deshico, fué lo que llegaba á medio cielo, , Tienen los indios muchos dioses, á los quales llaman teotes, é sacrifican hombres é muchachos, como en muchas partes he cl o, por. su devoción é reverengia, ó e les sa- e uy Elle Carso búmana. É tienen dios del agua é de los mahices, é dios de las batallas é de las fructas, é assi di- verssos nombres de dioses, é apropriadas sus potestades á las cosas é géneros di- verssos que les atribuyen é aplican, se- gund sus nescessidades. De manera que se me figura que imitan á los ydólatras é gentiles antiguos, que á Cerere hacian dea dela abundancia é á Marte dios delas batallas, € á Neptuno del mar é de las aguas, é á Vulcano del fuego, etc. É assi 100 acá en esta gobernación de Nicaragua lla- man por diverssos nombres sus dioses, é con cada nombre le dicen teot, que quiere decir dios, é aun al diablo teot le llaman, é á los chripstianos tambien teotes los llaman. De sus crueldades diré pocas cosas, porque son sin número, é debaxo de co- mer carne humana todo lo demás se pue- de creer é tener por averiguado. Siguióse quel año de mill é quinientos - é veynte y ocho salieron de la cibdad de Leon el thessorero Alonso de Peralta é un hidalgo llamado Cúñiga é otros dos manctbos, hermanos, llamados los Bae-. cas; y estos é otros, hasta seys ó siete, cada uno fué por su parte á visitar sus placas é indios que los servian; pero nin- guno dellos dexaron que no se los comies- sen, é aun á sus caballos. Despues Pedra- rias Dávila envió un capitan con gente á buscar los malhechores, é prendieron de- llos diez é siete ó diez é ocho indios ca- ciques é indios principales, é mandóles Pedrarias aperrear é que los comiessen á ellos perros. É un mártes, á diez é seys dias de junio de aquel año, en la placa de Leon, los justiciaron desta manera: que le daban al indio un palo que tuviesse en la mano, é decíanle con la lengua ó in- térpetre que se defendiesse de los perros é los matasse él á palos: é á cada indio se echaban cinco ó seys perros cachorros (por emponellos sus dueños en essa mon- teria), é como eran canes nuevos, anda- ban. en o del dida, ladrándole, y él su palo, soltaban un perro ó dos d ban con a el indio en tierra, é cargaban los -—Jebreles é alanos diestros, que presto da- HISTORIA GENERAL Y NATURAL Hartados los perros, quedáronse los in- dios en la placa, á causa de que se pre- gonó que á quien de allí los quitasse le darian la mesma muerte; porque de otra manera essa mesma noche los indios se los llevaran para comérselos en sus casas. É cómo la tierra es caliente, luego otro dia hedian, é al tercero ó quarto dia que allí estaban, por temoricar ó dar exemplo á los indios, como yo avia de passar por allí de nescessidad para yr á la casa del gobernador, pedíle. por merced que dies- se licencia que se llevassen de allí al cam- po'ó donde quisiessen, porque ya aquel hedor era incomportable. Y el goberna- dor, assi porque yo é otros se lo roga- mos , como porque le yba su parte en ello y estaba su casa en la mesma placa, man- dó pregonar que llevassen de allí aque- llos indios; y en acabando de darse el pregon, los higieron muchos pedacos los indios de la comarca, que cada dia vie- nen al tiangiiez Ó mercado á la mesma placa, sin dexar cosa alguna dellos por recoger, é se los llevaron á sus casas, é no poco gocosos, só color que lo llevaban á echar en el campo, porque sabian que á los chripstianos les parescia mal aquel manjar, é les avian amonestado que no lo comiessen. Mas á ellos les paresció que les avia dado Dios muy buena cena con aquel pregon. Un caso cruel é notable, nunca oydo antes, diré aqui, aunque aqueste no acaesció en el tiempo que yo estuve en. Nicaragua, sino año é medio ó poco más antes, durante la conquista del capitan ) Fernandez, teniente que fué de | é fué desta manera: que có- “mo los indios vieron la osadia y esfuerco de los o Se temian a pS ass DE INDIAS. LIB. XLIL CAP. XL 101 á los españoles. É para esto, cinco leguas de la cibdad de Leon, en la provincia que se dice de los Maribios, mataron muchos indios é indias viejas de sus mesmos pa- rientes é vecinos, é desolláronlos, despues que los mataron, é comiéronse la carne é vistiéronse los pellejos, la carne afuera, que otra cosa del indio vivo no se pares- cia sino solo los ojos, pensando, como digo, con aquella su invencion, que los chripstianos huyrian de tal vista é sus ca- ballos se espantarian. Cómo los chrips- tianos salieron al campo, los indios no -rehusaron la batalla: antes pusieron en la delantera essos indios que traian los otros revestidos, é con sus arcos é flechas die- ron principio á la batalla animosamente é con mucha grita é atambores. Los chrips- tianos quedaron muy maravillados de su atrevimiento, é aun espantados del caso, é cayeron luego en lo que era é comen- caron á dar en los contrarios é á herir é matar de. aquellos que estaban forrados en otros muertos: é desque los indios yie- ron el poco fructo de su astucia é ardid, se pusieron en huyda, é los chripstianos consiguieron la victoria. É de allí adelan- te decian los indios que no eran hombres los chripstianos, sino teotes, que quiere decir dioses, é aquellos dioses suyos son diablos é sin ninguna deidad. É de allí adelante se llamó aquella tierra, donde - aesció lo ques na e pecas de acostumbra esta de quer no es menos mala que comer carne humana; y es ven- der en los mercados ó empeñar por pres- cio los proprios hijos, sabiendo é viendo que aquel, á quien se empeñaban ó yen- dian, se los avia de comer, si quisiesse. Pero á vueltas dessa mala costumbre é otras, despues que sembraban el mahiz hasta lo coger, vivian castamente, é no 1 Exodo, cap. XXXII. > lo a indios, é dicen quel Engel llegaban á sus mugeres, é dormian apar- tados dellas en tanto que turaba la simen- tera; mi comian sal ni tomaban aquellos brevages que suelen tomar, y en fin vi- vian en ayuno é guardaban en aquel tiempo castidad los varones. Es opinion de muchos que en esta go- bernacion de Nicaragua hay muchos bru- xos é bruxas, é que quando quieren se hacen tigres é leones é payos é gallinas é lagartos: é de algunos sobre estas vani- dades se hico justicia en Leon, y ellos mesmos confessaban que hablaban con el diablo. É hánse hallado indios é indias muertos, é dicen que los matan los bru- xos, quando se enojan, é á este propóssi- to dígense mill vanidades, que no son pa- ra aqui, sin tener más expiriencia dello. Como he dicho, en aquestas diverssi- dades de lenguas que hay en esta gober- nacion, de nescessidad demás de diferir en los vocablos, assi en los ritos hay di- ferencia. En Matiari llaman á Dios Ti 1po- tani, é dicen que ovo un hombre é una muger, del qual todos los mortales ovie- ron principio, que al hombre llaman Nen- bithía é á la muger Nenguitamalí: á Dios llaman los de Nicaragua Thomaotheot, que quiere decir grand Dios, é dicen que aquel tuvo un hijo que estuyo acá abaxo, é le llaman 7heotbilche: á los ángeles pequeños de acá abaxo quieren decir que se llaman _Tamachas; 6 Taraacazcati 6 o a] es criatura del cielo, é que vuelan é tie- nen alas: é otras muchas vanidades di- cen, que nunca se acabarian de escribir, si del todo se dixesse lo quellos platican; y en lo menos son conformes. Questa gente barbaríssima é indocta sea ydólatra no me maravillo, pues que los judios hicieron aquel becerro de oro en memoria de Apis*, dios de los egip- E que la questos indios hacen; y 102 cios. Que tengan los indios ydolos é ymá- gines de piedra é de palo é de barro, las quales yo he visto, tampoco me maravi- llo, pues se escribe que Promotheo fué el primero que higo ymágines de hombres de barro*. Los hebreos tomaron á Baal por su dios, é hicieron con él pleytesia de lo tener siempre por dios, é olvidaron al Dios verdadero, su Señor, que los avia librado de sus enemigos, como ingratos desconoscidos?. Assimesmo sabemos que HISTORIA GENERAL Y NATURAL los judios adoraron el sol é la luna y OS. trellas, como la Sagrada Escriptura más largamente lo acuerda con otros sus erro- res *: é pues aquellos á quien tantos favo- res é tan señaladas mercedes hico Dios, tales fueron, no me paresce questotros indios bestiales son tan dignos de culpa, ni dexo de creer que los unos é los otros dexan de ser dignos de la eterna conde- nacion. Passemos á otras cosas. CAPITULO XI. En el qual se tracta de la luxuria é casamientos de los indios de Nicaragua , é de otras costumbres é parli- y eularidades é diverssas materias de aquellas partes. : Y, he dicho que en Nicaragua hay mu- geres que públicamente é por prescio de aquella moneda ó almendras que cor- ren por monedas, ó por otra cosa que se les dé, conceden sus personas á quien se lo paga. Tambien hay mancebias é luga- res públicos para las tales, é tienen sus madres, Ó mejor digiendo madrastras, que son aquellas que en Flandes llaman la porra y en España madre del burdel 6 de las putas, que como mesonera les al- quila la botica é les da de comer por un tanto: é tienen sus rufianes, no para dar- les ellas nada, sino para que las acompa- ñen é sirvan, y el salario no le pagan ellas á essos rufianes en pescado, sino en carne, étan sugiacomo ella es. Pues aques- tas tales lupanarias moradas entre chrips- tianos se cuylones (que cuylon llaman al sodomi- - ta). Pero nunca oy de otra cosa más do- _hosa Ó viciosa é de bellaca generacion es que en 6 An 4 Livio, década 1VA, lib, IV, cap. 8 é dende gente que á ella se junta, es costumbre que las mugeres tienen libertad , en tanto que tura la fiesta (ques de noche) de se juntar con quien se lo paga ó á ellas les plagen, por principales que sean ellas é sus maridos. É passada aquella noche, no hay de ahí adelante sospecha ni obra de tal cosa , ni se hace más de una vez en el año, á lo menos con voluntad é licencia de los maridos: ni se sigue castigo ni ce- los ni Otra pena por ello, como se siguió á las romanas de aquella su devocion ó puteria bacanal, que castigó el Senado y el cónsul Posthumio, como más larga- mente Livio la escribe , en el qual diabó- lico ayuntamiento avia homecidios, é adulterios é sodométicos, é tanto más que dige el mesmo auctor aquestas pala- bras: « Nunca jamás oyo tan grand mal -en la república, ni que á tantos hombres Ni entre indios yo no sé ni he Oy- do tan herética é sucia é diabólica, ni más cruda ni vigiosa maldad que aquesta que, como digo, ovo un tiempo en Roma. e .. DE INDIAS. LIB. XEM. CAP. XII. menos della se usa ni se platica, diré so- lamente una forma de matrimonio que en aquellas partes se usó, é no se desusá- ra tan presto entre los infieles. Acaescia que un padre ó madre tenian una ó dos 6 más hijas, é aquellas en tanto que no se casaban por voluntad de sus padres (6 de las mesmas), con quien les pla- cia, por via de acuerdo é contractacion, no dexan de usar de sus personas: é dánse á quien se les antoja por pres- cio Ó sin él, é aquella ques más des- honesta é impúdica é más gayones ó ena- morados tiene, é mejor los sabe pelar, essa es la más hábil é más querida de sus padres. Y en aquel offigio sucio gana el dote é con que se case, é aun sostiene la casa del padre: é para apartarse ya de aquel vicio ó tomar marido, pide un sitio al padre allí cerca de donde él vive, é se lo señala tan grande como le quiere. Es- tonces ella ordena de hacer la casa á costa de majaderos, é dice á sus rufianes ó ena- morados (estando todos juntos) quella se quiere casar é tomar á uno dellos por ma- rido, é que no tiene casa é quiere que se la hagan en aquel lugar señalado: é dá la traga de cómo ha de ser, é que si bien la quieren, para tal dia ha de estar hecha, ques de allí á treynta ó quarenta dias. É al uno dá cargo de traer la madera para la armar, é á otro que trayga las cañas para las paredes, é á otro el bexuco é parte de la varacon, é á otro la paja para la cubrir, é á otro que trayga pescado, é á otro ciervos é puercos é otras cosas, é á otro el mahiz para la co- mida en abundancia, segund el ser della é dellos. Y esto se pone luego por obra é se cumple, sin faltar una mínima cosa de todo ello: antes traen duplicado, por- que los tales son ayudados de sus parien- tes é amigos, é tienen por mucha honra quedar con la muger avida desta manera, é quél sea escogido é los competidores desechados. É: venido el dia de la boda 6 mas de tales 103 sentencia libidinosa, más que no matri- monio, cenan juntos los gayones y ella é los padres é amigos de los unos é de los otros en aquella nueva casa, en quella y el uno de los enamorados han de quedar casados: é despues que han genado, ques á prima noche (porque la cena se comien- ca de dia) ella se levanta é dige ques ho- ra de yr á dormir con su marido, é dáles en pocas palabras las gracias de lo que en su servicio aquellos sus servidores han trabaxado; é dice quella se quisiera ha- cer tantas mugeres, que á cada uno de- llos pudiera dar la suya, é que en el tiem- po passado ya avian visto su buena yo- luntad é obra con que los avia contenta- do, é que ya no avia de ser sino de un' hombre, é quiero que sea aqueste : é di- ciendo aquesto , tómale de la mano y én- trase con él donde han de dormir. Eston- ces los que quedan por desechados, se van con sus compañias , é los parientes é amigos de los novios comiengan un arey- to é á baylar é beber hasta caer de espal- das, é assi se acaba la fiesta. Y ella es buena muger de ahí adelante, é no se llega más á ninguno de los conoscidos ni á otro hombre y entiende en su hacien- da. De aquellos que fueron desechados algunos lo toman en paciencia ó los más, é aun tambien acaesce amanescer ahor- cado de un árbol alguno é algunos dellos, porque haya el diablo más parte en la bo- da. pd ci onde cuerpo no le dexan ca sino que renue- van con la carne dél su boda é convites, porque siempre el ahorcado se desespera é queda allí gerca colgado de un bexuco. Ved qué les muestran sus teotes ó dioses, pues que tal fin hacen é tan mal acaban. En las otras cosas de sus costumbres de aquestas gentes me paresce una ques justa é honesta, assi como quando los ca- ciques han de proveer algunas cosas para sus exércitos € guerra, 6 quando socia. 104 de dar algun pressente á los chripstianos, ó se ha de dispensar en algun gasto ex- traordinario. Y es que entran en su mo- nexico ó cabildo el cacique é sus princi- pales, y echan suertes (despues de acor- dado lo que se ha de dar) á quál dellos ha de quedar el cargo de proveello é de repartillo por todos los vecinos, é hacer que se cumpla de la manera que en el monexico fué ordenado, é assi se hace, sin faltar cosa alguna. Los regidores é officiales de la comu- nidad que han de asistir con el cacique ó presidente en el monexico, son elegidos de quatro en quatro lunas, é aquellas cumplidas, son como un otro vecino qualquiera, é sirven otros otro tanto; pero siempre los hagen de los guegiies, ¿d est, viejos más principales. É lo primero que hacen en aquellos sus ayuntamientos es que señalan dos fieles executores por otros quatro meses, los quales, ó á lo menos uno dellos, nunca se quita de la placa é tiangiez Ó mercado : é aquellos fieles son allí alcaldes é absolutos gobernadores dentro de las placas, para no consentir fuerca ni mala medida, ni dar de menos de lo que han de dar ó trocar en sus ven- tas é baraterias los contrayentes: é casti- gan sin remision alguna á los trasgresso- res de sus ordenancas é costumbres, 6 4 los forasteros hagen que se les haga más cortesia 6 más buen acogimiento, porque siempre vengan más á su contractacion. En la fertilidad desta gobernacion, y en el assiento de la mesma tierra, y en ser muy sana é aplacible, é de jas E aguas é pesquerias, é de mucha caca é montería, ninguna cosa eh todas las In- Es dias hay tanto por tanto que le haga ven- taja, é muy pocas provincias hay que con esta. se igualen; porque quanto al comer harta é abundante, que: todas las E HISTORIA GENERAL Y NATURAL r bles árboles para ello, é son colorados; pero los cuescos son como los de los ho- bos, y en fructa es buena, y en vino es bueno é tura un año. Y los nísperos é ma- meyes, que son excelentes fructos, é Otras que hay, ya de todos essos é otros árboles está hecha particular mencion en el libro VIII de la primera parte destas historias. É tambien hay brasil 6 guaya- can ó palo sancto, é aquellos árboles que destilan aquel licor oloroso, que los espa- ñoles llaman liquidámbar. Otros vinos hay demás del ques dicho, que hacen del mahiz; é assimesmo de la miel , que hay mucha é buena, se hace otra . otras ma- neras de vinos. É hay aquel brevage del cacao, ques muy prescioso é sano é so- bre todos estimado entressas gentes. De la monteria tambien que se ha dicho, de- más de los animales nocivos, como tigres negros é de los pintados, é leones é lo- bos, hay otros assi como corras, 6 de las - Gorrillas que hieden, é hardas é otros. Pero de los que son de buen pasto hay muchos ciervos é gamos é vacas, que lla- man los españoles dantas, é muchos puer- cos, é muchos encubertados, é osos hor- migueros é otros animales muchos, é mu- chos conexos é liebres, ni más ni menos que los de España, pero menores. De aves hay todas las que he dicho en estas historias en otras partes; é-yo ví en los llanos de Nicoya, cerca del rio Grande que passa por las haldas de la sierra que dixe de Oroci, muchas perdices pardas co mo las de Castilla, puesto que menores, é cómo se levantaban, hacian volando aquel mesmo Sigusado Ó zurrio y gue hagen las de - Pero y pues. se hada de los unta a diré uno que me paresce mu- cho socorro para en tiempo de nescessi- dad; y es que quando se tardan las aguas para los mabicales, tienen iosinitos es- cogido é apartado. 2 3 DE INDIAS. LIB. XLH. CAP. XI. mundo lo riegan é tienen muy limpio, y | en fin de quarenta dias lo cogen granado é bueno. Pero cómo es trabaxoso de cu- ¡ rar, 6 las macgorcas que dá son pequeñas, - assi lo que se coge desta manera es poco - en cantidad; pero es mucho el socorro é - ayuda que dá á la sustentacion de la gen- - te para esperar á que venga lo otro que - se cria con las lluvias. Plinio dice que - cerca el golpho de Tracia hay trigo, - que viene á se coger en dos meses, el qual desde á quarenta dias que se sem- bró está maduro, lo qual me ha parescido lo ques dicho del mahiz *. Hay muchas colores de todas quantas maneras se suelen hallar por el mundo, é muy buenas é vivas, con que tiñen las mantas y el hilado de algodon é las otras cosas que quieren pintar; é hay de aque- llas conchas ú ostras de la púrpura en el golpho de Orotiña ó Nicaragua por aque- lla costa del cabo Blanco adentro, é assi- mesmo hay perlas en una isla pequeña que se dice Miapi. É allí cedieron algu- nas al capitan Gil Goncalez Dávila, quando por aquella costa de Nicaragua anduvo; é yo las ví en la isla de Pocossy. Y en la isla de Chira tenia un estanciero de Pe- drarias Dávila, que aquel tiempo gober- naba, más de tres oncas de perlas é al- jóphar: é las conchas Óó nácares en que se crian, son muy hermosas é muy gran- des, é yo llevé algunas de las mesmas is- las á. España. En aquella de Chiras se hace: muy 3 mosa loga de platos y escudillas é cánta- ros é jarros é otras vassijas, muy bien labradas, é tan negras como un fino ter- ciopelo negro, é con un lustre de un muy pulido acabache; é yo truxe algunas pie- cas dessa loca hasta esta cibdad de Sanc- to Domingo de la Isla Española, que se podian dar á un príncipe por su lindeca; é del talle é forma que se les pide ó se TOMO IV. 105 las mandan hacer á los indios assi las ha- cen. Las minas del oro están treynta é cin- co leguas de la cibdad de Leon, é son buenas é de buen oro de más de veyn- te quilates, en el rio que se dice Sanct Andrés y en un pueblo, que sellamó Sanc- ta Maria de Buena Esperanca. É cómo esta grangeria no les agradaba á los in- dios, porque avia de redundar en más trabaxo suyo, dieron sobre los chripstia- nos que allí se hallaron, é quemaron el pueblo é hirieron á algunos españoles, é los indios quedaron con la victoria é las minas despobladas ó quassi. Esto fué año de mill é quinientos é veynte y nueve; pero non obstante esso se tornaron á po- blar, é hay buenas minas allí y en otras partes de aquella gobernacion. É quince leguas de aquel pueblo avia primero otra poblacion de chripstianos, que se llamó Villahermosa (en Valhermoso), á par de un rio rico de oro; é dos años antes los indios dieron sobre el capitan Hurtado é los chripstianos que allí estaban, éle ma- taron á él é á los más dellos , que no es- caparon sino muy pocos: é quemaron aquel pueblo, que como es dicho le avia hecho nombrar el gobernador Pedrarias Villahermosa, nombre bien improprio á lo que le suboadó (é aun á lo demás). La desventura destos fué veynte é uno de enero de mill é quinientos é veynte y sie- te años, é sobre seguro é viniendo los indios de paces á servir á los chripstianos, que estaban en Villahermosa con el capi- tan Benito Hurtado, al qual mataron é diez é nueve chripstianos é veynte é cin- co caballos. Y en los cagiques de la co- marca mataron diez é seys chripstianos, é allí murió el capitan Johan de Grijalva, de quien se higo mencion en el libro XVII, que descubrió parte de Yucatan é de la Nueva España: é los indios que lo hicie- 1 Plinio, lib, XVII, cap. VI. 14 106 ron eran del valle de Olancho. Assi que, el nombre de Villahermosa fué allí muy im- proprio. Como he dicho en otras partes, harto mejor seria guardar los nombres an- tiguos que las mesmas provincias se tie- nen. - Hay desde la cibdad de Leon nueve leguas á Olocoton, é seys adelante están los primeros guaxenicos, ques cierta ge- neracion assi llamada; é otras tres leguas adelante están otros guanexicos, desde los quales hay tres leguas hasta Palan- gagalpa; é desde allí hay ocho hasta Anaguaca, é otras seys hasta Chalan, é otras seys adelante hasta Guayape, é qua- tro á Telpanega, dó mataron un hidalgo muy honrado que avia seydo ¡juez desta nuestra Isla, llamado Alonso de Solís. É quatro leguas más hácia la parte de Leon, en la provincia de Telpanega, es donde mataron al dicho Hurtado é los otros es- pañoles en la dicha Villahermosa. É des- de allí hasta la villa de Trugillo, que es- tá en estotra costa del Norte, en la gober- nacion de Honduras, hay treynta é siete leguas. Desde Leon á la costa de la mar hay cinco ó seys leguas. De manera que de la una mar á la otra son ochenta é ocho ó noventa leguas por el camino que está dicho. Yendo de Leon á Anaguaca, está la. sierra que llaman de Sanct Johan, é antes de la dicha Anaguaca, en lgs vertientes, hácia el Norte, está Anguaca; é allí, en “el fin de la sierra é vertientes, están los árboles del liquidámbar, é turan por la dicha sierra más de diez é seys leguas. - as penosas. é pisñeras: S verssas po É. “porque: desto hay libro distinto , é hay en Nicaragua to- -— «das essas que en la Tierra-Firme en di- SS a se Jallan diré de una sola- S HISTORIA GENERAL Y NATURAL salsas, y es muy buena é sana como los mesmos cominos., Otras minas hay en la gobernacion de Nicaragua, á par del rio de Maribichicoa, é assi se llama un pueblo en que hay ochocientos indios de repartimiento é son en él más de dos mill é quinientas ánimas: é los indios llaman al rio ques dicho Gua- tahiguala, y está á treynta leguas de Leon. El orígen de aquesta gente de Ma- ribichicoa es de la provincia de los Mari- bios, é por hambre se fueron á poblar en - aquella tierra no ha mucho tiempo; por- que quando yo estuve en aquella tierra, avia hombres vivos que se acordaban de- llo, é se conoscen por parientes los unos á los Otros, é se es honra, como entre debdos. Porque de la manera de ña e é del henequen en otras partes se ha tracta- do, en especial en el libro VII, capítulo X, etc., quiero aqui decir dos maneras de hilo otras, que no las he yo visto en otra - parte sino en Nicaragua, porque quanto á la cabuya y henequen más é mejor lo hay allí queen parte de todas las Indias lo pue- de aver. Y en la cibdad de Leon ví yo ha- cer dello hasta xarcia é buena para navios. Pero lo que agora diré es una manera de lino de hojas de palmas que hay en la cos- ta de la laguna grande; y es muy singu-. lar é muy delgado é rescio, y el que más se conserva en el agua que todos los otros hilados: é de las hojas de las palmas ábrenlas é sacan la hebra, é despues la hilan, é de aquel hilo hacen redes é lo que quieren. É luego que sacan la dicha hebra, la hilan que no hay nesgessidad de la poner á curar en el agua como á li- no ó cáñamo 6 henequen, sinosencontinen- te que la sacan de las hojas es muy bue- maé apta para hacer lo que quieren, é -hilalla é labrar della las dichas redes. La «cabuya 1 no la. echan o en el BER. DE INDIAS. LIB. XL. CAP. XIL serya en el agua, como el hilo ques dicho de las palmas. Otra hierba hay que se dice ozpanguaz- te, de la qual se hacen escobas para bar- rer, y es del arte de las que en mi tier- ra yen el reyno de Toledo llaman ajonge- ras, Ó muy semejante, y esta echa unas florecillas amarillas, é de las cortegas de- lla puestas en agua algunos dias sacan, despues que es descapada la cáscara Ó tez della, una hebra assaz rescia é de que se hagen cuerdas é cordones rescios é sogas; é se sirven dellas en Nicaragua, como de cabuya , en cosas que no se hi- len, é podríanla hilar, si quisiessen. Voy discurriendo por diverssidades de materias, diferentes é apartadas unas de otras, por satisfacer lo que propuse de decir en este capítulo; é porque esta en- salada ó mixtura de cosas toda es en la mesma Nicaragua, donde entre otras abo- minagiones hay una ques detestable é aborresgible á Dios 6 á los cathólicos, di- ré lo que en aquesta tierra entendí de los bruxos é bruxas, de la qual secta mal- dita hay muchos. Tewxoxe se llama la bru- xa ó bruxo; é platícase en aquella tierra é tienen por averiguado entre los indios questos texoxes se transforman en lagar- to Ó perro 6 tigre ó en la forma del ani- mal que quieren. “Estando yo en la plaga que se dice Gua- gama, que estaba encomendada á un E bre de bien, llamado Miguel Lúcas, es- taban allí. un hidalgo llamado Luis Farfa PE natural de Sevilla ó de Carmona, y el ca- nónigo Lorenco Martin, natural de Jerin- dote, ques cerca de Torrijos en el reyno de Toledo (nombro los testigos porque es actoó diabólico caso, é nueyo en esta ma- teria), y acaesció mártes en la noche de Carnestollendas, á nueve dias de hebrero del año de mill é quinientos é veynte y nueve años, que un cacique llamado Gal- tonal, de la lengua de los maribios é de- sollados, vino á hablar é ver al dicho Luis 407 Farfan, á quien estaba encomendado él é su gente; é avia llegado aquel dia ú otro antes, é aquella noche le dixo que le diesse un perro, porque avia miedo de los texoxes. Y el Farfan díxole que una perra pariria presto é le daria un perro, que criasse é tuviesse consigo en su casa. En fin él no entendió al cacique ni el mie- do que tenia, ni el cacique supo replicar: é lo que subcedió fué, que cómo no le dieron el perro, porque el Luis Farfan le dixo que no lo tenia, aquella mesma no- che el cacique tomó un niño suyo, de obra de seys meses, é quitólo de los bra- cos de la madre, é abragado consigo é cubierto con una manta quel cacique te- nia rodeada, echado el niño entre sus bra- gos, se echó á dormir , é á su lado su mu- ger, é allí á par dellos otros cinco ó seys indios suyos en torno. Y estando assi, se durmieron todos é le fué tomado el niño de entre los bracos é se lo llevaron, y el padre é la madre é sus indios é otros de aquella casa se levantaron á lo buscar é no lo hallaron. É cómo fué de dia, el ca- cique dixo al dicho Farfan é á aquel pa- “dre canónigo, cómo los texoxes le avian llevado su hijo para se lo comer, y lloran- do por él los padres é los indios suyos. É preguntáronle que cómo sabia que eran texoxes los que se lo avian tomado y di- “xo que sí, que texoxés eran ; porque po- -co. antes quél le. pidiesse. el perro de ho che passada, los avia visto, que eran dos TA grandes, ebuno blanco y el otro negro. É comencó de nuevo á buscar to- davia el niño, é halló el rastro de las pi- sadas de los dichos animales, como de perros grandes: é desde á poco espacio, que serian ya dos horas despues de ama- nescido, é aun más temprano, halló cier- tos cascos de la cabeca del niño bien roy- dos, obra de un tiro ó dos de piedra de donde avian tomado el niño de los bra- cos de su padre, é alguna sangre por mu- chas partes allí en torno entre aquellas 7 E 108 hierbas. Los quales cascos é sangre del niño yo ví, é oy al cacique todo lo ques - dicho, con muchas lágrimas que vertia de sus ojos; y en mi pressencia, aquella mañana, é de los ques dicho, se averiguó lo que está dicho. É allí 4 par de los cas- cos del niño estaba un sartalico de unas piedras verdes como plasmas de esme- raldas, quel niño tenia al cuello; é la madre las tomó é bessábalas con muchos suspiros é dolor de su coracon. En aquella provincia crian los indios muchos perros gozques é mudos para co» -mer en sus fiestas , y es assaz buen man- jar, de los quales en el libro XI, capítu- lo XVII de la primera parte destas histo- rias se higo mencion, y en otras partes. Pero quiero decir un notable que ví desta carne: esta carne, como he dicho, es buena , yen aquella estancia, donde acaesció lo que de susso se ha dicho de los texoxes, estuvo cierta cecina destos perros (á los quales llaman los indios u- lo) puesta sobre un banco muchos dias, € la tenian bien á mano siete ú ocho per- ros de los de España que ayia en aquella estancia, é la pudieran comer de noche é de dia. É por experimentarlo la hice de- xar estar allí, por versi la comerian, é lue- go que allí se puso llegaron é la olieron; pero nunca tocaron en ella ni comieron -poco ni mucho della: antes no la querian -mirar 6 se apartan della. La qual cor- tesia Ó comedimiento de los perros no usan aquellos indios con la carne huma- -Da, pues se comen unos á otros. l _En la costa del Sur, en el golpho de Oroliña, -comienca la. lengua de. Nicara- gua, é de allí discurre- hácia Poniente; -é más adelante cinco leguas hay un grand -pueblo de chorotegas á la parte del Le- _ vante; é ocho leguas al Poniente de la «dicha Orotiña hay otro que se llama Co- ribia. É son los indios de otra lengua ada de todas las que se han dicho ¡Mona 26 allí traen las O HISTORIA GENERAL Y NATURAL bragas, é todo lo demás traen desnudo, é tambien en la provincia de Cheriqui y en Judea; pero Cheriqui ni Judea no son desta gobernacion, sino en la costa des- de el golpho de Orotiña al Oriente hágia Panamá. En las islas del golpho de Nica- ragua Óó de Orotiña todas las mugeres traen bragas; é son chorotegas é lo mes- mo los de Nicoya, como está dicho. Desde Nicoya á la parte del Oriente há- cia Panamá é Castilla del Oro é lo demás, son los caciques señores: é de allí abaxo al Poniente hácia Nicaragua son behetrias -é comunidades, é son elegidos los que mandan las repúblicas. É los chripstianos, cómo fueron á aquella tierra desde la pro- vincia de Cueva acostumbrados á que los caciques fuessen perpétuos señores, é no les estaba á su propóssito á los conquis- tadores essa manera de gobernacion é mudancas, sostuvieron á los que hallaron elegidos, por su proprio interesse, para -se servir dellos. . La provingia de los Cabiores es á veyn- te Ó veynte é cinco leguas de Cheriqui, al Poniente en la costa del Sur; é la pro- vincia de Durucaca es junto á la de Ca- biores. En estas dos provincias hilan los hombres como mugeres, é lo tienen por cosa é officio ordinario para ellos. La provincia que los españoles llaman Judea, llaman los indios Barecla , la qual confina con Cheriqui y está en la mesma costa del Sur, seys leguas más al Ponien- te de la dicha Cheriqui: llamáronla Judea, porque es la gente de allí muy vil é ap .é para poco. En la provincia de Nicaragua é sus Anexos se prescian los indios de andar muy bien peynados, 6 hacen peynes de púas de huessos de venados, blancos, que parescen de marfil, é otros pz ne- -gros de madera rescia 6 muy gentil, é -son buenos é á manera de escarpidores, ralos los dientes. Y essas pú pónenlos engastados n( DE INDIAS. LIB. XL. CAP. XII paresce barro cocido, é algunos dessos engastes son bermejos, é algunos negros; pero los unos é los otros son hienda é su- ciedad que purgan los murciélagos, en lo qual muchos indios á quien lo pregunté fueron conformes. É yo he tenido algu- nos deslos peynes, é truxe desde aquella 109 tierra á esta cibdad de Sancto Domingo seys ó siete dellos: llegada aquella pasta al fuego, está blanda como cera, é arde de grado ó presto; y enfriándose, está muy rescia é aprieta como el hierro las dichas púas de los peynes. CAPITULO XIIL En que cuenta la historia la manera de cómo halló é vido el choronista al cagique de Tecoatega , por otro nombre llamado el Viejo, é su proprio nombre era Agateyte, lo qual fué un jueves dos dias de enero de mill é quinientos é veynte y ocho años. E, Tecoatega estaba una grande é qua- drada placa, á la entrada de la qual, á la mano derecha, avia un buhio grande con mahiz é bastimento, á manera de des- pensa; y enfrente deste, á la mano si- niestra de la mesma entrada, avia otro buhio muy grande, descubierto hasta en tierra, que tenia bien cient passos de luengo, donde el cacique é sus mugeres dormian. É hácenlos assi baxos y escuros por dos efettos: el uno porque son. más rescios para los huracanes é temblor de la tierra, ques allí muy usado; é ningu- na puerta ni ventana tienen, por lo que están muy escuros, sino es una pequeña puerta, ques menester abaxarse hombre para entrar; é aquesta está de dia siem- pre cerrada, porque no entren mosquitos, que hay muchos en aquellatierra. Entran- do en la plaga é passando destos dos bu- hios adelante, está un portal que. llaman barbacoa, de ochenta passos Óó más de luengo é diez de ancho, de tres naves, sobre postes ó estantes de muy buena é - rescia madera, cubierta de cañas, llana é sin ninguna corriente, é sobre las cañas, que son de las gruessas, que cada cañu- to es tan gruesso como la pantorrilla de la pierna, é muy bien atadas. El qual portal es hecho para defensa del sol, é puesto del Leste al Hueste porque nunca le dé por los lados el sol, sino poca co- sa é quando llega á los extremos de los «trópicos: de manera que quassi continua- -mente passa el sol sobre el dicho portal, é quando á la mañana sale, no entra por la cabegera por más de un breve espacio, é aun aquel le defienden los árboles que están enfrente de la placa de fructales; é lo mesmo subcédele, quando se va á po- ner Ó de vísperas adelante. É por las -aguas tiene alguna paja sobre las cañas, aunque en aquella tierra llueve pocas ve- ces, é tambien para más defensa del sol é que no entre por entre las junturas de las -cañas. Este portal es la estancia ordinaria del cagique en lugar de casa de su corte; é á la parte oriental, á siete ú ocho pas- sos debaxo deste portal, está un lecho de tres palmos alto de tierra, fecho de las cañas gruessas que dixe, y encima llano 6 de diez ó doge. piés de luengo é de cin- co ó seys de ancho, é una estera de pal- -ma gruessa encima, é sobre aquella otras tres esteras delgadas é muy bien labra- das, y encima tendido el cagique desnu- do é con una mantilla de algodon blanco é delgada revuelta sobre sí: é por almo- hada tenia un banquito pequeño de qua- tro piés, algo cóncavo, quellos llaman duho, é de muy linda é lisa madera muy bien labrado, por cabecera: é la cabecera de aqueste lecho era á Oriente, é los piés á la parte del Poniente. É de un estante 440 ó poste, allí cerca, colgado un arco é ciertas flechas é una calabaca pequeña con miel, é á diez passos delante del di- cho escaño avia en la una é otra nave, en dos rengles, dos órdenes de esteras ten- didas, de más de treynta passos el tre- cho de luengo de muchas dellas. Y en la una nave estaban diez ó doce indios prin- cipales, y en la otra otros tantos, echa- dos en tierra sobre las dichas esteras, y enfrente dellos otros tantos, los unos hácia los piés de los otros, é por cabecera ó almohada sendos banquillos, sin hablar é con mucho silencio todos. Á los quales manda é ordena el cacique lo que han de hacer; é assi. aquel á. quien él manda, se leyanta en pié é se pone ger- ca dél para entender su voluntad, é va luego á lo poner por obra, si es cosa que ha de yr en persona: é si no é lo ha de mandar á otros, sale aquel capitan ó prin- cipal fuera de la placa, y en unas casas é buhios que están á un tiro de piedra de la placa, Ó dando una ó dos voces, vie- nen de aquellas casas corriendo luego diez ó doce hombres de la guarda continua que allí está, é provee lo que conviene; porque de los indios é criados destos prin- cipales siempre están allí diez 6 doce de cada uno. Y en la yoz que dá, quando lla- ma, no dice sino su nombre proprio, para que los que vinieren sean suyos é no de los otros capitanes ó principales; é pro- veydo, tórnase á su lugar á aquella ra- mada ó portal, dó estaba acompañando al cagique. Estos capitanes mandan á to- -do el resto de la señoria é provincia del -cagique é á todos los -Otros indios, é les «refieren la voluntad del. cacique , y en es- -pecial en las cosas que tocan á la guerra: le para coger sus tributos, tienen sus of- ficiale; á. recaudadores, ques en n ello en- los piés de: HISTORIA GENERAL Y NATURAL fiere al cagique , aunque está pressente, para que provea lo que fuesse su volun- tad é sepa lo que hay de nuevo; é assi lo provee luego é con pocas palabras de la forma ques dicho, mandando en el caso á un capitan ó más de aquellos lo que le paresce; é si es cosa de mucha importan- cia, aconséjase luego con ellos todos, é acuérdase lo ques más provechoso á su estado é persona. En el buhio del portal cubierto están siempre quarenta ó cin- qúenta mugeres de servicio, moliendo ó despicando mahiz para el pan que cada dia come el señor é sus principales: los dos buhios chiquitos eran sepolturas de dos hijos suyos del cacique, que se mu- rieron niños. En lo baxo de la placa esta- ban hincadas quatro cañas de las grues- sas é muy altas, llenas de cabecas de ciervos de los quel mesmo cacique avia muerto por su flecha, ques una represen- tacion de estado -é de ser diestro en tal arma. La casa que está cerca de las di- chas cañas es el buhio en que están las mugeres del cacique de dia é las que las sirven: de noche duermen aquellos prin- cipales en aquel portal; é la guarda que está de fuera en algunos buhios por allí cercanos, se vienen á velar la plaga por sus horas de tantos en tantos hombres, - segund es el tiempo, é con cada quarto vela un capitan, cuya es la vela ó quarto. Hasta quel sol es salido media hora, siem- pre está la guarda en la placa, é despues se vuelven á sus estancias. Es cosa de ver la gravedad con quel cacique está y el acatamiento que se le tiene. En torno de da placa é buhios della hay muchos árbo- = les de fructa, assi -como ciruélas é mame- s é otras fructas de diver- sas. maneras; é tantos, que la placa ni -buhios della no se pueden ver hasta que E della. (Lámina 1. ¿e Estando yo allí, troxeron de somera) DE INDIAS. LIB. XL. CAP. XUL do en su prosperidad é sin chripstianos es- taba la tierra; porque de lo que yo vi á lo que solia ser era la diferencia como de liebre á ciervo, é como de un grand príncipe á uno de sus comunes ó media- nos vassallos, Ó como de blanco á prieto. Y está muy fácil para se juzgar, porque vino una sola india, é truxo una cacuela de barro de tres piés llena de pescado, é una higiúera con bollos de mahiz é otra con agua, é púsolo en la nave que esta- ba hácia el Sur ó hágia el portal, donde le hacen el pan; é puesto en tierra lo ques dicho, á seys ó siete passos del es- caño en que estaba echado en la otra na» ve de enmedio déste portal, fuésse la in- dia, y el cacique se levantó é tomó el banquillo que tenia á la cabecera é llevó» lo en la mano é sentóse en él á par de la comida. É assi como él fué sentado, vol- vió la mesma india é dióle aguamanos, é lavóse las manos é la cara é comió de su espacio. É assi como el cagique comencó á comer, truxeron de comer á los princi- pales otras indias pescado assimesmo, é sentáronse á comer los más dellos juntos sobre los banquillos en gircuyto, puestos entre las unas é las otras esteras en el medio de la latitud de aquel portal ó bar- bacoa; é algunos otros de los dichos prin- cipales se estuvieron. echados é no co- mieron sino pocos, y estos eran los más _baxos é apartados de Jos que allí avia desviados del dicho escaño. Yo no sabré — sus personas. Cómo el cacique ovo comido, se le- yantó é salió de la plaga solo, á lo que bien le estuvo ó á se proveer de alguna vaquacion natural, ó porque assi fuesse su costumbre. Y en tanto la india, que le tru- xo de comer, llevó los relives de la co- mida é las vassijas é higiieras, en que lo avia traydo; é tornado el cacique, tomó áquel su banquillo ó dubo por su mano, 114 é púsolo sobre el escaño, y echóse como primero avia estado tendido, é los piés hágia los indios principales: Jos quales assimesmo, cómo acabaron de comer, se tornaron á tender en sus lugares acos- tumbrados. : Tenia el cagique una mantilla delgada de algodon blanco con que se cubria, é su persona dél estaba todo el cuerpo é bragos é piernas é pescueco é garganta pintado; y el cabello largo, é la barba luenga, en la qual solamente tenia en la punta de la barba y en el beco muy po- cos pelos é blancos, y en su aspecto yo le juzgué por hombre de septenta años ó más. Era alto de cuerpo é seco é grave en el hablar, en tal manera, que cómo yo era nuevo en la tierra, é le fuí á ver en compañia de un capellan del goberna- dor Diego Lopez de Salcedo, é otros dos Óó tres hombres de bien, é vido que aque- llos me honraban , é nunca me quiso ha- - blar ni responder, hasta que la lengua le dixo que era yo capitan é criado del Em- perador, nuestro Señor, é pariente del gobernador. Y estonces trocó la grave- dad , é me mostró otra cara, é respondió á lo que le preguntaba, como hombre de gentil entendimiento, y en la verdad mos- traba bien la ventaja de su persona. É quiso saber mi nombre é qué debdo te- nia con el gobernador; é aquel padre clé- _rigo le dixo que la: mager del” ces j —nador é la mia eran primas, é « = más de dos horas preguntó en mi : ausen- cia á un criado mio este debdo é mi nom- bre, por ver si le engañaba el clérigo, y en fin quedamos amigos. Una manera de jugar ó de yoltear usan los indios en Nicaragua, que no dexa de dar admiracion á los que no lo han visto, y es de la manera que aqui está pintado (Lám. V.*; figura 11.*): que hacen una horca de tres palos, los dos . fixos en tierra y el alto atravessado é muy bien atado sobre dos horcones; yen 142 estos horcones unos palos cortos atados para que sirvan de escalones por donde suban los volteadores al palo atravessado alto (6 á lo menos el uno de los que han de voltear, porque el otro desde tierra puede ponerse como ha de estar). Y en aquella horca ó palo alto anda otro horada- do é más gruesso que dos de los otros Ó como ambos horcones; pero es de madera ligeríssima, assi como cigua ó ceyba ú otros tales ó guacuma, que son maderas livianas; é á aqueste palo gruesso dán- le tal medida, que quando los extremos dél están en la parte inferior Ó baxa, haya tres palmos ó quatro , porque el que vol- tea no toque con la cabeca en tierra. É cerca de los extremos hay otros dos pa- los, que passan de parte á parte el palo que anda alrededor, álos quales se tienen los que voltean. Es sin dubda cosa para holgar, viéndola, é de ningun peligro (esta manera de rehilero); é assi anda alrede- dor tan rescio é con tanta violencia como un rehilero, por el contrapesso quel un volteador hace al otro. La primera vez que yo ví este rehilero fué en Panamá en - casa del gobernador Pedrarias Dávila, quando vino de Nicaragua á hacer resi- HISTORIA GENERAL Y NATURAL dencia , é truxo dos muchachos que vol- teaban en este artifigio ó rehilero, y eran de la lengua de los chorotegas; pero des- pues ví yo el mesmo artificio Ó columpio en aquella gobernacion de Nicaragua, é llámanle comelagatoazte. Es exercicio pa- ra mancebos é muchachos, para hacerse más sueltos é hábiles, é mostrar por su placer una cosa que á otros servia de passatiempo é á los que lo hacen de con- tentamiento. Lo qual es de la manera que aqui lo he debuxado por lo dar mejor á entender, porque, como he dicho otras veces, muy al propóssito é del que lee es el debuxo para quel auctor mejor sea en- tendido, y el que lee más enteramente quede informado. Tambien ví este juego en la placa de Tecoatega, y por esso me paresció ponerlo aqui; porque aquel ca- cique era el de más auctoridad de todos los que yo ví en aquella tierra é de los mayores señores della. Y aquel portal ó barbacoa en quél estaba é sus principa- les, segund he dicho, otros muchos ca- ciques lo tenian, assi como Mistega é otros muchos, que eran señores principa- les en aquella gobernacion de Nica- ragua. — CAPITULO XIV. De la muerte del gobernador Pedrarias Dávila, por la qual quedó el ligenciado Francisco de Castañeda al- calde mayor en la gobernacion cierto tiempo, é quando supo que yba proveydo del officio el gobernador Rodrigo de Contreras fuésse al Perú, por no atender la residencia ; é tambien se tractan otras cosas, que tocan á la historia, con la brevedad que se requiere en semejantes materias. En ya el gobernador Pedrarias Dávila hombre constituydo en mucha edad, é antes passaba de ochenta años que no le faltaba alguno para llegar á ellos, é aun segund decia, eran noventa. Y cómo fué hombre templado en el comer y en el re- Ye: ento de su persona, conservóse has- Pela edad que tengo dicho, que lo llevó ol cargo de la gobernacion ol licenciado Francisco de Castañeda, su al- calde mayor é contador official de Sus Magestades: el qual se dió todo el re- cabdo quél pudo á enriquescerse; é pú- dolo bien hacer, pues no le quedó quien - le fuesse á la mano. Más como en Espa- ña se supo que Pedrarias era muerto, fué proveydo de la gobernacion de Nicaragua ero de Rodrigo de Contreras, un cavalle DE INDIAS: LIB sado con doña Maria, su hija, hombre de gentil crianca é prudente, é bastante para el cargo é otro mayor, al qual el Emperador, nuestro señor, higo su capi- tan general gobernador de Nicaragua é - sus anexos. É assi cómo el licenciado Castañeda supo que Rodrigo de Contre- ras yba por gobernador, acordó de po- ner tierra é mar en medio, á no dar lu- gar á que personalmente fuesse fatigado con Ja residencia, que avia de hacer, ni atender á los que avia querellosos dél; é fuéssé al Perú, donde se higo rico muy presto y en cantidad de muchos millares de pessos de oro, que por allá oyo. É có- mo los de Nicaragua dieron noticia á Sus Magestades de la fuga del ligencgiado, fué proveydo que lo llevassen á Castilla. Esto no se pudo facer, porque él estaba léxos por estonces; mas como despues, desde al- gun tiempo, vino á esta Isla , el presiden- te y los señores oydores desta Real Au- diencia enviaron por él al puerto de la Yaguana, desde donde fué traydo á esta. cibdad. Y aqui él se dió tal recabdo, aun- que estaba en son de presso, que lo en- viaron por juzgar á la isla de las Perlas é á la Tierra-Firme, entre el gobernador. Hierónimo Dortal y el gobernador Anto- nio Sedeño. É porque en otras partes es- tá dicho el subgesso de su camino, no ha- ce aqui al caso degirlo, sino que allá en pocos meses oyo más -quexosos dél de los. 10. ib que primero lo estaban, y el Hi r Dortal el primero, por cuyo juez él yha, é á desagraviarle, 6 quedaron amigos. Y estando el Castañeda dando órden para yr TOMO 1V., . XLIT. CAP. XIV. quedó en la memoria tamp otras cosas que. convenia saber. para que 1143 á cierta entrada, lo enviaron á llamar es- tos señores de la Audiencia de Sus Ma- gestades, é vino aqui con el dicho Or- tal, muy trabados en sus libelos; é des- pues que en aquellos se puso silencio, fué á España el dicho ligenciado, porque los señores del Consejo de Indias querian pe- dirle cuenta dessos sus caminos en el car- go de Nicaragua. En tanto, desde que Rodrigo de Con- treras fué á aquella tierra, estuyo exerqi- tando su offigio, como buen gobernador, é tuvo en paz é buena justicia aquellas tierras é provincias, que por Su Magestad le fueron encomendadas, é procurando la conversion é buen tractamiento de los indios para que viniessen á conoser á Dios. Porque en la verdad, de todos aqueilos bapticados por el capitan Gil Gon- calez Dávila, é despues por los goberna- dores Diego Lopez de Salcedo é Pedra- rias Dávila, é por el padre comendador de la Merced, fray E rancisco de Bobadilla é por el protector Diego Álvarez Osorio, electo de obispo de la dicha Nicaragua, todos aquellos bapticados fueron como acelerados, é tan poco exercitados los que los rescibieron en las cosas de nues- tra sancta fée cathólica, que los más, ó quassi todos, no tuvieron de chripstianos sino el nombre; é aun esse en particular ó el proprio que se les dió con. el agua del Espírita Sancto, lo olvidaron, é_no,les se salvassen. 1414 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XV. De lo que intervino á un milite, vegino de la cibdad de Leon de Nicaragua, con una corrilla de las he- diondas. a á este libro compete lo que aqui se dirá, pues acaesció en la gobernagion de Nicaragua en el tiempo que yo estuve - en ella, é no léxos de la cibdad de Leon, dirélo aqui en tanto que otras cosas vie- nen á mi noticia; é fué aquesto. Un español, yendo en su caballo é con una langa en la mano, é ciertos con él, topó acaso con una corrilla dessas hedion- das, é hallóse tan cerca della que le dió con la lanca un quinchon é la atravessó é mató; y encontinente los perros, quas- si al tiempo quel cavallero la hirió, lle- garon dos dellos á la morder, é tan pres- - to como la mordieron la soltaron, é se apartaron estornudando; y el un perro comencó á revessar y echar lo que tenia en el vientre ó avia comido aquel dia, y el caballo, como era de mañana é le to- mó ayuno, tambien reyessó mucha cóle- ra. Y en hiriéndola, soltó la lanca, que no pudo tenerla; porque por ella hasta arri- ba le fué aquella inficion é mal olor, é le penetró de manera que desviado de allí á sotavento de aquel animal, por no se inficionar más, se apartó é vomitó co- nuo he dicho, y el caballo comencó á se revolcar. É los perros, despues de se aver estregado é volcado muchas ve- ces en tierra, se fueron, sin aguardar á su -—* Enesta parte hay una laguna en el códice au= tógrafo, la cual se suple por el MS. de la Biblioteca . amo, á buscar el agua para se lavar. Yo le oy decir á este hombre, en la mesma Leon, que en todo aquel mes no le supo bien cosa que comiesse, ni los perros quisieron comer en dos ó. tres dias, sino salíanse de casa é comian hierba que su destinto les enseñaba que debia serles provechosa contra aquel impedimento que tenian. Ni el caballo en aquellos ocho dias no comió tanto mahiz ni hierba como en un solo dia so- lia comer , estando bueno. É assi la si- lla é ropa della como el vestido del que mató la corrilla, é su lanca, fué menes- ter que muchas veces se lavasse é sahu- masse hasta que perdió aquel mal olor, que se avia fixado de tal manera, como es dicho, que fué menester todas essas diligencias para que perdiesse aquel he- _dor.* É porque deste animal se tracta en el libro XII, capítulo XVII, é assimes- mo en el libro XXIV, capítulo XI, allí puede el letor ocurrir, si más se quisiere informar deste animal; é púsose aqui, porque, como he dicho, esto acaesció es- tando yo en aquella tierra. É muchos ani- males hay destos, assi en Nicaragua co- mo en otras muchas partes de la Tierra- Firme, donde yo las he visto algunas, é de muchas he sentido su mal olor. Patrimonial de S. M., de que hicimos mencion en la Advertencia que precede al tomo l. DE INDIAS. LIB. XLIL. CAP. XVI. 115 - CAPITULO XVI. "En el qual se tracta del ligenciado Francisco de Castañeda, é de su vida é muerte, despues que desde aquesta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española fué á España á dar cuenta de sus obras, é lam= bien se dirá alguna cosa del subgesso del gobernador Rodrigo de Contreras, é de su yda á España. E, el caso quel ligenciado Castañeda dió la cuenta cómo vivió, é acusándole el fis- cal del Consejo de Indias, murió él defen- diendo su justicia; pero él murió con ruin estimacion, é con su muerte se acabarón las contiendas, que tuvo muchas. É Ro- drigo de Contreras, gobernador de Nica- ragua, fué por las suyas á España, don- de en el Consejo Real de Indias pendie- ron sus diferencias, é despues tornó á la tierra de su gobernacion. Pero porque to- dos essos litigios no son para historias tan al propóssito como al de los letrados y es- cribanos, que comen é viven desso, no curaré de tocar miás en tales materias; salvo que se puede tener por cierto que Rodrigo de Contreras es buen cavallero, é si en algo ignoró la justicia, no fué con voluntad de errar ni ofender á nadie, aun- que en aquella tierra no faltan tales veci- nos que hagan errar á quien los ha de te- ner en justicia, porque como son gente tan diverssa en calidad y en obras, solo Dios basta á contentar tal gente é á saber- la gobernar. +. a a Sir Este es el quinto libro de la tercera parte, y es quadragéssimo tercero de la Gene- ral y natural historia de las Indias, Islas y Tierra-Firme del mar Océano de la co- rona é ceptro real de los Reyes é reynos de Castilla é de Leon: el qual tracta de la gobernacion de Castilla del Oro, y en especial de la costa é mares australes, porque lo demás, que á esta gobernacion toca, ya se dixo en el libro XXIX de la PS poa ó tesces alimen Ea En Sn a CAPITULO 1. En el qual se tractan algunas cosas en general de la gobernacion de Castilla del Oro., * congernientes ála costa del Sur é á sus pea desde Panamá, assi al Poniente como al Levante. » Dieno se ha en el prohemio * los límites, que á esta gobernación le concedió el ca- thólico Rey don Fernando. Vengamos A los que tiene en la costa de la mar del Sur. Digo assi, pues, que pues por la cos- ta del Norte tiene hasta Veragua, que lo que con aquel corresponde en la costa del Sur puede ser la punta de Chame, que está quince leguas al Poniente de Pana- = ¡ =— é desde al allí ser arriba seria Castilla ES ensanchar su A hacen lo que les > sitores ni contradicion; é assi Pedrarias se extendió por allí lo que pudo, é un al- calde mayor suyo, lHamado el ligengiado Espinosa, pobló á Nata, que está treyn- E ta leguas de Panamá al Poniente, harto más baxa que Veragua, en la otra costa é opóssito al Norte. É despues por essa costa abaxo se extendió el dicho Pedra- rias Dávila hasta Nicaragua , é la comen- có á poblar en perjuycio del capitan Gil on- E Goncalez Dávila, por mandado de su te- cómo los gobernadores siempre quieren :0 Hernandez, al qual gra- la historia lo ha contado en el io con Assi que, á Castilla del Oro no la avria. yo E más de hasta la — que no parecia a lena E hablaba en él de la cirot ns DE IN DIAS. LIB. XLIHI. CAP. de punta de Chame á la parte del Poniente en esta costa, conforme á los límites pri- meros asiguados á'Pedrarias; pero en es- to la voluntad del príncipe sea ley , é ca- da dia enmiendan é crescen é acortan, é á sus provisiones é mandamientos nos atengamos. En este caso sé degir que la lengua de Cueva es mucha tierra en aque- lla gobernagion, é-acábase en la provin- cia de Chame, ques en la mitad del ca- mino que hay desde Panamá á Nata, que son quince leguas de Panamá é otras tan- tas á Nata; é desde la dicha Chame ade- lante hágia Nata é al Poniente hay mucha diverssidad de lenguas, y en poco espa- cio de tierra son tan diferentes que no se entienden los unos indios á los otros , que son sus vecinos por la parte del Oriente. En la costa del Sur tiene Castilla del Oro todo lo que tengo dicho en el prohemio, - ques lo que tienen los gobernadores é go- bernagiones que declaré; pero pues al - adelantado Andagoya le han dado la más próxima gobernagion de Castilla del Oro, no sé cómo se partirán essos límites, por- que él verná hácia el golpho de Sanet Mi- guel, é los de Castilla del Oro yrán hácia el rio de Sanct Johan. Desde la costa del * - golpho de Sanct Miguel adelante, á mi Cuenta, responde el cabo de la Vela, cor- riendo al otro polo antártico de Norte á Sur quarenta leguas, poco más Ó menos, Ss al plans de la boca oriental del Estre- pho de Urabá, quo son ciento 6 quen ta leguas más al Poniente quel cabo de la Vela en tierra, todas las otras quatro gobernaciones australes caen dentro de Castilla del Oro; pero en fia no se avia de contentar con lo que quedare averi- guado con los límites de Andagoya. Dicho he muchas veces en aquestas his- torias, que quisiera é fuera útil á la geo- graphia é assiento de la tierra, que dexa- ran en su ser los nombres proprios que 417 los naturales dan á su patria, assi en los puertos é rios é ancones é promontorio s é provincias, como en todas las otras co- sas; pero cada marinero é capitan quita é pone lo que se le antoja, é lo nombra como quiere, unos por su devoción, é otros con envidia ó malicia porque se ol- vide el premio de los primeros. É porque de los primeros pilotos que llevaron los capitanes Frangisco Pigarro é Diego de Almagro, quando se encargaron de la empressa de aquella tierra austral, yo tengo una figura quellos mesmos y el ca- pitan Diego de Almagro me dieron en Pa- namá , año de mill é quinientos é veynte y seys, póngola aqui (Lám. 1V.*); y los pilotos eran Bartolomé Ruiz de Estrada é un Peñate. É yo la tengo por más cier- ta que las cartas de hasta aqui, hablan- do sin perjuygio de ninguno, porque sé yo que los pilotos que digo, todo lo que hay en esta figura lo anduvieron é vie- ron muchas é muchas veces en los navios de los dichos capitanes. Pues cotejada con la carta, ni consuenan los nombres ni se conforman las figuras. Pienso yo quel rio que está más acá del de Sanct Johan, que la carta llama del Perú, es el que estotra figura llama de Cartagena. As- si que, estas congecturas é dubdas nas- cen de la mutacion de los nombres, é no es poco inconviniente á los que navegan, | - nipoca confusion á los que dessean saber e verdad: é cómo yo busco lo que cansaria á otros, me pone más vo- aquesta, todo luntad de inquirirla, me dá la certinidad destas materias; y este fué el propóssito con que aqui puse la figura que los que he dicho me dieron, desde la cibdad de Panamá hasta el rio de Sanctiago. - Pienso yo que de allí adelante hay al -.pressente muchos hombres de la mar é de la tierra que sabrán pintar é poner lo de- más por la mucha continuacion que des- pues ha tenido la navegacion de aquellas partes é mares australes: é no me quiero — 418 detener más en esto, pues lo dicho basta para dar á entender lo que toca á Casti- HISTORIA GENERAL Y NATURAL lla del Oro en la mar del Sur y en aque- lla costa de Panamá al Leste é al Hueste. CAPITULO IL. En el qual se tracta de algunas particularidades de aquesta costa de Panamá en la mar del Sur , é de otras cosas convinientes al discurso de la historia. D. la poca justicia que ha avido en es- ta gobernacion de Castilla del Oro hasta el tiempo del doctor Robles, dicho se ha en el libro XXIX, y placerá á Dios que desde el adelantado se mejore , assi en la buena gobernacion como en la conyersion de los indios, aunque son ya tan pocos, respecto de los que avia quando Pedra- rias Dávila fué á aquella tierra, que- se puede tener quassi por despoblada. Pero pues ya no puede dexar de ser lo que passó , más valdrian essos pocos que que- dan convertidos, que en lo de la gober- nacion el tiempo mostrará la enmienda. Llaman los indios á la hienda del hom- bre, é á qualquiera otra suciedad seme- jante , de qualquiera animal que sea, ca- nica, en lengua de Cueva. Tráese aquesto al propóssito de un notable que cerca des- to yo averigiié con indios en aquesta go- bernacion, en especial en la villa de Na- ta, delante de algunos chripstianos, hom- bres de bien, é fué desta manera. Yo tenia en la cinta una espada, y en es- tas partes, como la tierra es húmeda mu- cho, tómanse de orin muy presto todas las armas; y en una possada donde yo estaba, yí una piedra, que me paresció - como piedra pomes ó esmeril, é saqué mi espada de la cinta é díla- 4 un page mio (que estaba bien mohosa) é mandéle que le diesse con la dicha piedra raspando la - espada, é la limpió muy bien. Yo quise - guard: ismaes cs la costa de la Tierra-Firme 4 legua ] o o ds 2 aquellas, me dixo que no eran piedras, sino canica de los lagartos grandes ó co- catrices. Estonges yo tomé á algunos in- dios aparte, é separados preguntéles qué cosa era aquello, é cada uno dixo que era canica: estonces yo les pregunté que quién echaba aquella canica, é dixeron que los lagartos grandes como comen guijarros, los desienten é se salen en tier- ra á hacer cámara por baxo, y echan aquella cosa ó canica blanda é como es- ponjada, é con el sol y el ayre luego se hacen duras é ligeras aquellas piedras, como corcho ú otra cosa ligera; é se an- dan sobre el agua. É son mejores que la piedra pomes y el esmeril para raspar é limpiar las espadas, é no las rascuñan; é quando no avia espaderos, con estas tales piedras, ó lo quello es, limpiaban los españoles sus espadas. Á mí me vino luego á la memoria que he visto hallar- les á estos lagartos una espuerta de gui-, jarros en el cuerpo, é tambien me acor- dé que dicen que los cocatrices no tienen espiráculo, por donde purguen lo que di- gisten, sino por la boca, é suenan é me- nean la mandíbula alta como la baxa: é assi la mandan ó menean estos lagartos; pero tienen senjero abaxo por donde Po AS Una pillo se me olicó desta. gobernación, é aun en otra que di- ré hay lo mesmo, y es de aquesta mane- ra. En las islas de Taboga, que están en- frente de Panamá pobladas de indios é de grangerias de chripstianos, que están de A DE INDIAS. LIB. XLIII. CAP. HH. especial en una en que tiene hacienda un hidalgo, vecino é regidor de Panamá, que se dice Álvaro del Guijo, acaesce una ma- nera de pesqueria estraña é de mucho placer, y es assi. Que en el invierno, que son los meses de mayo é junio é julio é agosto principalmente, é aun algunas ve- ces en los meses del verano, que son los de noviembre é diciembre y enero é fe- brero, á ciertos tiempos, é señaladamen- te dos veces en el mes (pero por la ma- yor parte siempre es más usado en las menguantes de la luna) viene innumera- ble cantidad de agujas paladares, é trás ellas muchos tiburones é marraxos é Otros pescados grandes para se las comer. É vienen las agujas huyendo á la playa has- ta tierra, é los pescados assimesmo, por grandes que sean; é pónense en banda los indios con sendos palos en las manos, é matan á palos muchas dellas, é tantas, que acaesge en un dia matar doscientas dellas, é más é menos, un solo indio, é assi por consiguiente los otros indios to- dos que en la pesqueria allí se hallan. Y dixe de susso de Álvaro del Guijo, por- que algunas veges me envió él en Panamá algunas dessas agujas, é son muy buen pescado; élo mesmo ví yo en la isla de Pocosi la noche que la luna fué llena, quel piloto Johan Cabegas, con poca gen- te, mató de la mesma manera en mi pres- sencia más de quinientas agujas destas; é venian tantos tiburones trás essas agujas, que una noche mató trece dellos. Aque- lla isla es en el golpho de Mg, álias de Orotiña. -En esta gobernacion, en 1 la costa del Norte, en las minas de Careta, hay ani- me blanco é bueno; é demás de lo ques dicho, se halla en otras partes de Castilla del Oro, y en otras partes de la dicha pro- vincia, en las rayges de algunos árboles de los que están orilla de la mar, é tan junto al agua que cae de las rayces en la mar é se anda engima del agua. mk 419 Grillos hay en esta gobernacion, poco menos dañosos que los ratones, é cantan assi como los de Castilla; pero son malos para la ropa, que la roen é hacen peda- cos: lo qual experimentó de tal manera un sayo mio de paño de Valencia, cn Pa- namá, que en una noche sola me lo de- xaron tal que no me lo pude vestir otro dia. Una gentil particularidad quiero yo que quede notada en esta costa de Panamá y en la del Norte en el Nombre de Dios, y es que en Panamá los vientos Sueste é Sur é Sudueste son sanos, y el Leste é Hueste son neutrales; y en la costa de Tierra-Firme, en el Nombre de Dios, es- tos neutrales lo son tambien en estotra costa, é son enfermos los que dixe que eran sanos en Panamá; é los que en Pa- namá son enfermos, assi como Norueste é Norte é Nordeste, essos son sanos en el Nombre de Dios. De manera que los vientos de sobre lá tierra son enfermos, é los que vienen sobre la mar, son sanos é buenos: esto es muy probada cosa, é no solamente allí, pero en esta isla nues- tra Española y en cada parte que se qui- siere mirar en ello. En el libro XXIX, capítulo XXI, se dixo cómo los capitanes Francisco Picar- ro é Diego de Almagro fueron á descu- brir por la mar del Sur, aviendo hecho compañia con el maestrescuela don Fran- - cisco de Luque; é para este descubri - miento dieron una quarta parte al gober- nador Pedrarias Dávila, á pérdida é ga- nangia; pero para aquel principio no dió dinero, sino palabras á la compañia. Y en el capítulo siguiente del dicho h- bro XXIX dixe cómo vino á Panamá el capitan Almagro, é-truxo oro é plata é buenas nuevas de aquella tierra, é dexa- ba al capitan Pigarro continuando el des- cubrimiento en la costa del rio de Sanct Johan; é allí se dixo cómo Almagro assi- mesmo echó fuera á Pedrarias Dávila de a 120 la compañia é armada que traian en la mar del Sur, de su voluntad é por mill pessos de oro que le dió. Quiero agora decir alguna parte de las nuevas que este capitan Almagro truxo de aquella tierra, porque aunque adelante se tractará en su libro particular en lo que paró este des- HISTORIA GENERAL Y NATURAL cubrimiento é compañia destos capitanes, desde aquesta gobernagion é cibdad de Panamá ovo principio; é despues , é por el grand subcesso é riqueca que se siguie- ron, se hico gobernacion por sí aquella tierra austral, é se llamó la Nueva Cas- tilla. CAPITULO UL Cómo el capitan Diego de Almagro vino de su descubrimiento á pedir gente é caballos, é quedó conti- nuando la empressa su compañero el capitan Francisco Picarro, é de las grandes nuevas que truxo de aquella tierra. Ya dixe en el libro XXIX, capítulo XXI, cómo con licencia del gobernador Pedra- rias Dávila avia ydo á descubrir por la costa del Sur, desde Panamá, el capitan Pasqual de Andagoya, é vino de allá muy enfermo é con mal subcesso, á causa de lo qual dexó la empressa é la tomaron Fran- cisco Picarro é Diego de Almagro, com- pañeros en sus haciéndas con el maes- trescuela Francisco de Luque; é Pedra- rias los higo capitanes é les dió licencia para yr á descubrir por la dicha costa é mares del Sur. Y el gobernador tomó com- pañia con estos capitanes y el clérigo, é. hicieron su armada é fueron por la costa del golpho de Sanct Miguel, la via del Pe- rá, del qual se tenia noticia desde el año de mill é quinientos é catorce quel capi- tan Francisco Becerra avia andado por aquella costa. É passaron adelante é lle- garon hasta el rio de Sanct Johan, é ha- llarón tanta resistencia en los indios é tan mal : aparejo. en la tierra, que por la vo- —luntad. de Francisco. Picarro. la. negocia- cion se dexara, aunque ya avian ga la mayor parte de su hacienda y estaban > 2 muy adebdados. Estonces el Diego de Al- , le dixo: NES ha de dexar lo. co- , tiembre del año. de mil tro é de nuestros amigos, quereys dar la vuelta? Nunca Dios quiera que tal ver- gienca rescibamos: yo no tengo de dé- xar este propóssito, sino yr adelante». É assi salió en tierra en la costa de aquel rio de Sanct Johan, y en cierta batalla ó re- cuentro que ovo con los indios, le quebra-: ron el un ojo é le mancaron de dos ó tres dedos en la mano izquierda, é ovo otras heridas, é le mataron algunos compañeros. - Pero él sanó, aunque con la lision. ques dicho, é vino á pedir 4 Panamá gente é caballos al gobernador para continuar la empressa, creyendo que, pues era com- - pañero con estos capitanes, que le favo- resceria é ayudaria, pues que no avia gastado un maravedí hasta estonces, sino el clérigo é los dichos capitanes. Y entró Francisco Picarro con ciento é cinqienta hombres, continuando la empressa, é ya les faltaban y eran muertos de los que llevaron otros sessenta ú ochenta de en- fermedades é de mano de los indios. É halló. Almagro á Pedrarias privado del of- - ficio y en reside bernador un cavallero de Córdova, lla- ncia; é avia ydo por go- mado Pedro de los Rios, el qual dió -ligencia al capilan Almegro para llevar cinqiienta hombres para socorrer aquella armada. Esto era ya en el mes de sep- DE INDIAS. ñeros é seys caballos se partió Almagro en busca del capitan Pigarro, su compa- ñero, en una caravela, en que avia veni- do, de hasta quarenta é cinco toneladas de porte, é otra menor la mitad le avia quedado á Picarro en la costa de aquel rio de Sanct Johan. É con este socorro se partió de Panamá un mártes en la tar- de, ocho dias de enero de mill é quinien- tos é veynte y siete años. Yo comuniqué con Almagro esta su em- pressa, porque me hallé en este tiempo en Panamá y era mucho mi amigo; é me dixo hartas cosas más, que yo no creí, de las riquecas de aquellas partes, quel tiem- po ha mostrado que eran giertas, é mu- cho más de lo quél me supo decir. Y en- tre otras cosas, preguntándole yo qué co- sa era aquella de la isla de Sanct Felipe, que por otro nombre algunos llaman la Gorgona, me dixo ques una isla que ter- ná de circunferengia dos leguas, é que está desviada de la costa de Tierra-Firme dentro en la costa ocho leguas, é que se vieron en ella culebras tan gruessas como pipas, é que estas fueron causa de se des- poblar, é á los indios naturales della, por- que se los comian. Pero que los chrips- tianos, como con arcabuces y escopetas las tiraban , las ojeaban é se huian, é que algunas avian muerto del tamaño ques di- cho, é menores: é que estas culebras co- men muchos guabipiquinajes, que son co- mo liebres, é hay muchos é son buen manjar. É que hay 1 bermejos é tambien de los: negros, é mu- chos patos é papagayos é otras aves de diverssos géneros ó raleas, é muchos ga- tos monillos: é que se avian dado catas y era rica de minas de oro. Y es tierra llana é de muchas arboledas é mucha pesqueria é innumerables agujas, é que avia ostras de perlas, é que está á quin- ce leguas del rio de Sanct Johan. Díxome más este capitan Almagro, que los indios de la tierra del rio de Sanct TOMO IV. LIB. XLIH. CAP. II. ; pavos. de los 421 Johan decian que de la otra parte de la sierra es la tierra llana, é que está un rio muy grande; éque allí hay un grand señor, que se dice el cacique Coquo, que tiene mucho oro; é que pensaba el dicho Alma- gro é otros que aquel rio es el rio Grande, que corresponde á la culata del golpho de Urabá. É díxome quél é su compañero Francisco Picarro avian enviado con el piloto Bartolomé Ruiz á descubrir por la costa del Levante, donde andaba su ar- mada, é quel capitan Francisco Pigarro quedó con la gente, y el dicho Almagro vino por el socorro ques dicho. É quel pi- loto corrió la costa ciento é cingienta le- guas, é llegó á estar en un grado ó gra- do y medio de la otra parte de la línia equinocial, é descubrió tierra llana é sin montes é poblada de muchos pueblos, é vió poblacion que turaba una legua Ó más (que al parescer serian quinientos buhios) é las labrangas cerca dellos, é tierra apa- rejada para gente de caballo é para labrar é criar ganados, é tierra de pocos rios. É despues que halló esta tierra, el tiempo le dió causa que buscasse puerto, donde se reparasse, é volvió atrás; é volviendo entró en el paraje de aquel pueblo gran- de, que decia que tenia una legua de po- blacion, é le puso nombre el cabo de la Galera. É vido venir del bordo de la mar un navio que hacia muy grand bulto, que parescia vela latina, y el maestre é los que _ con él yban se aparejaron para pelear, si : fuesse menester; é arribó sobral navio é le tomaron, é hallaron que era un navio de tractantes de aquellas partes, que ve- nian á hacer sus rescates, en el qual ve- nian hasta veynte personas, hombres é mugeres é muchachos. La manera deste navio era de muy gruessos maderos reatados fuertemente con sogas rescias de henequen, con su al- cácar é retretes é gobernalles, velas é xar- cias é potales de piedras grandes , tama- ñas como piedras de se que sirven 422 en lugar de áncoras. Llevaban conchas co- loradas, de que hay en Chaquira, ¿d est sartales, como los de las islas de Canaria, que se venden al rey de Portugal para el rescate de Guinea; é por estas dan los in- dios todo el oro é plata é ropas que traen de rescate. Traian muchos cántaros ne- gros é mucha ropa de diverssas colores, de lana, é camisas é ayubas, é mantas de colores muy labradas, paños blancos con franja, todo nuevo, para contractar; - é lana de colores, tinta en lana é otras mu- chas cosas sutiles é muy primas, en que parescia bien ser gente entendida. Y eran de buena dispusicion de personas; mas tienen alguna semejanca de berberiscos. Decian la manera de cómo sacan el oro; é decian que hay ovejas é que las tresqui- lan cada año, é que hay islas pobladas, é que hay muchas perlas, é que duermen en camas con sábanas de algodon. Ado- ran ciertos ydolos: sus armas son lancas é tiraderas é macanas, como los indios de Cueva en algunas partes, é que en otras no tienen guerra. Salan los pescados, pa- ra su manienimiento, como nosotros. Los indios andan vestidos con camisas, é las indias con sus enaguas é camisas é man- tas echadas debaxo del braco, á manera de moras ó canarias. Traen toque para conoscer el oro é romana para pessarlo é pessar la plata labrada é otros metales, é conóscenlo muy bien: é traian cierta cantidad de lo uno é de lo otro, é dieron noticia que en la tierra avia muchas pie- dras de valor, Tomáronse cinco personas , porque los demás se echaron al agua é los recogie- ron del dicho pueblo; mas quedó presso el cagique Ó capitan de aquel navio, y el maestre de la caravela lo hico soltar, é que se Juego: é volviesse á rescatar sus HISTORIA GENERAL Y NATURAL descubrimiento, é vido que se continua- ba la tierra poblada mucha parte más de cient leguas de las ciento é cinqiienta que descubrió; é visto que aquello bastaba, segund la instrucion que le fué dada, se volvió á dar la buena nueva. É llegado adonde los capitanes estaban, ya Alma- gro é Picarro estaban juntos, é cómo fue- ron informados del dicho piloto Bartolo- mé Ruiz, é del escribano é veedor é de los que con él fueron, los dichos capita- nes fueron con toda la gente á se certifi- car de lo ques dicho. É llegados al prin- cipio de la buena tierra, desembarcáronse la gente é caballos en un puerto, al qual pusieron nombre la bahia de Sanct Ma- theo: el qual es muy bueno é seguro , é pueden descender con una plancha en tierra los caballos é gente. Y estándose desembarcando, vinieron diez é ocho ca- noas grandes, é las más dellas mayores que no las avian visto chripstianos en aquellas partes, las proas é popas muy grandes é altas, con ciertos edeficios de madera en ellas del altor de un hombre: é venian á la vela é al remo, é llenas de gente con armaduras de oro é de plata en su cuerpo é bracos é cabecas; y en aquel edefigio, que traian en las popas de las canoas, puestas muchas piecas de oro. É llegaron cerca de nuestros navios, á menos trecho de un tiro de piedra, y los capitanes nuestros llamáronlos para que se llegassen seguros ; pero los de las ca- noas no hicieron más de estar quedos mi- rando, é volviéronse á su pueblo, que estaba de allí quatro ó cinco leguas. - Otro dia siguiente fueron los capitanes é gente á su pueblo, por tierra, é con los caballos; é llegados cerca del pueblo, á un quarto de legua, salieron á ellos tres mill hombres ó más, é comencaron los _Chripstianos á tractar paces; 6 vueltos á su pueblo, se retruxeron á la otra del pueblo, de donde los español É ns allí los DE INDIAS. LIB. via andaban en contractaciones de paces, - y estuvieron en esto cinco dias. Hallaron en todas las casas mucho mantenimiento de mahiz muy gruesso, é fésoles é pes- cado é habas de comer: pescan con chin- . chorros, y es la tierra abundantíssima de grandes simenteras é huertas de buenas fructas. Algunos chripstianos, que avian estado en la Nueva España, decian que esta era mejor tierra mucho. Hallaron ánsares de Castilla. Va sembrado el mahiz con mu- cha órden, é la caña dél es tan alta como mo una lanca gineta. En aqueste pueblo podria aver mill casas, é llámase Cata- mez. Pero como los capitanes vieron gran- díssimo número de pueblos é moltitud in- numerable de indios, é se hallaron con poca gente, é considerando que este ne- gocio era de mucho pesso é sus fuercas eran pocas, parescióles que se debian re- coger con la gente é ponerla en una isla de veynte leguas más acá, donde avia mantenimiento. É assi se higo, é quedó allí el capitan Francisco Picarro, é volvió á Panamá el capitan Diego de Almagro, en uno de sus navios, á dar noticia de lo ques dicho al gobernador Pedro de los Rios, á le pedir gente é llevar algunos ca- ballos, porque les paresció á los dichos capitanes que con doscientos hombres más de los que allá tenian é otros tens | XL CAP. II. 123 siete, porque segund lo que avian visto los chripstianos en los indios de las canoas ya dichas, en los que vieron en la tierra é por relacion de indios que tomaron, la cosa era muy riquíssima é de grande es- peranca para lo de adelante, é tan gerca de Panamá que se podia yr é venir cada año una ó dos veces, é traer de allá mu- cho oro é plata é indios é otras cosas, que se esperaban hallar en aquella tierra. Esto se ha puesto aqui en este libro co- mo por orígen é principio, de donde se principió la buena ó mala ventura del ca- pitan Francisco Picarro é la mala del ca- pitan Diego de Almagro; pero en la ver- dad ninguna tengo por buena del uno ni del otro, sino del que se salvasse, sali- do destos lagos del mundo. Lo demás que toca á aquella conquista de las tierras é mares australes, decirse ha en los libros de adelante. É volvamos á nuestra mate- ria é gobernacion de Castilla del Oro, en la qual hay poco que decir demás de lo que está dicho, porque en el libro XXIX se dixo todo lo que se puede saber, é aqui solamente se podrian decir los sub- cessos del Nombre de Dios é de Panamá, que son la puerta de aquella gobernagion que impropriamente llamamos el Perú; y como esto ha sido todo INIA que higiesson, en poco tiempo se pc podrian aver más de dosc A Esta vuelta de Almagro fué aquel mes- mo año de mill é quinientos é veynte y hee asia en CDA paren 6 los 'subces- sos de aquellas partes. Aqueste es el sexto libro de la tergera parte, ques quadragéssimo quarto de la Na- tural y general Historia de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Océano de la corona é ceptro real de los Reyes é reynos de Castilla é de Leon: el qual tracta de la gobernacion del rio de Sanct Johan é del Perú é sus anexos, - PROHEMIO”. Son tan dignas de saber las obras de natura y el assiento del mundo, que de- xada la Sagrada legion aparte de nuestra fé cathólica é Testamento Viejo é Nuevo, ninguna otra me paresce que puede ser más aplacible, ni en que el tiempo mejor se gaste, Ó mejor diciendo no gastado sino bien empleándose, hallar ocasion de muchas maneras para dar gracias á Dios, que es el que tantas é tan grandes é tan contínuas é tan nuevas maravillas, é por tantos é tan diverssos caminos é formas nos descubre cómo le podamos mejor co- -—noscer, é conosciéndole servir como á - tan soberano Señor nuestro. Escribe Pli- nio que teniendo Anibal cercada á Ca- MA te proemio falta e la Biblioteca particular de S. M. tas monedas, y el comprador se defer- dió de la hambre, y el vendedor murió por no tener qué comer *. Pues en estas historias, si avés, letor, leydo dende su principio, avrés topado otro más caro y espantable manjar quel de los topos, y que cuesta el ánima é aprovecha poco al cuerpo; y es que de nescessidad se han comido unos chripstianos á otros. De lo qual podés conjecturar quántas más mo- nedas dieran los tales hambrientos por hallar qué comer que no dió esse otro - por el topo. Grandes son las desaventu- ras que los hombres han passado en estas nuestras Indias, é intolerables muchas de- llas, é las más buscadas por los que las han padescido. Mas á la verdad no tan fo, de donde se toma. : /- Plinio, lib. VIN, ea DE INDIAS. LIB. LXIV. PROHEMIO. sin causa como honestamente ofrescidos á ellas los hombres de bien que nascieron pobres é obligados á seguir el hábito mi- litar, ques una regla harto más estrecha que la de Cartuxa é de mayor peligro; pues que los religiosos tales, aunque no hablen ni coman carne, tienen buenas casas é otros manjares é refrigerios assaz para se sustentar é vivir descansados, si quieren, con su clausura, é sus ánimas €s- tán seguras, si temen á Dios, á quien sir- ven, é le aman como deben. Pero el po- bre soldado, que ni sabe dónde vá, ni en - qué anda, ni adónde parará, ni ha de de- xar de navegar por la mar, ni de pelear en ella ni en la tierra, ni de trabaxar con- tínuamente, no ayunando, comiendo una vez al dia, como los frayles, sino passan- do uno é otro é otros sin manjar alguno, ni beber gota de agua; helándose con las nieves, ahogándose de calor en los de- siertos y rios, y passándolos sin puentes, y padesciendo tantos y tan diverssos tra- baxos que son incontables. Y esta es su regla, é su órden no tener órden, ni co- sa que suya sea, ni esté menos de obliga- da á la muerte su persona á cada passo. Y háse de hacer assi, y no es hombre ni meresce ser avido por tal el mílite, que á todo no se pone. Porque assi como dixo Marco Tullio Cigeron quel decreto del Se- nado estaba encerrado, no menos que si se estuviesse en los libros, Ó como el cu- chillo en la vayna *, 1, assi digo yo que son los varones sin. expiriencia. Y conviene, para tenerla é ser valerosos, que prueben todos estos desasosiegos é peligros (á lo menos en el tiempo que la edad lo requie- re), con tanto quel intento sea de servir á Dios y al rey. É arrimado el militar off- cio á estos dos pilares, el que assi se exercitare terná de Dios segura la vida con que los peligros se comporten; é quedando con ella, honrarále el rey é gra- 125 tificará su persona. É quando lo uno é lo otro acá faltare, avrá bien empleado su tiempo, y si la riquega del suelo faltare, no quedará sin mejor galardon en la otra vida. > Con este desseo se movió un hidalgo, llamado Pasqual de Andagoya, á pedir al gobernador de Castilla del Oro, Pedrarias Dávila, licencia para yr desde Panamá á buscar el cacique del Perú, é por aquella costa á descubrir, el año de mill é quinien» tos é veynte y cinco. É avida la licencia, fué con cierta armada é gente, é salióle su pensamiento muy al revés, é oviérase de ahogar, é tornóse á Panamá gastado y enfermo. Estonges tomaron la empres- sa mesma los capitanes Francisco Pigarro é Diego de Almagro, como más larga- mente se dirá adelante en los libros XLVI é XLVIL Tornado á Panamá el dicho Andago- ya, despues de aver descubierto hasta el rio de Sanct Johan de aquella costa, es- tuvo algun tiempo allí residiendo como uno de los regidores de aquella repúbli- ca, é hícose assaz rico, seyendo teniente del gobernador Francisco de Barrionue- vo. Pero vino allí por juez un ligenciado llamado Pero Vazquez, é queriéndole ha- cer pobre, le tractó de manera que le en- vió presso á España, é condenado por ciertas sentencias: de las quales allá, no solamente fué absuelto, pero hicole-s el Emperador, nuestro señor, -—mergedes, y ennoblesgió su Peróna co. con “título de don é su adelantado é capitan general é gobernador del dicho rio de Sanct Johan é otras provincias con sus anexos. La qual tierra fué á poblar el año de mill é quinientos é quarenta, como más largamente se tractará en este pres- sente libro, segund el discurso de sus subcessos. Á lo menos diré lo que en mi tiempo viniere á mi noticia; é quien me 1 Salust., De bello Cathilinario. 126 subcediere en estos tractados acresciente lo que le ocurriere en este y en todos ellos. Porque esta nuestra madre no se quexe de todos (á lo menos de aquellos ¿que lo pudieren hacer é supieren conti- nuándolo, satisfacerla), é digo madre, porque Marco Tullio Ciceron madre de la vida nuestra llama á la historia. Assi que, comencemos aqui á tractar en lo que to- ca al adelantado don Pasqual de Andago- ya é á su nueva empressa é gobernacion HISTORIA GENERAL Y NATURAL del rio de Sanet Johan, al qual plega á Dios que le dé mejor fin que lo suelen ha- ger otros de tal título en estas partes. Y pues, como dice Job *, el hombre nasce para la fatiga y el ave para volar, vea- mos lo que subcederá desta provincia é rio tan nombrado, del qual al pressente se dicen muchas cosas á pró é á contra, y el tiempo ha de mostrar lo que dellas se debe tener por cierto é no fabuloso, CAPITULO L En el qual se tracta de la persona del adelantado don Pasqual de Andagoya é de su principio é orígen, é cómo fué á poblar el rio de Sanet Johan en la mar del Sur, é otras cosas que la historia é órden della pi- den para su principio. Pasqual de Andagoya, natural del con- dado de Vizcaya en el valle de Quartan- go, ques á tres leguas de la villa de Ta- vira de Durango, é una é media de la cib- dad de Orduña, fué hijo de un hidalgo lla- mado Johan Ibañez de Arca. Este, seyen- do mancebo, passó á la Tierra-Firme el año de mill é quinientos y catorge, en ser-= vicio del gobernador Pedrarias Dávila; é despues que algun tiempo le sirvió, le dió indios de repartimiento é le casó con una doncella de su muger, doña Isabel de Bo- badilla, á la qual llamaban...* de Tovar; la qual viviendo, y estando ya rico, pidió licencia al gobernador para yr á descu- brir el cagique del Perú é la costa adelan- te del golpho de Sanct Miguel. É Pedra- rias le higo su capitan, é con su ligencia fué á buscar aquel cagique, del qual avia dado noticia , diez años Ó más avia, el ca- pitan Francisco Becerra. É deste viage- descubrió el dicho Andagoya el rio de. -——Sanct Johan, que está en dos grados de aquesta parte de la línia equinocial, enla. mesma costa de la Tierra-Firme é de Pa-- namá: é andando por allá, se oviera de ahogar en una canoa, porque son navios de poco sosten é llanos debaxo como ar- tesas, de las quales yo dixe su forma en la primera parte destas historias, en el libro VI, capítulo IV. Y aun Vegecio, en aquel su tractado del Arte militar, habla en cierta manera de navios, que pienso yo, segund lo que escribe, que aquellos eran como aquestas canoas. Quedó Pas- qual de Andagoya del mal subcesso de su camino muy gastado y enfermo, é vol- vióse á Panamá é dexó la empressa; é tomáronla los capitanes Picarro é Alma- gro, como se dixo en el prohemio. Despues que convalesció é sanó de su enfermedad, setornóá reparar é ganó más hacienda, é se le murió la muger en Pa- namá el año de mill é quinientos é veyn= te y nueve: é despues, el de mill é qui- nientos é treynta , vino á esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española é se casó segunda vez con una doncella, llama- da doña Mayor Mexia, é la Mevó 4 Pa- namá. É cómo fué Ese tE E > el códice autógrafo como en el NS. dela Bio a ea ne de es. M. que tene mos E DE INDIAS. LIB. XLIV. CAP. 1. cisco de Barrionuevo, hico su teniente al dicho Pasqual de Andagoya, en el qual officio ó en el tiempo que le tuvo, como se truxo mucho oro é plata por allí de las -partes australes , adonde andaban los ca- pitanes Picarro é Almagro, cúpole harta parte que ganó con sus navios é grange- rias. Y estando rico, fué allí aquel ligen- ciado Pero Vazquez é le tomó residencia con toda la riguridad que pudo, é le en- vió á España, de donde vino absuelto é honrado, é con mercedes quel Empera- 1427 dor, nuestro señor, le higo por sus ser- vicios, é con títulos de honor, como se di- xo de susso. É tornando de Castilla, passó por esta nuestra cibdad el año de mill é quinientos é treynta y nueve, muy hon- rado é acompañado de cavalleros é hidal- gos é muy gentil gente: é fué á Panamá, desde donde el siguiente año de mill é quinientos y quarenta siguió su viage para yr á poblar en la dicha su gobernacion. Lo que en ello subcediere el tiempo lo dirá. CAPITULO UL. Del subcesso del viage del adelantado don Pasqual de Andagoya desde Panamá á su gobernacion, é de lo que descubrió; é cómo despues le prendió el gobernador de Popayan Sebastian de Benalcácar, é lo higo sol= tar el presidente licenciado Vaca de Castro; é cómo se le murió la muger, é otros trabaxos que le subcedie= ron; é cómo sobre su prision é diferencias con Benalcácar volvió á España. Quiza: passó por esta cibdad de Sanc- to Domingo el adelantado, quedó aqui por su ordenacion su cuñado el capitan Alon- so de Peña, porque ambos fueron casa- dos con dos hermanas, en esta cibdad, hijasdalgo é del linage de los Mexias. É - cómo este capitan fué hombre esperto é cursado en las cosas de la guerra, é per- sona de quien pudo hacerse toda confian- ca, encomendóle que con más gente é ca- ballos , é otras cosas nescessarias para la empressa, le siguiesse con la más breve- higo: que desde á p 0 dias as part hombres é pers la é algunas municiones. É assi como llegó al puerto del Nombre de Dios, el adelantado , des- de Panamá, le hico llevar requas de ca- ballos, en que se llevó todo lo que de nuevo el capitan Peña llevaba; é assi esso como lo demás se embarcó en un gentil galeon del adelantado é otros navios, é aceleróse su partida: é mandó quedar al dicho capitan Peña allí en Panamá, para que acompañasse á doña Mayor Mexia, dad quel tiempo le diesse lugar , é assi lo muger del adelantado, é se la lleyasse con su casa é con algunos compañeros que estaban enfermos, despues quel galeon é: otros navios, quel adelantado llevaba, volviessen á Panamá. Y el adelantado pro- siguió su viage para su gobernacion con el dicho galeon é otra caravela é dos ber- gantines con doscientos hombres é cin- qúenta caballos : é llegó á su gobernacion á tiempo que restauró las vidas á los chripstianos, que quedaron vivos despues que los is oles; é los: que es- a caparon estaban cfercadod e en Popayan, é los tenian en mucho estrecho los indios que dicen de Paez. É assi los muertos co- mo los pocos españoles que quedaron vi-= vos, eran de la gente del marqués don Francisco Picarro, y essos restantes esta. ban ya para huyr é desamparar la tierra é tornarse al marqués : el qual, desde que supo que Benalcácar avia salido de Qui- to, donde estuvo por su teniente é andu- vo alterando la tierra (en fin fué á Espa- ña sia su licencia por el rio por des-- 128 de los Alcácares, como se dixo en el li- bro XXVI, capítulo XII), envió el mar- qués essos capitanes Hempudia é Añasco para ocupar aquello de Popayan y esquil- mar como es costumbre en estas Indias, é adjudicar cada uno destos gobernado- res quanto más pueden acomular é juntar con sus jurisdiciones. En el tiempo que antes desso Benalcá- car estuvo en essa tierra, pobló á veynte leguas de la cibdad de Cali un pueblo, é llamóle assimesmo Cali; mas como des- pues á la postre llegó el adelantado An- dagoya , redimió aquel pueblo é salvó los Cchripstianos ya dichos, é quitóle aquel nombre é llamóle Lile, porque assi se llama la provincia en que está, é se avia despoblado el otro primero que está veynte leguas de allí, como es dicho. Pero tomando esta entrada del adelanta- do en aquella tierra más puntualmente, para que se entiendan los escándalos é su prission, que delante se siguieron, es de saber que quando llegó á la costa, descubrió la bahia de la Cruz, que es- tá á cinco leguas de la isla de Palmas, ques una de las más hermosas ensena- das que hombres han visto, y entran en ella muchos rios grandes é pequeños. Y subió por uno dellos tres leguas la tier- ra adentro, lleyando siempre cinco bra- cas de fondo; é llegó á un puerto que se cree ques uno de los mejores del mundo, assi por su dispusigion é grandeca y el fondo ques dicho ó más de baxa mar, y en el qual las naos pueden poner las planchas en tierra, aunque sean muchas é de porte de doscientas toneladas ó más. Tiénese por cierto que hasta el tiempo. pressente ninguno se sabe mejor en estas Indias, segund nuestros marineros afir- E nan; é desde allí despachó el adelantado ando un puebl > € llamóle la peas de da Buenaventura. ña é su casa, y él HISTORIA GENERAL Y NATURAL Llevó el galeon cantidad de pessos de oro para el despacho de Panamá, quel adelantado ovo en aquellos pocos dias que avia que estaba en la tierra, é hico su teniente en aquella nueva república á uno de sus mílites, llamado Johan Ladri- llero, porque estaba reputado por diligen- te hombre é que entendia buenas cosas de la tierra é de la mar. É fecho aquesto, el adelantado se entró la tierra adentro, é fué á aquel pueblo que se ha dicho que se llamó Lile, ques veynte é quatro le- guas la tierra adentro, aunque por el al- tura no son catorce, por ser muy áspera region é montuosa: é con su llegada ga- naron las vidas los ques dicho que que- daban de la Nueva Castilla 6 gobernacion del marqués don Francisco Picarro, que en aquella tierra estaban maltractados y en el estado ques dicho. Antes quel galeon llegasse 4 Panamá, ya por otros navios el capitan Alonso de Peña avia escripto al adelantado cómo el gobernador Sebastian de Benalcácar yba proveydo de Popayan, é que en esta cib- dad de Sancto Domingo se rebico de gen- te é caballos é de otras cosas para prose- guir su empressa, por tanto que estuvies- se muy sobre aviso, porque era informa- do quel Benalcácar yba con propóssito de entrar por aquella gobernacion del ade- lantado á la suya; 6 aun á la verdad no tenia otra puerta ni camino á su voluntad - sino aquel. En esse medio tiempo llegó Benalcácar á Panamá, donde se detuvo lo menos quél pudo, é prosiguió su cami- no é navegacion desde allí: é llegado 4 la otra costa, fué á surgir en la bahia ques dicho de la Cruz, sin saber dónde esta- ba ni por quál de aquellos muchos rios, que en ella entran, él se metiesse. Y echa- da alguna gente en bateles, quiso su ven- tura quel teniente del adelantado ó capi- tan Ladrillero ovo “sentimiento desta ar- mada é vino á habla con Benalcácar, y 3% > en lo público no consintió - DE INDIAS. LIB. XLIV. CAP. HL. barcasse en aquel puerto. Sus émulos di- cen que fué maña, é que aunque dixo que aquello era de la gobernacion del adelantado Andagoya, dió aviso al Be- nalcácar para que se fuesse por un puer- to nuevo, que se dice Realejo, ques por donde avia entrado el Andagoya, é lo ' avia descubierto la tierra adentro hasta la cibdad de Lile: el qual nombre Benalcá- car le quitó é llamó Cal:. Cómo el adelantado supo su yda, é que llevaba doscientos arcabuceros é balleste- ros, envió al encuentro un capitan, lla- mado Luis Bernal, con septenta hombres ó más, para que supiessen de Benalcácar su intencion é venida en aquella tierra; y en lugar de le resistir, se juntaron el ca- pitan é gente ques dicho con Benalcácar é se fueron á la cibdad de Lile, donde estaba el adelantado. É aposentáronse en un monesterio de Nuestra Señora de la Merced, que está junto con las casas del pueblo, é comencaron luego á entender en tractos de la una parte á la otra, y en examinar provissiones é cédulas reales que cada uno de los dos gobernadores te- nian, alegando que aquella tierra perte- nescia á cada uno dellos: é por medio de los buenos ó malos terceros de indus- tria, é sin tomar conclusion alguna en la paz, llegó la noche. É assi cómo el sol se fué, llevóse trás su claridad la vergúenga de la gente del adelantado amotinada, é passáronse al Benalcácar con el cabildo é mayor. parte. de los, regidores: de a aque es lla cibdad, 6 t n dor, sin más avenguación $ amis. Es- sa mesma noche, por mandado del gober- nador Benalcácar, fué un teniente suyo, llamado el bachiller Madroñero, con gen- te armada, é prendieron al adelantado é le echaron unos grillos, é puesto á buen recabdo, le tomaron quanto tenia; é des- de allí lo envió Benalcácar á Popayan. Desta forma quedó este gobernador en- señoreado de aquella tierra toda adentro, TOMO IV. la Buenav: ento 429 excepto del puerto de Ja Buenaventura; y estando las cosas en este estado, llegó - el capitan Alonso de la Peña á la costa con su muger é casa del adelantado en su ga- leon é con otros navios, en que fueron cient hombres é quarenta caballos. É có- mo supo la prission de Andagoya, avi- sóle de su llegada: el qual le envió lue- go una provission, fecha en Cali á veynte é dos dias de marco de mill é quinientos é quarenta y un año, en que le proveyó: de su teniente de gobernador é capitan general. É como hombre de honra y ex- piriencia en las cosas de la guerra, co- mencó á entender é considerar la forma que se debia tener para la deliberacion é libertad del adelantado, en lo qual no se podian excusar muertes é mucho riesgo de la una é de la otra parte: é buscando los medios, que se debian seguir por su parte, non obstante que tenia poca gen- te ó mucha menos que Benalcácar, llegó á la costa el licenciado Vaca de Castro, que yba proveydo por presidente de to- das aquellas partes por Sus Magestades; é yba muy cansado de trabaxos que le avian acaescido, assi en esta mar del Nor- te hasta llegar á la- bahia de la Cruz, co- mo más adelante en su lugar la historia lo contará. É cómo llegó á aquella ense- nada, sin saber dónde estaba, quiso Dios. que por la diligencia del teniente Peña avia ydo un pá desde. el Aa yA vido dos batell s e navios € en que Ela el presidente, 6 avida habla, dió aviso al teniente: el qual, con mucha diligencia, proveyó de pilotos, que metieron el ga- leon, en quel presidente yba, é á los otros navios en el puerto, donde fué servido é festejado, puesto quel teniente é los de- más de aquella cibdad estaban con mu- cha tristega por la prission del adelanta- do; € á todos les paresció, como fué ver- dad, que con la yda del presidente el adelantado seria libre, é o negogios ter» a 1 130 nian otro subcesso. Allí reposaron el pre- sidente é los que con él yban ocho ó diez dias, en los quales le sobrevino grand fiebre é otras passiones, porque como era anciano é avia padescido en tan largo via- ge, alteróse su salud, é aun él sintió mu- cha pena, é más de congoja que por la passion corporal que tenia, é dixo que desde á quatro ó cinco dias se partiria, como quier que estoviesse: por lo qual el teniente Peña envió negros é chripstianos adelante á abrir el camino de Cali, ques veynte é quatro leguas la tierra adentro. E cómo se sintió el ligenciado con un poco de mejoria, no atendió á más, é otro dia siguiente se puso en camino, llevándole en una silla algunos negros é aun espa- noles; y el mesmo capitan Peña, como hombre rescio, é por contentar al ligen- ciado é que los otros inferiores hiciessen lo mesmo, tambien tomaba algunas veces las varas, en que la silla yba puesta, é ayudaba á yr adelante. É viendo su bue- na voluntad é obra, le rogó el licenciado que se tornasse al puerto é pusiesse re- cabdo en su casa y en la del adelantado ' é se volviesse luego trás él: é assi lo hi- co, é lo fué á alcancar en la ribera de un rio que llaman Dagua, ques á once leguas del puerto de la Buenaventura, é halló tan malo al licenciado, que pensaron que allí se acabaran sus jornadas é vida; é sin dubda, si por el teniente Peña no fuera, mucho más riesgo corriera el ligenciado, é aun todos los demás. Y estando en esse trabaxo, siguióseles otro é muy grande, porque á causa del mucho llover que ha- cia cresció en un instante el rio más de tres bracas en alto, é un. arroyo deste rio que de la otra parte del pueblo poco antes estaba seco higo lo mesmo, teniendo en- Impslio de epltiabas: aguas al licenciado é los demás » de forma que poco faltó. de HISTORIA GENERAL Y NATURAL naufragios é tormentas de la mar, en que avian passado muchas desaventuras é pe- ligros , era mucho menos que estotro. En fin prosiguieron adelante con mucha nes- cessidad é hambre, porque faltaba el bas- - timento, é parescia que la mar é la tierra y el cielo todo les era contrario, é cami- naron trece leguas que les quedaban; mas aunque el camino fué corto, murieron diez é siete españoles, entre los que se aho- garon é perescieron de hambre, con más. de veynte caballos. É con esta manera de nuevas fatigas llegaron los restantes á Ca- li, desde donde luego el licenciado envió un mandamiento para que truxessen allí al adelantado Andagoya. Y en aquella cib- dad de Cali estaba assimesmo el gober- nador de Popayan, Sebastian de Benal- cácar: el qual festejó al licenciado con- forme al tiempo é á lo que se pudo hacer; y entendió el presidente en concertar es- tos gobernadores. Cúlpanle algunos en no aver dado algun buen medio para la paz é amistad dellos, é tambien le desculpan otros, porque contendian de la jurisdicion é términos , é convenia quel principal de- terminasse aquello: é tambien se sospe- chó que de prudente avia quedado esta diferencia sin conclusion, assi por no se detener en esso é passar adelante á enten- der en los mayores negocios á que prin cipalmente fué enviado, sobre las cosas acaescidas entre el adelantado don Diego de Almagro y el marqués don Francisco Picarro, ó por otros respectos. Lo que allí se higo fué dar su parescer al adelantado Andagoya que se fuesse á España, para que Sus Magestades determinassen lo que fuesse su servicio, assi en essas diferen- - Cias é agravios como en los límites de am- bas gobernaciones; é assi el adelantado Andagoya lo puso por obra. É cómo.el Hi. se partió de Cali en el mes. de agosto de mill é quinientos é quar : para Popayan, ques pS DE INDIAS. LIB. XLIV. CAP. IL 431 adelante la tierra adentro, camino dere- cho de Quito, para desde allí yrse á la cibdad de los Reyes, álias Lima, donde - pensaba hallar al marqués. Quando el adelantado é su teniente Pe- ña llegaron de vuelta á la cibdad é puer- to de la Buenaventura, hallaron que era muerta doña Mayor Mexia, muger del adelantado , é otras mugeres de su casa, sus debdos, en lo qual se renovaron sus trabaxos é dolor. É conformándose con la voluntad de Dios, aunque lastimado, dán- dole gracias por todo, despues que ovo fecho las obsequias de su muger é de los otros defunctos, se embarcaron el adelan- tado é su teniente, dexando en aquel puerto é poblacion de la Buenaventura, en su lugar, á un hidalgo por capitan é teniente suyo, llamado Payo Romero, en tanto que yba á buscar su justicia. Pero antes que de allá partiessen, se tuvo aviso por cartas de Popayan, cómo avia allá llegado el licenciado Vaca de Castro, é. que luego á otro dia, é desde á dos que estaba en Popayan, avia llegado por pos- tas á toda diligencia desde Quito el ca- pitan Lorencgo de Aldana, ques ochenta leguas adelante, é le avisó del estado de la tierra, é de cómo los españoles de Chi- le, que avian militado con el adelantado don Diego de Almagro, avian muerto al marqués don Francisco Picarro, é avian elegido por gobernador á don Diego de Almagro, hijo del adelantado. don Diego de Almagro, é que toda la tierra estaba por él. É tambien decia quel licenciado Vaca de Castro lo avia mucho sentido, porque le parescia que con el tiempo yba dándose otro corte á los negocios de lo quél pensaba determinar en ellos; é no es de maravillar, porque en España no se sospechaba esso, quando Vaca de Cas- tro fué proveydo para venir á estas par- tes. E porque el tiempo dirá lo demás, volvamos á estotra materia de Andagoya, que como es dicho, se embarcó con su cu- ñado el capitan Peña para Panamá, don- de llegados passaron desde allí por tierra al puerto del Nombre de Dios; y el capi- tan Peña se vino desde allí á esta cibdad de Sancto Domingo, donde yive é tiene su muger é assiento , del qual yo he sey- do informado vivá voce é como de testigo de vista que meresce entero crédito. El pobre adelantado, desde el Nombre de Dios se fué á España á negogiar lo que pudiesse, aviendo gastado é perdido trás su título é gobernacion más de cin- qiienta mill pessos de oro, é con debda - de más de otros veynte mill: el qual en la verdad es hombre de noble conversa- cion é virtuosa persona, pero falto de ven- tura ó falto de conoscimiento, pues que lo vimos con una espada é una capa é sin hacienda, é la que Dios le avia dado la ha gastado é perdido de la manera que la historia lo ha dicho. Lo que adelante le subcederá, si yo lo supiere, continuarse ha en este tractado; y en la verdad él ha bien servido con su persona é quanto tu- vo á Su Magestad, é Benalcácar lo des- compuso é solamente él quedó en aque- lla tierra, aquella poblacion é puerto ques dicho de la Buenaventura. É desde allí envió al capitan Chripstóbal de Peña á po- blar otro pueblo en la bahia de Sanct Ma- theo , que está cinco: leguas de la pias cia de Catamez. La tierra, en que quedó el gobernador : Benalcácar, es muy rica, € los pueblos chripstianos que hay en ella son la cibdad de Cartago, en que podrá aver al pres- sente cient veginos (é tliénese esperancga que ha de ser muy grand poblacion por las buenas minas de su comarca é por el mu- cho oro labrado que allí se ha visto en poder de los indios naturales): otro pueblo se llama Ancerma, de hasta cinqienta vecinos, é Popayan tiene ciento, é otro que se llama Pasto es de hasta quarenta; é Lile, álias Cali, tiene treynta, é otro que se dice Timaná es de treyntay E 132 aqueste es el más léxos de la costa, des- de el qual hay hasta los Alcácares ó Nue- vo Reyno de Granada cinco dias de ca- mino, en que avrá quarenta leguas ó po- co más; é Neyva es otro pueblo de treyn- ta vecinos, y destos todos quedó poseedor al pressente Benalcácar. En el pueblo del puerto de la Buenaventura, que quedó por Andagoya, hay hasta quarenta veci- nos: toda la una é la otra tierra es fértil, é los mantenimientos della son los que de la Tierra-Firme son ordinarios, assi como mahiz é muchas fructas, é monteria mu- cha de puercos é ciervos é otros anima- HISTORIA GENERAL Y NATURAL les, 6 muchas é buenas pesquerias. É porque es notable conviniente á la histo- ria, digo que desde la bahia de la Cruz hasta Panamá vinieron con mediano tiem- po el adelantado y el capitan Peña en seys dias que navegaron, é podia aver cient leguas de camino, poco más ó menos. Pero esse pueblo de Angerma que se di- xo de susso, no le compete á Benalcácar, sino al mariscal de Antiochia don Jorge de Robledo é á su gobernación, como se dirá adelante, segund yo lo oy despues decir al dicho mariscal. CAPITULO HL De la mala gobernacion é muerte de Payo Romero, teniente del adelantado don Pasqual de Aodagoja. E. el capítulo antes deste se dixo cómo el adelantado dexó en el puerto de la Bue- naventura é de aquella tierra por su te- niente al capitan Payo Romero, é assi- mesmo del rio de Sanct Johan, que á la sacon estaba poblado, y en él por capi- tan don Johan de Andagoya, hijo del ade- lantado; y el Payo Romero quedó con el cargo de todo, y el adelantado vino presso á Panamá á se pressentar en aque- lla Audiengia Real, é desde allí fué á Es- paña para seguir su justicia contra Benal- cácar. Como el Payo Romero se vido absolu- to, é le paresció que no tenia á quien dar cuenta sino á Dios, é la que debia al Rey é al adelantado no la avia de dar tan ayna, assi se desacordó de la espiritual como de la temporal, é comencó á tira- nicar é tractar mal á los indios, é no bien á los chripstianos, é á robar quanto él po- dia. Avia en este tiempo quatro caciques de paz, que servian con toda quietud á los le entregó la gente, é habló á los caci- ques é les dixo quel teniente los tracta- ria muy bien, é que fuessen buenos, é que assi le serian hechas buenas obras é tractamientos, de manera quellos estu- viessen en paz é gocassen de sus casas. En la mesma sacon yba el capitan Chrips- tóbal de Peña por teniente del mesmo adelantado Andagoya á poblar la bahia de Sanct Matheo, é llevaba un navio é un bergantin; y este capitan y el Payo Ro- mero partieron la gente, que seria toda ella hasta ochenta hombres, é fueron á proveherse de mahiz é comida á un rio que llaman de Tama; é los caciques que es- taban de paz, fueron con el Payo Romero é con el capitan Chripstóbal de Peña en canoas á llevar los soldados, porque aquel rio de Tama estaba de guerra, é les ayu- daban los naturales á hacer guerra á los indios, que no querian la paz. Desde aquel rio se partió el Dehadizo de Peña á continuar su empressa, y el dicho Payo Romero se quedó é volvió á su pueblo é rio de Sanct po donde : avia tractado mal e 'aGi € DE INDIAS. LIB. XLIV. CAP. ll. dios de guerra que los estaban atendien- nombre del ún cacique me dicen que se llamaba Tamayo. Y dando á este Payo Romero los indios más de diez miil pes- sos de oro, un cacique avíale dado todo lo que pedia; é porque aquello no era tan- to quanto el Payo Romero le pedia, le prendió é lo tuvo presso muchos dias é mal tractado, á causa de lo qual el ca- cique se soltó una noche é se fué á sus in- dios muy descontento. El Payo Romero tuvo cuydado de inducir á otro cacique para que hablasse al que avia huydo, é prometióle con buenas palabras que si vi- niesse de paces, le tractaria muy bien, é no le seria fecho daño alguno ni enojo: lo qual, como hombre de poca verdad, él no cumplió ni lo guardó assi ; cacique le prendió, porque fió dél, é Jo aperreó é mató con perros bravos, á quien le higo cruelmente despedagar sin mise- ricordia ni respecto alguno. Viendo esto el cacique, de quien el muerto se avia fiado, tuvo temor que la madre del cacique assi engañado, la qual era muger valerosa, le haria matar, é pro- metióle á ella quél ternia manera que fues- se vengada; é para ponerlo por obra, con- certó con todos los otros indios quél Jle- varia al dicho Payo Romero á cierto indio principal que estaba alcado, para que le tomasse. É con esta cautela juntó todas las más canoas é gentes de guerra que pudo, y embarcó al Payo Romero en una canoa, como otras veges lo hacia. como amigo, é álos soldados e barcó en las otras canoas; é porque tal manera de barcas muchas veces se tras- tornan (é no se hunden), acostumbran los soldados atar las espadas é ballestas é las otras armas á las canoas, por no perde- llas, hasta que llegan adonde se han de desembarcar ó adonde las hayan de exer- citar; é assi lo hicieron. É cómo los espa- ñoles yban descuydados, é pensaban que yban con amigos, é sin recelo de lo que les estaba aparejado, salieron muchos in- antes al 133 do en celadas, puestos en ciertos esteros, que son bracos de rios ó grandes arroyos que se juntan con el mayor rio ó mar; é quando vieron tiempo los indios que lle- vaban á los chripstianos, trastornaron las canoas, é no pudiéndose defender los ma- taron é anegaron á todos, que ninguno quedó con la vida sino el Payo Romero, que tuvieron aviso de tomarle vivo para darle la más cruel muerte quellos supies- sen adbitrar ó pensar. E de los otros pe- cadores chripstianos todos escapó un hom- bre solo: el qual anduvo más de dos me- ses con muchas heridas por el arcabuco ó espesas arboledas de los montes: que quiso Dios guardarle, permitiendo que oviesse quien dixesse cómo avia passado lo ques dicho, é que se supiesse la cau- tela, que tuvieron los indios para se ven- gar. Este chripstiano de noche salia á la costa de la mar á comer cangrejos cru- dos, é de dia se tornaba á la espesura del monte á se esconder, por miedo de los indios: los quales, assi como ovieron muerto á los chripstianos, fueron é que- maron el pueblo, é tomaron ciertas mu- geres españolas, de las quales hasta ago- ra, que estamos al fin del año de mill é quinientos é quarenta y cinco años, no se sabe lo que dellas se higieron. Y estando este pobre soldado esperando lo que Dios dispornia dél, llegó don Johan de Anda- goya, hijo del adelantado, con un navio é ochenta hombres , é halló muerto al Pa- yo Romero é quemado el pueblo; y este hombre que andaba perdido, saliendo á la playa á buscar su pasto de los cangre- jos, halló rastro de chripstianos; é no con poco temor fué á los buscar é halló á don Johan, al qual é á los demás contó el tris- te subgesso de la muerte de sus compa- ñeros é capitan Payo Romero: el qual don Johan no era menos cruel quel otro. Todo lo ques dicho lo ae del el capi E 134 Chripstóbal de Peña, del qual la historia ha hecho memoria; é al pressente está en esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española despachándose para yr á Veragua por gobernador é teniente del señor almirante don Luis Colom, du- que de Veragua; y es hombre digno de crédito. Y dígolo assi, porque como ten- go dicho, en las cosas semejantes y en lo que yo no veo acostumbro dar los con- - testes, porque él andaba por aquella tier- ra; é dige que no fué solo aquel cacique el que fué aperreado, que otros mu- chos fueron los quel Payo Romero mató de tal manera, ni aquellos sus perros no aprendieron aquella ferocíssima materia * Debe notarse que asi como en otras muchas partes de estas historias pensó Oviedo continuar la relacion comenzada, escribiendo despues de termi- nar el presente: Capítulo IV; pero no habiendo re- HISTORIA GENERAL Y NATURAL en pocos indios desde que tomó el negro offigio de teniente, que fué á veynte de septiembre de mill é quinientos é quaren- ta y un años; y fundó el pueblo de la Bue- - haventura, la qual no lo fué para él, y descubriólo el adelantado don Pasqual de Andagoya. El qual en España “despachó lo mejor quél pudo sus negocios, é se tor- nó á las Indias con el licenciado de la Gas- ca; y en su lugar, en qué pararon sus di- _ferencias con Benalcácar, el tiempo di- rá, é tambien cómo lo ha fecho aquel su teniente, llamado Ladrillero, que pobló el pueblo del rio de Sanct Johan é hico de paz los indios desse rio *. cibido sin duda nuevas noticias, dejó la narracion en la forma en que vá en el texto, sin añadir lo to- cante al Ladrillero , que dejaba anunciado. Este es el libro séptimo de la tercera parte, y es quadragéssimo quinto de la Natural y general historia de las Indias, Islas y Tierra-Firme del mar Ogéano de la corona é ceptro Real de los Reyes é reynos de Castilla é de Leon: el qual tracta de la pro- vincia é gobernacion de Popayan é sus anexos en la Tierra-Firme. PROHEMIO. M uy acostumbrada cosa son los fraudes Ó engaños é ardides en la guerra, y el adquirir é buscar estas honras tempora- les é títulos nuevos de honor por todas las vias que los hombres pueden alcan- carlos: Pero ade ES entender Te para Velazquez Hernando | del Público ene emigo, é no con al pes Pero como esto es cosa vieja é todo lo nuevo aplace, parésceme que aquello que en los tiempos passados per- mitia la milicia contra los adverssarios, en nuestro tiempo se admite por malas vias é costumbre entre los amigos (4 que se lla- man amigos), que yo más los tengo por enemigos familiares é ocultos dañadores. Desta manera lo higo el capitan Diego Ve-. lazquez con el almirante don Diego Co- tió el Rey, é se quedó en blanco Diego lom, que le higo su teniente de goberna- dor en la isla de Cuba, y él tuvo manera — cómo el Rey Cathólico se lo confirmó con- tra la voluntad del almirante, que 4 él allí le poo: Lo mesmo e con el dicho Die- ló as. 6 e Dar Velazquez é con mucha pérdida. Lo mes- mo higo el capitan Chripstóbal de Olit con Hernando Cortés, que le envió á poblar 4 Honduras, é se le algó con los navios é gente: é lo mesmo higo el comendador Alvarado, á quien Cortés envió á conquis- tar á Guatimala, é tuvo formas cómo el Rey le higo gobernador de aquella tierra: é lo mesmo higo el capitan Francisco de - Montejo en procurar la gobernacion de- 136 Yucatan, donde él é otros avian ydo á costa del dicho Diego Velazquez. É no hi- co menos burla, sino más pessada é fea, el capitan Vasco Nuñez de Balboa al go- bernador Diego de Nicuesa, pues demás de se quedar con la gobernacion, lo echó en un batel por essa mar, donde nunca más paresció. Francisco Picarro é Diego de Almagro el gobernador Pedrarias Dá- vila los higo capitanes é los envió á des- cubrir desde Panamá por la mar del Sur, é se quedaron despues con la goberna- cion de aquellas tierras: aunque aquello fué algo más honesto que las otras cosas que están dichas, porque Pedrarias fué removido del officio, y estos capitanes avíanlo trabaxado por sus personas é con sus haciendas proprias. Despues que Francisco Picarro fué go- bernador con auctoridad real, envió á poblar la provincia de Quito al capitan Sebastian de Benalcácar, é fuésse desde allí sin su ligencia á España, é volvió go- bernador de la provincia de Popayan é con mercedes. Paresce que esto es ya una materia ó uso comun en estas partes, é aun de- chado para que otros se aprovechen de lo ques usado; pero tambien es aviso para que cada uno mire cómo fia del otro y el Rey de todos. Quien passare esta General historia de Indias, enten- derá más particularmente lo que he que- HISTORIA GENERAL Y NATURAL rido decir con pocas palabras en esta mi introducion del libro XLV, en el qual hay al pressente poco que escrebir has- ta quel tiempo é subcessos del capitan Benalcácar lo acuerden, al qual Su Ma- gestad ha cometido la gobernacion de la provincia de Popayan. É lo quél por allí higo fué como official Ó teniente del marqués don Francisco Picarro. De aqui delante se terná particular cuenta con él, para que lo que bien se hiciere se le ala- be, é lo que mal, no se disimule más con él que con todos los que en estos tracta- dos ha memorado mi pluma, maticando sus Obras al proprio, sin les levantar ni _Apropriar cosa que no les competa é sea muy cierta é como ha passado. So- lamente diré deste capitan que ha mu- chos años que le conozco, y en la ver- dad por hombre de bien é buen compa- ero, é bien quisto de todos aquellos con quien ha militado é tractado; é assi creo que acertará á servir á Dios é al Empe- rader, nuestro señor, pues Su Magestad le ha honrado é quitado de ser subjeto á ninguno, sino solamente á Su Cessárea Magestad, é le ha honrado é tenídose por servido de su persona, é le ha hecho adelantado é su“capitan general é gober- nador de aquella provincia de Popayan é sus anexos, como más largamente se tractará de sus subcessos en el pressente libro. CAPITULO 1 _En - a se tracta de la persona del adelantado don Sebastian de Benalcácar. ES hondr é la Re oo o mn fatiga del príncipe, sabiendo que la fama y el loor es compañia de los afanes *. Esta sentencia es la yesca que hace á los hom- ES bres. de buen ánimo encender. los. pu a - 4 is lb. Pi E bo - Sebastian de Benalcácar E en la Taaoñae> -en las provincias é gober- nacion de Castilla del Oro, en tiempo del gobernador Pedrarias Dávila, é fué teni- do por buen hombre de su persona é gen- til compañero. sis qe rendo con el DE INDIAS. LIB. XLV. CAP. 1. capitan Diego Albitez é un escribano é otras personas, por mandado del dicho gobernador, á la gobernacion de Hondu- ras, los prendió el comendador Diego Lo- pez de Salcedo é los envió pressos á esta Audiencia Real, que reside en esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española: en la qual sacon asistia por oydor, é aun quassi absoluto en ella, el ligengiado Gas- par de Espinosa, alcalde mayor que avia seydo del dicho Pedrarias en Tierra- Firme; é cómo eran sus amigos, los soltó é dió licencia que se tornassen á Tierra- Firme á Nicaragua, donde quando llega- ron á la cibdad de Leon, ya Pedrarias es- taba allí por gobernador, é tenia presso en la fortaleca al dicho Diego Lopez injus- tamente, é assi ovo lugar que le resca- tassen ó le echassen como á Pedrarias le paresció é quiso por gratificarlos con ha- cienda agena. É aun en la verdad Benal- cácar fué el más comedido que ninguno de los otros, de lo qual yo soy testigo é me hallé pressente á ello; é como vido en nescessidad á Diego Lopez, no quiso dél más de lo que Diego Lopez le quiso dar, por sus gastos. É hablando á lo cierto har- to les dió á todos ellos Diego Lopez en los aver enviado aqui pressos é no los aver castigado de su mano, como pudiera con justigia hacerlo, pues yban á alterar é al- borotar la tierra é poner escándalo, don- de ellos ni Pedrarias no tenian que hacer. Despues, como las cosas de la tierra austral subgedieron en tanta riqueca, y el Benalcácar de largo tiempo antes era amigo de los capitanes Almagro é Pigar- ro, fuésse á ellos, é hícole su teniente en Quito el gobernador Francisco Picarro, donde estuvo un tiempo poblando aquella tierra. É desde allí fué 4 parar á los Al- cácares, donde estaba poblado el ligen- giado Goncalo Ximenez con la gente de Sancta Marta , en nombre del adelantado de Tenerife don Pedro de Lugo; é allí aportó en el mesmo tiempo el capitan Fe- TOMO Iv. = 1437 dreman, é se concertaron todos tres de yr á España á dar cuenta á Sus Magesta- des, y el Benalcácar é Fedreman no á sus gobernadores, cuyos tenientes eran, por- “que cada uno decia pertenescerles aquella tierra. É assi, fecha una barca, vinieron en compañia por el rio grande de Sancta Marta, é aportaron en Cartagena, desde donde se fueron á Castilla; y el dicho li- cenciado pensó quedar con la goberna- cion de Sancta Marta é lo de los Alcáca- res y esmeraldas, con voluntad del ade- lantado don Alonso Luis de Lugo, que avia subcedido á su padre el adelantado don Pedro de Lugo, con quien se dixo quel dicho ligenciado avia partido muy bien sus esmeraldas. Pero Su Magestad no le quiso passar el officio; y el capitan Fedreman, porque no se perdiesse la cos- tumbre que en la introducion se dixo de burlar á los superiores, tuvo forma cómo su gobernador Jorge Espira fuesse remo- vido de la gobernacion del golpho de Ve- neguela é se la diessen á él. Pero prove- yólo Dios mejor, porque desde á pocos dias despues quel Fedreman fué á Espa- ña, el gobernador Jorge Espira expiró, é passó desta vida con fama é nombre de buen varon, é los significados de Fedre- man é su malicia fueron entendidos, é no consiguió lo que llevaba de acá arbitra- do. Y el Benalcácar procuró cómo se le quitasse lo otro de Quito al marqués don Francisco Picarro, su gobernador, é se le diesse á él con título de Fdcléntado é gobernador é capitan general de Quito é otras provincias; pero no se le dió Qui- to, sino Popayan é otras provincias de aquellas comarcas. Assi que, este es el fundamento de su persona deste capitan, é su orígen é naturalega es de la villa de Benalcácar en Castilla. É assi como tuvo sus despachos, volvió á estas partes, y en la isla de la Gomera, donde hico escala, se le quemó un grande y hermoso galeon con quanto traia, en que q segund E 138 él aqui me dixo, más de quince mill du- cados de valor. É vino á esta cibdad nuestra de Sancto Domingo, á la qual lle- gó á los diez é siete de septiembre de mill é quinientos é quarenta : é aqui se hi- co de más gente é caballos é yeguas pa- ra su empressa, é de otras cosas convi- nientes á su propóssito. É acompañado de los offigiales de Sus Magestades, que ve- nian con él para aquella tierra, é de otros cavalleros é hidalgos, se partió desta cib- dad un mártes, víspera de Nuestra Seño- HISTORIA GENERAL Y NATURAL ra, á los siete de diciembre del mesmo año, con dos naos grandes, en que fue- ron cient caballos ó más é trescientos é ochenta hombres por todos, entre solda- dos é hombres de guerra é marineros. É llevó su derrota derecha para el puerto del Nombre de Dios, en Tierra-Firme, é de allí passó á la cibdad de Panamá, don- de allegó con toda su gente, para hacer desde allí su camino é viage derecho á su gobernacion: del qual subcesso se trac- tará desde allí en los capítulos siguientes. CAPITULO IL. Del subgesso del viage del adelantado é gobernador de Popayan Sebastian de Benalcácar, é de lo que le intervino con los fuegos repentinos del Nombre de Dios é Panamá, en que perdió mucho; é cómo pass ó desde Panamá á la costa de la mar austral para su gobernacion; é cómo prendió al adelantado don Pasqual de Andagoya, gobernador de las provincias del rio de Sanet Johan é sus anexos, é otras cosas concer= nientes á la historia pressente. Cas es para mirar ver quán atinado an- do en estas historias é vidas destos go- bernadores de Indias, de las quales, co- mo hombre que ha tanto tiempo que lo miro, paresce que escribo pronosticando lo que despues subcede; é aunque no tan puntualmente lo adivino como el tiempo lo muestra , á lo menos no dexa de conos- cerse en lo pressente quán verisímil es de lo que temia, quando en las cosas passa- das hablé. La introducion deste libro la escribí es- tando en esta cibdad de Sancto Domingo el capitan Sebastian de Benalcácar, y lo que agora se dirá en este tractado é ca- - pítulo pressente, lo escribo desde á un año quassi despues. Y por aqui conosce- reys mejor, los que aqueste leyéredes, si - comprendo las materias de que tracto, é quán desnudas van mis palabras de lusin- la pluma, E + ns tualmente en aqueste libro , oyd, orejas humanas, é no os desacordeys de mis pausas é puntos de la introducion, porque mejor podays arbitrar é medir é juzgar por lo passado lo pressente, ó á lo menos hasta agora entendido é visto, que esta- mos un año adelante é más, despues que Benalcácar passó por esta cibdad de Sane- to Domingo de la Isla Española, desde donde partió para el Nombre de Dios. É llegado en aquel puerto, se puso fuego ca- sualmente á una casa, é quassi todas las que allí avia se quemaron, é se quemó é perdió mucha hacienda de los vecinos é de los aventureros, que se hallaron en aquel pueblo, é del adelantado de Popa- yan é su compañia todo quanto allí tenian. despues, desde á pocos dias quél é su: gente passaron á la otra mar, por tierra é fueron á Panamá, acaesció otro incendio, é se quemó aquella cibdad, ó lo más é mejor dello, é assimesmo á este gober- 3 nador quanto tenia, é á los que con él es- taban, á vueltas de los vecinos o- EN DE INDIAS. LIB. XLV. CAP. IL ma que dentro de un año le -subcedieron todos tres incendios desastradamente, en que perdió muchos bienes é valor de su hacienda, é á todo mostró buen semblan- te, como hombre de gentil ánimo. É des- de aquella cibdad de Panamá passó á la costa del rio del Perú, é fué á aportar con sus navios é gente á la bahia de la Cruz, como ya se dixo en el libro prege- dente en el capítulo II. É como en la ver- dad él no tenia otra parte por donde en- trar á su gobernacion tan apropóssito co- mo por allí, ovo habla con el teniente del adelantado Andagoya, llamado Ladrille- ro; é dióse tan buena maña, que quando el Andagoya envió cierta gente á le resis- tir con un capitan, llamado Luis Bernal, al qual assimesmo supo traer é juntar á su devocion, é á todos los que con él yban, que eran hasta ochenta hombres, con los quales, é con doscientos arcabu- eros y escopeteros con que yba, passa- ron hasta la cibdad de Lile, el qual nom- bre Benalcácar le quitó é llamóla Cali. Y estaba allí Andagoya con su gente, pues- to que á la verdad es mal dicho llamarla de nadie, sino del que más puede; y en esse punto comengaron á tractar ambos gobernadores, é sus consejeros á exami- nar las provissiones é cédulas reales, quel uno y el otro tenia de Su Magestad, é so- bre cúya era y en quál gobernacion é tu- tela entraba ea Borra, é Az de dos Mi viage é la sobreviniente escuridad de la noche, en la qual, poniendo silencio en las palabras é libelos, Benalcácar envió á un bachiller, su teniente, llamado Ma- droñero, más acompañado de gente é ar- mas que de letras, para que de dere- cho en derecho le diesse á entender á Andagoya las provissiones y el efetto de cómo se avian de entender, é para que entretanto le echasse unos grillones, co- , 439 mo lo hico; y un poco antes, porque es- te letrado más saneado fuesse de su scien- cia, é no se perdiesse la costumbre de los motines, algunos de los regidores de aquel pueblo, con la mayor parte de la gente del Andagoya, se le passaron á Benalcágar. De manera que gessadas las - disputas, saquearon é tomaron la ropa é quanto pudieron aver del adelantado Andagoya, é su persona pusiéronla á buen recabdo, é por mayor seguridad lleváronle con buena guarda á la cib- dad de Popayan, para enseñorearse de lo restante de la tierra el adelantado Be- nalcágar sin alguna resistencia, como lo hico. Y estando con esta prosperidad en Cali, llegó el presidente Vaca de Cas- tro, como se dixo en el capítulo alegado del libro antes deste, é mandó traer allí al Andagoya é que fuesse suelto, é con su licencia se fuesse al puerto de la Bue- naventura, como lo hico,- é desde allí á Panamá: é desde Panamá passó al Nom- bre de Dios, donde se embarcó, é fué á España á pedir justicia contra Benalcácar é á saber de Sus Magostades cómo se han de entender sus provissiones é-las de su contrario: que aunque las unas é las otras se hicieron y escribieron en lengua caste- llana, acá no se entienden más que si en Ps caldea el Rey las diesse, exgepto aquellas que tiene el que más puede. é más astuto es. Aquestas es + a. poderosa 20n otra il tan diferente quento lo muestran los efettos, Desto es mucha causa que la cosmogra- phia de la corte é la de por acá no se con- forman hasta agora, ni se conformarán hasta quel Rey recoja é confunda todos ostos padrones é se verifiquen por el ori- ginal de su justicia. Yo hablé en esta cibdad al uno é al otro destos gobernadores, é por cierto á mi parescer ni el uno ni el otro se entendian ni pensaban que se entendian ellos mes- 140 mos; é assi hacian la relacion á Su Ma- gestad é á los señores de su Consejo, é assi les darian las provissiones conforme á una carta de navegar ó pomo del or- be, como el Gaboto é otros que los pin- tan los hacen: los quales, quando vie- nen á examinarse con la vista é la sonda en la mano, son otra cosa de lo que di- ce la pintura, en especial en las partes que no están puntualmente vistas: á la prueba vengamos. Quando Pasqual Andagoya entró en la bahia de la Cruz, él ni hombre de quan- tos con él yban no avian allí entrado, ni en la carta avia tal figura ni rios como allí hay; é assi á escuras subió por uno de- llos é halló aquel excelente puerto, é lo pobló é lo llamó de la Buenaventura (é si lo fué para él ó no, la historia lo ha dicho é dirá adelante): ni quando aportó por allí estotro gobernador Benalcácar, tampoco se sabia, salvo por alguna poca de relacion ó lengua que tomaron en Pa- namá de los que avian dexado al Anda- goya en la tierra. Verdad es quel Ladrillero, quél des- pues topó, dicen que fué el que le enseñó - mejor la entrada ó le dió lugar á ella: lo qual si assi es, yo no le loo lo que higo. Pues el ligenciado Vaca de Castro, quan- do volvió atrás picado del tiempo é con la nescessidad que en su lugar adelante se dirá, tampoco sabian aquel puerto pilotos ni marineros de todos los que en su flo- ta yban, sino acaso aportaron allí: é ya se querian volver las barcas, con que avian hecho buscar el puerto, quando un bergantin que envió el teniente Alonso de Peña á reconoscer la costa, topó con ellas: lo qual fué cosa de recobrarse el ligen- SS ciado é los que con él yban, porque qui- so Dios ayudarlos, é porque-el Andagoya no elo posos en me Benal- | la, el ligen: - puedeaver falta ni dexar de ayer. assi sub- = que oviesse algara, HISTORIA GENERAL Y NATURAL Dexemos aparte las contestaciones, é volvamos á Benalcágar , que ydo el licen- ciado á Popayan , supo allí, por aviso de un capitan, Lorenco de Aldana, la muer- te del marqués don Francisco Pigarro, lo qual se tractará en el libro XLVIIL, y en este se escribirá lo quel tiempo mostrare en estas baraxas é apassionados varones. De la tierra, er"que este gobernador está, se sabe que es rica cosa; que los españo- les tienen poblado siéte pueblos , que son: Cartago, en que hay cient vecinos; é Po- payan, de otros tantos; Ancerma, de cin- qúenta; Pasto, de quarenta; Lile, alias Cali, de cinqiienta; Timaná, de treynta, € Neyva, de otros treynta. Es tierra de muchas é ricas minas, é los mantenimien- tos son mahiz é las fructas que hay en las otras partes de la Tierra-Firme, é mu- chas salvaginas de puercos é ciervos, é otros muchos é diferentes animales , é de muchas pesquerias é buenos pescados , é muy buenas aguas. Deste Timaná, ques pueblo más léxos de la costa de los que se han nombrado hasta la provincia de Bogotá, que otros llaman los Alcácares 6 el reyno de la Nueva Granada, donde se han descubierto las esmeraldas, hay camino de cinco dias, que serán quaren- ta é cinco leguas ó menos. Las culpas que assi al Ladrillero e como al Madroñero, é al capitan Luis Bernal, é á los regidores de Cali, é los que se amo- tinaron al Andagoya, y el cargo que: le echan ó inculpan á Benalcácar en lo que está dicho, se ha sabido por via de los amigos de Andagoya. Tiempo verná que inquerida más puntualmente la cosa, ó sea lo mesmo que está dicho ó algo diferente Ó muy peor para la reputacion de algu- nos: el bien que avrá en esto es que la verdad no puede faltar, ni en las cosas más substanciales que están dichas no cedido, aunque en la forma po po DE INDIAS. LIB. que hasta el pressente tiempo se suena. Y torno á deciros, letor, que no olvideys lo que dixe en mi introducion ó prohemio para dó quier que passáredes por estas historias é capitanes, pues á los más de- llos se puede aplicar lo que allí dixe tan al proprio como los que allí nombré, lo qual no es poca desaventura é desasosie- go para estas tierras é nuevos pobladores dellas, é no menos dañoso á los naturales indios, sobre cuyas cabecas é generas- cion carga el pesso de semejantes bulli- cios. Lo qual en la verdad es anexo á la guerra, é mucho más en los exércitos des- tas partes, porque no son los conquista- dores de una lengua (puesto que hablan castellano), sino de quantas hay en chripstianos, é aun no sé si se pueden de- cir tales, porque al tino destas riquecas andan bárbaros africanos é levantiscos de muchas generasciones, é italianos de to- das partes é provincias de Italia, é ale- manes é franceses é ingleses é de otras _nasciones tantas, é tan disimulados al- gunos é diestros en nuestra lengua, que solo Dios los puede acá conoscer, si ellos no se quisiessen manifestar por quien son. Las culpas de los motines é travesuras é contestaciones todas se atribuyen á los españoles, como es racon, pues que los cabos é los que mandan son de España; mas en essas mesmas revueltas siempre intervienen extranjeros, porque para la salsa de tales guisados es menester un po- co de vinagre ó de otro sabor apartado del principal manjar, para que con "más XLV. CAP. II. 144 facilidad se efettue é se traguen é conclu- yan todas estas defensiones: de las qua- les muchas se ovieran excusado, si aque- llos principios de la poblacion destas par- tes se continúan, en Jos quales no se ad- mitian extranjeros, ni aun de todas par- tes de España, sino solamente castellanos. Dexemos esta materia, porque aun- que no es desconviniente ni fuera del propóssito destas historias, hablemos en las Otras de mejor gusto á los letores, non obstante que aquesto que está dicho no puede mi consciencia dexar de tocar, ni yo caresceria de culpa, si no higiesse me- moria de lo que he dicho. En este caso, é porque aun yo no tengo entera relacion de lo que toca al dicho Sebastian de Be- nalcácar, demás de lo que he dicho, pues- to que sé de cierto que en las contencio- nes que despues tuyo con el mariscal don Jorge de Robledo, le descabecó á él é otros, é aquello se requiere expressa é verdadera relacion de cómo passó, pues yo al pressente me hallo en España é de camino para tornar á la Isla Española, adelante se acrescentará la verdad desto en la pressente historia con lo que más fuere deste jaez. Pero pues ques notorio que Benalcácar cortó la cabeca al maris- cal ques dicho, é se queda hasta el pres- sente con aquella tierra é pueblos sobre que contendian, quiero decir aqui qué tierra es é guisa particularidades della quel mesmo mariscal me dixo, é despues pocos meses antes de su muerte me lo escribió por su carta. CAPITULO HL. En que se tractan algunas particularidades de aquella tierra é pueblos, de que era mariscal don Jorge de Robledo, sobre que debatian él é Benalcácar , é al fin sobre ello le mató , € quedó la tierra en el Benalcácar hasta el pressente tiempo, que estamos en el año de mill é quinientos é quarenta y ocho años. E año de mill é quinientos é quarenta y cinco estuvo el mariscal don Jorge de Robledo en la cibdad de Sancto Domingo 5d de la Isla Española , que volvia de Casti- lla con su muger, doña Maria Carvajal, muy bien acompañado de cavalleros é 142 gente de honra, é su muger con quince ó diez y seys mugeres dongellas bien dis- puestas, parientas algunas dellas del ma- riscal é della. É quiso él yr adelante, é dexó aqui á doña Maria é su casa, y él fué á le aderescar la casa é su passage : é despues que algunos meses gastó en esso envió á un hidalgo, llamado Mendoca, con dineros para que la llevasse. É assi se partieron de Sancto Domingo su muger * del mariscal é su casa, é fueron á la go- bernacion de Cartagena, donde el maris- cal la atendia: é despues que algunos dias estuvieron descansando de los trabaxos que en la mar avian passado, no les fal- taron otros mayores en la tierra. Porque el mariscal la dexó en Cartagena, y él se fué á aquella tierra de las contenciones que pensó gobernar, para venir con ca- ballos é indios para passar á su muger é su casa; é como su adversario Benalcá- car no dormia, le prendió é higo matar á él é otros. De la manera quello fué, aun no lo he puntualmente entendido: en la qual sagon doña Maria su muger é todas aquellas sus mugeres adolescieron en Car- tagena, é las más dellas murieron, é la doña Maria estuvo muy al cabo de la vi- da, é quedó para DS é trabaxos de la viudez. Quando Mendoca fué por doña Maria . me truxo una carta del mariscal, fecha en Cartagena á seys de agosto del año que tengo dicho de mill é quinientos é qua- renta y cinco, que vino á mis manos á trece de otubre del mesmo año, é por ella entre Otras cosas dice que su título es mariscal de Anthiochia, de donde tenia - nueva de la yda de Benalcácar, que yba - 4 conquistarla, puesto quel dicho maris= - eal dige averla él poblado é no otro. as lee cibdad, As, se os Cartas HISTORIA GENERAL Y NATURAL en ella la llaman Ancerma, y esto es lo queste malafortunado avia poblado: la Anthiochia está en la provincia de Ibixico y Nori: en essos tres pueblos puso tres- cientos hombres, é los doscientos dellos de caballo. Quanto á la gente natural de la tierra, me decia que eran gentiles, por- que en Ancerma, alias Umbra, afirma- ba el mariscal que adoran al diablo, é que habla con ellos algunas veces, é les dá á entender quél cria los mahices é quél llueve, é¿essos tristes assi se lo creen. Andan las indias cubiertas con sus naguas é sus mantas encima de los hombros al uso de los de Nicaragua: los indios traen cubiertas sus vergúencas con los maures, que son unos ceñideros de algodon de muchas vueltas: é sus mantas cubiertas, - é tienen horadadas las ventanas de las narices, é traen allí unas perillas de oro como un garbanco, é desde allí pendien- tes sus carcillos por un agujero, é algu- nos traen collares de oro é qúentas de lo mesmo. Es gente muy limpia é muy bien tractada: píntanse las caras con ciertas unciones Ó betumes de muchos colores. y embíxanse los cuerpos. ÁAssimesmo se pintan las mugeres, é quanto más princi- pales son, más pintadas andan; é son gen- tes de buenos rostros é gentiles faciones. Y quando algun señor dessos venia á ver al mariscal traíanle en hombros sus indios por auctoridad; é tráenle un duho, en que se assiente, é á par de sí siete ú ocho mugeres á dó quiera quel tal principal vá, é quando le falta el duho é no se le traen, assiéntase en las rodillas de una de aquellas sus mugeres. Hablan muy despacio, representando una gravedad nores. Sus manjares son cacas é mu- e hierbas guisadas é muchas fructas - dela tierra: 6 son muy amigos de borra- cheras é areytos, á los quales salen muy - ricos de joyas de oro ds plumages. Son DE INDIAS. res, y heredan sus mayorazgos entrellos. Tienen muy buenas casas, é cercadas las paredes de peña, é lo alto cubierto de paja; y en fin esta es muy buena gente. La provincia de Quimbaya, donde es- tá Cartago, es catorce leguas de los que - avemos dicho , y es de la mesma arte; pe- ro hay mayores señores é más ricos de oro: é son diferentes en la lengua á los sussodichos en mucho extremo, La provincia de Pogo, que está repar- tida á Cartago, es de gente belicosa, é assi fué más dificultosa de se conquistar: en la qual los indios tenian en sus casas ydolos muchos, de tan grandes estaturas como los hombres, puestos por órden. É no avia casas señaladas dessos ydolos, si- no en cada casa; y el ques más señor tie- ne más ydolos, é allí hay sacrificios. En Arma, ques más adelante, é tam- bien está repartida á Cartago é ahí po- bló Benalcácar villa, es belicosa gente é de otra lengua apartada de todos los que he dicho: allí hay quarenta é nueve qies de madera, en que sacrifican ó matan al sacrificado dessa gente. Y es belicosa ge- nerascion, é salian á pelear con los espa- ñoles cubiertos de armaduras de oro, con la qual vista los chripstianos perdian el cansancio é se les doblaban las fuercas por desarmarlos. Y en una loma, donde dieron la primera guagábara á este maris-. cal, se quedó aquella loma con nombre de loma de los Armados. Esta es gente. tosca é más salvage é bestial que las sus- sodichas: sus casas son redondas 6 gran-- des, tanto que en casa alguna hay veyn- te é cinco vecinos casados: avia en esta provincia tres mill casas, todas en una LIB. XLV. CAP. Il. ladera. Todas las gentes destas provincias traen mantas, como las de Nicaragua, é las mugeres lo mesmo: comen carne hu- mana essos de Arma é Poco mucha, por- que son muy carniceros. Preguntó este mariscal á un cacique de Panamá, ques junto á la provincia de Ar- ma, que quántos indios sacrificaban cada dia, é respondióle que cinco, é que los sacrificaban al diablo por temor que te- nian dél, é que quando lo dexaban de hacer, que les daba enfermedades. Estas provincias son savanas ó tierra desocupada, sin montes ó árboles, é pas- sa por medio dellas el rio de Sancta Mar- ta. Es tierra templada é participa más de frio que de calor. Hay muchas maneras de fructas de las de Indias: hay venados, - conexos é las otras bestias é animales que en la Tierra-Firme son comunes: hay pa- lomas, tórtolas, codornices é las otras aves, que assimesmo son ordinarias en la Tierra-Firme. E - La provincia de Anthiochia está sessen- ta leguas más abaxo que las dos cibda- des ya dichas, é los indios della son be- licosos é muy entendidos, é más carnice- ros que todos los otros que se han nom- brado de susso, porque tienen jaolas de madera, donde ponen á engordar indios para los matar é comer despues, quando les paresge que están bién en carnes, co- mo se. .hage con los. an: en Cast, E a 6 s pres o Fquié- tii DAÑOS Gia Emoy sana. Esta relacion es la quel infelige maris- cal me dió desta tierra : lo que más se su- piere adelante con el ami se Sai tará en este libro. . 443 Este es el octavo libro de la tergera parte, y es quadragéssimo sexto de la General y natural historia de las Indias, Islas y Tierra-Firme del mar Ogéano de la corona é ceptro real de los Reyes é reynos de Castilla é de Leon: el qual tracta de la go- bernagion de la Nueya Castilla é sus anexos, desta é de la otra parte de la línia equinocial. PROHEMIO. uien hace compañia con los injustos no puede ser justo él*. Antigua senten- cia es de Ciro, rey de los persas. Ovo en estas Indias nuestras dos amigos é compañeros en las haciendas, tan her- manos é conformes, que un tiempo fue- ron una voluntad é un querer, é pares- cian un mesmo hombre en dos cuerpos. É aquestos fueron dos personas, que de poco é baxo principio subieron á ser muy señalados é nombrados varones por el subcesso é riquecas, que truxo Dios á sus manos é determinacion. Despues , andan- - do el tiempo, recresciéronsele al uno de- Mos tales hermanos que de España vinie- | roná ani. por el principio que - Wieron =e amen ] dad, que huyendo de su propria pobre- ca, passaron acá á poner entredicho é ci- caña é muerte con su compañia en la amistad é conformidad quel hermano ayia tenido hasta allí con su compañero. Di- gámoslo más claro. Francisco Pigarro (hi- jo bastardo de un escudero hidalgo, lla- mado Goncalo Picarro, natural de Truxi- llo) passó á estas partes con una espada é una capa mucho tiempo há; é si os acordáredes, letor, yo he fecho mencion dél en estas historias en diverssas partes - dellas: buena persona é de buen ánimo, cuerpo robusto , é hombre sin ninguna le- tra ni industria para gobernar. Este pas- só á la Tierra-Firme desde aquesta cibdad de Sancto Domingo con el gobernador de DE INDIAS. LIB. la provincia é conquista de Urabá Alonso de Hojeda, é como subcedieron sus co- sas muy adversas é le mataron parte de la gente é otros se le murieron de ham- bre y enfermedades, acordó venir á esta Isla por socorro: é dessos pocos que ya le quedaban, dexó á este Frangisco Pigar- ro por su teniente en Urabá: el qual quan- do despues ganó el Darien, se halló en ello, é quando se descubrió la mar del Sur, fué uno de los soldados quel capitan Vasco Nuñez de Balboa consigo llevó. É despues militó debaxo de la gobernacion de Pedrarias Dávila en Castilla del Oro. " En el qual tiempo higo compañia con otro compañero, llamado Diego de Almagro, é fueron ambos un espejo y exemplo de buenos é conformes amigos, sobre todos quantos en estas partes hasta hoy se sa- be que hayan tenido compañia. Yo creo sin dubda que si entre estos amigos acaesciera tal nescessidad como la que Valerio Máximo escribe de Damon é Pi- thias *, que estando condenado á muerte uno dellos, el otro salió por fiador que á cierto término volveria á padescer, é que si no volviesse le matassen á él; € queriendo experimentar esta miraculosa amicicia, el tirano rey Dionisio de Sira- - cusa dió licencia para quel condenado fuesse donde le convenia, é que su fia- dor estuviesse presso en su lugar é mu- riesse, si al término asignado el amigo no tornasse; pero volvió el que estaba condenado é pidió al rey que soltasse 4 su amigo é fiador, é que execulasse en él la sentencia. Maravillado del caso Dio- nisio le perdonó, é les rogó que le tomas- sen á él por tercero é participante en su amistad. Esta, pues, ovo no menos per- fetta entre Picarro é Almagro, é turó hasta que los hermanos del Francisco Picarro entraron enmedio, ó el comun enemigo del linage humano, como lo XLVI. PROHEMIO. 145 dirá adelante la historia en su lugar. Estando estos dos buenos amigos en Panamá, tomaron otro compañero terce- ro, é hicieron partícipe en la amistad é hacienda á un clérigo, llamado el maes- trescuela don Fernando de Luque, perso- na muy acepta al gobernador Pedrarias Dávila: el qual tenia un cacique llamado Periquete, mejor é de mejor gente que la de los compañeros, pero mucho á su pro- póssito y en comarca de los indios desso- tros. É fecha esta union ganaron mucha hacienda, é figieron un muy buen hato de vacas en la ribera del rio Chagre, quatro leguas de Panamá: é labraban minas é- tenian otras haciendas é grangerias, que mucho les ayudaban, á causa de la dili- gencia del Almagro é del regimiento del Picarro.: É desque estuvieron ricos, que alcancaba é valia lo que tenian quince ó diez é ocho mill pessos de oro, siguióse quel capitan Pasqual de Andagoya vino perdido á Panamá y enfermo del viage que avia fecho en busca del cacique del Perú é descubrimiento de aquella costa del Sur, é apartóse de la negociacion. Estonges Pigarro é Almagro suplicaron á Pedrarias que se la diesse á ellos, é por respecto del clérigo que tenia compañia - con ellos se la concedió, é los higo capi- tanes para el descubrimiento, é aun to- mó una quarta parte en la compañia á pérdida é á ganancia é igual costa. Pero en essa no puso más de palabras; y es- tos capitanes continuaron la empressa, é gastaron quanto tenian é se adebdaron en mucho más, antes que gocassen ni sa- cassen el caudal que avian puesto, con assaz más cantidad, que debian á otras tergeras personas sus amigos. É cómo en los principios la cosa era de mucho gasto é peligro, é costaba ya muchas vidas de hombres, é la ganancia estaba dubdosa, é Pedrarias no queria contribuir como 1 Val. Máx., lib. IV. TOMO 1V. 19 146 particionero para que se procediesse á cuenta, requerido por Almagro que los ayudasse, salióse afuera por mill pes- sos de oro que le dió el Almagro, demás de le soltar lo que debia á la compañia. Todo esto está dicho más particularmente - en estas historias donde convino hacerse memoria dello. Echado Pedrarias fuera de la nego- ciacion, prosiguieron los capitanes lo que tenian comencado, é tomóse Cata- mez é otras poblaciones en la tierra aus- tral, é comencáronse á mostrar las ri- quecas de aquellas partes tan de golpe, que en breve tiempo erescieron estos ca- pitanes en títulos y estados é grandíssi- ma auctoridad. Y el Emperador, nuestro señor, higo á Francisco Picarro adelan- tado é su capitan general de cierta parte de aquella tierra, é mandóla llamar la Nueva Castilla, é aprobó la compañia su- ya é de Almagro; é higo merced al Die- go de le dar título de mariscal, é al maes- trescuela nombróle por electo obispo en aquella tierra. Siguióse despues la pris- sion del rey Atabaliba, con la qual se ovieron grandes thessoros, é se encumbra- ron las cosas en tanta abundancia de ri- quegas como la historia lo dirá; é la Ces- sárea Magestad higo al dicho Almagro adelantado é su capitan general é gober- nador del nuevo reyno de Toledo en la tierra é mares australes. É con las rique- cas que ya los hermanos del adelantado Pigarro tenian, resultó de la ganancia tanta soberbia en ellos, que fueron causa á que despues oviesse rompimiento con el dicho mariscal, é se diessen muy in- justa é ultrajosa muerte. Despues de todo lo qual quedó absoluto en la tier- ra el adelantado don Francisco Picar- -Ó é con título de marqués; é fuesse 8 co odos. e sa A a 2 cap. 1.) HISTORIA GENERAL Y NATURAL cordias Hernando Picarro, su hermano. Todo esto é lo que más el tiempo ha obrado en estos escándalos é diferencias é otras cosas del jaez de la historia de aquellas partes se tractará en este libro XLVI con la menos pessadumbre é proli- xidad que yo supiere hacerlo, é no sin - aver lástima del uno é del otro destos dos compañeros. É sin passion alguna diré lo .que será probable é notorio; é aunque alguno sospeche que la tengo, no me de- be juzgar por tan desacordado contra mi consciencia que crea he de escribir ni decir cosa en este caso ni en otro sin te- nerla muy bien sabida y examinada. Por- que demás de dar noticia á Su Magestad, por cuyo mandado escribo las cosas des- tas partes, é ante su acatamiento no se ha de atrever hombre alguno á hablar ni escribir frustratorios renglones, Francis- co Picarro é Diego de Almagro fueron mis amigos desde muchos años há; y el uno y el otro rescibieron buenas obras de mí, quando yo pude en algo darles con- tentamiento: é aunque fueran mis enemi- gos, yo no sabré degir sino lo que la ver- dad permitiere, porque tengo muy en la memoria aquellas palabras del philósopho que dicen: «La mentira por sí misma es mala é digna de vituperio» *. Pues no querrá Dios questos capitanes ni otros de todos los que hoy viven, ni de los muertos, ni de los que nascerán, me hagan á mí tan olvidado de mi ver- giienca é crédito que diga cosa que sea contraria de lo cierto, porque el mentir no €es tan liviana culpa, ni señal en la cara que se quite con la mandrágora ?: antes es un delicto que mata el ánima * é quita el crédito á los hombres, y este con- servaré yo (mediante Jesu Chripsto) de _ fal manera, que antes se me acabe la y vi- da que la verdad. 2 Plin., lib. XXV, cap. 9. a 3 Os a ocridit animam. - Sapient A E 5 > da 2 DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP, 1. EY CAPITULO 1. En que se tracta de los dos compañeros é capitanes Francisco Picarro é Diego de Almagro, é de cómo los indios del pueblo de Tumbez mataron ciertos chripstianos, é del castigo que sobrello se higo, é cómo des- pues fué el cacique é su gente rescebidos á la paz é amistad de los chripstianos € á la obidiencia de Sus Magestades. Estos capitanes Francisco Pigarro é Die- go de Almagro, como se ha dicho en los precedentes libros destas historias, vi- vieron en tanta conformidad é amistad que eran exemplo de grandes personas; é fué esso principio de su auctoridad é crédito, aunque no era todo tan fundado sobre verdadero amor (segund el tiempo lo mostró adelante) como por arte é nes- cessidad. Declárome: Almagro era hábil, diligente, liberal, expedito en lo que avia de hacer, é hombre del campo: Pi- carro lento ó espacioso, é al parescer de buena intencion, pero de corta conversa- cion é valiente hombre por su persona: é ambos muy conformes é unánimes, sin saber el uno ni el otro leer ni escribir, ni tener entre sí cosa conoscida ni más apro- priada al uno que al otro en sus hacien- das. Y en la verdad desavenidos tuvieran menos que algunos de sus vecinos, é con la compañia del padre Luque ó loco (que assi le llamaban algunos por se aver jun- tado con estos capitanes) estaban favo- rescidos, é hacíase la hacienda de todos bien, é si estuyieran separados, corrieran á la par con otros muchos. É assi fueron parte para hager hacienda, como la higie- ron, é con ella pusiéronse en tomar aque- lla empressa, que á mi juicio fuera mejor para sus ánimas é vidas, é aun para el Rey é su tierra, é para muchos que han padescido, nunca averse hallado ni visto - ni comencádose tal empressa, é como un tiempo ganaron su vida con sus bateas é gente, é haciendo una vida de sendos es- tancgieros , ó seyéndoselo ellos de sus pro- prias haciendas (lo qual no se les pue- de atribuyr á vituperio alguno, sino á fal- ta de no tener posibilidad para más), no fueran sus fines tan peligrosos ni de tanta inquietud. Assi que, encargáronse de esta negociacion viéndose ricos, é aviendo descubierto la tierra é mar austral por aquellas partes, é viendo removido á Pe- drarias de la gobernacion de Castilla del Oro (por cuyo mandado avian ydo á des- cubrir), é aviéndole echado de la compa- ia suya, como la historia más puntual- mente lo dice en el libro XLIT, capítu- lo III, é aviendo subcedido Pedro de los Rios, gobernador, acordaron, quando ya vieron el grand principio de riqueca de aquella tierra, é avian avido alguna cantidad de oro, de yr á pedir al Empe- rador, nuestro señor, aquella goberna- cion, antes que se descubriesse tanto que los desechassen á ellos para tan grand oficio. É como buenos amigos, porfiaron quál seria gobernador é yria á pedir la gobernacion á Su Magestad, é por pura importunacion de Almagro cúpole 4 Pi- carro (porque siempre Almagro túvole respecto é desseó honrarle): é assi oyo de yr en España, é truxo la gobernacion para sí é confirmada de la compañia de ambos, é diósele el hábito de Sanctiago, é aun mandóles dar el Emperador salario á ambos para que sustentassen la tierra en la continuacion de la conquista é paci- ficacion della. Y eligio Su Magestad por obispo al padre Luque, compañero des- tos capitanes, con cuya hacienda hicieron ellos sus hechos, puesto quel uno y el otro se lo pagaron con ingratitud , segund á mí me lo escribió el mesmo electo de su mano, Venido Francisco Picarro de España a 448 con estos despachos, truxo tres 6 quatro hermanos suyos, tan soberbios como po- bres, é tan sin hacienda como desseosos de alcancarla: el uno se llamaba Hernan- do Pigarro, y el otro Johan Pigarro, y el otro Goncalo Picarro, é otro Francisco Martin. É de todos ellos el Hernando Pi- carro solo era legítimo , é más legitimado en la soberbia: hombre de alta estatura é gruesso ; la lengua é labios gordos , é la punta de la nariz con sobrada carne, y encendida; y este fué el desavenidor del sosiego de todos, y en especial de los dos viejos compañeros Frangisco Picarro é Diego de Almagro. É llegaron estos qua- tro hermanos á Panamá el año de mill é quinientos é veynte y nueve; é de hasta trescientos hombres que Picarro traia de Castilla, se le murieron allá en pocos dias el un tercio de la gente ó más. De la contencion é diferencias que allí ovo entre los capitanes, é cómo Almagro quiso deshager la compañia, porque el Picarro, su compañero, en aquel camino vino comendador é honrado é aventajado é tuvo más cuidado de sí que del compa- ñero, é tuvieron grandes contiendas é de- bates, decirse ha adelante en el prohemio del libro XLVII; pero dióse medio entre- llos é prosiguióse la conquista: la qual nunca oviera efetto si Diego de Almagro no se oviera tornado á convenir é venir en que se continuasse aquella navegacion, y el alcamiento quel cacique é indios de la ¡sla de Sanctiago avian ordenado se castigasse é les fuesse hecha la guerra. Esta isla se llama en lengua de los natu- rales della la Puna, y está en tres grados de la línia equinocial; é apremiados los indios, la desampararon é se passaron á la -Tierra-Firme. É por ser aquella isla tan ri- ca, fértil é poblada, é que no se acabas- a don rro al cac 18 a HISTORIA GENERAL Y NATURAL á poblar. Y él fué muy alegre é contento, acordándose que en su prission se le higo buen tractamiento, é dixo que yba con voluntad de servir á Sus Magestades de ahí adelante. | - Porque en aquella isla no se podia ha- cer más fructo por estonces, salióse el gobernador della con algunos españoles é cavalleros, que en tres navios que allí es- taban cupieron, é fuésse al pueblo de Tumbez, que estaba de paces; é dexó allí la otra gente con un capitan , en tanto que los mesmos navios tornaban por ella; é para ayudar á passar con más brevedad - á los españoles, vinieron por mandado del gobernador ciertas balsas de Tumbez, quel cacique envió, é metieron en ellas tres chripstianos con alguna ropa. Y en tres dias de navegacion vinieron los na- vios á desembarcar en la playa de Tum- bez: é cómo el gobernador saltó en tier- ra, halló la gente de los pueblos alcada, é inquiriendo la causa de aquella novedad, súpose de algunos indios, que se tomaron, cómo se avian algado é llevádose los tres chripstianos é ropa que enlas balsas traian. Cómo nuestros navios ovieron echado en tierra la gente é caballos é ropa, vol- vieron á la isla por los otros españoles que allá avian quedado, y el gobernador é la gente se apossentaron en el pueblo del cacique en dos casas fuertes cerca= das, una de las quales era á manera de fortaleca : é mandó el gobernador yr cor- redores por la tierra, é que subiessen por la costa de un rio arriba, que entre aquellas poblaciones passa, é por. saber de los tres chripstianos que en las balsas avian llevado, por ver si los podrian re- mediar antes que los indios los matassen; pero las diligencias aprovecharon poco. Recogióse en aquellas dos casas toda la comida que se pudo aver, é tomáronse algunos indios, de los quales el goberna- dor envió: mensajeros á que lam al E cacique: é sus > les DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. L. é convidándolos con la paz, é que truxes- sen los tres chripstianos vivos, é que los perdonaria é admitiria al servicio de Su Magestad, puesto que eran agresores; con apercebimiento quesi assi no lo higiessen, les seria hecha la guerra á fuego é á san- gre, sin misericordia alguna. Á todo se hicieron sordos: antes se fortalescieron de la otra parte del rio, que yba eston- ces bien crescido é no se podia vadear, é decian que passassen allá los chripstianos: que pues á los tres de las balsas avian muerto , tambien se podrian defender de ¿los otros é aun ofenderlos. Y Passada ya toda la gente desde la isla, mandó el gobernador hager una buena balsa, é hico passar en ella un capitan con quarenta de caballo é ochenta peo- “nes, é mandóle que pues los indios con- fessaban ayer muerto á los chripstianos, que les higiesse la guerra; pero que si despues de los ayer castigado , conforme al delicto que avian cometido, viniessen de paces, que los rescibiesse á ellas. Es- tuvo la gente ques dicho en passar de la otra parte del rio desde bien de mañana hasta vísperas; pero dióse tan buena ma- ña el capitan en lo que le fué ordenado, que cómo tuvo su gente junta, se partió luego, é anduvo toda aquella noche, lle- vando sus guias, é al quarto del alba dió sobre cierto real que los indios tenian as- sentado, é desbaratólos é mató muchos dellos, é púsolos en huyda; é siguió el alcance todo aquel dia, hiriendo é. malan- do é prendiendo los que pudo, é ya que era cerca de la noche , recogióse con los chripstianos en un pueblo. Otro dia luego por la mañana envió sus quadrillas en bus- ca de los enemigos, é tambien se les hi- -co daño; pero paresciéndole que lo hecho bastaba para notable castigo y escarmien- to, envió á llamar al cagique , requirién- dole con la paz é asegurándole: el qual envió un principal suyo, que dixo al ca- pitan é á los españoles desta manera: 4 149 «El cacique Chilimassa, mi señor, dige que por el mucho temor que tiene de los chripstianos no osa venir, é que si luvies- se por cierto que no le avian de matar, él vernia de paz.» Y el capitan le respon- dió que viniesse, sin aver temor alguno, porque el gobernador le rescibiria por vassallo del Emperador é le perdonaria el delicto que avia fecho. É con este seguro vino el cacique con algunos principales; pero no sin mucho temor: y el capitan los aseguró é hico alegre recogimiento, é le prometió de no le hager más guerra de la que le avia fecho, pues que avia veni- do de paz é decia que queria ser vassa- llo del grand Rey de Castilla é queria ser amigo de los españoles; é díxole que hi- ciesse venir su gente á sus pueblos. Despues quel capitan é su gente torna- ron á passar el rio, aviendo primero he- cho passar algun mantenimiento de lo que se avia hallado, fuésse adonde el go- bernador avia quedado, é llevó consigo el cacique é sus principales, é higo rela- cion de Jo ques dicho; y el gobernador se alegró mucho, porque aquel castigo se avia fecho sin daño de los españoles. É despues que ovo dado gracias á Dios por ello é por aver venido aquel cacique de paces, hícole preguntar por la lengua ó intérpetre que por qué se avia algado é muerto los chripstianos, pues avia seydo bien tractado é le avia fecho restituyr | : mucha parte de su gente, quel acique de Ja isla le tenia u , € le avia fecho entregar los principales Capianes. que le avian quemado su pueblo é muértole su gente, para quél hiciesse justicia dellos, creyendo que fuera buen servidor de Su Magestad é agradesciera sus beneficios. Á esto respondió é dixo: «Yo supe que ciertos principales mios, que en las balsas venian, llevaron tres chripstianos é los ma- taron, é de temor que ove que no me matásedes echándome á mí la culpa de aquellos, me algé , porque yo no lo supe 450 ni fuí en ello ni los mandé matar.» El go- bernador le replicó é dixo que hiciesse traer aquellos principales malhechores, para que se supiesse la verdad, é que la gente se fuesse á sus pueblos seguramen- HISTORIA GENERAL Y NATURAL te, é luego el cacique envió á llamar su gente é á los principales; é los que fueron en la muerte de los chripstianos dixo que no se pudieron aver, porque se avian huydo é ydose de la tierra. CAPITULO IL. Cómo el gobernador Francisco Picarro se partió del pueblo de Tumbez con su gente, é fué la via de Chin- cha , é cómo en el camino fueron castigados los caciques de Cango é lotu, é fueron reducidos á la paz, é - cómo hico quemar al cacique Amotape é sus principales é otros del cacique de la Chira , € cómo en la ribera de un rio é lierra del cacique Tangarala pobló la cibdad de Sanct Miguel, seys leguas de la mar, é otras cosas anexas al discurso de la historia. Ds quel gobernador Frangisco Pi- carro ovo estado algunos dias adonde es dicho, é viendo que los indios matadores no podian ser avidos para hager justicia dellos , é que aquel pueblo de Tumbez es- taba destruydo é quemado, é por algu- nos edeficios de tapias que avia derriba- dos, é por aquellas dos casas ques dicho que la una dellas tiene tres muros de tier- ra ciegos, é sus patios é apossentos é sus puertas con sus defensas, que para entre indios es buena fortaleca, mostraba que Tumbez debia aver seydo pueblo de mu- cha importancia é buena cosa, é dixeron los naturales de la tierra que á causa de una grand pestilengia é de la guerra que les avia fecho el cacique de la isla, estaban destruydos. É porque no avia caciques ni indios en la comarca más de los que eran subjetos á este cacique, acordó el gober- nador de se partir de allí con alguna gen- te de pié é de caballo en busca de otra provingia que fuesse más poblada, para assentar en ella é poblarla de algun pue- blo de chripstianos; é aquel cacique que- dó de paz recogiendo su gente á sus pue- blos. É assi partió, dexando allí su te- | niente con los españoles que quedaron en da del An priwarn dia de ma- repossó una noche: é desde á tres dias — despues llegó á un pueblo de un cacique, que se dixo que avia nombre Silan, que está entre unas sierras, é repossó allí el gobernador tres dias, porque la gente yba fatigada. Y en otras tres jornadas de camino por la tierra adentro, la via de Chincha seys dias, se halló una ribera de un rio, bien poblada é bastecida de mu- chos mantenimientos de la tierra é de ga- nados de ovejas de aquellas, de quien es- tá la relacion en el libro XII, capítu- lo XXX; y el camino era todo fecho á - mano, ancho é bien labrado, y en algu- nos malos passos fechas sus cascadas. Lle- gados á este rio, el qual se llama Turica- ran, assentó el gobernador su real en un pueblo grande, que se llama Puecho: é los caciques todos de la costa de aquel rio abaxo vinieron allí de paces, é al camino salieron indios deste pueblo á rescebir al. gobernador, é de otros pueblos assimes- mo. Y él los rescibió á todos, mostrándo- les mucho amor é haciéndoles buen trac- tamiento: é mandábales notificar é dar á entender con las lenguas el requirimiento que Su Magestad manda que se les haga á los indios, para traerlos en conoscimien- to de nuestra sancta fée cathólica, é re- quiriéndoles con la DA ó pe ohedeszap isporal den la O bidi E DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. Il. tad é á los ore sus subcessores en los reynos de Castilla é de Leon. É respon- dieron que assi lo querian é harian, guar- darian é cumplirian enteramente; y el gobernador los resgibió por tales vassa- llos de Sus Magestades por auctoridad ante notarios, é dieron servicio de indios. é indias para los españoles, é bastimen- tos é lo que fué nescessario. Un tiro de ballesta antes de llegar á este pueblo de Puecho, estaba una grand placa con una fortaleca cercada, é dentro en ella mu- chos apossentos, donde el gobernador é los españoles se apossentaron, porque los naturales no rescibiessen daño ni enojo, estando en su pueblo apossentados : é as- si á este pueblo como á todos los demás que venian de paces mandó el goberna- dor por pregon é só graves penas que no les fuesse fecha fuerca ni descortesia, é que se les higiesse muy buen tractamien- to por los españoles 6 4 sus criados é na- borias, que en su servicio traían. É assi los indios cada dia traian abundantemen- te de comer para todo el exército é hier- ba para los caballos , sirviendo con grand diligencia en todo lo que los españoles les mandaban. Cómo el gobernador vido que aquella ribera de aquel rio era gentil é fértil é poblada de buenos pueblos, é la tierra aplacible é llana, mandó que se viesse la comarca della, é que se mirasse si avia puerto en buen parage: é despues. de passeado é reconoscido por personas que lo supieron muy bien considerar, hallóse buen puerto á la costa de la mar cerca de la dicha ribera, é buenos caciques se- ñores de mucha gente, y en dispusigion que con poco trabaxo podian venir á ser- vir al rio ya dicho. Y el gobernador fué á ver por su persona é á visitar todos los pueblos del rio abaxo , é quedó muy sa- tisfecho de la comarca; y envió á mandar al teniente y españoles, que quedaron en Tumbez, que se viniessen á aquel rio, pa- 151 ra que venidos se entendiesse en la po- blacion de los chripstianos. É porque le paresció despues que era menester de- más del mensajero é convenia que fuesse persona de auctoridad, á quien el cacique é indios de Tumbez tuviessen respecto, temor é acatamiento, para que ayudassen á venir la gente é traer el fardage , envió á Hernando Pigarro, su hermano é capi- tan general suyo , para lo ques dicho. E -ydo, supo el gobernador que dos caci- ques, que estaban el rio arriba en la sier- ra, que se decian el uno Cango y el otro Icotu (é otros sus comarcanos á ellos ), no querian venir de pages ni les plagia la vecindad de los chripstianos (caso que avian sido enviados á llamar é á reque- rir de parte del gobernador); por lo qual, vista su desobidiencia, envió un capitan con veynte é cinco de caballo é gente de pié para traellos, si posible fuesse, con buena maña á la obidiencia de Sus Ma- gestades é á la paz é amistad de los chripstianos. É halláronlos alcados de los pueblos, y el capitan que á esto fué los envió á llamar , requiriéndolos con la paz: la respuesta fué que vinieron de guerra sobre el capitan y españoles, é cómo fue- ron sentidos de los nuestros, salieron á ellos é trabóse la batalla; pero en breve espacio fueron los indios vencidos, é se siguió el alcance, hiriendo é matando de- los é prendiendo á otros. Despues de lo qual el capitan los tornó á requerir con la paz, protestando destruyllos, si diessen lugar á que la guerra se continuasse : é vinieron de paces, é fueron rescebidos á ellas, é quedó pagífica aquella provincia. Y el capitan y españoles se volvieron al gobernador, é llevaron consigo los cagi- ques, é fueron bien rescebidos é tracta- dos del gobernador, é mandólos volver á sus pueblos é que recogiessen su gente é se sosegassen en sus casas é haciendas. En los pueblos destos caciques de la sierra, dixo este capitan que avian halla- 152 do minas de oro fino, é que los vecinos de aquellos pueblos lo cogen en ellas, é truxo muestra dello : las quales minas di- xo que estaban veynte leguas deste pue- blo de Puecho. El capitan que á Tumbez fué por la gente, vino con ella desde en treynta dias: alguna della vino por la mar con el far- dage en balsas de Tumbez y en un navio é un barco que avian venido de Panamá de mercaderes; pero no truxeron gente á la tierra, porque decian quel capitan Diego de Almagro quedaba haciendo cier- ta armada, é tenia tomada toda la gente que avia de venir á esta poblacion, con propóssito de poblar por sí. Sabido por el gobernador que la gente de Tumbez ve- nia por la mar en navios é balsas, é que estaban ya en el puerto, porque con bre- vedad se desembarcassen y el fardage se llevasse por el rio, partióse del pueblo de Puecho el rio abaxo con alguna gen- te; é llegado á un cacique de aquella ri- bera, que se dice Lachira, halló allí cier- tos chripstianos que ya se avian desem- barcado, é quexáronsele quel cacique les avia hecho mal tractamiento, é la noche antes no avian dormido sueño, de temor que ovieron de ser muertos, porque los vieron andar muy alterados é acaudilla- dos. Y el gobernador hico luego tomar la informacion de los proprios indios natu- rales, é hallóse quel cacique de Lachira, con sus principales é gente, é otro que se llama Amotape, que está el rio abaxo, cerca destotro, tenian concertado de ma- far aquellos chripstianos el proprio dia quel gobernador allí llegó. É sabido esto, — el gobernador, secretamente, envió 4 prender al cacique Amotape, é 4 todos los que se pudiessen aver de sus princi- pales, y él prendió al de Lachira é sus ass :é So ae de s sus indios, .có- HISTORIA GENERAL Y NATURAL cacique de Amotape é sus principales é algunos indios é todos los principales de los de Lachira é algunos de sus indios: deste cacique de Lachira no se hico la mesma justicia, porque paresció que te- nia poca culpa, é que era apremiado de sus principales. É porque estas dos poblacio- nes quedaban sin cabecas é no se per- diesse ni derramasse la gente dellas, en- comendóselas el gobernador al mesmo ca- cique de Lachira, certificándole que si de ahí adelante no fuesse bueno, que en la primera ruindad que le tomasse que le costaria la vida é Je destruyria; é man- dóle recoger su gente é la de Amotape, -é que los gobernasse é rigiesse en tanto que un muchacho pequeño, heredero de aquel señorio de Amotape, fuesse de edad para gobernar su estado. Este castigo puso mucho temor en la tierra toda é sus comarcas, en tal mane- ra que cierta junta que se dixo tenian aparejada los comarcanos para venir á dar en el gobernador y españoles, se des- higo é desconcertó su mal propóssito ; é de allí adelante todos sirvieron mejor é más solícitos é con mayor temor. Hecha aquesta justicia, é recogida la gente é fardage que de Tumbez avia ydo, é vista muy bien la comarca é ribera, é avido su consejo con fray Vicente de Val- verde, de la Órden de los Predicadores de Sancto Domingo, é con los oficiales de Su Magestad é otras personas pruden- tes, porque en aquella comarca é ribera les paresció que concurrian las causas é calidades que deben mirarse para la bue- na ' fundacion. de los nuevos pueblos, é para que los españoles é los naturales pu- - diessen n “mejor sustentarse é servir con me- nos trabaxo, se assentó é fundó en nom- bre de Sus Magestades en la ribera, jun- to al dicho rio, en tierra de un cacique, llamado por su nombre Tangarala, e leguas del pero, de. la al higo DE INDIAS. LIB. arcángel Sanct Miguel, é púsosele nom- bre la cibdad de Sanct Miguel; é porque los navios que de Panamá avian venido no rescibiessen detrimento, dilatando su despacho, el gobernador, con acuerdo de los offigiales de Su Magestad, mandó fundir cierto oro que aquellos caciques y el de Tumbez avian dado de pressente; é sacado el quinto para Sus Magestades, lo restante, que pertenesció al exército de la conquista, el gobernador lo tomó prestado de los compañeros, para se lo pagar del primer oro que se oviesse. É con esto se despacharon los navios é fue- ron pagados de sus fletes, é los maestres se aviaron é despacharon de sus merca- derias é se fueron contentos su viage; y el gobernador envió á avisar al capitan Diego de Almagro, su compañero, quán- to Dios é Su Magestad se deservian de intentar otra poblacion, no pudiéndose sostener aun aquella, para estorbarle su propóssito. É proveydo el gobernador el despacho destos navios, repartió entre las personas que se avecindaron en aquella nueva cibdad de Sanct Miguel las tierras é solares; é porque los vecinos, sin ayu- da é servicio de los naturales, no se po- XALVI. CAP. IL. 153 dian sostener, ni poblarse el pueblo sin repartirse los caciques en personas que los administrassen é procurassen de suer- te que los naturales rescibiessen el menos daño que fuesse posible en sus personas (porque como los chripstianos tengan co- noscidos los indios que tienen en admi- nistracion son bien tractados é mejor con- servados), desta causa, con acuerdo del religioso ya dicho é de los officiales de Su Magestad , depositó los caciques é in- dios en los veginos deste pueblo para que ayudassen á los chripstianos á se susten- tar, y ellos los doctrinassen en las cosas de nuestra sancta fée cathólica, confor- me los mandamientos de Sus Magestades, entretanto que otra cosa Su Magestad pro- veyesse. É ordenó los otros officiales de alcaldes é regidores é personas convinien- tes á la república, para la tener en justi- cia, é á los caciques é indios de la tierra en paz; é puso allí un teniente é capitan, en nombre de Sus Magestades, en su lu- gar, porque en todo oviesse la buena ór- den que conyenia á la auctoridad real, bien é procomun de los chripstianos é de los naturales de la tierra. CAPITULO HL Cómo el gobernador Francisco Pigarro se partió de la cibdad de Sanet Miguel, la via de. Caxamalca, en demanda del grand rey Atabaliba, é de la relacion que un capitan, que avia enviado Piparro á. Caxas; Je. truxo dela tierra de Atabaliba, é del mensajero ó embaxador é ressente respuesta que con el mesmo mensajero le envió el gob E bs Despues quel gobernador Francisco Pi- carro dexó fundada é ordenada é provey- da aquella nueva república de la cibdad de Sanct Miguel, tuvo noticia que la tier- ra adentro la via de Chincha é del Cuz- co avia muchas é grandes poblaciones é ricas, é que á doce ó quince jornadas de la cibdad de Sanct Miguel estaba un va- lle poblado, que se dige Cawamalca, don- pe residia en essa sacon Atabaliba, que TOMO IV, > qe Alain Je pit. de la era el mayor señor de aquellas partes: al qual todas aquellas provincias obedes- cian , é que de léxos tierra, de donde era natural, avia venido, é conquistando é ganando todas las poblaciones que topa- ba. É que cómo llegó á aquella provincia de Caxamalca, por ser tan rica é aplaci- ble, assentó en ella, é degde allí yba ga- nando y enseñoreóndose de toda la tier- ra; y era este príncipe tan temido é-obe. 2 e 154 HISTORIA GENERAL Y NATURAL descido por todos los de la ribera de aquel rio de Turicaran é sus comarcas, que decian que Atabaliba era su señor é no otro, é que muy pequeña parle de su hueste bastaba para matar á todos los es- pañoles, é pensaban atemoricarlos con él, é contaban dél muchas é grandes cruel- dades. É por conquistar é pacificar aque- llas provincias é traer los naturales dellas á la obidiencia de la Iglesia en lo espiri- tual, é para que en lo temporal conoscies- sen á Sus Magestades, cuyos vassallos eran, por Reyes é naturales señores, co- mo porque convenía abaxar la soberbia é tirania de Atabaliba por fuerga de ar- mas ó con buena maña resistirle ó atraer- le al servicio de Sus Magestades, y qui- tado este inconviniente de enmedio (que era grandíssimo), todo lo demás era fa- cilíssima cosa en breve tiempo pacificar- lo, acordó de partirse de Sanct Miguel en busca de Atabaliba. É partió de allí á veynte é tres dias del mes de septiembre del año de mill é quinientos é treynta y dos; é aquel dia passó el rio ques dicho, é toda la gente en dos balsas pequeñas, é los caballos á nado, porque yba cresci- do é no se podia vadear, é fué á dormir á un pueblo de la otra parte. É luego otro dia siguió su camino, y en tres dias lle- g6 al valle de Pivia á una fortaleca del cacique de aquel valle, donde halló un capitan suyo con ciertos españoles, que por su mandado avian ydo adelante á pa- cificar á aquel cacique, é á estar allí co- mo en frontera, porque no pusiessen en nescessidad el pueblo de Sanct Miguel. Allí estuvo el gobernador. diez dias e cansando el exército é reformándose- de lo que era menester para proseguir su ca- mino; é allí mandó hacer alarde para ver _qué gente tenia (aunque se podia contar Ri é halláronso sessenta ésie- - Otro su hermano, no menos señor Sanct Miguel le escribieron que quedaban pocos españoles para la guarda é defen- sa de aquella cibdad, mandó pregonar el gobernador que todos los que quisiessen volverse á la cibdad de Sanct Miguel é ávecindarse allí, demás de los vecinos que allá quedaban, él les depositaria re- partimientos de indios con que se sostu- viessen , como lo ayia hecho con los otros vecinos; é que con los españoles que que- dassen, pocos ó muchos, yria á conquis- tar é pacificar la tierra en demanda é pro- secucion del camino que llevaba. É assi se volvieron desde allí cinco de caballo é quatro hombres de pié: por manera que con este poco' socorro se cumplieron á cinqúenta é cinco vecinos en Sanct Mi- - guel,-sin otros diez Ó doce que quedaron sin vecindades por su voluntad. Assi que, le quedaron al gobernador para seguir su viage sessenta é dos de caballo é ciento é seys de pié. Allí mandó que todos higiessen armas, los que no las tenian, para sus personas é caballos, é reformó los ballesteros, cum- pliéndolos á veynte, é puso una persona que tuviesse cargo dellos: é dado en to- do la órden que se pudo, partió con la gente , é aviendo aquel dia caminado has- ta quel sol estuvo más encumbrado é co- mencaba á declinar, llegó el gobernador á una placa grande, cercada de tapias, de un cacique que se dige Pavor, é apos- sentóse allí con su gente. É súpose que este cacique era grand señor é tenia mu- cha poblacion algun tiempo antes, é que estaba destruydo al pressente, porque di- xo quel señor del Cuzco, padre de Ata- baliba, le avia quemado é asolado veyn= te pueblos é le avia muerto la gente de- llos, porque no le avia esperado de pa- ces: é aun con todo esse daño tenia mu- cha gente, é junto con su: tierra estaba que - - aqueste. E aquestos S : é sirven end epós DE INDIAS. LIB. cibdad de Sanct Miguel. Esta poblacion é la Piura están en unos valles llanos é muy buenos, y el gobernador se informó allí de los pueblos é caciques comarca- nos é del camino de Caxamalca, é ovo entera relacion de todo. * Dos jornadas deste pueblo, la tierra adentro, está un pueblo grande que se dige Cawas, en el qual estaba gente de guarnicion del rey Atabaliba, esperando los españoles, si fuessen por allí. É sabido por el gobernador, mandó secretaménte á un capitan que luego partiesse con gente de pié é de caballo para aquel pueblo de Caxas, porque si gente de guerra ovies- se'de Atabaliba, no se ensoberbesciessen, ni Pa que por su temor se dexa- ba de yr á ellos: é mandóle que buena- mente procurasse de pacificallos é atrae- llos al servicio de Su Magestad, requi- riéndoles con la paz, conforme á los man- damientos de Sus Magestades. Ydo este capitan 4 lo que dicho es, otro dia se partió el gobernador, é fués- se á un pueblo que se dice Caran, donde quedó que esperaria al capitan é gente que envió á Caxas; é antes de medio dia llegó á una fortalega de Caran, en la qual halló á un cacique esperándolé de paz con otros principales é indios suyos, é truxeron al gobernador é su gente de co- mer, é ovejas é otras cosas. Repossó allí essa noche, é luego otro dia siguiente partió de allí el gobernador é fué al pue- blo de Caran, donde assentó su real pa- ra esperar á los que avian ydo á Caxas: los quales, desde á cinco dias, enviaron mensajero al gobernador, hadióndde SA- ber lo que les avia subcedido; y él res- pondió cómo los estaba atendiendo en aquel pueblo, é que fecho lo que les man- dó, se viniessen á juntar con él, é que de camino visitassen é pacificassen otro pue- blo que gerca de Caxas está, que se dice Guancabamba. Aquel cacique de Caran es señor de buenos vassallos é pueblo, é XLVI. CAP. JIIL 155 de un valle fértil é gentil tierra, que as- simesmo fué repartido é depositado para el servicio de la cibdad de Sanct Miguel. El gobernador estuvo donde es dicho ocho dias esperando é reformando su gen- te € caballos para su viage, é á cabo des- se tiempo vino el capitan é los que avian ydo á Caxas, é. hígole relacion de lo que le avia subcedido. É dixo que avia esta- do desde que partió de Pavor hasta lle- gar á Caxas dos dias é una noche, sin parar ni repossar más de á comer, su- biendo muy grandes sierras por tomar sin ser sentido aquel pueblo; pero que con todo su buen recabdo é diligencia no pudo llegar, aunque llevó buenas guias, sin que en el camino topasse indios espias del pueblo; é que tomó algunos dellos é le dixeron de la suerte que estaba la gen- te, é que puso los españoles en órden é siguió su camino hasta llegar al pueblo. É á la entrada dél halló un assiento de real, donde parescia que avia estado gen- te de guerra: é halló el pueblo de Caxas assentado en un valle pequeño entre unas sierras, é la gente dél esperándole; mas levantados. É cómo por él fueron asegu- rados é les dió á entender que no yba á les hager mal ni daño, salvo á hablallos de parte del gobernador é rogalles que de su voluntad obedesciessen al Empera- dor Rey, nuestro señor, é quisiessen la “amistad de los chripstianos 6 la paz, á es- to paresció ahí un pri pal que dixo que - estaba puesto por Atabaliba, rescibiendo los tributos que en aquellos pueblos le daban, del qual se informó del camino de Caxamalca é de la intencion que Ata- baliba tenia para rescebir los españoles é de la poblacion del Cuzco. É le dixo que desde allí al Cuzco avia treynta jornadas de camino, é que avia assimesmo una cibdad muy grande que tambien se decia el Cuzco, é que tenia un dia de andadu- ra la cerca; é que su casa de apossento de Atabaliba tenia más de quatro tiros de 156 ballesta, é que en una sala, donde esta- ba muerto su padre de Atabaliba, llama- _do Guaynacava, el suelo era chapado de plata, é las paredes é techo era chapado de láminas de plata é de oro entretexidas unas con otras. É que de un año á essa : parte avian estado aquellos pueblos é to- dos los demás de la tierra por el hijo de Guaynacava, como subcessor de su pa- dre, á quien antes obedescian , hasta que Atabaliba, su hermano, se levantó é vi- no conquistando é ganando la tierra, po- niéndolos á todos debaxo de su señorio y echándoles grandes pechos -é tributos. É cada dia hacia muchas crueldades é - castigos, é demás del tributo ordinario que se le daba de las haciendas é gran- gerias, tambien se lo daban de sus hijos é hijas; é que aquel assiento del real que allí paresció, fué de Atabaliba , que avia pocos dias que avia allí estado con cier- ta parte de sus exércitos. É que se halló en aquel pueblo de Caxas una casa gran- de, fuérte é cercada de tapia, con sus puertas, en las quales estaban mugeres hilando é texiendo ropa para el exército é gente de Atabaliba, sin tener varones más de los porteros que las guardaban; é que á la entrada del pueblo halló cier- tos indios ahorcados por los piés, é dixo aquel principal que Atabaliba avia hecho justicia dellos, porque uno dessos avia entrado en aquella casa de las mugeres á dormir con una dellas, por lo qual él é todos los que lo supieron é consintieron, é todos los porteros, fueron ahorcados: é que aquel principal de Caxas le dió dos- cientas mugeres de aquellas que en la casa avia. É que cómo ovo pacificado la gente de aquel pueblo, fué al de Guanca- bamba, ques una jornada de allí, é mu- cho Ao quel de Caxas é de mejores Ss, 6 la e mono toda a pal con otros, que le HISTORIA GENERAL Y NATURAL ninguna mezcla tenian , é con. su acotea alta de canteria, con dos escaleras de pie- dra enmedio de dos apossentos principa- les de la fortalega; é que por medio de aquel pueblo passa un rio pequeño, de que aquellos pueblos se sirven, é tienen sus puentes con sus calcadas muy bien hechas de piedra. Passa por aquellos dos pueblos un ca- mino hecho á mano que atraviessa toda aquella tierra, é viene desde Quito has- ta el Cuzco, que hay más de trescientas. leguas de tierra: va muy llano, puesto que por muy grandes sierras, é muy bien echado é labrado, é tan ancho que seys de caballo pueden yr por él á la par, sin llegar uno á otro. Van por este camino caños de agua, de donde los caminantes beben, traydos de sus nascimientos é de otras partes, é á cada jornada una casa á manera de venta, donde se apossentan los que van é vienen. Á la entrada deste camino, en el pueblo de Caxas, está una casa al principio de una puente, donde reside un guarda que rescibe el portazgo de todos los que van é vienen, é págan- lo en la mesma cosa que llevan: é ningu- no puede sacar carga del pueblo, si no la mete; y esta costumbre es allí antigua, é Atabaliba la suspendió en quanto á lo que se sacasse para su gente de guarni- cion. É ningun passagero podia entrar ni salir por otro camino con carga, salvo por este, donde aquella guarda reside, só pena de muerte. Tambien dixo que halló en estos dos pueblos dos casas llenas de calgado é panes de sal é axi por muni- cion é depóssito para la hueste de Ata- baliba, con otras muchas cosas; é dixo que avia mucho que contar de la buena órden de aquellos pueblos, é de la gente dellos é de su limpiega é atavio en su vestido é manera, muy. e á los destotros valles. aa Con este capitan vino. un indio pr DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. II. 157 qual estando en Caxas, vino á él por men- sajero de Atabaliba, con cierto pressente para el gobernador, é llegado antel go- bernador, dixo su embaxada por la len- gua: en que se contenia cómo su señor Atabaliba le enviaba á él desde Caxamal- ca en busca suya, creyendo que se hallá- ra en Caxas, é que como halló allí á su capitan, se vino con él á le traer aquel pressente que Atabaliba le enviaba, que era dos figuras de fortalegas á manera de fuentes con que bebiesse, figuradas en piedra, é dos cargas de patos secos de- sollados, para que hechos polvos se sahu- masse con ellos (porque dixo que asi se usaba entre los señores de aquella tierra): é que le enviaba decir quél tenia volun- tad de ser su amigo é de esperarle de pa- ces en Caxamalca. El gobernador resci- bió el pressente é respondió quél holga- ba mucho de su venida, por ser mensaje- ro de Atabaliba, á quien él desseaba mu- cho ver é conoscer por las nuevas que dél tenia; é que assi como tuvo dél noti- cia, é supo que avia conquistado la tier- ra, haciendo guerra á sus enemigos, de- terminó de no parar hasta verle é ser su amigo 'y hermano é favorescerle en su conquista con los españoles que traia. É mandó que á este mensajero é á los indios que en su compañia venian, se les diesse de comer é todo lo que oviessen menes- ter, é fuessen apossentados como emba- xadores de un príncipe tan grande. É despues que ovieron repossado la mayor parte de aquel dia, mandólos venir ante sí el gobernador, é díxoles si se querian volver ó repossar allí algun dia, que hi- ciessen á su voluntad; y el principal em- baxador dixo que queria yrse con su res- puesta á su señor Atabaliba. Y el gober- nador dixo assi: «Dirásle de mi parte á tu señor lo que te he dicho, é que no pa- raré en ningun pueblo del camino, por lle- gar presto á verme con él». É dióle una camisa é otras cosas de Castilla para que le llevasse. CAPITULO 1V. Cómo el gobernador Francisco Picarro se partió del pueblo de Caran la via de Caxamalca; é de algunos lrages é.ritos é condepnados sacrificios, é de sus mantenimientos é semenleras; é cómo el gobernador en- vió un indio de la provincia de Sanct Miguel á hablar al pringipal Atabaliba, é á considerar qué pe te- nia; é otras cosas se cuentan que á la historia convienen *. p artido el indio pringipal, que por em- baxador ó espia envió el gobernador - á considerar el estado del exército de Ata- baliba, detúvose allí el gobernador dos dias, porque el capitan é gente que avian venido de Caxas descansassen; y escribió desde allí á los vecinos de Sanct Miguel la relacion que de la tierra se tenia é las nuevas que de Atabaliba avia. Y envióles las fortalecas é piecas de lana de la tierra que de Caxas se truxeron, que era cosa mucho de ver, segund su primor é genti- _* Oviedo suprimió de este epígrafe algunas lega: éno se a raiz, si era se- da ó lana, seg: 1d su fineca, con muchas labores é figuras de oro de martillo de tal manera assentado en la ropa que era cosa de maravillar, é que en España y en todo el mundo se estimára por muy rica é sutil obra. Assi que, ydos essos mensa- jeros á la cibdad de Sanct Miguel, par- tió el gobernador é su exército en segui- miento de su viage; é anduvo tres dias sin hallar pueblo ni agua en el camino más de una pequeña fuente , de donde con tra- cláusulas de poca importancia. 158 baxo se proveyó la gente. É á cabo de los tres dias llegaron á una placa grande cercada, pero sin gente; é súpose que era de un cagique señor de una poblacion, que se dice Copz, que está cerca de allí en aquel valle, é que aquella fortaleca es- taba despoblada, porque allí no avia agua, si no se traia de media legua de allí. Otro dia, antes que amanesciesse, se partió el gobernador con la luna, porque avia grand jornada hasta llegar á otro pueblo, é á medio dia llegó á una casa cercada, con sus apossentos muy bien hechos, de los quales salieron á rescebir al gobernador algunos indios: é porque allí no avia agua ni mantenimientos, se fué á apossentar al pueblo del cacique, que estaba dos leguas de allí, donde allega- do, mandó que la gente se apossentasse junta á una parte del pueblo. É de cier- tos principales é indios supo que aquel pueblo se decia Motrip, é quel cacique - dél estaba en Caxamalca con Atabaliba, é que avia llevado consigo trescientos hom- bres de guerra por mandado de Atabali- ba. Hallóse allí un principal puesto por se- ñor de aquella gente por Atabaliba. Repossó allí el gobernador quatro dias, y en ellos se vido alguna parte de la po- blacion deste cacique, y era mucha gen- te é un valle fértil; y todos essos pueblos que hay hasta el rio de Sanct Miguel es- tán en valles, é assimesmo todos los otros que avia hasta el pié de la sierra, que se passa antes de Caxamalca por aquel ca- mino. La gente toda es de un arte é de una manera de vivir: las mugeres visten una ropa larga que arrastra por el suelo, como hábito de muger de Castilla, é los hombres traen camisas cortas. Es gente sú- cia: comen carne é pescado crudo é mahiz _ cogido é tostado: tienen otras torpegas é - vicios, é sacri cios é mezquitas ó casas de NISTORIA GENERAL Y NATURAL en ellas. Sacrifican cada mes á sus pro- prios naturales é hijos, é con la sangre dellos untan las caras á los ydolos é las puertas de las mezquitas é se van con ellas encima de las sepolturas de los muertos; é los proprios de quien hagen sacrificios, se ofrescen de grado á tal manera de muerte, riendo é baylando é cantando, quando van á morir, y ellos piden aquel infernal fin despues que están hartos de beber, antes que les corten las cabecas. Tambien sacrifican las ovejas. Los templos son diferenciados de sus casas, cercados de piedras é de tapias muy labrados, é assentados en lo más alto de los pueblos; y en cada pueblo hay mu- chos oratorios destos. Y en todas essas poblaciones, y en Tumbez assimesmo, es _la gente como esta, é del mesmo trage é de la mesma ydolatria é sacrificios é tem- plos. Siembran de regadio en las vegas de los rios, repartiendo las aguas en mu- chas acequias, é con este riego cogen mucho mahiz é otras semillas é legumbres é rayces é hierbas, quellos comen: é lo tienen en mucha abundancia, pero de lluvias no se podrian sostener, porque en aquella tierra ó nunca ó muy pocas veces llueve. La vivienda de Tumbez es de la manera que viven los destos valles. Desde allí caminó el gobernador dos dias por unos valles muy poblados, abun. dosos é de mucho mantenimiento: é cada dia yba á dormir en una casa fuerte, cer- cada de tapias é de buenos apossentos, que los señores de aquellos pueblos tienen, donde Guaynacava, padre de Atabaliba, se apossentaba quando venia á visitar la tierra é gente de aquellas poblaciones. E todos salian de paces al gobernador. - Otro dia caminó por una tierra seca de muchos arenales hasta la tarde, que allegó á otro valle muy bien poblado é grande, por el qual passa un rio caudal ó pode- roso é de grand corriente é furios ba DE INDIAS. LIB. causa de lo qual el gobernador é su gen- te durmieron destotra parte. Pero mandó aquella noche á un capitan que passasse secretamente é á nado con alguna gente de pié é de caballo, é que fuesse á los pueblos que de la otra parte estaban, por- que no sobreviniesse gente á defendelles el passo. Passado luego su capitan gene- ral Hernando Picarro, su hermano, é los españoles, vinieron á ellos indios del pue- blo que de la otra parte estaban, de paces, é tenian una fortaleca gercada, donde se apossentaron los nuestros: é cómo este capitan vido que la gente estaba algada de los pueblos é los tenian yermos é al- cado todo lo que tenian, puesto que avian salido á él de pages algunos indios, tomó algunos dellos é preguntóles por Atabali- ba é si sabian que esperaba de paz ó de guerra á los españoles. É ninguno le qui- so decir la verdad, á causa del mucho temor que tenian á Atabaliba, hasta que tomó un principal aparte é le atormentó, é aqueste le dixo que Atabaliba estaba con su hueste esperando de guerra en tres partes á los chripstianos; la una al pié de la sierra, é la otra en lo alto de- lla, é la otra en Caxamalca , con mucha soberbia, diciendo que avian de matar á todos los españoles. Lo qual dixo este principal que assi lo avia sto y enten- dido. Luego otro dia por Ja mañana , Hernan- do Picarro lo higo. saber al gobernador, s su hermano; é luego el gobernador, có- mo amanesció - aquel. dia, mandó cortar - árboles de la una é la otra parte del rio, é higo hacer tres pontones por donde la gente é fardage passassen; y en aquello se ocupó la mayor parte de aquel dia. Pe- ro en fin passó el exérgito é gente sin ries- go alguno, é los caballos á nado: é no trabaxó poco por su persona el goberna- dor este dia hasta tener de la otra parte del agua su hueste. L fuésse 4 apossentar á la fortalega, donde el capitan, su her- XLVI. CAP. IV. 159 mano, estaba; é despues que un poco es- pacio repossó, mandó llamar á un cagique que allí estaba, é venido ante él, quísose informar de las cosas de la tierra é de Atabaliba. Este le dixo que estaba ade- lante de Caxamalca, en Guamachuco, con mucha gente de guerra, é que de cada pueblo destos é de toda la tierra avian ydo allá los caciques por mandado de Atabaliba con gente de guerra; y el go- bernador le preguntó que qué tanta can- tidad de gente tenia Atabaliba, é dixo que cinqúenta mill hombres. Cómo el go-- bernador oyó tanto número de gente, creyó quel indio no era buen aritmético é que se erraba en la cuenta ; é quiso infor- marse de qué manera cuentan essos in- dios, é supo por las lenguas que cuentan desde uno hasta diez, é de diez dieces ha- cen ciento, é diez cientos hacen mill, é por esta órden tienen su cuenta, é que cinco dieces de millares era la gente que Ata- baliba tenia consigo de guerra. Este de quien el gobernador se informó, era un cacique que vive en aquel rio abaxo, é dixo que al tiempo que Atabaliba vino por aquella tierra, se escondió de miedo que dél óvo, é que cómo Atabaliba no le halló en sus pueblos, que de cinco mill hombres que tenia le mató los quatro mill, é le tomó seyscientas mugeres é seys- cientos muchachos para repartir entre su gente de guerra: é que aqueste cacique, señor deste pueblo é fortaleca donde es- taba apossentado el gobernador, se lla- ma Cinto y estaba con Atabaliba. Hallóse allí un capitan de Atabaliba puesto por se- ñor de aquella tierra, que la gobernaba. Allí repossó el golosiión: é los españoles quatro dias. Un dia antes que se partivess; habló con un indio principal de la provincia de Sanct Miguel, é díxole que si se atreyeria á yr 4 Caxamalca por espia é traer ragon é aviso de lo que oviesse en la tierra, el qualres- pondió é dixo: «Yo no osaré yr por espia; 160 mas yré por tu mensajero á hablar con Atabaliba, é sabré si hay gente de guerra en la sierra é qué propóssito tienen». Y el gobernador le dixo que fuesse como qui- siesse, é que si en la sierra Oviesse gen- te de guerra, como allí se avia sabido, le enviasse aviso dello con un indio de tres Ó quatro que consigo llevaba, é que hablasse con Atabaliba é su gente é les dixesse el buen tractamiento quél é los españoles hacen á los caciques de paces, é que no hacian guerra sino á los que se ponian en ella, é que de todo les dixes- se la verdad, como él mesmo lo avia vis- to; é que si Atabaliba quisiesse ser bue- no, quél seria su amigo y hermano é le favoresceria é ayudaria en su guerra é conquista. É con esto se partió este prin- cipal, y el gobernador y españoles con- tinuaron su viage por aquellos valles, ha- llando cada dia pueblos con su casa gran- de cercada como fortaleca. Y en tres jor» nadas desde aquel pueblo llegó á un pue- blo que está al pié de la sierra, é dexó á la mano derecha el camino que hasta allí avia traydo, porque aquel ya siguien- do por aquellos valles la via de Chincha, y estotro va á Caxamalca derecho: el qual camino que assi dexó, va poblado hasta Chincha de buenos pueblos desde el rio de Sanct Miguel, hecho á mano de calcada sobre la tierra fixa, é cercado de tapias de una parte é de otra, é pueden yr á la par dos carretas por él, é desta manera ya hasta Chincha, é de allí al Cuz- co. Es un edeficio de mucha admiracion é cosa mucho de estimar é contemplar, segund su anchura é costa é longitud é sustentacion en tanta tierra: en mucha parte dél hay árboles de una parte é otra, puestos á mano, para que hagan sombra -á los caminantes é porque el sol les dé - | Em menos. a OR Sie que fué | nas palabras, , COMO HISTORIA ús ERAL Y NATURAL grandes cercadas como fortalecas, que en cada pueblo hay, donde con los suyos ordinarios de su servicio é gente possaba. Algunos de los españoles eran de pa- rescer quel gobernador é todos fuessen por aquel camino á Chincha , pues que sa- bian que la sierra era muy fragosa é ma- la de passar para Caxamalca, é que en ella avia gente de guerra de Atabaliba, porque yendo por el otro camino, se ponia el exército á mucho riesgo é peligro no- torio. Y el gobernador les respondió que ya Atabaliba é su gente tenian noticia de los chripstianos, desde que avian par- tido del rio de Sanct Miguel é venian en su demanda; é que si llegados allí, dexas- sen aquel camino de la sierra é se fues- sen por el otro, dirian que de miedo no osaban yr á ellos, é se doblaria su sober- bia: é por otras muchas causas que avia, dixo que no se avia de dexar la deman- da é camino derecho de Atabaliba hasta dó quiera quél estuviesse, é que todos se animassen y esforcassen á hager como de- llos esperaba é como buenos españoles lo suelen hacer; é que no les pusiesse temor la moltitud que se decia que avia de gen- te ni el poco número de los chripstianos: que aunque menos fuessen é mayor el exército contrario, la ayuda de Dios es mucho mayor, y en las mayores nesces- sidades socorre é favoresce á los suyos, para desbaratar é abaxar la soberbia de los infieles é traerlos en conoscimiento de nuestra sancta fée cathólica, como mu- chas veces se ha visto hacer Nuestro Se- nor semejante miraglo é otros mayores. Assi que, tuviessen confianca: que lo mes- mo haria Dios con ellos, pues su intengion é obra era traer aquella gente bárbara á la union de la república chripstiana, sin les hager mal ni daño, salvo á los que lo quisiessen des é q... en ar- MAS: e: | E Hecho este ragonamiento se | DE INDIAS. LIB. XLVIL CAP. 1V. dixeron que fuesse por el camino que quisiesse é viesse lo que más convenia: que todos le seguirian con buena volun- tad é obra al tiempo del efetto, é veria lo que cada uno dellos haria en servicio de Dios é de Su Magestad é suyo. La verdad es que un príncipe tan gran- de como Atabaliba no seria menos buen aritmético que la historia ha dicho que lo son los otros indios: ni debia dexar de estar informado del poco número de los españoles, pues que seyendo tal sierra por dó entraban, no se les mostró resis- tencia, é quiso que entrassen donde pen- saba que estaban atados, por ser tan po- cos los chripstianos, por muy valientes que fuessen; puesto que en la ventura y efettos militares una cosa es pensar Jos hombres lo que su sesso les dicta, é Otra cosa es ver el cuento, en que para la for- tuna. Ni se cuenta á prudencia despre- ciar Xerxes con un millar de soldados (los septegientos mill de sus reynos é los trescientos mill de sus valedores) el po- co número de sus enemigos y de Leo- nida, capitan de los espartanos, pues al cabo huyó herido. Siempre oy decir ques falta de sesso tener las cosas en poco: é assi le acaes- ció despues á Atabaliba, porque ninguna nescessidad tenia él de confiar del tiem- -— po, ni de dexar á los españoles passar la sierra, donde con mucha facilidad les pu- dieran excusar la subida, é no la pudie- ran porfiar sin perderse, por la dispusi- cion natural de muchos passos malos é ás- peros, que estaban en aquel camino. ¡En fin, llegado el gobernador al pié de la sierra, para dar órden cómo se subies- se, reposaron allí un dia, en el qual el gobernador juntó consigo aquellas perso- nas de expiriencia é más sábias del exér- cito é ovo con ellos su consejo: é pares- ció que era bien que la relroguarda se quedasse é subiesse la sierra de su espa- -cio, é quel gobernador en persona, con - TOMO 1V. 161 la vanguarda, fuesse adelante. É assi lo hico con cinquenta de caballo é sessenta peones, é los demás quedaron con un ca- pitan é con el fardage; é mandóle que fuesse en su seguimiento en mucho con- cierto, é quél siempre avisaria desde la delantera lo que le subcediesse é lo que oviesse de hacer. É assi se partió con la avanguarda, é subiendo la sierra, lleva- ban los caballos de diestro, hasta que á medio dia llegaron á una fortaleca cerca- da, que estaba engima de una sierra, en un passo tan malo que poco número de gente de guerra, que en él estuviera, bas- tara (si españoles le defendieran) á resis- tir muy grand número de gente contra- ria; porque era tan agro que en algunos passos avia que subir como por escalera, é no avia otra parte por donde subir sino por solo aquel camino. En fin subióse es- te passo, sin que ninguna gente lo defen- diesse. Esta fortaleca es cercada toda de piedra muy fuerte, assentada sobre una sierra cercada de peña tajada toda á la redonda, salvo el camino por donde su- ben á ella. Allí paró el gobernador á des-- cansar é á comer; y es tanto el frio que allí hace, que como los caballos yban acostumbrados á la calor, que en los va- lles abaxo hay, é tan súbito y en tan po- ca distancia hallaron tanto frio, que era incomportable, se resfriaron algunos de- llos. De allí, prosiguiendo el camino, fué el gobernador á dormir á un pueblo que cerca de allí parescia, y envió á decir á la gente, que yba en la recaga, que ca- minassen seguramente é subiessen aquel passo é trabaxassen por llegar á dormir á aquella fortaleca. Llegado el gobernador á aquel pueblo, se apossentó en una casa fuerte, cerca- da de piedra labrada á manera de gentil canteria, las piedras muy grandes é bien assentadas, é tan ancho el muro que qualquiera bien fundada fortaleca le ayria por muy bueno, con sus puestn: Cerca- 162 da á la redonda de apossentos, é tan bien edeficada que parescia que ni faltaban maestros ni el arte, é la piedra en sí muy fuerte é gentil. La gente de aquel pueblo estaba alga- da, é no avia en él sino algunas muge- -res é pocos indios, de los quales mandó el gobernador tomar dos de los que pa- rescian más principales, é mandó á un capitan que les preguntasse aparte, cada uno por sí, de las cosas de la tierra é dón- de estaba Atabaliba é su gente, é si es- peraba á los chripstianos de paz ó de guerra. É luego el capitan lo higo como le fué mandado, é supo dellos cómo Ata- baliba avia tres dias que avia venido á Caxamalca desde Guamachuco, donde avia estado, é que tenia consigo mucha gente; pero que no sabian lo que pensa- ba hacer: que siempre avian oydo degir que queria paz con los chripstianos ; é que la gente de aqueste pueblo estaba con Atabaliba. Ya quel sol se queria poner, llegó á este pueblo al gobernador un indio de los quel principal que fué por mensajero avia llevado consigo, é dixo cómo el principal le avia hecho volver desde cerca deCaxa- malca , porque allí avia topado dos men- sajeros de Atabaliba, que atrás venian, los quales llegarian allí otro dia siguien- te; é que le hacia saber que Atabaliba estaba en Caxamalca, é quel principal no quiso parar hasta hablalle é verle, é que HISTORIA GENERAL Y NATURAL visto, tornaria con la respuesta, é que nin- guna gente de guerra avia hallado en todo el camino. Luego el gobernador higo saber todo esto por su carta al capitan que yba en la retroguarda, é que otro dia haria poca jornada, por esperar la regaga, por- que fuessen todos juntos adelante. Otro dia por la mañana caminó el go- bernador con su gente, subiendo todavia la sierra, y en un llano que sobrella se hacia, á par de unos arroyos de agua, paró á esperar la recaga : é apossentáron- se los españoles en sus toldos ó pabello- nes de algodon de la tierra que llevaban, haciendo fuegos, para defenderse del mu-. cho frio que en aquella sierra hage, por- que sin ellos no se pudieran valer, sin pa- descer mucho trabaxo; é segund á los chripstianos les paresció (é aun como era lo cierto) no podia aver más frio en par- te de España en invierno. Toda aquella tierra, desde que se co- mencó á subir la sierra, es rasa de mon- te, toda savana de una hierba como es- parto corto: algunos árboles hay, pero pocos é desparcidos léxos unos de otros. Las aguas son buenas; mas eran tan frias que sin calentarlas, no las podian beber. Desde á poco espacio quel gobernador avia allí allegado, vino á se juntar con él el restante de su exército que atrás avia quedado; é allí llegaron los mensajeros de Atabaliba con el pressente é mensaje- ria, que en el siguiente capítulo se dirá. CAPITULO Y. Cómo estando el gobernador Frangisco Pigarro é los chripstianos en la cumbre de las sierras, llegaron cier los mensajeros de Atabaliba é llevaron pressentadas diez ovejas é le higieron su embaxada; é cómo llegó _ el principal de la provincia de Sanct Miguel quel gobernador avia enviado, é tractó mal al de Atabaliba é- - dixo que era mentiroso, é que Atabaliba estaba de guerra , é desengañó al gobernador é á los españoles; E é otras cosas que convienen á la historia. - tabaliba, — sentaron diez ovejas, que su señor Ataba- liba dixo que envia DE INDIAS. que le dixesse quándo seria en Caxamal- ca, para que le enviasse comida al cami- no; y el gobernador los rescibió muy bien, é les dixo que holgaba con su veni- da, por enviarlos su hermano Atabaliba, é que su llegada á Caxamalca seria lo más presto que pudiesse. É desque ovieron comido é reposado, el gobernador les preguntó por las cosas de la tierra é de las guerras de Atabaliba que avia tenido; y el uno destos mensajeros, que era hom- bre de buena racon é mejor informado, respondió é dixo que Atabaliba, su se- ñor, estaba en Caxamalca cinco dias avia que avia llegado de Guamachuco (ques otro pueblo que está más adelante) á es- perar allí al gobernador, é que no tenia consigo sino poca gente, porque la avia enviado á hacer guerra á su hermano Guascara. El gobernador quiso más par- ticularmente informarse delo que á Ata- baliba avia passado en las guerras é del discurso de su vida, é cómo avia comenca. do áconquistar é avia alcancado tan grand señorio; é aquel mensajero, parescién- dosele que se le ofrescia ocasion, con que pudiesse servirá su señor, engrandesgien- do sus;cosas, diciendo verdad , dixo assi: «Atabaliba , mi señor, se hijo de Guay- nacava, ques ya muerto, é señoreó é so- juzgó todas estas tierras: é á este su hijo Atabaliba le dexó por señor de una grand provincia, q ue está adelante de Tomepum- pa, que se dice Quito, y á otro su hijo 4 mayor dexó todas las otras tierras é se- ñorio. principal. Y este mayor, no seyen- do contento de aquella separacion de es- tado, hacíasele de más la parte que su padre le dexaba á Atabaliba: ni querien- do que le quedasse menos de todo lo quel padre tuvo, vino con mucha gente á dar guerra á Atabaliba é á tomarle su tierra. Y Atabaliba le envió muchos mensajeros, rogándole que le dexasse pacíficamente en aquella provincia que su padre le avia dado, é no le hiciesse guerra: lo qual su LIB. XLVI. CAP. V. 463 hermano no solamente no lo quiso hacer; pero mató á los mensajeros é á un her- mano de ambos á dos, que con su emba- xada avia ydo. »Visto esto por Atabaliba, é la guerra que le venia haciendo, matándole mucha gente de su tierra, salió en campo con toda la gente de guerra que pudo ayer contra Guascara, su hermano, haciéndo- le guerra hasta llegar á la provincia de Tomepumpa, que era del señorio de su hermano. Y por defendérsele la gente, quemó é asoló el pueblo principal de aquella provincia, é toda la gente dél mató: y estando haciendo guerra á los otros pueblos de aquella provincia, para la acabar de destruyr é asolar, por avér- sele defendido, le vinieron nuevas cómo su hermano Guascara venia entrando en su tierra por otro camino, é fuésse sobre él, dexando de hacer aquella guerra é asolamiento que allí hacia. Y cómo sú hermano supo su yda de Atabaliba, dexó la tierra é conquista en que andaba, é volvióse huyendo á su cibdad, donde re- sidia. Atabaliba vino por todas las tierras é provingias de su hermano, señoreán- dolas á todas, sin que ningun pueblo se le defendiesse, porque avian sabido el grand daño que en Tomepumpa avia he- cho: é de todos los pueblos que señorea- ba, se cada de gente de guerra. É lle- , cómo la oyo .señorea- buéna: tierra: 63 de de mucho ganado de ovejas é otros bastimentos para su exército, assentó allí para acabar de tomar é ganar todas las otras tierras de su hermano. Y envió con un Capitan suyo dos mill hombres de guerra sobre la cibdad, donde su herma- no residia, é cómo era poderoso é tenia mucha gente, matáronle estos dos mill hombres; pero Atabaliba tornó á enviar mucha más gente con dos capitanes de los suyos, podria aver seis meses, é dixo que pocos dias avia que truxeron nuevas 464 destos sus capitanes que han ganado toda la tierra del Cuzco hasta llegar al pueblo do estaba su hermano, é lo han desbara- tado á él 6 á su gente, é traen presso á su persona , é le tomaron mucha cantidad de oro é plata.» É dicho esto, calló estein- dio: éá la verdad parescia quél avia con- tado la historia con algun artificio, por engrandescer á Atabaliba é admirar á los Chripstianos. El gobernador respondió á este mensa- jero por las lenguas, queriendo tambien mostrar alguna jactancia artificiosa, favo- resciendo su partido, porque el indio no pensasse que se espantaba ni tenia en tan- ' to lo que avia dicho de Atabaliba, é dixo assi: — «Mucho he holgado con lo que has dicho, por saber de los hechos que á tu señor Atabaliba le han acaescido, é de la victoria que contra su hermano consiguió, é de traelle como dices presso, porque no contentándose con lo que tenia, queria abaxar á tu señor, su hermano, del estado en que su padre le avia dexado. É 4 los soberbios assi les suele acaescer, que no solamente quedan desbaratados, mas pierden todo lo que tienen é las personas con ello.» Écreyendo el gobernador que todas aquellas cosas quel mensajero avia dicho seria por mandado de Atabaliba, por poner temor á los españoles é dar 4 entender su pujanca, le dixo :—«Yo creo que todo lo que me has dicho es assi, porque Atabaliba es grand señor, é ten- go noticias ques valiente hombre é buen guerrero; mas hágote saber quel Empe- rador, ques Rey é señor de las Españas é de todas las Indias é Tierra-Firme des- tas partes, liene muchos criados mayores señores que Atabaliba, é á muchos seño- _ res de mayor estado é más poderosos quel Atabaliba han vencido é desbarata- e : do ss peo e suyos, como yo HISTORIA GENERAL Y NATURAL! dopoderoso, que crió el cielo é la tierra, é ponerlos debaxo del señorio de Su Ma- gestad. Y en su nombre yo he venido é desbaratado con estos poquitos españoles, que traygo otros grandes señores, é si. Atabaliba quisiere mi amistad y resgebir- me de paz, como lo han hecho todos es- sotros señores que de mí han tenido no- ticia, yo le seré amigo é le ayudaré en su conquista, é quedarse ha en su estado é señorio, porque yo voy por esta tierra de largo hasta descubrir la otra mar del Me- diodia. É si quisiere guerra, yo se la haré como la he hecho al cagique de la isla de Sanctiago, alias de la Puna, é al señor de Tumbez é á todos los demás que conmigo la han querido; porque á ninguno yo ha- go guerra ni enojo, si él no la quiere. » Oydas estas palabras por los mensaje- ros, estuvieron un rato que no hablaron como atónitos de oyr que tan poquitos españoles hacian tan grandes hechos: é desde á poco dixeron que se querian yr á dar la respuesta á Atabaliba é decirle que presto llegarian, porque enviasse re- fresco de mantenimiento al camino; y el gobernador los despidió é les dixo que. fuessen en buen hora. Otro dia siguiente por la mañana par- tió de allí el gobernador, é caminó hasta la tarde todavia por sierras, y en unos pueblos que en un valle halló, paró á re- possar é dormir aquella noche. Y assi co- mo nuestro exército llegó á aquellos pue- blos, desde á poco llegó el principal men- sajero de Atabaliba que avia venido pri- mero á Caran por la via de Caxas con el pressente de las fortalegas, y el gober- nador le rescibió con mucho placer, mos- traudo que se holgaba con él, como ami- 80 que ya conoscia. Y preguntóle por Ata- baliba qué tal quedaba, é dixo que bue- no, é que le enviaba con diez ovejas que allí traia para los españoles; é enen0o á hablar muy desenvueltamente $ palabras mostraba ser hc DE INDIAS. LIB. hablado. Y cómo ovo hecho su ragona- miento, preguntó el gobernador á las len- guas que qué era lo que decia, é dixe- . ron que avia dicho lo mesmo quel otro indio que avia venido el dia antes, é otras muchas ragones, loando el grand ser de la persona de Atabaliba, é su mu- cho señorio y estado, é su grand pujanca y exército de guerra que tenia, é asegu- rando é certificando al gobernador que su señor Atabaliba lo rescibiria de paces é lo queria tener por amigo y hermano. El gobernador le respondió muchas é bue- nas palabras, é lo mesmo que al otro in- dio avia respondido, éle hico buen trac- tamiento. Este embaxador traia servicio de señor é cinco Ó seys vasos de oro fino, con que bebian : é con ellos daba á beber á los españoles de su chicha ó vino quél traia, é dixo que con el gobernador se queria yr hasta Caxamalca. Otro dia adelante por la mañana partió el gobernador de aquellos pueblos, é ca- minó por sierras como de antes, é llegó á dormir á otros pueblos poblados de gente, los quales é los otros todos estaban por Atabaliba. Y estuvo allí un dia repos- sando , porque los españoles é sus caba- llos yban muy fatigados de las grandes sierras: é otro dia vino allí el principal de la provincia de Sanct Miguel, quel gober- nador avia enviado á Atabaliba, é con mucho enojo arremetió al mensajero del gobernador, é trabóle por las. orejas, ti- rándole dellas resciamente hasta quel go- bernador mandó que le soltasse: que á dexarlos, passára entrellos una buena es- caramuga. El gobernador le preguntó que por qué avia hecho aquello al mensajero de su hermano Atabaliba; respondió é di- xo assi: — « Este es grand bellaco mentiro- so, lenador de Atabaliba, que viene aqui á hacerse principal é decir mill mentiras; porque Atabaliba está de guerra con mu- cha gente en el campo fuera de Caxamal- ca, porque como yo entré por el pueblo dos los que topan, p: XLVI. CAP. Y. 165 de Caxamalca, le anduve todo sin que ha. llasse gente en él, é todo el hato ó mue- bles alcado. Y de ahí fuy á las tiendas de Atabaliba , que está frontero del pueblo, - en una halda de una sierra, é ví que tiene gente de guerra de los de las orejas gran- des de los que truxo de su tierra, é otros muchos que ha recogido destas provin- cias é caciques: é tiene tantas tiendas as- sentadas en su real, que no las pude con- tar, é todos están con sus armas á punto de guerra. Y quisiéronme matar, é assi lo hicieran, si no fuesse porque les dixe que si me mataban, los chripstianos mata- rian á sus embaxadores, é hasta que yo volviesse no los avian de dexar volver; é con esto me dexaron. No me quisieron dar de comer, sino lo que yo por mí res- caté é les compré: díxeles que me dexas- sen ver á Atabaliba é decille la embaxa- da que llevaba, é no quisieron, diciendo que estaba ayunando é no podia hablar á nadie. Un tio suyo salió á hablar conmi- go, é yo le dixe cómo era tu mensajero é todo lo que mandaste que le dixesse; é- despues de dicho, me preguntaron que qué gente eran los chripstianos é qué ar- mas traian: é díxeles que eran muy va- lientes hombres é grandes guerreros, é que traen caballos que corren como el viento; que los que van en ellos traen unas langas largas é con ellas matan á to- rque en dos. zos tres saltos los alcancan,. 6 los y aballos con piés é con las bocas matan 4 muchos: los chripstianos que andan á pié, dixe Se son muy sueltos, é que traen en un braco una rodela de madera, con que se defien- den de las armas de los indios, é que traen unos jubones de algodon bastados muy fuertes, que aunque les den muchas langadas, no los pueden herir, é unas es- padas muy agudas que cortan por ambas partes de cada golpe un hombre por me- dio, é á una oveja les llevan la cabega a á cercen, é con ellas cortan las armas 166 ballestas con que de lexos tiran, é de ca- da saetada matan un hombre é dos si los toman juntos, é tiros de fuego que tiran unas piedras ardiendo, que matan mucha gente. Y ellos me dixeron que todo era nada, que eran poquitos los chripstianos é los caballos no traian armas, é que lue- go los matarian con sus lancas: é yo les dixe que no aprovechaba nada, porque tenian los cueros muy duros, é que las lanas suyas no podrian entrar en ellos, que luego se quebraban. É dixéronme que de los tiros de fuego no traiades más de dos, que ya lo sabian: é al tiempo - que me queria venir, les rogué que me dexassen ver á Atabaliba, pues que sus mensajeros vian é hablaban al goberna- dor, que era mejor quél; é no quisieron, é assi me vine. Mira si tengo racon de matar á este bellaco, porque seyendo un indio lenador de Atabaliba, como me han dicho ques, habla contigo quanto quiere é come á tu mesa; é yo yba por tu men- sajero, que eres bueno, mejor que su se- ñor, é soy hombre principal, y no me qui- sieron dexar hablalle ni darme de comer, é con buenas ragones me defendí que no me matassen. » > El mensajero de Atabaliba, confuso é atemorigado, respondió como espantado de ver cómo aquel principal hablaba con tanta osadia, é dixo assi: —«Si noestá la gente en el pueblo de Caxamalca, es por dexar las casas vacias, en que los españo- les se apossenten; é si Atabaliba está en el campo apossentado con su gente es HISTORIA GENERAL Y NATURAL que los indios tienen, é que otros traen - porque assi lo tiene por costumbre des- pues que comencó la guerra: é á la sacon que esse tu mensajero llegó, mi señor Ata- baliba ayunaba á su dios, como lo acos- tumbramos, éno se lo dexarian ver, por- que los dias que estamos en ayuno, no se ha de hablar con alguna persona. Y es- tando Atabaliba retraydo, no sabria de] mensajero ni ninguno osaria hacérselo sa- ber; porque si él lo supiera, él lo hiciera llamar é le mandára dar de comer.» Otras muchas racones dixo, asegurando que Atabaliba estaba esperando de paces, y en satisfaccion y excusa del mal conten- tamiento quel otro indio avia traydo, co- lorando lo mejor quél pudo las sospechas que se podian tener de lo ques dicho. El gobernador respondió que bien creia que era assi, como él decia, porque no te- nia menos confianca de su hermano Ata- baliba, é no dexó de hacelle de ahí ade- lante tan buen tractamiento como de an- tes. É riñó con el principal su mensajero, por dalle á entender que le pessaba aver- le aquel tractado mal en su pressencia, - teniendo por otra parte por cierto todo lo quel principal le avia dicho, por el co- noscimiento quel gobernador tenia de las cautelas de los indios. Otro dia por la mañana partió de “allí el gobernador, é llegó á dormir á un lla- no de una savana, por poder entrar otro dia á medio dia en Caxamalca, que de- cian que estaba cerca; é allí vinieron mensajeros de Atabaliba con comida para los españoles. DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. VI 167 CAPITULO VI. Cómo el gobernador llegó á Caxamalca, é de la dispusicion de aquel pueblo é sus fuergas é assiento de aquel valle, é de los templos de los indios en reverencia del sol, é de la manera de la genle é su traje, é del assiento del real de Atabaliba , é mensajeros que de una parte á otra ovo para concertar las vistas; é del raconamiento que Atabaliba y Hernando Pigarro , hermano del gobernador, passaron , é cómo se con= cerló la vista para otro dia siguiente, é aquella noche eslovieron los chripstianos con el recabdo é vela que fué nescessario. Oiro dia en amanesciendo, partió el go- bernador con su gente puesta en órden, é anduvo hasta una legua de Caxamalca, donde esperó la regaga, porque venia al- go atrás: é cómo fueron juntos, mandó que se armassen todos é sus caballos, é púsolos en mucho concierto para la entra- da del pueblo en tres esquadrones ó pe- queñas batallas, puesto quel número de todos aun era poco para un solo esqua- dron. Mas porque assi convenia, en la una parte destas yba su persona, y en las otras dos sendos capitanes; é desta manera caminó, enviando mensajeros á Atabaliba para que viniesse allí al pueblo á verse con él, hasta llegar á la entrada de Caxamalca, desde donde se vido estar el real de Atabaliba, como el principal lo avia dicho, aposseutados en sus tiendas, - en la halda de una sierra, una legua des- te pueblo de Caxamalca. Llegado, como es dicho, á Caxamalca (viernes á hora de vísperas, que se con- taron quince dias de noviembre de mill é aquel pueblo, cercada de casas de apos- sento é de tapias á manera de fuerca, éno se halló gente. É allí estuvo el goberna- dor con todos los que traia, y envió lue- go un mensajero á Atabaliba, haciéndole saber cómo avia allí llegado é que le es- taba esperando: que se viniesse á ver con él é á señalar dónde se apossentasse; y entretanto mandó ver el pueblo para saber si avia otra mejor fuerca, donde se apossentasse su real, é mandó á los espa- quinientos é treynta é dos años), entró en — dos las una plaga grande que está enmedio de ñoles que todos estuviessen en la placa, los de caballo sin apearse hasta ver si Atabaliba venia: é visto el pueblo, no se halló mejor apossento que aquella see, en que estaban. Aquel pueblo es el principal del valle de Caxamalca, y está assentado en la halda de una sierra, é tiéndese mucha parte dél por lo llano del valle, que tiene una legua de tierra llana de través é de hierba corta á manera de praderia. Pas- san por este valle dos rios, é vá assi lla- no el valle mucha tierra, é todo poblado de pueblos, é de una parte é de otra ger- cado de sierras: podria ayer en este pue- blo hasta dos mill vecinos. Passan junto á la poblacion dos rios é tienen dos puen- tes: la placa ques dicho, es mayor que ninguna de las de España, é toda cerca- da con dos puertas que salen á las calles del pueblo. Las casas de apossento della son de más de doscientos passos en luen- go. cada una, muy bien hechas, cercadas s fuertes, de altura de tres esta- las paredes, y el techo cubierto de paja é madera Sobte las paredes de las casas. Están los apossentós desta placa repartidos en ocho cuartos mejor hechos que los otros, las paredes dellos de can- teria , muy bien labradas y encaladas, é cercados estos apossentos por sí con su muro de canteriaé sus puertas, por donde entran á ellos; é dentro en los patios hay pilas de agua trayda de otra parte por ca- ños para el servicio destas casas, que pa- rescen ser apossentos de señor. Por la de- lantera desta plaga, á la parte del campo, 168 está incorporada en la propria placa una fortalega de piedra, pequeña, que pares- ce castillo, con una escalera ancha muy bien labrada de canteria, por donde su- ben desde la plaga á la fortaleca: é por la delantera della á la parte del campo es- tá otra pequeña puerta con otra escalera angosta, todo sin salir de la cerca de la placa: fuerca es bien hecha é de buena defensa. Sobre este pueblo en la ladera de la sierra, adonde comiencan las ca- sas dél está otra fortalega, assentada enci- ma de un peñon, la mayor parte dél ta- jada la peña, y esta es mayor que esso- tra, cercada con tres cercas, hecha subi- da como caracol, porque quassi toda la fortalega la van rodeando para subilla. Fuercas son que entre indios no se han visto otras tales como estas. Entre la sier- ray esta placa grande está otra plaga más pequeña, cercada toda de apossentos, y en ellos avia muchas mugeres, que esta- ban allí en servicio de Atabaliba. Cerca deste pueblo, antes de entrar en él, hay una casa muy bien hecha, cercada de un grand corral de tapias y en él arboleda puesta á mano: esta casa dicen ques del ol, porque en cada pueblo hacen sus templos é oratorios al sol. Otros muchos oratorios hay en este pue- blo de Caxamalca ; é assi allí como en to- da la tierra los tienen en mucha venera- cion é acatamiento, é quando entran en ellos á hacer sus sacrificios, se quitan á la puerta sus capatos. De todas las poblacio- nes, despues que se comienca á subir la sierra hacen mucha ventaja á toda la otra gente de la tierra que atrás les quedaba, porque es gente limpia é de mejor racon, - é las mugeres honestas ; é todo lo que ha- cen é guisan es con mucha limpieza. -— Traen sobre la ropa que visten las muge- 5 res, unas sais comoda: mano, é plaga. sé ue no Leo venir por HISTORIA GENERAL Y NATURAL é faxadura traen cubierta una manta cor- -ta desde la cabega hasta media pierna, que quiere parescer mantillo de mugeres. Los hombres visten camisetas sin mangas é unas mantas cubiertas encima. Todas en sus casas tienen por exercicio texer lana é algodon, de que hacen la ropa ques menester, é calcado para los hombres, de lana é algodon, hechos como capatos, Cómo el gobernador ovo estado mucho rato en esta placa con los españoles, es- perando que Atabaliba viniesse Ú envias- -se á le apossentar, é vido que no venia € se hacia ya tarde, envió un capitan con veynte de caballo á hablar á Atabaliba é decirle que viniesse á verse con él: al qual mandó que fuesse pacíficamente, sin que con su gente tuviesse contienda al- guna, aunque ellos lo quisiessen, salvo buenamente lo mejor quél pudiesse llegas- se á hablar á Atabaliba, é con lo que res- pondiesse, tornasse. Este capitan llegaria á medio camino del real de Atabaliba, quando el gober- nador , desde la fortaleca de la placa, vi- do adelante de las tiendas en el real muy grand número de gente en pié: é porque los que avia enviado no se viessen en de- trimento, si los quisiessen ofender, é pu- diessen más á su salvo salirse de entre tanta moltitud é defenderse, envió otro capitan hermano suyo con otros veynte de caballo, al qual mandó que no hicies- sen alboroto ni Jo consintiesse. Desde á poco despues que partieron estos capitanes, porque comencó á llover é caer granico, mandó el gobernador á los españoles que se apossentassen en los apossentos desta placa, y el capitan del artilleria con los tiros en la fortalega. Es- tando en esto, llegó un mensajero de Atabaliba á decir al gobernador que se apossentasse donde él quisiesse , con tan- to que no subiessen á la fortalega de la DE INDIAS. LIB. pondió que assi se haria, é que á su her- mano avia enviado á hablarle de su par- te é á rogarle que viniesse á verse con él, porque tenia mucho desseo de verle é conoscerle, por las buenas nuevas que dél tenia; é con esta ds ros se tornó el mensajero. El capitan Hernando Pigarro y los es- pañoles que avian ydo á hablar á Ata- - baliba, volvieron en anochesciendo; é llegados ante el gobernador, dixeron que en el camino avian hallado un mal passo en una ciénega, que de antes parescia aver estado hecho de calgada, porque desde el pueblo yba todo el camino ancho he- cho de calgada de tierra é piedra hasta el real de Atabaliba, é como sobre los malos passos yba hecha calcada, la avian rompido en aquel mal passo, é con tra- baxo lo passaron , desechándolo por otra parte. É que antes de llegar al real pas- saron dos rios, é por la delantera dél passaba otro rio que los indios le passa- ban por una puente; de manera que por aquella parte todo el real estaba cercado de agua: é quel capitan que primero avia ydo, llegado á aquella puente, dexó des- totra parte del rio los que con él yban, porque los de la hueste no se alborotas- sen , é no quiso passar por la puente, por- que el caballo no la hundiesse, é passó por el agua, llevando consigo la lengua. É passada aquella puente, estaba un grand esquadron de gente toda en pié, 6 passó por entrellos pacíficamente; y llegado al apossento de Atabaliba, que junto con la puente un trecho estaba y delante dél en una placeta avia hasta quatrocientos indios que parescia gente de guardia; é Atabaliba estaba á la puerta de su apos- sento, sentado en un assiento baxo, con muchos principales al rededor dél , é con mugeres en pié delante dél, que quassi lo rodeaban: é tenia una borla de lana, que parescia de seda de muy fina grana, tan ancha como dos manos, puesta en la E TOMO Y: XLVI CAP. VI. 169 frente, assida con sus cordones de la ca- beca, é le baxaba hasta junto á los ojos: la qual lo hacia muy más grave de lo quél era, los ojos puestos en tierra, sin alcar- los á mirar á parte alguna. É cómo llegó ante él este capitan, le dixo por la len- gua quél era uno de los capitanes quel gobernador en su compañia traia, é ve- nia de su parte á verle é á decir de su parte el mucho desseo que tenia de ver- se con él, é que si le pluguiesse yr á ver- lo, holgaria mucho el gobernador: é jun- to con esto le dixo otras buenas racones; mas á cosa alguna no respondió ni alcó la cabega á mirarle, salvo que un princi- pal suyo, que á par dél estaba, respon- dió á lo quel capitan hablaba. En esto llegó el otro capitan adonde _ Avia el primero dexado la gente, é pre- guntóles por el capitan, é dixéronle:— «Allá está hablando con Atabaliba». É de- xó allí su gente, como el otro lo avia he- cho, é passó el rio; é llegando cerca de donde Atabaliba estaba, el capitan que con él estaba, díxole: «Este es hermano del gobernador: háblale, que viene á verte». Estonces algó los ojos el cacique (ó me- jor diciendo príngipe é señor de muchos caciques) é habló, é dixo: — «Maycabalico, un Capitan que tengo en el rio de Turica- ran, me envió á decir como tractábades mal á los caciques, é que los echábades en cadenas, é me envió una collera de - hierro, é me hico saber quél avia muerto tres chripstianos é un reee pero yo huelgo de yr mañana á ver al goberna- dor, é quiero ser amigo de los chripstia- nos, porque son buenos». Hernando Pi- carro le respondió, é dixo: —«Maycabali- co es un bellaco, é á él é á todos los in- dios de aquel rio matara un chripstiano. ¿Cómo podia él matar chripstiano ni caba- lo, seyendo todos ellos unas gallinas? El gobernador ni los chripstianos no tractan mal á los caciques ni á sus indios, simo quieren guerra con él, poro álos que OS 3 Es et 470 quieren ser sus amigos é son buenos, trác- talos muy bien, é á los que quieren guerra, se la hace hasta destruyllos. E quando tú veas lo que hacen los chrips- tianosen la guerra, ayudándote contra tus enemigos, conoscerás é verás cómo May- cabalico te mintió en todo quanto te en- vió á decir». Atabaliba dixo:— «Un caci- que no me ha querido obedescer : mis in- dios yrán con vosotros é hacelle heys la guerra». Respondióle Hernando Picarro: — «Para un cacique, por mucha gente que tenga, no es menester que vayan tus in- dios, sino diez chripstianos de caballo yrán é lo destruyrán que no le dexen in- dio vivo». Atabaliba se rió é le dixo que bebiessen: los capitanes dixeron que ayu- naban , por excusarse de beber su breva- ' ge; é importunados é rogados por Ataba- liba, lo ovieron de hacer. Luego vinieron ante él mugeres her- mosas, bien dispuestas, con vassos de oro medianos, de altor de un palmo, gruessos y el oro fino, en que traian chi- cha (ó vino) de mahiz; é cómo Atabaliba Jas vido, alcó los ojos á ellas, sin les de- cir palabra alguna, é fuéronse presto é volvieron con otros vassos de oro fino más grandes, de altura de un cobdo é pessa- dos, é con ellos les dieron á beber. É co- mo ovieron bebido, se despidieron de Ata baliba, quedando concertado que otro dia por la mañana vernia á verse con el go- bernador. Estaba su real de tiendas de - gente, mandólos yr á repossar; é g > HISTORIA GENERAL Y NATURAL algodon assentadas en el campo en una halda de una serreguela pequeña, é to- maban las tiendas una legua de tierra de luengo, y enmedio de todas ellas estaba la de Atabaliba, La gente estaba toda de fuera de las tiendas en pié, é sus armas hincadas en el campo delante de las tien- das, que son unas lancas luengas como - picas. La gente de su exército era mucha: todos hombres bien dispuestos, mance- bos é rescios, y embixados é pintados de otros betumes , como se usa entre la gen- te de guerra de aquellas partes ; é segund lo que estos capitanes decian, les paresció que avia más de treynta mill hombres en - el real de Atabaliba. Oydo por el gobernador lo que sus ca- pitanes le dixeron que con Atabaliba avian concertado, é la manera de su campo é proye- yó que aquella noche se higiesse de bue- na guarda é oviesse mucho recabdo en el real. Y su capitan general, que era el mesmo Hernando Picarro, su hermano, entendió luego en ello, é requirió á sus tiempos las rondas é velas, é con mucho - aviso se hico la guarda toda la noche, co- mo convino en torno del real, assi de hom- bres de pié como de caballo, por sus quartos , hasta que esclaresció el siguien- te dia, sábado diez é seys dias de no- _viembre , año de la natividad de nuestro Redemptor de mill é quinientos é treynta y dos años. CAPITULO vil. Cómo e grand príncipe Alabaliba vi vino á ome á se ver con el gobernador Frangisco Picarro; é có. mo fué presso Atabaliba é mucha de su gente muerta é pressa, é fué desbaralado su grand exército; é de los mensajes é otras cosas que ea Ser ares él pi cosas 5 permitidas á 2 Aa mc 5 a . Esa sábado o-mentente, que era el dia asig- A e aio OS al po un mensajero. de Atabali- ba, é le dixo assi:— «Mi señor Atabaliba - te envia decir quél queda de. partida ade- rescándose para. venirte DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. VIL armada, pues que tú enviaste ayer la tu- ya á verlo con sus armas, é dice que le envies un chripstiano con quien venga». El gobernador le respondió :— « Vuelve, é díle que venga enhorabuena como él qui- siere: que de la manera quél viniere le resgebiré por amigo y hermano, é que no le envio chripstiano, porque no se usa en- tre nosotros enviallo un señor á otro». Con esta respuesta se tornó luego aquel mensajero, el qual seria ya llegado al real de Atabaliba, quando las atalayas que so- bre la fortalega estaban, vieron salir dél mucha gente hácia Caxamalca. É desde á poco rato llegó otro mensajero ante el go- bernador, é dixo que Atabaliba, su se- nor, le enviaba á decir que no queria traer su gente de guerra armada; porque aunque viniessen con su persona mucha gente; vernian sin armas, porque los que- ria traer consigo é apossentallos en este pueblo, é que le aderescassen un apos- sento de los de aquella plaga donde él pos- sasse, 6 que fuesse una casa que se lla- ma de la Sierpe, porque tiene dentro una * sierpe muy grande de piedra. El gober- nador le respondió que assi se haria, que viniesse presto, que tenia mucho desseo de verlo; é assi volvió este mensajero. Todavia salia mucha gente del real, y en poco processo de tiempo vieron venir el campo lleno. de Benles reparándose á á que > POR que toda la tierra cubrian; é venian repartidos en muchos esquadro- nes. Passados todos los malos passos, as- sentaron en aquel campo, cerca del real de los chripstianos, quassi una milla dél, é todavia salia é venia más gente del real contrario. El gobernador mandó 4 los españoles que secretamente é sin alboroto se ar- massen é tuviessen sus caballos ensillados é á punto y estuviessen repartidos en tres O hasta la lárde, WTA capitanias , sin que ninguno saliesse de su possada á la placa: é mandó al capitan de la artilleria que tuviesse los tiros ases- tados hácia el campo de Atabaliba, é quando viesse que convenia que les pu- siesse fuego. Y en las calles que entran en la placa, mandó estar gente de pié, - porque si oviesse gelada por las espaldas, estuviesse todo prevenido é hallassen re- sistencia en la entrada, é questos estu- viessen secretos, sin que fuessen vistos. É con su persona tomó el gobernador veyn- te hombres de pié, é con ellos estuvo en su apossento , porque estos tuviessen car- go con él de prender la persona de Ata- baliba, si cautelosamente viniesse, como parescia que venia, con tanto número de gente como traia: é mandó que fuesse to- mado á vida, é á todos los demás mandó que no saliesse alguno de su possada, aunque viessen entrar los contrarios en la placa, hasta que viessen soltar la artille- ria. É dixo quél ternia atalayas para que viendo que venian de mal arte, avisáran quando oviessen de salir, é saldrian todos de sus apossentos á caballo, quando oyes- sen decir Sancliago. Con este concierto qual es dicho estuvo el gobernador espe- rando que Atabaliba entrasse, sin que en la plaga paresciesse español alguno, salvo el atalaya que estaba dando aviso de lo que via en la hueste é apo: de Ataba- | —libaz. y el gobernador tan gene- hermano, Herna arro, anda- ban “requiriendo e piasenios de los chripstianos é viendo cómo estaban aper- “gebidos é á punto para salir, quando fues- se menester, como hombres determina- dos de morir ó vencer: é decíanles á to- dos que hiciessen de sus coracones forta- _legas, pues vian que no tenian otras ni otro socorro ni ayuda sino la de Dios, que socorre en las mayores nescessidades á los que andan en su servicio. E acor- dábanles que aunque la moltitud de los. enemigos era tanta, como vian, é que 172 ra un chripstiano avia quinientos infie- les, que tuviessen esfuerco é ánimo como cathólicos é como los buenos en tales tiempos lo han de tener, é que Dios pe- learia por ellos; é que mirassen que al tiempo de acometer, fuessen con mucha furia é no menos tiento, rompiendo, sin que los de á caballo se encontrassen unos con otros. Con tales palabras é otras á es- te propóssito el gobernador é su hermano Hernando Picarro exhortaban é animaban á los españoles para que perdiessen el temor á tan grand exército, como en el campo parescia; mas todos los españoles estaban con más voluntad de salir de las possadas é verse ya en el campo revuel- tos con los enemigos, que no atendiendo en ellas la licencia para pelear. É cada uno pensaba en su ánimo que pelearia por muchos, porque todos los más eran hombres diestros é veteranos y experi- mentados soldados con indios, é la canti- dad de los adverssarios no los espantaba: antes pensaban que quantos más fuessen, tanto más segura estaba la ganancia. Viendo el gobernador quel sol se que- ria poner é Atabaliba no se avia movido de donde avia reparado, é que todavia venia gente de su real, envióle á decir con un español que entrasse en la placa é viniesse á velle antes que fuesse noche. É cómo llegó delante de Atabaliba por en- tre su gente, le higo su acatamiento, é por señas le dixo que caminasse é fuesse donde el gobernador estaba: é luego se levantó é comencó él é su gente á andar, y el español volvió delante é dixo al go- bernador que ya venia, é que la gente que en la delantera venian, traian armas secretas debaxo de las camisetas, vesti- dos jubones fuertes de algodon, é talegas escondidas de piedras, é hondas, é e venian d = E ayan: Pi Sad HISTORIA GENERAL Y NATURAL una librea de colores, hecha como esca- ques: estos venian quitando las pajas del suelo é barriendo é limpiando el camino, é poniendo en él mantas. Trás estos ve- nian Otros tres esquadrones vestidos de : otra manera, todos cantando é baylando; é luego venian otros esquadrones de mu- cha gente con armaduras é patenas é co- ronas de oro é plata. Entre estos destas armaduras venia Atabaliba en una litera, toda aforrada de dentro é de fuera de plumas de papagayos de muchas colores, tan bien assentada la pluma, que pares- cia que allí avia nascido, $ guarnescida - toda la litera de chapas de oro é plata: la qual traian muchos indios alta sobre los hombros, que desde léxos parescia enme- dio de su gente un castillo de oro muy re- lumbrante. Trás aquesta litera venian otras dos literas é dos hamacas, en que venian otras personas principales: é trás estas literas mucha gente, toda puesta en concierto é por sus esquadras, con coro- nas de oro é plata en las cabecas; é cómo la delantera ovo entrado en la placa, apar- _tábanse é dábanse lugar á que entrassen los otros. É cómo Atabaliba llegó á la mi- tad de la placa, mandó que todos parassen y estuviessen quedos, é todavia la litera en quél estaba é las otras en alto, sin as- sentallas en el suelo, é no dexaba de en- trar mucha gente en la placa toda quanta cupo. Por la puerta de los de la delantera salió un capitan de entrellos con ciertos hombres, é subió en la fuerca de la placa donde estaba el artilleria, é vuelta la ca- ra hácia la gente del campo por donde su exército venia , alcó dos veces una lanca larga que traia á manera de señal que ha- cia á los suyos. El gobernador via todo esto desde su apossento. Visto que Atabaliba avia reparado, dixo á un reverendo padre de la Órden de los Predicadores, llamado fray Vicente de Val verde, que con él estaba , € Sus Mages E DE INDIAS. LIB la conversion de los indios, que si queria yrá hablarle con una lengua, y él dixo que sí, é fué con una cruz en la una mano y en la otra una Biblia de la Sagrada Escriptu- ra, y entró por entre la gente de Atabaliba hasta llegar á la litera, donde estaba, é díxole por la lengua :— «Yo soy siervo de Dios y enseño á los chripstianos las cosas de Dios, é assimesmo vengo á enseñar á vosotros; y lo que les enseño es lo que Dios nos habló, que está en este libro. Y por tanto de parte de Dios é los chripstia- nos te ruego que seas su amigo, porque assi lo quiere Dios, é venirte ha bien de- llos, é vete á assentar con el gobernador, porque te está esperando.» Dixo Atabali- ba al religioso que le diesse el libro para velle: el religioso se lo dió cerrado; é queriéndolo abrir el Atabaliba é no acer- tando, el religioso estendió el braco para se lo abrir, y el Atabaliba con grand des- den le dió un golpe en el braco, apartán- dosele, que no queria que le abriesse: é porfiando á abrille, le abrió, é no maravi- llándose de las letras ni del papel, como otros indios suelen hacer, le arrojó luego cinco Ó seys passos de sí; y entendidas por Atabaliba las palabras del religioso, respondió :—« Bien sé todo lo que aveys - hecho por esse camino: que aveys ran- cheado mis pueblos é tomado la ropa á mis cagiques é cómo los aveys tractado, é aqui aveys saqueado mis buhios é to- : mado la ropa, que en ellos tenia.» El reli- gioso le dixo:—«Los chripstianos no han hecho nada: que unos indios suyos ayer fueron á unos buhios é truxeron ropa, sin quel gobernador lo supiesse, é toda la mandó volver esta mañana á un princi- pal tuyo. » Atabaliba replicó: — «No partiré de aqui hasta que todo me lo traygan de- lante.» Y el religioso se volvió al gober- nador á le dar la respuesta é decir lo ques dicho: é Atabaliba se puso de pié en sus andas, volviéndose á una parte é á otra hágia los suyos, é los habló con soberbia, . XLVI. CAP. VIL 473 que paresció que los apercebia y esforcaba. El religioso dixo al gobernador lo que con Atabaliba avia passado é la mu- cha soberbia, con que avia echado la Sa- grada Escriptura por el suelo, é que le parescia que venia de mal arte. El gober- nador se armó luego un sayo de armas de algodon, é tomó su espada é una da- raga, é fué con los españoles que con él estaban, y entró por entre toda la gente de Atabaliba con mucho ánimo, é llegó hasta la litera con solos quatro hombres que le pudieron seguir, é sin ningun te- mor le echó mano del braco é dixo: Sanc- tiago! Y en este instante soltaron los tiros de pólvora, é tocaron las trompetas, é salieron la gente de pié é de caballo de golpe. É cómo los indios vieron el tropel de los caballos é animales no vistos ni - conoscidos, de cuya ferocidad é mañas avian oydo muchas cosas, é oyeron los tiros é olieron la pólvora, cosa tan nueva é improvisa é no esperada ni pensada “(antes se les figuró que era de aquellos mesmos truenos é saetas que los antiguos atribuian á Júpiter é los naturales á aque- llo que es), volvieron las espaldas mu- chos de los que en la placa estaban, é fué tanta la furia con que huyeron é fuerca que pusieron en un lienco de la cerca de, la plaga (porque la puerta estaba emba- ragada de los otros que la tenian ocupada hayr por ella, é por ser tantos no po- - dia darse lugar) que dieron con un lien- co de aquel muro en tierra, é cayeron allí los unos sobre los otros; é los de ca- ballo salieron por encima dellos á rienda suelta, hiriendo é matando quantos topa- ban delante, é siguieron el alcance. La gente de pié se dió tan buena maña é priessa con los que en la plaga quedaron, que en breve espagio la mayor parte de- llos fueron muertos. El gobernador, que todavia tenia del braco á Atabaliba, no lo podia sacar de las andas, como esta- 47h matanca en los que las andas tenian, ca- yeron con su señor en el suelo é con ellas juntamente; y si el gobernador no puna-= ra tanto con su espada en la mano por defender la vida á Atabaliba, allí se aca- báran con su trono él é sus pompas é cruel- dades, porque entre las manos se lo que- rian matar. Todavia por defenderle, fué herido el gobernador de una pequeña he- rida en la mano. En todo esto no oyo indio que alcasse armas contra español, porque fué tanto el espanto que les puso ver entrar al go- bernador entrellos, é al mesmo punto sol- tar el artilleria é salir el tropel de los ca- ballos, que se turbaron de tal forma que - no tenian sentido sino para huyr, por sal- var las vidas, sin quedar en ellos esfuer- co ni tiento para resistir á los chrips- tianos. : Todos los que traian las andas de Ata- -baliba murieron á par dellas, é todos eran hombres principales: tambien murieron los que venian en las literas é hamacas, Y el de la una litera era un paje suyo grand señor quél mucho estimaba, é los otros eran cagiques é señores de mucha gente é consejeros suyos. Murió allí assimesmo el cacique señor de aquel pueblo de Ca- xamalca, é otros señores é capitanes mu- rieron, que se dexan de decir por su mucho número; pero es de notar que to- dos los que venian á la redonda y en guarda de la persona de Atabaliba eran señores, é todos los más murieron ante -sus Ojos. * El gobernador se fué á su possada con > persona de Atabaliba , €. despojado de odas sus vestiduras, que por sacarlo de -— las andas los españoles se las ayian rom- pido é tirado, porque era maravillosa co- o sa de. ver. sodabos, é riqueca : < -£ mucho | do por gente cruel cor ) days > HISTORIA GENERAL Y NATURAL baratado tan grand exército. Ássi que, lle- gado el gobernador á su apossento, man- dó luego sacar ropa de la tierra, con que los señores se visten, é mandóle vestir é assentar en una silla á par dél, é con las lenguas le aplacaba é consolaba del grand enojo é turbacion, que tenia de verse tan presto privado de su libertad é de su es- tado grandíssimo. Y entre otras palabras le dixo el gobernador que no tuviesse por afrenta ni se maravillasse de averle pres- so é desbaratado su exército con tan po- quitos. españoles, como el gebermador traia, é díxole assl:- «Con.menos que estos he yo subjetado é señoreado otra mucha más tierra que la tuya, y he desbaratado otros mayores señores que tú, poniéndolos debaxo del señorio del Emperador, mi señor, cuyo vassallo é criado yo soy, é lo son estos es- pañoles que conmigo por su mandado vie- nen. El qual es Rey é señor de España, y universal Emperador de los chripstianos de todo el mundo; é ando conquistando é atrayendo para su real servicio estas tierras, para que todos vengays en co- noscimiento de Dios é de su sanctíssima fée cathólica. Y con tan buena demanda é lan justa é sancta racon, como traemos, permite Dios todopoderoso, ques criador del cielo é de la tierra, de nosotros é de vosotros, é de todas las otras cosas nasci- das é criadas, que porque le COnOzcays é salgays de la bestialidad é vida diabólica en que vivís, que tan poquitos como s0- mos subjetemos é señoreemos tantas tier= ras 6 tanta moltitud de gentes, como en ellas viven. Y de que Jo hayays bien en- 0.é veays el error, en que hasta aqui ayeys. vivido, Conoscereys el beneficio que aveys rescebido en aver venido nos- _ Otros á la tierra por mandado de Su Ma- _gestad: é debeys tener á buena ventura que no aveys seydo presso ni desbe DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. VIL guerras: antes usamos de mucha piedad con los que en nuestras manos tenemos, aunque sean nuestros enemigos é nos ha- yan ofendido. Y no hallarás que yo haya hecho guerra sino á quien me la ha he- cho á mí; é aun con poderlos destruyr, no lo hago: antes los he perdonado, por- que teniendo presso al cacique señor de la isla de Sanctiago (seyendo merescedor de muerte), lo solté é puse en su liber- tad, é le dexé en su isla, porque de allí adelante fuesse bueno, é lo mesmo hice con el cagique de Quaque é con Chilima- sa, señor de Tumbez, y con otros mu- chos señores, que teniéndolos en mi po- der é meresciendo que se les diesse la muerte, no se la he dado. Y si tú fuiste presso é muerta la gente que se te ha muerto, fué porque venias con tan grand hueste armada contra nosotros, envián- dote yo á rogar «con el religioso que en- trasses de paces á verme, é no solamente lo dexastes de hacer, mas tomastes tanta soberbia que echaste las palabras de Dios por el suelo; é assi permitió Dios de - echarte á tí por tierra é abaxar tu sober- bia, é que ninguno de los tuyos a ofender á español alguno». Hecho este raconamiento por el gober- nador, dixo Atabaliba que avia seydo en- ganado de sus capitanes é principales, que le avian dicho que seyendo tan po quitos 198 esñledos no los Eos a tuviessen guerra con los chripstianos, to- dos eran muerlos en su pressencia é ya avian pagado su culpa; é que bien avia visto é conoscido la bondad € ánimo de . los españoles é lo mal que sus capitanes dél le ayian aconsejado, é que Maycaba- lico en todo lo que le envió á decir de los -Chripstianos, le mintió. _Ya que se escurescia 6 acabó el dia, el gobernador vió que los nuestros que avian baratados y es gente mañosa é E zz - 10 A que 173 seguido el alcance no eran tornados del campo , é mandó tirar los tiros é tocar las trompetas porque se recogiessen, é des- de á breve espacio entraron todos en el real por la placa con muchos prissione- ros, hombres é mugeres, en que avia más de tres mill personas. É llegados ante el gobernador, él les preguntó si venian to- dos buenos, é si avia avido algun herido; é su hermano é capitan general suyo, Her- nando Picarro, dixo que todos venian buenos, é que solo un caballo avia resge- bido una pequeña herida. Á lo qual el go- bernador, con mucho placer, replicó é dixo:—«Yo doy muchas gracias á Dios, Nuestro Señor, é todos vosotros, seño- res, las debeys dar, por tan grand mira- glo como en este dia por nosotros ha he-- cho: que verdaderamente podemos creer que sin su ayuda no éramos gente para entrar en esta tierra, quanto más para vencer é desbaratar tan grand exército. Plega á él por su misericordia, que pues tiene por bien de hacernos tantas merce- des, lo tenga assi en ayudarnos á hacer obras, con que le sirvamos y alcancemos su sancto reyno. É porque, señores, verneys fatigados, yos á repossar; pero mirad que la victoria no nos descuyde, é que agora se haga mejor vela que nun- ca se ha hecho, porque aquestos van des- umir ad « é caule- la por sacarle de nuestro poder. Esta no- che é todas las demás haya la guarda é recabdo de velas é rondas en tal manera que nos hallen apergebidos». Con esta amonestacion é mandamiento se fueron á genar é repossar, y el gober- nador hico lo mesmo, é sentó á cenar consigo á Atabaliba, € haciéndole muy buen tractamiento é sirviéndole como á su mesma persona. É luego le mandó dar de sus mugeres, que fueron pressas, las 176 quél quiso é señaló para su servigio; é mandóle hacer buena cama, en que se acostó, en su propria cámara donde el gobernador dormia, suelto, sin prissio- nes, salvo que tenia guardas que lo ve- laban de noche é de dia. Turó este rompimiento desde que los españoles salieron contra Atabaliba é su gente hasta que se recogieron media hora ó poco más, porque el sol era pues- to, quando se comencó; é si la noche con su escuridad no lo atajara, de más de treynta mill hombres que vinieron, la mayor parte dellos murieran. Algu- nos que avian visto gente de guerra jun- ta, fueron de opinion que avia más de -quarenta mill hombres. Todavia queda- ron en el campo más de dos mill hom- bres, sin otros muchos que se escaparon heridos. Vídose en este trance una cosa digna de notarse, é fué que algunos ca- ballos quel dia antes no se podian tener, que fueron resfriados en la sierra y en el camino, anduvieron tan ligeros é suel- HISTORIA GENERAL Y NATURAL tos, é con tanto ánimo é furia, que pa- rescia que ningun mal avian tenido; é as- si essos como todos los demás anduvieron aquel dia tan enteros é frescos como si no ovieran andado jornada, ó como si eston- ces salieran holgados de las caballericas. El capitan general Hernando Picgarro requirió aquella noche las velas é rondas en los lugares é partes é puestos que les mandó hacer la guarda; é mandóles te- ner el cuydado é poco sueño que en tales casos se requiere, como hombre que lo entendia, y era veterano soldado y exper- to capitan. Y assi de quando en quando por su persona visitaba las estancias, é mandaba las velas é guardas, é las re- novaba, como convenia á la guarda de un príncipe tan grande como á las manos se les vino, á mi parescer como hombre de mal consejo é poca industria, ó como lo- co é desatinado, ó mejor considerándolo, porque assi fué la voluntad de Dios, sin la qual imposible fuera aver tal evento ó salida las cosas, como lo tuvieron. “CAPITULO VII ===+0 En el qual se tracta cómo el dia siguiente á la prission de Atabaliba fué recogido el campo, é del grand despojo é prissioneros que oyo el segundo dia de la prission de aqueste grand príncipe, é la forma de las armas de aquella gente, é la manera é assiento de la casa que Atabaliba tenia enmedio de su exército, é otras cosas que la historia pide que no sean olvidadas.. Be Oro dia siguiente de la desaventurada ó infelige prission para Atabaliba, assi co- mo amanesció, envió el gobernador un capitan con treynta de caballo á recoger el campo, é mandóle que hiciesse que- brar todas las langas é armas, que de los indios avian quedado sembradas | por tier- ra. Y entretanto la otra gente que avia - quedado en el real con muchos indios de - los que la noche antes avian seydo pres- SOS dente todos los pa muertos de El capitan con los de caballo recogie- ron lo que en el campo é real é tiendas de Atabaliba se halló, é volvieron antes de medio dia al real de los españoles con - tan buena pressa que truxeron muchos prisioneros, hombres é mugeres é mu- _chachos , é ovejas, é mucha ropa é oro é plata. Y en el oro quel dia antes se avia recogido é lo que en estotro dia se reco- gió é se-truxo, ovo quarenta mill pessos, todo buen oro, é siete mill marcos de pla- ta é catorce esmeraldas. Y en el oro 6 plata oyo piecas muy vd é cánte ros é ollas; é copone a DE INDIAS. LIB. otras diverssidades de vassijas, é todas pessadas: lo qual todo dixo Atabaliba que era vaxilla de su servicio ordinario, é otra mucha cantidad que dixo que sus in- dios que avian huydo, llevaron. Todas las ovejas, porque eran mucha cantidad é hicieran mucho embaraco en el real, mandó el gobernador que las sol- tassen é se echassen al campo, é que de- llas los españoles matassen cada dia las que oviessen menester. Los indios é mugeres é todos los que la noche antes se avian recogido pusié- ronlos en la plaga, y eran ocho mill áni- mas Ó más: destos mandó el gobernador que los españoles tomassen cada uno las piecas que para su servicio quisiesse é oviesse menester , é que todos los demás fuessen sueltos é se fuessen á sus tierras, porque eran de diverssas provincias que los tenia Atabaliba recogidos para soste- ner sus guerras é pos el servicio de su exército. Los españoles eran de opinion que á todos los indios, que eran hombres de guerra, Jos matassen ó les cortassen las manos; y el gobernador lo estorbó, é di- xo que no se hiciesse tal crueldad, por- que aunque eran muchos los que Ataba- liba tenia é los que podria recoger de las tierras de su señorio, es sin comparacion mayor el poder de Dios due, peo los su- yos: é que tuviessen Or Gi | yendo. sus intenciones buenas. para alhaer aquella gente bárbara á su servicio; é que en ninguna manera quisiessen pares- cer á ellos en las crueldades é sacrificios, que en sus guerras hacen y executan en los que prenden. «Basta, dixo el gober- nador, los que se matan en la batalla, y essos que se han traydo, como ovejas á corral, no es bien que mueran ni se haga otra justicia en ellos». É assi fueron suel- tos todos. * TOMO 1Y. XLVI. CAP. VIIL 177 En aquel pueblo de Caxamalca se ha- llaron ciertas casas llenas de ropa, que paresce que estaba allí depositada, é puesta en fardos arrimados hasta la te- chumbre de las casas, tan bien puestos é ordenados como los suelen tener los pu- lidos mercaderes en Flandes y en Medina del Campo; é de aquella ropa se bastecia el exército de Atabaliba. Los españoles tomaron lo que quisieron dessa ropa, é todavia quedaron las casas tan llenas, que parescia que no avia hecho falta la que se tomó della. Y era la mejor ropa que en ninguna parte de Indias se ha visto en aquestas partes; y en España y en todo el mundo la ovieran avido por muy buena é muy linda: é la mayor parte della era de lana muy delgada é primal; otra de algodon de muchas é diverssas colores fi- nas é bien maticadas. Las armas que se hallaron, con que estas gentes hacen la guerra, é la ma- nera de pelear son estas. En la delan- tera vienen honderos, que tiran con sus - hondas piedras guijeñas lisas, hechas á mano, de hechura de huevos é tan gran- des como ellos; y estos honderos traen rodelas, quellos hacen de tablillas an- gostas bien fuertes: traen jubones col- chados de algodon. Trás estos vienen otros con posa é pncias. de armas: sz . | 2 sd E si caba cgistomada es de Aíclal A tan gruessa como el puño, con cinco ó seys puntas agudas? tan gruessa cada punta como el dedo pulgar: juegan con ellas á dos manos. Las hachas son del mesmo tamaño é mayores, é la cuchilla de metal, de anchor de un palmo, hecha -como alabarda : algunas destas hachas é porras hay de oro é plata, que traen los principales. Trás estos vienen otros con lancas pe- queñas arrojadicas como Ence AYS : HISTORIA GENERAL Y NATURAL En la retroguarda vienen piqueros con lancas luengas de á veynte é cinco é de treynta palmos, y en el brago izquierdo traen una manga con mucho algodon, so- bre que juegan con la pica. Todos estos vienen repartidos en sus esquadras, con sus capitanes que las mandan é con sus banderas diferenciadas, é con tanto con- cierto como podrian tener turcos ú otra gente diestra en la guerra. Muchos dellos traen capacetes grandes, que les cubren hasta los ojos , hechos de madera, muy trabados, con mucho algodon, que de hierro no pueden ser más fuertes. Toda la gente que Atabaliba tenia en su exér- cito, eran muy diestros en la guerra, é -andaban cursados en ella, y eran hom- bres animosos é feroces, mancebos é grandes de cuerpo; é hallóse que mill de- llos bastaban á asolar qualquiera pobla- cion de aquella tierra, aunque toviesse veynte mill hombres. La casa de apossento de Atabaliba que enmedio de su real tenia, era la mejor que entre indios se avia visto, aunque pe- queña; pero no tan chica que no se pu- diesse apossentar en ella qualquier grand señor. Tenia quatro quartos y enmedio dellos un patio, y en este patio un estan- que, al qual viene agua por un caño, tan caliente que no se puede sufrir en ella un poco espacio tener la mano: esta agua viene de una sierra cerca de allí, donde nasce hirviendo. Viene otro caño de agua “> fria por medida tanta como la caliente, y en el camino se juntan ambos: é juntas estas aguas, vienen por un caño al estan- que; é quando quieren que no venga fria, detienen aquel caño, é viene solamente la caliente; é por el opóssito, quando quieren la fria sola, detienen la caliente. El estanque es grande, hecho de piedra de canteria. Fuera de la casa, á una par- te del corral, está otro estanque, no tan bien hecho como el ques dicho: tienen sus escaleras de piedra, por donde ba- xan á lavarse. Los apossentos es uno donde Atabali- ba se recreaba y estaba entre dia: es un corredor alto, é junto con él estaba una cámara, donde dormia, con una ventana sobre el patio y estanque; y el corredor assimesmo cae sobre el patio. Las pare- des desto'es todo enxalvegado de un be- tume bermejo, mejor que almagre, que luce mucho: la madera sobre que cae la cobija de la casa, teñida de la mesma co- lor. Otro quarto frontero deste, á la otra parte del patio, es de quatro bóvedas re- dondas como campanas , todas quatro en- corporadas en una: este es encalado blan - co, como una paloma. Los otros dos son dos casas de servicio. Son apossentos de ver, y por mucho primor é concierto la- brados; y por la delantera deste apossen- to passa un rio muy gentil é de gentil ri- bera. , Y pues se ha dicho de la victoria ayi- da contra Atabaliba y de su prission, y la manera de su real y exército, digase quién era este príncipe, é quién fué su padre, é cómo se hico señor, é lo que sojuzgó é posseia, é de su estado é grand ser de su persona, é otras cosas. A DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. 1X. 179 CAPITULO IX. En el qual se tracta la relacion quel mesmo Alabaliba hico al gobernador Francisco Pigarro de su persona y estado, é de los hijos que tuvo su padre Guaynacava , é de sus grandes thessoros , é de las diferencias entre él é su hermano mayor; é del castigo que hico en Tomepumpa, porque se le puso en defensa; é có- mo fué presso por su hermano; é del grand thessoro de oro é plata que prometió Atabaliba al goberna- dor *, é dió noticia de una mezquila ó templo muy principal é riquissima de oro, é de otras cosas á la historia competentes. omnes que Atabaliba estuvo con me- nos alteragion, é que como prudente pa- rescia que tornaba en sí é resistia con mejor cara tan grand cayda de su estado é potencia, é disimulando su trabaxo é prission, el gobernador se informó dél de las cosas que en el capítulo de susso se ha dicho. É dixo que su padre, Guayna- cava, subjetó é tuvo debaxo de su seño- rio todas aquellas tierras é provincias, é que de más de trescientas le obedescian é daban tributo: el qual fué natural de una provincia más atrás de Quito, é como ha- Jlasse tierra aplacible é abundosa é rica de mucho oro, aquella donde estála grand cibdad del Cuzco, assentó en ella, é fué tan temido é obedescido que quassi fué tenido por su Dios, y en muchos pueblos tenian figurada su persona de bulto, é hoy en dia le tienen, é por los españoles se ha visto en pueblos algunos de la tier- ra. Tuvo cient hijos é hijas, é la mayor parte dellos son vivos. »Murió avrá ocho años , é dexó todo su señorio á un hijo su- yO, mayor que yo, que agora llaman Guascara, é otros le llaman Guaynalca-. ya, é otros le dicen Inga, é otros le nom- bran señor del Cuzco: el qual ha residido siempre en aquella grand cibdad. Este Cuzco ó Guascara, mi hermano, era hijo mayor é legítimo de mi padre, hijo de su muger legítima (llaman muger legítima á la más principal muger é que más quie- ren ellos), y era mayor de dias que yo; * De este lugar suprimió Oviedo la siguiente cláusula: «Señalando que henchiria una sala de oro é á mí me dexó mi padre por señor de la provincia de Quito, apartado del señorio principal. Y el cuerpo de mi padre -está en aquella provincia de Quito, donde mu- rió, é la cabeca dél se llevó á la cibdad del Cuzco, é la tienen con muchas guar- das é riqueca de oro é plata y en mucha veneracion. É la casa dó está la cabeca, es el suelo é paredes é techo todo chapado de oro é plata, entretexido uno con otro, é sin essa casa hay en aquella cibdad Otras veynte casas, las paredes chapadas de una hoja delgada con planchas de oro. Y es muy grand poblacion, de ricos é buenos edeficios; é allí tenia mi padre un thessoro, que era tres buhios llenos de piecas de oro, é cinco bubios de plata, é cient mill téjuelos de oro (que lo avian sacado de las minas, cada tejuelo de pesso de cinqiienta castellanos), lo qual ovo de los tributos que le daban en las tierras que avia señoreado. »Más adelante desta cibdad está una | provincia que se dice Collao, donde está un rio que tiene mucha cantidad de oro, é cavando poquito, quassiá la haz de la tierra, sacan granos de oro tan gordos co- mo huevos é como nueces. É camino de Chincha, diez jornadas desta provincia de Caxamalca, está otro rio en otra provin- cia que se dice Guanaco, tan rico de oro como el de Collao; y en todas estas pro- vincias hay minas de oro é muchas é muy ricas de plata. É la plata se saca en las »hasta una raya, que señaló de estado y medio de »alto en la pared». 180 sierras en ciertas partes con poco traba- xo: que cada indio saca cada dia cinco ó seys marcos de plata envuelta con plomo y estaño é piedra acufre, é la apuran; é para sacalla, pegan fuego á la sierra, don- de ella está, é con la piedra acufre arde, é como se quema, cae la plata á pedacos. Y en Quito hay la mejor mina de plata, porque sacan más cantidad que en ningu. na parte, y en Chiaca sacan tanto como en Quito. Y toda la tierra desde ahí al Cuzco va bien poblada de grandes pue- bios; é hay quarenta leguas de camino desde aqui de indios cargados; y Chincha está á medio camino, ques grand pobla- cion é la mejor de la tierra despues del Cuzco, y entoda ella hay mucha cantidad - de ganado de ovejas más que aqui (y en esta provingia de Caxamalca hay tantas como en Soria de España), é muchas se hacen montesas, por no poder sostener tantas como se crian.» Entre los españoles que con el gobernador allí estaban mata- ban cada dia ciento é cinqiienta cabecas é más, é parescia que ninguna falta ha- cian ni higieran en aquel valle, aunque estovieran allí un año. Los indios gene- ralmente las comen en aquella tierra toda. - Progediendo Atabaliba en su relacion, dixo assi: « Despues de la muerte de mi padre, yo é mi hermano estuvimos en quietud siete años, cada uno con lo que nos dexó, é podrá aver un año ó poco más que mi hermano se levantó contra mí, con voluntad de tomarme mi señorio por fuera de armas: é yo le envié á rogar que no tuviesse conmigo guerra é se con- tentasse con tan grand señorio como mi padre le dexó, é como no quiso venir en ello, salí de Quito de mi tierra con toda la inán gente de guerra que pude, é vine A Tomepumpa, , donde oye con mi herma- - no grand batalla, é le maté mill hombres, Ñ lo-hige: > all HISTORIA GENERAL Y NATURAL no, se me puso en defensa, é lo asolé € quemé é maté toda la gente, é todos los pueblos de aquella comarca quise asolar é destruyr, é porque quise seguir á mi hermano, lo dexé por estonces de hacer. ! Y como él vido el daño que yo le hacia, tuvo por bien de volverse huyendo á su tierra, é yo vine por estas provincias so- juzgándolas, é se me daban pacíficamen- te, acordándose de lo que en Tomepum- pa hige por avérseme defendido. Y po- drá aver seys meses que envié dos capi- tanes mios, el uno se dice Quizquiz y el otro Chalcuchima, buenos hombres de guerra, con quarenta mill hombres de los que saqué de Quito sobre la cibdad del Cuzco de mi hermano: é fuéronle ganan- - do todas las otras tierras é pueblos hasta llegar á aquella cibdad donde mi herma- no residia, é se la tomaron, é mataron mucha gente, é prendieron su persona, é tomáronle todo el thessoro de oro é plata de mi padre. Y hecho esto, mis ca- pitanes me lo hicieron saber luego, y en- viéles á mandar que me enviassen á mi hermano presso; é tengo nueva cómo me lo traen é que muy presto llegarán aqui con él é con mucha cantidad de oro en vassijas para el servicio de mi persona, 6 mucha plata: esto del thessoro que allí tomaron. Mis capitanes residen y están en aquella cibdad que ganaron, guardan- do á ella é al (hessoro que allá está, con diez mill hombres de guarnicion de los quarenta mill que llevaron, porque por ser tierra tan poblada, no la han querido desamparar; é los otros treynta mill hom- bres desde allí se fueron á descansar á su tierra con algun despojo de lo que ovie- ron, porque no avia más que hacer en la conquista de la tierra. Y todo lo que mi hermano posseia estaba ya puesto debaxo - de mi señorio; y estos dos mis capitanes volver hayendo con la gente que generales Sada en andas, como mi mesma : persona. Y despues que comencé Jn con: E | Ls he muerto mucho DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. IX. bres é gente y hecho grandes justigias, 6 á todos los señores de las tierras que he gana- do, hetenido siempre conmigo: y he pues- to en ellas mis gobernadores naturales é de mi tierra , de mi mano, porque de otra manera no pudiera tener tan subjeta é pacífica la tierra, como la he tenido. Y con esto he seydo temido é obedesgido de to- dos los naturales, é yo los he bien trac- tado: é agora tenia pensado, si no acaes” ciera mi prission, de me yr á descansar á mi tierra, é de camino acabar de aso- lar todos los pueblos de aquella comarca de Tomepumpa, que se me puso en de- fensa. Y pensaba poblarla de nuevo de mi gente, é para poblar el pueblo principal de Tomepumpa, que asolé, me envian mis capitanes de la gente del Cuzco que han subjetado quatro mill hombres casa- dos. É venido aqui mi hermano, que me lo traen presso, yo te lo entregaré para que hagas dél lo que quisieres: é porque á mí no me maten los españoles , que les hé grand temor, yo te daré á tí ¿4los que me prendieron mucha cantidad de oro é plata». El gobernador le preguntó que qué tanto le daria y en qué término. Dixo que de oro daria una sala de apossento donde el gobernador residia entre dia, que tenia veynte é dos piés de luengo é diez y siete de ancho llena hasta una raya blanca de cal que á la mitad del altor de añ la sala estaba, hasta la que avia desde el 7 suelo estado y medio: lo qual daria y henchiria de oro en cántaros é ollas é te- juelos macicos é otras diverssas piecas; é que de plata daria todo aquel buhio dos veces lleno, é que lo cumpliria dentro de dos meses. El gobernador le dixo que despachasse luego mensajeros por ello, é - que cumpliendo lo que decia, no tuviesse temor alguno; é luego Atabaliba despa- chó mensajeros para sus capitanes, que en el Cuzco residian, para que luego le en- - -viassen del thessoro que allí ovieron dos - real, 181 mill indios cargados de oro é muchos otros de plata: esto sin lo que venia de camino con su hermano, que lo traian presso. El gobernador le preguntó que en quántos dias yrian sus mensajeros al Cuz- co: dixo que quando enviaba con priessa á hacer saber alguna cosa ó á saber nue- vas, corren por posta de pueblo en pue- blo, é llega la nueva en cinco dias á sus capitanes al Cuzco, donde residen; é de otra manera, caminando todo el camino los que llevan el mensaje, andando bien indios sueltos, van en quince dias. Assimesmo le preguntó el gobernador que ciertos indios que se hallaron en su recien muertos, las cabecas corta- das, el dia que los españoles recogieron el campo, que por qué los avian muerto. Dixo que quando fueron de su parte á hablarle su hermano con los otros espa- ñoles la tarde que llegó á este pueblo dé Caxamalca , uno de los españoles arreme- tió el caballo, é que todos aquellos que estaban muertos huyeron de miedo, cómo lo vieron correr, é que de todos ellos hi- co justicia é les cortó las cabecas, por- que otros no hicgiessen otro tanto; porque la gente de guerra, como aquellos eran (que eran de Jos que de su tierra avia sa. - cado), no han de huyr de cosa que vean. Em hombre de hasta treynta | , , 4 lo que por su as- ¡ett mostraba: bien dispuesto é propor- cionada su persona, algo gruesso en car- nes é rescio; el rostro grande y hermoso é feroz, é los ojos encarnicados ó algo bermejos encendidos. Hablaba con mucha gravedad é reposso, como señor, é tenia muy buena platica é vivo juicio. Hacia bueños raconamientos, que entendidos por los españoles, le juzgaban por hombre sabio. Era hombre alegre, aunque quan- do hablaba con los suyos ó con algunos señores que yban á verle, estaba adusia a : y no mostraba alegria. 482 Entre otras cosas dixo al gobernador que camino del Cuzco, diez jornadas de allí de Caxamalca estaba un templo ó ca- sa de oracion, que entre todos los natu- rales la honoraban é tenian por templo general en toda la tierra, en la qual todos antiguamente han continuado y estonges continuaban á ofrescer oro é plata: é que su padre Guaynacava la houró mucho é tuyo en grand veneracion. Y lo mesmo decie que avia hecho él despues que era señor, é todos los de la tierra han hecho é hacen, é que tenia mucha cantidad de oro, porque aunque cada uno en su pue- blo tenia sus mezquitas, donde tienen sus dioses, en quien adoran é á quien hacen sus sacrificios, allí decia que estaba el dios de todos ellos general. É de toda la tierra van allí á honralle é sacrificalle, é que á una persona principal, que allí es- taba por guarda de aquel templo, era muy sabio, é sabia lo que avia de acaes- cer en qualquier cosa que se comience, porque hablaba con su dios é se lo decie. Oydas por el gobernador estas pala- bras, aunque ya antes desde Tumbez te- nia noticia deste templo, le dixo é hico entender por la lengua que todos aquellos sus dioses eran burleria, y el diablo que los tenia embaucados é les hacia entender é creer aquellos desvarios é otros por lle- varlos á su total perdicion, como avia lle- yado á todos los que en aquellas tierras ayian vivido en la vida que vivian: é que HISTORIA GENERAL Y NATURAL no hay otro Dios verdadero sino el de los chripstianos, que crió el cielo é la tierra é á todos los hombres del mundo é todas las otras cosas que en él hay, é á él han de conoscer é tener por Dios, é rescebir agua de baptismo, é cumplir lo que Dios manda: é que haciéndolo, alcancarian su reyno y en esta vida les daria los bienes temporales, é no se perderian ni yrian á los infiernos, donde para siempre están ardiendo en fuego todos sus antepassados que han tenido tal opinion, sirviendo al diablo, é le han hecho aquellos sacrificios é picadas é templos que decia. Lo qual todo de ahí adelante avia de cessar, por- que á esso le avia enviado acá el Empe- rador Rey é señor de los chripstianos é de todos ellos; é que por vivir como han vivido, sin conoscer á Dios, permitió que con tanto poder de gente, comotenia, fues- se desbaratado é presso por tan poquitos españoles, Y que mirasse quán poca ayu- da les higo su dios, pues que en tan bre- ve punto fué caydo de tan grand estado como él tenia, por donde conosceria cla- ramente que es malo y quees el diablo que los engaña. Á lo qual Atabaliba dixo que hasta agora, como no avia visto chripstia- nos, no sabia ni sus antepassados supie- ron nada desto, é quél vivia en la vida quellos vivieron: quél quedaba espanta- do de lo que le avia dicho, é holgaba de sabello: é que bien via que su dios no era bueno, pues tan poco le ayudó, DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. X.. 183 CAPITULO 1. . Cómo el gobernador Franciseo Pigarro, despues de la victoria é prission de Atabaliba higo hacer en Caxa- malea una casa para templo, en la mesma plaga donde fué presso, para que de ahí adelante se celebrasse en ella el culto divino; é cómo vinieron á ver al gobernador muchos señores, sabida su victoria, é del acata- miento que hacian á Alabaliba *; y cómo llegaron ciertos navios que venian de Nicaragua é otros de Pana- má, en que yba el capitan Diego de Almagro; é cómo vinieron el cacique é guardian de aquel templo ri- co que se dixo de susso. E Atabaliba pidió al gobernador que los echasse en cadena hasta que truxes- sen el oro de dicho templo, y enviaron por ello é se truxo; é otras cosas que á la historia competen é son notables. J untamente con lo que está dicho en el capítulo precedente, proveyó el goberna- dor Francisco Pigarro escribir sus cartas, y envió con ellas sus mensajeros al pue- blo de Sanct Miguel, haciéndoles saber á los vecinos la victoria é prission de Ata- baliba é todo lo que la historia ha dicho; é quiso saber dellos cómo les yba, é si eran venidos algunos navios con gente. Y proveydo esto, mandó hacer una casa en la placa de Caxamalca para templo, don- de se celebrasse el culto divino; y el lienco é cerca de la delantera de aquella placa, por ser baxo, lo mandó derribar é hacer otro más alto, y en quatro dias fué hecho de tapias de altor de más de dos estados, y es de quinientos é cingúenta passos de luengo este lienco. Otras cosas mandó proveer convinientes á la guar- da de su real é gente, informándose ca- da día de indios de la tierra, allegados á los españoles, para saber si se hacia algu= na junta , é de las otras cosas que en la - Sabida por los caciques é señores de aquellas provincias la yda del gobernador á Caxamalca é la prission de Atabaliba, muchos é de diverssos pueblos vinieron, é aun algunos desde bien léxos, á ver al gobernador, de paces, é algunos dellos eran señores de á yeynte é treynta mill indios, é todos subjetos á Atabaliba: los * (Oviedo tachó en este sitio lo siguiente: «non »obstante su prission , é cómo los que traian pres- -»so á su hermano de Atabaliba le mataron, é del quales cómo llegaban delante de Atabali- ba, le hacian grandíssimo acatamiento, bessándole los piés é las manos, y él los rescebia sin alcar los ojos aun á mirarlos, porque su gravedad é grandeca deste príncipe era muy grande é la obidiengia de sus súbditos conforme á ella, é cada dia le traian muchos pressentes de la tier- ra. Quando queria escopir, no avia de ser en tierra, porque aquella su saliva, como cosa presciosa, no avia de echarse por ahí como la de los otros hombres: é por tanto una muger muy principal, que siem- pre á par dél estaba para este efetto , po- nia la mano en que escupiesse. Ássi pres- so como estaba, lenia magestad de grand príncipe, mezclada, sin se desautoricar, con alegre é regocijado semblante, como si en su libertad estoviera. Es ! - 6 ra en Guamachuco, é otras cosas que de indios se avian sabido: álo qual Atabali- ba dixo que en toda la tierra no avia na- die que se moviesse sin su consentimien- to, é que tuviesse por cierto el goberna- dor que si gente de guerra viniesse, quél la mandaba venir; é que estonges podria hacer dél lo que quisiesse, pues que le »mucho oro y plata que cada dia le traian indios á »Atabaliba, para dar al gobernador y á los chrips= »lianos». : oe. 484 tenia presso. Pero muchas cosas de las que los indios decian paresció ser menti- ra todo, aunque los españoles no dexa- - ban de rescebir alteracion dello. Entre muchos mensajeros que cada dia le venian á Atabaliba de toda la tierra, le vino uno de su gente que venia con su hermano presso á le decir cómo sus capi- tanes, assi como supieron su prission é desbarato, le avian muerto: lo qual sabi- do por el gobernador, mostróle que le pessaba mucho dello, é díxole que era* mentira, que no le avian muerto, é que se lo truxessen luego vivo, donde no quél perderia la vida por ello. Atabaliba afirmó que sus capitanes le avian muer- to, sin quél supiesse nada dello, é que á él le pessaba mucho, é que no quisiera que mataran á su hermano. El goberna- dor se informó aparte destos mensajeros é de otros que cada dia venian, é supo que era cierto que le avian muerto. Passadas estas cosas, desde algunos dias vino gente de Atabaliba, é un her- mano suyo que venia de la cibdad del Cuzco, é trúxole ciertas hermanas é otras -mugeres del proprio Atabaliba; é tráxole vassijas de Oro é cántaros é ollas é otras piecas dello, é mucha plata, é dixo que por el camino venia mucha cantidad de oro é plata. Pero que como era tan largo el camino, se cansaban los indios que lo traian é no podian llegar tan ayna; é que cada dia entraria oro de lo que le traian en aquel pueblo. É assi se hacia, é dias avia que entraban veynte mill, é otras veces treynta, é otras cinqiienta é ses- senta mill pessos de oro, en cántaros y ollas grandes, de á tres é á dos E é más é menos, de pesso cada pieca, é otras muchas vassijas; é todo lo manda- ba el gobernador poner junto en una ca- sa, donde Atabaliba tenia sus guardas, que sta tanto que con ello é HISTORIA GENERAL Y NATURAL Veynte dias eran passados del mes de diciembre del año ques dicho, quando lle- garon á aquel pueblo de Caxamalca cier- tos indios mensajeros del pueblo de Sanet Miguel, con cartas, en que hacian saber al gobernador cómo avian arribado á la costa, á ún puerto que se dice Cancebi, junto con Quaque, seys navios, en que venian ciento é cingitenta españoles é ochenta é quatro caballos. Los tres navios mayores dellos yban de Panamá con el capitan Diego de Almagro, é con los cien- _to é veynte hombres de los ques dicho; é las otras tres caravelas yban de Nicara- gua con treynta hombres; é que venian á aquella tierra con voluntad de servir en ella. É que desde Cancebi, como ovieron _echado allí los caballos é gente para ve- nir por tierra, se adelantó un navio á sa- ber dónde el gobernador estaba, é llegó hasta Tumbez, y el cacique de aquella provincia no le quiso dar racon dél, ni mostrarle la carta quel gobernador le de- -xó para dar á los navios que por allí vi- niessen, y este navio se volvió sin llevar nueva del gobernador. É que otro que trás aquel avia salido, siguió la costa ade- lante, hasta que llegó al puerto de Sanct Miguel, donde se desembarcó el maes- tre é fué al pueblo, en el qual se resci- bió mucha alegria con la yda de aquella gente. É luego se volvió el maestre é Jle- vó las cartas quel gobernador avia escrip- to á los del pueblo, en que les higo saber la victoria é prission de Atabaliba, é la mucha riqueca de la tierra, para mostrar- las á los españoles que yban nuevamente á ella, porque se despachassen con bre- vedad. Fué tanto el placer quel goberna- dor é los españoles que con él estaban ovieron con estas nuevas, que no lo resci- ; bieron mayor con la prission de Atabali- ba; é todos dieron muchas gracias á Dios, porque assi se encaminaban las cosas. Luego el gobernador despachó sus men- a al a y escribió al capitan DE INDIAS. LIB. Diego de Almagro, haciéndole saber quánto se holgaba con su venida, é tam- bien escribió á otras personas de los que con él yban; y ordenó que llegados que fuessen á aquel pueblo de Sanct Miguel, porque no lo pusiessen en nescessidad, se saliessen á los caciques comarcanos que en el camino de Caxamalca están, porque tienen mucha abundancia de bas- timentos, donde podian descansar los dias que quisiessen. É para el aviamiento de los navios, porque no oviesse dilacion en su vuelta, le higiessen saber el oro que era menester para despachallos é que vol- -- viessen pagados de sus fletes, é que lue- go lo proveheria; é otras cosas escribió á su teniente del pueblo de Sanct Miguel, para que proveyesse en todo lo que fues- se menester. : Cómo cada dia venian caciques é seño- res á ver al gobernador é á Atabaliba, llegaron entrellos dos caciques que se de- cian de los Ladrones, porque su gente dellos robaban é salteaban á todos quantos passaban por su tierra, y están en camino del Cuzco. Assimesmo vinieron, passados sessenta dias despues de la prission de Atabaliba, un cacique del pueblo donde está aquella mezquita general de Pacha- cama y el guardian della; é llegados an- te el gobernador, preguntó á Atabaliba quién eran, é dixo quel uno era señor del pueblo de la mezquita ó templo: ya di- cho, y el otro el guardian, é que se hol- gaba con su venida, pórque pagarian las mentiras que le avian dicho; é pidió que le truxessen allí una cadena para echársela á4 aquel guardian, porque era un bellaco mentiroso, que le avia dicho é aconseja- do que toviesse guerra con los chripstia- nos, que su dios le avia dicho que los mataria á todos, é que tambien dixo á su padre Guaynacava, quando se quiso mo- rir, que no moriria de aquella enferme- dad, certificándole que su dios lo decia. El gobernador mandó traer la cadena, TOMO IV. XLVI CAP. X. cántaros 6 ollas é diverssas Pp 185 é Atabaliba se la echó al guardian é dixo que no se le quitasse hasta que truxesse todo el oro, que tenia en el dicho templo ó mezquita, para los españoles; é dixo el Atabaliba quél lo queria dar á los chrips- tianos, pues su dios de aquel mal sacer- dote era mentiroso, é dixo assi: « Yo quiero ver agora tu saber, é cómo tu Dios te quita de essa cadena». Y el guardian y el cacique despacharon luego sus men- sajeros, para que truxessen el oro de aquel. templo é lo quel cacique tenia , é dixeron «ue desde en cinqienta dias tornarian con todo ello. Visto por el gobernador que algunos indios avian dicho que se hacia junta de gente en Guamachuco, envió al capitan Hernando Picarro, su hermano, con veyn- te de caballo é algunos peones, hasta Guamachuco, que está tres jornadas de - Caxamalca, assi para saber lo que avia en la tierra é si se hagia junta, como pa- ra que higiesse dar priessa al oro é plata que se ha dicho que venia, é creian que estaria ya en Guamachuco. El qual fué con la gente ques dicho, é partió víspera de los Reyes, que se contaron cinco dias del mes de enero de mill é quinientos é treynta y tres años. Partido Hernando Pigria quince dias. avia de Caxamalca, llegaron ciertos espa- ñoles con mucha cantidad de oro é plata, en que avia más de trescientas cargas. en cosa de maravilla ver venir la requa de indios cargados con ello. É assi como lle- gaba, lo mandaba poner el gobernador con lo demás que avia hecho venir Ata- baliba en una casa por sí cercada de ta- pias con una puerta, donde el mesmo Atabaliba tenia puestas sus guardas, por- que él avia dicho que lo queria tener á recabdo, pues avia de cumplir lo que te- nia prometido, para que venido todó lo que avia mandado traer, entregasse todo : junto lo que avia de der É porque á me= 486 jor recabdo estuviesse, puso el goberna- dor guarda de chripstianos, que de dia € de noche por sus quartos é horas lo guar- dassen : é al tiempo que se metia en la ca- sa, se contaba todo por sus piegas, porque no oviesse fraude en el oro ni en la plata. Despues llegó un hermano de Atabali- ba, é dixo que en Xauxa quedaba mu- cha mayor cantidad de oro, que venia de camino, é con ello uno de los capitanes de Atabaliba, que se decia Chillicuchi- ma. Hernando Pigarro escribió al gober- nador quél se yba informando de las co-, - sas de la tierra, é no avia nueva de junta de gente ni de otra cosa, salvo quel oro estaba en Xauxa é con ello uno de los ca- pitanes de Atabaliba; que viesse lo que mandaba quél hiciesse, é si queria que passasse adelante, porque hasta ver su respuesta, no se partia de allí. El goberna- dor le respondió que llegasse á la mezqui- ta 6 templo, porque tenia presso al guar- dian della, é Atabaliba avia mandado traer todo el oro que en ella avia, é que se despachasse presto é higiesse traer to- do el oro que en ella avia; é que de cada pueblo le escribiesse lo que le subcedies- set é assi lo higo. Viendo el gobernador la dilagion que avia en el traer del oro, assi para que se diessen priessa á que con brevedad vi- niesse todo lo que estaba en Xauxa, co- mo para ver el pueblo del Cuzco, envió tres chripstianos, é al uno dellos dió po- der para que en su lugar y en nombre de Su Magestad é de la corona real de Casti- lla, por ante escribano que con aquellos yba, tomasse la possesion del pueblo del Cuzco é de sus comarcas é provincias; é «con ellos fué un hermano de Atabaliba. Á Jos quales mandó que no hiciessen ningun mal tractamiento á los naturales ni les to- : Sapesdoalprtosk fuslenos contra-su HISTORIA GENERAL Y NATURAL de ver el pueblo del Cuzco, é de todo truxessen relacion, Los quales se partie- ron de Caxamalca á quince dias del mes de hebrero del año ya dicho. El capitan Diego de Almagro llegó á Caxamalca con alguna gente de la que traia víspera de pasqua de Resurrecion, que se contaron catorce dias de abril de mill é quinientos é treynta é tres años; é del gobernador é de los españoles que con él estaban fué bien rescebido. Un negro, que avia ydo con los chrips- tianos que fueron al Cuzco, entró en el pueblo de Caxamalca á los veynte é qua- tro dias de abril con ciento é siete cargas de oro é siete de plata; y en el oro avia más de giento é veynte arrobas en cánta- ros é otras vassijas é planchas. É dixo este negro que desde Xauxa se volvió con este oro, que lo hallaron allí los chripstianos, viniendo que venia camino , é le enviaron con ello porque con más brevedad vinies- se, y ellos se fueron al Cuzco, y Hernan- do Picarro vernia muy presto; porque en el camino supo cómo avia llegado á Xau- xa á verse con Chillicuchima. Y el gober- nador mandó poner este oro en el buhio, en que estaba todo lo demás que se avia traydo; é contáronse todas las piecas, porque oviesse racon dello. Veynte é cinco dias eran passados del mes de marco de mill é quinientos é treyn- ta é tres años, quando entró en Caxamalca Hernando Picarro con todos los chripstia- nos que con él avia llevado é con el capi- tan Chillicuchima. Fuéle hecho por el go- bernador y españoles muy buen rescebi- miento, con mucho placer é regocijo, é truxo veynte é siete cargas de oro de aquel templo ó mezquita ques dicho, en que ovo noventa mill pessos de todo oro é dos mill marcos de plata: é dió y entre- gó al gobernador una relacion por escrip- to, firmada del que avia ydo con él por veedor en aquel viaje, é porque hay co- sas notables en ella se pone aqui á letra. DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XI. 187 CAPITULO XI. Del viaje que higo el capitan Hernando Pigarro por mandado de su hermano, el gobernador Francisco Pigar- ro, desde el pueblo de Caxamalca al pueblo de Pachacama , en demanda de la casa é templo que allí hay é de sus riquecas , é desde allí fué 4 Xauxa é á. otros pueblos, que se vieron en aquel camino, é otras cosas que en el viaje subcedieron dignas de la pressente historia. Mono quieren paresger las fábulas de los indios á las de los antiguos en sus templos é ydolatrias. Hagen mucha men- cion los escriptores del templo de Del- phos, una isla de las Ciclades, segund Isidoro *. Y por cosa muy famosa puso Eusebio este templo, porque ocurrian á él detodas las partes del mundo: y era Apolo entre los dioses gentiles el que declaraba las cosas escondidas, por lo qual le atri- buyeron los gentiles la sabiduria é adi- vinacion, é por esto en las cosas escon- didas ó venideras, quando los hombres desseaban aver cononoscimiento dellas, yban á consultar con este dios más que ninguno de los otros. É aquesto no solo era por sí mesmo, mas por el lugar dó estaba; porque en los otros templos dó estaba Apolo, no le preguntaban assi de las cosas escondidas, é aunque se le pi- diesse no respondia; mas en aquel lugar respondia, y por tanto aquel templo era mucho estimado, é yban allí á le pedir dubdas. Y aun los romanos allí yban, se- gund lo declara Lucano ?, é quiere degir que la respuesta que allí daba venia de la virtud del lugar, puesto que todo se ha de tener por falso. Tito Livio * escribe que quando los romanos enviaron sus em- baxadores por la madre de los dioses en Asia, enviaron á consultar con el oráculo de Delphos; y él les dió la respuesta, di- ciendo quel rey.Atalo los contentaria: é aquel los llevó en Frigia á Pesimonte, é ovieron aquella piedra que en aquella 1 Isid., Ethimolog. , lib. 14. 2 Lucano, Phars., lib. V. tierra llaman sagrada, é decian que era madre de los dioses, etc. Todo esto es vanidad, é quien allí daba aquella res- puesta débese creer que era el diablo; y ese mesmo era el que dixo á aquel guar- dian del templo de Pachacama las menti- ras, de que Atabaliba le culpaba, quando le hico echar la cadena en pressencgia del gobernador Francisco Pigarro, é le man- dó que hiciesse lleyar todo el oro del tem- plo á Caxamalca, para darlo á los españo- les. Pero por otra parte el gobernador, como la historia lo ha contado, avi- só á su hermano Hernando Picarro que fuesse 4 Pachacama é hiciesse traer to- do el oro que hallasse: é assi lo hico, é llevó consigo un hidalgo que entre los otros nombró el gobernador por veedor de aquel viaje, llamado Miguel Estete, el qual escribió aquel camino á la llana:co- mo lo vido. Y assi como él nos lo dió, lo resciba quien lo Jeyere, é si más vido, él é los que con él fueron se lo saben é dé contaron; pero lo quél firmó, dige: a es dia de los Reyes seys dias dao ninientos é treynta é tres años partió el capitan Hernando Pi- carro deste pueblo de Caxamalca con veynte de caballo é ciertos escopeteros, é fuymos á dormir á unas caserias, que están cinco leguas deste pueblo. Otro dia siguiente fuymos á comerá un pueblo que se dice Ychora, donde el se- ñor del pueblo é sus indios nos rescibie- ron bien é dieron todo lo nescessario, as- 3 Tito Livio, década II, lib. IX, cap. 10. e 488 si de comida como de indios para cargas; y el mesmo dia fuymos á dormir á un po- bleguelo pequeño, que se dice Guancasan- ga, subjeto del pueblo de Guamanchurco. »Otro dia viernes de mañana llegamos al pueblo de Guamanchurco *, el qual es grand poblacion y está en un valle entre sierras. Es de buena vista é buenos apos- sentos é muy junto : del señor del qual é de sus indios fuymos bien rescebidos é servidos. Llámase el señor dél Guaman- choro. Y el mesmo dia que allí llegamos, vino allí un hermano de Atabaliba, que venia de dar priessa al oro que traian de la cibdad del Cuzco, ques una grand can- tidad: al qual se le preguntó si venia más, porque el capitan Hernando Picarro de- cía que queria yr á darle priessa, é dixo que no venia más hasta veynte jornadas de allí, que venia el capitan Chillicuchima é traia toda la cantidad que su señor Ata- baliba avia mandado á los chripstianos. »Visto esto, é cómo el oro venia tan lé- xos, el capitan higo mensajero al goberna- dor, haciéndole saber lo que está dicho, para que viesse lo que mandaba que hi- ciesse, É que allí atenderia su respuesta. En aquel pueblo se quiso informar de otros indios si era verdad quel capitan Chillicu- chima venia tan léxos como le avian di- cho, é tomados algunos principales apar- te, é apremiados á que dixessen verdad, dixeron quel capitan Chillicuchima queda- ba en el pueblo de Andamarca, que era siete leguas de allí, con veynte mill hom- bres de guerra, é que venia á matar los -* Chripstianos é-4 sacar á su señor de poder dellos, en lo qual se retificaron, é dixe- ron (en especial un indio dixo) que otro - dia antes de aquel avia. comido é bebido - con'él: é tomado aparte otro ps 2 de aqueste principal, dixo lo mesmo. y a Heeatdos ias, oydo to- HISTORIA GENERAL Y NATURAL aquel capitan; é ordenada su gente, tomó el camino derecho é fué á dormir á un pueblo pequeño que se dice Tambo, ques subjeto á Guamanchurco; é allí se tornó á informar, é á quantos se preguntaba, de- cian loque los otros avian dicho. En aquel pueblo se hico buena guarda toda la no- che, é otro dia por la mañana prosiguió su camino, é no halló al capitan ni nueva dél más de la que primero el hermano de Atabaliba avia dado, que era que estaba en un pueblo que se dige Xauxa, con mu- cho oro, é que venia de camino. »En este pueblo de Andamarca le alcan- có la respuesta del gobernador, la que era, que pues tenia noticia que Chillicu- chima y el oro venian tan léxos, que ya sabia quél tenia en su poder al obispo de la mezquita ó templo de Pachacama y el mucho oro que avia mandado; que se in- formasse del camino que avia para yr allá, é que si le parescia que era bien yr allá por ello, que fuesse, porque entretanto llegaria lo que venia del Cuzco. El capi- tan se informó luego del camino é jorna- das que avia hasta: aquel templo; é aun- que la gente que consigo llevaba, yba mal aderescada de herrage é de otras cosas nescessarias á tan largo camino, visto el servicio que á Su Magestad se hacia en yr por áquel oro, antes que los indios lo alcassen, é tambien por ver qué tierra era, é si avria dispusicion para poblar chripstianos en ella, aunque tuvo noticia que avia muchos rios é puentes de redes é largo viaje é malos passos, determinó de yr allá, é llevó algunos principales consigo, que avian estado en aquella tier- ra por su devoción. É á los catorce dias de enero de mill é quinientos é treynta y tres años partió de aquel. pueblo de An- damarca ; y el mesmo dia se passaron al- gunos passos malos é dos rios, é fuymos á dormir á un po que se dice Toto- DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XI. pamba, y está en una ladera áspera, bien poblado. É fuymos bien resgebidos é nos dieron muy bien de comer é lo que fué nescessario para aquella noche, é dieron indios para las cargas. »Otro dia, quince dias de enero, fuymos á dormir á otro pequeño pueblo que se dige Corongo, é al medio camino está un grand puerto de nieve é agro: é hay por todo el camino en muchas partes mucha cantidad de ganado, con sus pastores que lo guardan, é tienen sus casas en las sier- ras al modo de España. En este pueblo dieron comida é todo lo que fué menester para aquella noche, é indios para las car- gas: é aqueste pueblo es subjeto al de Guamanchurco. »Mártes diez é seys dias de enero, fuy- | mos á dormir á un lugar pequeño que se dice Ymiga, éno se halló en él gente, por- que se ausentaron de miedo; y esta jor- nada fué muy mala , porque avia una ba- xada de escaleras hechas de piedra, muy agra é peligrosa, porque á ladearse los caballos ó tropecar, con poco al vieso que se apartassen de la senda, yrian á caer doscientos estados abaxo. »Otro dia, miércoles diez é siete del mes, antes de medio dia, llegamos á un pueblo grande que está en un valle entre sierras de muchos mahicales; y enmedio del ca- mino hay un rio grande muy furioso, é tiene dos puentes juntas , hechas de red, A desta manera: que sacan un gri - miento de piedra desde el. tb | ben bien arriba, é de una parte á otra del rio hay unas maromas , hechas de be- xucos á manera de mimbres, é tan grues- sas como el muslo de la pierna de un hombre; é tiénenlas atadas á muy rescias piedras, é de la una á la otra hay anchor de una carreta, é alravessados rescios cordeles muy texidos, é por debaxo po- nen unas piedras grandes para que aple- gue la puente. É por la una destas puen- tes passa la gente comun, é tienen sus 189 porteros que piden portazgos; é por la otra passan los señores é capitanes , y es- ta está siempre cerrada, é la abrieron pa- ra que passasse el capitan Hernando Pi- carro é su gente ; é passaron por ella muy bien los caballos. En aqueste pueblo, que se llama Guayllesmarca, descansamos dos dias, porque los caballos yban fatigados del mal camino, é porque descansasse la gente de pié é indios de servicio. Del se- ñor deste pueblo é de sus indios fuymos bien rescebidos, é servidos de comida é de todo lo que fué menester: llámase el señor deste pueblo Pumapacha. »Sábado veynte é uno de dicho mes, partió el dicho capitan deste pueblo de Guayllesmarca, y este dia fué á comer á un pueblo pequeño de la jurisdicion del ques dicho, donde se dió todo lo nesces- sario. Y luego, junto á este pueblo, se passó otra puente de red de la mesma ma- nera que se dixo de susso, é fuymos á dormir dos leguas de allí, á otro pueblo assimesmo subjeto á Guayllesmarca; é sa- lieron de paz é dieron comida é indios para cargas. Esta jornada fué por un va: lle abaxo de mahicales é pueblos peque- ños de una parte-é otra del camino: 1lá- mase este pueblo Ymigay. »Otro dia, domingo, partió Harnándo Pigarro de aquel pueblo, é fué por el mesmo. q rm é pe | palos putos: ] paa de q 6 Mia de ser- vicio. Y este dia fué 4 dormir á un pue- blo subjeto de Guayllesmarca , en el mes- mo valle, é allí truxeron muchas oye- jas é chicha é todo lo que fué menester. Toda aquella tierra es muy abundosa de ganados é mahicales, porque por todo el camino se veian andar los hatos del gana- do como en España. ->Otro dia, lunes, partió el dicho capitan deste pueblo , é por el mesmo valle fué á comer á un pueblo grande, que se dige o , 190 Guaray; y el señor dél se llama Pumaca- xinay, y él é sus indios resgibieron muy bien al capitan é los españoles con comi- da é gente de cargas é servicio. Este pue- blo está en un llano, á par de un buen rio: paréscense desde él é por el camino algunos pueblos, y es de mucho mahiz é ganado, tanto que solamente para dar de comer al dicho capitan é la gente que con él yba, tenian en un corral más de dos- cientas cabegas de ganado. De allí salió tarde, é fué á dormir Hernando Picarro á otro pueblo mayor, que se dige Sucura- coay, donde higieron buen rescebimiento é dieron todo lo que fué menester para aquella noche. Llamábase el señor pringi- pal de aqueste pueblo Marcoama é otro Collas. En este pueblo descansó el dicho capitan un dia por respecto de la gente de pié, é por los caballos é gente de ser- vicio. En este pueblo se hico buena guar- da, por ser grande y estar cerca de don- de decian que estaba el capitan Chillicu- chima con cinqúenta mill hombres. »Otro dia, miércoles, partió deste pue- blo, é por un valle de labrangas é muchos ganados fué á dormir á dos leguas de allí, á un pueblo pequeño, que se dige Pacha- coto: aqui se dexó el camino real, que ya á la cibdad del Cuzco, é se tomó el dé los llanos. »Jueyes As partió deste pueblo, é fué á dormir á otro pequeño, que se di- qe Marcara, y el señor dél Corcora. Este es de señores de ganados que tienen en él sus pastores, y en cierto tiempo del año los levan allí, como á pastar, como lo hacen en Extremadura los de la Mesta. Desde este pueblo se vierten las aguas á la mar. Hace diferencia la tierra de la pas- sada que se ha dicho, porque toda la tier- ra adentro es fria é de muchas aguas é Sd pS é ion: es muy: caliente. 6 nun: HISTORIA GENERAL Y NATURAL grandes rios, que de la sierra baxan é rie- gan toda la tierra é llanos é los hacen muy fértiles de comida é fenáibe, é aplaci- bles. »Otro dia, viernes, partió del dicho pueblo, é por un rio abaxo de fructales é labrangas, fué á dormir á un pueblo pe- queño que se dice Guaracanga. »Otro dia, sábado, fué á un pueblo grande, que se dige Perpunga, que está junto á la mar, en el qual hay una casa fuerte, de cinco gercas ó adarves ciegos, é pintada de muchas labores por de den- tro é por de fuera, con sus portadas muy bien obradas, al modo de España , con . dos tigres á la puerta principal: é los in- dios deste pueblo andovieron rebotados de miedo de ver una gente que nunca avian visto, é los caballos, ques de lo que más se espantaban. El capitan les ha- bló con la lengua é les aseguró, é sirvie- ron bien, aunque el señor del pueblo no paresgió. En aqueste pueblo se tornó á to- mar otro camino muy ancho que viene hecho á mano por Jas poblaciones de la costa, é tapiado de paredes de la una parte é de la otra, que tienen los natura- les de la tierra hecho á mano, ques cosa de ver. Y en este pueblo de Perpunga es- tuyo el capitan dos dias, por dar descan- so á la gente y esperar algun herrage, que avia mucha falta dello. »Miércoles adelante se partió el capitan de Perpunga; é luego á la salida del pue- blo está un rio hondable, que se passó en balsas é los caballos á nado, é fué á dor- mir á un pueblo grande que está en una barranca sobre la mar, que se dige Gua- mamayo, que será legua é media del ca- mino, todo tapiado de las mesmas pare. des. Junto á este pueblo passó otro rio grande á vado con harta dificultad, por- que yba muy crescido é rescio. En estos rios de la costa no hay puentes, porque van muy grandes é derramados, é nose pueden unes e. je sar ari -.. DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XI van. El señor deste pueblo é su gente lo hicieron bien, que ayudaron á passar to- da la gente de cargas, é dieron muy bien de comer é gente para servicio é car- gas. : - »Deste pueblo de Guamamayo partió el dicho capitan jueves veynte é nueve dias de enero, é fué á comer á un pueblo bue- no é subjeto á Guamamayo, que serian tres leguas de camino, é lo más dello por poblacion é labrancas é arboledas de fruc- “tales, y es camino limpio é tapiado. Y es- te dia fué á dormir á un pueblo grande que está cerca de la mar é se dige Guar- va: este pueblo está en buen sitio é tiene grandes edeficios de apossentos é pare- des, é de los señores del pueblo é de sus indios fueron bien servidos, é dieron to- do lo que fué menester para aquel dia. »Otro dia, viernes, fué á dormir á un pueblo que se dige Llachay, al qual estos españoles llamaron el pueblo de las per- diges, porque avia tantas que no avia ca- sa en todo el pueblo sin ellas. Los indios deste pueblo salieron de paz é sirvieron bien, é no paresció el cacique. »Otro dia, sábado siguiente, partió el capitan deste pueblo bien de mañana, porque la jornada le dixeron que era grande, é fué á comer á un buen pueblo que se dice Suculachumbi, que serán gin- co leguas; y el señor deste lugar é sus indios salieron de paz é dieron todo lo. nesgessario de comida para aquel dia. Y temprano al pueblo dos Está la inarqli- ta, salió el capitan deste pueblo é passó un grand rio á vado, é por la poblacion del mesmo pueblo el camino tapiado , fué 4 dormir á un lugarejo del dicho pueblo, legua é media dél. »Otro dia, domingo treynta del dicho mes de enero (pero en esta cuenta des- tos dias me paresce questa relacion anda errada, salvo si en aquella tierra enero no trae mas dias que acá, é no me mara- 191 villo, porque aun en el oro traian más errada la cuenta, como se dirá en su lu- gar; en fin, yo digo lo questa rela- cion dice) queste dicho treynta de ene- ro de mill é quinientos é treynta é tres salió el capitan deste pueblo de Pacha- cama, que es donde está la mezquita ó templo del diablo, é al medio camino ' está otro pueblo grande, donde el dicho capitan comió, que se dige Armatlambo, y el señor dél se llama por su nombre Trianchumbi. El pueblo de Pachacama y el señor principal dél salieron de paz é mostraron buena voluntad á los espa- ñoles. »Luego el dicho capitan con su gente se fueron á apossentar á unos apossentos grandes que están á una parte del dicho pueblo, é dixo quél yba por mandado del señor gobernador por el oro quel ca- cique é obispo de aquella mezquita avian mandado al dicho gobernador, é que lue- go á la hora lo juntassen é se lo diessen, ó lo lleyassen adonde el gobernador esta- ba en Caxamalca. É juntos todos los se- ñores del pueblo é principales é pages de aquel ydolo que allí tenian, dixeron que lo darian é andovieron disimulando é di- latando: en conclusion, que truxeron muy poco é dixeron que no avia más. El capi- tan disimuló con ellos, é dixo que quería yr á ver ¿ol Jdolo, que es que lo nl y en una sala ES y boi» da, muy cerrada, tienen un ydolo hecho de palo muy sucio, é aquel dicen ques su dios, el que los cria é sostiene é cria los mantenimientos. Á los piés dél tenian ofresgidas algunas joyas de oro: tiénenle en tanta veneragion, que si no son aque- llos sus pages é criados, que digen quél señala que le sirvan, no osa otro ninguno entrar donde él está, ni aun es digno al- guno de tocar la mano en las paredes de su casa. Ayeriguóse ques el diablo, é que - 192 se reviste en aquel ydolo é habla con ' aquellos sus criados, é les dige cosas dia- bólicas, que manifiesten por toda la tierra. Á este tienen en toda aquella tierra por su dios, é le hacen muy grandes sacrificios, é yan en romeria á aquella casa, con oro é plata é ropa, desde trescientas leguas é más: é los que llegan, van al portero é pi- den su don, y él entra é habla con aquel ydolo, é otórgaselo. Antes que ninguno destos sus ministros entre á serville, dicen que ha de ayunar muchos dias, é no se ha de aver comunicacion carnal con mu- ger. Por todas las calles deste pueblo, é _á las puertas principales dél, é á la re- donda desta casa tienen muchos ydolos de palo é los adornan > imitagion de su diablo. | Sh »Háse averiguado con muchos señores de la tierra que desde el pueblo de Taca- mez, ques al principio de aquella gober- nacion, toda la gente de la costa servia aquella mezquita con oro é plata, é tribu- taban á un tanto cada año: lenia sus casas donde se echaba el tributo, en las quales se halló algun oro é muestra de aver al-. cado mucha cantidad dello; é se averi- guó con muchos indios de la tierra que le tenian como nosotros á Dios, é que les hacia entender que los podia confundir á todos, si le enojaban é no le servian bien, é que todas las cosas del mundo eran en su mano. »Estaba la gente tan escandalicada é te- merosa de solo aver entrado el capitan Hernando Pigarro á verle, que pensaban que en yéndose de allí los chripstianos, les avia de destruyr. Á todos se les hico entender el error en que estaban, é cómo aquel diablo los tenia engañados, é que de - ahíadelante no creyessen en él ni hicies- - sem lo quél les consejasse , é otras muchas e les Pr los desviar de HISTORIA GENERAL Y NATURAL dos, é les higo entender qué cosa era Dios, Nuestro Señor, é muchas cosas de nuestra sancta fée cathólica, é les señaló por ar- mas para que se pudiessen defender del diablo la señal de la cruz. »Este pueblo de Pachacama es grand cosa, é muy junto tiene á una parte dél á par dessa mezquita una casa en un cer- ro, bien obrada, de cinco cercas ó mu- ros, é dicen los indios ques del sol. Hay assimesmo en el pueblo otras casas mu- chas grandes, de terrados al uso de Es- paña. Debe ser cosa muy antigua, por- que hay muchos edeficios caydos, é ha seydo cercado el pueblo, aunque al pres- sente lo más de la cerca está cayda: tie- ne sus puertas principales para entrar dentro é sus cálles. Llámase el principal señor el Taurichumbi, é hay otros muchos principales. » Á este pueblo vinieron á ver al capitan Hernando Picarro muchos señores de la tierra con pressentes de lo que avia en la tierra é con algun oro é plata, admirados de aver tenido osadia de aver entrado á ver el ydolo é averle desbaratado. El se- ñor de Malá, que dixo que se llamaba Lincoto, vino á dar la obidiencia á Sus Magestades é truxo pressentes de oro é plata. El señor de Noax, que dixo que se llamaba Allaucax, hico lo mesmo. El se- ñor de Hualco, que dixo que se llamaba Guaralla, assimesmo truxo algun oro é plata. El señor de Chincha, con diez prin- cipales suyos, truxeron pressente de oro é plata, é dixo que se llamaba Chumbiau- ca. El señor de Guarva, que se llamó Guagchapaycho, y el señor de Collipa, que se llamó Acja, y el señor de Súllicas- marca, que se llamó Yspillo, é otros seño- res principales de las comarcas, truxeron - sus pressentes de oro é plata, que se jun- tó con lo que se sacó de la mezquita; y en todo oyo noventa mill pessos de oro. Á todos los quales señores é principales el dicho So en nombre del imperad: DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XI. Rey, nuestro señor, habló muy bien, -agradesciéndoles su venida; é mandóles 493 que siempre lo hiciessen assi, é los envió muy contentos á sus tierras. » CAPITULO XIL En continuacion de la relacion que dió el veedor Miguel Eslete del viaje del capitan Hernando Picarro al templo de Pachacama ; é cómo á-la vuella fué á buscar á Chillicuchima, general capitan de Atabaliba, que estaba en Xauxa, é vinieron ambos á Caxamalca: é de otras cosas pertenescientes á la historia. 2 noticia Hernando Picarro, en el pueblo de Pachacama, quel capitan Chi- llicuchima estaba quatro dias de camino de allí con mucha gente é con el oro, é que no queria passar de allí; antes se de- cia que venia á dar guerra á los españo- les. El dicho capitan acordó de enviarle un mensajero para asegurarle, é á decir- le que andoviese con aquel oro, porque ya sabia que su señor estaba presso, aguardando muchos dias avia, é que as- simesmo el señor gobernador tenia enojo de su dilacion: é que no oviesse miedo ninguno, porque haciendo lo que debia, no se le haria ningun mal tractamiento, é otras muchas cosas le envió á decir cer- ca de le asegurar, porque aquel estaba muy sobresaltado. É porque él no podia yrse á ver con él, por el mal camino que avia para los caballos quél se despachará presto, é que en un pueblo que estaba en el camino el que más ayna llegasse, aguar- dasse al otro: el qual mensajero fué é tor- nó con la respuesta del dicho Chillicuchi- ma, en que era contento de hacer lo quel dicho capitan le enviaba á decir, é que en ello no avria otra cosa. Oydo esto, el capitan se despachó del pueblo de Pa- chacama, é fué por las mesmas jorna- das hasta el pueblo de Guarya, que es- tá en los llanos junto á la mar; é allí de- XóÓ la costa é tornó á entrar la tierra aden- tro. Á los tres dias de marco de mill é quinientos é treynta y tres salió del pueblo de Guarva, é por un rio arriba de arbole- das caminó aquel dia, é fué á dormirá un pueblo que está junto al dicho rio, subje- to de Guarva, que se dige Vilcaguaranga. TOMO IV. »Otro dia siguiente, quatro de marco, fué á dormir á un pueblo pequeño, que se dice Ayllon, ques junto á la sierra, sub- jeto del pueblo de Caxatambo, de mu- chos ganados é mahicales. »Otro dia, cinco del dicho mes, fué á dormir á otro pueblo subjeto del dicho Ca- xatambo , que se dice Chinchi; y en el camino está un puerto de nieve muy agro, é avia tanta que daba á las cinchas á los caballos. El qual pueblo está encumbra- das todas las sierras , y es pueblo de mu- chos ganados; é allí estuvo el capitan dos dias, porque descansasse la gente é los. caballos. »Sábado, siete del dicho mes, partió el capitan deste pueblo é fué á dormir á Ca- xatambo: este es pueblo grande y está en un valle hondo y es de muchos gana- dos; é hay por todo el camino, desde Chinchi hasta él (que serán quatro leguas), mucha cantidad de corrales é ovejeros. Llámase el señor deste pueblo Sachao: hí- colo bien en el servicio de los españoles. En este pueblo se tornó á tomar el cami- -no ancho, que se avia dexado quando el dicho capitan se apartó para los llanos. »Desde este pueblo é camino real, por donde el dicho Chillicuchima avia de yr, hay tres dias de traviessa; é allí se quiso informar si el dicho Chillicuchima avia passado á juntarse con él, como avia que- dado. É todos quantos indios se pregun- taban decian que ya era passado é lleva- ba todo el oro, é segund paresció des- - pues eran prevenidos para que assi lo di- xessen, porque el dicho capitan Hernan- do Pigarro se viniesse, y él se quedaba 194 en Xauxa sin ningun pensamiento de ye- nir. Écomo de los indios se tiene por cier- to que muy pocas veces dicen verdad, no contento ni satisfecho el capitan con lo que le avian dicho, determinó, aun- que se seguia mucho peligro é trabaxo, de yr á salir al camino real, por donde el dicho capitan Chillicuchima avia de yr, para saber si avia passado; é si no fues- se passado, yrse á ver con él, dó quiera que estoviesse, assi por traer el oro como por quitar é deshacer un tan grand exér- cito como tenia, é por atraelle con bue- nas palabras, é si no quisiesse por bien, dar en él é prendelle. É assi el dicho ca- pitan con su gente tomó la via de un pue- blo grande, que se dice Pombo, que está en el dicho camino real; é lunes nueve de dicho mes fué á dormir á un pueblo que está entre unas sierras, que se dice Oyú; y el señor dél salió de paz é dió to- do lo que fué menester aquella noche. »Otro dia, mártes, fué á dormir á un po- blecuelo de pastores, que está junto á una laguna de agua dulce que baxará tres le- guas á un llano, donde se vieron tanta cantidad de ganados medianos, como los de España é de Jana fina, que era cosa mucho de ver, segund su moltitud. »Miércoles siguiente, doge del dicho mes, por la mañana, llegó al pueblo de Pombo, é salieron á rescebirle los seño- res del pueblo é otros capitanes de Ata- baliba, que estaban allí con cierta gente; é assimesmo hallaron allí hasta ciento é cinqiienta arrobas de todo oro quel dicho capitan Chillicuchima enviaba, y él se quedó con su gente en Xauxa. É luego, como el capitan Hernando Pigarro se apos- sentó, preguntó á los dichos capitanes que quál era la causa por qué el dicho E caes enviaba aquel oro, é no ve- HISTORIA GENERAL Y NATURAL cho oro que venia del Cuzco, é no se osa- ba yr con tan poco. Desde este pueblo, el dicho capitan Hernando Pigarro higo un mensajero al dicho Chillicuchima, visto quél andaba con mentiras, asegurándole é haciéndole saber cómo, pues quél no avia querido venir, quél yba allá, que no tuviesse mie- do ninguno. Y en este pueblo descansó un dia, porque los caballos fuessen algo aliviados, para si fuesse menester pelear con el dicho Chillicuchima. » Viernes, catorce del dicho mes de marco, el dicho capitan con su gente de caballo y escopeteros partió del dicho pueblo de Pombo para yr á Xauxa; y este día fué á dormir á un pueblo que se dice Chacamarca , que serán seys leguas de ca- mino, todo llano é de muchos pueblos. Hay en el camino una laguna de agua dul- ce, que comienga desde junto á este dicho pueblo, que puede tener de circunferen- cia ocho ó diez leguas, toda cercada de pueblos, é á la redonda dellos muy grand cantidad de ganados, que á lo que les pa- resció á los españoles avia más de cient mill cabecas. Es muy hondable é de mu- cho pescado pequeño, é de muchas aves de agua, que se crian en ella. En esta la- guna tenia el padre de Atabaliba (y él te- nia en essa sacon) muchas balsas traidas de Tumbez para su recreacion é placer. Sale della un rio caudal, que va á salir al dicho pueblo de Pombo, é passa por la una parte dél muy sesgo é hondable, é pueden venir en las dichas balsas á des- embarcar junto á una puerta dél, por don- de todos los que passan pagan portazgo (como se hage en España en algunas par- tes). Por toda la costa del rio hay assi- mesmo muchos ganados; é púsosele nom- bre Guadiana, porque la parese mucho. »Sábado, quince del dicho mes, partió el dicho capitan del dicho pueblo de Cha- camarca, é fué á comer á una casa que estará tres e: de: sl Hondo: ighian. DE INDIAS. LIB. buen rescebimiento de comida; é fué á dormir otras tres leguas adelante, á un pueblo que se dice Tarma, que está en una ladera de una sierra. Allí hay una buena casa pintada é buenos apossenta- mientos, donde llevaron á apossentar al dicho capitan é su gente; y el señor des- te pueblo lo hico bien, assi en le dar de comer como en proveer gente para cargas. »Domingo, diez é seys dias del dicho mes, partió el capitan temprano por la mañana de aqueste pueblo, porque la jor- nada era grande; é puesta la gente en órden de guerra comencó á caminar, re- celándose é pensando quel dicho Chilli- cuchima estaba de mal propóssito, por no le aver hecho mensajero. É á hora de vísperas llegó á un pueblo, que se dice Yanaymarca, donde los del pueblo salie- ron á le rescebir é hagerfiesta: é allí supo cómo el dicho Chillicuchima estaba fuera de Xauxa, lo qual causó mayor sospecha, é no hico sino comer un bocado é cami- nar, porque á una legua estaba Xauxa de allí. É llegó á vista della desde un cer- ro, é viéronse muy grandes esquadrones de gente, é no se sabia si eran de guerra +6 del pueblo, porque como es dicho, nun- ca se avia avido mensajero. »Llegados á la placa principal del pue- blo, todos aquellos esquadrones eran del pueblo, que estaban aguardando para ha- cer areylos é fiestas al dicho capitan: el qual, assi como llegó, preguntó. por Chi- llicuchima, sin se apear ningun español, é dixeron que era ydo á ciertos pueblos, é que otro dia vernia á ver al capitan. É fué que só color de decir que era ydoá ne- gocios, se ausentó hasta saber de los prin- «cipales, que con el dicho capitan yban, la intencion que Jos españoles llevaban, porque como él vido que avia hecho mal «é no cumplido lo que avia dicho, é que yba ochenta leguas á verse con él, y el mucho miedo que á la gente de caballo XLVI. CAP. XI. 195 tienen, sospechó que yba á le prender ó matar. »El dicho capitan llevaba consigo un grand señor, hijo de Guaynacava; é co- mo vido quel dicho Chillicuchima se avia ausentado, dixo quél queria yr á hablar- le, é quél le traería otro dia; y el capi- tan Hernando Pigarro le habló bien é di- xo quél le aseguraba. É assi fué en unas andas donde el dicho Chillicuchima esta- ba. Toda aquella noche estovieron los ca- ballos ensillados y enfrenados, é se hico buena guarda; é se mandó á los señores del pueblo que ningun indio paresciesse en la placa, porque los caballos estaban enojados é los matarian. »Otro dia, lunes siguiente, á hora de missa, vino el dicho capitan Chillicuchi- ma, con aquel señor que avia ydo á bus- carle, ambos en andas, bien acompaña- dos de gente. En entrando porla placa, se apeó é dexó toda la gente, é con algu- nos que le acompañaron, fué á la possada del capitan Hernando Picarro á le ver é dar su desculpa por no aver ydo, como avia quedado que yria, á se juntar en el camino é parte que la historia lo ha dicho, é assimesmo por no aver salido á le res- cebir, diciendo que con sus ocupaciones no avia podido hacer más. Y estando as- si hablando, cerca de no aver querido yr á juntarse con el capitan, como avia que- dado, «el dicho Chilicuchima dió por res- ] r, Atabaliba, le avia ada, que se estoviesse quedo, é por esto no avia ydo á juntarse con él. Y el capitan le replicó, que pues ya él no avia querido yr, quél no tenia enojo alguno; pero que se aparejasse, que avia de yr con él á ver al señor gobernador, é assi- mesmo á su señor que estaba presso, é no se avia de soltar hasta que cumplies- - sela sala de oro que avia prometido que daria; é quel sabia que tenia mucho oro, que lo juntasse todo é se fuessen juntos, que 4 él le seria hecho muy buen tracta- 1496 miento. El qual respondió que su señor le avia mandado que se estoviesse quedo, é que sin ver mensajero en que le mandas- se otra cosa quél no osaria yr, porque él tenia á cargo aquella tierra, é como era nueyamente conquistada, si él faltaba de allí, se tornaria á rebelar. El capitan Her- nando Picarro estuvo porfiando con él mucho, y en conclusion quedó quél se veria en ello aquella noche, é por la ma- ñana le hablaria al dicho capitan. Quiso el dicho capitan porfiar con él é atraelle por buenas racones á que se viniesse con él, antes que por fuergca prendelle, por- que fuera alborotar la tierra é pudiera ve- nir daño á tres españoles quel goberna- dor avia enviado á la cibdad del Cuzco, é - no convenia dar en él ni en su gente. »Otro dia por la mañana dicho capitan Chillicuchima fué á la possada de Hernan- do Pigarro, é dixo que pues él queria que fuesse con él, que no podia hager menos de lo que mandaba, quél se queria yr con él, é que con la gente de guerra que allí tenia él queria dexar otro capitan, porque aquella tierra no se rebelasse otra vez. É assi lo proveyó, é aquel dia juntó hasta treynta arrobas de oro viejo, é ade- rescó su partida, é concertaron de se yr desde á dos días, en los quales vinieron hasta treynta Ó quarenta arrobas de pla- ta. En estos dias ovo mucha guarda entre los españoles, é de noche é de dia esta- ban ensillados los caballos, porque averi- guadamente aquel capitan se via tan po- deroso de gente, que si viera descuydo en los españoles, se cree que diera de no- che en ellos. »El pueblo de darte es grande, y está en un valle muy hermoso, y es tierra - templada: passa un rio poderoso por la una parte del pueblo. Es abundoso de -——bastiraentos é ganados; está hecho á ma- E po o de Ss muy junto, é HISTORIA GENERAL Y NATURAL tanta la gente que paresció allí de la del mesmo pueblo é sus comarcas, que otra semejante en un solo pueblo no se ha visto en Indias, porque al parescer de quantos españoles lo vieron, se juntaban cada dia en la placa principal más de cient mill ánimas, y estaban los mercados é otras placas é calles del mesmo pueblo tan llenos de gente, qué parescia cosa de maravilla su grandíssima moititud. Avia hombres, que tenian cargo de contar aquella gente cada dia, para saber los que venian á servir á la gente de guerra: otros tenian cargo de mirar todo lo que entraba en el dicho pueblo. : »Tenia este capitan mayordomos, que entendian en proveer todo lo que era me- nester para los mantenimientos de 5u gen- te: toda la leña que este quemaba, tenia muchos carpinteros que la labraban é otras muchas grandecas cerca de su ser- vicio é guarda de su persona. Tenia assi- mesmo tres ó quatro porteros en su casa; finalmente, en su servicio y en todo lo demás imitaba á su señor. Este era temi- do en toda la tierra, porque le tenian por muy valiente hombre; é á la verdad en- tre indios lo era, porque se averiguó que conquistó por mandado de su señor más de seyscientas leguas de tierra, en que oyo muchos recuentros en el campo y en passos malos; y en todos fué vencedor, é ninguna cosa en toda la tierra le quedó por ganar é subjetar. » Viernes veynte dias del dicho mes el eapitan Hernando Picarro partió del dicho pueblo de Xauxa para dar la vuelta á Caxamalca , é con él el dicho Chillicuchi- ma, y por las mesmas jornadas vino has- ta el pueblo de Pombo, ques donde vie- ne á salir el camino real del Cuzco, dó estuvo aquel dia é otro, é hasta este pos blo hico quatro jornadas. >Miércoles partieron del dicho polo de Pombo, é por un llano de muchos ha- tos de ganados fué á dormir á unos apos- DE INDIAS. LIB, XLVI. CAP. XII. sentos grandes, que pueden estar tres le- guas de allí, y este dia nevó mucho é hi- co muy grand frio. »Otro dia jueyes partió del dicho pue- blo, é fué á dormir á un pueblo, que está entre unas sierras, que se dice Tambo, é hay junto á él un rio honda- ble, que tiene una puente; é para aba- xar al rio hay en las peñas hechas escale- ras encañadas é agras en las mesmas pie- dras é peñas, que á aver resistencia arri- ba, harian mucho daño. Del señor deste pueblo é de sus indios fué el capitan bien rescebido é servido de todo lo que fué menester para él é su gente, é hicieron muchas fiestas de areytos, assi por res- pecto del capitan Hernando Picarro, co- mo por venir allí el dicho Chillicuchima, á quien continuamente la solian hacer. El señor deste pueblo se llama Pumabare. >» Viernes veynte é siete del dicho mes partió del dicho pueblo é fué á dormir 4 otro pequeño que se dice Tonsucancha, y el cacique principal dél Tillayna, donde fué muy bien rescebido é proveydo de todo lo que ovo menester, é ovo mucha gente de servicio, porque aunque el pue- blo era pequeño, vinieron allí otros sus co- marcanos á hager areytos é á ver los chripstianos. Este es pueblo de mucho ganado pequeño é de muy buena é fina lana, que paresce á la de España. »Sábado veynte é ocho del mes de mar- co por la mañana partió el dicho capitan deste pueblo é fué á dormir á otro que se dige Guanaco, que serán cinco leguas de camino, lo más dél enlosado y empedra- do por mucha órden, y hechas sus ace- quias por dó corre el agua. Dicen ques hecho por causa de las muchas nieves, que en cierto tiempo del año caen por aquella tierra, ques cosa harto de ver es- te edeficio. Es grand pueblo este de Gua- naco, y está en un válle cercado de sier- ras no muy ásperas: tiene este valle tres leguas de circunferencia, é por la una 197 parte, viniendo á este pueblo de Caxamal- ca, hay una grand subida é agra mucho. En aqueste pueblo hicieron al capitan buen resgebimiento, é dieron todo lo que fué menester para el servicio de los espa- ñoles: é dos dias que allí descansaron le hicieron muchas fiestas. Llámase el señor _ principal de aquel pueblo Pumachanchis: es pueblo de muchos ganados, é tiene otros muchos pueblos á él subjetos. »Martes, postrero de dicho mes, el capi- tan Hernando Picarro partió de aquel pue- blo, éá media legua dél passó una puen- te del rio caudal, hecha de maderos muy gruessos, é avia en ella porteros que te- nian cargo de cobrar el portazgo, como entre los indios es allí costumbre. E aqueste mesmo dia fué á dormir quatro leguas del dicho pueblo á otro subjeto su- yo, que se dice Taparacomarca , donde el dicho Chillicuchima tenia proveydo lo que fué menester para aquella noche. »Otro dia primero de abril salió deste dicho pueblo é fué á dormir á-otro, que se dice Pindosmarca : este pueblo está en una ladera de una sierra áspera : llámase el cagique deste pueblo Parpay. »Otro dia jueves dos dias del dicho mes partió del pueblo ya dicho por un valle é poblacion é mahicales, é fué á dormir á un pueblo bueno que se dige Guary, hasta el qual serian tres leguas de cami- no, y en la mitad dél hay otra puente de Otro rio muy hondable y ahocinado y es- lá muy fuerte por tener muy grandes barrancas de ambas partes. Aqui dixo el capitan Chillicuchima é otros indios que ovo cierto recuentro con la gente de Guascara, hermano mayor é contra- rio de Atabaliba, que le aguardó allí, é se defendieron dos ó tres dias, é al fin los entró: é desde que vieron que yban de vencida é que alguna gente era pas- sada, quemaron la puente, y el dicho Chillicuchima con su gente passó á nado é mató muchos dellos. Paresce cosa muy 198 dificultosa por la aspereca que hay en la dicha puente. » Viernes tres dias del dicho mes partió el capitan del pueblo ques dicho, é fué á dormir á otro que se dige ES hasta el qual serán cinco leguas de cami- no áspero é de sierras. »Otro dia sábado partió de Guancabam- ba, é fué á dormir á otro que se dice Piscobamba, que serán tres leguas de ca- mino: este pueblo es grande y está en una ladera de una sierra: llámase el ca- cique dél Tanguane. Dél é de sus indios el dicho capitan é su gente fueron bien servidos, é dieron todo lo que fué me- nester. Á la mitad del camino de Guan- cabamba hasta este rio hay otro rio hon- dable, y en él otras dos puentes juntas hechas de red é de la mesma manera de las que se dixo de susso en el capítulo precedente, que sacan un cimiento de piedra de junto al agua é lo alcan mucho, é de una parte á otra hay unas maromas tan gruessas como el muslo ó más, he- chas de bexucos,-é sobre ellas atravies- san muchos cordeles gruessos muy texi- dos, é hacen sus bordos altos, é por de- baxo ponen unas piedras grandes que cuelgan, para tener rescia la puente. Pas- saron muy bien los caballos por ella, aun- que es muy tembladora, que se anda mu- cho é se mueve, de forma ques cosa te- merosa para los que no la han passado Otras veges; pero no hay peligro ninguno, porque está muy fuerte. En todas estas puentes hay guardas, como en España dó hay portazgos, é tiénese la mesma órden que la historia ha dicho. >Martes siete del dicho mes el capitan Hernando Pigarro partió del dicho pueblo. _de Piscobamba, é fué cinco lega délá: , - dormir á unas caserias. rc ee las s dichas HISTORIA GENERAL Y NATURAL mahicales, y está entre sierras: el caci- que dél é sus indios dieron lo que fué me- nester é gente de servigio para los espa- noles. »Otro dia miércoles partió deste prelilos é fué á dormir á otro que se dice Anchu- co, que estaria quatro leguas de camino é muy áspero, el qual pueblo está en una hoya entre sierras: é media legua antes. que lleguen á él, va el camino muy ancho é cortado por peña, y hecho de escalones de piedra: muchos malos passos hay é fuertes, que aviendo defensa en ellos, se- rian inexpugnables. »Jueves siguiente partió el dicho capi- tan de aqueste pueblo, é fué 4 dormir al pueblo de Andamarca, ques de donde se apartó para yr á Pachacama, é á este pueblo se van á juntar los dos caminos reales que van al Cuzco, ques el uno el que llevó á la yda, y el otro este que traia, que se van á juntar otra vez, como está dicho, al pueblo de Pombo. Del di- cho pueblo de Anchuco á este de Anda- marca hay trece leguas de camino muy áspero, porque viene por una hoya muy honda, aunque está muy bien deshechado € ancho, y en las baxadas é subidas tie- ne hechas sus escaleras de piedra, é por la parte que hay ladera, tiene su pared ó petril de piedra bien fuerte para que no se puedan resbalar, porque por algunas partes podrian caer que se hiciessen pe- dacos, é para los caballos es grand bien, porque corrian peligro no aviendo aque- llos petriles. Al medio camino hay una puente de piedra é madera bien hecha, entre dos peñones grandes, muy fuerte, éá la una parte de la puente unos buenos apossentos é un patio empedrado, donde. digen los indios que quando los señores | de la tierra caminaban, les tenian hechos. banquetes é fiestas. - »Desde aqueste dicho pueblo de da marca fué el dicho capitan por las mes- mas jornadas que de la yda avia llevado, DE INDIAS. LIB. hasta que llegó á Caxamalca, donde en- tró, é con él Chillicuchima, á veynte é cinco dias del mes de mayo de mill é qui- nientos é treynta é tres años: allí se vido una cosa que no la avian visto chripstia- nos despues que las Indias se descubrie- ron, y es cosa notable é de aquesta ma- nera. Al tiempo que este capitan Chillicu- chima entró por las puertas, donde estaba presso su príncipe é señor Atabaliba, un poco antes de llegar á la puerta tomó á uno de los indios que consigo traia una carga mediana é se la echó encima, é con él otros muchos principales que traia con- sigo, é assi cargados él é los otros entra- ron donde estaba su señor. É desque los vió, alcó las manos al sol é dióle gracias porque se le avia dexado ver, é luego con mucho acatamiento llorando, se llegó á él é le besó en el rostro é las manos é los piés é assimesmo los otros principales XLVI. CAP. XIL 499 que con él yban; y el dicho Atabaliba mostró tanta magestad,. que con no tener en todos sus reynos á quien tanto quisies- se, no le miró á la cara ni hico más caso dél que higiera del más triste indio que tenia. Esta qerimonia de cargarse para en- trar á verá Atabaliba, es cerimonia real que se hace á todos los señores que han reynado en aquella tierra.» É con esto se dá fin á la relacion quel veedor Miguel Estete escribió del viaje en que fué é se halló con el dicho capitan * Hernando Picarro, assi como en este ca- pítulo y en el precedente se ha dicho: y en la verdad á este hidalgo que lo escribió yo le conozco, é tengo por cierto quanto dige; pero quisiera yo que supiera él de- cir en qué altura é grados están los pue- blos é lugares, que deste camino se han nombrado. CAPITULO XIII. En que se continúa la primera relacion que comencó en el primero capítulo é se siguió hasta en fin del décimo, del qual jaez é auctor de los dichos diez capítulos es lo que se sigue desde este capitulo XIII has= ta en fin del capitulo XIV, é los capitulos XI y XII paresce que fueron ingertos en la relacion (porque la hico el veedor Miguel Estete del viaje del capitan Hernando Picarro á Pachacama, como está dicho). E agora se dirá de la fundicion del oro é repartimiento dél , é de la plala que se ovo por la prission de Ataba- liba, é otras cosas que convienen á la historia. Vda el gobernador Francisco Pigarro que estaban seys navios en el puerto de Sanct Miguel, é no se podian sostener por la broma é que dilatando su partida se perderian,. los maestres dellos fueron á Caxamalca á se quexar é informarle de- llo, é le pidieron é requirieron que se despachassen é les mandasse pagar sus fletes. É assi para esto como para que se hiciesse relacion á Sus Magestades de lo subcedido en la tierra, acordó, juntamen- te con los officiales de Sus Magestades, que se hiciesse fundicion de todo el oro que avia en Caxamalca que Atabaliba avia traydo é dado á los españoles que le pren- t* dieron, é de todo lo demás que e de camino, é que llegaria antes que la fun- _dicion se acabasse, porque fundido é re- partido no se de allí más el go- - bernador, é fuesse á Salar como Su Ma- gestad lo tenia mandado. É assi se prego- nó , é se comencó la fundicion á trece dias del mes de mayo de mill é quinientos é treynta y tres años; é desde á diez dias que en esto se entendia, llegó á aquel pueblo de Caxamalca uno de los tres chripstianos que avian ydo al Cuzco por escribano, é truxo la racon de cómo se tomó la possesion por Su Magestad en aquella cibdad del Cuzco, é la relacion 200 de las poblaciones que hay en el camino, é dixo que eran treynta é dos pueblos principales, sin el Cuzco, é allende de otros pueblos pequeños, de que no hico mencion: é dixo que la cibdad del Cuzco no es tan grand pueblo como se avia di- cho, é que está assentado en una ladera, é parte dél es llano é bien concertadas las calles por buena órden y empedradas, é que en ocho dias que allí estovieron no pudieron ver todo lo que avia. É que una casa del Cuzco tenia chaperia de oro, é que la casa es muy bien hecha quadrada, é tenia de esquina á esquina trescientos é cinqiienta passos; é que de las chapas de oro que aquella casa tenia, quitaron septecientas planchas, que una con otra ternian á quinientos pessos, é que de otra casa que allí avia assimesmo chapada de oro, quitaron los indios para darles can- tidad de doscientos mill pessos de oro, é que por ser muy baxo, no le quisieron rescebir: que ternia de ley siete ú ocho quilates el pesso. É que no vieron más ca- sas chapadas de oro destas dos, porque los indios no lo dexaron ver todo lo que en la cibdad avia; é que por la muestra é paresger de la cibdad é sus edeficios, creia que era mucha su riqueca, é que allí hallaron al capitan Quizque , que tenia aquella cibdad por Atabaliba, con treyn- ta mill hombres de guarnicion, con que la sostenia; porque confina con caribes é con otra gente que tenia guerra con aque- lla cibdad, é con aquella guarnicion esta- ba segura; é ques poblada de mucha gen- te, é otras cosas dixo mucho. -Dixo más: quel principal que con ellos fué, venia con los otros dos ehripstianos con septecientas planchas de oro é otra mucha cantidad que les dió en Xauxa cl qúenta y nueve pessos de buen oro. Y en - principal que allí dexó Chillicuchima en su lugar; é que en todo el oro que trae 3 a é septenta é ocho. Cargas, . tales qu. cul Una traia qua- : , é algunas 4 HISTORIA GENERAL Y NATURAL ocho indios por carga. É que traian poca plata, porque no avia indios para traella (que mucha cantidad avia si la pudieran traer), porque los serones en que tienen el mahiz en el Cuzco son de plata: é quel oro con los chripstianos venia poco á po- co é deteniéndose , porque avia menester muchos indios para ello, é lo venian re- cogiendo de pueblo en pueblo, é que creia que llegaria á Caxamalca de allí á un mes. El oro 'que se ha dicho que venia del Cuzco, entró en el pueblo de Caxamalca á los trece de junio del año ya dicho, é vi- nieron doscientas cargas de oro é veynte é cinco de plata, y en el oro, al pares- cer, avia más de ciento é treynta quinta- les. É despues de aver venido lo ques di- cho, vinieron otras sessenta cargas de oro muy baxo. Todo este oro, la mayor parte dél eran planchas á manera de tablas de caxas, de á tres é á quatro palmos de luengo, 6 á palmo ó más de ancho, é aquesto quita- ron de las paredes de los buhios, é traian agujeros por dó parescia aver estado cla- vadas. Acabóse de fundir é repartir todo es- te oro é plata que se ha dicho, dia de Sanctiago, que fueron veynte y cinco dias del mes de julio; é pessado todo el oro é plata por una romana, y echada cuenta reducido á buen oro, ovo en ello un cuento é trescientos é veynte é seys mill é quinientos é treynta y nueve pes- sos de buen oro, de lo qual pertenes- ció á Su Magestad (de su quinto, des- pues de sacados los derechos del fundi- dor, que son de ciento uno), doscientos é sessenta é dos mill é doscientos é cin- plata ovo cinqienta é un mill é seyscien- tos y diez marcos de plata, é della vino á Su Magestad, de su quinto, diez mill é ciento é veynte y un marcos. Todo lo de- más, sacados los derechos del fundidor y DE INDIAS. LIB. el quinto real , repartió el gobernador en- tre todos los conquistadores que lo gana- ron. É cupo á los de caballo á ocho mill é ochogientos y ochenta pessos de buen oro, é á trescientos é sessenta y dos mar- cos de plata; é los de pié á quatro mill é quatrocientos y quarenta pessos de oro, é á ciento é ochenta y un marcos de pla- ta, é algunos á más é otros á menos, se- gund que paresció al gobernador que ca- da uno merescia, conforme á la calidad de su persona é trabaxo. De cierta cantidad de oro, quel gober- nador apartó é dexó por repartir, dió parte dello á los vecinos que quedaron en el pueblo de Sanct Miguel é á toda la gen- te que fué con el capitan Diego de Alma- gro, é á todos los mercaderes é marine- ros que despues de la guerra hecha, vinie- ron á la fundicion: por manera que á to- dos los españoles que en aquella tierra é reyno se hallaron, alcancó parte. Vióse en aquella fundicion una cosa de notar, é aun de maravillar: que oyo dia que se fundieron ochenta é cinco mill pes- sos, é comunmente se fundian cada dia cinqúienta é sessenta mill pessos, é fué hecha por los indios, entre los quales hay grandes plateros é fundidores; é fundian con nueve forjas. Aqui quadra bien aquel ojo que puse de susso en la márgen, donde puse «Aca- bóse de fundir», porque es burla que este oro, si se fundió, como dice el auctor . desta informacion ó relacion, que yo ten- go original firmada de su nombre (el qual yo diré adelante), con nueve forjas ó fue- lles, paresce ser al revés; porque es no- torio que á España fueron naos cargadas de oro con grandes piecas é vassijas é cán- taros é ollas é otras piecas, é por esta - nuestra cibdad passaron otras, é aun al- gunas quedaron aqui, que si se fundie- ran, se hicieran todas rieles ó barras ó planchas fundidas. De manera que yo tengo por cierto que lo menos del oro se TOMO IV. XLVI. CAP. XIII. 201 fundió en Caxamalca; é tengo opinion que lo que este quiso decir fué que se quilató é no se fundió: é para pagar al fundidor, que dixo, de ciento uno, é sacados essos, quintarlo, é para el Rey convenia darle nombre cierto ó el que quisiessen al oro, para que de aquel en que lo tasassen, se sacassen los derechos. Assi que, las nue- ve forjas no fundieron estas piecas que he dicho; pero otra cosa pudiera él decir con mucha verdad é no poco substancial, é fué que cómo no se podia hacer ensaye de tanta cantidad de oro, para saber su justo prescio, é por no morder ó desha- ger aquellas piecas, é porque el tiempo no se passasse (que era menester tardarse dias en ello), hico el quilate á ojo é por las puntas, ques á discrecion, como el comer los soldados en Italia sobre capas agenas: á la pieca que era de veynte qui- lates, dábanle catorge ó quince, ó quan- do más diez é seys, de forma que to-. do el oro quilatado fué en aquella sacon muy baxamente tasado. É aun para hager los puncones, ni quisieron que se gástasse . tiempo, sino con un puñal ó cuchillo ha- cíanle una raya assi á la antigua Ó solda- desca, porque todo se quedaba en casa: é assi, conforme á este auctor, andaban los prescios de lo que se vendia entre los españoles; porque segund dice el ques es- por tra ee laa me. na € xa- n dos mil 6 qui- nientos pessos. ¿16 oro; y en tres mill é trescientos; y el prescio comun de un ca- ballo era dos mill é quinientos pessos, é no se hallaba á este prescio. É una botija de vino de tres acumbres costaba sessen- ta pessos de oro: un par de borceguíes treynta é quarenta pessos, y unas cal- cas otro tanto, é una capa de contray cient pessos é ciento é veynte, é una es- pada quarenta é cinqiienta, é una cabeca de ajos medio pesso. É assi á este res= pecto su boca del vendedor era la medi- 26 202 da, é assi como lo queria vender, assi le pagaban. Una mano de papel diez caste- llanos Ó pessos, y una onga de acafran veynte é quatro pessos, é aun dañado. Mucho avria que decir en esto de los prescios desaforados é de lo poco en quel oro era tenido é la plata assimesmo; é llegaron las cosas á términos que si uno debia á otro dineros, le daba un pedago de oro á bulto, sin pessarlo, é aunque le diesse al doble de 15 que debia, nolo te- nia en nada. É de casa en casa andaban los que debian, con sus indios cargados de oro, á buscar á sus acreedores para pagallos , é aun algunos se escondian por no lo rescebir; é otros, ya que eran ha- lados, decian que no querian tomar la paga, porque el tiempo no era llegado para hacerla, é queria más que lo guar- dasse el debdor que no tomarlo aquel á quien se avia de dar. Repartido el oro é plata, é acabada la fundicion, como está dicho, bueno es de considerar la grosega de la tierra; é có- mo estuvo estimado el oro en tan poco, assi entre los españoles como entre los naturales de la tierra: é por la noticia que se tenia del Cuzco, que en essa sacon es- taba por Atabaliba, donde se decia que avia dos casas hechas de oro, é que la paja dellas con que estaban cubiertas, era de oro; é á vueltas del oro que se truxo del Cuzco truxeron ciertas pajas hechas de oro macico, con su espiguita al cabo, . propriamente hecha como nasce en el campo. | La diverssidad de las piecas de oro que se truxeron,. si se oviesse de decir seria HISTORIA GENERAL Y NATURAL no acabar: pieca Ovo, que parescia ser assiento de señor, que pessó ocho arro- bas de oro; é fuentes oyo grandes con sus caños, corriendo agua en un lago he- cho en la mesma fuente, donde estaban aves de diverssas maneras, é hombres sacando agua de la mesma fuente, to- do hecho de oro, que era cosa mucho de ver. : : Assimesmo se sabia de cierto, por di- cho de Atabaliba é de Chillicuchima é de otros muchos, que en Xauxa tenia Ata- baliba ciertas ovejas, é pastores que las guardan, hechas de oro, é las ovejas é pastores grandes como los que hay en aquella tierra; é que estas eran de su pa- dre Guaynacava: las quales prometió de dar á los españoles. - Grandecas se cuentan de la riqueca de este Atabaliba é de la que su padre pos- seyó, que paresce que no se debe creer, aunque en la verdad los que están en aquella tierra é la han andado é yisto é conosgido su grand señorio, creen ques mucho más de lo que se ha dicho. Y este auctor llama en esta relacion en muchas partes Cuzco á su padre de Ata- baliba, é debe ser porque quando la es- cribió, aun no tenia entendido que su nom- bre era Guaynacava y el de su hijo ma- yor Guascara; pero porque en otras par- tes he dicho que de lo que no he visto da- ré los auctores (é assi lo he hecho en es- tos mis tractados), quiero agora, dando fin á esta relacion, poner el capítulo si- guiente á la letra, de bueno ó mal roman- Ce, é no mejor ni peor escripto que está en el original. DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XIV. 203 CAPITULO XIV. En que se concluye esta relacion é la vida é muerte del grand príncipe Atabaliba , assi como la escribió ' quien pressente se halló é lo yido. « Agora diremos una cosa que no es para dexar de escribir. Paresció ante el gober- nador un cacique, señor deste pueblo de Caxamalca, é por las lenguas le dixo.— «Hágote saber, que despues que Ataba- liba fué presso, envió á Quito, su tierra, é por todas las otras provincias, á hacer junta de gente de guerra para venir so- bre el gobernador é los españoles á mata- llos á todos, é que agora viene con un su grand capitan que se llama Luminarri, que está muy cerca deste pueblo, que presto vernán aqui é darán en este real de noche, quemándolo por todas partes, é al primero que procurarán de matar se- rá al gobernador, é sacarán de prission á su señor Atabaliba; é que vienen en la gente natural suya de Quito doscientos mill hombres de guerra, é de los caribes que comen carne humana, traian treynta mill hombres; é que de otra provincia que se dice Paacta é de otras partes ve- nia grand junta de gente». »Oydo por el gobernador este aviso que este cacique le dió, agradescióselo mu- cho é hígole por ello honra, mostrándole labras?» É declaróle todo lo que avia sa- bido é tenia por informacion. »Atabaliba respondió é dixo.— «Apo (este vocablo Apo es nombre de los gran» des señores) ¿búrlaste conmigo? Siempre me hablas cosas de burlas. ¿Qué parte só yo ni toda mi tierra á enojar á tan valientes hombres como vosotros? No me digas es- sas burlas». Y todo esto sin mostrar sem- blante de turbacion, sino riéndose, por mejor disimular su maldad: é otras mu- chas vivecas de raconamientos de hom- bre muy sabio dixo despues que fué pres- so, de que los españoles que se las oyan se maravillaban de caber en un hombre bárbaro tanta prudencia. »El gobernador mandó traer una cade- na é se la echó al pescueco, y envió dos indios por espias á saber dónde estaba este exército, porque se decia estar sie- te leguas de aqui, para saber sí estaban en parte donde se pudiessen aprovechar de los caballos, enviar sobrellos ciento de caballo. Y súpose que estaban en tierra AAA ETAPAS e más amor que hasta allí: é mandó á un chada. mó el dial á un do: de Asábaliba que es- taba en este pueblo, é á otros señores é principales, é á algunas indias de la tier- ra de las que están allegadas á los chrips- tianos, é súpose ser verdad todo lo quel cacique de Caxamalca dixo en su dicho. »El gobernador habló á Atabaliba é le dixo.— «¿Qué traycion es esta que tenias armada, habiéndote yo hecho tractamien- to como hermano é como á grand señor, como lo eres, confiándome yo de tus pa- cn rre men o el gobern ador lo avia muer- to. Y que sabida esta nueva por él é los de su hueste, se retruxeron atrás con pro- póssito de no venir á dar en este real; é que luego trás este mensajero envió otro, en que les envió á mandar que luego vi- niessen sin detenerse, enviándoles aviso cómo é por dónde, é qué hora avian de dar, porque él estaba vivo, é que si se tardassen, lo hallarian muerto. »Sabidos por el gobernador todos estos avisos, mandó poner mucho recabdo 204 el real, é mandó que todos los de caballo rondassen toda la noche, haciendo tres quartos cada noche : é cada quarto ronda- ban cingiienta de caballo, y enel del alba todos ciento é cinqiienta de caballo anda- ban sobre sus caballos rondando. Y en to- das estas noches el gobernador é sus ca- pitanes no dormian, andando sobre las rondas, requiriéndolos á todos, mirando el recabdo que su real tenia: é toda la gente, los quartos que les cabian de dor- mir, dormian armados é apercebidos, é los caballos ensillados; é con este recab- do estuvo el gobernador hasta que la nue- va yba más refrescándose. Y sábado, á puestas del sol, vinieron dos indios de los que servian á los españoles á decir al go- bernador que venian huyendo de la gente del exército, que estaba muy cerca, tres leguas de aqui, en unas sierras fragosas, é que esta noche ú otro dia siguiente da- rian en este real; porque á grand priessa venian acercándose por lo que Atabaliba les avia enviado mandar. >Luego el gobernador, con acuerdo de los offigiales de Su Magestad é de otros capitanes suyos é personas de expirien- cia en la tierra, sentenció á muerte á Ata- baliba, é mandó por su sentencia, por la traycion á él cometida, que muriesse que- mado, si no se tornasse chripstiano, por la seguridad de los españoles é por el bien de toda la tierra é de la conquista é pa- cificacion della, porque muerto todo se desbarataria: faltándoles este grand señor, no ternian tanto ánimo para ofender é ha- cer el daño quál les avia mandado é or- denado que hiciessen en los españoles. Y assi lo sacaron á hacer dél justicia, é lle- -—vándolo á la placa, dixo que queria ser iptismo por. fray Vigente, que HISTORIA GENERAL Y NATURAL Y assi fué hecho, y estuvo allí hasta otro dia por la mañana, quel gobernador con los españoles é todos los religiosos lo lle- varon á enterrar á la iglesia con mucha solempnidad con toda la más honra que se le pudo hacer, como á tan grand se- ñor. Y assi acabó este cruel, y murió con mucho ánimo, sin mostrar sentimiento, diciendo que encomendaba al goberna- dor sus hijos. Al tiempo que lo llevaban á enterrar, oyo grand llanto de mugeres é criadas de su casa. Murió en sábado á la propria hora que fué presso é desbarata- do, al tiempo que se perdió, que assimes- mo fué en sábado, é paresce que sus pe- cados permitieron que en el mesmo dia é hora que fué presso, fuesse muerto. »Él acabó é pagó los males grandes é daños que en sus naturales avia hecho, porque todos á una voz dicen que fué el mayor carnicero é cruel que hombres ja- más vieron, que por muy pequeña causa mataba é asolaba diez mill ánimas. Por un delicto que uno de aquel pueblo come- tiesse lo destruia todo, é por tirania te- nia subjeta toda esta tierra, é de todos era muy mal quisto. »Luego el gobernador tomó á otro hijo del Cuzco, llamado Tubaliba, que paresce tener amistad álos chripstianos, y hombre mancebo y de buen arte, y lo puso en el señorio en pressencia de otros caciques y - señores comarcanos y de muchos indios, y les mandó que lo tuviessen todos por señor, é le obedesciessen como antes ha- cian á Atabaliba; pues este es señor na- tural por ser hijo legítimo del Cuzco, y todos dixeron que lo. ternian por tal se- ñor y lo obedesgerian como el goberna- E dor les mandabá. Ss Chripstiano. Luego lo hicieron saber al gobernador, é lo mandó bapticar, é res- - »Agora quiero decir una cosa, que pa- - resce profecia: que avrá veynte dias an- tes que esto acaesciesse mi se supiesse desta hueste é junta que Atabaliba tenia, estando Atabalíba muy. alegre é riendo con algunos O una noche. en ] DE INDIAS. LIB. ció una señal en el cielo á la parte del Cuzco, como cometa de fuego, que turó mucha parte de la noche; y vista por Ata- baliba, dixo que muy presto avia de mo- rir en la tierra un grand señor. »Cómo el gobernador ovo puesto en el estado é señorio de la Tierra á Tubaliba, como ya está dicho, díxole el goberna- dor que queria notificalle lo que Su Ma- gestad manda y lo que ha de hacer é cumplir para ser su vassallo, y en su nombre assentar con él las paces: é res- pondió que quatro dias avia de estar re- traydo sin hablar con nadie, porque se usa entrellos assi, quando un señor mue- re para quel subgessor sea temido é obe- descido, y á cabo dellos le den todos la obidiencia é lo resciban. Y assi estuvo los dichos quatro dias, y passados, el gober- nador assentó con él las paces con solemp- nidad de trompetas, y le entregó la ban- dera real, y él la rescibió é alcó con sus manos por el Emperador, nuestro señor, dándose por su vassallo. Luego todos los señores caciques é principales de la tier- ra que pressentes se hallaron, con mucho acatamiento lo rescibieron é le bessaron las manos y en el carrillo, é volvieron las XLVI. CAP. XIV. 205 caras al sol é le dieron gracias, las ma- nos juntas, por avelle dado señor natu- ral. Y assi fué rescebido este señor al Es- tado, y luego le pusieron una borla muy rica atada por la cabeca, que desciende desde la frente, que quassi les tapa los ojos, que entrellos es como corona , que - contínua trae el que queda en este seño- rio del Cuzco, como la. traia Atabaliba. Fin.» «Acabóse esta relacion por Frangisco de Xerez, escriptor della por mandado del gobernador , en el pueblo de Caxamalca destos reynos de la Nueva Castilla, en postrero de julio de mill é quinientos é treynta é tresaños.—Francisco de Xerez. » Dice el choronista que á Francisco de Xerez se le olvidó de decir en su relacion que no fué él solo el que essa su relacion ordenó. É la original que yo tengo firma- da de su nombre no procede con buen estilo; pero arrimándome yo á lo quél es- cribió é á lo que he podido inquerir de la prission é muerte injusta de Atabaliba, he escripto con toda limpieca de mi pluma aquello ques dicho, é lo demás quél calló ó no lo supo, é lo que ha subcedido des- pues quél se vino á España. CAPITULO XV. En el qual vá inserta una carta quel capitan Hernando Picarro escribió á la Audiencia real que reside en aquesta cibdad de Sancto Domingo desta Isla Española desde la villa de la Yaguana, ques al fin desta Isla, é por otro nombre se llama Sancta Maria del Puerto, donde bid España con una nao oro é Ece , Para dar Sei al Emperador, nuestro señor, de. 157 P ssior poor E delos: cedido en ree partes. e ot: ds Hen At e Pl td, mt Ningún historial yo sé que haya avido en España que enseñasse lo que escri- biesse ni aun que se viesse su obra en tiempo de los vivos por quien passan las cosas de quien sus historias tractan; por- que assi como han de escribir de vidas é honras agenas (é los hombres no son to- dos amigos de bien vivir, é aun por nues- tros pecados es mayor el número de los que yerran que de aquellos que hacen lo que deben), assi es odiosa la lecion 4 unos é á otros no. É demás desto, tampo- co sé que semejantes historias se exami- nassen en el Consejo Real ni por otra per- sona más de aquella á quien toda la obi- diencia é servicio se permite, ques el mesmo príncipe é señor soberano. Todo esto es al revés en estos mis tractados, pues que lo que en ellos se dige se pone al juicio comun de los que lo vieron ésa- 206 ben, é á la enmienda é correccion de los señores del Consejo, á quien el Empera- dor, nuestro señor, es servido que lo vean. Y por tanto yo, como obidiente, escribo debaxo destas reglas, é doy infi- nitas gracias á Dios por ello, porque todo es para más seguridad de mi consciencia é para más auctoridad destas historias , é para confundir la mala inclinacion de los murmurantes, é para que á ninguno le quede quexa de mí (que justa sea), é convierta su odio sobre su propria culpa, si culparme quisiere. Á este propósito porné aqui á la letra una carta, quel capi- tan Hernando Pigarro escribió á la Au- diencia Real que reside en esta cibdad de Sancto Domingo, quando tocó en esta Isla, yendo con una nao cargada de oro é pla- ta de los despojos del grand príncipe Ata- baliba, el qual oro era de Su Magestad Cessárea é de otras personas particulares é del mesmo capitan no poca parte dello. Y pongo á la letra lo que á estos señores escribió, porque aunque en muchas cosas se conforma con lo escripto por Francisco de Xerez, escribano é secretario del go- - bernador Francisco Pigarro (á quien has- ta aqui he seguido en los capítulos prege- dentes), tambien en algunas cosas lo dige de otra manera, é hay otras particulari- dades que convienen á la inquisicion de aquellas materias é verdad de la historia. É cómo este capitan fué mucha parte en los negocios de Atabaliba y en las cosas de aquellas partes, no es de preterir lo que en esta su epístola dixo, desta ma- nera: o. pe ou cof salen señores ] pAmicds la Audiencia Real de Su Ma- sE esas un rus: pta HISTORIA GENERAL Y NATURAL de camino para passar á España por man- dado del gobernador Francisco Picarro, á . informar á Su Magestad de lo subgedido en aquella gobernacion del Perú é la manera de la tierra y estado en que.queda: é por- que creo que los que á essa cibdad van, darán á vuestras mercedes variables nue- vas, me ha parescido escribir en suma lo subcedido en la tierra, para que sean in» formados de la verdad. - Despues que de aquella tierra vino Isasaga, de quien vuestras mercedes se informarian de lo hasta allí acaescido, el gobernador fundó en nombre de Su Ma- gestad un pueblo cerca de la costa, que se llama Sanct Miguel, yeynte é cinco le- guas de aquel cabo de Tumbez. Dexados allí los vecinos, é repartidos los indios que avia en la comarca del pueblo, se partió con sessenta de caballo é noventa peones en demanda del pueblo de Caxamalca: que tuyo noticia que estaba en él Ataba- liba, hijo del Cuzco viejo, y hermano del que al pressente era señor de la tierra: y entre los dos hermanos avia muy cruda guerra, é aquel Atabaliba le avia venido ganando la tierra hasta allí, que hay des- de donde partió ciento é cinqiienta leguas. »Passadas siete ú ocho jornadas, vino al gobernador un capitan de Atabaliba, é díxole que su señor Atabaliba avia sabido de su venida é holgaba mucho dello, é tenia desseo de conoscer á los chripstia= nos: é assi como ovo estado dos dias con el gobernador, dixo que queria adelan- tarse á decir á su señor cómo yba, é quel otro vernia al camino con pressente en señal de paz. EL gobernador fué de camino eat te hasta llegar á un pueblo que se dige la Ramada, que hasta allí era todo tierra llana, é desde allí era sierra muy áspera $ de muy malos passos: y visto que no volvia el mensajero de Atabaliba, quiso POPE: e algunos: indios qe avion DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XV. é dixeron que avian oydo que Atabaliba esperaba al gobernador en la sierra para darle guerra. É assi mandó apercebir la gente, dexando la regaga en el llano, é subió; y el camino era tan malo, que de verdad si assi fuera que allí nos esperá- ran ó en otro passo que hallamos desde allí 4 Caxamalca, muy ligeramente nos lleváran, porque aun del diestro no podia- mos Jlevar los caballos por los caminos, é fuera de camino ni caballos ni peones. É esta sierra hasta llegar á Caxamalca hay veynte leguas. »Á la mitad del camino vinieron men- sajeros de Atabaliba, étruxeron al cober- nador comida, é dixeron que Atabaliba le esperaba en Caxamalca, que queria ser su amigo, é que le hacia saber que sus Ca- pitanes que avia enviado á la guerra del Cuzco, su hermano, le traían presso, é que serian en Caxamalca desde en dos dias, é que toda la tierra de su padre estaba ya por él. El gobernador le envió decir que holgaba mucho dello, é que si algun se- nor avia que no le queria dar la obidien- cia, quél le ayudaria á sojuzgarle. »Desde á dos dias llegó el gobernador á vista de Caxamalca, é halló allí indios con comida: é puesta la gente en órden, caminó al pueblo, é halló que Atabaliba no estaba en él, que estaba una legua de allí en el campo con toda su gente en tol- dos. É visto que Atabaliba no venia á ver= le, envió un capitan con quince de caba- ilo á hablar á Atabaliba, diciendo que no se apossentaba hasta saber dónde era su voluntad que se apossentassen los chrips- tianos, é que le rogaba que viniesse, por- que queria holgarse con él. En esto yo vine á hablar al gobernador, que avia ydo á mirar la manera del pueblo, para si de noche diessen en nosotros los indios, é díxome cómo avia enviado á hablar á - Atabaliba. Yo le dixe que me parescia que en sessenta de caballo que tenia avia algunas personas que no eran diestros á 207 caballo , é otros caballos mancos, é que sacar quince de caballo de los mejores que era yerro, porque si Atabaliba algo quisiesse hacer, no eran para defenderse, é que acaesgiéndoles algun revés, que le harian mucha falta. É assi mandó que yo fuesse con otros yeynte de caballo que - avia para poder yr, é que allá hiciesse como me paresciesse que conyenia. »Quando yo llegué á este passo de Ata- baliba, hallé los de caballo juntó con el real, y el capitan avia ydo á hablar con Atabaliba. Yo dexé allí la gente que lle- vaba, é con dos de caballo passé al apos- sento; y el capitan le dixo cómo yba é quién yo era. É yo dixe al Atabaliba quel gobernador me enviaba á visitarle, é que le rogaba que Je viniesse á ver, porque le estaba esperando para holgarse con él, é que le tenia por amigo. Díxome que un cacique del pueblo de Sanct Miguel le avia enviado á decir que éramos mala gente é no buena para la guerra, é que aquel cagique nos avia muerto caballos é gente. Yo le dixe que aquella gente de Sanct Miguel eran como mugeres, é que un caballo bastaba para toda aquella tier- ra, é que quando nos viesse pelear, veria quién éramos: quel gobernador le queria mucho, é que si tenia algun enemigo, que se lo dixesse, quél lo enviaria á conquis- q ja rnada de allí. podia con ellos, que allí qna -ebripstia- nos á ayudar á su gente. Díxele quel go- bernador enviaría diez de caballo, que bastaban para toda la tierra, que sus in- dios no eran menester sino para buscar los quese escondiessen. Sonrióse, como hom- bre que no nos tenia en tanto. »Díxome el capitan que hasta que yo llegué , nunca pudo acabar con él que le hablasse, sino un principal suyo habla- ba por él, y él siempre la cabeca ba- xa. Estaba sentado en un duho, con to=.. da la magestad del mundo, gercado de - 208 todas sus mugeres, é muchos principa- les cerca dél: antes de llegar allí es- taba otro golpe de principales, é assi por órden cada uno del estado que eran. Ya puesto el sol, yo le dixe que me queria yr, que viesse lo que queria que dixesse al gobernador. Díxome que le dixesse que otro dia por la mañana le yria á ver, é que se apossentasse en tres galpones grandes, que estaban en aquella placa, é uno que estaba enmedio le dexassen pa- ra él. » Aquella noche se higo buena guarda: á la mañana, envió sus mensajeros, dilatan- do la venida hasta que era ya tarde ; é de aquellos mensajeros que venian hablando con algunas indias tenian los chripstianos parientas suyas, é les dixeron que se hu- yessen, porque Atabaliba venia sobre tarde para dar aquella noche en los - chripstianos é matarlos. »Entre los mensajeros que envió, vino aquel capitan que primero avia venido al gobernador al camino, é dixo al gober- nador que su señor Atabaliba decia que pues los chripstianos avian ydo con ar- mas á su real, quél que queria venir con sus armas. El gobernador le dixo que yi- niesse como él quisiesse , é Atabaliba par- tió de su real á medio dia, y en llegar hasta un campo, que estaba medio quarto de legua de Caxamalca tardó hasta quel sol yba muy baxo. Allí assentó sus toldos é higo tres esquadrones de gente, é á to- do esto venia el camino lleno, é no avia acabado de salir del real. -»El gobernador avia mandado repar- tir la gente en los tres galpones que esta- ban en la placa en triángulo, é que estu- viessen á caballo é armados hasta ver qué - determinacion traia Atabaliba. Assenta- e> dos sus toldos, envió 4 decir al goberna= con el -capnES de. 1 HISTORIA GENERAL Y NATURAL nar, é que no avia de cenar hasta que fuesse. Tornaron los mensajeros á decir al gobernador que le enviasse allá un chripstiano, quél queria venir luego, é que vernia sin armas. »El gobernador envió un chripstiano, é luego Atabaliba se movió para venir, é dexó allí la gente con las armas, é llevó consigo hasta cinco ó seys mill indios sin armas, salvo que debaxo de las camise- tas tralan unas porras pequeñas, é hon- das é bolsas con piedras. Venia en unas andas, é delante dél hasta trescientos ó quatrocientos indios con camisetas de li- brea, limpiando las pajas del camino é cantando; y él enmedio de la otra gente, que eran caciques é principales, é los más principales caciques le traian en los hom- bros. En entrando en la placa, subieron doce Ó quince indios en una fortalecilla que allí está, é tomáronla á manera de possesión con una bandera puesta en una lanca. »Entrado hasta la mitad de la placa, re- paró allí, é salió un frayle dominico, que estaba con el gobernador, á hablarle de su parte quel gobernador le esperaba en su apossento, que le fuesse á hablar: é díxole cómo era sacerdote, é que era en- viado por el Emperador para que les en- señasse las cosas de la fée, si quisiessen ser chripstianos, díxole que aquel libro era de las cosas de Dios; y el Atabaliba pidió el libro é arrojóle en el suelo, é di: x0:—«Yo no passaré de aqui hasta que deys todo lo que aveys tomado en mi tier- - ra: que yo bien sé quién sOys vosotros y en lo que andays». É levantóse en las an- das é habló á su gente, é ovo murmullo entrellos, llamando á la gente que tenian las armas. | »El frayle fué al gobernador € díxole | que qué hacia, que ya no estaba la cosa en tiempo de esperar más. El gobernador me lo envió á decir. Yo tenia congertado : DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XV. dole una seña, disparasse los tiros, é conla gente, que oyéndolos saliessen todos á un tiempo, é assi se higo. É como los indios estaban sin armas, fueron desbaratados sin peligro de ningun chripstiano : los que traian las andas é los que venian alrede- dor dél, nunca lo desampararon, hasta que todos murieron alrededor dél. El go- bernador salió é tomó á Atabaliba, é por defenderle, le dió un chripstiano una cu- chillada en una mano: la gente siguió el alcance hasta donde estaban los indios con armas. No se halló en ellos resistencia ninguna, porque ya era noche: recogié- ronse todos al pueblo donde el goberna- dor quedaba. »Otro dia, de mañana, mandó el go- bernador que fuéssemos al real de Ata- baliba: hallóse en él hasta quarenta mill castellanos é quatro ó cinco mill marcos de plata, y el real tan lleno de gente co- mo si nunca oviera faltado ninguna. Re- cogióse toda la gente, y el gobernador les habló que se fuessen á sus casas, quél no venia á hacerles mal, que lo que se avia hecho avia seydo por la soberbia de Atabaliba; y el Atabaliba assimesmo se lo mandó. Preguntando á Atabaliba: por qué avia echado el libro é mostrado tan- ta soberbia, dixo que aquel capitan suyo, que avia venido á hablar al gobernador, le avia dicho que los chripstianos no eran hombres de guerra, é que los caballos se desensillaban de noche, é que con dos- cientos indios que le diesse, se los ataria á todos; é que este capitan y el cacique que arriba he dicho de Sanct Miguel, le engañaron. Preguntóle el gobernador por su hermano, el Cuzco: dixo que otro dia allegaria allí, que le traian presso, é que sus capitanes quedaban con la gente en el pueblo del Cuzco. É segund despues paresció dixo verdad en todo, salvo que á su hermano lo envió á matar, con te- mor quel gobernador le restituyesse en su señorio. TOMO 1V. 209 »El gobernador le dixo que no venia á hacer guerra á los indios, sino quel Em- perador, nuestro señor, que era señor de todo el mundo, le mandó á venir porque le viesse é le higiesse saber las cosas de nuestra fée, para si quisiesse ser chrips- tiano; é que aquellas tierras é todas las demás eran del Emperador, é que le avia de tener por señor; é le dixo que era con- tento. É visto que los chripstianos reco- gian algun oro, dixo Atabaliba al gober- nador que no se curasse de aquel oro, que era poco: quél le daria diez mill te- juelos é le henchiria de piecas de oro aquel buhio, en que estaba, hasta una ra- ya blanca, que seria estado é medio de alto, y el buhio ternia de ancho diez é sie- te Ó diez é ocho piés, é de largo treynta 6 treynta é cinco; é que cumpliria den- tro de dos meses. Passados los dos me- ses quel oro no venia, antes el goberna- dor tenia nuevas cada dia que venia gen- te de guerra sobre él, assi por esso co- mo por dar priessa al oro que viniesse, el gobernador me mandó que saliesse con veynte de caballo é diez 6 doce peones, hasta un pueblo que se dice Guamachu- co, que está veynte leguas de Caxamal- ca, ques adonde se decia que se hacia junta de los indios de guerra: é assi fuy - hasta aquel pueblo, adonde hallamos can- tidad de oro é plata, é desde allí la en- vié 4 Caxamalca. Unos indios que se ator- e mentaron, me dixeron que los capitanes é - gente de guerra estaban seys leguas de aquel pueblo; é aunque yo no llevaba co- mision del gobernador para passar de allí, porque los indios no cobrassen ánimo de pensar que volviamos huyendo, acordé de llegar á aquel pueblo con catorce de caballo é nueve peones, porque los demás se enviaron en guarda del oro, porque te- nian los caballos cojos. »Otro dia, de mañana, allegué sobre el pueblo, é no hallé gente ninguna en él, porque segund paresció avia seydo mea- E 27 ME 210 tira lo que los indios avian dicho, salvo que pensaron meternos temor para que nos volviéssemos. »Á este pueblo me llegó ligencgia del gobernador para que fuesse á una mez- quita, de que teniamos noticia, que es- taba cient leguas de la costa de la mar, en un pueblo que se dice Pachacama: tardamos en llegar á ella veynte é dos dias; los quince dias fuymos por la sier- ra, é los otros por la costa de la mar. El camino de la. sierra es cosa de ver, porque en verdad en tierra tan frago- sa en la chripstiandad no se han visto tan hermosos caminos, toda la mayor parte de calgada. Todos los arroyos tie- nen puentes de piedra ó de madera: en un rio grande, que era muy caudaloso é muy grande, que passamos dos veces, hallamos puentes de red, ques cosa ma- ravillosa de ver. Passamos por ellas los caballos. Tienen cada passage dos puen- tes: la una por donde passa la gente co- mun; la otra por donde passa el señor de la tierra ó sus capitanes. Esta tienen siem- pre cerrada é indios que la guardan. Es- tos indios cobran portazgo de los que pas- san. Estos caciques de la sierra é gente tienen más arte que no los de los llanos. Es la tierra bien poblada: tiene muchas minas en mucha parte della. Es tierra fria: nieva en ella é llueye mucho : no hay cié- negas: es pobre de leña. En todos los pueblos principales tiene Atabaliba pues- tos gobernadores, é assimesmo los tenian los señores antecessores suyos. -»En todos estos pueblos hay casas de mugeres encerradas: tienen guardas á las puertas; guardan castidad. Si algun indio tiene parte con alguna dellas, muere por ello. Estas casas son unas para el sacrifi- - Gio del sol, otras del Cuzco viejo, padre 0 Atabaliba. El sacrifigio que hacen es - deo vejas, é teo chicha para verter por HISTORIA GENERAL Y NATURAL guardadas, que están recogidas de los ca- ciques comarcanos, para quando passa el señor de la tierra sacan de allí las mejo- res para pressentárselas; é sacadas aque- llas, meten otras tantas. Tambien tienen cargo de hacer chicha para quando passa la gente de guerra. Destas casas sacaban indias que nos pressentaban. Á estos pue- blos del camino vienen á servir todos los cagiques comarcanos: quando passa la gente de guerra, tienen depóssito de leña é mahiz é de todo lo demás, é cuentan por unos nudos en unas cuerdas de lo que cada cacique ha traydo. É quando nos , avian de traer algunas cargas de leña ú ovejas ó mahiz ó chicha, quitaban de los nudos de los que lo tenian á cargo, é anudábanlo en otra parte: de manera que en todo tienen muy grand cuenta é racon. En todos estos pueblos nos hicieron muy grandes fiestas de dancas é bayles. »Llegados á los llanos, ques en la cos- ta, es otra manera de gente más bruta, no tan:bien tractados, mas de mucha gen- te. Assimesmo tienen casas de mugeres é todo lo demás como los pueblos de la sier- ra. Nunca nos quisieron decir de la mez- quita que tenian en sí ordenado que to- dos los que nos lo dixessen, avian de mo- rir; pero como teniamos noticia que era en la costa, seguimos el camino real has- ta yrrá dar en ella. El camino va muy an- cho, tapiado de una banda é de otra. Á trechos casas de apossento fechas en él, que quedaron de quando el Cuzco passó por aquella tierra. Hay poblaciones muy grandes: las casas de los indios de cañi- gos; las de los caciques de tapias, é ra- - madas por cobertura, porque en aquella tierra no llueve. Desde el pueblo de Sanct Miguel hasta aquella mezquita avrá cien- to é septenta ó ciento é ochenta leguas por la costa de la tierra muy poblada. Toda esta tierra atraviessa el camino tapiado: en toda ella, ni en doscientas leguas que se tiene noticia en la costa adelante, no DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XV. llueve. Viven de riego, porque es tanto lo que llueve en la sierra, que salen de- lla muchos rios, que en toda la tierra no hay tres leguas que no haya rio. Desde - la mar á la sierra hay en partes diez le- guas, á partes doce, é toda la costa va assi. No hage frio. »Toda esta tierra de los llanos é mucha más adelante no tributa al Cuzco, sino á la mezquita. El obispo della estaba con el gobernador en Caxamalca: avíale man- dado otro buhio de oro, como el que Ata- baliba mandó. Á este propóssito el gober- nador me envió yr á dar priessa para que se llevasse. Llegado apossentados, pregunté por el oro é ne- gáronmelo que no lo avia: hígose alguna diligencia é no se pudo hallar. »Los caciques comarcanos me vinieron á ver é truxeron pressente; é allí en la mezquita se halló algun oro podrido que dexaron, quando escondieron lo demás: de todo se juntó ochenta é cinco mill cas- tallanos é tres mill marcos de plata. Este pueblo de la mezquita es muy grande é de grandes edeficios : la mezquita es gran- de é de grandes gercados é corrales: fue- ra della está otro cercado grande, que por una puerta se sirve la mezquita. En - este cercado están las casas de las mu. geres, que dicen ser mugeres del diablo, é aqui están los silos, donde están guar- dados los depóssitos del oro. Bau no en- tra nadie donde estas mugeres están: ha- cen sus sacrificios como las que están en las otras casas del sol, que arriba he di- cho. Para entrar al primero patio de la mezquita, han de ayunar veynte dias: pa- ra subir al patio de arriba, han de aver ayunado un año. En este patio de arriba suele estar el obispo: quando suben algu- nos mensajeros de caciques que han ya ayunado su año, á pedir al dios que les dé mahiz é buenos temporales, hallan el obispo cubierta la cabeca é assentado. Hay otros indios que llaman pages del á la mezquita é , muy escura, que no se 211 dios, Assi como estos mensajeros de los caciques dicen al obispo su embaxada, en- tran aquellos pages del diablo dentro á una camarilla, donde dicen que hablan con él; é quel diablo les dige de qué está eno- jado de los caciques, é los sacrificios que se han de hacer, é los pressentes que quiere que le traygan. | » Yo creo que no hablan con el diablo, sino que aquellos servidores suyos enga- ñan á los caciques por servirse dellos; porque yo hige diligencia por saberlo, é un page viejo de los más privados de su dios que me dixo un cacique que avia di- cho que le dixo el diablo que no oviesse miedo de los caballos, que espantaban é no hacian mal, hícele atormentar y estu- vo rebelde en su mala setta, que nunca dél se pudo saber nada más de que real- mente le tienen por dios. »Esta mezquita es tan temida de todos los indios, que piensan que si alguno de aquellos servidores del diablo le pidiesse quanto tuviesse é nolo diesse, avia de mo- rir luego. Y segund paresge los indios no adoran á este diablo por devoción sino por temor: que á mí me decian los caci- ques que hasta estonges avian «servido aquella mezquita porque le avian miedo, que ya no avia miedo sino á nosotros, que á nosotros querian servir. eS »La cueva donde estaba el ydolo en era odia entrar á ella sin candela, é de dentro muy sucia. Hice á todos los caciques de la comarca que me vinieron á ver entrar dentro para que perdiessen el miedo; € á falta de pre- dicador, les hice mi sermon diciendo al engaño en que vivian. »En este pueblo supe que un capitan é principal de Atabaliba estaba veynte le- guas de nosotros en un pueblo que se di- ce Xauxa: enviéle á llamar que me vi- niesse á ver, é respondió que yo me fuesse camino de Caxamalca, quél saldria por otro camino á juntarse conmigo. Sa- E 212 bido por el gobernador quel capitan es- taba de paz é queria yr conmigo, escri- bióme que volviesse , y envió tres chrips- tianos al Cuzco, ques cinqiienta leguas más adelante de Xauxa, á tomar la pos- sesion é ver la tierra. Yo me volví ca- mino de Caxamalca por otro camino quel que avia ydo, é adonde el capitan de Atabaliba quedó de salir á mí no avia sa- lido: antes supe de aquellos caciques que se estaba quedu é me avia burlado porque me viniesse. Desde allí volvimos hácia donde él estaba, y el camino fué tan fra- goso é de tanta nieve, que se passó harto trabaxo en llegar allá. Llegado al cami- no real á un pueblo que se dice Bombon, topé un capitan de Atabaliba con cinco mill indios de guerra que á Atabaliba lle- —vaba en achaque de conquistar un caci- que rebelde, é segund despues ha pares- cido, eran para hacer junta para matar á los chripstianos: allí hallamos hasta qui- nientos mill pessos de oro que llevaban á Caxamalca. Este capitan me dixo quel capitan general quedaba en Xauxa, é sa- bia de nuestra yda é tenia mucho miedo. Yo le envié mensajeros para que estu- viesse quedo é no tuviesse temor: hallé allí un negro que avia ydo con los chrips- tianos que yban al Cuzco, é díxome que aquellos temores eran fingidos, porque el capitan tenia mucha gente é muy buena, é que en pressencia de los chripstianos la avia contado por sus nudos, é que avia hallado treynta é cinco mill indios. Assi fuymos á Xauxa : llegado media legua del pueblo, visto quel capitan no salia á res- cebirnos, un principal de Atabaliba que llevaba conmigo, á quien yo avia hecho buen tractamiento, me dixo que hiciesse _ yr los chripstianos en órden, porque creia E quel capitan estaba de guerra. Subido á un qe estaba cerca de Xauxa, vimos HISTORIA GENERAL Y NATURAL La plaga es grande é tiene un quarto de legua. Llegados al pueblo, é como nadie nos salia á rescebir, yba la gente toda con pensamiento de pelear con los indios: al entrar en la placa salieron unos princi- pales á rescebirnos de paz, é dixéronnos quel capitan no estaba allí, que era ydo á pacificar ciertos caciques, é segund pa- resció de temor se avia ydo con la gente de guerra, é avia passado un rio que es- taba junto cabe el pueblo, de una puente de red. Enviéle á decir que viniesse de paz, sino que yrian los chripstianos á le destruyr. »Otro dia de mañana vino la gente que estaba en la placa, que eran indios de servicio, y es verdad que avia sobre cient mill ánimas: allí estuvimos cinco dias. En todo este puebio no hicieron si- no baylar é cantar é grandes fiestas de borracheras. Púsose en no venir conmi- go: al cabo, desque vió la determinacion de traerle, vino de su voluntad. Dexé allí por capitan al principal que llevé con- migo. : »Este pueblo de Xauxa es muy bueno é muy vistoso é de muy buenas salidas llanas : tiene muy buena ribera: en todo lo que anduve no me paresció mejor dis- pusicion para assentar pueblo los chrips- tianos, é assi creo quel gobernador assen- tará allí pueblo, aunque algunos que pien- san ser aprovechados del tracto de la mar son de contraria opinion. Toda la tier- ra desde Xauxa á Caxamalca por donde volvimos es de la calidad que tengo dicho. »Venidos á Caxamalca, é dicho al go- bernador lo que se avia hécho, me man- dó yr á España á hacer relacion á Su Ma- gestad desto é de otras cosas que convie- nen á su servicio. Sacóse del monton del oro gient mill castellanos para Su Mages- tad en cuenta de sus quintos. >Otro dia de Eg E de Caxamalca, llegaron los ) pu DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XV. Cuzco, é truxcron millon y medio de oro. » Despues de yo venido á Panamá vino otro navio en que vinieron algunos hidal- gos. Dicen que se hico repartimiento del oro: cupo á Su Magestad, demás de los cien mill pessos que yo llevo é cinco mill marcos de plata, otros ciento é sessenta y cinco mill castellanos é siete ú ocho mill marcos de plata, é á todos los que ade- lante venimos nos han enviado más socor- ro de oro. » Despues de yo venido , segund el go- bernador me escribe, supo que Atabaliba hacia junta de gente para dar guerra á los chripstianos , é dice que hicieron jus- ticia dél: hico señor á otro hermano su- yO, que era su enemigo. 213 »Molina va á essa cibdad: dél podrán vuestras mercedes ser informados de to- do lo que más quisieren saber. »Á la gente cupo de parte, á los de ca- ballo nueve mill castellanos, al goberna- dor sessenta mill, á mí treynta mill. Otro provecho en la tierra el gobernador no le ha avido, ni en las cuentas ovo fraude ni engaño. Dígolo á vuestras mercedes, por- que si otra cosa se dixere, esta es la ver- dad. Nuestro señor las magníficas perso- nas de vuestras mercedes por largos tiem- pos guarde é prospere. Fecha en esta vi- lla de Sancta Maria del Puerto á veynte é tres dias de noviembre de mill é quinien- tos é treynta é tres años. Á servicio de vuestras mercedes.—Hernando Picarro. » CAPITULO XVI. En que se tracta cierta relacion quel choronista ovo en esla cibdad de Sancto Domingo de Diego de Molina, ques aquel á quien hace crédito el capitan Hernando Picarro en su carta de susso *, é traia, segund degia, dos mill pessos de oro que le cupieron destos negocios, , é muy hermosas piecas de oro que yo vi é toda esta cibdad , porque eran las mayores que nunca se avian visto en esta isla hasta estonces. E, el mes de diciembre del año de mill é quinientos é treynta é tres años estuvo en aquesta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española (é aun parte del año si- guiente) un mancebo, hombre de bien é natural de Baeca, llamado Diego de Moli- na, ques aquel á quien en la carta de susso hace crédito el capitan Hernando Pigarro, como á testigo de vista é hombre que ve- nia de donde fué presso Atabaliba: del qual, como yo le conoscia primero, é era persona que me avia de decir la verdad, quise informarme de algunas cosas de aquella tierra. É me dixo loqueen este ca- pítulo diré assi simpliciter, como á nues- tro raconamiento ocurria, no secreto, si- * De esle lugar quitó Oviedo la siguiente cláa- sala: «De quien se quiso informar [el chorouista] co- mo de lestigo de vista, que se halló en la prission de Atabaliba , é al qual conosgia de antes, etc.» Dán= no en pressencia de algunos hombres de bien que tanto Ó más que yo le pregunta- ban; é assi satisfagia, no como oracion ordenada, sino como suelen responder los que de diverssos son interrogados. Y á vueltas de su plática estaban allí en su possada y en pressencia de todos dos cántaros ó tinajuelas de oro de quatro - palmos de alto, é de cada diez ó más de redondo con sus coberteras ó tapaderos assimesmo de oro. Cabian á seys arrobas de agua; é pessaban á más de tres mil] é quinientos pessos de oro cada una. Ve- nian señaladas con unas rayas hechas con un cuchillo ó puñal, la una por de doce quilates é la otra por de trece, é las co- dose á conocer en estas líneas la diligencia con que procedia Oviedo, ha parecido conveniente conser= var esta noticia , si bien la repite en el cuerpo del capítulo, 214 berteras de catorce; pero notablemente se parescia que era mucho mejor oro quel quilate decia. Llevaba muchos copones de oro, unos más finos que otros, é una olla, que podria caber una arroba de agua , de muy buena plata é muy bien la- brada, é otras cosas muchas de ver de oro é plata; é muy hermosas camisetas é mantas muy finas de lana é de algodon de la ropa que en aquellas partes se usa, la» brada con mucha sotilega é primor. Colígese de aqui, que quando este man- cebo que era un pobre compañero lleva: ba esto, qué seria lo que los capitanes é hombres principales que en este negocio se hallaron, les cabria de parte, é qué lle- varia Hernando Pigarro. Decia que la nao en quél yba, yba llena de tales é muy mayores linaxas de oro é otras piecas de mucha admiracion. É pues todo aquello se vido en España, y es público en el mundo, é no se aver visto ni escripto otra cosa semejante, no quiero perder tiempo en esto, ni dexar de escribir lo que de- más oy al dicho Molina. Y porque dicen algunos queste grand príncipe se llamaba Atabalica, digo que no han de llamarle sino Atabaliba: é á su padre y hermano llaman algunos á cada uno dellos Cuzco; é tambien se engañan, porque estonges, como traian más la me- moria en recoger dineros que en entender los nombres proprios de cuyos eran, no acertaban el lenguage, ni era esso lo que yban á buscar estos soldados, Dicho tengo, é adelante se dirá, quel padre de Atabaliba se decia Guaynacava, é su hijo mayor, contendor de sn her- mano Atabaliba, era su nombre proprio Guascara. Prosupuesta aquesta verdad, pa decia Diego de Molina quel capitan gene- - ral de Atabaliba se degia Quizquiz, y este - es el que peleó con el hermano é le pren- dió, 6 despuos le ahogó, porque diz que HISTORIA GENERAL Y NATURAL supo que assi lo queria Atabaliba; é aqueste estaba en la frontera é junto á la raya del Cuzco, é más atrás estaba con treynta mill hombres otro capitan de Ata- baliba, llamado Chillicuchima, hombre mucho de guerra; pero no se halló en la prission del Cuzco. El Cuzco viejo alias Guaynacava, pa- dre destotro Cuzco, dicho Guascara, é de Atabaliba, dexó por señor de su estado é reyno al Cuzco, su hijo mayor (á quien yo digo que se llamaba Guascara); é de- xó á su segundo hijo Atabaliba la provin- cia de Quito, fuera de las sierras é de la Otra banda del Sur; de manera que las sierras están entre la provincia de Quito é la costa del Perú é llanos de la costa del Norte de aquella tierra. Donde en la carta de susso dice, en el capítulo precedente, é nombra á un pue- blo la Ramada, á esse llaman los indios Cullique. Donde dice en la carta de susso que envió el gobernador Francisco Picarro un capitan con quince de caballo, este fué el capitan Hernando de Soto, é los que le acompañaron fueron los siguientes : El capitan Hernando de Soto. Ginés de Carranga. Luis Maca. Alonso Perez. Lope Velez. : Miguel Astete *, natural de Sancto Do- mingo de la Calcada. Goncalo del Castillo. Fuentes. Pedro Cataño, natural de Sevilla. Pedro de la Barrera, de Madrid. - Hernando de Baena, hijo de Francisco Marquez, vegino de Madrid. - Morgovejo de Quiñones. e Diego de Molina, vecino de Baeca. Johan Picarro de Orellana. : Johan Pigarro, hermano del gobernador. * Antes le ha llamado Estele. Ss DE INDIAS. LIB.. XLVI. CAP. XVI. Su hermano Goncalo Picarro. Y el chripstiano que fué enviado por el gobernador Francisco Pigarro á Atabali- ba, quando quiso venir á le ver, fué un hidalgo llamado Aldana. Preguntóle uno de los gircunstantes al Diego de Molina cómo se llamaba aquel padre dominico que le fué á hablar á Ata- baliba antes de su prission, quando arro- jó un libro quel frayle le enseñó de la Sa- grada Escriptura, é cómo avia passado aquello: dixo que se llamaba fray Vicen- te, é- ques natural de Yepes; pero decia el dicho Molina que aquel padre reveren- do no se quitó de cerca de Atabaliba, quando el Atabaliba con su soberbia le echó el libro en el suelo é le respondió lo que la carta dice, sino que viendo su so- berbia é determinacion, dixo: «Chripstia- nos, qué haceys?» É que estonces se pu- so por obra por los chripstianos lo que la carta dice: tenia el padre una chaverina en la cinta é una cota vestida, bastada. Dixo que murieron en la placa al tiem- po que fué presso Atabaliba, hasta dos mill é ochocientos indios, é que en se- guimiento dellos matarian otros. tantos ó pocos menos ó más fuera de la placa. Dixo que llevaba Hernando Picarro un grano de oro de minas de dos mill é qui- nientos pessos, é otro de mill é tantos, é muchos de á quinientos é desde abaxo; é questa muestra vino de las. minas de oro. que están cient leguas adelante del Cuzco en una provincia que llaman Collao; pero que los chripstianos no las avian visto las ' dichas minas en esse tiempo. Tiene ata- bales é trompetas de oro baxo. Desde el pueblo de Sanct Miguel á Ca- xamalca hay ochenta leguas, é desde Ca- xamalca á la mezquita doscientas é cin- qíiienta. Al galpon llaman guagín, é galpon quiere degir en la lengua de Nicaragua portal cubierto. Este Molina no dige que fué tanto. el 215 oro como la carta dice; pero que cree que de buen oro seria lo que se oyo un. millon é doscientos mill pessos de oro fi- no é cinqiienta mill marcos de plata. En la ermita de Pachacama faltó el herraje 4 Hernando Picarro é al capitan Hernando de Soto é los que llevaban, que eran treynta é cinco de caballo , é higie- ron hacer herraje de herraduras é clavos para sus caballos, de plata, las quales hi- cieron los indios fundidores muy buenas é quantas quisieron dellas, con el qual herraje andovieron dos meses. Á la oveja dice Molina que la llaman col en la tierra llana, y en la sierra se dige llama, é al carnero macho llaman urco, é al cordero uña, al pato muñoma. Hay muy buena canela, é de aquesta se truxo una carga Ó dos, por mandado de Atabaliba, de hácia la provincia de Quito, y es de otra forma que la canela de la Especieria, porque esta es como yassillos ó engaste de alguna fructa. Decia este que aquellas mugeres cas- tas que dice la carta es burla, que no son castas; pero ques verdad que las guar- dan hombres castrados, é questos son capados de todo punto, que ni tienen verga ni compañones. - É decia que las mugeres se entierran con sus joyas de oro é plata, é los hom- bres con las suyas, é que: hacen unas. se= polturas soterranas de más de un estado de alto, que están por engima cubiertas de tablado, é sobre aquel tierra, é son quadradas, de más de quince ó más piés de ancho; y en cada una sepoltura se en- tierran diez Ó doge Ó más personas, é de- xan un agujero enmedio de la sepoltura por donde en ciertos dias les entran á dar de beber á los muertos. Hay mucha yuca de la buena, que se come sin que mate, é mucho mahiz, é muchos ajes , é buenas fructas, assi como guayabas é otras, é cierta manera de pe- pinos, no como los de Castilla, pero que o 216 les quieren parescer en lo exterior, é as- si tamaños; pero es mejor fructa que nuestros pepinos, é son plantas que se ponen como los ajes. Hay muchos pavos é tórtolas é anado- nes ó patos; é muchos ciervos, é ovejas de las grandes é otras menores: hay ti- gres; é muchos é buenos pescados é aves de mar. Andan las mugeres cubiertas, que no se les vé de las personas quassi la punta del pié, é cubiertas de mantas delgadas, é sus camisetas faxadas, é los cabellos cortados por delante é lo demás luengo, é los bracos desde los cobdos descubier- tos, 6 son blancas é de buenos gestos. Pero esta blancura yo no la apruebo, por- que aqui se han traydo dellas, é me pa- resce que son como los otros indios ó in- dias de aquestas partes en la tez, verdad es que mejor tractadas. Los hombres traen el cabello cortado por delante sobre la frente é lo demás en igual de la barba: é son lempiños é sin barbas; é andan cu- biertos de unas mantas, é aun sobre las cabecas como alárabes, é sus camisetas. Tienen gobernadores é mucha justicia, y en la sierra son gente limpia del peca- do nefando de Sodoma, é tienen muchas mugeres, é algunos tienen por mugeres á sus hermanas. Decia este Diego de Moli- na que un chripstiano se quiso casar con una hermana de Atabaliba, é le dixo que no queria , que era su muger y hermana, é aquella noche durmió con ella estando presso. Tienen sus heredamientos en ganados é otras haciendas distintos, é sus placas en que hagen cada dia su tiangúez ó mer- cado. HISTORIA GENERAL Y NATURAL La gente de guerra tiene muy sojuzga- dos á los que son labradores é gente del campo que entienden la agricoltura; é la gente llana é labradores no tienen armas algunas ni se las consienten tener los hombres de la guerra. Pelean con arcos é flechas, é no tienen hierba, é pelean as- simesmo con varas y estóricas é hondas é macanas de dos manos, que son algunas hechas como roncas, é assimesmo con porras de madera rescias. La chicha que hacen es de mahiz; pe- ro muy limpio, é muy buen vino se hace dello, é no lo mascan el mahiz para hace- llo, como en algunas partes de la Tier- ra-Firme. Traen carcillos los hombres é las mu- geres en algunas partes é provincias de aquel señorio de Atabaliba, y en diferen- tes maneras; é tambien como los de Ni- caragua de rodajas de huesso encorpora- das en las ternillas baxas de las orejas, redondas, é tan grandes como un doble ducado de España , é mayores é menores, como á cada uno le plage. Los indios duermen en camas de. col- chones pequeños: los de los llanos de al- godon, é los de la sierra de lana. Hay en aquella tierra muchos coris é muy buenos; pero mayores que los des- ta nuestra Isla Española mucho, porque son como conexos en el grandor; y en todo lo demás, assi en la hechura como en las colores, son como estotros. Decia Diego de Molina que hay muchas é buenas canaborias de las moradas. É con esto se concluye la relacion del testi- go alegado. —Passemos á otras. cosas de aquella tierra. E aa 4 DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XVII. 217 CAPITULO XVIL En el qual se memoran diverssas cosas de la gobernacion de Frangisco Picarro , quel auctor destas histo= rias ha entendido por ifnormacion de testigos fidedignos, sus conoscidos, é a ssiserá el pasto deste capítulo como pepitoria de diverssas partes ó apetitos deste manjar, ó como aquella conserva llamada composta, ques una conficion de diverssos géneros de fructas (revuelto todo) en un mesmo vasso; y aqui los que fueren amigos de la lecion, ques mas dulce é delectable exercicio , por la mucha ó incomparable diferen= cia del juicio é racon natural, á los paladares * Como estas cosas de la Nueva Castilla son en sí tan grandes, é tan apartadas, é tan nuevas, y tan importantes, é tan des- viadas y peregrinas, assi no he cessado de inquirir todo lo que he podido escudri- ñar, para me informar de todo lo que se permite á la pressente historia, y en es- ' pecial de aquellos hombres que saben me- jor que otros entender y examinar lo que - veen. Y assi por su buen juigio como por su edad y expiriencia larga quel piloto Pedro Corco tiene en estas cosas de In- dias, donde muchos años há que navega é anda por la mar y en la tierra, algu- nas veces que ha venido á esta cibdad, despues de nuestro largo conoscimiento de Tierra-Firme, ha dicho lo que agora diré, preguntándole yo por las cosas de la tierra é mares australes. Este me ha dicho quel pueblo de Sanct Miguel está veynte é cinco leguas dentro en tierra apartado de la mar, é que las doce dellas es todo arenales, é aun quas- si todo lo demás; é que se apartó aque- Ma poblacion por llegarse á la sierra é al E fresco 6. donde hay verduras; pero que comunmente que se puede regar lo de los llanos, é que se riega, porque en ellos nunca Jlue- ve. É por lo alto de las sierras vienen las aguas por acequias hechas á mano, de uno é dos estados de hondo, é más é me- nos, é de ocho é diez piés en ancho, é algo más é menos en partes; é por luga- * De este epigrafe quitó Oviedo algunas cláusu- las, bien que de poca importancia, moviéndonos á TOMO 1V. toda la tierra es estéril, aun- res Ó puertas señaladas abren el agua pa- ra regar lo baxo á los de concejos ó co- munidades en tiempos diputados, é repár- tenlas segund tienen las heredades: é des- pues entre el año cada uno toma el agua que quiere é há menester é no más, y en este caso muchos testigos de vista he vis- to conformes; y aun algunos dicen que la labor destas acequias , considerado dónde están, es un edeficio para un muy pode- roso é rico príncipe. Decíame este piloto quel gobernador Francisco Pigarro hacia su assiento en la cibdad de los Reyes, que los indios lla- man Lima, é que se le dió essotro nom- bre porque en dia de la Epiphania ó de los Reyes se principió su vecindad de los . españoles en ella. É que los naturales de la tierra yan los hombres vestidos con ca- misetas sin mangas é hasta medio muslo, é las mugeres con camisas largas hasta en pié, é muy anchas é sin mangas, é á ma- nera de alba se las ciñien, é assi andan. Y traen los cabellos cortados comunmente ellos y ellas en general, exgepto los se- ñores é hombres principales é mugeres de los tales, que traen luengos los cabellos. Dice este piloto que aquella cibdad de Lima está en diez grados de la otra par- te de la línia equinocial, á la parte del polo antártico. Los heredamientos de sus haciendas cércanlos de tapias muy buenas, é las arenas en montes que hay dellas están á dar razon de ello el deseo de que sea enleramente conocido el MS, original, que Ss a texto, 248 quatro ó cinco leguas de la mar, desde Sanct Miguel adelante. Hay una hierba que enrama las paredes é huertos, fresca é de muy lindas flores, é tiénenla en los huertos, é las hojas de- lla saben é son en el gusto é olor como verdaderas alcaparras; pero la tierra es tal, que no hay hierba donde no hay agua. Hay raposos grandes ó gorros, como en España, é bicn armados de dientes, é de la mesma color é pelo. Hay unos animales del tamaño de cier- vos é de uña hendida, y en todo é por todo son como ciervos, salvo quel pelo es áspero y espesso mucho, é no tienen cuernos, ni los comen los indios; é son á la manera de los animales que llaman en Italia mufros , 6 andan en grandes mana- das de cinco é seys mill, é más é menos, juntos. Hay anones muy buenos, como los de Nicaragua é destas islas. Hay un árbol que hage una fructa de dos é de tres palmos de luengo, é grues- sa cOmO poco menos que la muñeca, é tiene de dentro el comer della, 4 manera de una pasta muy dulce é cumosa: 6 tiene cuescos á trechos, que quieren parescer á habas verdes, y entre cuesco é cuesco hay un buen bocado de aquel manjar ó fructa. Llámase este árbol coaba , y es ár- bol grande é gruesso é de rescia madera, é la hoja dél es quassi como de ser- val *, 7 Hay unos árboles grandes que lleyan ciruelas, todas de cada dos cuescos, é cómense aunque no son de muy buen sa- bor, é la carnosidad dellas se pega á los _ dientes, y el vino sabe muy mal, si lo -—— bebentrás esta fructa. AS Hay perales grandes de aquellas peras - de la Tierra-Firme, que | HISTORIA GENERAL Y NATURAL Hay guayabos muy buenos é de muy buenas guayabas é grandes. Hay axi mucho é de muchas maneras, assi colorado como verde é amarillo, é redondo é luengo é menudo é de todas las otras maneras que se halla en estas partes. Hay cerrajas, verdolagas, mani, apio é muy bueno; mucha yuca de la que no mata, que llaman boniata, é no hay des- totra que mata: ajez, mahiz, é aquella hierba que llaman lingua canina ó lengua de perro: arthemisia muy buena, verbe- na, albahaca mucha, llanten, hierba mo- ra, é muchas otras é buenas hierbas. Unas rayges hay tan gruessas como el braco, é más é menos, é muy semejan- tes en el sabor é olor é color á las cana- horias, salvo que no tienen aquella me- dula ó tallo de enmedio duro como la ca- nahoria, sino todo este fructo ó rayz se come muy bien. Hay unos árboles que son grandes y hermosos, é llevan una fructa que quie- re paresqer mucho á los que en Tierra- Firme llaman membrillos, é assi el cues- co dividido en tres y en quatro partes é de buen sabor; é lo que se come desta fructa es muy bueno é sano manjar, y el árbol se llama hicomas. e Hay Otra fructa ques como nabos, gran- des é gruessos como la pantorrilla, é me- nos é más algunos, é son como agua, dul- ces, é la carnosidad como nabos; pero luego se deshacen en la boca. Es como agua, é llámase chicomas : de fuera, so. bre la haz de la tierra, echa ramas tendi- das como hierbas, é quiere parescer esta planta á la de los ajes. | Para coger la plata, que hay mucha, hagen en la sierra, cinco ó seys leguas de -Sanct Miguel, unas cavas; é desque han hecho un trecho de cava, hagen un hoyo ancho al cabo é pegan fuego á la cava (6 EA ca EN » Ed DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XVIL tranchea) é derrítese el metal é va á pa- rar en el hoyo, donde se recoge en mu- cha cantidad la plata, é despues se refina é sacan de un quintal de aquel metal qua- tro marcos é más de muy buena plata. Pe- ro es muy dificultoso de sacar, porque no hay leña en la sierra é se ha de llevar á cuestas allá desde lo llano; y la leña que llevan es de aquellos garrobos, que se di- xo de susso, la qual es muy buena é res- cia madera. Todo lo que está dicho en este capítu- lo hasta aqui, es del dicho piloto Pedro Eorco, é de otros que en muchas cosas de las sussodichas me dixeron lo mesmo. Añadiendo á la pepitoria ó composta que se dixo de susso, digo que otro pilo- to, llamado Johan Cabegas, que en aque- ilas partes anduyo (6 hombre muy cursa- do en Indias) me dixo que en aquella cos- ta de Sanct Miguel, donde se dige la punta de Finisterre, hácia Chincha dos leguas, están unas salinas que á mí me es cosa muy nueva la forma dellas , sobre el agua de la mar, media legua de ancho, ó dos Ó más de luengo de la costa, tan alta la sal como á la cinta, é menos ó algo más, hecha como peña ó roquedos quaxados; é debaxo de las tales peñas de sal es to- - do agua de la mar. É continuamente an- daban sobre dos mill indios cortando la dicha sal con herramientas é picos; é ar- rancando el pedaco, está el agua de la > mar debaxo ála rodilla, $ más. 6 MONOS; 6 la sal es. muy blanca. é muy buena, a A zo ae mucho cosa de ver. é aun de maravi- llar. Tres fuentes de pez me dixo A mesmo Johan Cabecas (y en aquesto de las fuentes yo he hallado testigos) que hay en la pun- ta de Sancta Elena (la qual punta está dos grados é algunos minutos de la otra parte de la línia del equinocio , en aquella costa de la Nueva Castilla). É la una dellas de- cia ques de aceyte ó trementina; pero de pez no lo pueden ser, ni tampoco la que 219 dige de aceyte ni trementina, porque la pez es cosa comun é sabida que se hace de los pinos, y el aceyte de los oliyos, é la trementina del terebinto. Pero no dis- putemos desto: basta que hay las fuentes ó manantiales donde es dicho de algun li- cor ó betume como aquel de la isla de Cu- bagua, ú otros que avemos tocado en es- tas historias, Ó de otro género incógnito. Y puedo decir que ya son muchos los que me han certificado que la una dessas fuen- tes es en el olor como la mesma tremen- tina. Deste piloto é de otros muchos he sa- bido é tuve noticia de las islas que aqui diré; pero ni él ni ellos me supieron pun- tualmente decir sus grados: é puesto que sea tan diferenciada materia la geogra- phia é assiento dellas de lo que hasta aqui se ha tractado (pues que en esta ne- gociacion é descubrimiento de la Nueva Castilla se hallaron é oyieron noticia de- llas los españoles), quíselas poner en es- ta composta hasta que más particularmen- te yo sepa su sitio é forma dellas. Este piloto decia quél descubrió la una destas islas, é que la llaman isla de Cocos, por - que hay muchas palmas dellos , é que es- tá doscientas é treynta leguas de Panamá é ciento é treynta del puerto de la Posse- sion de Nicaragua; é segund esto, á mi Cuenta estará en dos grados y medio, po-- co más 6 menos, de aquesta parte de la línia equinocial, si en essas leguas que he dicho este piloto no se engañó; é dice ques gentil isla é de buenas aguas. - Otra nueva isla dixo este piloto que es- tá á ochenta leguas de Panamá é á qua- renta de las islas de Cebaco: la qual isla es muy alta é llena de nieve en lo alto de- la, é Namáronla Malabrigo. Y tiene dos sierras, y es toda peña rasa é sin árbo- les; é si este piloto contó é tasó bien Jas leguas que dige, pienso yo que está en quatro grados desta parte de la línia “Jul SS E nogíal, poco más ó menos. 220 Dicho tengo en otras partes quel Perú es en unas sierras que pueden estar treyn- ta é cinco ó quarenta leguas de Panamá á la parte de Levante, porque desde aquella costa comencaron los capitanes Francisco Pigarro é Diego de Almagro á hacer su descubrimiento , é llamaron Perú á la tierra que agora llaman la Nueva Castilla: é desde aquella tierra á la parte de hácia Levante cient leguas , poco más Ó menos, es tierra anegada é llana, todo manglares, é más poblada la costa, é la gente que la habita son flecheros, é vi- ven en barbacoas ó casas sobre árboles é postes altos é de árboles, como las que hay en el rio Grande de la culata del gol- pho de Urabá. Algunos indios tienen tira- deras é macanas, y es tierra donde las lluvias son muy continuas, é assi hay muchos rios é muy grandes é los más de- llos navegables para barcas é berganti- nes. Y hallábase en poder de los indios mucho oro labrado, é traian carcillos de- llo en las orejas é narices y en.otros ca- bos; é por allí se hallaron algunas made- xas de oro tirado, é decian los indios que avian este oro de una gente que habitan detrás de una cordillera de sierra que va prolongada toda la tierra, á veynte le- guas ó menos de la costa de la mar, é decian que era muy buena tierra la de la Otra parte de la dicha sierra. Y era assi la verdad, porque adonde señalaban es la tierra que despues descubrió el capitan Sebastian de Benalcácar; é avian aquel oro á trueco de pescado é de sal, la que hagen desta manera. Toman rayces de mangles quemadas, é de la cenica hacen lexia, con la qual é con agua de la mar - Suécenlo todo junto hasta que se cuaxa 6 Se hace sal: que por el mucho lloyer no SS hay salinas en aquella tierra. Es gente des- Ruda, é mantiénense de los bastimentos, crias é pesquerias, como en Castilla HISTORIA GENERAL Y NATURAL petir algo de lo dicho, no debe rescebir pessadumbre el letor, porque siempre avrá acrescentamiento é otras novedades, y por tanto puse á este capítulo el nom: bre que dixe de la pepitoria ó composta: é desto es causa ser más personas las que informan destas cosas, entre las quales dicen que en aquella costa está una isla: que los españoles llamaron la Gorgona por las muchas serpientes que en ella hay. Está seys leguas de Tierra-Firme; es algo alta é muy llena de árboles, los quales nunca pierden la hoja; pero esto es co- mun en estas Indias. Hay en eila muchos guabeniquinaxes é muchas é muy grandes culebras; pero son provechosas, porque las comen los que allí van con nescessi- dad, é hay muchas «waybas. En derecho desta isla, cient leguas ó más la vuelta de la mar está en el golpho que passan de Nicaragua al Perú á una isla que lla- man de Cocos, que dixe de susso; y es muy alta é de muchos palmares é otros árboles (pero en esto de las leguas más creo lo que se dixo de susso). Tiene de circunferencia quatro leguas, poco más ó menos, é alrededor de sí mesma es lo más della de peña tajada: descienden de- lla muchos caños de agua muy altos, y engima es mucha parte della llano. Hay muchas aves assi marinas como de tierra; son como corcales é consienten se to- mar: hay muchos ratones tan grandes co- mo corís, é son blancos; muchos é muy buenos cangrejos. Hay mucho pescado de diverssos géneros; é assi el pescado co- mo las otras animalias é aves no huyen. Tienen muchos palmares de cocos á la cos- ta de la mar, que parescen ser venedi- cos como los de Burica. Allí se hallaron - ciertos ydolos labrados de piedra. - Passadas las cient leguas de la costa de _Anegadicos é llegándose á la equinocial, hay mucha diferencia en la tierra, porque no hay manglares; pero es tierra montuo- sa, los árboles son geybas. Hay algodo- DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XVIL nales monteses de mancanillos de la ma- líssima hierba é otros árboles , é toda la costa de la mar barrancas blancas é muy altas: es tierra enferma, é hay yuca é axes é lás otras fructlas que en la Tierra- Firme de Castilla del Oro. Los indios traen Camisetas cortas é sus vergiiencas de fue- fa: las mugeres naguas ó mantas de la - Cinta abaxo, como en Castilla del Oro. Tienen é traen oro é plata en joyas é car- cillos y en las narices: el cabello traen co- mo los indios coronados de la costa de Sancta Marta é del rio Grande. Hánse hallado en aquella tierra muchas é buenas turquesas y esmeraldas: é las esmeraldas se crian en guijarros é piedras como marmoleñas, pero lo blanco más claro quel mármol é no trasparente en las _enterioras de tales piedras, porque se ha visto esmeralda acabada de sacar del gui- jarro, y es de una parte esmeralda é de la otra guijarro claro ó trasparente. Pero aunque se han avido algunas piedras des- tas esmeraldas de mucho valor é otras muchas de medianos prescios, no se ha hallado en esta gobernacion el nascimien- to, é los indios lo tienen secreto. Hay muchos lagartos de los grandes 6 cocatrices en los rios, é son muy dañosos. En aquella tierra sacrifican indios mu- chachos é mugeres; é desollados, los cue- ros los hinchen de paja é los ponen cruci- ficados dentro en los templos. Adoran unos ydolos quassi de hechura de e nes, DUgroS- -é aquestos pónenlos ag : de unos altares baxos , dos dellos en cada templo, é allí les dan ciertos sahumerios é los sirven. ] En aquella tierra quassi todos los espa- ñoles que en ella están, de un mes arriba crian unas berrugas sucias é grandes, que á algunos les salen en la cara é á otros en el cuerpo, é huelen mal, é si re- vientan se desangran por ellas é aun pe- ligran algunos, assi en Puerto Viejo como - en otras partes de la tierra. En aquella - 221 tierra de Puerto Viejo es tierra rasa é de pocos montes, é arde mucho el sol en ella y es algo enferma. Todos los más indios que habitan en la costa són sodomitas abominables, é usan con los muchachos, é los traen é andan ellos muy enchaqui- rados é ornados de sarlales con muchas joyuelas de oro. Tractan mal las mugeres: ellos visten camisetas cortas é las vyer- giiengas de fuera. Comen tortillas de mahiz y el pescado crudo, é lo más que allí hay son bonitos, é créese que de aquel pescado proceden las berrugas ques di- cho á los que comen esse pescado. Por aquella tierra adoran unas ymági- nes de sierpes muy grandes, é tambien de cabrones é de tiburones: tienen ymá- gines destas cosas, en que adoran, como es dicho. Hay por allí poca agua, é beben de pocos, que en toda aquella costa, desde que comienca á se allegar á buena tierra hasta Tumbez, no se hallan sino tres rios - caudales, ques uno la bahia de Sanct Ma- theo, é otro el de Caraque, é otro el de la Puna. Tornando á Contar desta tierra de Puer- to Viejo, la tierra adentro hágia la parte del Leste, prolongándola por debaxo de la línia ó gerca della, va toda la tierra llana de pocos montes (quiero decir sierras), porque toda ella va de muchas arbole- das: es tierra rica de oro é plata. Qua _don Pedro de Alvarado entró por allí la via de Quito halló tanta falta de agua, que peresciera su gente si no halláran unos cañaverales de las cañas gordas de Castilla del Oro, que cortándolas las ha- llaron llenas de agua, de que bebieron las gentes é los caballos. Cerca desta tier- ra le lloyió al dicho Alvarado dos dias tierra bermeja, lo qual ovieron por mal pronóstico: é tal le subcedió, porque al passar un puerto de nieve adelante le que- daron helados mas de septenta ú ochenta * hombres é mugeres entre indios y espa= 222 ñoles. Yo estaba algo incrédulo desta re- lacion, que un hidalgo é persona de buen crédito me avia escripto desde la tierra é gobernación de Francisco Picarro, é otros que de allá vinieron me lo ayian dicho; é despues passó por aqui el adelantado don Pedro de Alvarado, y él mesmo me cer- tificó que tres dias continuos le llovió tier- ra, é que para dar hierba á los caballos é quitársela, era menester lavarla primero para que la pudiessen comer. Y despues he visto que no es aquessa la primera vez que ha acaescido lo semejante en el mun- do, porque Livio en muchas partes de sus decadas escribe aver llovido piedras - € sangre é otros prodigios; pero aquesto _de llover tierra tambien lo pone, é dice que en Pigeno una cabra avia parido en un parto seis cabritos, é que en Arezzo nasció un niño que no avia sino una ma- no, é que en Amiterno llovió tierra, é que en Formio avia seydo tocada la puer- ta de la cibdad y el muro del rayo celes- te, é que allí mesmo un buey avia habla- do diciendo: Guárdate Roma.* De manera que por esta auctoridad se colige que ya lovió tierra en Italia, segund este auctor dice. Tornando á nuestra historia desta go- bernacion de la Nueva Castilla , muchos afirman que en la punta de Sancta Elena se hallan muchos veneros de pez é alqui- tran 6 á lo menos le paresce, é brean los navios con ello. Toda la tierra ques dicho é aun la que se dirá es de diverssas len- guas, tanto que cada poblacion tiene su lengua, é aunque con los vecinos algu- nos se entienden es con mucha diverssi- dad de vocablos mezclados con los otros comunes. A - - Todos los-más de los árboles que hay - desde Puerto Viejo adelante hasta Sancta da, e * Elena por la costa, son 4 la manera de HISTORIA GENERAL Y NATURAL quebrar, é huelen á hinojo, y echan una resina muy olorosa, que tienen los indios en mucho, porque sahuman sus ydolos con ella. Entre Ja punta de Sancta Elena 6 Tum- bez hay un rio muy grande é bien pobla- do: la gente que lo habita andan todos desdentados, que no tienen dientes en la mandíbula superior, assi hombres como mugeres: que por cierto delicto que hi- cieron al Cuzco, álias Guaynacava, padre de Atabaliba, les impuso aquella peniten- cia, é al pressente la guardan. En la boca deste grand rio ques dicho, hay una isla que llaman la Puna, que ter- ná de circunferencia doge leguas, llana 6 de pequeños montes, pero muy viciosa. Avia en ella pocos más ó menos de seys 6 siete mill vecinos indios: es de muchas é buenas pesquerias de diverssos géneros de pescados, é un hermoso puerto, que echan plancha en tierra los navios. Hay muchos venados en ella. Beben de pocos, y es muy rica de oro é plata, Todos los indios é pringipales se sirven con vassijas de oro: el señor desta isla salió de paz al gobernador Francisco Pi- carro, 6 le passó toda su gente é caballos en balsas desde la Tierra-Firme 4 la isla, que hay una legua, porque allí usan las balsas, é puede llevar una. balsa por la mar dos é tres caballos. Son hechas de unos palos gordos é livianos tablados co- mo vigas, é otros atravessados, en que van atados, é sus barbacoas enmedio, é sus yelas latinas, é remeros por los lados - con sus nahes. El señor desta isla se sirye con mucha pompa, é quando sale de su casa €s con trompetas é atabales: tienen porteros € guardas de sus mugeres, é porque estos no les parezcan bien á ellas, traen cortados los becos é narices é los miembros genitales; é Ja manera que tie- nen para cortarles los miembros es que DE INDIAS. LIB. tendidos les ponen una viga sobre los pe- chos é otra sobre los muslos, é despues de le aver cortado aquello, los vuelven de boca en tierra hasta que se desangran: que digen que aqueila sangre se avia de convertir en materia, é luego con dieta é ciertos polvos de hierba que le echan sana. En esta isla y en toda la tierra ya dicha desde los manglares á ella, hay muchos patos é corís, que crian en sus casas los: indios: aqui dieron mucha guerra al go- bernador Francisco Picarro. Hasta aqui llegaba el señorio del Cuzco, ése halló un mayordomo ó recogedor de los tributos. É aunque saltemos á otra materia, pues quel título deste capítulo lo permite, es bien que como en su lugar apropriado se diga, sin proceder adelante, qué cosa es el Cuzco y el señor dél, que se llama Inga. El Cuzco es una tierra que podia estar passada la línia equinocial hágia el polo antártico trescientas leguas, pocas más ó menos (que son diez y siete grados é mi- nulos) de camino derecho: es tierra muy áspera é muy rica de oro é plata. Á esta tierra vino antiguamente un grand señor con una gente que llaman inga, é agora se llaman orejones, é solo al superior se- ñor le llaman Inga. Á esta su gente lla- man orejones, porque traen abiertas las orejas como las indias cl costa de las perlas. Traen metidos unos carcillos en las orejas desta forma, é tan redondos como una manilla é tan gran- des; é andan tresquilados é sobre peyne: las cabecas algo luengas é atadas las ca- becas con unas cintas del gordor del de- do menor de la mano, que le dan dos ó tres vueltas alrededor de la cabeca. Traen camisetas hasta las rodillas é pañicos. Es gente muy belicosa é muy diestra: sus armas son picas 6 hondas, porras é ala- bardas de plata é oro é cobre: las porras XLVI. CAP. XVIL as de Ni- caragua ó como las guarichas en estotra , 923 é alabardas son desta manera que aqui las pinto (Lám. I11.*, fig. 11.*). É tambien traen estóricas, é las porras traen con un palo metido por aquel agujero de enme- dio, é tan luengo el palo como un cobdo, con una lacada de cordel al cabo, donde meten la mano ó la muñeca quando vie- nen á los bracos: é sin pelear traen al cuello la porra, y es de gorda como un puño. Este señor que llaman Inga pobló el Cuzco, é higo una cibdad muy fuerte pa- ra residir él; y es de edefigios mucho de yer, porque es de muy buena canteria é muy bien labrada, porque hay en el Calis- po (que assi llaman los indios la fortaleca del Cuzco) de piedras tan grandes como tres bueyes, é tales, que paresce cosa imposible fuercas humanas poderlas subir allí. É con esta gente orejones é con otros de aquella tierra que se le juntaron, con- quistó por todas aquellas comarcas lo po- blado é pobló lo despoblado: é despues vino á ser tan grand señor este é sus sub- cessores, que se vino á llamar el señor del Cuzco Capac-Inga, solo señor ó úni-. co señor ó monarca. Comencando á usar de tal nombre, ganó muchas más tierras: é higo entender á todos los indios que era hijo del sol, é lo tienen assi crey- do. Y en aquella tierra tienen é adoran al sol por su dios, é dic igen quel sol. 09 su padre é la tierra su madre. - Passada la línia equino ialbácia la par- te del antártico polo, la tierra de Tum- bez es algo llana á la parte de la mar: tiene muchas sierras á quatro leguas; lueve poquito: tiene un hermoso rio, de que riegan sus mahigales: tienen muchas fructas de guayabas, é otras muchas pes- querias á la mar. Allí se comencaron á hallar las ovejas grandes, de quien se tractó en el libro XIT, capítulo XXX. Los indios tienen el trage que en la is- la de la Puna: el cabello cortado; cami- setas é pañicos. É las mugeres unos hábi- 294 tos hasta los piés, ceñidos, que parescen frayles, quassi como si tomassen una sa- ca grande é le abriessen los cogujones para sacar los bracos, é por medio sacas- sen la cabeca; é á fuer desta tierra de Tumbez visten é andan en treynta leguas alrededor, hácia la parte de la sierra. En quinientas leguas adelante, hácia el Sur, no llueve, ni truena, ni relampa- guea, ni hay frio ni calor demasiado, y esto se entiende toda la costa de la mar é veynte leguas en ancho hácia la sierra. Y va la tierra poblada desta manera: que á jornada é á dos jornadas hay rios que descienden de la sierra, é todos essos rios están muy poblados, que los valles dellos. son muchos é muy viciosos , é producen muchas fructas de las ya dichas. Con el agua dessos rios riegán las tierras, é co- gen muchos mahices, ajos, yuca, habas, fésoles, é unos pepinos buenos mucho é de suave gusto. Todos los árboles que nas- cen en aquestos valles destos rios son por la mayor parte espinos, é producen una fructa que los españoles la llaman garro- ba, porque tiene aquel sabor, é son de hechura de unas baynas de fésoles. Fue- ra destos valles, donde hay rios, es toda la tierra arenales; é lo ques sierra son peñascos desnudos de hierba, que como nunca llueve, no produce la tierra cosa yi- va allí. Las monterias é caga é aves salvages que hay, son venados, leones, gatos, corras (perdices , tórtolas en los valles); todo esto al proprio'como lo de Castilla. Hay gallinas de aquellas grandes negras é bellacas de las de Castilla del Oro: hay unas grandes aves, que las llaman los es- _ pañoles buytres, que tienen catorce pal- o mos de vuelo, abiertas é tendidas las alas, de punta á punta del ala; é aquestas an- - dan ála costa, é se mantienen de lobos muchos en toda la cos- pos tierra, que Undo- hay desde: aqueste rio hasta la villa de HISTORIA GENERAL Y NATURAL bo, por grande que sea, é quiébranle los ojos á picadas, é assi lo matan. Hay otras aves en la mar tan grandes como patos, que tienen las alas de cuero, sin pluma ninguna, é vuelan poquito. En toda la tierra hay patos, corís, 6 muchos gana- dos de ovejas; porque desde Tumbez há- cia el Sur para adelante se hallan las ove- jas, que de allí para atrás ni debaxo de la línia no las hay en toda aquella tierra Ó quinientas leguas ques dicho. Hay en cada provincia una lengua é quassi un trage: esto por los llanos é costa de la mar. | En el rio que llaman de la Pira, ques á treynta leguas, passado Tumbez, don. de primero se pobló Sanct Miguel, hay una legua, é llámanse tallanes. Andan ar- rebogados los hombres todos con unas to- cas de muchas vueltas, é assi traen las cabegas muy grandes con aquellos rebo- cos, é á los cabos sus rapacejos colgados que parescen barbas. Unos dicen que lo hacen, porque diz que tienen en el colo- drillo Ó cogote un rabo de carne, tan gruesso é luengo como el dedo mayor de la mano: otros digen que traen aquellos tocados porque la tierra es enferma de los ojos, é á dó quiera que vean venir de dos indios arriba, pueden apostar ques uno tuerto; é assi han cegado muchos es- pañoles en aquella tierra. Á la boca deste rio mueren muchos pescados, assi como atunes é bonitos é otros, é desde aqui adelante hácia el Sur 6 polo antártico en ningun rio ni en la mar no se ha visto ni hallado lagarto al- Suno, pero en aqueste rio muchos é gran- des é muy dañosos. Créese ques la causa que desde allí hácia acá es la tierra fria, - 6 más cierto las grandes corrientes de los rios que avienen por los llanos ques di- cho, é corren con tanta velocidad, que sacan las piedras de debaxo de los piés. -En otras ochenta ó noventa leguas que DE INDIAS. LIB. XLVI CAP. XVIL Truxillo. hay otras Ténguas que llaman _mochicas,. é las mugeres se visten como las de Tumbez, é los indios camisetas é pañicos y en las cabegas unas madexas de lana hilada colorada é muy fina, una vuelta dada á la cabega y echado su bar- biquexo: é traen todos unas mantas por capas, porque tienen: por afrenta andar sin ellas, é los señores se sirven de mu- cho arte. Tienen sus pages é sus officia- les é cocineros, todos hombres, no mu- geres : andan en hamacas: si-no es en la lengua, en todo lo demás, en trage, en servicio, en sacrificios é gerimonias todos acuerdan en una cosa. - En aquellos llanos, como es dicho, en quinientas leguas, tienen los templos en alto puestos, é los ydolos-que tienen de piedra : llamábanle Guatan, é lo mesmo llaman á un remolino que ven de viento é polvo, aunque otros ydolos tienen en sus templos de palo, hechos á manera ó fi- gura con sus mitras. Á estos templos ofrescen oro é plata é ropa: los sagerdo- tes dellos- andan vestidos de blanco, é no se echan:con muger, é viven castos (se- gund ellos dicen): no comen axi ni sal. Quando se juntan á hacer sacrificios de ganados ó de indios, todos los que suben al templo, van vestidos de blanco , con muchos atabales é 2 1e sacrifican, que quassi vivo el coragon 6 palpitando lo ofrescen al sol; - é despues untan los hogicos al ydolo con la sangre. Quando se entierran, en especial los - señores, es en unas bóvedas muy gran- des, revueltos en toda su ropa'é colcho- nes é quanto tienen, é todo su oro é pla- ta meten allí con ellos, € á sus mugeres é pages é 4 los criados, que más quisieron - en su vida, vivos; é pónenles encima de a sepoltura su ymágen (ya dicha) de TOMO 1V..* bocinas de caracoles grandes: tienen trompetas de mala gracia é doloroso oyr, é de grandes albaridos « do -. m ho dolor. Sacan: el Coracon en vida + e e Miguel : : e pe Soblcos de españoles a assi "llamada, la llaman los indios La Chira, é 225 palo. (Despues los españoles han desenter- rado muchos para les sacar el oro.) Y en aquel tiempo acuden allí los sacerdotes de los templos é los más ancianos de los pue- blos á estorbar que no aparten huesso de huesso, porque digen que han de tornar á juntarse, é que han de vivir (y en esto dicen verdad , é será quando el final jui- cio). Échanles sobre la sepoltura chicha, é dicen que les dan á beber: en fin ellos tienen claramenté que aunque muere el cuerpo, que no muere el ánima. En los tiempos de hacer las sementeras Ó yr á coger el oro á las minas ó empren- der alguna guerra, ayunan primero ginco ó seys dias, é andan vestidos de blancó durante este ayuno, é no comen bocado de cosa ni manjar ni otro mantenimiento alguno, sino beben chicha. Quando quieren que los crean, juran por el sol é por la tierra: este es el mayor ju- ramento que tienen, bessan la tierra é alcan las manos al sol, é al sol dan gra- cias, quando han algun bien. É aquesta - cerimonia hacen quando ven al Ynga: que alcan las manos é chupan los begos para “adentro, é lo mesmo hacen todos los in- - dios á los caciques é á los españoles; é llámanlos á los españoles virachas Ó vira- cocha , porque á la mar llaman cocha y es- puna quiere, desir vira, é ne, vinieron la que agora se dice Truxillo la dicen los indios Canda. En esta cibdad ovo antigua- mente un grand señor, que se llamó Chi- mocapa, que sojuzgó doscientas leguas; é allí en donde está Truxillo ovo un grand templo, que avia en él más de veynte mill marcos de plata, enterrados debaxo de las ymágines dél. Esto halló un hidalgo llamado Martin Estete, natural de Sancto io de la Calgada del qual se higo 226 mencion en el libro XLI, capítulo prohe- mio; pero gogólo poco, porque se murió. Este Chimocapa acordó de yr á dar guerra al Ynga: é sabiéndolo el Ynga, vi- no sobre él, é venciólo é tomóle toda la tierra de los llanos ya dichos; é con esta grand victoria crescióse el ánimo al Ynga € ganó é sojuzgó septecientas ú ochocien- tas leguas, las trescientas de aquella otra parte del Cuzco hácia Levante é hácia el Sur, é las demás hácia el Norte. En toda la tierra de los llanos no tienen casas, é viven en corrales de carricos. Venido el tiempo de un Ynga, que se llamaba Guaynacava, este fué el mayor se- ñor é más querido que ha avido en aque- llas partes; é aqueste mandó é instituyó en los llanos todos que no tuviessen armas ni usassen dellas , é los hico tributarios, assi á essos como á los de las sierras. É de quantas cosas Dios cria en la tierra le passaban tributo en cada provincia, é te- nia casas Ó aduanas donde se recogian aquellos derechos ó almoxarifadgo, y en cada provincia un gobernador, y en cada pueblo un mayordomo; y estos tribu- tos no tocaba en ellos, porque decia que eran del sol, é no los gastaba sino quan- do la gente de guerra suya. por allí pas- saban. Y en cada pueblo avia un apos- sento, donde se podia apossentar un gran- de exército: é á este llamaban tambo. Este grand señor Guaynacava mandó que no sacrificassen hombres, é que no matassen las hembras del ganado, é que los sacrificios fuessen de animales. Este HISTORIA GENERAL Y NATURAL mejante se le iguala en aquellas partes, é aun en el mundo ó lo que dél se sabe por los chripstianos. É porque los rios que atraviessan estos caminos, son muy res- cios é de peña tajada á las orillas, á los de la sierra (que hay rio que tiene de bar- ranca diez estados hasta el agua) les man- dó hacer é tenian hechas sus puentes, é adonde no alcancaban maderas, están he-- chas de maromas texidas de cabuya ó be- xuco, tan gorda cada una maroma como un hombre; de manera que pueden pas- sar oyejas é caballos por ellas. Y para sostenerlas aquestas puentes é los tambos de apossentos, repartió los pueblos é pro- vingias más comarcanos, los que avian de tener cargo de cada cosa: y en todas es- tas septecientas leguas tenia puestas pos- tas de correos de mancebos sueltos é muy ligeros á cada quarto de legua, en una casa diputada para los tales; por manera que sabia en muy breve tiempo todo lo que se hacia en su tierra. Este señor or- denó que sus mílites é gente de guerra anduviessen vestidos de colores é de bue- nas mantas, é los otros plebeos no, ni aun capato el villano ó agrícola, sino abarca, y el hombre de guerra capato. La manera que aquestas gentes tenian para elegir el Ynga ó su rey é señor so- berano era aquesta: que quando el que lo era se moria, despues de visto 4 quién pertenescia la subcesion del estado, aquel subcesor se encerraba adonde no le via persona alguna, vestido de ropa muy fi- na de color roxa ó carmesina, ó ayunaba quatro Ó cinco dias; é despues de aver hecho essa cerimonia, le ponen en lu- gar de corona una borla de color de un - finíssimo carmesí, de lana hilada 6 tor- cida , tan grande como de -simentales a _de caballo, -en la frente, que le llega hasta las cejas, desta manera (Lám. V., ce fig. 1V.2). É luego que sale con esta. ¿_ borla, ques la investidura real, assi co- A se mo á Jos duques de Milan ó do Venegia DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XVIL la birreta ducal, 6 4los cardenales el ca- pelo, ó al rey la corona, ó al Papa la tia- ra, assl este, en seyendo Ynga, se po- ne aquella borla, é todos los señores de su reyno é señorios le sirven é adoran en él; 6 aunque todos los Yngas passados tu- vieron la órden é potencia ques dicha, ninguno la tuvo assi como Guaynacava, que fué muy varon, é su persona fué muy valerosa é de mucho esfuerco é pruden- cia. Este tuvo trescientos hijos é hijas en diverssas mugeres: este vino señoreando hasta debaxo de la línia equinocial, é pa- ra tener seguras las provincias é pueblos que ponia debaxo de su dominio, hico que las gentes é vecinos de una provin- cia fuessen á vivir á otra, é los de la otra á la otra; é por léxos que fuesse lo uno de lo otro, los trocaba. En los despoblados, aunque oviesse treynta Ó quarenta leguas, hico hacer á cada jornada un tambo, é sosteníanlo los pueblos más cercanos, como ya está di- cho de susso. Avia en cada provincia sus casas é mo- nesterios de mugeres dedicadas al sol, é degian que le guardaban castidad: estas hacian ropa para el templo del sol, é las que dellas remanesgian preñadas, decian quel sol las avia empreñado. Todos los Yngas passados , é Guayna- cava más que todos, recogieron todo el oro é plata que en todas aquellas partes se sacaba 6 avia, 6 lo pusieron en el Cuz- del En (aunque en « otras partos avia oro - en los templos); pero la riqueca deste del Cnzco no era comparable con otro algu- no: que las paredes dél hallaron los es- - pañoles forradas é planchadas de muy fino oro. É assi como en los templos sagrados de los chripstianos, y en el palacio apos- tólico del Sumo Pontífice de Roma, é los palacios reales ó imperiales suelen estar comunmente blanqueados de yeso ó cal, y en fiestas solempnes acostumbran ador- 227 narlos de lindas é ricas tapicerias, é á - mayor solempnidad interponen brocados é telas de oro é chaperias de oro € plata, todo esso es muy poca cosa en valor con esta manera de planchas de oro fino (de las quales yo ví muchas que á pedacos traian por esta Isla, é llevaron algunosá España de aquellos que en la prission de Atabaliba se hallaron, que fueron traidas por su mandado á Caxamalca despues de su prission). Aqueste Guaynacava ganó la tierra de Quito, ques quassi debaxo de la línia del equinocio la tierra adentro; pero porque es aqui á nuestro propóssito, diré lo que muchos afirman destos nuestros españo- les que lo han visto, y en esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española hay algunos, que dicen que debaxo de la lí- nia en algunas partes della hallaban ca- lor, y en otras mucha nieve é frio. Essa tierra de Quito es medianamente poblada, é los indios belicosos, é tienen é usan las armas que los del Cuzco. Es tierra en que llueve é hace frio é nieva é granica; pero tambien hay valles calien- tes, donde siembran los mahicales, pero no crescen más que hasta el cobdo las ca- ñas del mahiz, é hacen miel dellas; é hay muchas hierbas como las de Castilla al proprio, assi como _berros ,. Cerrajas, Janten, esparto é otras. muchas pes bas, : -Á una parte de Quito se ha descu! toé hay canela, que nasce en unos Ár- boles pequeños, é trácnla á rescatar á Quito, que son unos capullos de cierta fructa, é pues ellos son tales que imitan enel sabor á la perfetta canela, muy me- jor debe ser la fructa. En la tierra de Quito hay muchos rios é muchos ganados é conexos é venados: los mas árboles son alisos. Allí se halla- ron é vieron los españoles muchos mon- tes de huessos de hombres muertos en la guerra, é hay un cercado lleno de hues- sos en memoria de una batalla que allí. 228 ovo. Muerto Guaynacava, dexó por Ynga á un hijo suyo, llamado Guascara; é de la tierra de Quito dexó por señor á otro su hijo, llamado Atabaliba: el Guascara, des- pues que fué Ynga, envió á decir al Ata- baliba, su hermano, con un su capitan, que le obedesciesse é tuviesse la tierra por él. Atabaliba le respondió que no que- ria, porque aquella tierra le avia dexado su padre. Aquel capitan envió á decir al Ynga esta respuesta, é que le enviasse : dos mill orejones, quél prenderia á Ata- baliba, porque hallaba buena voluntad en los caciques de Tomepumba, ques una provincia á la entrada de Quito, donde estaba una hermosa cibdad ribera'de tres rios. Y cómo el Ynga envió los dos mill orejones, sabiéndolo Atabaliba, fué so- bre aquel capitan, é ovieron batalla so- bre las puentes de Tomebamba 6 Tome- pumba, é fué vencido é presso Atabaliba: é una noche horadó con una barreta de cobre una torre é huyóse á Quito, é higo entender á su gente que se avia converti- do en culebra é se avia salido de la torre, do estaba presso, por un agujero é revol- vió con grande exército sobre los ore- jones, é los venció é metió á cuchillo ses- senta mill hombres en Tomebamba vel Tomepumba; é desde allí vino ganando é sojuzgando toda la tierra de los que le. eran rebeldes, á fuego é 4 sangre; 64 los que le obedescian, dábales lo que to- maba de los otros. HISTORIA GENERAL Y NATURAL Ynga higiesse juntar todos los capitanes é señores que consigo tenia, é se diesse as. siento en la concordia; é assi se juntaron para este efetto el Ynga é los demás. Pe- ro salió el negocio de otra manera, por- que despues de juntos, acordaron de ha= cer primero una borrachera (porque sin ella nunca consultan nada), y el dia de la borrachera, los capitanes de Atabaliba mandaron secretamente á su gente que no se emborrachassen ; é desque vieron que estaban los otros borrachos, dieron en ellos é prendieron al Ynga, é descabe- caron á los otros sus capitanes, é quedó por señor Atabaliba. En este tiempo lle- gó el gobernador Francisco Picarro á Ca- xamalca, é fué Atabaliba sobre él, pen- sando tomarle allí 4 manos , y el gober- nador lo prendió é mató después, como la historia lo ha contado, é se ovieron tan grandes thessoros como es dicho. Y tu- vieron despues los españoles mucho tra- baxo é guerra en recobrar las tierras de los indios de Quito, que la tenian ocupa- - da; é al fin los que quedaron se fueron la vuelta de Quito con un capitan llamado Quizquiz, con el qual el mariscal don Die- go de Almagro oyo dos ó tres recuentros, 6 al cabo los mesmos indios suyos le ma- laron, por no andar perdidos trás él. Quando la prission de Atabaliba, huyó un capitan suyo de Caxamalca, ó de su real de Atabaliba, con cinco ó seys mill hombres, é alcóse con la tierra de Quito, é traia unos hijos de Atabaliba: que allá estaban; é Atabaliba, estando presso, envió por ellos á un hermano suyo, y es- te, no queriéndoselos dar lo mató, é le higo sacar todos los huessos por cierta - parte, quedando el cuero entero, é lo hi-- co atabal; de tal manera que la una par- te del atabal eran las espaldas, é la otra - Parte era la barriga; é curada la cabeca ido é piés é manos, estaba entero como pe- 9 que nado, fecho atabal ó atambor. Esto higo DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XVIL tas y escripturas yban de Lima, dixo á á otros, á quien amenacaba que no le seyendo obedientes, serian assi converti- dos en semejantes atambores. Y son tan celosos en esto, por su poca fidelidad, que los capitanes de Atabaliba, quando prendieron á Guascara Ynga en el Cuz- : - co, le mataron quantos hijos tenia chicos 6 grandes, é abrieron á todas sus muge- res para ver si estaban preñadas, porque no quedasse subcesor del dicho Guascara. . Contado ha la historia cómo el gober- nador Francisco Picarro, despues que mandó matar al Atabaliba, hico Ynga é señor en su lugar á otro. Este, desque se vido señor, pensó cómo podria libertar sus tierras con muerte de los chripstia- nos todos; é desque vidó quel maris- cal era partido la vuelta del estrecho des- de el Cuzco (como la historia contará ade- lante), é que quedaba poca gente en la tierra, mandó que todas las provincias higiessen armas é «sembrassen mucho pa- ra la gente de guerra, é puso guarnigio- nes entre Lima y el Cuzco , que son quas- si cient leguas; é mataban quantas gentes é mensajeros yban ó venian, que ni los - españoles del Cuzco sabian de los de Li- ma, ni los de Lima de los del Cuzco. É mató en veces quinientos hombres ó más, é tomóles mucho despojo é caballos y es- clavos é algunos españoles á prission; é puso real sobre el Cuzco, é tuvo allí ger- cado al capitan Hernaiado Picarro é los - españoles; pero del alcamiento deste Yn- - ga muchos culpan al Hernando Picarro, por los m: le hico, como se dirá adelante. El gobernador, pensando que acerta- ba, hico señor á otro hermano suyo, y envió con cierta gente de españoles á so- -correr al Cuzco; é llegando cerca de la mitad del camino, vino gente de guerra - sobre aquellos españoles é matáronlos, y este que avian fecho nuevo señor, alcóse - tambien. - Como el Ynga avia tomado quantas car- ss tractamientos que al Ynga 229 ciertos españoles que tenia pressos que las queria quemar, é uno dellos le dixo: «No las quemes: que yo te diré cómo dés mucho mayor enojo con ellas á los del Cuzco». Y el Ynga creyólo, y el español le dixo : «Rásgalas hasta la mitad, y en- viáselas que las vean los chripstianos ras- gadas, ques muy grand injuria para ellos». Y el Ynga hícolo assi, y enviólas al Cuz- co; é por ellas supo Hernando Picarro có- mo avian muerto los indios todos los so- corros quel gobernador avia enviado, y entre aquellas escripturas fué el jubileo é lo ganaron los cercados en el Cuzco. To- do lo demás que aqui se podria decir des- to es para adelante, y en su lugar se di- rá, porque la pepitoria ó. composta pro- ceda é tenga su definicion conviniente. La gente de la sierra de aquella gober- nacion andan vestidos de camisetas de la- na é de algodon, como se ha dicho, é traen bragas ó paños menores, y en las cabegas unas hondas revueltas: las mu- geres unas camisas sin mangas, é los es- tómagos faxados con unas como cinchas de caballo, con muchas vueltas é unas mantellinas , é la cabeca de fuera; é aque- llas mantellinas assidas con alfileres luen- -g0s de cobre é de oro é de plata, segund en ser Ó posibilidad de cada una. Quando camina la gente « de guerra, es. en esquadrones, é cada uno de los míli- tes lleva sus armas: é llevan : su avan- guarda 6 retroguarda, é la pS servil é de cargas enmedio. - En toda aquella tierra hay officiales pla- teros, carpinteros, albañiles, pintores que viven por ello: la lana hilan hombres é no mugerés, porque hay oficiales de hi- lar. -En todos los rios hay salces, como en Castilla: minas de plata muchas por las sierras: veneros de tierra de todas colo- res, y en especial amarillo, verde, colo- rado, agul muy fino : lo verde es hierba, 230 é las otras colores ques dicho, son de tier- ra. Hay algodon, que su mesma color na- tural es de su nascimiento encarnado, é leonado otro, é de lo blanco assimesmo, é mucho. Un castigo cruel se usa entre aquella gente, y es una nueva manera de tor- mento é lision: la qual yo no he leydo ni oydo hasta agora otra mayor ni su seme- jante, quedando vivo é ciego el que pa- desce; y es que toman un carrizo tan luengo como palmo é medio, é todo hue- co, é pónenselo al delinqiiente sobre el ojo, é dánle con la palma tan rescio de la otra parte, que le hacen saltar los ojos, é viene incontinente á dar en la mano por el camino adelante, é assi le sacan los ojos. Á los adúlteros que duermen con muger casada, málanles po ello é es ley usada. El Ynga traia en su córte lala los pri- -mogénitos de los señores, y el que no te- nia hijo, andaba él en persona; é todos los caciques é gente de-cada provincia que andaba en su córte, vestian trage de su tierra cada uno. Traen una bierba, que la hoja della es | menuda como la murta ó arraihan, quan- do andan-en la guerra é fuera della, que ' con los polvos desta hierba se pueden sos- tener dos dias sin comer é sin beber, con solamente traerlos en la boca: á esta hier- ba llaman coca, é tiénenla en mucha esti- macion é criánla con mucho regalo, y es como digo á manera de murta la hoja, al- . go mayor. - El Ynga anda continuamente en andas guarnescidas de oro é plata, é aquestas traen. caciques sobre sus. hombros, por- - que villanos ni gente baxa no se admite átan preheminente cosa 6 tan honrosa, ni $ S Jas pueden ni osan tocar, sino solamente = sagiques $ «pianos Ó otros, señores HISTORIA GENERAL Y NATURAL con ligencia é título dado para esto por el Ynga; é assi los tales traen un page cada uno con su daho, é todos los demás, aun- que sean principales, se assientan en el suelo, Una fructa hay en aquella tierra, por donde anduvo el mariscal don Diego de Almagro , de la otra parte del Cuzco, que la produce de sí mesma la tierra; é son como ajes, redondos é tan gruessos como el puño, é llámanlos pipas, é quieren pa- rescer turmas de tierra. En la tierra del Collao y en la de To- pisa es tierra llana é rasa en muchas par- tes, é los indios traen camisetas é bragas, é algunos traen unos bonetes de lana, á manera de turcos. Hay algunos pueblos en la tierra del Collao, que traen sobre las orejas unas pelotas de algodon, tan grandes como una bola, ó mayores quel puño cerrado, é re- dondas : esto los hombres, porque las mu- geres es su trage como las del Cuzco, Porque se ha dicho que en aquella tier- ra de los llanos no tienen casas, entién- dese donde no llueve, que en las sierras muy hremosas casas tienen, cubiertas con esparto, ques la mejor manera del mun- do para cobrir, digo para de hierba, por- que nunca se pudse: La varagon que echan en la sierra á las casas, son unas varas muy derechas que crian é siembran para este efeito (como en Vizcaya los fresnos para astas de lancas); é aunque se diga essa generalidad de sierra, no se ha de entender ques todo de tierra áspera, por- que en ella hay muy buenos llanos é va- lles. | Las balsas que usan en aquellas partes £n Jugar de nayios, desde el rio de la Chira hácia la parte austral, son de Juncos, La gente de la sierra comen muchas ve- ges] la carne cruda; especialmente quando se hallan e en parte donde no pueden aver r e ES fuego, no se dan mucho por él: é tambien ESOS muchas scr A A A z DE INDIAS. LIB. nos en la costa de la mar. Y el pescado - lo comen assimesmo crudo muchas veces. En toda la tierra, desde que passan de * la línia equinocial hácia el Sur, hay gran- des salinas artificiales é naturales, por- que hay salinas en algunas partes que tu- ran una legua, ques toda la tierra é las - piedras sal. Desde que passan de Puerto Viejo ade- lante al Sur, no comen pan en toda la tierra, sino mahiz cocido ó pescado. Noserán desconvinientes de nuestra pe- pitoria é diverssidad de cosas las que ago- ra se dirán, é aunque á los que leen les parezca que se desordena la historia, mu- darán propóssito considerado el género é * diferencias de la composta é título deste capítulo. Y quiero mezclar aqui las opi- niones de algunos pilotos en la distancia é alturas é grados de aquellas tierras y - en otras particularidades, que mirada é investigada é advertida cada una por sí, no son de desechar, pues todo es aviendo respecto á informar de la verdad en todas y en cada una cosa destas, de que se ha- ce memoria, é aun algunas dellas muy nescessarias de saberse; porque dicen los pilotos (que en aquellas partes han anda- do) que hasta este tiempo la postrera tier- ra descubierta en la costa austral de la mar del Sur (en la gobernacion de Fran- cisco Pigarro), se llama Chincha, é que corriendo del cabo de Finisterre por el Sueste darán en las islas de la Trinidad, que están tres legua Chincha, € más acá (la vuelta hácia Pa- namá) septenta leguas está la dicha punta de Finisterre, é desde aquella punta há- cia Chincha, doce leguas, están las sali- nas. De la punta de Finisterree hasta el pueblo de Consolagion, hay catorce le- guas, é siete leguas mas acá (digo hácia Panamá), está la fortalega que llaman Palmonga, ques de un señor que terná hasta veynte mill vassallos. - Pachacamá está delante de Fiuisteerz s adelante de la dicha XLVI. CAP. XVI. 231 doce leguas: este pueblo, con dos ville- tas á él anexas, ternán veynte mill hom- bres. : Delante de Pártacand hácia Chincha diez leguas, está la fortaleca de Guarco- que, dentro del agua de la mar, á par de una villeta de pocos vecinos en su ju- risdicion. Desde la fortaleca de Palmonga hasta la Sierra Morena, que está más acá, hay ciento é treynta leguas, pocas más Ó me- nos, y en la mitad del camino está Puer- to Bermejo, donde hay un pueblo; pero ochenta leguas de la fortaleca de Palmon- ga, hácia Puerto Bermejo, hay un rio grande, que no sale á la mar sino muy poca agua dél, porque lo demás se pier- de por la tierra de otro grand señor de quarenta mill indios ó más. É aqueste rio se llama Guayas, é la tierra por donde passa la llaman Sanoa: é yendo de allí há- cia la Sierra Morena, treynta leguas an- tes de llegar á ella, está un buen puerto que se llama Guanampe, é los chripstia- nos le llaman puerto de Torres, porque paresce á un puerto de las Asturias de Oviedo, que se llama Torres. Á la Sierra Morena la llamaron assi por dos efettos: el uno en memoria de la Sierra Morena de España, que está yendo de Toledo al An- dalugia, y el otro porque está negra de - continuo; 6 llega hasta la mar y entra mu- chas leguas en la tierra: es muy alta, y -en muchas partes della está nevada. Y desde la dicha Sierra hasta Chincha van las dichas sierras, que turan doscientas leguas, muy altas é ásperas é muy dobla- das; y entre esta sierra é la mar quedan ' unos llanos arenales de anchura de doce ó quince leguas, pocas mas ó menos, hasta la mar. En todo el dicho espacio de las doscientas leguas ya dichas é aques- tos llanos, es la tierra donde se ha dicho que nunca llueve ; pero todos están pobla- dos é Jlenos de gente, é riégase todo de muchos rios que baxan de las sierras, con 232 muchas acequias que la historia e dicho - que sacan dellos. : Mas acá de la Sierra Morena, treynta leguas, está la punta del Aguja, ques buen puerto é un lugarico de cient vegi- nos; é hasta la dicha Sierra, Morena des- cubrió el piloto Bartolomé Ruiz de Estra- da, en el qual officio él sirvió muy bien, é fué piloto mayor en aquellos descubri- mientos de los capitanes Francisco Pigar= ro é Diego de Almagro: é de allí adelan- te, todo lo ques dicho de aquella costa hasta Caxas (ques un señor que está ade- lante de Chincha veynte é cinco leguas), descubrió el piloto Johan Cabecas, por otro nombre llamado Johan de Grado, X mill indios Ó más. Desde la punta del Aguja hasta el puer- to é pueblo de Sanct Miguel, que está más acá, hay veynte é cinco leguas: avrá allí de chripstianos quarenta vecinos, é - seyscientos de iridios. Mas acá de Sanet Miguel, treynta leguas, está Tumbez, ques una fortaleca do indios, é tiene cer- ca della lugares, en que avrá tres mill * indios. - Doce > más acá de Tumbez, la costa abaxo, están dos islas: la una se dice Sancta Clara é no está poblada, é la otra se dige Tambala, ques poblada; é hay - de la una á la otra dos leguas, é des- - de la que está poblada á la Tierra-Firme hay media legua : é hay en estaisla Tam- bala veynte mill hombres, é señalóse en - el repartimiento para el Rey, nuestro se- hor, y es muy fértil. Más acá de Tamba- la, veynte.é dos leguas, sale una punta - en la mar de la tierra é costa firme, que se dice la punta de Sancta Elena: la qual entra en la mar trece leguas, é de ancho asturiano. Este señor de Caxas manda una. legua, poco más'ó menos; y-en punta neones las. es. ON entrando por ella é passando de la tá Otra parte á la via del Nordeste, obra de e As ] HISTORIA GENERAL Y NATURAL se assi, porque hallaron allá un 1 poco de. plata. De Puerto Viejo, pecticnta leguas más acá, está el cabo de Sanct. Francisco, é : -ocho leguas más á la costa está Catamez: este fué un lugar de doscientos vecinos quando se descubrió , é agora no hay al- guno, porque se despobló. Todo lo ques dicho hasta aqui de la otra parte de la lí- nia equinocial es muy poblado, é desde allí acá hasta Panamá es tierra estéril € manglares , puesto que en algunas pe hay indios. Desde Panamá á Catamez hay ciento é - veynte leguas, pocas más Ó menos. Pero avia olvidado que antes de llegar al: di- cho Puerto Viejo, yendo del cabo de Sanct Francisco veynte leguas , en un puerto que se dice Passao, por allí passa la línia equinocial puntualmente, segund yo fuy informado del piloto Johan Cabe- cas, que estuvo allí muchas veces. Este mesmo piloto me dixo que está Chincha en diez é ocho grados de la otra parte de la línia equinocial, hácia el polo antártico. - Todo esto paresce que competia más al libro XXXVII, donde se tractó de la. geo- graphia desta costa, que á la: pepitoria deste capítulo ; pero guardóse para aqui, porque no quise redargúir la carta en lo que yo no he visto, é porque los que las pintan tengan cuidado de esse exámen; pero es la verdad quel piloto Cabecas 6 otros buenos marineros en conformidad assi dicen averlo visto é medido muchas veces, como lo tengo dicho; é yo para mí lo tengo por más cierto que las cartas ' fechas hasta en fin del año de mill é qui- nientos é treynta é seys, que se corrigió el patron « dellas en Sevilla, estándolo mi- rando acá. estotros, é hallándolo como he oydo á ellos y escripto. os Donde: la Sierra. Morena se junta 4 la 10 más ó menos, a : DE INDIAS. LIB. Caxamalca, donde fué presso Atabaliba.. Frontero de Chincha la tierra adentro sep- tenta leguas está el Cuzco. De Chincha otras septenta leguas dentro en tierra, so- bre la mano derecha, está la provingia que llaman Collao. Aunque de algunos destos animales é aves é pescados é otras cosas se ha he- cho relacion en otras partes desta histo- ria é tierras, de quien este libro XLVI tracta, quiero decir aqui lo que oy á un hidalgo, hombre de crédito, é al mesmo piloto Johan Cabecas juntamente, que lo avian visto. Ciervos hay muchos: ovejas muchas de aquellas grandes, salvajes é domésticas: conexos perfettos como los de España, excepto, en las colas, que son luengas como de raton: adibes, que son ciertos animales tan grandes como perros gozques, é aun como podencos, é de la color son como raposos: raposos como los de España: muchos perros mudos co- mo los xulos de Nicaragua: tigres, álias ochies: leones bermejos é rasos: gatos como los de España en las casas, é tié- nenlos en mucho los indios. muchos é de muchas maneras que no los hay en España; pero como los de allá: hay muchas sardinas é más que en Cas- tilla: cagones, corbinas, lenguados, ace- días, pargos, mero, cabras, atunes mu- chos, doradas, toninas, bogas , salmone- tes, rayas, calamares, xaibas, cangre-. es: e aba 10 comencándola hánla de beber é aca- bar, si no hácese vinagre. jos, -musilloges, Potes aniapn a no dezo-de: ( e : rinos, innumerables tiburones, camaro- nes muchos é buenos, de mar é de rio, cavallas en mucha abundancia. Perdices, tórtolas, palomas torcaces é coritas, gor- riones naturales, patos muchos, papaga- yos de muchas suertes é de los pardos, garcas reales, muchas garcotas, cerce- tas, paxaritos moscas de muchos é muy lindos é diverssos plumajes. Alcarava- nes, é crian en cuevas sobre la tier-> ad NA XLVI. CAP. XVII. Pescados . de veynte. arrobas é de treynta, 6 r quedes ral ma- 233 ra, aviones; golondrinas, vencejos, mi- lanos, muchos halcones, é aves de ra- piña muchas é de diverssas maneras é ra- leas, y esmerejones muchos, é gavilanes acores. Mahiz mucho, ajes; yuca hay po- ca, pero essa que hay es de la boniata, que se come asada é cocida; melones es- toris de los grandes é medianos. Guaya- bos: guabas, ques una fructa tan grues- sa como bellotas, é passambas y es bue- na fructa, é los árboles en que nasce son grandes: hobos, amero, aliso, cedro de lo destas Indias; nabos naturales de la sierra. Los que llaman los chripstianos pepinos no lo son, aunque les dieron esse nombre, ni tienen mucha semejanca de pepinos, puesto que sou assi prolonga- dos, é tienen unos trechos ó division é tres Ó quatro rayas entre hueco é hueco, é las pepitas menudas, é pónenlos de ra- ma; é la hoja es como de berengena, al- go menor, é huelen tan bien ó mejor que las piñas de aquestas partes, y el sabor es muy suave é delicado, é no hace da- ño aunque coman muchos: chicoria, ber- ros, gerrajas, axi mucho, bixa, xagua. En aquella tierra, en espegial en los llanos de la costa, hay hombres muy vie- jos, de más de cient años muchos dellos, é no se acuerdan de aver visto llover. El vino que tienen es de mahiz, é se sostiene un año é dos é más en tinaxas a baxo, y enterradas é barradas; pe- ) En la mesma tierra de las sierras los cuerpos de los hombres en las partes muy frias, é de la otra parte de la equi- nocial en el otro trópico, é hácia el polo antártico, los cuerpos no se pudren sobre la tierra, é se están enteros , como balsa- mados, muchos años; é donde ha seydo alguna batalla assi se están enteros mu- chos tiempos, é se enxugan sin los abrir ni hacer con ellos otra e ea alguna. SS 3 E digen 2 dixo Hernando a al ade 234 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Del mahiz que la historia ha dicho que É con tanto se dá fin á este capítulo ó viene á los quarenta dias, hacen los in- pepitoria, é passaré á la continuacion de dios buen arrope dél, é aun es quassi co- la historia despues de la muerte del grand mo miel. príncipe Atabaliba. CAPITULO XVIII En que se lracta de la yda de Hernando Picarro á España , é de la mala intencion suya contra Almagro; é cómo procuró de tornar á las Indias, donde su hermano estaba , só color de llevar los quintos del Rey, é la forma que tuvo para llevar él las provissiones de la gobernacion quel Emperador, nuestro señor , con= gedió al capitan don Diego de Almagro en aquellas partes; é otras cosas se locarán aqui ques bien quel lelor tenga en la memoria para mejor considerar y entender las diferencias de adelante entre aqueslos ca= pilanes. Y, confiesso á Dios é á vos, letor, que ausencia; é si algo mandays que yo ha- para mi condicion yo holgara más de con-— ga, encargádmelo á buen seguro, é dad- tinuar la historia en cosas de la calidad me vuestro poder». Y el Almagro, cre- del capítulo precedente de la pepitoria yéndose dél, dióle su poder para enten- que escribí de susso, que no en lo que der en sus negocios, é pór otra parte se- de aqui adelante se ha de tractar de las cretamente dió otro poder á un amigo discordias destos dos tan verdaderos é suyo, llamado el capitan Chripstóbal de buenos amigos, como un tiempo fueron los Mena. Y llegado á España, lo primero que capitanes Francisco Pigarro é Diego de higo Hernando Picarro para dañar al Al- Almagro, hasta que los títulos de adelan- magro, fué favorescer é indignar á una” tados, é abundancia de riquegas en que muger de un Rodrigo Perez, natural de se vieron despues de la muerte de Ata- Fuentes de Cantos, grand pleytista é mal- baliba, trocaron los tiempos é sus condi- sin é revolvedor, é de mala habilidad 6 ciones, é por su poca prudencia comen- mal empleada, al qual por sus méritos el caron á dar oydo á diverssos tramadores capitan don Diego de Almagro le avia he- é dañosos consejeros, envidiosos de su +. cho aborcar en una de las islas de Tabo- buena ventura é conformidad. É por evi- ga; é para que aquella muger acusasse al tar discordias, viendo la terribilidad é so- Diego de Almagro, díxose que la ayudó berbia condicion de Hernando Picarro, con dineros el Hernando Picarro, é la hi- parescióles que quitándole de enmedio, co yrá la córte. Mas por la diligencia del se conservarian mejor, acordaron los dos capitan Mena é de otro amigo de Alma- compañeros de quitar de sí. esse padras- gro, llamado Johan Tellez, túvose forma tro é notorio escrúpulo; é porque fuesse cómo la muger se apartó de aquella de- con su grado é voluntad sobre las partes manda ó acusacion, é aviendo considera- que ayia avido de aquellos despojos é ri- cion é respecto Su Magestad é los señores quegas de Atabaliba, cumpliéronselos 4 de su Real Consejo de Indias á los seña- - Ssessenta mill pessos para que se fuesse en lados é grandes servicios de Almagro, España. É al tiempo que se quiso partir, pudo aprovechar en esso la industria de los factores de Almagro ya dichos, en tal - manera quel litigio cessó, é no de volun- = _tad de Hernando Picarro. El qual, des- pues que ovo heredádose con los dineros | e llevó E Castlia, é aviéndole £ lscle su DE INDIAS. LIB. XLVL CAP. XVII. Magestad Cessárea merced del hábito de Sanctiago é otras mercedes, parescióle que donde en tan breve tiempo él avia avido tanta riqueca, la materia estaba dispuesta, volviendo á las Indias, para aver mucho más; y para este efetto, có- mo vió que no se podian por su industria escurescer los servicios de Almagro, é quel Emperador, nuestro señor, le hico adelantado é su gobernador en la mesma tierra austral, doscientas é septenta le- guas adelante de la gobernacion del com- pañero Francisco Picarro, llamada la Nue- va Castilla, para que desde aquellas ade- lante otras doscientas leguas gobernasse el Almagro, é su gobernacion se dixesse el Nuevo Reyno de Toledo, pidiendo las provissiones el capitan Mena, siguióse que tractó el Pigarro de tornar al Perú, dando á entender quél é su hermano harian que Jos conquistadores sirvies- sen á Su Magestad Cessárea con par- te é mucha de lo que avian avido de aquellos grandes thessoros, é mal repar- tidos , que fueron de Atabaliba, con título que pertenescia á Sus Magestades con- forme á las leyes de Castilla. É aun ha- blando la verdad, mucha fué la clemencia é liberalidad del Emperador, nuestro se- ñor, con su gobernador Francisco Picar- ro, é con todos los que en la prission de Atabaliba se hallaron, é mucho más con quien hico el repartimiento, é 0só dexar al Rey sin. parte, allende de sus quintos; porque lo que los demás ovieron no digo que hicieron mal en tomarlo, pero quien se lo dió, al Rey lo tomó, ) é lo podria pa- +. En el MS. de la Biblioteca particular de S. M. se lee al márgen de este pasaje la siguiente nota, puesta sin duda de mano del Maestrescuela D. An- drés Gasco, que segun advertimos oportunamente mandó en el siglo XVI copiar del original de la casa de la Contratacion de Sevilla la Historia general de Indias: «Mas digo yo ¿qué parte era el Emperador “ppara quitar el quinto á estos soldados, pues ellos vá su costa propria, aventurando las vidas, gana= »ron esto? Quando prendieron al Rey de Granada y 235 gar de derecho *. Exemplos tenemos en nuestros tiempos vistos é usados, assi Co- mo la prission del Rey de Granada é la del Rey Francisco de Francia, pues que sus personas é rescates, aunque el Rey Cathólico ni el Emperador, nuestro señor, no se hallaron pressentes á sus prissiones, sino sus capitanes, á lo menos gogaron de sus prissioneros Reyes ya dichos, é de otros grandes interesses, ¿pues qué par- te eran los Pigarros para que se higiesse menos en la prission del rey Óó príncipe Atabaliba, con quien más thessoros se ovieron en comparacion que con los Re- yes ya dichos, pertenesciendo á Su Ma- gestad la persona é hacienda é hijos é servicio ordinario del grandíssimo caudi- llo é rey, dicho Ynga en su lengua, é por proprio nombre Atabaliba? Esto que digo ley es de romances que la saben los niños en España y es usada é guardada *, por manera que assi para pedir el servi- cio Ó empréstito ques dicho, como para otras cosas, se determinó en el Consejo de Indias, con acuerdo de Su Magestad, que Hernando Pigarro volviesse á aquella tierra é que llevasse á España la resta de los quintos Reales , que eran mucha su- ma de oro é plata, lo que estaba recogi- do para el Rey; é como mostró el poder que Diego de Almagro le avia dado, dié- ronle las provissiones del título 6 gober- nacion que Su Magestad le higo merged al a. aviendo consideracion á lo quel “Hernando Picarro llevaba entre manos en que poder servir, é no se las dieron al dicho capitan Mena; pero él sacó los tres- nal de Francia , los que los prendieron, militaban »en las banderas y sueldos de los Reyes de Castilla; »y acá como digo , no uvo nada, ni el Emperador »podía partir la tierra que no era suya por ningun »derecho, dando á Picarro tanta y á Almagro tan- nía y asi á los demas. Y quando estos capitanes »ovieran consumido su pde: les oviera dado »un real el Emperador?...» 4 Partida U.*, tít. XXVI, ley V.*? . . 236 lados simples y envióselos á Almagro: y en la verdad al Francisco Picarro le pes- só de la vuelta de Hernando Picarro , sos- pechando, como quien bien le conoscia, que los avia de revolver á él é á Alma- gro, como lo hico é la usais lo dirá en su lugar. Pero porque en tanto quél se - despa- chaba en Castilla é volvia á estas partes HISTORIA GENERAL Y NATURAL ovo en aquella tierra austral otras cosas notables é recuentros, é se ovieron mu- chos más thessoros para colmo de los avidos , es bien que se diga sumariamen- te alguna cosa ó parte dello con breve- dad, en tanto que llega la historia adon- de deba continuar las otras cosas de Her- - nando Picarro. CAPITULO XIX. En el qual se tractan algunos recuentros que los chripstianos ovieron con los indios despues de la prission é muerte del rey Atabaliba, é lo que se higo en demanda de aquellos thessoros suyos con que se algaron « Denis que fué muerto Atabaliba, par- tióse el gobernador Francisco Picarro de Caxamalca con doscientos é noventa hom- bres la vuelta de Quito á buscar los thes- soros de Atabaliba, é llegó á Tomebam- ba, álias Tomepumpa, é de allí passó á un pueblo que se dige Churnabalta, don- .de estaba una guarnicion de gente de guerra de Quito, é higieron acometimien- to de esperar é al mejor tiempo huyeron; é los españoles, siguiendo el alcance, to- maron muchas mugeres é a é otros despojos. Allí, despues de lo ques dicho, vinie- ron tres mill indios de paz, que se lla- maban los carales, que eran enemigos de Atabaliba, que les avia tomado sus mu- geres é hijos é se los tenia en Quito; é lMoraban é quexábanse por señas pidien- do justicia, pero sus señas eran «mal en- _tendidas. E -Desta gente se supo que vente dias cantes avia passado por allí un capitan con cinco mill hombres, el qual se llamaba TO de oro é de pla ani, é que todos los más yban car- avian ys su mul ciertos capitáneda é cómo al capitán Diego de Almagro fué á la provincia de Quito, é otras cosas concer : nientes á la historia. E 2 chos cántaros que ayia de lac casa del Sol, é otras riquecas. Al son destas nuevas partieron los es- pañoles, é más desordenados de lo que convenia, porque los más eran chapeto- nes novicios en la tierra; é á causa des- to, no sin trabaxo dessos é de los vete- ranos, llegaron á un pueblo que está ocho leguád de Riobamba; é allí les dixeron que doce leguas adelante, á par de un rio, estaban cinqiienta mill hombres he- cba fuertes, con fosos é albarradas, por- - que los chripstianos no podian passar si- no por allí. Pero no dexaron de proseguir su camino, é fueron los españoles á po- ner su campo una legua del real y exér- cito contrario, y enviaron diez de caba- llo á ver la dispusicion en que los enemi- gos estaban; é cómo los chripstianos no hicieron señal de acometer, ni querian - más de ver é considerar el assiento que los indios tenian, creyeron que huian los - Ruestros quando. los vieron que se torna- ban, 6 desmandáronse más de veynte mill es trás los diez de caballo, dicien- do: «Aguarda, aguarda, que daros he- mos el thessoro. de Atabaliba, ó pagar- o». Ea assi á este pro- inos é amenacas. DE INDIAS. Los españoles se retruxeron callando é- sacándolos á lo llano; é cómo desde el real chripstiano los vieron, salieron pas- so á passo quarenta de caballo, é llegá- ronse tan cerca de los contrarios, que desque vieron que avia oportunidad ba- tieron las piernas con la voz de Chripsto é apellido del Apóstol Sanctiago, é die- ron en los indios é mataron muchos, é rompiéronlos é fueron en su alcance hi- riendo é alanceando hasta cerca de su real. É cómo dieron los nuestros la vuel- ta, salió á ellos un capitan con más de treynta mill hombres, é tan determinado que pensaron los chripstianos que venia á pedir paz; é traia en los pechos una di- visa de oro é otra en la cabega, é quatro varas en la mano izquierda é la estorica en la derecha, é las varas volteadas de Ms alto á baxo con cintas de oro batido, é venia digiendo á voges: «Ninguno huya ni se torne al real, porque el que se tor- nare yo le mataré allá». E no parescia que:estimaba nuestra gente en lo que ho- llaba , llano con buen tiento; é cómo vieron que los indios estaban ya bien dentro en la tierra: rasa, revolvieron sobrellos é mata- ron muchos en poco espacio de tiempo, é no quedó hombre con hombre, é fué presso aquel bravo Sen del E se supieron, muchas cosas. - LIB. é los pS se retiraban á lo XLVI. CAP. XIX. 237 diez mill hombres, é llegáronse quassi hasta entrar en el real de los chripstia- nos; é salieron contra ellos algunos cava- lleros en los mejores caballos de los que les quedaban, ó que menos cansancio te- nian, y era ya la noche tan cercana que por esso, é por la priessa que los espa- ñoles les dieron, se retruxeron los enemi- gos á. más de su grado, é los nuestros se tornaron á su real. É hícose buena vela essa noche; y estaban tan cerca unos de otros que se oyan quanto hablaban; pe- ro por priessa que se dió el sol á dar claridad al siguiente dia, no se dieron po- ca como los chripstianos á dar sobre los indios, é mataron muchos dellos, é los demás huyeron. Con estos castigos no osaban ya ser tan acometidos los enemigos; mas estaban al- tos é señoreaban con la vista el campo Cchripstiano, é tenian hechos muchos ho- yos para que no se pudiesse passar á ellos sin mucho riesgo: é tuvieron los nuestros —conoscimiento desto, é la siguiente no- che buscaron con mucha diligengia passo seguro é halláronle, pero guardado de quinientos hombres, con quien pelearon. Y desque ovieron tirado sobre dos mill varas, huyeron é desampararon el passo, é los nuestros entraron por allí é dieron por las espaldas en el real de los infieles, sin ser sentidos, 4 media noche, é con Retraydos los españoles. al real, por- - Una nie que algunos de sus caballos. tornaron he- a alió otro capitan. con quinge mill indios de tan buena gente, que los espa- ñoles se vieron con ellos en mucho tra- baxo, porque mataron quatro chripstia- nos é otros tantos caballos, é los españo- les tuvieron bien que les resistir, é de S cansados se retruxeron á su real con bar- tos caballos heridos, puesto que quedó muy bien vengada essa pérdida é muer- tos muchos de los contrarios. —. Al tiempo que los nuestros se apeaban E salió otro capitan de la sierra con otros avia cd comer pOr Sept mill hombres ocho dias. Allí se ovieron algunas vassi- jas de oro é plata é más de cinco mill mu- geres, é quarenta mill ovejas que traian cargadas de mahiz é de unas rayces que llaman papas, que son á manera de tur- mas de tierra. En fin, caso que los indios huyeron, estaban cerca, pero de la otra parte del rio, é descubrieron los chrips- * tianos hoyos que tenian fechos, que eran más de quinientos, con muchas estacas hincadas en ellos A para arri- a Pl 238 HISTORIA GENERAL Y NATURAL ba é gruessas como la muñeca del braco -Ó más, é avia más de otros tres mill ho- yos menores llenos de púas de á palmo, y estas eran de cañas; é todo ello pues- to de forma que estaba muy peligrosa co- sa aparejada, si de otra manera por allí entraran los nuestros. Repossaron donde es dicho los espa- ñoles lo que les paresció, é siguieron su camino; é yban los indios en su seguimien- to una legua de tierra, é quando pares- cian daban tamaña grita que parescia que abrian el cielo. Y assi llegaron á la cib- dad de Riobamba, donde estaban más de treynta mill hombres; pero como tenian aviso de lo passado, no osaron atender en lo llano, é los chripstianos hicieron essa noche buena vela; é allí se les murieron cinco chripstianos ; é otro dia por la ma- ñana los enterraron juntos en una huessa, porque el tiempo no daba lugar á más. É luego dieron en los indios, y entraban é salian por ellos, y en aquellas escaramu- gas les mataron tantos, que tuvieron mu- cho temor, é aun no osaban volver la ea- ra á mirar los caballos. En aquella cibdad de Riobamba estuvie- ron ocho dias descansando é curándose los españoles heridos é los caballos, que tambien lo estaban algunos; é tenian bue- nos apossentos, é avia sala, ó Ó mejor di- ciendo pieca, de doscientos piés de luen- g0, é llenas de mucha chicha é sobre veynte mill troxas de mabiz, que estaba todo en depóssito para Ía e gente de guer- ra, en la qual sacon se hacia allí una ca- sa para el señor de la tierra, que era co- sa mucho de ver en graudeca é otras par- -ticularidades della. De allí se o iieono los. a. pe fueron á un pucblo que se dice ás o es € dos a que allá. 'allegassen, llaron otros esquadrones de gente aten- diendo con sus armas, é tambien los rom- pieron á essos é otros hasta que llegaron á la cibdad de Quito, donde avia mucha gente de guerra, que assimesmo fué yen- cida por batalla, é siguieron el alcance con mucho daño de los contrarios, é ovie- ron muchos prissioneros. Óvose en Quito algun oro é plata, é no mucho, porque cinco dias antes se avia. ydo de allí Oromanavi , que era el señor, con quatro mill mugeres é once hijos de Atabaliba; é fueron á sentar su real en una provincia que se dice Yumbo, adon- de fué contra él el capitan Sebastian de Benalcácar, é le desbarató é huyó, é le tomó los hijos de Atabaliba é hasta veyn- te mill pessos de oro en joyas, é no ha- llaron más, porque todo el oro de Ata- baliba ya lo avia enterrado. El dicho Orominavi faltó poco de ser presso; é con esta victoria los chripstia- nos se tornaron á Quito, desde donde el capitan Benalcácar hacia la guerra guer- reada, peleando los más dias con los ene- migos, que era una copiosa generacion, - é tanta que parescia que quantos más ma- taban más se multiplicaban. É un dia se juntaron todos los indios de las comar- cas, é antes que amanesciesse, una ma- hana dieron en el real de los españoles con grande ímpetu, é como aun era no- che escura, no subieron á caballo, sino 4 pié se pusieron á la defensa porque no se los matassen , é atendieron en los pas- s0s por donde querian entrar en el real, é hicieron mucho daño en los enemigos, é assi á escuras peleaban los unos é los _Otros con grandíssimo ánimo. Y assi como fué esclaresciendo , pusiéronse á caballo diez hombres de hecho, é 4 más correr en un instante salieron rompiendo é derri- - bando los indios, é pusiéronlos en huyda, e a con mucho daño é muerte dellos; ¿con es- - to qessó. la a de e batalla, despues de DE INDIAS. LIB. Otro dia siguiente vinieron de pages siete caciques, é fueron admitidos á la amistad, é bien tractados sirvieron de ahí adelante á los chripstianos. Desde allí pas- saron á una cibdad que se llama Catambe é á otra que se dice Carangue, donde se halló una casa del sol chapada de oro é plata por de dentro é de fuera, aunque pequeña; pero á honor de Sanct Bartolo- mé fué desollada presto. É con esse des- pojo se tornaron los españoles, é acom- pañados de mucha gente de paz que avian salido á dar la obidiencia; pero no muy contentos por no aver podido conseguir los nuestros aquellos thessoros que ee caban de Atabaliba. Con todo, un indio de la provincia de los carates , que se avia -perdido,.dixo quél sabia dónde estaba el thessoro escondido, é fueron allá é ha- llaron once cántaros grandes de plata é tres de oro; é preguntándole por lo de- más dixo que cada señor escondió el thes- soro, quel señor Atabaliba lo avia envia- XLVI. CAP. XIX. 239 do é lo tenian escondido, é que lo avian repartido quando supieron que los chrips- tianos yban allá. Y durando esta conquis- ta y en busca destos thessoros, llegó el capitan Almagro de Xauxa, donde el go- bernador, su compañero, quedaba; 6 traia un mandamiento para recoger esta gente, porque le avian escripto que don Pedro de Alvarado entraba poderosámen- te en la tierra con mucha gente; é cómo ocurrió esta nescessidad, salió el dicho Al- magro de Xauxa con uno solo de á caba" llo, é como era bien quisto, la gente se holgó con su llegada, é aunque les pessó del estado que se aparejaba en la con- quista, para aver aquel oro que buscaban, porque un dia ú otro pensaban toparlo todo ó mucha parte dello, ovieron pa- ciencia, é plúgoles á una voce de se dis- poner á servir é seguir al capitan Diego de Almagro, como más largamente se di- rá en el capítulo siguiente. 5 CAPITULO XX. En el qual se tracta de la yda del comendador don Pedro de Alvarado á la tierra austral; é cómo el capi- tan don Diego de Almagro le salió al encuentro la tierra adentro; é cómo se concertaron en ciertos milla- res de pessos de oro; é de la discordia que se siguió entre los capitanes Almagro « é Picarro sobre el dere cho del Cuzco, é cómo vinieron en eoncierto por medio de Antonio Tellez de Guzman , juez de comision que se a sin lo ser; é tráctanse otras cosas á la historia convinientes. . Pai de Xauxa, como de susso se di- xo, el capitan don Diego de Almagro é fuésse á la cibdad de Sanct Miguel, é ha- lÓ por su informacion que don Pedro de - Alvarado llevaba septecientos hombres la vuelta de Quito, é aun fuéle dicho que se carteaba Sebastian de Benalcácar con Al- varado (mas fué falso). Y en essa sacon llegaron dos navios de Nicaragua con ciento é septenta hombres, é recogiólos Almagro é fuésse la vuelta de Quito á to- marle el passo é la delantera la tierra adentro; é recogida assimesmo la gente de Quito, como se dixo en el capítulo > _pregodontes 10d ambien des dond Atabaliba, y en ciertos. recuentros que ovo con el capitan Orominavi, en todos le venció é ganó muchos despojos; é despues los mesmos indios le mataron, viendo el poco fructo que se les se- guia de seguir al dicho Orominavi. É por sus jornadas fué Almagro á la cibdad de Riobamba, é higo guerra al señor de- lla, que está en gierto passo doce leguas de allí, é venciéronle é mataron innume- rables indios, á causa que los indios de * servicio que los chripstianos llevaban eran los que hacian grand carnegeria en los 2140 contrarios. É fué presso el señor de aque- * lla cibdad, al qual le llegó un mensajero; y este cacique, informado del mensajero, apartó en secreto al capitan Almagro, é díxole cómo venian muchos chripstianos -é gente quel capitan Alvarado traia, é inca artilleria é muchos caballos, é que le avian salido muchos indios al encuen- tro é a mucha guerra con el e Alvarado. Por este aviso Almagro recogió su cam- po é fuésse á la cibdad de Riobamba, é mandó que diez de caballo fuessen por corredores para saber qué gente eran aquellos chripstianos, é que mirassen la órden que traian; é diéronse tal recabdo quel Alvarado los prendió é supo dellos lo que ellos yban á saber de su campo. É uno dellos se soltó de noche, é tomó un caballo é volvió á dar nueva á Almagro - de lo que passaba, é díxole que Alvara- do llevaba seyscientos hombres españo- pocos más ó menos, é que eran buena gente. Luego Almagro hico romper una puente é hacer cavas Ó fosos é bes- tiones é se comencó á fortalescer, porque le paresció quel Alvarado (como era la verdad) estaba mucho más poderoso que no él. Entre los de Almagro ovo muchas opi- niones é flaquega de palabras, porque de- cian.unos que se fuessen é no esperassen pues que eran pocos: otros decian que no se higiesse tan grande error: otros decian que no querian pelear contra chripstia- nos; y en fin los más eran de voto é acuerdo que-se fuessen antes del quarto del alba. Y aquella noche se les fué la lengua é se passó al adelantado Alvara- - do, que estaba cinco leguas de allí, é le dixo la determinacion en que estaban; é - como Alvarado lo supo, soltó los corre- 0 que avia pta a Aba o HISTORIA GENERAL Y NATURAL fin, que la cosa llegó á estado que estu- vieron á punto de se perder, si rompieran, ó á lo menos estuvo bien aparejada una mala jornada, porque Alvarado traia do- bladamente é muy bien armada é de me- jores caballos é más descansados, puesto que á los de Almagro, aunque no eran sino doscientos é cinqiienta hombres , no les faltaba voluntad para la resistencia; é ya los que primero avian blandeado, como conoscian la liberalidad de Alma- gro é las buenas obras que acostumbra- ba hacer, determinaron de morir é no le dexar. É cierto fué obra de Dios no se matar los unos é los otros, porque el se- ñor de aquella cibdad, que tenia presso Almagro, avia fecho venir en su ayuda diez mill hombres de guerra, é si se co- mengcara la batalla no pudiera ser difinida sin morir todos los españoles ó la mayor parte dellos. En conclusion, se dió assien- to en que la gente de Alvarado se apos- sentasse en giertos apossentos de indios naborias é amigos de la parte de Alma- gro; pero aquella noche cada uno higo buena guarda en su real. Y non obstante esso se le amotinaron aquella mesma no- . Che más de ciento á Alvarado é se pas- saron á Almagro, á causa de lo qual otro dia capituló, como le convino, é fué el concierto este: Que Almagro le dió cient mill pessos de oro á Alvarado, porque le dexasse los navios é pertrechos é la gen- te é se volviesse á su gobernacion de Guatimala. É assi se hico é se juntó toda la gente con Almagro; é luego que se 0vo concluido oyo mucha murmuracion con- tra Alvarado, é grande aborresgimiento de su persona en muchos cavalleros hi- - de la vida. En fin, el mejor librado u hacienda é ajos 8 sin, Sedo uri HISTORIA GENERAL Y NATURAL llos y ropa: del adelantado quedaron sie- te caballos y de sus mílites más de ciento é cinqúienta. En el dar é socorrer de comida no se valia el hijo al padre, ni se ayudaban los hermanos en la resistencia del frio, ni avia abrigo mi amigo que conosciesse á otro, é de sí mesmos andaban escandali- cados, esperando desus personas lo mes- mo que la muerte avia fecho con sus es- : clavos € indios que los servian, é assi se les repressentaba á cada passo. En aques- ta tan grand aflicgion nunca el adelantado dexó de llamar á Dios en su socorro é de encomendar á sí é á todos en su miseri- cordia, llorándole el coragon é mostrando un esfuerco invencible é una alegria cons- tante, ayudando al uno é al otro con dul- ces palabras é darles quanto podia: y pa-. - rescia que miraglosamente se ayudaban, é passaron adelante con la bandera de la fée y nombre de Jesu Chripsto é del glo- rioso apóstol Sanctiago, patron de las Es- pañas, é con la ventura de la Cessárea - Magestad , por donde desde que Dios crió -€l mundo no se sabe ni se escribe que chripstianos andoviessen. Desta manera entraron todos desbaratados de aquel puerto en la provincia de Pocayapo, y en él se hallaron por número más de mill é quinientos indios, é dos españoles, é cien- to é cinqiienta negros, é ciento é doce ca- ballos. Parésccos, letor, oyendo esto que nos espantemos de los trabaxos de Caton en Africa, porque en invierno congregasse muchos asnos para llevar agua é vitua- llas, é llevando consigo ciertos pueblos 6 gentes que se llaman psilles, los qua- les medican los bocados de las serpientes, -chupándolos con la propria boca el vene- _ho de tales heridas, é aun encantando las - Serpientes, y en tal manera Caton contí- 9n, Nuamente caminó siete dias á pié, yén- y SS dole él siempre delantero é su gente si- 2 se Te a Ea óen fics: No es DE INDIAS. LIB. comparacion igual en la verdad, ni cosas las que están dichas del adelantado -é de los que con él se hallaron en este viaje que no se deban preferir á quantos traba- xos están escriptos de gente militar, con- 2067 nm XLVH. CAP. 1H. siderando y ponderando las regiones y las nescessidades y trabaxos tan sin segun- dos, sin número y tan continuados. Pas- semos á lo demás. CAPITULO 1V. En que se continúa el viaje é descubrimiento del adelantado don Diego de Almagro basta que llegó á la provincia de Chile, desde donde envió al capitan Gomez de Alvarado con gente adelante; é de la traycion de un indio tenga llamado it é de otras cosas é notables trabaxos que se le siguieron en esta empressa. . No penseys, letor, que los trabaxos é desventuras de aqueste exército están di- chos. Debeys saber que esta provingia Co- - payapo ó de Pocayapo (que de la una é de la otra manera la nombran) tiene tres valles, donde se coge mucho mabiz é hay ganado en abundancia : en el primero de los quales el adelantado estuvo reforman- do la gente é caballos algunos dias é hico curar los dolientes. En el qual tiempo su- po cómo los caciques é indios de aquellos valles, en especial de los dos dellos, que uno se dice el Guasco y el otro Coquimbo, avian muerto tres españoles que se fue- ron desmandados, sin su ligencia, por el camino de Atacama, é avian escripto al adelantado que se adelantaban seguros con un indio orejon del Cuzco, á cuya subjecion estaba la dicha provincia de Po- -cayapo; é puesto quel adelantado los res- pondió, POr su carta, diciéndoles que en na manera se pusiessen á tal peligro, é que le esperassen en el pueblo de Tu- pissa, adonde los avia enviado, no para- ron en parte alguna é se fueron á la di- cha Pocayapo, donde hicieron apercebi- miento á los cagiques é indios para que sirviessen á Sus Magestades é conoscies- sen á Dios, é proveyessen de bastimentos -á los que por el camino yban con el ade- lantado. Y aunque los rescibieron de paz, cautelosamente Ó por no les agradar el sermon é apercebimiento que les hicieron, teniendo con essos pobres chripstianos una ficta disimulacion, é mostrándoles buena cara los descuydaron, y en un pue- blo del valle de Guasco les dieron muy cruel muerte, assi á los chripstianos co- mo á sus caballos é indios é negros que llevaban. Y como á esta causa estaban te- merosos é recatados los caciques de aque- llos dos valles, alcaron los bastimentos secretamente y escondieron su gente, pa- ra que los españoles muriessen de ham- bre. | El adelantado los aseguró, é de nuevo los conyidó con paz é amistad; pero su intencion era perseverar en su rebelion, y con dañado propóssito alcáronse de todo punto, é solamente sirvió bien y estuvo sossegado aquel principal del primero va- . lo: de Copayapo con lo á él subjeto Es - Considerando que qualquiera. dilacion era peligrosa, assi para no poder castigar _los culpados como por los bastimentos, dexó el general un capitan con los dolien- tes é passó al segundo valle de Marcan- dey, que se dice el Guasco, adonde es- tuyo seys dias asegurando la poca gente que en él halló, la qual estaba de mal ar- te. Y de allí passó al otro valle de Coquin- ga, ques cabecera de todos tres valles, donde halló al señor principal con algunos caciques de la tierra é con muy poca gen- te, porque toda la tenian costo con. los bastimentos. 268 Á estos indios les higo un raconamien- to, acordándoles quán sancta es la paz é quán segura cosa á los hombres para go- car de su tierra é de los otros bienes, é que amassen á un solo Dios verdadero é se apartassen de sus vicios é ydolatrias, é sirviessen á los chripstianos é los diessen de comer é los quisiessen por amigos, é se viniessen todos á sus pueblos con sus haciendas é hijos é bastimentos ; é que si fuessen leales, hallarian buena amistad é tractamiento ; é les daban á entender que assi manda el grand Emperador Rey de España que se haga. Y todo esto se les dixo con halago é perdonándoles sus er- rores passados; pero como ellos estaban - determinados en lo contrario, no sola- mente lo dexaron de hacer, mas aun te- nian acordado poner fuego á los apossen- tos del adelantado é su gente é huyrse aquella noche. Y como desto se hico in- formacion , higo prenderlos é processóse contra ellos, é fueron quemados treynta de los más principales, juntamente con los señores que fueron en la muerte de los chripstianos , que se dixo de susso. Fué nescessario este castigo, é apro- vechó tanto que se aseguró la tierra, de tal forma que un indio de un español an- daba por toda ella, sin que le fuesse fe- cho algun daño; y envióse á recoger el mahiz é ovejas para passar á la provincia de Chile é á los Picones, de los quales avia grand fama de su mucha riqueca é buena tierra. Antes que se hiciesse el castigo que se ha dicho, certificaron los indios al ade- lantado de lo mesmo que despues vido en lo de adelante en aquel valle; é se reco- gieron los españoles que avian quedado. - tn el primero valle, é descansaron algu- SE hos dias é se reformaron con los basti- - entos que se avian recogido. | HISTORIA GENERAL Y NATURAL mucho mahiz, é puede aver en todos ellos mill é quinientos hombres de guerra. Tie- nen muchos ganados: son viciosos, pero son belicosos: son de grande estatura g bien proporcionadas sus personas. Aques. tos indios avisaron á la gente de servicio é indios mansos que los chripstianos lle- vaban, que la tierra de adelante era mala y estéril, á causa de la qual nueva se hu- yeron todos los indios que llevaba del Cuzco, é quedaron los españoles sin te- ner quien les diesse un jarro de agua. Y era cosa de lástima ver que cada uno bus- casse de comer para sí é para su caballo, é lo guisasse con sus manos el que no era acostumbrado á soplar tigones. Toda aque- lla provincia contiene ciento é cinqúienta leguas de distrito. Desde aquel pueblo de Coquembo* en- vió el adelantado mensajeros indios á un. español que estaba en la dicha provincia un año avia: el qual se avia ydo desespe- rado desde la cibdad de Xauxa á los in- dios de guerra, por cierto castigo que en él exercitó la Real justicia, é anduvo solo más de seyscientas leguas , hasta llegar á la provincia de Chile; y entre los indios della vivia, sin rescebir daño alguno, el tiempo que está dicho, que paresció cosa de misterio y encaminada por Dios su fu- ga para el aviso é seguridad de los indios de aquella tierra. El qual, como supo la venida del adelantado, previno é consejó á los señores de Chile que rescibiessen al adelantado é los chripstianos de paz, é que se estuviessen en sus casas é assien- tos é no hiciessen mudanca ; é como este hombre tenia crédito ya con los indios, enviaron sus mensajeros ó embaxadores á Copayapo al adelantado, ofresciéndole su amistad. Y llegaron á tal tiempo, que vieron el castigo que se hico, é la histo- ria ha contado, é causó en los embaxa- dores y en los que los enviaron, que se oquíl : o le ha llamado antes. DE INDIAS. LIB. fixó en sus ánimas el temor é paz que despues guardaron, é perdieron la osadia que pudieran tomar con la muerte destos chripstianos ya dichos, si los perpetrado- res quedaran sin punicion conforme á sus delictos. El adelantado rescibió con mucho pla- cer la embaxada, é tractó muy bien á los que la truxeron é los satisfigo con su gra- ciosa é agradescida respuesta; é se par- tió eon su exército para Chile, dexando pacíficos los valles de Copayapo, é por señor dellos á un indio que se dige Mon- triri, legítimo subgessor heredero de aquel estado, y por vassallo de Sus Ma- gestades : el qual fué resgebido de sus na- turales. En la raya de la provincia de Chile ha- lló el adelantado dos caciques que le res- cibieron de paz, con hasta doscientos gan- dules naturales de aquella tierra, é tru- xeron algunas ovejas é mahiz, que aquel dia comieron los españoles: á los quales el general les habló graciosamente é les dió algunas joyas de las suyas, assi pa- ra que perseverassen en la amistad que ofrescieron, como porque los de adelante hiciessen lo mesmo. Y escribió á aquel es- pañol ques dicho para que de su parte les ofresciesse é gertificasse que serian muy bien tractados; é prosiguió su camino has- ta un pueblo que digen de la Ramada, donde halló que estaban en sus casas la gente. Y estando allí el dia de la Ascen- sion (señaladamente) bien desconfiado é descuydado de los navios quel adelanta- do traia en el descubrimiento de la mar (por ser la navegacion de aquellas costas peor é más vagarosa que quantas hasta el pressente tiempo se saben ó se han na- vegado en estas Indias, á causa de las grandes corrientes é contrarios vientos, que por allá son continuos, é impiden tan- to la navegacion, que acaesce hallarse atrás de lo que han derrotado é trabaxa- do, navegando ginco meses sessenta le- XLVII. CAP. IV. 269 - guas de costa), llegó un español al dicho pueblo, que venia de un navio, con car- tas é relacion que estaba surto un navio sotil de los del adelantado, que se decia Sanctiago, en un puerto veynte leguas adelante de la cabecera de Chile, é que venia mal acondicionado é hacia mucha agua, é no traia ya estopa ni pez para se poder calafatear, por la mucha broma quel navio traia. É venia cargado de mu- cha cantidad de armas é hierro é ropa de vestir, é de cosas muy nescessarias para reparo é proveymiento de la gente é ca- ballos; porque entre todos juntos no avia dos mill clavos é cient herraduras (y es- tos eran de cobre), é los españoles anda- ban vestidos é calcados de mantas é ropa de la tierra, de que hacian camisas é ju- bones é calcas é capas para cubrir sus cuerpos ; é aunque desso avian sacado as- saz de Lima é del Cuzco, como el servi- cio peresció en el puerto, y los caballos y españoles yban tan fatigados é debilita- dos de hambre, por dichosos se tuvieron en escapar con las vidas, dexando el res- to en la nieve, que aquel puerto todo lo consumió. | Este mensajero truxo assimesmo rela- cion que otro navio grande, llamado Sanctiago, que traia el capitan Ruy Diaz por la costa, en que yba don Diego de Almagro, hijo del adelantado, avía arri- bado (porque hacia mucha agua) ála tier- ra de Chincha, que estaba de guerra; é que allí les tomaron la barca é mataron siete hombres en ella. El piloto deste na- vio grande se decia Alonso Quintero, é tenia poder del adelantado é fué á repa- rar el navio al puerto de Lima, porque no se perdiesse del todo, para que se- yendo tomada el agua estanco, volvies- se á seguir el viaje; antes de lo qual el dicho capitan Ruy Diaz avia sacado por tierra la gente que en el navio venia. Antes que á más se proceda, será bien que se diga la intencion para qué quiso 270 que su hijo fuesse por la mar en este des- cubrimiento, contra la voluntad de sus amigos que le aconsejaron, que assi por ser muchacho é no de edad para compor- tar las fatigas é trabaxos que en la mar y en la tierra se esperaban seguir, como porque no tenia otro, é porque se criasse é aprendiesse lo que convenia á persona que avia de heredar su estado, no les parescia, ni le convenia, que era bien ni debia sacar á don Diego del Cuzco. Á lo - quel adelantado les respondió quél ni su hi- jo no tenian otro bien sino á Dios é al Em- perador, é que queria que comencasse á servir é á partigipar sus trabaxos, porque desde su tierna edad se imprimiesse en ellos, y supiesse que avia de vivir é mo- rir sirviendo lealmente á su Rey é señor natural, é que esta escuela queria que tu- viesse de allí adelante. Tornemos á la his- toria. y Para esta navegacion gastó el adelan- — tado muchos pessos de oro, dando suel- dos crescidos á pilotos escogidos é los más diestros que se hallaron de aquella mar austral. Y dexó mandado que llegado un galeon que ovo del adelantado don Pedro de Alvarado (á Lima), le truxesse Johan Fernandez, piloto, para que si la tierra respondiesse, como pensaban, fuesse por el Estrecho de Fernando Magallanes á Castilla. De las armas é ropas que truxo el na- vio ya dicho, se aderesgaron é vistieron los españoles, é del hierro se higo herra- ge, el qual costó diez mill pessos de oro en la cibdad de Lima, á luego pagar de contado; porque fué lo quel navio le lle- vó al adelantado seyscientos ternos de herramienta, sin otros algunos quintales -que en plancha venian. Para ello aprove- == E E charon dos fraguas que en caballos higo HISTORIA GENERAL Y NATURAL ra las islas é lagunas que hallassen , é bar- cos para los rios, todo se llevó en aques- ta armada, con los aderescos y herra- mientas nescessarias á tales obras, ques la cosa más conviniente á una conquista semejante. : La nueva de la llegada deste navio é socorro puso una general alegria en el exército, porque estaban desconfiados de los navios é armada de la mar. : De allí se partió el adelantado, é llegó al pié de un puerto de nieve, é querien- do descansar allí un dia, sobrevino tanta tempestad de agua é nieye que en tres dias no cessó; é como allí avia pocas ca- -sás, en que recogerse los españoles é sus caballos , los más dellos estuvieron al agua y frio, con solo aquel cobertor co- mun del gielo, de que resultaron muchos hombres tollidos é no menos caballos ato- rogonados, sin aver quien les pudiesse dar remedio. Y como avia falta de basti- mentos assi en lo de atrás como en aquel pueblo, fué forgado, para que todos no se perdiessen, quel puerto se passasse; é aunque el capitan general envió prime- ro á abrir el camino con acadoues é bar- retas, si Dios miraglosamente no prove- yera de un dia tan claro é sereno, ningu- na cosa aprovechara, por lo qual la ma- yor parte de la nieve se deshico, é aun con este alivio le passaron á las cinchas de los caballos, y en partes se sumian del todo. Aunque este puerto tiene dos jorna- das de nieve, de verano está sin ninguna. Passado el dicho puerto, dióse toda pries- sa por llegar á Cuncancagua, cabegera de la provincia de Chile; y en un pueblo que está en el camino, quatro jornadas antes del que se dice Lua, tovieron la pasqua, é mensajeros cómo el cagique é principales de Chile estaban juntos « é de paz, con mu- chos bastimentos, _para pressentar á los chripstianos. Y assi fué, que llegados al dicho pueblo de Cuncancagua, estaba el pS x= señor de Chile con más de sessenta caci- DE INDIAS. LIB. XLVIL CAP. 1V. ques é principales haciendo areyto en la placa del dicho pueblo con mucha fiesta é placer; é assi resgibieron al adelantado é á los españoles, con buena gragia é amor é buen conoscimiento. Y el general les mostró todo el amor é afabilidad que pu- - do, € les ofresgió el favor de Su Mages- tad y el buen tractamiento é amistad de los chripstianos, é les dió joyas é presseas de las quél tenia, para los enamorar é atraer al conoscimiento y provechos de la paz; 6 les dixo que otro dia los hablaria largamente gerca de lo que avian de ha- gor pane que conosciessen á Dios é á su Rey, é para que la amistad se conservas- se: é con estó quedaron muy contentos por estonces, é ofrescieron voluntario ser- vicio. Y estando las cosas en este estado, como el comun adverssario y enemigo de la humana generascion siempre está en vela para nuestro daño y extravio de to- do lo que ve encaminado á buen fin, ofresció un caso de que no poco inconvi- niente se siguió, é aun puso en condi- cion las vidas de todo el exérgito; y fué aqueste. Quando el adelantado anduvo en el des- cubrimiento de la Nueva Castilla (ques tierra de la gobernacion del adelantado don Francisco Picarro), ovo un indio, hi- jo de un labrador, é llevóle á Panamá é crióle en su casa como hijo, trayéndo- le vestido de sedas é dándole caballos señar y ola las cosas de nuestra sancta fée cathólica y la policia de nues- tro vivir. Y fué de tal ingenio, que demás de hablar y entender muy bien la lengua castellana, sabia distinguir é conoscer qué cosa era ánima vegetativa y sensitiva é la racional; y era gracioso, é servia muy bien, é sabia ganar las voluntades á quan- tos comunicaba, y era sus piés é manos é servicio de su amo, junto con lo qual, é con su baptismo é apariencias de chrips- 271 tiano, era el más mañoso é cauteloso in- dio é amigo de novedades que jamás se ha visto. Y como con el tiempo fué cres- ciendo su persona é fuercas, assi se fué aumentando en él la malicia, y esta en- cubria él con una apariencia sossegada y poca risa, y mostrando que aborrescia co- sas deshonestas: de manera que no avia nadie que no pensasse que era bueno é cuerdo, é que amaba á su amo é á los chripstianos, é que lo era él enleramente. Este traydor, quando en Quito se ha- 1ló Almagro con el adelantado don Pedro de Alvarado, teniéndole por intérprete, se passó al dicho adelantado, induciéndo- le quel otro ojo que le quedaba á su se- ñor se le sacassen (porque en cierto re- cuentro avia perdido dias avia el un ojo). Y tenia concertado con los indios de la tierra que luego que oviessen rompido el Alvarado é Almagro, viniendo álas armas, diessen sobre los que quedassen vivos é vencedores é los matassen é algassen á él por señor, porque sabria muy bien ser su capitan é destruyr los chripstianos, para que ninguno quedasse en aquella tierra ni otros allá osassen yr. Y cómo las cosas vinierón en concierto, perdonóle Almagro por contemplacion del adelantado Alvara- do, creyendo que de liviano é moco se avia movido: é cómo le avia criado, des- seaba que se enmendasse, é tornóle á to- mar é servirse dél por lengua, porque en toda la tierra ninguno otro avia que tan bien lo supiesse hager. Assi que, este mal- dito en estotro viaje ordenó muchas ve- ces la muerte al adelantado don Diego de Almagro, é de secreto higo que se alcas- sen los indios, é que los de Pocayapo matassen aquellos chripstianos: é cómo el general estaba desso descuydado, fián- dose de su interpretacion, envió á llamar los caciques, ofresciéndoles toda paz é concordia, conforme á la real é sancta voluntad de Sus Magestades; y el malo díxoles quel adelantado los queria que- da 272 mar á todos, é que mirassen lo que les cumplia, que lo mesmo avia fecho con los de Pocayapo, é que los chripstianos eran perros descreydos, sin fée ni ley ni verdad. É á este propóssito díxoles otras palabras tales que los escandalicó, en tal manera, que otro dia de mañana estaban todos huydos. Pues cómo el general vido su algamiento é no supo la traycion del intérprete, hallóse muy confuso, sin sa= ber á qué lo pudiesse atribuyr, é con al- - guna gente de caballo corrió siete leguas, desde las tres de la mañana hasta que otro dia amanesció: é como él pensaba tomar al cacique é principales, por saber de que progedia tan súbita alteracion é mudanca, como era de noche, fuéronse la via de la sierra fuera de camino, por- que todos los caminos estaban prevenidos é guardados de antes. Plugo á Dios que aunque por estonges no se tomaron los in- dios, tenian en ciertas casas como esta- ban pacíficos tanta cantidad de mahiz é ovejas, que bastó para proveer el real é á los que despues fueron el tiempo que allí estovieron: é aun para la vuelta quedó alguna parte, é mandólo todo recoger el general , é hícolo partir entre los españo- les. Y venido al dicho pueblo de Cuncan- cagua, y con grand desseo de saber la causa del alcamiento, aquella noche se huyó el intérprete Felipillo, é llevóse es- sos pocos indios de servicio que avian quedado en el exército; y el general, sa- bida su fuga, envió tras él con toda dili- gencia, é halláronle en unas sierras neva- das, haciendo mochila para se volver al Cuzco é decir que los chripstianos queda- ban muertos, para quel Ynga, que estaba - rebelado, matasse todos los españoles .. que en la tierra avia. Assi como truxeron - al Felipillo, confessó espontáneamente los - delictos que avia cometido, é cómo avisó Para que de noche matassen uemándolos de las dichas cuevas ; é que en toda aque- | lla tierra no hallarian una punta de oro. HISTORIA GENERAL Y NATURAL co, é «que los caballos no hacian más sino correr mucho; é que muertos los caballos, vencerian fácilmente á todos los Chrips- tianos: é declaró otras falsedades é bella- querias, que particular é generalmente avia cometido en el tiempo que sirvió al adelantado; é mandóle hacer quartos é ponerlos en los caminos. : Fecha aquesta justigia de aquel tray- dor, envió sus mensajeros á los indios, avisándoles de la maldad del intérprete é del buen desseo é justificacion suya, é de la voluntad de Sus Magestades, é del buen tractamiento que les mandan ha- cer; y envióles joyas y presseas. Y assi poco á poco vinieron por el buen tracta- miento que se les higo é por el buen co- medimiento de la gente del exército : en todo lo ques dicho no passaron veynte . dias de tiempo. En aquel pueblo se repararon mucho los caballos, que estaban muy flacos é perdidos, é durante esta reformacion, he- chos juntar los caciques é principales, se informó de lo que avia en la provincia y en la tierra de adelante hasta el Estrecho de Magallanes: é por cierta relacion di- xeron la pobrega é poquedad de la pro- vincia de Chile, é cómo era muy mayor é peor la de adelante; y que los Picones eran quinge ó veynte pueblos, que cada úno tenia diez casas de gente muy po- bre, vestida de pellejos. Que quanto más la tierra yba adelante, más estéril era é pobre y frigidíssima é inhabitable ; é que los que la habitaban no cogian ni comian mahiz, sino ciertas rayces é hierbas del Campo, é unos granos que echan los ble- dos á manera de mijo. Los quales se es- tán hasta medio dia en sus casas (que son Unas cueyas en que viven de temor del frio) é salen á buscar de comer por espa- cio de dos horas en aquel tiempo quel sol tiene más fuerca en el dia, é se recogen DE INDIAS. LIB. Como quiera que por lo passado é pressente pudiera juzgar el general que lo que estaba por ver seria semejante á lo visto, é que los indios le decian lo cierto, por dar más copiosa relacion á Su Cessárea Magestad, é porque quien avia passado los trabaxos que la historia ha contado, no podia temer otros mayores ni iguales que le higiessen volver atrás en su propóssito, obra é desseo de servir á su Rey, determinó de yr personalmente á ver lo de adelante. Y estándose aderes- cando para ello, rescibió carta del capi- tan Ruy Diaz (que venia por la costa), cómo avia llegado á la provincia de Co- payapo con ciento é diez españoles de pié é de caballo; é assi por le recoger como por importunacion é ruego de los princi- pales é de todo el exército, acordó de le aguardar en el dicho pueblo de Cuncan- cagua, y envió adelante en su lugar al capitan Gomez de Alvarado, hermano del adelantado don Pedro de Alvarado, per- sona valerosa é cavallero experimentado en la militar disciplina. Y entretanto fué al descubrimiento, anduvo el general per- sonalmente visitando la provincia de Chi- le é la de los Picones, su comarcana: las quales ambas conternán hasta ciento é sessenta lgguas de largo, poco más ó me- nos. É primeramente vido la costa de la mar, é mandó reparar é calafatear el na- vio ya dicho con ropa de indios é sebo de ovejas : en el qual mandó entrar un capi- tan con sessenta hombres, é ordenóle que passassen hasta llegar al Estrecho, é que fuesse costeando la tierra, é sabiendo los puertos é aguadas, é que bojasse las ¡s- las que hallasse y en todas tomasse len- TOMO IV, XLVII. CAP. IV 273 guas é guias para se informar de la tier- ra; é que de lo que hiciessen avisassen al capitan Gomez de Alvarado, que yba cer- cano á la costa: é segund despues pares- ció en veynte dias anduvo seys leguas. Y el general se partió de allí la tierra aden. tro, é visitó lo que della mejor avia, y envió mineros é higo dar catas, é ie ron las minas é quebradas é nascimientos dellas tan bien labradas como si españo- les entendieran en ello; y por buena dili- gencia que se puso, la mejor batea no sa- có de doce granos arriba: assi que eran tales minas que excederia el gasto al pro- vecho. Los pueblos quel adelantado anduvo, tenian á diez é á quince casas hechas á manera de chocas Ó cavañas de viñade- ros, non obstante que la tierra es dispues- ta para labrangas é se coge mahiz en ella en abundancia. Cosa de maravillar paresce que (desde el Cuzco hasta el Estrecho, segund dicen) hay ochocientas leguas de camino, no se halla un árbol que produzca fructa que se pueda comer, ni menos de recreacion de que los queste viaje anduvieron les quede que loar de su gusto: é créese que no fué desútil esto para su salud, pues que de natural dolencia solos tres hombres mu- rieron, é quassi ninguno (despues de los del puerto ) aunque estaban debilitados. Estando en esta visitagion el general, 6 la gente en órden para proseguir la jor- nada, rescibieron cartas del capitan Go- mez de Alvarado cómo se volvia, tenién- dose por cierto que antes avia intentado lo dificultoso que dexado de andar lo que fuesse posible. 35 274 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO V. Cómo el adelantado don Diego de Almagro dió la vuelta desde la provincia de Chile, por la imposibilidad é dificultades del camino , é frios, y esterilidad, é fragosidad , é nieves é olros estorbos de la tierra de adelante, é porque su exército totalmente no se perdiesse; é de los nuevos trabaxos de su camino, al retor- narse hasta que llegó en la provincia de Catama. N o se cree ni se sabe que humanos hombres padesciessen ni experimentas- sen é con efetto viessen tan largo é tan malo é crudo camino como el quel ade- lantado don Diego de Almagro é su exér- cito anduvieron, assi á la yda como á la vuelta. Y parescerle há al que ha leydo lo de hasta aqui cosa de mucho trabaxo y espanto á los que en ello se hallaron, é al que lo oyere no pequeña maravilla aver podido bastar la vida á ninguno para tan- ta tribulacion y fatigas tan cotidianas: y cotejado con lo que está por decir paresce lo dicho tolerable é joyoso ó dulce, con- templando lo que se dirá. ¡Oh thessoros de las Indias!.. Muchas veces me acuerdo de lo que dice Plinio: «Hacemos profun- díssimas cavas en la tierra por hallar las gemmas é algunas pequeñíssimas piedras: de manera que le cayvamos las interioras, por traer las gemmas. ¡Oh quántas manos se rascuñan ó maltractan porque un solo dedo resplandesca! Si oviesse algun in- fierno, ya nosotros con aquestas cavas le avriamos descubierto, en tanto que por ayaricia é luxuria buscamos las cosas es- condidas *». Todo es del auctor alegado, Pero aunque Plinio niegue ó dubde el in- fierno, los cathólicos bien sabemos é creemos que le hay; é tanto más culpa que los gentiles tienen los chripstianos, que por desordenadas cobdicias é por aver este oro é bienes temporales á tan E SENO é inauditos trabaxos se dis- Yo vamos al e camino del Ladolantado: el qual, cómo rescibió las cartas del capitan Gomez de Alvarado, é por ellas supo que daba la vuelta, hico muy particular inqui- sicion entre los señores de la provincia, para que le declarassen si atravessando la cordillera de la nieve que hasta el Es- trecho prosigue podria hallar tierra hácia la mar de suerte que se pudiesse poblar: los quales, demás de la grand dificultad que avia en passar la dicha cordillera de sierras, dixeron que turaban quince jor- nadas nevadas é sin camino, tan áspe- ras que se avian de despeñar todos los caballos. Y certificáronle que la gente de que tenian noticia son caribes, é no co- gen pan ni tienen ganado (á manera de los juries), é que lo demás es despoblado é cenagoso, é que si allá fuessen los chripstianos, todos se perderian juntos. Por más se gertificar de lo ques dicho, el adelantado envió algunas personas al puerto de aquella cordillera de sierras, é no pudieron passar los caballos por la fra- gosidad, y ovieran de perescer en el ca- mino, é á la segunda jornada se tornaron espantados de la sierra, amonestando é requiriendo al general que no le passasse por pensamiento tan conoscido error é culpa como seria yr adelante; pues no po- dian llevar caballos ni hombres que los osassen seguir, ni ganado para se susten- tar, que todo no quedasse en el puerto é los chripstianos con ello. En este tiempo llegó el capitan Gomez de Alvarado, é dixo quél avia passado adelante de aquella provincia de Chile é DE INDIAS. LIB. Picones ciento é cinqiienta leguas, é que quanto más yba la tierra, más pobre é fria y estéril é despoblada é de grandes rios, ciénegas é tremadales la halló, é más fal- ta de bastimentos ; é que halló algunos in- dios caribes, á manera de los juries, yes- tidos de pellejos, que no comen sino ray- ces del campo; é que informándose de la tierra de adelante , supo é le dixeron que estaba cerca de la fin del mundo, é le dieron la mesma noticia quel adelantado se tenia antes que lo enviasse en Chile; é que queriendo proseguir el viaje hasta el Estrecho, hacia tantas aguas é tempestad é frio, que en una jornada se le murie- ron cient indios de servicio; é viendo es- to, é que avia veynte é cinco dias que no comian mahiz ellos ni sus caballos, ni te- nian carne con qué sustentarse, los com- pañeros unánimes le requirieron que se tornasse adonde el adelantado estaba, pues hacer otra cosa seria perderse to- dos. Y por la carta de navegar, quel ade- lantado hico ver en Chile á tres pilotos, no se hallaba aver doscientas é cinqúenta leguas hasta el Estrecho, las ciento é cin- qúenta de las quales avian andado Gomez Alvarado é su compañia; é dice la rela- - cion, por donde yo el chronista me sigo (ques otra tal como la quel adelantado en- vió al Emperador, nuestro señor), quel Estrecho está en ginqiienta é seys grados é quellos se hallaron en quarenta é siete, é que corrian á diez é seys leguas cada uno. É que visto por el dicho capitan los grandes rios que avia, é que no podian vadearse , é cómo en quatro leguas pas- saban veynte rios; é considerando la fal- ta de comida, estaba claro que á la yda -6 á la vuelta (si la pudieran hacer) se avian de perder todos; assi, por las difi- cultades ya dichas é demasiado frio, é que las sierras se estrechaban á la mar, requerido como es dicho, se volvió adon- de el general estaba, con la gente muy fatigada y los caballos que quassi no se XLVII. CAP. Y 275 podian tener en pié. Y dice esta relacion que los trabaxos del puerto, hambres y nescessidades passadas no se igualaron á este trabaxoso camino; y que si todo el exército fuera, como fueron cient hom- bres con el Alvarado, los menos volvieran. Quiero yo agora preguntar á Gomez de Alvarado por qué, pues le dixeron don- de fué que aquellas gentes estaban cerca del fin del mundo, por qué no les pre- guntó quál era el límite de su principio. Assi que, en este caso bien se muestra lo que de la geographia é assiento del - universo sentian los que esso le dixeron. Lo otro es, que me paresce que aque- llos tres pilotos, quel adelantado dice que decian quel Estrecho está en cinqiienta é _seys grados, muestran bien que ninguno dellos le avia visto ni passado; é porque del Estrecho, en el libro XX de la segun- da parte, he dicho lo que las verdaderas cartas de navegar dicen, é lo que testi- gos de vista deponen, claro está el error de los ginqiienta é seys grados, pues que no son sino cinqúenta é dos grados, en que está la punta ó cabo de las Vírgines, ques el principio de su embocamiento, é algunos le ponen en cinqúenta é dos é medio; é aunque fuessen los gingiienta é dos é medio, se engañaban essos pilotos de Almagro en tres grados é medio, ques grand error é notorio desvario. Assi que, ellos no le avian visto, «ni ellos ni sus car- tas no sabian lo cierto. Pero si es verdad que Gomez de Alyarado estuyo en qua- renta y siete grados, no avian de contar á diez é seys leguas el grado, sino á diez é siete é medio de Norte á Sur, ques el grado de las siete quartas menor de toda la esphera, é desde quarenta é siete has- ta cinqúenta é dos é medio son cinco - grados é medio, que al dicho respecto de diez é siete leguas é media por gra- do, son noventa é seys leguas é un quar- to de legua las que Gomez de Alvara- do é los hidalgos que con él fueron es- . . 276 tovieron del Estrecho (si le tovieron de Norte á Sur, lo qual yo dubdo). Assi que, he querido decir esto aqui, porque es ma- teria que lo requiere: y aun el más dies- tro de los pilotos, que en servicio del ade- lantado andaban, era Alonso Quintero, é bien creo que no era ninguno de los tres; y que lo fuera, tampoco lo entendiera, porque una cosa es navegar por alturas é otra por derrotas. Yo le conoscí bien, y él era marinero diestro y no del quadran- te, sino assi arbitrario á las derrotas é sa- ber comun, é más aficionado que otro á una baraxa de naypes; pero en el astro- labio ynorante. Volvamos á nuestra ma- teria é al trabaxoso camino, questa gente atendia. Quando el capitan Gomez de Alvarado llegó al adelantado, avia algunos dias quel capitan Ruy Diaz é sus compañeros esta- ban en Chile con el general; y contarse por extenso los trabaxos que passaron en el camino é puerto, é las hambres é nes- cessidades que sufrieron, é muertes de hombres que les sobrevino, es cosa para no se acabar sin mucho cansancio é do- lor de Oyr, por ser tantos y tan crescidos y no usados tormentos. Puédese creer que ningun grano de mahiz ovieron que á sangre no le pessassen. Matáronle in- dios doce españoles: faltáronle muchos caballos. | En la mesma sacon rescibió el adelan- tado cartas de su teniente Rodrigo Argo- nez, que estaba ya con socorro de gente en Copayapo; y en la relacion de su via- je y compañia no faltaron menos peligros, porque assi á él como á los compañeros que le siguieron, en el puerto se les que- daron á unos los piés é á otros los dedos - de frio. Pues considerado que en los tra= e - Vesses ni adelante no aviaremedio ni tier- 30 á be descubrir, é que segund lo Sa E ) to que estaban cercados de grandíssimos é ue muchos peligros é faltos de remedio. Por _ "ina parto mo tenian bastimentos y por HISTORIA GENERAL Y NATURAL gund era poca en calidad é distante en longitud é pobre de oro é falta de gente, no bastaba á dar de comer á quarenta españoles, estando toda ella junta, quanto más siendo tan divididas é remotas unas provincias de otras para se poder poblar, contractar é socorrer é bastecer de lo nes- cessario, é quel adelantado avia hecho é intentado é gastado para lo saber é servir á Sus Magestades más de lo posible, pues que entre él é sus compañeros se despen- dieron para esta armada más de un mi- llon é medio de pessos de oro, é queda- ron los más pobres é adebdados hombres que jamás se vieron, porque un caballo valia siete é ocho mill pessos de oro, é un negro dos mill, é una cota de malla mill, é una camisa trescientos, é á este respec- to todo lo demás; cerca de los quales prescios el adelantado por sí y por todos. los que debian envió á suplicar á Céssar los mandasse moderar, porque no que: dassen empeñados ó perpétuos esclavos de sus acreedores; y el infelige adelanta- do en grand confusion é afligion por no lo poder remediar; y estos prescios passa- ron assi en las almonedas de los defuntos como en lo demás que los vivos vendie- ron. Por manera que aviendo platicado é consultado el general lo que se debia ha- cer, é avido el parescer é consejo de to- dos sus compañeros para ver lo que se podia é debia proveer, con general deli- beracion é amonestacion, acordaron de dar la vuelta atrás con toda brevedad, pues no avia medio de detenerse en la dicha provincia de Chile ni Pocayapo ni en lo de adelante, assi por no aver hecho simenteras aquel año, como porque las del passado estaban comidas. Pero fué una de sus mayores congoxas arbitrar é ordenar essa vuelta, cómo se haria é or- denaria para la salvacion de todos, por- DE INDIAS. LIB. otra avian de escoger de dos extremos de caminos el que menos daño fuesse ; é am- bos eran tales, que sin ordenarlo Dios no bastaba sesso humano para la elecion, ni descerner si seria por el del puerto, que estaba muy nevado y en treynta leguas adelante dél no avia grano de mahiz, ni las garrobas estaban saconadas, que es- tonces comencaban los árboles á produ- cir aquel fructo , é lo que avia añejo esta- ba ya comido é gastado ó algado en las sierras, cinqúenta leguas dentro de tier- ra: los rios estaban muy crescidos. Pues el otro camino de Atacama era despobla- do ó sin agua é arenales más de doscien- tas leguas, é qualquiera destos dos cami- nos parescia ser imposible cosa andarle é quedar con la vida. Plugo á la misericordia de Dios, des- pues de se aver encomendado todos á Nuestro Señor, é con missas é oraciones suplicándole que los alumbrasse y guias- se, y unánimes acordaron tomar su viaje por Atacama, porque les paresció quel camino del puerto era sin remedio; y si- guieron el de Atacama, y para seguridad de aquella provincia que estaba de guer- ra, y tambien para recoger bastimentos para la gente que por tierra llegasse, en- vió el general en busca del dicho navio, - é mandó yr en él un capitan con ochenta hombres de pié y de caballo: al qual or- denó que despues de pacífica la dicha provincia é recogidos los bastimentos que hallasse, enviasse á abrir los xagueyes y aguadas del dicho camino (que son po- Cas hechas á mano); pues seguir la costa que se navega en quatro leguas estaria doscientas é cinqiienta leguas de la dicha provincia de Chile; é escribió luego á su teniente para que recogiesse todo el ganado é mahiz que pudiesse aver en Po- cayapo para socorrer la gente, y en Chi- le se tomó todo el mahiz é ovejas que Jos españoles hallaron. É hicieron matalotaje 6 mochilas para el camino, y el general bas, los quarenta dellos 1 XLVII. CAP. Y. 277 se adelantó con treynta de caballo y toda diligencia al pueblo de Pocayapo (donde los despoblados é falta de agua se si- guen), para dar órden en el repartir de los bastimentos y en cómo la gente cami- naria: y en quince dias llegó al dicho pueblo con los treynta de caballo, y en los diez dias dessos con solo mahiz tosta- do é los caballos con hierba, é algunos dias les faltó. Y llegados, yban tales que no los pudieran llevar adelante dos jor- nadas, si forcosas fueran. En aquel pueblo era ya llegado el ca- pitan Johan de Herrada con el resto de la gente , é con él el contador Johan de Guz- man é otros regidores proveydos por Sus Magestades: el qual capitan informó al adelantado que la provincia del Collao, que avia dexado pacífica, quedaba de guerra, á causa de muchos robos é insul- tos é malos tractamientos que los indios avian rescebido, y que avian muerto mu- chos españoles en el camino, é aun creia quel Cuzco quedaba de guerra. Y assi- mesmo le informó de los grandes traba- xos, hambres é nescessidades , pérdidas de caballos é negros é haciendas que en el camino passaron, y cómo se vieron en- tan extrema nescessidad, que en cinqiien- ta dias sus caballos no comieron mahiz, é los españoles se mantuvieron con algárro- algarrobas por hombre, las 1 mian con los caballos, que se les morian de flacos, y deshechos los huessos é mo- lidos los daban á la gente que los servia, para su sustentacion. É porque para siem- pre quede desto memoria, no se debe dexar de escribir que en diez jornadas del puerto comian los españoles por fies- ta muy señalada los caballos que avia cin- co meses que se les avian muerto á los que primero passaron con el adelantado: los quales estaban conservados, no como carne momia, sino frescos é sin hedor, por el demasiado viento é frio é sequedad 278 de la tierra: y sobre les tomar los sessos y lenguas se acuchillaron algunos hom- bres, porque quien los comia, pensaba que tenia mirrauste é manjar blanco, ú otro de más prescioso é agradable sabor. Bien creereys, letor, que aquel caba- llo del Rey don Johan, quél é otros ca- valleros comieron en el castillo de Mon- talvan, que le tomáran estos con mejor apetito, sin que se perdiera cosa alguna dél é de otros dos de que dice que comie- ron el conde don Fadrique y el conde de Benayente y Álvaro de Luna, que despues fué condestable de Castilla é maestre de Sanctiago , é decian que era dulge carne é muy buena de comer, salvo que era mollicia *; pero no les faltaba leña ni bue- nos cocineros, ni padescian el frio que aquestos nuestros españoles, donde es di- cho passaron, para defensa é reparo del qual, de cuerpos de hombres muertos hi- cieron paredes para detrás dellas abri- garse. Oydas estas cosas é otras desaventu- ras, le paresció al adelantado que las quél é otros avian passado eran grand bonan- ca, cotejadas con lo que este capitan con- tó de su camino, y que los primeros en este viaje fueron los mejor librados. En Pocayapo tenia Rodrigo Argonez re- cogida alguna cantidad de mahiz, con mu- cha guarda, que para lo aver no se puso poca diligencia; y el adelantado, por su persona, lo repartió entre todos. Alí higo juntar los caciques con indios que tenian expiriencgia del camino de Aca- tama, los quales informaron que avia en él xagueyes, que distaban á siete é á ocho é trege leguas, y Otros á tres é quatro, y - que en cada uno dellos podian beber cin- -co de á caballo con su servicio de los in- A - dios (los quales se les tornaron á juntar | O. E: como. ele dal darla Curs. TS 0. HISTORIA GENERAL Y NATURAL de caballo, con dobladas cabalgaduras, para que supiessen el camino, é negros con hagadones para que abriessen los xa- gueyes: é mandóles que le enviassen la relacion de lo que avia é viessen é ando- viessen cada dia; y en cinco tuvo tres cartas, en que le certificaron de lo que los indios decian, é que con lo que avian abierto é cavado en los xagueyes se po- dria aventajar mucha cosa. Y por esta re- lagion pringipió á enviar la gente de seys en seys é de ocho en ocho, para que de donde partiessen los unos allí fuessen á - dormir los otros, pues en Acatama tenian las espaldas seguras con el capitan Fran- cisco Noguerol, que avia llevado por la mar la gente que se dixo de susso; é pro- veyó el general que los unos avisassen é socorriessen á los unos y los otros. Assi- mesmo mandó que los delanteros se re- cogiessen á la entrada de Atacama dos ú tres dias para se fortificar en número de veynte juntos, para que pudiessen resis- tir á qualesquier indios-de guerra, en tan- to que los demás españoles llegassen; porque por una é otras partes estoviessen - sin peligro los españoles para llevar agua á la gente de carga é servicio é beber los caballos en los arenales é que no peres- ciessen de sed. Y para esto se higo mu- cha cantidad de vassijas, assi de barros é calabagas como de unos zaques ú odrinas de los pellejos de las ovejas. Las jornadas avian de ser de tres ó de quatro leguas, porque si más andovieran, assi el gana- do como la gente perescieran, por las cargas que de su mantenimiento é de los chripstianos llevaban; y aun en esto con- venia mucha diligencia en los sobrelle- var, é aun assi no se pensaban valer sín peligro, ni los caballos en tan luengo Ca- mino podrian Mrar, si meo jornadas -higiessen. Con la eden é proveymiento ques di- DE INDIAS. LIB. cho intentaron el despoblado é infernal camino de Atacama, en cuyo discurso ha- llaron tantas diverssidades de agua y ca- lidades de tierra que si los trabaxos pas- sados no los tuvieran convertidos é habi- tuados á diverssas fatigas, y fueran estos españoles gente nuevamente llegada de Castilla, dificultoso fuera no se corrom- per ó inficionar con muertes ó diverssas enfermedades. Pero cómo ya el regalo de la patria avia olvidado esta gente, y el que hallaba el xaguey de agua gruessa é no dulce, mal remedio era traer á la me- moria aquellas delectables é generosas é delgadas aguas de las fuentes que tienen los frayles en la claostra de Guadalupe. Y á los xagueyes salados, ¿qué remedio les podria poner aquella excelente fuente é agua de Caspe? Á los xagueyes cenago- 508, ¿qué ayuda les podria prestar aque- lla limpieca é salutífera fuente que en Ma- drid llaman la Priora? Á los xagueyes he- diondos, ¿qué socorro podian traer los pensamientos que se acordassen de la claridad é bondad del rio Darro de Gra- nada? Á los xagueyes viscosos é súcios, ¿qué ayuda era aquel que conoscia la ex- celencia del agua de Tajo, que passa por Toledo, y en el mundo es tan famoso por la extremada é cordial agua suya? Á los xagueyes, que causaban hinchacon é carga al vientre, ¿qué prestaria acordarse del agua del rio Segre, que passa por Léri- da, é tan apropriada es á la digestion é- conservacion de la vida?.. Pues ya que aquellos xagueyes é sus aguas encharca- das eran malas ¿tenian estos pecadores otros alivios ó refrigerios algunos sino que hoy los fatigaba el frio é los proveia de temblores, mañana los asaba el calor, porque á las sierras subcedian arenales é á los arenales pedregales espessos, y to- do el camino falto de leña, é la que se halla son unas ramas Ó matas que en lla- ma se yan ó consumen? Es tan llena de maldicion aquella tierra, que en ciento y XLVII. CAP. Y. 279 veynte leguas de este yermo que ando- vieron, no se vió sitio ni aparejo para po- blarse una choga. Bien paresce que jus- tamente lo dió la Providencia divina á tan bárbara é dañada é ydólatra generascion é infiel gente. Degir la órden, que se tuvo en conser- var las ovejas é hacerles calgado para que no se despeassen; en repartir el mahiz; en la continuacion de las jornadas, seria un processo muy largo. Y con hacerse to- do lo posible, murieron en este camino, de flaquega é dolengias, más de otros treynta caballos; pero por la misericordia de Dios ningun chripstiano corrió riesgo, ni perdió la vida. El adelantado don Diego quedó atrás en Pocayapo hasta que salió toda la gen- te, é fué el postrero que partió de aque- lla provincia é de los primeros que á Ata- cama llegaron, porque fué quassi como en posta para socorrer la gente en el ca- mino y proveer lo de adelante á la nes- cessidad de toda el armada. Y mediado el mes de otubre, se halló con su teniente Rodrigo Argonez, que le avia enviado adelante, en el pueblo principal de Ataca- ma: el qual y el capitan Noguerol, que antes dél por la mar avia ydo desde Chi- le , hallaron la tierra alcada é de guerra, y la gente por los montes, fuera de sus casas é assientos, y puestos en montañas y sierras muy ásperas en partes, que no se podian sojuzgar.. La causa de su alga- miento fué aver muerto algunos chrips- tianos de los que en seguimiento del ade- lantado yban , é assimesmo por mandado del Ynga, que, como paresció, estaba al- cado, dando guerra á los españoles de toda la tierra. Estos dos capitanes tenian recogida al- guna cantidad de mahiz é ganado, que bastó para reformar el armada, con lo quel general hico buscar en el pueblo y en otros de su comarca, con que pudieron passar adelante hasta los confines del 280 Collao, que están á ochenta leguas del Cuzco. La provincia de Acatama tiene quaren- ta leguas de término, sin lo despoblado, ques mucha cantidad, y en toda ella avrá hasta septecientos hombres de guerra. Es gente belicosa é viciosa, vestidos á mane- ra de yungas. Para essos que son, cogen mahiz, é tienen ganado en abundancia. . Tienen assimesmo garrobas, é unos cues- cos pequeños que tambien los hallaron en Pocayapo, é se muelen é se comen. No se pudieron allí ayer más indios de guias para el camino ; aunque se puso di- HISTORIA GENERAL Y NATURAL ligencia en ello; porque en la verdad que los indios que no son castigados, jamás reconoscen superior, ni sirven como son obligados ni á derechas, porque como son falsos é dicen muchas mentiras, é tie- nen tan anchas sus settas é súcios é cru- dos ritos, qualquiera buena regla de yi- vir les paresce estrecha, é los angustia é congoxa sus vidas. Allí repossaron el adelantado é su exér- cito cansado é caballos enflaquescidos diez é ocho dias, é no sin mucha congo- xa é alteracion de la guerra que adelante les estaba aparejada. CAPITULO VL En que se Most é suena la prosecucion é discurso deste caido: en la qual relacion se relatan otros tra- - baxos que subcedieron , é cómo el adelantado don Diego de Almagro comencó á sentir la rebelion de la tierra del Cuzco, é la nescessidad que los chripstianos tenian ; é cómo entre estas relaciones el chronista topó é vido en ellas cómo se avia ahogado en un rio el veedor Francisco Goncalez de Valdés, su hijo úni- eo, é aunque como padre lo sintió, rescita é cuenta la historia en este capítulo hasta quel adelantado es- cribió cierta carta al Ynga para que gessasse en la guerra contra los chripstianos. En nuevos subcessos, nuevos trabaxos: á malas nuevas, nuevos sufrimientos; y á malos eventos firme constancia convie- ne. Ó á lo menos es bien que en los hom- bres no falte prudencia, con que la pasi- bilidad humana no cause poquedad ni desesperacion en los hombres. ¡Oh ren- glones perdidos y fábulas de poetas, que encaresceys y pintays y sublimays esse viaje de Jasson yendo á buscar aquel ve- llocino de oro á la isla de Colcos *, y os desvelays novelando é pintando metápho- ras y vanidades, diciendo que le guarda- ba un dragon que nunca dormia, é dos toros indómitos que echaban ferviente fuego por las nariges, é otras cosas fictas 6 de poco fructo, é para la cosa en una - puteria Ó hechiceria de Medea y en la crueldad de matar al hermano Absircio - con dolor é mala vejez del padre, por. yr con su sado: E dE SES ya Ovidio ensartando disparates, que veni- dos al alegórico senso todo es poco, é in- digno de tanta memoria como há que tu- ran essas ficciones. : -Oyd, pues, los que de libros vanos é fabulosos no Os presgiays: escuchad, los que de verdaderas historias quereys par- te, la continuacion deste infelige camino é infelige exército, é infelige capitan ge- neral dél, é infelige chronista que os lo cuenta; y sabrés quánta parte me cupo destos trabaxos, é vereys que no son metáphoras, sino tan al proprio discanta- da la historia, que basta para que desso poco que de la vida me queda sea de pa- dre desconsolado é lastimado con la muer- te de un solo hijo que tenia, é mis peca- dos dieron lugar que allí se perdiesse. Y dexando mi desventura aparte, volveré ála de anohoas porque la história se con- tinúe. A Ovidio, Malambo el E rs DE INDIAS. LIB. XLVIL CAP. VI Allí recogió el adelantado el ganado é mahiz nescessario para proseguir su ca- mino, el qual no menos hallaron falto de agua é despoblado é de mala comporta- cion quel de Acatama, porque á doce y á trece leguas avia las aguadas en más de cient leguas continuadas de camino. Por manera que parescia que la mesma nes- cessidad é trabaxos eran anexos é inevi- - tables á estos españoles, á causa de lo qual á lo menos háse sacado algun pro- vecho é no pequeño; y es averse avido noticia de tan grandes desiertos; é porque el Ynga no quedasse con tanta victoria, dióles Dios tales alientos á los españoles, que pudieron hacer su viaje. En aquella provincia se informó el adelantado cómo el Cuzco estaba de guerra é Ynga algado; é aunque no muy afirmativamente, lo de- cian los indios. De allí, siguiendo esta armada é atri- bulado exército sus jornadas, con la ór- den é vigilancia que se requeria, llega- ron á otra provincia llamada Turacapa, ques la primera del Collao, é dista ochen- ta leguas del Cuzco: la qual hallaron (y estaba) algada é retirado el ganado é bas- timentos; y en el primero pueblo della, que se dice Pica, hallaron muchas armas é ropa de españoles que avian muerto: y con muchas lágrimas el adelantado los hi- co enterrar. Cosa de mucha lástima ás compassion seria oyr las crueldades que ensayaron los indios en las muertes que les dieron, pues tenian los cuerpos despedacados y los sessos sembrados por las paredes, con su sangre pintadas sus bellaquerias: de forma que notificaban clara é cierta ene- mistad capital, que tienen al nombre de Chripstiano. Allí se detuvo algunos dias este exér- cito, porque la gente é caballos se repa- rassen, é recoger mahiz de lo que tenian ensilado, aunque ovejas se pudieron aver pocas; y entretanto el adelantado procu- | 980 Y. 281 raba de inquirir é informarse del daño que en la tierra avia, é porque en essa dilacion los enfermos cobrassen salud é posibilidad para yr adelante; y aunque se ovieron algunos indios para essa informa- cion, eran de poco crédito, pobres é co- * munes : los quales, apremiados é secre- tamente cada uno por su parte interroga- dos, discrepaban tanto en sus dichos, que los unos afirmaban ser vivos los chripstianos y estar Ynga de paz, é los otros que estaban de guerra en un pueblo quatro leguas del Cuzco: otros dicien que los españoles eran ya muertos: de forma que ninguna certinidad se podia co- legir de sus confessiones. Pero el adelan- tado jamás pudo desechar de sí la mala sospecha, é tomando lo peor por lo más cierto, dióse priessa á salir de la provin- cia; é aquel dia que partió, tomóse un in- dio que dixo quel navio de Sanct Pedro estaba surto en un pueblo de la provin- cia de Tacana, é que los indios daban guerra á la gente de la mar. En la hora proveyó el adelantado que fuessen allá á le socorrer el capitan Johan de Saavedra con treynta de caballo, con toda la dili- gencia é brevedad posible: al qual mandó assimesmo recoger los bastimentos que pudiesse, é que tomasse las lenguas é guias que hallasse; é informado de lo que en la tierra avia le avisasse dello, para que si nescessario fuesse el adelan- tado socorriesse á los españoles ó prove- yesse lo que convinicsse. Y el capitan an- duvo veynte leguas que dista la dicha pro- vincia del puerto donde el navio estaba, é como los indios que le tenian cercado, supieron su venida, é tovieron notigia de la gente que con el general yba, retirá- ronse á unas sierras de ásperas huydas é dexaron al navio: que á no llegar tan ay- na el socorro, le tomáran las anclas y quemáran el navio con muchas balsas que para ello avian hecho, sin que se lo pu- diera resistir la gente que, 20 él avia; ni 282 menos se podia hager á la vela, porque no tenia bastimentos ní agua para nave- gar, y en qualquiera puerto que arribára, passáran el mismo riesgo , pues todos es- taban apercebidos á causa que en todo el tiempo quel hermano del Ynga anduyo con el adelantado daba avisos al cacique su hermano del estado de los españoles é del general. De manera que sin lo saber, aunque estaban dél recatados, traian al enemigo casero, haciendo fieldad dél pa- ra que fuesse medianero en la paz de su hermano, rescibiendo del adelantado é de todos los de su exército muy buenas obras y tractamiento, puesto que le man- daba velar y guardar de secreto con mu- cho recabdo: el qual indio, quando de Chile partieron, avisó de la vuelta de los españoles á su hermano; é teniendo por cierto que Almagro viniera en el navio con algunos de sus compañeros para bre- ve proveymiento de la armada é reforma- cion della en las dichas dos provincias, se lo envió á decir, y el cacique Ynga pro- veyó de gente en todos los puertos para que le malassen al general é á los que con él viniessen. Lo qual le escribió el ca- pitan que avia sabido de algunos indios que tomó en unos pueblos que estaban cabe la costa, 6 que assimesmo Ynga es- taba de guerra é la daba á los españoles, assi en la cibdad de los Reyes con sus ca- pitanes, como en la del Cuzco con su per- sona, é que tenia cercados los españoles que en ellas estaban; y el adelantado no tuvo otra certidumbre alguna ni la halló en aquel valle de Tacana despues que lle- gó, aunque para lo saber fueron apre- miados algunos indios. - En el pueblo principal deste valle esto- vieron ocho dias con todo el real, reco- giendo el mahiz é ganado que se pudo E desde allí envió el adelantado in- 2ros al Yoga é Cartas á los HISTORIA GENERAL Y NATURAL atraer al Ynga con todo proferimiento á la amistad primera que mostraba aver te- nido á Almagro, y su hermano hico lo mesmo por su parte, á lo menos en pres- _sengia de los chripstianos. Y aunque de nuevo el general le tornó á preguntar lo que sabia, siempre vaciló é avisó 4 los otros indiós para que se le encubriesse lo cierto, é por le conservar convino que se disimulasse todo, porque si daño estaba hecho no tenia remedio, é si paz se avia de tractar, por su causa se concluyesse é conservasse. Deste valle é de los de ade- lante no se hage discussion , por ser sub- jetos al Cuzco é que le sirven. De allí se partió el adelantado por la costa, aunque se rodea mucho, á causa de que por el más breve camino del Co- llao avia grandes ciénegas“é sierras de nieve que passar que destrocáran el ar- mada, por ser el coracon del invierno, é tambien por se abastecer en el valle de Arequipa, ques abundoso de mabhiz é ga- nado, para yr hasta el Cuzco proveydo ó determinarse en lo que convenia hacer- se. Y en los pueblos de Moquiguaya é Araguaya é Quinoaestaca é Umati é Sa- ña, camino de la dicha Arequipa, tomó algunas lenguas, que apremiadas é apar- tadas unas de otras, discreparon en sus relaciones. Unos afirmaban ser muerto el gobernador don Francisco Picarro é los chripstianos de Lima, é que en el Cuzco avia pocos chripstianos cercados é sin re- sistencia: otros decian que avia doscien- tos chripstianos é que daban guerra al ca- cique , é que por sus quadrillas salian por la tierra á buscar bastimentos, é quel go- bernador é los chripstianos de Lima eran vivos: otros hablaban en diferente mane- ra; de forma que ninguna cosa se podia averiguar que cierta fuesse, salyo creer que de lo uno é de lo otro avia passado tencha parte. - El adelantado se dió toda priessa por legar á e e. estaba + e - DE INDIAS. LIB. leguas del Cuzco, para saber la ver- dad, y en el camino passaron un rio tan hondable é tan furioso, que fué mara- villa no desbaratarse la gente, aunque se ahogó en él el desdichado Francis- co de Valdés, veedor de Tierra-Firme, hijo del capitan Goncalo Fernandez de Oviedo, chronista desta General historia é Indias, porque pueda más al propós- sito dolerse con los demás é le quepa tan- ta parte destas desaventuras; é porque su dolor no fuesse sencillo, le quedaron un niño é una niña, hijos del dicho vee- dor, é desde á pocos dias despues que supo la desaventurada muerte del hijo ahogado, le llevó Dios el nieto en edad de cinco años en esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española. Bendito sea Dios por todo; y aunque seyendo, como soy, hombre passible, y la falta de tales debdos no puede dexar de lastimarme, sin dubda la mayor pena que siento es lleyar Dios aquel mangebo en la flor de su edad de veynte é siete años con tal nranera de muerte. Tengo yo confianca de la miseri- cordia divina que por acelerado que fues- se su fin, es pronto é poderoso tu socorro, Señor, para que en tal agonia le diesses memoria de su Dios é Redemptor para se te encomendar, Señor, é que fuesse en estado que su ánima no peresciesse. En el mesmo rio é passo se ahogaron muchos indios de los de servicio é gana- do, é se perdió mucha ropa é armas é otras cosas nesgessarias al proveymiento del camino, sin se poder remediar. De allí llegaron á Arequipa, en la qual hallaron los indios cautelosamente pacífi- cos; é no tuvieron lugar de se alcar los bastimentos é haciendas, é queriéndose el adelantado informar dellos, vacilaban é discrepaban, como los de atrás prime- ros. É visto quel hermano del Ynga, que se dice Paulo, era la causa é quél sabia la certinidad de la guerra, púsole temor XLVII. CAP. VÍ. 283 para que se lo declarasse , diciéndole que le haria quemar, si le mintiesse en cosa alguna, por tanto que se informasse de la verdad de personas que lo supiessen é lo oviessen visto, ofresciéndole toda liber- tad, si no mintiesse, é que declarándole lo gierto como amigo, le tractaria mejor que á su proprio hijo; é púsole públicas guardas para que supiesse que no podia huyr. El qual, informado de lo que ya él sabia, gertificó al adelantado quel gober- nador Francisco Picarro é todos los de Li- ma y Pauta é Truxillo eran muertos, y que en el Cuzco avia ochenta hombres, los quales creia que serian assimesmo . acabados, porque se les daba contínua guerra; y que la cabeca del gobernador con otras ciento de chripstianos de Lima se avian traydo al Ynga pressentadas, y un hato ó rebaño de caballos tan grande como de ovejas. La qual nueva fué muy triste á todo el exército, é al adelantado particularmente , quanto se puede repres- sentar á todo buen juicio natural: prime- ramente por la muerte de su compañero é único amigo, á quien tanto amor tenia de tan larga é sociable compañia, é por la pérdida é vida de tantos españoles é tan nobles é valerosas personas entrellos: é lo otro por la pérdida general é dub- dosa recuperacion de la tierra, pórque es de tan grandes é ásperas sierras, que : se requeria mucha gente é distanci tiempo para cobrarla, seyendo perdida. Luego mandó el adelantado hacer her- raje, porque estaban sin él, é mandó as- simesmo hacer armas de algodon de la tierra para la gente de á caballo é peo- nes, é assimesmo- lancas é rodelas é la municion nescessaria á las ballestas y es- copetas, porque á un tiempo estoviesse todo apergebido, y envió sus mensajeros al Manco Ynga Inpangue con una carta, el tenor de la qual es el siguiente. 284 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO VII En que se escribe lo que contenia una carta quel adelantado don Diego de Almagro escribió á Ynga, é de un caso nunca oydo , en que juntamente lodos los españoles ovieron de ser ciegos, é perdieron la vista, é cómo los indios se le quexaron de los españoles del Cuzco y hermanos del gobernador Frangisco Pizar= ro *, é de otras cosas que de la mesma historia penden. « My amado hijo y hermano mio (Man- co Ynga Inpangue). Estando en Chile bien descuydado, entendiendo en que aque- llos caciques sirviessen al Emperador, nuestro señor, é señor de la mayor parte del mundo (el qual está en Castilla), cu- yo capitan é vassallo yo soy, me dieron nuevas de los malos tractamientos que los chripstianos hacian á vuestra persona, é de los grandes robos de vuestra hacien- da é casa, é toma de vuestras queridas mugeres (de que yo he mas dolor é sen- timiento que si se hiciera conmigo), en especial porque crey que essos trabaxos los rescebistes sin causa. Y cómo yo os prescio é amo é os tengo por hijo y her- mano verdadero, luego que lo supe de- terminé de me venir con mill hombres chripstianos é septecientos caballos, que están en mi compañia, con cartas é man- dado é poder del Rey, mi señor, para restituyros todo lo que os tomaron é cas- tigar los culpados en ello y en el mal trac- tamiento de vuestra persona, como sus delitos lo merescian. Porque si os alzas- tes ó distes guerra, causólo ser tan malos que no los pudistes sofrir; y aunque con su castigo debeys estar satisfecho, pues- to que yo quisiera ser el executor por mi mano, para los enviar pressos al Rey que allá los mandára matar, parésceme que con mi venida debeys aseguraros é tener por cierto que nunca os faltará mi ayuda, p - si nola perdiéredes por vuestra parte. Y E E tan poderosa, que basta á sojuzgar mucha parte del mundo, y cada dia espero Otros dos mill hombres, no pienso en cosa salir de vuestro parescer y consejo, ni nega- ros el amor é voluntad que siempre 0S tuve. »Yo os he enviado tntchos mensaje- ros, y assimesmo he escripto al Rey quán mal con vos se ha mirado: créeme que por esta vez disimulará el castigo que los malos rescibieron, como vos le tengays é acateys por señor: que si estoviéssedes de otro propóssito, no le pagariades el buen tractamiento que me escribe é man- da que se os haga, ni sériades agrades- cido á tan verdadero amigo, como yo os soy. | 2 »Informado soy que tenés en vuestro poder á Hernando Pigarro é otros espa- ñoles: ninguno dellos matareys por amor de mí, é dadles buen tractamiento, y es- pecialmente á Hernando Picarro, no tan- to por él como porque es criado del Rey é le quiere mucho. »Á Paulo, vuestro hermano; tengo conmigo, é le amo como á mi hijo, y él os quiere mucho y en todo os es buen hermano. »Como vengo de tan léxos tierra é to- do se ha gastado, no tengo que enviaros al pressente, é bien sé que de ropa é vino de Castilla estays rico é no aveys menester ninguna cosa: con todo 0s traygo guardada, para quando nos vea- mos, una ropa de aforros para el frio, E interés: «E de las quexas que contra los mesmos le | o DE INDIAS. que me envió el Rey que os diesse. »Lo que yo os ruego mucho es que por agora sobresseays la guerra é me de- xeys castigar essos chripstianos del Cuz- co, porque hareys en ello mucho placer é servicio al Emperador, y en pressencia de sus hermanos é debdos serán mejor castigados. » Yo desseo en grand manera que me vengays á ver, si fuere posible, pues te- neys razon de hacerme entera confianca, y que en tanto que yo más me acerco, me envieys vuestros mensajeros, con los qua- les yo sea avisado de vuestra voluntad, que yo os los tornaré á enviar seguros é salvos, é para ello os doy mi palabra. Y esto sea con brevedad, porque desseo sa- ber de vuestra salud, la qual os dé Dios como vuestra persona lo dessea.» Esta carta le envió el adelantado al Ynga, porque fué informado que tenia chripstianos é intérpetres con quien es- cribia su voluntad á los del Cuzco, que tenia cercados: é por otra parle envió indios por toda la tierra para que le tru- xessen los caciques de paz con toda la templanca é palabras graciosas que eran - menester. Lo qual aprovechó para que al- gunos caciques comarcanos, dexada la rebeldia, se reduxessen á la obidiencia de Sus Magestades, é como hallaban en el adelantado verdad é buenas obras é tractamiento, asegurábanse en sus casas que tenian yermas , é llevaban al exérci- to la comida nescessaria de su voluntad é albedrio, sin que rescibiessen molestia; porque la gente del armada, demás del celo que tenian de servir al Emperador é hacer lo que debian, tenian por punto de - honra complacer en estos casos al adelan- tado, porque á la verdad, hablando sin perjuicio de nadie, no se ha visto en es- - tas partes tan amado caudillo ó capitan de su gente. Entretanto que las armas y herraje se hacían, mandó es mucho mahiz é ga- LIB. XLVII. CAP. VIL 285 nado para llegar hasta el Cuzco é socor- rer los españoles que estaban cercados, teniendo por cierto que la hambre que padescian era su mayor é más cruel guer- ra. Y estando todo apercebido é á punto, partió de la dicha Arequipa á los doce dias de marco del año de mill é quinien- tos é treynta é siete años, y á la segunda jornada de Arequipa entraron por un pá- ramo de doce jornadas, todo lleno de nieve , que cada dia los cercaba tres pal- mos en alto; y como dormian en el cam- po é no podian hager lumbre, passaron aquellos dias con mahiz tostado é vizco- chos, del qual trabaxo estaban tan flacos los hombres, que al cabo de la jornada, como la vista estoviesse sin fuerza é de- bilitada, é tuviesse blanco el objeto, so- brevino una ceguedad general á todos los españoles (sin que uno quedasse libre), con tan inmenso dolor é privacion de la vista, que aunque se les saltáran los ojos del casco, no pudieran sentir mayor tor- mento; é no vian un palmo de tierra. So- lo un consuelo se tuvo, é paresció de la mano de Dios, quel remedió fué breve para la salud de todos, porque al terce- ro dia ninguno estaba doliente de tal mal. Tiénese por averiguado que si qual- quier acometimiento de indios en tal sa- con se higiera, que ningun español que- dára vivo, porque ni el dolor se afloxaba un momento, ni la vista se extendia á ver un crescido bulto. Fué en tanto grado sentido esto, que de todos los trabaxos deste exército se tuvo aqueste por el más importuno. .“ Passada la nieve, llegaron á un pueblo que se dice los Canes, veynte é cinco le- guas del Cuzco; é halláronle pacífico, y el cacique é principales dél resgibieron al adelantado con toda alegria, dándole cri- minosas quexas de los españoles que que- daban en el Cuzco é del mal tractamien- to que dellos avian rescebido: á los qua- les oyó con mucha compassion que les te= 286 nia, é mostrándoles mucho amor, é dán- doles á entender que de todo lo mal he- cho contra ellos le pessaba mucho; é ofrescióles la enmienda en nombre de Sus Magestades, asegurando sus perso- nas é la restitugion de sus haciendas é mugeres. Aquel dia hicieron un areyto, é por in- terpetracion de las lenguas, la sentencia de lo que cantaban era esta: «Damos gracias al sol que ya vinieron nuestros pa- dres, ya vinieron nuestras madres, ya vinieron los yaguitas, nuestros valedo- res: comamos, bebamos, holguemos, pues de hoy más no tenemos por qué es- tar tristes ni temerosos». Á esle pueblo envió Ynga al adelanta- do sus mensajeros, haciéndole saber la causa de su alcamiento, é los malos trac- tamientos que avia rescebido, robos é fuercas que se le higieron (cosa de mucha compassion); porque fueron tantos los desafueros, robos é menosprecios que rescibió este señor (seyendo en su tiem- po el más temido é acatado príncipe de todos los infieles del mundo), que ni le e HISTORIA GENERAL Y NATURAL dexaron muger ni hermana á quien no forcassen, ni oro que no se tomassen, ni ropa que no saqueassen, ni tierra en que pudiesse hacer sus simenteras. Y en su persona sufrió muy grandes oprobios, allende de los temores que cada dia le ponian, que fueron tan grandes, que en- viaba á rogar á los chripstianos quél pen- saba que tenia por amigos, que pues es- taba cierto que avia de morir, por no po- der complir tanta cantidad de oro é joyas como Hernando é Johan Picarro le pedian (pues ya les avia dado lo suyo é lo de sus principales), que por amor de Dios no le quemassen ni aperreassen, ques muerte entre indios muy aborrescida, sino que le ahorcassen, porque fenesciesse presto. Á estos mensajeros oyó el adelantado, é no sin mucha tristeca é dolor del Ynga; é hablólos con mucho amor, y dióles al-. gunas cosas de su casa para ellos, y otras de más prescio envió á Ynga; y envióle luego sus mensajeros con otros suyos, y una carta consolatoria, que será el prin- cipio del siguiente capítulo. CAPITULO VIII En que se contiene una segunda carta quel adelantado don Diego de Almagro escribió al Ynga, consolán— dolé y exhorlándole á la paz; é cómo tractándose las vistas entrellos escribió Hernando Pigarro desde el Cuzco al Ynga que le menlia Almagro é que le queria engañar *. En el camino el capitan Paucal le higo un raconamiento notable que adelante se dirá: é cómo Hernando Picarro estorbó lanto, que en conclusion mo- vió las cosas de forma que Almagro fué al Cuzco é lo tomó, é prendió al Pigarro é otros sus amigos. My amado hijo y hermano (Manco Ynga Inpangue). Destos mensajeros que me enviastes he sabido los malos tracta- mientos, fuercas, robos, injurias é des- acatos que Hernando é- Johan Pigarro é _Otras personas te hicieron, que fueron a causa para que no solamente te higiessen E | Mas aun De. toviesses de lu vida condicion é camino de perderte. Porque ningun otro pudieras tomar en que más tu destruycion se aventura, pues pensan- do salvarte con el poder de gente que tienes, é confiado dél, cometias cosas en grand perjuicio de tu honra é reposso é total perdicion de tu tierra y asolamiento de tus súbditos y naturales. Y avia otros muchos caminos para te amparar de los lo que contenia su carta, y se congertaron las vis= las , y yendo á ellas el adelantado», elc. e EN cr AS MD Lcd rt hai ora O DE INDIAS. LIB. XLVII. CAP. VIH. dichos chripstianos, porque la voluntad del Rey, mi señor é tuyo, es que tú seas muy bien tractado, favorescido y estima- do, como la auctoridad de tu persona y estado lo requiere; é assi por sus cartas é provissiones me lo manda, é que seas desagraviado enteramente de los daños rescebidos, é restituydo en tu hacienda y heredades y en tus mugeres y hermanas y en lo demás que te falta de tu casa é hacienda (é á este fin vine con tanta pries- sa, como te escribí), guardándote toda paz é justicia. Pero ya que tú, por te librar de tantos agravios”, é principalmente de la muerte (que assi temias), hiciste lo que no quisieras ni debieras, no por esso te tengo agora de desmamparar ni dexar de favorescerte: antes acordándome de tu - amistad (y porque el Rey, mi señor, assi lo manda é quiere), te manterné toda paz é justicia, castigando los que te fueren culpados , é reformando tus pueblos que tan asolados é perdidos los tienes, favo- resciendo tus naturales y estimando tu persona como de hombre de tanto valor. Por tanto asegura é repossa tu coracon é juicio, é ten toda buena confianca de tu salud é remedio, que mediante Dios to- dopoderoso, é viniendo tá de paz (como me envias á proferir con tu criado), yó te cumpliré lo que digo; y estarás segu- ro que por los daños passados, assi de muertes de chripstianos, tomas de ha-" ciendas é cercas de pueblos, ni por lo demás que tú é tus gentes aveys cometi- do, no serás castigado ni maltractado. Y para que mejor dés assiento en ello y en lo que más me envias á decir, yo te rue- go mucho me vengas á ver al pueblo de Urcos, donde te aguardaré: que por es- ta, en nombre del Rey, te aseguro é pro- meto de te dexar volyer como vinieres, libre é sin que rescibas ningun daño; y porque más cierto tengas este seguro, yo juro á Dios é á Santa Maria é á esta cruz de lo mantener enteramente. Mira bien lo 287 que en ello te va, é lo que por la otra te he escripto, que yo no te miento ni des- seo tu daño, antes procuro tu reposso: el qual te dé Dios todopoderoso, é alumbre tu juigio para salvar tu ánima é asegurar tu persona y Estado». Luego se partió el adelantado al pue- blo de Urcos, donde Ynga le avia certi- ficado con su criado que le yria á ver; é todos los pueblos del camino le salieron de paz por su mandado, é assimesmo le envió otros muchos mensajeros ofresgién- dole su vista y pronta voluntad para ser- vir á la Cessárea Magestad é para la pa- cificagion de la tierra. É llegado al pueblo de Urcos (que está seys leguas del Cuz- co), le envió otros mensajeros: los qua- les le dixeron de su parte, que para que conosciesse que en todo le guardaria ver- dad, é que no era fingido lo quel ade- lantado le prometia, como lo avia seydo lo que le enviaban á requerir los chrips- _tianos, debaxo de cuya palabra é ofres - cimientos tantos daños é injurias avia res- cebido, que le enviasse dos mensajeros chripstianos, con los quales se vernía. Y el adelantado le envió á Pedro de Oñate, alguacil mayor, é á Johan Gutierrez, per- sonas de buen entendimiento é celosas del real servicio de Sus Magestades, para que le induciessen é atraxessen á la paz é á lo que era obligado, é á que fuesse á verse con el adelantado é le confirmassen lo quél Je avia escripto. Á los quales res- cibió con todo amor é regocijo é con grand pompa é magestad, é les dió algu- nas joyas é cosas de las que avia toma- do á los chripstianos, que mataron en el camino del Cuzco. Estando Yoga determinado de le yr á ver otro dia siguiente con los dichos dos españoles, llezó una carta que Hernando Picarro le escribia (el qual estaba por te- niente de su hermano en el Cuzco), en que le decia que por ninguna manera cre- yesse á Almagro ni fuesse á él, porque. 288 le mentia en todo; que no era goberna- dor ni tenia poder para él complir lo que le prometiesse, porque solo su hermano, Francisco Picarro, avia de gobernar toda la tierra, y él ensu nombre, é que se fuesse á él de paz é le perdonaria. Con esta carta Ynga rescibió tanta alteracion, que mandó cortar las manos al que se la llevó; y estando comiendo, se levantó de la mesa é propuso de matar los mensaje- ros del adelantado, diciéndoles palabras injuriosas é ayradas como á hombres que pensó que le tractaban engaño. Y es- tando determinado de los matar, espiró Dios en él para que se consejasse con unos españoles que tenia en su poder, los quales avian tomado sus gentes en el camino de Lima, sin otro español que á él se fué huyendo del Cuzco por los ma- los tractamientos que le higo Hernando Pigarro: los quales españoles lé asegura- ron algun tanto é mitigaron su furia, di- ciéndole quel adelantado don Diego de Almagro era bueno y era gobernador, é que cumpliria é manternia toda verdad, y Hernando Picarro mentiroso. Por lo qual Ynga dexó volver los mensajeros li- bres, é se ofresció de nuevo á la paz é de yr á ver al adelantado cierto dia se- nalado; y envióle con ellos una carta, (quel mesmo Ynga notó con su intérprete, del tenor siguiente : «Dige Ynga que ha de venir Almagro á se ver con él al pueblo de Yucay, fue- ra del camino del Cuzco, por donde es- tán sus guarniciones, é que todos estarán de paz porque él tiene buen coracon, que assi me lo ha dicho el que me guar- da la chuspa, mensajero. que le he en- - -—— viado; é que en Yucay le saldré de paz. eS si por Dios: yo no miento: para esta Cruz, si yo. me alo eS soe los natos, HISTORIA GENERAL Y NATURAL ras en que sembraba. Dí á Johan Pigarro mill é trescientos ladrillos de oro é dos mill piegas de oro de puñetes é vassos é Otras piecas menudas: dí á más siete cán- taros de oro é plata. Dí más á Hernando Picarro dos hombres de oro é siete car- gas de oro é mucha plata. Decíanme: «Perro, daca oro: si no, quemartle hé». Y amenacábanme Mesa, Toro é Sola- res, é Maldonado tomóme la ropa, y Pi- carro y Ximenez y Setiel todos estos me decian malas palabras, é decian que me querian quemar. Los otros chripstia- nos del Cuzco son poco bellacos: estos son muy malos; y si me los entregas ó los castigas, yo te verné de paz. Y para dar órden en todo, te yréá ver: á Yucay llevarás la mitad de tu gente, é la otra mitad quédese en Urcos, porque entre- mos al Cuzco por dos partes; é si no qui- sieres venir, envíame á Rodrigo Argonez. A Pablo mi hermano trae contigo, é si no vinieres, no venga. Yo no soy indio de por ahí que tengo de mentir. Almagro, tú eres mi padre: téngote por hermano é por verdadero amigo. Quando me escri- bieres, envíame muchos juramentos. Ahí te envio un puerco para que comas, ési ovieres menester alguna ropa de Castilla Ó armas, yo te las enviaré, que tengo mucho. Oñate te hablará de mi parte: mi- ra que te hablo bien y con buen coracon, Manco Ynga Ynpangue. Y avísote que no creas los chripstianos del Cuzco, que son mentirosos , sino á mí, que no tengo de mentir. » Vista la carta, para que Ynga en todo conosciesse quel adelantado le manternia verdad, é que desseaba su amistad é re- medio, é que por su parte lo procuraba, le envió al capitan Ruy Diaz, hombre de buena habilidad, para que le dixesse có- mo el adelantado yba á complir lo quél le pedia por su carta é le comunicasse otras Cosas convinientes á la paz. Y luego se puño con ciento: $ eine. hombres de DE INDIAS. LIB. XLVIL CAP. VII pié é de caballo al pueblo de Yucay, ques dos leguas de Tambo, donde el dicho Ynga estaba para verse con él, y en el camino tenia puestas sus guarniciones, las quales le rescibieron de paz, y en una dellas estaba un capitan, llamado por nombre Paucal, el qual á la letra hico al adelantado el raconamiento siguiente: «Oh capitan Almagro: bien sé que ter- nás sentimiento del algamiento del Ynga é todos nosotros, é de los chripstianos que en la guerra avemos muerto, porque eres chripstiano, como ellos, pariente y hermano de todos é su natural; pero aun- que sea justa la causa de tu pessar, quié- rote hacer conoscer quánto mas justa fué la de nuestro algamiento. El Ynga has de saber que antes que chripstianos en esta tierra viniessen era como el sol, señor so- berano, é tenémosle por su proprio hijo; é nosotros los orejones sus cavalleros exentos, temidos, acatados é honrados de nuestras nasciones, comiamos é be- biamos é holgábamos sin que nadie nos pidiesse la cuenta; otros lo labraban é sembraban é comíamoslo nosotros. Nues- tras mugeres é hijas estaban seguras, é nuestras haciendas é casas sin rescebir perjuicio de nadie. Agora, despues que los chripstianos venistes, de libres nos he- cistes esclavos é de señores sus siervos. El Ynga perdió su reputacion é auctori=. dad, é nosotros la libertad é refrigerio: en lugar de ser servidos, 0s serviamos; é lo que no sabiamos ni acostumbrába- mos aprendimos para nuestro contenta- miento. Hecímonos obreros é fundamos vuestras casas; labradores, sembramos las tierras con nuestras proprias manos; residimos en vuestras casas dexándolas nuestras. Aveys seydo tan mal agrades- cidos, que en lugar de nos tractar bien y mantener en justicia, nos tomásteys nues- tras mugeres é hijas para mangebas: ro- bástesnos nuestras haciendas, quemándo- nos é aperreándonos para nos las sacar, TOMO Sie 289 injuriando nuestras personas con malas palabras; y lo que más sentimos y desm a- ya nuestros coracónes es que un señor natural que Dios nos dió, que tan estima- do, servido é querido é acatado ha sey- ' do, sea tractado como el menor de no- sotros. Por estas causas avemos hecho lo passado; y pues tú agora vienes y publi- cas Otra voluntad y haces otras obras, de- cimos, y yo en nombre de todos, que os tornaremos á servir y estaremos de paz, como de primero, guardando lo que tú nos guardares. Si piensas hager lo que debes é lo que dices que tu Rey te man- da, declárate con nosotros, é si no, luego nos desengaña, porque con tu venida nos hemos holgado; y seas muy bien venido. Tenémoste por padre é por señor é por defensor de nuestros agravios. Ruego al sol todopoderoso te ponga en voluntad que lo cumplas, porque nosotros seamos bien tractados é tú nos gobiernes con tranquilidad é sosiego.» Con esto acabó aquel capitan, dexando al adelantado admirado de sus palabras y con mucha lástima: é ninguno le oyera sin tener la mesma, aunque fuera de piedra; porque assi como acabó de hablar, le ocur- rieron á los ojos tantas lágrimas, que no eran sino chorros ó torrentes más copio- sos que nunca en” hombre. se pudieron - ver, con no menos sospiros, y volvió la cabega sin poder más decir. - El adelantado en pocas racones dixo que presto vernian las cosas en mucha paz é descanso, mediante la gracia de Dios, é que estoviessen seguros, que por su parte todo avria buena conclusion. É procedió adelante, muy espantado de aver oydo tan sábiamente degir aquel ca- pitan las culpas de los chripstianos é la justificacion de los indios é con tanta verdad. Llegado á Yucay, hico saber al Ynga | (aunque él ya lo sabia, porque tenia pos- tas por toda la tierra) cómo era llegado, 37 : AS 290 é que estaba esperando; y el siguiente dia despues que allí fué, le envió por dos veces sus mensajeros, teniéndole en di- laciones, é tan diverssas sus embaxadas de los primeros ofresqimientos, que le pusieron en confusion é admiracion. É otro dia adelante envió sobre el adelan- tado cinco mill indios para que le diessen guagábara ó batalla, y el apellido é grita que tenian era: «Mentiroso es Almagro: engañarnos queria: ya se descubrió su cautela: la verdad sabemos de todo». Y queriendo investigar la causa (bien des- cuydado del auctor della) llegaron los corredores del campo con quatro de ca- ballo que Hernando Pigarro envió por es- pias para que supiessen con qué gente es- taba Almagro, porque con sospecha que traia poca (é que assimesmo lo era la quél dexó en la recaga), avia ydo per- sonalmente con la quél tenia al pueblo de Urcos, donde Almagro la dexó, é inten- tó desbaratarla. Y como halló mas poder é resistencia quél quisiera, é por ningun medio ni ofrescimiento ni dádiva pudies- se convencer al capitan Johan de Saaye- dra, que en lugar del adelantado queda- ba, aunque lo intentó por todas vias, en- vió despues de vueltos al Cuzco estos quatro de caballo para dar en Almagro, é venciéndole ó desbaratándole, poder so- juzgarlo todo : á los quales mandó que le espiassen , é que assimesmo echassen de la otra parte del rio un indio con una car- ta que escribió al Ynga, del tenor que fué la primera , mediante cuyas palabras Yn- ga se desconfió de la paz que Almagro le ofrescia, porque la de Hernando Picarro ni la queria ni avia procurado, que esta- ba enojado dél. Y assi determinó de mo- o ir antes que de passar lo que de prime- YO, y temiendo quel adelantado le enga- E Saba, nvió contra él a enla de HISTORIA GENERAL Y NATURAL aquellas cartas, y el Rey perdió muy grandes interesses, pues fué forgado que la guerra se continuasse é la tierra no fuesse segura; é muy mayor fuera, si no se buscára remedio, como adelante se dirá. Visto quel Ynga estaba alterado, y que por estonces no se podia entender en lo que convenia para atraer á la paz Ó por guerra á la obidiencia de Sus Magesta- des, movió el adelantado para la cibdad del Cuzco, para pressentar las provissio- nes de la gobernacion, por poder mejor concluyr la guerra. Y segund Hernando Picarro la tenia en voluntad con chrips- tianos, Almagro, que estaba ynocente de su desseo, oviera de perderse todo, si fal- tára sofrimiento para excusarlo: é á este buen fin Almagro desde el camino le en- vió dos mensajeros, que fueron el capi- tan Vasco de Guevara é Lorenco de Al- dana, hombres hijos-dalgo : con los qua- _les le higo saber el subcesso de su viaje é la causa que le truxo al Cuzco, que era venir á descercar los chripstianos é repa- rar é reformar la tierra, que estaba perdi- da, é á pressentar las reales provissiones que tenia para mejor poder entender en ello. Y como quier que á estas palabras higo el rostro é oydos alegres, quando oyó dél que se avian de pressentar pro- vissiones, alteróse en tanta manera como si vinieran del turco; y envióle á decir con el thessorero Alonso Riquelme é con el ligengiado Francisco de Prado y con los capitanes Hernan Ponce de Leon y Gabriel de Roxas y otros amigos suyos, que si le venia á socorrer, fuesse muy bien venido; pero que si avia de pressen- tar provissiones, apretasse desde luego los puños, porque la cibdad se alteraba en "que avia provissiones reales que avia de pressentar, porque él daba al diablo su ánima é desde luego se la ofrescia, si avia de dexar el Cuzco por ninguna cosa. roo o | DE INDIAS. LIB, llaba en que nadie se escandaligasse con las provissiones de Sus Magestades , y mucho más él, que era el que las avia traydo; y que no queria guerra ni apre- tar los puños, sino toda paz é justicia; questa se debia guardar mejor por su par- te, pues le constaba della y era criado de Su Magestad, de quien tantas mercedes avia rescebido, é quel adelantado no avia de dexar de pressentar sus provissio- nes: que le pedia por merced no diesse lugar á escándalo en ellas. Y con esto é por lo excusar, se quedó aquella noche en el campo media legua del Cuzco: tenien- do nueva que venian indios de guerra á dar en su exército é recaga, y enviándo- la á socorrer con treynta de caballo, or- denó Hernando Picarro de los prender, que avian de passar por el Cuzco, para romper en el real de Almagro aquella noche, por lo qual gessó el socorro ya di- cho, é por otras causas el dicho rompi- miento. Otro dia por la mañana se fué el ade- lantado desviado de la cibdad un quarto de legua, para se juntar con su retroguar- da, é passando á vista de la cibdad, higo Hernando Picarro repicar las campanas é que los indios diessen grand grita al Al- magro, é salió con su gente al campo, ha- ciendo acometimiento de batalla, que por ventura otro no lo pudiera sofrir; y sin embargo desso se passó el adelantado tres. leguas adelante del Cuzco, donde el mesmo dia se juntó con él su recaga é restante exército, 6 otro dia siguiente se vino camino de la cibdad, y envió delan- te con su poder para pressentar las pro- vissiones de Su Magestad en cabildo, é con ciertos requerimientos al Johan de Guzman é á Hernando de Sosa é al ba- chiller Guerrero, los quales las pressen- taron; y estando avisados los regidores por Hernando Picarro de lo que ayian de responder, dilataron la respuesta é de- terminacion, aunque Hernando Picarro XLVIL CAP. VIII. 291 deshico el dicho cabildo, é salió á punto de guerra á le resistir la entrada de la cibdad al adelantado. El qual, por excu- sar muertes de hombres y el alboroto que se podia recresger, se detuvo en un barrial cenagosso, el lodo hasta la gincha de los caballos, al agua é nieye (que ja- más cessó aquellos dias que allí estuvo): é de allí pressentó una probanca é hico otros requerimientos é diligencias; é pas- sados muchos complimientos, requeri- mientos é amonestaciones, é viendo lo que la gente padescia, é que estándose dando assiento en las cosas, é aviendo Hernando Picarro ofrescido á los terceros que entendian entrellos de no innovar co- sa alguna, comencó secretamente una noche á romper puentes é hacer otros re- paros é fortificarse para de hecho resistir al adelantado, en tanto que le tenian en pláticas. Y avissado desto el adelantado, é por excusar mayores daños, acordó una _noche de se entrar en la cibdad, assi pa- ra se apossentar y librar el cabildo é re- gimiento, que estaba opresso, como por- que su gente no padesciesse más de lo padescido donde estaba en una ciéne- ga, á peligro de se perder los hombres é los caballos; y en el instante quel ade- lantado comencó á entrar, repicaron contra él las campanas, é queriendo Her- nando Picarro encontrar con su gente, diéronse los otros tal maña, que sin da- ños ni muerte fué presso Hernando Picar- ro é otros muchos que en su casa tenia, dó estaba fortalescido de dia é de noche para le acudir á la resistencia. Otro dia el cabildo, unánimes é nemi- ne discrepante, por la provission é proban- cas quel adelantado higo, é por la decla- racion de Hernando Picarro, rescibiéron- le á Almagro por gobernador pacífica- mente: é luego ovo tantas quexas de agravios é fuercas contra el dicho Her- nando Picarro, que era cosa de admira» cion; y el adelantado hico de todo infor= 292 macion con los ofigiales é capitanes de Su Magestad é con los vecinos del pueblo, é púsole á buen recabdo. Y por su defetto determinaba el adelantado de enviar el thessoro que avia de Sus Magestades á España con el thessorero Riquelme con toda brevedad é todo el oro que en la tierra oviesse pertenesciente á la hacien- da real. d No es de creer quel letor avrá olvida- do que dixe quassi al fin del prohemio ó introducion deste libro XLVII que quando HISTORIA GENERAL Y NATURAL conviniesse, daria los auctores que dixes- sen lo que tengo dicho y diré desta ma- teria. Agora digo que yo he nombrado ya algunos en lo que hasta aqui la historia ha contado, é adelante se hará mencion dessos é de otros que lo verifiquen; y el que esta cuenta me quisiere pedir, no es- pere á que los testigos se mueran ni que yo no pueda responder por- la verdad: que assi ella me valga, mi intencion no es principalmente sino de escrebir lo que en efetto ha passado. CAPITULO IX. En que se tracta cómo el capitan Alonso de Alvarado, que yba por mandado del gobernador don Francisco Pigarro á socorrer á su hermano Hernando Pizarro higo é dixo algunas palabras contra el adelantado don Diego de Almagro, é cómo lo prendió, é cómo descompuso por aucto del estado al Ynga, é invistió en él á Paulo su hermano, é le higo señor; é cómo el capitan Rodrigo Argonez, teniente de Almagro, desba- rató al Ynga y se escapó huyendo ; é de los escándalos é bullicios dentre ambos gobernadores *, é de otras cosas á la historia concernientes. Estando las cosas en el estado que la historia lo ha contado, el adelantado pro- vehia y entendia con el Ynga é otros in- dios señores cómo la paz oviesse efetto é la tierra se asosegasse: é supo cómo un capitan del gobernador don Francisco Pi- carro, llamado Alonso de Alvarado, que avia ocho meses que era partido de Li: ma con quinientos -hombres para socor- rer la cibdad del Cuzco é los cercados en ella, estaba treynta leguas della destru- yendo la tierra é asolando los pueblos y herrando por esclavos los indios libres de guerra. Y envióle sus mensajeros con un escribano , y el traslado de la provission real de Su Magestad, y el complimiento del cabildo del Cuzco, é cierto manda- miento para que se fuesse al adelantado dela dicha cibdad á le dar favor é ayuda _€n la conquista del Ynga: el qual porque _Su officio de capitan absoluto nose le aca- ece de in «E cómo prendió á e basse , atapó los oydos é no quiso ver las provissiones, diciendo algunas palabras desacatadas é mal dichas contra ellas , é prendió los mensajeros, que eran officia- les de Su Magestad, é otras personas principales, é los maltractó. É sabido por Almagro, tornóle á enviar un alcalde é un regidor del Cuzco é un escribano, que a de nuevo la dicha provission é manda- miento le notificassen: á los quales no quiso ver ni oyr; antes quebraron la vara al alcalde é la echaron por el rio abaxo, haciendo muchos fieros con la gente y poder que tenia, diciendo quél yria á echar del Cuzco al adelantado y á sacar de la prission á Hernando Picarro. É co- mencó á correr el campo con treynta de caballo, los quales fueron pressos; é co- mo Almagro le envió á decir que le avia de prender, pues tantos atreyimientos no se debian comportar, hícose fuerte en un é se sollaron é prendieron ellos al teniente de Al= magro, el capitan Gabriel de Roxas», elc. DE INDIAS. LIB. rio con albarradas é artilleria y escopete- ros é ballesteros, porque tenian quinien- tos infantes Ó más, é soltaba la lengua contra el adelantado é su gente. Es menester para entender la medula desta discordia y lo que causó esta dife- rencia sobre tan buena amistad é compa- nia de tanto tiempo, é tanta igualdad é amor como se avia conservado entre el adelantado don Diego de Almagro y el gobernador Francisco Picarro, que la condicion del Hernando Picarro era muy soldadesca é áspera é no amigo dessas equidades. Al Almagro desamábale, é teníale en poco, por no ser hombre de linage, É á su hermano el gobernador en menos, porque era bastardo. Y á la ver- dad ambos eran hijos de un hidalgo, lla- mado Goncalo Picarro, que yo conoscí buen escudero é pobre. Y avia otra co- sa que impedia la amistad é se. con- vertia en una intensa y entrañable ene- mistad perpétua, que los Picarros conci- bieron contra Almagro; y fué que como era liberalíssimo é daba á todos, era muy amado é querido de la gente militar. Los Picarros, si daban algo, era con mucha 6 demassiada templanga; y destos dos extremos se engendró tanta envidia, que vino á nascer della un aborrescimiento y enemistad tamaña quanto primero avia seydo entre los as e. union E conformidad. Junto con esto, en la ión ER Ss Picarros y en la de Almagro, acudieron luego tantos soldados é otros géneros de gentes nescessitadas, que con sus con- sejos pusieron tanta estopa é pez, quel fuego ó ira que se encendió era de tal perpetuidad, que pospuesto el temor de Dios é del príncipe, é la vergiienca de- positada (6 muy léxos) pararon las cosas en lo que la historia dirá, ó no pararon ni se acabarán hasta quel mesmo Dios y el Rey, en cuyo deservicio fueron essas alteraciones, escándalos , robos é muer- XLVIT. CAP. IX. 293 tes é desacatos, lo castigue. El castigo del suelo no sé qué tal será; pero el del cie- lo, ques el que los pecadores menos te- men, y el que no puede faltar, visto es que no se porná en olvido, porque la pa- ga é promission más perpétuamente y sin remedio duela. Tornando á la historia, digo que sobre este fundamento é contengion de la juris- dicion, é que cada uno destos goberna- dores pretendia quel Cuzco caia en su go- bernacion; y tambien como los que avian de menear la guerra vian que ya no avia qué repartir de los thessoros de Atabali- ba, é que estando los gobernadores en paz, oviera poca nescessidad de la gente de guerra, porque esta no cessasse, cada capitan y soldado era un ticon de fuego, é puestas las cabecas en nescessidad de fuerca, avian de comunicar con los miem- bros de sus exércitos sus thessoros é to- do lo demás. Pues cómo Almagro deter- minó de enviar á pedir á Alonso de Alva- rado aquellos que tenia pressos , predica- ron tácitamente tantos bienes de la con- dicion, liberalidad é otras gentilegas de Almagro; que le amotinaron la gente; é quando pensó defenderse é dieron sobre él, no tuvo con quien resistir su presun- cion, non obstante que esta no fué sin sangre é muertes, ni el Alvarado dexó de mostrarse por valiente de su persona: en fin, él é otros fueron pressos, é los ] ir iaa y da á la gente vencedora. Pues cómo el adelántado dació é añadió á su exército esta gente, é avia fecho muchos requerimientos é diligen- cias para traer al Ynga á la paz é nin- guna cosa aprovechó, higo un aucto pú- blico, en que descompuso del señorio al Manco Ynga Inpangue, é invistió dél é dió la borla, ques la insignia ó getro del Estado, á Paulo Ynga Inpangue, st hermano, hijo natural de Guaynacava, legítimo é verdadero subcessor de aquel. 294 señorio, hombre bien quisto é valero- sa persona. Pero porque esta borla no en- tenderán todos qué cosa es, digo que notoria cosa es que la investidura del du- cado de Milan, la insignia della es la barreta duquesca ó bonete ducal; y el Sancto Padre, al que hace cardenal, pri- mero le da un bonete en señal de capelo ó dignidad, Ó se lo envia, como el año passado nuestro muy Sancto Padre el Papa Paulo III envió á Venecia este bo- nete al reverendíssimo monseñor el car- denal Pedro Bembo, persona de grandes letras é merescimiento; asi pues entre aquestos grandes é infieles príncipes su título es Ynga, como quien dige empera- dor 6 monarca ó rey de muchos reynos; é la insignia suya, como en lugar de co- rona, una borla:roxa, tan fina como un excelentísimo carmesí, de aquella lana presciosa que en aquellas partes hay, no inferior ni de menos hermosura que seda muy escogida. Y esta borla es tan ancha Ó más que una mano, é luenga como un xeme, é arriba resumida como talle de escobilla de limpiar ropa, é lo de abaxo ancho aquel flueco que pende de la cabe- ca hasta Tos ojos engima de la frente, é la trae continuamente puesta, é assi cu= bre las cejas é parte de:lós párpados al- tos; de forma que para poder ver el Yn- ga á su placer, ha de alcar la barba 6 apartar la borla. Esta es una real insig- nia, é no permitida á otro alguno sino so- lo el Ynga, como soberano rey é señor, é porque dicen aquellas gentes que nin- guno es digno de ver exenta y entera- mente la cara del Ynga, ques hijo del sol, ni es menos de muy señalada merced mi- : e él al que quiere honrar é- fayorescer. Assique, dada la borla al nuevo Ynga, Se cOn parescger quel adelantado tomó de los del e de Sus Magestades, $ e HISTORIA GENERAL Y NATURAL al adelantado ó estaban bien con él. É luego envió á su teniente Rodrigo Argo- nez con quinientos hombres á prender ó desbaratar al otro Ynga, porque no ovies- se sino uno é cessasse la cisma de los Yn- gas, é todas las opiniones de los indios se reduxessen en el nuevo Ynga, que era amigo del adelantado é de los chripstia- nos;- pero el otro era señor del campo y de los exércitos é gente militar, é tenia su real en tres partes, y la más de su gente y poder en un pueblo que se llama Bideos, la cosa más fuerte que en el mundo pue-- de aver ó se sabe (segund muchos dicen). Y como el teniente era muy valeroso é diestro soldado é de grande expiriencia, como prudente capitan, trasnochó é dió de sobresalto una madrugada en los ene- migos 6 rompió tres esquadrones , en que avia diez mill hombres, é puso al Ynga en huyda, y en tanta nescessidad que es- capó con solo Villaoma , ques como sumo sacerdote entre aquellos indios, ó como entre chripstianos el Sancto Padre, el Pa- pa en la suprema reverencia é acata- miento que le hacen. É ambos 4 dos se escondieron en unas sierras, donde no se pudieron hallar, aunque con chripstianos é indios los buscaron por muchas partes; é pensóse que se ahorcara ó echara Ynga en un rio, porque lo mesmo hicieron sus mugeres, las más pringipales, á quien él más queria, é sin que se pudiesse excu- sar ni remediar, non obstante que todos sus captivos fueron pressos, é libertados quatro españoles que tenia en su poder, é se le tomó toda su gente é la hico de paz con lo más de la tierra. Y el dicho Ynga, teniendo noticia de un capitan su- yo, llamado Chirimanchi, que avia esta- do dando guerra en los llanos (y al passo donde mataron los trescientos españoles) que venia adonde él estaba, baxóse há- cia los llanos al fin de la sierra, é tomó e s por el camino algunos pueblos que le si- an grúcnscá, ade 2 DE INDIAS. LIB. descian, é anduvo con alguna gente, aun- que poca, haciendo daño en la tierra. El adelantado fué en su seguimiento para le prender ó echar de toda ella con quinientos chripstianos,. para pacificar lo que estoviesse de guerra é para que fues- se conoscido é apossesionado el Paulo Yn- ga Inpangue *, porque la tierra toda es- toviesse en perfetta possesion de paz é subjeta á Sus Magestades perpétuamente. Y de camino truxo el oro que en el Cuzco tenia de Sus Magestades el thessorero Alonso Riquelme, para que assi aquello como lo que se oviesse en la fundicion que esperaba hacer, se llevasse con toda brevedad á España. En la relacion que destas cosas el ade- lantado hico al Emperador, nuestro se- ñor, se duele porque no se hallaba con posibilidad de servir á la Cessárea Mages- tad con alguna cantidad de oro, á causa de los gastos que higo en la jornada de Chile, y en los que despues se le ofres- cieron, é que estaba empeñado, sin le aver quedado un pesso de oro. Y dice más: que estando á punto para efettuar lo ques dicho, fueron á él los ligenciados Espinosa é de la Gama y el fattor Guillen Suarez é Diego de Fuenmayor , hermano del presidente desta cibdad é puerto de Sancto Domingo , por parte. del goberna- dor don Frangisco pa con él algunas cosas tocantes al -goberna- dor, su compañero, é deli 1 de Hernando Pigarro, é pea de los lími- tes; é porque las cosas de Hernando Pi- “carro tienen muchas vias ó cargos, é los principales echaba el adelantado al gober- nador, por querer pagar á su hermano lo que le debia con la sangre é hacienda del cacique é indios naturales é no de su ha- cienda, como por el mal procedimiento que en la guerra tuyo, donde le mataron : es pa y en el se é XLVIT. CAP. IX.. 295 aviamiento dellos, en gastar como gastó muy grand suma de pessos de oro de la hacienda real, por su voluntad é opinion sola, por escurescer é olvidar al compa- ñero, pudiendo enviar á llamarle .en 'un navio, con publicar que era muerto Al- magro, convocando muchas gentes de extrañas gobernaciones porque Almagro no ganasse la gloria de la recuperacion de la tierra, ni gocasse de lo que Su Ma- gestad le higo merced por sus servicios, peligrós, gastos é trabaxos, é que avia seydo la mayor parte en la conquista é poblacion della, como el dicho goberna- dor lo confessaba, y era á todos notorio; é que hasta estonces el gobernador don Francisco Picarro avia gocado de descan- so, honra é provecho, y el dicho adelan- tado llevado la carga (é aun pudiera de- cir aver perdido el un ojo é ciertos dedos). É decia más: que como la cobdicia y en- vidia se arraiga en los de su edad , tiene tanta fuerca que oprime é ciega los sen- tidos, como avia fecho al dicho goberna- dor. El qual, antes que supiesse la pris- sion de Alonso de Alvarado , estaba tan furioso -é soberbio, que publicaba que avia de hager. volver á Ghile al adelanta- do al mejor librar; y escribió una carta de fieros al dicho Pa ina Alvara- pe A tra ta hn Ñ . quando se: vido ] poco menos. a, le envió al adelantado los sussodichos me- dianeros para el efetto ques dicho: é có- mo el adelantado lo desvió por satisfacer álo que debia al servicio de Sus Magesta- des, é porque paresgiesse el auctor de las culpas , luego quel gobernador Picarro lo supo, higo algunas informaciones con al- gunos de los amotinadores, é que se le avian huydo, de los que prendió el ade- lantado con el capitan Alonso de Alvara- do, como le paresció ; é con aquellas des- * Aqui dice Ovibdo: Inga poi: 296 pachó todos los navios que en el puerto estaban, que avia detenido mucho tiempo, á efetto que si el adelantado viniesse en di- simular los delictos de Hernando Picarro, é dexasse de dar dueño á las culpas, se conformaria con él para que ambos escri- biessen una mesma cosa. Y assi se le pi- dió al adelantado por parte del goberna- dor Picarro: y como en lo que tocaba al servicio del Emperador, avia bien que mi- rar y desculpar de algunos yerros no bien sonantes (assi como impedir la libertad á los vassallos de Sus Magestades é tractan- tes, y el despacho de las cartas é provis- siones de Su Magestad, tomándolas y en- cubriendo las que yban como las que ve- nian de Su Alteca, é otras cosas feas, as- si de las que eran en ofensa del adelanta- do como de particulares personas) como quien tiene mal pleyto , metiólo á barato; é publicando consciencia, rehícose de gente como tenie los puertos, despoblan- do los pueblos de su gobernacion, por sa- tisfacer su voluntad sobre la prission de Hernando Picarro, su hermano. É fué al pueblo de la Nasca, de la gobernación del adelantado, más allá de Lima ochen- ta leguas, destruyendo la gente que te- nia la tierra é robando los caciques é sa- cando el oro de sus enterramientos , don- de le mataron muchos españoles (por la cobdicia é desórden que tenian para le buscar) de los que se desmandaban de su exército: que fué causa que de nue- vo se tornasse á alterar mucha parte de la tierra que venia de paz al dicho Ynga; y propuso algunas cosas que de sí mes- mas S parescia su indignacion, assi por car- ta como por los dichos licenciados, todas remitidas al albedrio del dicho Hernando Picarro é á su voto é auctoridad; é que io no se a cosa HISTORIA GENERAL Y NATURAL los quales era uno, é de los que más par- te eran con él, Antonio Picado, su seere- tario, hombre de poca calidad é mala in- tencion é peores obras; pues que muchos sin passion, y aun el mesmo Almagro le juzgaban al gobernador Francisco Picarro por hombre de sana intencion. La qual aprovecha poco al que no tiene libertad ni conoscimiento para usar della por su buen juicio é persona, pues vemos quel que no tiene tal habilidad , é le falta cien- cia y expiriencia en las cosas árduas, é aun en las de poco pesso, qualquier pa- rescer le quadra ó concluye. Y assi dexó el gobernador en un ancon del puerto de Lima dos navios, pensan- do engañar al adelantado con cautelo- sa paz, é de romper con él, si se ha- llasse pujante, á fin de que si bien le saliesse el dicho rompimiento, denigras- se y escuresciesse las obras é servi- cios del adelantado con informaciones, como pueden absolutamente hacer los vencedores en infamia del vencido, que no ha de ser oydo; puesto que la justi- cia € bondad divina siempre da lugar al tiempo para que manifieste la verdad. Pues cómo Almagro se fundaba en su limpieca é desséo, que era el servicio de Dios é de su Rey, é dessear la paz é buen tractamiento de los naturales, é des- te parescer no se podia partir su volun- tad por ninguna manera: por convencer malicias, salió de la cibdad del Cuzco á pacificar la tierra y en seguimiento del Ynga, que estaba en los llanos, é á traer el oro de Su Magestad; é de camino tru- xo de paz á los indios é caciques que es- taban en las comarcas, é llegó al pueblo de Chincha, en el qual edeficó la cibdad de Almagro, por ser en la parte más con- viniente é 4 propóssito que al adelantado é oficiales de Su Magestad é á otros mu- chos les paresció, treynta leguas de la - A cibdad de los Reyes. É antes que á aque- ES lla. os de ds oe, envió DE INDIAS. LIB. mensajeros al dicho gobernador, cavalle- ros é personas de auctoridad é un religio- s0, para que tractassen sobre lo de la particion de los límites, en conformidad é compañia , porque Sus Magestades fues- sen mejor servidos, é conforme á su real voluntad é con ella para que se pagificas- se la tierra é se reformasse ; é con essos mensajeros enviaba estos despachos é re- lacion á Su Magestad: é la gente del go- bernador, por su mandado, salieron á los mensajeros al camino, é tomáronlos é abrieron los despachos, prendieron é mal- tractaron á los mensajeros con feas pala- bras é no los dexando entrar en la cib- dad, ni que hablassen á persona ni que alguno hablasse con ellos. Y para dar mal nombre al adelantado, decian é publicaban los de la parte del gobernador que se avia _algado con la tierra, aviéndola él ganado; _é assi Otras vanas palabras que la gente comun suele sin informacion creer, é los prudentes no saben afirmar ni descreer: tanto quel sufrimiento del adelantado se le atribuia á poquedad é flaqueca, y él lo comportaba todo por evitar rompimien- to, é que la mala dispusicion de las in- tenciones dañadas no se extendiessen á mayores peligros. Con efetto, por todos estos respectos lo puso é comprometió en manos de un ==. llamado E e de: Bo- A 2 CAPITULO. E ALVII. CAP. IX. 297 badilla, provincial de la Órden de la Mer- ced, que le fué enviado por medianero de su parte, por le concluir del todo y excusar sus calupnias; é fecho cierto aucto y dada órden que se viniessen, pu- so el gobernador secreta excusa por don- de cessaron las vistas. Y aun en ellas, segund fué despues avisado Almagro, se le tractaba la muerte por parte de Gon- Calo Pigarro, hermano del gobernador, é Alonso de Alvarado'é Lorenco de Alda- na, á los quales el adelantado avia dexa- do pressos en el Cuzco ; é amotinaron mu- cha gente de la cibdad, en número de quarenta ó cingiienta hombres; é con grand escándalo, quebrantando la cárcel, se soltaron é prendieron al capitan Ga- briel de Roxas, queallí avia quedado por teniente del adelantado, é le tomaron su hacienda é caballos é los de otros vecinos de la cibdad: é pusieron fuego á las puer- tas de la casa, donde moraba Francis- co Peces, alcalde ordinario, para le pren- der é matar, é se escapó huyendo por una ventana, con mucho riesgo de su vi- da é persona. É fecho esto, los delin- qúentes fuéronse á la cibdad de los Re- yes al dicho gobernador don Francisco Pigarro, assi su hermano como los de- más, con cuya llegada higo ro fies- tas é A | En E qual s se Loan la relacion é conclusion de lo quel ido don Diego de Almagro escribió al Em- perador, dándole noticia del estado en que estaban las cosas entre él y el gobernador don Francisco Pi- carro, é las causas que le movieron á soltar á Hernando Picarro; é cómo se recelaba del rompimiento, é suplicando á Su Magestad lo proveyesse: é digense otras cosas en continuacion del historial progesso des= tas materias. se sióndose soltado del Cuzco los capita- nes ya dichos, con mucho escándalo é aumentando nuevos delictos é ydose al gobernador don Francisco Picarro, po el adelantado sus cartas de justicia; TOMO 1V. assi como de buena voluntad fueron res- cebidos, con la mesma fué impedida la notificacion de las requisitorias, dando auctoridad á los delinqiientes, como si ovieran hecho alguna e a antes pro- 298 pusieron de matar al adelantado ó pren- derle en las vistas que se dixo en el ca- pítulo precedente. Antes que los navios saliessen del puerto, fué requerido el go- bernador por el thessorero Manuel del Espinar é veedor Johan de Turégano, offi- ciales de Su Magestad, de su subcesso é para informarle de lo que en la tierra passaba : lo qual no quiso hager, por de- tenerle sus despachos mucho tiempo pa- ra que se diesse auctoridad á los suyos. Estaba assi la cosa indeterminada en lo que tocaba á los límites, y el provincial ya dicho entendia en ello; pero tenia creydo Almagro. por. cierto - que qual- quier camino de conformidad se desvia- ria por parte del gobernador, é que po- er que. quisiesse rompimiento, ora voluntad , ó por indugimiento de la gente que tenia, por ser más en mú- mero de doscientos hombres quel adelan- tado é más bien armada. Y por tanto su- plicaba á (éssar conosciesse su justifica- cion y el celo que á su servicio tenia, y fuesse servido que se amparasse y defen- diesse, si las cosas viniessen á tanto es- trecho, por quél no entendia sufrir ni consentir tirania en tanto quél fuesse vi- vo, aviendo rescebido tan crescidas mer- cedes de la real mano de Su Magestad. Y quando en tal caso perdiesse la vida, con solo el título de-leal vassallo á su Rey é señor natural heredaria á su hijo, pues no le dexaba otra cosa: del qual suplicó 4 Céssar toviesse memoria, é de la vo- luntad é servicios de su padre, porque con dexarl8 remitido á tan bien aventura- EN - do é gratíssimo. príncipe, pensaba yr des- cansado, quando muriesse, certificando. - muchas veges por la fée que debia ála — sal corona, que todo quanto decia son HISTORIA GENERAL Y NATURAL porque por no se lo aver dado el gober- nador, avia aventurado otra relacion con quatro hombres en una balsa, y estaba en condigion que se tomasse á riesgo del que la llevaba secreto. Esta balsa sé yo que se tomó por los espias é amigos del gobernador Pigarro, é que la relacion no yria, pues no le complia á él que Alma- gro fuesse oydo. Despues de lo qual el gobernador don Francisco Picarro juntó toda la gente que pudo para yr á quitarle al adelantado, por fuerca, á Hernando Picarro, su herma- no; é puso su real á cinco leguas del otro, é llevó treynta bocas de fuego é doscien- tos escopeteros é ballesteros é novecientos hombres de pié é de caballo. É higo tan- tos acometimientos de rompimiento: quel adelantado, por los excusar é que no mu- riessen tantos chripstianos de una parte é de otra, de que Su Magestad tan deser- vido seria, vino en soltar á Hernando Pi- carro, su hermano, teniendo por mejor su deliberacion, é que por su mano diesse á Su Magestad cuenta, que no dar lugar al rompimiento. y sobre aquesto, para la paz é conformidad, se hicieron é assen- taron ciertos capítulos; y desde á quatro dias despues desta deliberacion de su her- mano , quebrantó la fée 6 pleyto home- nage é juramentos que hicieron, tomando públicamente á los officiales é 4 otros sus haciendas, é consintiendo se las tomar, por ser del real del adelantado é su gen- te: é desde á otros dos dias, teniendo en su poder una provission de Su Magestad, en que mandó que cada uno se estovies- se en los límites de su gobernacion, y en caso que estoyiesse en la del otro no se excluyesse, por evitar rompimiento é muertes de hombres é otros inconvinien- $ yendo el in de la dicha provission la paz 6 conformidad de ambos, la divul- So entre Sus capitanes . con nuevos enten- entos Re A, peleassen contra el 2. pes ug got DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. X. - requirimiento le pidió que le dexasse el Cuzco é se fuesse adelante dél, publican- do que Su Magestad se lo avia dado y giento é treynta leguas más adelante, é que llevaria los despachos el obispo del Cuzco y el ligenciado Caldera: y publi- caba quel adelantado avia cometido gran- des delictos é desacatamientos contra Su Magestad, por enemistarle con todos. Assi que, por todas estas causas é otras, recelaba el dicho adelantado quel gober- nador don Francisco Picarro, viéndose pujante, queria yr contra él á le destruyr y escurescer sus servicios, é con su muer- te cargarle las culpas; pero confiado de su justigia, pensaba resistir é defenderse. Y estaban ocho leguas el uno del otro; y por una parte el Pigarro le hico notificar la cédula real en que mandaba que con- servassen la paz é amistad é compañia, é por la otra tenia (más avia de mes é me- dio) deshecha la compañia secretamente, é aquel mesmo dia le hico notificar el aucto de cómo la avia deshecho. Demás desso alcósele con su hacienda é navios é con todo lo demás que tenia Almagro en la gobernacion y poder de Picarro, dexándole empeñado en doscientos mill pessos, é se quedó con todo el oro é pla- ta é navios é hacienda que tenian é les pertenescia á los dos hermanablemente por la compañia que tenian. Pero para evitar tantos daños como el comun ad- verssario urdia, se retiró el adelantado veynte l guas atrás de donde estaba, por- ertificaron que dentro de tres dias el gobirmaie don Francisco Picarro da- ria en su real, daba crédito á estos, ro- bándole el campo que atrás dexó, é á los españoles que en él quedaron, tomándo- le los caballos é haciendas , y escribien- do cartas de sobornos amotinándoles á otros que en su real estaban. Y assi se certificó Almagro del rompimiento, y por los españoles espias que en su campo de- xó el Pigarro; y luego movió con todo su chos que en la balsa avia env 299 campo para donde el adelantado avia sa- lido, é de camino despobló la villa de Al- magro quel adelantado avia poblado , é tomó las varas á los alcaldes é los pren- dió en contradicion de la provission real é de lo que entre ambos estaba capitula- do é assentado por solempnes fées, pley- tos homenages, juramentos, penas é pos- turas: é passó más adelante de donde de- bia por el dicho contracto, dentro de la gobernacion del Almagro, dando lugar á fuergas é robos é prissiones á los espa- ñoles É naturales, salteando los caminos, é tomando los despachos é cartas que á Sus Magestades se enviaban. Y prendie- ron á siete chripstianos que venian de la cibdad del Cuzco con cartas para Su Ma- gestad é ciertos processos que se hicieron contra su hermano Goncalo Picarro é con- tra su capitan Alonso de Alvarado é Lo- renco de Aldana é otros delinqiientes que en aquella cibdad avian presso al tenien- te Gabriel de Roxas , y herídole querién- dole matar, tomándole la vara de justi- cia, é fechos otros muchos insultos. Destos truenos é relámpagos ¿qué fies- tas, qué evento podia esperar Almagro, viendo que como claro enemigo suyo Pi= carro publicaba que le avia de tomar quanto tenia é repartirlo é darlo todo- 4 los que le seguian al Pigarro, é viendo que le avia tomado por la mar los lesp dá Ss Magestades, avisando de todo lo subcedi- do hasta estonces? Y estaban ya la cosa de forma que los offigiales del Rey que esta- ban con Almagro no osaba yr al real de Picarro á intimar una provission de Su Magestad , acordada para que sus vassa- llos toyiessen libertad de yr á le dar re- lacion de lo que subcedíe: y porque Al- magro conoscia é via claro el riesgo que su persona corria é las de todos los que la seguian, é que su adverssario estaba poderoso é rico y él pobre é adebdado, é quel remedio del Rey estaba léxosésu 300 perdicion cerca, escribió á Su Magestad el estado de las cosas é todo lo ques di- cho hasta aqui, é con más palabras; é dicen que pensaba retirarse hasta Vilcas, HISTORIA GENERAL Y NATURAL ques treynta é cinco leguas más atrás, é que si todavia le siguiesse Pigarro para romper con él, intentaria el mejor reme- dio que le fuesse posible. CAPITULO XI. En el qual se comienca otra relacion acerca de lo que passó en estas diferencias destos dos gobernadores Pigarro é Almagro, la qual en muchas cosas se conforma con lo que la historia ha contado en los diez ca- pítulos de susso (é aun algunas dellas dice más especificadas) é otras que subcedieron adelante. Te sigo en estas materias una regla que me paresce que conviene á todo buen auctor ó chronista que ha de tractar de vidas 6 honra de diverssos hombres, ó de - otra qualquier materia, que assi dessea conservar su crédito é guardar su cons- ciencia, € dexar limpios é seguros de ca- lupnia sus renglones; y es aquesta. Lo que viere, testificarlo de vista llanamen- te; y lo que oyere, decir á quien lo oyó; é lo que leyere, dar el auctor. Y assi lo he hecho siempre en estos tractados, y conviene mucho más en este libro que en todos los desta General historia. Y los tes- tigos de lo que está dicho hasta aqui en este libro del número XLVII é pregeden- te ya quedan nombrados, é de unos ver- balmente ó viva voce, é de otros por sus cartas (y los unos é los otros personas fi- dedignas) yo he sabido y entendido lo que está dicho, é de la mesma manera se continuará lo que está por degir. Y si en lo que diré, paresciere que la órden de la historia podria yr más hermosamente di- cha, yo no soy en esto auctor sino copi- lador de una carta ó relacion de uno de los principales testigos de lo que subgedió en estos escándalos, hombre sin passion - celoso del servicio de Dios é de Su Ma- ES gestad, á quien la envio, é que me dixo A fin del capítulo XX. Y passó por consciencia fué á España á informar á la Cessárea Magestad destas cosas; donde tambien fué por otra parte Hernando Pi- carro (ques la principal piega destos es- cándalos) y otros cavalleros hidalgos, que se hallaron en aquellas contencio- nes y perdierón las capas y- otros las acrescentaron: entre los quales, si qui- sieren corregir mis palabras, será me- jor que, recogidas sus consciencias, reco- jan sus memorias, é no contiendan con- migo sino consigo é con sus obras. Ver-. dad es que no me maravillaré en que contra mí no les falte murmuracion, por- que turarán más estas historias que sus vidas é la mia; pero dessa culpa yo me tengo por absuelto y por condenados á los que me condenaren á mí por sus de- lictos é obras: pues mi intencion no es culpar á los que delictos no tienen, ni á los que están con ellos dexar de acordar- les quán justo es que se sepa y entienda: el valor de cada uno, é que las historias _Permanescan para loor de lo que meres- ge ser loado, é parte de penitencia sean á los que no hacen lo que deben é aun á sus descendientes. Dice el auctor , que agora sigo é aqui estará algunas veces nombrado, quel año - de mill é quinientos é treynta é cinco fué el obispo de Castilla del Oro, fray Tomás _de Berlanga, 4 la cibdad de los Reyes á a entender en lo que Su Magestad le man- ==. dó. E e A da Yn- -DE INDIAS. LIB, ga fué el año de mill é quinientos é treyn- ta é siete ; é aquel año envió Francisco Pi- carro á Alonso de Alvarado á Xauxa con quinientos hombres, que se hicieron é se pagaron con ciento é tantos mill pessos que para ello se tomáron de los quintos del Rey. Dice más: que passado Alvara- do sussodicho hasta Xauxa, se alcó la tierra por dó passó é hasta Sanct Miguel, donde quedaba Francisco Picarro, y es- tovo mucho tiempo que no podian saber los unos de los otros. Vilcas es quarenta leguas del Cuzco; y el gobernador acordó de salir de Sanct Miguel é yr porlos llanos al Cuzco; y en es- sa sagon llegó Felipe Gutierrez, goberna- dor que avia seydo de Veragua, con gente que se le allegó para yr á aquella tierra, y envióle el gobernador delante hasta Lu- naguanques, veynte é cinco leguas de la cibdad de los Reyes, pacificando la tierra, é hícolo muy bien. El gobernador salió en principio de junio con la gente que pudo, é fué por el mesmo camino: é llegado á Guarco, ques veynte leguas de los Re- yes, vino allí Felipe Gutierrez; é teníale mucho bastimento aparejado para la gen- te é aun para enviar á la cibdad de los Reyes, que tenia harta nescessidad dello. - Allívinieron trece de caballo que envia- ba Alonso de Alvarado desde Cochacaxa, ques veynte é quatro ó yeynte é cinco le- guas del Cuzco ; y envióle á degir al go- bernador por su carta que en la guerra del Cuzco los indios avian muerto á Johan Picarro, su hermano, de una pedrada, é quel mariscal don Diego de Almagro es- taba en el Cuzco desde el diez y siete del mes de abril, que avia entrado en él por fuerca y de noche y saqueando la cibdad, é que tenia pressos á Hernando Picarro é á Goncalo Picarro é á otros; é que llega- do Alonso de Alvarado cerca de donde - quedaba, se le avia ydo un vecino del Cuzco que se decia Palomino, sin ligen- Sia, para yr á pedir albrigias á los del XLVII. CAP. XI, 301 Cuzco del socorro que les yba, é que an- tes que esse llegasse á la cibdad , cierta gente que Almagro tenia en Aporima, (ques once leguas del Cuzco) le avian prendido é llevado ante Almagro: del qual supo cómo yba Alonso de Alvarado con quinientos hombres é mucha arti- lleria é más de quatro mill indios; é que luego el mariscal higo escribir una carta para Alonso de Alvarado, fingiéndole que la escribia Hernando Picarro, en que le decia que fuesse bien venido, é que con la mitad de la gente que tenia diesse en el Ynga por tal parte, é la otra mitad enviasse por otra parte, é quél con la gente que tenia yria por otra, é assi to- marian al Ynga; la qual decian que le avia escripto el mariscal, por dividirle la gente é tomarlos desta manera. Desto fué avisado Alonso de Alvarado de uno que fué del Cuzco á le avisar con una carta sin firma, que le decia el estado en que estaba la cibdad y Hernando Picarro é su hermano, é que toviesse su gente recogi- da é higiesse saber á don Frangisco Pi- carro lo que passaba; é que aunque se detoviesse, fuesse muy poderoso é no de Otra manera, é que si Almagro le envias- se algunos mensajeros, que sin oyllos los prendiesse, é otras cosas : que vistas ens + trambas cartas, Alonso de Alvarado avía respondido al mariscal lo que le pare: - dándole á entender que le entendia. Lo qual visto por Almagro, envió á Diego de Alvarado é á Gomez de Alvarado (her- mano del adelantado don Pedro de Alva- rado) 6 á Johan de Guzman, contador de su gobernacion, é á don Alonso Enrj- quez, é al ligenciado Prado, é al factor Diego de Mercado, é á Hernando de So- sa, su secretario, para que de su parte requiriessen á Alonso de Alvarado con las provissiones de Su Magestad; é quél los avia prendido sin oyrlos é los tenia en cadenas é grillos, é que estaba en un as- siento muy fuerte, é que dos ó tres le- 302 guas de allí estaba la puente de Anacay, ques un río muy poderoso é de muchas piedras, é quél la tenia tomada é con buena guarda; é que ya el mariscal avia venido allí con su gente, é quel Alonso de Alvarado avia enviado treynta hom- bres á guardar un vado del rio, de los quales avia sabido el mariscal; é pensan- do que era mucha la gente é que le yban á tomar el Cuzco, avia escripto á su te- niente que si fuesse allí gente de Alonso de Alvarado, que cortasse la cabeca á Hernando Picarro antes que llegassen, y él se avia vuelto huyendo hasta el Cuzco é su gente tras él. É demás de lo ques di- cho escribió Alonso de Alvarado al go- bernador que se diesse priessa, é que entretanto le escribiesse lo que avia de A A Los que vinieron con estas cartas de- cian muchas cosas del mariscal é su gen- te, que despues paresció no ser verdad: las quales nuevas pusieron mucha altera- cion á don Francisco Pigarro é tristeca HISTORIA GENERAL Y NATURAL grande; y envió á la cibdad de Sanct Mi- guel á comprar todas las armas que oviesse é á mandar que se fuesse para él toda la más gente que ser pudiesse, y envió á rogar al ligenciado Gaspar de Es- pinosa, que estaba allí, que se fuesse allá. En este tiempo llegó al puerto de la cib- dad de los Reyes el navio que avia ydo á Chile, é vino luego gente de la mar á dar las nuevas, é dixeron que venia cargado de oro y de plata, é que los másteles traia forrados en planchas de oro, y que en lu- gar de pavesinas venia cercado de plan- chas de oro. Y serian dos horas antes de la noche quando llegó á la cibdad de los Reyes la nueva del navio, é luego fueron á la mar el teniente é officiales de Su Ma- gestad y aderescados para dormir allá: é quando llegaron, no hallaron cosa alguna de lo que se avia dicho; é con todo esso voló la nueva deste navio , multiplicándo- se aquella mentira, en que hico harto daño á muchos é provecho á otros. : CAPITULO XIL. En continuacion de la segunda relagion de las: diferencias de los dos gobernadores Picarro é Almagro ¡£ cómo fué presso el capitan Alonso de Alvarado, é de otras muertes é trabaxos que siempre se yban aumentando en daño de los unos é de los otros. a Hs. aqui en esta segunda relacion lla- ma á Almagro mariscal, y en la primera le nombra la historia adelantado, y á la verdad es que primero Su Magestad le higo mariscal, é desde algun tiempo ade- lantado: y los de la parte de los Picarros le llamaban mariscal (porque es menos tí- tulo que adelantado) é los que eran adhe- Llegado el licenciado Espinosa al Guar- co, donde el gobernador don Francis- co Picarro estaba, por su consejo en- vió quarenta de á caballo á Alvarado, y escribieron ambos al adelantado é á otras personas de las que con él estaban éde los del Cuzco, y enviaron las car- tas con un sobrino del padre Luque, Namado Nicolás de Rivera, hombre de - buena intencion. Y el gobernador es- - cribió á Alonso de Alvarado lo que avia _ de hacer; é porque tenia sospecha que Almagro con dádivas ó por otras caute- avia atraydo á sí la gento de Alva- DE INDIAS. LIB. XLVIL. CAP. XIL. rado, mandóles que antes que llegas- sen allá, se informassen si el dicho Al- varado estaba donde le avian dexa- do: é supieron cómo no estaba allí, por- que paresce ser que quando Almagro supo que Alvarado yba, le envió 4 dar la norabuena de su venida é á rogarle quél é los que se quisiessen venir pa- ra él á le ayudar, se fuessen al Cuzco, prometiéndoles mucho galardon, é que los que esto no quisiessen, se volviessen al gobernador Pigarro, si quisiessen, y quel que quisiesse estarse allí donde estaban, que hoigaria dello, con tan- to que no hiciessen daño á los natura- les de la tierra ni les estorbassen de yr á servir al Cuzco. Y que para esto le mos- trassen las proyissiones que de Su Mages- tad tenia, y el rescebimiento del cabildo de la cibdad del Cuzco, por donde les constasse ser gobernador de aquella cib- dad é sus límites, todo lo qual le dixo el licenciado Prado: é quando le quiso mos- trar las provissiones, sin darles lugar á ello, los prendió, como tengo dicho, é aun dixo algunas palabras desacatadas contra las provissiones. Todo lo qual supo el mariscal, y envió un alcalde 6 un es- cribano á mandar é requerir á Alonso de - Alvarado que soltasse los pressos sus mensajeros, é se fuesse de allí, é no es- toviesse destruyendo la tierra é hagiendo los indios della esclavos ( porque á la ver- dad, assi en Xauxa como por el camino, onso de Alvarado fecho herrados más de tres mill hombres 6. mugeres é muchachos); é que si no se queria yr, que se fuesse al Cuzco, é conquistarian al Yn- ga é pacificarian la tierra, pues para esto le avia fecho la gente quél traia. É llega- dos el alcalde y el escribano á la puente, le tomaron la vara é la echaron en el rio é lo tractaron muy mal de palabra, as- si al alcalde como al mariscal é su gen- te. É no contento con esto el Alonso de Alvarado, higo que un cavallero lla- 303 mado Perályarez Holguin, con treynta de caballo passase la puente á correr el campo, é á prender al mariscal é á Argo- nez su teniente, porque le avian dicho que estaban seys ó siete leguas de allí en la puente de Aporima. En este medio tiempo los pressos, co- mo eran cavalleros, personas principales é de buen entendimiento é sagaces, avian dado á entender á los demás del real de Alonso de Alvarado en quán mal caso caian en pelear contra los chripstianos, se- yendo todos vassallos de Sus Magestades é seyendo el adelantado gobernador en aquella gobernacion por Su Magestad, é como tal resgebido en cabildo. En espe- cial don Alonso Enriquez, que como se: vido en grillos é cadena é que le tractaban muy mal, tirándole muchas veces de la cadena é amenacándole que le avian de matar, hícose grand predicador; é sa- bíalo muy bien hacer, porque demás de tener mucha racon para ello, no le falta- ba habilidad para degir lo que queria: co- mo muchos de los más principales de aquel exército estaban mal con su capitan Alonso de Alvarado, porque se avia de- tenido tanto. en el camino, pues avia sa- lido á socorrer al Cuzco, é porque con ellos se avia avido como hombre mal so- frido é soberbio, é gobernádose como da pco rt aa decias auto: se capitania, é aun porqe fuessen Edito. - los del Cuzco quando él llegase, porque toviesse más que tomar para sí é que dar á los que avian venido con él de los Cha- chapoyas. Y por esto no ovo menester predicarles mucho, y aun porque la libe- ralidad é franqueca grande del adelanta- do se estaba predicada é notoria: é des- de á tres dias que los pressos estaban de- tenidos, se pudieron alcar con la más de la gente de Alonso de Alvarado é pren- _derle. Y con todo esto ovo algunos de su compañia que le dixeron que no enviasse 304 á Perálvarez Holguin á correr el campo, porque si le tomaban, era echarse á per- der; mas poco aprovechó, porque no queria tomar el paresger de nadie. El adelantado supo desta gente que yba é passó el rio de Aporima á nado á caba- llo, é Argonez, su teniente assimesmo, é trás ellos hasta quince ó veynte de los suyos, é topáronse con. algunos de los treynta. Y cómo yban topando, assi yban -prendiendo ( porque á la verdad avian - poca voluntad de pelear) hasta que llega- ron al Perálvarez Holguin, el qual se de- fendió como hombre de gentil esfuerco; pero al fin, como era solo, le prendieron, é de los treynta fueron pressos veynte é tres ó veynte é quatro, de los quales su- .po el adelantado cómo Alonso de- Alva- rado avia enviado á llamar al goberna- dor don Francisco Picarro, é cómo la más de la gente estaba mal con Alonso de Al- varado; é algunos destos llevaron cartas de los cavalleros pressos del adelantado, avisándole' del campo é maña de Alvara- do. É cómo esto supo Almagro, salió con su gente del Cuzco con algunos vecinos, é de algunos que no lo siguieron tomó los caballos é armas que tenian, diciendo quél se los pagaria Ó volveria; é fué á la dicha puente de Avancay, adonde Argo- nez higo con la gente acometimientos por muchas partes para passar el rio, hasta que higo quel Alonso de Alvarado divi- - * Constantemente ha dicho .4rgomez, pero en estos capítulos se lee algunas veces Orgonez , lo HISTORIA GENERAL Y NATURAL diesse su gente en once estancias; é fe- cho aquesto, toda una noche hico que Paulo é sus indios estoviessen tirando mu- chas piedras é dando grita, por desvelar á Alvarado é á su gente: 6 ála madru- gada passó Argonez* con la gente el rio á nado, é ahogósele un: hombre de pié é matáronle otros de caballo, é un arcabu- cero del adelantado mató á un don Pedro de Sotomayor , que era de los de Alvara- do, é ovo algunos heridos, é los más de- llos de la parte de Almagro, porque él avia mandado que procurassen de pren- der á Alonso de Alvarado é á otros capi- tanes, sin hacer mal á la otra gente. É al fin prendieron á Alonso de Alvarado é 4 Gomez de Tordoya é á Chripstóbal de Villalva é otros; é Villalva adolesció en la prission, é desde á poco que llegó al Cuzco murió. Decia Alonso de Alvarado que avia avi- do concierto entre su gente y el maris- cal; pero nunca se pudo averiguar otro concierto sino que la gente estaban mal con él, que fué harto. . Luego mandó pregonar el adelantado, que si á algunos se les oviesse tomado algo lo dixessen, para que se lo hicies- sen tornar.ó que se lo pagassen; é assi se higo, aunque no á todos, en especial algunos caballos é armas de los que te- nian pressos, que repartió por los suyos, diciendo quél pagaria lo que valiessen. cual, estando escrito de mano del mismo Oviedo, parece digno de ser notado. DE INDIAS. LIB. XLVH. CAP. XHL CAPITULO XIIL En continuacion de las discordias de los gobernadores; é cómo el gobernador don Francisco Piearro en- vió con su poder € ciertos hombres principales, para que juntamente con sus hermanos Hernando é Goncalo Picarro, é no sin ellos, enltendiessen en le concertar con el adelantado don Diego de Almagro; é cómo el capitan Argonez, teniente del adelantado, dió sobre el Ynga é lo desbarató , é se escapó huyendo, con mucho daño de su gente*; é cuenta á vueltas desso las mesmas cosas que la historia dixo hasta en fin del décimo capitulo; pero más particularmente, é otras cosas. Entre la gente del capitan Alonso de Al- varado fué un Johan Pinel, escribano, que le llevó secretamente al adelantado la provission que Su Magestad avia envia- do al obispo de Tierra-Firme, fray Tomás de Berlanga, para que partiesse los tér- minos é declarasse los límites de las go- bernaciones entre ambos gobernadores, é una probanca que ante el mesmo obis- po hico Johan de Espinosa, procurador del adelantado, con pilotos que avian es- tado en aquellas partes, por la qual cons- taba llegar los términos de la goberna- cion de Almagro hasta cerca de la cibdad de los Reyes. É luego Argonez quisiera yr á tomar la possesion con toda la gen- te, é Diego de Alvarado é don Alonso Enriquez é otros cavalleros, por consejos del licenciado Prado, lo estorbaron, que les dixo que seria grand daño, si yinies- sen en algun rompimiento entre los go- bernadores. É si assi se pusiera por obra, estaba la mayor parte de la gente de Pi- carro para se passar á la parte de Alma- gro, por ser tan liberal como era, é por- que supieron que quando quiso volverse desde Chile á socorrer al Cuzco é vido su gente tan alcangada é pobre, les soltó á todos más de doscientos é cinqiienta mill pessos de oro que le debian por escrip- turas é obligaciones firmes. Ássi que, co- mo los ques dicho le dixeron que haria grand deservicio á Su Magestad, si algun rompimiento oviesse con don Francisco * De este lugar quitó Oviedo lo que sigue: «É cómo alguno de los intervenidores en la paz (por parle de Pigarro) quiso de su motivo infor- ÓxO | . Pigarro, é que no podia excusarse si se tomaba el parescer de Argonez, le dexó é se tornó al Cuzco con la una gente é la otra, é por esto no hallaron lo ques dicho que enviaba don Francisco Picarro 4 Alon- so de Alvarado en Cochacaxa, é torná- ronse, é dexaron yr á Nicolás de Ribera solo con cartas: de lo qual ovo mucho enojo don Francisco Picarro, porque se temió que le matarian indios, por estar la tierra de guerra. É quando tornaron estos, el gobernador estaba en Caxamal- ca, que3 un pueblo del cacique Nanasca, sessenta leguas de la cibdad de los Re- yes, é algo más del Cuzco, con hasta quatrocientos hombres; é sabido lo que passaba rescibió mucha pena, porque jun- to con estas nuevas le dixeron que creian quel adelantado avia justigiado á Hernan- do Picarro, é determinó de enviar á mo- ver partidos al mariscal. Y para esto en- vió al ligenciado Gaspar de Espinosa, que era amigo de ambos de mucho tiempo atrás, al factor Guillen Xuarez de Carva- jal é áDiego de Fuenmayor é al licenciado Antonio de la Gama é á un Fernan Rodri- guez, con su poder, juntamente con sus hermanos Hernando é Goncalo Picarro, é no sin ellos, para que concertassen á él é 4 Almagro. É rogó al alcalde de Nica- ragua, Diego Muñoz de Mercado, que - avia ydo á servir en el algamiento de aquella tierra con un galeon é mucha gen- . te é caballos, á su costa, é al dottor Fer- marse del viaje de Almagro á Chile, é de las otras cosas demás hasla la prission de Hernando Picarro». 34 306 nando de Sepúlveda, médico, que fuesse con los sussodichos para intervenir en lo que fuesse menester; y porque la tierra estaba de guerra, envió quarenta hombres que los acompañassen. Y escribió á Alma- gro y envióle cierto refresco de conser- vas, é vino é otras cosas, é partieron de allí á veynte é dos dias de julio, dia de la Magdalena: é rogóles que se diessen mucha priessa á caminar, porque pudies- sen estorbar que no matassen á Hernando Picarro. É assi anduvieron hasta Cochaca- xa, donde hallaron á Nicolás de Ribera, que venia con la respuesta de las cartas que avia llevado, é al contador Johan de Guzman é al factor Diego de Mercado, que venian á hablar á don Frangisco Pi- garro é requerirle ciertas cosas como of- ficiales de Su Magestad, é de parte de don Diego de Almagro, é para enviar relagion de todo lo passado á Su Mages- tad. É vieron la respuesta de las cartas que traia Ribera, por la qual parescia que las que llevó fueron algunas amenacas: é respondíale á ellas, y en ellas le rogaba que no diesse causa que entrellos oviesse discordia, é trabaxaron mucho con estos mensajeros que no passassen de allí hasta ver lo que estotros hacian con el adelan- tado; é acabaron con ellos que esperas- sen allí, é hicieron un mensajero al ade- lantado, haciéndole saber su yda. En este tiempo, como el adelantado avia enviado á hager muchos requirimien- tos al Ynga para que viniesse de paz, é no avia querido hacerlo, mandó á Argo- nez”, su teniente, que cón la mejor gente de la que avia venido de Ávancay , y de los que estaban allí, fuesse contra el Yn- ga, que estaba en un pueblo que se di- qe Tambo, seys leguas del Cuzco, adon- de avia estado todo el tiempo de la guer- Ta fecho fuerte , que nunca de allí lo avian HISTORIA GENERAL Y NATURAL podido echar. Para lo qual socorrió á mu- chos de los de Alonso de Alvarado de lo que avian menester; é una madrugada Argonez, con toda la gente, dió en la gente del Ynga é mataron á muchos de- llos, é desbaratáronlos é tomaron todo su servicio é sus mugeres, é hasta sus an- das: é tomaron al capitan Ruy Diaz é á los otros chripstianos quel Ynga tenia pressos, é algunos esclavos y esclavas, é oro é plata é mucha ropa, assi de la tierra como de Castilla, que avia robado el Ynga, de los chripstianos que avia muerto: é tomáronle el sol, ques el que essos indios tienen por dios, é Argonez le dió á Paulo por tenerlo contento. É con esto se remediaron los chripstianos de lo que avian menester, é turó muchos dias que se vendian ropas é otras cosas de Cas- tilla en el tiangiiez ó placa del mercado, de lo que los yanaconas y esclavos de los chripstianos avian tomado. Y el Ynga es- capó en una quebrada de una peña con solo otro indio, - Porque en este tiempo tuvo nueva Al- magro por indios que yban chripstianos de la cibdad de los Reyes, é pensó que era don Francisco Pigarro que yba sobre él, y eran los mensajeros ó intervenido- res ques dicho, á esta causa envió lue- go á llamar 4 Argonez é á decir que dies- se la vuelta sin hacer detenencia con toda la gente: é por esto se dexó de buscar el Ynga é de seguir el alcance, que se- gund los chripstianos, é anaconas ” y es- clavos los buscarian, no se excusaba de hallarle é prenderle; é con esto se volvió al Cuzco. 5 chos - Luego llegó el mensajero que le avian fecho los que Francisco Pigarro enviaba, de quien supo que yban; é saliólos á res- cebir con mucha gente é mucho plager hasta dos leguas del Cuzco. É aquel dia DE INDIAS. LIB. XLVil. CAP. XHIL que llegaron al Cuzco fué la fiesta de Sanct Llorente, é despues de aver comi- do, los que llevaban el poder explicaron su embaxada, y el adelantado dixo quél ninguna cosa desseaba tanto como la paz é conformidad; que nunca él se aparta- ria de todo aquello que fuesse justo. Y en quatro dias no se concertó cosa alguna, porque lo que les parescia á los interve- nidores que era bueno no queria venir en ello Hernando Picarro, é lo que Hernan- do Picarro queria, no podian los demás contradecirlo, porque el poder era con- dicional, como está dicho. En este tiempo que andaban los trac- tos uno destos intervenidores enviados por Picarro se quiso de su motivo informar de las personas que vido más sin passion del viaje que avia hecho el mariscal é su gente á Chile, é supo lo que se sigue; Supo Almagro en Chile el levantamien- to del Ynga é de toda la tierra, y el peli- gro en que estaban todos los chripstianos de cierta gente que yba en su demanda á le servir é Paulo, hermano del Ynga, que tenía consigo; é junto con esto le llegaron las provisiones, por dó parescia hacerle Su Magestad gobernador desde donde se acababan las doscientas é septenta leguas - de ques gobernador don Francisco Picar- ro. Y con esto dió la vuelta con mucha priessa, é llegó á Arequipo, ques cin- qúenta ó sessenta leguas del Cuzco; y en el puerto dexó un navio que se decia Sanct Pedrillo, que le avia ydo á buscar á Chile é volvia con él, é mandóle que le aguardasse allí cinqienta ó sessenta dias, porque queria enviar en él relacion de lo passado á Sus Magestades, é del estado en que se hallasse la tierra. (Y este es aquel navio que se dixo de susso que avia Jle- gado al puerto de la cibdad de los Reyes con la fama del mucho oro quando el go- bernador Francisco Picarro estaba en el Guarco.) El adelantado don Diego de Almagro 307 vino con su gente por aquel camino del Cuzco, y escribió al Ynga una carta, por- que supo que tenia chripstianos consigo que se la leerian, é aun le dixeron que tenia presso á Hernando Picarro: é de- cíale en la carta que avia sabido en Chi- le de su alcamiento por el mal tractamien- to que los chripstianos del Cuzco le avian hecho, é robos de sus mugeres, é que le avia pessado mucho, é que por esto avia determinado de yenir con mill chripstia- nos que traia con seyscientos de caballo, é cartas de Su Magestad para restituirle todo lo que le avian robado é castigar á los culpados en ello y enviarlos pressos á Castilla. Y que aunque con los chripstia- - nOs que traia era bastante á sojuzgar la tierra sin otros dos mill que esperaba, no queria salir en cosa alguna de su pares- cer; y quél avia escripto á Su Magestad - lo que hasta allí avia hecho, pues tanta racon avia tenido para hacerlo, é que Su Magestad le perdonaria con tanto que tor- nasse á su obidiencia; é que le escribia que le hiciesse buen tractamiento. É por- que le avia dicho que tenia en su poder pressos ciertos chripstianos , que le roga- ba que los tractasse bien, en especial á Hernando Picarro, é que por venir de tan léxos tierra no le traia cosa , sino una ro- pa de aforros para el frio, que Su Mages- tad le avia enviado para que se la diesse. É mostró á los mensajeros una ropa de terciopelo forrada en armiños; é díxoles que era aquella, é que le rogaba que so- breseyesse la guerra hasta que se vies- sen, é le dexasse á él castigar los chrips- tianos del Cuzco, porque en esto haria mucho servicio al Emperador, nuestro señor, é que le viniesse á ver primero que le enviasse sus mensajeros con quien le higiesse saber su voluntad. Y llegado á un pueblo que se dige los Canes, treynta leguas del Cuzco, caciques é indios dél salieron de paz, dándole muchas quexas de los chripstianos del Cuzco, y él los oyó 308 é prometió de parte de Su Magestad de satisfacerlos con enmienda de todo; é allí llegaron los mensajeros del Ynga é le di- xeron la causa porque se avia algado, é que pues él estaba en la tierra quel Ynga decia que le vernía de paz, que le envias- se algunos chripstianos con quien vinies- se. É desde Pomaguancha, ques quince leguas del Cuzco, tornó á escribir al Yn- ga, é le envió á uno que se llamaba Pe- dro de Oñate, é á otro que se decia Johan Gutierrez Malaver: é fueron al pueblo de Tambo, donde estaria el Ynga, é diéron- le la carta, é dixéronle de parte de Al- magro quán amigo suyo era, é que le queria como á hijo, é hiciéronle muchas ofertas, digiéndole que le restituyrian de todo lo que avian tomado los del Cuzco. Y el Ynga los rescibió muy bien, é les mostró la mucha gente é armas que tenia para la guerra, é les dixo que otro dia se yria con ellos. Y en este mesmo tiempo digen que llegó una carta que Hernando Picarro escribió al Ynga, en que le decia que no creyesse al mariscal, porque le mentia en todo; que no era gobernador ni po- dia cumplir con él lo que le prometia, porque él solo é su hermano eran gober- nadores, é que si viniesse á él de paz, que le perdonaria. Con esta carta diz que rescibió tanta alteracion y enojo el Ynga, que higo cortar la mano al indio que la llevó, é quiso matar los mensajeros de don Diego de Almagro, y ellos le dixeron que mirasse que Hernando Picarro queria mal á don Diego de Almagro, é que por esso le enviaba á decir aquello, é porque avia miedo que lo avia de castigar por el mal tractamiento que á él avia fecho, é - que. Hernando Picarro era mentiroso é a muy malo, é quel mariscal queria al Yn- Si da hijo. Y. el Ynga HISTORIA GENERAL Y NATURAL con esto se apagiguó é dexó volver á los mensajeros , é con ellos escribió una car- taal adelantado, diciendo que le vernía de paz; y en ella le contaba los malos trac- tamientos que le avian fecho los chrips- tianos en el Cuzco, y el oro que avia da- do á Hernando Picarro é á su hermano Johan Picarro: é se quexó de uno que se dice Toro, é de otro que se dice Sola-- res, é de Diego Maldonado é otros, é pe- dia que se los entregasse ó los matassen. É dió á estos mensajeros de lo que tenia que avia tomado á los chripstianos que avia muerto, y enviólos é dixo quél se veria con don Diego de Almagro en Yu- cay, ques quatro leguas del Cuzco é dos de donde estaba el Ynga, é que no lle- vasse consigo sino ciento é cinqúenta chripstianos. Estos mensajeros hallaron á don Diego de Almagro en Urcos, seys leguas del Cuzco, é diéronle la carta del Ynga, é dixéronle lo que con él avian passado: y aun dicen que le lleyaron la carta quel Hernando Picarro avia escripto al Ynga. É luego el adelantado quiso escrebir á Her- nando Picarro é hacerle saber su venida, é todos le dixeron que pues ya la sabia, no le escribiesse hasta hacer paces con el Ynga; pues si sabia que se carteaba con los del Cuzco, no vernía de paz, por la enemistad que les tenia. Parescióle bien é dexó de escrebirle, é dexó allí á un ca- vallero que se dice Johan de Saavedra con trescientos hombres, é llevó consigo á Argonez con ciento é cinqiienta, é avia enviado al capitan Orgaz é á Perico Ri- quelme, lengua, para que hablassen al Ynga é le toviessen de buena voluntad. Y el Almagro fué su camino, y llegando á tres ó quatro leguas del Cuzco, halló pues- tas las guarniciones del Ynga con muchas fuercas de albarradas contra los de la cibdad, é todos le salieron de paz. Y en- trellas salió una guarnicion con un capitan del a. Mamado, Paucal, -el qual hico DE INDIAS. LIB. un breve raconamiento desta manera: «¡Oh capitan Almagro! Bien sé que ternás sentimiento del alcamiento del Yn- ga é de todos nosotros, é de los chrips- tianos que en la guerra avemos muerto, porque eres chripstiano, como ellos, pa- riente é amigo y hermano de todos y su natural; mas aunque sea justa la causa de tu pessar, quiérote hacer conosger quán más justa fué la de nuestro alcamiento é del Ynga. Has de saber quel Ynga, antes que á esta tierra chripstianos viniessen, era, como el sol, señor soberano: tené- mosle por su proprio hijo; y nosotros los orejones sus cavalleros exentos, tenidos é acatados é honrados de nuestras nascio- nes, comiamos é bebiamos é dormiamos é holgábamos sin que nadie nos pidiesse la cuenta. Otros lo labraban é sembraban, é nosotros lo comiamos. Nuestras muge- res estaban seguras : nuestras haciendas é casas sin rescebir perjuicio de nadie. Ago- ra que los chripstianos venistes, de libres, nos hecistes esclavos; de señores, vuestros siervos: el Ynga perdió su reputacion é auctoridad , é nosotros la libertad é refri- gerio. En lugar de ser servidos , servia- mos; é lo que no sabiamos ni acostum- brábamos deprendiamos para vuestro con- tentamiento. Hecímonos obreros, é funda- mos vuestras casas: labradores, é sembra- mos las tierras con nuestras proprias ma- nos. Residiamos en vuestras casas, dexan-- do las nuestras. Aveys seydo tan mal agradescidos, que en lugar de nos tractar. bien é mantenernos en justicia, tomástes- nos las mugeres é hijas para mancebas: ro- bastes nuestras haciendas, quemándonos é aperreándonos para sacárnoslas, injurian- do nuestras personas con malas palabras; élo que más sentimos, é lo que da más mal á nuestros coracones es que un señor - natural quel sol nosdió, estimado, querido é acatado é servido, ha seydo tractado é desacatado, como el menor de nosotros. Por estas causas avemos hecho lo passa- XLVIT. CAP. XIHMI 309 do. É pues tú agora vienes é publicas otra voluntad é haces otras obras, deci- mos, é yo en nombre de todos, que os tornaremos á servir y estaremos de paz, como de primero, guardando tú lo que nos prometes. Si piensas hacer lo que de- bes é lo que dices que tu Rey manda, declárate con nosotros; y si no, luego nos desengaña, porque con tu venida nos he- mos holgado; é seas muy bien venido. Téngote por padre é por señor é por de- fensor de nuestros agravios. Ruego al sol todopoderoso que te ponga en voluntad que cumplas lo que dices, para que noso- tros seamos bien tractados é tú nos go- biernes en paz é sosiego». É con esto acabó. Dixo el adelantado que avia quedado espantado del raconamiento del indio, é mostró que se dolia mucho del mal que les avian hecho, é quél lo remediaria to- do; é passó á Yucay á esperar allí al Ynga. En este medio dicen que Hernando Pi- carro envió al capitan Gabriel de Roxas, que era alcalde, á Urcos, á que supiesse de Almagro, é qué gente traia é cómo estaba, para yr á dar en él. Y el capitan Roxas fué é se informó cómo estaban di- vididos y dónde estaban, y envió dos de caballo á hacerlo saber 4 Hernando Pigarro. É desque lo supo, juntó toda la gente de guerra é indios que estaban en la cibdad, que le ayudaban, é les dixo que Almagro la venia á tomar, é pues te- nia dividida su gente, quél queria dar so-. bre la que estaba en Urcos é desbarata- lla, porque aquella desbaratada, no seria Almagro parte para entrar en la cibdad. Lo qual le contradixeron el capitan Her- nan Ponce de Leon y el thessorero Riquel- me é don Alonso Enriquez y el licenciado Prado, diciéndole que demás de pares- cer muy mal, era lo que decia en grand perjuicio de Dios é del servicio de Su Magestad yr á aver rompimiento con los 310 que le venian á socorrer, aunque fueran alárabes, quanto más seyendo chripstia- nos y vassallos de Sus Magestades. En esta sacon llegó el capitan Roxas: é luego Hernando Picarro higo juntar en su casa al dicho capitan é á los ques dicho é al factor Diego de Mercado, é tornó á mover la plática, digiendo que queria sa- lir á dar en la gente de Almagro, los qua- les respondieron lo que antes le avian di- cho, é que no saldria con ello. É con to- do esto diz que higo juntar toda la gente de guerra, assi chripstianos como indios, é les dixo que otro dia luego de mañana acordaba de dar en la retroguarda de la gente de Almagro; que se armassen é ci- ñiessen unas faxas coloradas sobre las ar- mas, porque fuessen conoscidos en la ba- talla, é mandó á los indios que le ayuda- ban que matassen á los chripstianos que no truxessen aquellas faxas; é teníanlos empuestos en cómo avian de pelear con- tra los chripstianos con las picas, é có- mo avian de ponerse pS matar los ca- ballos. Quando supo Hernando Pigarro que es- taba en Urcos Almagro, anles que en- viasse allá á Gabriel de Roxas, conos- ciendo que avia de tener nescessidad del lirenciado Prado, é visto que no le avia dado cosa despues que estaba en la tier- ra, aunque siempre le avia servida de le- trado, acordó de enviarle cinco mill pes- sos de oro, y envióselos con un criado suyo, llamado Felipe Boscan; y envióle á degir que se los enviaba por lo que avia - hasta estonces aconsejado, é que le ro- gaba que de ahí adelante lo hiciesse en lo que se le ofresgiesse, quél se lo satisfaria muy bien, porque aquello no se lo daba : por. paga. Y el licenciado se ofresció de 'udalle en todo quanto pudiesse, é no. io pr cu aldo HISTORIA GENERAL Y NATURAL thessorero Riquelme, é de allí los tomó el licenciado Prado. É otro dia por la ma- ñana, despues de apercebida la gente, como se dixo de susso, llamó al ligencia- do Prado é le dixo que se fuesse con él á Urcos, y el licenciado le respondió quél no queria yr con él á romper con la gen- te de Almagro; y Hernando Picarro le respondió que no yria á hacer tal cosa: antes yba allá por socorrerlos, que le avian dicho que estaban gercados de in- dios; y el licenciado Prado le dixo que era muy bien hecho, é se fué con él. Y Hernando Picarro, llegado donde estaba la gente de Almagro, habló al capitan de- llos, que era Saavedra, haciéndole mu- chas ofertas, é digen que le tentó si se “queria passar á él, é quel Saavedra le respondió no muy bien. Y en esto comen- zÓ la gente, que yba con Hernando Picar- ro, á aparejarse para dar en la gente de Almagro, y el capitan Saavedra á reque- rirle que se volviesse, é no diesse causa á que oviesse rompimiento entre chrips- tianos; é todavia se dixo que la oviera, si no por quel licenciado Prado afeó mucho á Hernando Picarro lo que queria hacer, é desque vido que no le podia apartar de su propóssito, despidióse dél é volvióse hácia la cibdad, diciendo que no queria hallarse pressente en cosa tan contraria al servigio de Dios é del Rey, é que tan mal parescia. Y con él se comencaron á venir otros, lo qual fué causa de dexar Hernando Picarro su propóssito é volverse á la cibdad, é porque pensó que estando él fuera, se podria entrar Almagro en ella, anduvo de noche hasta entrar en la cib- dad. Otro dia luego envió á Aldana é á Villegás € á Quintero é á Johan Jullio, ve- cinos del Cuzco, para que supiessen dón- - de estaba Almagro, é con ellos envió in- dios, con quien envió una carta al Ynga del tenor de la primera, diciendo que porque le queria mucho le avisaba que no “bitees de poesishlimegras que le enga- DE INDIAS. LIB. XLVIL CAP. XI. ba, é los indios passaron con la carta al Ynga. É al tiempo que los quatro chrips- tianos se volvian, topó con ellos un capi- tan del adelantado Almagro é llevólos an- te él; é sabido á lo que venian los soltó, é les dixo que dixessen á Hernando Picar- ro que se dexasse de andar en aquello, que no venia á pelear con chripstianos, sino á socorrerlos é descercarlos. En este tiempo el Ynga avia enviado muchos mensajeros al adelantado, dicien- do que luego vernía; é cómo le llegó la carta de Hernando Picarro, alborotóse de tal manera que prendió al capitan Ruy Diaz é á Perico Riquelme, é dió causa á confirmar lo que la carta decia, saber él de los indios (que continuo le yhan con mensajes de lo que hacia Almagro) que avian estado quatro chripstianos del Cuz- co hablando con Almagro, é que los avia dexado yr sin prenderlos ni hacerles mal ninguno. É luego el Ynga envió muchos in- dios sobre Almagro é su gente , los quales venian con grand grita, diciendo: «Men- tiroso es Almagro: engañarnos queria». É la gente de Almagro se comencó á de- fender dellos é mataron algunos dellos; é los indios hirieron algunos chripstianos, é á Argonez le mataron el caballo, é lue- go el adelantado se volvió á su gente é se vino hácia la cibdad; é desde dos le- guas antes que á ella:llegasse, envió men- sajeros á Hernando Picarro, é fueron Vasco de Guevara é Lorengo de Aldana, é díxoles que le dixessen la causa por qué hasta estonces no los avian enviado, ni él avia escripto; é cómo avia venido á servir 4 Su Magestad é á socorrer los chripstianos é conquistar al Ynga é paci- ficar la tierra; é antes que llegassen estos mensajeros, supo Hernando Picarro por sus espias cómo venia Almagro, é dicen que higo tocar alarma é repicar las cam» _ panas, é salió al campo con la vara de teniente en la mano con la gente de guer- ra. Y como topó los dichos mensajeros é sm le hicieron la embaxada, sosegóse é hol- góse mucho, é volvió con ellos á la cib- dad, y envió al capitan Hernand Ponce de Leon é al thessorero Riquelme é al li- cenciado Prado á darle la buena venida al adelantado, é que le dixessen cómo se holgaba mucho de su venida, é que si venia á ayudarles quél viniesse en buen hora, é que se apossentasse en la cibdad; é que si venia á aver enojos é hacer re- quirimientos é tomar aquella cibdad, que mirasse que era alborotarla toda, que no lo hiciesse. La qual embaxada le hico el ligenciado Prado muy mejor que Hernan= do Picarro les dixo, y el adelantado los rescibió muy bien é les tornó las gracias de las ofertas, é les dixo quel no venia á aver enojo ni passion con chripstianos, sino á socorrerlos é servir al Emperador, nuestro señor: que ya sabia Hernando Pi- carro las proyissiones que tenia, pues él las avia traydo, quél las pressentaria en cabildo é respondicssen lo que viessen que era justicia, que con aquello seria con- tento; é con esto se volvieron á Hernan- do Picarro. Y ya que venian al Cuzco, diz que toparon á un criado de Hernan- do Picarro, que les dixo de su parte que Hernando Picarro avia sabido que Alma- gro venia á pressentar las provissiones de su gobernacion, con lo qual estaban al- borotados todos los de la cibdad: que le dixessen de su parte, que si avia de pres- sentar provissiones, que desde luego apretasse los puños, porque daba al dia- blo su ánima, é desde luego se la ofres- cia, si él entraba en la .cibdad. Lo qual digen que le volvió á decir el capitan Ga- briel de Roxas; y el adelantado respon- dió lo que avia dicho, é que se maravi- laba de Hernando Pigarro decir que los de la cibdad se alborotaban por pressen- tar las provissiones de su Rey é señor: quél no avia de dexar de hacer Jo que Su Magestad le mandaba por sus provissio- nes. É con todo esto delerminó de que- 312 darse en el campo, por excusar escánda- lo, porque supo que Hernando Pigarro avia fecho tocar alarma é repicar las cam- panas, ésalido con sus banderas con la gente de guerra que tenia, é dado grita á la gente de Almagro: el qual rescibió mucho trabaxo en detenerla que no rom- piessen con Hernando Picarro, y el thes- sorero Riquelme y el licenciado trabaxa- ron mucho por excusar este rompimiento, é no se apartaron de enmedio hasta que los dexaron sosegados. É porque supo el adelantado que indios venian á dar en su retroguarda, envió á un cavallero, que se dice Sotelo, con quarenta de caballo que la socorriesse; é digen que cómo lo supo Hernando Pigarro que avia de passar por ciertas calles del Cuzco, hico tocar alar- ma, é apercibió la gente, é mandó que los prendiessen á todos é los matassen. Sabido por el adelantado, hícolos que- dar aquella noche, é otro dia se fué por de fuera de la cibdad á se juntar con su retroguarda, aunque no dexó Hernan- - do Picarro de salir al campo á darle gri- ta; y este dia se agercó más al Cuzco, y envió al contador Johan de Guzman é al bachiller Guerrero é á Hernando de Sosa, con su poder é con las provissiones de Su Magestad para que las pressentassen en cabildo é higiessen ciertos requirimien- . tos; é assi lo hicieron : é dicen que antes que respondiesse el cabildo lo desbarató Hernando Picarro. Sabido esto por el contador Johan de Guzman, tornóles á requerir, é los del cabildo enviaron á rogar al licenciado Prado é á otras personas que viniessen á cabildo, á los quales pidieron su pares- cer, é todos se remitieron á lo que di- _xesse el ligenciado Prado. El qual, des- y pues. de vistas las provissiones, les dixo E oa ellos les: constaba. de caroo: en- HISTORIA GENERAL Y NATURAL le respondiessen que aquella cibdad has: ta estonges estaba por de la gobernacion de don Francisco Pigarro, en nombre de Su Magestad ; é que quando el adelanta- do probasse é les mostrasse que estaba en su gobernación, que ellos le rescibi- rian, segund en su provission se conte- nia; é que si nescessario era, que desde luego le avian por rescebido por tal go- bernador. En este medio tiempo el thessorero Ri- quelme, y el ligenciado Prado, y el capi- tan Gabriel de Roxas andovieron en me- dios entre Hernando Picarro é Almagro, é se assentaron treguas entrellos por gier- tos dias, con tanto que Hernando Picarro no fortalesciesse la cibdad ni quebrantas- se algunas de las puentes por donde á ella entraban, é que en el entretanto el ade- lantado higiesse su probanca con pilotos. Y assi la bico: por la qual probó entrar en su gobernacion, no solamente la cibdad del Cuzco, mas hasta cerca de la cibdad de los Reyes, donde seacaban las dosgien- tas é septenta leguas que Su Magestad tiene dadas en gobernacion á don Francisco Pi- carro: é dicen que cómo lo alcancó á sa- ber Hernando Picarro, aquella noche man- dó á un Cisneros, criado de su hermano, que quebrasse ciertas puentes. É có- mo lo supo el capitan Roxas, fué á decir á Hernando Picarro que por qué quebraba las treguas: quél no podia hacer menos de passarse con Almagro como lo avia prometido, é ovieron malas palabras s0- brello, é Roxas fuésse á su possada; é luego envió á decir á Almagro cómo Her- nando Pigarro no complia lo que avia prometido, é avia fecho quebrar las puen- tes, lo qual oydo por Almagro, envió á ver si estaban quebradas, é hallaron la ques dicho quebrada. Estonces Argonez con toda la gente, sin voluntad de Alma- gro, movieron para el Cuzco: porque co- mo estaban apossentados en una Ciénega é no hacia sino llover, y el dia antes avia DE INDIAS. LIB. XLVIL CAP. XIII. enviado á rogar'á Hernando Picarro que le dexasse apossentar en la cibdad, y él le avia respondido que se apossentasse en las casas del sol, é junto con esto avia di- cho á ciertas personas: « Dexadlos venir - á apóssentar: que yo les mando mal re- posso». De lo qual avisaron al adelantado, é con esto se quedó allí, é por esso poca causa les bastó para moverse: é luego Al- magro se fué en pos dellos. É antes que entrassen en el Cuzco, fueron sentidos por las rondas: de Hernando Picarro, é toca- ron las campanas é dieron alarma; mas no acudió la gente, porque no estaban - muy bien con Hernando Picarro desde que les tomó medio por fuerca el servicio para Su Magestad , é tambien porque des- pues que fué teniente tractábalos tan mal, que no lo podian ver, é assi se halló solo con su hermano Goncalo Picarro é otros quince ó diez y seys hombres armados en un galpon de su casa ó portal. Y cómo Almagro llegó al Cuzco, fuésse á la iglesia é mandó pregonar, so pena de muerte, que ninguno entrasse en casa de hombre ni vecino de la cibdad ni fuesse osado de tomarles cosa alguna, é Argonez con la más de la gente se fué donde estaba Her- nando Picarro, é requirióle que se diesse á prission, é no quiso: antes le respondió algunas palabras feas, é higo tirar algu- nos tiros de ballesta, é hirieron algunos de los de Almagro, é de una Emedade mataron ún hombre. Viendo esto Argonez, envió 4 do á al adelantado Almagro que queria ma- tar á Hernando Picarro é á los que con él estaban, é Almagro le envió á de- cir que en ninguna “manera lo hiciesse: é desque esto vido Argonez, é que no les podia entrar, porque se defendian muy bien, con esperancas que tenian que los socorrerian los de la cibdad, pu- so fuego al galpon; é como era techa- do de madera é paja, fué tan grande el fuego, que les fué forcado á todos salir TOMO IV, 313 fuera. Y prendiéronlos,-é queríanlos ma- tar: é Almagro envió á decir que no pu- - siessen mano en ellos. Y assi estovieron en la placa y en la iglesia hasta la maña- na, que Almagro hico juntar á cabildo los alcaldes é regidores, é mostróles la probanga que tenia hecha, y ellos envia- ron á llamar al ligenciado Prado para que les dixesse lo que avian de responder, é respondióles quél les avia dicho lo que alcancaba é que no era su letrado; que mirassen ellos si el adelantado avia fecho lo que le avian pedido. Y ellos miraron la probanca, é vista, le rescibieron por go- bernador unánimes é conformes, segund paresció por fée de un Narvaez, que es- tonces era escribano del cabildo: é luego mandó pregonar que si los que venian en su compañia avian tomado algo, lo vol- - viessen, diciendo quél se lo haria volver ó pagaria. É no se halló que hombre oviesse tomado valor de un agujeta ni más, si no fué que á uno le avia un hom- bre de á pié muerto un puerco, que dixo que valia más de quarenta pessos, é mañn- dóle dar el adelantado cinqiienta pessos por él: é otro que se dice Cárdenas é un criado de Hernando Picarro dixeron que les avian tomado cierto oro é plata, é có- mo eran hombres viciosos en el hablar, no pudieron mostrar quién se lo avia toma- do, ni se halló otro que dixesse averle tomado cosa alguna; ns e lo pagaron. Luego hico el adelantado 7 el ca- bildo, é hico nombrar é nombró alcaldes é regidores, é luego diz que le dixeron muchas quexas de Hernando Picarro muy graves; porque como estaba mal quisto, ninguna cosa de más placer rescibieron que de verle quitado de teniente, é de- nunciaron dél muchos delictos graves é feos que avia fecho. É cómo esto supo Hernando Picarro, é que don Alonso En- riquez é otros trabaxaban mucho porque le quitassen la vida, rogó al ligengiado : 140 0 314 Prado, que siempre le avia hallado buen amigo, que en essa sacon en que estaba fuesse su letrado é le ayudasse á defen- der, quél se lo satisfaria muy bien; y el licenciado le respondió que le ayudaria en lo que pudiesse. Cómo el mariscal tuvo presso á Her- nando Picarro é Goncalo Pigarro, mandó luego secrestarles todo el oro é plata que se pudo aver suyo; é luego envió á rogar é requerir al licenciado Prado que fuesse su letrado, porque tenia nescessidad dél para cosas que cumplian al servicio de Sus Magestades; y el licenciado le res- pondió que ya él tenia letrado, con quien se podia aconsejar, é que á él no le avia menester; é Almagro todavia porfiaba en que avia de ser su letrado , é se lo man- dó con muchas penas: é dicen que lo ha- cia porque Hernando Picarro no toviesse letrado que le ayudasse. : El Hernando Picarro alcancó á saber esto, y envió á decir al licenciado Pra- do que le pedia por merced que le ha- blasse ; y en viéndole, le rogó que fues- se su letrado del mariscal, porque le yba la vida en ello, porque él confiaba de su consciencia que le hiciessen agravio; y el licenciado le respondió que mirasse bien si le cumplia assi; y el Hernando Pi- carro le replicó que le yba la vida en ello, y el licenciado le dixo que si esso queria que tornasse á tomar el oro que le avia enviado; y Hernando Picarro no lo que- ria tomar, digiendo que se lo avia dado por lo que de antes le debia del tiempo que se avia aprovechado de sus consejos, desde que en aquella cibdad estaba, sin dalle cosa. El ligenciado replicó que no entenderia en cosa, entretanto que no tomasse su oro; é assi Hernando Picarro ) mandó á aquel Felipe Boscan, que lo avia HISTORIA GENERAL Y NATURAL da, lo truxeron ambos á memoria, des- pues que Hernando Pigarro entró en el Cuzco, passado el rompimiento, quexán- dose el licenciado que sobre tan buenas obras como dél avia rescebido le daba tal galardon , é le tenia presso é fecha po- ner una falsa acusagion de lo que no era á cargo; y en fin de muchas alteraciones entrellos confessó Hernando Picarro ser verdad todo lo ques dicho, é le dió la cibdad por cárcel, é le ofresció su ha- cienda para lo que se le ofresgiesse. É despues se siguió el processo contra el li- cenciado Prado, é lo sentenciaron el ligen- ciado de la Gama y el licenciado Caldera, por mandado del gobernador don Fran- cisco Pigarro, é le dieron por libre é qui- to. Y dicen quel processo sacó el licen- ciado Prado é lo llevó á Castilla para su descargo, é para que Su Magestad vea por las provissiones que truxo Cavallos los falsos testimonios que del licenciado é de don Alonso Enriquez escribieron á Su Ma- gostad. Aquesta causa movió al que esta relacion oyo de lo poner aqui. . Tornando á la historia, aceptó el li- cenciado Prado, por mandamiento de Al- magro, de ser su letrado, y él y el ba- chiller Guerrero vieron el progesso que estaba hecho contra Hernando Picarro, é ambos concordaron que merescia muerte por los delictos que avia cometido, é dis- cordaron en quel bachiller Guerrero decia que era juez el mariscal para mandar ma- tar al Hernando, y el licenciado- Prado decia que no, sino que lo avia de remi- tir á su Príncipe con el processo; y enes- to estovieron discordes, sin querer firmar el uno lo quel otro decia, é digen que lo alcancó á saber Hernando Picarro de Lo- rengo de Aldana, ques de su tierra, y era de los que avian venido con Almagro de - Chile; y Hernando Picarro dicen que con este Aldana secretamente envió dos mill pessos de oro al bachiller Guerrero, é lue- e 80 firmó com Besaciade od o DE INDIAS. LIB. riscal remitiesse al Pigarro con lo pro- cessado á Su Magestad. . En este tiempo alcancó á saber el ma- riscal de los dos mill pessos que Hernan- do Picarro avia enviado al bachiller Guer- rerro: é dicen que le tomó tres mill pes- sos que le avia dado, é como supo quel ligenciado avia dexado por ser su letrado cinco mill pessos de Hernando Picarro, envióle otros tantos. En este tiempo supo la nueva de como Alonso de Alvarado estaba en Cochacaxa, é aconteció lo ques dicho: é luego, como volvió Argonez del Ynga, muchos de los chripstianos que antes estaban con Alonso de Alvarado, comencaron á huyrse del Cuzco é venirse para don Francisco Pi- garro, porque eran mal tractados de pala- bra, é alguna gente comun de los de Chi- le, diciéndoles que no eran para guerra, sino para comer pasteles é buñuelos, é que por esto avian estado medio año en llegar al Cuzco, aviendo gastado cient mill pessos que les avien dado del oro de Su Magestad. É junto con esto el maris- cal les mandó quitar muchos esclavos herrados de la tierra que llevaban, digien- do que no los avian podido hager escla- vos , é tambien porque muchos amos de - los caciques, cuyos eran essos esclavos, requirieron á Almagro que se los diesse, para volverlos á sus cagiques cuyos eran, é dióselos. É con esto estaba ya la gente toda más mal con él que avian estado bien ; porque en aquella tierra tie- nen y aljgunioó en tanto quitarles un indio ó una india como en otras quitarlela muger, é más lo sienten. Tambien muchos vecinos del Cuzco se vinieron para don Francisco Pigarro, porque comencaron á estar muy mal con Almagro, porque les suspendió los indios con achaque que los que no tenian indios no querian conquistar la tierra si no se suspendian los indios, é que á quien mejor trabaxasse en la guerra, á aquel se diesse mejor repartimiento. Y esta gente XLVIL CAP. XUL. 315 toda vino diciendo de Almagro que avia mandado á Paulo que pusiesse indios por los caminos que matassen los chripstianos que se fuessen del Cuzco, é que en el Cuzco, si topaban los de Chile á alguno con buena capa ú otra cosa que les agra- dasse, se la quitaban é decian: «Esta es buena para mí». É que si el otro decia «viva el Rey», que los de Chile decian «viva Almagro, que no hay otro rey », é que si decian «juez verná que castigará todo esto », decian: «si el juez hiciere lo que queremos, bien, é si no, no le obedesceremos hasta que haga perdon general». É que aun sobre esto avian da- do á uno una cuchillada por la cara, é otras cosas semejantes questas, que se cree que nunca passaron por pensamien- to á nadie; porque dice el questa relacion tomó que nunca las oyó en más de un año que estoyo en el Cuzco hasta que vino á la cibdad de los Reyes, que le dixeron que avian enviado probanca dello al con- sejo de Su Magestad, de lo qual mucho se maravillaba. Y dice que tienen racon los señores del Consejo Real en no dar crédito á probancas fechas en Indias, es- pecialmente fechas sin parte, porque di- ce que ha visto probancas que llevan mu- chos que de acá van para que Su Migas tad les haga mercedes, : ro : | cios ap no han hecho, de que está espantado. Verdad sea que as de $ atico que un vecino de allí dixo ciertas cosas y cometió algunos alborotos, y que se te- mió del mariscal, y que huyó del Cuzco con el oro que tenia, é que Almagro en- vió indios tras él, é que lo mataron é le truxeron la cabega dél y el oro que lle- vaba; é que á uno porque dixo giertas co- sas en desacato de las provissiones de Su Magestad, le mandó ahorcar. Esta es la informacion que alguno de los intervenidores en la paz por parte de Picarro quiso informarse de su motivo en 316 HISTORIA GENERAL Y. NATURAL el Cuzco, assi del viaje de Almagro á Chile como de las otras cosas hasta la prission de Hernando Pigarro, para dar: noticia á Su Magestad como hombre sin CAPITULO XIV. De lo que subcedió despues quel ligengiado Gaspar: de ino y el factor Guillen Xuarez > Carvajal y el capitan Diego de Fuenmayor y el ligenciado Antonio de la Gama é Fernand Rodriguez fueron por emba= xadores é con poder del gobernador don Francisco Picarro para que, juntamente con sus hermanos Her= nando é Gongalo Picarro, é no sin ellos, tractassen de la paz *; é cómo se partió del Cuzco el adelantado é llevó consigo á Hernando Picarro , é la causa por qué el dottor Sepúlveda-se quedó en el Cuzco, é otras cosas é particularidades de la historia. passion de todo ello; é vuelve agora la relacion segunda á su continuacion é dis- Curso. Cómo el ligenciado Espinosa é los de- más embaxadores de don Francisco Pi- carro no se pudieron concertar en el tiempo ques dicho, á causa de la forma condicional del poder é condicion de Her- nando Pigarro, rogó el ligenciado Espi- nosa al alcalde Diego Nuñez de Mercado é al dottor Hernando de Sepúlveda que cada uno por sí hablassen al mariscal: é assi lo higieron. Y lo quel dottor passó con él fué que diciéndole que mirasse la hermandad que tenia con don Francisco - Pigarro tantos años avia, é quán poco avia que andaban con las mochilas á cueslas,. y que en aquel tiempo no avia quien los cizañasse, y en quánta prosperidad se vian en tan poco tiempo, é que aunque - Dios, seyendo dos hombres sin letras é sin saber leer, los avia escogido entre tantos para tan grand cosa, que no se en- soberbesgiessen por esso, porque lo avia hecho Dios en la buena ventura de su. Príngipe é para dar á entender á todos cómo descubre sus maravillas á los hu- mildes é de poco saber, é las esconde de los sabios soberbios, por mostrarnos que nO somos nosotros sin él suficientes á ha- - Ceralgun bien. Y que no fuessen causa 3 «con su soberbia que los tornasse á abatir; Sl E a servicios avia he- ba que le haria, é quán grand bien con ellos avia venido á toda la chripstiandad é yernia, é quántas mercedes el Empera- dor, nuestro señor, les avia fecho, con harta envidia de muchos, y quántas se esperaba que les haria: todo lo qual se perderia é se perderian ellos con sus dis- cordias , é que Su Magestad ternia en más á quien más dellos sufriesse por la con- cordia; é que mirasse quánto amorle te- nia don Francisco Picarro, segund quel mesmo dottor dél avia conoscido en lo que le vido sentir, quando vino nueva que era muerto en el viaje de Chile, é que le queria más que á todos sus her- manos. É díxole que le avia visto ha- cer é decir muchas cosas, é para en prueba desto , é que Su Magestad le ter- nía en muy señalado servicio si por ex- cusar rompimiento, se sometiesse á todo. lo que quisiesse don Francisco Picarro, é otras cosas muchas le dixo, que oyéndo- las, él tenia bañada la cara é barbas en lágrimas en tanto quel dottor le hablaba. Á lo qual respondió que Dios era testigo, é muchos lo sabian, é don Francisco Pi- carro mejor que otro, cómo siempre le avia obedescido é acatado como á her- - mano mayor, é avia procurado que fues- - se gobernador quassi contra su voluntad, e si no sueo poe A, muchas veces al DE INDIAS. LIB. XLVIL. CAP. XIV. pringipio de la conquista, de aquellas par- tes se volviera don Francisco Picarro; y él se lo avia estorbado, diciéndole que la vida le avia de costar ó avia de ser go- bernador; é que si el diablo no metiera enmedio á sus hermanos, y en especial á Hernando Picarro, no creia que persona fuera bastante á deshermanarle. Mas quél con su soberbia é demasiada cobdicia avia metido cizaña entrellos, é que le descubria una cosa que tenia voluntad de hacer más por don Francisco Picarro que por quantos oviesse en la tierra, é que le daba su fée de en viéndole, no negarle co- sa de quantas le pidiesse. Y diciéndole el dottor que lo comencasse á mostrar con los que estaban allí en su nombre, dixo que no queria que otro sino él ganassen las gracias con don Francisco Pigarro: é diciéndole que assi las ganaba, dixo al dottor en mucho secreto que la causa por que no queria concertarse con los que allí estaban, era porque no queria que á Su Magestad se dixesse que aviendo estado discordes, avia seydo menester tantos pa- ra concordarlos, sino que si avian reñi- do, como otras veges é como herma- nos suelen hacer, ellos se avian concor- dado. Y por esto queria yr á verse con él, é no por aver enojo ni rompimiento con él, porque él se excusaria desto, aun- que supiesse dexárselo todo; é que vién- dose con él, daria órden en esto y en có- mo hiciessen á Su Magestad un servicio de doscientos é. cinqiienta mill pessos ó doscientos mill pessos de oro, y entender en descubrir por la mar ó por la tierra más de lo que estaba descubierto, por- - quedecia que hasta estonces no avian vis- to más quel camino real, é que con esso enviarian á suplicar á Su Magestad les diesse algunos vassallos con títulos. É di- ciéndole el dottor que no sabia de donde avia de aver tanto oro para el servicio que decia, pues dicíen que estaba tan po- bre, é don Francisco Picarro decia que 317 debia más de cient mill pessos, á lo qual replicó quél sabia mejor quel dottor dón- - de se avian de aver, é que ya estaba avi- do é aun harto más. El dottor le dixo que por esso le parescia que se viessen en cierta parte con cada diez ó doce de ca- ballo. Estonges le dixo Almagro quél le responderia, que se fuesse á repossar, porque quando acabaron de passar esto, era más de media noche. É créese que lo mesmo passó con el alcalde Diego Nuñez de Mercado, porque en fin se juntaron el alcalde y el dottor, é concertaron que se viessen con cada diez de caballo, é co- municáronlo con el licenciado Espinosa, diciendo quellos querian andar el cami- no hasta concertarlos, porque tenian apa- rejo de caballos é mulas para andar las postas, é respondióles que no cumplia, que no lo avian de hacer don Francisco Picarro; é assi lo dexaron. Y cómo le contaron lo que avian passado con el ma- riscal; hico juntar á todos, é hícole un raconamiento pidiéndole que se concer- tasse con don Francisco Picarro, y él le respondió lo que al alcalde é al dottor avia respondido; pero no les dixo lo que en secreto avia dicho al dottor é al al- calde. . Dice esta e: que para todas las discordias hallaron mucho aparejo en to- das las personas principales que: estaban con el adelantado, en especial en Diego de Alvarado é Gomez de Alvarado é don Alonso Enriquez y el licenciado Prado, aunque algunos destos decian que se con- cordassen los gobernadores, con tanto que no soltassen á Hernando Picarro, por- que si le soltassen no aprovecharian los conciertos: y creíase que lo decian por la enemistad que tenian á Hernando Picar- ro; mas despues se vido que decian ver- dad. Como Fuenmayor vido que no se efet- tuaba cosa alguna, higo ciertos requiri- mientos con una provission que llevaba 318 de la Chancilleria que reside en esta cib- dad de Sancto Domingo desta Isla Espa- ñola, donde su hermano el obispo don Alonso de Fuenmayor es presidente; é requirió á Almagro é á otras personas, poniéndoles á todos muchas penas é que no saliessen del Cuzco. Él avrá dicho á Su Magestad la respuesta que le dieron: que la llevó por escripto. En este tiempo murió el ligenciado Es- pinosa , cuya falta se cree que hico harto en estos negocios, y quedó el factor Gui- llen Xuarez de Carvajal y el licenciado de la Gama é los demás, que trabaxaron harto para quel mariscal truxesse consigo á los conciertos á Hernando Picarro; 6 á importunagion de los muchos que con él estaban, lo higo. É con esto se partieron los mensajeros ya dichos del Cuzco, é quedáronse el alcalde Mercado y el dot- tor para que siempre hablassen al ade- lantado en la concordia, aunque el factor Guillen Xuarez higo quedar al dottor, di- ciendo que volveria presto, é que avia conoscido de muchos vecinos del Cuzco que cizañaban é indignaban con cartas é mensajeros á don Francisco Picarro, é metian mucho fuego para que no se con- certasse con Almagro. É díxoles que los - metiesse por camino é les hiciesse enten- der quán errados estaban, é quánto mal hacian en aquello; é desde á poco se par- tió el adelantado, é fué con el alcalde Mercado, y el dottor salió con él buen rato del Cuzco hablándole en la concor- dia, é le dixo que toviesse por gierto, que si fuesse menester para la paz yr de ro- dillas adonde estaba don Francisco Picar- ro, lo haria. É assi el dottor escribió á - don Francisco Picgarro todo lo que avian sentido del mariscal, é que le parescia que llevaba voluntad para que por bien haría dél todo lo que NENERE A HISTORIA GENERAL Y NATURAL bió al bachiller Gabriel Diaz, su capellan é letrado é sabio é celoso del servicio de Dios é de Su Magestad, é secretario del dicho don Francisco Picarro, para que todos echassen agua en estos negocios é no metiessen fuego. Y volvióse al Cuzco, donde hablando con algunos de aquellos vecinos, los halló de mala voluntad en los negocios de la paz, porque estaban muy mal con Almagro; é decian que aviéndo- lo rescebido por gobernador con mucho placer, en rescibiéndole, luego suspendió los indios é amenacó á los que avian es- cripto al Ynga que lo avian tractado mal, diciendo que con los processos los avia de enviar á Su Magestad: é con esto prendió á muchos, é les higo poner acu- saciones, porque avian ydo con Hernan- do Picarro contra él, quando estaba en Urcos. Y condenaron á muchos dellos en penas pecuniarias, é aun los castigara más rescio, si no fuera por el licenciado Prado que le yba á la mano, diciéndole que no era justicia, porque aquellos avian fecho lo que les mandaba el que tenian por teniente é capitan. E á algunos de- llos, quando partió del Guzco, tomó los caballos é armas que tenian, digiendo quél se los pagaria, que eran menester para darlos á la gente que venian con el oro de Sus Magestades , é aun porque pu- so muchas penas que ninguno fuesse 4 ranchear los cagiques, é mandó ahorcar dos negros suyos, que fueron los prime- ros que cayeron en ellas. Todo esto bueno fuera en otro tiempo más sosegado en servicio de Dios é del Rey; pero en tal sagon, é teniendo nes- cessidad de amigos perder los que tenia, é no solo perderlos, pero cobrarlos sus contrarios, grand imprudengia me pares- ce é falta de buen consejo. Passemos ade- eS DE INDIAS. LIB. XLVIL. CAP. XV. 319 CAPITULO XV. En continuacion de las discordias de los dos gobernadores Pigarro é Almagro; é cómo el adelantado pro- siguió su camino; é cómo nombraron terceros para sus diferencias , é cómo se entremelió entre ellos el co- mendador fray Francisco de Bobadilla, provincial de la Órden de la Merced, é dexaron ambos gobernado- res en sus manos sus diferencias; é cómo se soltaron Goncalo Pigarro y el capitan Alonso de Alvarado, que avian quedado pressos en el Cuzco; é de otros trabaxos é cosas concurrientes á la materia. Diane quel adelantado don Diego de Almagro se partió del Cuzco, llevando consigo presso á Hernando Picarro, los que allí quedaron, assi de los de Chile, que fueron pocos, como de los de Alonso de Alvarado, que fueron muchos, ran- cheaban la tierra só color que lo querian para comer, é muchos lo vendian é res- cataban é lo jugaban, é tornaban por más, aunque les llevaban muchas penas, de las quales se proveyó la iglesia de hartas co- sas que no tenia, en más de quinientos pessos. Y si los vecinos pedian licencia para yr á sus caciques, el teniente no se la daba, diciendo que lo hacia porque no los matassen allá, é con esto muchos de- llos compraban lo que avian de comer; é por esto decian que no podian estar bien con Almagro, é que les avia de costar las vidas é las haciendas, porque no gobernas- se en el Cuzco; é diciéndoles el dottor Se- púlveda que por bien haria qualquier cosa, ellos decian que ya no lo avia de hager. sino por mal, é que por esto ya avian en- viado á ofrescer á don Francisco Pigarro cient mill pessos Ó doscientos mill, para hacer gente é quitar al mariscal el Cuz- co. El dottor les dixo que fuera mejor servir á Su Magestad con ellos para la guerra del grand turco, é que les en- viara quien les higiesse justicia. Mas ellos estaban tan indignados que aprovechaba poco quanto se les decia, segund la mala voluntad tenian tan aparejada de la guer- ra é que se matassen unos chripstianos con otros, aunque estaban entre infieles, por verse vengados. Y desta causa los a sermones del dottor hicieron poco fructo, en más de rogar por algunos de los que cometian é hablaban cosas con que yban á la cárcel é queríanlos castigar, y el dottor excusaba todo el mal que podia; y grangeó con su buena intencion que los unos é los otros quedaran mal con él. Los vecinos escribieron á don Francis- co Picarro que le era contrario, é los de Chile escribieron al adelantado que ayu- daba á los de don Francisco Picarro, sus enemigos; pero Picarro no les dió cré- dito, é Almagro escribióle que estaba eno- jado dél, pero él le satisfico. En este tiempo el adelantado siguió su camino, con el oro de Su Magestad, pa- cificando la tierra por donde yba; é co- mo lleyaba consigo á Paulo, hermano de Ynga (á quien él avia hecho Ynga), toda la tierra le salió de paz, en espegial por los llanos; porque estaban todos los ca- ron mucho tiempo apossentados en sus pueblos é la gente era muy mal manda- da, higiéronles muy malos tractamientos; y aunque dello rescebia mucha pena Francisco Pigarro, no lo podia remediar. Lo qual era de otra manera en la gente del adelantado, porque nunca más obi- dientes fueron á su capitan en exército del mundo, sin enojar á un indio por no enojarle á él; y esto más consistia en el mucho amor que su gente le tenia, que por temor de su castigo, é desta causa era muy bien quisto de todos los indios; y entre quatrocientos é cinqiienta hom. OS 320 bres que traia, no ovo un ruido el menor del mundo. Y desta manera caminó has- ta que llegó á ochenta leguas más allá de Lima, y quando allí llegó, ya Diego de Fuenmayor avia llegado á la Añasca con los otros embaxadores que volvieron del Cuzco, que Picarro avia enviado, de los quales supo la venida de Almagro: é dicen que Fuenmayor le higo á Picarro é sus capitanes otro tal requerimiento como el que avia hecho á Almagro en el Cuzco. Á esta causa se vino á la cibdad de los Reyes con la gente toda, donde destru- yeron los mahicales que estaban para co- ger, é aun no contentos con esto toma- ban el mabiz que traian para los vecinos é aun dentro de sus casas, é assimesmo las ovejas; é ovo hombres que les toma- ron á septenta é ochenta puercos, é no era de maravillar, porque la gente no te- nia qué comer. Cómo el adelantado supo que don Fran- cisco Pigarro avia venido á aquella cib- dad, por quitarle de toda sospecha, en- vióle á decir con el contador Johan de Guzman é con don Alonso Enriquez é con el alcalde Diego Nuñez de Mercado é un Johan de Borregan, su procurador, con su poder, é un escribano, cómo él venia á verse con él, é á entender en su confor- midad y en la pacificacion de la tierra é conquista del Ynga, é que traia á Her- nando Pigarro consigo y el oro de Su Ma- gestad para que se enviasse á España. Estos llevaban poder para hager qual- - quier concierto con Picarro, é para divi- dir con él los términos; é con ellos escri- bió y escribieron los- oficiales de su go- bernacion á Su Magestad todo lo passado, y encomendó mucho á estos mensajeros que diessen órden cómo él é don Francis- > Pigarro se viessen. Y llegados estos ESP OR eros al pueblo de...* ques trece le- las de aquella cibdad, salieron á: slo he El dutógrali o: HISTORIA GENERAL Y NATURAL hasta veynte de caballo de don Francisco Picarro é prendiéronlos, é tomáronles los despachos que llevaban para Su Mages- tad; é aun díxose que los avian abierto é que les tomaron el oro que traian, ame- nacándoles é diciéndoles palabras inju- riosas: y en especial á don Alonso Enri- quez tractaron tan mal é tan aviltadamen- te que no pudo ser más, porque pensa- ban quél era el que metia todo el mal. Y á la verdad estaban muy engañados, por- que aunque procuró mucho que matassen á Hernando Picarro, porque le avia él - tractado muy mal, seyendo teniente del Cuzco, en lo demás siempre procuró que no Oviesse rompimiento entre los gober- nadores é que estoviessen en toda paz é concordia; é les dixo las verdades é lo que cumplia al servicio de Su Magestad, porque como es cavallero é de buena cas- ta, é criado del Emperador, nunca se vi- do en él sino mucho cuidado de la paz. Los malos decíen que lo hacia por se poder yr con su oro más que por otro buen celo; y que desseasse guardar su ha- cienda no erraba, quanto más que aun- que fué uno de los que más riesgo corria, nunca dexó de trabaxar lo posible, como buen servidor de su Rey, en concertar los gobernadores, de cuyas passiones pendia el mal de todos. : Antes que estos mensajeros llegassen - ante don Francisco Picarro, les higo tor- nar todo lo que les avian tomado, é sa- lió 4 rescebirlos una legua fuera de la -cibdad, é los rescibió muy bien; é con- certaron con él que se pusiessen las dife- rencias quél é Almagro tenian en manos de personas que para ello. nombrassen. É nombró don Francisco Picarro á fray Johan de Olias, viceprovincial de Sancto Domingo, é á Francisco de Godoy, pa- ra que lo determinassen con don Alonso Enriquez y el alcalde Diego Nuñez de DE INDIAS. LIB. Mercado, é con esto se volvieron al ma- riscal. Y el provincial de la Órden de la Merced, fray Francisco de Bobadilla, fuésse con ellos, porque dixo que que- ria yr á hablar al mariscal en Chincha, ques veynte é ocho leguas de la cibdad de los Reyes, é allí avia poblado la cib- dad de Almagro; é cómo supo los que estaban nombrados, holgó mucho dello. Digen que aquel padre Bobadilla se apartó con él, é que le dixo que estando puesto en manos de tantos, que le pares- cia que nunca se concertaria, é que seria mejor que lo dexassen entrambos en sus manos, que sabia muy bien la mucha jus- tigia quel mariscal tenia, porque se le en- tendia del altura ó cosmographia, é que le prometia de le dar por términos de su gobernagion hasta quince ó veynte leguas . de la cibdad de los Reyes; é otros dicen que le higo muchos juramentos. É con es- to Almagro lo dexó en sus manos ; é assi le higieron juez entrambas partes para que. entendiesse entrellos, é dividiesse los tér- minos conforme á lo que Su Magestad avia mandado al obispo de Castilla del Oro, don fray Tomás de Berlanga; é lue- go concertó que se viessen entrambos go- bernadores con cada doce de pS su servicio. En este medio tiempo, cómo el maris- - cal avia dexado pressos á Goncalo Picarro é á Alonso de Alvarado en el Cuzco, é allí avian quedado más de doscientos hom- bres de los que Alonso de Alvarado avie tenido consigo, é los más vecinos estaban muy mal con Almagro, Lorenco de Al- dana, que avia venido de Chile con el mariscal, é se avia quedado en el Cuzco, diciendo que estaba enfermo, concertó con muchos cómo soltassen á Goncalo Pi- carro 6 á Alonso de Alvarado. Y el te- niente Gabriel de Roxas barruntó algo dello é prendió cinco ó seys, é no acertó en quién eran los culpados; é un domin- go en la noche, veynte é tres de septiem- T trad IV. XLVII. CAP. XV. Janca en la rodela, diciendo : 321 bre de mill é quinientos é treynta y siete años, cómo estaba prevenido para esso el que ponia las velas, echó á.unos cria- dos del Goncalo Picarro por guardas, é metió con los pressos á un criado suyo, é con este aparejo se soltaron todos á me- dia noche, sin ser sentidos. É vino aquel Lorengo de Aldana con mucha gente ar- mada, é todos entraron en la possada del teniente, que possaba en casa del gober- nador, donde ellos estaban pressos, é prendiéronle é hiriéronle en una mano, é prendieron al procurador de la cibdad é á ciertos regidores é otras personas que les eran sospechosas; é fueron á la casa de un alcalde é prendiéronle, é pusieron fuego á las puertas é huyó por unos cor- rales. É andovieron por la cibdad, sa- queando los caballos é armas que halla- ron é aun otras cosas, puesto que no ovo muerto ni herido alguno más del tenien- te, porque no ovo resistencia. Al dottor Sepúlveda le tomaron tres caballos é sus negros, y él salió en cami- sa con una espada é una rodela, y en abriendo la puerta, le dieron dos botes de «Viva don Francisco Pigarro». Y él juntóse con ellos, por que no le hiriessen: é preguntando qué era aquello, pidiéronle. los frenos. $ las sillas de sus caballos; € - - obrando; tomátonle dós. nc lán- gas: é queriéndole saquear la casa, estor- bólo uno de aquellos, que le conoscia é avia rescebido buenas obras dél. Y cómo vido esto, quiso yrse á informar mejor, é halló en la placa á los ques dicho con más de ciento é cinqiienta hombres, é todos llamaban capitan á Goncalo Picarro é á Alonso de Alvarado é á Lorenco de Al- dana: é llegóse á Goncalo Picarro é dí- xole que por qué andaban á robar, y él preguntó que quién era, é dixéronle quel dottor Sepúlveda. Estonces el Goncalo Picarro le dixo que no se tomaria cosa, sin pagarlo, é que pm que hacian 322 avie seydo por soltarse. Y el dottor le di- xo que desque fuesse de dia, mandasse pregonar que todos los que oviessen to- mado algo lo viniessen á decir é que se lo pagarian, é que assi lo higiesse él pagar; é que desta manera sabrian que no era su voluntad tomar cosa robada: é dixo que assi se haria. En esto diéronle al dottor en las espal- das con un qiiento de lanca, é antes que le diessen con el hierro, acordó de yrse á su possada. É cómo fué de dia, volvió al Goncalo Picarro para que higiesse lo que avia dicho, é muy enojado le respondió que se fuesse de allí; y él pidióle sus ca- ballos ó alguno dellos , diciéndole que mi- rasse que la tierra estaba de guerra, é quél era viejo é no podia andar á pié; y él le respondió que no estaba en tiempo de dar caballo á nadie, é que si tenia más, quél se los tomarie. É desque aquesto vi- do el viejo dottor , hícole un requirimien- to ante un escribano é testigos que le diesse sus caballos; y enojado desto Alon- so de Alvarado, arremetió á caballo con una lanca en la mano é quísole alancear, y él se metió en una casa; é assi se es- capó. Estos se partieron del Cuzco á los veynte é quatro de septiembre, que fué el siguiente dia despues que se soltaron, é fueron con ellos hasta ginqiienta ó ses- senta hombres, porque no ovo caballos para más, HISTORIA GENERAL Y NATURAL Assi como fueron ydos, soltaron al te- niente é al procurador é regidores, é lue- go escribieron al mariscal y enviáronle la informagion é processos que se hicieron contra los sussodichos; é de los bienes que hallaron, tomaron las condenagio- nes, y entregáronlas al receptor de las - penas de la cámara, é pagaron algu- nas cosas á los danificados de lo que les avian robado, de los bienes del Gongalo Picarro. Luego el teniente envió á llamar mu- chos chripstianos que estaban fuera de la cibdad , porque tenian nueva de indios de guerra; é despachó á un regidor de la cibdad , llamado Luis Matos, é á otros seys hombres con él, con los progessos é pesquisas del Goncalo Pigarro é sus con- sortes, para que los viesse el mariscal é los enviasse á Su Magestad , é proveyes- se lo que conviniesse en ello. El Goncalo Picarro é Alonso de Alyara- do é Lorenco de Aldana, é los que con ellos se huyeron de la cibdad del Cuzco de la forma ques dicho, se fueron á la cibdad de los Reyes, donde don Francis- co Picarro estaba; é por su llegada se hi- cieron muchas alegrias, é ovo juegos de cañas é grandes regocijos, é muy buen acogimiento que hallaron en el goberna- dor, por se aver assi escapado de la pris- sion su hermano Goncalo Picarro é los de- más. DE INDIAS. LIB. XLVII. CAP. XVI. 323 CAPITULO XVL : Que tracta cómo ambos gobernadores se vieron, é Almagro concedió todo lo que Picarro le pidió, y en lo de la deliberagion de Hernando sapos se remitió al ligenciado Prado é al ligenciado de la Gama: é de la sentencia que en ello pronunciaron *, é de otras tribulaciones é desasosiegos que á los unos éá los otros se siguieron , que sumaria é sustancialmente esta relacion los cuenta. Do Francisco Picarro fué desde la cib- dad de los Reyesá”... á verse con el ade- lantado don Diego de Almagro, y él vi- no allí de la manera que lo avia con- certado el padre Bobadilla, é otorgó á don Francisco Picarro todo lo que le pidió; é quando le dixo que soltasse á Hernando Picarro, respondió Almagro que allí estaba el ligenciado de la Gama y el licenciado Prado, que diessen en ello manera cómo lo pudiesse soltar sin que le fuesse puesta culpa por Su Magestad; é assi sentenciaron estos ligenciados que soltasse á Hernando Pigarro, con condi- cion que dentro de cierto término se pres- sentasse con el processo fecho contra él ante Su Magestad, é hiciesse primero pleyto homenage de complirlo, é de no ser contra el mariscal direcié ni indirecté, é de hacer que le enviassen al puerto de Sanct Miguel, en un navio en que en- viasse los despachos para Su Mages- tad. Todo lo qual mandaron só graves pe- nas, 6 fueron fiadores de Hernando Pi- carro, para complir todo lo dicho, el capitan Hernand Ponce de Leon é An- tonio Picado é Johan Bárbara é Bachi- cao 6 Hernand Gongalez, veginos de la cibdad de los Reyes; é para lo demás * Debe advertirse, para mayor conocimiento del códice original, que de este sitio quitó Oviedo las siguientes líneas: «E de la celada que se puso pa- ra prender á Almagro é cómo se libró de ella; é có- mo envió una balsa con ciertos despachos á Su Ma- gestad é tuvo aviso dello Pigarro é despachó un na- vio trás ella é la tomaron é robaron lo que llevaba é prendieron los que en ella yban é tomaron los gespachos que yban á Su Magestad; é la sentengia que dió el frayle Bobadilla en lo de los limites de las que se avia de concertar dexó allí á Die- go Nuñez de Mercado é al licenciado Pra- do é á Johan Rodriguez, su procurador, 6 á Alonso de Silva, escribano. É porque fué avisado cómo Goncalo Picarro con quinientos hombres estaba en gelada pa- ra prenderle, si no otorgasse lo que le pidiesse don Francisco Picarro, disimu- ladamente se despidió é se fué, porque Frangisco de Godoy le dió priessa que lo hiciesse , por evitar escándalos. É assi se fué á dormir tres leguas de allí; é cómo don Francisco supo que Almagro yba re- sabiado de la celada, envió á Francisco de Godoy que le desculpasse con él, di- ciendo que no avia sabido della; é Fran- cisco de Godoy fué é le habló, diciéndo- le que la verdad era que don Francisco Picarro no avia sabido de la celada, sino que Goncalo Picarro la avia fecho, sin le dar parte. Y el mariscal respondió quél lo creeria, sino que vido que al. tiempo que se llegaron á ver él é don Franc Jarro, no avian tocado las trompetas que EEE AAA por- que le avian dicho que estaba congerta- do, con los trompetas por señal, que quan- do las tocassen, saliessen los de la gelada é le prendiessen. Con todo esto Almagro gobernaciones; é cómo Almagro, só giertas capitu- lagiófles , soltó 4 Hernando Pigarro;-é cómo vino una provission de Su Magestad é le dieron el enten- dimiento que quisieron, é no se guardó nada de lo prometido , é del robo fecho á los oficiales de Su Magestad , é cómo el ligenciado Guillen Xuarez de Carvajal dexó la vara, porque no le dexaron hacer justicia». ** Hay un elaro en el original. Las vistas de Pi- zarro y de Almagro se tuvieron en Mala. Pa 324 respondió que no.dexaria por esso de ha- cer lo que avia prometido , porque él te- nia tanta gana de las paces, que no avria cosa que le estorbasse de venir en ellas: é assi se volvió Godoy con esta respues- ta, é Almagro se fué á Chincha. Y cómo vido que no le daban la nao, acordó de hacer una balsa; y hecha, envió en ella los despachos que tenia para Su Mages- tad, suyos é de los officiales de Céssar, y envió seys ó siete chripstianos en ella, diestros de la mar, con algunos indios que la guiassen, y envió algun oro para sus factores, é otras personas enviaron oro. De lo qual fué avisado don Frangis- co Picarro; é dicen que pensó que en- viaba allí 4 Hernando Picarro, é mandó á ciertos marineros que fuessen en una nao con cierta gente donde les mandasse Francisco Martin de Alcántara, su her- mano de madre (porque de la madre des- te fueron hijos el don Francisco é Johan é Goncalo Picarro, é todos tres eran bas- tardos, é solo el Hernando era legítimo). El Francisco Martin fué hasta cerca de veynte leguas de la cibdad de los Re- yes, donde llegado el navio supieron nuevas de la balsa, é sin esperar al Fran- cisco Martin fueron allá é la tomaron, é le tomaron primero ciertos tiros. Toma- da, les quitaron á los que en ella yban, los despachos que llevaban, é les roba- ron el oro é plata é lo repartieron entre sí, 6 los llevaron á la cibdad pressos en cadena con sus colleras, é pusiéronles en la cárcel pública, é la justicia cobró al- guna cosa del oro é depositólo. En este tiempo el provincial Bobadilla dió la sentencia, en que mandó que Al- magro restituyesse en el Cuzco á Herhan- do Picarro é requiriesse con las provissio- > nes. de Su Magestad á don Francisco Pi- <=S Carro; é otras cosas mandó ó declaró, de 3 todo apo el o del ma- HISTORIA GENERAL Y NATURAL é no se extendia á lo que su sentencia - decia; pero como la sentencia se pronun- ció, dixo el alcalde Diego Nuñez de Mer- cado allí luego al frayle que la dió: — «Dí- goos, padre, que avés dado una senten- cia la más injusta é agraviada que se ha dado despues que Pilato sentenció á Jesu Chripsto hasta agora». É respondióle el frayle:-«Pues si injusta es, á España yre- mos é lo verés». É Diego de Mercado le replicó é dixo:— «Todos yremos allá, é acá diré yo esto é quantos sin passion Jo quisieren entender ». Assi que, apelada, entremetiéronse á concertar estos gober- _ nadores el capitan Hernand Ponce y el alcalde Diego Nuñez de Mercado é Fran- cisco de Godoy: é hicieron ciertas capi- tulaciones é conciertos, con homenages é - graves penas, assi de parte de don Fran- cisco Pigarro é sus capitanes, como por Almagro é los suyos, con muchos jura- mentos é penas, como lo ordenó el licen- ciado Prado. Y en cumplimiento desto Almagro soltó luego á Hernando Picarro, é lo envió adonde estaba su hermano, y envió con él á le acompañar á su hijo don Diego de Almagro é á otros cavalleros; y estovieron allá una noche con él; en la qual fueron avisados que no les avian de guardar cosa de las prometidas, porque ya Hernando Picarro concertaba de yr con más de ochocientos hombres contra el mariscal: entre los quáales ayia muchos arcabuceros que avia lleyado Per Ancurez é otros, que se avian allegado con los ar- cabuces que se compraron con el oro de Su Magestad; é con esta mala nueva otro dia se tornaron á Almagro é le dixeron lo que avian sabido. Él retiróse seys leguas atrás, é fundó allí la villa de Almagro con hasta treynta veginos, é puso alcaldes é e CER á las dichas palo ciones. En este tiempo DUditos: los que traian cartas del. teniente Roxas, en que le ha= == sabor de la manera qué se avia sol- DE INDIAS. LIB. tado Goncalo Pigarro é Alonso de Al- varado é los demás, é cómo la cibdad del Cuzco estaba alterada, y él tenia po- ca gente para apacigualla, que le pedia que le enviasse á Diego de Alvarado para que la sosegasse; y el adelantado don Diego de Almagro rogó mucho á Diego de Alvarado que fuesse con sus poderes á sosegar aquella cibdad, y él lo hico despues de muy importunado. É cómo llegó al Cuzco, halló la cibdad muy escan- daligada , é se movian algunos motines: é habló á los vecinos, atrayéndolos por bien é apercibiéndolos que castigaria á los que no se apartassen de aquellos al- borotos; y en especial avisó mucho á un clérigo que avia estado presso sobre la soltada de Goncalo Picarro, porque le pa- resció que era muy bullicioso. É con todo esto, aunque algunos se dexaron dello, supo que en casa de Narvaez, escribano del cabildo, se avian juntado ciertos hom- bres á escrebir á Francisco Pigarro, para le hager saber cómo en aquella cibdad te- nia más de doscientos hombres, é que fuesse allá é luego la tomaria, ó que les enviasse un capitan con quien se algassen por él. É dixéronle á Diego de Alvarado, quel mullidor é movedor de todo era aquel clérigo, lo qual supo de un hijo de Diego Rodriguez de Figueroa, que por verle un dia entrar é salir muchas veces. en aquella casa, le prendieron sobre sos- pecha, é confessó lo ques dicho, é quél era en ello, porque Diego de Alvarado, luego que llegó al Cuzco, avia prendido á su padre por algunos alborotos que con sus pláticas hacia, é le avian puesto en una prission, donde no se sabia dél. Lue- go Diego de Alvarado envió cierta gente á la dicha casa, é hallaron muchos de los que aquel avia dicho, juntos, é prendié- ronlos á todos é al clérigocon ellos, é hígo- los echar en el cepo: é aquella noche pu- so á muchos dellos á tormento, é confes- -saron ser verdad aquello, é algunos dixe- XLVII. CAP. XVI ron quel clérigo é otros con él avian or- denado la carta. É Diego de Alvarado, 320 por aver amonestado muchas veces al clérigo que se apartasse de aquellas co- sas, estovo para empozalle , sino que al- gunos le dixeron que era mal caso, é aun solamente por le tener presso, si no fues- se en lugar honesto, para remitirlo á su perlado lo más pronto que pudiesse; é si no lo hiciesse assi, que estaba descomul- gado: é por esto se lo dió al dottor Sepúl- veda para que lo pusiesse en casa del te- niente Roxas. En essa sagon llegaron cartas de Alma- gro, haciendo saber á Diego de Alvarado cómo despues que en cumplimiento de las capitulaciones se avia retraydo en Chin- cha é fecho allí la villa de Almagro, le enviaron don Francisco Picarro é su her- mano á notificar una provission de Su Magestad, en que mandaba á don Fran- cisco Picarro é á él é á don Pedro de Mendoga (ques el capitan que fué á po- blar el rio de la Plata) que se estoviessen adonde les notificassen aquella provis- sion, aunque alguno dellos oviesse entra- do é poblado en la gobernacion del otro; é quél le avia obedescido y fecho prego- nar con muchas fiestas, é que se avian holgado mucho con ella, porque le pa- rescia que era para quitarlos de enojos, é quél poseeria hasta donde estaba hasta que Su Magestad otra cosa proveyesse,, como aquella provission lo decia; é quél avia enviado su procurador con la mesma provission á requerir á don Frangisco Pi- carro (porque avia sabido quél y Hernan- do Picarro se aparejaban para darle guer- ra); y que en saliendo de Chincha por las muchas revueltas que avia entre la gente de don Francisco Pigarro, avian hecho maestre de campo á un Valdivia, é que aqueste con ciertos capitanes avia ydo con gente; é robaron toda su retroguar- da, é robaron al thessorero Riquelme to- do lo que tenia, é que sabia quel thesso- 326 rero se avia ydo á quexar á don Fran- cisco Pigarro de lo que le robaban, é á requerirle que les mandasse que no los robassen , é mirassen que no robassen el oro de Su Magestad: é que le avia res- pondido que no podia hager más; quél tenia recabdo para que no llegáran al oro de Su Magestad. É que yendo el thesso- rero á su possada á quitar lo que le roba- ban, le dixo Bachicao que le avisaba si queria salvar su vida, que no fuesse á su possada, é que diesse al diablo la ha- cienda, é assi se quedó. É que sa- bia que avian robado á Johan Rodri- guez Borregan é al veedor Turégano, é al factor Mercado, é que avian tomado al factor Guillen Xuarez de Carvajal hasta dos mill pessos de valor, de refresco que á él le enviaba. É que aviendo el licenciado Carvajal prendido los que pudo aver de los que lo hicieron, avian ydo de noche á la cárcel, é la quebrantaron é soltaron los pressos; é higo pesquisa dello, é có- mo no le dexaron hacer justicia é vido las cosas de la manera que yban, dexó la vara de teniente , é por mucho quel go- bernador don Francisco Pigarro hico con él, porque la tornasse á tomar, nunca lo quiso hacer. É que don Francisco Picar- ro no dexaba yr á los mercaderes de aquella cibdad á contractar sus mercade- rias adonde él estaba. É cómo cada uno pensasse que,aquella proyission real que lleyó Per Ancurez hacia su favor de su de- recho (don Diego de Almagro para estar- se donde estaba, é don Franvyisco Picar- ro para echarle dello) hicieron alegrias con ella, y escribió don Diego Almagro, - quese avia retraydo á*.... é que estan- do allí supo cómo don Frangisco Picarro avia enviado á despojar la villa de Al- magro, de donde ayian llevado pressosá - Sas a. 5: assi HISTORIA GENERAL Y NATURAL los avia traydo á la cibdad de los Reyes, é que en el camino se avia ahogado don Chripstóbal *... é uno que se decia Luis de Sanet Millan; é que avie sabido que avie prendido á Maldonado, su caballerico, é un Pero Gomez, é se avia ahogado un Vazquez que estaba con ellos, é que yria sobre él. É que avie sabido que Valdivia avia ahorcado á uno de los de don Fran- cisco Picarro, porque le halló detrás de unas paredes digiendo que estaba allí pa- ra huyrse é yrse adonde él estaba, é no le aprovechó al pobre hombre decir que no ayie pensado tal cosa ; é que despues decia el mesmo Valdivia que más le avia ahorcado, por poner miedo á los demás, para que no se le passassen á Almagro, que no por cosa que aquel oviesse hecho. - É quél se avia subido á Guaytara, ques en la sierra, é avie fecho poner un capi- tan con cierta gente en un passo muy fuerte, para que por allí no entrasse la gente de don Francisco Picarro; y que en este tiempo se hinchó de bubas é le dieron muy resgios dolores. É que avia escripto á don Francisco Picarro, que le pedia por merced que guardasse las ca- pitulaciones entrellos fechas, pues no po- dia tardar juez de Su Magestad que les partiesse los términos de las gobernacio- nes, é que no diesse causa á muerte de chripstianos ; é lo mesmo le avian escrip- to don Alonso Enriquez y el licenciado Prado é otras personas celosas del servi- - cio de Dios é de Su Magestad , é aun los que con Pigarro estaban le decian lo mes- mo. É que les decia é respondia don Francisco Picarro que le restituyesse Al- magro el Cuzco é lo pusiesse en tercerias en tres personas que lo tuviessen hasta que Su Magestad proveyesse; é que Her- nando Pigarro nombraba las personas que avian de ser, que era la una el hijo legí- ** El apellido está en blanco en el códice origi- DE INDIAS. LIB. XLVIL CAP. XVI. timo de Goncalo Picarro, é la otra Her- nando Pigarro, é la otra él mesmo. É que á ellos no los avia respondido don Fran- cisco Picarro, é que avia enviado al con- tador Johan de Guzman, é al licenciado Castro, predicador, con despachos para Su Magestad , é con ellos le avia enviado á requerir con una provission, por la qual mandaba Su Magestad que ninguno tomasse cartas ni despachos que fuessen á Sus Magestades ni los impidiessen: é que notificándole la provission, cómo ellos debian ciertas debdas, prendiéron- les por ellas, por embaracarlos. É que có- mo lo supo don Diego de Almagro, les en- vió lo que debian; é non obstante esso no los dexaron yr ni enviar los despachos: é volviéronse huyendo adonde estaba el mariscal , é que avia sabido cómo le avian tomado la balsa, que nunca hasta eston- ces lo supo. É que Felipe Boscan é otros treynta con él estaban en el cacique de Yucay, ques quarenta y cinco leguas de la cibdad de los Reyes, é avia prendido á Luis Matos é á los otros seys que con él venian á traer los processos que contra Goncalo Pigarro é sus consortes se avian fecho: é que les tomaron los caballos é processos é cartas é oro é plata que traian, é los avian llevado pressos ante don Fran- gisco Picarro, y él los avia enviado pres- sos á la dicha cibdad. É que cómo él avia sabido esto, envió á Alonso del Valle, un soldado de Italia, á Yucay con diez y sie- te compañeros, é dieron en el Felipe Boscan é los que con él estaban una ma- drugada, é aunque mataron uno de los de Almagro con las ballestas é arcabuges que tenian, prendieron al dicho Felipe Boscan é á Johan de Barrios é á un Flo- res, é hirieron á otros, é robáronles los caballos é otras cosas, é los demás hu- yeron. É porque supo Alonso del Valle que Johan de Barrios no avia ydo allí á pelear, mas de á ver su cacique é defen- der que nole maltractassen, é que no es- 327 taba allí, quando prendieron á Luis Ma- tos é á los otros, le soltó, é los demás llevó pressos ante el mariscal. É de los que llevaron esta carta á Diego de Alvarado se supo que porque don Die- go de Almagro avia sabido que un page suyo avisaba de todo lo que passaba á don Francisco Pigarro, le avia mandado ahor- car. Y enviaba don Diego de Almagro á pedir á Diego de Alvarado que le envias- se la más gente que pudiesse; y envióle un mandamiento para que para ello to- masse cierto oro de lo que estaba em- bargado de Hernando Picarro é Goncalo Picarro. É Diego de Alvarado envió á Pe- dro de Oñate con hasta cient hombres de los que allí estaban, para los quales tomó algunos caballos de los del Cuzco. É lue- go le llegó otra carta, en que decia que don Francisco Picarro ni Hernando Picar- ro no guardaban las capitulaciones ni ju- ramentos que con él tenian, é que ya se avian desvergongado de manera que se querian alcar con la tierra; que le rogaba é requeria, como áleal vassallo de Su Ma- gestad, quele fuesse á ayudar á defendér- - sela. É junto con esta carta fueron nue- vas que Hernando Picarro yba al Cuz- co, é que estaba en Vilcas; ques qua- renta leguas del Cuzco. É luego Die- go de Alvarado aderescó para partir- se: é algunos le importunabhan que jus- ticiasse algunos de aquellos que avian fecho el motin; é no quiso hacerlo, di- ciendo que pues no se avia seguido mal dello, que bastaba tenerlos pressos, por- que con esto se asegurarian, é que no se tornarian á alcar. É á la verdad el Diego de Alvarado es hombre que no le movian passiones para hacerle hacer otra cosa sino lo que fuesse racon. Y es mañoso en saber contentar é atraer la gente, é te- nerla en paz é justicia: é conosciendo es- to dél, le nombró don Diego de Almagro por gobernador hasta que Su Magestad proveyesse; é como hombre constante, no 328 le movieron en esto que le pedian ni otras cosas de que era importunador. É luego salió del Cuzco con treynta hombres con intencion de resistir á Hernando Picarro la yda del Cuzco en ciertos passos, que hay tan malos que era harta parte para ello. En este medio tiempo ovo diferencias. entre don Frangisco Picarro y Hernando Picarro, é llegaron á tanto, que se despi- dió Hernando Picarro para yrse á Casti- lla; é pluguiera á Dios que lo hiciera, y excusáranse tantos males, como ovo é avrá. Dicen que dixo don Francisco Pi- carro que antes quisiera que fuera ydo, porque sin él avia conquistado cierta tier- ra é quél se la avia algado; é que sin él HISTORA GENERAL Y NATURAL pensaba tornarla á conquistar. É metié- ronse ciertos cavalleros enmedio é con- certáronlos. - Quando Felipe Gutierrez en el assiento del cacique Nañasca * vido que la guerra avia de ser con chripstianos , dexó el car- go de capitan y estúvose en la cibdad de los Reyes hasta que soltaron á Hernando Picarro, que se juntó con él é tomaron mucha amistad; pero nunca quiso agep- tar cargo de gente, sino en apaciguar mu- chos chripstianos que avia entre la gente de don Francisco Picarro, é consejarlos que quisiessen la paz. Digen que dixo que queria yr con él hasta el Cuzco, para entender entre él é don Diego de Almagro. CAPITULO XVIL En que se tracta de la batalla ó recueniro de Hernando Pigarro contra el adelantado Diego de Almagro, é fué vengedor Hernando Picarro; é cómo fué tomado el Cuzco é presso el adelantado Almagro; é de las crueldades é robos de los vencedores contra los chripstianos é gente de Almagro, é otras particularidades é cosas mal fechas en esta jornada en deservicio de Dios é del Rey, y en daño de muchos españoles. Una madrugada Hernando Picarro con la gente dieron en el passo que tenia el capitan de Almagro é tomáronselo, que no fué poco segund es fuerte, pero falta- ron los ánimos á los defensores; é cómo lo supo Almagro, tollido como estaba é muy enfermo, salió de Guaytara é juntó su gente que tenia derramada, é caminó de noche, é con él don Alonso Enriquez, con mucha tempestad de viento é agua, é por tan mal camino que don Alonso En- riquez se despeñó, é cayó con su caballo por entre unas peñas muy altas, donde - quedó muerto el caballo, y él escapó con. - Mn braco quebrado, é se tuvo por E mira- e me no hacerse pedagos. agro supo por sus espias. cómo to- de don Francisco Picarro as- si como entraron por la sierra se almadia- ron, y estaban tan desbaratados que con cinqiienta hombres los prendieran á to- dos, porque su gente , como estaban he- chos á las sierras, eran mucho más dies- tros en esso y estaban á punto: y el ca- pitan Noguerol prendió dos de los corre- dores de don Francisco Picarro, aunque él quedó malamente herido en un braco. É cómo supieron el desconcierto que en los contrarios avia, querian yr á dar en ellos, é digen que Almagro dixo que no queria pelear con chripstianos, sino quél Jos traeria trás sí é los cansaria, hasta que fuesse juez de Su Magestad que los - Quilasse de aquellas diferencias; pero créese que su enfermedad fué la que le Las tener essa a puesto que mu- serva en nuesiros daa pai que era cabeza ] asiento de este señorio. > : te DE INDIAS. LIB. chos decian quel licenciado Prado era causa desso, porque siempre le conseja- ba que se fuesse retrayendo antes que romper con don Francisco Picarro. É as- sl levantó su real de Guaytara é se fué por la sierra hasta Vilcas; é allí llegó Oñate con la gente que traia del Cuzco, é luego llegó Diego de Alvarado, é supo que las nuevas que decian era que estaba allí cerca Hernando Picarro, é que don Francisco Picarro se volvió á los llanos, é concgertó con Hernando Picarro que se fuesse con la gente al Cuzco é dióle sus poderes, y, él fué á la cibdad de los Re- yes. Como Hernando Picarro supo que Almagro se retraia, fué trás él é tomóle algunas cosas de la retroguarda; é aun dicen que mataron dos hombres de los de Almagro, que hallaron. Estando el mariscal en Vilcas adolesció de muy graves fiebres sobre las bubas é dolores quél se tenia, é llegó muy al ca- bo de su vida; y escribió una carta al dottor Sepúlveda al Cuzco para que fues- se á verle é le hiciesse llevar algun refri- -gerio, porque nunca don Francisco Picar- ro avia permitido que le llevassen cosa alguna. Y el dottor se partió del Cuzco en fin de enero, año de mill é quinientos é _treynta y ocho, y en el camino topó otros dos mensajeros que yban á llamarle; é quando llegó cinco leguas de Vilcas, to- póle allí que yba en unas andas, muy fatigado de sus enfermedades. É por- que sabia que Hernando Picarro se yba á más andar á meter en el Cuzco, é traia Almagro consigo á Paulo con has- ta quatro mill indios, díxole allí Pau- lo este raconamiento, como hombre que le pessaba del trabaxo , en que via al mariscal : —«Yo quiero tanto á mis mu- - geres como tus chripstianos á las suyas, é las dexaré, y dexen ellos las suyas; y vamos á la ligera, y en passos que hay yo mataré la mayor parte de la gente que trae Hernando Picarro é le desbara- TOMO IV, XALVII. CAP. XVII 329 taré. É si tus chripstianos no quisieren yr, déxame yr á mí solo con mis indios, é yo haré lo qué digo; questos tus chrips- tianos, con tantas mugeres como tienen, no hacen cosa á derechas». É nunca Al- magro consintió. É preguntándole algu- hos por qué no dexaba yr á Paulo á ha- cer aquello, dixo Almagro que no queria que los indios supiessen que eran bastan- tes para desbaratar á mill chripstianos, que le decian que venian allí. É cómo es- to respondió Almagro, muchos ovo que blasfemaban dél é del licenciado Prado, con el qual muchos estaban mal, porque decian quél avia seydo causa dos veces que no oviessen desbaratado á don Fran- cisco Picarro é á Hernando Picarro con los consejos quél daba al adelantado don Diego de Almagro; é que lo hacia de mie- do. Este dottor Sepúlveda , médico, como buena persona é celoso del provecho de Dios, é que quisiera él verlos á todos en paz, preguntó al adelantado que por qué estaban tan mal con el licenciado Prado, y él le dixo: — «Noestarán mal con él sino hombres locos é de poca suerte; porque los demás bien ven quel consejo quél me dá, excusando qualquier rompimiento, es de buen chripstiano é de buen servidor de Sus Magestades; é assi le pienso yo pagar sus buenos consejos». É díxole más Almagro: que avia ganado mucha honra con don Francisco Picarro, quando se vió con él, porque avia fecho más de lo que á este dottor é al alcalde Diego Nu- ñez de Mercado les avia prometido, é que hiciera más, si más le pidiera; de lo qual dixo que eran testigos los que con entram- bos avian estado, é que se informasse de don Alonso Enriquez, que avia séydo pressente á todo lo que le decia , quél se lo dirie bien. Ya en este tiempo se apartaba de los consejos de sus amigos el adelantado, as- si de Diego é Gomez de pedo é licen 330 ciado é otras personas, por no aver eno- jo con tantos como se atrevian á hablar, viéndole tan enfermo, qué de antes, es- tando él sano, no se atreyian á hablar tan largo. En esta sacon envió el leleatada á su teniente Orgonez *, con hasta cient hom- bres, para que se metiesse en el Cuzco antes que Hernando Pigarro allegasse , é assi lo higo. É como llegó al Cuzco, higo albarradas é fortificó las calles, é mandó pregonar las capitulaciones de la provis- sion que avia llevado Per Ancurez, é man- dó que todos hiciessen alarde : é higo pre- gonar assimesmo las provissiones, que don Diego de Almagro tenia de Su Magestad para ser gobernador; é les dixo que don Francisco Pigarro é sus hermanos se que- rian alcar con la tierra contra las provis- siones de Su Magestad, é que todos los que quisiessen favoresger é ayudar al go- bernador don Diego de Almagro para de- fenderse dellos, servirian á Sus Magesta- des, é quél los proveeria de lo que ovies- sen menester. E con esto atruxo á sí mu- chos, é los socorrió del oro é plata que allí estaba de Hernando é Goncalo Pi- carro. En este estado ques dicho, llegó el ade- lantado Almagro con la gente restante que tenia, é tornó á hacer pregonar to- das las dichas provissiones Reales é ca- pitulagiones; é requirió de parte de Sus Magestades á los vecinos é á otros mu- chos que le ayudassen á resistir aquella tirania é fuerca que le querian hacer don Francisco Picarro é sus hermanos. Muchos preguntaron á aquel dottor mé- dico, como hombre sabio é que estaba SS fuera de passion, que qué le parescia de Aquella provission, que avie llevado Per 1wez, é que les dixesse en cúyo fa- de los dos a y el HISTORIA GENERAL Y NATURAL dottor les dixo que, si ellos la entendian bien, que era en favor de entrambos; por- que lo que sentia della (y estaba claro, ) era que la voluntad de Su Magestad fué que no oviesse rompimiento, é que aque- llo se avia proveydo como si vieran en Castilla lo que por acá avia de acontes- cer, é que no curassen de darles otros en- tendimientos, porque ella mesma se de- claraba bien. Y cómo á algunos dellos les parescia quel parescer de un médico no era tan bastante como el de un legista, muchos fueron con el mesmo dottor al li- cenciado Prado, para que les dixesse lo que le parescia del entendimiento, que se debia dar á aquella provission; y él les dixo lo mesmo quel dottor les avia dicho. Mas cómo traian diferentes los apetitos de su passion, cada uno seguia lo que su sesso les dictaba, aunque muchos se ti- raron afuera de los que estaban muy me- tidos en su error, é quisieron-ser neu- trales. Al tiempo questa gente de los Picarros llegó , estaban los mahices del valle del Cuzco para cogerse é todo lo destruye- ron, sin ser parte don Diego de Alma- gro ni. otra persona para estorbárselo; porque decian que muy peor lo hacian en la cibdad de los Reyes.a gente de don Francisco Picarro, porque aun dentro de las casas se lo tomaban á los vecinos. Y este destruymiento de los mahicales fué mucha causa para la grande hambre, que se siguió despues en el Cuzco. En este tiempo supo el mariscal que Hernando Picarro estaba veynte leguas | del Cuzco: é hico juntar los alcaldes é re- gidores é oficiales de Su Magestad, é re- quirióles que fuessen á requerir á Her- nando Picarro que no fuesse á aquella go- bernacion con mano armada,.como yba; =>. seria causa sde: muertes de hom- DE INDIAS. LIB. bres chripstianos é otros muchos males. É no oyo quien osasse yr á hacerle el re- quirimiento, diciendo que Hernando Pi- carro tractaba tan mal á los mensajeros, que no avia quien osasse yrle con mensa- je, é porque sabian que avia mandado á los arcabuceros que matassen á qualquier que le fuesse con conciertos ó requirimientos; é que toda la gente que consigo traia ve- nia muy indinada contra pe Diego de Almagro é contra los que con él estaban, porque los veginos que se avian ydo del Cuzco les avian hecho creer que Almagro é todos los suyos estaban algados contra el servicio de Su Magestad , é decian que Hernando Picarro les avia prometido el - saco del Cuzco y el repartimiento de la tierra. É cómo el dottor Sepúlveda supo que ninguno queria yr á hablar á Hernan- do Picarro, aunque él estaba enfermo de una cayda, dixo quél queria yr, é fué á la cárcel á ver á unos criados é amigos de don Francisco Picarro, que estaban pressos; y estando hablando con ellos, le apartó un criado de Hernando Picarro, que era como su secretario, que se decia Felipe Boscan, é Je dixo que le avian di- - Cho que queria yr á hablar á Hernando Picarro: que no lo hiciesse, porque no le cumplia. É nunca pudo sacar dél el por qué; mas de quanto le rogó que por lo que al mesmo dottor pa , nO 9 hi- cies, Es - En esta sacon , llegó. uno. que se avia ydo huyendo de Hernando Picarro, dixo que era cierto que Hernando ES ro avia mandado á los arcabuceros que, en viendo que alguno yba con algunos conciertos é requirimientos, que le ma- tassen sobre su ánima é la de Felipe Gu- tierrez; é con esto, é con estar el dottor enfermo, no le paresció que era camino de convalescer, é dexó la yda. - Almagro é su teniente Orgonez toma- ron algunas armas é caballos de los que no los querian ayudar, aunque las más ALVil. CAP. XVIL 331 pagaron del ore é plata de Hernando é - Goncalo Picarro. É supo Almagro que avian ydo dos cartas de Hernando Picar- ro para algunos de la cibdad, é halló que eran en ello dos veginos del Cuzco: uno de los quales se decia Pedro de Castro (en poder de quien las hallaron); el otro se llamaba Diego Rodriguez Limosin: é prendiéronlos é toviéronlos para ajusti- ciar; y el contador Johan de Guzman y el dottor trabaxaron quanto pudieron por- que se les diesse la vida, é acabáronlo é que se quedassen pressos. - En essa sacon un vegino del Cuzco, que se degia Villegas, habló con Paulo Ynga para que se fuesse con él á don Francis. co Picarro, diciéndole que Almagro no era gobernador, é otras cosas feas contra él, é que tenia más de otros cinqiienta chripstianos para yrse; é Paulo descu- briólo al gobernador don Diego de Alma- gro. Y él envió dos españoles á casa de Paulo para que estoviessen escondidos é oyessen lo quel Villegas decia, porque el Paulo avia concertado con él que fuesse á la noche por la respuesta; é assi fué, é oyeron los españoles todo lo que dixo Vi- llegas, y el Paulo se excusó con él, di- ciendo que no osaria yr con él. Otro dia prendieron al Villegas, é con- fessó todo lo que Paulo avia dicho é con- denó á otros muchos; é assi le ajusticia- ron, sin que alguno fuesse parte para ex- cusarle la muerte, é pr n á otros dos de los que avia condenado é tambien los ajusticiáran, sino que Diego de Alva- rado é Gomez de Alvarado los escaparon, quassi contra la voluntad de la más de la gente. Yo oy decir al dottor Sepúlveda que se avia hallado á tomar el dicho á Paulo so- bre lo de Villegas, y estando solos don Diego de Almagro y este dottor é Paulo é una lengua; é díxome quel Paulo avia - dicho que por qué aquellos chripstianos se querian yr del mariscal don Diego de 332 ES Almagro á don Frangisce Picarro , é que le dixo Almagro que porque él no tenia oro ninguno que les dar, que se le tenia todo don Francisco Picarro, é que replicó Paulo, é le dixo :—«Pues acaba esto de Hernando Picarro, y yo te daré oro har- to para dar á todos». É díxole el ma- riscal que avia menester mucho para en- viar al Emperador, nuestro señor, cuyos criados eran él é todos los chripstianos; é Paulo le dixo:— «Tambien te daré para esso más oro é plata que dió Atabaliba, mi hermano; é ya sabes que hasta aqui no te he dado ni prometido cosa, porque no tenia los camayos de oro, é agora que tengo los de mi padre é de mi hermano, te los puedo dar; é te mostraré minas de oro é plata, donde saques más que todo lo que te han dado é yo te daré». É des- te ofrescimiento le higo un grand jura- mento, bessando la tierra en confirma- cion de su promesa; é assi quedó con- certado. É le dixo que si él venciesse á Hernando Picarro, que su hermano Man- co Ynga le vernia de paz: que assi se lo avia enviado á decir con unos orejones, porque á los Picarros no osaban venir de paz, por aver muerto á Johan Picarro, su hermano, é porque en su tiempo le avian tractado muy mal, é aquellos vecinos del Cuzco avian fecho lo mesmo. En este tiempo supo don Diego de Al- magro que venia cerca Hernando Picar- ro, é mandó prender á algunos vecinos del Cuzco é á muchos de los otros estan- les, que serian sessenta ó septenta, por- que no quisieron yr á pelear contra la gente de don Francisco Picgarro, é metié- - ronlos en los cubos é tapiaron todas las - puertas é ventanas, é dexáronles una luz Ss E ba e lo alto. La prission era tal que HISTORIA GENERAL Y NATURAL enfermos por importunacgion del contador Johan de Guzman y el dottor Sepúlveda, de los quales murieron dos. El achaque por donde essos fueron pressos, fué decir que muchos dellos avian dicho que en llegando Hernando Pi- carro é su gente á pelear con el mariscal é la suya, que ellos avien de dar en la gente del mariscal por las espaldas, é á algunos dellos les hallaron armas escon- didas (otros decian que las escondian porque no se las tomassen). Peroen la verdad muchos de aquellos pressos esta- ban apassionados por don Francisco Pi- carro é por sus proprios interesses, por decir más verdad; mas ellos no tenian- saber para le aprovechar en cosa, sino para dañarse á sí é para alborotar, como algunos hacien en el tiempo de las comu- nidades en Castilla (é aun se debe creer que algunos son dellos) y essos fueron grand parte para el mal que se higo. É no es maravilla; porque muchos deslos re- volvedores hay que tienen repartimientos cada uno que avria para seys, y essos ta- les tenian miedo que Almagro les avia de dar compañeros en ellos, é por esto no quisieran que tuvieran paz, é assi les cum- plió el diablo su desseo. El mariscal, para socorrer á algunos de los que le ayudaban, tomó del oro é pla- ta que estaba secrestado de Hernando é Goncalo Picarro hasta veynte mill pessos con lo que hasta estonges se avia toma- do dello, diciendo quél lo pagaria á Su Magestad, que lo avia de aver. É higo hacer muchos petos de hierro, é algunos coseletes é celadas é otras armas de pla- ta 6 cobre; é con esto, como tenian for- talescido el Cuzco, Orgonez é otros que algo sabian no quisieran salir dél, digien- do que allí le esperarian á Hernando Pi- carro. Y aun fuera lo mejor, porque el le Orgonez era un veterano é valiente sol- 3 - dado é hombre de expiriencia en las co- E sas e ES Ba otros: fueron causa de DE INDIAS. LIB. XLVI. CAP. XVI. hacerlos salir de la cibdad, diciendo que muy mejor estarian fuera; é assi salió há- cia el camino del Collao , é los más de los que con él yban decian que no avian de pelear contra chripstianos, é se confes- saron é comulgaron. El viernes de Lácaro en la noche en- traron don Alonso Enriquez y el thesso- - rero Manuel del Espinar á casa del dot- tor Sepúlveda, que estaba enfermo, é di- xéronle que pues clérigo ni frayle no se movian á poner la paz entre aquellas gen- tes (porque á la verdad los más dellos estaban más apassionados que los mesmos legos, é assi tenian entre sí bandos) que por amor de Dios, como él pudiesse, fuesse á hablar á Hernando Picarro, é que podria ser que se excusasse tan gran- de mal. El dottor les respondió que ya sabian que decian que Hernando Picarro avia mandado matar á quien fuesse á en- tender en paces, é don Alonso le repli- có que para su seguridad escribiesse pri- mero una carta á Hernando Picarro , pi- diéndole ligencia, é como respondiesse, assi hiciesse, é assi lo hico; é á la maña- na, que fué sábado, seys dias del mes de abril, escribió la carta para Hernan- do Picarro, diciéndole lo que dél se de- cia, é que si le daba seguro para yr á él, que yria á ver si avria algun medio para excusar tantas mucnios; como se apare- jaban. Aquella mañana se io una propession - por la paz é se: dixo una missa á Nuestra Señora, cosa de harto dolor para los que eran cathólicos é algo sentian ver que oviesse nescessidad en tierra de infieles de hacer procession por la paz entre chripstianos, seyendo todos vassallos de Sus Magestades é sobre la tierra, que no tenian ni les pertenesgia más de lo que su Rey les quisiesse dar. Hecha la procession é dicha la missa, se fueron el thessorero Espinar y el dot- - tor adonde estaba Almagro con su gente, 333 que seria poco más de media legua del Cuzco, en las salinas, camino del Collao. Estaba Almagro cerca de su gente en un corral, echado en sus andas, é maravi- llóse de ver al dottor, é díxole á lo que yba, é que viesse aquella carta primero que la enviasse, é no quiso: antes dixo que se corria si pensaba el dottor quél toviesse alguna sospecha dél é de sus co- sas; 6 fué á dar la carta á un anacona pa- ra que la llevasse. É yido el dottor las banderas de Hernando Picarro muy cer- ca, que acababan de subir una cuesta con toda su gente, é comencó á tirar su arti- lleria é venirse hágia donde estaba Orgo- nez con la gente de Almagro, é Orgonez, hagiendo rostro á los enemigos, se retru- xo á una hoya cabe unas cuestas. Eston- ces el dottor entró donde Almagro esta- ba, é díxole que se fuesse de allí, no le alcancasse algun tiro, porque estaba muy cerca; é assi le higo yr en un caballo con tres ó quatro hombres, que le ayudaban á tenerse. En esto llegaron los indios que traia Hernando Picarro, é comencaron á tirar á los indios de Paulo, que estaban cerca de la gente de Almagro, é los de Paulo los hicieron retraer; é luego volvieron con ellos ginco ó seys chripstianos á fa- vorescerlos: é desque los indios de Paulo vieron los chripstianos, no tiraron á los otros; porque decian que assi se lo avia mandado don Diego de Almagro, que no tirassen á chripstiano. Digen que cómo Hernando Picarro vi- do la gente de Almagro, dixo á los suyos assi: — «Señores , no Os quiero decir más sino que hoy estoy tan presso como quan- do estaba en el cubo; é assi aveys de ha- cer cuenta que hoy me sacays de pris- sion». É luego movió con su gente: é cómo llegó cerca de la de Almagro, luego el artilleria de Almagro comencó á jugar é mató dos chripstianos de los de Her- nando Pigarro. Y luego comencaron á ti= 334 rar los arcabuceros de Hernando Picarro, los más de los quales arcabuceros tiraban con perdigones, é mataron algunos de los de Almagro, é comencó á remolinar la gente de Almagro. Dicen que Orgonez en- vió á decir á un capitan de gente de ca- ballo de los del mariscal que rompiesse con su gente en la infanteria de Hernan- do Pigarro; é respondió que si le envia- ba á la carnesceria. Y en fin, juntado Or- gonez con los contrarios, «anque de la parte de Almagro arremetieron pocos, porque luego comencgaron á huyr la más de la gente (sino fueran algunos cavalle- ros é personas de yergienca), Pedro de Lerma encontró el caballo de Hernando Picarro é dió con él en el suelo; é los que le aguardaban hirieron á Pedro de Ler- ma, é derrocáronle é desarmáronle é le dexaron ; é assi se encontraron unos con otros. Murieron en este recuentro veynte é cinco hombres de ambas partes; é cómo ya huian los de Almagro, algunos cava- lleros de los que yban con Hernando Pi- carro, pusiéronse á salvar á los que de don Diego de Almagro conoscian, que es- taban allí entrellos; é cómo la otra gente de Hernando Picarro era mucha é de di- verssas nasciones, comencaron á seguir el alcance, é hacian desarmar 4 muchos despues de rendidos, é desque estaban desarmados, soltaban en-ellos los arcabu- ces é ballestas, é assi los mataban. É des- ta mala manera mataron más de ciento y veynte, é hirieron á muchos otros de cu- chilladas por la cara é de otras feas heri- das, en que oyo más de doscientos heri- dos de una parte é otra: é á muchos ma- - — taron, trayéndolos rendidos á las ancas de los. caballos a mesmos de Hernando Pi- - en carnesceria, se la cortó. É luego que _ ol dottorle.ovo curado, tomó la cabeca é NÓ en ella mucha gente, diciendo: HISTORIA GENERAL Y NATURAL el otro no lo quiso hacer, é aquel diz que dixo:— «Sedme testigo que mato á Pedro de Lerma. » É dióle siete ú ocho heridas é dexóle por muerto; pero aun vivo para que con él se higiesse otra crueldad, que - adelante se dirá. El dottor Sepúlveda estovo allí espe- rando por ver si podia remediar algunos heridos, é llegaron dos de los de Picarro que le conoscian, é dixéronle que se fuesse á la cibdad, que venian allí mu- -chos bellacos, y entrellos muchos extran- jeros que no le conoscian é le maltracta- rian. É yéndose á la cibdad, yban las andas del mariscal cabe este dottor, é muchos llegaban é dábanles de lancadas, diciendo :— « Muera el puto viejo », pen- sando que venia allí Almagro. Quando el dottor llegó á la cibdad ha- «Pi- carro, Pigarro!..» á otros huyendo é los pressos sueltos é por la placa. Otros arras- traban la bandera de Almagro; é cómo su offigio deste dottor era de médico é Cirujano, se fué á su possada, é de una parte é otra avia muchos heridos: é Fe- lipe Gutierrez estaba ya en ella, é dexa- ron entrar al dottor, aunque no dexaron - de robarle á sus esclavos todo lo que les - hallaron, y á uno dellos le hirieron; y con mucha paciencia él se puso á curar los heridos. Y el primero que curó fué á Per Ancurez una cuchillada por la cara: y Cu- ró otros septenta heridos, en que gastó todo el vino é aceyte é trementina é bál- samo (de lo destas partes) que tenia, por- que destas cosas no avia en el Cuzco más de Jo quél avia llevado. Y estando allí cu- rando, entró un despensero de don Fran- cisco Picarro, é traia la cabega de Orgo- nez por las barbas, é decia que teniéndo- 16 otros muchos tendido en el suelo, des- armándole, legó él, é como quien corta picota sé Sesa quitas Folks DE INDIAS. LIB. pe Gutierrez. É aunque el dicho dottor estaba bien enfermo, estovo desde medio dia hasta dos horas despues de media no- che curando: é cinco cirujanos que avia curaron más de otros ciento é treynta he- ridos; é aun quedaron algunos por curar hasta otro dia, que anduvo este dottor en un caballo con un cirujano, buscándolos para curarlos, porque no se osaban des- cobrir, porque no los matassen. Este dia é otros muchos andovieron ro- bando por la cibdad, en especial robaron al thessorero Espinar tres mill pessos é - seyscientos marcos de plata, é al comen- dador Vega todo lo que tenia, é robaron el oro é plata de un Ruy Diaz é de un Diego de Vera, que avian muerto estan- do rendido. É robaron de un Johan Ro- driguez Borregan “cinco mill pessos, é quanto tenia don Diego de Almagro é to- dos sus criados, que no les dexaron ca- ma, en que se echar: é á algunos officia- les dieron tracto, por sacarles lo que te- nian; é algunos mataron sobre quitarles algunas indias é lo que tenian, que no era parte alguno para estorbárselo. En- traban de noche en las casas é tomaban los caballos que tenian, é aun maltracta- ban á los que se los querian defender; y en Nuestra Señora de la Merced entraron á matar á un Frangisco Pina, criado de don Diego de Almagro, que: se avia aco- gido allí con lo que le avia quedado: é si no huyera, le matáran é tomáran. quanto allí tenia, que no fueran parte los frayles para estorbarlo. Y en los caminos salian á los de Chile é les tomaban los caballos é lo que llevaban; y el dia de la batalla sacaron á don Alonso Enriquez al campo, é le pidieron que higiesse cortesia unos arcabuceros , é pusiéronle enmedio dellos - con los arcabuces assestados para él, é don Alonso les quitaba el bonete é les ha- cia muchas reverengias en lugar de la cortesia que le pedian; y en fin, querién- dole matar, les prometió quinientos pes- . XLVI. CAP. XVI. sos de oro, haciéndose muy pobre; más 335 al fin no les dió cosa guna é los en- ganó. Este dia, en tanto queste buen dottor curaba + heridos, otros le hurtaron cierta plata para que su trabaxo no quedasse sin galardon, é ninguna paga se le dió, si no fué un poco de plata que le envió un hidalgo llamado Sotelo de la cura que le hico. Quando el. dottor llegó á la possada, Felipe Gutierrez le dixo que si queria sal- var la vida al mariscal, que le dixesse adonde estaba; y él le dixo que creia que estaba en la fortalega, porque via yr há- cia allá mucha gente de Hernando Picar- - ro. Y porque al Felipe Gutierrez se le avia cansado su caballo, fué allá en una mula del dottor, é truxo al mariscal á las ancas; y en llegando con él, le mandó Hernando Picarro echar en el cubo, don- de él avia estado, é mandóle echar gri- llos é cadenas: é á su hijo don Diego é á otros muchos mandó poner en otro esbo, é á don Alonso Enriquez en la cárcel, desde á ciertos dias le passó en casa ES un vecino con unos grillos: é al licencia- do Prado mandó prender é le puso en su possada por cárcel. E á los otros mandó só graves penas que saliessen del Cuzco dentro de cierto término, é á uno porque - no salió en el término, le mandó acotar. É luego puso los alcaldes é regid estaban, quando á él Je prendi desde á pocos dias nombró otros alcaldes é regidores, é nombró entrellos á Felipe Gutierrez por regidor, é dióle los indios que avian seydo del capitan Hernando de Soto, de los quales el capitan Hernand Ponce avia fecho dexacion en el mariscal don Diego de Almagro, porque le avia comprado sus casas y esclavos é otras co- sas en quatro mill pessos. Á Almagro le dexaron tal, que la no- che que le prendieron envió á pedir una camissa, que se vistiesse, al dottor Sepúl- 336 veda é otra para don Diego su hijo; y el se las envió, é á otros pidió un colchon, en que se echasse: é si este dottor, de compassion dél, no le comprára el mahiz é aves é las otras cosas que avia menes- ter, no lo tenia, aunque le tomaron más HISTORIA GENERAL Y "NATURAL de tres mill hanegas de mahiz é más de quatro mill ovejas é carneros, que valian más de quince mill pessos: lo qual par- tieron entre Hernando Picarro é Goncalo Picarro. CAPITULO XVIII. Cómo se usó una grand bellaqueria con Pedro de Lerma , porque es racon que demás de ser crueldad tenga tal nombre; é de las esmeraldas quel infelice adelantado dió á Felipe Gulierrez, é de la armada de Pedro de Candia, é del processo que de hecho (sin guardar derecho) higo Hernando Picarro contra Almagro, é del oro que confessó que tenian en compañia él é Francisco Picarro, un qiiento de pessos de oro *, é de otras cosas contingentes á la historia. Viendo los grandes daños é robos que en el Cuzco se hacian , entremetióse Feli- pe Gutierrez á estorbar que no se hicies- se más mal é á hager volver á algunos lo que les tomaron, con voluntad de Her- nando Picarro, de quien tuyo licencia pa- ra ello. Y movióse á esta buena obra, por- que supo que á uno á quien avia afronta- - do Pedro de Lerma entró 4 la possada donde estaba, é fué á la cama, é como tenia muchas heridas no le conosció, é preguntóle si era él Pedro de Lerma, y en diciendo que sí, dióle de estocadas é murió desde á pocos dias. Quieren decir algunos que esto é lo que se dixo en el capítulo precedente es toda una cosa, é que no passó lo del campo, sino esto que aqui se dixo dentro del Cuzco; pero en efetto ello fué mal hecho, é de aver acaescido esto postrero ninguna dubda hay. -Cómo supo el mariscal lo que hacia Fe- ) lipe Gutierrez, envióle á rogar que le viesse , é dióle secretamente tres esme- - raldas que tenia atadas en el braco, eñ- ES tre las quales le dió media gúenta de es- | : S meralda muy perfettíssima. Á mí me dixo el mesmo. dottor Sepúlveda, del quál se E $ este pe dixo las cláusulas ha fecho mencion, quél la vido é ques la mejor pieca que nunca vido. Dicen ques- tas esmeraldas fueron de un piloto que murió en aquella tierra, é que aquella media qiienta era compañera de otra que se llevó á Castilla. É sin aquestas tres piecas, le dió el mariscal al mesmo Feli- pe Gutierrez otras tres esmeraldas. En este tiempo se movió el capitan Candia á yr á poblar cierta tierra de la Otra parte de Chalcas, é gastó hasta ha- cer la gente é aderescarse treynta mill pessos que tenia en oro é plata : é fuéron- se con él muchos de los unos é de los otros, assi de la parte de los Picarros co- mo de la de Almagro. Y Hernando Pi- carro escribió á su hermano don Francis- co Picarro , haciéndole saber lo que pas- saba: é aunque muchos le dixeron que con toda aquella gente fuesse á conquis- tar al Ynga é pacificar la tierra, no qui- so: antes á los unos envió con aquel capi- tan Pedro de Candia é á otros con Alonso de Alvarado á los chachapoyas, é á otros envió con Alonso de Mercadillo á los guancachupados , é otros fueron con el ca- pitan Vergara á los bracamores, é á otros se con Orellana ála Culata de Sanct Miguel, E alar á dos Alonso Enriquez, élo pusieron por oi a aun se cree. os nt con ge si el DE INDIAS. LIB. XLVIL CAP. XVII. dó está la isla de la Puna. Este Orellana salió del Cuzco ocho dias despues de la ba- talla, con el qual el dottor Sepúlveda escri- bió á don Francisco Picarro lo que le pa- resció que se debia hacer, para que no se acabasse de perder aquella tierra; pues tan grand mal como el que estaba fecho no se podia excusar, á lo menos para que se remediasse lo porvenir. É aquellos mensajeros le tomaron en la cibdad de los Reyes, é ya el obispo de aquellas par- tes estaba allí desde principio de abril é avia pedido al gobernador gente para yr al Cuzco, é con dilaciones le detuvieron. Despues de pascua de Resurrecion se partió don Frangisco Picarro para el Cuzco. En despachando los mensajeros para su hermano, creó por fiscal á un escriba- no llamado Lope de Alarco, el qual puso acusaciones al mariscal é á muchos de los suyos é á los alcaldes é regidores que le avian rescebido, é á algunos otros vecinos que avian ydo con él á la puente de Avan- cay. Decian que avia hecho poner estas acusaciones á los alcaldes é regidores é á los vecinos, para que disculpándose á sí mesmos, culpassen al mariscal, é unos probassen con otros que avia entrado por fuerca é féchose gobernador, é que lo avian rescebido por fuerca; é assi lo hi- cieron. Dige esta relacion que oyo mu- chos perjuros, é que si les oviessen de quitar los dientes ó quitar las vidas (que seria mejor ó más justo), escarmentarian otros en ellos. El mariscal é muchos otros denegaban por juez á Hernando Picarro; mas él se pronunció por juez, é aunque esto é otras cosas le requirieron que lo - viesse con letrado, no quiso, é respondió quél tenia leyes en su cabeca, por donde avia de sentenciar. Entre los alcaldes que hico Hernando Picarro (é dice que hico porque assi se puede decir quél los higo) porque en es- tas partes no se hace más en el cabildo de - TOMO IV. 337 lo que quiere el gobernador ó su tenien- te, y es mucho daño dar tal facultad á ningun gobernador para que nombre re- gidores, porque los nombra tales como fué y es aquel alcalde ques dicho que se dice Diego Rodriguez Figueroa, el que se ha dicho que avia prendido Diego de Al- varado por revolvedor. Ante este se pres- sentó Goncalo Pigarro é algunos otros de los que avian huydo del Cuzco con él, é dió las sentengias passadas por ningu- nas, é con su mandamiento é de Hernan- do Pigarro quitaron el oro é plata á quien los otros alcaldes la avian pagado, é lo que avian dado que pertenescia á la cá- mara: é porque no lo queria dar el thes- sorero de Su Magestad Espinar, le pren- dieron, y entraron en su possada é se la tomaron , é por lo que faltó que le avian robado le prendieron é molestaron ; é aun hasta la cibdad de los Reyes enviaron trás él con cartas de justicia deste alcal- de é con mandamiento del gobernador. É á muchos tomaron los bienes que avian sacado en las almonedas, que ayian fecho de los bienes de algunos delinqiientes por mandado del alcalde é teniente, diciendo que lo hacia porque le diessen el oro é plata que avian tomado. É Johan Bae- ca, su contador, buscó prestado entre unos é otros hasta que no les quedaron á deber á Hernando Picarro é Goncalo Pi- carro sino mill marcos de. plata é seys mill de oro; mas ellos se ayian pagado en las ovejas é mabiz, que se dixo que avian tomado. Hernando Picarro envió á don Diego, hijo del gobernador don Diego de Alma- gro, é Gomez de Alvarado á la cibdad de los Reyes para don Francisco Picarro: é partieron juntos con Alonso de Alvarado, que los traia en guarda, é con ellos el dottor tornó á escribir á don Francisco Picarro para que se diesse priessa á yr al Cuzco, porque si no se la daba, no halla- ria vivo al.mariscal. Estos dos le topa 43 338 ron en Xauxa é le dieron las cartas. En este tiempo hico el mariscal un tes- tamento cerrado, en que dexaba al Em- perador, nuestro señor, por heredero, é diólo á guardar á Johan Baeca, é hurtá- ronselo con otras escripturas é cierto oro que tenia. Por más denegaciones é pro- testaciones é placos que hico é pidió Al- magro no le aprovechó, y Hernando Pi- carro se dió priessa en el processo: é ne- goció con algunos regidores que le re- quiriessen en cabildo que matasse á Al- magro, porque assi cumplia al servicio de Su mo en cabildo se propuso, digen que Fe- lipe Gutierrez respondió quél no queria tal: antes él requeria que no le matassen, porque era echar á perder la tierra é los que en ella estaban, sino que ya que al- go quisiessen hacer que lo remitiessen á Su Magestad Cessárea, pues quel Hernan- do Picarro no era su juez, porque esto era el servicio de Su Magestad. É assi se lo dixo despues muchas veces é se lo importunaba cada vez que en el caso ha- blaban, diciéndole que no se hiciesse juez, porque no lo era : é desde estonces comencó Hernando Picarro á estar mal con él, é lo apartó de sí, é antes desto estaban como hermanos. Y en este tiempo buscó Hernando Pi- carro las esmeraldas que sabia que te- nia Almagro; é alcanzó á saber que las avia dado á Felipe Gutierrez, y envióse- las á pedir, digiendo que tenia cédula de Su Magestad é poder de los herede- ros del piloto para tomarlas donde quie- ra que estoviessen é llevarlas. É Felipe Gutierrez le envió á decir que le mos- -trasse la cédula y el poder que decia é que s se las daria: é no quiso, antes con pena a mandó e-que las diesse, é un Yuste Magestad é bien de la tierra. É có- HISTORIA GENERAL Y NATURAL esmeraldas. É cómo el dottor possaba en la casa que Felipe Gutierrez, mostróle la cédula é pidióle su parescer de lo que debia hacer; y él le dixo que pues Her- nando Picarro le avia mandado con pena que diesse las esmeraldas, que se las diesse antes que se desvergoncasse con él á hagerle una afrenta con el mando que tenia; é que hiciesse una protesta- cion, quando las diesse con consejo de letrado; é al fin se las dió desta manera. Desde estonges acabaron de quedar muy enemigos. Estas esmeraldas al tiempo que en el Cuzco se quitaban las esmeraldas, las higo vender Hernando Picarro , y echó un sa- cador para ellas, é púsolas en cient pes- sos, y el dottor Sepúlveda las puso en qui- nientos para un amigo suyo, é pujando á tema el sacador y él, las puso el dottor en mill é quinientos pessos, hasta que clara- mente le dieron á conoscer quel otro las sacaba para Hernando Picarro, é púsolas aquel en mill é quinientos é cinqienta -pessos, porque el dottor no osó pujar más por no enojar 4 Hernando Picarro. É assi se las llevó: que no las llevára en tres mill pessos, sino quel dottor no quiso enemistarse con Hernando Picarro, por- que estaba tan absoluto en su mando, que no parescia que tenia superior ni Rey. Hernando Picarro concluyó el processo del mariscal sin le guardar los términos que le pedia, diciendo que le queria en- viar con el processo á don Francisco Pi- garro, su hermano, é que allá se avi- niessen. Acordaron don Alonso Enriquez y el ligenciado Prado y el dottor de hablar á - Hernando Picarro, para que se congertas- se con Almagro é señalasse donde qui- siesse por su gobernacion, é que diesse Hernando Picarro una persona, é que - aquella señalasse el mariscal é le diesse o poder PE á 'poblar, é que con aquel leur oca Eze DE INDIAS. LIB. XLVH. CAP. XVHL mada; é respondióles que no tenia poder para hacer conciertos: que fuessen á ha- cerlos con su hermano el gobernador. É assi los despidió: que no aprovechó mo- ver partidos , porque él tenia pensado lo que avia de hacer y estaba determinado en quitarle la vida. Como dixo Hernando Picarro que que- ria enviar al mariscal á la cibdad de los Reyes, requirióle Johan Baeca que de- xasse entrar médicos á curarle para que le purgassen antes que se partiesse; y Hernando Picarro dió ligencia para que el dottor le visitasse, é quando Almagro le vido, holgóse mucho con él por comuni- carle algunas cosas que convenian á su ánima, porque él tenia por muy cierto que le avian de matar una noche, é aun le dixo que lo sabia de cierto; é díxole que higiesse á Johan Baeca escribiesse otro testamento como el que le avian hur- tado: é porque tenia pensamiento que tambien avian de matar á don Diego, su hijo, higo el dottor que le escribiesse una carta é que le consejasse é mandasse lo que avia de hacer para excusarle la muer- te; é díxole lo que de su parte le avia de decir el dottor quando le viesse. É ha- blándole en su testamento, díxole el dottor que cómo era posible, no teniendo él na- da y estando don Francisco Picarro tan pobre, tener un qiiento de pessos de oro en compañia, que en qué lo tenia; é res- pondió quél lo sabia, porque aun lo de Caxamalca no era salido á luz, é otro oro ó plata que se avia avido en el Cuzco, que todo estaba enterrado en poder de don Francisco Picarro, é que antes se acortaba que no se alargaba en la suma ques dicha, porque no queria encargar su ánima. É otras cosas le dixo, encomen- dándole mucho su ánima, diciendo que no le daba pena la muerte por sí ni por lo que tocaba á su persona, que bien via que avie vivido lo más, sino porque de- xaba tanta gente sin remedio, aviendo 339 trabaxado tanto en su compañia; é quan- do esto decia, lloraba tan resciamente, que le puso mucha lástima al dottor. En este tiempo entraron ciertos hom- bres armados en la possada de Felipe Gu- tierrez, y el uno dellos se puso á la puer- ta del apossento del dottor y el otro á la puerta del apossento de los criados de Felipe Gutierrez, é otros dos con las es- padas desenvaynadas entraron adonde estaba Felipe Gutierrez é don Alonso En- riquez sentados á un brasero, que acaba- ban de venir con sus espadas é capas de casa de Hernando Pigarro; é cómo Felipe Gutierrez los viesse entrar é que yban á acuchillarlos, puso la espada delante de don Alonso, diciendo: — «Traydores, ¿por qué quereys matar á este cavallero?» É don Alonso echó mano á la espada é su- frió muchas cuchilladas; mas al fin le hi- rieron en la cabega y en un brago, é co- mo se sintió herido, quebró un pestillo de un cerrojo de una cámara que estaba con llave é metióse dentro. É Felipe Gutier- rez quedó con los dos acuchillándose, de los quales decia que se avia defendido, ti- rándoles con tino estocadas á las caras : é la gente de casa daban muchos gritos, é assi los malhechores, de miedo que acu- diera gente , se fueron, aunque era al pri- mero sueño, y Felipe Gutierrez quedó | he- rido en la mano izquierda é con quince ó diez y seys estocadas en la capa. É ydos aquellos, le dieron voces al dottor, á las quales despertó, é no creyera que por ellos avia passado lo ques dicho, sino los viera heridos é llorando los indios de ca- sa, porque no avian sentido cosa: é curó- les. Y envió el dottor á decir 4 Hernando Pigarro lo que passaba, y él respondió que allí estaba la mañana: que se haria lo que se avia de hacer. Y en la mañaná fué Hernando Picarro á ver á Felipe Gu- tierrez, é luego fué á ver á don Alonso en casa del capitan Gabriel de Roxas, donde possaba, y entre otras pláticas le ze 340 preguntó que cómo se avia metido en la cámara é dexado solo á Felipe Gutierrez; y él respondió que porque avia visto que lo hacia tan bien, determinó de dexarle solo, porque él solo ganasse la honra, porque estando él en compañia ninguna honra ganára Felipe Gutierrez en defen- derse , como se defendió. En este tiempo fué el dottor á ver al thessorero Espinar, é díxole que enten- diesse en concordar á Hernando Picarro con el mariscal, é que no curasse de ha- cerle requirimientos; porque no aprove- chaba á más de para indinarle é apretar- le al mariscal las prissiones. Y respondió- le que ya sabia que decia Hernando Pi- carro que no tenia poder para hacer con- ciertos; y el dottor le replicó que le diesse licencia para yr á don Francisco Picarro á hacerlos, é respondió que ya que se la diesse que cómo avia de yr solo, que no tenia quién fuesse con él. El dottor le di- xo que oviesse la ligencia: quél yria con él á entender en qualesquiera conciertos, porque sabia que Su Magestad seria muy servido dello. Este dia, un portugués de los que fue- ron con Hernando Pigarro, le dixo quel thessorero Manuel de Espinar é Johan Ro- driguez, su huésped, hacian cierto mo- tin para soltar al mariscal é matar á Her- nando Pigarro, é:mandólos prender el HISTORIA GENERAL Y NATURAL Hernando Picarro. Y el Johan Rodriguez, por miedo, confessó que era verdad: y Hernando Picarro preguntó al thessorero que quién era en aquel motin, y él negó aver tal motin; é preguntóle si le avia di- cho alguna cosa el dottor del alboroto ú otra cosa , y el thessorero le dixo lo quel dottor avia passado con él, é con ser cosa tan sancta como dessear la paz entrellos, le envió á decir Hernando Picarro con Felipe Gutierrez que entendiesse en cu- rar sus enfermedades é dexasse de andar en conciertos. Y él le respondió que assi lo haria, aunque el gobernador, su her- mano, no le avia enviado al Cuzco á cu- rar enfermos, sino á hacer aquello que hacia. Y en fin condenó al Johan Rodri- guez en destierro perpétuo y en perdi- miento de sus bienes é repartimiento de los indios que tenia, é tomólos para sí; é despues diz que los dió á otros, aun- que el Johan Rodriguez apeló é le requi- rió con una provission de Su Magestad para que le otorgasse la apelacion, é no le aprovechó. Y despues dicen que murió aquel portugués, é dixo que lo que avia dicho del thessorero, lo avia dicho por congraciarse con Hernando Picarro, é no porque fuesse verdad. Á otros algunos quitó Hernando Picarro los indios, é los dió á los que con él yban. CAPITULO XIX. Cómo Hernando Picarro sentenció a muerte al adelantado don Diego de Almagro é fué ejeculada en su persona, é la forma que de hecho usó en ello; é cómo fué contra los capitanes Mesa é Candia que le avian dicho que se avian algado, é aunque fué mentira aborcó á Mesa é desterró á Candia ; é de otros escánda- ES los é palabras de rengilla entre don Francisco Pigarro y Hernando Picarro su hermano, é fueron luego ami- 805 *; é deotras cosas deste jaez de la segunda relacion destas opiniones y escándalos de aquellas partes. -Ocas horas ó ninguna hay segura al que bien no vivo, ni hay vida de bueno - que satisfaga ni contente al malo, ni ri- queca que le harte al cobdicioso. Yo Ynga maló ciertos chripstianos, é de la villa de Sanet Johan de la Frontera que fundó don Francis- igarro, é se fué al Cuzco». DE INDIAS. LIB. XLVIL. CAP. XIX. 341 confio de la expiriencia que tengo por los que he visto en estas Indias que sabría en estas relaciones no las dexar. tan cojas, ó las daria más copiosamente á entender que los que las pusieron tan sumarias; pero como he dicho en otras partes, de lo que no ví ó no me hallé pressente no soy el auctor, sino copilador ó desperta- dor; é assi proseguiré en este capítu- lo XIX y en el siguiente, lo que por di- cho desta segunda é verdadera relacion del fin del infelige adelantado don Diego de Almagro, muerto por envidia é por ser tan bueno como desdichado, é tan desdichado como liberal é Ñésiico. é tan franco como virtuoso é como leal é ca- thólico. Una noche repente, y estando en si- lencio ó repossados los vecinos é gentes que se hallaron en la cibdad del Cuzco, tocaron al arma, é decian que venia la gente del capitan Candia, é con ella Me- sa, de color loro, que avia seydo capi- tan del artilleria de Hernando Picarro , é que estaba dos leguas de allí, é venia 4 soltar de la prission al mariscal, lo qual todo fué burla é fingido. É luego cómo amanesció, lunes ocho dias del mes de julio, fué el alguacil Toro á la possada del dottor Sepúlveda é tomó un reposte- ro que allí estaba, é dixo que le avia me- nester Hernando Picarro, que se lo yen- diesse; é sin poner presgio ni atender res- puesta, tomóle é llevóle, é desde 4 dos horas se dixo que Hernando Picarro avia sentenciado á muerte á don Diego de Al- magro, é quél avia apelado é no le quiso otorgar la apelacion. Y entraron á confes- sarle ciertos religiosos, é no quiso confes- sarse con ellos, y el dottor le envió á de- cir que se confessasse con el comendador de la Merced, que se llamaba el bachiller Vargas; é á este dió el Johan Baeca el testamento que tenia fecho: el qual lo otorgó é añadió en él muchas cosas, y en acabando el testamento, se confessó. Este comendador dixo al dottor des- pues, é á otras personas muchas, que avia muerto tan bien como si de su enfer- medad muriera, é que no ayia conoscido en él que tuviesse rencor con persona del mundo. É assi como se acabó de confes- sar, le dieron un garrote é le ahogaron allí en el cubo, é assi muerto le sacaron á la plaga é le degollaron. É de seys tes- tamentarios que dexó, no oyo quien le hi- ciesse enterrar; y estonges el dottor (por- que los quatro estaban pressos, é Johan Baega estaba como muerto, atónito) ro- gó á Hernando Picarro é á otros cavalle- ros que fuessen á su enterramiento, é to- dos los clérigos é frayles de la cibdad ; y enterráronle en el monesterio de Nues- tra Señora de la Merced, donde el mandó. La mañana que dixeron que estaba el mariscal sentenciado á muerte, el licen- ciado Prado le dixo al dottor que fuesse á hablar á Hernando Picgarro á decirle que mirasse lo que hacia en matar al maris- cal, porque era echar á perder la tierra é á muchos hombres, é quitar muchos . thessoros á Su Magestad, é nunca los de- xó entrar á le hablar: antes los envió á mandar, só graves penas; que se fuessen de allí; é porque se detenian un poco, asestaron los tiros contra ellos. Y assi se fueron á sus possadas. Perdió la Cessárea Magestad ur uno 6 de los buenos vassallos é leales servidores que | en las Indias tenia, é más cobdicioso de descobrir tierras, y el más querido capi- tan de su gente que en estas partes se ha visto hasta agora. Quedó tanta tristeca en todos, que cada uno de los de Chi- le le paresgió que le avian muerto á to- do su linage, é comunmente todos los que le conoscieron quedaban muy las- timados; é con mucha racon, porque dice el auctor desta triste relacion que cree que nunca reynó en el adelantado Almagro cobdicia de thessoro, ni lo des= seó sino para darlo, como hombre que — 342 lo tenia en la estimacion que se han de tener las riquegas perescederas. Luego Hernando Picarro soltó á todos los pressos é prendió á los officiales de Su Magestad, porque le hicieron un re- quirimiento que les señalasse quál era la gobernacion de don Diego de Almagro é querian yr con Diego de Alvarado á po- blarla, pues le avia nombrado Almagro en su testamento hasta que Su Magestad proveyesse Otra cosa; é acabado de re- querirle , los echó en un cubo con grillos y cadenas. Luego Hernando Pigarro comencó á se aparejar para yr sobre el capitan Candia é sobre Mesa, el loro, porque decian que yban á poblar los Chalcas, porque por donde primero intentaron su camino pa- ra la conquista que llevaban no pudieron passar, é volvieron para yr su viaje por los Chalcas : é por esto les leyantaron que lo hacian por algarse con los Chalcas , é fué allá con alguna gente. É cómo Candia é Mesa supieron que yba, viniéronle á rescebir con mucho regocijo hasta veynte é cinco leguas del Cuzco; pero non obs- . tante esso ahorcó al Mesa é desterró al Candia é á otros, é fuésse él con la gen- te por el Collao adelante hácia los Chalcas. En este tiempo algunos vecinos del Cuz- co levantaron que se querian alcar con la cibdad los de Chile é Diego de Alvarado, é prendieron á Diego de Alvarado é has- ta diez é ocho otros con él; é un criado de Hernando Pigarro fué con la nueva de cómo se querian algar los de Chile con la cibdad, para que volviesse luego á ella. E ya yolyia, sino que en tanto que fué o OO mensajero, Felipe Gutierrez con los Alcaldes é é regidores hicieron la pesquisa, ecian los testigos que los de Chile se a algar. con la cibdad, é que lo . lar -xisto en sus acabe ay. alegres ya era muerto Almagro, r= señaló, no lo pudo hacer, é otras cosas no bien dichas; é quél enviaria quien lo pS HISTORIA GENERAL Y NATURAL parescióle cosa de burla; y envió á Gomez de Tordoya, que avia ydo con él, por te- niente al Cuzco. É llegado Tordoya, soltó 4 los officiales de Su Magestad é á los demás pressos, é dió licencia á ciertas personas para que se fuessen á la cibdad de los Reyes: é quando llegaron á los aymaras, ques quarenta leguas del Cuzco, diéron- les cartas de don Francisco Picarro, he- chas á ocho de agosto, de veynte leguas del Cuzco, en que les mandaba que vol- viessen allá. É cómo allí venian muchos vecinos del Cuzco é de la cibdad de los Reyes é otras personas, que podian ser todas hasta septenta ó septenta é cinco, respondieron al gobernador que la gente venia muy embaracada é cansada, é que volviendo, seria echarlos á perder: que despachasse lo que quisiesse y escribies- se á Su Magestad, é quellos atenderian, andando poco á poco hasta el pueblo del cacique Nañasca; é toparon al obispo de aquellas partes, que avie quarenta dias que avia partido de los Reyes, é contá- ronle lo que avie passado, porque aun de la muerte del mariscal no estaba certifi- cado. É allí supieron quel gobernador don Francisco Pigarro entró en el Cuzco me- diado agosto, é con él Johan de Espino- sa, con ciertas provissiones de Su Mages- tad que llevaba para el adelantado don Diego de Almagro, con las quales Diego de Alvarado requirió á don Francisco Pi- carro para que le señalasse lo que dixes- se que era de la gobernacion de Alma- gro, é se lo dexasse yr á poblar, óÓó en- viasse con don Diego, su hijo del maris. cal, á poblar la parte que Su Magestad avie concedido á su padre, porque se re- cogeria mucha gente que andaba perdi- da. Dicen que le respondió que quando las provissiones de Su Magestad llegaron, é que quando | DE INDIAS. LIB. XLVÍL CAP. XIX. El gobernador don Francisco Pigarro volvió los indios á algunos de aquellos á quien los avie quitado Hernando Picarro, y envióle á llamar é vino, y estuvo con él tres dias: el qual tiempo dicen que ri- : ñeron sobre muchas cosas, en especial que don Francisco Picarro decia que no le avie mandado dar la batalla ni matar al mariscal, y él decia que sí; é porque le pedia para yr á España á estos nego- cios ochenta mill ducados é no se los da- ba, En fin, se partió enojado porque le enviaron á decir que Goncalo Pigarro es- taba cercado de indios, é llevó algunos arcabuceros é artilleria que allí avie; é quando llegó adonde estaba Goncalo Pi- carro, halló que era burla é que estaba comiendo é aviendo placer. El gobernador envió al capitan Candia adonde primero yba, y envió con él á Per Ancurez para que entrasse con él por los Chalcas, y Hernando é Gongalo Picar- ro se fueron por el Collao con Paulo el Ynga, que llevaban consigo. É decian que yban sacando oro é plata de los caci- ques; é despues vino nueva que estaban en las minas de plata de los Chalcas, don- de segund fama son las más ricas que en el mundo se saben, porque todo lo que dellas se funde es plata quassi cendrada. Destas minas dice el chronista que se di- rá adelante más particularmente su gran- - díssima riquega, porque no se interrum- pa la relacion, de que aqui se tracta. El gobernador , luego que llegó al Cuz- co, dió la vara de teniente al ligenciado de la Gama, é supo que Maldonado esta- ba en su cacique, ques el de Andagoylas, é avíale pedido el cacique quatro ó cinco chripstianos para traer al Ynga, que sa- bia dónde estaba, y él se los avie dado, y el cacique los mató é fuésse al Ynga, É sabido por el gobernador, envió un ca» pitan sobre Vilcas, adonde estaba Ynga con cierta gente, del qual le mataron sie- te 4 ocho hombres; é cómo lo supo el go- 343 bernador, rogó al factor Guillen Xuarez fuesse allá con otros quarenta hombres, é que tomasse los que allá estaban. É lle- gó á Vilcas, é todos los pueblos de alre- dedor le salieron de paz, é supo quel Yn- ga estaba en cierta parte, donde dando de noche en él, le matarian, si le tomas- sen primero ciertos passos. É teniendo aviso desto, envió primero á un Villadie- go con treynta hombres á tomar un pas- so, é que se estoviesse allí: el qual, con cobdicia de tomar al Ynga, se fué para donde le dixeron que estaba, é subiendo una cuesta, ya que estaba al medio della, dicen que hasta doscientos indios les co- mencaron á dar grita desde lo alto de la cuesta; y en dando la grita, como era «gente recien venida de Castilla é no acos- tumbrada á oyr gritas de indios, luego huyeron. É desque vieron los indios que huian los chripstianos, siguiéronlos é ma- taron al Villadiego é á otros trege ó ca- torce é muchos negros é indios de Nica- ragua é yanaconas. É cómo estó supo el factor é vido quán mal mandada gente eran, quiso ahorcar los que quedaron; é sabido por don Francisco Picarro, partió del Cuzco con hasta treynta hombres, que no pudo sacar más, é fué á Aquamagna, donde estaba el factor, é pobló allí una villa, é púsole nombre Sanet Johan. de la Frontera; € puso hasta treynta veginos allí é repartióles algunos indios de los que tenian allí algunos vecinos de la dicha cib- “dad de los Reyes é del Cuzco. Y envió á mandar á ciertos vecinos de la cibdad de los Reyes, que tienen allí indios, que fuessen allí 4 poblar dentro de gierto tiem- po, só pena de perdimiento dellos; é los vecinos de los Reyes fueron, é los regi- dores de la cibdad enviaron su poder pa- ra que les hiciessen ciertos requirimien- tos para que no quitasse los indios é tér- minos de aquella cibdad. En aquel tiempo llegó á aquella villa Cavallos con las provissiones que de Su 344 Magestad llevó, con el qual el goberna- dor se fué al Cuzco. Desde aquella cibdad de los Reyes, donde el dottor Sepúlveda estaba ya, es- cribió algunas veces al gobernador don Francisco que diesse á don Diego, hijo del mariscal, los indios de su padre; é respondió quél lo tenia por hijo, pero no hico nada. Y tornóle á escrebir que ovies- se lástima de don Diego é de sus criados, é mandasse que le volviessen algunos in- dios de los del mariscal, su padre, por- que no andoviessen vendiendo las capas para comer; é á esto no respondió. Desde á pocos dias llegaron á los Re- yes muchos vecinos de Quito, é dixeron que en tanto que las cosas ya dichas pas- saban en el Cuzco, el capitan Benalcácar llegó allí á Quito, é fué á casa del thesso- rero Rodrigo Nuñez, é que por fuerca avia abierto la caxa, adonde estaba el oro. de los quintos de Su Magestad, é que tomó de allí tres mill é ochocientos pessos, é pagó con él á ciertos mercaderes, á quien debia: é visto aquesto, el thessorero vino á Tumbez é á Payta, que son ciento é cinqúenta leguas de Quito para tomar los puertos é requerir á las justigias que to- massen los dineros á aquellos que los lle- vaban ; é aprovechó andar presto el ca- mino , porque se cobró tado el oro que HISTORIA GENERAL Y NATURAL le avia tomado Benalcácar. Y en saliendo el thessorero de Quito, quando vino á es- to, Benalcácar descerrajó la caxa del oro de Su Magestad , é tomó dello juntos cin- co mill é tantos pessos que avia, y envió- selo á decir al thessorero; é desque lo supo, no 0só volver con el oro que avia cobrado, é dexólo en la cibdad de Sanct Miguel, é volvió 4 Quito. É cómo de allá tornó, fuésse á la cibdad de los Reyes é descargóse del offigio, por no se ver en otra tal como aquella passada. Decian aquellos de Quito que tienen nueva de muy rica tierra de minas é muy poblada, é junto á Quito lo de la Canela, que dicen ques cosa de mucha riqueca; é dicen que hay tierra para dos buenas gobernaciones, é que en lo del rio de - Sanct Johan hasta los caraques hay otra, é que desde allí hasta los términos de la cibdad de los Reyes hay otra goberna. cion, é que de allí en lo de adelante hay otra, 6 lo demás dicen que no es lierra para poder hacer pueblos. Esto se entien- de en lo del camino real que está descu- bierto; porque en lo de los lados é tra- vesses no se sabe más sino que hay nue- va é rica tierra: lo qual han de mostrar los trabaxos de los hombres y el tiempo, como lo disponga la voluntad de Dios. CAPITULO XX. En el qual se concluye esta segunda relacion destas contenciones de los gobernadores Picarro é Almagro, é junlo con esto se dige el parescer del que la escribió , como celoso del servicio de Dios é del Rey é del bien é procomun de la tierra, é otras cosas notables é que quadran á la historia. | Du á pocos dias despúes fuerdo á la - Cibdad de los Reyes cartas é mensajeros 28 del ¿Circo y ellas y ellos decian cómo - Mernando é Goncalo Pigarro é los que con Sl el sindaban avian enviado al Cuzco más A mill ovejas é carneros € muchos dexaron los. Ga: ternán harto que hacer en remediarse desde á muchos años, porque ni les de- =xan manta con que se cobigen, ni camisa que vistan, ni lana de que la hagan, por- que faltando las ovejas é los depóssitos que solia aver de la lana, de los quales E yA no hay alguno, no tienen de qué hacer '. Y con esto y con lo E uicado: de la DE INDIAS. LIB. XLVIT. CAP. XX. destruycion ques dicho de los mahigales del valle del Cuzco, quedaron muchos in- dios con cruces en las manos, pidiendo por amor de Dios de puerta en puerta, é los hallaban cada dia muertos por las ca- lles caydos de hambre, puesto que un de- voto religioso de la Órden de Sancto Do- mingo andaba sacando mabhiz á los vegi- nos para repartir á los pobres. Mas como eran muchos, digen que eran muertos más de sessenta mill indios de hambre; é vien- do esto los officiales de Su Magestad del Nuevo Reyno de Toledo, requirieron al nuevo marqués don Francisco Pigarro * que mandasse volver á sus hermanos é á la gente que con ellos andaban , é que no destruyessen aquella tierra, ques de Sus Magestades é de su corona real de Casti- lla, digiendo que lo hagian porque como no era su gobernacion é se la avie de qui- tar, queríanla desipar primero: é sobre esto, como el thessorero Manuel de Espi- nar fué el que más habló, los criados del marqués é otros que pressentes estaban le tractaron muy mal con palabras é aun po- niendo las manos en él. Otros que despues vinieron del Cuzco dixeron que Hernando Picarro traia con- sigo por los Chalcas 4 todos los arcabu- ceros é otros que fueron en la batalla; é sus pláticas eran como de hombres alga- dos, é decian que hasta que Su Mages- tad enviasse perdon general, no ban: de obedescer á nadie : 6 otros decian que si el juez que fuesse. entrasse rescio, que todo era matarle, é otras cosas semejan- tes. É digen que Hernando Pigarro ha re- cogido más de quatrocientos mill pessos de oro é plata, é que degia que todo lo - que avia hecho se avie de apaciguar con dinero; pero estas nuevas teníanlas por tales como las que antes se decian contra don lisos de Almagro, pocos. que 5 A A oracarma: «De aquí nn llama la historia a á don TO: 345 las derraman son de los apassionados. Tambien escribieron que Hernando Pi- carro yria muy presto á España á dar cuenta á Su Magestad de lo que ha fecho, é assi se cree que no osara facer otra co- sa. Quia non est quí se abscondat a Cesare, de la justigia de Cessar, mi hay ninguno en estas partes que no le lleven atado con qualquier mandamiento de su Real Conse- jo; y en la verdad aqueste auctor ques- ta relacion escribió, como testigo de vista, dice que siempre conosció en don Fran- cisco Picarro é don Diego de Almagro grandíssimo cuydado de no enojar á Sus Magestades, é questo fué la causa que hi- go á don Diego de Almagro que no cor- tasse la cabeca á Hernando Picarro, por- que segund eran muchos los que le impor- tunaron que lo hiciesse, no oviera otra co- sa que se lo estorbára. É quando Almagro volvió al Cuzco, retrayéndose de sus ene- migos, muchos le decian que si él cortára la cabeca á Hernando Picarro, no se viera en el aprieto que se via, é que esperasse que lo quél avia dexado de hager, Her- nando Picarro lo haria, cortándosela á él. Por esto tal quadra aquel proverbio ó re- fran vulgar, que dice que «quien á sus enemigos popa, á sus manos muere» . Á es- to dixo Almagro á sus amigos que más queria padesger mill muertes é no aver hecho. cosa. contra. el .servigio. de. Su Ma- gestad, que verse muy ÓspA dole en algo deservido. - Dícese por cosa muy Goa una genli- des quel mariscal don Diego higo con Hernando Picgarro, quando le tenia presso en Chincha: é fué que una noche que de- cian que yba don Francisco Pigarro con su gente á romper con la de don Diego de Almagro, decian que assi como se co- mencasse el rompimiento, luego avian de cortar la cabega á Hernando Picarro, por- Francisco Picarro». a 44 346 que era causa de todo aquello con las cartas que escribia: é aun dicen que uno se puso con la espada desnuda cabe él para hacerlo. É sabido por don Diego de Almagro, hico apartar aquel de allí, é mandó aderescar un caballo que tenia muy ligero, y enviólo á Hernando Picar- ro, é mandó que le dixessen que si sin- tiesse algun alboroto, que se acogiesse á aquel caballo é se fuesse; porque si ovies- se rompimiento él no seria parte para li- brarle de la gente, si allí quedasse. Tornando á Jas nuevas que en estas partes más que en otras osan afirmar, se- yendo falsedad, dice este buen auctor (que á la verdad más de tres veces se ha nombrado en esta relacion por su proprio nombre) ques la causa porque hasta ago- ra no ha avido quien castigue los que ta- les nuevas derraman, que tambien de Be- nalcácar dixeron al marqués don Francis- co Picarro que yba alcado é que avia muerto ciertos tenientes; é decian des- pues que era falsedad é que estaba en servigio de Su Magestad, é avian escrip- to los mesmos tenientes, é que si el mar- qués le enviasse un palo que le obedesce- ria, é quél no hace más de lo quellos quieren. É dice quel licenciado Johan de Vadillo, oydor desta Real Audiencia en esta Chancilleria de Sancto Domingo, pas- só por allí é lo vido, é que traia nuevas ques la más rica tierra de minas que ja-= más se ha visto; é que no falta sino que en cada una de aquellas provincias ovies- se un gobernador, é con esto se descu- briria mucho más é la hacienda real é sus aNatÓR se aumentarian. : Cada una destas gobernaciones puede : ser un obispado é > aquella: de los Reyes la la to rra han de ser los obispos como eran tiempo, que procuraba infclos á nuestra sancta féo é HISTORIA GENERAL Y NATURAL los indios de servicio que tenian los es- pañoles, é se informassen é los instruy- rian en las cosas de nuestra sancta fée ca- thólica, Ó si no que apremiassen á sus amos, para que lo hiciessen ó se los qui- tassen; y esto seria la verdadera protec- toria destas gentes, é no preguntarles con quién quieren estar é dallos á quien ellos quieren; porque los indios quieren estar con quien les dá mas libertad , pa- ra hacer sus cerimonias é ritos é otros pecados. Y esso no es darles libertad, sino dexarlos en el captiverio del dia- blo. Y procurar que se traygan los hi- jos de los caciques é principales, para que sean dottrinados en las cosas de nuestra sancta fée, porque la gente co- mun destos indios es la que más sigue á sus señores de quantas gentes se han vis- to. Y dice el queste consejo da á Su Ma- gestad, que no crea que lo dice porque le hayan quitado algunos indios (porque, á Dios gracias, en diez é seys años que há que está en las Indias, nunca se ha servi- do sino de sus dineros), sino porque vee quánta nescessidad hay que Su Magestad lo sepa, é porque ha visto que lo que más manda y encomienda en sus reales pro- vissiones es la conversion destas gentes; é porque el fructo que se ha fecho en al- gunos indios que los frayles dominicos han tomado á cargo de los industriar,-que ha bastado á tanto, que en muchas casas dicen en areytos en su lengua la dottrina chripstiana. E seyendo los obispos destas partes como es dicho, los clérigos é reli- giosos procurarian de indastriarlos, é aun los legos harian Jo mesmo, porque aun- que no les moviesse esto, los forgarian á hacerlo por no verse e del ser- E que tienen. S Dice más: que avia poco: que daquolta tibidad delos Reyes avia allegado Diego de etc. Que yba á España á dar do á Sus Magestades, 1ez. E ET DE INDIAS. Prado; é despues llegó Hernando Picar- ro, é no con tantas riquecas como se avia dicho, é tambien decia que yba á dar ra- con é cuenta á su Rey de lo que avia fe- cho. Y los que con él vinieron dixeron cómo cerca de la villa nuevamente fun= dada los indios mataron tres chripstianos, é assi hicieran á todos los de la villa, si no fueran avisados de los anaconas, que les descobrieron cómo los querian matar á todos; é fué tan presto, que tovieron lugar de prender á los caciques que te- nian allí consigo antes que se fuessen. É ha venido Goncalo Picarro con cierta gen- te á asegurar la tierra, porque está peor que nunca estuvo con estas disensiones, sin las quales serian las más ricas tierras que hay en el mundo é más fértiles ; por- que dice que de unos granos de trigo é de cebada que sembraron, se cogieron más de veynte hanegas, porque de cada un grano comunmente salen septenta úochen- ta espigas; é que ha visto el questa rela- cion escribió que de un grano de trigo salieron doscientas é cinqiienta espigas, é de un grano de cebada trescientas. En fin dice que-no falta en aquella tierra sino que sepan los della qué cosa es justi- cia é que Su Magestad está en ella é no á tres mill leguas; porque hasta aqui no han sabido bien qué cosa es aquello, por- que si lo supieran no oviera avido las muertes que ha avido: que sin la gente que murió. en la batalla del Cuzco, han muerto más de otros ochocientos chrips- tianos, despues que se comencaron estas discordias, assi ahogados como muertos de indios. Porque es cosa de- mucha lás- pr que cada dia acontesce, é lo peor scer la mucha racon que tienen los - adios" de estar levantados, porque aquellos capitanes que salieron á poblar, como es dicho, llevaron de los indios de paz á tres mill é á quatro mill indios para cargas; é como los sacan de sus naturale- cas, por maravilla vuelve indio, porque “LIB. *XLVIL CAP. XX. 347 los más se mueren, é á los que quedan, córtanles los cabellos é hácenlos anaco- nas. É desta manera presto se acabará aquella miserable gente, si Su Magestad Cessárea no lo provee con enviar una Chancilleria á aquellas partes é hombres que prepongan el servicio é celo de Dios é del Rey al interesse, porque se sosten- ga una tierra, de donde tantas riquecas han salido é se esperan otras muchas más sin comparacion, para ensalgamiento de la república chripstiana. Dige más el que escribió esta relagion á Su Magestad: que se atrevió á lo hacer, porque ha mirado con mucha atencion las cosas de aquella tierra, é porque ha visto el fructo que ha seydo de las Audiencias Reales que Su Magestad tiene en esta nuestra cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española y en México. Y porque la tierra se repartiesse cómo los naturales se conservassen é se diesse á muchos más de comer en ella en lo que está re- partido; porque si hay al rededor de los pueblos quince ó veynte mill indios, no estarian repartidos en quatro ó cinco ve- cinos, como están, Porque si de los indios que están junto al pueblo se diesse á ca- da vecino un pringipal con doscientos ó tresgientos. indios, estos servirian de lo _ que oviesse menester en sus casas y en sus labrancas, é para lo demás, dándo- les indios de: los que están léxos y en la sierra, se sustentarian, é los indios no se destruyrian ni vernian á menos: antes se aumentarian, porque contesce que vi- niendo á servir á su amo los indios de la sierra é los que están léxos, se mueren la mitad dellos primero que á sus pueblos tornen: lo qual se excusaria con lo ques dicho, porque aquella tierra es muy dife- rente de otras, porque quando en la cib- dad de los Reyes es verano, en la sierra es invierno, é quando en la cibdad es in- vierno es verano en la sierra, é tura cada temporal destos medio año; y esto es 348 en toda la más de la tierra, que no está más de tres ó quatro leguas una de otra, con la diferencia ques dicho. É con esto hay tanta mudanca en los cuerpos huma- nos, y mucho más esto en los indios que en los españoles; porque como los chrips- tianos están mejor mantenidos que los in- dios, no imprimen tanto en nosotros esta diferencia de tierras. Y esta es la causa porque los más que allá enferman, son pobres , aunque en todos haga alguna im- pression la mudanca de los llanos á- la sierra Ó de la sierra á los llanos. Para en prueba destoes quel capitan Candia y Per Ancurez, con la gente de la conquista donde fueron, conno se aver alejado mucho de los Chalcas, volvieron al Cuzco con septenta ú ochenta chrips- tianos menos, é con cient caballos que les faltaron, que se comieron de ham- bre: é dice que era tan grande el calor de la tierra, que les mató los ques di- cho, é no truxeron gente de servicio de quanta llevaron, é se les murieron más de quatro mill indios é indias de servi- cio, de lo. qual se puede conjecturar qué tantos serian los que murieron de las car- HISTORIA GENERAL Y NATURAL gas. Y dige que los tornó el gobernador don Francisco Pigarro á enviar para que entren por otra parte á la conquista don- de yban. Dios los encamine á todos. Tambien vino allí 4 los Reyes uno, que se decia Valdivia, á hager gente para yr á poblar á Chile; mas se cree que con la que de allí llevaria, no lo poblára. En todas las revueltas é diferencias de los gobernadores, que ha avido en aquella tierra, lo peor paresce es el poco conosci- miento que tienen los unos é los otros de lo que han hecho, aviéndose avido con aquella tierra como si la heredá- ran de sus antepassados, é unos contra otros. peor que moros é chripstianos, é como si no toviessen á quien dar cuenta de lo que hacian. Y con esto no cessa- ban los bandos entre pigarros é chileños, é aun algunos se han muerto y matarán en los caminos sobrello: é con esto ni el Yn- ga se conquista ni la tierra se pacifica, é de cada dia se pierde más, si no le va el remedio nescessario de la Cessárea Ma- gestad, al qual el Espíritu Sancto alum- bre y favorezca en esto para que se con- siga el servicio de Dios. CAPITULO XXI. En conlinuacion del discurso principal de la historia é offigio del historiador. E, que esta informagion de susso é tan puntualmente é como testigo de vista me dió por escripto, é conforme á lo que con- tenia, aqui lo he puesto con menos pala- bras, fué el dottor Sepúlveda , que como albagea del adelantado don Diego de Al- magro fué á España por complir con su consciencia é con el servigio de Su Ma- gestad, aunque flaco y enfermo, vino á - Esta cibdad, -por visitará su muger é hi- zado. > Y no e, bailó al l Auuperas A Jos, é re 10SsÓ poco por complir con lo propóssito hasta dar noticia 4 Céssar vivá voce, le llevó Dios desta vida. Assi que, él cumplió en lo que en él fué, é dél me informé de lo ques dicho, é lo ví eserip- to é firmado de su nombre, para lo dar al Emperador. | Adelante deste dottor yba Hernando Picarro, é trás él, en su seguimiento, Diego de Alvarado é otros; é aun los que saben de cierto que todo lo que la histo- ria ha contado, lo han dicho, é mucho más, á los señores del Consejo Real de las Indias. É assi se debe creer que da- rían án scriptis relacion particular é gene- DE INDIAS. LIB. ral de todo lo que ha passado á Su Ma- gestad, por Jéxos é apartado que esto- viesse de España: quando más que allende de lo que Diego de Alvarado puede decir en estas cosas, están assimesmo en Es- paña don Alonso Enriquez é Diego Nuñez de Mercado, alcalde de Leon de Nicara- gua, é Johan de Espinosa é otros, que se debe creer que assimesmo avrán infor- mado de la verdad. Pero como á esta virtud nunca faltaron mendaces contradi- tores, ello é todo yrá á parar donde Dios permitiere; y este juicio á élle remitamos, é supliquemos como chripstianos que alumbre á Céssar, é á aquellos señores que le consejan, para que acierte á remediar en esto yentodo lo más que seaservicio de Dios y bien y apropóssito de la conversion - destos indios, é de la poblacion de los chripstianos españoles y extrangeros que por acá andan, aunque todos se llaman españoles sin lo ser: antes muchos de- llos son enemigos de nuestra nascion, é todas las culpas de los unos é de los otros se atribuyen á los españoles, y es justo que se le den, pues lo sufren é no se re- media. Pero no se crea que hay total des- cuydo en aquestas cosas de acá, pues Su Magestad é Real Consejo de Indias, aun- que han oydo estas cosas que han passa- do en la tierra austral, é la muerte de don Diego de SlpaBre cómo sea cosa grande señorio, se pasó en epaha un. hombre dotto é de buena casta, é le pro: veyeron de grandes salarios é le envia- ron al Perá ó tierra austral, donde esta- ba el marqués don Francisco Picarro, á inquirir la verdad destos negocios, que- dando presso en la córte, cn la villa de Madrid, Hernando Picarro, á pedimento de los procuradores. del adelantado Al- magro, á quien él mató. Este juez que digo que envió Su Mages- tad á aquella tierra, fué el licenciado Va- ca de Castro, natural de la real cibdad XLVIL CAP. XXI 349 de Leon, cavallero de la Órden de Sanc- tiago: el qual llegó á esta cibdad de Sanc- to Domingo, bien acompañada su perso- na, miércoles veynte é nueve de digiem- bre del año de mill é quinientos y quaren- ta. É partió de aqui un domingo en la noche, que se contaron cinco dias de he- brero del siguiente año de mill é quinien- tos é quarenta y un años, con tres cara- velas, para yr derechamente á la cibdad é puerto del Nombre de Dios, ques en la Tierra-Firme : despues de lo qual se supo por sus cartas, é por el maestre de la ca- ravela, en que su persona yba, é por otras personas que á esta cibdad torna- ron, que llegó el licenciado al Nombre de Dios en trece dias, é que passaron traba- xo en la mar, porque corrieron tormenta tres dias Ó más, é aportaron entre unas islas , junto adonde este mesmo año poco antes se avian perdido las naos del obis- po de Panamá don fray Tomás de Ber- langa, que se llaman de Secatura, é por otro nombre se dicen islas de Sanct Blas. Y por una carta quel licenciado Vaca de Castro escribió desde Panamá, á los dos dias de marco de mill é quinientos é qua- renta y uno , dice que llegó á aquella cib- dad á los veynte é seys de hebrero, é que se partiria de allí para el Perú é tierra austral antes de ser mediado el mes de marco. Dios le guie é le dexe agertar á servir á Dios é al Rey, nuestro señor, é á poner remedio en lo pressente é por venir, para el bien de aquellas partes, assi en la conversion é pacificacion de los naturales dellas, como en la pacificacion é sosiego de los chripstianos que por allá andan! En lo qual, y en saber la verdad de lo acaes- cido, si Dios no pone su mano en ello, me paresce que avrá dificultad por todos estos respectos: lo uno, porque siempre los vencedores suelen hallar los testigos á su propóssito mejor é más ayna que los injuriados é danificados : lo otro, porque el que queda con la victoria, tiene qué 35% dar y en qué hacer merced, y el muerto no puede hablar por sí, si Dios no habla por él: lo tercero, porque son muertos é ausentes, los que osaran decir lo cier- to, ó han huydo de la tierra, por no ser maltractados: lo quarto, porque el dia de hoy pocos son los que en pendencias agenas quieren” dellas más de oyr é ca- llar, é se excusan de decir la verdad: lo quinto, porque quedándose el marqués don Francisco Picarro en su officio é go- bernacion, ninguno le osará enojar, aun- que dél é de sus hermanos haya resce- bido malas obras, ni se las haya visto hager á otros: lo sexto, porque la bolsa de Almagro é de su hijo é amigos era ya corta é agotada, é la contraria estaba col- mada é siempre ganaba: lo séptimo, por HISTORIA GENERAL Y ATURAL otras muchas causas quel tiempo mostra- rá adelante, é yo diré en su lugar, si la vida me turare hasta ver el fin destos ne- gocios, porque son de calidad ques me- nester que se espere á quel Emperador vuelva á Castilla, é que sepamos lo que se determina despues en la persona de Hernando Picarro, é lo que por acá obra la venida del licenciado Vaca de Castro. Assi que, dexado esto, volvamos á las Otras materias de mejor gusto, é dexe- mos estas ¿te pendencias á cu- yos son, é á los que las han de juzgar, pues á los unos les va las ánimas, ó las ponen por prenda de lo que determina- ren, é á los otros las vidas é honras é haciendas. OSA CAPITULO XXII. De las minas de plata de los Chalcas, é quán diversamente hablan en ellas. E, ligenciado Johan de Vadillo, oydor - de Sus Magestades en esta Audiencia Real, que aqui en esta cibdad de Sancto Do- mingo reside, estovo el año passado de mill é quinientos é quarenta en la tier= ra austral, é platicó é comunicó al ca- pitan Hernando Pigarro, despues de todo lo que passó en el Perú: é dice que le certificó que treynta negros sacaban cada día tres mill marcos de plata en las minas de Chalcas, é que de un quintal de vena salia la mitad, 6 quassi, de plata muy fi- na; é quél daria al Emperador de renta - por estas minas en cada un año doscien- tos mill pessos de oro, é que pensaria - 6l demás desso ganar un thessoro tá A «ae para sí con las dichas minas. Muy. al contrario desto he visto una Car ta de Francisco de Barrionuevo, 20 rn u ne Ca = Darro; Earl conforme al es- es fecha en el mes de ottubre del año que passó de mill é quinientos é quarenta, y es hombre que lo entiende muy bien esto de las minas; y escribe desde las mesmas minas de los Chalcas, donde fué con más de treynta negros suyos á buscar alguna buena mina. Y habla en esto como hom: bre que está arrepentido de aver fecho tal camino; é dícelo de manera que se puede creer que hay en las Indias otras más ricas, porque no es con mucha parte lo que otros han pregonado de los Chal- cas: antes se puede colegir que si saca- ren el jornal é costa, es mucha ventura ó poca más ganancia que la costa. De que se infiere que lo que dixo Hernando Pi- carro es burla quanto á la plata, que tam- bien dice Vadillo que le dixo que la ve- na era tan gruessa como un buey; é con- jecturadas las palabras de Hernando Pi- DE INDIAS. LIB. XLVH. CAP. XXIL 351 acaescido con Almagro, bien: decia si el Rey entrara con él en granjeria; é bien creo que no solamente los doscien- tos mill pessos le diera de renta, sino aun doblados. El caso es que no solamente en Chalcas hay plata en aquellas partes, si- no en otras muchas minas; pues tan- ta ó'en tan grandes piecas y en muchas maneras se ha: llevado á España una cantidad inextimable, é tan copiosa que no hay cuenta mise puede saber, assi por yr por tantas vias é personas, co- mo porque es opinion de muchos que solo lo que se ha hurtado é no escrip- to ni registrado, es un grand thessoro. Esto de las minas tambien «se apurará é sabrá cada dia más puntualménte que hasta aqui, porque se espera que la tier- ra se porná en tal concierto, que assi los mineros de oro é plata como los hombres é todas las otras cosas ternán:su Jugar é racon, ése acabará la behetria é descon- ciertos que han acaescido é cada: dia acaesgen donde anda gente de guerra; en especial la que por acá ha andado: tan suelta é libre é tan mal sojuzgada é de tanta diverssidad de lenguas. CAPITULO XXIIL En que hace con brevedad mencion de la muerte del marqués don Francisco Picarro, porque en el siguien- te libro se dige más largamente; é con esle capítulo se da fin a esle libro XLVII. Cóna las cosas que llevan errados los principios é medios, siempre dexan á los hombres en esperanca que los fines no pueden dexar de aver peor conclusion, assi ha acaesgido al marqués don Fran- cisco Picarro, que contento con solo el título, é sin estado á él apropriado, se subió y encumbró en tanta soberbia, que paró todo su hecho en que fuesse muerto por mano de sus enemigos á los veynte é seys de julio de mill é quinientos é qua- renta y un años. Esta muerte se sonó aqui en la cibdad de Sancto Domingo, é se supo á los quince de ottubre del mes- mo año por una caravela, que vino del Nombre de Dios, é dixo que al marqués don Francisco Picarro le avia muerto á puñaladas un vizcayno é otros de la com- pañia de los que avian militado con el adelantado don Diego de Almagro, é que juntamente con el marqués avian muerto otros quatro ó cinco: lo qual y cómo pas- só se supo más puntualmente por dos car- tas, que llegaron en otra caravela á esta cibdad á los dos dias de noviembre del mesmo año, escriptas en la mesma cibdad de los Reyes á los quince de julio, que fué veynte dias despues de aver muerto el marqués. Y son las cartas que lo dicen de personas que estaban en aquella cibdad, quando allí fué muerto, é no se les puede dexar de creer lo que dicen: porque la una es escripta por un hidalgo, llamado Esidre de Robles, ques de los antiguos pobladores de Tierra-Firme, é fué amigo del marqués é del adelantado don Diego de Almagro, é los tractó é conversó mu- chos años hasta los tristes fines quel uno y el otro hicieron ; y es hombre de hon- ra é buen servidor de Sus Magestades é apartado de las passiones de los unos é de los otros: la otra letra es de don Diego de Almagro, hijo del mesmo adelantado don Diego, justificando la muerte que se le dió al marqués: é la una carta é la otra dirigidas al Reverendíssimo presidente é obispo don Alonso de Fuenmayor, que en la Real Audiencia reside en esta cibdad. Y despues, el viernes siguiente adelante, llegó otra nao á esta cibdad, que assi- mesmo viene de Tierra-Firme, y en ella el capitan Peña, vecino desta cibdad, el. 332 qual truxo nuevas del licenciado Vaca de Castro, que fué por presidente de las partes del Perú, que hasta aqui se avia sonado que era muerto. Y assi de lo uno como de lo otro se dirá más particular- mente en el siguiente libro, que acuerdo de añadir á estas historias; porque me paresce que de la gobernacion del Perú é de aquellas partes ya van muy enconados los Pigarros ó la mayor parte dellos y que será bien que de aqui adelante yo proceda con los nuevos subcessos en nueva mane- ra de historia. Y aun con aquel cantar ó HISTORIA GENERAL Y NATURAL refran que dice: Si Marina bayló tome lo que halló, me paresce que acabó este marqués é su marquesado. Plega á Dios que su muer- te le tomasse en estado que su ánima no se pierda, puesto que él acabó matando y matándole!... Y fuera más seguro fin el suyo, si fuera su penitencia de otra forma y llorando sus culpas y pidiendo á Dios misericordia | Este libro es el dégimo de la tergera parte, y es quadragéssimo octavo de la Natural y general historia de las Indias, Islas y Tierra-Firme del mar Ogéano é imperio oci- dental de la corona é ceptro Real de Castilla é de los Reyes della: el qual tracta de la muerte del marqués don Francisco Pigarro, é de las cosas que han subcedido despues de su muerte en la gobernación de la Nueva Castilla, é qué forma se tuyo para le matar, etc.; é tráctase de otras cosas demás desto ques dicho. PROHEMIO. Esoy maravillado y conmigo solo mu- chas veces disputando la causa de tan ria historias como son aquestas, é no poco admirado de tan malos fines como han hecho la mayor parte destos gobernadores de Indias, cuyos pecados é faltas de buen conoscimiento los consti- tuyó en tales oficios; mas poco á poco concluyda mi disputacion (y no poco al- tercada), hallo que sus trabaxos é casti- gos é tristes eventos han orígen del ci- miento de sus cobdigias. Y hágeme más maravillar su poco entendimiento, que no conoscen ni alcangan por su ceguedad y distinto natural lo que un lobo entiende (seyendo un bruto animal). El qual sin po- -nerse á la muerte, cobdiciando lo que no 1 Plinio, lib. X, cap. LXXIL TOMO IV. puede aver para su sustentacion, se apa- gienta de tierra é comporta su hambre como puede hasta que Dios le provee de lo _quele falta de mejor mantenimiento *. Y seyendo hombres estos infelices capitanes de quienes aquí se tractará, no fueron capaces para saber vivir, sin AS muerte é las agenas, por su poca prudengia ó des- ordenadas cobdicias. Leo que un ave de las comunes é más despresciadas, para hartar su sed, halla remedio ; é assi escribe Plinio de un cuer- vo, que no pudiendo con el pico alcancar el agua, que estaba en el fondo de un vas- so, metió allí tantas piedras, que la higo alcar en tal manera que alcancó á beber lo que le bastó ?. Y estos cuytados, sobrán- 2 Plinio,lib. X, cap. XLUT. ; , 45 334 doles todo lo que otros dessean, metieron tantas cizañas é passiones en los vassos de sus malos arbitrios, que vertieron quanto tenian con su propria sangre. Pues mucho mayor es el entendimiento de los hombres, ques aquel de los otros animales é aves; é notad, sabio letor, que digo hombres. Porque yo á los que determinadamente se desacuerdan de sus consciencias con per- severancia, é se atreven á dar enojo á sus príncipes, no los cuento por hombres sino por menos que animales semejantes á los que he dicho. Regla natural es que las bestias irracionales guardan su intento é acostumbrada órden, é sin vacilar ni se apartar de aquella, segund la propriedad é género suyo; y el hombre de ánimo gen- til é racional es inconstante en todas sus vias *. Yo no desalabo, como en- otras par- tes he dicho, que los hombres de bien é los nobles é que son para más que otros, busquen la vida en las Indias é fuera de- llas, assi en el arte militar como de otras maneras honestas; pero con tal aditamen- to que en qualquier forma que sean exer- citados, no olviden aquellas quatro pala- bras del Apóstol que dice: «Un señor, una fée, un baptismo, un Dios» ?. Mas qué puedo decir á esto sino que he visto por estas tierras nuevas tantos cambia- banderas, desasosegados en sus obras é vidas, que me hagen sospechar que ni to- dos aman un señor é Rey natural, aunque generalmente dicen viva el Rey; ni son de una fée, aunque todos se santiguan; ni de un baptismo, puesto que se llaman chripstianos; ni aman un Dios, como de- brian hacerlo cathólicos?.. Y destas mez- - clas se consiguen los efettos, que adelante E 0 contará la historia, demás _de los 2. ha HISTORIA GENERAL Y NATURAL cebe ni confie de sus. fuercas, ni de su proprio sesso ni poder, ni del tiempo, ni de la riqueca: que todo esso es momen- táneo é presto passa. Hágoos saber, amigos, quel justo jui- cio de Dios dará á cada uno lo que me- rescieren sus obras *. Assi lo dixo el glo- rioso Sanct Pedro, al qual Dios encomen- dó su Iglesia. Y como lo tengo assi por fée, é á lo que no puede faltar, no ha- -Jlo consuelo que baste á me quitar la mucha lástima que tengo del adelantado don Diego de Almagro é del marqués don Francisco Picarro, y de los que á vueltas de sus passiones con ellos ó por ellos han padesgido por tantas vias é con tantas crueldades, como han usado los unos con- tra los otros: de forma que los leones é tigres é animales fieros podemos tener por más sociables é piadosos é menos crudos que á los hombres que por acá avemos visto. Al uno é al otro destos go- bernadores conoscí, é fuy su amigo é con- versé sus personas, é les ví pobres com- pañeros, é los he visto tan prósperos é ricos que su fama é inauditas riquecas atronaban el mundo. No de la manera que aquellas fabulosas que se atribuyen al rey Mida, del qual el poeta Ovidio di- ce que todo lo que tocaba, se convertia en Oro, hasta tanto que por mandado de Neptuno se lavó en el rio Pactolo de Cer- deña *, sino en efetto tan verdaderas co- mo la natura las produce, y en tanta quantidad quanta nunca hombres hasta hoy, desde quel mundo es mundo, han poseydo, no se halla escripto. Y dixe bien que atronaban el mundo, pues tan presto se acabaron essos estruendos que los hi- cieron varones tan estimados que á mu- chos reyes é príncipes causaron envidia, ea Si dné reynos falta el oro é plata. $. Justi judicii Dei, qui reddet unicuique secun= dum opera ejus (Ad Roman., l, cp: 11). | E A , lib. o DE INDIAS LIB. é perlas y esmeraldas que á estos capi- tanes sobraban, é podian dar é repartir en grandes cantidades á quien les plu- guiesse, sin que á ellos les faltassen. No sé cómo pudo la industria de los malos terceros desavenir estos hombres (si no fué por la poca prudencia del uno é del otro) para incurrir en tanta ene- mistad, aviendo seydo tan entrañables é buenos amigos, é tantos años é tan cor- dialmente bien avenidos, y que vinies- sen totalmente á perderse, como se han perdido. Y plega á Dios que no hayan ydo sus ánimas á la perpétua perdicion! ¡Oh desdichados de vosotros, cómo aveys perescido como personas de poco arte! Pues ya que vuestro entendimiento no bastó á saberos conservar, grand in- felicidad fué la vuestra en faltaros amigos que os consejassen, para que las penden- cias é malas intenciones cessassen é vues- tra destruycion se excusasse ; é si los tu- visteys é os lo dixeron, más cúlpados soys é dignos del pago que teneys, é no se podrá decir que fuystes sin ventura, sino faltos de racon é sentido. Mirárades lo que dixo de sí aquel vas- so de eleccion: «Hermanos, yo no pienso averme comprendido á mí mesmo» *. ¿Pues quál es aquel que sabe ú oye esta confession de Sanct Pablo, que piense que se conosce ninguno á sí mesmo. Yo creo quel que tal sospechare de sí, que está muy apartado de lo cierto; en espe- cial los que están cargados de culpas é delictos , é teñidas las manos é las espa- das en sangre humana.” En verdad, señores adelantados, no sospecho que hay hombre tan vano y ene- migo de sí que os haya envidia, sino lás- tima, pues no os acordastes de vuestro principio é pobrega é nescessidades en que primero estovistes, é yo os ví, para 1 Fratres, ego me non arbitro comprehendisse (Ad Phelip., cap. 1I). E 2 Nihil in terra sine causa fit (Job, cap. V). XLVII. PROHEMIO. | 393 recogeros á puerto, donde salvárades las vidas é las ánimas, é con muchos carros de oro é plata é joyas colmados, para los gastar de otra guisa que los empleastes, que tiempo tuvistes, é muy posible os fuera. Pero en lugar de los consejeros bue- nos, que os faltaron, ya que vosotros mes- mos ignorábades vuestro remedio, os dió vuestra desdicha otros que al revés de a lo que os convenia creystes, pues no supieron (ó no quisieron) echar agua de buena equidad para templar é consumir el fuego de vuestras desvariadas diferen- cias; sino allegaron estopas é pusieron más leña é alquitran, para determinar é acrescentar vuestros rencores, y sacas- tes dellos el galardon más justo que vues- tras pendencias. En fin, esta materia me paresce muy inscrutable ó inteligible al que profunda- mente la quisiere investigar, pues que no ha seydo en mano de nadie dexar de ayer subcedido las cosas á la manera que han passado. Para mí, yo pienso que pecados de los unos é desmerescimientos de los otros fueron la rayz de sus alteraciones y el fundamento de los tristes edeficios, que tan desastradas é malas muertes les causaron; y no sin causa aquel espejo de paciencia dixo: «No hay cosa en la tierra - hecha sin causa» ?. Y esta no somos jueges los mortales para la juzgar. Y por tanto _remitámosla al universal juez de todos: al qual plega perdonar los muertos, por quien padesció en la cruz, é dar gracia á los vivos para que se enmienden é le sirvan, y escarmienten en cabegas age- nas, pues tantas han padescido (y tene- mos por dechado) demás de aquel verda- dero enseñamiento é aviso que la mesma verdad por sus Evangelistas nos apercibe é certifica: «Que con aquella medida quemi- diéremos, seremos medidos?. Y si lo quere- 3 In qua mensi fueritis, remetietur vobis (Mare., cap. IV; Luc., cap. VI). 336 mos mirar, cada dia se ve palpable, assi en el discurso destos compañeros é capi- tanes Almagro é Picarro, como en los que los han seguido é otros muchos. Passemos á la triste é mal pensada muerte del marqués don Francisco Picar- HISTORIA GENERAL Y NATURAL ro, Óó marqués descuydado é imprudente, é álo que hace al caso de la historia é subgession de aquellas cosas de la gober- nacion é tierras é mares australes de la Nueva Castilla, que impropriamente el vulgo llama Perú. CAPITULO 1. En que se tracta del trance é forma de cómo passó la muerte del marqués don Frangisco Pigarro, gober= nador é capitan general de los reynos é provincias é costas é mares de la Nueya Castilla. S | k, que más puntualmente quisiere en- tender las historias, en los capítulos par- ticulares ha de venir instructo é informado del orígen que traen; é assi en este pres- sente libro conviene, para mejor gus- tarle, aver leydo los dos que le son pre- cedentes, de donde se comprenden las diferencias de los dos capitanes, el ade- lantado don Diego de Almagro y el mar- qués don Francisco Picarro. Y en especial ha de tener notado quién son aquellos que aqui llama la historia de Chile, por los quales se entienden los mílites, que fueron con el adelantado don Diego de Almagro al descubrimiento de la provin- cia de Chile, é que con él se hallaron en el rompimiento, en que fueron vencidos é desbaratados por la parte de los pigar- ros, en que quedó victorioso el comen- dador Hernando Picarro, teniente de ca- pitan general por su hermano el marqués don Francisco Picarro. En la qual jorna - da fué presso el dicho adelantado, é mu- cha parte de su gente muerta é pressa, é lo que peor es, muy ultrajosamente trac- tados, é con muchas cuchilladas por las - Caras despues de pressos é rendidos al- gunos malamente ofendidos, é desde allí - Adelante escarnescidos é robados; é aun tal ovo que despues le mataron en la ca- ma, estándose curando de las heridas, tró á visitar, é le preguntó si era él Pe- dro de Lerma; é cómo dixesse que sí, le dió otras muchas heridas é lo acabó de matar, aunque él estaba tal sin esso que no podia escapar. La causa desta maldad fué que avia, como valiente hombre, peleado muy bien é señaládose en la batalla, pues quél fué el que encontró é derribó en ella á Hernan- do Picarro: é porque el caso fué tan feo, acordó aquel que le cometió, que para su seguridad le convenia (pues tenia los jue- ces é quien mandaba la tierra á su pro- póssito), que era bien ser juzgado por ellos é absuelto de su tacañeria é delicto. Y as- si se pressentó en la cárcel, é alegando: sus méritos é llamándolos señalado ser- vicio fecho á Dios é al Rey, fué condena- do en un marco de oro, que son cinqiien- ta pessos; é desde á pocos dias despues le dió el marqués un buen repartimiento de indios. z Assimesmo es menester quel letor ten- ga sabido cómo despues el adelantado don Diego fué injustamente é só color de justicia muerto, é con pregon público descabecado por tirano, con el auctori- dad de Hernando Picarro, como más lar- gamente se dixo en el libro XLVIIL, capí- tulo XIX. El qual fué 4 España á la córte de Céssar, donde por el ausencia del Em- perador, nuestro señor, su Real Consejo lo mandó detener presso; é defendiendo - ers os le acusó . a DE INDIAS. LIB. pringipalmente un cavallero, llamado Die- go de Alvarado, amigo é albacea é te- niente del adelantado, é á quien dexó en- comendado á su hijo don Diego de Alma- gro, en cuyo nombre acusó sus delictos é culpas al dicho Hernando Picarro, é fué en su seguimiento. É tractándose esta causa, fué proveydo el licenciado Vaca de Castro , del Consejo de Su Magestad , ca- vallero de la Órden de Sanctiago, por presidente, en cierta forma, de aquellas partes é tierras é mares australes, é des- ta é la otra parte de la línia equinocial en la Tierra-Firme, de cuya venida se hi- co mencion en el libro ques dicho, capí- tulo XXI. Y este cavallero continuó su viaje para poner en efetto lo que le fué mandado, é tener en justigia á aquellas tierras. Teniendo lo ques dicho el letor en la mente, si quiere ser informado de qué manera murió el marqués don Francisco Picarro, ó le mataron, sabed que fué desta forma. Cansada la fortuna de seguir á su ho del adelantado, llamado assimesmo don Diego de Almagro, é los de Chile, sus amigos, é teniéndolos ya puestos en el mayor extremo de trabaxos que ser po- dia, y seyendo todo guiado por la mano é rigor del gobernador ó. marqués don Francisco Pigarro é de sus justicias é ser- vidores, determinada assimesmo con los unos é los otros de cambiarles sus esta- dos. É á cabo de tres años que padescian é atendian los quexosos, esperando el remedio que la Cessárea Magestad les en- viaba con su presidente el licenciado Va- ca de Castro (al qual cada dia pensaban ver en aquella tierra, é confiaban que con su llegada se les administraria algun con- suelo, é que desagraviaria assi al dicho dou Diego como á sus amigos de los ma- - Jes é desafueros que le avian hecho, é cada dia les hacia el gobernador), es- ta esperanca los sostuvo, atendiendo ca- ALFUE CAPO 357 da hora al nuevo juez. E teniéndole ya á la puerta, que era en la costa de la mar austral, por nueva cierta certificados, si- guióse que diez dias antes que sangre se vertiesse con mano armada en la cibdad de Lima, álias de los Reyes, ó que se si- guiessen los homicidios que aqui se dirán, se publicó é dixo en aquel pueblo, en- tre los amigos del gobernador é sus par- ciales, quel dicho presidente que yba á tenerlos en justicia, era muerto en la mar: é junto con ello se degia, que ya que á aquellas partes yba, no era para ser ri- guroso contra los chripstianos, sino para hacer sus negocios, dándoles más favor del quel gobernador tenia. Trás aquestas nuevas supo don Diego quel gobernador se apercebia é pertre- chaba de muchas armas de todo género dellas para le matar á él é á sus amigos los de Chile, é á los que vivos quedassen dellos echarlos de la tierra, de arte que no le quedasse en ella escrúpulo ni per- sona que le pudiesse dar estorbo é pessa- dumbre. A Llegado esto á noticia de don Diego, que estaba en alguna manera confortado, esperando al presidente (en quien des- pues de Dios pensaba que consistia su re- medio) la víspera de Sanct Johan de junio. de mill é quinientos é quarenta y uno, no - faltó quien le dixesse (de cierto) quel go- bernador queria yr á le matar á €l é á sus amigos que consigo tenia, é de hecho dar sobre él. É teniéndolo por cierto, recogió en su casa hasta cient hombres de sus amigos, é algunos dellos con assadores, por no tener otras armas para su defen- sa, porque no les convenia buscar otras ni dar causa á que fuessen entendidos. Passado aquel dia con mucho temor é cuydado de pensar que cada hora avian de ser combatidos é rescebir la muerte, acordó don Diego quel capitan Johan de Herrada (á quien él tenia por padre des- pues que perdió al que lo era) fuesse 4 A : E 339 hablar al gobernador de parte de ambos, é le dixesse que por qué queria usar de tan grand crueldad con ellos é con sus amigos, y en pago y demás de los infini- tos trabaxos é persecuciones que cada dia les hacia los queria matar. Y despues quel capitan Herrada le dixo lo que le paresció en el caso, hallóle tan seco é desabrido en su respuesta, que salió de casa del go- bernador el más descontento hombre del mundo, é aun conosció en él que estaba de mal propóssito. Visto aquesto, é que no lo aprovechó decir que si le avian dicho algunos chismes, que muy de rayz se in- formasse de la verdad é no diesse crédito á los revolvedores, que les levantaban Jo que no era, él se volvió á la possada de don Diego, que era la de ambos, muy desesperado de ver el rigor é mala res- puesta del gobernador. El domingo siguiente, que -se contaron veynte é seys del mes é año dichos, no salió el gobernador de su casa ni fué á -—missa, é á las nueve horas: del dia, es- tando la gente del pueblo ó la mayor par- te en la iglesia, é don Diego en su possa- da con algunos de sus amigos, y el capi- tan Johan de Herrada acostado en la cama en su apossentamiento de la mesma casa, é descuydados de lo que se siguió, é co- mo lastimados contemplando en sús tra- baxos passados é pressentes, é que de cada dia le subcedian más; entró un hom- bre á hablar con Johan de Herrada, é dí- -xole que pessasse á tal, que cómo esta- ba tan descuydado y en la cama, quel gobernador no avia ydo á missa y estaba en su casa armándose para yr á matarle á él é á don Diego é. á los que con ellos -—hallasse de sus amigos; é assi se lo certi- -———Sicó. Estonces, aburrido el Johan de Her- - rada, parescióle que era mejor morir en de placa que en casa, é acabar aquellos 1h )res amigos. qe = ! 1e- ad y dead Sor ==. ra 1 =e con uno solo: HISTORIA GENERAL. Y NATURAL ron dando voces por la calle, desnudas las espadas en las manos, diciendo: «Vi- va el Rey é libertad». É atravessaron la plaga de la cibdad de tal manera, que al- gunos de los que los vieron los tovieron por repressentadores de farsas; é fueron á las casas del gobernador, é con el ape- llido ya dicho entraron, é atravessaron dos patios y en ellos tres puertas sin al- guna resistencia; é subiendo por una es- calera, toparon á Francisco de Chaves, que era un vecino de aquella cibdad, amigo é servidor del gobernador, al qual mataron. É á los gritos el gobernador se retruxo de una sala, donde estaba depar- tiendo con más de treynta hombres en conversacion, á una recámara, donde pa- ra entrar á ella avia tres puertas peque- ñas; é sin ofender á ninguno otro de los que estaban con el gobernador, se entra- ron hasta donde él estaba, al qual halla- ron vestidas unas coracas é una celada en la cabeca, é le mataron de una estocada que le dieron en la garganta. É tambien mataron á Francisco Martin de Alcántara, su hermano (los quales, segund dicen, pelearon muy bien en su defensa: y el gobernador antes que le matassen, mató uno de los hombres de Chile). É assimes- mo mataron dos pages del gobernador, que estaban con su amo defendiéndole: por manera que fueron los que allí murie- ron é salieron heridos, que despues mu- rieron, ocho españoles é un negro. Hecho aquesto , salieron los de Chile á la placa, donde don Diego de Almagro é otros amigos suyos estorbaron que no se hiciesse daño alguno á vecino ni á otra persona. Paresció lo ques dicho permis- sion divina, porque no pensára hombre alguno que era posible acometerse tal co- sa é salir con ella tan breveménte é de tal manera; porque todo fué en espacio de media hora. - Passado aquel fiopelo, quedó la dl DE INDIAS. LIB. da é pacífica é los moradores della á uná voce diciendo que Dios avia querido que assi se hiciesse por las obras del mar- qués, que avian seydo tales que divina permission fué que assi muriesse. É atri- buyeron á miraglo lo acaescido porque pocos dias antes que acaesciesse ovo en aquella cibdad muchos pronósticos é hablas, assi de españoles como de in- dios, en semejanca de lo que subcedió (y aun se predicó en el púlpito pocos dias avia antes quél muriesse). Cosas son dis- pensadas por Dios, pues paresge queste Inarqués murió segund la vida higo: y ved en qué paró: que aun no tuvo (el que poco antes mandaba aquellas partes) quien le llevasse desde su casa á la iglesia: que * quatro ó cineo indios lo llevaron en una manta, é aun le faltó tierra para acabar de cobrir su sepoltura. Passado esso, aquel mesmo dia, junta- do el cabildo de aquella cibdad en su re- gimiento, nombraron por gobernador á don Diego de Almagro, paresciéndoles que assi convenia, hasta tanto que Sus Magestades proveyessen lo que fuesse su real servicio: el qual fué obedescido por tal gobernador, é luego despachó sus mensajeros á los otros cabildos é pueblos -(que los españoles tienen poblados en aquella gobernacion) para que lo oviessen por bien é se estoviessen en sus casas é haciendas y en todo reposso; diciéndoles que su intencion no era de quitalles nada de lo que tenian, sino de acrescentarlos - é mejorarlos; é quél é sus amigos tenian por cierto que en viendo Su Magestad Cessárea las justificaciones que de su par- te oyo é justas causas para hacer lo que se higo, tenian porcierto que además de aver servido en ello, se les daria premio é mercedes por lo hecho, é que quando otra cosa fuesse su real voluntad , obe- descerian pecho por tierra. Yo he tenido por costumbre en estas historias de dar los testigos en lo que 359 pressente no me he hallado; é cómo este caso es de mucha importancia, aunque de muchas maneras é personas lo avia en- tendido, .no me confiaba de sus varias relaciones para escribirlo tan puntualmen- te como la verdad lo requiere: porque puesto caso que muchos é todos los que lo decian concluian que al marqués avian muerto, en la forma de cómo passó dis- crepaban. Pero despues ví una carta del mesmo don Diego de Almagro, que es- cribió al reverendíssimo señor presidente é obispo don Alonso de Fuenmayor (que en esta Real Audiencia de Sancto Domin- go presidia) la qual yo leí, é por la re- lagion della noté lo que he dicho. La fe- cha desta carta dice que fué en la cibdad de los Reyes á quince de julio de mill é quinientos é quarenta y un años, que fué veynte dias despues de muerto el mar- ALVUL “CAP. T. -qués. Demás desta letra ví é leí otra dirigida assimesmo al señor presidente, que le es- cribió un hidalgo de los antiguos pobla- dores de la Tierra-Firme, llamado Esidre de Robles, persona de honra é buen crédito é apartado de las passiones de los Picarros é Almagros, é que há veynte é ocho años ó más que los conosce é trac= ta. Este se halló assimesmo en aque-- lla cibdad en essa sacon quel marqués fué muerto; é cuenta lo que passó quassi de la mesma manera que se ha dicho de sus- so, é aun escribe que con el gobernador don Francisco Picarro estaban treynta é tres españoles, é que ninguno ovo que fuesse para cerrar una puerta; é quel dot- tor Johan Blazquez, que era teniente de gobernador, se avia dexado caer por unas paredes en una huerta, é assi escapó. É que cómo la gente, que estaba en la sa. la, vieron venir los de Chile , é que se en- tró el gobernador en su cámara á se ar- mar, se echó unas coracas encima é tomó un lancon é mató á un Narvaez de los de Chile, é les entraron tres ó quatro puer= 360 tas; é que al tiempo quel gobernador se retruxo en la recámara, como es dicho, los que estaban en la sala se descabulle- ron, é se higo lo ques dicho en tan bre- ve tiempo, que no ovo lugar de acudir vecino ni otra persona. É luego comen- caron á salir más gente de pié é de caba- llo de los de Chile, é tomaron todos los caballos é armas de los vecinos é mora- dores de aquella cibdad de los Reyes: y el mesmo dia en la tarde se juntó el cabildo, y eligieron á don Diego de Almagro por gobernador hasta que Su Magestad pro- veyesse , é por su administrador al capi- tan Johan de Herrada. Y en seyendo res- cebido al officio, quitó las varas á los al- caldes y eligió otros, y envió sus mensa- eros á los otros pueblos de aquella gober- nacion, para que le oviessen por tal -8o-. bernador. Dice este hidalgo que la causa deste desconcierto han seydo los del Consejo, que han querido tanto favorescer al go- bernador muerto, assi con cartas como _ en la tardanca del juez, y en lo que se sonaba de Ja poca justicia que querian guardar á los de Chile ; é que de aquesto ha precedido lo áciencido, é quiera Dios que no passe adelante é se pierda aque- ta tierra; é que los clérigos hacian cada dia plegaria por la paz, ques en me- nester. Dice assimcsmo que cree que lo passa- do no fué en manos de los que Jo hicie- ron, sino porque Dios lo permitió; por- que partiendo la hostia é quebrantando muchos juramentos é pleytos homena- ges é de burlarse con Dios, vienen á pa- rar en cosas semejantes. - Tambien dice que la noche antes que o “acontesciesse la muerte del gobernador, _ fueron á él su secretario Antonio Picado ye | cura de ¡aquella cibdad é le avisaron ne le erian_ matar; é dicas: que. les. E 3 de « - Magro, HISTORIA GENERAL Y NATURAL tenian nescessidad dél, decian aquello. Dice más: que por ser miserable é no tener en su casa persona de bien ni una guarda, é lo que tenia le venia ancho, vino á morir desastradamente, é de forma que quando le ovieron de enterrar, le ]le- varon á la iglesia dos Óó tres negros, é que quassi no se halló ningun español á su enterramiento. Dice más: que hasta quando este es- cribió su carta, ques fecha á los quince de julio del año ques dicho , no se sabia del juez Vaca de Castro cosa alguna cierta, si- no que se decia que llegó á Puerto Viejo; é que tambien se decia quel gobernador de Popayan, Sebastian de Benalcácar, ” avia prendido al adelantado don Pasqual de Andagoya, gobernador del. rio de Sanet Johan é otras provincias; é que avia enviado trescientos hombres á lo de la Canela á requerir al capitan Goncalo -Picarro, que decian que avie entrado el viaje de la Canela con más de doscien- tos hombres. (Destas otras materias que Esidré de Robles dice en su carta la his- toria lo cuenta más largamente en sus lugares apropriados). Tambien dice que segund los de Chile han padescido más há de tres años y es- tando afrentados é algunos dellos injuria- dos, assi de cuchilladas por las caras co- mo de otras afrentas, no han mirado en las passiones passadas, ni han querido más venganca que en solo el gobernador; é que ha seydo mucho, é ques de se lo tener en mucho ; é que un hidalgo que se dice Sotelo, teniente de don Diego de Al- | lo ha hecho muy bien, porque de la casa del secretario Picado que ro- baron, avia hecho parescer todo lo más de la plata é oro, que le avian tomado; é que no se consintió que á mercader ni vecino alguno se robasse ni fuesse hecho mal tractamiento, exgepto que les toma- e ron los caballos é armas por estonces. A lt DE INDIAS. LIB. XLVIHML. CAP. IL 361 CAPITULO IL En quel historiador dige por qué causa el cabildo é regimiento de la cibdad de los Reyes nombraron al ca- pitan Johan de Herrada administrador de la persona del nuevo gobernador don Diego de Almagro, é quién es aqueste capitan Johan de Herrada. É decláranse algunos passos de los que de susso se han di- cho en el capítulo precedente, para que con más [agilidad el letor comprehenda la historia pressente. No entiendo loar cosa mal hecha ni pen- sada en ofensa del prógimo en ninguna manera; porque no compete á mi offigio de leal historiador, ni es justo ni honesto que ninguno se atreva, sin ser juez com- petente, á poner las manos en persona -que repressente ó tenga auctoridad real é gobernacion en la tierra. Antes digo quel que tal error comete, incurre en gra- ves penas é delictos, y es digno de no- table castigo. Y assi entiendo que ni Her- - nando Picarro fué juez para matar injus- tamente, ni de otra manera, al adelan- tado don Diego de Almagro, ni el capitan Johan de Herrada tenia comision bastan- te, más de solo su temerarío atrevimiento é desesperado é loco juicio, para poner las manos en el marqués don Francisco Picarro, para vengarse dél, matándole de la manera ques dicho ni de otra for- ma. Porque aquello tal es ofender prime- ro á la preheminengia é auctoridad real, é notorio desacatamicnto del príncipe, á quien solamente compete el castigo é cor- region de sus jueges é personas de gran- des é preheminentes cargos é títulos. Jun- to con esto me paresce que un goberna- dor descomedido é ultrajoso excusa de tales atrevimientos, é como agresor tie- ne la culpa de sus malos subcessos. Assimesmo digo que ha muchos años que conozco al marqués don Francisco Pi- carro é le comuniqué; pero nunca le tuve por tan hábil para gobernar como para ser mandado. Túvele por hombre valiente de su persona (y assi lo fué) y en esso él tenia probada su intencion (aunque cru- do); pero en lo demás poco aparejo tenia TOMO IV. su persona é habilidad para tan grand cargo como tuvo. Y assi, considerada su poca prudencia, hallaron los rebeladores é malos terceros entrada con él para . quantos males en aquellas partes se han seguido; y halló su hermano Hernando Picarro puerta para exercitar su sober- bia, despresciando la calidad é ser del marqués, para juntar con tales ocasiones su dañada intencion. Los quales materia- les fueron las brassas, que encendieron todas las passiones é trabaxos que la his- toria ha contado; porque demás de ser soberbio á natura, tenia en poco al mar- qués, é claramente decia (y aun públi- co) que era un asno; y el marqués, de mal apercebido y confiado dél, le dió tanta parte, quél no la tenia, ni queria estorbar cosa que Hernando Picarro qui- siesse. Y assi de lance en lance revolvió á los dos adelantados é compañeros, que desde que se juntaron, seyendo pobres soldados, avian estado en buena paz y concordia, y se avian hecho ricos con la diligencia del Almagro - y escaseca de Francisco Picarro; y enconándose más las diferencias que este tercero les causó, pararon las vidas de ambos gobernado- res en malos fines. | "No quiero detenerme más en esso; pues la historia ha dicho el rompimiento é ba- talla campal que de una parte é de otra passó, quedando vencedores los picarros, sin dexar la venganca ni excusar mal- tractamiento contra los vencidos, ni cruel- dad ni ultrage, ofendiendo su mesna nascion; por lo qual no es de maravi- lar sí entre tantos hombres de honraé za 46 362 hidalgos que por sus linages é personas no avian de ser assi vituperados, ha avi- do un Johan de Herrada, que demás de aver seydo mayordomo é criado é amigo del adelantado don Diego de Almagro, se determinasse de vengar una muerte tan injusta como vido padescer á su señor. Pero non obstante esso, todavia digo que - por ser official real é gobernador el mar- qués, no debia tomar essa venganca otro alguno por su espada, pues la ofensa de Almagro no avia de ser castigada por otro particular, sino por el Rey solo ó su es- pegial mandado. Mas las vejagiones que á muchos que en particular y en general, é ofensas ultrajosas fechas á esse capitan € 4 los otros de Chile, é la continuacion dellas en tanto tiempo, no podiéndolas ya tolerar ni sofrir, aviendo esperado el remedio de la justicia tres años, fué cau- sa quel Rey fuesse desacatado por tal for- ma, y el mal consejado marqués muerto. No tengo por menor crímen aver echa- HISTORIA GENERAL Y NATURAL mucho en el sosiego é alteraciones de aquellas partes, aunque no le faltaron muchos trabaxos en la mar y en la tier- ra, y enfermedades, que fueron grand estorbo en estas cosas, demás del luengo viaje, como se dirá en el capítulo si- guiente. Tornando al capitan Johan de Herra- da, cómo estaba lastimado é halló tan se- . ca é mala respuesta en el gobernador, de- terminóse de morir é hacer lo que hico; porque demás de sus trabaxos, le fueron á decir quel góbernador se armaba para yr á matar á don Diego é á él, ¿4los de- más sus amigos. Y cómo don Diego era moco de diez é ocho ó veynte años, acor- dándose que su padre fué muerto mala- mente, é que á él le dexaron pobre es- perando ser grand señor, no me mara- villo que assi la edad como otros estímu- los é otras muchas causas, é la compañia de los apassionados de Chile, que á su lado andaban y eran amigos de su padre é suyos, no le dexassen entender un nego- cio tan grande é tan peligroso como era caer en tal delicto. Y aunque todos los de- más de la otra parte de los picarros eran sus enemigos, é los neutrales no se mos- . traban á pró ni á contra, aunque por in- dustria honrassen ó lagoteassen al maris- cal, para mí yo creo que don Diego fué la menor parte y el de menos culpa en lo subcedido , non obstante que los de Chi- le le tovieron por su cabeca, por ser el principal ofendido y para se sostener á la sombra de averle lástima, y por lo que amaban al padre, y porque el hijo no es- taba menos bien quisto; ques quanta he- _rencia le quedó (y téngola por muy gran- de) juntamente con que quantos le co- noscian le loaban mucho de virtuoso é valeroso mancebo é digno de tan famoso y excelente padre, puesto que desdi- Chado. Ss ; € Enaverle elegido gobernador en tan- 2 loque Su Magestad provee me paresce DE INDIAS. LIB. -XLVIIL CAP. Il. que los regidores de aquella cibdad de Lima, álias de los Reyes (ó de los ruy- dos), lo miraron como buenos servi- dores de Sus Magestades por muchos res- pectos: assi por excusar escándalos, co- mo porque pudiera ser que si otra cosa se hiciera, no salieran con ello é libraran mal; é aun porque conformándose con el tiempo, no quisieran poner sus vidas é ha- cienda en contiendas que no sabian en qué pararian, viendo los negocios enca- minados de la forma que estaban, é avien- do los homicidiarios comencado en la principal cabega. Y tambien me paresce que aquellos regidores acertaron en dar al nuevo gobernador por coadjutor al Jo- han de Herrada, pues vian que aquel era más parte que otro para hacer lo que qui- siesse; y en caso quellos no le dieran el cargo por amor ó por temor de su perso- na, él se lo tomara, y el don Diego, as- sí como assi, no avia de hacer más de lo. quél le dixesse. Tambien los movió á tal elegion ver - quel dicho capitan era hidalgo é hombre valeroso, é á quien avian de seguir otros . muchos, porque á todos los de Chile les paresció que aqueste avia restaurado la honra de todos é los avia vengado, é que todos eran obligados á morir con él; y en la verdad, como Esidre de Robles dice en su carta, este capitan é los de su pro- póssito usaron de gentilega, é como hom- bres nobles, ellos é don Diego : se conten- taron con lo ques dicho, sin hacer más daño ni aver respecto á lo passado, ni aver querido imitar á lo que sus enemi- gos higieron viéndose vencedores. Quereys saber quién es este capitan, yo os daré unas señas, para que aunque no le ayays visto ni le conozcays, ni ol- videys su nombre ni ignoreys quán expe- rimentado estaba en trabaxos; é no de los comunes á otros hombres, sino de los 4. Deposuit potentes de sede et exaltavi humi- 363 que nunca se oyeron sus semejantes ni tan excesivos. É por evitar prolixidad, leed el capítulo Y del libro precedente, é notad lo que le contesció, yendo á buscar al adelantado , su señor, la via de Chile, é no os maravillareys de la estocada del marqués ni de las muertes de los que con él mataron: hombre era que avia visto muchos muertos, é aun dellos supo ha- cer una muralla ó reparo para se defen- der del viento é frio en aquel viaje de Chile. No quiero consentir la culpa, que algu- nos dan á los señores del Consejo en no aver proveydo antes en estas cosas, des- pues que supieron la muerte del adelan- tado don Diego de Almagro, pues que la ausencia del Emperador, nuestro señor, estando en Alemania en favor de la fée é religion chripstiana, sobre las cosas del herético Luterio é sus secaces, ha sey- do el mayor estorbo de todos para la di- lacion é tardanca del juez, é determina- cion de la prission de Hernando Picarro, é venir el que en aquesto del Perú avia de venir á entender. Las cartas de favor que dicen quel mar- qués tenia, no se deben juzgar por injus- tas, pues seria posible é conviniente que * se escribiessen por las causas, que no en- tiende la ignorancia del vulgo ; 6 aquellas no serian de perdon ni para que se de- - Xasse de hacer justicia en su tiempo, si- no para más justificacion de la real cons- fiencia. Y si algunas cartas tales ovo, tampoco se debe creer que á voz de con- sejo ni acuerdo se escribiessen, sino de algun particular consejero , á quien no fal- tará con el Rempo su castigo, si tal error cometió. No me maravillo de ver á los próspe- ros derribados ni á los baxos encumbra- dos, porque suele Dios quitar los poten- tes de las sillas é levantar á los humildes *. les (Cant. Beat Mariz). . 364 Y como dice el Vicario de Chripsto: «Dios resiste á los soberbios y da gracia á los humildes*». Officio es cotediano en el mundo las mudancas de las potencias humanas y revoluciones de los Estados. Yo ví al sereníssimo rey Federique de * Nápoles en su prosperidad é reyno, é le ví salir dél é perderle, é yr por el mun- do con su muger é hijos , y él y ellos mu- rieron por casas é tierras agenas; y sos- pecho que fué más por pecados de sus súbditos que por los proprios , porque fué un muy excelente príncipe, é la reyna, su consorte, una sancta, é sus hijos peque- nos, que sus pecados serian de niños, porque tal era su edad. Ví assimesmo al señor Ludovico, du- que de Milan, que fué uno de los princi- pales príncipes de chripstianos, é vile derribado é quitado el Estado; é por la traycion de los suigos (que á sueldo te- nia) fué presso é vendido por ellos al rey Luys de Francia, el qual le puso en una jaola, donde murió. Ví al rey de (sranada, antes de lo ques dicho, perder su reyno; é fué á morir desterrado é pobre en África. Ví á don Céssar de Borja daque de Va- lentinoes, próspero, é halléme en Italia, quando ganó muchas cibdades é villas é castillos en la Romaña; é víle despues presso en Medina del Campo en la Mota, de donde se supo soltar; pero no supo enmendar su vida é soberbia, é fué 4 mo- rir en Navarra, donde le mataron espa- ñoles, pero peleando como valiente ca- vallero: é caydo, le desnudaron en cueros los lacayos, por quitarle las armas é lo demás. Tambien ví á Monssior de Borbon, en- O -cumbrada su fortuna; é seyendo capitan e a general del Emperador, nuestro señor, a -0vO ca a famosa da en HISTORIA GENERAL Y NATURAL que fué presso el poderoso Rey Francis- co de Francia , el qual fué traydo á Es- paña y estuvo presso algun tiempo en el alcácar de Madrid: é quedando Borbon tan honrado é victorioso en Pavia, desde á poco tiempo puso á Roma á sacomano, donde de un escopetaco ó arcabuz fué muerto, porque se atrevió á Dios € á su Yglesia. Estos que he dicho son pocos en nú- mero , é porque todo acaesció en nuestro empo é hay muchos testigos de lo uno é de lo otro: é de los antiguos podria traer á consecuencia tantos, que no bas- tasse papel ni el tiempo para decirlo. Y aquestos que ví, eran sabios, é no dexó por esso la fortuna de hacer su oficio é las mudancas que he dicho: la qual tuvo assaz menos que hacer en derribar á Al- magro é Picarro, que aunque tuvieron más oro é plata que los que se han me- morado, tenian poca calidad é prudencia en respecto de los que he traydo aqui á la memoria del letor. Ninguno dexe la vela de su persona é ánima, ni se desacuerde que dice la mes- ma verdad para Sanct Matheo: «Sed prudentes, como serpientes, é simpli- ces como palomas; é guardaos de los hom- bres» ?. Esto es lo que hace á nuestro caso; y no es mucho que al marqués Francisco Pigarro le llevassen á enterrar en una manta negros ó indios, como lo escribieron los testigos que tengo dicho en sus cartas, porque aunque para la hon- ra mundana sea notable passo, no va mu- cho en ello ni tanto como en qualquier forma que sea, muera el cathólico chrips- tiano en verdadera penitencia, loando é conosciendo á Dios. Y aunque, como di-- cen, faltó tierra para acabar de cobrir la sepoltura del marqués (ó que se quedá- ra sin ella), muchos e en el infier- -— simplices sicul colla, lis aulem ab homini- . 5 E bus a + a e - DE INDIAS. LIB. XLVIIL. CAP. IL. no con sus sumpltuosos mausoleos acá: y muchos carescieron dellos é de se- mejante fausto, que gocan de la gloria, porque temieron é amaron á Jesu Chrips- to. Verdad es que lo ques dicho, paresce cosa no vista ó contra lo natural; porque como una sepoltura se abre é la tierra que se caba está tupida é muy unida de su natura, é abierto el hoyo, el cuerpo ' que se añade é ponen dentro sepultado assimesmo ocupa lugar, é despues vol- viendo la mesma tierra á poner encima, por bien que se pisse , siempre sobra tier- ra é no falta. Passemos adelante. Dice la carta que he dicho que estaban con el mariscal treynta é tres hombres quando le yban á matar, é que aquellos se descabulleron é se fueron: no es de maravillar, porque como dice el Apóstol: «No hay ninguno que conozca lo que está en el hombre, salvo su espíritu, que está dentro dél» *. Posible seria que á alguno de aquellos les plugo su muerte. El casoes que estaba assaz mal quisto en lo que le culpaban de aver partido la hostia con su compañero el adelantado don Diego de Almagro; y en la reconciliagion despues en sus diferencias ovo juramentos é pley- tos homenages é averlo todo quebranta- do, é atrevídose á su consciencia, mejor fuerase acordára de lo que dice Sanctiago en su epístola cathólica: « Ante todas las cosas, hermanos mios, no querays jurar por el cielo a por la tierra, ni algun otro juramento» ?. Quanto más que claro está que lo tal es yr expresamente contra el mandamiento divino, jurando el sancto nombre de Dios en vano; y assi permitió que los que le fueron á avisar (como di- cen que fué un clérigo é su secrelario 4 Quis enim hominis scit que sunt homine, ni= si spiritus hominis, qui in ipso est? ( Ad Corinih., cap. 1) 2 Ante omnia aulem , fralres mei, nolite jura- 309 Antonio Picado) é le dixeron que le que- rian matar, y él nolos creyó, no lo pu- dieron estorbar los hombres: porque las señas que en el gielo están determinadas, no es parte bastante la diligencia humana para las revocar. Mayor é más poderoso fué el empe- rador Jullio Céssar, é tampoco le fal- taron pronósticos é avisos antes de su fin; pero como estaba acordado en el más alto tribunal el fin que avia de aver, quando le mataron Bruto y Casio é otros conjurados contra él, no aprovechó aque- lla letra que so solor de libelo, le fué da- da para que se guardasse, la qual des- pues de muerto la tenia en la mano iz- quierda apretado el puño. Este aviso, quando entró donde le mataron, le dió Arthemidoro, segund dice Plutarco 3, é otros digen que se lo dió otro; pero dé- le quien quisiere, quél ni le pudo leer ni le escapó de la muerte. Tornando al marqués don Francisco Pi- carro, no hallo desculpa á su descuydo y - escasega, pues que de avaro é de mal des- pendedor, no fué para traer consigo cin- qúenta hombres siquiera de guarda é bien pagados: é fuérale mayor utilidad que sobrarle en las caxas las pagas que les avia de dar; é assi las que avia dado el adelantado don Diego de Almagro por otros respectos é por ser liberal é bien partido, essas é los más dineros que de- xó pagados á sus amigos, fueron su ven- ganga é la muerte para su enemigo. Per- done Dios al uno é al otro por su miseri- cordia, y tomen exemplo los hombres en ellos, é verán qué fructo se saca de los thessoros temporales. re, neque per coelum, neque per terram (Sanet Ja- cobo, Epist, cath., cap. V). 3 Plutarco, In vita C. Julii Cesaris : item Sue- tonio. 366 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO UL. De parte del subcesso del camino trabaxoso del ligenciado Vaca de Castro, que fué enviado por presidente de la Nueva Castilla, pies que por Sus Magestades fué - proveydo el licenciado Vaca de Castro, del Consejo Real é cavallero de la Órden militar de Sanctiago, por presidente de los reynos de la Nueva Castilla, assi por sus letras é prudencia é valor de su per- sona, como porque el marqués don Fran- “cisco Picarro era assimesmo cavallero de + la mesma Órden é toviesse el juez al pro- póssito de su hábito, dando efetto á su - camino, llegó á esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española un miérco- les veynte é nueve de diciembre del año de mill é quinientos é quarenta. Y luego entendió en * se proveer de navios é caba- llos é lo que más le convino para conti- nuar su viaje, é salió del puerto desta cibdad un domingo en la noche, cinco dias de hebrero del año siguiente de mill ¿ quinientos é quarenta y uno, con tres caravelas, muy bien acompañado é pro- veydo: é continuando su navegacion, le dió una tormenta grande, que les turó tres dias de mucho trabaxo é riesgo, é aportó á las islas de Secativa (alias de Sanct Blas). En fin, desde á trece dias que de aquel punto salió, se desembarcó en el puerto del Nombre de Dios, bien fa- tigado el licenciado é su compañia; é pas- só desde allí por tierra á la cibdad de Pa- namá, á la qual llegó á los veynte é seys del mesmo mes de hebrero:: é allí volvió - á su navegacion, y embarcóse en aquella Otra mar del Sur en el mes de marco de ES aquel año, é anduvo por la mar, donde no q faltaron id nuevos ze 6 > De aa de Oviedo: las siguientes que no carecen de cierto interés históri= visitar e esta fortalega, que comision tormentas, tanto que en el Perú le conta- ban por muerto, é aun acá se tuvo sos- _pecha que fuesse perdido. Despues, á los quatro de noviembre, llegó á esta cibdad el capitan Peña (nuestro vegino ); y este dixo que era vivo, del qual yo me quise informar del viaje del licenciado Vaca de Castro. É me dixo (y fué assi) quel li- cenciado se embarcó en Panamá en un galeon del dottor Sepúlveda , y en su con- serva otros quatro ó cinco navios, y des- sos era uno un galeon del marqués don Francisco Picarro: é con esta flota fué hasta la isla Gorgona, y en surgiendo allí, sobrevino tan rescia tormenta, quel ga- leon ó capitana garró é se le quebró el ca- ble: é de pura nescessidad todos essos navios y el galeon se hicieron á la vela, é los demás navegaron al camino derecho de su viaje, excepto el del licenciado, que no pudo é tiró la vuelta de Panamá. Y cómo los de los otros navios dixeron acullá en la cibdad de los Reyes lo que les avia acaescido, é passaron muchos dias quel ligenciado no paresció ni supie- ron dél, contábanle por muerto ó perdi- do. El qual anduvo por la mar de unas partes á otras temporigando, é quando el tiempo se abonancó, volvió ásu via; pero en cinqiienta dias ó más no pudo doblar el promontorio ó cabo que llaman de Sanct Francisco, é tornó á volver atrás hasta la isla de las Palmas, ques á cinco leguas de la bahia de la Cruz; é quando allí llegó, ya se avian juntado con él otros dos Ó tres navios, é mandó que fuessen e »del Emperador, nuestro señor, para ello) é prove- -»yó todo lo que le paresció ser conviniente á su »rehedeficacion é en lo demás, é é junto econ e en- : Dlendió $ a: : DE INDIAS. LIB. XLVI!. CAP. Ill. dos bateles en busca de algun puerto, si le oviesse, porque aquellos pilotos nunca avian allí entrado. Y cómo en aquel an- con ó bahia entran muchos rios, proban- do á entrar los bateles por algunos é no les satisfagiendo, y en otros no hallando dispusicion, ya que se querian volver á los navios, vieron un bergantin que salia de un rio de los de la mesma bahia, el qual enviaba á reconoscer la costa el te- niente del adelantado Pasqual de Anda- goya; porque como el adelantado estaba presso en Popayan en poder del gober- nador Sebastian de Benalcácar, estaban en vela el teniente del adelantado, que era el capitan Alonso de Peña é los que con él estaban en el puerto é cibdad de la Buenaventura, ques tres leguas de aque- lla bahia un rio arriba. É fué mucha ventura del licenciado é de los que con él yban aver salido aquel bergantin á vi- sitar la costa; é assi cómo ovieron habla con los de la flota, luego fué el bergantin al pueblo, é dió noticia al teniente de có- mo el licenciado Vaca de Castro estaba en la bahia. Y en esse punto proveyó de pi- lotos que fuessen á meter el galeon é los Otros navios en el rio é los truxessen al puerto, como se hico; y el teniente feste- - JÓ é sirvió al ligenciado todo lo que pudo é á todos los que yban en su galeon y en los otros navios: é descansaron é se re- pararon allí ocho ó diez dias. É cómo el ligenciado no quiso volver más á la mar, luego el teniente Alonso de Peña envió treynta negros adelante con diez españo- les á abrir el camino la via de la cibdad de Cali, ques veynte é quatro leguas ade- lante la tierra adentro, en la qual estaba el gobernador Sebastian de Benalcácar enseñoreado de aquella tierra. Pues como el ligenciado yba muy can- sado, assi por su edad, que era de más de cinqiienta años , como porque aquellas. tormentas é trabaxos, demás de ser ex- cessivos, fueron nueva cosa para él la ex- 361 piriencia dellos, é junto con esso la con- goxa del espíritu, demás de los corpora- les naufragios que passó, é destas causas é otras alterada su complision é salud, adolesció é dióle muy grand calentura; pe- ro esforcándose todo lo quél podia, pro- puso de passar adelante, é dixo que se queria partir de allí 4 quatro ó cinco dias para Cali. Mas otro dia tuvo alguna me- joria, é no atendió á más, é comencó sus jornadas , llevándole por su flaqueca en una silla assentado algunos negros é tam- bien algunos españoles, y el mesmo te- niente por su persona, que como hombre rescio é diestro en trabaxos, é por le contentar é que los otros que le eran in- feriores se comidiessen á hacer lo mesmo por su exemplo, tambien assia algunos ratos de las varas en que la silla yba in- serta, é los ayudaba para yr adelante. Cómo el licenciado vido su buena vo- luntad é obra, le rogó que se tornasse á la cibdad é puerto de la Buenaventura é dexasse recabdo en su casa y en la del adelantado é su muger é se fuesse trás él, porque le queria á par de sí; y él assi lo higo por le servir é complacer ,: é por- que en la deliberacion del adelantado, que era su cuñado, casados con dos her- manas, mejor se higiessen sus negocios. É tornó á dar la vuelta el teniente trás del licenciado, é alcancóle en la ribera de un rio que se llama Dagua, ques á once leguas del puerto de la Buenaventura, é halló muy malo al ligenciado, y en tal manera procedió su dolencia, que se pen- só que muriera allí. Y estando en este trabaxo, sobrevínoles otro é no pequeño: y fué que en un instante cresció aquel rio más de tres varas en alto, é un estero que estaba de la otra parte assimesmo, en tanta manera, estando enmedio de la una agua é de la otra el licenciado é los demás, que se ovieran de perder todos; é fué nescessario sacar al licenciado á na- do é con mucho trabaxo. 368 Por estos trances é otros, que cada uno es quassi la mesma muerte, andan los hombres por estas partes luchando con ella é obligados de cada passo, é los que escriben desde España no saben ni pue- den entender estos trabaxos, ni aun los querrian explicar en sus historias , y en lo más hablan á tiento y en todo por oydas, sin saber si los que los informan dicen verdad, ni si ellos la escriben. En fin, siguieron su camino con mucha nescessidad é trabaxo é hambre é falta de bastimentos, de tal manera, que aun- que el camino fué corto murieron diez y siete españoles dellos ahogados, é los que no se ahogaron perescieron de hambre, é más de veynte caballos. É con esta fortu-. na llegaron á Cali, é desde allí el licencia- do envió un mandamiento para que llevas- sen al adelantado Andagoya, que estaba presso en la cibdad de Popayan, é lo tru- xessen á la de Cali, donde estaba assimes- mo el gobernador Benalcácar, el qual fes- tejó al licenciado conforme al tiempo é á lo que se pudo hacer. É llegado el adelan- tado, entendió en los concertar á aquellos sobernadores ; pero cómo sus diferencias HISTORIA GENERAL Y NATURAL eran sobre una mesma jarisdicion é se requeria declaracion del principal en el caso, algunos, Ó por sus passiones parti- Cculares ó por otros fines, le culpaban di- ciendo que por ser aquello que avia pas- sado entre el adelantado é Benalcácar el primer trance de importancia , en que se pudiera ver ó mostrar su prudengia é rec-. titud é la manera que se daba en los ne- gocios, avia temporicado ó mostrado al- guna tibieca, ora que quedasse por su enfermedad, ó por la voluntad quél tenia de yr adelante, por atender á cosas de mayor pesso, á que principalmente era enviado, de las cosas acaescidas entre el marqués don Francisco Pigarro y el ade- lantado don Diego de Almagro, ó por otros respectos que le moviessen. Lo que allí hico fué dar su parescer al adelanta- do Andagoya que se fuesse á España á Sus Magestades, para que determinassen lo que fuesse su servicio, assi en sus di- ferencias como en la division y entendi- miento que se debia dar á los términos de entre estos dos gobernadores; é assi el adelantado lo puso por obra. CAPITULO 1V. En continuacion del camino del licenciado Vaca de Castro, é cómo supo la muerte del marqués don Francisco Picarro, é otras cosas al propóssito de la historia. Continuando yo mi interrogacion al ca- pitan Alonso de Peña del subcesso del li- - cenciado Vaca de Castro, me dixo que assi cómo el licenciado sintió alguna me- joria en su persona, se partió de Cali, en el mes de agosto, mill é quinientos é qua- renta y un años, para Popayan, que está o Veynte leguas adelante la tierra adentro, 2 aliño: derecho para Quito, é para des- ito yrse á la cibdad de los Reyes, pensaba op al Poma Y: dice > ra: é desde á cinco ó seys dias que allí llegaron, tovieron aviso é cartas cómo el licenciado presidente avia llegado á Po- payan, é avia llegado por postas ó á mu- cha diligencia el capitan Lorenco de Al- dana desde Quito, ques ochenta leguas adelante, é le dió relacion del estado de la tierra, é le certificó la muerte del mar- _qués don Francisco Picarro. É que podria aver un dia ó dos quel licenciado allí lle- só á Popayan, quando supo lo ques di- cho; é aun díxose quel licenciado lo avia > lu _nucho sentido. Y no me maravillo, por- DE INDIAS. LIB. XLVIIL. CAP. 1V. quel intento quél traia y en lo que se avia de ocupar, segund le era ordenado, de creer es que no seria conforme al subces- so, que acá halló en las cosas. Porque po- cas é raríssimas serán las veges que de España se agierten á proveer semejantes negocios, pues quando acá llega la pro- vission está el mundo de otra forma, y es passado é mudado todo aquello sobre que acullá se fundan los proveedores , é concurren otros subgessos quel tiempo añade á los primeros, muy alienos ó dese- mejantes del que los hombres pueden des- de Castilla congecturar, ni arbitrar sobre las informaciones que tienen, aunque muy verdaderas sean. Quanto más que aun en esso se puede dubdar, porque hay mu- cha diferencia del ver al oyr, especial- mente donde andan mezcladas las passio- nes é las palabras de los hombres. Unas son de los vencedores, é otras de los vencidos: unas las de los lagoteros é sa- lariados, é otras de los que están sin pas- sion. É cómo los que son parte para oyr- los € los escuchar son hombres, é tan apartados de la cosa de que tractan , por la grandíssima distancia del tribunal su- perior é real, no pueden entender las en- trañas de los querellosos ni de sus ému- los, ni comprender de las letras que de acá van, más de la color de es tinta. Pe- 369 ro la medula y entendimiento verdadero quédase para aquel que está pressente á todo, ques Dios, á quien ni se puede ha- cer engaño ni dexa de castigar los erro- res que de cada dia ovo, ni falta con su remuneracion á quien la meresce, sin ex- cepcion de personas. | Muy burlada anda esta justigia del sue - lo, si piensa agertar á juzgar tan aparta- da de los transgresores de las leyes é del príncipe: divino ha de ser el juez, que desde Europa lo supiere hager é proveer; pero en ver las cosas que agora diré, po- drian acertar el Rey é sus consejeros (ex- cepto si Dios de poder absoluto no lo qui- siesse hager): la una es que en la elecion de los gobernadores é jueces é capitanes que acá passan se toviesse muy cierta noticia de su buena expiriencia é cons- ciencia y exercicio en la paz y en la guer- ra; y la otra en que no menos poder to- viesse que los dictadores romanos tovie- ron, ni para más tiempo que aquellos fues- sen proveydos. Quédese aqui esta materia. hasta que más se sepa de las cosas de la Nueva Cas- tilla é discursos del licenciado Vaca de Castro é del nuevo gobernador don Die- go de Almagro, é de lo e e eje 2. - CAPITULO ss E continuación de la histofa é desaso: 2 é alleraciones de la tierra só , E vulgo llama Perú. Siempre he temido algunos años há que las pendencias de Almagro é Picarro avian de dar mal fin á sus personas é ma- los subgessos á otros muchos ; porque as- si los vicios como las virtudes é los erro- res de los hombres andan pareados, é gun á veces en mucha moltitud, como en- jambres de abejas, que no cabiendo en los corchos é vassos de sus colmenas , se extienden á buscar nueyos peligros é mo- TOMO IV. radas. Y porque, como en otras partes destas historias he dicho, quiero ser obli- gado á dar testigos de Jo que por mi persona no veo, y esta materia veo que la sienten algunos de manera que dan la culpa á los que otros llaman descul- pados, é assi al opóssito la sienten en diferente manera; aunque basta lo que queda escripto en los capítulos prege- dentes, para se vomprender lá verdad a 370 de la muerte del marqués don Francis- co Pigarro, es bien que aqui se ponga una relacion que un hidalgo natural de la cibdad de Ávila, llamado Ordoñez, en- vió á un cavallero desta cibdad é nuestro vecino, natural de la dicha Ávila , llama- do Alonso Dávila: la qual llegó á esta cibdad de Sancto Domingo á los veynte de marco de mill é quinientos é quarenta y dos; é puesto que en alguna manera se conforma con lo que se ha dicho en los capítulos de susso, es de otra forma é con otras particularidades, é aun hace me- moria de otros nuevos trabaxos, que es- taban en aquella tierra muy apiusiados. Y dice assi: «Porque allá se contará de muchas ma- neras la muerte del marqués don Fran- cisco Pigarro, diré cómo passó á Vuestra Merced; y es assi muy cierto. »Picado, como hombre que tiníe más parte con el marqués que otro ninguno, decia muchas cosas en favor de su amo (cuyo secretario era) en que dicíe quel li- cenciado Vaca de Castro viníe por juez en comision, para hacer informaciones y enviarlas al Rey, é para castigar á los de don Diego de Almagro sobre todos sus trabaxos; y él, demás desto, triunfaba dellos, sacando ropas con higas de oro de martillo. » Viendo esto los de Chile, como hom- bres desesperados, determinaron, segund paresció , de matar al marqués é gober- nador don Francisco Pigarro; é segund se dixo en su determinacion para el dia de Sanct Johan, é no fué la cosa tan se- creta que no se supiesse; y fué desta ma- - nera. Que se fué uno dellos, hombre de En buena vida, á confessar, é dixo lo que tenia pensado de hacer; y el cura, con de a fué una noche arrebo- HISTORIA GENERAL Y NATURAL allí passó no lo sé, más de que otro dia lo supo Johan de Herrada, ques el que tiene y gobierna á don Diego de Alma- gro, y agora es capitan general; y fué con una muy linda disimulacion é cau- tela á hablar al marqués, é díxole:— «Señor, hánme dicho que han venido á decir á Vuestra Señoria que yo le quiero matar: si Vuestra Señoria lo cree, des- tiérrenos ó échenos donde fuere servido; - porque ya estamos hartos de padescer tra- baxos é nescessidades, é aun con ellas no nos quieren dexar». El marqués le res- pondió: —«Señor Johan de Herrada, por el hábito de Sanctiago que me lo han di- cho muchas veces é no lo he creido: ver- dad es que há más de quatro meses que no me dixeron nada, excepto que ayer me dixeron una vez, é antenoche otra, é hombre sacerdote que lo sabia é se lo avian dicho en confission; mas yo res- pondí á los unos é á los otros que no lo creia, é que os dexassen con vuestra ma- la ventura, que harta tiníedes». »La respuesta del marqués fué esta, é con ella se despidió Johan de Herrada é se fué á su possada; mas segund certificaron algunos, el mesmo dia de su muerte del marqués pensaba prender á don Diego de Almagro é á los principales cavalleros, que con él estaban, creyendo que Johan de Herrada yba satisfecho de sus palabras. Mas fué de otro arte, que estovieron muy á pique, segund paresció; y el domingo adelante, dos dias despues de Sanct - Jo- han, salieron quince ó diez é seys hom- bres, no más, segund se averiguó, y es- «tos fueron dando voces desde que salie- ron de casa de don Diego de Almagro, diciendo: «Viva el Rey, é mueran tira- nos». Y entraron siete ú ocho hombres en la sala donde el marqués estaba, adon- de avia más de quarenta hombres; é unos saltaron á una huerta que allí estaba, aun- que bien alto, é otros se metieron en las Lo que cámaras, sino fué el pobre marqués que DE INDIAS. LIB. XLVIM. CAP. Y. se puso á una puerta con una partesana, segund dicen los mesmos que le mataron, é se defendió muy bien, é aun tan bien que no le podian entrar, porque era la puerta angosta, é fuéles forgcado rempu- jar unos á otros para entrar, é á la en- trada murió uno dellos. Digen que lo mató el mesmo marqués. »Luego salieron diciendo á grandes yO- ces: «Libertad, libertad: que ya es muer- to el tirano». Mataron allí á un su herma- no, que estaba con él, é á Francisco de Chaves, un muy gentil cavallero de Tru- xillo, é á otros dos; é despues murieron de heridas otros tres. Desta manera fué la muerte del marqués. Téngolo por una cosa de misterio, porque es más trecho desde casa de don Diego de Almagro has- ta la casa del marqués, que hay desde las quatro calles á la iglesia mayor dessa cibdad; é todo este trecho fueron dando voces, diciendo las palabras que aqui he dicho. Si de otra manera allá se conta- re, á fée ques burla muy grande.. » Despues de muerto el marqués, no pa- rescia hombre vecino : antes se metieron en sus casas y cerraron las puertas, no creyendo escapar ninguno dellos de las manos de don Diego y cavalleros que lo siguen. Mas él lo hico, no como ellos pensaban, mas muy humanamente: que no se tocó en hombre ni tomaron á nadie lo suyo, sino fué en casa de Picado, por- que le tenian mucha ojeriga, porque sa- bian que era mucha parte para hagelles guerra de hambre y destierros. »Digo en verdad, por Dios, que una estancia que tenian, á dó tenian recogi- das algunas ovejas é cogian algun mabhiz, se la quitaron el mesmo Picado é otro ve- cino, é la repartieron entre sí. Assi que, en casa deste Picado entró cierta gente, no de presuncion, y se la 'Saquearon, segund digen, mucha cosa; é púsose tanta dili- gencia en que paresciesse lo que le to- maron, que quassi paresció todo, excep- 371 to unas esmeraldas. Estas se sospecha que las tomó aquella mugercilla, con quien despues se casó. »En casa del marqués no se halló qué tomar, sino plata de su servicio: créese lo tiene todo enterrado, pues no paresció nada. »Lo que generalmente tomaron en toda la tierra adonde llegaron, fueron armas é caballos: á mercader ni á otra persona no se le tomó un pesso ni más; y esta es la verdad. Y porque algunos dirán que don Diego salió con estos que salieron á matar al marqués, mentirán; porque nun- ca salió de casa hasta quel marqués era muerto. Despues salió á caballo , arma- do é con una espada desnuda en la ma- no, como caudillo y principal: é despues se tornó á la possada é tornó á salir vesti- do de negro é una vara de justicia en la mano, é se pregonó por gobernador é capitan general de entrambas las gober- naciones de los Reyes y el Cuzco. De la del Cuzco decíe el pregon que por quan- to le pertenescia por herengia de su pa- dre, conforme á la merced que Su Ma- gestad le avia hecho, que era avérsela dado por su vida é de su hijo; é la otra decia que por fin é muerte del marqués don Francisco Picarro le pertenescia te- nerla é posseerla con más justo título que otro: é por tal gobernador fué rescebido, hasta tanto que Su Magestad proveyes- se y assi las tiene entrambas á dos. yHasta agora está muy bien quisto de todos, excepto de algunos de sus ene- migos. » Tiene trescientos é cinqúenta de ca- ballo, é tiene cerca de otros tantos de pié: hay entrellos doscientos arcabuce- ros é ballesteros, é quassi ciento é cin- qiienta piqueros é rodeleros é ballesteros: hacíanle en Lima cada dia dos arcabuges. »Partíese otro dia despues que yo me partí de la cibdad de los Reyes: va la más lugida gente que yo he visto en mí 312 más gente que yo en Italia. Y en la ver- dad tienen racon, porque van en extremo bien aderescados; é hay entrellos cient cavalleros hijosdalgo, que entrellos hay hijos de señores de título en España é mu- chos hijos de mayoradgos é muchos deb- dos de señores, y hay otros muchos hi- josdalgo de no tanta calidad; é los demás gente muy de bien é lucida. »Partíanse para yr al Cuzco contra dos capitanes alcados de la parte del marqués don Francisco Picarro: llámase el uno Per Álvarez Holguin, y el otro Tordoya, que son dos cavalleros valientes hombres. Di- cen que tienen trescientos é cinqúenta hombres ó quatrocientos: no pueden te- ner más ni aun tantos , é destos espera- ba los cinqiienta don Diego de Almagro. Creo se avrá dado la batalla muy cruda, porque van tan empuestos en no dexar hombre de los contrarios, que si Dios no lo remedia quedarán muy pocos. Y los otros están fundados en defenderse. Ple- ga á Dios remediarlo como es menester!.. »El licenciado Vaca de Castro está en Quito; no osa passar adelante; recoge toda la gente quél puede; háse pregona- do por gobernador del Cuzco é los Re- yes. No sé en qué parará la cosa, por- que segund entendí don Diego de Alma= gro no le piensa dar lo uno ni lo otro has- ta que Su Magestad provea de nuevo. Si desbarata los del Cuzco, está tan pujante que no basta desbaratalle quatro ni cinco mill hombres. De aqui á Sanct Johan 6 - Anles avrá en essa cibdad nuevas de lo que oviere subcedido. - »Del gobernador don Diego de Alma- - gro hago saber á Vuestra Merced que lle- - va muy grandes términos de hombre: no - tiene nada de su madre; antes responde > á su padre. Es muy largo é muy bien o eriado;. Mene muchas gracias; es muy de lo de entrambas HISTORIA GENERAL Y NATURAL vida. Y assi lo dicen otros, que han visto lindo latino, é tiene muy linda hechura de hombre, sino ques muy moreno é tie- ne poquitas barbas: es de edad de veyn- te é dos años. Esta es la relacion sucessa en el Perú. »Á Picado degollaron: sacáronle por las calles con pregones, é decia el pre- gon: «Manda Su Magestad que muera es- le hombre por revolvedor destos reynos, é porque quemó é usurpó muchas provissio- nes reales, encubriéndolas, porque venian en grand daño al marqués; é porque cohe- chaba é avia cohechado mucha suma de pes- sos de oro en la tierra». € Esto que he dicho es lo que en verdad contenia esta relacion á la letra. Quéda- me agora de decir al letor que se pare á considerar é con mente repossada é sin passion mire que en hilar de vidas é san- gre humana va encaminando el diablo, é por qué forma hacia predicador de false- dades á aquel secretario del marqués An- tonio Picado, é qué chaperia de oro de martillo la de aquellas higas, de que.se puede colegir su prudencia é la del mar- qués que tal permitia. Mirad el secreto de aquel sacramento é confession que aquel padre devoto cura con Picado por guia reveló al marqués: la qual cosa se veri- fica por las relaciones atrás escriptas. Y notad de la habla del Johan de Herrada, é del marqués qué imprudencia de go- bernador fué la de su respuesta á Johan de Herrada. El trecho, que significa esta relacion desde la casa de don Diego de Almagro á la del marqués, donde fueron 4 le matar, es quassi quatrocientos pas- sos. Y lo que yo con más pena siento des- tas cosas es ver la pendengia quán brava está, é temer en lo que ha de parar esto é lo que ha subcedido entre essas gen- tes que tan encaminado va á mayores da- ños de los que han subcedido hasta aqui = Ó que ya en el Perá están perpetrados. Picado alcancó el pago conforme á su y soso é da => au tambien ha venido. : e DE INDIAS. LIB. XLVIIL. CAP. Y. 373: nueva é dicen otros que con el Picado de- gollaron al capitan Origiela, é assimesmo dicen que los indios han muerto (y es verdad) á aquel reverendo obispo del Cuzco fray Vicente de Valverde, éá un hermano suyo, é al dottor Johan Blaz- quez é á otras personas: lo qual no per- mitiera Dios por ventura, si este obispo oviera enseñado á creer y entender aque- lla Biblia, que daba Atabaliba, quando le prendieron, segund la historia ha conta- do. Passemos á lo demás. CAPITULO VI. En que se tracta cómo mataron al obispo fray Vigente de Valverde é á otros chripstianos con él los indios rebelados de la isla de la Puna, € hácese aqui memoria de la sumptuosa prission que en la córle tuvo Her= nando Pigarro , é memóranse otras cosas que son del jaez de sus culpas. 0 por testigos de crédito, que se hallaron en la cibdad de los Reyes, quan- do fué muerto el marqués don Francisco Pigarro, que todo lo que la historia ha di- cho es como lo tengo escripto, é hállome informado vivá voce como primero lo avia seydo por cartas. Dicen más: que des- pues de hecha justigia del secretario An- tonio Picado , estando en aquella cibdad el obispo fray Vicente de Valverde, que só color de aplacar las alteraciones ya di- chas higo algunos sermones, que más eran indinar é poner escándalo que apa- ciguar ni quietar ruydos é lo alterado. Su- po que don Diego el nuevo gobernador estaba indinado contra él, é aun fué con- sejado que le pusiesse la mano é le echasse de la tierra; é cómo su principal intento avia seydo yr á favoresger é ayu- dar al dottor Johan Blazquez, su cuñado, que estaba presso por las cosas passadas, como persona muy acepta al marqués di- funto, é que por su consejo se avian he- cho muchas cosas en desagrado é ofensa de don Diego é sus amigos, é recelándo- se este perlado que se le podria seguir más trabaxo al presso é á él mesmo assi- mesmo, volvió á templar sus sermones, é tuvo forma como al dottor se le diesse su possada por cárcel. É de aquella una noche se fueron secretamente el obispo y el dottor con sus amigos é criados, é metiéronse en una barca ó bergantin por la mar costa á costa; pero luego otro dia echados menos, envió don Diego un na- vio, é desde á pocos dias se tornó, no los hallando, porque permitió Dios -que no faltassen tiempo ni indios que vengassen la prission é muerte del príncipe Atabali- ba, en que tal intercessor avia seydo es- te perlado fray Vicente. Y fué assi que queriéndose yr él y el dottor al licenciado Vaca de Castro, que estaba en Quito jun- tando gente para yr á la cibdad de los Reyes, desde la qual el gobernador don Diego se partió despues contra el Cuzco, aportaron este obispo y el dottor é los demás á la isla de la Puna, donde los in- dios della é otros caciques que estaban ya rebelados, viendo las discordias de los chripstianos, los mataron con todos los que con ellos yban, é les tomaron mucha cantidad de oro. Plega á Dios que les tomasse su suplicio en esta- _do de gracia, pues con la vida paga- ron parte de su pena é pecados passa- dos!... 515A Aquel puñal, que tenia ceñido este frayle quando fué presso Atabaliba, racon fuera que le oviera guardado para defen- derse dessos indios de la Puna, que tam- poco me paresce que entendian la Biblia, ni aun hasta estonces avian obedesci- do sino cautelosamente, por no ver en dispusicion el tiempo para su rebelion: é poco antes que á estos matassen, avian 374 muerto otros chripstianos é tomádoles mucho oro. | Esta rebelion, bien mirada, no lo es; porque llamar subjetos ni obligados á la lealtad, no se pueden degir ni llamar los que son forcados, tomándolos las mugeres é hijos é haciendas é haciéndoles incapa - ces de su libertad, llamándoles amigos é sirviéndose dellos, como de esclayos. El caso es que como essos indios ayien en- tendido la paz, assi la guardaron. De forma que todos estos subcessos é malos fines é los que más se aparejan para el discurso destas historias, todo pende é trae orígen del primero desatino é crueldad que Hernando Picarro usó contra el ade- lantado don Diego de Almagro, dándole una cruda é injusta muerte, sin ser juez para ello; y en essa tomaron principio, de que se fabricaron otras muchas, que en chripstianos é indios han subcedido é subcederán. ¡Oh quánto han de mirar los hombres en no dar lugar mi consentimiento á sus proprios desseos, en daño de sus pró- gimos para no executar la muerte en cabega agena; pues sabemos que ningu- no hay tan poderoso quel tiempo no le venga de dias, é quel juez superior todo lo ve y todo lo ha de castigar é punir con perfetta retitud! Nunca el prudente varon será acelerado en sus sentencias (puesto - quesoldado sea como era Hernando Picar- rO); porque aunque el militar officio es apartado é contrario á los prolixos pleytos é libelos, debe tener en la memoria el ca- thólico capitan lo que la Sagrada Escrip- tura dice: « Quien cree presto , ligero es de coracon»!. Y al mesmo propóssito dice aquel sagrado dottor Sancto Tomás «que Creer súbito é sin deliberacion é causa iente, es liviandad; ó creer con deli- aci 161 Anspiracion de Dios, es suficien- Quit a credit, levis e est Lcorde = Eecesiático, HISTORIA GENERAL Y NATURAL te motivo é una grand sapiencia»?. Pero de este capitan Hernando Pigarro, como á principal causa é causador de los tra- baxos del Perú, no se le predique ni se le acuerden mis consejos, pues son ya fuera de tiempo. Dificultoso es levantarse quien tiene sobre sí la piedra de la mala costumbre $. - Pero en la verdad con tiempo é muchas veces yo escribí al marqués don Francis- co Picarro, é como su amigo é fuera de passion é desde aquesta cibdad de Sanc- to Domingo, le signifiqué su perdicion, si no se apartaba de los rencores é penden- cias que con el adelantado don Diego de Almagro tenia: y aun antes mucho quél -volviesse de Chile, porque aqui en esta cibdad se supo de cierto que no dexaban el marqués é sus hermanos passar un hombre ni una carta ni un clavo de her- radura al pobre Almagro é á los que con él avian ydo; é les cerró el passo de taj manera, que tampoco de los que estaban en aquella empressa y exército acá se sa- bia cosa alguna, ni consintieron quel Rey - ni otro supiessen nueva de los de la otra parte ni de ninguno dellos. De forma que mucho tiempo antes que Almagro se tor- nasse para el Cuzco ya le hacian la guer- ra é le quitaban los picarros los alimen- tos é noticia del Príncipe, nuestro sobe- rano señor, é de todos los que tenian - nescessidad de saber de sus amigos é debdos. Y assi paró esta mala obra en lo que se acabó su malicia é vidas. Atendamos, pues, á lo que hará Dios del principal auctor destas discordias, ques Hernando Picarro: el qual, segund aqui han dicho los que lo han visto dete- nido en la córte, fué su prission de for= ma, que mejor se puede llamar triumpho é gloria del mal que ha fecho por acá, que no pena para sus culpas ni satisfactoria 3 Dificile surgit quem mola male consueludinis E poe Hines sobrel == U de S. Johan). - A eo Pre DE INDIAS. LIB. justicia para los querellosos é ofendidos dél. La casa era el mesmo alcácar de Ma- drid, donde el Rey de Francia estuvo presso no há muchos años é con menos libertad su persona real. La messa y pla- to de Picarro era sumptuosamente servida é acompañada de muchos nobles cavalle- ros, y él visitado y estimado de los altos é grandes señores muchas veces. Muchas maneras é diverssidades de músicas é cantores le acompañaban. Levantábase á medio dia, é su apossento era muy en- toldado de ricas tapacerias é doseles : sus vaxillas colmadas é sumptuosas, con dife- renciadas piegas de oro é plata, como la pudiera tener un grand príncipe. Verdad es que aunque oye muy tarde missa, es porque le parescie que aquella su perega con Dios é reposso de la blanda cama adornaban el estado é daban más auctori- dad. Junto con lo que he dicho, nunca faltaban dados ni naypes para passar el tiempo en juegos de mucho prescio, assi de dineros como de joyas é caballos. - Estoy atónito de oyr lo que personas de auctoridad é verdad me han dicho y otros escripto en aqueste caso: y pública- mente se alargan, é aun han osado degir que ha dado muchos dineros y esmeral- das de mucho valor á personas grandes é graves, é aun á algunos de los que tie- nen la mano en la gobernacion destas partes é le podian fayoresger; pero yo no lo puedo conmigo acabar de creer hasta que acabe de ver en qué para este hom- bre, si fuere en mis dias. Junto con esto sabemos quel Empera- dor, nuestro señor, es príncipe libre y es- tá ausente é fuera de España, cuya pres- sencia, volviéndole Dios á Castilla (don- de se espera presto), es de creer que assi en esto como en lo destas partes é Indias porná el remedio que conyiene; assi por- que hay mucha nescessidad dello, como porque no han de faltar lastimados que lo - acuerden á su Cessárea Magestad con la XLVIH. CAP. VI. 375 mesma voluntad que á Dios contínuamen- te suplicamos quantos por acá “vivimos que tambien remedie lo que á estas par- tes es nescessario que se provea para quel servicio de Dios y de Su Magestad en estas islas se reforme. Pero porque no es fuera del propóssito de lo que he dicho de susso, traeré á me- moria de los letores lo que ví en las bo- das é casamiento del sereníssimo príncipe don Johan, mi señor, de gloriosa memo- ria, al qual yo serví en su cámara; y se- rá esta recordación alguna recreacion de personas graves y generosas de España de los viejos que viven é aquello vieron el año de mill é quatrocientos é noven- ta y siete. En Burgos, en las casas del condestable don Bernaldino de Velasco, los Cathólicos Reyes don Fernando é do- ña Isabel celebraron las bodas del prín- cipe don Johan su primogénito con mada- ma Margarita, su muger, hija de la Ces- sárea Magestad del Emperador Maximi- liano, y hermana del sereníssimo archi- duque, que despues fué Rey, don Felipe; y estas velaciortes fueron secretas con una missa regada, y desde á ocho dias salió la princesa á missa desde la dicha casa del condestable hasta la iglesia mayor de Búrgos. Y la fiesta deste dia fué tan sumptuosa , que no faltaron la mayor par- te de los grandes é señores de España, é las señoras más generosas ó mayor parte de sus reynos, é todos los atavios é jo- yas que de toda España é fuera della se pudieron juntar, para solempnicar tanta é tan desseada fiesta: en las quales cosas no me detengo, por venir solamente á decir que en la noche se higo banquete ú cena quel Rey é la Reyna en público die- ron á sus hijos é grandes é cavalleros é damas ; é para esto no consintieron ni ova más de tres aparadores con ricas vaxi- llas é piecas muy ricas de plata é muy grandes, é algunas copas é saleros de oro. 316 “Destos tres aparadores el mayor é más principal era del Rey é de la Reyna é del Príncipe, de cinqienta piés de luengo é quatro gradas en alto, cosa de mucho va- lor é para admirar los ojos humanos; por- que avia piecas de ámphoras é de otras suertes, no menos altas que la estatura de un hombre , ni de menos valor el ma- gisterio é artificio dellas que la plata é oro que tenian. : Los otros dos aparadores, el uno era del condestable y el otro del duque de Béjar, don Álvaro de Cúñiga, no tan grandes, con diez piés ó doce de luengo, pero con no menos gradas, llenas de pla- ta é de piecas muy ricas de plata é oro. Cosa fué esta que de la manera de tan- ta riqueca de plata, los viejos que eston- ces vivian, é que avian visto fiestas muy señaladas en tiempo del rey don Jo- han 1[ é del rey don Enrique IV é de los reyes de Aragon, y en Francia é Italia é Inglaterra y en otras partes ex- trañas, decian que esto pregedia y era mucho más rico é sumptuoso, é de más valor mucho que quanto se avia visto ni escripto basta nuestros tiempos. Y para esta manifigengia sospecho yo que en los dos aparadores de aquellos dos grandes que he dicho, no faltarian muchas piecas Ó vaxillas prestadas de otros señores é grandes , puesto que los aparadores fues- sen debaxo del nombre del condestable é duque de Béjar, y ellos tan ricos é grandes señores que aquello é más podian hacer... - Quiero yo agora prosuponer que en es- sos tres aparadores oyiesse doce ó trece mill marcos de plata, que podrian valer - septenta ú ochenta mill ducados de oro, z que creo no me engaño de corto; pero ya que fuesse algo más, traeré aqui á compa- E racion una vaxilla que vino á mi noticia O sol de do que pocos años. há EE : sin plata ni aun n estaño ni hagien- : HISTORIA GENERAL Y NATURAL mesmo Hernando Picarro. Al qual el año que passó de mill é quinientos é quaren- ta y uno, se la llevaba un galeon que dió al través en la isla de Cuba; pero salvóse el oro é plata que llevaba: é pocos me- ses antes el duque de Veragua, almiran- te destas partes, don Luys Colom, avia ydo á visitar su isla de Jamáyca, é desde ella passó á la de Cuba, donde halló en poder de los officiales de Céssar todo el oro é plata quel galeon llevaba; y estan- do allí el almirante, por aviso que ya se tenia en España, vino una nao gruessa por el oro é plata que de aquel galeon allí avia de Picarro é de otras personas, é se le llevó en salvamento á Castilla. - He oydo decir al mesmo almirante é á don Chripstóbal Colom, su hermano, éá otros cavalleros é hidalgos de su casa que lo vieron, que avia una vaxilla, de oro toda, de muchos platos y escudillas é jarras é tacas é saleros é copas é berne- gales é cuchilleras é fuentes, é de todas las otras piecas que suele aver en una complida vaxilla para el servicio de la messa de un grand príncipe, é todo ello de oro, sin mezcla de plata, é de exce- lentes maestros labrado; é que demás de las piecas que eran todas de oro, avia. otras de plata é oro mezcladas, de ex- traño artificio. Y entre las Otras piecas avia fuera de la vaxilla un cofre, del tamaño que estas señoras lo suelen usar, quando se tocan é visten, que seria de dos palmos é me- dio tumbado, é de alto palmo é medio, - é de hueco ó ancho más de un palmo: el qual era de plata é guarnescido todo de barras de oro (assi como suelen traerlos de Flandes con barras de hierro) é la ger- radura de oro, y en los espagios que os de plata entre barra é barra de o, estaba todo lleno de rosas de oro. Lo ca dentro deste cofre venia, eran mu- chas barras de oro é dellas lleno. E mucho el señor almirante é DE INDIAS. LIB. -_Olros únas fuentes de oro desta vaxilla, que eran tan grandes que quassi ningun hombre solo las podia tener para las ser- vir, sin compañero que le ayudasse á las sostener. | Finalmente, tantas cosas dicen é afir- man los testigos que he dado desta vaxi- lla, que creo que sola ella valia mucho más que los tres aparadores que he dicho que ovo en aquella sumptuosa fiesta é ca- samiento del Príncipe don Johan, mi se- ñor, de gloriosa memoria. Todo lo que aquella nao llevó á Espa- ña, dicen estos cavalleros que passaba de doscientos é cinqiienta mill ducados de oro, é no ha seydo la más rica de las que han ydo á España; pero la vaxilla es la mejor que yo nunca oy decir ni ví hasta agora. as Atendamos, como dixe de susso, á ver qué se come en ella ó en qué para; pues que al cofre, que he dicho, ya le daba nombre para quien él queria, éle llevaba á * Acabado esle párrafo, se leia en el códice autógrafo la siguiente nota: «Aqui ha de venir el estado en que está Hernando Picarro é los subces= sos del Perú é del de la Gasca desde que allá passó, é antes de lo del de la Gasca se ha de decir la cay- => TOMO IV. XLVIÍL CAP. VI 371 pressentar en nombre de Hernando Picar- ro, porque sepays, letor, que no he per- dido la memoria de lo que dixe de susso, Ó apunté de las sobornaciones de que le culpan algunos, en lo qual yo no soy tes- tigo, ni hablo sino lo que por público por acá se assienta ?. Pero pues ha venido al propóssito de hablar en plata, quiero que sepays, le- tor, que adelante hallareys fecha men- cion de una nao que vino de las Indias poco há, en el mes de diciembre de mill é quinientos é quarenta y ocho, é víspera de navidad llegó el registro é car- tas desta nao á Sevilla, é truxo más pla- ta que valian las vaxillas, que he dicho que ví en Burgos, ni con ellas junto lo ques dicho de Pigarro, porque se quitó la piedra toda del lastre é la lastraron de plata, como más largamente lo hallareys en fin del libro IL destas historias, en el capítulo XVI, quarto notable, da de Blasco Nuñez é su muerte, etc.» Despues añadió Oviedo el último párrafo, que está de diver- sa tinta, y suprimió la nota referida, para tratar los sucesos, de que en ella habla, desde el capitulo VI del libro XLIX en adelante, 48 Aqueste libro es el undécimo ó penúltimo de la tercera parte, y es el quadragéssi- mo nono de la General y natural Historia de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Océano del señorio é la casa é real ceptro de Castilla é de Leon: en el qual se tracta de la conquista é poblacion é gobernacion de Quito é sus anexos, é del descubrimiento que por la parte interior é desde sus nascimientos del famoso é grandíssimo rio del Marañon se hico acaso é impensadamente por los españoles; é assimesmo tracta otras cosas tocantes á esta gobernacion é sus anexos: y en suma se dirá en qué pararon los subcessos del licenciado Vaca de Castro, é del desas- trado ó impaciente visorey Blasco Nuñez Vela, é del general de la Gasca, é del z on conento eueo. E PROHEMIO. L. batalla en que Focion, capitan de los Athenienses, venció los Macedonios, fué renovada é de ambas partes comba- tida, con mucha sangre, con esperanca incierta é con victoria dubdosa. Bien se puede apropriar ó comparar esto que dice Plutarco * con estas batallas é revueltas, que la gente del Perú é reliquias del exér- - Cito de don Francisco Picarro renovaron en las provincias de Quito, militando con Goncalo Pigarro, su hermano: al qual envió por su teniente á aquella tierra (en SS que poco fructo higo) como la historia adelante dirá. Desto é del principio, que aquella. tierra tuvo para ser subjetada e los chri bripstianos a e o 2 Picarro á ella fuesse) é de otras particu- laridades que convienen é son anexas al discurso destas materias, se tractará en este libro XLIX. Lo que he querido decir es que en aquella tierra de Quito siempre fué reno- vada la contencion é combatimiento de los chripstianos é de los indios entre am- bas partes, porque quando los españoles amonestaban é convidaban con la paz é- sosiego de la tierra, ofresciendo buena amistad á los contrarios, estonces eran menos creydos de los naturales : porque en las obras passadas hallaban de qué te- mer, acordándose de la destruycion del rey O. su señor; y en las pres- mv vita A Phocionis. | ES DE INDIAS LIB. XLIX. PROHEMIO. sentes no comprendian ni concebian se- guridad alguna que les pudiesse turar, ni era posible conformarse por la cobdi- cia de los unos é poca constancia de los otros. Y assi, aunque alguna muestra de quietud se manifestasse en los indios , no era para más de hasta ver tiempo para algarse é defenderse de los españoles, é ofenderlos en quanto posible fuesse; pues que ya yban perdiendo el miedo á los ca- ballos por los aver visto, é tener expirien- cia que se mueren Ó que pueden matar- los como á los hombres, é aun con más facilidad. Por manera que assi en los in- dios como en los chripstianos ha salido la esperanca incierta é la victoria dubdosa con mucha sangre, segund claramente el tiempo lo ha mostrado: el qual ha dis- puesto de tal forma las cosas de aquella tierra, que de dia en dia se fueron enco- nando, é cresciendo los trabaxos é apo- cándose los interesses é riquecas é des- pojos é ganancias de la gente militar. Pues cómo el officio de los tales es fun- dado sobre adquirir bienes agenos, es- tando paradas las armas, es nescessario que para medrar sin ellas, se use tranqui- lidad en los ánimos, é ninguna rapiña se exercite contra los habitadores de la tier- ra, é que haya cuydado ordinario de la conversion é buen tractamiento de aque- llas bárbaras nasciones, é una reveren- cia grande á la justicia; é que negando ! la propria voluntad, sean obedescidos é acatados los gobernadores é sus minis- tros, é que no falte constancia en la agri- coltura, ni caridad con el prógimo. Todas estas condiciones, que son anexas á la paz, son ásperas é incomportables al gus- to de los que tienen los ánimos alterados -é viciosos, que en breves dias querrian yr cargados de oro á Castilla y á sus pa- trias; y esperando esta carga, muérese 1 —Preclaré vixeramus, nisi Cesar otium nobis perturbasset (Cathon). 2 Quo in genere mulla audivi, multa intellexi, 379 la bestia que pensaba llevarlo, ó si esca- pa ó no muere, pocos de los tales gogan de sus malas ganancias. Y lo que peor es é más peligroso que la muerte, que en la otra vida han de hallar los tales el pago é galardon á la propria medi- da de los males, que acá hicieron: y quedan los indios diciendo con Caton: «Vivido avríamos bien, si Céssar no nós oviesse turbado»*. Puesto que Céssar nin- guna culpa tiene de lo que se ha hecho en deservicio de Dios é suyo en estas partes, porque su intencion es sancta é sus desseos muy al revés de las obras que algunos crudos ministros cobdigiosos é tiranos se han atrevido á hacer: cuyo castigo, si se dilata ó ha dilatado, es por no aver llegado á noticia de Su Mages- tad, ó porque no le han informado de la verdad. Y cómo es hombre, é de hom- bres se ha de fiar, y destos vemos por nuestros pecados quánto menor es el nú- mero de los buenos, ninguno se debe ma- - ravillar si, estando tan apartado el prín- cipe de sus súbditos, se cometen robos é injusticias é delictos, á quien falte castigo temporal. Pero no faltará el de aquel, que * no ha menester testigos para juzgarnos á todos, ni serán nescessarios los libelos é cautelas dé los abogados del mundo, ni los procuradores y escribanos que de gan. Quiero. decir. que si aquesta his- toria Ó materias, de que tracto) mucho he oydo, mucho he entendido, mucho he visto, mucho he comprehendido, mucho- he conoscido, mucho he palpado, que os declararé ?.*É estad, atento, letor, assi en este libro pressente como en to- y dos los quarenta é ocho precedentes, é verés en todos é cada uno dellos quán sin passion é sin adulacion ni excepcion multa vidi, multa comprehendi, multa cognovi, multa palpavi, que vobis declarabo (Cathon). 380 hablo, porque ¿llud enim agendum est. Y si viéredes que á los gircunstantes que oyeren esta legion, desplacen mis pala- bras, conosgerés que serán aquellos que tienen la propriedad que acompaña á los canes que han seydo escaldados con agua hirviendo, é de allí les queda temer del agua fria. : En verdad mi fin no es morder con re- prehension de mis renglones á ninguno, ni espantar con essas aguas ques dicho al que estoviere culpado, sino relatar lo - que en efetto ha passado. Y assi me man- da y quiere la Cessárea Magestad que conforme á verdad, é no al estilo de los lagoteros, escriba estas historias; y como lo he fecho en lo de hasta aqui se conti- nuará, placiendo á Nuestro Señor, en es- te libro XLIX y en lo que queda por escri- bir, en tanto que á mi cargo fuere. Y de los que mal han fecho en estas partes sus | officios, con peligro de sus ánimas, me duelo; é de la vida de los buenos me he siempre deleytado, é nunca me arrepen- tiré de averme fatigado por la patria. * Assi que, conforme á lo que aqui pro- meto, diré lo que á la pressente materia é libro penúltimo toca, é volveré la plu- ma á su curso é reposso, no como aquel varon ó grand señor rico volvió la ropa de martas sin canas á su camarero, sino con muchas más de las que yo tenia, quan- do la comencé á exercitar en estas histo- rias. Quiero decir, que no incurriré en E. Bonorum vita me semper plurimum delecta- vil, et nunguam me parnitebit patriam meam defen- + e HISTORIA GENERAL Y NATURAL adulaciones ni simplicidad dañosa que me excuse ni dé lugar á que la péndola se aparte de la retitud que soy obligado, mediante la gloria del Espírita Sancto. Mas porque lo que se toco de susso de la ropa ques dicho, no lo entenderán muchos con tan breve relacion, puesto que no lo sepa yo relatar con la gracia é lindo es- tilo que la lengua de Pedro Aretino lo di- ce, acordarlo he para mi propóssito é comparacion de susso. - Dice, pues, este auctor, que un cierto señor, mirando un dia una caxa ó arca suya, vido una ropa forrada de muy sin- gulares martas que tenian muchas canas blancas (como las suelen tener las que -son cevellinas, de mucho prescio é me- jores) é vistiósela, é metióse en su cáma- ra con ella é quitóle todos los pelos blan- cos, uno á uno, pensando que en el ar- ca se avia encanescido; é quitados llamó - al camarero, é díxole :—«Guardad esta ropa, é catadla ahí nueva y hermosa». Esta hermosura no la perderá mi his- toria por mis canas, ni quiero tal sos- pechar, pues conozco que adquiriéndo- las en este exercicio historial, quedará más hermosa la labor destos tractados; pues ellas los han hecho mayores, é á mí de más expiriencia para continuarlos - quantas más canas me han nascido, au- mentándose con mis libros hasta llegarlos á tal estado. a disse (Cat. Uticensis ). DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. 1. 381 CAPITULO 1. En que se tracta cómo é por quién fué fundada la cibdad de Sanet Francisco en la provincia é gobernacion de Quito; é cómo el capitan Sebastian de Benalcácar, que allí estaba por mandado del marqués don Fran - cisco Picarro, se fué sin licencia de la tierra 4 España , donde fué proveydo por gobernador de Popayan; é cómo el marqués envió á Goncalo Picarro, su hermano, á Quito, é cómo fué en demanda de la canela é del rey ó cacique que llaman el Dorado. É cómo fué acaso descubriendo é navegando por la parte inte _ rior el rio Marañon, desde sus nascimienlos hasta la mar del Norte, por el capitan Francisco de Orellana con ciertos compañeros, cuyos nombres se dirán, é olras cosas que convienen á la historia. E, capitan Diego de Ordas tuvo la em- pressa del descubrimiento é poblacion del famoso é grandíssimo rio del Mara- ñon, é su mal subcesso se tractó en el li- bro XXIV destas historias. Mas para que se entienda lo que despues se ha sabido deste rio é por qué via, conviene y es de notar que despues quel marqués don Fran- cisco Pigarro é sus hermanos quedaron victoriosos de aquella batalla mal pensada é peor efettuada, en que fué vencido é maltractado é despues muerto el adelan- tado don Diego de Almagro é los de su opinion, quedaron muy orgullosos los que -se vieron señores del campo; pero 0so afir- mar, segund lo quel tiempo despues ha mostrado, que esa victoria fué tanto ó más dañosa para los vencedores como para los vengidos, y en los unos y en los otros quadran bien aquellas palabras que Fran- cisco Petrarca finge que passaron entrél é Sophonisba , quando ella le respondió: - «Si África lloró, Italia no se riyó: pre- guntadlo á vuestras historias * ». Assi que, si á Almagro injustamente é de hecho lo mataron los picarros, en su muerte granjearon la perdicion de los mesmos matadores; é antes que as- si fuesse, yo se lo escribí al marqués con tiempo, quando supe sus diferen- cias para que las dexasse é se confor- masse con el adelantado é con la paz, porque me parescia que los via yr clara- z E S z Se Africa pianse, Italia non ne rise: - demandate ne pur histoire vostre. deso de ás cap. IT.) mente á perderse. Pero si mis cartas res- cibió , yo no fuy respondido, y si no me creyó, de la ganancia que sacó verán si mal le consejaba. En fin, él estaba deter- minado de obedescer á su apetito, y á los tales incorregibles sus malos desseos les dan el pago á proporcion de su sesso, é con essos mesmos concuerda é ha lugar aquella sanctidad de la Sagrada Escriptu- ra: «Quando el loco va por su via, piensa que cada uno que vé, es loco como él»?. Yo no hé lástima solamente destos dos compañeros don Francisco Picarro é Die- go de Almagro, que un tiempo tracté é conoscí bien pobres é despues los ví muy sublimados en títulos é señorio é grandís- simas riquecgas; pero téngola muy grande de los muchos pecadores chripstianos, que trás ellos é por ellos se han perdido. Dexemos esto é tornemos á nuestro pro- póssilo. de la gobernación de Quito, que - fué el señorio quel grand rey Guaynaca- - va dexó á su hijo Atabaliba. Á la qual provincia envió por su capitan el marqués don Francisco Picarro á Sebastian de Be- nalcácar, del qual en el libro XLY de la gobernacion de Popayan se tracta. Y es- te fué en seguimiento de Orominavi, ca- pitan de Atabaliba, que se fué con mu- cha parte del thessoro suyo, despues que le vido presso; y en demanda desse oro fué Benalcácar , é higo mucha guerra á los indios de Quito é sus comarcas. Y este 2 Sed et in via slultus ambulans, cum ipse in- sapiens sit, omnes stultos stimat ne cap. X, vers. 111). ; 382 fundó la cibdad de Sanct Francisco, ques el primero pueblo que ovo de chripstia- nos y el principal, que al pressente hay en la dicha provincia de Quito: é aqueste Benalcácar desde estonges tuvo noticia mucha de la canela, é aun segund él me dixo en esta cibdad de Sancto Domingo, quando tornaba de España proveydo por gobernador de Popayan, su opinion era que hácia el rio Marañon la avia de ha- llar, é que aquella canela se avia de lle- var á Castilla € á Europa por el dicho rio, porque segund los indios le avian dado noticia del camino, pensaba él que no + RISTORIA GENERAL Y NATURAL podia faltar, si su informacion no fuesse falsa; la qual tenia por cierta é de mu- chos indios. Quando fué de aqui este ca- pitan, pensamiento llevaba de la yr á bus-. car; pero como ya Goncalo Picarro era ydo mucho antes (ó en tanto que Benal- cácar por acá andaba) en la mesma de- manda de la canela, siguióse de buscarla el descubrimiento della é del rio Marañon por la parte interior de la tierra, é de sus nascimientos de aquel grand rio, de la manera que se dirá en el siguiente capí- tulo. CAPITULO IL En continuacion de lo ques dicho é apuntado en el título del capitulo precedente, - é de la noligia que se tiene del rey Dorado, é cómo é por qué via no pensada se descubrió el rio Marañon y porel capitan Francisco de Orellana, é con quinientos españoles le navegó hasta la mar del Norte; é cómo el capitan Goncalo Pi-* Garro se tornó á Quito con mucha pérdida de la mayor parte de los chripstianos que avia llevado al descubrimiento de la canela, é assimesmo se tocarán algunas cosas, demás de lo ques dicho, que son convinientes al discurso de la historia. Estando el capitan Sebastian de Benal- cácar en la provincia de Quito debaxo de la militar obidiencia que debia tener al marqués don Francisco Picarro, que allí le envió, porque no se perdiesse é dete= riorasse la mala costumbre que otros ca- pitanes han tenido en las Indias de faltar á quien los elige é pone en tales cargos, é seguir otras derrotas é camino por don- de no se llamen segundos sino primeros, é procurar para sí los mesmos officiós en ofensa de sus superiores, y tener manera cómo se entiendan con el Rey é pierda las gracias quien los puso en tales capitanias; assi este, como se sentia hombre más há- - bil quel marqués, ó por otra cansa qual- E quiera que sea, salió de la cibdad de ,Frangisco con cierta gente de pié é € discurriendo por. la tierra Nuevo Reyno de Granada, donde ya otros españoles tenian descubiertas las minas * de las esmeraldas. Assi que, yba alcado de su capitan general. Y con la mesma in- tencion, apartándose del suyo, el capitan Fedreman avia dexado á su gobernador en la provincia de Venecuela, llamado Jorge Espira; y cada uno destos dos capi- tanes alterados se recogieron con la gen- te de Sancta Marta, que hallaron poblada en los Alcácares con el licenciado Gonca- lo Ximenez (teniente del adelantado don Pedro de Lugo), con el qual concertados, todos tres se fueron á España cargados de nuevas tracas é desseos, é con el oro y esmeraldas que pudieron aver, como más largamente se dixo en el libro XXVI, capítulo X]I *, é desse viaje negoció cada 10 en diferente manera, é Benalcácar $ ea con la. es de Popayan. DE INDIAS. LIB. XLIX, CAP. ll. Pues cómo el marqués don Francisco Pi- carro supo que Benalcácar se avia partido de Quito sin su licencia, envió allá al ca- pitan Goncalo Picarro, su hermano, y en- señoreóse de aquella cibdad de Sanct Frangisco é de parte de aquella provin- cia, é desde allí determinó de yr á buscar la canela é á un grand príncipe, que lla- man el Dorado (de la riqueca del qual hay mucha fama en aquellas partes). Preguntando yo por qué causa llaman aquel príncipe el cacique ó rey Dorado, dicen los españoles, que en Quito han es- tado é aqui á Sancto Domingo han veni- do (é al pressente hay en esta cibdad más de diez dellos), que lo que desto se ha entendido de los indios es que aquel grand señor ó príncipe contínuamente an- da cubierto de oro molido é tan menu- do como sal molida; porque le paresge á él que traer otro qualquier atavio es me- nos hermoso, é que ponerse piegas ó armas de oro labradas de martillo ó es- tampadas ó por otra manera, es gro- seria é cosa comun, é que otros seño- res é príncipes ricos las traen, quando quieren; pero que polvoricarse con oro es cosa peregrina, inusitada é nueva é más costosa, pues que Jo que se pone un dia por la mañana se lo quita é lava en la no- che é se echa é pierde por tierra; é es- to hace todos los dias del mundo. É es hábito que andando, como anda de tal forma vestido Ó cubierto, no le dá estor- bo ni empacho ni se encubre ni ofende la linda proporcion de su persona é dispusi- cion natural, de quél mucho se prescia, sin se poner encima otro vestido ni ropa alguna. Yo querria más la escobilla de la cámara deste príncipe que no la de las fundiciones grandes que de oro ha avido en el Perú ó que puede ayer en ninguna parte del mundo. Ássi que, este cacique ó rey dicen los indios ques muy riquíssimo é grand señor, é con cierta goma ó licor que huele muy bien se unta cada mañana, 383 é sobre aquella uncion assienta é se pega el oro molido ó tan menudo como convie- ne para lo ques dicho, é queda toda. su persona cubierta de oro desde la planta del pié hasta la cabeca, 'é tan resplandescien- te como suele quedar una pieca de oro la- brada de mano de un grand artífice. Y creo yo que si esse cagique aquesso usa, que debe tener muy ricas minas de seme- jante calidad de oro, porque yo he visto harto en la Tierra-Firme, que los españo- les llamamos volador, y tan menudo que con facilidad se podria hacer lo ques di- cho. Creia Goncalo Pigarro que yendo aquel camino, avia de resultar de su viaje una próspera é rica navegacion, con grandís- sima utilidad de las rentas reales é au- mentación del estado é patrimonio de la Cessárea Magestad é sus subcessores , é para quedar muy ricos los chripstianos que se hallassen en la conclusion de la empressa. Para este efetto, con doscien- tos é treynta hombres de caballo é de pié, fué la vuelta de los nascimientos del rio Marañon, é hallaron árboles de cane- la; pero fué poca y en árboles muy léxos unos de otros y en tierra áspera é desha- bitada, de forma que la calor desta cane- la se enfrió, é perdieron: esperanga de la hallar en cantidad (4 lo menos por eston- ges). Pero aunque aquesto pensaron al- gunos que en aquello - se hallaron, otros de los mesmos me han dicho á mí que no creen que la canela es poca, pues que se lleva á muchas partes. Y caso que los ár- boles que vieron desta especie, son salva- ges é que por sí los produce naturaleza, los indios dicen que la tierra adentro los cultivan é labran, é son muy mejores , é dan más é más perfetto fructo. Siguióseles tanta nescessidad de basti- mento, que la hambre los hico afloxar en los otros cuydados; é para buscar de co- mer, envió el capitan Gongalo Picarro con cinqúenta hombres al capitan Frangisco E 384 de Orellana, é aqueste no pudo volvet por ser tan frio un rio por donde fué, que en dos dias se hallaron tan apartados del exército de Goncalo Picarro, que le con- vino á este capitan é sus compañeros pro- ceder adelante con la corriente á buscar la mar del Norte, para escapar con las vi- das. Assi me lo dió él á entender; pero otros dicen que pudiera tornar, si quisie- ra, adonde Goncalo Picarro quedaba; y esto creo yo, por lo que adelante se dirá. Esta compañia, que assi fué con el capitan Francisco de Orellana y él fueron los que hallaron é vieron el discurso deste rio Ma- rañon , é navegaron por él más que nunca otros chripstianos que en él hayan andado, como se dirá más puntual é largamente en el libro último destas historias en el ca- pítulo XXIV. La qual navegacion é acaes- cimiento se principió impensadamente, é salió á tanto efetto, ques una de las mayores cosas que han acaesgido á hom- bres; é porque donde he dicho estará es- cripto este viaje é descubrimiento del Ma- rañon ad plenum, no me deterné aqui en ello, excepto en algunas particularidades que, demás de lo que escribió como testi- go de vista un devoto frayle de la Órden de Predicadores, yo he sabido despues en esta cibdad de Sancto Domingo, del mesmo capitan Francisco de Orellana é de otros cavalleros é hidalgos que con él vinieron. Las quales el dicho frayle no es- cribió en su relacion, porque no se acor- dó, ó no le paresció que se debia ocupar en ellas; y decirlo he como deste capitan é sus consortes lo entendí. É aunque no vayan tan ordenadas las materias como - convenia, yrán tan giertas é á la llana co- - mo á mí me las dixeron : algunas assi co- -mo yo preguntaba, é otras como les ve- ellos á la memoria. Y porque de un acaescimiento tan pe- | E é tan En ass viaje, HISTORÍA GENERAL Y NATURAL llaron, los porné aqui, pues que algúnóg ví dessos en esta muestra cibdad, adons de allegaron el capitan Orellana é diez 6 doce dellos un lunes, veynte días del mes de diciembre de mill é quinientos é quarenta y dos años. Mas porque de- más de los cinqiienta compañeros que sa- lieron del real de Goncalo Picarro con el capitan Orellana, ovo otros que se me- tieron en el mesmo barco para yr á es- perar el restante exército en cierta parte, donde el dicho capitan Goncalo Picgarro avia de yr luego, contaré todos los que en esta navegacion se hallaron, los qua- les son los siguientes: EL NÚMERO DE LA GENTE, CON QUE EL CAPITAN FRANCISCO DE ORELLANA SALIÓ DEL REAL DE GON- GALO PICARRO É DISCURRIÓ POR EL GRAND RIO MARAÑON. Primeramente: 4. El capitan Francisco de Orellana, na- tural de la cibdad de Truxillo en Ex- tremadura. 2. El comendador Francisco Enriquez, natural de la cibdad de Cáceres. 3. Chripstóbal de Segovia, natural de Torrejon de Velasco. A, Hernand Gutierrez de Celis, natural de Celis en la montaña. 5. Alonso de Robles, natural de la vi- lla de Don Benito, ques tierra de Me- dellin,. alférez en esta jornada. 6. Alonso Gutierrez, de Badajoz. 7. Johan de Arnalte. 8. Johan de Alcántara. 9. Chripstóbal de Aguilar, mestico, hi- jo del licenciado Márcos de Aguilar é - de una india, en quien le ovo en esta Isla Española, é valiente mancebo por su persona é hombre de bien. - qn A0. Johan Carrillo. > ea 44. Alonso Garcia. 12. Johan Gutierrez. len 43. Alonso de lo Cabrera, natural de de Ca= DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. Jl. 44. Blás de Aguilar, asturiano. 15. Johan de Hempudia, natural de Hem- pudia , el qual mataron los indios. 16. Antonio de Carranca, vecino de Frias, que assimesmo mataron indios. 17. Garcia de Soria, vecino de Soria, que tambien le mataron indios. 18. Garcia de Aguilar, natural de Valla- -—dolid: murió en el viaje. 49. Otro Johan de Alcántara, del Maes- trazgo de Sanctiago: murió assimes- mo en el viaje. 20. Johan Osorio, del Maestrazgo: assi- mesmo murió en el viaje. . - 241. Pedro Moreno, natural de Medellin: murió tambien de enfermedad. 22. Johanes, vizcayno, natural de Bil- bao: tambien murió de enfermedad. 23. Sebastian de Fuenterrabia: murió en- fermo en el viaje. 24. Johan de Rebolloso, natural de Va- lencia del Cid : murió de enfermedad. 25. Álvar Goncalez, asturiano, de Oyie- do: murió de enfermedad. 26. Blás de Medina, natural de Medina del Campo. 27. Gomez Carrillo. 28. Hernand Goncalez, portugués. 29. Antonio Hernandez, portugués. 30. Pero Dominguez, natural de Palos. 34, Antonio Muñoz, de Truxillo. 32. Johan de Yllanes, natural de la villa de Yllanes en Asturias. 33. Perucho, vizcayno del Pússago- 34. Francisco de Ysasaga, vizcayno, es- cribano del armada, natural de Sanct Sebastian. 35. Andres Martin, natúral de Palos. 36. Johan de Palacios, vecino de Aya- - monte. 37. Matamoros, vecino de Badajoz. 38. Johan de Arévalo, vecino de Tru- -xillo. ] 39. Johan de Elena. K0. Alonso Bermudez, de Palos. 41. Johan Bueno, natural de Moguer. TOMO IV. 385 42. Ginés Hernandez, de Moguer. 43. Andrés Durán, de Moguer. £4. Johan Ortiz, del Maestrazgo. 45. Mexia, carpintero, natural de Se- villa. 46. Blás Contreras, del Maestrazgo. 47. Johan de Vargas, de Extremadura. 48. Johan de Mangas, del Puerto de Sanc- ta María. 49. Goncalo Diaz. . 30. Alexos Gongalez, gallego. 34. Sebastian Rodriguez, gallego. 52. Alonso Esteban, de Moguer. 53. Fray Gaspar de Carvajal, de la Ór- den de los Predicadores, natural de Truxillo. 54. Fray Goncalo de Vera, de la Órden de la Merced. Que son por todos, con el capitan Francisco de Orellana, cinqúenta é quatro personas : de los quales los cingiienta, co- mo es dicho, salieron con él para buscar - de comer é mirar la tierra; é los frayles é los demás yban en el mesmo barco pa- ra esperar al exército, donde el capitan Goncalo Picarro mandó, y él avia de yr desde á pocos dias. Y del número ques dicho mataron los indios tres, é se mu- rieron ocho: assi que los ppaos fue- ron once hombres. E : - Por cartas que vinieron despúes que este capitan Orellana llegó 4 esta cibdad de Sancto Domingo, escriptas en la cib- dad de Popayan, á trege de agosto de mill é quinientos é quarenta y dos años, hay noticia quel capitan Goncalo Picarro, envió á este capitan Francisco de Orella- na adelante con los dichos cinqienta hor- bres á buscar de comer para todos, á una laguna que está muy poblada, donde se dice que está grandíssima riqueca, para que mirasse la dispusicion de la tierra, é que le mandó esperar allí; é que desde 4 pocos dias el mesmo Gongalo Picarro, con el restante de su gente, llegó allí don- de le mandó esperar, tan presto o 386 como el Orellana. É cómo no halló á él ni á la gente, pensó que maligiosamente el dicho Orellana é sus compañeros se avian ydo por un rio muy poderoso á sus aven- turas con un barco ó bergantin que lle- vaban (á buscar la mar del Norte); é que assi quedó burlado el Goncalo Picarro, porque en el dicho barco yba la pólvora é toda la municion que tenia para su ar- mada, é aun se ha escripto que tambien se llevaron los del barco mucha riqueca de oro é piedras. Si esto fué assi, como estas cartas dicen, adelante con el tiem- po se sabrá. Aqui este capitan é sus consortes pu- blicaban que venian pobres, é que no fué en su mano volver al dicho Goncalo Pi- carro, aunque quisieran, por la veloci- dad del rio é por las causas que más lar- gamente se declararán en la relacion del frayle. Por manera que como quiera que- llo passasse, le fué forcado al Pigarro, desque se vido perdido, dar la vuelta para Quito; é hasta verse allí, por falta de no hallar bastimento, se comieron más de cient caballos é muchos perros que lleyaban; é- assi tornó á la cibdad de Sanct Francisco. Y escriben assimesmo que se decia que Goncalo Picarro dexa- ba poblado en alguna parte, é que fingia HISTORIA GENERAL Y NATURAL nescessidades para recoger gente é ca- ballos, é que su vuelta á Quito era por saber qué tal estaba la tierra y entender las cosas del presidente Vaca de Castro é de don Diego de Almagro; pero túvose por más cierto queste capitan Goncalo Picarro volvió perdido, porque de dos- cientos é treynta hombres que llevó, no tornaron sino ciento, maltractados y en- fermos los más; y essos é los que con Francisco de Orellana escaparon por el rio se tienen por vivos, é todos los demás por muertos, que segund la verdad fue- ron más de ochenta é siete; porque en el barco entraron con el Orellana más de los questos compañeros han dicho, cuyos nombres no se acuerdan, | Visto este siniestro, que se siguió á Goncalo Picarro, escriben assimesmo que se daba mucha priessa el capitan Sebas- tian de Benalcácar en se armar é proveer para yr en busca del Dorado: lo que en ello subcediere el tiempo lo dirá, para que se acomule y escriba donde especial- mente se tracta de aquella su goberna- cion de Benalcácar; é para allí se quede é tornemos á nuestra historia de Quito é á la relacion queste capitan Francisco de Orellana é sus consortes dan de aquellas tierras. : CAPITULO 111. En que se dá relacion de la calidad de la tierra é gente de la provingia de Quito , é qué eosa son los árbo- les de la canela quel capitan Gongalo Pigarro é los españoles vieron, € de la grandeca del rio Marañon, é. de las islas muchas que en él hay *. Ss + EL tierra de Quito. es fértil é muy po- blada , é la gente natural de aquella pro- E vincia. é sus comarcas belicosa é de bue-- Ra dispusicion, é la cibdad de Sanct Fran- Cisco, ques el principal pueblo de chrips- pas EUA está en a algo menos de quatro grados de la otra parte de la línia equinogial. En sus batallas é guerras usan Jos ¡n- dios traer banderas, y esquadras bien or- denadas, é muchas trompetas é gaytas ó - ciertos instrumentos musicales, que sue- tan Francisco de Orellana é los que con él salieron del real de Gongalo Picarro testificaron é yo oy de-. o. es is pan te - DE INDIAS. nan muy al propóssito como gaytas é atambores é rabeles; é sus personas con hermosos penachos: pelean con varas y estoricas é lancas de treynta palmos é con piedras é hondas. Supe deste capitan Orellana é sus con- sortes que la tierra de los árboles de la canela está de Quito septenta leguas al Oriente, é al Poniente de Quito está la mar del Sur é la isla de la Puna cinqien- ta leguas, poco más Ó menos. La hoja destos árboles es muy buena especia, y el vassillo de la bellota que echa por fruc- to; pero ni la bellota ni la corteca del ár- bol no es tan buena. Son árboles tan al- tos como olivos, é la hoja como de lau- rel, algo más ancha: la color de la hoja es mas verde que la del olivo, é vuelve sobre color amarilla. Los árboles que los españoles vieron en este viaje de Gonca- lo Picarro, fueron pocos é bien léxos unos de otros, en sierras é tierra estéril é fra- gosa: de la qual especia quedaron muy satisfechos quanto al sabor é bondad de- lla, de muy fina canela, puesto que de otra hechura que la que hasta aqui suele llevarse 4 España é Italia de Levante é se usa por el mundo. La forma de aquesta, digo de aquellos vassillos del fructo, ques lo mejor della, ya yo lo escribí en el li- bro IX, capítulo XXXI, y aun debuxé la forma dellos*. Pero muy descontentos los dexó á estos mílites la poca cantidad que hallaron desta canela, é de aquí resultó que algunos han dicho ques muy poqui- ta, é otros dicen lo contrario , porque se lleva á muchas partes é provincias; pero - mucha ó poca el tiempo lo mostrará, co- mo mostró el oro en esta nuestra Isla Es- pañola, donde passaron algunos años despues que los españoles acá vinieron, que no hallaban sino poco oro, é despues se descubrieron é hay muchas minas ri- quíssimas a en muchas a de la o; *. Véase la figura 4.* de la lámina 1V.* del tomo 1. LIB. XLIX. CAP. II. 387 é se han sacado innumerables millares de pessos de oro, ó nunca se agotará ni aca- bará hasta la fin del mundo; y esto po- dria ser que tambien acaezca en la abun- dancia de aquesta canela. De la grandeca del rio Marañon me cer- tificaron el capitan Francisco de Orellana é sus consortes, que aqui vinieron, que mill é doscientas leguas antes que alle- gue á la mar trae de anchura dos é tres leguas en partes; é assi como venian por él abaxo, siempre se ensancha é aumenta su latitud, á causa de otras muchas aguas é rios que de una é olra parte en ambas sus costas se lancan en él; é que septe- cientas leguas antes de llegar á la mar tiene de latitud diez leguas é más. É de ahí adelante cresce su anchura más é más hasta la mar, donde entra por muchas bocas, haciendo muchas islas, el número de las quales ni destas islas estos descu- bridores no supieron ni pudieron por es- tonces comprehender. Pero todos afirman que en las bocas todas hasta la costa fir- me al Oriente é Poniente, lo que queda enmedio se puede decir ques el rio, é son quarenta leguas Ó más de boca é agua dulce, y esta entra rompiendo la salada; é apartados de la costa más de otras veyn- te é cinco leguas se pan dales A la que sale del dicho rio. Hallaron é vieron adri le pobladas é llenas de gente de diverssas armas, é unas que pelean con yaras y es- toricas é macanas, y en otras con arcos é flechas; pero los flecheros no tienen hierba hasta los que están doscientas le- guas de la mar, porque de allí abaxo ti- ran con ella é la usan de diabólica é pés- sima poncoña. Todas aquellas gentes son ydólatras, é adoran el sol, é ofréscenle palomas é tór- tolas 6 chicha, ques el vino que beben fecho de mabiz é de cacabi é otros sus 388 brevajes: é pónenlo delante sus ydolos, que son unas estátuas é personages de grandes estaturas. Sacrifican de sus ene- migos algunos de los que toman en la guerra desta manera: córtanles las manos por las muñecas é á otros por los cobdos, assi los tienen hasta que se mueren ; é despues de muertos ásanlos en barbacoas ó parrillas, é hácenlos polvos y échanlos al viento: étambien de sus prissioneros re- servan algunos, para se servir dellos por esclavos. No comen carne humana en to- do el dicho rio hasta los flecheros de la hierba, que son caribes é la comen muy de grado. | Le - Cuando se mueren los naturales (en las provincias más arriba de los lecheros), amortájanlos en mantas de algodon, y entiérranlos en sus mesmas casas. Son gente bien proveyda, é guardan los bas- timentos para entretanto que cogen, é tienen otros en cámaras altas Ó barba- coas levantadas sobre tierra un estado é como les plage que sean altas: é tienen - allí su mahiz é vizcocho, que hacen de mahiz é. de cagabi revuelto ó junto de una pasta, é mucho pescado assado, é muchos manatís, é carne de venado. En sus casas son ataviados, é tienen esteras muy gentiles de palma é mucha: loga é muy buena. Duermen en hamacas: HISTORIA GENERAL Y NATURAL é son de madera é cubiertas de paja. Esto de las casas es en la costa ó cerca de la mar; y en algunas partes el rio ar- riba son de piedra: las puertas de lás ca- sas las tienen hácia donde sale el sol, por algun respecto cerimonioso. La tierra de Quito es fértil de los man- tenimientos ya dichos é assimesmo de to- das las fructas que se saben de la Tierra- Firme; y es sana é de buenos ayres é buenas aguas é templada, é los indios bien dispuestos é de mejor color ó no tan loros como los de la costa de la mar del Norte. Hay muchas é buenas hierbas é algunas como las de nuestra España ; é las questos españoles compañeros de Ore- llana y él digen que han visto son hierba mora, bervena, verdolagas; albahaca, mastuerco, cerrajas, cardos de comer,. poleo é carcamoras; é otras muchas se cree questos no conoscen é quel tiempo las manifestará. De los “animales dicen que hay muchos ciervos, é gamas, é va- cas, beoris, é osos hormigueros, é cone-. xos, é pericos ligeros, é tigres, é leo- nes, é todos los otros que son comunes. en la Tierra-Firme, domésticos é salva- ges (assi como de aquellas ovejas gran- des del Perú é de las otras menores), y “encubertados, é corrillas de las que hie- den, é churchas, é de los perros de la' tierra, que no ladran. a! las casas están muy barridas é limpias, CAPITULO 1V. En el qual se tracta del señorio de la reyna Conori é delas amaconas, si amaconas se deben decir, é de su Estado é mucha potencia é grand señorio, é de los señores é prircipes que le son subjetos á la dicha rey- na; é del grand príncipe llamado Caripuna, en cuyo señorio digen que hay mucha abundancia de plata é de otras cosas, con que se da fin á la relagion de los descubridores, que navegaron el rio Marañon con A el capitan Francisco de Orellana. = E — ñorio de mugeres que viven por sí sin va- roues, é militan en la guerra, é son po-. derosas é ricas é posseen grandes provin- las. Ya en algunas partes de aquesta DE INDIAS. LIB. moria de algunas regiones, donde las mu- geres son absolutas señoras, é gobiernan sus Estados, é los tienen en justicia, y exercitan las armas, quando conviene, assi como aquella reyna llamada Oro- comay, como lo dixe y escrebí en el li- bro XXIV, capítulo X. É assimesmo en lo de la gobernagion é conquista de la Nue- va Galicia, como queda dicho en el li- bro XXXIV, capítulo VIII del señorio de Ciguatan , é allí se pueden llamar amaco- nas (si á mí me han dicho verdad); pero no se cortan la teta derecha, como lo ha- cian las que los antiguos llamaron ama- conas , segund lo testifica Justino, el qual dige que se quemaban la teta derecha, porque no les estorbasse al tirar con el ar- co. Lo uno é lo otro que en estas mis historias se ha tocado de los señorios de Orocomay é de Ciguatan es poco, á res- pecto de lo questos que vinieron por el rio Marañon dicen que se platica de las ques- tos llaman amaconas. De un indio, queste capitan Orellana truxo (que despues mu- rió en la isla de Cubagua) , tovieron infor- macion que en la tierra questas mugeres son señoras, se contienen é incluyen más de trescientas leguas pobladas de muge- res, sin tener hombres consigo: de lo qual todo es reyna é señora una sola mu- ger, que se llama Conori: la qual es muy obedescida é acatada é temida en sus rey- nos é fuera dellos, en los que le son co- marcanos; é tiene subjetas muchas pro- vincias que la obedescen é tienen por se- ñora é la sirven, como sus vassallos é tri- butarios: los quales están poblados, assi como aquella region, que señorea un grand señor, llamado Rapio. É otra que tiene otro príncipe, que se dige Toronoy. É otra provincia que tiene otro señor que llaman Yaguarayo. É otra que tiene otro, qué se dige Topayo. É otra, que señorea otro varon Qúenyuco. É otra provincia, quella ó el señor, cuya es, se llama Chi- XLIX. CAP. IV. 389 payo; é otra provincia que tiene otro se- ñor que se dice Yaguayo. Todos estos señores ó príncipes son grandes señores é señorean mucha tierra, é son subjetos á las amaconas (si amaco- nas se deben decir) é las sirven é á su reyna Conori. Este Estado destas muge- res está en la Tierra-Firme, entre el rio Marañon y el rio de la Plata, cuyo pro- prio nombre es Paranaguagu. Á la mano siniestra de como estos es- pañoles é su capitan Francisco de Orellana venian por el rio de Marañon abaxo, digen que está un grand señor frontero de la tierra de las amaconas, el rio enmedio: el qual príncipe se llama Caripuna, el qual sojuzga é tiene mucha tierra; é son subjetos á él otros muchos señores que le obedescen, y es_la tierra suya muy ri- ca de plata. Pero porque la claridad é particular inteligencia no se sabe más puntual al pressente, quise poner aqui esto, no porque competa á la goberna- cion de Quito, sino para acuerdo de lo que adelante subcediere é conviniere es- crebirse, quando estas regiones é provin- cias mejor estén sabidas é vistas, é por- que, como dicho es, por estos hidalgos españoles que salieron de Quito se ha sa- bido é descubierto lo ques dicho. É assi - para lo mejor entender, consejaria yo al letor que llegando con su legion hasta aqui, sin proceder adelante, vea el capí- tulo XXIV del último libro desta General historia de Indías, para que quede más satisfecho del descubrimiento deste rio Marañon é de lo que en él vieron el ca- pitan Frangisco de Orellana é los que con él se hallaron en tan grande é tan nueva 6 peligrosa navegacion. É atendamos en lo demás á lo quel tiempo mostrare é nos diere aviso, para que se aumente la histo- ria del Marañon é tambien la de Quito, de que especialmente aqui se tracta. 390 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO V. En que se tracta el mal subcesso é muerte del capitan Francisco de Orellana é de otros muchos , que arrí= mados á sus palabras perdieron las vidas. Eso capitan Francisco de Orellana fué con quatrocientos y más hombres y una gentil armada proveydo por adelantado é gobernador del rio de Marañon; é tocó en las islas de Cabo Verde, donde assi de enfermedades como por su mal recab- do perdió mucha parte de la gente que llevaba. É como pudo, non obstante sus | trabaxos, passó adelante en busca de aquellas amagonas, quél nunca vido é pre- gonó por España , con que sacó de senti- do á quantos cobdiciosos le siguieron; y al cabo llegó á una de las bocas con quel rio Marañon entra en la mar. É allí mu- rió él y la mayor parte de la gente que llevaba; y essos pocos que quedaban, aportaron despues perdidos á nuestra Is- la Española, como se dixo de susso. É porque este capitan ninguna cosa hico, que sea digna de loársele ni de que me- rezca gracias, básteos, letor, esta breve relacion del mal evento queste cavallero hico, y que sus malos pensamientos se acabaron, conforme al sesso que los mo- vió. É passemos á otras historias san- - grientas é desabridas, quel tiempo nos trae á la memoria é discurso desta mi ocupacion. CAPITULO VÍ. En que se tracla sumariamente de las cosas que oyo para las guerras, que subcedieron en las tierras é mares australes impropriamente dichas el Perú: la qual ha seydo en mucho deservigio de Dios é de la Ces- sárca é Cathólicas Magestades y en daño de la corona é ceptro real- de Castilla, € de los mesmos españo- : les é de los indios naturales de aquellas partes. Cono en España los judios é moros en nuestros tiempos se han baptigcado mu- chos é venido á la sancta fée cathólica, é dexado sus errores viejos é creencias é sectas, aquellos tales é sus descendientes llamamos conversos, puesto que algunos, demás del proprio nombre de la pila, se adornaron del sobrenombre de sus padri- nos, que tuvieron en el baptismo, gene- rosos de Guzmanes ó Mendogas ó Manri- ques Ó Velascos ó Guevaras, ó de otras -——elarasé jllustres genealogias; y por tiem- - po olvidándose aquesto, pensarán algu- es una casta (puesto que dentro ae que los nobles é los conversos desta paña bien se sabe la verdad). Pero edades » olvidarse a puta algunos de los tales falsamente en- noblescidos Ó allegados á los nombres de los que he dicho é de otros genero- sos, que con tal cautela se han usur- pado, á ojos vistas, El linage de los Picarros es de hijos dalgo, en la provincia que en esta nues- tra España se” llama Extremadura; pero entrellos hay mucha diferencia ó. mejoria en sangre é virtudes, y en Truxillo é Otras partes muy clara é distinta está Ja. ventaja de los unos á los otros. Pero ade- lante, por discurso de los años, : _ter es que tengan cuydado. los limpios « . tal apellido, para que no sean juzgados. por de la estirpe de Gongalo Pigarro (que jos engendró) pr ofamía, de su DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. VI. un escudero pobre que andaba en las guardas, é lo mataron franceses en la guerra de Navarra; pero aunque él vivió como hombre de bien é murió como va- liente hombre, sirviendo á su Rey en el arte militar, sus hijos se han empleado en estas nuestras Indias de tal forma, que fuera mejor que nunca nasgieran, en es- pecial este tirano llamado assimesmo Gon- calo Pigarro. Acordarse han los que vi- ven, é los que nascerán oyrán, é leerán los notables é valientes y esforcados ca- valleros é mílites, que en nuestros tiempos se han señalado é honrado su patria, des- de que reynaron los Cathólicos Reyes don Fernando é doña Isabel, de gloriosa me- moria, los quales son incontables: é de los que últimamente han adornado la fa- ma de nuestra nascion, por todo el uni- verso se memoran un grand capitan don Goncalo Fernandez de Córdova, duque de Terranova, un don Antonio de Leiva, príncipe de Ascoli (espejos en la militar: disciplina), éagora un duque de Alba é se- ñor tan illustre don Fernando Álvarez de Toledo, que tantos é tan señalados ser- vicios ha hecho al Emperador, nuestro señor , é tanto ha honrado á España en la continuacion de las guerras y empressas, - que Su Magestad en África y en Francia é Alemania ha continuado con inmortal glo- ria, é sin dexar el duque el arnés de á cuestas en grandes peligros é trances, é con proprios é grandes gastos de su ha- cienda é renta, siguiendo con tan leal co- racon á su Rey é señor, ques un exemplo é gloria que hasta la fin del mundo se hable, y escriban muchos y elegantes historiales sus virtudes é tropheos. É assi Céssar le estima, como es mucha racon, por uno de los más aceptos señores que hay en to- dos sus reynos, é por tan A é no-. —bilíssimo capitan, que en los más expe- * — rimentados é famosos antiguos está su fa- ma en competencia. Pero el fin, con que hablo en esto, no es sino para decir, que 394 assi como los sussodichos merescieron por sus proprias excelencias é fechos no- tables ser perpétuamente estimados é ala- bados, é presciarse dellos España, assi es- tos Pigarros que aquel su padre engendró, nascieron para que en quanto el mundo fuere, se hable en sus maldades, y en es. pecial en el Gongalo, lirano, que al pres- sente contra su Rey é contra su nascion tan perseverante é desleal é cruel se ha mostrado, tanto que al pressente es sin comparacion su maldad. É porque quiero dar fin á estas histo- rias con una breve relacion de los traba- xos que la desaventurada sacon destos tiempos ha repartido por los españoles, que en las guerras de las tierras austra- les é sus mares se han empleado, tenga el letor en memoria estos seys puntos, que han encaminado tantas desaventuras. Y es uno dellos é muy principal la insa- ciable cobdigia é grand crueldad del li- cenciado Chripstóbal Vaca de Castro; y el segundo punto es la acelerada é impa- ciente persona del visorey Blasco Nuñez Vela: el tercero pundo es ser rodeadas estas diferencias é guerras por la malicia del tiempo é dispusicion de malas cons- ciencias; é para remediar essos daños fué: enviado por general de la Cessárea Ma- gestad el licenciado de la Gasca, para que. con su prudencia é buenos medios se re- mediassen las diferencias é cosas passadas. Y el quarto punto y el todo de las culpas se puede atribuyr á la tirania de Gonca- lo Pigarro, que en tanto desasosiego é mal estado lo ha puesto todo, no negan- do ser el orígen de todo ello el Hernando Picarro, su hermano, á lo qual todo ayu- da la inadvertengia é maligia del marqués don Francisco Pigarro é de sus conseje- _ros con la muerte del grand príncipe Ata- " haliba, é con otros errores, á que cste marqués dió mucha causa con su poca ó ninguna habilidad. Assi que, estos seys puntos son las causas de tantas turbacio- 392 nes, de incontables muertes de chripstia- nos é de indios, é de tantos robos é in- sultos, que no se podrian decir ni escre- bir tan copiosamente como se han puesto por obra (puesto que hay harto apuntado en estas historias). Pero por no cansar al que lee, quiero abreviar estas contencio- nes é malos intentos de los apassionados capitanes é soldados, que en tales baraxas "ocuparon sus vidas: é pues las cosas de la guerra, assi como son violentas é apar- tadas de quietud, assi se requiere quel que dellas escribe, se funde en decir con pocas palabras la verdad, bien informa- do é libre de las opiniones que podrian ocurrir Ó atravessarse para impedir la medula del más seguro ó cierto sentido, en que consiste la fuerca y hermosura de la historia sin parcialidad alguna. Con estas condiciones, digo quel licen- ciado Vaca de Castro, despues que pas- só al Perú, fué guiado á la provincia de Quito: la qual gobernacion decia Gonca- lo Picarro que su hermano el marqués don Francisco Picarro, con poder é fa- cultad de Sus Magestades, le avia tras- passado é renunciado, assi lo que toca á la gobernacion de Quito como lo de Pas- to é la culata, ó ensenada é puerto é isla de la Puna , con otros más pueblos, é que dello tenia la possesion. É hallándose en Quito, tuvo noticia del valle de la canela é de la laguna del rey ó cacique Dorado, é determinó delo yr á descobrir, seyendo avisado (de indios) que era cosa riquís- sima; é se puso en camino con grandes gastos é más de doscientos hombres que llevó á esto, assi de pié como de caballo, atravessando montañas asperíssimas é sin. - caminos, haciéndolos á mano con grand ; dificultad y excesivos trabaxos, passan- E do muchos é grandes rios é haciéndoles 500 pupa: industria é peligro no- HISTORIA GENERAL Y NATURAL otros siniestros les fué forgado parar por reformar este exército; é hallaron allí mucha comida , aunque la tierra es áspe- ra é de grandes montañas é quebradas, é no les faltan ciénegas. Los naturales son gentes desnudas, é sus casas en monta- ñas, desviadas unas de otras. Despues que ovieron descansado é re- cogido algun bastimento, procedieron es- tos españoles en demanda de la canela, llevando consigo algunas lenguas, que decian que los llevarian hasta allá; é por- que no trabaxassen todos en esto, man- dó Goncalo Pigarro que fuessen con él (é aquellas guias) hasta ochenta compañe- ros, é que los demás le .atendiessen. É assi caminó sessenta dias á pié , por ser la tierra tan fragosa ale no podian lle- var caballos. En fin deste tiempo halláronse los ár- boles de la canela: los quales son gran- des (é tambien los hay pequeños) é apar- tados mucho unos de otros é metidos en ásperas montañas: las hojas de los qua- les é unos capullos que tienen, son de sa- bor de canela: la corteca ni lo demás no tiene gusto bueno, ni sabe sino á made- _ra. É cómo eran pocos los árboles que vieron, no les contentó lo. que hallaron, parescióndoles que era poco el interesse de la canela á respecto de tanta fatiga, buscándola en tierra tan despoblada. - De allí caminaron á otra provincia, que se dice Capúa, é desde allí envió Gonca- lo Picarro por la gente, que avia dexado atrás; é llegó á otra tierra que se dice Giema, desde la qual passó á otra pro- vincia que se llama Oguama, la gente de la qual habita en la costa de un podero- so rio, é tiene las casas junto al agua, - aunque desviadas unas de otras. Esta ge- nerascion tracta en canoas por aquella ri- bera, é visten camisetas de algodon; é la tierra adentro es mala de andar, por las le-_ muchas giénegas que hay en ella. Allí higo Es suelo Bicarro: un ber- DE INDIAS. LIB. santin para passar aquel rio é llevar los dolientes é arcabuces é ballestas é otras armas é municiones é otras cosas nesces- sarias á su empressa, juntamente con quince canoas que los españoles avian hasta allí tomado de los naturales de la tierra. É procedieron con esta armada, aunque no les faltaban en contrario algu- nas canoas que se les ponian; mas como los indios vian el bergantin y el estrépi- to de los arcabuces, huian. La mayor parte de los chripstianos yban por la costa del rio, siguiendo su viaje; é un dia dixo á Goncalo Picarro su teniente (el capitan Francisco de Ore- llana ) que las guias decian que por don- de yban avia un grand despoblado, é que no convenia passar adelante, sin pararse é bastescerse primero de bastimentos pa- ra seguir su empressa, é assi se hico. Pero el bastimento, que se pudo aver, fué - poco. Estonces el capitan Orellana le di- xo quél, por servir á Sus Magestades é al dicho Goncalo Picarro, yria el rio abaxo con el bergantin é canoas é con sessenta hombres, hasta las juntas de ciertos rios, donde se tenia por noticia que se hallaria de comer, é recogeria todo lo que más pudiesse, é tornaria al real desde á diez ó doce dias, é que Goncalo Picarro é la gente caminassen el rio abaxo y el Ore- llana volveria el rio arriba en breve con el socorro de la comida; é que dessa manera el exército se sustentaria, é po- dria conseguir | su propóssito, sin nesces- sidad. Parescióle á Goncalo Picarro que era” buen medio el que Orellana decia é dióle licencia é la gente é lo que más conve- nia é le avie pedido, é mandóle que al término que decia tornasse, é que por ninguna manera passasse de las juntas de los rios, donde las guias degian que avian de hallar de comer; é porque Gon- calo Picarro avia de passar dos rios gran- des, dixo que le dexasse quatro ó cinco TOMO IV. XLIX. CAP. VI. canoas de las que llevaban, para que pas- sassen los que con él yban; é assi dixo Orellana que lo haria todo, é partióse. Y en lugar de dexar las canoas é volver con el bastimento, se fué por el rio abaxo con los compañeros, que le avia dado Goncalo Picarro, é llevóse las ar- mas y el herrage é todo lo demás; é al- cado, se fué en busca de la mar del Norte. Viendo Gongalo Picarro que Orellana tardaba é no volvia, ni avia nueva dél, más de aver llegado á las juntas de los rios, donde se hallaron ranchos é otras señales de cómo avie estado allí, hallóse burlado el Picarro; é decia que Francisco de Orellana avia usado de la mayor cruel- dad que ningun infiel pudiera cometer, dexando al Goncalo Picarro é los demás en aquellos desiertos entre tantos rios, é sin comida, que no tenian otra sino. co- gollos de bihaos é algunos cuescos de pal- mas; é la nescessidad fué tanta que se ovieron de comer muchos perros é más de cient caballos é innumerables sabandi- jas de lagartijas é pongoñosos manjares, á causa de lo qual murieron algunos com- pañeros, é otros quedaron muy flacos y enfermos. Cómo llegó Gongalo Picarro á las jun- tas, metióse con la gente que le quedó en cinco canoas que avia tomado, é con al- gunos compañeros determinó de buscar de comer para él y ellos; é una jornada de allí hallaron de comer el rio arriba de las juntas, é con la nueva deste socorro volvió al real; pero todos en conformi- dad le dixeron que antes moririan que passar de allí. Vista su determinacion, en 393 - aquellas canoas passó el rio Grande en espacio de oeho dias con la gente, é con mucho trabaxo é no menos peligro, é ha- llaron mahiz é yuca donde las guias avian dicho que se hallaria comida. Allí se re- formó la gente é descansaron algunos dias, é ydos adelante grs otro grand. 394 despoblado, con mucha nescessidad é hambre, é tal, que se acabaron de co- mer los caballos que les avian quedado, en número de más de ochenta, é murié- ronse algunos españoles. ¡Oh pecadores de hombres, éá qué términos os traen vuestras cobdicias é vanos desseos, é quán imprudentemente os ofresceys á tan intolerables fatigas, y qué bien las meres- cen vuestras culpas é desatinos! Muchos dias les acaesció á estos espa- ñoles passar muchos é grandes rios é ha- cer puentes é balsas para ello, é á veces caminar por el agua á la rodilla, á la cin- ta Ó más alto. En fin, entraron la tierra adentro más de doscientas leguas, é á la vuelta fueron muchas más hasta volver á Quito; é ya avia passado por allí el li- cenciado Vaca de Castro, é se avia fecho rescebir por gobernador de Quito é de lo demás, quel Gongalo Picarro tenia de go- bernacion : é allí supo la muerte del mar- HISTORIA GENERAL Y NATURAL qués su hermano, é le fué dicho que don Diego de Almagro, el moco, no queria obedescer los mandamientos reales. Por lo qual Goncalo Picarro acordó de yr á buscar al presidente Vaca de Castro con hasta septenta compañeros, como salian de la jornada que la historia ha contado, é con intencion de obedescer lo que le fuesse mandado, segund quél lo escri- bió á los amigos por sus cartas; é yo ví una dellas fecha en Tomebamba, tierra de Quito, á tres dias de septiembre del año de mill é quinientos é quarenta y dos años: o - Assi que, este fué el fundamento de la fuga é alcamiento del capitan Francisco de Orellana, é la causa de averse visto aquel rio Marañon de la manera que está escripto en el libro último destas histo- rias, que habla de los naufragios , capí- tulo XXIV. CAPITULO VII Que tracta de la prission é subcesso del ligenciado Chripstóbal Vaca de Castro, é de su crueldad é mala go-= bernacion é mucha é insaciable cobdicia; é de la prission de Blasco Nuñez Vela é otras cosas. Ss E, licenciado Chripstóbal Vaca de Cas- tro vino á esta nuestra cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española para yr á re- mediar las cosas é tumultos é disensiones de la Tierra-Firme é partes australes con grandes salarios é bastantes poderes de Sus Magestades , é aqui se le proveyó de lo que convino para proseguir su camino: en el qual tuvo mucho trabaxo de tor- - Inentas é tiempos contrarios, éá cabo de - trece dias llegó al Nombre de Dios, ques so . . puerto é Tierra-Firme, é de allí passó á Panamá, á dó llegó á los veynte é seys hebrero de mill é quinientos é quaren- un años. É de allí se partió en el si- te mes de marco , 6 passó á la otra Como quier que, quando Vaca de Cas- tro fué enviado por Su Magestad se igno- rára la muerte, que dieron al marqués don Francisco Picarro sus enemigos, llama- dos los de Chile. Pues cómo Vaca de Cas- tro halló alterada la tierra por tanta no= vedad, parescióle é presumió quel tiem- po le mostraba ocasion para quedar señor é ser absoluto en el mando, hallando tan enconadas é formadas dos parcialidades - de picarros é almagros, é determinó de - proceder contra los culpados en la muerte del marqués é adherentes á don Diego de Almagro el mancebo. É assi se comencó á encender la guerra, queste juez pudiera excusar, é de cada parte se allegó gente -é parciales: é de dia en dia crescia más a deste que avia de ser compo- DE INDIAS. LIB. nedor é asosegador de las discordias, é- por su imprudencia, mediante la mala dispusicion de los ánimos de la gente mi- litar que por allá andaba, llegaron las co- sas á tal estado, que se ovo de ocurrir á las armas é prepararse la batalla, de la una parte los de Almagro, que dicen de Chile, é de la otra los que tienen la - parte del Emperador, nuestro señor, con su presidente Vaca de Castro (puesto que los unos é los otros decian viva el Rey); y por la parte de don Diego se movieron muchos partidos é justificaciones, quel li- cenciado no le quiso admitir ni aceptar. Assi que, de nescessidad se ovo de remi- tir la diferencia á la determinacion, de la batalla; porque este juez no dió lugar ni quiso que sin sangre la tierra se pacifi- casse. Y porque los tales tranges suelen ser dubdosos venidos á las manos é ver- tiéndose mucha sangre de ambas partes, entretanto que la victoria tardaba de con- cederse á los unos (porque del vencer no estaba certificado Vaca de Castro) se pu- so en cierta parte tras de un monte en tal dispusigion de terreno, que su persona estaba segura de los tiros, acompañado de copia de gente de caballo para entrar en la batalla, si le conviniesse , ó dexarlo de hacer, de tal manera que sin peligro se salvasse, si los de su parte perdiessen el campo. Continuándose la pelea, salió de- lla un soldado de los de su opinion é partido, cortada una mano, é vínose para donde Vaca de Castro estaba, é cómo le dolia la pérdida de su mano, comencó á altas voces á reprehender á los que esta- ban con Vaca de Castro, é decíales :— « ¡Oh traydores,. qué hageys ahí, viendo matar á vuestros amigos é valedores de vuestra opinion é bandera! ¿Por qué no los socorrés, malos hombres, cobardes é de poca vergijenca?» É aquesto decia, nombrando por sus nombres á los que assi vido estar parados en guarda del pre- pelenis: Esta acusacion deste hombre fol XLIX. CAP. VI. 398 tanta fuerca é vergiienca para aquellos, que afrentados de tales palabras, salieron de refresco é dieron en la batalla al tiem- po que sus parciales se perdieran, si no les fuera esse socorro, é diéronse tal re- cabdo, que pusieron á los contrarios en huyda , é mataron é prendieron muchos; é personas que pressentes se hallaron, afirman que murieron en esta jofnada más de trescientos hombres, é otros di- cen más é otros menos. - Con esta victoria quedó Vaca de Cas- tro tan soberbio é desacordado de la mi- sericordia que debiera tener, é tan par- cial enemigo de los vencidos, que dexó de ser juez justo, é como juez apassiona- do higo despues muchas crueldades, de- gollando á unos é ahorcando á otros. Don Diego, cómo se vido desbaratado, fuésse al Cuzco, é allí lo prendieron é despues le cortaron la cabega por manda- do deste cruel vencedor con otros algu- nos; é aun tantos fueron los que higo morir só color de justicia, que se tuvo á grande inhbumanidad. É assi quedó absoluto en la tierra, é presto se enriquesció de oro é plata y esmeraldas é otras joyas, é pen- sando él que su trono estaba muy seguro, é que en lo ques dicho avia hecho grand servigio al Emperador, mandó á los in- dios que le higiessen cierta tapiceria ére- - posteros con sus armas de oro é plata 6 Ja- nas tan finíssimas como seda é á dos haces (assi que por el envés son tales como de la haz). É yo he visto algunos dessos re» posteros, é fuera mucho mejor labor aver sosegado la tierra é tenerla en justicia sin muerte de tantos pecadores. Mas co- mo esta nueva voló á España é con ella muchas quexas de sus crueldades é ro» bos, envió el Emperador , nuestro señor, por su visorey á aquellas mares é tierras australes á un cavallero de la cibdad de Ávila, llamado Blasco Nuñez Vela, veedor -de la gente dé armas é guardas de Su Magestad , porque era hombre de guerra .o— 396 é se creyó que era bastante persona é muy conviniente á tan grande offigio, é tal como para aquella tierra era nescessa- rio. É mandó que con él fuessen quatro oydores: estos fueron el licenciado Diego de Cepeda, y el dottor Lison de Tejada, y el ligenciado Alonso Álvarez, y el li- cenciado Pero Ortiz de Cárate, bueños letrados. Antes de lo qual el mesmo Blas- co Nuñez avia venido con una gentil ar- mada á esta nuestra cibdad de Sancto Domingo por el oro que de Su Magestad aqui avia, é fué al Nombre de Dios por mucho más que allá estaba aparejado é á Cartagena é á otras partes, é volvió aque- la armada con muchos millares de pessos de oro, de que fué opinion que se llevaron en ella más de un millon de ducados de oro, en oro é plata é perlas. Pues cómo en este viaje este cavallero se dió buen recab- . do por su solicitud, ganó crédito para lo demás, é Su Magestad le proveyó, como es dicho, por su visorey. El qual, llegado á Panamá con los tres oydores (antes que legasse el licenciado Cepeda) higo tomar todos los indios que tenian particulares é que eran naturales del Perú, é mandólos tornar á su tierra dellos (á costa de los que los tenian). Y estos indios fué mucha la cantidad dellos, á causa de ciertos capítu- los en que Su Magestad mandaba hacer libres los indios. Pues cómo aquellos hombres estaban en poder de quien los avia comprado, é sin los oyr fuessen des- pojados los dueños dellos, esta novedad causó assaz division en los que los tenian á su parescer con buen título ; y essos es- eribieron muchas cartas á los españoles - que estaban en el Perú muy cargados de -—Jadios, poniéndoles mala esperanca é cer- - tificándoles que avian de ser despossey- dos de los indios que los servian, lo qual no 816 Poca: a en la tierra. > 3, Degó See Co- HISTORIA GENERAL Y NATURAL quatro de hebrero de mill é quinientos é quarenta y quatro años, y el dia siguien- te se partió el ligenciado Gepeda trás él. Pero non obstante que por lascartas ya di- chas avia ya algunos indinados contra el visorey, é que Vaca de Castro estaba muy mal quisto por las causas que están ya di- chas, todavia el visorey fué rescebido en la cibdad de Lima con tanta pompa é fausto como si rescibieran al Emperador, nuestro señor; porque le metieron con pa- lio de tela de oro é las varas dél las lleva- ron los regidores é principales hombres, él á caballo y ellos á pié, muy ricamente ataviados. Todo lo qual comportó el viso- rey con paciencia, viéndose en un trono tal: que demás de ser él ambicioso é des- - scoso de tener estado, se le aumentó más la cobdicia de mandar con tal fiesta, la. qual fué tan breve, que quiso parescer la que se hico á Chripsto el domingo de Ramos. É assi, Blasco Nuñez estuvo pocos - dias acompañado de los oydores, repres- sentando la auctoridad de su grand offi- cio, é no con la humildad que los pruden- tes suclen templar sus gocos, sino dando á entender que era absoluto, desprecian- do ó sinificando que los oydores eran po- ca parte para le yr á la mano ó le estor- bar cosa quél quisiesse hacer Ó poner en efetto. En este medio tiempo fué presso Vaca - de Castro, é puesto en un navio para Jle- - varle á España, por mandado del viso- rey. En essa sacon entró en el Cuzco Gon- calo Pigarro, para desde allí entender lo quel tiempo disponia é ver lo que le con- venia hager, é á su lado muy próximo con- - sejero el licenciado Antonio de la Gama, á quien no le desplacian novedades: ni de- xaron de ser más aumentadas ellas é los bullicios é alteraciones por su industria, como el tiempo lo mostró adelante. - Como el visorey llevaba aquella capitu- é Jacion iO 1Ó nuevas ordenan :nangas de los indios, DE INDIAS. LIB. y él no quiso disimular en ellas, todos aquellos conquistadores que allá estaban, quedaron muy descontentos y les desplugo tal novedad, é les pessó en el ánima de la yda del visorey: é comencaron de se allegar muchos dellos á Goncalo Picarro, que se avia ydo al Cuzco, como es dicho, é no le faltaban cizañadores ni malos con- sejeros para que contradixesse al visorey é hablasse en favor de los conquistadores españoles, que avian ganado é poblado la tierra. Y el Goncalo Picarro aceptó essa mayoria quessos le daban, porque le pa- resció que le competia de derecho la go- bernacion, por averla tenido el mar- qués, é comencó á enviar á España á negociar, despues que ovo movido á quantos él pudo para que suplicassen de las provissiones del visorey é diessen á entender á Su Magestad Cessárea quánto seria servido en mandar que Blasco Nu- ñez saliesse de la tierra é quel Pigarro quedasse gobernándola: é aun llegó á tanta su osadia , que le movió partidos é le ofresció muchos dineros porque se tor- nasse á España. Pero como el visorey era cavallero é hombre de grande ánimo, despresció tales medios é comencó á pro- ceder secretamente contra Goncalo Picar- ro, é mandó pregonar que ninguno fues- se osado de yr adonde estaba só gra- ves penas. É non obstante su pregon, una ¡noche ciertos sobrinos de Johan Xua- rez de Carvajal, factor de Su Magestad, con otros diez ó doce de caballo, se fue- ron al Cuzco é se passaron á Goncalo Pi- carro. Sabido por el visorey, envió á llamar al factor, é Juego fué allá como quier que estaba sin culpa, ni se le dió parte de la fuga de los sobrinos, ni él dió consenti- miento ni consejo en ello, antes le lleva- ron sus caballos. É cómo llegó , díxole el visorey:— «Parésgeos bien esta traycion, que aveys hecho vos é vuestros sobri- nos?» é otras palabras injuriosas. Á lo XLIX. CAP. VIL 397 qual el factor, oyéndose llamar traydor, le dixo:—«Yo no he hecho traycion, ni soy yo traydor, sino muy fiel é leal ser- vidor é vassallo de Sus Magestades; é yo he servido é serviré en mi officio tan bien como vos en el vuestro». : : Desta respuesta se alteró tanto el viso- rey, que echó mano á una daga ó puñal que traia en la cinta, é le dió una ó dos puñaladas, é mandó á los suyos que lo matassen. É assi lo hicieron ciertos pages é criados del visorey que se hallaron pres- sentes: é muerto, lo mandaron echar de unas barandas abaxo en el patio, con mu- cha crueldad é desatino. Lo qual dió mu- cha alteragion y espanto á quantos lo vie- ron é lo oyeron. Pues cómo de hecho el visorey hico lo ques dicho, é sin pares- cer del Audiencia, é viessen que aquello era usar de absoluto señorio, é no para se comportar, y en deservicio de Sus Ma- gestades, é camino de alterar é no paci- ficar la tierra, acordaron los oydores, y en especial el licenciado Cepeda, de lo prender; é con mano armada púsose lue- go por obra. É aunque el visorey fué avi- sado de lo que contra él se ordenó , aten- dió en su possada con intencion de se de- fender; pero en fin fué presso é llevado á la mar á le poner en un navio para lo llevar á España, é assi lo hicieron embar- car, é con él uno de los oydores para que le llevasse 4 buen recabdo. Y este oydor á quien se encomendó, fué al licenciado Álvátos 2 En esta revuelta Vaca de Castro, que estaba presso, y en un otro navio, cómo vido la contienda que contra el visorey se avia movido, tuvo tiempo é forma cómo se alcó en el navio en que estaba, por la industria de su sagacidad, pero con ayu- da de Garcia de Montalvo, hijo de Johan Vaca, vecino de Medina del Campo. El qual Garcia de Montalvo es aquel mesmo que la historia ha dicho, en el libro VI, capítulo XLVIII, que avia hallado reme- 398 dio del soliman contra la hierba de los indios flecheros; é assi halló tambien la libertad para Vaca de Castro, é fuésse á Panamá é de allí al Nombre de Dios, é passóse á la isla de Cuba, donde era juez el licenciado Johanes. Y en el mesmo tiempo llegó á Cuba el adelantado de Te- nerife don Alonso de Lugo: é creyóse queste ligenciado Johanes les dió lugar á que se fuessen á España, é aun tambien se sospechó que partieron con él é le die- ron de aquellas sus malas ganancias é oro quel uno y el otro llevaban. Pero llega- dos en Sevilla, fueron pressos por los of- ficiales de la casa de la Contractacion de las Indias , desde donde los pusieron sus HISTORIA GENERAL Y NATURAL obras delante del tribunal de los señores del Consejo Real de Indias, é allí aun pende la prission é litigios del adelanta- do, teniendo la córte por cárcel; y el li- cenciado Vaca de Castro fué llevado á la fortaleca de Arévalo, donde está á me- jor recabdo que no él le puso en el offi- cio que sele encomendó. É desde á po- co tiempo fué traydo presso al Consejo el licenciado Johanes, de donde le fueron acordadas las culpas que cometió en la administracion de la justicia, que se le encargó de la isla de Cuba, é se dió una sentencia contra él, conforme á sus obras, que le dexó obligado á no la ol- vidar en quantos dias viya. ) CAPITULO VIII. En que se Iracta de cómo fué libre el visorey dela prission de la nao'en que lo llevaban , é de cómo fué enviado otro oydor á España contra Blasco Nuñez Vela é murió en la mar; é de la batalla en quel visorey fué muerto é quedó vengedor Gongalo Picarro ; é cómo fué enviado por general de Sus Magestades el li= cenciado de la Gasca; é de la tirania de Gongalo Pigarro , é de otras cosas, que á la historia competen. WESDEZIA E, oydor, que llevaba á su cargo la pris- sion é persona del visorey, despues que estovieron en la mar é desviados de la costa, congertáronse los dos, porque le paresció que era grave cosa ser carcele- ro de su visorey. Antes dixo que si tal cargo avia aceptado, fué para librarle de la muerte que le quisieran dar el ligencia= - do Cepeda é los otros de su opinion, é para le tornar á poner en salvo y en la mesma su presidencia é vireynado. Saltaron en tierra, donde les paresció Que era conviniente, é de allí se fueron la via de Quito, é se le juntaron algunos que no quisieron seguir la parcialidad del pS tirano Goncalo Pigarro é sus secaces, con o el qual se confederaron el licenciado Ce- => peña los émulos del visorey; é luego lo € te al Cepeda, é cresció an to su e ido él del Pigarro,. Porque | parida o es tal, que al mal diante la industria del comun adversario del linage humano, que entendia bien que todo esso yba á parar en muchas muertes de hombres. Proveyeron los re- beldes que otro oydor, llamado el dottor Tejada, fuesse á España á dar relacion de la impaciencia é mal gobierno del yiso- rey, é informar que convenia quel Empe- rador, nuestro señor, debia dexar en la gobernacion de aquellas partes á Gon=. calo Pigarro, juntamente con la Chanci- lleria. Este oydor, siguiendo su viaje para Es- paña, con harta copia de dineros para la navegacion, alcancóle la muerte é que- dóse en la mar, sepoltura bastante á tan falsas relaciones; porque aunque se pu- diessen quexar de la acelerada muerte del factor, que fué en la verdad muy mal hecho lo quel visorey bico, no por esso se daba ligencia á se levantar el licencia- do eda soci é ippienes con DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. VIH. Goncalo Pigarro contra el visorey, pues- to que con la voz real decian que lo ha- cian. Esso es un broquel, de que han usa- do siempre en estas partes é Indias todos los malos jueces é tiranos, llamando al Rey, con este nombre ofendiendo la reti- tud real, para usar de sus cautelas é in- justigias , é con este título usurpar la ju- risdicion, é ofender á quien quieren é favorescer lo que no debrian. Despues que Goncalo Picarro supo quel visorey se quedaba en la tierra, prove- yóse de toda quanta gente pudo é fuéle á buscar, porque en efetto temia del even- to é fin de tan enconada ocasion, aunque pensaba que todas essas novedades eran á su propóssito, é assi se lo daban á en- tender el licenciado de la Gama ó- otros. No me quiero detener en algunos tran- ces é menudengias, que fueron muchas é muchas las desvergúencas, que se usa- ron é cometieron los de la opinion del ti- rano, é yré al fin que tovieron para la destruycion del visorey: el qual, co- mo hombre de grandíssimo ánimo é muy determinado, é confiado de su lanca, có- mo se halló con alguna gente, puesto que mucha menos en número que los enemigos, no rehusó las armas; por- que su intento era que peleaba por la honra de su officio, é los contrarios pensaban que combatirian contra aque- llos capítulos que les mandaban dexar los indios é repartimientos dellos que pos- seian. Pero con qualquiera opinion que fuesse , venidos á las manos, el visorey las meneó é peleó por su persona con mu- cha osadia é como varon muy denodado; mas era tanta la ventaja de los enemigos, quél fué roto é muerto por mano, segund dicen, del licenciado Carvajal, hermano del factor quel visorey avia muerto en Lima: é murieron con el visorey más de doscientos, é fueron pressos é maltracta- dos otros muchos. Desta victoria quedó el tirano Gongalo 399 Picarro absoluto señor de la tierra; pero haciéndose llamar, capitan géneral é go- bernador de la Cessárea é Cathólicas Ma- gestades, seyendo manifiestamente falso tal título é usurpado con la color de la ti- rania. Cómo en España fueron sabidas las al- teraciones é pendencias que con el viso- rey é sus émulos se tractaban, proveyó Su Magestad é su Real Consejo de Indias en el remedio de tales escándalos, é fué elegido para ello el ligenciado de la Las- ca, del Consejo del Emperador, nuestro señor, por hombre de mucha prudencia é de tanto ingenio é buenos medios é con- fianca de su persona, que sola essa se creyó que bastaria para sojuzgar la tierra é ponerla en la obidiencia é buen estado que al servicio de Dios é de Sus Mages- tades convenia. É assi vino al puerto del Nombre de Dios con ciertas naos é sin gente, más de la que convenia al servi- cio é acompañamiento de su persona; pe- ro con muy bastantes poderes é provis- siones é cédulas reales , é con facultad de. perdonar general é particularmente, é gratificar é castigar é administrar la justi- cia tan cumplidamente quanto pensarse puede, é con la forma é de la manera que viesse ser nescessario. É llegó á aquel puerto en el mes de julio del año. de mill é quinientos é quarenta y cinco años: é cómo llegó á Panamá, comen- -C6 á tractar de la paz, y envió al Pe- rú á tentar todos los medios é maneras que pudo, para que las cosas viniessen en buena concordia é al propóssito que Dios se sirviesse é la auctoridad real, é la obidiengia que se Je debe se conser- vasse, é cómo aquella tierra se reformas- se de manera que la justigia toviesse el lugar que le toca. É fechos sus cumpli- mientos é no le saliendo apropóssito, en- vió mensageros é cédulas reales á la Nue- va España é á esta nuestra cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española é á 400 Nicaragua, é á todas las otras partes que están pobladas de chripstianos, para que le enviassen gente é favor para abaxar la soberbia del tirano Goncalo Picarro é de los desleales que le seguian, viendo que no avia aprovechado con averle ofrescido el perdon é clemencia real, é que Sus Magestades le harian tales é tan buenos partidos quél quedasse rico, é que en las cosas passadas avria todo el silencio é ol- vido perpétuo como conviniesse: todo lo qual el tirano no quiso aceptar, nilo per- mitió Dios, ni sus culpas le dieron lugar que quisiesse venir en ello. É assi todos aquellos socorros que pidió pusieron lue- go por obra de yr á los llamamientos que de parte del sereníssimo príncipe don Fe- lipe , nuestro señor, é por sus reales qé- - dulas envió á llamar el de la Gasca: é de la Nueva España envió el visorey á su hijo, don Francisco de Mendoca, con mucha gente de caballo é infanteria, é muy bien armados é proveydos para la guerra; é desta nuestra isla fué el illustre almirante duque de Veragua, don Luys Colom, con una buena compañia de ca- valleros é gente de pié é de caballo, muy lacidos é bien armados, con más de dos- cientos caballos é otras tantas acémilas para passar las armas é pertrechos é los carruages desde el Nombre de Dios á Pa- namá; é desta fortaleca de Sancto Domin- g0, que yo sirvo á Sus Magestades, se enviaron veynte é cinco tiros de bronce de muy rica artilleria, con la pólvora é municiones nescessarias para la empres- sa: Pero en el tiempo quessos socorros - yban el tirano avia enviado una armada con su capitan, llamado Hernando Bachi- - Cao, natural de Sanct Lúcar de Barrame- da, hombre cruel, de larga consciencia é > de ninguna vergijenca ; é hico en Pana- Á muchas fuercas é robos, é aun de sus pitanes inferiores e aguas. por HISTORIA GENERAL Y NATURAL que aun no era muerto estonces ni el li- cenciado de la Gasca llegado. É despues que fué en la tierra, como dicho es, en- vió Goncalo Pigarro otra armada de gen- te de guerra por mar con otro capitan su general, llamado Hinojosa, é con muy buena gente de guerra é un hermoso é bien artillado galeon, é otros naviog é ca- ravelas, só color que venia á deshacer los agravios quel Bachicao avia hecho é atender ciertos despachos quel tirano Gon- calo Picarro dicie que se le avian de traer de España, segund estos decian. É con esta segunda armada tuvo sus inteligen- cias é tractos secretos el de la Gasca, é dióse tan buen recabdo en ello, quel ge- neral Hinojosa é los otros capitanes é gen- te con toda el armada é navios se redu- xeron á la obidiencia é servicio de Sus Magestades, é no quisieron perseverar en el mal nombre ni compañia del tirano Goncalo Picarro, é dieron la obidiencia al licenciado de la Gasca en nombre de Sus Magestades. Lo qual el dicho Hinojosa hi- co como buen cavallero (y es natural de Truxillo), é no quiso faltar á la leal- tad que debia á su Rey é señor natu- ral: el qual é otros muchos que por su exemplo vinieron á la obidiencia, decian que si antes no lo avian fecho, era por no ayer avido en aquellas partes bandera segura de la Real Magestad, de quien se debiessen confiar. É assi de dia en dia en pocos meses crescieron las fuercas del exército de los leales, enflaquesciéndose las del tirano; é paresciéndole al de la Gasca que estaba con bastante é mayor poder quel adversario, escribió á los que yban en su ayuda que se tornassen, por- que no avia nescessidad de tanta gente, á causa de que la tierra austral estaba falta de bastimentos por los trabaxos é guer- ras passadas é por la pressente.. É assi el almirante, desde Panamá se fué al - Nombre de Dios é se embarcó para yr á pa su isla de Jamáyca ¡é don Francisco de DE INDIAS. LIB. Mendoga é todos los otros socorros, que se avian convocado é le yban al de la Gasca, se tornaron á sus casas. Proveydo esto, puso en obra su cami- no, y envió la armada al puerto de Lima con Lorenco de Aldana, despues quel ge- neral de la Gasca quedó en la tierra aus- tral para se yr con su exército por tierra: é avia mandado que la dicha armada se fuesse al puerto de la cibdad de Lima, é que llegada allí, el dicho Aldana fuesse á Lima á notificar los poderes reales que de Su Magestad llevaba el general, al regi- miento de aquella cibdad é los hiciessen pregonar, é animassen aquella república é la exhortassen para el servicio de Sus Magestades, é les certificassen cómo el exército real yba con el dicho general por tierra poderoso é con mucho órden é concierto, acompañado de muchos cava- lleros é hidalgos é muy buena é lucida gente de guerra; é assi se puso todo por obra. Cómo el tirano supo esto, salió huyen- do de Lima (quatro dias despues que Lo- renco de Aldana llegó al puerto de Li- ma), é llevó consigo seyscientos hom- - bres é todas las bestias que avia, que una no dexó; é llevóse todas las merca- derias compradas é tomadas las más: las quales llevan diez mill indios de los lla- nos (é los dexó despoblados). É antes que saliese, degolló á un hidalgo, llamado AL- tamirano,. é del camino se le volvieron los que quisieron venir á la voz del Rey, assi como Martin de Robles y el ligencia- do Carvajal, é Garcilaso, é los tres Mal- donados, é don Pedro Puerto Carrero, con más de otros quarenta cavalleros é personas calificadas, é más de otros gient soldados: de manera que cada hora le faltaban los que llevaba; é presto le faltó la tierra, que no le quedó della quassi si- no lo que hallaba, porque todo se alcaba por Sus Magestades. En este tiempo el capitan Diego Cente- TOMO IV, XLIX. CAP. VIIL 401 no, que andaba ausentado de temor del tirano, se entró en el Cuzco con la voz real é deyocion del general de la Gasca, é hico quartos al capitan Antonio de Ro- bles, que tenia la parte de Goncalo Picar- ro; y en poco tiempo se le juntaron tan- tos que passaban de quinientos hombres los que Centeno tenia en el Cuzco con la voz de Sus Magestades , é apoderóse de todos los passos, con propóssito de dar la batalla al tirano, si allá fuesse. De todo es- to dió aviso el thessorero Riquelme al li- cenciado de la Gasca. Cómo el capitan Lorenco de Aldana é los otros del armada llegaron á Lima, co- mo es dicho, dieron aviso á Diego Cente- no, que estaba en el Cuzco, para que su- piesse la yda del general é las mercedes que Su Magestad hacia á todos los que á su servicio se allegaban. El tirano no dor- mia, como hombre que sabia lo que en ello le yba, y envió á un capitan suyo, di- cho Acosta, con trescientos hombres por la- via de Xauxa, bien aderescados; é mandóles que no passassen de Guaman- ga hasta quél llegasse , que yria por los llanos á se juntar con él. Los del armada enviaron á decir al capitan Centeno que en ninguna manera peleasse con Gongalo —Picarro ni con Acosta hasta quel general de la Gasca se acercasse é le mandasse lo que avia de hacer; y en tanto el arma- da se estaba queda, é cada dia se yban á ella cavalleros é gente de la de Picarro. É como él se yba de la manera ques di- cha, pregonáronse en Lima los poderes é provissiones reales del general, é alcá- ronse banderas por Sus Magestades. Viendo el tirano que sus cosas é parti- do declinaba, temió, y envió por el li- cenciado de la Gama, para que tractasse con su poder algun concierto, é díxole el yeedor Garcia de Salgedo :— « Señor, no tenés otro remedio ni mejor concier- to, pues vays ya desbaratado, que pren- der al maestre de EC al ligengiado 402 Cepeda, y enviarlos pressos al armada». Picarro no respondió á esso cosa ningu- na, sino calló é apartóse con el ligencia- do de la Gama, é platicaron en secreto un grand espacio, é acabada su habla, le di- xo despues el de la Gama al veedor: — « Parésceme que Goncalo Picarro no está muy apartado de lo que le dixistes». É luego el dia siguiente el licenciado de la Gama fué con poder del Picarro al arma- da, donde el Aldana estaba, é comencó á tractar; é le dixo que seria muy bien que se diesse algun medio para que Gon- calo Picarro viniesse de paz con alguna honrosa convenencia é buen apuntamien- HISTORIA GENERAL Y NATURAL to, porque los males que estaban apare- jados á ambas partes, gessassen é la paz se concluyesse. É fuéle respondido que era bien dicho é que todos holgarian de- llo, é que se hiciesse saber al general; é con esto el licenciado se tornó al tirano, y el capitan Lorenco de Aldana dió noti- cia de todo al general, é le consejó que viniesse á Lima por la sierra, porque su exército podria mejor caminar que por los llanos, é porque si fuesse menester seguir la via que llevaba el tirano ó la del Cuz- co Ó la de los Chalcas, con su venida se proveyesse lo que más conviniesse pa- ra la conclusion de la guerra. CAPITULO IX. Que se tracta la sentencia, que quatro oydores del Consejo Real de Castilla dieron contra Hernando Pi- carro, los quales estaban diputados para enlender en sus causas é delictos por mandado del Emperador, nuestro señor. E, el tiempo questas cosas del Perú se tractaban, é quel chronista destas histo- rias las continuaba, le fué enviado de la córte el treslado de una sentencia, que por algunos de los señores del Consejo Real de Castilla fué pronunciada contra Her- nando Pigarro, presso en la fortaleca de la Mota de Medina del Campo: la qual se pone aqui á la letra. É porque el que lee mejor la entienda, ha de saber que Her- nando Picarro fué el que injustamente, só color de justicia é sin ser juez para ello, hico matar al adelantado don Diego de Almagro; y este mesmo Hernando Picar- ro es orígen de todos los males é discor- dias de la tierra austral: é acusándole un - cavallero, llamado Diego de Alvarado, e e é por su muerte continuó el litigio Alvarado por sí y en nombre de don Die- go de Almagro difunto, Iñigo Lopez de Mondragon, como señor de la instancia, de la una parte, é de la otra Hernando Picarro, reo acusado sobre la muerte del dicho adelantado, don Diego de Alma- - gro, solamente. »Fallamos, atento los autos é méritos del dicho processo, que por la culpa que resulta contra el dicho Hernando Picar- ro sobre la dicha muerte del dicho ade- lantado don Diego de Almagro, le de- bemos condenar é condenamos á que de la prission, donde está, sea llevado á uno de los lugares de la frontera de África, qual por Su Magestad fuere se- ñalado; é allí sea entregado al capitan ó persona que por Su Magestad estovie- re, para que todos los dias de su vida el dicho Hernando Picarro sirva á Su costa con su persona é armas é caballo en lo que por Su Magestad é por sus Ca- Es pitanes en su nombre le fuere manda- do O: que pueda salir del a qn y E | DE INDIAS. parte en lo que fuere señalado, só pena de muerte natural, en la qual por el mes- mo hecho incurra, lo contrario haciendo. Y más: le privamos é inhabilitamos para que perpétuamente, só la dicha pena de muerte, no pueda tener ni ejercer cargo ni officio de Su Magestad , só la dicha pe- na de muerte. Condenámosle más en todas las costas en pressencia desta causa he- chas, la tasacion de las quales en nos re- servamos. É por esta nuestra sentencia juzgando, assi lo pronunciamos é manda- mos: con que debemos mandar é mánda- mos que entretanto é hasta que se fenez- can é acaben los pleytos que contra el di- cho Hernando Picarro se tractan sobre los otros delictos é acusaciones, de que está acusado, esté presso é á buen re- cabdo, segund é como por nos está man- dado.—Dottor, Escudero.—El ligencia- do, Alderete. —El ligenciado, Galarca.— El licenciado, Francisco de Montalvo. - »Dada é pronunciada fué esta senten- cia por los señores del Consejo Real, que en ella firmaron sus nombres, en la villa de Valladolid á tres dias del mes de mar- eo del dicho año de mill é quinientos é quarenta y cinco años. — Ochoa de Lu- yando. En la villa de Valladolid, á tres dias del dicho mes de marco del dicho año de mill é quinientos é quarenta y cinco años, notifiqué esta sentencia á Iñigo Lopez de Mondragon, procurador de don Diego de Almagro, como señor de la instancia, é á Sebastian Rodriguez, procurador de Hernando Pigarro,. en sus personas; los quales pidieron treslado della. Testigos: Ochoa de Luyando é Iñigo de Luyando, * Al terminar este capilulo se lee escrito con gruesas letras latinas: en el códice original, Agur ENTRA LA RELACION DE DON ALONSO DE MONTEMAYOR; la qual se encuentra en dicho manuscrito despues LIB. XLIX. CAP. IX. estantes en córte. — Martin de Ramoyn». Junto con esta sentencia fué el auctor destas historias avisado questos p rocura- dores de ambas partes suplicaron della, é fueron rescebidos á prueba con término de un año; y el Hernando Picarro se está á buen recabdo presso en la Mota de Me- dina del Campo. É sin este litigio le que- dan otros muchos, que se le piden civil é criminalmente, assi por parte del ligen- ciado Villalobos, fiscal del Consejo Real de Indias, como por otras personas, é créese que Hernando Pigarro tiene pley- tos para toda su vida, aunque muy lar- ga fuesse. É tornando á la historia, digo que á mi juicio la sentencia ques dicho fué har- to é sin comparacion más piadosa que no fué Hernando Picarro piadoso contra el infelige adelantado don Diego de Alma- gro; mas como el tiempo va adelante é los juigios de Dios son incomprehensibles, de todo se le den gracias. É plega á su di- vina bondad assi disponer estas cosas de Indias, y en especial las del Perú é de aquellas partes australes que en buena paz se concluyan, é que essa secta pigarreha se acabe, como Castilla lo ha menester: que á lo menos hasta agora grande es el daño 403 que destos Pigarros se ha procedido, é muy notable el castigo que en el tirano Gongalo Picarro é sus senaDes se debe permitir. ! Con lo que está dicho quel chronista hasta aqui ha escripto, pensó que se im- primieran estos tractados, y el tiempo no dió lugar á ello; é vinieron á su noticia otras cosas que competen á la mesma his- toria, que son las siguientes ”, del capítulo XVI, último de esle libro. En el códice de la Biblioteca Patrimonial de S. M. se halla colo- cada en el lugar correspondiente , Segun aqui va á continuacion impresa. 404 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO X. En que se tracta una larga relacion , quel auctor destas historias ovo en España, que fué enviada al Em- perador, nuestro señor, por un cavallero , llamado don Alonso de Montemayor, en la qual, se conlienen los subgessos queste cavallero vido en el Perú, en lo qual se halló pressente; é non obstante que la muerte del visorey Blasco Nuñez Vela é otras cosas que se han tocado de susso se tornarán aqui á memorar, di- ce el chronista que por ser persona de crédito quiso ponerlo aqui. sono al Perú el treslado de las nuevas ordenancas que Su Magestad enviaba al Perú, é que yban visorey é Audiencia Real; é súpose en el mes de enero de mill é quinientos é quarenta y quatro. Y escribió don Alonso de Montemayor lo que vido é subcedió en aquellas partes é gobernacion del Perú al Emperador, nuestro señor , desde el tiempo ques di- cho hasta el año de mill é quinientos é quarenta y seys, como hombre de vista y en parte por cosa notoria, procurando entenderlo para dar aviso é relacion ver- dadera en todo lo que aqui dirá. É dice que estando por gobernador del Perú el licenciado Chripstóbal Vaca de Castro é residiendo en la cibdad del Cuzco, en el mes de enero del año ya dicho de mill é quinientos é quarenta y quatro, llegaron á él dos procuradores de la cibdad de Li- ma, el uno llamado don Antonio de Ri- bera, y el otro Alonso Palomino, con cartas del cabildo, llamándole para que se hallasse pressente al tiempo quel viso- rey Blasco Nuñez Vela y el Audiencia Real llegassen, para le rescebir. É aquestos procuradores llevaron el treslado de cier- tas ordenancas, que Su Magestad enviaba, con las quales se alteraron muchos; y es- cribiéronlo á Goncalo Picarro sus adhe- rentes (el qual dias avia que tenia pensa- - miento de se alcar) paresciéndoles quel - liempo se aparejaba á su mal propóssito: E el qual Gongalo Picarro estaba en essa : e los xa ciento é sessenta : uando se le envió tal E Ciessen, $ que de lo que se agraviassen, de don Alonso de Montemayor es larga, é con menos palabras é tiempo se dirá todo lo que en efetto dice, prosigue el chronista con menos renglones, sin de- xar Cosa alguna de las que en substancia é verdad competen á la historia. Vaca de Castro respondió á essos pro- curadores é apercibió algunos cavalleros - para que le acompañassen é fuessen con él á Lima; é quince dias antes de su par- tida envió delante muchas armas ofensi- vas é defensivas, assi como arcabuces é cotas é coracas é otras: é allegaron á diez é ocho leguas de Lima, é mandó que pa- rassen en un lugar que se dige Guarachi- ri. É antes que Vaca de Castro Megasse á Lima, sessenta leguas, supo quel visorey era desembarcado en el puerto de Tum- bez, é que le avian rescebido por gober- nador en la cibdad de Sanct Miguel y en la de Truxillo y en Lima, por virtud de los treslados que avia enviado de sus pro- vissiones. Assi cómo se supo en el real ó compa- ñia que llevaba Vaca de Castro, en que seria hasta cient hombres, ciertos cava- lleros de aquellos que con él venian, le pi- dieron licencia para yr á rescebir al viso- rey, y él se la dió; de los quales era uno - don Alonso de Montemayor: el qual, lle- gado á Lima, halló la cibdad alterada, é aun en determinacion de no Eee las ordenancas ni rescebir al visorey; é aqueste cavallero tuvo forma para quel cabildo se juntasse , é les consejó que no higiessen tan grand error é que obedes - n e ol el remedio. É DE INDIAS. LIB. quedaron deste acuerdo y escribió la cib- dad con el mesmo don Alonso al visorey, suplicándole que se diesse priessa á lle- gar á Lima, porque no llegassen primero algunos que la alterassen. Con esta carta don Alonso caminó lo que le fué posible , é halló al visorey cin- qiienta leguas de allí, é dióle la carta é díxole que caminasse sin perder tiempo, é otras cosas que, como buen cavallero, le paresció que convenian al servicio del Em- .perador é al sosiego é bien de la tierra. Y el visorey se holgó de su venida, é le dixo que la voluntad de Su Magestad no era de agraviar á ninguno, sino de dar órden cómo todos estoviessen en servicio de Dios é buena justigia y en toda paz é sosiego; é que llegado á Lima, haria lla- mar los procuradores de lodas las cibda- des é villas de la tierra, é que con pares- cer de la Audiencia se haria lo que más. conviniesse á los pobladores chripstianos é á los indios é naturales de aquellas partes. Y el visorey se dió priessa en el caminar para Lima: é ya avia llegado primero el licenciado Vaca de Castro , é con él el li- cenciado de la Gama é Gaspar Rodriguez - é Diego Centeno y el capitan Carvajal é Pedro de los Rios é Diego Maldonado y Hernando Bachicao é otros muchos: los quales, ó los más, desque se certificaron quel visorey entraria de allí á ocho dias, se tornaron al Cuzco, é llevaron las ar- mas quel licenciado Vaca de Castro avia dexado en Guarachiri. Llegado el visorey á quatro leguas de Lima, salieron della algunos regidores, é suplicaron que se detuviesse un dia para que se acabasse de aderescar su rescibi- miento , é assi lo higo; é desde á dos dias se partió é fué rescebido con mucha so- - Jempnidad, é apossentóse en las casas que eran del marqués don Francisco Picarro. Desde á pocos dias que llegó, mandó pregonar las ordenangas é otras muchas provissiones que llevaba de Su Magestad: XLIX. CAP. X. 2405 de las quales envió treslados á todas las cibdades é villas de aquellos señorios, é poder para que lo rescibiessen, como Su Magestad lo mandaba. Cómo Goncalo Picarro tuvo el aviso ques dicho, juntó sus amigos é todos los que pudo, é fuésse á la cibdad del Cuz- co é habló al cabildo é regimiento de aquella cibdad para que le rescibiessen por capitan general contra el Ynga, se- ñor natural de la tierra, dando á enten- der que yba contra ellos con mucha gen- te; é con esta color é achaque le hicieron capitan, é hico trescientos hombres y en- vió por diez ó doge tiros de artilleria, que estaban en la cibdad de Sanct Johan de la Vitoria, ques cinqiienta leguas del Cuz- co é sessenta de Lima. Teniendo Goncalo Picarro la gente ques dicha, higo que lo resgibiessen por pro- curador del reyno para venir á suplicar de las ordenancas ya dichas, é assi fué elegido por procurador; é luego hico dos compañias de gente de pié é de caballo. De todo fué avisado el visorey, é de la mala intencion de Goncalo Picarro; pero él no lo creia, é decia que no era posible que hombre que toviesse parte de bueno, se desvergoncasse assi contra su Rey á suplicalle con la lanca en la mano; é estu- vo assi incrédulo algunos dias, hasta que llegaron los ligengiados Diego de Cepeda é Álvarez; y él y ellos, con informacion bastante, que oyieron cómo Goncalo Pi- carro queria echar al Audiencia Real del reyno, acordaron que se hiciesse gen- te de guerra é se gastasse en ello to- do lo que fuesse nescessario de la ha- cienda del Rey; porque viendo que en su real nombre esso se hacia, desmaya- rian los de Pigarro é dexarian de ser tray- dores. É á este fin se enviaron provissio- nes á todos los pueblos para que acu- diessen en favor del visorey: el qual eli- gió por capitan general á Francisco Ve- - lazquez Vela Nuñez, su hermano, é por 406 maestre de campo á Diego de Urbina, é por capitanes de caballo Diego Álvarez Cuello, su cuñado, é don Alonso de Mon- temayor: é higo capitanes de piqueros á Pablo de Meneses é á Martin de Robles, é á Goncalo Diaz de arcabuceros. Y en- vió á Hernando de Alvarado por capitan á la cibdad de Truxillo, ques cinqiienta leguas de Lima, para que hiciesse gente é le acudiesse con ella; y envió á la cib- dad de Leon por corregidor é capitan á Pedro de Puelles, para que assimesmo recogiesse los que pudiesse é los truxes- se. Hecho esto, envió á fray Tomás de Sanct Martin, provincial del Perú (de la Órden de los Predicadores) al Cuzco,por- que era buen servidor de Su Magestad, para que hablasse á Goncalo Picarro é á los demás, é los pusiesse en racon é con- sejasse que con armas no suplicassen á Su Magestad cosa alguna, sino con todo acatamiento. | Este reverendo padre fué á lo ques di- cho, é tardó algunos dias que no se supo dél; é viendo su tardanca el obispo de Lima don Hierónimo de Loaysa, pidió li- cencia al visorey para yr á hablar 4 Gon- galo Picarro é los demás al efetto ques di- cho: é con el obispo envió un regidor de Lima por rey de armas, que se llamaba Francisco de Ampuero, é un escribano llamado Pero Lopez, para que requiries- sen á Goncalo Picarro que deshiciesse la gente, é sin ella viniesse á suplicar con humildad á Su Magestad , como era jus- to. Ydo el obispo é los ques dicho, é lle- gados á veynte leguas del Cuzco, envió Goncalo Pigarro un capitan suyo, llama- - do Francisco de Almendras, para que los -— detuviesse é dixesse que no avian de en- -—Trar en su real, porque no alborotassen, - porque otro tanto avia hecho el provincial ay Tomás de Sanct Martin, que con sus nes les avia trastornado la gente. HISTORIA GENERAL Y NATURAL na maña el visorey, que tenia seyscien- tos hombres muy bien armados é dies- tros. Gongalo Picarro, puesto en su tirania, envió muchas cartas á todas partes, dán- doles á entender su buen celo, é que no pretendia sino sustentar las haciendas de los conquistadores é pobladores de la tierra, porque el visorey era riguroso é se las avia de quitar, é las vidas, por qualquier cosa que oviessen hecho, por liviana que fuesse. Junto con esso, escri- bió á los oydores diciéndoles quél que- ria estar debaxo de su mano, é no de la del visorey, porque él no pretendia ser más de un vecino; pero que queria te- ner segura la vida, Pues cómo en aque- las partes tenia tanta parte la cobdicia, en la gente del Perú aprovecharon tanto essas cartas en los ambiciosos del man- do, que los tres oydores Cepeda, Álva- rez é Tejada hablaron al visorey , é dixé- ronle quel salario que Su Magestad les daba era poco é los gastos muchos, é que sin indios no se podian sostener; é que le suplicaban que se los diesse. El visorey les respondió que no conve- nia quél ni ellos los toviessen , porque era contra justicia é venia á la administrar, é que le pessaba mucho porque tan bre- vemente se hiciessen á la cobdicia de la tierra é olvidassen lo que Su Magestad les avia mandado. Los oydores replicaron que bien sabia Su Señoria que con el salario no se po- dian sustentar, é que ya que no les que- ria dar los indios, selo cumpliesse á cuen- to é medio, que son quatro mill ducados, porque con esto vivirian sin nescessidad. - Respondióles que en la verdad era po- co darles á cada uno dos mill castellanos, como se les daban; pero que no tenia él comision de Su Magestad para más, pero porque viessen que les era buen amigo, les daria de -su salario á cada uno tres- ientos mill marcos, é informaria ia á Su Ma- . DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. X. gestad é le suplicaria les diesse el cuento é medio que pedian: é que si no fuesse servido de se lo tomar en cuenta lo que les acresgentaba, holgaria de perdello de su hacienda, é que tambien disimularia é disimulaba que possaban en casas de veginos, como possaban , donde los pro- veian de possada, é de comun, hasta que Su Magestad les higiesse merced de acres- centalles el salario. Es de notar que quando los oydores fueron con esta demanda, ya estaban da- nados con cartas de Goncalo Picarro é ofrescimientos dél é de vecinos del Perú, que estorbaban quanto podian quel viso- rey hiciesse gente, é deshacian la que te- nia hecha, hablando á aquellos capitanes é soldados, dándoles á entender quel vi- sorey los queria matar, é que estando apoderado en la tierra, avia de quitar á todas las haciendas. En estos términos estando las cosas, viniéronle cartas al visorey de la cibdad de Leon, haciéndole saber quel córregi- dor é capitan que allí estaba, salió de allí con treynta ó quarenta hombres, dicien- do que yba con ellos á Lima, é que era ydo camino del Cuzco á se juntar con Gon- calo Pigarro. É cómo lo supo el visorey, envió trás él á Vela Nuñez, suhermano, é á Goncalo Diaz, capitan de arcabuce- ros, con sessenta hombres; é mandóles que lo prendiessen Ó matassen al Pedro de Puelles é á los demás. Ydo Vela Nuñez é los demás hasta veynte é cinco ó treynta leguas á un pue- blo que se dice Parracaca, toparon allí al provincial, é díxoles que no podrian al- cancar al Pedro de Puelles, que les lle- vaba mucha ventaja; é que les hacia sa- ber que Gongalo Picarro era ya salido del Cuzco, é no avia consentido quel obispo é los que con él yban, llegassen á su real; é dixo en secreto á Vela Nuñez que mu- chos de los del Cuzco traian buena inten- cion; que se retirasse con la mejor ór- a 407 den que pudiesse á se juntar con el yiso- rey, porque avia entendido de algunos que consigo traia que estaban de propós- sito de le dexar. Por lo qual Vela Nuñez se volvió hasta el pueblo de Guarachiri, é allí acordó que Goncalo Diaz llevasse la retroguarda, quél se adelantaba á Lima á ver lo quel visorey mandaba: é adelan- tóse , y el Goncalo Diaz quedó, é concer- tó con diez ó quince amigos de se passar á Gongalo Pigarro. É para hacerlo más á susalvo, prendió á otros tantos de la com- pañia de los servidores del Rey con sus armas é caballos; é fuésse assi 4 Gongalo Pigarro. Decíase que esta yda é la de Pedro de Puelles, fué sabiendo la del oy- dor Cepeda é consejándoles él que assi lo hiciessen. Llegados á Lima el provincial é Vela Nuñez, junto con ellos llegó la fuga del Goncalo Diaz, lo qual dió mucho escán- dalo en la cibdad. É cómo el visorey tu- vo nueva por via del provincial. que mu- chos de los que venian con Goncalo Pi- carro tenian buena intencion al servicio dél, disimuló é tuyo en poco la huyda del Goncalo Diaz , puesto que no dexó de sospechar que aquel estragaria las buec- nas intenciones de los que se pensaba que passáran á servir á Su Magestad. É hico un ragonamiento el visorey á su gente, é díxoles que no toviessen-en nada la tray- cion de Gongalo Diaz é de diez ó quince desleales, como él: que cartas tenia de muchos hombres de los principales que con - Gongalo Picarro estaban, que no faltarian al servigio de Su Magestad; é que porque viessen quél queria hager patron de los de la tierra, quél con la Audiencia tenia acordado de suspender las ordenancas, de que más se agraviassen, é otorgar la suplicacion por dos años para que en es- se tiempo Su Magestad fuesse informado. É assi luego públicamente fueron suspen- didas las ordenancas é otorgada la supli- cacion, é para ello se hicieron las dili- 408 gencias é cumplimientos, que se requirian. Desde á pocos dias rogó el visorey al provincial que volviesse con cartas se- cretas á personas particulares que venian con Gongalo Pigarro: é primero el mes- mo dia mandó hacer alarde, para que co- mo testigo de vista, dixesse en el real de Picarro qué gente avia en la parte de los leales: é salieron á la reseña seyscientos hombres. É hico sacar la bandera de Gon- galo Diaz arrastrando, é mandóla passar por las picas, como de capitan que avia seydo desleal é traydor, é dió la compa- nia suya de arcabuceros á Hierónimo de la Serna. Cómo Goncalo Pigarro tuvo hecha su gente de trescientos hombres, como está dicho, salió del Cuzco para yr á Lima; é - otro dia siguiente se le huyeron veynte ó treynta vecinos soldados los mejores de su campo, bien aderescados é proveydos de dineros, armas é caballos, é tomaron - Otro camino del que Picarro llevaba para yrse á juntar con el visorey. Lo qual fué mucha alteracion para Goncalo Picarro é á los que con él yban, é tanto, que quas- si estuvieron para se perder; é assi se hiciera, si á la sagon no se juntáran con él Pedro de Puelles y el teniente de la cibdad de Leon, que fué causa de se so- segar los ánimos de los alterados: é si- guió su camino. El visorey desde á pocos dias que á él vinieron los ques dicho que vinieron de Goncalo Picarro, tuvo nueva que otros se- rian presto con él: la qual nueva truxo Baltasar de Loaysa, clérigo, en que de- cia que perdonándolos de sus desobidien- cias é confirmándoles los indios que te- - nian, prenderian ó matarian á Goncalo Pi- carro é desharian todo su campo. Todo lo - qual el yisorey comunicó con los oydo- res, é cómo ya ellos se alcaban con Gon- , sabiendo que. la: gente, calo Pigarro, é reynaba en ellos dema- HISTORIA GENERAL Y NATURAL al Rey, é que no se podria efettuar su mala intencion, dieron parte de todo á algunos vecinos de Lima é á otras perso- nas que con ellos comunicaban, é acor- daron que cómo fuesse partido Baltásar de Loaysa con el despacho del visorey, de enviar tras él, é que lo Jlevassen á Goncalo Picarro para que viesse el des- pacho, con que yba el clérigo; é que lo atormentassen, é castigarian á los cava- lleros de su real que avian procurado la embaxada, quel clérigo avia llevado, é ofrescimiento al visorey. El visorey confirmó con toda brevedad lo que Loaysa le pidió, y envió el despa- cho con él al real del tirano para que aquellos cavalleros efettuassen su pro- messa , é para que lo hiciessen con espal- das mandó salir su gente de Lima, é se pusieron en el campo á punto de guerra. É fueron luego apercebidos ochenta de caballo de la compañia de Diego Álvarez Cueto, para que saliesse más adelante; pero viendo los oydores quel clérigo era salido de Lima con el despacho ya dicho, enviaron trás él quince ó veynte de ca- _ballo á la ligera para lo prender é tomar lo que llevaba, é para que lo llevassen á Goncalo Pigarro; y entre aquestos que as- si enviaron, yban tres sobrinos del factor Guillen Xuarez de Carvajal, que possaban en su casa, é todos ellos salieron á prima noche de la cibdad, sin ser sentidos de na- die, sino de aquellos que entendieron en su yda: é á más de media noche un sol- dado supo que eran ydos, é dió aviso al visorey , y él mandó dar alarma, é cómo se juntó la gente, vido por los compañeros que faltaban quince ó veynte, é supo qué personas eran, y envió á llamar al factor y metiólo en su cámara, de la qual de ahí á media hora le sacaron muerto. Esta muerte queda dicha atrás de otra mane-. ra, en que más culpado hacen al visorey de su aceleracion. É hico luego aper- - cebir eersata: ó aqii de caballo: é DE INDIAS. LIB. arcabuceros para que fuessen con don Alonso de Montemayor en seguimiento de los que se avian huydo: é assi fué don Alonso con toda la diligencia que pudo, 6 tomóles dos caballos de los que llevaban, é á uno de los sobrinos del fattor, llama- do Hierónimo de Carvajal; 6 los demás huyeron con tan acelerada fuga, que en dia é medio anduvicron veynte é dos le- guas. É tomaron en el camino al clérigo Baltasar de Loaysa con los despachos, é lleváronle al Goncalo Picarro: el qual, viendo lo que se tractaba contra él, cortó las cabecas á Felipe Gutierrez é al capi- tan Gaspar Rodriguez 6 á Arias Maldona- do, y estuvo tambien para matar al cléri- go, y echólo de su real á pié é desnudo. Don Alonso desque vido que no podia alcancar á los que huyeron é los avia se- guido quince ó diez y seys leguas, escri- bió de allí donde llegó 4 los vecinos del Cuzco, que venian huyendo de: Picar- ro, avisándoles para que no los topas- sen descuydados los que yban huyen- do del visorey ; é dió la vuelta 4 Lima, porque assi se lo avia mandado el vi- sorey que no tardasse más de tres ó quatro dias en yr é volver, porque te- nia nueva que Pigarro estaba cerca. Có- mo en Lima vieron que don Alonso era salido tras los que huyeron, parescióles que si tomasse alguno, se sabria quién - los enviaba é descubriria la traycion; é acordaron los oydores que antes que se supiesse nueva de don Alonso, era bien dar sobre el visorey, porque con buena gente estaba don Alonso desviado é se podria mejor efettuar su mal propóssito. É biciéronlo assi, é juntaron en su com- pañia todos los mas vecinos de Lima y el Capitan Martin de Robles é otros solda- dos, dándoles á entender que era servi- cio de Sus Magestades que todos acudie- ran á los oydores é los defendiessen, por- -* Virey dice en este sitio; pero ha párecido con- al venienle conseryar esta voz tal eomo la ha escrito TOMO mu Oviedo en toda la historia. XLIX. CAP. X 409 que el visorey no les echasse de la tier- ra; é para ello hicieron una provision en que mandaban los otros oydores Cepeda é Alvarez é Tejada que todos, só pena de traydores, les diessen favor é ayuda para quel visorey no los embarcasse , porque hicieron entender á todos quel visorey se queria salir de la tierra é llevarlos á to- dos los casados. La provission que para esto hicieron é pregonaron, porque no Osaron dar parte á la chancilleria de su maldad, quitaron el sello á otra provission que avia dias que estaba fecha, é pegá- ronla con essotra con alquitara: é aque- lla noche ordenaron de prender al viso- rey ó matarle. É para hacer otras provis- siones á su propóssito envió el dottor Te- jada á mandar á Benaldino de Sanct Pe- dro, que estaba por chanciller, que le truxesse el sello, porque la cibdad estaba alborotada, é convenia que estuviesse en poder de un oydor; é que le mandaba que se lo truxesse luego. É assi el chan- -Ciller se lo entregó, é sellaron secreta- mente muchas provissiones á su propós-. sito; y en amanesciendo, acudieron los dos oydores á casa del ligenciado Cepe- da, é todos tres y el capitan Martin de Robles , con diez ó doge soldados é otros vecinos de la cibdad, acordaron de po-. _ner en efotlo su mal propóssito. Pero no - pudo ser tan secreto que dexasse de ser avisado el visorey, el qual mandó dar alarma: é cómo los oydores lo oyeron, en- tendieron que eran sentidos, é mandaron 4 los vecinos de la cibdad que se pusies- sen á los cantones de la placa é cami- nasse la gente donde ellos estaban, é dixesse que allí estaba el Rey. É no bastó tanto este ardid que dexassen de acudir al visorey trescientos hombres, é los oydores no tenian más de ciento. É cómo se vieron perdidos, enviaron don- de el visorey * estaba á Nuñez Vaca é 410 otro cavallero para que se abracassen con él (que ya salia á la placa) é le di- xessen que á dónde yba, que le hacian saber que aquella gente quél tenia á su puerta era la principal que le avia de matar Ó prender, é para aquel efetto se avian juntado en su casa é no para servillo: que era mejor que se subies- se á lo alto, é que allí le acudirian al- gunos cavalleros, con que se podria mejor defender. Estas palabras fixáron- sele tanto, quel visorey, como tenia por amigos á los que se las decian, se subió á un corredor cerca de su gente para ver lo que passaba en la placa. Vela Nuñez é Pablo de Meneses é Hierónimo de la Ser- na, como oyeron estas palabras é que mediante ellas el visorey se retruxo, hi- cieron ellos otro tanto, é fuéronse á Sanc- to Domingo. Y cómo el esquadron que estaba á la puerta del visorey vido que era muy mayor quel de los oydores, aun- que tenia falta de capitanes, fué contra el otro: é desque llegaron á quince ó veyn- te passos, preguntaron que quién venia allí, é los contrarios dixeron quel Rey y el visorey, é cómo esto oyeron los del vi- sorey, dixeron: « Todos somos unos »; y en concordia ambos eesquadrones se hi- cieron uno. Cómo el visorey lo vido des- de los corredores dó estaba é no oyó lo que avian dicho, dixo: «General es la traycion ; bien me dixeron vuestras mer- cedes, señores Alonso Palomino é Diego Nuñez Vaca». Fecho todo un esquadron, adelantóse Martin de Robles é un su her- mano , con quince ó veynte soldados da- Bados, é fueron al visorey é dixéronle - Que ya veia que toda la cibdad era con- _ftra él, que se diesse á prission ; é cómo => estaba cercado de los-otros tres que se lo - consejaron, se dió, é luego lo tomaron é lo llevaron enmedio del. peseta á la da del licenci | HISTORIA GENERAL Y NATURAL salieron della é se metieron en la ¡glesia; é allí se estuvieron hasta quel visorey fué presso. Llegando don Alonso de Montemayor á nueve leguas de Lima, supo de un sol- dado cómo los oydores avian presso al visorey, é ayian dado ligencia á los que quisiessen yr al Real de Picarro: lo qual don Alonso no podia creer, porque le pa- rescia que personas de letras é con car- gos é officios de Su Magestad no serian en cosa de su deservicio ni en opinion de un tirano. É prendió don Alonso al solda- do, é caminando con la gente que traia en órden, de allí á media legua topó con ciento é treynta de caballo é arca- buceros que se yban á Picarro, é fué á ellos dón Alonso é prendiólos, aunque todos le dixeron que era verdad la pris- sion del visorey. Pero como le paresgia que era un caso tan inorme, no lo podia creer; é tomando su acuerdo con algu- nos de los que con don Alonso yban, les - dixo que le parescia que debian de dar en Lima é trabaxar de soltar al visorey: é dixcronle que antes seria esso dar cau- sa que lo matassen, é que eran pocos don Alonso y ellos, no serian parte. É as- si no Ovo efelto su parescer, é porque le llegaron cartas de muchos de Lima, 39 le gertificaron la prission del visorey, é que le consejaban que no prendiesse á. ninguno de los que yban á Picarro, por= que yban con ligencia de los oydores, é que le matarian, si prendiesse alguno. Visto esto, soltó los pressos, é fuésse con los que lleyaba á la cibdad, é metió- se en el monesterio de Sancto Domingo: é fué allá luego el capitan Martin de Ro- bles, que era ya general de los oydores, € lo sacó é lo llevó presso á su possada, donde tenia pressos á Pablo de Meneses é al sargento mayor Saavedra é á Serna € á otras par 28 de los del | visorey. | s soldados que avia en Lia cómo DE INDIAS. LIB. vieron presso al visorey é quellos lo avian hecho, sin saber lo que hicieron , conos- ciendo que aquella era traycion, dessea- ban tener causa para soltarle é ponerle en libertad: é cómo don Alonso estaba bien quisto, dixéronle muchos á él é á Pablo de Meneses que si querian soltar al visorey, quellos tenian voluntad de per- der:las vidas en tan buena demanda. É como don Alonso é Pablo de Meneses vieron su buena intencion, concertaron con ellos de dar una noche en los oydo- res é prenderlos é poner en libertad al visorey (que á la sagon le tenian presso en una isla despoblada dentro en la mar media legua de tierra): é para efettuarse aquesto, estaban confederados más de doscientos hombres, é aviéndose de ha- cer una noche, fueron descubiertos de un cavallero, á quien se avia dado parte desse secreto, é dió aviso al ligenciado Cepeda antes que anochesciesse. La no- che que se avia de hager, fueron pressos por mandado de (: veynte de los principales deste acuerdo leal, é los pu- sieron en la cárcel pública con muchas prissiones , é atormentaron tres dellos: los quales tuvieron tanta constancia en hacer lo que debian, que no confessaron cosa que en su daño fuesse. Pero no bastó ne- gar para dexar de maltractar los pressos: que al uno le cortaron la mano derecha é le truxeron á la vergúenca, é quassi á todos yeynte desterraron para diferentes partes; é mandáronles, só pena de muer- te, que ninguno dellos entrasse en térmi- de dá cibdad.de Lima, por tres años. - Énolos soltaron de la cárcel hasta que avia ocho dias que ayian desterrado al - visorey y encargádole al ligenciado Alva- ez, para que lo llevasse á España: el qual se ofresció de llevarle por tener lu- gar de ponerle en libertad é pedirle per- don de qualquier culpa que tuviesse en su prission. Lo qual assi higo despues que se vido en el navio con él; porque de ro- XALIX. CAP. X. 4411 dillas le suplicó, llorando, quele perdonas- se, é juró que no avia sabido ni avia sey- do parté en la maldad que los otros oy- dores hicieron en lo prender, sino que Cepeda le lleyó una provission, y él, no mirando lo que contenia, como vió fir- mado al mesmo Cepeda é al dottor Teja- da, la firmó; é despues que vido lo que se metia debaxo de sus manos, le ofres- cieron diez mill castellanos los oydores de la cibdad é se los dieron; é que con aquellos dineros podria su señoria hacer . gente, é que le bastaria poca; porque ya á todos los de Lima les avia pessado de su prission é tenian buena voluntad para acudille. Por todos essos respectos acep- -tó de llevarle á España, é que pedia que por todas essas causas le tuviesse por servidor y en la reputacion de buen ser- vidor é vassallo de Su Magestad Cessárea. El visorey abracó al oydor Alvarez é le dixo que le perdonaba é le reservaria de la culpa que pudiesse en las cartas que escribiesse 4 Su Magestad; é luego á ciertos que estaban con él envió á Lima á mandar á don Alonso de Montemayor é otros capitanes suyos que estuviessen so- bre aviso, é quél avia de parar en el puerto de Tumbez á hager gente; é que allí le acudiessen don Alonso é her denás con todo lo que pudiessen. i | Despues. quel yisorey fué pa 3 la vela, desde á siete ú ocho dias mandaron los oydores que don Alonso de Montema- yor é los otros pressos fuessen en cum- plimiento de su destierro: é cómo don Alonso tuvo nueva donde el visorey yba á parar, dixo á algunos cavalleros, sus amigos, que se fuessen á juntar con él. É una hora antes que se partiessen, habló á los oydores, que estaban juntos en la cár- cel, é díxoles que vba á cumplir su des- tierro, doliéndose que en tan buenos le- trados oviesse avido tan grand error en prender á su presidente é visorey; é mostrando tristega por ello, les dixo que a ] d 442 con algo pensaban dorar su culpa, que bien entendia que era pensando que Pi- carro se metiera debaxo de sus manos é le cortarian la cabeca é á otros de los que traia consigo, é que con esso se pornia la tierra en quietud é les excusaria batalla; porque les hacia saber que era ayre pen- sarlo, porque la intencion de Gongalo Pi- carro era muchos dias antes de: se alcar con el reyno, porque le conoscia diez años avia, é conosció este su mal intento é propóssito; é que les hacia saber que antes que Picarro llegasse á Lima ó en llegando, los avia de dividir á cada oydor por sí ó traellos tan avassallados, que fuessen poca parte, é que lo principal que avian entrellos de procurar, avia de ser que no los matasse. Á lo qual el li- cenciado Gepeda respondió que en lo de la prission del visorey la cibdad lo avia hecho, y ellos porque no le matassen, le enviaban á España, aunque tambien él aprobaba la prission, é que quando fuesse menester daria cuenta, si fué mal ó bien fecho; é que en lo que decia de Goncalo Picarro que tenia ruyn intencion, que' se engañaba, porque él tenia muchas cartas suyas, en que prometia estar debaxo de su mano de los oydores, si echassen al vi- sorey de la tierra; é que no procuraria ni querria él mandar un vecino della: de manera que por muchas causas reproba- ba el parescer de don Alonso de Monte- mayor. É Je dixo que se fuesse con Dios á cumplir su destierro. É assi se partió aquel dia por el camino de Tumbez con otros ciertos caballeros, entre los quales yba Sancho Sanchez Dávila, primo her- mano del visorey, y Hernan Vela, otro - debdo suyo, y el contador Johan de Guz- an, y el capitan Serna, y Hierónimo de Lerma, alferez de Vela Nuñez, é Goncalo Pereyra. É todos se juntaron en Tumbez ey , € allí los dividió, y envió al. a de Guzman á Panamá y 2. HISTORIA GENERAL Y NATURAL reyra á una provincia que se dice los Bra. camoros, que está cingiienta leguas de la -cibdad de Sanct Miguel, para que truxes- se cient hombres que avia allí. Y envió á Quito á don Alonso de Montemayor, para que truxesse el oro , que avia allí de SuMa- gestad, é la gente que pudiesse recoger. Quando don Alonso salió de Lima, esta- ba Goncalo Picarro veynte ó treynta le- - guas de allí, é venia con mucha gente; porque se le avia ydo á su real la que fué quando fué presso el visorey : é los oydo- res le enviaron á rogar que no entrasse en la cibdad sino con veynte hombres é despidiesse los demás que traia, pues que ya no era menester, pues avian echado al visorey de la tierra y eran sus amigos. Goncalo Picarro se riyó mucho desso, é fué más á punto de guerra que antes: é como llegó á siete ú ocho leguas de Lima, envió delante á su maestre de campo Francisco de Carvajal para que matasse algunos vecinos de los que se le avian huydo del Cuzco é ya estaban en Lima. É assi entró GarvajAl con ciertos arcabu- geros 6 prendió á los que Picarro le avia mandado, é luego ahorcó á tres dellos, que fueron el capitan Martin de Floren- cia é Pedro del Barco é Pedro de Saave- dra: á los quales llevó en pressencia de los oydores, sin quellos fuessen parte para -defendérselo, ni aun lo procuraron. Y el Carvajal les dixo que les consejaba que - enviassen una provission de gobernador á Goncalo Picarro, que si no gente traia para hacer su voluntad ; y ellos luego se la enviaron del Nuevo Toledo, la qual tu- vo el Pigarro en tan poco, que la rompió, diciendo quél no avia de ser gobernador de cosa limitada : é los oydores le envia- ron otra provission de gobernador de to- - do el Perú, é se metieron debaxo de su mano por sus soldados, y della rescibie- ron indios todos tres. - - Cómo el visorey avia enviado luego allí. vissiones ES todo el Ane pe : DE INDIAS. LIB. le acudiessen, fueron del Cuzco los que tengo dichos: de la cibdad de las Char- cas vinieron otros cinqiienta ó sessenta veginos é soldados, con el capitan Luys de Ribera, á servir á Sus Magestades é acompañar al visorey; é llegando á la cibdad de Arequipa, ques ciento é cin- qúienta leguas del Cuzco é otras tantas de la de Lima, supieron la prission del viso- rey; é cómo Gongalo Pigarro avia ahor- cado tres de los que se huyeron del Cuz- co é queria hacer otro tanto á los demás, dieron la vuelta á los Chalcas, por no se meter en las manos del tirano. El qual, aviendo veynte ó treynta dias que se avia holgado en Lima, teniendo mugeres casa- das públicamente é haciendo robos, hico llamar á un capitan suyo de infanteria, que se decia Diego de Gumiel, el qual le avia pedido licencia para volverse al Cuzco, donde era vecino, la qual licencia le ne- 86 Picarro; é paresciéndole que quedaba desabrido dél, lo metió en su cámara é lo entregó á Frangisco de Carvajal, y él le dió luego un garrote, é lo sacó en un re- postero donde estaba Goncalo Picarro con mucha gente, diciendo: — « Apartá, ñores: que va aqui el señor capitan es de Gumiel; y á buena fée que si él con esto no escarmienta, ques mancebo é bien liviano, que no sé con qué castigue». de á tres ó quatro dias este Carva- jal ahorcó á un hidalgo que se decia Pra- do, porque le vió unas espuelas calcadas é parescióle que yba fuera, é Goncalo Pi- carro avia mandado que nadie saliesse de - la cibdad, sin su licencia. Á este Prado topó Carvajal en la calle, é cómo lo yi- do con espuelas, entrególo á dos negros - suyos, verdugos, que siempre traia con- - sigo, é mandóle llevar á la picota y echar una soga á la garganta; é pidiendo el po- bre hidalgo confession, le dixo Carvajal que mancebo era é tenia pocos pecados: é assi, sin querer que se confessasse, lo Ahorcó. Y estando colgado, quebróse la XLIX, CAP. X. soga, y el mesmo Carvajal, por sus ma- nos, acabóle de matar. | En aquel mesmo tiempo é dias sacó es- te Carvajal del monesterio de Sancto Do- mingo de Lima, de debaxo del Sanctís- simo Sacramento, á un hidalgo, conquis- tador del Perú, que se llamaba Rodrigo Nuñez, é llevóle en camisa, é assi lo ahorcó, porque era servidor del Rey. É dos vecinos del Cuzco que yban con el Carvajal á buscallo, lo descobrieron de . debaxo del altar: é reprehendiéndolos el provincial de Sancto Domingo, dixo quél esperaba en Dios que 10 cumplirian el año; é assi fué que murieron sin cumpli- llo: quel uno se ahogó en dos palmos de agua y el otro murió ahorcado por Alon- so de Toro, teniente de Goncalo Picarro del Cuzco. Estando Goncalo Picarro en Lima, go- cando de los vicios que están dichos, su- po quel visorey hacia gente en el pueblo de Tumbez, é que si allí le dexaba estar, que le yria mucha en breve tiempo. É armó luego dos bergantines, é por capi- tan dellos á Hernando Bachicao, en los quales metió septenta ú ochenta hombres, é mandó que fuessen á dar sobre el vi- 443 sorey é lo matassen ó prendiessen ó lo echassen de allí; y envió con él al dottor Tejada éá Frangisco Maldonado á Pana- má, para que se fuesse á España, é to- masse Bachicao aquella cibdad é la tovies- se por él. É assimesmo envió por tierra sobre el visorey tres capitanes, conviene -á saber: Hierónimo de Villegas é Gonca- lo Diaz y Hernando de Alvarado, é lle- varon alguna gente. É llegados á Sanct Miguel, ques cinqúienta leguas de Tum- bez, supieron que Goncalo Pereyra, ca- pitan del visorey , avia ydo por los cient hombres que estaban en los Bracamoros, é que los traia; é los capitanes de Pj- carro enviaron ciertas personas que ha- -blassen con algunos de los que venian con | Pereyra, para que se los entregasse, 6 as- 414 si lo hicieron, porque hallaron traydores que lo efettuaron é lo vendieron. É una noche los capitanes de Pigarro dieron so- bre el del visorey, sin que fuessen sen- tidos, é fué presso; é cortáronle la cabe- ga al capitan é su alferez. En muy poco ticmpo quel visorey es- tuvo en aquel puerto, recogió cient hom- bres, é algunos que le acudieron de Qui- to é otros que yban de México é de Ni- caragua: é por no se poder substentar juntos, tenia á Vela Nuñez, su hermano, apartado de allí veynte leguas, en un pueblo que se dice Motape, con los dos tercios de la gente, é tambien para que toviesse aviso, sialguno viniesse por tier- ra de los de Picarro. Y estando assi di- vididos, un dia amanesció sobre el viso- rey el armada de Bachicao, que eran los dos bergantines é un- navio que avia to- mado; é viendo el visorey tres velas, parescióle que yrian en ellas á lo menos trescientos hombres, é que era bien re- traerse un poco é dexar algunos por es- pias, para reconoscer los que viniessen, é si fuessen pocos los enemigos, volver é dar sobrellos. É para este efetto dexó á- un hidalgo, que se decia Gomez Destagio, el qual, como vido en tierra algunos de los de Bachicao, fué á decir al visorey que venia mucha gente, é que se debia retirar á Quito con tiempo. | Este Gomez Destacio era hombre de ruin intencion é amigo de Gongalo Picar- ro, segund despues paresció , porque lue- go quel visorey se fué la vuelta de Qui- to, fué él á juntarse con Bachicao; y el visorey, dándole crédito, haciendo su paresger, envió á decir á su hermano que Sl - se retirasse con la gente que tenia á Qui- o to, os otro tanto hacia ól, 6 que allá HISTORIA GENERAL Y NATURAL avia pocos dias que era partido de Tum- bez para Quito, é le tomaron toda su ha- cienda. j Antes que Bachicao saliesse de por allí, puso dos tenientes por Gongalo Picarro, uno en la cibdad de Sanctiago de Guaya- quil é otro en Puerto Viejo; é prendió los que estaban por el visorey, é con otros vecinos y estantes llevólos á Panamá; é con ellos é los que demás llevaba. hico allá la muestra de ... é cinqiienta hom- bres. Cómo el contador Johan de Guzman avia pocos dias que era llegado á aquella cib- dad, no tenia gente para defender la en- trada á Bachicao , é la que avia en el pue- blo quiso que entrasse; é assi entró sin resistencia. É porque á la sacon salia del puerto un navio é no le fué á dar la obi- diencia á Bachicao, fué trás él é mató á un marinero é ahorcó al piloto,.é colga- do de una entena lo metió en el puerto de Panamá, é allí mató despues tres ó quatro hombres, é públicamente dió de palos á un frayle de Sanct Francisco. Era su mala costumbre á menudo renegar de Dios é del Rey, é hager robos é insultos abominables. : Quando el visorrey llegó á cinqiienta leguas de Quito, topó con don Alonso de Montemayor, que le llevaba quaren Ó cinqúienta soldados de socorro, y *éhtre él é su hermano traian veynte, y essos desbaratados é faltos de armas; é por re- hacerse dellas é de más gente, é dar fuerca á la que traian, acordó de yr á Quito. É assi fué é juntó allí cumplimien- to á trescientos hombres, y escribió al adelantado Benalcácar é á su capitan ge- neral Johan Cabrera que truxessen la más gente que pudiessen, é viniessen á ha- -Harse en su acompañamiento, para casti- - gar al tirano Goncalo Picarro é sus seca- (es, que ea Bsepabes la ju- E risdigion real... nviado este despacho a -DE INDIAS. visorey , é proveydo su gente de caba- llos é armas lo mejor quél pudo, le lle- garon quatro hidalgos que se le huyeron de Lima á Goncalo Picarro en un barco; é diéronle aviso que la gente que “tenia el tirano estaba muy descontenta, é di- xéronle assimesmo cómo los tres capita- nes de Goncalo Picarro avian desbarata- do é muerto á Pereyra, que estaba con cient hombres ocho leguas de Sanct Mi- guel, é que podia el visorey yr por ca- mino secreto á dar en ellos, é que era fá- cil cosa desbaratallos. É con esta nueva, acordó de se partir é ponerlo por obra, levando por capitan general á su herma- no Vela Nuñez, é por maestre de campo á Rodrigo de Campo, é por capitan de gente de caballo á don Alonso de Monte- mayor, é por capitanes de arcabuceros á Hierónimo de la Serna é á Gaspar Gil, é capitanes de piqueros á Francisco Her- -nandez é Johan Perez de Vergara. É fué por un camino, que avia doce años que - no se caminaba, por malo é despobla- - do, é abriendo boscages é haciendo puentes; é fué tan secreto que dió en los capitanes é los desbarató; y el uno dellos, llamado Hernando de Alvarado, nunca más paresció, é otro que se de- cia Goncalo Diaz, aunque no se tomó, trabaxó tanto huyendo, que murió de ahí á un mes; y el tercero capitan, Hieróni- mo de Villegas estaba á essa sacon en Piura por teniente de Picarro. É todos tres essos capitanes le avian escripto á Gonca- lo Picarro que fuesse á Quito á dar sobre - el visorey, antes que se rehiciesse ; é fue- ron tantas las cartas é causas que escri- bieron para que con brevedad fuesse, é con la más gente que pudiesse aver, que lo puso en efetto, é con quinientos hom- bres llegó á Truxillo, é supo la nueva có- mo el visorey avia desbaratado á los ca- pitanes ya dichos. Cómo el visorey desbarató á lol des ca- - pitanes ya nombrados, partióse con toda LIB. XLIX. CAP. X. AS diligencia á dar sobre el Hierónimo de Villegas que estaba con algunos soldados, é quando llegó á Piura hallólo huydo; pe- ro todavia recogió alguna gente é con la quel visorey llevaba eran quatrocientos hombres. É por estar aquella tierra falta de comida é salud, en ocho dias ado- lescieron ciento é cingiienta hombres, é se murió quassi todo el servicio. Pero porque esta relacion en muchas partes repite este servicio é no dice qué cosa es, dice el chronista que los in- dios y esclavos que en la guerra traen los . españoles en su compañia é servicio, es- so es este servicio, para quel que lee, lo entienda. Tornemos á la historia. Desde á tres ó quatro dias del desba- rato dessos capitanes, lo supo el tirano Goncalo Picarro de algunos soldados que en ello se hallaron, é por sus piés se fue- ron á toda diligencia á decir lo subcedi- do: é dessa nueva se vido tan afligido, - que le paresció quel mejor remedio que le quedaba, era prometer mucho á un sol- dado de los suyos, porque fuesse á matar al visorey, é halló aparejo en uno llama- do Olmedo. El qual se lo ofresció á esta desleal empressa; y este se fué á Sanct Miguel, adonde el yisorey estaba, é dí- xole quél venia á servir á Su Magestad huyendo del real de Goncalo. Picarro. Ej _ visorey se holgó con él é lo abracó, é le prometió que si hiciesse lo que debia, le daria muy bien de comer. Este soldado le dixo verdad de la gente que tenia el tirano : que eran quinientos hombres bien aderescados, y entrellos más de trescien- tos arcabuceros. Viendo el visorey que su gente era po- ca y enferma, é que no era parte para resistir 4 Pigarro, acordó de se yr á Qui- to, é no pudo leyantar su real tan presto quel de Pigarro no estuviesse á cinco ó seys leguas; pero fué avisado de la reti- rada del visorey por su maestre de cam- po Rodrigo de Campo, segund fué público - 446 despues y estonces se sospechó. É quan- do el visorey salió de Sanct Miguel, dexó este su maestre de campo un soldado allí de su tierra, que se llamaba Costilla; y el dia que partió de allí el visorey, andu- vo quatro leguas, y el maestre de campo apossentó cerca de un rio é lo puso de la parte que venian los contrarios con los de á caballo, é apossentó la infanteria de la otra parte del agua, de manera que no se pudiesse tener provecho della: de -lo qual se enojó mucho el visorey é riñóle al maestre de campo, y él dixo que Otra vez lo enmendaria. El otro dia fué el visorey á una cuesta muy agra, é mandó apossentar en la re- bróguarda cinqúenta ó sessenta arcabuce- ros que bastaban á defender la subida (é aun á diez mill hombres); é Rodrigo de Campo quitó á media noche los arcabu- ceros de adonde estaban, é mandólos yr secretamente. É al quarto del alba la gente del Picarro dió sobre la del viso- rey , é cómo no halló defensa, tomó más de ginqúenta soldados, con muchas ar- mas é caballos é servicio: llegaron essos de Picarro hasta donde estaba el visorey, y él, con algunos que allí tenia, le higo rostro, é las. higo retraer é aun perder al- go de lo que traian é avian tomado. Otro dia en la noche se apossentó el visorey en un pueblo que se llama Ca- was, é allí le dixo su maestre de campo que se queria adelantar á buscar comida para el real; y el visorey le dixo que era mal hecho yrse delante sabiendo que los enemigos venian detrás. É no le bastan- do esto quel visorey le dixo, se salió se- -creto, é tomó consigo los dos capitanes - de arcabuceros é al sargento mayor é á 2 - Olivera * (el soldado que envió Picarro al E visorey). é á algunos amigos suyos, é lle- )s delante. dos logaas: É pie sa . HISTORIA GENERAL Y NATURAL noche por su maestre de campo, dixé- ronle que era ydo adelante é la gente que llevaba: estonges el visorey vido clara- mente la traycion é caminó con su gente, é dos leguas de allí halló 4 los que se avian adelantado. É Vela Nuñez apartó - al maestre de campo é lo quiso matar, é díxole que todos decian que hacia tray- cion, segund el mal cobro que ponia en . el real en adelantarse, é otras palabras. Y estando en estas pláticas llegó el viso- rey, é dixo Rodrigo de Campo :— «Por cierto si yo he errado, ha seydo de igno- rancia, por no saber, más que de mali- cia Ó voluntad de ser traydor». El visorey le dixo quél lo creia, é que le rogaba que se desvelasse de ahí ade- lante en hacer bien su officio, é que lo que no alcancasse, lo preguntasse 461 6 4 su hermano. Luego aquel dia se quedó el maestre de campo en la retroguarda é rescibió con Costilla (el soldado que de- xó en Sanct Miguel), una carta de Gonca- lo Picarro é un mandamiento, en que le mandaba é rogaba que prendiesse al vi- sorey é al oydor Álvarez, é quél se lo gralificaria. Estas cartas le yido dar el capitan de la guarda del visorey, Diego de Ocam- po, é otros soldados, é dieron luego avi- .so al visorey; y el Rodrigo de Campo, cómo vido que le avien visto, tambien se lo dixo, é pidióle por merced que no ma- tasse al soldado que avia traydo aquel despacho, y el visorey se lo concedió, é le mandó que no le tornasse á enviar, sin quél lo supiesse. Lo qual el maestre de campo no hico: antes le tornó á despa- char secretamente aquella noche, sin dar aviso al visorey , é caminó lo más que pu- do; é seyendo de dia, se adelantó Rodri- -go de Campo, é llevó los capitanes de arcabuceros. É yendo media legua, dieron alarma en el real del yisorey (que que- A DE INDIAS. LIB. daba atrás) y él los envió á llamar, é Ro- drigo de Campo respondió que no avia para qué volver; porque lo que se avia de hacer, ya estaba hecho. Los capitanes de arcabuceros que llevaba le rogaron que los favoresciesse con Picarro, y él dixo que sí haria; é caminando delante, paró en un arroyo é recogió allí hasta “cient hombres, é mostróles aquel man- damiento é cartas de Picarro. ¡ Estonces llegó el visorey é tambien lo vido, é dixo:— «Por Dios que conosce Pi- carro bien vuestro ser é casta, pues Os tienta con essa traycion». É dixo don Alonso de Montemayor:— «Bien muestra en esso Goncalo Picarro su torpeca, pues aviéndoos tractado, no os ha conoscido». Y el Rodrigo de Campo respondió á don Alonso que tambien le avia escripto Pi- carro que prendiesse al Vela Nuñez é al don Alonso é á Serna, é replicóle el don Alonso: — « No reca esso en su carta». É á esto dixo el traydor, é dixo:—«En Otra memoria que me escribió lo decia, y héla perdido». Á esto, riyendo el vi- sorey , le dixo:— «Ruyn memoria debeys tener, maestre de campo, pues perdis- tes la que importaba tanto». É viendo quel Rodrigo de Campo se turbaba, dí- xole uno de su tierra, que era de Camo- ra:—« Y mirá con vos, no sean dos». Y el visorey mandó cessar la plática é que to- dos caminassen : é dixo «quél tenia entera confianca que en todo su real no avia traydor, sino todos servidores de Su Ma- gestad; pero aunque assi lo dixo públi- co, bien entendia la traycion que le trac- taban. Pero caminó é fué á dormir tres ó quatro leguas de allí: y estando repossan- do el visorey allí dó assentó el real, vi- niéronle á decir dos soldados , que avian quedado atrás por corredores, que Pigar- ro estaba una legua de allí; é mandó lue- g0 llamar á sus capitanes, é supo que los arcabuceros y el maestre de campo esta- ban mo é caminó Jpego é hallólos, es alí; é llegando el visorey á él, XLIX. CAP. X. 117 en seyendo de dia, á tres leguas de allí assentado el real. É mandólos caminar y ellos le dixeron que avien enviado á bus- car ovejas é que las estaban esperando, é que en viniendo, se darian priessa é lo alcancarian; y el visorey fué una legua adelante para esperarlos, é allí quiso, viendo clara la traycion, cortar la cabe- ca al maestre de campo é á uno de los capitanes, porque avia visto que le avian hecho quedar toda la gente y ellos se an- daban consultando. É paresciéndole al vi: sorey é á las personas de quien tomaba parescer y eran leales, que si pública- mente cortaba la cabeca al maestre de campo é al capitan de arcabuceros, que por ventura avria escándalo en el real, é que era mejor disimular aquel dia é que á la noche se podria mejor efetluar esse castigo, acordó que fuesse assi. Y con el mejor semblante que pudo, rescibió á los capitanes é maestre de campo: é: mandó - que fuesse dos leguas de ahí á ciertas ca- sas que avia en el camino real, é apos- sentasse allí la gente. É con esto se par- tió el maestre de campo; é paresciéndole que era muy léxos, é que la noche no podria turar para que la gente del Picar- ro diesse sobre el visorey sin ser de dia, -apossentó el real media legua no más de - que por qué no avia passado adelan- Je dixo te, adonde él le avia mandado. Rodri- go de Campo respondió que allí donde estaba, era tierra de mucha eomida, é por proveerse de allí, avia parado. El visorey no quiso parar allí, é mandó que todos le siguiessen. Ya estonces no yban con él giento é cingiienta hombres: que los ciento fueron en su acompaña- miento, é Rodrigo de Campo se quedó dó estaba, é higo que allí quedassen los capitanes de arcabuceros y el capitan de la guardia é otros quarenta ó cginqúenta; é viendo el visorey quel maestre de cam- po é otros tres seda e le siguieron é. e. 418 se avian quedado más de una legua atrás, velóse muy bien con los que tenia, cre- yendo que aquellos que se quedaban se avian de juntar con Picarro para dar en él: é recatándose desto, mandó poner dos personas de confianca sobre el real de Rodrigo de Campo, é que si viniesse é oyessen que los de Pigarro daban so- bre él, le viniessen á avisar. Y estando estas centinelas, puestas como el visorey mandó , dos horas despues de media no- che oyeron que la gente de Picarro llegó á la que tenia Rodrigo de Campo, é tira- ron algunos arcabucazos: las centinelas vinieron á dar aviso al visorey, y él le- vantó su real, é saliéndose de dó estaba assentado, ya que amanescia, llegaron los dos capitanes de arcabucéros Hieró- nimo de la Serna é Gaspar Gil é otros dos ó tres soldados, é dixeron que Pi- carro avia dado sobrellos, é que te- nian por cierto quel maestro de cam- po Rodrigo de Campo los avia vendido é que era traydor. El capitan Serna, desque llegó á dó el visorey estaba, ha- bló á algunas personas é les dixo que se huyessen á Quito, porque la gente - de Pigarro venia cerca é no podian de- xar de prender ó matar al visorey é á los que con él quedassen. Destos el Serna no halló respuesta: antes avisaron dello á Vela Nuñez, que estaba cerca, y él lo tomó luego é lo desarmó é mandó que se confessasse que lo queria ahorcar; y es- tando confessando, llegó el visorey é lo quitó, é le dixo que las cosas que avia hecho, causas eran para que no viviesse; pero quél le queria dar la vida con tanto que la enmendasse é que andoviesse siempre en su acompañamiento, sin ade- -lantarse ni quedarse atrás, é que bien 2. via que la traycion que avia avido en su | fué Sale: 1oc- punto. do Rodeigs: de edo: el pd diciendo: es- HISTORÍA GENERAL Y NATURAL mandó que todos hinchessen las alforjas del mahiz, y el visorey hico lo mesmo, porque otra cosa no avia que comer para quarenta leguas, Y estando todos embe- bescidos en coger aquel mahiz, el Serna y el Gaspar se descabulleron é se fueron” adelante con toda la priessa que pudie- ron : é cómo el yisorey los halló menos, tomó consigo algunos soldados é fué en su seguimiento, é alcancólos dos leguas de allí (que se yban á levantar la cibdad de Quito), é mandóles cortar las cabecas, é recogió su gente, que serian hasta ses- senta hombres, é caminó con ellos. _Passó tanto trabaxo el visorey é la gente en quarenta leguas que avia desde donde se cogieron aquellas macorcas de mahiz hasta llegar á unos indios que don Alonso de Montemayor tenia en enco- miendaen la provinciade Tomebamba que no se comia Otra cosa é algunas moras de carcas hasta que mataron un caballo des. sos pocos que llevaban (porque se les avian quedado muchos) é los más yban á pié é por falta de calcado corriendo san- gre du los piés. Á un hidalgo llamado Johan Delgadillo, alferez de don Alonso, que yba assi sangriento é muy fatigado más que los otros, quitóse el visorey unos alpargates é dióselos é se. quedó él des- calco, é díxole á él é á otros los que allí estaban :— « ¡Oh hijos mios ! Si los traba- xos que aqui passays, fueran en pressen- cia de vuestro Rey, bien creo que diera á todos vosotros todo el Perú; pero yo en su real nombre os daré en él con que vivays, é Su Magestad como chripstianís- simo, será servido de confirmarlo é dá- roslo perpétuo». - Passóse grand nescessidad hasta llegar á Tomebamba, é allí higo don Alonso sa- car bastimento bastante para todos: é tambien se lc envió á Vela Nuñez, que quedaba atrás treynta leguas, porque de una cayda se le avia quebrado una islilla ds 2. mal pelao: é con él DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. X. venian veynte hombres, y él y ellos peres- cieran de hambre, si no se les llevára el socorro de comida que les envió don Alon- so con aquel su alférez Johan Delgadillo. Quando la gente de Pigarro llegó dó estaba Rodrigo de Campo, él se apartó del camino y llevó consigo á Diego de Campo, capitan de la guarda del viso- rey é á cinco ó seys que le siguieron, é metióse en una quebrada, porque dicen que fué su intento que prendiessen ó ma- lassen. al visorey, é sin que paresciesse quél sabia ninguna cosa dello. É viendo que la gente de Picarro assentó elreal é no siguió adelante, salió de la quebrada dó se avia metido con los demás, é topó en el camino á Vela Nuñez, é fingió pes- sarle mucho aver quedado atrás é da- do ocasion porque creyessen que era traydor: é Vela Nuñez le dixo que todos le tenian por tal por las causas que avian visto; y él dixo quél daria su desculpa al visorey , € para dársela dixo que se que- ria adelantar. É adelantóse , é llegó al pueblo de Tomebamba, dó el visorey es- taba, y el visorey lo mandó prender, é con informacion bastante que tuvo, le hi- go dar un garrote, dexándole primero confessar é hacer su testamento. Fué cierto que como Rodrigo de Cam- po no pudo entregar el visorey á los ti- ranos, envió á Serna é á Gaspar Gil para que se adelantassen á la cibdad de Quito é la alcassen por Pigarro, para que por ninguna via el visorey sé pudiesse esca- par; é para este efettó el Rodrigo de Campo se daba priessa. Quando el visorey estaba en Sanet Mi- guel, llegó Bachicao á un pueblo que se llama Manta con quatrocientos hombres que traia de Panamá. Este pueblo Manta es cerca de Puerto Viejo , ochenta leguas de Sanct Miguel; é aunque estando allí el visorey, estaba enmedio de Goncalo Pi- carro é de Bachicao, todavia ellos se trac- taban por balsas. É por buena llegada de 419 Bachicao en aquel puerto, mató quatro ó cinco de los que traia; y entró con su gente en la cibdad de Sanctiago de Gua- yaquil é sacó los servidores del Rey que allí avia, é como más principal á Fran- cisco de Chaves, un cavallero que allí vivia, que por poder servir mejor á Su Magestad , como lo hico, tomó la vara de teniente de Goncalo Picarro. É viendo Ba- chicao que antes les dañaba que no apro- vechaba en cosa alguna, túvolo para ahorcar confessado é con la soga á la gar- ganta, porque era más en lo que hacia teniente por el Rey que por el tirano; y estando á punto de muerte, so escapó hu- yendo é fuése á juntar con el visorey é á darle aviso cómo Bachicao yba á toma- lle la delantera. É al clérigo que confes- saba al dicho Francisco de Chaves (que era un cura que se decia Olvera) están- dolo confessando, llegó un capitan de Ba- chicao, que se llamaba Morales, é sacó al clérigo de una manga una barra de oro que valia trescientos ducados, la qual perdió para siempre. Era este Francisco de Chaves de Truxillo. Viendo Goncalo Picarro quel visorey se retraia é yba perdiendo gente, envió á mandar á Bachicao que fuesse con toda la suya á salir veynte leguas de Quito por - un camino muy breve que avia, é tomas- se la delantera al visorey, é quedaria enmedio de ambos, é no podria salir de sus manos. Y con toda diligencia efettuó - Bachicao este mandado, é salieron el vi- sorey y él á un tiempo, que quassi lle- garon á un pueblo que se decia Lucia, veynte leguas de Quito; y el visorey lle- gó algo delante é supo de Bachicao, é dióse tanta priessa, que entró antes en la cibdad: é hallóla quassi alcada por Picar- ro, porque avian entrado en ella diez ó doce dias antes Gomez Destacio, la espia quel visorey envió en Tumbez, quando llegó allí Bachicao, é otros siete ú ocho amigos de Picarro. Y el visorey supo la 420 traycion é algamiento que tractaba é cor- tóle la cabeca á él é á otros quatro, é con esta traycion deshico aquel alcamiento. Por la falta de comida é mucho traba- xo que avian passado Goncalo Picarro é su gente, no pudieron seguir de un tiro al visorey ; é pararon á descansar é á bus- car comida quatro ó cinco dias en el as- siento donde tomaron la gente á Rodrigo de Campo la última vez. Cinco ó seys le- guas antes de adonde Picarro hico essa parada, ahorcó su maestre de campo Francisco de Carvajal á cinco hidalgos de los del visorey , que tomaron en el alcan- ce, y estando todos cinco juntos colga- dos de unos palos, púsose Carvajal de- baxo é dixo á Goncalo Pigarro, quando allí llegó: —«¿Qué le paresce á Vuestra Señoria á qué gentil sombra estoy?». Pi- carro se riyó é le dixo: «Todo lo que Vuestra Merced hace, es bien hecho». Otros muchos servidores del Rey que allí tomaron, tuvieron las sogas á las gar- santas, é á ruego de muchos los perdo- 16 Gongalo Picarro, estando por essa mi- sericordia muy entristescido su maestre de campo. Como hombre cebado en car- ne humana, no queria perder la costum- bre de hager mal en quanto posible fues- se; y estando un negrillo suyo, que avia diez años que le servia, cansado é los piés hinchados, dixo á su amo que poco á poco se yria tras él, y el Carvajal le di- xo que bien entendia que queria yr ca- balgando, é que en pago del servicio que le avia hecho le llevaria en una acémila: é mandó á otros negros que Jo echassen en ella, é higo que le echassen las sogas por encima de los lomos, é hícoselas tan- to apretar con un garrote, que el pobre -Regro reventó por tres ó quatro partes; y esta muerte le dió por premio de sus bue- MOS servicios. É otras cosas de este arte Rico é robos on los que alcancaba del de la opinion del visorey). HISTORIA GENERAL Y NATURAL co en el real de Picarro á la puerta de una tienda, en que estaba el retrato de Su Magestad é de la Emperatriz, que en gloria está, é del Príncipe, nuestro se- nor, un soldado bellaco viendo aquellas figuras reales, echó mano á la espada é dió al retrato de Su Magestad una grand cuchillada por los muslos, diciendo que _pessasse á Dios porque no era el vivo don Cárlos. É de allí á tres ó quatro dias se partió Pigarro á se juntar con su capitan Bachicao; é assi se juntó con él en el pue- blo de la Isla, ques veynte Jeguas de Quito. : eS Dice el chronista queste soldado debia de ser de la estirpe de Johan de Cañama- res, el que dió una cuchillada al Rey Ca- thólico en Barcelona, año de mill é quatro- cientos é noventa y dos años, en questas nuestras Indias se descubrieron, é de aqui se colige ser no menos desleal el que tal soldado comportaba en su exército. Pas- semos adelante: que no se acabaron allí las maldades destos tiranos. a Despues quel visorey oyo hecho en Qui- to la justicia que se dixo de susso, supo que Pigarro é Bachicao se juntaban é traian mucha gente, é quel capitan Johan Cabrera estaba veynte leguas de allí é traia cient hombres: é habló al cabildo de Quito para que se fuessen con él é no es- perassen á Pigarro, porque los matarian ó haria renegar del Rey é los convertiria 4 su secta. É todos le respondieron que con entera voluntad servirían á Su Magestad (y eran diez y ocho) é que dexarian sus ca- sas é haciendas para esso , pórque en ello pensaban que servirian 'al Emperador, - huestro señor. Mas porque aquel cavalle- ro questa relacion escribió, hico memoria de los nombres de los que hicieron esse | leal ofrescimiento, y entre aquessas gen- tes andaban muchos dañados, no es ra- con quel chronista los calle; é fueron aquestos: ] DE INMAS: LIB. Diego de Torres, alcalde. Rodrigo Nuñez de Bonilla, regidor per- | pétuo. Francisco Ruiz, contador é regidor. Johan de la Puente, regidor é thesso- rero de Su Magestad é procurador de la cibdad de Quito. Pero Martin Montanero, factor é re- gidor. Sancho de la Carrera, regidor. Martin de la Calle, regidor. Francisco de Londeño, regidor, é otros vecinos de aquella cibdad, é el alguacil mayor Hernando de la Parra: que por to- dos eran diez y ocho, como está dicho. -_É aqueste dia envió el visorey con Ro- drigo Nuñez de Bonilla, regidor, á Be- nalcácar para que le acudiesse con la gen- te de su gobernacion, é dió condutta de capitan para hacer gente al dicho Rodrigo Nuñez; é para esse efetto se partia por la posta, é fué diez leguas; mas aquel mal soldado Olivera, para cum- plir lo que avia prometido á Goncalo Pi- - Carro, qué era que avia de matar al yi- sorey, dió alarma una mañana en la cib- dad, diciendo que avia visto mucha gen- te de Goncalo Pigarro: é queriendo el vi- sorey salir al campo con la poca que te- nia, trabaxó el Olivera de meterlo en una cámara muy escura é apartada diciendo que le queria hablar secreto; y el viso- rey le dixo que en el campo le hablaria lo que quisiesse. Y allá le preguntó qué le queria, y el traydor le dixo que avi- sarle que huyesse, porque tenia poca gente é de mala voluntad , é que era bien que se spp con el prepa Johan Ca- brera. Con esta voz de alar huyeron mucha gente de la cibdad , é algunos vecinos de- xaron sus Casas solas é algunos fueron robados de soldados que avia de ruyn in- tencion, que sen se o á espe- rar á Pigarro. i - Este Olivera y vino con el wvisorey desde XLIX. CAP. X. Sanct Miguel, cogiéndole cargamoras é buscando otras hierbas para que comies- se, é trabaxaba de dormir siempre á sus piés, sino quel oydor Alvarez é don Alon- so de Montemayor é otros capitanes dor- mian allí cerca é le hacian apartar: el qual con aquellos sus fingidos servicios pensaba tener oportunidad para le dar de puñaladas, é teníale muy ganado en cré- dito, sino que Dios quiso "proveerlo de otra mantra. El dia siguiente que se dió alarma por aquel traydor, salió el visorey de Quito 421 con gient hombres, é con ellos los diez y ocho vecinos ques dicho y el cabildo: é no quedó otro sino un alcalde viejo que se llamaba Johan Marquez, é para quedar le dió licencia el visorey: É luego otro dia fué á un pueblo, que se llama Otáva- lo, ques diez leguas adelante en el cami- no de la gobernacion de Benalcácar, por- * que en ella era su intencion de se re- hacer. En aquel pueblo de Otávalo halló al capitan Johan Cabrera con la gente que le traia de socorro; é luego lo hico su maestre de campo, é holgóse con él un dia, que era el de Sanct Johan de junio de mill é quinientos é quarenta y cinco años. Aquel traydor de Olivera, no apartado de su mal pensamiento, habló á Diego de Ocampo, capitan que avia seydo de la guardia del visorey, é le avia quitado el cargo por sospecha que dél tuvo é por ser debdo é amigo de Rodrigo de Campo é averse quedado con él en el postrero al- * cance que Picarro avia dado: é díxole esse Olivera (pensando que estaba desa- brido por las causas ya dichas) quél avia venido á matar al visorey, é que seria bien que ambos lo higiessen. Aquella noche el Diego de Ocampo, como era servidor del Rey é hombre bien entendido, sacó del soldado lo más que pudo entender de su ruyn propóssito, é díxole quél estaba descontento del viso= 422 rey é que se lo ayudaria á matar; é con buenas palabras é concediendo lo quel traydor decia é ordenaba Olivera, se apartó dél é dió aviso al visorey de todo lo que avia entendido: el qual mandó al maestre de campo que lo prendiesse, é declarasse lo que avia platicado con Die- go de Ocampo. É presso, el maestre de campo y el licenciado Alvarez le pusie- ron á quistion de tormento, é sin gastar mucha agua ni apretar cordeles; confessó que Picarro le avia enviado á matar al vi- sorey: é porque lo hiciesse, le avia prome- tido muchas mercedes, é quél lo avia de- xado de efettuar por el buen tractamien- to quel visorey le avia mostrado: é que algunas cosas le pedia graves porque ne- gándosetas toviesse ocasion de se enojar, é ninguna de quantas le pidió le negó. É dixo despues de quitado del tormento, que pues era Dios servido de averse des- cubierto su mala intencion, que creia que por algun grand misterio no avia dado lugar á su dañado propóssito, é porque muriesse á sus manos Goncalo Picarro , lo qual él haria, é que se ofrescia á lo cum- plir, si le daban lugar que fuesse al real del tirano, é que porque le creyessen que lo cumpliria, daba seguro é prendas bas- tantes, é que serian aquestas. É dixo: — «Aqui trae el visorey un mestico, hijo de Goncalo Picarro, de diez años, en quien su padre adora; entréguenmelo é matarlo he: luego yré adonde está Picar- ro, é decirle he que dexo dado un bo- " cado al visorey, é que no vivirá un mes; é la mesina noche que yo llegare, daré en -— su real alarma, y en saliendo él á ella, daréle un arcabucaco é mataréle. É bien cierto puede ser el visorey é todos voso- tros, que aviendo muerto el hijo, no pue-- Umar da quitaticcia sátte al padre: por E a traydor al maestre de HISTORIA GENERAL Y NATURAL el qual oyéndolo se santiguó, é con lá- grimas en los ojos respondió assi:—+«No quiera Dios que un inocente pague las culpas de su padre.» É mandó que luego el maestre de campo sentenciasse aquel cauteloso traydor; é fué sentenciado á cortarle la cabega, é que cortada, fuesse ahorcado el cuerpo por los piés, porque á nueva manera de maldad nueva forma de justicia la manifestasse. Y assi se exe- cutó en aquel traydor. ¿Despues que fué muerto el traydor de Olivera, otro dia siguiente salió el viso- rey de Otávalo, é desde á diez ó doce dias llegó á un pueblo que se dice Ylle, treynta leguas de Quito é doce de Pasto, - ques en la gobernacion del adelantado Sebastian de Benalcácar: é de allí envió á Rodrigo Nieto con provissiones al Nue- vo Reyno de Bogotá para que le truxes- se gente é armas, y envió á Vela Nuñez á Panamá con veynte mill castellanos. pa- ra que hiciesse otro tanto, é toviesse aquella cibdad y el Nombre de Dios por Sus Magestades. Y aunque para ello avia enviado ocho meses avia al contador Jo- han de Guzman, é despues á Johan de Llanes, confiaba de su hermano que con más diligencia lo haria; é para que en más breve passasse, le mandó hacer un bergantin, adonde hallasse mejor apare- jo, en que se fuesse. É partió Vela Nuñez de allí é llevó consigo á su alférez Alon- so de Lerma é al sargento mayor é á Saavedra; é llegado á la cibdad de Cali, ques veynte é cinco leguas del puerto de la Buenaventura, paresciéndole que allí avia officiales é recabdo para hacer el bergantin, lo hico, para lo llevar desde aquella cibdad al puerto, en piecas. Estando el visorey en aquel puerto de Ylle, llegó un soldado de los que Gonca- lo Picarro le avia tomado en el alcance de Caxas, que se llamaba Bartolomé de Ca- brera, debdo de Benalcácar; é dixo que rey: -se avia escapado huyendo de Gongalo Pi- DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. X. farro, é que venia á servir al Rey con la voluntad que lo avia fecho antes. Este soldado era de la compañia de don Alon- so de Montemayor; é don Alonso viendo que quando él decia que le tomaron, no era assi, sino que se quedó por su vo- luntad entre los enemigos, avisó don Alonso al visorey, é díxole que aquel no venia sino por espia de Goncalo Picarro. Y el visorey le mandó atormentar livia- namente é no confessó nada, é mandóle quitar; é don Alonso le suplicó al visorey que le mandasse apretar los cordeles, porque le conoscia bien al soldado por de mala intencion, é sabia que por su vo- luntad se avia quedado; y el visorey, no lo creyendo é de lástima, lo soltó é pro- curó de hagerlo amigo; é cómo estaba informado que Pigarro le avia de seguir hasta lo matar ó echar de la tierra, se partió de allí y entró en la villa de Pasto. Despues que Goncalo Picarro se juntó con Bachicao, fueron juntos á Quito, é allí hicieron alarde de su gente, y envió lue- go á Pero Alonso de Hinojosa por capi- tan general de su armada, é mandóle que fuesse á la cibdad de Panamá á tomarla por él, é dióle más de doscientos hom- bres é dineros. É partido Hinojosa, se fué á los navios, é tardó algunos dias en los aderesgar é proveer de bastimentos; y enviada esta gente á la mar, se partió Pi- carro con la que le quedaba, que seria quassi quinientos hombres,.en seguimien- to del visorey , é tuvo tan buena astucia, que haciendo entender á todos los indios que servian á la isla de Pasto quel viso- rey los avia de robar é matar, por aver hecho otro tanto á los del Perú se yba huyendo, é quél yba en su alcance, los hico algar; de manera que ninguno servia en Pasto, antes le daban la guerra que podian, é mataron algunos españoles que entrellos avia. Esto hico Picarro á efetto de cercarlos con los indios de guerra, é que no pu- 423 diessen yr espias é avisos al visorey é 4 su gente, ni pudiesse aver comida. É as- si fué que luego envió el yisorey ginqiien- ta soldados, estando conquistando diez leguas del camino real, é veynte dél, vi- no Goncalo Picarro tan secreto, que si no fuera por diez ó quince corredores que avia enviado el visorey quince ó veynte leguas de allí, llegara el tirano sin ser sentido. Pero fué avisado por los corre- dores, é por priessa que se dió á retraer- se, fué á vista de la gente de Picarro : é diéronle diez leguas de alcance y en ellas le tomaron algunos soldados é muchos ne- gros é indios de servigio é ropa é ganado. Los cinqiienta soldados que fueron á conquistar los indios quedaron sin poder yr al visorey; pero hiciéronlo tan de hombres de bien (si no fueron los que quisieron yrse á Pigarro) que se escon- dieron para esperar al visorey. Estuvo allí Gongalo Pigarro ginco ó seys dias, é volvióse á Quito. Deste alcange que dieron al visorey no paró hasta la cibdad de Popayan, ques quarenta leguas de Pasto; é llegaron con él ciento é cinqienta hombres, é hico lue- go assentar dos fraguas é recoger mucho hierro, é con dos buenos officiales que tenia de arcabuges, hacian cada dia tres ] ó quatro. Vela Nuñez, desque ovo poa de hacer el bergantin, llevólo en tres piecas al puerto; y estando dél quince leguas, vínole nueva que avia llegado un navio, éparesciéndole que era mejor abreviar su camino é yr en él que acabar el bergan- tin, le dexó; é con toda diligencia cami- nó hágia el puerto, al qual avia ya llega- do Pero Alonso de Hinojosa con el armada de Picarro. Y cómo supo que Vela Nuñez yba á embarcarse, envió ciertos solda- dos por el camino á prenderle, é assi lo hicieron, é á los demás que con él yban, é tomaron todo el oro que llevaban; é yba allí el hijo de Pigarro, el mestigo de - 524 diez años, del qual se habló de susso, que lo enviaba el visorey á Panamá, al qual tomaron los soldados de Hinojosa en bracos, diciéndole: — «Vos soys nuestro príncipe é conquistareys por la mar, é vuestro padre por la tierra». | - Hecha esta pressa, Hinojosa partió con diligencia á Panamá, é llegó allá en bre- ve tiempo, é ya estaba la cibdad bien á recabdo, con más de quinientos hombres, y entrellos doscientos arcabucgeros é ses- senta ú ochenta de caballo. É Hinojosa saltó en tierra con la mitad menos gente que eran los de la cibdad; pero tomo avia en ella muchos que desseaban más ven- der sus mercaderias que emplear como hombres sus lancas, é otros que querian tenerlos por amigos é no por contrarios, debaxo de colorcillas é cautelas que to- vieron, dexaron entrar á Hinojosa; é desde á pocos dias estaba apoderado en la cibdad y en la del Nombre de Dios en nombre de Picarro, é á pessar del Rey é de su gobernador el dottor Ribera. - Desde á diez ó doce dias que Vela Nu- ñez fué presso, lo supo el visorey , é aun- que le pessó entrañablemente , como de- bia, porque le tuvo por muerto, con ale- gre semblante dixo:—«Envidia tengo á mi hermano, porque aunque yo he res- cebido más mercedes de Su Magestad quél, muere primero que yo; é pluguiera á Dios que toviera yo aqui dos hijos mios que le sirven, para quellos é yo fenes- ciéramos en tan justa demanda, como mi hermano fenescerá ó es fenescido». Esta mala nueva no le puso turbacion ni temor para que dexasse de entrar en la labor de los arcabuces: antes se dió tan buena priessa, que en menos de tres meses se hicieron ciento é ochenta, é te- -—míalos él con su mano, quando los barre- SE naban, é los principales de su compañia, todos holgaban de trabaxar siem HISTORIA GENERAL Y NATURAL assimesmo pectos é barbotes é aderes- caban celadas, é la gente buscaba cue- ros de dantas , é hacian dellos muchos gé- neros de armas; y estando entendiendo en esta obra, llegó el capitan Rodrigo Nu- nez de Bonilla con la nueva que venia el adelantado Benalcácar é traia ochenta ó cient hombres. Y envió con él á decir al visorey que su sobrino, Bartolomé de Ca- brera, el soldado que se dixo de susso quel visorey atormentó en Cali, supiesse que era amigo de Picarro, é como tal no le haria daño en la gobernacion ; é con él le avia enviado á decir el tirano que es- taría su tierra guardada, con tanto que prendiesse al visorey ó le matasse; é que cartas de todo esto le traia, las quales avia dexado escondidas; é que aquesto le en- viaba el adelantado á hacer saber al viso- rey, é que le suplicaba que hallasse ahor- cado aquel su mal sobrino Cabrera, quan- do él llegasse , porque si estoviesse vivo, estonces él lo haria quartos. É cómo el vi- sorey supo esto, higo prender é atormen- tar al Cabrera, é confessó ser verdad que traia despachos de Goncalo Pigarro para el adelantado é para Johan Cabrera; é que les rogaba que prendiessen ó matas- sen al visorey,é que haciéndolo, les seria buen amigo, é si no, lo contraric : é otras muchas trayciones confessó que avia de hacer, por lo qual le fué luego dado un garrote. | ( De ahí á siete ú ocho dias llegó el ade- lantado con su gente, é con ella é con la quel visorey tenia, é algunos soldados que le truxo Rodrigo Nieto de Bogotá, se juntaron trescientos; é tornó d »sde allí á enviar el visorey al mesmo capitan Nie- to á Bogotá, con nuevas provisiones, para traer doscientos hombres que de allí les escribieron que vernian, enviando una provission al licenciado Almendárez, que : estaba allí por gobernador. 'El visorey se holgó con Benalcácar al- gunos d dias, é mandó á la que que traia. DE INDIAS. LIB. que buscassen algunos cueros para ar- mas, porque otras no avia de que poder- se armar. Goncalo Picarro, cómo llegó á Quito, supo como era ahorcado un teniente suyo de los Chalcas, por mandado de los al- Caldes de allí, que eran Alonso Perez Castillejo, un cavallero de Córdova, é el otro Diego Centeno, otro cavallero de Cib- dad-Rodrigo, é que todo el pueblo en conformidad avia levantado banderas por el Rey, é por el visorey en nombre de Su Magestad , é que avian elegido por ca- pitan general á Diego Centeno. E para castigar esto, proveyó que fuesse su maes- tre de campo, Francisco de Carvajal, con poderes de capitan é teniente general, é para dar indios é gastar todo lo que le paresciesse. É para esto sacó de Quito quinge ó veynte hombres, é por el cami- no recogió los que hallaba. Uno de los que llevaba, llamado Me- nocal, estando un dia hablando con ser- vidores del Rey, llamados Alonso de So- sa é Francisco de Mansilla, los quales le” - reprendieron al Menocal de su habla, di- xo :—«Descreo de Dios, si Dios no es Pi- Carro». : Goncalo Picarro de Lima para seguir al visorey, envió por teniente del Cuzco á Alonso de Toro: en Arequipa á Pedro de Contes, é de los Chalcas á Francisco de Almendras. Este Francisco de Almen- dras, en llegando allá, cortó la cabegaá un vecino de allí, que se llamaba don Gomez de Luna, é quiso cortar otras á ciertos cavalleros; y ellos, como leales servido- res de Su Magestad y enemigos de la ti- rania, hicieron lo que dicho es. Juntó Diego Centeno cient hombres de- baxo de una bandera que levantó por Su Magestad, y en ella estaban las armas reales y el águila del imperio, é Das orla della una letra que dige:. Aútiqhe mucho se combata, a cord fin se defiende, é mala. a TOMO 1V. a Ml y ALIX. CAP. X. 425 Hico este capitan Diego Centeno su maes- tre de campo á un cavallero, compañero suyo, que se llamaba Lope de Mendoca, y estaban con el capitan treynta vecinos de los Chalcas, todos de buena intencion de hacer el deber. Estando haciendo armas, fué sobre él Alonso de Toro, teniente del Cuzco, con doscientos é cinqúenta hom- bres bien aderescados; é viendo el capi- - tan Centeno que no era parte para la re- sistengia, se retruxo con los que tenia ochenta Ó cient leguas atrás á ciertos despoblados, é allí estuvo passando grand nescessidad. Y el Alonso de Toro, como no los halló en la cibdad de los Chalcas, por no dexar la del Cuzco muchos dias, se volvió á ella é dexó á un capitan suyo, que se decia Alonso de Mendoca en fron- tera de Centeno en los Chalcas con gente: é como el capitan Centeno es cavallero é tenia el celo que debia tener, como leal, aunque estaba léxos , enviaba corredores para saber nuevas: é unos que envió se las llevaron é dixéronle que todos eran vueltos al Cuzco é quedaba en Jos Chal- cas Alonso de Mendoca con poca gente. Aunque la del capitan Centeno eran me- nos, eran mejores en calidad y en vo- luntad; é su capitan animándolos, se par- tió para dar sobre el Alonso de Mendoca con toda diligencia; pero todavia los con» trarios lo supieron antes, é el capitan Centeno, non obstante esso, le dió alcan- ce, é le tomó mucha gente, unos porque se quisieron quedar é otros por no poder más, é con los que ovo é con los quél se traia é los que más juntó de la comarca juntó doscientos hombres. Armólos me- dianamente de las armas que tomó é otras quél higo hacer de plata, é assentó una fragua, é hagíanse arcabuges é otras ar- mas. : Aviendo ya tres meses quel visorey es- taba en Popayan, aderescándose para la guerra, vinieron á él dos ó tres hidalgos | de los que avian Esa Pasto á ger- er 426 tificarle que Goncalo Picarro era ydo de Quito con la mejor é más gente que tenia á Lima, é que quedaba por su teniente Pedro de Puelles con trescientos hombres, á no otro efelto sino á huyr y sabiendo quel visorey yba. Esta nueva teníanla por tan cierta los que fueron, é por tal certificaron, é decian que les cortassen las cabecas si no fuesse assi, é que Pe- dro de Puelles tenia tan cerrado el cami- no con palenques é guardas de chripstia- nos é indios, que no podia passar nadie, é aqueste recatamiento era por la flaque- ca que tenia. Esta racon quadró al visorey mucho, é para hablar sobrello higo consulta, en la qual entró con el gobernador Benalcá- car y el oydor licenciado Álvarez y el maestre de campo Johan Cabrera, é al- - gunos capitanes: é don Alonso de Monte- mayor, y el visorey é todos ellos, oyen- do lo que los mensajeros dixeron, fueron de parescer de yr á Quito, paresciéndo- les bastantes las causas que aquellos de- cian para creer que Goncalo Picarro no estaba en Quito, é que era bien yr, por- que la tierra era más gruessa que la de Popayan , é que se reharian de lo que les conviniesse. Don Alonso, contra el pares- cer de todos, dixo que Goncalo Picarro estaba en Quito, é que á ello pornia su cabeca , é dió estas causas al visorey por donde se fundaba, é dixo assi: «El mayor enemigo é más principal, que Goncalo Picarro tiene, soys vos, é me- diante vuestra vida está la suya desaso- segada: é más guerra le haceys con solo «vuestra persona que quinientos hombres sin ella. Otra puerta para entrar en el Pe- -rú no teneys sino Quito: no es racon que OS la dexe abierta Goncalo Picarro y os 5 dé lugar que allí os fortalezcays; pues os la tiene cerrada con seyscientos hombres é hay. bastimento bastante pes o HISTORIA GENERAL Y NATURAL lo principal del Perú, está por el Rey 6 por Pigarro ó de por medio. Si por él, po- ca nesgessidad tiene de yr allá: si está por el Rey, es porque saben que soys vi- vo, é son pocos los que tiene Pigarro pa- ra desbaratallos, é ha de esperar tres meses para que le traygan el armada que tiene en Panamá, que tiene quinientos ó seyscientos hombres: si lo de arriba está por medio, dice Pigarro que esté assi, porque os tiene la delantera, é cada dia echa nuevas, con que animan á los suyos é desmayan á los vuestros, é vos no po- deys hacer de vos lo que quereys, por- que, como he dicho, está vuestro contra- rio delante é tiéneos cerrada la puerta, como hombre de guerra, mostrando te- mores para daros á entender que no es él el que está en Quito, sino Pedro de Pue- lles é que de temor vive recatado. É doy- le parescer á Vuestra Señoria que espe- re la gente que ha enviado á llamar de Bogotá; é si esta nueva que Pigarro no está en Quito no es de persona que haya - visto que allí no está, nb es de creer tal nueva, pues ques de oydas». Acabada su habla de don Alonso, que á la verdad habló como prudente, se di- xeron allí otras cosas muchas é loóse su parescer, porque dió otras causas sufi- cientes,'assi como la nescessidad de la gente, de comida é otras cosas. Otros é los demás dixeron que debian yr á Quí- to, pues los mensajeros tanto se certifica- ban que Pigarro no estaba en él; y el vi- sorey mandó que todos se apercibiessen para yr á Pasto, é llegó allá con su gen- te é recogió los soldados que avian que- dado, é con ellos é los demás se cumplie- ron á trescientos é treynta hombres. Estando en aquella villa, holgando la -pasqua de Natividad, llegó un indio que enviaba un hidalgo que avia ydo allá por - espia del visorey; é aquella espia era ve- - Gino de Pasto, amigo de Pedro de Pue- ql led ale y envió. 4 EE leia para yrá DE INDIAS. LIB. Quito, y él se la envió é fué allá y entró públicamente, é aunque el indio dixo que estaba allí Goncalo Pigarro, díxolo por tantos rodeos é contradiciéndose en tan- tas cosas, que lo más cierto que daba á entender á buenos entendimientos era es- tar solo Pedro de Puelles é alguna gente bien poca. É cómo el visorey era ene- migo de tractar mal á indios, no quiso atormentar aquel indio: antes dió crédi- to á solo su dicho simple, y entendió é creyó que Picarro no estaba en Quito; é todos, desseosos de yr, decian que sin dubda era ydo á Lima, porque lo de ar- riba le importaba más. É don Alonso, co- mo es dicho, fué de contraria opinion de todos, é suplicó al visorey que hiciesse ciertos ardides para saber la verdad; é porque fueron dados por su parescer, no los quiso escrebir en esta su relacion. Passada la pasqua, salió el visorey de aquella villa de Pasto, y en siete ú ocho dias llegó á un pueblo que se llamaba Tuso, veynte leguas de allí é otras tan- tas de Quito. En este camino tomó mu- chos naturales é algunos que salian á ser- vir, é todos le dixeron que Goncalo Pi- carro era ydo á Lima, é que Pedro de Puelles quedaba allí en Quito con tres- cientos hombres; y el visorey mandó lue- go llamar sus capitanes, que eran Cepeda y Bacan, de gente de caballo, é tenian ¿Cada treynta de caballo, y eran capitanes de arcabuceros Sancho Sanchez Dávila é Francisco Hernandez, é tenian cada cin- qúenta de capitania. É Rodrigo Nuñez era capitan de piqueros, é capitan de la guarda Pedro de Heredia, é tenia algunos piqueros, é con essos é con los de Ro- drigo Nuñez eran ochenta hombres: é tambien tenia veynte ó treynta arcabu- ceros Johan Cabrera, maestre de campo. E allí higo en aquel pueblo el yisorey su general á don Alonso de Montemayor, é: dióle sessenta de caballo que tenia en su compañia; é fecho esto, dió el yisorey XL. CAP. X- 427 tragada la órden que avian de tener en -el caminar é la que avian de tener en los esquadrones y en el pelear, é hícolos ensayar para que mejor se entendiessen. É aviendo andado siete ú ocho leguas, co- mengaron á topar corredores de Picarro, é todos decian que hacian muestra para entretener los del visorey, mientras Pedro de Puelles huia de Quito; é creyendo es- to é no otra cosa, llegaron al pueblo de Otávalo, ques diez leguas de la cibdad, é allí se supo cierto de los indios que Goncalo Picarro era el que estaba en ella con mucha gente, é que tenia nueva quel visorey llevaba más. É no dexando de caminar , se pusieron á quatro leguas de Quito, en un rio que se dige Guallabam- ba: é los contrarios estaban de la otra parte en una sierra alta é puestos en el camino, porque como tenia nueva que los leales eran muchos, no osaba espe- rar los contrarios sino en passo fuerte. Y estando los corredores del visorey é los de Pigarro no más léxos sino el rio en- medio, les dixeron los nuestros que para qué querian ser traydores, é que por ta- les los pregonassen en España y en todas partes, é que viniessen á servir al yiso- rey, pues repressentaba la persona de su Rey natural, é dexassen. de seguir á un tirano, el más mísero del mundo é hijo de un molinero, É los otros corredores di- xeron que (soncalo Pigarro era muy gen» til cavallero é gobernador por el Rey, é quel visorey no era más que un hombre, que se llamaba Blasco Nuñez Vela, é que su Cessárea Magestad le avia enviado á llamar para que no gobernasse; é que la gobernacion de todo el reyno avia da- do á Goncalo Picarro, é questo era cierto, porque les avia dicho que le venian ya las provissiones dello. Esta nueva avian echado Picarro y el licenciado Cepeda, quando supieron que yba el visorey para animar su gente, por- que la tenia temerosa en pensar que avia . , 428 de dar batalla á un visorey que traia más de mill hombres; porque entrellos se tenia esto por muy cierto, é los corredores del visorey lo dixeron á los suyos, é tambien los de Picarro refirieron á los suyos lo que los nuestros decian. É replicaron los leales que aunque los enemigos oviessen de aquella batalla la victoria, que miras- sen que peleaban con un Emperador el mayor del mundo é su Rey natural, é que podia enviar tanta gente sobrellos que no los dexassen parar ni vivir en ninguna parte. A La gente de Picarro no podia juzgar desde arriba la cantidad de la del yiso- rey ni essotros la de Pigarro , é por dar- les á entender que los nuestros eran mu- chos é que yban regocijados, campea- ban con sus banderas, tiraban arcabu- ces, corrian caballos á unas partes é á otras, mostrando regocijarse. Allí usó el visorey de un buen do. é fué que ya que anochescia higo muestra de los indios de servicio que llevaba (que eran más de dos mill) que passaban el rio, é que por allí avia de acometer; é á un clérigo con dos arcabuces é un atam- bor, para que en seyendo bien escuro, lo tocasse é se disparassen los arcabuces, para dar á entender que allí estaba toda la gente. Viendo esto los contrarios, pu- sieron toda su fuerga en la avanguardia, y el visorey caminó por otro camino que avia mucho que no se caminaba ni Pigar- ro tenia noticia dél é no le guardaba. Este camino estaba seys leguas de Qui- to é podia por él dar en las espaldas á Pi- carro; é aunque para este efetto se dió mucha priessa, pensando que la noche _turara é que antes del dia lo pudieran ha- cer, amanesció dos leguas antes que lle- == ES _gassen ¿ á ponerlo en efetto, porque el ca- mi O no se usaba y estaba tan áspero que tardaron: é a llegaron á Quito dexó ] HISTORIA GENERAL Y NATURAL Prisca, año de mill é quinientos é qua- renta y seys anos. Toda aquella noche estuvo Picarro en arma, hechos sus esquadrones, y en amanesciendo, envió corredores al rio; é siguiendo el camino toparcn un clérigo que venia con el visorey, y élá ciegas se metió entrellos. Y dél supieron la po- ca gente que llevaba el visorey é que yba mal aderescado, é con esto los con- trarios cobraron ánimo; é algunos que avia entrellos, que tenian voluntad de pas- sarse á servir al Rey aquella noche é Jo avian procurado é no avian podido, có- mo supieron quán flaco estaba el real de . los leales, acordaron de estarse en el de Pigarro, porque claro vieron, por la mu- cha ventaja quel tirano tenia de más gen- te é mejor armada, quién avia de aver la victoria. Tambien supo Goncalo Picarro, der que no volvieron sus corredores por el camino que yba el visorey, que debia darse toda priessa á defenderle la entra- da en la cibdad, pero no pudo llegar á - tiempo, porque media hora antes que lle- zasse avia entrado el visorey. É luego supo de algunos que en ella avia que Pi- carro tenia más de septecientos hombres bien aderescados, é doscientos arcabu- ceros é doscientos de caballo é trescien- tos piqueros: é con saber esto, desmayó mucho la gente del visorey, y él los ani- mó diciendo que no se espantassen de ver muchas picas é lancas, que ya po- drian venir en poder de indios é negros, é que la causa quellos sustentaban, era Justa y en servicio de Dios é de su Rey, é que les rogaba que todos peleassen ani- - mosamente é como quien eran. É assi pu- so su gente en órden é salió un tiro de ballesta de la cibdad, donde avia ya lle- gado Gongcalo Picarro, é su gente traian por nombre é apellidando: «Libertad, u- libertad»: y el visorey mandó á la suya en: ==> lealtad». os DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. X. mengaron los arcabuceros sobresalientes á tirarse, y eran gingiienta á cinqiienta; é los del visorey retiraron un poco á los enemigos; pero acabóseles luego la pól- vora, que no tenian para más de quatro Ó cinco cargas ó tiros, é los de Picarro llevaban mucha; é viendo el visorey que le hacian daño é no lo rescibian los ad- versarios, adelantóse de la retroguarda, donde su gente le avia suplicado quedas- se con quince de caballo, é púsose en la primera hila, diciendo con voz alta: — «Cavalleros, yo lengo de ver el ser de vuestras personas, é hoy days la tierra á vuestro Rey é la quitays de poder de ti- ranos: la causa es de Dios». É dicho es- to tres veces, mandó arremeter, é salió en los primeros. Estaba la gente de ca- ballo de Pigarro detrás de su infanteria, que no se parescia sino tres ó quatro fi- las, é no pudieron topar con más, é oyo poca resistencia en ellos. El visorey en- contró á uno que se llamaba Montalvo é dió con él en el suelo. Las primeras filas de caballo del es- quadron del visorey encontraron en las tres Ó quatro que se parescian de los de Pigarro é los rompieron, é la demás gen- te de caballo del visorey, no hallando con quien encontrar, passaron algo de largo; y el golpe é mayor cantidad de la gente de caballo dió en ellos por un tra- vés, é fácil cosa de desbaratallos. Estando ya el visorey perdida la lanca del encuentro, recogia la gente suya; é viendo esto un hidalgo de los de caballo de Pigarro, que sc llamaba Hernando de Torres, encontró al visorey é derrocólo, pero no lo hirió; é allí cargaron dél mu- chos de los contrarios, y estándolo mal- tractando , llegó el licenciado Carvajal é díxole:— «Blasco Nuñez, conosceysme que soy hermano del factor Guillen Xua- rez de Carvajal?» Y el visorey calló. Y el licenciado se apeaba á cortarle la cabe- ca, é dixo Pedro de Puelles que allí se ha- 429 ll6:— «No haga Vuestra Merced tan grand baxega: córtesela un negro». É assi llegó un negro de Carvajal é se la cortó, te- niendo muchos al visorey las manos é los piés; é quando se la cortaban, comencó á decir el salmo de Misserere met, Deus, hi- riéndose lo mejor que podia en los pe- chos; pero no se lo dexaron acabar. Despues de cortada la cabeca, dice que llegaron muchos é le pelaron las barbas, é alcancó la mayor parte dellas Antonio de Robles, hermano del capitan Martin de Robles, é dixo que las queria para mostrar en Lima. É cómo le tiraron las barbas y él estaba sin cabello, no sabia el negro cómo llevar la cabeca; mas á su placer dióle una cuchillada en el car- rillo, é metiéndole el dedo por la boca é sacándole por la cuchillada la llevó, é fué con ella trás su amo el licenciado Car- vajal. É truxéronla por las calles é placas de la cibdad, algunos dicen que prego- nándola por alborotador; é lleváronla Car- vajal é Pedro de Puelles á poner en la pi- cota, y estándola atando en ella, Hegaron dos hidalgos, que se llamaban Johan Dolmos é Johan de Olea, é 4 ruego dellos se dexó de hacer; porque dixeron que parescia mal traer tan afrentadamente la cabega de un visorey, que repressenta- ba la persona de un rey, el más podero- so del mundo. E El cuerpo quedó en el campo, donde fué dexado, éle quitaron las armas é vestidos é quedó en carnes, sin ropa al- guna que lo cubriesse; é algunos caya- lleros, que se hallaron con Picarro, que eran de Ávila é conoscian al visorey, con ligencia del tirano fueron al campo é tru- xeron el cuerpo é juntáronlo con la ca- beca, é pusiéronlo en casa de un vecino. La infanteria del visorey hícolo tan bien, que quassi tuvo desbaratada la de Picarro, sino que como eran pocos, luego murieron los más; é los que quedaron des- mayaron, como vieron muerto al maes- > 430 tre de campo Johan Cabrera é á Sancho Sanchez Dávila, é mal herido á Rodrigo Nuñez de Bonilla. Murieron de la parte del visorey quarenta ó cinqúenta á los primeros encuentros; é despues de ren- didos, mataron los contrarios más de ochenta; é de la parte de Picarro murie- ron veynte é cinco ó treynta, é salieron muchos heridos de ambas partes. El adelantado Benalcácar salió poco herido, é despues que estaba en una ca- sa dó le avian llevado, entró Antonio de Robles é dióle otras dos ó tres heridas en la cabeca é una en la mano, é 8 quitó: le una cota de malla. El oydor Álvarez salió mal herido en la cabeca de dos ó lres hachacos. Don Alonso de Montemayor salió con una estocada que le passó todo el pes- cueco é gaznate (que lo que comia é be- bia echaba por la boca de la herida), en un muslo y el caballo; y estando pelean- do dentro del esquadron de Picarro, ha- ciendo lo que podia, conosciéronle algu- nos cavalleros que estaban en él, amigos suyos, los quales eran el capitan Gomez de Alvarado é Johan de Saavedra é Fran- gisco Marmolejo é é Diego de Carvajal é otros. É aunque eran de la amistad de Picarro, le defendieron é ampararon de los que acudian á le acabar de matar, é lleváronle á la cibdad al monesterio de la Merced, é dexáronle allí con guarda; é fueron á Goncalo Picarro á pedirle en merced la vida de don Alonso, é no lo quiso conceder hasta que supo que esta- ba con heridas de muerte; é seyendo de- llo informado, dixo quél le perdonaba, posos estaba tan malo. - Aquellos cavalleros de la tierra del vi- E o ss : sorey, desque juntaron el cuerpo é la ca- E beca, lo enterraron no en lugar muy pre- te en la iglesia, porque otros que í enterrados es slats más aden- HISTORIA GENERAL Y NATURAL missa , pusieron su silla y estrado eugima de la sepoltura del visorey, é todos juz- garon que fué por menosprescio por te- nelle debaxo de sus piés. Cortó allí Goncalo Picarro las cabecas é ahorcó al capitan de la guardia Pedro de Heredia, é Alonso Castellanos, é Alon- so Vello, é á Pedro Antonio, é Alonso de Roxas: sacó del monesterio de Sanct Francisco, debaxo del Sanctíssimo Sa- cramento , despues de passada la batalla más de dos meses, al capitan Diego de Torres é á Sancho de la Carrera, vecinos de Quito; les cortó las cabecas é luego casó sus mugeres por fuerga con dos sol- dados suyos. Desde á diez ó doge din que passó la batalla, fué á la possada de don Alonso de Montemayor un capitan de Picarro, ami- go suyo, é le dixo en secreto que avian acordado en consulta que pues no morian de las heridas el adelantado Benalcácar é don Alonso y el oydor Alvarez, que si los matassen públicamente que sonaria mal, pues los avia perdonado, é que era bien que muriessen, echándoles en : las heridas con que los despachassen, é si no muriessen assi, con darles algun bocado. El que dió este aviso á don Alonso tambien avisó á Benalcácar, é dí- xole á don Alonso que le pessaba, por- que no tenia lugar de avisar al oydor Al- varez, é por esso creeria que moririan brevemente: é assi fué que despues de estar sano de las heridas, le convidó el li- cenciado Cepeda, é salió del convite con tal basca en el estómago, que no se le quitó hasta que murió de ahí á quatro dias. El gobernador Benalcácar é don Alonso guardaron secretamente el aviso: no se pudo efettuar en ellos la mesma muerte, é viendo Goncalo Picarro que -don Alonso vivia, acordó de le desterrar para Chile, que bay mill leguas de allí, > $ que fuesse debaxo de la mano de un su : .Hamado Antoniode o qa ye. DE INDIAS. LIB. viaba allá, é tambien desterró para aque- lla jornada á cinco vecinos de Quito, que eran el capitan Rodrigo Nuñez de Boni- lla, el contador Francisco Ruiz, el thes- sorero Johan de la Puente, Hernando de la Parra, Johan Gutierrez de Pernia, é á dos vecinos de Sanctiago de Guayaquil, que se llamaban Francisco de Chaves é Hierónimo Rodriguez é á otros diez ó do- ce soldados del visorey. É tambien des- terró á un frayle de la Merced, comen- dador de Quito , confessor del visorey: al qual acaesció un buen qúento con otro frayle de su Órden, de missa, que se lla- maba fray Pedro Nuñez, que andaba con Goncalo Picarro; é fué quel fray Pedro entró en la batalla con una cota é otras armas debaxo del hábito , é un sombrero de terciopelo pardo con los cordones de oro encima de un casco, é porque los soldados de Picarro llevaban bandas ro- xas, púsose el buen frayle por banda una estola roxa y el manípulo en el molledo del braco derecho: é despues que la vic- toria quedó por Picarro, topó este fray Pedro con el comendador, y echó mano á la espada, é dióle quatro ó cinco espal- daracos en la cabeca tan rescios, que lo derribó de una mula en que yba, y en el suelo le tornó á dar muchos puñetes é coces, diciéndole: «Pesse á tal con el fraylecillo denodado », é díxole otras pa- labras feas. Assi que, no le bastando al pobre comendador ser tan maltractado de la manera que está dicho, lo echaron de su casa é lo desterraron con los otros vecinos de Quito para Chile é con los de- más: é mandóles Picarro que fuessen por el peor camino de tres ó quatro que avia, y envió con ellos á su maestre de campo Pedro de Puelles para que les qui- tasse los indios de carga que llevaban en la parte que tuviessen más nescessidad dellos. É assi lo higo: que se los quitó donde avia cinqiienta leguas de despo- o ls Pinta € rios é XLIX. CAP. X. 431 montañas que se han visto en Indias, é quedaron sin tener quien les llevasse co- mida ni ropa ni otra cosa, á merced de Dios , que por su infinita bondad fué ser- vido de sacarlos de allí é poner el monte é ciénegas mejor que nunca avian es- tado. Tenian Gongalo Picarro é los pringipa- les de su campo por mancebas las muge- res casadas é solteras, á pesar de sus maridos ó debdos : é dice don Alonso que preguntó á unos vecinos de Quito si sa- bian que oviesse en aquella cibdad alguna muger libre que se oviesse podido guar- dar de Picarro. Dixéronle que Picarro tenia una muger de un Pedro de Fructos, vecino de allí, é que por tenerla más or- dinariamente, envió al marido que resi- diesse en unas minas que son más de cinqiienta leguas de allí, y estando el po- bre hombre allá, parescióle al tirano que era bien matarle, y envió á decir que lo higiesse un Hernando de Cavallos, que estaba allí por alcalde de minas; é aquel' era hombre de buena consciencia é no lo quiso hacer. Por lo qual Pigarro envió á prender á Cavallos, dando á entender que avia hurtado mucho oro en las mi- nas; é sabiendo que lo traian presso, en- vió á su sargento mayor para que! lo ahor- casse en el campo, é assi se higo; é por otra parte envió á un soldado, llamado Vicencio, para que matasse al Pedro de Fructos, é lo mató de tres ó quatro esto- cadas que le dió durmiendo en su cama, y en “pago deste servicio le dió Pigar- ro dos mill pessos de oro y echólo de la tierra. : Dige esta relacion que dexa de ha- blar en otros adulterios públicos de Gon- calo Picarro é sus secages con casadas é solteras, y en la manera que este tuvo en matar á sus maridos, por venir á hablar en lo que higo Francisco de Carvajal, des- pues que salió de Quito, é que se dirá en suma, porque aunque lo dixesse en 432 cifra ó letra por cada caso, es poco á respecto de lo que higo por todo el cami- no, por donde fué recogiendo la más gente que pudo para yr sobre el capitan Diego Centeno, porque tenia nueva que tenia doscientos hombres, y él meteria en Lima quarenta ó cinqiienta, é llevólos consigo camino del Cuzco. É cómo todos los más soldados eran de los que avian servido al visorey, yban tan contra su voluntad, que acordaron estos é otros que avia en Lima de buena intencion que quando Carvajal fuesse salido de allí é llegado á cinqiienta ó sessenta leguas, al- gunos de los que yban con él lo tomas- sen: 6 los que quedaban en Lima hi- cieran otro tanto al teniente de allí, que era Lorenco de Aldana, é que luego se juntarian todos é alcarian banderas por el Rey. Acordado esto en ambas partes, descubrióse en Lima á un alcalde de allí, que se decia Martin de Secilia, grand amigo de Picarro é muy villano, cruel é igual á Francisco de Carvajal. Este alcal- de prendió á muchos é ahorcó luego á tres hidalgos , llamados Pero Giron, Pe- ro Rodriguez é Bermudez, é dió tormen- to muy rescio á dos cavalleros ó tres; el uno se decia Johan Velazquez, capitan de la guarda del visorey, que por no le poder seguir avie quedado allí, é túvolo al pié de la horca, é á ruego de muchas mugeres lo dexó de ahorcar, é por se aver bien con él, le cortó la mano dere- cha (é no manda la siniestra del tormen- to que le dió) é trúxole á la vergiiénca, é despues de hecho esto le mandó que se - metiesse frayle, si no que le mataria. El pobre cavallero lo higo assi, y es frayle - en el monesterio de Sancto Domingo, é no puede comer, si no le ponen el manjar SS en la boca, porque no tiene manos. Tam- ES bien dió allí tormento este Pero Martin SS | ES: caso: á otro. hidalgo, HISTORIA GENERAL Y NATURAL está en el monesterio de la Merced en Lima. : | Traia este alcalde por toda la cibdad ordinariamente cargados de sogas dos ó tres negros , é tomó esta órden de Fran- cisco de Carvajal, al qua! esta invencion era ordinaria. E decia aquel Pero Martin que no se le daba más yr al cielo que al infierno, é higo otras muchas crueldades: é despues de aver atormentado aquellos cavalleros, envió á decir á Carvajal que matasse algunos de los que llevaba, por- que ellos le querian matar. É no lo dixo á sordo, porque luego ahorcó tres en la Cibdad de Sanct Johan de la Victoria, donde Je llegó aquel mal aviso, y €ssos fueron Perucho de Aguirre, é Pineda y Hernando de Cambrana. É caminó luego á Lima con la gente que llevaba, aunque algunos se le huyeron de los que estaban en aquel acuerdo de matarle: que fueron Hernando Pantoja, Hernando de Rivas, Toribio de Giiemes é otros hidalgos ser- vidores del Rey. É dexó Carvajal de yr adelante, porque tambien le avisaron de Lima Melchor Verdugo , vecino de Tru- xillo, que avia tomado en aquel pueblo un navio que tenia mucha ropa suya é de Hernando Bachicao, que eran ambos compañeros, é avian metido en él ciertos soldados é no sabian donde yr con ellos. Llegado que fué á Lima Francisco de Carvajal, estuvo allí un mes, en el qual tiempo procuró matar á muchos, en espe- cial al provincial de Sancto Domingo, por- que predicaba el servicio de Dios é del Rey é les mandaba á los frayles que no absolviessen á los que fuessen contra es- to : é para efeltuar su mal desseo, envió dos soldados á un horno de cal, que es- taba media legua de la cibdad, donde estaba el regente, é los soldados, aun- que fueron allá é hablaron con él, no lo - Osaron efettuar. Alí tuvo. gierta nueva Carvajal quel ca- S itan a estaba en los Chalcas con DE INDIAS. LIB. doscientos hombres, voz del Rey y era hombre liberal, cada dia juntaba más. É sacó el Carvajal de Lima ciento é cingiienta, y para hacellosé proveellos de algunas cosas, echaba pecho á los vecinos de la cibdad é á los officia- les é otras personas que tenian algo, é hasta las mugeres enamoradas, é á cada uno conforme á loque tenia, é algunos tallaba en todo lo que sé le antojaba: é despues de recogido esse pecho, lo toma- ba para sí. En fin, sacó la gente que ten- go dicho, é fué con ella al Cuzco; y en llegando, ahorcó á tres vecinos de allí, sin ponerles cargo alguno, sino porque eran ricos: decíanse Hernando de Aldana, Die- go de Narvaez é Gregorio de Setiel; é tambien ahorcó allí á un soldado que se llamaba Pineda. Y echó en aquella cibdad otro pecho como en Lima, é lo mesmo hacia en los otros pueblos, é assi lo que se recogia como lo que quedaba de los assi muertos injustamente todo lo aplica- ba para sí con color que era para los gas- tos de la guerra. Juntó allí trescientos hombres bien aderescados, é fué con ellos á buscar al capitan Diego Centeno; y estando él veynte leguas dél, como yban todos los soldados ó los más dellos mal con Carvajal, concertaron diez dellos de se passar á Centeno é avisarle que to- dos los que Carvajal llevaba yban de ma- la gana con él, é que si se acercaba, mu- chos se le passarian. É fué tan mohino es- te capitan que todos los diez que se le passaron no llegó á su real sino uno é los demás se perdieron; é aunque aquel sol- dado era de crédito é avia servido al viso- roy é se avia huydo de Carvajal una vez en Guamanga (y era Hernando de Rivas) é les decia á Diego Centeno é su gente que la que tenia Carvajal venia de mala gana con él, é que si Centeno les pressen- tasse la batalla, sele passarian muchos; no le dieron crédito por yr solo, antes le tenian por es no yr a ae TOMÓ, es e y é porque tenia la - Centeno que su maestre de campo Lope XLIX. CAP. X. 433 ros que decia que traie. Para esto acordó de Mendoca quedasse con cient hombres, é todo el real y él fuésse con otros ciento á la sierra á dar vista al real de: Carva- jal: é assi lo hico, é dióla de dia, pensan- do que algunos se le passarian , é á me- dia noche tornó otra vez, metiéndose en el real de Carvajal, é viendo que no se le .passaba gente, parescióle que no se le passaban por estar fuerte é con grand exército Carvajal, é acordó de hurtalle el cuerpo é juntarse con Lope de.Mendo- * qa é yrse al Cuzco, porque este soldado Hernando de Rivas avie dicho que en la cibdad del Cuzco avian quedado muchos servidores del Rey, é que desseaban jun- tarse coñ capitan que tuviesse su real nombre. É con este parescer deste solda- do caminó Diego Centeno é su maestre de campo é sus capitanes 6 soldados, é todos lo aprobaron, é con toda diligencia tomaron el camino del Cuzco, porque dar batalla 4 Carvajal, su gente estaba fir- me y era perder Centeno la suya, porque era menos é no bien armada. Aquella noche que Diego Centeno dió en el real de Carvajal tenia tanta guarda en él, que todos estaban puestos en sus esquadro- nes é ninguno podia salir sin ser sentido; é como fué claro que vió la. gente de Centeno, reconosció que solo venia á dar- les arma, é mandó á la suya que cabal- gasse é siguiesse el alcance, porque los contrarios venian dé huyda: é siguió aquel alcance trece ó catorce leguas, y en él tu- vieron algunas escaramucas, sin passarso nadie á Diego Centeno. Antes le tomaron un soldado de los que llevaba, que se decia Vidal, é tomáronlo quassi noche, é mandó Carvajal que no lo malassen lue- go, é hícolo desnudar en carnes é atar piés é manos, é mandóle echar en un prado donde se apossentó, que hacia el mayor frio del mundo, y el pobre solda- do daba toda la noche muy pS e E 434 ces á Carvajal é á los de su real, dicién- doles que por amor de Dios le matassen é no hiciessen tan grand crueldad en él: que seria causa de desesperarse á causa de la mucha nieve é frio que caia sobre él; é Carvajal mandó que lo dexassen as- si estar, é á la mañana fué á él é hallólo quassi sia habla, é para aliviarle de su trabaxo, mandóle dar un garrote, é allí lo dexó muerto. - El capitan Diego Centeno caminó con sus soldados hágia el Cuzco, que está ciento y-treynta Ó ciento y quarenta le- guas, é algunos por llevar los caballos fatigados se quedaban, é otros se escon- dian, paresciéndoles que yban desbarata- dos é que si Carvajal los topaba los haria quartos, como lo acostumbraba” É tantos se le quedaron á Centeno, que no le que- daron sino sessenta ú ochenta hombres. Paresciéndole que no era parte con ellos para entrar en el Cuzco, acordó de en- viar un capitan suyo de arcabuceros, lla- mado Diego de Rivadeneyra , con quince soldados á tomar un navio que estaba en un puerto que se dice Arica, é lo llevas- se á otro que se llamaba Arequipa, que está el uno del otro cinquenta leguas, é que los que con él yban se meterian en él é se saldrian de la tierra : é dió Cente- no á Rivadeneyra cierta seña para que en viendo que se la hacian de la tierra, se llegasse á la costa con el batel é no de otra manera. Francisco de Carvajal siguió á Centeno con tanta diligencia, que desde á tres ó quatro dias le tomó nueve soldados, € á todos los ahorcó juntos; pero aunque los mataba, no le impedia para que se estor- basse en el caminar. Llegó el capitan Centeno al puerto de Arequipa, donde creyó hallar el navio, é no avia llegado, é creyendo que por ven- . a E tura no a polo 1 tomar, É sabiendo dividieron , HISTORIA GENERAL Y NATURAL é no sin lágrimas dixo que les rogaba que todos se dividiessen en pequeñas quadrillas é se escondiessen é tuviessen aviso de saber donde se levantaban. Centeno se apartó con solo un criado suyo; el maestre de campo Lope de Men- doca llevó diez; Alonso Perez Castillo con otros pocos; Luis de Rivera llevó otros siete ú ocho consigo, y en fin todos se _ sin saber los unos donde yban los otros; é acabados de se apartar del puerto, llegó á él el navio, y en él el capitan Rivadeneyra; é luego el Francis- - co de Carvajal, siguiendo el alcance (que avia desde donde lo comencó á seguir más de ciento é veynte leguas) é sabia de los que avia tomado cómo avia Cente- no enviado á tomar el navio. Y en llegan- do, Je mandó tirar á ciertos arcabuceros é cavear, pensando que era aquella seña de Centeno; pero como era otra, no acu= dió Rivadeneyra, é viendo esto Carvajal, le envió unos indios en una balsa-con una carta de seguro para él é su gente, é prometióle muchas cosas, si se viniesse á meter debaxo de su mano; pero Rivade- neyra, como buen servidor del Rey, le respondió que no seguia él á tiranos. Avia en aquel navio dos ó tres mill bulas que llevaban á Chile, y envióselas todas Rivadeneyra á Carvajal, diciendo que se las enviaba porque segun sus peca- dos é maldades las avia menester para asolverse, é luego Rivadeneyra se hico á la vela, é vino á desembarcar á Gua- timala con su gente para esperar allí lo que subcediesse é Su Magestad mandas- se, é sirviendo allí Entendo aquella costa. Con aquella muestra que hico Diego Centeno de yr al Cuzco fueron allí 4 dar aviso dello algunos chripstianos é indios - que avia por ahí, espias de Alonso de To- ro; é luego que se supo que Centeno yba, - creyendo que con victoria, salió huyen- ” = ) sa de la pide con cp ó e ami- DE INDIAS. LIB. gos suyos la via de Lima, é los que que- daron en el Cuzco apellidaron en nombre del Rey é de Centeno en su real nombre, porque ya tenian nueva quel visorey era muerto. Y el obispo del Cuzco fray Johan de Solana habló á todos los vecinos é sol- dados, é hico juntar los alcaldes é algua- cil mayor, y eran alcaldes Martin de Sa- las é un tal Mancano y el alguacil ma- yor Johan Baptista; y estuvo la cibdad por el Rey dos ó tres dias hasta que se supo quel capitan Centeno yba huyendo é desbaratado. É con esta nueva volvió Alonso de Toro á la cibdad é ahorcó á Martin de Salas, el alcalde nuevo, y el otro alcalde Baptista se escapó huyendo. _ Este Alonso de Toro supo en el Cuzco cómo el visorey era muerto é higo mu- chos regocijos, é porque el obispo que- ria hacer honras funerales por el visorey, envióle á decir Alonso de Toro que jura- ba á Dios que si las mandaba hacer de ahorcarle é á qualquier clérigo ó frayle que le dixesse missa. . Como Francisco de Carvajal vido yr el navio de Rivadeneyra, é no supo por dó iba Centeno é su gente, recogió él la que - tenia, é volvió á los Chalcas á gogar de unas minas de plata muy ricas que avia - descubiertas, é llevó doscientos é cin- qúenta hombres, y enviólos á un pueblo de indios, que se dice Cotabamba. Lope de Mendoca, yendo á unos in- dios suyos que tenia en término de los Chalcas, con diez ó doce hidalgos que le seguian de los de Centeno, topó con cien- to y cingiienta hombres que salieron de una entrada que avian ydo á hager dos años avia, é por ser gruessa la tierra y eilos pocos dieron vuelta. Era su capitan dellos un vecino del Cuzco llamado Nico- lás de Heredia, é todos venian bien ade- rescados de armas é caballos, é Lope de Mendoca les dixo todo lo subcedido en la tierra, é cómo Goncalo Picarro la lenia _Usurpada á Su Magestad, é que le avia ALIX. CAP. X. 435 muerto á su visorey é otros muchos ve- cinos é soldados; que despues Carvajal desbarató á Centeno; é tambien les dixo que si ellos eran servidores del Rey ó le querian servir, quel tiempo era apareja- do; el qual tenia ochenta mill ducados que les repartir, é púsoselos delante pa- ra que comprassen ó hiciessen dellos lo que quisiessen. El capitan Nicolás de He- redia le dixo quél venia por capitan ge- neral de aquella gente; pero porque via que Lope de Mendoca hablaba como buen cavallero, é como tal avia servido á Su Magestad, él se meteria con todos los que traia debaxo de su mano, y ellos mo- ririan por restituyr al Rey su tierra. É to- dos los que allí venian dixeron que no querian nada de los ochenta mill duca- dos, sino morir haciendo lo que debian, é que para ello se metian debaxo de la mano de Lope de Mendoca, como su ca- pitan Heredia lo mandaba, é quél orde- nasse lo que se debia de hacer, porque con entera voluntad seria obedescido de todos. ss | Lope de Mendoca se lo agradesció mu- cho, é ordenó la gente é fué sobre Fran- cisco de Carvajal, que estaba muy ger- ca; é acometiéronle sessenta arcabuce- ros é otros tantos piqueros: acometió Mendoca con tan grand ímpetu, que me- tió gente en el real; pero al entrar le mataron muchos. É aquella noche mudó Carvajal tres ó quatro capas de colores diferentes, por no ser conoscido de su gente, porque se temia más della que de la contraria; pero no pudo disfracarse tanto que uno de los suyos no le conos- ciesse, é tiróle un arcabugago; é como siempre el diablo le ayudaba, no le acer- tó sino muy poco, y en parte donde no fué nada la herida. Y viendo Lope de Mendoca que por allí no podia entrar, hi- co relirar, é retirándose passáronsele un soldado ó dos de los de Carvajal, é di» —xéronle que todo el fardage que Carva- E | 436 jal tenia quedaba atrás, quatro leguas de allí, é que fuesse á tomallo: é assi fué luego Lope de Mendoga é lo tomó; pero llevaba quassi toda su gente desbarata- da é algunos heridos. Luego Carvajal, como se apartó Men- doga, mandó que los suyos cabalgassen é siguiessen trás él, é assi lo higieron, é tornaron á cobrar su fardage é algunos soldados; é otro dia á media noche al- cancaron á Lope de Mendoca é le dieron dos ó tres heridas. Díxose que le hirie- ron algunos quél llevaba, é otros dicen que tres ó quatro soldados de Carvajal; pero lo que se tuvo por más cierto, fué que yendo á pié y el caballo de diestro, llegaron á ellos los soldados de Carvajal; é como supieron que era el que yba á pié, se apearon con las lancas, é Lope de Mendoca se defendió un rato con la es- pada , pero no pudo tanto que se le de- xasse de dar tres'ó quatro lancadas, de que lo dexaron por muerto; é de ahí á. un rato llegó Carvajal é le dixo :—«Se- ñor capitan Lope de Mendoca, hábleme Vuestra Merced, que bien sé que traia pensado darme la más cruel muerte que pudiesse; mas yo le digo á Vuestra Mer- ced que pensaba yo otro tanto, é assi lo efeltuaré». Lope de Mendoga estaba cay- do é no respondia cosa alguna, é luego llegó un atambor de Carvajal, que tam- bien le servia de verdugo, que se llama- ba Peña, é díxole Carvajal: — «Peña, cortadle la cabeca al señor Lope de Men- doga». Y el verdugo llegó á cortarla, é le dixo:—«Señor Lope de Mendoca, en- - comendaos á Dios,-que os quiero cortar la cabega». Y él respondió: — «Haz lo que has de hager: que en esso estoy enten- S = = diendo». É assi se la cortó, é despues de cortada, la dió Carvajal á su maestre de campo Dionisi onisio de Bobadilla, é mandó X se 6 Te cibdad pe Arequipa = si > siertos. indios. que avia en comarca, € HISTORIA GENERAL Y NATURAL a blo á donde se la cortaron más de cien- to é treynta leguas. Notad, letor, la buena criancga por es- carnio de las buenas palabras de Carva- jal con aquel cavallero en tal tiempo di- chas por más ofenderle. Muchas poque-. dades pueden colegirse dichas é obradas por essos tiranos é su cabeca. Passemos á lo demás. En este alcance prendió Carvajal á mu- chos, é cortó la cabeca al capitan Nicolás - de Heredia é á otro soldado que se lla- maba Johan Garcia, é otros soldados se huyeron que aun no han parescido, é al- gunos perdonó; é tiene todavia en los Chalcas doscientos hombres de guarda, sin darles paga. Y es fama que ha saca- do de las minas de plata más de dos- cientos mill ducados ó castellanos, é traia consigo más de otros cient mill que ayia avido de haciendas de muertos, é sin - justigia é con sus crueldades é de pechos que ha echado á toda la tierra, só color de substentar la Buerra por. Goncalo Pi- ¿ Carro. : : Desde á quatro ó cinco meses que fué . dada la batalla en Quito, salió de allí. Goncalo Picarro, é dexó repartidos los . indios que tenian los vecinos de allí que siguieron la voz de Su Magestad, é dió- los á soldados que se hallaron con él en la muerte del visorey; é los repartimien- tos que solian servir á unos, diólos á dos ó tres, é mandóles á essos á quien los dió que hiciessen compañia de dos en dos, é quel uno de los compañeros resi- diesse con los indios, é quel otro andu- viesse con él siempre. Salió de Quito con quatrocientos hom- bres é llegó con todos á Tomebamba, ques cinqiienta leguas de aquella cibdad; é allí dividió de sí dos capitanes con más de doscientos é cinquenta hombres, y en- vió cada uno por sí porque conquistassen aparejo. de ps _ DE INDIAS. LIB. blar que poblassen, con tal aditamento que fuessen tan cerca que todas las veces que fuesse menester hallarlos, le acu- ! diessen y estuviessen prestos. É quedóse Goncalo Pigarro en Tomebamba con cient hombres, poco más ó menos; y estando allí subcedió en Quito una cosa notable, é por la grande alteracion que Goncalo Pigarro rescibió , mandó que no se publi- casse; pero al fin se supo algo, é fué que un dia, á medio dia, se eclipsó el sol é se hico una nube muy grande en el lugar donde fué puntualmente la batalla, y en la nube estaba formado un leon, muy visible é cercado de mucha gente de caballo é de pié é muchas armas, é toda essa imagineria en el cuerpo de la nube, é tan cerca de tierra que parescia no estar más alta que los tejados; é jun- to, cabe ella, se formó otra nube peque- ña con otro leon dentro della, pero no tanto ni con mucho tan grande el leon ni tan fiero el leon como el otro. É ambas nubes con essos esquadrones se pusieron - encima de la cibdad, é la una con la otra pelearon, é quedó el leon grande con su gente por vencedor de la nube pequeña, é la consumió con todo lo que traia. Ha seydo esto tan público en toda la tierra, - que lo truxeron é tomaron por testimonio de ciertos escribanos á Goncalo Picarro á Tomebamba; é para acabarse de cer- tificar desto, don Alonso, de Montema- yor dice en esta su relacion, quél lo pre- guntó á dos frayles dominicos que esta- ban con Goncalo Picarro é hartos sus ami- gos, é ser lo ques dicho puntualmente. É dice que los frayles se decian, el uno fray Alonso de Montenegro, y el otro fray Luys de la Magdalena. É que otros muchos digen que quando se juntaron las nubes, se oyó decir «viva el Rey», é que cayeron en tierra algunas gotas de san- gre, é que de espanto se amortescieron muchos de la cibdad é murió uno ó dos. ES el chronista e al prescio. re ze XLIX. CAP. X. 437 ovo esta relacion la dá, é libra al letor en don Alonso; é á quien quisiere saber muchas cosas de portentos remite á las Décadas de Tito Livio é á Dionisio Ha- licarnaseo en el IV libro de sus histo- rias. Pero mo dexando de verse en las nubes muchas figuras que bastan á los ligeros é vanos hombres para más des- vanescerlos, si dexan de entender que son naturalmente causadas del viento, é con él en breve passan. Pero como esta . tirania de Goncalo Picarro é sus cruel- dades le hacen tan odioso méritamente, no me maravillo que se juntassen essos portentos; é los auríspiges é adivinos, que nos los han de declarar con su casti- go, no han de ser las nubes, sino la jus- ticia divina é humana, pues á entrambos gladios se ha desacatado é atrevido: lo qual con el tiempo se nos manifestará con su fin. Tornemos al camino. Goncalo Picarro salió de Tomebamba con hasta ciento é cinqiienta hombres, é fué camino de Lima, y envió delante mensajeros á todos los pueblos del rey- no que estaban poblados de chripstianos, para que enviassen sus procuradores á Lima, porque entendia en breye tiempo ser allá é consultaria con ellos cosas im- portantes. ies Creíase de todos, segund vian su pa ra tirania, que Goncalo Pigarro mandaba hacer esta junta de procuradores é de tres obispos, que eran el del Cuzco é Lima é del Nueyo Reyno de Bogotá, que traia consigo, que era para hacerse coronar por rey, é assi lo decian público sus se- caces, como hombres que lo desseaban; é aun no lo dudaban los servidores de Su Magestad, viendo quán á la clara hacia é ha hecho sus tiranias. É dige don Alon- so que lo quél cree no es sino que al pres- sente no quiere más de desconoscer á su Rey, hasta que esté más pujante, por- que pocos hay tan dañados de los que le siguen, que no pretendan que Su Ma- LE 438 gestad les ha de perdonar haciéndole al- gunos notables servicios. Llegó Picarro á la cibdad-de Truxillo, ques ochenta leguas de Lima, é allí qui- tó cinco Ó seys repartimientos á vecinos que tenian voluntad de servir al Rey; é de allí envió á su sargento mayor Johan de Silvera por su teniente á Arequipa, é para que cortasse la cabeca al que an- tes estaba por él, llamado Pedro de Fuen- tes, é otros vecinos de allí, assi como Gomez de Leon é Pedro Picarro. Fué esta nueva de yrlos á matar tan pública é cierta, que no hay dubda sino que se cumplió, é luego por muertos los cuenta el auctor desta relacion á todos tres, porque dice quel que lo avia de exe- cutar ya llegaba cerca de Arequipa, é que no lo dexaria de hacer por miseri- cordia ni ruego. El capitan Antonio de Ulloa llegó á Li- ma, é allí metió todos los vecinos de Quito é de Guayaquil, que yban con él desterrados á Chile; y envióles á decir Goncalo Picarro que se saliessen de allí antes que llegasse, si no que juraba á Nuestra Señora de ahorcarlos, sin que para ello fuesse parte ruego alguno de muger de las que essos pensaban que te- nian prevenidas para ello. É los que assi yban desterrados rogaron al capitan que con brevedad los sacasse de allí, é assi lo hico; y envió delante dos navios que fuessen en la jornada, é por capitan del uno á Luys de Figueroa, un soldado que se avia hallado con Goncalo Picarro en la batalla, y en el otro navio á otro lla-. mado Francisco Martinez, que se avia hallado de parte del Rey, y era su leal servidor; é aqueste, antes que aceptasse e E _el cargo, quiso tomar su parescer de don - Alonso, diciendo que se le hacia de mal dt eS 2 un A HISTORIA GENERAL Y NATURAL aparejo de salirse de la tierra á informar á Su Magestad, é dióle cierta cifra para entrellos dos. Pero no eran parte para tomar el navio, porque él é otros dos so- los que yban dentro eran servidores de Su Magestad, é de los contrarios eran doce ó quince, é díxole don Alonso que le enviaria socorro para entrar á su sal- vo é alcarse con el navio. É con este con- cierto é cifra se apartaron, é se fué por la mar el Francisco Martinez é los de los dos navios, é don Alonso por tierra con - Antonio de Ulloa; éaqueste navio é los que yban por tierra llegaron quassi á un mes- . mo tiempo al puerto llamado Acari, ques ochenta leguas de Lima; é de allí escri- bió don Alonso al capitan Frangisco Mar- tinez, que quando oyesse voces á media _noche, hiciesse poner el batel junto á tierra, fingiendo con los marineros algu- na cosa, é que los que llevasse serian gente que le fuesse á dar socorro, é que ya don Alonso avria presso al capitan An- tonio de Ulloa é á los que con él yban, con algunos cavalleros, que para este efet- to él los avia hablado. É Francisco Mar- tinez le envió á decir á don Alonso que assi lo haria como se lo escribió, é que le rogaba que se diesse buena maña, porque el caso era rescio prender don Alonso, con diez sin armas, á un capi- tan que tenia treynta, é todos armados. Pero como la causa era justa é con su buen celo acometieron los pocos á los mu- chos, é prendieron al capitan é á los des- leales y echáronlos en cadenas, y envió don Alonso tres de caballo al navio; é assi cómo salió el batel á tierra, tomáron- lo y entraron en el navio, é los tres que - en él yban, con los que en el batel se metieron, fueron parte, mediante Dios é su buen ánimo, que tomaron é se ense- ñorearon en el navio. É luego llegó don e con los demás é se embarcaron, - é pusieron en efetto su navegacion é fue- a e Nueva DE INDJAS. LIB. XLIX. CAP. X. España, término de México; é luego se fueron á aquella grand cibdad, donde in- formaron de las cosas del Perú al señor visorey don Antonio de Mendoca. Síguese una relacion ó copia de los ye- cinos del Perú que ha muerto é quitado los indios Goncalo Pigarro, desde que co- mencó á tiranigar hasta veynte é quatro de otubre del año de mill é quinientos é quarenta y seys, con la qual don Alonso concluye su relacion; é el chronista no quiso aqui nombrar los despojados, por- _ que viven é con el tiempo se podrán tor- nar á restituyr; pero pone los que don Alonso nombra muertos, porque' rogue- mos á Dios por ellos, pues perdieron las vidas en servicio de Dios é del Rey, épor- que no los atiendan en sus patrias é ten- gan cuydado de hacer bien por sus ánimas. Alonso de Camudio, vecino de la cib- dad de Arina. El licenciado Gallegos, vecino de An- tiochia. ; Pedro Cobo, vecino de Cali. Hoyos, vecino de Bogotá. Herrera, vecino de Pasto. En Quito. Johan Gutierrez de Medina. Pedro de Fructos. Francisco de Londoño. Bartolomé de Camora. . El capitan Diego de Torres. Sancho de la Carrera. El capitan Hernando Sarmiento. Johan Gutierrez de Pernia. En Guayaquil. Francisco Hurtado. En Puerto Viejo. Bartolomé Perez. *. Gongalo Pigarro dice el códice original; pero “on error de pluma, pues sobre ser tal el nombre . 439 Francisco Flores. Briceño. En Sanct Miguel. Hernando Cavallos. ; En la cibdad de los Reyes. Pedro de Heredia. : En la cibdad de Leon. Rodrigo Nuñez. En el Cuzco. . El capitan Gaspar Rodriguez. El capitan Felipe Gutierrez. El capitan Martin Gutierrez. Martin de Andia. Johan Baptista. Martin de Salas. Diego de Narvaez. Setiel. En Arequipa. Luys de Leon. Pedro de Fuentes. Gomez de Leon. Pedro * Picarro. En los Chalcas. Pedro del Barrio. - E El capitan Lope Mendoca. Hernando de Aldana. Alonso Perez Castillejo. Don Gomez de Lima. Estos todos no son más de treynta é ocho, sin numerar los que en la batalla que murió el visorey é otros muchos más en recuentros en diverssas partes, quel tirano é sus secaces é ministros mataron, como lo ha contado la historia; élo que peor es questa cuenta va corriendo é las cruel- dades se continúan en tanto deservicio del lirano, antes ha mencionado á este hidalgo del partido del virey con el nombre de Pedro. 440 HISTORIA GENERAL Y NATURAL + de Dios é del Rey , como es notorio, has- ta que Dios lo remedie con su misericor- dia. Porque en la verdad las cosas que en el Perú han passado son tan enormes é de tanta deslealtad, que no se pueden atajar, sin verterse más sangre humana, assi de los leales para lo castigar, como de los tiranos hasta los traer á la obidien- cia de su príncipe. Por cuya absencia é conquista de infieles é de Alemania ha seydo forcado á residir fuera de España en estos tiempos que las guerras del Pe- rú se han seguido é han passado segund se cuehta por estas historias. É al chro- nista convino venir á España como pro- curador de la Isla Española á la córte é Consejo Real de Indias, por cosas impor- tantes al servicio de Sus Magestades é á la gobernacion del estado de aquella Isla, en el qual tiempo esta informacion vino á España, é la halló en poder de Pero Mexia, chronista de Sus Magestades, é amigo del auctor é historiador destas ma- terias , é como cosa deste jaez la puso en este volúmen é tractado del Perú... Tambien me paresce que con los muer- tos ya dichos no se deben olvidar los sol- dados que mataron Goncalo Picarro é sus capitanes fuera de la batalla, que los ahorcaron é hicieron quartos é mataron con garrotes; y son aquestos los que ocurrieron á la memoria de don Alonso de Montemayor, aunque él dice que al- gunos se le deben olyidar. Vadillo. 7 Arias Maldonado. | - Pero de Saavedra. Rodrigo Nuñez. Pa Prado. : Eo Bermudez. | $ ; Eo Rodriguez. E A Figueredo, e en el Cuzco. Pedro de Mesa. Alonso Vello. Pero Anton. Alonso de Torres. Johan de Roxas. Peruche de Aguirre. Pineda. Zambrana. Johan Nuñez. Otro Pineda. Luis Alvarez. Sotomayor. El ginete. El carpintero. Alonso Perez Caxero. Anton Hernandez. Pedro Gallego. - El contramaestre. El maestre Cola. Vargas. Pero Lopez. Tremiño. Alonso de Lerma. El sargento Saavedra. Johan Nuñez de Venecuela. "Nicolás de Heredia. Johan Guerra. Vidal. Otros nueve que ahorcó juntos Cara- vajal. Ávila. El Mestico. pa Johan Rodriguez. Á los que se ha dado tormento despues de la prission del visorey. Alonso del Barrionuevo, en Lima. Alonso de Lerma, en Lima. Aguirre, en Lima. El capitan de la guarda Johan Velaz- quez, en Lima. Cortés, en Lima. Alonso de Origiela, en Gueytara. DE INDIAS. LIB. Aguilar, clérigo, en Quito. Fray Melchior, en Choquito. El padre fray Alonso Guerra, en Via- chia. E Villamizar, en el Cuzco. . Herrera, en el Cuzco. Gárate, en el Cuzco. Velasco, en Arequipa. Dionisio de Bobadilla, en Lima. El secretario Paz, en Lima. Leonardo, en el Cuzco. Francisco de Guzman, en Lima. Cárdenas, en Lima. Otro Truxillo, en Lima. Martinez, en Tumbez. Á otro dió tormento Picarro en Lima. XLIX. CAP. X 444 Maldonado, en Quito. Alonso Mesa, en el Cuzco. Antonio Quixada, en los Chalcas. Villareal en Arequipa. Quirós, en Chuaquitro. Escobar en Chicaito. Assi que estotros son septenta y dos, que hacen mayores las cargas é culpas que los tiranos culpan é ponen á los fieles servidores de Sus Magestades , para que algun tiempo adelante pudiessen aprove- char estos memoriales á los mesmos pa- descientes Ó á sus descendientes por la agradescida bondad de la Cessárea Ma- gestad é sus subcessores en la casa é si- lla real de Castilla. CAPITULO XI. En que se tracta cierta relacion, que por carlas de la tierra austral vinieron á Valladolid, estando en aquella villa el principe don Felipe , nuestro señor, de los subcessos del tirano Goncalo Picarro , é publicáronse á los veynte de agosto de mill é quinientos é quarenta y ocho años, hallándose en la córle de Su Allega el chronista é auctor destas historias. A los seys de marco de mill é quinien- tos é quarenta y ocho años escribió un hi- dalgo, llamado Pero Ortiz, en la cibdad - de Truxillo en el Perú, á otro su amigo _ Diego de Aguilera é Otros que allá esta- ban, cartas que contienen lo que en este capítulo XI resumiré con mucha más brevedad que las cartas lo relatan. É di- ce, que despues de la victoria que Gonga- lo Picarro consiguió contra el visorey Blasco Nuñez Vela, le llegó un fulano Mal- donado quel tirano avia enviado á Espa- ña, é le dió nueva de la yda del ligencia- do de la Gasca; é que llegado á Panamá el de la Gasca, despachó á Pero Hernan- dez Paniagua con despachos para Picarro, que estaba en Lima, donde los oyó é vi- do é no los ageptó ni quiso merced ni par- tido: antes envió luego á Lorengo de Ai- dana é á Gomez de Solís, como procura- - dores de aquellos reynos, y envió á man- dar á un teniente de s su armada Pedro de TOMO. mv. a Hinojosa, que en ninguna manera dexas: se passar al licenciado de la Gasca, sino que lo hiciesse embarcar en el Nombre de Dios para que se volviesse á España. Quando estos procuradores llegaron á Panamá, ya el Hinojosa se avia declarado por buen servidor de Sus Magestades, é avia entregado el armada é su obidiencia al de la Gasca; é con essos procuradores - yban el obispo de la cibdad de los Reyes y el obispo de Bogotá y el regente é otros religiosos, que avian prometido á Goncalo Picarro de procurar el bien de aquellos reynos y el suyo; pero desque se vieron desviados del tirano, essos é los demás siguieron al de la Gasca y el servicio del Rey, áquien eran más obligados. Élos que quedaban en Lima y en aquellos reynos, como todos desseaban á su Rey é supie- ron lo quel Goncalo Pigarro avia manda- do al Hinojosa, pessóles dello, é conos- cieron claramente que se as algaré : 442 tiranicar contra Sus Magestades, puesto que antes desso los más lo tenian ya en- tendido é desseaban oportunidad para su libertad. É un hidalgo, llamado Diego de Mora, llamó á Miguel de la Serna é á Pero Goncalez é á Pero Ortiz é á Rodrigo de Paz y conformes acordaron de servir á su Rey é salir de qualquier otra opinion , é se jura- mentaron para ello: é como aquel pueblo lo tenia á cargo el Diego de Mora, todas las cartas que yban para Goncalo Picarro de Quito é de Puerto Viejo é Sanct Miguel é otras partes abríalas é daba parte á sus confederados, y exhortábalos en la lealtad que debian tener con el sergio de Sus Magestades. : En Sanct Miguel estaba por teniente de Picarro Bartolomé de Villalobos, é avisó- le al tirano que se decia quel armada con su teniente Hinojosa se avia passado al de la Gasca, é que le parescia que debia poner recabdo en Truxillo, donde estaba. Diego de Mora é sus consortes fueron los primeros que se alcaron por Sus Ma- gestades, é Otros por respectos suyos en Truxillo, é tomaron un navio que avia diez meses que estaba en aquel puerto al través: le hico Diego de Mora adobar con mucha diligencia é presto, convocando á los del pueblo á que sirviessen á su Rey é saliessen de tirania ; é tal sermon les hi- co, que hallando aparejo en su lealtad le acudieron con efetto, determinando de poner las vidas é haciendas en servicio de Sus Magestades. É assi se pregonó públicamente, y eligieron por su capitan al mesmo Diego de Mora á los trece de abril de mill é quinientos é quarenta y siete años, un miércoles: é luego el viernes siguiente, con quarenta é ocho hombres, se embarcaron en Guanape, - € navegaron á la via de Panamá á bus- E —caral de la Gasca; é toparon en la mar. E nal armada e, enviaba adelante á é Johan Alon- exia é ¿ola : HISTORIA GENERAL Y NATURAL de Yllanes, para que fuessen á Lima. É juntado Diego de Mora é los que con él yban con la dicha armada, acorda- ron que se tomasse tierra en el arraci- fe de Guanchaco, para se proveer de lo nescessario; é assi se higo, y el armada tiró adelante, é Diego de Mora quedó en tierra é apellidó é juntó á la voz del Rey tantos, que eran ya ciento é cinqiienta hombres, é los cinqúenta dellos de ca- ballo. É por su escrúpulo hicieron lo mes- mo Otros capitanes é personas calificadas: en la qual sacon Rodrigo de Salacar, el Corcobado , en Quito se conjuró secreta- mente, ésalió con otros para servir á Sus Magestades, é mató al capitan Pedro de Puelles, que allí estaba por Goncalo Pi- carro. Y en essa mesma sacon Francisco de Olmos mató en la Culata á Manuel Destacio, é assi en otras partes Ovo se- mejantes novedades; é de Lima ade- lante para abaxo todo en breve se puso en la obidiencia real é ordenacion de su general el de la Gasca. El tirano Goncalo Picarro envió un na- vio á Quanape para sentir del de la Gas- ca qué hacia. En este navio yba por ca- pitan el licenciado de Leon, é llevaba or- denado que tomassé las haciendas de Die- go de Mora é de otros para él é aquellos á quien el tirano las daba; é que fecho esto, passasse á Panamá á hager ciertos requi- rimientos é diligencias con la Gasca é pa- ra que volviesse con la respuesta; pero el armada tomó este navio con los que en él yban, los quales se reduxeron al ser- vicio de Su Magestad, é assi cessaron essos motivos de Picarro. É destos que con el ligenciado de Leon yban, se huye- ron un fray Pedro é uno dicho Alcántara, é se tornaron al tirano, é le dieron aviso del armada é del mal subcesso de aques- te navio. Los que estaban en tierra con la voz real y el dicho Diego de Mora, cómo tu- E vieron pupa an de 200 de 2 yS é de DE INDIAS. LIB. XLIX, CAP. XL caballo declarados en la lealtad de su Rey, en tanto que la armada de mar yba adelante, enviaron á avisar al de la Gas- ca para que supiesse que ellos estaban en servicio de Su Magestad: é el que lle- vó la embaxada fué Pero Ortiz, que de susso se dixo, ques el auctor de la carta destas nuevas. Y entrando el general á Tumbez, le dixo á lo que yba, é fué muy bien rescebido é acogido é respondido como era racon al leal ofrescimiento de los que le enviaban. Goncalo Picarro estaba en Lima atóni- to de ver cómo todos se le revelaban; é - como Aldana llegó al puerto, halló al tra- vés ciertos navios que Goncalo Picarro avia mandado dar con ellos en la costa, porque no se le fuesse la gente en ellos, é tambien porque ni eran bastantes ni avia medio de poderlos armar; é assi no tuvo resistencia el armada que traia Alda- na, ni se le pudo contradecir la entrada en el puerto. Luego vino nueva al tirano é á la armada que Diego Centeno avia - salido de donde avia estado escondido é con él quarenta hombres, é que se entró en el Cuzco é lo tomó, estando dentro quinientos hombres, é que avia hecho quartos á Antonio de Robles, que estaba por Goncalo Picarro y era allí su tenien- te. Por las quales cosas que están dichas, viendo el tirano los términos que las co- sas llevaban, salió de Lima con novecien- tos hombres, con pensamiento de yr al Cuzco é desbaratar á Diego Centeno é volver sobre el de la Gasca; é con otros trescientos hombres envió adelante al ca- pitan Johan de Acosta, porque los más se avian huydo, ó se volvieron é se fueron á la armada de Aldana. É llegado Gon- calo tirano á Vilcas, quatro leguas de Lima, se le fué el licenciado Carvajal con 443 mucha gente de guerra, é Martin de Ro- bles con toda su capitania, é Aliaga, é Diego Maldonado; é á la quarta jornada le faltaban quatrocientos hombres, é ya no llevaba sino quinientos hombres; é un maestre de campo suyo, llamado Carva- jal, cantaba: Estos mis cabellos , madre, dos á dos se los lleva el ayre; del qual se escriben muchas crueldades. É tambien dicen essas cartas quel Diego Genteno higo saber al presidente, que te- nia mill hombres, é que viesse qué era lo que mandaba que hiciesse, é que le res- pondió que se conservasse é que en nin- guna manera viniesse á las armas con Goncalo Picarro; é tuvo por cierto que Centeno lo haria assi, é ya era la gen- te real (digo que tenia la voz del Rey) muchos. El general tenia por acabado el egos cio de la guerra; mas Goncalo Pigarro con quinientos hombres, aunque Centeno se decia que tenia mill, envióle á rogar que se juntasse con él é que ambos des- truirian al de la Gasca é partirian des- pues la tierra é las gobernaciones, é que para esto le daria todas las seguridades que quisiesse. Á este propóssito le ofres- ció todo lo quél supo decir, en lo qual Centeno no quiso venir; é viendo esto, le envió al padre Herrera con una ymágen, rogándole que le diesse passo, porque él queria dexar al Perú y entrarse en lo de Diego de Roxas; é que si esto no quisies- se, que supiesse quél no se avia de dexar matar, sino que se defenderia, é que los muertos é daños que en esto avria, pro- testaba que fuessen á cargo de Centeno é no suyo. Ehh HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPFTULO XII. En continuacion de la relacion de que se ha tractado del precedente capítulo de cómo vinieron á las armas Goncalo Pigarro é la gente de Centeno, é quedó el lirano. victorioso, é se entró en el Cuzco, é se escapó. huyendo Centeno, é de algunas crueldades notables de Gongalo Picarro é su maestre de campo Carvajal, é-otras cosas. A Obando la mala ventura ha de venir no hay quien lo excuse despues que de Dios está ordenado. Dicho se há de susso cómo Centeno no- quiso venir en aquellos desleales ofrescimientos de Goncalo Pi- carro; éccómo los del Cuzco se hallaban con más pujanca , acordaron de le defen- der la entrada de la tierra en un llano, quatro leguas de la otra parte del des- aguadero de la laguna de Tiguicaca, á los veynte é uno.de otubre de mill é qui- nientos é quarenta y siete años, á las on- ce horas del dia, que podrian ser quan- do los del tirano, é al opóssito de la par- te de Centeno, vinieron á las manos con sus banderas tendidas é sus voluntades é armas prontas á la batalla: en la qual Diego Centeno fué vencido é desbarata- do y el tirano Goncalo Picarro quedó ven- cedor por pura buena órden, non obstan- te lo qua! le mataron ochenta hombres y entrellos un hermano del ligenciado Ce- peda, é Galceran Ferrer, é Beltranillo, é Diego de Santillana. É de la otra parte de los de Centeno é de los del Cuzco murie- ron doscientos hombres, y entrellos Johan de Vargas, hermano de Garcilaso, capi- tan de infanteria, con todos los demás. Dice esta carta que no sigue al pressente hombre de aficion é de buena calidad al. tirano, sino esse Garcilaso, de nescio. Murió assimesmo Luys de Ribera, maestre de campo; Silvera, sargento ma- yor; Diego Alvarez, de Chile; Pedro de los Rios Carrera, Gomez de Leon, Johan de Arves ó otros hombres de bien. Se es- caparon con Centeno Alonso de Mendo- ca, Hierónimo de Villegas, Pero Mato, Antonio.de Ulloa, Luys Garcia, Ámames é Olia, los quales acudieron é se fueron: al real del presidente á Xauxa. Pero es de notar el castigo de Dios, é cómo al- gunas veces castiga los malos á él des- acatados con otros tales. Dígolo por “aquel Bachicao que la historia ha dicho que en Panamá hico crueldades é robos,. y cra uno de los diabólicos ministros del tirano, al qual antes del rompimiento ya dicho le higo ahorcar, porque supo que se queria passar á Centeno; é avida la victoria ya dicha, ahorcó á fray Diego, que poco antes se avia passado á Cen teno. o CAPITULO. XI En que se tracta el estado en que las cosas del Perú estaban é quedaron aquellas partes despues de la. : batalla ya dicha conforme á la relacion de aquellas cartas. ¿a | a a Goncalo Picarro conseguido - Tavictoria de la batalla e e - de susso la historia á.Xauxa al real de los leales. Y el ligen- - ciado hico allí alarde de dos mill hombres de pié é de caballo de muy buena é cali- -— ficada gente é bien armada, é los capita- nes della son los oa DE INDIAS. LIB, XLIX. CAP. XII. Capitanes de gente de caballo. El gobernador Sebastian de Benalcá- car.—Johan de Saavedra.—Diego de Mo- ra.—Gomez de Alvarado.—Diego Cente- no. — Alonso de Mendoca.— Francisco Hernandez, general de Benalcácar. —Ro- drigo de Salacar.—Don Pedro de Cabre- ra.—Alonso de Mercadillo. Capitanes de infanteria. Johan Alonso Palomino.—Pablode Me- neses. —Hernan Mexia. — Miguel de la Serna. — Valentino Pardane. — Gomez Arias. —Pasqual de Andagoya. — Fran- cisco Dolmos. — Don Baltasar de Casti- lla. —Chripstóbal Mosquera, hermano de Gomez de Alvarado.—Gomez de Solís. — Johan Porcel, alferez general.—El ligen- ciado Carvajal. — Maestre de campo, Alon- so de Alvarado.—Capitan general, Pedro de Hinojosa. Hay en ellos al pié de seyscientos de ca- ballo élos demás piqueros é arcabuceros, é mucha artilleria é pólvora é municiones; é yo veo que todo será menester, si Dios no pone su mano para domar este tirano. El qual, yendo victorioso á se entrar en el Cuzco, topó en el camino un clérigo, que llevaba cartas del presidente para Cente- no, é ahorcóle: é despues en el Cuzco ahorcó al licenciado Martel é al licenciado Guerrero é otros ocho; y envió luego á su maestre de campo Carvajal á Arequipa, érobóla, € 4 los que supo que estaban con el presidente, tomóles las mugeres é lle- vólas al Cuzco, que eran hasta once, y entrellas la de Silva é la de Villegas, due- ñas muy honradas é honestas: é allá las hico matar con título de ser mugeres de los que estaban de la parte del Rey. Otra carta entre las otras hay del ca- pitan Diego de Mora, hombre de bien é de honra, é se conforma con lo ques di- cho: digo qué la a Pts de la Ces EKLS ca llevaba, los seyscientos dellos bastan á romper al tirano, porque son muy bue- na gente é muy ordenada é con buena. artilleria, é que se partirian otro dia pa- ra el Cuzco, donde Goncalo Picarro es- taba con propóssito de los atender, de lo qual los nuestros llevaban contentamien- to; puesto quel tirano mata amigos y.á enemigos, y entrellos mató á la muger del Hierónimo de Villegas é ahorcó dos fray- les é abades. É dice este capitan Diego de Mora que los indios acuden á los nues- tros, é que no se ha rancheado cosa al- guna, aunque el número de la gente mi- litar deste exército es el ques dicho, an- tes digen que viven por racion, la qual es tolerable; é que hay en nuestro cam- po tres obispos, é adelantados é paterni- dades, como llovidos, é frayles é clérigos sin cuento, aunque escandalicados de ver que los ahorca Picarro. Esta carta se escribió de Guamanga á diez é siete de enero deste pressente año de mill é quinientos é quarenta y ocho años; y que este campo nuestro avia ya doge dias que estaba allí, é se partia otro dia, á los veynte é ocho de enero, con . ocho banderas de caballo é doce de in- fanteria, é quel mariscal llevaba la re- troguarda; é que en Andaguaylas se jun- tarian bien mill é ochocientos hombres, en que hay septecientos arcabuceros é quatrogientos de caballo, el resto de pi- queros é once piegas de artilleria; é que la calidad desta gente es mucho más que la cantidad, é á ningun indio se le hace sinracon; é que en Andaguaylas están los capitanes Alonso Mercadillo é Johan Alon- so Palomino con ciento é cinqienta hom- bres, á los quales han acudido todos los indios de aquella tierra é los de Conde- suyo é otros. En conclusion, no hay in- dio que dexe de favorescer á los nues- tros, é los que sirven á Gongalo Picarro son los que viven junto al Cuzco, é log - de la otra parte. Andaguaylas está veyn= : a E 446 te é ocho leguas del Cuzco, é el tirano no ha enviado sobrellos, é decíase que pen- saba aguardar allí, cosa bien desseada para nuestro campo. No es de olvidar que aquel Carvajal, * maestre de campo de Goncalo Picarro, entre las mugeres que llevó de Arequipa fué la de Hierónimo de Aguilera, y en el Cuzco le higo dar un garrote: lo qual dió mucha lástima é dolor á todos los que la conoscian, é assi lo dará á los que tan desaforadas crueldades oyeren. É ningun indio va con carta adonde el tirano está, HISTORIA GENERAL Y NATURAL que escape de la horca: é han escripto él é su maestre de campo é otros al pre- sidente é á Otras personas cartas de gran- díssimas desvergilencas, porque ningun - género de bellaqueria les quede por ha- cer; pero los nuestros sospecharon que Picarro se retirará á los Chalcas, é otros dicen que revolverá sobre Lima. El ca- pitan Gabriel de Roxas es capitan del ar- tilleria nuestra. Esto ques dicho es en suma lo questas relaciones é cartas, que vinieron á Valla- dolid en el tiempo ques dicho, contenian. CAPITULO XIV. En que se contiene otra relacion quel auctor destas historias halló en España. en poder del ehronista Pedro Mexia, en descargo del eapitan Diego Centeno: la qual en suma é con menos renglones pone aqui lo que. allá se contiene , porque la historia ha dicho algo menos de lo quesla relacion dice en el processo del general de la Gasca ; é porque es bien de oyr las parles, é Diego Centeno es buen servidor de su Rey, ¿ como tal ha servido, con brevedad se dirá; é lo questa relacion dice es aquesto. A tiempo quel visorey Blasco Nuñez Vela llegó á la cibdad de los Reyes, Die- go Centeno se halló allí é le atendia có- mo supo su venida; é fué, como buen servidor de Sus Magestades, á se le ofres- cer é servir, y él le resgibió como á tal; é con su ligencia se fué á su casa. É le mandó llevar dos despachos, uno para Guamanga é otro para la cibdad del Cuz- co, para que le rescibiessen en nombre de Su Magestad, é assi lo puso por obra; y en Guamanga, por essos recabdos que Centeno llevó, lo rescibieron al visorey. É prosiguió su camino al Cuzco, donde halló á Goncalo Picarro que avia abaxa- do de los Chalcas con desleal intencion é la ponia ya por obra, y estaba rescebido por capitan general, é traia sus atambo- res é juntaba gente: é como Centeno alle- 86, tomóle las provissiones que llevaba o su voluntad, é visto as que saba, suplicándole que viesse lo que le mandaba que hiciesse. É ofresgióse que con sus amigos y él matarian á Gongalo Picarro, é que quando esto no pudiesse hacer, que con ellos se yria á servir al Rey donde le mandasse. Estando allí Centeno mal visto, llegó nueva cómo le avian presso al visorey los oydores, é allí donde llegó al tirano esta nueva cortó la cabega al capitan Gaspar Hernandez, compañero del mesmo (en- teno, y él estuyo en el mesmo peligro, del qual se tuvo por miraglo escapar. É Goncalo Picarro se fué á la cibdad de los Reyes con toda la gente que llevaba, é fué rescebido por gobernador con todas las formas é cautelas que le fueron posi- bles é son anexas á tiranos; é con su li- cencia salió Diego Centeno de su compa- ñia, dándole á entender que yba á un ne- gocio forcoso; é para esso le dió todas las fiancas quel uno pudo y el otro qui- E so para volver dentro de tres meses. Con esta seguridad, é con dexar Gen- que par. to en Lima sc poblada, se fu pr DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. XIV. la posta á los Chalcas, adonde halló á Francisco de Almendras por teniente de Picarro, é todos los más vecinos dester- rados é desposseidos de sus haciendas, y hecho justicia de algunos: especialmente avia muerto á don Gomez de Lima, por- que no le avia acudido é se avia declara- do por juez de Su Magestad. Allí estuvo con Centeno tres meses, atrayendo amigos para se emplear con ellos en servigio de su Rey, é procuró una vara de alcalde, é guardando la nue- . va y el subcesso del destierro del viso- rey; é desde á pocos dias supo quel vi- sorey estaba en Quito, é que Goncalo Pi- carro salió pujante desde la cibdad de los Reyes en su seguimiento ; é paresciéndo- le á Genteno que avia coyuntura para ser- vir á Su Magestad, habló con un cavalle- ro natural de Mérida, llamado Lope de Mendoca, que era su compañero en los indios é haciendas (aunque á la sacon es- taba desposseydo dellos, por averse pres- ciado de servidor de Su Magestad) é con Alonso Perez de Castillejo , otro cavalle- ro de Córdova que era alcalde, é con otros vecinos; é dióles á entender su vo- luntad é que no harian lo que debian, si faltassen al servicio de Su Magestad en tal tiempo de tal tirania: é todos se ofres- cieron, como leales, de no faltar á lo que eran obligados. Cómo tuvo Centeno esta palabra, tomó la bandera en la mano, é con un cria= do suyo fué á la casa de Francisco de Almendras é le prendió; y estando pres- - SO, llegaron los demás confederados al servicio del Rey, é lo llevó á su possa- da; é atenta la informacion que contra él se oyo, fué sentenciado á muerte: la qual se le dió como á adherente é pro- fessado en la opinion del tirano Gongalo Pigarro. Hecho esto, se juntaron en regimiento, é fué elegido Centeno por capitan é justi- cia mayor. de Quen. villa - sus térmi-, 447 nos, hasta en tanto que Su Magestad fues- se restituydo, ú otra cosa en su favor é servicio fuesse por Su Magestad provey- do. Centeno aceptó el cargo é comencó á convocar é allegar todos los que podia al servicio de Sus Magestades, á costa de su hacienda é de Lope de Mendoca, su compañero, al qual luego nombró por su maestre de campo. Al qual envió con treynta de caballo á correr la tierra, é desde á pocos dias salió él con su bande- ra tendida, apellidando la tierra en nom- bre de Su Magestad , é juntáronsele has- ta ciento é cinqiienta hombres mal ade- resgados: é con ellos passó cinqienta le- guas del Cuzco é treynta de Arequipa á recoger gente de guerra; y envió cartas al Cuzco á amonestar á un teniente de Goncalo Picarro que' se reduxesse al ser- vicio de Su Magestad, y aun se creyó quél lo hiciera, si no lo estorbara la nueva que en essa sagon llegó que Goncalo Picarro avia desbaratado al visorey é le avia da- do un alcance grande, é aun se decia que le avian muerto. Viendo la parte de Pigarro é vecinos de aquella cibdad de que por Su Mages- tad no avia más dessos pocos que se- guian á Centeno, é quel tirano estaba en la tierra apoderado, no lo quisi creer ni conformarse con él: antes Alon- so de Toro, teniente del Cuzco, juntó más de trescientos hombres, con los de Arequipa que le atendieron, é fue- - ron hasta donde Centeno les aguarda- ba. É cómo le faltaron fuergas para sos- tener el apellido é voz real, é los adver- sos eran muchos más, se retiró doscientas leguas, en las quales por las nescessi- dades é ocurrencias le faltó el tercio de la gente é perdió el fardage. É vien- do los enemigos que se alexaba é que la gente que le quedaba era fiel, é que se metia en tierra áspera é montuosa, acor- daron los tiranos de tractar partidos; y enviáronle mensajeros para que se vol-. 448 viessen á sus casas, con ofrescimientos de buenos é seguros partidos, con tanto que la justigia estuviesse por Goncalo Pi- Carro, fagan buenos servidores. Pero como es- totros eran leales, no quisieron otorgar partidos ni medios que discrepassen del servicio de Sus Magestades, ni obedes- cer al tirano: é assi acordaron los con- trarios de se tornar é dexar á Centeno como desterrado. Y él se quedó en aque- llos montes con aquella leal compañia, padesciendo muchas nescessidades; é los enemigos se tornaron á los Chalcas, adon- de dexaron cient hombres en guarda que les paresció que bastaban, é los demás se tornaron al Cuzco é Arequipa. É des- de á pocos dias Centeno volvió sobre la villa de los Chalcas ,"é viendo el capitan é gente que allí avia quedado, su deter- minacion, no le osaron esperar é se fue- ron al Cuzco, é siguió el alcance é tomó- les el fardage é parte de la gente, é tan- ta que no les quedaron sino pocos que se escaparon á uña de caballo con su capi- tan. É despues desto dió la vuelta á la villa de los Chalcas, dó avia dexado á Lope de Mendoca, su maestre de cam- po, con hasta sessenta de caballo, é se rehicieron de armas é otras cosas nesces- sarias; é allí tuvo doscientos hombres bien aderescados. Antes que Picarro desbaratasse al vi- sorey, supo que Centeno andaba alcado en servicio del Rey; é temiéndose dél, despachó á Francisco de Carvajal, su maestre de campo, con alguna gente é muchos poderes contra Centeno: el qual se vino á Lima é al Cuzco é recogió toda la gente que pudo, que serian más de S trescientos. hombrés, é los ciento é cin- -—qlienta arcabucgeros, ó más. za Ea, lo que e atrás dicho se encon- é Centeno é. los de su opinion le HISTORIA GENERAL Y NATURAL donde se partió de Lope de Mendoca, por no aver hallado el navio que envió las bu- las á Carvajal para que se absolviesse. Assi que, es de saber que Carvajal se dió tanta priessa, que llegó adonde es dicho que estaba aderescando Centeno, é jun- to con esto llegó la nueva de la batalla é muerte del visorey, con que desanimó mucho la gente leal é cresció el favor á Carvajal é los que llevaba; é fuésse reti- rando hácia el Cuzco y en partes escara- mucando, é algunos se les yban de los de Carvajal á los contrarios, é otros que no eran tan desvergoncados se le escondian. É visto esto, envió Centeno al capitan Ri- vadeneyra con quince ó veynte arcabu- * ceros para que tomassen un navio que le dixo estaba en la costa de Arequipa, é lo llevasse al puerto de aquella cibdad, donde yban á guarescer las vidas, por- que otro remedio no les quedaba: é aquel capitan fué é tomó el navio, é quando JMegó al puerto, halló á los enemigos en él é hícose á la vela la vuelta de Guatima- la, viendo que Centeno no parescia. Pe- ro ya Centeno avia llegado á la costa an- tes, é cómo no vido navio, acordó con los que llevaba de se desparcir su gente pa- ra que se salvassen essos pocos que ya eran. É pocos á pocos tiraron por su par- te despues quel capitan Centeno les ovo dicho con lágrimas una oracion llena de lealtad, para que se juntassen é acudies- sen despues en el mesmo ánimo é volun- tad á continuar el servicio del Rey. É assi se fué el maestre de campo con diez de caballo fuera de camino é por despoblado á los Chalcas, é Alonso Pe- rez Castillejo á la provincia del Cuzco, é Diego Centeno se quedó con el capitan Luys de Rivera é con un solo criado por un despoblado, y estuvo en una cueva é tierra deshabitada. Y en acabando de se dividir, llegó Carvajal á la costa con'su e gente; é allí fué donde el capitan Riva- : 0 > de envió las a con e se ab- solviesse , como la historia lo ha contado: é Carvajal tomó la via de los Chalcas. Como Lope de Mendoca llegó á los Chalcas, donde le envió Centeno, supo de ciento é cinqiienta hombres que avia tres años que con el capitan Diego de Ro- xas avian ydo á cierto descubrimiento en demanda del rio de la Plata, é por cier- tas diferencias que entrellos avia avido se tornaron; é dióles noticia del estado de la tierra y exhortólos á servir 4 Su Magestad , é tan bien lo supo hager que se juntaron con él. Y estándose aderes- cando llegó Carvajal, que volvia del al- cance fecho á Centeno, é una noche jun- tó Lope de Mendoca su gente é fuéle á acometer en una placa cercada é no fué posible entrarle: en el qual combate mu- rieron cinco ó seys de la una parte, é de la otra se hallaron muchos heridos. É vis- to esto, Lope de Mendoca se retiró, é al retirar le faltaron las dos partes de la gente, 6 con la que le quedó se fué la vuelta de unas montañas; é siguiendo Carvajal, dió sobrél unanoche en la costa de un rio, sin ser sentido, é allí le acon- tescieron aquellas palabras de buena erianca ó escarnio, donde mató á este cavallero por la forma que la historia lo ha contado, é ahorcó á otros penes ue bres de los leales. | mn Cómo vido Carvajal que Gonteilos se avia quedado en término de Arequipa, pensó que no sabiendo el Centeno lo que avia hecho, saldria á le resistir, é para esse efetto envió la cabeca de Lope de Mendoga á clavar á la picota de Arequi- pay é junto con esto llegó nueva como in- dios avian muerto al capitan Alonso Perez de Castillejo. Acordó Centeno, dando gra- cias á Dios, de «atender que aplacasse Nuestro Señor su yra y esperar algun buen proveymiento de España, y estarse en aquella cueva haciendo una estrecha Penitencia. res ¿pat vivir e DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. XIV. 449 Arequipa, llamado Miguel Cornejo, que le ayudó á substentar allí con mucho tra= baxo, é desta manera estuvo un año; é como ya no se podia más sofrir, envió á un criado suyo que allí tenia, disfracado, á entender por la tierra qué nuevas avia del mundo, é aun sospechando que la ar- mada de Picarro que estaba en Panamá, se reduciria al licenciado Pedro de la Gas- ca, que ya:se avia publicado que yba por presidente é le loaban de muy prudente é persona de grand auctoridad é tal como convenia. É tambien para que buscasse algunos de los amigos suyos, servidores de Su Magestad, de aquellos que anda- ban al monte desde su desbarato; é sali- do este su criado, topó con un clérigo que se degia Domingo Ruiz Duran, vizcayno, hombre belicoso é buen servidor del Rey, é que avia andado con Centeno en las co- sas passadas, é avia con él concertado, quando le desbarataron, que no entrasse en pueblo poblado hasta que Centeno sa- liesse. Y juntos el clérigo y el criado fue- ron á buscar más gente, é toparon á Die- go Álvarez, natural de Cafra, que era uno de los que avian salido de la entrada de Diego de Roxas; é concertáronse to- dos tres de yr á dar en un pueblo que. llos é armas: é sacaron quatro. | caballos é comengaron á caminar por donde Centeno estaba, y en el camino el dicho Diego Álvarez algó una bandera é dixo: —«Esta bandera alco en nombre de Dios é del Rey é de su capitan Diego Centeno, é para entregársela como á su - capitan general». É juntáronse allí siete úá ocho con el: dicho: Diego Álvarez, é -congertaron con aquel criado suyo que tomasse dos caballos de aquellos, é fues- se á sacar al capitan Luys de Ribera é á Centeno de donde estaban, é quel Diego Álvarez é los demás los aguardarian en- tre el, Inma ¡Areguipo.: É assi se . y 07 450 todo, é se juntaron donde estaban ya, doce, é llegado Centeno le entregó Die- go Álvarez la bandera, como á su ca- pitan general. É luego comencó Centeno á despachar cartas á quien le paresció por la comarca, é aunque de todas partes avia dañados tiranos, le acudieron algunos amigos brevemente, é llegó el número de aquellos leales 4 quarenta hombres; é an- tes que partiessen, dió aviso con su carta Diego Centeno á Hernando de Silva, ve- cino de Arequipa, como á servidor de Su Magestad, para que con sus amigos al- cassen bandera por el Rey, como buenos é leales hijosdalgo, con todas las buenas palabras que supo escrebir, porque es- tando Hernando de Silva en nombre de Su Magestad tenia el Centeno las espaldas seguras por aquella parte, é dióle á en- tender quél yba allá. É fecho esto, tomó la via del Cuzco, é porque les faltaban ar- mas, bico parar la compañia en un pue- blo, é hico á los indios hacer astas de los palos que hallaban en casas que desba- rataban para ello, é poner cuchillos é da- gas en las puntas para servir de lancas, con la mayor diligencia que se pudo ha- cer, é caminó luego á doce ó quince le- guas cada dia hasta llegar al Cuzco. É antes que fuesse de noche, higo hacer al- to, como agora se usa á la italiana ó fran- cesa, ó mejor diciendo en nuestro roman- ce, pararon; é dió Centeno la órden que avian de tener en la entrada, sin ser sen- tidos, é hícoles un ragonamiento, como buen capitan, exhortando su gente al ser- vicio de Dios é de Su Magestad , trayén- doles á la memoria la gloria de la lealtad en que se ocupaban, é acordándoles el - mal nombre é opinión del mundo todo HISTORIA GENERAL Y NATURAL lo é deliberación con que venian, que era reducir aquella cibdad al servicio del Em- perador é morir en la demanda, É detu- viéronse tanto las cartas que no llegaron á tiempo que pudiessen ser vistas: é des- pues que les ovo dicho Centeno lo que convenia, animando sus milites, puestos á una legua del Cuzco, quatro horas antes que amanesciesse, con una luna bien cla- ra, víspera de Corpus Chripsti, se apea- ron de sus caballos é les quitaron los fre- nos é los dexaron allí, porque ninguno tuviesse respecto más de á vencer ó mo- rir, ése hincaron de rodillas é higieron su oracion encomendándose á Dios é á su gloriosa Madre; é tomándola por aboga- da, comencaron á caminar, é llegaron á la cibdad del Cuzco dos horas antes que fuesse de dia: é no pudieron tomar la gente de la cibdad tan descuydada , por- que como estaban haciendo gente para Goncalo Picarro é tenian ya hechos qui- nientos hombres, tenian espias por los: caminos é supieron cómo yban, y estaban á pique é pertrechados los de dentro. É juntáronse aquella noche en la placa en dos esquadrones trescientos hombres de pié é de caballo; pero no sabiendo ger- tificadamente el número de los que yban: los quales llegaron á la placa con mucha órden, donde los trescientos estaban, lle- vaándo la Madre de Dios delante, é dicien- do: «Céssar, Céssar» en su apellido. Con grande ímpetu é osadia dieron enla gen- te de Picarro, é aunque hirieron muchos de los de Centeno y mataron á un cavalle- ro, llamado Alonso Perez Desquivel, é al general Centeno le dieron dos heridas é cayó en tierra, fué Dios servido que que- dasse vencedor, é que los contrarios volviessen las espaldas; é de los pigarros quedaron cinco muertos é otros muchos heridos, é desta manera diciendo: «Vic- toria é Cárlos». Salieron los obispos del loles Cuzco é Quito é otras personas servido- Ce- res An rro DE INMIAS. LIB. avia, los quales é los obispos, de parte de Su Magestad Cessárea é del capitan Centeno, entendieron luego en asegurar é atraer los vecinos é la gente al servicio de Sus Magestades: á la qual sacon avian venido cartas de Gongalo Pigarro para que le llevassen gente, porque decian que estaba en la tierra el presidente de Su Magestad que le avia tomado el arma- da en Panamá; y esta nueva fué mucha causa para que juntamente con ¡a venida del dicho Centeno, que era amigo de antes de los de aquella cibdad, é le tenian por hombre de verdad é que compliria su pa- labra, fueron todos juntos, sin faltar nin- guno aquella mañana á le dar la obidien- cia como á capitan por Su Magestad. El qual les quitó las armas é las hico guar- dar, é hico juntar la justicia é regimien- to á cabildo, é quitó las varas é cargos que tenian é púsolos en nombre de Su Magestad ; é luego le nombraron por ca- pitan general é justigia mayor, en tanto - que Sus Magestades otra cosa proveyes- sen, ó su presidente en su real nombre. Estando las cosas en este estado, sub- cedió que un Antonio de Robles que á la sacon allí avia ydo por capitan de Goncalo Pigarro, para le llevar dineros é la gente ques dicho, dixo ciertas palabras, y es- tando ya vencido é trabaxando Centeno de le atraer á que sirviesse á Su Mages- . tad, comencó á andar desasosegado; é cómo el tiempo requeria que no se disi- mulassen algunas cosas, mandóle Cente- no prender é hícole cortar la cabeca. Es= te Antonio de Robles es el que la historia ha contado que quitó la mayor parte de las barbas al visorey, para las mostrar en Lima, al tiempo que lo mataron. En este tiempo, como la carta de Cen- teno llegó á Arequipa, é andaba la gente alterada con la venida del presidente de la Gasca, é desseosos que se le abriesse ca- mino para le servir, mediante la buena ma- ña de Hernando de Silva é aquel Miguel XLIX. CAP. XIV, 451 Cornejo que á Centeno tuvo escondido, é la solicitud de Miguel de Vergara é Johan Dervás, veginos de aquella cibdad, con- certaron que al tiempo que se saliessen para Lima de prender al teniente de Gon- calo Pigarro é algar banderas por Sus Magestades. É assi lo hicieron, y envia- ron un mensajero á Centeno, sin saber adónde estaba, para que fuesse á tomar cargo de aquella gente, como antiguo é Cierto servidor de Su Magestad ; é sabido que estaba en el Cuzco, luego se pusie- ron en arma é se aderescaron para se juntar con él. Sabido esto, despachó lue- go Centeno con indios al presidente de la Gasca, dándole particular cuenta de todo lo subcedido, para que le enviasse á man- dar lo que avia de hacer, y entretanto allegó toda la gente que pudo é aderes- Cóse de armas é municiones, y escribió muchas cartas á diversas partes, convo- cando á los amigos y exhortándolos á ha- cer lo que debian. Y paresciéndole que todo lo hecho era poco, si antes que fues- se á servir al presidente no dexaba lo del Cuzco arriba por Sus Magestades, acor- dó de yr á los Chalcas; é primero que sa- liesse envió mensajeros al capitan Alonso de Mendoca, requiriéndole « que hiciese lo que al servicio de Su Magestad con é haciéndole: saber las huevas que. tierra avia, é que la voluntad de era que Goncalo Pigarro no gobernasse. É luego trás los mensajeros, dentro de veynte dias despues que avia entrado en el Cuzco Centeno, salió con quatrocientos hombres, todos encabalgados é muy bien aderescados; é fué por sus jornadas hasta cinqiienta leguas del Cuzco, donde le sa- lió al camino la gente de Arequipa con más de ciento é cinqúenta hombres bien en órden de armas y de lo demás, é con - grand voluntad de servir al Rey: los qua- les se metieron debaxo de la bandera real, é allí se juntaron. otros hasta gin- qúenta de aquellas comarcas: assi que y 452 eran en todos seyscientos hombres. É desde allí hico otro mensajero al dicho Alonso de Mendoca, persuadiéndole á que hiciesse lo que á buen servidor é leal de su Rey debia hacer: el qual, como ya estaba informado de lo acaescido en el Cuzco, é como celoso del servicio de Su Magestad, tenia ya hechos trescientos soldados, é con ellos se fué á juntar con Centeno, é se puso debaxo del estandar- te real, é le dió la obidiencia como 4 su capitan general. | Estando las cosas en estos términos, llegó un mensajero del presidente con * cartas para todos los veginos de la tierra y el treslado de las provissiones é -pode- res suyos, é las mercedes é perdones que Su Magestad por su real clemencia á todos hacia; 6 la fecha desta carta, é tres indios eran de Panamá, sin saber que Diego Centeno fuesse vivo. É cómo la gente estaba algo cahareña por los casos é delictos passados, se holgó é regocijó mucho con tan grandes nuevas, é le ani- maron para restituyr la tierra á Su Ma- gestad é resistir al tirano Goncalo Picarro. Desde allí envió Centeno otro mensaje- ro, y escribió al capitan Antonio de Ulloa, que yba á Chile por gobernador de Pi- carro, é por cartas é avisos del capitan Alonso de Mendoca se volvió 4 juntarse con él, como de antes lo ayia fecho: é como Antonio de Ulloa vido lo que le es- cribieron estos capitanes, se volvió é jun- tó con sessenta hombres á la obidiencia real é con Centeno. É juntos todos, acor- _darón de se póner en una: laguna, que se dice el Desaguadero de Payta en la provin- cia del Collao, cinqúenta leguas de Are- -—Guipaé ochehta: del Cuzco, donde hicie- o e cosoletes; é arcabuges é otros - pertrechos de guerra, de que tenian nes- d. Y estan lo al tontos nueva ] cs cit eo | HISTORIA GENERAL Y NATURAL otra parte avia enviado á Johan de Acos- ta, su capitan, la «vuelta del Cuzco, en- tendiendo que Centeno queria passar: á juntarse con el presidente. Visto esto por el dicho capitan Johan de Acosta, é que los leales no entendian de passarse al de la:Gasca, él se fué á juntar con Picarro en Arequipa. Y esto se supo por un men- sajero de Goncalo Picarro, que envió 4 Centeno, haciéndole saber cómo él venia con grand pujanca, é persuadiéndole que se juntassen ambos á resistir la venida del presidente é á los demás que quisies- sen venir: é movióle muchos partidos é grandes, assi por sus cartas como por palabras del mensajero. Al qual trabaxó de ganalle Ja voluntad é de hacerle ami- g0, para que volviesse á entrar en su cam- po, con cartas é palabras para los solda- dos que allí venian; é respondió 4 Gon- calo Picarro conforme á sus cartas é á la calidad del negocio que entre las manos traia, é tornó á despachar el mesmo men- sajero é informóse dél de muchas COsas, como de hombre que le tenia ganada la voluntad. Y él se fué al campo de Gonca- lo Pigarro con sus despachos, adonde hi- -co el fructo que pudo; é acordó Centeno de tomar la lengua del campo de los ene- migos é de hager alto ó parada allí para que Goncalo Picarro por ninguna parte se le pudiesse yr, sin le salir-al encuentro, é porque cada dia perdia el tirano de su compañia mediante las cartas é inteligen- “cias que Diego Centeno metia en el cam- po del tirano, huyéndole unos é tenien- do los otros ruyn voluntad. É visto Gon: galo Picarro el daño que rescebia, 5c0- mencó á caminar la vuelta de los Chalcas con la: gente que le avian quedado, que serian más de quinientos hombres, é más delos trescientos dellos arcabuceros: é- llevaba su gente muy bien recogida, é DE INDIAS. LIB. campo de los leales, donde avia nove- cientos é sessenta hombres, los ciento é sessenta dellos arcabuceros, é doscien- tos é cinqienta de caballo é los demás piqueros. Paresciéndole á costeo que aquella tierra resgebiria grand daño de aquel ti- rano, si passasse la vuelta de los Chalcas, adonde podria hacer muchos males á su salvo é turbar la quietud é- sosiego de aquellas partes, é que á todos pornia en grandes trabaxos; que la guerra no se podria acabar tan presto si él no quisies- se de su grado dexarla: vista la grand pujanga del campo que tenia la voz de Su Magestad , é considerada la justa empres- sa é por las voluntades é aparejo que en la gente halló Centeno para salir al cami- no, mandó pregonar que todos se apare- jassen para otro dia. Como los juicios de Dios son tan gran- des é sus fines incomprehensibles de los hombres, dieron lugar á ello; y estando en esta coyuntura le dió súbito una calen- tura á Diego Centeno con un dolor de costado tan grande, que de todo punto le derribó para no ser deste capitan nin- gun provecho; é visto quánto al servicio de Dios é de Su Magestad convenia quel tirano no se passasse sin castigo; juntá- ronse todos los capitanes é platicaron en-. trellos el negocio , é viendo quel mal del capitan Centeno yba cada dia cresciendo é faltándole el juicio para mandar é regir aquel exército, é quél les habló é declaró su enfermedad , diciéndoles como á hom- bres que comunicaban todo el campo é las voluntades de todos, é lo que al servicio de Su Magestad más convenia y al bien de la tierra que lo que hiciesse, é fuesse - conformando con la voluntad del maestre de campo Luys de Ribera, buen cavallero - é cierto en el servicio de Sus Magestades é de buen celo, como convenia; é que si pue; esto su qual hleshania algun impedi- XLIX. CAP. XIV. 453 en la laguna é siguiessen su jornada, por que su celo é intento desde el fundamen- to deste negocio nunca fué sino tener de- lante el servigio de Dios é de Su Mages- tad é la paz:'é quietud de la tierra, por- que le parescia que muriendo en esta de- manda, él quedaba «con premio de todos sus trabaxos. É desta manera, quedando todos conformes, partió el campo de Su Magestad en la mayor órden que se pudo tener, é acordaron de llevarle en unas antdás, como á hombre muerto, é al se- teno dia de su enfermedad aflojósele algo el dolor; y estando ordenando: su testa- mento , vinieron nuestros corredores dan- do alarma, é decian que avian visto ve= nir á los enemigos, é salian los nuestros al encuentro en un llano donde los otros tenian puestos sus esquadrones en órden. É los leales hicieron lo mesmo, y estando quassi á vista los unos de los otros, lle= varon á Centeno en unas andas á ver la gente, é aunque flaco y esforgándose to- do lo que en él fué , habló á todos Jo que eñ tal caso é coyuntura convenia,'acor= dándoles su lealtad é la honra de Espa- ha, é que, como valerosos mílites, obras- sen en esta jornada lo que debian á Dios é á su Rey é á sus proprias vidas é hon- ras, llevando en sus bocas é sopas! z voz de Dios é de Céssar. -Á hora de medio dia, ju | de otubre de mill é quinientos é quarenta y siete años, movieron los esquadrones unos contra otros, é aunque la gente leal era más que la del tirano, estaba la fuer- ca desta determinacion en la mayor can- tidad del arcabucería, y esta teníanla de su parte los desleales. É assi fué tanta la priessa que se dieron á derribar gente, que en los primeros cayeron seys capita- nes de la infanteria nuestra é avanguar- da, que fueron Francisco Negral, Diego Pantoja, Johan de Vargas, Francisco de Retamoso, Diego Lopez é otros. É vien- - do la gente que les faltaban los caudillos 454 y el mucho estrago que en ellos hagian, volvieron las espaldas, sin hacer resisten- cia ninguna. La gente de caballo nuestra, como vido que la infanteria lo passaba mal, rompió con el esquadron de caballo de los enemigos con muy gentil ánimo, é tal recabdo se dieron, que en poco espa= cio no tenian caballos con quien pelear: que los más estaban muertos ó rendidos, excepto algunos que se avian retirado al abrigo de su infanteria. Viendo la gente de caballo que les avian faltado los caudillos - 6 toda la infanteria, y entrellos el maes- tre de campo y Pedro de los Rios, un ca= vallero de Córdoba, que era capitan de gente de caballo, y el alférez Diego Álva- rez, aunque la victoria de los de caballo - estaba por los nuestros, quando quisieron acometer á la infanteria no fueron parte, porque Jos arcabugeros les hacian muy grand daño por las fuercas de las picas que los mamparaban. É desta suerte les fué nescessario yrse retirando hácia el real de los que tenian la voz de Su Ma- gestad, que estarian un quarto de legua de donde se dió la batalla, pensando que allí oviera gente de infanteria para tornar á rehacerse é dar en los enemigos: é co- mo todos ayian huydo á más andar, con- vínoles para salvarse hager ellos lo mes- mo, é no pararon hasta el campo de Su. Magestad. Murieron, demás de los capi- tanes ya dichos, doscientos hombres, sin otros ginqúenta que se sabe que mataron á cuchillo, é de Jos enemigos se sabe que murieron cient hombres, sin los que ovo heridos. Esta relacion « es del mesmo Diego Cen- teno, el qual dige que vista su desdicha é mala. fortuna, y que no avia remedio o para el cuerpo, encomendando á e le Dios ánima, dixo á unos criados suyos : : sen á morir fuera de los ene» o sente año de mill é quinientos é quarenta HISTORIA GENERAL Y NATURAL avia quedado, fué causa que no siguiessen alcange ninguno mi pudiessen hacer más de recoger su gente herida. É assi, con assaz trabaxo salido Centeno, desde á quatro dias se escondió, y estuvo veyn- te dias escondido, curándose : é cómo se halló: aliviado, tomó el camino .pa- ra donde estaba el presidente, que serian doscientas leguas de allí; é no fué poca ventura salvarse, por estar ya tomados los caminos. Pero con todos los inconvi- nientes recogió ochenta hombres, porque por Otro camino venian más de quatro - cientos en busca del presidente é campo de Su Magestad. É assi se fué Centeno por sus jornadas á juntar en el mesmo exército real, donde halló al presidente con más de mill é septecientos hombres con la gente que de la batalla ya dicha se avian escapado , é prosiguió adelante; y estaban ya á treynta leguas de los ene- -_migos. Fué rescebido. el capitan Diego Cen- teno del presidente, como buen ser- vidor de Su Magestad , donde se ofresció de-trabaxar en la conquista é tomar la parte que le cupiere de los sudores de la milicia, sirviendo á Dios é á Sus Mages- tades: ino. Y esta lara: es la verdad de lo que á este cavallero toca, é sus servigios fueron mayores que su ventura hasta en el estado pressente: é bien paresce por el discurso de la historia aver seydo é passado como es dicho, porque la rela- cion antes escripta, que como es dicho vino á Valladolid al Sereníssimo Príngipe don Felipe, -nuestro señor, é las cartas quel chronista dice que allí vido de capi- tanes é personas dél conosgidas é de cré- dito, en muchas cosas concuerdan con es- ta relacion que en Sevilla vino á sus ma- nos en el mes de digiembre deste pres- y ocho. Y esto es lo que se sabe de las | g , somo! orde en España de E DE INDIAS. estar admirados todos los que atienden con desseo de saber los subcessos desta guerra, como quier que ella en sí tan desacatada é desleal por parte dessos Pi- carros é sus secaces. Dios lo trayga todo al fin que mássea su sancto servicio é co- mo Sus Magestades más se sirvan é aque- llas tierras é reynos se pacifiquen. Estando al pressente el chronista en Sevilla, atendiendo que abonancen los tiempos para volverse á la cibdad de LIB. XLIX. CAP. XIV. 455 Sancto Domingo de la Isla Española con los despachos que de la Cessárea Mages- tad é del Príncipe, nuestro señor, ha ne- gociado para la buena gobernacion de aquella tierra, é á cabo de escrebirse é continuarse estas historias, hoy lunes tres dias de diciembre del año ya dicho ; y si antes de su partida se supieren otras co- sas, Ó despues que en Sancto Domingo sea llegado, ponerse han de aqui ade- lante. CAPITULO XV. Del subcesso é fin destos desleales Goncalo Pigarro é sus secages, y el fin quél y ellos hicieron por la bondad de Dios é buena ventura del Emperador, nuestro señor, é prudencia del ilustre é muy reverendo licenciado Pedro de la Gasca, é por el leal comedimiento de los cavalleros é gente militar que al pressente estaban opressos é tiranigados en la mesma tierra por el lirano Gongalo Pigarro é sus ministros. A Sevilla llegó un sábado en la noche, ocho dias de diciembre de mill é quinien- tos é quarenta y ocho años, un cavalle- ro llamado Fernand Mexia, veynte é qua- tro de la mesma cibdad é uno de los ca- valleros que se hallaron en la prission é vencimiento del tirano é traydor Goncalo Pigarro. É despues en el domingo siguien- te dió relacion de la victoria quel illustre é muy reverendo señor el licenciado Pe- dro de la Gasca, teniente general de Sus Magestades, consiguió contra el dicho ti- rano; é prosiguió su camino para la cór- te de los Sereníssimos Pringipes Maximi- liano é doña Maria, que al pressente go- biernan 4 España por el Sereníssimo Príncipe don Felipe, nuestro señor, que pocos días avia era passado en ltalia é ydo á la córte de su padre el Emperador, nuestro señor, que en essa sacon estaba en Flandes en la villa de Bruselas. É las nueyas queste cavallero Mexia truxo, é por diversas cartas consta, assi del mes- mo presidente licenciado de la Gasca, co- mo de otras muchas personas calificadas é de crédito, son las que aquí se remiten con brevedad, dando: rim cias á aquel sin cuya bondad é clemencia ninguna cosa bien se concluye , é loando la prudengia de tan buen gobernador é capitan general como este valeroso li- cenciado de la Gasca se ha mostrado en estos negocios tan enconados é tan per- didos é desatinados, tan ensoberbesgi- dos en tanta diversidad de lenguas é nas- ciones é mezclas de gentes roteras é suel- tas por-el mundo de hombres de la mar é de la tierra, capaces para tantos é ta= les trabaxos é desaventuras como las proprias personas lo han contado. Y en la verdad como ha dias quel auctor des- tas historias siente esta falta é mezcla de gente, en diversas partes ha apuntado la poncoña disimulada que en esta guerra, más que civil é no menos infernal, ha an- dado de diversas generasciones, colma- da de levantiscos é griegos. É si querés ver, letor, qué gente es aquesta, mirad cómo han defendido su generascion á los infieles turcos; mirad qué tanto tiempo há que le obedescen al grand turco é- le son - súbditos; é por ahí verés qué han apren- dido de los infieles, é qué amistad tienen - con los cathólicos , é qué se puede pegar £56 HISTORIA GENERAL Y NATURAL á los que su compañia tienen. Pues des- tas generasciones hacia caso Goncalo Ti- rano; é como su fin no. era de fiel, sino enemigo de su mesma patria, é rebelar- se á su Rey é señor nuestro, recogía es- sos extrangeros, é juniaba é recogía - Otros cobdiciosos é malos españoles de su Opinion, y en fin quantos malos á él se allegaron, hallaban en él favor é mer- cedes;'é de dia en dia, favoresciéndole la malicia del tiempo é otras cosas que sin larga escriptura no se podrian especifi- car, assi como los thessoros de la mesma tierra que estaba enseñoreando, la distan- cia grande del camino hasta España, la poca consciencia suya é la ninguna de los que á él se allegaban, todos estos apare- jos guisaron é aparejaron é dieron oportu- nidad á su soberbia y el mal fin quél é sus adherentes hicieron, é: contiénese aqui. Cómo ello fué, será en relacion é su- mariamente, porque en los capítulos pre= cedentes están dichas otras cosas que truxeron estos términos al estado en que Dios lo ha puesto. É yré salpicando é discaritando en parte algode lo que queda dicho de susso, 64 lo menos más espegi- ficado en algunos passos que de susso en los capítulos precedentes se ha tocado. Assi como en lo que se dixo del tiempo" que Diego Centeno estuvo escondido en la cueva, no dixe que le daba de comer é traia secreto un minero, amigo suyo, é que le prometió veynte mill pessos de oro, porque no le descubriesse: los quales le dióé cumplió despues, como selo avia pro- metido; y: este minero le daba aviso de todo lo que passaba hasta quel de la Gas- - callegó ála tierra. É sabida esta nueva, - salió de su espelunca á servir á Su Mages- tad, como lo hico, aunque despues fué ado é pa e Eramtico te é uno de otubre, á legua é media de Guarina, en un llano cabe un arroyo entre dos sierras baxas, á causa del do- lor de costado que súbito le tomó á Cen- teno, porque quiso Dios suspender el cas- tigo de los picarros para adelante.” Pero murieron en essa batalla cient hombres de Gongalo Picarro é trescientos de par- te de Diego Centeno; pero trescientos hombres ó más de los leales escaparon é se fueron al real de Su Magestad ; adon- de el de la Gasca estaba. É murieron en essa mesma jornada Luys de Ribera, matstre de campo, é á Luys Garcia Sama- nes, sargento mayor, mandó hacer Gon- calo Pigarro quartos: murió el capitan Diego Álvarez, alférez 1 mayor, y el capi- tan Pedro de Barrios y el capitan Diego Lopez Destúniga; el capitan Retamoso, el capitan Negral, el capitan Rodrigo de Pantoja, el capitan Johan de Vargas, el capitan Johan de Cira, «el capitan Sil- vera, cinco" alférecés é otros muchos é personas señaladas. Y el capitan Diego Centeno se escapó en una laguna en una balsa; é despues de salido della, se fué á la cibdad de los Reyes, donde se rehico de armas é caballos é gente de 'sus ámi- gos é buenos servidores de Céssar, con que se fué al de la Gasca: al qual halló en Xauxa, ochenta leguas adelante de Lima, é lo resgibió con muy buen acogi- miento. E cómo vido quel tirano con la victoria avida contra Centeno le acresciera la soberbia, é porque no se enconasse más el tiempo, envió á todas partes á reque- rir á los servidores de Su Magestad con solícitos mensajeros; é-cada dia le ve: nian de:todas partes gente de pié é de. caballo á la cibdad de los Reyes, donde _ tuvo la pasqua de Natividad. É-cómo se. vido con dos mill hombres, prosiguió en : busca del tirano, no dexando de le enviar E ma a é: prnl para: e atraer en 3 2d foo DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. XV, Todos essos complimientos é falagos le ensoberbescian á Goncalo Picarro, é los despresciaba , é respondia negando la paz é con amenacas; é en esse tiempo lo quel tirano no queria entender, aceptaban otros de los que con él estaban é se ve- nian al campo de Su Magestad: é aunque essos no eran muchos, daban desmayo á los rebeldes. Salió Pigarro del Cuzco cómo supo quel de la Gasca yba á dalle la batalla qua- tro leguas del Cuzco, en el valle que di- cen de Xaquixaguana, é assentaron sus reales á vista los unos de los otros. É 4 los nueve de abril el campo de Su Ma- gestad se levantó para yr contra el tira- no, y él hico lo mesmo, é se pusieron los exércitos muy cerca, que una loma de un gerro raso los cobria; y el presi- dente mandó subir á una parte del cerro un tiro de bronce y el artillero le puso fuego, é de aquel tiro dió en la tien- da de Gongalo Pigarro é mató á un pa- ge que le estaba armando, é luego sa- lió armado á caballo, é mandó que fues- sen doscientos hombres á tomar aquel ti- ro; pero hallaron tan buena guarda de aquella pieca de artilleria por ambas par- tes Ó laderas del cerro, que en vien- do el estandarte real, sobresaltados de temor, é viendo que se le huian del cam- po á Picarro otros é se yban al general, desmayaron é huyeron del campo, que no le quedaron doscientos hombres al Gongalo Picarro. Y el presidente prove- yó, viendo que no tenia resistencia, que no matassen á hombre ni se tirasse tiro de artilleria ni arcabuz, sino que á los enemigos que quedaban, los tomassen en medio; é assi se hico: que á todos los to- maron. Y vénia Goncalo Picarro á caba- llo, armado con un estoque, animando á - Jos suyos, é quando no se cató, vióse sin remedio é cercado de toda la gente de Su Magestad, é dióse á prission al macs- tre de campo, sin Icar Sd su e e a E Les | 457 ni se defender, sino muy acobardada- mente. É á los once de abril del dicho año de mill é quinientos é quarenta y ocho le fué cortada la cabeca donde se dió la batalla, cn el valle de Xaquixa- guana, como agora se dirá por la sen- tencia que contra él se pronunció, en esta mancra: «Vista y entendida por nos el maris- cal Alonso de Alvarado , maestre de cam- po deste real exército, é el licenciado Andrés Cianca, oydor de Su Magestad destos reynos, subdelegados por el muy illustre señor el licenciado Pedro de la Gasca , del Consejo de Su Magestad é de la sancta é general Inquisicion , presiden- te destos reynos é provincias del Perú, por loinfraescripto é en declaracion delos muy graves é atroces delictos, que Gon- calo Picarro ha cometido é consentido co- meter á los que le han seguido, despues que á estos reynos vino el visorey Blasco Nuñez Vela, en deservicio é desacato de Su Magestad é de su preheminencia é corona real, é contra la natural obli- gacion é fidelidad que, como su vassallo, debia tener é guardar á su Rey é señor natural, é de personas particulares: los quales son tantos, é por ser tan notorios de derecho no se requiere órden ni tela de juicio, mayormente que muchos de los dichos delictos, por confission del dicho Goncalo Picarro confiessa la notoriedad de todos con la informacion que se ha toma- do, é conviene para la pacificacion des- tos reynos y enxemplo con brevedad ha- cer justigia del dicho Goncalo Picarro: »Fallamos, atento lo sussodicho, jun- to la disposicion del derecho, que de- bemos de declarar é declaramos al dicho Goncalo Picarro aver cometido crímen lesee majestatis contra la corona real de Su Magestad é de España, en todos los grados ó cabecas en derecho contenidas, despues que á estos reynos vino el viso- rey Blasco Nuñez Vela; Be lo decla- 458 ramos, é condenamos al dicho Goncalo Picarro por traydor, é aver incurrido él é sus descendientes, nascidos despues quél cometió el dicho crímen de traycion, por línia masculina hasta la segunda ge- nerascion, é por la femenina hasta la pri- mera, en la infamia é inhabilidad é inha- bilidades; é como á tal condenamos al dicho ¡osado Picarro en pena de muer- te natural, la qual mandamos que le sea dada en la forma siguiente: »Que sea sacado de la prission en que está, é cavallero en una mula de silla, atados piés é manos, é traydo pública- mente por este real de Su Magestad con público pregon que manifieste su delic- to, é sea llevado al tablado que por nues- tro mandado está fecho en este real, é allí sea apeado é cortada la cabega por el pescueco. É despues de muerto natu- ralmente, mandamos que la dicha cabe- ca sea llevada á la cibdad de los Reyes, como principal cibdad destos reynos, é sea puesta é clavada en el rollo de la di- cha cibdad , con un rótulo é letras gran- des que diga: «Esta es la cabeca del tray- dor Gongalo Pigarro, que se fico justicia dél en el valle de Xaguixaguana, donde dió batalla campal contra el estandarte real de Su Magestad, queriendo defender su traycion é tiranía: que ninguno sea osado de la quitar, só pena de muerte natural». »Otrosí mandamos que las casas, quel dicho Goncalo Picarro tiene en la cibdad del Cuzco, sean derribadas por los ci- mientos é aradas de sal, é donde agora está la puerta principal, sea puesto un mármol con un letrero que diga: «Estas casas eran de Gongalo Pigarro, las quales fué mandado derribar por traydor; é nin- guna persona sea osado á las tornar á fa- . _ ger éedeficar, sin. ligengia expresa de Su em só pena de muerte natural». Esta sentencia, incluida ambien por Zárale 3 de su conocida historia, ha HISTORIA GENERAL Y NATURAL Condenámosle más en perdimiento de to- dos sus bienes, de qualquier calidad que sean é le pertenezcan, los quales aplica- mos á la cámara é fisco de Su Magestad, y en-todas las otras penas, que contra los tales en derecho están ynstituidas. Por esta nuestra sentefíicia definitiva juzgan- do, assi lo pronunciamos é mandamos en estos escriptos é por ellos.—El licencia- do Andrés de Cianca.—Alonso de Alva- rado» *. Otro dia siguiente ahorcaron é hicie- ron quartos al maestre de campo Fran- cisco de Carvajal, hombre cruelíssimo é digno de su muerte, é tal qual por lo que la historia ha dicho de su persona se pue- de con verdad creer que ha seydo otro peor que Nero. os Á Maldonado cortaron la cabeca é le arrastraron, é la cabeca se puso en un rollo. : Al ligenciado Guevara, que era casa- do en Sevilla, le cortaron la cabeca, é fué puesta en el rollo, por traydor. Al capitan Joban de Acosta ficieron quartos por traydor. Al capitan Guevara le cortaron la ca- beza é fué hecho quartos. Todo lo qual se hico en el yalle ya di- - cho, donde se dió la batalla. É desde en seys dias, en la cibdad del Cuzco, ahor- caron al capitan Maldonado, é se puso su cabeca en una jaola de hierro en el ro- llo, con un rótulo que decia : «Esta es la cabeca del traydor de Maldonado» . Nidos, vecino del Cuzco, fué ahorca- do porque no quiso passarse á servir á Su Magestad, pudiendo hacerlo. É fué hecho quartos el bachiller Castro, é sa- cáronle de la iglesia de Sancto Domingo. Acotaron al padre Griego, frayle, por- que hico artilleria á Goncalo Pigarro, é desterráronle para España. H. Prescotl en su Conquista del Perú, apéndi- e có SRA con ea variantes. DE INDIAS. LIB. Acotaron septenta é siete hombres é desterráronlos para España, é que los pongan en galeras perpétuamente; é por- que no son conoscidos, por ser extran- geros, no se dicen sus nombres. Esto es lo que en algunas partes des- tas historias clama el chronista destas gentes extrañas é bárbaras y enemigos de nuestra nascion, que á Indias pas- san levantiscos, é los más dellos mari- neros, de cuya conversacion é mezcla se han seguido muchos daños en aquellas partes. Acotaron á un frayle de la Órden de Sancto Domingo, porque predicaba ab- solucion general á los de Goncalo Picarro, é lo descompusieron é lo tapiaron dentro del monesterio, donde se fico essa justi- cia públicamente. Ahorcaron á Valencia, alguacil mayor de Lima. ] Cortaron la cabeca á Carvajal, el ga- lan, porque forcó una muger casada é por deservidor de Su Magestad. Ahorcaron á Viedma, alférez de Gon- galo Picarro. Ahorcaron á Diego de Contreras, ve- cino del Cuzco é natural de Triana, por- que hico pólvora para el tirano Goncalo Picarro. | Huyeron Bobadilla é Johan de la Torre y Espinosa, adherentes al tirano; pero túvose por cierto que no podrian escapar ni dexar de ser justiciados por tales, co- mo los sussodichos. | Al tiempo que se quiso dar la batalla, se passaron al estandarte real el licencia- do Johan Nuñez de Prado é Larcilaso XALIX. CAP. XV. de la Vega y el licenciado Cepeda. É un Francisco Martin, alcalde de Lima é de la parte del tirano, tenia un caballo muy ligero, é al que se passaba á la par- te de Su Magestad, le alanceaba ; é assi de su mano el licenciado Cepeda se esca- pó con una lancada, é se fué delante del presidente pidiendo misericordia: el qual le dixo:—«Cómo, licenciado, tan tarde aviedes vos de venir á esso».. Y él con mucha humildad replicaba é pedia mise- ricordia, y el presidente le perdonó en nombre de Su Magestad; pero mejor le fuera averle Dios llevado desta vida que venir á tales términos, aviendo ydo á aquellas partes oydor y el principal de los que passaron con el visorey Blasco Nuñez Vela. Al tiempo de la batalla se salieron del esquadron del tirano más de cient arca- buceros é otra gente: lo qual dió mucho desmayo á los tiranos, porque quiso Dios por su clemencia que assi se hiciesse, para más loor suyo é para más gloria de tan prudente general. El qual ha mostra- do bien ques persona qual convenia para tan grande é tan árduo negocio, al qual ha dado fin mediante la bondad divina é la buena ventura de la Cessárea Mages- tad é la industria é sancto celo de tan sapiente caudillo, para quel tirano é sus secaces fuessen. castigados, é la tierra fuesse reducida á la corona real de Cas- tilla, cuya es, é para que quede disipada essa secta desleal de aquellos picarros, que de tantos daños é crueldades han seydo causa. 459 CAPITULO XVI. En pal chronista dá fin á este libro, é pone siele servicios que « se han fecho en las Indias al Emperador Rey, nueslro señor, € al a real de Castilla: é son los siguientes. Pr ha gas á la divica eme | de traer las cosas á tan buen clado, $ con victorioso fin las cosas de la tierra austral, é á mí me ha hecho Nuestro Se-. z E | 460 ñor señalada merced que en mis dias es- te libro haya avido el fin, que los fieles vassallos de nuestra nascion de España desseaban con el castigo é fin del tirano Goncalo Pigarro, quiero con este capítulo concluyr relatando siete servicios señala- dos que de todas essas historias son los principales ó más encumbrados, é decir- los hé brevemente; porque á la verdad cada uno dellos es digno de historia muy copiosa por la grandeca del ser de cada uno dellos. É si yo no me engaño, co- sas son de grandíssima estimacion, é de perpétua obligacion quedan los Reyes de Castilla prendados, para nunca olvidar tan señalados servicios; pues han seydo acres- centando su real patrimonio é ennoblesci- da, ó mejor diciendo, perpetuada la fama de nuestra nascion en general, é particu- larmente la de aquellos que con excesi- vos trabaxos en la mar y en la tierra y en partes tan apartadas de nuestra Euro- pa acabaron é concluyeron tan árduas empressas é grandes hechos como por es- ta General y natural historia de Indias se puede colegir y entender en estas tres - partes della en cinqiienta libros distintos que ahí están acumulados, desde el año de mill é quatrocientos é noventa y dos hasta en fin del año siguiente de mill é quinientos é quarenta y ocho años, á lo ménos lo más é más substancial é impor- tantes subcessos. Y espero en Jesu Chrips- to que en la quarta parte, que se seguirá * vernán é ayrán otras muchas materias su - lugar: é aun en partes estoy ya informa- do de cosas, que ninguna dellas están di- chas ni escriptas por mí ni por otro, en que comengaré de ahí adelante 4 em- _plear mi tiempo, esso que Dios fuere servido que hacerlo pueda. Pero entre las cosas que en esta General historia yo hallo más Se é Sprirepales: son sie- HISTORIA GENERAL Y NATURAL te muy calificadas é dignas de perpétua memoria, é tales que no consienten ni puede aver olvido en ellas entre los que viven é han de venir al mundo despues de nosotros; é son aquestas: La primera é principal de todas, é la que ha dado causa é ilustra las demas, es atribuyda al primero almirante don Chripstóbal Colom, que descubrió estas Indias: con el qual ningun descubrimien- to se puede comparar, ni mayor servicio se pudo hacer al ceptro real é Reyes de Castilla Cathólicos, don Fernando é doña Isabel, en cuyo tiempo acaesgió, é á los Reyes sus subcessores pressentes é futu- ros en su señorio. 0 Segundo servicio notable, fué el que hi- co el adelantado Blasco Nuñez de Balboa, que descubrió la mar del Sur ó austral, é fué el primero chripstiano que la vido é entró en ella de todos los que la saben é higo los primeros navios, que nuestros es- pañoles en ella pusieron. El tercero servicio notable fué el que higo el capitan Fernando de Magallanes, que descubrió el grande é famoso Estre- cho dustral, que está en cinqiienta é dos grados é medio de la otra parte de la lí- nia equinocial ó tórrida cona, á la parte del polo antártico; y entró por él é fué al Poniente, é llegó á la Especieria é is- las de Maluco: é una de las naos que llevó, volvió á España cargada de clavos y especias por el Oriente, llamada la nao Vitoria, é dió una vuelta al mundo, cir- cuyendo el orbe, en que vivimos los mor- tales, seyendo piloto é capitan della Se- bastian del Cano. El quarto servicio notable higo el mar- qués del Valle don Fernando Cortés, que conquistó la Nueva España, ques un im- perio riquíssimo é tan grande, que en él se podria extender y heredar, no uno, s ne S ero 1587, segun en su Vida queda adver- DE INDIAS. LIB. XLIX. CAP. XVL 461 pero muchos reyes; é dél avemos visto venir en este mes de diciembre de mill é quinientos é quarenta y ocho años 'una nao lastrada é cargada de plata con más de sessenta mill marcos, sin otras muchas riquecas é grandes thessoros é plata que ha venido antes de agora, é que se espe. ra venir é traer, que están en poder de nuestros españoles. El quinto notable é señalado servicio le hicieron dos pobres soldados é compañe- ros, llamados Francisco Pigarro é Diego de Almagro: el descubrimiento del Perú é tierras australes, de donde tantos é tan - grandes thessoros é millones de oro é pla- ta y esmeraldas é perlas se han traydo á España é vienen cada dia. El sexto servicio notable hicieron el adelantado de Tenerife don Chripstóbal de Lugo, gobernador de Sancta Marta, que puso en obra el descubrimiento del Rio Grande, y envió tal teniente en el li- cenciado Goncalo Ximenez de Quesada, que con mucha prudencia y esfuerco ovo tan rica empressa é tan gloriosa é falló el nascimiento de las esmeraldas: lo qual hasta nuestro tiempo no vieron chripstia- nos ni se sabe que oviessen visto tal secre- to en parte del mundo, é sobjuzgó aquel Nuevo Reyno de Granada, que los natu- rales llaman Bogotá , é otras provincias. El séptimo é notable servicio, que se puede decir el sello, é tan grande é im- portante quanto considerar y estudiar se debe por la obra mejor que yo lo sabré ni otro encarescer ni escribir, es el que ha fecho € concluydo á servicio de Dios * En el MS. de la Biblioteca Patrimonial de S. M. se lee, terminado este libro: «Aqui se aca= ba el libro XLIX desta General historia, ques el libro XI desta tercera parte. Síguese luego el li- bro L é último desta General historia, ques el li- é de Sus Magestades é de la corona real de Castilla é en honor é utilidad de Espa- ña, el illustre é muy reverendo licencia- do Pero de la Gasca: que estando el Perú é todas las tierras é mares australes é reynos tiranicados contra el Emperador por el traydor de Goncalo Picarro é sus secages é adherentes; y en mucha prospe- ridad, é aviendo muerto al visorey Blas- co Nunez Vela é á otros muchos cavalle- ros nobles é fidalgos é otros que servian é seguian el servicio de Sus Magestades, é de tal forma enseñorcado en aquellas par- tes, que se tenia quassi por imposible , sin mucho tiempo é grandes exércitos, sob- juzgarle, passó el dicho ligenciado á aque- llas partes sin gente ni compañia más de la que para servicio de su persona con- venia, é mediante la Providencia divina é ventura de Céssar, é por el buen co- medimiento de los fieles súbditos españo- les, cavalleros é fidalgos que le acudie- ron é se apartaron del tirano, á que es- taban subjetos, se dió tan buena maña, que le truxo ála muerte, é le fué corta- da la cabeca por traydor, é se fico justi- cia de otros muchos sus adherentes, é no sin aver llevado las cosas á pública cam- pal batalla del exército real de una parte y el tirano de otra, donde obró Dios tan- to, que quassi sin sangre de Ja parte de los leales, en essa jornada se dió fin al más árduo negocio é importante á Es- paña de nuestros tiempos, por lo qual sea Jesu Chripsto loado por siempre ja- * más ”. bro XII desta tercera parle: el principio del qual está al fin é postre del libro XIX de la primera im- -—pression é parte, é debe ponerse aqui»... Lo de- más no puede leerse por estar recortado en dema= sia el MS. Este es el libro quinquagéssimo é el último libro de la Historia natural y general : el qual tracta de los Infortunios é naufragios acaescidos en las mares de las Indias, islas y Tierra-Firme del mar Océano. PROHEMIO”. Determinado tengo de reducir en este último libro algunos casos de infortunios é naufragios é cosas acaescidas en la mar, assi porque las que á mi noticia han venido, son cosas para oyr é notarse, como porque los hombres sepan con quántos peligros andan acompañados los que navegan. É si los que yo no he sabi- do ni aqui se escriben todos se oviessen de decir, seria uno de los mayores trac- tados que en el mundo están escriptos é - de mayor volúmen; porque assi como las mares son en diverssas partes navegadas por diverssas gentes é lenguas , assi es : = imposible venir á noticia nuestra todo lo A e en Ene ha ez de semejantes. co- . Como habrán podido notar los lectores, al fi- sas. Bien es de creer que si en Bilbao se hiciera este libro, que no faltáran cosas muy grandes que escribir, porque como los vizcaynos (más que otras nasciones) son exercitados en las cosas de la mar, de nescessidad avrán visto é algunos de- llos experimentado é otros oydo á sus mayores algunas (y aun muchas) historias desta calidad; y lo mesmo podrian afir- mar otras gentes, que viven en las otras costas de las mares de España, testifi- cando otros diverssos acaescimientos, é assi al propóssito en otras generasciones del mundo. Pero aqui no se tractará ni haré mencion de lo acaescido, sino en las _ ares que day desde España á estas In- EE proemio el logar del primer capitulo , por lo cual aparece aqui alterada la numeracion, sujeta extric- Et ae > E á la del sádico Ps . tenemos ála vista, DE INDIAS. LIB. L. PROHEMIO. dias é partes ocidentales de acá, desde el año de mill é quatrocientos é noventa y dos años, que estas tierras se descu- brieron por el almirante primero destas Indias don Chripstóbal Colom. Y no po- dré decirlas todas; pero serán aquellas más notables y de quien yo tuviere ente- ra é certíssima informacion. Muchas veces me acuerdo quando al- gunas destas desaventuras oygo de lo que escribe Plinio del lino, donde dice: «¿Qué mayor miraglo puede ser que aver una hierba que haga assi vecino el Egip- to de la Italia? *> trayéndolo este auctor al propóssito de las velas, que se hacen del lino ó cáñamo para los navios. É dige que de aquesta pequeña simiente nasce cosa que trae el mundo de una parte á otra, no paresciéndole al hombre que le bastaba morir en tierra, sin que parescies- se sin sepoltura; é á tal que sepamos que la pena nos es favorable, ninguna hierba se engendra más fácilmente, porque en- tendamos que aquesto se hace contra vo- luntad de la natura, el lino quema el cam- po y le hace estéril más que otra cosa. Todo esto se hallará en el principio del libro XIX de Plinio; é muy mejor é con más causa lo dixera, si vinieran á su no- ticia tan apartadas mares é tan continua- mente navegadas como estas mares, ques Otra distancia muy mayor que la del Egipto é Italia, pues desde ella á la boca del rio Nilo, que riega el Egipto, hay - pocas más de trescientas leguas. Y este mismo lino é velas apartaron al capitan Sebastian del Cano é á la nao Viloria tanto de España; porque salió aquella nao del rio Guadalquivir (que passa por la cibdad de Sevilla) é dió una vuelta al po- mo del orbe ó redondez del mundo, é anduvo todo lo quel sol anda por aquel paralelo (que la nao que digo bojó el mundo), yendo por Poniente é tornando 463 por el Levante, é volvió á la mesma Se- villa. É aun despues higo aquella nao un viaje desde España á esta cibdad de Sanc-. to Domingo desta Isla Española é tornó á España á Sevilla , é desde allí tornó á es- ta cibdad cargada, é á la vuelta que vol- via á España se perdió, que nunca más se supo della ni de persona alguna de los que en ella yban. Pero lo que primero se dixo que navegó esta nao, harto más sin comparacion es que todo lo quel Pli- nio dice que alguno en el mundo ovies-. se navegado. Ni tampoco debe entender- se que solo el lino es el instrumento de las velas en el mundo, pues que tambien se hace del cáñamo, ques otra hierba as- saz conoscida. É assimesmo en muchas partes del mundo se usan las velas de hojas de palmas, hechas como esteras, y en otras partes de algodon (en especial entre los indios destas partes é Indias) ques otra hierba; y aun tambien las po- drian hacer de lana donde hay ganados. Pero dexemos las velas, que no son más de culpar que la madera de los ár- boles en este caso, pues dellas se hagen los navios é másteles y entenas dellos; é dése solamente la culpa á los que podrian vivir en la tierra é se van á la mar á ex- perimentar estos trabaxos. É ya yo me ví en la mar en tal término, que pudiera con más expiriengia propria temer y en- tender los peligros della que Plinio, in- formado por sus libros Ó por marineros de su tiempo, porque de verlo á oyrlo hay mucha desproporcion é diferencia. É no diré en este caso cosa que la sepan pocos; pues el año que passó de mill é quinientos é veynte é tres atravessé des- de la costa de Tierra-Firme, é partí des- de á par del puerto de Sancta Marta para esta Isla Española, é fuy á parar en la de Cuba, en una pequeña caravela mia: la qual estaba tan comida de la broma, que 4 Plinio , lib. XIX. 464 -nos anegábamos los que en ella ybamos, é con las camisas que teniamos, ybamos atapando algunos agugeros por donde entraba el agua; é hacia tanto viento é mar que nos cubrian muchas veces las ondas. Finalmente, nos vimos en tanto peligro que de hora en hora esperábamos la muerte; é yo más que otro, porque de- más de lo que he dicho, ybá muy enfer- mo: tanto que queriendo un marinero aprovecharse de un seron de esparto, que allí estaba debaxo de un colchon , en que yo yba echado, le dixo un criado mio: — «No.tomés el seron, que ya veys quel capitan está muriéndose, é muerto, no hay otro en que envolverlo y echarlo á la mar». Lo qual yo oy y entendí muy bien, é assentéme en la cama enojado con mi criado, é dixe:—«Sacá esse seron de ahí é dádsele á esse hombre: que no ten- go de morir en la mar, ni querrá Dios que me falte sepoltura en su sagrada igle- sia». Y desde essa hora tuve alguna me- joria. Aquel navio ninguna cubierta tenia, donde pudiesse hombre esconderse de los aguaceros ni del sol, ni teniamos pan ni vino; é con estas é otras muchas difi- cultades plugo á Nuestro Señor que apor- té en salvamento á la isla que he dicho, y entré en el puerto de la cibdad de Sanctiago, donde á la sacon gobernaba : el adelantado Diego Velazquez de Cué-- llar, del qual fuy muy bien hospedado; é allí me curé é se reparó mi salud en quince dias que allí descansé. Passados estos torné á la mar é proseguí mi cami- no para esta Isla Española; pero vendí allí en Cuba la caravela, con condicion que á mí é á los mios nos truxesse hasta. la Yaguana, ques un puerto en fin desta E Isla al Poniente, porque yo no avia me- E -nester el navio para más, é porque es- taba muy bromado; é assi se higo. Y el > lo compró volvió. en él á Cuba, é lo en aqueste mesImo na- que en estas mares de acá y en las de HISTORIA GENERAL Y NATURAL vio se perdió despues en las islas de los Alacranes el licenciado Alonso Cuaco, co- mo se dirá adelante en el capítulo décimo deste último libro. Pero este trabaxo mio ni ha seydo solo nigle más peligro que otros que por mí han passado; porque el año de mill é quinientos é treynta estuve en llegar desde el puerto que llaman de la Possesion, en la provincia de Nicara- gua (donde estuvo por gobernador é mu- rió Pedrarias Dávila, en la costa de la mar del Sur), hasta Panamá, que son trescientas leguas, quassi cinco meses por falta de tiempos; y en una isla que se dice Pocossí, ques dentro del golpho de Orotiña, estovimos más de veynte dias; é allí hallamos el timon ó goberna- lle todo comido de broma, é dos tablas del costado de la caravela podridas é bro- madas, é la sacamos en tierra; é por la diligencia del maestre Joaquin Cabecas (6 Joaquin de Grado), hidalgo asturiano é: buen piloto, nos salvamos todos. É allí lo mejor que se pudo (aunque nos falta- ba quassi todo lo nescessario para el ado- bo del navio) lo aderescó, é tornamos á la mar é navegamos doscientas leguas hasta Panamá; é quiso Dios que aquellas las andoviéssemos en ocho dias, ó me- nos, porque nos socorrió la misericordia divina con buen tiempo, é las anduvimos presto en los dias ques dicho. Y en las otras cient leguas avíamos estado más de quatro meses y medio, y en todo este tiempo yo estuve quartanario, é aun al- gunos meses despues. Y en todo aquel viaje ningund vino, ni pan, ni bastimen- to de los de España tuvimos, sino los destas partes, assi como mahiz é fésoles; pero no nos faltaban pescado é otras viandas no buenas, en especial para do- lientes. Y tambien era esta navegacion en caravela rasa, descubierta al sol é á las -Mayias, que eran muchas. - No hago mencion de las muchas veces -DE INDIAS. LIB. L. PROHEMIO. España y de Italia y Flandes yo me he vis- to en tormentas muchas é muy grandes, de másteles quebrados é velaswy entenas rompidas , é otras fatigas, que cada una dellas pensé que era la última hora alle- gada para la conclusion de mi vida, si no me socorriera Dios por su clemencia, al qual yo le doy infinitas gracias, porque ha seydo servido de me esperar á peni- tencia. Y por su misericordia permita que mi fin sea en su gracia y en estado que mi ánima se salve, pues la compró con su presciosa. sangre: que en verdad en estos trabaxos é otros muchos que por mí han passado, siempre me acordaba de aquellas palabras de Séneca, que dicen: «En tormenta vivimos; muramos en puer- to» *. É Dios es testigo que assi lo desseé - siempre; pero ofréscense cosas á los hom- bres, que aunque conoscen los peligros de la mar no se pueden excusar dellos, ni son parte para dexar de tentarlos, unos por nescessidad de buscar la vida, otros por complir con lo que son obliga- dos, é por diverssas ocasiones, ó tales que sin vergiienca los buenos no pueden dexar de aventurarse á estos peligros é á los que vinieren. Y de aquesta manera he yo aprendido á escrebir é notar estas cosas que no se pueden assi explicar por 465 los chronistas que no navegan. Pero de- xado esto aparte, ques comun lo que por mí ha passado é cosas quassi ordinarias á los que navegan é cursan la mar, pas- semos á otras mayores é particulares, que cada una dellas es miraculosa, é pa- ra mucho loar á Dios los que tales nau- fragios oyeren ó leyeren, é más los que en tales trances se hallaron é lo experi- mentaron: y los unos é los otros nunca deben cessar de se encomendar á Nues- tro Señor é á la piadosa Madre del Re- demptor la gloriosa Vírgen sin mancilla, de quien tan señalado socorro suelen ha- llar sus devotos en sus angustias y nes- cessidades en la tierra y en la mar. Mas como sea tan diferente el un camino del otro, tomóse de tal extremo aquel pro- verbio vulgar, que dice: Si querés saber orar, aprended á navegar. Porque sin dubda es grande la atencion que los chripstianos tienen en semejantes calamidades y naufragios para se enco- mendar á Dios y á su gloriosa Madre: é assi paresce que los oye é son socorridos miraculosamente , como se verá y pares- ce por los exemplos y capítulos siguien- tes. | : CAPITULO IL Del padre é hijo que andovieron en una tabla por la mar hasta quel padre murió, é cómo escapó el hijo. Año de mill é quinientos y trece venia una nao de España á esta Isla Española, y erró la derrota é fué á dar al través en la costa de Tierra-Firme, cerca del rio Grande, que está más al Ocidente del puerto de Sancta Marta. É allí yban un padre é hijo, naturales de Sevilla, é có- mo vieron todos los de la nao que no po- dian escapar ni algun remedio tenian pa- TOMO 1V, - 4 In Muctu víximus; moriamur in portu. ra dexar de se perder, é que demás del peligro de la mar, en la tierra, ya que no se ahogassen, no les podia faltar la muerte, por ser los indios allí bravos é no sobjuzgados é caribes flecheros, é que comen carne humana todos los de aque- lla costa, dixo aquel hombre viejo á su hijo, que era mangebo de hasta veynte é cinco años, estas palabras :— «Hijo, ya tú 59 466 ves questa nao va perdida á dar al través é cabordar en tierra, é que no podemos de aqui escapar sino miraglosamente: por tanto es menester, que demás de nos en- comendar á Dios que nos socorra, nos ayudemos lo mejor que supieres é basta-. re nuestra industria, ó que á lo menos no quede por nosotros cosa alguna que hacerse pueda por escapar la vida. Y para esto, yo no veo.otro camino sino que te estés aqui á par de mí, é ten ojo en aquesta tabla á que estoy arrimado, que por ventura en ella podremos salyarnos, si la voluntad de Dios fuere». El mancebo obedesció é lo hico assi;, é la nao dió en ciertos roquedos de la cos- ta, é se perdió assi como yba cargada é rica, é la mayor parte de la gente se aho- g6 allí; é los que no se anegaron é salie- ron vivos á tierra, fueron despues muer- tos por los indios caribes é coronados que hay en aquella provincia, é digo corona- dos porque andan tresquilados el cabello bajo como de tres meses ó quatro, é abierta una grand corona, como la usan los frayles de Sanct Benito; é son fleche- ros é tiran con hierba. Tornando á la historia, el padre y el hijo tovieron tal cuydado de aquella ta- bla, que en ella escaparon por estonces; y andovieron cavalleros sobrella tres dias en la mar, donde ella era guiada por el viento é las ondas, sin comer ni beber. É á cabo de los tres dias se murió el vie- jo, y el hijo lo echó en la mar porque su compañia avia de ser de hedor é de más trabaxo, é no de algun remedio para el defuncto ; é assi quedó el mangebo sobre la: tabla otro dia é medio despues , sin - ayer cosa alguna comido, ni la tener en | a he dicho. É al 3 HISTORIA GENERAL Y NATURAL to dia, acaso passaba una caravela de Chripstianos, é vieron andar la tabla en la mar á causa del bulto del hombre que estaba abracado con ella, é ya andaba tan desmayado que no pudiera dexar de perescer, si no fuera de Dios socorrido: é las aguas é grandes corrientes le avian desviado de la costa más de ocho ó diez leguas dentro en la mar. Estonces la ca- ravela se puso á la relinga é al repa- ro, mirando los que en ella venian aquel bulto que andaba sobre las ondas por en- tender qué cosa era, y en fin arribó so- bre la tabla é recogió el hombre, é lo metieron dentro é vivió é se salvó por es- ta manera. Al qual hombre yo le ví des- pues en esta cibdad de Sancto Domingo, y era sacristan de la iglesia mayor de aqui el año de mill é quinientos y quin- ce años, é le hablé y él me dixo é contó, lo ques dicho, en pressencia de personas honradas é principales vecinos desta cib= dad, á quien era notorio é público lo que aqui he escripto en este caso. Preguntéle que quando en aquella tan grand nescessidad se avia visto, que qué oracion especial avia hecho, encomen- dándose á Dios é á sus Sanctos ; é respon- dióme que siempre avia tenido esperanca cierta en la gloriosa Vírgen é Madre de Dios que le avia de socorrer, é se avia votado á ella, y en su nombre á su sanc- ta ymágen del Antigua, que está en una capilla de la iglesia mayor de Sevilla, donde ha fecho muchos miraglos; y que con su esfuerco avia andado en la mar en aquella tabla los quatro dias y medio ques dicho, é que truxo á su padre quas- si un dia entero muerto de la manera que está dicha. DE INDIAS. LIB. L. CAP. H. 407 CAPITULO H. De una nave que partió desta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española, é topó en una peña desta cos- ta, é é salló un marinero de la nao en la peña, é se vino por tierra á esta cibdad , € la nao fué en salvamen= 5 : lo á España. ; p 0COs tiempos há que salió una nao deste rio é puerto de Sancto Domingo, de la qual era maestre el capitan Sanct Johan de Solorcano, é á la media noche ó poco más tarde anduvo la gente della levantando sus áncoras, é salió con una luna muy clara dos horas ó más antes que fuesse de dia á la mar, con el terral, la vuelta de España, por esta costa arri- _ba. Y porque el viento terral mejor le sirviesse, procuró de yr junto ó no muy desviado de la tierra; é como los mari- neros avian mucho trabaxado en se des- amarrar é levantar sus áncoras é meter dentro en la nao el batel y en otras cosas, despues que salieron á la mar, durmié- ronse ó no hicieron la vela ni el piloto su officio como debian. Por lo qual, como fué esclaresciendo el dia, vieron que yban muy metidos en la costa é que no podian doblar la panta de Caycedo, que está al Oriente desta cibdad tres leguas - é media ú quatro: é viéndose perdidos é que yban á dar en tierra, procuraron de hager toda su posibilidad por hacer salir la nao hácia la mar; pero en fin no pu- espaldarago de plano en soslayo enlas pe- ñas de la dicha punta. É quiso Dios que fué de manera que no peligró: antes el topar fué de forma que resurtió de allí con la proa para la mar, é la socorrió Dios de guisa, que dobló el cabo é salió fuera sin peligro ni lesion alguna. Un marinero vizcayno, desque vido yr la nao derrota batida á dar en tierra, pú- sose en la proa ó en parte que pudiesse saltar en tierra, quando topasse: é assi fué que en el mesmo instante que tocó la nao en la peña, saltó el marinero sobre la peña desde la nao, é quedó él en tierra sano é seguro, é la nao cómo salió, segund es di- Cho, tiró su camino para España, donde fué en salvamento; y el vizcayno se vol- vió por tierra á esta cibdad donde llegó otro dia ó desde á dos, é la nao le llevó á España su caxa é ropa. Lo qual fué grand miraglo no se romper aquella nao, porque es costa brava é muy peligrosa. Mas quísola Dios librar de la forma que está dicho é que aquel marinero se que- - dasse en tierra, porque diesse testimonio deste miragló. dieron excusar que dexasse de dar un CAPITULO 111. De una nao que se perdió en la costa de la Tierra-Firme, é cómo los marineros se tomaron la barca della, é se fueron sin los passageros é nunca parescieron, é de las tablas de la nao hicieron los passageros una _ barquilla , é llegaron á tal estado, que por hambre echaron suertes á quál comerian dellos , é cómo se -—— salvaron los que quedaron dellos. ; la provincia que llaman de Cemaco: la qual poco tiempo antes avian ganado los chripstianos, y estaba allí por capitan Vasco Nuñez de Balboa. Esta nao yba con muchas mercaderias é passageros é maris a ) E año de mill é quinientos é trege años partió una nao del puerto desta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española para yr al Darien, que era una cibdad á una legua de la costa del golpho de Urabá en 468 neros, que por todos eran hasta cinqiien- ta Ó sessenta personas; y por sus peca- dos y por no ser el piloto qual avia de ser, erraron la derrota é fueron á reco- noscer la Tierra-Firme cient leguas ó más abaxo del Darien, é no conosció el piloto ni hombre dellos en qué parte estaban, é cargó tanto el tiempo, que dió con ellos é con la nao al través en la costa, é per- dióse la nao é todo lo que llevaban; pe- ro salvóse la gente, aunque con trabaxo. Créese que aquella provincia, donde assi se perdieron, era muy cerca ó en la mes- ma provincia de Veragua. É dado assi el navio al través, los hombres de la mar que en él yban, como eran más sueltos y diestros en estas cosas, y suelen serles tales hechos Ó acostumbrados más á su provecho que de los passageros ni del - próximo, assi como vieron que yban per- didos é á dar en la tierra, sacaron presto la barca de la nao é los remos é lancá- ronse en ella, sin dexar entrar con ellos ningun passagero; pero como he dicho, ninguno se ahogó. Estos marineros y el maestre é pilotos apoderados de la barca, dixeron que yban á buscar el puerto del Darien, que creian que no estaba de allí cinco ó seys leguas de costa abaxo, y que en hallándole, harian que viniesse una carayela Ó tantas barcas é canoas que pudiessen yrse luego á su placer aquellos passageros, que dexaban en la tierra y entre indios bravos, que no sabian que tales se eran. É desta vuelta daban su pa- labra los marineros con muchos juramen- tos por consolar á los que assi desampa- raron. É assi se fueron buscando la costa _ Abaxo hácia el Poniente el puerto que nunca hallaron, creyendo que aquel ca- mino era el que debian hacer para yr al o So la costa arriba hácia el Oriente. É assi Darien é al golpho de Urabá, é dexában- a de fraude y engaño é no Jas —Quisieron tomar, é toyieron buen —Misericordia con los acuerdo en no las querer ni querer el. a con los: HISTORIA GENERAL Y NATURAL guno dellos entrasse en la barca, é se lo defendieron con las espadas arrincadas, assi acabaron mal é se perdieron, que nunca despues se supo dellos ni qué se higieron. É al tiempo que se partian, con- fortaban á los que dexaban en tierra, di- ciendo que luego tornarian por ellos: lo qual no permitió Dios, pues que nunca se tuvo noticia dellos ni se sabe qué se hi- cieron, mas de ser opinion que en la mar ó en la tierra todos murieron é acabaron mal. Los pobres passageros, desamparados, como es dicho, y en tierra de indios bra- vos serian hasta treynta é cinco perso- nas ó más, y estaban en esperanca que los marineros volverian un dia y otro é otro: é cómo passaron veynte dias é más, conoscieron el engaño, é no sabian que partido escoger ni si seria bien tirar su camino por tierra la costa abaxo ni si de- bian yr por la costa arriba: y estando perplexos é diferentes en sus votos sobre á quál parte guiarian su peregrinacion, sin se determinar, dieron sobrellos más de trescientos hombres de guerra, é có- mo vieron que los chripstianos eran pocos é sin armas é no mostraban semblante de pelear ni otra resistencia, preguntában- les qué querian é á dónde yban, por señas mal entendidas de los unos é de los otros; é los chripstianos señalaban que querian comer, é los indios mostrá- banles si querian oro, enseñándoselo (de lo qual tenian mucho), é todos los más traian carcillos é arracadas en las orejas é axorcas é collares é otras presseas de oro. Los chripstianos señalaban que que- rian comer, é por sus señas desechaban é no querian el oro. É los indios, viendo - esto, mostrábanles indias mocas desnu- das, como ellas andan en aquella tierra, é dábanselas, é los chripstianos tampoco - DE INDIAS. cosa de quantas se les mostró quisieron cosa alguna, sino del comer. Estats los indios determinaron de no les hacer mal ni les injuriar ni eno- xar: antes les dieron de comer de lo que tenian, assi como mahiz é pescado é fructas de la tierra; é muy doméstica- mente estovieron entre aquellos indios más de cinqúenta dias, hasta tanto que perdiendo del todo la esperanca de la vuelta de los marineros, acordaron de ha- cer una barca de las tablas é reliquias de la nao rompida, sin tener sierra ni mar- tillo ni barrena ni los otros aparejos que para su labor eran nesgessarios. É con todos essos inconvinientes, lo mejor que pudieron, hicieron una barca de mal talle é peor labrada, quebrando la pez de las quadernas é tablones rompidos de la nao, é sacando la estopa donde la hallaban, y el clayo que podian, ó poniendo tarugos é cuñas en lugar de clavacon, é de una espada que tenian (é fué el mayor apa- rejo y herramienta para su labor) quitan- do el pomo é puño, calentaban la espiga é metíanla en lugar de barrena lo que avian de clavar, y en aquel agujero po- nian las cuñas con que cosian las tablas é ligacones. Finalmente, ellos se dieron tal recabdo, que pudieron entrar en el navio (que assi hicieron todos aquellos chripstianos) excepto ginco ó seys, que ya eran muertos de enfermedades. É as- si entrados en la mar, sin aguja ni carta de navegar ni piloto, é sin saber á dón- de yban ni á dónde debiessen yr, por- que unos querian hacer su navegacion al Oriente en busca del Darien, porque les parescia que pues los de la barca no avian tornado y eran ydos al Ocidente, que se avian perdido, é que el Darien debia es- tar al Este la costa arriba: otros decian lo contrario, porque en los marineros el piloto é algunos dellos avian estado en el Darien, é que sabrian mejor la costa, é por tanto era más sano consejo yr por LIB. L. CAP. IL 469 donde aquellos avian ydo. E assi porfian- do vengian los de la una opinion é yban . hácia la una parte, é despues que tres ó quatro dias avian assi caminado é que no hallaban lo que desseaban, volvian á bo- gar al contrario é desandaban aquello, é procedian lo que más les parescia, horas al remo é á veces á la vela, é assi se an- daban como gente desatinada de unas partes á otras. Algunas veges la mar los metia dentro de sí más de lo quellos que- - rian, é con mucho trabaxo volvian á la costa, desseosos de qualquier parte della. Otras veges les faltaba el comer é salta- ban por las playas á buscar agua, é ma- riscaban tomando caracoles é almejas 4 lo que hallaban. Otras se cansaban del bogar, é por aliviar la barca yban por la costa, é quando topabian algunos rios lla - maban la barca, é volvia á los passar á la otra parte: é otras veces no hallaban camino ni playa, por dó pudiessen yr ade- lante por los estorbos de la costa en par- tes brava é por los estaños é pantanos, que tambien topaban los que yban por tierra. É desta manera en una vida (que la sabrán mejor contemplar los que leen é los que por estas partes han andado, que lo sabré yo escribir) se murieron tantos destos afanados pecadores, que no que- daban ya sino catorce personas, y ellos muy flacos y enfermos; é avia que les turaba esto diez meses. Siguióse que aquel mesmo año de tre- ce el Cathólico Rey don Fernando, de gloriosa mem oria, despachó en Vallado. lid á Pedrarias Dávila por su gobernador é capitan general, é mandóle yr con su ar- mada á la Tierra-Firme é á la mesma cib- dad del Darien, é á tomar residencia al ca- pitan Vasco Nuñez de Balboa, é que que- dasse en la conquista de aquella tierra. É ydo á Sevilla, é fecha la gente para aquella armada, subcedieron tales ticm- pos é cosas, que no se pudo despachar ni salir á la mar hasta el siguiente año de. 470 mill é quinientos é catorce, é llegado á la isla de la Gomera con diez y ocho naos é caravelas, mandó que una dellas vi- niesse derechamente á esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española é to. masse aqui ciertas lenguas ó otros recab- dos, é se fuesse al Darien trás el armada. É assi fué que Pedrarias llegó un dia ó dos despues de Sanet Johan de junio de aquel año de catorce á la cibdad del Da- rien con toda su armada, en la qual com- pañia yo fuy por veedor é official real; é ya estábamos en tierra pocos dias avia, quando llegó la nao que avia venido por esta cibdad á llevar las lenguas, de la qual nao yba por capitan Francisco Vaz- quez Coronado é de Valdés. Y esta nao acaso vido en la mar aque- lla barca de los perdidos ques dicho; é los de la barca vieron á la nao é comencáron- seá capear, llamando los unos á los otros, é púsose la nao á la relinga ó reparo á es- _perar, y el barco arribó á ella con el ma- yor placer que hombres pudieron sentir con tal socorro, dando infinitas gracias á Dios, con muchas lágrimas de alegria, con mucha racon; porque demás de los trabaxos é desaventuras que avian pa- descido, el mesmo dia que vieron la nao (no teniendo cosa del mundo ya que co- mer, y estando más de doce leguas den- tro de la mar, é no pudiendo tornar á la costa por el tiempo contrario que les ha- cia, é por la mucha flaqueca de sus per- sonas, que ya quassi nó avia hombre de- llos que pudiesse alcar los bracos para bogar) echaron suertes con juramento so- lempne de estar por ellas, é que á qual- quier dellos que le cupiesse la suerte, lo - matassen para comer, é que comido. aquel las echarian por otro, é que aquel muerte. en paciencia, diciendo que más 5 Si tal que oviesse de palloaces tomasse la : UNO. ó6 dos muriessen que no to- e en tanto. que tal HISTORIA GENERAL Y NATURAL ria, antes quel segundo ó el tercero mú- riesse. Y de hecho se echaron las suer- tes, é cupo de ser muerto á uno dellos, que se decia Álvaro de Aguilar, natural de la cibdad de Toledo. Pero como no les faltaban lágrimas é sospiros ni entera fée é cevocion, llamando á Dios en tanto es- trecho é hambre, no permitió la miseri- cordia divina ni dió lugar á tan fiero é crudo partido é suerte. É atendian que fuesse de noche, para matar al sorteado _para lo comer después, satisfaciendo á su intolerable hambre. Y estando en este trabaxo, quiso Nuestro Señor que vieron la nao ques dicha, é llegados con el bar- co al costado della, preguntó la nao que quién eran, pensando que eran gente de la cibdad del Darien, é respondieron los del barco :—«Señores, somos los perdi- dos por nuestros pecados». (Como si la nao tuviera de su'perdicion alguna noti- cia). É los de la nao replicaron que quá- les perdidos eran, é recogiéronlos dentro della, é informáronse de lo ques dicho, é lleváronlos al Darien, donde solos cator- ce hombres llegaron vivos de todos los treynta y cinco que entraron en aquella barca ó escaparon de la nao perdida por la forma é miraglo que equi sc ha escrip- lo, exgepto los marineros é maestre é pi- loto, que eran más de otros veynte, los que se fueron con la barca de la nao é desampararon á á essotros, é nunca hom- bre dellos paresció. Despues que en el Darien lHegaron es- sos que quedaron deste naufragio, se re- cogieron entre los que allí veniamos, é se reformaron entre nosotros, é se curaron, que yban muy dolientes, que parescian defunctos. É los dos destos hombres estu- vieron algun tiempo en mi casa allí en el Darien, é fueron ricos. El uno se decia Anton de Salamanca, y cra natural de la -Cibdad de Segovia, y el otro era el pro- -prio Álvaro de Aguilar, que avia de ser : 2. el as Al a yo le hos DE INDIAS. LIB. L. CAP. IIL teniente de escribano general por el se- cretario Lope Conchillos en aquella cib- dad del Darien (que despues se llamó Sancta Maria del Antigua), é ganó muy bien de comer, é murió despues de al- gunos años en la cibdad de Panamá , año de mill é quinientos é treynta é cinco años. Y poco antes avia fallescido el An- ton de Salamanca, el qual se avia fecho mercader é tuvo muchos dineros é ha- cienda. Otro destos se llamaba Terne- ro, é otro Johan Calderon: los quales é los demás murieron desde algunos años A7A despues que les acontesció lo ques dicho. Yo pregunté muchas veces á algunos de aquestos hombres que qué oracion en especial hicieron, Ó si prometieron algun voto, é me dixeron que cada uno se encomendaba á Dios é lloraba sus cul- pas; pero el Álvaro de Aguilar y el An» ton de Salamanca y el Ternero me dixe- ron que se avian votado de yr en romeria á Nuestra Señora de Guadalupe, é que assi creian que la Madre de Dios mira- glosamente los avia escapado de tan se- ñalados trabaxos. CAPITULO IV. De una nao que se perdió en la mar é se fué á fondo € se salvó toda la gente en la barca, sin comer ni beber en doce dias todos ellos más de dos libras de vizcocho, aviéndoseles perdido más de trescientas leguas apartados de tierra dentro del mar Océano. Are mesmo año de mill é quinien» tos é catorce acaesció otra cosa miracu- losa, é fué desta manera. Cómo el gobernador Pedrarias Dávila llegó á la cibdad del Darien, en la Tier- ra-Firme, como se dixo en el precedente capítulo, algunas naos é caravelas de las que llevó se echaron al través, por ser muy viejas, é á causa de la broma, que allí hay mucha, no estaban para navegar con ellas, é otras algunas volvieron á Es- paña. Y entre aquellas avia una, de que era maestre un Pero Fernandez Exuero, natural de Palos, de la qual era piloto un Anton Calvo, buen hombre y experto en la navegacion: la qual partió del puerto del Darien y vino á esta Isla Española por la banda del Norte. É despues que tomó refresco é lo que le paresció que le con- venia para su viaje, siguió su camino con muy buen tiempo; y estando apartada en la mar trescientas leguas Ó más des- viada de aquesta Isla Española , comencó á hacer tanta agua que con dos bombas no la pudieron sostener, y en fin se hun- ] io no a Yban en ella veynte é cinco personas, las quales, como vieron que en ninguna manera podian vencer, ni bastaban á po- der agotar el agua, diéronse mucha priessa á sacar la barca fuera; 6 como no eran más gente de la ques dicho, no pudieron bastar á agotar la nao é dar á las bombas é á sacar el batel juntamen- te; pero ayudados de Dios el batel ó bar- ca salió fuera de la nao; é quando aca- baron de dar con él al agua, ya la nao estaba llena de agua quassi hasta los bor- dos, é assi derecha se hundió en el ins- tante que la barca estuvo fuera della, sin que paresciesse cosa alguna de la nao por la profundidad que allí avia en la mar. É cómo se dieron mucha priessa á entrar la gente en la barca, no tuvieron tiempo ni memoria para meter cosa al- guna de comer ni beber, ni el piloto tu- vo memoria ni sentido ni espacio para sacar su carta de navegar, ni alguna agu- ja por dó se gobernasse, ni estrolabio, ni quadrante para tomar el sol ó la estrella del Norte, ni sonda para conoscer los -——baxos ó bragas del agua. Mas acaesció 472 que en aquella priessa en que estaban sa- cando la barca, un mancebo se halló á par de su caxa sacando un poco de viz- cocho para comer él é otro su compañe- ro, é tenia echado en un paño ó tohalla hasta dos libras de pan. Y con esto saltó corriendo en la barca, é por poco más que se tardara, no pudiera salir de la nao é pagárale su gula, si Dios no permitie- ra que aquel poco de pan se reservasse para tantos, por mostrar más su grande- ca, é porque no: se olvidassen entre aquesta gente aquellos pocos de peces é poco pan con que hartó Dios tantas gen- tes *. Pero parésceme ques aqueste un passo para detenerme algo en él, é acor- dar al letor lo que he visto é lo que sue- len hacer hombres de poco cuydado en el tiempo quel ques chripstiano, en seme- jantes trabaxos no avia de ocuparse en más de encomendarse á Dios é pedirle misericordia. Yo no quisiera ser este que sacó el pan, pues entre tantos atribulados él so- lo se acordaba del comer: mi tampoco quisiera ser un mancebo criado del almi- rante don Diego Colom, que en una nao en que yo me hallé con él, año de mill é quinientos é veynte y tres, en el mar Océano, de la qual era maestre Johan Lopez de Archuleta, que hoy vive, yén- donos anegando é quassi perdidos, ali- jando de la ropa é carga, yba aquel man- cebo durmiendo é roncando tan descan- sadamente, como si estoviera en Toledo; _é llamábale el almirante de quando en quando, é decia: —«Sancta Cruz (que assi se llamaba), tú no ves que nos anega- mos?.. Por qué no despiertas, traydor, é te encomiendas á Nuestro Señor?» Y el mancebo respondia é decia: — «Señor, ya lo veo». Y encontinente tornaba á ron- E Otras muchas cosas se podrian decir á HISTORIA GENERAL Y NATURAL este propóssito, que nos enseñan cómo en la verdad muchas personas no tienen de hombres sino el nombre é la vista, pues que en el tiempo que conviene ha- cerse lo que deben, en aquel están muy desviados de la racon é de la vergiienca. _Tornemos á la historia. Paresció que aquel cuydado, que yo reprehendo del que sacaba el vizcocho, fué por Dios proveydo, porque con sola aquella poca racion de pan basteció é proveyó á toda aquella afligida compañia para su navegacion, é yr donde Dios los quiso guiar; pero en los menos avia €s- peranga alguna de salir á tierra, si mira- glosamente Dios no lo hiciesse, porque estaban muy engolphados é dentro en la mar; é presto perdieron el tino ó tiento del camino, porque como he dicho no te- nian aguja que les enseñasse el polo, ni quadrante que los avisasse del camino, ni sabian qué via debian tomar, ni dón- de estaban, ni adónde yrian. Acordaron de hacer una vela para descansar algo del trabaxo del remo, é como no tenian otro lienco sino las camisas que se halla- ron vestidas, dellas hicieron una vela bien pequeña, con algunas agujas que por ventura se hallaron entre algunos, é ya que tenian agujas faltábales el hilo, é descosieron los sayos é los vestidos con que se hallaron, é con aquel hilo, tal qual era, se cosió la vela é se hico como pudieron. É cómo el viento é las ondas los gobernaban, andábanse assi á Dios misericordia, sin saber lo que seria de- llos, ni qué camino procurassen de lle- var; é luego repartieron .entre sí aquel poco de vizcocho, que al que más cupo dello fué hasta onca é media de pan. Y en lugar de agua, que ninguna tenian para - beber, lavábanse las manos en Ja mar é con ellas la cara; é aquella humedad amarga é salobre contaban é se tenia en = $ Malhei, XIV é XV. E == DE INDIAS. LIB. L. CAP. IV. ) 13 lagar de brebage sin beber. Otros con sus proprias orinas satisfacian alguna par- te de su sed, é cotidiamente con lágri- mas é sospiros llamaban á Dios é á su gloriosa Madre, y en especial se votaron - á Nuestra Señora del Antigua, que está en la iglesia mayor de Sevilla, é plugo á la Reyna del cielo de oyrlos; é passa- dos once dias, amanescieron á dos ó tres leguas desta Isla Española, é conoscieron la tierra; y el piloto ques dicho les dixo assi :—«En este parage que vamos está Puerto de Plata». É assi fué; que á poco más de medio dia llegaron al puerto de aquella isla. É assi cómo saltaron en tier- ra, se descalgaron, é dando infinitas gra- - cias á Dios, se fueron derechos á la igle- sia á referir el conosgimiento que de tan señalada misericordia divina á Dios de- bian é á su presciosa Madre, con tan se- ñalado miraglo como con ellos usó la cle- mentíssima bondad de Dios. Desde allí, ya puestos en salvo, algu- nos se quedaron en esta Isla, é otros se fueron á España, donde el siguiente año de mill é quinientos é quince yo hablé al mesmo piloto Anten Calvo, dentro en la iglesia mayor de Sevilla : el qual é otros de aquellos, por quien Dios higo lo que he dicho, me contaron lo que aqui he es- eripto; é fué y es muy público é notorio en esta y en España todo ello. CAPITULO V. De un mancebo portugués, que yendo una nao á la vela con lodas sus velas é buen tiempo, se echó á _hado, vestido un papahigo en la cabeca, para se passar á otra nao de la flota ; € cómo fué recobrado por otra nao, que venia detrás de aquella quassi un quarto de legua, en lo qual usó Dios con él de su miseri- - eordia, : Di. aqui un caso temerario de un man- cebo portugués, en que mostró él su lo- cura, é mostró Dios su misericordia con- tra la vanidad de aquel hombre; é fué desta manera. | El año de mill é quinientos y catorce, al tiempo quel gobernador Pedrarias Dá- vila passó á la Tierra-Firme con diez é siete ó diez é ocho caravelas é naos, por mandado del Cathólico Rey don Fernan- do, Y de tal nombre en Castilla, es- tando ya esta armada en el grand golpho del mar Océano, quassi á medio camino, yendo nuestro viaje un dia con muy buen tiempo é próspero viento largo é la mar bonanca é las naos con todas sus velas en popa, corriendo más de dos leguas por hora, acaesció que una nao de la vi- lla de Palos, de la conserva ó compañia, en la qual yba el thessorero Alonso de la Puente, entre los otros soldados avia TOMO 1V.. E un mancebo portugués; é viéndole algo liviano en sus palabras, comencáron con él á burlar é passar tiempo los otros hom- bres de guerra é marineros, que en aque- lla nao yban; y él, aquel dia, enojóse de las burlas, é díxoles que juraba al cuerpo de Deus, que si mucho se eno- jaba que se avia de echar á nado é pas- sarse á otra nao de las que allí yban del armada. É quanto más firme lo juró é prometió, tanto más atentamente los otros mancebos prosiguieron en sus bur- las con él: de forma quél. enojado, é determinado de guardar lo que avia pro- metido , tomó otra camisa que tenia, de- más de la que llevaba vestida, é atósela á la cinta, é tomó un papahigou de paño leonado é púsoselo en la cabeca vestido (aunque ningun frio hacia ni era apro- priado hábito para nadar). É como se oyo assi aderescado é puesto > punto, salió 474 á la cubierta é dixo:—«Voto faco á Deus que si comigo burlays, de me eytar en iso mar é passarme á essa otra nao». La qual otra nao yba gerca de la otra en quel portugués yba, al un lado apartada un tiro de piedra, no corriendo menos, y era cosa imposible poderla el pobre man- cebo tomar, por la velogidad con que las naos caminaban. Los compañeros é la gente de la nao estaban con mucha risa oyéndole, é unos degian:—«No lo osareys hacer, como lo degís». Otros decian:-«Si vos fuéradés castellano, compliérades vuestra palabra é lo que avés jurado». E assi á este propóssito le decian otros desvarios, no pensando que seria tan lo- co que lo hiciesse; pero él atendió poco, é púsose sobre la mesa de guarnicion en el un costado de la nao é arrojóse á Ja mar. É tan presto como saltó en el agua, quedó atrás por popa grand trecho des- viado nadando: é Áá capear porque no se perdiesse aquel hombre, é de caso quiso Dios que vinies- se detrás por la mesma stela Ó via mes- ma é derecha otra nao del armada más de dos tiros de ballesta, é aun de lom-: barda. La qual cómo vido capear á la nao delantera, de donde avia saltado el por- tugués, siguió derechamente para ella, sospechando que se le avia caydo algun hombre al agua (como suele acaescer) ó que tenia otra nescessidad. É plugo á Nuestro Señor que se dió tan buena ma- ña que recogió aquel hombre, ya muy cansado é arrepentido de su locura; é á tardarse un poco más el socorro, el por- tugués se ahogara, como loco. En fin, él Megó al Darien, donde yo le ví despues; y el mesmo thessorero, en pressencia del E - mesmo mancebo é de muchas personas SS : que lo. vieron, me contó lo. ques. dicho, é fué muy público. é notorio. E no se te- la nao comencó luego HISTORIA GENERAL Y NATURAL nia el mancebo por esso en menos: antes decia que ningun castellano lo osára ha-. cer, como él: é aun assi creo yo que ni castellano ni de otra nascion alguna, que sesso tuviera, hiciera cosa tan vana é tan loca osadia como aquella, donde el cuer- po y el ánima juntamente se perdiessen tan sin causa de fama ni de gloria, 0 seyendo loco, como el que esto higo *. Aunque prometi de decir la Jocura del portugués que he escripto de susso, quie- ro aquí decir otra no menor é más fres- ca de otro mancebo castellano, ques pa- ra reyr por una parte, é con más racon para aver lástima de los que tal sesso tie- nen, é para que den gracias á Dios los que algun juicio tuvieren, é le supliquen que por su misericordia los conserve é dé su gracia, para que no incurran en se- mejantes errores; y el caso es aqueste. El año de mill é quinientos é treynta y quatro años, una muger muy enamora-. da é muy ataviada de ropas é joyas avi- das con aquel sucio officio, acordó de passar á estas partes é venir á esta nues- tra cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española: é para surecreacion é compañia traia consigo un rufian, ó amigo, á quien demás de hacerle parte de su persona, ella daba de lo que tenia. É viniendo su viaje, la nao tocó en la isla de Tenerife, ques una de las de Canaria, é allí salta- ron en tierra.á tomar refresco é proveer- * se la nao de agua é leña é lo que más le convenía para su camino, como se suele hacer. Y en aquellos dias el man- cebo jugó é perdió una cadenilla de oro quella le avie dado ó prestado: lo qual sabido, oyo mucho enojo é díxole feas é injuriosas palabras y él á ella, é quebróse el amistad; y él, enojado no menos, pas- sóse á otra nao que venia en compañia con la otra. É cada uno dellos en su navio A - nos sirve de texto. DE INDIAS. LIB. L. CAP. Y. prosiguieron su viaje, é desde la una cara- vela á la otra hagíanse señas é passaban otros requiebros vanos; é cómo el sesso dél é della eran conformes, y ella no acostumbrada á dormir sola, tornáronse á concertar desde los navios; é cómo con buen tiempo en esta navegacion y en el mar largo muchas veces caminan tan qer- ca una nao de otra que se hablan á quince Óveynte passos é menos, el mancebo dixo á aquesta su amiga que si le perdonaba é le acogia, que se passaria á la nao en quella yba: la qual, mostrando mucho placer dello, le respondió que holgaria mucho en que lo higiesse, é quella le per- donaba é le atendia. Estonces él rogó al maestre que hicies- se dar un cabo de una guindalesa á la otra nao, para que atado á ella le halas- sen, é tirando de la cuerda los del otro _navio, lo passassen donde ella estaba. El maestre comencóle á decir que cra cosa de peligro é que se podria ahogar, é que le consejaba que no lo hiciesse: otros de- cian que muy presto seria hecho é que no peligraria, y el mancebo tambien de- cia quél sabia nadar, é que se lo paga- ria, é que le passassen de aquella for- ma. De manera que por sus ruegos dél é por los della á los de la otra nao, é los macstres é marineros, por ver la fiesta é tan nueva farsa, acordaron de complager vd) á estos enamorados; é ataron al mance- bo é dieron primero el cabo de la cuer- da la una nao á la otra, é puesto en la mesa de guarnigion, encomendándose á Cupido, entró en el agua, é con mucha grita é diligencia tirando los marineros, era cosa de ver cómo este amante mu- chas veces entraba é salia debaxo de las ondas de la mar, é sorbia algunos tragos contra su voluntad; y ella le santiguaba é daba mucha priessa é solicitud á los que tiraban. Pero no mirando Dios las culpas del uno ni del otro, le passaron bien re- mojado; é luego ella le dió camisa é ropa enjuta,, é lo rescibió con mucho placer é - fiesta é risa de quantos lo vieron. É lle- garon á esta cibdad, donde el mancebo tenia un tio, que era el ligenciado Alon- so Cuaco, oydor en esta Audiencia Real, persona grave é de antigiedad: el qual, por quitar al mancebo de tal compañia, é porque ella casándose, viviesse mejor, tuvo forma quella se casó con un hombre rico é vecino desta cibdad, y el mance- bo se fué despues á la Nueva España; y ella quedó casada aqui é hoy dia vive, é no niega aver passado assi lo ques dicho, é á personas que estovieron pressentes é venian en los mesmos navios, he oydo contar lo mesmo, é hay testigo aqui y es pi E CAPITULO VI. Cómo viniendo dos naos de España á esta Isla Española , la una dos dias delante de la otra, se perdió la primera é se salvó la gente en una isleta despoblada, é la segunda nao desde á dos dias fué á dar en lierra en otra isleta baxa cerca de la primera, é se anegó derecha hasta eslar assentada en tierra; é cómo por miraglo salió de allí é cobró la gente de la primera nao perdida, é vino á esla cibdad de Saneto Domingo - con ella, donde se adobó é volvió en España. po a a E, año de mill é quinientos é veynte é tres años de la Natividad de Cbripsto,- Nuestro Redemptor, venian de España para esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Esp de la ana era capitan é maestre Francis- co Vara, vecino de Triana, é de la otra Diego Sanchez Colchero, vecino de la mesma Triana ó de Sevilla; é quando lle- a z garon cerca de las islas, se perdió la nao. 6 HISTORIA GENERAL Y NATURAL del Francisco Vara en los baxos de las islas que llaman las Vírgines ; pero salvó- se la gente é perdióse la nao con todo lo demás de la carga. La otra nao dió en otros baxos de otra isla que está allíjun- to, que se dige el Anegada, porque es isla muy baxa é no se ve hasta que es- tán sobrella: y entre quaderna é quader- na del navio, en el rumbo ó espacio que allí queda, metiósele una piedra de un cirial Ó roquedo en que topó, é passó la nao adelante , é quedó la piedra muy fi- xa é atestada en las tablas; pero no tan justamente inserta que entrella é las ta- blas en algunas partes no quedasse abier- to por aquellos lugares que la piedra no ajustaba con la tabla Ó madera, é por allí entraba tanta agua, que anegó el navio hasta que quedó assentado en tierra, pe- ro derecho, sin que se pudiesse vencer el agua con la bomba, aunque alijaron las pipas é la carga. É cómo vieron quel suelo estaba cerca, é que aunque estaba Hena de agua la nao hasta assentarse en tierra, se podria vaciar, si se hallaba por dó entraba el agua, echaron las áncoras, porque las ondas é aguages ó corrientes no lleyassen la nao é la hiciessen volver de costado. Y estonces dixo Alonso San- chez Albañir (que hoy está en esta cib- dad y es hombre rico é de crédito, é que traia la mitad de la nao cargada) que al marinero que hallasse el lugar por dó en- traba el agua que le daria una muy bue- ha ropa; y estonges un marinero diestro é buen nadador se dió tan buena maña, que halló la piedra atestada, é con sebo y estopas atapó aquellos lugares que que- - daban entre la piedra é las tablas, y en- Sima clavó un cuero sobre la piedra, é dando á la bomba é vaciando el agua por a é la agotaron é levantaron la nao. r parte odas las vias que pudieron, vencieron el - - mucha parte de la carga que avian alija- do, é passaron dos leguas adelante á las islas ques dicho que llaman las Vírgines, é son despobladas, donde hallaron toda la gente de la otra nao primera que se avia perdido del Francisco Vara, é dado al través dos dias antes, como se dixo de susso, que no avian salvado cosa alguna sino las vidas é personas é una ymágen grande de Nuestra Señora del Antigua, que está agora en la iglesia mayor desta - cibdad en el altar que está junto al Sa- grario, la qual es contrahecha por la y mágen del Antigua de la iglesia mayor de Sevilla. É recogieron la gente toda; é tambien se cobró mucha parte de la car- ga que avia alijado la segunda nao dicha la Colchera. La qual, con su piedra ates- tada entre las tablas de la manera que he dicho, llegó aqui á esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española en salva- mento con la gente de entrambas naos, que eran ciento é cinqiienta personas ó más. É aqui se reparó, é volvió carga- da á España, é se llevó la piedra mes- ma á Nuestra Señora de Guadalupe, á la qual se avian todos votado y encomen- dado; é hoy dia está en esta cibdad de Sancto Domingo el mesmo Alorso San- chez Albañir, que como está dicho traia cargada la mitad desta nao dicha la Col- chera; y es muy público é notorio en es- ta cibdad todo esto. Bien es de creer que donde tanta gen- te se vido en un trance é naufragio tan peligroso, que no faltarian oraciones ni lágrimas para ser oydos de Dios, assi de los que estaban perdidos é quedaban en las islas despobladas dichas las Vírgines (que venian en la nao de Francisco Va- ra), como de los de la segunda, que qui- 50 Dios que fuesse en parte que oviesse lugar de se llegar donde pudiesse, á vuelta de sus trabaxos proprios, recoger - Aquella gente é que la una é la otra se - Salvasse: lo qual fué extremada é muy DE INDIAS. LIB. L. CAP. VI. Sancta Maria, Nuestra Señora, con los unos é los otros. grande maravilla, la qual usó Dios, Nues- tro Señor, é su gloriosa Madre la Vírgen 477 CAPITULO VII. De una náo que se encendió fuego é miraglosamente se mató, estando muchas leguas dentro en la mar. E, el mes de septiembre del año de mill é quinientos é treynta é tres años, es- tando una nao en el golpho grande del mar Océano, é viniendo á la vela con muy buen tiempo é con todas las ve- las en su derrota para esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española des- de España, de la qual venia por maestre Chripstóbal Vara, siguióse que la nao no venia derecha é traia lado, que pendia más del un costado que del otro á la par- te de la proa, ó por aver comido los bas- timentos de aquella parte ó por no venir bien arrumada ; é para quitar este incon- viniente (que cada dia acaesce) hinche- ron tres pipas de agua salada de la mar, é pusiéronlas debaxo de - cubierta en aquella parte donde faltaba la carga; y hecho aquesto, la nao se enderescó é ha- cia mejor su camino. Desde á quatro ó cinco dias despues que aquesto passó, un marinero ó qualquiera otro que fuesse entró debaxo de cubierta con una cande- la encendida á buscar algo ó hacer lo que le convenia, é despaviló aquella candela, no mirando en ello, é desta ocasion se sospechó que avia procedido el mal re- cabdo. Despues, como los marineros acostumbran velar el navio, haciendo tres partes la noche, é se reparte la gen- te para ello, velando unos la prima é otros la segunda guarda é los postreros el quarto del alba por sus ampolletas ó relox de arena, ya comengada la prime- ra vigilia bien avia dos horas, andaba tanto Sua en la nao, que los que vela- ban é é aun toda la otra gente 1 no lo podian tar: cómo á prima noche. se > ne recabdo en la lumbre del fogon é se cubre ó la matan del todo, é vian que de allí no procedia aquel humo, tanto ma- yor fué el miedo en ver que debaxo de cubierta salia. É cómo acudieron á lo buscar allá, hallaron que ya el fuego an- daba muy encendido é avia por muchas partes quemado un cable nuevo ó maro- ma con que suelen amarrar é fixar las áncoras, que valia veynte é cinco ó treynta ducados, é avíase quemado assi- mesmo una caxa de ropa é otras cosas que allí cerca avia, con un ardor secreto é sin llama, porque no hallaba lugar por dó salir el fuego. É assi andaba aumen- tándose é cresciendo, quemando lo que topaba; é quiso Dios que no avia llegado al costado é tablas del navio: porque co- mo es madera seca é llena de brea, de pez é alquitran, no tardára el fuego de concluyr su officio é abrasar toda la gen- te é nao, sin que ninguno se pudiera es- capar de tal muerte. Pues para poderse atajar presto, é porque debaxo no se po- dian valer ni rodear, segund la nao yba estipada é llena de ropa, rompieron á mu- cha priessa la cubierta de engima con ha- chas, é sacaron un grand pedaco de un -escotillon de aquellos, en especial del que yba en derecho de donde el fuego andaba; y en el instante que se abrió sa- lió un grand golpe é llama de fuego, que subió hasta quassi medio árbol de la nao, é sin dubda de hecho se quemára toda, sin se poder salvar persona de más de ciento que yban dentro, si la Providen- cia divina no oviera hecho poner pocos dias antes aquellas tres pipas de agua sa= 478 lada, que se dixo de susso, debaxo de la cubierta, que se avian puesto para ende- rescar la nao: las quales, como estaban cerca de donde el fuego ardia, las des- fondaron, é assi como las rompieron ver- tióse el agua toda dellas sobre el fuego, é matóle, Ó á lo menos la mayor parte dél. De forma que tovieron lugar é tiem- po de sacar más agua de la mar é acabar. de matar el fuego, é assi escaparon de un peligro tan señalado é de muerte tan cruel como el que lee puede muy bien congecturar. | Grande es la misericordia de Dios , que permitió que la nao hiciesse costado é tuviesse nescessidad de ponerle más car- ga de la una parte, é que fuesse la que convenia para matar el fuego despues : lo qual acaesce pocas veces, porque no se= suele enmendar aquello con poner pipas de agua, sino con mudar las áncoras gruessas y el artilleria é caxas é otras co- sas de la carga é ponerlo por contrapes- so en la parte que la nao muestra que le falta la carga; é assi las suelen tornar á poner en andana é igualdad, quando por. el camino ó viaje se descompassan. É quiso Dios que aquestos higiessen aquella enmienda del navio con pipas de agua, como aquel que sabia en qué peligro se avian de ver, porque segund yo oy decir desde á pocos dias al mesmo maestre é á otras personas que se hallaron en este trabaxo fuera imposible escapar, si aque- llas pipas de agua no tuvieran tan á la mano. E HISTORIA GENERAL Y NATURAL Entró despues en salvamento esta nao en el puerto é rio de aquesta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española vier- nes en la tarde, que se contaron diez y nueve de septiembre del mesmo año, desde'á ocho ó diez dias despues que avia acaescido lo ques dicho. É desde á pocos dias, aviendo tomado refresco é agua é leña é lo que más le convino, si- guió su camino para la Nueva España, á donde yba fletada. — En esta nao yba é se halló una muger de bien, llamada Catalina Sanchez, que yo tuve en mi casa todo el tiempo que estuvo aquella nao: la qual, como testigo de vista, contó el caso, é aun decia más que en aquel tiempo quel fuego en la nao andaba eran muchos los gritos é cla- mores de los passageros, é con lantas lá- grimas é devocion como se puede é debe creer; é que dos personas de los que allí yban afirmaban aver visto á Nuestra Se- ñora de Guadalupe en aquel mayor peli- gro é trabaxo en que estaban , é que assi pensaban é creyeron que se avian salva- do por su medio. Y en verdad que aun- que esta muger nunca dixo si era ella al- guna destas personas, antes lo negaba di- ciendo queno era ella digna de tanto bien como ver á la Madre de Dios, que no me maravillaria que oviesse seydo ella una de aquellas devotas personas; por- que es muger de bien é cathólica chrips- tiana, y es ya de más de cinqienta años. DE INDIAS. LIB. L. CAP. VII. 479 CAPITULO VIII. ed De tres naos que escaparon miraglosamente con toda la gente dellas , estando doscientas leguas ó más en la mar, é aportaron al puerto de Plata en- esta Isla Española. M uchas veces he oydo á hombres de la mar $ á otras personas de crédito que han navegado é halládose en naufragios é grandes tormentas, que han oydo vo- ces como humanas hablar en el ayre en los tiempos que más peligro tenian, é han visto cosas espantables é demonios. É á este propóssito diré lo que passó muy po- - cos dias ha, de que hay muchos testigos en aquesta isla, é aun algunos vecinos desta cibdad, en especial Martin de Ver- gara, alguacil mayor por el almirante dou Luys Colom, é Chripstóbal Perez, carcelero de la cárcel real desta cibdad, que yban á España é se hallaron pressen- les en este abasos lo ES passó: desta manera. : En el mes de agosto, año de mill é quinientos é treynta é tres, salió del puerto desta cibdad de Sancto Domin- go de la Isla Española una nao, carga- da de acúcares é cueros de vacas é de cañafístola é con oro é otras cosas para yr á España; y en el camino cerca des- ta isla el maestre della, llamado Sanct Johan de Ermua, adolesció,-é dióle tanta. priessa su enfermedad , que la nao arribó por su respecto á la isla de la Mona, que n entre aquella isla é la de Sanct Johan á quarenta leguas desta cibdad. É allí murió el dicho maestre, el qual enterra- do, la nao prosiguió su camino; é cómo se avia allí detenido, ovo lugar de la al- —Cangar otra nao que salió despues deste puerto de Sancto Domingo, de que era maestre un piloto llamado Carreño. Esta - segunda nao yba assimesmo cargada de muchas caxas de agúcar é cueros é caña- - fistola é oro, é yba muy rica; y en esta É á cabo de muchos dias que navegaban, que eran ya más de quarenta, é quan- do á esta cibdad llegó la nueva de su desaventura, é que se pensaba questas naos estarian ya en España, arribaron perdidas é destrocadas á la villa de Puer- to de Plata en esta isla, ques de la ban- da del Norte, quebrados los másteles y entenas, é aviendo alijado la mitad ó más de la carga que llevaban y echádola á la mar. Esta tormenta les tomó dia de las on- - ce mill Vírgines, ques á veynte é un dias del mes de otubre, é turóles tres dias eon dos noches. Viéronse muchas veces de- baxo de las ondas de la mar anegados; é llamando á Nuestro Señor é á su gloriosa Madre, parescia que del profundo de las. aguas subian para arriba, é como aque- llos pecadores decian: «¡Oh, Madre de Dios, Vírgen Maria!» é con lágrimas é grand atencion pedian su socorro, 0ye- ron en el ayre decir: «¿Qué la que- reys? ¿Qué la quereys?» É assi replicar= lo algunas veces á los demonios, los qua-. les afirman sin dubda aver algunos visto. - Á la qual gloriosa Señora plugo, á pes- sar de los adverssarios diablos, de so- correr esta miserable gente en tanta ago-. nia é trabaxo puesta. É assi, acaba- dos los tres dias, é quassi roncos de las. voces é clamores, é traspassados é que- “brantados del mucho trabaxo, fueron de Dios é de su sacratíssima Madre oydos, é cessó aquel mal temporal. Pero, como se dixo de susso, aviendo echado á la mar más de trescientas caxas de acúcar, que á lo menos ninguna lleva de doce arrobas abaxo, é más de mill cueros de , E mo. shan los que he nombrado de susso. — vacas, é muchas pipas de cañafístola; y... E 480 es opinion que la ropa é mercaderias que echaron á la mar valian más de diez mill ducados. É assi muy fatigados, é porque las naos no podian navegar é volvian abiertas de la grand tormenta, é hacian tanta agua que apenas la podian extraer con las bombas, é vaciando de dia é de noche sin descansar momento, é quassi el agua era ya invencible, plugo á Dios que miraculosamente llegaron al puerto de Plata, é la gente salió salva é libre é no poco espantada; é de la carga que quedaba, que no echaron á la mar, la mayor parte della quedó quemada é po- drida de se aver bañado tantos dias. Con estas dos naos se avia juntado otra en la mar, que yba de la Nueva España car- gada de tocinos : ques otra cosa nueva é para se notar, porque no há quince años que ningun puerco avia de los de Espa- ña, é de los que passaron destas islas se han hecho tantos é tan grandes hatos é innumerables monteses, que ya las naos cargan de los toginos. Assi que, esta nao - yba con esta carga, é llevaba cinqiienta mill castellanos, é los veynte mill dellos para Su Magestad, segund estotras dos naos dieron noticia, que lo avian sabido de otra tercera, con quien avian avido ha- bla; pero como estotras se tornaron por la ragon ques dicho, quedóse prosiguien- do su camino (la que yba de la Nueva España) en la mar. Pero no lo pudo con- tinuar por el mesmo temporal ; é assi des- pues un sábado, veynte é dos dias de noviembre del mesmo año, aportó al puerto desta cibdad de Sancto Domingo estotra tergera nao, perdidas las gavias é otros aparejos é muy destrocada; pero salió en salvamento, loores á Nuestro Se= hor. De la qual era maestre un Johan E Sanchez de Figueroa, al qual yo hablé - despues en esta cibdad, é me dixo el ex- $ HISTORIA GENERAL Y NATURAL tremado peligro, en que se avian visto. De manera quel diablo no quiere sola- mente trabaxar á la gente de la tierra; pues que me paresce que tambien nave- ga é va á molestar las naos é navegan- tes: del qual sean librados todos los chripstianos. - | Pero para que los que no han navega- do sepan questo no es cosa nueva á nues- tro comun adverssario, diré en el siguien- te capítulo otro caso no de menor peli- gro, y en quel maldito Lucifer no puso menos diligencia que en lo que tengo aqui dicho, para que los cathólicos vean quán acordada debe estar en sus coracones continuamente la Madre de Dios. - Lo mesmo que he dicho destas tres naos me contó assimesmo en esta cibdad el proprio maestre Carreño, cuya era una destas tres naos, hombre de bien é de crédito; é fué el que más perdió en este naufragio. É por tanto na pongo más tes- tigos ni auctores en este caso, porque es muy público, assi á los que lo vieron co- mo á los vecinos desta cibdad particula- res, cuyas eran aquellas caxas de agúcar é mercaderias, que yban en estas dos naos. ¡ ! | La deyocion principal é socorro ques- tos tovieron no es menester más repetir- la, ni acordar al letor, sino que quando llamaban á la Madre de Dios, respondia el diablo: «¿Qué la quereys? ¿Qué la que- reys?» Por cierto necia respuesta, pues sabia él lo que la querian los pecadores, que en tanta nescessidad é agonia la Jla- maban, é con tanta confianga de su po- der é clemencia: no era aquello sino pa- ra turbar é desacordarlos de pedir tan cierto é infalible socorro, como hallan Jos que de coracon la aman é sirven, é co- mo le hallaron estos chripstianos en la _Madre de Dios, A. + DE INDIAS. LIB. L. CAP. IX. 481 CAPITULO 1X. De la caravela que llamaron de las Taviras por el caso maravilloso que aqui será contado que obró Dios -€ su gloriosa Madre por estas mugeres é olras personas que en esle naufragio-se hallaron. E año de mill é quinientos é diez y nue- - ve partió una caravela de la cibdad é puerto de Sancta Maria del Antigua del Darien, ques en la Tierra-Firme en el: golpho de Urabá, en la gobernacion de Castilla del Oro, para venir á estas islas. É atravessando este golpho, dióle muy grand tormenta, é forcosamente corrió la vuelta de la isla Fernandina ó de Cu- ba, é muchas veces se vieron sorbidos de las ondas de la mar, é quassi anegados, é otras tantas la Madre de Dios los sacó de debaxo del agua. Á la qual, con mu- chas lágrimas é devocion, todos los que allí yban se encomendaban con grandes voces é gemidos, como personas que tan cerca se vian de la muerte. En esta caravela yban dos mugeres, que se llamaban las Taviras, é otras personas; pero destas en especial, segund los que allí se hallaron dixeron, fueron muchas sus lágrimas, é de todos generalmente. É vieron diablos muy fieros y espantables puestos á la proa é popa de la:nao, é oyeron en el ayre que decia uno de- llos: — «Tuerce la via»; como que de- bicra otro tal estar sobre el timon é go- bernalle, dando estorbo á la salvacion de aquella gente para que se anegassen. El qual respondió: — «No puedo». É des- de á poco oyeron otra voz que decia: — «Échala 4 fondo; anégala». Respondió otra voz, digiendo: «No puedo, no pue- do». E tornó á replicar el que parescia que mandaba: —«¿Por qué no puedes?» - É aquella maldita voz dixo:—«No pue- - do, que va aqui la de Guadalupe». Estonces fué tan grande el alharido é lágrimas de todos aquellos pecadores Ena ) años, Mamando á Nuestra Soñora. | de Guadalupe y encomendándose á ella, que paresció que abrian el ayre é llega- ban al cielo sus clamores. É assi fué ello; porque en aquel passo yba el navio ya muy cerca de tierra, ó junto á ella, pen- sando todos que se avia de hacer mill pe- dacos en aquella costa brava, é vino una ola muy sin comparacion alta é mayor que las otras, é por encima de los roque- dos de la costa brava levantó la caravela é la echó en tierra más de cient passos fuera del agua, sin que persona de to- dos los que en el navio estaban peligras- se ni muriesse. É assi miraglosamente los libró Dios á intercession de su gloriosa Madre del peligro de la mar é del diablo. Y en esto aveys de saber otro misterio: que en la mesma caravela yba un hom- bre, que venia de Tierra-Firme con la de- manda de la limosna de Nuestra Señora de Guadalupe, el qual yo ví é conoscí allá. É por esto tal juzgareys los miste- rios é particulares é muy señalados mira- glos de Nuestra Señora de Guadalupe: á la qual se votaron los más. que yban en aquel navio. É 4 aquel qúestor é á las un llamadas las Taviras conoscí yo; é aqui en esta cibdad de Sancto Domin- go está el licenciado Alonso Cuaco, ques uno de los oydores que Su Magestad tie- ne en su Real Audiencia, que se halló á la sacon gobernando él la mesma isla de Cuba, que dice aver oydo lo ques dicho á aquellas mugeres é al qúestor é á otros muchos que en este naufragio é tormenta se hallaron y escaparon en aquella isla - de la forma que aqui es escripto, despues de les aver la tormenta rompido los ár- boles y entenas, é averles hecho alijar y echar á la mar la mayor parte de quan-= 482 HISTORIA GENERAL Y NATURAL to en el navio traian, é viniendo abierto é haciendo tanta agua , que la mayor par- te dél yba anegada. É afirmaban que vian venir unos pescados como grandes toñinas Óó delphines, é assian con los dientes de las cintas de la caravela, que son aquellas tablas con que se cubren las costuras ó junturas de los navios, é las despegaban é arrincaban, é por allí les entraba tanta agua que no se podian va- ler; ni fuera posible salvarse sino mira- glosamente é con el favor de la Madre de Dios. latitulé este naufragio ó capítulo no- no de la caravela de las Taviras, por- que aunque el navio no era suyo, estas dos mugeres eran hermanas, é los que allí se hallaron loaban mucho sus lágri- mas é devocion, é decian todos é creian que avian seydo mucha parte con Dios é con Nuestra Señora para el socorro divi- no, que se les dió para que se salvassen. De lo qual se ha de notar cómo tiene Dios cuydado de oyr é amparar los pecado- res, é que no mira á las culpas é peca- dos nuestros; porque aunque estas mu- geres no eran tenidas en tanta estima que pensassen antes desto que de su devocion avia de resultar parte destas mercedes que Dios les hico, como su manjar es co- racones, y él mejor que nadie los conos- ce y entiende quál es el justo ó el más pecador, todos los que allí se hallaron las loaban, é pensaban aver seydo como he dicho oydas de Dios é de su gloriosa Ma- dre, para los escapar de tan señalado trance é peligro. É assi parescia que ca- da qual traia en el coracon escripto una afirmativa aficion é obligacion á estas mugeres, para les ser siempre en cargo. Ver la caravela dónde quedó fuera é tan apartada del agua, é tales roquedos entrella é la mar, era pues otra cosa de mucha admiracion, é que sin misterio é poder de Dios era imposible salir ella del agua por aquella parte, sino por la mano de aquel á quien no hay nada im- posible. CAPITULO y Cumo el ligenciado Alonso Cuaco se perdió en las islas de los Alacranes con una caravela en que yban hasta ginqiienta é cinco ó sessenta personas, de las quales miraglosamente escaparon con él diez é siele; é de muchas cosas que en esle viaje é naufragio acontescgieron: el qual capítulo, por quitar cansancio á los que le leyeren, terná treynta, é nueve párrafos 6 ó parles. E y L. n el libro quarto y en el segun- do capítulo dél, en la primera parte des- ta Historia natural de Indias, escrebí có- mo el ligenciado Alonso Cuaco vino á es- ta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española por juez, desde á poco tiempo E s que los padres Hierónimos vinieron á go- E bernar á estas partes, y cómo por no aver ride volver los indios, que se quitaron o s cavalleros aceptos al Rey Cathólico, de las mayores novedades y expiriencia de trabaxos más extremada que se pue- de aver oydo ni visto: ni aun en las no- velas de los fabulosos griegos no está es- cripta semejante cosa, ni todas las metá- phoras del Ovidio en sus Metamorpho- -seos no son igual comparacion, sabida la verdad de la historia ó alegoria, con qúél - quiso dar á entender debaxo de velámen lo que, hablando á la llana, no oviera de fiera muchos disavores. Qué- qué o podiea algun cuerdo 6 prudente DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. ello maravilla, é de las muy grandes que * suele Dios hacer por quien le ama, é con entera voluntad á él se encomienda. Y para que mejor se entienda, tomaré de principio el discurso desta historia, por- que se vea la causa que movió á este ca- vallero para su navegacion, de que tan incomportables é no oydas fatigas se le siguieron, por el buen celo con que se movió á tal camino. É assi creo yo que por ser en esta parte sancta é justa su in- tencion, le libró Dios muchas veces de la muerte, ó no de la comun, sino de mu- chas maneras de morir apartadas é no oy- das. Y digo assi: If. Notorio es que desde el año de mill é quinientos é diez y ocho estaba Hernando Cortés en la Nueva España; 6 tambien es notorio cómo el adelantado Francisco de Garay, estando por gober- nador de la isla de Jamáyca, fué provey- do de la gobernacion é capitania general de la provincia que llaman de Panuco, en la qual cae el rio de las Palmas, ques junto á la Nueva España, ó parte della. El qual partió de aquella isla de Jamáy- ca, que tambien se llama isla de Sanctia- go, con una muy hermosa é buena ar- mada é compañia de naos é caravelas, acompañado de cavalleros é hidalgos é gente muy lucida, para se yr á su gober- nacion, el año de mill é quinientos é veynte y tres: é hícose á la vela dia de Sanct Johan, á veynte é quatro de junio de aquel año, 6 aportó á la isla de Cuba, por otro nombre llamada la Fernandina, -á un hermoso puerto della que se dige la Xagua, ques gerca de la villa de la Tri- nidad, adonde ovo nueva que Hernando Cortés avia ya enviado á poblar aquella provincia de Panuco, donde Francisco de Garay yba á poblar con su flota. En este mesmo tiempo el licenciado Alonso Cuago estaba en la cibdad de ] iago de la mesma isla Fernandina, S 3 se donde anos. avia na yd | gobernador, ho 483 lo era ya en este tiempo que digo el ade- lantado Diego Velazquez, que primero avia tenido el mesmo cargo. Cómo Frangisco de Garay supo esto, conosciendo que para entrar en su gober- nacion de Panuco, que estaba ya por Hernando Cortés poblada é ocupada la tierra, y que no podria ser sin algun re- vés ó mucha contradicion aprehender él la possesion (puesto que llevaba bastan- tes poderes é provissiones reales del Em- perador, nuestro señor), parescióle que seria mejor guiar su negocio por algunos medios, que no venir á rompimiento é muertes de muchas gentes, en que Dios, Nuestro Señor, é Su Magestad fuessen deservidos. Y para esto no hallaba él en estas partes otra persona más acepta á Hernando Cortés, é al mesmo Francisco de Garay, quel ligenciado Alonso Guaco, é que como celoso del servigio de Su Ma- gestad é como letrado, mejores medios supiesse dar entre los dos para que la contienda gessasse, y el rompimiento é guerra se excusasse , á lo menos hasta cn tanto que de todo ello Su Magestad fues- se certificado, y mandasse proveer lo que más fuesse de su servicio. - Con esta deliberagion é acuerdo des- pachó un correo, desde aquel puerto de -Xagua, donde estaba con su armada, pa- ra la cibdad de Sanctiago, al ligenciado Guaco: el gual, vistas sus cartas é con- sultado sobrellas con el adelantado Diego Velazquez, á quien assimesmo escribió el adelantado Francisco de Garay, é á otros amigos del ligenciado, para que procuras- sen con todas sus fuergas cómo el Jigen- ciado no dexasse de hacer este camino para entender en lo ques dicho é ponerlos en paz, con todas sus fuercas é solicitud - que fuesse posible, como se requeria en cosa que tanto importaba al servicio de Dios é de Su Magestad. É como el pares, ger de todos fué (sin alguna discrepan- sia). que luego el ligengiado se debia pe e E 484 tir é disponer para tal camino, fletó aquel navio que en el prohemio deste último li- bro dixe que passando por aquella isla el mesmo año yo le avia allí vendido, el qual estaba en el puerto de aquella cib- dad de Sanctiago. E con esta deliberacion él se proveyó de matalotage ó bastimen- tos, é las Otras cosas nescessarias que para tan largo viaje se requerian, con pensamiento que todo le avia de subce- der prósperamente; pues quel servicio de Dios é del Rey le movian é yban delante en qualquier concordia, paz ó sosiego, que por su industria é trabaxo se diesse entre aquellos capitanes é gentes que tan propinquas estaban de la guerra é rom- pimiento. Y assi con este motivo puso en Obra su viaje, encomendándose á Dios; é desde á quatro ó cinco dias que comen- có á navegar, llegó y estuvo en la villa de la Trinidad, y de allí partió para cl puerto de Xagua, el qual es uno de los . hermosos é seguros puertos que puede aver en el mundo; é allí estuyo poco, é habló al adelantado Francisco de Garay. El qual con grande atencion le dixo quán- to servicio hacia el licenciado en este ca- mino á Dios Nuestro Señor é á Sus Ma- gestades, é quán grande merced era pa- ra él quitar una ocasion tan grande é tan justa como tenia, sin cargo suyo, para quanto mal se esperaba seguir, si Cortés no le dexasse libremente la gobernagion é tierra, de que Su Magestad le avia pro- veydo por su capitan general. É assi otras palabras muchas le dixo á este propós- sito. Desde allí, para el efetto ques dicho, | partió el licenciado en su caravela; é lle- | gado al fin de la mesma isla de Cuba, á - dó dicen el cabo de Sanet Anton, siguió E su u navegacion para la Nueva España; y o aviéndole subgedi- ; HISTORIA GENERAL Y NATURAL ron veynte del mes de enero de mill é quinientos é veynte y quatro años, les dió tan rescio temporal é tormenta, que muchas veces se vieron cubiertos de las ondas de la mar, assi por ser grande la tormenta como por ser tan pequeña la earavela, que apenas llegaria á quarenta é cinco toneladas. É cómo este cavallero era cathólico é devoto chripstiano é de buen ánimo é prudente, con mucho es- fuerco é llamando á Dios é á su gloriosa Madre, como en tales nescessidades lo suelen é deben hacer los verdaderos fie- les, no cessaba jamás un punto de ani- mar y esforcar á todos á la oracion, pues no tenian otro socorro, ni le avia sino el del poder absoluto de Dios: é assi el licenciado como todos los demás, con lá- grimas é muy á menudo, decian aquel devoto verso: Monstra le esse matrem , etc. É assi en el instante parescia quel navio salia del profundo de la mar hasta enci- ma della; é vian entre la noche escura una luz grande que los guiaba: en el qual tiempo é trabaxo vieron muchas to- ñinas grandes ó pescados de aquella ma- nera como puercos cebones, que pares- cia que volaban por el ayre alrededor del pavio, con otras señales horribles y es- pantosas, sin esperanca de la vida, é sin saber adónde estaban, ni poder gober- nar el navio, ni se poder aprovechar del aguja ni quadrante ni de otra cosa en que pudiesse quedarles confianca de sa- lud alguna, mas de solo remitirse á Dios é dexarle hacer, porque en él solo con- fiaban é no en el arte é diligencia del piloto é marineros: que todo esto ya faltaba. É al quarto del alba otro dia -. dieron en unos baxos é arracifes de pe- Nas bravas é muy ásperas. en que se ES 2 el navio muchos pedagos, é se les lió quanto llevaban. Y el ligenciado > ' más que otro é « Ls o E e DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. los que allí yban, porque perdió sus li- bros é mucho oro é plata é joyas é ha- cienda en mucha cantidad é valor; pero en comparacion de la vida todo lo tenian en poco, ni aun volvian el rostro para poner remedio en nada de aquellos bie- nes, porque lo más priva á lo menos. Ill. Llegada la claridad de aquella tempestuosa mañana, hallóse el ligencia- do Guaco entre los muertos de su com- - pañia que assi se avian ahogado, desnu- do, con los restantes, que serian hasta quarenta y siete personas, que escaparon subidos y encaramados todos sobre las peñas. Las quales con la cresciente de la mar se cobrian de agua é llegaba más al- to hasta darles en los pechos, sin les aver quedado algun mantenimiento, ni agua, ni vino, ni otra cosa que se pudiesse co- mer, considerando cada uno en la muer- te en que estaba tan propinqua como oys: é desta manera estovieron desde que se perdieron é se anegó el navio, como he dicho, hasta más de medio dia, con las ondas de la mar algunas veces tan al- tas, que passaban por cima desta mise- rable compañia con tan grand furia, que apenas abragados con las peñas se podian sostener, é á algunos arrancaban é los desmembraba é hacia pedacos entre las rocas. Esta agonia tan grande afloxó un poquito, en que assi como baxó ó menguó la mar, pudieron estar sin se mojar en aquellas peñas; é como Nuestro Señor siempre en la mayor priessa é nescessi- dad socorre á los suyos, vido el licencia- do entre aquellos riscos que descubria el agua despues que menguó, entre el are- na que allí estaba allegada, una canoa, que allí debia estar metida de tiempo an- tiguo, y era tan pequeña, que podrian caber en ella cinco personas : de lo qual dieron todos infinitas gragias á Dios, por- que ningun otro remedio tenian para sa- lir de donde estaban, sino este que mira- 5 6 dió la misericor- ps les enseñó 485 dia divina. Y luego con mucha diligencia cavaron con las manos alrededor de la canoa, que por tormenta debiera en al- gun tiempo ayer traydo allí la mar para socorrer Dios á estos pecadores, é aun- que rota é quebrada por muchas partes estaba, la hico el licenciado remediar lo mejor quél é los demás lo pudieron ha- cer, é la echaron sobre el agua en la mar y entróse en ella el ligenciado con otros tres hombres, é comencaron á navegar, dexando toda la otra gente encaramada sobre aquellas peñas, é fué á buscar adonde pudiesse hallar alguna parte en- xuta, é confessar sus pecados por algu- nos dias, que podrian ser pocos los que esperaba vivir, pues no tenian que comer ni beber. É navegando, sin saber adónde yba, halló por la mar mucha parte de la ropa é libros que andaban sobre las aguas, é con viento contrario venian de donde la noche antes la brava mar los avia hecho correr. É no hallando algun reposso, salvo algunas muy pequeñas piedras é peñas que las bañaba la mar, parescióle que porque la gente no peres- ciesse ni desmayasse del todo, que debia volver adonde los avia dexado: é díxo- les lo quél no sabia, que era que avia hallado tierra, aunque léxos, é que se esforcassen y encomendassen á Dios en- tretanto quél yba á aquella tierra que pa- rescia, la qual él no via en la verdad ni della sabia. É volviendo con este pensa- miento, é con muchas lágrimas rogando á Nuestro Señor les deparasse alguna po- ca de tierra, donde pudiessen hager peni- tencia é morir en algun reposso é don- de á la contínua no estuviessen entre las ondas de la mar, para esto acordó de echar quatro suertes, é que la una fues- se para el Oriente, é la otra para el Po- niente, é otra para el Norte, é otra final para el Mediodia; é que Dios los guiasse -á una destas quatro partes, á donde más * servido fuesse é á donde pudiessen tener 486 más espacio para se acordar dél é mejor morir. IV. Echadas las suertes quatro veces, todas quatro cupieron á que fuessen la vuelta del Oriente, hácia la parte quel sol salia. El qual viaje era contrario al que llevaban primero para la Nueva Es- paña; pero conformándose con la volun- tad de Dios, siguieron el camino por don- de la suerte los guiaba, é de passo llegó á la gente y esforcóla lo mejor que pudo, dándoles esperanca cierta que yban á tierra, é llegado á ella el licenciado les enviaria luego la canoa en que pudiessen yr poco á poco, avisándoles que hácia - donde yba la canoa, como la mar aba- xasse, se fuessen los otros todos que que- daban en el agua como mejor pudiessen por encima de los arracifes, que en baxa mar se yban descubriendo. É por la nue- va buena que les daba, se halló entre la compañia media macorca de mahiz que tenia hasta veynte granos, é desta comió tres dias el licenciado, sin beber gota de agua ni otro licor, cada dia seys ó siete granos, llevando firme esperanca en Jesu Chripsto y en su bendita Madre. Y siguió su viaje todo aquel dia hasta quel sol se yba á poner é muy baxo, y entre el sol y el agua paresció una cosa blanca, que era un arenalejo angosto de anchura de diez passos, é de longitud tenia hasta ciento é cingiienta otros; é cómo se yban acercando á aquello, más se certificaban que cra tierra, é con infinito placer an- duvieron tanto é con tanta priessa al re- mar, que quando el solse entró, estarian á dos tiros de ballesta de aquel arenal. Al qual llegados, el licenciado é los otros Ares que con él yban en la canoa, salta- - ron en tierra , é hincados de rodillas en ella, con muchas lágrimas dieron gracias , .0 o Señor creyendo que pues por HISTORIA GENERAL Y NATURAL su misericordia les avia enseñado aque- lla poquita de tierra, en que se pudiessen acordar de su passion sagrada, les daria remedio para se salvar. Y hecha su ora- cion , passeábanse por aquel poco terreno ó islote con mucha alegria; é al cabo des- - ta tierra vieron muchos bultos negros, -que parescian puercos de bellota, quando en algunas partes en España los traen á vender gordos y están echados; é alle- gándose á ellos, aunque con harto temor, los oian roncar tan rescio, que era cosa extraña é nunca por ellos oyda. Pero co- mo entre aquellos tres hombres que yban con el licenciado, uno dellos era hombre de la mar, é avia navegado por muchas partes, conosció que aquellos eran lobos marinos, la figura de los quales es gran- de é cosa mucho de ver, como se dixo en el libro XIII, capítulo Y * de la prime- ra parte de la Natural historia destas In- dias. É porque son animales de agua vis- tos por muchos, basta que se diga aqui con verdad, segund lo he oydo afirmar al mesmo licenciado Cuaco, que los vido allí tan grandes, que los mayores dellos tenian de luengo diez y siete piés, é de ancho, por la parte que son más gruessos, tienen más de ocho piés de circuyto: otros hay mucho menores é medianos, segund la proporcion de su edad. V. Estando assi estos hombres y el licenciado admirados, viendo estos lobos marinos y en diverssas contemplaciones, acordándose de la otra gente de su com- pañia que quedaba en el peligro que he dicho, el licenciado les dixo á aquellos tres que con él estaban, que volviessen con la canoa á remediar é ayudar aquella gente que quedaba perdida y en el agua. Respondiéronle que la noche era muy es- Cura y el viento contrario é no podian > 0 Da senda e per | tratar de e tiburones, a el E para los DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. do y era muy léxos, é que. si ellos se perdian con la canoa era perderse todos;, é porque la excusa era lícita é muy jus- ta, acordaron de esperar á la mañana del siguiente dia. E porque el viento era res- cio vararon la canoa en tierra; é puesta de través, al reparo della tendidos todos quatro en aquella arena se echaron, te- niéndole puestos ciertos palos, porque estaba de lado é no los tomasse debaxo como losa. É assi acontada, durmieron medio enterrados ó cubiertos con el are- na lo mejor que pudieron hasta que fué - de dia; pero poco antes que esclarescies-* 50, Oyeron muchas voces que daban tres indios de la propria compañia, y el uno dellos estaba herido de un bocado que le avia dado un tiburon, é los otros dos con aquel miedo avian bebido mucha agua de la mar por se dar priessa en el nadar, y el que yba herido murió luego que llegó á la isleta, é los otros dos desde á poco liempo murieron assimesmo, porque en fin el agua de la mar es tal que poco puede vivir el que alguna cantidad della bebe. É assi como fué de dia, vieron toda la otra gente que yba hácia la isleta de baxo en baxo nadando é á vuela pié por encima de aquellos arracifes, aunque en algunas partes estaba hondo, que no pa- rescian sino aquella pintura del final jui- cio que esperamos : é luego salió la canoa. recogió la gente más flaca é cansada, é hico tantos caminos aquel dia, que todos fueron recogidos en aquella isleta. É pas- saron los tres dias que de susso se dixo, en quel licenciado no comió más de aque- llos pocos granos de mahiz que tengo ya dicho, ni toda la otra gente comió cosa alguna ; y estaban ya todos tan desmaya- dos, que parescia que querian expirar de hambre y sed, allende de estar en el tra- baxo é aflicion que digo y el sabio letor puede congecturar de la muerte dilatada y que comengadaá executar, es de mayor ES a Y assi dixo Jullio Céssar la noche 487 antes que lo matassen, estando cenando con Marco Lépido, é disputando de quái era la mejor muerte, respondió el Céssar - que la no entendida ó improvissa. Y aun en la verdad la racon nos enseña que la que brevemente passa, con menor angus- tia se padesce. No avia olvidado esta sen- tencia de Cessar el maestre de Sanctiago y condestable de Castilla, quando al tiem- po que fué degollado en la placa de Va- lladolid por mandado del rey don Johan el segundo, dixo al verdugo: «Yote rue- go que mires si traes buen puñal afila- do, porque prestamente me despaches». Quiero decir que los que se ahogaron al tiempo que perdieron la caravela, menos tormento ovieron en su fin que los que despues murieron en este naufragio, co- mo paresce adelante. VI. Estando pues esta gente tan afli- gida, desmayada é aquexados de rabiosa hambre y sed, sin alguna esperanca de dónde podrian aver con quése substentas- sen, seyendo ya una hora de la noche, aquel mesmo dia que se recogieron cn la isleta entraron en ella cinco tortugas gran- des, é como lo fueron á decir al ligencia- do, que estaba algo desviado encomen- dándose á Dios, respondió: —«Yo las ofrezco á las cinco plagas de Nuestro Re- _demptor, de las quales. emanó nuestra redempgion é verdadera salud é hartu- ra». Y levantóse é fué con el que le llevó esta nueva, é como quier que son anima- les muy grandes, como las avian visto ya sus semejantes en otras partes destas In- dias, no se maravillaron ni les plugo po- co con ellas: é luego las higieron trastor- nar de abaxo arriba, porque estando as- si vueltas, no se pueden menear. Y eran tan grandes algunas destas cinco, quel proprio licenciado é otros seys hombres con él, cavalleros sobre una dellas, á to- dos los llevaba encima. É porque no pa- rezca error ni que me alargo en esto, aqui está el ligenciado en esta cibdad que 488 lo dirá assi, é sin quél lo testifique yo las he visto en la costa de Acla en Tierra-Fir- me y Otras partes quassi tan grandes co- mo lo ques dicho. Assi que, tornando á la historia, el licenciado avia leydo la propriedad deste animal, que puesto que todas las sangres tengan alguna poncoña, la de la tortuga es buena é aun apro- priada para los leprosos, y en fin las tor- tugas son saníssimas é para muchas en- fermedades, como lo dice Plinio *. An- les creo yo que con estos animales re- formarian parte de las enfermedades é mala dispusicion é frialdades que avrian rescebido, demás de matar la hambre é sed, que era uno de los mayores enemi- gos de sus vidas. Pues cómo fué de dia é la sed era ya incomportable, é avia cin- co dias que no bebian, hico el licenciado abrir una de aquellas cinco tortugas que estaban trastornadas é quitarle la una concha, é bebió primero que ninguno un grand golpe de aquella sangre, que pa- rescia un grand horror y espanto á la compañia : é despues que se limpió é pa- resció que á los demás les avia hecho la salva, se echaron unos sobre otros enqi- ma de la mesma tortuga, como si les oviera aparescido una taberna de muy buen vino, ó aquella saludable ribera del rio del Tajo, ques una de las mejores aguas de España. Nunca brevage fug más dulce á gente alguna que á esta aquella sangre ques dicha. É assi como cada uno se levantaba de beber untado de la ma- nera que he dicho, antes que se alimpias- se, alcaba las manos con los ojos al cielo á dar gracias á Dios por su socorro é merced, que les avia hecho á todos en - darles á beber sangre en memoria de su. -sacratíssima passion, á cuyas llagas el li- ES cenciado avia. ofresgido. estas tortugas, Como. se dixo p primero. É con esta sangre os que hallaron dentro des- SABIO: ser assi lo que los primeros men- HISTORIA GENERAL Y NATURAL tas tortugas é con la carne cruda dellas se sostuvieron algunos dias, hasta que se les acabaron todas cinco tortugas. En este tiempo, desde aquella isleta en que estaba esta gente perdida (é por miraglo allí venida), se parescia otra pe- queña isla, tres leguas de allí, poco más Ó menos; é de acuerdo del licenciado é' de los demás entraron un dia cinco hom- bres en la canoa é fueron á ella á ver si podrian hallar alguna agua que se pudies- se beber, porque donde estaban ninguna avia ni se pudo hallar, aunque cavaron con las manos en todas las partes desta primera isla; y tornados aquellos hom- bres con la canoa dixeron que ninguna agua avian hallado en la otra isleta, aun- que en muchas partes della cavaron é hi- cieron con las manos pocas, que todas eran tan amargas como la mesma mar é tan saladas; pero dixeron que avia tan- tas aves en aquella otra isla, é tantos ni- dos con hueyos dellas, que apenas po-- dian andar por medio dellas, sin pisar los hueyos é nidos é pollos que avia en mu- chos dellos. : No fué poco gocosa esta nueva, porque parescia que faltando ya las tortugas, los proveia Nuestro Señor de.otra forma de manjar, con que se podrian sostener hasta que su misericordia los proveyesse con más entero remedio. É luego el li- cenciado, como noble é piadoso caudillo, dió priessa á que todos se passassen á la otra isleta, y él quiso quedar el postrero, porque tuvo fin á procurar tanto por el más chico esclavo de toda la compania como por su persona mesma; é assi eran todos iguales en el comer é beber que Dios les daba miraglosamente, como he dicho é diré más adelante. VII. Llegados é puestos todos estos afligidos Chripstianos en la segunda isla, DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. sajeros dixeron; y era tanto el número de las aves que estaban en tierra y en el ayre, que á un tiro de herron ó cin- qúenta passos no se via un hombre á otro que se pudiessen claramente conosgcer el uno del otro. El graznar y estruendo des- tas aves y el batir de las alas era de tan grand rumor y estruendo, que no se oian los unos á los otros; y en el instante, as- si como la canoa llegaba con los pocos que traia de nuevo, que no podian ser sino tres, porque dos eran menester pa- ra la bogar é gobernar (pues no cabian en ella sino cinco personas), se -hincaban de rodillas á dar loores á Dios por darles allí tanta diverssidad de aves, é de tan- tas especies é géneros que no se podian contar, é con tanta alegria é contenta- miento entre sus hijos é huevos, que pa- rescia bien una de las obras maravillosas de Dios, servirse en un desierto tan es- téril de tantas diverssidades de raleas é aves que crió para el servicio del hom- bre; é que aquestos pecadores chripstia- nos aportassen allí, para que con aque- llas aves y pollos é huevos dellas hallas- sen la messa puesta entre tanta hambre é tribulacion, que por todas o los cercaban. E Vieron assimesmo muchas y tan gran- des ó mayores tortugas qué las passadas, y grandíssimo número de los lobos mari- nos, que era extraña cosa de ver é con- templar. - | Avia hombre destos que á vueltas de sus fatigas se sorbia cinqgúenta é sessenta huevos, sin levantarse de un lugar, sin otros muchos que comia de rato en rato. Otros cortaban las cabecas de aquellas aves, que no huian dellos, é chupaban aquella sangre. Otros trastornaban tortu- gas para comer é beber dellas, como ar- riba está dicho. É como quiera que todo era crudo lo que comia esta gente, enfer- maban, y la sed continuamente crescia y _era mayor, por la qual de cada dia se TOMO 1V... | 489 morian. Y era muy grande, é tanto el sol que los traspassaba , sin que loviessen re- paro alguno para se defender dél. Estando cercados de tantas angustias, no cessaban en la oracion. Y el licencia- do, como era cathólico y el principal hombre que allí avia, servia de capitan é capellan, y él ayudaba á enterrar los muertos y esforcaba los vivos é los ex- hortaba á bien morir, é les acordaba lo que Chripsto, Nuestro Redemptor, pa- desció por el género humano, para que siempre todos los que en este peligro se hallaban tomassen en paciencia su traba- xo. Y el mesmo licenciado, cavando con las manos en el arena, ayudaba á les ha- cer las sepolturas; é como aunque no te- nia órdenes les decia los responsos é les ayudaba en la muerte y en la vida, cómo mejor se pudiessen salvar, assi todos le tenian é acataban, como á señor é padre. Por cierto es de pensar é aun de creer, por lo que está dicho é por lo que ade- lante se sigue, que todos aquellos que en este naufragio passaron desta vida, es- tán en la gloria celestial, porque la cle- mencia é costumbre de Dios siempre dió galardon de su bienaventuranca é paray- so á los que en su spas le enseñes: A Mucho sirvió. 4 Nuestro Señor este buen varon en lo ques dicho y en lo que más queda por degir; é assi paresció por ¿éla obra, pues le sacó de tantos é de tan notables é grandes peligros hasta volver adonde al pressente está en esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española, é tan honrado é bien estimado. í VI. Como hombre natural é que avia visto la forma de cómo dos indios con palos encienden é sacan lumbre, se» gund más largamente lo avrá podido ver el letor en el libro VI, quassi en fin del capítulo Y de la primera parte desta Na- tural é general historia de Indias, conos- ció el licenciado Cuago que la mayor par» 490 te de las enfermedades é passiones, de que se avian muerto algunos de su compa- nia, y de que tenian el mesmo peligro los que quedaban vivos, era de comer aque- llas carnes é pescados crudos. É para ex- cusar esto, hico de ciertos troncos anti- guos de leña, que allí avia traydo la mar, unos palillos que sirven de lo mesmo que la piedra y el eslabon y la yesca, é sacó fuego; á fué para esta gente otra mane- ra de extremado gogo. Y hecha la lum- bre, luego comencaron á assar de aque- llas ayes, que estaban. bien gordas é olian muy bien. Pero no dexaba de crescer más é más la sed: antes parescia que del proprio remedio nascian más inconvi- nientes, para que más próximos se vies- sen de la muerte. Y estando en esta mi- seria, cada dia avia defunctos; é sin dub- da paresció que miraglosamente sostenia Dios á este cavallero, pues seyendo el más delicado é menos acostumbrado á miserias, -sino criado con muy buenos manjares, é muy bien servido é provey- do en su casa, en tan grande é súbita mudanca de carnes crudas é sangre be- bida, claro está que avia de ser en su persona muy mayor alteracion y enfer- medades que en otro alguno de los que con él en estos trabaxos se hallaron, Pero dexado aparte el miraglo, y echando esto á la natural racon, non obstante que solo Dios sabe quién es dig- no de gocar sus maravillas, como er prudente, comia muy poco á la continua, écon la poca comida ardia menos el es- _tómago, é podia mejor sostener la sed. Y él siempre avia tenido por costumbre IZ de no beber entre dia entre el comer y ASS el cenar. É aquestos tales son hombres más. sanos é no obligados á los desórde- s que olros, é aun assi padescian más que o ra costumbre avian tenido en assi se yban los. tales e HISTORIA GENERAL Y NATURAL cuero é los huessos, sin perder la habla hasta el punto de la muerte. Lo qual era Otra maravillosa y especial gracia que parescia que Dios por su clemencia les daba para acabar con sus lenguas, dán- dole gracias por lo que hacia. IX. Tomaron por costumbre todos es- tos pecadores que en tan áspera peniten- cia estaban, que ningun dia cessaban en la oragion desde antes que amanesciesse hasta que era bien de dia, en particular, cada uno apartado, para mejor explicar sus contemplaciones é particulares devo- ciones enderescadas á Dios, Nuestro Se- hor, para que los oyesse en tan señala- do y evidente peligro é tormento de ham- bre é sed, porque aunque parescia que en alguna manera estaban satisfechos de la vianda, faltando el pan y el agua, to- do lo tal no era nada, ni se les tenia en los estómagos; é sobre lo que comian é cenaban, hincados de rodillas bendecian á Dios que se lo daba, é con lágrimas cotidianas le ofrescian infinitas gracias, repressentándole todos aquellos pescados é animales é aves que tenian en aquel desierto, gordos é alegres é contentos, y que avia traydo para el servicio del hombre. É assi le suplicaban que lo que daba á aquellas cosas é animales sensi- tivas, diesse á estos mesmos pecadores, pues los otros, demás de ser animales de mal conoscimiento en saberlo agra- > descer é servir lo que les daba é las grandes mercedes que les hacia, sus chripstianos no eran como aquellos, sino hechura y obra de sus proprias manos, á su semejanga hechos, y redemidos por su presciosa sangre, é comprados con tan caro prescio; y que su mano pode- rosa en tales tiempos no se abreviasse con ellos, pues manda que le pidamos el pan de cada dia, con cierta confianca que qe dará, como lo dió en el otro desierto Jueblo de Israel, quando envió el ma- 4 ra.donde $ Sa- : : z a DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. -lieron aguas vivas; pues su Sancta Ma- gestad sabia la nescessidad que tenian é padescian. É ya avia doce dias que esta- -ban sin aver bebido gota de agua, é re- plicando en su oracion, decian : «Padre piadoso, bien ves lo que avemos menes- ter: ninguno te puede pedir tan justa- mente, como puede tu infinita misericor- dia remediar nuestra nescessidad ». É assi á este propóssito cada uno, como Dios le enderescaba sus palabras, acompañadas de lágrimas é sospiros ofrescidos á él 6 á su bendita Madre presciosa, que tenian á Dios visible (y en especial el ligencia- do, como era hombre de buena casta é devoto é sabio) guiaba su oracion é lá- grimas con mezcladas auctoridades de la Sagrada Escriptura, por dó parescia que era Dios obligado á los socorrer é aver piedad desta gente, pues hacian de su parte lo que podian para alcancar su mi- sericordia, é buscar de comer en tan grand nescessidad é hambre como pa- descian, y porque Dios tiene prometido en su sagrado é sancto Evangelio que no pensemos en lo que avemos de comer, porque él nos lo dará copiosamente á los que en él confiaren, poniendo aquel exemplo de las aves, que no siembran ni cogen é abundosamente les da lo nesces- sario, como se vido en aquel desierto e de susso está dicho. | Muchas lágrimas vertieron 6 odia sima atencion fué la questos fieles chrips- tianos tovieron en su oracion muy conti- nuadamente, assi los que dellos murie- ron en estos trabaxos como los que de- Mos quedaron con la vida, dando gracias al Señor. -—X. Estando las cosas en el estado que tengo dicho, puesto que la sangre é cla- ras de huevos crudas mitigaban algo la sed en esta gente afligida por algun es- pacio, passado aquel, sobrevenia tanta | a en el estómago, que la sed se dobla- é de cada dia pes $ avia. 491 muertos. Y entre otros estaba una mu- chacha, que se decia Inesica, de edad de onge años, é llegando al artículo de la muerte, higo señal que queria hablar al- guna cosa, é llegáronse allí tres hom- bres, llamados Goncalo Gomez, Francis- co Ballester y Johan de Arenas, é pre- guntaron á esta muchacha qué queria, y dixo que viniessen más, que los queria hablar. Y assi se juntaron onge hombres, en cuya pressencia les dixo que á ella avia venido una señora anciana, muy resplan- desciente, como el sol, é sus vestiduras eran blancas é verdes; é le dixo que era Sancta Ana, Madre de la Madre de Dios, y que le avia preguntado por el ligencia- do, que dónde estaba (como si en essa sacon él estoviera muy léxos de alli), y que avia respondido la muchacha, seña- lando con el dedo :— «Hélo allí, Señora»; 4 la qual replicó: — «Pues dile que passe á la otra isla que paresce á la banda del Poniente , é que allí yo le daré agua, que se pueda beber; y que no morirá en es- tos desiertos». Lo qual oydo por estos hombres que escuchaban á la muchacha lo ques dicho, con grand placer fueron corriendo al licenciado, y rodeado de to- dos, dixéronle lo que avia passado, con otras palabras: en que le declaraban por muy amigo de Dios: el qual, teniéndose por más pecador que por justo, ni enso- berbescido dello, fué á se. certificar de la muchacha donde estaba, y hallóla que acababa de expirar; é todos dieron gra- cias á Dios, con esperanca que se avian - de salvar é salir de tan áspero y espan- table peligro, como el que tenian; porque el dia queste miraglo acaesció murieron nueve personas, todos traspassados de sed, é cada qual de los que quedaban vivos pensaban que por mucho que se les dilatasse á ellos la muerte, no podria ser de cinco á seys dias adelante, é los más dellos tenian ya el sarro sobre la lengua é paladar y engias levantado de manera, q 492 que con. trabaxo podian hablar; é si algo decian, era tan baxo é sin fuerga dicho, que apenas se entendia. XI. Venidos á tal extremo, y que los que quedaban vivos les parescia que no podian escapar, dieron órden como se passassen á aquella isla que la grande é Sanctíssima Matrona, Madre de la Madre de Dios les avia mostrado; y quedó el licenciado el postrero de todos, é avien- do hecho passar primero tres barcadas de gente con los huevos é aves que pu- dieron lleyar consigo; é quando él llegó á esta tercera isla, halló á toda la gente muy desconsolada é quassi para expirar. La causa era porque aunque con la nueva alegre de hallar el agua se avian esforga- do, cavaron en la postrera isleta en mu- chas partes, é no pudieron hallar agua dulce; é assi desconfiaron de lo que la gloriosa Sancta Ana avia revelado, é sa- - lieron á rescebir al licenciado, llorando algunos, y Otros entrando 'en el agua hasta la cinta, con ciertos cobos (que son conchas grandes de caracoles) llenos de agua salada, digiéndole:—«Veys aqui, señor, el agua que hallamos », la qual probada por él, era amarga y salada. Es- tonces él les dixo que confiassen en Dios é toviessen fée, que muy fácil cosa era á Nuestro Señor sacar agua de una peña 6 piedra, como está dicho, é mucho menos le seria convertir el amarga é salada en dulce é sabrosa, como lo higo su prophe- ta Elisco con vasso nuevo; é por tanto que procurassen todos de renovar sus áni- mas é consgiengias, arrepintiéndose amar- - gamenle de sus pecados, é que tovies- sen por cierto que con aquella sal é agua salada Dios, Nuestro Señor, é su bendita > Abuela les darian agua dulce que pudies- sen beber para vivir. É luego cómo saltó > es en 1 tierra, halló á sedas los demás llo- ferente de ds oras dos SS : E E é ligams stos todos en torno 2 HISTORIA GENERAL Y NATURAL yA luengas é sin ninguna hierba, sino un ayuntamiento de mariscos é conchas que- bradas é arena, é aquesta última isla es redonda, é avia en ella tres maneras de hierbas: la una era como mastuerco, que se llama hierba pedruelo, que quemaba mucho; é la otra era de los abrojos que van tendidos sobre la tierra, é la otra hierba era de otros abrojos que se hacen en el tallo desta hierba juntos como una espiguilla, é tenian arena.É de la congec- tura destas hierbas tomaron esperanca de hallar agua, é assi llegado el ligenciado, comencó á consolar esta gente desconso- lada, acordándoles que toviessen fée en el miraglo ya dicho, é díxoles questas hierbas ya dichas eran señales naturales para aver allí agua dulce. É miró todos los lugares, donde avian cavado buscan- do agua antes quél llegasse , é probóla é halló ser amarguíssima , é dixo que po- sible era aver agua en aquella isla, é que por sus pecados no se la quisiesse Dios mostrar; é que para aplacar su yra é conseguir su infinita misericordia, conve- nia que unos á otros se confessassen con entera contricion é lágrimas, arrepintién- dose de sus pecados; é que hecho aques- to, el licenciado les diria lo que debian hacer. É luego todos se apartaron de dos en dos, diciendo el uno al otro sus ofen- sas que avian hecho á Nuestro Señor; y hecho aquesto, les dixo que prometies- sen castidad por un año, é que Dios los libraria; é assi lo votaron todos, excep- to tres que la votaron perpétuamente, é de se meter frayres de la Órden del Señor Sanct Francisco. É destos fueron un San- cho de Espinosa, criado del licenciado, é aquel Arenas que arriba es dicho, é un Pedro de Simancas. Y hecho aquesto, hi- cieron una procession, en la qual este li- cenciado era el preste, é llevaba una cruz en las manos hecha de un palo, que acaso allí se halló; 6 con mucha devo- DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. laisleta, circundándola, cantando la leta- nia con hartas diferencias de voces é to- nos muy enronquescidos é flacos: é dada una vuelta alrededor de la isla, que será toda ella como la placa de Sanct Francis- co de Sevilla ó menos, atravessaron la is- la por medio de parte á parte. É díxoles el ligenciado que todos fuessen hagiendo señal Ó rastro con los piés en la arena, é tornaron otra vez con la mesma proces- sion del un cabo al otro de la isleta para la atravessar assimesmo por medio en cruz con las mesmas señales de los piés, como si se tomasse un pan redondo é le partiessen en quatro partes iguales, que- dando por las partiduras ó divisores qua- tro quarterones con una cruz enmedio. É assi quedó hecha en la mitad de la isleta; é antes que cavassen allí, predicó el ligen- ciado, trayéndoles á la memoria cómo Dios les avia dado á beber hasta eston- ces sangre cruda, y ellos con humildad, en memoria de su sagrada passion la avian bebido, acordándose de la que sa- lió del sacratíssimo costado de nuestra redempcion, y con aquella avian comul- gado hasta estonges, como con el pan bendito que administra la Iglesia el dia del domingo á los fieles, subcediendo en lugar de la comunion y Eucaristia que en - los tales dias se solia hager antiguamen- te, é que avia cessado por la indispusi- cion de los comulgantes tan á menudo. «Pero cada dia rescebimos el Sanctíssimo Sacramento por los sagerdotes é minis- tros de la Iglesia, los quales resciben aquel Sacramento por sí é por toda la comunidad é ayuntamiento de los fieles chripstianos». Mas para que tan altíssimo misterio sacramental repressentasse su verdadero cuerpo ovo nescessidad que juntamente con la sangre de su sagrado costado tambien saliesse agua pura é perfelta, la qual andaban ellos á buscar con el agonia que á todos les era notorio, -6 que assi la sangre como el agua se 493 avian hallado en la eruz donde Nuestro Redemptor padesció; por tanto que con su nombre é con su fée é con la con- fianca del propheta Eliseo, que volvió é tornó dulces las aguas amargas é sala- das en dulcedumbre, que en la dulgura de aquel madero en que padesgió, y en la dulgura de los clavos, y en la dulgura de la lanca que sacó agua é sangre de su glorioso costado, cavassen allí en aquel lugar donde se avia hecho la cruz de las pisadas que avian hecho y está di- cho (y en señal de las qué hico la Sama- ritana para dar agua al Redemptor del mundo, é meresció rescebir por aquella aguas vivas é tales, que el que las be- biesse jamás avrá sed) cavassen con lá grimas en el proprio lugar con las manos, é que fuessen ciertos que allí hallarian agua dulce, Dichas estas palabras por el licenciado con lágrimas, y escuchadas con otras muchas más, comengaron á ca- var todos con grand priessa con las ma- nos, puestos en rededor, é ahondaron quanto un codo, é hallaron agua dulce que se pudo muy bien beber, con que se sostuvieron ciento é treynta y cinco dias que allí residieron. (Notad, chripstianos, qué maravilla fué esta: que en toda la is- la cavaron en más de dos mill partes, é nunca se halló agua dulce en otra parte sino en el lugar ques dicho). — Assi que hallada esta agua, tomó el li- cenciado un cobo ó caracol, que cabria bien media acumbre de agua, é dixo á to- da la compañia que no bebiessen, porque ante todas cosas era racon que toviessen agradescimiento de la merced que Jesu Chripsto é su bendita Abuela les avia he- cho, é que le debian ofrescer aquel agua primeramente, como higo David con la de la cisterna. Y echada el agua por el ayre á manera de cruz, ofresciéndola á Dios, Nuestro Señor, é á la Señora Sancta Ana, de lo que quedó dió á todos sendos tra- gos en manera de comunion é licencia 494 para que todos bebiessen, hecho esto, y se hartassen. Ovo hombre (que fué el pi- loto del navio) que desde quel sol se puso aquel dia hasta la mañana siguiente be- bió tanto, que assi como lo bebia por la boca (sin pensar de verse harto ) lo echa- ba por baxo: el qual murió desde á dos dias. ¿Quién podrá decir las contemplacio- nes que avia entre los pocos que ya que- daban, y en especial entre algunas mu- “geres que allí se hallaron? El alegria grande de los coracones, la buena dis- pusicion para no tener por muy amarga la muerte, quando viniesse, como perso- nas que por la continuacion de tan exqe- “sivas angustias parescia que ya no la te- mian?... XII. Ya aveys ojdo cómo esta gente ya tenia lumbre y agua y de aquellas tor- tugas é huevos é aves, que traian de la segunda isleta en que estovieron. É con esto refrescábaseles la esperanga de vi- vir, é decian, que pues Dios avia hecho por ellos tan grandes é tantas maravillas hasta estonces, que no debian desconfiar ni dubdar que avia de hacer lo demás para salvarlos é sacarlos de. donde esta- ban. Esta agua que bebian, en ciertos quar- tos de la luna se hagia más dulce que en otros, é con ciertos vientos que eran Nordestes é Suduestes era más salada. De manera que era menester templar es- tos tiempos con cegar la fuente é hacer otra nueva cerca della, 6 assi remedia- ban su miseria. Dióles Nuestro Señor esta agua tan abundosamente quanto se ve en todas las - fuentes é todos los rios é arroyos é la que . _ cae de las nubes. É háse de tener por averiguado que la mayor falta de quan- ta “cosas -son nescessarias para la vida "mana, es la falta del agua buena, por- HISTORIA GENERAL Y NATURAL remedio, como si bebieran poncoña muy potentíssima. É viendo que aquella mata- ba, llegó un pagecico del licenciado, lla- mado Luysico, á una loba marina de las ques dicho arriba, teniendo el muchacho grand sed, y estando la loba parida con dos lobillos, antes quel agua ques dicho Dios les mostrasse, é quitólos de las te- tas de la madre, dó estaban mamando, lo mejor quél pudo para no ser sentido de aquel ferocíssimo animal; y en comen- cando él á mamar en lugar de los lobi- llos, conosció la loba que aquel mamar no era el de sus hijos, é volvió sobre él un lado é assió al page de una pantorri- lla de la pierna, é llevósela redonda hasta la canilla, é dexósela colgada de un po- co de carne que quedó por taracar. La qual el licenciado su amo le tornó á pegar é atósela, é con el agua de la mar se cu- ró é sanó de la herida. XII!. Al tiempo que la gente se per- dió é se quebró la caravela é quedaron los que no se ahogaron encaramados é assidos de las peñas, como tengo dicho, avia allí un hombre que se llamaba Jo- han Sanchez, el qual era experto é dies- tro en las cosas de la mar, é que sabia en qué caian cosas semejantes, é se avia visto en otros peligros é naufragios, aun- que no tan grandes. É assi este dió aviso muy grande, é fué que todas las tablas que se pudieron aver de la caravela en que se perdieron, se recogiessen con el mástel é con los cables é xarcia é lo de- más que fuesse posible (de lo qual sue- len salir mayores provechos que de pla- ta quebrada) é proveyó cómo se atassen á los arracifes é peñas é roquedos que está dicho; é assi atadas se volvieron á la isleta primera, é lo dixeron al ligen- —ciado, que aun estonces no eran salidos de allí. É assi despues, en tiempos de E calma, la canoa volvia hasta aquel lu- jue por la mayor parte del tiem- e allí avia mar Js é se. | E DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. forma de ocho á ocho é de quince á quin- ce dias cobraban tres ó quatro tablas de las que avian quedado atadas con parte de los dichos cables é xarcias; é destas cuerdas é maromas el licenciado é todos los otros destorcian é hacian estopas. Y turóles este exercicio tres meses, hasta en tanto que por todo este tiempo, con algunas espadas que les quedaron, que- brándolas por medio, é con los clavos que quedaron en las mesmas tablas, hi- cieron un copanete ó barquillo poco ma- “yor que una artesa, en que podrian ca- ber quatro hombres; y en lugar de bar- rena, para hincar estos clavos, quitaban los puños á las espadas é calentaban las espigas dellas al fuego, como assador, é assi horadabán para ligar é juntar una ta- bla con otra; é de la estopa que avian hecho de las xarcias é cables metian pre- miosamente entre las junturas de las ta- blas para defensa del agua, é poco á po- co se acabó aquel pequeñito barquillo. Y en esta labor y en la oracion en todo el tiempo de los tres meses * era la ocupa= cion de todos. La qual oracion hacian como se dixo en el párrafo noveno. XIV. La comida é la cena eran de las tortugas, lobos marinos, cangrejos, de los: cobos é caracoles é otros mariscos que se hallaban; é yba é venia la canoa á la isla segunda ó de enmedio, donde se ha dicho que avia aquella moltitud de aves é tortugas 6 huevos, é traia de lo que hallaban. Turaron Jas aves en sacar sus hijos mes y medio, aunque muchos sin número les comieron estos chripstia- nos; é despues de passado mes y medio se fueron todas, que no quedó una sola. Estos. manjares ques dicho comian esta gente cocido é assado desta forma: la leña que tenian en aquella isleta eran ár- boles secos, que nascen Ó hallaban de- baxo de la mar, tan grandes como hasta + En el párrafo XI queda dicho que fueron 135 495 la cinta. Y estos tienen un palo negro ó madera tan dura como un huesso, y es- tán forrados por cima de piedra en torno, é son á manera de corales muy blancos, é algunos morados. É aquestos estaban enterrados debaxo del arena en aquella isleta, que parescia que la mar los avia traydo allí, é sacábanlos para el fuego; pero como estaban, como he dicho, cu- biertos de piedra, no querian arder. El remedio para que ardiesscn era este: que de los lobos marinos que mataban saca- ban mucha manteca Ó grassa, como lon- jas ó alma de puerco que sacan de la pa- pada; y este animal tiene esta gordura muy mayor toda ella igualmente en der- redor de sí; é como aquel lardo se es- calentaba, entrábase entre la piedra y el palo é penetraba lo uno é lo otro, é assi junto hacia muy clara é gentil lumbre. Las vassijas en que se cocian las car- nes ó pescado de aquellos animales eran las conchas de aquellas tortugas, en que cabia en una dellas medio lobo de aque- llos é seys y diez y doce aves, é las que querian, é tres ó quatro piegas de tortu- ga é los huevos que les parescia, de que avia nescessidad ; é si no bastaba una ba- teladasó cogimiento ques dicho, hacíase otra vez é otra al tanto. El lobo fiambre ccomian en lugar de pan, é lo demás por vianda; é assi comian desta manera de comida é con muy buen sabor en todo. ello, á causa de la salsa de la hambre, como si fueran otros suaves é apetitosos manjares. XV. En esta estrecha é miserable ha- - bitacion assi estando, subgedian algunas tormentas, é por ser la mar brava por “ellas, no podia la canoa yr por bastimen- tos á la isla ya dicha ó segunda en tanto que oyo aves en ella, porque en la que hallaron el agua y estaban no avia otro bastimento sino lobos marinos: de los dias, discrepando asi en el número de 45. 496 quales ya estaban tan enhastiados que los tenian aborrescidos, é comian algunos pequeños cangrejos de poca substancia. Y viéndose en extrema nescessidad, pre- guntó el licenciado á los hombres de la mar que allí avia, si seria posible tomar algun tiburon de los muchos que anda- ban en torno de la isleta entre aquellos baxos, que en especial siempre pares- cian á las mañanas, é otra vez á-la tar- de copia dellos, en cantidad de treynta ó quarenta juntos, descubriendo los lo- mos con parte del cuerpo. É son fieros animales, de los quales largamente po- drá el letor informarse en el libro XIL capítulo VI* de la primera parte desta Natural é general historia de Indias: é á la continua venian como he dicho á la is- leta. Lo qual era mucho passatiempo pa- ra aquella desconsolada gente, é les cau- saba alguna recreacion en sus trabaxos; porque acaescia algunas veces á trecho de un tiro de piedra estar un lobo mari- no descuydado, refrescándose é trescan-. do entre aquellos mariscos, é juntábanse veynte ó treynla de aquellos tiburones, y venian en ala como cacadores hasta que llegaban cerca del lobo, y luego su- bia la una punta é la otra de la dieha ala hasta que hacian un circuyto igual é to- maban en medio al lobo marino, é yban- se juntando igualmente hasta quel lobo marino los sentia; é arremetia un solo ti- buron é daba un grand bocado al lobo que lo desatinaba, é assi llegaban de presto los otros tiburones y en un mo-. mento hacian pedacos al lobo é lo comian todo, sin quedar parte dél, salvo teñida la mar en sangre, donde esta batalla ó salto se hacia. Y en tanto questa pelea turaba echaban el agua, con los golpes + que en ella daban con las colas, tan alta como una torre los unos é los otros, que a segun enmendamos. — a HISTORIA GENERAL Y NATURAL era cosa maravillosa de ver. Oy decir al mesmo ligenciado que algunos lobos des- tos, que debieran aver escapado de una batalla semejante, salian despues á dor- mir á tierra á aquella isleta con el boca- do sacado, que les tomaba palmo y me- dio de ancho é se les parescian las costi- llas; é desta manera hallaban las tortu- gas alguna vez que les faltaba una ala ó pié de las que tenian, porque no hay co- sa de que eche ó assa un tiburon, por dura que sea, que no la tarace é corte por donde afierra , como lo haria una na- vaja Ó una muy acerada hacha. É tam- bien le oy degir questos lobos son muy más sueltos en el agua que los tiburones: de lo qual yo me maravillo más, porque he visto muchas veces seguir los tiburo- nes las naos, yendo con todas sus velas é buen viento, é andan más que no ellas, é les dan vueltas en torno é por delante, como lo tengo dicho en la primera parte desta General historia. XVI. En el párrafo de susso é pre- cedente dixe quel licenciado avia pre- guntado á los hombres que avia de la mar si se podria tomar algun tiburon, y ellos respondieron que lo tenian por impossi- ble, porque demás de ser animal tan grande é fiero, no tenian aparejo alguno ni sabian cómo se pudiesse tomar. Pero como la nescessidad aviva los hombres que tienen buen espíritu é ánimo no vil, aquexado el ligenciado de la hambre, vi- do el gobernalle de la caravela perdida, y en él ciertos hierros con que suelen los - gobernalles estar guarnescidos, que son los primeros machos en que anda jugan- do quando está puesto el gobernalle en el navio; é imaginó que sacando un per- no de aquellos é quitándole dei tablon y engastándole por las mesmas claveras en un palo que allí avia de hasta siete pal- "DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. : 407 mos luengo, queste tal instrumento satis- faria su desseo, é podria con él matar al- gun tiburon. É assi como lo pensó, lo pu- so por obra; y clavado muy bien este artificio á manera de guadaña, al cabo del palo hico atar una buena cuerda gruessa é luenga. Los marineros é los que lo vian refanse desta invencion, é te- nian por cosa de burla lo quel licenciado - emprendia de hacer, que era matar algun tiburon en tanto que la mar se amansa- ba é la canoa pudiesse yrles por el basti- mento á la otra isleta; é teniéndolo por imposible, no le quisieron seguir los que le miraban. Y estonces él é un criado su- yo, dicho Espinosa, montañés hidalgo é de buen ánimo, echaron en el agua un lobo marino muerto de los que tenian en la costa de la isleta, é dióle al Espinosa aquel instrumento, que llevasse en las ma- nos, é díxole :—«Vente tras mí, é haz lo que te dixere ». Y el licenciado tomó el lobo, llevándolo delante de sí ayudado de la mesma agua é metido en la mar hasta que le daba á los pechos, enderes- cando el lobo hácia un grand tiburon: é cómo olió al lobo ó le vido, vínose de- recho á él; y estonces higo del ojo al Es- pinosa para que se pusiesse en gierta parte de la playa aparejado para no er- rar el golpe, teniendo arborado aquel ar- tifigio. É- llegado el tiburon, quiso Dios que no echasse por báxo (porque fuera bien posible quedarse el licenciado sin una pierna é aun sin la vida), y él re- traíase atrás lo que podia, poniendo el lobo delante de sí. É llegó el tiburon é dió en el lobo un bocado grande, é al ti- rar ó cortar con los dientes hico á nues- tro licenciado cabullir debaxo del agua, é tornando presto á levantar la cabeca, retrayéndose hácia donde el Espinosa es- taba con su instrumento á dos manos al- cado, imitando. á aquella is de la lo que avia llevado. TOMO IV. el lobo ó señuelo, é puso el licenciado parte del lobo que llevaba á par del hom- bre, quedando el resto dentro del agua. É cómo el tiburon yba encarnicado é gie- go de su golosina, como volvió á trabar del lobo é fué tiempo, dixo al Espinosa: — «Dale, dale »; é hícolo assi, é hincóle por el colodrillo ó cogote aquel perno de hierro, que era bien grande é tan grues- so como un buen cerrojo. É cómo se sin- tió el tiburon herido, surtió encontinente tan presto é con tanta furia, que dió con el Espinosa debaxo del agua: el qual y el licenciado, assidos de la cuerda que se dixo, los llevó un buen rato en el agua hasta que á las voces que ambos daban llamando ayuda, fueron socorridos de la otra gente, é presto les fueron á ayudar; é tirando de la cuerda sacaron el tiburón la mitad dél en tierra, que ya venia muerto y era hembra , porque luego que: fué sacado en tierra, se vido que estaba ya cerca del parto. É con mucha alegria de la nueva é nunca antes oyda semejan- te manera de pesqueria, se juntaron to- dos é abrieron aquel animal, é sacáron- le del vientre treynta é cinco tiburongillos de á dos palmos y medio cada uno, los : quales seyendo pequeños son muy. buen manjar; pero no tararon más de dia y medio con la carne de la madre, porque como no tenían sal, luego sc corrompió lo demás; pero en fin se hartaron de aque- lla vianda, é tuvieron qué comer hasta que Nuestro Señor proveyó en amansar la mar é que pudiesse la canoa passar á la isla ya dicha por bastimentos. De aqui se nota que quiere Dios que los hombres hagan lo ques en ellos, é con su favor socorre é les da industria (como en este caso se vido) para que lo que paresce imposible sea hecho muy fácilmente quando le place, en especial con los que tienen entera confianga en Dios. ae deroso. —XVIL No acabados dos inortunios E ; a 498 desta gente, como la mar despues de lo que está dicho fué en bonanca, partió la canoa con un Pedro de Medina é cinco negros esclavos del ligenciado Cuaco pa- ra la otra isleta, á traer della tortugas é otros mantenimientos: é volviendo á los chripstianos con lo que hallaron, dióles tanto viento Norte, que anegó la canoa é perescieron los que en ella fueron, é nun- ca más paresció alguno dellos ni se supo otra cosa. É cómo los esperaron hasta más de media noche, conoscieron por el viento é tormenta passada lo que fué é les pudo contescer; é assi se tornaron á - renovar las lágrimas é tristeca en esta gente con mucha racon, porque despues de Dios les parescia que tenian mucha es- peranca en aquella canoa que por mira- glo Nuestro Señor se la avia enseñado en la parte que se ha dicho para salvarlos é traerlos de donde se avian perdido con la caravela. É cómo estaban acostumbra- dos á tantas adverssidades, aunque esta fué de mucha pena, passóse con las que tengo escripto é otras muchas que se de- xan de decir. _ Esta pérdida fué causa mucha para que se diessen más priessa á poner en ejecucion é obra el aparejo que se di- xo que tenian de las reliquias é tablas de la caravela quebrada é barquillo que dellas tenian comencado é que aun no estaba en perfecion; el qual, assi co- mo fué acabado, fué determinado que se enviasse á la Nueva España con tres hombres, que fueron los del voto de castidad perpétua que tengo dicho, que se llamaban Gongalo Cone é Ma co Ballester é Johan de Arenas, con un muchacho indio que contínuamente les _yba agotando. é vaciando el agua que : la barquilia hacia, por no se poder bien i Dia a ves aparejo. para. la Calafatear. Pe- HISTORIA GENERAL Y NATURAL que los que quedaban tuviessen con que susblentarse (en tanto quel barquete yba á la Nueva España é queriéndolo Nuestro Señor volviesse un navio por esta gente) y tambien para que llevassen estos men- sajeros qué comer para el largo camino que en este chico é peligroso barquito ha- cian. É assi volvió este barquete con cinco tortugas á la gente, que se hicieron tassa- Jos para provission del matalotage.é via- je quel barco avia de hacer á la Nueva - España ; é hico otro camino á la isleta, é truxo otras cinco tortugas, que quedaron á la gente que avia de quedar esperando el socorro de Dios, que enviaban á bus- car donde he dicho, porque en aquella sacon Hernando Cortés gobernaba aque- lla tierra. É porque hallaba esta gente aislada mucha dificultad en llevar agua los que avian de yr con este mensaje á pedir el socorro, no sabiendo qué forma darse para ello ni en qué vassijas lo lle- var, pues ninguna tenian, acordó el li- cenciado que se matassen algunos lobos marinos é se desollassen cerrados é se hinchessen de agua; é assi se higo. Por cierto vassijas eran estas ó cueros en fi- gura de odres, los más extraños é nunca vistos ni oydos que hasta agora en histo- ria alguna jamás se escribieron. Hallada pues esta nueva invencion, fa- bricada é acertada á causa de la mesma nescessidad, con quatro ó cinco destos cueros que seaparejaron de la manera que he dicho, bastaron para lastre del barque- “te é para bastimento del agua, con la qual é con los tassajos de las tortugas, é con ciertas conchas por vassijas para beber, se partieron los hombres é muchacho, que se dixo de susso. É á todo buen navegar é mejor derrota que pudieran pensar avian de tomar en la Nueva España adon- de dicen los términos (segund de donde -el barco partia), que distan de la Villa Rica, donde el barquete desseaba yr, e A ara - bie Cr o > pe ñe el DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. Nuestro Señor, ques la verdadera guia, que los llevó con muy buenos tiempos contra la comun costumbre de aquel gol- pho (que suele ser siempre tempestuoso), é llegaron á tres leguas más al Este ó Po- niente de la Villa Rica, sin saber adónde estaban ni qué tierra era. É cómo entra- ron en tierra, vieron estiercol de caballos é conoscieron en ello que estaban entre chripstianos: é fué tanto el placer que ovieron en ver aquella señal, que dando gracias á Dios, se humillaban á bessarlo. É con mucha confianga entraron por la tierra hasta un pueblo que está gerca de donde «aportaron en su barquita, que se llama Diahustan, donde hallaron al cacique se- ñor de aquel pueblo, que por señales les dixo de la Villa Rica; é dióles de la fruc- ta de la tierra, é matóles una gallina que comieron, y era tanta la hambre que lle- vaban, que no aguardaron á la pelar, é medio chamuscada en el fuego, sin la abrir, con lo que dentro tenia, la perdi- garon é comieron. É tomaron una guia quel cacique mandó yr eon ellos, é fue- ron á la Villa Rica, donde allegados, ha- llaron á un Ximon de Cuenca, teniente de Hernando Cortés en toda aquella tier- ra, el qual cómo vido á los tres hombres é muchacho tan flacos é tan desnudos, -no higo caso dellos. É cómo el Goncalo Gomez vido quel teniente disimulaba, sa- có una carta del ligenciado Cuaco, que era no más ancha que dos dedos de per- gamino, que se avia cortado de una car- ta de navegar, en quél avia escripto de -gu mano con sangre de conchas, con que dicen que se tiñe é hacen la color del -carmesí ó la púrpura, que hallaron é las avia en la isleta ques dicho, donde estos “trabaxos se padescieron. (Á lo menos el Jigenciado, segund yo le he oydo degir 4 Plinio, lib. 1X, cap. XXXVI. + Véase lo que dice Oviedo más adelante, al “final del párrafo XXVI, declarando la equivocacion zan que incurrió el licenciado Zuazo respecto de la 499 algunas veces, por cierto tiene que, se- gund lo escribe Plinio en su Natural his- toria *, ques verdadera púrpura esta que acá él vido é halló para escribir su carta, é muchas destas conchas dige que hay entre aquellas islelas de los Alacranes, porque assi se llaman estas tres donde el - ligenciado Cuago é su compañia hicieron la penitencia que tengo dicho é no he acabado de escribir). Assi que, mostra- da aquella carta por este mensajero de aquellos aislados , solamente se contenian en ella aquestas palabras: «Á qualquier gobernador questa llegare, sepa quel li- cenciado Alonso Guaco queda en las islas de los Alacranes, donde há que está tres meses perdido é á mucho peligro, con toda la gente que escapó de la que con él se perdió: envien luego socorro, del qual hay mucha nesgessidad. » XVIII. Antes que á más se proceda, digo questas islas baxas, pequeñas, es- terilíssimas é despobladas é arracifes ques dicho; llamadas los Alacranes, es- tán en veynte é dos grados de la línia equinocial, á la parte de nuestro polo ártico é al Poniente, ciento é seys leguas pocas más 6 menos del cabo ó punta de -Sanct Anton, ques el fin de la parte oci- dental de la isla de Cuba ó Fernandina. - É desde las dichas islas de Jos Alacranes, si no me engaña la cosmographia Écar- tas que higo modernas el piloto Diego Ri- bero, cosmógrapho de la Cessárea Ma- -gestad é hombre sciente en su arte, hay hasta la Villa Rica, adonde aportó la di- cha barquilla, que la carta que se dixo en el capítulo de susso llevó, ciento é gin- qúienta é cinco leguas, pocas más ó me- nos *. Assi que, no es menor miraglo ayer una barquita tan pequeña é mal com- puesta é dificultosa navegado tanta é tan situacion y nombre de estas islas. La enmienda, que el autor propone alli, no ha sido posible intro- ducirla en este lugar , por estar en esta parte el có- ¿dice original falto de algunas bojas. 500 furiosa mar, donde muchos é muy bue- nos navios, é con expertos marineros, han dexado las quillas é perdídose; de que se infiere, que lo que Dios quiere guardar, seguro puede navegar, é no ha menester. otra guia ni piloto para yr en salvamento. Tornemos á nuestra historia. ¿ XIX. Despues quel teniente Ximon de Cuenca vido lo. que contenian aquellos. -pocos renglones, en la hora hico mensa- jero con ellos é con su carta á. Hernando Cortés, é hico mucha honra á los tres “hombres, é:informóse de lo acaescido é dióles bestias, con que luego fuessen á la villa. de Medellin, donde estaba otro te- niente de Hernando Cortés, que se decia Diego de Ocampo, que avia seydo te- -niente por el mesmo licenciado Cuaco en esta Isla Española. É llegados estos men- sajeros á Medellin, ques á nueve leguas de la Villa Rica, despues que los ovo oy- -do é particularmente le contaron lo que :avian visto, y en parte padescido con el -ligenciado, proveyó encontinente de un -navio que estaba á pique é aparejado pa- «ra se hager á la vela, é higo meter en él =muchas gallinas de las de aquella tierra, -Que son tamañas “como las pavas de Es- - paña, é no de menos buen gusto, é lam- bien hico llevar de las de Castilla, é toci- .nos é pan é vino é conservas é otros re- frescos; y partiéronse desde á tres dias que avian llegado, dando la vuelta á so- -correr al licenciado é á los que con él “estaban. Pero porque no quede algo de lo susbtancial por decir, es de saber quel -«Gongalo Gomez é los otros dos hombres -é muchacho con aquel barquillo fueron en once dias hasta la Nueva España, 64 la vuelta con la caravela ques dicho vol- - vieron hasta donde eran tan a en veynte é ocho dias otros. z Un 2850: a a ques digno HISTORIA GENERAL Y NATURAL la mesma isleta, junto con el ligenciado é su compañia, cinco aves que acá se llaman rabihorcados, la forma de los qua- les hallará el letor en el libro XIV, capí- talo I de la primera parte desta General é natural historia de Indias. Lo qual les paresció grande novedad, viendo quán domésticos estaban é muy cerca dellos assentados , é que jamás los avian visto assentar en tierra; de lo qual congec- turaron que les enviaba Dios alguna bue- na nueva, é que su barqueta é gente de- bia de ser ya en- salvamento en la Nue- va España, como acaesció. E holgáronse «tanto con esta esperanca é aves, que +acordaron que no les higiessenmal ni na- die les tirasse, aunque estaban tan cerca de la gente que con una vara de un dar- do les pudieran dar, ó con otra más cor- -ta. É allí se espulgaron é sacudieron sus alas, como si fueran aves domésticas é que entre los que allí estaban se _Ovieran criado. XX.. Díxose de susso que gu de Cuenca escribió á Hernando Cortés con “los renglones del licenciado Guaco, que le envió á la cibdad de México ó Temis- titan, donde á la sacon residia, la: qual está de la Villa Rica septenta é cinco le- -guas; é anduvo tanto el mensajero ó pos- tas que llegó la nueva en menos de qua- “tro. dias á aquella cibdad; porque én aquel tiempo estaban los indios en pos- tas, é corria uno dos ó. tres leguas mejor que un caballo de postas, é aquellas: cor- ridas, daba las cartas á otro que hacia lo mesmo.É acontesció desta manera, quan- do fué desbaratado Pamphilo de Narvaez en la villa de Cempual, que llegó la nue- va á México en un dia, é hay de la una parte á la otra septenta é cinco leguas. É | assi con semejante diligencia é postas lle- gó tan presto, como he dicho, la nueva dela perdicion del ligenciado Cuaco á'no- «licia de Hernando ( Cortés: la qual Je tomó. pS que e DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. 501 proveyó de dos mocos de espuelas su- _yos que fuessen á la villa de Medellin, á los quales dió cient castellanos de oro, é cinqiienta más al que primero allegasse, para que luego á la hora Diego de Ocam- po, su teniente, proveyesse de un navio que fuesse por el ligenciado é los que .con él estaban perdidos. É mostró muy grand sentimiento de sus trabaxos é ad- _verssidades, é aun dixo que seria digno de grand culpa Diego de Ocampo, si quando sus mocos de espuelas llegassen, .é aun mucho tiempo antes, no oviesse .proveydo de todo lo nescessario. É assi fué, que quando ellos llegaron é mucho antes, ya el navio era partido con el so- corro, segund lo tengo dicho. XXI. En el tiempo que tardaba de -Megar á la Nueva España aquella barque- «ta quel licenciado Guaco é los que con él estaban aislados enviaron á pedir socor- ro, ése lo llevaba la caravela, que por .su aviso fué por ellos á las islas de los Alacranes, se sostuvo aquella desconso- Jada compañia con las cinco tortugas que les quedaron, comiendo muy reglada- mente, como personas que estaban cer- .cadas de tantas tribulaciones é de tan desviado socorro, como es el de los hom- «bres, sin tener de donde proveerse. Y aunque la racion Ó parte que á cada uno .se dió de las tortugas, era muy poca, se acabó aquel bastimento quince dias antes quel navio llegasse á ellos; pero luego que se acabaron las. tortugas, vinieron á Ja isla, dó esta gente estaba en peniten- cia, muy grand número de aves, algunas dellas que se parescian á las que se dixo hallaron en la otra isleta, é otras de otras _raleas.. Pero aquestas no hicieron nidos, “salvo que á las tardes se juntaban é se ponian á la parte questa isleta tiene al -Ogidente; é allí con grande amor se alle- - gaban los machos á las hembras desta manera: los machos volvian en alta mar de un rato venian los machos con unos pececicos en los picos, como si truxcran cebo para los pollos chiquitos que aun no tenian; é con aquel cebo se sentaban en el arena á par de las hembras, é las hem- bras, luego que se sentaban, corrian pa- ra ellos por les tomar el cebo que cada qual traia en el pico, y el macho se ex- cusaba un poco de darle lugar que lo to- masse la hembra: é con estos requiebros andaban hasta tanto que las hembras les tomaban del pico aquel cebo, é assi se juntaban las unas con las otras con grand gragido , que era cosa de ver é contem- plar. É avido su ayuntamiento, comenca- ron á poner huevos en mucha abundan- cia, lo qual fué notorio socorro de Dios para la nescessidad que aquellos hom- bres tenian; y en tal exercicio estovie- ron las aves que he dicho diez dias en aquella isla, substentando aquella gente. No dexo yo de creer que á aquellas aves les avria acontescido para su pro- creacion é aumentacion aquello mesmo otras veces y en aquella mesma isla, don- de ellas debian ser naturales; pero no por esso dexa de ser misterioso venir á tales ayuntamientos é deshovar en sacon - que aquellos chripstianos fuessen socorri- dos é substentados por ellas. É si no es : aquesto assi, é no eran acostumbradas á hager lo mesmo en aquella isleta otros años, muy mayor es el miraglo. Tambien acaesció muchas veces que las aves que se llaman rabihorcados vo- laban entre estas otras aves ques dicho, hasta las hacer regitar el pescado del pa- po, y en langándolo, dexaban de seguir á la tal ave é lo cobraba el rabihorcado, é aun á veces en el ayre, antes de caer en el agua, porque son muy grandes vola- dores. É tal manera de caca era algun entretenimiento Ó recreacion para esta gente desconsolada; puesto que para per- sonas que de tal manera estaban, ningun 6 osa las hembras en ari $ des- : ¿plager semejante | los podria desviar desu 502 tristeca, acordándose adónde é cómo es- taban. Tambien estas mesmas aves, digo los rabihorcados, acertaban muchas veces á comer unos peces que se llaman denta- dos, porque tienen dientes ásperos; é despues que los avian tragado, como los pellizcaban dentro en el papo, veníanse á aquella isleta, dó estaba la gente, é re- gitaban el tal pescado: el qual estos hom- bres encontinente lo tomaban é comian. con mucho sabor é sin ningun asco. XXI[. En el tiempo questa gente es- tuvo en esta tercera isla de los Alacra- nes, vieron muchos halcones neblies de passo; pero no se cebaban en las aves ques dicho, aunque por ellas se conoscia quando ellos venian, porque mucho an- tes que llegassen, revolaban como espan- tados hácia la mar; y estaban atentos éstos penitentes, é luego vian venir del Ocidente los tales neblies, pollos muy hermosos é sentábanse en tierra, é allí tomaban algunos cangrejos é gusanillos é cosas reptiles de cigarras, é aquellas co- mian y estaban assi por encima de la is- leta muy altos otros; y en fin de allí to- maban todos la via del Leste, hácia don- de el sol sale. XXI. Cada é quando avia tormenta en la mar, venian nuevas aves á la isle- * ta, é con el tal viento venian de passo, é luego que se sentaban é no hallaban agua, en la hora disparaban; é aquestas tales aves eran ánsares é ánades bravas que se crian en agua dulge. Y tambien avia Otras aves pequeñuelas, como chor- litos, que esperaban la tormenta en la “isla, € luego que sentian el grand viento, -se subian á lo alto en el ayre é se yban á buscar la tierra é sus remedios. Kn lo qual estaba esta gente contemplando, viendo la libertad grande que dió Nues- tro Señor rn so yr HISTORIA GENERAL Y NATURAL messa puesta, é les da aparejo é sentido para peregrinar allí é adonde hallan sus mantenimientos, é al hombre solo dexó solo é sin pluma ni ligereca para que pu- diesse gocar de lo que gocan los anima- les brulos, mayormente á los que en es- te trabaxo estaban detenidos en tan dura é áspera prission. Tambien se consola- - ban en ver algunas aves de tierra que venian perdidas allí, y estaban entrellos seys é siete dias, é cómo no hallaban que beber, las hallaban secas é muertas; é avia otras que se holgaban en hallar aque- lla fontecita que tenian abierta, é allí be- bian tan desatinada é ciegamente con la sed que traian, que aunque llegaban los hombres muy gerca dellas, no dexaban de beber. ( XXIV. Díxose de susso cómo las aves é huevos dellas les luraron diez dias, é que estaban ya sin mantenimiento ni te- nian de dónde traerle, ni sabian ya có- mo buscarle; porque con la grand ma- tanca que avian hecho en los lobos ma- rinos, los que avian quedado estaban escarmentados, é ya no venian á la isla donde los chripstianos estaban. Tortugas ni aves no las avia en aquella isla; pues para passar á la otra no tenian en qué. De manera que de todas partes estaban cercados de angustias é dolores de la muerte, y paresciéndoles que en alguna manera eran ya tibios en la oragion, y por tanto amonestados del ligenciado é de la nescessidad en que estaban, vol- vieron con muchas lágrimas á rogar á Nuestro Señor que se acordasse dellos. Entre los quales fuy certificado que ovo una persona que recaba una oracion pro- lixa, en la qual entraba «Gloria in eacel- sis Deo». Y en aquel passo, estando á -par del agua, aparescieron ginco lobos muy grandes nadando en el agua cerca del que oraba, é mostrando con alegría. ] US: ss unos con otros, é 5 engima del agua. É— DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. desde á poquito salieron todos cinco en tierra é pusiéronse alrededor del que es- taba en la oracion hincado de rodillas, é los dos se le pusieron á un lado é los otros dos al otro y el umo delante dél; é co- mencaron á dormir, é ovo lugar para ma- tar el uno dellos; é con aquel fueron los lobos que mataron, de que muchos co- mieron en aquella isla, trescientos é sep- tenta y tres, entre chicos y grandes. Desde á tres dias queste lobo era aca- bado, vino por alta mar una tortuga, é llegó tan cerca de la isleta, que ovo lu- gar quel ligenciado entró en la mar apean- do, é aquel su criado Espinosa fué por - detrás é la assió del collar, estando ella embebescida mirando al enciado que estaba por delante della; é trastornóla, é sacáronla á tierra, en la qual tovieron to- dos que comer aquella noche y el siguien- te dia y parte del otro. Assi que, notoria- mente parescia que les dió Nuestro Señor aquel mantenimiento del lobo é de la tor- tuga; pero en el otro tiempo restante que quedaron sin comida, estaban como los nuevos páxaros que atienden el cebo en el nido que les ha de traer su padre , con- fiando en la misericordia divina, de quien proceden todos los buenos é seguros re- medios, quando vieron á puesta del sol unos gelages que hacian las nubes, que verdaderamente se les figuraban ser cin- co navios grandes que venian á la vela é que se meneaban é andaban. Y pensando que eran naos, llegó á tanto su imagina- cion, que juntada con su desseo, les hico tomar una sábana que les avia quedado, é pusiéronla sobre el mástel del navio que se les avia perdido ó en que se per- dieron, para hacer señal, pensando dar aviso á aquellas naos que se les antoja- ban. É assi estovieron toda aquella noche sin dormir, porque aunque conoscieron al cabo que los celages é tales naos se deshacian, tovieron esperanca que era S e señal que Dios les enviaba Ei 503 su consuelo, é que como padre piadoso los proveeria en tiempo de tan excesiva nescessidad, que era ya de grandíssimo extremo en la que estaban. É fué assi; porque la noche antes que aquellos cela- ges les aparesciessen, navegando la ca- ravela que yba por esta gente con todas las velas, entró por la boca de un baxo, é súbitamente le dió calma, é como la sintieron el piloto é marineros, dubdaron qué fuesse la causa, é dixo el piloto que dexassen andar, que contraste era de corrientes; é otro dixo: — «Mejor será echar un ancla é que esperemos el dia si- guiente, para saber é ver dónde estamos; porque podria ser que estoviéssemos cer- ca de las islas de los Alacranes (Ó entre algunos baxos peligrosos, donde nos per- damos, si ymos adelante)». É á los más paresció bien este consejo, é fué el me- jor, é hiciéronlo assi, y echaron una án- cora, sobre la qual esperaron á la luz del dia venidero: é cómo esclaresció, viéron- se cercados de todas partes de baxos é arracifes, excepto la abra Ó puerta de aquella canal, por donde la caravela avia allí entrado, é qué si no tornaban á salir por el mesmo Jugar, avian de ser anega- dos. É fuera de manera que ni ellos pu- dieran. saber del licenciado é los que con él estaban, ni ellos destotros que venian en la caravela á los socorrer, porque es- taban aun tan desviados, ó á trecho que las isletas aun'no se parescian. ¡Oh yi- da humana llena de inconvinientes, quán ligera cosa é fácil es perderte é por quán- tas vias, si aquella clemencia de Dios Todopoderoso é su infinito poder no nos socorriesse! Ved en quán poco estovieron los socorridos é los socorredores de se acabar de perder los unos é los otros con dar la caravela pocos passos adelante: los quales de parescer del piloto que la go- bernaba se dieran, si el piloto mayor de arriba desde la tolda ó cubierta celestial no proveyera en el caso lo que está dicho. 504 'Assi que, viendo el peligro en que es- taban, comencaron á toar con los cables del navio, é retiráro nse con el favor di- vino hácia el abra opuesta, por donde allí avia entrado, é salieron á lo fondo, é na- vegaron con mucho tiento hasta que fué muy claro dia é algo alto el sol. É aquel día vieron los de la isla esta caravela éco- noscieron que era el socorro que espera- ban de Dios, porque la vieron barloyen- tar á un cabo é á otro, é por esto enten- dieron que yba en busca de las isletas é dellos, de las quales islas é baxos todos los que navegan aquellas mares huyen é se desvian por los peligros que allí bay de grandes arracifes é baxos. É hígole | tan contrario tiempo al navio, que no pu= do doblar la punta de los arracifes de la isleta en que aquella gente y el licencia- do estaban; é assi anduvo todo aquel dia volteando hasta tres leguas de donde avia subido. Estonces los que estaban en tier- ra acudieron á su acostumbrado socorro, á llamar á Dios con lágrimas é sospiros, suplicándole que por su misericordia dies- - se tiempo próspero á aquella caravela é oportunidad para que los rescibiesse. É porque de noche no osaba navegar ni avia donde pudiesse tomar puerto entre aquellos arragifes, la otra mañana si- guiente, á las ocho horas del dia, se an- cló é surgió á un tiro de ballesta de don- de la gente de tierra estaba, pero des-- confiados los del navio porque el dia an- tes no avian podido verá ninguno de los que estaban en la isleta, é pensabas que todos debian de ser ya muertos; porque segund lo que avian tardado, que eran quarenta y dos dias, tenian por cierto los del navio que las tortugas que les SS : avian quedado á los aislados se les aca- nina rian é serian trespassados é muertos hambre. No lo pensaban sino como fuera ello, : si Dios, Pots HISTORIA GENERAL Y NATURAL aquella isla é con el lobo marino é tortu- ga, que les dió despues su piadosa cle- mencia. - . XXV. Surta la caravela donde es di- cho, traian en ella dea noche antes co- cido un pavo con muy bucn tocino en la olla, é con un buen pedaco de puerco fresco que avian muerto en el navio poco avia; é cómo vieron passear la gente por la isleta, fué tanta el alegria de los tres criados del licenciado que avian ydo con el barquillo é de la otra gente que venia en la caravela, que dieron tan grand gri- -ta é alharido, que á los que estaban en la tierra les paresció que era voz del cielo. É ovo dos hombres del navio que no qui- sieron esperar á que la barca se sacasse, y echáronse á nado é salieron á tierra; é llegados á ella, quedaron espantados é muy maravillados de ver al licenciado é á los demás , segund estaban desfigurados. É fueron luego á ver el agua que bebian de la fuentecuela, é parescióles la mes- ma agua de la mar, é assi paresció ser en la verdad, porque aquellos marineros que salieron á nado decian que aquella agua era amarga: é luego fueron todos los que la solian beber á probarla , é ha- llaron que no se podia beber de amarga é salada. Ques otra maravilla é muy gran- de; por la qual paresce que de poder ab- soluto é divino usó Nuestro Señor con estos hombres, é porque se sostuviessen les tornó el agua amarga é salobre de su natura, dulce é potable en tanto que fué servido de los sacar de aquel trabaxo, é despues para enseñar sus maravillas, se tornó el agua como era primero á su na- tural ser é amargo , para que los fieles é aun los infieles aprendan é conozcan é vean por estos miraglos quán incom- prehensibles son las obras de Dios, e có: mo es en todo poderoso. | -Tornando á la historia, digo que estan- des contemplando. esta gente en tan gran- o ae es la e DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. ca del navio con aquellos tres criados del licenciado, que eran Goncalo Gomez é Francisco Ballester é Johan de Arenas é otros marineros; é sacaron á tierra una mesa pequeña, que llevaban á su amo, é una silla de caderas, é la olla con la co- mida que se dixo arriba bien aparejada, é pan é vino é conservas é otros refres- cos. E despues de muy bien abracados con lágrimas hasta poner los manteles, pusiéronle luego al licenciado la silla, que no era poco alivio á quien estaba cansa- do de se echar é sentar en aquella are- na, é hico luego poner la mesa bien ba- xo para que comiessen todos los que en ella cupiessen; é assi con grand goco co- mieron, platicando é informando á los que fueron en el barquillo de lo acaesci- do al licenciado é á los demás en tanto que aquellos mensajeros avian ydo á bus- car este socorro. É averiguóse por cierto - que los cinco rabihorcados que se dixo de susso que se assentaron en la isleta á par del ligenciado é la otra gente avia seydo el mesmo dia y en la hora que los del barquillo llegaron á la Nueva España. É por los que assi vinieron en la caravela se averiguó que ya el licenciado é los que estaban aislados traian errados dos dias en la cuenta que tenian del tiempo, por- Que quando era viernes decian que era domingo: é assi el ligenciado avia dicho la Passion en el dia de la Resurrecion en un quadernico de horas que les avia que- dado é cantada con muchas lágrimas dél é de los que le oian, é determinólo Dios assi porque fué servido é porque aunque era dia de tan grandísima alegria é de su Sancta Resurrecion, á ellos segund sus angustias, era viernes sancto. Ni es de maravillar que olvidassen la cuenta del tiempo ni en qué dia estaban, sino cómo no se les olvidó sus proprios nombres. Allí le dixeron los de la caravela 'al li- TOMO IV. gobernador Hernando Cortés, 4 Plinio, lib. IX, eap. XXXVI. 505 cenciado quel adelantado Francisco deGa- ray, por cuya contemplacion él yba á la Nueva España (como se dixo al princi- pio), era muerto é toda su gente desbara- tada é mucha della lechada de los indios é muerta. Dixéronle assimesmo el buen acogimiento que les avia hecho Ximon de Cuenca é Diego de Ocampo, tenientes del é de cómo * dentro de tres dias despues que llegaron á la villa de Medellin fueron despachados; é la compassion grande que tenian del licenciado sus amigos é conoscidos; é có- mo creian que Hernando Cortés proyee- ria luego de todo lo nescessario, porque Ximon de Cuenca desde la Villa Rica le avia escripto y enviado aquellos pocos renglones escriptos con sangre de las hos- tias ó conchas, que se llaman murices * (con cuya sangre los antiguos teñian las vestiduras de los reyes ó emperadores so- lamente de la presciosa púrpura). Á esta gente que en tantos afanes tanto tiempo avia Dios sostenido por tan señalados mi- raglos, como es dicho, les paresció aque- lla agua que les sacaron del navio para beber un licor é suavidad é la más exce- lente cosa que jamás avian gustado. ¿Quál agua de Segre ó de Tajo ó quál destilada se vido de tanta excelencia é buen sabor como en su gusto aquella era, ni de tan buen olor la que de las rosas é del acahar é jazmines se saca? Ninguna á su pares- cer se le igualaba, ni para beber é hume- descer é reparar sus gargantas é perso- nas no pudieron ser tales las ques dicho, aunque mejor oliessen; porque aque- lla que se les llevaba tenia las tres propriedades que ha de tener la buena agua, que son: sin color é sin olor é sin sabor; quiero decir que no ha de ver el agua á cosa alguna, ni su color ha de ser sino simpligissima é no paresger á co- Jor alguna, ni ha de tener gusto de otro * 64 506 manjar ni brevage alguno; la quarta con- digion que algunos le dan es que sea li- geríssima. Tornemos á nuestros aislados. La carne é aves les parescian mejor que las codornices, ni aquel maná que Dios envió del cielo á los judios, quando andaban por el desierto '; é aun mejor lo agradescian estos cathólicos, dándole infinitas gracias por éllo. En el pan de- cian que no avian hallado tanto gusto, como avia mucho tiempo que no lo co- mian; pero las conservas les fueron mu- cha é grande recreacion, porque como estaban aquellos cuerpos llenos de sal, qualquiera cosa dulce les era suavíssima ) al apetito. Con las pláticas ques dicho é otras, é con un placer tan esperado é desseado como el letor puede considerar, dieron fin á su comida , é ordenaron luego de se embarcar, porque era tanto el desseo de salir de tal captiverio, que una hora de tardanga les parescia mill para huyr de allí, sin volver la cara atrás, como fué mandado por los ángeles á la muger de Loth a. XXVI. Antes que se passe el discur- so del camino é de lo que subcedió al li- cenciado Cuago, que sin dubda es un es- pejo de exemplos é miraglos que obró Dios con él en lo que está dicho é ade- lante se dirá, quiero agora decir de la dispusigion é assiento de las islas de los Alacranes, aunque algo queda dicho, no me apartando de mi opinion, ques ques- tos no se perdieron ni estovieron en ellas, sino en las del Triángulo, como de susso lo he apuntado; pero pues el licenciado siempre me dixo que eran las de los Ala- cranes, hablemos en ellas. Y es assi, que - ellas están en treynta é dos grados de la SS línia. equinocial, á la parte de nuestro po-- : loártico. Llámanse Alacranes, porque es- te animal alacran « es muy e. 3 E HISTORIA GENERAL Y NATURAL grand dolor su venino (el qual por otro nombre es dicho escorpion) é por ser tan malo é peligroso se dió este nombre de Alacran ó Alacranes á las isletas que tengo dicho, de quien aqui se tracta, porque á los que por allí aportan é dan en ellas, los hacen morir dolorosamente. Hay en ellas quince ó más leguas de ba- xos é arragifes, que parescen tierras la- bradas de diversas colores, unas blan- cas é otras roxas é otras muy negras é otras acules, é assi parescen listadas por la mar todo el espacio ques dicho. La causa desto es que quando él baxa, el agua muestra en la superficie de las on- das blancura, é parescen los aguages blancos por el arena que hay donde se muestra este blanco; é quando son peñas debaxo del agua, muestra otros listones de roxo ó leonado; é quando es el agua - honda, parescen en la color agul; é quan- do más honda negro, é assi de diverssas: colores, segund la calidad de la tierra é peñas é arracifes que están debaxo del agua muy someros. É con baxa mar se descubren en partes; pero no para se po- der ver desde los navios, si no están muy cerca: queste es el peligro, quando no hay tiempo para se desviar de los lugares semejantes. Entre estos baxos están estas tres isletas tan pequeñas y estériles é se- cas, como assaz veces tengo dicho; pero como en ellas quedaron muchos muertos deste naufragio y pérdida en ellas del li- cenciado Guaco y los que con él yban, él les quedó el nombre, y se le dió muy apro- priado, y en algunas cartas de navegar andan ya intituladas Insule sepulchrorum; y dignamente las pueden llamar islas de sepulcros ó de perdicion, porque en todas tres quedaron muertos é perescidos de hambre é de sed é de otras passiones la - mayor parte dellos que en aquella caravela ets de en os e é nombró DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. el licenciado á la primera isleta Sitis san- guinea turtucarum, que quiere decir: sed de sangre de tortugas; porque, como está dicho, allí comencaron á beber san- gre de las ginco tortugas primeras que. tomaron los que escaparon, quando se les rompió la caravela é se anegaron parte de la gente, é con essa sangre é tortu- gas los que quedaron vivos se sostuvie- ron doge dias. A la segunda isla puso nombre No penseys en la comida *, como dice el Sancto Evangelio, que no pense- mos en lo que avemos de comer, porque debemos tomar exemplo en las aves, que no siembran ni cogen é tienen; é porque allí les dió Dios miraglosamente grand mantenimiento é abundosamente de las - aves, y en la manera que queda dicho. Á la tercera isleta puso nombre Fontina- lía Elisei?, que quiere decir las fuentes de Eliseo, que seyendo amargas é sala- das, por mandado de Dios las dulgeró é convirtió en aguas dulces. É assi intervi- no por la omnipotencia de Dios á estos chripstianos en aquella última isleta, don- de la caravela que vino por ellos desde la Nueva España, los halló. Despues de Ja primera impression des- te tractado, conformándome con la cos- mographia de las más modernas cartas que el año de mill é quinientos é treynta _Ésicte se corrigieron y emendaron por mandado de Céssar, andan puestas otras quatro islas, | dar el párrafo XVIII deste naufragio y me persuadió á creer quel licenciado Cuaco y los que con él se hallaron, no se perdie- ron en las islas quél decia de los Alacra- nes, sino en la que llaman Triángulo, ques de tres isleos Ó isletas, como allí lo dixe y emendé; porque el licenciado me dixo que perdió la cuenta del tiempo y el nombre de los dias lo trocó, é dixo la 4. Nolile cogitare quid edatis (Math., cap. VI).- 2 Regum, lib. 1V, cap. HL : lo qual me movió á emen- 907 Passion el dia de Pasqua, é se les avia ya muerto el piloto é ignoró en qué gra- dos estaban en aquella penitencia; é los Alacranes están en veynte é dos, como está dicho, y estotras isletas triangulares están en veynte é un grados, é desde los Alacranes á ellas hay ginqienta leguas más al Poniente, corriendo la via del vien- to ó el Sudueste. | XXVII. Prosiguiendo el propóssito comencado de nuestra historia de naufra- gios, digo que los que escaparon de la caravela vivos (quando ella se perdió) en los baxos de los Alacranes ó isleos del Triángulo, ó quedaron assidos por las pe- ñas, segund es dicho, fueron quarenta é siete Ó quarenta é ocho personas, é sa- lieron despues deste trabaxo é se embar- caron diez é siete con algunos mucha- chos, de que no se hico cuenta en el nú- mero ques dicho. É assi como entraron en la caravela, alcaron las velas con aquel himno: «Te Deum laudamus, te, Domine, confitemur» , etc. ?: é dióles Nuestro Se- ñor tan buen tiempo é navegacion, que desde en trece dias llegaron á la Villa Ri- ca, donde los primeros mensajeros del mal compuesto é dichoso bergantinejo ó barquillo avian aportado. Y como el te- niente Ximon de Cuenca con los otros cavalleros de aquella villa vieron surto el navio, todos fueron á la playa. que allí se hace sin saber quién salia en la bar- ca, quando el licenciado yba á tierra; é preguntáronle por nuevas, aun estando en el agua, y él respondió lo que dice aquel romance del rey Ramiro: Buenas las lraemos, señor, pues que venimos acá. - É luego que conoscieron al ligenciado, comencaron todos á aver mucho plager é mostrar e alegria con él. Porque - 2% o Ambrosii et ici: 308 Hernando Cortés con aquellos dos mocos de espuelas que se dixo de susso avia escripto á sus tenientes que hiciessen al licenciado todo el rescibimiento é buen tractamiento con los que consigo truxes- se, como lo harian á su propria persona. É assi fué, quel teniente los llevó á su propria casa é los hospedó lo mejor quél pudo é supo, conforme á lo que le esta- ba mandado, é les dió ropas de vestir, porque todos yban desnudos, é les higo traer muchas fructas é refrescos de aque- lla tierra, que los hay muy buenos, é se les hicierorr muchos banquetes, ó hablan- do mi lengua castellana, muchos convites é fiestas; porque estos banquetes es vo- cablo frances, é no de mucho tiempo acá usado é traydo á España. -Assi que, allí fué el licenciado é los que con él fueron muy bien tractados é feste- jados ocho ó nueve dias, que allí se detu- vo por reformar su persona é flaqueca, é passados los dias ques dicho, se fué á la villa de Medellin; é-cómo ya él avia es- cripto al teniente Diego de Ocampo que avia de yr á aquella villa, salióle á rescibir con hasta treynta de caballo, é llevólo á su possada ; é allí halló un mayordomo del gobernador Hernando Cortés que le dixo quel gobernador, su señor, le avia es- cripto é mandado que le diesse hasta diez mill castellanos, é todo. lo quel ligencia- do pidiesse para se rehacer de su per- sona é casa de todo lo nescessario, é que en la hora se cumples como él lo man- dasse. Por cierto á mí me paresce que para principio de salir de tanta laceria , co- mo pocos dias antes este cavallero te- nía, é para no tener lástima de su plata é hacienda perdida é de sus negros aho- gados, segund está lodo dicho , que era. un OS de convalesger é co- HISTORÍA GENERAL Y NATURAL len doce mill ducados de oro. Liberali- dad fué de magnánimo varon é de hom- bre, en quien cabe bien el estado que Dios le ha dado méritamente por la mano Ces- sárea que Dios administra. Pero el licen- ciado Cuaco, como comedido, no tomó sino hasta mill é trescientos castellanos en caballos é vestidos para él é los que con- sigo llevaba, é un par de mulas é otras cosas, de que más nescessidad tenia; é luego escribió al señor gobernador Her- nando Cortés, dándole cuenta de su lle- gada en salvamento hasta aquella villa, é bessándole las manos por las mercedes que le avia hecho, en le mandar proveer tan largamente é socorrerle en tanta nes- cessidad. Desta carta ovo muy presta respues- ta de Hernando Cortés, mostrando mu- cho placer de su venida, é le replicó por otra escripta, como señor de muy. grande ánimo é valeroso cavallero, ro- gándole que no tomasse trabaxo por le yr á ver luego, porque el camino era largo, é su flaqueca é vida passada en tantos trabaxos no pedian sino que co- mencasse á descansar las fatigas que avia padescido; é quél sabia que Diego de Ocampo era mucho su amigo, é que de- más desta amistad, él le avia enviado á mandar que se oviesse con él, como con su persona propria, é otras palabras dul- cos y de grand demostracion de amor, á este propóssito dichas en su respuesta. Y en la verdad el licenciado fué feste- jado é servido, en treynta é ginco dias que allí se detuvo, de tal manera que en casa de un grand principe que allegara, no se hiciera más con un muy cercano é principal debdo ó hermano. XXVIII. Desde á treynta é cinco dias quel licenciado Cuago se detuvo en la vi- lla de Medellin, se partió de allí, é con: él Diego de. Ocampo, con diez de caballo and 6 con hasta sessenta indios á pié para servirse. dellos conforme á la e.” assi DE INDIAS. en curar los caballos é traerles hierba como en lo demás: y en los lugares por donde passaban, luego salian los chrips- tianos é hombres principales á los resce- bir, é los apossentaban en las mejores é más principales casas, y eran servidos, como señores, de muchos manjares de la. tierra, assi como de pavos, conejos, gallinas, codornices é del pan de la tier- ra, ques assaz bueno, de aquel mahiz que se dixo en la primera parte desta General é natural historia de las Indias, del qual en la Nueva España se hacen muy gentiles tortas. É al principio del comer les daban fructas de la tierra é ce- regas, y el beber era del cacao (que se dixo en el libro VIII, capítulo XXX de la primera parte): el qual brevage es muy sano é prescioso en aquellas partes. É assi como el ligenciado y el teniente se assen- taban á comer, les echaban los indios é in- dias principales sendos collares ó guirnal- das al cuello, de rosas é de flores muy olorosas, é poníanles en las manos otras macetas Ó manojos de las mesmas rosas é flores, hechas con muchas labores, é apossentaban sus caballos cada uno por sí, é á par del caballo una tinaja de agua é mucho mahiz verde é seco en los pese- bres; é hacíanles la cama con mucha hierba, y encima dellas les echaban ro- sas é flores. Como quier questa costum- bre les turaba á los indios del temor que- llos tenian é avian cobrado desde el prin- cipio de la conquista de aquella tierra, pa- cificándola Hernando Cortés, en que los caballos fué una grandíssima ocasion pa- ra ser sobjuzgadas aquellas gentes. Assi que, tornando á nuestro propós- sito, luego que era de noche, hacian los indios muchos fuegos en los patios de las casas, é con cada fuego estaban siete ú ocho indios que tenian cargo de tener continuada la lumbre é viva hasta la ma- _* Puede verse la descripcion de estos palacios, LIB. L. CAP. X 509 ñana, é de velar á los chripstianos toda la noche é atender á sus mandados; por- que todas las casas estaban sin puertas, porque dicen los indios de aquella tierra ques cobardia tenellas. Tienen aquellos indios mucho acatamiento á los chripstia- nos, y en especial á los principales é que andan á caballo; pero dexemos aquesto, porque las costumbres é ritos é cerimo- nias destos indios de la Nueva España son muchas é diverssas en aquellas partes, é desto en su lugar se tracta. Volvamos al propóssito del camino del licenciado Cuaco, el qual llegó á la cib= dad de México, donde halló al señor Hernando Cortés que lo rescibió muy bien é favoresció lo posible, é le man- dó apossentar en su palacio: el qual no era menor que la casa ó monesterio de Nuestra Señora de Guadalupe, dentro de la qual avia casa de municion é arti- lleria, é cámaras de armas ofensivas é defensivas é muchas, é caballerica para - doscientos caballos, é apartamientos pa- ra hacer é fundir tiros de pólvora, é seys ó siete herrerias que á la continua hacian armas é ballestas muy buenas. En aquella casa avia assimesmo tro- xes é alholíes é paneras para septenta ú ochenta mill hanegas de mahiz. Avia tambien casa de mugeres, donde estaban apartadas las hijas de los seño- res de aquella tierra, con más de otras cient mugeres que las servian. En las es- quinas desta casa avia quatro torres con sus troneras é travesses, é todo el ede- ficio de cal é canto de gruessas paredes, é con acoteas é terrados. La madera era de cedro. Esta casa fué llamada primero casa de plager del rey Montecuma * , € despues que aquel murió la reparó Hernando Cor- tés é la reedeficó á la manera é modo de España. Pero porque aqui no se tracta : verdaderamente régios, en el lib. XXXIII, cap. 46 510 destas cosas particulares, que son de los fechos de Hernando Cortés y de la con- quista de la Nueva España, baste lo dicho para decir que en esta casa tan sump- tuosa y en quél possaba acogió á su ami- go el licenciado Guaco; é passemos á lo demás, concluyendo brevemente en que Hernando Cortés le hico toda la honra é - buen acogimiento que fué posible. Y por- que estaba determinado de yr al cabo de las Higueras é puerto de Honduras en busca de un capitan suyo, que se Jllama- ba Chripstóbal de Olit, que se le avia algado, decirse ha sumariamente lo que hiciere al caso del licenciado Cuaco é no más , porque sus trabaxos aun no avian avido conclusion; é quando pensó que estaba más fuera dellos , parescia que se comencaban, para acordarnos quán gran- de error es pensar el hombre que está seguro de las mudancas é miserias desta nuestra vida, ni desviar de la memoria lo que dice Job: «El hombre nascido de la muger breve tiempo vive é lleno de muchas miserias, el qual como flor sale fuera é cae, é como sombra huye é nun- ca está firme ni permanesce en un esta- do» *. Tornemos á nuestro licenciado. XXIX. Estando, pues, determinado Hernando Cortés de yr al cabo de Higue- ras, que fué viaje de más de un año, dexó en su lugar por justicia mayor al licenciado Cuaco, é quedó obedescido é acatado como el mesmo Cortés; pero con mucho riesgo de todos los chripstianos que en aquella tierra estaban, porque los. indios, por ausencia de Cortés, presu- mieron de se algar é matar los chripstia- nos, porque eran tantos que para cada chripstiano avia treynta mill indios, y en essa sagon los chripstianos eran muy po- cos, é los indios tantos como hierbas en SE l campo. É quiso Nuestro Señor ga li- HISTORIA GENERAL Y NATURAL genciado, con su buena maña, alcancó á saber la traycion, é higo muy rigurosos castigos, é aperreó muchos, haciéndolos comer vivosá canes, é hico quartear assaz de aquellos indios principales que esta- ban aliados é confederados en la tray- cion. Y estuvo tan á recabdo y en vela más de un año, que no faltó noche en quél é los officiales de Su Magestad no velassen ordinariamente, cada uno su noche, con cada treynta de caballo; é higo recoger todos los chripstianos que avia derramados por la tierra, para que se entrassen con él é los officiales en la cibdad de México: y en' todas las pro- cessiones que los chripstianos hicieron en el tiempo ques dicho (que fueron muchas) para que los librasse Dios de tanta molti-- tud de enemigos, assi como yban en dos bandas ordenada la procession, allí junto por la parte ó costado de fuera, á cada uno le llevaban su caballo de diestro con las daragas en los arcones, é dos ó tres obres: armados á par de cada caballo. É siempre andaban en la cibdad por las otras calles que la procession no yba, seys ó siete alguaciles con gente de ron- da que guardaban, en tanto que las horas se decian, en las partes que se debia ha- cer la guarda. Y á causa del mucho re- cabdo quel ligenciado se dió de estar muy prevenido, los indios, viendo tan con- tinua vigilancia é recabdo é castigos ya dichos, mudaron de su mal propóssito é no lo osaron acometer ni poner en efet- to. É assi Dios guardó su pueblo de aquesta traycion, que estaba pensada contra los chripstianos. XXX. Continuándose la vela y exer- -Cicio de la guarda ques dicho, se me vie- ne á la. memoria, é debe pensarlo assi cl letor por lo que se sigue, que guardó Dios á este ligengiado Cuaco. pS | » eo - “po 0. eos tur et conteritur el fugit velud umbra, el numquam le n statu Saa £ob, caps ss yt y. DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. mente en las islas de los Alacranes (Ó me- jor diciendo de los sepulcros), porque se esperaba dél un señalado é notable ser- vigio que avia de hacer á Dios en la Nue- va España. Y fué que tuvo, despues que quedó en el cargo de la guarnicion de aquella tierra, especial intento á destruyr todos los ydolos de aquellas gentes ydó- latras é salvages: de lo qual ellos se ma- ravillaban mucho del atrevimiento deste hombre, viendo que con tanta determi- - nacion é facilidad, sin otro temor ú res- _pecto, les quemaba é disipaba sus dio- ses. Y muy espantados desto, como si destruyera el cielo ó quemara toda la tierra con sus habitantes, se juntaron un dia aquellos indios más principales; avido entrellos su acuerdo, de alo quatro hombres de los más autoricados é sabios dellos de aquellas provincias, á saber del licenciado por qué causa se les hacia tan temeraria violencia é cosa tan desacatada: é dixéronle que qué era la racon por que les destruia sus dioses, que les daban de comer é de beber, é les daban victoria en la guerra contra sus enemigos, é les multiplicaban sus hijos y generascion, y el agua, quando les falta- ba, é la salud en sus enfermedades; é quellos vian que los chripstianos assimes- mo tenian sus ydolos é ymágines, á quien adoraban é servian é acataban. É quan- do esto decian, estaba una ymágen de Sanct Sebastian á la cabecera de la ca- ma del licenciado, pintada en un papel; é diciendo lo ques dicho aquel que pro- ponia, señaló con el dedo poniendo aque- lla ymágen por exemplo, quel ligengiado tenia aquella en veneracion, é que assi ellos degian quellos tenian en estima á sus ymágines é ydolos. Cómo el ligengiado vido questos indios ó embaxadores eran sabios é principa- les señores de indios, y queste nego- cio era de Dios é de su fée sagrada, confió que de la respuesta que en tal Le 511 caso les diesse , Nuestro Señor seria ser- vido, é que para tan alto hecho se re- queria más acuerdo é consultacion é ocur: rir á la fuente de la sapiencia, ques el mesmo Dios é Redemptor Nuestro Jesu Chripsto, no le paresció que assi fácil- menle é improvisso era bien responder- les, sin mirar bien lo que les debia decir para que Dios fuesse más servido. É assi les dixo con alegre semblante quél estaba ocupado, é que les rogaba que otro dia á aquella hora se tornassen, é que les res- ponderia é satisfaria á todo lo que decian; é assi se fueron los indios principales, y entretanto el licenciado suplicó deyota- mente á Nuestro Señor le alumbrasse, pues que de su buena respuesta podria su misericordia hacer que aquella ydola- tria gessasse é su sancto nombre fuesse conoscido, venerado é temido, é se po- dria seguir muy grand bien universal en aquellos bárbaros, entre los quales el de- monio tanto poder tenia. É assi esforca- do en el socorro de Dios para su respues- ta, volvieron aquellos señores principales otro dia con una buena lengua, que se decia Meneses (sin quel licenciado los enviasse á llamar ) para que les diesse la respuesta de lo ques dicho, é despues que los ovo fecho sentar, les dixo desta manera: — «Nosotros los chripstianos no adoramos las ymágines por lo que son; sino á lo que repressentan en el cielo de los que allá están é de quien nos viene la vida é la muerte y el bien con todo lo demás que á nuestro propóssito es en es- te mundo». É porque assi lo creyessen, tomó la ymágen ques dicho de Sanet Se- bastian, é hícola pedacos ante ellos, con otras muchas racones á este propóssilo para los desengañar é apartar de su infi- _delidad: é díxoles que no creyessen que nosotros adoramos - aquellas ymágines, segund ellos. - Parésceme que se le acordó al ligen- ciado Cuago cómo en el concilio de Cons» 512 tancia se tractó de reprobar las ymági- nes de las iglesias é que hay entre los chripstianos , digiendo que era ydola- tria; pero en este concilio fueron apro- badas: «Non ut eas adoremus; sed illud quod nobis representalur per eas, ut dici- tur de consc., distinc. 1I*». Assi que, el licenciado como cathólico fundó su res- puesta. Mas como los indios oyeron lo ques dicho , sonrióse el uno dellos hácia la lengua é díxole que no creian quel li- cenciado los tenia por tan nescios: que- llos bien sabian que aquellas. ymágines las hacian los amantecas (que quiere de- cir maestros), é assi tambien hacian las suyas, é que no las adoraban ellos en. quanto ymágines, salvo como nosotros, por el sol é por la luna é por aquellas lumbres é influencias que avia en el cie- lo, é de donde venia la vida, como decia el ligenciado, é venia la muerte é todas las otras cosas, etc. De la qual respuesta el ligenciado quedó algo confuso , y entre sí rogó á Dios le diesse lengua para de- fender su causa é poder confundir aque- llos ydólatras; é luego le vino á la me- moria lo del becerro á quien adoraron los judios, como por la Sagrada Escrip- tura paresge *, é dixo á la lengua que les dixesse que Dios, Nuestro Señor, que hico de no nada los cielos é la tierra, avia elegido un pueblo para sí, al qual avia mandado que no adorassen sobre piedra, ni sobre madera, ni sobre pared, ni so- bre otra cosa alguna que toviesse for-= ma de alguna figura, porque como eran bobos é maliciosos no viniessen á ado- rar “figuras 6 ymágines en quel demo- nio se entremetiesse é los tales dexas- - sen de adorar á su Criador. É á estas - Palabras estovieron muy atentos. É díxo- ps _les más: que al principio quando este nuestro Dios a e e mundo, mie HISTORIA GENERAL Y NATURAL co espíritus de mucho entendimiento é capacidad. Y como esto no pudo la len- gua dárselo bien á entender, ni halló vo- cablos para que los indios lo compren- diessen, mandó el licenciado que la len- gua les preguntasse si creian que despues de muertos, avia ánima ó cosa que per- manesgiesse en perpétuo: respondieron que sí, é que á esto llaman ellos anteto- nal, que quiere decir lo mesmo que alma ó espíritu. Estonces mandó á la lengua que les dixesse que Dios Todopoderoso avia creado aquellos espíritus que de sus- so se dixo, á los quales por su desobi- diencia los abatió Dios debaxo de la tier- ra y en el infierno, donde siempre arden, assi como en un lugar que paresce quin- ce leguas de la cibdad de México, que llaman Guaxocingo, donde en una sierra cerca dél salen á la contínua grandes lla- mas de fuego; é questos espíritus tienen tanto odio y enemistad con los hombres por envidia que dellos tienen, por les ha- cer Dios capaces de la gloria que essos espíritus perdieron; é por tanto procuran siempre de hacer estas ymágines que los indios tenian (cuyos nombres son por la mayor parte de los mesmos diablos) pa- ra que los hombres como ellos, indios é gente simple, los adorassen é olvidassen de adorar á Dios grande é poderoso, que lo ayia formado todo é fecho de no nada; é que las ymágines, que nosotros tenemos son de Dios é de sus amigos que tiene consigo en su gloria, é que las quellos te- nian é adoraban, eran de los mesmos dia- blos condempnados, que tienen por con- dicion, por la envidia grande é causa ques dicho que tienen al hombre, de ba- ñarse en su sangre humana; é que por este respecto son los sacrificios entrellos lan comunes, que por muy pequeñas é. ) er causas se matan é con un nava- E DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. jon muy agudo de pedernal se abren é sacan el coracon con mucha presteca sus falsos sacerdotes, á quien ellos llaman papa, é assi palpitando é fresco lo ofres- cen á sus ydolos; y quel Dios grande que los chripstianos tenemos é adoramos é sus ymágines no son crueles ni quieren de nosotros, sino que les tengamos amor é voluntad de servirles. Y que por dar á entender esto nuestro Dios á aquel pue- blo que arriba se dixo les avia mandado que no sacrificassen sobre ninguna cosa que toviesse figura, salvo en el altar de tierra *; y que porque no viniessen en el error que estaban ellos de adorar al sol é á la luna é 4 las estrellas, y en su nom- bre á aquellos ydolos, porque todas aque- llas eran criaturas de Dios, de las quales - en su pressencia no se avia de hacer ca- so. Assi questa era la diferencia que avia de sus ymágines á las nuestras. Y á este propóssito se les dixeron á aquellos in- dios otras muchas palabras en tal mane- ra, que los señores é tecles (que quiere decir lo mesmo que señores) entendie- ron muy bien lo que les fué dicho, de que mucho se maravillaron, é respondie- ron en fin quellos conoscian bien la ver- dad quel licenciado Jes decia, é que si él quisiesse ser su padrino estaban pres- tos de se hacer chripstianos con toda su gente, é destruyr todos los ydolos de su tierra, é querer la ymágen de Nuestra Señora la Vírgen Sancta Maria, porque á Dios é á su ymágen no lo comprehendian bien. É assi el licenciado les higo dar una ymágen de Nuestra Señora , é con ella é con ellos se fué á la iglesia, é se bapti- caron, é llamáronse como él, aunque el apellido de Cuago no lo podian bien ex- pressar. É súpose cómo luego colocaron la ymágen de Nuestra Señora en el más (que assi se digen los templos de toda su tera): éa assi se. oi to- a 09. E 513 dos sus ydolos que tenian en ella; lo qual fué mucha alegria para todos los chrips- tianos é mucha parte de la seguridad é pacificacior de la tierra é del levanta- miento é alteración de los indios que pri- mero se dixo, porque fué en tiempo que por la absencia de Hernando Cortés esta- ba la tierra para se perder. XXXI. Un. caso muy notable acaes- ció ó resultó de cierta sentencia queste licenciado dió é pronunció entre unos indios principales de la Nueva España, que me paresce cosa conviniente degir- se; é fué desta manera. En la cibdad de México se traia un pleyto sobre gier- tos heredamientos entre dos señores 6 tecles principales, por cuyas diferen- cias se avian muerto de entrambas par- tes mucha gente, é llegó el pleyto al licenciado, para que lo determinasse é les hiciesse justicia. El processo era una pintura por tales cifras Ó caractéres é figuras, que declaran tanto como po- drian declarar qualesquier escripturas, porque por lindes de los términos ponen ciertas pissadas figurando los piés muy chiquitos, é por la tierra del pan llevar . ponen giertas flores de una propria figu- ra, é por las aguas otra figura, en que - se conosce quando es rio. ó fuente ó ar- royo ó laguna. É assi por consiguiente de todas las otras cosas que hay entrellos tienen sus figuras distintas 6 que se dan muy bien á entender á quien ya tie- ne alguna expiriencía de tales figuras. Y llevado el processo ante el licengia- do, no se concordaron las partes en la tal pintura, y él mandó que se tornasse - otra vez á pintar é hacer por amantecas, que son como agrimensores experimenta dos en aquella arte de medir é dividir términos, é tampoco ovo concierto en la Segunda pintura entre las partes. Eston- q. al os como juez sagaz é de $ 1% prudencia, hico llamar Otros amantecas de aquel officio que las partes le nombra- ron, é hico traer allí un lebrel, que era muy fiero perro, con el qual avia aper- reado en veces más de doscientos indios por ydólatras é sodomitas é por otros de- litos abominables; é díxoles que si no le pintaban la verdad de los límites é mojo- nes sobre que era aquella diferencia, é de cómo avian seydo divididos antigua- mente, que les certificaba que los man- daria echar á aquel perro para que los comiesse vivos. El qual perro, demás de estar ya notoria su crueldad, estaba tan fiero é bravo, que tenian que hacer dos . hombres en le tener con el collar é cade- na que tenia, é se encaramaba contra los indios para los morder, porque como es- taba cebado en tal manjar, era diabólico de bravíssimo contra ellos. Desto los se- ñores é amantecas cobraron tanto temor, que la pintura vino despues muy cierta, é las partes la aprobaron: sobre la qual el licenciado dió sentencia, en que pares- ció averle Dios alumbrado, segund é co- mo los señores é cada uno dellos con sus antecessores de tiempo antiguo avian go- cado é posseydo aquellos términos. Pronungiada esta sentencia, miróse el un señor con el otro, é dixeron entre sí en su lengua estas palabras : «Ciertamen- te gente que assi juzga de grande estima- cion. es, é la ley que tienen debe ser la mejor. Dad acá: tornémonos chripstia- nos, é de aqui adelante en esta ley des- tos vivamos en paz, é guárdese Ja sen- tencia questá pronunciada». É assi se hi- co, que luego fueron chripstianos, y el licenciado fué con ellos al baptismo. É - Súpose despues que avian quebrantado - niendo solamente. en veneración la ymá- Nuestra Señora, quellos decian- HISTORIA GENERAL Y NATURAL buena é mejor que sus ydolos, porque aun en aquella sagon no estaban tan ins- tructos en las cosas de nuestra fée cathó- lica como lo están al pressente. XXXII. Volvamos agora á los traba- -xos de tan buen juez, porque se sepa de quantos fué tentado é perseguido. É assi en su caso nos quedaron bien las pala- bras*: «Quí non est tentatus ¿quid scit? Quasidicad : nihil scit». Y por aqui ve- remos cómo podia decir este cavallero que sabia mucho más que otros, pues mayores tentaciones é faligas supo com- portar. É porque mejor se entienda esto, ha de acordarse el letor de lo que se di- xo en el libro IV de la primera parte des- ta General historia de Indias, de quán bien gobernó en esta Isla Española é des- pues en la de Cuba, en los tiempos que en la una y en la otra residió. Pero en- vióse desde España á mandar quel dicho licenciado volviesse á Cuba á hacer resi- dencia, é que Hernando Cortés le envias- se presso é á buen recabdo para que dies- se cuenta del cargo, que avia tenido de. justicia en aquella isla Fernandina. En el tiempo que llegó una cédula real questo mandaba (á la cibdad de México), avia mucho tiempo que no se sabia de: Cortés, por el largo viaje que avia hecho al cabo de Honduras é de Higueras en busca de aquel capitan llamado Chripstó- bal de Olit, que se le avia alcado, é an- daba una nueva é fama sorda entre algu-. nos, diciendo que era muero Cortés. Lo qual dió causa que en aquella tierra sub- cedieron muchas passiones é parcialida- des, é se formó un género de nueva co- - munidad, que en parte era peor que la - Que ya avia avido en España por la ab- - muchos ydolos en todas sus tierras, te= sencia del Emperador Rey, nuestro se- ñor. É assi en México, por estar absente el gobernador Hernando Cortés é sospe- _Charse que era muerto, se pusieron á un. DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. cabo el factor Goncalo de Salacar y el veedor Pedro Armindez, officiales de Su Magestad , é de la otra parte é opóssito contrario eran el thessorero Alonso de Estrada y el contador Rodrigo de Albor- noz, officiales assimesmo reales. Y como por estar en medio el ligenciado, no se podian executar las voluntades é propós- sitos dañados que assi estaban movidos, tentaron algunos de le matar para poner en efetto sus desseos; pero fué avisado dello é anduvo muy á recabdo con mu- cha guarda: é assi no podia concluyrse lo que las parcialidades ó algunos quisie- ran. En esta sagon llegó aquella cédula ques dicho de Su Magestad, é juntáron- se los del escándalo secretamente con un primo de Hernando Cortés, que se decia Rodrigo de Paz, natural de Salamanca, muy especial amigo del licenciado Cua- co, y en quien él tenia toda su confian- ca, porque pensaba que como tan debdo y hechura de Hernando Cortés, avia de seguir al licenciado. Y este Rodrigo de Paz, en el envoltorio de letras que yban para el gobernador Hernando Cortés des- de España, dicen que halló la cédula ques dicho; é con aquella color contractaron de le prender dentro en las casas del go- bernador, donde el Rodrigo de Paz y el licenciado possaban (otros dicen que es- tonces no avia llegado la cédula); pero como quier quello fué, 4 media noche, estando acostado, entraron doscientos hombres á le prender, y él se defendió un grand espacio de tiempo, porque te- nia armas y gente dentro en la casa, y ella era fuerte, é no lo pudieron pren- der hasta quel Rodrigo. de Paz, como amigo suyo que se le mostraba, le dixo - queno temiesse,. ás py su fée que ani. > | to- dela a México o quatro! duo ab 45 por tierra nueve; é que pues aquella vi- lla era del gobernador, que allí podria estar hasta que aquellas alteraciones é cosas se apaciguassen, my, á su pla- cer. Con esta seguridad, é por evitar escán- dalo é muertes de hombres que estaban aparejadas, vino en ello el licenciado; é pidió uno de sus caballos en que fuesse, é no se lo quisieron dar, é no lo tuvo por buen indicio, é cabalgó en una mu- la ; é assi salieron ambos con hasta treyn- ta de caballo, que yban só color de ami- gos, aunque segund el licenciado muchas veces me decia, no le salió á bien su amis- tad del Rodrigo de Paz, el qual halló des- pues las gracias que meresció en los otros, con quien se avia aliado. É quando ama- nesció, estaban á tres leguas de Testuco, é allí le dixeron cómo yba presso á aquel pueblo, é que desde allí avian de yr con él hasta la villa de Medellin y embarcar- le en el primero navio que fuesse á Es- paña: de lo qual dió gracias á Dios, acor- dándose que, assi como á él, sus enemi- gos le traian é llevaban por envidia. É con alegre rostro les dixo quél holgaba dello, porque creia que Dios le hacia merced en sacarle de aquella tierra, por las comunidades « que se yban plantando de poco ca poco, á quél no avia de dar lugar, ó avia de morir en Ja demanda. É assi, víspera de la Ascenssion,á hora de comer, parlando é riyendo, Hegaron á la villa de Testuco, donde avia siete re- ligiosos de Sanct Francisco, con quien el licenciado tenia mucha amistad; é do-. liéndose de su prission, le quisieron ver, pero no les dieron lugar. É otro dia el principal destos religiosos fué á decir mis. sa, por-ser la fiesta que era de Nuestro Redemptor, é tampoco consinticron que le hablasse, porque temicron la ira del E E : pueblo que se podria leyantar contra las das que le. tenian en cargo, porque licenci: do era bien an é Sao qa 516 por el quebrantamiento del camino é ma- la noche de antes, é por ser tan grand fiesta, quisiera repossar aquel dia allí, no se pudo acabar, y en acabando de co- mer, se partieron con el presso. Allí le dió un criado del gobernador Hernando Cor- tés, de lástima que ovo de ver llevar as- si una tal persona, tres agémilas carga- das de refresco é provission é otra con una cama. É assi se partieron, sin le de- xar lleyar alguno de sus criados, ni per- sona que hiciesse cosa quél mandasse ó quisiesse; é de la forma questá dicha fue- ron tres jornadas hasta donde dicen Te- peaca, é allí llegaron tres criados del li- - cenciado, que le dixeron el sentimiento que se avia hecho en México de su pris- sion, é de cómo se avia armado mucha gente para matar al factor é al veedor, é - que se avian visto en mucho aprieto has- ta que de unas ventanas de unas casas fuertes en que estaban dixeron que la prission del licenciado se avia hecho por mandado de Su Magestad, é que avian mostrado la cédula é provission real « que para ello tenian; é assi la mostraron, y era la que se dixo de susso. Y puesto que algunos dixeron que la cédula ó pro- vission no venia á ellos, salvo al gober- nador Hernando Cortés, é que avian ex- cedido en se aver fecho executores de- lla é de lo que no les mandaban, por odio 6 mala voluntad que tenian al licencia- do, é por se algar ellos con la tierra, non obstante esto que assi decian algu nOs, se aseguró el escándalo en decir que se avia hecho la prission por códu- la de Su Magestad. Pero decian todos que no se debieran ellos entremeter en aquello, pues Su Magestad no mandaba á A delos ue prendiesse al ligen- Asi que, > “tornando al camino que lle- de saber que andovieron tanto HISTORIA GENERAL Y NATURAL qua del Espíritu Sancto; é cómo le vie- ron todos los de aquella villa, le hicieron mucha honra, é llevóle el teniente Fran- cisco Bonal á cenar consigo. É acabada la cena, fué luego el alguacil mayor, Ál- varo de Saavedra, con la gente ques di- cha é otra mucha, é por mandado del te- niente le llevó á su possada, sin le de- xar otro dia salir á oyr missa ni ha- cer otra cosa, excepto delante la puer- ta por una placuela, y el dia de Sanct Johan que fué á missa, é anduvo cabal- gando por toda la villa hasta mediado de agosto. Pero para quien se acordaba de la vida de las islas de los Alacranes muy buena era estotra, confiando en Dios - y en su justicia; pero teníase mucha vigilancia con él en que ninguna carta se le diesse ni él escribiesse á ningu- na parte del mundo, ni hablasse sino con quien sus émulos é guardas quisies- - Soñ..-. : XXXIII. En este tiempo, cómo el li- genciado salió de entre los officiales de Sus Magestades ques dicho, é no aver en medio quien lo estorbasse, encendié- ronse las comunidades ó bandos é pas- siones muy resciamente, assi en la cib- dad de México como en toda la tierra, que parescia que ardian todas aquellas provincias con aquellas parcialidades des- variadas. É como es dicho, el factor y el veedor eran de la una parte é presumian de gobernar, y el thessorero é contador de otra é querian lo mesmo; é sobresto avia descalabrados é langadas : prendian á unos, édesterraban á otros. En fin, pre- valesciendo más la parte del factor Gon- Calo de Salacar, hico prender á Rodri- go de Paz, que fué el medianero de la prission del licenciado Guaco, su amigo, é hícole dar crudos tormentos, éal ca- bo le ahorcaron con voz de justicia pú- blicamente. Y porque en otra parte qua- dra esta materia, volviendo á la prime-- Pa, Ta, ” digo que cómo. supo. Bici de z DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. Casas de la prission del licenciado, fué- lo á ver á la villa de Medellin con hasta doscientos de caballo , paresciéndole que la tierra estaba tiranigada, é quel ligen- ciado estaba aprissionado é padescia por ser muy cierto é claro servidor de Sus Magestades é amigo del gobernador Her- nando Cortés, cuyo cuñado era este ca- vallero, casado con hermana del gober- nador. Assi que, visitándole, requirióle que se fuesse con él á la cibdad de Méxi- co, haciéndole saber que en la hora que supiessen los que en ella estaban quél _yba, é juntamente el mesmo Francisco de las Casas, se les juntarian otros dos- cientos é cinqiienta Ó trescientos de ca- ballo, con los quales amigos é con los que allí tenian, é diciendo como en la verdad el licenciado era más verdadero gobernador que los otros todos, en ab- sencia de Hernando Cortés, toda la otra tirania gessaria, é serian po sus émulos. El licenciado le de las gracias ; acordó de no lo hacer por no encender más las diferencias é dar á entender quél se excusaba de yr á hacer residencia á Cuba, donde le decian que Su Magestad mandaba que la fuesse á hacer; porque ya estaba muy infamado acerca de Su Magestad é de su Real Consejo de Indias, - 6 fuera añadir sospechas mayores que las que dél se tenian, porque ya estaba reputado por tirano é no por tan buen servidor de Su Magestad, como en el fin paresció lo contrario, en que ganó dobla- do crédito é honor por todos los estorbos que se le ponian para la restitucion de su fama. Lo qual suelen los buenos é seme- jantes personas tener en más estimacion que todos los bienes desta vida. Conforme á esta determinacion respon-- enci ngiado á ' Francisco de las Casas, mas 917 la prission en que estaba; y en quanto á lo que decia le replicó que le parescia que la negociacion no estaba en estado de se determinar por armas, cuya victo- ria era dubdosa , é mucho más por parte de los indios naturales de la tierra, que eran innumerables; porque viendo las diferencias y escándalos que se repres- sentaban entre los chripstianos, como ya lo avian probado á hager entre aque- llas discordias é levantamientos que avian procedido, se pudieran seguir mayores males que nunca avian passado. En es- pecial que ya avian ydo muchos indios principales á hablar al ligenciado secre- tamente á la prission, é le preguntaban que qué era lo que mandaba é qué queria que hiciessen; é tambien le preguntaban qué era la causa de aquellos escándalos é alborotos, é por qué racon avian tanta guerra é diferencias entre sí los chrips- tianos. É cómo el licenciado conoscia la intencion de aquella gente, ques astuta é sagaz, é que lo que le preguntaban no era tanto por condolerse ni aver lástima dél como por sacar alguna palabra Ó se- creto dél que se pudiessen aprovechar para su rebelion é levantamiento contra los chripstianos, respondióles que les _agradescia su coracon noble que tenian para le ayudar; é que les hacia saber, porque estoviessen muy avisados en no hager mudanca alguna ni levantamiento, que los chripstianos estaban muy despe- chados é desabridos porque entre los in- dios no avia algun levantamiento, para que con ocasion que toviessen dada por ellos los robassen é matassen; é que como los chripstianos son gente belicosa é guer- rera generalmente, assi entre todos acos- tumbran los españoles, quando no hallan aparejo en los enemigos, por estar quietos é pacíficos, volver la guerra entre sí. Con. forme á esto dice Justino sobre la Abre- E de Trogo Pompeyo, hablando de A E et SS ña, é á esta Audiencia Real, que: passaba para que lo remediassen, ) que Su Magestad proveia lo que. su real servigio;. é que 518 palabras *: « Los cuerpos de los hombres son prestos á ingenio é fatiga é los áni- mos á la muerte: todos han dura y estre- cha continencia, é quieren más presto la guerra quel ócio, é si no tienen enemigos de fuera, hállanlos entre sí. Muchas veges son muertos con tormentos, por no con- fessar las cosas puestas en fidelidad; por- que tienen más cuydado de su crédito que de la vida, etc.» Assi que, á este propóssito el licenciado Guaco decia á los indios que la costumbre de los chripstia- nos es jamás estar en paz, é que dessea- ban mucho que los indios se rebelassen, para volver la guerra sobrellos é asolar la tierra como de verdaderos enemigos. É que porque él los queria bien y el se- ñor gobernador Hernando Cortés vernia _ presto, para los amparar é defender, é tambien porque el Emperador, nuestro señor, avria mucho enojo de qualquier bulligio que por ellos se levantasse (por- que los chripstianos no tenian otro desseo sino que se moviessen en la menor co- sa del mundo para los robar é matar con causa); por tanto que les hagia saber que si, estando absente el gobernador Hernando Cortés se alteraban ó hacian al- - gun mudamiento de como estaban quan- do partió, que en la hora los chripstianos los pornían todos á el ligenciado despedia los indios é se yban á sus casas. -XXXIV. Con estas racones é otras quedó respondido Francisco de las Ca- sas, é le dixo más; que lo mejor era par- tirse Juego el licenciado para esta Isla Es- - pañola, é por remedio de aquellos escán- -—— Ualos avisar é dar noticia al almirante don -— Diego Colom, si fuesse tornado de Espa- é decirles HISTORIA GENERAL Y NATURAL euchillo. É con esto. le rogaba á Francisco de las Casas que se retruxesse en sus lugares, que eran muy buenos, con toda su gente, y esto» viesse en su casa pacífico, procurando mucho de saber si el gobernador era vi- yo óÓ muerto; porque de cada una destas dos cosas pendia la determinacion que debian tener en caso tan árduo como es- te. Y assi Francisco de las Casas se abra- có con este consejo, é se fué de allí de Medellin para sus pueblos. XAXXV. Estas vistas no pudieron ser tan secretas que no viniessen á noticia de los émulos del ligencgiado, factores de los escándalos ques dicho, é creyeron que concertándose el licenciado é Francisco de las Casas, que los otros corrian peligro é riesgo. É assi despacharon luego hasta sessenta de caballo con cartas que envia- ron al teniente del gobernador de aquella villa é al alguacil mayor, en cuyo poder el ligenciado estaba presso, é con man- damientos muy rigurosos proveyeron que luego en la hora se embarcasse é presso con grillos lo entregassen al maestre del navio que más presto estoviesse para par- tir. É porque estaba el licenciado flaco y enfermo, añadieron en el mandamiento que en la hora se higiesse lo ques dicho, puesto que estoviesse sano ó enfermo, muerto ó vivo, para que lo entregassen en la isla de Cuba al teniente de la yilla de la Habana, ques el lugar último al -Ogidente de aquella isla. É quiso Dios que quando este mandamiento llegó, ya Fran- cisco de las Casas era partido, porque á hallarse allí con toda su gente, no pudie- ra excusarse muy grand mal é muertes de muchos. ] | ES XXXVI. Una de las buenas venturas - deste hombre fué hallarse en sus desaven- turas de Jos Alacranes hasta ser muerto el adelantado. Francisco de Garay, por- que. _confiándose del ligenciado como de DE INDIAS. LIB. L. CAP. X. sí mesmo, le hico mover 4 este camino; é subcediendo su muerte se dixera del ligenciado , segund los favores que Cor- tés le higo, que con su consejo Ó pares- ger le avian dado hierbas, como se dixo con otras personas, en quien no avia tanta presungion como se toviera del ligencia- do, pues que no faltaron lenguas para hacer culpados á los que por ventura no lo fueron en la muerte de Garay, se- gund oy decir á muchos. Assi que, aun- que aquellas isletas de los Alacranes ó Sepulcros é la prission que despues le subcedió le parescieron (y en la verdad eran) trabaxos muy extremados, mayor que todos lo fuera hallarse en aquellos escándalos , perseverando en hacer justi- cia en México; é todo lo uno é lo otro fué grand bien para probarle Nuestro Se- ñor, pues le plugo de le dar paciencia é prudengia en tales casos... En fin, que mediado el mes de agos- to de*mill é quinientos é veynte é cinco, se embarcó el licenciado en su prission en la villa de Medellin é puerto de Sanct Johan de Colua , é desde á cingúenta dias llegó á la isla de Cuba, é se desembarcó en la villa de la Habana que tengo dicho. Pero cómo el licenciado tuyo la -goberna- cion de aquella isla, é tenian conoscimien- to de su persóna Todd los principales, sabido que estaba en el puerto, salieron con los regidores é alcaldes á le rescebir, é le esperaron en la playa. É luego vino allí el teniente Johan de Roxas; y entre todos ovo contienda amigable sobre quál le llevaria á su casa, y en fin el teniente ya dicho quiso gogar de su hospedage, ques allí un cavallero principal. Y des- pues de le ayer preguntado sus peregri- naciones ,. estando. rodeado. de aquellos e e causa de su las que eraá. DS lago" sa po neudado de nues- 519 tro grand (éssar de los males que en aquella isla avia hecho, é á dar cuenta ante el licenciado oh Altamirano (que residia en la cibdad de Sanctiago, que dista de aquella villa bien trescientas le- guas) de los robos é delitos, de que era culpado, ó mejor diciendo sin causa infa- mado. Desto se riyeron todos los que le cian, porque sabian quél no era culpado ni merescedor de tal infamia; é platica- ron luego en esta materia, é ydos aque- llos cavalleros é hidalgos de allí, entra- ron en su cabildo é le hicieron un grand pressente de aves é pan é vino é -fructas é cosas de leche é quesos. É cómo se dolieron de la informacion siniestra hecha. á Su Magestad para poner tal persona en aquel trabaxo, platicaron largo en la ór- den que se debia dar para excluyr lo que al ligenciado le era sin causa increpado; é desde á dos dias, de parte del cabildo de aquella villa le fueron á hablar al li- cenciado dos alcaldes ordinarios é dos re- gidores, é le dixeron quellos eran infor- mados quel licenciado traia oro é plata, por tanto que depossitasse dello lo que le paresciesse en poder del teniente Johan de Roxas, su huesped, para que esto- _viesse aquello de manifiesto para pagar de contado al que estoviesse. querelloso, ó que se pregonasse que dentro de quin- ce dias paresciesse cada uno, pidiendo lo que congerniesse á la gobernacion quel licenciado avia tenido en aquella isla. Y assi se pregonó públicamente para que viniesse á noticia de todos é para que los querellosos se excusassen de gastos é costas en yr á la cibdad de Sanctiago, E donde residia el j juez de residencia, y en tornar á sus casas, que era excusar quas- si seyscientas leguas de yda é vuelta con mucho trabaxo. É aunque á prima faz no - JE paresgió bien al licenciado lo que se le es pedia deste depósito , conosció la inten- - Gion con que aquello se le pedia, é con- fiado y. verdad é justicia, tp 520 trescientos castellanos de oro é sessenta marcos de plata er poder del teniente, é pregonóse lo que tengo dicho, y esperó- se el tiempo de los quinge dias é no pa- resció algun quexoso. É viendo esto los alcaldes é regidores, parescieron ante el teniente, é dixeron que avian oydo aquel pregon, é decian por sí y en nombre de aquella villa é su tierra é su jurisdigion, que la goberna- cion quel licenciado Guaco avia tenido en aquella isla, avia seydo tan sancta é justa é buena, é tan en servicio de Dios é de Su Magestad, que si al tiempo quél avia venido allí con la gobernacion no viniera, que aquella isla se perdiera; y que por su buena gobernación é indus- tria se avia substentado é dado órden cómo se poblasse é permanesciesse, se- gund á ellos é á todos los de aquella tier- ra les era público é notorio; é que pe- dian al escribano ante quien el pregon se dió, que assi lo diesse por testimonio, con el qual el ligenciado se pudiesse pres- sentar ante el licenciado Johan Altamira- no, juez de residencia en aquella isla, é despues delante de Su Magestad é ante los señores de su muy alto é Real Con- sejo de las Indias, para que conforme á los servicios quel licenciado avia hecho á Su Magestad en aquella gobernación, le hiciessen mercedes; é pidiendo assimes- mo que le fuesse restituydo su oro é pla- ta que avia puesto en el depóssito, se lo mandaron dar y entregar enteramente. - XXXVIL Con este testimonio é dili- gencia, hecha en aquella villa por el li- cenciado Cuaco, se partió de allí; é por- que aquel pueblo está assentado en la banda del Norte, le convino atravessar E toda la isla hasta la Otra costa que la isla PS . tiene: os e parte del Sur ó Mediodia; y en fué muy ad : sien h dela tie HISTORIA GENERAL Y NATURAL algunas le corrian toros, é oyo otros re- gocijos de mucho placer. Hico este viaje para se embarcar en la otra costa del Sur, porque avia poco antes avido un grand huracan, y el camino de la tierra avia quedado tal que no se podia andar por los muy grandes é gruessos árboles que avian caydo, é ocupaban los passos de aquellas montañas, que son muy ás- peras, é desde el principio del mundo se presumia no se aver cortado. Pero porque todos no entienden qué cosa es huracan,- digo ques lo mesmo que tor- menta grandíssima , como lo hallará é po- drá ver el letor en el libro ¡VI, capítu- lo UI de la primera parte desta General historia de Indias. Assi que, llegado á la otra costa, se embarcó en una canoa grande con hasta treynta remadores indios é con cinco chripstianos que llevaba consigo tierra á tierra, por lugares é partes solitarias é isletas dentro en la mar, passando por callejones de quatro é cinco leguas de ár- boles muy copados, verdes é frescos, nascidos en el agua salada, que se lla- man mangles. É passados estos passos é otros que por acortar no se escriben, lle- gó á la villa de la Trinidad, donde fué muy bien rescebido, é le corrieron toros é se regocijaron mucho con su venida to- dos los que avia en aquella villa. É allí mostró el testimonio que llevaba de la vi- lla de la Habana, é Juego se juntaron en su cabildo é se higo lo mesmo, é por la. mesma manera que arriba tengo dicho. É por abreviar digo que ydo de allí, hico la mesma diligencia en la villa de Sancti Spíritus é lo mesmo en la villa del Puerto del Príncipe y en la villa del Ba- yamo, que dista treynta leguas de la cib. dad de Sanctiago, en las quales no hay ninguna poblacion sino ventas é hatos de «ganados. É con todos estos testimonios, é -assaz cansado de los trabaxos de la mar é A Ps an 2. e DE INDIAS. LIB. L. CAP. XxX. 521 é más de camino despues que avia apor- tado en aquella isla, llegó á la cibdad de Sanctiago dos dias antes de la Natividad de Nuestro Redemptor del mesmo año de mill é quinientos é veynte y cinco años; é fué muy bien rescebido del juez de re- sidencia é de todos los buenos é vecinos de aquella cibdad. XXXVIII. Luego que llegó el ligen- ciado á aquella cibdad se pressentó con los testimonios que está dicho ante el li- -cenciado Johan Altamirano, juez de re- sidencia por Su Magestad: el qual ya avia comencado á hacer la residencia del licenciado Cuaco, en su ausencia; é pa- rescióle que pues era venido que la de- bia tornar á hacer pressencialmente é comencarla de nuevo: é assi se hico. É residió ante él ochenta dias, en los qua- les dió tal cuenta é descargo de sí, que le pronunció é dió por libre é quito de todos los cargos que se le hicieron, é de- claróle por muy buen juez é recto gober- nador é servidor de Sus Magestades por su sentencia definitiva. En este tiempo ques dicho, é despues, fué muy festejado é honrado por todos los cavalleros é hidalgos é ofíficiales de Su Magestad que en aquella cibdad estaban; _é con los testimonios é sentencia ques di- cho se partió el año siguiente de mill é quinientos é veynte y seys para esta Isla Española, y el miércoles de las tinieblas se desembarcó en la villa de Sancta Maria del puerto de la Yaguana, y estuvo allí hasta que passó la pasqua de Resurre- cion. Y desde allí se vino por tierra ochen- ta leguas que hay hasta esta cibdad, adonde halló á muchos de sus contrarios prósperos é favorescidos, de que dió gra- cias á Nuestro Señor; é desde aqui higo po á 2 > Mogestades, é4 a su Real t 0 de al ja he- S n é toñinas que vieron en los Alacranes vo- - ir sobre os másteles y. 4 es de laca- der, por las passiones ya dichas. É infor- mado Su Magestad en España de la ver- dad de todo, é de las injustas vejaciones que al licenciado se le avian hecho, no pidió otro mayor premio que saberse la verdad de su limpiega é servicios, remi- tiendo la venganca de sus injurias é tra- baxos á Dios, Nuestro Señor, ques el que castiga é gratifica con su justicia 6 mise- ricordia, segund é como conviene á la salud de los que han de salvarse, é al ri- gor que deben padescer los que no se acuerdan de conoscer sus errores é cul- pas é hacer penitencia dellas, XXXIX. Informado, pues, Su Mages- tad de las verdades, y entendidas las ma- licias de los cizañadores, higo al ligencia- do Guaco su oydor desta Audiencia Real é Chancilleria que reside en esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española, con trescientos mill maravedís de salario, donde reside y es el más antiguo juez é oydor que hay en ella, y es uno de los ricos é bien heredados que hay en esta cibdad é isla. É se avecindó é casó en es- ta cibdad de Sancto Domingo, donde re- side, segund es dicho. - Aquesto baste quanto á los infortunios é naufragios é trabaxos de la vida deste cavallero, para quese tome exemplo en su paciencia: é virtud con que resistió á tan- tos é tan dificultosos acaescimientos, Ossi en las islas del Triángulo ó de los Alacra- nes como en lo demás, por donde Nuestro Señor, piadoso siempre, tuvo memoria dél, é Je libró de sus enemigos espiritua- les é temporales para traerle al estado é Jugar en que méritamente está muy hon- rado é acatado en esta cibdad y en estas partes, donde está muy bien quisto 6 : honrado méritamente. É dixe que le libró Dios de sus enemigos espirituales, porque -para mí yo pienso, é aun assi lo piensa él é los que lo vieron, que aquellos delphines : SS hallándose. en el índice general de esta 1IL.* parte, 522 ravela, en que allí se perdieron, no éran sino diablos, é no pescados; de los quales le libró Dios, segund aveys oydo. Y por todo lo que tengo dicho deste naufragio -avreys entendido quán trabaxada é de poca firmeca es aquesta vida de los hom- bres, y en este exemplo podreys enten- der que lo que passó por el licenciado Guaco es un tropheo memorable para aprender los cuerdos é portar los desastres é casos de fortuna, en que andan obligados los que viven en la tierra, é los que navegan z la mar; > é prudentes á com- HISTORIA GENERAL Y NATURAL a porque en ninguna parte faltan á los hom bres angustias en esta vida mortal, has- ta que dexándola en virtud de la passion é sangre de Chripsto, Nuestro Redemp- tor, passan á la gloria perdurable. En la qual por su clemencia el letor y el chro- vista acomulador destas memorables his. torias, con los chripstianos aceptos á Dios, Nuestro Señor, se vean juntos; por- que hasta llegar allí no han de faltar es: tos manjares de dolor, en tanto quel áni- ma estoviere fuera de la patria celestial, para donde fué a ==. CAPITULO. XL Del naufragio que intervino á aliasar de Éusito: $ á Eos en Una nao, en 1 que vinieron de España á esta pS A cargada de yeguas, é de septenta é nueve personas que allí venian sé ahogaron las quaren= : : A seys, é se salvaron las ón € tres Pi CAPITULO XIE o Del caso extraño acaescido á Jalon: de Lepe, vecino que fué despues desta. cibdad de Saneto Domingo de la Isla Española, de como quedó perdido en Tierra-Firme, dó le dexó una nao perdido entre los indios bravos caribes flecheros; é cómo miraglosamente lo sacó Dios é é su U buen á ánimo de entrellos.. - * Ni en el códice autógrafo, ni en la copia del siglo XVI, que tenemos á la vista, existe desgra= - Ciadamente el texto de este y los siguientes capi- -tulos ni los primeros párrafos del vigésimo. Mas formado por Oviedo, los epigrafes de los mismos, y astando dic títulos para dar á conocer no solas S mente las materias de que cada capítulo trataba, si= no tambien los hechos que referia , por ser casi low dos los mencionados epígrafes otros tantos verda= deros extractos , ha parecido conveniente conser= == varlos en su lugar correspondiente, haciendo 3 así ES menos es la PEPOa falta. de e e | DE INDIAS. LIB. L. CAP. XI. 3283 i A De la desaventurada ocasion de cierta armada, de que salieron treynta compañeros en Tierra-Firme, é por a falta de comida comieron unos á otros hasla que de todo el número de todos ellos treynta, , quedaron so= : los tres vivos, lo qual passó como agorá se dirá con brevedad. - E 0 E 8 E E : a e E 7 7 : pe is : : + >, De un caso admirable de un marinero veneciano que esloyo en una isla perdido dos años, é otro genovés e ocho años; é cómo se juntaron en Una isla eslos é otros paño é te ea al cabo solos el vene- HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XVHI. De un caso muy notable q acaesció á un Antonio de Palencuela en la costa de la Tierra-Firme pocos años há. CAPITULO XIX. De lo que acaesció al maestre Francisco de Sancla Ana, vecino de Triana, arrabal de Sevilla, é á otros que con él se hallaron en una nao, en que yba destas partes á España con mucha cantidad as oro é plata; é cómo ÓN miraglosamente. CAPITULO XX. De un naufragio é naufragios que se siguieron á Chripstóbal de Sanabria, vecino de Sevilla, que agora lo es desta cibdad de Sanelo Domingo de la Isla Española , é á olros que con él se hallaron; é porque es lar- go se conliene en catorce ii hagamos oracion á Dios é á su gloriosa Madre, á quien ninguna Cosa es difícil de hacer; é tened por fée ques mas imposi- ble dexar de oyrnos que de hallar todo lo que buscamos, si de coracon pedimos misericordia para que en tanta nescessi- . ya, que si aquella noche dad seamos socorridos nosotros é aque- > . . no hallada AS que otro dia por la mañana se tornarian á embarcar é se yrian con el batel por essa mar donde la ventura los llevasse á morir ó 4 hallar re- frigerio alguno, porque ya se contaban todos por muertos (no tornando á la com- - pañia que avian dexado en la isleta). Lo qual despues se supo que entre algunos, no todos, estaba assi concertado, sin quel so capiesse en la maldad, é aun llos nuestros hermanos que con la mes- ma ansia están en la otra isleta. Y supli- quemos á Nuestro Redemptor Jesu Chrips- to, que no aviendo respecto á nuestras culpas, use con nosotros de su infali- ble potencia é misericordia, pues somos chripstianos é se puso en la cruz por nos- otros; é que le plega llevarnos donde con atencion confessemos nuestras culpas y E enmendemos nuestras vidas, é nos dé el pan cotidiano é agua de su prescioso cos- tado, é que podamos morir en verdade- E penitencia, y en su sagrados templos 2 - DE INDIAS. LIB. L. CAP. XX. mucha devocion, todos hicieron lo mes- -mo. Y fecha su Oracion, cavó uno en una savana, apartado de la costa de la mar, hasta un tiro de ballesta, é comengó á sa- -lir agua dulce; é fué tanta el alegria des- ta gente sedienta, que echados en tierra, con arena é sucia, comencaban á beber (é les parescia mucho mejor aquella agua que la de Tajo ó de Segre en España), sin se dar lugar los unos á los otros á ahon- dar para que más agua saliesse. É con firme esperanca en Dios, hicieron una buena poca é salió agua en cantidad de un palmo en alto: é luego tornaron á ha- cer oracion dando gracias á Nuestro Se- ñor é á la gloriosa Vírgen Sancta Maria, por la merced que les avia fecho á to- dos; é bebieron todo lo que les plugo. É fueron á la costa é hallaron ciertos palos secos, que mostraban averlos traydo la mar de la costa de la Tierra-Firme, é ha- laron de aquellos con que los indios en. estas partes suelen encender é hacer lum- bre, é assi la hicieron para que la vies- sen los que quedaron en la otra isla, que fué para ellos como ver aquella estrella, de quien el evangelista en el sagrado Evangelio dice lo que respondieron los Sanctos Reyes magos al rey Herodes, quando les preguntaron que adónde es- taba el Rey de los Judios que avie nasci- do, porque ellos avian visto su estrella en Oriente é le venian á adorar, etc. * É assi aquellos angustiados, como vieron desde acullá la lumbre ó fuego que hicie- ron aviendo hallado el agua, acordándo- se de aquella estrella ques dicho del nas- cimiento de Chripsto, se hincaron de ro- dillas, dando gracias á Nuestro Señor, mirando aquella lumbre, é con aquella alegria templando su sed, creyendo que aquellos del batel. ya estaban hartos de | que al assi lo. estarian ellos presto dd | día divina. 525 Parésceos, letor, ques gentil manera la que aveys oydo para buscar este oro - de las Indias? Pues sabed que los menos de quantos acá han venido le han halla- do, é que los más han topado en estas é otras muchas desaventuras. Bien se os acordará que se tocó de sus- so aquel motin quel piloto é sus secages tenian encubierto para yrse con el batel, si no hallaran el agua. Parésgeos que se le acordaba del hermano que acullá en la otra isla dexaba, é que los otros pecado- res pensaban que tenian por rehenes con aquella sugia prenda de la amiga portu- guesa? Mirado aveys cómo la devocion de aquel devoto clérigo redugió los amo- tinados y por amotinar á la oracion; y Có- mo fué tal que por sus piadosas lágrimas é arrepentimiento é buen propóssito de se enmendar é corregir en el restante de sus vidas, les dió Nuestro Señor el agua y fuego miraglosamente. Passemos á lo demás. VI. lo que á esta gente faltaba, andando á buscar los del batel si hallarian otros bas- timentos para substentarse, ninguna CO- sa ni fructa hallaron, puesto que innume- -rables árboles avia; mas era tanto el es- truendo é resonancia del cherriar é graz- nar de las aves, que les parescia que to- das juntas las del mundo debian estar allí allegadas, ó desde allí criándose para hen- chir aquellas é otras muchas islas ; y eran de tantos géneros diverssos, que era co- sa de mucha admiracion, y imposible co- sa contar sus diferencias y plumages y di- verssas voces; pero ninguna manera de mantenimiento para estas aves avia, ni se pudo alcangar ni entender que ellas toviessen para se alimentar sino pesca- do, é que todas fuessen aquáticas é ma- rinas. É cómo esto era en el mes de ma- | yo HIGA criando sus hijos, é los árbo- Y Vidimos eri stlam jus oriente e venis adora cum. (Maíbei, tap. 2.) » Pues quel agua solamente no era 526 les llenos dellas é de sus nidos con mu- chos pollos, unos algo mayores que otros, é muchas dellas sobre sus huevos, se- gund sus diverssas raleas ó como se an- tigipaban en su procrear y ayuntamiento. Eran tantas, y algunas y muchas dellas tan celosas de sus hijos, que se venian á los ojos é á la cara de los hombres á pi- carlos, como si fueran lobos rabiosos é que nunca avian seydo asombradas ni molestadas de los hombres, resció sino que aposta é de hecho, co- mo estos chripstianos afligidos lo pensa- ron, las avia traydo allí Dios para su pro- vission, ó llevado por su misericordia á ellos á tal lugar para los alimentar. Des- tas aves tomaron tantas quantas quisie- ron, é sin las pelar quassi no hacian sino * assar dellas y echar en la lumbre, hasta que se hartaron. | En tanto la otra compañia que los aten- dia no estaba sin mucho cuydado. Decian unos á otros que era posible hacer aque- lla lumbre indios, é por sus pecados aver muerto los chripstianos; é como los que tienen sospecha siempre piensan lo peor, estovieron en oracion hasta que fué de dia, que vieron, seyendo bien claro é al- go alto el sol, quel batel tornaba. Este fué un gogo que yo no le sé escrebir tan bien como lo sabrá muy mejor pensar y en- tender el letor, si fuere hombre que por semejantes trabaxos haya passado en es- tas ó en otras partes; é aun el que no los ha padescido, si buen, juicio toviere, po- drá más copiosamente congecturar el ale- -gria de tal gente que pluma alguna ó es- -criptor lo puede explicar: ni basta elegan- ¡ en este caso que se pueda igualar con el y que se siente en tales casos, hi tan segund lo poco que se espantaban dellos; y no pa- ientem "nte contarlos ci como se pades- HISTORIA GENERAL Y NATURAL das» y esperar que se trastorne y ane- gue, Ó que vivo le trague algun pescado á él é á la tabla en que anda assentado, ó mejor diciendo abracado, pues tan cer- ca del agua andan los hombros como los piés, é otra cosa es verlo desde léxos que no puede ser sin lágrimas ó mucha passion, aunque se vea en cabeca agena. Assi que, con este gogo incomparable estovieron atendiendo los aislados hasta - dos horas despues de medio dia quel ba- tel llegó á la isleta; é quando ya era cer- ca de la costa comencaron los del agua á dar voces é grita con mucho regocijo, que fué como resucitar las desmayadas fuergas á los que los atendian. Y assi con grandíssima alegria los rescibieron é su- pieron dellos todo lo ques dicho, y dando los unos y los otros loores é infinitas gra- cias al Hacedor destas maravillas, luego vararon el batel, é á quatro personas que en él venian (porque los demás se que- daron en la otra isla) quassi no los dexa- ban llegar los piés en tierra, tomándolos en los hombros é abracándolos. Y dié- ronles el agua que llevaban, de la qual les cupo poca porque ño tenian vassijas, é aun essa no la bebieron ninguno de los que la traian: luego echaron suertes quá- les serian los primeros que se embarca- rian para yr al agua é isla ques dicho é cupo á doge dellos, los quales luego se fueron. Y Chripstóbal de Sanabria, como era hombre comedido é piadoso , no qui- so entrar en las suertes é se quedó con los restantes hasta otro dia siguiente, sos- teniéndose con aquella esperanca de se yr á hartar de aquella agua é es allí les avia Dios puesto. Parésceme ques bien que se pr lo que subcedió en el tiempo de la mayor hambre desta gente para quel lettor sien- ta que por poco que sea el alimento, es DE INDIAS. LIB. L. CAP. XX. cipal en persona, é aun el que más avie perdido de su hacienda entre todos, es- tando quassi traspassado de hambre é sed, uno de la compañia le dió seys al- mendras, y él, dándole las gragias que en tal tiempo se requerian, algó los ojos al gielo, é dixo :— «Senor, estas seys almendras ofrezco á tu misericordia, pues por su número me acuerdo que por mi ' redempcion é del humano linage estuvis- te seys horas en el árbol de la cruz». Seys carros con seys pares de bueyes ofrescieron los doce príncipes de Israel para llevar el Sancta Sanctorum, é .cada príncipe ofresció un buey, y entre dos príncipes un carro. Ássi que, eran seys carros é seys pares de bueyes *. Assimes- mo se acordaba este hidalgo, como ca- thólico contemplativo, con sus seys al- mendras de cada seys alas de los evan- -gelistas, significados en los quatro ani- males por el evangelista Sanct Johan en el Apocalipsis ?. É assi tuvo por buen pro- nóstico sus almendras, é con lágrimas co- mió las quatro dellas; é vuelta la cabega vido una esclava suya en la mesma nes- -cessidad é quassi defuncta, é acordándo- se que era Chripstiana, dexó de comer las -otras dos almendras é dióselas. ¡Oh ma- ravilloso substentador y reparador y da- dor de la mesma vida! ¿Qué diré de tan pequeño manjar, como en efelto eran es- tas almendras, pues que al momento que. las comieron, les diste esfuerco y fuergas, como si sendos capones comieran? - Tornemos á estos barcages de la otra ista del agua, donde ydo el batel con harto riesgo, por ser como era viejo é- mal en órden (por. lo qual, assi los que qu— como. los que esperaban yr. en él, destos PESOS Naron á la isla de ses y martes siguientes omo pudi -gado el miércoles, des e 527 siempre estaban en ad é temor que se avia de perder, y en continua oracion á Dios que lo conservasse , porque á fal- talles quedaban todos perdidos), despues en el dia siguiente, que fué sábado, Chripstóbal de Sanabria é los demás pas- saron en dos viajes á la otra isla, donde satisficieron su sed passada é pressente, é assimesmo la hambre, con la moltitud de aquellas aves marinas: las quales eran. tantas que muchas veges le oy decir á Sanabria (y agora dice) que á su pares- cer bastaran para dar de comer al exér- cito de Xerxes, del qual dice Justino, en la Abreviacion de Trogo Pompeyo, que era tan grande que «ya Xerxes avia ar- mado septecientos millares de aquellos del reyno, é de los que le ayudaban tres- cientos mill. Assi que, no sin causa fué manifestado que los rios fueron secados de su exército, é dígese que tuvo diez veges cient mill naves de número»?. Por manera que para los páxaros Ó aves questos aislados hallaron donde es dicho, buena comparacion es el exército de Xer- xes, é aun esse pensaban que no los pu- dieran agotar. -—VIIL. Passada la gente que quedaba cho platicado en lo que agora sadita, e8- cogieron quatro marineros é. quatro pas- sageros para que en el batel fuessen al galeon á los baxos donde se avia perdi- do, á buscar alguna herramienta para dar-órden cómo se higiesse algun barco, -— segund Dios los ayudasse para que pu- | ss. salir de e é 2 buscar la fio : E E maverat el cria milla de susitis ut non imme- rito. proditom, sil, fumina ab exercilu ejus siccala, | m ue omnem. capere exercilum ejus poluis- ue decies cenlum millia numero ha- as lib. EA -828 ra-Firme; porque muchas veces el pilo- to, por encubrir su poco saber é igno- rancia, avia dicho que aquella isla no es- taba en la carta de navegar, é que allí se avian perdido é anegado muchas barcas como avian hecho ellos, por no estar as- sentadas en la dicha carta aquella isla é islelas é Laxos que por allí avia, é que -por ventura toparian alguna isla ó parte donde supiessen en qué tierra estaban. Aquella mañana triste que amanesció despues de perdido el galeon, avian ata- do una caxa de un marinero en aquello poco que dél avia quedado (donde la gen- te escapó); é plugo á Dios, Nuestro Se- ñor, que los que yban en el batel á lo. ques dicho, hallaron dentro dessa caxa una carta de navegar y una brúxola ó agu- ja é ciertos compasses, y quebrada tam- bien hallaron otras cosas, é con las her- ramientas de un Johan Rodriguez, tone- lero, que allí se salvó é lo truxeron á la isla donde esta gente estaba; é dixeron los que avian ydo que si otro dia yban al galeon hallarian pez é clavos, é que por los baxos avian visto algunas piecas de lona, lo qual todo era muy nescessa- rio para lo que pensaban hacer en la la- bor del barco. Assi que, tornaron otro dia á enviar allá é clavos é otras cosas que hallaron en los. baxos assidas á las peñas é ciriales; é aun algo dello escondieron, porque otro dia hacian carahuelles los marineros é otras personas de las telas que no avian comprado, sino otros que lo yian é ca- -—Haban (que eran en especial Chripstóbal de Sanabria é Francisco de Orduña). Avia treynta é cinco dias que estaban : S en la vida é trabaxos que se han dicho, enel qual tiempo passó el domingo de la ; Sanctíssima. Trinidad é la pasqua del Es- tu Sancto é la fiesta de Corpus Chrips- ñ moria de sema, estos 8. clips: truxeron las Jonas é HISTORIA GENERAL Y NATURAL sentes con mucho dolor é lágrimas de sus ojos, porque para los afligidos es mucha passion la memoria de la passada pros- peridad é placer que en tales tiempos avian gocado. Pero daban por todo mu- chas gracias al Señor, é con aquella agua é páxaros é algunas tortugas que mata- ban, é desnudos quassi las personas, pas- saban su fortuna. Y como entrellos no avia official de hacer barcos, ni entera- mente aparejo para tal labor, no creian que era posible salir de allí, salvo aca- bar las vidas en breve término, si Dios de poder absoluto no los remediasse. Díxose de susso que mataban algunas tortugas y es assi. Y aun era el mejor manjar que tenian, quando las podian aver; y para esto yban cinco ú seys com- pañeros por la playa de la isla é ponían- se en celada, donde sospechaban que sal- drian de la mar á desovar; é salidas, as- si como las vian algo apartadas del agua, corrian juntos contra ellas con sendas es- tacas Ó palos é las trastornaban de espal- das, é assi vueltas no pueden moversé del lugar donde las trastornan, por su pessadumbre é forma, é por su grande- ca, que muchas dellas eran mayores que _ grandes daragas. É despues que las le- nian con los piés para arriba, eran me- nester diez ó doce hombres para las lle- var arrastrando á donde la gente tenia sus ranchos é chogas para defensa del sol; y en aquella mísera poblacion las abrian, y en algunas hembras hallaban mill é dos mill buevóó 6 más, que no era poco bien para la substentagion desta gente ham- brienta. Y aunque les faltaba sal, su ham- bre era tanta que les sobraba aliento pa- ra comer lo que hallaban sin otra salsa. Las aves que se ha dicho, como eran Marinas, tanto sabien 4 pescado como á carne, é por esso eran de mal gusto; _É assi se cree que no eran sano manjar. E El as assaz z salobre, é A a DE INDIAS. LIB. L. CAP. XX. á causa del agua de la mar que bebie- ron al tiempo que se perdieron, ó por la sed que tovieron, ó por aquellas aves ó agua salobre de aquel xaguey ó poca que hicieron, les dió á todos una enfermedad de puxo, é se extriñeron de tal suerte que quando los llamaba la nescessidad á descargar el vientre no podian, y eran tantos los gemidos é dolores que pades- cian, que mugeres con fuertes partos no eran más, ni tanto, fatigadas. Y este tra- baxo llegó á muchos dellos quassi al úl- timo término; é passado aquello, les sub- cedieron tan excesivas é continuas cáma- ras é corrupcion con grandíssimo puxo é desmayo, que pensaron acabar sus vidas é irabaxos por esta via; é algunos que quedaron (despues quel mal generalmen- te se aplacó) tan apassionados desto, que murieron ciertas personas dellos. Veys aqui cómo se busca el oro por estas par- tes: é desta forma que avés oydo passa- ba esta gente su penitencia en el tiempo ques dicho. Llegada la pasqua del Espíritu Saneto, se encomendaron á él, é le suplicaron que alumbrasse sus entendimientos é- los encaminasse de forma que sus ánimas se salvassen, 6 sus cuerpos, si fuesse servi- do, saliessen de allí é fuessen á morir entre chripstianos: aunque como los más era gente no acostumbrada á tan ásperas fatigas, tenian perdida la esperanga; y esso era la causa que no pensassen ni creyessen que por diligengia humana po- drian verse fuera de donde estaban. Non obstante el piloto é marineros siempre de- cian que consejaban á todos que traba- xassen de hacer un barco ó bergantin, en que se metiessen para buscar é yr á la Tierra-Firme ó alguna isla, para saber dónde estaban $ romediarse de aun estos ! 529 nieron á buscar el agua en aquella isla, é lo pusieran en obra, si Dios no lo estor- bara como es dicho). Assi que, por las amonestaciones de los hombres de la mar, como por la grand nescessidad en que todos estaban, acordaron de lo ha- cer. IX. Dice Tullio en la Rethorica: «El ingenio es como el fierro, que quando no se exercita, se cubre de orin ó de moho» . Para esta obra movíalos assimesmo, que assi de las tablas de las balsas que avian allí traydo, como de las reliquias del ga- leon tenian buena parte é clavos é pez, que por la misericordia de Dios lo pudie- ron aver en una pipa que se avia tomado en la isla de la Gomera (que quando se perdieron, quedó assida á una peña de los baxos). É de la xarcia que se pudo cor- tar, se hico estopa en cantidad, é cortan- do del arcabuco ó boscage de la mesma isla la otra madera que les convino (para la ligacon) con una hacha de tonelero, corva, bien ó mal labrado todo (la qual hacha tambien servia de martillo, porque no lo avia, ni tenacas), se armó el barco debaxo de una grand ramada (trayda la leña della á cuestas de todos, que higie- ron en la playa por defensa del sol, que era muy excesivo); é diéronse tanta pries- sa é recabdo á la labor, que en quince dias se acabó, sin aver maestro que lo supiesse hager ni proporcionar, antes to- dos los que allí estaban daban su pares- _qer. Finalmente sin compás ni primor geumétrico se acabó el navio, é le gerra- ron con tarugos, é se hico la ligacon don- de les faltaron clavos é pernos para lo brear; é porque no avia ageyle que se mezclasse con la pez y en una isleta de las comarcanas avia innumerables lobos marinos, passaron á ella en el batel é tru- xeron dos dellos bien grandes, el lardo. de los quales sirvió en tal caso por muy tre bastante olio, que se derritió en una 6 o Ao der que algas: les ca” 530 Dios de la ropa que se avie perdido. Que á faltar qualquier cosa destas parescia co- sa excusada la diligencia de hacer el bar- co. É assi se creyó que miraglosamente les dexaba Dios lo que avian menester para aquella su labor, é de todo lo de- más que llevaban para sus tractos é gran- gerias no paresció ni salvaron cosa al- guna dello. No caresce de miraglo que andando trayendo del galeon lo ques dicho para hacer el barco, hallaron en los baxos una pipa de harina, la qual por no la poder traer, assi porque estaba más de quatro leguas de la isla, como por no la osar meter dentro del batel, por estar tan cas- cado é mal acondicionado para le cargar (é porque como es dicho en conservar es- se batel estaba la salud de todos, é á fal- tarles no les quedaba otro remedio quel de Dios), acordaron los compañeros de quebrar la pipa, é sacaron della la más harina que pudieron poner en el batel, é no fué sino poca toda ella, porque ya es- taba muy corrompida; é puesta en el plan, aunque estaba harto húmedo á cau- sa de la mucha agua que hacia é por los bordos le entraba cada viaje que se ha- cia, se diputaban dos hombres con las calderelas ya dichas para le agotar y echar el agua fuera; é parescia que Dios lo llevaba é traia en sus manos sin peli- gro para el remedio desta gente, la qual siempre estaba en oracion rogando á Nuestro Señor que se lo guardasse. É as- si por su bondad é misericordia lo cum- plió é guió con la harina, é no tocaron en ella para comerla por la guardar para el matalotage ó bastimento del camino que esperaban hacer. : Assimesmo cobraron dos barriles para - Meyar agua; é un domingo echaron al - Agua. el navio, é luego le pusieron sus | E. polen, porque para esso en HISTORIA GENERAL Y NATURAL convino. É concertado todo, partieron aquella poca de harina que tenian, por iguales partes; é con agua, sin le quitar el salvado ni la arena, de que tambien tenie parte, hicieron tortillas sorrascadas en la cenica é rescoldo; é aviendo toma- do muchos páxaros bobos é alcatraces é de otros géneros é algunas tortugas, de que hicieron tassajos, assados en barba- coas, ques una manera de parrillas fechas de palos ó cañas, hicieron sus mochilas ó proyission para tres ó quatro dias que estimaban que podrian estar ó navegar hasta llegar á la Tierra-Firme. Y el lunes siguiente se embarcaron quarenta é nue- ve personas, los quarenta é quatro hom- bres é ginco mugeres ; porque los demás, que fueron veynte é uno, se perdieron como está dicho. Plega á Nuestro Señor Jesu Chripsto de aver piedad de sus áni- mas, é que mediante su passion sacra- tíssima haya bastado su trabaxoso fin pa- ra descuento de sus pecados, a. eran chripstianos. X. Aquel dia lunes, en el mes de j ju- nio que está dicho de mill é quinientos é treynta y quatro, avian quarenta é cinco dias Óó más passado desde que se perdie- ron hasta su embarcacion postrera en el nuevo navio. Encomendándose á Dios éá su gloriosa Madre, concedieron las velas al viento; siguieron la via del Poniente todo aquel dia con buen tiempo, é poco antes que fuesse de noche vieron tierra de unas sierras altas, quel piloto é ma- rineros dixeron que era la Tierra-Firme. Y el tiempo é viento eran más de lo que quisieran, y el barco no mayor que uno de aquellos que en Sevilla vienen por el rio Guadalquivir cargados de melones en _el tiempo que los hay, que son del porte de un mediano bergantin; y eran dentro en él las quarenta é nueve personas y el bastimento é agua é algun lastre, por la qual carga el barco yba muy peligroso, E é ras o que el . DE INDIAS. LIB. L. CAP. XX. porte que demandaba ó se requeria para su tamaño. Y entraba por los bordos dél mucha agua; é viendo esto, repartiéron- se todos en quadrillas para que con las dos calderas ques dicho que tenian echas- sen el agua fuera: é assi como se cansa- ban dos hombres, luego otros dos entra- ban en el mesmo officio, é los demás es- taban assentados, ó echados por mejor decir, en el plan del barco, porque de otra manera era imposible navegar. É porque era sobre noche no se osaron lle- gar á la tierra: antes bien con mucho peligro , temiendo de otro mayor, se me- tieron más á la mar, sin dormir ni gerrar ojo persona alguna. Parescíales el agua blanca é que debia de aver baxos por allí; é al tiempo que quisieron virar tomó el barco al dos, como dicen los marine- ros, Ó por delante, é faltó muy poco de cocobrar é ser todos anegados con él. Noche fué de mucho espanto é temor: el qual passaron con los otros trabaxos, é cómo vino el dia, dieron la vuelta en de- manda de la tierra, con tanto tiempo é mar brava que á cada passo pensaban ser sorbidos, segund la grande alteracion de las ondas é grand tempestad que yba con ellos. É assi prosiguieron prolongan- do la costa desviados de tierra á dos é á tres leguas, pensando reconoscerla; pe- ro ninguno supo decir qué tierra era aquella, salyo un marinero, llamado Die- go Beltran, que dixo que le parescian las sierras de Paraguachoa, que son en la provincia de Veneguela; y aunque no se afirmaba mucho en ello, porque degia él que avie diez años antes venido por allí á saltear indios en gierta “armada, é pa- rescíale á él aver estado por allí, puesto que totalmente no se determinaba en ello, É corriendo con esta dubda sol. la costa adelante, ArQGi0-119 PLOMOn 531 puerto de la cibdad de Coro, ques la ca- beca de la gobernacion de Venecuela, que está en once grados y medio de la línia equinocial, poco más ó menos, á la banda deste nuestro polo ártico. É luego -se les descubrió un grandíssimo ancon, é como todos yban ciegos é segund pares- ció en efetto idiotas, no vieron ni conos- cieron el puerto, puesto que algunos di- xeron que les parescia que allí avia abri- go é que se les figuraba que vian en tier- ra un bergantin ó navio: lo qual el pilo- to contradixo, diciendo que se les anto- jaba el cielo cebolla, é otros desatinos tales. Y en llegando quassi á la punta huyó de entrar, é porfió que al otro ca- bo ó ps avia mejcr abrigo, é puso la proa á la mar, é quassi á la bolina co- mencaron á navegar; y el dia siguiente les hico tal tiempo que muchas veges pen- saron perderse, é turóles esto desde las ocho horas de la mañana quassi hasta ser el sol puesto, y estaban ya tales los hom- bres de la mar que ninguno pensaba ver- se en tierra ni escapar de aquel dia con la vida. Ved lo que sentirian los passage- ros. | Llegó la cosa á tanto, que se con- - fessaban á más que de passo, assi los unos como los otros , é no menos el maes- tre é piloto, é aquel buen clérigo los ab- solvia, bañados todos en lágrimas é on- das de la mar, pidiéndose perdon é abra- cándose con amargos sospiros é singultos, torciendo las manos é algando los bragos é ojos al cielo, con tan continuados cla- - mores que no se entendian cosa que di- xeran. Visto que no podia doblar el otro ca- bo quel piloto decia, é que la mar los comia, decian todos quel barco se pu- siesse á popa é cabordasse en tierra, lo .. el piloto amonestaba muchas veges; é sin dubda he oydo afirmar al mesmo | A E - diera: TAE q es 532 fuera por el ánimo del maestre é su buen tiento. El qual, de contrario parescer, dixo: —«Señores, no desmayés, ni tal se haga en ninguna manera, porque to- dos peresceremos, si tal se hage: ten- gámonos á la mar todo lo que nos fuere posible, é trabaxemos de doblar aquella punta (la qual se les mostraba adelante con un arracife que salia más de media legua en la mar); que doblada aquella punta luego hallaremos abrigo». Por ma- nera que si en la costa dieran, como el piloto é otros ó los más de los marineros decian, ninguno se salvara, porque que- braba allí mucho la mar, é andaba tan brava que aunque dieran en la tierra, se perdieran. Assi que, por el consejo é buen esfuerco del maestre, é con alijar - parte del lastre é las mochilas é de lo que llevaban, se sostuvieron hasta doblar el arracife é punta, que era de unos man- glares; é hágese allí un ancon ó abrigo. Esto es en la provincia é costa de Para- guana, al pié de las sierras, lo qual es todo segund decian de la provincia é go- bernacion de Venecuela, de donde es obispo el muy reverendo in Chripsto pa- dre don Rodrigo de Bastidas, dean des- ta sancta iglesia desta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española. El qual per- lado es muy grande amigo é debdo del dicho Chripstóbal de Sanabria. Assi que, llegada esta desconsolada gente al abrigo de la costa, sin saber adónde estaban, surgieron, estando el barco quassi en tierra é muy mal trac- tado por la tormenta é de los golpes que avia dado; é ya se les yba á fondo, po lo qual muchos saltaron fuera dél, quedó algo más aliviado é pudieron > que en él quedaron llegarlo cerca de - tierra, é todos saltaron en el agua has- ta los pechos Ó más; pero ayudábanse a esto todos , 6 lo. llegaron hasta peso ela, -0 sacaron | HISTORIA GENERAL Y NATURAL lo que demás dellas llevaban, que to- do era de ningun valor; é todo su cau- dal era seys espadas é quatro lancas é al- gunos puñales é cuchillos. É no sabian en qué tierra estaban, Ó si avrian menes- ter más el navio, é si se le dexarian ado-- bar ó no. XI. Con todas estas sospechas, el go- co desta gente era muy grande viéndose en tierra, aunque no sin alteracion, por- que, como es dicho, no sabian si estaban seguros; mas por sí ó por no, juntos en su realejo (peor en órden que andaban aquellos extrangeros que suelen yr por España y por el mundo, que se llaman egipcianos) comencaron á hacer fuego para se enxugar, que todos salian muy bañados, assi de las ondas de las aguas de la mar que entraba por los bordos é por encima, quando algunas yeces eran embestidos dellas, como de la mucha quel barco hacia, á causa de yr muy mal ca- lafeteado é peor obrado, é á cada passo se les yba anegando. É aquella noche es- tovieron en vela, poniendo sus guardas é centinelas apartadas, porque luego que salieron del barco, vieron en tierra vara= das dos canoas é hallaron traca de piés descalgos de indios; y el piloto é mari- neros decian que sin dubda aquella era tierra de caribes, que comen carne hu- mana, é por tanto que hiciessen buena guardia. Y assi se higo, qual convenia, hasta otro dia claro, que queriendo ver el agua que llevaban, la hallaron muy pes- tífera é amarga y hedionda; y desta no osaban aun beber tanta quanta quisieran, pensando que no la debia de aver en la costa donde estaban, porque assi lo de- cian algunos de los marineros, é aun añadian que toda aquella tierra era muy estéril de agua, é por tanto acordaron de la buscar é hacer xagueyes é pocas. Pero fechas no hallaban agua, á causa de. - lo qual determinaron que doce ó quince ES hombres delos 1 más pa pe | DE INDIAS. LIB. L. CAP. XX. el maestre capitan dellos, entrassen la tierra adentro á buscar agua é qué co- mer, ésupiessen qué gente avia, é pro- curassen de tomar lengua y entendiessen en qué tierra estaban; é assi se puso lue- go por obra. XII. Ydos estos compañeros á lo ques dicho, toparon un indio é una su hija que venian á la mar á pescar, é tomáronlos é lleváronlos adonde Chripstóbal de Sa- nabria y el piloto estaban con los demás echados á la sombra de los manglares, esperando en qué avia de parar su ven- tura. É llegados, no se consintió que se les tomasse cosa alguna de lo que traian, que era cierta fructa é comida de la tier- ra; y aunque estaban con temor estos in- dios se aseguraron, viendo que no se les hacia mal alguno ni fuerca: antes.les die- ron algunas cosillas de lo poco que te- nian; é por señas, sin se entender, les preguntaban si sabian de algunos chrips- tianos; y entre otras palabras dixo el in- - dio: — «Capitan». É luego Chripstóbal de Sanabria dixo: — « Aquella palabra de Castilla es». Y el indio mostró una hacha é un cuchillo; é aquesto no los asegura- ba, porque decian questo podia ser que algunos chripstianos avrian ydo por allí á rescatar: é un Iñigo Lopez dixo que aquella tierra la avian posseydo chrips- tianos más avia de seys años, é que ya conoscia que era la provincia de Vene- cuela; pero que á cabo de tanto tiempo, aunque los avian fecho de pages, que ya debrian estar de guerra; é que eran cari- bes é malos. Preguntáronles por señas si avia agua, é la muger dixo que sí, é mu- cha, por las mesmas señas; mas su ha- bla no la entendian : de lo qual todos muy alegres, acordaron de yr con ellos á su pueblo á traer agua é á saber más nue- - vas. É assi se hico: que luego se partie- ron con estos indios, é llegaron á su pue- blo, el qual se dige Miraca, dos leguas la tierra adentro; y en llegando salieron a 333 el capitan Pedro de Arranguiz é ciertos chripstianos que en aquella provincia re- sidian. É cómo se vieron los unos é los otros, se maravillaron mucho é ovieron mucha alegria; é les dixeron cómo los otros sus compañeros quedaban en la cos- ta donde avian aportado, é contaron su trabaxosa navegacion é cómo venian muertos de hambre é de sed, porque el pan é la carne que traian se les avia per- dido todo. Y en el instante el capitan pro- veyó de indios con jarros é otras vassijas de buen agua, é á más andar, con un mancebo llamado Luys de la Mezquita, se la envió, con otros mantenimientos del manjar de la tierra; é cómo yban muchos indios con este refresco, los chripstianos á quien se llevaba, comencaron á temer viéndolos desde léxos, é decian entre sí que eran gente de guerra, é que debian de aver muerto á sus compañeros é que yban á hager en ellos lo mesmo, y esta- ban con mucha alteracion. Mas aquel mancebo ques dicho se adelantó por ga- nar las albricias é darles buenas nuevas é hacerles saber que estaban en tierra se- gura y entre chripstianos españoles ; é desque le vieron todos se alegraron en extremo, porque aquel chripstiano nun-. ca le avian visto, é luego sospecharon lo que era: el qual llegó muy alegre é abra- có 4 Chripstóbal de Sanabria, é le dixo: — «Señor, dad muchas. gracias á Dios que os ha traydo á tierra de chripstianos; porque es la provincia de Venecuela, adonde estamos muchos chripstianos seys “años há, é tenemos toda esta provincia -1os oficiales de Sus “aquello sintió el mesmo placer que todos. pacífica, aunque estamos todos con tra- baxo á causa de no aver Oro; pero aqui nos avemos substentado, é doge leguas de aqui está la cibdad de Coro, ques la cabeca desta gobernacion, donde residen - Magestades é mucha gente de honra, que se holgarán con vuestra venida». É cómo este hidalgo oyó 534 los que escuchaban esso; y en particular mucho mayor, porque sabia que era obis- po de aquella provincia el obispo don Ro- drigo de Bastidas; é preguntóle si tenian noticia ó alguna nueva dél, é respondió el mangebo que cada dia lo estaban es- perando. É luego dixo que:se fuesse lue- go el dicho Sanabria é los que quisiessen al pueblo de Miraca, que como es dicho estaba dos leguas de allí, é que del ca- pitan sabrian más largamente lo que qui- siessen, porque él tenia por carta de los officiales de Sus Magestades todo lo que tocaba á la yda del señor obispo. Oydo esto, hícole dar albricias de lo que tenia, que era muy poco, porque toda su ha- cienda avia perdido, como se ha dicho; é luego puso en obra su camino é se fué con el dicho Luys á la yilla de Miraca; é todos los demás quedaron assimesmo muy consolados, con saber que la misericordia de Dios los avia puesto en salvo á cabo de tantos trabaxos é desaventaras como avian padescido. XII. Llegado Chripstóbal de Sana- bria á aquella villa, el capitan se holgó mucho con él é le hico toda la cortesia é bucn tractamiento quél pudo, assi por ver la persona que era, como porque avia sabido que era servidor é pariente del obispo de aquella gobernacion é pro- vincia: é hígole dar muy bien de comer á él € á todos los que con él fueron, assi muchas perdices de las de la tierra co- mo conexos frescos é salados, é pan de mabiz. Y en esta vida muy bien tracta- dos estos aflegidos mareantes, estoyieron allí quatro dias, hasta que llegó á aquel - pueblo un factor de Sus Magestades, lla- mado Pedro de Sanct Martin, con otras 7 personas á caballo con sus lancas é dara» $e gas, é ciertos peones con ellos: é allí se E comunicó más el placer de los unos é de los otros; é luego E factor y el Papua HISTORIA GENERAL Y NATURAL se á la cibdad, como lo hicieron: á la qual llegaron á veynte dias de junio de aquel año de mill é quinientos é treynta é quatro años. É todos los vecinos se hol- garon mucho con esta gente, aunque eran pocos en número é tan trabaxados como se ha dicho; porque los de la tierra es- taban faltos de gente é tenian regelo de indios enemigos, de quien estaban ame- nacados, é tambien porque aquellos espa- ñoles de la tierra no avian visto yr á ella otros chripstianos desde que fueron los primeros en el armada, seys años avia, quando se comencó á poblar de españoles la cibdad é provincia de Coro (que todo se dice por otro nombre Venecuela), é ya era muerto el gobernador Ambrosio de Alfinguer, aleman, que por la compañia delos Belgares de Alemania allí residió un tiempo, á los quales Belgares la Cessá- rea Magestad tiene encomendada aquella gobernagion. Seys dias antes que Sana- bria é sus consortes allegassen á Coro, avia ydo desta cibdad de Sancto Domin- - go de la Isla Española un vecino de aqui, llamado Johan Baptista, con un bergan- tin, en que llevó vino é harina é liencos é otras mercaderias, de que algunos se repararon, porque todos ó los más se vestian de algodon, por aver. gastado el paño é liengo é lo que llevaron al tiempo que allí fueron, é no tenian otra cosa de que vestirse, XIV. Desde á ocho dias despues lle- gó á Coro el señor obispo don Rodrigo de Bastidas: el qual, por mandado de Céssar, fué allá assi á visitar su obispado como buen perlado de aquella tierra é diócesis en lo espiritual, como en lo tem- poral con amplíssimos poderes de la Ces- sárea Magestad para gobernar aquella provincia; donde fué rescebido con toda la solempnidad é buena voluntad que se pudo allí hacer, assi por los officiales de Sus Magestades é gente española como _ por los naturales de la tierra, como á DE INDIAS. LIB. L. CAP. XX. persona enviada en lugar de Sus Mages- tades é tan notable é tan reverenda. El qual holgó mucho de ver aquel hidalgo, su pariente, fuera de tan excesivos pe- ligros é tan extremados trabaxos, é lo recogió é favoresció; y en tanto que es- tuyo en aquella tierra lo higo su lugar- teniente en la gobernacion, porque el Chripstóbal de Sanabria era prudente é de gentil habilidad é ingenio é suficiente para lal cargo. Despues quel obispo residió en-su obis- pado y en aquella provincia algunos me- ses, é ovo fecho su visitacion é lo que Sus Magestades le mandaron, volvió á esta nuestra cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española, é truxo consigo á 535 Chripstóbal de Sanabria, del qual, tan particularmente como está dicho este su naufragio , lo supe vivá voce, é assi es pú- blico en estas partes. El piloto mal enseñado é vicioso de quien se ha hecho mencion era ydo muy poco antes quel obispo llegasse á Coro: que bien se debe creer, segund sus obras é los que avia quexosos dél, que si es- perara, se le guardara justigia. Y hagién- dose aquella, no podia él quedar sin pe- na, para que por ella aprendiera mejor su officio; é aun para que no le higiera adulterando ni con tanta torpeca é tan po- ca expiriencia como lo higo en este via- je, como se puede é debe colegir de lo que está dicho. CAPITULO XXI. De un infortunio é naufragio (aunque algunos lo han atribuydo á la poca prudencia) de un piloto llamado Johan Bermudez, que partió eon una nao del puerto desta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Españo= la para yr á Castilla, el año de mill é quinientos é treynta y ocho, é volvió el siguiente de mill é qui= nientos é treynla y nueve, sin llegar allá, desde las islas de los Agores. . - FE, la villa de Acúa, ques á veynte é quatro leguas desta cibdad de Sancto Do- mingo de la Isla Española, vive un hidal- - 80, llamado Fernando Gorjon, señor de un rico ingenio de acúcar que allí tiene: este envió á Castilla el año de mill é qui- nientos é treynta y ocho una nao suya, cargada de caxas de acúcar é cueros de vacas é cañafístola; é partió con buenos tiempos del puerto desta cibdad de Sane- to Domingo, é continuando su viaje, llegó á las islas de los Acores, que por lo me- nos, é por el camino é derrota que las naos han de llevar, hay más de mill le- guas de navegacion hasta la isla tergera, ques una de las de los Acores en que aquesta nao tomó puerto. É allí salió en tierra un frayre, que por acá andaba fue- ra de Órden, del hábito de Sanct Fran- cisco, que desde aquesta cibdad lo man- salieron assimesmo algunos passageros: é tomó la nao agua é algun poco de re- fresco para el matalotage, é no tanto co- mo les era menester para lo que les que- daba de navegar, pensando que dentro de ocho ó diez dias llegarian á Castilla desde aquella isla, como se. suele hager. El frayre ya dicho é uno ó dos passa- geros se quedaron en aquella villa é puer- to principal de aquella isla, é la nao se partió de allí para continuar su viaje, é subcediéronles tales tiempos é lan forgo- sos, que ovo de dar la vuelta é volvió á esta isla y entró en este puerto un domin- go, dia de la Purificacion de Nuestra Se- ñora, dos dias de hebrero del siguiente año de mill é quinientos é treynta é nue- ye años: por manera que estuvo en esle “su mal viaje cinco meses é medio desde el día que salió deste rio hasta que Lornó daron lleyarsus mayores á España; é á entrar en él. É por falta de manteni- 536 mientos comieron de aquellos cueros de vacas cogidos é assados, poniéndolos pri- mero en remojo, é cargábanlos de acú- car; porque todos los otros bastimentos é cosas de su matalotage se les avia aca- bado: lo qual ha seydo la más nueva co- sa que se ha oydo ni visto despues ques- tas Indias se descubrieron. Por manera que la carga questa nao llevaba no volvió como salió, sino perdida ó comida la ma- yor parte, en especial del acúcar é de los cueros, que aunque los embarcaron du- ros é salados (y ellos son para otro efelto é no para matalotage), no los dexa- ron de comer aquellos pecadores que en este trabaxo se hallaron, por escapar de la muerte. Llegados aqui, dieron muchas gracias á Dios que los avia traydo en sal- vamento á cabo de tanto tiempo como les turó la navegacion, con muchas tor- mentas, en que se vieron quassi perdi- duos muchas veces é debaxo de las ondas de la mar, de donde los escapó Dios é su gloriosa Madre, á quien se encomen- daron é votaron con mucha devocion. La ropa que escapó quedó muy dani- ficada é perdida, y el señor de la nao que he dicho pleyteó en esta Real Audiencia que aqui reside, con el maestre Johan Bermudez y el piloto Alonso de Baena, á cuyo cargo yba; y el litigio se determinó por caso fortuito, é se defendieron con- tra la reqúesta é voluntad de Fernando Gorjon, que decia que era caso de mali- cia ó culpa de los ques dicho , é que por su negligencia é partirse sin tiempo de la isla tercera, avian tornado con la nao _á esta cibdad. Como quier quello haya seydo, es nue- E > caso; é por tal le he aqui puesto en - el número de los naufragios, puesto que mencion dél en el libro II, capítu- IX: la cosa ha seydo assaz murmurada HISTORIA GENERAL Y NATURAL ha de entrar en la mar, se informe prime - ro de las cosas que agora diré, si quiere asegurarse de alguna manera de los in- convinientes que se podrian ofresger por. no advertir é proveer en estas cosas.— Primeramente en saber qué tal es la nao Ó caravela, en que se mete.—Item, qué expiriencia tiene el piloto que la ha de gobernar.—Lo tercero, qué copia ó can- tidad de marineros lleva.—Lo quarto, cómo va proveyda de bastimentos é de agua.—Lo quinto, qué escalas ha de ha- cer hasta donde el passagero quiere yr. —Item, si el navio es de edad ó mal ve- lero, é- como gobierna é sostiene las ve- las, porque con tales inconvinientes se- ria mal acuerdo entrar en tal navio. Pues que si el piloto no es diestro, quassi ho- micida de sí mesmo se puede decir el que lo sabe, si con él navega. Pues si le faltan marineros é la gente que debe tener, se- gund el porte, mucho peligro es é nota- ble falta; porque los pocos en tal caso y exercicio no pueden suplir por los mu- chos en una nescessidad, donde se re- quieren cantidad de tales personas, é los maestres, por ahorrar algunas soldadas, no traen marinado el navio ni la gente que ha menester, y es causa de se per- der en un temporal. Pues si bastimentos é agua les falta, claro está que los hom- bres no pueden vivir sin ello, y es me- jor que sobre un pan que no que falte me- dio, porque la hambre es cosa incom- portable, é muchas veces piensan estar en el viaje diez dias y están ciento, é se pierden. É lo sexto, ques saber las es- calas que ha de hacer la nao, es una cosa en que los passageros novigios no miran, que ésles despues muy trabaxosa cosa é de más tiempo é gastos al que no están prevenidos. Si la nao es mal velera, Ó vieja, Ó no gobierna, es temeraria Co- sa entrar en ella, é no de buen juicio, “si se puede aver otra. Assi « todas esas cosas son do ade DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXI. 937 vertir, y es menester que las miren y dis- pute dellas primero el que ha de nave- gar, en especial en los viajes largos é que requieren tiempo, assi como este destas Indias, é aun en otro qualquier que sea por agua. CAPITULO XXIl. Del naufragio é mal subcesso que intervino á la gente que quedó viva de la armada, quel ligenciado Ayllon llevó á la Tierra-Firme á la parle septentrional. E, el libro XXXVII de la segunda par- te desta General historia de las Indias es- tá dicho el mal subcesso que en la tierra septentrional tuvo el armada del licencia- do Lúcas Vazquez de Ayllon; y no se di- xo enteramente lo que en la mar intervi- no en su naufragio é tempestuosa nave- gacion, la qual fué de no menos infelici- dad que lo acaescido en la tierra: é de- cirse há aqui con brevedad, para que los hombres que navegan en paz y en salva- mento den contínuas gracias á Dios, é no tengan mucha cobdicia por una vez Ó más que bien les subceda; porque al ca- bo no les acaesca lo que dicen del cánta- ro que vá muchas veces á la fuente. As- si, pues, en el libro alegado, capítu- lo ll de la segunda parte destas histo- rias hallareys escripto cómo despues de muerto el ligenciado Ayllon ovo cierto motin é muertes entre su gente, é los que quedaron determinaron de se venir á estas nuestras islas, é poniéndolo en efetto, metieron el cuerpo del licenciado en una gavarra ó patax, para lo traer á esta cibdad de Sancto Domingo de la Is- la Española, donde él tenia su casa, ó á la villa de Puerto de Plata, donde assi- mesmo estaba heredado. Mas como en- trados en la mar los navios que queda- ban del armada, corrieron mucha tormen- ta, echaron el defuneto li engi: - que llaman el Anegada; é otro á la. ER á poblar aquella nueva tierra, de quél fué mal informado; por manera que trescien- tos é cinqiienta hombres é más perdieron las vidas. El primer navio que partió con ciertos religiosos dominicos en veynte é un dias allegó á Puerto de Plata abierto, que se anegaba, y en virtud de aquellos reverendos padres, que eran buenos re- ligiosos, se creyó que salieron en salva- mento, puesto que con mucha nescessi- dad é trabaxados. Este navio llamaban el Breton, é á otro que era mayor le de- cian el Breton grande , el qual tardó qua- tro meses hasta llegar á Puerto Rico de la isla de Sanct Johan. Algunos dicen que no tardó sino cinqúenta dias; pero de septenta personas que en él entraron, sa- lieron quince ó veynte, é todos los más murieron de hambre é de sed. Otro navio destos fué á dar. en la isla ta del Tiburon, en fin desta Isla Españo- la; é otro arribó al puerto de Sanct Fer- min, ques en la isla de ponen: alias de Sanct Johan. | En uno de aquellos navios mataron una haca para la comer, é uno de aque- llos compañeros, é no el menos ham- briento, un dia 6 dos antes que la matas- sen le quitó la lengua, y essa noche se murió aquel pecador con la lengua de la haca metida en la boca. É aquel navio aportó á un isleo, é salieron algunos hombres en tierra á buscar agua, é be- bieron de la que hallaron en un charqui- : Mos socia é salobre, é murió uno dellos, nabar 'Bernerdo d de Ibarra; é allí 538 se subió un indio manso en un roquedo, é halló un maguey, de que hinchó una botija de agua muy buena, con que ba- xado, se entró en el navio é se refresca- ron essos pecadores que allí yban, sin la qual se tuvo por cierto que todos murie- ran. Y fué opinion de los devotos de la Madre de Dios quella les dió aquel agua, porque no avia dos horás que se avian * votado á Nuestra Señora de Guadalupe. Parésceos, letor, contemplativo quel que tomó:ó quitó la lengua de la haca que comiera una tajada de acitron ó un pedaco de aquel pan que en su tierra tu- vo en poco, por venir á buscar tal muer- te. Bien lo dice el sancto Job: «Al hombre hambriento las cosas amargas le pares- cen dulces». É assi digo yo que al cuer- po quel mantenimiento falta, con las co- sas que suele despreciar se alimenta, HISTORIA GENERAL Y NATURAL quando las que dessea no se pueden aver. ¡Oh inmenso Dios, qué grandes desaventuras é quán notables las que á tan poca fuerca é resistencia como el hombre tiene le aplican sus pecados é cobdicia, é qué géneros de muertes é por tantas vias se le conceden, é quán in- comportables, si tu misericordia no le socorre! : Passemos adelante, é no nos faltará en aquestas leciones de qué temer ni con qué desacordarnos de los innumerables peligros en que andamos todos los que viven, para que roguemos á aquel que solo puede excusarnos dellos que se acuerde que somos de 'su pueblo ó repú- blica chripstiana, para que como á tales nos favorezca y en nuestras angustias so- corra con su acostumbrada é infinita mi- sericordia. CAPITULO XXIIL Del naufragio de la isla del Cáliz, que los indios llaman Parataure, la qual está en la. boca del rio de Huyapari; é lo que padescieron ciertos españoles del exército del gobernador Hierónimo Dortal. - Aqui se tractará un naufragio é peligro- so camino é muy colmado de peligros, que intervino á la gente del gobernador Hierónimo Dortal, é más largamente se hallará escripto en el libro XXIV, capítu- lo VIII; mas porque pertenesce assimes- mo á este libro de los naufragios que se haga aqui particular relacion del caso, decirse há con brevedad , pues que como esdicho ya está más prolixamente escripto en el lugar alegado. El caso es quel go- -bernador Hierónimo Dortal envió cierta gente é navios á poblar en tanto quél yba - á la costa de aquel famoso é gránd rio -————Huyapari, áun pueblo que se decia Ar- 'vacay, é con aquella gente envió al capi- a de la costa del mesmo rio, á un pueblo que se llama Capao, é desde allí enviaron cierto oro é indios é grandes nuevas de la riqueca que se decia aver en Meta, y escribieron al gobernador que se diesse priessa á yr á se conjuntar con ellos para que se siguiesse la empressa. Mas viendo quel gobernador se tardaba de yr, acor- daron de passar adelante, é hicieron una grand barca para yeynte é dos caballos, é con ella é seys bergantines se partió de aquella parte desde Carao, por un estero - 6 braco de rio que entra en el Guayapari, al qual llaman el estero de Meta, é tarda- ron veynte dias hasta llegar á la boca del estero, é navegaron bien doscientas é cinqúenta leguas hasta llegar; y entraron con los siete navios por aquel braco ó.es- _ Vero, é andoyieron veynte leguas en qua- DIE INDIAS. LIB. renta dias, por la mucha corriente suya, é siempre crescia el agua á causa del mu- cho llover: y estas veynte leguas las an- dovieron á la sirga , con el agua hasta los pechos los que tiraban la cuerda de la sirga, é todo lo que podian yr adelante, por el grande ímpetu de las aguas. Salta- ron en tierra hasta cient hombres de pié é de caballo, que eran los que podian trabaxar, é los demás quedaron en guar- da de los navios; pero la mayor parte enfermos é cansados del excesivo traba- xo que avian passado. Aquellos que sa- lieron, se dividieron en dos partes á bus- car poblado; é como la tierra era en mu- cha parte anegadicos, fué su trabaxo muy grande, é continuando su fatiga to- paron una india é hiciéronla su adalid, y ella decia que llevaba los chripstianos á un pueblo muy grande; mas acordábales que eran pocos españoles, é que los in- dios se los comerian, é trúxoles perdidos de unas partes á otras, mintiéndoles. É hallándose engañados, quisiéronla grati- ficar de su servicio é ahorcáronla de un árbol, porque habiendo de andar perdi- dos assi como assi con esta cautela é bue- na obra, pensó aquel capitan acortar me- jor el camino; y estando quince ó veyn- te leguas apartados de los navios, topa- ron con algo mejor tierra é con mucha comida de mahiz é yuca, é llegaron á un pueblo de hasta doce casas Ó buhios, en que se recogieron ambas quadrillas, pero cansados é flacos. Y estando descansan- do allí para tomar aliento para lo que sub- cediesse, é para proveer á los que avian quedado en los navios de algun manteni- miento é hacerles saber dónde estaban, | siguióse que estando -la mayor parte desta gente cogiendo mahiz, sin lo aver sembrado, é no aviendo quedado sino pocos delos en los buhios con 2 2 ron con a empta en ¿el ¡pueblo Je L. CAP. XXI 339 en especial en el bubio donde el capitan estaba: el qual acudió presto á echar la silla á su caballo é no tuvo tiempo, por- que le hirieron con cinco ó seys flechas, é una dellas por la boca. É assi hirieron á los otros españoles, sin poderse apro- vechar de sus caballos, excepto uno que se decia Alonso Moran, que aunque es- taba herido, pudo subir á caballo; é dió- se tan buena maña que hirió algunos in- dios é los hico apartar del pueblo, é assi tovieron lugar de acaudillarse los chripstianos é recogerse los del campo que estaban cogiendo el mahiz, aunque quedaron heridos todos los caballos. É por no me detener, pues todo está dicho en el lugar alegado, el capitan murió ra- biando dentro de tercero dia, con otros tres de los heridos, é murieron assimes- mo todos los caballos, excepto uno; é assi por este trabaxo acordaron de dar la vuelta los españoles en busca de sus navios, é baxando el rio, por falta de bastimento, mataron aquel caballo é se lo comieron. É llegados á los navios, se embarcaron para yr por el estero abaxo al rio Huyapari hasta la boca por donde entra en la mar, é desde en veynte é quatro dias llegaron á él con los seys ber- gantines, porque el navio mayor, como- se les acabaron los caballos, dexáronle- en el estero de Meta, donde se avian embarcado despues de la guacábara; é hallaron la mar muy alta é tempestuosa, é á la entrada della perdieron uno de los bergantines con veynte chripstianos é una muger, é otro bergantin, porque era vie- jo, avíanle deshecho; assi que les que- daban quatro. Despues el dia siguiente, despues de ahogados los ques dicho, se les perdió otro bergantin por fortuna, é dió al través en una isleta que está en el embocamiento del rio, llamada Parataure, é la gente se salvó en ella, é se queda- ron allí perdidos los que en el bergantin > y acordándose sens dellos, por su 540 misericordia, subcedió que estando sin esperanca de salvarse, llamando á Dios en su ayuda é á su gloriosa Madre é yo- tándose á su bendita casa de Guadalupe, - vinieron muchas canoas grandes de in- dios caribes flecheros; é como estos pe- cadores aislados los vieron, huyeron la is- la adentro, la qual es áspera é alta, y escondiéronse por huyr de la muerte, porque ya su vida no estuvo en más de ser vistos. É los indios de las canoas lle- garon é tomaron mucha municion é todo lo que les paresció de lo que hallaron en el bergantin perdido é se lo llevaron to- do, excepto un cáliz de plata, que no lo quisieron, ni allí conoscen esse metal, ni el artilleria que tambien la dexaron, é se fueron con lo que pudieron cargar. Á los otros tres: bergantines que yban ya léxos dentro en la mar, acudióles tan- to tiempo é fortuna, que forcados vol- vieron por se guarescer en, la mesma is- leta, donde quedaban aquellos chripstia- nos perdidos, en que paresció notoria- mente el miraglo de Dios é la intercession de la Reyna del Cielo; é€ á la vuelta que - daban los bergantines, toparon una de las piraguas ó canoas, é dieron sobrella é tomáronla con mucha comida, de la qual los chripstianos tenian extremada nesces- sidad; é no pudieron tomar indio alguno porque se echaron al agua, é nadando se fueron á la otra parte de la Tierra-Firme. É assi los bergantines recogieron los HISTORIA GENERAL Y NATURAL chripstianos aislados, que eran diez y seys é una muger. De ahí adelante los españoles, quando hablaban en lo que les avia acaescido, comencaron á llamar isla del Cáliz á aque- lla que, como es dicho, la llaman los in- dios de Parataure, por tan señalado mi- raglo; porque demás de salvarse allí aquellos chripstianos, no quiso Dios dar lugar que aquel vasso en que su sacratís- sima sangre se avia muchas veces cele- brado quedasse en poder de infieles é sa- crílegas manos. El dia siguiente tornaron á su viaje es- tos bergantines la vuelta de Paria, deba- xo de la bandera del capitan Álvaro de Ordáz, la via de Puerto Sancto; é desde allí se fueron á la isla de Cubagua, que otros llaman de las Perlas: é andando el tiempo vino á esta cibdad el mesmo go- bernador Hierónimo Dortal y el mesmo capitan Álvaro de Ordáz é otros españo- les que me certificaron de todo lo ques dicho; é parésceme ques un nuevo mis- terio para dar las gracias á Jesu Chripsto éá la Vírgen Sancta Maria, su Madre, Señora Nuestra, por tan señalado socor- ro, é ques racon; porque aunque, como tengo dicho que desto más largamente es-. tá escripto en el libro XXIV de la segun- da parte, se torna aqui á memorar, por causa del título deste último libro, para que los devotos antes topen con tal le- cion. DE INDIAS. LIB. L. CAP, XXIV. 5H CAPITULO XXIV. El qual es más que naufragio, porque tracta de un maravilloso acaescimiento, en que se dá particular relacion del famosíssimo é muy poderoso rio llamado el Marañon, que el capitan Francisco de Orellana 6 otros hidalgos navegaron, por el qual rio andovieron ocho meses hasta llegar á tierra de chripstianos más de dos mill leguas, é vinieron á la isla de las Perlas (alias Cubagua) que está en esta region océana, é desde alli el dicho capitan vino á esla cibdad de Sanclo Domingo de la Isla Española con algunos mílites de su compañia, partigipañles de sus trabaxos , é testigos de todo lo que aqui será contenido, segund lo escribió un devoto é reverendo padre de la Órden de los Predicadores, llamado fray Gaspar de Carvajal, que á lodo se halló pressente su persona, del qual dice la pressente legion ó breve historia de aquesta manera. se ¡ E olvido quitó á muchos el galardon é - pago de sus servicios, é la memoria en- salcó el valor de los que con los prínci- pes alcangaron la remuneracion de sus obras, como la Sagrada Escriptura nos lo acuerda con David estando en la casa é córte del ingrato rey Sahul, é Mardocheo en la córte é casa del magnífico rey As- suero; é á este propóssito podriamos traer otras muchas auctoridades é autén- ticos exemplos, que dexo por evitar pro- lixidad. Referiré solamente , ó quiero decir que de los hechos notables de los Romanos poco supiéramos agora, si no oviera quien los escribiesse, assi como Tito Livio en sus Decadas, é otros auctores; é aunque €ssos mejor que yo lo supiessen hacer, nescessidad tovieron de ser informados de quien pudo testificar de vista lo que- llos con elegantes letras é pulido estilo sacaron á luz, é pusieron en perpétuo acuerdo para los venideros, que agora leemos é leerán sus tractados. Assi yo, no para más de informar con verdad á quien lo quisiere saber é leer mi relacion llana é simple, sin gircunloquios, con la rectitud quel religioso debe testificar lo que vido, é como aquel á quien quiso Dios dar parte á esta peregrinacion, con- taré una historia, tal qual ella es, si yo la supe sentir y en parte comprender; é aun porque me paresce que no cumpliria yocon mi consciencia, dexando de dar es- lo cierto de los trabaxos que han passa- do por el capitan Francisco de Orellana é cinqúienta compañeros que sacó consi- go del real del gobernador de Quito, Gon- calo Pigarro, hermano del marqués don Francisco Picarro, gobernador de la Nue- va Castilla, álias el Perú, por la Cessárea Magestad del Emperador Rey, nuestro señor. El qual capitan Goncalo Picarro entró la tierra adentro en demanda de la conquista é descubrimiento de la provin- cia de la Canela, porque alguna canela, por industria de los indios é de mano en mano avia venido á Quito é á estas par- tes del otro polo antártico Ó meridiona- les, donde españoles andaban, é tovie- ron notigia della; y era muy desseada, porque se pensaba que avia de resultar, hallando tales arboledas y especias, grand servicio á Dios en la conversion de los indios que la posseen, é mucha utilidad é acrescentamiento para la hacienda real, é otros muchos provechos é secretos que se esperaban desta nueva empressa. Y baxando por un rio este gobernador é su gente, fué informado que la tierra de adelante era despoblada é falta de man- tenimientos para el exército que llevaba, é por proveer en tal nescessidad, acordó- se entre el gobernador Gongalo Picarro y el capitan Francisco de Orellana é con otras personas particulares de aquel real, que no era cosa conviniente passar ade- lante sin que primero se tentasse la dis- 542 se el exército se proveyesse de mahiz é de todo el mantenimiento que se pudies- se hallar, porque avia grand nescessidad é mucha falta de comida. Para este efetto salió del campo el di- cho capitan con los cinqiientla hombres que se dixo de susso: el qual y ellos pa- descieron innumerables trabaxos é nes- cessidades, assi de hambres como de nes- cessidades, y en diverssas partes pelea- ron con muchos indios de guerra en el dicho rio é fuera dél, de muy diferentes lenguas é nasciones, como lo diremos adelante. No curaré de contar los peligros é nes- cessidades quel mesmo capitan primero avia experimentado, viniendo en segui- miento del dicho capitan Goncalo Picgar- ro 6 á buscarle desde su casa, dexando su assiento é reposso que tenia con mu- cha honra é provecho, porque era tenien- te general de gobernador en la villa nue- va de Puerto Viejo é de la cibdad de Sanctiago, quél avia poblado é conquis- tado á su costa é mission, ques en el Pe- rú, donde tenia muchos é buenos indios de repartimiento, é otras haciendas é ga- nados é grande aparejo para ser muy rico hombre, si se contentara de estar en su casa allegando dineros. Pero como cava- Jlero que desseaba mejor emplear el tiem- po é su persona é servir á Dios é á su Rey, 6 porque le tenia Dios elegido para tan notable subcesso é descubrimiento, no tuyo en tanto su descanso como yr á ver y experimentar é inquirir el fin de una empressa tan famosa como decian que era hallar aquella canela; é assi de- - Xxó su assiento é fué á alcancar el real del dicho Goncalo Picarro en la provincia de - Moti, é hasta llegar allí passó por muy grandes é ásperas montañas, pobladas S de indios caribes ó bravos, é por muchos € poderosos rios é por la provincia de Cu- lada. de salios. de HISTORIA GENERAL Y NATURAL veynte compañeros, á los quales é á él no faltaron inmensos trabaxos, porque perdió sobre quarenta mill pessos de oro en caballos é municiones é aparejos para la guerra, assi como catorce caballos é toda la ropa é quanto traia, que solamen- te le quedaron tres caballos. Sus compañeros perdieron los caballos é ropa que tenian, sin les faltar á él ni á ellos muchas fatigas, assi de hambres como de muchos recuentros é guerra que en el camino se les opusieron; é aunque á este capitan é sus consortes que lo pa- - descieron lo oy é lo tengo por cierto, no me quiero ocupar en decir aquello que no ví ni me cupo en sola parte que en lo de adelante participé con el mesmo capitan Francisco de Orellana é sus cinqienta compañeros por el rio abaxo, con el mo- tivo ya dicho que salimos del real, yen- do á buscar tierra poblada é de comer, en un barco é ciertas canoas, en que as- simesmo yban algunas cargas de ropa del real é algunos enfermos, é aun des- sos yO era uno; é como no podia cami- nar á pié ni á caballo, metíme en el barco hasta.- llegar á poblado, creyendo quel real é todo el exército pudiera yr allá, é assimesmo eutró en este barco otro reli- gioso de Nuestra Señora de la Merced, que se decia fray Goncalo de Vera. Salimos del real segundo dia de pas- gua de la Natividad de Nuestro Redemp- tor Jesu Chripsto, lunes, año é dia segun- do de mill é quinientos é quarenta y dos, é proseguimos el rio abaxo, el qual nas- ce en la provincia que se llama Atunqui- XO, cuyo nascimiento está treynta leguas de la mar austral, por donde ya aviamos passado con todo el exército del gober- nador Goncalo Pigarro. Con este rio se juntan otros poderosos rios, assi como llaman el de Cocanga, por el qual assimesmo passamos, como E o ? - nela; E pe: elo Ro DE INDIAS. donde ybamos tan impetuoso, los hom- bres de la mar que acertaron á yr en nuestra compañia en el número ques di- cho de los cinqiienta, marcaban el rio, é notaban é ponderaban nuestras jorna- das, é afirmaban que cada dia, remando agua abaxo, navegábamos veynte é cin- co leguas Ó más. Desta forma caminamos tres dias sin poblado. ¡Oh inmenso Dios, qué léxos é inocentes están los hombres, é quán apartados de entender ó congec- turar el fin adonde van á parar sus pere- grinaciones é cuentos! Viendo que nos aviamos alexado tanto del real, é que se nos avia acabado el poco mantenimiento que metimos para un camino tan incierto como el que se nos avia convertido, tan al revés de lo que primero pensábamos; é púsose en práctica entre el capitan é los compañe- ros la dificultad de la vuelta é la falta de la comida, é quando partimos del real pensábamos que otro dia ó aquel halla- riamos de comer é algun pueblo; pero en confianca que ya no podria estar léxos alguna poblacion, acordóse que passasse- mos adelante. Pues otro ni otro dia no se halló ni vimos vestigio ni señal de po- blacion, y con paresger de todos dixe yo una missa del Sancto, encomendando á Dios, Nuestro Señor, nuestras personas é vidas, é suplicando á su Divina Mages- tad, aunque indigno, en aquel sancto é sacralíssimo misterio, que nos sacasse Nuestro Redemptor de tan manifiesto tra- baxo é perdicion que ya se traslugia; por- que aunque quisiéramos volver agua ar- riba remando, era imposible caminar más de tres leguas en un dia, por la veloci- dad é grand corriente de las aguas. Ten- tar de yr para tierra era cosa excusada é no posible ; de forma que estábamos en grand peligro de muerte, á causa de la mucha hambre que padesciamos: é assi, IB. L. CAP. AXIV. 543 nuestra aflicion, acordóse y elegimos de dos males el menor, á lo que nos pares- ció, que fué yr por el rio adelante agua abaxo, remando lo que nuestras fuercas bastassen , en confianca que Nuestro Se- ñor, por su misericordia, las conserva- ria hasta darnos remedio, é que no per- mitiria nuestra perdicion. Entretanto, 4 falta de otros manteni- mientos, comiamos cueros de sillas é arcones, é tambien los de venado de las petacas Ó sestas que enforradas en ellos estaban, en que llevábamos essa poca ro- pa que teniamos, é algunos cueros de dantas, sin perdonar las suelas é capatos que se hallaron en la compañia; é aun- que no avia otra salsa sino la mesma hambre, essa mesma les ponia el gusto é tal apetito, que se comportaba á más no poder tan nueyos manjares para substen- tar esta miserable carne. Algunos com- pañeros comian hierbas no conoscidas, y estos fueron los peor librados, é llegaron á punto que se pensó que no escaparan con la vida, é quiso Dios dársela median- te un poco de aceyte que se halló entre ciertas medicinas que venian en el barco, las quales eran del girujano del real. Con esta fatiga ques dicho yban algu- nos compañeros muy desconfiados, á los quales el capitan, como era cavallero animoso los esforgaba todo quanto él po- dia, dándoles esperancas con tal gentil semblante é buenas palabras, que pares- cia que Dios le daba gracia especial para confortarlos é ayudarlos á sufrir su tra- baxo, é sin dubda hagia mucho fructo en esto. El dia de año nuevo parescióles á cier- tos compañeros que yban en olra canoa de la conserva é flota nuestra que Olan atambores, é publicóse por todos é algu- nos lo afirmaban; otros decian que no lo oian, pero algun tanto se alegraron con estando buscando el consejo é parescer esta nueva sospecha, é caminamos con delo que se debia hager, platicando en más diligencia de la acostumbrada, é cor. z . 544 HISTORIA GENERAL Y NATURAL mo en la verdad aquel dia ni otro siguien- te se oian atambores, creyeron ser yma- ginagion lo que se decia del oyr los atambores, é desta causa, assi los que yban enfermos como los sanos desmaya- ron. É como Dios, Nuestro Señor, es pa- dre de misericordia é de toda consola- cion, que repara é socorre á quien le lla- ma en el tiempo de la mesma nescessi- dad, estando el lunes en la noche (avien- do ocho dias que caminábamos) comiendo de un poco de trigo é harina que yo traia para hostias, que ya no nos quedaba otra cosa que comer, Oyéronse muy cla- ramente atambores de indios, é á nues- tro parescer estarian de adonde estába- mos cinco ó seys leguas, é certificándo- nos de nuestras orejas de todos, en las quales se yba cada hora mejor oyendo, proveyó luego el capitan en que nos ve- lássemos, é assi por quartos, como entre buenos guerreros se acostumbra, se re- partieron las velas con mucho recabdo, lo qual no se avia fecho antes por el des- poblado é viaje que hasta allí aviamos traydo. Otro dia por la mañana mandó el capi- tan que todos estoviessen á punto é se ar- massen é toviessen preslos tres arcabu- ces é quatro ó cinco ballestas que avia entre los compañeros; porque en la ver- dad, aunque en ninguno de los españoles avia poco cuydado para hacer lo que de- bia, el capitan tenia el suyo y el de to- dos, é assi en lo que tocaba á su cargo higo muy bien el officio de pea é prudente varon. Siguióse que otro dia martes, que se cumplieron nueve dias que aviamos sali- do del real, llegamos á un pueblo de una _nascion de indios que se llaman irima- ray "ay, en la sunt quiso Dios que hallamos | ver al real, si pudiesse ser, con aquel mahiz en el barco é canoas, é para esto mandó descargar la ropa que llevaba aquel barco é quél con las canoas le car- gassen de mahiz; pero puesto que su in- tencion era buena é de socorrer de man- tenimiento al exército de Goncalo Picar- ro, era imposible poderse hacer ni lle- var el rio arriba esse bastimento, é assi lo dieron á entender los hombres de la mar de nuestra compañia, aunque el bar- co é canoas fueran sin carga: non obs- tante lo qual acordó que cinco ó seys hombres é algunos indios mansos é dos negros que avia para ayudar á remar, se partiessen con este socorro de comida, é llevassen cartas al gobernador Goncalo Picarro, informándole de lo que passaba hasta estonces. É porque los españoles de mejor voluntad lo hiciessen, les pro- metió mill castellanos; y entre toda la gente se hallaron solo tres que dixeron quellos yrian, si les daban tres ballesteros que fuessen con ellos; los quales no se hallaron de tal propóssito, porque temian la muerte, que les estaba cierta por lo que avian de tardar hasta llegar adonde avian dexado el campo ó real, hasta el qual en quarenta ó cinqiienta dias nó pu- dieran hacerlo, aunque ninguna contra- dicion hallaran, é porque no tenian co- mida ni dónde buscarla los del exérgito mayor dó avia quedado Gongalo Picarro, antes de nescessidad avia de volver atrás á buscar poblado para no morir de ham- bre; y essos que avian de yr el rio arri- ba con este recabdo tampoco avian de dexar de perderse, aunque indios no les molestassen , quanto más que ninguna se- - guridad se podia tener de los naturales de la tierra é de las costas pen donde avian de tornar. - Por todos estos septrítientés é otros muchos que se dexan de he cessó la DE INDIAS. LIB. rio arriba, ni enviasse aquellos hombres, porque ya estaban doscientas leguas del real; é segund se creia, aviendo respec- to á la nescessidad en que avian dexado el exército, era de creer que avria dado la vuelta á buscar de comer, é que esto- tros, ya que fuessen, no hallarian el campo é gente de los chripstianos en to- do el rio: é por tanto le rogaron y ex- hortaron al capitan Francisco de Orella- na que mudasse el acuerdo é siguiesse otra derrota, é que le seguirian todos, co- mo á su capitan; é que procurasse, como cavallero, segund era obligado, de sa-. carlos del peligro é nescessidad notoria en quél é todos estaban; é se allegasse á consejo, é aquello se higiesse que más al propóssito de su salvacion é remedio fues- se, protextándole las yidas de todos en que decian quél solo seria en cargo, si Otra cosa intentasse. El capitan, visto el parescer de su gen- te, é conosciendo que todo era verdad lo que le decian, é que tenian racon, as- si por lo ques dicho como por causa del horrible despoblado por donde aviamos venido, acogióse como prudente al pa- rescer de los compañeros, é dexó de se- guir su voluntad, que era socorrer á la mucha nescessidad en quel exército de Goncalo Pigarro quedaba; pero pues aquello no se podia hacer, dió gracias á Dios por todo: el qual por su misericor- dia permitió que los indios comarcanos de aquel assiento vinieron de paz, é como amigos, unos daban por rescate pescado, otros traian aves é alguna carne de gatos monillos; y en aquel pueblo se reformó esta trabaxada compañia nuestra, assi los que estaban enfermos como los sanos. En este pueblo de Y mara nos detuvi- mos - quede dias, quasi, pee ver si se L. CAP. XXIV. d45 rota de la mar del Norte, yéndola á bus- car por el rio abaxo, todos los de la com- pañía se concordaron en esta determina- cion, é que se hiciesse para este efetto un bergantin, en que fuessen treynta hombres, é que en el barco fuessen los otros veynte restantes: é porque el tiem- po no se gastasse en ociosidad se higies- sen clavos, é que algunos hombres fues- sen á buscar madera para esta labor; é assi se puso por obra. En aquel tiempo que allí estovieron, sacando cada uno fuercas de flaqueca, é tomando á la nescessidad por maestro, sin officiales que en tal arte fuessen ex- pertos, unos hacian carbon, sin ser car- boneros, é otros cortaban é traian leña, sin ser leñadores, é otros hacian clavos, sin ser herreros, é otros sonaban los fue- -lles de la fragua; é seyendo Dios el pa- dre é gobernador é suplidor de la indus- tria, de que carescian los unos é los otros, en breves dias se hicieron bien dos mill clavos de las cadenas y herraduras é co- sas de hierro que se idas en la com- pañia. Era cosa de maravilla ver la herman- dad é la obidiencia é diligencia con ques- los” _poquitos, que allí nos hallamos, nos tractábamos é nos ayudábamos con una sociedad é amor entrañable é claro; mas como dixo el Ángel á Esdras: «Por mu- cho que los hombres amen á sus próxi- mos, mucho más los ama Dios». É assi lo mostró su misericordia con nosotros en este tan largo é peligroso é nunca oydo semejante viaje. Volvamos á nuestro ca- - mino. Digo que partimos deste assigaito; aca- da aos de la fiesta de la Purificagion de Nuestra Señora, que por otro nombre digen la Candelaria, prime- ro dia de hebrero del año ya dicho de “ mpill 6 quinientos é quarenta y dos años. ) le. Peso icariaccslina, porque se al- a e, a 46 dias que no venian á rescatar, ni menos proveian de comida, é apocábase el mahiz que en este pueblo se avia hallado. E si- guiendo nuestro viaje, fuymos en deman- da de una poblacion llamada Aparia, ques principal señor de aquella é su provin- cia, y está de una banda é otra del rio: al qual el capitan Francisco de Orellana avia hecho mucha fiesta, é por le atraer á la amistad de los chripstianos le avia dado chaquira (que assi se llaman los sar- tales de qúentas é cosas que por adorna- miento é joyas traen al cuello los indios é indias), é tambien junto con esso les dió otras cosas de ropa eu el assiento donde se hicieron los clavos, porque allí nos avia ydo á ver, é llevó estonces alguna comida este capitan, que tenia su casa en un rio que se junta con el que nos- otros navegamos. É por su mucha cor- riente y entrar con tanto ímpetu é fuer- ca, no bastó la nuestra para subir con él por el barcó é canoas á tomar la pobla- cion, puesto que oymos los atambores é vimos muchos indios en canoas en defen- sa del puerto: antes faltó poco para nos anegar, al passar de la junta del rio en una grand paligada que avia traydo la corriente. É assi contra nuestra voluntad passamos adelante á buscar de comer; é ya que algunos lugares hallamos, estaban despoblados é algada la gente é quema- das las casas por mandado del señor ques dicho: á causa de lo qual nuestras nes- cessidades é hambre siempre se aumen- taban, é nuestras fuercas é brios se yban enflaquesciendo; porque lo poblado era para nosotros despoblado é yermo, pues- to que todavia se hallaba alguna yuca é - axí.en las charcas, que assi llaman allí á Jos cercados de rocas de los heredamien- HISTORIA GENERAL Y NATURAL se nos avia de acabar presto esse poco -mahiz que nos quedaba, caminamos el dia todo lo quel sol é luz nos turaba , re- mando todos quanto nuestra humana fla- quega bastar podia, porque como no te- niamos piloto, ni chripstianos nunca hi- cieron tal camino, ni carta de navegar ovo jamás de tal cosmographia, era nes- cessario repossar , Óá lo menos no cami- nar de noche; pues de dia nos era oculto el viaje que haciamos, de noche pudié- ramos incurrir en más peligros, é fuera falta de prudencia é temeraria hacaña movernos de donde el sol nos dexasse. Un desman grande é no pequeña alte- racion se nos ofresció, é no poca triste- ga causó, en que vimos segund el tiem- po sospechas de nuestra perdicion é dubdosa salvacion corporal de nuestras vidas: hablamos lo que sabemosé lo que vimos testificamos. Acaesció una tarde que nos rancheamos en un pequeño este- ro ó arroyo que concurria en la costa del principal rio de nuestro viaje, por tomar algunos pescadillos, y que dos canoas de las nuestras passaron adelante, é yban en ellas once chripstianos de la com- pañia: los quales, creyendo quel ca- pitan con los demás españoles ybamos adelante, prosiguieron su viaje toda aque- lla noche é otro dia é otro: de manera que en dos dias é dos noches no cessa- ron de andar, é cómo el rio era muy. grande é se partia en muchos bragos, que en partes entraban unos rios y en Otras salian otros é se desunian, sospechóse, é aun los más afirmaban por cosa cierta, que aquellos compañeros se avian de per- der ó morir á manos de indios; é nosotros sin ellos corriamos harto riesgo, assi por hacerse menor la compañia é fuerga nues- _tra, como porque entre aquellos yban - personas. para mucho, -en las cosas de la guerra de los indios. é muy cursados tanta la pases del los sun nt s DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIV. 547 grado que todos lo sentiamos; é assi mu- chos hicieron votos é promessas de ro- merias é limosnas é devociones, é con mucha atencion hacian peticiones á Dios é á su gloriosa Madre sacratíssima , y su- plicando por aquellos compañeros para que no se perdiessen, quiso é tuvo por bien nuestro Padre de misericordia é Sal- vador nuestro que los hallamos á-cabo de dos dias, que se avian detenido por cau- sa de los indios que vieron en canoas por el rio, é certificáronse que no ybamos adelante; é con temor de los indios é no Osar entrar en las poblaciones, se detu- vieron é ovo lugar que los alcangássemos; que no fué poca, sino grandíssima é bue- na ventura para todos, pues assi como los vimos de léxos (é las cosas desseadas siempre traen consigo dubdoso fin hasta ser conseguidas é desechar tal temor), unos creian que no eran ellos, otros de- cian que sí, confiando de su vista. Y al- cancada la verdad, fué extremada el ale- gria de todos despues que llegamos á re- conoscernos; é algunos de goco no po- dian retener las lágrimas. Assi como esta recreacion é consuelo. Ovimos gogado algun tanto, luego el ca- pitan, como prudente é celoso de la sa- lud de todos, mandó tomar puerto para aliviar el cansancio é trabaxo passado; é assi paramos aquel dia temprano, y el si- guiente tambien se passó en conversacion é preguntas, como si oviera un año que nO nos oviéramos visto. Allí mandó el ca- pitan á todos los compañeros que yban en canoas, só graves penas, que no se apar- tassen del barco por espacio ó distancia de un tiro de ballesta, porque no se si- guiesse otro desastre como el passado. Otro dia siguiente llegamos á ciertas rancherias de indios, que se avian des- poblado, > esa | en el qual dormimos aquel cia de nuestra venida, é de temor se avian ydo del pueblo á aquellas ranche- rias, á las quales el capitan mandó yr ciertos compañeros en las canoas para ha- blar é asegurar los iudios. É proveyó que ningun español de aquellos que envió sa- liessen en tierra, ni les hiciessen mal trac- tamiento, sino que con la mejor manera que pudiessen les pidiessen comida, é los llamassen é animassen para que viniessen de paz é seguros á hablar al capitan; é plugo á Dios que assi se higo muy pací- ficamente. De allí truxeron algunas tortu- gas de las muy grandes, que noes cosa de dexar de contemplar, porque está- bamos muy léxos de la una é de la otra parte del Norte é del Sur, donde se sue- len hallar tales pescados; é truxeron assi- mesmo papagayos, que bastó para comer los compañeros aquella noche abastada- mente. El dia siguiente, assi como fué salido el sol, los indios vinieron de paz á ha- blar al capitan; é supimos desta gente que estábamos en tierra de Aparia el grande, é que de allí adelante avia mu- chas poblaciones, é que no estaban los pueblos quemados como hasta allí los aviamos hallado, de la qual causa avia- mos traydo tan grand despoblado. desde los Yrimais, é desde Aparia el menor que aviamos caminado diez é nueve dias, en el qual tiempo passaron los compañeros algunas nescessidades, que no cuento por evitar prolixidad. Dia de Sancta Olalla, aviendo ya pas- sado once días de hebrero despues que partimos del assiento de los clavos, se juntaron dos rios con el rio de nuestra na- vegacion, y eran grandes, en especial el que entró á la mano diestra como venia- mos el agua abaxo: el qual deshacia é señoreaba todo el otro rio, é parescia E nin rca, venia tan 548 ta paligada de árboles é madera seca co- mo traia, que pusiera grandíssimo temor mirarle desde la tierra, quanto más an- dando por él. Estas juntas destos tres rios se ó llama ron las juntas de Sancta Olalla: muchos de los que allí ybamos afirmaban que era el rio de las sierras de Maca; y era tan ancho de banda á banda de ahí adelan- te, que parescia que navegábamos por una amplíssima mar engolphados. Assi como llegamos á las poblaciones de Aparia, á cabo de los diez é nueve dias que tenemos dicho, fuymos costean- do por buenos pueblos, en que hallába- mos mahiz é algun pescado, en especial de tortugas, é algunos guacamayos, que son papagayos de los grandes, que los indios suelen tener por placer en sus casas, Ó para pelarlos é servirse de las plumas; é nosotros queríamoslos para la olla. Esta gente era tan doméstica, que puesto que escondian sus haciendas é mugeres é hijos fuera de los pueblos, ellos venian á rescatar con nosotros é nos traian de comer. Domingo veynte é seys dias de hebre- ro, viniendo nuestro camino por el rio é curso acostumbrado , salieron á nosotros ciertos indios en dos canoas, é nos tru- xeron diez ó doce tortugas muy grandes, en que paresció claramente averlos Dios enviado para remedio de nuestras vidas, porque despues de aver rescebido el res- cate quel capitan les mandó dar por las tortugas, los indios quedaron muy con- tentos, assi de ver la buena paga que se les higo, como de ver con quán buena voluntad los tractamos. É regocijáronse - mucho de ver quel capitan nuestro enten- dia su lengua, que no fué esto poco bien p la mobelenlion. de nuestras vidas HISTORIA GENERAL Y NATURAL tin que hicimos; mas como era Dios ser- vido que tan grand secreto se efettuasse é supiesse, para que se diesse noticia á la Cessárea Magestad de lo que nosotros vimos, é que con tanta dificultad é por tal manera se descubrió, que por otra via ni fuerca ni poder humano era posible, sin poner Dios en ello su mano, Ó quan- do su voluntad fuesse, passando muchos siglos é años se supiesse, assi quiso é- permitió su divina providencia darnos el capitan tan apropóssito é tan hábil, que en verdad paresce que le tenia Dios, Nuestro Señor, guardado para tan grand efetto, porque su industria é afabilidad é diligencia fueron mucha parte de nuestro buen subcesso. El qual con mucha conti- nuacion, despues que passó á estas Ia- dias, siempre procuró de entender las lenguas de los naturales dellas, é higo sus abecedarios para su acuerdo; é dotóle Dios de tan buena memoria é gentil na- tural, y era tan diestro en la interpreta- cion, que non obstante las muchas é di- ferenciadas lenguas que en estas partes hay, aunque no entera ni tan perfetta- mente entendiesse á todos los indios, co- mo él desseaba, siempre por la conti- nuacion que en esto tuvo, dándose á tal exercicio, era en fin entendido y enten- dia assaz convinientemente para lo que hacia á nuestro caso. Bien conozco que he tomado materia enlre manos que requiere más reposso é habilidad de la que en mí hay para es- crebir estas cosas tan al proprio é por tal estilo que á los de mediano entendimien- to plegan, é á los altos juigios é doctos varones no desagraden; pero como dige Tullio: «Las cosas grandes con estilo ele- gante, es juguete de niños; poder expli- carlas llana é claramente, es officio de va- ron sabio que entiende». Mas como dige la Sag rada Escriptura, é los cathólicos «Solo es Dios ies dá DE INDIAS. LIB. Este nuestro capitan, viendo quel rio se hacia dos bracos, preguntó á aquellos indios que venian en las canoas por quál de los dos bracos yriamos, y ellos res- pondieron en su lengua é dixeron:— «Se- guid por donde nosotros fuéremos». É cómo el capitan los entendió, mandó que fuéssemos la via que los indios llevaban; é assi fuymos por el un brago del rio, del qual estábamos bien desviados, é á no venir estas guias nos fuéramos por la madre del rio é nos passaramos adelan- te del assiento en que estaba el cacique é señor de toda aquella tierra, lo qual no - podia ser sin mucho riesgo de nuestras vidas. En fin, fuymos en seguimiento de los indios ques dicho de las dos canoas hasta llegar á la poblacion grande, don- de hallamos aquel señor ó príncipe con muchos indios; los quales , assi como vie- ron que ybamos hácia donde ellos esta- ban, encontinente todos se embarcaron en sus canoas, é se pusieron en manera - de hombres de guerra; y el capitan Fran- eisco de Orellana mandó assimesmo que los chripstianos estoviessen sobre aviso con las armas en las manos é aparejadas las ballestas é arcabuces, si la cosa lle- gasse á rompimiento, pues los indios mos- traban que querian acometernos. É assi con buena órden tomamos el puerto del pueblo sin otro peligro, y el capitan é nuestros saltaron en tierra; é los indios, viendo nuestra audacia, maravillados, se allegaron más gerca, y el capitan les co- mencó á hablar en su lengua, é les dixo que saliessen en tierra é no toviessen te- mor alguno, y ellos assi lo hicieron, mos- tando en su semblante que les placia con nuestra venida. Y sacaron luego de sus canoas mucha cantidad de comida, assi L. CAP. XXIV. 549 que un par de las de Castilla, é no de menos buen sabor. El capitan Francisco de Orellana, vien- do el buen comedimiento de los indios, les hico un raconamiento, dándoles á en- tender que éramos chripstianos é adorá- bamos é creemos en un Dios solo é ver- dadero, que crió el cielo é la tierra, é que somos vassallos del Emperador de los chripstianos, grand Rey de España, llamado don Cárlos, nuestro señor, cuyo es el imperio é señorio que todos los in- dios habitan, é otros muchos é grandes señorios é reynos, é por su mandado an- dábamos mirando aquella tierra para le dar racon de lo que aviamos visto en ella. Todo esto parescia que con mucha aten- cion é sabor escuchaban é ponian en la mente en quanto se les decia, é despues quel capitan calló parescia que los oyen- tes quedaban contentos; y estando todos en silencio, aquel su principe preguntó al capitan que quién éramos, ó mostrando - que no avia enteramente entendido lo que se le avia dicho, ó queriendo ser mejor informado de lo que se le decia; é quiso saber que adónde ybamos, por ver si el capitan discrepaba de lo dicho: el qual le replicó lo mesmo que ya le avia dado á entender, é le dixo demás desso, que éramos hijos del sol, é que ybamos el rio abaxo, que era nuestro cammo. Esta nueva les plugo mucho oyrla y es- pantáronse mucho los indios, mostrando - grand alegria, teniéndonos por sanctos ó personas celestiales, porque todas aque- llas gentes adoraban é tienen por su dios al sol, quellos Jlaman Chisse; é de ahí adelante ninguna cosa pon á quantas el capitan les pedia. | - Fecho esto, despidió á los indios, dán- doles muchas cosas de rescate, y ellos con mucho plager se entraron en sus ca- e — noas, 6 con muy grande grita se aparta- ron é pusieron en lo ancho del rio é dexa- pa ado, adon- 550 de nos apossentamos. Cómo el capitan vi- do el buen aparejo é dispusicion de la tierra é la buena voluntad que los indios nos mostraron, determinó de hacer otro bergantin, é púsose luego por obra, é hallóse entre nosotros un entallador: el qual, aunque su offigio era apartado de la carpinteria de ribera, supo dar órden é forma para quel bergantin se hiciesse. Y assi el capitan proveyó en repartir por los compañeros las quadernas é tablacos é maderas que se avian de cortar é traer por sus quadrillas , é otros ordenó que hi- ciessen carbon, é á otros que armassen la fragua que un ingenioso compañero avia fecho, sin ser herrero. Mas todo ello se hacia con mucho trabaxo, porque en- tre nosotros no avia herreros ni oficiales para la labor que se avia de hacer, ni los compañeros eran acostumbrados á se- mejantes exercicios; pero non obstante essas dificultades, Nuestro Señor daba á todos ingenio para lo que era nesgessa- rio, é se animaban é trabaxaban con grand voluntad viendo que lo hagian pa- ra salvar las vidas de todos. É si de allí saliéramos con las canoas, dando como despues dimos en gente de guerra, ni nos pudiéramos defender ni salir del rio en salvamento; é assi paresció claramen- te que Dios alumbró al capitan para que en este pueblo ques dicho se hiciesse el bergantin, porque adelante no avia dis- pusicion ni lugar, ni oviera tiempo para hacerle, assi por falta de comida como - de madera é assiento á nuestro propóssi- to, como era este; porque los indios ve- -nian todos los dias del mundo é nos traian de comer, assi manaties é tortugas como - Otros pescados, por el rescate quel capi- _tan les daba. De manera que en el tiem- ( ES po que. allí nos. detuvimos no nos Set = HISTORIA GENERAL Y NATURAL porque los unos é los otros desseaban ver el fin destos trabaxos é llegar adonde descansássemos. Con todo nuestro trabaxo avia otro muy importuno, que la dispusicion del lugar en que estábamos nos causaba, y era que por horas cada uno de los que se ocupaban en la labor, para que la pu- diesse hager convenia que otro compañe- ro, é auná veces dos, le quitassen los mosquitos con unos aventadores de plu- ma que los indios nos daban; porque eran tantos, é tan importunos é malos, que no nos podiamos de otra manera valer ni defender de tal plaga sin aquellos mosca- dores: ni aun comer no podia un hom- bre, sin que otro le aventasse los mos- quitos, ni hacer otra obra fuera de los pabellones é toldos que cada uno avia hecho de las mantas de algodon que te- niamos para poder dormir. Tanta era la moltitud de los mosquitos, grandes é pe- queños, assi de noche como de dia, de que éramos perseguidos, como se escri- be de las plagas de Egipto. É no quiso nuestro Dios faltarnos, pues quel official é nuevo maestro de la obra se dió tan buena maña con los que le ayudaron, que se higo un muy buen bergantin para salir á la mar é para navegar por el rio, muy mejor quel barco que traiamos, el qual el mesmo official avia hecho. pe En este mesmo assiento passamos la quaresma toda, donde se confessaron to- dos los compañeros con los dos religiosos. que allí estábamos; é yo prediqué todos los domingos é fiestas y el Mandato é la Passion é Resurrecion lo mejor que Dios, Nuestro Señor, quiso darme á entender. Y mediante su auxilio divino, procuré de animar y esforcar lo que yo pude aque- llos hermanos é compañeros, acordándo- les que eran chripstianos y españoles, é tan mucho á. Dios é al Enprese: DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIV. trabaxos pressentes é por venir hasta sa- lir con este nuevo descubrimiento, de- más de ser esto lo que á sus personas é vidas convenia. Y assi á este propóssito dixe lo que más me paresció, cumplien- do con mi officio é hábito, é aun porque tambien me yba la vida en el buen sub- gesso de nuestra peregrinacion , como á los que me oian. Tambien prediqué el domingo de Quas- simodo, é puedo testificar con verdad que assi el capitan como los compañeros tenian tanta elevacion de espíritu é sanc- tidad de devocion en Jesu Chripsto, Re- demptor Nuestro, é su sagrada fée, que se mostró bien por Nuestro Señor que era su voluntad de nos socorrer. É assi el capitan me mandaba é rogaba que les predicasse, é todos entendian en sus de- -Vogiones con mucho hervor de fée, como personas que lo avian bien menester, pi- diendo á Dios misericordia. Tardóse en la obra deste bergantin y €n adobar el barco que traiamos quaren- ta é un dia de labor, dexando los domin- gos é fiestas y el jueves é viernes sancto é la pasqua, que no trabaxaron los com- pañeros; entre los quales avia muchos que nunca en su vida tomaron segur en la mano para cortar con ella, é dábanse buena maña á todo lo que les mandaban. Era cosa maravillosa ver con quánta voluntad los indios venian á nos traer de Comer é algodon é brea de betum de ár- boles para calafatear estos navios; é ten- 80 por cosa notable que en los domingos é fiestas y en la pasqua truxeron más en “abundancia la comida, que parescia que toda la vida avian servido á chripstianos. Assi cómo se dió conclusion á la obra é aparejo destos navios, por no nos de- 3% en este assiento, acordó el capitan Frangisco de Orellana, avido su consejo 3 los que se debia tomar, que conve- q Proseguir el viaje; é higo alférez á un 551 esfuerco, llamado Alonso de Robles: el qual, despues que llegamos á tierra de gente belicosa, saltaba en tierra con al- gunos compañeros, cada vez quel capi- tan se lo mandaba, á buscar de comer para todos, y el capitan quedaba á guar- dar los bergantines: los quales eran en este viaje todo nuestro bien, despues de A | Partimos del assiento é pueblo de Apa- ria con los bergantines, víspera del eyan- gelista Sanct Marcos, veynte é quatro dias del mes de abril del año sobredicho de mill é quinientos é quarenta y dos, é vinimos por las poblaciones de aquel se- ñorio de Aparia sin hallar indios de guer- ra: antes el mesmo cacique vino á hablar- nos é á traer de comer el dia de Sanct Marcos, que holgamos en un pueblo su- yO. Y el capitan le higo muy buen trac- tamiento é le dió chaquira, € á todos los más de los indios que con él vinieron, porque el intento é desseo de nuestro ca- pitan era procurar, si posible fuesse, que quedasse en aquella gente bárbara un buen respecto é grado de avernos conos- cido é no descontentamiento alguno, por- - que desto serian servidos Dios é nuestro Rey é señor, para que adelante, quando á Su Cessárea Magestad pluguiesse, con más facilidad nuestra Sagrada Escriptura é féc sagrada é la bandera de Castilla con más oportunidad sepa la tierra, é la ha- llen más doméstica para pacificalla é la poner en la obidiencia que á su real ser- vicio conviniere; porque junto con hacer- se en ello con buen tiento é claridad lo que convenia, era assimesmo para Con- servarnos nescessario el buen traciamien- to que se higiesse á los indios para poder passar adelante, é no era bien que se usasse del remedio de las armas sinO nO se pudiendo excusar la defensa propria. Desta causa, aunque hallábamos los pue- blos despoblados, viendo los indios el | buen tractamiento que se les hagia, en 552 toda la provincia é tierra de Aparia nos proveyeron de mantenimientos é comida de manaties é pescados, por nuestro res- cale. Desde á pocos dias dexaron los indios de rescatar , y en esto conoscimos que es- tábamos fuera del señorio é poblacion del cacique Aparia; é temiendo el capitan de lo que podia intervenir, los bergantines con más priessa de la que antes solian. Y un dia de mañana que aviamos partido de un pueblo pequeño, salieron á nosotros, á medio rio, unos in- dios en una canoa, é llegaron cerca del bergantin donde venia nuestro capitan, é uno dellos entró dentro; é creyendo que nos guiara á lo poblado, el capitan le mandó llevar para guia; é á cabo de cinco dias, viendo que aquel indio no sabia la tierra, é que se nos quedaban pueblos á la banda del rio, le mandó sol- tar é darle una canoa, en que se volvies- se á su tierra. De allí adelante passamos más traba- xoso camino é más despoblado que pri- mero, á causa de las avenidas del agua, porque el rio yba de monte á monte é apenas se hallaba assiento enjuto para dormir, porque yba el rio fuera de ma- dre é bañábalo todo: é desta causa nos era forcado dormir en los bergantines atados á los árboles de la costa, é tam- bien nos fatigaban los mosquitos é la fal- ta de la comida: que no tomaban los compañeros algunos pescadillos para Co- mer, como solian en los otros despobla- dos. É viniendo assi caminando, un dia, á medio dia, llegamos á un assiento alto que parescia aver seydo poblado en otro - tiempo, é mostraba el rio aver dispusi- - cion para pescar; é paramos allí dia de Sanet Johan Ante portam latinam, ques al seys dias « de 08 pc estaba en un árbol, mandó caminar HISTORIA GENERAL Y NATURAL nero que ya está nombrado , llamado Me- xia, con su ballesta tiró á una yvana que cerca del rio, é sal- tóle la nuez fuera de la caxa de la ba- llesta é cayó en el rio é tragósela un pez; y estando essa mesma tarde descuyda- dos de poder cobrar la nuez, é aun muy pessante toda la compañia porque que- daba una ballesta perdida, un compañe- ro echó un anguelo al rio é pescó el mes- mo pez, que tenia en el vientre la mes- ma nuez ques dicho. Assi se reparó la ballesta, que fué bien menester adelan- te; porque, despues de Dios, las balles- tas nos dieron las vidas. s Cumplidos doce dias del mes de mayo de mill é quinientos é quarenta y dos años, llegamos á las poblaciones de la provincia de Machiparo, de la qual traia- mos noticia desde Aparia el grande; é tambien veniamos informados de otro se- ñorio que se dice Homaga, que confina con la tierra deste Machiparo. Aqui nos salieron á ofender muchos in- dios de guerra con sus canoas equipa- das y empavessadas. Fué tan improviso, que nos tomaron á tiempo que los arca- buceros traian la pólvora»húmeda, é no nos pudimos aprovechar dellos para nues- tra defensa; pero las ballestas suplieron esta nescessidad, de tal manera que hi- cieron apartar los indios, é nos dieron lugar para tomar puerto en el próximo pueblo, puesto que primero se defendie- ron media hora, assi por el agua como por la tierra , hasta que cayeron cinco ó seys indios heridos de las saetas: é tam- bien ayudó un arcabuz, que traia un compañero vizcayno. Tomado el puerto, los indios se retru- | xeron á lo largo ó ancho del rio; é cómo traiamos nescessidad de bastimento para comer, mandó el capitan al alférez que e: fuese con ciertos compañeros é corries- :24ui 36 os, 6 se hallaron ¡sieron en. di Jen DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIV. sa, de los quales los compañeros mataron á algunos é hirieron á muchos, é fueron vencedores los nuestros; é truxeron mu- cho pescado é algunas tortugas, é dixe- ron al capitan cómo estaba el pueblo en- tero, é que los indios no avian alcado la comida, é que avia más de mill tortugas en corrales é pocos de agua. Luego el ca- pitan Francisco de Orellana mandó yr á un capitan con ciertos compañeros é que recogiesse toda la más comida que se pu- diesse aver, porque pensaba descansar allí cinco ó seys dias para rehacer la gen- te de los trabaxos passados. Quando fueron estos españoles, halla- ron que los indios se avian hecho fuertes, é defendiendo la comida, pelearon con los nuestros, y ellos con los agresores in- dios, é higiéronlos retraer por dos veces; é viendo que se tornaban á rehacer, aun- que avian herido é muerto á algunos de los indios, no hacian caso dello, antes mostraban mucho ánimo ; mas porque es- taban heridos quatro ó cinco de los com- pañeros, y en especial uno (que murió desde á ocho dias) fué forcado que aque- llos españoles se retruxessen hácia don- de estaba el capitan Francisco de Orella-- na en otro pueblo, passando una quebra- da. En este tiempo é sagon que los indios dieron en los diez compañeros, tambien dieron de la otra parte de la poblacion en el capitan y en los que con él estábamos descuydados, á causa de andar fuera los dichos diez compañeros, pensando que teniamos seguras las espaldas , é que los indios no nos acometerian por dos par- tes: desta causa algunos se avian desar- mado, é no es de maravillar, segund los trabaxos é continuas fatigas que aviamos padescido remando, é quassi ayunando por la hambre en el despoblado, é con malas nos molestados de los mos- demis pa a conc capitan apossen- : TOMO. lv. 553 tados, sin que fuessen sentidos é sin ha- llar resistencia alguna. Solamente lo sin- tió un compañero, el qual dió alarma é se puso solo delante de todos los indios, resistiéndolos é rescibiendo muchos va- racos que le tiraban; é cubierto con su rodela é con su espada en la mano, peleó con ánimo valiente, é por no tener otras armas, le hirieron de un varaco, é si pres- to no fuera socorrido, lo mataran; porque los indios eran muchos é muy bien arma- dos, é de armas extrañas é antes nunca vistas de los chripstianos, porque venian cubiertos desde los piés hasta la cabeca de pavessinas de cuero de manalies, y eran tales que una ballesta no las pas- saba. Assi como aquel español fué socorri- do, arremetieron los nuestros con tanto denuedo á los enemigos, que mataron é hirieron muchos dellos, é hicieron retraer á los demás en sus canoas é se desviaron é pusieron en lo ancho del rio con su da- ño, puesto que aquesto no se higo sin san- gre de los españoles, porque quedaron mal heridos seys compañeros, unos pas- sados de los bracos é otros las piernas, sin otras heridas leves é no tan peligrosas que otros sacaron deste recuentro. Quiso Dios hacernos merced que aquellos indios no tenian hierba pongoñosa; porque si la tovieran, avrian hecho tanto daño en nos- otros que quedáramos bien diezmados é aun quintados en este primero trange de armas que con esta gente ovimos: el qual fué aviso que quiso Nuestro Señor que experimentássemos para despertarnos, por lo qual le debemos dar infinitas en cias. Este mesmo dia envió a cápita un caudillo con ciertos compañeros para que tomassen un passo de una quebrada de un monte de los indios, desde donde más daban grita, muy cerca de donde está- bamos. apossentados: é fueron nuestros | spa les resistidos, retesids macia a cayno arcabucgero, buen soldado; é por esto el caudillo envió á pedir más gente, porque los indios eran muchos y estaban hechos fuertes. Pero como el capitan era prudente, envió á mandar al caudillo que se retruxesse, porque no estaban á tiem- po de poner á riesgo la vida de ningun español, ni convenia; ni tampoco él ni es- sos chripstianos yban á conquistar la tier- ra, ni su intencion era, pues Dios le avia traydo por este rio abaxo, sino descu- brir aquellas provincias tan ocultas á los chripstianos, para que en su tiempo, quando la voluntad divina lo dispensasse, pudiesse enviar el Emperador, nuestro señor, á quien servido fuesse, á conquis- tar é pacificar aquellas gentes bárbaras. É assi aquel dia, despues de recogidos los nuestros, el capitan hico á todos un parlamento breve, desta manera: «Señores, hermanos, amigos é com- pañeros mios: mucha confianca tengo en - Dios y en su gloriosa Madre , é vosotros la podeys tener, que mediante la buena ventura del Emperador Rey, nuestro se- ñor , nuestra navegacion se ha de acabar en salvamento; é para que esto assi sea, no nos convienen pausas ni detenernos, sino con diligencia proseguir la carrera, pues nuestro intento es servir á nuestro príncipe, pues claramente vemos que en su dicha (sin venir á ver ni buscar estas nuevas regiones, ni los trabaxos passa- dos ni pressentes ni los que se esperan) - tenia Dios guardado á vosotros é á mí pa- ra esta expiriencia de nuestras perso- - has, pues salimos del real del capitan SS Gongalo Pigarro con otra intencion, é pa- ra tornar á él presto. Assi que, notoria- mente. nos enseña Dios ques servido que des mos é. Sigamos. el viaje en que HISTORIA GENERAL Y NATURAL parte os digo que la propria salud mia no tengo en tanto quanto la del menor de los que aqui os hallays conmigo: é assi conviene que en buena conformidad é amor cada uno de vosotros pretenda que la vida de uno es la de todos, é la de to- dos la de qualquiera particular; é que en tanto que pudiéremos salir adelante é sin batalla ni recurso de las armas, se haga; é quando la nescessidad pida otra cosa é no se puedaexcusar la guerra, cada uno haga lo que debe, como creo é sé cier- toque lo aveys de hacer, é soys obliga- dos, para que permita Dios, viendo nues- tra buena intencion, que mediante su gra- cia, sirviéndole á él acertemos á servir al Emperador, nuestro señor, é á honrar á la nascion é á nuestras personas en es- te descubrimiento tan famoso que hage- mos, é podamos dar relacion de lo visto é de lo que nos queda desde aqui ade- lante, hasta que por la divina misericor- dia lleguemos en salvamento á tierra de chripstianos, é podamos dar noticia de una navegacion tan incógnita, tan nueva, tan grande é tan digna de memoria de los hombres de aquestos tiempos é de los venideros, é que tan utilíssima espera ser á la corona real de Castilla, para que nuestro Rey nos haga mercedes y en su tiempo llegue el galardon de nuestros tra- baxos, é para que siempre quede escrip- to en la memoria de los que hoy viven, é de los que nascerán, un blasson cierto, un acuerdo inmortal de vosotros é de mi. Aparejaos, señores, porque mi deter- minacion es de partir de aqui, é ca- - da uno embarque la comida que tiene, pues tenemos por abogados á la Ma- dre de Jesu Chripsto, Nuestro Salvador, é al glorioso Apóstol Sanctiago, patron - é amparo de ESpaEs é de los españo - el oapitan Francisco de Ore- A -DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIV. aqui escripta, todos los compañeros, con mucho grado é de buen ánimo é conten- tamiento, pusieron por obra la continua- cion de nuestro camino, prosiguiendo aquel grandíssimo rio, seyendo solo Dios el piloto. É poniéndose el sol, salimos de aquel assiento; é apenas nos aviamos des- viado de la costa é salido á lo largo del rio, quando los indios vinieron sobre nos- otros con grandes alharidos é gritas é con muchas trompetas é atambores, é con banderas tendidas, é tirando muchas varas con estoricas ó amientos á los ber- gantines contra nosotros, de tal manera, que fué nescessario á nuestros españoles defenderse; é con los arcabuces é balles- tas hicieron arredrar aquel bárbaro é im- petuoso coraje que los indios traian, ha- ciendo daño en ellos. É fué tal, que los infieles libraron mal de su atrevimiento - sin escarmentarse, pues por esso no de- xaron de seguirnos de allí adelante, aun- que algo arredrados de miedo de los ar- cabuces é ballestas. : Aqui paresció bien ser providencia di- vinal averse hallado la nuez de la balles- ta en el vientre del pescado que se dixo de susso, para que con ella é las demás se supliesse nuestra nescessidad é las que en este viaje tovimos de las ballestas; porque si no las oviera para nuestra de- fensa, los indios eran muy bastantes por cl agua é por la tierra para avernos muerto muchas veces á todos nosotros aunque más fuéramos. Assi que, nos fue- ron siguiendo estos indios de Machiparo dos dias é dos noches, dándonos caca con muchas gritas é yoces é con una flo- ta Ó armada de más de cient canoas, é no nos dexaron de seguir hasta nos echar de sus poblaciones, que á nuestro pares- cer eran 20 es PoSiaMia leguas de- -po- 359 ra que lo juzgábamos por epa de he- chiceria. No se pudieron contar todos los pue- blos desta provincia de Machiparo, por- que los que passábamos de noche no se podian ver todos, é porque en la verdad ybamos huyendo; pero todo era tierra alta, una loma de muy buena dispusicion de tierra en la costa. La tierra adentro no se pudo ver lo que avia: de allí adelan- te siempre hallamos la tierra de guerra. No cuento aqui hechos particulares de algunos compañeros, de los quales an- tes desto no se hacia mucha cuenta de sus personas, é despues acá. son tenidos por muy valientes hombres, porque como quier que no les importaba menos que la vida, cada uno procuraba señalarse é cuydar con la nescessidad al coracon, ha- ciendo lo que hombres de bien é vetera - nos y escogidos mílites pudieran hacer. Despues que nos dexaron de dar caga aquellos de Machiparo, caminamos nue- ve ó diez leguas hasta un pueblo que es- -taba en un alto, el qual creimos ser fron- tera de las poblaciones 6 señorio de Ho- magua. Allí esperaron los indios sobre la barranca del rio con sus varas y estori- cas, 6 algunos traian- pavesses de palo; y el capitan Frangisco de Orellan: ya mandó que se tomasse aquel puerto , porque avia nescessidad de mantenimientos, que se nos avian quassi acabado. Y porque nos desocupassen la entrada, tiráronseles algunos tirus de arcabuges é ballestas des- de los bergantines, é hirieron á algunos indios, é assi ellos nos dieron Jugar para quel alférez saltasse en tierra é fuesse en seguimiento de los indios hasta echarlos de las poblaciones. Y en este pueblo dor- mimos dos noches por hacer matalotage de vizcochos é assar algunas tortugas que traiamos de Machiparo, porque el capi- E tan decia que aviamos de caminar con to- : E da la priessa que posible | fuesse. 104 a... .. vizcocho, ye. , 2% 536 te vizcocho parescerá novedad á los que no lo saben ó vieron qué cosa es, no se- yendo de harina de trigo, es de saber que los indios tenian allí muchas tortas grandes de cacabí vizcochado, é tambien de mahiz é yuca mezclado, ques buen - pan. Volviendo á la historia, digo quel do- mingo despues de la Ascension de Nues- tro Redemptor Jesu Chripsto, estando mu- cha gente, como dicho es, haciendo su matalotage, vinieron los indios en canoas sobre nuestros bergantines, que estaban en el puerto, é arrojaron dentro muchas varas, é pusieron en mucho aprieto á al- gunos compañeros, que se hallaron den- tro. Mas los ballesteros acudieron luego é mataron á algunos indios, é dábanles tanta priessa con las sactas, que tovieron por bien de huyr é dexarnos hacer nues- tro matalotage. Allí estovimos tres dias. Martes diez é seys dias de marco del año ya dicho, salimos deste pueblo, é siempre fuymos caminando á vista de po- blado de una banda é otra del rio. Quan- do el capitan via que teniamos nescessi- dad de bastimento, hacia saltar en tier- ra en algun pueblo pequeño, donde me- nos resistencia Oviesse, para tomar de comer. Plugo á Dios que non obstante nuestro desasosiego é fortunas é falta de refrigerio convalescieron todos los heri- dos, é no murió otro de quantos hirieron en Machiparo sino un compañero, llama- do Pedro de Hempudia, por la mala re- gla é desórden quél tuvo. Hallamos en un pueblo que estaba en un alto, donde quisimos tomar comida para la pasqua del Espíritu Sancto, mu- cha loga, muy bien labrada, de divers- sas pinturas é vidriada, assi de tinaxas como de otras muchas vassijas. Este pue- blo se llamó entre. nosotros. de la Loga, erdad HISTORIA GENERAL Y NATURAL nas tiraderas ó estoricas lo vimos engas- tado é guarnescidas dello. Allí se halló una hacha de cobre, como las que los in- dios usan en el Perú. 3 Halláronse en un galpon ó casa prin- cipal dos ydolos grandes, de estatura de gigantes, texidos de palma, é tenian ore- jones como los yngas del Cuzco. No osa- mos dormir allí, porque avia muchos ca- minos reales é muy anchos que entraban la tierra adentro, que denotaban ser aquel pueblo frecuentado y estar en esta comar- ca, Ó cerca de allí, muchas poblaciones é gente. Ássi nos fuymos á dormir á la mon- taña é boscage, dexando guarda convi- niente en los navios é desviados de tierra. En este puerto se tomó comida para has- ta otro, donde el capitan mandó tomar puerto. Aqui esperó la gente de la tierra, assi las mugeres como los hijos, que no hu- yeron ni defendieron el puerto, como lo avian hecho los del pueblo de la Loca: en este assiento se tomaron algunas in- dias para que hiciessen pan á los compa- heros, é algunos muchachos para len- guas; é por ser la gente deste pueblo tan doméstica, se lao el pueblo de los Bo- bos. Partimos de allí é o siempre pas- sando muy mejores poblaciones, é pas- samos un rio que entraba en el que na- vegábamos , á la mano derecha como ve- niamos: el qual á la entrada estaba muy poblado de pueblos de muy linda vista é frescos, de fructales assi como de gua- yavos é guanavanas é habones é de otros géneros. Y no quiso el capitan que allí parássemos, por la mucha gente de los indios que se vian. De allí salieron muchas canoas que á trecho algo apartadas de nosotros nos se- - guian por el rio, dándonos grita como de - Personas que pensaban ellos que no los ua del Espíritu Saneto DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIV. passamos á vista de un pueblo que te- nia muchos desembarcaderos é mucha arboleda de fructales é más de quinientas casas, é mostrábase mucha gente repar- tida por los embarcaderos en defensa del puerto é pueblo, é púsosele nombre Pue- blo-vigioso; é no quiso el capitan que pa- rássemos en él, porque no pudiera ser sino con mucho riesgo de sangre. Este dia, veynte é nueve dias de ma- yo, hico el capitan tomar puerto en un pueblo pequeño, sin aver resistencia al- guna de los indios, é desde allí adelante vimos muestras de savanas, porque los buhios eran cubiertos de paja de sava- nas. Y creyóse que la debian de traer de la tierra adentro, á la qual entraban mu- chos caminos, que debian yr á los otros pueblos desviados del rio dentro en tier- ra; é no se determinó nuestro capitan de enviar á descobrir la tierra adentro por la gente que traia, que aun no eran cin- qúienta compañeros, porque á la verdad los españoles que allí estaban, no eran parte para ello con los indios, é si se di- vidieran los nuestros, presto fuéramos to- talmente perdidos. Cada dia, á lo que podiamos. entender, viamos mejoria en la dispusigion de la tierra, despues que llegamos á Machipa- ro, é nunca más tovimos despoblado: antes hallamos alguna sal é carne de pa- tos é de papagayos de los indios. Sábado, vigilia de la Sanctíssima Tri- nidad, el capitan mandó tomar puerto en otro pueblo para buscar de comer, é aun- que los indios se pusieron en defensa, á pesar é con daño suyo se tomó. Allí se hallaron algunas gallinas de las de Casti- lla, en que se conosció aver llegado chripstianos á este rio, puesto que no sa- biamos que rio fuesse. Este mesmo dia, salidos de als é pro- 557 mos, el agua negra ó muy turbia, como de ciénegas ó laguna, é por esto le lla- mamos Rio Negro: el qual corria tanto é con tanta velocidad, que en más de diez leguas se diferenciaba la una agua de la otra, porque aquella por donde nosotros veniamos era bermeja, á causa de las muchas avenidas. Este dia vimos otros pueblos no muy grandes. El dia siguiente de la Trinidad holgó el capitan é todos en unas pesquerias de indios de un pueblo, que estaba en una loma. Hallamos mucho pescado, lo qual fué socorro é grande recreacion á los es- pañoles, porque avia dias que no avia- mos topado tal possada. Este pueblo es- - taba en un alto apartado del rio, como en frontera de otra gente que les daba guer- ra, porque estaba muy fortificado é cer- rado de una palicada de maderos grues- sos; é al tiempo que se tomó este pueblo, los indios lo quisieron defender, é-se hi- cieron fuertes dentro de aquella gerca é comencgaron á pelear, y como era gran- de la nescessidad que avia de tomar de comer, los españoles aparejaron las ma- nos é arremetieron como denodados leo- nes á buscar el cebo é ganar la cerca, é tomóse el pueblo é bastesciéronse as co- mida para suplir su nescessidad. Lunes, cinco dias de junio, islimos del pueblo ques dicho , passando siempre por. muy grandes poblaciones é provin- cias, é proveyéndonos de comida lo me- jor que se podia hacer, quando nos falta- ba. Y este dia tomamos puerto en un pue- blo, donde se halló en una plaga en un oratorio del sol, figurado de relieve, un tablon grande de diez piés en redondo é de una pieca todo, de que podrá congec- turar el letor quán grande árbol debiera ser aquel, de donde se sacó tal pieca. Aquella labor que estaba en aquel tablon, era como es dicho relevada, é mostraba nies- una torre de cubo redonda con dos puer- As E E tas, y en cada puerta dos columnas, é á 398 los lados de la torre estaban dos leones de feroges aspectos, que miraban hácia atrás, como recatándose. Los quales te- nian con los bracos é uñas toda la obra que allí estaba esculpida de medio relieve, en medio de la qual avia una rueda con un agujero, por donde echaban chicha ofrescida al sol, ques el vino que aque- lla gente bebe, y el sol es á quien ado- ran por su dios: la qual chicha por de- baxo de aquella tabla se hacia é vertia por el suelo. Finalmente, el edeficio era mucho de ver é indicio de las grandes cibdades que hay en la tierra adentro: assi lo daban á entender todos los indios. En esta mesma placa estaba una casa so- bre sí exenta é grande del sol, adonde los indios hacen sus cerimonias é ritos. Alí se hallaron muchas vestiduras de plu- mas de diverssos colores, assentadas é texidas sobre alzodon é muy gentiles, las quales se visten los indios para celebrar sus fiestas é baylar, quando allí se jun- tan por alguna festividad 6 regocijo, de- lante de sus ydolos. Á la redonda del ta- blon ques dicho ofrescian los indios sus sacrificios con su condenada devocion. En otro pueblo muy grande, de una legua de longitud continuada de casas y edeficios , los indios nos defendieron muy osadamente el puerto, y esperaron como valientes hombres; é turó la batalla quas- si la mitad del tiempo de un quarto de hora, antes que nuestros españoles pu- diessen saltar en tierra, é sin dubda hi- -cieran mucho daño en nosotros, si no fue- ra por las ballestas é arcabuces, que los hicieron arredrar para que los chripstia- a E nos pudiessen salir del agua. Allí se halló 10 mabiz é algunas gallinas. Partidos desta grand e 2... 2 HISTORIA GENERAL Y NATURAL ribaban muchos indios, porque eran mu- cha moltitud, é hacian grand pared é ti- rábanles como á terrero. Y como no es: taban acostumbrados al olor ni sabor ni sonido de los arcabuces ni ballestas , es- peraban más de lo que les convenia en la manera ques dicha; pero por la innume- rable gente que viamos, passamos de lar- go, dexándoles la informacion ques di- cha de nosotros, puesto que en la ver- dad no nos convino parar allí. Y á esta causa, discurriendo por nuestro rio, pas- samos por otros pueblos tan poderosos, que no nos atrevimos á detenernos en ellos: los quales están á la mano sinies- tra del rio abaxo, como veniamos, sobre una loma bien alta, desde la qual los in- dios nos daban grita é nos desafiaban. Miércoles, víspera de Corpus Chripstt, que se contaron siete dias del mes de ju- nio, el capitan mandó tomar puerto en una poblacion pequeña, que estaba en la mesma loma sobre la barranca del rio, é assi se hico con resistencia alguna; é allí se halló mucho pescado en cantidad, as- sado en barbacoas ó parrillas tanto dello que se pudieran cargar los bergantines de pescado. Y por ser el pueblo peque- ño, viendo que la gente dél no fuera pa- ra nos molestar ni dar guerra, todos los compañeros pidieron por merced al capi- tan Francisco de Orellana que holgasse en aquel pueblo la fiesta de Corpus Chrips- ti; é aunque contra su voluntad, que no queria sino yr adelante á la montaña é boscage á dormir, por nuestra seguridad, ovo de concederlo por complacer á Jos que se lo rogábamos, é durmió aquella noche en el pueblo. É assi cómo el so] se ponia, vinieron los indios á dar en nos- otros, estando cenando el capitan é los compañeros; Ss assi co6S fueron sen- DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIV. ron al agua, porque no les dieron lugar para entrar en las canoas; é por esto se creyó que por ser pocos los indios, no 0sa- ron revolver sobre nosotros. Passado es- to, se echaron á dormir los nuestros; pe- ro no sin poner velas, como se acostum- bra en tales tiempos: é á prima noche, en el quarto de la primera guarda, die- ron muchos indios sobre nosotros por dos partes, y echaron muchas varas sobre los toldos é pabellones nuestros, é hirieron á dos españoles. Estos indios eran de otros pueblos ve- cinos ó cercanos á aquel en que estába- bamos; y en dando alarma las velas, sa- lieron los compañeros á los indios, é die- ron en ellos con mucho esfuergo é pusié- ronlos en huyda; é como sabian mejor la tierra que los españoles, escapáronse á su salvo. De forma que aunque se siguió el alcance, no se tomó más de un indio, al qual con aquella furia le hirió un com- pañero, de tal manera que no ovo me- nester más que una sola cuchillada; é assi le dexaron yr trás los indios para les po- ner más temor, porque yba abierto por las espaldas. Aquella noche higo poner el capitan ciertos chripstianos en una celada - metidos en el monte, é cerca del camino por donde aquellos indios avian venido, creyendo que volverian con mucha más gente; é los más compañeros ni el capi- tan no durmieron en toda la noche, por estar aparejados é prestos para lo que subcediera. Assi que, nuestro desseo de descansar allí se nos tornó al revés, y el descanso que pensamos hallar ó tener en aquel apossento se convirtió en temerosa vigilancia; porque la tierra toda es muy poblada , y era de sospechar que viendo los enemigos el poco número de los chrips- tianos, ya Les se -ayian. atrevido con po- | dos muchos, pes 359 gar con la horca á algunos indios que en aquel pueblo se tomaron, porque se tuvo por cierto que por su aviso y espia avien venido los otros, que pensaron matarnos durmiendo; é higo quemar todas las ca- sas de aquel pueblo, al qual aviamos in- titulado con mucho placer, assi como allí. llegamos, el pueblo de Corpus Chripst:. Assi como otro dia siguiente amanes- ció, despues desta guacábara ó nocturna batalla, el capitan se partió con los ber- gantines; 6 á medio dia tomamos puerto en el arcabuco ó boscage, no léxos de nuestros navios, porque la gente descan- sasse. Y de allí adelante nunca el capitan permitió que durmiéssemos en poblado, sino que de dia se rancheasse é se tomas- se la comida, é de noche nos fuéssemos á repossar al monte á comer lo ganado, con buena vela; é si de otra manera se hiciera, no fuera posible poder salir ni passar, entre tantos millares de gentes bárbaras é tan belicosas, como passamos tan poca compañia como éramos en tan prolixo é trabaxoso viaje. Y si el capitan no fuera tan cuydoso é diligente é de tan- ta expiriencia, segund los indios cobdi- ciaban nuestra muerte, sin dubda nos acabaran; mas él procuraba la paz é res- catar con los naturdles de la costa adon- de convenia, é tomar de comer sin ries- go donde acaescia que su buena indus- tria aprovechasse. Pero tambien en otras partes no le querian escuchar ni oyrnos, sino usar de las armas para ofendernos, é aun las más veces nos acometian ellos sin les dar causa para ello, é nescessa- riamente hacian pelear á los chripstianos y escotar é comprar cara la comida. Digo de verdad que entre nosotros avia algu- nos tan cansados de tal manera de vida é del luengo viaje, que si la consciencia no - se lo excusara, no se dexaran de quedar - entre los indios, é de los questa flaqueca AA pusilanimidad se podia sospechar eran ta AT pero aunque « en los. es 560 tales alguna vileca se temiesse , avia otros tan varones que no los dexaban caer en tal error, en cuya confianca y esfuergo los tímidos se animaban é comportaban más de lo que pudieran sufrir, si entre nosotros no se hallaran hombres para mu- cho. : Esto no es de maravillar, segund la grand distancia de tierra que aviamos dis- currido por las costas é cursos deste rio abaxo, en que á la verdadera estimacion son más de mill leguas las que tovimos navegado hasta el pueblo de Corpus Chripsti, é aun no se sabia lo que tenia- mos por andar hasta que llegássemos al agua é mar salada de la costa questa Tier- ra-Firme tiene al Norte, donde la yba- mos á buscar. Assi que, navegando co- mo de antes é passando muy grandes po- blaciones que viamos de la una é otra costa del rio, á veces se passaba racona- blemente nuestro discurso, porque los pueblos que tomábamos para buscar co- mida, aunque nuestros soldados los ha- llaban huérfanos por ser pequeños, ha- llábase en ellos mucho mahiz é algun pes- cado é papagayos domésticos. Martes, trege dias de junio del año ya dicho de mill é quinientos é quarenta y dos, passamos por un pueblo grande é puesto en alto, muy fuerte, el qual mos- traba en sí ser frontera de otras provin- cias, porque las casas eran diferentes de las que aviamos visto en los otros pueblos que atrás dexábamos. Esta poblacion era grande 6 muy ma- yor de lo que della podiamos ver desde el agua, é á causa de ciertos baxos é ciénegas y herbacales que teniamos de- lante no podiamos tomar puerto; pero blo, donde esperó la gente é las mugeres los buhios. Pero no por esso. | - Otro dia, miércoles, llegamos á otro pue-. HISTORIA GENERAL Y NATURAL cernos; porque assi como saltaron en tier- ra giertos compañeros, huyeron los in- dios, aviendo herido á un español de los nuestros; pero no passó peligro, porque no avia hierba entre aquellos flecheros. Y por la diligencia de un arcabucero é mandándolo el capitan, se pegó fuego á un buhio grande, porque oviessen temor los indios é más sin riesgo de los chrips- tianos se tomasse algun bastimento para seguir nuestro viaje. Y como en aquella casa se avian hecho fuertes algunos in- dios no quisieron salir, sino defenderse. tirando muchas flechas desde allí, é por su pertinacia se quemaron todos dentro, con algunas mugeres é muchachos, sin se querer rendir ni salir de aquel peligro ; é por esso se llamó aquella poblacion el pueblo de los Quemados. Allí se hallaron patos, gallinas, papagayos é algun pes- cado. Desde allí se ovo alguna sospecha en- tre nosotros que avia hierba entre los in- dios de aquella tierra, porque se hallaron muchas flechas é varas untadas de cierto betum ; y el capitan mandó que se expe- rimentasse, porque aunque parescia gé- nero de crueldad hacer la expiriencia en quien no tenia culpa , su intencion no era sino para saber la verdad é quitar el te- mor de la hierba á los chripstianos. É pa- ra este efetto, á una india que venia en los bergantines, passáronle los bracos con aquella que se pensaba ser hierba de la poncoñosa que en muchas partes de la Tierra-Firme usan los indios; é como no murió, salieron de dubda los temerosos, é plugo á todos mucho con tan buena nueva. Viernes siguiente se vieron ciertos pue- blos de la costa siniestra del rio como ve- niamos, los quales estaban assentados en Una loma bien alta; é la tierra adentro, ra de media legua, se parescia un pue- > grande en una ladera de un cerro, é adentros de lao co- DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIV. marca de aquellas poblagiones debe aver otras muchas. É de aqueste pueblo ques dicho nos salieron á mirar los indios é á reconoscer en una canoa: é llegaron á bordo del bergantin en quel capitan ve- nia é le hablaron, señalando hácia los pue- blos de la provincia é no los entendimos; pero segund se pudo comprehender de sus señas, en aquel derecho é á la parte siniestra de como veniamos, están los chripstianos que se perdieron del arma- da del capitan Diego de Ordáz en la em- - pressa que tomó de poblar el rio Mara- ñon: é decian los indios, ó daban á en- tender, que avia muchos más chripstia- nos que nosotros en número, é assi blan- cos é con barbas. É assi fué verdad : que desde las caravelas, que desde Tenerife envió adelante Diego de Ordáz se perdie- ron más de trescientos hombres; é crée- se que son los questos indios nos daban á entender, é que deben de estar perdi- dos, poblados é debaxo de señorio de al- gun principal señor. El capitan daba cha- quira é cierta ropa de mantas de algodon á estos indios de la canoa, con quien se tuvo habla, é no la quisieron tomar; é assi se volvieron por donde avian venido. Otro dia de mañana, luego por la ma- ñana, salieron á nosotros muchos indios en canoas y en órden de guerra, por nos echar de sus pueblos, dándonos grita é _amenacándonos con los arcos é flechas. En aquestos pueblos tienen é vimos mu- chos palos é maderos grandes hincados en tierra, y encima dellos puestas cabe- cas de indios, fixadas por tropbeos ó in- signias de que aquella gente se debe pres- ciar, Ó por acuerdo de sus vencimientos é memorias militares. El sábado siguiente tomamos puerto. en un pueblo, en que se halló mucho bas- timento. de comida; é. -tomóse. sin caja: | del mes dej q vimos mucha Eos 961 ronse allí flechas de las que van silvando por el ayre, quando las tiran; é desde aqueste pueblo adelante vimos grandes señales de savanas é tierra desocupada de árboles, porque en la costa del rio avia plantas é hierbas que suelen nascer en los prados é savanas. El lunes adelante tomamos puerto en un pueblo, donde hallamos mucho mahiz en canastas, envuelto en cenica para que se conservasse é guardarlo del gorgojo. Assimesmo se halló mucha é buena ave- na, de que los indios hagen pan é muy buena chicha, á manera de cerveca, é otra mucha abundancia de mantenimien- to, que allí se halló. Era un depóssito é bodega muy grande la que tenian en aquel lugar los indios, para algun respec- to que no pudimos entender, ó para pro- veer desde allí, como aduana, á otras par- tes, porque avia assimesmo muchas ha- macas de algodon; é aunque se vido po- ca gente, essas que vimos, estaban ves- tidas de algodon. Allí se halló un oratorio ó casa muy diferenciada de todas las otras, porque avia en ella muchas de- Vissas de armas, á manera de coracas é otras piegas para toda la persona, é so- bre todas estaban dos. mitras, muy bien 6 naturalmente é al proprio hechas como las hacen é tienen los obispos é perlados en sus pontificales, las quales eran de al- godon texido é de colores. Passamos adelante deste pueblo é fuy- mos á dormir, de la otra banda del rio, en tierra en el monte ó emboscados, co- mo era nuestra costumbre. É allí vinieron muchos indios en canoas á darnos grita, pero fueron algunos heridos por nuestros _arcabuceros, é como no les agradó el es- trópito, ni tampoco el olor de la pólvora, nos dexaron, é se fueron. Martes. siguiente, veynte é dos dias 562 en todo aquel dia no se pudo tomar la otra costa por el mucho escargeo de olas picadas, é tan rompidas é trabaxosas co- mo se pudieran ver en la mar. Miércoles, veynte é tres dias del mes, tomamos un pueblo que estaba metido en un estero, donde se remataba una sava- na ó vega de más de dos leguas, por la banda del rio: tenia su assiento de forma que todo él era una calle, é las casas de una parte é de otra bien ordenadas. Allí avia mucho mahiz é algun cacabí mezcla- do con mahiz é yuca. Halláronse algunos patos é papagayos. Á esta poblacion lla- maron nuestros españoles el Pueblo Es- condido en el estero de la savana, por- que estaba encubierto. Jueves siguiente tomamos puerto en un pueblo pequeño que estaba al principio de la savana, el qual parescia ser estan- cia é caserias de otros pueblos: hallamos allí mucha sal é mucho mahiz, é no otra comida, porque los indios la avian alca- do. Este mesmo dia saltó en tierra la gen- te del bergantin pequeño, en un pueblo mediano, donde avia mucho mahiz é no otra comida alguna. Este pueblo tambien estaba en savana é tenia algun assiento; pero luego mandó el capitan embarcar la gente, é caminamos adelante á buscar'al- gun pueblo que fuesse más á nuestro pro- póssito para nos proveer de alguna car- ne é pescado para la festividad é rego- cijo de aquel dia tan señalado, que era del glorioso precursor de Jesu Chripsto, Sanct Johan Baptista. Y quiso Dios que en doblando una punta, quel rio hacia, vi- _mosen la costa adelante unos pueblos - grandes, de donde salieron á nosotros al- gunos indios. en canoas; é cómo fueron Cerca, á tiro : de ballesta de los berganti- HISTORIA GENERAL Y NATURAL bia, el capitan mandó que les tirassen con las ballestas é arcabuces, é assi hu- yeron hágia sus pueblos. En la mesma sa- con salieron de entre los árboles, por la ribera del rio, muchos flecheros, hablan- do alto é como enojados, haciendo me- neos con sus personas, significando que nos tenian en poco: é creymos que de- bian estar borrachos, porque estas ge- nerasciones muy á menudo se toman del vino é brevages quellos acostumbran é lo tienen por gentileca; é assi, á manera de embriagos encendidos, esperaban repar- tidos á trechos por la costa de la ribera, hechos leones, sin temor de los arcabu- ces é ballestas. É tanto quanto los ber- gantines caminaban hácia los pueblos, otro tanto ellos se acercaban á la otra gente de guerra que estaba en defensa del puerto; pero como nuestra nescessi- dad nos daba espuelas, mandó el capitan que se tomasse el puerto; é assi los es- pañoles enderesgaron las proas hácia don- de estaba la mayor copia de los contra- rios, dando toda la priessa que fué po- sible al exército de los arcabuces, é los ballesteros hacian lo mesmo: é hícose ello de manera que los contrarios dieron lugar á que ciertos compañeros españoles saltaran en tierra. Aqui se vieron indias con arcos é flechas que hacian tanta guer- ra como los indios, ó más, é acaudilla-- ban é animaban á los indios para que pe- leassen; é aun quando ellas querian da- ban palos con los arcos é flechas á los que huian, é hacian el officio de capita- nes, Aaallado á aquella gente que pe- leassen, é ponianse delante é detenian 4 otros para que estoviessen firmes en la batalla, la qual se trabó muy resciamen- te. É porque este exercigio es tan apar- tado de las mugeres como el sexo feme- nil EEQuIcES é podrá po e no- DE INDIAS. tuvo por cierto, es que aquestas muge- res que allí peleaban, como amaconas, son aquellas de quien en muchas é divers- sas relaciones mucho tiempo há que an- da una fama extendida en estas Indias ó partes, de muchas formas discantada, del hecho destas belicosas mugeres. Las qua- les en esta provincia, é no léxos de allí, tienen su señorio é mero mixto imperio é absoluto señorio, distante é apartado é sin conversacion de varones: é aquestas que vimos eran algunas administradoras é visitadoras de su estado, que avian ve- nido allí á guardar la costa. Son altas é de grand estatura, desnudas, con una pequeña braga que solamente traian de- lante de sus más vergoncosas partes; pe- ro en paz andan vestidas de mantas é te- las de algodon, delgadas é muy gen- tiles. Assi que, tornando á la batalla , los es- pañoles dieron en los indios, hiriendo é matando muchos dellos, hasta que los echaron del pueblo; é los arcabuceros é ballesteros mataron muchos, é no menos los compañeros que estaban en tierra hi- cieron grand daño, porque los indios Jos atendian con mucho ánimo, é tan deter- minados en la resistencia que era cosa de maravilla. Allí se tomó un indio que decia muchas cosas é particularidades de lo de la tierra adentro, como se dirá en su tiempo: al qual indio el capitan reco- gió en su bergantin, porque era de buen sentido é de dia decia cosas maravillo- sas. Salieron heridos deste prelio ó ba- talla algunos compañeros, que los hirje- ron dentro en los bergantines al tiempo que se tomó el puerto, é á mí me hirie- ron con una flecha en la hijada, que en- tró hasta lo hueco, é si no fuera por los dobleges de los hábitos, POL. donde pri- IB. L. CAP. XXIV. 563 dios, mandó el capitan embarcar la gen- te, é continuamos nuestra ordinaria na- vegagion por el rio acostumbrado, é pas- samos por un pueblo cercano al ques di- cho; é cómo no aviamos hallado en el - primero sino mahiz, que desto en todos los pueblos hallábamos abundancia, pi- dieron Jos compañeros al capitan que les hiciesse merced que tomássemos allí puerto, en estotro segundo puerto, para buscar alguna comida; y el capitan no lo queria hacer, sino que yo, juntamente con los compañeros, se lo pedí por mer- ced, porque no parescia gente é podria ser que allí se hallasse algun pescado ó carne. Y puesto que ya éramos passados algun tanto del pueblo adelante, el capi- tan mandó volver los bergantines al puer- to; é como ybamos costeando tierra á tierra agua arriba, é los indios estaban en celadas escondidos entre las hierbas é arboledas, repartidos por esquadras y estancias, tovieron lugar de flechar los bergantines, de tal manera que paresgia lluvia de flechas; mas como los españo- les venian apercebidos desde Machipa- ro traian buenos pavesses de los que usan los indios en aquella provincia, de cue- ros de. -manaties, y muy grandes y fuer- tes, como se ha dicho de susso, no hirte- ron sino á mí, que permitió Nuestro Se- ñor, por mis defettos, que me dieron un flechaco sobre un ojo, que me passó la cabeca é sobró la flecha dos dedos de la otra parte detrás de la oreja, algo más arriba: de la qual herida, demás de per- der el ajo, he passado mucho trabaxo é fatiga, é aun no estoy libre del dolor, puesto que Nuestro Señor, sin yo meres- cerlo, me ha querido otorgar la vida pa- ra que me enmiende é le sirva mejor que hasta aqui le avia servido. Allí saltaron en tierra los del barco pequeño; y eran -— tantos los indios que ya tenian cercados 4 los españoles, é si el capitan no los so- a corriera con el bergantin grande, se per. 964 dieran é se los llevaran los indios, aun- que á los chripstianos les andaban bien las manos, porque peleaban como leo- nes. Ássi que, el capitan los recogió; é có- mo me vido herido, mandó salir los ber- gantines é dexó el pueblo, porque avia mucha gente de guerra é muy encarni- cada, porque no le matassen algunos compañeros, porque bien entendia la nes- cessidad que avia de temer la ayuda, se- gund la tierra es muy poblada (é conve- nia conservar las vidas), porque no dista- ba un pueblo de otro media legua, é aun muchos dellos menos espacio de lo que digo. En toda aquella banda del rio de la mano diestra, como navegábamos agua abaxo, en la tierra de dentro avia pueblos, é paresgia muy buena la dispusigion de la tierra, assi de sayanas como de tierra alta é lomas é cerros pelados sin árboles. Assi que, passado esto, el capitan man- dó atravessar el rio con los bergantines por apartarse de lo poblado, é desta cau- sa se dexaron de ver muchas poblacio- nes más de las que vimos. Llamóse aque- lla provingia de la Punta de Sanct Johan, porque en su dia llegamos allí: el qual dia por la mañana yo avia predicado en alabanca de tan glorioso é sanctíssimo precursor de Chripsto; é-tengo por ave- riguado que por su intergession me otor- gó Dios la vida. En saliendo á lo ancho del rio, nos fue- - ron siguiendo en canoas los indios de aquellos pueblos; pero no osaban acer- -carse mucho á los bergantines por miedo de los arcabuces é ballestas. É aquella noche fuymos á dormir á la otra costa del - Tio, é no quiso el capitan que saliesse o á tierra, porque no estaba se- a; élos indios de la Punta de Sanct y no vinieron á dar € en 2 NOSOtros Agua: HISTORIA GENERAL Y NATURAL vincia, la qual tiene más de ciento é cin- qúienta leguas de costa. Otro dia siguiente, veynte é cinco de junio, passamos á vista de ciertos pue- blos muy grandes de la mesma provin- cia, de los quales salieron muchos indios en canoas, en número de más de dos- cientas, como piraguas muy grandes; é aquestos pueblos estaban en islas muy hermosas é frescas, de tierra alta é :sa- vanas, en que hay islas de cinqiienta le- guas é más de costa, é muy pobladas de gente. Y cada hora estas canoas grandes se acercaban más, hasta tener los ber- _8gantines rodeados de todas partes: de forma que para no morir á sabiendas los nuestros, era nescessario exercitar la pól- vora é ballestas; é comencando los indios á gustar la fructa de los arcabuces, se apartaron afuera, é desde léxos nos fue- ron siguiendo todo aquel dia hasta echar- nos de lo poblado. En la tarde, el mesmo dia, dosscando el capitan la paz con aquellos ¡alas por ver si podiamos descansar en algun mon- te, acordó de les dar alguna chaquira por rescate ó en señal de amor, é para esto mandó echar en un calabaco ciertos diamantes é margaritas é cascabeles é otras cosas de aquella calidad, é que en- tre nosotros valen poco y en otras par- tes de aquestas Indias los indios las pres- cian é tienen en mucho; y echado el ca- labaco en el agua hágia los indios para que lo viessen, en apartándonos á poco trecho llegó una canoa al calabaco de la chaquira, é tomáronlo é mostráronlo á los otros indios, é toviéronlo en tan poco que nos paresció que hacian burla dello. É por esso no nos dexaron de seguir has- ta que, como dicho es, salimos de sus pueblos : que á la verdad por ser muchos no se 2 pudieron contar, é tambien se de- osES no nos e anto ss DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIV. robledal que estaba en una savana, don- de no faltaban sospechas temerosas; por- que vinieron dos canoas para vernos por el agua é avia en la tierra muchos cami- nos. Allí preguntó el capitan al indio ques dicho de la dispusigion é calidad de la tierra, é dixo que dentro allá hay mu- chas poblaciones é grandes señores é pro- vincias, entre las quales dixo que hay una provincia-muy grande de mugeres, que entrellas no hay varones; é que to-- das aquellas tierras las sirven é son tribu- tarios, é quél avia ydo allá muchas veces á servir; é que tienen las casas de pie- dra, é que por de dentro de las «casas, hasta medio estado de altura, tienen al rededor todas las paredes planchas de plata, é los caminos, de una banda é de otra, murados de paredes bien altas, é á trechos unos arcos, por donde entran los que allí contractan, é pagan sus de- rechos á las guardas que para ello están diputadas. Y decia este indio que hay mucha cantidad de ovejas de las grandes del Perú é muy grand riqueca de oro; porque todas las que son señoras se sir- ven con ello, é las otras mugeres plebeas de más baxa condicion se sirven con vas- sijas de palo, é andan vestidas todas de : ropas de lana muy fina; mas decia este indio que de léxos tierra, de provincias donde estas mugeres guerrean, traen por fuerca á los indios á su tierra dellas , en especial los de un grand señor, que se lla- ma el Rey Blanco, para gOgar con ellos en sus carnalidades para su multiplicacion; é los tienen consigo algun tiempo hasta que se empreñan, é despues que se sien- ten aver concebido, envíanlos á su tierra: é si despues ellas paren hijos varones, Ó los matan ó los envian á sus padres; é si es hija la que paren, críanla á sus pechos y enséñanla en las cosas de la guerra. - 110 de “ Destas mugeres siempre truximos muy €sto ! : plate do bas anta megra:ó titmado, La qual salió de 565 carro se tenia por cierto que avia este. señorio destas mugeres. Y entre nosotros las llamamos amaconas impropriamente; porque amacona quiere decir en lengua griega sín teta: é las que propriamente se llamaron amaconas quemábanles la te- ta derecha, porque no toviessen impedi- mento para tirar con el arco, como más largo lo escribe Justino. Mas aquestas, de quien aqui tractamos, aunque usan el ar- co, no se cortan la teta ni se la queman, é por tanto no pueden ser llamadas ama- conas, puesto que en Otras cosas, assi como en ayuntarse á los hombres cierto tiempo para su aumentacion y en otras cosas, paresce que imitan á aquellas que los antiguos llamaron amaconas. * Este indio, en la relagion que dió des- tas mugeres, no discrepaba de lo que antes en el real de Goncalo Pigarro, é antes en Quito y en el Perú degian otros indios: antes acullá decian mucho más; porque desde el cacique de Éoca, que está á cinqiienta leguas de Quito, ques al nascimiento del rio, mill é quinientas leguas, poco más Ó menos, de estotros pueblos queste indio decia, traemos esta noticia por muy cierta é averiguada, por- que todos los más indios que se han to- mado lo han dicho, é algunos sin le ser _ preguntado. Este indio decia que dexa- mos aquestas mugeres en un rio muy po- blado que entra en este que navegába- mos, á la mano diestra de como veniamos. Procediendo en nuestro camino acos- tumbrado, desseosos de llegar á tierra de chripstianos para descansar de los tra- baxos passados, pressentes é futuros, hallábamos cada dia gente más belicosa -é que nos hacian peores rescebimientos: entre las quales generasciones salió á nos- - otros en muchas canoas una gente tiznada _de negro con tinta artificialmente, é por esto la llamaron los nuestros españoles la ; 566 siniestra del rio por dó veniamos: los quales están en muy buena dispusicion de tierra de lomas é savanas, é son gentes de grandes estaturas, como alemanes ó mayores. No tomamos puerto en algun pueblo destos, porque no dió lugar el capitan á ello, aunque avia algunos dias que no comiamos sino pan, por temor que no le matassen algun chripstiano, é por ser los pueblos muy grandes é por- que él desseaba sacar en salvamento es- sa poca gente que traia. Desde á pocos dias llegamos á un pue- blo pequeño, donde el capitan mandó to- mar tierra para buscar de comer, é con facilidad se ganó el puerto, aunque los indios hicieron rostro; mas desde á poco huyeron á otro pueblo que estaba más abaxo, donde assimesmo tomamos puer- to. E ni en el uno ni en el otro se halló mahiz ni carne ni pescado. En este se- gundo pueblo se defendieron los indios muy animosamente, como hombres que querian guardar sus casas, porque aun- que se les tomó el puerto, no fué sin da- ño nuestro: é antes que los españoles sal- tassen en tierra avian herido á un chrips- tiano dentro de. los bergantines con una flecha; y en el momento que le dió, sin- tió mucho dolor, é se conosció que esta- ba herido de muerte, é se confessó é or- denó su ánima. Fué cosa de mucha lásti- ma verle; porque se le paró el pié en que fué herido muy negro, é fué subiendo la .Ppongoña por la pierna arriba, como cosa viva, sin se poder atajar, aunque le dieron muchos cauterios de fuego, en lo - qual se vido claramente que la flecha traia hierba poncoñosíssima; é cómo su- bió al coracon, murió, estando en mucha : SS pena hasta el tercero dia, que dió el áni- ma Ad Dios que la crió. Este compañero se naba tonio: de Cemento Los indios e 2£an pooDas que venian á mirar é consi- - HISTORIA GENERAL Y NATURAL verssarios no la tienen, é por esto no eran parte para los destruyr, aunque son mucha más genle que estotros. De aqui adelante nos recelamos mucho más que antes, por miedo de la hierba; é fuymos á dormir á una savana de unos robles; é allí hico el capitan poner á ma- nera de faldas unas barandas á los ber- gantines, tan altas como hasta los pechos de un hombre, é cubiertas con las man- tas de algodon é de lana que traiamos; para podernos amparar de las flechas que los indios tiraban á los bergantines. Des- de allí se parescian la tierra adentro tres leguas del rio, en la falda pendiente de una cordillera de un monte, grandes po- blaciones que blanqueaban, é la tierra parescia muy buena. Estovimos en aqueste assiento dia y medio; y en fin deste tiempo se oyó un páxaro que se puso encima de un roble, junto donde estábamos; el qual, á muy grande priessa, en su canto nos parescia que decia clara é distintamente: «Huyr, huyr, huyr». Y esto díxolo muchas ve- ces esta avecica, que todo este viaje la olamos, quando estábamos cerca de po- blado; é decia tan claro como un hombre lo puede decir: «buhio, buhto, buhio>, que quiere decir: «casa, casa, casa». Y era cosa maravillosa lo que se alegraban los compañeros, quando la oian, en es- pecial si traiamos nescessidad de mante- nimienlo. En este assiento vinieron indios en ca- noas, que salian por un braco del rio á vista de nosotros, é con mucha grita é semblante que su determinagion era sa- ber para quánto eran los nuestros espa- ñoles; mas en tirándoles con los arcabu- ces é ballestas, se tornaban á entrar por el mesmo braco del rio, y el capitan é todos. sospechábamos, porque aquellos DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIV. por tanto mandó el capitan partir luego los bergantines, é fuymos aquella noche á dormir á la otra costa del rio, donde dormimos atados los navios á los árboles; é sin dubda fué permission de Dios, el qual no consintió que hallássemos en tier- ra lugar enjuto para salir á ella, porque si durmiéramos fuera del agua aquella noche, los indios dieran en nosotros. É claramente se entendió que lo tenian acordado, segund adelante se vido; é aun essa mesma noche oyeron nuestras velas hablar á indios en tierra, que an- daban á buscarnos: é sin falta se debe creer que si nos hallaran en tierra, é aun en los bergantines, que nos pusieran en el último trabaxo, é que no quedara de nosotros quien pudiera dar las nuevas de nuestros subcessos, segund la pestífera - hierba que tienen los indios desde allí abaxo hasta la mar, que podrá aver dos- cientas é ginqiienta leguas; todas las qua- les sube la repunta ó cresciente de la ma- rea. La suma de las leguas que desde el pueblo de Corpus Chripsti hay hasta esta provincia de la hierba, segund la estima- cion de los que marcaban la tierra é nues- tro camino, pueden ser trescientas le- guas, poco más ó menos. Pues assi como fué de dia, mandó el capitan que los bergantines saliessen de entre los árboles, donde estaban amar- rados; é aun no aviamos caminado tanto trecho como un tiro de arcabuz, quan- do en asomando á un braco del rio vi- mos salir un armada de mucha canti- dad de canoas é muy grandes, como piraguas, que nos estaban allí aguar= dando para darnos la batalla: é si an- tes nos ovieran hallado, fuera mayor nuestro daño, puesto que de allí no pu- :0mo quisiéramos, los - é mugeres é niños por vernos, como - gosa que les era nueva. É los indios da- 567 teros que los hicieron apartar, grand da- ño rescibiéramos. Hiciéronse estonces dos tiros señalados con los arcabuces, que nos dieron la vi- da é fueron causa que los enemigos se re- tirassen afuera. El un tiro fué tal que dió á ciertos indios, y ellos se desconcerta- ron de forma que la canoa se trastornó é se anegó, y ellos andaban nadando por el agua bien doce ó trece indios que la desampararon, é no los podian favores- cer sus amigos de las otras canoas, que ya huian por el estrago que los arcabu- ces hacian en ellos, aunque estaban lé- xos. El otro tiro higo un compañero viz- cayno, del qual derribó otros dos indios. Fué aquesta batalla cosa mucho de ver; porque andaban los bergantines trás los indios que nadaban, é tiraban con las ballestas é á otros herian con lancas, de manera que ninguno de aquellos quedó sin ser muerto á mano de los españoles Ó anegado, de los ques dicho que salieron de la canoa que se trastornó. É assi se ovo la victoria, puesto que en este tran- ce murió un español de un flechaco que le dieron en un muslo; é passó assi : que como la flecha venia de léxos, le entró la - punta de la flecha tan poco en el muslo, quella mesma se cayó luego que le hirió; mas era tan péssima la hierba que traia, que á cabo de veynte é quatro horas per- dió la vida. Este compañero se decia Gar- cia de Soria. Vinimos desde donde es dicho costean- - do por el rio á la mano diestra como cor- riamos, é siempre los indios de las ca- noas en nuestro seguimiento, desviados un buen trecho, hasta vernos fuera de sus poblaciones: las quales vimos aquel dia por la mesma banda del rio la tierra adentro, en que se mostraban muy gran- des pueblos é tierra alta é de linda vista, de los quales salió mucha gente de guer-= 568 ban grita, é las mugeres é niños herian al viento con unos ventalles á manera de moscadores, é saltaban é baylaban, haciendo muchos ademanes é meneos con los cuerpos, mostrando mucha alegria é regocijo, como gente que quedaban vic- toriosos en nos echar de su tierra. Esta- ban puestos sobre la barranca del rio. más de cinco mill hombres de . guerra de aquel barbaríssimo exército, é antes más que menos, repartidos á trechos por sus esquadrones. Aquel dia y el siguiente fuymos cami- nando á vista de tierra muy buena, de cerros sin árboles, é parescíanse unos bermejales de tierra é savanas muy po- bladas á la mano siniestra del rio como —Caminábamos, donde vimos muchos pue- blos. Y decia el indio que dió noticia de las amaconas, que en esta tierra que via- mos hay un señor muy grande, que sob- juzga estas provincias é tierras, é que hay allí muy grand cantidad de plata, é que todos se sirven con ella en sus ca- sas; y en la verdad parescia en Ja tier- ra que debja de aver todo lo que la len- gua decia, segund lo qe nosotros vi- mos. Desde á pocos dias tomamos un pue- blo de aquella mesma banda siniestra del rio, é los indios tenian alcada la comida, porque avian avido noticia de nosotros. Desde allí fuymos á dormir sobre una barranca alta del rio, de tierra pelada de - savanas, tierra doblada ; é los montes, ó Son alcornocales y encinales é robledales, : - y Cstas tres maneras de árboles al pro- - prio é assi como los de nuestra España. E: mejor diciendo arboledas desta tierra, Desde allí, viendo el capitan la buena -dispusicion de la. tierra, envió ciertos ros á verla, é mandóles que. no : —« más una les u HISTORIA GENERAL Y NATURAL no se avian osado apartar más de la cos- ta por el mucho rastro que hallaban de indios, que debian venir por allí á cagar Ó pescar, porque el rastro no era fresco; mas mostraba ser cursado, é podria ser que estoviesse tocado de algun rocio 6 aguacero que le hiciesse parescer de tiempo de muchos dias, aunque fresco fuesse. Hallóse allí un pueblo quemado, é dixo el indio lengua que los indios de la tierra adentro lo avian hecho. En este assiento nos detovimos dos dias, porque parescia tierra alegre, é pa- ra alentar ó descansar para continuar: nuestro viaje; é assi desque partimos, di- mos entre islas del mesmo rio, que son incontables é muy grandes algunas de- llas, la navegacion de las quales requie- re muy diestros nautas ó pilotos para sa- ber por dónde han de entrar é salir, por- que hacen muchos bracos; é desta cau- sa no pudimos ni supimos tomar la Tier- ra-Firme hasta la mar. Hallábamos continuamente por estas ¡s- las muchos pueblos, é muchos más dexa- mos de ver por no aver podido costear la Tierra-Firme, que ni la vimos ni pu- - dimos tomarla en más de ciento é cin- qúenta leguas que navegamos. entre las islas. Los indios destos pueblos son caribes é comen carne humana, porque se halló en ellos carne assada en barbacoas ó par- rillas que los indios la tenian para comer, É conosgióse claramente ser carne de hombre, porque avia entre otros. peda- cos della algunos piés é manos de hom- bre. Y en un pueblo se halló una alesna de capatero con su cabo y engaste de alaton, de lo qual se comprendió que los indios de aquella tierra tienen 2oiga de —Chripstianos. poblacion. se hallaron dos ber- E DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIV. gantin real, que á mi parescer debieran ser hechos para acuerdo de alguna vic- toria Ó por otro respecto de recordacion suya, é que los indios avian visto ber- gantines, pues tan bien é tan al proprio los supieron formar é contrahacer. Es cosa mucho de ver las pinturas que todos los indios deste rio hacen en las vassijas que tienen para su servicio, as- si de barro como de palo, y en los cala- bacos con que beben, assi de extrema- dos é lindos follages é figuras bien com- passadas, como en el buen arte é órden que conviene aver en ellas; é ponen co- lores é assiéntanlos mucho bien, é son muy buenas é finas, cada una en su es- pecie é manera. Hacen é forman bultos de barro de relieve, de obra romana; é assi vimos muchas vassijas, como berne- gales é tacas é otros vassos, é tinaxas tan altas como un hombre, que pueden caber treynta é quarenta é cinqiienta ar- robas, muy hermosas A de muy excelen- te barro. Finalmente, todas sus obras de manos muestran ques gente muy sotíl é de buen ingenio, é las cosas que hacen pares- -cerian muy bien entre los muy ésmera- dos offigiales de tal arte en cts é adonde quier que las vean. Llegamos á tomar puerto en un pué- j blo, donde nos vimos en mucho aprieto, nescessidad é peligro, porque á la entra- da del puerto, con la cresciente de la ma- rea, no vimos muchos palos que estaban debaxo del agua, en los quales embis- tió el bergantin pequeño, é de aquel to- que se quebró una tabla dél é se yba á fondo, tanto que quedó en quatro dedos de bordo descubierto solamente. De for- ma que teniamos fortuna por el agua é por la tierra, é los: indios revolvian sobre los compañeros nuestros, que avian ydo al pueblc y TOMO IV. Jos hicieron retraer hácia los -——bergantines: é fué nescessario quel capi- tan mandasse dividir los Ea poe a, 569 que estábamos en parte que era menes- ter mucho recabdo. E assi se hico que la mitad de los compañeros estaban pe- leando con los indios, é otros estaban desanegando el bergantin, é otros guar- daban el bergantin grande, guardando el rio, porque por el agua los indios en sus canoas no nos higiessen daño. Plugo á Je- su Chripsto ayudarnos é favorescernos, como siempre ha hecho en todo este viaje que avemos traydo como gente perdida, sin saber dónde estábamos, ni dónde yba- mos, ni qué avia de ser de nosotros. Assi que, muy particular é generalmente se conosció que usó Dios con nosotros de su misericordia; pues sin entender ninguno cómo se hico, la Magestad Divina, con su inmensa bondad é providencia, nos remedió é socorrió de manera quel ber- gantin se detuvo sobre un palo, hasta tanto que se pudo hallar por dónde en- traba el agua, é se pudo atajar con ropa hasta vencerla é agotarla: é á un mesmo tiempo se salvó el bergantin é huyó la gente de guefra, é ovo lugar de varar el bergantin en tierra para adobar la tabla quebrada; y en tanto questo se hacia, es- tovieron los españoles restantes en re- guarda é sobre aviso. ¡Oh inmenso é so- berano Dios, quántas veces nos vimos en trances é agonias tan cercanas á la muer- te, que sin tu misericordia é poder abso. luto era imposible bastar fuercas ni con. sejo humano para quedar con las vidas! Deste pueblo ques dicho , se sacó mu- cho mahiz é mucha comida otra é sal; é fuymos á dormir aquella noche nuestra navegacion adelante hasta que paramos adonde nos paresció estar seguros ata- dos ó amarrados los navios á unos árbo- les; porque no tomamos puerto hasta el dia siguiente que le hallamos fuera de lo poblado, ó mejor diciendo, boscage de la costa, donde sé adercsgó quassi el : bergantin pequeño de nuevo. En la qual pa estovimos diez é ocho dias con mue a | A ha 570 cho trabaxo, á causa del poco manteni- miento que avia, puesto que comiamos con mucha regla é tassa esso que tenia- mos. Assimesmo mostró Nuestro Señor aqui el particular cuydado que tenia de nos- Otros pecadores, é nos quiso proveer en nuestra nescessidad como en todas las de- más que tengo relatado. É fué assi que estando con mucha hambre é debilitadas ya las fuercas de los españoles, acaesció por la dispusicion de Dios que un dia, sobre tarde, el rio abaxo de la banda é costa de tierra donde se aderescaba el bergantin, venia por el agua una vaca danta muy grande; y el capitan Francis- co de Orellana mandó á ciertos compañe- ros que entrassen en el rio é truxessen aquella vaca. É assi se higo; é se repar- tió entre todos, de manera que á cada uno le alcancó buena parte, con que res- cibieron socorro los dolientes é substen- tacion los demás. Allí en aquel realejo se hicieron clavos para adobar ambos ber- gantines é ponerles cubiertas é obras muertas, que no las tenian, para los po- ner á pique é tales que estoviessen para entrar en la mar. Esto se fué á hacer en una playa, pocos dias despues que sali- mos deste assiento; y en el mesmo tiem- po que veniamos caminando á buscar la dicha playa é lugar aparejado é conve- niente para adobar los bergantines, to- mamos puerto en algunos pueblos, don- de se halló pescado alguno, pero no ma- hiz; porque los indios lo tienen en mu- cho por esta costa, gerca de la mar, y -€sso que tenian, avíanlo alcado. Dia de Sanct Salvador, ques la Trans- E figuración de Jesu Chripsto, Nuestro Re- - demptor, hallamos la dicha playa que - buscábamos, adonde se adobaron muy ie seat: $ Bo. con. poco re- HISTORIA GENERAL Y NATURAL esta obra é adobo de los bergantines ca- torge dias de ordinaria é continua peni- tengia, por la mucha hambre é poca co- mida, porque avia poquito mahiz é falta- ban todos los otros manjares: de suerte que llegó nuestra nescessidad á comer por ongas é dieta, temiendo la navega- cion de la mar; é guardaba cada uno un poco de mahiz tostado que llevasse, é comia el marisco que hallaba, despues que menguaba la marea, que eran pocos caracoles é muy pequeños, é algunos cangrejos chiquitos; é no fuera pequeño contentamiento, si dessos halláran tantos que se pudieran harlar. Concluyda la obra de los bergantines, salimos deste assiento, ocho es anda- dos del mes de agosto, hambrientos é bien ó mal proveydos, segund la oportu- nidad de nuestra poca posibilidad; por- que sin dubda muchas cosas eran las que nos faltaban, assi de velas para los ber- gantines como de xarcia é todo lo demás nescessario para navegar. É para suplir en alguna manera estas faltas, hicimos las velas de las mantas del Perú que te- niamos, las quales cada uno tiraba á sus proprios indios que venian entre nosotros; é assi vinimos á la vela el rio abaxo con mucho trabaxo é viento contrario, dan- do bordos é aguardando las mareas para mejor caminar, é continuamente truxi- mos sobresalto é temor, á causa de los muchos baxos que por el rio se hallaban. É lo que mas nos congojaba era no tener anchoras para ninguno de los berganti- nes para surgir, esperando, como era nescessario esperar, á las mareas quan- do el agua abaxasse; é como surgiamos sobre pocales hechos de piedra é de pa- los, acaesqió muchas veces yr garrando los bergantines, con peligro de dar al través. Quiso Dios por su bondad, no mirando es 4 nuestros. pi. de nos sacar destos de DE INDIAS. LIB. L. CAP. permitió que no muriéssemos de hambre ni padesciésscmos naufragio, del qual es- tovimos muy cerca muchas veces, hallán- donos en seco ó encallados en tres pal- mos de agua ; de manera que era nes- cessario que todos los compañeros sal- tassen al agua para sacar é desencallar los bergantines que pudiessen nadar. É segund las veces que tocaron en tierra é los golpes que sufrieron de mar al través, puédese creer por cierto que Dios de po- der absoluto nos quiso librar, para que nos enmendássemos, Ó para otro miste- rio que su Divina Magestad guardó para sí, que los hombres no alcancamos. Continuamente el rio abaxo hallamos pueblos de indios, donde nos proveiamos de alguna comida, aunque poca, porque la tenian los indios escondida; é á no. hallarla, á lo menos de algun mabhiz é rayces, todos peresciéramos. de hambre. É assi salimos muy flacos é faltos de bas- timentos de aquel assiento, donde se aca- baron de aderescar los bergantines. En los pueblos de susso dichos nos es- peraban los indios varones, como gente más doméstica que los de arriba, sin ar- cos ni flechas ni otro género de armas; é parescia, segund las señas é mencos que hagian, señalando las. barbas é fagiones - é vestidos de los chripstianos,- que nos daban á entender que allí gerca avia es- pañoles perdidos ó poblados. Y esta noti- cia é señas perseveró entre los indios de los más pueblos que hallamos hasta salir del rio, especialmente á la boca por dó salimos dél, donde hallamos ciertos in- dios domésticos de unos pueblos que es- -taban en la mesma boca: los quales ye- nian á rescatar con nosotros á los bergan- tines algun pescado, como gente que lo avia hecho otras veces. Estos mesmos in- dios nos dieron noticia más claramente que. desde allí avia tres dias de navega- cion para la costa. hasta donde gulaban e o e A XXIV. 571 Antes que saliéssemos á la mar estovi- mos en esta boca del rio un dia é una no- che, donde se hicieron buen cable é cier- tas sogas para la xarcia de los berganti- nes; é como se avian hecho á remiendos siempre, avia que remendar en ellos; é si en alguna parte nos proveiamos de al- gunas cosas, en otras partes no las ha- llábamos. É como las más cosas de que nos proveiamos, eran contrahechas é por mano de hombres sin expiriencia é no habituados á tal arte, luraban muy poco; é como no se hallaban en cada parte, era nescessario venir labrando é proveyendo á saltos. Desta forma en una parte se ha- cia la vela, en otra el timon, en otra la bomba y en otra la xarcia; y en cada co- sa destas, en tanto que no la teniamos, era estar á mucho peligro. Dexo de decir otras muchas cosas de que caresciamos, assi como de pilotos é de marineros é de aguja del navegar, que son cosas nescessarias, que sin qual- quiera dellas no hay ningun hombre, por falto que sea de buen juicio, que ose na- vegar, sino nosotros, á quien esta nave- gacion se ofresció por caso, é no por vo- luntad nuestra. Tardamos veynte é quatro dias en lle- gar á esta boca del rio, y en todos ellos nunca nos llovió ni tovimos aguacero, que fué especial favor de Dios. Esta boca del rio tiene de ancho, de punta á punta, quatro leguas, é vimos otras bocas mayores que esta, por don- de salimos á la mar; é segund racon de hombres expertos é la muestra quel rio hacia de muchas islas é golphos é bahias, cinqúenta leguas atrás antes que saliés- semos, bien se manifestaba quedar otras bocas á la mano diestra, como veniamos, por dó tovimos mayor mar é más brava, aunque era el agua dulge, que todo lo que caminamos despues en cl agua sala- da. É todo nuestro desseo cra intentar é procurar de tomar la tierra é costa firme 572 de la mano siniestra, como veniamos, para salir por allí á la mar, porque creia- mos que desta manera hallariamos antes pueblos de chripstianos , pues aviamos de caminar por la costa de la mar sobre la mano siniestra, como veniamos, hasta llegar á la isla de Cubagua ú otro qual- quier pueblo de chripstianos; é con toda la diligencia que se puso en buscar la tierra firme del rio nunca se pudo ganar: de suerte que nos fué forcado salir entre islas de una banda é de otra por la boca sussodicha. Aquesse grandíssimo rio, segund he procurado de me informar con mucha so- licitud entre hombres que han corrido es- ta costa de Tierra-Firme, é han entrado - por algunos rios della, no he podido al- cancar determinadamente qué rio sea de dos, porque unos dicen ques el de Huya- pari é otros el Marañon; porque hay qua- trogientas leguas hasta esta isla de Cuba- gua desde donde salimos á la mar; é se- gund vimos tiene junto todo el rio, don- de en ella entramos, más de quarenta leguas de latitud, é cresce é mengua en la dicha boca más de cinco bracas. La suma que desde el pueblo de Corpus Chripsti tienen las leguas hasta la provin. - Cia de la hierba, serán trescientas leguas, pocas más ó menos, é todas las de nues- tro viaje, desde adonde salimos perdidos hasta llegar á la mar, son mill é quinien- tas é cinqúenta leguas. Estas sin las que aviamos andado, quando determinamos de buscar la mar, por no poder volver al real de Goncalo Pigarro, que eran otras ciento é cinqúenta leguas, que son en to- - das hasta la mar mill é septecientas leguas. -—Assi que, con otras quatrocientas que hay E hasta Cubagua, son dos mill é cient le- - / guas las desta peregrinacion nuestra, que mo « es dicho se higo impensadamente. limos del susodicho. da QUE HISTORIA GENERAL Y NATURAL agosto, é híconos tan buen tiempo que nunca llovió ni nos molestó aguacero. Caminamos por la mar juntamente am- bos bergantines en conserva quatro dias, y el dia de la colacion de Sanet Johan Baptista, en la noche, se apartó un ber- gantin del otro de tal manera que no nos pudimos ver hasta Cubagua (que por otro nombre se llama la isla de las Perlas), donde llegó el bergantin pequeño, llama- do Sanct Pedro, sábado nueve dias del mes de septiembre, é nosotros llegamos en el bergantin mayor, nombrado la Vic- toria , el lunes adelante, que se contaron once días del mesmo mes de septiembre. É assi ellos como nosotros, los del un bergantin é los del otro, como no tenia- mos pilotos ni agujas ni cartas de nave- gar, truximos torcida la navegacion, é mucho más los que veniamos en el ber- gantin mayor; porque los del menor per- dieron quatro dias de navegacion é nos- otros siete en el bergantin de la Victoria. Los del pequeño bergantin se detuvie- ron por entrar por las bocas del Drago, creyendo que aquel era su camino, é si entráran, halláranse engolphados donde apenas pudieran salir, como nos acaesció á nosotros, que por nuestros pecados en- tramos donde ellos no pudieran entrar, permitiéndolo Dios que los queria librar del peligro en que nosotros nos vimos, engolphados en un rincon infernal siete dias con sus noches, trabaxando los eom- pañeros con los remos por salir por don- de aviamos entrado. Y era el viento tan por la proa é tan rescio que nos hacia - perder en una hora lo que aviamos ga- nado en todo un dia. Allí se nos avia aca- bado la comida, é nos vimos en tanta nescessidad, quel que alcancaba diez gra- nos de mahiz tostado para comer, creia q tenia buen pasto aquel dia. a á Nuestro Señor de nos sacar os en saliendo, ES es DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIV. espacio de dos dias, estábamos «alegres, dando gracias á Dios, confiando en su misericordia que nos llevaria presto don- de hallássemos gente de nuestra nascion. É cómo en nuestro viaje tan prolixo siem- pre nos guió el Espíritu Sancto, sin me- rescerlo nuestras obras, assi agora singu- larmente, seyendo el mesmo Dios nues- tra guia é camino, nos lleyó despues que nos dexaron las calmas en dos dias de- rechamente á la nueva cibdad de Cádiz en Cubagua, donde como es dicho ha- llamos á los compañeros que vinieron en el bergantin Sanct Pedro; é no fué poca el alegria para el capitan Francisco de Orellana é los demás, que no sabiamos dellos é veniamos con temor que se ovies- sen engolphado, como nosotros hicimos. De una cosa estoy informado é muy certificado: que assi á ellos como á nos- Otros ha hecho Dios grandes mercedes é muy señaladas, en nos traer hasta aque- lla isla en salvamento, porque avemos navegado por la costa más peligrosa é más brava que hay en todo este mar Océano. É á salir en otro tiempo de in- vierno se toviera por milagro nuestra sa- lida, si llegaramos donde agora estamos en esta cibdad é isla ya dicha, donde - avemos seydo tambien rescebidos de los pocos veginos que al pressente hay en ella, como suelen los buenos padres res- cebir á sus hijos; y en esto muestran bien ser hombres que han passado por seme- jantes trabaxos. +2 Yo fray Gaspar de Carbajal, el menor de los religiosos de la sagrada Órden de _huestro religioso padre Sancto Domingo, he querido tomar este poco trabaxo de escrebir el subcesso de nuestro camino é navegacion, assi para decir é notificar 573 verdad que en lo que aqui he escripto me he assaz copilado é acortado, porque la prolixidad engendra el fastidio, y el fastidio causa menosprescio é contradice la auctoridad é crédito que deben aver las auténticas relaciones; pero assi su- perficional é sumariamente he relatado la verdad en todo lo que yo ví é ha pas- sado por el capitan Francisco de Orella- na é por los hidalgos é personas, ó cin- qúenta compañeros que salieron del real de Goncalo Picarro, hermano del mar- qués don Francisco Picarro, gobernador del Perú, álias Nueva Castilla. Sea Dios loado». Dice el historiador é acomulador des- tas nuevas materias: Yo hablé en esta cibdad de Sancto Do- mingo al capitan Francisco de Orellana; é llegó aqui un lunes, veynte é dos dias del mes de noviembre de mill é quinien- tos é quarenta y dos años, é con él el co- mendador Chripstóbal Manrique, natural de la cibdad de Cáceres, é Chripslóbal de Cáceres, natural de la villa de Torre- jon de Velasco, é Alonso Gutierrez, de Badajoz, é á Fernand Gutierrez de Gelis, natural de la montaña é del mesmo lugar dicho Celis. É hablé 4 otros hidalgos é personas, que se hallaron en este descu- - brimiento con el dicho capitan Francisco de Orellana, natural de la cibdad de Tru- xillo; é dél é de algunos dellos supe, que demás de sus particulares devociones, siempre llamaron é se acordaron en sus peligros é trabaxos, que por ellos passa- ron, de Nuestra Señora de Guadalupe, é aun se votaron é prometieron de yr en romeria á su casa, quando á la Madre de “Dios pluguiesse de darles lugar para ello. He puesto aqui esta memoria porque soy amigo de dar testigo de lo que es- cribo; y he desseado ver aquel religioso - — fray Gaspar de Carbajal, de la Órden de los Predicadores, questa relacion escri- _Y es bió; y estos cavalleros hidalgos me diz 574 xeron que se avia quedado á descansar en la isla de la Margarita: é digo que holgara de verle é de conoscerle mucho; porque me paresce que este tal es digno de escrebir cosas de Indias, é que debe ser creydo en virtud de aquellos dos fle- chacos, de los quales el uno le quitó ó quebró el ojo: é con aquel solo, demás de lo que su auctoridad é persona meres- ce, ques mucho , segund afirman los que HISTORIA GENERAL Y NATURAL le han tractado, creeria yo más que á los que con dos ojos é sin entenderse ni en- tender qué cosa son Indias, ni aver veni- do á ellas, desde Europa hablan é han escripto muchas novelas, á las quales en verdad no hallo yo otra comparacion más al proprio que á palabras de papagayos, que aunque hablan, no entienden ningu- na cosa de lo quellos mesmos dicen. “ CAPITULO XXV. Del naufragio é maravilloso subgesso que intervino á un reverendo canónigo de la sancta iglesia catedral desta nuestra cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española, é á otras personas que en este trabaxoso trance se hallaron , del qual escaparon por la misericordia de Dios de la manera que aqui se dirá. > ¿Qué vida ni plama 1 ni p puede bastar para recitar ó escrebir los peligros desta peregrinacion é humana habitacion, en que tan obligados están los que yiven en este valle de lágrimas? Bien sentia aquel doctor .sancto aquesto, quando di- xo: «Esta vida, es vida de miseria, vida caduca, vida incierta, vida trabaxosa é no limpia: esta vida es señora de los ma- los é reyna de los soberbios, llena de miserias é de espanto: ni es vida ni assi se debe llamar, sino muerte, en la qual en un momento morimos por diverssos mandamientos é defettos, é muchas ge- nerasciones de morir han». Porque sea verdad esto que dice Sanct Augustin, no se puede negar, ni perso- na humana lo debe contradegir, assi por los innumerables acaescimientos que en todas las mares é tierras del mundo han - Subgedido, como por lo que en nuestros tiempos en aquestas Indias, en tan poca cantidad de años, se ha experimentado € visto, é yo en parte he escripto en es- te último libro. de la General juslorja des- Passados algunos años, descubriéronse ciente y extremado, no puedo excusarme ni dexar de le poner aqui, para que los fieles chripstianos con esta lecion, den gracias á aquel en cuya mano está la muerte é la vida de los hombres; é aun porque me paresce que ningun cathólico puede oyr tal lectura, sin que le tiemble la barba, si no está muy desacordado de sí, Ó no ignora ques mortal é que conli- núa su curso para yr á parar en el fin que todos ignoran é ninguno debe dexar de tener. Vengamos, pues, á contar en bre- ves palabras esta verdadera narracion colmada de miraglos. Notorio es que la cobdigia de los que se ocuparon en la pesqueria de las perlas en la isla de Cubagua é la Margarita, pro- vincias é costas que llaman de Paria é de Araya é de Cumaná, se dieron tan buen recabdo é pusieron tanta diligencia en agotar é arrancar é hacer estéril tal gran- geria, que cessó quassi de todo punto el tracto della, é se despobló la isla é la des- ampararon los más de los que en ella se avian avecindado, ó que por allá residian é cursaban, por cobdicia de Jas perlas. DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXV. 575 llaman de la Vela é por allí, é passáron- se á poblar allá algunos de los vecinos de Cubagua, é otros que fueron de Sancta Marta é desta nuestra Isla Española é de otras partes, é truxéronse aqui é llevá- ronse 4 España muchas perlas. Á la fama del qual nuevo descubrimiento armaron muchos desde aquesta cibdad, é con mu- cha costa; y entre otros un reverendo pa- dre, canónigo desta sancta iglesia, llama- do Garcia de la Roca, despendió muchos dineros para esta grangeria, assi en navios é canoas y esclavos nadadores como en mantenimientos é otros gastos ; é dió car- go de su hagienda á un pariente suyo que allá envió. Despues, Ó por no le respon- der bien con la cuenta é lo procedido de las perlas, ó por otro fin qualquiera que le moviesse, acordó de yr en persona á ver cómo aquella pesqueria se exercita, é á poner cobro en su hacienda: é aña- diendo costa á costas ó gastos nuevos á los que tenia hechos, con todo el mejor aparejo é proveymiento que pudo se em- barcó en el puerto desta cibdad un lunes á las ocho horas de la mañana, á los veynte é siete dias del mes de Noviem- bre del año passado de mill é quinientos 6 quarenta y dos de la Natividad de Nues- tro Redemptor Jesu Chripsto; aviendo pri- meramente dicho ú oydo missa y enco- mendándose á Dios, como buen sacerdo- te, é aviéndose encomendado en las ora- ciones de otros religiosos para que su viaje subcediesse bien é á servicio de Nuestro Señor. É partióse á la hora ques dicho en una caravela, de que era maes- tre un Álvaro de Ballesteros, é por pilo- to un su compañero, llamado Johan Gon- calez, con muy próspero é largo viento; é desta manera é mucho á su plager na- vegaron todo lo restante de aquel dia hasta una hora antes quel sol se pusiesse 6 que la mar assoz allcrada de grandesolas, é cia mucha agua, pensando hasta eston- ces que la caravela estaba sana; é como este trabaxo fué tan súpito, comencó la gente á alborotarse, porque el agua que entraba por baxo en el navio era mucha; é como yba muy cargado é apretada la mercaderia ó lo que llevaban, ni tenian lugar ni tiento para hallar el agugero 6 rotura por donde se anegaban. Á este ruido, como el canónigo estaba metido en su cámara de popa, é aun almadra- do, salió presto é preguntó al que gober- naba é tenia el timon en la mano, que qué cosa era aquel escándalo é alteragion que la gente toda tenian; y el timonero le dixo:— «Señor, háse descubierto un agua, que nos da trabaxo». Luego el ca- nónigo comencó á requerir al maestre é al piloto, que pues no avia ocho horas que avian salido deste puerto, que se vol- viessen á él á se reparar ó salvar donde pudiessen tomar desta costa; é importuni- dados del canónigo, dixeron que era me- jor que arribassen sobre una canoa que llevaban en compañia , de un Gaspar Fer- nandez, mercader, para decirle si se queria volver con los otros de la carave- la, la qual estaba continuando su camino é yba poco más de un tiro de ballesta desviada á sotavento. É haciendo é di- ciendo todo fué uno, é llegaron á la ca- noa al tiempo quel sol se escondia de su horiconte: y estándole digiendo que se- ria bien que volviessen á Sancto Domin- go, respondieron los de la canoa, que eran solamente quatro hombres, que no, sino que siguiessen el viaje todos juntos, para que si nescessario fuesse, SOCOrries- sen los unos á los Otros... En este punto un marinero comencó á decir á voces que el agua estaba ya so- bre la cubierta é que se yban á fondo; estonces los de la caravela comengaron á decir 4 voces á la canoa: «Á bordo, á bor- E do, á bordo: que nos anegamos ». Estaba 576 luego sin dilacion la canoa se juntó con el costado de la caravela; é aunque la canoa-lo passaba mal por el golpear que se hacia, todos los que yban en la cara- vela, maestre é piloto é marineros é pas- sageros é tres ó quatro mugeres, sin que ninguno sacasse más de lo que tenia ves- tido, saltaron en la canoa, sin que ningu- no faltasse ni peligrasse. É como el vien- to era de la parte de la caravela, é la ca- noa estaba arrimada á su costado á sota- vento, no se podia apartar ni desabragar del navio mayor, é hacia pedagos la ca- noa: é de hecho la echara á fondo, sino que quiso Dios por su clemengia que so- bre los bancos de la canoa yban unas va- ras que llevaban para hacer un bubio, é con aquellas se desembaragaron é apar- taron de la caravela, é quassi en el ins- tante, desviados della un tiro de piedra de manos, ó menos, la caravela se hun- dió, que no paresció della cosa alguna, é se fué á fondo, como si fuera una barra de plomo. Serian los que entraron en la canoa hasta treynta personas, é assi como la caravela se desapareció comencaba á es- curescer la noche, y estaban apartados de tierra veynte é cinco leguas, poco más ó menos. ¡Oh misterios de Dios! ¡Oh in- falible socorro de los pecadores que á Je- su Chripsto é á su presciosa Madre se encomiendan é conoscen su sacratíssima religion ehripstiana, é con entera fée pi- den favor á aquel solo que puede todo lo que quiere, équenunca falta á quiense lo - meresce ni aun á los que con buenas en- _ trañas é perseverancia dessean merescer - é servir al Omnipotente, en cuya Sn » voluntad está nuestro remedio ! Ved, tor devoto, qué os dixo Sanct a - SUSSO : mirad en » qué peligros anda- HISTORIA GENERAL Y NATURAL gado al maestre é piloto de la caravela que la bandeassen é oviessen por bien que se fuesse en compañia, porque de otra manera no se atreviera á alravessar el golpho; y ellos lo ovieron por bien é les subcedió por mejor, é fué assi pro- veydo por la divina misericordia que la canoa, tal qual era, fuesse allí para su re- medio. En la qual entrados, navegaron toda aquella noche, é con mucha mar é trabaxo, porque segund era ella, no fué menor miraglo aver podido llegar á tier- ra quel passado. | Á las once ó las doce del otro dia mar- tes siguiente llegaron á Puerto Hermoso, - en esta costa de Poniente, que está á veynte é quatro leguas desta cibdad, don- de se desembarcaron, dando infinitas gracias á Nuestro Señor, é quedaron obli- gados de nunca cessar en el todo el res- tante de sus vidas. É assi me paresce á mí que desde aquel dia lunes veynte é siete de noviembre ya dicho, comencaron estos á vivir, é assi deben enmendar sus obras para que Dios les dé otros bienes más á su propóssito que los que hasta es- tonces avian adquirido é allí perdieron, sin poder salvar valor de un agujeta más de sus personas: que no fué para ellos poco thessoro ni para nosotros poco avi- so, para estar siempre apercebidos é de tal manera velando, que en qualquiera hora ó dia que la muerte llegare, no pue- da matar el ánima, pues quel cuerpo una vez ú otra ha de salir deste mundo, é atender hasta el final juicio aquella sen- tencia última é universal, que dará nues- tro Redemptor del humano linage, para que los que bien vivieron vayan á la vida eterna, é los que mal obraron, al fuego eterno: que esto es la fée cathólica, é E quien no lo creyere assi, no n= sal- - varse.. : : DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXV. 97 una de las personas de auctoridad é buen crédito de su cabildo; é débese creer que por su buena vida é méritos le quiso Dios poner en el peligro ques dicho, é pa- ra ayudar á los que con él se hallaron, * 1 porque segund se supo de otras personas hico mucho al caso su buen ánimo y es- fuerco para la salvacion de todos, é su- per omnia el auxilio divino. — CAPITULO XXVI. En que se cuenta un caso maravilloso que acaesció á una nao portuguesa, que con treynta hombres de la mar salió del puerto de la cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española para se tornar á Portugal, é con tormenta aportó en la isla de la Bermuda, en la qual se perdió, y escapó la gente por la misericordia de Dios. Sito naos é caravelas partieron de la cibdad de Sancto Domingo de la Isla Es- pañola á los veynte de julio de mill é qui- nientos é quarenta y tres años para Espa- ña, y entre aquestas velas una nao dellas era portuguesa: la qual avia venido á es- ta cibdad cargada de negros para los ven- der, porque aqui valen é son nescessa- - Tios para nuestras heredades é servicios de los veginos é grangerias del campo é minas, sacando oro, é para los ingenios de acúcar (puesto ques ya tanta la can- tidad destos esclavos, que muchos dellos andan alcados é son rebelados á sus due- ños é hacen mucho daño en la isla, é se espera mayor, si no se castigan con más atencion que hasta agora se ha hecho). Esta flota é número de navios ques di- cho ví yo salir con buen tiempo del puer- to desta cibdad; é navegaron la vuelta del Poniente é salieron despues por la via de las islas de los Lucayos, é desde allí tiraron su camino la vuelta de Europa. É cómo la nao portuguesa yba sin carga é con treynta hombres, y entrellos los dos eran pilotos, desque se vido engolpha- da é apartada y ya de la flota é compañia siete ú ocho dias avia , Vínole iapips con- yban volando sobre las ondas de la mar, la qual era muy gruessa é tempestuosa. É una noche ovieron su acuerdo los dos pilotos, sin saber ni conosger adónde se estaban, porque avia quatro dias que por el tiempo cerrado é nublado no avian po- dido servirse de los astrolabios, ni tomar el sol ni la estrella ó tramontana del Nor- te: é como acaesce muchas veces que la casa regida por dos cabecas, en especial diferentes, es menos bien gobernada, as- si entre estos pilotos desconformes en sus votos, el que dellos era más diestro se - llamaba Amador Goncalvez, natural de Lisboa; y este dixo al otro que le pas cia que estaban cerca de tie rr , 64 de bian coger las velas é ponerse al payro, , ó dar la vuelta á la mar hasta quel dia. viniesse, porque con el dia, por escuro que fuesse, mejor pudiessen consejarse. El otro piloto decia que no cra posible estar cerca de tierra; pero con voluntad de los marineros, que algunos dellos eran expertos en trabaxar é se acostaron al voto de Amador, porque le tenian por hombre de buen conoscimiento, querian seguir su paresger é tirar á la mar; y en el instante tocó la nao en ciertos arraci- fes é roquedos baxos que están de $ a banda del Norte de la isla Bermuda, dista desta nuestra cibdad de co e cian (digo desta muestra Isla Es- año ), más LTS desde la villa 578 de Puerto de Plata hasta la dicha Bermu- da doscientas é cinqúienta leguas, pocas más ó menos, é tantas puede aver desde el cabo del Engaño, ques la punta más oriental desta Isla Española, hasta la Ber- muda. É como estos hombres se vieron perdidos, é la nao comencó á se encallar entre aquellos baxos, sin aver remedio de salir de allí, ni yr atrás ni adelante ni á otra parte, diéronse mucha priessa de sacar el batel de la nao, aunque con mucho trabaxo: lo qual no pudieran ha- cer, si la nao fuera cargada, ni se salva- ra persona alguna de todos, é aun, si la noche turara, más todos se perdieran, porque estaba la gente muy cansada é desmayada; é quiso la misericordia di- vina socorrer á estos pecadores con la luz del dia, é vieron la tierra de la dicha Bermuda. É assi se esforcaron con Dios, á quien con grande devocion se encomen- daron, é á su bendita é gloriosa Madre la Vírgen Sancta Maria, Nuestra Señora, cada uno votando é prometiendo la en- mienda de sus pecados: é plugo á Jesu Chripsto, Nuestro Redemptor, que salió el batel; y echado al agua, entraron en él todos treynta hombres é fueron á la is- la, que estaba bien quatro leguas ó poco menos de donde dexaron la nao. É allí salidos en tierra, llamando á Dios con muchos clamores é lágrimas, plugo á su ciemencia que abonancó el tiempo é la mar se quietó, de manera que aviendo su consejo, se acordó que parte de los marineros volviessen á la nao, que esta- ba como es dicho encallada en aquellos baxos; é sacaron della algun bastimento, quanto pudieron, aunque no pudo ser ES quanto les fuera menester, é sacáronlo á - tierra; é tambien sacaron las velas y en- tenas é todo uatio más Recioros, para HISTORIA GENERAL Y NATURAL to que deshigieron la dicha nao é 5 la ar- rasaron hasta el agua, é despues que es- tuvo assi, se la tragó la mar, y estos hom- bres se recogieron en la isla. En la qual estovieron sessenta dias, sosteniendo sus vidas con la esperanca que tenian de ser ayudados de Dios, como quier que en el comer les faltaba el pan y el vino é los Otros alimentos nescessarios; porque el bastimento que sacaron fué poco, y esso guardábanlo para su matalotage, é co- mian palmitos é palmas grandes, de que hay muy grand cantidad: é hay muchos é buenos pescados, é como por allí no ven pescadores ni redes ni ancuelos, ve- nian quassi á las manos muchedumbre dellos en mostrándoles el pié ó la mano á par del agua, como si fueran domésti- cos animales; é con una hacha ó mache- te Ó con un palo dándoles, los mataban con facilidad, quantos avian menester é bastaban para essa gente é quantos más fueran. É quiso aquel soberano provee- dor de las nescessidades que les deparó muy buena agua dulge de pocas fechas á mano á par de la costa, cavando en el arena un poco é cerca del agua salada, porque de otra manera fuera imposible vivir sin beber. Propria tierra es aquella para E gente quel Plinio llama lenofagi, los quales se mantienen con tortugas, por lo qual son assi llamados, porque lene significa tortuga, é fagiín quiere decir manjar ó co- mer: la qual gente cubren sus casas é habitaciones con las conchas de tales pes- cados, é aquellos viven en el ángulo de Carmama; pero la Bermuda es inhabita- ble é sin gente alguna, ni otro animal por allí se vee sino la grandíssima abun- dancia de diverssos pescados é innume- Tables é grandes tiburones, é destas tor- - tugas grandes. mataban é comian muchas estos. Pobres aislados. Pero como dige ótele Los que son. entendidos en DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXVI. entendidos en ella». Assi esta gente, CO- mo todos eran gente de la mar é avian vístose en diverssos trabaxos, compor- taban mejor que lo hicieran otros horm- bres, su fortuna; y encomendándose á Dios acordaron de hacer una barca ó na- vio, en que pudiessen salir de allí, para se venir á esta Isla Española Ó á la de Sanct Johan. É como avia entrellos offi- ciales para poner en efetto su labor, é mediante la industria de su buen piloto Amador é con herramientas que tenian, aunque con poca clavacon é con falta de más cosas é aparejos que se requieren para tal obra, hicieron un gentil barco con las reliquias de la nao perdida é de lo que pudieron despojar della, é tam- bien con el ayuda de los cedros muchos é buenos que allí hay en la Bermuda. Concluyda la obra se metieron todos treynta hombres en el navio para nave- gar, é su matalotage fué cierto cacabí que escaparon, en el qual no avian osa- do tocar por le guardar para el camino; é hicieron carnage de muchas tortugas grandes secadas al fuego por la falta de sal, É allegaron á esta cibdad de Sancto Domingo en salvamento desde que par- tieron de Ja Bermuda en catorce dias, y entraron en este puerto jueves veynte É- dos dias de noyiembre del dicho año de mill é quinientos é quarenta y tres. Viendo yo entrar el navio é passar á par desta fortaleca desta cibdad de Sanc- to Domingo, que por Sus Magestades ten- go, donde despues el mesmo piloto Ama- dor Goncalvez me informó del naufragio ya dicho, como hombre bien hablado é de buena fama é crédito que tiene, yle hacen digno de ser creydo (é. porque as- si lo enentan todos. los otros que con él se hallaron, que al. ressente están en es- ta cibdad), tomé men ns cinco 979 la merced que les hico á todos é cada uno dellos, trayéndoles en salvamento é sin peligro ó muerte de persona de quan- tos en este viaje se hallaron. Supe deste piloto que la isla Bermuda tiene muchos é buenos puertos, é que no - es toda una, sino quatro ó cinco pedacos de tierra cerca unos de otros, é de muchas é grandes arboledas de cedros muy exce- lentes, é sabinas é palmas é otros géneros de árboles: de manera que mejor se po- drian llamar estos isleos Bermudas que no Bermuda. Está, segund este piloto afirma, en treynta é dos grados y medio distan- te de la equinocial, lo qual se certificó con su astrolabio muchas veges que allí tomó el altura del sol é del Norte. Tiene muchos baxos de la banda del Norte, desde el viento Norueste hasta el Sueste, desta manera: que de ocho partes de-cir- cunferencia las quatro ocupan los baxos é roquedos muy peligrosos, sin tener por donde es dicho salida segura para la mar, sino fuesse con cursado piloto allí é mar tranquila, ó muy pequeños barcos; y essos baxos turan buen espacio en la mar. Assi las quatro leguas ques dicho que avia desde donde se perdió la nao hasta la isla, como mucho adentro de la mar, hay muchas gaviotas é- -gavinas é otras aves que se exercitan allí en la pes- queria, porque hay muchos peces vola- dores é otros que se andan sobreaguados. . Hallaron estos ehripstianos muchos fue- gós muertos, é hallaron un muy buen mástel en la costa, de alguna nao que no debiera aver allí llegado, sino por se aver perdido la nao de quien era: los. fuegos se puede creer que los harian los que fue- ron poco tiempo há allí con el capitan Carreño á tentar é ver qué cosa era aque- lla isla, como en otra parte lo tengo di- cho. Sea Dios loado ae sus AS ma- ] lla ¿lin .. 580 HISTORIA GENERAL Y NATURAL CAPITULO XXVII. En que se tracta de dos huracanes ó lempestades que acaescieron en la Isla Española é otras islas á ella comarcanas, é de ciertos naufragios que subcedieron por las dichas tempestades en los meses de agosto é septiembre de mill é quinientos é quarenta y ginco. años. E. el capítulo HI del VI libro de la pri- mera parte destas Historias de Indias dixe é dí relacion de dos huracanes ó grandes tempestades que acaescieron en esta cib- dad de Sarcto Domingo de la Isla Espa- ñola: el uno fué año de mill é quinientos y ocho, y el otro en el siguiente año de mill é quinientos y nueve; lo qual yo en- tendí de muchos é auténticos testigos de vista en la mesma cibdad, é muchos hay vivos hoy que lo vieron. É aunque en la verdad fueron muy grandes y espanta- bles acaescimientos, como el prudente letor lo puede leer é considerar , á mí me dió grande admiracion oyr cosas de tan- to espanto; pero no lo pude sentir ni en- tender tan puntualmente, ni con tanto terror é trabaxo, como experimentando é viendo otras dos tempestades más ace- leradas en la mesma cibdad, é con tan poco intervalo y espacio de tiempo como passó de la una á la otra; porque la pri- mera fué lunes á diez dias de agosto, dia de Sanct Lorengo mártir, en este pres- sente año de mill é quinientos é quaren- ta y cinco; éla segunda subcedió á ocho dias del siguiente mes de septiembre, dia de Nuestra Señora la Vírgen Sancta Ma- ria é de su gloriosa Natividad. -Quánto mejor se entienden las cosas e vistas que las oydas, bueno está de juz- gar. Ássi en este caso puedo yo hablar 2 como hombre que lo vido, é como testi- go que lo sintió, é como de aquel á quien ¡po parte. del daño de Pérdida tan gran- La - España los truenos é relámpagos en las ES tempestades causan | mucho espanto, : assi. sufigiencia narrarlo ni encarescerlo, ni tan al proprio escrebirlo ni darlo á enten- - der, como ello passó. Pero diré lo que ví, como mi memoria bastare, pues ello pas- só en los dias é tiempo que he dicho, é yo lo noté é acomulé'á los naufragios des- te último libro, desde á quatro dias des- pues que la segunda tormenta ó tempes- tad passó, é digo assi : Domingo en la tarde, nueve dias de agosto, andaba en la mar en que estamos desta Isla Española, á diez é ocho grados desta parte de la línia equinocial, mucha requesta é tempestad, quebrando en estas costas muy altas é bravas ondas con bra- vo viento: el qual principió en el Norte ó parte septentrional, é de allí se mudó al Nordeste , é desde saltó al Leste ó par- te oriental; é quando amanesció el lunes siguiente, dia del mártir ques dicho, sal- tó el viento en el Sueste é dió con las naos é navios deste puerto al través den-. tro del rio en la costa é parte desta cib- dad; é poco á poco se fué aumentando de viento en viento el temporal. Los hombres de la mar, para poner recabdo en las naos é caravelas é otros navios del puerto, é los veginos de la _Ccibdad, por lo que tocaba á sus casas é haciendas, todos estovieron en vela la noche passada con mucho temor, enco- mendándose á Dios é continuamente Jlo- rando excesivamente, y el viento bra- mando. Pero una cosa quiero decir por- que es notable; y es que assi como en DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXVIL siempre viene-sin truenos, é la peor se- ñal es no los aver en tales tempestades. Tornando al propóssito , despues esfor- cándose más el viento, passóse al Sur ó parte austral del Mediodia, y estonces (serian ya las siete horas y media del dia) con tanto ímpetu que muchos buenos áni- mos de hombres se enflaquescerian, vien- do que todo yba de mal en peor: é turó bien la mayor furia é lo más resgio é tra- baxoso quassi hasta las nueve horas. Por manera que lo más temeroso fué una ho- ra y media, poco más ó menos, á mi pa- rescer, non obstante que aunque desde las nueve comencó á afloxar el viento sin cessar el agua , essa mejoria é declinagion tenia suspensa la esperanca hasta las On- ce del dia, que paresció quel cielo esta- ba menos escuro, é mejor diciendo, Dios nos prometia seguridad. É por su cle- mencia comencó á tranquilicarse la tem- pestad, de tal forma que á medio dia era passado el principal rigor y el miedo uni- “versal; pero creo yo é tengo por cierto que si de noche fuera el mayor peligro é furia de tal tempestad, que peligraran muchos; porque se hundieron é cayeron quantos buhios ó casas avia de madera é paja en. esta cibdad é mataron mucha gente, porque raros “fueron los buhios que quedaron, por estar detrás de los edeficios de piedra. É aun en los edefi- cios, aunque en esta cibdad los tales son. muy buenos é fuertes, como el agua fué mucha é continua y el viento incompor- table, se sintió en mucha manera é higo mucho daño á muchas casas; y en esta fortaleca de Su Magestad, en que yo es- toy, arrebató el viento más de treynta al- menas: é de una esquina de un muro que está á la parte de la mar, derribó un peda- co de un liengo con parte del adarve, con ros edefi qa desta casa real, que ruinó dar. el viento con ellos en tierra, 581 del monesterio de Sancto Domingo, é desbarató las celdas del monesterio de Sanct Francisco; y en muchas casas de particulares, de piedra, en unas más que en otras, ruinó parte dellas. Y en solo las puertas é ventanas que en esta cibdad el viento higo pedacos en todo ó en par- te dellas, no se podrán restaurar sin mu- cha suma de pessos de coro: de manera que muy pocas ó ningunas casas queda- ron sin daño. Era muy grand lástima ver el campo y el estrago que se hico en los ingenios de agúcar, y en los hcre- damientos é cañafístolas é arboledas de fructales arrancadas; los conucos Ó la- brancas perdidas; los buhios é casas de las heredades asoladas; é con tan gene- ral pérdida, que segund nuestros vegi- -nos afirman, é yo creo por lo que ví, es- taban en valor de doscientos mill pessos de oro lo que á esta Isla le vino de da- ño; porque la villa de Agúa toda se ane- gó é derribó por tierra con sus ingenios de acúcar é ricos heredamientos. Á mu- chos otros desta Isla asoló é destruyó, é por mi casa juzgo el daño que en otras haciendas mayores é mejores se higo; porque á mí me derribó en el campo en mi heredad siete ú ocho buhios ó Casas, -é perdí toda la labranca é arboledas: é con trescientos castellanos no se reedefi- cará é cultivará el daño que en el cam- po y en esta: cibdad á mí solo me vino, y en las casas é possesiones, que aqui tengo. Quanto más - que oyo hombre, á quien tres mill, á quien dos mill, á quien - mill, é más é menos arrobas de acú- car, demás de las heredades é canaye- rales con otros edeficios é haciendas, les quitó la tempestad que digo. É la co- sa de mucho mayor dolor y espanto, fué ver las naos é caravelas é otros navios, que estaban en este puerto é rio tem- pestando é garrando hasta se perder é unos año con otros arrollados en eslas costas des- e z 7 Es 582 ta ribera; algunos hundidos del todo é otros en parte, é concluyendo perdidos. En la segunda tormenta fué aun ma- yor el daño, porque fué mucho mayor el agua é las crescientes deste rio, que aca- bó de echar á perder los navios: é á una parte ponia dos ó tres é á otras otros tan- tos, é más é menos. Y en la canal deste rio, enfrente desta fortaleca, se hundió uno; y en otra costa, poco más arriba desse, estaban otras dos naos perdidas, é debaxo é al pié de la casa del señor al- mirante estaban otros, é más arriba otras dos naos; é á un vecino solo se le per- dieron una nao é una caravela; é la su- ma ó cantidad del número de las naos é caravelas é otros navios que se perdie- ron, fué diez é ocho ó veynte, algunos cargados é otros con parte de carga, que valia mucho más que las naos, por lo qual algunos digen quel daño fué de ma- yor valor de lo que tengo dicho. En la isla de Sanct Johan ovo assimes- mo mucho daño de pérdidas de casa é haciendas. : Diré agora cómo la ventura é diligen- cia de los mercaderes muchas veces se concluye, no á proporcion de sus des- seos, é sí como lo merescen sus cobdi- cias. Como la moneda que aqui corre des- tos quartos es baxa é ruin, é los reales que en Castilla valen á treynta é quatro, corren aqui á quarenta é quatro marave- dises , por hager sus dineros que han acá ganado vendiendo el gato por liebre, pro- .Curan de llevar á España acúcar Ó cueros - de vacas ó perlas ú otras cosas, en que - emplean sus ganancias é moneda ; € á un - _Iercader, por ganar tambien en el re- torno como en lo que acá truxo, usando deste aviso, intervínole lo que diré. El dia antes que la tormenta primera deja del maestre é legó un barco prado: á este | let aquestos huracanes | acaescieron,. no me HISTORIA GENERAL Y NATURAL muchos cueros vacunos é cantidad de ca- ñafístola; y en echando que echó el án- cora, llegó el mercader cobdicioso á ro- gar á otro, cuya era la carga, que le ven- diesse parte della de aquel acúcar, é por mucha importunidad vino en le dar ó vender una buena cantidad de acúcar, cargacon del barco. É fecha la paga rescebido el dinero, llegó la tormenta é hundióse el navio con todo el acúcar, con quanto traia é tenia dentro, sin se poder salvar cosa alguna: por manera que no quiso Dios que sin compañero en essa pérdida se doliesse el mercader prin- cipal, ni los que allí tenian parte, sin que los dineros del postrero les pagasse par- te de tales lágrimas. Fué la segunda tormenta de menos viento, pero de mucha más agua que la primera; é comencó un domingo en la noche á llover y el lunes más, y en pes- so continuándose toda la noche siguien- te é todo el otro dia martes, dia de Nues- tra Señora, sin cessar momento. É cres- ció el rio desta cibdad más que nunca se avia visto crescido desde questa tierra es de chripstianos, é aun fué mucho mayor el daño que higo en la ribera; é perdié- ronse seys ó siete naos que estaban car- gadas é otras vacias, con las quales é con las primeras de la tormenta ó hura- can precedente llegaron al número ya di- cho, contando con ellas otra que agora é capitan llamado Cru- cado. Cayeron muchas casas olras, é as- saz quedaron sentidas de las de piedra; é sin dubda se tuvo por cierto que si otros dos ó tres dias turara más el agua, esta cibdad se perdiera, ó mucha parte della. Fué tambien á dos dias de luna. este A naufragio, como el ques dicho; pero por- que he dicho los dias puntuales en que DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXVIL los que sacan el cuento de la luna: que bien sé que dicen que avia de ser la con- juncion á siete de agosto, á once horas é veynte é siete puntos, en el signo de Leo en veynte é tres grados. Y en el mesmo Reportorio dige que la conjuncion del mes de septiembre passado avia de ser á seys dias del mes, á una hora é diez puntos en el signo de la Vírgen, en veyn- te é dos grados; pero acá no valen nada essos reportorios que fueron hechos en Europa, é no pueden ser ciertos aqui que estamos en diez é ocho grados esta cib- dad desta parte de la equinogial. É por- que podria ser que yo, que no soy astró- logo, me engañasse en decir que ambas tempestades fueron á dos dias de luna, é que mi error procediesse de ser aquellos dias escuros é nublados, ella mesma, quando se nos mostró despues, enseñó ques lo que yo digo, é que si fué algu- na diferencia, fué de pocas horas más ó menos de lo que tengo dicho: quanto más que muchos eclipses del sol é de la luna que se ven en Europa y España, acá no los hay ni se ven. Tornando á la historia, la nao de Cru- cado escapó aqui de la primera tormenta, é cargada salió deste puerto un dia antes de la segunda, é llevaba mucha agúcar é perlas é otras cosas, de valor de quaren- ta Ó cinqiienta mill ducados. É alcancóle la tormenta é huracan segundo despues que estuvo en alta mar; é cargó el tiem- po tanto de mucho mar é viento é agua, con tanta escuridad que no se via ni co- noscia un hombre, aunque á par esto- viessen, ni se podian valer: é comenga- ron á alijar la carga y echaron el artille- ria á la mar é otras cosas muchas, é cor- taron el arbol principal é dieron con él en el agua. É sin saber dónde se estaban, dieron la vuelta desta Isla, á Dios mise- - ricordia, con tal o | 583 Señora, seyendo ya tres ó quatro horas antes quel siguiente dia amanescicsse, cabordaron en tierra, sin saber adónde estaban. Y tovieron tanta ventura, que la nao quedó derecha encallada á diez ó do- ce bracas apartada de la costa de la isla Saona , próxima á esta Isla, á la parte de Levante, en esta costa del Sur, veynte é cinco ó veynte é seys leguas más orien- tal questa cibdad: é salieron en tierra, dándoles el agua á los pechos; é salvaron ciertos caxones, en que yban el oro é las perlas que llevaban, é perdicron sola- mente un hombre, é los demás todos, as- si marineros como passageros, se salva- ron. É cómo fué de dia, el maestre y capitan conosció la tierra é dixo: «En la Saona estamos». É hico luego dar noticia á esta cibdad, y él vino á ella para que se enviassen allá navios sotiles é recab- do para salvar lo que se pudiesse sal- var é sacar de la dicha nao; porque se- gund yo le oy decir al mesmo en pres- sencia del presidente desta Real Chan- cilleria que aqui reside, el licenciado Alonso Lopez Cerrato, quatro Ó cinco dias despues questa nao se perdió ella encalló derecha y estaba entera; é assi despues que allá fueron, se salvó assaz ropa de la que yba en la nao. Pero assi el maestre como los demás, encomen- dándose á la Madre de Dios é llamándola - en tan extrema nescessidad, se ofrescie- ron é volaron unos á la Señora del Anti- gua é otros á la de Guadalupe é otros á sus devotas peregrinaciones, porque Ca- da uno tiene en su patria una estacion Ó lugar de particular devogion; mas todos como cathólicos chripstianos enderesca- ban sus devociones á la Reyna del cielo, la qual los oyó, é por miraglo escapó deste naufragio , segund yo lo oy contar al mesmo Crugado ; porque, como es di- cho, quando dieron en tierra, no sabian adónde se estaban, ni sabian qué hager de 584 cado, esforcando su gente les dixo: « Es- forcaos, amigos: que en salvo cestays, questa es la isla Saona». É puso diligen- cia, como es dicho, en el oro é perlas y en lo que más pudo, como hombre fiel é de buen recabdo. se Pero aunque este naufragio que sub- cedió á Crucado de la segunda tormen-. ta é huracan, fué tan peligroso como está dicho, otro ocurrió en el mesmo tiempo de mayor admiracion á ciertos marineros é un clérigo llamado Maris- cal, que era cura de la villa de la Yagua- na, é fué assi. Andaba en esta cibdad de Sancto Do- mingo un clérigo, llamado Mariscal, que estaba por cura en la villa de la Ya- guana, ques en el fin é parte ocidental desta nuestra Isla Española, hombre ne- gociador é cargado de pleytos é baraxas, que vino aquí essa é Otras veces antes á esta cibdad. É con los despachos quél pudo con su solicitud despachar desasso- segado, partióse desta cibdad un dia an- tes Ó dos de la primera tormenta, é qui- so Dios que arribaron á tierra en esta costa abaxo, é se salvaron por estonces. Yban en este barco el arraez ó maestre é piloto con otros quatro marineros é un in- - dio del maestre, y el clérigo é un indio é una india suyos: assi que, eran ocho personas. É cómo vieron abonancar el tiempo, volvieron á su navegacion, é sub- cedióles la segunda tormenta é huracan sussodicha, é dió con ellos en un escollo -$isleo, que se dice Ántovelo, que está 4. Poniente desta cibdad de Sancto Domin- -g0 cinqiienta leguas, enfrente de la villa de la Savana, é á cinco ó seys leguas lí con la tempestad é fuerca del tiempo AY del barco dieron al nene, sin dose en el instante, artados de la costa dentro en la mar: é HISTORIA GENERAL Y NATURAL Mariscal, desseando vivir, saltó en las peñas del isleo; é saltando él y el barco sobre él todo fué uno, y entre el barco é la peña tomóle una pierna el barco, é cortóle el un pié por encima del tovillo, y el pobre clérigo, viéndose assi lastima- do é con extremado dolor, desatinado, pero encomendándose á Dios é santiguán_ sin tener tiempo ni esfuerco para se apartar, llegó otra ola é lo embistió é arrebatólo de la peña aba- xo é ahogóúse. É assimesmo se ahogó una su india é un indio del maestre Diego Gar- cia, é los demás con el dicho maestre se escaparon, que fueron cinco personas é un indio del clérigo; pero no pudieron salir tan á su salvo que no saliessen bien descalabrados y hechos pedacos é lisia- dos de las peñas, en esta manera de des- embarcacion, tal qual aveys oydo, ha- ciéndose el barco muchos pedacos. Estos cinco españoles y el indio que quedaron vivos escaparon en el isleo, donde estovieron quarenta y nueve dias, haciendo una larga quaresma é peniten- cia de nueva manera; porque ninguna co- sa avia qué comer en el escollo, sino ver- dolagas. Con todo escaparon un queso del matalotage é carga que llevaban : nin- “guna agua ni vino tenian; pero con el queso é verdolagas essos pocos dias quel queso turó passaban su vida, é con algu- nos cangrejos. É continuando su peniten- cia, no bebian sino quando venia algun - aguacero que por aquellas enriscadas pe- ñas en algunos hoyos ó vacuos dellas de- xaba algunas pocas ó charquillos peque- ños con agua, á donde yban á la beber é chupar con mucha devocion é lágrimas, é con tan extrema nescessidad como se de-- be pensar ó congecturar mejor que yo la sabria dar á entender. É agotada aquel ps quedaban e en su E ordinaria, pe | DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXVII conseguir por otra via ni camino alguno. En esse tiempo venian de noche algu- nos lobos marinos á dormir á la isla por cierta parte que tiene un poco de playa é no áspera, é salidos en tierra, dormian roncando, como es costumbre, tan alta- . mente, que desde léxos se oian; y essos - pobres chripstianos, como no tenian tan pessado el sueño, acudian al roncar des- sas bestias marinas, é matábanlas dán- doles con un palo en el hocico ó testuz. Assi con essos é las verdolagas é algunos cangrejos, despues que fué acabado el queso, vivian míseramente, pero no des- confiados de la bondad é auxilio de Dios. Preguntábale yo á uno destos pecado- res, que de allí escaparon, si tenian lum- bre é si comian crudos aquellos lobos é cangrejos; é díxome que lumbre tenian é leña en aquel isleo, é que desde á on- ce dias que se perdieron hicieron lumbre con los palillos, como lo acostumbran hacer los indios en estas partes, la qual lumbre les fué un notable socorro; é que encomendándose á Jesu Chripsto é á su gloriosa Madre en tanto estrecho é nes- gessidad , fueron de Dios oydos. É acaso passó por ahí cerca una caravela latina, que venia del Cabo de la Vela pp esta CAPITULO. xa a a E De los naufragios, y es muy maravilloso el caso ses 0 le E, pressente año de mill é quinientos é quarenta y ocho acaesció que salió una nao de la cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española, cargada de agúcar é cueros de vacas é cañafístola é otras co- sas, y en ella: muchos passageros, para España; é despues que algunos dias na- vegaron, higo la nao tanta agua, que con dos bombas no la podian agotar é se yba. “dad, é capearon llamándola: la qual ar-. -yibó é fué á socorrer ostotra, que en tan. | al fondo; $: pro E llamar á Dios 585 cibdad, cargada de sal, é capeáronla, y ella arribó al isleo é recogió esta gente perdida é é los sacó de allí con su maestre é arraez é piloto del barco perdido, lla- mado Diego Garcia, con los otros quatro chripstianos y el indio del clérigo; é Jle- gó á esta cibdad esta caravela con ellos, domingo, dia de Sanct Lúcas evangelista, que se contaron diez é ocho dias del mes de otubre del año ques dicho de mill é quinientos é quarenta y cinco años. De los quales yo me informé de lo que aqui he dicho, para aviso de los que leyeren estos trabaxosos subcessos de la mar, en que tan notorios peligrosos trances traen los hombres que en ella andan, é para que los que lo pudieren excusar, no na- veguen. E digo yo esto con mis sessenta -é siete años á cuestas, y espero, si Dios fuere servido, de yr á España en el si- guiente año, llegada la primavera: lo qual paresce cosa temeraria é poca pru- dencia; pero como el vivir y el morir de la voluntad de Dios procede, esperó en su misericordia quél suplirá mi edad é fuercas, é me proveherá de tal aliento y .esfuergo que pueda de mí mano pintar estas historias de Indias al Emperador, nuestro señor. a Ñ e yA á lado a, más de seyscientas leguas apartados de la Isla ; é quiso la Bondad divina oyr los clamores é lágrimas de aquella afligida compañia, entre los quales yban de nuestra cibdad, con sus mugeres é bijos, algunos vecinos nuestros; é al tienfpo del inayor trabaxo é de su mayor agonia, vieron una nao, que avia antes partido de la mesma cib- und: dá é total e estaba, ts 586 llegó á tiempo que se salvó toda la gen- te y el oro é plata é lo que llevaban: que no se perdió sino las mercadurias é cosas pessadas de la carga. Era maestre desta nao que se perdió, Gaspar Guerrero, vecino de Sevilla; é salido él é sus compañeros é los passa- geros, é passados á la nao que los so- corrió, en el instante la otra nao se hun- dió en la mar, con mucho valor de las mercadurias. É los que se salieron, llega- ron á Sevilla la víspera de pasqua del Es- píritu Sancto algunos, é otros pocos dias antes, é otros despues: de los quales eran Vidal, boticario, é su muger é hijos , é Johan Rodriguez, escribano, é un hijo CAPITULO HISTORIA GENERAL Y NATURAL suyo, é otros muchos passageros é algu- nos religiosos de Sanct Francisco é otros, con los quales yo hablé, é aun tuve car- - tas de mi casa. É supe dellos que se vo- taron á Nuestra Señora del Antigua de la iglesia mayor de Sevilla, é otros á Nues- tra Señora de Guadalupe; é todos en fin á la Madre de Dios é á Nuestro Redemp- tor Jesu Chripsto, que vive é reyna por siempre jamás. Amen. Este naufragio escrebí yo en Sevilla; pero en el tiempo ques dicho, por infor- mación de los mesmos que en él se ha- llaron, que como testigos de vista me di- xeron lo que está dicho. De todo sea Dios alabado. XXIX. De otro naufragio quel m mesmo año acaesció despues del sussodicho, é no tan venturoso como el que se : ha contado de susso. Pon P artieron tres caravelas latinas en con- serva desde la cibdad é Puerto Rico de la isla de Sanct Johan, que los indios lla- man Boriquen, que está al Oriente de nuestra Isla Española; é assi como del naufragio que de susso se ha contado, se puede colegir deste quánta utilidad se si- gue de la navegacion acompañada de otros navios, é la expiriencia está clara é vista muchas veces. É si en el capítulo de susso escapó toda la gente por la con- serva ó compañia de otro navio, en es- totro caso, que agora se dirá, no quedara con la vida persona alguna, si sola vinie- - ra la caravela que se perdió, por una -— desaventura que nunca su semejante se - ha visto, despues questas nuestras Indias descubrieron; é fué desta manera: Del puerto, que está dicho, partieron las : las un viernes, qe se conta- neladas, y esta era la capitana, nombra- da Sancti Spiritus; é prosiguiendo su camino para España, subcedió quel jue- ves, diez é siete del mesmo mes de ma- yo, octavo dia de la Ascension, avién- dose ydo adelante la caravela menor de las tres, de que era maestre Amador - Goncalvez, vecino del dicho Puerto Rico, porque era más velera é andaba más, no guardó la compañia sino quatro dias, pero quedó la otra caravela tercera, que - era quassi tamaña como la capitana; é por ser más ligera, siempre andaba adelante, é como venia la noche apocaba las velas por atender á la capitana. Y el dia ya di- cho, siguiendo buen tiempo é mar bo- nanca, estarian dos tiros de ballesta más adelante que la de Sancti Spiritus, 4 las nueve horas del dia, claro é sereno, que fué otra acen de Dios, porque si | fuera de noche, más hombres se perdie- sé: assi caminando con el viento á po- DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXIX. 587 Estando todas las velas alcadas é de xo que encomendaba ási é á todos, é bastante viento llenas, enderescadas al viaje é propóssito de su camino, siguióse quel piloto de la caravela que yba delan- te, dicha Sanct Johan, que estaba á la banda hácia Sancti Spiritus, vido por su proa passar de luengo dos ballenas muy grandes, que se sumieron é no las vido - más aquel piloto, el qual se decia Manuel Vaez, portugués; é assi eran todos por- tugueses los maestres é marineros de am- bas caravelas. É del navio Sancti Spiri- tus no vido persona alguna las ballenas, aunque el maestre de su caravela, lla- mado Mateo Fernandez, avia estado un buen espacio á la proa, hasta que llegó la hora de las nueve, que dió el navio tan rescio encuentro en una de las balle- nas, segund se cree quella yba á salir de baxo del agua al tiempo que la caravela - passaba, é topó con ella: é fué tan gran- de el golpeó. encuentro que se dieron, que no estuvo el navio sobre el agua tan- to espacio quanto tres credos recados bien de priessa; de manera que no ovo lugar de echar fuera el batel, adonde avian echado todo el oro que llevaban, é las mugeres é gente menuda que allí se avian metido, ron aderescar u un “aparejo para ello. eres Encontinente , como hombres diestros, los marineros corrieron á dar á la bom- ba, é salia el agua mezclada ó vuelta con la sangre de la ballena, segund lo testi- ficaron los marineros que allí yban; y el maestre, como hombre diestro, fué lue- go á la proa é se descolgó abaxo, é vido que entraba la mar en el navio como por una puerta grande por mitad de la quilla de la caravela, que estaba toda abierta é dix que ni avia tiempo de Jera, n aprovecharia ( dar sa debieran. Pero qué -por baxo. El qual maestre luego volvió que cada uno mirasse por sí. En este tiempo, como los del nayio di- cho Sanct Johan vian mejor lo que passa- ba que los mesmos que padescian, é su piloto Manuel Vaez, como hombre que es- taba atento mirando sintió el golpe, man- dó tener. á orca é detuvo su navio para echar el batel fuera; pero antes que se -pudicsse hacer ni poner el aparejo en ór- den, ya estaba el que topó con la ballena hundido muchas bracas, sin parescer me- moria dél, sino los que nadaban é las ca- xas que hacian lo mesmo, é los que se salvaron de caxa en caxa; é algunos se- guian la via del batel: que en fin con toda diligencia posible é como buenos chripstianos, se echaron al agua para so- correr á essotros pecadores. Contemplad, letor, qué tal andarian nadando en calgas é jubon aquel reve- rendo arcgediano de la iglesia catedral de la cibdad de Puerto Rico, llamado Don Pedro Goncalez Prieto, y el canónigo Jo- han Gallegos, de la mesma iglesia, con los que allí se hallaron. ¡Oh desastres é peligros de la vida humana, que como DO se consultan c con los pecadores. assi se más. seguro es es. el acadon é sus sudor Dexemos de discantar. nuestras miserias, á que nascen los hombres obligados, é volvamos á la materia. ) Echado el batel fuera, y en él aquel buen hombre piloto Mateo Fernandez con hasta ocho ó diez hombres, quando lle- garon á los que nadaban avian passado tres quartos de hora, poco más Ó menos tiempo; é tomaron los que hallaron en- tre la caxería, tan afligidos é cansados, “como se puede contemplar mejor que es- crebir. Pero ya á algunos de los marine- ros mancebos de la caravela perdida los E avia el batel recogido. en el camino que Es al otro navio, é por la bondad. a | 2 588 divina fueron los que assi se salvaron veynte é ocho personas, assi passageros como marineros, é los passageros eran los más dellos naturales de la isla de Sanct Johan. Pero aunque á algunos les paresge que yo podria ser más breve en mis his- torias, é que les hage poco al caso en su lecion nombrar los que se ahogan ó que se salvan, yo tengo por opinion ques bien que se escriba, porque en sus Casas ó los atiendan ó hagan bien por los muer- tos. É assi digo que los que quedaron con la vida fueron estos reverendos pa- dres el arcediano é canónigo ya dichos, é los siguientes: Francisco Caro, merca- der, Álvar Diaz, mercader, vecino de la isla de la Palma, Gaspar de Acevedo, Diego Aleman, hijo de Rodrigo Aleman, “vecino de Puerto Rico, Diego de Maca= ramboz, mancebo nascido en Puerto Rico. De la gente del navio perdido, demás de los passageros ya dichos que escapa- ron, se salvaron los maestres del navio, llamados Mateo Fernandez é Lope Rodri- guez, con once ó doce marineros, todos hombres de sus casas é casados en Ta- ñira, en el Algarve de Portugal, é gente de bien. É Lope Rodriguez salvó un pe- dacuelo de oro de hasta cinqiienta ó ses- senta pessos, que acaso pudo tomar; el Diego Aleman ochenta ó noventa rea- les de plata que se hallaron en un cofre- HISTORIA GENERAL Y NATURAL cillo que andaba por el agua; é Álvar Diaz escapó un rosario con unos extremos - de oro que topó en la barca, que aun- que.al tiempo de salir del navio se tras- tornó é se perdieron todos los cofres del oro é otras cosas que dentro se avian echado, paresce quel rosario se asió en algo é se quedó en la barca. É los que se ahogaron fueron diez é ocho personas, chicos é grandes; é fueron destos la mu- ger de Diego Moriel con una doncella su hija de diez é seys años é otros dos hi- jos varones, uno de diez años y el otro de quatro años, é dos esclavos; é al ar- -cediano se le ahogó una negra de diez é seys años é un negrito de doce é un mes- tico de otros doce años; é al canónigo Johan Gallegos una niña que traia chi- quita, é un Johan de Turiel é dos ú tres mancebos, de cada diez é seys años, é un marinero é la muger de Acevedo é sus hijos é su cuñado. Téngalos Dios en su gloria. Esta relacion, de la manera ques di- cho, la contó el mesmo arcediano don Pedro Goncalez Prieto al reverendíssimo señor arcobispo de Sancto Domingo, don Alonso de Fuenmayor, en mi pressen- cia, en Sevilla á veynte é dos de otubre del'mesmo año de mill é quinientos é qu renta y ocho años. mM DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXX. 589 CAPITULO XXX. En que se.sigue una conclusion é descargo quel auctor destas historias dá para su definicion hasta el pressente tiempo á los que vieren estas materias , para que sepan que en España, entre algunos latinos é personas graves é no de poca auctoridad se platicó quel historiador de tan nuevas é pelegrinas vigi- lias las debiera escrebir en lengua latina ; € despues que entre los tales fué altercado, culpándole unos y excusándole otros, no falló entrellos quien le escribiesse á las Indias lo que acullá en España se avia conferido á pró é á contra; á lo qual respondió con una letra suya lo que aqui en sentencia podeys ver, letor, é arrimaros á la Opinion que os paresciere, con tanto que sin passion é humanamente rescibays su desculpa con la mente repossada, tomando en vuestra mano el pesso ó balancas de la justicia é la justi- ficación del auctor, dando a la racon é verdad el lugar que se le debe admilir, para lo qual mejor consi- derar é ponderar é mejor decidir en el propóssito la verdadera sentencia , nolad lo que dice. ios; que dicen ser mis amigos, han querido reprehenderme ú honestamente desalabar ó tachar lo que á mi honor di- cen ellos más conveniente é de mayor auctoridad fuera, si como estas historias que en lengua mera castellana he escrip- to, fueran latinas. Á lo qual respondiendo á los que tal plática movieron, no con pensamiento de los apartar de sus Opi- niones, sino con toda humildad ofres- ciéndoles mis descargos para que con más deliberacion se confirmen ó apar- ten de su propóssito, é fixamente perseve- ren en lo que fuere mejor determinado, ruego é de gracia pido, como á varo- nes doctos é graves, é no menos genero- sos é ¡llustres, que se acuerden de Moy- sés é David é los otros escriptores é sanc- tos prophetas, que escribieron la vieja é Sancía Escriptura en su propria lengua, é Sanct Matheo en su lenguage hebreo su Sancto Evangelio, y el bienaventurado Sanct Pablo escribió en su lengua mater- na la Epístola que escribió á los hebreos, porque mejor fuesse dellos entendido; y en fin esta es regla universal que todos los escriptores caldeos, hebreos, griegos é latinos, en aquella lengua escribieron en que : más pensaron ser entendidos, y | É pues la mida pr a es- más aprovecharon á sus proprios - han de tener en menos estima los que en ella escriben que los que escribieron en las otras. Assi que, lo que les paresce inconviniente á mis amigos ó reprehenso- res (caso que sin maligia é con buen celo los tales se muevan á lo que dicen) hay en lo que les paresce defetto, mucho más que loar que no contradecir ni tener en menos por estar dicho y escripto en nuestro vulgar sermon; porque seyendo estas historias más generalmente enten- didas por españoles, que son los que pri- mero en estas partes navegaron é las pos- seen entre todo el número de los chrips- -tianos é de todos aquellos que se pueden decir de África, Asia ó de nuestra Eu- ropa, no se debe tener en tanto conten- tar á los pocos que desde léxos me oyen é son extraños, quanto en satisfacer á los muchos que como testigos de vista pu- dieran reprehenderme, si de mi lengua castellana me desviasse. Ántes para mí tengo por cosa ridícula lo que algunos la- tinos extrangeros, como auctores de lo que -no vieron, han escripto destas nues- tras Indias; é assi de sus tractados se comprehende é paresce por ellos que si se escribieran en la lengua de los que los avemos visto, quedáran infamados por mendaces, pues cuentan muchas cosas al revés de como son, é otras que nunca fue- ron, é hartas dellas ques imposible que -— sean. Los quales auctores yo ví é conos- 390 cí, é por su honor no los quiero nom- brar, sino remitir á sus decadas ó volú- menes latinos al que leerlos quisiere. Ninguna excusa hallo que tengan para dar color á lo que en contrario de lo cierto no ven claro; pues que los que es- criben como historiales lo que no ven, por relacion de otros ojos, no han de es- tar confiados en su latinidad ni en otra forma de escrebir, que por esso se des- acuerden de aquella grave é notable sen- tencia del rey Agesilao: el qual, oyendo á algunos vituperar ó loar á otros, decia que no menos se avian de conoscer las costumbres de aquellos que lo decian, que las de los ausentes de quien habla- ban. Bien creo yo que si los mesmos es- criptores que digo latinos á él passáran, que muy mejor escribieran en su latin ó vulgarmente que no escribieron; pero in- formados acaso de uno de buen juicio, escucharon treynta sin él. Pero dexando esto é volviendo á mi propóssito ó satisfagion de lo que á mí to- ca, respondiendo á los consejeros, mis amigos, quando ove largamente conside-. rado é muchas veces conmigo consultado é revisto su preñado comedimiento é amonestagion, añadí á mi descargo: Amigos é señores, ni quiero loar ni desechar lo que decis; mas si mi latini- dad é lengua fuera semejante á la del re- simo cardenal Pedro Bembo, bien avíedes dicho; y aun todavia me paresce que fuera menester más llanamente sa- tisfacer al vulgo é hombres de nuestro tiempo en la lengua con que yo nascí, é - que me enseñaron á hablar desde. las fa- a xas, é que sé hablar medianamente , que - no en la que decís con otro más alto es- A de que yo carezco, éaun porque no. HISTORIA GENERAL Y NATURAL no yban tan bien escriptas como se re- queria , porque era hombre romano y es- cribia en lengua extrangera, disimulan- do Caton, dixo que era ragon que se le diesse perdon si por decreto público de toda Gregia las avia escripto, dando á en- tender que no merescia ser perdonado, pues ninguno le forgó á escrebir en len- gua que no supiesse bien; é fuera mejor carescer de culpa, que buscar desculpas. Assi que, no es la lengua, en questos trac- tados mios están, griega ni extrangera ni de las menos loables, sino la que yo sé é me es natural é la principal é mejor de las vulgares, é bastante para decirse en ella todas las virtuosas é altas mate- rias, que en otras se pueden explicar, sin defetto alguno; é tan próxima á la latina que oso afirmar que ningun latino dexa- rá de la saber ó enistidor: en poco tiem- po, é por consiguiente el castellano será antes latino que ninguno otro de otra nas- cion. Quanto más que seyendo, como es, todo lo que aqui se tracta tan conforme á verdad, más temor tengo de las mur- muraciones de los enemigos desta, que no del defetto que se le antojare poner- me algun griego 6 latino , hebráyco ó cal- deo: las quales quatro lenguas algunos tienen por las mejores de todas, é no tan- to por ellas en sí, quanto por las sagradas é sanclas Escripturas, que en ellas están escriptas. : Pero pues en todas se E decir y escribir verdad é loar á Dios con ella, en poco tengo que ninguno sea más aficiona- do á las otras lenguas que á la mia; por- que como no estudié é no. vaqué á ellas, é como soldado á la llana digo en la ma- teria lo que he visto y entendido en treyn- ta años de expiriencia é curso que há que _passé á estas Indias é las veo, bien sé que assi como mis. tractados cieenead de DE INDIAS. LIB. L. CAP. XXX. seen infieles en el mundo, serán traduci- das y escriptas en diverssas lenguas; pe- ro todas las veces que los intérpetres ó trasladadores se quisieren apartar ó des- viar por su descuydo de lo que digo, tex- to é afirmo, han de ocurrir á estos ori- ginales como más auténticos é ciertos en la verdadera Historia destas nuestras In- dias de la corona é ceptro real de Cas- tilla. Parésceos, amigos mios (les dixe yo á mis consejeros) que no permitiendo por decreto real de la patria é soberanos Re- yes de España que las leyes é ordenan- , ñ ; . . e cas é fueros é previlegios de sus reynos estén en otra lengua escriptos sino en nuestra castellana, para que hagan fée, que fuera justo que una historia tan alta é nunca vista, é tan desseada é cierta, é tan famosa é grande, é tan maravillosa é auténtica, como la que tengo entre manos, é por mandado del Emperador nuestro señor, como su chronista é historiógrapho destas partes escribo, fuera justo relatar- la en sermon extraño? No me paresce á mí que fuera bien juzgada: antes es muy loable la clemencia de Su Magestad Ces” sárea en querer é mandar que se comu- nique á todos sus súbditos, para que ge- neralmente todos loen á Dios en estas co- sas, de que aqui se les da noticia, é que haya más testigos que puedan á Su Ma- gestad acusarle, si el auctor se aparta Ó disimula en cosa alguna de lo substancial y verdadero. Los que de veras entienden en las cosas de burla, degia Caton que sa- bian de burlas dellos en las cosas de ve- ras, é que los grandes fechos han menes- ter buenos escriptores, porque no per- diessen su gloria. Yo confiesso queste tí- tulo de bien escribir no le meresce mi pluma por elegante; pero débesele dar por verdadera é comun á nuestra nascion, di fenderán : con tu cuales no e se E ando é doña Isabel, de inmortal memo- 591 dos 4 natura, con poco trabaxo se guar- dan, é assi como es pestilengia del es- fuerco la pólvora, assi la verdad es el muro é resistencia contra la lengua dolo- sa. Yo no tengo por mejor ni de más ver- gúenca al que miente que al que se tiñe los cabellos Ó barbas; é puesto que de los unos é de los otros sea mayor el nú- mero que de los que se prescian de hablar é vivir retamente ¿puede ser mayor des- vario que conosciendo el que no dice ver- dad que habla falsamente, se da él mesmo á creer que los que le escuchan conceden su mentira, pues saben que se ha de sa- ber lo cierto? Y el que se tiñe la barba é los cabellos, no vee el mezquino que las arrugas é sus flacas fuercas é babas é di- minucion de la vista é dientes é otras mu- chas señales é atalayas, que da de sí su vejez le manifiestan é publican por vano é loco, fraudulento á sí mesmo, é quél proprio es el más é primero engañado? Ande verdad sobre todo; é dígala é óbre- la cada uno como mejor supiere y en- tendiere, ques más á lo cierto é con- forme al servicio de Dios: al qual yo doy infinitas gracias por la misericordia que conmigo ha usado; pues sin elegan- - cia ni circunloquios ni afeytes ni ornamen- to de rethórica, sin: o llanamente, | ha de- xado llegar á tal estado esta Genera, é na- tural Historia de Indias, conforme. á yer- dad. La qual ha que continuo desde el tiempo questas partes se descubrieron por el primero almirante dellas don Chripstó- bal Colom, año de mill é quatrogientos é noventa y dos, hasta el pressente de mill é quinientos é quarenta y ocho; é pues há ginqúenta años que €n esto entiendo, creer se debe ques historia sin sospecha é digna de crédito, puesto que yo no pas- sé á estas partes con los primeros espa- ñoles que la vieron; pero halléme en la córle de los Reyes Cathólicos don Fer- , enel res A é Vea 6 nn” exér- 992 cito que tenian sobre la grand cibdad de Granada, quando fué despachado el año que he dicho para esta empressa el que tan loable efetto puso en ella. Y conoscí- le é víle muchas veces á él é á los demás principales que en ello se hallaron, como por el discurso destos tractados lo digo; é soy llegado á tal edad, que comienco á passar de septenta años, é continuaré las historias deste jaez lo que Dios fuere ser- vido que acompañen la vista, aliento, mano é dispusicion para escribir lo que más viniere á mi noticia. Lo qual, aunque fuere mucho más de lo escripto por mí, quedará lugar á quien en este officio his- toriógrapho me subcediere para muchos más é más copiosos. volúmenes destas materias; porque no es aquesto relatar la vida de un príncipe, ni muchos, ni de un reyno ó provincias, sino una relacion de Nuevo Mundo é un mare magno, en que no puede bastar la pluma ni estilo de uno, ni dos ni muchos historiales, sino de to- dos aquellos que oviere é lo supieren ha- ger y escrebir en todos los tiempos é si- glos venideros hasta el final juigio é fin Y En el MS. de la Biblioteca particular de | S. M., de que ya se ha hecho mencion en diferen= des lugares, se lee, terminado esle io cs si= guiente nóla: «Fin de los cinqiienta libros desta General histo= ria, que escribió el capitan Goncalo Hernandez de - Oviedo é Valdés, alcayde de la fortalega é cas- tillo de la cibdad de Sanclo Domingo de la Isla Española é chronista de Su Magestad de las co- sas de las Indias, los quales cinqiienla libros los E repartió el auctor en tres partes. La primera parte — : imprimió el auctor en su vida, é un pedaco del li- bro de los. Naufragios, ques el último de la tercera . += parte. 1 La segunda é lercera partes dexó por im=- - primir, é los mesmos originales quél dexó vinieron en poder del illustre señor don Andrés: Gasco , in- _quisidor aposlólico , maestrescuela é canónigo de Sevilla, y el dicho señor inquisidor las mandó tres- s los treslados. y Emplea: es los ladar en su casa delos dichos originales , € son. HISTORIA GENERAL Y NATURAL de los humanos. Solamente quiero decir ó dar un aviso al letor contra la malicia de algunos historiales, que hablan en In- dias sin verlas; y es que atienda el le- tor en dos cosas: la una desde dónde es- cribe el que lo dice; é la otra que no de- be dexar de considerar que hallará algu- nos passos, que yo he escripto y essotros remiendan, mudando las palabras, por- que parezca ques suyo lo cuentan, é van á dar de piés en lo que de mis tractados han hurtado; é tal ha avido que quassi á la letra en partes dice lo que he dicho; é tal que promete degir maravillas adelan- te en cosas de las Indias; estándose en - Europa é nunca las aver visto. Fácil co- sa es entender tales hurtos al que lee é siente, é yo les perdono esse error é me huelgo de lo que he padescido en estas partes para escrebir lo que dellas se con- tiene en estos cinqúienta libros. É daré principio á la quarta parte en este año de mill é quinientos é quarenta y nueve de la Natividad de Nuestro Redempias Jesu - Chripsto *. -quales treslados, al tiempo de su muerte, me mandó á mi Antonio Gasco, su sobrino, porque al tiempo que se tresladaron asisti yo á la correcion é verificacion destos treslados con los originales. É los dichos originales mandó el dicho inquisidor al mesmo tiempo de su muerte que se diessen á la ca- sa de la Contractacion de Sevilla , adonde al pres- _ sente están. Dios le ponga en la gloria, é á los se- ñores del Consejo de Indias ponga en voluntad que los dichos originales se impriman , para que goce España de tan buena é sabrosa hisloria, é se se- pan en todo el mundo hechos tan notables, como ha _ hecho nuestra nascion española en aquellas tierras tan longinquas é ignolas á los antiguos, é para que se enliendan las muchas mentiras, que han escripto los que desde acá de España han escripto por re= -—Jaciones falsas estas historias de Indias; porque es- - te auclor escribe muy verdaderamente, por aver - siempre residido en aquellas partes é aver visto muchas las más cosas, que aqui escribe, Amen.» VOCES AMERICANAS EMPLEADAS POR OVIEDO. * SY A. ACALEL: canoa. ara de Nueva España.) ÁCANA : árbol, cuya madera compacta admite un hermoso sala (Achrus disecta.) - AÁCRIBANO: cacique, señor ó caudillo de la co - marca de Anoantal. A CHUPALLA : —. de Indias. (Lengua Quiehua, 6 E del Perú.) ADIVE: raposa, zorra. (engua. de Nueva Es- paña.) - Acá : príncipe, paar anciano: el que ejer- ce la potestad suprema dentro de una familia, -0 en un rancho ó pueblo. o de Nica- lengua de Nicaragua. | AGUEZPALE, V. Acareátit; TA AjE: especie de raiz, sanjólta á betis; pe- ro muy grande y comestible. Soap bes sati— z va. Vide Nñame. AL: hijo. (Lengua de Yucatan. ye = ALcaTraz: ave. Nombre dado en ¿adds al - Pelecanus onocrotalus por la raza española. ALezcaTepoco: Dios de la pa na: az - Nueva España.) A ALGODON: materia ¡lamentosa a ina, que que a a e no ha a ser lan a arte relativa á ciencias na= por causas. independien= a ÁnB: aaa e Pengra a dE Ane: goma pez ó betun nia y ( del individuo a envuelve dentro del fruto las semillas del Go- sipium peruvianum. ALQUIX: hijo del sol. (Lengua de Yucatan.) AMANTECA: maestro, el profesor de alguna cien- cia ó arte. Asi se daba este nombre á los agrimensores , escultores, arquitectos y mé- dicos indistintamente, denotando el grado su- premo de cualquiera profesion. (Lengua de Nueva España.) : AMBULON : culantro. (Lengua de Tidore ..) ANACONA : intérprete, lengua. (Lengua del Perú.) ANCA Ó ANGA: águila. (Id. , id.) ANIANA : patata , turma de tierra. (Lengua de Venezuela.) cos, Da de Tidore. E | ALQUILA: Abuelo ó visabuelo. AR mente de los antepasad só ascendientes en - línea recta. (Lengua del Perú.) : Anta: cobre, alambre. (Id., id.) - ANTETONAL: uma, e ura de Nueva. : España.) - APERREAR: echar k perros, para que dera y. | ong costumbre que los españoles pl ce pá ceras infundiendo A Debe tenerse en cuenta que aliado com= - prendido Oviedo en el libro XX la conquista de al- Ea islas del archipiélago moluco, ha sido nece sario incluir "aqui las voces, propias de las lenguas da elas, que E mismo utor 2. 594 grande terror en los indios, con los estragos que los lebreles producian en ellos. Es nota- ble que algunos de estos obtenian en los des- pojos y botines parte igual, no solo á la de los soldados, sino tambien á la de los oficiales y aun capitanes. APPA : colc hon. (Id., id.) APPÓ AYLLON: alcurnia, prosapia, linaje de hi- dalgos ó nobles. (Lengua del Perú.) ARCABUCO: lugar montuoso, boscaje. (Lengua de Haiti.) AnchiLoBO: templo, casa de oracion. (Lengua de Nicaragua.) : AREYTO : danza y cantar de los indios, en que se celebraban las victorias y proezas de sus antepasados, ya en los funerales, ya en las declaraciones de guerra y otros momentos solemnes. (Lenguas de Cuba y de Haiti.) ATALVINA : especie de jaletina ú fécula de maiz, - de que usaron los españoles en sus navega- ciones despues del descubrimiento de Amé- rica. Parece voz de formacion europea. ATHEBEANE NEQUEM: nombre de excelencia, que daban los indiosá la mujer hermosa y varo- nil, que se enterraba viva con su marido. Esta costumbre era muy general en la Tierra- Firme. ATIBIUNEIX : pesa de batata. («benguas de Tierra-Firme. > ATOMORA: Aceituna negra, (Lengua del o <¿BRay js Axí: nombre con que se designó la planta co- nocida hoy con el de guindilla ó pimiento. Capsicum. (Lenguas de Haiti y de Cuba.) AyRraca : junco. (Lengua del Paraguay.) B.. BAGUA: mar, piélago. (Lengua de Haiti.) BAHAR: peso correspondiente á: doscientos tres : catiles, ó sea cuatrocientas seis libras caste— e... +. llanas. (Lengua de Tidore, en el archipiélago | - moluco.) En la lengua general ó tagala signi- fica lunar, peca grande y negra, que se cuaja : o de los niños. Ba Y : Ss BAPERONI: NOS; rave e eden _Hlevaban la cal, con que aliviaban la sed y el- hambre en medio de las es pá ds a SS HISTORIA GENERAL Y NATURAL DE INDIAS. BAQUIRA : puerco salvaje. (Lengua de Nicara- gua, y olras partes.) BARBACOA: andamio asentado sobre árboles, pa- ra guarda de los maizales. (Lengua de Cuba y Haiti.) Parrillas para asar toda especie de carnes. (Lenguas de Tierra-Firme.) Barry : juego de la pelota: la pelota misma. En los tiempos modernos se ha aplicado esta voz para significar el área ó espacio, que ocupan las fábricas, sus patios ó plazas en las ha- ciendas rurales. (Lengua de Cuba.) - BATHATA: Convolvulus batatas. Planta enreda- dera, cuyas raices producen unos tubérculos comestibles, llamados tambien batatas. (Len- gua de Haiti y otras comarcas.) BaYcua: yerba ó raiz, con que los indios pesca- ban, muy semejante al bexuco. (Lengua de Cuba SES Ben: planta, cuya semilla: produce un aceite, - que no se enrancia y se usa en la perfumeria. - Moringa pterygosperma. (Id., id.) BEorI: mamífero paquidermo de la magnitud de un asno pequeño ó algo menor , cuyos pies tienen tres dedos con pezuña , y la nariz ter- mina en una trompa corta y retractil, seme- jante á la del elefante. Tapirus americanus. (Lenguas de Haiti y de Cuba.) BerrE : esportilla, cenacho. (Lengua de Zubut, en el archipiélago 1 molido.) -=. 52 Brexuco: venas ó correas redondas, que se crian revueltas á los árboles ó colgando de ellos. Es nombre que se da á toda planta sarmento- sa, de tallo delgado y largo, ya rastrero, ya enlazado á á los árboles ó arbustos. Los indios hacian uso muy general de estas raices ó sar- mientos, empleándolas como sogas ó cuer- das. Lygodisodea foetida. (Lenguas de Haiti. y de Cuba.) Brmao: cierta planta, cuyas hojas destinaban los indios para cubrir sus casas ó buhios. BiLcHE: hijo, hija. (Lengua de Nicaragua.) BisteEoT: Dios, á quien imploraban los indios, al verse afligidos del terrible azote qa Jam- bre. (Id., id.) BIVANA: pequeño cuadrúpedo que tiene el pelo al revés. (Lengua de Pária.) - Bixa: Color rojo como almagre ó mas subido, con que se pintaban los indios : el mismo ár- bol, de que se sacaba este color, y que la - Academia de la Lengua explica con el nom- : bre: de Achiote. in escritores asientan VOCES -AMERICANAS EMPLEADAS POR OVIEDO. . los indios esta manera de pintura. (Lengua de Cuba.) Brxi0, A: colorado, de bixa. Formacion-caste- aná del sustantivo 0 que acabamos de definir. BoLONDIVA: pájaro de Dios. (¡Lengua de Ti- dore.) BontATA: Especie de yuca , que no hace daño á los animales : hoy boniato. (Lengua de Haiti y Cuba.) BorAtIo: adivino, encantador ó saludador, ofi - cio que ejereitaban entre los indios conocidos con el nombre de zaquitios sus sacerdotes y maestros. (Lengua de Venezuela.) BrasiL : árbol cuya madera da un hermoso co- lor rojo por la decoccion y sirve mucho en los tintes, donde se le llama palo brasil. Es la Cesalpina echinata. : BurEa: delfin. (Lengua de Huyapari.) Burro: delfin. (Lengua de Tidore.) Bruno: casa 4 morada hecha de madera , cañas y paja y fabricada en forma eléptica. Des- pues cualquiera habitacion rústica y pobre techadá y forrada de guano y yagua. Hoy - se dice bojío. (Lengua de Cuba.) Bunrrí : sacerdote. (Lengua de Haiti.) Buren: cazuela ó plancha de barro para cocer el pan de yuca: cierta manera de hornillo ten- dido, que resultaba al asentar dicha plancha sobre otros dos ladrillos ó piedras con el re- ferido objeto. (Lenguas de Haiti y Cuba.) - BUSERA: almagre, almazarron ó bija, con quese pintaban los indios de guerra rostro y pechos, á fin de intimidar á sus enemigos. (Lengua de CABILE: cierta especie E conejo. (Lenguas de Tierra-Firme.) Cabra: noble; hijodalgo; vasallo de feudo que - DEN ciertas preeminencias y exenciones. + Esta manera de hidalguia era más bien gaje del valor, que patrimonio ó privilegio de ra- za. (Lengua de Castilla del Oro.) s Caruya: Cualquier género de cuerda ó soga del- gada y especialmente el de pita de corejo Ó henequen. Véaseesta voz. (Lenguas de Cuba y Haiti.) CABUYERIA: cordelería, cableria : voz usada en morada. (Lengua de 595 (Lengua de los zaquitios en la gobernacion de Venezuela.) Caganí: torta delgada, hecha de la raiz de la yu- ca agría, exprimido ya el jugo venenoso, y cocida en el buren, manera de horno que de- jamos ya definido. Esta especie de pan era muy general en las islas Española y Fernan- dina, y hoy lo sigue siendo en el interior de Cuba, donde se le apellida casabe. Cacao: Arbol de la forma del cerezo, cuyos frutos contienen en su interior unas almen- dras empleadas cn la fabricacion del chocola- te. Hay dos especies llamados vulgarmente Caracas y Guayaquil, dándose la prefcren- cia al primero.—Theobrama cacao. Willd. Theobroma gujanensis, Willd. CACAGUATAL: almaciguero, bosque del Caca- guat. (Lengua de Nueva España.) CACHILTGUEGUE : Dios viejo, que representaba la antigiiedad del tiempo en el sistema teogó- nico de los moradores de Nicaragua. Equiva- lia al Saturno de la gentilidad y se le desig- naba tambien con el nombre de Chicociagat. CACIQUE: señor, jefe absoluto ó rey de una co- marca ó Estado. En nuestros dias suele em— plearse esta voz en algunas poblaciones de la parte oriental de Cuba, para designar al regi- dor decano de un ayuntamiento. Asi se dice: Regidor cacique. Metafóricamente tiene apli- cación en nuestra península, para designar á los que en los pueblos pequeños llevan la voz y gobiernan á su antojo y capricho. ts guas de Cuba y de Haiti.) CANEY : casa de madera y de cañas ligadas con - bexucos, y cubierta de paja ó guano. Diferen- - eiábase del buhío en que su planta era circu- lar, levantándose en forma cónica hasta el cerramiento. Asi como el buhío, cuando era habitado por el cacique, se llamaba Causi; - y cuando excedia de las proporciones regu- lares, Ara ó dee (Lengua de Cuba.) CALACHUNI : príncipe, e (Lenguas de Nicara- gua y de Cozumel.) CaLABUz: embarcacion pequeña del porte de los esquifesó pataxes, usados por los castellanos en el trchipitlago moluco. (Lengua de Ti- dore.) -- Cazispo: fortaleza, a ditodel. (Lengua del Perú.) : IVARA: mamifero podia vive en las ori- - llas de los rios, y cuya carne es comestible. Ide a. adas del Para= guay) A 596 CATAPUTIA : (higuera de infierno. V.) especie de Palma Christi ó Ricinus, bien que por la des- cripcion que da el autor no puede conocerse qué especie sea de las varias americanas. Camayo: lo oculto, lugar donde se custodian cosas preciosas : tesoro. (Lengua del Perú.) CAmMAYoa : sodomita: el que ofendiendo y que- brantando la ley de la naturaleza, se entrega al infame tráfico carnal con otros hombres. (Lengua de Cueva.) Cam: color morado oscuro. (Lengua del Perú.) CANALLO: ¿será el árbol del café que dá el de peor calidad llamado café canalla? La des- cripcion que hace Oviedo no autoriza á deci- dir esta cuestion. (Véase el cap. XVH del li- bro VII.) CANCHA : maiz tostado. (Lengua del Perú.) CANCHA : corral, patio, cercado. (Id., id.) CANco: pan de maiz. (ld. , id.) CancuaL: Dios y genio de la guerra. (Lengua de Nueva España.) : Canica: excremento, mierda. (Lengua de Cue- va.) CANOA: pode de barca pequeña de un solo madero , ahuecado con hierro y fuego. Tam- bien cualquiera canal de madera enteriza, que conserva las cabezas. (Lengua de Haiti.) CAPAC: rey, emperador, soberano. Lo mismo Capac-gapa. (Lengua del Perú.) Carassa Ó carasso: bacia ó barreño pane (1d., id.) CARATE : leproso, gafo, Sublório de herpes Ó costras asquerosas. (Lengua de Castilla del Oro.) Cart: hombre , varon. (Lengua del Po des CARIBE: indio bravo' y feroz que tiene la carne humana por uno de sus más deliciosos man- jares. Es voz general aplicada por los espa— ñoles á todos los moradores de comarcas, donde hallaron esta horrible costumbre ; pero - principalmente á los de Tierra-Firme. CATEBULCO : mercado, sitio donde este se halla establecido. (Lengua de Nueva España.) -CATIL: peso de dos libras. (Lengua de Bruney, SS en el archipiélago inoluco.) — CaunanÁ: canela. Compónese esta palabra de las voces cau que significa leño y maná que cl (Lengua de Tidore.) i ) Coca: rta smejne aran fengoa. del | HISTORIA GENERAL Y NATURAL DE INDIAS. tamaño de una naranja, redonda, lustrosa; su cáscara blanda, correosa astringente. Es el Chrisophitum Caimito de Cuba y el Acos- ta aculeata del Perú. Cemí : Dios supremo entre los moradores de las islas de Haiti y Cuba: el nes malo ; el diablo. . : CempPAU: barco, esquife, canoa. Canas de Ti- dore, en el archipiélago moluco.) CEMPUAL: periodo de veinte dias, que servia á los indios de tipo para la division del año. El número veinte. Los indios pronunciaban cem- poualli. (Lengua de Méjico y Nicaragua.) CiBucAN: espuerta ó seron de empleita, hecha de cortezas de árboles y de diez ó doce pal- - mos de larga. CIGUACOAT : lugarteniente de general ó manda- rin. (Lengua de Nueva España.) CIGUATAN: pueblo, congregación , junta de mu- _Jeres. (Lengua de Nueva España.) CIGUATLAM: pueblo y asiento principal de las amazonas en Tierra-Firme. En la lengua del pais significa ésta voz pueblo de mujeres. CIMARRON : fugitivo, bravo: decíase de los in- dios, y se aplicaba tambien esta voz á toda clase de animales salvajes Ó montaracés. CINcoNGA : ciudad, poblacion numerosa. (Len- gua de Mechuacan.) CIPATTOVAL: Madre de los Dioses y de los hom- bres, esposa y hermana de Tamayostad .(Len- gua de Nicaragua.) ; : Coa : palo tostado, empleado por os indios para labrar la tierra, á manera de, hazada.. (Len- gua de Cuba.) : Coaa: árbol. ¿Será caoba? En este caso es la Swietenia Mahagoni , árbol corpulento de América, cuya madera sirve para la cons- truccion de muebles preciosos. : El árbol Caoban, de que Oviedo habla en la página 341 de la primera parte, es á no du- dar el caobo ó árbol que da la madera caoba. CoABOLCcO : laguna, lago. (Lengua de Nicaragua.) Coño: caracol grueso. Tambien guamo fótuo, caracol que cortada la punta de su espira, sirve para tocar como instrumento de viento, > hace en España eon les llamados tri- tones. ¿Será un triton? Pega de Cuba y 2% VOCES AMERICANAS EMPLEADAS POR OVIEDO. gua de Haiti y Otras comarcas.) ConuiLE : conejo. (Lenguas de Tierra-Firme.) Cocixa : perla. (Lengua de Cubagua.) Cocuyo: escarabajo, cuyo corsclete tiene en los - - ángulos posteriores un órgano especial fosfo- - rescente, demodoque al volar de noche, apa- recen chispas que cruzan por la atmósfera. Pertenece al órden de los colcopteros, y es el - Pyrophorus nOtiociR (Lenguas de Haiti y de Cuba.) CoL: especie de cabra del Perú. (Lengua de las sierras.) COMELAGATOAZLE: manera de columpio girato- rio, de que da el Oviedo una idea clara y dis- tinta en la figura 1.* de la lámina V.*, que acompaña al presente volúmen. (Lengua de Nicaragua.) . COMIXEN: cierto género de hormigas, que tala— draban los muros de fapieria en las casas construidas por los cristianos. Parece nombre dado por estos á aquellos insectos destruc- - lores. Coxono : higo tuna. (Lengua de Venezuela. ) Conuco : heredad, hacienda de campo de redu- cidas dimensiones, propia de una familia, que la cultiva y mora en su correspondiente bu- hío. Tambien en tiempos más cercanos el “terreno asignado por -los poseedores de grandes fincas rurales á los negros, como - álales oiatirocei (Lenguas de Cuba y de Haiti.) Corogur : habitante de la isla de Mal-hado. Copey: árbol, cuyo género fué dedicado á Clu- sio, y contiene varias especies, entre ellas E | z CHARATA: : jefe, guia, Capitan. Conga del Pa Corr: mit pequeño en do. emajanto á los conejos. (Lenguas de Haiti y de Cuba.) CorBana: árbol silvestre, que' apenas se eleva á cinco varas (con un pie de diámetro) en terrenos bermejos, seborucales y sierras. Da. una canela parecida :á la comun en olor y sa- bor: sus brazos cargados de ramillas alter- nas, hojas oblongas, obtusísimas, angostas por su base; flor rosada con un tubo amarillo en el centro; el fruto es una pequeña baya: oval de una celda, con dos ó tres granos negros, relucientes, tamaño de una arveja. Es el Ca- nella alba de Winter. Conta: putos os en. al conocimiento de sE algunas regiones de América, y principal- 997 jer de emperador ó de rey. (Lengua del Perú.) Cunia : cierta especie de nabos. (Lengua de Nue- va Granada. CuicATL: cancion, canto, motete. De aqui se forma la voz cuicaamatl, cancionero. (Len- gua de Nueva España.) Cura: árbol. Vide Aguacate. (Id. , id.) Cua: árbol corpulento, de recia madera, de grande uso en la construccion. - CUYLON: sodomita paciente: el que hacia el in- fame oficio de mujer entre los moradores de Nicaragua, CHACATRAN: camino real, arrecife, que va por calzada. (Lengua del Perú.) Chaco: batata. (Lengua de Zubut, en el archi- piélago moluco.) Cuacoc: montero, cazador: el que se deleita en el arte venatoria. (Lengua del Perú.) Cuapac: escucha de un ejército, espia, explora- dor-oculto. (Id., id.) CHAPACONA : celada de guerra, emboscada: apli- cábase tambien á los espias y exploradores. (Id., id.) CHAPETON : visoño, novicio, novato: nombre que daban los primitivos conquistadores y solda- dos viejos de América á los que por vez pri- mera pasaban á aquel continente. Cuaqur: pié ó pierna. (Lengua del Perú.) CHAQUINA * sartal de perlas ó cuentas de vidrio, que traian los indios al cuello: joya pendiente de lanarizó de las orejas. (Lengua de Aymara.) Cuaquira : brazalele, sartal de aa Ó Se raguay.) Charca: cercado, coto ó pa Jariado: de pisas ó árboles para señalar la extension de cada hacienda ó heredad. (Lengua de Aymara.) CHaschrTE : espejo. (Lengua de los Chorotegas. ) Chia: cierta especie de mostaza, de que los in- dios hacian un brevaje muy .fuerte, que be- bian durante el verano. (Lengua de Nueva España.) z Chica : cierta manera de licor espirituoso, que usaban los indios en sus fiestas y borrache- ras, produciendo en ellos los mismos efectos que el vino. (Lengua de Cueva.) j Cuican: comer, apagar el hambre, satisfacien- do el natural apetito. (Id., id.) CHICHA: manera de vino usado por los indios en 598 agua, en la cual se echaba maiz tostado, para precipitar la fermentacion. (Lengua de Cuba.) ChHicoma : nabo, batata. (Lengua del Perú.) CHIQUINAUT : Dios del aire. Dábasele asimismo el nombre de HHecat. (Lengua de Nicaragua.) Cuisca ó CHIPPANA: chapa de metal, cobertura de alguna cosa. (Lengua del Perú.) CHISEE : sol; el astro del dia. (Lengua de Apa- ria. ) : - CHUCHE: puerco salvaje, diferente del europeo por tener solos dos dedos en las patas pos- teriores : carecen de cola, y sobre sus lomos - tienen un folículo, que segrega un humor féti- do. Se conocen dos especies de estos mamí- feros : el Dicotiles labiatus y el torquatus. (Lengua de Cueva.) Cnuco : bonete, cobertura de la cabeza: entre los hombres de guerra se daba este nombre al casco ó. capacete, con que la defendian de los tiros enemigos. (Lengua del Perú.) Cuurcua : animal marsupial del género didel- phis, del cual hay en América varias espe- cies muy curiosas. Nota. Enla lám. V.?, fig. 4.* de la] pri- mera parle de esta obra, por una equivoca- cion involuntaria se dibujó un kanguro, ani- mal de la Nueva Holanda, en vez de un di- delphis, que es la verdadera Churcha. CmucrE: novicio, neófito, ignorante: el que se inicia en cualquier arte ó doctrina. (Lengua de Castilla. del Oro.) CuumBa: copa grande; vaso, vasija de cierta estimacion y precio, de que se usaba muy principalmente en las mesas de los grandes señores. (Lengua del Perú.) Cuuspa : bolsa, zurron. Dábasele igualmentelos nombres de gualque ó guayuca. (Id., id.) Cuuy: varon, hombre; el macho en la. especie os (Lengua de Cueva.) D. DAGUITA: cordel, Maa. De donde a de- - tiyado-sin. duda la voz guita, usual en algu— - Mas provincias de España. (Lengua de Haiti. 3 -DaLao= canto de victoria en el momento de 0s- - tentar los despojos de los enemigos. (Lengua | - Tagala.). DAMAHAGUA:: A ES en las ori- las de uno go corteza : madera b HISTORTA GENERAL Y NATURAL DE INDIAS. (Lenguas de Cuba y Nicaragua.) DarImao: señor: el que presta su nombre al es- clavo. (Lengua de Venezuela.) DEscABUYIRSE: desatarse, deslizarse, soltarse. Esta voz reconoce su origen en la palabra ca- buya, que expresa generalmente la idea de cuerda ó ligadura. DIACcANAN: género de yuca superior y que más fruto produce. DIAHUTIA: Vide Y AHUTIA. Diao: señor Ó cacique soberano de la comarca de los zaquitios en la gobernacion de Vene- zucla. DioNa: canto usado por los indios tagalos en sus casamientos y borracheras. (Lengua de los mismos.) . Duno: banco, escabel, asiento generalmente usado por los indios de Nicaragua. E. Ecnia: lona, el astro de la noche. 08 de Nueva Granada.) : Ector: pan de maiz sin tostar, recien , cuajado 10) por cuajar todavia. (Lengua de Haiti y otras comarcas.) EmBIxansE: pintarse de diferentes colores el pe- cho y el rostro para infundir terror y espanto á los enemigos. Era costumbre usada por la mayor parle de los indios, y muy al mente por los de Tierra—Firme. 5 ENNAsa: pescado. (Lengua de Huyapari.) Epomaxon: nombre que daban los indios al es- -píritu: maligno; diablo, por el cual juraban, cuando querian obligarse infaliblemente á cumplir sus promesas. (Lengua de Chile.) Eracra: casa hecha como el buhío de maderos, cañas y paja. Voz usada solamente en la Isla Española ó de Haiti, EscoPETAR: cavar; voz usada en el ejercicio de la mineria. ESPAVE: mujer id ya por su riqueza, ya por su nacimiento, ó ya por su valor y her- mosura. (Lengua de Castilla del Oro.) ExcoLETE: trompeta, tañedor ó músico que asis- - lia á las fiestas que daban los caciques y prin- cipales, honrando sus convites con extraños - Cánticos. (Lengua de Nicaragua.) sn ExPuTLE: sacerdote que en el órden gerárquico - del sacerdocio mejicano representaba y ejer- cia ministerio E á ue cibmjos de la VOCES AMERICANAS EMPLEADAS POR OVIEDO. F. Fico: conejo muy semejante á los cories de la Isla Española y Fernandina. (Lengua de Nue- va Granada.) G. GALPON: soportal, pórtico. (Lengua de Nueva España.) GALPON: señor de provincia con vasallos, que reconoce el feudo y supremacia de otro. (Len- gua de Nicaragua.) GARABATA: piña de cardo. (Lengua de Para— guay.) GIRUBASA: lengua, id dialecto. (Lengua de Tidore.) GUABIQUINAGE: liebre. (Lengua de Honduras 3 GUACÁBARA: batalla, escaramuza, combate. Voz general ó muy generalizada en lodo el conti- nente americano y aun en las islas de Cuba y Haiti. GUACAL: nombre con que se designaba en Nica- ragua la higiera de la Isla Española. GrAciN: soportal, portal, pórtico ú galeria: pa= lacio. Asi se decia capac-guacin, palacio real. (Lengua del Perú.) Guaco: árbol (de la Tierra-Firme). No es fácil decidir cuál de estas especies sea: mikania coríacea, repanda, angulata , ó tlaxicoogaa, pues todas se conocen con el nombre de gua= co, hien que se deduce ser genérico este mbr y aplicable á todas espacios. de. mi- kania. pz Guacoro ó Huac Perú.) a GUACHOC: Sdilicro, adúltera. (1d., 8 GuAcE: conejo. (Lengua de Nueva ranas ) Guaná: árbol silvestre, utilizado en América pa- ra varios usos por ser madera dura. Loncho- carpus scriceus. (Lengua de Haiti y de Cuba.) GuanáBana: fruta del árbol llamado guanábano, Annona muricala y reliculata. (Lenguas de Cuba y Haiti.) GUANANa: gallina. Ánser Ip on: das de la Florida.) pz - GUANANAGAX: batata. GUANIN: oro de poco precio ó baja ley, ls do en las láminas, joyas y preseas con que “o - las de 599 Guano: hoja grande y ancha de palmas, que en la Isla Española se conocia con el nombre de yagua. (Lengua de la Florida. .) GUARACA: batata. Guao: arbusto silvestre y comunisimo en las Antillas: hojas ovales , oblongas, arriba li- sas, tomentosas por el envés, dentadas, ner- viosas; flores de tres á cuatro pétalos con iguales partes de estambres: es el Rhus meto- pium ó el Commocladia dentata , etc., segun otros. (Lenguas de Haiti y Cuba.) GUARAGUAO: ave de rapiña, parecida al gavilan. Circus cyaneus. GuArania: nombre de algunas tribus moradoras del Plata. Tambien las armas de que usaban consistentes en uva cuerda, á cuyo extremo se asia una bola de gran peso, que sacudida violentamente por los indios iba á herir cer- tera donde la dirigian, envolviéndose al par la cuerda en el objeto, que venia luego que tiraban al suelo. GuUARIQUE: pendiente, zarcillo de oro ú otro me- «tal precioso: arracada. (Lengua de Yucaian.) GuasuLi Ó GUAsILI: buen encueulro, hallazgo feliz. : Bs GUATEPOL : tamera, merelriz. - GUAYABA : fruta, Psidium pomiferum el pyrife— rum. GUAYABONO : frula. ¿Será la del guayabo? (Len- gua de Paraguay.) GUAYACAN : nombre de un árbol parecido al gua- yacum verticale. La Academia de la Lengua - Jo describe con el nombre de guayaco, que - recibió en España du | 09» 2. al aplicarse á la medicin E GuAYaIz: pato ó patos. (Lengua de Carta; | GUAYMARO : sahumerio misterioso, que se hacia ante los ejércitos beligerantes, para consul- EN voluntad de los .s ó en el momen- GUAYAPO: cierla forma de ala, guardamen ó taparrabo, que usaban losindios é indias de la Tierra-Firme, pero. al cabo de Santa Maria. GUAYRA : aire , clemento, a. del Perú.) Guaxiro : capitan, jefe, caudillo ó señor entre los indios caribes de Tierra-Firme.. Guazu: grande, magnífico, soberbio y podero- so. (Lengua del Paraguay.) GUAZUMA: árbol de la Monadelíia dodecandria, - que Linneo llamó Guazuma ulmifolia , y Ca- - vanilles Guazuma polybolra, habiéndola al principio comprendido en el género del ca- | 600 cao. Theobroma guazuma. GUEGUE: anciano, viejo, el mayor en: edad. (Lengua de Nicaragua.) GUIABAR: árbol llamado por los españoles ubero. GUTARA : zapato, abarca, alpargate, sandalia. (Lengua de Mechuacan y Nicaragua.) En Cuba se dice cutara. x H. Hamaca: cama colgada entre dos árboles y te- jida á manera de red. (Leng ua de Haiti y Cuba.) HENEQUEN: hilo blanco: tambien rubio, forma— do de la fibra de la penca de la pita, y pro- pio para toda suerte de cordeleria y tejidos. Los indios de Cuba y de Haiti pronunciaban jeniquen. . Hereno: hierro. Más generalmente bacal, y con aplicacion á las saetas ó flechas E (Lengua tagala.) - Hicaco: arbusto silvestre de las costas y ribe- ras delos rios. Produce muchos ramos desde abajo con algunas hojas alternas, variables en su figura, ya orbiculares, ya ovaladas, ob- tusísimas, gruesas, nerviosas, de dos pul- gadas de largo: flores pequeñas de cinco pé- talos, blancuzcas, agrupadas ; y da el fruto del mismo nombre, á modo de ciruelas , casi redondo, amarillo, blanco, purpúreo, ete.: encierra una almendra blanca. La Academia de la Lengua escribe Jcaco. | Hico : cuerda, soga de algodon, ramal da mu- chos cordones ó cabuyas, que recogen por ambos extremos la hamaca. Los cubanos pro- nuncian j¿co, como sin duda hicieron los con- quistadores aspirando la h. Hicorra: cierto género de tortuga ó galápago,. de un pie de largo poco más ó menos. Abun- da en el agua dulce de lagunas y pantanos, y se alimenta de frutas é insectos. Es buena comida, y sus huevos excelentes. Hay dos - especies: la primera es la Emys decussata; la «o el Jarico pee ES Los cubanos la Jlaman jicotea. —Hicliena: árbol muy comun en Coba y Haiti: - madera blanca, hebrosa; hojas anchas por la punta ó extremidad, de tres pulgadas, algo gruesas; el nervio. medio bien pronunciado, yr blancuzca de olor desagrada- : at == ES Hal. ESOS e TOS Et HISTORIA GENERAL Y NATURAL DE INDIAS. gilera, la cimarrona, que es la Crescentia cu- jete de los botánicos, y la criolla, que es la Crescentia cucurbitina. Vulgarmente se le da el nombre de Gúira, y lo mismo á su fruto. HiGiúerRA: especie de vaso ó taza, formada de la corteza del árbol ya descrito. HiLIrA40 : canto con que los indios del archipié- lago moluco divertian y encendian sus borra- cheras. (Lengua tagala.) HUACHINA: lanza arrojadiza, semejante al bofor- do ó bohordo, usado por nuestros abuelos. (Lengua del Perú.) : Huaraco: cardon grande que peodues tunas. (Id. id.) Huracan: viento impetuosísimo, torbellino de - vientos encontrados , que girando en todas - direcciones con igual fuerza, arrasa edifi- cios, descuaja árboles y rocas, amenazando con entera destruccion y ruina. Con frecuen- cia aparecen acompañados de copiosas llu— - vias. Los indios de Haiti pronunciaron juri- can y hoy juracan, como en algunas de nues- - tras provincias meridionales. o de Haiti.) ===> Hurra: animal roedor de la aentod de un co- nejo, cuya carne es comestible. Capromys furnieri. Los cubanos la llaman jutia. HaBoca : voz general, con que en la provincia de Cueva se designaba todo género de pes- táado.-—====> Hanon: árbol parecido E las magnolias, del cual se conocen á lo menos diez y seis espe- cies, siendo'una de ellas la Annona La sa, de que aqui se trata. Hava: cesta cubierta y redonda, en que portea- ban los indios los objetos más preciosos. (Véa- se en el tom. 1 la lám. XII, fig.- VI?) Hayuui! maYiLi!: voz de guerra que daban los indios, al lograr algun triunfo sobre sus ene- migos, y que equivale á victoria! porciones (Lengua del Perú.) - Hayo: yerba, de que usaban los indio para 1 tem- - plar la sed en las mayores fatigas de la guer- ra y en lo más ardoroso del estio. Era voz - comun á diferentes comarcas, empleándose : igualmente en Venezuela y en la Nueva Gra- nada. HAyTINAL : especie des ROrCON con que se for= -maba la techumbre de los buhios ó cancis en la Isla Española. Cosa propia de la isla de VOCES AMERICANAS EMPLEADAS POR OVIEDO. madera dura; las hojas aovadas puntiagudas, ondeadas, lustrosas, verde-amarillas; pedún- culos amontonados; fruto amarillo, lactisino- so, y solo sirve para los animales. Es el Bu- melia salisifolia, y se distingue hoy en Cuba con el nombre de Jocuma. Hozo: árbol silvestre, comunisimo, algo seme- jante al cedro: florece en marzo, y produce en agosto ó setiembre el fruto de su nombre, especie de ciruela olorosa , amarilla, mayor que la comun, pero muy agria. Es el Spon— días lutea. En Cuba se distingue hoy con el nombre de Jobo. J. JANASE VEQUAS: hombres titánicos del cabo de Santa Maria, en Tierra-Firme. E JUNCO: barco, canoa. (Lengua de Tidore.) JURA: señor que ejercia autoridad sobre cierto número de vasallos, sometido á la de otro más rico y poderoso que él. (Lengua de Cas- tilla del Oro.) -L. Lapa: pimienta redonda. (Lengua de Tidore.) Lreopa: templo, casa de oracion. (Lengua de Nicaragua.) - Loro, A: cosa de color cobrizo; el mismo co- lor. Voz castellana, aplicada por los conquis- tadores á ciertos indios, para diferenciarlos de los blancos. tua Mi mM LLama : animal rumiante inerme, de la misma familia que los camellos; pero mucho más pe- queño y sin giba alguna en el dorso. Auche- nia llama. (Lengua del Perú.) Luavro: rodete redondo, de dos dedos de an= cho, que se ponian los indios y las indias de Chile sobre la frente, entretejiéndolo de oro y perlas y sirviendo de asiento á los pena chos, con que se ETA > 5% engua de e Tidoro) 3 :gior : : - de ponian los indios las alm: 601 la bellota: dulce, agradable, llamado tamb ¡en macagua. (Lengua de Cuba.) MAcana: especie de maza de armas usada por los indios, y formada generalmente de una porra guarnecida de pedernales. (Lengua de Haiti y Cuba.) Macao: especie de araña deforme, del tamaño de una jaibita ó cangrejito y cubierta toda de una baba asquerosa. Se aposenta en la con- cha de la babosa y de la sigua, á la cual ma- ta y come, conservando despues su carapa- cho, con que camina invisible. Es pasto á su vez del pez cochino y del bajonao. (lengua de Cuba.) Macar: dios de la caza: tambien todo linaje de venado. (Lengua de Nicaragua.) Macaro: mazamorra, puches que hacian los in- dios zaquitios de varias materias farináceas. (Lengua de Venezuela.) MacnucarA? Cómo se llama esto? (Lengua de Yucatan.) Maniz: planta bien conocida ya en Europa, cu- yo fruto es el grano del mismo nombre. Los indios de Cuba parecian pronunciar maisi Ó majisi: los de Haiti mají. Es el Zea mays. MAacaL: ciervo. (Lengua de Nicaragua. ) MAGUEY: planta de la familia de las pitas ó aga- ves, que se da en macolla como liliácea, echando de la raiz varias hojas largas ó pen- cas, terminadas en punta á manera de espa— das, y bordeadas de espinas duras y largas, bien que débiles y quebradizas. Es el Agave cubensis: agave. vivipara. (Lengua de Cuba.) Mana : infierno, lugar ór del fuego, don- nados por la maldad desu. = los Chorotegas.) Mamer: árbol. Hay des especies de ds uno amarillo que es la Mammea americana; y el otro colorado, que es la ra bom—- plandi. Manon: árbol silvestre, que parece ser la Anno- na glabra, en cuyo género se conocen otras quince especies, á que pa referirse, ar gua de Cuba.) MANaca: palma: una de las especies. de guano preferida para los techos ó cobijas de los bu- hios ó bojios. Es silvestre y abunda en las tierras bajas. (Vide Guano.) Mananueca: vasija que contiene media fanega, - formada de los racimos de la palma, dicha - por los indios manaca. —MANATHÍ. Manatus americanus. Mamífero acuá- 5 ico que vive en los rios de América, princi-- 4 602 palmente en el Orinoco. Cuvier le colocó en- tre los cetáceos; pero en realidad pertenece al grupo que hoy llaman de los sirenios. (Lengua de Cuba.) MANGLAR: lugar donde abundan los mangles. MANGLE : con este nombre se conocen seis ó sie- te especies de árboles muy diferentes. Avi- cennia nitida, mangle blanco; avicennia to= mentosa, mangle prieto, ete. Mani: cierto género de legumbre, del tamaño de los piñones, cultivada por los indios de la Is- la Española. MANICHACO : maiz. (Lengua de Zubut, en el ar- Cchipiélago moluco.) Manicaro: esforzado, animoso, valiente. (Len gua de Jamáica y de Cuba.) MaPerrTI : zorrilla hedionda. Una de las espe— cies de mephitis. (Lengua de Araya y Cuma- há.) MASSARRON : especie de panizo ó fruta fibrosa, semejante á las bayas del enebro. (Lengua de Nueva Granada.) MassAva : monte ó sierra que arde. (Lengua de los Chorotegas.) Maurer : ceñidor, cinto, faja de algodon, que se rodeaba al cuerpo para recoger lo restante del vestido. (Lengua de Popayan.) Mazar: ciervo. (Lengua de Nicaragua.) MAzcAPAYCHA : borla ó insignia real del Inca, con la cual se coronaban solemnemente, al ascen- der al trono. (Lengua del Perú.) MEnE: pez derretida, betun. MEQUIZQUEZ: cierta manera de algarroba. (Len- gua de Nueva España.). MezQUITE: pan de yuca ó de maiz. (Lengua de la Nueva Granada.) MicrLaN: infierno, lugar de dañados. (Lengua de Méjico.) MIGTANTEOT: asiento, morada de las almas pre- - Citas, infierno. (Lengua de Nicaragua.) Mira: tributo, pecho, contribucion, con que acu- - dian á sus señores los indios de Arauco. (Len- gua de Chile.) - Mrraro: el indio que tenia el cargo de traer ó llevar dicho tributo. da. 1dy==>= - MurorE: cancion popular destinada á perpetuar las hazañas y hechos memorables de los capi- - fanes y caciques en la memoria y estimacion de sus opa Acompañábase frecuente— HISTORIA GENERAL Y NATURAL DE INDIAS. caminos y plazas públicas. (Id., id.) Monuy : uno de los pocos cuadrúpedos, que ha- llaron los españoles en Cuba, muy semejante á la Hutia, bien que de color más claro; pe- lo más grueso, crespo, agudo, y mejor man- jar. Gómara lo llamó Mohei, y los cubanos pronuncian Mojui. Moa: sacerdote del sol, que era considerado como hijo predilecto de esta divinidad india: dábase tambien este nombre á los niños con- sagrados al mismo astro, los cuales le eran ofrecidos en cierta edad como suprema ofren- da y sacrificio. (Lengua de Nueva Granada. ) Moto: coral. (Lengua del Perú.) Monexico: ayuntamiento, concejo, consistorio secreto, donde los principales y magnates re- solvian todo lo relativo á la gobernacion de cada Estado. (Lengua de Nicaragua.) MóreEr: mazorca de maiz seco. Tambien le da- ban el nombre de cazpa. (Lengua del Perú.) MororE: especie de madroño, semejante á los de Europa. MUNOMA: pato. (Longus del Perú.) MUNONCAPOT : especie de nispero de la provin- cia de Nicaragua. Vide Nunocapot. Mort: maiz cocido. (Lengua del Perú.) N, Nañoria: esclavo. (Lengua del Boriquen.) NAHE: remo que usaban los indios en sus canoas y piraguas. (Lengua de Haiti y otras co- marcas.) Nacua: manta de algodon, que ceñian las indias á su cuerpo para cubrir sus partes vergon= zZOSAS. NAGUATATO: lengua, intérprete. (Lengua de Me- chuacan.) Nami: perro. (Lengua de los Chorotegas.) NAMBUE: tigre. (Id., id.) Vide Ochi. Nancí: cierta especie de majuela ó madroño. (Lengua de Nicaragua.) - Nanzí: árbol: los españoles le llamaban mier- dera. Nasa: red pescadera empleada por los indios del Huyapari. Nexsrrma: la primera mujer, la primera madre, de donde procede el género humano. (Lengua de Matiari.) NENGUITAMALI : el primer hombre de la crea- cion, tronco A Ve Eneas honano: e VOCES AMERICANAS EMPLEADAS POR OVIEDO. dolores incómodos. Pulex penetrans. (Len- guas de Cuba y de Haiti.) Nicoya: nombre con que designaban los indios las extensas llanuras de la region de Nica— ragua. NubBaca: género de yuca, comun en toda la Isla Española. NucHiscHAN: higo de tuna ó chumbo, (Lengua de Mechuacan.) NuNocaAPor: níspero. Sapo mammosa. (Lengua de Nicaragua.) NxAME ó Ñame: cierta especie de bejuco de hojas opuestas, cordiformes , verdes y lisas: flores - pequeñas, amarillosas; el tallo herbáceo, cua- drangular, orilladas las esquinas de colorado, con varios nervios, etc. Hay diferentes espe- cies de ñames; y asi se denomina Dioscorea alata , sativa, bulbifera , ete. O. Ocní. Oviedo lo define con el nombre de tigre; pero en América no se encuentra este cuadrú- pedo, pues es animal exclusivo del Asia y de rete, Felis onca., a, que tambien han ado los españoles tigre de América. (Lengua de Cuevaj) => OCHILOBO y OCHILOBUS: idolo principal de los me- - jicanos. Tambien el templo, donde recibia cul- to la deidad suprema. OxbayT: canto lúgubre, entonado en honor de los muertos. (Lengua Tagala.) Oxz: hombre, varon. (Lengua de Abrayme.) enguas Mejicana y de Nicaragua.) Osca: yeba de adivinacion entre los indios de Nueva Granada. Oxomoco: Dios mayor. (Lengua de aa) OzZPANGUAZTE ; especie de ajonjera, que produce ciertas flores amarillas y de que hacian los indios sogas y otras cuerdas más ó menos gruesas. (Lengua de Nicaragua.) P; í ss i Paca: cierta especie de puerco del tamaño de los que tienen en España tres ó cuatro me- ses. (Lengua del Paraguay.) Paco: esclavo, siervo. (Lengua de Buena ó Castilla del Oro.) PAMATHAT: Cantos con que los indios del ar- - Chipiélago moluco conservaban la memoria ) _ de los grandes hechos de sus mayores, á ma- 6 la Topelad ] 603 PAMPANILLA: manera de taparrabo, con quese cu- brian los indios las partes pudendas, princi- palmente en las islas Española y Fernan- dina. - PANICACA: brevaje hecho de varias sustancias, con el cual lograban los indios producir el efecto del vino. (Lengua de Nueva España.)I PAPA: turma de tierra. Esta voz es muy usua en toda Andalucia y en Extremadura. (Len- gua del Perú.) PAPA: Persona santa, jefe supremo de los mi- nistros ó sacerdotes de la Nueva España. Papaya: fruto del papayo, árbol conocido por los botánicos econ el nombre de Carica papa- ya. (Lengua de Cuba.) Paparcio: ave de las islas de Santo Tomé y Es- pañola, que solo pone un huevo, Parao: barca, canoa con cierta armadura de cañas que defienden al que navega en él del viento. (Lengua Tagala.) PARIPAMOTA: sudario, pedazo de tela de algo- don, con que cubrian las partes pudendas los moradores del rio Paraná. (Lengua del Plata.) Passamba: fruta. (Lengua del Perú.) PATACA : cesta cubierta, entrelarga, hecha con cierto primor de palma tejida. De aqui el nombre usual de petaca. (Lengua de Haiti.) Pecmry: el mar. (Lengua de Cueya.) PracmeE : sacerdote supremo: el primero en la ge- rarquia religiosa entre los indios del Para- guay y de Huyapari. Pron : maiz tostado. (Lengua de la Florida.) ProcHE : sacerdote. (Lengua de Nueva España.) Pra: turma de tierra, (Id., id.) Pisco: voz con que se designa generalmente - todo linaje de aves. (Lengua del Peru.) Prramáta: planta crasa, cuyos tallos depot tos de hojas, serpean apoyándose en otras plantas, á las cuales se agarran y ciñen co- mo una culebra. Sus hermosas flores solo abren al anochecer y exhalan un suavisimo olor, Cactus grandiflorus. — PiLtouTLES ; ciertos muchachos consagrados al servicio de los templos del imperio mejicano, semejantes á los seises y niños de coro de nuestras catedrales. (Lengua de Nueva Es- paña.) Pigis: moneda usada por los indios de Tidore, desemejante de la que era conocida con el nombre de lamoy. La moneda en general se designaba con el de salapi. (Lengua Ta - gala.) PocoL : maiz, (Lengua de Nicaragua.) POPAGATE : slesrab. sorda (ld., id ) 604 PoxorT: árbol que en la Isla Española se llama- ba ceyba. (Id., id.) PuLQque: bebida espirituosa y muy semejante al vino de Castilla. (Lengua de Nueva España.) Q. Quemí: uno de los cuadrúpedos que hallaron los españoles en Cuba, cuya especie se ha extin= guido. Oviedo dice que era' como un sabueso ó podenco, color p: rdo, figura semejante á la hutia, pero mayor y de mejor manjar. No pa- rece sin embargo haberlo visto. Queví: príncipe, rey más poderoso y rico que otro alguno. Parecia usarse este nombre por excelencia, como si quisiera decirse el Mag- no. (Lengua de Cueva.) QUIATEOT : Dios del agua, hijo de Omeyateite y de Omeyatecigat. (Lengua de Nicaragua.) QuicmiL : señor, título de excelencia dado á los magnates, el cual equivalia al tratamiento del don entre los españoles. (Lengua de Ti- dore.) QUILLIN: mercader, traficante. (Lengua del ar- chipiélago moluco.) Quin: sol. (Lengua de Yucatan.) QUIRNUBATAES : sábalo ó sábalos. (Lengua de Huyapari.) Qú: templo, casa de oracion. Esta voz era muy general en casi toda América, y muy princi- palmente en las comarcas de Yucatan y Me- chuacan. R. RABIHORCADO: ave. ¿Será una Sterna ó golon- drina de mar? La descripcion de Oviedo no ofrece bastantes datos para decidirlo. RABO-DE-JUNCO: ave de los trópicos, que vuela en alta mar y muy conocida de los marinos, - por anunciarles su proximidad á las regiones ecuatoriales. Su cola tiene dos plumas muy - largas y estrechas : desde lejos, cuando el : pájaro vuela, parece llevar colgando un jun- co ó paja, circunstancia que le ha valido el nombre de rabo de junco. Phacton ethereus -— €tphenicuras. SES ida SEE y Baperoi, -— TAMEME:. nio de carga. (Lengua ES HISTORIA GENERAL Y NATURAL DE INDIAS. de otro. (Lengua de Castilla del Oro.) Sacú: planta herbácea, muy útil por la fécula que produce. Marantha indica. (Lengua de Cuba.) SAGÚ: pan que hacian los indios de Tidore de cierta raiz ó leño, semejante á las palmas. SARIQUE : este nombre se ha aplicado á unos marsupiales del mismo género que la chur- cha. Didelphis opossum, undicandatus can— crivora, etc. SAVANA : tierra llana, sin árboles y cubierta de yerbas, pero de grande extension. Las llanu- ras que no tienen lá misma amplitud se de- nominan, siguiendo la formacion castellana, savanilla y savanazo. Los españoles de la conquista pronunciaron cavana. (Lengua de Haiti y Cuba.) e SERRA, GUI: trocar; voz usada por los indios de la Isla Española. ya TABACAN: especie de yuca, cuyas ramas son más blancas que las de los demas géneros. Tabaco : cierto instrumento de madera ó caña, hecho á manera de Y griega mayúscula, cu= yos dos cañones superiores acomodaban los indios á las ventanillas de la nariz, para percibir el humo de la planta llamada co- hiba 6 cojiba, que lleva hoy por excelen— cia el nombre de aquel instrumento. Véase la lámina 1.2, fig. VIL? del t. 1. An de Cuba y de Haiti ) TABUNUCO : especie de goma ó. brea incufrapt> ble, que se criaba en algunos árboles de la Isla de S. Juan. TAGUMPAY : canto de victoria. (Lengua Tagala.) TAMACASTOVAL: ángel, en la acepcion general de esta palabra. (Lengua de Nicaragua.) TAMAcHa: ángel del suelo; espiritu ó genio, á cu- -yo cargo y cuidado estaba el velar por la bienandanza y felicidad de los hombres. (Id., id.) TAMAGAST: sacrificador, sacerdote supremo de -Tamagostad. (Id., id.) : TAMAGOSTAD: Dios padre, principio y 2. - de todas las cosas. (Id., id.) Tamso: aposento. de muchos , cuartel. (Lengua del Perú,) rida.) VOCES AMERICANAS EMPLEADAS POR OVIEDO. muerte á su euemigo en singular batalla. (1d., id.) TAQUIZTE: oro. (Id., id.) Tara: langosta. (Lengua de Venezuela.) TARASCO: indio de la provincia de Mechuacan. TARLO: gusano. TARUACASCATÍ : ángel del cielo; espíritu ereado para glorificar á Dios y ejecutar respecto de los hombres sus soberanos mandamientos. (Lengua de Nicaragua.) TAruco: puerco cerval. (Lengua de Nueva Cas- tilla.) TASCALPACHON: pan de maiz. (Lengua de Nue- va España.) TÁTARA: pescado pequeño, pintado de rayas blancas y amarillas, cuya picadura produce bascas y terribles dolores. TEBA: bueno, de dócil condicion y de excelente - calidad. (Lengua de Nicaragua.) TecLE: señor, magnate, hombre principal por su valor ó su nacimiento. a de Nueva España.) - S TEcPAN: palacio real, morada de principes. Tam-= bien se dijo tlacotan y totecuacan. (Id., id.) TrcuAmM: tigre.V. Ochí. (Lengua de Nicaragua.) TreorT: Dios, supremo hacedor del mundo; voz con que expresaban los indios la idea de la divinidad y omnipotencia. (Id., id.) TEoT-BILCHE: Dios hijo. (Id., id.) TrEoTE: Dios supremo, mayor. (Id., id.) TepPET: sierra, lugar montañoso é inaccesible. (Id., id.) TeQuiNa : maestro, doctor : aplicábase esta voz á los que profesaban algun arte ó ciencia, ya penca cos * se decian teguina los médicos que curaban - COn yerbas, y los sacerdotes ó3 ancianos que trasmitian á la juventud las nociones religio- sas y morales, recibidas de sus abuelos. (Len- - gua de Castilla del Oro.) Tescurr: túmulo ó monton de tierra levantado en las plazas públicas para ofrecer en él los sacrificios humanos á e (Lengua de Nicaragua.) TerEc: yerba. (Lengua de Nueva rada: ) TeucaLLt: templo, casa de Dios. Voz compues- - ta de las palabras teufl Dios, y a, casa. (Lengua de Nueva España.) TeuLE: Dios, el Hacedor supremo de los cielos y la tierra. Los indios pmp Full. (Id., id.) A ia taa sacerdotal semejante á ses dese ies E teoelaj,ya dela práctica. Asi 605 TeyopA: casa de oracion, oratorio. (Lengua de los Chorotegas.) TEyYTE: señor, cacique de cualquier canton ó co- marca. (Lengua de Nicaragua.) TExOxE : brujo ó bruja. Cierta ¡manera de he- chiceros, que asaltando de noche los buhios de los indios, aplicaban la boca al ombligo de hombres y mujeres, chupándoles en tal forma que les producian la muerte. (Id., id.) THENO0CcA: perla. (Lengua de Cubagua.) THOMAOTHEOT : Dios sumo, Dios grande, Dios padre, que envió al mundo á su hijo Theot- bilche para enseñanza y salvacion de los hombres. Esta voz parece componerse de la palabra thomao, grande, y thcot, Dios. (Len- gua de Nicaragua.) TianciiEz : mercado ó sitio destinado á toda cla- se de contratacion. Es voz corrompida en la - pronunciación de los españoles: los indios decian tianquitli ó tianquizco. (Lengua de Nueva España.) Tipa: señor muy principal y que alcanza impe- rio ó dominacion sobre otro. (Lengua de Cue- va.) TieL : carbon molido, con el cual se pintaban los indios los brazos, rostro y pecho de diversas figuras, á la. manera que lo hicieron árabes -y judios con las escrituras stigmálicas, con que se grababan en las manos y brazos el nombre de Alláh 6 de Ihowáh, y lo hacen en nuestros dias con las imágenes de Cristo y de la Virgen los gitanos, bandoleros, contra- bandistas y Belle menuda. (Lengua de Nica- se -ragua.) a 7 das TILE: slo de. dE 10, CON | raban los esclavos y se pintab TipoTANI: Dios, supremo autor de todo lo crea- do. (Lengua de Matiari.) TIQUITLATO: recogedor de Ebitos; manera de - jurado de los barrios ó A: (Lengua de Nueva España.) : Toya: anda, corre, aguija: imperativo del ver- bo toyana, gui, que expresa la idea de la ce- - leridad ó movimiento Is, (Lengua » de Nicaragua.) Toneña: cierta vasija en que los indios de Cue- ya eocian y condimentaban sus manjares, _ muy semejante á las ollas de España. TostE: conejo. (Lengua de Nicaragua.) : TOZNENE: papagayo. (Lengua de Nueva Es- Tonaca: especie de yuca silvestre de cinco ló- -- hulos, cuyo fruto poco mayor que un gar- - banzo, encierra bajo la cáscara cuatro ó 606 cinco cuerpecillos oblongos, blancos, donde existe la semilla. Hoy se la apellida vulgar- mente tuatúa. Tuna: planta del antiguo género Cactus, cono= cida vulgarmente con el nombre de higuera chumba. Cactus opuntia. Hoy dia se han se— parado del género Cactus todas las especies, cuyos tallos estan formados por palas articu- ladas más ó menos anchas y cubiertas de grupillos de espinas, constituyendo el género Opuntia , que equivale al de las higueras tunas. TuUPACOCHOR: plancha de oro y. piedras engas— tadas, en que se ponia la borla, formando con ella la corona real del Inca. (Lengua del Perú.) TuYra: dios infernal, que interviene de un mo- do fatal y siniestro en las cosas humanas; Sa- tan, Luzbel. (Lengua de Castilla del Oro.) Asi apellidaban los indios á los españoles. TLATOLLALIANI: poeta. (Lengua de ps Es- paña.) TLATOLLALILIZTLI: poesia. dd. id.) TLAXCALLI: pan, generalmente hablando. (Id., id.) U. UCHIBICAN : cambiar, trocar; voz usada por los indios magueyes ó chacopati. Uña: cordero, hijo de oveja. Tambien se le da- ba el nombre de malta. (Lengua del Perú.) UrBA: vaso, vasija , olla. (Lengua de Nicara— gua.) Unco: el macho en cualquiera especie : tambien significa cerro, cabezo, loma ó colina y lo - mismo Unco : macho cabrio de las llamas del Perú. (Lengua de id.) Unique: pedazo de sal especular. (Lengua de Oroci.) Usa: sol, el astro del dia, considerado por los meradorél: indigenas de los valles de Tunja y Bogotá como principio de toda vida. han gua de Nueva Granada.) UsacHIEs: hijos del sol: vor con que los indios de Nueva Granada saludaron á los españoles, o ci A Serrano , morador de las montañas. S al verlos por primera vez a AE, Xocurma : ; HISTORIA GENERAL Y NATURAL DE INDIAS. v. VAGRE : cierta manera de pescado semejante al cazon. (Lengua de Paraguay.) VaAquira : jabali. (Id., id.) Vina: mar. (Lengua del Perú.) VirAcHa y Viracocua: hijos de la espuma del mar; voz compuesta de vira, mar, y cocha, espuma. Se aplicaba generalmente para de- signar á los españoles. (Id., id.) ViraA-HOMA : hombre esforzado, animoso, valien- te; voz compuesta de vira, mar, y homa, monte. (Id., id.) X. XAcapa: cascabel. (Lengua del Perú.) : XAcua: árbol corpulento, propio de Castilla del Oro y aun de las islas. Su tronco es recto: corteza gris, ramas largas horizontales; hojas de un verde claro , opuestas, lanceadas, de un pie de longitud, y tres á cuatro pulgadas de latitud, con gruesos nervios; flores blan- cas de cinco pétalos en ramillete, odorífe- ras : el fruto como un huevo de ganso, cu- bierto de corteza cenicienta; por dentro mucoso, agridulce. Es el Genipa ameri- cana. XAGuEv: cierta corteza de árboles de que los in- dios hacian cuerdas y sogas y los eristianos fabricaban alpargates. Tambien el árbol que las produce, que se divide en xaguey ma- cho, Ficus radula, y xaguey hembra, Ficus - indica. Se le denomina en Cuba jaguey j jigúe. XAMURAR: agotar, sacar toda el agua de una mina: voz propia de la mineria. | Xauxau: pan delgadísimo, hecho de yuca, XaxabBE: papagayo, loro. (Lengua de Nueva Granada.) : XicaLO: cántaro, ánfora, salia am: (Lengua de Nueva España.) Ximi: boca. Tambien se decia simi, dándosele á veces la significacion de lengua ó idioma. (Lengua del Perú.) q mosquito. Distinguese ida con los nombres de corasí, jaguey y trincayo, para denotar las diversas especies de estos insec- tos, que se conocen en Amárica. pana de Cuba.) VOCES AMERICANAS EMPLEADAS POR OVIEDO. Xocor: árbol, especie de ciruelo. (Lengua de Haiti.) XUCHITLALPA: paraiso terrenal. (Lengua de Nue- va España.) XULO: perro mudo, gozquecillo doméstico que tenian por exquisito manjar los indios de Ni- caragua. - Xur1: nombre, apellido. (Lengua del Perú.) XuYa: vete: imperativo del verbo xuyana, gui, que significa irse, ausentarse, separarse. (Lengua de Nicaragua.) E; Y: yerba enredadera, semejante á las que con este nombre conocemos en nuestros jardines. Ipomea bona-nox. Yaco: agua. (Lengua del Perú.) YAGUA: hoja de palma, grande y ancha, que empleaban los indios para envolver cualquie- ra clase de objetos. (Lengua de Haiti.) YAHuria: cierta planta, cuyas raices comian los indios cocidas, como berza. Arum salt folium. Y ANACONA: criado, siervo , esclavo. Del ver- bo yanacyani, gui, servir domésticamente. (Lengua del Perú.) YAYAMA: piña; nombre con que se designaba por los indios á la que ahora apellidamos piña americana. Es sin duda la Bromelia ananas. ER legumbre muy semejante á las ha- bas. (Lengua de Venezuela.) YeroQui: danza. (Lengua guarani.) sos e reman ó de los ma- Tagala.) Y NQUILL PILLO: grienalda de: Lores, A del Perú.) : Yyri: sol, astro del dia. (1d., id) Yoma: patata. (Lengua de Nueva Granada.) Yop: yerba de adivinacion, usada por los mojas ó sacerdotes dol sol en los valles de Tunja y Bogotá. (Lengua de Nueva Granada.) YPATEX: especie de yuca, que produce ciertas manzanillas con seis cuarterones cada una. YrA : mujer; la hembra en la especie humana. (Lengua de Cueva.) YRABRA: Oro. (Id., id.) Ynraca: yerba, en general. 607 YRAcHA: ramera, meretriz; mujer que ponia en pública feria su cuerpo, haciendo granjeria de él. (Lengua de Cueva.) Y unio : el alma racional, el espíritu que se apar- ta del cuerpo en el instante de la muerte. (Lengua de Nicaragua.) YiiANa : reptil ó lagarto grande, con una cresta escamosa, dentada como sierra, en todo el espinazo y cola, cuya carne y huevos se han tenido siempre por muy buenos manjares. Generalmente se escribe Higuana: la Acade— mia dice no obstante Iguana. Es el Iquana Harlani. (Lenguas de Haiti y Cuba.) Yuca: planta, euyo tallo 4 manera de columna está en su cima coronado por unas hojas de forma de espada y muy puntiagudas. Yuca gloriosa. Yurtes : avestruces. Los avestruces son sin em- bargo aves del África: en América solo se ha encontrado el Nandú ó avestruz de Amé- rica, del vulgo. Rhea americana. (Lengua del Perú.) Yunruma : árbol silvestre muy comun en las An- tillas. Lo hay macho y hembra. El macho es tierno y ligero, limpio hasta la cima ó copa, donde tiene un ramaje escaso y claro; hojas de más de un pie, dijitadas, verdes, lisas por encima, blancas por debajo, que parecen pla- * teadas, sentadas sobre largos peciolos. Es el Panazx longipetalum vel undulata. La hem- bra es de madera porosa, blanca, tierna; su tronco hueco, dividido por nudos; hojas gran- des palmeadas sobre peciolos de un pié, con - siete, nueve ó mas divisiones; color igual á - las del macho, mas con nervios dorados; flor rosa con visos amarillos. Es la Cecropia pel- tata. Se le da con frecuencia el nombre de Yagruma. (Lengua de Cuba.) Yuro: perdiz. (Lengua del Perú.) YzcaLLO: brujo, bruja, hechicero, que mata con hechizos. (ld., id.) Z. Zancacú: duque, marqués, -Magnalo, (Lengua de Tidore.) Zapor: o mbco Oe sedal sa Micatagua al fr bol llamado Mamey. (Vide.) - BIBLIOGRAFIA. A A A 1.7 Vocabulario en lengua mexicana y cas- tellana, por el muy reverendo P. Fr. Alonso de Molina.—México, por Juan Pablos, 1555, 1 t., 4d 2. Lexicon ó vocabulario de la lengua ge- neral del Perú, compuesto por el P. Fr. Domin- go Santo Thomás.—Valladolid, por Francisco Fernandez de Córdoba, 1560, 8. 3.” Lexica precepta grammatica , item li- ber confessionis et precum, in quinque indorum linguis, quarum usus per Americam australem, nempé puguinica, tenocoleca, catamareana, guaranica, nalexana, sive mogaruana. Auctor Alphonsus Barzena, Societatis Jesu.—Peru- vie, 1590, fól. 4.2 Arte Mexicana, por Antovio del Rin- con.—México, por Pedro Balli, 1595. 5. Vocabulario de la lengua general del Perú, llamada Quichua, y de la lengua españo- la, por el padre Maestro Fr. Juan Martinez.— Ciudad de los Reyes, 1604, 8.” 6.” Gramática y Arte nueva de la lengua general de todo el Perú, llamada lengua Qui- chua ó lengua del Inca, por el P. Diego Gonza- lez Holguin, de la Compañia de Jesus.—Ciudad de los Reyes, por Francisco del Canto, 1607, 4.”—-Contiene dos Vocabularios. 7.9 Arte de la lengua Quechua, general de los indios deste Reino del Perú, por Alonso de Huerta. —Ciudad de los Reyes, por Francisco del Canto, 1616, 4.” 8,0 Arte de la lengua Aymara, por el pa— dre Diego de Torres Rubio, de la Compañia de Jesus.—Lima, 1616, 8.” 9,0 Arte de la lengua Quichua, compuesto por el P. ¡Diego de Torres Rubio.—Lima , por Francisco Lasso, 1619, 8.”—Contiene tambien ua Vocabulario y un Confesionario. 10. Gramática de la lengua general del Pe- + xáú, por Fr. Diego de Olmos, de la: Órden de San Francisco.—Lima, 1633, 4.9 1. Arte y Vocabulario de la ana Guara- po. e P. Antonio Ruiz, de la Compañia de en Casa de Juan $ Sanchez. | 13. Arte de lengua Mexicana, por Fray Agustin Vetancurt, preceptor de dicha lengua en México.—Id., 1673, 4.0 14. Principios y reglas. de la lengua Cu- managota, por Manuel de Yangiles.—Burgos, 1683, 4.”—Contiene un Vocabulario. 15. Arte y gramática general de la lengua que corre en todo el reyno de Chile, por el P. Luis de Valdivia.—Sevilla, por Tomás Lopez de Haro, 1684, 8.”—Tiene además Vocabulario, Confesonario , Doctrina cristiana y Catecismo. 16. Vocabulario Manual de las lenguas Cas- tellana y Mexicana , por Pedro de Arenas.— - México, por la viuda de Francisco Rodriguez Lupercio, 1690, 8.” 17. Arte de la lengua general del Inga, lla- mada Qquechhua, por el Bach. D. Estevan Sancho de Melgar, natural de los Reyes y ca- tedrático de dicha lengua en su iglesia.—Lima, por Diego de Lira, 1691, 8.” : 18. Arte de la lengua Quichua, por el pa- dre Juan de Fugueredo, maestro de dicha len- gua en el colegio del Cercado.—Lima , por Jo- seph Contreras , 1700, 8."—1754,8.% 19. Vocalmlmia de la lengua Tagala, por los PP. Juan de Noveda y Pedro de San Lúcar, de la Compañia de Jesus.—Manila, por D. Ni- colás de la Cruz Bagay, 1754, fól.. 20. Arte de la lengua general del Reyno de Chile, por el P. Andrés Febres, misionero de la Compañia de Jesus.—Lima, 1765.—Tiene - Vocabularios, Doctrina cristiana, etc. - 21. Arte de la lengua Moxa, con su Voca- - bulario y Calhecismo, compuesto por el M. R. Padre Pedro Marban, de la Compañia de Jesus, superior que fué de las misiones infieles, que tiene la compañia de esta provincia del Perú en las dilatadas regiones de los indios moxos y chiquitos. —Lima, por Joseph Contreras , 8."— Tiene Cathecismo menor y declaracion de los Mandamientos de la Ley de Dios y de los San- | tos Sacramentos. | 22. Diccionario provincial casi-razonado de voces. cubanas, por D. Estevan Pichardo.—Ha- 0 pa de M, Es 1845, E 'edic. INDICE GENERAL. Tabla de los doge libros de la tercera parte de la Natural y general historia de Indias, en que sumariamente se hace memoria de lo que tracta cada libro destos. Págs. LIBRO 1 de la 111? parte, ques XXXIX de la General historia de las Indias, que tracta de la geographia é assiento de la grand costa é mares australes de la Tierra-Firme ó parte exterior della; porque lo que está ynterior á la parte que está desde el Cabo de Sanct Augustin hasta la tierra del La- brador , contado lo há la historia en el li- bro XXI de la segunda parte destos tracta= DI A A LIBRO ll de la UL: parte, ques XL de la Ge- neral historia, que tracta de la costa de la mar austral é septentrional quel Océano co- munica con la Nueva España, é de las tier- ras nuevamente descubiertas -. aquellas LIBRO lll de la 111.2 ia ques XLI de la General historia, que tracta de la goberna- cion de Gualimala é sus anexos........ LIBRO 1V de la 111.? parte, ques XLII de la General historia, que tracta de la goberna= cion del reyno é provincia de Nicaragua é sus anexos, e... co...o..o.o.....r........ LIBRO V de la JIL.* parte, ques XLIII de la General h 1, que tracta de la goberna- cion de Castilla del Oro, y en especial de la costa é mares australes, porque lo demás, que á esta gohbernacion toca, ya se dixo en el libro XXIX de la segunda parle ó terger volúmen destas historiaS................ LIBRO VI de la IHIL.* parte, ques XLIV de la General historia, que tracta de la goberna- cion del rio de Sanet Johan é del Perú é sus LIBRO VII de la mL. 2 parte, ques XLV de la General historia, que tracta de la provincia é gobernacion de Popayan é sus anexos en E ja pere “ 18 21 35 116 124 135 Págs. LIBRO VIII de la 1IL.* parte, ques XLVI de la General historia, que tracta de la goberna- cion de la Nueva Castilla é sus anexos, des- ta é de la otra parte de la línia equinocial.. LIBRO IX de la MI.* parte, ques XLVII de la General historia, que tracta de la goberna= cion del Nuevo Reyno de Toledo, de que fué capitan general € gobernador el infelige adelantado don Diego de Almagro, de bue- na memoria, en las partes é mares australes, entre la línia del equinocio y el polo antártico. LIBRO X de la IL? parte, ques ALVIII de la General historia, que tracla de la muerte del marqués don Francisco Picarro, é de las cosas que han subcedido despues de su muerte en la gobernacion de la Nueya Cas- tilla, é qué forma se tuyo para le matar, etc.; é tráctase de otras cosas demás desto CUBICOIODO ¿dro in pe ra LIBRO XI ó penúltimo de la NI.* parle, ques XLIX de la General historia, que tracta de la conquista é poblacion € gobernacion de Quito € sus anexos, é del descubrimiento que por la parte interior é desde sus 1 nasci- 144 232 353 mientos del famoso é grandísimo rio del z Marañon se hico acaso é impensadamente por los españoles; é assimesmo tracta otras cosas tocantes á esta gobernacion é sus ane- xos: y en suma se dirá en qué pararon los subcessos del ligengiado Vaca de Castro, é del desastrado ó impaciente visorey Blasco - Nuñez Vela, é del general de la Gasca, é del tirano Goncalo Pigarro............... LIBRO XII de Ja JIL.* parte, é es el L € el úl- timo de la General historia, que tracta de los Infortunios é naufragios acaescidos en las mares de las Indias, islas y Tierra-Fir- me TEA A AGRA rs Tabla Ep con cada uno de los libros a 1 puerto de la cibdad de Panamá, , Feservan= do para en su tiempo lo que está por saber= ás se de lo incógnito del dicho Estrecho é esta A vd o. 378 462 610 Págs. CapiruLo 1. En continuacion de la geogra- phia é assiento de la Tierra-Firme desde la cibdad é puerto de Panamá hasta el rio de la Possesion , ques en la gobernagion de la provincia de NicaragUa..........oooo.m.o.. Caprruto mi. Continuándose la geographia de la costa de la Tierra-Firme en la mar austral, desde el golpho é puerto de la Pos- sesion, ques en la gobernacion de Nicara= gua, siguiendo la via del Poniente hasta el rio de Sancti Espiritus, ques hasta el pres- sente tiempo lo último que en la carta de navegar está notado al Poniente de la Nue- va España la vuelta del Norte, como más puntualmente se dirá en este capítulo, con- forme á la pintura de la carta moderna del cosmógrapho Alonso de Chaves.......... CapituLO 1V. De cierta relacion quel auctor ó historiador supo de otras nuevas tierras en la mesma costa austral, continuándola por relacion é aviso de una poma en cuer= po esphérica, que desde Ja villa de la Haba- na le envió un devoto é sciente reverendo padre, llamado fray Diego Muñoz de Sala- manca, de la Órden de los Predicadores: el qual Jlegado en la isla de Cuba á la villa ques dicho, se partió para España á dar no- ticia á la Cessárea Mageslad deste descubri- miento; pero en aquella figura calló los nom= bres, é súpolos este auctor por otra figura en plano, que le envió el piloto Nicolás (a= morano, que lo anduyo é lo navegó é pintó hasta se poner en treynta é siete grados desta parle de la equinocial, siguiendo la costa la via del Norte de la manera que en la pintura é narracion deste capítulo yo querria decirlo; mas porque de la mesma persona é del aviso del piloto el auctor ó chronista no se salisface, dige assi....... LIBRO: EL: Prolbienmio. + AE Caprruto x. Continuándose la relacion del frayle en las cosas del infierno de Massaya.. 60 67 76 79 $0 83 86 Caprruno xi. En el que se tracta de los arey=- tos é de otras particularidades de la gober- nacion de Nicaragua é sus anexos, é assi= mesmo de algunos ritos é cerimonias de aquella gente, demás é allende de los que la historia ha contado. ..... Caprruro xu. En el qual se tracta de la lu- xuria é casamientos de los indios de Nica= ragua, é de otras costumbres é parliculari- dades é diverssas materias de aquellas par- lO. ....o...........s» lO coro remo orroroncsorcrrossrin.... Caprruzo xm. En que cuenta la historia la manera de cómo halló é vido el ehronista al cacique de Tecoatega, por otro nombre lla- mado el Viejo, é su proprio nombre era Agateyte, lo qual fué un jueves dos dias de enero de mill é quinientos é veynle y ocho E AAA O TR O Doc Caprruzo x1v. De la muerte del gobernador Pedrarias Dávila, por la qual quedó el li- cenciado Francisco de Castañeda alcalde - mayor en la gobernacion cierto tiempo, é quando supo que yba proveydo del officio sas qu Eli 93 102 109 de Contreras fuésse 611 Págs. historia, con la brevedad que se requiere en semejantes materias........ 2 e A > CapiruLo xv. De lo que intervino á un míli- te, vecino de la cibdad de Leon de Nicara— gua, con una corrilla de las hediondas...... CaprruLo xv1. En el qual se tracta del ligen- ciado Francisco de Castañeda, é de su vida é muerle, despues que desde aquesta cib= dad de Sancto Domingo de la Isla Española fué á España á dar cuenta de sus obras, é tambien se dirá alguna cosa del subgesso del gobernador Rodrigo de Contreras, é de su yda á España... .o.oo.oooooo.o.... LIBRO XLIII. Prohemio....... CaprruLo 1. En el qual se tractan algunas co- sas en general de la gobernagion de Castilla del Oro, concernientes á la costa del Sur é á sus límiles desde Panamá, assi al Ponien- te como al Levante......iooooomoooo.... CaprruLo 1. En el qual se tracta de algunas particularidades de aquesta costa de Pana- má en la mar del Sur, € de otras cosas con- vinientes al discurso de la historia..... sa CapiruLo 1. Cómo el capitan Diego de Al- magro vino de su descubrimiento á pedir gente é caballos, é quedó continuando Ja empressa su compañero capitan Francisco Picarro , é de las grandes nuevas que truxo de aquella tierTa.........o..o.o...oo.o..o... LIBRO XLIV. Prohemio...........o......+. Caprruzo 1. En el qual se tracta de la perso- ...o.o cor. o.... o» na del adelantado don Pasqual de Andago- ya é de su principio é origen, é cómo fué á poblar el rio de Sanet Johan en la mar del Sur, é otras cosas que la historia é órden della piden para su principio... ..oo....» Capiruzo 1. Del subgesso del viage del ade- lantado don Pasqual de Andagoya desde Pa- namá á su gobernacion , é de lo que des- cubrió; € cómo despues le prendió el go- bernador de Popayan Sebastian de Benal- cácar, é lo higo soltar el presidente ligen- ciado Vaca de Castro; é cómo se le murió la muger, é otros trabaxos que Je subce- dieron; € cómo sobre su prission é diferen cias con Benalcágar volvió á España...... CaprruLo 1. De la mala gobernacion é muer- te de Payo Romero, teniente del adelanta= do Pasqual de AndagOYa..+..........o... LIBRO XLV. Prohemio..-.«..o.o.».o......... CaprruLo 1. En el qual se tracta de la per- sona del adelantado don Sebastian de Be- DAÍCÁGAT o .ooorrortnno cano ranar anar. Caprruzo 1. Del subgesso del viage del ade— lantado é gobernador de Popayan Sebastian de Benalcágar , é de lo que le intervino con Jos fuegos repentinos del Nombre de Dios é 114 145 116 118 120 124 126 127 132 135 136 - Panamá, en que perdió mucho; écómo 612 Págs, passó desde Panamá á la costa de la mar austral para su gobernagion ; é cómo pren— dió al adelantado don Pasqual de Andago- ya, gobernador de las provincias del rio de Sanet Johan é sus anexos, é otras cosas concernientes á la hisloria pressente...... CaprruLo 11. En que se tractan algunas par- ticularidades de aquella tierra é pueblos, de que era mariscal don Jorge de Robledo, so- bre que debalian él é Benalcácar, ¿al fin sobre ello le mató , é quedó la tierra en el Benalcácar hasta el pressente tiempo, que estamos en el año de mill é quinientos é quarenta y OChO AÑOS... 0... ooocooooomo.».. LIBRO ALVA Prohémio.... oidor os CaprruLo 1. En que se tracta de los dos com- pañeros é capitanes Francisco Picarro é Die= go de Almagro, é de cómo los indios de Tumbez mataron ciertos chripstianos, é del castigo que sobrello se higo, é cómo des= pues fué el cagique é su genle rescebidos á la paz é amistad de los chripstianos € á la obidiencgia de Sus Magestades..........., 138 141 144 147 Caprruto 1. Cómo el gobernador Francisco. Picarro se partió del pueblo de Tumbez con su gente, é fué la via de Chincha, é cómo en el camino fueron castigados los caciques de Cango é lotu, é fueron reducidos á la paz, é cómo higo quemar al cacique Amota= pe é sus principales é otros del cacique de la Chira, é cómo en la ribera de un rio é tierra del cacique Tangarala pobló la cibdad de Sanet Miguel, seys leguas de la mar, é otras cosas anexas al discurso de la histo- . VIA AITANA IN CaprruLo m1. Cómo el gobernador Francisco 3650 Picarro se partió de la cibdad de Sanct Mi- - guel, la via de Caxamalca, en demanda del grand rey Atabaliba; é de la relacion que un capitan que avia enviado Picarro á Ca xas le truxo de la tierra de Atabaliba, é del mensagero ó embaxador é pressente que Atabaliba le envió, é de la respuesta que con el mesmo mensagero le envió el gober= A A CAPITULO 1V. Cómo el gobernador Francisco -— Picarro se partió del pueblo de Caran la via : de Caxamalca; é de algunos trages é ritos é condepnados sacrificios, é de sus manleni- mientos é sementeras; é cómo el goberna= is un indio de la provincia de Sanet 153 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Págs. diez ovejas é le hicieron su embaxada; é có- mo llegó el principal de la provincia de Sanet Miguel quel gobernador avia envia= do, é tractó mal al de Atabaliba é dixo que era mentiroso, é que Alabaliba estaba de guerra, é desengañó al gobernador € á los españoles; é otras cosas que convienen á la hiato a Caprruo vi. Cómo el gobernador llegó á Caxamalca, é de la dispusicion de aquel pueblo é sus fuercas é assiento de aquel va- lle, é de los templos de los indios en reve= rencia del sol, é de la manera de la gente é su trage, é del assiento del real de Atabali- ba, é mensageros que de una parte á otra ovo para concertar las vistas; é del racona= miento que Atabaliba y Hernando Picarro, hermano del gobernador, passaron, é cómo se concerló la vista para otro dia siguiente, é aquella noche estovieron los cbripstianos con el recabdo é vela que fué nescessario, , Caprruto vir. Cómo el grand príncipe Ata= baliba vino á Caxamalca á se ver con el go- bernador Francisco Picarro; é cómo fué presso Atabaliba é mucha de su gente muer- ta é pressa, é fué desbaralado su grand exércilo; ó de los mensages é otras cosas que passaron aquel dia, é olras cosas per= mitidas á la verdadera historia........... CapiruLo vi. En el qual se tracta cómo el dia siguiente á la prission de Atabaliba fué recogido el campo, é del grand despojo é prissioneros que Ovo el segundo dia de la 162 167 prission de aqueste grand príncipe, é la for- - ma de las armas de aquella gente, é la ma- nera é assiento de la casa que Atabaliba te= nia en medio de su exército, é otras cosas, que la historia pide que no sean olvidadas. CaprtuLo 1x. En el qual se tracta de la rela= cion quel mesmo Atabaliba higo al goberna- dor Frangisco Picarro de su persona y esta= do, é los hijos que tuvo su padre Guayna- 176 cava, é de sus grandes thessoros, é de las. diferencias entre él ésu hermano mayor; é del castigo que higo en Tomepumpa, por- que se le puso en defensa ; é cómo fué pres- so por su hermano; é del grand thessoro de oro é plata que prometió Atabaliba al go- bernador , é dió noticia de una mezquita ó templo muy principal é riquíssima de oro, é de otras cosas á la historia competentes... _CaprruLo x. Cómo el gobernador Francisco Picarro , despues de la victoria é prission de Atabaliba higo hacer el en Caxamalca una ca= templo : 179 CAPITULO XI. CAPITULO XII. DE INDIAS. INDICE. Págs. sabida su victoria, é del acatamiento que hacian á Atabaliba ; y cómo llegaron ciertos navios que venian de Nicaragua é otros de Panamá, en que yba el capitan Diego de Ajmáoro ; é cómo vinieron el "cacique é guardian de aquel templo rico que se dixo de susso. E Atabaliba pidió al gobernador que los echasse en cadena hasta que tru- xessen el oro de dicho templo, y enviaron por ello é se truxo ; é otras cosas que á la historia competen é sen notables. ...... Del viage que hico el capitan Hernando Picarro por mandado de su her= mano Francisco Pigarro , desde el pueblo de Caxamalca al pueblo de Pachacama, en de- manda de la casa é templo que alli hay é de sus riquecas, é desde alli fué á Xausa é á otros pueblos, que se vieronen aquel ca- mino, é otras cosas que en el viage subce- dieron dignas de la pressente historia..... En continuacion de la relacion que dió el veedor Miguel Eslete del viage del capitan Hernando Picarro al templo de . Pachacama; é cómo á la vuelta fué á bus= car á Chillicuchima , general capitan de Ata- baliba, que estaba en Xauxa, é vinieron ambos á Caxamalca: é de olras cosas per= tenescientes á la hisloria..........o.o..o... CaprruLo xi. En que se continúa la primera relacion que comencó en el primero capítu= lo é se siguió hasta en fin del décimo, del qual jaez é auctor de los dichos diez capítu- los es lo que se sigue desde este capitu- lo XIII hasta en fin del capítulo XIV, é los capitulos XI y XII paresce que fueron inger- tos en la relacion (porque la higo el veedor Miguel Estete del viage del capitan Hernan- do Picarro á Pachacama, como está dicho). 183 187 193 É agora se dirá de la fundicion del oro é re= partimiento dél, é de la plata que se oyo - por la prission de Atabaliba, é otras cosas que convienen á la hisloria.............. CapiruLo xiv. En que se concluye esta rela- cion éla vida é muerte del grand principe - Atabaliba, assi como la escribió quien pres- sente se halló é lo vidO................. Caprruto xy. En el qual vá inserla una car- ta quel capitan Hernando Picarro escribió á la Audiencia real que reside en aquesta cib= dad de Sancto Domingo desta Isla Españo- la desde la villa de la Yaguana, ques al fin desta Isla, é por otro nombre se llama Sanc- - ta Maria del Puerto, donde tocó yendo á : España con una nao. cargada de oro é pla= Md para dar relagion al Emperador, ueno 38 m de Atabaliba, é delo 199 203 CAPITULO XVI. CAPITULO XVII. € ¿Carrroco su. Cómo el adelantado don Die= 613 Págs. cion quel choronista ovo en esta cibdad de Sancto Domingo de Diego de Molina , ques aquel á quien hace crédito el capitan Her- nando Picarro en su carla de susso, é traia, segun decia, dos mill pessos de oro que le cupieron destos negocios , é muy hermosas piecas de oro que yo ví é toda esta cibdad, porque eran las mayores que nunca se avian visto en esta Isla hasta estonces..... En el qual se memoran di- verssas cosas de la gobernacion de Fran= cisco Picarro, quel auctor destas historias ha entendido por informacion de testigos fi= dedignos, sus conoscidos, é assi será el pas- to deste capítulo como pepiloria de divers= sas partes ó apelilos deste manjar, ó como aquella conserva llamada composta, ques una conficion de diverssoz géneros de fruc- tas (revuelto todo) en un mesmo vasso; y aqui los que fueren amigos de legion , ques mas dulce é delectable exercicio, por la mu= cha e comparable diferencia del juicio é ra— con natural, á los paladares.............. En que se tracla de la yda de Hernando Picarro á España, é de la mala 213 217 intencion suya contra Almagro; é cómo pro- curó de tornar á las Indias, donde su her-= mano estaba, só color de llevar los quintos del Rey, ¿la forma que tuvo para llevar él las provissiones de la gobernacion quel Em- perador, nuestro señor, concedió al capitan - don Diego de Almagro en aquellas partes; é otras cosas se locarán aqui ques bien quel _ letor tenga en la memoria para saRioE: con= - siderar y entender las difer ade= lante entre aquestos capitanes. .. EAGAIADAR CarrruLo xix. En el qual se tractan sea recuentros que los chripstianos ovieron con los indios despues de la prission é muerte del rey Atabaliba, é lo que se higo en de- manda de aquellos thessoros suyos, con que se algaron ciertos capitanes; é cómo el ca- pitan Diego de Almagro fué á la provincia de Quito, é otras cosas concernientes á la A A TIA eo... ..o...s CapiruLo Xxx. En el qual se tracta de la yda del comendador don Pedro de Alvarado á la tierra austral; é cómo el capitan don Die- go de Almagro le salió al encuentro la lier- ra adentro: é cómo se concertaron en cier— tos millares de pessos de oro; é de la dis- cordia que se siguió entre los capitanes Al- magro é Pigarro sobre el derecho del Cuz- . co, é cómo vinieron en congierto por medio de Antonio Tellez de Guzman, juez de co- “mision que se decía sin lo ser; é tráctanse otras cosas á la historia convinientes..... 614 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Págs, go de Almagro se partió del Cuzco en de— manda de la provincia de Chile; é tambien se tracta de la venida de Hernando Picarro -á la tierra austral, é de la vuella de Alma-= gro al Cuzco; é cómo prendió á Hernando Picarro é despues al capitan Alonso de Al- varado; é tambien se tracta de olras cosas que son nescessarias á esta materia....... CaprruLo Xx. En que se tracta sumariamen- te la causa por qué murió Atabaliba, é la forma que se tuvo en lo matar; é del grand ser de la persona de Atabaliba é del mucho daño que de su muerte se ha seguido; é de la rengilla del gobernador 6 marqués don Francisco Picarro con otras personas seña= ladas; é assimesmo se tractarán cosas en este capitulo, que avian de estar escriptas en lo que atrás queda dicho; pero no vinie- ron á noticia del auctor de sus historias has- ta aver copilado los capítulos pregedentes, é parescióle ques mejor poner en esle capí- tulo lo que se SigU€....oomoococrncomo.. LIBRO XLVIL . Prohemio... .:ocecooo<0...... Caprruto 1. En que se tractan y escriben las causas que le movieron al adelantado don Diego de Almagro á gastar muchos millares de pessos de oro é yr á conquistar nuevas provincias en la tierra austral é partes in= cógnitas hácia el polo antártico, é otras co= sas que no discrepan de la historia, que to- das son muy dignas de ser oydas é notadas de todo valeroso CapilaM................ CapiruLo 1. En que se relata é principia el camino é viage del adelantado don Diego de Almagro desde que partió de la cibdad del Cuzco hasta que comencó á entrar en la pro- vincia que se llama Xibixuy............. CaprruLo 1. Cómo el adelantado don Diego de Almagro é su exército entraron en la provincia de Xibixuy, é dáse noticia de cierta gente que los españoles llaman alá= rabes, porque en alguna manera imitan á los alárabes de África; pero los indios que con ellos comarcan los llaman juries; é de gus costumbres; é tambien se tracta de) sub-= cesso del camino é de otras provincias has- ta que llegaron á la provincia de Pocayapo, - é otras cosas notable. ¿a CaprruLo 1v. En que se continúa el viage é _ descubrimiento del adelantado don Diego Ea desde donde envió al ápia Go- de Almagro hasta que llegó á la provincia | 243 248 959 258 260 Págs. de Chile, por la imposibilidad € dificultades del camino, é frios, y esterilidad, é fragosi= dad, é nieves ¿otros estorbos de la tierra de adelante, é porque su exército totalmente no se perdiesse; é de los nuevos trabaxos de su camino, al retornarse hasta que llegó en la provincia de CalaMa....o.oo.oooooom..».. CaprtuLO vi. En que se tracta é cuenta la prosecucion é discurso deste camino; en la qual relacion se relatan otros trabaxos que subcedieron, é cómo el adelantado don Die- go de Almagro comencó á sentir la rebelion de la tierra del Cuzco, é la nescessidad que los chripstianos lenian; é cómo entre estas relaciones el chronista topó é vido en ellas cómo se avia ahogado en un rio el veedor Francisco Goncalez de Valdés, su hijo úni- co, é aunque como padre lo sintió rescila é cuenta la historia en este capítulo hasta quel adelantado escribió cierta carta al Yn- ga para que cessasse en la guerra contra RI O CaprruLo vu. En que se escribe lo que con= tenia una carta quel adelantado don Diego de Almagro escribió á Ynga, é de un caso nunca oydo, en que juntamente todos los españoles ovieron de ser ciegos, é perdie= ron la vista, é como los indios se le quexa- ron de los españoles del Cuzco y hermanos del gobernador Francisco Picarro é de otras cosas que de la mesma historia penden... CaprruLo vi. En que se contiene una se- gunda carta quel adelantado don Diego de Almagro escribió al Ynga, consolándole y exhorlándole á la paz; é cómo tractándose las vistas entrellos escribió Hernando Picar- ro desde el Cuzco al Ynga que le mentia Almagro é que le queria engañar. En el ca- mino el capitan Paucal le hico un racona= miento notable que adelante se dirá: é cómo Hernando Picarro estorbó tanto, que en con- elusion movió las cosas de forma que Al- magro fué al Cuzco é lo tomó, é prendió al - Picarro 6 Otros sus amigOS............... CaprruLo 1x. En que se tracta cómo el capi- tan Alonso de Alvarado, que yba por man- dado del gobernador don Francisco Pigarro á socorrer á su hermano Hernando Picarro hico é dixo algunas palabras contra el ade- _lantado don Diego de Almagro, é cómo lo prendió, é cómo descompuso por aucto del estado al Ynga, é invistió en él á Paulo su hermano, é le hico señor; é cómo el capitan 274 280 284 286 CAPITULO X. CAPITULO XIL. DE INDIAS. INDICE. Págs. En el qual se tracta la relacion é conciusion de lo quel adelantado don Die- go de Almagro escribió al Emperador, dán- dole noticia del estado en que estaban las cosas entre él y el gobernador don Frangis- co Picarro, é las causas que le movieron á soltar 4 Hernando Pigarro; é cómo se rece- laba del rompimiento, é suplicando á Su Magestad lo proveyesse: é dicense olras co- sas en continuacion del historial processo destas maleriaS......o.o.ooooooosomom.”...o. CaprruLo XI. En el qual se comienga otra re- lacion acerca de lo que passó en estas dife= rencias destos dos gobernadores Picarro é Almagro, la qual en muchas cosas se con= forma con lo que la historia ha contado en 297 los diez capítulos de susso (é aun algunas dellas dice más especificadas) é otras cosas quesubcedieron adelante. .....ooo.o..... : En continuacion de la segunda relacion de las diferencias de los dos gober= nadores Picarro é Almagro, é cómo fué presso el capitan Alonso de Alvarado, é de otras muertes é trabaxos que siempre se yban aumentando en daño de los unos é de 108 OÍTOS., - «¿ii A e Cariruo xn. En continuagion de las discor- dias de los gobernadores; é cómo el gober- 300 302 nador don Francisco Pigarro envió con su poder ciertos hombres principales para que juntamente con sus hermanos Hernando é Goncalo Pigarro, é no sin ellos, entendies= sen en le concertar con el adelantado don Diego de Almagro; é cómo el capitan Or- gonez, teniente del adelantado, dió sobre el Ynga é lo desbaraló , é- se escapó huyen» do con mucho daño de su gente; é cuenta á vueltas desso las mesmas cosas que la his- toria dixo hasta en fin del décimo capitulo; pero más particularmente, é otras cosas... CaprruLo xiv. De lo que subcedió despues quel licenciado Gaspar de Espinosa y el lac- tor Guillen Xuarez de Caravajal y el capitan Diego de Fuenmayor y el licenciado Anto- nio de la Gama é Fernand Rodriguez fueron por embaxadores é con poder del goberna= dor don Francisco Pigarro para que, junta- “mente con sus hermanos Hernando é Gon- calo Picarro, é no sin ellos, traclassen de la paz; é cómo se partió del Cuzco el ade- lantado é llevó consigo á Hernando Picarro, é la causa por qué el dotlor Sepúlveda se 305 quedó en el Cuzco, é otras cosas é parlicu- laridades de la historia.............--.+- - CapiruLo xv. En continuacion de las discor= dias de los dos gobernadores Pigarro é ¿ Alma- a AN tere ao z 316 CAPITULO XVI. 615 Págs. ferencias , é cómo se entremetió entre ellos el comendador fray Francisco de Bobadilla, provincial de la Órden de la Merced, é de- xaron ambos gobernadores en sus manos sus diferencias; é cómo se soltaron Goncalo Picarro y el capitan Alonso de Alvarado, que avian quedado pressos en el Cuzco; é de otros trabaxos é cosas concurrientes á la materia..... .... Que tracta cómo ambos go- bernadores se vieron, é Almagro concedió todo lo que Picarro le pidió , y en lo de la deliberacion de Hernando Picarro se remitió al ligenciado Prado ¿al licenciado de la Ga-= ma; é de la sentencia que en ello pronun= ciaron , é de olras tribulaciones ¿ desasosie- gos que á los unos é á los otros se siguie- ron, que sumaria é substancialmente esta relacion los cuenta... .s.:........ CaprruLo xvi. En que se tracta de la batalla é recuentro de Hernando Picarro contra el adelantado Diego de Almagro, é fué ven= cedor Hernando Pigarro; é cómo fué toma- do el Cuzco é presso el adelantado Almagro; é de las crueldades é robos de los vencedo= res contra los chripstianos é gente de Al- magro, é otras particularidades é cosas mal fechas en esta jornada en deservicio de Dios é del Rey, y en daño de muchos españo- les.. CapiruLo xv. Cómo se usó una grand bella- queria con Pedro de Lerma, porque es ra= con que demás de ser crueldad tenga tal nombre; é de las esmeraldas quel infelige adelantado dió á Felipe Gutierrez, é de la armada de Pedro de Candia, é del processo que de hecho (sin guardar derecho) hico .*LOLCféSAO.($00..:02...óé......be... .<......... 319 -323 328 Hernando Pigarro contra Almagro, é del oro que confessó que tenian en compañia él é Francisco Picarro, un qiiento de pessos de oro, é otras cosas contingentes á la his- . LOCA. as AECA ie CaprruLo xix. Cómo Hernando Picarro sen— tenció á muerte al adelantado don Diego de Almagro é fué ejecutada en su persona, é la forma que de hecho usó en ello; é cómo fué contra los capitanes Mesa é Candia que le avian dicho que se avian algado , é aun= que fué mentira ahorcó á Mesa é desterró á Candia, é de otros escándalos é palabras de rencilla entre don Frangisco Picarro y Hernando Picgarro, su hermano, é fueron luego amigos; é de otras cosas deste jaez de la segunda relacion destas opiniones y escándalos de aquellas partles............ segunda relacion destas contenciones de los 336 340 Caprruto Xx. En el cual se concluye esta gobernadores Pigarro é Almagro, é junto 6416 con esto se dice el parescer del que la es- cribió , como celoso del servicio de Dios é del Rey é del bien é procomun de la tierra, é otras cosas notables é que quadran á la DISTA: ia ra Caprruto xxt. En continuacion del discurso principal de la historia é officio del histo= A A o Caprruto xxu. De las minas de plata de los Chalcas, é quán diverssamente hablan en » Ps Caprruto xxi. En que hace con brevedad mencion de la muerte del marqués don Francisco Picarro, porque en el siguiente libro se dice más largamente; é con este ca- pítulo se da fin á este bro AL VI. LIBRO XLVIIL. Prohemio................ Caprruno 1. En que se tracla del trance é forma de cómo passó la muerte del marqués don Francisco Picarro, gobernador é capi= tan general de los reynos é provincias é:cos- tas é mares de la Nueva Castilla.......... Caprruto 1. En quel historiador dice por qué causa el cabildo é regimiento de la cibdad de los Reyes nombraron al capitan Johan de Herrada administrador de la persona del gobernador don Diego de Almagro, é quién es aqueste capitan Johan de Herrada. É de- cláranse algunos passos de los que de susso se han dicho en el capítulo precedente, pa- ra que con más facilidad el letor comprehen- da la historia pressente................., Caprruto m. De parte del subcesso del ca= mino trabaxoso del licenciado Vaca de Cas- tro, que fué enviado por pressidente de la SS CaprruLo 1v. En continuacion del camino del licengiado Vaca de Castro, é cómo supo la muerte del marqués don Francisco Picar= ro, é otras cosas al propóssito de la his= A Caprruto v. En continuacion de la historia é desasosiego é alteraciones de la tierra aus= tral, quel vulgo llama Perú............. CaprruLo vi. En que se tracta cómo mataron al obispo Fray Vicente de Valverde € á otros chripstianos con él los indios rebela= - dos de la isla de la Puna, é hágese aqui me- moria de la sumptuosa E que en la 344 348 350 351 353 356 361 366 368 369 373 378 HISTORIA GENERAL Y NATURAL Págs. Págs. gencia de la lierra á España, donde fué pro- veydo por gobernador de Popayan; é cómo el marqués envió á Goncalo Pigarro su her- mano, á Quito, é cómo fué én demanda de la Canela é del rey ó cacique que llaman el Dorado. É cómo fué acaso descubriendo € navegando por la: parle interior el rio Mara= ñon , desde sus nascimientos hasta la mar del Norte, por el capitan Francisco de Ore= llana con ciertos compañeros, cuyos nom- bres se dirán , é otras cosas que convienen Lada rr Caprrulo 1. En continuacion de lo ques di- cho é apuntado en el titulo del capítulo pre - cedente, é de la noticia que se tiene del rey Dorado, é cómo é por qué via no pensada se descubrió el rio Marañon por el capita Francisco de Orellana, é con quinientos es- pañoles le navegó hasta la mar del Norte; é cómo el capitan Goncgalo Picarro se tornó á Quito con mucha pérdida de la mayor parte de los chripstianos que avia llevado al descubrimiento de la Canela, é assimes- 381 mo se tocarán algunas cosas, demás de lo ques dicho, que son convinientes al discur- A A E O E CaprruLo 1. En que se dá relacion de la ca= lidad de la tierra é gente de la provincia de Quito, é qué cosa son los árboles de la ca= nela quel capitan Goncalo Picarro é los es= pañoles vieron, é de la grandeca del rio Ma- rañon, é delas islas muchas que en él hay. CAPITULO IV. de la reyna Conori é de las amaconas, si amaconas se deben decir, é de su estado é mucha potencia señores é principes que le son subjetos á la dicha reyna; é del grand príncipe llamado - Caripuna, en cuyo señorio dicen que hay mucha abundancia de plata é de otras co= sas, con que se dá fin á la relacion de los descubridores que navegaron el rio Mara= ñon con el capitan Francisco de Orellana... CaprruLo v. En que se tracta el mal subcesso é muerte del capitan Francisco de Orellana é de otros muchos, que arrimados á sus pa- labras perdieron las vidaS............... Caprruto vi. En que se tracta sumariamente de las cosas que ovo para las guerras que En el qual se tracta del señorio é grand señorio, é de los 382 386 388 390 subcedieron en las lierras é mares australes impropriamente dichas el Perú: la qual ha seydo en mucho deservicio de Dios € de la Cessárea é Cathólicas Magestades y en daño de la corona é ceptro real de Castilla, é de los mesmos An ares nalu= rales de : DE INDIAS. Págs. Castro, é de su crueldad é mala goberna= cion é mucha é insaciable cobdicia; é de la prission. de Blasco Nuñez Vela, é otras COSA ¿0 ¿e ATEO AA ¿ON CaprruLo vu. En que se tracta de cómo fué libre el visorey de la prission de la nao en que lo llevaban, é de cómo fué enviado otro oydor á España contra Blasco Nuñez Vela é murió en la mar; é de la batalla en quel visorey fué muerto é quedó vencedor Goncalo Picarro; é cómo fué enviado por general de Sus Magestades el licenciado de la Gasca; é de la tirania de Goncalo Pigarro, é de otras cosas que á la historia com- polen is RA A RARA ARS GRIS CaprruLo 1x. Que se tracta la sentencia, que quatro oydores del Consejo Real de Castilla dieron contra Hernando Picarro, los quales estaban diputados para entender en sus causas é delictos, por mandádo del Empe- rador, nuestro Señor. ....o.o..oo......... 402 CaprruLo X. En que se tracta una larga re- lacion quel auctor deslas historias oyo en España, que fué enviada al Emperador, - nuestro señor , por un cavallero , llamado don Alonso de Montemayor, en la qual se contienen los subcessos queste cavallero vi- do en el Perú, en lo qual se halló pressen- - te; é non obtante que la muerle del visorey Blasco Nuñez Vela é otras cosas que se han tocado de susso se lornarán aqui á memo-- rar, dige el chronista que por ser persona de crédito quiso ponerlo aqui. ........... 404 Caprruno XI. En que se tracta cierta rela= - cion, que por cartas de la tierra austral vi= nieron á Valladolid, estando en aquella vi= lla el principe don Felipe, nuestro señor, de los subcessos del tirano Goncalo Pigarro, é publicáronse á los yeynte de agosto de mill é quinientos é quarenta y ocho años, ha= llándose en la córle de Su Allega el chro- nista é auctor destas historias............ 441 CaprruLo Xu. En continuacion de la relacion de que se ha tractado del precedente capí= tulo de cómo vinieron á las armas Goncalo - Pigarro é la gente de Centeno, é quedó el ti- rano victorioso, é se entró en el Cuzco, é se escapó huyendo Centeno, é de algunas crueldades notables de Goncalo Pigarro é su maestre de campo Carvajal, é otras cosas.. 444 CarrruLo xm. En que se tracta el estado en que las cosas del Perú estaban é quedaron oacalos pa pt de la batalla ya di- a reno orossssoss e dc pá INDICE. | 617. Págs. en descargo del capitan Diego Centeno: la qual en suma é con menos renglones pone aqui lo que allá se contiene, porque la historia ha dicho algo menos de lo questa relacion dice en el processo del general de la Gasca; é porque es bien de oyr las par- tes, é Diego Centeno es buen servidor de-su Rey, é como tal ha servido, con brevedad se dirá; é lo questa relacion dice es aquesto, CaprruLo xv. Del subcesso é fin destos des= leales Goncalo Picarro é sus secaces; y el fin quél y ellos higieron por la bondad de Dios é buena ventura del Emperador, nuestro señor, é prudengia del illustre é muy reve- rendo licenciado Pedro de la Gasca, é por el leal comedimiento de los cavalleros é gente militar que al pressente estaban opressos é tiranigados en la mesma. tierra por el tirano Goncalo Picarro é sus minis a AAA ........s coocsosos CAPITULO XVI. En quel chronista dá fin á es- te libro, é pone siete servicios que se han fecho en las Indias al Emperador Rey, nuestro señor, é al ceptro real de Castilla: é son los siguientes. ...ooooo.oooomomm..».. LIBRO L. AAA O CaprruLo 1. Del padre é hijo que andovieron en una tabla por la mar hasta quel padre murió, é cómo escapó el hijO......o..ooo.. —CaprruLo 1. Deuna nave que partió desta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Es- pañola, é lopó en una peña desta costa, é saltó un marinero de la nao en la peña, é se vino por lierra á esla cibdad, é la nao fué « en salvamento á España............. “Ls 446 455 459 462 465 467 CaprruLo 11. De una nao que se perdió. en la E costa de la Tierra-Firme, é cómo los mari= neros se tomaron la barca della, é se fueron sin los passageros é nunca parescieron, é de las tablas de la nao hicieron los passa= geros una barquilla, é llegaron á tal estado, que por hambre echaron suertes á quál co- merian dellos, é cómo se salvaron los que quedaron dellon..sicexooomnorprsston.. CaprruLo 14. De una nao que se perdió en la mar é se fué á fondo é se salvó toda la gen- te enla barca, sin comer ni beber en doce dias todos ellos más de dos libras de vizco= cho, aviéndoseles perdido más de trescien= - tas leguas apartados de tierra dentro del mar OCÉANO. ..oooooossoromosmmrsm.r. Caprruto v. De un mangebo portugués, que yendo una nao á la vela con todas sus velas é buen tiempo, se echó á nado, veslido un - papahigo en la cabeca, para se passar á otra nao de la flola; é cómo fué recobrado por otra nao, que venia detrás de aquella quas= E on quedao. ny Dios. 471 618 , Págs. con él de su misericordia................ CaprruLo vi. Cómo viniendo dos naos de Es- paña á esta Isla Española, la una dos dias delante de la otra, se perdió la primera é se salvó la gente en una isleta despoblada, é la segunda nao desde á dos dias fué á dar en tierra en otra isleta baxa qerca de la primera é se anegó derecha hasta estar assentada en tierra; é cómo por miraglo salió de allí € cobró la gente de la primera nao perdida, é vino á esta cibdad de Sanclto Domingo con ella, donde se adobó é volvió en España... CapiruLo vir. De una nao que se encendió fuego é miraglosamente se mató, estando muchas leguas dentro en la mar.......... CaprtuLo vir. De tres naos que se escaparon miraglosamente con toda la gente dellas, estando doscientas leguas ó más en la mar é aportaron al puerto de Plata en esta Isla DP o o Caprruo 1x. De la caravela que llamaron de las Taviras por el caso maravilloso que aqui será contado que obró Dios é su gloriosa Madre por estas mugeres é otras personas que en este naufragio se hallaron........ Caprruto X.- Cómo el licenciado Alonso Cua= co se perdió en las islas de los Alacranes con una caravela en que yban hasta cin= qiienta é ginco ó sessenta personas, de las quales miraglosamente escaparon con él diez é siete; é de muchas cosas que en este via- ge é naufragio acontescieron: el qual capí= tulo, por quitar cansancio á los que le le= yercn, terná treynta é nueve párrafos ó Parles.cororcorercrriorn der rover ross. CaprruLo Xt. Del naufragio que intervino á Baltasar de Castro é á otros en una nao, en que vinieron de España á esta Isla Españo- la cargada de yeguas, é de septenla é nue- 473 475 477 479 481 ve personas que allí venian se ahogaron las quarenta é seys, é se salvaron las treyn- ta é tres miraglosamenle................ CaprruLo xt. Del caso extraño acaescido á Johan de Lepe, vecino que fué despues des- ta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Es- 522 pañola, de cómo quedó perdido en Tierra= - Firme, dó le dexó una nao perdido entre los indios bravos caribes flecheros; é cómo -miraglosamente lo sacó Dios é su buen áni- DE CUIDA ir rre - CaprruLo xu. - De la desaventurada ocasion de cierta. armada, de que salieron treynta os en Tierra-Firme, é por falla de e HISTORIA GENERAL Y NATURAL Págs. marinero veneciano que estovo en una isla perdido dos años, é otro genovés ocho años; é cómo se juntaron en una isla estos é otros perdidos; é cómo quedaron al cabo solos el veneciano y el genovés; é cómo despues los sacó Dios de aquel trabaxo... CaprruLo xy. Del mal subcesso que vino á un capitan, llamado Benito Hurtado, é á su gente en la Tierra-Firme, assi por mar co- mo por tierra, en la poblacion de la provin= cia de Cheriqui y en otras partes por donde COPE si A CaprruLo xvI. De un naufragio en que la Ma- dre de Dios por miraglo obró sus maravillas con un maestre, llamado Baltasar de Cha- VEIA AA CapiruLO xvm. Del naufragio que intervino á una nao que partió del puerto desta cib= dad de Sancto Domingo de la Isla Españo- la, en que yba un cavallero vecino de la isla de Cuba, llamado Johan de Roxas, é su muger doña Maria de Lobera, con quien pocos dias antes aqui se avia casado, é la llevaba á su casa á la villa de la Habana; y es la ques dicho que por otro nombre se llamaba Fernandina.............oooo.o..o. CapiruLO xvmr. De un caso muy notable que acaesció á un Antonio de Palencuela en la costa de la Tierra-Firme pocos años há... CarrruLo XIX. De lo que acaesció al maestre Francisco de Santa Ana', vecino de Triana, arrabal de Sevilla, é á otros que con él se hallaron en una nao, en que yba destas par- tes á España con mucha cantidad de oro é plata, é cómo escaparon miraglosamente. . Caprruto xx. De un naufragio é naufragios Que se siguieron á Chripslóbal de Sanabria, vecino de Sevilla, que agora lo es desta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Espa= ñola, é á otros que con él se hallaron; é porque es largo se conliene en catorce pár= A E A Caprruro xxr. De un infortunio é naufragio (aunque algunos lo han atribuydo á la po- ' ca prudencia) de un piloto llamado Johan Bermudez, que partió con una nao del puer- to desta cibdad de Sancto Domingo de la Is- la Española para yr á Castilla, el año de mill é quinientos € treynta y ocho, é volvió el siguiente de mill é quinientos é treynta y nueve, sin llegar allá, desde las islas de los A A A CaprruLo xxt. Del naufragio é mal subgesso - que intervino á la gente que quedó viva de la armada, quel. Jigenciado Ayilon llevó á Tem-Fin : > id. id. 524 335 DE INDIAS. INDICE. Págs. qual está en la boca del rio de Huyapari; é lo que padescieron ciertos españoles del - exército delgobernador Hierónimo Dortal... CaprruLo XXIV. El qual es más que naufra= gio, porque tracta de un maraviiloso acaes- cimiento , en que se dá parlicular relacion del famossísimo é muy poderoso rio llamado el Marañon, quel capitan Francisco de Ore- llana é otros hidalgos navegaron, por el qual rio andovieron ocho meses hasta llegar á tierra de chripstianos más de dos mill le= guas, é vinieron á la isla de las Perlas (alias Cubagua) que está en esta region océana, é desde allí el dicho capitan vino á esta cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española con algunos milites de su compa- ñia, participantes de sus trabaxos, é lesti- gos de todo lo que aqui será contenido, se= gund lo escribió un devoto é reverendo pa- dre de la Órden de los Predicadores, llamado fray Gaspar de Carvajal, que á todo se ha- lló pressente su persona, del qual dice la pressente lecion ó breve historia de aquesta manera.... CaprTuLO XxXv. Del naufragio é maravilloso subcesso que intervino á un reverendo ca= nónigo de la sancta iglesia catedral desta nuestra cibdad de Sancto Domingo de la Isla Española, é á otras personas que en este trabaxoso trance se hallaron , del qual escaparon por la misericordia de Dios de la manera que aqui se dirá................ Carrruro Xxv1. En que se cuenta un caso .O.POoO.U00:0000.1.00010000.u.0.u00.u000 maravilloso que acaesció á una nao portu= guesa, que con treynta hombres de la mar salió del puerto de la cibdad de Sancto Do- mingo de la Isla Española para se tornar á Portugal, é con tormenta aportó en la isla de la Bermuda, en la qual se perdió, y es- 538 541 574 "CAPITULO XXVIL. 619 Págs. capó la gente por la misericordia de Dios. En que se tracta de dos hu= racanes Ó tempestades que acaescieron en la Isla Española é otras islas á ella comar- canas, é de ciertos naufragios que subce= dieron por las dichas tempestades en los meses de agosto é septiembre de mill é qui- nientos é quarenta y cinco añOS.......... CAPITULO XXVI. Delos naufragios, y es muy maravilloso el caso que aqui cuenta...... CapiruLO XXIX. De otro naufragio quel mes- mo año acaesció despues del sussodicho, é no tan venturoso como el que se ha con= tado de suss0........ Pueyo cs rorrians CapiTuLO XXX. En que se sigue una conclu= sion é descargo quel auctor destas histo= rias dá para su definicion hasta el pressen= te tiempo á los que vieren estas materias, para que sepan que en España, entre algu- nos latinos épersonas graves é no de poca auctoridad se platicó quel historiador de tan nuevas é pelegrinas vigilias las debiera escrebir en lengua latina; é despues que en- tre los tales fué altercado, culpándole unos y excusándole otros, no faltó entre ellos quien le escribiesse á las Indias lo que acullá en España se avia conferido á pró é á contra; á lo qual respondió con una le= tra suya lo que aqui en sentencia podeys 577 580 585 586 ver, letor, é arrimaros á la opinion que os - paresciere, con tanto que sin passion é hu- manamente rescibays su desculpa con la mente repossada, tomando en vuestra ma- noel pesso ó balancas de Ja justicia é la jus- lificacion del auctor, dando á la racon é verdad el lugar que se le debe admitir, pa- ra lo qual mejor considerar é ponderar é mejor decidir en el propóssito la verdadera sentencia , notad lo que dige............. Aqui termina la Historia general y natural de las Indias del capitan Gonzalo Fernandez de Ovie- do y Valdés, alcaide de la fortaleza de Santo Domingo de la Isla Española .—Comenzóse á imprimir el primer tomo en once de setiembre de mil ochocientos cincuenta, y se acabó este cuarto y último en seis de febrero de mil ochocientos cincuenta y cinco años. | ] E E 27 (A AA Ii 2. MLÁNCO Tam lb? | | | ¡ , Tom IV Zan.2! AY ga ? e (3) E Lit NHemana, Fuencarral. Madrid. - 2, Lam E "SAMADAK SAS 4 HAOIÍVO TA HINA HANOA OTHAG TA BUHIO DE MAHIZ. Vorte, Ñ e | Y COZINA. UHIO DE GENTEDE SERVICIO B 7 49 O T 5 . e . *B 2 a E . . qn > . Na ' e Md O = E o | a NE El , [E A bi SS — YU O; 3 : si +88 ¡HE > Cda . de E E 5 : | en i pa A =H i Fa : O e: 1% = | > Z: $ =E E E: E pa = E pri 4 Ñ : Sl Ñ “NHAMIS SVI HAÓ SUI - AQUIÁVO TAC SIHADAR SVTVIO HU NVISA ADV 3,8 9 id cl 3 a y ONUNA £ hs Tomi” IN. po e a y E Pp y NL. Zaalabaria. SN A) ERRATAS QUE SE HAN NOTADO. PÁGINA. - COLUMNA. . LÍNEA. DICE. LÉASE. Wir arrasar. A A AA Llévame Lis e Vies UNOS ii quinientos Mis dio MAA us Magestad ....... Su Magestad Mii... e. mii e TOQUE ES lo que se 13. A a: Ls Mir mo una lanca........ una lanca Ai A S bis AA tallanos............. tellanos e AI A, E A A III > ricos informacion WM. Pr A, PS A a PAN é assi será a Fr e Pi A A des A O CAMA BRA ARA +... MUuy hremosas...... muy hermosas O AAA, RR ARA ODA sa MOS Di rales de la Wi e...onon.... E IR EA UU ii unlo Esp q s ARA TEA todas las haciendas. . todos las haciendas 573, ....... . .... ..0.:... +. .U06. 1. 30. ........ tambien rescebidos.. tan bien rescebidos JÓMOIY, 5 79 . , ISLAS Y TIERRA-FIRME DEL MAR OCÉANO, DI PUBLÍCALA LA REAL ACAD PRIMER CRONISTA DEL NUEVO MUNDO. BI CAPITAN GONZALO BERYANDEZ. DE OVIEDO Y VALDÉS, -— GENERAL Y NATURAL DE LAS IND DE LA HISTORIA, COTEJADA CON EL CÓDICE ORIGINAL , ENRIQUECIDA CON LAS ENMIENDAS Y ADICIONES DEL E ILUSTRADA CON LA VIDA, Y EL JUICIO DE LAS OBRAS DEL MISMO Se halla de yenta en Madrid á 60 rs. cada tomo en rústica en la porteria de la - Real Academia de la Historia, calle del Leon, casa del Nuevo Rezado, núm. 21, y en las librerias de Sanchez, Hurtado, Matute é Imprenta Nacional. En las provincias en las principales librerias á 63 rs. cada tomo, y 100 rs. en ul- tramar y en el “extranjero, | | En los mismos puntos se yenden las siguientes . > OBRAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. Rústiei. - ... 344 o 36 6 - 34 40 40, 50 50 E -60 34 14: 16 uicio de la importance secuencias de aquel de la Historia: 4.2 uilla.... na