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Plátias Intimas

con los de Otras Creencias

Pablo Burgess

Cuarta Edición Quezaltenango

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1950.

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A la memoria de mi Abuela

Mary Henderson Hertz

Quien más (jue otra persona alguna

me enseñó a apreciar a respetar las creencias ajenas, dedico con profundo respeto y üíüo amor esta cuarta edición.

^uto.

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Prefacio de la cuarta Edición

Habiéndose agotado las primeras tres edicio- nes de "Pláticas Intimas con los de otras Creen- cias*^ y aun persistiendo demanda de estas cartas, nos hemos propuesto sacar una cuarta edi- ción. Durante los veinticinco años en que ha circu- lado esta obra, ciertos grupos religiosos han dejado de ocupar el foco de la aténción pública y otros se han movido más hacia este centro; pero no hemos creído que hay razones para suprimir alguna de las cartas que aparecen en las ediciones anterio- res, puesto que todas las agrupaciones a que se dirigen se hacen sentir todavía en nuestro am- biente.

A las cartas anteriores agregamos una carta *'Al Mormón*' en la presente edición, ya que mu- chas personas han pedido esta carta ante el incre- mento que las doctrinas y prácticas que esta Iglesia han tomado en los últimos años.

Por lo demás, se ha modificado solamente la fraseología algunas veces y lo que se requiere para "ponerse al día'* por decir asi, de modo que nues- tro objeto y esperanzas quedan hoy como cuando apareció el primer volumen, consignados en la Indroducción que sigue,

Pablo Bu7'gess

Quezaltenango, Julio de 1950.

INTRODUCCION

Los cristianos evangélicos creemos que el Dios que todos los hombres buscan «si por vtntura pal- pando la hallasen* {Hechos 17:27) y que todos los hombres reconocen bajo distintos nombres y con diferentes grados de comprensión, ha hablado a los habitantes de este planeta por medio de una revela- ción de mismo contenida en la Biblia,y que esta revelación presenta como punto culminante a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, cuya persona es la llave al entendimiento de estas Escrituras y cuyo sacrificio de si mismo en la Cruz del Calvario obró salvación para todo aquel que cree. Creemos que es Dios mismo quien obra «e¿ nacimiento de arri- ba», que nos da vida en su Hijo, y que esta vida es Vida Eterna.

Las bases fundamentales de la religión cris- tiana descansan en la fe, lo que sucede con todas las demás religiones y no sólo con las religiones sino aún con las filosofías, los distintos ramos de ciencia, el comercio, el trato social y en una pa- labra, la vida en su totalidad.

Pero en todo casorios principios fundamenta' les que por fe únicamente pueden asentarse, dejan un campo más limitado dentro de sus mis- mas fronteras donde hay amplia libertad para el uso del raciocinio. Este hecho puede observar- se con respecto a la fe cristiana, tan bien como en cualquier otro ramo de la experiencia humana. Una vez asentadas las grandes verdades que solo por fe pueden reconocerse, la razón tiene su traba- jo de juzgar y coordinarlas, presentándolas en el marco de la lógica {por hablar así) al hombre en su aspecto de pensador.

Bien entendemos que las numerosas apologías cristianas no han salvado a ninguna alma. Pero han tenido y aún tienen su utilidad como medio de quitar prejuicios e infundir confianza, prepa- rando el terreno para la simiente divina que cuando se siembra y brota, lleva los frutos de la vida eterna. Si este pequeño volumen logra qui' tar algún prejuicio que los adeptos de otras creen- cias tienen contra la fe evangélica, si logra inspirar en ellos más confianza hacia el Cristia- nismo y si por su medio aprenden a mirar hacia el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo creerá el autor que su trabajo no ha sido en vano.

Pablo Biirgess.

Quezaltenango, Noviembre 5 de 1923.

Capítulo I

CARTA ABIERTA AL LIBRE ' PENSADOR

Te saludo por medio de la presente, presentán- dome como creyente evangélico convencido. Nues- tras diferencias en ideas son motivo suficiente, creo yo, para entablar una correspondencia. Empiezo por reconocer que te has tomado un hermoso nombre, que siempre me ha prustado. El pensar es lo que eleva al hombre por encima del mundo ma- terial, encima también de toda la creación animal. Ese sér, pequeño y débil, que la ciencia separa de los demás animales con el nombre de "homo sa* piens" (hombre) se encuentra en medio de fuerzas muy superiores a las suyas. ¡Que parecido a lanada parece el hombre ante la Catarata del NisgaraljCuán impotente aun ante el elefante de la India! Pero aun- que débil en cuerpo el hombre tiene un poder en su

pensamiento que hace al elefante llevar sus pesadas cargas y al Niágara le hace iluminar sus ciudades de noche y mover las pesadas máquinas de su indus- tria de día. Las fuerzas ciegas de la Naturaleza y los instintos de los animales obedecen a ese poder superior en el hombre que analiza y coordina, y que llamamos su pensamiento. Debe ser la ambición de todo hombre que aprecia su puesto en el mundo, llegar a pensar bien y así merecer el título de pensa- dor, es decir alcanzar por experiencia y análisis loa conocimientos y las convicciones que le darán dere- cho a este título. También el ser "libre" en el sentido de no ser esclavo de prejuicio, ni pasiones, ni hombres, es un estado digno y altamente desea- ble. ¡Ojalá que todo el mundo fuera "Libre Pen- sador" en este sentido!

Pero desgraciadamente los títulos que los hom- bres se dan no siempre nos proporcionan una idea cabal de los principios que siguen. Así sucede en el presente caso. Pues los principios y creencias que se han juntado bajo esta bandera del Libre Pensamiento muy poco tienen de común con lo esencial de este concepto.

Precisamente porque yo me creo en verdad Li- bre Pensador, no comulgo con las siguientes ideas que se presentan bajo el título oficial del Libre Pensamiento.

Primero: El llamado Libre Pensamiento mira con cierta duda, si no niega de lleno, la existencia de Dios. Yo como pensador y usando mis poderes

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como tal con toda libertad, no puedo menoB que reconocer que no fui yo quien crié el mundo. Con- forme mi inteligencia se iba despertando, iba des- cubriendo un mundo fuera de mí, del cual, sin embargo, tuvo que confesar que era una parte. Hoy veo que aunque el mundo es tan diverso en sus manifestaciones, hay sin embargo un lazo de unión que hace que todas sus partea caminen de co- mún acuerdo. Mi vida y mi mismo pensamiento son nacidos de este mundo y no puedo creer que lo que produce mi pensamiento, sea inferior a éste (aunque bien puede ser infínitamente superior a él). De modo que entiendo que la Unidad que abarca el Universo debe ser inteligente y con esto he dicho que creo en Dios. No he puesto cadena alguna a mi pensamiento al afirmar que creo en Dios. Mi pensamiento es tan libre al afirmarlo co- mo el tuyo en dudarlo o negarlo, sólo que creo ha- berlo usado mejor.

Segundo: Sin dejar de ser libre ni pensador, no puedo como pretendes hacer, reducir mi vida enteramente al dominio del pensamiento racional. Como encuentro en impulsos que me dirigen en contra de toda sana razón, (curiosidad que me ha- ce exponer la vida, orgullo que me hace sufrir mil amarguras, amor que me hace dar a otro lo que me fuera muy útil a mismo) siento también en mí, anhelos que tu racionalismo nunca puede satisfacer. Mi misma razón que me hace creer que hay un Dios, me dice que no soy capaz de comprenderlo

plenamente y sin embargo mi ser siente un hueco que sólo El puede llenar. "Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo." (Salmo 42:2). Yo que también has sentido esta sed, pero piensas apagarla con la ciencia y la filosofía, necesarias y útiles pero incompletas siempre. ¡Vana esperanza! La ciencia te ofrece hipótesis y la filosofía conjetura, pero y yo buscamos seguridad, certeza. Estas nos suple solamente la fe. ¡Pobre de aquella vida que no conoce las llamas consumidoras de una fe viva, que DO se ha entregado con una lealtad absoluta en los brazos de un algo más grande que misma! El objeto de mi fe, aquel que es dueño de mi lealtad, 68 el que sin vacilación y con plena certeza afirmó:

YO SOY EL CAMINO Y LA VERDAD Y LA VIDA. NADIB

VIENE AL PADRE SINO POR MI." (Juan 14:6). Yo le acepté por fe y mi fe no fué mal puesta, pues he encontrado que El es el Camino y la Verdad y la Vida y que El me lleva a Dios. Ahora que ese Dios que mi razón afirmaba sin poderle describir, 68 mi Padre, que quiere que yo viva y no me muera y que tanto interés tuvo por mí, que supo sufrir y aun morir para que yo tuviera vida eterna.

Tercero: que si dudas de la existencia de Dios y sientes temor de dejarte arrastrar por la fe, aborreces con todo tu sér, la religión organizada, pues entiendes que ella te hace perder tu libertad y te obliga a que otro piense por ti. Y ciertamente, dejas de tener razón hasta cierto punto. Pero ¿porqué este aborrecimiento tan especial por la

religión organizada? Organización es la ley de la vida. Cada planta muestra; aun cada grano de arena. Como en lo pequeño tanabién en lo grande, iqué organización tan admirable, la de los astros! En la vida humana la organización de la industria con la división del trabajo, nos hace posible la civi" lización. El comercio no es más que una organiza- ción para destribuir los productos de nuestro trabajo. Un pueblo sin gobierno no es de pensarse, y el gobierno es precisamente la fuerza organizado- ra en él. Y en toda organización los miembros individuales pierden basta cierto punto, su indivi- dualidad. Pero al mismo tiempo alcanzan mayor vida por y con su organización. El hombre soltero es muy dueño de su tiempo y de su dinero. El hombre casado no lo es, pero negándose a mismo por cuidar de su mujer y sus hijos, encuentra una vida más completa y satisfacciones que nunca hubie- ra tenido de otro modo. Lo mismo sucede en todo grupo a que pertenecemos. Y así por someternos a la organización de la religión y sostenerla con entu- siasmo,alcanzamos valores de fe y comunión que no se pueden experimentar fuera de la organización. Nuestra "libertad", en sentido lógico habrá sufrido pero nuestra vida ha sido enriquecida.

No hemos tocado el punto moral. Algunos maliciosos aseguran que los Libres Pensadores son en el fondo, Libres Pecadores. Yo no los juzgo más pecadores que a mismo pero creo su debilidad principal estriba «n no haber comprendido la moral,

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en toda su extensión. "Moral" viene de la voz latina "mora" que quiere decir "costumbre" y nos hace recordar que como ningún hombre nace de su propia voluntad, tampoco puede uno pensar en vivir solo. El hombre no vive su vida apartada de sus semejan- tes contemplando las cosas fríamente con su pensa- miento, sino la vida de la humanidad de que forma parte pulsa por sus venas. Es miembro de este cuerpo, lo que le une intimamente a los demás miembros y a la cabeza del cuerpo que es Dios, Si es immoral, no haciendo caso de los demás, él mismo se daña, pues no cuenta con el apoyo de ellos y como tu bien sabes aun el pobre y la leña verde sir- ven en la mejor ocasión . No puedes echar en saco ro- to los ideales y normas de conducta que sostienen tus semejantes.

Y ahora te voy á hacer una pregunta que sin duda te parecerá impertinente: ¿Qué te sacas con tu libre pensamiento? Si me contestas honrada- mente tendrás que reconocer que no pasa de ser una cierta satisfacción fría y egoísta, la cual no puedes participar ni a tu mujer ni a tus hijos. Y si tu me retornas pregunta sobre lo que la fe cristiana significa para mi vida te diré que me ha hecho "una nueva criatura", que me da un gozo al saber que Dios ha perdonado mis pecados que llena mi ser hasta lo más profundo y que me proporciona orientación para mi conducta, entendimiento de los misterios de la vida y una santa causa en que

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ye y mi familia y mis hermanos en !a fe podemos jun- tamente gastar nuestra vida terrenal. Quiera Dios que participes de nuestra fe, milites con nosotros y goces de la vida eterna con el Señor para siempre.

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Capítulo II

CARTA ABIERTA AL CATOLICO APOSTOLICO ROMANO

-^preciable Paisano:

Si llegó la carta abierta que dirigí al Libre Pensador, a manos tuyas, habrás comprendido que yo considero como de vital importancia varias cosas que también aceptas y crees, que son: la existen- cia de Dios, los derechos de la fe y la necesidad de la religión organizada. «Pues precisamente estos son los puntos que yo sostengo» te oigo decir. Y en verdad tenemos no poco en común, a más de lo ya mencionado, porque los dos reconocemos a Cris- to como Hijo de Dios y las Sagradas Escrituras

como su palabra. Pero y este «pero» es una

historia larga. Vamos a ver.

te llamas «Católico, Apostólico y Romano». No ignoras que la palabra «católico» viene de una voz griega que quiere decir «Universal». De modo que cuando dices que perteneces a la Iglesia Católica estas

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afirmando que perteneces a la Iglesia Universal. ¿Qué quieres decir con esto? Si quieres decir que perteneces a una Iglesia que abarca todo el mundo te equivocas, porque tu iglesia, dándole toda la amplitud posible, apenas abarca en su cumunión la décima parte de los habitantes del globo terrestre y ni siquiera incluye la mitad de los que se llaman cristianos. O ai quieres decir que tu iglesia debe abarcar a todo el mundo, no tienes derecho a lla- marla «apostólica» porque en la Iglesia Apostólica «muchos son los llamados, mas pocos los escogidos». (Mateo 22:14). Pero si al llamarte «católico» reco- noces a Dios como el único sér universal y reclamas pertenecer a El, y sólo a El, entonces tan católico soy yo como eres y aun más católico, como espe- ro demostrarte.

Luego te llamas «Apostólico» y supongo que quieres decir con esto que perteneces a la Iglesia de los Apóstoles. Estos eran hombres que no fue- ron libres de disensiones entre si y que organizaron BUS iglesias con diferentes ritos y costumbres según el pueblo con que trataban (Gálataa 2:11-14). A mi juicio es mejor seguir a Cristo que a sus apósto- les, y llamarse «cristiano» antes que «apostólico». Pero al fin y al cabo los apóstoles a pesar de sus diferencias en organización y ritos, no se separaron ni se anatematizaron mutuamente y por lo general nos dan un hermoso reñejo del amor de su Señor. De modo que yo podría llamarme «apostólico» y creo que así me honraría.

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Pero cuando a más de llamarte «católico» y «apostólico» acabas por añadir «romano», echas todo a perder y caes en un fango de contradicciones, de donde, si sales, todo enlodado vas a salir. «Católico» es universal, abarcando el Universo entero. «Ro- mano» es local perteneciente a este pedazo de tierra de las «siete colinas» en la lejana Italia, que se conoce con el nombre de Roma. La palabra «apostólico nos habla de San Juan y San Bartolomé y Santiago y los demás, hombres descalzos, humil- des pescadores y artesanos de la antigua provincia arrinconada y despreciada de Galilea. «Romano» nos trae a la memoria la magnificencia de los Césa- res, y de aquel que después se sentó en el trono de ellos, el llamado «papa» y yo nunca vamos a poder ponernos de acuerdo, mientras te sigas lla- mando «Romano».

Por cierto hay muchas diferencias entre los que nos llamamos evangélicos y vosotros los roma- nistas en nuestras creencias y nuestras prácticas. Nosotros permitimos a nuestros ministros casarse, si creen servir mejor a Dios así. Vosotros condenáis a los vuestros al celibato (lo que tantas veces resul- ta .. . concubinato.) Nosotros participamos todos de la comunión del Señor, el ministro y loa simples creyentes recibiendo el pan como símbolo del cuer- po quebrantado de Cristo y el vino como símbolo de su sangre derramada. Vosotros creéis que el pan después de la bendición sacerdotal ya no es pan sino la verdadera carne de Cristo y el vino su san-

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gre, y que sólo el ministro tiene derecho de tomar este último. Nosotros comemos carne cuando nos da la gana y cuando tenemos con qué comprarla; vosotros por ley no debéis comerla los viernes ni en Cuaresma. Nuestros cultos y nuestros templos presentan una sencillez severa, los vuestros un lujo garrafal; y apenas hemos empezado a relatar las diferencias entre uno y otro sistema.

Pero todo esto es del exterior. La Iglesia tuya bien puede prescindir de estos cuatro y otros tan- tos puntos (como ha hecho ya más de una vez) y sin embargo estará tan alejada de la mía como en el día de hoy. Y la Iglesia Evangélica puede acep- tar estos y otros tantos puntos (como unas de sus denominaciones han hecho algunas veces) y sin embargo no dejará de ser evangélica. Lo que nos separa es algo más fundamental y tiene que ver con la suprema autoridad que una y otra reconoce.

Nosotros reconocemos como Jefe de la Iglesia únicamente a Cristo quien ha dicho: "donde están

DOS o TRES CONGREGADOS EN MI NOMBRE ALLI ESTOY YO EN MEDIO DE ELLOS" (Mateo 18:20) y «HE AQUI, YO ESTOY CON VOSOTROS TODOS LOS DIAS, HASTA EL FIN DEL MUNDO.» (Mateo 28:20) Pof tanto él está hoy en todas partes del mundo mirando y dirigien- do los pasos de su Iglesia. Vosotros tenéis por jefe a cierto hombre de carne y hueso, nríandatario de un pequeño principado en Italia que reside en el Vaticano y tiene que saber lo que pasa en su iglesia por medio de cartas y telegramas. Vosotros creéis

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que éste, vuestro papa, es infalible en su 'enseñanza. Nosotros reconocennos como infalible solamente la enseñanza del Hijo de Dios, consignada en las Sa- gradas Escrituras. Vosotros creéis que vuestro papa y vuestroai sacerdotes tienen el derecho hasta de perdonar los pecados. Nosotros sabemos que solo Dios tiene este derecho.

Esta tendencia de confiar en los humanos te lleva a lo que para es la idolatría suprema o sea el pretender crear a Jesucristo y luego sacrificarlo cada vez que un sacerdote celebra la misa. He querido ser imparcial y entender los argumentos de tus mentores. He querido ser tolerante. Pero confieso que mucho de lo que dices me parecen puros sofismas ideados para cubrir o esconder el impulso de querer dominar.

Puesto que has reconocido A UN hombre como tu Dios y hassometido tu vida espiritual en todos sus aspectos a él, fácilmente te dejas arrastrar por sus opiniones e intereses y en lugar de poner tu grano de arena para el bien de tu patria, mirando los inte- reses de ella y dando a César lo que es de César y a Dios lo que lo que es de Dios, te dejas mandar hasta en cosas de política por este príncipe extran- jero o si no, te vuelves «mal católico» que es lo mismo como no serlo. A tal extremo se ha vuelto tu iglesia una organización política que en los países donde más tiempo ha dominado, sus mismos hijos se han levantado contra ella, llamándose liberales, mientras los romanistas fieles forman un partido clerical que es un elemento poderoso en la política 12

de cada nación donde vosotros habitáis. De modo que el culto ya no es un servicio a Dios sino un instrumento de partido. Esto y la bien conocida corrupción de la moralidad en los países católicos, la superstición e idolatría que prevalecen, la descon- fianza de los laicos ante sus ministros y todos loa demás males de tu sistema sonVesultado de recono- cer a un hombre como infalible en lugar de atender el primer mandamiento de Jehová. "No tendrás dioses ajenos delante de mi".

Oh amigo, fíjate en donde estás parado. Te has puesto bajo el poder de un principe extranjero, te dejas enseñar por un humano que seguramente te hará creer lo que conviene a los intereses de él mismo y te confiesas y recibes absolución de otro hombre tan pecador como mismo. Estás para- do sobre las arenas movedizas de la opinión humana. Eres un ciego que te dejas guiar por otro ciego.

¿No quisieras el gozo de obedecer a un Jefe Divino, de tener la certidumbre y claridad que la Palabríi de Dios te ofrece y de alcanzar la seguridad de perdón y salvación por la obra consumada una vez para siempre en el madero de la cruz? Cristo te ofrece todo esto en su Evangelio, y todo esto en- contrarás en la comunión de aquellos que siguen su Evangelio, o sea en la Iglesia Evangélica. ¿No te parece que es tiempo de pararte sobre la roca inconmovible de Cristo?

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A cada cuando oigo de alguna maravilla nueva, de alguna revelación de los espíritus de ultratumba, y y tus amigos no os cansáis de invitarme a vuestro *'Centro" y de asegurarme que '*solo un paso me falta". He leído tas hojas de propaganda y los libros de Alian Kárdec, he asistido a las sesio- nes de los tuyos en Europa, Norte América y aquí en Guatemala también y ahora después de cincuen- ta años de estudiar el Espiritismo, debo en justicia manifestarte porqué no doy el "paso" que dices que me falta,

Pero antes de todo quiero reconocer lo bueno de tu sistema, pues a ninguno hay que negarle e| mérito que tiene. Habéis desechado el yugo cleri- cal, lucháis por la libertad de cultos y de pensamiea-

Capítulo

CARTA ABIERTA AL ESPIRITISTA

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to, reconocéis el principio de separación entre la Iglesia y el Estado. También procuráis hacer bien al prójimo. Oa compadecéis de la humanidad do- liente proveyéndole centros donde curarse, lo que forma la atracción principal de vuestro sistema pa- ra las masas y consoláis a ios afligidos de corazón en esos momentos tan difíciles, cuando un ser que- rido ha sido separado por la muerte dei círculo de sus familiares.

Mas todo esto no impide que estéis en un gran error, a mi humilde juicio. La base principal de vuestro sistema es la creencia que loa espíritus de los muertos comunican con nosotros los vivos, por medio de ciertos paisanos nuestros llamados «mé- diums». Todo lo demás está levantado encima de esta base. Quitamos la base y todo cae. Empiezo por decir que yo no creo que los espíritus de los muertos comunican con los vivos por medio de los «médiums», y por las siguientes razones.

1. La mayor parte de los «médiums» que en- contramos en los «centros» ordinarios son o «mé- diums escribientes» o «médiums parlantes» cuyas comunicaciones no son más que un conjunto de simplezas parecidas a las palabras que habla un so- ñador o a las que se hablan en estado de delirio. Na. da nuevo, nada de positivo provecho nos han enseña- do. Si Bon comunicaciones de los muertos, ¡pobres jos muertos! porque en vida hablaron con más in- teligencia que ahora. Pero no son comunicaciones de los muertos sino extravaganci&s de la mente

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subconsciente del «médium».

2. De los «médiums» que practican otras cosas como la levitación de objetos, materialización de espíritus etc. etc., casi todos han sido cogidos prac- ticando fraudes de una u otra naturaleza, Estos fraudes han sido tan bien hechos que han engañado a grandes científicos muchas veces. Pero donde hay tanto fraude probado hay que exigir doble seguridad para creer y se carece hasta la fecha de esta seguridad.

3. Los hombres de ciencia con muy pocas excepciones que, habiendo estudiado estos fenóme- nos se han persuadido que son auténticos, no cree^^ sin embargo que proceden de espíritus de ultratum- ba sino de facultades del mismo «médium» hasta hoy poco entendidas. Aun de los pocos científicos que durante el último medio siglo se han agregado a las filas del Espiritismo, varios han dejado estas doctrinas después. El famoso astrónomo francés Camilo Flammarión, es un ejemplo.

Yo por mi parte no pongo traba alguna a la ciencia y la dejo que siga sus estudios pero no quie- ro basar mi esperanza de vida en el Más Allá sobre extravagancias de mentes enfermas ni fraudes de charlatanes.

Luego suponiendo, sin concederlo, que estos mensajes y fenómenos que los «médiums» nos ofre- cen, procedieran en verdad de espíritus de ultra- tumba, ¿qué garantía tenemos que vengan de los espíritus, (filósofos santos, científicos etc., en su

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mayoría), que los firman? El mismo Espiritismo nos enseña que hay «espíritus burladores» y la Pa- labra de Dios asegura que hay espíritus malignos, «gobernadores de las tinieblas» «malicias espiritua- les en los aires«. Puesto que toda la tendencia del Espiritismo es de negar la Biblia y despreciar la obra del Cristo quien compró nuestra salvación con su sangre en la cruz, no podemos dudar que si hay de veras comunicaciones de espíritus de ultratum- ba, no son de Kant ni Gaíiieo, ni San Agustín, ni mucho menos de Jesucristo mismo, sino son los de- monios los autores de ellos.

Pero supongamos por fin que en lugar de ser extravagancias de la mente subconsciente como son o en lugar de ser mensajes de los demonios como en algunos casos pueden ser estas comunicaciones sean en verdad de los mismos seres de los cuales se pre- tende que vienen. Concedo que bajo estas circuns- tancias, los humanos tendríamos ciertas ventajas.^ El padre de familia que murió de repente sin arre- glar sus asuntos podría manifestar a su viuda la combinación de su caja de hierro y en qué gaveta secreta dejó las escrituras de sus propiedades. Los hijos pudieran oír los buenos consejos de la madre y sentir sus caricias etc.etc. Pero ¿qué base nos ofre- ce todo esto para nuestra fe? Una base como tienen las demás religiones, (menos el Cristianismo): LA PALABRA DE UN SER CREADO. El profeta Isáías ocho- cientos años antes de la venida de Cristo al mundo puso al Espiritismo en su lugar cuando dijo: «Y

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CUANDO OS dijeron: acudid a los espíritus y a LOS adivinos, que chirrían y mascullan; res- ponded: ¿No debe un pueblo acudir más bien a SU dios? ¿por los vivos acaso se ha de

acudir a los MUERTOS? ¡A LA LEY Y AL TESTIMO- NIO! (la SANTA biblia) SI NO HABLAREN CONFORME A ESTA PALABRA, SON AQUtDLLOS PARA QUIENES NO HA AMANECIDO. (IsRÍas 8:19,20) . Habiendo habla- do Dios en 8u Palabra y teniendo nosotros por tanto un mensaje del mismo Padre de los espíritus, ¿qué necesidad hay de estar oyendo las voces de aquellos que segün ellos mismos confiesan no han penetrado al mero centro del misterio de la existencia?

La poca capacidad de los espíritus de ensoñar- nos del Más Allá está patente en las contradicciones de BUS mensajes entre sí, de lo cual hay evidencias hasta por mayor si tuviéramos tiempo para men- tarlas.

En resumen, siento decirte que tu sistema ape- sar de haberse apartado del Romanismo, ha retenido sus peores errores.

Vosotros sois tan idólatras como son los roma- nistas. En lugar de los "Santos" y el "Pápa" ha- béis puesto a "los buenos espíritus" y a Alian Kardec, u otros "maestros" ahora últimamente, pe- ro en esencia es una misma cosa. Seguís la palabra del hombre en lugar de la Palabra de Dios.

En lugar del Purgatorio habéis puesto la Reen- carnación que viene siendo lo mismo, pues la salva- ción es por obras y sufrimientos y no por la gracia

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de Dios, mediante la fe en la sangre derramada por Cristo.

No ofrecéis al alma apesadumbrada ningún consuelo que no se encuentra en el Evangelio de Cristo y le ofrecéis mucho que sólo puede dañarle y apartarle de la verdad. Ya viste que aun el profe- ta Isaías supo que no te había amanecido, que toda- vía estabas en tinieblas. Tus mismos espíritus te cuentan lo mismo. Muchos de tus fenómenos sólo en la obscuridad puede producirse. Tu religión es la religión del obscurantismo. Pero Cristo dice: YO SOY LA LUZ DEL MUNDO. ¿No quisieras andar en esta luz? Acepta a Cristo antes de que se diga de

ti, "LA LUZ VINO AL MUNDO Y LOS HOMBRES AMA- RON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ; POR QUE SU3 OBRAS ERAN MALAS." (Juan 3;19.)

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Capítulo IV

CARTA ABIERTA AL ADVENTISTA DEL SEPTIMO DIA

Me dirijo a ti, usando un título que no he podi- do dar ni al Libre Pensador, ni al Católico-romano ni al Espiritista. Ellos todos contigo y conmigo son las criaturas de un mismo Creador pero no son hijos de un mismo Padre y por tanto hermanos en una misma familia con nosotros. Ciertamente son hijos de Dios por creación pero como el hijo pró- digo, se han alejado de la casa paternal y mientras están en la «tierra lejana» no podemos reconocerles como «hermanos».

Tu y yo, por otra parte, tenemos no solamente el mismo Dios, el mismo Salvador y la misma Pala- bra.Divina, sino aun nuestras prácticas y ritos son semejantes. Leemos la misma Biblia y cantamos los mismos himnos.

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¿Porqué esto entonces de sacar al público nues- tras diferencias en una carta abierta? (pues las diferencias que suelen haber en una familia bien ordenada se arreglan en el seno de la misma, sin hacer escándalo.) El que sacamos nuestros trapos al sol siendo hermanos, es triste, pero la actitud tuya lo hace necesario. Porque tu trabajo no es como el trabajo de los demás cristianos que procu- ran rescatar almas al mundo para que entren a ocupar un puesto en el reino de nuestro Dios y de su Cristo. Si fuera así, podríamos dejar pasar al- gunas de tus cosas. prohibes comer ciertas viandas. ¿Qué nos importa'*a nosotros? «el que

COME, COME PARA EL SEÑOR, PORQUE DA GRACIAS A DIOS; Y EL QUE "NO COME, NO COME PARA EL SEÑOR

Y DA GRACIAS A DIOS.» (Romanos 14:6.) ""'LOS

ALIMENTOS PARA EL VIENTRE Y EL VIENTRE PARA LOS ALIMENTOS; PERO DIOS DESTRUIRÁ TANTO AQUEL

COMO A ESTOS" (1 Cor. 6:13.) Bien podías guardar el sábado, "el que hace caso del día hácelo

PARA el señor, Y ÉL QUE NO HACE CASO DEL DÍA. NO LO HACE PARA EL SEÑOR," (Rom. 14:6,). En estas cosas y otras semejantes nos toca seguir el consejo del Apóstol. UNO HACE diferencia en- tre DÍA Y DÍA, OTRO JUZGA IGUALES TODOS LOS DÍAS. CADA UNO ESTE ASEGURADO EN SU ÁNIMO. 1 NO JUZGUEMOS MÁS LOS UNOS A LOS OTROS. (Ro-

' manos 14:5,13).

Pero el hecho es que nos juzgas a nosotros. En lugar de buscar a los pecadores, tu trabajo es

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principalmente con los creyentes en el Evangelio, y casi lodos tus prosélitos los buscas entre los nues- tros. Vienes anunciando a nuestros hermanos que nosotros no les hemos dado toda la verdad, que los hemos engañado, que tenemos la seña de la bestia y no cuantas otras cosas por el estilo. Si calla- mos nos hacemos acreedores de tus cargos.

Por esto tenemos que contestar de voz en cue- llo que no somos engañadores ni engañados, sino que tomamos muy en serio el consejo del Apóstol:

ESTAD, PUES, FIRMES EN LA LIBERTAD CON QUE CRISTO NOS HIZO UBRES, Y NO OS VOLVÁIS OTRA VEZ A SER PRESOS EN EL YUGO DE SERVIDUMBRE.

(Gálatas 5:1.)

Empezamos por el sábado. nos dices y con razón que el cuarto mandamiento del decálogo exige que se guarde el séptimo día como sábado de descanso y culto; que los Judíos lo guardaban; que nuestro Señor y los apóstoles asistían a las sinagogas y hacían oración en ese día y que en nin- guna parte se encuentra un mandamiento de Cristo aboliendo el sábado. Añaden Uds. que el domingo eomo día de descanso fué establecido por un de- creto del emperador romano, Constantino, en e\ cuarto siglo después de Cristo.

Lo que omites decir es que el decálogo, poi" más que contiene leyes de moral universal, fué pre- cisamente el pacto hecho entre Jehová y el pueblo de Israel. En el Cristianismo vivimos bajo un nue- vo pacto sellado con la sangre de Cristo y ninguna

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cláusula de este nuevo pacto hace referencia al sá- bado. Pero me dices: "Jesús y sus discípulos guardaban el día.'' Cómo no; asistían a las sinago- gas en sábado porque ese era el día en que se jun- taba la gente a quien debían de servir en su ministerio. Pero no puedes leer Lucas 18:10-17 y una docena más de pasajes por el estilo que con- tienen los evangelios, sin reconocer que toda la ten- dencia de Jesús era de contrarrestar la observancia del sábado en la forma establecida en su pueblo. El dice: "el sábado por causa del hombre es he- cho; NO EL hombre por CAUSA DEL SÁBEDO." (Marcos 2:27.) con exigir que el descanso ha de ser en cierto día, estás haciendo que el hombre sea para el sábado, contraviniendo la voluntad de Cristo mismo.

En las epístolas no encontramos exhortación alguna a las nuevas iglesias gentiles para que guar- den el sábado. Antes al contrario contienen al menos dos pasajes que enseñan claramente que el guardar el sábado no es obligatorio para el cristiano. (Col. 2:16, Rom. 14:6).

Como es sabido, hubo en la Iglesia primitiva una lucha entre los hermanos que querían que la religión cristiana fuera la expresión de una uni- versal y aquellos que la miraban como una simple secta del Judaismo a la par de la de los Fariseos, Saduceos o Esenios. La Iglesia primitiva, iluminada por el Espíritu Santo escogió romper con la ley de Moisés. La decisión fue dada por un concilio

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celebrado en Jerusalem y que está descrito en el Capítulo 15 de los Hechos. Su fallo fué de no impo- ner a los cristianos gentiles más carga que el de abs- tenerse de cosas sacrificadas a ídolos y de sangre y de lo ahogado y de la fornicación (Hechos 15:28,29). Al haber sido el Sábado obligatorio se hubiera mencionado, lo que no se hizo.

El Apóstol Pablo fué el campeón de este punto de vista. Pero el partido judáico no se dió por ven- cido y donde quiera que el Apóstol iba ganando almas para Cristo, representantes de este partido iban atrás diciendo a los recién-convertidos que debían guardar la ley de Moisés. Esto sucedió tam- bién en Galacia y la Carta a los Gálatas tiene por objeto contrarrestar los esfuerzos de ese partido y poner las cosas en su lugar. Cada vez que leo esta carta tengo la convicción más clara que estás haciendo en la Iglesia de hoy precisamente lo que el partido judaizante hacía en el tiempo de Pablo. Ciertamente se trataba de imponer la circuncisión a loa creyentes de entonces y hoy tratas de im- ponernos el sábado, pero en ambos casos, el princi- pio es el mismo; que el cristiano está bajo la ley de Moisés.

No dudo que la actitud del partido judáico en la Iglesia Primitiva fué elemento poderoso en cam- biar el día de descanso de Sábado a Domingo. El cambio fué llevado a cabo antes de terminarse el primer siglo cristiano como se ve en varios pasajes del Nuevo Testamento (Hechos 20:7. Apocalipsis

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1:10. etc.) y fué observádo entre los cristianos du- rante todo el tiempo de las persecuciones, como se prueba por los escritos de muchos autores del se- gundo, tercero y cuarto siglo. El decreto de Cons- tantino no hizo más que dar legalidad civil a una costumbre observada por los cristianos desde tres siglos atrás.

me dices que no debo despreciar la ley del Sábado porque fué escrita con el mismo dedo de Dios. Yo contesto con Pablo: "Y si el ministerio en la letra grabada en piedras fué con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron poner los ojos en la faz de Moisés a causa de la gloria de su rostro. LA CUAL HABÍA DE PERECER, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el MINISTÉRIO DE CONDENACION fué con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justicia". (2a. Corintios 3:7-9.)

¿Entonces en qué quedamos? Que mientras guardas el Sábado y te abstienes de las viandas y das el diezmo etc. etc., si lo haces para el Señor, haces bien. Que si tratas de obligar a tus herma- nos a hacer lo mismo, haces muy mal. Y si procu- ras imponer la ley de Moisés a los cristianos, estás predicando "otro Evangelio" y eres anatema. Yo no conozco tu corazón y por esto dejo el juicio al juez justo y me suscribo, tu Atto. S. S. y hermano.

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Capítulo V

CARTA ABIERTA AL TESTIGO DE JEHOVA

Señor >^4í¿o:

Todavía vive en mi memoria el encuentro que tuve con el "Pastor" Russel en un hotel de la Suiza en 1912. Aun antes de saber quién era, su aspecto venerable, la dulzura de su voz y sus maneras sim- páticas me impresionaron vivamente. Y ahora que acabo de releer su Plan Divino de las Edades me siento arrebatado nuevamente por el poder de su personalidad. Cuando habla en defensa de la Bi- blia, cuando rechaza los argumentos de los incrédu- los, lleva convicción a mi corazón y digo: "Este no puede ser mal hombre". Cuando con una plumada resuelve diñcultades doctrinales y de interpretación bíblica que han agobiado las energías délos mejores pensadores cristianos de veinte siglos, quedo admi- rado y me pregunto: ¿Podrá ser que hasta aho/a

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estamos viendo la luz que ha sido escondida durante tanto tiempo? No deja de tener sus calidades, el profeta que sigues.

Mas creo oírte decir: No soy seguidor del Pas- tor Russel; soy un simple estudiante de la Biblia. Veamos: y suplico que seas franco. ¿Aprendiste sólo por el estudio de tu Biblia que el infierno es el sepulcro, que en la resurrección todos tendrán la oportunidad de aceptar a Cristo, que la doctrina de la Santísima Trinidad es falsa, que grandes trastor- nos mundiales iban a suceder antes de 1914, despuéa 1915, 1918 y 1925 (ninguna de cuyas fechas ha re- sultado cierta) que Cristo ya descendió al taber- náculo etc. etc? La verdad es que aprendistes estas cosas no de la Biblia sino de "La Torre del Vigía", del "Plan Divino de las edades", de "El Arpa de Dios" u otro de tantos escritos, unos por Russel mismo, otros por sus seguidores que se lla- maban Asociación Internacional de Los Estudiantes de la Biblia o ahora después Los Testigos de Jehová. ¡Y estos escritos ponen al Pastor Russel en la luz de un profeta! Según ellos sus siete libros son los siete truenos del Apocalipsis. Se llaman también los siete ángeles, las siete Plagas, la Cadena grande en manos del ángel, las siete copas de la ira de Dios etc. etc. El séptimo de los siete libros del Pastor Russel se llama a mismo: El Incensario de Oro, el lugar del furor de Dios y la Punta de la Espada del Espíritu. (Puesto que la Espada del Espíritu es la Palabra de Dios (Ef.6:17) se hace es-

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te libro también una parte de la Palabra de Dios). Véase Páginas 167, 237, 320, 290, 237, 145, 229 y 466 del Volumen 7 de las Obras de Russel.

Es de notar que se da mucha importancia a la persona del Pastor Russel en estos libros. El volu* men 7 se publicó después de la muerte de este y aunque asegura ser por él mismo se ve que el edi- tor ha hecho bastante de su parte. Pero de todos modos es una publicación autorizada de los Testigos de Jehova. En este volumen leemos en la página 169 que el Pastor Russel es el séptimo ángel mencionado en Apocalipsis 10. En la pagina 418 dice que el Pastor Russel es la persona descrita en Exequiel 9:2 sig. Has- ta las dificultades que el Pastor Russel tuvo con su legítima esposa, que terminaron en un divorcio, son profetizados en el capítulo 24 de ^Exequiel según vemos en la página 483 de este libro. Página 386 dice que en 1878 Dios quitó el derecho de enseñar e interpretar la Biblia al clero y lo dió al Pastor Russel. En la página 387 leemos que Dios consti- tuyó al Pastor Russel por Atalaya sobre toda la Cristiandad. Esto explica la razón porque no se reconocen más pastores que el Pastor Russel en tu secta. Aun es diferente de loa demás hombres en su naturaleza. Nos enseñas que todos los hom- bres al morir, dormimos un sueño profundo hasta la resurrección. Mas no ha sido así con el Pastor Russel, porque dice la página 420 que este ha ido a Cristo dentro del velo y le ha dado informes de como ha cumplido su cometido. Así es que el Pastor

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Russel, viene a ser un segundo Cristo para tí, o cuando menos un gran profeta.

Mas como el Señor Jesucristo nos ha dicho que vendrán muchos falsos profetas (Mateo 24:11.) su- plicóte fijarte muy bien en lo siguiente:

En Volumen 2, página 99 edición 1907, «ncon- tramos estas palabras "El fin definitivo loi reinos de este mundo y el establecimiento completo del reino de Dios será llevado a cabo antes del fin del año 1914.'* Dime si el autor de estas palabras fué un profeta verdadero o un profeta falso.

En Volumen 3, página 363 dice que probable- mente en el año 1910 pero de todos modos antes de 1914 la iglesia verdadera, novia de Cristo, habrá sido completada y pasada dentro del velo. Dime si esta profesía es falsa o verdadera.

Volumen 7, página 485 dice literalmente *'En el año 1918 cuando Dios destruye las iglesias por mayor y sus miembros por millones sucederá que los pocos que escapan vendrán a las obras del pas- tor Rusael, para aprender el significado de la caída del Cristianismo."

No hemos vito esta destrucción de iglesias ni de miembros de elias ni los restantes volviéndose Russelistas. Desde luego aquí se trata de un falso profeta, nacido en los Estados Unidos (cuna de tantos errores religiosos como son el AdveDtismoi el Mormoniemo, la Ciencia Cristiana y ei Russelis- mo). No digo que uno que ha dicho profecías falsas no puede también decir verdades, pero aque

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cabe el refrán que al mentiroso ni la verdad se le cree y sabiendo que las doctrinas de los testigos de Jehova proceden de una fuente tan peligrosa, tendremos mucho cuidado de no aceptarlas antes de averiguar lo que dice la Biblia mianr^o.

Veamos entonces cuáles son algunas doctrinas principales que diferencian a de los demás cris- tianos.

1. enseñas que **los€lementos gobernantes están bajo el dominio del Dios malo de este mundo" (Satanás) ("'El Estandarte para los Pueblos", p. 17), que ocupar un puesto en un gobierno es sola- mente egoísmo, (Item 4), que Dios nunca organizó más gobierno que el pueblo judío (Item. 8), que él cristiano no debe votar en elecciones municipa- les ni nacionales, (Volumen 6 p. 593) y que no debe prestar servicio militar (Item 595). ¿Será esta la enseñanza de la Biblia? No, señor. La Palabra de Dios dice en Romanos 13: 1, 2: "Sométese toda alma a las potestades superiores: porque no hay potestad sino de Dios y las que hay por Dios han sido ordenadas. De modo que, el que se opone a la potestad, a la ordenación de Dios resiste". Aquí se ve qiie lus elementos gobernantes o sean las au- toridades no son agentes de Satanás sino de Dios, como consta también en muchos otros pasajes como Tito 3:1, 1 Pedro 2:13.15,1 Timoteo 2:1-3 etc. Re- cordamos que el peor tirano que regístrala historia o sea Nerón, era el mandatario cuando las palabras

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citadas arriba fueron habladas por inspiración del Espíritu Santo. Puede tisber hombres malos en puestos públicos, pueden haber injusticias ina- guantables, mas las autoridades constituidas son establecidas por voluntad divina. Debemos orar por ellas, lo que no sucedería si eran del sistema satánico.

2. le das demasiada importancia a la razón en cuestiones religiosas. Véese solamente una pá- gina (la 65) del Pian Divino de las Edades. Allá nos dice: "La razón nos ha dicho", "La razón nos enseña", "La razón nos dice", "conforme a la razón"; todo en una págir.8 y todos ios libros y folletos de tu secta apelan constantemerte ala ra- zón. El Pastor Russsl se justifica citando í-aías 1:18 (Plan Divino de las Eiades, 23) pero este pasaje nada habla al respecto. Es porque no te parece RAZO- NABLE que rechazas Is enseñanza bíblica de unínfier no ola doctrina que muchos son los ilarnados y pocos los escogidos Ahora el diccionario dice que la razón es la facultad humana de relacionar, de generalizar de entender. Li Biblia nos enseña a us^^r la razón en dar el Evangelio al mundo (1 Pedro 3: 15, He- chos 17:23 etc ) mas no he encontrado ni un pasaje que nos indique que debemos usar la razón para suplir lo que no esté claramente dicho en la reve^ lación Divina de Dios a nosotros los humanos, en su Santa Palabra.

Como conocemos en parte, (la. Corintios 13:12), al relacionar y generalizar, la razón tiene que errar

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porque no tiene los datos completos. Por esto el creyente confiesa con el Apóstol que el mundo no ha conocido a Dios por sabiduría y que lo loco de Dios es más sabio que los hombres, (la. Corontios 1:21,25) y acepta por fe una Revelación que mani- fiesta cosas que su razón no alcanza, y que él sim- plemente cree, agradece, y predica.

3. Tus creencias respecto al futuro, cielo e in- fierno, Día del Juicio y Milenio son tan diferentes las que los demás cristianos siempre han acepta- y tán diferentes de lo que yo entiendo que enseñan las Sagradas Escrituras que aquí difícilmente nos podremos poner de acuerdo. Ahora si el Pastor Russel es un profeta inspirado de Dios para revelar lo que el mismo San Juan no entendía al escribir su Apocalipsis, como dice, no hay más que aceptar sug enseñanzas. Mas si el Pastor Russel es un falso profeta, como ha sido probado que es, entonces es mejor rechazar toda su ayuda y estudiar las Sagra- das Escrituras con la humildad debida. Creo que podemos entender lo que dice la. Corintios 2:9.

"cosas que ojo no vio ni oreja OYO NI HAN SU- BIDO EN CORAZON DE HOMBRE, SON LAS QUE HA DIOS PREPARADO PARA AQUELLOS QUE LE AMAN". LaS

cosas que Dios nos ha revelado del futuro por fuer- za han sido por símbolos y figuras, porque son co- sas de otro mundo que no conocemos. Para tratar todo lo que el Pastor Russel trata a este respecto, tendríamos que escribir siete libros nuestros. No hay lugar aquí para meDcionar muchos detalles.

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Sólo me sea permitido manifestar que como a- nuncias que todos tendrán una nueva oportunidad de aceptar a Cristo en el Milenio, no sientes que hay mucha necesidad de predicar el Evangelio hoy, ni tampoco procuras una vida agradable a Dios. Entre vosotros son consentidos los borrachos y los fornicarios, y aun los que en las iglesias evangéli- cas han vivido muchos años correctamente, volvién- dose Russeliitas muchas veces hacen lo del perro y vuelven a su vómito. Tampoco se ven misiones su- yas llevando las Sagradas Escrituras a los paganos y a los incrédulos. Tu secta es una pura garrapata que solamente prospera cuando puede pegarse al buey llamado Iglesia Evangélica.

En cuarto lugar y por último no puedo tomar la actitud tuya respecto a las iglesias organizadas de la Cristianidad. las llamas Babilonia. El Pastor Russel enseña: que el texto Apocalipsis 18:4: "Salid de ella, pueblo mío, porque no seáis partici- pantes de sus pecados, y que no recibáis de sus pla- gas" (Vol. 6 p. 656.) refiere a las iglesias cristia- nas. ¿Con qué derecho? Aquí el pastor Russel se encontraba en un dilema. No eran sus seguidores loa que conservaron las Sagradas Escrituras duran- te dos mil años y llevaron el conocimiento de Cristo a los últimos confines de la tierra. No eran sus se- guidores los que expusieron sus vidas para corregir los abusos y devolver al pueblo el Evangelio puro en el tiempo de la Reforma. De modo que el Pas- tor Russel no tuvo más que reconocer que las igle-

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sias históricas eran de Cristo en los siglos pasados. Mas dice qua en el año 1878, el Señor quitó el dere- cho de enseñar al pueblo a estas iglesias y a su cle- ro y lo dió a él mismo. Quisiéramos ver este decre- to. Buscamos en las Sísgradas Escrituras en vano. No está allí. ¿Qué gran pecado cometieron las i- glesias en ese año para que el Señor apartara su Espíritu de ellas? Silencio profundo. Ninguno sa- be. Con eso de estar saliendo de todas las demás organizaciones cristianas para fundar una nueva que reclama ser la verdadera iglesia ya tenemos lo suficiente. Entre tantas que hay, debe haber algu- na que esa más o menos de tus convicciones, y si no la hay fúndela, mas no la llames la única verdadera. Recuerdo lo que dice Marcos 9:38-42.

Después de las organizaciones de la Cristiandad BUS credos asustan al Pastor Russel y sus seguido- res. ¿Y por qué? Los credos son tentativas de los cristianos de poner en pocas palabras las cosas prin- cipales creídos por ellos. La única diferencia en- tre los credos históricos y el credo del Pastor Ru- ssel es que esos son por lo general breves, mientras el suyo ocupa siete volúmenes.

Mas el colmo del odio del Pastor Russel contra la Cristianidad actual se descarga contra los minis. tros cristianos (probablemente porque hombres instruidos en la Palabra de Dios como son los mi- nistros han defendido el rebaño contra este lobo de quien nos ocupamos.) Mas Russel no puede negar que las Sagradas Escrituras proveen un ministerio.

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El mismo ordena que cadá grupo suyo tenga un je. fe anciano que iiace las veces de pastor. De modo que en resumidas cuentas todo queda en lo mismo en cuanto a organización.

Para terminar quisiera hacerte una EÚpiica. El "Pastor" Russel en su volumen 6 página 281 hace una exhortación al estudio, usando "la Biblia como texto y con el hermano Russel representativamente presente como Maestro por medio de "Los Estu- dios" y "Las Torres"! El Russelismo niega la per- sonalidad del Espíritu Santo mas nosotros los cris- tianos evangélicos sabemos que existe en el mundo y que él nos está guiando a toda verdad, según dice San Juan 16:13. Tenemos la preciosa promesa del Señor contenida en el mismo Evangelio de Juan 14:26: "Mas el Consolador, El Esi^íritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todas las cosas que 08 he enseñado." Entonces dos maestros se te o- frecen, el Pastor Russel y el Espíritu Santo. primero lo has estado oyendo bástante tiempo. Su- plicóte que durante un año, contando desde esta fecha dQjas sin leer todos loa libros y periódicos que salen da la casa publicadora de los testigosde Jehova enBroklyn y que estudies solamente el Libro Sagra- do, pidiendo al Espíritu Santo que te lleve de verasa la Verdad. Entonces hablaremos para ver si tenemos que separarnos de los otros que se llaman cristianos y todos los demás puntos tuyos, teniendo yo la se- guridad que nos encontraremos mucho más unidos que ahora.

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CARTA ABIERTA AL COMUNISTA

Me creo con derecho de llamarte así, recordan- do aquellos días de hace cuárenticinco años cuando militamos juntos en el partido socialista, dándonos ínfulas de grandes sabios por masticar las frases de Carlos Marx y persuadiéndonos que el Capitalismo se estaba enterrando por solo y que íbamos a en- trar en cualquier momento a la utopia en que sien- do todos los medios de producción y transporte pro- piedad del Bstado, habría iguales oportunidades y trabajo para todos.

Entonces yo era creyente cristiano y ¿tu ateo pero nos consentimos ambos a dos, y creíamos per- seguir el mismo ideal. Pero con el transcurso del tiempo, la lógica de los acontecimientos nos ha ido separando, haciendo que nos entendamos mejor.

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Ambos abandonamos el socialismo como demasiado teórico, buscando el modo de realizar la dictadu- ra del Proletariado por medio de la "acción direc- ta" que había de inaugurar la felicidad humana y yo profundizándome más en las Sagradas Escritu- ras y esperando la realización de nuestro ideal en la segunda venida de Cristo como Rey al mundo y el establecimiento de su reino milenario.

Los años que han transcurrido desde que andu- vimos juntos han traido sus lecciones. me pue- des echar en cara que aún estoy con los ojos dirigi- dos hacia las nubes esperando al Cristo que no ha venido y yo te puedo echar en cara, que a pesar de los tremendos esfuerzos y los tremendos sacrificios de los tuyos, a pesar de la sangre y el chicote... y el hambre que habéis aguantado, la felicidad humana esta tan lejos, y mucho más lejosen Rusia y otros lugares donde se han llevado tus teorías a la prác- tica, que antes de empezar.

Tus experimentos han sacado en limpio varios puntos que son de importancia.

Primero: El Comunismo no es como enseñara Marx, un desarrollo inevitable que viene por sí, sino un sistema que si se implanta ha de implantar- se a fuerza de fuego y espada así como el Islam se implantó. Para sostenerse, el Comunismo ha tenido que suprimir toda oposición a rajatabla. Libertad de asociación, libertad de prensa, libertad de cultos, libertad de enseñanza, todas las liberta- des que dignifican y enaltecen al hombre han teni-

do que caer ante el empuja de una tiranía que no tiene paralelo en la historia moderna. Todo esto me es repugnante en extremo, pues el Evangelio anun- cia que a libertad hemos sido llamados(Gálata3 5:13) y Cristo dice: "Si el Hijo os libertare seréis verda^ deramente libres". (Juan 8:36). El Cristianismo considera la personalidad humana como algo sa- grado en que no debe violarse poco mái o menOS. Aun el mismo Hijo de Dios dice "He aquí, estoy a la puerta y llamo" (Apocalipsis 3:20). Mas el Co- munismo no pide permisos ni toca en las puertas sino entra donde le da la gana y dispone de vidas y haciendas ajenas sin consultar la voluntad de nadie.

Segundo. Entiendo que en lo que se relaciona a la familia como institución, los enemigos del Co- munismo han exagerado sus enseñanzas y prácticas. Entiendo también que el sistema capitalista no es siempre amigo y protector del hogar. Confieso que aun dentro del mismo Cristianismo hay a veces hipocresía reprobable respecto a las relaciones de los sexos. Pero vive en mi alma el ideal de jóvenes que se guardan vírgenes hasta el día de su casamiento y entonces se guardan mutua fidelidad hasta el día que la muerte los separa, que respetan el nuevo ser que engendran, desde el día de su con- cepción, como un don de Dios y que dan a Dios el mando aun en estos instintos animales que tienen que ver con la procreación. Vive en mi alma el

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ideal de Jesús cuando dijo: "al principio de la.

CREACIÓN VARÓN Y HEMBRA LOS HIZO DIOS. POR ESTO DEJARÁ EL HOMBRE A SU PADRE Y A SU MA- DRE Y SE JUNTARÁ A SU MUJER. Y LOS QUE ERAN DOS, SERÁN HECHAS UNA CARNE; ASÍ QUE YA NO SON MÁS DOS SINO UNA CARNE. PUES LO QUE DIOS JUNTÓ, NO LO APARTE EL HOMBRE". MarCOS 10:6-8.

Entiendo que el ideal cristiano no puede im- plantarse por ley y que la dureza del corazón huma- no exige que las leyes reconozcan el divorcio y otras cosas por el estilo, pero propones abolir la fami- lia. Aunque reconoces el matrimonio facilitas el divorcio de tal modo que carece el hogar de apoyo oficial. Los abortos ae practican por cuenta del mismo estado. Se obligan a las mujeres a trabajar en las industrias, igualmente como los hombres. Los hijos se recojan en instituciones oficiales en cuanto se pueda. Si bien ea cierto que asi se ahorra cui- dados y lágrimas es tan bien cierto que no se goza las bendiciones que vienen de llevar las cargas jun- tas y que la vida sexual del hombre se degenera hasta un nivel más bajo aun que la de los animales.

Tercero. La oposición del Comunismo a la religión' es cada vez más patente y obstinada. Jud- íos, Mahometanos y Cristianos de todas las denomi- naciones caen bajo su anatema. Donde el Comu- nismo manda, no tardan en prohibir la enseñanza religiosa a los menores, en quitar los templos de

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las congregaciones, en suprimir la impresión y cir- culación de las Escrituras, en restringir a los mi- nistros en sus actividades, poniendo contribuciones exhorbitantes sobre las iglesias, apoyando la pro- paganda anti-religiosa por medio de las escuelas y la prensa, desterrando o matando a los creyentes más valientes en la fe, prohibiendo las fiestas reli- giosas etc., etc. y terminan poniendo un plazo de- finitivo para liquidar a Dios.

Mas no vayas a creer, camarada, que por lla- marte comunista dejas de ser hombre y como tal, necesitado de una religión para poder vivir. No llamarás a Dios por el nombre Jehová, pero siem- pre reconoces un algo mayor que mismo aunque no sea más que el "determinismo económico". Haces alarde de ser práctico y buscar la realidad de las cosas pero siempre eres guiado por un ideal y tus manos fortalecidas por el fana- tismo de tu fe. Tu fe temiendo la luz de la razón se refugia en la intolerancia. Rechazando a Jesu- cristo eriges un santuario a Lenín. En fin tienes varias marcas que señalan al hombre religioso. De modo que no puedo entender tu oposición a la reli- gión sino como un fanatismo religioso.

Entonces creo que nos entendemos. Ambos somos humanos, muy humanos. Ambos tenemos las mismas necesidades materiales y espirituales. Ambos tenemos necesidad de un Salvador.

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escogiste a Lenín y yo a Jesucristo. Solo esto ca nuestra diferencia. Yo lo que vas a decir: que la religión está al servicio del Capitalismo, que los ricos sostienen a las iglesias para envenenar el pensamiento de las masas etc. etc., lo que puede tener bu pro y contra. Pero no te hablo de iglesias ahora, ni del Cristianismo histórico. No soy defen- sor de ningún sistema político ni económico. Quiero nada más preguntarte a solas y con toda la calma si tu propia alma no te dice que la vida es más que el alimento y el cuerpo que el vestido. (Mateo 6:25.) Yo que no hubieras aguantado los desprecios y persecuciones y las hambres y las desnudeces que tu credo te ha impuesto si no tuvieras este sentir. Pero ¿cómo lo tienes tan al revés que practiques abnegación espiritual para ganar un ideal material? ¿Cómo no entiendes la palabra, de Jesüs: "BUSCAD PRIMERAMENTE AL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA Y TODAS ESTAS COSAS OS SERÁN DADAS POR AÑADI- DURA?" Mateo 6:33.

Precisamente porque y tus compañeros buscan primeramente las cosas materiales, no las hallaréis. Habíais propuesto que dentro de un período de cinco años acabaríais con la en Dios por completo. Este punto estaba en vuestro plan dos otras veces. Algo habéis logrado en este sen- tido aunque estáis lejos de realizarlo por completo. Sabemos que persisten millones de creyentes cris-

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tianos en Rusia a pesar de las persecuciones tuyas. Pero Dios también tiene su plan y sabe perfecta- mente el tiempo que en sus designios aun le queda al Comunismo. Ojalá, amigo con tiempo buscares '

a Cristo, *'EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA". El

aun te recibe y te lleva al seno de un Padre de Amor.

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CARTA ABIERTA AL INDIFEREN- TE EN MATERIA DE RELIGION

Con todos los amigos anteriores hemos tenido algo de común, algün punto en que podíamos estar juntos por un momento antes que nuestros caminos se separasen. Pero contigo la cosa es de otro modo. Todavía con aquel que contradice, aunque sea fa- náticamente, se puede entender. Pero con él que no nos quiere prestar su atención un memento si- quiera, sino se mantiene muy ocupado en otros asuntos, no ae puede platicar nada.

Pero al fin y al cabo los dos somos humanos y como hunoanoa en algún terreno nos hemos de tntender. dices que no te interesan en náda nuestras pláticas respecto a Dios y Cristo y la Bi-

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blia. Pero no por esto dejas de tener tus intereses. La cuestión de la comida seguramente te interesa. Probablemente te interesas también por terrenos, mercaderías, dinero, política y un sin número de cosas por el estilo. En estas cosas nos interesamos nosotros también. El mismo Señor nos enseñó a orar: «Danos hoy nuestro pan cotidiano».

Y ¿porqué nos interesamos y porqué te intere- sas por la comida? Precisamente porque entendemos que sin comida para sostener el cuerpo, no hay vi- da. Por la misma razón nos interesamos en las demás cosas, pues nuestro sér anhela vida, la vida más completa, más perfecta, más hermosa que podemos alcanzar. Y todo aquello que creemos de utilidad para contribuir a esta vida en nosotros, anhelamos y procuramos alcanzar.

Ahora bien: no sientes que ninguna religión te sea necesaria para que alcances la vidj^ que deseas. «Cada cabeza es un mundo» nos dices, «y en el mundo mío no cabe la religión. Yo no me opongo. Cada uno es libre para seguir la religión que desea o para no seguir ninguna. Yo valién- dome de esta libertad escojo no seguir ninguna».

Lejos sea de nosotros querer quitarte tu liber- tad. Pero ¿de veras puedes pasar la vida sin una religión? Aun más, ¿puedes hacer frente a esa experiencia trascendental que llamamos «muerte»

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8ÍD ninguna religión? ¿Te satisfacen en verdad estas ocupaciones materiales de conseguir la comi- da, de trabajar, de dormir, de divertirse? ¿No se conmueven a veces tus entrañas con anhelos in- definibles? ¿No te encuentras a veces como en tinieblas sin saber a dónde vas y no sientes la nece- sidad de un Padre que te dirija? No puedo creer que estás enteramente inconciente de tus necesida- des espirituales.

Empecemos entonces por una consideración de la razón. (Bien que las corrientes de la vida no salen de la razón, pero ya que no dejas hablar a tu corazón hablemos a tu razón). Tu reconocerás que al menos hay una posibilidad de que pueda haber una vida espiritual, y que la vida del hombre sea más que una simple existencia animal; y que si no se aprovecha ahora esta vida para ''echar ma- no de vida eterna", ésta se pierde irremisiblemen- te. Considera pues el peligro en que te encuentras esta posibilidad llegare a ser una realidad (como nosotros entendemos que es), puesto que la indife- rencia en este caso te lleva cada día más cerca del abismo.

Cualquier peligro que amenaza debe ser aten- dido. Si lo que aparece ser un peligro, no lo es, hay que saberlo. Si lo es en verdad hay que pre- caverse contra él. Lo que nunca conviene en tal caso es el indiferentismo.

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Se presenta este caso en que el libro que millo- nea de tus semejantes reconocen como Palabra de Dios, te dice que estás en peligro. «¿Cómo escapá- remos» dice, "si miramos con indiferencia una salud tan grande?» (Hebreos 2:3). El castigo que sobrevino al mal siervo que escondió el talento de su Señor, fué por su indiferencia (Mateo 25:25) ¿Porqué van los cabritos al tormento eterno donde Jesús describe el juicio final en Mat. 25:31-46? Por su indiferencia. El indiferentismo está descrito en muchos partes de la Biblia como más peligroso aún que el mal obrar. Desde las estrofas de la can- ción de Débora: "Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová, maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron al socorro de Jehová" (Jueces 5: 23) hasta las palabras del Apoc. 3: 16 dirigidas a la Iglesia de Laodicea "Mas porque eres tibio, y no ^ frío ni caliente te vomitaré de mi boca", la Biblia contiene una protesta continua contra el indife- rentismo. ¿No te dice entonces tu razón que te conviene orientarte de alguna manera?

Pero en cuanto a la religión repito que bien comprendo que la razón no nos conmueve a hacer nada que valga la pena. Por esío quisiera hablar a tu corazón como hermano tuyo en la carne que soy, a decirte que sin la fe y sin la comunión con tus hermanos que participan de esta fe, tu vida no puede alcanzar un desarrollo completo. "No con solo el pan vivirá el hombre, mas con toda Palabra

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que sale de la boca de Dios". (Mateo 4:4). Tu dices que estás ciego para las cosas espirituales, que todo parece tinieblas y oscuridad cuando te pones a pensar en las cosas religiosas y que por esto buscas «lo positivo» que para está encerrado en los cinco sentidos. Pero aun un ciego puede saber que existe un mundo donde hay luz y donde loa colores y las formas con su infinidad de variaciones cautivan la atención y causan mil deleites a los hom- bres que poseen el precioso sentido de la vista. Y este ciego puede anhelar con todo su corazón, el llegar a ver. Este ciego puede también hacer cualquier sacrificio para poder alcanzar esta expe- riencia. Lo mismo puede pasar en tí. Reconocien- do tu ceguedad en cosas espirituales, puedes a lo menos decir como uno de tus compañeros: "¡Oh Dios, si hay un Dios salva mi alma, si tengo un alma!".

Pero cuando en medio de tu ceguedad empiezas a buscar la luz, luego vas a sentir que no estás solo y que "el que pide, recibe y el que busca, halla y al que llama se le abrirá", (Mateo 7:8), Encon- trarás que Aquel que en tiempos anteriores abrió los ojos de los ciegos, abrirá los ojos de tu entendi- miento para que sepas "cual sea la esperanza de su vocación y cuales las riquezas de la gloria de su herencia en los santos y cuál aquella supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, por la operación de la potencia de su for-

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taleza, la cual obró en Cristo resucitándole de los muertos", (Efesios 1:18-20).

Cuentan que el Diablo reunió un día a su cor- te para tratar del mejor método de deshacer la gracia de Dios y ganar a ios hombres para sí. Pidió el parecer de sus demonios sobre el asunto, contes- tando uno: «Yo iré a decir a los hombres que no hay Dios». «No te van a creer y no acepto este con- sejo». «Pues yo» dijo otro, "iré a decir que hay un Dios pero que como es amor no puede condenar a ninguno al infierno". **Tampoco te van a creer" contesta Satanás. «Pues yo» dijo el tercer demonio, «tengo otra idea y ea de decirles que hay Dios y hay infierno, pero que estas cosas no precisan aten- derlas, puesto que allí esta el día de mañana». «Este consejo me parece» dijo el Maligno, «Tú serás mi mensajero».

Sabiendo por esta historia de dónde previene tu indiferencia, despiértate y sigue adel&nte en poz de nuestro Salvador, agrégate a las filas de las huestes de la fe con la seguridad que aquí te espera vida que aun no has soñado, pues «cosas que ojo no vió ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hom- bre, son las que Dios ha preparado para los que le aman». 1 Corintios 2:9.

Capítulo VIII

CARTA ABIERTA AL TEOSOFO

A los demás que profesan distintas religiones me he podido dirigir confio a mis iguales. Cierta- mente algunos de ellos me creen en error y otros me creen condenado, pero precisamente porque tenemos cosas comunes y cosas distintas con ellos hemos podido hablar y hemos podido entendernos, hasta cierto punto, por lo menos. Contigo se me presenta una situación diferente, pues no me contradices nada, antes me miras con una sonrisa benevolente. Me dices que estoy en un buen cami- no porque tengo una religión y procuro cumplirla. Pero a la vez, con un suspiro, confiesas que estoy bastante atrasado, porque no reconozco que todaa las religiones son tan divinas como la mía.

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Permíteme entonces que hable no con el len- guaje de la religión sino con el del ciudadano del mundo que mira, analiza y forma un juicio sobre las cosas que pasan bajo su escrutinio. Tu religión se presenta (tú mismo lo aseguras) como una reli- gión ecléctica, formada del conjunto de muchas. ¿Pero dónde hay en la historia un solo caso de una religión ecléctica que se haya sostenido largo tiem- po? No lo hay. Los gnósticos, eclécticos por excelencia, apenas dilataron un par de siglos y así ha pasado con una infinidad de otros esfuerzos se- mejantes. Las religiones que han sobrevivido en ^a lucha por la existencia son todas religiones que o dan énfasis a ritos peculiares o enaltecen un fun- dador cuyas palabras siguen a exclusión de otro alguno. Juzgado por la historia, cuyo fallo para algún valor debe tener, estás perdiendo tu tiempo en un esfuerzo vano que el futuro ha de calificar como enteramente estéril. Entonces ¿para qué continuar?

Porque la Teosofía me enseña a conocer a Dios directamente, me dices. Pero amigo mío, ¿acaso el Cristianismo no te enseña esto mismo y mejor? Lee el Evangelio de San Juan y aprende a vivir de manera que él te enseña y a conocer al solo Dios verdadero y a Jesucristo a quien envió, que es la vida eterna. (Juan 17:3). Experimenta que cosa es estar crucificado con Cristo y vivir, no ya sino que Cristo vive en ti (Gálataa 2:20). Entonces

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tendrás una experiencia mística mucho más profun- da que la que encuentras en Kana, Nirvana o Adí.

Pero me dices; "La Teosofía me ofrece el núcleo de la fraternidad universal de la Humanidad sin distinción de razas, nacionalidad, castas, creen- cias, sexos, color, ni credos políticos". Muy bien, ¿y no sabes que en Cristo Jesús "no hay Judío ni Griego, no hay siervo ni libre, no hay varón ni hem- bra, porque todos nosotros somos uno en Cristo Jesús?" (Gálatas 3:28). nos hablas de un núcleo que tal vez llegará a ser una Fraternidad. Nosotros te hablamos de una iglesia que tiene casi dos mil años de ofrecer a los hombres una frater- nidad que se ha realizado si no en perfección, ^a lo menos mejor que cualquier otra organización hu- mana. Tú haces alarde de sacar de todas las dfemás religiones sus principios fundamentales y unirlos en una síntesis más alta. Como principios funda- mentales nos citas "la creencia en Dios, en ángeles, en la encarnación de la Divinidad, en un universo de Acción y Reacción". Pero hay un principio en todas las religiones que se te olvida y es la de anun- ciar que el hombre está separado de la Divinidad por causa de su pecado. Como tu sistema es pan- teista, no puede reconocer el pecado y se entienden las palabras de tu propagandista en Excelsior, 19 de Mayo de 1923, cuando dice "el mal propiamen- te hablado, no existe en lo absoluto; pues el mal no

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es má3 que la modalidad más grosera del bien, por- que el bien es la suprema finalidad de todas las co- sas." El concepto del pecado entonces viene siendo el barranco hondo que nos divide. No te basta cre- erte muy superior a nosotros que reconocemos que el pecado es más que imperfección, y mirarnos con sonrisa tolerante cuando hacemos frente al reino del mal y luchamos bajo las órdenes de nuestro Ca- pitán contra las huestes del Maligno. No te basta ^ecir que esto no te hace a ti, puesto que la Teoso- fía es para los que ya son buenos, ya perfectos. Hay que ver que " La Luz ha venido al mundo^ mas los hombres amaron más las tinieblas que la Luz porque sus obras eran malas" (Juan 3:19.) Hay que entender que el hombre no puede salvarse a mismo. No hablaremos de tu teoría de la transmi- gración de las almas por todos los seres vivientes a trav^éa de todos los siglos, teoría en lo absoluto sin fundamentos en la ciencia, la filosofía o la revelación. Basta hacer constar que ni tu religión ni ninguna otra conocida hasta la fecha (fuera de la cristiana) ofrece la salvación por gracia. El Cristianismo no sólo la ofrece, sino la da. No se puede negar los frutos del Cristianismo, que son hombres y mujeres regenerados. Ante estos hechos aun tu misma pro- fetisa, Annie Besant, ha tenido que confesar que hay casos en que "el Dios que está entre nosotros se despierta y rompe nuestras cadenas". Pero, dice ella, son casos raros. "La generalidad de los hom- bres tienen que buscar otro camino de Salvación."

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Pero los casos no son tan raros y si los hombres bu- scan otro camino, no es porque teng-an que hacerlo sino porque no quieren humillarse ante la Cruz re- dentora del Hijo de Dios quien nos amó y se entre- gó a mismo por nosotros.

Deseara hablar mucho sobre "Los Misterios" que crees haber encontrado, sobre "los secretos ma- ravillosos" que cuando la Ciencia los descubre re- clamas haber sabido, (¿por qué no los manifiestas antes?) sobre tu creencia en hadas, gnomos y otros seres legendarios como seres reales, y muchas cosas por el estilo en que creo que iaCienciay la Revelación contradicen tus enseñanzas, pero ya no me queda lugar para esto en mi caí ta. Debo terminar pues, haciendo resaltar la diferiencia de experiencia que nos hace entrar en comuniones de tan distintas ideas como son La Sociedad Teosófica y la Iglesia Evangélica.

Dice tu profetÍ8a:"Ei lazo de unión en la Sociedad Teosófica ne es la profesión de una creencia común sino una común busca y aspiración por la verdad".

Lo que el teósofo "busca," esto ya tiene el cris- tianismo evangélico en Aquel que dijo: "Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí." (Juan 14:6. ) El lazo de unión entre loa cristianos no es una vaga busca que les lleva, ¿quién sabe a dónde? sino un hecho consumado, una salvación ya obrada.

Cada vez que oigo hablar de Teosofía hago recuer- do de un venerable anciano que con fe y por fe an-

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daba por estas tierras, repartiendo literatura evan- gélica hasta morir como héroe valiente en su misión. Este había sido teósofo hasta tener cincuenta años de edad, cuandojle alumbró Cristo y se dedicó a su servicio. Cada vez que me hablaba de haber sido teó- sofo, su rostro mostraba el horror que sentía. "Orgullo, vanagloria, entendimiento entenebreci- do", estas eran las palabras que usaban para descu- brir su estado como teósofo. «Pero Dios al fin me enseñó lo que era, un pobre pecador, y entonces creí a Cristo y soy salvo». El Cristo que salvó a aquel teósofo, te puede salvar también, amigo, y re- cuerda que "En ningún otro hay salud.»

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Capítulo IX

CARTAíABIERTA AL MASON.

Me pongo entre columnas, miro hacia el Oriente y te saludo con las baterías de costumbre. Trata- mos varias cosas que decimos son concernientes a loa hombres libres y de buenas costumbres y de la humanidad muy en general. Cumplidos los ritos re- glamentarios durante unas dos horas, bajemos a la biblioteca, quitemos los delantales y hablemos un rato no como masones sino como hombres. ¿ No te parece algo pueril lo que hemos estado haciendo? Unos cuarenta hombrea con vestidos fantásticos, hablando con términos poco usados, asustando novi- cios con cuartos obscuros y calaveras, haciendo se- ñas y gesticulaciones, gastan un par de horas en o- tros mánejos igualmente inútiles. Al fin la vida es real y «tempus fugit». Yo seré franco en decirte que una razón porque he dejado de asivStir á las tenidas es porque habiendo tomado por tarea el mandamien-

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to de Cristo de ser testigo suyo, encuentro tantas obligaciones directamente relacionadas con mi obra, que no me dejan tiempo para cumplir ritos com- pletamente estériles de resultados prácticos. Si co- mo masones, dejáramos a un lado toda pompa cere- monial y nos pusiéramos como hombres a discutir el bien propio y de la humanidad, alcanzaríamos ma- tados, no cabe duda, f Sí, entiendo lo que me dices, que no es tanto errito"que"nos llámala atención sino el compañeris- mo y este compañerismo siempre ha de exteriori- zarse en alguna manera. Yo también he sido atraído a la Logia buscando amigos y los he encontrado, an- tes y después de las tenidas, pero durante éstas, la amistad no ha adelantado gran cosa. Al fin dejemos este punto,pues entiendo que cada hombre necesita de recreo y si estos ritos te sirven de distracción, gózalos. Yo encuentro más placer en una partida de tennis o de ajedrez, pero "de gustibus non es dis- putandum."

Pero ahora que hablamos de compañerismo ¿no te parece algo triste que entre nuestros qs.*. hs.*. que por. la institución que representan y los principio» que profesan, deben ser modelos de virtud, hay tan- tos que son devotos al dios Baco y que aun en nues- tras fiestas de la Logia misma, el licor es lo primero en que se piensa? Si somos consecuentes en nuestro empeño en pro de la moral debemos de ser los pri- meros en plantarnos contra ese gran enemigo de la sociedad en lugar de estar coqueteando con él.

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Sí, como no, yo reconozco que la Masonería ha si- do una poderosa arma contra el clericalismo y que Bun hoy es uno de los elementos de más peso uen ta la América Latina en su lucha con- tra las fuerzas de Roma y en pro de los principios verdaderamente liberales. En todo esto me regoci- jo porque en la lucha contra la dominación de la so. I tana, se necesita de muchas clases de armas y la Masonería se presta admirablemente por su organi- zación secreta para contrarrestar aquellas ( maquinaciones también secretas de los Jesuítas y los I demás elementos catolicoromanos que simpatizan i con sus principios. No seré el ingrato que muerda la mano de la cual como, y sin embargo ¿cómo olvi- daré que aun estos beneficios que nuestra sociedad I moderna debe a la Masonería hasta cierto punto, ' han sido alcanzados por la misma, por desatender uno de sus principios fundamentales cual es el de no mezclarse en asuntos políticos ni religiosos?

Y ahora que hacemos mención de religión, creo encont-'-ar otra inconsecuencia de la Masonería. Lo que no me explico es porque, no siendo religión, es tan raro encontrar un hombre de convicciones reli- giosas entre este gremio. Los hs.'. toleran que sus familias sigan el Romanismo o las obligan a que sean Protestantes, pero ellos mismos no son ni chicha ni limonada.

me dices que en la Logia siempre se invoca al Gran Arquitecto del Universo y se tiene la Biblia. ¿Y qué quieres decirme con esto? Que al fin y al

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cabo, si la Masonería no es una religión, hace las veces de una para sus miembros ¿verdad? Pues esto yo me lo imaginaba hace tiempo y me alegro que me lo hayas dicho porque entonces podemos entendernos. Si tomas tu Logia en lugar de una Iglesia pierdes lo mejor que la religión te puede ofrecer.

Primero, porque tu Logia es solamente para hom- bres de cierta categoría social. Allí no entran los pobres, ni los esclavos. Allí no entran las mujeres ni los niños. Pero una religión debe incluir a toda clase de humanos. Si perteneces a una religión en que tu familia no puede participar, haces un gran mal a mismo y un mal mayor a tu familia. ¿Qué cosa buena se puede esperar del hogar donde el padre no ora con la madre y los hijos?

Segundo, tu religión, si es que tomas a la Masone- ría por una, es de prácticas secretas. En este senti- do gana a los espiritistas, que ciertamente trabajan mejor en la obscuridad y se va asociando con los za- hurines o brujos, cuyos ritos no pueden practicarse a la luz del día.

Pero mi principal objeción a que tomes tu Ma- sonería como religión está en la pobreza de tu vida espiritual. Ciertamente invocas al Gran Arquitecto del Universo al principio y al fin de tus tenidas pero no practicas lo que se llama oración. Ciertamen- te tienes la Biblia en la Logia pero no para leerla

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sino simplemente como pedestal a una calavera. ¿Qué te enseña la Logia sobre el camino de la sál- vación? Nada en lo absoluto. El nombre de Cristo, el único nombre dado bajo los cielos en el cual podemos ser salvados, no se oye en la Logia.

No te estoy quitando tu derecho de ser masón. No estoy diciendo que la Masonería sea en y por mala. Lo que afirmo es que sirve de estorbo a muchos, evitándoles tal vez inconcientemente el pa- so que les haría felices para la eternidad. Te encargo pienses seriamente sobre lo 'que te digo y que no por ser masón dejes de buscar primeramente el reino de Dios y su justicia.

Sin otro particular me suscribo, tu hermano masón que quisiera ser también tu hermano en Cristo.

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Capítulo X

CARTA ABIERTA AL JUDIO

Á adre y hermano mío:

Casi no me atrevo a dirigirte una carta abiertá pues podía fácilmente entenderse en el sentido de un ataque no provocado a un anciano que no hace mal a nadie. Porque a través de las persecu- ciones milenarias que te han tocado aguantar, has aprendido una gran paciencia y una tolerancia ad- mirable para con las demás comunidades religiosas y muy rara vez sales a la palestra de las discusiones populares, a no ser que te piquen. Y como a lo que menos aspiro es el ser torero, no quisiera ser acusado de empezar el pleito.

Pero tengo un encargo de predicar el Evange- lio a toda criatura por parte de mi Señor y cuando procuro hacerlo en los trenes y en los hoteles, en las plazas y en las tiendas, de repente me encuen-

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tro contigo y me haces alto. tienes algo en tu corazón que no puedes calla/ y yo también por mi parte tengo que decirte. Mejor es hablar con fran- queza lo que sentimos y no esconderlo. Platique- mos pues.

Te oigo decir que tienes necesidad de estar prestando oídos al Evangelio de este Cristo quien en resumidas cuentas era un mal judío, traidor a las tradiciones de sus mayftres; que quisiera saber con qué derecho nos metemos a promulgar la Biblia al mundo siendo ésta el libro de tu pueblo; que los que hoy se jactan de ir a vanguardia de la civi- lización moderna, los ingleses, alemanes, franceses, etc. eran salvajes rústicos cuando tu pueblo tenía una cultura que brillaba en la gloria de Salomón; que en cuanto a las obras de caridad y de beneficio social los judíos siempre van a la cabeza etc. etc.

Te contesto confesándome hijo de Abraham según la carne. Aunque nací en un hogar cristiano conocí las tradiciones y costumbres judáicas por miembros de la familia que aun persistían en la comunidad Israelita. Si de la sangre se habla yo también soy hebreo de los hebreos y me gozo con- tigo por las glorias de nuestra historia. Veo en la raza judía la levadura que con más poder ha obrado para impulsar el adelanto y el progreso en todas las naciones. Me enorgullezco por los triunfos de los de nuestra raza en el campo científico, literario,

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artístico y comercial. También siento contigo las persecuciones de que ha sido objeto el pueblo israe- lita desde el tiempo de Faraón hasta el tiempo de Hitler. Al ver lo poco que los cristianos hemos sufrido por nuestra fe cuando se compara con los sufrimientos y persecuciones de los Beni Israel, ca- si me avergüenzo de ser cristiano.

Por ser de tu misma raza también siento con- tigo las acusaciones que* nos hacen los Gentiles de ser «listos» en cuestiones de negocios hasta el extre- mo de ser poco escrupulosos, de ser embusteros envanecidos y vulgares y de . alabarnos a nosotros mismos por nuestras buenas obras. Quisiera decir que no es así pero tengo que confesar que el vulgo odia a los Judíos no sólo porque crucificaron a Cris- to, sino porque en muchísimos casos se han hecho merecedores del odio popular. Quisiera decir que no es justo condenar todo un pueblo por las faltas de algunos individuos, pero no puedo olvidar que nuestros padres gritaron: "Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos" (Mateo 27:25) y que en toda línea de la vida, justos pagan por peca- dores. No digo que los vicios de que se acusan a los Judíos no se encuentren en otras razas pero con- fieso que el hecho de que los haya en este pueblo io siento casi como una vergüenza persona!, ya que tu pueblo es también mi pueblo y el pueblo escogi- do de mi Dios. En todo lo manifestado me siento Judío. eres mi hermano.

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"Entonces", me preguntas "siendo de noso- tros ¿cómo dejaste que te echaran agua encimB, o si no podías evitar esto (puesto que uno nunca está libre de algún accidente por el estilo) porqué andas por allá predicando ei Evangelio cristiano"? Pacien- cia, padre, a esto voy.

tienes los Oráculos de Dios y te regocijas de pertenecer al pueblo que es el depositario de la Ley divina.

Está bien. ¿Y basta ser depositario de la ley para ser justo delante de Dios? ¿No será necesario también guardar ia ley además de conocerla? ¿Qué ta! en este punto? Suplicóle leer detenidamente Ro- manos 2:17-29 y preguntarte entonces si verdade- ramente eres Judío.

eres hijo de Abraham. Muy bien. ¿Y honras a tu padre andando como él anduvo? Fíjate en Ma- teo 3:9 y en Juan 8:39. Te aseguro que no por ser Judío, dejas de ser pecador. Tal vez eres pecador más grande que tu amigo gentil porque tienes un conocimiento más exacto de la voluntad de Dios que él y sin embargo andas siempre en el camino de tu propia voluntad. ¿Y cómo esperas ser salvo entonces? Cuando había templo y se ofrecían los sacrificios, había como purgar tu pecado. Mas aho- ra ¿qué puedes hacer? ¿Cómo no comprendes esa gracia divina que proveyó un sacrificio mejor (Hebreos 7:22-28) antes de permitir que se suprí-

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míese el servicio de los Levitas en el templo?

aún esperas al Mesías. No comprendes la gracia de Dios manifestada en Jesucristo. ¿Será capricho tuyo, o cómo se explica esto de que no puedes entender que ese paisano tuyo que anduvo tu tierra hace un par de milenios hablando como nunca habló hombre y obrando lo que los siglos han tenido que admirar, cumplió en su persona las pro- fecías consignadas en tus Sagradas Escriturai, de modo que no tenemos que esperar a otro? Medio mundo lo adora, y persistes en desconocerlo. Viniendo la salvación al mundo por los Judíos, ellos debían ser los primeros en aprovechar y anunciar dicha salvación.

Me recuerdo un día de nueva luna hace pocos años en Jerusalem cuando estaba parado frente a la famosa Muralla de Lloro donde más o menos dos- cientos Judíos, hombres y mujeres clamaban según su costumbre y lloraban la destrucción de su tem- plo. Un hombre venerable, con barba blanca y larga se me acercaba y me preguntó: "¿Qué dice Ud. de todo esto?" "Que es una escena muy emocionante" le dije, como en efecto lo sentí al recordar que se había repetido este lloro en e! mismo lugar diaria- mente por casi dos mil años. "Sí" dijo aquel viejo Judío, "es emocionante y si estamos aquí llorando, es por nuestros pecados. Pero Mesías viene y enton- ces estaremos allí arriba, (señalando el ares del templo) muy pronto, muy pronto." Notando en

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8in duda alguna vacilación me preguntó "y, Ud. ¿qué siente de esto?" "Que quisiera con todo ral corazón verlos allá, mas reconociendo a su verda- dero Rey" le contesté. Cuando él se dió cuenta que le hablaba de Jesucristo, me parecía que el odio y el capricho de veinte siglos se reconcentraban en aquel rostro y pude darme cuenta como tus profe- tas llamaron a ese pueblo de cerviz duro, de cora- zón de piedra y de labios incircuncisoa.

La cruz de Cristo sigue siendo escándelo para tí. No quieres reconocer que convenía que el Me- sías padeciera ni que las palabras de tu profeta "El llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolo- res, que él, herido fué por nuestras rebeliones, mo- lido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él y por su llaga fuimos nosotros curados", Isaías 53:4,5. ¿Por qué no aceptas esta gracia divi- na? No por ser Judío te rechaza Jesús, pues él es hoy como siempre, para los llamados, así Judíos co- mo Griegos, potencia y sabiduría de Dios. 1 Corin- tios 1:24.

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Capítulo XI

CAUTA ABIERTA AL MODERNISTA

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El nombre que te han puesto es denriasisdo am- biguo. Modernistas somos todos los que aprovecha- mos la vida moderna, usando la fuerza eléctrica y las máquinas de esta época en que vivimos. Modernis- tas en sentido religioso son los que procuran sacar del Evangelio eterno aquellos elementos que tienen aplicación especial a las necesidades de este tiempo. El nombre que te han puesto no te da a conocer por lo que eres, es a saber un protestante racionalista. Mas como el uso popular te ha señalado como mo- dernista, no me queda más recurso que llamarte así.

Siento no poder usar el trato de "hermano"

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contigo porque éste está reservado para aquellos que por un nuevo nacimiento han llegado a recono- cer a Dios por BU Padre, con quien han llegado a ser reconciliados por la obra consumada por Cristo en la cruz. Tú, que miras en el Protestantismo sola- mente cierto movimiento histórico, sociológico, con el cuál deseas identificarte por sus rasgos de liber- tad y tolerancia, que pones nuestra herencia bíbli- ca en la misma categoría de las obras de Homero o Confucio, y las usas principalmente para desarro- llar tus propios poderes de análiais e imaginación, que miras todo el ¡ado espiritual de nuestra vida como un magnífico campo para estudios psicológi- cos nada más, tienes puesto tu pensfimiento más bien en las aulas universitarias Que en la comunión de los santos redimidos. Tu tesoro está en la Cien- cia Humana y donde está tu tesoro allá también ebtá tu corazón. Por esto eres mi «colega» porcfue yo también he pisado las aulas universitarias tanto de la Amói icñ como de la vieja Europa, he bebido también en la fuente pieria y aprecio en alto grado ei método científico.

me dices que la mayor parte de los creyen- tes protestantes están casi tan atrasados en sentido científico como son los mismos romanistas; que han vuelto en superstición su religión; que procuran combatir la Ciencia por medio de la Biblia sin enten- der ni la Ciencia ni la Biblia; que están empeñados en procurar su Salvación personal mientras no Ies

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importa un pito los grandes males eociaiee que mar- chitan nuestra^sociedad moderna.

En parte tienes razón. La ciencia posee un campo donde tiene derecho a plena libertad. Hechos son hechos y el creyente que niega los hechos de la Ciencia con interés de sostener algún dogma suyo o alguna interpretación de la Biblia, no sirve bien a su Señor. Se pone en abierta oposición al Dios quien nos habla en la Naturaleza, cuya revelación es tan divina como la contenida en la Biblia.

Igualmente creo contigo que la Iglesia en tiem- pos pasados ha sido dominada demasiado por los poderosos del mundo, recibiendo su protección a cambio de cerrar los ojos y las bocas respecto a sus abusos e injusticias. Por tanto no desprecio tu én- fasis en un «Evangelio SociaU pues creo que el Es- píritu de Dios nos está enseñando nuevas cosas hoy en día como ha hecho a los creyentes de todos los siglos pasados.

Pero ahora vengo al punto donde tenemos que separarnos. El apóstol Pablo dice: «La ciencia hin- che, mas el amor edifica.» En la ciencia tienes un buen siervo, mas un mal amo. Si vives para la cien- cia nada permanente alcanzas, porque la ciencia acabará en su forma presente ante los progresos futuros alcanzados por su mismo método. Como los textos de ciencia de hace cincuenta años ya pasaron de moda, los de hoy no servirán de aquí a diez

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años. De modo que edificar tu vida sobre la cien- cia 68 edificarla sobre la arena. Si al contrario edi- ficas tu vida sobre la fe en y el amor a Dios y aprendes a ser manso y humilde de corazón, edifi- cas sobre una roca firme y eterna.

En segundo lugar, encuentro que este aire uni- versitario que te das, al fin y al cabo te hace vivir en el mundo del pensamiento donde analizas per- fectamente, pero donde no puedes dar vida. Te veo analizando el cuerpo humano en una arroba de cal y otra de cebo con tres de agua, dos libras de hie- rro, cinco de fósforo etc. etc. Pero cuando te traigo el agua y la cal, el hierro y el fósforo no puedes hacer con ellos un hombre ni lo que parezca siquie- ra a uno. Como esto pudiera suceder en el ramo material, suela suceder muy amenudo el en ramo espiritual. analizas elementos psicológicos en las vidas de los santos de Dios, mostrando perfectamen- te como vencieron el p*cado y alcanzaron la comu- nión con Dios pero cuando te encuentras ante un pecador ya no sabes que hacer. Nunca te he visto llevar B un hombre a Dios, nunca te he visto con ese celo por las almas perdidas que hay entre loe grupos evangélicos. Al contrario cuando tu racio- nalismo entra a una iglesia, ésta se vuelve fría y moribunda.

Y luego encontramos otro punto de divergen- cia. Tú no encuentras razonable el sufrimiento de uno por las culpas de otro. Como los griegos en

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tiempo de Pablo, buscas sabiduría y como estos mismos griegos, tu encuentras que el mensaje de la cruz es locura. El que debe haber derramiento de sangre para alcanzar remisión de pecados no te pa- rece lógico, luego tratas de establecer tu propia justicia en lugar de aceptar la justicia de Dios que es por la fe. Por esto es que entiendo que no eres en verdad un redimido, un salvo. El mundo juz- ga que eres uno de nosotros. Puede ser que eres miembro de nuestra misma iglesia, puede ser que mismo te crees un cristiano pero no eres herma- no nuestro porque hermanos son los que son de una misma sangre. En sentido humano puedes sar her- mano nuestro, puedes pertenecer a la misma raza, al mismo pueblo, aún a ia misma familia, pero des- preciando la sangre de Cristo, no habiendo alcan- zado el nuevo nacimiento, no eres de nuestra san- gre íque a la verdad no es nuestra sino de Cristo) y por lo tanto como dije al principio, podemos ser co- legas pero no hermanos.

Siento que te hayas encerrado en un campo tan estéril. Ya como me quieres enredar con tus so- fismas, como me quieres poner tantas objeciones a que acepte la Biblia como Palabra de Dios, a que acepte la muerte expiatoria de Cristo como mi úni- ca esperanza de vida eterna. A te puede pasar lo que sucedió con un joven una vez que llego con un pastor para hacerle muchas preguntas respecto a la Biblia. El pastor contestó que él no podía contestar-

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tea pero aconsejó al joven que las hiciera a Dios en humilde y sincera oración. El joven lo hizo. Des- pués el pastor preguntó al joven ei Dios había con- testado estas sus preguntas. «Como noi> replicó este. «Las contestó todas con cuatro palabras: ERES UN ORGULLOSO.»

Esta es la razón de tu fracaso, colega, tu orgu- llo. Pues queriendo entenderlo todo, haces a Dios a la imagen y semejanza tuya, y entonces no entien- des por qué aquellos que le comprenden como infi- nito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, san- tidad, bondad, justicia y verdad y Le siguen como tal, te dejan muy atrás en experiencias espirituales y servicio social. eres al fin un parásito que no tienes vida propia y sólo quieres vivir da aquellos que tienen sus raíces bien sembradas en Dios. Pero esto es porque así lo quieres. Dios no te hizo pa- ra esto. Entrega tu vida a El. Confía en Cristo co- mo tu Salvador. Aprende usar tu razón para honra y gloria de tu Salvador en lugar de servirla como a un ídolo, y entonces tu ciencia que hoy estorba tu fe, será un adorno más en el templo de piedras vivas donde mora el Señor, y habrás experimentado lo que es alcanzar la vida, perdiéndola.

Tu colega que quiere ser tu hermano.

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Capítulo XII

CAUTA ABIERTA AL PROTESTANTE RITUALISTA

No te vayas a asustar si te saludo con el título de "Hermano" en lugar de llamarte "Reverendísi- mo Doctor" o "venerable Padre." Recuerdo que nuestro Señor nos dijo: "Mas vosotros no seáis lla- mados Rabbi: porque uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos." (Mateo 23:8.) Si somos hermanos creo que no debemos tener ver- güenza de llamarnos asi. y yo somos hermanos porque reconocemos el mismo Maestro y el mismo

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Salvador. En cuestión de doctrinas estamos ente- ranoente de acuerdo. Lo que pasa es que pone^ un énfasis muy especial en la forma en que lleva- mos a cabo ciertos ritos y ceremonias mientras yo creo que el fondo de las cosas y el espíritu en que se llevan acabo es el todo. Te oigo decir que la misma palabra nos enseña: "Hágase todo decoro- samente y con orden". (1 Cor. 14:40). Creo que tu énfasis en la forma nace de un deseo de cumplir este consejo. Pero debes considerar lo peligroso, hermano, que es dejarte dominar por cuestiones de formas o ritos.

Pueda ser que tu tendencia ritualista se ocupe de la forma del bautismo. Ninguno puede negar que el bautismo está ordenado en la Biblia como el medio de confesar el nombre del Señor y agregarse a su iglesia visible. Pero (si con o sin razón es cuestión sucundaria) te pones a defender cierta forma de bautismo, inmersión o derramamiento o asperación.o alegar en pro o en contra del bautismo de párvulos hasta el extremo de volver el bautismo una superstición y negar el trato de hermano y la comunión en la Cena del Señor a todos aquellos que no practican el rito exactamente como lo haces.

O puede ser que te ocupes de la sucesión ápos- tólica y la imposición de manos, negando Ift validez de la ordenación de aquellos ministros que no han sido consagrados canónicamente. La imposición

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de manos es un rito del Nuevo Testamento que en todos los siglos puede practicarse con provecho, pe- ro no es más que un reconocimiento por parte del pueblo de Dios que ciertas personas tienen dones especiales para la obra de Cristo. Lo esencial es que estas personas sean reconocidas por sus herma- nos por lo que son. Poner énfasis en el rito, pro- curando sobre todo que esta imposición venga en línea recta de los mismos apóstoles, es atribuir al rito un poder mágico que echa a perder toda su verdadera significación.

De la misma manera puedes tomar la cuestión de guardar ciertos días como Navidad, Semana San- ta o aún el Domingo mismo y mirar estas obervacio- nes como de tanta importancia que todo lo demás viene siendo secundario. Igual cosa puede suceder con el don de hablar con lenguas extrañas.

Clasifico como ritualistas a todos aquellos que atribuyen algún poder salvador a cualquier rito o práctica exterior, haciéndolo un asunto (como se dice en latín) ex opere operAto y afirmo que cualquier cristiano que se deja enredar en estas cuestiones pone en peligro muy grave su propia vida espiritual como también la causa del Señor. ¡Quién no puede cumplir un rito! Un hombre puede bautizarse en diez diferentes maneras y sin embargo permanecer un pecador perdido. Un mi- nistro puede ser ordenado por aquellos que son de

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la llamada sucesión apostólica y sin embargo no lle- var una sola alma a los pies del Señor. Un cristia- no puede guardar el domingo y todos los demás días acostumbrados y sin embargo deshonrar el nombre que lleva. Uno puede hablar con lenguas de hombres y de ángeles y no pasar de ser metal que resuena o címbalo que retiñe. Uno puede cumplir todos los ritos conocidos entre los cristianos desde la circuncisión hasta el lavamiento de los pies y nunca llegar a! fondo de la fe que profesa.

Cristo no dijo: el que ae bautizare en cierta manera, el que guardare ciertos días, el que cum- pliere ciertos ritos verá el Reino de Dios. Lo que dijo fué "de cierto, de cierto te digo que el

QUE NO NACIERE DE ARRIBA, NO PUEDE VER EL

REINO DE Dios". (Juan 3:3.)

Pablo dijo en el mismo sentido: "Porque ni

LA CIRCUNCISIÓN NI LA ÍNCIRCUNCISIÓN VALE ALGO SINO LA NUEVA CRIATURA". (Gálatas 6.15).

Y con esto no desecho los ritos. Un hombre decente no anda desnudo; pone todo cuidado en que 8u vestido sea correcto y limpio. Pero está más solícito por el bienestar de su cuerpo que por la ropa que lo cubre. estas más semejante a aquel que deja desarrollar toda clase de enferme- dades en su cuerpo sin que le cuidado, con tal de estar vestido a la moda que rige.

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Los ritos por su naturaleza tienen que ver con la Letra, mas la Letra siempre mata mientras que es el Espíritu que vivifíca.

Tras de la Letra vienen las luchas de interpre- tación y la división del cuerpo de Cristo en sectas antagonistas, gastando los cristianos en guerras fratricidas lo que debía aprovecharse en evange- lizar al mundo inconverso.

Entiendo que es una tentación refugiarse en formas y fórmulas cuando la llama de la fe se va apagando, pero éstas no hacen más que dar cierta apariencia de vida a lo que ésta en verdad mori- bundo. El poder del Evangelio, no estriba en nin- gún rito sino en su capacidad de transformar las vidas mediante la fe en la obra de reconciliación sellada con la sangre de Cordero de Dios que quita el pecado al mundo. Este es el motor que hace que el Cristianismo camine. Todo lo demás es acciden- tal. Esto es lo que has olvidado y lo que te quiere recordar.

Tu hermano en la fe de Cristo.

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i«o»ci«o«o«o«o«o«o«o»o«o»o«o»o»o«o»oi»o«o»o»o«o«o«o«o»o»o»oco»o«o«o«o»o«Of »o«oi»o«o«o»o«o«o«o«o«o«o«o»o«o»o«o»io«ü«ü«o»o«o»o«o«o«o»o«ooo»o«ü«oao»o»a

Capítulo XIIT

CARTA ABIERTA AL PENTECOSTALISTA

>^maclo hermano:

He rehuido de escribir esta carta. He querido que fuésemos tan unidos en el servicio de nuestro Señor que ninguno notara que no estamos de acuer- do en ciertos detalles de menor importancia. Pero no he podido escaparme de mandar una carta tam- bién a Ud. Mis amigos mundanos me han echado en cara que los pastores protestantes son los que se dejan picar de un cascabel para probar al mundo

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que se cumple la promesa de Cristo en Marcos 16:18 y he teoido que decirles que éstos pastores son otros y que los que son de mi denominación no se valen de medios de publicidad tan indignos. Ciertos vecinos míos me andan diciendo que soy de los que mantienen el barrio despierto hasta las dos de la mañana con los alborotos e bullas de su tem- plo y he tenido que decirles que no, que estos son otros Pedros. Mía hermanos recién-convertidos vienen preguntándome si pueden estar seguros de su salvación cuando no han alcanzado el don de ha- blar en lenguas y como en algunos de ellos no se les suelta la lengua por nada, están apenadísimos, habiendo oído de usted que solamente aqu«l que tiene este don pueden tener la seguridad de la sal- vación. Ante esta pena he tenido que decirles que sí, usted es un hermano fiel, amoroso y consagrado pero que en este punto se halla errido, puesto que las Sagradas Escrituras solamente ponen la fe en nuestro Señor Jesucristo como condición de salva- ción. He visto también unos de mis hermanos po- bres y sencillos, que habiendo oído de usted que "Jesús es mi Sanador" han entregado sus cuerpos a El por BU consejo, despreciando la vacuna, por ser de los hombres (y muriendo de la viruela), aguantando los dolores de un apendicitis (y murien- do de él al fin) y no observando las leyes sanitarias más fundamentales y he tenido que protestar que en este asunto de nuestras enfermedades no es justo pedir que Dios haga lo que está muy fácil

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hacer nosotros mismos y que para esperar la ben- dición de Dios y poder orar con verdadera fe que nos sane, debemos aprovechar primero todos I03 medios de Ciencia que El ha puesto a nuestro alcan- ce. Así es que, aunque no he querido contradicio- nes con usted, hermano querido. la fuerza de las circunstancias me ha obligado a ellas.

Pero no quiero, bajo ningún concepto, que es- tas diferencias vengan a estorbar el gran gozo que nace de nuestra unión en el Señor. Ambos tene- mos el mismo Salvador. ¡Gloria sea a su santo nombre!. Amén. Ambos tenemos le misma revela- ción divina en la Santa Biblia. Si usted la entiende de un modo y yo de otro es porque es Palabra de Dios y nosotros somos hombres que no alcanzamos a percibir y armonizar todo su contenido. Pero nada gánamos con encubrir nuestras diferencias. De Ift discusión nace la luz. En la medida que usted es sincero y yo también, el Señor de ambos hará que la verdad salga de nuestras mismas con- tradicciones más reluciente y hermosa que si noso- tros hubiéramos quedado callados.

Doy gracias a Dios por usted y por la obra preciosa que ha estado haciendo en el nombre del Señor. La nota del gozo sobresale en su predica- ción y en su vida y usted ha sabido atraer a mul- titudes a nuestro Señor con el espíritu contagioso de gozo santo. Ha despertado los depósitos de la

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emoción que muchos cristianos tememos tocar y nos ha enseñado a todos que también la emoción puede ser don de Dios cuando es usado para gloria de BU Santo nombre.

Hay muchos puntos, sin embargo, de doctrina en que no estamos de acuerdo. La mayor parte tienen que ver con la enseñanza bíblica respecto al Espirito Santo. Ni aun aquí estamos en un desacuer- do completo, pues en gran parte, reconocemos loa mismos hechos y nuestras diferencias refieren prin- cipalmente a la explicación de los hechos. Yo en- tiendo que el Señor está presente en el mundo por medio de su Espíritu, pidiendo entrada en los co- razones de los pecadores, encontrando es- ta enseñanza en las Sagradas Escrituras desde Génesis 6;3 hasta Apocalipsis 22:17. Yo entiendo que cuando el humano abre la puerta de su corazón a Dios y recibe a Jesucristo como su único y suficiente Salvador, no puede excluir a la tercera persona de la Santísima Trinidad. Hechos 2:38, Juan 3:5, I Cor. 3:19, 20, Efe. 1:13,14, Rom. 8:9, 14, todas según mi parecer enseñan que reci- bimos el Espíritu Santo desde que creemos. Tenien- do el Espíritu Santo podemos contristarle (Ef. 4:30), podremos apagarle también (I Tes. 5:19), y así estar en condición de recibir la exhortación de Ef. 5:18 de ser llenos del Espíritu. Cuando habien- do apagado o contristado al Espíritu, le damos ple- no lugar nuevamente, sentimos d¿8de luego un

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goza y crecemos en la gracia. Es una experiencia preciosa entrar en la vida victoriosa. Pero las evi- dencias de tener el Espíritu son precisamente en el hecho que llevemos los frutos del Espíritu que eon "amor, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza." (Gál. 5:22, 23.)

En cuanto al don de lenguas, entiendo que las manifestaciones especiales que el libro de los He- chos consigna, como ocurridas en el día de Pente- costés en Jerusalem y cuando la visita de Pedro a la casa de Cornelio, tenían que ver ccn la iniciación de una época o dispensación para los judíos en el primer caso y para los gentiles en el segundo, en que el Espíritu Santo de Dios, en ausencia de la persona de nuestro Señor en la carne, tomó bejo su especial cuidado la marcha de la Iglesia Cristiana. No veo en estos acontecimientos ninguna indica- ción que deben establecerse como normas para cada creyente individual.

Tratando ahora no de doctrina, sino de prácti- ca, me baso en la enseñanza de I Cor. 14 para afir- mar que manera suya de llevar el culto no es provechoso, pues Dios es Dios de orden. El mismo apóstol dice que si toda la iglesia se juntara en una y todos hablan lenguas y entran indoctos o infieles ¿no dirán que estáis locos? Ustedes contestan que no importa lo que ellos piensan, pero el apóstol di- ce que importa y que más fácilmente puede el Espíritu usar una predicación para sacar lo oculto de BUS corazones y para que se postren sobre sus

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rostros adorando a Dios y declarando que Este es- tá verdaderamente en vosotros, que no hablando miles de palabras no entendibles. Su manera de permitir la oración de todos en conjunto y todos en . voz alta, priva a los hermnos del privilegio de decir - amén a lo que uno en nombre de todos manifiesta. Para que cada uno hable a Dios directamente tene- mos nuestras casas donde entrados en nuestras cá- maras, podremos hablar a nuestro Dios en secreto, (Mat. 6:6) y sin hacer el escándalo que implica esa gritería, cuando todos oran juntos en voz alta. Otro punto de orden. Usted recibe en la comunión de la Iglesia y concede el bautismo a cualquiera que hace profesión de conversión, de modo que hay en- tre los suyos personas que viven con una o más mujeres, sin ser casadas, personas que se ocupan en trabajos vergonzasos, como vender aguardiente a sus semejantes y otras personas que dan mal tes- timonio. En bautizar a estas personas usted está saliendo del testimonio, hasta ahora unido, del pue- blo evangélico en estos puntos, y debilitando en es- ta medida dicho testimonio.

En cuanto a sus prácticas con respecto a la sa- nidad del cuerpo, debo manifestar que la Palabra de Dios de ninguna manera prohibe el uso délos médicos ni de las medicinas. Lucas era el médico amado. Nuestro Señor dice claramente que el que está enfermo necesita de médico. El mismo usó ciertos medios materiales (medicinas) para curar a

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los que llegaron a El. Y en 2 Reyes 20:7, Ez. 47:12, Jer. 8:22, I Tim. 5:23, etc. se recomienda el uso de medios materiales en las curaciones. En cuanto a esto de las culebras cascabeles entiendo que dejar- se picar por una tal con el fin de mostrar que el Señor obrará el milagro de que el veneno no nos mate, es directamente tentar a Dios. Ahora, si aten- diendo sus quehaceres legítimos el hombre fuera mordido por dicho cascabel y habiendo aprovecha- do todos los medios a su alcance de lograr su vida, terminara orando fervientemente al Señor que bendijera estos medios y prometiera consagrar sus e3fuerzo3a servir ai Señor cuando se haya restable- cido, entonces podrá esperar la bendición de Dios para su levantamiento. De igual manera el cristia- no, en cuanto se encuentra enfermo, debe enco- mendarse al Señor en esto como para todas sus co- sas desde luego, pero debe valerse también de to- dos los medios que están a su elcance para su res- tablecimiento y si Dios no permite que éstos den el resultado de su curación, debe como San Pablo, gloriarse en sus enfermedades, (2a. Cor. 12:7-9). Pues el fin primordial del hombre no es el de estar sano de BU cuerpo, que tarde o temprano tendrá que dejar, sino de glorificar a su Dios, quien le ha dado vida y salvación.

Vuelvo a decir que me alegro por toda la bue- na obra que usted hace, mas temo también que ha soltado fuerzas en la Iglesia que fácilmente pueden

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salir de sus cauces, como se ha visto más de una vez en los centros pentecostales. Si he de escoger entre la doctrina seca y sin emoción del profesor ortodoxo y la bulla de una reunión de los suyos, puedo sentirme atraído verdaderamente a su com- pañía, pero no me encuentro ante este dilema. En- tre el Racionalismo y el Pentecostalismo hay un término medio que la Iglesia Evangélica ha de bus- car y pido a Dios que también usted pueda buscar este camino como yo también deseo hallarlo y que así nuestros c&minos que ahora aparecen separados vayan uniéndose, conforme ambos vamos buscando al Señor. Subscríbome

Su hermano en la fe.

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Capítulo XIV

CARTA AL HORMON.

^fiespetaéle Paisano:

Por allá en el estado de Colorado donde yo cre- cí tus padres pasaron hace cíen años hasta echar raices en el territorio vecino de Utah que vino a ser para ellos una especie de paraíso terrenal. Ya tenemos más de cincuenta años de jugar la vuelta contigo; pues entras en las casas tras de y yo tras oyendo de tu visita y tus doctrinas de aque- iloB a quienes has tratado de convencer. Ya es tiem- po pues que nos entendamos directamente. ¡Vamos pues al grano!

Tu eres propagandista muy activo y muy há- bil. Tú te presentas como miembro de la "Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días" (si eres de los Mormones de Utah) o como de la

Iglesia Reorgranízada de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días" (si eres de los Mormones de Mi- ssouri). Apelas a la Biblia. Practicas las virtude» cristianas. Evitas los vicios. Socorres a los pobres. Procuras manejar tus bienes materiales como una mayordomía que Dios te ha entregado. Parece que fuésemos hermanos. Pero las apariencias a veces engañan como en el caso presente.

Según yo entiendo, todas mis cartas anteriores tienen algo para tí. Igual al Libre Pensador some- tes la Biblia a tus ideas preconcebidas en lugar de ácatarla humildemente como Palabra de Dios; con los Catóiicoromanos profesas que por tus ceremo- nias (Bautismos por los Muertos) puedes salvar a los muertos que languidecen en un estado de prue- ba; con los Espiritistas presentas las buenas obras como esperanza de salvación. Así como los Adven- tistas tienen su profeta que les ha dejado otro libro para completar la Biblia, tienes tu profeta, José Smith, y su libro de Mormon; con el Testigo de Je- hová piensas del Espíritu Santo como una simple influencia, no como una persona; como el Comunis- ta esperas encontrar la dicha en las cosas materia- les.Tienes la creencia del Teósofo en la preexistencia del hombre. Con el Masón usás ceremonias secretas donde no es admitido el público. Miras al templo con sus ritos como esencial al culto verdadero como fueses Judío. Añadesy quitas a la Palabra de Dios como el Modernista. Eres Ritualista más que ningu- no y vas más allá del Pentecostalista (si eres de los

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no reorganizados) que a veces tolera la Poligamia, enseñando que es el estado ideal del Cristiano. De modo que el único de mis corresponsales con quien no tienes nada de común es el Indife- rente en materia de religión.

Desde luego si naciste en el Mormonismo no es justo echarte la culpa de su principio y desarro- llo. Pero tenemos que ver un poquito de Historia de todos modos. El principio de tu religión fué el 6 de Abril de 1830 cuando José Smith preguntó a Dios a cual de las sectas debía unirse y se le contes- tó que "TODAS eran malas y TODOS sus credos eran una abominación y TODOS sus ministros esta- ban corrompidos". Mas la verdadera iglesia que él fundó (la mormona) luego se dividió en seis o siete ramos al ser asesinado su primer profeta. No comprendió José Smith ni has comprendido que la verdadera Iglesia, la novia del Señor, no puede identificarse con ninguna organización visible ni se puede decir que aquí está o allá pues esta dentro de cada creyente verdadero, sea su filiación eclesiásti- ca la que fuera.

Luego el libro del Mormon se ha probado sin dejar lugar a dudas que es basado sobre una nove- la, aunque con algunas adiciones.que por vía de di- versión escribía un tal Salomón Sp&udling, quien murió antes que se le publicara. El manuscrito fue robado a su viuda y resultó en poder de Smith

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quien sabe como de modo que tu aceptas como Pa- labra de Dios lo que no tiene más base que la fan- tasía de un hombre.

Luego para darle al libro una apariencia de ori- gen divino se inventó lo de las planchas de oro es- critas con caracteres egipcios. Estas, según asevera José Smith, fueron descubiertas por él el 22 de Sep- tiembre de 1827 en un monte cerca de su casa. Co- mo no sabía ni leer ni escribir con perfección, pre- tendía que con unos anteojos de cristal, descubier- tos al lado de las planchas, pudo descifrar el sentido de las letras. Desde atrás de una cortina dictaba el actual libro de Mormón como fiel traducción de Id escrito en las planchas de oro a unos secretarios es- cogidos por él que después juraron haber visto las planchas. Aun presentaron fotografías de algunas de las planchas para probar que en realidad exis- tían. ¿Pero donde están las planchas hoy?

Todavía los Judíos guardaban las dos tablas de la Ley o sean los Diez Mandamientos dentro del ar- ca del pacto durante 1,400 años hasta que el gene- ral Tito las llevó a Roma después de la destrucción di Jerusalem y se perdieron. Pero el ángel Moroni no tuvo tanta confianza con tus antepasados como Jehova con el pueblo de Israel, pues hecha la tra- ducción llevó las planchas al cielo, según dice José Smith. ¡Mejor ro hubieran hecho las fotografías de las planchas! pues no sen caracteres egipcios que aparecen en estas. Escucha el testimonio del profe-

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sor Carlos H. S. Davis: ^'Conozco los idiomas egip- cio, caldeo, asirlo, y árabe; adeniás conozco muchas de las lenguas orientales y declaro positivamente que no hay en la susodicha copia ni una letra siquie- ra de ningún idioma oriental. Un estudio cuidadoso de la copia exacta demuestra que los caracteres que existen, fueron puesto al tanteo por una perso- na completamente ignorante, porque no presentan semejanza ni aun con los signos de la taquigrafía". (Copiado del libro DOCTRINA Y PACTOS DEL MORMONISMO por Bay 263-266 en el Mormonis- mo por Bogart).

También por el contenido del libro se ve que es del siglo diecinueve. Los discursos de pretendi- dos caciques indígenas de la antigüedad se llenan con f races acostumbradas en los avivamientos reli- giosos del siglo pasado, hay largas porciones copia- das palabra por palabra de la Confesión de West- minster y aun un discurso de Nefí contiene la expo- sición de una doctrina correspondiente a opiniones particulares expuestas en el Presbiterio de Ginebra (Nueva York) en donde vivía Smith. Por lo arriba expuesto no puedo zafarme de la convicción que te han metido gato por liebre y que has dejado que un profeta falso se burlara desvergonzadamente de ti.

Pero pasemos a otros puntos. De los pretendi- dos milagros de tu secta solo puedo repetir lo que he dicho al Pentecostalista, en la cartá anterior a la

presente. Suplicóte pesar mis razones.

Con respecto a ta exclusivismo que pretende que todas las demás iglesias son apóstatas y que el único bautismo que vale es el administrado por un apóstol mormon solo puedo suplicarte que aplicas a ti y a tu iglesia lo expuesto al Católicoromano en la carta dirigida a este.

Respecto a tu pretensión que el Presidente de tu Iglesia es inspirado divinamente y que su voz es la voz de Dios no hay necesidad que escriba muchas palabras. Lo que he consignado en mis cartas ál Ro manistay al Adventista puede dirigirse a con so- lo cambiar el nombre. Parece que a como a ellos no os entra pena por lo dicho en Apocalipsis 22:18,19.

En cuanto a la poligamia no cabe duda que José Smith dió el decreto que la autoriza entre sus seguidores y que forma parte integrante de tu si*'- tema. Es verdad que el ramo "reorganizado" de tu iglesia no la acepta (en que hace bien aunque no es consecuente) y que los de Utah la han suprimido oficialmente por no incurrir en dificultades con el Gobierno de los Estados Unidos. Pero siempre la consideran como la forma ideal y celestial del ma- trimonio. Por esto creo que debo escribir algunas palabras al respecto.

Vosotros citáis el hecho que Abraham, Jacob y David, lo mismo que Salomón tuvieron más que

una esposa y a pesar de este hecho fueron siervos de Dios que merecieron su aprobación. Es cierto. Pero este hecho no autoriza la poligamia en nues- tro tiempo. Nuestro Señor cita Génesis 2:24 que di- ce que el hombre ha de allegarse a su mujer, (no sus mujeres) (Marcos 10:6-9). También el apóstol Pablo presenta la monogamia como la condición recta y decorosa del creyente. (1 Timoteo 3:1,2; Hebreos 13:4 etc). Una doctrina tan agradable al varón carnal como es la poligamia era de esperarse en un sistema apóstata, que descansa sobre enga- ños y falsificaciones.

Y por último vosotros creéis que el perdón de 'los pecados y la expiación por ellos se alcanza por "las leyes y ordenanzas del Evangelio". Es tu pen-. samiento que tus buenas obras te han de salvar. Pero esta enseñanza no es del Evangelio. Has hecho de las Buenas Nuevas o sea el Evangelio una ley que descansa pesadamente sobre los hombres. Con esto le quita su carácter de Buenas Nuevas. Suplí- cote leer Gálatas 1:6-8, Efeseos 2:8-10, Lucas 7:44- 50, Juan 4:7-15, Romanos 5:1,2 etc, etc.

La gracia de que hablan estos pasajes es tam- bién para tí. Deja de seguir un profeta falso, a un sistema erróneo. Acepta la salvación que Jesús te ofrece y tendrás una vida feliz, muy distinta de la que vives en el Mormonismo.

Sin otro particular me suscribo como tu paisa- no que quisiera ser tu hermano en Cristo.

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Capítulo XV

HABLA LA PALABRA DE DIOS SOBRE LAS OTRAS CREENCIAS.

7 (Boi*intios1 8' 31 ,

18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden, mas a los que se salvan, es a saber, a nosotros, es potencia de Uios.

19 Porque está escrito: Destruiré la sabidu* ría de los sabios, y desecharé la inteligencia de los entendidos.

20 ¿Qué es del sabio? ¿qué del escriba? ¿qué del escudriñador de este siglo? ¿no ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?

92—

21 Porque por no haber el mundo conocido en la sabiduría de Dios a Dios por sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la pre- dicación.

22 Porque los Judíos piden señales, y los Grie- gos buscan sabiduría:

23 Mas nosotros predicamos a Cristo crucifi- cado, a los Judíos ciertamente tropezadero, y a los Gentiles locura;

24 Empero a los llamados, así Judíos como Griegos, Cristo potencia de Dios, y sabiduría de Dios.

25 Porque lo loco de Dios es más sabio que los hombres; y lo flaco de Dios es más fuerte que los hombres.

26 Porque mirad, hermanos, vuestra voca- ción, que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles;

27 Antes lo necio del mundo escogió Dios pa- ra avergonzar a los sabios; y lo flaco del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte;

28 Y lo vil del mundo y lo menospreciado esco- gió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es:

29 Para que ninguna carne se jacte en su presencia.

—93^

1

30 Mas de él sois vosotros en Cristo Jesús, t cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, y justi ficación, y santificación, y redención:

31 Para que, como está escrito: El que se g ri8, gloríese en el Señor.

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